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Refugios Psiquicos John Steiner PDF
Refugios Psiquicos John Steiner PDF
Refugios Psiquicos John Steiner PDF
mas que presentan los pacientes que se encuentran estancados en sus análisis, y con quién
—
E John Steiner
difícil establecer un contacto significativo, John Steiner, psiquiatra y psicoanalista de wn
riencia, utiliza los nuevos desarrollos de la teoría kleiniana para explicar cómo llega u 4
esta situación. Investiga la manera en la que las relaciones objetales y las defensas p
S =l
2
organizarse hasta formar estructuras complejas que hacen que la personalidad del paciente,
mismo análisis, se conviertan en algo rígido y atascado, con poca probabilidad para el d
Ma
|
Refugios
llo o cambio. Estos sistemas defensivos son organizaciones patológicas de la personalld
John Steiner los llama «refugios psíquicos», dentro de los cuales el paciente puede retirar
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a. psíquicos
el fín de evitar tomar contacto, tanto con'su analista, como con la realidad. S
4 Para comprender el origen de estos conceptos originales y controversiales, el autor 44 E Organizaciones patológicas
en ideas ya más establecidas, tales como la distinción que hace Melanie Klein entre la poyl S
esquizoparanoide y la depresiva, y hace breves resúmenes de trabajos anteriores escritos um en pacientes psicóticos,
otras organizaciones patológicas de la personalidad. Ejemplifica sus teorías con un mul
clínico detallado que incluye ejemplos de cómo funcionan los refugios psíquicos, con el l neuróticos y fronterizos
defender ¿al paciente de ansiedades de carácter tanto esquizoparanoides como de:
Estudia cómo dichas organizaciones funcionan formando defensas contra la culpa cuando
se hace intolerable, y describe el mecanismo mediante el cual la fragmentación de la per
lidad puede ser invertida
para que las partes perdidas del se/f puedan ser recobradasy reintroye
Refugios psíquicos está escrito para los psicoanalistas o psicoterapeutas que estén
cando el psicoanálisis. Por ello, ye pone énfasis en lo clínico en todo el libro, que termi
un capítulo sobre los problemas que presentan en el tratamiento los pacientes gray
enfermos, Lo
TE ¿
Psicoanálisis
A an
ISBN B4-7030-462-3
APM
John Steiner
REFUGIOS PSÍQUICOS
Organizaciones patológicas en pacientes
: psicóticos, neuróticos y fronterizos
APM
| BIBLIOTECA NUEVA
4? .
TU
Título original: Psychic Retreats, London, Routledge, 1995
| 616.8584
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INVENTAR
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Índice
INVENTARIO +91
CarfruLo X
Dos tipos de organi zac
patológic en Edipoes
asion Rey y en
Edipo en ColoMA .ucocnonoca romacinccer ncirnnnmenc erncermeerr rerss 199
CarfruLo XI
Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones cen-
tradas en el analista y en el paciente cocomccacinninnnnnnerrrnanos 223
BIBLIOGRAFÍA eocomocosconccososnonereneonenconcnrarenoncnnenenrarancrnaacinnanioso 249
ÍNDICE ONOMÁSTICO enmmnonnaccuccanccnoconsonarensenncnaconnrnorsnrnonrianiss 261
ÍNDICE TEMÁTICO ooscnnocosnesnoiosanesnnerncaccanocuccnorosesccrncerorenorisas 265
Agradecimientos
bo:
o podemos por menos que admirar la fina empatía, la su-
omprensión, la impresionante paciencia y el refrescante
dor que se extienden a lo largo de estas páginas. Más allá
sta admiración, sin embargo, leer cuidadosamente cual-
ir trabajo de John Steiner nos debería permitir, tanto a los
istas como a los psicorerapeutas, incrementar en forma sig-
icativa nuestra propia capacidad clínica. El método inter-
itivo de Steiner adquiere un valor especial, cuando se en-
¡con los inevitables períodos dolorosos y desalentadores
¡se dan durante el trabajo terapéutico con pacientes grave-
ate enfermos y que constituyen justamente algo que debe-
rentar una y otra vez durante nuestra carrera quienes
amos en la salud mental.
Steiner nos muestra un subgrupo de pacientes difíciles de
atar, que están incapacitados para tolerar el dolor mental
oveniente tanto de la posición esquizoparanoide como de la
lepresiva. Como consecuencia de ello, estos enfermos se es-
'onden del mundo real y crean unos refugios psíquicos den-
ro de los cuales se sienten protegidos, a pesar de que, con fre-
cuencia, sigan en ellos sufriendo dolor, y de una manera
perversa, lleguen incluso a encontrar una g tificación narci-
ista y masoquista. Estos refugios psíquicos los hacen erigiendo
organizaciones patológicas de delas, y estableciendo relacio-
12 John Steiner 13
nes objetales fantaseadas, para lo cual utilizan, como material evando a cabo hoy. Por ello deberían poder ayudarnos
de construcción, una considerable cantidad de identificacio- far cómo actuar durante los períodos difíciles que se dan
nes proyectivas y de idealizaciones que comprometen seria- lo trabajamos con cualquier tipo de paciente, y no sola-
mente su sentido de la realidad. Para conseguir obtener un te con los que tiene especialmente en cuenta el autor.
sentimiento de seguridad aún mayor se someten, a veces en biner también nos trae a la mente ideas derivadas del am-
forma abyecta, a la organización que ellos mismos han inven- conocimiento que tiene de la literatura analítica, mos-
tado en su mundo interno. Como es natural, después de todo ose él conmovedoramente modesto cuando se refiere a sí
este quehacer, vivencian que las intervenciones del terapeuta 10. En todo su trabajo nos señala la deuda que tiene con
constituyen una amenaza para su seguridad, que limita tam- d y con muchos grandes pioneros del psicoanálisis, en
bién sus satisfacciones, por lo cual se vuelven en contra de la cular con los que, en mayor o menor grado, se han iden-
ea hacia la cual se han dirigido justamente para pedir ido con Melanie Klein, o han contribuido de forma im-
ayu tante con su obra, entre los cuales se encuentran Herbert
En gran medida, estos pacientes han huido del dolor que »nfeld, Wilfred Bion, Hanna Segal y Betty Joseph. Pero su
han ido encontrando cada vez que han tenido que hacer el lición es más amplia aún que esto, por lo cual su obra se
duelo: causado por irse separando de la forma como habían también útil para los lectores que no se consideran tera-
concebido a sus objetos internos primitivos. Steiner tiene mu- tas o analistas kleinianos, pues sobre la base de su amplio
cho que enseñarnos sobre la vivencia de devastación que con ocimiento, pueden encontrar muchas puertas de entrada
frecuencia es producida cuando se pena por la «pérdida» de 1 poder comprender y debatir los ejemplos y las discusio-
los objetos de los que, psíquicamente, uno se separa. Igual- ¡clínicas sobre las que escri
mente esclarecedora es la delimitación que hace de los senti- Somo se da el hecho de que muchos de quienes trabajamos
mientos contratransferenciales que, con toda seguridad, van el campo de la salud mental tenemos que enfrentarnos con
a ser estimulados toda vez que el analista o el terapeuta se organizaciones patológicas a las que John Steiner ha dedi-
sienta tentado a penetrar en el mundo extraño y ambivalente lo tanto esfuerzo para poder identificar y comprender psi-
de la fantasía inconsciente, siendo casi virtualmente inevita- nalíticamente, Refugios Psíguicos se convertirá, con seguri-
ble llegar a ciertos grados de insensibilidad y de complicidad. dl en una obra que estará presente en las librerías de todo
Estos sentimientos contratransferenciales, sin embargo, pue- pfesional que se derlique a la clínica. Utilizando la frase que
den ser utilizados para bien, si podemos llegar a compren- mismo emplea tan adecuadamente en su ensayo sobre el
derlos y a dominarlos. dipo de Sófocles, ninguno de nosotros podemos «hacer la
Steiner habla de todo esto, tanto en los comentarios que Ista gorda» a un trabajo de tan alta calidad.
hace sobre los ejemplos vívidos y detallados que nos ofrece,
como en su brillante ensayo final sobre los efectos que tienen Roy SCHAFER
las diversas maneras en las que se pueden amañar las inter-
pretaciones. La manera como nos dirigimos a estos pacientes,
particularmente en las etapas en las que sufren un «impasse»
doloroso, puede determinar en alto grado la efectividad de
nuestra labor. Estos ejemplos clínicos y las reflexiones que el
autor hace, son una muestra del más fino trabajo analítico que
SÍ UNIVERSIDAD AUTONOMA ¿PEN
As] DESAN Luis poros! Mo y
DA EUNaNA SISTEMA DE BIBLOTEGAS
5 CIHR¿P
Introducción
la selección de las defensas que ha hecho. Esto lo tomamos el Capítulo IL, describo los refugios psíquicos con ma-
en consideración en los capítulos que siguen. alle,y utilizo material clínico para que aclare la manera
En el Capítulo Primero introduzco algunos de los temas prin- e funcionan y actúan como refugios contra ansiedades
cipales del libro, presentando para ello un bosquejo de la teoría ranoides o depresivas.
que he hecho sobre los refugios psíquicos, la cual incluye la idea tulo TIT ofrece un resumen de estas dos posiciones
central de que reflejan la actividad de organizaciones patológicas siedades que son características de cada una de ellas.
de la personalidad. Estas organizaciones las defino como agru- e subdividido aún más, para esclarecer momentos en los
paciones de defensas, y sistemas altamente estructurados y en- l individuo se encuentra bajo un estrés particular, y como
tretejidos de relaciones de objeto. Aunque este capítulo tiene un tado de ello, se siente más predispuesto a utilizar la pro-
carácter bastante teórico, mi orientación es sobre todo clínica, y ón de una organización patológica de la personalida
mi preocupación es el tratar de comprender al paciente, al ana- 1 el Capítulo IV continúo este resumen, para estudiar
ista y a la interacción entre ellos en la consulta. Sin embargo, la bién las relaciones de objeto narcisistas, y para incluir al-
teoría no es solamente importante e interesante por sí misma, bs trabajos anteriores sobre las organizaciones patológicas
sino que, además, debería servirnos también clínicamente. personalidad, Aunque este resumen se concentra en au-
Como el analista siempre se basa en alguna teoría! la exponga o Kleinianos, es importante reconocer que muchos otros
ño conscientemente, yo creo que es preferible tenerla en forma res no kleinianos han elaborado trabajos importantes so-
consciente en vez de pa un prejuicio inconsciente. Es im- éste tema y otros relacionados con él, usando a veces con-
portante tomar bien en cuenta, sin embargo, que las descripcio- 'os similares, pero con una terminología diferente. No me
nes teóricas que elaboro, las describo con-1x finalidad de pro- ido posible hacer una revisión total de estos trabajos, pero
porcionar una orientación de base, y no para que se utilicen le refiero a algunos de ellos.
como fórmulas cuando se está trabajando. En esto estoy de l Capítulo V describe la manera como pueden recobrarse
acuerdo con Bion (1970) cuando dice que la tarea primordial del partes del self que se pierden cuando se usa la identifica-
analista es estar a disposición del paciente para que éste pueda In proyectiva. La reversibilidad de la identificación proyec-
abrir su mente, y poder así recibir sus comunicaciones con la me- y la recuperación de las partes del se/fperdidas cuando se
nor interferencia posible. La teoría, tanto como la «memoria y el blea este mecanismo, constituye algo esencial en los mo-
deseo», pueden llegar a llenar tanto la mente del analista, que no tos en los que el paciente está intentando salir del refugio.
dejen lugar suficiente para que pueda recibir las proyecciones del este capítulo reviso también la secuencia normal de los he-
enfermo. Sin embargo, un sano enfoque de teorías simples y cla- los que forman parte del proceso del duelo y describo un
ras en los momentos en los que pensamos en el material clínico delo que sugiere que es mediante este proceso como se con-
tras cada sesión, ya sea escribiéndolas o en colaboración con e reconquistar estas partes del self.
nuestros colegas, hacen más fácil que la teoría vaya retrocediendo ¡En el Capítulo VI se estudian las organizaciones psicóticas.
hasta convertirse en telón de fondo en los momentos en los que l necesidad del psicótico de reparar su Yo, surge de una si-
nos encontramos trabajando con el paciente. tación desesperada, pues se trata de las repercusiones que ha
ienido una catástrofe interna, en la cual la propia mente ha
do la atacada. Se explica aquí la manera como las organiza-
' Alo largo de todo este libro he tratado de evitar un lenguaje «sexista», pero lones patológicas de la personalidad sirven para hacer un re-
a veces, utilizo el artículo «el» para referirme tanto al paciente como al analista
cualquiera sea su sexo, con el fin de hacer todo más claro y simple. miendo, que solamente tapa el daño hecho al Yo.
ucción 19
18 John Steiner
El Capítulo VII ilustra la manera en la que la organiza- da desde la verdad hacia la omnipotencia», y que sirve
ción patológica entra en juego cuando el paciente se siente ¡ejemplo de lo que puede ser un refugio psíquico de tipo
maltratado y resentido, pero no puede dar expresión al de- nalmente, en el capítulo XI se discuten algunos de los
seo que tiene de vengarse. La organización puede, una vez blemas que tienen durante el análisis los pacientes que se
más, actuar como si fuera una defensa contra la persecución
y la he pi pero al mismo tiempo puede llegar a pro- entran bajo el dominio de una organización patológica de
teger al paciente de dolores depresivos y de sentimientos de sonalidad. En él sugiero que resulta de utilidad distin-
culpa, e impedir que pueda vivenciar lo que es una pérdida, 'entre lo que es la «necesidad de comprender» y la de «ser
Si el paciente logra salir del refugio psíquico para establecer prendido». Basándose en esto, es posible, en forma es-
contacto con la realidad psíquica, puede quizás reconocer mática, dividir las interpretaciones transferenciales entre
qe alberga suficientes sentimientos buenos como para po- que están centradas en el paciente y las que lo están en el
er sentir remordimiento y arrepentimiento. Cuando esto lista. Estudio las ventajas y las desventajas de cada una y
ocurre, el proceso del duelo puede seguir su curso y las pro- lero que, a veces, en los pacientes que tienen una fuerte
yecciones pueden ser retiradas del objeto y ser devueltas al pensión a introducirse en refugios psíquicos, las interpre-
self. El paciente siente entonces que ha sido perdonado, y él, lones centradas en el paciente pueden resultar particular-
a su vez, puede perdonar, de manera que se puede encami- ate intrusivas y persecutorias. En esas ocasiones, el modifi-
nar hacia la reparación. las y centrarlas en el analista, puede ayudar a éste a
El Capítulo VIII trata sobre los aspectos perversos de los re- prender lo que está ocurriendo y, en algunas ocasiones a
fugios psíquicos y examina el tipo especial de relación con la tar el estancamiento del tratamiento.
'
realidad característico de ellos. Sugiero que los perversos
se manejan con la realidad aceptándola Y negándola en forma
simultánea, tal como Freud lo describió en su trabajo sobre el
fetichismo (Freud 1927).
El Capítulo IX amplía este tema, dando ejemplos sobre las
relaciones de objeto perversas, incluyendo en ellas las llevadas
a cabo entre diferentes partes del se/f que ayudan a fortalecer
el dominio que las organizaciones patológicas ejercen sobre la
personalidad.
En el Capítulo X, me dirijo hacia la literatura para estudiar
las grandes obras de Sófocles sobre Edipo, que han ejercido
una influencia tan profunda sobre el psicoanálisis. Utilizo este
material para estudiar dos tipos de refugios psíquicos. En
Edipo Rey, decribo los mecanismos perversos, en parti
que yo llamo «hacer la vista gorda», que permite reconocer y
negar la verdad; es decir, permitir conocerla y desconocerla al
mismo tiempo. En Edipo en Colona vemos que se ha llevado
a cabo una ruptura con la realidad más radical, a la cual llamo
e. CapírTuLO PRIMERO
Una teoría de los refugios psíquicos
refugio psíquico le da al paciente un área donde reina
calma relativa, que le protege de la tensión que siente cada
que el analista establece con él un contacto significativo
do como amenazador. No es difícil comprender la necesi-
SID LEDER
se puede sentir de hacer una retirada transitoria de
; a en los casos en los que los pacientes las hacen
1 habitual, excesiva e indiferenciada, se presentan pro-
mas técnicos serios. En algunos casos, especialmente en pa-
ntes borderliney psicóticos, se da el que éstos se instalan en
tefugios en forma más o menos permanente, y es entonces
, surgen los obstáculos que impiden el desarrollo y el
iento.
n mi experiencia clínica, este tipo de retraimiento y el
a que da lugar y que impide la toma de contacto con
ista, toma muchas formas. En algunos pacientes puede
la de un distanciamiento de tipo esquizoide expresado me-
lante actitudes de superioridad, como la de una condescen-
encia fría; en otros, la de una subestimación burlona, mien-
fas que otros se ve que están claramente luchando contra la
nsiedad, y su retraimiento parece indicar que el análisis ha to-
tado un tema sensible que debe ser evitado. Quizá el tipo de
22 John Steiner 23
a d e los refugios psíquicos
retracción más difícil de tratar, es aquel en el que se le ofrece
al analista un tipo de contacto falso, y se le invita a usar mé- los, mediante el uso de imágenes pictóricas o dramati-
"general, estas guaridas toman la forma de casas,
todos que parecen ser superficiales, deshonestos o perversos.
A veces estas reacciones pueden verse como el resultado de una “fortalezas, islas desiertas, o lugares semejantes, que
conducta inhábil o intrusiva por parte del analista; pero tam- siderados como áreas de una relativa seguridad. Tam-
bién suceden estas faltas de contacto en algunos análisis que eden adoptar formas interpersonales, por lo general las
anizaciones de objetos o de objetos parciales que ofre-
han sido hechos cuidadosamente. Los pacientes, como he di-
cho, retroceden y se colocan detrás de sistemas defensivos muy mridad. Estas organizaciones pueden estar representa-
poderosos que les sirven como armaduras protectoras o luga- F organizaciones de negocios, colegios de internado, sec-
res de escondite, y a veces es posible observar cómo salen de ligiosas, gobiernos totalitarios o pandillas mafiosas.
ellas, con gran cautela, tal como lo hacen los caracoles que se es resulta evidente en ellas la presencia de elementos per-
asoman desde dentro de su caparazón, para luego volverse a y tiránicos, pero con frecuencia están idealizadas y son
replegar otra vez, si el contacto emocional establecido les hace
sentir dolor o ansiedad. le vez en cuando se pueden ver representaciones diferen-
We se van sucediendo unas a otras, dándonos todas ellas
Sabemos que existe una relación entre la puesta en marcha
de obstáculos, para evitar el contacto, y los puestos para evi- visión cada vez mayor de la organización defensiva del en-
tar el desarrollo. Y también, que ambas defensas surgen debido o. Más adelante trataré de mostrar cómo a veces resulta
al empleo de un tipo particular de organización defensiva, me- bensar en ellas considerándolas como una organización de
diante la cual el paciente intenta evitar una ansiedad que siente ciones de objeto, de defensas y de fantasías, que toman la
como intolerable. A tales sistemas defensivos yo los he llamado na de una posición borderline similar, aunque diferente, de
organizaciones patológicas de la personalidad, término que uso posiciones esquizoparanoide y depresiva descritas por Me-
e Klein (1952) ;
para definir con él a una familia de sistemas defensivos, que
se caracterizan por utilizar unas defensas extremadamente re- El alivio que produce el refugio se consigue a costa de que-
sistentes, y por ayudar al enfermo a evitar ansiedad, al impe- r éste aislado y estancado; algunos pacientes se sienten en-
dirle que tome contacto con otras personas y con la realidad. aces angustiados y se quejan por ello. Otros, en cambio,
Esta investigación me ha ido llesando a examinar cada vez con pran la situación con resignación, alivio y, a veces, sensa-
mayor detalle la manera cómo actúan estas defensas, y en par- ¡ón de triunfo y desafío, de modo que es el analista el que
ene que cargar con la desesperanza que va asociada con el no
ticular, cómo establecen conexiones entre sí, hasta formar sis-
temas defensivos complejos y estrechamente entretejidos. oder establecer contacto alguno. A veces el refugio es vivido
El analista observa los los psíquicos onmiderindalos omo un lugar cruel, y el paciente reconoce que tiene carac-
lerísticas mortuorias; pero con mayor frecuencia lo idealiza, y
como estados mentales internos en los cuales queda el paciente
atascado, separado y fuera de su alcance, y puede sacar como ueda representado bajo la forma de un santuario ideal y agra-
conclusión que dichos estados surgen por la puesta en marcha dable. Pero ya sea que se viva en forma idealizada o persecu-
toria, los pacientes se aferran a él, pues les parece que hacerlo
de un sistema de defensas muy poderoso. La manera cómo el
paciente los ve se refleja en las descripciones y en las fantasías e Ebterible a tener que sentir estados de ánimo aún peores,
inconscientes que tiene de ellos, y que nos muestra en sus sue- que creen que son su única alternativa. En la mayoría de los
ños, en la descripción de recuerdos, y en el relato de hechos “pacientes sí se puede a veces observar que se ha producido algo
de movimiento, pero tras emerger fugazmente de su refugio
24 bría de los refugios psíquicos 25
John Steiner
suelen tener que volver a él en cuanto las cosas se les presen- Jna de las características del refugio que se ve con mayor cla-
tan mal. En otros casos, en cambio, durante estos períodos que len los pacientes perversos, psicóticos y borderline es, que
pasan en el exterior, se llega a hacer posible poner en marcha lánera como evitan tomar contacto con el analista, les sirve
cierto grado de crecimiento verdadero, de manera que, en bién: para evitar tomar contacto con la realidad. El refugio
forma gradual, pueden estos enfermos ir disminuyendo la ten- lrve como un espacio de la mente donde se puede evitar es-
dencia a la retracción. lecer contacto con lo real; donde la fantasía y la omnipoten-
Hay pacientes en los que la retirada se prolonga más, y en- jueden existir sin trabas, y donde todo es itido. Es esta
tonces, si logran salir del refugio, los adelantos que consiguen cterística, a menudo, la que hace que el refugio sea tan atrac-
en este período sólo son transitorios, y vuelven al estado ini- para el enfermo, y con frecuencia se incluye además en él,
cial en el que se hallaban antes, como en una reacción tera- so de mecanismos perversos o psicóticos.
péutica negativa. Lo más común es que el paciente logre un A mí me impresiona el poder que tienen los sistemas de de-
equilibrio durante el cual se puede sentir relativamente libre sas que operan en estos análisis estancados. A veces tienen
de su ansiedad, pero ello es a costa de una detención casi com- to éxito, que el ps queda protegido de cualquier an-
pleta de su desarrollo. Esta situación se complica, además, por dad, y no se ve obligado a enfrentar dificultad alguna en los
el hecho de que el analista es usado como parte de la organi- Hodos en los que el sistema permanece invencible. Otros pa-
zación defensiva, y a veces es inducido tan sutilmente para que intes quedan enganchados en el refugio a pesar del sufri-
se una a ella, que no se da cuenta de que el análisis mismo ha into evidente que éste también produce, y que puede ser
quedado convertido en refugio. El analista es sometido con ¿nico y duradero, o masoquista y adictivo. Todos estos en-
frecuencia a una gran presión, y la frustración que siente puede mos, sin embargo, se sienten siempre amenazados por la po-
llevarle o a perder la esperanza, o a hacer un gran esfuerzo, dilidad de que se opere en ellos un cambio y si se sienten
inútil por lo general, para vencer lo que considera que son de- wocados, pueden responder a esto con una retirada más
fensas tercas del paciente. | ada aún.
Clínicamente se puede encontrar toda una graduación en Estas situaciones son de un gran interés teórico, pero como
cuanto a la dependencia que crea el refugio; graduación que i mayor preocupación la constituye la clínica, me centro so-
abarca un abanico que va desde los pacientes completamente e todo en la manera como funcionan las organizaciones en
atascados en él, hasta aquellos que lo usan en forma transito- da paciente individual y en cada sesión individual del análi-
ria y discrecional. Lo penetrante y lo amplio que puede ser un lA: este respecto, es importante reconocer que el analista
refugio también varía. Algunos pacientes pueden desarrollar y unca puede ser un observador no comprometido, ya que en
mantener relaciones adecuadas en algunas áreas de sus vidas, layor o en menor grado, se ha alistado para participar en las
aunque al mismo tiempo estén atrapados en otros aspectos. ictuaciones de la transferencia (Sandler, 1976; Sandler y Sand-
Una de las cosas que quiero señalar de manera enfática en este ler, 1978; Joseph, 1989). Al desarrollar estas ideas referidas al
libro, es que es posible hacer modificaciones terapéuticas aún rea de las organizaciones patológicas, he prestado buena aten-
en los pacientes que están muy estancados. Si el analista es ca- ión a la manera como el paciente usa al analista para que sea
paz de persistir en su tarea y de sobrevivir a la presión a la que éste el que le ayude a crear un santuario al cual pueda retroce-
es sometido, él y su paciente pueden ir, gradualmente, obte- der. Me he preocupado, sobre todo, por seguir la evolución de
niendo ¿nsight sobre cómo funciona la organización, y conse- la situación a través de los pequeños detalles de cada sesión,
guir que disminuya el poder y el alcance de su influencia. para poder describir la manera cómo se mueven los pacientes,
26 John Steiner
reoría de los refugios psíquicos 27
cómo se asoman fuera del santuario, pero cómo luego, una vez
más, vuelven a retroceder hacia él en cuanto deben enfrentarse isticas de algunos individuos, que amenaza su propia inte-
con ansiedades que no pueden o no quieren tolerar. dad, a menos que ésta sea contenida adecuadamente. De
Fue justamente la naturaleza tan organizada erdo con mi criterio, las organizaciones defensivas sirven
de estos proce- unir, neutralizar y controlar esta destructividad primitiva,
sos la que me llamó la atención, y me llevó a utilizar el término
de «organización patológica», para describir con ella la confi- Iquiera sea su origen, y constituyen una característica uni-
pa interna de las defensas. El cuadro clínico en sí se ha sal del bagaje defensivo de todo individuo. Es más: en al-
echo familiar en la práctica de la mayoría de los analistas que hos pacientes en los que los problemas relacionados con la
trabajan actualmente, y ha sido ya antes también descrito, en itructividad son particularmente prominentes, la organiza-
diferentes términos, por autores cuyos trabajos están resumidos ón llega a dominar a la psique, y es en estos casos en los que
más adelante en este libro. Abraham (1919, 1924) estudió las demos apreciar con mayor facilidad la manera como fun-
resistencias narcisistas, y este estudio y el trabajo de Reich bna. Una vez que descubrimos esto, podemos identificar
(1933) sobre la «armadura caractrerológica», constituyen ejem- iras versiones, similares aunque menos perturbadoras, que se
plos tempranos de este tema. Rivitre (1936) habló sobre un sis- In en pacientes neuróticos y normales.
tema altamente organizado de defensas, y Rosenfeld (1964; No sabemos bien si estos métodos de manejarse con la des-
1971a) nos describió cómo opera el narcisismo destructivo. Se- wectividad llegan siempre a ser realmente exitosos. Desde
gal (1972), O'Shaugnessy (1981), Riesenberg-Malcolm (1981)
ego, las formas de las organizaciones que solemos observar
y Joseph (1982; 1983), también han descrito a pácientes que nden a funcionar como fórmulas de compromiso, por lo
estaban atrapados en poderosos sistemas defensivos. Estos tra- le son la expresión, tanto de la destrucrividad en sí, como de
bajos y otros semejantes, se han ocupado de pacientes que se ina defensa contra ella. A causa de este doble papel, son siem-
encuentran en situaciones extremas y pueden ser clasificados te muy patológicas, a pesar de que puedan ser usadas con un
relacionándolos con los obstáculos fundamentales a los que se a adaptativo, y lleguen a servir como un área de protección
refirió Freud en «Análisis terminable e interminable» (1937). alivio temporal. Las organizaciones defensivas llevan al en-
Freud vinculó estos obstáculos profundos que se oponen al ántecimiento de la personalidad; impiden tomar contacto
cambio, con el instinto de muerte. A mi parecer, también las 3 la realidad, e interfieren con el crecimiento y el desarro-
organizaciones patológicas tienen una conexión particular con ), En los individuos normales, son puestas en marcha sólo
el problema universal que plantea el enfrentarse con la des- mando la ansiedad excede un límite tolerable, pero luego son
tructividad primitiva. Esto afecta al individuo de manera muy as de lado cuando la crisis llega a su fin. Sin argo,
profunda, ya sea que tenga su origen en fuentes internas o ex- lanecen potencialmente utilizables para otras ocasiones y
ternas. Las experiencias traumáticas de violencia o abandono en llevar al paciente a perder todo contacto durante el
motivados por el ambiente, llevan a la internalización de obje- análisis, con lo cual éste queda atascado cada vez que se toca
tos perturbados y violentos, que al mismo tiempo sirven como algún tema que le haga sentir otra vez al límite de lo que puede
receptáculos adecuados para que el individuo proyecte en ellos tolerar. En los enfermos más graves, pueden llegar a dominar
su propia destructividad. toda la personalidad, y entonces éstos quedan en mayor o me-
No es necesario, sin embargo, resolver la controversia que hor grado presos de su poderío.
existe sobre el instinto de muerte, para poder reconocer que a “La distinción que hizo Bion entre las partes psicóticas y no
menudo existe algo muy letal y autodestructivo en las carac- 'psicóticas de la personalidad (1957), puede ayudarnos a dife-
“tenciar los distintos tipos de organizaciones que se ponen en
28 John Steiner teoría de los refugios psíquicos 29
marcha en los pacientes muy graves, distinguiéndolos de los re la manera cómo operan los mecanismos de defensa más
que se dan en los enfermos neuróticos o normales, tema éste nitivos, y en especial el de la identificación proyectiva, que
que describimos en el capítulo VI, donde nos referimos a una istituye un concepto central del psicoanálisis kleiniano mo-
organización psicótica. En los pacientes psicóticos y borderline, mo. En este libro se ofrecen varias descripciones sobre el
la organización domina a la personalidad, y es usada para po- ña, de manera que por ahora es suficiente decir que la iden-
ner remiendos a las partes dañadas del Yo, por lo que consti- cación proyectiva lleva a una forma de relación objetal nar-
tuye algo indispensable para la parte psicótica de la identidad. sta, similar a la que Freud describió, quizás en su forma más
La parte no psicótica tiene menos tendencia a hacer ataques ta, en su trabajo sobre Leonardo (1910). En el tipo más di-
destructivos contra su propia mente, y como en su caso la si- to de identificación proyectiva, una parte del self'es diso-
tuación es menos desesperada, puede establecerse un tipo de da y proyectada en un objeto, tras lo cual se atribuye a éste
alternancia más fluida entre los procesos proyectivos e intro- ¡cualidad, negándose que forme parte del se/f que hace la
yectivos. A pesar de estas diferencias, existen muchos elemen- ayección. La relación de objeto que resulta de esto, no se
tos comunes entre las organizaciones patológicas de la perso- ce entonces con una persona a la cual se ve como a alguien
nalidad que se dan en pacientes de diferentes características, y férente de uno, sino con el se/fpropio proyectado en ella y
que se ponen de manifiesto cuando éstos se ven sujetos a si- la cual se refiere el sujeto como si se tratara de otro. Esta es
tuaciones de presión psíquica. Si el trabajo analítico intenta situación en la que se encontraba el mítico Narciso, quien
ayudar al paciente a enfrentar problemas que estánal límite enamoró de un joven extraño al cual, conscientemente, no
de su capacidad, se tocan áreas nuevas de su identidad que son nectó consigo mismo. También le ocurrió esto a Leonardo,
difíciles aún para aquellos enfermos que normalmente funcio- len proyectó: su selfinfantil en sus aprendices, y luego los
nan relativamente bien, y en estas circunstancias, es probable idó como le hubiera gustado que su madre le cuidara a él
que intenten hacer uso de un refugio, al cual, en circunstan- reud, 1910)
cias normales, no se dirigirían. El tipo de relación de objeto narcisista basado en la identi-
Aun cuando el refugio aparezca como un espacio natural o ación proyectiva constituye, sin duda, un aspecto central de
favorecido por el ambiente, se puede ver que tanto los pa- organizaciones patológicas, pero esto no es suficiente para
cientes normales como los psicóticos lo usan por representar plicarnos el enorme poder y la enorme resistencia al cambio
un sistema poderoso de defensas. En algunos casos ellos mis- le demuestran tener. Además, la identificación proyectiva no
mos reconocen la manera cómo crean estos refugios, e incluso instituye, en sí, un mecanismo patológico; por el contrario,
pueden identificar la forma cómo les sirven de defensa. Sin ma la base para establecer toda comunicación de empatía.
embargo, la mayoría de las veces la descripción de las defen- oyectamos sobre el otro para comprender mejor lo que se
sas, es hecha por el analista, y forma parte del punto de vista lente estando en su pellejo; y si no somos capaces de hacerlo
teórico desde el que él está operando. En mi práctica he po- mo lo queremos hacer, las relaciones objetales quedan pro-
dido examinar muy cercanamente las relaciones de objeto que indamente afectadas. Pero, para funcionar mentalmente en
se establecen cuando éstas se dan en la transferencia, siéndome 'orma normal, es esencial usar la identificación proyectiva en
entonces especialmente aptas para revelarme algunos de los na forma flexible y reversible, para poder luego retirar la pro-
mecanismos básicos que están siendo empleados en el funcio- yección y observar a los otros e interactuar con ellos desde una
namiento de las formaciones patológicas. Para poder com- posición firmemente basada en nuestra propia identidad.
prender los detalles de sus estructuras, es necesario saber algo En muchos casos patológicos, esta reversibilidad queda obs-
poría de los refugios psíquicos 31
30 John Steiner
itiva y violenta (Bion, 1957). Las organizaciones patoló-
truida, y el paciente es incapaz de recobrar las partes de su self pueden entonces ponerse en marcha como para recoger
que ha perdido mediante la identificación proyectiva. Como fragmentos, y el resultado de esto puede, una vez más,
resultado de ello pierde el contacto con ciertos aspectos de su A impresión de que existe un objeto bueno protector que
personalidad que residen ahora permanentemente en los ob- intiene separado de los objetos malos. Sin embargo, en
jetos con los cuales han sido identificados. Atributos tales taso, lo que parece ser una escisión relativamente sencilla
como la inteligencia, la calidez, la masculinidad, la agresión, elo bueno y lo malo, es, en realidad, el resultado de la di-
etcétera, pueden ser proyectados y rechazados como propios ción de la personalidad en varios elementos, cada uno de
de esta manera, y si la reversibilidad queda bloqueada, ello da suales es proyectado en un objeto diferente, y luego jun-
como resultado un empobrecimiento del Yo, que ya no tiene ¡de manera que simula ser la función contenedora de un
acceso a las partes perdidas del sejf Al mismo tiempo, el ob- objeto. La organización puede presentarse bajo la forma
jeto queda distorsionado, ya que se le atribuyen estas partes nobjeto bueno que protege al individuo de ataques des-
del se/fque han sido disociadas y negadas como propias. tivos; pero, de hecho, su estructura está confi por
El estudio de las organizaciones patológicas que he hecho nentos buenos y malos derivados del se/fy de los objetos
en este libro, me ha llevado a postular que existen aún más han sido proyectados en ella y utilizados como ladrillos
complejidades estructurales. El tipo de situación defensiva que | construir una organización extremadamente compleja.
acabo de mencionar, puede ser el resultado de una disociación in mi punto de vista, el selfdependiente que es dominado
normal, en la cual el objeto puede ser visto sólo comó bueno la organización puede también ser complejo y ser una víc-
o sólo. como malo y el individuo intenta que el bueno le pro- l, no tan inocente como pudiera parecer al principio. Lo
teja del malo. Resulta claro, tal como lo dijo marcadamente "necesitamos estudiar y comprender bien, no es tanto la
Klein en 1952, que esta disociación del objeto siempre va stitución de los bloques con los que se construye la orga-
acompañada de una disociación correspondiente en el Yo, y ción, sino la manera como se reunen, y se mantienen jun-
que lo que se mantiene se de las partes malas del self htre sí, ya que la parte dependiente del self y el mismo
con el objeto malo, son las partes buenas del selfy su relación sta, pueden también quedar atrapados en el tipo de rela-
con una parte buena del objeto. Si la disociación se mantiene les de objeto tiránicas y crueles que son las que mantienen
con éxito, la parte mala y la buena quedan tan separadas que tema intacto.
no puede establecerse entre ellas ninguna interacción; pero si hn capítulos posteriores a éste, trataré de mostrar cómo en
la disociación queda en peligro de romperse, el individuo )ganizaciones patológicas de la personalidad, la identifi-
puede tratar de preservar el equilibrio que había conseguido ÓN proyectiva no se limita a caer sobre un solo objeto, sino
con ella, acudiendo ahora a pedir la protección del objeto
bueno y de las partes buenas de su self para luchar contra el
y por. el contrario, utiliza a veces a grupos de objetos que
ncuentran ellos mismos relacionados entre sí. Estos obje-
objeto malo y las partes malas de sí. Si tales medidas fracasan por lo general objetos parciales, son construidos a partir
también, para mantener un equilibrio se puede tener que re- ixperiencias tenidas con personas que formaron parte del
currir a unas más drásticas todavía. blente más temprano en el que vivió el paciente. Las figu-
En estos casos, puede darse, por ejemplo, una disociación fantásticas del mundo interno del enfermo, se basan a ve-
patológica, con fragmentación del se/fy del objeto y la expul- en experiencias reales que éste ha tenido con objetos ma-
sión posterior hecha en forma más violenta y primitiva, la cual mientras que otras veces representan distorsiones y malas
trae como consecuencia una identificación proyectiva también
32 John Steiner ala de los refugios psíquicos 33
interpretaciones de experiencias tempranas. Los traumas y las ación cuando toma una forma personificada. En parte
carencias de la historia del paciente, tienen un efecto pro- ¿el resultado de la evolución que tiene el niño en la pri-
fundo, que lleva a la creación de las organizaciones patológi- infancia, cuando muchos aspectos de la naturaleza son
cas de la personalidad, a pesar de que puede no resultar posi- slados por él como si provinieran de los actos de las otras
ble saber cuánta influencia tuvieron en ellas los factores as. En parte, sin embargo, también es el resultado de la
internos y los externos. Lo que aparece en el aquí y ahora del Ira como queda su mundo interno una vez que ha sido
análisis, es que los objetos, sea que hayan sido elegidos de en- ido por objetos que se relacionan entre sí además de con
tre los que preexistieron en el ambiente o de entre los creados ppio sujeto. Ningún santuario es seguro, a menos que
por el individuo, son utilizados con fines específicos defensi- sido también sancionado y protegido por el grupo social
vos, particularmente para unir los elementos destructivos que € pertenece. Á veces resulta posible obtener información
se encuentran en la personalidad. p fantasías más profundas, en las que los refugios psíqui-
He propuesto ahora la idea de que la función central que On representados como espacios existentes dentro de ob-
tienen las organizaciones patológicas de la personalidad, es la totales o parciales. Puede que se trate de la fantasía de re-
de contener y neutralizar estos impulsos destructivos primiti- ise en el útero de la madre, en su ano o en el pecho, lo
vos de los que estoy hablando, y que para conseguirlo, el pa- lay veces es vivido como un lugar deseable, pero prohibido.
ciente selecciona objetos destructivos dentro de los cuales na de las consecuencias más importantes que trae consigo
puede proyectar partes destructivas de sí mismo. Tal como lo estructura, es que al individuo le resulta muy difícil arries-
han descrito Rosenfeld (1971a), Meltzer (1968)-y-útros, estos ea enfrentarse con estos objetos, y repudiar los métodos
objetos son a veces reunidos para formar «una pandilla» que les que persiguen. Como resultado de esto, se dificulta la
se mantiene unida utilizando métodos crueles y violentos. Es- rsibilidad de la identificación proyectiva. Más adelante
tos grupos de individuos, poderosamente estructurados, que- ceré la teoría de que la capacidad para hacer reversiones,
dan representados inconscientemente en el mundo interno del onsigue mediante una buena elaboración de los procesos
paciente, y aparecen en los sueños como versiones interperso- duelo. El proceso de recuperar las partes del self perdidas
nales de estos refugios. El lugar que da seguridad, es provisto liante la identificación proyectiva, supone encarar con rea-
por el grupo, el cual ofrece protección contra la persecución y 10 qué es lo que pertenece al objeto y qué al self y esto se
la culpa, siempre que el paciente no ponga en peligro el po- incia con la mayor claridad a través de la experiencia de las
derío grupal. El resultado de estas operaciones es que crean un didas. Durante el proceso del duelo es cuando se recon-
entretejido complejo de relaciones de objeto, y que cada uno stan las partes del self y esta conquista puede exigir mucho
de estos objetos contiene partes escindidas del self mientras bajo de elaboración. Así, la verdadera internalización de un
que la totalidad del grupo en sí se mantiene entera con me- jeto, sólo puede conseguirse si se llega a poder renunciar a
dios complejos, característicos de cada organización particular. como objeto externo. Sólo entonces puede ser internalizado
La organización «contiene» la ansiedad, al ofrecerse a sí misma mo algo separado del self y sólo en este estado se puede uno
como protectora, y lo hace de una manera perversa muy dife- entificar con él de una manera flexible y reversible, El desa-
rente a la que se ve en los casos de una contención normal, tal lo de la función de la simbolización ayuda a este proceso
como la que describió Bion que se da entre una madre nor- permite que el individuo se identifique con ciertos aspectos
mal y su bebé (Bion, 1962a; 1963). el objeto en vez de con su totalidad concreta.
Esta formulación ilustra el grado al que puede llegar una ¡Cuando la contención está más dada por una organización
34 John Sreiner ría de los refugios psíquicos 35
de objetos que por uno solo, es muy difícil que la identifica- a le resulte difícil llegar a él. En otros pacientes, se da
ción proyectiva pueda ser invertida. En estos casos no resulta tuación similar, no tanto por la falta de contacto, movi-
posible permitir que desaparezca ni uno solo de los objetos, ni 0/0 crecimiento, como por el hecho de que cualquier de-
hacer el duelo por él, y poder retirar las proyecciones que ha- lo que sí se lleve a cabo, lo invierten rápidamente, y a ve-
yan caído sobre él, porque ese objeto no funciona aislada- tal mente. Una vez que esto es reconocido, es posible a
mente, sino que mantiene unos vínculos muy poderosos con discernir que se dan movimientos de este tipo muy su-
los otros miembros de la organización. Estos vínculos a veces aun en los pacientes que se encuentran aparentemente
son mantenidos bajo formas despiadadas, con el fin principal estancados. Como cesaltado de ello es posible hacer una
de poder así mantener intacta a la organización entera. De he- ipción de lo que pasa en forma más detallada, lo que sig-
cho, los individuos que la componen, a menudo se vivencian A poder seguir al paciente cada vez que intenta, aunque
como unidos de forma inextricable, y el continente es consi- Je manera casi imperceptible, acercarse al anlista para es-
derado como formado por el grupo de objetos, que son trata- cer contacto con él, y aunque sea para volver a retraerse
dos como si fueran uno solo, es decir: la organización. vez más cuando vuelve a tener ansiedad. Cuando el pa-
Retirar la proyección de uno solo de estos objetos significa le empieza a emerger de la protección que le da la orga-
que la realidad debe ser encarada en una relación particular ción, el seguir teniéndola cerca, dispuesta a ofrecerle otra
con cada uno de ellos, y que debe entonces hacerse la dife- refugio y protección contra la ansiedad y el dolor, hace que
renciación entre lo que le pertenece al objeto y lo que perte- uelta a ella parezca que es la mejor opción que ceci
nece a este self para poder así separarse de la profección y de- y en algunas ocasiones la vivencia del contacto con el
volver su contenido a éste. Esto puede ser difícil aun en los ¡ra es tan temida que la retracción se hace de forma inme-
casos en los que las defensas actúan una por una; pero cuando fa. Sin embargo, cuando se detecta este breve momento de
las relaciones objetales forman parte de una organización com- facto emocional, y el analista lo puede interpretar, el pa-
pleja, su interrelación en ella hace que la dificultad sea ex- te puede a veces ganar cierto conocimiento del pánico que
trema. El paciente se siente entonces atrapado en una organi- ite-ante todo contacto; puede quizás sentirse también apo-
zación omnipotente de la que no hay escape alguno. Si el ¡O por su analista, y como resultado de esto incrementar en
analista reconoce esta omnipotencia, es probable que trate de ma gradual, la capacidad que tenga para tolerarlo.
enfrentarse a ella o de combartirla cara a cara, Este reconoci- Bl el paciente siente que el anlista comprende la naturaleza
miento, creo, ayuda tanto al analista como al paciente a vivir las ansi que tiene que enfrentar cada vez que empieza
con dicha omnipotencia, sin con ello caer en sus manos o en- imerger de su refugio, esto puede hacerle sentirse más apo-
frentarla de manera agresiva. Si puede ser reconocida como do, y alejarse algo más de la dependencia que tiene con la or-
uno de los hechos de a vida que forman parte de la realidad nización patológica de su identidad. Aquí debemos ver la di-
del mundo interno del paciente, entonces puede ser posible ir rencia importante que existe entre las ansiedades que se dan
gradualmente comprendiéndola mejor, y como resultado de ina posición esquizoparanoide descrita por Klein (1946, 1952)
ello reducir el poderío que ejerce sobre la personalidad. las que se dan en la posición depresiva. Las organizaciones pa-
He señalado de manera especial, cómo la organización pa- plógicas de la personalidad sirven al paciente para defenderse
tológica de la personalidad puede traer como consecuencia elos dos tipos de ansiedad (Steiner, 1979, 1987). Este punto
que el paciente quede instado en un análisis atascado, y que le vista sugiere que es importante, no sólo el describir los me-
pueda quedar tan escondido y fuera de todo contacto, que al Canismos mentales que operan en cualquier momento particu-
36 John Steiner oría de los refugios psíquicos 37
lar, sino también descubrir la función que están cumpliendo. Es bel uso del término «posición» puede llevar a confusio-
decir, que no se trata sólo de saber lo que está ocurriendo, sino causa de la conexión que se puede establecer entre ellas
también el por qué está ocurriendo, y en este caso, tratar de unas perturbaciones clínicas. Klein tuvo que repetir que
comprender qué es lo que el paciente teme que le pasaría si sa- bición esquizoparanoide no significaba que se tratara de
liera de dentro de su refugio. Si se presta atención a cada movi- psicosis paranoide, ni que la depresiva fuera una enfer-
miento diminuto que esté haciendo, el paciente puede registrar ldl depresiva. De la misma manera el término «posición
el «sabor» transitorio y tolerable, aunque sea por muy corto line» que he mencionado yo, no se refiere solamente a
tiempo, de la ansiedad que siente al salir de su refugio; y tam- ntes borderline, y aunque es verdad que los refugios psí-
bién el analista puede interpretarlo cuando se hace observable, $ se pueden ver claramente en los estados borderline,
lo cual le puede permitir identificar cuál es la defensa que hay ¡én es verdad que constituyen una característica promi-
que investigar. Algunos pacientes dependen de la organización E de pacientes psicóticos, y de otros, normales o neuróti-
para protegerse de estados primitivos de fragmentación y de per---- suando pasan por períodos de gran estrés. Klein misma
secución, por lo cual lo que temen es que, si se salieran de ela, Ó en alguna ocasión de una posición maníaca y de una po-
los estados de extrema ansiedad en los que caerían sobrepasaría h obsesiva (Klein, 1946) y estos estados defensivos más
su capacidad para tolerarlos. Otros han conseguido tener un mizados pueden tener, en efecto, características comunes
grado mayor de integración, pero son incapaces de tolerar el do- los refugios psíquicos. Pero es evidente que no sólo las dos
lor depresivo y la culpa que surge cuando va aumentando su ca- ciones básicas, sino también la posición borderline se dan
pacidad para ponerse en contacto con la realidad exterior y la ados los pacientes, y la noción de posición puede ayudar
interior. En cualquiera de los dos casos, la salida que hacen para alista a comprender dónde está ubicado su paciente en al-
establecer contacto con el analista, puede llevarles después a un momento determinado.
rápido retroceso hacia el refugio, para intentar volver a ganar el paciente puede hacer una retirada hacia una posición
equilibrio que habían antes obtenido en él. za donde queda bajo la protección de una organización
Melanie Klein (1952) describió las posiciones esquizopara- nó ca, partiendo de cualquiera de las dos posiciones bá-
noide y depresiva en términos de agrupaciones de defensas, y B. Este tema está elaborado más adelante en este libro,
de un conjunto de ansiedades y otras emociones. Cada una fue c e hago uso de un diagrama triangular equilibrado, para
caracterizada, además, por tener estructuras mentales típicas y rar que cuando el paciente emerge desde detrás del refu-
formas, típicas también, de establecer relaciones con los obje- puede encontrarse enfrentado con ansiedades provenien-
tos, sean éstos internos o externos. Las formaciones patológi- le cualquiera de las dos posiciones básicas.
cas pueden ser entendidas de manera más clara, justamente si
las relacionamos con estas dos posiciones, y, de hecho, los re-
fugios también pueden ser considerados como posiciones, cada . Refugio
uno con su grupo específico de ansiedades, su estructura de de- o (Posición borderline)
AGR
fensas, su forma típica de establecer relaciones de objeto y la
manera como éstas quedan estructuradas. Yo, por ello, me he
referido a ellas considerándolas como «posiciones borderline»,
pues se sitúan en el límite entre las dos posiciones básicas (Stei- Ición esquizoparanoide «———————*> Posición depresiva
ner, 1987; 19904). 4]
38 John Steiner liude los refugios psíquicos 39
Cuando el análisis se queda atascado, se puede discernir en Ista contradictorios o pueden estos verse como recon-
él muy poco movimiento o incluso ninguno, a causa del equi- ide diferentes maneras. En mi opinión, esta forma de
librio así logrado. El paciente se establece con firmeza en el re- tarse con la realidad ocupa un lugar central en las acti-
fugio protegido por la organización patológica, y sólo en muy erversas. Juega un lugar importante en las perversiones
raras ocasiones vuelve a salir de él, para ntarse con ansie- sen las que algunos «hechos de la vida», tales como las
dades de tipo depresivo o esquizoparanoide. En situaciones ¡clas que existen entre los sexos, y entre las diferentes ge-
menos estancadas que, naturalmente, se dan en pacientes que nes, son aceptadas y rechazadas en forma simultánea;
de todas maneras pueden estar muy enfermos o, incluso ser imbién puede ser aplicada en forma más general, a cual-
psicóticos, es posible ver más movimiento, y se dan variacio- tro aspecto de la realidad que sea difícil de aceptar. La
nes en las que las diversas ansiedades sí son enfrentadas por él, sobresalir predominantemente en la difícil tarea de en-
al menos en forma transitoria. En estos casos la pérdida del Irse con la realidad del envejecimiento y la muerte,
equilibrio puede dar lugar a ansiedades severas y a una inme- lO con: frecuencia, se toman posturas similarmente per-
diata retirada hacia el refugio; pero también se permite que el h La seudoaceptación perversa de la realidad, constituye
análisis siga su proceso. le los factores que hacen que sea tan atractivo el refugio
Un descubrimiento llamativo que se ha hecho en algunas quellos pacientes que pueden mantener un contacto con
organizaciones patológicas, es el de que los pacientes se pue- ilidad lo suficientemente fuerte como para parecer que
den adherir a ellas aun en los casos en los que se ha logrado normales», mientras que al mismo tiempo la evaden en
ya algún avance, y en los que no parecería necesario o conve- ¡pectos más dolorosos.
niente que tuvieran que recurrir a ellas. Es como si el enfermo Jtro aspecto de la perversión se ve cuando examinamos las
se hubiera acostumbrado a estar en ellas, e incluso se hubiera ¡ones de objeto que se establecen en la organización. Los
hecho adicto a las condiciones allí existentes, obteniendo, ade- los que unen sus partes son, con frecuencia, de carácter
más, una gratificación de tipo perverso con esta pertenencia. soquista, y constituyen un tipo de tiranía cruel en la
La parte del paciente que se mantiene en contacto con la rea- Os objetos, y el mismo paciente, están controlados y tira-
lidad es a veces seducida mediante sobornos y amenazas, y los de una manera despiadada. A veces el sadismo se ve
toda la organización se mantiene junta al crear vínculos per- mente; pero con frecuencia, la tiranía es idealizada y crea
versos entre los miembros que la componen. De hecho, estos el paciente una ligazón seductora, haciendo de él un
mecanismos perversos juegan un papel central en las organi- to a quien le presta a menudo una gratificación maso-
zaciones patológicas, particularmente al actuar como si fueran
un cemento que organiza y apuntala su inamovible estructura. Jólo tras un trabajo largo y doloroso puede el enfermo em-
Existe una manera especial de relacionarse con la realidad, Ar a sentir que tiene la capacidad como para decir «no» al
característica de los refugios, que juega un papel importante istre atractivo de la perversión, a medida que también se le
para evitar cualquier movimiento que pueda hacerse hacia la nen al alcance de la mano otras alternativas de ayuda. Puede
posición depresiva, de la cual depende necesariamente todo Onces sentirse menos atrapado por la organización y ser ca-
crecimiento. En su trabajo sobre el fetichismo, Freud (1927) E de pedir su protección sólo en los momentos en los que
describió la manera cómo el paciente adopta una postura tá bajo un estrés especial. A medida que decrecen sus pro-
desde la cual la realidad no es ni negada ni aceptada total- dades adictivas se puede ir liberando más y más, y enfren-
mente, de manera que puede mantener simultáneamente pun- se con la realidad psíquica.
40 John Steiner Ha de los refugios psíquicos 41
Cuando esto se hace posible, aunque sea parcialmente, el fi. Éste tiene que luchar para podérselas arreglar con en-
duelo por la pérdida le lleva a recuperar partes de su self y la ¿que están, por un lado fuera de todo contacto emo-
dependencia de la organización se va aflojando más aún. Sin yy al mismo tiempo, con un análisis que parece no es-
embargo, siempre permanece como una parte de su identidad idoa ninguna parte durante largos períodos de tiempo.
en la cual puede guarecerse cuando la realidad se le hace in- lista también se ve obligado a luchar contra su propia
tolerable. Si el paciente lo reconoce como lo que realmente es lación de ajustarse y hacer una alianza cómplice con la
—es decir, un área donde se permite tener relaciones perver- zación por una parte, y por otra, de retirarse él mismo
sas y un tipo de pensamiento perverso— puede aceptar que to de su propio refugio defensivo. Si es capaz de ir com-
necesita adoptar estos métodos de conducta ocasionalmente, llendo mejor algunos de estos procesos, será también ca-
pero sin idealizarlos. le reconocer la situación en la que se encuentra su en-
La protección del refugio es vista entonces como algo que ) y colocarse él mismo en situación de estar a su alcance
le ofrece un respiro temporal contra la ansiedad, pero no una $ momentos en que éste emerge del refugio, y así hacer
seguridad verdadera ni ninguna oportunidad para seguir”desa- ile el contacto con él.
rrollándose. Tal como ocurre con otros elementos del mundo
interno, puede ser vivenciada en forma más realista y el pa-
ciente vivir en términos aceptables con ella.
Este esquema preliminar que he hecho, será desarrollado
más ampliamente en los capítulos que siguen. El refugio psí-
quico puede ciertamente ser conceptualizado de maneras di-
ferentes. En primer lugar, puede ser visto en forma espacial,
como un área de iia: a la cual se retrae el paciente, en
do lugar, este área puede también ser vista como algo de-
pendiente del funcionamiento de una organización patológica
de la personalidad. La organización misma puede verse como
un sistema altamente estructurado de defensas, y también
como una red fuertemente organizada de relaciones objetales.
También podemos referirnos a los refugios, relacionándolos en
forma útil con las posiciones esquizoparanoide y depresiva, en-
tre las cuales ocupan una tercera posición en la que el paciente
se puede guarecer de las ansiedades que cada una de ellas le
provoca. Finalmente, la naturaleza perversa del refugio puede
considerarse desde el punto de vista de la relación que el pa-
ciente mantiene con la realidad por una parte, y de la forma
como mantiene relaciones de objeto de carácter sadomaso-
quista, por otra.
Los pacientes que se encuentran atrapados en los refugios
psíquicos presentan problemas técnicos formidables para el
CarfruLo 11
Refugios Psíquicos:
Una ilustración clínica!
sugiere que había funcionado de esta manera durante muchos que se iban dando en la sesión, y asociarlos con las
años. Poco antes de empezar su análisis se le había desmoro- es que traía a través de sus sueños y de otro material.
nado la organización defensiva que le había llevado a cons- sto nos permitía también tener alguna idea sobre la na-
truirlo, lo cual le trajo como consecuencia caer en estados de la de las ansiedades que sufría y que iban variando. Du-
ánico y de persecución, que fueron los que la impulsaron a mucho tiempo en el análisis, y en especial al principio
ee tratamiento. Una vez en análisis utilizó a éste y a su ismo, la ansiedad estaba asociada con sentimientos de
relación con el analista, para volver a crear otro refugio, cosa )y de fragmentación, de despersonalización y de perse-
que alivió su pánico, pero restableció su organización defen- in. Sin-embargo, más adelante, mostró indicios de que
siva rígida. ¡én:temía caer en un dolor de tipo depresivo. En esas oca-
Los silencios de la enferma parecían coincidir con los pe- y el refugio le servía para evitar tomar contacto con sen-
ríodos en los que se retiraba de todo contacto. Durante mu- ntosde culpa y pérdida, y otras ansiedades que están aso-
cho tiempo estaban idealizados y le servían como una forta- is con la posición depresiva.
leza desde la cual podía burlarse del análisis y denigfarlo. veces, sin embargo, daba la impresión de que también
Lograba, con éxito, proyectar dentro de mí el deseo de con- ¡ten y usaba el refugio por razones que no tenían que ver
tactar, y luego, se quedaba observándome y viendo la manera la búsqueda de protección contra la ansiedad y el dolor.
cómo luchaba yo con mi incertidumbre sobre cómo debería bía:a menudo un toque perverso en su interacción con-
yo reaccionar. Á mí me parecía que quedarme en silencio es- O, y entonces se hacía prominente su crueldad. También
taba mal, pero mis intentos por llegar a ella, por lo general, no laba una cualidad de tipo adictivo, como si al refugio lo
producían efecto alguno. Si yo tenía paciencia, podía de vez '1 para obtener de él gratificación, por lo cual, la enferma
en cuando llegar a hacer cierto contacto provisional y en oca- intenía en secreto cualquier progreso que hubiera hecho, y
siones seguir a la paciente, pero en cuanto algo iba mal se se- itificar así su adherencia a él.
paraba de mí en forma abrupta. La: paciente era a veces difícil de comprender; no era fácil
Aunque en estas retiradas parecía haber roto todo contacto zurarse de la naturaleza de su ansiedad, ni saber yo si es-
conmigo, una observación más minuciosa de lo ocurrido re- ba tra bajando bien o mal. Esto ocurría, especialmente, en los
velaba que se había establecido entre ambos una interacción lomentos en los que establecía contacto conmigo y luego se
de características diferentes, pero que de ninguna manera era tiraba de él en forma abrupta, como si hubiera sufrido un
menos intensa, Esta forma de contacto, patológica, consistía hock o hubiera sido dañada por mí.
en una intensa interacción sadomasoquista entre enferma y
analista, y era la característica con la que funcionaba en su re-
io. Aunque para ella misma era angustiosa en muchos sen-
tidos, e incluso persecutoria, le servía para protegerse y no ha-
cer un «contacto real» que la hiciera ponerse en contacto con La enferma era una mujer atractiva, recién casada, de una
su realidad psíquica. veintena de años, que había abandonado sus estudios univer-
Los sueños de la paciente y los relatos de su vida de fanta- ssitarios y que tendía a meterse dentro de sí misma, en cuyas
sía nos permitían obtener información sobre la naturaleza del “ocasiones se quedaba en cama y no hacía sino leer novelas sin
refugio donde se retiraba y nos revelaban la función protec- narar. De bebé, su familia se había escapado de un país en el
tora que le prestaba. En ocasiones era posible seguir los movi- “que había sufrido persecución política, pero ocasionalmente
46 John Steiner gio 'Psíquicos: Una ilustración clínica 47
podían volver a él para visitar a su abuela, y esas visitas y los iba entonces con un largo silencio o con un comentario
cruces de la frontera que debían hacer le llenaban de una an- ño: «No ha ocurrido nada» o «Esta va a ser otra sesión si-
siedad especial. losa». Alguna vez daba una explicación sobre esto y decía
Buscó tratamiento a causa de estos estados ansiosos que la ejemplo: «Elijo las cosas que podría contar y las que no, y
dejaban incapacitada, y que, al principio, asociaba con deci- lta que las que sí podría contar no vale la pena que las
siones importantes que debía tomar, tales como la de si que- nte.» Con mucha frecuencia sus palabras tomaban un tono
darse o no en Inglaterra, o dejar que su futuro marido se mu- burlao de tomadura de pelo, que acompañaba con una voz
a su piso cuando, por entonces, éste no tenía intención B parecía la de una niña resentida, cuando decía, por ejem-
de casarse con ella. También sentía ansiedad cada vez que se «Ayer:me sentí totalmente incomprendida, de manera que
metía en discusiones largas sobre temas existenciales, que ter- voy a decir nada hoy ¡eso es!». O si no, podía admitir, que
minaban llevándola a estados de pánico al darse cuenta de que lecía a sí misma: «No le muestres nada a menos que hayas
no veía que su vida tuviera ningún sentido. Entonces se ponía asado todo antes y él no pueda luego encontrar nada mal
a temblar, y sentía que todo lo que le rodeaba se iba alejando. “lo que a O: «No le digas nada a menos que estés se-
de ella hasta quedar muy distanciado, y ella misma se sentía ira de que le vas a ganar con tus argumentos.» El silencio po-
incapaz de establecer contacto con la gente, porque se inter- entonces convertirse en un juego en el que a veces era ella
ponía entre ellos una barrera de caracter difuso. Cuando su que empezaba la sesión, y otras en las que me obligaba a mí
marido accedió a casarse con ella, la ansiedad disminuyó, pero hacerlo; o si no, en las que apostaba para ver cuánto tiempo
reaparecía en forma esporádica como, por ejemplo, una vez ndría ella que esperar hasta que yo hablara. Durante los si-
que perdió un medallón que contenía un mechón de su pelo. hcios, con frecuencia pensaba que estaba tomando baños de
Además de esto, sufría del miedo específico de quedar enve- len una isla desierta, y confesaba que gozaba con estos jue-
nenada cuando comía alimentos envasados, los cuales estaba sy con las fantasías que les acompañaban. El estado de
segura de que habían sido contaminados. Aún cuando se sen- limo más prominente era el de una indiferencia sonriente,
tía libre de estos ataques de ansiedad, estaba siempre preocu- la especie de tranquilidad y una falta juguetona de preocu-
pada con la polución y el envenenamiento ambiental, y soñaba ción, ya que las dificultades que se producían en el análisis
cosas terroríficas, como, por ejemplo, que la radiactividad pro- incluso en la realidad de la vida cotidiana, constituían un
ducía una especie de muerte en vida y que las personas se con- roblema que sólo yo tenía que resolver. Esto a veces me ha-
vertían en autómatas. Sentíaper a fascinación por lo A sentir que me estaba explotando, como si yo mismo me hi-
mortuorio y por lo árido, que asociba con una preocupación lera cómplice de la idea de que era yo el que debería preocu-
ps el desierto del Sahara que había visitado, y al que planea- rr e por su análisis más de lo que ella lo hacía. En otras
a volver cuando hubiera terminado su tratamiento. casiones me provocaba como para que le interpretara con
Mo crítico su falta de preocupación, como tratando de per-
wadirla de que tendría ella que preocuparse más, ya que yo
Conducta durante las sesiones ho estaba dispuesto a tomar toda la responsabilidad.
Pero al mismo tiempo, se daba en el análisis un tono de má-
Una de las características centrales de su análisis era el ser ima seriedad, ya que muy raramente llegaba tarde y casi
una paciente silenciosa: con frecuencia se quedaba callada du- hinca perdió una sesión. En una ocasión en la que yo había
rante la mayor parte de la sesión, durante meses y meses. Em- itido que el silencio se prolongara más tiempo que el
48
John Steiner W Psíquicos: Una ilustración clínica 49
acostumbrado, empezó a llorar en silencio, y cuando le pre- amor al desierto, por lo que era importante para ella
gunté que en qué estaba pensando, me contó la historia trá- ler cómo arreglárselas en condiciones en las que apenas
gica de una muchacha que había tomado una sobredosis de de sobrevivir.
algo y que terminó muriéndose, al no haber venido nadie en leces parecía que el refugio se le derrumbaba, y entonces
su ada hasta que ya fue demasiado tarde. luna ansiedad que tomaba la forma de pánico. Esto fue
Tendida en el diván, la paciente solía mover las manos en e le había pasado antes de empezar su análisis, y explica
forma inquieta y sin cesar. Se escarbaba las uñas de una forma ¡én la rápida mejoría inicial que experimentó cuando vol-
espasmódica e irritante, sacaba los hilos de una venda que lle- ponerlo en pie, usando ahora al tratamiento y al analista
vaba, o de su ropa, o jugaba con las mangas o con los boto- lO'si fueran parte de la organización defensiva. La mayoría
nes de sus trajes. Durante un tiempo le resultó difícil contro- ls veces, el pánico parecía referirse al temor a desintegrarse
larse para no picotear el papel de la pared que estaba al lado miedo paranoide de ser envenenada. Más adelante, como
del diván, en el cual había un pequeño pedazo levantado y del. mos, el refugio fue utilizado para protegerse también de
que ella deseaba tirar. Con mayor frecuencia lo que hacía éra Himientos depresivos.
jugar con su pelo, que llevaba largo, cogiendo un mechón del po
que tiraba como si lo estuviera ordeñando, o eligiendo pelos
sueltos con los que hacía dibujos enrrollándolos y dejándolos iterial de una sesión
luego sueltos otra vez. Esto me recordaba a mí lo que dijo
Freud en el caso de Dora: «Ningún mortal puede mantener Empezó la sesión, cuando llevaba unos dos años de análi-
un secreto. Si sus labios permanecen silenciosos, charla con la hurgando en su bolso para buscar un cheque que al fin me
punta de los dedos» (19052). Pero en la mayoría de los casos, rtregó, y que vi que había llenado mal, por haberse olvidado
yo no podía comprender los factores que se daban tras sus si- le poner en él la cantidad en cifras. :
lencios, ni el significado del movimiento de sus manos. Entonces, y sólo tras un breve silencio, me contó un sueño
Ella misma decía que tenía una gran cantidad de pensa- vel que había invitado a comer a una pareja joven, y se dio
mientos que no podía hilvanar, lo cual sugería que existía una lienta de que se le había terminado algo, probablemente el
fragmentación en sus pensamientos. Sin embargo, también re- ino o la comida. Su marido y sus amigos salieron entonces a
sultaba claro que le estaba pasando algo activo, provocador y uscar lo que faltaba, mientras ella se quedaba en casa espe-
placentero. La atmósfera que se creaba en general era, durante indo. Cuando volvieron, trajeron a la mujer en una camilla
largos períodos, de falta de vida y de aridez, en los que no se y le explicaron que la habían cortado en dos, a la altura de la
podía discernir desarrollo alguno. Cintura, y ya no tenía la parte inferior de su cuerpo. La mujer
Fundándonos en su historial y en la descripción de su con- no estaba preocupada, sino que sonrió, y más tarde se marchó
ducta general, resulta posible hacer la hipótesis de que la pa- utilizando muletas. La paciente le pidió a su marido que le en-
ciente se metía en un refugio que la protegía de tomar con- 'señara el lugar donde todo había ocurrido, cosa que éste hizo,
tacto con la realidad, y que éste estaba representado por la explicándole cómo la había atropellado un coche desde atrás
imagen de una isla desierta en la que podía tomar baños de y la había cortado en dos pedazos.
sol y dejar en mí la responsabilidad del análisis. El sentimiento Fue un alivio para mí que me contara un sueño en vez de pet-
de aridez y de falta de vida asociado con este estado, quedaba - manecer en silencio, y le interpreté que el sueño mismo podía
bien representado por la preocupación que tenía por la arena representar traer alimento para el análisis, como si se diera cuenta
50 John Steiner glos Psíquicos: Una ilustración clínica 51
de que se nos había terminado el material con el que seguir tra- muy llamativa, tanto como la que experimentó la mujer
pa ne del ce había sido atacada violentamente jueño. Ésta había salido fuera de la casa para establecer un
cuando fue a buscar comida y le sugerí que podía temer que tacto con el exterior y poder adquirir provisiones, lo cual
similar le pasara a ella si traía material para su análisis, pop icaba que admitía carecer de algo, y que deseaba algo tanto
quizás ahora tenía menos miedo y podía expresar el deseo de sí misma como para sus invitados. Pero las cosas fueron
comprender sus temores, representados en el sueño por el pedido | y entonces volvió a meterse en un estado de ánimo en el
a su marido de que le explicara cómo había ocurrido el accidente, nestaba dividida en dos, igual que la mujer del sueño. En
La paciente me escuchaba atentamente y asentía con la ca- interpretaciones, entonces, asocié la manera en la que se
beza, como si comprendiera lo que yo le quería decir, lo cual bla separado de los sentimientos que había tenido en la se-
me llevó a seguir hablando después de un rato, tratando de unir in, convirtiéndose en la mujer indiferente y sonriente del
el sueño con la vivencia que tuvo al empezar la sesión mientras ño, que no se preocupaba por lo que le había pasado al ha-
buscaba el cheque. Le sugerí también que podía estar teniendo rsido cortada en dos.
sentimientos divididos sobre el hecho de pagarme, ya que me También: me hacía la paciente la insinuación de que yo es-
había traído el cheque, pero lo había tenido que buscar en su ba más preocupado por mi cheque que por sus propias ne-
bolso y finalmente, lo había llenado de forma incompleta. idades, de modo que por eso cogió rápidamente su pluma
En este momento se operó un cambio brusco en el humor mo si tuviera que satisfacer mi voracidad. Esto me llevó a
de la paciente que empezó a hablarme con tono impertinente idar sobre mí mismo y me hizo sentir que, en efecto, le ha-
Y me dijo que podía arreglarlo de forma inmediata ya que ha- la fallado, dejando de ser alguien que comprendía el miedo
ía traído su pluma, y que no quería que yo pudiera tener en le tenía de ser atacada y convirtiéndome en alguien que le
mi posesión que pudiera usar como evidencia en contra icaba a ella, al señalarle su preocupación por el cheque.
de ella. Yo sentí que la enferma había cortado abruptamente imbién podría ser posible que ella, inconscientemente, hu-
todo contacto conmigo. Ahora parecía sentir que yo la había era manejado las cosas de manera tal que yo pudiera, por
descubierto y le estaba montando un escándalo, usando el la parte, establecer contacto con ella al interpretarle el sueño;
error que había cometido con su cheque para presionarla y Bro al mismo tiempo «estropear» este contacto al aparecer
para que tuviera que admitir que sentía ambivalencia al ha- nte ella como alguien que la critica por su error. Este resul-
blarme de sus sentimientos. El error del cual no había tomado do era justamente el descrito en el sueño, es decir: que su
conciencia, le hizo sentir que había perdido el control de taque estaba dirigido contra la relación establecida conmigo
forma peligrosa, por lo que tenía que atacar al estado de ánimo contra cualquier parte de sí misma que deseara cooperar con
de cooperación anterior y corregir el error lo antes posible, Sin l'trabajo analítico, trayéndome un material con el que admi-
embargo el estado de ánimo de la primera parte de la sesión, la sentir ambivalencia y trataba de comprenderla.
sí le había dado la sensación de contactar conmigo y creo que | principio resultó claro el interés de la paciente por el aná-
representaba, realmente, un intento de salir fuera de la pro- isis del sueño y por comprender cuál era su estado de ánimo,
En el caso que tratamos ahora, el refugio ofrecía a la en- tal podía llamar una isla desierta, donde podía tomar ba-
ferma un espacio idealizado que la protegía de situaciones te- ¡de sol libre de toda preocupación. Yo creo que ella tenía
rroríficas que ocurrían a su alrededor; pero también parecían y de insight sobre la manera como creaba estos estados de
proporcionarle otras fuentes de gratificación. El matiz per- no, y sobre el que la seguridad que encontraba en ellos era
verso que demostraba tener, estaba conectado con la aparente oria, mientras que el estado mortuorio y la aridez que tam-
falta de preocupación que sentía y el evidente placer que le in creaban, eran reales y la dejaban terriblemente incapaci-
otorgaba la autosuficiencia. En contraste con esto, yo me sen- la. Por:esto también tenía un deseo verdadero de realizar al-
tía extremadamente incómodo, al pedírseme que me hiciera Ni progreso en su análisis, y de encontrar dentro de sí misma
cargo de toda la preocupación por los problemas, aunque al pacidades creativas que pudieran llevarla a desarrollarse pro-
mismo tiempo, debido a la experiencia que había ganado con bionalmente y a satisfacer el deseo, oculto durante toda su
la enferma, sabía que cualquier cosa que yo pudiera hacer le ay de tener hijos.
resultaría insatisfactoria. Si no hubiera telefoneado a la pa- ¿Estos avances, sin embargo, dependían de la capacidad que
ciente, tengo la impresión de que ésta no hubiese sido capaz” iviera para aguantar los ataques destructivos que general-
de acercarse a mí, y entonces podría haberse quedado ausente ente le surgían cuando se aproximaba a la posición depre-
durante mucho tiempo, o incluso hubiera interrumpido el tra- va, y tomaba conciencia de la necesidad que tenía de sus ob-
tamiento. Por otro lado, también sentí que llamarla por telé- letos y de sentir impulsos reparatorios hacia ellos. De hecho,
fono constituía un error terrible de técnica, y tuve la sensación radualmente se fue haciendo notorio este progreso: se que-
inquietante de estar haciendo algo inadecuado, como si la es- aba en silencio con menor frecuencia y se distanciaba menos
tuviera seduciendo y también permitiendo que fuera ella la ¡medida que se iba dando cuenta de que podía sentirse se-
que me seducía a mí, haciéndola sentir que volvía al análisis lucida para volver a meterse dentro de sí misma cada vez que
para mi propio beneficio y obedeciendo órdenes. Es intere- y realidad se le hacía algo difícil. Eventualmente terminó por
sante observar que a veces son los errores del analista los que btener su título de estudios de arte, y pasó, con éxito, la
son explotados posteriormente para justificar que el paciente prueba para la obtención del carnet de conducir. También se
vuelva a su refugio. En el caso presente, la paciente podía po- pudo poner en mayor contacto con su marido y con sus pa-
ner como excusa que mi fracaso al no devolver su llamada te- dres, a los que fue capaz de invitar e incluso apreciar, y, final-
lefónica significaba que yo le había fallado, y que por ello tam- mente, pudo quedarse embarazada. Había tenido muchas ga-
bién estaba justificado el volverse ella a meter en la cama con nas de tener un bebé, pero el embarazo reactivó muchas
sus novelas, lugar que, una vez más, podía idealizar diciendo ansiedades de carácter primitivo, volviendo a aparecer su pro-
que era un sitio seguro y cálido. Todo esto hace que el ana- pensión a retirarse dentro de sí. Interrumpió su análisis al poco
lista, por su parte, se pueda convertir en el estímulo que lleve tien po, en parte por razones prácticas, pero volvió a mí unos
al paciente a gozar de un triunfo de tipo perverso. “tres años más tarde. Entonces me dijo que tenía dos hijos y
La importancia que tiene el elemento perverso será exami- que, aunque tenía muchas dificultades con ellos, se las estaba
nado con detalle en los capítulos VIII y IX, pero también arreglando razonablemente bien. Estaba otra vez embarazada
puede ser detectado en gran parte del material de este capítulo y deseaba hablar conmigo sobre si abortar o no. Creo que a
y de otros. Era éste un factor que formaba parte del silencio 'mí me veía como a alguien que continuaba estando al alcance
de la enferma, y que estaba asociado en su mente, con el me- de su mano en los momentos en los que necesitaba tomar al-
terse en un refugio consistente en un estado mental idealizado, gún contacto emocional, y que yo representaba a una persona
58
John Steiner
cuando sale de su refugio psíquico, viéndolas desde el punto ciones de objeto que se dan en conjunto, con ansiedades
de vista de las ansiedades con las que se tiene que enfrentar insas características» (Joseph, 1983).
al hacerlo. Éstas pueden ser clasificadas de diversas formas,
pero quizá la más útil sea la que se basa en la distinción que
Melanie Klein hizo entre dos grupos de ansiedades y defen- bsición esquizoparanoide
sas a las que llamó posiciones esquizoparanoide y depresiva.
Por ello, primero describiré brevemente sus ideas, y después 1 la posición esquizoparanoide (Klein 1946; Segal, 1964)
expondré que hay ciertos trabajos más recientes que nos per- "inmaduro se siente amenazado por ansiedades de natu-
miten pulir estos conceptos y subdividir cada posición. Esta primitiva, que le llevan a poner en marcha defensas, pri-
división permite ver una continuidad en los estados menta- ivas también. Klein pensaba que el individuo se siente
les que se van sucediendo en cada una, pues cada uno de ellos inazado por fuentes de destructividad que actúan desde
mantiene un equilibrio con su vecino. De esta manera, po- tro de él, basadas en el instinto de muerte, y que entonces
demos describir mejor las situaciones que son más propen- proyecta en el objeto, creando así el prototipo de una rela-
sas para llevar a los pacientes a retirarse dentro de un refu- a objetal hostil. El bebé odia y teme el odio de este objeto
gio psíquico. lo, y como resultado se desarrolla una situación persecuto-
¡ En forma paralela, proyecta también las fuentes primitivas
lámor basadas en el instinto de vida, y esto crea el proto-
Las dos posiciones básicas bo de una relación de objeto amorosa. En la posición esqui-
paranoide, estas dos formas de relación de objeto se man-
Quizá la diferencia más significativa que existe entre las dos men todo lo separadas que sea posible, cosa que se consigue
posiciones básicas es la dimensión de la integración a la que se ediante una disociación del objeto, el cual es visto, enton-
llega en cada una de ellas, y la creciente sensación de plenitud | como excesivamente bueno o extremadamente malo. En
que siente el paciente en el se/fy en las relaciones objetales a me- A posición tienden a alternar los estados de persecución con
dida que avanza desde la esquizoparanoide a la jo Al tros de idealización, pero cuando uno de ellos está presente,
mismo tiempo se va dando otro cambio: de estar mayoritaria- otro no suele estar muy lejos, aunque esté totalmente diso-
mente preocupado por la sobrevivencia del se/f y a medida que lado y proyectado. Junto a esta disociación del objeto se hace
se va llegando al reconocimiento de que se depende del objeto, imbién una en el self y también el selfmalo se separa lo más
va surgiendo la consecuente preocupación por el estado en el osible del bueno. 037
que este objeto se pueda encontrar. En realidad, las dos posi- En la posición esquizoparanoide las defensas rincipales
ciones pueden darse y diferenciarse en casi cualquier dimensión on la disociación, la identificación proyectiva y la idealiza-
de la vida mental, en particular en términos de las ansiedades sión; la estructura del Yo refleja la disociación hecha en el self
características de cada una de ellas, de sus defensas, de sus es- que queda dividido en uno malo y en uno bueno y que se
tructuras mentales y de los tipos de relación de objeto que es- bone en relación con objetos también buenos o malos, pues
tablecen. Y también pueden ser distinguidas por una variedad las relaciones de objeto también quedan disociadas. El Yo está
de otras características, tales como las formas que asume el pen- in egrado pobremente, de manera que no existe el recuerdo
sar, el sentir o el fantasear. Cada una puede ser vista como el ín- del objeto bueno cuando se pierde a éste. Es más: su pérdida
dice de una «actitud mental, de una constelación de fantasías y es vivenciada como la presencia de un objeto malo y las si-
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Nición esquizoparanoide y la depresiva 63
John Steiner
tuaciones idealizadas quedan reemplazadas por otras de ca- n posibles cuando el pensar no tiene que permanecer por
rácter persecutorio. De forma similar, en la dimensión espa- tiempo bajo una forma concreta,
cial, el selfy los objetos son vividos como si estuvieran for- . J
mados por partes del cuerpo tales como el pecho, la cara o las
.
manos, sin estar éstas integradas como para formar una per- librio: P/EP <> P/D
sona total.
Las defensas esquizoparanoides ejercen también un efecto lunque la posición esquizoparanoide es anterior a la de-
poderoso sobre el proceso del pensar y sobre la formación de iva, y es más primriva desde el punto de vista del desarro-
los símbolos, La identificación proyectiva lleva a una confu- Klein prefirió utilizar el término «posición» en lugar del
sión entre lo que es el selfy lo que es el objeto, lo cual trae mino «estadio de desarrollo» que había usado Freud, por-
como resultado que se haga también una confusión entre el sí ponía más énfasis en la relación dinámica que se da en-
símbolo y la cosa simbolizada (Segal, 1957). El pensamiento as os (Klein, 1935; Joseph, 1983; Segal, 1983). Entre las
concreto que surge así, daña el proceso de la simbotización, posiciones se da un movimiento continuo, de manera tal
lo cual produce un incremento de ansiedad y de rigidez en la ninguna de ellas llega a dominar nunca sobre la otra en
persona. ima completa o permanente. Es más: son estas fluctuacio-
$ las que tratamos de seguir en nuestro trabajo clínico,
indo observamos ciertos períodos de integración que llevan
La posición depresiva E posición depresiva, y otros de desintegración y fragmen-
ión: que conducen a un estado esquizoparanoide, Estas fluc-
La posición depresiva (Klein, 1935, 1940; Segal, 1964) re- ciones pueden darse durante períodos de meses y de años
presenta un avance importante del desarrollo en el cual se em- l el transcurso de un psicoanálisis, pero pueden también
pieza a reconocer al obje total, y en el que se dirigen, con- se cuando hacemos el fino escrutinio de una sola sesión, y
tra el objeto primario, sentimientos de carácter ambivalente, mos las modificaciones que se van haciendo de momento a
El bebé llega a poder reconocer que el pecho que le frustra es lomento. Si el paciente progresa en forma significativa, se
el mismo que el que le gratifica, y el resultado de esta inte- ede observar en él una modificación que le va llevando ha-
gración es, que a medida que pasa el tiempo, puede llegar a a la posición depresiva, pero si se deteriora, vemos en él la
tener la vivencia de lo que es la ambivalencia: es decir, senti- elta Hacia el modo de funcionar esquizoparanoide, tal como
mientos de amor y de odio hacia el mismo objeto. Estos cam- rre en los casos de las reacciones terapéuticas negativas. Es-
bios traen como resultado una mayor capacidad para integrar is observaciones llevaron a Bion (1963) a sugerir que las dos
otras experiencias, y modifica la preocupación primitiva por la bsiciones establecían un equilibrio entre sí, algo parecido a
sobrevivencia del propio se/f la cual, ahora, se convierte en una n equilibrio químico, boro que introdujo un estilo de no-
preocupación por el objeto del que depende el individuo. Esto ción química: P/EP <> P/D. Esta manera de represen-
trae como resultado la emergencia de sentimientos de pérdida itlo pone el énfasis en la cualidad dinámica de dicho equili-
y de culpa, los cuales permiten la posibilidad de vivenciar si- fio, y enfoca nuestra atención sobre los factores responsables
Mos! . . .
tuaciones a las que llamamos de duelo. También se dan, como e que los cambios se hagan en una o en otra dirección.
consecuencia de esta integración, el desarrollo de la función ¡El refugio añade una tercera posición a este diagrama bá-
simbólica y la emergencia de capacidades reparatorias, que se ico de equilibrio, y nos permite seguir las modificaciones de
64 John Steiner c ión hresquizoparanoide y la depresiva 65
la dirección que se dan entre las dos posiciones, y además de descripción del contraste que existe entre las dos posi-
las que se dan entre cada una de ellas y el refugio mismo. Aun- Les de una claridad y simplicidad impresionantes, y ha
que puede verse claramente que el refugio es bien diferente de do ser enormemente útil. En la práctica clínica, sin em-
las des posiciones básicas, sin embargo funciona en relación y descubrimos defensas que se dan de manera más com-
con ellas, como si fuera también una posición. Al igual que la y una creciente y más profunda comprensión de los me-
posición esquizoparanoide y la depresiva, puede ser visto como mos mentales, nos ha llevado a hacer distinciones entre
una agrupación de ansiedades, defensas y relaciones de objeto, es niveles de organización que se dan, tanto en la po-
pero su estructura se caracteriza por la rigidez que las organi- squizoparanoide como en la depresiva.
zaciones patológicas dan a la personalidad. La propia Klein
(1935, 1940) pensó durante un tiempo en la existencia de
otras posiciones y describió una posición maníaca y una posi- renciaciones dentro de la posición
ción obsesiva, que funcionaban como organizaciones defensi- uizoparanoide
vas. La similitud que existe entre el refugio y la posición, ayuda
al analista a recordar la manera como el estado de ánimo del isquemáticamente, es posible dividir a la posición esquizo-
paciente puede cambiar de rumbo, cosa que, a veces, hace si-
guiendo la dirección de la base del triángulo con el que Bion
noide en una fase que representa la entación pato-
ica que Bion ha descrito (1957), y otra más parecida a la
describió el equilibrio EP-D, y en otras ocasiones, volviéndose rita originaria mente por Klein (Segal, 1964), en la cual
otra vez a meter en el refugio, si las ansiedades que encuentra domina una disociación normal. También podemos consi-
en cualquiera de las dos posiciones básicas se hacen excesivas. K, que estas dos subdivisiones de la posición esquizopara-
Refugio ide mantienen entre sí el siguiente equilibrio:
Yo» (Freud, 1917). Los intentos de poseer y de preservar al ob- objetos buenos internalizados, y al mismo tiempo toma con-
jeto bueno, forman parte de la posición depresiva y conducen ciencia de su propia incapacidad para protegerlos y preservarlos
a volver a recurrir a la disociación, ahora con la finalidad de contra los objetos persecutorios internalizaos del . Desde el
impedir la pérdida de ese objeto protegiéndole de todo ataque. punto de vista psicológico, esta ansiedad está justificada.
El fin, pues, que se persigue en esta fase es negar la realidad
de la pérdida del objeto, estado de ánimo éste que se asemeja os procesos suponen la emergencia de intensos conflic-
al que padece una persona que ha tenido una pérdida y está ue dp los que rocianós con el trabajo del duelo y que
en los primeros estadios del proceso de duelo por ella. Este lucen ansiedad y dolor mental.
proceso constituye un estadio normal por el que hay que pa- á posición depresiva, puede por ello ser vista como una en
sar, y el que hay que elaborar antes de que se pueda vivenciar 1e se dan diferentes estadios, en particular en relación con
la totalidad de la realidad de la pérdida. estión de si la pérdida produce miedo y es negada, o si se
Un mecanismo importante utilizado en esta negación, es el fa conciencia de ella, lo cual es lo que permite la elabora-
de hacer un tipo de identificación proyectiva que conduce a la i del duelo. He usado esta distinción para dividirla en una
posesión del objeto mediante la identificación con él. El mismo E de miedo por la pérdida del objeto y una en la que se ví-
Freud (1941) sugirió que la idea de «tener un objeto» es poste- ncia la pérdida del mismo, y la he expresado de la siguiente
rior a una más primitiva, que es la de «ser el objeto». Escribió: nera:
2
había
Sn E perdido
o ahora la convicción de que su propia¡ muerte liera: obtener un sitio en la facultad de Medicina, si no en
* país, en otro en el extranjero.
Podemos ver así, que la capacidad para tomar conciencia de Repetidamente pude asociar su necesidad de ser médico
la realidad de la pérdida, que lleva a difieonciar al self del ob- a la convicción que tenía de contener a un objeto mori-
jeto, es el quae de mayor importancia que determina que el ado en su mundo interno, al cual creía que debía curar y
proceso del duelo pueda o no ser llevado a una conclusión nor- Eservar, y sin poder aceptar la imposibilidad de hacerlo.
mal. Es un proceso que supone el poder renunciar al control to. él no podía reconocer que esta tarea era imposible y que
sobre el objeto, lo que supone detener la finalidad anterior de taba más allá de sus posibilidades, de manera que no podía
poseerlo y de negar la realidad, seguir viviendo su vida, ni dejar morir a su objeto. Tenía
_ En la fantasía inconsciente esto significa que el individuo temor enorme de no poder arreglárselas cuando sus padres
tiene que enfrentar su impotencia para protegerlo y en la rea- urieran, así como también temía a su propio envejeci-
lidad psíquica esto incluye también el darse cuenta del desas- liento y muerte. De alguna manera estaba convencido de
tre creado por su sadismo, y tomar conciencia de que su amor Ine si pudiera ser médico, podría quedar inmune ante toda
y sus deseos reparatorios han sido insuficientes como para pre- nfermedad.
servarlo, por lo cual debe permitírsele morir, con la conse- “Aslos catorce años de edad su abuela cayó en una terrible en-
cuente desolación, desesperación y culpa que ello supone. Es- "medad incurable, que la llevó a una parálisis gradual y lenta
tos procesos producen un dolor mental y un conflicto m que le duró hasta que murió. Mi paciente no pudo colon el
intensos, pero son los que permiten resolver la función elabo- presenciar ese proceso, y en especial ver cómo su abuelo cui-
rativa del duelo. daba a su mujer con mucho amor. Cuando el médico dio no-
ticia de su muerte a la familia, el paciente salió corriendo de la
¡casa presa del pánico. Durante años, había yo oído las diversas
Paciente C. encias que hacía sobre esta trágica experiencia, y un día le
rpreté que su deseo de ser médico constituía un deseo om-
Mencionaré ahora, brevemente, el caso de otro paciente que nipotente de anular esta muerte, y que aun ahora creía que po-
había hecho un análisis muy largo y muy citacioniario dei día mantener viva a su abuela, cosa que hacía dentro de sí me-
nado por la convicción de que era de importancia imperativa diante la fantasía de que, siendo médico, la podría curar. Por
para él el ser médico. En la realidad exterior no fue capaz de 'un momento pudo seguirme y pareció haber sido tocado por
ingresar en la facultad de Medicina, y luego, tras hacer varios "mis palabras, pero pocos minutos después me explicó que su
intentos para estudiar para dentista, tuvo que contentarse con “deseo de ser médico no le había surgido entonces, sino años
conseguir un trabajo como administrador de un hospital, aun- antes, cuando él tenía cinco, y le habían extirpado las amigda-
que odiaba esta tarea. Dedicaba sesión tras sesión al tema de las. Describió entonces el pánico que sintió cuando le pusieron
que su vida estaba malgastada y a hablar de la remotísima po- la mascarilla de la anestesia, y no me cabe duda de que tuvo el
sibilidad de que, mediante el ingreso en una escuela clara, temor de que se iba a morir. El deseo de ser médico estaba en-
“tonces conectado con el de preservar su propia vida tanto como
? Esta descripción es Sia ente conmovedora porque Melanie Klei la de sus objetos, y los dos deseos estaban unidos de manera
cribió este artículo poco después de haber perdido 2d copio hijo ¿be ole tan estrecha, que no podía creer que pudiera sobrevivir si éstos
un accidente al escalar una montaña, y parece claro murieran. La tarea del duelo no podía seguir adelante, pues la
trabajo, era realmente ella (Grosskurth, 1986). PRE
78 John Steiner
posición esquizoparanoide y la depresiva 79
idea de renunciar a su ambición por hacerse médico, era equi-
valente a renunciar a su deseo de vivir. tos se levantó y empezó a andar por la habitación, mirando
Este paciente parecía estar atascado en la primera fase de la elibros y los cuadros que había, hasta que se detuvo ante
posición depresiva, y la organización patológica de su perso- cuadro que representaba a dos hombres jugando a las car-
nalidad funcionaba, predominantemente, como una defensa by dijo: «¿A qué juego piensa Ud. que ro esos
contra las pérdidas. Tenía con ella la convicción de que siendo is hombres?» Yo le interpreté que sentía que él y yo estába-
médico, no sólo podría evitar que sus objetos cayeran enfer- os jugando a un juego, y que quería saber de qué se trataba.
mos y se murieran, sino que también evitaría esto para
sí tonces se relajó un poco y se volvió a sentar. Me dijo que
mismo. Debido a la forma concreta que tomaba su identifica- tela que yo estaba adoptando con él la técnica que me habían
ción, no podía pensar que dejando que sus objetos murieran mpuesto en la Clínica Tavistock y que yo esperaba de él que
pudiera él sobrevivir. Esto fue, en cambio, lo que la señora A ambién la siguiera. Le interpreté que me veía como a algún
sí pudo conseguir mi curso de su duelo, y con ello pudo ipo de robot, que hacía mecánicamente lo que me decían que
instormar su situación, permitiéndose ir desde la fase hiciera, cosa con la que estuvo de acuerdo conmigo.
miedo a la pérdid hastaala de la vivenc de la pérdida
ia . Mi e Cuando le pedí que me relatara un sueño, me contó uno
ciente, en cambio, no pudo llevar a cabo esta transformación que había tenido a los quince años, y que se le había quedado
y, como consecuencia de ello, fue incapaz de elaborar sus due- fijado en forma muy vívida. En él, estaba en una ciudad que
los y proceder a la segunda fase de la posición depresiva. había quedado completamente destruida. A su alrededor ha-
bía basura, escombros y metales retorcidos, pero también ha-
bía pequeños charcos de agua en los que se reflejaba un arco
Paciente D, iris de colores brillantes.
Le interpreté que sentía algo como triunfo cuando me po-
Con otros pacientes, aun en los primeros contacto - ¡día destruir y hacerme parecer como un robot, lo cual, para él
tablecemos con ellos, se hace apart en seguida, ed “gra como si yo fuera solamente un metal retorcido, carente de
dencia de que tienen capacidad para enfrentarse con la viven- “nada humano. Él admitió entonces que el ambiente que ha-
cia de las pérdidas. Éste parecía ser el caso de un estudiante 'bía en el sueño era de éxtasis, y entonces le sugerí que los sen-
que me había mandado, para que le hiciera una psicoterapia, timientos de triunfo y de exaltación constituían una manera
un psiquiatra que le había internado en un hospital previa- ¡de negar otros de desesperación y destrucción. Con esto se re-
mente, debido a que sufría una depresión y tenía pensamien- lajó de manera perceptible, y tras un poco más de trabajo pu-
tos suicidas. Poco a poco fue mejorando y pudo volver a su dimos unir la catástrofe del sueño con una ocasión en la que
casa, pero aún no había decidido si volver o no a sus estudios. él tenía quince años, y en la que, al volver del colegio, le dije-
Vino a mi consulta con una ansiedad que era obvia, pero
que,
ron que sus padres se iban a separar.
a los pocos minutos, se convirtió en una furia extrema, quizá Este paciente tenía conciencia de su inhabilidad para pre-
debido a que hasta ese momento, yo me había mantenido en servar sus objetos, y a causa de ello, su mundo interno estaba
silencio, Cuando le pregunté si quería empezar a hablar, hizo dominado por la desolación y la desesperanza, y poblado por
una mueca y dijo secamente: «¡No!» Al principio me pareció objetos dañados y destruidos que le daban la desolada apa-
que era del todo psicótico, ya que le temblaban los labios con riencia de una ciudad destruida. Esto le llenaba de tanta de-
la ira y tenía mucha dificultad para controlarse. Tras unos mi- sesperación y culpa que le era imposible soportarlas, por lo
cual la organización que puso en marcha usaba mecanismos
—==
81
| l 20 John Steiner
maníacos y otras defensas que le protegían de estos senti- tación patológica. Pero a medida que el desarrollo sigue
_———_—_—_—
| mientos. Á pesar de todo, al ser contenidos en la entrevista lrso pueden enfrentarse con otras ansiedades menos te-
pudo establecer contacto con la depresión y con el analista. ficas, aunque sientan que el refugio les sea necesario, de
En el segundo capítulo he desarrollado la idea de que existe s formas, cada vez que el dolor mental toma característi-
un continuum entre la posición esquizoparanoide y la depre- intolerables asociadas con el temor a la pérdida, y tengan
siva, que incluye ciertas subdivisiones en cada una, y que po- enfrentarse con él.
demos ilustrar con un diagrama que muestra el equilibrio
ÁÑ—————————__——
=
Refugio Psíquico
ATA OSA
>
objeto objeto
Este tipo de diagrama tiene como finalidad ayudar a pen-
sar en el paciente, pero no ser usado como instrumento du-
AZ =——_——
CarfruLo IV
Revisión: Relaciones de bl
=
' de la empata
===
jos ante-
¿En este capítulo se revisarán algunos de los traba
iza-
lores que se refieren a los refugios psíquicos y a las organ ro-
iones patológicas de la personalidad. Éstos son tan nume tan
Os, y el tema se ha encarado desde puntos de vista
——_—_—_———>==
comprensivo
distintos, que no soy capaz de hacer un estudio
i-
de ellos, por lo que trataré de limitarme a mencionar mayornte
mente a aquellos autores que han influido personalme la
. La metodología particular que he seguido se basa en
se opo-
preocupación de Freud por vencer los obstáculos que con la ma-
'nen al progreso en los análisis, tema que expre só
le» (1937).
yor claridad en su «Análisis terminable e interminab
Freud relac ionó estos obstáculos con la actuación del instinto
al
de muerte, el cual intentaba poner un límite definitivo por
triunfo que hubieran podido tener los esfue rzos utili zados
.
UN el individuo para vencer a las fuerzas destructivas primitivas
ser
Estas fuerzas, que interfieren con su capacidad para amar y rea-
==>
Y
z A _ ==>
descripción que hace de la «armadura caracter ido mental, proporciona un alivio de la ansiedad y de la frus-
túa la función defensiva de las relaciones narc ológica», acen- cz combién de la envidia, y entonces es vd
(1964, 19712) que puso énfasis en la conexión isistas Rosenfeld
existente con 6: Con frecuencia, el paciente cree que al analista tam se
la identificación proyectiva, ha demostrado le libera de estas emociones desagradables, y supone que
implicar la idealización de aspectos buenos, cómo ésta puede
pero tamb ién la bién idealiza la relación narcisista. S
de partes destructivas del self. A Dices la identificación proyectiva puede utilizarse de una
En su primer artículo sobre la psicopat anera más global, en la cual todo el se/fse siente como pro-
sismo, Rosenfeld pone de relieve las defensas ología del narci- Etado en el objeto. Rosenfeld (1983), se refiere a esto,cm
marcha contra la vivencia de separación, y da que se ponen en mdolo como una especie de relación simbiótica con
el mecani
por sentado que
smo que se usa para negar su exis , dentro de la cual parece vivir el paciente, a veces con
identificación proyectiva. Escribe lo siguient tencia es el de la fantasía de que el analista aprueba esta clase de pio y
e:
sponde a ella recíprocamente. Con mayor An a in-
En las relaciones de objeto narcisistas, n es destructiva, y el objeto se opone a ella y a la natu-
cualquier reconocimiento de que existe unalas defensas contra raleza verdadera de la relación, que suele resultar ser patos
el Aly el objeto, juegan un importante ción entre
conciencia de la papel . La toma de ria. Sin embargo, el paciente puede idealizarla y rechazar la
ión podría cond a sent
uc imie
ir ntos de
dependencia del obje , por lo tanto, a naturaleza destructiva que tiene la identificación proyectiva.
La dependencia de un Objeto implica tenerestados de ansiedad. Un tipo de organización narcisista basada en la ES
amor por él y re-
conocer su valor, lo cual produce agresión, anslc
tind y dolor, dad, fue descrita por Meltzer (1968), quien subrayó a cruel-
debido a frustraciones que son inevitables, dad y su tiranía; pero entonces aún no había apreciado de eel
cias. Además, la d y a sus consecuen-
id estimula la envidia cuando se re- idad que implicaba este tipo de o ión. ES ose
conoce la bondad del objeto. Por lo tanto, las
jeto narcisistas omnipotentes, evitan los sent relaciones de ob- a la relación adicta a una parte mala del self que implica una
imientos
por la frustración y por cualquier toma de agres ivos
concien- 'sumisión a su tiranía, escribe:
cia de los sentimientos envidiosos. Cuando el
tentemente, se apod bebé, omnipo-
era del pecho de la madre, éste no le puede ilusi i romulgada por la omnisciencia de
frustrar ni despertar en él envidia la me a por Y, sentido de omnipo-
cialmente insoportable para el bebé, e incrLa envidia es espe- toca generado por la perversión y por la actividad adictiva que
tad que tiene para admitir la dependencia ementa la dificul- ella supone. La parte mala adictiva y tiránica es muy temida. a
y la frustración...
Cuando el paciente siente que se ha apod importante notar que, mientras el tirano puede o :
sis, vivido como el pecho nutricio, se otorga erado del análi- un modo que se asemeje al de un p dor,> peca in
rito de todas las interpretaciones satisfactoriasa sí mismo el mé- se produce cualquier señal de rebelión, el poderío ena ej >
tuación ésta que es vivida como perfecta del analista, si- cido sobre la parte sumisa del seffsuele mantenersepor tem
incrementa la sensación del paciente de ser o ideal, porque a perder la protección que éste proporciona contra el terror.
tante durante la sesión analítica...Todos estos bueno e impor-
cen tener en común el sentimiento de que pacientes pare- (1968, 105-6).
contienen toda la bondad que, de otra mane son ellos los que
ra, podría vivirse
como proveniente del objeto. MásPEtarde Meltzer
sa (1973), describe
Ese la tiraníaoejercida por la
(1964, 171-2). organización narcisista, en los siguientes térm
Podemos ver que la identificación proyecti destructiva
i del se/fse presenta entonces, ante las
estado en el que no se vivencia una verdaderava da origen a un sE ends que sufren, primero, como si les protegiera del
separación. Este
John Steiner 91
ión: Relaciones de objeto narcisista y...
dolor, > yY luego, , como si fuera un servi idor quese aliara
i
eos '
ele: pone
a y con su vanidad. Sólo en Pero disiznulade, ye isciente de constituir una banda o mafia que.se idealiza y
na
na rs i para hacer la regresiói n, aparece
' ¡se presenta a sí inisma ante el selflibidinal como colabo-
lora o aliada de él. De hecho, estos elementos destructivos
(1973, 93.)
nan posesión de la personalidad e impiden cualquier desa-
Fue, sin embargo, Rosenfeld (1971) en un lo o crecimiento.
narcisismo destructivo, el que hizo la Md. pres ps Los elementos pueden darse bajo una forma psicótica y
fecer al paciente un mundo delirante, donde se le promete
e
nessy subraya la naturaleza altamente organizada del sistema de- | lente para inducir al analista a apartarse de cualquier área
fensivo, y la apremiante clase de ansiedad que amenaza al indi- | produzca gran ansiedad y llevarle hacia alguna forma de
viduo si la organización se desmorona. 6n que evite el contacto con ella. Yo creo que los enclaves
Se cuestiona si la organización ayuda realmente al paciente y excursiones son esencialmente similares, y que ambos son
a desarrollarse, proporcionándole un ansiado refugio contra la edades de refugios psíquicos y manifestaciones de las or-
ansiedad y el contacto, y sugiere que, quizá, dentro de las con- tizaciones patológicas de la personalidad.
diciones dadas por el análisis puede, en efecto, ayudarle. Pero Riesenberg-Malcolm (1981), habla de una clase particular
de la descripción que hace del destino al que llegaba la orga- organización mental en la que predominan los elementos
nización de su lao cada vez que hacía un progreso, po- Wersos masoquistas. El paciente se autocastiga, en un in-
demos sacar conclusiones muy significativas. En el caso que to de utilizar la expiación y a sufrimiento para evitar a
describe, no se trataba de que la organización hubiera sido des- icepción del estado dañado en el que se encuentran sus O
mantelada, sino de que se había llevado a cabo una disocia- o: nismos, y de este modo, eludir toda culpabilidad. Este
ción en la personalidad del paciente y con ella, a pesar de la stigo toma el lugar de lo que debería ser la verdadera repa-
existencia continuada de la organización patológica, una parte ción; es decir, la restauración de los objetos internos que han
de él sí pudo seguir manteniendo contacto con su objeto y re- do:atacados en la fantasía. El autocastigo sirve en realidad
forzar su capacidad para enfrentarse con la realidad. Otra parte bmo un nuevo ataque hecho al objeto, y como resultado de
omnipotente del paciente prefirió, en cambio, continuar en un llo, la culpabilidad aumenta en vez de reducirse, llegándose
estado de identificación proyectiva con los objetos poderosos sía un «impasse». -
y destructivos, y ponía obstácalos y despreciaba los esfuerzos La teoría de que existe una parte destruc tivay poderosa del
que la otra parte hacía para evolucionar auténticamente. elfique tiraniza a su parte necesitada y dependi ente, e impide
O'Shaughnessy considera que la existencia de esta clase de di- que ésta tenga acceso a los objetos buenos, es considerada fun-
sociación es un resultado característico de lo que ocurre tras la lamental en la mayoría de los trabajos hechos sobre este tema.
ruptura con las organizaciones defensivas. Su paciente, cuando La naturaleza perversa que se da en la relación entre los dife-
se sentía demasiado culpable o perseguido, tendía a perder tentes elementos del self es mencionada por todos los autores
bruscamente el interés por su objeto, y se volvía omnipotente que trabajan en él y es el punto en el que Riesenberg-Malcolm
y perverso; pero estos cambios se fueron haciendo cada vez pone mayor énfasis. Sin embargo, es Joseph (1982, 1983) la
más transitorios y fue quedando menos dominado por los vai- 'que ha estudiado estas relaciones perversas con mayor detalle,
venes de la organización. ¡demostrando que el sufrimiento de los pacientes puede tam-
En un trabajo posterior, O”Shaughnessy (1993) utiliza el bién usarse para triunfar sobre aquellas partes de sí mismos
término «enclave» para describir algo muy similar a un refu- que sí son capaces de desarrollarse y de establecer una relación
gio psíquico. Se siente especialmente interesada por la manera ¡con la vida y con los objetos buenos que la representan. La
cómo el paciente convence al analista para que él mismo haga “manera cómo una organización patológica de la personalidad
una relación restringida con el objeto, la cual queda entonces 'puede servir de refugio, queda bien ejemplificada en el sueño
muy limitada y cerrada. Tales relaciones pueden idealizarse to- del paciente A. descrito en su artículo titulado «Adicción a la
mando formas armoniosas, de manera que al analista le resulta vecindad de la muerte»:
difícil evitarlas. Contrasta tales «enclaves» con lo que ella llama
«excursiones», es decir, intentos más o menos logrados por el A. se encontraba en una especie de cueva larga, casi una ca-
verna. Estaba oscura y llena de humo y era como si él y otras
John Steiner ión: Relaciones de objeto narcisistas y... 101
pasas hubieran sido hechos prisioneros por unos bandidos, do s esquizoides, y de los modos que tienen de actuar, que
ía una sensación de confusión como si hubieran estado be- 1 estrechamente relacionados con las organizaciones pato-
biendo. Ellos, los prisioneros, se hallaban alineados a lo lar tas de la personalidad. Él utiliza la palabra «esquizoide»,
del muro, y él estaba sentado junto a un hombre joven. Más
tarde, a este hombre lo describe como de aspecto amable, de iendo la tradición de Fairbairn (1949) y Guntrip (1968),
unos veintitantos años, y portador de un pequeño bigote. El A poner de relieve los estados de la mente en los que pre-
hombre, de repente, se vuelve contra él y le agarra a él y a sus hinan las disociaciones, y también para referirse a un tipo
genitales, como si fuera un homosexual, que estaba a punto de iícular de paciente borderline que tiende a quedar fuera de
acuchillar al paciente, que estaba completamente aterrorizado, tacto consigo mismo y con sus objetos (Steiner, 1979).
Sabía que si trataba de resistirse, el hombre le acuchillaría y le
produciría un dolor tremendo. Bl término dorama tal como lo usa Rey, se refiere no sólo
(Joseph, 1982, 129-30.) ina categoría especial de paciente, sino también a un aspecto
bicular de la estructura mental de éstos y a la localización
El papel que juega la perversión en las organizaciones pa- b tiene el selfen esta estructura. Describe cómo los pacien-
tológicas de la personalidad, es de una importancia central, y mismos sienten que no están ni completamente dentro ni
en mi opinión, constituye uno de los elementos que mantiene mpletamente fuera de sus objetos. Existen en una zona fron-
unida a la organización. Este tema será tratado más adelante liza que corresponde a lo que yo he llamado refugio psí-
en los capítulos VIII y IX. A veces, como en el caso del pa- tico. En este espacio están protegidos contra la ansiedad,
ciente de O'Shaughnessy, el refugio proporcionado por estas ro. tienen graves problemas de identidad, de modo que no
organizaciones seduce mediante el ofrecimiento de paz y sienten ni completamente cuerdos ni completamente locos;
calma; pero otras veces, como en el caso del paciente A. de completamente machos, ni completamente hembras; ni ho-
Joseph, el refugio es espantoso y, sin embargo, el paciente se losexuales ni heterosexuales; ni niños ni adultos; ni mayores,
aficiona a él como un adicto. En cierta medida esto se debe a pequeños; ni que aman ni que odian, sino que viven en la
la atracción del masoquismo, que proporciona una gratifica- tontera existente entre estas condiciones. Rey lo resume di-
ción sexual mediante el dolor y el dominio. Pero otro factor iendo:
importante es el modo en el que se elimina toda atracción ha-
cia la cordura y hacia la vida, mediante su proyección en el Parece que esta gente representa a un de personas
ue han endo ua es $ de estabilidiel sn la organización
analista. e su personalidad, en la que viven una vida emocional muy
La estructura de las organizaciones se basa en disociaciones limitada y anormal que no es ni neurótica ni psicótica, sino
de la personalidad, que traen como resultado que partes del p una especie de estado fronterizo.
self'se identifiquen y hagan alianzas:con otros objetos, en for- he (Rey, 1979, 450.)
mas complejas. De este modo, Joseph describe cómo su pa- b!
ciente estaba dominado por una parte agresiva de sí mismo, Rey (1975) ha hecho una importante contribución para la
que no sólo intentaba controlar y destruir el trabajo con ella, "comprensión de lo que son los refugios psíquicos, al describir
sino que también era activamente sádica con otras partes de la forma en la que se estructura el espacio mental. Sugiere que
su propio self, que podrían haber estado más disponibles para “enel nacimiento, el bebé continúa viviendo en un espacio que
recibir ayuda de no haber estado atrapadas por la perversión “está rodeado por los cuidados de su madre, al cual, por ana-
de un modo masoquista. logía con la bolsa del canguro, ha llamado «espacio pis
Rey (1975, 1979), ha realizado un estudio particular de los Dice que el nacimiento psicológico completo no tiene lugar
John Steiner n: Relaciones de objeto narcisistas y... 103
102
mientras no pueda distinguir y diferenciar un espacio pers va los pacientes que no pueden encontrar un lugar donde
nal para sí mismo, y vivirlo como una entidad separada del es ntany bserva este di-
realmente seguros. En algunos, se obser
pacio materno, El paciente borderline a menudo siente que ha como la oscilación rápida entre una existencia claustro-
sido expulsado de su espacio materno prematura y cruelmente, a y otra agorafóbica. Mientras están en el refugio psíquico
y trata de recuperar su derecho a residir en él. Esto puede sur- inten claustrofóbicos, pero tan pronto como logran esca-
gir como la demanda para tener acceso al círculo de amigos le él vuelven a sentir pánico y regresan a su posición an-
de su analista, a su casa o a su cama, pero, a consecuencia del
pensamiento extremadamente concreto que estos pacientes se
ven forzados a utilizar, la fantasía fundamental puede ser la de
vivir en una cavidad del cuerpo del analista. po a estos
espacios puede vivirse como si dependiera esta posibilidad de
la buena voluntad de éste, y el paciente puede evitar, y haber
evitado asiduamente, cualquier comportamiento que pudiera
hacerle temer que no se le permite ocupar la posición privile-
giada fantaseada. Vivencia, entonces, toda separación como
una expulsión terrible, ya que este interior se idealiza y se vive
como un lugar de ensueño maravilloso, donde es el analista
quien siente todas las preocupaciones que puedan darse, mien-
tras que la expulsión es como verse arrojado prematuramente
al hambre, al frío y a la muerte. Estos pensamientos tienen,
sin duda, una gran relación con el origen que pueden tener los
refugios psíquicos, y en un nivel primitivo, con las fantasías
que hacen los enfermos en torno al cuerpo de la madre.
Alternativamente, cuando los pacientes sienten que han se-
ducido, camelado o engañado al analista al haberse hecho éste
cómplice de la petición de vivir en lo que ellos sienten que es
su espacio, empiezan a tener miedo de la intimidad. Sienten
que sus mentes han sido poseídas; que han entrado en un es-
tado de locura; que han perdido su libertad y que su necesi-
dad les hace prisioneros de una especie de análisis loco, por lo
que se sienten atrapados e incapaces de escapar de él. Rey des-
cribe esta situación y la llama dilema «claustro-agorafóbico»
(Rey, 1975; Steiner, 1979). Admite, de este modo, que el re-
fugio puede parecer como un lugar seguro cuando el paciente
está fuera de él; pero, al mismo tiempo, puede convertirse en
un lugar persecutorio, en el cual se siente atrapado, toda vez
que está dentro. A veces el dilema claustro-agorafóbico hace
Y
Li
CarítULO V
o
f a recuperación de las partes del self
%
perdidas a causa de la identificación
proyectiva. El papel que juega
D
y]
J
el proceso del duelo
a
ed Piense de nf
ción de las pr De ma de su madre hasta que, a los ocho años, le dieron una
ibitación propia. Gran parte del resentimiento parecía ha-
: € el duelo, puede recuperarlas erse esperado en esa época, cuando se le hizo más cons-
Pa les peto si es incapaz de Dar po allas me- ¡ente la rivalidad que tenía con su hermana y con su padre;
e A Proyectiva permanece irreversible , la
po y las partes arecía que, desde entonces, nunca se había sentido realmente
e self quedan empotradas en el objeto
Ido proyectadas. En mi opinión, los fact en el que han
, ores
. que imp ide n lle- "Su padre era director de una escuela, y también líder de una
var a cabo el duelo, impi
od aleneitos ho lequeña pero muy poderosa secta religiosa, en la cual creó una
pb E n, al mismo tiempo, el regreso de
atmósfera de rigor y de sobriedad, y en la cual la tarea princi-
pal era buscar pecados por todas partes, extirparlos y oponerse
Material clínico
a ellos resistentemente. En su casa era imposible rebelarse con-
tra este clima, pero a la paciente le fue bien en el colegio y, a
diferencia de su hermana, fue luego a la Universidad, donde
]La señora B. era
y una muj jjer de edad madura que 11 “en su primer curso sorprendió a todos por el talento que te-
es q quejas y un gran resentimiento, dd “nía para las ciencias. Esta independencia reflejaba la capacidad
Ro ms desesperación al adoptar una o de
acti tud irre- que también tenía para pensar por sí misma, pero esto pare-
as lizar una forma de hablar que me ha- ció poner en peligro su equilibrio mental, hasta el punto de
pa tir qe e era imposible pensar que, al comienzo del segundo curso, tuvo una crisis nerviosa
de Jemplo, decirme gimiendo: «¿Por int eligentemente, Podía,
qué no y fue enviada a su casa en un estado de ansiedad aguda, de
d pia como había leído un libro sobre me dice lo que despersonalización y presa de pensamientos persecutorios.
psicoaná
que se que los pacientes debían hacer asociaci lisis en Gradualmente fue mejorando, pero no pudo volver a la Uni-
ones libres
108 tecuperación de las partes del selfperdidas... 109
John Steiner
versidad, y tras dos años de ausencia, comenzó un curso de se- La la había prestado un vecino hacía unos dos años,
cretariado como el que había hecho su hermana. ella a cibieno unos cuantos días antes mientras
Era difícil creer que la mujer quejumbrosa, desvalida y des- apiaba el cobertiz o. Se sintió entonces culpable, no sólo por
graciada a la que yo escuchaba durante las sesiones analíticas, ) habérsela devuelto, sino también porque nunca había lle-
hubiera pedido sobresalir en la asignatura de ciencias en la do a utilizarla. La describió como un objeto terriblemente
Universidad. Yo sólo pude vislumbrar rastros de una inteli- lado, y se preguntó por qué el vecino no se la había q
gencia superior, en las ocasiones en las que solucionaba com- Yo interpreté que la elección que tuvo que hacer en el me-
plejos y delicados problemas de su trabajo, o cuando era ca- o representaba el conflicto que tenía entre hacer el doloroso
paz de corregir, con la lógica, mis interpretaciones. Sólo abajo analítico, o huir de él, y que la pesadez que vivenció
entonces me pude empezar a dar cuenta de que hacía algo con arecía estar relacionada con la tensión que le producía este
su capacidad para pensar en las sesiones. En parte, parecía onflicto. Relacioné su tardanza, debida a la dificultad de des-
como si la disociara y la proyectara en mí, de manera que lle- mbarazarse de su amigo, con su desgana por tener que aban-
gaba a depender de mí hasta para tener el pensamiento más lonar una situación cómoda y tener en cambio que usar su
elemental. Uno de los factores que ponía en marcha esta pro- inteligencia en la sesión, en la que, igual que lo que le pasaba
yección, parecía ser la convicción de que pensar era peligroso. l jardín de su casa, había una gran cantidad de trabajo por
Resultaba claro, sin embargo, que no había de ningún modo hacer. Su reacción fue lanzarse a una nueva explosión de gi-
destruido su inteligencia, porque cuando me pillaba haciendo moteos y quejas. Dejó de lado la esencia de lo que yo le había
algo incorrecto, reaccionaba con un ataque claro y tajante para dicho, y se concentró en el hecho de que yo había qe
demostrarme que yo estaba equivocado. Péro-en las tareas co- nado que aún quedaba mucho trabajo por hacer en el -
tidianas y, especialmente, en el trabajo analítico, era incapaz sis. Dijo que, en ese mismo momento, se estaba sintiendo pe-
de pensar. Sólo se permitía hacerlo si no desafiaba, con ello, sada, y se quejó porque mis interpretaciones no eran an y
un orden existente que preservaba su statu quo; pero por sí le molestaban, pais si aún pel o por hacer,
misma no podía hacerlo, y tenía incluso que repetir que le pa- muy en
aúnar
eso significaba que debía est
recía injusto que yo esperara de ella que lo intentara siquiera. e. a pe parte de su deses ón ante la idea de
Un día llegó cinco minutos tarde, explicando que había estado "tener que trabajar, estaba relacionada con el temor depala
tratando de separarse de un amigo que quería hablar con ella, 'su inteligencia, que ella sabía que podía ser afilada e sea
y que esto le había retrasado. como la hoz. También le dije que temía usarla porque tenía
Entonces relató un sueño en el que estaba bajando al me- miedo de poderla utilizar para atacarme más abiertam ente y
tro, y al pie de la escalera tuvo que elegir entre seguir por el que eso podía ser peligroso. Prefería Coapa en mí la respon-
pasillo de la izquierda que la conducía a la ciudad, o por el de sabilidad de pensar, ver así cómo trabajaba yo, y lanzarse en
la derecha que la llevaba a su casa. En el sueño se quedó allí, mi contra cuando yo cometiera un error.
incapaz de tomar una decisión, sintiéndose terriblemente pe- lla respondió, indiguada al principio, que era una cosa te-
sada y dándose cuenta de que tenía en la mano una hoz de jar- rrible sugerir que un paciente pudiera atacar a su analista, pao
dinería. Su indecisión le hizo retrasarse, cosa que le alivió, pues el intento que estaba haciendo para hacerme sentir que yo ha-
significaba que ya no tenía tiempo para ir a la ciudad, y que bía dicho inadecuado, no fue muy convincente. Era una
podía irse a su casa y hacer el trabajo que tenía pendiente en reminiscencia de la atmósfera romántica que había dominado
el jardín, que estaba sucio y cubierto de hierbas, en los primeros años del análisis, en los que atribuía un ca-
HO John Steiner icuperación
de las partes del selfperdidas... 111
rácter altamente erótico a las interpretaciones para después de-
cir que habían sido indecentes. ión tía próxima a mí de un modo vagamente eroti-
Yo pensé que temía también pensar de manera científica, y > oa eutiaciondia esto, el hechizo se rompía, y ella E
llegar así a conclusiones hechas a base de evidencias. Si lo hi- ía expulsada de la intimidad conmigo, tal como lo había
ciera, tendría que evaluar la clase de analista que era yo, y te- yde. e su madre.
mía sentirse defraudada con lo que encontrase. Lo cual, sin ? a capaz de usar su inteligencia, sólo si ésta se
duda, constituiría una desilusión al compararme con la ima- staba a los deseos de la organización; es decir, de los de pro-
gen romántica que antes se había forjado de mí. Sin duda, fi- la contra cualquier contacto real, y de este modo seguir
nalmente, tendría que llegar a saber cómo era ella misma, así nteniendo su statu quo. Le estaba prohibido pensar por s
como también qué clase de hombre era su esposo y qué clase isma, tener deseos y responsabilizarse por lo que hacía y, por
o, la capacidad que tenía para llevar a cabo estas a -
de padres y de familia eran los suyos. Para reconocer los as- a recuperarla, tenía que
Es positivos y negativos de sus objetos, tendría que des- s, la proyectaba afuera. Para volver
cerse de una confusión que normalmente estaba relacionada )irer el riesgo de rebelarse contra la organización, y putos
con una idealización romántica y que, pensaba yo, estaba re- 1e:esto fue lo que intentó hacer cuando disfrutó de la lib :
d de su primer año de Universidad. ic pia
presentada por la espesa vegetación del jardín. de u -
Asu , y, por consiguiente, pensar
Gran cantidad de la interacción que se daba en la transfe-
rencia, estaba dominada por este estado romántico y soñador, ] Me cba olas o en su análisis, quedó e su
nente como algo peligroso. Mi deseo de trabajar con la >
en el que todo estaba erotizado, tanto de una manera infantil, -
como de una forma sádica. Cuando se comportaba del modo in especial, mi idea de que ella podía aceptar la apor
inocente infantil, podía, en secreto, mantenerse alerta y cui-
120
o sus propios deseos y pensamientos, fueron considera
dar celosamente de sus propios intereses. Las constantes que- dos como un ataque cruel y como un indicio de que yo no
jas sobre su soledad y su pobreza, parecían estar conectadas quería llevar a cabo estas funciones en su lugar. En esos ceo
con la idea de un mundo de confort y lujo que le había sido mentos, yo era tratado como el representante de su propio E
prometido y después robado. Gran parte de todo esto tenía re- seo rebelde de pensar por sí misma, y por ello, yo debía ser de-
tenido. En otros momentos me provocaba para que a
lación con el tiempo en el que había compartido la cama con y me vivenciaba
su madre y que vivenció como una vida de mimos donde no como parte de una organización persecutoria,
se daba la intrusión de un padre sexual. como si estuviese exigiéndole someterse a una obediencia y a
un: iego conmigo.
Estas actitudes se presentaban con fuerza en la transferencia, o apenas esta situación, pudo llegar a
y podía insinuar, y a veces admitir, que también yo había sido Car
incorporado a sus fantasías románticas. Sin embargo, la mayo- darse cuenta de los talentos y capacidades que ella misma e
ría de las veces, sólo se quejaba de que yo no podía estar real- nía, pero el progreso se mantenía esquivo y la dejaba sintién-
mente interesado en ella, puesto que era demasiado vieja o por- dose culpable y desprotegida. Permitirle utilizar su pensa-
miento de manera incisiva, como la hoz del sueño, era
que yo preferiría a las mujeres que tuvieran éxito profesional.
permitir que se produjera una interacción más real y peligrosa
Era imposible hablar de estas fantasías, sin embargo, pues para
si yo intentaba hacerlo, se indignaba y me acusaba de tener entre los dos. La inteligencia, la capacidad para A
pensamientos deshonestos y aprovecharme de su confianza y emitir juicios y para conservar el contacto con la reali e pa-
de su inocencia. A mí me parecía que en este estado de enso- recía que llevaban a mi paciente a reconocer el estado de e
objetos y de sus propios impulsos, y esto le hacía tener miedo
112
John Steiner iperación de las partes del se/fperdidas... 113
de lo que podría sentirir y hacer. Sólo
misma mediante la escisión y la pro podía protegers proyectiva, con el fracaso en renunciar al control omni-
des, pero al hacerlo, quedaba seriam yec ció n de a ate del objeto. Relacioné esto con la importancia que da
ente mutilada. afeld (1964) a las relaciones narcisistas usadas como de-
do fui capaz de reconocer es ho era
tenía un alto gra estúpida, sino que contra las separaciones, y me pareció que este proceso
grado de capacida que no podía utilizar,
e pes So pensando que podr
£
enuncia implicaba pasar precisamente por las mismas eta-
ía ayudada, y
sa e quedé muy decepcionado al descubrir que ella por l por las que hay que pasar para elaborar los duelos que si-
a este progreso con todos los medios se opo- 1 a las pérdidas, y que han sido tan extensamente estu-
y que, efectivamente, tras su seudoestu que tení a a su do s los tras la investigación original llevada a cabo por Freud
elos ca he e inteligencia perversa. pid ez, se esc ond ía una ¡Duelo y melancolía» (Freud, 1917; Bowlby, 1980 y Par-
e Esta resistencia parecía 1 1972). Esto me llevó a formular la noción específica de
a t realidad psíquica que su
ri recíar, como si supiera que dar la carainteligencia le lle- ») para recuperar las partes del self perdidas a causa de la
ce pondría en contacto con a la realidad, a intificación proyectiva, es necesario renunciar al objeto y
cuestiones de vida y muerte nar por él. Es durante el proceso del duelo cuando la iden-
pan pr exa evitar o, por lo menos,
posponer. Cua
E pe su inteligencia y la puso al servicio de ndo al fin icación proyectiva se invierte, y el Yo puede entonces enri-
vo que enfrenta la labor ana- Jecerse e integrarse.
rse con una situación, tanto inte
rna
CIHR4P
114|
John Steiner ¡peración de las partes del self perdidas... 115
miento más integrado de sí misma,
funciones de las que se había desheca medida que las diversas ado: que, en efecto, hay varias etapas en este proceso,
ción, seS volvían a juntar en la la £ transfer ho mediante la proyec todos los autores concuerdan en que los esfuerzos reali-
encia.¡ Podí ¿en las primeras tienen como fin negar la experiencia de
cool e como al continente de las diversas a ent ¡
dida, y esto debe ser superado a medida que se puede ir
proyectaba, pero no podía ni soltarme do ne s 08
del todo ni permitir antando esta realidad (Bowlby, 1980; Parkes, 1972 y Lin-
se desarrollara dadero sentimiento de separación. al lann, 1944). Es en la segunda etapa, que representa un
Si el analista puede funcionar com
y) dar significado a los: fragmentos proyo continente, y registrar vimiento hacia la independencia, cuando el objeto debe ser
Integración y el paciente se siente menproye ectactados en él, adonado, y yo creo que es en este punto cuando son reti-
fraccionado, , a la vezZ que se sien os angustiado y menos s del objeto las proyecciones y son devueltas al self? Esta
¡ te comprendido. ] En esta ya implica enfrentarse con la pérdida del objeto, y, por con-
sin embargo, el paciente depende aún de ladispon
po ibilidad de siente, significa también que debe ser elaborada mediante
A a o pel sus partes, dán- broceso del duelo.
c . 262a) sugirió
qee ades Eat que, al ser -
el paciente puede recibir sus AUM
ple ma MISmo; pero yo creo que sigue nec PRA onE
Es eto siga actuando como cont esitando que selo
inente, y que las proyeccio-
me dali realmente hasta que no se haya alca
n En el Capítulo III traté brevemente la secuencia de los
segunda etapa. Lo que se interioriza
capa en un objeto que contiene partes h u e sontecimientos que se dan en el proceso del duelo, utili-
* verdadera separación no se ha alcanz del a ando para ello la descripción que cr Freud en «Duelo y
Sail pe ansiedad que vemos com ado toda vía y la demi melancolía». Él describe cómo, tras sufrir una pérdida, el su-
a a E pedo de Je en de relación o resu ltan te a eta : eto empieza por hacer una identificación con el objeto per-
>
narc isis ta con los ol dido, negando la realidad de la misma. Continúa luego
situació
n termina por ¡ Breud señalando la importancia que tiene el poder irse en-
nómeno del «eterno paciente» que
| está «en análisis»,
st po AS do frentando con la realidad, para que este duelo pueda ser ela-
Esta división en dosos eta etapas del proces borado a fondo. En este proceso, es la realidad de la pérdida
la noción o seg
de separación, puede relacionarse uipe seguid loque es tan difícil de encarar, y Freud formula esto en tér-
qu “minos de la libido, explicando que es el apego de ésta al ob-
jeto perdido el que es puesto a prueba y confrontado por el
gr
juicio de realidad.
a
a
8
8 9
E
S”
o!
: S
5
0
responde a la primera fase de la posición patológicas, podemos revisar la formulación de Freud, pensando
depresiva, en la cual 'más en términos de las separaciones que hay que hacer entre las
tinua presencia del objeto, y tam- partes del self y las del objeto, que en la separación de la libido.
E
35
ps
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85
o delirante:
La retirada hacia un mund
Ñ Organizaciones sicÓticas
'
de la personalidad
u-
er psicótico, reflejan la nat
Las organizaciones de caráctvivencias contra las que el pa-
raleza extrema que tienen las car act erizan porque producen una
¡ciente tie ne que luc har . Se lo
tomar me idas drásticas, por es
SA) 43067
intensa ansiedad que exige marcha fuerzas om ni po te nt
cual se tienen que poner en zado de manera psicótica, que
para crear un refugio organi ciencia de la realidad. Las or-
con
pueda desafiar a la toma de amente tienen un éxito total o es-
“ganizaciones psicóticas rar len
amenazan al individuo se sue
table, y las ansiedades que an 2 derrumbarse. La naturaleza
“hacer visibles cuando empiez es la que hace que la dependen-
catastrófica de tal ansiedad, tan desesperada, pues su pérdida
cia de la organización sea ico incontrolado que está aso-
implica el retorno de un pán ón del self
I
n y de desintegraci
ciado a vivencias de fragmentació
del paciente y de su mundo.
po de discusión
trabajo presentado en un gru
1 Este capítulo se basa en unde Psicoanálisis celebrado en Roma en 1989, y
en el Congreso Internaciida onal ico a un co-
d (Ste iner , 1991). Debo el material clín
ublicado con pos ter ior ble te permiso
men
el caso conmigo y me dio ama
ega de Europa que discutió
para utilizarlo.
izaci 123
E
John Steiner Witada hacia un mundo delirante; Organizaciones...
Estos estados extremos aparecen cuando los mecanismos
a ido hace ya tiempo, que muchos de los ras-
eo duración de e psicosis delirantes, son oe
de defensa ordinarios fracasan, cosa que puede ocurrir debido
a la presión ejercida tanto por factores internos como exter-
wraparecen al iniciarse un desastre interno. Por ns
nos. La naturaleza psicótica de la experiencia se hace mayor os
por el hecho de que los ataques destructivos se llevan a cabo to Freud como Bion, hacen hincapié en que muchos e pe
tomas de las psicosis surgen de los inten tos que hace
en la mente misma, con el resultado de que se crea un tras-
torno fundamental en la relación establecida entre el self y el inte por restaurar su Yo dañado y para reconstruir a A ;
mundo externo. Freud mismo (1911a, 1924), consideraba e ha sido destruido. Freud lo afirma así en el caso
que la psicosis tenía su origen en una catástrofe interna, que El fin del mund o
es la proy ón cacatástrofe interna;
de esta
¡ ecci
daba como resultado la aparición de una escisión en la rela- su mundo subjetivo ha legado . En» a put o [oras
ción entre el Yo y la realidad. Siguiendo este punto de vista, o a su amor de paran nstru:
más esplé ndido que antes, es verda d, a sa
Bion (1957, 1962a), sugiere que el psicótico, en un intento pas e e qee
menos, de una forma tal que puede vivir dent rode
por liberarse de la vivencia de una realidad odiada y dolorosa, media nte la organ izaci ón d i E
más. La construcción la hace id
ataca al Yo perceptivo. Es decir; a la parte de su mente rela- delirios. La const rucci ón de estos deliri os que nosotr os
o
cionada con la percepción de larealidad. Sigue luego descri- mos que , son un pro ducto patológico,ps es, en realidad,si un intent
biendo cómo el. ataque lleva a la fragmentación tanto del Yo uperarse el enfermo, un proces o de recons trucer
como de los objetos. Las partículas del objeto, cada una de E (Freud, 1911a, 70.)
las cuales contiene elementos proyectados del Yo, forman lo
que Bion llama «objetos bizarros», los cuales crean una at- Más tarde, Freud fue aún más específico, y afirmó:
mósfera difusamente persecutoria y terrorífica semejante a un
acabo,
«terror sin nombre». Un número razonable de análisis que hemos llevado e,
enseña d el delirá se
iri o
const ruye como un parch he, he-
La necesidad de liberarse de tal estado de ánimo es urgente, y
origi naria mente se la ruptu ra de la re-
p! al 2 el lugar dónd e
y el sentimiento de ansiedad y de confusión que se siente es
y lación entre el Yo y el mundo exterior.
tan poderoso, que la única forma de crear un orden y pro- » (Freud, 1924, 151.)
porcionar alivio a la ansiedad difusa, puede ser la de formar
una organización psicótica, basada en omnipotentes fuerzas
énfasis en que el paciente psicótico tra
. . ta
. .
La persona no psicótica es capaz de dar la cara a la realidad, po ternancia más fluida entre los procesos proyecti-
y, en particular, a la realidad de las pérdidas, y como resultado 3 a lo cual implica que se den apona
de ello es capaz de elaborar los duelos, y permitir así que las ate ciclos que van desde la apago SE a Otros
partes proyectadas del sejf puedan ser devueltas al Yo. Esto uncia a él, y de tolerancia por su pér .
quiere decir que puede hacer un proceso equilibrado de «in- J; Rae las oayores amenazas para la hegemonía de la e
ación psicótica, viene de la cordura del nel qu
Md votado de , sgnzcón inn
troyecciones y proyecciones», y creo que con esto lo que Bion
quiere decir, es que la identificación proyectiva puede ser usada
Ss jo. Como res o , ,
de una forma flexible, con un movimiento constante, consis-
Me o esta cordu ra obten ga refue rzo algun o que le as
tente en que la proyección hecha sobre los objetos puede ser
seguida por una recuperación del se/fmediante el retorno de los ita perturbar su s£atu quo. El paciente a menudo cree que
fragmentos de sí mismo de los que previamente se ha deshe- e , de una desintegración psicótica es tan grande, queoaO
cho. Bion afirma que este tipo de identificación proyectiva re- lede desafiar a la organización, y por ello cualquier : in
versible es necesaria para desarrollar la capacidad de pensar. 1 de su parte cuerda debe ser implacablemente suprimi
Incluso siendo rudimentaria, tal capacidad para pensar abargo, otras veces aparecen otras relaciones más que Las
tiene en cuenta a los objetos, y, con su ayuda, la personalidad tre los elementos sanos y los psicóticos de la re rea
y suesrespe
nte ataqu to por el trabajo lts
no psicótica aumenta su capacidad para tolerar la realidad, lailede
cordun ra vivirpacie
sobredel a los psicóticos, y llegar a cdta
de esta manera, para modificarla en | de evadirse de ella E
(Bion, 1962a). El individuo puede usar la capacidad “ientemente fuertes como para no ser simplemente ap
sar, para
para pen-
proceder luego a elaborar, mediante el sufrimiento Sor la fuerza bruta. Es, entonces, cuando los pesares, p E
mental, de pesar, la culpa y otras emociones que constituyen la lersos tienden a hacerse operativos y las partes as , ad
posición depresiva (Klein, 1952). Eventualmente puede llegar lente tienen que ser seducidas, amenazadas , € invita
a conceptualizar a sus objetos, viviéndolos como personas far en complicidad con la organización o Es
forma en la que la p
completas, y con mentes capaces de tener vivencias privadas y “Rosenfeld (1971a) ha descrito la ización psi-
esto permite que se desarrollen sentimientos de humanidad y ar i
o es inducijda a entrar en la organizaci
9 a de la manera que a continuación a ySEN
compasión por los otros (Fonagy, 1991). A diferencia del pa- A
ciente psicótico, tiene también la ventaja de ser capaz de lle de cripción también sirve para ilustrar la forma elen que elque pa:
var a cabo funciones simbólicas que hacen posible la repara- organización viene a servir como un refugio en
ción verdadera. Esto es algo que le es negado al paciente "ciente se puede esconder. Dice Rosenfeld:
psicótico, que sólo puede hacer restituciones concretas por me-
dio de mecanismos omnipotentes (Segal, 1957 y Rey, 1986). sicótijca es como un mundo o un obj bjeto
del ses
ea da del cual tienden a retirarse las partes Ei
La personalidad no psicótica no está, por tanto, obligada a Parece estar dominado por una parte de este se ,
recurrir a estas defensas dañinas cuando se enfrenta con la rea- u omnisciente, extremadamente despiadada, qee do.as eno y
lidad, aunque, por supuesto, sí emplea defensas que incluyen de que, dentro del objeto delira nte, no existe
q
a la identificación proyectiva. En el caso de los neuróticos, sin sí existe, en cambio, una total libertad para gozar
embargo, los ataques destructivos están menos dirigidos con-
pla destructivos que se dan dentro de este oro e
tra su propia mente, y los ra
entos proyectados no quedan de delirio a veces aparecen abiertamente con del se
encarcelados en los objetos, de modo que puede establecerse madoramente cruel, que amenazan al resto
John Steiner tirada hacia un mundo delirante: Organizaciones... 129
muerte con tal de asegurar su poderío. Pero más
mente aparecen disfrazados como impulsos ormniporenfrecue zo, volcó estas quejas contra su analista por no hacer nada
benévolos o dadores de vida, tement A rectificar esta injusticia. Después describió una infección
al prom ¡
al paciente soluciones capis i pos10dos a proble lecho que su madre tuvo cuando él era bebé y siguió des-
mas. Estas falsas promesas están concebidas para hacer is refiriéndose, con tono triunfante, a la capacidad que él
self normal del paciente quede dependiente o adicto que el
omnipotente, y para inducir a las partes sanas, norma a su self
fa para hacer daño al analista. Tras esto, anunció que tenía
trar en una estructura delirante y encarcelarlas dentrles, a en- ntención de cambiar de trabajo, y que como esto suponía
o de sí e tenía que mudarse a otra ciudad, ello significaba dejar el
(1971a, 169-78).
También puede darse la situación opuesta, y entonc El analista se sintió triste ante la idea de perder a su pa-
cent puede proyectar la parte picó de pool inte; interpretó que éste, el paciente, quería deshacerse de su
analista, y sentir que es él mismo el que debe pia tristeza y que él, el analista, fuera el que sufriera el do-
cordura de los ataques sádicos de un profesional al defender su r de la separación y de la pérdida. El paciente dijo: «Sí,
cia E loco,Ens init llevar a cabo su trabaque viven- edo hacerle a usted lo que usted me hace a mí. Está usted
. +5 Importante recordar, que aunque la organizaci
jo. mis manos. Hay una “ecualización”». Un momento más
tica puede llegar a servir como foo contra pc ¡ rde empezó a quejarse de que estaba siendo envenenado y a
tastróficas de desintegración y fragmentación, aún iblar de las políticas que adoptaban los gobiernos para di-
en el pa-
ciente psicótico pueden aparecer sentimientos
depre ladir sobre el uso de las armas nucleares. Dijo que era estú-
también se vivencian como intolerables. El refugiosivos, que ido utilizar esas armas porque ello supondría una aniquila-
puede vivir
delirante ión total, pero que las e. adoptadas para llegar al
se como necesario para evita
: r tales s entimientos, que
pueden entonces transformarse rápidamente, y ser
confandidos lesarme nuclear tampoco eran buenas, ya que eran incapaces
con los persecutorios. Los sentimientos ivos e neutralizar el armamento ya existente. Después se quejó de
pe amenazantes si son das me la ener problemas gástricos y diarrea, y dijo que últimamente
de salud mental del paciente, ya que el enfermo E abía tenido que ir al cuarto de baño después de cada sesión.
siente que
esafían al dominio que tiene la organización psicótica Explicó que tenía que cagar para sacar fuera de sí todas las pa-
nazan con una relación de dependencia con el analista y ame- labras que el analista le había metido en la sesión, y así no con-
base en la realidad psíquica en vez de en el delirio, que se taminarse con la leche infectada.
En la contestación que hace a la interpretación del analista,
el paciente primero parece estar de acuerdo con que quiere que
Material clínico 'sea el analista quien sufra el dolor de la separación y de la pér-
"dida, con el fin de hacer una «ecualización» entre ambos. Pero,
Intentaré ilustrar
t algunos de estos puntos con un “un momento después, se queja de estar siendo envenenado. Yo
del material clínico de un paciente, el señor C., que sefr.agm ¡creo que sintió que la interpretación era correcta, pero que era
de recuperar de un serio derrumbe psíqui
leds peligrosa, porque le exponía a vivenciar sentimientos de pesar,
que, aunque ha-
bía sido : capaz de volver a su trabaj $ quico y
todavía se mostraba mu: ansiedad y culpa, relacionados con la pérdida del analista. Sin-
paranoico y concreto en su manera de pensar.
Comenzó e
tió que la interpretación le había forzado a retomar estos sen-
sesión expresan
: do amargas quejas sobre los que le h abí timientos dentro de sí, y los vivió concretamente como si fue-
pleado, quienes se habían portado - ran veneno, por lo que intentó evacuarlos bajo la forma de
alimente so. dy
130 John Steiner irada hacia un mundo delirante: Organizaciones... 131
heces. El paciente
: temía que este tipo
¡ de vivencia
ivenci pudiera
¡ po* trabajar duramente para pe una identidad judía,
er peligro el poder que tenía su organización psicótica, de
ner en
intras que la hija del analista sólo había tenido, para ha-
JE ole en un estado desesperado. La naturaleza catastrófica O, que casarse con un judío. Tras esto, se fue poniendo cada
: e es quedaba demostrada por la forma en la que has más insultante contra los judíos que vivían en la localidad
a de un desastre nuclear, y la insistencia con que decía que lanalista, los cuales, as aba él, tenían un antisemitismo
no había defensa posible contra un a d Í pudo eto más peligroso que de los nazis, y, asimismo, se quejó
haber tenido su origen en la couficdón de ue susdsdefensas los israelíes, quienes, según él, se estaban retrasando en
E protegerle de ze pa del analista. Necesitaba indarle el chal.
éste reconociera que él, el paciente, podía mantener un ¡Cuando finalmente le llegó éste, lo llevó con alegría y
relación con él (el analista) solamente si éste se mostraba de iunfo a la sesión, y explicó que le daba seguridad por su
acuerdo con mantener dentro de su mente las vivencias rela- inculo con Jehová, y que si lo hubiera tenido seis años antes,
cionadas con sus pérdidas, y abstenerse de desafiar a la orga- Ccatá ofe de su derrumbe psíquico no hubiera ocurrido.
a psicótica, intentando devolvérselas prematuramente. El analista le interpretó que él creía que con la ayuda de
espués de haber establecido un contacto transitorio con cier- ¡A
1OVallegaría a ser tan poderoso que podría derrotar a sus
tas Pl pes de pérdida, la organización psicótica se volvió a nemigos, tal como David derrotó a Goliat, y que pensaba que
establecer cuando el dc afirmó que había estado defe- ito constituía una fuente de seguridad mayor que la que po-
cando
puto ee expulsar
ral ra dede sí todas las palabras que el ana- lía obtener en el análisis.
Gradualmente se fue tranquilizando, y con tono más triste,
explicó que antes de su derrumbe no había necesitado ayudas
somo las del chal. Dijo que entonces sabía cómo vivir, y que
Otro fragmento clínico posterior sabía que «Yo soy yo». Algo en su interior se había ablandado
y disuelto. Ahora, con el chal, tenía un poder invencible. Es-
La naturaleza de la organización psicótica de este paciente taba contento, pero también triste. Con frecuencia se quejaba
y la retirada de la realidad que la organización le pesnnitla ha- el tiempo perdido debido a su derrumbe, pero ahora sentía
epica ilustradas por el material de las sesiones desarro- e lo podía soportar. Lo que no era capaz de tolerar era la
una o dos semanas después. Un plan que tenía en mente lidea de que había perdido algo que no podría volver a recu-
y que había ocupado gran parte del análisis, consistía en ha- ¿perar jamás.
ee e que había reforzado sus contactos con los ju- ' Esta experiencia, bastante inusual en él, de ponerse en con-
os, que a aprendiendo hebreo y que había solicitado “tacto con sentimientos depresivos, fue seguida por unas sesio-
de le mandaran un chal de oración fabricado en Israel. Le ha-
“nes extremadamente violentas, en las que declaraba que Jehová
fan dicho que era conveniente hacerse la circuncisión, pero «y él destruirían el mundo, y aniquilarían a toda la humanidad.
no imprescindible; y él se había emocionado mucho con la “Esa misma tarde llamó por teléfono al analista y le dijo que
idea de tener su chal y habló sobre David y Goliar. temía confundir el retrete con la sala de consulta. Que llamaba
Volvió luego a repetir la intención que tenía de consegui porque temía olvidar este miedo el día siguiente y quería que
trabajo en una ciudad distante, lo que significaba el fin del tra- el analista se lo recordara. Una vez en la sesión, dijo: «¿Se da
pct, y se mostró preocupado con la idea de que el ana- usted cuenta de que cuando me ponga furioso me cagaré en
ta tenía un yerno judío. También se quejó de que tendría su habitación? Deshacerse luego de la mierda que deje es pro-
133
John Steiner tada hacia un mundo delirante: Organizaciones...
102
la
pci EE me lo hacen a mí, ¿por qué no se lo voy a ha- ección y apoyo. El analista está así representado por
ta
sen de un poderoso Jehová, disociada de la de un analis
la ve como
Creo que es posible ver en este material, cómo la mayor nal, cuerdo, pero débil. La cordura del analista
parte del tiempo el paciente está atrincherado en una organi- obstáculo para conseguir éxito con estas soluciones omni-su
zación psicótica que le sirve para sentirse poderoso, y para res- entes, y por ello tiene que ser, seducido para obtener
taurar el daño que cree que él mismo ha hecho a su mente. La ¿2
idad, o aniquilado mediante la omnipotencia.
pa-
El analista, al interpretar que con la ayuda de Jehová el o-
1O
CarpfruLo VII
Venganza, resentimiento,
remordimiento y reparación
se ass El intento de evitar una violencia desenfrenadi Jn rasgo importante de estas situaciones es que el paciente
conduce a una venganza sin fin, en la que se establece un laz be estar siempre preocupado por su futuro. Su sufrimiento
muy intenso con el objeto, que debe ser mantenido siempré al es tolerado de forma masoquista, y vive con la esperanza
vivo para que todo el proceso continúe. El paciente, a vece e, en el futuro, se hará justicia y será vengado. El resen-
se separa de la organización para neutralizar sus elementos dese iento, y con él, la esperanza de una redención, se convier-
tructivos, pero el resultado sólo tiene un éxito parcial, pues la en defensas contra la realidad actual, especialmente contra
organización le sirve tanto para preservar al objeto como para: la experiencia de pérdida, con el resultado de que se inter-
actuar, mediante ella, su violencia. e con la posibilidad de continuar el desarrollo de su perso-
á Una vez establecido este tipo de refugio, es muy difícil aban- lidad y la de la capacidad para hacer duelos (Potamianou,
SeserOs en parte, o el agravio sentido sigue proveyendo 92). Cuando dominan los sentimientos de agravio y de
paciente de una dad y de un propósito fijos; y en parte, jo, la realidad psíquica de las relaciones internas del paciente
porque se convierte también en nuevas fuentes de gratificación fleja el hecho de que los ataques destructivos han tenido ya
relacionadas con el triunfo y el masoquismo. En algunos casos, gar con anterioridad, y de que siguen siendo actuados du-
el paciente parece «alimentar» y «cultivar» el agravio, y entoñ- hte todo el tiempo en el que elcio y el deseo de venganza
ces obtiene gratificación al «mantener las heridas abiertas». Es- manecen vivos. La propia existencia del odio sentido hacia
tas expresiones sugieren que el resentimiento puede estar ligado lobjeto significa que, en la fantasía, los ataques han sido ya
a experiencias tempranas, tales como el destete o la llegada de chos, y que el objeto está dañado. Estos ataques pueden apa-
un nuevo bebé a la familia, todo lo cual puede haber consti- cer en los sueños, en las fantasías y en otros materiales ana-
tuido, en su tiempo, una pérdida y un escenario donde todo ticos, pero en el refugio psíquico, se niega su existencia y su
pareciera ser injusto, y donde el paciente se sintiera traicionado ienificado. Mientras el odio siga sin ser reconocido, los ata-
y maltratado. Los resultados de estas heridas pueden llegar a U pueden continuar, sin que se produzca ningún senti-
hiento de responsabilidad, culpa o conflicto.
Ds
O interpreté que tenía miedo de que yo me desanim he, Le interpreté que aunque se estaba manteniendo en calmade
y
a forma en la que estaba hablándome de las planes quetala de sintiéndose superior a mí, estaba preocupado ante la idea
lejarme solo y de abandonar también el análisis. Durante la se- rme decepcionado. Creo que me veía como a alguien que
se > hablaba de la excitación que sentía por un trabajo nuevo nía que protegerse a sí mismo y que era yo el que también
er os planes que hacía con chicas nuevas, como si nad
E era ales de igual manera lo había hecho el pro-
de aesto ne hacía el superior pretendiendo hacer que él se sintiera de-
pendiente del análisis.
, e Ea E ante
a,
isa ie , Pi su despacho sin incluirle Aunque la fantasía de haber hecho una inversión triunf O
e que yo fuera com suoex novi de su dependencia virtiéndola sobre su padre, sus profes ores
ne otra vez en «punto cero». Al principio había idos su nueva novia era totalmente consciente, y podía reconocer
ad-
que implicaba dar vuelta a los roles en contra de ellos, noel de-
pre is con entusiasmo, pero ahora se sentía tan dolido y agra-
Ea que éste se le había convertido en algo intolerable. e. fantas ías con
E mitía sentir odio alguno, ni conectaba estas
a fue decir que comprendía todo lo que yo le es- seo de vengarse. Tampoco era capaz de reconocer el odiocomo que
a diciendo pero que tenía que dejarme y que estaba seguro
e + E lo sentía hacia el análisis, al cual, conscientemente, veía
sim-
o Le ao entonces que des “algo que valoraba, pero que se veía obligado a abandonar,
O pudiera comprender que sentía-que n 'plemente debido a las circunstancias. El que yo insist iera so-
ss alternativa, y que estaba obligad4 soportaba
o 0 aneci tl re los fines de semana y los descansos era algo que a
con tolerancia. La violencia que cobraría una venganza abiert
ye e ps si se pira algo poco importante, de igual
psí-
2 como se veía fo a irse a otros departamen era reemplazada por la crueldad de su retirada a un refugio im-
ne Sa significaba poner fin al análisis y era sona tener E
quico, en el cual yo me reducía a algo demas iado poco
portante como para tenerme que atacar. Así me mantenía
bites a a Le sugerí además, que lo que yacía bajo todo
preso, y me obligaba a escucharle cuando describía los planes
: y 2 podía soportar, era que la reunión mantenida en el
ex-
que tenía para establecer nuevas relaciones que me dejarían y
'espacho próximo al suyo le había hecho recordar mi existen-
dluido a mí. Hablaba como si yo fuera alguien tolerante ,
cia, independiente de la suya, y otras ocasiones en las que s
le había excluido a él. Todo ello se le volvía pil
ego Se a comprensivo, pero yo pienso que, por lo menos parcialmente ha-
algunas vacaciones o algún fin se daba cuenta de que me estaba provocando, y que esto lo
; ido.
caso en este momento, ya
había dado las fechas de mis vacaciones en la acción ad cía frecuentemente para que me sientiera irritado y resent pro-
Dos sesiones más a empezó a hablar sobre unos
ación 145
144 John Steiner iganza, resentimiento, remordimiento y repar
su estado de manía
yectos «de negocios» que consistían en vender algunas de las hgio y se volvió a meter en él y en
ideas resultantes de su trabajo de investigación a un grupo antante.
de industriales; y luego me contó una entrevista que había El segun iente, el señor E., había hecho, en buena me-su
tenido con un profesor de la Escuela Politécnica, el cual ha- ha y un ce de su análisis: había obtenido éxitos en
en su matri-
bía pensado en ofrecerle un trabajo, pero que éste resultó ser bajo y cada vez se iba sintiendo más contsento Se p s si-
de un nivel considerablemente inferior al que él había aspi- oñio. Durante el proceso analítico, a vece
rado. No pensaba aceptarlo, pero sí se le ocurrió utilizarlo aciones que le provocaban pensamie ntos «malos», los E es,
como un arma y crear una situación de guerra con otro de- 1 el pasado, le habían hecho sentir a menudo que todo 2%
, en la realidad,
partamento en el que tenía más posibilidad de entrar, aun- alo y que no merecía ser perdonado. De bebé po, en
que no quería «quemar sus naves», cosa que ya había hecho “habían dejado llorar durante largos perí imida,de tiem odos
y pu
en un intento previo de abandonar su puesto. También me omentos en los que su madre estaba depr Jleno de maldad por
dijo que había surgido una situación difícil con su padre, lie debía haberse sentido entonces tan cupación y desespe-
tras un incidente que había ocurrido en relación con el bebé to, y, por haber causado en ella tanta preo ni
ación que estaba convencido de que ni su madre Eme
de su hermana. En una reunión familiar, me dijo, le había ar a deja r e mori r.
dado al bebé un sorbo de champaña, como en broma, y su 'o ahora, le queríamos, y que podríamos llegsentía en estas St
Normalmente manejaba el páni co que
padre se había enfadado, enfatizando que no era suyo el d que tenía para
bebé, y que, por tanto, no tenía derecho a decidir qué po- taciones idealizando su lógica y la capacida o, pues Se Sen-
día darle. Él tuvo entonces que reprimir su rabia, pero luego pensar, con lo cual se daba seguridad a sí mismes. Si yo no va-
tener estas cualidad
reaccionó rechazando una invitación a comer que le había ba loradomisymoadmi
tíaloravalo él, ,ni aladmiraba estas virtudes, él an que
enrado
hecho su madre. irse tan mal, que
Mediante la expresión de «quemar sus naves», se pudo ir se las estaba negando, y sentenciándole a sent. Cuando en
enterando algo más del temor que tenía de que yo, una vez ya:no podí a creer que le quisiera en absoluto
ón, esto Eo il a
que me dejara, no quisiera recibirle de vuelta, ya que cons- le daba seguridad a través de la admiraci culpando por : E
tantemente destruía la buena voluntad que yo tenía para para él que me disgustaba, que le estaba llegaba a desear A a
ayudarle, con los planes de él en los que triunfaba sobre mí. "presión que yo mismo sentía, y que amientos Se há-
Pensé que esto le podría haber conducido a una vivencia Miente. Esto solía llenarle de odio y sus pens admiraba, sen-
si yo le
momentánea de pérdida que le había hecho entrar en pá- “clan todavía más «malos». En cambio, O o
era sido capa z e
nico. Pero después de un segundo o dos, volvió a su estado “tía esto como si él hubi a n
de ánimo anterior, describiéndome cómo él y otra amiga se C ¡ce dentro de la organización que le ayudaba liza o y el
idea
habían burlado de una entrevista que habían tenido en la an su rermenjeld En el refugio, la organización, y
mis ma
Politécnica para obtener un trabajo. El jefe del departa- agravio parecían estar en manos de la negativa paa jun-
mento les había parecido ser un típico «poli», de opiniones su resentimiento quedó focalizado en mi en pie las idealiza-
muy limitadas. De haber conseguido el trabajo, éste hubiera tarme con él con la finalidad de mantener
consistido en dar un montón e clases y no hacer casi nin- ¡ ue hacía.
de mis A a
guna investigación. Hubiera sido un trabajo de oficina de 9 Ela massa de reaccionar ante algunos icular. po e
a 5, carente de toda creatividad y nada emocionante. En este mis limitaciones, tenía una cualidad part mal, que le excluía
momento se veía que el paciente no podía tolerar salir de su claro que sentía que yo había hecho algo
146 za, resentimiento, remordimiento y reparación 147
John Steiner
a él y que le hacía sentirse no deseado ni querido. Pero,
ade- Óonc rdó cómo se había sentido herido en la sesión
más, sentía que yo le había traicionado, lo cual daba un ma» Mies, cuando yo le había interpretado que el uso se A
tiz especial a su indignación y a su rencor. Me hacía ía de la lógica era una idealización que a o que
así
tir a mí, que era yo quien había hecho algo tan imperdonabsen- mente sentía. Esto, a su vez, le había hecho reco algu
que me hacía del todo inaceptable, y me descalificaba le seudo cutis
tanto, ocasiones anteriores, en las que se había
que me convertía en alguien no apto para ser psico
analista, ente perseguido por mí. En dichas ocasiones sintió que
No era que me viera con una mezcla de elementos
buenos y lo lo que trataba de traerme a la sesión era rechazado, E en-
malos. Yo era todo malo y había que denunciarme como aces sentía pánico de que no hubiera o de lo que pudiera
Estas situaciones eran muy desagradables, y a menu tal. >
do mi pa- cirme que yo pudiera encontrar aceptable.
ciente conseguía socavar la con que yo tenía en mi tra-
Volvió luego , referirse al congreso, donde sac
bajo y en mi integridad, especialmente cuando, en efecto ido con un amigo que le dijo que un miembro ar E
nía yo razones para sentirme mal por algo que realmente, te- ento con el que él trabajó había estado gravemen te a
había hecho o dejado de hacer. Los ataques venían acom yo ¡ paciente no había sabido nada de esta enfermed ad, y e
ñados por el ofrecimiento de decirme la manera mediantepa- cho, había telefoneado a este hombre muchas veces paco:
cual podría librarme de ese estado: si yo accedía a ser su la ándole para que le proporcionara algunos datos q o
lice en el sostenimiento de las idealizaciones que hacíacóm- ba para un artículo. Su primer pensamiento ahora se he
de-
nsivamente, todo podía volver a larse. iedad y de arrepentimiento, pero rápidamente don 0.
Un día empezó una sesión diciendo que se había senti
do entimiento por lo que él llamó un pensamiento E id
un poco incómodo al entrar en el edificio. Sentía que la jue consistía en decir que el A se merecía la e
de espera estaba de alguna manera extraña, y Oyó que
sala :
yo es- lad erse negado a ayudarle.
tornudaba cuando me dirigí hacia él. Esperaba que no
me . ed pio que se había sentido mal por la sn
estuviera acatarrando y pensó que habría estado recie
nte. ción que tuvo cuando yo no trabajé una quer como ma
mente bajo el efecto de alguna tensión. En realidad, hacía conocía entonces la causa de ello, se sintió excluido y nes
par de semanas, yo había dejado de trabajar durante una, un zones suficientes como para exigirme cuentas. El pS se
causa de un duelo ocurrido en mi famili del cual él por «de mierda» que tuvo sobre pa a S pc
tenía p ae
conocimiento. ¡paralelas con el pensamiento de que,
Continuó diciendo que había tenido un fin de semana razo- a merecía todo lo que me había pasado. Sin embargo,
nablemente bueno, la mayor parte del cual lo había pasado en en vio que yo no había aún acabado de e A
el congreso de un partido políti, actuando como period mi duelo, y lo sentía por mí, y tenía también sentimien pes
Aunque estuvo inquieto todo el domingo y había tenido ista. “suficientemente po peri id reconocer que este pe
chos sueños, sólo podía recordar el fragmento de uno. En mu- ¡ también «de mierda». , el
bía colocado un pedazo de heces en una caja, como regalo él ha- A que todavía se sentía mal por los an
para ore pee
alguien. La gente estaba comentando esto, y alguien dijo que tos de mierda que ses pero “o pn
había hecho por ansiedad, mientras que otro señaló que el lo Í ntía que tenía otros
fin
que perse
guía el paciente era convertir todo en una porquería, ena ute arrepentimiento y dolor cuando me Eso
Él mismo pensaba que el sueño tenía que ver con
el con- las cosas difíciles. Lo cual hacía que tampoco tuviera ; E a
greso, y lo conectó con la rivalidad que sentía con sus colega
s. pánico que antes, pero que todavía estaba inseguro sobre sl p
149
iganza, resentimiento, remordimiento y reparación
148 John Steiner
icas
dría admitir que tenía, en efe imi iaú ites desde el punto de vista de sus constituciones psíququeja
debería socie com si o y de
fe las defensas que usaban, ambos sentían motivos del deseo
También, quería todavía que yo le asegurara de que PP. la que no podían librarse, ni tomar conciencia agra-
samientos hostiles no eran realmente malos, ya que o le tenían de dañar a sus objetos. De hecho, cuando, que sen-
pe . envueltos, y además, porque, en todo caso, sólo eran idos, se retiraban a sus refugios psíquicos, el odio
a pa s violento,
de su ansiedad. Esto quería decir que no se le po- in, aunque quizá se hacía manifiestamente menofuerte, y éste,
a culpa alguna por ellos y me hacía recordar, que si yo guía existiendo con un carácter poderosament
e
no estaba de acuerdo con todo esto, él me podría cines inta, pero secretamente, seguía enve nena ndo todas sus rela-
convertir en una figura mala que le odiaba injustamente. Co- estructivos.
¡ones y les llevaba también a cometer actos autod esta-
necté esto también con la du “Los dos intentaban salir de sus refugios, y pudieron dad
sobre si las heces provenían de pd e a lecer por lo menos cierto contacto transitorio con la realicreo
Ep regalo infantil para curar a una madre deprimida, o síquica, enfrentándose a ella. En el caso del señor D., más,
i ten . como fin el deseo de estropear algo. El paciente me que esto pasó cuando creyó que yo pensé que, una
vez
sa pls au: se asust ó pen-
pia se sentía despreciado cuando él se to- staba en el «punto cero»; y también cuando s cione
cp me a para hacer algo para mí que yo no era sando que había «quemado sus naves». Estas dos situa sentía la
parecían representar momentos en los que el paciente
arecía claro que cuando se sentía ¡ amenaza de sufrir una pérdida, cosa que le producía pánico y
aca
convencido de que no sería aceptado, a e le obligaba a volver abruptamente a usar una defensa maníien-
ansiedad, e incluso terror, porque ser odiado era para él exper
de superioridad. Era como si creyera que cualquier
ser abandonado y dejado en manos de la muerte. Meta la sie que le ate-
“cia de pérdida le arrojaría a un estado de depresión cto Con Sus
a había cambiado y ya no le parecía tan claro no poder rrorizaba. El señor E. era capaz de mantener conta s de
ie estas vivencias. Cuando podía admitir la idea de que sentimientos de pérdida durante períodos más largo miem bro
a ¡erfa vengarse, y hacerlo estropeando mi trabajo, podía tam- tiempo, y pudo reconocer el odio que sentía por el
de ven-
e sentir culpa, lo cual, a su vez le llevaba a sentirse arrepen- del Parlamento al que se refirió, y el deseo que tenía deseos
d o y a desear reparar el mal que me había hecho. Este deseo garse de él. Más aún, pudo tomar conciencia de tener «pensa-
ba
e estropear las cosas, se hacía especialmente intenso cada similares hacia su analista, y reconocer lo que llama eso en
que sentía que los esfuerzos que hacía poner las cosas E mientos de mierda». Esto le permitió hacer algún progr
hacer repa-
27 poc estado, como por ejemplo, trayéndome regalos, se cuanto a la aceptación de sus pérdidas, y también podía
traba, pues creía que yo era incapaz de eo bue- raciones. Sin embargo, incluso en estos momentos, no ndo
nas cualidades que tenía y que estaban mezcladas con su odio. prolongar mucho este contacto afect ivo y conti nuó hacie
salir de
constantes movimientos de vaivén entre los deseos de
su refugio y los de volver a él. de la
Discusión Ambos pacientes se encontraban en el punto crítico
hay
posición depresiva descrito en el Capítulo III, en el que ob-
Los dos pacientes que _he he presentado se sentían resentid que enfrentarse con el tener que renun ciar al contr ol del
a a malas que consideraban que les habían hecho pue sentí an que
jeto. Mientras permanecían instalados en su rencor,
a les seguían haciendo. Aunque los dos eran muy dife- permanecían
poseían y controlaban al objeto, de manera que
150 151
John Steiner , resentimiento, remordimiento y reparación
estancados en la primera fase de la posición depresiva en la que
todavía se niegan las pérdidas. Esta fase tiene que ser superada o borra el hecho de que haya tenido el deseo de ds
para que se pueda elaborar esta posición y se pueda tolerar que ambién la creencia omnipotente del paciente de que o es-
el objeto tenga una vida independiente. Klein (1935), descri- no del objeto está enteramente en sus manos debe ser a SS
bió esta situación diciendo que es fundamental para poder onada, a medida que va apreciando la realidad de su in E
endencia. Debe entonces enfrentarse con la culpa, y ésta de E
comprender «a pérdida del objeto amado», es decir, la situa- con lo que se ha perdido. haa
proporción te, > >
ción en la que el Yo se identifica plenamente con sus objetos star en que
sesario el pacien tras reconocer la pérdida, haga A uelo
buenos internalizados, y, al mismo tiempo, toma conciencia de de om
su propia incapacidad para protegerlos de los objetos persecu- sor ella, lo cual implica también perder el sentimiento
torios también internalizados, y del Ello (página 265). Algunos sipotencia. Si el analista puede resistirse a hacer él a ar vez ac-
taciones, sea mediante venganzas o mediante pactos debon
pacientes son capaces de abandonar el control omnipotente blicidad con el enfermo, puede apoyar al paciente y e as
e creen ejercer sobre sus objetos, permitirles ser libres y en- In
ntarse con el hecho de que en la realidad psíquica, esto sig- a sobrevivir a la situación en la que se encuentra su mundo
lerno. Sobre todo, puede ayudarle a dara los co
nifica también permitirles morir, Otros, en cambio, sienten pá- su debida proporción y, en muchas pel a sue
nico ante esto y vuelven a la protección del refugio.
lizar
"ZO sentimientos positivos que pueden mitigar su odio. an e
Winnicott (1969, 1971) estudia este roblema, diferen- tos sentimientos amorosos, ¡e con el reconocimiento de
ciando lo que él llama relacionarse con un dei a
y lo que llama deseos destructivos, los que le capacitan para hacer
hacer uso del mismo. Al «relacionarse con el objeto», el pa- En estos casos, la reparación se hace media nte el per oo ya
ciente lo posee y controla omnipotentemente mediante lo que per Ss
Klein llamó identificación proyectiva. Según Winnicott, para “que para poder reparar, el paciente debe poder tolerar
nar y también ser perdonado. Para poder seguirse A e
poder abandonar este control y permitir al objeto quedar «co- e ES a
locado fuera del área de los fenómenos subjetivos», el objeto desarrollando, tiene, en pos
obj ñ éstos le hayan >
debe ser destruido por el sujeto. Sólo entonces, cuando el ob- coca ateadido de haber sido 0d
jeto externo vuelve, habiendo sobrevivido a los ataques ante- he aa Si
lanado por lo que él mismo haya hecho o haya poc $
riores, se hace posible establecer un nuevo tipo de relación: «el han tratad o Am A
uso del objeto». Es decir, una relación en la que el objeto es cer. Rey es uno de los pocos analistas que
pecto de la reparación, y describe cómo su cs ,
real y es reconocido como estando fuera del control omnipo- de pr
tente del paciente (Winnicott, 1971, 90). le ha demostrado que la capacidad para perdonar es
Por desgracia, la reaparición del objeto que ha sobrevivido mordial importancia.
al ataque puede también ser usada para negar la realidad de i haya puede esperar sem-
sido capaz de perdonar
dichos ataques, y para reasegurar al paciente de que no hay ne- id pe Ela Esto hace que cd vengas e
cesidad de sentir ni remordimiento ni culpa. Cuando esto su- j mant activo y, porlo tanto, t 1
cede, la supervivencia del objeto le sirve para ayudarle a eva- pea a eiii de que el objeto también quiere vengarse y
de que tampoco ha nado nada... Sólo cuando el supery
dir una realidad psíquica con la que sólo había hecho un se hace menos crue l menos perfección, puede el Yo estar
y exige
contacto transitorio, Én otros casos, el paciente se da cuenta capacitado para aceptar a un objeto interno que no estéps
de que el objeto, incluso cuando haya sobrevivido a los ata- tamente reparado, y llegar a situaciones de ma ei entre
ques, permanece dañado en su realidad psíquica, y su vuelta perdonar y el ser perdonado, tener espera y
nza gratitu
(Rey, 1986, 30.)
nza, resentimiento, remordimiento y reparación 153
2 John Steiner
Para tener la capacidad de perdonar, debemos poder reco- la idia, toman entonces el mando de las cosas, y
nocer la existencia tanto de los sentimientos buenos como de n hb a un carácter insaciable, que a
los sentimientos malos que hay dentro de nosotros. Éstos de- ras consecuencias si no se puede contener. Cuan a E
ben ser lo suficientemente malos como para justificar sentirse ito.de muerte llega a dominar, la ven no que per
culpable, y lo suficientemente buenos como para creer que cha hasta que el objeto, y con él el self no hayan si
merecemos ser perdonados. Necesitamos sentir que esto es ver- estruidos. A tl
dad, tanto dentro de nosotros mismos como dentro de los ob- E a hacen que la expres ión a de la
jetos. El deseo de vengarse debe ser reconocido como tal, y de- nganza sea peligrosa, porque se teme las pre e un
bemos aceptar, con ello, la responsabilidad que tenemos del bieto más fuerte, o sentir una culpa excesiva si dicha ee
daño que hayamos hecho a nuestros objetos. Todo esto signi- anza ha sido llevada a cabo en demasía. El paciente es ,
fica que, para ser perdonados, tenemos que aceptar los ele- htonces, atrapado en una situación interna o AN
mentos malos que existen en nuestra naturaleza, pero también lente herido, pero incapaz de conseguir a pe ee
que debemos poder sentir que existe en nosotros una cantidad huida al refugio psíquico le ha ofrecido la protec ci a pub
suficiente de sentimientos buenos que nos permitan sentir compleja red de relaciones de objetos, que a menudo sl
arrepentimiento y el deseo de hacer reparación. de escudo a poderosos y despiadados objetos A
En los casos que he descrito, el tema central parece ser que que funcionan como lo hacen las pandillas de la mafia. 2
los pacientes sentían que era yo quien había hecho algo im- pandillas son expertas en llevar a cabo vengan zas de ES E
cedomable lo cual me llevó a preguntarme qué era lo que no tan del paciente E la eventual destrucción de s
me podían perdonar. Llegué a la conclusión de que la ven- enemigos (Rosenfeld, 1971a). y
ganza es un fenómeno complejo. A menudo parece ponerse en | a de las organi zacion es patoló gicas EN o
marcha a causa de un daño real o imaginario, que provoca ear en el mundo de la fantasía, a veces en forma par a ne
nada más que el deseo de que se haga justicia y una compen- consciente, pero se les impide actuar abiertamente. : e E
sación razonable. La exigencia de la venganza es especialmente ción externa está cuidadosamente preservada, pero en la A
apremiante cuando la herida y el daño se han infligido no sólo sía, el ataque conduce a tal devastación, que sus someten
al self'sino también a los objetos internos buenos, que están son demasiado horribles como para poderse enfrentar2 -
representados por la familia o grupo. La finalidad consciente El sentimiento de culpa se convierte en algo insopo e y p
de la a ca puede entonces ser la de limpiar el buen nom- maneja entonces mediante identificaciones proyectivas, Pm
bre del objeto injuriado y restaurar el honor-de la familia. En nera que; se creeAque esta ss Le Epo a
este caso, la venganza empieza como una expresión del ins-
tinto de vida, y exige que nos rebelemos contra los que nos E. El ado A e dlapaciente > A con soe
dañan y amenazan a nuestros objetos. ue no puede ser perdonado y que no
En la realidad, la justicia rara vez se lleva a cabo en forma do del alo one se ha queda do atrapado,
adecuada, y el fracaso de encontrar en ella satisfacción, hace sino que debe ser castigado o destruido. Es importante, sin aa
que se añadan otros motivos que se suman a lo que al prin- bargo, entender que desde el punto de vista del ia ne
cipio era una causa justa. Los odios antiguos basados en analista el que parece ser incapaz de admitir su E se
heridas narcisistas, en la avidez, en rivalidades edípicas, y, frentar su culpa. El paciente vivencia la situación como E ES
especialmente, en la destructividad primitiva que está enrai- petitivo, donde sus objetos le atribuyen a él su propia m
154 John Steiner
complicidad a fuerzas que con frecuencia son vividas como 16 hace una especie de trato con el Ello, por el cual pa
presentantes de lo bueno y de lo malo. El paciente a menudt algunos actos perversos permanezcan en forma egosint la
llevar a
se siente víctima de presiones a las cuales se ve obligado a sos a cambio de que el Ello esté de acuerdo con
meterse, pero en los casos de las perversiones, este sometle esión la mayor parte de la sexualidad infantil, y en parti-
miento puede convivir con algún elemento de insight, de ma h los aspectos de ésta que están asociados con el complejo
nera que la víctima puede no estar tan impotente como puede Edipo.
parecer a primera vista. Este tema está desarrollado en el ca»
e (1979, 1985), Laufer
Slasser y Laufer 84), Socarides (1978),
(1984),
e de relieve la función de-
pítulo siguiente (Capítulo IX), en el cual hablo sobre el ca. 26 las ansiedades edí-
ción
rácter perverso de los refugios desde el punto de vista de las iva de las y Stollese1973)
MEE37)
las re-
relaciones objetales que se dan en ellos. También pongo espe- as, y el importante papel que juega la erotización de
tema de la
cial énfasis en estudiar la estructura de estas organizaciones pa- Dios de bjero. Gillespie (1964), menciona el
sio-
iresentación falsa de la realidad que se da en las perver
tológicas, y describo la manera cómo los miembros narcisistas
de la pandilla que forman la organización, quedan unidos en- los analistas franceses, en especial Cha seguet-
co-
tre sí por interacciones de tipo perverso, en las que el sadismo ño 211974, 1981, 1985) y Mc Dougall (1972) quienes
san en un lugar central a este tema. Estud ian la relaci ón del
juega con frecuencia un papel prominente. de la di-
ad
La naturaleza de las perversiones ya ha sido muy estudiada >Eyerso con (a realidad y, sobre todo, con la realid y
y aquí no voy a tratar de resumir lo que se ha discutido sobre rencia que existe entre los sexos y entre > po
ellas. La mayoría de los autores han hecho resaltar lo que binan que estos enfermos crean un mundo perv e e
Freud dijo cuando describió la sexualidad infantil, llamándola dal la realidad queda distorsionada y mal representa
E
«perverso-polimorfa». En aquel tiempo se consideró que la Yo creo que estas representaciones e
perversión psíquica, consistía simplemente en que ciertas con- sencial para poder comprender lo que son las perversiones, especí-
ductas infantiles persistían en el individuo en su adultez, por- | ellas son causadas por un mecanismo total
me tc mente
que al revés de lo que pasa con las neurosis, no han sido re- co mediante el cual se permi te que coexi stan simultánea-
me-
primidas. Esta idea es la que dio lugar a la famosa y algo mente versiones contradictorias de la realidad. Es éste un
dad cuan do
engañosa afirmación de que «las neurosis son el negativo de canismo q ue Freud describió con mucha clari
tiene im-
las perversiones» (Freud, 1905b). Más adelante Freud (1919) estudió el fetichismo (1927), el cual , sin embargo,
recono-
aclaró, con la aprobación de la mayor parte de los autores, que plicaciones más generales que las que el propio Freud
Ei i esencial, no sólo cuand o se aplica a
la perversión, al igual que la neurosis, es una forma de com-
promiso para resolver el conflicto que se establece entre el im- ia
las perve rsions Pp
es sexuales, también cuando se da en meca-
mecanismo es
pulso, la defensa y la ansiedad. En-su trabajo «Pegan a un “nismos perversos que se dan en otras áreas. Este pa-
niño» (1919) pone un especial énfasis al hablar de las ansie- “característico de la manera cómo operan las organizacionesde re-
dades que se originan en el complejo de Edipo, y ve que las tológicas de la personalidad, dándos e en muchos tiposa la rea-
fantasías sadomasoquistas constituyen una defensa contra fugios psíquicos en los que se ofrece el dar la espalda algún
ellas, lidad, aunque al mismo tiempo, se permita tener
Estos estudios y otros más han sido revisados hábilmente contacto con
por Gillespie (1956, 1964) quien estudia el influyente trabajo
escrito por Sachs (1923) sobre este tema, en el cual sugiere que
161
JohnSte ión. con la realidenadlos refugios psíquicos
160
ajo sobre el feti-
o está elaborado en su famoso trab
Discusión de las ideas de Freud 0
de
sobre el fetichismo i
verdad que el niño, tras haber observado a la mujer,
nado A alteraciónE a la creenciade que las mu-
ha enid o esa pS
La comprensión que hoy tenemos sobre la manera en Bes “enen un falo. En realidad, sí ha mant
cual la realidad está mal representada en las perversiones, cé entretamb
|lero ién lade hala aban
el peso enciado.de Enco
eviddona ntrándose en un co AS
su percepción, que no a ps
menzó cuando Freud estudió el fetichismo (1927). Freuf rario, “ega para
pensó que la idea de no tener un pene estaba asociada con li descosamente, y la fuerza de su deseo contcas que sólo son > 4
mula de compromiso con cara cter ísti
castración, y que el niño teme que si su madre puede habe inconsciente s de ¡ay
cuando está bajo el dominio de las leyes su mente, la mujer
perdido el suyo, él también lo puede perder. Sugirió entoncel samiento: del proc eso prima rio. Sí: en
que el fetiche era un sustituto del pene de la mujer que el niñe de todo, pero este pene ya no a como
tiene un pene a su lugar : el fetiche.
creía que ella había tenido, y que no quería renunciar a esti era el de antes... Otra cosa ha toma do
)
creencia a pesar de la evidencia de la realidad material. ¿ . (Freud, 1927; la letra cursiva es mía.
Resulta claro ver que el tema que toca Freud es mucho más
siguiente manera:
profundo que el que abarca el problema específico del feti. En 1940, dice algo semejante de la
chismo, y que se refiere al de la relación del individuo con la : . dee
realidad en su totalidad. Freud empieza su estudio sobre la isión [anterior] que tuvo del genital femenino, puede
a
a a OO niño de estapatio, Pero
cuestión (1923) sugiriendo que el niño, cuando entra en con- star que le causa A
conclusión alguna de ella, ya que el male
tacto con la realidad, se forma una creencia muy fuertemente
arraigada de que no existe diferencia alguna entre los sexos. celo
i paneo. o o, ala calm
era demamosiado racerlsenti s quier inqui
1 e-
do ento nces ó po
Para poder abandonar esta creencia y aceptar lo real, su per- dl a Sudieca habe
tualm:
cepción del mundo tiene que irle llevando a abandonar esta explicación de que aquello que no estaba haría even
nte...
más adela
teoría original, y Freud nos dice que lograr esto puede necesi- su aparición. A la mujer le crecería uno,
Esta manera de manejarse con la reali dad, que puede incluso
tar el vencer una enorme resistencia. Introduce entonces la im- irti ó en algo decisivo ena
merec inge iosa, se convirti
llamada ingen
portante idea de que la creencia que el niño ha creado ficti- masturbán
ale conducta rca: del niño.: Continuópene, pero, A
ao
ciamente, puede coexistir con lo que le hace ver la observación ¡ ello no pusiera en pelig ro a su
ente va-
de lo real. Yo creo que esta coexistencia trae como resultado la da a una contradicción total con esta aparEs que,
oma, que
formación de un tercer tipo de relacionarse con la realidad que lentía o indiferencia, desarrolló un sínt la existencia de unEo
sin emba rgo, sí seguí a reco noci endo
es característico de las perversiones y que se emplea típica- , 276- 7; la letra cursiva es mía.
(Freud, 1940
mente en las organizaciones patológicas de la personalidad.
En un trabajo anterior Freud escribe lo siguiente: : : dies
Freud estudiando una perversión sexual; o el
pes
il de aceptar es la
Sabemos cómo reaccionan los niños ante las primeras im- Do delle viilacqúe el niño encuentra difíc. Esta realidad consti oe
presiones que les causa la ausencia del pene. Niegan este he- vación de que las mujeres no tienen pene en a e e po ca
cho y creen que sí están viendo uno, de todas maneras, e in-
uno de los factores O que establec
terpretan la po en la que entran, dieran a sí e ser considerado
j los sexos,
mismos que lo que pasa es que
queño dns más adelante me hard apor
ne es todavía muy pe-
. ble de levila Sigultod o a Mon ey-Kyrle (1968), yo afirmaré que
un destino similar y que
(1923, 143). hay otros hechos de la vida que siguen
162 John Stein 163
ación con la realidad en los refugios psíquicos
enfrentarse con
también tienden a ser encarados mediante la aceptación y la ¡ón es la de proteger al niño de tener que
a hacerlo.
gación simultáneas de ellos, En este contexto es interesante ver q lidad de los hechos, en vez de ayudarlela coexistencia de las
en el trabajo de Freud sobre el fetichismo, éste da dos ejemplo Jebemos poner énfasis en que no es sólo
ninguno de los cuales tiene nada que ver con el pene femenino nl m
adicciones | o, ya que dichas contradic-
el resultado de una disocia-
Ú
con el fetichismo mismo. Dos de sus pacientes eran incapaces di es Belen, ia
enfrentarse con la realidad de la muerte de su padre. Escribe así: y hecha en el Yo en un nivel más primitiv o. La perversión se
intento de
ando comienza la integración, y constituye UNvisiones con-
Ol
ón entre
Pero investigando algo más, llegamos a otra solución de la tontrar cómo hacer una falsa reconciliaci
dificultad. Llegamos a ver que los dos jóvenes lo que habían ueden fácilmente mant ener. se separadas una
hecho no era «escoromizar» la muerte de sus padres, Hacer esta re-
A Mean mcaeba dicho proceso integrativo,
de ¡ dicto i no .
manera como no lo hace el fetichista con la castración de las odos en los que la
mujeres. Era sólo una corriente de sus vidas mentales la que aciliación no es algo tan necesario en los perí y por
no había reconocido dicha muerte, pero había otra que se sociaci tiene las dos visiones totalmente separadas,
daba perfecta cuenta de este hecho. La actitud que se nía de o eps influir una sobre la otra. El problema sólo
acuerdo con sus deseos y la que se ajustaba a la realidad, exis- disminuir y se empieza
tían en ambos al mismo tiempo. Ne cuando esta disociación empieza a
(Freud, 1927, 156.) intentar hacer una integración de ellas.
tres posibilidades:
“Es entonces cuando cobran importancia
Con anterioridad, durante el transcurso de un debate sobre
uello en lo que se quiere creer)
Ñ
la idea que tienen los niños de la muerte, citó otro ejemplo ll: produce dolor
dentro de un contexto muy diferente, que es el siguiente: o das . ci realidad, lo cual ima O
mental y ansiedad, pero puede, en últ rigiéndose
Me quedé muy sorprendido cuando of que un niño muy llevar hacia la salud mental al terminar
inteligente de diez años, dijo tras la muerte inesperada de su individuo por el principio de realidad.
quede anulada, o
padre: «Ya sé que papá ha muerto, pero lo que no puedo com-
| 2. Quela observación de lo que es real
prender es por qué no viene a casa a cenar,»
to j sea atacado, lo cual hace que lo
ptivo
perce
(Freud, 1900, 254.) y se destruya,
Pe anos is vuelva a sobrevivir, que están en
Aquí parece reconocer lo difícil que es para un niño darse en cambio, la observación de los hechosótico.
cuenta de lo que significa la muerte, y de que la fórmula de su contra. Esta opción es de orden psicy la basada en la
compromiso que usa es aceptarla y negarla en forma simultá- 3. Que la creencia basada en el supuesto simu * al
nea. La realidad de la muerte es otro de los hechos de la vida, ción se mantengan en forma ¡ ltánea, in-
ba ce
y también algo que puede ser mal representado mediante la oo estaban cuando la disociación esta eso ; in-
caus a del proc
persistencia de versiones diferentes. Desde luego esto no tacta. Ahora, sin embargo, a nces cuán ño e
quiere decir que el niño de este ejemplo fuera perverso, por- tegración, deben reconciliarse y es ento ght está pa
que las dos versiones de su padre estaban disociadas una de la introduce el argumento ls El insi dar una A
otra. Sin embargo, sí constituiría algo perverso si tratara de re- cance de la mano, pero ahora se usa para op pu
conciliar a ambas de una manera «ingeniosa», como por ejem- interpretación de la realidad. Éste es el so», :
enio
plo, diciéndose que algún día su padre sí vendría a cenar o que cual se refirió Freud llamándolo «ing tulo X uso e
vendría si él se portaba bien. La finalidad que persigue la per- creo que es de tipo perverso. En el capí
165
164 John Steir ción con la realidad en los refugios psíquicos
tación de las relacio-
término «mirar haciendo la vista gorda», para descril sueño como si se tratara de la represen preta ría, con mayor fre-
8 a mediante el cual se decide o eberal nes sexuales de los padres, ahora inter
rpre taci ón errónea de la
"cuencia, que se trata de una inte
E ciono con las ideas de Freud sobre el fetichismt tación de ella pare-
ta es una de las formas mediante las cuales misma. De hecho, toda posible represenexcepción de la que es
= cería proliferar en el inconsciente Con
'
versiones contradictorias de la realidad pueden coexig: la correcta.
tir, y constituye con frecuencia, una de (Money-Kyrle, 1968, 417.)
característi, A
cas de los refugios psíquicos. J
a medias que Freud describió. Generalmente, estas represen- A Gillespie, 1964). Los page
a 0
taciones no quedan definidas como perversiones, pero en mi 'niz cótiica no son meno os propensos
aciión psiicót
'nizac E
icos, , lo cual se debe a q
opinión, es útil considerarlas como tales. Las representaciones | tos perversos que los no ps icót re
no están totalmente
falsas en estos casos llevan con frecuencia a un mundo ro- en los pacientes psicóticos, ención de una inc egs adt .
mántico, sanitario, de idealizaciones, en el cual las cosas bue- “movimientos hechos hacia la obt ae ] pa Le A
olanao
nas duran para siempre como en los cuentos de hadas. Podría- "Tales movimientos son pore an ve E
acii ente psic i o, y cuando ocurren,: le llev
icótótic 2
mos, pues, además de hablar de perversiones narcisistas y ntación de su pibas
na ho disociación y fragme
sexuales, hablar también de perversiones románticas sobre la a crear una Eyes pa e
realidad del tiempo. Stoller (1976) ha sugerido que esta de- que también le pueden conducir s perversos como los q
fensa romántica se da con mayor frecuencia entre las mujeres, cótica que uso de mecanismo
Ae
y que representa un proceso que lleva al mundo de ensueño descrito antes (véase Capítulo VD. que se
que se hace en cierta clase de literatura. El equivalente mas- Por todo esto, la relación perversaq que se da en la mayorírama, O
dad, constiituye una caracteristi ística ca
culino es la masturbación pornográfica, donde el elemento se- ref ugi os psíquicos, por 10 que
xual de la perversión queda más explícito. La falta de con- incluso en todos los al clínico de un Sera e
ciencia del paso del tiempo está presente en ambos mundos presentar a continuación el materi ma predominante, voy a P
fantasiosos. el que este elemento se dé de for
6 1
4 75
gios psíquicos
John Steiner elación con la realidad en los refu
qe e la calefacci; ón central. No e ha-
sar revista a algunos de los enfermos que ya he mencionado: a1 con su marido que 50
en los capítulos anteriores, para tratar de ilustrar la peculiar , as en contacto conmigo entonces por
se metió en la cama con s
forma de irrealidad que se ve, en general, en los refugios. éfono estaba desconectado, y ndo volvió al ps
velas, faltando a tres sesiones. Cua do con el pea ea
marerial que trajo estaba relfroaciona
la que bala es do
Material clínico bitación que había en una ntera,de enorígen, y €n qu
“fsmilia cuando huían de su país interrogando a e Se
La señora A. (Capítulo ID), se metía en la cama, y en ella, sardias fronterizos habían estado en un hogar parca a ES pa
durante semanas y semanas, no hacía otra cosa que no fuera también recordó que había vivido e
suponía que sus pal ps e
leer novelas. Sus sueños diurnos se referían a viajes hechos a ante dos semanas, cuando se or y FECO , a pe
través del desierto del Sahara, al cual idealizaba como si fuera tan ido de vacaciones con su hermano men A 0d
un lugar romántico donde se podía vivir con tan sólo racionar in él habsin avillosas. Los dos lugareloss edos es
ía muñecas marans
dados, duda, con iedade s ext rem as, y
cuidadosamente el agua y la comida. En las sesiones se escon-
imaginería del refugio p E
día tras el silencio, pero a veces admitía estar teniendo la fan- Aealizados formando parte deaídasla en el refugio, pei de a
tasía de tomar el sol en una isla desierta. La forma en que se hitico. Yo pensé que estas rec e
portaba, de acuerdo con esto, era la de una persona indiferente freran horribles, eran vistas como menos terribles que
estaban asociadas con la p
a todo, sin preocupación alguna por nada. El sadismo de este ternativas q les rodeaban y que :
estado de ánimo se podía ver porque, al mismo tiempo, con- plsible qa pérdida de dilsuemamadasre.ms que eEsabrS a —
seguía que se tomara conciencia de que se trataba de una pa- ro o
ciente extremadamente necesitada, que estaba deseando esta- idad que parece ser intolerable y que, e.
crea!
blecer algún tipo de contacto, pero que adjudicaba al analista Di der sobrevivir, lo resolvió condala y negada > ca
la responsabilidad de conseguirlo. Los esfuerzos que yo hacía f ao! cual esta realidad fue acepta
de la isla desierta en € as a
para llegar a ella eran simultáneamente apreciados, ridiculiza- tiempo. En el estado de ánimo aba abandonada y priva:
dos, o vividos como si fueran el ataque sádico hecho por un “metía, también sentía que est oda y en paz.
analista frustrado. todo, pero al mismo tiempo cóm
formaba alianzas con pas :
La paciente solía salir de este refugio, pero volvía a meterse ; El Esor D. (Capítulo VID), , para Intentar a
en él cuando se sentía dolida, como si fuera un caracol al que poderosas del mundo académico ión que er 6 le ayu :
zac
se le han tocado las antenas. Esta característica ya la he des- jada su depresión. La organi e
de venganza , mientras que
crito en el Capítulo II al referirme a un sueño suyo en el que construirj fantasías triÍ unfantes ést retas,
salía a comprar provisiones, pero sentía un gran shock y miedo Í mpo, al mantener a éstas sec Pre
miÍsmo tie a e
nci a a
al ver a una chica que había sido cortada en dos pedazos. En titud de scr ismo y de defereexpre esaba el odio : , A
aquella sesión particular, había establecido un contacto con- ante su analisÍ ta. De hecho y se A
migo, pero lo interrumpió cuando le dije que había cometido e hacer caso de mis e con traba) o :
un error al escribir el ue con el que me había pagado, re- i me
bir lo emo cio
Í nad o que est aba
ía 0.
tirándose entonces de mí de forma abrupta. res nuevas, con lo cual me hacía sentir que yo no ten ten
ue par ecí a
Tras algún progreso más, volvió a separarsede mí en una rrancia a y que era impotente. Aunq mí, negaba su
ocasión en la que se hizo daño en un dedo del pie cuando es- el efecto que todo esto tenía sobre
ondiencia
; : 1
uicos 77
176 John Steiner elación con la realidad en los refugios psíq
odio, y continuaba manteniendo que valoraba el análisis, A e este grado de desintegración psicótica, sin em-
qe -.
que los problemas que surgían conmigo se debían únicamente k ocass Tota cierto insgia sobre lodatado E ni
sentimiento
a la necesidad que tenía de dar prioridad a su trabajo, cosa que sa, cosa que mostró cuando dijo con de yo», .S qe
le en tiempos pasados había sab ido que
él pensaba que yo podría comprender. Yo era al mismo tiempo
do vivencias de su ide a
una figura valorizada por él y una sobre la cual triunfaba; una ería decir que entonces había teni
blecer un contacto pe
d y de su self. Esto le permitióida,estapero
que trataba de preservar y otra que trataba de destruir. Su es- no pudo o sn
tado de ánimo maníaco era simultáneamente uno de excita- torio con la vivencia de su pérd E
ción y triunfo, y otro en el cual dañaba a sus objetos y des- or mucho tiempo. Una vez más entonces, Surgió e e
ncia de qe a me E
truía sus proyectos. Estas actitudes parecían coexistir sin que ad perversa que tenía para tener concie decidió en
se hiciera manifiesta contradicción alguna entre ellas. lido algo pero al mismo tiempo negarlo, y o
El señor E. (Capítulo VII) tenía un refugio más masoquista, isolver sus problemas mediante la ra Pi
a aqua er
que implicaba la existencia de un estado de ánimo en el cual En este capítulo he La
el sufrimiento real era tolerado e incluso idealizado. En un yO, vié mo una isla desiertaO
mostrar na esta .e
sueño, el regalo que hace de sus cacas, está colocado en una Neo pi Fontes y he tratado deidealizado y, ma
caja atractiva y es tratado, simultáneamente, como si fuera un oresentación es la de un territorio vida es apenas a sia
regalo y un ataque. Cuidaba mucho su análisis y se preocu- tiempo la de un lugar cruel donde la la coexistencia de
paba por él, pero al mismo tiempo tenía cierta conciencia de La calidad perversa está asociada con
la forma en la que sus esfuerzos bloqueaban el progreso analí- s ent
repres
pp , no
queadocn
tico. En su refugio psíquico, mantenía a sus objetos en un es- e Otras veces, en cambioa , el refugioi E
tado de mitad muertos y mitad vivos, lo cual significaba que 'como un lugar, sino como un grupo n se obtiene
no podía ni hacer uso de ellos ni dejarlos en libertad y hacer uni ando una organización. La protecció a cart E
el duelo por ellos. De vez en cuando, sin embargo, sí era ca- h a de E grupo, el cual viene
me refiero a gani
paz de salir del refugio y hacer algún contacto con la vivencia .ese sitio idealizado y seguro. Cuando hag o pen san
lo do en
alidad,
de las pérdidas, lo cual le posibilitaba dar algunos pasos hacia “zaciones patológicas de la person
no, cosa que he discu-
la posición depresiva. la segunda representación que mencio i es. En el Capí tulo IX >
El señor C. (Capítulo VI), era abiertamente más psicótico, ti ensamente en capítulos anterior e ne te
de
y se veía en él la evidencia de un refugio loco que parecía es- Dondré énfasis en descibir esta maneraque tienen las 2.
tar viniéndose abajo. Para compensar esto y poner un re- fugios, y me referiré a la importancia y la Mane q Pre :
miendo a su Yo dañado, se dirigía hacia objetos omnipoten- de objeto perversas, al crear la rigidez lidad de efectuar
tes, tales como Jehová, los neurólogos y su analista, con los sentan estas estructuras contra la posibi
que se quería identificar y cuya potencia buscaba. Fue cuando bio alguno en ellas.
le echaron del refugio cuando se sintió loco, y trató de volver
a entrar en él con medios mágicos, tales como con la adquisi-
ción de un manto de oraciones judío. En estos refugios podía
hacer lo que quisiera, como por ejemplo, cagar donde tuviera
ganas, porque el deshacerse de su materia fecal era problema
solamente de su analista. 5
CapíruLo IX
Relaciones perversas | s
en las organizaciones patológica
turas de las organizaciones
'Lo complejas que son las estruc o que ya ha sido estudiado
patológicas de la perso idadenes elalgque he puesto de relieve la
in otro lugar de este libro, las relaciones de objeto que se
“atura lez a nar cis ist a que tie nen
te capítulo, trataré de escri-
establecen en ellas. En el presen que Se dan entre los diferen-
bir cómo las relaciones perverión sas
de la org ani zac , y las que se hacen con el pro-
tes miembros
sel fqu e que da atr apa do den tro de ellas, pueden contribuir
pio
a su rigidez y a su estabilidad. un proceso de desarrollo, ya sea
“Cuando se pone en marcha iente se va sintiendo cada vez
en el análisis o fuera de él, el pac relación que hace con sus ob-
más fuerte y más apoyado por la a a pensar en escapar del do-
jetos buenos, por lo cual empiez la organización, Puede enton-
minio al que , tiene sometido teo fuera del refugio, pero con
ces hacer movimientos de tan , Como si estuviera convencido
frecuencia vuelve otra vez a éste organización para que le pro-
de que sigue dependiendo de la catástrofe. De esta manera
teja y evitar que le ocurra unaaun cuando las circunstancias
queda, pues, atascado en ella,
e las di-
trabajo «Relaciones perversas entr
1 Este capítulo está basado en elión clínica» (Steiner, 1982).
trac
AR
ferentes partes del Self una ilus
lógicas 181
180 John Steiner ciones perversas en la organizaciones pato
á
le llevaron a su dependenciade originari
cies miembros se ve obli-
que amente ya no exige ausa de los roles que cada uno de losse permite a veces que
tan y an otros puntos de vista,
ce. ¡ le parezca ezca no necesitarla, [ lo:a actuar. Dentro de esta rigidez
onces el paciente puede
e parece que no pudiera o no quisiera tomar concien ya un intercambio de roles, y ent
s como perseguidor,
a que 0 o cl E cn se han pipciñenda, y a veces tiene tirse a veces como víctima, y a vece cado en el rol comple-
ejoría, pues hacer esto sería enfr jentras que el analista puede ser ubi
contra una voz interna que le le dice
dice que todavía existe
iste lala nece? nec - entario. ción ha sido visto
as a de la organización. Esta dificultad Do aid El carácter perverso de este tipo de rela entes que
estudiar a paci
E qu SAO puede tomar la apariencia de una Or varios autores. Joseph (1975), al
relieve la manera tramposa
a dr pa E A ae y a la dependencia de la sn «difíciles de alcanzar», puso de
al analista. Aunque la
, onces o se hacen manifiest bn la cual pueden estafar y manipular
blemas técnicos, des-
A peas ue se revelan como los epontólos - tora se centra en especial en los protiva del se/fque man-
era
a la víctima al opresor, con formas que son muy ribe también a una parte seudocoop
e de justificar sosteniendo que son necesarias llene activamente disoci ada a otra más necesitada, y poten-
iones, parecería que la
Ma gula E la presenta el paciente, con frecuencia cialmente colaboradora. En otras ocas o, en
e e tara de que una parte sana, cuerda, pero débil parte disociada se quedara observando e impidiend
lquier contacto real en
q dr encontrara bajo el dominio de una organización forma destructiva, que se establezca cua si se examina con de-
S Eo sal se ante la cual se siente impotente para luchar. el análisis. Joseph dice claramente, que se puede llegar a com-
2 3 o es engañoso, y voy a tratar de demostrar que talle esta situación en la transferencia, mente de una defensa
ss se organización perversa; que la parte del se/flla- prenderla y ver que no se trata simple serie de facetas com-
da pes apro débil», es cómplice de la pandilla narcisista global, sino de una compuesta por una personalidad del pa-
ya a a o lo que hace, se deja, sin embargo, atrapar por plejas y altamente organizadas de la sutil que toma el acting
mac cone perversas que se dan entre los miembros de ciente. Muestra también la naturaleza en la presión que se
la Manzo
E ci PES a unos con otros, y a veces con un líder, outs en la transferencia, y pone énfasisentre en complicidad y
o a que su lealtad a ella queda asegurada. Estos ejerce sobre el analista para que éste adoptar un papel en el
pies nm Le perversos enredan y aprisionan a las partes permita ser manipulado, hasta llegar aente, en vez del de su
qa entes del seJf el cual no puede entonces quedarse fuera que actúa como parte del self del paci Sandler y Sandler,
dnd us cuando no esté de acuerdo con sus métodos y se analista. Varios autores (Sandler, 1976; describen cómo los
enta incómodo por el hecho de que se beneficia de | e 1978; Rosenfeld, 1978a; Langs, 1978), tienda a meterse en
a que
tajas que le proporcionan. Soi puntos ciegos de éste contribuyen
_ Quizá sea tan importante como esto el ver un acting out de complicid ad. Ros enf eld (1971a) sugiere que
duce un estado de
diante Ean el analista es inducido también a E la fusión parológica de los instintos, prolizados los impulsos
- n. Tampoco él en ese caso, es capaz de mantenerse a ánimo en el que, en vez de quedar neutras, puede llegar a con-
esp 15 sin dejarse corromper por su seducción y su intimi- destructivos, al juntar a la libido con ello o. Esto significa que
gros
don perreo, Ea situación con frecuencia representa los vertitlos incluso en algo aún más peli
in En E ea a ño perteneciente a una familia se da una interacción perversa entr e diferentes partes del self
(1979) parece haber
situación en la que también Grotstein osis de complicidad»
paciente como el ma ha estricta bi. ol pensado cuando se refiere a una «simbi
¿e
i
patológicas 18 3
John Steine ¡ciones perversas en laorganizaciones
_ : 2.
que se establece entre la organización psicótica y la parte ne lossa.dos se siente
esonr, pery ver n pros pa ca
rótica de la personalidad, y que trae como resultado lo que él
y decondomelinaopr
mo ció Este dominio O nee rm
cidad por una parte,
ediante la seducción y la compli .
llama una « perversa».
A partir de aquí se desarrolla una situación compleja que' , en
Í lentas, p or otra
nnte amenazas vio
puede ser difícil de desenmarañar, pero que, generalmente, verse funcionar en dife
puede ir siendo descubierta a medida que el analista se va ha» Los vínculos perversos puedenlas organiza ógl as,
ciones patollógic
izaci
5 arte de
casos que hemos
ciendo más familiar con el mundo del paciente y con la ma»
e emos comprobar revisando los
ses cómo funciona. Como hemos visto, la estructura básica
e la organización suele estar representada por un j q que constiítuye O tro
j clínico
grupo, una
pandilla o una red de objetos que mantienen una cebción en- stee voy a presentar Un material estas relaciones perversas.
jem plo más de cómo funcionan
tre sí. Esta organización tiene su origen en el núcleo de la fa-
ilia, y empieza con el trío edípico, pero también se extiende
luego a la familia en su forma más amplia, y desde ella, a otros
objetos existentes en el ambiente del paciente. Cada uno de
ana-
los objetos de su mundo interno tiene partes de su self pro-
( : era un médico i de cuarenta años que pició,idió
ad, e
yec en ellos, y esto contribuye a su complejidad y a su ri-
liz es pasado un período de ansiede tenía un
gidez. Los objetos son elegidos con frecuencia cuando resul- fesionalment
tan apropiados para contener ciertas partes del self De esta ll. spersonalización. Aunque pro ar su trabajo clínico para de-
"razonable, se sintió obligado a dej iaa del dolor : que le
manera, los elementos dependientes de éste tienden a ser pro- i iga cióón, y tenía concie¡enc
nci
di de ser incapaz
yectados en un grupo determinado de objetos, mientras que pe Novas una vida restringida, y
las partes destructivas se proyectan sobre otras fi que pue- elaciones personales. |
den haber sido elegidas por ser poderosas, crueles o despiada- nas E dedoicadas,
das. Los elementos dependientes quedan así atrapados, en una E( Se pulesens personas de buey que tenían ca ná 8
| relacionadas con la iglesia pa nl
relación sadomasoquista, con estos elementos poderosos y hijos. El Qs : había (0 a
agresivos, y el paciente puede situarse en uno u otro grupo o, Eos para con : sus cuando el pacien te nadoera cias
si no, vivenciarse a sí mismo como un observador impotente rante un tiempo E
siguió sintiendo desilusiona «en muy pocas oca-ad
más que como un partícipe de todo. Pero aun entonces, tam- cionada
co puede sentirse libre, ya que ello significaría abandonar E conales La madre era men el análisis como una Mgur
siones, y quedó rep resentada pre
E en
os elementos de sí mismo que ha proyectado. Además, como poco clara, que parecía estar ocupad a por la hermana me-
e dejaba en manos de su
del paciente y que aparentement o mayor E había
es simultáneamente víctima y opresor, teme que si abandonara
: su organización, provocaría sobre sí mismo un ataque vio- man id rebe-
ento. «parido el cuidado de éste. El her las expectativas familia
Todos los miembros de la red o pandilla se sienten siempre lado hasta cierto punto contra fin de descubrirse a se cc
inseguros, ya que saben que, aunque durante cierto período hacía trabajos manuales con el hacer . nati
a pintor, cosa que consiguió
e tiempo se crean favorecidos por la organización, las cosas qué el e ps A.
pueden dar un vuelco, y entonces encontrarse en el papel de hermana, dieciocho años menor que 2 a 2
víctimas. Cada miembro está identificado tanto con la víctima ara éste una gran fuente de celos, os estaban yA
Eenorados por él. Sus dos herman
He
A”
Y
Í
/
s 187
186 John Steiner llaciones perversas en la organizaciones patológica
de las relacio-
nicas había llegado a su fin, cuando la muchacha en cuestión Otro sueño muestra la naturaleza complejarno.
le había dicho que tenía otro hombre. s objetales que se daban en su mundo inte
to donde estaba co-
Me contó entonces un sueño en el que él entraba a la casa "En él estaba de viaje, y el pequeño carri la calle, donde
a
de ella pues sabía dónde tenía la llave, y se metió en su cama cado su equipaje se puso a rodar hasta caer a. Luego estaba
pica ella estaba fuera. Cuando volvió la llamó para avi- uedó torcido al chocar con el tráfico que vení
equipaje. Se sentía
sr e pa pero entonces entró en la habitación cel 'h una estación de trenes y tenía muchoel primer tren que hu-
s e o. y El: sue5 a Rea¡ cuando se dio¡ cuenta de que pronto in impaciente, que decidió meterse en a sí mismo que
jjera, donde fuera que se di ipiera, diciéndoseiban en la misma
s
1uando le interpreté que el sueño re presentaba a su part de todas maneras no importaba, pues todoequipaje en la plata-
de niño pequeño que deseaba tener calidez y ceinodidad + au dirección. Pero no pudo meter todo su el violonchelo de
a acercarse a mí, me replicó que en realidad él no desea- forma y dejó algo de él fuera, en particular
a a la chica. Le sugerí, entonces, que aunque ahora negara su madre.
do hacía poco y
este deseo, en el sueño una parte de sí mismo le persuadía a Asoció que este chelo había quedado daña se había ido a
rió
meterse en su cama, haciéndole creer que con ello le estaba que debía ser reparado. Cuando esto ocurpara meter en él el
paa y tentándole al ofrecerle calidez y comodidad. Sin comprar un estuche de fibra de vidrio a tocado nada y
cs todo el tiempo él sabía muy bien lo que iba a ser el yo, con el cual, en realidad, no había nunco. Se preguntó a
e pa E = pa ello, y pers entonces tenía razón en lo que que, de hecho, le había prestado a un amig de volverse a dedi-
al foma a o,0 2 pues = su e ero deseo era el de ser tratado ¡sí mismo, entonces, si sería Capaz siquiera
¡car a él. imientos E
o pensé que existía en él una parte que se mantení Yo pensé que se había conectado con sent su equipaje, e
rro con sus necesidades, y que, por tanto, podía en e vos cuando trataba de manejarse con todo
nos de estos estaban
paz 5 qq. convencer, pero que esta parte estaba dominada “representaba a sus objetos internos. Algu demasiado para po-
por el deseo de buscar sentimientos crueles, y por esto creaba “dañados y constituían algo que le parecía ban bajo su respon-
situaciones en las que era lógico que se le humillara y se le “der manejar, aunque reconociera que esta causa de que su pro-
ee . Creo también que quería que se repitiera, durante la sabilidad. No le era posible repararlos a ito, había quedado
q n, la crueldad esencial que tenía el sueño, y que me es- pia creatividad, representada por el carr para repararle un
qe ; DOS para que le hiciera interpretaciones recha- dañada. A los doce años le habían operadode la que hasta en-
: o pusieran en evidencia su tendencia a ser intrusivo testículo que no había descendido, cosa operación le había
tonces nadie se había dado cuenta, y esta idad.
A mi parecer, > la parte necesitada yy d dependiente
i de l dejado con graves dudas sobre su masculinparticularmente sus-
sabia a y a estaba en complicidad cd Debido a este estado de ánimo, quedó provenientes de su
rganización narcisista que le prometía cuidarle, pero que, ceptible ante las seducciones y persuasionesnamiento se dejaba
la pia estaba dominada por motivaciones sádicas. El e parte narcisista. En contra de todo razor cualquier tren, lo
sight que tenía, y que había reconocido tras muchas repeticio- convencer de que le vendría bien toma iría para satisfacer
=> de este y e ES Pa no le llevaba a modificarse por- mismo que creía que cualquier chica le serv capaz de crecer y de
ue su self libidinal estaba ya ¡ su calidad perversa. Su self libidinal,por su propio violon-
satisfacción de una manera md poe tener insight, parecía estar representado
189
188 John Stein ones perversas en la organizaciones patológicas
chelo, el cual, probablemente debido a su sensibilidad ex cti decía, sin embargo, que era amiga suya. Si ad-
tenía la con-
trema, protegió con fibra de vidrio, o dándoselo a un amigg ía Ene ñ E un niño bano que lloraba, cnle
para que lo mantuviera a salvo. Por ello no lo tenía a mang sión de que yo me aliaría con su parte cruel y que co
medicina nepalesa que le había enseñ ado el médi
como para usarlo en las ocasiones en las que lo necesitaba, y como un
esto le hacía aún más difícil resistirse a la influencia de su parte ño. Por otra parte, si se dirigía a mí viéndome el Ae
narcisista. alista dispuesto a ayudarle, tal como lo había hechoa
Más adelante pudo decirme que en una ocasión había real: ano de la película, temía que la organización
mente dejado parte de su equipaje en una estación por sen» senazara con torturarlo. Al mismo tiempo estaba ana o
tirse muy ansioso. Durante un período de vacaciones se había dad, y obtenía una gratificación eii Y
1 la cruel de depen-
quedado en un colegio médico para terminar un proyecto de contemplaba. Tomar contacto con su necesidad q
investigación, y como casi todo el mundo se había ido, se sin- cia, le parecía algo tan doloroso y humillante,de to a
tió desesperadamente solo. Pudo, sin embargo, mantenerse aba al análisis como algo cruel, pero con el cual los días
eras, se ponía tan de acuerdo como para venir todos
bien, mediante la excitación que le producía su proyecto, el A
cual, como muchos otros, pensaba que era brillante, pero fi- su sesión. y di
nalmente le fracasó esta excitación. Pudo describirme, enton- “En otra sesión empezó pagándome con un chequSee, sa
ces, cómo se había quedado muy triste y asustado, y con te- Pomo que ya lo había arrancado de la chequera.
cual -
mor a volverse loco. Tras esta sesión pudo mantenerse más en “él llamándolo su «ritual mensual», y luego siguió a un 3d
contacto conmigo y darse cuenta de las cosas que le preocu- lome, como lo hacía a menudo, lo que él amab tado, fue
paban sobre sí mismo. Este cambio parecía estar conectado ienclenque». Un general chino que había sido derro tener
to para
con el hecho de que yo pude evitar hacerme cómplice de la informado por un general inglés de que el secre eE
Éxito consistía en rezar. El chino le conte stó: «Pero
parte suya de superioridad, de manera que no me vivenció ni que q|
también rezamos», a lo cual el inglés le conte stó
negando, ni despreciando sus sentimientos de inadecuación. recor dado a
En otro sueño él era un turista que estaba en Nepal, y le se- Dios no entendía el chino. Este chiste lo había
a él un som-
ñalaron a un niño que tenía los ojos hinchados y que estaba llo- “ausa de otro sueño, en el cual un chino le daba
rando. Llamaron a un médico nepalés, pero el tratamiento con- el ejército
sistía en sacar al niño de su tristeza. Preguntaron entonces al El había estado pensando por aquel entonces que to mata
ES las SS, ya que el ejérci
niño si se quería morir, y éste dijo que sí, de modo que el mé- “alemán era realmente Co
dico le empezó a atacar dándole golpes en la cabeza, y cuando E , pero los de las SS las torturan.
este método falló, empezó a serrucharlo por el cuello de una ma- - al sal se refería a un material anterior en el que
ae
nera muy dolorosa. Mi paciente se preguntaba por qué él, que el rasgar el cheque para sacarlo de la chequera, había ne c e
en el e
era un turista, estaba mirando todo esto; se sentía totalmente ciado con la operación que le habían hecho
es», y a la Cu
sin fuerzas como para intervenir, pero tampoco podía obligarse dejándole «en el mismo barco que a las mujer
n se re
a sí mismo
a dejar de mirar. Recordó
una película en la cual un se había tenido que someter sin protestar. En la sesió como $
tía como un bebé enclenque, incapaz de defen derse
americano tenía que ver cómo torturaban a un amigo chino, y sus $.
decidió pegarle un tiro como en un acto de caridad. lo hacía el ejército alemán, ni de protestar O Jn
padres, nO po-
Este material parecía demostrar el punto hasta el cual él timientos, porque creía que yo, igual que sus
ciones se po
mismo estaba aprisionado por una parte de sí, cruel y des- dría entender su lenguaje infantil. En estas condi
191
ciones perversas en la organizaciones patológicas
190 John Stei
La crueldad que me
tada, dentro del analista, de quien luego se burlaba y al qu uno reírme de los chistes que contaba. es-
arormentaba al mismo tiempo que a sí mismo. Se encontral) como la de una mujer-avispa, y parecía COrr
adicaba era ón mía o de mi
en manos de una organización narcisista, cuya crueldad e ¡nm ider al temor de ser víctima de una perversi como el vio-
placabilidad estaba hasta cierto punto contenida por otra part pia lascivia. Veía a sus objetos tan dañados
carrito de su sueño.
de sí mismo más realista, que podía funcionar de una manel! chelo de su madre, o retorcido como el
con una pro-
razonable y lógica. “parte de sí mismo que estaba más asociada mied o de llegar a
La autodestructividad, que podía reconocer sin dificultad ¡ta de tipo no perverso, tenía demasiado nces a na
tanto en el análisis como en su vida cotidiana, la escondía de conflicto abierto con la otra, y volvía ento alorizaba el tra-
sí mismo, disfrazándola e idealizándola. Pero no podía dejar: la que pa cruel, secreta y dañina, y que desv
de conocer el lado libidinal y necesitado de sí, y sabía bien la! aj: co.
horrible que era ser un niño pequeño, perdido, que se sentía luna 2d características que quieroani subrayar, es que el a
que he estado
débil y humillado debido a que dependía de sus objetos. Por lente tenía conocimiento de los mec smos la que desva-
con
eso, como no podía liberarse de estos sentimientos completas scribiendo. Sabía que la manera superior ba atrofiando su
mente, tuvo que hacer un arreglo perverso, mediante el cual orizaba cosas que en realidad admi raba , esta
que estaba permi-
llegaba a sentir que el niño necesitado estaba de acuerdo con )ropio desarrollo, y parecía saber también esto podía aparecer
ser humillado. Sólo muy de vez en cuando podía protestar endo que esto ocurriera. En sus sueños
que se ps
abiertamente por las frustraciones que tenía que soportar. En bajo la forma de un chico enfermo al
las sesi ones sabía tam mn
las ocasiones en las que sí lograba ponerse en contacto con sus que se dejara torturar, pero durante rme pe >
pedi
necesidades, podía decirse que se sentía agresivo, pero no per- y al mismo tiempo, que podía protestar y demasia: a es es.
verso —es decir, que era más como el ejército alemán que vez que sintiera que las cosas se tornaban de que pudiéramos
como las SS—, pero tal argumento se hacía peligroso por el Ocasionalmente podía ver la posibilidad tenía un sentimiento
hecho de que proyectaba su estructura narcisista en el analista, hacer un trabajo constructivo, y entonces rgo, no podía re-
y entonces, le asaltaba el miedo de que fuera éste quien le tra- 'seneral de aprecio por el análisis. Sin emba la gratificación q
tara con crueldad en vez de con comprensión, Protestar signi- “Sistir el deseo de atacarlo para conseguir excitantes con os
ficaría admitir que él era un ser individualizado y enfrentarse 'soquista que le propocionaban los intentos
con la organización, cosa ésta que temía hacer. q taba de destruirlo.
la personalidad ee
Cuando, como con frecuencia ocurría, yo fracasaba en el e así o los elementos destructivos de también pueden los
com
intento de quedar en contacto con él el tiempo suficiente den adherirse a la parte narcisista del self; e libidinal. e. besa
como para que se sintiera comprendido, lo más probable era elementos perversos ser alojados en la part la disociaci ae o
que se retirara e hiciera una nueva alianza con la organización que se llega a esta situación cuando fracasa lo malo. En el € >
narcisista. Esto ocurría, sobre todo, cuando yo no podía resis- bueno no queda debidamente separado de de lacuen n
tir la tentación de tener una interacción con él de tipo listo o pítulo TIL he descrito cómo un derrumbe como e es-
ingenioso, cosa que creo que él vivía como que yo abandonaba puede llevar a estados confusionales tales Si tales estados con-
su necesidad real de establecer una complicidad perversa y en criben Rosenfeld (1950) y Klein (1957). .
nuevas ca
cambio sí gratificaba mi propio narcisismo. Aun cuando yo lo- fusionales no pueden resolverse mediante me E
una
grara evitar esto, sólo conseguía que pensara que lo hacía con nes y disociaciones, el resultado es el de rupa dos de un
reag
un gran esfuerzo y que tenía también que esforzarme mucho self y entonces los fragmentos pueden ser
laciones perversas en la organizaciones patológicas 195
194 John Stein:
pa-
modo artificial, de manera que produzcan una organización ed cionar como una defensa contra la confusión. El o
ment e su peri ódic
patológica de la personalidad. Los elementos destructivos del a e dal que estoy hablando traía habitual describió
self, asociados con los objetos destructivos, quedan personifi la sesión y un día, al estar tratando este tema, me compraba
lo
cados, y son e en ciertos objetos, los cuales luego: a ritual que se repetía todos los sábados cuando
a una lavan dería .
son organiza s otra vez por un jefe y se convierten en una luego llevaba a lavar la ropa sucia estab a ocu-
Tras decirme esto, relató un sueño en el que
banda narcisista. La parte dependiente y necesitada del self o, dond e tam-
queda presa de ésta, incapaz de escapar de ella o de alterar li ando con su madre una oscura casa de camp ban con sus
situación. Ésta es la manera en la cual el paciente suele pre» sién había otras personas, que quizá tambiény élestaquería buscar
madres. La habitación estaba oscura y triste
sentar su situación, a veces en forma consciente, y otras con la soldados ru-
emergencia de una fantasía inconsciente. la salida. Cuando pudo salir afuera, vio a varios sora, ya que
jos, y explicó que no se trataba de una fuer za inva
Yo creo, sin embargo, que es posible ver que esta manera de tir de alguna
relacionarse la víctima con el perseguidor no es realmente el habían sido invitados por el gobierno para discu
resultado de una disociación, sino de un reparto, hecho arti- manera el que los rusos hubieran invadido Bulgaria. Luego vio
portarse en
ficialmente entre lo bueno y lo malo. Si la miramos más de- 4 algunos soldados británicos, pero éstos parecían lando,
y char
talladamente, podemos ver que en la organización narcisista se forma desordenada, andando de un lado a otrode ganso.
ve un buen número de elementos buenos que tratan realmente “en lugar de estar formados y haciendo el paso ido a visi-
de proteger y de cuidar al niño, pero que fracasan al intentar Asoció el sueño con que la tarde anterior había campo que
vencer su crueldad. Y, lo que quizá sea más importante, que tar a unos amigos que le hablaron de una casa de cómo su
en la parte necesitada y dependiente del self son los elemen- compartían con sus padres, y con que había visto ces, que
tos perversos los que a veces piden y aceptan la protección per- “amigo había sacado la ropa de la lavadora. Vio, enton ior de la
versa y el ser explotados, a pesar de tener ¿insight de lo que está le ropas de los niños, las del marido y la ropa inter
pasando. 'muj an todas mezcladas, y pensó que la ropa interior
que
La disociación normal puede ser considerada como un cli- A hecha jirones y muy usada. Yo le interpreré
“a sus sesiones traía partes de sí mismo para que a qa
vaje que se hace siguiendo ciertos límites naturales, tal como se y > pia
ocurre cuando se rompe un pedazo de granito al que golpea- piadas y ordenadas, y que esperaba q
mos con un martillo. En cambio, en las conglomeraciones de este trabajo, igual que si se tratara
las que yo estoy hablando, que son de carácter patológico, se ectaba partes de sí mismo en mí, y que después
hacen divisiones de naturaleza más artificial, como la que re- qe. puapado y O confundido sin saber con seguridad
. Para huir
sulta al cortar en rodajas un salami con un cuchillo. En am- si se sentía como un niño, un hombre o una mujer aquel mo-
bos lados encontramos partes buenas y malas del self tal como de esta confusión, se valía del periódico, que en soviéticas.
ocurre con el salami, donde se dan juntos y mezclados peda- mento estaba lleno de noticias sobre las invasiones el sueño,
Aunque describió que había tropas británicas ropa en
zos de carne y de grasa adheridos unos a otros de una manera la interior,
pegajosa. El pegamento que liga los elementos de una organi- como éstas estaban llenas de jirones como le saca-
pensaba que tendría que dirigirse a las rusas para que
zación patológica es la ersión, y la dificultad que tiene ar e
tanto la víctima como el victimario para renunciar a ella, se ran de la confusión. p o
debe a la gratificación que ambos están obteniendo a su costa. Él siguió diciendo, entonces, que un ejército invasor d, t
la prosp erida
El material que sigue muestra ahora cómo la organización también liberar a algún país y llevarlo hacia
É
197
196 Jokin Steinef siones perversas en la organizaciones patológicas
sanas de la per-
como lo había hecho la Alemania Oriental. Yo me daba cuent aa ejercer un control sobre las partes más en la medida
de que al paciente le iba a ser difícil enfrentarse con todo esto; jalidad, y he sugerido que esto lo puede hacerque hagan con
q podía hacer una diferenciación clara entre lo que e , la que pueda persuadir a estas partes parade estas alianzas
una iN
o fuerza de li i que podría llevarle a él mismo
e i a pros a una alianza perversa. La comprensión la presión que se
pación de tipo totalitario, a la que invitaba. ede ayudar al analista a resistir algo de ción (acting out)
para que pusiera orden donde antes había confusión. Le i ice sobre él mismo para que haga una actua
preté entonces que, tal y como él sentía que invadía A y in su paciente. en la que mi en-
o toda su ropa sucia, temía que mis pensamientos invadieran En este material es posible ver la forma
imo se manejaba con sentimientos de ser pequ eño y depen-
a suya, y que no estaba seguro de que la invasión le fuera a apri- la gente OS
sionar o le fuera a ayudar a librarse de una parte totalitaria de lente. Al dirigirse hacia figuras poderosas, y podía pro-
sí a a la cual se dirigía cada vez que entraba en confusión. desp cendiade estos sentimientos desagradables
o de sí y en los
pasó entonces a contarme que le había pedido a una chica ctarlos sobre ellos y luego maltratarlos dentr méto dos crueles y
que compartiera por un tiempo su piso con él, y que, en vez de ros. Al mismo tiempo se oponía a estos los top-brass le fa-
A por el alquiler podía decorárselo y limpiárselo. Era evi- enía cierto conocimiento del hecho de que
laban. A pesar de esto, sin embargo, siempen re conseguía salir
: cp que estaba interesado en esta muchacha, de la que le ha- ser diferentes».
pa Pr que tenía un novio en Bulgaria, pero que no podía sersuadido de que «esta vez las cosas pueda claramente fasci-
unto con esta persuasión seductora, estab
e allí para venir a estar con ella. Le interpreté que ahora n sus sueños y Sus
ba: estaba trayendo otro factor que se encontraba tras su ambi- nado por el sadismo y la crueldad que tenía a obligado a mi-
2 aunque en términos generales se oponía a los métodos fantasías, que le cautivaban. Á veces se sentíintervenir en ellas
totalitarios de pensar, el sistema ruso le podía, sin embargo, ayu- rar cosas crueles, sintiéndose impotente para
dar, no sólo a mantenerse ordenado, sino también a poder ex- 9 para alejarse. puede hacer
presar su envidia y sus celos. Podía impedir que la pareja se jun- La existencia de unas atracciones tan perversas,
de maniobras defen-
abs así asegi de que le iban a cuidar a él. Por todo esto del paciente un adicto al establecimiento
cual le pueden ser-
se cómplice de la organización narcisista; primero, para es- sivas que le lleven más allá del punto en el ién contribuye a
capar de un estado confusional y después, porque se convertía vir para cualquier función adaptativa. Tamb la fuerza que la per-
así en un colaborador pasivo que hacía, sin embargo, una inva- llevarle a la desesperanza, pues reconoce sea capaz de resis-
sión envidiosa. Su desprecio por la ropa interior desgarrada “versión ejerce sobre él y no puede creer que de tener insight sobre
por el ejército británico que era más humano, escondía sólo e “tirse a quedar bajo su influencia, a pesar
ión. Éste constituye
perficialmente la envidia que sentía por la familia que tanto de- la naturaleza autodestructiva de su adicc paciente que la organi-
seaba tener él mismo y de la cual se sentía excluido. “uno de los factores que hacen sentir al de que él se pueda li-
zación total tiene que ser destruida antes pueden también ser
berar de ella, y estos motivos omnipotentes
Conclusiones inducidos en el analista. ntando aquí,
He tratado de mostrar que nos estamos enfre malo, sino con las
y lo
En este capítulo he presentado un material clíni no con una disociación entre lo bueno
estas disociaciones,
AS la forma en la cual la parte narcisistadela penara. consecuencias que tienen los derrumbes de entos, formando
d puede llegar a adquirir un poder desproporcionado, si y el agrupamiento posterior de sus fragm
198 John Ste
la cómplice
cada que se mecía ante nuestros ojos. El Rey también la y id le a tolerar su culpabililiidad, y como rpa y
él. Ja
y con un gemido que rompía el corazón, desató la soga y l|
Je da lalo ayudado a repartirlaquecones esta p ón
ardido del todo realmente, y yo creo
acostó en el suelo. Su vestido estaba abrochado con broch;
de oro, los cuales el Rey arrancó e introdujo, desde lo más le se le haga intolerable,
jos de sus brazos, en sus ojos. Ojos que no podrían ver ya ne hace que la culpabilidad que sienteodio hacia Yocasta, pero
tiempo su Ne su ilidad, que no verían más la: ¿que por ello Edipo dirige primero su
que nunca de ieran haber vist o, ni ver, sin darse cuenta, eso lo hace hacia sí mismo. o, es que E nn
uienes había deseado ver; y, por tanto, y desde ahora, no pu
iendo ver nada más que la noche... Al compás de esta melo» Ds araala de lo más significativ na a e
us ojos, que son los que sc E
día salvaje se pinchó los ojos una y otra vez que corrié-
de soportar, tratando así | la fu
ron por sus bar! mas de sangre; no se trataba de gotas, tad capa cida d para o Y
sino de toda una cascada que descendía en forma de cataratas: de de delas alle da yendo su
bién se hubiera a
de lluvia escarlata. De m 'o que son dos los que han pecado; para percibir. Más adelante dice que tam rlo:
do hace
y sobre dos cabezas, no sólo sobre una, sobre marido y mujer,
cae un castigo mezclando sus desgracias. cado la capacidad de oír si hubiera podi
i algún método para ta; también ese
hubi ido to
ra
Nos sentimos llenos de horror y de pena por estas descrip- sed ll. oda hasta de E en ubie un to h
mío vergonzoso dejá ndol o
ciones, cuando nos damos cuenta de que la culpa se ha con- más allá del alca nce del do-
vertido en odio, y el odio en una automutilación trágica. An- si
e ni En, sólo pr
teriormente, a medida que el drama llegaba a su punto lor, estaría realmente en paz.
culminante, podíamos observar un viraje gradual y lleno de i el coro se mu estra horrori-
dudas que se dirigía hacia la verdad, a medida que Edipo lu- | =+ Cuando Ediipo sale del palacio, mismo. Dice:
chaba por tolerar la suya y Yocasta por negarse a aceptarla. “zado por lo que ha hecho consigo
md e cs mo cn
Pero luego él se encara con ella en forma total en una corta ¡Es éstaést la
más allá de todo lo so ortable! le! ¡Es
¡Ah! ¡A
pero valiente admisión de ella, mientras que Yocasta se va al
palacio. En algún momento, sin embargo, Edipo tampoco la ¿Qué demonio « A 2 e
cruel e insensata a ojos , ¿có mo Pp E
puede tolerar ya más y convierte su sentimiento de culpabili- i un rápido asalto?... Esos
er malign o te ha lle
dad en odio. Leti le has hecho? ¿Qué pod
Nos parece claro que cuando Edipo pide una espada, lo que vado hasta este fin?
intenta es amenazar o incluso matar a Yocasta, y nos quedan j del acto de la automuti-
pocas dudas de que en realidad se siente lleno de odio hacia horror reconoce la enormidad E
r reparación ps eo
ella, probablemente porque se da cuenta de que, en vista de lo hada que hace imposible cualquie
aun peor que los críme
que 5 dicho el pastor, ella fue cómplice del intento de ma- culpa. Se trata, pues, de un ca !
tarle a él cuando era bebé (Rudnytsky, 1987). Quizá, pues, el iginales de incesto y de parricidio.
s nos ayudan A en a =s
odio que siente hacia ella empieza cuando se entera de su leal- > Yo Ei que estas observacione E p y
de la culpabilida
tad hacia Layo y de su complicidad con él para matarle. Sin ramente cuál es la naturaleza
algo tolerable o e
embargo, su suicidio es una traición aún más catastrófica. Con nsar en qué es lo que la convierte en los niños cu le
mal que
erable (Steiner, 1990a). Es nor
la muerte de Yocasta, se añade aún más peso a la enorme culpa poder poseer a sus a
que él ya tiene que soportar. Los dos hechos le llevan a darse fantasía de librarse de sus padres para s sólo se les haga re
cuenta de que la ha perdido como la aliada que hubiera po- dres, y que la culpa por tales fantasía
213
1 s en...
John Steiner ¡Dos tipos de organizaciones patológica
ds
n interior a
mente intolerable cuando toman conciencia de la totalidad del y es capaz de derrotar a su desesperació un triunfo manía
contenido del crimen edípico. Lo que horroriza a los niños es dose en un hombre sagrado. Se trata de que tiene, y nos im-
que la madre, en vez de quedarse encantada cuando su hijo: “que nos asusta por el poder y la crueldadVellacott Ea que
pequeño ocupa el lugar del padre, queda deshecha por el cris presiona por su grandeza. La opinión de o se ha separado de
men edípico y se dan cuenta entonces, de que el ataque ha es» E cuentro muy satisfactoria, es que Edipsu realidad interior y
tado en realidad dirigido hacia los dos progenitores y hacia la y verdad evitando tomar contacto con
relación existente entre ellos. Mandonando los valores humanos.
De hecho, aunque el crimen verdadero parezca ser solamente
un parricidio, es a veces la madre del niño la odiada con mayor
intensidad, debido a que estimula sus deseos y luego le traiciona La historia de Edipo en Colona
prefiriendo al padre. Otras fuentes del odio sentido hacia la ma-
+ o viejo y cieggo
Edip
dre se hacen visibles cuando también su muerte forma parte de En esta obra nos encontramos con un E hija
la fantasía edípica, y, en particular, cuando se envidia su pecho ue va de un lado para otro por el país, guiado por su
Tebas, pero sólo tras
que es el objeto primario. ns ona. Por fin ha sido desterrado de un sitio en
a buscando
También podemos ver que la muerte de la madre es algo un la: período de tiempo, y está ahornciado a sus propias vi-
que el niño no espera que ocurra, y que para Edipo parece ha- el cual morir. Sus dos hijas han renu
en su viaje, € Ismena
ber sido algo extremadamente devastador. El asesinato de su das por él. Antígona le guía y le apoya E Pes + dd
ella de
padre y el casamiento con ella habían formado, después de se queda en su casa, cuidando en ac E
Po
todo, parte de una profecía; pero en ningun momento se le ha traste con esto, sus dos hijos, Eteocles y n
advertido de que su crimen iba a destruir a su madre también. dre, y esatá punto de luchar uno
tomar posesión ión de de Tebas. . Eteo cles
Beepele s sese
Ningún oráculo le había advertido que mataría a su madre, a del otro pe para n
ne en la cuidad, pe que Poli o re
nici
provocándola hasta llevarla al suicidio. Él podría enfrentarse a vela on
esto diciendo que nunca tuvo la intención de hacerle daño, de hasta Argos, donde organiza un ejército.
s de A
sino solamente de poseerla, y hasta no haber visto su cuerpo wrdl 1 alaa de Colona, que queda a una pa + ás
Teseo, Edip o
muerto, podría haber argumentado que la amaba y que, en ciudad de Atenas, y donde reina el rey , y los Ancianos
realidad, fue su amor por ella el que le llevó a cometer los crí- con la arboleda donde viven las Euménides
poda q
porque alguien haya osado entrar
an cd, E
menes edípicos. El horror y el shock parecen haberle tomado horrorizados
completamente por sorpresa, pareciéndole entonces que la cul-
pabilidad que siente es injusta, y entonces se le convierte en ñ un dios, pues Apolo le ha
s
algo tan intolerable que se le transforma en odio y en deses- e o y un final a su sufrimiento en un sogaa
quedan aún más ba a
peración. santo. Los Ancianos a ca
Edipo Rey termina cuando Edipo es desterrado de Tebas, descubren quien es Edipo, aunque su historia es
ndo pia. a pa
para que no siga echando polución sobre la ciudad. Sófocles cida. Insisten en que se marche, y cua
compasión, le : _ a
vuelve a retomar su historia en Edipo en Colona, que escribe, que le dejen quedar allí, pidiendo su a
temen a sus prop
quizá, unos veinte años después, y nos encontramos en ella que sienten pena por ella, q que o b
con que Edipo no sólo ha sobrevivido, sino que, una vez más, ses. Edipo protesta, dici endo qe él es un hombre
que traerá a Atenas
va a salir triunfante. Esta vez se maneja cen. la omnipotencia, insiste en que es sólo un hombre sagrado
» gu
y
INEASIDAD AYTOMDNIA
ESA LUIS PÓTOS
AAAE SISTEMA DE BIBLIOTECAS CIHEyP
215
214 John Steiner ¡Dos tipos de organizaciones patológicas en...
r la naturaleza
grandes bondades. Los Ancianos se atemorizan ante él y se. vor el o había quedado destruido al descubri
uno altivo y arrogante,
muestran de acuerdo con su pedido de que traigan al rey Te- oradera del cien edípico, sino a falsas, que adopta una
seo para encontrarse con él, "que da repetidas veces excusas medio ciona con los otros, In-
se rela
Mientras tanto, Ismena llega a Tebas con la noticia de que “grandeza de superioridad, que
cluyendo entre ellos a sus hijo s, con frialdad y crueldad, y
existe un conflicto entre los hermanos y de que hay un decreto se des-
que, atribuy | a sí mismo características divinas,
nuevo, proveniente de Delfos, que dice que quien sea que nte había podido lo-
ofrezca un santuario para el cuerpo de Edipo, será favorecido poja de la aia que tan durame a Se
grar (Vellacott, 1978). :
por los dioses y protegido en la batalla. Como consecuencia en los Fe E
de esto, Polinicio ahora busca a Edipo, pero también lo hace Esto se observa claramente, primero,vehemencia y 6 e
inocencia que repite una y otra vez con
Creonte, que quiere traerle a su casa para que sea enterrado en ndo se dirige a los
la frontera de su ciudad. Como su pecado no ha sido olvidado, claraciones justicieras. Por ejemplo, cua
no puede hacerle entrar en Tebas, pero le protegerá, sin em- cianos de Colona y les dice:
bargo, según dice, si le entierran cerca ess do en poder sufrir;, no en haber eds
Mi fuer za ha cons isti
Cuando llega Teseo, Edipo ofrece su cuerpo como ofrenda que sólo yo podré er
algo que vosotros podréis oír, pero lo que tenéis mie 2% is
a Atenas, a cambio de un santuario para su tumba dentro del A mi nombre, no a mi persona, es a ese , ho
pi
bosque sagrado de Colona. Teseo, igual que los ancianos, le actos, si son ellos los que os inspiransoporté y vosotros 10co
los realicé voluntariamente; sólo los
tiene un miedo pavoroso, y se muestra de acuerdo con él. En- a permitido. aos ,
tonces, aparece Creonte que exige que Edipo vuelva con él, prenderíais perfectamente si mee y fuer
mi madre, ¿Fui Py ¿q
ue me hicieron a mí mi padr
pero Edipo le responde con un odio apasionado, con protes- pecado, aun habiéndolo
dos Pagar mal con mal no es un endo pues así fue. Yo a
tas vehementes sobre su inocencia y con una furia que dice cho sin saber lo que estaba haci , Ellos sí lo sabían; ellos
que está justificada. Creonte trata de llevárselo a la fuerza y ya bía el rumbo qe estaba tomando.
ha secuestrado a sus hijas, pero los Ancianos intervienen y Te- sabían que yo iba a perecer.
seo vuelve para salvar a Edipo y luego liberar a Ismena y a An- s
tígona. Seguidamente, Polinicio viene a rogar a su padre, pero do el le dice más adelante que, de todas manerahe-
padre, Edipo le contesta que lo habí a
es rechazado y maldito con terrible frialdad por éste, que se e e
niega a ablandarse a pesar de los pedidos y protestas de Teseo cho con justicia:
y de Antígona. yo maté, había tratado de
Finalmente, Edipo se prepara para morir con una muerte Sí, con justicia. Aquel a quien
matarme a mí primero. La ley me eclara inocente, por ser ig-
que es gloriosa por tener ahora un significado religioso. Se dis- norante de lo que hice.
pone que sólo Teseo conocerá el sitio preciso donde será en-
terrado, secreto éste que se transmitirá a los siguientes gober- iende de la siguiente
nantes de Atenas, quienes de esta manera conseguirán que el En su discusión con Creonte, se def
manera:
lugar quede invulnerable.
Si comparamos el carácter de Edipo tal como se observa en ella al-
ido de inocencia, aunque busquesmereencido
i vi habe r un
este drama, con el que aparece en el Edipo Rey, no podemos e par dl este error podría mn y
to cont ra
menos que quedar impresionados por el cambio operado en castigo; por este pecado que se ha vuel
ue dime: si a mi p: e
él. No vemos ya al hombre que podía aceptar su culpa, y que contra los de mi misma sangre. Porq
j 217
John Steiner Dos tipos de organizaciones patológicas en...
ci ad, Tebas, a la1 :
guerra, ni por-
había dicho una voz del cielo que iba a morir a manos de su nici llevar a su propiaia ciud a
mano,
hijo, ¿cómo puedes, con justicia, imputarme esa muerte a mí,
que todavía no había nacido cuando 0 is amepesiado con destruir a su propio hererrado. Co
do fue dest
¡porque no le ayudó a él, Edipo, cuan
se lo dijeron? ¿si ni si-
quiera había sido concebido? Y si luego, cuando para mi mala
ventura vine al mundo, me encontré casualmente con mi pa- 'un odio implacable le grita:
dre y lo maré sin saber a quién estaba matando, ¿cómo pue- ; > ES
que 20 S
des utilizar razonablemente este acto contra mí? Y toma esta maldición en tus oídos: ¡te deseoE E
puedas derrotar a tu tierra materna!; peq quien As a E
ver a Argos vivo!;
ivol ¡¡que al moriri, mates es aa
Luego prosigue diciendo: y al hacer lo, muer as a tu vez en manos de q
|
¡Y esto debo misma sangre! Ésta es mi oración.
repetírtelo! No puedo ser condenado, y nunca
lo seré, ni por hs matado a mi padre ni por haberme ca- re-
sado con mi madre, aunque persistas en echármelo en cara con -.maldice a sus dos hijos, de una forma que nos
antes ,
amargura. Contéstame a esto: ¿si aquí y ahora entrara alguien uedebió sentir Layo, una gene raci ón
e rc
y te amenazara con matarte a ti, con tomar tu vida inocente,
helados ante esta justa mes
. .
nos aude
o.
pa
i bebé
pendencia que desafía el dominio que ejerce sobre él la orga- A mí me parece que este enfermo sintió que la interpreta-
nización. Es especialmente con estos pacientes, y en los esta- ción que se le hizo centrada en él, fue vivida como algo ame-
dios tempranos de los análisis, cuando es necesario reconocer nazador, ya que le exponía a vivenciar cosas como pena, an-
bien los problemas que surgen como resultado de cada uno de siedad y culpa, que estaban asociadas con la pérdida del
los dos tipos de interpretación, y de los vínculos que se esta- analista. Sintió que la interpretación le había forzado a reto-
blecen entre ellas. mar dentro de sí estos sentimientos, a los que vivenció de una
maneta concreta, como si fueran veneno, por lo que trató de
evacuarlos en sus deposiciones. El paciente indicó la natura-
Material clínico leza catastrófica que tenía su ansiedad cuando habló de los de-
sastres nucleares. Necesitaba que el analista reconociera que
Creo que la distinción que acabo de hacer entre estas dos podría relacionarse con él, sólo si se ponía de acuerdo en guar-
formas de interpretaciones transferenciales, puede ayudar al dar dentro de sí las vivencias de pérdida que sentía, evitando
analista a examinar los problemas técnicos con los que haya tratar de devolvérselas prematuramente. Tras poder establecer
estado luchando, y permitirle moverse desde un tipo de inter- este contacto pasajero con la vivencia de la pérdida del ana-
pretación a la otra cuando así lo crea apropiado. Para poder lista volvió a imponerse el proceso psicótico, cosa que se vio
examinar este tema, echaré un vistazo una vez más, al mate- cuando dijo que cagaría fuera de sí cada palabra que el ana-
rial del paciente psicótico, el señor C., que presenté con ma- lista le dijera.
yor detalle en el capítulo VI. Ésta es una de las situaciones en las que, aunque la inter-
Este enfermo tenía un pensamiento muy paranoide y con- pretación sea correcta, puede resultar intolerable para el pa-
creto, y habló en forma triunfante sobre la habilidad que te- ciente. El proceso psicótico ha convertido a las vivencias en
nía para dañar al analista, cosa que él conectó con que había algo tan concreto, que el imsight es veneno que debe ser eva-
dañado a su madre cuando ésta tuvo un pecho infectado cuado en las heces. Cuando el analista le sugirió al enfermo
siendo él bebé. Después anunció la intención que tenía de que quería librarse de su tristeza y que fuera él, el analista, el
cambiar de trabajo, lo cual significaba abandonar su análisis, que sintiera el dolor por la separación y la pérdida, estableció
y esto entristeció a su analista por tener que perderle como pa- un vínculo entre los deseos del paciente y su propio estado de
ciente. Este sentimiento le llevó a hacer una interpretación ánimo, El paciente sintió que el analista estaba en contra de
centrada en él, diciéndole que quería librarse de su propia tris- estos deseos, y que era él el que trataba de meterle de vuelta
teza y que quería que él, el analista, fuera quien sintiera el do- estos sentimientos desagradables, y esto le llevó a encerrarse
lor de la separación y de la pérdida. El paciente dijo: «Sí, yo otra vez en la protección que le ofrecía su organización psicó-
puedo hacerle a usted lo que usted me hace a mí. Está usted tica, la cual le afirmaba que el autoconocimiento perturbador
en mis manos. Hay una ecualización.» Momentos después em- era veneno.
pezó a quejarse de estar siendo envenenado y luego, tras refe- La situación parece ser diferente cuando el paciente no es
rirse a la política del gobierno para detener las amenazas nu- psicótico y tiene una mayor capacidad para tolerar, compren-
cleares, se quejó de tener-dolóres gástricos y diarrea, der y autoconocerse. Esto es lo que se ve en el material que
explicando que se veía obligado a defecar fuera de sí cada pa- voy a examinar ahora, tomado del análisis de una mujer uni-
labra que el analista le decía, para no quedar contaminado con versitaria de cuarenta años, la señora G., dos años después de
su leche infectada. haberlo empezado. De niña, se solía refugiar en un mundo de
Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones... 231
230 John Steiner
fantasía en el cual se mezclaba con personajes de libros o de la ante una comunicación y una interacción compleja que se da
televisión, para escapar de la desolación y la ansiedad en la que entre el paciente y el analista. Hay una paciente que quiere ha-
vivía su familia y su entorno. La historia que contaba de ésta cer llegar un mensaje a su analista, pero varios obstáculos se
contenía muchos relatos de conductas extremadamente per- ponen en su camino. Hay una mujer que le dice a su amiga
turbadas, salvajes e incluso violentas, en las que ella misma pa- que todo va muy bien, pero que se asegura de que sepa que
recía provocar que se la explotara, maltratara e incluso se la ex- en su entorno todo es desastroso. Y hay una profesora que
pusiera a situaciones peligrosas. Esto parecía haber sido trata de asistir a una reunión importante, pero a quien se le
particularmente verdadero en su adolescencia, y en la actuali- dice que no se quiere que atienda a ella porque va a conver-
dad parecía que su hija de catorce años estaba repitiendo la tirse en alguien inconveniente. Estas historias tienen, todas
misma situación, creándole a ella enormes problemas. ellas, implicaciones transferenciales poderosas que, según creo,
Tras faltar a la sesión del lunes, el martes empezó diciendo: se centran en la necesidad de la paciente de ponerse en con-
tacto con su analista para comunicarle que existe algo seria-
Me pregunté a mí misma si recibiría usted mi mensaje. Ha- mente malo que necesita de su atención. La necesidad de man-
blé con la chica y ella me dijo que lo pondría en su cajón. Yo
dar este mensaje constituye un punto central en la interacción
que se da en la sesión, pero queda complicada por otros mo-
sé bien lo que ocurre con los mensajes como éste. El domingo
estuve pensando llamarle a su casa. En el tren imaginé que en-
contraba a alguien que yo conocía y que me preguntaba: tivos. Por ejemplo: era posible ver en ella un aspecto perverso
«¿Cómo estás?», a lo que yo contestaba: «Muy bien, sólo que de la enferma que odiaba ser comprendida, y que dificultaba
se está desmoronando el piso donde vivo, que mi hija se ha o saboteaba la comunicación haciendo que las cosas dejaran
fugado y no sé dónde está y que mi marido está harto y se
de ser algo directo. El comentario que imagina que no...
siente impotente; pero por lo demás estoy muy bien.»
su amiga en el metro, no es un simple mensaje que
Continuó después explicándome que no había venido el lu- cómo > siente, sino algo que, con toda probabilidad, va a ha-
nes porque había habido una reunión importante en la uni- cer que la persona que lo escucha se sienta incómoda, culpa-
versidad con el tesorero, para discutir sobre las finanzas, y ble y confundida. ,
creyó que tenía que asistir a ella. Ella ya tenía noticia de la reu- Én esta situaci ón, creo que es posibl e que centremos la aten-
nión en el fin de semana, y se había preguntado si llamarme ción tanto en la mente de la paciente como en la del analista,
o no para ver si yo podría ofrecerle otra hora. En lugar de ha- en sus estados de ánimo, sus mecanismos mentales y sus con-
cer esto, llamó a mi secretaria el lunes muy temprano, de ma- ductas. Como la finalidad del análisis es la de ayudar al pa-
de
ñana, y al suponer que no me llegaría el mensaje, me telefo- ciente a ganar comprensión de sí mismo, aun con este tipo
neó otra vez durante la hora de su sesión para explicarme que material se podrían haber hecho interpretaciones que explora-
no iba a venir. En realidad, ocurrió que, justo antes de entrar ran la manera como la enferma reaccionaba y se portaba. Sin
en la reunión le dijeron que era mejor que no asistiera ella, y embargo, en este caso, creo que la paciente estaba más intere-
yo
ahora me dijo que esto quería decir que se había convertido sada en ver cómo se comportaban sus objetos. Sentía que
en alguien inconveniente para ellos Añadió que notó algo tea- no le hacía fácil el ponerse en contacto conmigo durante el fin
tral en la manera en la que se comportaron sus colegas y que, de semana y que tenía que sobreponerse al sentimiento de
pa ello, pensó que las negociaciones con el tesorero no serían convertirse en alguien inconveniente para mí, alguien no de-
pias. seado, si hacía una intrusión en estos días. Conscientemente
se-
Resulta claro ver que a esta altura de la sesión, ya estamos sintió que hizo lo mejor que pudo al comunicarse con mi
233
232 John Steiner Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones. ..
cretaria, pero también sabía lo que pasaba con los mensajes der temas como éste. Lo que ella quería era que yo reconociera
que se supone que son depositados en ella. Cuando se imagi- que le pasaba algo tremendamente malo y que aceptara los
naba que decía que todo iba muy bien, en parte estaba ha- sentimientos que esto me provocara y los contuviera sin pro-
ser ca-
blando con ironía, y en parte trataba de hacerme sentir incó- yectarlos de vuelta en ella. Pero temía que yo no iba a
modo. Además, dejaba abierta la posibilidad de pensar que se paz de tolerarlos, porque perturbarían mi propio equilibrio
había portado en forma teatral, de modo que no era del todo mental.
fácil ver cómo era su realidad interna. Yo pensé que había en Le interpreté entonces, que temía que yo no fuera capaz de
ella elementos de desesperanza e impotencia, por la manera en crear un encuadre en el que sus mensajes me pudieran llegar,
sesión,
la que se sentía obligada a decir que estaba todo muy bien y y le llamé la atención sobre la atmósfera creada en esta
tener luego que arreglárselas sola de alguna forma. Lo que en la que parecía sentirse relativamente serena, Le dije que te-
bajo
dice, aunque es claramente una negación de lo que es sentirse nía la esperanza de que yo pudiera ser capaz de ver que,
bien, deja abierto el camino al analista para tomar o dejar de su compostura, las cosas estaban muy lejos de estar bien. Sin én
lado la ironía y, contra toda evidencia, preferir oírle decir que embargo, me encontré a mí mismo diciéndole que tambi y
realmente le iba todo muy bien. Ella misma, a veces, se con- había hecho una alusión a que estaba pasando algo teatral,
en
vencía de que éste era el caso realmente y de que eran los otros que yo me preguntaba a mí mismo si esto estaba expresadogo.
la manera con la que trataba de establecer contac to conmi
los que hacían líos innecesarios. Todo esto me llevó a pensar
que, a pesar del hecho de que no siempre era capaz de llevar Le sugerí que todo ello la dejaba insegura sobre si yo podía ver
a cabo una negociación directa, necesitaba que yo reconociera lo que había tras la teatralidad y conocer lo que realmente es-
su desesperación, pero temía que yo prefiriera estar de acuerdo taba ella sintiendo.
con ella en que todo estaba bien aun cuando yo sabía perfec- Después de haber hablado, me di cuenta de que este co-
tamente que le pasaba lo contrario. mentario adicional lo había hecho con un tono crítico en
Podría haber sido muy posible utilizar interpretaciones cen- cierta medida, que sospeché se debió a una dificultad mía para
tradas en el paciente y hablarle, por ejemplo, de la manera contener ciertos sentimientos, incluidos los de ansiedad sobre
sentir
como usaba la ironía, la provocación y la pasividad, para crear su enfado, y posiblemente el mío, por haberme hecho
una situación en la que no se la podría comprender adecua- responsable, culpable e impotente. Esta situación constituye
que
damente; pero pensé que ella viviría esto como un intento mío un ejemplo de una interpretación de «doble-cañón»' en la
de hacerle sentir responsable de su fracaso al tratar de comu- el analista no se conforma con marcar un solo punto, sino que si-
nicarse conmigo y que ello significaría que yo no estaba dis- añade otro que es casi siempre innecesario y, a veces, ni
ier comen tario que
puesto a aceptar mi propia responsabilidad al haber contri- quiera útil. En este caso yo sabía que cualqu
buido con los obstáculos que había encontrado a su paso. De contuviera un matiz crítico, podía conducirle a la actuación
hecho, probablemente era verdad que su pasividad e inhabili- de una relación sadomasoquista, en la que ella se sentiría víc-
dad para luchar por sus necesidades, le ayudaran a conseguir tima de un ataque injusto y se retiraría en silencio.
proyectar en mí sentimientos de Culpa, dolor y responsabili- Se quedó, en efecto, callada durante un tiempo, y luego ha-
dad. De ser esto así, podría, en principio, beneficiarse con la bló de la pesada relación que existía entre ella y su hija. Des-
comprensión de estos mecanismos, los que, sin duda, contri- cribió cómo en estos días ésta le había gritado que no podía
buían a las dificultades que tenía; pero yo me temía que no se tolerar vivir con su familia y se había marchado vociferando
encontraba en un estado como para interesarse en compren-
1 En castellano; «de doble filo». [N. de la T.]
234 John Steiner Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones... 235
de la casa, diciendo que se iba para siempre; pero que más eran mayores que ella, y criminales. Me dijo que había tratado
tarde llamó por teléfono para decir que E de vuelta el lu- de encontrarla telefoneando a sus amigos y a sus padres, y que
nes para ir al colegio. En realidad no volvió, y la señora G. cuando la hija se enteró de esto se puso furiosa, insultó a la
tuyo que telefonear a la escuela porque también allí estaban al señora G. y la acusó de estar espiándola y controlándola. Tam-
borde del hartazgo con ella y habían amenazado con expul- bién me contó que había tratado de que su ex marido, padre
sarla. Les dijo que ella sabía muy bien que su hija era una per- adoptivo de su hija, la fuera a buscar para traerla a casa, pero
sona terrible, pero, ¿qué podía ella hacer? que éste respondió que estaba ocupado y que no disponía del
Yo a. que e comentario se refería también a la in- coche. Según él, debería permitírsele a la chica que encontrara
teracción que acababa de ocurrir conmigo, y que era la reacción sola el camino de su casa, cuando ella lo quisiera.
que le había provocado la interpretación ie le había hecho. Esto estaba conectado en forma directa con la vivencia que
En un nivel, pensé que sintió que yo le había criticado y que, tal yo había tenido de su conducta conmigo en la sesión. Pensé
como lo hacía su hija, había tenido el impulso de retirarse lejos que estaba identificada con el papel de una madre impotente,
de mí con rabia. Era difícil saber cómo responder, pero pensé pero que en cambio no podía ponerse en contacto directa-
que posiblemente era mejor abstenerse de poner el énfasis en esta mente con la paciente perturbada y enfadada que estaba fu-
parte de nuestra relación. No creí que iba a ser capaz de tomar riosa conmigo, que no podía tolerar estar conmigo, y que por
en cuenta la responsabilidad de su propia contribución a las di- ello había tenido tanta dificultad para conectarse. Éste era un
ficultades que se habían dado en la comunicación entre los dos, problema que nos era ya muy familiar y me dejó dudando so-
y que por ello, el interpretarle algo sobre éstas, probablemente le bre si debería yo tratar de persuadirle de ello, o dejarla que vi-
entarían para formarse una visión de sí misma como de una niera sola hacia mí.
víctima a la cual se maltrata. Pensé que en esta sesión no se ha- Le interpreté que me veía como a alguien desamparado
bía hecho cargo de estos sentimientos, y que, en cambio, se ha- cada vez que ella se apartaba de mí, y que temía que enton-
bía identificado conmigo como madre que no puede hacer nada. ces la dejara sola para que pudiera encontrar su camino de
_ Fueron los pensamientos de este tipo los que me llevaron a vuelta a la sesión. Esto le hacía temer también que yo no to-
interpretarle que necesitaba que yo aceptara su sensación de im- mara en serio el peligro en que se hallaba. Sin embargo,
potencia cada vez que ella, siendo mi paciente, también des- añadí un elemento centrado en la paciente cuando le dije,
aparecía, y que esto podía ser también lo que ella sentía cuando que si yo tratara de llegar a ella cuando se sentía perturbada,
su hija lo hacía. Necesitaba que yo me las arreglara con la an- violenta y fuera de control, tal como lo hacía su hija, se en-
siedad que me podía producir su inasistencia a la sesión y no fadaría y sentiría que me estaba inmiscuyendo en su vida
poder ponerse en contacto conmigo. Sentía que yo le había cen- para controlarla.
surado por esto, y también que temía que yo estuviera siendo El resto de la sesión continuó de la misma manera. Me des-
demasiado crítico y estuviera demasiado a la defensiva como cribió la forma en la que sus colegas habían hecho algo de tea-
para poder comprender su rabia y su desilusión de mí, sin po- tro con el tesorero, para persuadirle de que el departamento se
der reconocer que ella sí quería establecer contacto y que, de he- encontraba en un estado financiero terrible, mientras que entre
cho en la realidad, no se había apartado de mí, sino que había los aplicantes y colegas de otras universidades el problema era
tratado de encontrarme y ponerse en comunicación conmigo. exactamente el contrario, ya que ellos debían ser convencidos de
_ Tras un silencio, continuó contándome más cosas sobre su que el departamento estaba a salvo. Hizo algunas referencias so-
hija y sobre la amistad peligrosa que mantenía con jóvenes que bre la posibilidad real de que tuvieran que cerrar el centro y sin-
Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones... 237
236 John Steiner
tieran la necesidad de echar a un personal que era excesivo, para cultades de la contratransferencia del analista. Nuestra com-
poderlo evitar. Tuve una clara impresión de la inseguridad que pain de las dos se ha ido haciendo mayor a medida que
la pct sentía, y, debido a las numerosas indirectas que me emos ido conociendo más sobre los mecanismos de la iden-
había hecho últimamente sobre la posibilidad de no poder se- tificación proyectiva (Klein, 1946 y Rosenfeld, 1971) y sobre
guir continuando con su análisis, sentí también mi propio des- la contención (Bion, 1959, 1962a, 1963) y la contratransferen-
pido. Estos temas estaban conectados también con la necesidad cia (Heinmann, 1950, 1960; Money-Kyrle, 1956; Racker,
que tenía de poder encajar adecuadamente con los métodos de 1957 y Sandler, 1975) que están relacionados con ella.
trabajo de sus colegas, con los que no estaba de acuerdo. Lo cual Tanto Sandler (1976) como Joseph (1981), han reconocido
tenía a su vez algo que ver con una situación interna suya, en la la manera como los pacientes empujan al analista con el fin de
que se sentía atrapada en una organización que ella odiaba, pero crear alguna situación particular en la transferencia. Sandler
al mismo tiempo creía necesitar, y de la cual no podía separarse. describe la forma mediante la cual una relación interna entre
Esta sesión era bastante típica en cuanto a la ansiedad que el selfy un objeto puede hacerse real en la relación con el ana-
se generaba en ella, y mostraba además tanto los problemas lista, el cual es inducido a llevar a la acción una relación in-
que tenía cuando ella la sentía como cuando los creaba en mí. fantil de roles. Como contraparte a la atención flotante de
Si yo trataba de ponerme en contacto con la paciente muy en- Freud, señala que el analista debe tener la capacidad para dar
ferma que encontraba dificultades para asistir a su sesión, ella respuestas flotantes, y opina que las reacciones del analista,
vivía esto como que yo la estaba persiguiendo, y me hacía ver tanto como sus pensamientos y sentimientos, influyen en su
claramente que no lo toleraría. Si, en cambio, me ponía de- propia contratransferencia. Joseph nos muestra cómo me-
masiado pasivo, como si levantara las manos al cielo como ha- diante estas puestas en acción (escenificaciones) el analista es
cía ella, diciendo que no había nada más que yo pudiera ha- llevado a actuar un rol en la fantasía del paciente, y ello es
cer, le entraba miedo de que me diera por vencido y viera el usado por éste como parte de un sistema defensivo. El paciente
análisis como algo arruinado y sin esperanza. Si le hacía in- puede, desde luego, interpretar estas actualizaciones y las rela-
terpretaciones centradas en el paciente, las vivenciaba como una ciones infantiles de roles de una manera delirante, y llegar a
intrusión, y como que yo fracasaba en poder manejar su an- pensar que fueron logradas, no mediante medios naturales,
siedad, lo cual, según ella, me hacía echarle la culpa y devol- sino debido a su fantasía omnipotente,
verle la ansiedad. Yo pensaba que esta enferma toleraba mejor Hemos llegado a utilizar el término contratransferencia
las interpretaciones centradas en el analista, pero a veces las vi- para referirnos con él a la totalidad de las reacciones del ana-
vía como si yo le confesara que no podía manejarme con nada lista con su paciente. El reconocimiento de la importancia que
y admitía que temía manejar sus dificultades y encararme con tiene la identificación proyectiva para crear estas reacciones,
las consecuencias que esto suponía. nos ha llevado, naturalmente, a la idea de que la contratrans-
ferencia constituye una importante fuente de información so-
bre el estado mental del enfermo. El analista puede tratar de
Discusión == observar sus propias reacciones ante él y ante la totalidad de
la situación que se crea en la sesión, y luego usarlas para com-
Los problemas técnicos como los que encontré en este ma- prender lo que el paciente está proyectando en él,
terial, pueden ser considerados por una parte como la expre- Pero la contratransferencia presenta también problemas
sión de una resistencia del paciente y, por otra, como las difi- cuando tratamos de usarla en la práctica analítica, quizá, sobre
238 John Steiner Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones... 239
todo, porque la introspección que hace el analista se complica puede tolerar la presión bajo la cual ha sido colocado, puede
debido a sus propias necesidades defensivas, de manera que utilizar esta comprensión para formular una interpretación
muchas reacciones importantes contratransferenciales se man- que permita al paciente sentirse comprendido y contenido.
tienen en estado inconsciente. La autodecepción y la compli- Cuando esto es convincente, vemos que el paciente siente que
cidad inconsciente que podemos hacer con el paciente para el analista puede contener en sí los elementos de su identidad
evadirnos de la realidad, hace que la contratransferencia se haga que ha proyectado en él, y como resultado de ello estos ele-
poco digna de confianza si no tenemos una corroboración adi- mentos se le hacen más tolerables. Siente entonces alivio y
cional de ella. Por ello, acudir a alguien que pueda mantenerse puede utilizar la capacidad que tiene el analista para pensar,
en un tercer punto de vista, puede ayudar al analista a recono- sentir y vivenciar, para que le ayuden a que él mismo pueda
cer sus propios puntos ciegos y a fortificar los juicios valorati- hacerlo.
vos que esté haciendo (Segal, 1991 y Britton, 1989). El ana- Si el analista no puede contener la proyección y se cierra ante
lista puede acudir a sus colegas y supervisores a quienes puede ella o la contraproyecta, el paciente se siente atacado y mal
consultar entre las sesiones, y cuya presencia puede luego in- comprendido, y es posible que esto le lleve a sentirse cada vez
ternalizar hasta cierto punto. Sobre todo, puede utilizar la más perturbado y a intensificar las disociaciones y los meca-
ayuda que el propio paciente le suministra a veces, cuando éste nismos proyectivos que ha estado usando. En cambio, una
le hace una crítica directa sobre su trabajo; pero esto se hace contención adecuada le lleva hacia la integración, y la viven-
con mayor frecuencia observando sus reacciones tras las inter- cia de sí ser comprendido puede proporcionarle un contexto
pretaciones que haya hecho él. en el que pueda lograr un Aesuecallo cada vez mayor.
A causa de los empujones que el paciente tiende a dar al Este desarrollo es necesario para que se produzca una mo-
analista para conseguir que actúe con él, a veces es imposible dificación psíquica duradera, y, en mi opinión, no surge in-
comprender exactamente lo que ha estado ocurriendo en el mediatamente y en forma automática después de la conten-
momento mismo en que ha ocurrido. Sandler (1976) sugiere ción, sino que depende de la adquisición de insight y de
que el analista puede captar una reacción contratransferencial comprensión que el propio paciente vaya consiguiendo. Una
suya, sobre todo si tiende a ser inapropiada, pero reconoce que contención exitosa que esté asociada con el ser comprendido
tal toma de conciencia de sí puede ocurrir sólo cuando la res- más que con obtener comprensión, constituye una condición
puesta a ella haya sido ya llevada a la acción. En cualquiera de necesaria, pero no suficiente, para que se lleve a cabo dicho
los casos, es evidente que las reacciones contratransferenciales desarrollo. La contención necesita que los elementos proyec-
inmediatas, deben ser revisadas unos minutos después, cuando tados puedan haber penetrado en la mente del analista, donde
tengamos acceso a la reacción del paciente y esto puede tener puedan ser registrados y provistos de un significado convin-
que ser repetido y tenerse en cuenta sólo a medida que vaya- cente. No es necesario que el paciente mismo esté al alcance
mos comprendiendo mejor lo que está pasando en una sesión del analista o se sienta interesado en adquirir comprensión.
determinada o en sesiones posteriores. Usando así todos los Para que el paciente pueda seguirse desarrollando, debe hacer
medios de los que dispone, que incluyen su propia auto-ob- en sí mismo una modificación fundamental, y desarrollar él
servación, la observación de sus acciones, las respuestas del pa- mismo este interés por comprender, por más pequeño o fugaz
ciente y la armósfera completa de la sesión, el analista puede que éste parezca. Este tipo de cambio, que es el reflejo de que
llegar a algún tipo de comprensión tanto de su paciente como ha empezado a obtener cierta capacidadepa tolerar el insight
de la interacción que se va dando con él durante la sesión. Si y el dolor mental, está asociado con el movimiento hecho
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desde la posición esquizoparanoide hacia la depresiva. Trataré esta situación con la idea de que yo también tenía otras cosas
de ilustrar cómo este desarrollo depende de poder tolerar la vi- a las que atender, como por ejemplo un bebé, y que esto le ha-
vencia de estar separado y de sufrir pérdidas, mediante otro bía puesto en contacto con su tristeza y le había hecho sentir
fragmento de material clínico. más separada de mí y tener lágrimas en los ojos. Su estado de
ánimo era tranquilo; se quedó pensativa, y pudimos usar la se-
sión para explorar la forma como antes se había manejado con
Otro fragmento de material clínico las separaciones, es decir, entrando en mi mente, tal como lo
hacía en la casa de su vecina, en su familia, y en su departa-
Unos meses después de las sesiones que he descrito, le dije mento.
a mi paciente que me iba a tomar unas vacaciónes extra a mi- Los períodos de contacto como éste no eran frecuentes ni
tad del trimestre. Por lo general, ella se manejaba con las in- duraban mucho, pero sí daban lugar a algunos momentos en
terrupciones de rutina faltando a algunas sesiones y lo hacía, los que parecía estar genuinamente interesada en conocer
en parte, como venganza, pero principalmente, pensaba yo, cómo funcionaba su mente, y entonces era capaz de tolerar in-
para proyectar en mí cómo es la vivencia de ser abandonado. terpretaciones centradas en el paciente. En esta ocasión, lo no-
En esta ocasión empezó su sesión describiéndome que había vedoso era estar en contacto con la tristeza que le causaba pen-
venido andando a su trabajo, como lo solía hacer, con su ma- sar que ya no tenía capacidad mental ni física para tener un
rido, y que pasó por delante de la casa de una vecina y vio que bebé propio. Se sintió más separada de mí, y sus lágrimas le
había una luz en el ático. Ella sabía que esta habitación había permitieron poder contactar con su realidad psíquica. Este pe-
sido recientemente reformada para que la ocupara un bebé queño y fugaz movimiento hacia la posición depresiva, le per-
nuevo que había tenido, y al pasar se imaginó que uno de los mitió interesarse por su propia mente y sus propios procesos
padres estaría atendiéndole. Esto le hizo preguntarse si real- mentales.
mente era demasiado tarde para que ella también pudiera te-
ner un bebé con su marido actual, y tembló de miedo al pen-
sar en todos los problemas ginecológicos que debería enfrentar Otro tema de discusión
y que ya le habían traído complicaciones y el sometimiento a
investigaciones dolorosas en su primer embarazo. Dieron la A los pacientes psicóticos y borderline, y también a otros
vuelta a una esquina y pasaron entonces por la calle donde vi- que funcionan en un nivel esquizoparanoide, la contención les
vía una colega que era su principal rival. Con esta mujer man- trae alivio, pero esto no significa que necesariamente les lleve
tenía una relación muy difícil; la admiraba, pero se sentía tam- a crecer ni a desarrollarse. Una de las razones de esto, es que
bién controlada por ella y me contó cómo por lo general, el alivio depende de que el objeto continente se encuentre
cuando pasaba por allí, solía mirar directamente hacia dentro siempre presente, ya que en este nivel PA mental,
de la casa, y la veía moviéndose de un lado para otro y eli- no se puede tolerar el vivenciar una verdadera separación del
giendo la ropa que se pondría ese día. Esta vez, sin embargo, objeto, y como resultado de ello, no se puede tampoco inter-
no pudo ver con claridad lo que pasaba dentro, pues tenía los ela la capacidad de contener. El objeto ha sido incorpo-
ojos llenos de lágrimas. rado dentro de la organización, de manera que la amenaza de
Le interpreté que si bien era verdad que reaccionaba ante su pérdida produce pánico y lleva al uso de fantasías omnipo-
mis fines de semana de diferentes maneras, hoy parecía asociar tentes, para crear la ilusión de que el objeto es poseído y está
242 John Steiner Problemas de técnica psicoanalítica: Interpretaciones... 243
controlado. El paciente internaliza al objeto que contiene los bertad que yo tenía para actuar independientemente, fue aso-
elementos proyectados en él, pero no se enfrenta verdadera- ciada con una disminución de su control omnipotente, y la
mente con la vivencia de lo que es estar separado. A veces es- llevó a tener una vivencia de lo que es una pérdida, lo cual le
tas fantasías omnipotentes toman un carácter delirante y so- permitió sentirse más separada de mí y expresar algo de la pena
breviven a toda evidencia que esté en su contra, pero en la y tristeza que creo forman parte del proceso del duelo por los
mayoría de los casos se huye de todo lo que contradiga al de- objetos y las oportunidades perdidas. En otro lugar (capítu-
lirio en una forma sutil, e incluso las experiencias tales como los IV y V en particular) he sostenido que durante este pro-
la de tener sesiones regularmente, alimentan la ilusión de que ceso es cuando el paciente puede volver a adquirir las partes
el analista no es alguien que esté libre para actuar en forma in- de sí mismo de las que previamente se ha desecho mediante la
dependiente e inesperada. identificación proyectiva, y que al seguir elaborándolo, estos
Esto lo pude ver en la manera cómo mi paciente solía ma- fragmentos proyectados pueden volver a ser reintegrados en el
nejarse con las separaciones mediante el uso de la identifica- Yo (Steiner, 19904).
ción proyectiva, a la cual vivenciaba como un penetrar en mi Fue en momentos tales cuando la paciente pudo interesarse
mente y en mi cuerpo, y desde allí controlarme, pero donde verdaderamente por su propia mente y empezar a diferenciar
también, al vivirse dentro de mí, la responsabilidad de todo lo que pertenecía al analista y lo que le pertenecía a ella. Es-
era mía. En la primera parte del material que he presentado, tos movimientos hacia la posición depresiva se dan con mayor
traté de mostrar lo difícil que era contenerla cuando esto ocu- frecuencia en pacientes menos graves, y también se pueden
rría. Su conducta salvaje, peligrosa y agresiva, quedaba escon- percibir con mayor claridad en los estadios más tardíos de los
dida tras una aparente compostura, pero la pude descubrir análisis, pero también pueden ocurrir en cualquier otro mo-
justo por la dificultad que tuve para llegar a ella. La preocu- mento, aunque sólo sea en formas breves y aisladas. Necesitan
pación que me causaba corría paralela con las terribles preo- además que el analista haya tenido capacidad para contener e
cupaciones que a ella le producía su hija. Cuando yo sí era ca- integrar los elementos proyectados, e tenga el valor para
paz de contener la ansiedad que ella sentía sobre mi habilidad asumir ciertos riesgos y, que cuando lo crea apropiado, Daga
para manejar tal responsabilidad, parecía sentirse aliviada. Pero interpretaciones centradas en el paciente, aunque ello lleve a
este alivio necesitaba de mi presencia para poderme ver actuar éste a sentirse perseguido.
como continente, y no podía ser mantenido más allá del final
de la sesión a menos que negara que nos estábamos separando.
Esta negación le permitía creer que poseía a sus objetos, los Alternancia entre los dos tipos de interpretación
cuales quedaban entonces bajo su control omnipotente.
Inevitablemente, se dan ocasiones en las que el analista sale En el material clínico que he presentado se ve que traté de
temporalmente de este control omnipotente, y se puede con- estar atento a la necesidad de alternar entre los dos tipos de in-
seguir que el paciente vivencie cierto grado de noción de se- terpretación, pero que me encontré con que los dos traen pro-
paración. Con mi enferma esto es lo que pareció ocurrir en la blemas. Cuando yo dirigía mi atención hacia la conducta de
sesión que he mencionado, tras haberle dicho que iba a hacer mi paciente y, por ejemplo, interpretaba su teatralidad o la ma-
una interrupción inesperada del análisis, cosa que ella asoció nera cómo se refugiaba en el silencio, la enferma sentía que ha-
con el reconocimiento de que era su vecina, y no ella misma, cía una intrusión en ella y que le echaba en cara su fracaso al
la que había tenido el bebé que ella tanto deseaba tener. La li- quererse poner en contacto conmigo. En estas ocasiones en las
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que le hacía interpretaciones centradas en el paciente que impli- A veces, el interpretarle la manera cómo ve al analista,
caban que ella era responsable de lo que estaba pasando entre ayuda al paciente a reconocer que ha proyectado en él una
los dos, era cuando se sentía más perseguida y tendía más a re- imagen interna arcaica suya, y que espera por ello que se porte
tirarse de mí. La cuestión de la responsabilidad era lo que le o hable como lo haría su madre. La interpretación puede es-
hacía sentir en forma particular que yo a veces adoptaba un clarecer esto y permitir que el paciente vea al analista ahora
tono de rectitud, el cual ella vivenciaba como que me negaba bajo una luzdiferente, aunque a veces, sin embargo, sólo con-
a examinar mi propia contribución al problema, y no estar de- firma sus temores. Para que sea efectiva, debe no ser ni una
seoso de aceptar mi propia responsabilidad. En la contratrans- confesión, la cual lo único que hace es que el paciente entre
ferencia esto me creaba a mí problemas serios, ya que, cuando en ansiedad, ni una negación, que es vista por él como defen-
la paciente me proyectaba sus sentimientos con mucha inten- siva y falsa. Aun en los casos en los que las interpretaciones
sidad, con frecuencia yo sentía que me estaba haciendo res- centradas en el analista t éxito al crear un sentimiento
ponsable de sus propios problemas, además de los míos. de contención, éstas dejan dea de sí una sensación de éxito
En situaciones como éstas, creo que puede ser mejor limi- que sólo es parcial y temporal. Se puede haber evitado el es-
tar los elementos de la interpretación centrados en el paciente y tablecimiento de un «impasse»; puede quizá ahora prevalecer
concentrarse en la visión que éste tiene del analista, evitando una relación más amistosa con el paciente; pero el trabajo real
también establecer vínculos prematuros entre los dos. Por su- del análisis queda aún por hacer.
puesto que esto no constituye una fórmula que pueda ser El desafío técnico consiste en poder establecer un equilibrio
usada para resolver los problemas técnicos, y además, tal como apropiado entre las interpretaciones que se hacen centradas en
ya lo hemos visto, las interpretaciones centradas en el analista el paciente y las que se hacen centradas en el analista. Las in-
traen también sus propias dificultades. También ellas pueden terpretaciones pueden tener que poner el énfasis, temporal-
fracasar en su intento de ofrecer contención, a veces simple- mente, en la contención; pero en última instancia, deben ocu-
mente porque están mal hechas y quedan fuera del contacto parse de ayudar al paciente a ganar conocimiento de sí mismo,
del paciente y, a veces, porque éste siente que el analista está y el analista que es percibido como reacio a perseguir este fin
interpretándole para encubrir su propia situación y no tener fundamental, no es vivido como alguien que da contención.
que enfrentarla. El hacer demasiadas interpretaciones centra- De hecho, estos dos aspectos de la interpretación pueden ser
das en el analista hace sentir al paciente que éste está preocu- pensados como símbolos femeninos y masculinos del trabajo
pado por sí mismo y que es incapaz de observar y de respon- analítico. Se necesitan los dos, y el insight, que con frecuencia
der al paciente y a sus problemas. Y lo malo es que, a veces, perturba, sólo puede ser aceptado por el paciente que esté sos-
esta visión está justificada. El paciente siempre está tratando tenido por un encuadre continente. Si el analista se mantiene
de obtener información sobre el estado de ánimo en que se en- sensible a la reacción que tiene el paciente tras su interpreta-
cuentra el analista y, cualquiera que sea la forma de interpre- ción, y escucha el material que sigue a ésta, considerándola en
tación que use, verbal o no verbal, siempre hay indicios que parte como un comentario sobre la que la ha precedido, en-
dan información sobre él. El paciente puede estar buscándo- tonces es posible ir alternando entre un tipo y otro de inter-
los para ver si lo que alista dice está de acuerdo con la pretación en forma sensitiva y flexible. A medida que conti-
forma en la que lo expresa, cosa que le es de importancia para núa el desarrollo del análisis, la distinción va cobrando menos
forjarse una idea de su carácter y de la confiablidad que pueda importancia y pueden hacerse interpretaciones de un tipo in-
merecerle, termedio, que a veces muestran los vínculos existentes entre la
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237; disociación en posición sismo destructivo, 26, 32, 90; símbolo, 62, 116, 126.
Gillespie, W. H., 158-159, 17.
Giovacchini, P. L., 85.
depresiva, 71; disociación del destructividad del instinto de Shengold, L., 170.
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narcisismo, 88, 153; identifi-
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Green, A., 206.
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Laufer, M. E., 158. organización psicótica, 127. Stewart, H., complicidad de Yo-
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Guntrip, H., 101. Lindemann, E., 115. Sachs, H.,158. .
Loewenstein, R. M., 85. Sandler, J., 25, sobre la actuali za- Vellacott, P., 200; Edipo en Co-
Heimann, P, sobre la contra-
transferencia., 237. ción, 237-238; puntos ciegos lona, 213; Edipo Rey, 204.
McDougall, J., 156, 159, 170. del analista, 181; respuesta de
Ingber, R., sobre bibliografía del ME 85. atención flotante, 237-238; tling, E. E, 202.
mito de Edipo, 200. Meltzer, D., 32, 89, 170. relación de roles infantil, 237-238. inn, D. W., sobre la de-
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Jaques, E., 219. tratransferencia, 237; hechos Sandler, J., 237-238. el falso self 85; regresión, 85;
Joseph, B., sobre sistemas defen- de la vida, 161-174; represen- Segal, H., 61; sistemas deliran- objetos transicionales, 85;
sivos, 26; definición de posi- taciones defectuosas, 156, tes, 94-96; depresión en el psi- uso del objeto, 150.
ción, 61, 63; representación cótico, 133-134; miedo a la Winnington-Ingram, R. P, 200-220,
con el analista, 25, 237; no Nunberg, H. G., 84.
desear comprensión, 223; pa-
ciente de difícil acceso, 181; O'Shaughnessy, E., sobre la or-
actitudes perversas, 156; rela- ganización defensiva, 96-98;
ciones perversas, 99-100; ata- enclaves, 98-99.
ques sádicos sobre el self de-
pendiente, 100; la situación Parkes, C. M., 113, 115.
total, 87. Pilikian, H. I., 208.
Potamianou, A., 139,
Kernberg, O. E, 84.
Khan, M. M. R., 159. Racker, H., sobre la contratrans-
Klein, M., sobre estados confu- ferencia, 237.
sionales, 67, 193; instinto de Reich, W., 26, 84.
muerte, 61, 90; pérdida del Rey, J. H., 100; dilema claustro-
objeto amado, 72-73, 150; agorafóbico, 102-103; perdo-
duelo, 75; disociación normal, nar, 151; estructura de espa-
65; posiciones, 23, 36-37, 60; cio mental, 101.
posición depresiva, 62; posicio=-- Riesenberg-Malcolm, R., 26, 99.
nes maníacas
y obsesivas, 64; Riviére, J., 26, 93-94, 97, 102.
Índice temático
y pánico, 66, 95, 96, 183; en- primitiva, 26; y vengan- Eteocles, 213. de, 243; de doble filo, 233m;
tre self y objeto, 62; entre los za, 154. Euménides: bosque de expia- vivida como veneno, 129,
sexos, 169; defensas contra, 66, destructivo, narcisismo, 90-93; ción, 213; como defensa, 97. 229; que establece vínculos,
; 69, al 195-196. y el instinto de muerte, 90, 228, 245; persecutoria, 229-
contempt) desprecio por la ver-
dad O destructivos, ataques: sobre la
mente, 28, 122, 200; sobre
(facts) hechos de la vida, 39,
161-166.
230.
contención: y ser comprendido, 239; aparato perceptivo, 28, 212. ferichismo, 38, 159-172. (Jealousy) celos: y la escena pri-
encia y presencia del ob- Dolor y dudo, 1141 15. fijaciones y regresiones, 85. maria, 168.
jeto, 113; fracaso de, 224, 239, (dreams) sueños: Melanie Klein flotante, respuestas libres, 237.
244; que lleva a la integra- y el duelo, 76; Sra. A., 49, 52; (forgiveness) perdonar, 151-154; Layo, 201-206, 209-210, 2N7.,
ción, 113; necesaria, pero no Sra. B., 106; Sr. E., 147; y reparación, 151. Leonardo: estudio de Freud so-
suficiente para el desarrollo, 239, Sr. E, 183-196; Paciente A., 68, fragmentación: del Yo y del ob- bre, 29, 87.
241; dada por la organización, 31, 69; Paciente B., 69; Pacien- jeto, 122. ley del talión, 218.
33; prioridad sobre la compre- te D., 78-81. (Loss) pérdida de objeto bueno, 137.
sión, 246; problemas de, 115; ang) organizaciones de tipo
e identificación proyectiva, 86, Edipo, complejo de: y escena a o 91,95, 153. Mafia: u organización de tipo
89, 225, 237. primaria, 168. (grievance) rencor, 135, 149; de, 91, 95, 153, 180.
contratransferencia, 225; difi- Edipo: maldiciendo a sus hijos, 217; mantener vivo, 138. mala concepción: y delirios, 164.
cultades con, 236-237; des- encarando a la muerte, 218; (guile) culpa: concienciación me- malas representaciones, 159, 165;
confianza de, 238. pita un 2215 diante el duelo, 116; soporta- de la diferencia de sexos, 160.
crueldad y tiranía, 89, como un lógico pobre, 204; re- ble, insoportable, 137-140, marsupial, espacio, 101.
clamo de inocencia, 214-218; 210; excesiva o injusta, 211; mental, daño: elaboración me-
(deadness) mortuorio: fascina- a sí mismo, 208-210; que se vuelve en odio, 210. diante el duelo, 115.
ción por lo, 46. y estatura de héroe (altura de un mental, espacio: estructura del, 101.
delirio: remiendo sobre rasga- Dios), 218. identificado, 92. Qroainaiis duelo, 243; descrip-
dura en el Yo, 123. Ego: debilidad del Yo: como re- «impasse»: en análisis, 92, ción de Freud, 73; y melan-
delirante, sistema: como de- sultado de identificación pro- insight: como veneno, 229. colía, 115; fase de la negación
fensa, 94. yectiva, 106. integración: que produce ten- de la pérdida, 74; y recupera-
delirante, mundo, 122. (enactment) representación: por sión, 164; como resultado de ción de las partes del self 33,
depresivos, sentimientos, 128. el analista, 25. la contención, 113; como 105-116, 140; e inversión de
depresiva, posición, 23, 35-37, envidia: y estados confusiona- una amenaza, 167. identificación proyectiva, 74,
60, 62, 63; diferenciación les, 67, y destructividad pri- inteligencia: proyección de, 108, 139; secuencia, 73-81; tra-
dentro de la, 71-81, 149, mitiva, 90. 112. bajo del, 73-81; elaboración
desarrollo, estadios del, 85. equilibrio, diagrama, 37. internalización: de la capacidad del, 116.
despersonalización y desrealiza- equilibrio: ruptura del mis- de contener, 242; y liberación
ción, 66, mo, 124; pérdida del, 38; del objeto externo, 33. narcisista, herida: y resenti-
destructivo narcisismo: instinto P/EP=<>P/D, 63. interno, desastre: concienciación miento, 166.
de muerte, 90; punto de vista esfinge: adivinanza de la, 202, del mismo, 116. narcisista: pandilla como perso-
de Klein, 61; y obstáculos al 206. interpretación: a causa de cláu- nificación del refugio, 90-91,
análisis, 83; y destructividad estados esquizoides, 101. sula, 227; contener la función 95, 153, 180, 194.
SS
268 269
John Steiner Índice temático
narcisista perversión, 168. pa, 136-137; estructura de, 23, ellas mediante el duelo, 33, recobrar: las partes perdidas del
narcisista resistencia, 26, 84, 87. 179, 180. self, 105-115. :
34, 105-117, 126.
pe : relaciones de objeto, 29, personificación: del refugio psí- psicosis: restauración del Yo dañado refugio: de la verdad hacia la
quico como pandilla, 194, en, 123; caso Schreber, E omnipotencia, 199n, 220.
nombre, sin: pánico (terror), 122, perversión: uniendo elemen- refugio: sinónimo de refugio psí-
sicótica, organización, 91, 12 ,
no-psicótica personalidad, 126. tos de la organización, 194; , 229; derrumbe de, 124; quico, 4.
normal superyó, 220. como defensa contra la psico- como parte sobre desgarro en remordimiento, 140.
obstáculos: de carácter, defen- sis, 173; definición de, 156, el Yo, 124. deta cel reparación, 137, 140, 148-154.
sas, 85; para contactar con 157; como negativo de las icótica, parte de la personali- resentimiento (rencor), 135-138,
analista, 21-22; para progre- neurosis, 173; en las organi- E dad, y. y reparación del 140 ,148.
sar, 22, 83, 118; para reco- zaciones patológicas, 100; resistencia, 236.
brar partes del se/£ 117. la realidad, 39; revisión, 158; a lugojo: derrumbe del, 24 retribución, 135.
omnipotencia: para manejar- sexual, 156; de la verdad, 219. 49; dependencia del, 24; do- (revenge) venganza, 135-139,
se con ansiedad caótica, 71; perverso: interacción entre partes minado por el rencor, 135; sa- 151-154.
defensa contra la separa- del self, 181; mecanismos, 127. lida del, 24, 35, 136; idealiza- revisión: relaciones de objeto
ción, 113; fracaso para liberar plaga: y procreación, 207. ción del, 23, 53; versión narcisista, 83-84; de autores
al objeto, 113. Pólibo; y Mérope, 201, 206. interpersonal del, 32; y no kleinianos, 84-85; de per-
Polinicio, 214, 217. Edipo, 219-220; personifica- versiones, 156-159.
paciente, centrada en, interpre- posiciones: borderline, 21, 36-37; ción de, 194; perversión en, 173; romántica idealización, 172.
tación, 223-244, maníaca y obsesiva, 64; es- como protección contra an-
pacientes psicóticos, 28, 128-134, quizoparanoide y depresi- siedad, 25, 135; como refu- sadismo: en películas e historie-
paranoidesquizoide, posición, 36, va, 59-81; subdivisiones gio, 43; relación con la reali- tas, 171.
37, 61; diferenciación dentro de, 59-81. dad en, 155; revisión, 83; sadomasoquismo: como con-
de ella, 65-71. primaria, escena: y celos, 168; como espacios dentro de ob- tacto patológico, 44; en las
parche: sobre el Yo dañado, 28. dos versiones de, 169. jetos, 33; representación espa- organizaciones patológicas, 39,
patológica fusión de los instin- proyección: de la capacidad para cial de, 22; salida transitoria 182-183.
tos, 181. pensar, 107-108; del deseo, 44. del, 246; y espacio transicio- sagrado: diferenciación de
patológica organización: suje- proyectiva, identificación: como nal, 85; estructura variada bueno, 221.
tando la destructividad, 26; base de la empatía, 29; como del, 173; retirada de la reali- salud mental: proyección en el
como catástrofe crónica, 94, defensa contra la exclusión, 169; dad en, 24-25; retirada para re- analista, 128.
95; como defensa contra con- como negación de la separa- conquistar equilibrio, 223-224. separación: como no diferen-
fusión, 66, 195; como de- ción, 88; utilizada flexible y ciada de la muerte, 118; e in-
fensa contra culpa, 137; co- reversiblemente, 105, 106; dura (escisión): entre el Yo arica, 3. .
mo un mundo delirante, 91; hecha en grupos de objetos, 31; Sh realidad, 122. separación: capacidad para
y los impulsos destructivos, 32; irreversibilidad de, 105, 106; realidad: de envejecimiento y baca lero, 141-142;
como hecho de la vida, 34; y relaciones de objeto narci- muerte, 39; malas representa- que lleva a la envidia, 168; y
miedo a su liberación, 182; sistas, 83-87, 90; como de- ciones de, 224; del pasaje del la formación de símbolos, 116;
como pandilla o Mafia, 23, fensa omnipotente, 83; rela- tiempo y de la muerte, 171; dos estadios de, 114.
91, 95, 153, 180; resumen ciones de objeto parasitarias y simultánea aceptación y ne- (shifting) movimiento entre ti-
de, 93; como fuente de cul- simbióticas, 89; reversión de gación, 156. pos de interpretaciones, 243,
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