Sewell PDF
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Eugenio de Solminihac I.
Filiación
Profesor en la Facultad de Ciencias Fisicas y Matemáticas, U. de Chile, y en el
Departamento de Ingeniería Industrial, P. U. Católica de Chile.
Resumen
El texto que sigue a continuación corresponde a una versión abreviada de un trabajo
más extenso desarrollado por el autor, con la finalidad de contribuir a efectuar la
presentación de Sewell como lugar Patrimonio de la Humanidad ante UNESCO,
rescatando y poniendo en relieve la historia y cultura de ese bien nacional, y que
constituyen su patrimonio intangible.
Palabras Claves
Patrimonio chileno intangible, campamento residencial e industrial, sewell.
asentamiento humano en precordillera de Los Andes.
Abstract
The following article is the abbreviated version of much longer paper that contributed
to the presentation of Sewell as a World Heritage Site to the UNESCO. The author
emphasizes the historic and cultural relevance of this national property which is part of
its intangible heritage.
Key words
Chilean intangible heritage, residential and industrial camp, Sewell, settlement in
foothills of The Andes.
Sumario
1.-Reseña histórica de Sewell
2.- Estructura organizacional, estructura social y emplazamiento de las edificaciones.
3.-El medio ambiente, el aislamiento y la autarquía
4.- El origen de la fuerza de trabajo y el cambio cultural
5.- La cultura y sus valores
6. El intercambio cultural
7.-El espacio físico, lo privado y lo público.
8.-La educación, las entretenciones y las expresiones culturales
9. El campamento y los conflictos sociales
10.- Sewell como asentamiento humano
Bibliografía
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Se sabe que la existencia del mineral era ya conocida en tiempos pre-hispánicos, del
cual los indios obtenían cobre para fabricarse joyas, utensilios domésticos y artefactos
de caza. Durante los siglos XV, XVI y XVII los españoles extrajeron cobre nativo, que
exportaron como materia prima de armamentos. El siglo XVIII sólo registra actividades
extractivas muy menores y esporádicas, debido a las inclemencias invernales. En 1760
era conocido como mina “La Fortuna”, pasando a ser denominado “El Teniente”, a raíz
del descubrimiento fortuito hecho por un militar español, que huyendo de la justicia y
tratando de alcanzar la Argentina, se refugió en una cavidad con tan valiosas vetas.
En 1897 Enrique Concha y Toro junto a Carlos Irarrázaval, dueño a la sazón de las
pertenencias, encargan un completo levantamiento de ellas, llegando al
convencimiento de que su explotación reclamaba grandes capitales que ellos no
poseían. Apelan a los conocimientos técnicos del ingeniero italiano de larga residencia
en el país, Marco Chiapponi, encargándole a su turno interesar a inversionistas
extranjeros que pudieren adquirir el yacimiento.
Braden actúa con máxima presteza, encargando a Chiapponi construir una huella para
carretas desde Graneros a la mina, en tanto el organiza en Nueva York la futura
sociedad explotadora. Se asocia con E.W. Nasch, presidente de la American Smelting
and Refining Company, y con Barton Sewell, fundador de esa empresa y su
Vicepresidente a la sazón. Crean el 8 de octubre de 1904 la “Braden Copper
Company”, que fue precedida por dos sociedades de muy corta vida, “The Rancagua
Mines” y “The Braden Copper Company”, (Baros, 1995:23-50).
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Sewell fue siendo paulatinamente equipado para estar al servicio del objetivo principal:
la producción de cobre. La Compañía proveyó de todo lo necesario para alcanzarlo, con
una decidida opción por la autarquía o autosuficiencia. La administración
norteamericana opera con el modelo de “Company Town”, cuya implementación se ve
favorecida por el aislamiento,(Fuenzalida,1919:79-94).
Este período se caracteriza por un rico encuentro entre la cultura del jefe y
administrador norteamericano con la de los primeros trabajadores y habitantes de
Sewell, en su inmensa mayoría de origen campesino, analfabetos y sin los hábitos ni
disciplina requeridos por las faenas mineras. De la mutua adaptación se generará una
cultura original, propia de quienes por generaciones la fueron urdiendo y que, hasta
hoy, sus depositarios en otros lugares de la región o del país mantienen y añoran.
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Hacia fines de este período Sewell ocupaba una extensión de 418.000 metros
cuadrados, y ofrecía en muchos aspectos condiciones de vida excepcionales para la
realidad del país, y en algunos, comparables internacionalmente.
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Este Plan fue impulsado con entusiasmo por Kennecott y el Gobierno del Presidente
Alessandri Rodríguez, debido a las ventajas que tales inversiones representarían para
el país; sin embargo, no contó con la aprobación del Congreso Nacional, y en definitiva
no llegó a realizarse,(Baros,2000:533-535).
quienes acuerdan con la empresa no sólo soluciones habitacionales, sino una completa
gama de inversiones en Rancagua en educación, salud, deportes y recreación, y otras
que les garanticen acceso exclusivo para ellos, en la forma como se había
acostumbrado en el campamento, (Egaña, 2002).
En 1979 cierran las cajas pagadoras en Sewell (Baros, 2000:576-587), centro de una
de las actividades más características de sus rutinas y que congregaba largos
contingentes de trabajadores en cada una de las fechas indicadas en el calendario de
pagos.
El Teniente pasa a ser una División de la nueva Corporación del Cobre de Chile
(CODELCO – Chile) creada en 1976 durante el Gobierno Militar, (Baros, 2000:588).
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En este período, el panorama en lo que había sido una pujante, acogedora y vivaz
ciudad de montaña, adquiere características de pueblo con evidentes muestras de
abandono y destrucción.
Hoy, otros distintos fines a los que dieron origen al campamento de Sewell, los han
sustituido, y harán posible su conservación para mostrar y enseñar a sus visitantes
qué bizarros valores humanos se compartieron en esas laderas, muros, escaleras y
techos.
Desde los inicios las casas fueron diferentes en cuanto a superficie, servicios y
ubicación dentro del campamento, según se tratara de los distintos niveles de
trabajadores. De alguna manera la estructura jerárquica de la empresa quedó
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Su primera conexión consistió en una huella para carretas, la cual fue reemplazada por
el ferrocarril a partir de 1917 que llegaba hasta la Junta, y en los años veinte hasta
Sewell mismo, (Baros, 1995:347).
A los riesgos propios de una faena minera, siempre altos por tratarse de trabajos
subterráneos con empleo de explosivos, Sewell fue amenazado por las inclemencias
climáticas, rodados de piedras y barro, y aludes de nieve que cobraron muchas vidas.
Los riesgos de incendio constituyeron también una constante preocupación, al coexistir
instalaciones industriales con habitaciones construidas con muchos elementos de
madera.
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Los primeros que llegaron eran individuos pobres, en su gran mayoría mañosos y
supersticiosos, que tuvieron que ser acogidos para que aprendieran paso a paso y con
enorme paciencia todo lo relativo a su nuevo trabajo y forma de vida,
(Baros,1995:393).
Otra de los mecanismos para atraer operarios a los campamentos fue el llamado
sistema de “enganche”. Estaba a cargo de sujetos, los “enganchadores”, que dotados
de ingenio y poder de convencimiento recorrían a caballo campos, pueblos y
especialmente sus bares, donde se ganaban la simpatía de los clientes pagando sus
consumos. Les hablaban de El Teniente y los embarcaban en vagones de ferrocarril
hasta Rancagua, donde cobraban una comisión por cada hombre intermediado. Este
sistema operó desde la década de los veinte y hasta la mitad de los años cuarenta, en
que ya había perdido efectividad, al requerirse otro tipo de hombre en las faenas, y
debido a su reglamentación en la legislación del trabajo promulgada en 1948,
(Baros,1995:71).
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Hacia 1945 cobró importancia una forma más impersonal y moderna de reclutamiento,
consistente en considerar a las personas que se presentaban por propia iniciativa a las
oficinas de Braden en Rancagua. Coetáneamente, operaba el sistema de “pase”, o
permiso para abordar el ferrocarril por parte de un postulante, presentado por un
hermano o amigo, y que debía ser firmado por un jefe o superintendente. Con el
tiempo y por acuerdo de la administración con los sindicatos, se fueron agregando
condiciones a la contratación: primero, preferir a los que se habían desempeñado en
calidad de temporales en la empresa, y más tarde, privilegiar a los hijos de los
trabajadores, ( Baros, 2000:73).
Anotamos que un sistema tan estratégico por sus consecuencias, cual es la forma
como una organización incorpora nuevos miembros, experimentó cambios en el
tiempo, evolucionando de sistemas masivos y poco elaborados técnicamente, a otros
que, contemplando algunos elementos de impersonalidad y objetividad, nunca han
dejado de tener rasgos propios de una cultura tradicional, en la cual la relación cercana
como es el parentesco o el conocimiento íntimo de una persona son requisitos para
ingresar, incluso oficialmente incorporados a las políticas de la empresa. Las
consecuencias de ello en una comunidad que reside en un campamento no pudo sino
haber contribuido a reforzar lazos muy primarios y fuertes entre sus miembros, los
cuales se entrelazan y confunden en los roles de trabajador, habitante de Sewell,
vecino, pariente o amigo.
Entre los fallecidos en el incendio de 1945 hubo 10 trabajadores que habían nacido en
los campamentos de la empresa, prueba de que las generaciones de miembros
empezaban ya a reemplazarse a sí mismas con personas ligadas por lazos de
parentesco, tendencia que se incrementa con posterioridad, (Baros2000:74).
Es a raíz de esta tragedia que remece hasta sus cimientos a la Braden Copper
Company y a sus trabajadores, que se emprende uno de los mayores desafíos de
gestión, que se traducirá en un cambio cultural profundo y exitoso. Este proceso de
cambio parcial, gracias a su visibilidad y evidencia sirve para ilustrar uno más complejo
que abarcó a la mayoría de los ámbitos de la vida de esa comunidad.
El cambio fue producto de muchas acciones muy bien coordinadas y llevadas a cabo,
las cuales apuntaron al trabajador y comprendieron a las esposas e hijos, quienes
residiendo en el campamento también estaban expuestos en las inmediaciones de
instalaciones industriales. Sin embargo, lo más incidente, es que ellos se
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Sewell, testigo de la tragedia de” El Humo”, que vio descender por sus escalas 355
ataúdes de mineros que se embarcaban en el ferrocarril para descansar en el
Cementerio Nº2 de Rancagua, fue una suerte de crisol social, en que se gestó un
emblemático cambio cultural. Para la población de Sewell traumatizada por una
tragedia, la seguridad, de palabra e imposición empresarial se tornó en valor social y
práctica cultural.
Sewell y su forma tan peculiar de urbanismo ofreció un ámbito físico donde se plasmó
una cultura propia y distintiva. Entendemos por cultura, un conjunto de valores,
conocimientos y percepciones comunes e hipótesis fundamentales, compartidas por los
miembros de una comunidad de personas, que operan en forma inconsciente, que han
permitido y permiten resolver problemas y son transmitidas a los nuevos miembros,
(Schein, 1985).
La eficiencia y el éxito
Estas finalidades están presentes desde el primer momento en que W. Braden decide
crear la empresa y construir lo necesario para producir cobre en la montaña. El y su
equipo de connacionales eran:
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El valor de la vida
La vida humana estuvo seriamente amenazada en Sewell por una pléyade de factores
vinculados a un medio físico pleno de riesgos, a un clima severo especialmente en los
inviernos, a una faena de las más riesgosas entre las actividades laborales, y a
condiciones de salud para una población numerosa, en los comienzos alejada de
centros hospitalarios, y que en su mayoría no tenía hábitos de higiene.
Puede llamar la atención que habiendo sido Sewell una ciudad con población
significativa, y lugar de numerosos fallecimientos, no contara con un cementerio para
enterrar y conmemorar a sus muertos. Hay constancia que la empresa elevó
solicitudes a las autoridades en orden a construir camposantos en sus campamentos
que no llegaron a concretarse. En Sewell sólo se sepultaron no-natos y criaturas de
muy breve existencia.
Los exámenes preventivos y la amplia cobertura médica para los trabajadores y sus
familiares crearon una conciencia de valorar y preocuparse por la salud en la
población, que fue privilegiada en las reivindicaciones sindicales, erigiéndola en
condición de primer rango al llevarse a efecto la “Operación Valle”: contar con
semejante nivel de prestaciones en Rancagua.
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La moralidad
En 1917 la Compañía exigió que los matrimonios exhibieran el certificado del Registro
Civil como condición para disponer de una casa en el campamento, (Fuenzalida,
1919:101). Años más tarde, los Serenos vigilaban los recodos y escondrijos de las
escaleras, lugares donde acudían parejas para disponer de alguna intimidad, las
cuales, si sorprendidas reiteradamente, eran conminadas a casarse.
La prohibición de introducir alcohol y consumirlo fue la otra tarea que los Serenos
debieron llevar a cabo, dada la declaración de Ley Seca en el campamento.
En términos globales y como reflejo de una cultura con estos rasgos “moralistas”,
propugnada y controlada por la administración, Sewell, aún contando con una
población numerosa, registró bajísimas tasas de delitos, siendo el respeto a los niños y
a las jóvenes una característica de su forma de convivencia.
La tolerancia
Así como la vida privada de las personas y las familias tuvieron restricciones en el
campamento, hubo allí una tolerancia muy amplia hacia las confesiones religiosas,
ideologías y militancias políticas. La Braden desde un comienzo no se inmiscuyó en
estos aspectos de la vida de la comunidad, aceptando a todo aquél que se sometía al
trabajo, cumplía con sus obligaciones y respetaba los reglamentos de la empresa. Lo
mismo ocurría en materia religiosa, tal como lo expresaba de manera muy reveladora
un empleado de la época: “Aquí no hay más Dios que el cobre”, (Fuenzalida,
1919:128).
Existían en Sewell una iglesia católica, una iglesia evangélica y grupos masónicos. El
14 de mayo de 1927 fue instalada en el campamento la Logia Andes Nº20, con 43
miembros fundadores, entre los que se contaba una mayoría de extranjeros. Utilizaban
para sus ceremonias el antiguo gimnasio, el cual era decorado con los símbolos rituales
para tales efectos. Los partidos políticos, incluidos el Socialista y el Comunista,
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Este espíritu de apertura y respeto a las más diversas maneras de pensar, estuvo
internalizado en los habitantes de Sewell, quienes practicaron de manera muy concreta
el valor de la tolerancia, lo cual facilitó la convivencia en la armonía de la diversidad
dentro de sus límites urbanos.
Sus habitantes llegaron a gozar de estándares de vida muy elevados, los cuales no
encontraban parangón en el país. La empresa asumió desde los primeros años tareas
que trascendían las operaciones productivas, destinadas a satisfacer de la manera más
amplia y completa las diversas necesidades individuales y sociales de sus trabajadores
y familias.
Los trabajadores, y en especial sus esposas, otorgaron carácter de bien muy apreciado
culturalmente a la educación de sus hijos, identificando en ella el nexo que les
permitiría mantener y superar la condición social de sus progenitores. Este proceso fue
de temprana emergencia en el campamento, el mismo que con algún desfase se
verificaría en el país y en varios países de América Latina, que vieron por esta vía
emerger y consolidarse a una numerosa clase media.
La solidaridad
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La racionalidad
El tradicionalismo
6. El intercambio cultural
Desde los primeros tiempos la Compañía Braden en la persona de sus ejecutivos, tuvo
como finalidad explícita de sus actividades empresariales provocar cambios culturales
entre el personal que se incorporaba a las faenas, como se desprende de las
finalidades que perseguía el Welfare Department.
Los instrumentos para dinamizar los cambios en la dirección deseada fueron muchos,
pero especialmente dignos de destacar por su eficacia, cabe mencionar: la
incentivación económica como recompensa al desarrollo de las conductas requeridas
en las faenas; el sistema de entrenamiento industrial para el recién incorporado, el
cual era enseñado por una especie de "tutor" mientras duraba todo el período de
familiarización inicial con las labores; y por la emisión de un conjunto de reglamentos
y normas para los trabajadores y para los habitantes del campamento, verdadera
legislación de generación y aplicación local. Ella regía y ordenaba la vida en comunidad
y sancionaba con diversos grados de severidad, desde el dar a conocer públicamente
alguna contravención hasta el término de la relación laboral, con el consiguiente
desalojo de la habitación ocupada por el infractor.
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El incentivo económico como premio al trabajo y como elemento propio de una cultura
puede encontrarse en otras dimensiones de la vida del campamento, tales como la
función de bomberos y el trabajo infantil, ambos influidos por la cultura
norteamericana.
Siguiendo también las pautas de vida de EEUU proclives a hacer que los niños se
valgan por sí mismos desde temprana edad, la empresa autorizaba y reglamentaba
fuera de las horas de escuela el trabajo de los niños en labores de reparto, como
canasteros o boleteros del teatro, (Baros, 1995;403).
1
El chancador era “el chancho”; un tipo de mineral con manchas rojas se le puso “ojo de gallo”; a la
electricidad, “burro de fuerza”, y a la leche condensada, “la vaca de lata”.
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Sin embargo, en el proceso son discernibles intencionalidades que van más allá de una
labor pedagógica meramente instrumental a la producción. De manera análoga a lo
que expresó el ingeniero que investigó la tragedia de El Humo por encargo del
Gobierno, al evaluar todo lo hecho con posterioridad por la empresa, señalando debe
suponerse una conciencia humanitaria que se adelantó a la presión oficial hasta
excederse en la prevención, (Baros, 2000:356), así también debe concederse tal
explicación a lo obrado en lo educacional, la capacitación y en muchos otros dominios
por la administración de la empresa.
Las casas habían sido diseñadas en EEUU, y la realidad social y cultural de la familia
chilena no siempre fue compatible con los supuestos que tal concepción espacial había
asumido. Pronto surgió la presencia de una familia extendida, que incorporaba
parientes a la vida en común, o que disponía de personal doméstico, de mascotas, o
habilitaba en alguna de las dependencias de la casa un pequeño negocio. Para muchos
de estos fines se requería alterar la distribución interior. Los reglamentos prohibieron
todos estos actos, salvo autorización excepcional y expresa.
Los Serenos, a cargo del control del cumplimiento de estas normas, en la práctica
redujeron los espacios privados de las viviendas al estar dotados de atribuciones para
inspeccionar, dándoles el carácter de semi-públicos, y haciendo más estrechos los
ámbitos de intimidad que habría dispuesto una familia en cualquier otro lugar del país.
Estos grupos estaban integrados primordialmente por las mujeres y los hijos, ya que
los padres se ausentaban durante los turnos.
Las mujeres de los trabajadores guardaban gran similitud con sus maridos en sus
formas de pensar, de expresarse y en sus temas de conversación, (Baros, 2000:532).
A no dudar ello se debía a que estaban sujetas a los mismos factores de influencia e
información que sus cónyuges en el universo compartido del campamento.
Contrariamente a lo que ocurre en la población del país, en Sewell los hombres eran
más numerosos que las mujeres. La escasez de viviendas para familias hizo que
muchos hombres casados residieran en calidad de solteros allí. Registros de 1969
indican que de 3.832 hombres casados, sólo vivían con sus familias 1.496
trabajadores, situación que generaba inquietud por sus esposas, tanto entre los que
las habían dejado en el valle, como entre los que lo hacían junto a ellas en el
campamento, (Huneeus,1974:75).
Con posterioridad Sewell llegó a contar con una biblioteca pública modelo en su
género. Junto con el crecimiento de la población se expandieron los recintos
educacionales, creándose una escuela vocacional que enseñaba oficios básicos a hijos
de trabajadores que por largos años pudieron ser incorporados, primero como
practicantes y luego como trabajadores a la empresa, en otra manifestación de
autosuficiencia.
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Las diversiones jugaron un papel muy importante en este lugar. Muchas de sus
actividades fueron protagonizadas por los propios sewellinos, pero también su
capacidad económica y el apoyo de la empresa hicieron posible llevar los mejores
espectáculos artísticos, circenses, musicales, de cine y teatro a sus recintos. Con el
correr del tiempo se realizaban en el campamento reuniones masivas de sus
habitantes con motivo de Fiestas Patrias, celebradas siempre con gran respeto, al igual
que el 4 de julio, con desfile de las agrupaciones representativas de Sewell, aunando a
todos en un ambiente de integración social.
La localidad contó con una infraestructura deportiva de primer nivel a pesar de la poca
disponibilidad de terreno apto para su práctica. El deporte se incorporó a la cultura del
campamento, siguiendo su población con gran entusiasmo las alternativas de las
numerosas competencias que se efectuaban permanentemente. Protagonistas de esta
actividades fueron los Clubes Sociales y Deportivos, estructurados por estratos
ocupacionales (empleados y obreros) y por especialidades, tales como, mineros,
buitreros, etc. Hubo siempre un gran número de actividades sociales y recreativas,
siempre apoyadas y fomentadas por la administración, las que cumplieron la
importante función social de distraer a los habitantes de una urbe reducida en tamaño,
muy relacionada en todo aspecto a lo laboral, y aislada del mundo circundante que
siempre ofrecía alternativas más diversas y atractivas. El campamento sin embargo,
no fue sede de manifestaciones culturales más selectivas o refinadas, prefiriéndose el
gusto mayoritario y más masivo por manifestaciones de la cultura popular.
Han sido variadas también las obras literarias que se inspiraron en las vidas de rica
trama humana y social del mineral, y en especial de Sewell2.
Las normas y la ley que hicieron de Sewell por muchos años el único distrito minero
donde imperó la ley seca, le confirieron características especiales a sus formas de
entretención. La delimitación geográfica y la lejanía que lo enclaustraron, tuvieron su
correlato en esta ley, dándole una condición de isla normativa en el país, afectando su
vida social y su cultura. Esta norma fue vulnerada frecuentemente, y por todos los
niveles, incluídos los más altos, autores y custodios por antonomasia de ella.
2
Las más conocidas de estas obras son :”Entre Montañas”(cuento) de Oscar Castro; “Mr.Jara”, cuento en
la obra ”Cobre” de Gonzalo Drago; “Piedra y Nieve”; “Un Hombre por el Camino”;”Legamo”; “Sewell”,
basado en la tragedia del “humo”; “Mi Camarada Padre”, traducido a varios idiomas, de Baltazar Castro;
“Tiempo de Carretas en el Mineral El Teniente” de René Leiva,(Drago,1988:214).
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Entre los factores que mayores consecuencias tuvieron sobre las características de los
conflictos debe mencionarse la condición de propiedad de la empresa que tuvo siempre
Sewell, y su aislamiento.
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A nivel del diseño organizacional ideado para poder copar estas exigentes demandas y
su potencial conflictivo, es posible leer que el mismo procuró separar la gestión de los
asuntos residenciales-sociales de los propiamente laborales. El expediente utilizado
consistió en establecer dos departamentos distintos, encargados de cada uno de esos
ámbitos respectivamente: el Departamento de Relaciones Industriales para la
administración del campamento y las prestaciones asociadas al habitar, y el
Departamento de Relaciones Laborales, creado a contar de 1968, encargado de los
asuntos de los trabajadores con sus jefaturas, originados en la faena misma,
proveyendo de soluciones oportunas y previsoras de manera de evitar su
agravamiento por postergación y acumulación de material conflictivo.
La paz social que en general caracterizó la vida del campamento y las iniciativas de
cooperación que ella suscitaba se tornaban en otro tipo de actitudes, tales como la
tirantez y la hostilidad durante los períodos de negociación de un nuevo contrato o
convenio colectivo de trabajo.
El tren por razones de producción seguía operando, y sólo se atendían las tareas
impostergables a cargo de las cuadrillas de emergencia.
Los sindicatos y la empresa en El Teniente han escrito así páginas muy importantes y
originales de la historia socio-laboral de Chile, habiéndose anticipado en muchos años
a la existencia de relevantes beneficios y formas de remuneración en el país, siendo
pioneros también en esa dimensión como lo fueron en urbanizar la montaña y en
tantas otras que dan cuenta de una rica y adaptativa creación cultural.
Origen
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Localización
Emplazamiento
Sewell se encuentra en la falda del Cerro Negro, en una altura que supera los 2.000
m.s.n.m., careciendo su entorno de vegetación, con un régimen de precipitación nívea
de 2.0 m. anuales, con un máximo registrado de 13 m. en el año 1926.
Fue emplazado allí por ofrecer pendientes menos escarpadas que los cerros vecinos, en
las inmediaciones de las minas Fortuna y El Teniente, siendo adecuado para ubicar allí
el molino, valerse del empleo de la fuerza de gravedad en el proceso productivo, y
siendo posible captar en el lugar las aguas requeridas para su operación. El lugar
ofrecía también menores riesgos de avalanchas, muy frecuentes durante los inviernos.
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A partir de este nodo extremo que es Sewell y su conexión con Rancagua, esta red se
conectó con las redes centrales de comunicación del país, de manera de unirlo con los
puertos de San Antonio y Valparaíso, quedando así inserto a comienzos del siglo XX en
una estructura de economía mundial. Esta estructura de tipo transversal innova
respecto de la longitudinal característica de Chile, siendo un aporte a la integración del
territorio y a su entendimiento. (Garcés et Al.; 2000:11).
Rancagua, cual fue el caso para quienes requerían prestaciones médicas brindadas por
su moderno hospital.
Sería dudoso clasificar a estas urbes como ciudades, ya que si bien superan el
número de habitantes requerido (5.000), no poseen las condiciones de
diversificación y heterogeneidad social, ni tampoco el desarrollo de actividades
de tipo político, propio de ellas.
Para esta investigación Sewell sería de sumo interés por haber sido un caso pionero en
Chile (1905), por haber pasado por todas las etapas, desde campamento inicial
precario, gran asentamiento industrial de montaña complejo en edificaciones y
actividades, y poblado por unas 15.000 habitantes, para finalmente sufrir un
desmantelamiento parcial.
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Sewell fue un crisol cultural y un campo no siempre fácil de adaptación de unos con
otros. Su multiculturalismo quedó reflejado en la denominación de sectores del
campamento, tales como Población Americana , a la manera de cómo en ciudades
mayores se denomina a barrios donde residen miembros de una determinada
nacionalidad (Pequeña Habana), así como otras edificaciones que fueron conocidas por
su nombre en inglés.
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chilenas, elementos que sólo sería dable remitir a las modificaciones interiores y a los
usos dados por los hombres, mujeres y niños a las viviendas e instalaciones anexas.
Cuando a Rodin le preguntaron cómo hacía para tratar tan bien la superficie de sus
estatuas, contestó ¿la superficie?, no lo sé. Yo siempre trabajo con el interior del
mármol, (August Rodin: L Art: ix; citado por Doxiadis; 1968:35). Las edificaciones son
sólo la manifestación exterior de los otros elementos de los asentamientos, como las
estructuras sociales, los modos de vida y la cultura que en ellos se desarrolla, se
mantienen y se transmiten. Es evidente que hubo una poderosa influencia extranjera
en estas dimensiones también, pero en ningún caso encontramos una cultura
puramente norteamericana, sino una resultante nueva y mezclada.
Pluralismo y tolerancia
Sewell fue concebido como una urbe para permanecer por largo tiempo, y las obras
que en él se ejecutaron fueron de una magnitud y calidad que han permitido su
preservación hasta nuestros días, no obstante el deterioro producido por las adversas
condiciones climáticas, el abandono y las demoliciones practicadas.
Si bien es cierto todo campamento minero es solidario con la duración temporal de las
faenas extractivas que son su raison d ètre, y queda supeditado en su duración a
decisiones empresariales, las obras ejecutadas fueron de tal calidad que constituyeron
un núcleo urbano de gran nivel, muy superior en sus estándares a los parámetros
medios que pueden encontrarse en otros centros urbanos de nuestro país. Esta ha
sido, entre otras, una poderosa razón que lo ha llevado a ser considerado un bien
digno de conservarse, al constituir un conjunto de valor en el patrimonio arquitectónico
del país.
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En lo que dice relación con el tamaño, Sewell en su apogeo llegó a cobijar más de
15.000 almas, número que si bien no se acerca a las ciudades de tamaño medio en
nuestro país, sí es comparable a la población de ciudades que tuvieron en la época un
volumen similar, y que guardan semejanza por su situación geográfica, condición de
avanzada en un territorio semi-virgen y aislado, como es el caso de Coyaique, en la XI
Región de Chile.
Complejidad Funcional
Si bien Sewell está marcado por su condición minera, debe tenerse presente que
alcanzó algún grado de mayor pluralidad funcional, si se tiene a la vista la considerable
cantidad de instalaciones y servicios que llegó a cobijar, muchos de iniciativa y manejo
de la propia empresa, pero otros de carácter público, privado, o de manejo autónomo
de sus trabajadores. Contó con un teatro, siete clubes sociales, un gimnasio con
piscinas temperadas, canchas de fútbol, tenis, pistas de palitroque y de rayuela. Fue
importante centro educacional con seis escuelas primarias, un liceo vespertino, una
escuela americana, una escuela particular y una escuela industrial. Contó con un
hospital considerado del mejor nivel en el país, una parroquia católica y dependencias
de iglesias evangélicas. Entre los servicios públicos, una Comisaría de Carabineros, un
Juzgado Civil de Menor Cuantía, Servicio de Correos y Telégrafos y una Oficina del
Registro Civil. Una agencia del Banco del Estado y de un banco privado, y un conjunto
de variados locales comerciales entregados a concesionarios privados (almacenes,
paqueterías, vestuario, restaurantes, etc.). Entre una completa red de servicios, es de
destacar la red de alcantarillado y agua potable, y desde los años cincuenta una
planta de decantación de residuos, tal vez única en Chile en esa época,
(Guzmán;1982:45).
Estos antecedentes permiten matizar en mas que algo la idea del campamento minero
tipo, al demostrarnos un complejo funcional que contiene otras prestaciones
complementarias a la principal, la producción de cobre, y que atiende a un contingente
humano, social y etariamente diverso, y de cierta consideración en su magnitud.
mayor variedad funcional ofrecida a sus habitantes, sino por la calidad de esas
prestaciones.
Preciso es también analizar el rol de esta urbe minera en la región donde se sitúa,
emergiendo su importancia como centro permanente de atracción de población,
condición conservada hasta después de su evacuación, época en que ante escasez de
viviendas en Rancagua soportó presiones de una corriente de retorno destinada a
ocupar sus casas y departamentos de buena calidad, a pesar de su ubicación distante.
En una dimensión sicológica Sewell fue percibido también como urbe de importancia,
no sólo para sus moradores sino que a nivel regional e incluso nacional.
Es característico de las organizaciones que sus acciones sigan el estilo del decidir,
mecanismo que consiste en el optar por una alternativa entre múltiples posibles,
orientándose en esta selección por los objetivos de la propia organización, escogiendo
aquellas opciones que racionalmente conduzcan a su mejor satisfacción o
cumplimiento Así reducen la complejidad de escenarios decisionales de opciones
múltiples y procuran mantenerse como sistemas al entender que, sin necesariamente
siempre acertar, escogen cursos de acción adecuados a sus fines.
La tipología de las ciudades del cobre nos dice que efectivamente existe una
instrumentalización de ellas en función de la producción y de lograr una sensación de
normalidad, en cuanto a la vida que se desarrolla allí. Estos rasgos podemos
explicarlos ahora a la luz de las exigencias funcionales que impone un sistema social
del tipo organización, en un caso de urbe que nace al servicio de un objetivo central, la
producción de cobre; que subordina en su decidir urbano toda otra consideración a ese
propósito primero, y que debe atraer y mantener con cierta previsibilidad y constancia
a un numeroso contingente laboral capaz de realizar las tareas que tal objetivo exige.
La generación de normalidad de vida en el caso de Sewell, en la mayoría de los
aspectos traspasó la noción de normalidad al superar con creces los niveles de
prestaciones y satisfacción de necesidades observables en el país. Ello puede ser
explicado desde el ámbito de resolver un problema organizacional, y hacerlo con gran
eficacia, buscando compensar por esta vía otras carencias de un modo de vida
diferente al de una urbe tipo, y asegurar así el concurso de los recursos humanos
requeridos.
La tipología propuesta para las ciudades del cobre indica que se caracterizan por su
homogeneización, donde no importa la unidad sino el conjunto, buscando no sólo la
uniformidad física, sino también la social, y sin existir lugares de reunión como plazas,
parques o grandes avenidas. Es evidente que este último aspecto no tiene aplicación
alguna en el caso Sewell, debido a las restricciones impuestas por las características
naturales y del terreno que ya han sido examinadas. En lo relacionado con la
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La mejor satisfacción de los objetivos de producción debe ser servida por una urbe que
funcione con ese propósito, pero que encuentra restricciones en la naturaleza que
caracteriza al emplazamiento de Sewell. Así su crecimiento se vio limitado por la
topografía, las quebradas de los ríos Coya y El Teniente. Otro factor decisivo para
ubicar las edificaciones fue determinar las zonas donde no se produjeran avalanchas,
quedando en segundo orden los factores de orientación, asoleamiento y vientos
(aunque no se puede hablar de vientos predominantes, ya que Sewell se encuentra en
un cajón), (Guzmán; 1982:20).
Si bien Sewell es imponente como conjunto implantado en el yermo perfil de los cerros
andinos, no cabe calificar su diseño y construcción como procesos que buscaran la
monumentalidad. Por el contrario, estudios urbanísticos han señalado que la
espontánea organización de los (edificios) en la planta urbana, sus distintas alturas
mas todas las otras características... hacen que el recorrido a través de sus senderos
planos,y senderos-escaleras muestren una variada gama de situaciones espaciales.
Distintas aberturas provocadas por sus edificios desfasados, distintas perspectivas y
remates, como también intensidades de luz y sombra, (Guzmán; 1982:38). De ello se
desprende que habiendo seguido Sewell un diseño planificado, debido a las
restricciones naturales y a otros factores incidentes como la escasez de espacio, su
concreción no se ciñó a una formalidad inicial, que llegara a expresarse en formas
geométricas del espacio privado y público en partes constitutivas iguales o similares ya
sea en sus vías, tramas, edificaciones, etc. Más bien el resultado fue un conjunto con
significativas características que hablan de algún grado de espontaneidad.
organización, este sistema social orienta sus acciones por objetivos y se estructura
especificando funciones. Este proceso, al tratarse de un asentamiento humano, se
prolonga hacia el espacio físico y se plasma en una particular y característica forma de
emplearlo y habitarlo.
Se diferencia así de lo que ocurre en los asentamientos naturales pequeños que son
influidos por pocas personas y por condiciones locales, y de lo que sucede en los
asentamientos mayores en que las fuerzas de influencia son más cosmopolitas e
impersonales, ya que diversos centros de poder gradualmente toman iniciativas que se
apartan de las líneas directrices que enunciaron los creadores del asentamiento inicial.
(Doxiadis; 1968: 186).
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Esta decisión afectó los sentimientos de las personas que se sentían arraigadas a
Sewell y que no querían dejarlo.
Sewell como proyecto realizado de ciudad minera de montaña intentó satisfacer bajo
un esquema de asentamiento organizacional el objetivo que Aristóteles enunció para la
cuidad: hacer a sus ciudadanos felices y seguros. En definitiva, los que fueron sus
habitantes tienen el veredicto para decir cómo fue alcanzada esta meta y cómo la
calidad de vida que les ofreció fue de valor para sus hombres, mujeres y niños 3.
3
Eugenio de Solminihac Iturria es Sociólogo, P. U. Católica de Chile. Post-título en la U. de Bielefeld,
Alemania, Candidato a Doctor. Profesor en Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas U. de Chile.
Departamento de Ingeniería Industrial. P. U. Católica de Chile. Ejecutivo de Empresas y Consultor. Se ha
desempeñado como Gerente de Recursos Humanos del Banco OHiggins, y como Gerente de Recursos
Humanos y Administración del Banco Internacional. Consultor de varias organizaciones. Prestó sus servicios
profesionales en El Teniente, ingresando como Graduado en Entrenamiento a la entonces Sociedad Minera El
Teniente S.A. en 1971, permaneciendo en la División El Teniente de CODELCO Chile hasta 1981.Entre otras
funciones fue Jefe de Estudios y Planificación de la Gerencia de Personal, Jefe General de Personal y Jefe (S)
de Asuntos Públicos, y de Relaciones Industriales. En ese período se realizaba la última etapa de la
“Operación Valle”, y posteriormente se iniciaba el desmantelamiento de los campamentos altos de la
empresa.
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