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Los Recuerdos Encubridores - Verseprint
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Los Recuerdos Encubridores - Verseprint
Curso 2004-2005
Índice:
3. Conclusiones.
Anexos:
El Freud de 1899
Esquema biográfico, obra y contexto histórico
Comienza Freud por recordar que no es la primera vez 2 (1899) que se ocupa de los
recuerdos fragmentarios de los primeros años de la memoria de la infancia, significando
su gran importancia desde el punto de vista de las patologías psicológicas. A modo de
introducción, comienza por plantear algunas ideas generales referidas a los primeros
recuerdos infantiles, que podemos sintetizar en tres:
1
Artículo escrito en 1899, se recoge en el capítulo IV de Psicopatología de la vida cotidiana, publicado
en 1904.
2
Se refiere Freud a sus trabajos psicoanalíticos referidos a la histeria y a las neurosis obsesivas.
3
Cita literal del texto de Freud.
4
Aunque puestas de relieve desde un principio en sus trabajos sobre la teoría psicoanalítica, las
observaciones de Freud referidas a la psicología infantil fueron realmente desarrolladas por su hija Anna.
5
HENRI, C. y V. “Enquête sur les premiers souvenirs de l´infance”, en “L´Année psychologique”, tomo
III, 1897.
6
En el 88 % de los casos en el trabajo de C. y V. Henri.
comida, o una ramita tronchada de un árbol durante un paseo... Freud apunta una
explicación que deduce de su experiencia clínica: tales casos excepcionales se
corresponden con sujetos enfermos de neurosis. La solución apuntada es que estas
escenas aparentemente irrelevantes no lo son en realidad, sino simplemente en ellas se
omiten los detalles significativos de la escena, cuyo olvido apunta hacia su verdadero
significado. En otras palabras, los elementos de la escena recordados no hacen sino
encubrir los detalles significativos de la escena, inconscientemente omitidos por alguna
razón que los convierte en verdaderamente significativos. Para explicar este enigmático
proceso, Freud apunta la hipótesis de dos fuerzas psíquicas que se oponen en la
constitución de los recuerdos. Estas fuerzas no se anulan una a la otra, sino que se
produce una transacción, un desplazamiento asociativo en el cual el contenido
rechazado queda anclado al contenido retenido, aparentemente irrelevante.
En la explicación del proceso, Freud recurre a un caso de paranoia por él estudiado: una
paciente que en sus alucinaciones escuchaba voces que recitaban pasajes enteros de la
Heiterethei de O. Ludwing cuyos contenidos parecían no tener nada que ver con las
propias circunstancias del enfermo. El análisis demostró que los pasajes omitidos en el
recuerdo eran los que realmente producían sensaciones muy penosas en el enfermo, de
tal manera que habían sido sustituidos en el recuerdo por otros pasajes de contenido
neutro, estableciendo un proceso propio de la neurosis: conflicto, represión y sustitución
transaccional. La conclusión de todo ello subrayada por Freud es la de la íntima relación
existente entre la vida anímica en la primera infancia y la neurosis.
7
Es comúnmente aceptado que tras el paciente de treinta y ocho años que relata sus recuerdos se esconde
el propio Freud, como apuntó S. Bernfeld. “Los personajes son fácilmente identificables: el primo y la
prima son sus sobrinos John y Pauline, la niñera Nannie y la otra mujer podría ser su madre” (GÓMEZ
SÁNCHEZ, Carlos. “Freud y su obra”, Biblioteca Nueva, Madrid, 2002, pág. 138.
8
Ante esta hipótesis, Freud se autodescribe como sujeto muy poco o nada neurótico; para avalar la
validez del testomonio aclara además que el testimonio corresponde a un hombre de formación
universitaria interesado por la psicología desde hace varios años. La referencia a la curación de una
pequeña fobia puede tener relación con alguna experiencia propia en los orígenes del psicoanálisis, que se
remontan cuatro o cinco años atrás, aproximadamente a los treinta y ochos de Freud, edad del paciente
referido. En 1989, fecha de este texto, Freud cumplía los cuarenta y tres años.
Ante este tema es difícil no recurrir a la experiencia introspectiva, pues todos podemos
contrastar con nuestra propia experiencia las afirmaciones mantenidas por Freud, que
podría así haber querido refrendarlas con datos referidos a su propia experiencia
personal, pero sin desvelarlo de una forma explícita.
En tales observaciones, Freud refrenda las observaciones de los Henri sobre la edad de
los primeros recuerdos, y el carácter inconexo e impreciso de los mismos hasta alcanzar
la edad en la que pueden ordenarse y relacionarse secuencialmente. El momento de
ubicarlos, coincidiendo con un cambio de residencia familiar y el alejamiento del
paisaje de la primera infancia sin duda es un elemento emocional suficientemente
poderoso para provocar la existencia del recuerdo, aun cuando no sean precisamente los
momentos más relevantes los recordados y su análisis presente detalles aparentemente
insignificantes que sin embargo adquieren toda su significación desde la interpretación
psicoanalítica.
9
Afirmación que se corresponde con la propia experiencia de Freud, cuya familia se traslada cuando él
tiene poco más de tres años desde su pequeña localidad natal de Freiberg (hoy Príbor) en Moravia, a
Viena.
menor que él, la partida de su ciudad natal o una herida en la cara que le dejó
una cicatriz, hechos de los que no quedó recuerdo alguno en su memoria),
quedando retenidos en cambio detalles nimios del viaje en ferrocarril (en
referencia al caso de fobia ya citado). En cualquier caso, los recuerdos de estos
dos primeros grupos no causan extrañeza, pues su recuerdo está claramente
asociado al impacto de una situación vivida sobre la sensibilidad infantil. No
es el caso de los recuerdos del tercer tipo.
Este preámbulo para la respuesta nos ofrece, pues, información previa de tres datos que
sirven de contexto interpretativo:
Sin embargo hemos de leer unas líneas más para que se presente al fin la clave del
enigma:
10
Identificada por sus biógrafos como Gisela, hermana de su amigo Emil Fluss.
- 2.1.2.4. Durante mucho tiempo no podía ver nada de color amarillo sin
emocionarme profundamente. Luego lo que se retiene en la memoria no es
tanto una flor o un color, sino las emociones y las fantasías encubiertas que se
asocian al recuerdo de ese color (por cierto, conviene advertir cuán imprecisa
es nuestra memoria para retener y expresar las tonalidades cromáticas).
La duda sobre la relación entre el color amarillo de las flores diente de león del primer
recuerdo de la infancia y el color del vestido de la muchacha el día de su
enamoramiento, sitúa a Freud ante la ambigüedad de una relación difícil de establecer.
“Quizá; pero no es el mismo color” Una representación intermedia, otra flor parecida en
los valles de los Alpes, podría servir de nexo de relación.
Cuestión que lleva a Freud a una nueva senda, otro recuerdo encubridor.
2.4. La interpretación.
El sabor del pan y las flores amarillas son los elementos simbólicos que prevalecen en la
interpretación que realiza Freud:
Sobre estos elementos simbólicos se asociaron dos fantasías de la juventud que fueron
proyectadas la una sobre la otra, formando a partir de ellas una especia de recuerdo de
infancia, de una fantasía retrotraída a la infancia a partir de la cual se ha formado un
recuerdo infantil, tal vez a partir de una serie de escenas análogas.
11
Se trata de su padre, su hermanastro Emmanuel y sus sobrinos John y Pauline
12
En sus recuerdos, Freud asocia los recuerdos de Gisella y Pauline, personajes ligados a su vida
sentimental de adolescencia.
El último párrafo del texto apunta hacia las razones de esa represión, que les condena a
permanecer en el inconsciente como recuerdos encubridores:
3. Conclusiones.
En este texto (1899), Freud anticipa algunos de los temas que serán el caballo de batalla
de futuros trabajos, y algunos de los referentes fundamentales sobre los que gravitará la
teoría psicoanalítica. Lo esencial es la formación transaccional entre las fuerzas de
diferentes sistemas psíquicos, que sitúa a los recuerdos encubridores en el mismo
universo de lo onírico, de los actos fallidos, los lapsus o los chistes, esto es, el universo
en el que afloran las fuerzas del inconsciente, en este caso como formación de
compromiso o transaccional.
13
Recuerdo infantil que se caracteriza a la vez por su singular nitidez y la aparente insignificancia de su
contenido. Su análisis conduce al descubrimiento de experiencias infantiles importantes y de fantasías
inconscientes. Al igual que el síntoma, el recuerdo encubridor constituye una formación de compromiso
entre los elementos reprimidos y la defensa. LAPLANCHE, J y PONTALIS, J.B. “Diccionario de
Psicoanálisis”, Paidós, Barcelona, 1996, pág. 354.
Personalmente, para mi el texto ofrece algunas lagunas, que sin duda responden
a su carácter de artículo breve o estudio parcial de un problema que se apoya en un
trabajo de otros autores y cuyo interés fundamental reside en los elementos potenciales
y posteriormente desarrollados que ya son aquí recogidos. Al margen de toda polémica
que pueda derivarse de la particular interpretación de Freud (el simbolismo de las flores
14
LAPLANCHE, J y PONTALIS, J.B. “Diccionario de Psicoanálisis”, Paidós, Barcelona, 1996, pág.
354-355
Por último, lo más destacable, para mi, es la sensibilidad del texto y su valor
testimonial y documental de la propia personalidad de Freud, tan púdicamente
encubierta como si de un juguete literario se tratase. El encubrimiento de la experiencia
propia, de las referencias a personajes reales como Gisella o Pauline, o las confesiones
sobre los azares de la fortuna del padre, sin duda responden a un intento de preservar la
intimidad de algo tan elementalmente íntimo como es un episodio de un primer amor,
de la infancia, el despertar de la sexualidad o los avatares de la vida familiar (¿ante el
que atentamos cuando queremos hacer historia?), pero sin duda también responde a su
intención de presentarlo como un texto de interés científico, que podría quedar
devaluado como simple experiencia personal o anécdota particular.
15
Freud llega a aceptar la posibilidad de los primeros.
ANEXOS
ANEXO A:
EL FREUD DE 1899
Como en cualquier proceso cultural, los trabajos de Freud han ser ubicados en su
contexto histórico y sociocultural; para ello se hace indispensable prestar atención a la
cronología, incluso a la geografía, de su obra, y a la propia repercusión que la misma
tiene no sólo en su momento, sino también a lo largo del siglo XX, en el que se
consolida, por así decirlo, tanto la trascendencia de sus aportaciones como la
ambigüedad y el carácter polémico de las mismas.
Tal vez sea materia de discusión el hecho de si ha sido precisamente la propia génesis
en ocasiones metamórfica de la obra de Freud la que más ha contribuido a su
tergiversación. Un tributo seguramente inevitable, acorde con las renovadoras
perspectivas y la polémica que la misma suscitó en su tiempo; no por ello debemos
renunciar, en la distancia y a la luz de los numerosos trabajos científicos a los que su
obra ha dado lugar, a una valoración rigurosa y contextualizada, que en este caso remito
a las ideas planteadas por el profesor Gómez Sánchez.
No es tarea simple abarcar la génesis del pensamiento de Freud, tanto por lo extenso
producción como por la propia complejidad de un proceso intelectual en el que se va
fraguando su pensamiento, que abre tres líneas de análisis, que han generado una triple
perspectiva, a la que el propio Freud se refirió: como método terapéutico, como una
teoría del psiquismo, en la que el trabajo de Gómez Sánchez se centra de manera
fundamental (y que choca abiertamente con el racionalismo y el positivismo que
amplios sectores universitarios tratan de imponer el la formulación de una Psicología
Científica) y como un método aplicado al análisis de procesos y productos culturales (en
los que no ha llegado a constituir una metodología precisa, ni tan siquiera muy uniforme
ante las numerosas críticas que ha suscitado). Tres dimensiones de una misma teoría, a
cada cual más controvertida. Pero tal vez esta controversia es la que la convierte en
potencialmente más rica, inexplorada y fructífera para el debate, al menos en lo que se
refiere a las interesantes expectativas que ha sido capaz de generar y que la convierten
en una posición teórica de enorme vitalidad.
Creo que las aplicaciones críticas al análisis de la cultura han servido hasta esta fecha
más para el intento de definir los conceptos fundamentales del psicoanálisis que para
cimentar (o consensuar) el propio análisis cultural sobre unas bases sólidas. Tal vez, tal
hecho deriva de las propias propuestas de Freud, para el que el análisis cultural no
parece suscitarse como un objetivo en si mismo, sino como pretexto para desarrollar sus
propias ideas sobre el psiquismo. Lo cual no quiere decir necesariamente, como señala
Gómez Sánchez, que fuesen un complemento o adorno, sino que actúan desde el
principio en la forja de los conceptos psicoanalíticos (p. 18).
16
Expresión que utiliza el propio Freud en su análisis de la Gradiva de Jensen.
17
Cuestión que la lectura de Freud ha sido facilitada por excelentes traducciones, como la de Luis López-
Ballesteros (ediciones Biblioteca Nueva) o la de Etcheverry (Amorrortu)
El nacimiento del psicoanálisis: Viena y la cultura del último tercio del siglo XIX.
Las primeras huellas en la infancia de Freud se enmarcan en el paraíso perdido de
Freiberg, que posiblemente dejó en él la huella nostálgica pre-consciente de un entorno
natural idílico. Pero su familia se traslada a Viena cuando tiene solo cuatro años de
edad, por lo que el proceso de formación de la personalidad de Freud está sin duda
determinado por el ambiente vivido en el barrio judío de Leopoldstadt de la ciudad
vienesa.
Pero como señala muy bien Gómez Sánchez, Freud no veía en Viena la dulce ciudad
del Danubio azul, los valses y la ópera, sino el ambiente encorsetado de gentes
encerradas en sus prejuicios 18 . Los medios científicos vieneses también fueron
particularmente hostiles a sus teorías, pero la resistencia de Freud a abandonar la ciudad
hasta 1938 debe disipar cualquier duda sobre el amor que siempre sintió por Viena, sin
duda un entorno fascinante pese a sus contradicciones.
El modesto entorno familiar y las dificultades económicas de una familia muy numerosa
parecieron estimular la laboriosidad y dedicación del joven Freud a sus estudios en unos
años difíciles, marcados por una situación social de cierta marginalidad tanto por la
crisis económica como por el sentimiento antisemita.
Se ha considerado que la etapa de formación del pensamiento de Freud comprende un
largo de periodo de 44 años, hasta el cambio de siglo y su trabajo fundamental de la
Interpretación de los sueños y los Tres ensayos para una teoría sexual. Son los años
donde se sientan los pilares de una teoría que tuvo un lento y trabajado proceso de
maduración.
18
Obra de referencia. pág. 28
19
"Un error demasiado frecuente es el de leerlo como un filósofo del ateísmo o como un crítico de la
religión: Es más fecundo considerarlo como un antropólogo o como un crítico de la ontología hegeliana.
Su crítica a la religión es, tal vez, una excusa para plantear una antropología filosófica pensada desde la
autonomía. Y en todo caso, la religión debe ser a la vez denunciada y convertida en un síntoma o un
indicio del malestar de lo humano, por lo que no tiene demasiado sentido luchar contra ella sin
comprender, previamente, la profunda miseria que la propia humana necesidad de consuelo lleva
implícita". En Elias Canetti: Apuntes Nubes de palabras usadas ¿Qué lluvia van a dar?
20
Obra de referencia, pág. 36
Hospital de Viena, decisión en la que sin duda debió de tener gran influencia su
noviazgo con Martha Bernays.
En este sentido, el pequeño artículo "Los recuerdos encubridores" forman parte de esta
génesis, que completa el proceso que podríamos llamar de iniciación o de formulación
de las bases, mediante un proceso de auto-análisis y el abandono de la teoría de la
seducción.
Es interesante hacer notar que estamos ante el nacimiento de una nueva forma de
pensar, que bien puede definirse como el final de una etapa surgida del pensamiento
ilustrado del XVII, o postura crítica de la burguesía frente al orden establecido. En este
sentido, reproduzco una cita de este proceso, que creo queda muy bien enmarcado:
21
En "www.antehistoria.com, Desarrollo de las ciencias sociales / Cultura de fin de siglo"
22
Obra de referencia, pág. 325
ANEXO B
ESQUEMA BIOGRÁFICO, OBRA Y CONTEXTO HISTÓRICO.
No se trata con ello de establecer nexos que justifican o explican la génesis de su obra,
sino de ofrecer esquemáticamente unos hechos que puedan servir para reconstruir un
contexto histórico independiente, que tampoco quiere ser exhaustivo ni complejo, sino
aportar algunas pinceladas para encuadrar el análisis, aún cuando los hechos generales
de una época no necesariamente tienen una correspondencia con los hechos particulares
referidos a un autor y su obra. Lo entiendo más como una forma de contextualizar la
perspectiva histórica del análisis.
FREUD CONTEXTO
23
Extraídos de "Crónica del siglo XX" (traducción de Harenberg Kommunication, Dormunt), Ed.
Plaza&Janés, Barcelona, 1992.
1893. Estudio comparativo de las parálisis… Charcot positivista acrítica predominante desde mediados de
1894. Las neurosis de defensa siglo, surgió una reacción que en los años noventa
1895. Estudios sobre la histeria comenzó a adquirir peso en el ambiente intelectual
1896. Neurosis… Etiología de la histeria. europeo. Esta reacción supuso un cambio radical en la
1897. Comienza su autoanálisis sistemático. forma de pensar acerca del hombre y la sociedad.
1899. Los recuerdos encubridores