Glorias de Chile
Glorias de Chile
Glorias de Chile
~.'-..*f5ó$7 EN MEMORIA
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EL ÁLBUM
DE LA
GLORIA DE CHILE,
HOMENAJE AL EJÉRCITO I ARMADA DE CHILE
i87g-i883.
POR
B. VICUÑA MACKENNA.
SANTIAGO,
IMPRENTA CERVANTES
Calle del Puente, núm. 15 D.
1883.
£/fc WW
EL CAPITÁN PRAT
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
PROPÓSITOS,
OR su
oríjen, miras, por las luctuosas de la
por sus su
consagración en aras
patria,
el presente libro, que hemos titulado Álbum de la Gloria, es una obra eminente-
,■ '■■;';-;-'V nieiUe iianonri],
Hemos denominado por lo mismo una obra de esta especie Álbum, en razón de su forma i
un monumento no
perecedero, a la memoria í a la virtud de los preclaros chilenos, jóvenes, ancia
nos i niños, que en la guerra ofrecieron a su suelo el más grande de los humanos holocaustos, el
de su
propia existencia sacrificada con sublime voluntad, casi con
alegría, en innumerables campos
de batalla en los que la victoria siempre coronó su esfuerzo, ora en la áspera sierra, ora en el
plá
cido mar, ora en el desierto solitario en
que marchar era morir, ora enfrente de orgullosa ciudad,
miles de del nativo suelo, i cuyas puertas ellos con invictos pechos derribaron.
a leguas
Hasta hoi, justo i casi satisfactorio es el decirlo, el deber ha hecho algo para con sus manes
duradera de tantas ínclitas memorias como las que la presente guerra, después de la de la indepen
dencia, ha legado a su custodia i a su
cargo.
Cierto es, en ese mismo rumbo, que los capitanes magnánimos que sucumbieron en las aguas
sido arriada de los mástiles, tendrán pronto en el mármol los emblemas de su ínclita fama.
[ cierto es también que un artista extranjero, hace ya un cuarto de siglo, congregó en volumi
I es esto lo que nosotros hoi emprendemos a fin de dar remate a una obra antigua i perseve
rante de glorificación.
No nos es dable decir, ni aun
anticipar, hasta dónde nos será dado llenar tan
grato cometido
nacional, con la cooperación del arte decorativo i tipográfico, puestos uno i otro en buenas manos;
ni aun
podemos valorizar desde ahora la participación que en forma de estímulo tomará el público
simpático o
egoísta en nuestra costosa empresa.
Pero sí podremos responder, que mientras la mano no se deslice temblorosa sobre el papel,
o sobre la lápida, mientras el cerebro no se agote, ni se apague del todo el calor del alma i de la
vida en nuestro perecedero organismo, habremos de llenar con
placer i en ocasiones con
orgullo,
la faena que, en esta obra de levantadas i perdurables memorias, nos ha cabido.
Hasta aquí la guerra del Pacífico ha tenido, en efecto, historias numerosas escr ís en diver
sas
lenguas i lugares; mil guirnaldas de laurel han festonado sus banderas i trofeos; coronas de
siemprevivas i urnas de lágrimas han cubierto sus ataúdes; cánticos del cielo se han oído en sus
templos enlutados; i aun hemos asistido a los apoteosis del pueblo en e! tránsito de las cenizas he
Pero, a todo esto faltaba la blanca lápida de los epitafios de eterna memoria; i estos son los
que, con el alma henchida de amor, de justicia i de gratitud, estos tres atributos de la inmortalidad,
vamos a
grabar en las pajinas de este libro con el doble buril del arte i de la historia,
B, "Vicuña Makenna.
EL TENIENTE CORONEL
"'4^ tros jóvenes soldados la chispa de pués de haber dado a luz el "Faro militam, es
la inmortalidad, encendida en lo alto de sus más timable publicación profesional; don Francisco,
tiles por el capitán Prat en las arenas de Iqui- residente actualmenteen Osorno, i don Pablo
que, i que, como éste, sucumbió dando al ejército Nemoroso, que le acompañó al Perú como capi
de tierra el ejemplo de una resolución sublime tán de compañía en su
propio batallón. Aun de
simbolizada en su bandera, el teniente coronel dos hermanos que de su
primer enlace diérale
don Eleuterio Ramírez, nació en la ciudad de su madre, don Fernando i don José Antonio
Osorno el 1 8 de abril de 183;, año de graves Lenis, murió el primero gloriosamente en el
acontecimientos militares en la República. puente de Buín en enero de 1839, i el último
su madre, doña Marcelina Molina, era hija de rreros, entró casi niño a hacer aprendizaje
su de
aquel bravo comandante del rei, don Lucas Mo las armas al cuerpo de Jendarmes de línea en
lina, que, comandando el batallón Valdivia en el 1855. Tenía entonces apenas 18 años, pero su
atravesado por una bala en el memorable ataque cación a todos sus deberes, hicieron que en me
del 6 de agosto de 1813. Su abuelo, del mismo nos de tres años (1858), ascendiese a
ayudante
nombre del precedente, había sido el restaurador mayor de su cuerpo.
de Osorno en las últimas guerras con los arau Cambiado éste en batallón regular de infante-
El. ÁLBUM
Anlofagasta.
Cuando encontraron su término estos luctuo
sos acontecimientos, lucía el joven Ramírez sobre vi.
sus hombros las charreteras de capitán a los 22
años; ¡ en esta
capacidad pasó al batallón 2." de Recuérdanse todavía por todos, las escenas
destacado en las Fronteras, donde emprendió medio de estruendosos vivas a la patria, los vo
varias campañas al interior de la tierra rebela tos de los que quedaban, los voluntarios que de
da en 1860 i en 1868, ya cubriendo contra los la arena misma, arrojando los desvalidos sus
méritos, debió el último el favor de ser llamada nombre del batallón 2."' de línea i del mío propio,
los del do¡ las sinceras por la i
a Santiago a trabajar casi a ojos jefe del mas
gracias espontánea
Estado, en la inspección del ejército, ¡, en
segui noble manifestación de que hemos sido objeto,
da, el honor mucho más señalado de mandar en tanto de parte del pueblo de Valparaíso, como
jefe el batallón 2." de línea. de vosotros mismos, que formáis en las filas de
los esel.ireudus ¡ iihb.d.inus de is:,i liwdid.id.
DE LA GLORIA DE CHILE 9
de que ha gozado, dentro i fuera de la ción de aquella pla¿a, escribía al autor de estas
petuosa
República. ¡\ memorias con mal disimulada ironía, que, como
se hallaba a
cargo del puesto más adelantado
sobre el enemigo, había almacenado los cañones.
vil.
por carecer de quienes los sirvieran... No se atre
No valen por lo las sínó vía, sin embargo, el discreto i disciplinado jefe
jeneral palabras, a a
condición de que las revalide el hecho o el sa decir que dos días después de ocupada aquella
mandada
crificio. Pero, cuando, como en el caso
presente. posición fuerte, había sido desalojar por
breve en raudal de noble sangre derramado en fué causa de que cuatro soldados de su
cuerpo
VIII.
IX.
Ajustó en efecto, el comandante Ramírez, su
causto, lo aceptaba. Todas sus cartas intimas Luis Arteaga, poco versado todavía en los acci
del campamento de Antofagasta, revelan este dentes prácticos de la guerra. Como es sabido,
estado melancólico pero magnánimo de su es el 2° de línea formaba la mitad i la parte más
i
píritu. sólida de aquella tropa, lanzada de improviso
Aconsejábales a los suyos i a su
propio hijo sin aprestos a las arenas candentes de la pampa
retirarse de la ingrata carrera
que le había del Tamaruga!.
cabido en suerte; pero se manifestaba enética Verificóse todo esto en los días 25 i 26 de no
mente dispuesto a cumplir su deber hasta el fin, viembre de 1879, la noche de cuya última jor
Una reyerta de jurisdicción con el jeneral en nada pasaron los soldados en el hielo de fnjida
jefe dei ejército había aumentado su desazón. noche, sin víveres, sin agua, sin abrigo, sin
sin comprometer por esto en lo más mínimo sus guía i casi sin brújula. —
Durmió el comandante
dera, cuanta sangre aquella pidiérale por su de frío, junto con sus soldados i bajo el mismo
desembarco de éste en lasegunda lenta etapa, alba, resonaron las dianas del aciago día 27, mon
de las cuatro en
que se
repartió la guerra, ocho tó el comandante del 2.° su caballo de batalla,
meses
después de la primera. I como no
cupiese un potro chascón, trofeo de Calama, i, poniéndo
al 2° de línea, elevado desde los primeros días se a su cabeza, descendió sombrío, casi irritado
de la campaña a
Tejimiento, la fortuna de tomar pero completamente resuelto, al fondo de la que
parte activa en el asalto de Pisagua, ni en la brada en que debía hacerse, según cálculos bi
batalla de San Francisco, a causa de haber sido sónos, el encierro de un enemigo que no se
retenido cerca de su persona por el jeneral en había contado ni siquiera reconocido desde lejos.
jefe, no fué difícil a su comandante embarcarse Tenía esto lugar por el lado de Huaraciñaa la
en la aventurada empresa de ir a rodear al ejér entrada de la quebrada, mientras que el coman
cito aliado disperso en la última jornada, (19 do dante Santa Cruz avanzaba hacia las cabeceras
noviembre de 1879), siguiéndolo al través del de Ouillaguasa para completar el círculo con sus
Emprendióse en consecuencia aquella expedi unidad estratéjic.i, avanzaban los mil hombres
ción con más aturdimiento que estratejia, for del 2°, envueltos en sus
capotes, asemejándose a
se confió al intelijente i valeroso coronel, don inexplorada i lúgubre quebrada, cuando sintió-
DE LA GLORIA DE CHILE
ronse los primeros disparos del ataque súbito corrido al trote al ataque, habla perdido 45 sol
que los dos jefes peruanos, del
apellido de Suá- dados Í todos sus
sarjemos, i la del capitán Abel
rez, llevaron desde el pueblo de Tarapacá a la Garretón, dejaba 62 cadáveres i sólo tres heri
columna aislada de Santa Cruz. I al oir la dos. Hízose los pocos sobre
pri entonces preciso a
mera detonación, el brioso jefe del 2° que iba vivientes de aquella atroz hecatombe, retirarse
adelante ayudantes Fierro i Arrate, (este
con sus combatiendo en torno a la bandera, i el primero
último, propio hijo político), reconociendo
su en
llegar al sitio que ocupaba el comandante
con su
anteojo, torció bridas, i llegando al galope Ramírez sobre oí caserío de San Lorenzo, vij ¡lan
sobre columna, gritó enérjica: Mu "
do la fué el bravo Necochea,
su con voz
desigual batalla,
—
dejaron los pe
Chile, es decir, para morir matando.
ruanos, cincuenta i siete cadáveres, i entro ellos
del
i prolongadísima [.olea, sin esperanza de rescate,
lanzó su últimosuspiro teniendo asido pelo
cual la deIquique, el bizarro jefe del 2°, con todos
a un cholo corpulento, i en ademán de hincarle
los suyos, porque (rasgo sublime!) ni las mujeres
los dientes en el cuello, v
Necochea que era una de las que había cinados restos, encontráronlo asido todavía de
capitán
EL ÁLBUM
su
espada, cubierto de cenizas, i entr [ mas adelante proseguía;
ta de sus heroicos subalternos. Ramírez como "Esta manifestación no será, nó, un estímulo
Prat, había rendido. para el las
no se
posterior cumplimiento de obliga
ciones contraídas para con la patria, que de ello
Ocupóse el ejército i el país en tributar los deber por parte de la gran masa social, cuya
honores debidos a restos tan
gloriosos, cuando i derehos colectivos defienden actual
dignidad
fueron hallados; i atravesando el desierto i el i obsequio de los
mente nuestros
ejércitos, en
mar, en
procesión solemne, llegaron aquellas cuales rindieron sus vidas los bravos soldados
caras cenizas a la capital en la medianía de marzo.
cuyas cenizas vuelven a la ciudad nativa, a des
"Era el sábado 13 de marzo de 1880,— dice cansar en el lecho de tierra que les mulle la gra
una relación de esa
época ya remota, —i el convoi titud de sus conciudadanos i que pronto decora
que venía en incesante marcha desde el fondo de rán, como es debido, el arle con sus mármoles i
las sierras del Perú ¡ de sus mares, deteníase, bronces, la patria con sus recuerdos i la historia
compuesto de cuatro carros mortuorios, a las con sus fallos.
la iniciativa, que en estos casos es preciso respe la del sol, todas las existencias heroicas se funden
tar, de las familias de los ilustres difuntos i de en un sólo, vivido e inmortal destello,
la gratitud i admiración de sus conciudadanos".
EL CORO N EL
como
Jiménez -Vargas, como la mitad de nuestro despachos de capitán.
ejército; i, como esos bravos que nombramos al Un año más tarde, era ascendido a
sarjento
acaso, porque murieron como él, Martínez fué mayor.
soldado raso.
nocido en el ejército, que le enseñó a leer. safío, o más bien, por un reto de rival arrebatado
En junio de [844, Martínez era cabo; en abril ¡ tan valiente como él, que a su lado se ha bati
de 1 849, era sarjento; i fué preciso que la guerra do en todas partes. El retador fué Jorje Wood;
civil hiciera brillar su rencorosa
segur en los pero sujetos ambos al rigor de la disciplina, su
campos i ciudades de Chile, para que el que es frieron larga prisión en San Bernardo,
su última espléndida victoria, a las puertas de que acabamos de recordar, fué enviado el año
Lima, habría sido nombrado conjusticia jeneral, siguiente a la asamblea de Valdivia, como ins-
entró de subteniente al batallón Chillan en octu I desde entonces comenzó para él una era de
14 EL A '.BUM
en la de Arauco; i otra vez, en ese mismo año plasar a los que han rendido su vida al pie de
Copiapó; el otro, Walcerio, era conductor subal tuvieron hijos ¡ los perdieron... es la
siguiente
terno de trenes. Pero ambos, al lado de su
pa carta que en contestación a una
tarjeta de con
dre, crecieron de cien codos, como soldados de dolencia íntima, acompañada de un recorte de
alto renombre en
Pisagua i en Los Anjeles, esta mos con melancólico orgullo entre nuestros más
hijos.
Los cachorros del león, habían vuelto a la "Señor Benjamín Vicuña Mackenna.
i en jeneral toda la república, por aquella doble merezco los sentimientos que con el bello idioma
same todo el estado mayor, por la pérdida de eran ellos mi porvenir en la ancianidad, mi auro
sus dos hijos en el campo de batalla de Tacna; i ra en el crepúsculo de mis días. Pero como sol
el señor Martínez contestó estas palabras, dignas dado al servicio de la patria, como amante de
de ligurar en boca del viejo Horacio: ella que soi, ülndioo okol'lloso, con lágrimas
DE LA GLORIA DE CHILE 15
miento de sus
obligaciones. eminentemente militar.
pero
'Recibid, señor, toda la gratitud de mi alma, i-Había hecho la campaña al sur de Chile,
que tanto debe a vos como al señor Arteaga desde el 27 de setiembre de 1851, hasta el r 1 de
Alemparte, por los nobles sentimientos con que diciembre del mismo año, a las órdenes del je
me acompañáis en mi desgracia. neral de división don Manuel líulnes.— Se halló
"Vuestro atento i seguro servidor en la acción de guerra que tuvo lugar en los
héroe espartano que perdió la República en la nirse a la división que, bajo las órdenes del te
última hora do sus titánicos combates. niente coronel don Trlstán Valdés, operaba sobre
De igual manera, cuando en el moroso cam las órdenes del jeneral de brigada don Juan
pamento de Antof.igasta fué puesto en sus callo Vidaurre Leal, desde el 30 de marzo hasta el 7
sas manos el estandarte que delicadas obreras de mayo de 1859, encontrándose en la batalla
de Copiapó habían bordado de realce, como de Cerro Grande, el 29 de abril del referido año,
i.-.sígnia de su cuerpo, el héroe atacameño había por cuya campaña el Gobierno, por decreto de
pronunciado estas palabras, que arrancaban del 8 de junio de ese año, le confirió el grado de
que en este momento se os entrega simboliza i 24 de setiembre de 1865, hasta el 14 de abril del
representa el honor de Chile, i sobre todo, el ho año 66, siendo segundo jefe del batallón Buín
nor de la noble provincia de Atacama que nos [.' de línea, i en el bombardeo de dicho puerto,
precitado año, fué nombrado mayor en comisión Del sitio de la eterna demora, del limbo de la
del batallón cívico de Copiapó. guerra, que fué Tacna, silencioso, pero acerado
"Por decreto supremo del 1.° de octubre del i resuelto bien dentro de
como
templada hoja su
año 1873, fué nombrado mayor en comisión del vaina, el coronel Martínez marchó a Pisco en la
batallón cívico de Artillería Naval de adelantó por
Valparaíso, primera división, i desde Pisco se
"
Por decreto supremo, del 1 2 de diciembre de tierra a Lurín a las órdenes de don Patricio
1876 i con motivo de haberse disuelto el Pkíncii'E Rojo de las
Cuerpo Lynch, este
campanas
de Asamblea, fué nombrado nuevamente ma
yor en comisión del mismo batallón cívico de Martínez, en esa esforzada marcha, fué pro
Artillería Naval de Valparaíso. movido al mando de la de la
primera brigada
"En 9 de enero del año 1877, fué nombra i por hemos dicho, que
primera división, esto
do, por decreto supremo, ayudante de la Coman bien pronto habría sido nombrado jeneral, aun
IX.
XII.
Después de la batalla de Tacna, el coman
dante del Atacama, fué llamado por el jeneroso Mas, el coronel Martínez, fué solo
glorificado
pueblo copiapino para aclamarlo i para con
para morir.
solarlo. No tenía ya El añoso
a sus
hijos. tronco, pri
Pero el viejo custodio del honor de Chile, vado del ramaje protector, iba a ser tronchado
quedóse inmóvil, como el centinela del campa en la mitad de la colina por el furioso vendaba!
mento quo guardaba la puerta de Pompeya de plomo desde la cima.
en que soplaba
la avenida llamada de las Tumbas. I >espués de haber conducido, en efecto, al fue
go ¡ a la victoria su valerosa brigada en las alturas
X. de Chorrillos, entró el coronel Martínez a for
marla hallándose un tanto avanzada la sangrienta
El senado, le nombró entonces coronel por jornada subsiguiente de Miradores; i en los mo-
su
anteojo de campaña el movimiento retrógrado cx-capitán del Atacama, redactase a su presencia
del enemigo, (que era su
fuga), una bala perdida, el último boletín de la última jornada,
flecha de Partho, lanzada por vino Ansiaba el campeón moribundo inscribir en
un prófugo,
a
perforarle el estómago con mortal herida. el rejistro de la inmortalidad su
postrer victo
ria como el héroe tebano, a
quien si no
por su
Leuctrcs i su Mantinea.
debía a su país i a su bandera, exijió en varias de Chorrillos, dejaba su
El coronel don Juan Martínez murió como
ocasiones i con voz ya desfallecida por el extertor
de la muerte, que su secretario, Gonzalo Matta, Epaminondas.
EL TENIENTE-CORONEL
',*■■■ W OMO capitán de cazadores del ba- los más altos puestos de el más luci
su
carrera)
do timbre de ella.
fi|| tallón 4.° de línea, durante doce ¿De dónde arrancaron, en
franceses llaman un cnfaut de troupe, es decir, ¡Si! Juan José San Martín fué soldado raso
de los cuarteles, centinela de los del 4." de línea, i, para inscribirse rol, bajó
un
hijo un en su
pos de batalla; i todo esto a virtud de una fuerza tel, cuando tenue bozo sombreaba en él el labio
la que nacieron los Victorianos cabo 2.0 i cabo 1.°; i después sarjento 2," i sar
sente
guerra i en
í sin embargo, San Martín había sido soldado Nunca le vimos de otra suerte en los largos
los años, cabo los de línea cantón el
catorce
quince, sarjento años que el 4.°
a a a en tuvo su en
campo de batalla del Maipón. ¿I no son éstas en la tarde, a la vuelta del paseo, el capitán San
las mejores cifras, las más limpias i completas Martín estaba allí, sentado en el dintel de la
pajinas de la hoja de servicios de un soldado o espaciosa puerta, leyendo sus libros favoritos, que
Martín perdía a su
padre, i el día en que llegó plada como el acero, con su
kepi echado hacia
al lóbrego fuerte la triste nueva, llorólo entero, atrás, sobre crespa i turbulenta cabellera, ceñida
desde la diana a la retreta, el hijo de la mon la espada, compañera sola de su vida, que soltó
taña... Pero sus
compañeros de armas le vieron vencedor en lo alto del Morro que antes fuera
llorar sólo ese día. Era natural... el tronco año nido únicamente de las roncas
gaviotas del mar,
I fué desde ese día cuando comenzó la carre hacer el capitán San Martín su nido de plu
ra exclusivamente militar del campeón glorioso mas.... allá, bajo la enramada de propio
su barrio
cazadores del 4." de línea, el 30 de marzo de del lenguaje burlón, pero cariñoso del cuartel,
1867, hizo de cada uno de sus soldados un
hijo, agregaba: —
(su hijita) es la
nLa señorita Rafaela
de la ordenanza una lei única, i el cuartel fué su vida de mi vida i por consiguiente estoi loco de
tel, echábase en sus umbrales, i ahí pasaba las con estos chistosos encargos, que ocultaban, em
noches ¡ los días esperando su turno O el relevo. pero, la punzada de escondido dolor;
DE LA GLORIA DE CUlt.ii
n Recibí el zapatito de la niña i el pelito que batalla, el coronel Sotomayor decía de él, en
me
acompaña. Todo está mui bonito, pero es un
despacho de esa misma fecha al ministro de
preciso que ponga a todos los santos I santas con la guerra, este lacónico pero suficiente^elojio.
—
de mi parte, que yo se los volveré diez veces du Pero si oí buen humor, que es al soldado lo
El capitán montañés escribía los dos millones del que fuera el último i glorioso comandante del
de besos.... con números, i a fé que si sabía con 4.", no faltaban en sus rudas fibras las inspira
tar, imponíase voluntariamente dulce, pero lar ciones dignas de las almas bien templadas. nYo,
como tú puedes suponerlo, escribía a un
amigo.
guísima tarea...,
a
propósito de ciertas contrariedades de su ca
trado como en el campo de batalla, i he aquí co Cuando el 22 de mayo de 1879 llegó al cuar
[os puntos del mayor me hirieron nin cha nacional: pero él caracterizaba la situación
peligro, no
ce no es de peligro."
que
1 todavía, esta chuscada militar, a propósito VIII.
de un mal acondicionado regalo santiaguino, re
durante ocho meses con el viejo Salvo, que allí aquel mal tirador "arrestado por dos días a su
había visto caer a Pico bajo el puñal de Corona cuadra, 11 como el mariscal Pellissler al capitán
do, cuarenta años hacía. Esa estación duró des aquél que le tiró a boca de jarro un pistoletazo
de el 22 de diciembre de 1861 al 6 de agosto de destinado a
vengar la afrenta de un chicotazo,
[862, i en esa
temporada el activo coronel Saa- en las filas,- —
vedra hizo echar los cimientos del fuerte de Mul- do," Poro los tribunales lo mandaron a la Peni
chén, que es hoi una próspera ciudad. tenciaria, donde todavía jime.
Enviado después a la descubierta por el co
Martín rodeado en los llanos de Traiguén por El 4." de línea vino de la frontera a relevar
más de dos mil lanzas; i allí el brioso soldado al 7.° en el cuartel de la Recoleta en 1873, i di-
abrióse paso por entre ellas con sus cien ajiles jose entonces
que el ministro de la guerra había
cazadores, recibiendo tres heridas: en la cabeza, ofrecido una
posición más aventajada al capitán
en el hombro i en la pierna izquierda. Esta ac San Martín en otro cuerpo. I en efecto, aparece
ción de guerra, que conmovió al país por su he nombrado mayor del 7.", el 1 7 de marzo de
paso del río, que los indios defendieron a honda ¿Presentía acaso el noble jefe que había de
i machete, i llorido; el morir la cabeza de 4." de linea i
a un muerto un muerto a su
querido
fué un Santa María i el herido fué San Martín, quería legar a su bandera la leyenda inmortal de
otra vez en la cabeza, como en el Traiguén su fin?
i como en Calama. Era aquella una linda cabe El nombre del comandante San Martín, como
za de soldado, cual habríais ideado ¡ delineado el del caballero de Asass en el Tejimiento de Au-
en el muro el más exijente i certero tirador al venúa, debe ser esto escrito en permanencia
por
blanco. a la cabeza de sus listas, I al leerse éstas en la
de Santiago, i se
quedó en el cuartel. Hiciéron cendido teniente coronel el
a 10 de febrero de
lo jeneral de brigada, i nunca montó caballo 1880, i del el de
a en
soguilla ajefe Tejimiento 22
XI. XIII.
Cuéntase, a este mismo propósito, un hecho En esta rapacidad hizo la segunda campaña
característico i peculiarísimo del capitán San de la guerra formando en la reserva el día de
Martín. Tacna, pero recibiendo el honroso cargo de ir
a decidir en esa
jornada la victoria, en la extre
la de los caballos, estos ¡onerosos auxiliares del ma derecha del enemigo por una marcha obli
soldado; i dábase, en consecuencia, el lujo de cua de su formidable Tejimiento,
tener en la pesebrera del cuartel de la Recoleta Tros días después, marchó a Arica, I allí do la
potros hasta del valor de trescientos pesos, que
su asistente cuidaba como a un rei i él acaricia Dividido su
rejimiento en dos mitades por ba
ba como a una dama. No consentía, por lo mis tallones, púsose a la cabeza del más avanzado.
mo, que nadie cabalgara en su brioso lomo, después de haber recomendado a .sus oficiales.
como no habría consentido prestar su
espada ni puestos en círculo, con la voz del amigo i del
al más querido de sus camaradas en un día de caudillo, el deber i el honor de su bandera. I mar
parada o en un día de batalla. I sucedió que chando durante 50 minutos al paso de trote, lle
día de revista o en un día de paseo. En eso co- El comandante San Martín había nacido sin
nócense los verdaderos soldados, como lord By- duda para morir en el campo de batalla; pero
ron conocía en las manos a la jente bien nacida. había nacido al mismo tiempo para mostrar a
24 EL ÁLBUM
sus valerosos cazadores el sendero de la vic tar un hombre tan soldado, tan completamente
toria, señalándolo antes con el surco rojo de su soldado, como lo fué desde el kepi a la espuela
seguida en la marjen del Cautín por la honda I aquí en efecto, en estagrandiosa hazaña, en
antigua de los bárbaros de A rauco, que cantó esta postrera fecha (7 dejunio de 1880) con su
Ercilla, í de nuevo en Calama al asaltar su trin última gota de sangre i con una gloria inmortal,
chera, i otra vez en Arica para morir al pie a los cuarenta años, ciérrase el libro de la vida
del postrer muro, dando el grito de «¡Victo- de este ínclito campeón de nuestras armas, que
ha ido a ocupar, a! lado de Prat i de Ramírez,
Todas las armas
parecían ensañadas en rom de Thomson i de Santa Cruz, el puesto de los
per el molde vigoroso que encerraba aquella al héroes, i cuya nobilísima carrera de soldado du
ma de guerrero: la lanza, la honda, el rifle, el rante 26 años,puede condensarse en esta sola,
cañón i hasta el disparo aleve de cobarde ven pero comprensiva frase:
ganza, I a fe que todo eso era
preciso para ma w Fué un soldado i nada más."
EL CAPITÁN DE FRAGATA
EL CAPITÁN DE FRAGATA,
•t L capitán de
fragata don Manuel filiación de cadete, tenía entonces "cinco pies de
ESg;- Thomson, primer jefe de guerra estatura, el rostro redondo i los ojos de un azul
^^IPC deI Huáscar, cuando este profundo," el azul del cielo escandinavo
refleja-
*^S" barco pasó, mediante trance glo cielo.
rioso de nuestras armas, al servicio de la repú
blica, i que por calidades de marino mereció
sus
III.
entre sus
compañeros de armas el nombre de
"tritón del mar,n de El primer servicio del de la guerra
era hijo Valparaíso, es decir, aprendiz
tuvo lugar durante la guerra civil. Porque en el
Nacido en esa ciudad, en 1839, año de seña memorable 20 de abril de 1851, sacaron impru
ladas glorias militares para la nación, el orijen dentemente de su claustro a los jóvenes cadetes
de su cuna fluctuaba entre la selva escandinava para custodiar el palacio de la Moneda, mientras
i la pampa padre, don Juan las tropas aguerridas se batían en las calles; i
arjontina, porque su
madre, la señora Manuela Porto Marino, era na a dos niños de corta edad montar alternativa
II. IV.
demia militar de Santiago, i era entonces un Thomson como guardia marina a la escuadra, e
niño hermosísimo en
que los delineamientos pu hizo en ella tan rápida carrera, que en 1865, a
20 EL A. ÍUM
la edad de 26 años, era teniente 1." isegundo nos era cruelmente embarcado en la fragata Ol
Ancud, El viejo comandante peruano \ l.i pi-iiiimc iaria in .'|. ''l: 'antas
— 1
en s-.i carrera 1 " '
llar, no fué en
aquel combato naval un
jci'c. -1:1.'. i .óencias.pudieron aquellos libertarse en alta
uiía cariátide de proa. mar i
d.'rijirsi- Cdl.10 donde enroiitrarnn mis
,\.
v. los destinaba
nes, ora en la rejión del sur, donde practicó mo brillante, semejante en todo a súbita tempes
exploraciones de importancia. capitán Al Thom tad del mar, el capitán Thomson había unido
son débese hasta aquí la mejor carta hidrográ su suerte en
Valparaíso a una señorita lime
fica del Bíobío, de sus afluentes i de su
hoya ña, i como le nacieran aprisa numerosos hijos,
buscó en su talento el pan que su carrera le nc-
de dejar el servicio por disgustos que su volun Mas, una vez estallada la guerra que todavía
tad imperiosa arrogancia de bravo le dura, el capitán Thomson
o su aca 110
podía ser olvidado,
rrearon. i con la graduación de capitán de fragata confié
Era el comandante Thomson hombre sele el
que no
equipo i el mando de la vieja Esmeralda,
conocía el egoísmo n¡ la cobardía de los "com en marzo de 1879.
pudo i desde Abtao, i por esto confióle el mando i que ahora necesitaba
meses con uriencía limpiar
del buquejque llevaba este último nombre i que,
convertido brulote, debía desempeñar, el papel I apenas hubo el
en
impaciente tritón llegado, en
diera en su
buque de veloz andar. o de la guerra al denegarle su
años de vida
temente adaptado para la guerra después de su quince vulgar, 0 scura, brega peno^
destrozo i captura en punta Angamos. Confióle sap r el pan i por la dicha, era pasada que en
este puesto el contra almirante RIveros, jefe de la ex stencia breve es toda u na vida, dentro de
la armada, ¡ su
antiguo amigo i compañero, i es la cu i\ otros, más afortunados i más jóvenes, ha-
to, según en
aquella época ¡lijóse, contra la opo bían pasado la meta de su
propia gloria enveje-
sición del ministro de la guerra en campaña, don clda. Prat, que para él había sido un
aprendiz,
inmortalidad. I. atorre que delante do
Rafael Sotomayor, que conocía la temeridad del ra
ya una
comandante Thomson i se
inquietaba por el j talla era un niño, le había aventajado en fa-
to, el comandante Thomson dlrijióse a Arica el " I a la verdad, era una u otra cosa lo que él
tíUM
Por lo demás, el memorable combate naval el comandante Thomson solo había recibido una
del 27 de febrero de 1880 en las aguas de Arica, leve lesión oreja derecha, í esto talvez
en la
tan digno de ser recordado por su bravura como explica su dulce sonrisa i sus ojos blandamen
'
te entoldados sobre el profundo lapizlázuli de
imprudencia, es conocido de todos i no
■;
por su
encuentra larga cabida en esta relación sucinta su órbita. El -héroe había muerto sin dolor hu- i
una maniobra tan hábil como atrevida iba de hierro del acorazado de mayor guerrera fama \
seguro el comandante chileno a cortar a su ad hasta aquí conocido en los mares, i en pos de
versario retirada echarlo Prat i de Grau, contaba apenas cuarenta años i
en su o a a
pique, una
bala esférica de cinco quintales de peso (500 era una de las nobles esperanzas de nuestra ma
libras) disparada a doscientos metros de distan rina, porque la naturaleza, fas pasiones ¡ las ra
cia, por el último, cortó en dos mitades el cuerpo zas habían forjado en su extruc tura el ímpetu 1
del héroe arrebatándole de la diestra la espada el rayo de que nacieron en el norte los Nelson
que fué a enclavarse en el puente de la nave i los Cochrane i en el sur los Cravina ¡ losChu-
rruca.
Fué asi tan súbito i tan tremendo el golpe Paz i gloria sea
por esto tributada a su ínclita ¿
EL CAPITÁN
bre i era
hijo de Illapel, es decir, "hombre del
Norte."
&AYORES i más altos nombres Fué minero, i, como dueño del Relamo i de la
™
de guerra ha contado en sus ana mina Remolinos, hízose u día millonario. Per
les el país; pero ninguno mas enér- murió pobre en escudos, :n el eterno remolin
j ka mente caracterizado con los de la vida del cateador, t te jugador que nunc
ínclitos atributos del heroísmo, que el capitán apuesta a cartas vistas, fué opuleí > sólo e
dio enérjico pero completo del podi esposa, la señora María Doralea, le había deja
dualismo, que el hombre, 1 do algunos años antes, enriqueciendo
en como su
hogar,
en el pueblo ¡ la comarca, enjendra los prodi como Rebeca, con trece hijos.
J"1
De éstos, existen todavía cinco o seis varones
Nacido en Copiapó el 6 de marzo de 1854 les; Manuel Antonio, jefe al presente de la fa-
edad de íS años (1872) la profesión que ejercitó ñanza era sumamente precaria, pero la solución
en su mocedad don Diego Portales, nacido a las de un
problema de contabilidad que traía preo
puertas del taller de la Moneda; era ensayador. cupados a todos los bancos, consignaciones i
Mas como adquiriera en el liceo, bajo el profesor trampas de Lima, le proporcionó una mediana
cantidad ofrecida premio los diarios por la
Carvajal, i en Nautoco, bajo el administrador en en
IV. vi.
Pero así como las sustancias ricas, que la tierra Su padre, ya enfermo, entrególe sus derrote
exuda bajo el combo i la pólvora, hierven en el ros, esta última ¡ falaz heredad del minero, que
los jugos que enjendran en la voluntad i en las decir, peregrino, en el desierto. Uno de sus bió
fibras las acciones heroicas. En 1873, cuando grafos (conocemos tres, como Prat ha tenido
tenía sólo 19 años, intentó ir a Cuba para hacer doce) asegura que en la víspera de la guerra
se en sus
guerrillero de la libertad.
montañas hizo Rafael Torreblanca un descubrimiento en
mayor, Zacarías, que era profesor universal en i fabuloso como los tesoros del abate Faría en
el afamado Colcjio inglés de Lima, detúvole a !os sótanos del castillo de Iff, que hemos visita
su lado en esa ciudad, donde otro
capitán del do, pasando por encima de las piernas de pro
Atacama, don Ramón Rosa \ allejos. muerto en saicos soldados, durmiendo la siesta del mediodía,
la Encañada, enseñaba a la sazón reclutas pe en la rada de Marsella. Pero sea o no sea, ape
ruanos: "hombredel norte.,, nas sintió Rafael Torreblanca, allá en la aparta
da ruca del desierto, el tenue clarín de la llamada
peruanos lo que menos saben i más necesitan costa entrar de soldado ¡ rehusó el puesto de
el águila, i es hecho capitán en la cima de la tretera distante 30 metros, sobre nuestras ca-
San Francisco i desde los "Oculto tras el corte del cerro, pude observar
Anjeles a Tacna,
donde al fin, de ascender, el de el aspecto del combate. El desorden era
fatigado ánjel espan
los heroísmos alas sobre toso, los soldado se batían Solos. Sin jactancia,
plegó) sus sus
pálidas
sienes i le llevó en sus brazos al empíreo de los creo que he sido el oficial que se
VIII. IX.
Narrando, en efecto, una de esas cartas, escri Cometeríamos, al llegar aquí, una omisión cul
tas del corazón al corazón, entre las nubes de pable, aun en el estrecho marco de la vida de
pólvora que el viento disipa todavía por los ho un batallador juvenil, si no recordáramos en este
rizontes, contaba Torreblanca a su hermano pri- lugar que el rabo Galleguillos, mencionado en la
mojéníto, el 4 de noviembre, su
participación presente pajina por su subteniente, era
hijo de
convicción del deber, así se expresaba: elevóse al rango de teniente coronel en el sitio
11 Instantes después saltaba a mi vez en tierra, de la Serena, i fué su alma, su
temple i su he-
sobre esa
primera trinchera, arrastrandc jefe inmediato, cayó en '.
32 EL /:
tarde, como para probar que el valor es una he cuya falda, bajando, hizo el batallón Atacama
rencia por lo menos tan valiosa para la buena hazañas semejantes a la que, emprendiendo con
memoria i la fama como la de los potreros i la de tra ruda cumbre, ejecutara el día de su formida
arriba, a unos
peñascos buenos para parapetos. los cañones i fusiles enemigos, la contestación in
En esta corta subida me mataron dos hombres. mediata. Las granadas i balas llovían sobre no
Con los seis restantes me mantuve [5 minutos sotros, i cuando el Coquimbo a nuestra espalda,
haciendo fuego, i viendo, no sin temor, que se i la artillería de campaña i el 3.° abajo, rompie
nosotros, media docena de bombazos certeros dieron una desesperada sobre la artillería
carga
de montaña, llegando valientemente al pie de
embestirles, i, mis seis soldados, los cañones. Los artilleros nuestros, la 3.1 í 4.'
mos a con
ocupé
la carretera. compañía que los protejían, recibían en esos ins
tantes todo el
"Afuerzade gritosi de hacer señales subieron fuego de todo el ejército enemigo
algunos soldados más, i entre ellos un corneta, i su situación fué desesperada. Los artilleros
Hice tocar llamada i a la carga, i a las dos de la cesaron de
disparar i clavaron dos cañones. En
tarde clavaba una banderita chilena en la cima tonces ordenó el comandante Martínez cargar a
del cerrp en el campamento boliviano." la bayoneta al teniente Moisés A. Arce, con los
Fué esta hazaña, que en todo otro país ha restos de su
3.a compañía i a mí con una
parte
bría dado títulos a quien la ejecutó para recibir de la 2." que había sufrido mui poco. Los aliados
en sus hombros las charreteras de capitán de fueron barridos, i del al
o
primer empuje llegamos
sarjento mayor, presenciada por todo el ejército pie del desalojamos de una oficina,
cerro, i los
¡ la marina; i en una carta de familia da especial desde donde pudieron fusilar tras de trincheras
testimonio de ella, lleno de admiración, un
joven al puñado de hombres que nos seguían. Ara
soldado que moriría como Torreblanca i a su ha sido el héroe de la jornada. Yo lo alcana
como
mo es verdad. I por esto al ceder el paso de la pestilente el endeble mozo, que nunca,
gloria a su
amigo, un simple telegrafista de Cha- Moisés Arce, como José i Joaquín Flores i
ñarcillo pero que moría gloriosamente con él, como Dardignac, tuvo sino frájll salud. Pero su
Torreblanca no hace sino realzar con eco de in alma había nacido para consumirse atada poi
no
nata i jenerosa verdad todo lo que anteriormente las vendas de los hospitales, i aproximándose el
había dejó, pálido i demacrado, el lecho i e
con sincera modestia pero sin apocamiento gran día,
dicho do si mismo. a las filas. "El susto de Tacna, escribía j
. i heroicamente a un deudo suyo, me quita
XIII.
Blanco i Wilson; i como sintiera en sus adentros a escribir a uno de sus corresponsales de Copiapó,
veleidades de poeta, él mismo escribió sobre ha dado luz en un libro
que sólo recientemente
a
tosca cruz este sencillo I, en el fondo del pensa interesante estas íntimas confidencias,— peleará
miento i del dolor, elocuentísimo epitafio: nuevamente i sabrá cumplir su consigna. ¡Ai.
los dados de la fortuna
amigo! ¿me favorecerán
..Cayeron entre el hume dele
en esta otra jugada? Todo es posible...
Víctimas del deber i del h, "Soi soldado de la Patria
—
agregaba, acen
[Denodados i heroicos con
pan* tuando su inmaculado patriotis
profélicamentc
Valientes de Atacama. ¡Adi mo,— i tendré suficiente
valor para esperar lo
cual nombre en la or
sagua, por lo pusieron su
No tengo ya esas notas que arrancaban
él en el
den del día, solicitando su jefe para
El sentimiento al corazón ardiente
de la jornada, su ascenso a capitán
parte oficial I en amorosos cánticos llevaban
como en el campo de batalla, ferviente.
Tiernos tributos de pasión
el valle
Enfermóse después de su
proeza en
EL
"Sí! éste es mi amor. Amo a la Patria, por- enemigo hasta confundirse en sus filas. Su in
afectos; todo lo grande i noble que encierra el tenían bien escoltado. Tres veces hizo esta
XVII.
"Arce, al pretender esa temeridad no solo se
Esto .había dicho, con ecos inferiores cierta expuso a las balas enemigas, sino también a las
mente en la forma a su sublime inspiración de I nuestras, Pero ¡ lo que puede el heroísmo! Ese
1
bardo i ciudadano, el capitán atacameño, hombre sólo hizo retroceder a las filasenemigas
[ de
igual dijera,
manera que patria antes a la por donde atacó. ¡Fué un héroe! Su espádala
a la
mujer que amaba i de quien no fuera com conservamos
empapada en
sangre enemiga.
prendido, al salir con su liviana mochila de sol "Por otro lado cae también herido de un ba
dado de los dinteles del hogar: lazo el denodado capitán Rafael Torreblanca, el
en I880 un
digno amigo i compatriota suyo, i Slone-
tonces (Sloneiea!I jackson) su
brigada
será mui bien aplicado.
Copiapó entero ha la zvall brigade.
mentado su prematura muerte, pues sin verdad que la
perjui ¿I no es con
igual justicia en
cio de otros,puede afirmarse que en él cifraba futura historia militar de Chile, el batallón Ata-
Copiapó su orgullo, su lustre en la presente gue cama, que en la campaña antes de Lima, lleva
rra. Cuando
llegó la noticia de Tacna, dos sen ba perdidos, sobre fjoo plazas, 476 hombres i 19
timientos opuestos dominaban el corazón de la
oficiales, debiera asimismo llamarse: Ei. bata
En otra
parte de su interesante epístola, soli xx
citada por nosotros, el historiador de
Copiapó
agrega del capitán de Pisagua, de Torata ¡ del Esto por lo que se refiere a la patria, a la pos
Alto de Tacna, estas palabras i este fallo: teridad, i la
a
gloria.
"
Puede decirse de Rafael Torreblanca que fué Pero en :<■:
dgn lieacióin puramente comarca
en el campo de batalla, vio la luz en el castillo de caudillo de su mismo temple llevara a las ba
su nombre i peleó siempre al lado de los reyes tallas, la memoria de Rafael Torreblanca ten
a
quienes, como a Francisco I en
Marignan, ar drá una
significación mucho más marcada i per
mó caballero. Por esto, a
juicio nuestro, a
quien durable.
en realidad Ralael Torreblanca aseméjase res Pedro León Gallo, atacamefio como él i a
pecto de su cuna, de su
profesión, de su carácter quien hemos arriba aludido, caudillo en los Lo
i su
patria, en su austera vida de profesor ¡ en ros, en Cerro Grande i en el senado de la repú
milde maestro de matemáticas que, como él, más tarde una estatua en el valle en que viera
dole nombre histórico desde entonces: "La bri tre laureles segados en el nativo valle, estos
EL SARJENTO MAYOR
dado ia la
mujer; queríamos por último, con
I. templar arrodillados, cual otras veces, la unción
de los que mueren
pensando en
que las pocas
OMPIA el alba del 2 de febrero nobles cosas
que existen en la tierra, no perecen
t,de 1 881 i densa niebla, túnica de como el ázoe de la carne i el fosfato del hueso,
perezosa mañana des] tortada sino que son inmortales como los astros i la luz
lánguidamente a los tibios óscu que de ellos hacia nosotros baja, i de nosotros a
los horizontes.
Era una mañana a
propósito para visitar muer n.
tos, iespecialmente muertos heroicos. El dia ha
bía amanecido amortajado. En diez minutos el tren matinal nos había de
En la noche previa, un amigo nos había es jado sobre la plataforma de asfalto del Barón,
crito que el sarjento mayor Dardignac estaba título mutilado de una gran nombradla militar.
agonizando en el Hospital de la Providencia, del Un coche de plaza nos llevó de prisa por entre
vecino puerto, i el los hórridos pedrones de las calles trasversales
en acto nos dispusimos para
de la Providencia.
morir saber cómo morían los Eran las nueve i media de la mañana; pero
Queríamos ver o
n,,» ^^..t;„r,bíi í-nmn una sola fascinación a! sol- de los anjeles humanos, me
dijo:
3S EL ÁLBUM
—
Habéis llegado tarde. —
El mayor Dardig naba nos refería maravillado la mansedumbre
nac espiró anoche a las once i tres cuartos. ejemplar de su postrer alojado, inscrito en la
La hermana de la Providencia que así m< ; noche precedente en la lista de los
desapareci-
daba familiarmente tan
lúgubre noticia, era tam -
dos; su resignad', 'i n cristiana; su fervor relijioso;
bien mi hermana, porque tenía mi nombre i m i la entereza con que había soportado la cruel i
I tardía
i
operación quirúrjica a que fué sometido el
huésped, casi dueño do
casa, siquiera po;
un
■
mismo día de su llegada en el fatal trasporte
pocos minutos; i
aprovechándome de aque I Rata, sepulcro flotante,, de cien bravos, el día
unos "
riaii, (porque este era su querido nombre que ei 1 1 nos la hermana del cristiano muerto, había re-
frescas yedras no
protejen todavía ni embalsa
man las corolas de las flores, cómplices de la hi-
v.
jiene, por una tosca ladera, ¡ nos detuvimos en
un
espacioso galpón lonnado por tablones i te
al fin la eminencia;
Llegábamos a mas, en esa
menos, el oxíjeno i la humedad del aire respira- nuestros huéspedes en el jardín, en la sala de
ble devuelve a los desdichados los elementos de
lujo, en el balcón florido de la morada amiga,
vida i reparación que la combustión lenta de la visto: tributo
como para que de todos sea natu
el delirio de un
esqueleto informe, en el cual solo
Condújome, en consecuencia, la buena, pa la expresión del semblante era todavía hermosa,
ciente i dulce hermana me servía de intro El
que rostro de Dardignac se había consumido
ductora para los dolientes de la guerra, a
con al punto de que su tez morena diseñaba como
una
especie de gruta labrada en la ladera i un tenue velo todas las sinuosidades del espec
que
había sido cubierta con una
pobre techumbre de tro. Sus ojos, cristalizados por el hielo de la
madera, remedando un cenador o kiosco de jar muerte después del calor candente, se veían a
trucción, i en su fondo, sobre un tosco catre de traído con la tenacidad del dolor; su barba, no
hierro, yacía una frazada de lana teñida de vio sostenida ya por la carrillera del la ba
yelmo en
floresta, hol postrado i hecho polvo por el rayo. niñez habíamos derribado del solitario i añoso
El despojo del guerrero yacía allí, sin embar sobre
tronco, disparando su
plumaje por la es
go, cubierto con sus últimos vendajes; el león palda, i sintiendo miedo do recojerlas aún estan
VIL VIII.
¡ Qué espectáculo! i cuan vivo, punzante Í du Narrada asi la muerte del turbulento pero bi
rable dolor embargaba el alma al contemplarle zarro soldado, herido mortalmente en la última
El asistente de Dardignac, un robusto moce- carga de Miradores el 15 de enero de 1881,
tón del 2° de línea, llamado Pedro Arredondo. vamos a diseñar levemente, como sobre los
burda túnica de soldado raso, con presillas de nuestros recuerdos, porque Ramón I lardígnac
de agosto de 1848. Su
respetable madre, que altivez. En una ocasión en
que un
brigadier lo
aún existe, es la señora doña
Concepción Soto- castigó con brutalidad, acometió contra él arma
mayor. Su padre llamábase Arístides Dardignac, do de un hierro, i desde ese dia quedó compen
sada a los ojos de sus futuros compañeros de
quietas naturalezas del mediodía de la Francia, armas la debilidad de su físico puesta en con
cuyos postes miliarios son los países i los climas peligroso en una tierra en la cual, desde Caupo-
que visitan en su vuelo. Cuando el niño primo- licán, se
aguantan vigas...
jénito i único era mecido en solitario nido, au
[868.
Dejado casi solo en el mundo, porque toda los en la guerra de Arauco, guerra semi-mito-
nacido en el infortunio de la viudedad; de con ocho de los trescientos cuarenta años que lle
su alma, la llama de su
jenio, invisible entonces lidas" a la tierra, que a la vista del ejército me
i más tarde para todos. Pusiéronle sus deudos tióse a caballo al río Imperial en enero de 1869,
en un
colejio de segundo orden, 'da escuela de como para bautizar su juvenil bravura en aque
las A ¡nayas," en Santiago, i después en una beca llas aguas, que el canto del poeta hizo heroicas.
pagada de la Academia Militar, cuando tenía Dardignac trabó combate singular con un indio
oncéanos (1859), j ¡gante, cual García Ramón, cuando era cabo de
Una nota de su
hoja de servicios dice que allí las fronteras, con
Calaguala, i, como el castella
estudió únicamente aritmética, gramática, histo no, lo mató. Era la hazaña de David en tierra
ria sagrada, contabilidad militar i dibujo. de bárbaros.
Poco después de este estreno temerario, Dar
XI. dignac era
promovido a teniente de Artillería i
traído, lalvczcomo
premio, talvez como simple
Todo eso utilizólo más tarde en mayor o me relevo, a la
brigada que mandaba en Valparaíso
nor escala el infantil eadele. Pero en lo que des el en aquel tiempo (1873) sarjento mayor, don
colló en el aula, fué en su jenio, mezcla rara de José Veiázquez.
melancólica i i ínterin iza eoi:c, -Miración i de audaz
DE LA GLORIA DE CHILE
un
poste de hierro inamovible, al cual se atan
La vida de la ciudad i del cuartel fué funesta denado salvador por sen
a muerte junto con su
paraíso, situado en resbaladiza loma, con traje valor i de virtud, que forman en la corta vida
de parada, deslizóse en una rampa mojada por ile Dardignac la malla bruñida que hornos lla
negó brutalmente el favor usual i sencillo que fuerzos por levantarse de la inmerecida, ii
un oficial i un vecino le pedía. Irritóse el man luntaria i profunda caída.
cebo, que era de suyo violento, hijo de francés El condenado a muerte comenzó en efecto poi
del mediodía, i arrojó algo al rostro del provo el heroísmo del calabozo, cumpliendo
cador. Intervinieron en esto dos soldados de mtud.
policía que bebían en el mesón, los cuales arre Cuando tenía esperanzas i una carrera noble
metieron contra el artillero a los gritos de so mente comenzada que ofrecer en cambio de tí
corro del agredido. I )ardignac hizo frente contra mida ternura, había ligado su corazón al de una
de rescate, que hoi al mando de una batería mo su destino se unieron en la iglesia de los
de cañones ha dado cien lampos de Doce Apóstoles, teniendo así por testigo un
a su
país
i por altar la dura tarima de
gloria en capitán don
seis batallas. Es éste el cuerpo de guardia
cuartel. El teniente Dardignac hallaba
Nieto, digno "compadren de Dar se a
—
Guillermo un
dignac í muerto más tarde en Lima de trájica la sazón (setiembre de 1873) retenido en el cuar
manera. tel de Navales de Valparaíso; i fué así su esposa
Corte Marcial confirmó la implacable sentencia Prisiones,—:sólo hoi, doce días después de tu
del Código Militar; pero los "empeños," estos nacimiento, he tenido la indescriptible dicha de
supremos lejisladores de la capital, hallaron in- verte, de besarte i prodigarte las caricias que
se
inculpaba haber muerto en una riña a un
guar los cerrojos de la cautividad; el mar, ancho : :■.,■ .
dián del orden público. como la esperanza, había reemplazado ■-. las ho
clemencia de aquel fallo i se resignó a él, ente Mas, si todo había cambiado en derredor suyo,
rando tranquilamente su condena, porque en su corazón de padre, de esposo i de hijo mante
ella su tierna esposa, una niña de diezlseis años, níase inalterable, como
aquellos grandes dolores
dándole una
hija. El tálamo del condenado a
hijita, —
escribía en su libro de invisible llanto i
muerte había sido dulcemente fecundado por la desde la borda del barco que lo llevaba deste
vida. . rrado. —Mi dulce hijita, ¡adiós! Parto a Bue:. -~
Tenemos a la vista la primera confidencia del Aires... Soi mu¡ infeliz... Sí; nadie es más des
alma expansiva del prisionero, i en una pequeña venturado que tu pobre padre... ¡Dejo a mi ma
"El miércoles 3 de junio de 1874, a las cia solo tres meses.. .,■
mayor, más delicado i santo que el que experi a terminar de manera tan extraordinaria i tan
menté con la noticia de tu venida al mundo!, 1 inesperada en los campos de La Verde, al sur de
Dos semanas del duro invierno, al pie de los Buenos Aires. ¿Era el rumor de las espadas que
Andes, habían pasado, i el reo de la Penitencia salían de sus vainas lo que acariciaba la vida del
ria, reo de Estado, no de crimen, había visto bravo chileno como una
grata ilusión?
DE LA DE CHILE
XVIII. XIX.
caciones de sus
adeptos de Buenos Aires, fué brú señalada adhesión por la estrictez con
que
tomado prisionero junto con su compañero de cumplía su deber i por la intelijencia técnica de
peregrinación, Manuel Hermójenes Maturana, su
desempeño, que el joven artillero llegó a con
pera de la batalla de La Verde a la presencia del aún inédito. I gracias a esta protección de sus
ayudantes chilenos aparecen recomendados al de guerra; el oficial chileno hízose por lo mismo
mienda una solicitud de licencia del teniente pri tión de honra i de fidelidad a su Patria, decla
mero del Tejimiento de la Artillería arjentina. rando, en la mesa de sus cantaradas, que no
don Ramón Dardignac, diciéndole— "el dador consentiría ni la más leve ofensa proferida con
de ésta es uno de mis ayudantes en la gloriosa tra Chile sino en la sala de armas del Parque
jornada de La Verde." arjeutino, en cuyo edificio hallábase acuartelado
El doctor Avellaneda no
Ignoraba que esa el Tejimiento.
mes después de aquel hecho de armas, confirió de su condena, el ex-artillero arjentino i ex-arti-
a
Dardignac el título de teniente primero de Ar llero chileno regresó a su Patria por la cordille
tillería, que en Chile equivale a! de capitán, ra, pasando penurias mil, porque llegaba como
Arrastró el capitán Dardignac oscura i des po o al baño de la Laguna, que he ido a los ce
propio suelo que en extraña tierra, I a la verdad, la Araucanía, de que tantas veces te he hablado,
era tanta su infelicidad en
Valparaíso, donde sus ríos i aun
susjigantescos árboles, i sólo para
vivía como secuestrado del trato de los hombres, dichoso Í respirar la dulce brisa de la
que consideró como la mayor suerte de su carre tú me has faltado í mis anjeles Elvirita
ra ser llamado a
desempeñar provisionalmente
en San Felipe un
puesto de ayudante de policía triste i sufriendo; tú, mi
"¡I tú, enferma, con
ya la guerra comenzaba a entreabrir sus insa ca al verso, las cosas más desemejantes de la
ciables fauces, i el soldado que debía servir i intercalaba, conforme a su costumbre, la
morir en ella con tan señalada gloria, creyóse arrullo de al rús-
iguiente estrofa, palomo junto
trasportado a una
especie de paraíso al respirar nido:
el aire embalsamado i fortificante de los magní ■i Dulce consuelo de aflijido pecho,
ficos arbolados de Aconcagua. "Si a
trueque de
Grata esperanza de ilusión querida,
la mitad de mi vida, —
escribía desde San Feli
Ven i consuela mi asolada vida,
pe el 6 de marzo i con su
inagotable ternura a
Cura mi herida que la ausencia ha hecho.,,
su joven esposa, que le había dado un
segundo
la fidelidad de la miseria, si Dardignac era
poeta a su i casi no
hijo en —
a trueque manera,
de la mitad de mi vida hai una sola de las cíen cartas de familia que de
pudiera tenerte acá, no
corazón: —
"jHéme ya aquí! Pero la guerra rujia ya en torno de aquellos
DE LA GLORIA DE CU i II
paisajes del idilio que se forjaba el :ro en llegar de madrugada al cuartel je-
pitan, i después de haber disciplinado como ;1 último en retirarse. Hé aquí, en efecto,
tructor las compañías aconcagiiinas que cómo con noble i elevada filosofía se pintaba a
del
a formar el
segundo batallón del rejimiento Lau sí mismo en su nuevo
puesto el ayudante
taro, fué llamado otra vez al servicio activo con cuartel jeneral, mirándose como en un espejo
fecha 13 de de dentro del corazón de su tierna i cons
junio 1879. su esposa,
rehabilita confidente. "Todos más que yo, —
escri
Ese nombramiento para él
era una tante son
a tu puesto i el último en
para siempre su errante albergue.
el primero en
llegar
retirarte; jamás excuses el trabajo, huye de los
casi siempre
XXII. placeres, porque ellos traen consigo
un dolor cien veces más prolongado; las nueve
para ser un excelente oficinista. Pero era al pro años (agosto 31 de 1879), volvía el ayudante
instructor de infantería, Dardignac a trazar," poniendo en ríjida ejecución
pio tiempo infatigable
caballo, teoría, la silueta de su existencia de soldado
diestro artillero, i cuando montaba a no su
al jeneral; una
tuvo aquel jefe, en los tropa i la siguiente acompañando
peciales; í ciertamente no
el mando, motivo para ofrecí a mi obligación i la otra a los seres que
pocos días que conservó salud,
su bienestar, por su
1
Me recojo a dormir cuando se retira el jene nuevo jefe i su llaneza de soldado cuadraba me
ral i me levanto entre seis i siete de la mañana. jor a la suya. «El jeneral Baquedano,— escribía a
que me convidan a tomar parte de las distrac las ovaciones como de los peruanos."
ciones que hai acá, ¡ yo me excuso con el cum Había sonado, al fin, la hora tardía de las
plimiento de mi deber. Si quisiera gozar, créeme, operaciones activas, i Dardignac sentía que su
me sobrarían ocasiones, pero no deseo más pla alma, abultada por la codicia de la gloria, cabía
cer que recibir carta de mi adorada negra, i salir le apenas dentro del pecho enflaquecido por el
pronto a
campaña para regresar más luego a esc trabajo ¡ las dolencias. Tuvo el guerrero de An
hogar querido, donde he dejado lo más preciado tofagasta un sueño prodíjioso, que con una sin
de mi vida.,, gular minuciosidad de detalles le presajiaba su
¿I no hai en todo esto, escrito en las misterio gloria i su muerte, tal cual ésta tuvo lugar; pero
sas Í calladas profundidades de la intimidad de apartando por hoi estas postumas revelaciones
las almas, algo que revela a lo vivo una de esas del espíritu, que nos han causado un verdadero
naturalezas escojidas para todos los heroismos asombro, para ocasión más adecuada, en
que
del deber? Dardignac, favorito del jeneral en analizaremos a Dardignac como escritor i como
jefe, era, sin embargo, el mismo hombre que poeta, como hombre i como esposo, daremos
había sufrido con estoica austeridad su año de aquí cabida únicamente a la expresión de su en
penitenciaria. Su naturaleza, perfectamente equi tusiasmo guerrero, cuando desde la cubierta del
librada, no se había hundido en el abismo, pero . ¡ma cono-, columbraba en las sombras los tenues
ao se desvanecía tampoco en el camino empina perfiles de la costa peruana, que nuestro ejército
do de la altura... iba al fin invadir i «La
a a
castigar, primera ba
talla con los enemigos de nuestra Patria querida,
XXIII. —
escribía en la noche del 1.° de noviembre de
promovido ya a este grado en el ejército de línea afianzado nuestros derechos i sucedido las pri
el 27 de octubre de 1879, a su nuevo jefe con meras
glorias que deben encabezar nuestra era
montó a caballo i entró en servicio activo, ofre por ella cuan/o más pueda, tal como si en mi pre
ciéndose ofendiera i pidieras castigar al
a
acompañar al animoso
e infatigable sencia se te me
casaca, i nadie el tenía más que él ayudante de campo del jeneral en jefe, i hé aquí
su en
ejército
ni tantas como él. la dura i casi cruel simplicidad con
que contaba
Pero batirse sólo participación en esa batalla campal, mostrán
era
para Dardignac no un su
placer de bravo, era un voto de héroe, de pa dose, al parecer, poco satisfecho de su desem
de mí lo que Dios quiera. Si es su voluntad que Tacna. Bien poca cosa; permanecer al lado del
como de que siempre buscaré los pues/os de heridos enemigos el golpe de gracia. Pero ya los
ma
yor peligro. Esta resolución es/á en mi nal'¡(ra habían repasado; pues luego que caía un enemi
concluían con él. En esta
leza, la manifesté varias veces San Felipe, go i llegaban soldados,
en
creció ella con mi venida al ejército i hoi está virtud, me consagré hacer recojer i auxiliar a
ció con el mando de cincuenta Carabineros de "¿Qué muerte más gloriosa puede esperar un
Yungai para que cortara la retirada a los ene militar que la del campo de batalla?
migos que quisieran escapar; pero fui tan des "Pero no me abandonará jamás aquella anti
migo.
XXVI. "Las presillas de sarjento mayor yo las sabré
conquistar. ,i
movido ya a segundo jefe del batallón Caupoli- del jeneral en jefe por hacer su entrada a Lima
cán, daba expansión a sus sentimientos guerreros no en el grupo feliz i galoneado de los que ro
en estas
palabras que revelaban por entero su dean al triunfador en la parada, sino a la cabeza
alma de patriota i de guerrero; de polvorosa ¡ ensangrentada columna de sol
■>Ya es un hecho positivo que el ejército ex- dados, cumpliéronse al fin por un voto de
pcdicionará a esas rejiones tan deseadas por es justicia; porque en la víspera de la marcha a
tos miles de soldados, e irá en breve Lima el capitán Dardignac fué nombrado se
tiempo.
■'En esa gran ciudad, tan corrompida como gundo jefe del batallón Caupolicán: el capitán
orgullosa sin motivo, entrará triunfante el ejér de Artillería tenía bien conquistadas, después
cito de Chile, compuesto de treinta a cuarenta de dieziocho meses de campaña sin licencia i
mil hombres, i ahí les impondremos una paz for eternamente enfermo, sus "presillas de sarjento
zosa i humillante, ya que no han querido aceptar
la que nuestra nación les ha ofrecido.
I todavía en esa misma carta añadía este pá ma alma llena de grandeza, una serie de confi
rrafo, que destello de la inmortali dencias íntimas que retratan la última como
es un
fúljido
dad: delante de una tela; i haciendo de ellas, por hoi,
,'Yo última jorna el sudario provisional de magnánimo infor
quiero, Elvira, que en esta un e
vido como
ayudante de campo a tres jenerales; "Si yo tuviera fortuna, —
escribía a su
joven
pero en la última jornada quiero, digo, que todo esposa, madre de dos tiernos niños, inmedia
el ejército vea cómo se bate el capitán Dardignac tamente antes de marchar a Lima, —
no ambicio
nes i el deber
consiguiente de conducirlos con flores, caía el héroe, conforme a su sueño de
ejemplos de heroísmo. ¡He visto tantos valientes Antofagasta, envuelto en nubes de humo, divi
que por esto ascienden, i oficiales mui
intelijen- sando en el horizonte las cúpulas de Lima, tér
tes i de honor que
permanecen estacionarios en mino de su
fatigoso viaje.
su carrera
porque sus
obligaciones no les per
miten batirse con
tropa a sus ordenes i probar XXIX.
"¿Es suficiente lo que poseo para que vivas Dardignac, enfermo ese día, el día de Mi
con mis hijos con la decencia que te has criado? ra fio res, como durante toda la campaña, de
¿O es necesario más? Más es necesario; pero ese
gravísima dolencia en los ríñones, reconoció en
más, que en mi conciencia debo buscar, se halla aquel ruido, como Carlos XI I en el desembarco
en el campo de batalla i arrancarlo
es
preciso con de Copenhague, su música predilecta. De un
las bayonetas de nuestros soldados del de salto montó caballo para reunir i arengar
pecho a su
más poderosa, eso de servir a la patria en los netas a la carga, ordenó avanzar sobre las trin
PUESTOS DE MAYOR cheras más vecinas al
PELIGRO; QUEDA ESA ASPIRA mar, que coronaba un
al de mis hijas, i queda, por fin, el deber que tros (ocho cuadras); pero no había en el trayecto
me debo como
esposo i como padre de un nom menos de seis o siete tapias encontradizas i
bre honorable. aportilladas en razón de la pequenez de los po
ii Es preciso, por fin, que mis locuras, que mis treros de alfalfa i camotales de la campiña de
fallas en la juventud, que tanto me lian hecho Lima. Obligó esta circunstancia a
Dardignac a
sufrir i perjudicado, se borren con la sangre dar su caballo a su animoso asistente, i él, aun
DEL ENEMIGO, I SE PURIFIQUE ESE PASADO CON LA que faligadisimo i extenuado, corrió a
ponerse,
mía o con acciones distinguidas. junto con el bravo i pundonoroso comandante
Dios, que rije a los hombres i al universo entero, como trazar en el césped la corriente de un rio
dispone lo que. deba suceder, i nuestra buena 0 de fuego que todo lo destroza i lo calcina. Aque
mala suer/e ya debe estar escrita en el libro de lla carrera de la muerte ¡ la victoria, en que dis
los destinos. ,,
putábanse la una a la otra el paso en catla tapia.
tenía razón. Su cada foso, cada puerta de tranquero, en
El mayor Dardignac glorioso en en
i próximo fin estaba escrito en el libro de los cada cercado eriazo, duró dos horas; ¡ Dardig
destinos, i verdadero testamento de nac se conservó siempre ileso. Una bala, visible
esa
pajina,
su alma heroica, sería la última de su vida. en su casaca, le había atravesado la túnica en el
Días más tarde, i al asaltar el postrer reducto antebrazo derecho, el brazo de la espada, pero
mado ya a veinte metros del fuerte que traía en el hospital de aquel puerto, el i." de febrero
como
objetivo, cuando al dar la voz de ¡Ocúl- de 1881.
tt'nsef... para flanquear la formidable posición 1 fué así como vino a descansar el héroe de
exclamando: —
.-9
DE LA GLORIA DE CHILE 51
11.
¡< ¡;:
| usiéronlo sus
padres en la entonces famosa
Su padre, don Justo Sotomayor, hijo de un maba una vetusta casa entre las calles de Huér
maestre de campo de Concepción, arrendaba. fanos i de las Claras , fronteriza al claustro de la
como
agricultor esforzado desde la época de la Merced i a la capilla del capitán Sagredo.
independencia, la vasta hacienda de Huechún, Allí fué el niño Sotomayor condiscípulo con
que había sido propiedad de la familia Toro i los hombres de estado que más tarde se han
rones, todos de índole levantada, el hombre pa Pasó en seguida algunos de éstos al cole
con
triota i desinteresado cuya memoria recordamos. jio del presbítero Romo, situado casi a espaldas
Todos sus hermanos, más o menos, fueron agri de la escuela de Acevedo i frente a la antigua
cultores como su
padre, i entre los últimos na Universidad, que hoi es teatro, i después al Ins
cidos figura el simpático i valiente jeneral don tituto Nacional, donde junto con
algunos de
nario a
juez de letras de
Concepción, ¡ en este
Provisto de este título, verdadero paso libre mente sobre sus hombros el peso de la lucha i
en Chile de todos los caminos de la vida i del el de la antipatía que la entonces vasta i varo
puesto a
que acababa de dar cierta tumultuosa nuel Montt.
nombradla la traviesa pluma del espiritual Jota- Podría hoi asegurarse que la provincia de
beche, recordando sus
reyertas lugareñas con el Concepción ijeneral todas
en las comarcas i
intendente casi inamovible de aquella provincia. ciudades comprendidas entre el Maule i el Bío-
el hoi nonajenarlo jeneral de división don Do Piío, estaban resueltas a sostener con su
sufrajio
Urrutia. i seguida la espada, la candidatura del
mingo en con
paréntesis. —
allí no tuvo más fortuna, cual cupo a la mayor adversarios. I cuando éstos al fin tomaron las
parte de los chilenos buscadores de oro, que ver armas el 13 de setiembre de 1851, hizo él por
una casa construida por sus
propias manos en su
parte otro tanto, asociándose con otros
parti
San Francisco, incendiada por la tea de los Gal darios esparcidos ultra Maule. A la cabeza de
ba Í constante infortunio, regresó el joven i es Fueron mérito estos servicios políticos para
forzado argonauta a su
tranquilo empleo de que don Rafael Sotomayor ocupase después de
Cauquenes, cuya propiedad había retenido. la pacificación del país, ocurrida en Purapel, la
intendencia del Maule, i después, durante cinco
da de Concepción.
De ese
puesto fué promovido el joven funcio
DE LA GLORIA DE CHILE 53
forma
Dio en este puesto el señor Sotomayor prue siempre por las medidas represivas que
bas claras de poseer notables dotes de adminis ban la índole i el programa del jefe del estado
trador civil, porque organizó la provincia bajo de aquella época, i que al fin provocaron la se
Francisco Solano Astaburuaga, como modelos de Moneda, porque el señor Sotomayor se había
nacientes Industrias carboníferas del litoral, I por 1 >ecaído de improviso el bando político a
que
último, en las navegaciones fluviales del sur. El pertenecía, bajo la administración Pérez, siguió
primer vapor que recorrió las aguas del Bío-Bío el señor Sotomayor, como leal, la suerte de sus
llevó por esto su nombre:— El vapor Rafael amigos, dedicando;,'.; casi por completo alejado de
Sotomayor, que todavía existe. lapolítica militante, a los negocios que el estado
próspero del país hacía reproductivos en la la
VIII. branza i en el crédito. Pero de
justicia es decir,
que hallándose posición holgada i casi
en esta
Salvo uno que otro accidente de brusquedad feliz, apenas sobrevino una hora de peligro para
jenial o de arrebato, como el ocurrido a un ofi la patria, olvidado de resentimientos i ventajas,
cial de la guardia de cárcel de Concepción que el señor Sotomayor, cuya virtud más preclara i
no le saludó con el respeto debido, conquistóse más conocida fué el patriotismo, embarcóse en
el intendente Sotomayor en su mayor número tre los primeros para procurar a Chile los recur
IX.
En esa ocasión internóse el señor Sotomayor
No sabríamos decir si la aureola de populari en Bollvia, con el título de Encargado de Negó-
EL ÁLBUM
Terminado éste de hecho en 1866, regresó el No abriremos juicio sobre las ventajas o de
señor Sotomayor a su ejercicio de Superinten méritos de la participación personal del señor
dente i de hombre de negocios en la capital, i Sotomayor, como secretario impuesto al jefe de la
durante muchos años fué consejero en
algunos escuadra, en aquella ardua coyuntura, siéndonos
de nuestros Bancos principales, hasta quo tai suficiente dejar constancia de que tal posición
1877 llamóle a
desempeñar la cartera de hacien era en extremo delicada i difícil porque era anó
da su
antiguo condiscípulo don Aníbal Pinto. mala. Fué el primer ensayo de la creación de
No abriremos aquí juicio sobre la administra un sistema híbrido i mixto, copiado del que la
ción del entonces postrado i exhausto erario de Francia revolucionaria había ensayado, con éxito
la nación, tanto más cuanto que en tan difícil dudoso, en sus
ejércitos i en la marina, durante
solución que la trivial de reducir los gastos del merecido en Chile un nombre vulgar pero ex
calderos rotos, pero sin que ningún alto funcio morata i pusilánime operacio
con relación a las
gue de renta personal. I todo esto en medio de que la paciencia, la resignación, i, en ciertos casos
intensa crisis i en
vísperas de una
guerra na la magnanimidad, le exijleron.
cional.
XIII.
XII.
Reforzado poco más tarde el ministerio con
Mas, apenas estalló aquélla en abril de 1879, el una nueva combinación, i por la renuncia del
primero otra vez en correr al puesto del sacrificio jeneral don Basilio Urrutia que motivó una in
i del peligro, como en setiembre de 1 865, fué el terpelación sostenida en el Senado a causa de la
ex-ministro don Rafael Sotomayor, aceptando en
desgraciada captura del trasporte Rimac, el se
circunstancias difíciles para él, el secundario tí ñor Sotomayor fué nombrado ministro de la
tulo de secretario del jefe de la escuadra, contra guerra en campaña, i en esta condición hallóse
almirante don Juan Williams Rebolledo. el desembarco de
;
presente en
Pisagua i después
Embarcóse secretamente con este objeto en en el de lio, para emprender lasegunda campa
uno de los vapores de la carrera en los últimos ña de la guerra.
días de marzo en calidad de representante o co
El ministro en
campaña había elejido para su medio de tantos valientes que ambicionaban
residencia habitual la espaciosa cámara de caoba morir por la de patria, acostóse el mi
gloria su
del trasporte Abtao, lo que de ninguna manera nistro el 19 de mayo a dormir su siesta habitual
parecía adaptarse a las exijencias i a las mil en la campaña, i poco más tarde i en medio de
múltiples atenciones de una guerra activa. Te los aprestos que los soldados voluntariamente
nía, la verdad, aquel alto funcionario por todas partes hacían
a a su car
alegres para conmemo
go la misión de servir más que de impulso, de rar el primer aniversario del 21 de mayo, cayó
:ompensación en la complicada maquinaria de muerto dentro de un
gabinete, como si bala in
la guerra. —
No palanca, sino una de esas visible hubiera atravesado súbitamente
era una su
pecho,
ruedas de engranaje o émbolos reguladores
destinados hacer marchar la locomotora ni
no a
XVI.
i conducirla, sino a evitar que estalle; I en este
principal, como
representante civil del gobierno,
xv. en sucesos memorables de la tierra i de! mar.
}ue esa virtud sublime jamás se eclipsó dentro co, que revestirá hoi i más tarde su memoria del
le su alma: de suerte que cuando estuvo
orga perdurable reflejo de la gratitud de los chilenos.
nizada con una lentitud desesperante la campaña Fué don Rafael Sotomayor como ministro en
■obre Tacna, púsose él mismo en camino en la campaña el Favio Cunctator de la guerra contra
víspera de la batalla de este nombre desde la el Perú i contra Bolivia; pero el ejército que él
;aleta de lio al valle de las Yaras. había contribuido poderosamente a formar, al
Fatigóle en extremo aquella jornada de vein vestir luto durante ocho días i al formar la para
te leguas hechas a lomo de muía, después de da de honor a su tosco ataúd de campaña, coro
an año de inacción física a bordo, i existen fun nado de rudos lauros, hizo sino el
no
anticipar
dados temores de que aquel esfuerzo violento homenaje de las ¡eneraciones a la buena i hon
jrecipitó a un desenlace fatal la lenta enforme- rada memoria de uno de sus más ilustres i ab
EL TENIENTE CORONEL
que sobrevivió a su
esposo, muerto trájicamente,
largos años. (1)
Era Roberto el menor de ocho hermanos va
,¿) José Silvestre Galleguillos, el sar- el camino de la vida marcó para él los tenebro
jenuinamente militar que la de Roberto Souper, dose independiente porvenir de hombres, lejos
Cuando se le divisaba de lejos, en
cualquier de su
hogar: Guillermo i Juan, que eran los ma
baile, en el teatro, cada cual se decía, quizá sin Antillas, Carlos mordido por un
perro loco, Jor-
darse cuenta: «¡Hé ahí un soldado!" je de la fiebre amarilla, i por último Moubery,
Cuando se le estrechaba la mano i sacudía él el más amado de Roberto, en
Portugal. (2)
con su inimitable, abierta, candorosa i varonil
cordialidad su brazo largo i membrudo, parecía
la ;',) Scu.iin i n te rosan (es apuntes
guarnición de una espada, porque todo biográficos que don
erais-
tocarse
Diego Barros Arana publicó subrc i:l malu-radu Souper en
su
organismo vibraba como el acero. Su acento Ei Itcmldo ild 16 iic febrero de iSSc, .su
padre falleció en
mismo, confuso i rápido, parecía-una continuada Gante por los años de 1831,
(2) Este hermano de Roberto Souper habia estudiado
detonación, i el azul de su mirada, dulce i apa
medicina en Francia, i otro, que serrín creemos era el mayor.
cible en horas de paz i de intimidad, en la vís
murió hace pocos años con el grado de leñante coronel en
el 9 de setiembre de 1818, siendo el era cfoeiivameiUc hermano de Roberto, parece que aquel
su
padre
nombre, que no es el de su familia, oculta, un triste i aun
capitán inglés don Guillermo Souper, caballero
penoso misterio de la naturaleza.
de mediana fortuna pero de nobles hechos mi
58 EL
II.
Un día su Institutor, que era un austero sa
Pudiera decirse, sin figura, que Roberto Sou cerdote presbiteriano, fué a decir a su
padre que
per nació al ruido del cañón de Watcrloo que so la educación de su infante estaba concluida....
apagaba después de la lucha titánica de todo el El buen pastor protestante tenía razón para su
universo contra un
jenio. Su padre era capitán protesta, porque Roberto sabía ya hacer barri
del ejército inglés en esa
gran jornada, i después cadas i había ganado su
primera batalla contra
Con este motivo, i siendo un verdadero gcnt- bargo, bastante bien las matemáticas, el dibujo
lemau inglés, el capitán Souper, fin de hacer i hasta el latín, hablé
a
lengua muerta que nunca
honorables ahorros i educar numerosos hijos, se así como no hablaba las vivas sino medianamen
avecindó la ciudad de Canterbury; segui razón de
en en te (inclusa la suya propia) en su
preci
da pasó penates el canal de la Mancha i
con sus
pitada natural dicción.
se estableció en la ciudad de Calais, especie de
vi.
una alma volcánica. A la edad de doce años, peranza, i se domicilió en aquel país en busca de
opuesta orilla del fortaleza d.casti- 'Cuando Souper tenía dieziseis diezisiete
Ganje una a
lio de destaca-
gua mecido por años, regresó de Calais i apenas
u
Serrampore, a
Inglaterra,
mentó de tropas de Di íamarca, estado que en puso el pie en la tierra del ¡pisen i del suicidio,
ese
paraje poseía una factoría de comercio; i en se apasionó de una romántica "missu en un ho
cierta ocasión varios oficiales iugiesi ■
tel de Londres, donde la ventura había llevado
dar un asalto nocturno a la guarnición fronteriza, a los dos Hubo citas
amantes. suspiros, billetes,
llevados por cierta iga de vecinos Roberto al balcón, i todo
enen
¡ai! concluyó con una caja de
Souper fué de volunta rio al asalto, [ aunque fulminantes que se tragó el galán en un momen
sufrió después su
proceso i su carcelazo respec to de fulminante
despecho.... Sólo la robustez
tivos, viósele el primero saltar al mure ¡ aferrar de un
estómago lozano i remedios oportunos
por la cintura al centine a. Roberto So uper tenia salvaron a nuestro héroe de aquel tósigo que
el instinto de los asaltos No tenemos cuenta de propiamente usado, habría sido suficiente para
los centinelas que en su vida se echó ; 1 hombro, matar un batallón entero o despoblar un parque
desde el que arrojó al suelo en la vill; de Moli- Inglés de todas sus liebres í faisanes, n
mayor, pero de diverso jénero, porque su alma se fué de nuevo por el cabo de Buena E:
i su cerebro estaban divididos en dos comparti zii a las planicies ganaderas de Australia.
sólo la guerra i la mujer, la gloria i el amor. do. No tenía la codicia del oro, pero albergaba
Todo lo demás era en él como un muro im todos los apetitos de lo desconocido, de lo peli
penetrable. Muchas veces, no pudiendo darnos groso, de lo heroico. Si hubiera nacido en la
cuenta de su Infinita audacia i de su asombrosa edad de hierro no se habría sacado jamás el cas
su
erguida cabeza; ¡ notamos que la tenía corta manopla i la tizona de las manos,
da a pico como los precipicios.... Allí no había Nacido en la edad de la fe, habría ido a Jeru-
lugar para el miedo, para el egoísmo, para el salén con Ricardo Corazón de León, su
compa
Pero contemos su aludirla aventura de la niñez, lt.il, llevólos más allá del mar, en medio de los
su
"primera batalla de amor, ,, como en otra oca '■ .
.'| ie ■
salvajes que el hombre europeo aun no
Por esa
época hallábanse en Australia en boga glés, ¡ el acreditado comerciante de Valparaíso
los descubrimientos mediterráneos que han in don Edmundo Whito eran sus primos hermanos.
mortalizado más tarde el nombre de King i de Había vivido a la sazón Roberto Souper 23
otros ilustres viajeros. Contábanos Roberto que años i era un bellísimo mancebo que a muchos
habría dado todo su rebaño por acompañar a hacía recordar la apuesta i marcial figura de su
aquellos esforzados gastadores del desierto; poro compatriota el coronel Tupper, adalid cual él.
años de su residencia en las monótonas lomas la princesa Catincka de Jerónimo Paturot, sino
pagar su
pasaje. ministración de su valiosa hacienda de Semita,
Tenía esto lugar en 1841. (1) situada en las faldas de las cordilleras que rie
Albergaba además el joven Souper, para da; trasmontó la cordillera; asistió a las "parlasn
emprender aquel viaje, ciertos motivos de fa- de los pehuenches en sus valles andinos; se hizo
el amigo de todas aquellas tribus pastoras a
Residían entonces en Chile dos de sus deu quienes confiaba sus invernadas de ganado; vi
dos, pertenecientes a honorables familias de In sitó las pampas; oyó contar las hazañas de los
Pincheiras los sitios de
glaterra. La segunda esposa de don Ricardo en sus mas
desesperadas
Prlce, respetabilísimo i opulento capitalista ¡n- proezas, í por último, rodeado de compadres.
sus
ásperos farellones de los Andes escucharon a la pacientes; i como hiciese la operación gratis, sa
cana
que embelesaba las horas del cautivo capi cinos más influyentes de aquella provincia, don
tán Smith.... Juan Antonio Pando, fué una de las víctimas
Por otra
parte, Souper se
granjeó entre la aliviadas por los férreos dedos de aquel singular
jente más civilizada de aquellos parajes una re
putación harto singular, a la que daban razón
extraordinaria novedad había cundido de tal ñora Manuela Guzmán i Cruz, hija de Talca,
manera entre los guasos de Semita, que los ni Volvió Roberto con este motivo a sus faenas
ños se subían a los árboles o saltaban las cercas favoritas de campo, i en los llanos de Pelarco,
cuando lo divisaban. Ocurrió también que vivía en un pequeño fundo de su esposa, trasquiló
en la montaña una
mujer sumamente
gorda, i otra vez ovejas como en Australia,
como se asustase esta infeliz con la noticia «del No duró, sin embargo, el idilio largos años,
en
tiempo de manzanas, pues éstas abundan sil primer encarcelado. Redújolo a prisión en Tal
vestres en aquella latitud. ca, por órdenes perentorias de Santiago, el in
La pobre mujer se mantuvo quieta, pero ape
tendente Cruzat, apenas estalló la revolución
nas comenzó a
pintar la fruta en los árboles, del jeneral Cruz en
Concepción; pero al llegar
volver más cerril gua a Molina el reo de estado, o más propiamente
desapareció para no a su
por los pueblos de la provincia del Maule curiosa! al frente de él peleó en Loncomilla a las
viajar
órdenes del jeneral Baquedano padre, como
llevando un
gatillo de barbero en las alforjas,
con el que sacaba muelas a destajo a todos los pelearía más tarde en Chorrillos a las órdenes del
62 EL ÁLBUM
hijo, a la sazón simple capitán en las filas ene esta animosa creencia, que en él no era
aspira
migas. La bravura de Souper en aquella terrible ción sino hecho de incansable tentativa, el privi-
batalla, verdadera pelea de perros bravos, llenó lejio de ser encerrado 1859 enen febrero de
de admiración a sus mismos adversarios; i cuan la penitenciaria de Santiago, i por una gracia
do fué llevado al hospital enemigo prisionero i especial, que era una flagrante relajación riel
cubierto de sangre, el capellán Despott, tan reglamento de la sombría casa, permitiéronle
bravo ¡ tan humano como él, salvóle la vida instalarse en nuestra propia celda. Alegró así,
aquel ameno, espontáneo, mu festivo charlador
Pasada la tormenta, hízose Souper otra vez como su cuerpo era tan largo i el recinto tan
campesino, i fué entonces cuando adquirió, como estrecho, hacíase matemáticamente indispensa
subdelegado de Pelarco, su renombre de perse ble que el carcelero dejase entreabierta la puer
guidor I de azotador de ladrones. El mismo ta... I así, con ese remedo i postigo de libertad,
su noble vida, a los malhechores del lugar; me ces, porque éramos los únicos huéspedes de la
De esa manera limpié) el subdelegado de Pe gallanes. Pero a las pocas horas de viaje, el
haciendo por sí solo lo que no habría hecho un cundado por dos o tres de sus
compañeros asal
escuadrón de policía: su solo nombre valía un tó la guarnición del buque, i lo llevó al Callao
redimidos i la guarnición
rej i miento. con sus amigos presa,
a su orden.
también que 1859 fué Roberto nombres heroicos. Quien envió a bordo del bu
Dijimos en
Souper "el primer encarcelado, „ i esto es otra que carcelero las pistolas que sirvieron para res
vez rigurosamente exacto. Tenía Souper tan catar las víctimas, fué un
jeneroso mancebo que
bien sentada su reputación de incomparable bra a la sazón era teniente de nuestra marina. Su
vura, que apenas soplaba la primera brisa de la nombre fué Manuel Thomson.
de que la libertad es un derecho, í por esto ja Lima en 1860, siempre alegre, franco, rolando
más vivir entre barrotes. Debió a en la mejor sociedad, cantando con su media
se
resignó a
DE LA GLORIA DE CHILE
lengua tonadas de Chile, bailando jentiles wal- regresó a Chile, i en la memoria de todos está
muchos, querido de todos, viejo eternamente mar furioso la barra de Constitución, llevó a na
niño, gentlcmau inglés eternamente geutlemau. do alcapitán Williams la palabra del gobierno
En su coversación, en sus modales, en su
después de la captura de la Covadouga.
apostura, en su respeto i su delicadeza extrema Roberto Souper tenía entonces 50 años, i lo
da para con la mujer, en su benevolencia los atrevieron los más dies
con
que no se a
ejecutar
inferiores, en todo su
porte exterior conocíase de tros i robustos marineros, llevólo él a cabo por
lejos que Roberto Souper era un hombre bien dar ejemplo de sublime patriotismo.
nacido. Pero en lo que se
transparentaba más
todo el temple de alma caballeresca
que en su
XXI.
era en su lealtad
magnánima. Nunca aspiró a
nada, i siguió siempre a los caídos. Cuando el Desde esa
época, Roberto Souper comenzó a
jeneral Arteaga perdió el arzón de su silla de sentirse viejo. Su salud decaía año por año.
cayó a su turno el jeneral Escala, él vino a vo busto, parecía seguro anuncio de una consun
mandante Souper dejó la penuria de los cam Chile en los últimos cuarenta años, i Roberto,
pamentos en medio de los achaques continuos acompañarlo i reproducido por sus dos gallardos
de su edad. Para Roberto Souper el sol no tuvo hijos, marchó a la campaña, i se halló en todas
nunca naciente ni tuvo ocaso. Para él, el sol partes donde había balas. Donde no las había,
brilló siempre el alto cénit del deber ¡ del allí estaba
en no
Souper; i como si el plomo hubie
ra sido su remedio específico, comenzó a revivir
Pero volvamos al proscrito de 1859, el de las balas. Todos recordarán
con
plomo
que acompañó a
Lynch en su
expedición al nor
ventud de las batallas, sólo para ofrecer a su "Don Justo Arteaga Alcm¡,irte. Ricardo Lttdier. —
D. de
heroísmo. I por esto al caer de su caballo lla Altano.—Jovino Novoa.— Enrique Mac-Ivsr.— Isidoro Errá-
zuriz.—Dosillo Erntzuriz.—M. R. Lira.—C. Walker Mar
mado característicamente por él «Pedro José,,, tines.—José Tecomal.— R. Larrain C.—Abdón CiJuentes.—
atravesado por cinco balas en los desfiladeros de A. Athndt Padin.—Joaquín Walker Marti
J. Orrego.—R.
Chorrillos, ha podido decirse de él, como de lle-..-
Miguel Luis Amundtegui- Juan D. Navarro. —
Pedro
Malasio Vergara.—R. E. Santeliees.— Gaspar Toro.—Luh
Bayardo en
Carigüano, que fué en el ejército
Jordán.- Jumi I >. -,-.-.■ /i/.-" /'./.- /,-'íí.-i
de'Chile "el caballero sin muido i sin keitío-
Su biógrafo i amigo de intimidad don [liego Baños Ara
berto Souper supo inspirar a todos los chilenos, sin cxce]>- ROBERTO SOUPER
rion de parí ido, reproducimos enseguida las firmas de los
veinticinco de todos los colores de la si 1818-1881
diputados políticos
tuación, ,|uc en el Cor. aje so de iSSi presentaron una mo
de Azúcar.
III.
En ningún concepto es más verdadero el lema la, el taller Í el libro, i a virtud de nuestra pode
de la Constitución que bajo el que dejamos se rosa unificación, ejecutada casi a vista de ojo i
ñalado:—-Delante del amor i del heroísmo de día a día, por el vapor, por el riel i por la elec
sus
hijos, la República de Chile es "una e ixdi- tricidad, la expansión i el esparcimiento de las
visiuli:.,
pasiones j ene rosas que ajltan a los pueblos, hanse
Antiguamente, en las viejas guerras de la na en todas las provincias, en todos los lugarejos
ción, existían ciertos núcleos militares tradicio humildes como en los campos feraces o incultos.
nales e
inagotables, levadura i semilla de la
jero:- la montaña de Chillan, las dos márje- tiago I el Nuble, han enviado, cada de por
— —
una
rreblanca, hijo de Copiapó; la del Maule en nacional, como su índole mejor acusada, como
Arturo Prat, hijo de Qulrihue; la del Nuble en su fuerza de propulsión más enérjica, el impulso
San Martín, en Marchant i en Martínez, tres i el ejemplo vivificantes han partido continua
jefes chillanejos; la de Valparaíso en Manuel mente del corazón hacia las extremidades.
guillos, cabo del Atacama; Combarbalá enJ. R. los Cuevas, los Olano, los Frías, los Arrieta, los
que rindieron casi juntos noble vida en la cam de batalla, pero siempre bajo la misma bandera,
paña, en
José I >oimngo Terán que acaba de mo
siempre siguiendo la misma voz de
prestijioso i
rir de sus mal cerradas heridas; Concepción e:i amado jefe lugareño, del juvenil comandante del
Rafael Zorraindo; Chillan en Belisario Zañartu: Chacabuco,
Barceló; Rengo en
Reyes Campos; el Parral en VII.
Casimiro Ibáñez, ¡ hasta la sierra de Ranqtiil en
el humilde marinero Lerzundi, sobrino de un [ lo que decimos del Chacabuco puede apli
grande de España, que pereció junto al cañón carse con justicia al Esmeralda, al
la misma
pronunciado sobre esa haz de espadas victorio mientos, cinco batallones, tres escuadrones de
sas
que el crespón del dolor encubre sin ocultar, caballería i dos brigadas de artilleros, es decir,
sobre esa avenida de tumbas abiertas delante de un
ejército dos veces más numeroso que el que
DE LA 'GLORLA DE CHILE
el jeneral Bulnes llevó a la victoria Guía i dura del mártir, fin de hacer de su úl
en
agonía a
en
Yungai. timo suspiro una bendición suprema, empapada
VIII.
un lágrimas.
santiaguina, i por el mismo principio de nimie ciudad natal, i marchóse a La Serena como ca
dades i desconfianzas oficiales, que había disper pitán del Coquimbo, por el mes de junio de
sado con un desaire la calorosa i espontánea 1S79.
agrupación de la juventud de Valparaíso en las No había tenido a la verdad el joven volun
primeras listas del batallón Portales. (1879) tario mal ojo para divisar su sendero de guerra,
Alcalde, Patricio i Luis, capitanes en ciernes del haberse escrito todavía la historia de la última
extinguido Carampangue, que desarmados por campaña, es el hecho notabilísimo de habrá- sido
un decreto, no consintieron en
entregar sus es el batallón Coquimbo, conducido por el bravo
padas i, antes al contrario, lleváronlas, el uno al Pinto Agüero, después de la caída de su bizarro
Esmeralda, en San Felipe, i el otro al Coquimbo, primer jefe, el cuerpo que, rompiendo en el cen
en La Serena. tro las vacilantes filas del enemigo, pronunció su
puerta de Lima, i el otro sólo ha sobrevivido Larraín Alcalde notoria parte de honor, porque
para traer al suelo patrio los restos queridos, como capitán de granaderos ¡lia adelante de las
prolongando con los cuidados de su amor la filas, i cuando por su ardorosa inspiración per-
EL ÁLBUM
su turno
postróle el plomo, hiriéndole traidora
XII. bala el bello rostro.
lores i volvía prestijiado por los resplandores de desdichado joven concentró sus últimas enerjías
temprana gloria. en las santas emociones de la familia i de la re-
Fué durante el invierno último un verdadero üjión, de que fuera ferviente adicto.
favorito de la capital aquel mancebo, que apenas . Para engañar a su santa madre en su lenta
comenzaba la vida i que se había hecho en un agonía, como había pretendido engañarse a si
¡
año de campaña i sin másallegadizo influjo que propio con la Inminencia de su incurable daño,
su brío i su conducta, tercer
jefe de uno de los escribióla desde el hospital de sangre de Cho
rejlmientos más populares del ejército. I si es rrillos, cartas risueñas que le entreabrían hori
lícito delante de tumba tan juvenil traicionar las zontes de ventura a la vuelta de la patria, de la
indomable a
cumplir su ruda consigna entre sol luz querida, i estrechar en la última convulsión
dados. Sus adloses fueron llenos de tristes pre- de estoico i cristiano sufrimiento la mano vene
sajios, que acrecentaron su mérito, porque no rada de los que le dieron el ser.
fueron parte a detenerlo, ¡La paz de la gloria i los cánticos de los an
jeles que lloran sobre la tumba de la juventud,
XIV. sean
por esto con su sombra i custodien para
EL TENIENTE CORONEL
II.
te natural apag; helado breve vida, es que Ricardo Santa Cruz lo debía
;
m¡ luz de las todo sí mismo.
'"hálito la tenue cunas a
Por esto en cada uno de los grandes combates paredes de casa grande, con portada de piedra,
de demasía i ancho zaguán i encopetado mojinete, semejante
esta guerra carn en
prolon-
hasta lo inve al peinado de los oidores, jente de «copete.
por la
—
gada ,
pequenez de u
Cruz, adalid de 33 años, que, como don Ra aquel grande de España, usaba el de que mu
món Freiré en Maipo, mandaba en tan tem chas familias (que no lo trajeran consigo) gastan
prana edad uno de nuestros más aguerridos hoi, alargando con la borra de la tinta sus firmas
Tejimientos.
EL ÁLBUM
Don Juan Ignacio de Santa Cruz fué primer sidente, en los toros, en los lutos reales, en todas
alcalde de 1737, i desde esa época las ocasiones de ostenta de la colonia durante el
Santiago en
casa de los Santa Cruz era la que hace esquina inmaculado amigo que hoi lloramos. Su virtuosa
a la calle del Puente, donde hoi, en lugar de madre, la señora Mercedes Vargas, residente
crecer la riqueza de sus fastuosos habitadores. mache. Su esposo, don Joaquín Santa Cruz, fa
porque la primera bandeja que había de entrar lleció dejando al mayor de sus
hijos en
aquella
a la alcoba del recién llegado capitán jeneral, edad en
que no hai todavía devoluciones, sino
Por otra parte, como todas las fiestas reates Cartajena, ubicada en el departamento de Meli
teníanlugar para los grandes en el palacio i para pilla, como había nacido en esa tierra de almas
el pueblo en la plaza, i fué antigua costumbre ce fuertes ¡ pechos arrogantes el jeneral Aldunate
lebrarlas pidiendo prestada su vajilla a los veci en 1796, Rafael I Emilio Sotomayor en 1S22 i
nos, los Santa Cruz malgastaron por arrobas su 1826, Ignacio i Ramón Serrano en 1850-1851,
plata labrada, porque ésta no tenia réditos como
Policarpo "foro algo más tarde, i casi junto con
la que asoleaban en cueros, quedando en éstos el comandante de Zapadores su primo Rafael
los que la pedían... Vargas, este centauro chileno, que recuerda ala
En casi todas las fiestas de recepción de pre vez a Bucras i a Manuel Jordán, i que por la
DE LA GLORIA DE CHILE
sangre i el valor es primo del bravo que al heroicos, como lo tuviéramos un día para resu
frente de su hueste sucumbió trepando la loma citarlos en nuestras calles, nosotros refundiría
de Tacna. Uno i si de los el casi extinguido 2."
otro son Vargas, no mos en un solo Tejimiento
Vargas Machuca, de los Vargas de Melipilla de línea i el totalmente extinguido Atacama, i
que tanto para machucar valen... Pusieron por juntos ambos les bautizaríamos en la pila de las
VIL
IX.
A la edad de trece años (febrero 27 de 1861)
i cuando rejentaba la Academia Militar las Ricardo Santa Cruz cubrió
con con su
cuerpo la
leyes de Esparta en la mano el njido ¡ pundo guarnición de Caldera durante la guerra con
noroso jeneral Aldunate, su deudo i su maestro, España, marchó a pie por el desierto a embar
Ricardo Santa Cruz fué colocado en
aquel esta carse en Chañaral a bordo de las corbetas pe
blecimiento por su celosa madre. Su hermano ruanas
(que no
llegaron); I en
seguida sirvió las
José María, teniente hoi del Blanco, entraría diversas guarniciones i campañas de Arauco du
en su lugar vacío, solo seis años más tarde (5 rante la ocupación de este territorio, principal
de enero de 1866). mente en 1868-Ó9, sirviendo bajo las órdenes
deljeneral Pinto i del coronel González.
VIII. Por
excepción estuvo algunos años empleado
como
profesor i ayudante en la Academia Mili
Ricardo Santa Cruz hizo, si no con brillo, con tar, i en esa
época unió su vida a la virtuosa
solidez (pues ésta era la tendencia más marcada joven que hoi le llora estrechando en su
regazo
de su
índole) sus estudios profesionales; i a la tres retoños de su alma. La viuda del coman
talidad, borrándose su nombre, sus filas, su ban de la Academia en calidad de subteniente del 2.c
dera, todo, excepto su
gloria, por el plomo de de línea el 1." de enero de 1865, era teniente en
queda entonces sino el resplandor de su ancha Pasó en seguida, señalado por sus talentos, a
a poco la Araucanía i sus selvas, Ricardo Santa tra todo un ejército. Ricardo Santa Cruz alen
Cruz fué nombrado a la edad de 29 años segun taba a los suyos corriendo a caballo de una
anticuada fila unida. Para esto unióse con Do I en vista de aquel cargo, el comandante de
mingo Toro el bizarro comandante, formando Zapadores, a su vez, hizo dos cosas: su defensa
Zapadores han sido lo que el Portales i el Val en el próximo combate lo mismo que había he
jefe que pusiera pie en tierra peruana, saludado pero hidalgoVelázquez, jefe de la Arti
coronel
por un diluvio de balas que respetaron su alta llería, el comandante de los Zapadores habían
1
A
DE LA GL01 A DE CHILE 73
Tarapacá. XVI.
Enorgullecémonos en
poseer una de las últi
mas manifestaciones del noble jefe de este cuer Ricardo Santa Cruz, hombre dulce, como lo
lleros habíase realizado la operación más difícil esposas, para saber el paradero de dos de aque
de la campaña, i la que, después del indomable llos infelices, decíanos la casi
en carta
postuma
valor de ejército, ha dado la victo que de él acabamos de citar,
nuestro nos estas
palabras de
ria: —
la subida de la artillería de campaña de los tierna solicitud: «El soldado José Daza pertene
médanos de Ite la pampa de Buena Vista. al Tejimiento. En
a ce cuanto a
Agustín Toro, este
11 Hoi concluimos de subir con mi Tejimiento, buen soldado llegó mui enfermo de su cautive
—
nos escribía en la fecha citada el comandante rio I murió en lio a los pocos días de su arribo.
Santa Cruz,—la artillería de campaña la A deudos les puede hacer saber que
a cima sus se
deja
(300 metros), habiendo ensayado por la primera varios sueldos, i que haciendo la correspondien
vez en Chile el sistema de aparejos de a bordo. te solicitud no hai inconveniente para entregár
Dura ha sido la tarea para mis pobres soldados, selos.,,
que a fuerza de brazos han vencido una dificul I así fué hecho.
tad insuperable, que nos ahorra caballos para el
XVII.
próximo combate de esta arma poderosa. 1,
buena sino una alma delicada. Era artista. Ha nueva victoria en pocos días más. i,
propias manos el menaje de su alcoba con las sagua i Tarapacá quien firmaría el boletín de
maderas de los bosques del Sur, fuertes como esa victoria... Puesto a la cabeza de su
Tejimien
su brazo, i en horas
perdidas tocaba armoniosa to
desplegado en orden disperso a la extrema
mente la flauta, como Ney en su calabozo antes derecha de los aliados en la colína fortificada
de morir... Un día que golpeamos a su humilde que se llamó el Campo de la Alianza, una bala
habitación, divisamos dos cunas de forma espe- de rifle, anticipándose casi al combate de fila a
EL ÁLBUM
fila, vino a
penetrarle el
bajo vientre, atravesán Por esto el nombre
glorioso de Ricardo Santa
dole en todos sus
pliegues una manta, que a Cruz habrá de figurar con brillo, después de la
guisa de antiguo «huasoí, chileno llevaba atada prueba del fuego en la larga lista de los que
cumplieron con el juramento de sus grandes al
Sin descender del caballo fué conducido el mas, siendo los primeros en la pelea, los prime
desdichado joven por el cirujano de su cuerpo a ros en el sacrificio.
retaguardia donde recibió la primera curación; i ¡Que la paz sea en él i sea en ellos! Que la
al día lleno de serenidad, de satisfac
siguiente, gratitud pública se arrodille en sus lares, i allí
ción i casi de por haber
orgullo cumplido su
bendiga en el desierto tálamo a la viuda, en la
deber desmintiendo la inocente cuna a los hijos, i en la tumba fría con
con su muerte
sospecha,
espiró los brazos de Do
inseparable amigo sagre sus manes i sus glorias.
en su
=
hasta hoi con el Perú í con bandera al enemigo.
Bolivia, que sin figura de ornamentación retórica A uno i otro de estos dos nobilísimos obreros
podría afirmarse que sus alambres eléctricos han debemos señalado tributo en esta compilación
formado parte del organismo del corazón del del heroísmo, i ya que en otras ocasiones hemos
pueblo chileno, suspendido a sus son dado a conocer al primero, cabe al último su
de ¡da. El país
palpitaciones como a un centro v
grafo no há mucho nos ha anunciado la muerte i nada, cuando n ño, le complacía más gratamen-
en combate, dentro de la quebrada de Matucana, pada de hermano, que ha-
su
del telegrafista Paiva, i para citar nombres ver bía comenzado si noble aprendizaje, como Lagos
daderamente heroicos en las lilas de esos com i como Marchant, er scuela de Cabos, o
más tarde por afición un tirador eximio de pisto por capacidad ¡ dedicación al servicio. El ca
su
la, i toda naturaleza esforzada i pitán Vivar,sin agravio de nadie, era el alma del
en su
alegre, va
mos sucesivamente nombrado auxiliar de la ofi "Si, como se dice—escribía el capitán del Col-
cina de San Carlos el 23 de enero de 1871, de chagua en consecuencia de esto a sus dos her
la de Cauquenes, cerca de un año más tarde (oc manas, de quienes era único sostén, —
Bartolo ha
tubre 3), i por último, segundo empleado i suce caído heroicamente, esto lo enaltece sobrema
sivamente jefe de la de sti ciudad natal, el 21 de nera, dando a conocer así que por sus venas co
var, por su
jefe i sus camaradas, el puesto de ca su
compañía al pueblo de Tarapacá, a fin de
pitán, que el favorecido aceptó en el acto con pa guarnecer aquel punto estratéjico, i con este mo
triótico orgullo. Tenía esto lugar a medí, idos de tivo volvía a escribir el 16 de enero de 1880, re
ditada su
reputación como oficial sobresalí ;.;■
que se encuentre armado, para cuya operación
DE LA GLORLA DE CHILE 77
balazos.,, IX.
I sin embargo de estas arrebatadoras palabras,
el joven soldado no era ni fanfarrón i menos era Andan de continuo brazo a brazo en los cam
VIII. x.
dorada.— antemano.,,
nombres en una
tarjeta de plata
decía hermana I cuando un mes más tarde tocábale alistarse
« Habría sido mui feliz, —
a su mas
en Iquique, —
el día de ayer, pero tuve un recuer
do mui triste que no me dejaba tranquilo un ins iubteniente del Colchagua don Pedro Nolasco Contreras.
asesinado por casualidad i por un soldado ebrio en el cuartel
tante. Me venia a la memoria el cómo había pa
de Iquique. Era aquel su amigo de corazón, i cuando anun
sado ese mismo día el año pasado. ¿Te acuerdas? ciaba a sus hermanas golpe tan doloroso, decíales el 24 de
freganda! ! ! XII.
"Se dice que habrá jarana. Rica cosa; que asi
Llevó el
joven capitán del Colchagua un
"¡Oh! Al cabo, hermanas mías, se me van a diario prolijo de sus operaciones en aquélla
cumplir mis deseos! He soñado encontrarme en correría, i en todas sus aceleradas pajinas, es
medio de una
gran batalla i que ya me había critas al lápiz, no
aparece vivo i palpitante, sino
convertido en un león. —
Pedro Antonio.» un deseo: el de pelear, el de marchar a Lima i
I contando esa misma batalla, tan imajinaria rescatar así la triste tarea de aquéllos estériles
como su
vengativa crueldad, en esa misma carta incendios a la luz de cuyas llamas escribía. De
"... Mataba i mataba sin cesar, 1 en medio de que debería ir directamente al encuentro de los
los
enemigos. Era el alma de mi inolvidable los adentros de su alma honrada, i, seguro de la
amigo Pedro Nolasco que clamaba venganza! victoria, daba expansión a sus votos en estos je-
■'¡Cómo gozaba matando a los que indirecta nerosos términos el 13 de noviembre de 1880,
mente fueron causa de su muerte! Nuestro her desde a bordo del Rata; —
"Ya me tienen nue
mano murió, pero murió como valiente probado vamente embarcado para partir mañana domingo
i esto basta. con rumbo al norte. Ya se va a definir la gran
"Mi amigo, nó; murió sin alcanzar a darse a cuestión i nuestro mayor deseo: la toma de Lima.
conocer i esto me desespera. " La primera división, compuesta de 9,500
"Desperté, i... ¡qué rabia! Ningún cholo hombres, está va casi toda embarcada i será la
XI.
xm.
no
lleguen las otras dos divisiones. Según los Ya desde la cubierta del trasporte Carlos Ro
datos que han adquirido, la refriega en Lima berto había
se
anticipado al desembarcaren Cura-
será bastante seria i promete ser
espléndida. yaco el capitán Vivar estos mismos votos, ex
Esto es lo único que nos da ánimo para sopor clamando con la festiva
alegría propia del solda
tar
resignados los inmensos descuidos de los do, el 24 de diciembre:
—
«Todos estamos resuel
señores directores de la ¡Paciencia i tos a morir o vencer.
Rueguen ustedes al diablo
guerra.
aguantar por la doble! \\ para que vuelva o me quede, según convenga
I en
seguida, volviendo su
pluma, como si que suceda, n
hubiese sido su
espada, del ataque a fondo a los Vivar, como la gran mayoría de sus
compa
directores de la guerra a los fáciles críticos de ñeros de armas, no era talvez libre pensador,
las operaciones de ésta, agregaba; pero era fatalista, esta segunda relijión del solda
"Quisiera traer por acá, por solo quince días, do chileno después de la del escapulario.
a esa infinidad de siúticos habladores que tanto
sus
promesas, cúbrese de gloria en las alturas de
el último adiós del presentimiento, dirljiéndoles gre de mi hermano en Tarapacá. „ I parece que
esta tierna ¡ ufana carta:
con esta ¡dea se cegó, puesto que al recibir de su
de Lurín, enero II de 1SS1. jefe la orden de avanzar con su cuerpo sobre las
"Campamento
trincheras enemigas, se le vio trepar por los cerros
tima hora, pero al acometer con desmedido brío cubriéndose de gloria. ¡Qué mejor manera de
los postreros parapetos que guardaban a Lima i llegar a lo desconocido!...,,
el iba de
XVIII.
frente en acto en que a apoderarse un
compañeros de armas en un documento inédito. sus mayores, son dignos de no vivir en el olvido.
-
tomó una
pequeña banderola í principió a ba Fué una alma buena, alojada en
pecho jenero-
tirla, diciendo a sus soldados que pronto la ve so, i fué también sombra protectora acariciada i
que veían flamear. A la vez, Krtig da la orden dolor entristece. Como hermano fué un
padre,
de avanzar I a la carga, lo que fué obra de un como soldado fué un héroe verdadero, i como
pero ¡qué horror! al saltar éstos, quedaba el piso " Como empleado, —
dice a este
propósito quien
cubierto de heridos i muertos, i entre ellos el tuvo de cerca i de sobra razón para conocerlo, —■
valiente Vivar, que recibió una bala en la cabe fué siempre el tipo del hombre honorable i pun
za, i heridos los valientes oficiales del Talca, donoroso en el cumplimiento de sus deberes.
Concha, Fernández i otros. Como hombre privarlo fué el modelo del herma
"
Pronto concluyó la batalla "i el subteniente La- no afectuoso para con su familia, a quien soste
ra
pudo arrastrar el cuerpo de Vivar a una
tapia nía, i que después de su fallecimiento ha queda
en donde lo tapó con
algo para después recojer do enlaindijencia.,,
los queridos restos del compañero, u
XIX.
xvn.
De todas suertes fué el capitán Vivar, digno
Los que se hallaron cerca del capitán Vivar hermano del jefe inmolado en
Tarapacá, uno de
cupado en la primera hora del combate, i sólo de la constancia jenerosa en el servicio i del de
d¡ó alas a su alma guerrera e
intrépida cuando sinterés verdaderamente sublime en todos los
no la bandera del reto. Ya lo hemos dicho, Vivar, anteriores guerras ha puesto en evidencia la no
estas palabras que llevaban consigo el sello de culto, como un ejemplo acreedor a perdurable
su destino; alabanza, el nombre del humilde capitán chileno
"La idea de que en el combate se puede morir, que en su esfera llevó el nombre del Cid i supo
a nadie preocupa. Todos nos creemos invulne llevarlo.
DE LA GLORIA i
EL CAPITÁN
tranjeros i sus
hijos forman casi siempre en la
de entrañas i al de adopción.
:ooperación que de la san hijo sus
hijo su
gre, el honor i el
heroísmo de todas las razas que
habían nacido de padres peninsulares i vivido per, pobre viejo querido, que, estamos seguros de
la enseñanza de la colonia, como Bo ello, sostuvo bajo el peso de los años i de las
bajo ríjlda
balas la eterna juventud i la eterna alegría de
lívar i San Martín.
del Nuevo Mundo fué en su amor a las batallas i a la defensa de todo lo
La independencia
decir, que la humanidad tiene de
santo i jeneroso.
las dos Américas la obra de los criollos, es
de vanguardia como
Souper, herido en Tacna, i la sangre de Gustavo Adolfo i de Carlos XII.
tauban, a
Dardignac, el de La Verde; a
Julüan Tacna i el heroico Víctor Aquiles BianchI, nieto
que murió adolescente todavía, hijo de nobilí de escandinavo, pertenece el noble i desgraciado
simo industrial i servidor antiguo de Chile; a mancebo cuyo nombre ponemos al frente de
Vemos hgurar también en la guerra nombres \ Moltke, era hijo de un conde dinamarqués, que
del hemisferio norte de la América, como La- conserva todavía su honrada pobreza, pobreza
than, Cotton, Harris, Tullivan I Carson; de la de patriota, su título de alcurnia i el respeto que
vieja estirpe de Jermania, como los dos Stuven, le rodeara días de mayor
en
prosperidad.
los dos Nordenílicht, Reytes, del Colchagua, i : El conde Federico von Moltke, que aun vive
von Keller, de la Artillería de Velázquez, sin i pertenece a la misma familia del gran estraté-
que falte a la nomenclatura algún sólido tipo de jico del siglo, era, como éste, natural del gran
la Iberia montañesa, como
Abínagoitia, soldado ducado danés de Holstein, que la Prusia recla
Singular acaso! los últimos oficiales sacrifica la fidelidad que conservó rei
a su
lejítimo, cayó
dos en la tierra del Perú son dos capitanes de
nombre extranjero pero chilenos de cora/ón. el Fué el conde dinamarqués presidente (pre
ayudante Boltz i el bravo dell Orto del
capitán fecto) de una de las provincias de Holstein, la
Concepción. Más todavía. El último que logró provincia de Plou, cuando la Prusia desmembró
escapar de bárbaro enemigo fué un brillante este Estado, después de prolongada i sangrienta
servidores de Chile en las campañas de los tró libre de Lubeck, donde hoi día habita con una
Algunos años antes de estos sucesos había de Infantería, que cargado a la bayoneta por la
nacido en el seno de comparativa opulencia el división de infantería que mandaba el jeneral
joven soldado que en la.s faldas del Mono Solar l 1 ■
■
\ i por la , aballen',! de la guardia imperial,
selló con su sangre su alianza a Chile. fué reducido de tres mil hombres de que se com-
nesa de Lauemburgo el 13 de agosto de 1851, El joven Moltke cayó también en las filas de
de suerte que ha muerto apenas en la vecindad su
cuerpo, junto a su
jefe el coronel von Sho-
de los 30 años. ning, que allí fué muerto,
con su hermano mayor Carlos von Moltke en el tallas de Chile debería brillar con su
opaco í casi
acantonado a la sazón en Altona, ciudad sepa Pero, por una parte, el tedio de la vida de
rada de la de Hamburgo por una
simple reja de guarnición, la modicidad extrema de los sueldos
jardín, antes de la anexión de los ducados, i cierta irregularidad de cuartel, que en Chile
habría sido cuestión de un arresto de veinticua
víspera de una
gran guerra europea, i en conse un año su
primojénlto, i que junto con él había
cuencia, dieziocho meses más tarde hacía su sirio soldado, echó una mirada al vasto atlas del
estreno en la terrible batalla de Mars-la-Tour, mundo; i después de haberse informado de las
inhábil Razaine a su cabeza hacia Verdun I hacia barcarse para esta tierra hospitalaria que hoi la
París. En esta horrible batalla, que fué una car- muerte ha hecho suya,
EL ÁLBUM
Los los hermanos Moltke llegaron a Valpa cuando el país no se había acostumbrado todavía
al horror de las matanzas, hizo triste
raíso en
agosto de 187o, por la vía del cabo de impresión
Hornos en el Adolphus, i
luego encontraron en los ánimos. Examinaba un
grupo de oficiales
modesta pero honrosa ocupación en la Refinería derto revólver que decían había pertenecido a
de Azúcar de Viña del Mar, que rejenta un un jeneral peruano, cuando de repente estalló el
hombre que ha conocido los vaivenes de la vida arma traidora i la bala fué a traspasar de banda
i no ha sentido, en la altura, desvanecida su ca a banda el hígado del joven voluntario,
beza ni su corazón. Don Julio Berstein recibió a
Creyóse por todos que la herida era de nece
los dos emigrados daneses con la misma cordia sidad mortal. Pero conducido a Valparaíso i
r ■■.¡'■' ! , i'l mismo en el hogar chileno como em Schroeder, su robustez natural i el talento del
la campaña.
Otto von Moltke residió tres años en la pin combate de Angamos, como jefe de la guarni
toresca aldea en
que consagramos estas líneas a ción militar del . 1 mozonas. Era, por consiguien
su modesta memoria, I se hizo amar
por todos te, uno de los participantes legales del precio de
los que le conocieron i trataron. Era tan arro
captura del Huáscar, única herencia suya ¡ de
gante de porte como sencillo i suave en sus los suyos.
independizado de su
penosa i diarla tarea en
XII.
tre los filtros, cultivaba sus relaciones sociales
con la jentil afabilidad de un hombre altamente Von Moltke combatió en
Tarapacá en la
nacido. Su gran pasión, pasión alemana, era el compañía del bravo capitán Alamos, i en Tacna
baile. en su
rejimiento, bajo las órdenes del bizarro
guerra, i cuando sintióse en los tranquilos ámbi la línea de batalla. Esos tres cuerpos formaban
tos de Chile el primer clarín de Calama, solicitó la tercera división.
licencia de su patrón, que le reservó su empleo, Probablemente fué en esa ocasión cuando tu
i obtuvo del excelente coronel F.ekers (otro mes vo motivos personales, i como testigo presencial
tizo) un
puesto de subteniente en el batallón de el coronel Domingo Toro Herrera, el más en
Artillería de Marina, en
que aquel malogrado tusiasta de los valientes voluntarios de esta gue
;■■!■■■ i a. : ió las operaciones de la guerra, ocupando rra, de conocer el mérito militar del joven Molt
todos los puertos del litoral boliviano. ke, porque lo solicitó para su
cuerpo i lo nombró
DE LA GLORLA DE CHILE Sj
su
propio ayudante con el grado de capitán del nos hallamos en las inmediaciones de Lima, la
Chacabuco. gran batalla decisiva tendrá lugar en los próxi
mos días. Si muero, lo avisarás a nuestro queri
XIII. do padre del modo que le sea lo menos doloroso
Otto von Moltke tenía fe en su estrella, i des mayoría del rejimiento Chacabuco. Al mismo
de Pisco escribía a su hermano el 1 1 de diciem tiempo no olvides que te dejo mi parte que me
bre, que confiaba todavía en su buena fortuna. corresponde de la toma del ///¡asear, como que
No se acordaba, al parecer, de Mars-la-Tour ni todo lo que dejo será tuyo. Espero que después
de la batalla
del Toco. "Aun puedo calcular, —le dice, el podré darte buenas noticias. ¡Sa
—
no
tro, aunque se
presume que Piérola ha de bus Otto de Moltke. n
talla decisiva, aunque actualmente nos hallamos Otto von Moltke mandaba en la gran batalla
de que éste no
podrá tener sino el mismo resul vía detalles ciertos sobre su fin. Según unos,
tado de los anteriores. De todos modos, la parte cayó como el bravo Augusto Xordenflicht (otro
más difícil de nuestra misión aun
queda por re-
escandinavo) al pié de una trinchera, siendo su
revuelto el Chacabuco),
porque apenas hubo echado ancla (que peleó
su carrera, su con von
echar ancla en esta bahía; el resto del ejército adelante de las filas, resistiendo con un
puñado
se encuentra en Lurín, punto que, según se de bravos el embate de un batallón enemigo
ya
calcula, será atacado por los peruanos. Como ya momentáneamente victorioso; i como testimonio
S6 EL A
cortaduras de los yataganes. Sus villanos inmo luz de las antorchas con
acompañamiento de las
ladores llegaron hasta la profanación indijena i altas autoridades de la ciudad, i de todos los que
semi-bárbara cortándole las orejas i la nariz, saben honrar la memoria de los buenos.
Su anciano padre recibió de esta manera bál
XVII. dolor, i la
samo apropiado a su su
respuesta a
Muerto así tan bravo i juvenil soldado, de carta de pésame que le llegara en su
apartado
mandó la prensa que, en
desagravio, su noble hogar a nombre de la nación chilena, será dura
eltjie mutilada fuese trasladada a Chile i se le tri ble testimonio de que la gratitud suele latir mis
butaran los honores debidos a los héroes, a viva i jenerosa lejos de Chile, pero en nombre
expensas de la nación en
cuya pro i defensa su- de Chile i por su
gloria.
caml.iiera.
DON JOSÉ JOAQUÍN FLORES
(Capitán de Artillería;
DE LA GLORIA DE CHLLE 87
EL CAPITÁN
UAN ínclitas vidas cuesta a Chile dis del festín, no se descubre sino la engañosa
la guerra que aún no acaba! pompa de las alegrías populares. Mas, levantad
\s$td:Jé$¡ ¡Cuánta noble juventud inmolada los velos de tul negro que ocultan los rostros,
'^for* en sus dinteles! ¡Cuántas esperanzas golpead los pechos lacerados, interrogad las
segadas en flor en todos los senderos del porve almas mudas de los que vieron partir a los que
nir i la esperanza! ¡Cuánto dolor i cuan ancho río ya no volverán, i entonces los que querían hacer
de lágrimas corre hoi silencioso, dentro de los de las campañas militares la ocupación perenne
nos, en las memorias benditas del alma que el dad que requiere en el corazón del hombre, el
plomo ha desfigurado, pero que la gloria i el ejercicio de lo que se ha llamado científicamente
Tacna, i el triple de ese número fué derribado faena, que en breve enterará un lustro, la dolo-
al pié del triple muro de Lima. I allí, entre ellos, rosa tarea de la última misericordia con los
la familia chilena, de la cual eran todos padres, muertos, habrá de creérsenos cuando decimos
hijos i esposos, está como madre atlijída. en que despojada la guerra de su manto de orope
vuelta en su túnica de crespón, contemplando les, solo queda de ella, en el fondo del crisol que
con
ojos enjutos el eterno desfile de los que guarda las más santas afecciones de la vida, un
moria, por un
hijo que ayer viera partir gozoso, V.
rebosando en todos los atributos juveniles de la
existencia, ¡ que un año en
pos trajéranle dentro Recomendado, en efecto, por esos relumbro
de féretro de tablas labradas el campo de títulos el joven peninsular, que venía camino
un en nes
a Chile de España un noble caballero asturiano, de piedra que lleva todavía en su color rojo la
natural de Grado, el puerto de las montanas de sangre de la conquista, celebróse el santo matri
Pelayo, en
que Carlos V desembarcara después monio de la señora Josefa Toro con el alojado
de un
naufrajio, para ir a llorar en Yus te las de Asturias, bendiciendo las bodas el ilustre
pompas i las vanaglorias de su vida. Llamábase obispo Alday en la noche del 26 de junio de
el huésped de la capital don Pedro Flores i Cíen- 1779. El correjidor de Paucartambo era señor
fuegos, gallardo joven de treinta años, que venía de "casa i solar conocido, de armas
pintar i de
provisto por el rei de correjldor de «los Andes I poner i quitar." ¿Podía apetecer más un conde
de Paucartambo", rica encomienda de la provin
cia del Cuzco en el Perú.
I labia debido tan insigne honor I tan notorio VI.
i codiciado negocio edad temprana el
en
joven
asturiano a las influencias de su familia, pues por De esas bodas i de esas bendiciones nació un
su estirpe materna formaban su alcurniados car hijo único, don Antonio Flores, que fué padre
denales españoles junto con un tío, obispo de de la dignísima señora doña Tránsito Flores,
Popayán. I con
semejantes pilares era fácil esposa delantepenúltimo presidente de Chile.—
levantar de prisa los arcos de la fortuna. "Todo Alguien dijo por esto que el itinerario de los
el mundo presidentes de Chile de iStoa 1870 había sido
es
Popayán.,,
(i) "tai cuanto .1 los que entro» c» la Inclín, M;,rtí,rc/,
Yavar, Marchan t. .. i csL- cnlitillo apilan Roces, de la Arti
¡
Á
DE LA GLORLA DE CHILE
El correjidor de Paucartambo, provincia del las Indias, innumerables destinos, i entre otros,
Cuzco, fué uno de los primeros que, como mozo, el de miembro del Tribunal de Minería de San
corrió con brío a las armas, i es fama que en el tiago, lo que dio lugar a un lance notable de
jena, asaltándolo una noche en la quebrada de Cuzco o en La Paz; pero un día presentóse a
nieto suyo quien disparara sobre las trincheras piedra, hasta hace pocos años, en el frontis de
por la polilla, del cual sacamos estas reminiscen las borlas cardenalicias, la fuerte almena a
que
cias, i en su carátula, que parece una
anticipa debían su nombre, el castillo de la "Torre de
ción de léese Bavia de Flores,,, de Grado, Asturias.
épocas i de locuras, con burda letra cerca en
de escribano este letrero: "Servicios hechos en I aquí no será tomada en parte de minuciosi
Paucartambo por su
gobernador don Pedro Flo dad de anticuario recordar el hecho, señalado ya
res
Cienfuegos en las épocas ocurrid:,. t:< 10- por otros, de que el valeroso mancebo cuya pro
tivo de la sublevación hecha por el insurjente pia vida, fugaz pero brillante, narramos en la
campo en
que rindió al deber su noble vida:
Mira-flores.
VIII.
IX.
Veinte años más tarde, promovido por el rei
a coronel de ejército, regresó el caballero astu De su
segundo matrimonio alcanzó a tener el
riano a Chile, i era a la sazón (1802) sujeto de vencedor de Tupac Amaro, entre otros mozos
go EL A
que se tragó la vorájinc de la revolución, a alguno por la mitra. I por lo que se notó más
don Pedro Antonio Flores, nacido donde hoi tarde de su carácter modesto, pero siempre con
el capitán de Miraflores, don José Joaquín Flo ejercicio en su persona el santo consejo del
res i Zamudio. Su digna madre, joven todavía, i Evanjclio:— «Cuando os den un golpe en la
en
cuyo rostro los años no han borrado, por lo mejilla, poned la otra al que os ha pegado." El
mismo, los tintes de una dulce e
intelijente be capitán Flores, hijo i nieto de dos Pedros, gus
la señora doña taba más del dilema del apóstol cortador de ore
lleza, es
Fulojia Zamudio.
Uno de los hermanos de don Pedro vive jas:— "¡Quien a cuchillo mata, a cuchillo muere!.
terrible invento que los atácamenos han llevado el hijo de los volcanes su afición a cosas de jeo-
hoi tierra. grafía, de matemáticas i de guerra, porque recor
a su
adoptiva
Puede afirmarse, sin hacer ostentación de re
taba , 1111
exqui ,¡ta pai :■ n, ía i< 'da ■■ la ■■
fig ira-, de
el Flores es hijo lejítimo de los Andes, sobre los reyes i sobre el as de oros, convertido
capitán
porque nació entre sus
agrestes gargantas, vi
i en blanco, con cañones de bronce que encargaba
niendo al mundo el selvático de a la ciudad,
en
cajón Maipo,
i heredad de el 6 de Notando su severo
padre esta
disposición de
en una su
padre, julio de
■ 852. espíritu, le colocó, cuando tenía 14 años, en la
Academia Militar (24 de febrero de i86ó)en
X. calidad de pensionista, i allí, como en el ¡njenlo
de la cordillera, descolló en breve por sus más
Pareció resentirse la índole moral de aquel acentuadas aficiones naturales. —
El cadete Flo
niño, hijo de las montañas, de su sombrío as res obtuvo todos el
en sus cursos
premios en
pecto físico, porque dio muestras en sus más rami) de n ítem ¡ticas, i espet ..é i- ;:■ , los de
tiernos años de enojosa melancolía, habiéndole dibujo lineal i de paisaje,
indignado hasta la ira i el arrebato, contando Como Giotto la de Florencia
en
campiña
apenas cuatro años, la blanda palmada de la habíase revelado pintor copiando en los dáñeos
confirmación cristiana que impusiera en sus me lisos de las las así el
rocas
ovejas que pacían, ca
á
DE LA GI.OI IA DE CHILE
9f_
El magnífico plano de la batalla de Tacna, el foro los muros de ladrillo del Cuartel de Arti
mejor, por no decir el único que haya sido tra llería, que albergaban sólo el deber i el honor
bajado hasta hoi, conforme a todas las minucio en su recinto, i todo lo que quedó del brillante
sidades del arte topográfico, fué obra del capitán Tejimiento de esa arma fueron los cañones i el
Flores. rastrillo... Los artilleros fueron dispersados a
Después de cuatro años de rigorosa enseñan todo, siguió en el camino del descenso a sus
za militar, bajo el njido coronel puentes, el ca queridos compañeros, a Novoa, a Frías, a Salvo,
dete Flores pasó a la Artillería, como alférez, a
Montoya, a Roberto Wood, especialmente a
su
vijilante i afectuosa madre. esa
época del encono de la Moneda... Por esto
Tenía José Joaquín Flores 19 años cuando el noble adalid ha devuelto al subalterno su
je-
comenzó su duro aprendizaje práctico entre sol nerosa fidelidad trayóndolo en sus brazos, reco-
dados, montajes i caballos; i como fuera de as jido exánime al pié de la cureña, hasta la fosa de
pecto frájil i 110 tuviera todavía barbas, los viejos su último descanso. --"¡Adiós caro, bueno i leal
i ladinos artilleros de las fronteras quisieron ve amigo! ¡Adiós, hijo querido de mi alma! ¡Espero
nírsele al cuerpo porque le veían sin ellas. Pero, que la historia de mi país sabrá hacerte justicia
a espada hizo su oficio, i unos
falta de éstas, la para ejemplo de tus compañeros de armas i para
las baterías de Angol ¡ Collipulli que "el alférez ¿Cuándo oyéronse a las orillas de una tumba
Floresn no era de cascara de flores... más tiernos i doloridos ecos? ¿Cuándo fué retri
buida una deuda del corazón con más subidas
XIII.
por esto tenía siempre a sus soldados, fuera en buenas migas con el favor o la politiquería, lla
el cuartel del Parque, fuera en el campo de tiro mado a calificar el alférez Flores el 8 de julio de
de Batuco, con la rabiza en la mano.— El alférez 1878, víspera de la guerra, se hizo agricultor en
Flores pasaba por el mejor instructor científico un pequeño pero valioso fundo, que su hermano
primer telegrama, su estancia de Los Anjeles; bre el enemigo es esencialmente chilena, o, más
pero ¡cosa extraña! el alférez Flores, llamado propiamente, araucana, tierra donde "las me
por él con insistencia, negóse con porfía a tomar chas,, abundan como en nuestras ciudades "las
las armas. ¿Pensaba, el reflexivo calvas.,, dirías tú, mamá,'
por ventura, "¿Qué —
escribía a la
mozo
que la guerra con Bolivia no valía la pena suya en la víspera de Arica un heroico niño que
de montar a caballo? ¿Devorábale hoi sufre dolorosa
como espina prueba, poco misericordiosa
dentro de corazón de montañés el
su escozor para sus años(el alférez Carlos Aldunate del
del injusto agravio que recibiera? de
¿Presajlaba 4.° línea),— ¿qué dirías tú s¡ vieras a tu ñato
entre las nubes del ceniciento el rayo de las mechas Montero?,,
ocaso
agarrado con
glorfc,' XVII.
De todos modos, fué preciso que el coronel
Velázquez pusiera todo su
empeño personal, i su El alférez Flores, promovido por las exijen-
padre todo su
prestijio de jefe de familia, para cias del servicio de la convertida
brigada, pri
al campesino de
arrancar
Colchagua a su oscura mero en batallón i después en
rejimiento, a te
la empuñadura de su
espada. "Son tantos mis Huáscar en la última de acometidas.
aquellas
deseos de entrar en campaña, —
escribía Pero punto el que
a una en no cabe duda es sobre el
de sus hermanas, que fué, después de madre,
su
importantísimo servicio que hizo el
dilijente ca
que el de a
300 que los ministros i los jenerales de la
tiempo que se
espera se halla inmenso. „
guerra habían tenido tirado seis meses en la
I cuando la hora de
llegó partir, volvía a
pin playa o cu el fondo del mar....
J
DE LA GLORIA DE CHILE 03
pu
XVIII. simos una
pequeña lismeralda
terciopelo ne en
corativo, Flores era el tapicero de los festines de diez mil hombres, partió al fin en las postri
después de las victorias, Í el decorador de los merías de octubre, i, desde que la campaña acti
catafalcos después de los martirios. —
yo mismo había levantado pocos días antes, era acción se declaró en él por entero el hombre de
mui poco aparente para el caso, tuve el gusto de guerra, b.l nielo del vencedor del Tupac Amaro
sorprender a mis compañeros con una sala tapi del Cuzco estaba otra vez frente a frente del
zada de banderas i trofeos militares, cuyo aspec Tupac Amaro de Lima, "proclamado supremo
to producía más entusiasmo que el mismo cham jefe de pueblos que no hera. ¡¡
paña. Encima de la mesa colocamos un cañón, Las exploraciones que el capitán Flores eje
i entre éste sentáronse en frente uno del otro cutó con incansable tesón entre Pacocha i Lo-
los comandantes Condell i Velázquez. Brindó cumba, entre Locumba i Sama, entre Sama e
este último por la oficialidad de la ¡-.smcrald-.i i Ite, unas veces solo, otras acompañado de un
la emoción le impidió continuar... ¡Condell llo Para encontrar sendero a los pesados cañones
Así comenzaron los grandes ejemplos fecun- de doscientas leguas en el desierto, i fué él
dadores, i así fructificaron para las víctimas del quien, de acuerdo con el coronel Verga ra, seña
porvenir, echada ya la simiente en nobles pe ló para ese acarreo, que era la victoria, la ruta
quez nos escribió esta frase, que es el epígrafe Batióse en esta última batalla el capitán Flo
de un poema:
—
«¡Es tan dulce llorar por los res, a la derecha de nuestra línea en la brigada
héroes!- que mandaba el sereno Í bizarro mayor Salvo;
Pero el capitán Flores no adornaba sólo el pero no contento con haber sostenido con sus
recinto de los festines, según antes dijimos. cañones esa extremidad de nuestra línea, un
Hemos oído al jefe político de esta ciudad. Llegado el ejército a Chilca, la puerta maríti-
don Eusebio Lulo, trasmitir a sus
amigos, en la ma de Lima por el sur, comenzó para el capitán
expansión de la confianza, la impresión indeleble Flores su vida de explorador. F'ué él quien des
que entre los extranjeros resilientes en aquella cubrió, como en Ite, el sitio de más aparente
ciudad dejó esa tarde memorable la actitud i la desembarco para la artillería gruesa, en la caleta
guar el paradero de la autoridad del pueblo, tres casi todos los caracteres se han hecho indesci-
soldados dispersos del enemigo, que llegaban Ir.di'es.
por una boca-calle, dispararon sobre él sus rifies El capitán Flores, como el mayor número de
a boca de jarro. Sin inmutarse n¡ palidecer si los buenos dibujantes, era
pésimo pendolista, i
quiera el capitán chileno, alzó con fina cortesía no mui aventajado redactor ni ortografista.
su
kepi por la visera, i diciendo a los circuns
tantes sonrisa: Hasta luego, caballe
con una
XXIII.
ros.'... arrimó
espuelas a su famoso tordillo ra
bón de Colchagua i marchó a galope a traer sus Desembarcada por sus cuidados la artillería i
cañones. Era aquélla una simple cuestión de llevada al campamento de Lurín, se
ocupó el
cápsulas. —
Por cada bala de rifle, él ¡ba a devol infatigable jinete, siempre cabalgando airoso en
ver a la ciudad una bomba de a doce, porque fiel tordillo, los caminos adecua
su en
explorar
éstas son las cortesías usuales de la guerra. dos para el paso de la artillería: ese era su de
ber como
ayudante.
XXI. Pero en el primer reconocimiento jeneral so
bre las alturas de Chorrillos, ejecutado el 6 de
Después de Arica, cuyas cumbres la bate por el todo de
en enero
jeneral en
jefe, sobrepasó
ría de campaña del capitán Flores, perteneciente ber, exponiéndose, junto con el valiente mayor
la brigada Salvo —
la brigada de las cumbres. que mandaba
a
Jarpa, una
brigada de su cuerpo,
célebre desde Dolores, —
tuvo una
participación casi segura. Se ha
a una muerte
asegurado que
señalada por su eficacia, su
joven comandante de regreso a Lurín, el jenera! Baquedano lo lla
vino a Chile con el coronel Velázquez. Fué ésta mó a su tienda i le reconvino con aspereza por
su
postrera visita a su
hogar i a su patria, su temeridad. Cuando en su famosa orden del
Promovido a
capitán-ayudante antigüe día de la entrada
por a Lima decía el jeneral en jefe
dad, marchó en el mes de noviembre al lado de "ese valiente,,, sabía, lo que
por consiguiente,
su jefe para preparar la expedición a Lima en decía.
Tacna i par-a consumarla a fuerza de heroísmo Sin la
embargo, "ese valiente,,, que pasará a
al lado de afuera de
lapidario, fué
sus
puertas. inmortalidad con ese calificativo
DE LA GLORLA DE CHILE 95
propuesto para sarjento mayor desde Tacna, i no conocía el miedo, sino que nunca conoció la
los miopes que entonces dirijfan la guerra sin vacilación: ai i ;■.: '■ c \-.\- las .¡I caballo i lanz in
más horizonte que el de los tejados i mojinetes a dose sobre los aparecidos del desierto, les dio el
premio que era sólo una corona funeraria, «Chile!,, fué la respuesta.
Era una mitad de Cazadores que volvía de la
Como guía de la última jornada, el capitán- entonces en masa, i cuando el alba rompió su
ayudante marchó adelante en la víspera de Cho primer destello, estaba ya en línea de batalla en
rrillos, llevando un camino lateral, que hacía la loma que le había sido destinada.
necesario trasmontar una alta loma de médanos
Partió aquél a
galope, acompañado por el ca Durante dos horas batióse el capitán Flores
los morros oscuros como sombras, encontráronse contrándose rodeado de densa nube de humo i
los jinetes al cabo de media llora las notando que los de!
tres en so
fuegos enemigo (laqueaban
litarias pampas. Nada se veía sino la luna en
por su frente, montó a caballo i se adelantó lar
toldada por las nieblas. Nada se escuchaba sino go trecho a sus cañones. Su bridón era blanco
el viento que empujaba hacia los médanos la i el temerario oficial chileno llevaba sobre su
camanchaca, bostezo matutino del fríjido mar en uniforme uno de esos sombreros abisinios, in
sus amores con la noche. ventados por los ingleses en la guerra de la In
Pero de repente las sombras dia, i que el llamaban «sombreros
aperciben otras en ejército
sombras que galope. cucalones,!, de
van a suerte que el atrevido mozo lle
Pueden ser
amigos, pero pueden ser también ráfaga de brisa aclaró el campo, quedó de cuer
las descubiertas peruanas. po jentil delante de la boca de mil rifles. En
Ovalle i Guevara sujetan instintivamente el tan crítica situación, buscada voluntariamente
aliento i la brida. Pero el capitán Flores no sólo para mejor cumplir con su deber, tres balas le
llegaron a un tiempo, hiriendo dos al caballo,
una de éstas en los hocicos. XXVII.
Pero la última, asestada evidentemente a su
cabcv.a por experto tirador, le rozó lijeramcnte Al tiempo de morir en tan brillante i florida
el borde del sombrero junto a la sien derecha i juventud, el capitán Flores no tenía la belleza fí
le perforó de parte a
parte el cerebro, causándo sica que se deriva de la regularidad de las fac
le instantáneamente la muerte. ciones ni de la rubicundez del rostro. Era bien
De aquel sitio funesto fué llevado a su bate hecho, pero enjuto, de talla más que mediana,
ría, i en seguida por delante de un caballo hacia semblante triste, tez
pálida, boca enérjica i cor
Chorrillos, en brazos de un
sarjento que iba re tada a
tajo. Su cabeza era hermosísima como
gando con silenciosas lagrimas el palillo pero rí asiento i cimera de soldado, coronada de ancho
sueño rostro del héroe. —
Señor, dijo el bravo a
penacho rubio sobre altiva i angulosa frente.
su coronel al hacerle entrega del glorioso des En el fondo de ella, i como a través de las tro
pojo, /;// capitán ha muerto riéndose... neras empinada almena, sus ojos soñadores i
de
Tal era lo que sus subalternos creían de aquel melancólicos parecían estar asomados bajo el
alentadísimo i sublime mozo de 28 años, i con
párpado al acecho del horizonte o del enemigo,
esa
¡njenuidad lo expresaban (1). Era el explorador i el guerrero el que así junta
mente miraban,
Pero la belleza de su alma era mucho mayor
¡1) Un la Histeria de la guerra con ol Poní, vol. IV, re
ferimos la muerte del capitán Floros más o menos como está i más acentuada. Fué un muchacho nobilísimo,
narrada aquí, in.ro .i;i robando qi;c el coronel Parceló lo ha
Franco, leal, entusiasta, amigo de la verdad,
bla hecho ver el ¡ninlncule pclijro que corría 011 el sitio que
adorador de la virtud, sectario platónico de la
ilja a ocU|'¡.r ruando avanzaba < un s'.is (afumes sobre luí
trinchera! de Mirañoreí, sc-iaitr e-so ticncmérilo veterano no mujer, señal de todo bravo, como la cresta
roja
li) habla referido. Pero en una carta con fecha 22 de
que es señal de gallardía entre las aves. Xo conocía
dicie-m'ore ¡le líiSs mis escribió el cabillo del Valdivia don
ni la envidia, ni la emulación, ni la vanagloria.
Tomás Guevara, desdo Curicó, se hace la siguiente rectifica
ción quo acojemos I ojo la res |.o 111.il1illd.nl de su niii-jr Cuando vino de Tacna a
Santiago no quiso
adornar s
pecho con las cintas a
que la lei le
pitan Mures de artillería murió cu presencia del noble cuan
no esquivaba ningún riesgo ni ningún servicio. inmortales el puesto que a su arma estaba reser
Por todo esto llamóle razón el coronel Ve vado la guerra que ho¡
con en
espira.
lázquez, al impartirle su última voz de jefe hacia Los Gamero fueron los artilleros de la Patria
la inmortalidad: —
Tal fué la vida i tal el fin prematuro, si bien Los compañeros de armas del capitán Flores,
gloriosísimo, del joven capitán, del cual la his los nobles artilleros del segundo rejimiento que
toria hará más tarde de los había sido el
ángulos lumino
uno
primero en la guerra, no consintie
sos de la
trllojia del heroísmo, que junto con él ron en
dejar ni siquiera temporalmente el suelo
encarnaron en la
juventud guerrera de Chile, del Perú sin traer al de la patria, cubierta a la
Torreblanca i Dardignac, dos capitanes, dos sazón de gloria i de luto, los restos del más
mancebos, dos subalternos como él. amado de sus camaradas, del más brillante de
En un
pasaje de sus cartas íntimas contaba él sus adalides; i al darle el 6 de febrero, esto es,
modelo, porque el capitán de artillería don Josi' era conocido de todo Chile, XO SOLO CONOCI
Joaquín Flores, como sus deudos de afinidad DO, SINO RESPETADO I QUERIDO DE TODO EL EJER
i consanguíneos la los dos hermanos
en
gloria, CITO; TODOS SUS JEFES, DESDE EL JEXERAL EN
Gamero, artilleros como él i uno de los cuales JEFE AHAJO, SFNTÍAN POR IÍL APRECIO I RESPETO;
llevó su
propio nombre (Marcos i Joaquín Ca LOS SOLDADOS LO AMARAX, SUS COMPAÑEROS F
mero), ha pasado a
ocupar en la bóveda de los ItiUALES LO ADMIRABAN.,'
^
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
ARTURO PRAT.
inmortalidad de los muertos ilus respecto que los restos mortales del capitán de
tres de Chile
engrandecido, Iquique hu- i desús valerosos
lugar-tenientes la en
efijie habrían pertenecido de derecho al capitán Dicho esto, más como desahogo del ánimo
glorioso, que el primero entre todos i antes que patriótico, que como
protesta contra los eternos
dos i ciudadanos, la senda del deber en denodado tierra, penetramos en el seno de la luz, que se
Mas hoi el sol se ha puesto más allá del hori hubiera sobrevivido a sus hazañas, sería hoi, de
zonte tras la parda montaña. Las sombras des seguro, uno de sus mas
prestijiados almiran
cienden sobre el valle. El reino del olvido tes) en el departamento de Itata i en la haden-
EL ÁLBUM
da de San Agustín de Puñua!, situada en las fal Su única compensación, en medio de sus dolo
das del alto cerro de Coiquén, que mira al mar, res físicos i quebrantos industriales, había sido,
en la noche del 3 de abril de 1S48. durante todo el tiempo que las plagas duraron
nació el héroe chileno, I aun se nombra i honra table del deber cumplido, el sendero que condu
jo al mayor de ellos desde su seno a la inmorta
nombre de la campestre matrona que asistió a lidad. La señora María del Rosario Chacón, hija
la bendecida madre en su alumbramiento. Ufano de un entusiasta patriota de la independencia, i
todo el pueblo comarcano, ha erijido puresto en nieta, por su madre, de un marino italiano que
la plaza de la ciudad cabecera riel departamento, pereció al servicio de Chile en las aguas del Ca
para su
esposo, fuese la virtuosa consorte 2
estirpe catalana, procedente de Jerona, ciudad compartir con él, en las soledades de una remota
antigua tle guerra, vecina de Sagunío, de la que, estancia de provincia, el pan que el tardo arado
en los primeros albores de la revolución sud- , rendía entonces al hogar en Chile. La hacienda
americana (18 1 1), había pasado a Chile i al Perú, de San Agustín de Pufuial era
propiedad de sus
tina Barril, a
cargo de varios hijos, i entre éstos el culto de los recuerdos.
de uno
que llevaría el nombre de su madre i el
sello del infortunio del autor de sus días. v.
Don Agustín Prat (que así llamábase el últi
mo), dedicóse en efecto al comercio, como su Pero en medio de sus contrastes de aciaga
padre, i como él no tuvo fortuna, sino antes bien suerte ¡ como si el destino hubiera querido anti
innumerables desdichas, enfermedades prolon cipar la familia pere
recompensa amplísima a
tismo del infante; ¡ como lo que hai más admira pacá durante el espacio de 31 años, lo que cons
ble i más digno de estudio en la vida del capitán tituye, ajuicio nuestro, la verdadera grandeza
Prat, es la inquebrantable unidad de su existen moral del ínclito chileno que se llamó Arturo
cia, que es inalterable, sólida, indestructible co Prat; I por eso incorporamos aquí, como el pri
mo el acero, desde el pañal al sudario, conviene, mer anillo de la rota cadena, recojida hoi con
a fin de dejar bien establecidos sus verdaderos piadosa solicitud e incansable afán, de entre las
vicción suprema conduzcan. En este sentido la quia de Ninhuc, a dos leguas del selvático sitio
vida que vamos a trazar dentro de marco com en que naciera, i la cual, así cuenta su excepcio
parativamente estrecho, habrá de componerse nal venida al mundo:
les, de cartas íntimas, de confidencias, de fallos ñora del Rosario de San Antonio de Ninhue, a
del alma, del criterio ajeno, antes que el nues dos días del mes de marzo de mil ochocientos
roe. I para empresa semejante ningún trozo de menos dos días, hijo lejítimo de don Agustín
granito habrá de estar de más, una vez
allegado Prat i de doña Mana del Rosarlo Chacón, na
al alto pedestal que sustentará la colosal clijic. turales de la hacienda de San Agustín de Pu-
ñual de este curato. Fueron padrinos don An
fascinarse, la verdadera i para muchos la única "Qulrihue, junio 15 de 1879. Certifico que —
acto final de la existencia del abordador del bautizado, porque nació enfermizo i aun mudo
Huáscar fué sino la consumación lójíca i (al decir de
no sen
madre), hubo cumplido quince
su
cilla, sin preparación i sin violencia, de una serie meses, trajéronlo a Santiago por la vía marítima
de antecedentes morales que formaban la inte de Talcahuano. I con este motivo su madre, tan
navegación a vela a
Valparaíso, en el invierno de la Covadonga i del sublime defensor de
la
de 1849, de mojarlo todas las mañanas en el Esmeralda.
cias a manera de claustros. Hoi es el Asilo de la tres cuadras a! sur de la Alameda, esta vena
En cierta ocasión en
que distraído u
holgazán alumnos, fué simplemente el taller. I ése elijié
se entretenía con uno de sus
compañeros tle con previsora ternura la madre del héroe. Quería
aventuras en medio de la polvorosa avenida que la señora Chacón de Prat hacer de un
su
hijo
separaba el Mapocho de su frente los
casa, a
hombre; i hecho hombre, él se haría lo que su
A
DE LA GLORLA DE CHILE 103
escuela que rejentaban dos hombres de distin Consta todo esto de los libros de la Escuela
guida virtud, porque eran dos hombres de tra Superior, cuyo extracto publicó hace ya algunos
de la naturaleza. Consta de los libros bían esparcido todavía, resulta que al dejar el
jimnasio
querelijiosamente conserva sti primer Institutor, aula de la calle de San 1 liego, que fué el camino
i del cual haentregado al público su pajina de del Inca, el camino del Perú antes de la con
bar, hacer palotes (trazos) respondía como un buena; conducta, buena; asistencia, inmejora
pequeño papagayo a las preguntas del . Istc/e i ble,, (1).
sabía marcar con trémulo dedo los contornos de
XI.
las provincias de Chile, balbuciando el nombre
de sus
capitales. ¿I quién, en
aquellos tiempos, La fué de las virtu
puntualidad una
primeras
i a su edad sabía más que él ? des del
prácticas capitán Prat, que así habría
sido comandante de una nave
inglesa, con el
x. cronómetro en la mano, como mandara, con in
sin duda de su pequeña talla, ninguno de los fugaces como el vuelo de los jilgueros que en
dura banca, junto con Marcos Bolton, el profe Luis Uribe, de sino todo
su
compañero hogar,
sor de telegrafía; con Enrique Wood, el profesor lo contrario, niño formal, i recto,
un
cumplido un
medicina; con José Olano i Juan José Rojas pagar el tributo de sus años a los ejercicios i a
Carreño, fundadores de colejios de educación. las pequeñas pasiones que forman el primer
muerto el primero en el campo de batalla;
campo de batalla de las luchas
con
eternas de la
Emilio Corvaban i Mauricio Cristi, dos diaristas existencia humana.
de mucho mayor nota
que fortuna; con Vicente
Mutilla, en fin, el injeniero de la Esmeralda, que (1) Artículos publicados en El Mercurio del i i ¡ del 13
,le febrero de iSSo, non el tílulo de El. Aitrom:
fiel a la consigna de los infantiles juegos, murió alumno
1'rat, por su
primer maestro, el distinguido institutor don
al lado de su
capitán-condiscípulo, cumpliendo José lícrnnrclo Snáre/, uno de los es|iíritiis más indeoen-
postreras órdenes: /Guardad los fondos!
—
sus. dientes de b ensoíi.in/n ¡ de l;i prensa ciillcnas.
ro4 EL a
Háse, en efecto, conservado vivo recuerdo de denunciaron su, por ellos juzgada, aleve hazaña.
su
primer pujílato, ensayo infantil de más seña —"¡Señor, señor, Arturo Prat ha traído de su
lados combates; i cuando en abril de 1879 vino casa un cuchillo para matarnos!... i.
encontráronse al acaso. El último ha contado contra cien,,, fué esta vez equitativa, castigando
aquella aventura, precursora en tierra firme del a los asaltantes por la cobardía i al asaltado
por
uso de la espada, del cañón i del abordaje en el su arrojo. "¡Fué para intimidarlos!,, se contenté
—
mar, i dejárnosle la palabra i el tema; en decir Arturo Prat, el mismo apacible, dulce,
■i La estrecha amistad, escribía desde Talca- casi melancólico mozalvete que tenía delante de
héroe, —
la estrecha amistad que había entre am Aprendía así sin saberlo el futuro captor de
la Escuela Superior, que fué su cartilla, i la Uni "Arturo Prat fué en su infancia todo lo con
versidad, que veinte años más tarde sería su trario de lo que fué en su
juventud. De com
diploma en alta i laboriosa carrera. Niñez de plexión raquítica Í endeble, tenía una
expresión
buen augurio, pasada entre libros i batallas, al melancólica i un aire distraído. Hijo de
un
padre
son de la campana, en tierra como a bordo. dechado de virtudes, pero, como Job, aquejado
Conducido al altar bendecido por la fe, que es de gravísimos males, Arturo recibió como heren
autor de su existencia,
que padeció largos años una apariencia triste i enfermiza. Pero su buena
necesitado i moribundo, el hijo vivió todavía Ynamá, mujer de capacidad I de carácter, com
como
aprendiz toda esa edad, simple preparación prendiendo el funesto porvenir que aguardaba a
lampos del cañón, mostróse en la cima de la Observando ella que de todos los extremos, el
gloria, para educar a su vez con su vida i con su de la aplicación científica del agua fría es el que
muerte a las jeneraciones que en
pos de el venían. más directa i radicalmente influye sobre la san
Hecha así, de prisa, pero con la fidelidad de atención el método del famoso hidroterápico
las memorias Inextinguibles del hogar, la cuenta Preinltz i aplicó a Arturo con
rigor i esmero su
de los días infantiles de Arturo Prat, horas fuga tratamiento restaurador. De este tratamiento, los
ces como el ala de las mariposas que son su em benéficos sudores hldropáticos, administrados
blema i su ensueño, el capitán de Iquique, op periódicamente desde su más tierna niñez hasta
tando por el océano, fué nombrado, según diji su más avanzada juventud, devolvieron a esa
mos, a la edad de diez años alumno de la Escuela flor agostada toda su lozanía, dándole la fuerza i
Naval, recientemente fundada, en la medianía la salud. I fué tal el vigor que ese tratamiento
de 1858. infundió a la complexión de Arturo, que éste
Sirvióle de padrino en aquella concesión de levantaba pesadas barras de hierro i las sopor
gracia del gobierno, como le sirviese de padre taba con el brazo extendido horizontalmente
verdadero después del fallecimiento del suyo, su durante largo tiempo, obteniendo siempre la
tío materno el distinguido escritor i jurisconsulto primacía en toda clase de ejercicios jimnásticos
don Jacinto Chacón, i hé aquí cómo, trazando la entre sus
compañeros de colejio o
profesión.
síntesis de la pubertad, después de los albores de Desarrollado en su
juventud con regularidad i
la infancia que hemos visto lucir sobre el frájü solidez, él ocultaba, tras una
figura esbelta, alta
niño, expresábase a
propósito del futuro capitán i delgada, músculos de hierro i fuerzas atlélicas,
del Esmeralda su deudo que bien le conocía. La plena salud i robustez de este joven Hércu-
iob EL A, JM
patria, es un
ejemplo notable de la decisiva in XVI.
fluencia que una
intelijente matrona puede ejer
el del niño, estudiando con "I en este ramo debo decir que yo tenía
cer en
porvenir un
de él i de Luis Uribe hice sacar en 1858, el pri velación. Pero lo que daba a su alma la grande
mer
domingo que salieron de la Escuela Naval.
za I la fuerza, el ímpetu i la abnegación en el
este retrato está la impresión de su índole triste cia que le asistía de que todos estamos
sujetos
i de débil constitución. ahora prueba, iniciación dolorosa,
su
Compárese esta a una a una en
que
imajen con la que arrojan sus retratos de joven, todos tienen que caer
para levantarse de nuevo,
i verá éstos algo modelo de la pero que todos también más tarde,
—
se en como un unos otros
estatuarla griega, en
que, en fuerza de la gracia más temprano —
tienen que llegar a la cima de
i ajilídad de su talante, revela la enerjía del nue
vo
principio de vida que le anima i el poderoso 'Por último, completaba estas luminosas
i cultivado espíritu que era el motor de máquina creencias la convicción de que no hai ser creado
tan maravillosa. por el Gran Dios que esté condenado a una ex
"Digo máquina tan maravillosa, porque Ar piación eterna, i mucho menos que esté destina
turo estaba admirablemente bien dotado, do la de
era un a
perdición moral; que la cuestión es
jido como jefe, era una dama en el trato social i en la destrucción de una alma que él ha creado
un modelo de ternura en el seno de su familia, —
inmortal. Estas i evidentes verdades
grandes
Para él había imposible: lo que nacieron él por efecto de las luchas i des
no se
proponía no en
joven aun, i recargado con las multiplicadas aten ción, como una reminiscencia, como una revela
ciones de su
empleo de vice-director de la Es ción. Él hablaba de las cosas de lo alto como
su honor ¡ su deber, que él llevaba hasta la ab carácter, con esa intuición desconocida de las
negación, le imponían la necesidad de buscar i almas elevadas, se hizo querer de sus compañe
ejecutar todo recurso de victoria para su patria, ros con ese amor que no fué un débil senti
por imposible que pareciera alcanzarlo, i se lanzó miento, sino ese amor inmenso i grande que le
al abordaje ¡ dlrijióse al timón del Huáscar con tuvieron hasta consumar a su lado el sacrificio
el propósito de gobernarlo i estrellarlo sobre la de la vida!..,
'
Ahora, en cuanto a las fechas de sus adelan del capitán de fragata clon José Anacleto Goñi,
tos, servicios i ascensos en su carrera de marino, volviendo en marzo de ese mismo año a conti-
hé
! estudios la Escuela Naval.
aquí su enumeración tomada de uno de sus nuar sus en
mejores biógrafos entre los innumerables glori "En 15 de junio de 18Ó1 rindió examen de
ficad ores que el gran marino ha encontrado, teoría i el gobierno le dio título de guardia-ma-
>E1 uS de agosto de 1858 se le instaló en la
Escuela Naval de Valparaíso, conducido allí por "En 22 de agosto de esc mismo año volvió a
su tío, nuestro
poeta Jacinto Chacón. ¡Coinci embarcarse en la Esmeralda, a las órdenes del
dencias del destino!... ese mismo día Í llevado capitán de fragata don Manuel 2.° Escala.
"Un cuadro de fotografía, el señor Jacinto ellas, en su carácter de subalterno, hace su deber
Chacón llevando a cada uno de la mano, nos cumplido.
enseña esta primera escena de marinos, "El 10 de enero de 1863 se le trasbordó al
'Los estudios de Arturo fueron rápidos i luci pontón Chile, al mando del capitán de corbeta
dos. En los primeros días sus
profesores se don Martin Aguayo, i volvióse al poco tiempo a
quejaban que era un tanto distraído, pero que trasbordar a la Esmeralda, entonces mandada
aprendía. Él no estudiaba con la contracción i por el capitán de corbeta don Galvarino Rive-
(1) Carta al autor, escrita expresamente sobre la pubertad que aquí se han publicado del capitán Prat, no sólo por su
de Arturo Prat, pur su lío i tutor don Jm ¡uto (.'liaron, mayo forma, sui'.í por halier sido escrita a la vista de preciosos do
cumentos íntimos i por dictados de la familia a
quien el au-
EL ÁLBUM
XIX.
de la vida del el Prut
mar, que guardia-marina
Durante intervalo de tiempo había sobre
que la Esmeralda llevó
hizo Lima el este
a
viaje en
en setiembre de 1864 a] señor Montt, cuando venido la guerra con España junto con la alianza
mo, cinco años más tarde, i ya en calidad de señalada en los dos únicos hechos de armas
que
ilustraron por parte de .Chile aquella guerra; en
almirante Blanco Encalada, cuando en cum el Papudo Í en Abtao, al paso que siempre miró
plimiento de una lei del Congreso i del voto na con
alejamiento i aun con no disimulada descon
cional, embarcóse el último, acompañado de una fianza i enojo el pacto que había puesto al mis
más solícito ni más respetuoso el deber. Casi sidad, porque los peruanos no es
en no nos
agratla
igual era su afecto por su respetable abuela confianza, i la
ma-
jente en
que se
pueda tener no
Por lo demás, la
jenio, el certero mozo que el plomo peruano,
Bibliografía Prat cuenta ya por si sola
tío menos de una docena rio volúmenes i disparado tras de oculto parapeto, había de ma
lulletus, es, i ¡In
tarle?...
DE LA GLORLA DE CHILE
Prut Urlbe, jemelo i casi su vista, nadie vacila seguirla, todos lo desean.
figuró junto con su en
hermano, con Latorre i con Condell, entre los pues en Chile no es conocida la cobardía i en
alma del héroe adolescente rebosaba de alegría maron heroicos hechos, atendida nuestra debili
todo arreglado, dos divisiones de abordaje de signos de lo que podía esperarse de él. Acababa
bían atacar, habiendo sido yo elejido para la pri de cumplir 18 años,
bien! con el teniente Thomson debia batirse el tro diseña las facciones del hombre. Su tez un
guardia-marina en la apresada Covadouga, a la tanto sollamarla por los vientos de la mar, sus
cual pasó con él, en Abtao, así como Thomson negros ojos centelleantes de ardor i viveza, su
debía morir sobre el mismo puente del conquis flexible i alta estatura le ciaban una
expresión de
tado monitor en
que él cayera. Sublimes, inescru varonil belleza.
tables retribuciones de la gloria I del martirio! "En su alma, donde se anidaban los más puros
Ufano con tan tempranos I bien logrados en afectos, a su filial cariño añadíase la ternura que
sayos en la mar Í resumiéndolos en un solo voto profesaba a sus hermanos, todavía en la infancia.
que se
cumplió más tarde sobre el puente de la Sus deseos era formarlos, como su madre lo
Esmeralda, decía a este propósito i desde An- había hecho con él, i sus cartas revelan sus
pro
cud el 6 de diciembre de 18Ó5, estas palabras, pósitos. Su noble i digna pobreza encontró me
Santiago ¡ toda la República, ha sido la mayor i tiendo lo demás entre sus deudos. Su madre le
más grata recompensa que esperábamos. Sin recibió esta ofrenda con
lágrimas que empañaron
embargo, yo deseo otra más dulce; pero ésta la sus
ojos i lo estrechó silenciosa en sus brazos!..,
hace imposible la distancia a que nos hallamos 1 Tanta virtud, tan noble abnegación, le mere
(distancia que creo muí pronto estrecharemos). cieron de todos los suyos un sentimiento que ya
¡ es la de darles un estrecho abrazo i gozar no fué amor, fué Idolatría... Desde entonces es
no EL -A III UM
estos mo hermosura se
agregaba la modestia i suavidad,
consuelo, aun más, es
esperanza en
se amaron sin decírselo!... "No tuvimos el gusto di; tener amistad con él,
"Era principal atributo en el alma de Arturo la pero varias veces le encontramos paseando su
honradez. ¿Quién era él todavía para compro hijita por la callé del Circo, ya de 2 años, i ad
meter el corazón de una niña a
quien nada tenía miramos, sin adivinar al héroe, tanta ternura i
que ofrecer? Sus padres, sus hermanos, necesi tanta solicitud. Recordamos una tarde en
que le
taban del auxilio de su sueldo: ¿cómo fomentar vimos volver trayendo consigo a su niña i un
adornar su
hogar con una trinidad de amor, de
'Arturo silenció i relegó como un ensueño esta inocencia i de perfume,,...
impresión de su alma... Se dijo a solas: .SY algu
lleg'i do corbeta, la diré mi
na -vez a ser
capitán XXII.
en
predilectos hijos. Fué uno de los primeros
DE LA GLOR 4 DE CHILE cu
lla ciudad i que desgraciadamente 110 se llevé; a bordo i más eficaz para la disciplina que el
arresto en la alta cofa.
emoción las fibras de nuestro organismo, Otra i lo salvó, sin que en esta acción verdaderamen
virtud más: conocía el valor del dinero i lo des te sublime él tuviera la vanidad, la afectación,
espíritu elevado desdeñaba a aquéllos que cifran El capitán Prat era en el servicio sumamente
para hacer brotar en su rededor verduras i ílo- enfermarle: había contraído una enfermedad de
"Hasta el 22 de agosto de 1868, que se tras i pospuesta no sería una carrera que facilitara
bordó a la O'Higgins, la vida de Arturo Prat se en el porvenir los gratos i queridos sentimien
Thalaba. Vuelto al Ancud, hizo viaje a Valdi como un ideal de esperanza; supuso que ella
llega hasta las islas de Pascua en la corbeta "Sin maestros, nada más que con los libros del
'
hábito riel orden i disciplina: castigaba siempre 'Quien ama como él sabía amar, lo puede
todo lo que todo.
podía contrariarlo. „ 11
arrojaron, desnudo, febril, infatigable en la por Señalaremos aquí otra manifestación j encrasa
fiada tormenta, heroico en el peligro, logró sal de la rectitud de su
espíritu como ciudadano. Su
var del desastre, junto con su
jefe superior, el tema
legal para graduarse en la Universidad
capitán de navio don Luis Lynch, hasta al más había sido la libertad electoral, esta
mugre que
humilde marinero. A media noche, a la luz vaci ensucia el manto
augusto de la República i que
lante de las linternas, el capitán Prat fué el últi él baldeó con su
pluma como si fuese la basura
mo en abandonar el de destrozada que sobre la cubierta de las
casco su nave
naves
deja el ollin
[ior las olas. de las chimeneas i la inmundicia de las cocinas,
¿I no está allí diseñado toda
en su
grandeza Un lance todavía de
aquella época i de aque
moral en aquella prueba viril de salvamento, el lla vida.
magnánimo caudillo, que montando cinco años Conforme al ceremonioso formulario español
más tarde por el mismo mes I casi el de
en
propio nuestros tribunales, el capitán Prat iba a pe
día aquel mismo barco histórico, ordenó hundirlo netrar en la sala de la Corte el día de
Suprema
para salvar su bandera? su juramento, llevando ceñida al cinto la espada
del Papudo. Mas el portero i
López detúvole,
XXV. sonriéndose se
despojó de ella. Se ha dicho que
esta fué la única que el de la Esme
vez
capitán
Por esa misma época, dentro de vida civil
su ralda entregó fué
su
espada... pero no a un
i con el tesón propio sólo de las naturalezas su
enemigo sino a un
ujier...
periores, el capitán de marina logró recibirse en
^
DE LA GLORLA DE CHILE "3
firmeza de su profesión de guerra ¡ la sagacidad " sas í espirituales; las niñas, sin saber que soi
de sus últimos estudios. "
casado, me dan miradas amables... No te pon-
"La República Arjentina, en 1878,—dice de él "
gas celosa, porque tú, tú sola, compañera de
su mejor biógrafo ampliamente citado en este es " mi vida, serás mi único amor!,,...
tudio, a título de fraternidad en el trabajo, —con "En esos días de ausencia, 29 de diciembre
motivo de la cuestión de límites, había asumido de 1878, ella le daba un tercer hijo que se llamó
contra nosotros una actitud arrogante Í provoca como il, Arturo,, (1).
tiva que hacía inminente la guerra.
tendría que combatir, cuáles sus hombres, la audaz del capitán Prat, i que establece en la ince
que constituía el ser de ese país que nos invita la perfecta i admirable unidad de su vida de
j
ba a luchar. hombre i de esposo, de guerrero i de diploma-
"Después de varios exámenes de individuos.
nadie encontró más apto, más adecuado que el Habí recibido por todo auxilio del gobierno
joven marino Prat; él, mejor que ningún otro, una letr sobre Londres, de 400 libras esterlinas,
podía certificar evidencialmente i de un modo cuya ver ta le produjo en Montevideo 1 79Ó pesos.
práctico todo lo que deseábamos saber, Pues bit n, de esa
exigua suma, después de va-
"Se dio a su misión el carácter de ájente con rios mes ss de trabajos activos, fructíferos i reser-
fidencial, i mui luego nuestro gobierno hubo de vados (n oviembre 19 de 1878-enero 18 de 1879)
congratularse en su elección, l'rat t\d allí perfec devolvió al Erario Nacional, con cuenta mluu-
tamente recibido: sus modales, su hermosa figu ciosa de sus
gastos, llevada en su cartera, la ran-
ra, la actitud marcial que le distinguía, le abrie tidad de 997 pesos, casi la mitad del caudal que
ron los salones de Buenos Aires i facilitáronle había re cibido, sin limitación para su represen-
medios de conocer la armada en sus más íntimos tación e el extranjera
i minuciosos pormenores. Otro recuerdo, o, más bien, otro presentimien
"
Fué allí, "el doctor Prat;,i i así todos con res to del noble marino. Mientras vivió en Buenos
tevideo, que era "un ilustre publicista,,, cuando cesó de Instar al gobierno a fin de que hiciese re
solo era un ilustre mudo. parar de urjencía los calderos de sus tres corbe
" Dfcese que el gobierno, temeroso que su tas de línea, antemural de la
República, a la par
nombre, ya conocido en nuestra marina, pudiera con sus blindados.
¿Sospechaba ya desde enton
ser un obstáculo para cumplir su cometido, le in ces el capitán Prat, que. la vieja Esmeralda, al
dicó otro, lo que rehusó diciendo: estallar sus calderas, detendría su plan de abor
"Iré, señor, donde se me ordene ir; pero aquí daje, como aconteciólo en hora suprema i deci
"
como allá, yo deseo ser
siempre Arturo Prat.,' siva dentro de Iquique?
'Era entonces cuando chanceándose Excusado agregar que la del
con su es voz
profética
esposa en cartas íntimas la decía:
■' Son aquí (Buenos Aires) las señoras hermo- (i) Bernardo Vicuña, biografía citada
JT4 EL A
Tres meses más tarde las tres corbetas disfrazado, vestía de paisano ¡ se escondía a las
hacíanse la llenas de i miradas del público i de
a
mar, parches, entonces sus
compañeros detrás
para poner remedio, gastóse el triple en dinero i de las paredes de su estudio deabogado abierto
en la calle que hoi en Valparaíso lleva, por esta
misma causa, su
imperecedero nombre:
M he decidido,— escribía
XXVIII. „
e en esta
situación,
desahogando su corazón ofendido en el de un
vengará
un lance que todavía testimonio de la ele tu heroica impaciencia,
es un va a
llegar.,,
vación silenciosa pero nunca desmentida de la
niente Garrao, que ejercía en la colonia el oficio I en efecto, nombrado primero asesor del al
tlr' capitán de puerto. El capitán Prat asistió mirante de la armada, cuya condición
con en
capole
tierno recocimiento a la ceremonia fúnebre, i a! la misión de notificar al de
prefecto Tarapacá
retirarse deslizó del de la coronel Dávila, el bloqueo de Iquique, llevando
en manos
capellán
colonia moneda francesa de francos, tierra pliego que el último,
una ■1
20 ro un
cojido de con
departamento, le relegaron al puesto subalterno mes, es decir, dos semanas escasas antes de su
XXXI. de su
según éste lo ha contado solo recien
jefe —
Prat el mando de la vieja corbeta chilena, encar vio eran el monitor Huáscar ¡ la fragata acora
gándole sostener durante su ausencia el bloqueo zada Independencia, habíase puesto en marcha
de Iquique junto con la Covadouga. ésta al manilo el 16 de mayo, a media noche, rumbo de Arica.
del bravo Condell. 1 I de esta suerte las dos armadas rivales, que pu
Tuvo lugar la partida de la escuadra chilena. dieron librarse franca batalla en el Pacífico, se
compuesta de siete buques, al caerla noche del 17 cruzaron sin avistarse a la altura de Moliendo a
1
de mayo de 1879, i esa tarde comieron todos los las seis de la tarde i a la distancia de 60 millas
busca iban. Pero notaron todos el ceño entre pitán inglés, el cual después se
quitó la vida en
melancólico i airado del capitán Prat. Era eso la ciudad de Bath (el capitán Cross), que habían
inminente de un asalto a
que con los buques más "El miércoles por la mañana, —
dice una de las
débiles de la escuadra, i que por lo mismo relaciones del combate de
eran mejores Iquique, es
puerto de Iquique dos columnas de humo, mar de que desde la playa le podían tirar también, i
afuera por el norte. no tardaron mucho en encontrarse entre dos
■'En la misma ciudad creyó al principio que
se fuegos.
era la escuadra bloqueadora que volvía. En la "Además, despacharon del puerto botes ar
blindada independencia. Pero para cerciorarse, "Entre tanto, las baterías de tierra estaban
salieron los buques chilenos del puerto, i se di- sólo armadas de cañones pequeños. Los botes
rijierou inmediatamente al encuentro de los des de abordaje fueron con buen éxito rechazados, i
conocidos. No tardaron mucho en saber que no
huyeron.
se habían equivocado. ■'En tierra, además, habían puesto en
juego
"El Huáscar abrió el fuego. El primer caño todos los elementos disponibles para apagar el
nazo sonó a las 8.30 A. M.. I fué esa la intima fuego que en diferentes partes habían prendido
ción de rendirse, hecha por el más poderoso al las granadas peruanas.
más débil. La aguda bala cayó en el agua preci 'Pero el ataque de tierra era el menos temi
samente entre la Esmeralda i la Covadouga. í fué ble: la tempestad más violenta i más difícil de
recibida por un unánime i atronador grito de soportar lué la (pie estalló del lado del mar sobre
¡Viva Chite! exhalado por las valientes tripula los débüe-; pero intrépidos liareis de Chile. Lo,
ciones de ambos buques. Ese viva fué seguirlo ríe
peruanos disponían grandes cañones proteji
tiro de cada nave chilena. dos por
por un
blindaje contra unos cuantos
pequeños i
"La lucha había, pues, comenzado; pero como descubierta que adversarios.
a
poseían sus
hubiera sido demasiado desventajoso para los "Dos de los más del Peni
buques poderosos
buques chilenos el pelear en
campo abierto i mar combatían contra dos de los más débiles de Chile.
afuera contra un
enemigo bajo todos respectos el desenlace1
¿Cuál podía ser
superior a ellos, volvieron, defendiéndose al 1 Si hai algo que pueda hacer vacilar en la res
menos
ventaja, limitándolos en su libertad, tanto
xxxv.
para moverse, como para hacer uso ele su arti
llería, por dos razones:
primera, por el deber de I ahora, después de escuchar la fría pero seve
conservación propia; i segunda, para no dañar a
ra i verídica reseña del marino del norte que
la ciudad peruana situada mui cerca, detrás del
Esmeralda tan cerca de tierra le fué mia de ciencias navales de Slockolmo por el contra-almirante
como
posi
sueco conde de Stallcberg en octubre de 1S79, i comunicada
ble.
al autor por la señora chilena doña Enriqueta Cos de Jiras-
1 Esto le atrajo, otro lado, la
por desventaja tiegt, residente en Stokolmo.
DE LA GLORLA DE CHILE n?
Los centinelas peruanos, apoyados en sus de espuma, venían en su demanda con toda la
fusiles i esparcidos como puntos negros en la pujanza de sus
poderosas hélices.
extensa playa, aguardan la hora del relevo del Entre tanto, nada de esto se
apercibía en
aletargado por el bloqueo, este sueño del mar, del Molle, sobre la espalda meridional de Iqui
bosteza en sus almohadas de salitre. Calma pro que, tenía su caballo ensillado i velaba en su
funda reina en la atmósfera, en el recinto, en el tienda. Belisario Suárez fué el jenio infatigable
océano, en el firmamento que tenue luz tropical de la defensa de Tarapacá.
colora. Los bloqueos tienen el privilejio de con Por eso sus
compatriotas vencidos en todas
vertir las bahías ataúdes i los pueblos en partes, hoi le
en
repudian.
cementerios. Eso era
Iquique al amanecer del
—
memorable miércoles 21 de mayo de 1879. xxxvi.
Solo las avanzadas de los muelles, listas para
evitar los desembarcos nocturnos de los chilenos, Entre tanto, el hermoso reloj de la torre de
creen divisar movimientos extraños i sospecho madera, que ocupa el de la de
centro plaza
sos en la flotilla bloqueadora. armas de Iquique, acababa de sonar las 8 de la
La Covadouga voltejea inquieta hacia el norte, madrugada; i los telegrafistas de todas las esta
i al fin endereza su
proa aese rumbo, como peje- ciones militares comienzan a instalarse tranquila
espada que ha divisado a la ballena i se alista al I automáticamente en sus
puestos, como de ordi
terrible i desigual encuentro. La Esmeralda, nario. Los telegrafistas, estos artífices de emo
reflejos de la alborada como enhiesta roca encla indiferentes, simples apéndices de carne ¡ tendón,
vada en la bahía. agregados a los apéndices de madera i acero de
De repente colúmbrase junto a la isla un sus
aparatos. Sus almas se
asemejan a los sobres
lampo de cañón, i las colinas ríe la playa del Co de carta, con la sola diferencia que no tienen
lorado, repercutiendo los ecos, llevan el sobre goma, porque no tienen saliva. Su única misión
salto a todos los soñolientos moradores de la es hacer hablar a secas al mundo ¡ guardar es
¡Singular oficio!
EL ÁLBUM
bajo universal, que en todas partes despierta el vasto circo romano, en la playa, en [os mue
fice de ferrocarriles, avisa ,il coronel Suárez que El telegrafista acaba de anunciárnoslo con
Los lobos del mar no tendrán por dónde huir. convertido en un castillo de fuego, i alzando cor-
\ era en ese preciso momento de las pusila bate, la misma con que una hora hacía había salu
nimidades minuciosas, de las victorias baratas, dado el oriflama de la patria invicta, dijole estas
—¡Seguid mis abitas! grita el capitán Prat diestras evoluciones de los dos barcos encerrados
con su bocina, i la vibración del telégrafo, como i sin esperanza, necesitan llevar aire a sus
pul
si hubiera cojido en el espacio la entonación mones, aliento a sus
pechos. Necesitan hablar i
En esos
precisos momentos una embarcación
en el Loa hacia Antofagasta. morial en ¡nejes, que el pilólo Sianley presentó más tarde al
I entonces, rasgo a la vez sencillo ¡ grandioso, gobierno de Cñile, detallando sus sufrimientos i los de su
familia. —
Esta fué reducida a prisión i tratada por las autori
que ha sido referido con el apropiado nombre de dades peruanas de Iquique con un
lujo de crueldad que es
"una
galantería en el martirio,,, el capitán Prat panta. En ningún pecho, c-n la playa peruana, brilló en esas
del alcázar, se acerca a la mura de su
buque horas ni el mis leve reflejo de la magnanimidad de Prat.
baja
El ÁLBUM
al jeneral en
jefe desde la altura con este consejo ! barquichuelo como bruto desbocado hacia la
de acertada mira militar: playa que domina desde el Alto; ¡ como si sin
Batería de tierra será bueno cañonee a buque tiera a
pesar suyo el mismo recelo que hizo ex
Por esto el primer telegrama del 24 de mayo, la fraseolojía del que manda para vencer, no del
vía de Tocopilla, vía de Chacanee, vía de Cara que obedece para morir.
coles i vía de Antofagasta, tenía el laconismo
siniestro i rápido del relámpago, í decía así; /.« XLI.
Esmeralda, antes de rendirse, se. voló... Simple
'
engaño de hora i de retina. La Esmeralda hacía, Deslízanse ahora varios minutos, que son si
dos horas más tarde, algo mucho más glos. El de la de
grande i telegrafista máquina Iquique
más inusitado: impasible, indomable, taimada i ha perdido toda posesión de sí mismo.—Es
grandiosa, íbase a
pique con la bandera al tope dueño del manubrio del aparato,
pero no es
dueño de su alma ni de su
pulso. Las líneas que
copia se hacen Riego en espirales, como los bu
XL. ques que pelean en la rada, i el desatentado
obrero maltrata la ortografía de la lengua, como
¡Buque enemigo proa Cavancha! exclama apareció en la madrugada tras la bruma. La-
Suárez a caballo sobre el Molle, viendo venir el líneas se tuercen, el martinete está mudo, \oi
DE LA GLORIA DE CLÍLLE
ojos siguen por encima de la colina los rumbos Nadie ha preguntado ¡ nadie ha respondido.
encontrados de la incertidumbre. Pero son o han debido ser las doce del meri
Son las once de la mañana i todavía no circula diano, i el telegrafista, sin el dictado aparente de
por los alambres esta palabra, que es siempre nadie, ha escrito medio a medio de la pajina,
rápida como la centella; —
"¡Victoria!,, como
quien escribe un
epitafio, estas palabras,
La Esmeralda se resiste i pelea. que son el resumen de la espantosa trajedia:
La Covadouga huye i pelea. ■■Esmeralda» a
pique.
Esa es la única faz de la batalla. /¡aró »
//¡dependencia. ■■
jefe, que el sudor empapa, i pregunta: to, el cañón lejano... o fué el alma de los que
El sobresalto aumenta. —
¡Cómo! La Inde (i) En el parle oficial del do estado mayor del
sub-jeíc
ejército permitió de Tarapacá, don Antonio Bcnavides. cuyo
pendencia, fragata poderosa, que traga los vien
dociiniciilo fué apresado mas larde en l'o/o Alnim-.tc entre
tos i las olas en su marcha triunfal, ¿no ha dado los papeles del Estado Mayor peruano, cuando éste, después
caza todavía al barquichuelo fujítívo?... de la batalla de San Francisco, huía hacia la quebrada de
Tarapacá, se leen taniliicn los si.ialculcs simuiic;; I ¡vus i sin
Al sobresalto sucede el asombro, i el jeneralí- ceros
párrafos, verdaderos liolcliiics de la gloria de Prat i de
simo peruano vuelve a
preguntar a los que están la marina de Chile escritos por la pluma de un
enemigo:
en el divisadero de la altura: "Como al norte del puerto estuviese empeñado el combate
entre el Huáscar \ la Esmeralda, ésta, huyendo, se acercó
¿Qué hace la ■■
Independencia-'? tanto la de la ensenada del Vol¡rada
a
playa que se
supuso
RuexdÍA. land-icn que allí iv rendiría. Queriendo aprovechar, como en
TE con sus
tripulantes. „
10
hora, cumplida la promesa del héroe sobre el me suscribo de Ud., señora, mui afectísimo se
íu
esposa con la siguiente carta que e en
que estaba llamado, como
ejemplo, a
ejercitar
de la titánica hazaña: su acción posterior en el mar como en la tierra
digno apoteosis
debía de fuerza abarcar el mayor espacio en ei
„Mon ■)Hu Alliiun ite la gloria. I como de preferencia hemos
anticipado a remitírselas.
(2) Para mas
prolijos datos, espec ¡alíñenle sobre el coro
■'Reiterándole mis sentimientos de condolen hale de liuiiquc, puede el lector consultar Las Dos Esntt-
raídas, (1879) i la Historia de la Guerra (1889-1882), E'
cia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle
Combate Homérico, brillante cuadro del señor Grez, la Biogra
mis servicios, consideraciones I respeto con
que fía de Prat por los señores Medina 1 Cuerrero, etc., etc.
DE LA GLORIA DE CHILE
la voz más querida que endulzó las fibras del su más agradable distracción en sus horas de
guerrero i apasionó con mayor vehemencia su descanso, durante las fatigosas estaciones de
entusiasta corazón. Porque así, i de prestado, Magallanes o Mejillones, en las que casi nunca
que fué en sus santas intimidades aquel gran espí "Es imposible imajinar una vida más pura i
ritu, conservado hasta hoi en ánfora de lágrimas. arreglada. Me refería uno de sus más íntimos
Es su propia esposa la que habla, i así desde amigos i compañeros, que Arturo era tan serio
el fondo de su corazón de mujer ¡ de su
pecho de desde muchacho, que siempre les censuraba sus
esposa, mediante jenerosa condescendencia que lijerezas. Por esto le decían que él era
paradlos
empeñará eternas gratitudes, vierte en el papel una
especie de opinión pública.
el blando i oloroso bálsamo (i). "Fué desde niño mui prolijo para todo. Cui
dadoso de su
persona i de su casa, nunca estaba
personas de su familia, se
ocupaba de
arreglar
lo que estaba en desorden o de hacer alguna
"Arturo, cuando niño, era vivo i juguetón, cosa útil; así es como
algunos de sus más próxi
pero al mismo tiempo mui dócil. Se distinguía mos
parientes conservan varios trabajos de su
Quería
"Cuando él apenas contaba seis o siete años,
compartir conmigo hasta los más íntimos cui
ella le enseñó los principios de la música, i más
dados de la familia. Así me escribía en una oca
tarde, sin más que estas escasas nociones, ayu sión desde "A cada
Mejillones: —
momento me
dado de su natural constancia i paciencia, Artu
parece que te veo rendida de mecer a nuestra
ro
consiguió aprender algunas romanzas
que eran
hijita, sin que a tu lado esté yo para ayudarte a
Carvajal de
molestaba. Prat.»
"Nadie mejor que usted sabe con cuántas
XLVI.
dificultades tuvo que tropezar para realizar su
la marina, que presentía me sería tan funesta, rán mañana de rodillas, fresca
postrados corona
pero nunca
pude decidirlo. —
A este respecto me de llores envuelta en los tules de eterna viude
escribía en 1874: dad, sólo deber para el
—
queda un compajinador
'La Idea de abandonar la marina me es anti humilde: arrodillarse sobre la todavía sin
lápida
pática i, a la verdad, solo impelido por podero nombre el cementerio el de
en o en
pedestal
sas razones me decidiría a hacerlo. No cuento
Chile, i esculpir en ella el ósculo de la eterna re
Adolescente, ama como los paladines de la Es la escuadra enemiga que viene ufana, pro
leyenda. vocadora, invencible... No se inmuta por esto
Marino, casi desde la cuna besa el Océano en el adalid, que encierra en su personalidad todas
la frente i se mece en él, en sus olas azules, en las responsabilidades del deber propio i colectivo,
sus tradiciones de gloria, en sus batallas de i se limita a
gritar con voz de aliento: —
Mucha
media noche, como si hubiera nacido entre sus chos el combate es desigual .' ... Asciende entonces
Nombrado para al
abordaje a la Cova
tomar tida por los buitres del Norte... I entonces, i con
como sus
propias caricias. sonora la lengua en la garganta, empapada en
Captor de la nave española, envía íntegra a su el calor de las fauces, anima a los suyos a morir
techo su cuota de presa, haciendo del patrimonio como chilenos: —
"¡La bandera de Chile no se ha
del bravo el báculo de padre anciano i abatido.
Pero el heroísmo jenuíno, propio, tranquilo, cimas opacas luminosas, (que esto poco im
o
los Andes, es el heroísmo del deber que Arturo una sola de sus voces de mando en la última
Prat ostenta al pié de la colína de Tarapacá. maniobra, pone la proa al sepulcro i dice tran
¡Seguid
Avísanle que invencible enemigo mis
se acerca...
aguas!
Pero el capitán no se inmuta, ni se atropella, ni I todavía, cuando paseando segura mirada por
se
aparta una línea del trazado de acero del la borda divisa que todo está dentro
ejecutado
deber, del orden de batalla que la Ordenanza del deber postrero, que es el martirio, grita a
I mas adelante del sacrificio, cuando el cañón que el lapidario acaba de laminar con el cincel;
ha tronado durante tres horas, I viénese desola es la gran unidad del deber, que comienza en la
do sobre el flanco de la frájil nave, rota por las cartilla ¡ acaba en el salmo que los moribundos
balas, enfurecido monstruo enemigo con sus hoci de ánimo entero recitan junto con el sacerdote
cos de hierro trabados i enhiestos, acusando que en el dintel del mas allá...
en el fondo de sus entrañas está aposentada la De aquí la talla colosal de este chileno, que
muerte, el caudillo inmortal salla sobre su lomo ayer era solo escondida juventud.
como
para asirle la indómita garganta, i al caer De aquí que el nombre de Arturo Prat no
exánime deja al vencedor lo único que los hé sólo sea un emblema de la nación chilena sino
roes
antiguos solían dejar en el campo enemigo: tina
leyenda, una admiración, una
figura apare
su
espada i su cadáver... cida en luciente relieve en el horizonte que el
Su broquel, que sería devuelto al hogar, era Océano abre a todas las naciones.
solo el retrato de su
esposa i de sus
hijos, que
nunca apartó del corazón ni como atavío ni co LI.
mo memoria.
Como Pablo jones, el tipo de mar de la Amé
su maravillosa, nunca
Interrumpida, pareja, ace nauta invoca en el peligro, la tempestad destaca
La gloria de Arturo Prat es una gloria com Arturo Prat, como marino de Chile, fué por la
pletamente liquidada: es un
finiquito de la in pureza i la unidad de vida un ver
grandiosa su
Lili. ¿Qué se
aguardar
¿Acaso la erección de suntuoso monumento
Una cosa de gran dolor quédanos todavía por confiado a la morosidad extranjera?
agregar a estas memorias de una vida sin tacha, ¿Acaso el regreso a sus lares del último barco,
de un holocausto sin ejemplo, de la mas
grandio del último soldado, del último cadáver?...
de historia. Es a la vida del
Pero al poner fin
sa
magnanimidad nuestra una ¡Ignorárnoslo!
voz de la tumba. Es una reclamación suprema campeón de Iquique, escrita cincuenta meses
i urjente ante la posteridad. después de su inmolación, la espina del remordi
¿Por qué, en efecto, mientras la mano de la miento se atraviesa en nuestra garganta I como
patria enlutada, de la amistad solícita, de la tier una voz secreta, salida de olvidada i casi profa
na fraternidad, o
simplemente de la misericordia nada tumba, nos acusa.
de los buenos, ha devuelto al suelo blando de la I lo único que en semejante dolor alivia i alza
cuna los despojos queridos de los que en el pá el ánimo, es la esperanza de que la hora del
ramo
cayeron, sin exceptuar los más humildes; apoteosis no se halla lejos, que el cincel del arte
por qué yacen todavía casi insepultas, bajo una labra ya el cáliz destinado a
recojer las últimas
comercio, después de un lustro casi completo de marmóreo que consagrará, con los reflejos del
resignación i espera, las santas cenizas del héroe bronce enemigo herido por el sol de Chile, su
condujo a
Iquique i el alambre aquellos capitanes, hijo de Chillan, en las paji
a
Santiago, en la mañana del 7 de junio, la es nas de este libro. Ahora, por el orden del esca
pléndida, si bien no
inesperada noticia, de que lafón en la gloria i en la graduación militar, co
la de guerra de Arica había sido tomada rresponde último recuerdo al bravo capitán
plaza un
II. propiamente en
Melipilla (como Santa Cruz, los
dos Sotomayor i los cinco Serrano), el 17 de-
Pero junto con la pública alegría quedaba en agosto de 1S50. Consérvansc todavía en
respe
el fondo de todos los corazones la punzada de un i.ilile hogar en la primera de aquellas poblacit
vivo pesar. I ese dolor era justo, porque entre nos sus
dignos padres, don francisco Chacó]
montones de jenerosos cadáveres, habían caído e.ie lia sido el subdelegado-patriarca de Tal;
en la heroica repechada del Morro histórico dos gante durante los últimos años, i la señora Cet<
hombres que tenían alma de soldados i que en donla González, que hoi vive sólo para llorar.
carnaban entre éstos el espíritu de Chile. Tristán Chacón tenía más o menos la misma
Eran esos valientes el comandante del 4.° de edad que el teniente abordador de Iquique, su
línea, don Juan José San Martín, muerto a la paisano de cuna, ¡, como éste, manifestó desde
cabeza de su
rejimicnto al pie de la fortaleza del temprano viva inclinación por la carrera de las
Morro, i el capitán del 3.° de línea, don Tristán armas. A la edad de siete años jugaba a los sol-
EL A
r3o
dados en la calle ancha de Talagante, i como era carta escrita tres días después del combate, —
padre habíale puesto con llegó la hora que deseaba. Recibí la orden de
ájil i regordete, su buen me
travieso chico. Llamábanle en su casa "el jeneral guerrilla. Inmediatamente di cumplimiento a ella
efectiva en la Academia Militar, i después de enemigo. Pero, en fin, ¿para qué hablarle tanto
cuatro años de bien aprovechados estudios al de mí mismo? Concluiré diciéndole solamen;,:
canzó el grado de subteniente en el ejército de que estoi contento i sin novedad la que menor,
línea. Tenía esto lugar el 1 2 de enero de 1 870. Perdí algunos hombres en el combate, pero mui
nea, i desde que pisó los umbrales de su cuartel 'He recibido felicitaciones de muchos i he
en las fronteras no abandonó un solo instante merecido ser recomendado especialmente entre
la bandera de su
cuerpo. Todo lo contrario. No todos mís compañeros por el comandante del
la abandonó, como más adelante lo veremos, ni rejimiento al señor jeneral en jefe. Esto me
basta. ;,
vi. VIL
"En esta situación,— dice el capitán Chacón en que tenga esta nueva expedición para concluu
DE LA GLORIA DE CHILE
con esta vida que ya se hace demasiado larga i "¡Linda cosa, exclamaba —
en
seguida con el
pesada: una batalla i todo ha terminado." lenguaje alegre del soldado, —
salvar el pellejo en
¡Cuánto se
engañaba el impetuoso capitán en este lance para después tener el orgullo de con
sus
augurios! ¡La campaña había sido mal con tal' las glorias del Eje/rito!'
cebida I mal comenzada, de suerte que como de Pero estaba escrito que esto no sucedería co
Refiere el capitán Chacón fenómenos verda i de la plaza, i hé aquí cómo uno de sus
compa
deramente horribles de la marcha del 3.° de Ite ñeros de armas, que le vio caer i morir en el
a Sama, i señala con franqueza las culpas de la momento del asalto, cuenta su prematuro fin:
—■
mitamos a reproducir aquí la enérjlca síntesis momentos recibió un balazo; ¡ dice: "me han
del carácter i del sufrimiento del soldado chile herido,,, i cae. Estas fueron sus últimas palabras.
no, trazada por uno de sus más dignos capita Su muerte fué bien vengada.,, (1)
nes. —
„De mi compañía he tenido la suerte
Tristán Chacona
de perder ninguno, decía IX.
—
no
del 2 de mayo. —
Tanto sacri
un
amigo en carta
ficio en este pobre roto chileno, ¿cómo le paga Según otra versión, el capitán de la compa
rá la nación? ha pagado ñía guerrillera del bravo 3.", había llegado ja
¿Pagará siempre como
las banderas con entusiasmo sin diez o doce cuadras, i desalojado ya el enemigo.
esto, siguen
Si Chile solo por rotos.» tomaba so
capitán un rifle a la puerta de la for
igual. es feliz es sus
"Como verás, —
añadía en esa misma carta taleza, ordenaba arriar su bandera i reemplazarla
desde Sama,—estamos a ocho leguas de Tacna, por la de Chile, cuando vino la traidora bala que
de le quitó la vida.
donde nos
espera parapetado un
ejército 12
más brillantes que escribir en su historia mili ciones de guerra mas memórala.-, por su heroís
líneas, —
([) Caita al autor del teniente del 3.", don Francisco Ma-
es más que probable que ya seremos dueños de j-er.— Pocollai, junio 13 de iSUo,
1'ovino E. '¡rellana,
—
Eran-
continuación i que son un justo tributo de orgu cisio i '¡\ama. C regorio Silva. —
Pedro -Vovoa
llo para una honrada familia. Eac-.- -Rodolfo Wólleter.- -Marcos J. Arce.—
Luis A. Riquelme.—Adolfo Gomales.— R. G.
"Señor don Francisco Chacón.
Mcyer. I.uis I.
—
Camus. —
Ramón funcné: S.
Domingo Ruis V. —
Félix P~. Vivanco.—J.
Bari.—M. Eigueroa A.—S. Ruteros.—Emilio
cir, el patriotismo) no
puede ser más satislaeti 1- del soldado i morir pensando en el honor i gloria
rio para un chileno, el ver
que parte de su mi; i- de la República.
ma
sangre ha sido derramada en defensa de s u "Verdad es Relijión i el sentí-
que la Divina
i que el nombre de
patria, su
hijo pase sin mai 1- miento poderoso i superior del patriotismo, tan
cha i lleno de gloria a la posteridad, sentido i innato en el alma de los que han nacido en este
llorado por la nación entera. amado suelo, sirve de gran lenitivo a un padre
"Esperamos, señor, que lo expuesto sirva a desolado que acaba de perder un
pedazo de su
DE LA GLORIA DE CHILE
llos dignos jetes i nobles compañeros que fueron go), los restos del infortunado capitán del 3."
testigos de su buen i
comportamiento justísimo fueron recobrados por manos fraternales de la
ingrata tierra en
que cayeron, i al ser deposita
"Ofreciendo a ustedes las seguridades de mi dos en la última fosa, cerca de los sitios i de los
respeto, de mi aprecio i de mi eterna gratitud por seres que tanto amó, cábenos hoi el último de
sus benévolos conceptos i consoladoras palabras, ber de la amistad i del recuerdo, consagrando
tengo el honor de suscribirme de usted, señor al del capitán '1 ristán Cha
jeneroso patriotismo
comandante, i demás jefes i oficiales de ese cuer cón, del 3.", I a su sublime inmolación en el
campo de batalla.
Vjr en cada cuerpo, sea batallón o
Teji
miento, brigada o división, son los que represen 11.
tan el alma, el prestijio, la fama guerrera de un
que el comando individua! de las compañías da entre nosotros, ha sido puesto en evidencia en
camino al libre ejercicio de todas las cualidades la guerra que Chile todavía sostiene, i en la cual
intrínsecas o
puramente espontáneas i militares los hechos i el renombre de noveles capitanes
de los jóvenes oficiales de una fuerza armada ha ¡do siempre a la par i en ocasiones más alto
to la ordenanza militar atribuye Importancia tan Así, por ejemplo, ¿quién podría hacer memo
capital a las funciones del capitán de compañía. ria del glorioso Atacama sin recordar el nombre
i por esto también la táctica moderna, especial glorioso también, del ínclito capitán Rafael To
mente la alemana, inventada por Moltke, hace rreblanca, llamado "el escalador..?
reposar el vigor i el éxito colectivo de un
ejér ¿Quién preconizaría las hazañas del rejimíento
cito especialmente en la iniciativa i acción indi Coquimbo sin hacer mención de los capitanes
vidual de los capitanes. Iribarren, Paez, Aristía i Cavada, que riñeron
I de esta manera de ver, que es
completamen con su
sangre el paño rojo de la bandera de su
seis Í aun de ocho, que antes eran, apenas a la 1 eso mismo verifícase con el batallón Quillo-
mitad de esta última cifra. ta en cuyas filas sobresalió entre todos, aunque
EL ÁLBUM
hermano del héroe, Reytes nientes (que fueron solo 52) el que con más alto
los capitanes Vivar,
i otros; en el Chacabuco con los capitanes Ova relieve se destaca en los perfiles del asalto, es el
lle, Soto Dávila, Von Moltke; en el Talca, con
capitán del 3.° de línea don Ricardo Serrano.
los capitanes Alejandro Concha i Eneas Fer hermano del inmortal marino llamado "el
—
nández; en el Concepción, con los capitanes Te- abordador,, i que, ascendido sarjento meyo- a
José Joaquín Flores, tipo i adalid juvenil de la ineraria empresa de asaltarlo con un
puñado Je
neros de Yungai. —
Hoi mismo, la última hazaña te del Huáscar con trece de sus bravos compa
jeron a
Santiago para abrirle carrera, cuando te
I lo que acontecía en los cuerpos de volunta
nía diez o doce años.
rios tenía igualmente lugar en los rejimiento.s de
Educóse en escuelas i colejios de particulares,
línea donde cada cuerpo ha conseguido, bajo
especialmente en el de Harbin, hasta 1875, en
IV.
le amaran. La primera ejecución militar verifica1
Pero entre los setenta i tres
capitanes da al de la campaña.
que en
Antofagasta principio
DE LA GLORIA DE CHILE
sarmó por sus propias manos i lo entregó a la Gutiérrez la hiciese tomar a toda costa,
expedición a Moliendo, porque intentando redu agradecióle el favor i la preferencia con una son
cir al orden una turba de soldados ebrios i fero risa, que no era común en su hermoso, pero se
ces, los acometió a sablazos hasta que un cabo vero rostro. Detúvose toda lo división como
de su
propio Tejimiento le atravesó la boca de para presenciar aquel hercúleo ascenso, i cuando
una puñalada. El subteniente Serrano parecía vieron a media falda de la árida montaña la
cil deslindar que siendo aborrecido los Pero sucedió así, porque el al
es en no
enemigo,
cuarteles, seguíanlo todos a
porfía en los com notar aquella impasible audacia, desamparó la
bates. Simple subteniente antes de Tacna, con altura, dejándola sembrada de cadáveres,
dujo su compañía en línea de batalla hasta el Cuando el comandante Gutiérrez divisó en ¡a
pie del Morro de Arica, resultando por la ter cumbre flamear la bandera de la compañía del
cera vez herido en la campaña, i por su conduc capitán Serrano, dio por lograda la jornada, i
pués a
capitán bía regalado una victoria.
Por ese hecho excepcional, el nombre del ca-
;
Vil. pitan Serrano fué puesto en la orden del día i
ascendido a
sarjento mayor graduado en el cam
iS
i3S EL ÁLBUM
lo con ira en la marcha de Lurín durante la la ladera llamada el Salto del Fraile, a
cuyo pie
noche del 12 de enero a su hermano Rodolfo, yacía Chorrillos, Capua del Perú, cuyo Ñapóles
bizarro mozo
que había roto los vendajes de ci es Lima, arrolló toda resistencia hasta un muro
paso de armas como los que se acostumbran en cubrirse, gracias al ejercicio de gue constante
las salas de esgrima. Son todos, los de mar co rrillas, se parapetaron tras las tapias, i desde
mo los de tierra, soldados de vanguardia. allí sostuvieron largo espacio de tiempo reñido
X.
El capitán Serrano pasaba como uno de los
No comprendiendo por esto en su verdadero guer Uleros más notables de nuestra brava in-
significado la posición brillante i el lucido des fentc ría. Pero arrebatado por natural
su
arrojo
tino estratéjico de los cuerpos de reserva en las el h irmanü del abordador del Huáscar, come
aatallas modernas, el capitán Serrano se limitó sise sintiera sofocado por eso de pelear atrin-
a decir, a
guisa de adiós a su hermano aquella chers .do, lanzó, contra los ruegos de muchos, la
noche. —
"Yo sabré buscar mi desquite,,. A otros VOZC le saltar la muralla protectora, dio él mis-
!
que un combate, un pujilato a bala i arma blanca,
XII. porque el capitán chileno, entre otras heridas,
tenía destrozada una mano i la frente atravesada
de aquel lance ignorado de la batalla, el capitán reclinado sobre el muro. A su lado, i como en
Declara, en efecto, un
testigo de vista, que tenía las señales de la profanación cobarde que
parecía haber tenido lugar en aquel sitio, más Chorrillos los peruanos los que
en
ejecutaran con
a su
paso encontraron después de vencidos.
TENIENTE DE MARINA,
*jjr* como humilde, que vive de los esti cia. El árbol crecí'') derecho. La madera no se
navales forman a los Prat, i a los Thomson, a Instituto Nacional, pasó en 1867, por elección
los Condell i a los Valverde, a los Contreras i a de don Federico Errázuriz (a la sazón ministro
por su
juiciosidad sombría i tenaz sobre los li para la enseñanza práctica de los alumnos una
bros, por su
alejamiento sistemático i sin esfuer escuadra. .. de cáscaras-de sandía, con mástiles
zo de los páaccres í atolondramientos de la niñez, de palitos de escoba....
EL A IB UAL
la naval mediterránea i embarcado en la Esme abril, mayo i junio en que permaneció sirviendo
ralda en clase de aspirante en [872. Trasbór bajo mis órdenes, ha observado una conducta
desele dos anos más tarde a la Chacabuco, ¡ su ejemplar, i demostrado sus buenas aptitudes pa-
cesivamente al Abtao i al Illanco Encalad, en
sucesivamente los aplausos de sus tres primeros Punta Arenas de Magallanes, julio 20 de
formes de esos
peritos que re I lujan en su unani ción de diez meses en los puertos del norte de
midad no escaso brillo sobre el mérito del guar la i
república un
viaje a
Quintero. En estos via
dia-marina que como modelo hemos elejido, ha acreditado
jes empeño i celo en el cumplimien
Esos informes dicen así; to de sus deberes, dedicándose con cor/tracción al
estudio de su
profesión, habiendo mandado algu
nas maniobras por alto; viradas, tomar rizos, etc.
se ha reservado un
puesto de "Enseígne de
En este estado de cosas, i un
poco más tarde.
Vaisscaun para usted a bordo de uno de cual
túvose la feliz ¡dea de aprovechar el viaje del
quiera de los encorazados Savoie o Snrveilloule.
acorazado Lord Cochrauc a
Furopa para enviar
Me agrega el señor ministro que, en esta vir
algunos jóvenes marinos a
perfeccionarse en su
prevenidas de su
próxima llegada.
rítimas, i especialmente en la flota de blindados
Sírvase usted trasladarse a la mayor brevedad
de la Gran Bretaña i de Francia,
glaterra a mediados de 1S77. ,En conformidad a las ordenes ,lel vire-almirante senador,
No fué difícil
: ¡inundante en jefe, i a 1111
despacho ministerial del iSdc
a nuestro intelijente represen
febrero de 1878:
tante en París obtener de la deferencia inglesa Ordénase al señor guardia-marina de la marina chilena
i de la galantería siempre esquisita de la nación Avelino Rodrigue;: emiiarcarso- c:i el acorazado de primer
urden el Ma:cu..iinor>, íoiuanda'l.) per el capilar, de ::a\ i
francesa, la colocación de aquellos aprendices en M. Cumie.
su flota de acorazados, según en otra ocasión, [,a presente orden será el rol de
rejistrada en
equipaje
talvez con
mayor prolijidad, habremos de con del Magnánimo.
A bordo del k'ichelien, cu Villafranca, abril 10 de 1S78.—
tarlo. I cupo en aquella designación un buen .
del de los fondos que tiene recibidos la costa sur de la Francia (hasta la frontera de
viaje, en
introducción para el comandante del buque que no al Mediterráneo con el exclusivo objeto cíe
le sea a usted designado por las autoridades maniobrar en unión de ésta i pasar la revista je
ducción el nombre del buque para que usted rijió a la Mancha i la nuestra en dirección a este
po de la Invernada.
VII.
A fines del presente mes el almirante Dom-
Veamos ahora cómo siete meses más tarde el pierre d'Ornoy entregará el mando en jefe a su
, i
Avelino Rodiííccez.
ACORAZADO iiMACIXANIME.i
■
Señor ministro: VIII.
j
DE LA GLOj ?IA DE CHILE 145
tendido, ha escrito últimamente (marzo de 1883) tición del gobierno de Chile ordenaba desem
un notable articulo científico sobre el meridiano barcar a todos los aspirantes de nuestra escua
único i la hora universal de las naciones. Seis dra a fin tle que regresasen inmediatamente a
borioso guardia-marina chileno había aprove espontáneamente en una carta datada en Tolón
chado con tesón todas sus horas para hacerse el 17 de abril de 1879 i que orijinal tenemos a
digno de la confianza de su gobierno i de la hos la vista, su
primer jefe el capitán Comte; la —
científicas, dignas de ser estudiadas según opi servado siempre a bordo una conducta ejemplar
el ol
niones competentes, yacen hasta hoi en
(une condialo tonjenrs exem/daire); agregando
vido. que se había mostrado animado del mejor espíritu
Í del más sostenido celo, por todo lo cual podía
afirmar que había
X. adquirido un
gran éxito (un
grand resulta!) como fruto de sus
trabajos pro
marina Rodríguez iba a ser trasladado al navio "El señor Rodríguez,- añadía —
el distinguido
almirante por orden expresa del jefe de la es
jefe francés, —
ha dado siempre a bordo pruebas
cuadra acorazada del Mediterráneo, había esta de poseer un carácter serio i amable que
[lo han
llado ya la guerra de Chile con sus vecinos del hecho apreciar por sus jefes i que al mismo tiem
litoral, i debiendo ser la primera faz de aquella po ha conquistado el afecto de sus camaradas...
146 EL
alliez vous
empresser de réclamer votre pan
XI. dans les dangers que vont courlr vos
compatrio-
tes. L'opinion que je me suis faite de votre ca
Tenemos a
pechos, al tratarse de este nobilí ractére et de votre valeur, pendant le temps que
simo mancebo, exhibir como
ejemplo vivo a los vous avez
passé sous mes ordres, me font es-
que han de seguir su estela breve pero brillantí- pérerque vous saurcz, si 1' occasion se
présente,
rendre des services signalés á votre patrie pour
estucliosamente siguiera en la guerra del Pací fi la quelle je fais les vceux les plus sinceres en
Avelino Rodríguez, aspirant de la marine chi- rine frant;a¡se parmí les quels vous laissez les
llenne, a été embarqué pendant un an sur les
cuirussés de i ." rang de la marine fran^aise la
Ma:-uanime el le Trideut; qu'il s'est toujours
montré animé du meilleur du zéle le Lecomte... (1)
esprlt, plus
soutenu. Sa conduite a
toujours été exoniplair,.:
et je suis assuré qu'il a obtenu un
grand résul- (1) Forman vivo pero natural contraste con es las efusio
preuves d'un caractére sérieux et aímable, qui nombre de un e/.bie-mo que había resuelto hacer economía
de ses camarades,
"París, enero
1J de iSjg.
II m'est agreable de corroborer l'opinion que
ilion prédécesseur avait émíse á son
sujet en me Señor don Avelino Rodríguez (Tolón).
remcttnnt le commandement du Trident
EL TENIENTE CORONEL
mas sino que había hecho amar su propio, lejano el seno de la más íntima i profunda reserva, cir
i casi desconocido país. cunstancia que es
indispensable tener presente
por los jóvenes lectores de estas pajinas para
XII. comprender toda la elevación de alma i la rara
compañeros en
junio de 1879, el guardia-marina El buque que el guardia-marina Rodríguez
Rodríguez entró a servir en la
O'Higgins, i de itaba era, según vil O'Higgins, cor-
nera cómo se
gobernaban en esa
época embrio por economía /¿sea!
naria de la guerra las cosas de nuestra armada, no había podido prestar . el
algiín estimulo, esté usted cierto de que asi pasará con los
parte de prueba. La nuestra es más dura que la de ustedes,
suyos (?). i aiiu cuando lo comunico
no se a iMci.l como un consuelo,
l'or lo que hace a
recompensas de clin orden, de ascen
se lo hago saber para que cobre paciencia i de
de aumento de
se
persuada
sos o gratificaciones, usted debe estar al co
que no están así ni porque se les desconozca, ni porque se
rriente de cuan
angustiada es la situación financiera por que
les olvide (?).
atraviesa Chile actualmente. Ustedes permanecen estaciona
Yo toda ocasión que se me presente para en-
aprovecharé
rios en sus modestos destinos i con sus emolumentos de
cmiia; oficialmente el celo de ustedes en coiniinic:. 'Iones
siempre, i sufren porque no progresan en la medida a que (),",( i la
iilles, ptimer.1 oportunidad se me
|il;-s..-:il::r.i i:i'-.i
ustedes creen que les hacen acreedores su aplicación i cons
pronto, cuando redacte la memoria anual de esta legación.
tancia; ¿qué diremos nosotros los que formamos el personal
que ve la luz pública en la Memoria de estado de Relacio
de esta legación, desde cj;>ii:¡n a paje, a quienes han redu
nes Exteriores todos los años. En la sección de ese rlocu-
cido sus sueldos de un 53 por ciento, dejan Jo al plenipoten
11 leí
i.-oirespuiiille-nle al leparía aentu de Marina en:, ni era
lio 1 1
ciario en condición de enea; ira do (le íie-jcnos, al scrrclarin
re- los
trabajos que ustedes han hecho, i demostraré que.
que ésta es: libe con los honorarios de oficial agregado, i al
lejos de malgastar el tiempo i de desaprovechar la oportuni
antiguo oficial ganando treinta días al mes? \hi estros servi dad que su país les ofrece para formarse marinos
ilustrados,
cios no han sido, sin embargo, menos activos ni menos están usledes entregados con toda su alma a la tarca sin sa
lir del IcrreiKi profesional. El ministro, que abunda en bue
promoción i sin espectativa, asumiendo además todas las nas
disposiciones hacia usledes, no tendrá el menor incon
responsabilidades que gravitan sobre destinos como éstos i veniente de confirmar oficialmente indo esto (?).
Mañana me ocuparé del
arreglo de lo correspondiente a
punto, a fin de que r.o dejo do c.Mr nunca a la airara del de
su
ajuste, pidiéndole mil perdones por estas involuntarias
coro -iiie corres; .íi de a la reprcieuta-ión nacional un el ev-
demoras, inevitables desde que los empleados se reducen
tranjero. Ya ve usted que si ustedes no adelantan, nomín,.
sin reducirse las ocupaciones.
vamos para atrás, i que si a ustedes no se les recompensan
Salude en mi nombre afectuosamente al señor Herrera i
su 5 nuevos servicios, a nosotros, excepcional, itemle, bastase
del mismo modo a Sania Cruz cuando llegue próximamente
nos
despoja de los derechos adquiridos! de su viaje a mares asiáticos, i usted
mi amigo! Xo libre ni el derecho de
disponga como guste
;Qmc hacer, tenemos
de afectísimo i seguro servidor.
la la que
su
amigo
pataleo, porque el
patria en uva man os de .,:,.■: lia
sus reales en esta, i como esta es una vida el triunfo de nuestra suerte i de la de nuestra
ya
normal, forzoso es ir acostumbrándose a ella. De querida patria. Pero joh! qué desencanto! Qué
manera
que mis rabias i malos ratos me los paso baño de lluvia tan helado i tan copioso el que
a menudo con un poco de agua, cuando la tengo recibimos al distinguir la bandera inglesa en el
a mano, o bien con un cigarro. Le puedo asegu [tico de mesa na del buque en cuestión!
rar
que soi un hombre de roble para el servicio Nuestra actitud-debió ser imponente (asilo
i de fierro para los trabajos, necesidades i otras
regalías de la profesión; pero lo que yo no pue nos retiramos silenciosos i despechados de los
do sufrir, ni menos tolerar, son las indolencias, puestos que hubiéramos querido sellar con la
paciencia i aguantar, que pronto hemos de salir tenía lugar como una
esperanza frustrada en
de la calle de la Amargura. ,,
agosto de 1S79. Pero la realidad en breve so
parado de lijera su
buque, ha ido él mismo a su rino Contreras del Cochraue, i J. M. Izaza de
bordo al encuentro del barco que trae las prime- la O'Higgins. «I no crea usted, querido papá, —
rus armas
pedidas para Chile, i del cual se decía decía en efecto dos días después de este carni
^J
DE LA GLORIA DE CHILE ¡49
nifestaciones del alma del joven marino aparece, nuestros buenos cabos de cañón para obtener la
como el ancla que sostiene al esquife desde el victoria i demoler los últimos atrincheramientos
fondo de la arena a través del vaivén de las del enemigo. Tenemos fe en la buena estrella
ondas, un profundo sentimiento relijioso; i esta tle la Od/iggins i esperanzas de que un día brille
faz del heroísmo ha sido común Chile, el sol que ha de herir tos
en en nos con
resplandores
muchos de sus héroes verdaderos: en Prat como de una
gloriosa victoria».
en Flores, en Escala como en Riveros; i los si
guientes pasajes tomados de las revelaciones del XVI.
peregrino al hogar pobre i querido, dan testimo
nio de cuan sincera i levantada era su fe. Enardecido en estos mismos propósitos, cuan
Promovido a teniente después del combate do el 5 de abril de 1880, un año cabal después
de Pisagua, escribía en efecto el 29 de noviem del comienzo del bloqueo de Iquique, dirijióse
bre de 1S79: la armada desde Pacocha a comenzar el bloqueo
■■ Usted me conoce más de lo suficiente para del Callao, expresábase todavía el teniente Ro
para ver en él el cambio de una situación que "A pesar de que voi mui contento, sin embar
fueros, comodidades i recursos. Es en este sen buque pueda hacer; pues hai más de uno
que
tido que la acepto i aprecio como honor, el car
bondad aro
que se ha dignado favorecerme, i a de! Callao 1
ponernos bajo los filaros del más
ti^ted satisfacerle las esperanzas tan nobles i le- incspugnable de sus castillos. ¡Ojalá que el Dios
] ¡timas que desde tanto tiempo atrás acariciaba.- .-■'' los ejércitos nos
depare una buena fortuna i
rso EL ÁLBUM
haga nuestra la palma de la victoria, que desea omito porque usted ya debe conocerlo bien
por
mos ofrecer a la patria como una prueba de nues las vistas fotográficas que de él deben encon.
tro amor hacia ella, i de nuestras nobles aspira trarse en los almacenes de esa); en la puerta.
ciones por verla grande, próspera i feliz!,, como es natural, encontramos al portero, un es.
amigo i de discípulo, yendo a depositar una co- Dimos las gracias i tomamos la calle de arboli-
llos que nos conducía a ella. Continuamos nues
dormía el sueño de su
grandeza aquel que en el tro camino hasta llegar a una
sepultura sencilla.
banco del aula i sobre el puente del Huáscar, rodeada de una
reja de madera pintada de
había mostrado a sus
jóvenes secuaces el cami blanco que tenía una cruz en su cabeza, en la
no
que conduce a la inmortalidad dentro del que se leía esta inscripción: Arturo Prat, 21 di
deber i más allá del deber,
Dejémosle por tanto referir a él mismo esta "No sabría explicarle mi situación en
presen
tierna casi sublime peregrinación, contada con el cia de esa fosa que contenía los preciosos restos
justiciera admiración exhuma. hijo amante i cariñoso, del ¡oven estudios'', del
Es una carta escrita en la rada del Callao con excelente esposo ¡ padre de familia, i por último
fecha ló de abril de 1880, es decir, una semana del heroico i sublime capitán de la Esmeralda,
sus faces, se me
presentaba alumbrada por el
"Una vez desembarcados i orientados sobre luminoso faro de virtudes; i así
sus me parecía
el camino que debíamos seguir para llegar al verlo, ya cadete, ya oficial, ya comandante, i
cementerio, emprendimos la marcha en ese sen
siempre sencillo, modesto, digno, grave i caba
tido, acompañados de otro compañero. llero.
■'
La ida lité alegremente conversada; la varie N o hai duda de
que el Prat
1
capitán era uno
nos proporcionaba abundante lema para la char nefactores de los hombres que le dar
su
patria,
la, la observación o la crítica: de este modo el nombre al siglo que vivieron, i por eso me
se en
nos
pasó mas
lijero el tiempo la distancia i mui feliz la idea de Vicuña
que o
parece mui exacta
^
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 151
"Los maderos i listones que forman la cruz i fracción mayor de la partija a beneficio de los
reja, se encuentran cubiertos de sentidas Inscrip últimos. Por esta causa, i escribiendo en este
ciones que la gratitud i la admiración de los que mismo sentido a su padre en una ocasión de
han llegado hasta su morada han dedicado a su apuros, decíale desde Moliendo el 24 de febrero
memoria, de 1880, estas tiernísimas palabras:
it Al lado de la sepultura del capitán Prat se "Si Eios fuera conmigo tan bondadoso que no
encuentra la del teniente Serrano. Son perfecta sólo me concediera, después de terminada la
mente iguales, como
erijidas por el mismo jcnc- guerra, la gracia de la vida i de los medios ne
roso i noble corazón: abunda en las mismas ins cesarios para que lo pasáramos tranquilos i feli
i, Las flores i las coronas nunca han sido mejor criaturas. De todos modos, pueden contar uste
empleadas que en el adorno de estos queridos des que encaminaré todos mis esfuerzos, todas
11
Magallanes i el Tolíénhan tenido la bue
La indicado, i.
na idea de
erijir un pequeño recuerdo a los hé Esta sumisión tranquila al destino i a las vo
roes que atestigüe el patriotismo i gratitud de luntades de lo Alto, no debilitaba en el ánimo del
sus tripulantes. Nosotros también pensamos eri- joven teniente ni en lo mas mínimo la enérjlca
jirle el nuestro tan pronto como las necesidades independencia de juicio de que le hemos visto
de la campaña nos
permitan proporcionárnoslos dar ya graves i aun
compromitentes pruebas.
materiales i el tiempo que habernos menester. Todo lo contrario. Era un
espíritu que veía
"El regreso del cementerio lii.-o gran contraste
siempre claro i que vertía sus
opiniones con
con la ida. Volvimos mustios, cabizbajos i pen trasparente i aun arrogante diafanidad.
sativos. A la ida habíamos recorrido a
Iquique Habíalo ya hecho al comenzar la campaña
como quien recorre una de nuestras ciudades de respecto del mando del ejército, después de Pi
zas, que el sacrificio de Prat nos la había con "Del ejército de tierra le diré a usted con toda
quistado i que cualquiera que fueran las mani franqueza, que tengo mucha confianza en él, ¡
festaciones que Chile agradecido hiciera a su
por consiguiente en el triunfo, pero que desgra
miento i de su
gloria.,, experimentamos un revés serio, es
porque la
providencia de Dios hace causa eomiiu con noso-
XIX.
„Se habla mui en voz alta de falta de armonía
A fin de comprender en toda su extensión la entre los jefes; de [danés disparatados, de expe
nos cuesta I del que todavía tiene que cos cada cual prometía cumplir
se las exíjencias con
que
tamos, esto es, contando con el éxito final.,, del patriotismo humillado i encadenado, delatan-
todo más menos no se do a la
opinión pública a los incapaces e indig
;I por ventura eso o
de representar la patria.
ha cumplido por aquella falta de cabeza que el
nos a
no levantó el diapasón de su crítica i aún el de ticular, ¡ aquí ese mismo señor llega asegurando
cólera hasta de vedado lo contrarío, que casi ha¡ negociaciones Í que
su cerca
algo que es a <■:
nos echaban a
pique nuestros buques con traído- Esto lo sabíamos nosotros el 14 por la mañana.
res
torpedos, i cuando, en vez de castigar la es decir, antes que el señor ministro mintiera
miserablemente cu
pleno parlamento.
se
pedía consejo a la pusilanimidad de la Mone "Como corroboración de lo que dejo dicho,
da, que a escondidas negociaba a esas horas con esta mañana (2 de octubre) partió para Arica el
'
cobardías, —
que en esa misma noche (la del hun partida por uno de los ayudantes del estado ma
bombardeado i quemado a medio Callao; pero está cumplir una misión de paz. Allá veremos o'w.
escrito que esto no harían jamás los que dicen no corresponde el enemigo a esta nueva condescen-
tener orden del gobierno bombardear, ciencia! ¡Quién sabe le ahora su
para para i
a
quién toca
repeler un
ataque, para castigar una alevosía, I
sin embargo tienen derecho para suspender hos Hastaaquí, aunque ajeno profe a su carrera
tilidades, para declararnos en el hecho en armis sional i al deber del combatiente armado, que b
ticio Í para poner dificultades aconsejar que el
o Constitución Política de la declara
República
comandante Lynch no cumpliese con su comi- »no deliberante", no había nada digno de censu
A
DE LA GLOi IA DE CHILE 153
confiando en
que se hará justicia, me
parece que empuje incontrastable de las bayonetas chilenas,
para la próxima tendremos nosotros que hacér "Obedeció Rodríguez, i al efecto dispuso que
nosla. La disyuntiva es
por desgracia dolorosa, se
descargase sobre el mar la bala con
que ya
i esto fué para morir. Todos recordarán que el miso cumplidor de su deber, aunque previendo
-entusiasta i valiente teniente Rodríguez,,, según la catástrofe próxima a sobrevenir, ordenó Ro
las palabras de su austero almirante, batióse con
dríguez a uno de sus marineros que sacase la
señalada bravura al mando de una ametrallado bala, con todo tino i cuidado, del interior de la
ra, cañoneando desde el mar el morro de Cho pieza que la encerraba.
rrillos el día de la batalla de este nombre, librada 'Apenas el marinero la tuvo sobre sus robus
el 13 de enero de 1881; i pocos habrán olvidado tos brazos, notó que la espoleta se comenzaba a
capitán Prat) cuéntase suceso tan glorioso como ■'El proyectil había hecho explosión, causando
deplorable ocurrido en los momentos en que la destrozos que la pluma se resiste a describir.
victoria batía sus alas sobre el campo i el mar "El denodado teniente Rodríguez palpitaba
de Miraflores; sobre un charco formado por su
propia sangre.
EL ÁLBUM
" Poseído de la fiebre, de la locura i de las más esta vida que a muchos habrá parecido oscura i
desesperantes angustias, pasó Rodríguez cinco sin la suficiente justificación moral para presen
días el lecho de tarla entre las más altas figuras de la
postrado en su camarote. guerra,
"Cuando merced al de sufrimientos siendo como fué quien nos ha arrancado
rigor sus estos
le volvía el extraviado juicio, todo su anhelo i recuerdos un mozo casi oscuro, pobrísimo i hu
afán consistía en informarse del éxito de la ba milde; pero dado nuestro propósito no sólo de
talla i de la suerte que hubieran corrido sus com
perpetuar hechos dignos de guarda perdurable,
pañeros i amigos. s¡nó el mucho más necesitado de estampar en la
, Por fin, al amanecer del día 20 de enero, el historia aquellas virtudes que más vivos reflejos
teniente Rodríguez fallecía a bordo del Blanco arrojan sobre la humanidad i sobre la juventud
Encalada, con el nombre de la Patria en los que es su vanguardia, no nos
parece que, como
deslallecidos labios, el espíritu fijo en Dios i el en el caso del capitán Prat, habrá de atribuirse a
corazón en el lejano i querido hogar, donde demasía lo que de los hechos i pensamientos de
dejaba padre un anciano i una madre amante este joven héroe muerto a los 28 años hemos
í desesperada.,, {ij recordado.
agrega por su
parte un escritor nacional, que
en la víspera del asalto de Arica, que debió tener
le viera morir, —
tanto por lo inesperado de su
de su fe, de su
patriotismo, de su grandeza de
brillante muestra de esa nueva jeneraclón de
alma de patriota i de cristiano en el documento
oficiales de marina que cultivan con amor e inte-
noble carrera.
Rodrigue/ descollaba por su rica inapreciable de familia, que así dice;
intelijencia. por su
aplicación al estudio i por su
de nación, que le deseo el mas brillante porvenir, mis sueldos, para compra de uniforme i varios
que durante toda mi vida le he profesado el más mis compañeros Santa Cruz i Herrera debe
solícito Í abnegado cariño a m¡ familia, i que mi abonarnos por mayor gasto de embarque en
¡'unco afán ¡
empeñado anhelo ha sido contribuir marina De buenas
extranjera. suerte que con
"A mi amigo Tomás 2." Pérez (muerto más sente, no excede de doscientos veintinueve pe
tarde como él i antes que él), en testimonio de sos; pues no reconozco como deuda más que la
mi más vivo reconocimiento por los mil servicios cantidad de que he hecho mérito anterior-
zón, dejóle como recuerdo de mi gratitud, el Í por eso lo digo, con la mano
puesta en la con
puñal que llevaré a mi cintura en el momento ciencia, que mi deuda no era más que la ya
siempre la regla de conducta de toda mi vida corazón i les deseo conformidad / resiguen ion
fué tratar de ser un buen hijo, un buen amigo. por los impla-, ¡idos fallos do! l;!eruo.
un buen compañero i un i/ro/eusivo prójimo. De "Si la patria ha exijido mi vida es porque ella
todos modos, pido mil perdones por los dichos era necesaria para hacer respetar su
integridad
o hechos con
que hubiere inferido agravio o
per- i soberanía. Repito una vez más, que me consi
"Dejóles todo cuanto me pertenece en ropa, "Muero creyendo en Dios e invocando su nom
libros u otros objetos para que con su venta se bre i el tle nuestra querida patria
atienda al pago de la cuenta que le adeudo alji -,
■■
» Debo al gobierno la cantidad de cuatrocientos pulentos robles i de mástiles de alta talla, había
EL ÁLBUM
caído así, legando ejemplos de virtud, de valor, i par aquí nuestra creencia de que si el
teniente
ríe consagración a la
patria, a Dios i a la familia Rodríguez no alcanzó, como Prat ni como Thom
el joven adalid que vivió apenas lo suficiente son, a consumar
dignas de la
proezas inmortal!.
para servir de modelo a los que, en su
preclara dad, de seguro de la misma estructura física
era
I.
soldado, el bizarro Belisario Zañartu, segundo en la movible tienda del soldado, cuando su
pa
jefe del rejimíento Chacabuco, I más adelante dre, que organizó i mandó una media docena de
Avelino Villagrán, mayor del rejimiento Colcha batallones, se hallaba accidentalmente en Penco
gua, i el mayor del Buín don José Evanjellsta Viejo (buena cuna
para nacer
soldado) durante
I todavía más la llanura que el verano de 1853. A los doce años entró,
Vallejos. abajo, en como
circunda a Lima, mientras eran derribados por el hijo de militar, a la Academia (noviembre 17 de
plomo i casi a un
tiempo Marcial Pinto Agüero [865), i a los diezisiete fué nombrado subtenien
te al pie de una trinchera el denodado Rafael el comandante Silva Renard marchaba "lleno de
Zorra indo, segundo jefe riel Atacama, i al misino esperanzas i de alegría,,, cifradas aquéllas en la
Como
VI.
su
padre, el joven Silva Renard era un
oficial sumamente estudioso, rijtdo i circunspecto. Cuando estalló la guerra, Silva Renard era
En la anotación de sus exámenes escolares re
teniente; pero después de haber guarnecido con
sultan en abundancia los votos de distinción; su
compañía el Toco, Tocopilla i Ouillagen, fué
pero ni esto ni las vacaciones veraniegas fueron ascendido En
a
capitán. este puesto entró en
ñarle a
disparar, le vino la bala que le atravesó
v.
el cuello ¡ le dejó por muerto en el campo de
Debió el comandante Renard a este método batalla. Pudo, sin embargo, bajar a la aguada; i
espartano de educación militar, tanto como a cuando el ejército se retiró, dos nobles soldados,
sus cualidades personales, el privilejio de ocupar cuyos nombres, por fieles, ha conservado la his
posiciones distinguidas, aun siendo subalterno. toria, le custodiaron en un rancho, prefiriendo
Cuando tenía un solo galón en la manga de sti caer prisioneros antes que abandonarlo al furor
casaca, desempeñó interinamente la gobernatura de los peruanos. Ambos eran cabos de su com
de Magallanes, puesto que se confiaba por lo pañía, í uno de ellos, que había sido teniente de
común a
capitanes experimentados de marina. ejército, se llamaba Plata. El nombre del otro
La estimación de sus
compañeros científicos de en este momento se nos
escapa.
exploraciones i servicios quedó también consa
grada en
aquellos parajes por la fijación de su VIL
nombre en un descubrimiento jeográfico. La Se ha dicho jeneralmente que el capitán Silva
DE LA GL01 'A DE CHLLE 139
Renard, a
ejemplo de su
padre, que fué un ins sus banderas, su
organizador militar expresó sus
tructor inflexible, era excesivamente rigoroso caballerescos i patrióticos sentimientos en el
con los soldados, i que éstos, por semejante cau
siguiente ¡oneroso brindis de muerte o de victo
sa, no le querían bien de ordinario. Pero el case ria que hora él supo
en su
cumplir.
de afectuosa Í fidelidad de que deja Esta de guerreros de la industria
abnegada ■'...
falanje
mos constancia, contradice o
explica aquella ayer, hoi soldados del deber i mañana... ¿maña-
condición de su índole i conducta, porque lo que
el soldado chileno aborrece no es el castigo: lo "El batallón Talca marchará en breve al tea
que aborrece i detesta hasta el odio, la insubor- tro de la guerra, i marchará, señores, con la de
cisión i entusiasmo propios de los hijos de esta
noble provincia.
VIII. "El batallón Talca se
dirijirá al campo de
Bien debía conocer las sobresalientes prendas digno compañero del intrépido Atacama. La
militares del joven capitán, tan milagrosamente re. íl i /ación de esta idea es toda su
aspiración,
devuelto al servicio i a su tierna kimilLi, despules sublime aspiración que es la más pura aureola
de Tarapacá, su
antiguo jefe, el bravo coman
que guiará a nuestro batallón a la victoria,
dante don Silvestre Urízar Garfias, oficial de 'Señores i compañeros: os invito a que me
insigne mérito, que tan alto dejara su nombre acompañéis a beber por que el batallón Talca
en las cumbres de Chorrillos, donde se batió con sea
digno de la provincia que lo envía. 1
cio fué promovido a sarjento mayor de ejercito Renard hizo la campaña de intermedios desde
i en
seguida a teniente coronel de guardias Chimbóte hasta Paita con el entonces coronel
1879, mostrábase éste un tanto descorazonado Se ha contado por alguien que antes de par
tir de Talca, el banquete de adioses ya
por las vicisitudes de su carrera; pero una vez en recor
llamado, mediante la designación de un antiguo dado, el comandante Silva Renard había levan
i camarada, al puesto del honor, sintió tado la copa haciendo votos por que el cuerpo
amigo
convalescer su alma varonil junto con su erguido que iba a
representar en la guerra a
aquella pa
de despedida que el triótica i animosa provincia rivalizara, si
cuerpo, i en un banquete era
po
de Talca ofreció el 4 de abril de 1 880 al sible, en gloria con el "lejendario Atacaman.
pueblo
valeroso rejimiento que tanto había de ilustrar [ si tal hizo, el Dios de las batallas escuchó
EL ÁLBUM
rapacá, recibió proyectil el muslo derecho pedir la patria, por cuyo bien Í cuya
un en con a
gloria
en los primeros minutos del mortífero encuentro. acepta el último sacrificio de los seres, no una
Su última carta, escrita en la noche misma de pensión que los favorecidos de la política o de la
la partida a la batalla campal, i la luz del últi intriga desdeñarían
a como
agria migaja de pan,
mo
logón del vivac que iba a en el Lo que ellos piden
apagarse es esa
migaja desdeñada,
dormido campamento, no traicionaba ninguna I ¡ai! en cuántas ocasiones sus tiernos hijos, sus
egoísta ansiedad, ningún presentimiento doloro desvalidas viudas, madres
sus
octojenarias no la
so. "Te escribo esta carta, —
decía a su hermano
marchar aquella noche línea la deber de hermano i el de soldado. Todo ese día
en
paralela con
brigada de artillería del mayor Emilio Gómez, 14 se llevaron yendo i viniendo trenes con par
en la que servía como subteniente el joven Ro lamentarios sin arribar a nada definitivo. En
dolfo Silva Renard, hermano menor del segundo fin, a las 3 P. M. me fuí a Chorrillos resuelto a no
jefe de aquel rejimiento; i según una carta de moverme del lado de Carlos, sino en el caso de
aquél, nunca habíase encontrado más contento que sintiera que principiaba el combate. Lo pri
el último, "conversando casi toda la noche jun mero que hice fué ver al doctor Allende, quién
tos, a medida que avanzábamos, sobre motivos me
dijo que era necesario esperar esa noche
alegres Í felices esperanzas". para decidir si le cortaban la pierna. Esto 110 era
Mas no habíanse cumplido sino poquísimas más que una evasiva, según supe después, porque
horas desde aquel cariñoso diálogo, de la no la herida era mortal, pues la bala había entrado
che, la fraternidad t el desierto, cuando al as
por el muslo yendo a parar al vientre. Con una
cender entre los primeros el rejimiento Talca herida tan grave, tan mal clima ¡ malos cuidados
vitoreado por el Atacama las empinadas lade no
podía librar. En fin, toda esa tarde pasó deli
ras
que tenía a su frente en la cadena que corre rando, i creído yo que esa noche se decidiría si le
del Morro Solar a San Juan, cayó el valeroso cortaban la pierna, rogaba Dios porque esto no
a
una
parábola fatal había ido a
depositarse en el cinco minutos fuera cuando a mi vuelta ya era
bajo vientre, donde la muerte por hemorrajia o cadáver. En sus últimos momentos no conocía
"Una vez un
poco Ubre, fuí a ver a Carlos i quedara botado como quedan tanto jefes como
estuve un rato con él, que no estaba tan mal a mi soldados. Yo solo, sin más ayuda que dos sol
que había allí; pero no tenían remedios, pues sepultura, pues todos los demás estaban en sus
ataque del enemigo, que se había replegado a la que heridos, i los tales ambulantes (pie apenas
reserva que estaba en Míraflores, tuve que de se
preocupan de los heridos, ahora menos de los
jarlo para ¡rme a la batería que se hallaba acam muertos. Al día siguiente 1 5 de enero, me ocupé
Chorrillos. Al día lo traslada la mañana de cajón i de enterrarlo. Es
pada en siguiente en su
ron al hospital, que se instaló en Chorrillos, 1 taba haciendo esto a las 2 P. M., cuando prin
entonces le mandé todo lo que tenía de ropa, i cipió la batalla de Miradores, teniendo que de
acariciada esperanza, recibién te del Talca, unido por lazo glorioso con las
t siete años una
hecha en
honrosa manifestación de aprecio i condolencia,
señora: nombre de todas las señoras talquinas.
Apreciada
"Al día siguiente partió dicha señora a ¡os baños de Chi
La honrosa tumba que el malogrado esposo llan."
I allí fué objeto de mayores demostraciones de simpatía,
de Ud. encontró en los campos de Chorrillos en-
la vicien!
porque tildan las fie-Mas r.iranui /tulas para celebrar
(i) La señora Saldivar de Silva Renard, se hallaba de fueron suspendidas i las sumas destinadas a ese objeto fueron
viaje a los Luí ños ile Cliilliln, l"ir i»üti%us de salud, cumule puestas de- lie ai lame 11 te en sus manos.
DE LA GLOI •A DE CHILE iOj
de compartido, en
cuyo rostro la dulzura del sem
Ud. me limite a manifestarle que el pueblo
blante i de su trato social hacía visible contraste
Talca se asocia a su dolor i mui especialmente
con la arrogante marcialidad de su talante. Mos
su afectísimo i seguro servidor
trábase un
mancebo, erguido I bien proporciona
José Ignacio Yli.oara. (i) do, de hermosísima cabeza, la cara oval, los ojos
(i) Ai t!ouc.reSi.i Nacional presentóse alio i ni cello después grandes, entre pardos I azules, la tez blanca, la
elslgalonte honroso ¡nfinn-.e en el que apaléela doblada la bios sombreados por un denso bigote castaño, el
petición de aquel la riic-qniiia pensión Je ju pe'sos que para pelo tirando rizado, magnífico tipo de
—
a un
el abnegado comandante fue el máximum de sus tiernas as
criollo a me ricino en toda su
piraciones en la víspera del combate i de la muerte: persona.
El comandante Silva Renard, era, en efecto.
"Honorable (_' limara de Diputados-
hijo del conocido coronel don José María Silva
Vuestra comisión de guerra ha tomado en consideración
la solicitcó que hace la señor;: eloña l-'.nrl píela xdiüvar via Chávez, de pura estirpe chilena, i de la señora
da del teniente eoror.el don (.'.irlos Silva Renard, riinci'o a
Amelia Renard, hija del distinguido, i en un
consecuencia de dos heridas recibidas en la batalla de Cho
tiempo opulento comerciante francés, don Car
rrillos. Pide la solicitante que el Congreso, en atención a
slderai Iones cipccij'.ci, la ríe S = pesos los Renard. De la conjunción de esas dos razas
i 011 a uní culo
pensión
mensuales que le corresponde según la lei de üj de dicieui- había nacido naturaleza ¡ la
aquella tranquila a
el Congreso ha provisto por una lei jeneral a las necesidades tronchó en el albor de una vida henchida de es
guiente
164 EL ÁLBUM
por un oficial severo Í hasta rudo en materia de tado supo captarse en todas partes el cariño
i el
disciplina, como lo fuera su
áspero padre, muer respeto. Su carácter era tan suave i admirable
to demasiad" temprano para el ejército, en 18Ó9; como
irreprochable su conducta. Siendo buen
pero fuera del cuartel I tle! servicio, era, como el hijo, leal amigo, esposo amante i padre ejem
último, amado de todos sus nobles partes, plar, no podía menos de ser buen
por por ciudadano
siendo las más señaladas cutre estas, su lealtad, i gran patriota,,. (1)
su
juicio tranquilo i la delicadeza de todo su por La dulce paz de los buenos i la aureola
bri
te de hombre, de soldado i caballero. llante de los bravos que se hacen mártires sea
■'En la vida privada, decía
—
de él a este res tanto con él i su memoria, para
por ejemplo de
pecto uno de sus biógrafos que escribió sobre su los que todavía hoi perseveran en su
nobilísima
memoria cuando aun no se había enfriado del i no
siempre bien comprendido i menos
que eso
N&
DE LA GLORIA DE CHILE
"¿Quién
acerando las proezas las el mús tú?»- el ¡ acentuadamente,
junto con
fatigas eres —contesta en acto
siasmo áljido en
que la verdad no se
dcsligttra
pero se exalta como en la fiebre. n.
Por esto, durante los cinco años que próxima
mente durará la guerra (que son los mismos de Entretanto, lo que hai de cierto, es
que los
la independencia desde Yerbas Buenas Maipo)a chilenos esta vez, como en todas las pruebas an
para contar los hechos i ponderar las acciones de deber, sobrepujando en todas partes a sus ene
pero que no resistirá en todos los casos al frío banderas I su bravura en el combate. Pero si
análisis de la crítica. Así, más o menos, todos estos atributos debieran llamarse bajo todas las
los que han peleado han sido "héroes», todos los faces de su
ejercicio ■■heroísmo», resultaría que
combates han sido "titánicos,,, todos los que han no sería dable encontrar excepciones en la falan-
muerto han caído en "la primera, segunda o úl je de los combatientes, usurpando así su nombre
tima trinchera», aun cuando se haya pelearlo en i su
puesto a los que han sabido sobresalir los
campo raso. I a este propósito, señora i madre primeros entre los primeros.
ha habido que con candorosa injenuidad ha ofre Cabe este último puesto como lei común a los
cido un baile social a la llegada de sus hijos, que han muerto por su patria, i por ello este
róó EL ÁLBUM 1
volumen, consagrado exclusivamente a los que IV.
sucumbieron, forma en realidad un libro de he-
Séanos lícito, empero, rememorar, antes
que
Pero aun elejidos de la in
entre estos mismo su heroísmo, su breve vida, pidiendo ello para
a los que en la distribución de las justicias postu afectuoso hermano don Leoncio Arce, que reside
mas hemos debido señalar pedestal por separado. en los Anjeles, desempeñando honroso destino.
cho más alto el sentimiento del patriotismo en el "Tenía Moisés once años cuando murió su
I aquí es del caso decir que junto a este últi pudiendo acompañarlo, por su mala salud i por
mo sobresalió en las propias filas, i en los mismos no aumentar los gastos del viaje, hubo de resol
rral, de oficio minero I telegrafista, el cual sucum alemana de aquel puerto, con el sueldo de quince
bió gloriosamente calidad de comida, i tenía
en
capitán ayudante pesos mensuales, dándosele casa i
del Atacama la batalla campal de Tacna, libra resuelto seguir trabajando
en no volver al aula sino
da el 26 de mayo de 1880, i el de liara vivir por sí mismo i
sa
en acto arre no imponer ningún
batar una bandera boliviana del centro de un crificio a los suyos. Añadía Moisés en su carta
cuerpo que le perseguía. que tenía vocación para el comercio, i que, sien'
DE LA GLORIA DE CHILE 167
menos de comerse el pan de sus hermanos, ['" 1 C bafiarcilln, siempre deseoso de aban
'■;]
"Su madre sufrió mucho con esta noticia ¡ esta donar el empleo i de entregarse a trabajos de
determinación, pero aconsejada por algunas tle otro
jénero. (1)
sus relaciones, convino al fin en dejar a su hijo
ron vertido en comerciante, de la noche a la
IX.
mañana, contra su voluntad,
"Muchacho vivo, intelijente i alegre, la idea (1) A estos- diversos destinos i mudanzas (evoluciones
propias de la movióle electricidad i de sus
obreros) corres
de viajar i de hacerse hombre (según él decía) lo
ponden los sie.iilcir.es datos ofi, ¡ales que sobre los servicios
hacía renunciar al placer de estar cerca de los del leí oí; rutista Arce hemos rccojido la Dirección
en Jeneral
de los telégrafos del Estado:
"Por decreto de ~'A de setiembre de 187; se le nom
"Esto ocurría en los últimos meses de i8;o. bró jefe de la oficina de Cauquenes, pasando a servir la
del Parral en 1." de mayo de 1S73 hasta el 4 de julio del
mismo año en que pasó a
desempeñar la del Tomé. El 5 de
VIII.
enero de 1
H74 fué pro, novillo a la de Coronel hasta el 2 de
enero de 1S75 en
que pasó a servir ln de Coquimbo; en to
mismo señor Matta en Copiapó en mayo de Moisés Arce se ha enrolado, en efecto, como
tle 1881 cuando fuí a visitar la tumba de mi simple subalterno en el batallón Atacama i en
sonas de Chañarcillo me referían hace dos años pesar de estar mi bote adelante lo hicieron que
que en muchas ocasiones lué el único trabajador dar atrás para sacarle el cuerpo a la lluvia Je
de su mina. Ordinariamente se iba a ella llevan balas que caía sobre nosotros; pero merced a
do un pan como todo alimento del día i regresa algunas amenazas i planazos, los hice tomar un
ba casi de noche a su
alojamiento. Nunca le desecho i desembarcaren un
punto que aunque
doblegaron las contrariedades. Contraído i estu más corto que el de la playita blanca, donde
dioso, llegó a hacerse por su
propio esfuerzo, al desembarcaron los demás, era un poco peligro
ribera i yo el tercero
que pisó tierra peruana.....
XI.
"Oficiales ha habido, como Rafael Torreblan
Hemos escuchado hasta este punto las mo ca, que fué el primero en subir a la elevada
destas i verídicas confidencias del hermano so cumbre del cerro
que ocupaba el enemigo, a
crificios los Epaminondas, los Dessaix i los Muí cuando dos el fal
más tarde ocurría
-
semanas en
ceaux son la regla; los Alcibíades i los Mural deo del cerro de la Encañada el segundo com
son solo la excepción, bate de la guerra, del cual el Atacama salió cu
bierto de en
plomo i de gloria, Torreblanca,
DE LA GLORLA DE CHILE 160
carta también de familia, decía a su vez a uno El contiiijeule de Atacama (páj. 419) la que ha
var una
sepultura para nuestros hermanos / 'a-
En cuanto a la versión personal del valiente vados esos restos preciosos a Copiapó, pues se
llanero del Maule, lié aquí lo que en honor del ;-riji|-;i indudablemente un mausoleo a los bravos
ejercito decía tres días después de aquella jor que así mueren por la patria, dando glorias a la
de los cerros más elevados que hai en las cerca 110 más reían alegremente con nosotros, com
primeros entraron en pelea, los que fueron de hizo extensivo a los que no estaban presentes,
rrotados por dos mil quinientos ele los últimos desempeñando en el momento otras comisiones
en tres horas, quesería lo que duró la batalla. casi por el mismo estilo. Era como el día de di
Mi cuerpo tuvo la suerte, como en
Pisagua, de funtos en el campamento!
ser el primero en la vanguardia. I en
aquel 'Los soldados no tenían barretas. El suelo
ios nobles deseos de la provincia que viene re duro i resistente. Echamos mano de los fusiles
presentando, como asimismo las justas aspira bolivianos, aprovechando las bayonetas triangu
ciones de la patria. lares para horadar las piedras.
"Detalles i pormenores de "Estábamos ocupados delicada i
no
tengo tiempo en esa costosa
na de las mías, lo haré,,. i nos dijo, cayéndosele las lágrimas: "Son tan
Asistamos ahora a una escena diferente en merosos i valientes pintores nacionales, quien
que Torreblanca i Arce, reunidos al pié de ruda acometa el trasladarla al lienzo, empapando el
lleza que el de los rudos atácamenos al pié de la hasta ahora lo han observado conmigo, n
Encañada.
XVII.
XV.
Pero no son sólo las balas el peligro de la gue
Volvió entretanto incomprensible,
la inacción rra, i vamos a oír contar al capitán Arce (pues
después de la fácil Í casi milagrosa victoria que tenía ya ese título harto merecido) la escena
pero que, como en el caso de Torreblanca, en " Varios casos hubo de locura i de desesperación
lorias partes revelan la inalterable superioridad (escribía el oficial expedicionario de aquella fatal
de su alma: noche, desde Moquegua el 27 de marzo) cau
"Aún so¡ teniente. El ascenso talvez venga sados [ior la sed: llegó la noche, i nadie délos
luego. El galón vacante
por la muerte de Valle- que habían ido a buscar el precioso tesoro, el
cuentes en esta carrera donde está avaluado el hora de dormir, pero nadie pudo conciliar el
mérito de los hombres por las presillas, lo que sueño: todo el mundo no pensaba, no hablaba
siempre ¡agua!
XVI. "Eran las doce de la noche cuando los primeros
portadores de la vida principiaron a
llegar,
Tenia la carta de que copiamos el pasaje ante "Entonces fué cuando pude contemplar hasta
rior la fecha de Dolores, enero 23 de 1S80; i ; qué extremo llega la desesperación humana ata
abundando los jemirosos sentimientos que cada por la más de las necesidades.
en
grande
acabamos de recordar escribía hermano Todavía oía el campamento que venía
a su
| no se en
tin mes más tarde el capitán atacameño, alegre un soldado travendo unas caramañolas de agua,
otra vez con la perspectiva de nuevas
campañas. cuando toda la división como encanto se po
por
desde a bordo del Lámar, en la bahía de Pisa nía de pié, i al ver
aquellos hombres i en aque
i quién sabe cuántas más, lleno de placer Í con era inútil; lo principal era tomar un sorbo.ae
i la confianza de En mi
tento con completa que las agua, que lo demás poco importaba.
DE LA GLORLA DE CHILE 171
ron las caramañolas, i francamente yo estaba ya bién para nosotros una próxima batalla. Va está
desesperado por los lamentos i exclamaciones de internada en Locumba la primera división i las
esta
pobre jente, cuando a las dos de la mañana otras
principian también a levantar sus
campa
llegó por fin el famoso Aguirre, el soldado más mentos para seguir las huellas de la primera, in
activo e
intelijente parala vida de campaña, tra ternándose i siguiendo escalonadas la marcha
yendo todas las caramañolas de la compañía en sobre Tacna por el valle de Locumba. Xtiestra
dos animales que en el valle se había proporcio división, que es la segunda, esta semana dejará
nado, más de de Í caramañola
a un saco uva una a su turno su campamento de Moqucguu para
de exquisito vino, mui a
tiempo para poder sos Internarnos a la vez al valle de Locumba e in
tener una media docena de viejos que tengo en
corporarnos al ejército
resto del fin, para dar por
la compañía, sobre todo uno
que se llama Cáce- la por tanto tiempo esperada batalla campal con
res, que es una reliquia del año 38, i que hasta el único enemigo regularmente organizado que
aquí parece que este noble i valiente veterano nos queda, las huestes de Montero en Arica.
concluirá la del 79 i 80.» Sean cuales fueren los contratiempos, por nues
pensar durante aquella noche horrible en su futuro triunfo. Tal ha sido í será siempre la opi
nombre de pila i en el milagro de Oreb! nión que existe en el ejército; tal creo también
El Moisés de aquella catástrofe seria, sin em será la confianza que la patria tiene en sus hijos
bargo, otro hombre de bien que a su hora pago que solo miran su honra que está cifrada en las
a su
patria el tributo de su sacrificio: el infortu bayonetas de Chile, siempre victoriosas. 1
XIX.
XVIII.
Un mes más tarde, atravesando en toda su
Por fortuna, acercábase ya el segundo desenlace lonjitud hórrido desierto que hoi recorren de
de la campaña, buscado ahora por el ejército nuevo
(¡después de tres años!) nuestros imperté
chileno en batalla campal ; i prosiguiendo su Itine rritos soldados, le encontramos en víspera de la
siempre el brío de su
jeneroso e inalterable patrio i pasando en revista familiarmente sus
aprestos
batiéndose
I bien: yegua del valle moqueguano, seguida verdadero león acorra-
esa e n como
deble como era, soportaría en medio del porf a- lado, sucumbir dentro de un círculo de acero i
do del Alto de la Alianza la esforza, Ja en el momento preciso
encuetro en
que con
enérjico bra-
prueba de conducir a su indómito jinete hasta < •n zo
cojía el estandarte enemigo por su asta
medio de las filas enemigas. "El capitán Arce fué un verdadero héroe, --
res
mas
que mas le amó. —
Dos veces i montado en
....Era en efecto el 26 de mayo, i Torreblan a una mala yegúila acometió al batallón boliviano
había ya caído noble pecho le que descendía de la altura arrollando
traspasado su < nuestra dé-
tres bayonetazos, cuando se adelantaba a la c a- bll i ya extenuada línea, i dos veces intentó a-
beza de su
compañía. El Atacama, delante 1 le rrebatarles la bandera que traía. Fué aquel he-
aquel irreparable desastre, reculaba. La divisíi >n cho la admiración de todos los que lo presencia-
Barceló, a
que ese
cuerpo pertenecía, comenz a- ron, i todavía tenemos la espada de nuestro
ba a
flaquear en toda su extensa línea, batii la bravo ayudante teñida con la sangre de los que
durante tres horas consecutivas por una verd a- lo inmolaron." (i)
riera tromba de proyectiles de rille, de cañón i
de ametralladora. XXI.
I fué entonces cuando vióse ¡itir totlo el ejér
cito lanzarse al frente de la línea ya rota de I fué así como en corto trecho, a la misma
ASPIRANTE DE MARINA
i nadie se ha ocultado que en la gran- vir a su sombra, es decir, entre nuestros jóvenes
marinos i soldados, que mostrarles
£p_¿¿diosidad culminante de Iquique, hubo gráficamente
el sendero ya recorrido i señalarles el horizonte
grandezas aparte i distintas: La
embebido luces de fuego por el cual las gran
grandeza del heroísmo en el sacrificio. en
parangón, en nuestra historia pasada, ni en nues capitán Thomson, rielante de las baterías de Ari
proclama, "Chile no se rindeln en la playa del balterno, i ¿había podido aquel espíritu altivo
inmenso desierto i en la ola del mar Incomen- i arrogante consentir en
quedarse atrás del que
surable, luminosa huella, todos han marchado en su niñez él mismo había enseñado?
después por ella deliberad amen le, con resolución En este caso el ejemplo del capitán de Iqui
altísima, como quien mira la columna de fuego que había je rm i nado por una
especie de varonil
que conduce a la redención I a la inmortalidad. emulación, lícita solo a los hombres de guerra.
Thomson Arica, fué digno de
en su
discípulo
n. ¡ la Esmeralda,
en
Iquique en
buque-escuela i
Hállase hasta hoi ; casi buque único de nuestra escuadra.
¡74 -E¡- -¿E BUM
que a su
paso por Iquique había ido a arrodillar ción, i talvez innecesaria, por ser más o menos
se sobre la tumba del campeón para pedirle su conocida de todos. I por esto, para abreviar i
santa i segura inspiración en el deber i en el presentar sólo ejemplos, que han quedado como
combate; aquel teniente de marina que nosotros escondidos en la penumbra de los olvidos inma
hemos til ido ya nuestros jóvenes lectores turos, vamos a contar lijeramente en esta
| n -' a
pajina
como el tipo i el material de que se
forjan los la vida fugaz pero rica en fecundante savia i en
héroes verdaderos, bajo el nombre de Avelino nobilísimas esperanzas de un niño que se había
Rodríguez? seguir la senda abierta pof la
propuesto quilla i
Dejamos entonces evidenciado que en la imi la bandera de la Esmeralda en
Iquique, hasta
tación del caudillo glorioso, el subalterno había sepultarse en el abismo que su casco abriera en
ne se
partage pus... había destellos para todos... I fortunado mancebo, a
quien hacemos alusión,
uno de esos destellos encarnóse en el alma i el Eulojio Goicolea, i era
por cuna chilote, hijo di
sacrificio del teniente Rodrigue?:. una isla en que los arrojos individuales del mat
embravecido crecen en
almacigo, como sus altos
V. cedros—alerces, que desafían el hacha del hombre
i la segur del huracán. Era además hermano polí
;I cuántos serían los ejemplos i las derivacio tico, por su hermana doña Emilia, a
quien amaba
nes
análogas que en el ejército de tierra podría con marcada predilección, del bravo Ignacio
de
mos contar una a una, desde la abnegación Serrano, Por manera
que al aceptar la divisa
taimada de Ramírez i de todos i
sus
capitanes Iquique, el niño chilote era doblemente secuaz
lado lucimiento
a-rimas, Al estudio i otros emblemas que tradu
en el liceo de Concepción, i allí
cían la vaga expresión de una alma conmovida
le hallamos por la primera vez
ensayándose con
ros de aula i recibía la de éstos. I cuando sonó bolsillo i firmó después con su sangre,
junto con
el cañón tle Iquique, repercutiendo sus ecos den sus dos compañeros de graduación que encon
tro de su
peí ho, salló el muro, i alegando tal traron como él aciaga suerte;
na un mes más tarde en calidad de aspirante, mino puede suceder muí bien que nos encontre
trasladándose en el acto de Puerto Montt a Val- mos con los alevosos peruanos, prometemos que
¡Viva Chile! —
E,
aspirante, (loieolea oiiiirii/il a escribir en el I. icen de (Ion Goicoliía. —
Melitón Gajakdo.— G. Bf.xítezu.
cepciónen 1878, i continuó despulsen Puerto Montt con el
titulo de Primero.-: in.ciio:, ,.' : opea :'.'■■ .:'■ Eulalia G, ¡coleo.
.
se resiente de lo. defectos de '..' inexperiencia, pero que re Colócase aquí de igual manera un silencioso
vela intelijeiuia despejada i. prin, ¡pálmente, de la vida del apren^
pero mortificante
una »un cora-
episodio
diz de mar, que encubre las justas iras de si
Por supuesto, abundan en el romancero de las primeras
impresiones los eaoiares al amor, esla \ ida de la vida alma injenua i pundonorosa sometida a las bruta
que
bulle en la juventud cual la savia que cuaja la flor en el de la disci
lidades muchas veces
insoportables
tallo como cu el ramaje de las plantas, i continuamente se
el ultraje más grande de mi vida, ocasionado por dense de su hermano que les ha tenido un
gran
el teniente \\... 1 ■ -■■
ultraje quedó impune, por
peruanos sino también los mismos chilenos. guridad que has de acceder a mis súplicas: ¡Mír
de corazón?
xv.
XIV.
La despedida a su hermana mayor, tan afec
Aproximándose algo más tarde a la prueba tuosamente recomendada por él, 1
que era
ya !.
solicitada i no temida, el aspirante Goicolea hizo
interesante viuda del abordador del Huáscar.
como el teniente Rodríguez, a la vista de Arica
tenia todavía acentuaciones mas vivas tle ter
'
i de su frustrado ataque del 4 de octubre de 1 879, nura i tle resolución, i por esto, i como síntoma
que precedió a la afortunada captura del Huás
que revela sin esfuerzo una alma digna de ser imi
car el dia S, el testamento de su corazón, único tada por almas,
otras copiárnosla 1 11
seguida inte-
bien qué poseía; i así, en cartas llenas de tierna
gra cual las anteriores:
sencillez, despedíase de los seres
que amaba, en
Querida hermana:
Mi más (|iicri(lÍMHi;i hermana.
fe he escrito varias veces i nunca he recibido
serio, i como es mui probable que muera más de escribo esta carta para despedirme de tí de todo
uno i entre ellos me toque a mí, me despido de corazón i deseando al mismo tiempo que nunca
todo corazón de tí i te
ruego que le acuerdes de
tengas en el mundo por qué sufrir. No llores
tu pobre hermano que siempre te ha querido. mi muerte porque yo de nada servía, ni nada
irvicntc tuvo para pagarte todo lo que has hecho puerilidad en todo lo que a
jirones hemos idu
arrancando de las confidencias de un
pobre as
Adiós, querida Emilia; dile adiós a Carmen las primeras pruebas del deber, estamos ciertos
i Daniel, si están :1o añadir su enseñanza moral,
a acaso en esa. una
pajina útil
Tu pobre hermano, —
/:". Goicolea, nplos de candoroso pero a la vez le-
A David le escribo a Ancud.,.
XVIII.
km i lia:
Hemos dicho en otra ocasión, para hacer mis
"Si yo muero
peleando allá en la lid
tanjible pensamiento i tallar
No
nuestro
mejor la fi
implores para mi la compasión,
i,) »e el que ir.» ele e
plieiidii su deber gura de un
malogrado mancebo (Abellno Ro
Xilina tiene mauctiado el enramin-. dríguez) que romo el aspirante Goicolea allí se
del océano austral trasportada a los mares del [ por ventura, el niño chilote escapado al au
trópico, a sus
compañeros de campaña en la vís la, i cuya corta historia aquí referimos, ¿no era
feliz, porque más felicidad que la que tenía antes cuando en los lílti nos días de febrero de iSSc
de entrar a la marina encomendarle el ninistro de la guerra
no se podía esperar, en cam-
cinco quintales le mató, medio a medio del puen por él mismo presajiado, del joven marino que
te de combate, esto es, en el sitio de honor, i en había comenzado la vida como poeta para ter
el instante en
que a toda máquina lanzaba su minarla, e-turando apenas en la edad nubil, como
su adversario, ■
Veo,— así decía en un borrón de versos
que
1 bien: mismo combate ¡ apenas minu hasta ha
en ese nosotros
llegado,—
tos antes que el caudillo, habíase visto al aspi
Veo l.iieu triste que 1111 fin se acerca,
rante Goicolea caer mudo i lívido al pié de su
Yon ¡pie lle^a mi postrer lamento,
cañón, junto con seis u ocho de los valientes ma [ triste siempre sin hallar contento
Veo la losa de mi tumba abierta..
rineros que tenía a sus órdenes, siendo uno de
mandaba el causando espan ran las grandes almas i los grandes ejemplos
aspirante Goicolea,
toso entre su jeme. que fueron, cae en el fondo de las grandes al
estrago
El también estaba muerto, conforme a su mas
que se educan i elevan desde la cuna o des
pre
dicción de Arica meses hacía; pero al retirarlo a de el alcázar.
ble en el cuerpo de suyo endeble ¡ flexible! cendidos por la velada del insomnio, la imájen
Pero ¡caso extraño! al hacerle horas de la hazaña imperecedera tle Iquique. i la
algunas en
embalsamamiento, halláronle junto al corazón tra aquella misma plaza de guerra, al pié de cu
un enorme casco de hierro que pesaba dos o tres yos baluartes había sucumbido, el mismo valero
i que, sin había so niño escribió el vaticinio de su fin junto
quilogramos, embargo, no
deja con
(i) Este fragmento de bomba de hierro existe en nuestro bala que dio muerte al comandante- lidió al libro, cortándole
poder, i al enviárnoslo desde I.eb». por eoijrco del capital: medio a medio coi no t un una
maquina poderosa. El otro es
a
guerra deidad augusta e Colocamos ho¡ entre éstos en primera fila al
voto
antiguo con el héroe muerto,
por la patria en humilde I callado holocausto. más educación que la escuela n 1 más barniz que
blo; i al menos, mientras la guerra dure i sobre ¡majen por la luz fotográfica. 1 ra una naturaleza
vivan sus lástimas i sus
glorias, nos parecerá vivaz, alegre, risu ,ña, en la q ic la gracia .»u-
llano I hasta dulce deber, recordar a ral del espíritu inc ilto suplía a afán ¡ al tedio ele
de las que tenemos una media docena sobre madre, muerta ya, llamábase doña Juana tirela
nuestra mesa de trabajo, escritas todas durante mujer afamada en todo el sur
por sti belleza,
la guerra, ostentan cierto pintoresco desaliño dt: No era raro
que con estos
orijenes, a más de
las formas i de la ortografía, a la par con las ricas la pobreza i la orfandad, Casimiro Ibáñez tírase
tan corta edad, por la gloria de las armas, por la I en efecto, a la edad de ló o
17 años, tiróte-
fama de su
rejimíento, culto i amor únicos de los jido por las amistades de su cuñado don
Benja
que han venido la luz del mundo de mín Yidela, otro soldado de de
a con astro raza, estirpe ar
guerreros. jentina, a la sazón intendente del IÑ'uble, entró
I evidentemente, Casimiro Ibáñez había naci el año de 1873 o 74 al Buin, i en ese
cuerpo sir
do para ser soldado i para morir como soldarlo. vió tres años en clase de subteniente.
v. Vil.
extranjero se
pronunciaba en
inglés con ¡, Evans, herido i olvidado, el capitán Zorraíndo: —
«¡Es
los rudos soldados i los pobladores del sur co mucha madre el subteniente Ibáñez!"
menzaron a llamarle Ibáñez, como llaman toda En lo que era más correcta i más exacta esa
VI. En el
segundo de aquellos desembarcos se
tirpe de los Carrera, provino Casimiro Ibáñez, Como es sabido, el 4.° se batió en seguida
Su padre lleva todavía su
propio nombre i su con honor en San Francisco, i en el Alto de la
DE LA GLORIA DE CHILE
Ejecutó en aquella memorable mañana noto jas de tropa i 25 oficiales fuera de combate. Ayer
rios hechos de valor el subteniente Ibáñez. Pero el Callao
era en un
simple estpieleto en
cuyos
dando él cuenta íntima de su conducta propia a cuadros forman apenas 400 combatientes de
una hermana, se contentaba con
pintarle su nueva creación. Al antiguo 4.", amortajado en
escapado el pellejo en buen estarlo;» I la pinto I sin embargo, hace poco congregábase para
resca
expresión era anatómicamente exacta, por ¡r a enterar su quinto año de combates entre las
cuanto si su piel había quedado ilesa, no había breñas de la sierra. [Cuan sufrido i cuan glorioso
sucedido otro tanto con su túnica, porque en
ejército es el de que Chile hoi se
enorgullece!
carta posterior agregaba: "En Arica me pega
ron cuatro balazos en la ropa, con lo que me han XI.
dejado desnudo. »
Es un hecho hoi averiguado que sino fué Ibá Aunque oscuro subalterno, el capitán Ibáñez
ñez el primero que penetró en el recinto del mostró siempre la pasión de la justicia en la
Morro, porque entraron muchos a la vez I por glorificación.
diferentes rumbos, sin verse los unos a los otros, Sucumbió en el asalto de Arica uno de sus
momento se nos
escapa. Él mismo, que era la Era Aguirre, Ibáñez, un mozo
como suma
yo desde Tacna el 15 de Junio de 1880, se re noche que precedió al asalto, habiendo ordenado
conocía aquella honra i la "Yo fui el el comandante San Martín el más abso
guardaba. severo
que tuve el honor, exclama, de izar el primero luto silencio, púsose a hurtadillas a rifar con ci
la bandera chilena sobre el asta de! terrible garros la vida de los que caerían al día siguiente,
I como él la sacara libre en el azar, lanzó estre
conocía el egoísmo; i él mismo enumera en una siguiente era el ganancioso de la noche. El sub
de sus cartas a
aquellos de sus bravos compa teniente Aguirre fué el único oficial del 4." que
ñeros que penetraron al recinto junto con él i acompañó a su
jefe en la fosa de Arica; pero
con Solo Zaldívar. Entre los capitanes mencio Ibáñez, que había perdido en la rifa del último
na a Marchant i Silva Amagada: entre los te campamento, pidió con inusitado empeño que
nientes, a Gana, a Soto i a Bravo; entre los sub alguien ensalzara la memoria del heroico inmo
alegría i or
mos
lugar de presenciarlo. [Ojalá alguien recor-
XIII.
Noble mancebo! jeneroso voto del
tu alma
En cuanto al doloroso pero nobilísimo fin de de la juvenil cuadrilla. Para todos los casos tenía
salidas ¡njeniosas, i entre otras la de llevar siem
hé aquí como lo refiere el capitán Ibáñez. testigo pre consigo un trocito de nuez moscada i convi
presencial- dar a sus
compañeros del 4." o de otros
cuerpos
'Después de unos veinte minutos de crudo a hacer un
ponche u otra bebida a medias 1
mirada hacia atrás para pedir auxilio a los que astillita de la muv, • a-a' ,-l i 11 i' ■
n ;,,■-■ 1
engaño .!;¡líi
venían en
pos de nosotros, vi que nuestro heroico mejor sabor al festín improvisado.....
jefe se refujlaba tras los sacos de una trinchera. Era un cantor entonado e incansable en la
llevando las manos sobre la herida que precisa vihuela de danzas chilenas, de melancólicos
mente en ese momento le hubian hecho. yaravíes peruanos i de canciones militares de
■>
Le confieso que no
pude imajinarme tamaña Bolivia, siendo su favorito un canto de desaire
que le: quedaban pocos momentos ríe existencia, auditorio, en el cual, el más asiduo era el bravo i
no se acordó de nadie sino de su
rejimiento. 1 desdichado Belisario Zañartu, destinado a morir
las últimas palabras que dirijló a los capitanes junto con él. Tierno detalle! el capitán lbáñe?
I'uensalitla i Gana fueron para decirles que pn:- tenía en el Parral una hermana del mismo nom
XIV.
(t) Talven sea licito agredir (pie habiendo dejado Agui
rre pequeño niño, frulo de sus juveniles devaneos de
un
En todo lo demás, el un
estudiante de medicina en Santiago, hemos obtenido para capitán Ibáñez era
él sin dificultad una veca en el Asilo de la Patria. cabal soldado i durante toda la campaña un '1'IIS':
f -
.
'
merecida molicie del "Yo do. Ya habían caído tres. El subteniente Bravo,
hogar. no
tengo espe
ranzas de ir al sur,
—
escribía a su familia el 1 5 que en ese
cargaba el querido pendón.
instante
de junio de 1 SSo, desde su estrecho campamento lo había obtenido por gracia especial.
peño por conseguirlo, porque quiero concluir to Ibáñez había realizado su intento, dos balas ene
tes, si es
posible., mar la trinchera i a la cabeza de su compañía:
murió con la satisfacción de contemplar su triun
En Lurín, antes de partir a la final batalla. Junto con el intrépido adalid habían sido de
ejecutaría, según dijo, con la cuarta compañía asistente del denodado capitán quedó firme a su
del primer batallón, que era la que mandaba; i lado, prestándole si más no fuera el socorro de
Moran, refiere el fatal cumplimiento de la heroica intensidad la heroica, la <\< sin te recuda, la subli
promesa en su carta
ya citada: me
enerjía del capitán Ibáñez, porque sintién
«Nos habíamos lanzado, dice, al asalto de la dose moribundo al soldado: "Déjame solo i
dijo
penúltima trinchera antes del Morro Solar, i ándate con tu rifle a la vanguardia. Yo no te ne
éramos un
puñado de chacabucanos i cuartinos. cesito.... porque ya voi a morir! (1)
Se nos
oponía porfiada resistencia, tanto déla
trinchera que atacábamos, como de un castillo (1) En el Heraldo, diario que vio la luz en Santiago en
jSKi, so
publicó la siauiente interesante relación, al pare
que enfrentándonos dominaba el campo. del asistente del
cer verídica, sobre los hechos capitán
'■Estábamos fatigados de luchar tanto i enci
[bañen en Chorrillos i Miradores:
Iliáñez del .(.' de línea lo más reñido
mar cerros arrojando a los cholos, que se
para "Cayó el capitán en
que: arreciaban cada i plegó al teniente de la misma compañía don Juan Ra-
fuegos enemigos a momen se
replegara a reunir más tropas i este respondió L-r.ui balada, la tle Miratloics; i durante la primera parte de
ella, todos los soldados del .(.:' pudieron ver al teniente Ala
dando la orden de "¡Adelante hasta morir el úl-
mus
seguido, como por su sombra, por el asistente que ftió
del finado capitán Ibáñez.
"Cargamos. En nuestro grupo iba la bandera ,L)e repente, en el fuñir tle un alaotie vigoroso, cae el te-
EL ÁLBUM
el campamento de Calaña
XVII. a persona de su Ínti-"1
midad el 28 de agosto precedente,— encontrare- 1
tos mas tarde, viendo pasar mos
campo para repetir i quizá sobrepasar nues
cerca del sitio en yacía, a
sujefe, hízole lán tra acción del morro de A rica, pues todos estamos
que
el brazo, i, la desfallecida nimados de un
espíritu i deseo de
guida seña con con voz
gran figurar j
del que espira, díjole todavía, haciendo el pos- •itre los héroes.^
(rt-r esfuerzo del alma, del heroísmo i del alien- I como tal figura desde hoi i mi i",
porque,
manera de una
reliquia colgad. la banderu
un capitán del 4.°,..!, e su
rejimiento, cual las cruces honor que
I asf, en medio del fragor de la batalla, espiró eoorntl los pabellones heroicos 1
do, ufano i sublime como han sabido morir mu renda (¡tic pertenecía al infortunado capital
chos capitanes de Chile, báñez, -decía el único oficial desu compañíafl;
." del 1.°) que sobrevivió a la hecatombe,—ei
XVIII. ida 1
pane ros como una
Habíalo prometido él asi antes i cu la víspera. ser conducido a la patria: su memoria jamás se
i de esa suerte
quedaba cumplida sus dos veces borrará de la mente de los ¡uc lo conocieron i
admiraron. A mí sobre todo
«No dudo que en Lima,-- había escrito desde momento la idea de verlo aparecer cuando
'
I, o peor es, mi teniente, dijo entrando, (pie nte del n-° don Roberio Morin
hacer nada: tocó la ina'a;
me ¡.rineriroii el b. la Guerra del i de febrero de
;, uic : 2
DON FRANCISCO OLIVOS B.
(Capitán del Rejimiento 2." de línea]
DE LA GLORIA DE CHILE
en la
gue- esto, tratándose de cualquiera otra raza menos
i
(como en la paz) dos especies fuertemente amasada, apenas la nuestra empuja,
"*de valor: el valor físico que de la argamasa ajena cede en todas partes i el sa
pende de la estructura del com ble i el yatagán ábrense paso por doquier.
batiente, de su
sangre activa i abundosa, de su
fin, el que el ilustre jeneral don ¡Manuel Bulnes porque, al contrario, vive todo entero en el al
en dos faces que él denominaba »el valor del ci- de ser común al hombre fuerte como a los seres
dos ni perder una brizna de tabaco en medio de las montañas»; la fe de David, niño endeble,
las balas, i el "valor del sable», que era
propio postrando a sus
pies a Goliat; la fe de Josué de
teniendo al sol Jericó; la fe de Juana de Ar
de que, cual él, i cual el toro, lánzanse
en
aquellos
salvando Orleans de los ingleses
sable en mano i la cabeza gacha en lo más cru co a
chilenos, fruto de la conjunción secular del fiero laudad que béb eron en los 1
cuando, la frente i entrelazadas las ma de la guerra durante la república, es lo que en
postrada
nos, enseñáronnos a orar
junto a la imajen pro expresivo lenguaje del aprecio público, jUst¡.
del arrodillados al pie de los riero siquiera entre nosotros con la
tectora hogar o
mujer, Ha-
cionales que todavía doblaban la cerviz del libre Bajo estos auspicios domésticos educóse Fran
la fe antigua, i escondían, cisco Olivos, a la par con seis o siete hermanos
pensamiento a no
putado hasta hoi la fulgurosa cúspide. Avelino turbulento que como esperanza literaria o
siqu¡&
Rodríguez era un
espíritu creyente I así hi'zolo ra monástica en los colejios de relijiosos que
constar en su testamento antes de las pruebas existen en
Santiago, cultivó allí, en mediode las
del heroísmo. I esa misma fe acompañaba en el borrascas infantiles, la esperanza heredada que
ejército de tierra a los capitanes que, como Flo le llevaría más tarde a todas las grandes resolu
res, de la artillería, había sido fiel hasta el ciones de su carrera, sin exceptuar la del marti
ascetismo, o como
Dardignac (para hablar sólo rio aceptado tranquilamente í de antemano,
A este
jénero de jenerosos servidores de la Era el carácter del niño coquimbano dema
patria, resueltos i convencidos, inflexibles i mag siado resuelto para forjarse con la espera una
nánimos, perteneció t:n su acelerada carrera el carrera profesional, aun siendo hijo de un alto
brillante capitán que a la i-tlatl escasa de 24 años funcionario; i por esto, saltando de. un solo em
lalleció en el alto del Campo de la Alianza como puje los bancos del aula i del claustro, que para
en la cima del Colgóla. muchos son barrotes de prisiones, a la edad de
teras, sin venir sola disfrutar Principiaré diciéndole, mamá, que hace mui
,1
siquiera una vez a
carácter abierto, jovial i a la vez impetuoso, era luego como usted desea; el correo está tan mal
mimado de padres i hermanos. I de esta suerte el servido que todos se quejan de este mal sin
do por los monjes institutores de nuestra monás 'Me dice en su carta que por faltas de noticias
tica capital, gozaba ahora, sin salir todavía de la mías estaba en tal inquietud que sus conjeturas
pubertad, reputación de un brillante oficial en
la la llevaban hasta creer quién sabe qué cosas.
tre sus i
jefes compañeros de armas. Sobre esto le diré que en este mineral hai tanta
Como oficial de Zapadores, el subteniente tranquilidad que puede decirse que estamos en
Olivos fué uno de los fundadores del fuerte, hoi plena paz; los enemigos están mui lejos, tanto
pueblo avanzado, del Traiguén, i allí recibió que jamás vendrán por tierra. Por tanto, quede
en marzo de 1879 los despachos de su
próximo usted tranquila, mamá, porque a más de la cir
grado en premio de su perseverantes e intelijen- cunstancia apuntada, tengo tal confianza en la
tes servicios. El teniente Olivos era aficionado causa de que soi defensor que tengo seguridad
a
injeniero i se hallaba bastante versado en las que Dios la proteje como al mismo tiempo a los
•• Mi querida mamá, no
piense más en
que estoi
VII.
separado ríe usted; acuérdese sí s, ',1o
para pensar
En la fecha a
que hemos llegado ya, la ola de que volveré con
gloria, lleno de triunfos i laure
la guerra invadía todos los corazones que laten les a darle un abrazo. Sé que esto es difícil, pero
üjero en estepaís de jenerosos entusiasmos ju si no lo consigo tendré por lo menos la resolución
campaña con su
pecho henchido de fe i acaricia diciendo el animoso soldado casi con el candor
do por los mil mirajes de la primera edad, fieros de un niño. —
i sangrientos los unos, cual cumple al soldado. hasta que vaya el ejército a
Iquique, lo cual no
del hijo i del creyente, hombres aquí, i a más de que es poco este nú
■Mil cosas, —
decíale así con la injenuidad sin mero, falta equiparlo.
artificios de la infancia a su buena madre desde "Animo i valor, creo
que no
tengo, porque
el campamento de Caracoles (que fué su
primara todavía no me he probado, pero resolución de
de su
compañía Abel Carretón, vivía en conti mo i valor. Destreza es mui poca la que se ne
nua i fatigadora preparación bajo las armas)— cesita cuando uno se bate con
enemigos como
mil cosas, quisiera contarle, mamá, pero no hallo los peruanos. Hago abstracción de los bolivia
de la edla, crueles
posarse sobre la enramada pérdidas,
a sus
.
amigot
ramilla a asente en el seno de la patr a, el 25 de tos i por él sinceramente lli
tenemos demostrado respecto de rr uchos inci- desvanecer los justos temores que por su exis
i él mis no cuidaba de decirlo como en secreto valesciente de enfermedad tenaz, que al fin h:.o.,'u
pero con
orgullo a su madre; »Te idré por lo de postrarlo junto con el dolor de irreparable
resolución de Prat!,, pérdida, í desde Santa Catalina de Tarapacá, el
26 de diciembre de 1879, esto es, un mes des
cia no tardó en sobrevenir, aquella había de s bárbaramente dec Napoleón III porsuhljo. Pe
turril ib -
7ué Tarapacá, que no sería batalla, ni pude le escribí dándole noti-
i derrota, sino hecatombe. Allí, en
aquel cia exacta de lo o< 'rido el 27 de noviembre, i
torbell: de plomo derretido que corrió durante de fecha 30, perc
según me parece, a carta era
diez hi ;
por el cauce seco de una
grieta de! e hasta el 12, fecha de su carta, no
desiert el teniente Olivos peleó en el punto la hubiese recibido, por cuanto la corresponc\ un ,i
más avansado, al mando riel bravo capitán Ca detuvo varios días, el objete
se en
Pisagua con
rretón {ho¡ teniente coronel), i allí, cuando éste de tuvieran detalles que
impedir se en Santiago
atravesado por innumerables proyectiles, como, en el primer momento habrían sido funestos. Ya.
su hermano que en el sitio rindió la vida, como cuando el ánimo estaba preparado, se dio curso
nan, tiene la de militar hon I en ello el certero mozo tenía sobrada razón,
serun pundonoroso,
rado i valientecomo pocos; con su compañía, que porque de todas las injusticias, la más grave, la
pudo colocarla en mui buena posición, rechazó al más irritante, la más traseet.lenlal es aquella que
enemigo que trataba de envolver al resto del 2.°; se comete contra hombres que en cambio de su
sus
fuegos sobre esa compañía de tal modo que moción injusta de un favorito suele en conse
sólo han quedado 29 individuos. El valiente Ga- cuencia, perturbar un cuerpo de ejército más que
rretón recibió tres balazos, uno en una mano, una batalla, porque el desaire cae sobre todos i
otro en una
pierna i el último le atravesó el cuer la indignación hácese contajiosa hasta la ira.
i saliéndole poco Por esto, cuando el merecido i
po, entrándole por la barriga despacho no
más arriba de los ríñones; ya con estas heridas, buscado llegó a sus manos, limitóse el capitán
el bravo Garretón, cayó sin exhalar más queja agraciado a decir a los suyos: "Me he dedica
buena!» do alma i cuerpo buen de
que: ,,ésta sí que pié
es con a en
poner
i, El corazón de este oficial
grande.
es mui Un guerra a mis 150 hombres, i tanto en el interés
hermano de él, capitán también, pagó con su vi de mi patria como en el mío propio está su ins
da su osadía; cuando lo supo Abel, por un solda trucción». I acentuada todavía más noblemente
do, se
incorporó, alcanzó apararse con una de su resolución de soldado i la devolut ion del em
sesperación horrible, pero sus heridas no le die peño de honor que le imponía su nuevo grado
ron
tiempo para más, cayó desmayado. Me para con la nación que lo otorgaba, escribía otra
extremece el recuerdo de ese valiente hasta el vez a su madre, depositarla de todas sus confian
extremo de no
poder apartarle de mi ¡majina- zas i aun de su diminuto archivo de soldado, di-
ciónn. ciéndole estas nobilísimas frases, en carta de 11
Santa Catalina:
Después de Tarapacá i antes de los Anjeles faz. que teniendo obligaciones más sagradas que
(marzo de 1880) el teniente Olivos fué promovi cumplir me darán honra i gloria si cumplo como
do a
capitán a la edad de 24 años, pero él jamás un caballero, con lo cual no solo llenaré mis as
solicitó sus ascensos, i escribiendo sobre esas in piraciones sino también las de mi patrian.
timidades a su
padre, decíale cierto día: 1 a esta expresión del alto concepto del de
„Como usted me dice mui bien, los ascensos ber, seguían más adelante de la confidencia, es
deber lo que yo sea sino a lo que merezco. Así como fueron una
profecía sino un
juramento;
la mayor parte de las el favor
en
profesiones es
"Ayer me fué entregado el nombramiento de
lo que hace surjir a muchos, en la milicia sucede capitán, que firmó el ministro de la guerra con
otro tanto; pero me conformo con ser un subal fecha 5 del presente; se lo remito para que lo
terno
siempre, antes que ser señalado con el dedo guarde como depósito para mientras lo relevo
i que digan que lo soi, lo debo al favor de tal el de sárjenlo pienso conquistar
que Por mayor que
persona, como hai ¡¡nichos i solar todo en la mi en Tacna».
licia. Ah! madre, el único
-
al ni la
aquella jornada llegaría a j
quebrada
sería un pálido cadáver... de Tumi! a
guerrillera
:ual fue
espe-
XII, e
especial de
la jomad. rapacá, el ca-
vejetando durante cuatro meses, marchó el capi que recordab ; de la quebrada del
tán Olivos las verdes del lio, I desierto. "C
a
márjenes como
en todos sus
compañeros, sin exceptuar al más Tarapacá,
—■
s
seguridad de que una deliberación tranquila, convencida i magná
desconfiados, no nos atraerán tan fácil nima. Ni a su amada madre, a
quien habríale
mo en Tarapacá. El triunfo seguro, sido dulce ahorrar una lágrima, se lo ocultaba; i
porque la resolución tle los que Tacna por el contrario, como esforzándose en consolar
es la del chileno: "Vencer o mor la anticipadamente de su
pérdida, hacíale pre
"La compañía que mando m senté que teniendo ella muchos hijos varones era
portará bien, porque tiene, a mas
iplir con justo que ofreciese la vida siquiera de uno, come
Ta necesitada de
.:
perecieron i
copiosa, rica e
inagotable sangre
i 1 latir siendo él el "Ahora vo¡ decirle tam
elejido... a
es la que la hace sufrir tanto; pero, mamá, ten troceder o detenerse, morirán uno
por uñólos
ga confianza en Dios i María Santísima; tenga que lo componen, porque a más de ser la divisa,
hai retirada posible,
seguridad que me
proteje». no i'
una carta
que ha visto la luz pública, escrita en la línea que, hallándose el enemigo atrincherado
víspera de Tacna, i en
cuyo texto orijinal la am en una vasta línea de parapetos i lomajes, las
celó, soldado tallado en esa roca, yacían exánimes perfiles en breves pero sentidos rasgos:
por el suelo; Torreblanca del Atacama i Dinator ,'Vída llena de deber i de sacrificio. Mii<.rr,.
malamente herido, i moribundo el valentísimo "Al pisar los dinteles del más allá, soldados
soldado a
quien esta
pajina tlt: conmemoraciones como Olivos, jenios tutelares de la bandera,1,
Chile, envían sobre su blanca estrella
lampos ,-■
capitán guerrillero del 2." de línea don Francis que guarde sus
despojos con mirtos o
arrayanes,
co Olivos en los
hospitales de la ciudad que ha que el hielo de la soledad o del olvido hubieran
bía ayudado a
capturar con su
sangre, sin que se de segar o marchitar mañana.
desmintiera un solo instante su constancia de »\o estampemos tampoco ninguna leyenda
cristiano, su ínclita bravura de chileno. sobre su
sepulcro. Dejemos el mármol inortuo-
"Sé, señor, —
escribía con este motivo, envian
do al aflijido padre el último consuelo de los "Más tarde, un
lapidario ¡lustre, empuñando
fuertes, el aguerrido comandante del 2." de línea un cincel de oro, recorrerá esos sitios de muerte
se
experimenta; pero deseo que usted no ignore rosa i agradecida, una
lágrima. Esa palabraser.i
que el gallardo e intrépido capitán Olivos, com su
epitafio i su historia, esa
lágrima será si: lau
batió siempre como todo un valiente, i exhaló rel i su
apoteosis. ¡Gloriosa leveiida! ¡ Inmarcesi
el último suspiro como el verdadero soldado ble corona!»
chileno, en defensa de su
patria». Francisco Olivos fué un verdadero héroe cris
JENERAL DE BRIGADA.
II.
wliSvilí lla s el insidioso metal que ma- siendo el primer jeneral que desaparece de los
»^^^fe,>SL ta a los héroes en la guerra, ni que vencieron al Perú i a Bolivia en las más
Porque trabajado-. nuchas veces los músculos i Suele en efecto el propio rayo, que en la me
las entrañas de los combatientes por duras fati- dianía del bosque derriba la ramosa encina i
gas o acerbo clima, igonizan muchos lentamente. hiende i descuaja el roble altivo, cuando fulmí
nalo el cielo contra las multitudes humanas, es-
pagan el tributo al sacrificio común, mucho cojer para su ira las mas altas tallas, las frentes
tes de la techa señalada por poderosa o
prh
jiada naturaleza. hora no
aguardada míelos tic súbito al suelo.
prolongad; s
tropicales en el Perú, que guerra i de batalla c ■e
fuljei todavía de ju-
xs tres últimos años hemos estado le- ventud i de gloria, yace en
cimprano ataúd, heri-
[ caso
singular! Era eljeneral don Pedro Lagos años de edad i a los 40 de su
gloriosa caí
de Santiago, firmaba los boletines de esas trist, liante, i a la vez más popular i más fan:
su
padre trabajaba con cortedad de recursos i rchant primo hermano, inmolado más glo-
sobra de hijos, en 1832; i de los últimos, que frente del heroico rejimiento Val
abuelo, que fué soldado voluntario de la patria. mimbre i fusil, i cuando en 1850 salió destinado
durante la guerra de la independencia junto al todos
con
ejército, el joven cabo ganó uno a uno
sus
hijos. _
sus
grados. Los combates de la revolución de
acaba de perder su
primer aprendizaje militar efecto el juvenil oficial, varios
línea, sostuvo en
la esfera humilde de
en mas su escalafón. Nacido encuentros en las calles de la heroica ciudad
■
dando siempre pruebas de un valor sereno i de milia de uno i otro de aquellos dos valerosos
una jenerosidad
magnánima, con los que, talvez jefes se ha conservado la tradición de! cariñoso
a su
pesar, combatían en lucha fratricida. El je recuerdo que de los hechos del joven oficial
neral Lagos, como hombre de guerra, sólo sería durante el sitio de la Serena ambos guardaron.
terrible e implacable con los enemigos extran
jeros de su
patria. VIII.
En una ocasión en
que el capitán de las fuerzas línea militar del Nuble sus
proezas de soldado i
fantería, marchando agazapado por adentro de das, combatían ahora de nuevo con las armas en
los huertos de las casas, que tenían sus murallas la mano la misma política que habían combatido
San Francisco, fué testigo i actor en aquella es donde mandaba con raro
prestijio el batallón 4.1
cena caballeresca, de una
guerra entre chilenos. tle línea, arrastrando en su caula a cuatro capi
Por esto talvez, tan noble soldado fué el único tanes que prefirieron seguirle en su
desgracia.
de clase que al antiguo ilustre Uno de capitanes es hoi el coronel Soto,
su
acompañó e esos
to, al futuro adalid de la república; i en la fa- gos, a causa de los afanes medrosos de los par-
uiü EL ÁLBUM
Elijió el activo jefe para compañeros de cam Atascado un cañón durante lo más recio del
glorificarle con incontrastable amistad. Aludimos dolo al eje de la pieza entorpecida, i atándolo
a los coroneles don Demonio Fuensalida i don a su cincha, condújolo a la loma e hizo fuego.
'
Francisco Harceló; Í con la ayuda de estos dos Interrogado más tarde por este hecho verda-
'
'.i-.- i¡.'.i. Lirios, entraba el comandante Lagos en deramente heroico i digno de Hueras, negábale
campaña pocos meses más tarde, a la cabeza sonriendo, ¡ atribuíalo a uno de sus
ayudantes
del más formidable rejimiento de línea de nueva lavorito.s. el comandante Julio Argomrilo, que a
danos i las montañas del Perú que ambos fueron cómplices en el afortunado
['removido a coronel i a
jefe de estado ma lance del pehual. Era lo que había hecho Ibáñez
Pero cuando el clarín de Tacna iba realizaba sin la ostentación las proezas
a sonar,
| menor
aquí, pero era relativo a las peladuras de la piel, flotaba el pálido cadáver del ínclito San Martín,
que de seguro llevaban todos los que seguían surjían rayos de esplendorosa gloria que empa
en sus excursiones al infatigable centauro, ver paban con su luz los colores de Chile flotan
dadero Argos del ejército que todo había de do en el mástil del alto Morro, que Chile no
verlo i todo había de vijilarlo. soltará jamás devolviéndolo ni por plata, ni por
sangre, menos
por miedo, a stis eternos históricos
xv. enemigos.
xvi.
No sabemos a este propósito si los lectores
de esta leve memoria lo rocordarán todavía, pero De Arica partió el coronel Lagos hacia Lima
nosotros haremos mención por ellos de un hecho a la cabeza de la tercera división, cuyo núcleo
extraordinario de locomoción i de actividad mi era el ya aguerrido Santiago, comandado por
litar, que precedió, de parte del coronel Lagos, Fueusalida i por Barceló, i nadie habrá olvidado
a la batalla de Tacna. que desde el día en
que el ejército tomó pose
El día en
que desdichadamente sucumbió el sión de Lurín, valle ameno, imbécilmente aban
ministro de la guerra en
campaña, en el campa donado a nuestro paso por el "jeneral» Piérola,
mento de las Yaras, el coronel Lagos practicaba el coronel Lagos fatigó todos los caballos de su
el Campo de la Alianza, i sólo cuando escuchó horas las posiciones enemigas como en Tacna.
las nocturnas dianas de los aliados dio sin dor Solo un
jefe alcanzó a
igualarlo en vijílancia, ¡
mir la vuelta. Hallóse entonces con la triste ese
jefe era un
hijo de Chillan como lo era él i
nueva del fallecimiento del ministro, ¡ sin des como lo fué O'Higgins.
cender del caballo escoltaba su cadáver ese mis El coronel Lagos mandó en
persona el gran
ino día hasta la caleta de Ite, distante veinte reconocimiento de Villa. Pero el coronel Oro-
leguas; regresaba inmediatamente llevando con zímbo Barbosa mandó también en persona los
sigo los Cazadores del Desierto, i entraba el 26 reconocimientos tlel Manzano i de Ate. —
¡I ese
en
pelea con tanta frescura de fuerzas que, como coronel que mandaba desde Tacna una
brigada
dejamos contado, túvolas para enlazar cañones
La historia ha contado ya la pajina más glo a la tercera división, que cerraba nuestra extre
cosa) del coronel Lagos, i de tal suerte que para cuerpos, el Concepción, el Aconcagua, el Cau-
fama bastaría el nombre de I especialmente el Naval i el Santiago,
su eterna
esculpir policán,
esa
pajina en su losa: »Arica.„ hicieron el rescate sobrado de la esquiva fortuna,
Diéronle los peruanos por apodo de horror | manteniéndose como una muralla de cal i canto
en ese treVnendo hecho de armas el nombre de I contra todo el ejército peruano i la sorpresa. Fll
100 E¡- •> 'I.BUM
quepi, el pecho i los hombros los ganchos que el Comprendió entonces su bisoñada el joven
oficial i apeándose del caballo repitió la orden,
plomo i la metralla tronchaban sobre su erguida
-
Ahora sí, replicóle el rudo jefe.
—
¿Por qué ese árbol no fué un laurel? pre 1 la orden fué en el acto
cumplida.
guntaba alguien comentando más tarde la im
pertérrita serenidad del capitán chileno. XIX.
Un escritor nacional, tan brillante como espi
ritual, llamó desde aquel tiempo la batalla de Sóbrales de continuo la chispa a nuestros sol
Miradores "la batalla de los tres compadres», dados, i no ha mucho, habiendo sido nombrado
recularon ni el ancho de la de la
porque los que no padrino inauguración de un
templo de San
suela de sus
zapatos, fueron Lagos, Euensalida tiago el jeneral Lagos, en su calidad de coman
i Barceló, que eran en efecto tres compadres de dante de armas, junto con escritor
un
amigo su
tel del compadre Lagos, tendido sóbrela grama. terrible ener¡ía i ilación todn
lampo, su su ¡vs, a
llano, festivo i decidor en el círculo de sus ami en la víspera de Miradores; i observando que en
ellos la mas
lijera falta o desliz en el servicio. dores de su escolta que entraran a la pintoresca
Habiéndole llevado uno de ésios una orden aldea i le cuatro án
en
prendieran fuego por sus
una
guerra de cinco meses, incurable mal agravóse aceleradamente. Resis
tiendo éste no obstante con férrea voluntad a
llamado a i
Santiago relegado a la comandancia fermedad arreció desde i
ese día; en la noche del
jeneral de armas, junto con el reposo pasivo de 18 de enero, cuando acababan de
cumplirse tres
su retiro, comenzó a declinar su salud, ¡ tan años de la entrada triunfante de nuestro
ejército
aprisa, que cuando un senador, no hace todavía a la ciudad de Lima, entregó su alma a su Crea
de ello un mes, solicitaba que se crease un
puesto dor, aquel titán de la victoria que habría mere
XXIII. poco de dinero prestado para saldar críenlas usuales del par
ticular en el comercio i para poder llegar a Chile con
algu
nos ] lesos en el bolsillo: muere
pobre: era la lójica. de su
La vitalidad poderosa del jeneral Lagos había
li'la." Klartital ati:'¡r, ik-1 siib-inicn. lente de cjciiitri du»
comenzado a desfallecer desde el último vera G. hacienda de
Redún, Bureo, febrero 7 de 1SS4),
EL ÁLBUM ^
XXV. XXVII.
"Santiago, enero
n) de 1SS4. Los mortales del
despojos jeneral que mis
»
Señora: intensamente representaba la gloria combatiente
n El Gobierno se ha impuesto con vivo senti del ejército chileno, fueron trasportados a San
miento del fallecimiento del señor jeneral don tiago desde Concepción el 20 de enero, aniver
■'EI jeneral Lagos empeñó mas de una vez la de su duelo, que al día siguiente habrían de tro
gratitud de la nación en su
larga i gloriosa ca carse
por las vistosas guirnaldas de las públicas
rrera militar, i ha dejado al ejército, que veía en manifestaciones ofrecidas al Presidente de la
él de hacia las
uno sus
jefes más distinguidos, un ejemplo República en su
paso inauguraciones
de valor, disciplina i verdadero espíritu militar, del Sur.
cuyo recuerdo conservará con cariñoso respeto. Las honras fúnebres del héroe tuvieronlugar
"Pueda, señora, mitigar en
algo la honda pena esa misma mañana de la
partida presidencial
que hoi aflije a usted, el saber con cuánta sinceri (enero 21 de el
grandioso templo déla
1884) en
dad la nación entera se asocia a su dolor; i quiera Recolección Dominicana, en cuya consagración
aceptar, al mismo tiempo, junto con la expresión hacía apenas un año el jeneral Lagos había to
de la viva condolencia del Gobierno, los senti mado conspicua parte como padrino.
mientos de consideración mui distinguida con
XXVI. ¡ seguido de un
pueblo inmenso que rodeaba
todas las fuerzas de la guarnición de Santiago.
No estará de más agregar aquí, en este
apre oyéndose al borde de su fosa los últimos adloses
surado rasgo biográfico, que el Presielente de la de sus amigos, expresó uno de ellos (1) los sen
República profesaba una estimación personal i timientos que en aquel instante ajilaban todos
Fuerza, todo el heroísmo, toda la gloria de los "El ejército entero de Chile viste hoi el luto
hombres de combate propios de nuestra tierra; del invicto caudillo dentro de sus cuarteles, den
divisando en todos los horizontes de la sangrien tro de sus tiendas, dentro de sus
aquí
corazones,
ta guerra que aun no acaba, la figura radiante mismo donde asoman tantas jeucrosas lágrimas
del adalid que por doquier mostraba con su es ofrecidas a su memoria.
su caballo de batalla las filas enemigas; que en solo una alta categoría del ejército, sino un ejér
la llanura o la montaña quitábales con su fornido cito entero. El país comprende que donde estaba
brazo sus banderas, ¡ que iba escribiendo de Lagos sabía el soldado que allí estábala victoria,
etapa en
etapa en las más altas rocas del Perú i cuantío no divisaba aquél su alta cimera por en
verle ahora aquí, yerto, helado, inerme en ese cuál era el ala en
que él se hallaba, porque por
ataúd de plomo, sin que haya sido siquiera una allí debía comenzar la derrota i el exterminio del
11 Ah señores! no parecería que en ese sarcófa sonriendo al oír el toque tle los clarines que los
don Pedro Lagos, cupiesen juntas su alta talla i "La muerte, entretanto, señores, se ha inter
s.u gloria más alta todavía. No se creería, a la puesto por hoi entre él i nosotros, entre el pasado
i'erdad, que allí duerme el reposo eterno aquel
brioso jinete que arrastró los cañones de Tacna dad que no halla término.
a la cincha de su caballo, ni el heroico caudillo "Pero lo que eres tú, jeneral Lagos, no has
que, lanzando al trote al asalto del Morro de muerto para siempre en el seno de la patria
Arica dos intrépidos rejimientos, arrebató al ene inmortal que fué tu madre. Tu nombre sobrevi
migo su más formidable fortaleza en el espacía virá a tus dias. Tu fama será trasmitida a las
de Miradores, dijo a los suyos esa mañana, que frente augusta de tu suelo, en son de amenaza i
"Aquí está la glo tle peligro, tu espada, que yace atada a esa
"Ciertamente, señores, la muerte del jeneral de la vaina; ¡ seguido tú, cual caudillo, de los que
que el renombre gana antes que el cañón. jo, que el jeneral Lagos por su alma, por s»
cuya cima batióse al viento de los mares la ban (¡lie, por lo mismo, el rayo, buscando su acero
dera tricolor que tu brazo i el tle los tuyos enarbo- le había derribado.
lara en un día de inmarcesible gloria, tu nombre [ a la verdad que si de la austera historia
no
perecerá, porque los siglos t las jen era ció ti es fuera lícito llevar los la
parangones a
leyenda,
én cada eco del cañón que salude la estrella del habríamos de encontrar sólo dos de
tipos com
pabellón, deletrearán las letras de tu nombre paración para el guerrero ¡lustre que a esta;
imperecedero, como la enseña del adalid que horas yace pálido e inerte dentro de estrecho
i
EL TENIENTE CORONEL
.<*/.
DE LA GLORIA DE CHILE
.'i. i i
primer lustro, parecería llegar a
■X\ [ de
'*^p¿ su
mayor edad Í con ella a la razón ese
linaje de hombres fué
que habrá de ponerla término, más o menos defi teniente coronel Vivar, que, como San
nitivo, más o menos transitorio, parécc-nos deber en el 4." de línea, hizo del batallón antes t
so olvido, alguno de los nombres que el tiempo día en el espacio tle 2S años, esto es,
poco a
poco ha ido borrando, entre aquellos de toda su vida militante. (1S51-1879).
nuestros invencibles soldados que fueron los
Hijo de un
primer matrimonio del agrimensor
II. Vivar, cuyo nombre i virtudes, al contar en
paji
na
precedente la corta pero honrosísima vida de
El teniente coronel don Bartolomé Vivar, se su medio hermano menor Pedro Antonio, deja
gundo jefe del ya de línea, de recordados, el joven Vivar educóse en la
lejendario 2." mos ya
vuelto recientemente ai seno de la tierra en que ciudad de San Fernando, donde viniera al mun
je de bravos, i fué uno de aquellos denodados ello por peni ias doméstica 1
por
mero de muchos centenares antes que retroce ;cut.:Ia tle cabos instalada hacia poco en
der un solo paso en la línea del honor, antes que o como una sección anexa de la Acacleí
dejarse arrebatar vivos el pendón sagrado de la :ar. Un soldado famoso que ha sobre v
ud) El. ÁLBUM
aprendizaje de subalterno {marzo de 1851 abril a ronel efectivo el 2S de marzo de 187;, cuando
la actual guerra, sin que nadie lo apercibiera,
resanie de que habiendo sido nombrado cabo 2.' venía ya caminando encubierta í disfrazada con
sola hora, de su
cuerpo. De la memoria de nadie se habrá horrado
Hai almas hechas de esa suerte i de esa todavía, por más aprisa que el olvido, alia
sustancia. Son seres amantes pero silenciosos i do de la ingratitud, pase su
plancha t'.c hielo
solitarios que agrupan su familia en torno a su sobre muchos de los que se adelantaron en 1
tofagasta, i para esta fatiga elíjió el pueblo i mi los puentes de madera del Loa en el día de
murar durante ocho años la jineta i la varilla de entusiasmo bisoño que de la disciplina rigorosa,
mimbre, era un disciplinario severo, infatigable, organizóse por otros en el campamento de Do
casi insomne, que desde la primera luz del alba lores, una semana escasa después de la batalla
hacía trotar sus reclutas por las colinas hasta campal a que impropiamente se ha conservado
rendirlos de cansancio antes de la puerta franca, ese nombre, la expedición que se llamó de Tara
da era aquel continuo ejercicio matinal, cuando ñada el día 19, medio a medio de la
quebrada i
cabalgando en alas de la fríjida brisa de la ma caserío de aquel nombre, antigua capital del
drugada asomaba el sol tropical tras las carlinas desierto del Tamarugal.
i convertía en centellas de fuego las bruñidas
mandante Vivar al estreno de Calama que nos tudio el más leve del terreno, sin consulta de su
dio la del Loa, i seguida al estreno propio jefe, sin guias ni prácticos tle la topogra
posesión en
de Pisagua que nos dio la posesión de Tara- fía, sin avanzadas, sin espías, sin agua, sin apres
de excepto la triple fatiga de
tos
ningún jenero
Pero como a virtud de una
disposición supe la marcha por el médano, de la fríjida trasno
rior que había retenido parte del las chada i del hambre, fué lanzado el primero de
ejército en
alturas deaquella playa de desembarco, no fué aquellos cuerpos al amanecer del memorable día
formar en fila de batalla en la cima del cerro de cer "la rodeada,, de los peruanos fujitivos, como
armas
apagaban los últimos fuegos de la vi, loria pantadas por el lobo, orden temeraria que fué en
a las oraciones del 19 de noviembre de 1879, el acto i sin observación obedecida. El coman
quedó en
aquel entusiasta cuerpo la levadura de dante Ramírez era un soldado desde el quepi
un sordo descontento que sus
propios jefes no a la espuela, i su
segundo no lo era un
ápice
eran dueños de ocultar. No combatir es un menor.
cabeza de su cuerpo el pundonoroso comandante pitan Silva, i, surjiendo el rayo del fondo de ]a
Ramírez, ostentando su hermoso talante de gue tormenta de fuego, redujo a tizones las
nobles
rra en el caballo chascón de Abaroa, presa lejíti- efijies de aquellos sacrificados combatientes
ma de Calama. i a su lado iba segundo, mar
su Setecientos chilenos sobre dos mil quedaron
«■
chando i túnica de simple soldado. En el campo maldito. ¿Cuándo hubo, s¡n via-ira
a
pie con
ñías (las de los dos hermanos Carretón i la del del camino, púsose aguardar el desen
piedra a
no
por el fondo de la quebrada sobre la aldea esa estoicidad que, después del valor temerario;
enemiga en
cuyas callejuelas había comenzado es la condición mas caracterizada del soldado
el combate, i en
pocos minutos adueñóse de
ella.
xv.
como
i or efecto de un hórrido hura- A lo que el pundonoroso jefe chileno rcplic'
lÍL le cadáveres. El bravo Ra- xplicando al jefe peruano £ : tranrp illa '->
lapatria ¡ fundido en el molde de las heroicida reparación que es deuda exclusiva de la patria,
des antiguas, (nccesitabais acaso aquella excusa? obtuvo, a virtud de esfuerzos i gastos personales,
la traslación de
¿Qué más digna respuesta cabía al reto aleve del sus cenizas, en setiembre último,
hasta claustro donde hoi descansan.
peruano que mostrarle en silencio tu erguido su
busto perforado por dos balas? La autoridad militar asocióse sin embargo, en
de Tarapacá por los que se decían vencedores i a su rango i a su martirio en una orden del
continuaban su
higa, el comandante Vivar quedó día que así decía, con fecha 3 de setiembre de
pios heridos, i, según el testimonio de éstos, tales del teniente coronel, segundo jefe del reji
el moribundo sobrevivió tranquilo durante al miento 2.° de línea, don Bartolomé Vivar, que
gunas horas al daño mortal que de prisa le sucumbió gloriosamente en la batalla de Tara
hablaba a sus vecinos de lecho I de dolor en la en la estación tle! ferrocarril del norte la brigada
ambulancia de las frescas cascadas que movilizada de Artillería número
enemiga 2 con su arma
embalsamaban las selvas de Arauco, donde él, mento menor I la banda de música del rejimien
mediante su
trabajo i una
ríjida economía, había to de Cazadores a caballo, desmontada, que
logrado labrarse un selvático cortijo. acompañará a dicho cuerpo, i medio batallón
segundo día del abandono en la quebrada, no de música, para acompañar de ahí hasta el tem
amanecía bajo el cobertor de sangre sir.ó el yerto plo de San Francisco, los restos del mencionado
Sepultado lijera
a la en la pequeña i derruida restos en la mencionada iglesia, el medio bata
iglesia parroquial del pueblo por aquellos de sus llón del 8.° de línea hará los honores fúnebres
compañeros de armas que llegaron entre los prevenidos en el artículo 42, título 82 de la
enmaradas que,
como el comandante Arrate
i el
E¡ ;les los últimos al deber, en 1 is filas como mayor Necochea, lo habían visto pelear i caer
en la tumba, marcharon en la hora fijada al en- en la horrible grieta del desierto peruano a
quc
cueu ro del compañf '0 lártir i del jefe que, en nos arrastró en un momento de vértigo una car
el pi uer
aciago ene ro, había 1 vantado tan nicera imprevisión.
nito s u
erguida cabe aq ae desde entonces logró ¡Quisiera el cielo que esa hubiese sido la iíl-
servi a todos de cus eña i de divisa
DE LA GLORIA DE CHILE
I. libre.
Su hermano mayor i de su
propio nombre, el
UPO al teniente coronel de caballe- coronel don José Tomás Yávar, mandaba ese
defendía a Lima, decidiendo así con los cascos hermano cuando, después de apropiado aprendi
de caballos i el filo de sables la victoria el ejército activo
sus sus
zaje, pasó a tomar parte en con
cuerdo en estas
hojas que son otros tantos epi peí, 1, hecho de at imbre i casi sin san-
del jefe .
cuyo nombre se lee al
frente de pajina, :
esta
da comprobación en s 111.
cido, puede decirse así, bajo las banderas del Re comilla fue ascendido a teniente. En seguida,
jimiento de Granaderos a caballo, cuerpo his pasando lentamente por sus diversos grados.
tórico que San Martín condujo en
persona a era capitán en
1859.
Chile en
1817 i que marchando de etapa Caído cierta
en en
desgracia política su
rejimien
etapa desde el Plata al Biobío i desde el Rlmac to, a virtud déla reacción que surjió en 1861
al coronó
Guayas, su nombradla en Riobamba i contra el réjimen de los gobiernos 1
EL AÍ.HUM
Prolongándose, sin embargo, más allá de la puerta de la victoria el día de Chorrillos (13 de
paz I de la monótona guarnición de los fuertes enero de 1881), desembarazando a la caballería
de frontera, la adversa estrella de los Granade chilena (Granaderos i Carabineros) de una red
ros a caballo, fué este
cuerpo uno de los últimos de traidoras minas, desplegaron, uno i otro cuer
del ejército de linea que recibiera orden de mar sus mitades batalla por escuadrones
po en en la
char al teatro de la guerra, donde sus émulos llanura de Tebes, la
en
pedregosa a extrema dere
servicios i en renombre, los ajiles Cazadores cha de nuestra línea de avance que cubría la
a caballo, habían llegado, como de ordinario, en valerosa división Lagos. I cuando éste, cum
la alborada.
pliendo órdenes superiores, ordenó cargar a aque
Mas apenas hubieron puesto llos cuerpos, el
pie en sus es
ejército entero detúvose largo
tribos i
cojido la brida de sus caballos de batalla delante de brillante torbellino; i
rato, como un
que hoi lo comanda, a las órdenes del coronel llanura de Tebes, lanzando de guerra, el
su
grito
Bulnes. tremendo chivateo de los araucanos, i sólo regre
V. saron a las filas cuando sus brazos estaban can
del jeneral en
jefe, criado por los asistentes de
DE LA GLORIA DE CHILE
Conducido sobre su
propio caballo, sostenido
VII.
por dos granaderos, como el mariscal francés
Los Carabineros de Yungai volvían del en
que venció en Alma, tendiósele sobre su capote
trevero i la matanza valiente la de campaña
con su
jefe a en un
aposento de las casas de la
cabeza, no habiendo perdido sino al capitán Te- hacienda de San i allí
Juan; espiró en brazos de
rán que cayó al lado del último, como bravo. los suyos i de hermano
su
político el valiente
Pero no igual suerte a sus don Temístocles Urrutia,
cupo compañeros capitán en la media
de gloria i sacrificio. noche de la
aquel día, con
tranquila resignación
Cargando a la altura del tercer escuadrón, de ha creído
es
quien cumplir con su deber, i en
decir, más adelante del puesto del deber i la realidad dejábalo cumplido,
ordenanza, una bala peruana había de El comandante Yávar había
llegado muerto digno de
frente sobre el pecho del comandante Yávar, i los Granaderos de San Martín i
antiguos digno
atravesándole la mano
izquierda que sostenía la del ejército en que su
cuerpo ha sido siempre
brida, fue a detenerse en sus entrañas, causán prez, honra i victoria.
dole mortal congoja i daño de muerte.
1
s^a
sitos, en su libro de
j
propia labor no de- infatigable ínve: ligación. El comandante Dublé
clara i duradera estela de su memoria, de sus he Debía sin duda el comandante Dublé aquella
chos i de sus servicios. incesante actividad de su espíritu a los oríjenes
de su
organismo, porque su abuelo, el gran pa
De esa clase de hombres fué el distinguido rríalo todavía, ájil i brioso, a la edatl de 75 años.
jefe i ciudadano que, escapado de mil azares, per i en todas direcciones lo trasmontaba como ca
dió por un fatal acaso el país i el ejército en la teador, sin más que una bolsa de harina en su
persona del teniente coronel don Baldomcro morral i dos clnflc-, tle agua en la cabecera de su
Aun durante la penosa navegación que le traía tilica desde Taltal a San Pedro de Atacama; i a
postrado por el dolor en un mal camarote del poco de esa hazaña, murió.
ítala, en su
viaje de Chorrillos a
Valparaíso, el Por su estirpe paterna, el comandante Dublé
comandante Dublé Almeida escribía todos los era de orijen francés o catalán, i esto explica en
días sus
impresiones, sus recuerdos i sus
propó- él, como en su hermano, el bravo comandante
El. ÁLBUM
del '\tacama, esa especie de fr lad natural yos hermanos habían sido soldados, marinos
de os hábitos de a vida n ilitar industriales, agricultores, mineros, negociantes
ses denominaban élan, í npctu del (porque para todos los gremios había en su nú
lodo i esfuerzo), educóse
zón, del músc ilo i de la
mero en su
sa . en
aquella ciudad
en el colejio alemán de Scheel, junto con varios
tiempo.
hermanos que formaban parejas entre sí, como
que Diego Dublé pidió iobiiivoel indo del más Entre esos
grupos de la temprana i querira
del ejercito ei fraternidad del aula,figuraban, todos más o me
arrojado rejimiento
la batalla de Chorrillos, i por ig nos
iguales en años (de diez a doce en 1853), los
hermano, o más propiamente su je hermanos Juan José e Ignacio Latorre, los dos
Almeida han sido señalados desde la escuela, o en la flor de los años, cuando a n faltábale buen
si es posible decirlo asi, desde su cuna. camino de ellos para llegar a1 la mitad de la ca-
Hemos dicho ya quien era su abuelo: el más rrera activa del soldado.
Dublé Almeida, llegó í tenía apenas 14 años (25 de abril de 1S57), era
¡caso extraño! le mataron a Ira clón en Cho- cuyos exámenes obtuvo votos unánimes de i;is-
Chiloé, en
1865.
v. I fué en esa
época cuando, hallándose baje
las inmediatas órdenes del coronel Sotomay11
ahora ¡os es-
algunos rasgos 1 1
provit. por le
:nor de los Almeidas, pañoles, fortificóla principales puntos
n
Valparaíso en 1843 d vulnerables.
DE LA 'A DE CHILE 217
hizo su
hijo en 1875, desposándose en ese año-
VIL
el mayor Dublé con una de sus
intelijentes i
precaria infancia de los seres. Era, no obstante, Tenía el comandante Dublé el arte de hacer
corazón de fuego disimulado por un rostro apa estas circunstancias la de que antiguo direc su
cible, indiferente i a las veces glacial. tor en la Academia Militar, el hoi jeneral de
Sin embargo de estas apariencias, la pasión división don Emilio Sotomayor, le pidiera para
fogosa i altiva vivía en el pecho del comandan llevárselo consigo a Europa, en calidad más de
a las condiciones del deber i a la dura disciplina la importante comisión que en 1872 le confiara
VIII.
El comandante Dublé Almeida era un traba
mui corta edad, a la Academia Militar, fué nom conocido. Por esto, cuando se
organizó la In
brado "brigadier,,, es decir, superior de sus con tendencia Jeneral del Ejército, le llamaron para
tablecimiento. I por la misma causa, siendo oficina, i después pasó en el mismo carácter al
todavía alumno, fué elejido profesor i ayudante ejército del norte,
Obtuvo en esta la mayor parte de los premios, división, que mandó en Tacna con facultades
sobresaliendo siempre en los ramos de matemá discrecionales el intrépido coronel Barbosa, el
ticas i de dibujo. El comandante Dublé era uno comandante I 'tibió Almeida selló la victoria en
de nuestros más elegantes paisajistas i el mejor la extrema derecha de la línea enemiga, caño
delineador de fortalezas que existía talvez en neando sus fuertes en esa división con la batería
el ejército. f'oníecilla, i marchando enseguida al asalto con
Era un
injeniero militar de primera nota. los Zapadores, el Lautaro i los Cazadores del
Él trazó las fortificaciones de Chiloé, durante Desierto, que mandaban respectivamente Santa
la guerra marítima con
España, i a su
lápiz i a Cruz, Robles i Jorje Wood.
su
ínjenio débense no pocos de los trazados que
hoi son la puerta i la barrera de la Araucanía, el x.
Traiguén, Adencul, Lumaco, Purén, etc. Tanto
le distinguía por sus servicios el En la
jeneral don nueva planta del ejército, el jeneral
Basilio Urrutia, jefe de las fronteras, que le •
sus
posiciones de lacna. tábamos para bombardear Chorrillos que aún a
cómo hermano contó al de fuego más sostenido de fusil, hizo que los solda
aquí su
propio autor
trera de la última costóle la vida en jeneroso "Dejados los prisioneros con las custodias co-
'Me tocó, —
decía el coronel del Atacama en al cementerio. A poco andar, encontró al jencrd
su relación de aquel doloroso trance, —
me tocó su don Emilio Sotomayor, comandante de la divi
bir al morro Solar por su extremidad sur. Reco sión de la cual aquel era
jefe de Estado Mayor,
rrida su extensa ceja hasta llegar al Salto del que se hallaba allí a caballo acompañado de va
Fraile, encontré allí como doscientos jefes, ofi nos jt-fes i oficiales.
do a bordo de nuestros
buques. El número de miga que se resistía en una casa de altos. E.
soldados chilenos en
aquel lugar aumentaba a oficial se
apresuró a observar que esa fuerza si
cada instante los que subían por la falda rendiría si iba intimarles la rendición
con
alguien a
mi hermano tle
acompañado ayudante ¡ deudo do la venia del jeneral Sotomayor se dirijié
su 1
un numeroso
grupo de los nuestros, éstos pre
XIII.
vinieron a mi hermano que no continuase por
que desde una casa de altos que le mostraron Embarcado el comandante Dublé al día si
mataban a todo el que
pasaba. Siguió su mar guiente en el vapor ítala, que por el número de
cha, i al llegar a inmediaciones del
lugar que
le habían indicado como peligroso, el enemigo bondad ¡le 1 raerme aver en
persona.
I.a acepto con mucho gusto i la envío inmcdialnmentc
desde el interior de los altos hizo una descarga, a
disparan sus armas sobre el edificio. Estos, guia penetrar en ese pueblo nuestras
tropas victoriosas.
AI contrario, me parece decir que murieron en medio de
dos por la cantinera Irene Morales, que comple
la victoria, cumpliendo deberes de humanidad con los ven-
tamente ebria de coraje i de licor les había nidos: i esto mismo lo llslecl
es ene cuenta con los intere
asegurado que allí se habían asilarlo oficíales pe santes tlelalles que ya na.: habla referido i que constan ade
más de su diario de campaña que tuvo usted la bondad de
ruanos, hacían un nutrido fuego.
obsequiarme.
"El ayudante Rojas, corriendo a cada instante 31 di cabida al
no incidente, con todos sus pormenores,
el peligro de ser muerto, pudo con
gran dificul
fue únl, anu.nl c porque en una obra compendiosa como la
Historia de la Guerra no era
posible entrar en individuali
tad convencer a los soldados que allí sólo estaba
dades, unirlo nuís cuantío el volumen rksluiado a narrarlas
el comandante Dublé, herido, r (i). contaba ya más tic mil dosi ientas pajinas.
En otro sentido yo he pedido a nsted en varias ocasiones,
a sus
hijos su afectísimo amigo
(¿Herirlo coronel i amigo:
He leído con el mayor interés la carta que usted tuvo la B. VicuSa Mackenna.
EL ÁLBUM
las víctimas que a su bordo trajo o hizo, fué de ba, rompiéndose así en el primer tercio de Sr
nominado aquellos días de constante acarreo carrera una vida preciosa para la
en
República.
de la muerte "un sepulcro dotante", agravóse Hubiéramos querido nosotros ofrecer a su<
tiago i la muchedumbre lo aclamaba en la esta Pero si no nos ha sido posible bosquejar aquí
ción, dando entusiastas voces de ¡Viva Dable tan noble carrera, el libro de la historia
queda
. llmeido!. el sacudió tristemente la cabeza en abierto í sus
pajinas recojerán las manifestacio
su camilla i exclamó con melancólica sonrisa al nes que la justicia postuma debe a los que han
oído de los que con afectuoso cuidado le escol servido i se han sacrificado por su
patria, come
AYUDANTE DE ARTILLERÍA
I. III.
NTRE la sangre jenerosa vertida El niño Argomedo Mardones hizo sus prime
por balas peruanas en la empina- ros estudios durante cinco años en el liceo de
:olina de Dolores, no fué cier. San Fernando, i en 1861 vino a cursar el
ta mente la menos noble la del remate de sus humanidades en el Instituto Na-
valiente i pundonoroso oficial, cuyo nombre
léese al frente de esta
p.iiina. Terminado su bachillerato, su tío el señor
Por lo mismo, deber es del patriotismo, con don José Tomás Argomedo, que por el tempra
sagrar unas pocas palabras a su
digna memoria. no fallecimiento de sus padres se había hecho
doctor don Diego Argomedo, hermano del ilus España en 1865, al , cual muchos otrc
José Gregorio Argomedo, procurador de ciudad En calidad de alférez del 10.° de línea, Argí
de Santiago en 1810. Fué su madre la señora medo asistió al bombardeo de Valparaíso e
Isidora Mardones, que falleció dejando tres tier 1866, Í en
seguida pasó de ayudante a la Co
nos
hijos en la cuna. mandancia Jeneral de Armas de Santiago.
Uno de esos huérfanos Diego Aurelio que le permitía consagrarse a sus estudios
era
pleo
Argomedo. favoritos i terminar su carrera profesional. Lo
222 El. A.
pobre fraile
el de la Buena Muerte
tuvo u
puesto de estudiante i de mistar en servicio, a las once i media oigo decir a los obreros que
cuando estalló la guerra con Bolivia, i en el iba entrando el Huáscar a la bahía, i media ho
acto, como en 1865, pidió a sus
jefes su inme ra
después, encontrándome en el corredor del
diata traslación al teatro de la guerra, fuera cuartel, oí cañoneo... Al momento
un
dije al te
como cirujano, fuera como
simple soldado. niente Wood: "Me voi al fuerte del
—
capitán
En consecuencia, Argomedo hallábase ya en Carvallo por si necesitan,,, Í el paso
me
apresuré
Caracoles cuando ocurrió el combate de Calama.
para llegar a este puesto del honor i del peligra
i fué él quien curó en el hospital de aquella la satisfacción que al expo
con se
experimenta
ciudad a los heridos de primera jornada de por la
esa nerse patria. u
X.
sólo antes de ayer, a las 4 P. M., he tenido el
del 7, i al El ardor
gusto de leer su
apreclable momento
patriótico del bizarro artillero no
cas, sino en términos enérjicos i decisivos, como to, i en la jornada de San Francisco ciipole el
debe hablar un chileno. honor de servir de ayudante de campo al bravo
1N0 ni honores, porque mi i distinguido jefe
pretendo ascensos
que acabamos de nombrar, co
corazón de /maso colchagüino sirve a mi patria mandante de nuestro centro, tres veces asaltado
con mi sangre, mi vida i hasta mi porvenir. Na por el enemigo i tres veces rechazado con in
da soi yo ante Chile, pero por mis venas circula creíble denuedo por un
puñado de artilleros.
sangre araucana, i los libros me han enseñado En el postrer ataque i agotadas las municio
que no debo escatimarla cuando se trata de se nes, corrió el ayudante a pedir del mayor Salvo
el O'Higgins de i Freiré. socorro, i cuando
guir ejemplo regresaba caballo, alentando a
minuciosamente en la carta de que copiamos el tantos otros que no llevan en la historia otro
párrafo que precede al anterior, continuó sus la nombre que el de su bandera: "los invencibles
boriosas tareas en el parque de artillería, depo del Atacama i del Coquimbo,!,
sitado en
aquella ciudad bajo la guarda del ma
s
pasos de la Moneda, con sufrajio abierto esa altura, son los que con su valor 1 con su
itra las candidaturas oficíales, porque en ello sangre han defendido la honra de Chile,;. glorifi.
gl<
edecía a enteras condiciones de carácter i de cando a su
patria i haciéndola
grande >
respeta.
na. I a la verdad, ¿no era esto en aquel tiem- da a los ojos de la América.
una verdadera excentricidad, o, más propia- ¡Honor ellos al de la bandera
a
pié sacudida
:nte, Incomparable heroísmo en quien vivía de ■
por el viento!
i migaja del festín del Estado? ¡Honor a ellos en la urna del
ifrajio libre-::
que desafía el castigo i el hambre!
xm. ¡Honor a ellos a la orilla de ¡a
fosa, queel
respl, ndor doble gloria, la gloria cívica i
Hombres de corazón el humilde
con io
ayudan- htrlo ria de ñas, ilumina con sus
inmorta-
de artillería Argomedo, de temple i de les la.
ese
npos!
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f
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K
DE LA GLORLA DE CHILE
O acaba, ciertamente, la vida del por un remordimiento, que fué falta de egoísmo
i bravo que sucumbe en el campo i depoltronería ajenos, ha visto pasar los años
Por una especie de cariñosa prorogación de sido traídas a descansar sus nobles sienes, rotas
la vida, ficción moral de la gratitud, rayo postu por el plomo del enemigo en el primer abordaje.
mo de la huno:- Laudad que nunca se
extingue, que fué la primera enseñanza del heroísmo en
la existencia del guerrero que ha muerto por la el deber, aquellos expatriad os sublimes que des
patria, se
alarga hasta que la última le recibe en cansan victoriosamente no
lejos de su nave en
su propio seno i con su último ósculo lo guarda el suelo que nos dieron i que al fin ha sido decla
lo sepulta Í lo bendice. rado chileno en nombre de la lei común.
Por esto a los que hemos seguido con el
n.
corazón enlutado la cuenta de esta guerra Ina
cabable i llena de tantos nobles martirios, no os i
análogos a los que aquí
nos ha parecido que ni Ramírez, ni Thomson bosquejamos, arrancábanos hace poco la vista
ni Garretón, ni Cuevas, ni Urriola, ni tantos del último féretro traído de los campos que de
otros habian muerto definitivamente, sino cuan vasta la guerra, i del carro mortuorio que en su
do les cargábamos en nuestros propios brazos vijésimo viaje regresba al cementerio trayendo.
hasta depositarlos la fosa del postrimer des la de los romanos, sólo
en como urna un
puñado
canso. de
Por esto nos
imajinamos todavía que los que Pero esas cenizas eran las de un bravo I a su
III.
levantado todavía.
de batalla.
IV.
La relación circunstanciada e interesante: it
viera, por su
mayor valimiento, de verdadero día de ayer, me pasa el parte que copio:
i,
A las 2 i media A. M. del día de hoi, encon
no
juez con uno de los homlires públicos que ha del cuartel jeneral para hacer salir
un piquete
disfrutado de mayor influencia en los últimos de veinticinco hombres de mi compañía al man
anos, obtuvo en efecto, para su sobrino, del Mi do de oficial para que persiguiera
un una parti
nistro de la Guerra, de da de indios que habían asaltado una posesión a
un
puesto efectivo en 1 Mil orillas del Malleco, entre los fuertes de Candiu
se-
izaba ión un heroísmo pa plaza, dando la excursión el resultado que,
DE LA GLORi A DE CHILE 227
^Tomada la dirección que dejo dicha, dio el guardia de una fracción de tropa que, por la
piquete alcance a los indios en el lugar llamado fragosidad del terreno, le fué preciso dividirse,
Reibu, distante como a ocho leguas de esta pla envolviéndose este oficial de tal manera con el
za; en este punto fué atacada la pequeña descu enemigo, que ¡10 le era posible manejar su espa
bierta que había dispuesto el teniente ¡ en el da, ni a los indios sus laureas, lo que ¡lió lugar a
acto mandó cargar con el resto de su fuerza, lo que, poniéndose cu guardia, le hicieran pedazos
combate fuego i sable; la de
que dio guarnición espada
■
lugar a un a su a
ge/--, . ■-, f.-'o
puesto en derrota el enemigo, continuó la per que uno vez niedicinciiueiite desprendido, pudo
secución hasta donde le fué posible alcanzar por bajar a hachazos a uno de sus
enemigos. Este
la fragosidad del terreno, pero en la fuga tomó oficial ha salvado la vida por un evento casual,
una parte de los indios una dirección distinta porque te fué dnijido. una lamada por la reta-
José Miguel 2.° Rios i don Juan Felipe Ramí quedado bien maltratados, i dos de ellos inútiles:
quitaron siete caballos i una yegua, sin contar se lamenta la desgracia de haber muerto un ni
con las lanzas que era
consiguiente debían de ño, de dos que se llevaban cautivos los indios.
jar. La tropa, en
jeneral, ha demostrado un va 11 Me felicito en manifestar a usted que, según
lor i decisión que merece una
particular reco la relación anterior, los oficiales i tropa han pro
mendación; pues, según refiere el teniente, cada bado una vez más la decisión que tienen porque
uno se
empeñaba en batirse individualmente el buen nombre que desde su formación ha te
con cada uno de los enemigos; pero mui nido rejimiento quieren siempre
princi nuestro que
palmente los siete individuos que cargaron a permanezca sin que en nada se
haga desmere
los indios hasta el estero Meco,
por su conocido cer!,.
ocasión que parte toma en excursiones como la un Serrano, seré entre los cholos
algo más qüe
Con relación el alfares Silva entre los araucanos.
presente ha sabido comportarse.
a „
en el parte trascrito se dan a conocer sus bizarros hermoso estreno del Malí eco.
manejos.
illoi estuve en Chiguaihue, con el objeto de VII.
felicitar a los dos oficiales i hacer conocer a la
mérito contraído por el alférez de Cazadores una batalla, sable en mano, al frente de tropa
a caballo, i a
petición expresa del jeneral en de caballería.,,
jefe de las fronteras, don Basilio Urrutia, el pre Sin embargo, por alguna de las emerjencias
sidente Errázuriz firmó los despachos de tenien del servicio que antes de la guerra tenían cons
te del joven Silva, once días después del en tituidos a nuestros escasos oficiales en verdade
cuentro del estero de Meco, "en atención (así ros
"judíos errantes,, de la milicia, pues los hai
dice el despacho) a su distinguido comporta que sin ser capitanes han servido en seis i: o::,'i
miento en el encuentro tenido con los Indios cuerpos diferentes, el teniente de Cazadores a
res de despachos anteriores a la presente guerra, cuando este hallábase ya acampado en las altu
de
protector,
—
le prometo que, así como él ha dado fogoso entusiasmo de soldado:— "En medio
mil
nombre a nuestra familia en la majistraturu, inmensos vivas a Chile, lanzados por dos
trataré yo de imitarlo las combate, nos hacen
en armas.
Tengo fe en pechos que marchan al
que no titubearé en el momento del peligro." 1 oír el himno de la patria. Nadie creería que»
en otra carta en que contestaba una alusión de su dos marchamos expuestos a la muerte. Nadie
deudo a Prat i a Serrano, decíale en
respuesta: se acuerda de ella, pues todos creen segúrala
—
"Con el favor de Dios i el victoria.,,
amparode nuestra
como su
patrona jurada, ya que no
puedo ser un Prat O El capitán Silva era un mozo alegre
DE LA GLOI 'A DE CHILE 220
le ofrecían una novena, decíales él desde el el tiro al blanco, logró sobrepasar en este ejerci
campamento de Antofagasta: "Espero que los cio a todos sus
compañeros de armas, I de esta
rezos de ustedes, llegado el peligro, me darán la suerte tenía invariablemente costeada su cerveza
ce sin embozo con frecuencia en la efusión inje- bía morir con un rifle en la mano,
Cazadores enviaba a su familia su retrato hecho de desierto {el valiente capitán Reyes Campos
en las selvas araucanas. — » He salido algo la muerto a su vez i como él) que contra su pasar
El capitán Silva tenía sin embargo, una biza dulea, decíale, moviendo tristemente la cabeza:
rra figura de soldado, i tanto que llegó a intere — i. No sé por qué sz me ha puesto que me van
sar a una nieta del ilustre almirante Blanco a matar en este encuentro... pero en fin, añadía,
Encalada, con la cuál murió desposado. moriré matando.»
I esto fué lo que cumplió el bravo hijo de
enjendrada por el cansancio, las penurias i el suelo un rifle, último préstamo de sus soldados.
clima. "Felizmente, escribía fines de i que hombro hombro
—
a marzo
peleando con con estos,
desde aquella posición avanzada, las muchas abierto, protejlendo la retirada
—
cayó en campo
pellejerías que he tenido que soportar en mi vi del sacrificado rejimiento i la vida de su amado
da de soldado i el ningún caso me he acos comandante.
que
tumbrado a hacer de ellas, ha robustecido mi El bravo soldado había cumplido su palabra
constitución de tal modo que pude librarme de tantas veces empeñada al padre i al deudo, a la
esa enfermedad a
que otros ya habían sucum mujer i a la patria. Había muerto como mueren
bido, sobre todo a consecuencia del abandono los héroes, como habría muerto, salvo un hecho
1J0 EL ÁLBUM
ÍS.7"*
i de Hamburgo, su
patria, Valpa-
a
padre, a los talleres de Alemania a
elejir noble
p** ánimo i mejor talante, en calidad Uno de esos tres niños era Federico Stuven,
de humilde dependiente de comercio, como los el hombre de hierro i de fuego de la pasada
que todavía llegan a las "casas fuertes" de esa guerra.
prosa del comercio, el hospital no padeció deca Desde la más tierna edad dio muestras el niño
Unida la vida del señor Stuven a una respeta dimiento. Refería su madre que desde la edad
ble dama chilena, la señora Jesús Olmos de Agui de dos años, es decir, desde que comenzaba a
lera, hermana de la esposa de otro notable In andar, buscaba las piedras del ¡ardín para dormir
dustrial familia sobre ellas, de
español (la Tornero), formó el preferencia al regalo mullido de
señor Stuven interesante la cuna; I fué
un
hogar en Valpa como en su Infancia, continuó vi
raíso, en el cual las hijas eran beldades i los viendo hasta su última hora, que ha sido corta i
varones obreros. enérjica brega con la muerte.
padre era entonces rico i proveía ji-m-ros
III.
a todas sus necesidades.
Educado en un
colejio inglés de su ciudad
Bremen, i allí entró, por pagando come contrato i dadero, desde la epidermis al alma, i
auxilia
en suntuoso colejio, de aprendiz mecánico en por su bondadoso padre planteó en Valparaíso,
una
fragua, donde su primer ejercicio fué el de con considerable capital, un establecimiento que
soplar con el fuelle i en seguida el de forjar el se denominó Fundición Nacional.
que la piel sana sola de las quemaduras, mien ñones de gran calibre fundidos en el país, con
tras que el lienzo de la camisa o el cuero de los éxito superior al que pudiera esperarse del apre
zapatos necesita remiendo artificial que cuesta mio i de la escasez absoluta de arbitrios, ó
IV.
vi.
Después de aquella jimnástica preparatoria, No encontrando desde aquel tiempo una posi
pasó Federico Stuven en
1853 a la Escuela Po ción estable, hízose Federico Stuven un indus
litécnica de Hanover, donde aprendió doce años recorrió
por prin trial viajero, i durante diez o
equipajes en una
guerra de marchas, se valieron
Decayendo su fortuna a medida que le nacían en el rechazo, no es menos cierto que en ella
Stuven la segunda guerra de su patria trabajan Queremos en este particular, i para confirmar
injeniero, los que fueron, como tantos otros je- ambulante como la que llevan consigo, no sólo
nerosos arranques del patriotismo, tercamente los ejércitos modernos de Europa i de Estados
desde nados por los que creían en la Moneda que Unidos, sino las divisiones mismas de cada ejér
la guerra era el sueño i las campañas una siesta. cito, puesto que en el día todo es cuestión de
Descendió hasta solicitar con humildad un armamento, de rieles i de locomotoras, es decir,
puesto de mecánico, i esc ofrecimiento recibió de ¡ujeniería mecánica. Los párrafos aludidos de
la misma enfadosa acojida, hasta que, como a esa carta decían como
sigue:
la fuerza, impúsose él mismo marchándose a 'El cuerpo de mecánicos con sus
correspon
Antofagasta, donde los cañones de batir per dientes herramientas i a las órdenes de un
inje
manecían durante largos meses arrojados en la niero competente, debiera acompañar al ejército
playa. i escuadra; tanto para las composturas a bordo,
no había, a nuestro
juicio, ninguno más oportuno " I sobre todo es
preciso tener presente que la
ni más vivamente requerido que el del propie guerra se hace en un desierto en
que se carece
tario de la fábrica de Buin, i junto con éste el de del agua i que ésta tiene que fabricarse. Supón
un oficial del ejército francés que había servido gase que la toma de Iquique sea un hecho i que
en el tren de equipajes con honrosos certificados elenemigo, como es natural, destruyera sus má
que exhibía, hallándose lucrativamente ocupado quinas resacadoras de agua, en este caso es im
la litografía Cadot,
en
posible la permanencia de un ejército si estas
Pero por lo mismo que esas ofertas revestían máquinas no se
componen inmediatamente. Aqui
la mayor importancia práctica fueron perento el cuerpo de mecánicos estaría en su elemento, i
riamente rechazadas en esos días de sublimes es de
Indispensable necesidad su formación.
teorías sobre la guerra i medios de acción.
sus Mandar a Valparaíso para arbitrar todos estos
hagar jaldero al ejército sediento en las
recursos, es imposible: es preciso que 3
luras; fué e]
en el terreno mismo. Este cuerpo poih enrolai habilit.
máquinas que corrieron
obreros que han la hasta Dolores, cuyo inagotable pozo, vena
trabajado en
es
que me llamen', el
XI.
todo ;upar el puesto que
creo > i escuadra." Fué él quien condujo la
su
paseo de año nuevo de Moqucgua, i
abismos i celadas.
j
lugar en mayo de 1879; pero 11a- Fué él quien habilitó la va;, o: cVI
mado ; Stuven desde Antofagasta por el desembarcadero de Pacocha para desembalar
,
Sotomayor (110 por el gobierno de la nuestra pesada artillería.
Moneda) en setiembre de ese ano, permitióselc Fué él quien regularizó la provisión de agua
montar a bordo de la fragata- tras porte Elvira del ejército, poniendo a salvo los estanques dd
.11: a 1
pct[U< río de lio i repartiéndolos por sus cañerías a la
esta previsión hallóse el industrial e ciudad i a los campamentos.
aptitud de prestar los mi preciosos Fué él quien, como el gastador de fierro del
ejército desde que puso é ejército, reconoció i compuso la vía férrea desde
en las laderas de Pisagua B„,u Pacocha a
Moqucgua, habilitando sueesivamen-
uno de los machones del puente de hierro de Stuven reconvino al fogonero por ese mal ma
allí los peruanos, hecho i terrible que electivamente marchaba la máquina como co
ignorado
solo hoi es lícito afirmar. Los peruanos, que rresponde a una bajada tan peligrosa, i por tener
merosa comitiva, irremediable catástrofe habría Lynch al norte i se halló en la captura de Lima,
en
cuyo puesto dejó de existir súbitamente, a
XII.
consecuencia de los daños Internos recibidos en
tes de su
poderosa organización hasta el momen
XIV.
to en que de repente se tronchara.
bajada del Pacai, donde la gradiente era mui servicios en el ejército o la armada, el señor
cortar la linea, sin cuidarse de los proyectiles ciudadano, al excelente servidor de la patria
que llovían sobre él. Federico Stuven, el último de los
homenajes.
"Apenas el ejército chileno entraba a Lima el El cadáver fué sacado de la casa morui'na
17 de enero de 1881, Stuven se hacia cargo del en un magnífico ataúd, construido en la maes
conducir el primer tren al Callao mucho antes Sobre este ataúd se leían estas bellas palabras:
de que entrara a
aquel puerto la primera divi
"Tributo ai. civismo i probidad de don
sión; pocas horas después otro tren para Ancón
Federico Stuven.
i un otro para el interior, continuando después
sin interrupción el servido tanto para las espe- Los empleados del Jerrocarri!.
gada en el tiempo, ha sido larga por las ince maestranza que desengancharon los caballos
por las importantes obras que realizó durante Ja Aparte de los numerosos amigos i admirado
guerra, de cuyas principales campañas fué auxi res del muerto, iban todos los empleados de la
liar eficaz i poderoso. En cada ciudad que se estación, don Benjamín Videla, jefes de maes
ritu eminente —
hablaron los señores Francisco Federico Stuven fué amado por todos los que
En esos momentos hubo muchos ojos que.se porque era una de esas naturalezas que nada en
acompañamiento un carácter ma. hermoso to- [ por eso el Congreso Nacional, llegado el
se retiró a
pié, como
para mayo satisfacción, jos una
pensión para asegurarle su
pan a la pri
como para hacer puro el tributo de amor i de mera i la cartilla, el libro i el yunque a los úl-
manifiesto la profundidad de
i. sas
junto con su puro, iirdiei
a la patria, amor de criollo,
üién era
Jorje Cotton William; mestizo, como el de Federic Sun.
ha oído hablar
¿Quién siquier Jorje Cotton, el verdadero niciador i fundador
de él? ¿En qué memoria ha qu< de la lejión atacameña, que fué cinco veces la
dado retenido su nombre? e
gloriosa vanguardia d'
recuerdo? en qué boletín su nacido, como Cruz Daniel Ramírez, primer ayu
hechos? dante de aquélla, en la ciudad i puerto de Talca-
¿De dónde había venido a Chile i qué signi Jorje C. Cotton, que en 185 1 se batió en Lonco-
ficaba en las listas que se
pasaban cada día al pié milla por la causa de las libertades públicas, i de
del asta de bandera en el campamento su nom la señora Matilde Williams Rebolledo, hermana
bre tres veces
extranjero? del captor de la Covadouga.
Hé aquí lo que se habrá ocurrido a muchos al
leer el nombre de Jorje Cotton Williams, al frente m.
de este postumo rasgo biográfico, humilde tributo
de la gratitud de la posteridad a su humilde I ya Mui joven, casi niño, pasó Jorje Cotton Wi
casi olvidada lliams a establecerse en el puerto de Caldera, i
al correr la mano sobre los infolios de la ruti cuantos días habría sido uno de los capitanes
na en el ejercicio cuotidiano de los negocios del batallón lejendario. Ausente él, por rason
dera.
encrjico patrón de bote de la bahía mercantil, i El primer ejercicio de las armas fué, s¡- em
primer día de parada; i su elevada talla de man me vine, escribía a su joven esposa desde An
—
cebo, sin más sombra en su rostro imberbe que la tofagasta el 1 ó de agosto,— i esos dos meses me
de la visera de su kepl, apóyase jeiuihnen'te so han parecido dos siglos. Yo creí que el cumpli
bre su
espada. Una ráfaga de orgullo ha pasado miento de mi deseo sería inmediatamente de
evidentemente por la frente del bisoño capitán mi venida; creía llegar i combatir, pero hasta
i ese
orgullo será en la hora de la prueba el sos ahora... ¡nada! Este hastío mata. 11
tén de mi
sus azares, junto con su infinita creencia Volviendo en
seguida intensa i cariñosa
bij'
•
en la Divinidad i en sus misericordias. rada al altar, que es Dios, i al lecho délos
cor. ve
que es el altar más puro de los humana
misma
v. nes, el joven voluntario agrupaba en esa
re
carta las siguientes apasionadas i tiernas
El con
joven subteniente habíase casado a los 15 flexiones; "Aveces, querida Úrsula, estas
sideraciones convierten mi corazón en un furioso
DE LA GLOR A DE CHILE 24r
volcán, mi cabeza en un torbellino de ideas, la muerte deudos, que traerá para ellos
de sus
Quisiera estar al lado tuyo i de esos pedazos de la miseria i la orfandad, entonces, esposa mía.
defenderse de cobardes i eoalieados enemigos. por estar así decretado i quererlo Dios así, una
"¿Cómo, pues, dejar sola ¡ sin ayuda a nues bala diera cuenta de mi vida.n —
el pobre solda
tra tan cariñosa madre común, sin derramar por do dictaba a su
compañera de breves pero feli
ella hasta la última gota de sangre, sabiendo que ces días, su humilde testamento i jeneroso adiós
defenderla i defenderse a sí mismo i a los que de cristiano i de arrepentido. "Del 2." de línea
me
pertenece, porque no se me dio a condición de
Los días i los meses pasan, entretanto, en el devolverlo, i puedes dejarlo para recuerdo o ven
tedio, esta enfermedad del alma en todos los derlo gara que su
producido te. sirva de algo...»
campamentos, para la cual no hai hospitales ni ¡Pobre soldado! Deja en herencia su carama
ambulancias. Pero la fe del teniente Cotton nc yola, la mísera copa del desierto, i recomienda la
decae. Al contrario, embarcado en uno de los venta de su estaño para cambiarlo por un
pan
como la puerta de los campos de batalla que es Pero nó. Ni ese mismo afán tendríais ¡oh
preciso abrir a cañonazos, escribía el i." de no combatientes del 2.°! acabado dos veces
por el
viembre a su
esposa esta pajina empapada en plomo como la era
por la hoz, en la primera
relljioso sentimentalismo: "Los momentos son mitad de las campañas, una vez en
Tarapacá
i Tacna (15 oficiales,
solemnes, i aunque yo lo hago siempre, pienso (18 oficiales) otra vez en
mucho en Dios, en mis hijos i en tí. Cuando sal total: 33!) El 2." de línea no
dejaría por esto
go sobre cubierta i veo hacinadas a mi alrede otra a los
herencia hijos de los que bajo sus ban
dor un número de vidas dispuestas al sacrificio, deras pelearon, que su mutilación horrenda, su
esto es, en la nave en que voi yo; cuando extien gloria no pagada Í sus cenizas.
do mas allá la vista i veo ese número de carga
proseguía
viviera,
3
aún cuando, obedeciendo a la lei natural, quizás o
galones, con
gloria, considerado ilapre.
contraigas de nuevo alguna unión. Si yo muriera mis hechos? ¿I si hago con ello el
la
creyendo que Iban a sufrir por esa causa, moriría ventura p
chicuelosisuma- !
heridos
me e ir así preparado al combate, confiado en er o muertos, i pisando cada- sus
i dos o tres inocentes criaturas. Confianza ¡mes. línea había escrito a la vista de los pardos tal j
i Él te dará, no le dudes, lo que te falta para l: rellones de la tierra de la conquista i del rescate.
había escrito desde el campamento estas ¡ cariñosa madre común que se llama la pi-';
1
algo del frenesí del aiuigu,
■elijioso: "¡Por fin! ¡Iré la lucha! [ asimismo el ensueño 1
a
quedaba consagrado
al campo tle la destru, i i in i tle la la misión del cruzado la
en campaña,
Heriré, mataré, pero con justicia i por necesidad. Tarapacá, tierra de ultrajes para la bandera 1
Me herirán, me podrán matar. Dios dispondrá de la sangre de Chile, sería, mediante el heroísme
eso i no seré yo quien diga que está mal hecho. de el de Chile,
sus hijos, rescate
DON IGNACIO SERRANO
(Teniente 2." de la corbeta .
ESMERALDA „)
^
/^"•'°'>
DE LA GLORLA DE CHILE
II.
Pero al lado del bravo de los bravos imi Melipilla, i madre la señora Mer
e agrarios en su
tando su sublime ejemplo encontraron el tem cedes Montaner, que todavía existe unida a
ciento i treinta
prano fin de sus días, entre
pañar a su
jefe en su inmolación mil veces
glo- lleció en 1856.
No es extraño por esto que los Serrano-M
En medio de innumerables héroes desconoci- tañer de Melipilla hayan forma una raza mili
fío en la Providencia que no ha de ser en tie soldado francés, Joaquín Murat, que murió en
rra chilena ni tan fácilmente. » Pizzo al frente de un pelotón napolitano con
el
El cielo escuchó desde lejos heroicos p re -
retrato de su
esposa en la diestra i que,
sus
cuidando
al propio tiempo su última apostura,
sajiosl dijo a los
tiradores: -Sálvale i! viso: vísate al cuore,
III.
Ignacio Serrano tenía también esposa desde
Ignacio Serrano no era un hombre escepdo- hacía siete años, i cerrando su modesto i feliz
nal como Arturo Prat. Fué uno de esos
tipos li- hogar en el Tomé, donde era hasta hace dos
que cultivan el grato comercio del soldado i del de sus hermanos, desde Valparaíso, el 25 de
de vitable i revelado?
niño diablo pero lleno de intelijencia i re
cursos.
Poco después era profesor del arte de apare vil esquife el primer espolonazo de su
agresor
jar en la Escuela Naval, a bordo de la Esmeral de hierro, Serrano convocó a los bravos i saltó
a la vieja capitana.
—
-,,Por ser
yo uno de los úl tranjera encargóse elesepultarlos el uno
junto
timos llamados, escribía Serrano desde la rada al otro. Por eso la gratitud nacional funde ya
te he manifestado mis simpatías por este buque, Ignacio Serrano tenía una de esas fisonomías
pues en él hice clase a tantos de los que hoi i aposturas llanas ¡ enérjicas que cuando se las
riamente a sí mismo. —
"¡Allí va un soldado!'
vi.
—
De mediana estatura, ancha espalda í com
Entretanto, el denodado oficial que, con el los hombres de guerra: la huella de Arauco no
sarjento de artillería de marina Aldea i un mari estaba del todo borrada en su bizarra estructura.
no desconocido, saltó al abordaje sobre el f/uás- Tenemos sobre nuestra mesa un retrato su
car había previsto su destino I lo había acepta yo sacado por la máquina hace seis años en
escuadra, pues no es
posible que vayamos to ñeza que sus
propios enemigos hayan escrito el
dos en el Blanco, como Eduardo que va como
glorioso epitafio del teniente Serrano con esta
III.
A memoria del jeneroso mancebo Nacido el 14 de abril de 1852, era uno de los
'•j<0k
.
'
^"f
)
"5." ;jil
que llevand o sobre el
todavía los
hombro, frá-
entorchados del
más jóvenes oficiales de la
simple
■yf\<-''^i'- ^guardia-ma ina de nuestra cscua- predestinación en su
hogar, que a la edad es
dra, se hurle iÓ con su na ve ntonando himnos casa de diez años, deteniéndose de visita con su
en
pájin
esta a de postuma glo Ificación, ¡ por es- todia ncon la bandera al tope."
sazón su
segundo comandante, hallábase entle"J
Hijo de u na
mujer can ilid i, que ha ennoble- rra, i al saber elpeligro de la querida nave, gí-11
dtlo duranti treinta años el de la ¡nte- nado en las
trabajo nó su bordo echándose dos veces a
lijencia por la enseñanza, la eñora Bruna Ve- furiosas olas. I una vez a bordo se hizo amarrat
presenta guerra a bordo del Cochrane; pero en en un rico crisol de todas las almas, de capitán
e! norte pidió ser trasladado a la Esmeralda, i a
paje, que allí pelearon i alli sucumbieron?
venerada quilla con su antiguo i querido capitán niñez dividida entre el estudio i el arte, la po
jido el sitio, los tres se han dado la cita sublime, del Cochrane el viaje de instrucción i de repara
los tres han muerto entrelazadas las espadas i ción que esta nave verificó a
Inglaterra 1877.
en
los brazos. Añádese todavía que el noble ciru I residiendo habitualmente en Londres, allí cul
jano de la Covadonga Pedro Regalado VIdela tivó la música i el arte de los torpedos, el dibujo
era otra
agregación del claustro universitario a i los idiomas: en todo lo cual hizo tan notorios
la lejión heroica. Él había conocido allí a Prat. progresos que del último ramo nació en su
Era pariente cercano de Riquelme; i así todos alma, dulce pasión correspondida que el cielo no
los mártires han ido convidándose a su destino consintió en bendecir. El joven guardia-marina,
i reconociéndose los unos a los otros en el bor menos impetuoso que su camarada, había ve
do de la inmortalidad. Chile el de
nido a preparar en
hogar sus amo
ciente brillo con los Cazadores o caballo de F rei dadores sobre óoo. I esa era la compañía que
ré I los Granaderos de San Martín. El Atacama tenía mayor número,
ha sido en la guerra del Pacífico algo de seme Todo lo demás había desaparecido en la vo-
jante a
aquella Lejióu sagrada de los griegos. rájine, quedando, según decíamos, buen número
de uno de cuyos soldados cuenta la historia que de los sobrevivientes cubiertos de milagrosas ci
al ser herido por la espalda, volvió rápidamente catrices. Hemos conocido a uno de éstos, el nom
el pecho para recibir el dardo en el corazón i brado Juan Portilla, natural de Cutún en Co
Por esto el pueblo chileno, justamente apasio todos los dientes, la derecha i
ojo, mano quedan
nado de glorias militares, ha ido recojiendo,
sus do, además, bandeado por la mitad del cuerpo i
como en rica
gavilla de oro atada por trasparen ncon los dientes en la mano", pero sin que por
te
crespón, todos los episodios inmortales de esto hubiese soltado su rifle en lo que quedaba
aquel cuerpo, junto con sus acerbos dolores. Su por hacer de la campaña.
triple ascenso al Morro de
Pisagua, de Los An Se nos ha. asegurado que antes de las bata
ieles Í de Tacna. La muerte de su valeroso jefe llas de Lima, formaban en las filas del Atacama
i dos
sus
hijos. El asalto formidable del Morro ciento cincuenta de los primitivos "atácamenos.;
Solar. La gloriosa caída de los dos mas señala [ hábito i
como es privilejio de bravos marchar
dos héroes de su lejión invencible, Torreblanca adelante en tales lances, no será dificil formar
¡ Arce, en el médano de Tacna. I, por último hoi el de últimas
cómputo sus
reliquias.
EL
bravo comandante Dublé Almeida alcanzó el tunio que ha perseguido a esta desdichada
señalado honor que le cupo de conducirlo en las familia; traicionaría mi conciencia si no hiciese
dos postreras batallas de la campaña, i desde la un lugar especial, en la presente nota, para exci
última posada de Lurín. tar la filantropía del Supremo Gobierno hacíala
infortunada familia del doctor Zorraíndo. Su
Pero al mismo tiempo que el brillo de sus he Sinembargo de tan justas ¡apremiantes reco
chos había hecho lucir desde temprano su nom mendaciones, palabras de angustia que caían a
bre i su carrera, parecía estar escrito que el in los pies del empedernido Fisco de Chile, la in
fortunio sería su lote cuotidiano en su breve vida, feliz viuda no encontró más protección ni más
sel-
I a la verdad, así ha acontecido. porvenir para sus
hijos que la filiación del
dado para uno i otro. En labrarles la edcfaii'-'i"
Cinco años costóle ponerse al hombro izquier Zorraíndo tan brillantes servicios como explora
do humilde charretera, i en esa capacidad estuvo dor en todas las campañas desde Calama a Tac
i de a la
VIL ejercicios capital.
ve años por su
segunda charretera, pasando del F.ra Zorraíndo un experto e incansable Instruc
Buin a los Cazadores a caballo el 12 de junio tor, i no sólo conocía el manejo de todas las ar
de 1872, como
ayudante mayor, ¡ en
seguida mas, sino su
jiuuiasia. Solía poner una
pieza de
un
ápice de su centro, maravillando así al reclu
do su
porte pasaba como uno de los oficiales más
Eran estos indicios evidentes de una mala ilustrados I más pundonorosos del ejército.
estrella que parecía reflejarse en su rostro, ale Después de haberse ocupado de disciplinar
gre sólo por lampos i de continuo reconcentrado .. r
algún tiempo en Santiago el rejimiento Li
i sombrío. Pero su desventura se confirmó en nares, solicitó su pase a uno de los cuerpos que
más de una ocasión con
mayor encrudecimiento, iban a marchar sobre Lima, i el Gobierno le hon
porque cierto día, persiguiendo a un desertor ró confiándole la dirección del Atacama, cuando
de su
cuerpo en Valparaíso, asestóle aquél mor su
primer jefe se acababa de separar para tomar
tal puñalada en el costado izquierdo, i apenas el mando de brigada. una El coronel Martínez
comenzaba a recobrarse después de varios meses dio por su segundo al mayor Zorraín
a reconocer
en
que había peligrado su vida, sobrevínole tan do en Pisco, Í puede decirse sin afectación de
rigorosa peste de viruelas, que estuvo al perder ¡majen que cuando el rejimiento atácame ño, for
la vista i vio mado en columna cerrada, oyó su voz clara, ca
se otra vez
amagado de morir.
denciosa i potente que le mandaba descansar las
de su
puesto, conforme a la Ordenanza, todos
La guerra con el Perú pareció ofrecer los soldados le pertenecían. En las batallas de
la guerra las del corazón, la voz cautiva
como en
XIII.
i al fin embelesa i domina,
I como si el hado adverso hubiera querido po. 1
ner todavía su sello desventurado destino
a su
XI. '
caballo todo el día. Pero en Miraflores se le apa parte su doloroso error, alegando que el sitio eo
reció otra vez su mal destino i le mató a la tem que sus restos fueron hallados estaba lleno de
cadáveres enemigos.
prana edad de 35 años.
,,
mente comprometido en esa dirección hada la Otra fatalidad todavía, i esta llega desde mis
mos
jefes Pinto Agüero i Larraín Alcalde; pero Lima, en que el jeneral Baquedano hace justicia
el Atacama, fatigado, diezmado, soñoliento, can cabal ¡ minuciosa a todos los jefes que en ella
sado por larga carrera, se arremolinó un tanto al combatieron, tanto a los vivos como a los que
EL TENIENTE CORONEL
DON J. M. MARCHANT
(Comandante del rejimiento Valparaíso.}
DE LA GLORLA DE CHILE *S3
^
s<%
m.
comportamiento de sus
superiores, descollará sin dante del Valparaíso, que murió en el puesto
duda ante la posteridad, por la alta talla de la del deber, comenzó la vida llenando austero i
victima, la del comandante del Rejimiento Val sublime ese mismo deber. En la edad de los
paraíso, don José María Marchant, soldado de devaneos infantiles, era el padre de una tribu
elevada corpulencia i hombre de jigante corazón de hermanos desvalidos, ¡ socorrió a éstos hasta
puesto casi todo de colosos, medidos por la mus haberes el pan de su sustento i proporcionando
culatura de sus anchos pechos. a cada uno los medios de ganarse honrada vida,
nez, de San Martín i de Vargas Pinochet. Chillan Por la estirpe de su madre, la señora Josefa
fué fundado para servir de barrera en la abierta Hermosilla, el comandante Marchant era reto
llanura al bárbaro araucano, i por eso ha sido ño de bravos. Todos los Hermosillas del Nuble
Chillan en
1848. Pero el coronel don Mauricio VIII.
Barbosa, capitán entonces de la compañía de
granaderos de ese
cuerpo, uno de los hombres En esta capacidad pasó, comojefe organizador
más completos de guerra que baya tenido el país, i hombre de notorios respetos, al estado
mayor
i que murió en
desgracia porque entre sus dotes del ejército del sur, que tenía su asiento ni ,\:i-
militares tenía la altivez jenial del soldado, (ra gol, alas órdenes del honrado jenera! L'irj-.i.i
jólo consigo tle Chillan a
Santiago, i le hizo en i allí hízose el comandante Marchant uno desús
trar a la Escuela de Cabos febrero de 1849 poderosos auxiliares, la par que
en a
figuraba tntrt
Allí fué el joven Marchant compañero i condis los más honorables vecinos de la población civil
cípulo del jeneral Lagos, el tle Miradores, Í del En 1876 el comandante Marchant era nombra
comandante Vivar, el de Tarapacá; i desde en do primer alcalde de la Municipalidad deAn^ol
tonces, por el honor i la bravura, perteneció a
za
que se puso sistemáticamente en una guerra
En febrero de 1848 había entrado de volun de la celeridad para vengar al
que debió ser
hija
tario al ejército el comandante Marchant; fe i coronarlo, fué llamado al servido activo
en
país
brero de 1849 se
incorporó la Escuela de Ca año casi de comenzada Loa-
a un
después aquélla.
bos; en febrero de 1851 volvió a alistarse en su rióse al comandante Marchant la tarea de orga
viejo cuerpo, el batallón Valdivia, en clase de nizar el 2." batallón Aconcagua (refundido des
juventud. de
los barrios más solitarios
su
pobre hogar en
DE LA GLORIA DE CHILE 2,y
honrado servidor de la República, soldado como Pero el soldado, el antiguo discípulo del jeneral
él; i aquélla, aún en el albor de la vida, habíale Aldunate, vivía dentro del hombre ejemplar,
dado ya siete hijos. Su esposa, hoi desconsolada i se mantenía como el maestro, a la supre
viuda i más desconsolada madre, es la señora Pe altura de todos los deberes. Contestan
—
ma
tronila Molinet, hija del teniente coronel don do desde San Felipe, con fecha n de febrero
Escondía el comandante Marchant bajo su le consejos i de cómo debo conducirme. Todo esto
vantado pecho, alma tiernísima de padre, i las ya lo tengo previsto i calculo cuáles serán las con
queños hijos están empapadas de esas lágrimas desgracia de quedar en el campo de batalla.
que no se ven
porque caen, como el agua tle la Pero cuando el hombre pertenece a su
patria i
fuente, dentro del propio receptáculo que las vier es además empleado militar, todo se
pospone a
Ofelia, que le enviaba al páramo de Pisagua la para cumplir el llamado que le hace su
patria
primera ofrenda de su ¡nocente amor, en la ma —
i defenderla. En el combate evitaré en cuanto
ñana de hoi (octubre 1 3 de 1 880) he tenido el más me sea posible el derramamiento inútil de san
otra ocasión a su
hijo José María, que había to XII.
mado su
puesto en la familia. „.A José María,
que no olvide rrffs recomendaciones que debe Organizado el 2." Aconcagua con la presteza
observar como el hombre mayor de la casa. Que que esa denonada provincia ha puesto siempre
si conduce mal, veré los aprestos de las guerras nacionales, el
se me
obligado a nombrar en co
Cho
darse, la destrucción del ejército aliado, los que líos, junto con el 3." de línea i los
Zapador
debemos formar parte de la última (todos los jigantes), entró
quedamos aquélla, sin
embarga
Lima. Esto lo único que nos al fuego casi junto con
expedición a es
romperse éste, por ¡„
consuela, ya que no hemos podido compartir apurado del caso. El Valparaíso llegó entonr,^
con nuestros compatriotas las glorias que éstos arma al brazo sobre el centro
peruano, I no ¿¡,,
deben alcanzar. n paró sus armas sino a cuatrocientos me:r'¡.; ,L
las trincheras enemigas, para tomarlas una a una
XIII.
El comandante Marchant, que montaba
ur.
la guerra concursada que hicimos al Perú, vol guardia, contra la ordenanza, pero conforme a los
vió a encaminarse casi por sí sólo su carro triun bríos de su alma, animándola a subir la áspera i
fal hacia la meta, el comandante Marchant fué resbaladiza cuesta. En la mitad del camino en
señalado entre los primeros jefes para formar contróse el Valparaíso con el 2." de línea que se
parte de la expedición a Lima. Con este fin, batía a la desesperada en la extrema derecha
nómbresele en
Iquique el 16 de noviembre de de la división Lynch, a que pertenecía. Vino, en
[88o, comandante de! lucido rejimiento Valpa vista del gravísimo conflicto, al encuentro del
raíso, que acababa de llegar a esa
pla;:;i, i dio el, comandante Marchant, a todo el galope de su
en calidad de segundo jefe, al bizarro comandante caballo, el valentísimo i gallardo jefe del "reji
La Rosa, soldado de encumbrada estatura come miento mártir,, don Estanislao del Canto; i, al
Marchant. Bajo el aspecto físico, los Tejimientos reconocerse los dos campeones en el campo, se
Valparaíso i 3.- tle línea fueron los titanes del abrazaron. En seguida, i después de haber-
ejército. Ala cabeza del primero marcharon am cambiado algunas palabras sonriendo, se separa
bos jefes a Pisco, desde cuya rada el comandante ron
para ¡r a coronar la cima con la última carga
Marchant escribió a su
esposa con
¡iresuro.se de la victoria.
campaña. —
"El rejimiento Valparaíso man mucho más ardua i más heroica.
que
do, —
escribía ufano a su
esposa desde Pisco
—
se Desconfiando el comandante Marchant, enme
halla a mucha altura entre los jefes superiores de todos los hombres verdaderamente de gucrr.i
este ejército. 1,
del ejército, como el jeneral Baquedano, come
i
el coronel Lagos, como el coronel Velázquez
XIV. muchos otros, de la honradez militar del enetm
sobre las armas. I debióse a esto que, en el mo se de espaldas sobre su caballo i sobre el suelo,
mento de la sorpresa, el Valparaíso, que perte gritó en su heroica agonía: ,
/ iva l ■'. de!
necía a la tercera división, fuera uno de los De todas suertes, el bravo i pundonoroso ca
pocos Tejimientos que se encontraban completa pitán, que había servido treinta años a su patria,
mente listos para entrar en batalla. E! Valparaí dejaba así bien cumplida su
palabra cuando en
so se hallaba en columna con las armas en des la víspera de partir dijo a uno de sus deudos: —
canso, dentro de un
potrero i al abrigo de altas "En el combate no retrocederé un
paso i dejaré
tapias, cuando sonó el primer cañonazo de la bien puesto el nombre de chileno.,'
alevosía o incaútela peruana. I entonces, dando Eterno loor sea tributado por tanto al que
con voz serena, pero que dominaba por su eco así murió por Chile i murió vitoreándolo!
a
paso de trote, por un sendero paralelo a la I como él añadía en su carta de adiós que no
línea del ferrocarril i en demanda de las más le pesaría morir "por la patria, porque Dios i ella
formidables trincheras del enemigo. velarían por la joven
suerte de su
esposa i de sus
Iba el denodado cuerpo, compuesto todo de sido también entusiasta soldado coronel don
(el
voluntarios de la provincia que le dio nombre i Manuel Renjifo) nos enviara en febrero de 1881
que tomaron las armas casi en un solo día, sem su óbolo de socorro
para la viuda i los hijos del
brando de sus
propios cadáveres los potreros héroe que sucumbió invocando sobre su inocente
cuyos tapiales servían de trincheras sucesivas hogar estas dos deidades del bravo i del creyen
al enemigo. Pero su ínclito jefe marchaba ade te: a Dios i a la Patria.
lante dando a todos el
ejemplo. En Chorrillos el "La jenerosa sangre vertida por elevara Chi
Valparaíso había tenido 8o bajas, i en Mirado le al puesto que hoi ocupa no tiene ni puede te
res tuvo
justamente el doble, 165. Dato curioso ner
compensación sobre la tierra,
i terrible que de las listas de de "A todos I cada de los chilenos afecta
consta bajas a uno una
aquel heroico cuerpo: en Miradores el Valparaí deuda sagrada para con las familias de esos ab
so tuvo todos sus cornetas, que eran diez, fuera negados servidores de la patria. Por más que
de combate.- Tanto i tan recio se tocó a la carga, hagamos en su obsequio, serán abonos a buena
los oficiales adelante! cuenta i nada más; pero es
preciso atestiguar con
En lo más caloroso de aquel alud humano, el crición popular debe ser ahora la que realice la
comandante Marchant que iba caballo
en su mu
glorificación de los héroes mártires del silencio i
lato, diez pasos a
vanguardia de su columna de del olvido, elevándoles monumentos sean
que
ataque, recibió tres balazos en el pecho i en el amparo i consuelo para sus desgraciadas fami-
rostro al frente da una trinchera, i al desplomar
33
EL ÁLBUM
su última e inmortal
hazaña reproduciendo
XIX. K
gallarda efijíe con el lápiz de un pintor de fama
I en efecto, el país correspondía a
aquel llama (M. Cottin, de París) en el acto de cargar a 1
miento suscribiendo popularmente lo necesario cabeza de sus bravos la
en
planicie de Miraflores
para ofrecer a la noble viuda i a los tiernos huér antes eriaza, i hoi regada por la
sangre de tres
fanos modesto techo; el Congreso nacional ele mil valerosos chilenos.
11.
res cantan, los vencidos duermen en torno del bre Ícese al frente de esta pajina.
fogón que los vivaques velan. Pero las angus Herido mortalmente el teniente coronel don
gan i cubren de eterno luto los hogares, los que en la colina del San Francisco nos diera la
huérfanos sin guía, las esposas viudas, las ma victoria, medio a medio del desierto, el 19 de
dres sin sostén, los inválidos que se arrastran noviembre de 1879, i la cual como
capitán man
mutilados,- —
ese es el verdadero i fatal inven dara, fué conducido a
Santiago i cariñosamente
tario de esa cosa atroz que se llama la gue instalado en el hospital de sangre que llevó el
rra, nube de fuego que fascina pero que mata nombre ele sus fundadores, en la calle de Lira, —
joven se
agota en el insomnio i en la fatiga; La herida que el artillero de Tarapacá había
cuando los tiernos hijos desvalidos padecen sin recibido en la medianía del vientre por encima
cuidados ni sonrisas, haciéndose la botica i sus del hueso de la cadera, era, de necesidad, mor
drogas, competidoras de sus usuales deleites i tal, porque el proyectil había dañado la espina
hasta de su
pan,
—
entonces puede decirse que la dorsal. Reunidos en consulta diez de los más
guerra ¡ sus obras son cosa maldita, i sus glorias acreditados cirujanos de Santiago en torno de
i renombres solo lecho, todos, la de sólo,
engañosas imposturas. su con excepción uno
EL ÁLBUM
consecuencia sin apelación, confiando el último, fen, ticipando a su breve vida la con
inquebrantable fiereza de su ánimo. la ciencia a ser su más solícito guie- :i '.-.:. —chocó
Los que, como el que esto escribe, tuvieron indudablemente en la columna vertebral. Inme
con ojos amortiguados como desde el fondo de vomitar, sentía un dolor terrible que, partiendo
blanquecino sepulcro, i contaba con voz débil de la cabeza, se
dirijía a todo el cuerpo, dolor
pero tranquila i casi dulce sus cuitas, sus insom que expresaba él diciendo que una red de hierro
nios, sus combates, i ofrecía su gratitud a los lo apretaba en esos momentos desde la cabeza
que le rodeaban; sólo los que tal vieron durante hasta la punta de los pies.
un año, decíamos, pudieron darse razón de la "Por fin, señor, ¡cómo sufriría este hombre que,
poderosa vitalidad moral que existía encerrada además de tanta dolencia, tenía sobre su cabece
en
aquel ser endeble i extenuado, i
explicarse ra toda una botica para suministrarle a tiempo
así la bienhechora pero falaz del hábil los remedios necesarios, i que cuando se pnnci-
profecía
cirujano. curaciones por la mañana, no se con
piaban sus
VIL
agrega, para concluir esta terrible vía-crucis, el
¡
joven abnegado cirujano a
quien debemos esta Destacado después en el sur de la Araucanía,
interesante relación de los padecimientos de tan fué uno de los primeros gastatlores que señala
valeroso i sufrido soldado, -deben estar orgullo
—
ron con el hacha el camino de Valdivia a Villa-
sos de haber hecho vivir durante más de dos años rrica, esta llave maestra de la cuestión araucana,
Hemos pedido excusas anticipadas al lector nel don Orozlmbo Barbosa, excelente maestro
partes! Nacido en
Santiago en 1844, vióse for Pero mientras allá en las selvas de Arauco unos
bre, sino el de su madre. Sin embargo, por la redes de palacio intrigaban, harto más fácil tarea
línea de la última, era deudo de los Cuevas de cjue la de abrir ancha brecha por entre árboles
Rancugua, estirpe de bravos. El Injeniero Cue seculares itupidas malezas, en medio de las llu
vas de la Covadouga en
Iquique i del L.oa en el vias. Vino de aquí la desatentada desorganiza
Callao, donde tristemente pereciera, era su riendo ción (llamada vulgarmente reors-anizacióii) del
i físicamente se le parecía. rejimiento de artillería que quitó su puesto a
Estudiaba en el Instituto Nacional el niño Velázquez, a Novoa, a
Montoya, a Salvo, a Pa
Carvallo, i fastidiado de los libros, como Salvo blo Urízar, a Delfín Carvallo; pero por una nobi
del claustro, entraron
juntos a la artillería por el lísima retribución de un
patriotismo jeneroso, los
mes de julio de- 1 8Ó2. Tenían uno i otro la mis cuatro mozos últimos nombrados salvaron el
ma edad, la misma vocación, idéntica cnerjla i Ejército bajo el comando del primero en la pri
pundonor; casi la misma estructura física que los mera batalla campal de la campaña.
años iban robusteciendo, Por fortuna el capitán Carvallo pasó al Buin, i
de allí pudo recobrarle su
antiguo jefe el coman
vi. dante cuando el
Velázquez gobierno acertada
Pronto ascendió el voluntario a cabo i a sar mente confiara a éste la verdadera organización
jento, i cuando estalló la guerra de la artillería para las
con
España, con
campañas en
que los
el ensanche que motivo alcanzó cañones llevarían la victoria
con ese su
reji constantemente
destacado a las fortalezas de Chibé, donde veje- Pertenecía el capitán Carvallo a la brigada
tó Su
tres años.
jefe inmediato en esa
época era Krupp con que el bravo Montoya, que murió de
el jeneral de división don Emilio cruel dolencia él, batió el ala derecha de
Sotomayor, como
Desde ese momento comenzó la horrible lucha Una justicia, o más bien una
reparación nos
que vino a desenlazarse en una aldea de la pro cabe hacer, i en esto obedecemos a la misma lei
vincia de Santiago, asilo de la dignidad, del do que inspira nuestra
franqueza en la alabanza co
válido, —
pensó Carvallo retirarse al campo, espe tardíamente, de las indecibles amarguras qut
rando de ello algún beneficio para su salud; pero rodeaban al herido de San Francisco en sus
sucedió que cuando preparaba hacerlo postrimeras horas, devorado la por el pus
se a se a vez
glo que, en lugar de alcanzar a la caja, salía Bueno i santo fué ello, porque así sabrán los
debiéndole 600 i más pesos que debía servidores de Chile que la hora de la
pagar con
siquiera a
trabajar í abandonado de
ra esta manera,
quiso mandante Carvallo mona en ios
primeros días
tas primous un,
pequeña propiedad del pueblo de Maipo que ta que llevaba, como él, trocado su apellido pater
poco antes tomara
por contrata en
alquiler. Un lo al sólo pocos meses más
no, siguió sepulcro
amigo había valido a stt infortunio i así había tarde. La guerra no sólo mata a los soldados,
podido llegar al lugar que debía ser su sepul- porque extingue también común dolor los
hogares.
DE LA GLORIA DE CHILE
TENIENTE DE ARTILLERÍA
E todos los dolores que enlutan se abdica para mejor amar en el cuidado. En
hasta hoi día los hogares i traspa señantes después, con el ejemplo, la ciencia de la
san a fondo los corazones, ningu vida en la oración, en la cartilla, en el tímido
no en el mundo es
mayor que el pero vijüante ensayo de todas las facultades que
dolor de las madres que lloran sobre el hijo brotan lentamente de su
jermen, desde el pri
muerto. Seca el sol antes de su ocaso la lluvia mero i tembloroso paso, desde la primera I dul
que ha empapado la tierra en la mañana; agosta císima modulación de los acentos, desde la pri
la temprana brisa el rocío délas flores; enjuga mera ira reveladora, desde el primer triunfo del
el olvido todo llanto, aún el de aquéllos que alma i de la inteligencia que se abre paso a tra
amando locamente... vieron alas de vés de la túnica de los sentidos como la luz que
plegar sus
luz en
lóbrega noche, para no volver, al anjel rompe la grieta a través del muro.
de sus ensueños. Pero no hai sol, no hai cierzo, [ un día, cuando todo esto ha sido hecho con
no hai olvido que agote las lágrimas tle los que ía,porfiada, sublime pe
lloran por destellos vivos del alma que torno al cortijo en que
sus hijos,
vuelven eternamente al alma como la luz a su
ya logradas s
espigas que van a
mies del alm i de la vida, el ronco mrmullo
den, a la verdad, entrañas las jóvenes que todo eso han logrado, sorprendidas en si
del cofres de
avaro
que guarda oro toda su tesoros para que el acero i el
plomo enemigo
opulencia, el orgullo con que la tierra parece rompan, allá, en lejana i enemiga tierra, i espar
henchirse ido ha roto por entre su
esponjosa zan al viento de la matanza en los campos tf
sin lápida I sin cruz, todo aquello que ellas ha bajas, los nombres de los dos
adolescentes Cal
bian escondido, salvado i bendecido, desde si derón estaban escritos el uno
bajo el otro en la
concepción a su martirio. —
nes de su carrera en el Instituto Americano de dole cabal justicia, le había arrojado en el plati
Valparaíso i en el Nacional de Santiago, el nie llo su voto de distinción,
tenido todas las gracias reunidas en alma tan siasmo a nuestra salida. Las calles estaban
técnicos, i casi siempre obtuvo los primeros pre electrizados; todos nos miraban con tristeza i
mios asignados a esos ramos.
cariño; las señoras i aún algunas niñas se veían
Coronados éstos por una notoria contracción con los ojos llenos de lágrimas; había un silencio
de cinco años, el cadete Aldunate era nombrado ¡ oía otro ruido que el de la mú
profundo no se
23 de mayo, al recibirse en
aquella ciudad por colocó en el parque de su arma, puesto que re-
el Loa la noticia del primer malón peruano lle quería una contracción intelljente i una viveza
vado dos días antes a las aguas de Iquique por de ardilla en el campamento i la batalla,
sacado la lengua los peruanos al almirante Wi Hallóse en esa condición Roberto Aldunate
ración de sueño en su
campamento de arenas. de febrero a octubre.
■'¡Todavía duermen! —
escribía el 14 de junio.— Pero dejado allí, en la árida pampa, el ado
¡Esto sigue siendo eterno! La impaciencia ya es lescente artillero, confióse, en la soledad sin
llegara imajinarse cómo están los ánimos let, que dibujaba con candorosa satisfaccit ■ ¡:
por aquí; la desconfianza, el desaliento se ha una de sus cartas a su madre, i en ella decíale,
"Ya puedo poner una casa de mucho el pañuelo i los anteojos; se me hace
a tu disposición pero
mi i edificada por mf.n escrúpulo el que
hayas hecho este gasto en mí.
propiedad
"En su rústica construcción, —
añadía el artis ¡Si supieras, querida mamá, cuánto deseo ser
at rayen te; el sol aquí ilumina de una manera anhelo el que llegue el día en
que estés libre de
la luna también penetra por entre sus necesidades 11.
agradable,
rendijas, con tanta suavidad i dulzura, que toca Los Aldunate Bascuñán eran tres al comenzar
el alma. Aquí se hacen llevaderos los días de la guerra, ¡ por eso el mayor de ellos decía con
ausencia; aquí se evoca de una manera particu ufanía en esta ocasión a su madre:
año más tarde en igual día agonizaría entre los dos amores, por aquella que le habiu dado la vida
suyos... Pero es preciso que, desde luego, se i por la Patria que le había entregado una
espa
sepa que en aquella alma injenua, que vertía sus da, en esa misma o en vecina ocasión agregaba
inocentes emociones en tan poético lenguaje, no
(agosto i." de 1879):
había ninguna de las vanidades propias de sus "Anoche soñé que me habían llegado los retra
años, s¡nó el fondo santo del augusto deber valien tos. ¡Cuánto gocé con ellos en mi sueño! ¡Cuánto
temente cumplido. Roberto, junto con su herma sufrí al despertar viéndome solo!
a ser los más eficaces cooperadores del techo de sufras; quiero encontrarte tan interesante como
agregaba; —
hai momentos de decepciones
su
juvenil i animosa madre, reina en la colmena. amargas. Nuestro Chile se encuentra en estas;
"Veinte pesos, —
decíale Roberto a la última pero no debe abatirse. Que levante su
majistral
desde Antofagasta, con esa encantadora cabeza más tranquila i que nunca, I
corte serena
desig
dad de la primera ofrenda, —
te manda Carlos, i ne el hombre que nos salvará,,.
treinta i cinco, de sueldos. Te
yo nuestros
pobres
pedimos sí que nos des una prueba de tu cariño XIV.
empleándolos en tí. Cómprate por lo menos lo
necesario. Algo es algo,,. La dominante de almas
pasión aquellas fogo
sas, como la adolescencia, era, empero, el amor
separado de tí! I por desgracia, no hai esperan que, i me dejaron a mí solo; soi el único que no
za de que esto se realice tan pronto; siempre conozco a Locumba, Moquegua, Hospicio etc
agredí- 1
inexpertas, los niños, los que no están obligados como para consolarse,
—
a
pensar ni a decidir, pedían bajo la lona lo mis otras cosas, preparé hasta embarcarlos doscier..
mo
que solicitaban todos los patriotas de Chile! tos tiros para treinta i ocho piezas de .■mil-
"Se dice, —
agregaba familiarmente el hijo a la ría, etc., i creyendo haber contraído los rni'-riios
madre el 25 de marzo de 1880 desde lio,— que suficientes, al tiempo de embarcarse le pedí al
nos vamos luego a Lima paro, concluir: pero no comandante que me llevara.— "Usted es nece
testación".
promovido ahora a teniente, fué dejado empaco- hacía hablar los gatos,,, el aburrido teniente
diado, según él pintorescamente decía, aquel éstos ración i teníalos a s::í
en
compartía con su
mortífero clima, a
cargo del parque de artillería. órdenes haciéndolos a su voz mil acom
ejecutar
I por esta circunstancia la fortuna de
no tuvo
pasadas evoluciones. Un día perdió, más por sor
pelear Tacna ni Arica; Carlos, herma aquellos singu
en en su
presa que en leal batalla, uno de
lo haría por él, i señalada bizarría,
grande. "Hoi
no, tan se
con lares reclutas, i su aflicción fué
que bien pudiera decirse ejecutó él sólo las haza metió,— escribía el 27 de abril,—un perro aquí,
1
demente; era uno de los más regalones. Le he volución te harán, ni cómo sabrán encontrarla
hecho un solemne entierron... los que te han quitado tanta dicha i tanto 'orgullo
en esc amor tus lágrimas de viuda cultiva
Así eran esos queridos niños, gatos jugueto que
nes de la materna alcoba, que la muerte ha tro rán eternamente, pero sin ser
ya correspondido!. . .
cado en héroes. —
la de la nAquí tie
El clima de Pacocha trabajó intensamente, tareas en víspera muerte. me
berto Aldunate, i su salud, que había sido siem poco de calor. Tengo algo trabajar; estoi
que
cruel disentería le puso al desembarcando el parquede la primera división;
pre delicada. Una
borde del sepulcro, i hubo de ser traído a San esto me tiene contento, pues trabajando se hace
entonces los vencedores pasan a ser venci encontraría fin lastimoso, pero digno de sus ma
que
dos i a ser esclavos, yores.
Mas la reacción jenerosa del deber se
operó
la carácter
XIX.
con
rapidez con
que en aquel impe
tuoso todo se sucedía. Roberto era
por su índo
salta en su retrato, contraste visible con el ca ocurrió en un momento crítico i análogo que fal
chorro que le acompañó a la guerra, su hermano taron las municiones a la brigada de montaña
Carlos. I así, haciendo confesión injenua a su del intrépido e
intelijente mayor Emilio Gana,
madre de leve de infidelidad, decíale que mandaban a su lado en dos baterías los va-
su culpa
desde Arica el 9 de octubre: —
"Pienso sólo en üentísimos capitanes Errázuriz i Fontecilla, Ro
que luego estaré a tu lado. Tú eres mi único berto Aldunate corrió en persona arriando él
locura, pero ya pasó mismo las muías ¡ los arrieros. Pero al llegar a
tiemple; pude cometer una
¡Pobre madre, amada de esa suerte! ¡Qué de ción peleaba, acababa de ser muerto..,
270 EL A ■UM
Loco de dolor, ¡ sin escuchar más que los gri ta existencia, que embelleció hasta el
úl,imo sus.
tos de su corazón, precipitóse el jeneroso mance
piro con una afectuosa sonrisa.
Roberto A!d„.
bo en busca de su hermano, i fué de esa manera nate era una de las más brillantes
esperanzas del
cómo en medio de las filas, después de haber ejército, i para formarse este
justísimo concepto
caído su caballo, recibió la herida mortal, que habrá bastado a muchos la
simple lectura de los
destrozándole completamente el brazo derecho párrafos de ternura íntima, de amor
entusiasta,
en su
parte superior, le llevó al sepulcro. de fe patriótica, de bien inspirado criterio
i de
hl teniente Aldunate fué de los sublime
uno
pasajeros abnegación que en ellos campean. Co
del Líala i de primeras víctimas. Ope
una sus mo hijo fué incomparable, i como hermano i ca
rado el 25 de enero, sucumbió a su herida i al marada selló su existencia sacrificándola
alegre
delirio en la noche del siguiente día, en brazos en el campo de batalla.
de su
padre i de su hermano primojénito, a los Roberto Aldunate murió digno de su nombre
veintidós años ¡ días de nobilísima i entusias- i de bandera.
su
digno su
DE LA GLORIA DE CHILE,
CAPITÁN DE ZAPADORES
empuñadura. Así, para hacer justicia a los que plaza asediada, demostró señalada bravura; i, co
¡/a marcharon hacia la inmortalidad i para ofre mo el capitán Francisco Olivos, vino al mundo
cer aliento a los que caminan por el rumbo de en 1856. Por su madre la señora Clarisa Espi
las sublimes i postreras abnegaciones, escribía nosa, procedía de antiquísima i opulenta familia
mos
ayer la corta pero brillante vida de un
joven coquimbana.
soldado del ejército, el capitán Francisco Olivos, Don Juan Jerónimo Espinosa, a
quien el au
del 2.° de línea, muerto gloriosamente en Tacna, tor de estos recuerdos conoció en 1851, había
i que llevaba por señas i etapas de su nobilísima "romaneado" la plata (esta es la expresión del
Profesión, lidiar por la causa de su Andacollo, por lo cual, i a virtud de la eterna lei
patria. de los desequilibrios humanos, su nieta no tiene
I así cabe hoi las enluta- hoi
su turne n
pajinas un
pan ni una moneda que echar en la va
jefes, hijo de la Serena, esto es, hijo de la íncli Menoscabada la fortuna antigua i muerto
ron en sus claustros, vióse el joven cadete for ducta i moralidad, i que en las batallas de Cho
zado a
interrumpir su carrera por ajena culpa, : rrillos i Miraflores se hizo notar su denoda
por
volvió, mal de su
grado, a los blandos ocios dei do comportamiento. —
militar había durado sólo pocos ni pasado con este grado efectivo al rejimiento de
Zapadores el 14 de noviembre de 1S80, es decir,
en la de la retardada marcha Lima.
víspera a
i
DE LA GLORIA DE CHILE.
pundonoroso jefe, el teniente coronel don José I, caso triste, pero que acaricia i refresca el
Umitel Urrutia, en Chiclayo i el comandante je alma el de la brisa la
apenada como suspiro en
neral de la división, el malogrado coronel Urízar, noche candente de los trópicos: fué ella misma
en Trujillo. Uno de
aquellos sufridos i silencio quien contó a la madre de su
prometido, ya ma
para sus
compañeros inmolados antes que él. mos
orijinal a la vista:
El número 107 fué el suyo
propio. M...EI miércoles 23 de febrero (de i882)cayó
I todo este acopio de horror, contado por enfermo, con síntomas bastante graves, mi más
centenares de víctimas, era el precio de estimado de usted, el señor Carlos
unos
amigo e
hijo
cuantos sacos de azúcar moscabada, llamada S. Barrios; inmediatamente le los
se
prodigaron
"Rosa Emilia,,, i de unas
pocas marquetas de mas exquisitos cuidados: cuatro noches pasé en
engaños que de continuo prolonga las horas de pesar de lo mucho que sufren las
aquí familias,
la vida... Una
joven peruana, hija de
Trujillo, que ni siquiera contestan el saludo de un chileno,
pero establecida en el de
seno
respetable i aco mi papá i mamá lo admitieron con gusto en el
modada familia de
Chiclayo, había aceptado, en número de sus
mejores amigos. Sólo usted po
efecto, sus
querellas de soldado i caballero, drá sentir tanto como
yo la
con de Carlos.
pérdida
sintiendo en ser su obstante el abis El
esposa, no
próximo mes había determinado pasarlo con
mo de odios que
separaba las naciones i los ho usted, i si se lo permitía usted me haría su espo
gares. sa. . .
pero ¡oh decretos de! Ser Supremo tan
que
to cuesta
resignarse a ellos! ¡Si la tuviese a usted
a mí lado para que nos consoláramos mutuamen
Pero la desposada del capitán chileno s te! ¡Aü qué feliz fuera si pudiera verla una vez
274 EL ¿
verdad dcsaióe su bou, la pena: pero su Iclra, su ,jrt(i«míi'ii. quiera más feliz que otros de los que con él su
los tlclicntltis ronec|i'.o-i que catín llncit vlcrlc I su invita cumbieron en inglorioso lecho
en
para rendir callado
ción contante- a ln nuiílrc ik'l ,¡tic lililí,',, su lo su amarlo, para tributo a ímprobo i estéril <k->r.
iuilr.1
p,.d„ ,.; cap¡,án
:]ite se álese a vivir, acompiii.ul;, tic su
liij.i, a su huí;.,
tlaii tcMliiiiiiuio tic cultura de
Barrios, en su acelerada agonía, semir .1
aliento
una cs|ilritn que no es raro en
lamujer peruana. Su apellido era el mismo de la madre del de un ser amado i creer asi que las r,l:,s
de su
militan (lliios. i-uia ¡>iuar;iii,i ha prceiidiilo .1 l.i |,i ■■■:;:' .
alma iban a encontrar ambiente i espacio en
_'j;l es la única iiiilirailón que nos a'.icvciii'is a dar tic l.i pa quf
latir, al romper la agria túnica de carne
sión, de la virtud i de la desgracia de la infortunada joven que apr¡.
siona en la vida el espíritu inmortal.
DE LA GLORIA DE CHILE 275
comilla.
después de esa
gran victoria, de traidora enfer el 16 de setiembre de 1829 contra el coronel Viel
medad i en
vísperas de alistarse la expedición que asediaba esa plaza, i en esa acción de guerra
final que debía quebrantar a las puertas de su recibió su
primera herida en el labio superior.
orgullosa capital el poderío i el orgullo del ene herida de bala.
Lima, i cuarenta i dos años hacía había entrado setiembre de 1838, i embarcado en
seguida pe
a ella bajo el arco de ladrillos de la portada de leó en Casma el 12 de enero de 1839, víspera
Guías, 1, a tambor batiente i banderas desplega de Yungai.
das" mandando una mitad del invicto Caram- En mar i en tierra el capitán Vargas era siem
IV. VI.
Hallóse Vargas en la batalla de Cerro Gran El comandante Vargas debió ser heclio coro
de como
segundo jefe del y." de línea el 29 de nel después de Tacna. Pero otros se
pusieron
abril de 1S59; i allí, como en Tacna, recibió dos antes que él en la puerta i en la pecha de pa]n.
balas, una en el brazo derecho i otra en el costa cío, quedando así relegado para más tarde..., |
do izquierdo que le fracturó el reloj haciéndolo sin embargo, aquel bravo viejo tenía
el3idf
chafalonía. julio del año a
cuya postre falleciera, conformea
En Tacna el plomo le tocó tres veces, de servicios,
pero su
postrera hoja ¡6 años, n mesn
en un sentido inverso, porque una bala bolivia i so días... Era justo que esperase.... ¡I cuántos
na le hirió levemente el brazo izquierdo i otra otros que fueron a la guerra como jefes aguar
bala le atravesó la espalda por un movimiento dan todavía su hora, viendo pasar por la acera
llan, el valiente Daniel García Videla, más tarde tel Tacna de noviembre de 1880,
en a
principios
desalratlo después de la victoria, i cuando se vio
herido de aquella extraña manera, mirándose el VIL
rasgón por encima del hombro en cuanto alcan
zaba su tosco torso de león envejecido, dijo a su Pero nó, el comandante había de
Vargas no
-Hijos tle tal; ;// apuntar saben estos tales... nobles pasos,
u
como los renuevos de añoso roble,
han brotado en las selvas del Bío-Bío los solda
V. dos que recqjieron del muro de Talca h uano ¡
punterías, eran
aquellas que bandeaban el cuer hombros la urna
pangue los que llevarán en sus
Pero las balas de plomo o de acero daban bote naciera para eterna i briosa guerra.
en
aquella dura epidermis del guerrero antiguo,
i por eso todos los proyectiles tocaban su busto VIII.
de soslayo... El teniente coronel don Juan Antonio \argas
F
DE LA GLORIA DE CHILE V7
se ha ido al mundo de la fama con nueve bata tafio, les rogaríamos únicamente que en
lugar
llas en su
hoja de servicios i nueve balazos en el de poner su nombre de familia i la larga lista
tronco de su
cuerpo, de sus heroicos servicios, señaladas hazañas i
[ si sus
compatriotas de allende el Nuble eri- crueles postergaciones, esculpiesen en la lápida
jeran alguna vez a su memoria tosco túmulo de de! bravo esta leyenda de
gloria i de justicia:
piedra ¡ nos honraran con el dictado de su
epi "AQUÍ YACE EL VIEJO CAUAMI'ANCUldii
h
EL CORONEL
(i) El bisabuelo materno del coronel Muño! Bezanilla, el Desde niño echóse de ver
que el coronel
buen caballero don Manuel de la Puente, natural de Valma-
Muñoz Bezanilla seguiría el ejercicio de las armas
seda, en Vizcaya, pasó a Chile en
1754, i fué correjidor de
'Jinllrit.i 1 S¡;n Felipe, don de, deipués de- haber e-dilieadu porque prefería ir a escuchar la tocata de los
dos iglesias, ayudó a echar a losjesuítas en 1767. Poco más clarines de la guardia de palacio, allí contiguo, al
larde, el que sería virrei del Perú, don Ambrosio O'Higgins,
edificó i sosiego de su
tranquila casa sombreada de na
como
mayordomo bajo su dirección, las ensueñas
brutos de la escolta. Era desde esa edad i fuélo de uno de los más meritorios
jefes del ejército
siempre independiente, franco, bullicioso i pelea i quien cerrara los párpados del esposo
amado
dor de igual a igual, o de abajo para arriba i con el último ósculo de la
abnegación i del cari.
contra muchos, lo que es raro, pero es simiente ño. La hoi llorosa viuda había partido
enjui¡0
de altos hechos en los hombres. de 1881 llena de resolución i había
acompañado
Fallecido su
padre sin fortuna en 1852, su a su marido hasta las nevadas
sierras, de donde
madre obtuvo una beca para él en la Academia trajo el ultimo el jermen de la muerta
militar, I llevado por la mano del jeneral Aldu
nate, que devolvió al ejército el pundonor i el IV.
heroísmo de los antiguos Cruzados, entró en sus
filas como subteniente de infantería en el 7." de Por supuesto, el coronel Muñoz hizo todas
las
línea, i por disolución de éste en el 2." de línea campañas del Perú, con sus Granaderos, a contar
en
1859, año de revueltas. desde octubre de 1879. Marchó con
Lynch dos
veces, de Arica a Paita i de Lurín 3 Lima
111. Acompañó a
Amunátegui a lea, i cargó en Tac
na, i cargó en San Juan. En medio de la última
Atraído como
Villagrán por los recuerdos in batalla recibió el mando de su cuerpo de manos
rejimiento de Granaderos a caballo. Pero quiso dante del de Granaderos había sido
rejimiento
su buena estrella que su sable 110 se estrenase en coronel el 31
promovido a
graduado demayode
la sangre de los propios suyos. 1881.
Al contrario, ocupado exclusivamente en las
V.
fronteras, fué uno de los tranquilos fundadores
de Mulchén bajo Saavedra, I uno de los más Designado después para mandar la caballería
antiguos repobladores de Angol con Lagos i al contra -al mirante Lynch ala
con
que acompañó
Baquedano. Como de Granaderos formó
capitán quebrada de Canta en la época más inclemente
parte de la división volante con
que en 1869 pa del año, i por lo mismo la peor elejida, las
lluvias
cificó el último jefe la rejión comprendida ro
entre
constantes, las penurias i la puna postraron su
el Bío-Bío i el Malleco, guardando todos los pasos busta naturaleza al punto de obligarlo a regresar
del último río contra el bárbaro. cu una camilla a Lima. Su dolencia resultó fatal
En realidad, el coronel Muñoz Bezanilla hizo como el clima, i no obstante los cuidados de una
toda su carrera militar en las fronteras hasta el los que así sucumben lejos
esposa, raro
regalo de
grado de teniente coronel efectivo 1879. Pero de le arrebató patria 1
en sus lares, la muerte a su
Distinguían al coronel Muñoz Bezanilla las familia; pero había adoptado como a hijos n
a sus subalternos. Menos todavía encorvaba la ausencia esta humilde corona de recuerdos, que
cerviz ante los fuertes. acaso nadie entre tejerá de espinas, porque s¡ la
Era por ésto, i por su valor probado en todas flaqueza humana ha podido acusarnos de ensal
partes, umversalmente querido i por lo mismo ha zar alguna vez a los que en tierra extraña sufren
Bezanilla no tenía más enemigos que aquellos [-.. i-donarán probablemente todos que recordemos
viera en el acecho o tras el muro, siendo los últi verán de extranjera tierra, sino para confundir
mos, por fortuna, tan pocos en el ejercito de Chi sus huesos con los huesos de sus mayores en el
le que su lista entera cabria en un solo renglón silencioso osario de la patria que no tiene émulos
TENIENTE DE ZAPADORES
de haber
que han muerto por su patria después
recibido de ésta la luz de la educación, no
ya en
aeración que la que han formado entre sí los cuela de Artes i Oficios i en la Escuela Normal
ron en los primeros días de la campaña los talle nosotros hoi mismo i al correr de la memoria,
res del 11 Patrocinio de San José" para ir a
pelear no
pocos nombres destinados a la simpatía de
i a morir en
Pisagua i en San Francisco, delante sus conciudadanos, bastándonos para el caso ci
de Tacna i delante de Lima, tar el de estos tres beneméritos capitanes que han
Por esto consagrábamos todavía ayer la digna capitán del Santiago don José Domingo Terán,
memoria de los subtenientes Prenafeta i Sante- herido gravemente en Tacna i muerto tres años
lices, dos alumnos de liceo, que cerraron en el después, a consecuencia de sus heridas, en Tal
mismo día sus libros para reposar en ellos su ca
ca, i el capitán del Concepción don Wenceslao
beza por el derribado al
ensangrentada plomo enemigo junto Villar Eyzaguirre, pie de las trin
las paredes del Rimac. cheras de Miraflores, donde
a
desplegara ínclito
valor para morir después inválido como Terán.
ii.
pañas de mar i tierra hombres de letra brillantes Dióle el último buena educación de primeras
i animosos, entre los que descollarán en la his letras i tan adelantada en estudios serios
que
toria Ensebio Lillo e Isidoro Errázuriz, conse salió del colejio para hacerse diarista
masiado temprano trocó su festiva i prometedora Mignet en el Sena, n¡ como Dickens a orillas
pluma por el lápiz prosaico de una oficina de nú del Támesis su carrera, tronchada al comenzar,
mente tales, convertidos en soldados voluntarios, fueran cosas parecidas, o más bien, una sola
es decir, en soldados rasos, sin otro enganche
que el de su
jenerosa voluntad i que enjugaron el
VII.
sudor del rostro i restregaron de sus dedos la
tinta de la prensa diaria para
empuñar un fusil, Pero el cronista de El Atalaya anduvo de
conocemos uno sólo que en esa condición se
haya alistado, se
haya batido i haya muerto. Un año después de su estreno redactaba en
Ese hermoso aunque hasta hoi escondido jefe i alternativamente La Alianza de Constitu
tipo del patriotismo intelijente es el infortunado ción Í La Ckónica de San Javier de Loncomilla.
mozo, mestizo de raza
pero chileno de cuna i de Federico Weber escribía además artículos de
alma, cuyo nombre, por desconocido, habrán colaboración literaria i descriptiva bajo el seu
_
DE LA GLOR A DE CHILE 2S5
Mas no contento con esto, el novel literato plir mi deseo de combatir por la patria en peligro.
de ultra-Maule Mañana salgo en unión de los tres amigos José
suspiraba con justicia por encon
trar campo más abierto a sus afanes i a sus sue Chamorro, Julio Bergeret i Jerónimo Rojas, en
ños. I con este motivo había venido a
Santiago calidad de voluntarios, es decir, de soldados
cuando estalló la guerra, rasos".
x.
VIII.
Incorporado Weber en la reclutaque en aque
Anduvo el tímido provinciano de imprenta llas horas de patriótica iniciativa afluía de todas
en imprenta, por las calles de la alternativamente partes a Valparaíso, puerta de la República, tu
un
amigo desde la capital el 26 de marzo de te madero, —
escribía inspirado a uno de sus ami
1879, —
en el tren nocturno
(tren de los tristes i gos,
—
lleva mi fortuna o mi muerte."
Esa expresión era de suyo dolorosa, pero no Sintió el afortunado recluta placer indecible al
era exacta, porque estando al decir del gran ceñirse la espada de oficial i al mandar hombres
lidad nada} 1 por lo mismo el desengaño ¿no es cer i no sabían perdonar. "Este batallón, —
de
algo que enseña, fortalece i educa? cía él mismo proféticamente refiriendo su entrada
facción del que bebe en abundancia para preca "Señor Toribio de la Vega,
San Javier.
verse de próxima sed."
No era
empero la sed de los desiertos aquella
"Querido amigo:
de que el neófito hablaba. En Quülota, que fué
vega i hoi es
jardín, no hai sed de agua. Aque iYa nos vamos. El Angamos viene a llevar
lla sed era talvez la de felices amores
que se nos a toda Ocho mil aliados
prisa. sorprendie
apagan n
pronto en un cuajo de sangre... ron a dos mil de los nuestros: el 2." de línea i
fe
Artillería de Marina; el que no murió cayó pri
punto relevó en los últimos días de aquel mes feliz; yo... seré lo que la suerte quiera; pero te
al batallón Artillería de Marina i al Rejimiento juro, amigo mío, que si estuvieras a mi lado, me
profunda pena, casi teniendo envidia por la par En consecuencia de todo esto, cupo al Lauta
también por nosotros. Nuestra impaciencia es de 1880, calaverada de Pascua de Navidad, aco
quiera en su
castigo. » tarde regresó con todo el ejército a esos sitios,
concentrado, laborioso i paciente (herencia ale Después de un año, marchó a nuevas batallas,
mana), el coronel Muñoz, jefe i organizador ascendido ahora a teniente de línea e incorpo
del Lautaro, le cobró particular afecto, según rado en el brillante rejimiento de Zapadores,
él mismo nos lo ha referido; i cuando aquel ve segunda compañía de la cuarta brigada. Tuvo
terano jefe pasó a mandar, después de la muer lugar este último ascenso en la víspera de las
te del inolvidable Ramírez, el 2.° de línea, lle grandes jornadas, esto es, el 17 de diciembre de
vólo Rejimiento, agregándolo a 1880.
consigo a este
la compañía guerrillera del segundo batallón Sábese cómo pelearon Chorrillos los vale en
dante de campo de su Estado Mayor. inmediato jefe el bizarro coronel Arístides Mar
En esta
capacidad, distinguida para quien un tínez; i allí, como en Tacna i en
Pisagua, jorna
año hacía había sentado plaza de soldado, hizo da de glorioso extreno para ellos, dejaron afian
el subteniente Weber la campaña de Tacna, zado su renombre con los claros de sus filas.
batiéndose en los Anjeles i en el Alto de la Entre ocho oficiales caídos, el teniente Weber
decía lo que sigue uno de sus biógrafos: ésta terminaba junto a las sangrientas I calcina
siempre a la altura de su
puesto i sostenido con la tez blanca i los cabellos rubios i abundantes
brillo el buen nombre del ejército chilenon (1). traicionaban a
primera vista su
estirpe jermám-
ca. Destácase así su
simpático i apacible busto
xvm. en una
tarjeta fotográlica sacada en San Javier
en el mes de enero de 1 879, cuando la guerra no
^j
la guerra en el rostro, en los contornos, en la
el de la batalla,
i angulosos, la apostura seca i muscular, impávi fragor quien recojiera el último
da i resuelta, apoyada la mano derecha en la aliento del noble escritor que había vivido huér
empuñadura de la espada, i hasta el apacible fano i del soldado que había muerto héroe. -a
mirar desfigurado por el arqueo involuntario de Al contrario, todo lo que se supo de él fué que
las cejas i la profundidad de los ojos dentro de había caído a la cabeza de su
brigada en el final i
su cuenca, todo le había hecho un completo des ataque que la reserva diera contra los muros del
conocido. Al teutón del norte habla sucedido el pueblo incendiado de Chorrillos, abriéndoselos >
beduino del mediodía; al mestizo chileno el cobri Zapadores paso, conforme a su nombre, por entre
zo araucano. El hálito del desierto i la batalla candentes ruinas para ir a
desalojar de la cum
había pasado como ráfaga de fuego por la tez bre del Morro Solar la última i porfiada hueste
una :
I.
RA un día del invierno de 1872 i Por esto, i con el propósito de delinear entre
la ciudad de
¥^0* era en
Santiago. viñas, zanjas e incultos potreros, cedidos de re
1
ejecución varias de esas obras vocado en uno de los salones de la Intendencia
de la capital, ciertas i de el día ya citado, grupo de
públicas que en zonas en
Santiago, en un
andan dadas de alta. ción rigorosa del año, los cuatro trazados del
I había en ello la peculiaridad de que todas Camino de Cintura, en torno de la vasta i dise
esas
empresas destinadas al pueblo debían ser minada ciudad.
llevadas a cabo sólo por el pueblo, por los hijos Allí estaba Domingo Toro Herrera, José Ma
de la ciudad, sin daño de nadie sino de los que nuel Figue roa, el jefe del cuerpo de injenieros
las hacían—" No la hagas Í no latemasn, dice el civiles don Ricardo Marín, Sinforiano Ossa,
sabio refrán español, Eduardo déla Barra Lastarrla, Federico Valdés
Luis Cousiño pagó, en efecto, íntegramente el Vicuña i muchos otros que en la ausencia de
locos pedían i encontraban en la juventud jene- deble i enjuta, pero enérjica, cuerpo frájil, un
rosos
cooperadores, que tenían la ciudad, de su tanto abovedado, te/ amarillenta, pero iluminada
yo helada i monótona, trocada en una
especie de por el fuego de una mirada viva, resuelta i casi
ardiente manicomio del trabajo, volcánica.
Olano no era español, como se ha creído. Pero En un solo día el cruel flajelo mató a la ma
su corazón i en su mirada todas las enerjias de país de océano a océano, i todavía reinaba en
Llamábase su
padre don José Manuel Olano.
v.
i era hermano, según creemos, de aquel Olano.
cojo i beato, «el beato OIuno«, que fué el fervo El desgraciado padre viudo llevó entonces su
laico del excelente padre Pa cría huérfana la Alta California, país labor.':;*
roso
lugarteniente a
checo en la creación i rej ¡mentación de los i opulento, pero en el cual el egoísmo hace lo
de la ciudad, cada domingo por la tarde. El pc- tonces apenas una criatura.
diohismo entró en Chile como la ópera, can-
lando. VI.
La madre del que ha muerto como
segundo
jefe del Curicó, era la señora María Arismendi, En edad tan tierna revelóse, sin embargo,
i se sintió con fuerzas para empuñar un calabrote no hasta 1859, ¡ época de su existencia
en esa
o subir a las cofas de los barcos anclados en el tiene cabida un segundo i misterioso viaje de
este mozo, que era inquieto hasta parecer tur
Sacramento, resolvió hacer lo que hacen todos
los han nacido
que la luz de Chile, resolvió
bajo bulento, pero que en realidad era independiente
venir a buscarla. hasta ser selvático.
El chileno, como el halcón, siempre vuelve.... Notóse un día que había desaparecido de la
Alistóse el valiente niño, para aquel caso, de Sábese solamente que cierta mañana un ado
en una barca que venia de San Fran lescente de humilde aspecto i pobremente vesti
grumete
cisco aValparaíso, i obtuvo por la caridad del do se
presentó en el palacio de la Moneda i so
su pedazo de tabla, su escasa ración i su sueño, Montt, majistrado que entonces tocaba en el
porque vivía de sí mismo como hombre. turbarse por la solemnidad del sitio ni la altura
de su interlocutor, pintóle en breves rasgos su
Su educación Intelectual hallábase, empero, bien, para hacerse soldado, porque Olano había
totalmente descuidada, al punto de no conocer •litio hombre desde su
primera infancia.
Mas su tío, el beato Olano, que tenía en esa dieciseis años de edad, fecha de atrevidas reso
época entrada franca en todos los conventos, a luciones en la vida. Era el año de 1859, año de
título de nfundadorri, buscóle acomodo en la guerra como los presentes. Las enerjías se bus-
escuela conventual de San Francisco, i en
segui
da en la escuela superior de San Diego, que XI.
rejentaba el acreditado I benemérito educacio
nista don José Bernardo Suárez. Allí fué Olano El feliz agraciado entraba a la Academia el
condiscípulo de Arturo Prat. i ; de mayo de aquel año, i cuatro años más tar
-
Olano era dueño del derecho de elejir, por Hízose injeniero.
había obtenido Pudiéramos haber dicho también
que, casi s¡n una sola excepción, que se hizo
todos los premios de sus cursos. Cuando los subdelegado, porque durante la mayor parte del
restos del que en el Manzano muriera como se
tiempo que tuvo el que esto escribe injerencia
gundo jefe de un
rejimiento sean traídos a Chile, en las cosas de la ciudad, sirvió Olano
como
habrá de sobra con
que tapísar espesamente su
subdelegado de la i.>
subdelegación en la Maes
.ilaúd con las coronas tle sus triunfos infantiles tranza. Fué en su
tiempo cuando de esa salida
de soldado, extrayéndolas del muro. sub-urbana de la ciudad, que era una serie de
liemos dicho que lo que caracterizaba más pantanos, se hizo una cómoda avenida, empe
vivamente I más vigorosamente a Olano era la drándola sus vecinos. El heroico
limpia píalos
enerjía de su resolución i la independencia de su de San Francisco de California había
aprendido
carácter. a tener limpia i arreglada su
porción de ciudad,
[ un rasgo de esta noble independencia, tan
En 1866, Olano era capitán de Cazadores a En los estudios médicos hallóse Olano, cor
manifestado como soldado su desembozada ad pierta de suyo i aguzada por infortunio tenaz
hesión a otro soldado, el Gobierno miró su fran como el acero en la piedra que lo pule, '.,;n tercr
queza con airado disfavor i le destinó a la asam de su diploma, que con dos años más de carrera
blea de Chiloé, duro destierro para falta que habría sido licenciado ¡ doctor.
era un mérito. —
El levantado delito del capitán
Olano había sido manifestar abiertas simpatías xv.
por la improvisada candidatura del jeneral liul-
Agrá, iado i alterada su alud por rigoroso independiente vida. Hallábase situado su esta
asear la cocina en California, hízos al 1 vez tres Era ahí donde Olano administraba también
nobles c sas, que revelaban 1 1
impertérrita ente- justicia a los moradores de su barrio, talvez con
bre enfermizo, melancólico, trabajado talvez jun ro difícil, de defender ese flanco de! ejército con
tamente por el infortunio i por la bilis; pero de dos compañías destacadas en un desfiladero
una resolución incontrastable de acero engasta brusco i solitario.
do en
granito. Fué ahí donde tuvo lugar, con éxito militar,
brado para disciplinarlo, don Joaquín Cortés, se i el país, ha sido hasta hoi todo.
acordó del cadete ¡ del capitán Olano, i le rogé
le acompañara como su
segundo, XVIII.
La elección de Cortés no
podía ser más acer
el pro-
"HskaffiB UANDO haya de practicarse plantel bajo el jeneral Aldunate, es hoi jeneral
■■"■
.- !¡:o balance de las dolorosas pértlidas de división. Su abuelo materno era el coronel
de francés de Tolón i de
Lattapiat, hijo un uno
J^1 temente terminada, habrá de descu los mas bravos i fogosos capitanes de la Inde
brirse talvez con tardío horror que la ocupación pendencia,
i n ce cesarla i absurda del país que fuimos a ven De i de había derivado
una otra esas estirpes
cer i no a
conquistar, cuesta a la República en
Rodolfo Villagrán su carácter, sus
propensiones.
vidas i en padecimientos más que todas las bata
musculatura, escuela. De heredó
su su su
padre
llas juntas de sus tres prolongadas campañas, la calma i la De abuelo el brío las
enerjía. su en
No ha llegado todavía, es verdad, el momen batallas, el entusiasmo por la guerra, las proe
to oportuno de ese cruel recuento, pero cuando zas de las cargas que han hecho famosa en la
un año después de la ocupación del departamen América la caballería chilena.
to de la Libertad, que hoi como en 1820 i en
guarnecían aquellas tierras malditas, bajo un cíe Niño de nueve años i después de haber en
dos por el incipiente flajelo, después del capitán linea, que comandara su
propio padre, el 10 de
de artillería don Jenaro Freiré, fué el sarjento julio de 1868. Pero apenas el uso de las armas
tida el más bridón de los campos de Seis meses antes, explorando el desierto en la
pujante
Chile. víspera de la batalla de San Francisco con si
Tal le conocimos nosotros en la víspera de compañía, había estado a punto de hacer prisio
esta
guerra que ha levantado tantas juveniles nero a Daza, quién, ignorándolo ambos, estuvie-
las en
seguida en flor como la esperanza. Fue
uno de los primeros en partir, el primero de to
vi.
en la caballería
dos (abril de 18/9), i nunca, du
rante tres años, pidió licencia de regreso. Como es sabido, los Granaderos cargaron con
fines? poca fortuna pero briosamente a los Colorados
¿Para qué
La guerra casi de Daza que formaron cuadro en el pesado mé
era su
ejercicio, su
placer, su
quepí perforado en el
dejar el campamento i sus soldados en busca capitán Villagrán tuvo su
del regalo del hogar ajeno? costado izquierdo por una bala boliviana que le
por la primera vez a Rodolfo Villagrán en An de soldado eran la bravura sin vanagloria i la
tofagasta, i aunque no
perteneció a sus favoritos modestia sin encoj ¡miento. «Siempre de espín-
Cazadores, le amó como a tal (amor de
padre)
tu levantado,— nos escribe a este propósito uno
por su modestia i su
puntualidad en todos tas de sus
amigos que le trató con mayor intimidad,
Pero al mismo tiempo sabía hacerse respetar Promovido a sarjento mayor casi en el cam
el cansancio de su caballo, sobre los riñes perua mas del valle de Chicama, pasto I cebo tradicio
nos, supo probar que tal accidente era una im nal de las fiebres malignas, i allí cayó impasible
postura, retando en Tacna con altivez a
quien la bajo los rigores del clima en la primera mitad
profiriera. de febrero,
pitán Villagrán por tierra desde Pisco a Lurín, aguardan aquéllos la devolución a la fosa de la
al lado del coronel Lynch, que le profesaba par patria. Pero ¡ah! ¿por qué la bala de Tacna no
ticular estimación, i en la última carga ¡ba el día tronchó aquella hermosa, fúljida cabeza de gue
de San Juan al lado del jefe de su
cuerpo, el co rrero, para ser inscrito allí en la nómina de los
mandante Yávar, cuando éste cayera exánime héroes que caen entre los resplandores del fue
en sus brazos i en los de su hermano el bravo go, i reservóle para el oscuro papel de los már
capitán Temístocles Urrutia. tires de ajenos yerros?
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE
■¿i¿|ÍF" se
alejó el primero entre las hues pacá, i su cúspide de victoria, como en Tacna
Ha desaparecido un, a una cada una de sus 2.* de línea es el cuerpo que ha dado más glo
jmpañías, cada uno d , sus
jefes, cada uno de rias a la patria en la presente guerra, 1
odo lo demás ha des aparecido en la vorájine prolija comprobación del comienzo del itinerario
que en la mitad de su
jornada hacia el martirio
brigada (la 3;.° de infantería) de los ejércitos de cios, porque el 2." de línea, entrando en batalla
Napoleón, que se paseó por toda la Europa cu en el centro de la segunda división al mando del
briéndose de gloría, como la ¿ejión báíava entre gallardo comandante Estanislao del Canto, en el
las cohortes de Roma. médano de Tacna, con sólo la mitad de su dota-
cíóii, fué casi totalmente aniquilado el memora mo para encarnar en su nombre la postrera
re
vivos. El 2." dejó en los hospitales de Moquegua Comenzó su carrera, como la mayor parte de
en abril de 1880, 400 enfermos de terciana. En sus
compatriotas, alistándose de simple soldado
la sierra del Perú dejó el doble, el 12 de mayo de 1853 en el batallón 3.° de línea
Antes de esa época en 1S51, cuando tenía sólo
los últimos restos de los oficiales primitivos, de jento, i subteniente sólo en 1862,
los «compañeros de Ramirez», en tas diversos Desde que fué nombrado oficial, el capitán
cuerpos de nueva
organización en el ejército. Inostroza comenzó a pasar por todos los vaive
quedábanle todavía tres reliquias, tres capitanes nes de la carrera militar, que en las hojas de
fundadores de la lejióu, que renacía de sus ce servicio de Chile se traducen por las entradas i
nizas i de su
propia sangre. salidas de la Asamblea, como si ésta fuera un
mábanse los capitanes Francisco Inostroza, J. de había vuelto salir de la Asamblea con el
guida a
puesto en el ejército i diéronle uno que era tres I sin embargo, el capitán Inostroza, llamado
veces inferior a su antiguo grado: lo hicieron nel viejo», no era viejo, sino joven como todos
subteniente del 2.° de línea. Había subido sólo sus cantaradas, porque el día de Tacna tenía
Pero Inostroza estaba probado en la guerra capitán Inostroza un hombre endeble, enfermi
civil i en la guerra de lanzas de Arauco, i sabía zo, casi encorvado; i según nuestras noticias de
en el Perú se abriría camino por entre los hace tres anos, hallábase moribundo en Santia
que
rifles de la Alianza. En efecto, antes de Tara go, atacado de una cruel tisis en la garganta
pacá ya era teniente {octubre de 1 879) i capitán cuando nuestro ejército alistábase para marchar
con un valor desesperado e Indomable en la ba pardusco horizonte de sus sierras? Hé ahí lo que
'/■&) -
!/Vt >
t.l c-.--.it/ir. I ilustro:::!, a
cu; a
la guerra con España (noviembre 25 de 1865), i
-
memoria hemos consagrado leve
g por todas las humildes pero úti
r-
pasado después
(¿
^£*&-¿;.¿r" pajina antes que el tiempo cubra les categorías de los lentos ejercicios de la paz:
capitán don José de la Cruz Reyes Campos, Servia Reyes Campos con <
claro talento, su amor razonado por las arma una aventura de amor le hizo perder su
puesto
su entusiasmo ¡ntelijente por la gloria de Chil sin empañar su honra, siendo licenciado en
era una
contraposición a su
viejo camarada. Pi mayo de 1877, a virtud de las severidades in-
agraria. I murió tan joven Í rodeado de tantas hermosísima letra clara i corrida, una dicción an¡-
EL ÁLBUM
mada i una notable fluencia para escribir, de tal líjente, hizo pronto su camino.
^
Montado
compajinadas sus cartas de la gue muía cerril, batió hasta el
manera
harían
que,
buena crónica de de la carnicería
se
postrer rnonZ
rra, una su
rejimiento. en
Tarapacá, i debióse a ¿[ ¡ al
Muchos recordarán sus
enórjicas protestas con
"viejito Benavides,,, segundo ex-jefe de la
Art¡
el vofo de los siclc
diputados que se negaron Hería de Marina, la formación
tra
a inscribir el nombre de
Tarapacá en la lista de de batalla que salvó, si nó la
de la última
lí^
fortuna, la h0nrri
tas premios; i allí, en las dos largas cartas que del día.
en defensa de su Por
publicó cuerpo, a quien se pre su condui a
jornada, Reyes Cam-
tendía desheredar de su más lejítima gloria, pos fué ascendido a
capitán.
mostráronse de relieve sus cualidades de escri
otorgaron el mínimum de s j
solicitud, lo que era Colócase aqu: un episodio de la vida militar
hasta un menoscabo de s s servicios, subte- de
una
Reyes Camp is, o más bien del 2° de línea,
nencia en el
:1 2°
2." Era esto
es entrar al servicio de de que fuera su último capitán fundador, que
las armas, 1 o
por la puerta del favor que encor- preferimos dejai contarlo a él mismo como una
aceptado por esos mismos días (abril de 1879) de cadáveres apilados en torno suyo para ser
V.
volvía ahora a las filas, recobrado por milagro
de numerosas heridas. —
Fué este mismo encane
Reyes Campos, como hombre valerosc cido veterano el que en Lurín recibió la insignia,
A
DE LA GLORIA DE CLIILE joj
11 Hé aquí, dice, una conmovedora i tierna mente herido, jamás lanzó un ¡ai! de dolor?
escena que viene a poner en relieve los senti «¡Ahí es
que las almas viriles i bien templa
mientos de ese bravo soldado. das para la lucha, son también sensibles a las
promoción del teniente coronel Canto a primer también, i el toro bravio tiene sus quejas i sus
otros cuerpos habían ¡do también varios jefes i emociones encontradas: lloraba de placer por
muchos oficiales. Cuando todos estaban reunidos que veía de primer jefe al digno segundo que
i las bandas tocaban marchas guerreras, se le tan querido se había hecho para el rejimiento;
anuncia al comandante Canto una nueva visita; i le hacía llorar asimismo, i con más intensidad
encuentro de esa
reliquia del rejimiento, de esa
perder sus vidas...
joya del 2." de línea. n El jefe que lo conducía, sarjento mayor don
"Pero aquí fué donde la escena se hizo gran Daniel García Videla, notando las lágrimas de
diosa i sublime. El sarjento Urrutia, de pie en Urrutia, lo abraza con efusión, i llorando tam
dar un
paso. Su figura era
imponente. Sus her- Canto. Este saluda al sarjento Urrutia como
mosas i abultadas pa:i las. tostadas por el sol del acostumbran tas padres a saludar a sus hijos....
desierto i chamuscadas por las balas, le hacían ,Pero los sollozos i lágrimas del sarjento hacen
más venerable, causando en todos una misterio su efecto! Todos se sentían impresionados, i así
sa sensación de respeto i veneración. Canto, como los otros jefes i oficiales, dan tam
rio-unciones hechas, todos estábamos en la con pedición a Lima, atrancada como viga en la
vicción que esa
preciosa reliquia se hallaba pri playa de Arica, con un buque extranjero pueste
de través para descanso de los poltrones de
sionera en Lima.
"Al que le cupo el honor de hacer este valioso Santiago, que no querían moverse sino acostar
se con la paz, con la siesta i con la viga.
hallazgo fue al capitán de injenieros
¡ntelijentc
>¿I la paz? nos escribía, en efecto, el intelijen-
—
entablada eti
i al Estado Mayor. Sólo los resultados de la negociación
del caso entregado
este sentido. I aquí un recuerdo:
espera que el señor jeneral en
jefe regrese
.El que habla, sin ser profeta ni nada que se
lo Y0
a ese
punto desde Arequipa, resultó que
x. pasaba de ser
una especie
presumía: que todo no
_
DE LA GLORIA DE CHLI.E
"¿A qué seguir en este terreno?n fuera enviado por los suyos.
El capitán Reyes Campos pensaba en Po A pocos pasos de allí había sido atravesado
collaí como pensaban todos los chilenos, desde bala el Inostroza.
por otra
capitán
Camarones al confín austral del Archipiélago.
Pero si él quería adelantarse en el camino de
XIII.
la guerra, era únicamente porque sabía que ahí
estaba el sacrificio i en
pos de éste la gloria, este
Consagrónos su última noche de Santiago el
faro deslumbrador del soldado.
jeneroso soldado que así perdiera la vida en edad
que comenzaba con risueño porvenir para un
"Enseguida, el jeneral en
jefe, acercándose aquel tiempo estaban a nuestro alcance, i el bra
al señor Canto, jefe del 2/ de línea, le recordó vo cuanto pundonoroso capitán de Chile, estre
los deberes que impone la bandera, i diciéndole chándonos efusión la mano,
con nos contestó sólo
que se la
entregaba con gusto en nombre de la estas palabras, que revelan una entereza moral
República i del Gobierno, terminó con estas pa harto levantada:— «Señor, acepto; pero sólo
para
labras:— "Me daréis cuenta de élln cuando sepa usted que en mi hogar no
queda
"El señor Canto, vivamente emocionado, co- sino una viuda i un huérfano."
jió la bandera, i mirando a sus soldados, I
res
partió, enjugándose una
lágrima a la pálida
pondió: «Mi vida, señor jeneral, la de mis ofi luz de un farol del Camino de Cintura, i mar
fRANDE,
go del deber, concurrieron
victorias. I por ésto nunca
glorioso, imperecedero
ha sido el mérito contraído para
pagará
espada
jeneroso
lides i a
la nación tri
o
fue
sus
i la
ve a
ejecutaba.
¿Era preciso
Marcos Latham
nime del cuartel
¿Organizábase
llevar
través de las sombras, del
trasnochada?
era
jeneral.
en
un
el
despacho urjente
elejido
peligro
i de la
buto suficiente de gratitud ni será su erario so de los campamentos que entonces tenían por
brado jeneroso con los desamparados al ha único la mole de la Moneda,
para jeneral organizá
cer memoria de tan desinteresados, tan espon base decíamos, una cuadrilla de animosos gue
táneos I sublimes Servidores. rrilleros?
Pero entre sus huestes mil, hubo algunos que, Era Marcos Latham su
capitán por aclama
cios, sobrellevando todas las penalidades, acep ¿Necesitaban los ferrocarriles peruanos, a me
tando todos los sacrificios, le prestaron servicios dio destruir por los prófugos, un
injeniero un
Distinguióse entre esos i tal vez sobre todos éstas pagando valerosamente con su
persona,
en su
jénero, el teniente coronel don Marcos pues asistió a todas ellas, sin excepción de una
pestilencias de Trujillo el 7 de mayo de 1882. I por último, cuando la hora de la prueba crue 1
I en efecto, ¿habla al comenzar la guerra una ¡ silenciosa sobrevino, no le encontró menos
.BUM
breve palabra a
época, con la creación de Lota,
Consagremos por tanto una
llegaba, antes
i magnánima vida. ningún otro
capitalista de Chile
contar tan probada tan que con el aj¡0
al auje bienhechor de su fortuna. En este sentí-
ii. do, sólo el opulento ¡ jeneroso industrial de Ta-
maya, don José Tomás Urmeneta, estuvo en ese
trajo consigo de Estados Unidos don José Mi uno o dos de sus condiscípulos en demanda del
guel Carrera en 1817; i su madre, doña Carmen vellocino de oro
que nunca halló.
1825, nació el «hombre del desierto» en Val americano Bío-Bío, que hacía la carrera del sur;
paraíso, el 24 de abril de 1838; de suerte que al i por la pérdida de éste, pasó a Carrizal come
caer al pie del lecho de los moribundos, Marcos ájente de la Compañía de Lota para comprar
por el rayo, en todo el vigor de su savia. Por esta misma época contrajo matriinr.:;:
¡
sus condiscípulos, aludiendo a las turbulencias to de 1871, haciéndose minero i descubridor;
de 1851, i uno de los pocos que en las guerras en
Quintero, en el verano de 1873, delineando
del colejio era nuestro partidario. 1
la ciudad i el puerto que, sin la muerte prematu
ra de su
primo i protector, el malogrado Lu;í
IV. flo
Cousiño, sería hoi uno de los planteles mas
En aquel mismo año perdió Marcos Latham recientes, como Lota, entre tas pueblos de nue
a su
enérjlco padre, ya mui anciano; pero encon- va creación en la República.
f DE LA GLORÍA DE CHILE 3"
gar al campamento de Antofagasta. i en aceptar des por donde tendríamos que operar, fueron
todos los puestos, incluso el más humilde, sin aceptados. "
cabeza de una
partida de voluntarios; fué el pri cuatro o cinco que formaron los anillos de la gue
mero
que llevó socorro a los heridos de Tarapa rra i de la pereza de sus
primeros conductores,
cá en la noche misma del terrible conflicto; fué el capitán Latham, ascendido a sarjento mayor,
Hospicio, salvando dos veces al ejército de pe- Asistió como teniente coronel i ayudante del
jeneral en jefe a las batallas de San Juan, Cho
nSin él,— nos escribía su noble compañero des rrillos i Miraflores; i por último, partió a la más
de Concepción el 21 de junio de 1882, —
no ha fatal de aquellas jornadas, contra el clima, el
bría salvado la división Muñoz en el camino de abandono i la muerte, en los ponzoñosos valles
lio a
Moquegua. Dos noches i dos días se tra de Trujillo.
bajó sin parar, i la tercera noche
en
logramos x.
llevar el agua i salvar a nuestros soldados. La
tham el hombre de la guerra del de- Postrado todo el allí estacionado por
era
preciso ejército
el implacable flajeta, hízose preciso sacarlo de la
sentimientos que animaron aLatham cuando, en buscado al hombre de la pampa i del desierto,
su
procedencia, para quienes no es un esfuerzo dóse en el dintel de su1 jpuerta esperando el Ha.'™
i menos un desdoro trocar el deber en entusias mándenlo.
sol, a fin de estimular la común faena con su Tres días después, el comandante Latham
T(
el de
ana su
j
especialmente en fin, que fué el más he magnánima conducta otorgó una pensióiinasu
roico pero al mismo
su
COMANDANTE DE ZAPADORES
lo, han sido los jefes, que en la guerra son los Pero la circunstancia que antes señalábamos
maestros. es
que el deber siempre por siempre
encuentra
i.
rica española es un Urrutia, i
v. ayer moría otro
jeneral del mismo nombre dejando en el
ejérci
Mandaba en la guarnición del departamento to una verdadera tribu de su
apellido. Elúltim
de la Libertad el cuerpo de Granaderos a caba comandante de Zapadores
lega su nombre a dos
llo, por ausencia de su
jefe que de enfermedad hermanos que le preceden i le siguen en su no
análoga iría a morir en Lima, el mayor Rodolfo ble carrera:— el coronel don
Gregorio Urrutia,
de 30 años; I por aban gobernador militar de la
Villagrán, centauro no
Araucanía, i el coman
donar su
puesto fué el primero en sucumbir. dante don Fidel Urrutia, hoi primer jefe del ha-
Era jefe de la división a
que aquel cuerpo tallón Lautaro.
fias, i por no
desamparar n¡ a su último soldarle VIII.
en nauseabundo hospital, aquel hombre, tran
ción, sin hacer siquiera ostenta de la abnegación Urrutia, que combatió contra los Pincheiras, i
sublime, de la obediencia magnánima que le re nieto de don Norberto Urrutia, uno de los tron
fuego s¡nó entre las hileras de los moribundos, a fué el más constante i afortunado reclutador de
quien va
consagrado este leve recuerdo. soldados que hubo más tarde en aquella feraz
te de tas llanos que había entrado al cuartel por definible ocupación del Perú.
la puerta de la cimarra, era ya cabo, i con la va
rilla de membrillo con que le habían medido pa XII.
ra disciplina, medía ahora a los que
enseñarle la
en pos de él habían llegado; i con tal ahínco Cerca de un año había durado esa ocupación,
cumplía el duro rigor de la milicia que en ese i aquellas sufridas guarniciones parecían como
mismo año era ya sarjento. abandonadas a su
propio destino, sin relevos.
Cuatro años llevó la jineta de esforzado apren sin descanso, talvez sin esperanzas de mejora,
dizaje (12 de noviembre de 1865), i diez años de cuando llegó a visitarlas el monstruo horrible e
esfuerzos i de irreprochable conducta le fueron insaciable que por el color de los cadáveres que
precisos para llevar en sus hombros las charre apila i tiíie denominan «fiebre amarilla."
teras de capitán {mayo 5 de 1874.) El comandante Urrutia, jefe de Zapadores i
En esa condición fué a la guerra, i desde el menterio, i allí, como Urízar i como
Villagrán,
desembarco de Pisagua hasta el asalto de Mira- como Barrios I Anabalón, como
Jenaro Freiré i
ñores no envainó la espada. José Ignacio Contreras, hermano del ilustre guar
Después de Tarapacá, donde junto con Beli- dia marina de Pisagua, sucumbió en el sacrificio.
cepción estaba dividido aquel cuerpo de prefe- Clciiteriti Ramírez, i había entrado al sen icio
llevando en su
kepi de recluta el mismo número
|nstÍtica:ido lo que hace poco decíamos, en ca los que creen que el culto de las glorias militares
da batalla habían quedado fuera de combate un de su país sirve de algo para los que se educan:
jefe de .iqi:c\ brillante rejimiento. todos los oficiales, de capitán arriba, que han su
En Pisagia d bravo mayor Villarroel había cumbido en los últimos tiempos en la penosísima
sido derribado antes de saltar a la playa. faena que se llamó la ocupación del Perú, eran
En Miraflores tocó su turno al simpático i En el 2.° de línea habla servido el capitán Bae-
atrevido comandante don Guillermo Zllleruelo. 2a, muerto en Pucará.
A esta serie de fatalidades, no menos a En el 2° de línea había servido Rodolfo Vi
que
un mérito probado, debió el capitán Urrutia sus
llagrán cuando mandáralo su
padre.
3i¿ EL ÁLBUM
ejército i en calidad de jefe político i militar de ñados por el fragor de la batalla rinden
de un
una de las provincias más ricas del Perú, murió solo golpe su existencia en caro
holocausto,
a los 35 años de jenerosa edad. Pero ¿por ventura es menor i menos
digno de
perdurable agradecimiento de condigna recom
¡
¿jí y
A jencralidad de las ¡entes de esta por la reda estructura
cicios de los nacen con el hacha a
.¿tV _* \ ."_
•'
tierra de Chile, que tiene la forma primeros, que
la espalda, I por la ladinez, viveza i audacia de
í .'', 'de una
larga lengua, apta, por lo
t
•-'^$? J
m¡sm0j para ]a maledicencia, ha
los últimos, aglomeración escojida de los hom
bres sueltos de toda la República, diestros en
atribuidosiempre a la juventud de Santiago, i en
todas las faenas, sin exceptuar la del corvo...
conjunto a la capital entera, una espede de in
curable molicie, ajena a los sacrificios de la gue
Así lo hemos oído, en efecto, a nuestros más rriblesguerrilleros de la «guerra a muerte» eran
viejos capitanes, i, entre otros, nos lo afirmó en más o menos chillanejos, no faltaron por esto a
1861 en su hacienda de Peñuelas, situada en el Santiago gloriosos representantes en las batallas
riñon de la del Nuble, el jeneral de de la independencia.
provincia
división don José María de la Cruz, capitán en ¿Por acaso Juan de Dios Larraín, ayudante
tendido como el que más en achaques de cam de campo de San Martín, que cayó en Caucha
pañas i eximio voto en la materia. El jeneral Cruz Rayada; Juan Gana, muerto en Maipo; los dos
erade opinión que tas más potentes núcleos de Gamero, Marcos i Joaquín, que sucumbieron en
población, productores de buenos de el campo de batalla; los tres Carrera, los siete
tipos pelea
Freiré mismo, que
en Chile, eran el Nuble i Santiago. Márquez, Manuel Rodríguez,
El nmontañés» de Chillan i el todas partes, en mar i en tierra, no
«roto" de San peleó en
EL A irr \i
3rS
fueron hijos de Santiago i soldados ilustres en Wormald, de Alberto Pérez, de Federico '
Hui
la edad heroica de la República? de Aníbal Guerrero, de la
primera mayor parte de ]0.
oficiales de los Tejimientos Esmeralda i Chaca
IV. buco, del Melipilla t del Victoria, cuerpos man
dados en su mayor parte por bizarros volunta
No pagaron menos jeneroso tributo a las ar ríos de
Santiago, para dejar constancia de qU(
mas Í a la gloria de la República »los mocitos el heroísmo no puede ni debe medirse
en Qilf
presa i con doble número, merecieron ser puestos En diversas ocasiones hemos hecho la com
en la orden del día del batallón de su nombre, probación individual de todo lo que aquí decimos,
que era el Santiago. i hoi queremos agregar un
argumento más al
En ttulas las guerras nacionales o civiles ha ha viejo tema del heroísmo san
tiagu i no, exhíbiende
bido un batallón Senil logo, es decir, una
lejióu "tle la grata memoria de un niño querido que muñó
futres i de rotos santiaguinosn que han dejado en
por su patria I por su
propia gloria,
buen lugar su fama i su bandera. El batallón de
que la revolución hizo libres: "los Infantes de de la guerra, de apuestos, brilla nte:
—
ma uno esos
Bastaría citar los nombres de los Toro He traída de su fondo i derramada por la mano de
rrera, de los Errázuriz, de los Pinto Concha, de lasgracias en el rostro i en tas ademanes de jene-
los Herrera Gandarillas, de los Aldunate, de los rosa juventud, Alberto Pérez Gandarillas habrá
fáci
cuatro Calderón muertos todos; de los dos Salinas sido tomado como el emblema de todas las
muertos como los demás, todos los cuales forman les dichas, de todos los embriagadores triunfos
grupo; de Eduardo Lecaros, de Luis Alberto de la de la vida en que la mujer
primera edad
ffl-
Riquelme Lazo, de Camilo Ovalle, de Ramón es
ahjera mariposa i el corazón del hombre
Sota Dávíla, de Enrique Prenafeta, de Francisco jlda llama.
F" DE LA GLORLA DE CHILE
sólo tras la olorosa rama de azahar dre desde Antofagasta el 30 de octubre de 1880,
eso, porque,
en el vals o el coloquio lucía en la solapa —que haya escrito al coronel Urriola para mi pa
que
de su frac escondíase, un pecho levantado I ca se a otro
cuerpo. Ojalá algo se consiga, pues
de viri este batallón marcha a pasos dejigantea la tum
paz de todas las pruebas enérjica
una
cer a un impulso nobilísimo del alma i por seguir lipilla, \ yo no quiero •volverme sin batirme una
a sus compañeros de la víspera en la alegría, ce vea siquiera. Si algo favorable llega a saber de
Mas, el destino risueño i aún pródigo de favo campaña a las punas de las cordillera de Ascotán
res para el novel capitán en los hogares i bajo i de Huanchaca; i por el contrario su
cuerpo fué
la misteriosa enramada del sarao, tornóse contra incorporado a la primera división confiada en
da. Los que gustan de las imájenes de los dioses guida al contra almirante Lynch,
habrían dicho tal vez
que Marte mostrábase en 11 Desde hace dos días, —
volvía a escribir con la
fadado al ver a Adonis usurparle a hurtadillas expansión de un verdadero regocijo a su
padre,
sus arreos i su cetro. desde a bordo del Piala, el 23 de diciembre de
1880, —
estamos fondeados en una caleta situada
Cupo, en efecto, al Melipilla el mal lote de ir 11 Hasta esta hora no hai novedad alguna; a no
julio de 1880, no por esto quedó su ánimo, se ís a brutos i cobardes como los
k
EL ÁLBUM
i, Hoi continúa el desembarco, pero con toda piarla íntegramente, porque sus rasgos Injénuos
calma i i según forman tas perfiles de una naturaleza
tranquilidad, me parece no se
rica en co
todavía varios lorido i ésta aparece delineada
concluirá hasta mañana; quedan en la tela de lo
parable con la laguna del Parque Cousiño. En Hé aqui n efecto ese postrer mensaje del co-
el día parece que estuviera en el 1 8 de setiembre: zón que ería, antes de la batalla, el
postrer
hai un movimiento de botes de un
buque a otro adiós de la
hacer a mí
ayudante; pero le he pedido que me
deje en mi compañía hasta después del pleito, i
después le admito.
.Reciban, querido papá i hermanos, un fuerte Querido papá:
abrazo de su
hijo que está en vísperas de largarle
todo el ñeque ( i ) a los peruanos, i Hace cuatro días que estamos acampados des
pués de una marcha de la caleta de desembarco
epístolas de la cariñosa intimidad filial, cuya co a las diez de! día i llegamos a las ocho i media
municación debemos a la expansión de vieja de la noche; había momentos que renegué mi.
amistad en la familia i en el aula, n¡ los arran veces de haber nacido, porque es Imposible qut
ques jemales de la frase, que revelan un alma en esa comprendan lo... que son los que dlrijer
;
feliz i retozona, ni los recados afectuosos del ho la guerra i la tropa de cometen
disparates que
gar que son en el rudo campamento de rudos cada tranco. La marcha que nos han hecho ha
fué di
soldados que van abatirse, como un perfume tle cer a nosotros con una parte de artillería
heroica ternura. Pero tenemos la vista seis siete i marcha forzada; es menestei
a una a leguas
l¡
carta del adolescente capitán del Melipilla, es tomar en cuenta que a la hora que recibimos
esn
orden no habíamos tomado ní café; todo
esta ■
_
■■ ■
r -
avanzada del Esmeralda, muriendo un soldado "Se dice que el ataque a Lima, o a Chorrillos
sinfonía. Si la marcha nos salen too hai como 50,000 hombres i parece que se ha pe
simple en
hombres, nos hacen sonar; creo que ninguno ha dido a Tacna 3,000 de la reserva; pero también
bría resistido más de diez minutos por el can se sabe que de tas 50,000 no hai más que 30,000
sancio i falta de alimento. que pueden hacer alguna resistencia: los otros
nNuestro campamento es una hacienda bas están armados con escopetas, palos i piedras; a
cir, la primera división, formamos una línea de Mayor para ayudante de este cuerpo. Creo que
batalla cerca del río, frente a un bonito puente hoi seré nombrado; voi a
llegar a esa de jene
de cimbra de magna construcción, pero sin ob ral.,,
camotes, plátanos i caña de azúcar. Las cargas fuga;; nube hubiera cruzado aquel cielo azul de
tas i han
que hemos dado a
plátanos camotes ilusiones guerreras, porque en un párrafo poste
sido atroces, pues nos han tenido día i medio rior Inmediatamente, el simpático niño anadia,
sin víveres. Con un camote, que la mayor parte sin desmentir por esto su jovial, festivo, inago
son del tamaño de una sandía, tenemos para al table buen humor, herencia antigua de su raza:
morzar. Los plátanos se han concluido, pues no 1 Mi salud está mui buena i es una
gran menti
están todos maduros i los granjeos de gallinas ra lo que dicen que es
preciso cuidarse mucho
i pavos por los alrededores también han llegado por el clima. Cuanta ha presen
golosina se me
a su fin; no se puede Internar mucho porque ha tado me la he tragado, i hasta aquí nada he te
ce tres días una avanzada enemiga casi se chifla nido. Creo que lo único que me hará mal será
a unos soldados, pues estamos sólo a tres i me una
panzada, de plomo, pero me
parece que no
, que acompañan al ejército son de mucha utilidad dad del alba, comenzó a recibir desde
lejos los
para ayuda de tas soldados en las marchas, disparos de las mortíferas ametralladoras con
EL AI.HUM
continuaban avanzando por el lado del mar, aga Uno i otro, Pérez i Valdivieso habían
tenido
zapados ¡echándose alternativamente de bruces, el presentimiento de su prematuro fin, i parece
soldados i oficiales, todos en orden disperso i cosa singular que ellos fueron los únicos oficiales
avanzando lentamente para contestar losfuegos. de! Melipilla inmolados en la jornada del Morrc
cuando una bala de ametralladora cayendo casi Solar.
compañeros de armas, el teniente del Melipilla con nacer. Había divido por consiguienie só!u
idéntica manera, era derribado para morir al hojas marchitas del jardín de la vida, muchos
siguiente día a bordo del ítala, un niño tan va testimonios de que el joven adalid había sido
leroso él i que bahía sitio parte coronado por dulces beldades e inocentes gra
como
principal a
su
enganchamiento de voluntario. cias en todo su camino de batallador, desde el
Ese jeneroso voluntario que merecería un re brillante salón de Santiago a la lóbrega fosadela
cuerdo aparte en este libro, si sus brevísimos ciudad quitada por el plomo vengador al enemigo,
DE LA GLORIA DE CHILE
los esfuerzos de su
pa> re
político, consiguió no-
la inmortalidad.
tables aprovechamienl 35, señalados por los pre-
Pero también tiene su limbo que es el silen
mios que obtenía en s is clases escolares. Su se-
cio o la ingratitud de las tumbas después de las
gundo padre ballero don Tristán López,
acciones heroicas.
que fué más tarde capitán del Curicó i defendió
bizarramente a Lurín al día siguiente de la bata
k
EL ÁLBUM
chiller a tomar un
puesto en la escuela de medi La familia López fué cruelmente expulsada de
cina de San Fernando, la más antigua de la Amé Lima; peroaquella afrenta no quedaría impune.
rica española, cuando, a manera de relámpago, El brioso repatriado, no encontrando mejor
estalló la guerra. puesto, se alistó de sarjento segundo en el ba
tallón Caupolicán, i en esa capacidad i en la tf
Otiiroga, sus
profesores en ese ramo, lo estima "En todo caso, mamadla querida, —
la decía,—
ban i distinguían entre sus más sobresalientes le suplico que tenga la suficiente resignación para
alumnos por la viveza de su
injenio" soportar cualquiera desgracia que sobreviniera.
I en otra
parte el biógrafo aludido (que es el "Tenga siempre presente que Dios es grande
notable diarista don P. P. Figueroa) agregaba: i sabe lo que hace. Si el Dios que hasta ahora
rales ocultan al hombre. fuera próspero, llore ¡ lloren todos mis hermanos,
te»
"La medicina, la química Í la física, esas tres no por mi muerte, sino por nuestra derrota,
espectador que de combatiente; pero llevado al "En menos de veinte minutos se había extin
fuego en Miraflores por el pundonoroso coronel guido una vidajoven, pues ese día cumplía vein
don José María del Canto i su intrépido segundo te años el primero de los oficiales que tuvo el
el impetuoso Dardignac, cupo a la compañía en arrojo de marchar a tomar un reducto a
pesar del
que militaba el subteniente Vega salir al frente de fuego vivísimo que se nos hacía de las diversas
su
jente, cuando una bala le atravesó el costado manifestaron a sus deudos en la siguiente carta
derecho matándole instantáneamente, pero de tal de duelo que a los últimos ha quedado como la
manera que el brazo al caer sobre el torso tibio última satisfacción de un destino aciago:
del combatiente, cubrió la herida como una ven
VIII,
"Respetada señora;
Es digno de contarse
ajena pluma este lan
por
ce heroico. «El subteniente Vega, dice otro de —
iAI comunicar a usted la triste noticia de la
los numerosos
biógrafos que aquella corta vida de hijo i
muerte su nuestro querido compañero
alcanzara, —
con cuatro soldados i un cabo tuvie Natal, cqué podremos decirle que sea un consue
fuegos en el reducto, pasó el valiente mayor Dar cuerpo i nos hemos visto precisados a
aceptar
dignac con su comitiva, Í al encontrar a Vega tamaña desgracia. Sucumbió luchando hasta el
tendido en tierra, creyendo que la i la último momento, i luchando bra
carrera con
coraje, con
su recuerdo inscrito en las honrosas pajinas de I en día sábado, 15 de enero de 1881 desa
la historia. pareció combatiendo en lejana tierra i con „aso
brosa bravura" por la gloria de su patria.
11 Es verdad que Natal ya no existe; pero su
Alfredo Sónico. — es
grande. n
o" tronchó temprano en su raudal, a por la rutina i'io sendo del trabajo material. Ne
queriendo formar su corazón desde su más ,, I tanto fué así, que habiendo
estado el pr¡
tierna Infancia, lo entregó a la edad de cinco mer año pagando su pensión i no pudiendo ha
años a los cuidados de la señora Mercedes Váz cerlo el segundo por falta de recursos, cuando se
quez, quién fué la primera en colocarle la cartilla solicitó del noble veterano la beca anua! del
es
en la mano. tablecimiento, no tuvo inconveniente en dar el
11 A los siete años pasó al colejio de las señoras informe que sigue:
Cavieres. Su primera profesora, como las segun ,La solicitud de beca que para el
joven Pre
das, cobraron gran cariño por el niño, talito por nafeta pide, a mi juicio creo debe atendersi
se
des, que gozaba a la sazón de gran fama i valía, en la Academia Militar fueron brillantísimos, es
lEnrique fué allí perfectamente recibido, con pecialmente los que rindiera en
1874. Pero su
siguiendo, como siempre, captarse la simpatía i carácter vivo, resuelto i en el fondo ambiciosa
aprecio jenera! especialmente el cariño del mis de emociones i renombre, le traía de continuo en
Pero a la edad de 15 años, edad en con les disturbios que en 1S77 hicieron ¡ndispensa
que
el bozo del labio brota en el corazón el primer ble cerrar aquel establecimiento nacional, ¡ce-
escondido fuego, entró Enrique Prenafeta a la clarada dos años más tarde la guerra a las repú
Academia militar, i pronto se distinguió blicas vecinas, el alumno del jen ::ra
por su impetuoso
claro entendimiento, por la enerjía acentuada de Escala en el aula de la Maestranza no
pensó sino
su carácter, ¡ la turbulencia ardorosa i aún desa tas campamentos i las batallas.
en
seguirlo a a
sosegada de su
espíritu. Era un niño que pro En vano fué que su
padre, escaso de fortuna
metía soldado; cadete que los
ser era un
auguraba se
empeñase en disuadirlo presentándole
un héroe.
próximos halagos de su carrera. En iS;9 el ex
él
go de su infancia que ya hemos citado —
pronto exijió se le colocase en la escuela militar, gullo «le faltaban sólo tres años para ser aboga
"Corno esta era una resolución irrevocable del do", esta meta suprema de toda ambición
vulgat
joven estudiante, hubo necesidad de aceptarla, tierra.
o jenerosa en nuestra
V
DE LA •LA DE CHILE 320
Pero sus
"caprichos de gloria,, del claustro in brigada, como la suya, fué elevado a
rejimiento
fantil le perseguían más que la codicia de adoce en 1880, obtuvo en sus filas el puesto de subte-
nado diploma. I por esto, contando talvez con vi
víspera de hacerce soldado estas palabras de ca emprender la marcha sobre Lima, que concluida
riñosa injenuidad, a propósito de un tierno her la campaña volvería recibirse de i
a
abogado, se
en el ejército, en
castigo de su rebelión conocida mas,
—
de sus hazañas en el combate de Mirado
en 1877. Pero él buscó aquella solución por otrc res me creo en el deber de declarar que Enrique
camino. Profesor e
inspector del Instituto Chi Prenafeta fué héroe la i de los
un en
pelea uno
ordenados ejercicios en las calles, alistando la levantó, subió sobre el parapeto, i al mostrarse
muchedumbre guerrera de aquel populoso barrio. allí victorioso al enemigo que huía, una bala le
Prenafeta fué proclamado comandante instruc atravesó el estómago i derribó de espaldas aquel
tor de laBrigada Santa Rosa, que así la llamara Icón de veinte años de edad. "
él mismo, i llegó a merecer por su adelanto un 1, Embarcado en seguida, añade por su parte
—
colejiales— el de la «crónica local" del diario El que trajo heridos al sur, murió a bordo del /tata,
Ferrocarril. al salir este trasporte de Iquique. Su cuerpo fué
conservado a bordo hasta Valparaíso, gracias a
VIII.
la Intervención del lamentado comandante Dublé
Con este doble título, el de ex-cadete i el de Almeida, i de allí trasladado ciu
a
Santiago, su
comandante de brigada, el joven Prenafeta ob- dad natal, donde hoi descansa en paz.u
Era una
intelijencia precoz, un corazón atre
X.
vido, una naturaleza rica i jenerosa, que deshe
\ intrépido cuanto infantil subtenien con alma egoísta o siquiera simplemente adoce
rique Prenafeta, cuya vida acaba- merciante de fuste i más tarde talvez banquero
n
compañero si no de trinchera i i acaso ministro.... Sus compañeros de colejio
', de dolor i de renombre en otro niño habían c ■
iiíado por nombrarle tesorero de sus
Enviado por su padre a Santiago a los ocho ocasiones los sarjen tos reclutadores confunden
años de edad para educarse, i en
seguida Val la la cimarra, i rehusan,
a
gloria con
de! de Blum, vínose a Santiago, i equi a frente del enemigo resuelto morir antes
colejio a
que
vocando medio a medio su camino, fué a sentar dar un paso atrás, i que en ún año i diez
días ha
plaza en un escuadrón de jigantescos granaderos pasado por los cuatro primeros grados del esca
El comandante lafón militar.n
que llegaban de las fronteras.
Muñoz Bezanilla, que mandaba aquel cuerpo, le En otra carta, que orijinal tenemos a la vis-
contestó con una afectuosa sonrisa, señalándole ta, escrita en Pacocha el 21 de marzo de 1880,
la puerta. hace el sarjento Santelices grata memoria
de
No se desanimó por esto el tenaz voluntario, aquellos honores que para otro son un
repudio
i embarcándose furtivamente en el trasporte Loa, Ser sarjento era para aquel levantado mozo un
mediados de 1879, a
Antofagasta. timbre de orgullo era un timbre de pa
se
dirijló, a porque
de todo campamento. I sin más trámite que el 1, Cuando estuvo formada la compañía para dar
de la filiación, segunda maternidad del re me a dice mal disimulada ufa
—
esta reconocer, con
roico rejimiento de infantería, el 3." de línea. un círculo, i cuando ya estuvo hecho, entré a él
Ese venía bien a su talla, medida ésta por el el ayudante, me llamó á mí i pronunció estas
despierto como ilustrado, subió rápidamente a petarán en todo lo que le, mande concerniente al
cabo segundo (abril 21 de 1879) i, dos meses jus servicio.»
en la de
Pisagua sus
jefes le pusieron manga su
VI.
chaqueta lajineta de sarjento segundo, i por la
de San Francisco la de sarjento primero. El En medio de las filas i en el áspero trato del
digno muchacho era evidentemente de aquellos soldado, el sarjento Santelices mantenía, sin em
que llevan en su cartuchera, como acostumbraba bargo, toda la delicadeza de sus sentimientos de
decirlo el Prim de Reus en
igual condición, su hiño i de estudiante pundonoroso i formal. De
Pero en oposición a las fascinaciones cuyos su hermano menor Tomasito, niño de 13 años
seras i de rabias. Este consejo te lo da un sol útiles, pero no novelas o historias que en lugar
dado con la experiencia que ha recojido en todc de beneficio te servirían de perjuicio. Querido
lo que ha andado, que ha encontrado frente no los echa-
se hermano: espero que mis consejos
r DE LA GLORIA DE CHILE 333
ras en vasija rota, sino que los tomarás, i espero Herido, en efecto, el sarjento Santelices, as
tu aprovechamiento en los ramos en que cur cendido ahora, como su inmediato jefe, a subte
sas. niente, con daño al parecer mortal, rehusó ter
i Por tu carta que recibí he tenido mucho gus minantemente que le amputaran el pie lesionado,
to por las noticias que me das de tf i de tu cole i con una
enerjía superior a sus años se hizo
jio, gusto que tú no lo comprenderás por tu corta trasladar a Chile para morir en su suelo, que eso
VIL
que ascendido a
sarjento mayor en el campo de (1) Suprimimos aquí una palabra tan ruda como pinto
batalla de Ate, cayó en Chorrillos, donde cayó resca, pero que adivinarán sin necesidad de ocurrir al dic
cionario ni a la hermencutica todos los
que hayan sido sol
su
discípulo junto con él. dados en el ejercito de Cliile. .
334 EL ÁLBUM
ser muestra una actitud resuelta i hasta provo fallecido, al hijo de la viuda
que ha perdido 1-
cadora. El subteniente Santelices revela, al con razón en la agonía.
trario, en sus débiles perfiles lánguidos I lonjitu- Pero un rayo de luz vivida reposando
E0br(
dinales, en su
complexión melancólica, en su los dos juveniles sarcófagos, les ilumina a la vez.
apostura indiferente, al hijo del dolor, al infante I así los dos subtenientes chilenos
pasarán a la
fatigado por la mochila i el rifle después de lar historia i a la inmortalidad como dos
jemelos
ga marcha, al que llora en la ausencia al padre acariciados por un solo rayo de la
gloria.
DE LA GLORIA DE CHILE
her/uaui/os, a
quienes ha convidado desde la
II. La resistencia muscular de su organiza fueron cinco soldarlos de diferentes cuerpos con
ción para las vijilias, para las marchas, para el vertidos en leones; uno de ellos (un Cepeda) era
dotar físico, inclusa la autopsia, el hambre i la del Atacama, otro del Buín, los otros probable
III, 1.1 individualismo en todos sus actos i víspera, concertados con otros que cayeron antes
movimientos de combate. de llegar los primeros a la cima. Pero una vez
trarle la banderola colorada del campo enemigo verdad, ha sucedido así porque el soldado
chile
furia sin necesidad de la ga no lleva siempre el prisma
para ponerle en rojo en la encendida
rrocha.... candente, implacable pupila, hecha ascuas en el
Contábanos, a este propósito, el enérjico ci
ro del cañón, vénse allá, a la vanguardia, a seis, pañías guerrilleras que cubrieron durante una
ocho, diez o más cuadras de la línea, grupos dis hora, a pecho descubierto, sin sostén ni socorro
persos que se baten por su cuenta con las filas posible o retardado, todo el frente de la tercera
enemigas. división, que mandó ese dia el valentísimo i
cientos, a veces mayor número, cargando I des I-.sa división, como es sabido, era compuesta
avanzar i caer
juntos, ejército aliado; i en el terrible i prolongado cho
A lo más, lo que han conseguido, antes de des que perdió la mitad de su
jente: 800 sobre 2,000
prenderse de los diversos ri-jiínienlii:, tle la linea. soldados. «Merece una recomendación especial,—
es un corneta que toca
afuego en
dispersión, pero dice a este respecto el sobrio parte oficial de la
sin soltar el fusil; ¡ este es el de más recios pul jornada, —
la segunda división, que sin detenerse
mones, o
que, como el corneta del Chillan en un solo momento, atacó con tal brío al grueso i
Tacna, se ha fugado a las avanzadas para tocar el centro del enemigo, que lo desconcertó por
más degüello En resumen,
a su
gusto na m
completo, m
son esos tas antiguos guerrilleros, ahora des Ahora bien, las compañías guerrilleras que
montados, de la guerra tic la Independencia; son iban cubriendo el frente de toda la división, eran
.
DE LA GLORIA DE CHILE
Las dos cuartas del Santiago (que son las El capitán de la compañía guerrillera del pri
de los Dinator i mer batallón del Santiago, ascendido más tarde
guerrilleras cuerpos), capitanes
Castillo. a teniente coronel movilizado, pertenece a la cría
La cuarta del Atacama, que mandaba ese día de los soldados cuya composición física i moral
Castro Pinto, ha
asegurado que los guerrilleros más propiamente de Peñaflor, donde pasó en hu
de la segunda división no podían bajar de 2,000 milde albergue su niñez. Nacido en 1839, era sol
hombres, desde que solos se batieron una larga dado del Buin en 1854, i cabo 1.° en 1859. Lu
hora con «el grueso i centro enemigos." cía todavía fresca su
jineta cuando en el asedio
¿I cuál fué el resultado del terrible i sostenido imposición de las manos, no es enteramente cris
encuentro? La mitad de la tropa puesta fuera de tiano. Una bala recibida en la batalla es como
segunda división, menos uno, heridos o muertos. I tan es así, que el bravo i piadoso jefe, hoi
Cuando al toque de la corneta las compañías desaparecido, i que ayer conducía nuestras hues
ron
para contarse, formaron escasamente 200 guisa de tas primitivos cruzados, dióle testimo
hombres; i en cuanto a sus bravos jefes, habían nio de aquel bautizo en el fuego con la siguiente
quedado en el campo, Torreblanca, Dinator, Oli epístola, que hemos visto orijinal:
vos Í Roberto Concha, quien siendo el más feliz
de la pléyade, arrastró durante varios meses su "Señor don Domingo Castillo.
por un
milagro de fortuna, i ese es el valiente "Hoi he tenido el gusto de recibir su carta
oficial cuya modesta vida hoi trazamos i que es del 8, por la que veo se encuentra mejor de su
capó de la matanza del plomo sólo para sucum herida, lo que celebro en el alma, i ojalá su res
bir bajo el virus de implacable pestilencia. tablecimiento sea
completo para que continúe
i
EL .
33$
dando honor al cuerpo con su valor. Pronto le era ya capitán; i no sólo fue ésto sino
que en
irá el nombramiento de jefe, debido a su bue
su esa madrugada llevaba la vanguardia de la divj.
na conducta frente al enemigo. Yo me glorío de sión Muñoz con su
compañía, por lo cual fué
premiar a los que con
abnegación completa des especialmente recomendado en el parte de
la
precian la muerte cuando el deber lo manda. jornada.
Usted en lo sucesivo será uno de mis dejillos. XII.
Nadie habrá olvidado que el ilustre veterano ciales, dos sarjemos i treinta i ocho individuos
que escribía entonces coronel del de tropa. ¿Necesitaba máselocuente
esta carta era
boletínque
Buin. Nadie de asimismo que ese de su denuedo i de su gloria? Si
dejará reconocer
algo falta
el "querido cabo de escuadra,, del sitio de Tal ba, allí estaban los cadáveres de Olivos, de Di
ca merecía ser uno de los cupidos del futuro je nator i de Torreblanca para dar el ineludible
neral en jefe de nuestro ejército. testimonio. El intrépido tercer jefe del Santia
go, el mayor Silva Arriagada, había caído tam
x. bién a veinte metros del capitán Castillo en el
avance
jeneral, i en sus brazos dio aquél su últi
Durante los años de larga paz, que sólo inte mo
suspiro. Con tales testigos bien podría un
rrumpían de tarde en tarde las escaramuzas i las valiente perdonar el silencio de los partes oficia
de los indios fronterizos, guerras de les i hasta el ahorro de los grados militares que
griterías
piños que no de soldados, el cabo de Talca as a otros se prodigan.
cendió lentamente en su carrera. Sin embargo,
íué subdelegado del "indómito Purén,,, i como
XIII,
tal delineó sus calles i puso multa a sus vecinos,
XI. la vida de un
pariente mío i pupilo, que cayo
exá
herido en esa batalla; i quedando éste casi
durante
[ en efecto, cuando ocurrió la nocturna repe nime por la pérdida de sangre i la sed
siguiente a la batalla, tendido
chada de la en
cuesta de Los Anjeles, por el lado toda la noche
tle la tle Tumilaea, famosa echó de me
grieta en los encuen el campo, el capitán Castillo que lo
tros de Piérola i Montero, el teniente Castillo nos en su
rejimiento, vino de Tacna expresa-
_
DE LA GLORIA DE CHILE 339
al la
mente a buscarlo, hasta que lo encontró casi querido Santiago no arrollaba enemigo con
ducir al fuego en las dos batallas de Chorrillos que en breve le arrebató a la lista de los vivos,
todas las compañías guerrilleras de la división que corresponde al llamado ele la lista de cuartel,
las brillantes cargas de Yávar i de Manuel Bul- sengaño, I de ese mal murió,
nes en los llanos de Pamplona.
El mayor Castillo volvió a ser recomendado XVII.
por su pericia I su serenidad, i de hecho quedó
en Lima en calidad ele segundo del Santiago. El comandante Castillo era un hombre proba
el cuerpo más temido de los peruanos. damente valiente, brioso, de porte franco i ca
A la cabeza de el hizo en
seguida el coman Pero no son esas cualidades del alma las que
dante Castillo la campaña de la sierra, prime nos han puesto esta vez la pluma en las manos
ro con el coronel, hoi jeneral, don José Fran para trazar su elojio, porque para escribir cosas
cisco Gana, i después a las órdenes del bravo de guapos, en nuestra tierra faltaría vida i no
coronel Canto del 2. de linea. Asistió a la ba sobrarían resmas. El bravo segundo jefe del bra
talla de Pucará librada por el último contra C.i- vo
rejimiento Santiago era notorio en el ejérci
ceres en marzo de 1882; i cuando meses más to por su
enerjía, por su decisión i su entusias
tarde las compañías del Santiago, imprudente mo. Pero al mismo tiempo hízose acreedor a un
mente dispersadas en los desfiladeros de Marca- voto especial de gratitud pública por sus senti
i como
jefe un verdadero domador de enemigos. XIX.
i esto de tal manera, que quien peleó a su lado
con
mayor denuedo Anjeles fué un cholo
en los I como
semejante calamidad había sido pre.
de Huatacondo, llamado Isidro Reyes, que él vista, anunciada e incesantemente expuesta an
siéndole fiel el indio que en la que administración heredera (pero sin beneficio de
parajes, tan
brada de Tumilaca recibió junto a él dos bala inventario) de ajenos yerros, nos será lícito recor
zos, de cuyos resultados vino a curarse en su casa dar en esta parte las
propias palabras conque
de l'eñallor, sanando en breve de las heridas tle anunciamos a sus compatriotas la noticia dt
jeográlicas del Perú, el mayor Castillo acanto ma de política que prefiere garantía de
una la
nado con su
cuerpo en el Callao, sucumbió de los pergaminos, que cualquier intruso desgarra,
otra inclemencia harto más implacable, propia de a las de las victorias, que nos hicieron poi
aquel clima en
que si el hombre es manso, el completo i para siempre dueños de nuestros des
temple es sordo pero fiero, incansable minador tinos idel de nuestros enemigos" (1),
NTRE los centenares de valero- les de los dos pueblos más aristócratas de Chile:
[".y:-'? sos mancebos que al llamado tle Cruz, Cañas, Aldunate, etc.
de inconstancia las filas, soltó las ficada tradición histórica, Lautaro se hizo fuerte
quino en no
armas desde el morro de Chorrillos, que coronó i derrotó al castellano, en su marcha victoriosa
cordar aquí, como un postumo pero grato home hijos de Lautaro, mozo de veinte años como él.
naje agrupado en rápidos conceptos. Elias Cruz Cañas, dotado de una alma entusiasta
i de un físico hercúleo, corrió a alistarse, obtuvo
11. una subtenencia en el batallón Valdivia, i a
prin
cipio de 1880 marchó a la guerra con la espe
El capitán movilizado del batallón Valdivia i ranza de batirse en Tacna. Pero no sería así.
en
seguida del Estado Mayor del ejército de "Todos, —
escribía pintorescamente a su
respeta-
EL ÁLBUM
ble madre, la señora Rosario Cruz, desde Iqui sombra de otras flores o de los árboles i
no ^
que el 21 de enero de 1880, —
todos salimos mui persona que no la conozca, ya sea
por su
fraga,,.
creyendo nos tocaba la hora de da o lo humilde de su
traje
contentos, que con
que la naturale
bautizarnos; pero ¡suerte menguada! el caballo si za la ha adornado: la flor es
usted, sus
adornos
nos gastó en
Iquique. 1 son Clarisa i Fanislta, i la cerca
que rodea el
jardín es compuesta de mi papá, Ignaci0 2.
que le hacían el favorito de todos los suyos, en noche, porque no tengo con quien jugar ni bai
especial de su madre, a
quien amaba con intenso lar, i que me mande razón de todo.r
sus recuerdos i de su
lejanía, una flor, un libro. 1, Mi vida es monótona, tranquila; no tiene
un rollo de billetes salvado en sus ahorros, un esos lindos ratos como los tenía cuando estaba
trozo de metralla caído a sus
pies, porque bajo en mi casita al lado de todos ustedes. Basta de
la ruda corteza del soldado bullía el alma Infan cirle que ni canto ni bailo. No tengo ni con
til i retozona del niño no desacostumbrado to quien enojarme ni con quien reírme: soi un ta
davía al hábito de amar I ser amado, llo viejo que no tiene su flor.«
Los siguientes fragmentos, desprendidos por
mano amiga de su
correspondencia íntima, po v.
nen en trasparencia todo lo que su alma ence
rraba de tierno i delicado, i por esto sin escrú I sin embargo, quien daba así tan natural,
pulos de ortografía los copiamos. sencilla i vivida espansión a blando espíritu, iba
sembrando su carrera de la más fiera altivez.
nos quitarán ese trapo sucio?,,—al oírles se les Godoi a Estados Unidos, gobernador político,
encaró i les obligó a saludar aquel trapo inmacu marítimo i militar del puerto de Tambo de Mo
lado que no tenía más sombras que las de las ra, en la boca del valle de Chincha i vecino a
pariente don Joaquín Godoi, ministro de Chile siasta encontraba iácil pábulo para retozar en las
ante el Perú, escribía a su familia: ocurrencias cuotidianas de la vida del campa-
1 Las fiestas del Dieziocho pasaron como cual
VIL
so camarada, i como si hubiera previsto que él
necesitaría a su turno de la misericordia de sus
Nombrado, después de la partida del señor compatriotas para venir a reposar en tierra aml-
él
-
ga, dióles una sepultación que a
parecióle una
apoteosis.
"Eneste momento, —
escribía a su buen padre, En cuanto a sus tareas ediles, agregaba con
desde Tambo de Mora el cierto natural orgullo, tres meses más tarde, ]0
don Ignacio Cruz,
de 1882, estoi seguida copiamos de una carta suya del
19 de momento
este en
marzo
—
en que
dos en un potrero los restos de tres valientes uNada más bonito que mi pueblo.
Tengo has
soldados chilenos; les he mandado hacer un ca ta una banda de música compuesta Je
penja.
jón de todo lujo, i hoi a las 8 A. M. saldrá el nos. Sus calles están muí aseadas i la
jente mu¡
cortejo, i va de esta manera: al salir la caja mor contenta.
una
descarga que será mandada por mí; en se
jio que tengo vino formado a darme los días; los
guida irá un
piquete de soldados al mando del gremios de tasqueros, fleteros, lancheros ¡ arru
subteniente; después el ataúd, que será llevado madores hicieron una suscrición.n
queros, lancheros, fleteros i arrumadores. Tenía esto lugar el 30 de julio de 1882, esto
"Todos ellos irán vestidos con la mejor ropa, es, una semana antes de que el oleaje revuelto
Por último, cerrará la marcha un
piquete de sol de la playa i de la sierra, de eso
que el incaute
dados mandados por mí i vestidos de gran pa mancebo llamaba usu
pueblo", se conjuró contra
un
colejio en
que se educan más de ¡o niños; i la mañana siguiente aquel puerto iba a ser de
les estoi poniendo un faro que cuesta más de samparado, le rodearon cuando dormía, «cuatro
10,000 pesos i tiene como diez metros de al- cientos contra uno", i no le dieron tiempo sino
"Ayer sábado, —
volvía a escribir el 9 de abril En medio de todos sus casi infantiles regoci
de 1882,— fué día de gloria (sábado santo). Un jos i de sus risueñas esperanzas de pacificador
de
piquete de gran parada al mando del subtenien
engañado, el capitán Cruz solía escuchar
te mis órdenes, hizo los adentros de su alma 1
que tengo a una
gran des cuando en cuando en
una de sus inauguraciones de progreso local, suelo de la patria, las puertas del
a
hogar que
cobijado bajo el estandarte de su patria, decía rido; pero allí los brazos de ti todos sus herma
les estas palabras, hoi de siniestra significación: nos" no se adelantaron para estrecharle en ca
¡'Créame, padre, que tuve gusto i pena: qui riñoso nudo, sino para conducirle de la mano al
siera de mui buenas ganas dejar este maldito carro,del carro al templo i del a la tumba,
templo
Perú e irme a donde están todos mis herma- donde reposan los que con su
jenerosa sangre en
la batalla o en la escuela han luchado por devol
I bien! El valiente capitán llegó a su turno al ver la vida i la honra al
país maldito.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
en La Serena,
por tanto, como cosas de antigüedad, con cierto guardián de su orden en Santia
convencional respeto, a manera de esas telas go, capellán del cuartel jeneral del ejército, el
ricas c históricas doladas al pincel de grandes padre Madariaga, decíamos, escondía bajo el
maestros; pero hollinadas por los años i el des tosco sayal del santo de Asís,
algo que es más
cuido, que suelen participar de la suerte del luminoso que la gloria, porque es su foco, más
trasto viejo i del tesoro, según el prisma vulgar rico en esencias que el bálsamo vertido en el
o sublime al través del cual se las contempla. fuego, porque es el fuego mismo, más poderoso
El padre Madariaga pertenecía a la familia ti que el oro, porque su corazón era el crisolen
los antiguos anacoretas, i su
digna comunidad que el metal se fundía sin liga i sin escorias. 1
haría bien en colocar su
efijie, mitad a mitad, ese tesoro, encubierto pero inmaculado, era el
entre las de sus antiguos mártires i las de sus patriotismo, virtud sublime, que en esta tierra
milagrosos legos que adornan las paredes de sus jermina de ordinario con más lucida lozanía ba
claustres. jo la ojota i la sandalia, que al través del denso
Hállase hasta ho¡ vacío el hueco intermedio estambre de ricos tapices de Bruselas.
i, sin disputa, del más popular de los santos de respecto de las órdenes
po de la independencia
Chile, unuestro padre San Francisco". I ese es monásticas, i en
particular de los franciscanos,
pacio corresponde de derecho, pero confiado a
que se alistaron en masa bajo las banderas de la
más diestro pincel que tas actuales, al retrato causa
popular, en oposición a las veleidades del
del capellán i mártir de Tarapacá. alto clero, que se dividió en dos grupos, los unos
Los fran
por el rei, tas otros por la República.
v. ciscanos, venidos a la milicia del altar desde el
Ignorado profundamente entre sus contempo todas partes, desde Pedro el Ermitaño, que fue
ráneos en razón de su humildad, de fervor a la cruzada montando en un borrico,
su
primera
r DE LA GLORIA DE CHILE 349
los albores de la República con la antorcha de que el fraile humilde electrizó con su
palabra en
La Aukora, no se desciñó el sayal de San Ca la batalla, batieron marcha regular i pusieron
milo, ni se arrancó del pecho la cruz roja de la las armas a la funerala, sin que el clarín ni la
Buena Muerte. Durante el coloniaje, el francis voz de mando se los hubiese ordenado,
María Madariaga, este Pedro el Ermitaño con la limosna del pueblo, ceñido por el áspero
José
délas cruzadas que ha emprendido Chile contra lienzo del telar plebeyo, el milite que custodia
las arenas i tas pecados de la Palestina de tas en su altar de preferencia la "Vírjen del Soco
Posible es, a virtud de este mismo Indujo del la Cañada" guardan todavía memoria de los
jenio popular i de su difusión en las masas, que puñetazos con que el primer provincial de la
el padre Madariaga sea para ciertas clases de la orden seráfica en Chile, frai Martín de Robleda,
sociedad una simple figura de convención, na recibió al primer cura del Sagrario, el clérigo
cida del calor de la guerra i extinguida en ella, don Francisco González Yáñez, cuando fuera
como la centella la hora de la misa,
que se desprende del fogón i éste una mañana, i a a des
se apaga en sus cenizas. Pero en la choza del poseerle, como a intruso, de su tarima i de su
campo, en el conventillo del arrabal, en el rancho cruz. Ocurrió este lance, contado con asombro
de quincha de los caminos públicos, a
cuya puerta por todos los historiadores, en el año duodécimo
acostumbraba pedir limosna i al de la fundación de
socorrer nece-
Santiago (1553).
citado del alma o del dotar físico, la imajen del El padre Madariaga, como su primer prelado,
para
los que no me
respetan a míln
(i) «Mean iti figure and diminutíve ¡n stature, his en-
Del padre Robleda al padre Madariaga hai
ihusiasm lent hima
power which no external anvantage of
form could have commanded."—
(Chambers, Retir t/ie Er-
tres siglos de heroísmo conventual. Un provin
mil.) cial de San Francisco, llamado Cordero
«De humilde
(sin ser
apariencia i de pequeña estatura, el entu-
las el
lo), se tuvo en
siglo XV 1 1 con toda la Real
•mutuo d- mi naturaleza le revestía de un poder
que no era
dable, alcanzar la Audiencia í sus soldados, bala en boca, i con su
a
majestad de las formas externas del
El negro del capellán del ejército de Tara™.
IX.
cá era un caballo oscuro, sufrido pero
humilde
bestia de limosna, que le había
Loque prevalecía en el alma del monje era como
regalado uii
el entusiasmo, esta atmósfera interna i candente padrino de Santiago. Fn su lomo hahía
recorrí.
tas hielos del egoísmo huma do poco antes de la guerra toda la
que derrite todos provincia de
Él mismo confesaba que no
podía dominarse Coquimbo, solicitando auxilios para
no. su
iglesia de
de tropel en su corazón la Serena, que refaccionó
al sentir que penetraban con
esplendor,
las emociones del amor a la patria. Cuando en Un día (escribimos esto de paso para
expli
la media noche del sábado 24 de mayo de 1879 car fas Interioridades de aquel espíritu evanié-
cierto hombre
llegó a
Santiago la chispa eléctrica que anunció lico) querido, desaparecido ya i
la hazaña de fuego de Iquique, el monje sintió demasiado prematuramente del planeta de la
desde su tarima el bullicio de la calle, ¡ corriendo vida, (1) amigo nuestro i del padre Madariaga,
despavorido en la lobreguez del claustro, subid viole apearse de su
inseparable montura a la boca
al campanario, i sin ae o rrlar.se del sacristán, puse de la mina de Santa Jertrudis, situada en el mi-
a vuelo las campanas. Contaba el padre Mada neral de la Higuera, mina poderosa, que tiene
riaga, en la Intimidad, que al pasar aquella noche 300 metros de profundidad vertical; i en seguida
por el tenebroso coro (camino obligado de la desapareció por entre sus tenebrosos senderos ¡
torre de la iglesia) no hizo, por la prisa, la reve escaleras de patilla. ¿Qué había ido a hacer en
rencia acostumbrada al Santísimo hincando la aquel antro el padre Madariaga? A llevar la
rodilla, sino que se contentó emi decirle a la ca
imajen del santo fundador a los planes subte
rrera: — 11
Perdóname, Señor, i déjame repicar rráneos, donde el barretero i el apir le darían su
cisco no pudo resistir al impulso que le arras el padre Madariaga a su alcancía ochocientos
traba tras la comitiva triunfal de los tripulantes pesos en la /llanera, I en toda la diócesis ocho
de la Covadouga, i encaramándose al Santa Lu mil. Eran las gotas del sudor del pueblo con-
cía con el derecho de vecino, dijo al capitán densadas por la fe en el ara del altar.
Condell su célebre loa, con el tricolor en lo ma Por esto, si Dios i la patria fueron, como dicen
no, en el festín popular del 27 de junio de 1879- las correspondencias, el último pensamiento del
i
Eso era lo mismo que él hacía en la Encañada, virtuoso monje, su postrer adiós fué al soldado
alentando al número 1 de Coquimbo, cuyo abri al compañero fiel en la alcancía i la batalla. —
go, como tropa de su tierra, había buscado. No ■ He al negro mui recomendado al jene
dejado
fué tampoco diversa por la misión que le cupo ral Escala", escribía a un amigo pocos días an
—
desempeñar en
Antofagasta cuando, en
pos del tes de morir,
último estampido del cañón del Huáscar, corrió
X.
al Abtao el memorable 28 de agosto de aquel año
a auxiliar a los moribundos. I otro tanto
ejecutó, Se ha dicho por de acerba
algunos, a manera
caballero en su
negro, como Pedro el Ermitaño crítica, a nosotros cabíanos el peligroso pn-
que
en su rucio, durante la marcha de Agua Santa vilejiode abultar por el colorido i el ropaje las
a Pozo Almonte, viniendo a la cabeza de los
Cazadores a caballo i siempre de descubierta. Don Vicente rico minero de la ffigut™
(1) Zorrilla,
_
DE LA GLORIA DE CHILE
figuras que del taller severo enviamos a los ta Sus funerales, por lo mismo, celebrados en
bernáculos de la historia. Pero en esa acusación La Serena con gran pompa í presididos por el
porque unas
pocas lentejuelas de oro, o de oro subsiguiente, no fueron un entierro sino una
la fidelidad
que el que les imprime
res austera
morir, i que era la segunda personalidad jerár Tal fué, exhibido en tela burda, como el fun
encomendar su alma de siervoa lasprecesde los sentimiento santo del patriotismo que ha armado
ción, en el claustro sin recojimiento, en el confe ha lanzado como torrentes de fuego sobre las
expansión, i en el templo sin recordar a los más cha, que tanto ambicionó, de predicar la última
observantes i virtuosos relijiosos de este con- cruzada en los pórticos de Lima, como Pedro
el Ermitaño en el Huerto de los Olivos cuando
memoria que se
haya hecho homenaje, tan seña claustro que honró su virtud, i de ser llevado al
lado como el que dejamos recordado, a la memo último descanso, como lo fué "el primer apóstol
ria de un sacerdote de voto tan humilde como de las cruzatlasn en la basílica de Lieja, en bra
fuélo el del padre Madariaga. zos del pueblo que tanto amó,
1 para ello ha tenido su
prelado razón sobra El capellán Madariaga fué el Pedro el ermi
da, porque si el capellán del ejército del norte taño de Chile, i por esto sus
agradecidos com
bido a sus
fatigas, i debe contarse, con título de móreo monumento la iglesia de San Francisco
en
justicia, entre tas héroes cuyo postrer aliento él de la Serena, mediante la jenerosa consagración
recojiera. Cuando llegó a La Serena el 13 de de una de sus admiradoras (1); i allí vivirá su
enero de 1880, el padre Madariaga venía mori memoria lo que viva su fama.
GLORIA DE CHILE
EL JENERAL
GLORIA DE CHILE,
HOMENAJE AL EJÉRCITO I ARMADA DE CHILE
i87g-i883.
B. VICUÑA MACKENNA
TOMO II
SANT1ACO
IMPRENTA CERVANTES
Calle del Puente, núm. 15-D,
1886.
t
EL CORONEL
n.
significación para la república que la del coronel fias i su madre la señora Dominga Garfias, deu
mentos del norte de aquel país. busta prole masculina en su primer enlace (feme
I decimos esto, nó a impulsos de la aflicción nina en el segundo), hubo de buscar, para cada
íntima que trae al alma la desaparición sucesiva uno de los varones, carrera ancha en la arena
ronel Urízar Garfias el de desde mayo de 1827, hasta febrero de 1837 años, a fojas 135
era
padre una numero
se encuentra una
que rociada a [a Iclra es como sigue:
sísima familia de hermanos,
"En la dudad de Santiago de Chile en
17 de mayo de
Su extinción medio de inci
en una epidemia [834 años, en esta iglesia parroquial de mi Señora Santa
i Ana bautice i [mse. óleo i crisma José Silvestre, tle dos días
piente horrible, revistió para el país todos los n
Elijieron este oficio el primojénlto i el postrer pitan a los 26. En aquel tiempo se andaba des-
nacido de aquella casa, José Silvestre i Pablo, i pació entre las espinas de los ascensos; pero el
hoi ambos han muerto en el servicio de la patria. mérito notorio i sobresaliente del coronel
Urízat
I en el intermedio de ambos, desapareció tam llevóle siempre por buen rumbo i con
propicio
bién su hermano Antonio, mozo
¡ntelijente que
había sido diarista i secretario de legación, fun Después de servir 14 años en el 2." de línea
dador de El Día en el Callao. De los Urízar el capitán Urízar fué nombrado segundo jefe del
Garfias sólo sobrevive a estas horas un honrarlo batallón de Artillería de Marina, a cuyo cuerpo
negociante que sustenta su remoto hogar con el prestó sus útiles servicios durante seis
largos
sudor de su frente en la Asunción del Paraguai, años, hasta que en 1874 el gobierno del presi
III. i su
hoja de servicios no marcaba ninguna acción
de brillo, apenas una que otra entrada a los in
Incorporado a la Academia militar cuando Te dios, hechos que nosotros nunca hemos contado
jíala el jeneral Aldunate, a la edad de trece años como campañas, por más que así i con altisonan
(febrero de 1 S47), distinguióse don José Silvestre te prosa figuren en los archivos. Unatrasno-
l, rizar desde los 'lias de [diada anotaba época acción
primeros su
prueba pol se en esa como una
tiempo en
que su ardoroso
padre figuraba en ferencia para aquellos servicio.-, delicados i de
de la
todas las conspiraciones políticas de su ajitada confianza que necesitaban la participación
esto
época; pero ¡a espada ele! capitán Lrizarnofué üagaeldad ¡ de la rectitud. Confiábale por
solo instante desceñida de cintura por la la de do
un su de continuo el gobierno organización
en
desconfianza de quienes se la entregaran en pren cumentos, informes i procesos militares que
da i custodia de lealtad. nun
volvían alguna grave responsabilidad; pero
hace
aceptó fiscalías políticas en las que
se
ca
¡ los odios
IV. triste deber el pesquisar las pasiones
de los hombres. Todo lo contrario, en días de
vi.
VIL
Cuando estalló la guerra recientemente termi
nada, hallábase el comandante Urízar Garfias Ascendido por su conducta en las campañas i
dia nacional, i en él prosiguió durante un año de coronel efectivo, casi como excepción, en ma
descansando el gobierno más en su habilidad tle yo de 1 88 1, recibió a fines de ese año la ardua í
verdad, cuando en marzo de 1880 se le designó ciones aisladas que, en climas Insalubres i en me
organizar el batallón i más tarde rejimiento dio de los mil incentivos de una inmoralidad sin
para
Talca, creyóse por muchos que el novicio cuerpo freno, se hallaban repartidas en las principales
sería conducido a la pelea por un soldado de poblaciones de los departamentos de La Liber
honor, más no
por un héroe. tad i de Lambayeque.
Padecieron sin embargo engaño los que tal La designación del gobierno era acertada, por
predicción hacían, en razón del temple bondado que se necesitaba para conservar a nivel la moral
so de aquél
jefe; pero aquellos que, como el vice i la salud del ejército, junto con la sumisión mili
almirante Lynch (a quien acompañara en su ex tar i política de las zonas ocupadas, de una rara
cursión al norte), le vieron durante siete horas al combinación de tacto i enerjía, de sagacidad viji-
pie del Morro Solar, con su manta terciada sobre lante i de prudencia bondadosa.
el pecho, siempre a caballo, desafiando en todas I todas estas dotes formaban la base del ca
partes las balas convertidas en raudal de plomo. rácter excepcional del coronel Urízar, este Des-
Contábannos esto con calorosa unanimidad los de templanza. Sin descender en un solo caso del
mismos que en el campo de batalla le proclama puesto del deber, el coronel Urízar obligaba a
ron uno de los verdaderos héroes de aquella pagar rigorosamente a los peruanos de su zona
cruel jornada, i asi consta de todos los boletines. 200 mil soles mensuales, por medio de cupos que
excepto del suyo propio. subían de 50 soles a 12 i 18,000, como los que
En esto su modestia i su reserva iban a la par pagaban los ricos hermanos Alzamora; pero nunca
con su
intelijencia i su conocimiento de los hom oyóse una sola queja contra sus procedimientos.
bres i de las cosas de la guerra, "A más de su
Quienes solían acusarlo de lenidad excesiva
cer la paz. Yo tengo otra ¡dea en este asunte 1 c. seña, en las que palpita no la solicitud de un
jefe,
que en ::
■
dominar un
espíritu sino el cariño anheloso de un
padre por su
tropa.
de justó ia por la misma razón El coronel Urízar no omitía una sola precaución,
a, que es mi idea fija, una sola medida de detalle para protejer la vida
de sus soldados, i aun
para velar su
agonía. A
nEn Huacho estuve siete meses al mando de tan sublime abnegación debía sucumbir I sucum
una división de nuestro ejército. Nos retiramos bió. Su última carta conocida es del 15 de fe
próxima paz, ella al fin vendrá, —añadía el coro rir, como el coronel Urízar, envuelto en los plie
nel Urízar; —
volveremos a ser hermanos de gues del sudario de una fiebre ponzoñosa, cuando
nuestros
enemigos de hoi, i entonces ¿no cree se ha vadeado Incólume el charco de las batallas
usted que los odios más fácilmente al de los cañones. Pero
desaparecerán tronar no se crea que
recordando que hen '
justos s aquel chileno ilustre había doblegado su ancha
jenerosos con el ven Ido?, (,) pecho al peso de aquellas escenas ingloriosas,
horribles calamidades de la epidemia, del hospi
tal i de las sepulturas.
(1) En esta misma carta, el corone] Ur Nó. Su alma de soldado, suspiraba por nue
nión sobre el conHittn norte-americano
ministro Blainc, en los [orminos siguientes
vos combates, i éstas palabras suyas, de que nos
"Como usted, creo que muta tendremos en definitiva ce hiciera confidente en la víspera de su desapari
los yankees, siempre que el país i nuestro
gobierno no apioje. ción de la escena de la vida i de la guerra, i que
Usted, mucho mejor que yo, conoce las tendencias del g. damos a luz con
orgullo, son acaso el mejor ga
bienio ele Estados Unidos, que es dominar en el ratifico.
sobre todo, ahora que los notables del Peni le hacen conv lardón de ésta i de su gloria.
febrero de 1882, —
correspondiente para ir a hacerle una visita al sucumben mueren a bala, salvo que el proyectil
señor Montero Sólo pido no
puede ser extraído por las tenazas de los ciru
en
Cajamarca. para
esto 100 hombres más de caballería ¡ 300 infan janos, porque no está metido dentro de la carne
era un hombre de virtud austera, i aunque no lo si siempre había sirio padre de los suyos?
tenía hogar propio, partía por mitad sus escasos
vo, aumentó su
pensión de familia a
150 pesos, su
desaparición, en Chile i en el Perú. nA todos
i sublime desinterés.
en su graduación un caros
compañeros, al tener noticia de su inespe
I bien. Cuando la noble rado fallecimiento, todos
matrona que ha per a consta su gran leal
—
impasibles funcionarios de Chile encargados de ció en Chorrillos como todo el país lo sabe."
repartir el pan a los huérfanos, le cerraron co Esto escribía el coronel don José A. Varas en
¿Tiene nombre semejante cruel i desnaturali nLa pérdida de nuestro querido ¡ valiente Urí
zado contraste? ha llenado todos de
zar nos a
profunda pena.''
Entretanto, nosotros sostenemos, con la ma Por último, su propio segundo en el mando
EL ÁLBUM
35S
gar hoi otra víctima, la más dolorosa, la más solamente afecta al batallón que creó, formó i
irreparable de todas: el coronel Urízar primer condujo a la victoria, i al pueblo que representó
jefe del batallón Talca. tan heroicamente, sino al ejército que ha honra
n El coronel Urízar, modelo de serenidad i de do con sus virtudes, i al país que ha enaltecido
valor en los campos de batalla, modelo de bon con sus importantes servicios."
los enfermos, recibió el pernicioso contajlo que está ^terminada, porque fueron cuatro los de su
en tres días no
pudieron combatir todos los re raza
(Incluyendo a su hermano Antonio que mi
cursos de la ciencia aplicados por manos cari litó en la guerra desde su orijen como hombre
"Cuando llegue
esta nota a las manos de V. S, existencia en crueles días ya pasados, ¡ de ello
ya eltelégrafo habrá trasmitido la fatal nueva al algo habremos de decir en estas pajinas para
pueblo de Talca, reproduciendo en él el dolor i completar el noble grupo, al pie del ara
DE LA GLORIA DE CHILE jjp
Eé'cfr 1. II.
ON Pablo Urízar Corvera, capi Llamado otra vez al servicio por las exljen-
tán de artillería, cias de la guerra qué de improviso estalló
muerto en Valpa en
raíso a
principios de diciembre de nuestro horizonte en febrero de 1879, arrastróle
1879, a causa de sus heridas re- consigo, en primera línea, el entonces comandan
te Velázquez,
ie una batería en la falda del que conocía su mérito, para orga
a de la Encañada el 19 de noviem nizar el segundo i famoso rejimiento de artille
bre hijo de Santiago i del anti ría que resistió a todas nuestras batallas i casi
precedente, era
guo administrador de la Aduana de Valparaíso por sí solo debía decidir la primera acción cam
don Fernando Urízar Garfias, hermano de padre pal de la campaña desde las cumbres i desde el
por consiguiente del ilustre jefe cuya memoria faldeo del cerro de la Encañada en San Fran-
acabamos de recordar. Su madre, de quien hiera
I que alienta aún sufrida vida, la Ascendido con este motivo teniente,
primojénito es a en mar
virtuosa señora doña Pabla Corvera, zo del primer año de la guerra, el joven Urízar
que en los días de Portales había rayado mui conocimiento militar del río Loa que se ha lia-
alto, pues fué su oficial mayor, su secretario i su mado el combate de Calama, al mando de dos
confidente, puede decirse que el joven artillero I cañones de montaña, i, en consecuencia, era nom-
había sido llevado al ejército en alas de aquella ! brado capitán de su batería casi en la víspera de
influencia. ,
la batalla en
que, junto con el capitán Carvallo
En 1870, era alumno de la Academia Militar (ascendido éste durante su larga agonía a te-
de Santiago, cuando acababa de romper las pri- niente coronel), debía perder la vida.
meras
ligaduras escolásticas de la pubertad.
Nombrado alférez de artillería al año siguiente, III,
era separado de su
cuerpo junto con sus más
brillantes compañeros por una triste maniobra La bala boliviana que, destrozando el hombro
política i de cuartel en
1876. | derecho del bizarro artillero, lo postró en una
36o £
camilla de soldado para venir a morir entre capaz i científico, no sólo era un
valiente yapro.
de artillería del bado: albergaba
suyos, arrebató al arma ejército en su alma el vivo
pundonor de
de Chile una de sus más lejítimas esperan su carrera.
quebrarse. El alférez Urízar había sitio separa consecuencia, recordando la antigüedad con pro-
do del rejimiento de artillería el año último, como fético i melancólico acento, dijo en
Antofagasta
lo habían sido Velázquez, Kovoa, Salvo ¿quién aun
amigo, al tiempo de partir: —
¡Volveré con
más? Montoya, Carvallo, José Joaquín Flores, d escudo o sobre el escudo' ...
una
larga fila de héroes que ya no responden al Era esa la locución heroica con que los solda
llamado de la lista de cuartel porque sus cadá dos de Temístocles i de Epaminondas anuncia
veres
quedaron como
protestas en los campos ban a sus deudos que sabrían vencer o sabrían
de batalla.
Pero como ellos, también había vuelto a su El capitán Urízar supo vencer i supo morir
acabamos de recordar, i a
cuyo lado recibió en darlo, cerrando esta pajina de aflictivo recuerdo
de adversidad menos
ingrata profesión que la de denodado como él, i que le vio pelear í caer al
las armas. El capitán Urízar se hizo arquitecto, pie de la cureña. «El hecho de haber recibida
I su
trabajo de prueba para recibir su título fué tina herida,—escribía sobre su almohada de heri
la composición en
dibujo i por escrito de una do el alférez García Valdivieso, a un hermano
.academia militar en vasta escala. Así el joven del capitán de la batería de la Encañada de San
oficial eieiitílico devolvía til desaire a la rutina, Francisco, i al día siguiente de su fallecimiento,
trabajó, además, el laborioso alférez, un texto rez de compañía, tuve el placer de conocerlo
su
práctico de artillería para el manejo de las clases i apreciarlo; compañero suyo en el combate, su
de su arma, i uniendo a la teoría la prueba, cu
ejemplo i su valor nos animó e infundió ánimo
brió durante largo período la infinitamente su
npaíiía para luchar
i
con un enemigo
dura guarnición tle Mag.illan perior.
estar solo
.Consuelo debe para usted
ser no
1. III.
grupo de los Urízar había sido llegó a hacer lo suficiente para que su nombre
¡1 perdiera el polvo del olvido i de
pero ha
no se
en
tipos femeninos; en común
nucirlo también de los dos que en el primer albor de la guerra (abril i.° de
i::i
vastago digno
le precedieron en el camino de la guerra, de sus 1879}, militó tres años para dar en el curso de
lauros i de sus infortunios, las campañas tres brillantes cargas al arma blan
no decir
surdo, por algo de mucho más grave)
Cupo ese destino a Abelardo Urízar Corvera, cúpole al joven granadero, ascendido el 17 de
niño hermoso i robusto, del cual casi julio de 1882 i destinado a cuidar las haciendas
no
podría
inscribirse como recuerdo sino dos fechas: la de de caña de Cañete, cúpole, decíamos, el lote
su nacimiento en
Santiago el 29 de diciembre triste e Inglorioso de combatir montoneros, i
de 185S i la de su muerte en Lima el ó de ma cargando bizarramente en esc rico valle sobre
yo de 1883. aquellas bandas de negros i de indios alzados
364 EL ÁLBUM
tv
'DE LA GLORLA DE CHLLE 365
11.
¡Lc&l LEGADA es en este libro, que En ese combate, que recuerda los de Esparta,
los soldados
■-.''' 'd^Mr Va- va corrido lejos de su zenit de eran setenta i tres, los oficiales cua
dores; llegada es, decíamos, la hora de las agru historia, llamábase Ignacio Carrera Pinto, cuya
de los días, la cortedad de las pajinas reducidas grupo junto con la de sus compañeros.
a
simples lápidas de lacónicos pero heroicos
epitafios. 111.
Después de los árboles cubiertos, cabe su lu
gar a los verdes retoños tronchados en haz por Ignacio Carrera Pinto, hijo del buen ciuda
la segur de la muerte, i es esta la parte de tarea dano don José Miguel Carrera Fontecilla i déla
vac de los Andes del Perú, a los cuatro sublimes bisabuelo don Ignacio de la Carrera, brigadier de
mancebos que pelearon en la plaza i en el cuar Chile i padre de los tres desdichados hermanos
tel de la ciudad de La Concepción en la tarde ¡ en de su sangre que perecieron en el patíbulo de las
la noche del día 9 i la i la mañana políticas la plaza de Mendoza
en aurora en
venganzas en
(abril
del de julio de 1882 hasta solo 8 de 18 18 Í 4 de setiembre de
10 no
dejar un
1821), pueblo
cartucho por quemar —
-"uno contra veinte, u se entonces semi-salvaje de las
Pampas.
tenta i siete inmortales embra El nieto de los últimos pereció como ellos,
contra una
jauría
vecida de mil ochocientos asaltantes, que aún pero en más glorioso sacrificio, en la plaza de La
para vencer aquel puñado de chilenos necesita Concepción pueblo semi-salvaje también de la
ron hacer alto al fuego i pedir refuerzo. sierra del Perú, esparcido en esas
apartadas
i...
EL AIHU.M
366
vara el nombre de Ignacio, habia nacido en San valor i sus aventuras, por sus desdichas i sus
tiago hacia el año 1848; i recordamos todavía victorias, bajo el gobierno del cruel caballero
con la viveza de un cuadro de familia, de un don Francisco de Meneses, gobernador de Chile
paisaje de nuestra rústica campaña, su rostro en el último tercio del siglo XVII, llamábase
abierto i risueño, su ademán travieso i audaz, también Ignacio, i a su ejemplo, su nieto de la
cuantío diez años más tarde, velárnosle correr de sétima o octava jeneraclón corrió a las armas al
salado en brioso caballo i sin montura por los primer sonido de los clarines que a ellas apellida
callejones de Peuaflor, o mecerse atrevidamente ron a los chilenos en los primeros días de 1879.
como
pájaro inquieto en medio de los cantos de
la primavera, suspendido cual los últimos al fo VIL
llaje de los sauces babilónicos que riegan las
dores sotos, dignos del nombre que de antiguo ció Carrera Pinto está estampada en cuatro lí
llevan porque fúi-maulos las aguas, las peñas i neas i en cuatro fechas de su hoja de servicios,
novedades, crióse Ignacio Carrera en cierta soltu No alcanzó el joven héroe a leer su último
Lima (setiembre de 1860), emprendió desde mui zaña antes no ejecutada i que ha merecido el
niño de de del
que lo lleva honor de la unanimidad de voto
negocios arreos
ganado raro un
ron a Mendoza, sitio aciago para su nombre, don Congreso, (julio de 1882.)
de vivió de trajines I percances durante varios
VIII.
vi.
Combatiendo en el Alto de la Alianza
ala
tem-
Restituido a su ciudad natal hacia el año de vista de Tacna, una bala le había advertido
DE LA GLOR A DE CHLLE 367
su jefe en los ásperos faldeos del Morro Solar no teniendo aquél enemigos que combatir, ex
en el día de Chorrillos, había arrancado por su cepto la puna i el tifus, que diezmó jente, es su
aquél en un
parte oficial de la sangrienta jorna te
guarneciendo los pueblos intermedios de Jau
da. Tocó al Chacabuco rivalizar ese día en el ja, La Concepción i Huancayo como dentro de
empuje del asalto i en la carnicera brega por la otros tantos cuarteles de invierno. La 4.° com
subida a las cimas a la par con tres de los más pañía del batallón Chacabuco, cuerpo que había
afamados rejimientos del ejército de Chile:— el llegado de refresco al mando del bizarro coman
4.° de línea, el Atacama i el Talca; i así perdió dante Pinto Agüero, el más joven pero no el
su cuerpo catorce de sus oficiales i casi todos sus menos intrépido de nuestros jefes de fila, fué
Sota D avila, i el hermoso designado para custodiar pacíficamente el pueblo
capitanes; Moltke,
cuanto juvenil Camilo Ovalle, ese Adonis sacri de La Concepción, medianero en la serie de posi
XI.
IX.
Por esa misma fatal seguridad, dejóse aislada
Ignacio Carrera salió ileso del torbellino de aquella reducida fuerza mientras se creía al je
plomo derretido que allí vomitaron cuarenta mil neral Cáceres, caudillo infatigable, refujiado en
coronel (hoi jeneral) don José Francisco Gana, hondos i abruptos barrancos, no era, bajo con
ras de aquel, domínalo por completo una hilera cinco, nuestras fuerzas habían tomado la
ciudad ¡
de colinas puestas en anfiteatro i a
cuya mayor rodeado completamente a los
enemigos, quienes
altura denomínanla por agreste » cerro del león". fueron a
refujiarse dentro de su
cuartel, i conti-
Por órdenes expresas de Cáceres que, me nuaron defendiéndose,
diante el afán de sus espías (que lo eran todas >A las seis i media ordenó el coronel
Gasté
las del país, hombres, mujeres i niños) tocara cesar el fuego,
jentes porque las municiones
se
Pasando así, a escondidas, tras de las alturas Setenta i siete soldados chilenos habían obli
filadero, coronó de improviso a las dos i media Llegado este socorro al aclarar el 10 de julio,
de aquella tarde el guerrillero peruano la cima día invernal i tardío, "se empeñó nuevamente—
de las colinas a
cuyo pie yace, como dentro de dice la versión peruana ya citada, que es de re
una
sepullara, ti desaliña do pueblo de La Concep ciente data (julio de 1884),— un encarnizado com
indijenas, i comenzó a media tarde el porfiado, tras fuerzas; pero la guarnición del Chacabuco,
terrible i desigual combate, inclusive los oficiales Carrera Pinto, Pérez Canto,
"La avanzada del coronel Gastó, —
dice una re Cruz i Montt, que fueron tendidos en la plaza
lación peruana que tenemos a la vista, —
boca-calles de la derecha e
izquierda de la ciudad; ra de nuestras armas, la última honrosa frase. La
nuestras avanzadas sostenían el
fuego hasta que compañía guerrillera del batallón Chacabuco ha
las fuerzas que mandaba el coronel Gastó bía sido exterminada, desde a su cor
coro su
capitán
naron el cerro antedicho: entonces fué cuando neta, pero sus setenta ¡ siete combatientes bajo
se encarnizó el combate ocasionando el tricolor habían el muro del
como era no
perecido tras
natural en ambos combatientes, algunas bajas; parapeto n¡ en el rincón de cobarde s¡ bien ofre
allí cayó herido el teniente coronel Carvajal, cido sino "tirados todos en la plazas
albergue,
"A las cuatro de la tarde sucedía esto; las al aire libre, desnudas i sus n-
a con sus
espadas
r DE LA GLORIA DE CHILE 369
fies quemantes en la mano, sin que ni por un lauros de la historia que en todo tiempo fueron
solo momento se viera ondular, por encima de estímulo, eljefede la división chilena, denomina
las ennegrecidas paredes del cuartel quemado. da a la sazón Ejército del centro, sacudiendo de
los mástiles de la orgullosa Independencia en el casi enorgullecido de aquel revés tan heroica
tro niños que todos juntos apenas habían vivido 11 Al pasar por el pueblo de La Concepción ha
el coronel Canto en su parte de Tarma, julio 16 bros humeantes i cuyo combustible fueron los
de 1882, —
principió a las dos i media P. M. del restos queridos de cuatro oficiales i setenta i tres
día 9 del presente mes i fué sostenido por nues individuos de tropa del batallón Chacabuco 6."
tra tropa hasta las nueve i media A. M, del si de línea. Millares de manos salvajes fueron au
guiente, hora en
que habiéndose agotado las tores de tamaño crimen; pero es necesario que
municiones i después de diez i nueve horas de tengáis entendido que los que defendieron el
pelea, los enemigos incendiaron el cuartel, per puesto que se les había confiado eran chilenos, i
foraron su recinto i se
introdujeron por varias que, fieles al cariño de su
patria Í animados por
de indios Í déjente armada de rifles i bien mu de ese pueblo ingrato, han obtenido la palma del
nicionada. Algunos gritaban rendición, pero los martirio: pero una i mil veces benditos sean,
nuestros no aceptaron i prefirieron morir todos puesto que su valor i sacrificio les ha dado de
en defensa del puesto que se les había confiado. recho a la corona de los héroes.
11 El número de chilenos: Si encontráis
tropas que se perdió fué setenta lAmlgos os en
igual
i dos hombres del batallón Chacabuco i uno de! situación a los setenta i siete héroes de La Con
batallón Lautaro, i estaban mandados por el ca cepción, sed sus imitadores, i agregaréis
entonces
pitán don Ignacio Carrera Pinto i los subtenientes una brillante pajina a la historia nacional i ha
don Arturo Pérez Canto, don. Julio Montt S. i réis que la efijie de la patria se presente una vez
don Luis Cruz M." más con el semblante risueño en símbolo de gra
titud por los hechos de sus
hijos. Si llegáis a
prójimos de
pre habéis hecho uso para con esos
XVIII.
la humanidad degradada.
..Soldados: Seguid siempre en el sendero de Han comparado algunos la jornada medite-
vuestro entusiasmo i abnegación; conservad la rránea de La Concepción a la marítima e inmortal
aquella juriindu mis nublen rompa fieros de urinas, ¡ esa lista, ménez, Juan Bautista Campos. Florencio Astudillo, Pablo
lieliueiile ctiiiiatla. dice asi Guajardo, Juan Sandoval, Juan Bautista Jotre", Manuel Con
Ireras, Kudesiridu Zúñiga, Hipólito l'tiera, Agustín ¡."Sán
chez, Lorenzo Aceitón, Gregorio Maldonado, Bonifacio La
gos, Manuel Jesús Muñoz, Bernardo Laque, Lindor González,
Lista nomina! ¡ elasigieada di lo¡ señores opoialeí e iiidroiduos Toribio Moran, Lorenzo Serrano, Luis González, Lorenzo
d,.
tropa que -citar necia 11 o Lo C,nooJ-,ión i ,/¡ieJcr,ci:roii co Torres, Lorenzo Jofré, agregado, Juan 2.0 Rojas, id., Je-si
.tolo ¡lo -o el 0 .'' 10 di I ti, ionio oo-í.
Jerónimo Jiménez, id., Francisco Contreras, id., Pablo Gon
zález, id., Zenón Ortiz, id., Miguel Prado, id., Juan Monte
4.° compañía, capitán, don Ignacio Carrera P., i subte negro, id., Casimiro Olmos, id.
niente, don Arturo Pérez Canto; 5," com[iaíiin, subteniente,
don Julio M onll
S., ugreiíatlu; (i.* cu tupa nía, subteniente.
don l.uis Cruz II., agregado: 4.» compañía, sarjento 1/ Ma
nuel Jesús Silva; sarjento a." Clodomiro Rosas. Cabos i.5
Gabriel Subu-r.ivntts 3
Silva, Carlos 2." Morales, Juan Ignacio Bolívar; ca
dor Id. ¡ 1
Gutiérrez, Juan Ferra, Pedro N. Zúñiga, Pablo Ortega,
Avelino Olguin, José María Espinosa, Pablo Trejos, José l „lil>s )»:i;l.rr;,\ 3
de César —
"Julio Césam, —
¡ ambos n
dirse, t en consecuencia habrá de necesitarse
i, 1,1 en Valparaíso el 26 de
espacio estrecho para hacer memoria de los tres
suerte. La fama de los hechos memorables, así Montt figura en la guerra. Era
hiciera lucida
ble cabal ler. don Manuel Montt Goyenechea, De suerte que cuando se
supo en la aldea del
la brillante manera como se había condu El doctor irlandés no había a la verdad
hogar espe-
cido en el Manzano i en Chorrillos el antes delica rado mucho éxito para su fama al ver
partir
do mancebo, hubo entre los suyos tanto regocijo aquellos dos niños que acababan de ser arranca
como admiración; sólo su padre no se sorprendió dos al almacigo de su hogar i de su aldea (fruh
porque le conocía
más allá de la trasparente cor froin the nursery). Pero el eco de Chorrillos
teza de su ser. "Era rasgo distintivo de su ca i después el de La Concepción, llegó
pronto a
rácter, —
nos ha dicho el autor de sus días en tier desengañarlo.
na carta segundo aniversario de su
escrita en el
ral, agrega sobre él que fué un soldado tan va primero tenia por aureola la risueña vida, i la
liente como modesto. ■
a ■ 'di, r ,r- modest as he ! de! último, la imperecedera corona del martirio
¡ en la ínmortaliilad.
DE LA GLORIA DE CHILE
, pero desde la edad de dos sea i está que se muere de ganas de ¡r cuanto
s le crió en Curicó como madre adoptiva antes. Yo estoi mui contento con la noticia. Así
doña Martina Martínez de Franco, i esto es to como salvamos en el Manzano, en San Juan i
do lo que de su
ignorada cuna se sabe. Miraflores, podemos salvar, si Dios quiere, en
De su escuela dice uno de sus compañeros Arequipa. Iré, pues, con muchísimo gusto al
de aula lo que sigue, casi tan vago como su encuentro de los enemigos de Chile. •■
despejada, aunque demasiado tierna, i conducta teniente Cruz peleó ¡ murió con
imponderable
ejemplar, eran las prendas que auguraban al bravura, reconocida i acatada por sus mismos
joven estudiante un
porvenir seguro i un sólido feroces inmoladores. Su tierno cadáver fué en
De su virtud, dejó él mismo noble memoria, toneros desde los balcones de la casa de Valí;
porque cuando ascendió a cabo dispuso en favor dares, situada frente al cuartel en la plaza de L
de su madre adoptiva i desvalida mesada i que él solía visitar,
una Concepción, gritábanle
de ocho pesos, i cuando ascendió a subteniente voces se rindiera; i el sublime mancebí
que
subió el precio de treinta pesos, blandiendo la brazo ya herido pe
su
gratitud a espada con su
los dos tercios de su haber. dos balas, los denostaba de cobardes I asesino
374 EL^A
hasta que, despedazado literalmente por el plo de la casa ya mencionada de los Valladares de
mo, cayó en el lugar maldito. cuya familia era
amigo.
El subteniente Cruz había sido en el Curicó Pero el inflexible niño a cada grito de mise-
el ayudante favorito del bravo i olvidado Olano, ricordia de sus
enemigos respondía blandiendo
i hoi está visto que él no sólo le enseñó a
pelear su
espada en un
grito bravio i osado reto ha
sino que le enseñó a morir. ciendo recordar en miniatura a Cambronne i su
dicho en Waterloo.
El subteniente Cruz fué encontrado
medio a
m. medio de la plaza de La con susConcepción ma
su rifle a la altura del hombro, i era de estatura minadores tal respeto la incontrastable resolu
tan pequeña i endeble que cuando comenzó a ción i el valor indomable de los setenta i siete
militar como clase en el rejimiento Curicó, dá chilenos de La Concepción, que aun muertos los
banle sus camaradas humorísticamente el nom últimos, aquéllos huyeron, cosa que ellos mismos
bre de "el cabo Tachuelau; pero su alma grande ! cuentan en sus boletines, i forma un
elojio m-
sobrepasaba por cien codos su niñez ¡ su estruc comparable para "los exterminados. n
.
Los peruanos mismos deponiendo su animosi excluir la madre adoptiva que recibió un año
•
Dolores ¡ Tarapacá produjeron en él una
gran
del subteniente Cruz, el subtenien- excitación, según pude saber más tarde, pues en
esa
época yo estaba en el ejército como
cirujano
liceo de Valparaíso, fué tan valero tlel Chacabuco. Después de Tarapacá, habiendo
so como el alumno del liceo de Curicó. Al decir venido con los heridos de mi batallón, me vi
de todos los que le conocieron bajo las armas, continuamente asediado por las preguntas de
era aquél un niño de brillantísimas esperanzas, Arturo sobre la vida de campana, el campo de
i como
julio Hernández, teniente del Buin a los batalla, las marchas, los soldados, el desierto. Pe
dieziocho años, parecía llamado a ocupar un dis ro ocultaba cuidadosamente manifestar que pen
por el amor de su
gloria. ejército, pues, bien sabía que le iba a fallar el per
que adorna su brazo, i pedía a nuestra madre tiaguino tiró sus libros al mar desde el muelle
que le contara la vida tan llena de accidentes de Valparaíso, i escondido, fuese a Arica en de
del que, marino a las órdenes de lord Cochrane manda del ejército i de su hermano acantonado
i soldado de la fué también mi
independencia, con su rejimiento en Calaña, junto a Tacna.
1880. Al comenzarla guerra, el subteniente Pérez preocupación constante que le mortificaba sin
Canto no pasaba de ser una criatura de 14 años cesar i de que nos había hablado en otras oca
barco en la playa enemiga. Intentó su hermano mar al niño Pérez, como él lo nombraba siempre,
mayor devolverlo hogar, pero vencieron
a su quien se
presentó a los pocos momentos,
sus
ruegos i aun sus lágrimas; i de esta suerte
^ Lo llamo, subteniente Peres, —
le dijo Zañar
aquel mancebo verdaderamente heroico peleó en tu, —para decirle que Ud. se quedará el día del
cordado respecto de estos tiernos pero jenerosos la batalla! él, con toda sangre fría, permanezco
ánimos aconteció en la víspera de la batalla en inerte cuidando que alguno no se robe la manto
que tanto se señalara el subteniente Pérez Can u otra prenda del soldado ...
nEl valiente, el noble Zañartu, se sentía tam En cuanto a la elevación de su alma, hé aquí
bién conmovido la vista del valor i digna acti lo que él mismo de sí
a
propio decía, según una
tud de aquel joven que reclamaba un derecha nota manuscrita que se nos ha enviado desde la
cito peruano. En fin, he hecho cuanto me era eterno desconsuelo; a lo que el niño le contestó:
VIL
Canto, en su calidad de ayudante de campo de armas, que él tanto amó, las dos cartas que en
su
jefe de batalla, no obstante su pequeña talla seguida copiamos dan testimonio de alto i cari
infantil, había tenido ocasión de lucirse en su ca ñoso aprecio más allá del martirio, del cuartel i
billo de pelea, i no fué él quien cayera sino el
de la tumba;
"Respetable señor;
vi.
El 9 i 10 de julio último en el pueblo de La
En confirmación de todo lo que hemos veni Concepción fué atacada i exterminada por el
do diciendo, deberemos la 4.a
agregar aquí que el nigo compañía del batallón Chacabu
subteniente Pérez Canto había nacido en San co,que tengo el honor de mandar, i de la que
tiago el 26 de noviembre de 1864, i era nieto formaba parte el subteniente señor Arturo Pérez
del bizarro comandante don Antonio del
José
Canto, tronco de numerosísima familia militar "En ese hecho, que ha sido muí honroso para
1
que fundó su escuela combatiendo en la tierra las armas de Chile, fué muerto su
distinguido
48
378 EL_ ÁLBUM
hijo Arturo, después de haber luchado 19 horas Entre los subtenientes Cruz i Pérez
Canto en
con señalado heroísmo, contrábanse, en verdad i sin
esfuerzo, intere-
i Al dar a usted esta sensible noticia, declaro sanies analojlas. Ambos eran estudiantes en su
a usted a nombre de mis compañeros i al mío respectiva ciudad, es decir, en Curicó i Valpara,'.
propio, que nos asociamos a su
pesar, lamentan so. Ambos sentaron
plaza de soldados, el uno
do la muerte de nuestro querido compañero de en el Curicó
(noviembre de 1880), el otro en eI
armas con el más tierno afecto, ¡ asegurándole Chacabuco (noviembre de
1880), Ambos, w
que la gloriosa memoria de Arturo será siempre cierta manera, se marcharon como
prófugos de
recordada en el Chacabuco con respetuoso ca- su ambos desobedecieron la orden
hogar; de
custodiar los bagajes de su cuerpo en las
batalla.
"Con sentimientos de respeto i consideración de Lima, puesto a
que, por su edad ¡
aspecto
suscribo su mui atento i seguro servidor infantil, los destinaron i ambos
me sus
jefes, se ba
tieron con señalada bravura en
aquellas jornadas.
"Marcial Pinto Agüero.» Ambos también murieron el al
uno
junto otro.
"Respetado señor:
[quique, para perpetuar en el bronce su juven
'Los jefes ¡ oficiales del batallón Chacabuco tud,su gloria i su martirio?
tenemos el propósito de hacer un retrato al óleo Al menos pensáronlo así sus propios compa
guro servidor. un
digno epitafio para su sepultura común, ben
"Marcial Pinto Agüero. i- decida i bendita.
"¿a memoria del capitán don Ignacio Carrera
viii. Pinto, subtenientes don Julio Montt, don Arturo
Peres Canto i don Luis Cruz M., sacrlficadoi
Tal fué el imponderable sacrificio llamado de con sus setenta i tres soldados en el puesto ^
los "setenta i siete de La Concepción", i nadie deber, suscribe, el perso
que el que como
a es
algo
se habrá ocultado la viva similaridad que en ese nal de mi mando, recordaremos siempre am pro
grupo de niños, comandados por un
capitán de fundo respeto, i en imitar, en
nos esforzaremos
30 años, ofrecía conrelación al mancebo que más algo siquiera, el camino que con su abnegación 1
de cerca precedía en años al
postrero de la serie. sus vidas nos ha trazado ese
puñado de valientes.*
DE LA GLORIA DE CHLLE
puerta de cada enlutado hogar la lista nominati Hé 1» que do Ion fiioic miembro; rio
(í) aquí apiopósitn
va de las víctimas inmoladas en aras tle la patria. fita familia doria El Moninoi tle Yalp:ira¡so, refiriéndose a
República habían armado por familias i casi por depósito de reclutas i rte-uipla/ns, la señora Mesa de Ro
mero reúne un día a sus siete hijos, les habla con sencillez
tribus para el sostenimiento del derecho, en lo
ilel rliilmr en
quo tocios oslamos rio servir a nuestra Patria i
cual resaltan muchas virtudes de i
abnegación los piou/Jntli ri querrían incorporarse eomo voluntarios 011 el
muchas pruebas irrecusables del jeneroso patrio eie'e :'.■. 1. Todo- i:u.iniiii,.niei-..o le oontoslan que sí i ese mis
mo día esa madre, más qui: espartana, vori lieloram rule chi
tismo délos chilenos,
lena, comineo personaliiicr.lc a! ruarte] it sus sioto hijos i los
n. defensores de la Patria.
■ V.n el tuarlo! quisieron r,uv.::ir!o los selonta o
1 nuis pe
sos correspondientes .1 la frima de enganche, pero ella, los
Larga tarea sería esa si hubiéramos de apun rehusó con noliloiia declarando que st.s ¡lijos eran .....
(i) De estos tres jóvenes subalternos, dos, Ernesto i Emi En esa misma ocasión se hablaba de un anciano de 80
lio, murieron como soldados distinguidos en Miraflores; .Ma años, natural de Limache, que había marchado también a
patria i su
provincia.
m. IV.
Garretón ¡ los Valenzuela han entregado a las méstica del país, a fin de comprobar por ese
ción de un solo apellido ha sido tan numerosa tan torpemente explotado por sus
conductores,
como la de un
butalmapu indíjena. que sólo a última hora abrieron los ojos a laluj
Así, por ejemplo, de la familia militar de del i comprendieron que habían tenido ociosa en sus
los nombres del bravo comandante del 2.° don Mas, por lo que a nosotros toca. cu:n¡)!in;os
Kstauislao del Canto, I del capitán, hoi sarjento hoi el deber de llevar un dato más .1 es.i cuenta.
mayor, don Pedro Nolasco del Canto, herido narrando a la lijera los servicios de una familia
mortalmente en Tacna. I a estos siguen o pre benemérita que ha empuñado las armas, desde
ceden el jefe del Caupolicán don José María el prímojénito al último nacido, acaudillado el
del Canto, el sarjento mayor Enrique del Canto, grupo por el valerosopadre. Aludimos a la fa
herido de muerte en
Pisagua i después en Mi milia de los Alamos de Santiago, que por su co
radores, i el capitán del Santiago Antonio Silva pioso continjente en la guerraalguien tuvo la
del Canto, que pereció gloriosamente en la úl ocurrencia de llamar "Alameda. 1.
mandante jeneral tle caballería don Emeterio el orden de edad vamos a apun
jos en en
que
Letelier, al comandante I al capitán de Estado de sus
tarlos para durable i digna memomoria
Mayor don Ambrosio i don Pedro Nolasco Lete hechos,
lier, a un
hijo de éste en la artillería, al alférez
José María Alamos, teniente del Buin i muer
en Tacna, i actualmente comandante de uno de De aquí el que a todos sus hijos les hayan
llamado, derivación, sus compañeros de ar
los batallones que guarnecen nuestras nuevas por
fronteras del Norte. mas n los huasos Alamos," sin que ninguno de
Ildefonso Alamos, subteniente de Carabineros ellos en realidad lo sea. Al menor que acabamos
de recordar (Rafael), dando el i la fra
de Yungai, nacido en 1857. no cuero
cadete, como
sarjento al batallón 10." de línea
todos los Alamos, en Santiago, o más propia causa de enfermedad de la guarnición de los VI-
guerra i la pedrada. Su abuelo don José María el resguardo de Valparaíso, ración de hambre
de los Alamos era escribano de Valparaíso, pero que perdió noblemente más tarde, reo de un
de todos ellos puede decirse, como del árbol delito enorme: — el haber votado en las eleccio
fundador de San Francisco, que proceden de nes de presidente de 1870 con un sufrajio dis
un tronco común en
Santiago: el fiscal real don tinto del marcado por el tizne sucio de la inter
dre, tan varonil como sus hijos, es la señora do- antiguo puesto en el batallón 10." de línea, fué
fia Juana Quirós, que lleva en su
apellido i en el subteniente Alamos incorporado en el Buin
su
arrogante lema simiente de soldado; al principio de la campaña, I en toda ella salió
de
ileso. 11 Pero en Chorrillos,—-dice un
apunte que
1 1
Después Dios,
Quirós.,, tenemos a la vista, —
i al terminar el combate, una
ha sido la de recibir i
entregar fundos de campo hijo, Juan Rafael, herido mortalmente también. "
intelijencia especial en ese orden, i el último al El hermano segundo del grupo Alamos Qui
ejercicio constante de ella:—" El huaso Alamos. ,t rós, i hasta aquí el más afortunado, es conocido
sólo por la denominación heredada de i,el hua guiéndose por su amor a la
disciplina i su biza
so Alamos;" pero es un oficial de escuela i tan dis rría de familia. «En la batalla de
Chorrillos-,
tinguido como el que más, no sólo por su valor dice una relación que de sus servicios poseemos
notorio i aun
excepcional, sino por sus conoci —supo Ildelfonso Alamos vengar tanto sus ofen-
mientos militares. Es un alumno de la Academia, sas de Tarma como la sangre de sus
hermanos
a la que entró en 1862 para servir en seguida José María i Juan Rafael. Le dio tanto
a trabajo
en la escuadra como subteniente de la brigada de su sable, que das ropas se le adhirieron al cuer
Marina. En esta condición hallóse a bordo de po cuajadas de sangre enemiga.»
la fragata peruana .
¡purimac en el combate de I más tarde en las crudas pero estériles
cam
ayudante mayor. Hallábase de capitán en este Quédanos todavía por hacer memoria de un
cuerpo en la jornada de Tarapacá, i allí se cu último retoño, cortado en flor al vigoroso rama
do el ascenso del ejército a las alturas, que en El teniente del 4.0 de línea don Juan Rafael
el próximo combate le nombraron segundo jefe Alamos nació en
Santiago el 15 de agosto de
del batallón que mayores timbres se había con 1859 ¡ ocupó en la Academia Militar el puesto
yor Alamos se había batido en Tacna como hasta la disolución de aquel establecimiento en
mayor del Atacama, mereciendo su conducta los noviembre de 1876. Llamado al servicio, como
calorosos aplausos de su
jefe, que no sabia pro todos los cadetes licenciados, alistóse en calidad
digarlos, del coronel don Juan Martínez. de subteniente del 4.°, i en las filas de este va
Por igual motivo, caídos en Chorrillos i Mi leroso rejimiento combatió siempre con singular
radores los tres jefes del Coquimbo, el jeneral valentía. En Tacna servía de ayudante al bravo
llaquedano, a
cuyo lado peleó el mayor Alamos San Martín i en Arica cayó junto con él, des
como ayudante de campo, le nombró primer je trozado uno de sus
pies por una bala al llegar al
fe provisional de aquel bizarro rejimiento. Morro, i a su bizarro comportamiento en la acción
debió su ascenso. Como trofeo de aquel día, el
x. teniente Alamos envió a Santiago la bandera
brado subteniente del Bulnes, cayó prisionero i siete balazos, flameando en el alto muro, del
en el Rimac, i debió a esta circunstancia ser cual por su brazo él, humillada, la apeara.
batió en todos los encuentros de blanca volvió al de la trinchera, esta vez para
arma a caer
pie
que presidieron a la batalla de Tacna, distin no volver a levantarse. Atravesado su hombro
DE LA GLORIA DE CHILE 3*3
derecho a la altura de la clavícula, sufrió todos "Las municiones de infantería estaban casi
seguida, habiendo
soportado con rara entereza esos momentos el señor Benito Alamos —
padre
de Gabriel Alamos, hoi
una (la desarticulación del
cruelísima operación jefe accidental del Co
brazo podrido por el cáncer) tuvo el consuelo de quimbo; de Juan R. Alamos, el valiente oficial
morir en casa amiga, rodeado de los suyos, en de! 4." de línea; del bravo teniente Alamos, del
el hospital de sangre de la familia Matte. Buin; del alférez Alamos, i de todos esos valientes
Lejos de abatirse por el dolor físico i ¡a cer muchachos que desde el principio de la guerra
canía de su
temprano i no merecido fin, el "huasito corrieron a alistarse bajo las banderas de su
Alamos,!, se mostró digno de sus hermanos i de Patria. Felizmente, digo, llegó el señor Alamos,
su anciano padre en su lecho de muerte. Pocas quien, sin obligación ninguna ¡ obedeciendo sólo
horas antes de espirar aconsejaba todavía a uno a su
patriotismo, conducía algunas muías carga
de sus
primos, don Rafael Quirós, que se hiciese das de municiones, para lo cual había tenido que
11
Los momentos, —
dice hablando de la conduc zón, pero ardiendo en el fuego de la venganza el
"Don Benito lo olvidaba todo para servir a la lápiz del artista entrega a la respetuosa
afección ¡
patria, i corría en medio de las balas acarreando de todos los chilenos, i aunque la '
segur de la
municiones que faltaban, multiplicándose aquí i muerte la ha
despojado sus más de
animosas 1
allí en lo que fuera necesario. En seguida em figuras, aunque las mejores ramas del corpulento 1
puñó el mismo rllle que había dejado Juan Ra tronco han sido derribadas por el
vendaval, no
fael i entró al medio de la pelean (1). por esto el nombre de "los Huasos
Alamos,, ]
dejará de pasar a la posteridad con el mismo l
prestijío de gloria i nombradla con
que hoi bri
lla en ella el inmortal jinete que se llamó ud
¡1) Artículo publicado en Los Tiempos, en febrero de
1881, con las iniciales K. 1'. Huaso Buehasu, centauro de Chile.
j
LOS CUATRO CAPITANES
DEL REJIMIENTO 3." DE LÍNEA.
-: Cd## ¿^
__
DE LA GLORIA DE CHILE 3SS
¡,\d'_ Has en orden de dispersión, con habrá de pasar a la historia, particularmente los
tiple, con cañones que disparan a través de va No es de extrañar, a virtud de lo que decimos,
lles i gargantas, como si aquéllos fueran acequias que cuando se hable entre soldados del rejimien
i las últimas simples grietas de la tierra, convir to Buin i." de línea í se recuerde su
impávida
tiéndose los tiradores en simples ajenies mecá carga en San luán, véngase por sí solo i sin es
todo, en fin, lo que ha trasformado la guerra bravo capitán don Juan Ramón Rivera, uno de
la China, ha ascendido al capitán de tropa (que de línea, hácese costumbre, a fin de pasar abre
Empuña su tropa, tres o cuatro veces más seis capitanes sacrificados en el campo de bata
numerosa
que en el tiempo de la piedra calce lla; Garre ton. Garbas- Fierro i Silva en
Tarapa
donia, como si fuera un abanico de acero
cuyo cá; Inostroza i Reyes Campo en Chorrillos;
mango es su espada, i así maniobra aparte i Baeza en Pucará.
bajo su
responsabilidad, confundiéndose en el I para no ir más allá del tercer cuerpo de línea
grueso de su
cuerpo sólo para las cargas en masa de nuestro antiguo ejército, recuérdase siempre
o la orden de lujosa parada. con respeto a sus cuatro capitanes de Arica i de
Chorrillos: Tristán Chacón, Ricardo Serrano,
heroica muerte a la entrada del fuerte Ciudadela I a propósito de ese alistamiento postumo, re
de sus tres camaradas de la misma graduación, de mando del mayor Gutiérrez en la parada de
algunos de los cuales, como Ricardo Serrano, laplaza de armas de Curicó, dejó de plantón su
hicieron su
aparición en la falaz escena de la compañía; i cuando un comedido ayudante vino
vida lejos de aquel sitio, a sacarlo del lance ofreciéndole
reemplazarlo en
Ricardo Serrano era el antepenúltimo de siete el mando, mostróle el bisoño aprendiz su
pues
hermanos. nacidos todos en
Melipilla, todos sol to al intruso con la punta de su espada
dados o marinos. El subteniente Serrano no había nacido para
labrador como San Isidro, i de esta suerte en la
iv.
primera oportunidad enrolóse en el ejército de
Venido al mundo época de estrechez para línea donde el dios "Empeño,, procuróle por el
en
los suyos, hacia el año de 1855, trájolo su her mes de agosto de 1875, cuando aún no había
mano
mayor, notable injeniero, a educarse en
cumplido veinte años, una subtenencia en el
Saiuiagti, haciéndole frecuentar, cuando era mui cuerpo bajo cuya bandera un lustro más tarde
niño todavía, el colejio de Olano el barrio de debía morir.
en
gloriosamente
la Maestranza ¡ el de Harbín, el Alto
en
antiguo
del Puerto.
vi.
Pero desde temprano también, el futuro héroe
de Ate no mostró sino mediocre afición los Era el subteniente Serrano de esta
a es
pequeño
tudios en libros. Apenas sí hojeaba aquellos que animaba el alma henchida de
tura; mas su
pecho
tenían láminas guerreras o
pajinas de batallas. los heroísmos humanos, i aunque sus camaradas
de cuartel llamáronle siempre "el chico Serrano,!
aún 20 años, incorporóse en calidad de subte mejores batallones antes de haber vivido treinta
niente en el batallón cívico de
aquel pueblo, del años.
DE LA GLORIA DE CHILE 387
donde su cuerpo, puesto en la reserva, fué sólo dimiento de su persona, que sus soldados iban
testigo de la jornada, cúpole en suerte de rifa rezagándose por el cansancio en las laderas i
entrar a la bayoneta al asalto de Arica, i allí fué tirándose desesperados i de bruces en la arena.
cadáveres, exclamó:
ra, que lo curó en su
propia casa, salváronle de
las presillas de capitán del 3.° de línea, pago de Pero no era así, sin embargo, sitió todo lo
la sangre por él derramada en buena lid. contrario. El capitán Serrano habíase encum
Sus despachos de capitán tienen la fecha de brado sólo para tener bajo sus píes, entre los
el criterio del dictador del Pe rrera, debían sucumbir. Los dos denodatlos
escaso
estratéjico mo
rú 1 de sus
consejeros. zos habían subido a la cima sólo para que
mejor
Fué el capitán Serrano destinado dominar el i lo grandioso
a
contemplaran ejército su
patria
los empinados cerros medanosos que cierran el
EL ÁLBUM
de aquella mañana. El juvenil sarjento mayor Mas, no obstante aquel doble golpe mortal, el
del 3.° dlóle por toda respuesta una melancólica arrogantísimo mozo no había sucumbido de! to
un torrente de acero sobre el pueblo de Chorri La pérdida del mayor Serrano vistió de duelo
cementerio, desde el Salto del Fraile, desde el los 26 años de su edad. Era víjüante, laborioso,
empinado Morro Solar, erizado a esas horas sumamente desprendido de sus haberes con los
todavía de cañones i ametralladoras i dominando soldados, bravo como pocos, talvez como nadie,
desde sus áridos farellones todo el sangriento i excelente camarada, "buen muchacho,!, en toda
detenerse delante de los obstáculos sino para tel de Antofagasta un soldado de su compañía,
atropellarlos con su
pecho i con su
espada, se airado por un castigo, disparárale a boca de jarro
encontró delante de un muro, en el camino del su rifle, rozándole el hombro, atentado por el
cementerio, que por de pronto le ofreció algún cual el hechor fué en el acto fusilado.
atajo por el lado del poniente. Poco más tarde, al verificarse a media noche
No había allí ningún cobarde, pero los menos la infelicísima expedición i desembarco en Islai
ardorosos le detenerse hasta embes que todo
tro
aconsejaban ¡ Moliendo (marzo 9 de 1SS0), en
con la espada a un grupo de ocho o diez amoti Mas, apenas tocaba tropa el corneta de la
lance un cabo de Navales asestóle tan feroz zaban alinearse i percibían la enórjica apostura
jante a
El afilado corvo alcanzó a rebanarle sólo par I fué así, como para dar un desmentido a los
te del carrillo, de los labios i de la lengua. banales rumores de las filas, que uno de los vie
tropa sino temido i aun detestado. memorables, hasta los que han vivido en las sel
I eso talvez no se hallaba demasiado lejos de vas todavía sin nombre del Nuevo Mundo, se
ser la verdad bajo la lona, en el ocio o junto al i por ello la admiración que
asemejan; inspiran
tibio fogón de los descansos. tiene la misma
siempre profunda intensidad.
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CLIILE 301
II.
§EMOS
referido estos recuer Nació de unión de nobles
en esa
vastagos Alber
dos de jerierosas almas confundí- to
Riquelme Lazo el 17 de febrero de 8861,
estando equivocada en esta
parte su
hoja de ser
leyenda única, que cuando el de vicios que le atribuye dos años más de vida, tal
nodado capitán del 3.° de línea, don Ricardo Se vez
porque la suya fué tan corta...
la vista de Lima, el 9 de enero de 1881, otro descubrió aquel niño propensiones militares, pues
capitán de su
cuerpo asaltaba, al frente de su sus
juegos déla infancia los hacía con instru
compañía, las trincheras inferiores del valle, i mentos de guerra: pitos, cajas i una
bayoneta
secundado por una brillante carga de los Grana vieja que, puesta en un
palo, le servía Ae fusil,
deros a caballo conducidos por Marzán, los de el que terciaba diciéndole No hai
a su
padre: —
de un soldado, del antiguo comandante don rriendo todos los puntos donde
José pudiera hallarlos.
Antonio Riquelme, natural de Chillan i entron A de tendencia mui
causa su
pronunciada por
cado por la estirpe del el le puso la Academia Militar
materna
jeneral O'Hig ejército, se en
Disuelta la Academia Militar, él solo i por su trabajo inmenso echar los sacos
abajo. Unavez
propia cuenta entró al Instituto Nacional a con adentro todos cargaron la
a
bayoneta. Arranca-
tinuar sus estudios que habían quedado incon ron unos cincuenta cholos,
pero todos fueron
clusos en aquel establecimiento, ir muertos a bala, i los que hicieron
resistencia
adentro, corrieron la misma suerte.
m. "Yo hice, —
añade el sincero niño, —
una esca-
La Academia Militar había sido disuelta a cuenta cholos, dos subtenientes i yo seguimos a
consecuencia de alboroto nocturno de los derrotados que
un sus
siempre hacían fuego: haría
alumnos, el 3 de noviembre de 1S7Ó; por manera un
que habíamos salido del castillo
segundo
que la guerra nos
sorprendió sin la existencia cuando estalló el polvorazo. Muchos
murieron
siquiera de ese
plantel de guerra. allí i los soldados, con rabia por la explosión, na
en el 3." de línea el I." de abril. escapó ninguno; estaban amontonados los cada-
IV.
v.
(la de Tristán Chacón) que tomó a la bayoneta "Yo creía que darían su
poco de susto las ba
el fuerte Ciudadela. las, pero me he convencido de lo contrario. En
'El capitán de mi compañía, —
decía el subte el campo de batalla se mira con
desprecióla
niente Riquelme describiendo aquella imperece muerte; nada impresiona: se mira un mueria
dras antes de llegar al fuerte, hizo tocar cala Alberto Riquelme había quedado señalado
cuerda I subimos a todo trote. Teníamos rodea desde Arica para los asaltos. Cúpole, en conse
do el castillo: recibíamos nutrido de cuencia, marchar sobre Ate el 9 de de
un
fuego enero
fusilería i de cañón, del Morro, del monitor 1881, habiendo sido promovido en la víspera al
Manco Capac i de varios otros fuertes, i más mando de calidad de capitán.
a su
compañía en
a las
pera de Chorrillos i de su postrer asalto, cayó: una bala que le había entrada por
—
s muro,
enemigo, que era mayor en número, i lo derrotó> "En medio de los alegres vítores que lanza
completamente; todo en presencia de uno de losi Chile entero por la entrada triunfante de Sus
bién con su
sangre para la gran victoria de la
VII. patria. Alberto, todo un hombre con la corteza
en
que perdiera gloriosamente la vida, al lado de.
su
compañero de promoción en la víspera, el bra Como compañero del sereno capitán Riquel-
vo Serrano, un diario de
aquel tiempo (1) refirió ■
me, lanzo un viva a Chile sobre su
gloriosísima
su
temprana inmolación de esta manera:
tumba; como su
amigo de tanto tiempo, acom
"El capitán Riquelme opinó entonces por el mui sinceramente
paño a la familia en su
justo
ataque de la estación, que era de donde les duelo,, (2).
llovía el fuego.
'Una alta
IX.
pared les cerraba el paso, i los sol
dados, con el temor a lo desconocido, titubeaban Pero el capitán Riquelme tenía merecido un
en
saltar, entonces Luis Alberto Riquelme quiso honor todavía más levantado que el que le
aquí
darles el ejemplo: saltó, i, apenas arriba del tributamos, i fué aquel el de que su
propio jefe
5°
escribiera militarmente, como si fuera con la todo m¡ rejimiento, un batallón del Lautaro, cien
lacónica hoja de servi hombres del Buin i cien de caballería
punta de su
espada, su
con cua
cios, concebida en los términos que vamos a co tro piezas de artillería, nosólo él reconoció las
i
piar dírijida al padre del inmolado adalid, que posiciones, sino que desalojamos de todas ellas
a su vez, en su mocedad, había sido jefe superior a los enemigos, dejándoles más de treinta muer
del coronel del 3.° de línea don José Antonio tos. En ese encuentro, que bien merece los hono
Gutiérrez, "el bravo entre los bravos. ,1 res de batalla, seportó Riquelme mui bien
"Poco después, —
decía el último, contando a tocándole a su compañía desalojar a la infan
su antiguo jefe las hazañas de su
hijo, —
de los Valenzuela Guzmán "de la calle de tuvo siempre el aprecio de sus maestros.
prole
la donde todavía "Fué de conducta ejemplar, aunque de carác
Compañía," consérvase, trans
formada desde 1858 i el de la de Los ter festivo; pero también fué de aquellos a quie
en ángulo
nes no se ofende impunemente. "El que se la
Teatinos, su casa
solariega.
hacía se la pagaba, 1, como
vulgarmente se dice,
11.
(1) Datos del coronel Velázquez, jefe de Estado Mayor
:n la ¡intalla de Tm.n.i, i[ii¡oii ovi.1,1 oías |ialnlint-i al uvaiiiinr
pues tenía excelentes puños, que sabía emplear a Distinguióse en todas ellas el valeroso capitán
debido Valenzuela, i especialmente en la
su tiempo. segunda de
"Incorporado a la Academia Militar como aquellas jornadas. Era sólo teniente en el memo
pensionista, fué allí el mismo
colejial alegre, rable asalto de Arica; pero pertenecía a la com
estudioso, de puño duro, aprovechado i mui pañía que comandaba el intrépido capitán Tris
querido de .sus
compañeros i maestros. Su apo tán Chacón i de la cual era subteniente el que
derado don Adolfo Silva Vergara le dispensaba más tarde ascendió a capitán en el campo deba
mucho cariño. talla, Alberto Riquelme Lazo. I para
que pueda
"El cadete Valenzuela era mui aficionado al medirse la hondura de los abismos i de las cruel
Adicto también por novedad i naturaleza a las la entrada del fuerte Ciudadela, el 7 de de
junio
aventuras del mar, elijió a su salida de la Escuela 1880, quedó al mando de su famosa compañía el
Militar esta carrera, i sirvió como guardia mari teniente Valenzuela, i ascendido éste a capitán
na a bordo de nuestros buques de guerra durante en la marcha a Lima, peleó en el asalto del
quince meses, después de cuyo aprendizaje lée Morro Solar, como había peleado en el asalto de
se a vivir al lado de sus
padres. Arica con sus dos antiguos compañeros, Serrano
Mas declarada la guerra volvió el guarda ma i Riquelme, i a su lado pereció.
rina Valenzuela a tomar las armas en tierra firme,
i como los capitanes Serrano Montaner i Riquel vi.
me Lazo, escojió para hacer su escuela i su ca
rrera al rejimiento 3.° de línea, incorporándose La carta de condolencia que con ese motivo
en sus filas en abril de 1879. escribieran a su
aflij ido padre sus jefes ¡ los capi
tanes de compañía que le sobrevivieron, forman
v. digna corona en torno de aquella frente juvenil,
destrozada por el hierro; i por esto, como si fuera
Cúpole, en consecuencia, emprender las tres su más elocuente epitafio, aquí la copiamos;
campañas en que, por porciones Iguales, con los
paña de Tacna, —
13 del presente en la batalla de Chorrillos. Escu- una campaña al interior de la Anuicatn'.i, a las ordo, 105 del
señor jeneral don ],-,>.-ó Manilo! I'into, habioiido lI
usted el pasado
sado nos parece manifestar a profundo
Cautín a las órdenes del coronel don Timoteo González.
dolor que su
temprana muerte nos ha causado, '
En la campaña contra el Peni i Bolivia, tomó parte
sírvale de lenítivoasu justo pesar, lo mismo que en las siguientes fnnoiones do guerra: 011 ul bombardeo de
A mofa gasta, el .i.S .le
a nosotros, saber que ha muerto como valiente, agoMO de , 'ójty. e-u el desembarco de
"Adjuntamos a usted una relación de los obje Islai i Moliendo, se encontró en la batalla de Tacna el 26 de
tos de su pertenencia, los cuales quedan a su mayo de 1880, ¡ en el asalto i toma de Arica, a las órdenes
del señor coronel don Pedro el 7 de junio de aquel
disposición o de la persona que designe en la I-agos,
año, en el cual fué muerto. Alcanzó a servir con constancia
comandancia de este rejimiento, como asimismo
i abnegación 14 años, 7 meses, 5 días,
su cadáver, que queda depositado en una bóveda Era este valiente, al tiempo de sucumbir en la falda del
del Cementerio de Chorrillos, tétrico Morro do Aiioa, subteniente do su
cuerpo, i había
sido ascendido poco baria, el campo do batalla,
'Asociándonos de todo corazón al justo dolor
tomo en
p ni
eljeneral Baquedano después del combate de los Anjeles, i
que debe ocasionarle la muerte de su querido antes del de Tacna, el 2 1 de abril de 1880.
to de de 13 días.
sus
hojas servicio, método que cu adobólo ;.oy tilre-
al En las campañas contra el Perú i Bolivia, se encontró en
¡iios ret o rilar ütio.
cuerpos. 11 era
pando 11 sus iiiuti:,,.,
bajo
los siguientes hechos de armas: en noviembre de 1879 en el
de 1867), pasó clase al batallón de el cual encontró ol rooonoci miento de Ate el 9 de enero,
en su
3.° línea, en 1881, se en
sirvió hasta su muerte. i el 13 del mismo, 011 la batal'u do L'borrLlos, en la cual fué
En la guerra con España, hizo la Chiloé, las herido de bala, viniendo a morir en su ciudad natal el 8 de
campaña a a
órdenes del comandante don Emilio Sotomayor, A las órde febrero del mismo año.
nes del teniente coronel don Comidió Saavodra, bizo la cam Los "tres subtenientes,, del 3." de línea habían sido, en
paña al territorio araucano, de 186711868. En 1869 hizo consecuencia, dignos de sus '-Iros capitanes.,,
EL CORONEL
JUVENAL, CAPITÁN DE CAZADORES A CABALLO, EMILIO, ARNALDO I ARTURO SUBTENIENTES DEL SANTIAGO
nes sin lava i sin humo, levantáronse en la pri tos de un tronco común, del comandante Canto,
soldado de San Martin.
mera mañana para marchar i para morir.
A la verdad, si en los primeros días de las Colchagua se hizo representar por once Villa-
hubiera tenido Chile Pom- rreal: los Villar real Silva, los Villarreal Salvo i
campañas a plazo, un
nombres de ciudades que enviaron alegres toda de siete combatientes, nacidos todos de su seno.
su
sangre a la guerra hecha Con el famoso San Martín de Chillan (cuna
de los dos Almarza de Chorrillos) murieron en
el morro de Arica su
hijo i su sobrino del mismo
ii.
soldado el sarjento el otro del 4.'
apellido, uno,
vincia de Chile ha colocado en los altares de I por Ultimo, la ciudad de los Anjeles, histó
III. V.
De toda esta noble lejíón hemos hecho algu Pero de los que partieron uno en
pos de otro
na vez cariñoso recuerdo en las columnas de en el albor de la niñez, i que por lo mismo
no
Pero ho¡ no vamos más allá del propósito de a la historia, sólo le serían devueltos los
huesos
ofrecer una humilde corona a una tumba escon de los unos i la lenta agonía de los otros,
por brevedad, a
apuntarlos por edades i por
IV.
puestos.
Esa familia, que hemos denominado "los cua Néstor, cirujano del Blanco.
tro Calderón«, vivía en condición modesta pero Juvenal, capitán de Cazadores a caballo.
dichosa antes de que el hálito caliente de la Emilio, subteniente del Santiago,
guerra tíñese de rojo los horizontes lejanos de Arnaldo, subteniente del Santiago,
la patria libre, Arturo, subteniente del Santiago.
El padre común, errante como todos los sol Los otros dos, Manuel e Ismael, niños ala
dados de Chile i del mundo, habíase ido en la sazón de 13 Í 14 años, quedaron en la escuela i
Tenía a su lado el coronel don Tadeo Calde Emilio, alistado sarjento del Santiago,
como
rón, hijo de un
antiguo oficial de marina i em recibió, en
jeneral de la segunda divi
la carga
pleado superior en ese ministerio, siete mance sión en Tacna, una bala que le quitó instantá
bos, a ejemplo de la madre de Cauquenes, en su neamente la vida, atravesándole de parte a
parte
en esa ocasión por una bala. La roja grana había Chacabuco, ¡ en Loncomilla fué capitán,
subido otras tantas cintas, i Un año más tarde, soplándole propicio el aire.
a su pecho en aun
así no escapó a la garra de la muerte, causada por arremolinado de la guerra civil, ascendía a sar
las inclemencias del clima, en las postrimerías de jento mayor, pasaba en esta capacidad al bata
llón 4.° de línea, i 1854 nombrado
1883. en era
gober
Poco después de él vino también a morir el nador del departamento de Rere.
tercer subteniente del Santiago, Arturo, mozo I aquí el carro de la suerte detuvo sus ruedas
de veinte años, que pocos meses antes había en el angosto sendero de los ascensos de la paz.
abandonado su
quinto año de humanidades para Sólo en
1872 recibió sus
despachos de teniente
ir a ocupar el puesto de su hermano que el hie coronel efectivo, i bal riendo mandado en comi
rro candente de las batallas había dejado vacío sión varios cuerpos provinciales en San Fernan
Desgajadas así todas las ramas, quedaba sólo mes de julio de 1884.
el añoso tronco, sin abrigo yermo i abatido por
el cierzo helado de los ancianos años, cuyos gajes X.
son la pobreza. Sus cuatro niños, mediante sus
jenerosas asignaciones, le habían ayudado a vivir. Dijose entonces por muchos i en aquella triste
i por esto su alma i su
cuerpo habían muerto con ocasión, que el desdichado anciano había sucum
IX. sus
posteros días tomara creces.
llón que en 1838 debió marchar ala campana del lencio, al cargar sobre sus hombros, uno en
pos
Perú, i en cuyas filas militó como alférez el bri de otro, los cuatro ataúdes de sus inmolados hijos.
Don ENEAS FERNANDEZ
Capitán del Batallón Talca
ENEAS, CAPITÁN DEL TALCA; MILCIADES, TENIENTE DEL BUIN; CARLOS, SUBTENIENTE DEL TALCA
que respondía al apellido del fa- de Concepción, i más tarde i hasta su muerte,
Molina, que ponderó su prole mado don José María Fernández, padre de ca
de doscientos hijos i nietos, llamaban Lothalier. torce hijos. La raza del fundador no se des-
Víctor Letelier, para no nombrar sino a los a oficial, sólo en atención a sus méritos. Oficial
muertos. de la intendencia de Talca por algún tiempo,
pasó a formar parte del 4.° de línea i figuró con
11.
honra en la expedición que hizo este cuerpo a la
Mas, entre estos últimos, tienen también pues
UM
i,
De vuelta a ésta, sirvió largo tiempo en este
por esto, para mejor conseguirlo, empaquetó sus
mismo cuerpo, retirándose en
seguida a la vida libros de estudio, a fin de repasar su
examen
colectivo en medio de los campamentos.
la guerra actual, i M ilcíades es llamado "En dos años,— dice relación que
i.
Llega una
tene
al Buin. mos a la vista, —
Carlos Fernández habla
a
incorporarse hecho
i,
En Pisagua pelea con el agua hasta la cin cuatro de estudios a fuerza de enerjía ¡ contrac
tura, asombrando a los mismos buines con su ción ejemplares. El distinguido estudiante desea
extraordinario arrojo, quedando dueño del cam ba hacerse abogado. Pero la patria llama a sus
po el primero de todos. hijos, i Carlos, de dieziocho años apenas, se
■'En camino para la gran batalla de Tacna, se enrola en el batallón Talca, donde fué siempre
susurra
que en las filas de su
compañía va un un modelo de rectitud i de abnegación.
soldado en estado de ebriedad. El celoso oficial |< El subteniente Fernández llegó a ser, a pesai
vuela a
averiguar el hecho; el soldado es descu de sus
pocos afios, el oficial de mayor confianza
bierto i fuertemente reprendido por su jefe, que de su
rejimiento,
se va a ocupar su
puesto profundamente contra 'Habiendo tomado parte en la expedición
riado. Lynch, se distinguió por su observancia déla
"Un momento después una bala de rifle atra disciplina militar,
vesaba el pecho del joven teniente. Una vez i£n Chorrillos, Carlos fué uno de los mis
vuelto a la razón el victimario de M ilcíades, valientes de los hijos de Talca: sus breves pero
^
DE LA GLOI IA DE CHILE 405
honrosa vida i causó más honda sensación de do ca de! recobro de la vida que aceleradamente se
llevó el nombre heroico de Eneas, i se hizo en la hace que los dos hermanos Carlos i Eneas ven
sucumbir allí a su
querido hermano Carlos.
vi. "Esta terrible impresión, soportada en su lecho
de dolor, agravó el estado de sus heridas, deter
Nacido en Talca en 1852, educado en su liceo minando fuerte inflamación al
una
hígado, que
provincial; después empleado público notable complicaba más tarde incurable
se con una
pul-
mente ¡ntelijente, oficial entusiasta del batallón
cívico de su ciudad, mostró siempre el más i'Como último recurso fué trasportado a San
acedradno pundonor, hasta que, Heno de vida i tiago a casa de una de las personas de su familia,
rebosando de patrióticas esperanzas, marchó a en donde ha permanecido los ocho últimos días
la guerra. de su breve pero gloriosa existencia (1).
Su primer ensayo fué el ascenso del Morro "Sus postreros instantes, sellados por su increí
Solar, empresa de titanes, que impasible presen ble enerjía, quedarán por mucho tiempo en la
ció otro titán, i allí cayó mortalmente herido en memoria: "Nunca me
arrepentiré,- decía,— de —
sus propias filas su hermano menor. haber servido a mi patria, i si puedo levantarme
Su segunda i decisiva prueba fué la de Mira volveré con gusto a rendir por ella la vida.,,
fatigada tropa. Se ha dicho con razón que la ba Los restos mortales del héroe talquino fueron
talla de Miraflores fué una victoria de oficiales, trasportados el día 15 de febrero de 1881, un
por la invencible constancia que éstos desplega mes cabal desde su inmolación en Miraflores, a
Enronquecida su
garganta a fuerza de animar da a la culta sociedad talquina, profundamente
a los suyos; la batalla iba a terminarse, aiectada por su
pérdida, i a la llorosa muchedum
ya cuan
do, más afortunado que su hermano el de Locum bre, que ama sin saberlo a los héroes.
Fernando Blaitt, antiguo cura de Talca i que juez del crimen señor Gallardo, i describió
tam.
habla sido una
especie de capellán honorario de bien de una "manera enérjíca i elocuente la
vida
su
rejimiento, "fué conducido el cadáver, según de Eneas Fernández, como también la desús
una relación dada a luz al día siguiente en un otros dos hermanos Milcíades i Carlos
Manuel.
diario de la localidad, al carro fúnebre que esta "Talca,— dijo,— debe enorgullecerse de tener
ba colocado frente a la puerta de la capilla, en su seno a
hijos tan entusiastas i valientes como
"La comitiva, que era numerosísima, se puso los tres hermanos Fernández, como el
arrojado
en marcha en el siguiente orden: i temerario Anjel Custodio Corales, como el
"A la cabeza el carro fúnebre, tirado por sol denodado Miguel E. Letelier i el valeroso Ale
dados del batallón cívico; en seguirla abrían calle jandro Concha.
varios soldados del tejimiento Talca, que acom "El discurso de! señor Gallardo conmovió tam
pañaron al capitán Fernández en las batallas de bién profundamente a la concurrencia, con tanta
Chorrillos i Miradores. Se distinguía entre ellos más razón, cuanto que allí se encontraban pre
el sarjento primero José Anjel Lagos que, a pe sentes los deudos Í amigos de los otros oficiales
sar de estar casi imposibilitado para andar, pues talquinos, a quienes nombró i asoció a la memo
Cementerio. de rificio
mo
Seguían los deudos del ilustre pam s
gloi
muerto i varios amigos, todos a pie; continuaba
el batallón cívico con la banda de música a la IX.
cabeza, i cerraba la comitiva una
larga fila de
coches particulares i públicos, i una
compacta Pero quien puso el sello del verdadero heroís
muchedumbre de a
pie i a caballo. mo a
aquel grupo de tres hermanos sacrificados
"Frente a la casa de la señora Trinidad Gar- en un solo altar, fué el propio ilustre jefe que los
cés, se detuvo la comitiva, i varias señoras colo había conducido a la batalla, a la victoria i a la
el féretro de i i que, ¡adverso i singular destino! por
caron en coronas
siemprevivas muerte,
flores; otro tanto se hizo al enfrentar la casa del aquellos mismos días debía sucumbir un año más
Luis Ignacio Silva i don Baldomero Arancibia. mejor sangre s de su pueblo, la dis-
más de "Señora:
unalágrima entre los concurrentes,
i En seguida ocupó la improvisada tribuna el "Ofrecer a la patria tres hijos queridos i verlos
DE LA GLORLA DE CHILE 407
en seguida morir, víctimas de su valor, defen segundo se vio precisado a cortar una carrera
diendo una noble causa, es algo que conmueve que pronto habría terminado, merced a su cons
tan queridos, i por vuestros hijos que tan heroi "Inclinémonos ante la cruel adversidad; pero
camente supieron corresponder a vuestros
gran confiemos en
que el heroico sacrificio de los her
des i elevados sentimientos. manos Fernández ha dado una
pajina inmortal a
■iToda una sociedad, todo un
pueblo, vuestra nuestro
glorioso país i una sublime lección a
podré ofreceros yo que todavía me encuentro suelo que necesita vuestro corazón.
patria, i con su conducta intachable, hicieron ¿Cuándo ¡oh viajero! habéis leído en el mármol
honor al cuerpo en
servían, empeñando la
que en que se esculpe el valor humano en la blanca
gratitud del pueblo que les confió su representa ara de su
triple sacrificio, epitafio más lleno de'
ción en la guerra. conmovedora ternura, de serena justicia i de
"El capitán Eneas ¡ el subteniente Carlos levantada glorificación?
Manuel fueron dos
cumplidos oficiales. El sepulcro de los tres hermanos Fernández
"Vos sabéis que el
primero para alistarse en Leteüer fué así digno de su vida.
mi
cuerpo tuvo que abandonar un
puesto públi Que la paz de la gloria i las palmas del mar-
co
que le ofrecía un brillante porvenir, i que el lirio sean con ellos!
DON DESIDERIO IGLESIAS DON JULIO HERNÁNDEZ
(Subteniente del lian. (Te Diente del Buin)
DON JOSÉ RAMÓN RIVERA
(Capitán Ayudante del Buin)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 4°9
11.
:
honrado industrial de esa ciudad, llamado don
1 Lorenzo B. Rivera, había venido al mundo el 31
I de agosto de 1S42, i en
aquella ciudad alcanzó la
mediana educación de aquellos tiempos, princi
palmente por los afectuosos cuidados de su ma
ganando por su solo esfuerzo en las alturas que asediando aquella plaza, alzada en armas contra
rodean la campiña de Lima por el sur, una ver la administración Montt por el valeroso caudillo
dadera í sangrienta batalla, la batalla i victoria político Ramón Vallejos, un coloso físico con
de sus fundadores, el capitán ayudante don Juan sarjento, í tardó todavía siete años
(1863) era en
los fundadores de Mulchén, desempeñando, en Moquegua í correteamos ese mismo día a las
dos ocasiones de ajitacíón política, las subdele- avanzadas. El 20, llegamos a
Moquegua. El 2í
gaciones de San Carlos de Purén i de Curaco. batalla de la cuesta de los Anjeles i derrota del
en el corazón de la Araucanía. enemigo."
Destinado su cuerpo al campamento de Anto Cuánto i cuan expresivo laconismo de soldado
Distinguióse el capitán Rivera desde las pri nel Lynch, el Buin, que se condujo con admirable
meras
operaciones activas, porque en
Pisagua disciplina i sobriedad, fué incorporado en la bri
perdió diez ¡ seis hombres de su compañía i él gada Gana, de la segunda división, que manda
mismo quedó maltratado por los guijarros de la ba el jeneral Sotomayor, i conducido al
fuego
áspera ladera al ascenderla. por esos dos bizarros jefes, es un hecho militar
Después de San Francisco i del desembarco ya famoso que, en una sola i arrojadísima carga,
de Pacocha. designólo el jeneral Baquedano, que aquel rejimiento, vehemente por demostraren
tenía buen ojo, para marchar con su
ya bien pro presencia de todo el ejército de lo que era
capaz,
bada compañía al valle de Moquegua, sostenien abrió con el atropello de sus
pechos las puertas
do la caballería con
que aquel jefe, al comenzar de Lima, cortando en su centro en dos trozos,
algo, 11
porque en
aquella coyuntura nadie hacía una
serpiente, los batallones del ejército peruano,
natía. triple en número, que deleiidian las casi moviiia-
todos se recordará, que casi no había boletín en fin vengado rejimíento en aquellos horribles mé
prolija campaña de encrucijadas en los valles, duación i en nombre, de los que allí quedaron,
Su hombre de contóse el cuyo modesto
re
propio jefe, que era suma
capitán talquino,
modestia, ha dejado un lacónico apunte de sus cuerdo consagramos.
Hospicio, i de ahí, el 13, para Moquegua. Lle mo hombre, una bala le atravesó de parte aparte
su
gamos el mismo día al valle, i nos batimos con el pulmón derecho, i tomado en brazos por
las avanzadas enemigas. Salimos victoriosos. El fiel asistente, llevóle éste a una zanja del camino
14, ataqué i salimos triunfantes. El 17, ataqué i de San Juan, donde a la sombra de un pequeño
correleamos al enemigo. FI 18, dos veces coi-re
algarrobo hízole el cariñoso soldado su primera
leamos a las avanzadas. El 19, salimos para
DE LA GLO. IA DE CHLLE 4i¡
—"¿Triunfamos, señor?" —
fué el saludo de Lima, con los honores de la guerra, el día 26.
[ cuando su jefe le respondió afirmativamen fin de rendir culto eterno a su buena memoria,
te, una sonrisa de indecible ventura, destello de depositólos la del Barón de
en
iglesia Valparaíso,
alma heroica en un moribundo, ilu que había sido punto de partida para la guerra,
una cuerpo su
minó el rostro de aquel soldado, digno de su para la muerte i más allá... para la gloria.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
bien hallado en su
cuerpo, como si fuera en
por pelear.n
i en sus anales de sangre a un niño Retardado este deseo durante más de ocho
nacido en Santiago i que, como él, fué hijo de meses, creyó el mozo apresurado que aquél iba a
un
apreciable industrial. Su nombre era Deside cumplirse conforme a su intuición de verdadero
rio i el de su honrado padre don Santos Iglesias. soldado, porque, embarcado en
Antofagasta, ;\
lantados, a los veinte años de edad, dos de bachi Ah! i si allí hubiese sido entonces "el gran
llerato en la carrera de la medicina. combaten cuánta sangre i cuántas lágrimas
habría ahorrado la morosa
patria hijos,
a sus
Mas, arrebatado, ■
no tantos otros, por la prisa del acierto!
agregaba el
porque, habien-
o
I así fué tristemente cumplido;
recibido el Buin orden de desembarcar el
| decíale
:
de padre, cuyo nombre, apropiado
su
en la guerra, ¡ hubo de extraño en su, por todos ,Caso raro! En e! mayor número de las
notas
títulos, prematuro fallecimiento, que él mismo de adioses que hemos tenido a la vista durante
predijo su fin, porque, escribiendo a uno de sus la última guerra, casi siempre los presentimientos
hermanos (el abogado don Domingo Iglesias), de la muerte se han inexorablemente
cumplido!
DE LA GLORIA DE CHILE 415
'^-:J^^[ IENE
««si
la guerra en sus
Mayo 8 de id., cabo 2.0
ocuparnos, como fué el más joven de los ofi: su varilla de cabo, su fornitura de soldado, i, sin
ialesdel rejimiento Buin el primero que sucum- embargo, ha muerto a la edad de 19 años en
i todo elejército, así el último que falle- clase de teniente del primer batallón del ejército.
1 reñido combate, fué otro fogoso niño A los 20 años habría sido probableí
de ese mismo rejimiento, que había comenzado tan. Por eso los salvajes mon oneros de 1 que-
su carrera de soldado, i a la edad de di' brada de Matuc ano, en
cuyo suelo fuera derri-
Fué su nombre Julio Hernández, i en su mar varones. ¡El brioso adalid deja al menos q ¡enes
cial talante adivinábase sin dificultad lo
una natu venguen!
raleza señalada para la III.
guerra, pudiéndose decir
de él que llevaba en su cartuchera las charre
teras de jefe, que si hubiese sobrevivido a su Era julio Hernández coquimbano por su cuna,
La naturaleza de aquel niño había sido desde fusil entre los veteranos de cano
bigote ¡ tosta
sus más tiernos años profundamente tranquila, da frente del viejo Buin. Iba este
cuerpo de
feliz i dulcemente concentrada, índole que se en paso al norte i se llevó consigo aquel tierno
cuentra en muchos seres nacidos para ser héroes. recluta.
una continua meditación, lento estudio que el Siguiendo su bandera, el voluntario del pa
hombre hace instintivamente de sí mismo. triotismo encontróse en siete batallas i cinco
"Lo recuerdo bien —
dice a este respecto su campañas durante una guerra que duró cinco
quisto, i con cierta precoz gravedad que lo hacía pedición Lynch, en la expedición Letelier, en
vaba las horas de regreso i consiguiente recoji- nández fué herido en las dos piernas, i alliutjii
da después de una taza de té. establecida su fama de bravo. Su conducta le
"Cuando ya estuvo en el liceo, después de es había adquirido en todas partes la reputación
tarlo en otros establecimientos primarios, me de cumplido caballero.
máticas aplicadas a la mecánica, que era todo su cito de Chile en el Perú, esparcidos sus batallo
h
deseo, para auxiliar desde temprano al gasto de nes las punas i diezmados por el tifus,
en
a la
la familia.,, viruela i el soroche.— Nada habrían sido
cua.
V. verdad las guerrillas con sus emboscadas,
1 cas
las de Marcaballe en que fué rechazado
Santa-
Educado en Valparaíso desde 1872 en el barrido de sorpresa el valeroso batallón
DE LA GLOL DE CHILE 4¡7
da en julio de 18S2, como la división Arriagada nientos guerrilleros del caudillo Cáceres que
hubo de vagar en medio de terribles penalida venía a retaguardia picando la suya al coronel
des hasta Yungai i la del coronel Urriola hasta Canto.
daron allí para dar testimonio no sólo de un char dos emisarios montados i distribuir su es
Cuevas, quebrada arriba, atacado por una divi la casa al abrigo de las altas pircas de un corral,
sión peruana al mando del viejo coronel Ventos. i aunque se había combatido durante varias ho
a batallón se encontraba en Lima a las órdenes nera, que a manera de bandada de cuervos, cu
nel Canto.
53
41S EL A BUM
Accedió esta vez el jefe, i Hernández salió zar una resistencia mayor; esta bala entrándole
con diez soldados a la colina, i desde allí, como por el bazo, le salió al lado de la
abajo ingle de
él lo había deseado, desalojó en
pocos minutos a recha, por consiguiente atravesándolo de
parte
la chusma. Pero como lo presintiese también su a
parte. Esta herida a mi modo de
ver, fué la
más experto jefe, de los tliez soldados que sacó culpable de su muerte, por ser tan
delicadas las
de las filas sólo tres volvieron ilesos, i él mismo partes que ofendió, i ésta lo obligó a
recostarse
cayó atravesado una bala que le bandeó el en el por serle
por cerro
imposible por lo pronto ca
1882, —
comenzaban ya a descender de los ce neros tan pronto nos acercamos nosotros, no
rros e irremediablemente habrían perecido todos sin dejar antes en el campo más de treinta
por estar casi completamente rodeados. En este muertos fuera de los heridos que serían más de
intervalo el desgraciado i jeneroso Julio, se batía tonces yo le dije que si le llegase a suceder tal
a
porfía con un número cuatro o cinco veces su
desgracia, no lo vela próxima, sin em
aunque
perior al que él mandaba, soportando el fuego bargo que era la verdad, pero lo hacía por no
del enemigo por espacio de diez horas, recibien asustarlo, le escribiría a su mamá inmediatamen
do i mortales heridas he lo que contestó que lo hiciera: esto me
tres gloriosas en este te, a me
cho de armas; la primera herida que recibió fué lo dijo en un tono algo acompasado, probable
en el carrillo derecho, saliéndole la bala por la mente por el estado en
que se encontraba a cau
boca sin hacerle más daño, la segunda la recibió sa de sus dolencias, pero le diré a Ud. francamen
en circunstancias que él bajaba espada al contrario, se le vela muí
en mano, te que no se quejaba,
para unirse al resto de la tropa i poder orgaiii- tranquilo.
w
DE LA GLORIA DE CHILE 4¡a
a ¡a madre Sor Elena, que fué la que que el día de San Bartolomé túvose en Lima
superiora
lo asistió hasta el último instante de su vida, di por una irremediable i horrible catástrofe corno
ré a Ud. que fueron las siguientes: dice la ma la de La Concepción que la había precidido
dresuperiora, que inmediatamente que llegó al apenas dos semanas. "Desde las primeras horas
hospital, lo primero que solicitó fué el confesar de la mañana del 23, dice en efecto una co
se, lo que llevó a cabo con toda felicidad; al día rrespondencia enviada al Diario Oficial del
le fué suministrado con toda pompa Callao i publicada al siguiente día, comenzaron
siguiente
el viático, muriendo pocas horas más tarde con a circular los más siniestros rumores respecto de
toda tranquilidad, lo que llenó de asombro a la suerte que habían corrido las compañías del
todos los que estaban presentesi, (i). Buin mandadas hace pocos días a custodiar i
reforzar algunos puntos del ferrocarril de la
xv. Oroya.
"Como se sabe, una de esas
compañías, la man
Entretanto, i a fin de que se comprenda en
Las lágrimas de los suyos no humedecieron sus manos cal- tidas de montoneros que coronaban los cerros
dentes de aquella tropa, tan bien disciplinada San Bartolomé a golpe hecho como el de La
como
orgullosa de su fama, se creía que ninguno Concepción. Pero el Buin, nombre de un
puen;
de sus hombres hubiera escapado con vida. te peruano, había labrado así otro puente histó
"Cada cual se
forjaba en su
imaj i nación cua rico en la histórica quebrada de Matucana, pro-
dros tan tristes como los que recientemente ha tejiendo i salvando a un ejército casi tan nume
bía presentarlo la defensa de la .¡.a compañía del roso como el que peleó i venció en Vungai; i
cho recato la comentaban en corrillos i cafés. por el sacrificio de cíen bizarros chilenos
"Al observarlos se hubiera dicho que este SÍ los montoneros de Cáceres logran ,u:ic:u
nuevo asalto de montoneros era una cosa dema lar la compañía del capitán Donoso i orneen
i
siado esperada i conocida ya para ellos, i que su destruir el viaducto de las Verr.ig.is. la divi
ejecución no hacia más que dar cumplimiento a sión Canto compuesta de 2,500 hombres cae en
sucesos, mandados por el jefe del destacamento, manera fatal para nuestras armas,
caballe, Julio Montt en La Concepción, Julio Sírvase, señor, aceptar el sentido pésame de
San Bartolomé; Í todos habían pe todo el personal de este cuerpo i disponer de
Hernández en
lenitivo para su dolor, que Julio soliciló tlol jóle ríe las fuer
última denominación,
[ a fin de imprimir al lance militar de San A fin do el cuadro de las leñeros. is vidas ofre
completar
Bartolomé significación todavía más luciente, cidas por el rejimiento llttin en aras del patriotis i si
Incorporado a este cuerpo desde el principio lái a de abril de 1 K70 entró de sarjento ;.' en el inisin..,
santa causa a
que había existen 7 de junio. El 13 de enero de 188 r se halló en la batalla
consagrado su
la .nal fué
de Chorrillos en 1111 lefio. Mu re lió 11 1 1 i bu jo en .-7
cia i
después de haberse cubierto de la
gloria en
de noviembre de 1879 en protección de las fuerzas que se
sangrienta jornada de San Bartolomé. batían en Tarapacá; en mayo de 1S80 marchó a Pachía. en
■1-2
EL ÁLBUM
de linea; ele :o años de eclml; untura] de Chillan. En 1.° de tle Chorrillos, en la cual fué muerto. Sirvió 10
años, 4 mese.
octubre de 1S70 entró de soldado al batallón S."ik: línea i fue
licenciado por disolución del cuerpo, el 20 de noviembie de Lo: s- DoMISi . ME! n ims.
iS 7 1 siendo cabo 1."; en ai de diciembre tle ese año entró tan Calderón.— Uno i otro eran oriundos de
Santiago i
de soldado al batallón 2." de linca, i el 4 de enero de 1877 habían ascendido desde la clase de soldados. El
primero
fué licenciado por cumplido siendo sarjento 2.'; en su em murió en Arica después de la expedición Lynch i el
segundo
pleo volvió al Buin el 22 de enero de ese año i permanei ¡ó en Chorrillos.
en él hasta su muerte. En la melancólica revista de los muertos del Buin
aparece
Hizo la campaña a la Imperial en 1871 a las órdenes del también el nombre del subteniente don Santiago Cosíale
lenicnte coronel don Orozimbo Barbosa. pero se nos ha asegurado que este es un error i que nunca
Desde abril de 1879 hi/o la campaña ronlra el Perú i Bo hubo en el Buin un oficial de ese nombre.
livia i se encontró cu los siguientes hoi Ims de armas: el j8
DON RAFAEL ZORRAÍNDO
(2." Jefe del Rejimiento Atacama-)
Don J. V. BLANCO Don R. R. VALLEJOS
(Subteniente del Rejimiento Atacama) (Capitán del Rejimiento Atacama)
DE LA GLORLA DE CHILE
EL CAPITÁN VALLEJOS, EL TENIENTE GÓMEZ TORRES, LOS SUBTENIENTES, BLANCO, WILSON, ZELAYA,
PATINO I HURTADO, I EL ASPIRANTE UGALDE
I. ir.
el ave antigua i divina se consu tísimo caudillo, el coronel don Juan Martínez; a
mortalidad. Tropa escasa de mil hombres, per héroe de Tacna, a Rafael Torreblanca su adalid
Tan terrible estadística, que pone de manifies condensación postuma por el orden del grado mi
IV. VII.
abrióle camino a
mejor memoria como la de aquél tubre de 1855. El nombre de su
padre, residen
habíale rodeado de la afectuosa compasión que te aún en Copiapó, es el propio suyo; i el su ma
tranjero i de mujer copiapinn, fué uno de los pri el primer batallón marchó en el segundo a Tac- I
meros en tomar las armas en
1879. Perteneció n na i a Lima, a
cuyas puertas cayó entre los pri
la 4.a compañía del Atacama i en San Francisco meros en el día de Chorrillos.
murió al lado de Vallejos i de lilanco. Fué sobre Al asaltar, antes del alba, la posición fortifica
la tosca cruz de la tumba provisional de
aquellos da de Santa Teresa, al pie del morro Solar, una
1
decir, a las puertas entreabiertas de su hogar,
'■Cayeron caire el lunno del cnmhmc, Go
Victimas del deber i del honor: oprtunamente fué inhumado por orden del
Deno nados i heroicos
compañeros
bierno en el cementerio de Valparaíso donde
\ aliente- de Atacama, adiu-, adiuii',1 hoi yace,
J
DE LA GLORIA DE CHILE
las
El municipio de Copiapó quiso también hon Patino i don Cesáreo Huerta muertos en
sagró en
Santiago el 28 de febrero de 1880 su
uLa Municipalidad de Copiapó ha acordado
viuda doña Rosa Zelina González, las cuales
enviar a usted una nota de pésame por la muer
así tucen:
te de su hijo. Este, sin duda, deja un lugar va
cío en su hogar i en su corazón de padre; pero
■Al rudo cómbale man Ici-ie sereno,
ha otro más visible aún en los
pasado a
ocupar
>;i!dad'-> chileno, hachar:
dispucslo a
anales de nuestra provincia, h'.n pos de laureles tle noble vi, toril,
'Nadie podrá recorrer las pajinas que el reji l ) tumba de ir'oria en cambio i, buscar.
El Subteniente E1 Sobteni.nte
k,
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE
I. II.
ni lluvias, comienzo i fin del desierto en el desier Uno i otro recibieron por bautizo i casi por
to; endurecidos en el mismo trabajo de la soli mofa militar dos nombres humildes, debidos a
para escalar alturas, a manera de los titanes, los los veteranos, al verles desembarcar desairados
dos gloriosos rejimientos sola formados en una en
Antofagasta, ulos padrecitos" por su
largo
lejión por los sufridos mineros de Atacama i de capote oscuro, a manera de sotana, que cubría
Coquimbo, llevando por único distintivo aparte sus raídos pantalones de reclutas, sobras de los
sus nombres, marcharon ¡untos a la inmortalidad cuarteles cívicos de la empobrecida provincia,
que hoi los acoje i los proclama. Á ulos Coquimbosu, por sarcasmo les llama
Inmortalidad de aplausos para los que sobre ron los /¡/oceules, porque, como los asilados del
viven. salieron campaña traje de
Hospicio, a con mez-
Inmortalidad de nobles recuerdos para los que clilla azul, por la prisa i la penuria.
Fueron i pasaron...
Aquellos dos rejimientos, beduinos indómitos 111.
del Sahara chileno, nacieron del aliento, de sus
Todos sus
jefes fueron atravesados por el za, el Atacama, batiéndose a pecho descubierto
durante medio día, dejó doce de
plomo. sus oficiales de
El coronel Martínez i Rafael Zorraíndo en el lila, contando con los dos
Martínez, hijos de su
Atacama i en el mismo horrendo día: Miraflores. jefe; el Coquimbo, cargando en la última hora,
El coronel Gorostíaga, el coronel Soto, el vio caer de sus caballos su comandante i sus
coronel Pinto Agüero, el heroico Luis Larraín ayudantes, diez de sus oficiales i 148 soldados
Alcalde, todos jefes del Coquimbo, cayeron tam sobre 480. Los atácamenos sacrificados ese día
bién al pie de la trinchera en aquel día. a temerario denuedo fueron 296.
Benjamín Lastárria, FYancisco Arístía, todos norte, entraron juntos, como para sellar la pos
capitanes, lejión verdadera de héroes coquim- trera fraternidad de la muerte, mezclando en
dispersados en
guerrilla, los que primero rom cam.i ,
i:c-,u.,.il;<>, c:, una noli lun:l.i, c:, C'.oinNos:
pieron el fuego,
El Coquimbo, como en
Maipo, por el contra (■.■¡,.,..1,,: 9-1
1,1.:. 3°c
rio, fué el último en llevar su
postrero i decisivo ., de ••r-.i 31=
ataque a las alturas, barriendo como un alud de tl.,.j:.cco 34"
\lcl.|.ila '9
fuego el ejército aliado hasta las calles de Tacna,
hecho señalado que mereció los votos entusias Total 0CHKN1A 1 OCHO OFICIALES ¡ 1, 873 soldados. Totíl
al Perú.
VII. IX.
res, cayó, como había caído Rafael Torreblanca car en el puerto de Pacocha el 15 de marzo de
como la mayor parte de los hombres del norte, rayos un corazón de fuego. Uno de los oficiales
que tienen por nido la boca de una mina o sus de su compañía, el bravo teniente Covarrubias,
vecindades, con
espíritu aventurero, creció Ra minero como él, nos ha referido que en los pri
fael Várela, fortificando su endeble estructura, meros días de aprendizaje daba el subteniente
no en el raquítico banco de una escuela, sino en Várela tan en voz baja sus órdenes de mando,
el desierto. Solía decir mitad apenas las oía.
que conocía, por haberlo que su
recorrido a
pie, todo el valle que el Co Pero puesto al frente del
riega una vez
enemigo,
quimbo de mar a cordillera, operábase en él tras formación tan súbita, que le
hacía inconocible. Era el león de LIsandro que
contestado en un solo día siete cartas de amor Menos sorpresa, naturalmente, causó
cuando
con una gráfica circular i la de ser
provocado a le vieron marchar a Lima mandando en
propie
un duelo con motivo de haber entrado a un des dad una
compañía: la 1.a del primer batallón del
pacho desprovisto i ofrecerse a su dueño gratui
tamente de cajero... En otra ocasión hizo en
desgracia, el capitán Várela de deli
Era, por
las faenas de Lambert, en el rio de Coquimbo, cada salud, trabajada por el clima, i como Torre-
una ruinosa negociación de burros I de aparejos. blanca, en la víspera de Tacna, cayó en ulos
que fué para su inventiva
inagotable trama de jo Lurines" (así decía él) postrado de recia tercia
cosa charla. En la confianza del trato íntimo, i di na que le obligó a cuidarse todo el
tiempo en
ferenciándose en esto del espartano laconismo de una cama. Pero no pudiendo resignarse,
según
su homónimo atacameño, tenía la singular cos su
peculiar elocución, a volver a „los Chiles,- sin
tumbre de no llamar los hombres, las cosas, i aun haber peleado antes en „los Chorrillos", hízose
les apellidos I las ciudades sino en
plural, i así montar, en la tarde de la partida, sobre un mal
decía de su patria ulos Coquimbos,, i a Lima rocín, i así marchó hasta el pie del Morro Solar,
apellidábala sido "las Limas." donde dejando en la arena su flaca montura.
Incorporado desde que llegara al campamen ban el paso al Coquimbo Melipilla. Rafael
i al
granaderos del Coquimbo que mandaba uno de Rafael Torreblanca cuando este escribía desde
los más hermosos i más bravos granaderos de el campamento de las Yaras: «Voi a curarme del
Chile, Luis Larraín Alcalde, marchó hombro susto de los Anjeles con el susto de Tacna,,,
enemigo, i hai memoria fiel de que cuando su I en efecto, el capitán Várela salvó ileso en el
heroicocapitán hizo armar
bayonetas a su
tropa asalto de «los Chorrillos,, (que así en realidad
en la cumbre del Campo de la Alianza a cien se llama «San Pedro de los Chorrillos") (i), pero
metros de un batallón boliviano, repitió Várela
el grito con timbre tan sonoro que lo escucharon
(i) Enjiistllicacidr.de este nombre histórico, copiamos
todas las mitades que venían la Cofradía
a
retaguardia. la siguiente acta de un libro de pergaminos de
■
hizo
fué sólo para morir al frente de Lima i en me madas líneas de la tercera división (Lagos)
dio de sus bravos compañeros. el Coquimbo, alineándose como en una parada
el
en los momentos en
que caían derribados por
XIV. granizo del plomo los dos jefes del bizarro reji
miento, Pinto Agüero i Larraín Alcalde, uno i
De todos es conocido el magnífico despliegue otro
dignos de su puesto en tales horas.
en orden de batalla que al llegar sobre las diez-
E casi al mismo tiempo, vióse al capitán Vare-
ñt Agosto de 1817.
la loma de Tacna; I si bien no alcanzó n¡ la fama
Estando y iiai icnilnsc ccoJIlnrooo tocia mi ¡lustre y ics-
'■loo.iicicoi: ctiiniiiiidm.l a si cationes como modernos, en esta ni la talla del último, que en cinco meses
peleó
Sala Kl. Capilular, ero.... ■ro'-l: rcspcialilc Iloiuuilita coinn
en cinco batallas, señalándose en cada una sin ri
la han de uso y costumbre; en donde se poética :i v [ ail.jl i
todas l::s El lool.j de di., iio Trinando
val; puede decirse, por lo menos, que Rafael \ ,1-
cutí eco. oc: : ■
pueblo.
confiriendo adgullendo únicamente del Bien infinito del Bien rela fué el "Rafael Torreblanca" del Coquimbo.
ml-r-me-. y ;>r. cot'.elusior. tle su
'Modestad |c riios ■ce.
i uno I otro las más altas nombradlas militares
bien y utilidad de diebo pueblo. A presencia de los SS.
entre los jóvenes capitanes- de la "Lejión del
l'ii.siücines C.i pineales y sódicos |iree'.]odoics Je I e 11111" ¡a
Nortei,.
do y mencionado pueblo, y demos 01 i;c,l. límenlo ijtie eme
I, bre, un
proyectil perforaba las dos piernas al
subteniente Juan Gualberlo Varas déla 2c1 com
con
excepción de las de Lima, fué subteniente de la compañía de caladores don
de asalto de frente a
posicio un
sarjento de trincheras en el asedio de 1851
rápido disparo, un
En una hora perdió mucho más tropa que los teniente Varas había nacido el 15 de julio de
cuerpos que en otras direcciones se batieron 1846 i fué enterrado solemnemente en la Se-
ron sus dos ayudantes de campo. pecto del heroísmo coquimbano en la loma de
su escolta de bravos.
Un poco más adelante una bala atravesaba la El abanderado don Carlos Luis Encina, ani
mano derecha del pundonoroso capitán de la mosrj
ekpiino, desfallecido por un balazo, pasó e'
i.* don Francisco Aristía,
compañía hijo de la asta
sagrada al sarjento Oyarce, i éste al caer
Serena ¡ casi en el mismo instante proyectil
un
depositábala en manos de un valiente alemán
destrozaba un brazo a su teniente el joven Mas- sarjento Jlildebrandt que allí fué muerto.
nata, natural de Ovalle, Los custodios de la bandera son nueve er
55
EL ÁLBUM
434 _____
Pero los últimos dos, mantiénense todavía ile lacrima cristi chileno.
sos; i éstos, protejlén dose el uno al otro, llegan Víó la luz el teniente Várela tres años des
baten al a : el pendón to en
ji- índole moral en todo diversa del andariego i
un mancebo llamado Abel Almarza, que dos años algo más tarde un
pt¡ a Academia milí-
yor. Aquel temerario oficial era de los Almarza aquel establecimiento hasta que éstt
de Rancagua i de los Almarza de Llai-Llal, por 1876.
que su
padre fué don Gregorio Almarza, subde
legado de aquel distrito i administrador de los VIL
fundos que allí posee la familia Edwards, hombre
de largos sesenta años que púsose un
kepí en la Hubo con este motivo de volverse a sus na
rugosa frente, ciñóse ancha túnica de soldado. tivos lares. I allí, en fastidiosa inercia, acariciado
arrojando el poncho por encima de las cercas, i sólo por aquellos ensueños que en la pobreza son
talante marchó el bus i alistó en el
en ese en
Aconcagua, en
engaños, vio aparecer la guerra se
de sub
ca de hijo, para morir de cansancio i de fatiga
su batallón Coquimbo con el mismo grado
en
Antofagasta. Ni el padre ni el hijo jamás teniente que tenía en la Guardia Nacional de la
Serena.
en
-i esforzados cotubiil teniente—escribía a su madre, desde las Yaras
r DE LA GLORIA DE CHLLE 433
su honra
Mtko todo un hombre. ,,— I algo más tarde en
car
por perecieron.
ta de confidencias a un amigo, traicionando sus
falaces devaneos de dicha, decíale:— "Espero x.
N. (su desposada) que mi último
que le digas a
será por ella. Mi anillo de compromiso Pronunciáronse sobre los dos ataúdes sentidos
suspiro
de entregarlo o de discursos, ecos calorosos de noble juventud cuyo
lo tiene A. i está encargado
mandarlo si muero. llanto viértese en cánticos, cual el que sobre
Llegada
rela mostróse digno de aquella que poseía su fe [ más arriba de la helada losa.
simbolizada en una sortija de oro ¡ acreedor a Guarda el recuerdo, la gloriosa muerte.
la campiña i el océano, los honores que las ciuda campo de batalla, el 2(1 del mes prójimo pasado, de su hijo
436 -tl.f.UM
el teniente señor Clodomiro Várela. El rindió su vida deten poner en manos de usted la espada del estimadc
diciido la justa causa de la patria, murió como valiente, co como también una argolla que llevaba e:
mo unieren los lujos tle li, entusiaslo pruvincin é.,.:. Cnciiniili,,: "¡Que estas prendas, señora, sean un recuerdo para
.-nallec ¡elido ¡tos, I11 i re, 1,1 aditicia de del valor i de la lealtad de
111 ■■ ■•■ o 1 acom su
hijo, quien todos hemos
a
pañarnos en la batalla eoiivale, iente de una enfermedad de tido de corazón i hemos hecho justicia a sus méritos!
la que había sido atacado en el ultimo campamento.
'■Sus restos descansan en el ccmenlctio <lc Tuena i ,1 <pi,.: "Dios guarde a Ud.
nosotros. —
el tercero de nueve hermanos, ¡ vio la
I. luz en Chillan, donde su
padre era a la sazón
bre de los hombres del norte que recordaba voluntad a los dieziocho años, lo habríamos visto
i que mereció un voto especial de gracia de to biera en 1872. Pero el campo de acción de los
Abel Riso Patrón, nacido a orillas del Nuble, de la vida de guarnición, monótona e inactiva, ha
padres santlaguinos, que lo fueron el apreeiable bría atormentado su
espíritu vivo i empren
años de aquel joven ha hasta digo, prefería las charreteras i la espada de las
;
llegado
43S EL A ,BUM
nero en el bolsillo, todo lo distribuía entre sus Herido, en efecto, en la cima de San Fran
soldados. 1 así era en todo, constituyendo la cisco, el teniente Riso Patrón regresaba a San
jenerosidad su cualidad sobresaliente: podría tiago i hubo de detenerse en
Valparaíso para
faltarle pare él, pero no para los demás, i nunca recibir una
amputación a la que no sobrevivió,
negó al pobre lo que le pidiera. Esto le daba falleciendo en esa ciudad el 1 1 de diciembre de
mucha popularidad, que él no buscaba i de la 1879.
cual n¡ se
apercibía. Desde el camino había anunciado a sus
pa
Las evoluciones del comercio no le impidieron dres su fatal destino palabras de lacó
con estas
del campo ¡ la ciudad, saliéronle al encuentro los iEn aras de la patria idolatrada
bierno el título de teniente del batallón núm. 1 Por el hijo a llorar entristecida,
El llanto que derrame a su memoria
de Coquimbo, Hará crecer las flores de su gloria!... (1).
v.
En esa condición marchóse al norte; i ocurrió A. Sokki.v-A la memoria de Abtl Riso Pairé*,
(.) J.
la particularidad de que, al emprender Santiago, de 1S80,
su
viaje enero 12
DE LA GLORIA DE CHILE
I.
loderna data. 1 por ésto, de los unos i de
dido a
rejimiento, como el Ataca
movilizada, medida un tanto tardía pero eficací DON JUAN MARCIAL PAEZ
i como los robles en las del sur, prontos i arma 3, que había nacido en
Santiago allá por loi
dos todos cual si fueran los soldados de Pompe- de Loncomilla; que en
yo marchando a
paso redoblado hacía Lima, a cisitudes un tanto fictic s de la guerra con Es-
fin de poner término a la mortífera guerra que paña, había entrado en ase de sarjento al bata-
comenzaba a
pesar sobre el país como el carro llón ro." de línea el 30 de noviembre de 1865;
de Jagernaught de la India bárbara. en 1867 había sido ascendido a .subteniente
que
De esa sola resolución que agregado al 3.° de línea, i que después de varias
rompía vulgares
rutinas surjieron los 25,000 soldados que se ba fluctuaciones en su carrera, había pasado a la
tieron en las puertas de Lima i el día 17 de República Arjentina en busca de aventuras que
enero de 1881 (día memorable), 1, voluble suerte.
no
mejoraron su
i casi vora? como toda si existencia de sol- ción a la música por lo que se
nea puso a
aprender
la flauta, lo que consiguió regularmente en mui
poco tiempo,, (1).
promovido a
capitán.
Más constante que muchos de sus
compañe
DON DANIEL MASCAREXO
ros
llegó en esa graduación a Chorrillos i des JUAN
pués a Miraflores donde como bueno, es decir,
como
coquimbano, sucumbió batiéndose. si"btlnifnt:
fué el
Pero la verdad era que había hecho buenos del Coquimboque acabamos de nombrar,
estudios médicos en
Santiago I aun había logra subalterno cuyo nombre hemos puesto en la orla
alzarlo
do sin esfuerzo ser artista. "Cuando su padre de esta agrupación de valientes para
don Marcelino Iribarreu, —
decíanos un
amigo desde injusta oscuridad al puesto enaltecido que
su.
común a
quien sobre el particular interroga] nos es derecho i pedestal de todos los que por
de es
—
trájolo a Santiago por la primera vez para patria sacrifican vida juvenil embellecida
que siguiera la carrera de médico, como dicho peranzas.
era
señor tenía parentesco con mi esposa. ¡rcyócon- El subteniente Juan Daniel Mascareñono
Era Mascareño, por consiguiente, sumamente comienzo ambos prosiguieron su camino hasta
señando a domicilio o escribiendo en las oficinas prodijios de valor, i aun tildáronlo de cruel por
de sostén, no se
dejó conmover
por las primeras
ráfagas del entusiasmo popular. Mas cuando v.
apareció en el horizonte flotando al aire el lába
ro de
fuego de Iquique, según él mismo lo de Excitado todavía su ánimo por aquella escena
acompañándose con un
amigo íntimo de opinio zamiento frente a la fortaleza de la Merced, ha
nes i de empresas juveniles. Según el último, que cia la izquierda peruana, no rindió su esfuerzo
fué el bravo subteniente don Caupolicán Igle aun su temeridad sino con la vida,
mismos. su
espada, Pero su
jefe inmediato el bravo co
Agosto 14 de 1879.— Cabo 2." del núm. 1 de Su compañero Iglesias añade, por su parte,
Coquimbo, que no obstante su cruel angustia espiró vivando
Diciembre 30 de 1879,— Cabo i." del id. a Chile.
Febrero 14 de 1880. —
rejitlor del municipio ríe Comí, rbalií clusión hacia nuestra derecha, matar por su
pro
Esa heroicidad fué su muerte, episodio subli pia mano un
jefe peruano, i encaramándose sobre
me de Miraflores. su caballo cautivo lanzóse al medio de la vorá-
Fué aquel alentado mozo ancho de corazón, jine del combate a la fortaleza foseada i rodeada
hijo de un minero de Combarhalá llamado don de minas i polvorazos llamada por unos déla
Antonio Salinas, si bien él vino al mundo en Calera i por otros de la Merced.
su padre a la escuela de artes i oficios de Santia enemigo, condujo hasta tres veces un puñado de
go, i allí adquirió ciertas nociones de mecánica bravos coquimbanos hasta el foso.
que lo ayudaron a
ganar algo más tarde medios Pero de allí rechazábanles el plomo i la dina
de subsistencia para sí i los suyos. En la provin mita como si fuesen una coraza
Impenetrable,
cia de Coquimbo, como en Caracoles, hízose in hasta que una bala arrebató íntegra la oreja de
jeniero práctico de minas. I después, con su cré recha al bravo que los conducía.
dito cívico, edil de Combarbalá. ¡ Empapóse entonces su rostro i sus barbas en
11. enronquecida de un
grupo en otro grupo, ape
llidaba todavía a los suyos al último esfuerzo,
Hallábase radicado en ese
pueblo durante el que era la victoria, cuando recibió en el pecho
segundo año de la guerra, cuando los engancha dos proyectiles que le tendieron por tierra sin
dores de carne de cañón llegaron a sus
agrios lograr apagar del todo sus
gritos heroicos
campos en demanda de su oficio i solicitaron su El subteniente Rafael Salinas, acaso sin si-
' Torreblanca i
ayuda, mediante su conocido entusiasmo por las berlo, era de la escuela de Rafael
'
EL ACONCAGUA
EL CAPITÁN AHUMADA, LOS DOS CALDERA, CRISTÓBAL GONZÁLEZ, MIGUEL EMILIO LETELIER
suelo abunda, se infiltra en los habitadores del trasporte, a consecuencia de gloriosas heridas
aquí viene que aquéllos sean jente granada, lista, o deudos don Francisco Í don Benigno Calde
jenerosa, rica en todo jénero de virtudes cívicas ra, capitán el primero i teniente el segundo,
i con
mayor particularidad en las del valor. Su aflores, campo donde el
capital ha sido declarada sin duda por ésto i por esforzado rt andado por el veterano
sus altos hechos militares "tres veces heroicair. coronel don Rafael Di. Mu .
jtu
Una de sus ciudades (Santa Rosa) ha dado con el Naval, lo más d e la batalla en la t
sas
persas que defendían a Lima,
Los descendientes de aquellas tribus homéri- i
de línea desde el 27 de noviembre de 1879 (el dio la vida por el plomo enemigo, hízose digno
día de Tarapacá). I todavía, poco más tarde vino por su
patriotismo de un recuerdo
postumo ¡ de
a morir en un hospital de Arica el denodado mo los honores militares que su
cuerpo tributó en
de ellos mismos. I como su memoria pertenece Era el nombre de aquel buen caballero don
a otra pajina, o más bien a otra losa de este libro Gregorio Almarza, "patriarca del valle," hom
de epitalios, nos contentaremos con apuntarlos bre de sesenta años, corpulento, de nariz corva,
aquí en la larga lista de las defunciones heroicas: fisonomía acentuada i ardiente, tipo militar dis
el capitán don Augusto NordenfHcht, nieto de frazado con traje de campesino. Cualquiera le ha
un ilustre sabio de
Sajonia, el teniente don Fe bría tomado en la estación de Llaillai por un vie
milia alemana radicada de antiguo Talca, en i I sin embargo, el subdelegado de Llaillai era
por último el sarjento don Juan Klempets, cuyo una i otra cosa a la vez: era un valiente i era un
batallón i un soldado llamado Pedro Bichet de siasta, que en las elecciones de 1876 había sido
la 4." compañía de ese mismo batallón. —
Los hi perseguido hasta en los montes por las jaurías
jos de la Alemania, de la Inglaterra i de la Fran de Quillota, sueltas esa vez en ese departamento
desdeñaron empuñar el fusil para toda la desde
cia, no soste i azuzadas a
porfía en República
voluntario el
que les era era la la Moneda, tomó servicio en
ner una causa grata porque como
devolución de cariñosa hospitalidad. primer cuerpo que salió a campaña (la artillería
de marina); i como soldado raso marchó al norte,
de
de subteniente, i después de la ocupación
Militó también en el Aconcagua un anciano, Lima las charreteras de sarjento mayor, pelean
no fué oriundo de sus lindes ni per- do en las tropas del caudillo Eloi Alfaro en el
que aunque
DE LA GLO LA DE CHLLE US
Su buen padre quedó inquieto e inconsolable el viaje, dice uno de los oficiales del ejército
—
con la ausencia de aquel adolescente de diezio que ha consagrado unas pocas sentidas líneas a
memoria i allá,
pero su fuga del hogar paterno era La Patria de Valparaíso;
su
cho años; en —
obra de la sangre, como derivación i como ori- en las interminables horas de esa monótona na
ien. Don Gregorio pertenecía a una familia mi vegación, sobre la toldilla del vapor, en la cu
litar de Rancagua. Un tío suyo, don Agustín bierta, en el salón, admirábamos la decisión de
Almarza, había muerto heroicamente mandando aquel noble anciano para abandonar el cariño
un escuadrón en la batalla de Membrillar el 20 de su
viejo hogar í resignarse a vivir de las pri
de marzo de 1814, al lado de su-
jefe el jene vaciones tlel campamento i de las fatigas de la
XII.
jornada aquel caudillo,— se portó con el mayor
valor en la salida, i por una rara fatalidad, fué el El "teniente Almarza" no abrazaría, sin em
único herido i muerto de las tropas que la com bargo, a su hijo, n¡ le vería marchar a la batalla,
x. de abril de 1881.
Tributáronle su
jefe i sus camaradas deí ejér
En el invierno de 1880, marchó, en conse cito los honores debidos a su mérito i a su ran
cuencia, el padre en busca del hijo a Anibgasta go, siendo sepultado en medio del natural sen
cuando la guerra había comenzado hacía ■iEl domingo en la noche, dice una relación —
poco
en aquella misma ciudad ostentando sus flaman
publicada en Antofagasta, el cadáver fué tras—
por respeto a sus años, del Acon currencia i dos del Acón-
una
compañía compañías armadas,
cagua, pero todos los huecos estaban
ocupados,
44ti EL ÁLBUM
i
Do» MANUEL A, GUERRERO
Teniente de Navales
EL BATALLÓN NAVAL
EL CAPITÁN DON PEDRO DUEÑAS, EL TENIENTE DON M. A. GUERRERO I LOS SUBTENIENTES DON RAMÓN
LARA I DON CARLOS LÓPEZ
la playa de Valparaíso, con esta notable dife trera i porfiada guerra con el Perú.
rencia en abono de la última: que de aquella
arena que el sudor empapa junto con la ola, han ii.
salido excepcionalmente los continjentes de la
¡ los de tierra firme.
mar
Aquellos gloriosos cuerpos de milicia fueron
Sin contar, en efecto, el primer batallón Val en
primer término el batallón Naval, ilustre des
paraíso, tropa cosmopolita que mandó en Tacna desu campaña de Chiioé en i S66; el rejimiento
el coronel don
Jacinto Niño, antiguo capitán del Valparaíso, que peleó con inmortal denuedo en
Carampangue, ni el Quillota que entró, si bien Chorrillos i en Miraflores, al mando de un jefe
con raro
heroísmo, en la dirima hora al
fuego de dos veces renombrado, i el batallón Miradores,
Miraflores, al mando del bizarro voluntario
José hijo de la última victoria, que paseó su estándar-
u.
44s EL A
te por todos los médanos i todas las montañas caben en dos departamentos
colindantes: San
del Perú, al mando de otro valiente, que hoi, Pedro de Quülota i Limache en el de su nombre.
cuando se ciñe en los días de parada su unifor Los primeros Dueñas chilenos, dueños i due
me de gala, no tiene casi un solo espacio en su ñas de dos
esas heredades, fueron dos, varón
pecho que no sea una medalla, recuerdos de i hembra; i de la jeneración del primero vinieron
otras tantas batallas ganadas en 46 años, es de al mundo doce hijos, a quienes cupo doce hijue-
cir, de otras tantas victorias, desde Yungai a las de San Pedro, i en
pos de aquellos vinieron
Miraflores. cíen renuevos acusan la fertilidad del valle
que
Pero a fin de valorizar con
mayor acierto la ameno. San Francisco de Limache, aunque san
magnanimidad del pueblo que envió a los com to, es también deudo de esos Dueñas; los Cer
bates aquellos cont injerí tes sucesivos, repartidos das Dueñas.
en seis batallones i en doble número de naves,
II.
nos será licito individualizar las ofrendas de cada
uno en el altar común, contando, siquiera en Uno de
con
aquellos vastagos de San Pedro fué el
junto, sus heroicos muertos anónimos, i consa
ya nombrado capitán Pedro Dueñas Latuz, na
grando leve pero reparador recuerdo a los que cido en Valparaíso el 2 de
agosto de 1853 i
les enseñaron a morir muriendo con ellos. educado el seminario de
en
Santiago hasta la
edad de 22 años (1874).
Echando a un lado las tijeras de la tonsura,
lineas anteriores han servido solo ele explicativa anfibia, cuando, junto la
ventajosa posición con
introducción, al valiente capitán del batallón Na promulgación del bando tle guerra hecho en Val
val que Tacna i Miradores mostró dos
en en se
paraíso por los Navales el 6 de abril de 1879,
veces
digno de su nombre, hubieron los últimos de partir a sostenerla.
Por su
projenie paterna el capitán Dueñas era El subteniente Dueñas, ascendido el 29 de
descendiente directo de los Carrera. Por la lí abril de aquel año a su
próximo grado superior,
nea de su madre, la señora Amelia Latuz, era
logró la satisfacción de de pronto
no
acompañar
nieto de soldado de la independencia, el de los
un co a sus camaradas, porque en uno ejercicios
mandante de caballería Latuz. Su propio apelli doctrinales de laplanicie
su
cuerpo, verificado en
asiento dos haciendas jemelas que hoi apenas siderándose en inminente peligro, pudo dejarse
____*_
r DE LA GLORIA DE CHILE 4-1;
honda pena, pero tan presto como mejoró, a su súplica empero bastó. Temía que sus compañe
costa tomó el vapor de la carrera i se fué ros lo llamaran desertor, i sin vacilar marchó la
propia a
IV. vi.
iEl coronel Urriola, que siempre le tuvo de El intrépido ayudante de campo del coronel
cidido cariño, le guardó su puesto; quería tener Urriola había sido ascendido a
capitán en los
mento, por supremo que fuese, cumpliría su mando de la compañía de cazadores del batallón
que hizo retroceder a los nuestros. En los instan fuego de Miraflores. el capitán Dueñas corrió a
tes de mayor peligro, el coronel Urriola tenía su puesto, i en la azarosa crisis, en que acosado
dante para que la trasmita. Éste, que tenía que zaron a hacerle perder terreno, "el capitán de
atravesar por entre los fuegos de ambos comba cazadores de los Navales —
[¡rosigue diciendo la
tientes, parte a
galope. A pocos pasos su caballo relación doméstica pero verídica que antes he
cae muerto por varias balas; pero él prosigue a mos citado—-reúne una treintena de los suyos en
pie hasta que pudo tomar otro caballo que esca una
pequeña loma desde cuya cima ve acercarse
paba asustado por el fragor del combate. Cum las columnas enemigas grita i a
aquel puñado de
plió su deber i su
mensaje. héroes: .lluchachos. ájales preciso vencer o morí/-.
11
Bajo aquel cercano i nutrido fuego, piden los
v. cazadores a su
capitán- que abandone aquella po
sición abierta i casi rodeada; pero aquél ha di
"Después de este glorioso hecho de armas visado los refuerzos que avanzan
por stt reta
consiguió venir a ver a su familia. Una parte re guardia i se empeña más i más en sostener su
de dulces intimidades, donde el soldado otros, i por último toca su turno al capitán:
joven una
reveló sus tristes presentimientos de que moriría bala le atraviesa el cuerpo cerca del abdomen,
si volvía combatir. Los
a
lugares que le vieron
nacer, la sombra de los árboles que cobijaron su VII.
niñez, servíanle para comparar las afanosas mar
chas del desierto cielo abrasador, sin "Cuando los cuerpos de la reserva,
bajo un otros —
queja. SUÜTEMIiKTE
VIII. co
que sabemos de ella por la relación de una
testigo del señalado denuedo del único capitán el espantoso terremoto de aquel mes. En abril
de Navales que murió en la guerra, í quien, ha del mismo año fué traído a Chile con su familia
blando de su mérito en un informe oficial desti que allí se hallaba desterrada, viviendo su padre
nado al Congreso Nacional, exprésase (setiem de industria humilde pero varonil,
bre de 1884) en estos términos:
"La batalla de Miraflores, que tantos sacrifi
(1) Informe del coronel dtm Francisco Javier Fierra en
cios impuso al batallón Naval, que allí perdió mismo documento el último
setiembre de 1
S84. En ese jefe
más de la tercera parte de su efectivo, arre agrega también los siguientes dignos conceptos sobre aquel
meritorio i malogrado joven:
bató al país un buen ciudadano, a la sociedad
'El capitán don Pedro A. Dueñas, de la 6. "compañía del
un
cumplido caballero i al ejército un bizarro conducta intachable
expresado cuerpo, observó siempre una
enviado a Valparaíso desde el puerto del Callao, .aliente i abnegado hasta el sacrificio al frente del ene
de la del cuerpo, documentos que (*) Nuestra antigua amiga, la apreciable señora Carinen
preocupó caja 8
Lara, tía del joven naval, en carta de San Felipe, octubre
tenía a su
cargo como
capitán depositario, i de de 1884.
DE LA IA DE CHLLE 451
Desde mui pequeño fué puesto el niño Lara derado del mismo cuerpo",
sería, en no mui lejano día, el baluarte de su En cuanto a este denodado oficial, que pidió
i también de aquellos de batalla la bandera de
desgraciado hogar, uno como
gaje su cuerpo ¡
¡ renombre a su patria. Así como
que dan lustre que sus camaradas, por su
tipo árabe, llamaban
nosotros pensaba mi malogrado hermano Ra el znlií, sólo sabemos que fué digno de morir
món, padre de aquél, asido a la asta sagrada del pabellón chileno, que
Siendo un adolescente ingresó, aunque con
allí, como el del Coquimbo en Tacna, perdió ín
la Escuela Militar de Santia
algún sacrificio, a
tegra toda su escolta,
go, i a
pesar del cortísimo tiempo que estuvo Era el abanderado López natural de Valpa
en ella, salió en calidad de subteniente del bata raíso, i abandonando voluntariamente en Tacna
llón Naval que inmediatamente partió al norte. "
la subtenencia del batallón Naval que le había
El Naval i el Aconcagua fueron los cuerpos cabido en suerte, hízose porta-estandarte para
donde se cebó el plomo enemigo en la por mil morir amortajado en sus
gloriosos pliegues.
títulos memorable batalla de Miraflores, Una brevísima relación inédita de su corta
después de haber dado ejemplo de temerario "Fué apenas un soldado de diezinueve años,
arrojo, trataron de retirarlo tanto del princi nacido el 24 de noviembre del 61,
pues había
un
noble aspiración de desplegar el pabellón victo I ahora llega por orden de edad, el turno del
rioso sobre los muros de la ciudad limeña. rejimiento Valparaíso, que será seguido de! Mi
"Mas el adverso destino negóse al cumpli radores, esta resurrección del Naval.
(1)
miento de esta aspiración, ¡ el subteniente Ló
I.
DON MANUEL A. GUERRERO
Cuando al grito de ¡A Lima! ¡A Lima! des
última víctima de la entereza de los jóvenes ofi tral, el ciudadano i el ¡lota, i comenzaron todos
ciales del Naval en el sangriento campo de M¡- t
pedir a voces armas i señalamiento de bande
do sus
padres don Mariano Antonio Guerrero i que marchó, alta la frente, latiendo de regocijo
doña María Aravena, honrados agricultores col- el corazón, a los combates. Sus soldados, a
ejem
chaguinos. plo de sus dos jefes Marchant i La Rosa, pare
Educado en el liceo de San Fernando, cuando cían por sus tallas escojidas, hombres de la mon
sobrevino la guerra, dejó las rústicas faenas en taña, al paso que sus oficiales brillaban por su
el t 7 de febrero de 1 880 partió feliz a la campa una sola familia de guerreros antiguos adiestra
ña de Tacna en el grado de subteniente que al dos a las lides en los juegos olímpicos de su
El día de Miraflores, el teniente Guerrero, bajas i entre éstas la del bravo capitán Ricardo Olguln
San-
ilel batallón Naval, había (muerto) i las de los tenientes Felipe S. Artigas, Miguel
cumplido apenas vein huesa i José María García, i subteniente Amadeo l'erre,ra:
te años. heridos.
DE LA GLOj LA DE CHILE 453
milagro del patriotismo que hacía exclamar a los dando vuelcos a la tierra i haciéndola jirar entre
escritores públicos de ese tiempo, como a Cha las nubes en un sentido opuesto a su acostum
jimiento porteño, antes de marcharse a Lima, a primera carga del Valparaíso al pie del Morro
la revista militar del 19 de setiembre, cuya pa Solar, se contaron sus bajas i resultaron 87 sol
rada mandó el entonces coronel don José Eran- dados i tres oficiales.
cima de todas las cabezas i las dominaba: tan batalla. Contáronse otra vez sus claros i se echó
arrogante era el porte de aquellos hombres, tan de ver que hacían falta 114 individuos de tropa
elevadas sus estaturas de titanes. i 20 oficiales. A la cabeza de éstos, e irradiandi
Hubo también de peculiar en la organización mento en que los anjeles de la victoria iban re-
como de los soldados de César en las Galias, que do por el Congreso a coronel después de muer
los soldados de Valparaíso fueron al Perú sólo a to, cayeron para no levantarse como él sino en
paso de este jefe del Aconcagua al rejimiento "Nada han podido decía anunciando su —
falle
inmortalizó las puertas de Lima, de cimiento El Mercurio de
que se a
Valparaíso, al día si
rribándolas. Llamábase Juan Antonio Silva Do guiente;—nada han podido contra la fatalidad ni
Enrique Pérez) esta sola frase antigua por su ción de los médicos, celosamente
empeñados en
Silva, hijo de un
antiguo tesorero de Valpa donó las aulas del liceo i fué de los primeros en
raíso, era
ampliamente vengado por la compa presentarse a
disputar un
puesto en el nuevo
ñía del capitán Pérez, que hizo implacables continjente de soldados que reclamaba la defen
Fué aquel entusiasta adolescente hijo de Val ción i su carácter entero le captaron la estima
paraíso i del tesorero municipal de esa ciu ción i respeto de sus jefes. Por ésto el coman
dad don José Antonio Silva Montt, natural de dante Marchant al ser
promovido al mando del
Fetorca. Su madre fué la señora Ménica Do
rejimiento Valparaíso le llevó a su lado ha
mínguez, quien diéralo a luz el 31 de agosto ciéndole ingresar en él con el grado de subte-
de 1SÓ2
batalla
Retozaba todavía por consiguiente en los pa En este puesto asistió a la sangrienta
'
11.
CAPITANES DEL BATALLÓN MIRAFLORES
rejimiento Valparaíso en auxilio del batallón Na breñas, fué dejando un verdadero reguero de
val que retrocedía arrastrado por incontenible cadáveres desde Tarma Yungai con Amaga
a
ráfaga de fuego, había llegado al paso de trote a da las de los valientes capita
(dos compañías,
las líneas enemigas desde las de El Barranco, nes üarahona i
Givovích), i en seguida todo el
salvando así el hermano al hermano en la hora cuerpo desde Huancayo a Ayacucho (mil leguas
Ahora bien: de aquella conjunción heroica de marcha a pecho descubierto el histórico puente
la sangre porteña en el campo de batalla de M i- de Izcuchaca, juzgado, como los Anjeles del
raflores nació el tercer cuerpo de guerra de las Atacama, no sólo como punto militar e inexpug
playas i de las colinas de Valparaíso, el cual to nable, sino como sitio inaccesible. Nadie, a la
mó su nombre de pila de su
propio glorioso bau verdad, antes que el Miraflores, había forzade
tizo, el "Miraflores» de Miraflores. su
puente i su
puerta de hierro, a mano armada.
ción el 14 de noviembre de 1881 al 15 de agos páramo a otro páramo, iba quedando alguno de
te de 1SS4) perdió, casi tantos sufridos soldados los suyos muerto a bala, muerto por la puna,
como el rejimiento Valparaíso en dos batallas. 1 muerto por el cansancio, muerto en el paso de
si hubieran ele tomarse en consideración compa los ríos, como para marcar a la vuelta el estéril
rativa camino del regreso. Así los soldados Delicio
sus respectivas plazas perdió mayor nú
mero, porque, sobre 800 voluntarios escasos, León, Belisario Díaz i Miguel Olguín ahogáron
dejó el Miraflores 140 i 227 el paso del Manuel Calderón, de la
muertos rezagados se en
Oroya;
en los médanos ardientes i en las punas heladas 2."compañía, más afortunado que los anteriores
del Perú,
pereció combatiendo en el puente que corona
Forma este cómputo matemático la mitad de aquel rio en el paso prolundo tle Lcuchaca; Bar
su
jente de guerra; i cuidado que los que
queda tolomé Arancibía i l'atricio Paiva sucumbieron
ron como
prófugos en suelo extranjero cubierto en La Concepción en el mes de julio de 1883,
de los
abrojos del odio, fueron mucho menos fe cual si hubiera sido para recordar con una
pe-
El. A
456 '■BVM_
quena trajedia la cruel hecatombe del año i mes ble, ni a
fuego, como ellos de
seguro habrlanlo
el río Hua- anhelado, perecieron
precedentes; Daniel Rubio quedó en tantos de
aquellos bravos
pe, Daniel Briones i el corneta Ernesto Osorio como su impertérrito jefe había visto caer en
en el Pampas, i por último Carlos A. Salvatici, derredor suyo en Tacna i en Miraflores de sus
hijo de un
antiguo oficial de la marina de la re
antiguos subalternos.
pública i soldado de la 6,* compañía, sucumbió Los valerosos capitanes Guillermo Dolí i José
en
Ayacucho mismo, derribado, o más propia M. Zorraíndo, vinieron agonizantes a
apurar las
mente de pie, por las balas de sus
propios ca heces de clima emponzoñado en
1883, el prime
maradas, a virtud de un acto de insubordinación ro a Valparaíso (marzo 2), i el segundo a San
desesperación es
para el soldado chileno que es subtenientes. Gallardo espiró en el Cerro de
IV. tirio de un
cuerpo de voluntarios que había to
morarse, como
ejemplo para lo venidero, que e invisibles de los campamentos Í de los hos
habiendo saüdo todos aquellos hombres volun pitales?
tariamente de su
patria, no hubo una sola com
vi.
pañía que no
trajera desertada la tercera parte a
lo menos de su dotación. La t.' compañía del Otra contribución del patriotismo porteño,
Miraflores dejó 43 hombres, la 3." dejó 48, la que no brilla con el resplandor siniestro de las
6.\ que fué la más compacta i la menos perdi armas
pero que se ostenta nítida en sus antiguos
dosa, dejó 31, blasones, fué el servicio de sus bomberos arma
«Á
w DE LA GLORLA DE CHILE id
bizarro segundo jefe del Atacama muerto en La cuenta queda así hecha i pasada a la pos
Miraflores, Rafael Zorraíndo, tipo de gran sol- teridad; de suerte que cuando llegue (que no ha
de tardar) la hora de la postuma justicia para los
invencibles, i cuando
Llegado es el momento de formar, a estilo a las tablas de la sangre
más de sepultureros que de glorificadores, la de los pueblos verdaderamente heroicos en la
cuenta definitiva en estas tablas numéricas i me constancia i en el patriotismo se sustituyan los
por un
pueblo tan olvidadizo de sus pruebas antigüedad erijía a los hijos del mar, sacrificados
k*.
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE
EL BATALLÓN CHACABUCO
EN TARAPACÁ
EL MAYOR DON P0L1D0R0 VALDIVIESO, LOS CAPITANES DON VÍCTOR LUCO, DON MARTÍN FRÍAS \ LOS
TENIENTES DON PEDRO URRIOLA ELÉSPURU I DON JORJE CUEVAS
capital chilena, tuvo, decíamos, cuatro grandes misión, batalla por batalla, de lijera como la
jornadas en su itinerario del Mapochoal Rimac, consecución de lo
completa nt estro propósito
de las cuales dos, Tarapacá i Chorrillos, fueron requiere,
terribles.
En Tacna el Chacabuco, que entró al fuego
sólo en la última hora, experimentó a la verdad, DON POLIDORO VALDIVIESO
sólo 40 bajas i oficial
un contuso
(el subteniente
Víctor Luco, herido otra vez en
Chorrillos), i en ¡ARJENTO MAYOR
el número de 21, desde coronel sub- bravo que allí había estrenado
su a su valor, saltando
L
:bum ■
^!B
ñol que aquella ciudad casóse en 1804 con sepultura de soldado, cuando dos días
en
después
señora Miranda i Gamarra, de cuyos de la hecatombe llegó aquél los
una uno a
recojer muer
retoños pasó a Chile en el ejército de San tos; i allí, debajo de rústica piedra aguardan sus
lia militar de los Sotos, nacieron sus dos hijos la cubren con sus ósculos, i por ésto los huesos
Samuel i Poli Joro, arrogantes soldados, de todos los chilenos esparcidos en la tierra que
Educado el menor de los Valdivieso Soto iodos voluntarios, bisónos i por lo mismo dig
Aguilar en el Instituto de Santiago i en la Aca nos de induljencia.
demia Militar salió de ésta para entrar al Duin Pudo talvez haber error en su severidad, tra
sólo tenía mediana consagración a la vida disci fué posible que a más de ser ríjido fuera cruel,
plinaria ele cuartel, capitán años más ,,Te envío, decía, como para desmentir aque
—
era nueve
tarde (1867), ¡ once años después, al comenzar la lla acusación a una tierna niña ofrenda de sus
sión del batallón Chacabuco el 14 de junio de jen que me conserven la vida para protejerte.
1879, marchó a
Antofagasta i a
Tarapacá, don Acuérdate que estoi peleando por la patria i por
de terminó su carrera como la había comenzado,
esto es, un acto señalado de bravura. En los Esto escribía el bizarro soldado el 10 de no
por
momentos en que para alentar su
jadeante i ro viembre de i8;o desde Pisagua. Dos semanas
deada tropa cojía el fusil de un soldado muerto i más tarde yacía muerto en solitaria loma el que
del honor.
CAPITÁN
Su tumba, la quebrada de Tarapacá.
Séanos lícito agregar todavía una palabra so Su espitafio es este libro:
bre este brillante capitán del Chacabuco. Hijo Esto fué todo, i ciertamente no fué poco.
ejército a Chile. —
Xo se necesita añadir que el hora.
i'.trLaro hechor pagó con su existencia aquel [-¡amábase uno de ellos Jorje Cuevas, Pedro
cruel delito. Urriola el otro, amigos inseparables en la mesa
ayudante del Chacabuco don Martín Frías, joven Ambos entraron en consecuencia a la campaña
apreriable, soldado valiente i entre los suyos en el mismo mes (marzo de 1879), en el mismo
querido camarada, cuya existencia es fácil com cuerpo i bajo el mismo jefe; ambos ascendieron
pendiar en pocas líneas, a manera de lacónica en su carrera t a la par, Pedro Urriola en agos
filiación de guerra por el método i Cuevas setiembre de
siguiente: to Jorje en 1879, i ambos
Su pueblo natal, Santiago. marcharon en la clase de tenientes del Chacabu
Su edad, 30 años, co a
cumplir su inexorable destino entre las bre
Su escuela, la Academia Militar, ñas de agria i angosta quebrada, suficiente ape
Su cuerpo desde alférez el de
a
ayudante, 3.° nas
para servir de sepultura a un millar de
línea, bravos.
tan,..
462 EL ÁLBUM
II. IV.
Aquellos dos niños procedían, por otra parte, jes, que no de soldados, guardaba también en su
de arrogantes soldados, cuyos nombres antiguos pecho nobles tradiciones militares que en los
había recojido la historia o el poema, i fué cosa hombres de guerra son estímulo i blasón. Sus
cierta que aquéllos no desmintieron la pasada dos abuelos habían sido caudillos en las armas i
fama en su
rápida carrera, como tales habían muerto bajo de ellas. —
"Señor
En el caso de Jorje Cuevas es un hecho per —
decíanos a este
respecto un soldado del Cha
fectamente comprobado que el denuedo ha po cabuco de la compañía de los dos amigos i retra
dido contarse por jeneraciones, de varón a varón tándolos a su manera en el campo de batalla en
ballero extremeño, compañero i compatriota de lir bueno mi teniente Urriola? Toda la noche nos
don Pedro de Valdivia, hasta el joven soldado de iba animando con que temprano descansaríamos
Juan de Cuevas peleó en efecto en Guaman- ríamos brevas peladas en las higueras del valle,
ga contra Gonzalo Pizarro. Su hijo, don Luis de i por la mañana, al comenzar la pelea, nos
gritó:
Cuevas, peleó en las vegas de Colmo i de Quin —"¡Muchachos, quítense las caramañolas porque
tero contra Hawkins, pirata inglés. "Don Luis el reflejo del sol en la lata va a servir de punte
de Cuevas, —
dice un manuscrito de la época, —
ría al enemigo! ii—
Cayó un niño asu lado,—aña
embistió con el capitán de los dichos ingleses que día el soldado en el lenguaje de los soldados,— i
saltaron en tierra i lo mató. " I por ésto el poeta mi teniente tomó en el acto el fusil i el morral
dijo de él en canto de batalla: para vengarlo. Era lo mismo que había hecho
Eléspuru) en Yungai,
Bautista cruento e inmerecido sacrificio aquellos dos no
ral don Juan
de salir bilísimos muchachos, i desde
el 20 de enero de 1839. ¿Cómo no había día quedó
ese otra
el arte de pelear i de morir era una jeneraciones que heredan sus nombres, la cúspi
era orgullo,
herencia, casi un mandato de familia? de resplandeciente de la fama sólo brilla con
fué sepultarle, ¡ aquí hácese eterno resplandor cuando se destaca en ella esta
Su propio padre a
preciso no olvidar que este último, niño como él, leyenda inmortal de todas las grandes acciones
militó bajo su antecesor en la campaña que pre
—
el deber!
llamóle "hijo i nieto de soldados.n (1) nes en el norte, certifico tpie lia examinado profesit .anímen
te el cadáver riel teniente del lialjlliui C bacal meo, señor re
Sobre la cruel inmolación del teniente Urriola he paca, hallando en él las lesiones siguientes:
[1) aquí
escribía al autor de recuerdos.
ni." Dos heridas hechas con armas de fuego en que las
loque sus
:i:ilas habían aiiaic^do desde la rejiiín anterior a la poste-
'
■
',. ,:,,-l,. t-u su parle media, b'.^as dos les i unes estaban
«Campamento de Dolores, enere 22 de iSSa.
lijeramente vendadas;
na." Una herida de bala en la rejión pectoral derecha en
EL REJIMIENTO CHACABUCO
EN CHORRILLOS
EL TENIENTE CORONEL DON BEL1SARI0 ZAÑARTU, LOS CAPITANES SOTA DÁVILA I OVALLE, LOS
SUBTENIENTES MONTT, JIMÉNEZ, ELGUEDA I FERRER
"SV'ic~!dj que bajo una sola bandera suco aquella áspera falda escoltado por seis de sus
el bautismo de la sangre, que es a la vida del ambición a los ascensos, dice de él alguien
—
que
soldado lo que el sacramento de la confirmación conociera todas las intimidades de su alma,— ¡
al cristiano que ha sido ya unjido por el óleo del sólo le guió el cumplimiento de su deber sirvien
m.
CAMILO OVALLE
Mas
aquellos rápidos honores, que él nunca recidos en el tiempo luctuoso que pasó.
ambicionó, se atropellaron a su paso sólo para Aquella lejión del Chacabuco que recuerda
poner en más vivo i doloroso relieve su
prema los uséis capitanes del 2." de línea" fueron Otto
turo fin. von Moltke, Ramón Sota Ddvila, Camilo Ova
Herido en ui muslo en el ascenso del morro lle, Benjamín Silva, Arturo Salcedo i Francisco
Solar, no cons itió en retirarse, no obstante Javier Lira, de los cuales sólo los dos últimos
obligó a
dejar I: cama sólo para ir al combate.
(1) Su hermano don Hor
I adelantan tío .1 marcha hacia la cumbre como
Santiago iSSj.
■"-■*
f
DON ENRIQUE PRENAFETA DON JORJE COTTON WILLIAMS
Subteniente del Rejimiento Chacabuco) (Teniente, del ltejimieuto 2.° de línea)
WPF^'
DE LA GLORIA DE CHILE
volvieron a levantarse a la vida del charco de su cursor de lajuventud, 110 se habría creído que
sangre.
era un capitán formado en tres campañas i que
nas de este libro fúnebre de sacrificios han teniente del Chacabuco desde el primer día de
la guerra (mayo de 1879), tenientedespués de
f sido ya recordados.
n. Tarapacá, donde batióse con
incomparable bra
vura ajena a sus años (diciembre 17 de 1879),
Ramón Sota Dávila era en Chorrillos un ca
capitán en la víspera de las batallas de Lima
pitán de 2 1 años. Nacido de padres, que todavía (octubre 14 de 1880), una herida de bala que
I no se han alejado del todo de los días de la ju en los
primeros días se juzgó leve, agravada poi
ventud (don Natalio Sota i doña Clara Dávila), una
intempestiva navegación en busca del ali
\ después de haber recibido mediana educación to de la madre i de las auras de la patria, 1
militar en la Academia de Santiago, entró al son dos fuerzas de vida, causóle al fin la mué
Chacabuco, cuando este cuerpo era sólo una bri como a la mayor parte de sus
compañeros de
clase de subteniente el 14 de ; de febrero de 18
gada lugareña, en
su
próximo ascenso. Alcanzó
seguida su ter en
¡estómago, hospital
15 de
de sangre de la Academia de Cabos el
enero de 1881
tronaba el cañón de Miraflores,
en los momentos en
digna salva
que
an
SUBTENIENTES
I.
ticipada sobre las tumbas heroicas.
Fué el capitán Ovalle el más hermoso niño no sólo a subteniente de su cuerpo sino a
ayu
de de dante de bravo jefe en el campo de ba
aquellas lejíones que asombraron por su su que
nuedo la América i al talla necesitó de sus servicios i lo recomendó al
a
española, contemplar en
'
■ las filas su rostro limpio aún del tenue bozo pre- tamente en su parte oficial.
L
EL ÁLBUM
brero de 1881, i conducidos sus restos a Chile, Por lo demás, para los efectos de la
estadí;
lúciéronsele los honores que el país i la lei le
de la glorificación i sólo con el fin de
agrupat
debían en su carrera i en su fin.
una sola fosa los cadáveres heroicos, condet
mos
aquí el rejistro de las pérdidas de los
11. ciales del Chacabuco durante la
guerra er
forma siguiente:
Fueron también oficiales del Chacabuco, se
Dos
segundos jefes, uno de ellos muerte
11.
tradición el nombre de la proeza inmortal de po de oficiales que la del teniente don Juan de
Í supo sostenerlo tierra firme "No Dios Santiagos, músico mayor de la banda de
Iquique,
—
en
gran parte de su brillante i moza oiitiialid.ttl luc jornada dejó el campo 164 soldados, í entre
ra de combate; pero las heridas luciéronse leves .-arios, heridos leves, a sus valientes capitanes
i sólo sucumbieron el Ion Eduardol, ecaros i don Joaquín I'iiitoConclia.
en
pechos juveniles en
leo Bravo Rivera i Arturo Marín, subtenien- vés de los campos de batalla, recordar aquí la
que ocupó con acierto puestos civiles, siguieron heroico, porque él marchó a las lomas de la
los tres en grupo a las campañas a su tío mater Alianza profundamente persuadido de que iba
no el coronel i más tarde ministro de la guerra a morir, i no obstante ésto no retrocedió un ápice
don J. F.
Vergara, de su
puesto en la línea de batalla.
"Avanzaba Aníbal ala cabeza de su morir, como murió. Rasgos de esta índole han
tropa,
—
dice el último, —
i encontrándose a cuarenta pertenecido siempre en la historia de la pre
los verda
guerra i de todas las guerras
a
metros de distancia de las trincheras enemigas, re sente
cibió mi balazo en el brazo izquierdo, que pare deros héroes o a los que han nacido para serlo.
mando i entusiasmando a su
tropa. Habría ca VI.
minado unos veinte metros cuando recibió un
balazo en la cabeza, que le rompió el cráneo sin ..Era,— dice de él, uno de sus amigos de cole
penetrar la bala i cayó de espaldas desatentado. jio, recordando la nobleza de su alma i su fugaz
Inmediatamente se paró, i estuvo vendándose escritor don Francisco Pardo
carrera
(el joven
la notí-
la herida ayudado por el teniente Echeverría. Duval), al tenerse en Santiago primera
r
DE LA GLORIA DE CHILE 171
desvalido i ante la r iseria, formóse caritativo lia! ¡Que el recuerdo de ser tan
apreciable sirva
con su soplo cruel ha arrancado al jardín de la .1 en fin, que la manera honrosa conque rin
de Chile. dió existencia jermen aún, lenitivo
juventud su en sea un
i.Más de lágrima
una hemos visto correr por para su familia cubierta de luto; que la patria i
guardia nacional, que entran como factores ríe Siguiendo esa misma progresión habría toca
una
guerra, ostente cada cual entre los suyos do ese
puesto de preferencia en la gloria i en la
uno o varios tipos que mediante un
particular muerte en el tercer cuerpo santiaguino que mar
denuedo trasmita i afiance su nombre en la pos chó a los combates (el Caupolicán) a su segundo
teridad como si su
gloria jeneral fuese la salva jefe el valentísimo Dardignac, que solo detuvo
que saluda a la bandera colectiva al ser izada en su
paso de carga en el asalto al borde del postrer
tienda de Chile, porque el Buin i." de línea pu rera de soldado, es fuerza pero no es dificultad
do presentar como el tipo a
que hemos hecho encontrarle un
reemplazante.
alusión al capitán Rivera; el 2." de línea a sus
cional, quien, en el
propio que día en se declara dante del Caupolicán i que
ayudó de cerca a
ba la guerra (4 de abril de 1879) cumplía 17 Darnignac a conducirlo al fuego, la
incompara-
años. Sus respetables padres, que hoi residen en ble bravura con
que el capitán Valdés,
que des
Bulnes del Nuble, fueron don Manuel Valdés i de Arica mandaba en comisión la
compañía de
doña Dolores Velasco Cotapos, de cuya unión cazadores de su
cuerpo, desplegó su
tropa en
nació aquel niño el 4 de abril de 1862, es decir, el campo de Miradores hacia la orilla del
mar,
saludando al preludio de la batalla con
estrepito
"Cuando se declaró la guerra que me lo sos vivas. I desde esc momento, avanzando siem
bato —
dice de él su
propio padre en carta
pre, sostenido algo más tarde por la
4.° compa
1 tlltllO t
perc ñía, llevó su
tropa el esforzado niño hasta el pie
mui grande; su entusiasmo no tuvo límites í qui del fuerte Alfonso Ugarte, donde una bala de
so contribuir a toda costa a defender su
patria, ametralladora lo dejó muerto en el sitio.
ofreciéndole su vida, sin ser
capaces de desani Antes que él, había caído entre los granaderos
marlo ni las lágrimas de su madre a
quien idola su
capitán don Manuel Astorga Pereíra; en la 1.*
traba n¡ los ruegos de sus hermanos.» compañía el valiente \atal Eduardo
Vega, cuya
vida ya contamos; el intrépido capitán Vicente
IV. Palacios de la 2."; Juan de Dios Prieto Correa,
co, marchó a
campaña el subteniente Valdés a jento de la 2:' Rómulo Sotomayor, mozo bravo
nes de 1879, en el batallón Caupolicán, i aun pero rigoroso, herido casi de muerte en las filas
su no tomó parte en las batallas de i que pereció algunos afii.s después a manos de
que cuerpo
ese año, en todas partes por su
inquebrantable sus soldados, siendo teniente en el fuerte Freiré,
bizarría, por su sumisión severa al deber, por su La marcha del Caupolicán por la árida plani
habitual donaire tle- camarada señalóse entre sus cie que separa las aldeas marítimas de Barranco
compañeros. El subteniente Valdés Velasco era i Miradores, fué de esta manera un reguero de
del tipo i de la escuela de aquellos denodados sangre jenerosa, asi como en Chorrillos el bisoñe
niños tpie como Luis Cruz el ríe La Concepción. cuerpo había perdido sólo cuatro soldados heri-
por su patria en la
segunda batalla campal en consagración, gloria ha de
cuánta inmarcesible
mencionado, en carta al autor fechada en Térmi jeneracioncs que en pos de aquélla habrán de
co el i." de setiembre de 1884— con su
compa venir, habrán de pelear i habrán de vencerl
compañía al frente i cerca del mar. Entretanto, los oficiales sobrevivientes del
desplegó su
como bueno sus deberes de soldado, de patriota daba accidentalmente i que debía mandar como
i de caballero: fué valiente Í pundonoroso. Esta capitán si el plomo homicida no hubiera tron
siempre igual, alegre, risueño, decidor en las ritos que tenía adquiridos por su constancia en
nEn una
palabra, Alfredo Valdés fué niño i fué cazadores avanzó sobre el enemigo, i al tomar al
soldado, i sin dejar todavía de ser niño, murió asalto la primera trinchera cayó herido de muer
primer momento a pecho descubierto. Perdió así aquel rejimiento, a cuyos hijos, des
Fué esta la causa porque los proyectiles ene- de la conquista, el Biobio i las tradiciones que
niigi.H pusieron fuera de combate a casi Lodos arrastran entre arenas sus aguas han ciado bríos.
i menos de oficiales i 125 individuos de
sus capitanes, entre éstos a
Régulo Fernández no once
a
Juan Gregorio Tejeda, mancebo penquist" tropa en aquel carnicero estreno que para él
lleno de vivacidad debía terminar sólo cerca de tres años más tarde
e intelijencia que estuvo a
Valparaíso; al
capitán Francisco Ferro, natural Cierto es que sus heridos ¡ maltratados por
¡le Talcahuano, que en un acceso de locura se las balas se recobraron aprisa, pero quedó tira
Wenceslao Villar Eyzaguirre, preceptor de la molación más tierna déla guerra i cuya efijie re
1L.
47$ EL ÁLBUM
tual senador por Biobio clon Ricardo Claro. Diciembre 23, subteniente.
;/.:•. las pajinas precedentes de este li- Silva, esforzado que había
. mozo
saniiaguino co
iü) los que hicieron las últimas cam do de soldado al Buin cuando este cuerpo ;
entre las filas en el orden deparada; i adelan rreal i de doña Magdalena Silva, educóse aquel
tando ahora esta idea, vamos todavía a
apuntar enériieo i turbulento mancebo en el seminario ríe
algunos nombres que si bien más modestos que Santiago i tle allí pasó, como de un sallo, ,1 ser
pidez de muchos otros oficiales de este rejimien del comandante Orella (que también había de
to, que al fin quedó manijado en el campo de morir!) sobrevivió a sus crueles heridas hasta el S
batalla por un
simple capitán, el
intrépido solda de marzo de 1881, en
que falleció a la edad de
do mestizo don Adolfo años, habiendo recibido de
Krugg, hijo de alemán 22 su
antiguo maestro
^Á___R¡!- NO L'11 'os voluntarios móvil i za- en todas partes no recibió sino rechazos, desai-
las últimas
^^1^^^^ dos que marcharon a
las enfermedades i las penurias, por el clima aje doscientos iromlircs: ofreció n! ¿loSñ.-rno rumiar un cuerpo
no i la larga ausencia del nativo suelo. I los ■
[lie se Un ma ría "Zuavos de l'li'.tu.'
Su so' ii i I nd no fue atendida. I 'ere. no
|«n c-;u
desmaye, el
ociosos de palacio veíanle de continuo a la puer
señor Hcrqumiiro. Al contrario de Ja romana
que Trie a ofre
ta de la Moneda durante el estío i el invierno lilirus sibilinos al i •jue, ¡emití
cer en venta tres emperador, v
de 1880, acechando alguna menesterosa oportu recluí Alda su cierta. volvió después tle linlier quemado uno
nidad de hablar con los grandes que de pasaje exijicui'o el mismo [necio, i
tle e!los, tras de un nuevo re
atravesado su pecho
por dos balas en Chorrillos,
II.
Pero así siquiera el doble proscrito de su pa-
Desesperando al fin de obtener un
puesto cual tria murió vengado dos veces de los que lo habían
quiera ejército regular o movilizado, fuese
en el
i cobardemente ultrajado en las prisiones de Iqu¡.
a Arica cuando la escuadra
desplegaba sus velas ; que i de los que en la Moneda habían
rechazado
en dirección a
Lima, i por compasión nombrólo cien veces el jeneroso ofrecimiento de su
sangre,
el jeneral en jefe guía del ejército encampana I así como de aquel noble humilde
pero vo
con el sueldo de subteniente, (6o $). luntario, cábenos ahora hacer memoria de otros
En esa
ambigua condición marchó el miste olvidados, dignos siquiera de la Inscripción de sus
rioso anciano a las ba tallas que rindieron a Lima, nombres en estas tablas postumas que el orín do
i no se supo jamás de él sino que había muerto tiempo habría tle ir borrando día a día.
DE LA GLORIA DE CHILE
sólo con sus nombres, / '( iutimio de Moyo que lo recojió moribundo tle
Federico Valdivieso lluitii, jeneroso espíritu, la arena. El infortunado niño habíase incorpo
soldado de 20 años, voluntario del Melipilla, he rado en el Melipilla sólo una semana antes de
rido mortalmente en las filas de su
cuerpo al as morir, pues su despacho de subteniente de ese
cender el morro Solar por la ribera del mar, cuerpo tiene fecha 7 de enero de 1881.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
LOS SUBTENIENTES
RUEDAS, YAVAR I SANTOS, DEL LAUTARO; EL TENIENTE SILVA 1 LOS SUBTENIENTES VALENZUELA, VILLEGAS
I PATINO, DEL ATACAMA
íí; perder ni hombres, sacriíicáron- reseña del tributo de sangre derramada por los
también por su
patria los sub jefes i oficiales de la guardia nacional movilizada
tenientes don Belisario \ aletiztie'a, don Manuel de la república, que habría sitio un estudio digno
Lara i don Francisco Javier Guevara. de la laboriosidad de nuestras oficinas militare-
uno Adolfo Yavar, natural de Quillota muerto ejército de línea i los rejimientos movilizarlos
en Tacna i dos en las batallas de Lima, que fue llevaron al altar común de la patria comprometi
ran los subtenientes Zenón Navarro Rojas i da en
guerra desigual i repentina.
José Manuel Ruedas, alentado oficial este últi Mas, imajinámonos también que semejante
mo, que había entrarlo tle soldado raso al terce parangón si había de ser en
apariencias de sumo
ro de línea i como tal había tomado parte en el interés, como curiosidad de guerra, en el fondo
asalto de Arica. Era natural de Valparaíso i te sólo probaría una cosa útil, a saber: que dado el
nía años cuando rindió la vida. número de los combatientes las
22
respectivo en
Por último, i para no olvidar un solo nombre dos secciones(15,000 veteranos por 20,000
délos de nuestra incesante i laboriosa pesquisa guardias nacionales) la proporción habría resul
durante mas de cinco años,
consignamos todavía tarlo igual, porque los unos i los otros en todas
aquí estos cuatro nombres del Atacama; Juan R. partes estuvieror a la altu a de su deber, pe-
Silva, muerto en Tacna con el grado de teniente, leando los rejimi ntos de lír ea con el entusias-
i los subtenientes de los más revidos
Juan 2.° Valenzuela, Luis Vi mo at rec utas, i los reclutas
llegas i Daniel Patino, muertos en Chorrillos i peleando en toda partes co i el taimado denue-
MiraJlnrcs. do de losveteran
r
solo coronel, Martínez, la tes Clodomiro Moreno i Luis Rocuant i los subtenientes
pestilencia i el clima
1 liego L'rliina, Avelino Tcr,-.- i \velii ■ ■ V recalo, muertos en
nos mató más o menos lentamente un jeneral, [•imentel (cementerio de chilenos) el 12 ¡ el 18 de enero de
(Lagos) cuatro
(Urízar- Garfias, Mu-
coroneles 1S8;.
el uso de un
ojo que es como perder la mitad de Rodolfo Villagrán i los alféreces Polloni, Daroch, i Jacinto
aquellas jenerosas víctimas tanto ríe la resigna No alcanzó llegar el batallón Victoria, orga
a
ción propia como del error ajeno i tenaz. nizado a las puertas de
Santiago, suelo propicio,
I a la verdad que si para ello tuviéramos los a las puertas de Lima,
porque en Chorrillos tuvo
datos requeridos, de' seguro que lo comprende sólo un muerto, cuatro heridos, un contuso i un
lastimeras víctimas de la ocupación, nos será lí pos aguerridos í de mis renombre del
ejército
cito ahora recordar sóloaquellos, de cuyos pape de línea.
les hemos alcanzado a hacer discreto uso por III.
préstamo o cesión de última hora,
que que su
jefe i organizador el coronel don En
IV.
a
en los injenios
la vida i por pactos
por
nía
atínjencia sino a los peruanos i a los extran
jeros que se habían enriquecido antes con los
productos de aquel valle próvido en vejetales,
sinónimos de la esclavitud terrible hombres.
f existentes que son en
una tercera raza de ávidos jenoveses Pero el jeneral Lynch, sometiéndose a órde
permanente,
habíase infiltrado allí, como un codicioso virus, nes
positivas impartidas de lejos i encaminadas a
i
476 plazas,
di
I leño don Bernardo O'Higgins, hallábase por el dos cañones de montaña con 63 soldados ¡ un
camino del regalo i de las prodigalidades en escuadrón de caballería (iaojinetes) que manda
manos de dos ligurianos del apellido del Pino, ban tres valientes, el mayor Parra i los capita
de quienes sólo podemos decir, porque hemos nes Gonzalo Lara i Belisario Amor.
del suelo, cultivadores a crédito de la caña, casi zonas aquella división de 700 plazas el 16 de ju
todos habilitados por casas extranjeras de Li- nio de 1881, estoes, cinco meses cabales des
\ ma, que extraían a la última sus más exquisitos pués de la ocupación de Lima. El 17 desembar
có Cerro Azul, puerto único del valle; el 18
j jugos- en
I vuelto río que suele tomar, desde Lunahuaná. montoneras del valle reunidas i atrincheradas en
\ desde el píe de los Andes cercanos al mar vecino, las casas de Montalván, que por su situación i
F rápidas creces i turbiones, los mercaderes italia estructura forman uno de los suburbios del pue
nos del valle azuzaron a los negros contra los blo de Cañete, capital de la provincia.
chinos, i si hemos de dar fe los datos Costó tres horas tle porfiada brega para desa
a
recojidos
por el coronel Baeza durante su
expedición pa lojar a los negros alzados de aquellos parapetos,
cificadora, en un solo día los feroces africanos al cabo de cuyo tiempo 57 de los más osados
mataron en los injenios 1,080 asiáticos. Cerca de quedaron en las calles, en las trincheras i en las
.: 3,000 de éstos habíanse ref-apatlo en consecuen- azoteas habiendo costado aquel triunfo 16 bajas
. cia en el injenio de la Quebrada, de la casa ingle- al Victoria. La caballería, bajo Parra, cumplió
._
sa de Swayne i C.*, i convirtiendo los tubos de las noblemente su deber,
i
EL A
4qo
mandante del Victoria era una reparación jene- de los puntos en que se estacione conveniente
rosnmente buscada, I escribióle desde Lima la mente la fuerza de infantería,
interesante como
elojio Reiterándole mis felicitaciones, le saludas.
siguiente carta que es
grará tranquilizar completamente toda esa co- aprovechar para el Estado cuanto ella tiene.
P. Lynch (1).
He dado cuenta por telégrafo al gobierno de
la ocupación llevada a cabo por usted con tanto ¡i) Otro alto jefe del ejército que conocía personalmen
te las cualidades morales de! i uroncl Baeza, le dirijió tan-
éxito; i he creído de mi deber recomendar la con
la vijüancia i buenas medidas de usted i de Par Con gusto he leído el parte del contra almirante Lynch,
Caüe-
por el que da cuenta del resultado de Ja expedición
a
ra, a quienes recomiendo especialmente firmeza
le. La íviouicudaí i en especial que hace de usted
no Ja en
Por este mismo vapor escribo a Canto, dán des como hombre i militar la presente campaña, siempre
en
de lo que usted ha i tireí que, presentándose ocasión, dejaría usted bien puesto el
dole cuenta hecho; como el
coronel Canto será el jefe del territorio (pie com enfermarse
Nunca olvidaré la desgracia que tuvo usted de
prende los valles de Pisco, lea, Tambo de Mo antes de Chorrillos i Miraflores, enfermedad que por su gra
Era, entretanto evidente, que en aquella cor nuestros infelices soldados iban a custodiar allí
de las tres armas hablan éstas de en
permanencia o con moroso relevo, nos costa
ta campaña
vencer, i eso mismo aconteció durante la ocupa ba una vida efectiva o a
plazo.
ción de los tres años, por do quiera que, nuestros
Pero la ocupación tenía una arma diversa, se en sus venas el desgraciado jefe pacificador de
creta i silenciosa para vencernos a su vez I a su Cañete, i a los pocos meses de su devolución a
los
manera, esparciendo su traidora ponzoña en lapatria se postraba con su organización com
átomos del aire respirable como en los áspides pletamente destrozada por las influencias clima
de su verde i engañosa grama. téricas de la zona tórrida, sucumbiendo al fin en
Los hacendados del valle para resistir a la tea la medianía del último i fríjido invierno en la
de los montoneros incendiarios habían empanta más triste i a la vez en la más honorable pobreza.
nado todos sus sembrandíos, I de aquí prove
nía una matanza mucho más mortífera que la del XII.
Agro romano o de las tierras bajas e inundadas
las célebres pontinas de Ñapóles i de la T osearía. El coronel don Enrique Baeza era hombre de
I así sucedió que, una semana
después del bondadoso et, razón, cíe caballerosas virtudes, de
triunfo estéril tle Montalván, la mitad del bata amor notorio por su
patria, cuya defensa le entu
llón Victoria experimentaba las convulsiones de siasmó hasta el punto de lomar las armas en edad
la cruel terciana i la otra mitad sentía ya dentro ya madura i marcharse- dejando airas numerosísi
de sus entrañas llegar sus síntomas. ma familia, a la cual el Congreso ha otorgado con
nos
que el trabajo depara. Hombre de curia du
toda máquina el Amazonas a Cerro Azul en la rante quince años en
Santiago donde fué labo
medianía de julio i reembarcar apresuradamente rioso edil, industrial en la isla de Santa María,
la expedición que se moría, del de la Victoria,
después de haber gobernador departamento en
vencido llevando consigo tres mil chinos que todas partes cumplió su deber de ciudadano i
eran una
especie de terciana viva, mugrienta i mandatario, dejando gratos recuerdos de su
pa
movediza. sado a sus amigos e inolvidable memoria a los
I así ha continuado aconteciendo fa-
en
aquel suyos.
Don JOSÉ ANTONIO RIOSECO Don JOSÉ MARÍA CLARO
(Stbte.l.nte id E» Cocwjtóo.)
(Teniente d.l El- Oonapd.n)
1853, dotado de notable facilidad para hablar Fué el capitán Castellón un nobilísimo mozo,
i apuesto mozo
por su
figura, fué uno de los entusiasta, jeneroso, notablemente ¡ntelijente, es
de los primeros voluntarios, sigo que en los trópicos mata a los hijos de la
Enrolado a su turno en el batallón Lontué i zona templada, cerró su carrera cuando apenas
guarnición de varios pueblos infestados i espe tuoso homenaje tle duelo i tle cariño, distinguién
cialmente el de lea, donde fundó un
periódico dose entre aquéllos su propio jefe i el segundo
con el título de La Voz de Ica. Gracias a su cla de su cuerpo don Máximo Correa, que en
pos de
ro talento le era dado también desempeñar el ól vino también a morir, víctima de la misma
cargo de secretario del activo jefe político de atroz enfermedad: de ocupación.
w EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE
TENIENTE DE ARTILLERÍA
una
ingrata i pestilente guarnición, había vivido
apenas 23 años.
[ esta fué toda su vida sucintamente contada
A primera víctima de las pestilen por el fraternal afecto que ha sobrevivido a su
cias del Pero, si nuestra memoria prematura tumba i vela sobre ella (1),
no nos falla, fué (febrero de 1882)
j¿,£
**" la ciudad de
en
Trujillo el brillan
arma, porque en
mayo del año subsiguiente fa
lleció tie! mismo mal en lea, el teniente clon José
Antonio Ríoseco, discípulo en la guerra ele su
•
etapas de Ja guerra,
s tlt-ell
paisano i deudo, el mayor Montoya, muerto
iditos de las demás naciones vales, un Wilson que se señaló por su heroísmo.
hijos, prestaron a su causa I bien, otro Wilson caía bajo el pendón del Ata-
es
ajena la vida que se ofrece en el ara de los belicosa Galia, italianos, rusos, slavos, ejipcios,
sacrificios, tórnase ese deber en
magnanimidad polacos, teutones, bajo sus diversas denominacio
i'su recuerdo en
pechos jenerosos en imperece nes
jeográficas, malteses, austríacos, griegos, es
dera gratitud. candinavos, puede decirse que no falló ningún
[ fué esto tan
digno de especial memoria du voto ni ninguna espada en aquella delegación de
rante la última i prolongada contienda de la re todos los pueblos en medio de nuestro pueblo.
pública con sus dos antiguas rivales i más próxi Hubo entre aquéllos un
jeneroso meztizo, Fede
mas vecinas por el mar, que no ha habido, pue rico Harrington, que vino desde la tierra de los
de decirse así, una sola de sus solo zulúes a combatir en nuestras filas, tan
naves, uno pronto
de sus
rejimientos o de sus escuadrones que al como oyera en los desiertos de África {Cabo de
desplegar sus banderas en el océano o en la Buena Esperanza) el apagado rumor de los cla
montaña, no
haya divisado en talante de guerra rines de la llamada de su
patria a las armas, tras
' de defensa al
pie del asta a alguno de aque portados sus ecos
por las brisas del océano.
63
L
EL ÁLBUM ^^S!
Grenfell i de Spry, deSimpson i de Bynon, i arrojó al agua en mar embravecida para salvar
de muchos de sus modernos capitanes de alto un
despacho urjente; ni a
aquel capitán Hart,
bordo (como los Lynch i los Williams, los Viel, que lleva en su pecho la merecida medalla de los
Ídespués, entre subalternos, los Señoret, los salvadores, porque en todas partes rescataba de
Chalgneau, los Nef, los Jardel, Beaugancy, hijo las embravecidas olas la vida de nuestros teme
oportuno recuerdo de que tan solo en una oca en alas de sus borrascas, los hombres dejan de
sión i dentro del glorioso casco de la Esmeralda ser miembros de una nacionalidad determinada
pereció más de uno de los descendientes de los i estrecha para ser sólo unidades de la ancha
que con Temístocles salvaron la Grecia i el oc humanidad que puebla el orbe que ya le viene
cidente de Europa en Salamina, estrecho.
Los dos contramaestres de la nave inmortal, El Perú, a su manera, tuvo por esto a bordo de
maltes el marino. i." Esteban Despots, italiano la Oceanía, porque el mar desde Jerjes no tiene
el de igual clase Bartolomeo Bosso, i francés el amos.
¿Pero acaso, con una o dos excepciones,
capitán de altos jorje Joujoi.ul. Al lado del jene pasaron aquéllos de ser tristes mercenarios, re-
república, porque aquí no hacemos memoria sitió Pero lo que fué peculiarísimo i característico
de los de reía;
muertos. nuestra manera de ser como pueblo con
¿Quién ha olvidado tampoco el nombre de ción a otros pueblos, consistió en el hecho de
aquel jeneroso ejipcio, el injeniero don Juan que no tomó bandera un solo cuerpo de nuestro
bordo del Abtao, teniendo contara en sus filas al
Mary, que a no
qué ejército de tierra que no
l para comprobarlo nos bastaría citar por re Abinagoitía que nos dio su
sangre, i los solda
las dos Ceferlno i Ramón Araneta, cuyos
cuerdos algunos de aquellos apellidos en
Esturdoy
armas; i en el estado mayor el primero apellidos revelan su ibera procedencia. En las
diversas
Roberto Souper, a Ricardo Walker listas de revista del glorioso rejimiento del nor
de todos a
Martínez, a Marcos Latham, victima de una te leíase también los nombres del capitán Elias
sublime, a Miller Almeida i a los dos Marconi, herido mortalmente en Miradores; del
abnegación
Subercaseaux. ayudantes de campo de Barbosa teniente Roberto Roach ¡ del soldado raso Ro
¡ de Lynch en las dos postreras batallas campa berto Heaton, bravo Inglés; sin contar no menos
Boltz, a los Wood, hijos del valeroso inglés que boliviano Corsino Castro que en todas parte pe
sirvió a Chile en todas las esferas de su vasto leó contra la alianza mientras hubo aliados.
lombardo i de danesa; los dos Montauban i mu Hácese todavía memoria del capitán Rahau-
rico Harrington, ¡ entre cien valerosos jinetes enfrió sus fuertes músculos en torno al asta.
habría que agregar todavía muchos otros juve I tan sólo en el re j ¡miento Santiago encontra
niles nombres como el de Carlos Souper, el de mos estos cuatro nombres de esforzados volun
Daniel Carson, el de Eduardo E. Cox, el de tarlos, rpie en una sola batalla, (Tacna) adquirie
Tristán Stephan, ascendido a
capitán en el cam ron la adopción de Chile, o de sus tumbas, con
cuerpo por cuerpo, sin tomar en cuenta ni razas raíso los dos Pollman, los Dolí, tipos alemanes;
ni
categorías, guiados sólo en la tarea por el los ingleses Murray. Stainway, el
apellido Fen-
quebradizo reflejo de la memoria. wick, el italiano Maldini, el slavo (¿ilirio o pola
En el Atacama, además del subteniente Añ co?) Givovich, los franceses Baignol i Jullián i el
ares Wilson San Francisco la vi
que en
perdió belga Luis Wargny, que llevó la bandera i cayó
da, señalóse el joven vizcaíno don Anastasio con ella.
L. ,
-rm
ya... i el del subteniente Wolliter, cuyo apellido Finch, hijo de inglés, oriundos ambos de Val
inglés recuerda a los sacrificados del Escorpión paraíso; el subteniente Penjean, de padre corso, i
en 1S09. En el 4." a
Jorje Boonen, gallardo el subteniente Tinsley, cuyo apellido suena a
po
de honorable caballero i funciona laco.
oficial, hijo ¿I a cuántos, empero, habremos olvidado?
rio el de Zapadores a Federico We
belga; en
ínclito Moltke; al oficial italiano Esteban 2° Ca- Sería justicia acreedor a un estudio com
en
verloti, herido en Miraflores; a Federico Sullivan pleto, ejecutado por nuestras oficinas militares,
Nueva York; el Colchagua al capitán
hijo de en
yaque Estado Mayor propiamente no tenemos,
Florindo Bysivinger, al sarjento Klempleth, al ofrenda de sangre i de valor que los hijos de los
cabo Teodoro Colle, al soldado Pedro Bichet, diversos lotes en que se halla hoi repartido el
mencionando sólo a los muertos: en el Caupoli universo, trajeron al continjente de nuestras ar
el Lautaro al capitán Santiago Bevan i al esco semejante tarea, tan honrosa como delicada, re
cés Mc-Kann (llamado Mecan); en el Victoria a queriría de seguro un mediano libro, habremos
Elias Roselot i al capitán Pedro Fredericks, cu de contentarnos con hacer aquí líjera mención
yo nombre suena con eco escadinavo; en el Val de aquellos que todavía no han sido recordados
del Desierto a su
propio jefe, el comandante país con más e
Alianza, i hasta en el cuerpo de bagajes al fran jero de más alta graduación en nuestro ejército
más alta
cés i al alemán Heslketh, de por ésto fué
su
Vigneaux muerto en tierra, pero que no
de bellísimo
la campaña. figura. Soldado, simpático, lijero,
talante físico, el moral, tipo de esos
XI. frájil en
la cabeza a tin
aventureros que llevan erguida
La lista es larga, i hai que agregar todavía z de pasearla más ufanamente por los vientos que
w DE LA GLORIA DE CHILE Sor
la llenan, sabíase de él únicamente que era hijo glés que Liverpool, ¡ de la señora Arellano, hija
de un oficial jeneral del ejército francés i que uno de San Fernando.
hasta hace poco en la asamblea de Francia. Mozo el comandante Bouquet revalidó sus títulos mili
aturdido i calavera, pero brillante, había venido a tares, batiéndose como un verdadero francés i
las tierras magallánicas en pos de las fantásticas quedando atravesado por una bala en el campo
el supuesto explorador de de batalla.
promesas de Pertuiset,
la Tierra del Fuego, i
después de atravesar
de !a vida sobrevienen después de las tormentas, comandante Bouquet a las campañas de Lima
En esta situación ocurriósele, talvez por espí Miradores dirijióse a la sierra en la expedición
ritu de heredad i por analojía de talla, que había Letelier, i a su
regreso, desacreditado, enfermo,
sido en Francia comandante de un
rejimiento de procesado i lleno de desdichas vino a morir en
del batallón Cazadores del Desierto, que llegó fo Ibáñez, tributáronsele los honores de orde
nanza al borde de su fosa, i allí su memoria
batalla al mando de su
primer jefe, el bizarro aguarda todavía el lento fallo de un
proceso que,
Jorje Wood, todavía un mestizo de inglés i de por desgracia, se ha hecho más que una causa
chilena, ■—
del coronel don Carlos Wood, más in militar, una
polémica de autoridades.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
pos de oro a los febriles argonautas de la mitad hallábase preparado para el ejercicio de ele
del que hoi cansadas alas desciende vadas virtudes morales, comenzó hacerse hom
siglo, con a a
noble muerte, tributo de admiración i de cariño. dante don María Marchant, cuando
José este
II. vo
cuerpo, i nombróle en la víspera de los con
t_.
-<^m^_\
:bum
fatal hizo en varias ocasiones, i siempre incólu "El joven Baignol tenía por ideal la conclu
su
mayor edad, en la medianía de febrero de nel Marchant fueron trasladados a
Santiago, i
1881. hoi honrosamente descansan en la sepultura de
"
De carácter afable, —
dice de aquel malogrado sus honorables deudos de afinidad, los señores
mozo
alguien que de cerca le conociera en el au Castro.
la i en el hogar, en el libro i en las armas,— aun
(r) Carta al autor del hermano político de A. Baignol,
que un poco retraído, el joven Baignol tenía con- don J. Clemente Castre, Saneado, setiembre 4 de 1884.
DE LA GLORIA DE CHILE 50.
rosada, rubia la copiosa cabellera, alba la tez co rrado todavía los matices ele la primera flor de
conciencia i afecciones. Ese niño, hermoso coma Cuando estalló la guerra, Juan, predilecto de
cido en
Valparaíso el 30 de enero de 1864, i ¡dato 1 5 años, i a escondidas de quien así le amaba
Juan Jullíán, que así se llamaba aquel querido hicíéroiilo sarjento segundo. En esta condición
k.
jcjCí EL ..
que por la de sus años, que al embarcarse en Chile, como lo tenía pedido, casi llegó moribun
Arica para Lima en la fragata Norfolk, no acer do, ¡ai! como tantos otros mártires de aquel ho
taba decir amorosa madre, en la tínica rrible bajel, a la puerta de i he
a a su su
hogar; aquí la
carta que le escribiera (diciembre n de 1880), manera dolorosísíma como ocurrió aquel lance,
sino estos conceptos de tímida Í afectuosa fe: i'Si según su propio padre, que ha necesitado apar
Dios i María Santísima lo quieren, amada mamá, tar las lágrimas de sus párpados para describir
la volveré a ver muí luego. Pero si su voluntad nos en el seno de la antigua amistad aquel lúgu
me fuere contraria, confórmese con la muerte a bre cuadro:
naciones poéticas del hogar que se columbra por con Carlos Escobar, quien les dice que Juan no
de adloses esta varonil posdata que revela al liente en el combate de Chorrillos. Vuélvese
héroe i que se
cumplió como s¡ hubiera sido un Lucrecia a casa; siempre con la vista fija en las
siniestro mandato: "SÍ soi herido, haré que me camillas que «lasaban, ve una llevada por cuatro
no un ánjel asesinado por un rayo del cielo, sino Entretanto, ¡oh Chile! ¿no te sientes orgulloso
un soldado que había peleado i había vencido de llevar en tu pecho las señales de la materni
por esto sólo el día en que enteró diecisiete años, Entretanto, ¡oh república! matrona ilustre, ma
el 30 de enero de 1881, descendieron sobre su dre implacable, ¿estás satisfecha ahora de tu pro
lecho los mismos alados j cilios que etl la víspera, le i de la ajena?
LOS CUATRO SUBTENIENTES
DEL REJIMIENTO 2." DE LÍNEA
El ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE
r-
LOS MUERTOS DEL 2." DE LINEA
GAJARDO, RODRÍGUEZ, LÓPEZ NÜNEZ, CIFUENTES, MORENO, MORALES, RAMÍREZ I BASCUfiÁN VALDOVINOS
reció el renombre de "el rejimiento mártir n i Dos hermanos suyos, Abel i Aníbal, soldados
contadas asimismo las vidas i proezas de
algu de los Anjeles, le sol., revieron para vengarlo, i
nos de sus más señalados capitanes, como José son hoi jefes en el ejército chileno.
Ignacio Silva, Reyes Campos, Francisco Olivos
i Francisco Inostroza, quédanos ahora espacio
DON DIEGO GARFIAS FIERRO
apenas suficiente para hacer grato recuerdo de
los que acompañaron a los últimos en el sacrifi
El capitán don José Antonio Garretón que filas, i después vagó ins
ser
capitán en sus como
de su
compañía, de la ciudad de los An ¡ por último Lota, donde le sorprendió
era hijo Ligua en
jeles, la cual, mejor este nombre habría me !a guerra i casi la muerte, porque fué de los
que pri
recido el de ciudad de los soldados, porque el combate i
to meros en caer en sangriento pira
aos los que allí camino de el fatal día 27 de noviembre de
nacen van
por un u otro Tarapacá
a formar las filas del
en
ejército. 1879.
Era el Garfias Fierro oficial valen
EL ÁLBUM
Con
-^
capitán un esa
graduación pasó al 2. de línea, i salid
tísimo, de trato afable i lijero, querido de sus incólume de las tres batallas de enero de 1881
compañeros i en todo un buen oficial, tipo alegre para ir a morir en una seria escaramuza de la
del soldado chileno. sierra, haciendo ostenta allí, como en todas par
Herido de muerte en el
estómago en el fon tes, de brillantísimo i fogoso valor.
do de horrible quebrada, ataúd improvisado i Marchaba el capitán Baeza al lado de! coro
Completó el número de los siete capitanes respeto con que fueron conducidos a Lima sus
muertos del 2." de línea, que fué el mismo de despojos, fué una
prueba más de que en
aquel
las pléyades, un valiente mozo
que había sido bizarro mozo no había sólo un bravo, sino un
soldado desde 1869, es decir, desde la edad de hombre de corazón i un adalidad de guerra.
zado su carrera desde el fusil i la varilla, sentan No es menos honrosa la lista de los subal
fuego más aprisa que la tarda academia del cuar DON TELÉSFORO BARAHONA
tel, púsole en sus hombros las charreteras de
5UBTEN1ÜNTE ABANDERADO
capitán después de 'faena, cuando iba ya camino
ur
de Lima, es decir, en octubre de 1880. Hijo de un
antiguo comisario de la policía
de
bana de Santiago i hermano del brillante jefe
(1) Los siete capitanes muertos déla.' fueron éstos: en
su
apellido en la caballería, el abanderado Ba-
T.-!i;i|iix;i, Silva, (larrt.l.i'iii i OarfiaM Murro. I!n Tacna, l-'ran-
rahona sucumbió en Tarapacá a la edad de 23
f i-.ro Olivos. I'.ti Onorrillü-i, liiuílruiia i Reven Cumpos. Mu
sólo
Pucará, Baeza. años, i había entrado a ese cuerpo llevado
^
DE LA GLORIA DE CHILE
supo cumplir su deber, como Telésforo Barahona sido preceptor de la escuela del Mostazal, en el
vadouga en
Chancay. preceptor también de escuela, si nuestra memo
SUBTENIENTE
Otro de los subtenientes del 2." muertos en DON FRANCISCO 2." MORENO
ñarle en
campo diferente la cartilla de la gl Peleó Igualmente en
Tarapacá, al lado de su
Como Villar-Eyzaguirre, que ascendió capitán bravo i hoi teniente coronel don Abel
a
capitán
en el Concepción; Ramón Terán, Garretón, de
como
que m un mozo
Valparaíso llamado Fran
rió de sarjento mayor; como Víctor Luco i E cisco 2." Moreno, mui querido ente la juventud
gueda, dos bravos del Chacabuco; Custod de i que saltó por encima del
como
aquel pueblo, mos
Corales del Talca, ¡ como once niños que sali trador de caoba del banco donde
Valparaíso, se
puñar el fusil, que apenas podían cargar en sus batir. Los que el Carretón le vieron
como
capitán
hombros, el subteniente López marchó a la gue caer i morir declararon que había en
aquel mu
rra
después de haber pasado honrosamente por chacho todo lo que el soldado necesita para con
el las escuelas Blas Cuevas
preceptorado en vertirse en héroe.
Domingo Sarmiento de Valparaíso. Él hab:
sido alumno de la escuela Andrés Bello en Sai
t
2.a de línea
DON RODOLFO DIÓJENES RAMÍREZ es
larga, porque aun cuando lleva-
mos en cuenta no menos de ocho
subtenientes
[ DON JOSÉ ESTEBAN RODRÍGUEZ entre sus jenerosos quedan todavía por
muertos
San Felipe, donde había nacido el 20 de abril bandera, dejó él mismo una muestr;
brino del distinguido hombre político don Abdón de el hospital de la Serena, donde
Cifuentes, e hijo del administrador de correos agonizaba, la siguiente carta, digna de figurar
de San Felipe, de su mismo nombre. por su
espíritu entre los más gloriosos documen
Cuando estalló la guerra Artemón 2." Cifuen tos de la pasada guerra:
tes era bachiller en humanidades, i todo parecía
Señor don Manuel Valdovinos,
sonreírle en holgada carrera, cuando el entusias
mo abrasó su
pecho i se alistó en el ejército de
valiente. Sobrevi Hospital de la Serena, diciembre 23 de ¡8jg.
línea para ir a morir como un
rapacá.
» La buena estrella me había favorecido hasta
Á
DE LA GLOI DE CHILE S'3
balazo que me
dejó fuera de combate; lo que sen A'dardo /¡ascitñáti I 'aldoninos.-
»5
EL ÁLBUM DE LA GLORIA
DE CHILE
rrano, i
Riquelme Valenzuela), quédanos por cum la de la escuela.
plir todavía la tarea de recojer del ensangrentado "Como joven, fué alumno interno del colejio
campo los cadáveres que el polvo ha cubierto o tle Adrián A raya, hasta obtener el grado de ba
desfigurado el plomo, haciendo así el chiller en humanidades, cuy,) título tengo a hon-
después de la siega forman los atados lió examen de primer segundoi año.
Cabe hoi el turno del 'Era de una talla jiga 11 tosca, i agradaba a
de un soldado del rei, prisionero en Maipú, hijo nCunndo fué preciso amputarle el brazo, de lo
de un honrado industrial de Santiago i soldado cual murió, dio a conocer una cualidad, que pa
í«or su
propia voluntad desde que estalló la guerra. ra mí es una virtud: el valoi
Alumno del tercer año del curso de medicina, cristiana, muriendo por su
pat
a los 19 años, el Laiz familia un fino adic de despedida.
como tantos otros, joven jando a su
Entre los muertos del rejimiento 3." de línea ¡ ta el 28 de agosto de 1879; en el mes de noviem-
en la batalla de Miraflores, en cuyo hecho dear- bre del mismo año en ei desembarco de
Pisa-
mas
plomo mostróse comparativamente ele-
el gua; el 2 ¡ el 19 en la batalla de San
Francisco.
mente aquel valeroso rejimiento, aparece
con En 1880 se halló en la batalla de Tacna el 26
de
también un
joven oficial, cuya breve carrera de ¡ mayo; en el asalto de Arica el ; de
junio, i en la
soldado está compendiada en los términos si- ,
sorpresa del "Manzanon el 27 de diciembre en
EL 4.° DE LINEA
tar que aparece visible en los fas- crióse en su cuartel como niño de tropa dur;
última guerra; a saber, la compa- 18 años, porque en 1863 era soldado en su
idad de los tenientes que pelean en las, diez años más tarde subteniente i por últ
a vez hemos necesitado inscri- capitán el día de la : al Perú eu 1879.
; nombres en las nóminas de la muerte. Herido en San F
bre de su
patria. ««No es esta ciudad para solda
DON DOMINGO REYTES
dos, 11 —
escribía desde Iquique a un
amigo suyo
con fecha 30 de julio de 1880. —
I ala verdad que
L
j-/.í EL AL \UM
litre, pero prefirió morir como voluntario en los Pisagua protejiendo con su
compañía el desem
arenales de Lima, legando así a su nombre algo barco de los asaltantes, i en esta posición tuvo
lista de llamada a los doce subtenientes del 4.° de nes de! Morro.
línea de Arica, Chorrillos i Miradores, para ir Nombrado ayudante del valeroso San Martin
apuntando si más no sea su lacónica filiación para aquella jornada que no admitía poltrones,
encomendada a la buena memoria de la poste -
Fué este interesante joven, adelantado estu menterio de Ovalle, residencia de los suyos.
honor del presidente don José Tomás de Ovalle. Fueron los dos hermanos Blas I Víctor Almar
Sus padres fueron don Pedro Aguirre i doña ca dos tiernos mancebos que nacieron a orillas
Antonia Perry i Campos. del Nuble para ir a morir en las del Rímac,
universidad de Santiago desde 1 87Ó. el joven zo cariñoso de su madre i la bala aleve que les
condiscípulos. dencia.
Tenía a la sazón el ¡oven Aguirre 26 años ¡ II.
desde la primera prueba de las armas mostró
que había nacido más para éstas que para las re- Eran, en efecto, los dos hermanos Almarza
DE LA GLOi IA DE CHILE ;/0
hizo conferido el
hijos, nietos i bisnietos de gloriosos soldados que merecer un grado como en
sucumbió en la batalla del Membrillar, ocurrida que han salido del vientre de su madre con el
el 19 de marzo de 1814, bajo las banderas del sable ceñido al cinto, de varón a varón, de bisa
que allí, junio al buelo nieto, i de padre durante
jeneral don Juan Mackenna, a a
hijo, cuatro
Su abuelo, del mismo nombre, pereció en las En cuanto a los dos hermanos del último
calles de Rancagua, su ciudad nata!, batiéndose Agustín, menos felices que él, Blas había vivido
como bravo, hijo de bravos, el i.° de octubre de sólo veintidós años, Víctor dlezinueve, cuando
[814, inmolándose así el mismo día que era in cayeron como buenos, es decir, como Almarzas,
molada la en las filas de Tejimiento el histórico pico
patria, su en
tirado en la ciudad de Chillan, el teniente coro Ambos habían sido educados en el liceo pro
nel don Agustín Almarza, fué ayudante del je vincial de su ciudad natal, i el más joven, sien
neral don Manuel Bulnes en la sangrienta jorna do muí adicto a la música, había formado parte,
ron como hermanos sino como fieras, manada guerra, de una banda de voluntarios que tocaba
de erizados jabalíes mordida por jaurías de perros los himnos de la victoria antes de ir a alcanzar
de presa embravecidos unos i otros por ajenos las con la boca de los riñes i la empuñadura de
odios. En Chile no ha habido nunca, en mate las espadas.
ria de pelea, ni galgos ni podencos. v.
Queda as! contada en la de sus
mayores la vi
da de los dos hermanos, tiernos retoños de tres Empeñados en concurrir a las últimas batallas
Existe todavía un cuarto, Agustín Almarza, Valparaíso, donde, juntos sus lechos como dos
capitán de Cazadores caballo, i fué éste el que el último
a
sepulcros, exhalaron suspiro, alentándo
siendo subteniente abrióse paso desde Lurín, al se el uno al otro con la conciencia del deber que
Trente de 25 de sus soldados, hasla muriendo. Allí viólos el que ésto
encontrar, se
cumple es
en medio de enjambres de la cabeza Infantiles
enemigos, cribe, enrojecidos sus rostros
por la
déla columna del
jeneral Lynch en diciembre doble fiebre de la sangre i del patriotismo; i si
<le 1880, atrevimiento i heredado que le
logrado hubiera llevado consigo a su
hijo único habríalo
L,
EL ÁLBUM
hecho arrodillarse delante de aquel altar abandonó < 1 ciencia para dedicarse al estudio
la guerra i ascendido
Algunos han dicho, sin embargo, i ce menzar a subteniente en la
un
reproche, que el coronel Amunátegui campana de Tacna, este
digno joven alcanzó si
aquellos dos niños a la muerte. quiera la fortuna de morir
bajo el techo de sus
padres, después de haber cumplido honrosamen
los lie' ala dad! deber todas las batallas
¡Donde te su en en que su cuer
fuerzo de hombre, cuando a los 19 años de su 1 le aquí « 1 nombre de otro de quellos b ravos
edad, la segur de las batallas segó tiu ll,«r su cuartillos q le como los tercera os del 3
existencia. Llamábase Manuel Osvaldo Prieto i creado por u
arrojo temerario. verdader s le-
había comenzado su educación en su escaso pue yendas entr las tropas de Chile
blo. "En la superior sección de silabario de la Hijo de Talca, donde su abuelo don Manuel
escuela de esta ciudad,—decía uno de sus con Bravo habí sido subdelegado en
tiempo de la
discípulos en un
periódico de aquella localidad, al independenc Agustín Bra-
rrida en Santiago vo, jefe de estanco, mostró el joven N igi;el
el 2 de febrero de 1 contábase e atre ;
Bravo, que ira de suyo enérjicc , afición
alumnos al todavía i niño Priet a la carrera de las armas; de sue rte
que apenas
sonomía interesante carácter afable brillaron las bayonetas en las plazas, alist sede
taba llamado a no
permanecer del Casino del Portal, de que fuera
obligó a
poner dos rides en cruz, i cojíendo otro
garlos a marchar, por entre un aguacero de balas. Haciendo la cuenta de los subtenientes del
Devuelto a su
patria i mostrando hasta su úl 4.0 de línea, cuya carrera rápida i corta como el
timo suspiro indomables lirios, el subteniente disparo del rifle hemos recordado, su número lle
Bravo falleció en
Santiago, como verdadero bra ga a seis, i todavía para completare! lúgubre es
vo, el 24 de febrero de 18S1, dedicándole sus calafón habremos de apuntar igual cifra en la
amigos tiernos recuerdos en la prensa (1). forma de acelerado estracto que para tales casos
es fuerza elejir.
La historia de las víctimas humanas es casi
siempre una
simple nómina, como la cuenta de
DON CARLOS FILIBERTO BON ías romanas de plataforma de los mataderos es
su peso.
Cuando en lo más serio del asalto del Morro Fué el primero en el orden de aquéllos su
por
Solar en la madrugada del i3deenero de 1881, edad, contada en el sentido inverso de los años,
la bandera del 4." rejimiento de línea don Pedro Wenceslao Gana, niño natural de
(que mar
chaba a la
vanguardia) iba amortajando uno en Santiago, subteniente del 4.- de línea desde el 30
pos de otro los cadáveres de stis valientes con de julio de 1880 Í muerto antes de cumplir 18
de mayo i el 28 de agosto de 1879; i en el mes d tró de, soldado al batallón 4." de línea i en
'
Fué el tercero en la compaj ¡nación de esta se halló en la batalla de Chorrillos, en la que fue
lista de defunciones heroicas el joven don herido ambas piernas, de lo cual murió
gunda en en
Los
de Valparaíso. Entró a este cuerpo de sarjento cuatro subtenientes ya nombrados perte
2.° el 11 de julio de 1879; fué oficial el 30 de necían al ro! de las sepulturas de Chorrillos; los
110 haber comprometido sino sti pierna derecha, Era un mancebo de ;i años i natural de San
murió en
Iquique el 8 de febrero de 1881. tíago. Entró de soldado al 4." de línea el 24
de febrero de 1S79 i fué oficial del mismo el S
El 8 de setiembre de 1871 entró de soldado Fué este veterano el último de los doce sub
al batallón de Artillería de Marina, del cual fué tenientes que lorniai; el apostolado de la muerte
r DE LA GLORIA DE CHILE
de 38 años de edad, natural de Santa Bárbara, halló en las siguientes acciones de guerra: En
denes del comandante Lagos; se halló en el par i Moliendo, en la batalla de Tacna: ¡ después
lamento de Caillín i contribuyó a la realización de de perseguir al enemigo, a las órdenes del señor
a las órdenes del señor jeneral Pinto se halló lló el 1 3 de enero en la batalla de Chorrillos, i el
año se halló en el asalto que dieron los indios cual recibió un balazo en la cabeza que le causó
ternó en el territorio araucano a las órdenes del ftivo asi el más antiguo de los subtenientes
señor coronel don Timoteo González hasta Cu- del 4.° de línea la muerte codiciada del soldado
le i tuvo varios encuentros con el enemigo. A que pelea i que en un movimiento, más breve
las órdenes de don M. Muñoz hasta Per- que la 1 rf 'ración de la aguja la cápsula, di -ja
llegó 11 en
en el año 1870, teniendo varias escara- la última, que es de carne, vacía en la mitad del
quenco
campo.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
guerra en diversas secciones, por na- I* ué el más joven i no por esto el menos Inte
Pero repartida en las filas chilenas resante tle aquellas familias, o, como es más pro
i de sangre líquida i ardiente, sus pio decir, de aquellos almacigos de varoniles
¡e hacían hostiles entre sí, fraterni- existencias, (pie constituirían una
especie de re-
lemanes, olvidados de sus anti- pública, un niño de orijen flamenco cuyo punto
3 tenían ya el Rhin de por me de partida en la existencia se toca casi con el de
dio. Galos i sajones no recordaban ya a I lastiugs su fin prematuro i glorioso.
ni siquiera a Waterloo, Ei consecuencia, ma
preferencia debi-
En Chorrillos el heroico Moltke da los albores de denu edo, sencüla-
peleaba en a van os
un
rejimiento comandado por un sobrino de un a contarla.
capitán de la vieja guardia tle el gran II. spués del niño sublii e que llamó Juan
Napoleón se
de (el jeneral Viel), i en la batería del prusiano Jullia a, hubo otro niño herc ico en ct vo
pecho 1;
ron Keller, al lado del bizarro Reinaldo Boltz, 11:, ma de la vida extir guiós junio c 311 nacer, a
batíase con denodado valor Víctor Aquiles Bian- pie d el altar del pa no.
Hijo de padres
riii. en física Í moral de esposos fe; ciado
cuya estructura
reflejábase distinguidos, ees, acat en su
Ciroux, paje este último del rei José; de los dos fred'i Baignol, come Enriq ic Ewer, como el za
L.
EL A .BUM
S2Ó
pasó al Brasil i a
Valparaíso a los treinta años natal, en banco más duro que el del aula, sin
(1856). Quiso la voluble fortuna del que viaja dejar por esto de residir al lado de su afectuosa
ofrecerle en esta última ciudad un don de felici madre en su
cortijo de Limache, regado por
dad que no es común en el reparto de la vida en
que reunía todas las cualidades que embellecen a nacido con el prosaico espíritu de los números
la mujer i se relie jan más tarde, cual si fuera sobre agrupados a manera de tablas pitagóricas en su
la nítida luna de un espejo, en venturoso hogar. activo cerebro. Adicto, por el contrario, a la lec
Aludimos a la señora Josefa Núñez, hija de tura de los libros de la antigüedad, prefería por
Santiago, establecida en \ ñipara iso desdo ..1 la distancia de mil leguas la milicia a la aritméti
más tierna edad nubil Í aclimatada después en ca; al cálculo, la gloria.
Limache, pueblo de auras, de flores I de miesris,
donde, según ella misma dice, "a causa de la
vi.
bondad del clima i de la amenidad del campo
ha permanecido hasta el día."
Bajo estos tempranos i casi arrogantes impul
sos del alma que precede a la vida i la precede
IV. desde la infancia, enrolóse en la brigada cívica
declaró la
de Limache i en seguida, cuando se
quien tenía el poder contra el deseo quien cedió, torias, cuyas dificultades jamás serán apreciadas
s :¡ó, al ruido tle lasa 5
que pasaban en su verdadero valor por otras personas que
porque
madre i chilena. aquellas que formaron parte la
que al fin campaña
era era en
que
■i
Asi,— cuéntanos ella misma en carta cuya gra ha dado tanta
gloria a la república.,,
cia i corrección de estilo podría citarse como
modelo, —
allí empezó con febril impaciencia para VIII.
mi hijo la oportunidad de combates que le permi
tieran ganar, por medio de su valor, los grados Así pensaba, así decía, así ponía por obra el
una fortuna adversa iba a negarle, hacién sacrificio aquella madre que para ««gloria de la
que
dole morir bien lejos de la casa de sus
padres. república,,, mayor que la de sus batallas, tuvo
i'Con placer me extendería narrando los rasgos tantas nobilísimas imitadoras que hoi no tienen
tle entusiasmo que trastornaban el cerebro de esposos, ni hijos, ni patín--;, sitió lágrimas I pan...
Luis, cuando leyendo la historia de los grandes Podo lo demás está ya contado en los recuer
i tratando de imitarlos más tarde, dentro de su aquellos niños del rejimíento Valparaíso pare
modesta esfera de acción, pero en armonía con cían haber tenido una sola vida, una madre co-
como el puesto de más peligro en el campo del sacado de las entrañas de la tierra o de las en
:-s]iiritti de las estirpes jermánieas i ulianzuro'i Il.tll.iba.se radicado en 'judióla, tierra di- ses
con su
espada yatagán
o su la alianza ya antigua mayores, cultivando humildemente el campo,
délos dos pueblos, junto con el heroico Otto cuando surjió la última de las cuatro
guerras que
von Moltke. marcaron su existencia; i por la cuarta vez alis
Era nieto el primero aquel barón de Nor
de tóse en e! ejército, primero como
capitán del
en esta parte de América los progresos de la dar un escuadrón de. caballería, compuesto de
mo
pocos. Nacido durante la guerra de la res
de :i(|uellos que él mismo había deseado elejir Augusto Nordenflycht tenía en el día de Mi-
para un día de singular acción, convertidos los , raflores 42 años, i si hubiera sobrevivido a su
hombres en jinetes i los jinetes en centauros, atrevida hazaña, habría de derecho, por antigüe-
cayi'i sobre el caballete de un alto muro, atrave- dad i por premio, recibido en el cuartel
jeneral
sado el pecho de banda a banda por una bala, ¡ de Lima sus
despachos de jefe en el ejército que
de allí, en aquella actitud heroica de provoca- en todas partes venció peleando pecho descu-
a
ción I de victoria, le condujeron sus soldados al | bíerto contra el abrigo de los médanos i la resís-
TENIENTE DE ARTILLERÍA
clientela, en el desempeño de un
puesto en
que Sirviendo, en efecto, a las órdenes del coronel
la sonrisa es venta i la galanura plata. '. Amagada en las sierras del Perú, despachólo
I bien, aquella mirada dulce i aquel jefe con una comisión la costa,
tras
pacífica, secreta a
que iluminaba un rostro tranquilo i sin lineas haciéndolo acompañar por un oficial peruano lía-
Christián Boltz, había nacido en la Serena el 3 en la iglesia de la aldea, como tínico lugar de
de julio de ¡ educádose
1855, en
aquella ciudad seguridad para guardar un chileno entre ususta-
i en el comercio de hasta que la de-
Valparaíso dizos quichuas.
daración de guerra de 1879 le hizo saltar de un
L.
caído lance parecido el capitán Luco Lynch, por el amedrentamiento del
en
castigo, pues el pue-
sobrino del jeneral en jefe, i éste último había blo de Yaután fué
entregado a las llamas I con
Sabedores los indios de aquel peligro, pidie- tableros sirvieron para fabricar de lijero el tosco
guida para pagar su vil asesinato al filo de ios menterio de Casma. Menos feliz que Otto von
sables del cargoso i sableador Stephan. Moltke, no ha llegado todavía para el noble
alemán la hora de la repatriación i del apoteosis.
IV. Pero de seguro habrá de llegar algún día, i
1 .dea.
Bysivingei
iatla-d nari,
bía entrado también, con
diciembre de
el grado de sarjento,
i ascendido
■
cí' tusiasmo que ella despertó en toda t88o), fué a morir en Miraflores al lado de Au
la juventud chilena, sólo uno, que hoi es capitán, gusto Nordenflycht I en medio de las bayonetas
rcgres,', a los
patrios lares. de una
provincia que, desde don Pedro de Val
De los otros, el más joven, que era
sarjento. divia al jeneral don Ramón Freiré, nunca
supo
acreció en la celada de Cuevas en
que una com dar vuelta la espalda sino el rostro i el cuchillo
LOS ANGLO-SAJONES
EN EL EJÉRCITO OE CHILE
EL CAPITÁN DON RICARDO WALKER MARTÍNEZ, EL TENIENTE DON SANTIAGO ROBERTO BLEAKELEY
I LOS SUBTENIENTES G1LLHAN, WORMALD, P. MC.-KANN I E. EWER.
yendo sus dos hijos. Í cuya última figura nos ha guirnaldas de dores cojidas en su ameno río.
sido recientemente revelada por un
mensaje rltd Vinieron antes los dos hermanos Walker (don
gobierno en la persona del injeniero don Guiller Juan i don Alejandro) de Birmingham a Chile, i
mo Perley, fusilado al servicio de Chile por los no teniendo nada de común con el último llegad o.
peruanos en sus sierras, alcanzó muchos lucidos excepto el apellido, hiciéronse los ires, hermanos
Délano, a los Heaton, a los Henry, i entre los porque el segundo llevó después de Tacna sus
jinetes a Cox, a Carson, a Luco Lynch, a Carlos mujeres al primero que sólo tenía glorias.
Souper, i hoi toca su turno a Ricardo Walker El vínculo de unión de los tres había sido
L
¿jó EL A
más, a
aquellos atributos, i apenas salido del co su raza i de su
liga.
lejio, en la época del auje de su padre, que había
improvisado el oasis de Las Salinas en las are
nas entonces solitarias de la Viña de la Mar,
mostró inquieta vida aventurera. Minero con su DON" SANTIAGO ROBERTO
grado de subteniente, su bravura, realzada en él EI teniente del batallón Naval, don Santiago,
por su
porte arrogante i un carácter irritable, al Roberto Bleakeley, herido mortalmente en Mira
que no era
ajena dolencia de familia que había dores el 15 de enero i muerto en el hospital de
tronchado muchas jóvenes vidas, conquistó Ri ( ".i nidal II]. i- '■! t, de- fe bivro de I XN I . I tle hijo Cid
cardo Walker sus ascensos, campaña tras cam cirujano de la armada nacional, don Roberto
paña, en una batalla después de otra batalla, Bleakeley, natural de Irlanda, i de la señora An-
hasta que con el grado tle capitán, impartiendo jela Dunne.
las órdenes tle su inmediato jefe, mestizo de bri Había nacido en
Valparaíso el 30 de abril de
tánico como él, cayó de su caballo en el campo [855, i al terminar su noble carrera ofrecidas
de Miraflores, atravesado el pecho, asiento del su
patria, había vivido apenas 26 años.
mal que había de consumirle, por una bala de
ametralladora,
que Ewer
1
llo "Juan José n ; i así, casi juntos, desaparecieron cido en el mismo año que Jullián,
DE LA GLORIA DE CHILE
337
Una bala que le atravesó las sienes "le hizo caer cumbre del Morro Solar, matáronle inhumana
áe bruces, —
dice uno de sus compañeros que lo mente los soldados, despojándolo de sus armas
vio morir; —
m.
DON FRANCISCO WORMALD
Fué el subteniente Wormald un niño alegre.
I. feliz, sonriente, bullicioso camarada en las filas
del ejército como en el cuartel de bomberos a
No ha sido mayor la fortuna de nuestra cansa que perteneció: pero su muerte, revestida de los
da, aunque talvez cansadora Investigación, res atributos de un verdadero martirio, probó que
pecto del joven subteniente del batallón Talca, su resolución de chileno era
igual a la simpática
don Francisco Wormald, nieto del negociante i at rayen te lijereza de su
espíritu casi infantil to-
época de la independencia. los ,, niños del Talca,,, pero si estos niños, apo
fusiles se hicieron titanes, los
yándose en sus
'
ción de los muertos el hijo de un escocés, el ma; ni del teniente Auckland de la'
Triumpk
subteniente del Lautaro don Pedro Me Kann, que llenó noblemente su imparcial papel de his
nacido en 1855 en la hacienda de San Pedro de toriógrafo militar, junto con el teniente De
León,
Quillota, que por eslo diéronle el nombre de pila por parte de los franceses, militó también en las
que llevó. Su padre, llamado Miguel Me. Kann, filas del ejército de Chile acampado delante de
era
carpintero de profesión i cuando hubo ense los baluartes exteriores de Lima, un
joven de
ñado su oficio a su
hijo, marchóse con sus herra orijen anglo-sajón, hijo de americano del norte
ses de la guerra, aquella tropa pasó a formar I a la verdad, así como en el alma de Juan
voluntariamente parte del Lautaro, incorporóse Jullián hízolo todo su infantil, rico, sublime en
Me. Kann con su jineta en la 3." compañía, que tusiasmo de niño, así en la conciencia de otra
,1 la sazón mandaba el capitán don Juan B. Cor adolescente venido al mundo junto con él (1K64),
tés, a
quien debemos estos rasgos. produjo el sentimiento i la acción del heroísmo
Ascendido en la última campaña a subtenien una virtud no menos alta: la virtud rara del de
te, fué herido al escalar una altura coronada de ber. Nacido de padres pobres en Coronel, <i.
fuegos que en las batallas del 1 3 de enero seña adolescente Isidoro Enrique Ewer el 22 de
ló al Lautaro su valiente jefe el coronel Barbo abril de 1864, a la edad de diez años vino a
los salones i anchas galerías del modesta subsistencia de los suyos, i allí labrá
provisado en
le viéramos en más de una ocasión febril i enér- Fué el primero de aquéllos el virtuoso "padre
al aire exterior las últimas rá Marciano,, escudo i guía de la juventud cristiana
jico, disputando
fagas de vivificante oxíjeno que su
agonía de tle Valparaíso, que le dio libros i consejos.
Pasó en
seguida al taller de un industrial qui
DON ENRIQUE EWER
se había formado ardua carrera por sí mismo.
Fué éste su
segundo i eficaz protector don Juan
I.
Crisóstomo Vera,
Sin hacer mención de los capitanes Steu.irt, Tenía aquel aprendiz de todo trabajo apenas
tud chilena se debía en masa a la patria, una dos tiempos volvió a renacer en los presentes,
mañana del mes de abril de 1S79abandono.su ¡ a los meritorios nombres que llevamos apun
su renta, el acariciado hogar de padres tados debemos agregar ahora el de un buen sol
puesto,
i enrolóse de simple voluntario en dado i jentil caballero, natural de Nueva York,
Agradecidos,
el 2." de línea. Marchóse en
seguida bajo su ban que sacrificó alegremente su vida por la causa
como en cada campaña, un humilde ascenso, des secuencia incorporóse en el ejército de opera
de soldado a oficial, hasta alcanzar la más alta ciones en calidad tle subteniente riel rejimiento
aspiración de la carrera del valiente: la de morir Chacabuco, que mandaba el prest ijioso Domingo
por su patria a los diezisiete años de edad, des Toro Herrera. Promovido a teniente en Lurín
pañas i asistido a siete sangrientas batallas que, el denuedo que allí lucieron todos sus
juveniles
con una sola excepción, fueron otras tantas i compañeros de rejimiento, desde Otto von Mol-
Xo quedó agotada la sangre de febrero de 1881, declaró que moría feliz porque
en Enrique
bwer la ofrenda que la más fuerte i la moría por Chile.
pródiga
más rica raza del norte, dominadora del mundo
Enrique Ross, recibió once heridas batiéndose curso de estos recuerdos postumos, que el con-
l
J40 EL A II UM
libres de los rejimientos que Chile envió a la í8¡i, a la edad de trece años había tomado
ya
guerra, ayudáronnos en la consecución de tantas las armas contra el rei Bomba, opresor de las
i señaladas victorias, procedía de los variados Dos Sicilias, en 1 84o; a los dieziocho había emi-
oríjenes de la Europa moderna i aun de más grado a Filadelfia, i a los diezinueve era uno de
de aquella evolución de razas, que el metal de El incendio casual i aciago del vapor City 0/
las batallas fundió en una sola. Pittsburgo, ocurrido en la rada de Valparaíso el
1 7 de mayo de 1852, i de cuyo siniestro
escapij
II. Yuseff, que era uno de sus
tripulantes, en razón
de su destreza en la natación, fué causa de su
combatiendo con señalado valor, fué hijo, en efec para formar hogar en el pacífico archipiélago.
to, de un honrado i entusiasta palermitano, naci una isleña de Ancud, la señora Mercedes Mar-
lejanos fueron señores del mediodía de la Euro De esa unión marítima de dos isleños nació
pa occidental. Su padre, don Antonio Vuseff el soldado del Concepción cuyos perfiles traza
excelente vecino i acreditado industrial de Con mos, i fiel a heredadas tradiciones, hízose desde
En ciertas razas de hombres, i especialmente crían en la rejión austral de Chile. Sin grandes
en las ardientes del mediodía, acentúanse las cuidados de parte de la familia, acostumbrado
trasmisiones de carácter de tal manera
que mu desde chico a combatir los elementos, a gozar
chas veces la existencia de los hijos no es sino del espectáculo del casi siempre embravecido
no
un
reflejo de la de sus
projenitores. 1 al menos mar, jugando con sus olas, sin temerlas, por
en el presente caso la evidencia de esa deriva tener conciencia del peligro; su naturaleza por
siendo mediana su estatura pero fuerte i muscu vez suelto en el mar, no dejaría caer fácilmente
losa. en
pesadas arenas ni en
aguas muertas el ancla
edad trasladé mis negocios desde Ancud al puer haber ensayado hacerse maquinista en el Abtao,
to de Tomé en esta provincia, ¡ allí, siempre a desapareció repentinamente de su hogar, de su
orillas del mar, siguió creciendo sin haber tenido isla o de su buque i
vagó por el mundo sin rum
casi nada sus hábitos i costumbre bo señalado, durante cinco
que cambiar o seis años, reco
de niño. Desde que estuvo en edad de prestar rriendo todo el Pacífico, atravesando dos veces
algunos servicios, ¡ sin perjuicio de sus tareas el continente, en una ocasión por Méjico i en
escolares, me acompañó Francisco en mis ocu otra vuelta desde Nueva York a
i, Cuando contaba como doce o trece años de mercader a e entre los puertos del Perú
proyectos que pensaba realizar cuando contara Quiso, en conse uencia, el acaso, que se halla-
la edad suficiente para sufrir los percances del se el inquieto moz -j en el Callao cuando los pe-
marino. ruanos acentuaron su
acepu ción de 1 t
guerra
i, A tal punto llegó luego en Francisco esta in con la inhumana e
xpulsión de la coloni , chilena
clinación, que apenas había cumplido los trece que allí existía i tr bajaba, de -poj.íiidüli el popu-
años pedíame permiso para embarcarse en un lacho i los sayones de cuanto poseía,
buque mercante mandado por un
capitán amigo. Puesta así a sac a la peque a fortuna lel entr
a lo que accedí gustoso. jico chilote. regres ', a su cas; desnudo eoírlo el
.,EI
buque pertenecía a la casa triguera de hijo pródigo, pero ardiendo c n ira com j verda-
Serdio hermanos, i su capitán lo era mi amigo clero isleño del Mediterráneo
Pedro Philipi. La vendetta no ólo es co sa i palabra- corsa,
nEn sino que daga ¡liana.
este buque permaneció embarcado mi hijo es palabr i t si
I a
a los viaje; íi hombre, balazos por insulto a sus insolentes
propensión ,
expulsadores,
Para enrolarse en el batal ón Concepción,—
VI. i.
L
.BUM
do, pues iba a combatir por los derechos, por la miento penquista, que en Miraflores hacía su
IX.
Después de todo esto no le quedaba al hijo Hemos puesto término a esta reseña de va
del capitán Yuseff, que en Huito se había bali lientes auxiliares que la muerte hizo chilenos, i
do contra los españoles en 1866, sino una sola si bíen será grave dolor para nosotros haber
cosa: batirse con los peruanos de 1879, ¡ así pú
solo por obra con extraordinaria bravura, cayen ¡ perseverante afán, sus nombres quedan al me
do en el campo de la refriega con nueve de sus nos salvados de roedor olvido. I así algún día
compañeros i ciento diez de sus soldados. las jeneraciones reconocidas podrán devolverles
su
sangre i su martirio en altísima pirámide de
x. granito, en
cuya cúspide ha de leerse esculpida
en letras de oro esta palabra: Gratitud.' i en
Por una de esas casualidades del destino que la base ancha pradera de cinerarias, símbolo del
cupo, según de todos es sabido, al valeroso n.-ji- eterno dolor de las tumbas.
¥ DE LA GLORIA DE CHILE
propio caudillo el bravo Santa Cruz; en ChorrI- J bajo la dirección i consejo «le su valiente capitán
Nos al capitán Villarroel; en Miraflores al intré- ■
de esa arma i deudo suyo, el hoi comandante
pido comandante Zilleruelo, i sobre las podre- ! Salvo. Señalóse por su bravura en la arena de
'
dumbres de Chiclayo, por último, al comandante Pisagua, donde los soldados le aclamaron por su
mas de heroica i callada sumisión al deber. semanas más larde caía en el campo de Tara-
pajina los nombres de aquellos jenerosos servi- : El subteniente don Francisco Alvarez, natti-
k.
ALBUM
Sus padres, que aún viven llamánse Justo table acierto i actividad.
Alvarez i Carmen Riveras, i a solicitud de ellos Era el subteniente Guerrero, que había sido
hubieron sus jefes de rebajar, durante su primer también profesor de primeras letras en San Fer
aprendizaje, el peso reglamentario de su fusil pa nando, un mozo mui estimado en esa
ciudad, i
ra no
agobiar sus bríos ni su corta, endeble edad. cuando ocurrió su noble muerte, el
municipio de
Convertido el 7." en Zapadores bajo el minis la localidad interpretó el sentimiento público en
tofagasta escribía con frecuencia a su madre Fernando la noticia de haber perecido en Tara
anunciándole el próximo asalto de Lima a me
pacá, luchando como bravo, el digno hijo de
diados de 1879; i cuando esta tardía operación Ud., don FYoilán Guerrero.
de guerra comenzó por el asalto de Pisagua, el "La municipalidad del departamento ha creí
subteniente Alvarez, seguido de ocho soldados, do de su deber hacerse un eco del pesar público,
tuvo la gloria de tomar una bandera boliviana en i en sesión de antenoche encargó al infrascrito
la empinada cima. Días después una bala le mató que trasmitiese a Ud. las expresiones de su
en la cima de Tarapacá, perforándole la sien pesar por la pérdida que ha sufrido, tanto Ud.
derecha. como la ciudad toda, en la cual don Frailan Gue
Del subteniente Ricardo Jordán sólo se sabe rrero contaba con un
amigo en cada uno de sus
locó su
padre don Manuel Jordán. Era Ricardo personal de su A. i S. S.
(1843) Í después de haber pasado su niñez en muerto instantáneamente por un balazo recibido
I iuacarhue, educóse desde la edad de diez años en la frente al acometer, a la cabeza de su com
en el liceo de San Fernando, de cuyo estableci pañía, el fuerte boliviano que cerraba la extrema
menzó la guerra. Mozo de carácter resuelto i Alianza el 26 de mayo de 1880, había nacido en
enérjico, había desempeñarlo también el cargo la aldea de Maipo el 1." de noviembre de 1853 i
de subdelegado ambulante de las turbulentas ■
era
hijo de don Diego Molina i de doña Rita
peonadas del ferrocarril del sur, cuando se cons- , Molina, ambos fundadores del lugar
DE LA GLORIA DE CHILE
S4S
Educado en la Academia militar desde 1869, edad i mediante de don Ensebio Lillo,
influjos
como pensionista i después a virtud de marchó la campaña de Tacna de ha
primero a
después
su mérito i de brillantes exámenes, de cadete ber recibido apresurada educación hasta los 18
entró al ejército en calidad de subte años el Católico de San Luis.
agraciado, en
Colejio Tenía
niente del y." el de julio de 1870, i militó du
20 esto
lugar en
julio de 1879, fecha en
que se in
diez años en las fronteras. Fué allí gober corporó el valeroso i
rante en
probado rejimíento de
nador de Purén i fundador de Traiguén, a
cuyo Zapadores (antes 7.0 de línea) en calidad de as
sitio habíale seguido su
joven esposa doña Borja pirante. Tres meses después (octubre 17) era
Reinoso, con
quien contrajera nupcias en San ascendido a subteniente, i medio año más tarde
un niño en cuyo labio superior diseñábase ape afectos, la relación que el segundo ; lilemente
nas tenue bozo, llamado Victorino 2° Salinas, Salinas envió a su
patín; solare la muerte del que
quien, como su hermano Justo Pastor, debían le había i sobre el de
precedido hallazgo sus
ofrecer su tierna vida en holocausto a la patria, el restos ya carcomidos por los roedores de la ma
uno en Tacna i el otro, por vengarlo, en Lima. teria que ha sido la artificial i
estructura
prestada
Ambos eran
hijos del apreciable caballero don de la vida;
Victorino Salinas i Cotapos; i los dos, nietos de 11 De Arica, —
dice a su
aflijído padre su
segun
la que fue bella i recatada esposa del desventu do hijo inmolado, en carta datada en los baños
rado brigadier don Juan José Carrera. de Calientes el ¡ de octubre de 1 880, —
nos man
Unida esta infortunada señora, después del daron a los campos de Tacna; casí no
tengo va
patíbulo de su
primer marido, a un rico hacen lor para narrarle lo que vi, mucho más cuando
dado de Paine, don Justo Salinas, la viuda del me acuerdo del cementerio donde están los ca
según la expresión de una viajera inglesa que, I en seguida, como si hubiese querido restituir
en su
luto, maravillada, «modérala, formó nue el calor de la existencia física, la voz, el ademán,
va familia, i de esta proceden ¡os dos gallardos el presentimiento Í el dolor a
aquella carne des
niños, que, uno en pos del otro, marcharon, co figurada i en descomposición, agrega estas pala
mo los dos Almarza de Chillan, a hacerse matar bras sobre aquel soldado de 19 anos
que anima
por el renombre i el buen derecho de Chile. ra hacía poco con el soplo de juvenil entusiasmo;
Victorino 2° Salinas era el menor de
aquellos ,Poco antes de entrar al combate de Tacna, le
L
¡40 EL A.
"En este momento mandan que vaya la com de las batallas su propia aciaga suerte. El som
pañía donde él estaba a reforzar el ala derecha; brío reflejo del cadáver que había desenterrado
rendido i cansado. Uno de los oficiales le pre pasos como una sombra, pero no le causaba ni
gunta qué es lo que siente, que si lo han herido, pavor ni desaliento. Su lema, como el de todos
—
Nó, hombre —
responde —
es que me muero de los chilenos en esas horas largas de espera, era
campal de la Alianza, el primero de los Salinas, hermano Victorino 2°; pero ¿qué le hemos de
i habría parecido natural que después de aquel hacer? A eso hemos venido, a defender nuestro
recuerdo i del espectáculo de todos los horrores tricolor mancillado por dos repúblicas; a vencer
que desde su desembarco en Arica había rodea o morir como buenos. Estoi resuelto a morir i
haber hecho su camino de mar a cordillera a santa bendición para morir sin remordimientos i
vía. —
¡Qué terrible espectáculo presenta a la vista secado, más nú así el perfume del corazón, tiene
manchas de sangre, pedazos de manos, cuerpos i recibida una semana más tarde la bendición
los peruanos les aplicaron dinamita. Los cuerpos Pocollai, i ya en marcha, estas frases que revelan
de los peruanos que quedan atravesados en los juntas al héroe i al peregrino:
los soldados del la emo
peñascos, donde 3.° i el 4." los «No tengo palabras para expresarle
hacían botar al mar, están todos comidos de ción tan grande que tuve al recibir la carta que
pájaros i en un estado de putrefacción insopor me dirijió, i ver la ternura suya para conmigo,
table,,. recibiendo su santa bendición; he derramado lá
Desde que diera el último abrazo i el último
grimas de placer por su carta tan cariflosa.n
adiós a los suyos el subteniente Salinas, que se Desde ese instante, casi solemne de los sagra-
DE LA GLORIA DE CHILE
dos adioses de los campamentos, que se mudan descendientes del antiguo i probo majistrado de
campos ensangrienta brega, de el la independencia don José María Villarreal. En
para trocarse
silencio se ha hecho en la tienda del joven zapa tre once ríe sus descendientes que tomaron
dor. Percíbese sólo el húmedo ruido de las qui simultáneamente las armas, tres, en efecto, lleva
frote la tersa sábana del ban propio nombre: el teniente de marina
llas que salpican con su su
mar dormido en sus calmas veraniegas, verda don José María Villarreal Canto, herido en el
deras siestas del océano, que se
reposa de las desembarco de Pisagua; don José María Villa
turbulencias de la estación del hielo. rreal Silva, actual capitán del Buin; i don José
Pero cuando otra vez las cornetas vuelven a María Villarreal Salvo, capitán de Zapadores,
tocar ¡atención i marcha! i se alzan las últimas muerto
gloriosamente en Chorrillos. El distin
telas que han dado abrigo al sueño que precede guido comandante de artillería don Eulojio Vi
a la batalla, el animoso zapador da expansión a llarreal, pertenece a este misino grupo de filíenos
Tablada de Lurín, trasmite a su distante hogar acabamos de hacer memoria, había entrado, como
sus Impresiones en estas palabras, que eran el elcapitán Molina, ala Academia militaren 1869;
grito unánime de todo un
ejército que marchaba pero obligado por su mala salud a retirarse de
de noche por el desierto, precedidas sus colum ese establecimiento para seguir la carrera del
nas por los arcánjeles del heroísmo llevando comercio, siempre incierta i siempre mediocre en
hoi a las cuatro de la mañana. ¡Qué de alegria i Hizo, en consecuencia, todas las campañas del
todo el de hurras i vivas Perú aquel cuerpo, hasta que una bala lo
gozo en ejército! ¡Qué en
Seis horas después el valiente vengador caía que, parapetado con su compañía tras un derruido
como su hermano atravesado por una bala dis muro, observaba las maniobras de la batalla i los
L
54$
^
Bajo la implacable segur de muerte postuma i "Abril 24,— A las diez de la mañana, estando
horrible, al lado de su
jefe, el comandante de sentado i tranquilo, me sobrevino un vómito
Zapadores don José Umitel Urrutia, precedido negro de sabor nauseabundo i de olor putrefacto.
diez de compañeros i de "A la noche fué llamado de
por ocho o sus cente
Lambayeque el
nares de soldados, rindió la vida, adquiriendo el doctor Moreno, natural del Ecuador. En el acto
jermen de incurable mal en el valle de Lamba- me deshaució, porque el vómito había precedido
yeque el brillante zapador a cuya memoria per a la fiebre i en este caso nadie escapa n¡ en Gua-
tenece por separado esta breve pajina. yaquil. Se desalojó mi pieza de todo lo que con
El subteniente Concha había nacido en la Se tenía, operación que me anunció m¡ fin, porque
rena el 22 de agosto de 1862, por manera que yo había presenciado igual medida respecto de
al fallecer en 1884 en el campamento de Cho mis ocho compañeros ya enterrados.
rrillos había cumplido apenas 2 1 años, siendo en "A las 11 de la noche tenía 136 pulsaciones i
probadas, una
esperanza para el ejército. dieiuas indijeii.is llamadas jalurondí \ d/ologno.
Incorporado al principio de la guerra en el «Abril 25. —
batallón Coquimbo, a
cuyo cuerpo fué destinarlo
después de servir algunos meses de cadete, reci "Alas 7 de la noche comienza el delirio, alas
Martínez, su noble actitud en un informe que las dos de la mañana desperté. Vino el doctor i
tenemos a la vista, i en el cual dice de él que su me hizo dar caldo i un huevo batido en
agua.
conducta en las batidlas de Lima "fué distingui 1 En el intertanto habían mandado buscar mi
da en todos conceptos, tanto por su serenidad i ataúd a Lambayeque i lo tenían del lado de afue
de le había
clima de aquellos lugares, en condiciones que son este extracto que el cajón muerto
dignas «le especial memoria, según una carta- costado 50 pesos; pero una vez temporalmente
recobrado venderlo por 40 pesos a un com
diario de resucitado que él escribiera a su buen pudo
padre don José María Concha, después de la pañero que a su turno lo necesitó de veras.
resurrección, i que por los accidentes El negocio por lo visto no había sido malo.
especiales
recuerda, de extractada inte El teniente Concha había pagado sólo diez pesos
que es
digna ser en
riores de un carácter pútrido i así pasé una sema sirva poner en manos de su
esposa, señora ma
contribuciones lo sentían.... Algunos habían ce i simpatías que supo conquistarse entre sus com
Feliz regreso a la patria en el campo de Chorri les de ese cantón militar el sentido pésame r¡ue
llos, en
que todo se alistaba para la vuelta; mas, se han servido darme, por su atenta comunica
como llevase sordamente escondido en sus en ción de 26 de abril último, con motivo del falle
trañas el virus fatal de las fiebres tropicales. cimiento de mi inolvidable hijo Ismael, teniente
enero de 1884, legando eterno luto e irremedia de 21 años. Agradezco igualmente el jeneroso
ble de que báculo. obsequio de 1,592 pesos 50 centavos, se
desamparo a sus
padres, era con
que
a sus hermanos, de quienes fué ejemplo I era han suscrito tan ilustres compañeros de armas, i
¡NTl
El ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
EL SARJENTO MAYOR
DON MATÍAS SILVA ARR1AGADA, EL CAPITÁN SILVA DEL CANTO I LOS SUBTENIENTES
k. PINTO, CARLOS SEVERtN, M. BENÍTEZ,
NICASIO GÓMEZ TORRES, A. LAGOS, J. A. JARAMILLO, E.
SEPÚLVEDA,
L. A. GONZÁLEZ, RUEDAS, DÍAZ, GALLO, 1 EL ASPIRANTE G. E. HENRY
de línea que conserva todavía después de haber guerrera i guerreadora, que tuvo una verdadera
se batido durante cuatro años desde Tacna a tribu en el ejército (20 oficiales), i aunque se
Huasacache. En firmeza i batiera en Los Loros, en Cerro Grande i en
cuanto a su
enerjía
en el campo de batalla, bastará recordar que en todas las funciones de lanza del Malleco, del
Tacna, al mando del heroico Barceló, Renaico i del Traiguén, ríos poblados tle gualas
perdió un
Los jefes más brillantes del San verlo desde su humilde ventana de San Bernar
rejimiento
tiago, después del coronel do pacientemente durante largas horas la
Lagos, que lo formó mover
usanza, fueron los coroneles Barceló i Fuen- máquina de coser para vestir un verdadero coro
L
552 EL A
I, sin embargo, bajo aquel aspecto casero hasta como lo llamara que volviese, por hacerle señas
el abatimiento i en esas labores menudas del con la mano, quizás para dejar algún encargo o
hogar, dura lei del soldado en la pobreza, el ca darle el último adiós, lo hizo la brevedad
a
posi
pitán Arriagada era digno de su acreditada
Silva ble; pero al tiempo que lo bajaban le dieron
estirpe, I escondía bajo el telar, como el borda otro balazo en un brazo i en el momento de lle
dor Esponda, un alma de valiente, una resolu gar le alcanzó a dar la mano i un
apretón, i m¡.
ción de héroe. rando al ciclo, daba vuelta la vista.
En el recuerdo que en
pajina anterior hemos "Creyéndolo cadáver, lo hice soltar, -dice Cas
consagrado a la memoria del comandante gue tillodejándole uno délos cabos para que le pro
rrillero del Santiago don Domingo Castillo, digara algún recurso en caso de que hubiera sido
contamos cómo se había batido el capitán Silva una
fatiga por la sangre que perdía; así sucedió
Amagada, ascendido a
mayor sólo para la bata porque un rato más volvió en sí, i el teniente de
lla de Tacna el 25 de febrero de 1880. A caba la compañía, don Santiago Inojosa, que venia
llo, delante de las filas, peleó constantemente, nó más atrás, lo hizo conducir a una
ambulancia,
en el puesto de los jefes, que es la retaguardia, donde murió al otro día,,.
valiente i tenaz acometida de las guerrillas de la tlel campamento, entregados a la infeliz viuda, el
segunda división, un
capitán que le vio caer i digno i'-te del cuerpo envióle la siguiente misiva
espirar, —
en esto se hacía notar el héroe mayor de duelo que enalteció el mérito del que había
Silva Arriagada; recorría sus soldados, dándoles caído en sangrienta lucha i de quienes tan noble
valor Í haciéndolos entrar en orden de batalla mente le recordaban:
chaba a unos veinte metros de él i en el acto día, en las alturas de esta ciudad, con el peru
hizo volver al cabo Fuenzalida, uno de sus orde boliviano.
de
nanzas, i a su corneta, para que lo desenredasen "Comprendo, señora, toda la intensidad
i si estaba vivo lo pusieran fuera de combate; i vuestro dolor, i creedme que de corazón me aso-
DE LA GLOj HA DE CHILE 333
ció a él; pues si usted ha perdido a un esposo como soldado del 7." i del 4." de línea, cuando al
del estallar la guerra,
querido, yo i toda la oficialidad rejimiento no siendo dueño de dominar
el honor de mandar, hemos visto de su ánimo guerrero, abandonó otra vez la nativa
que tengo
de nuestro lado al compañero i al ofi aldea para enrolarse en el Santiago. Sus pa
saparecer
cialpundonoroso i delicado. dres, don Ignacio Pinto i doña Carmen Valdi
n¡Ah, señora! irreparable es la pérdida que via, no le verían, sin embargo, regresar, por
acabáis de experimentar, pero, por si os puede que fuera uno de los primeros en ser derribado
servir de lenitivo, sabed que vuestro esposo ha por el plomo a media falda de la loma en que
caído después de cumplir con su deber hasta el se libró, con el rejimíento Santiago al frente, la
heroísmo i, por consiguiente, la patria agradeci cruenta batalla de Tacna. ..Murió como un va
Francisco Barceló. »
v.
ni.
Fué víctima también de la suerte I del propio-
Sín al del denuedo juvenil en la batalla decisiva del Alto
contar capitán guerrillero Santiago
tlon Marcelino Dinator, que herido de la Alianza un oficial que era el más querido
en un
pie
la batalla, sucumbió los de Tac i el más hermoso tipo del rejimiento Santiago,
en en
hospitales
el 19 de i de hemos tenido la el subteniente don Carlos Seykrín', un niño
na
junio, quién no
Chile, retoño
IV. sidente Gonzaga trajo a como un
L
LBUM
Presiden/a.
Ramos, joven de rara belleza, ¡ pasando así, por canor Gómez Torres, ambos muertos a conse
el encanto, de custodio a
prisionero, fundó en cuencia de la batalla de Tacna, si bien tenemos
que se organizó para la campaña, diciendo que cer su terrible estreno en Tacna, pero no el pos
no
quería pelear ,,como recluta. «« trero en ánimo entre los jóvenes oficiales que
El 19 de mayo de 1878 embarcóse, en conse- . sacrificaron su vida en las arenas del tlesierte
cuencia, en el Rlmac, bañado su rostro casi in que rodea la ciudad de Tacna i la proteje, fué
fantil por las lágrimas de su madre, i al estrechar el aspirante don Ernesto Guillermo Henkv,
a su hermano ¡ compañero por la última vez en
hijo de francés i de chilena (la señora Isidora de
el augurio del entusiasta voluntario, porque logró Henry de su afición a las cosas de la guerra en
vencer... Pero... trajéronle muerto... Una bala tregándose con placer a todos los fuertes ejerci
atravesóle la frente, húmeda todavía con los ós cios que preparan desde la cuna al soldado, la
con él como dos almas en una sola existencia, especialmente la caza, en cuyo varonil entrete
or
guerra en
que vivimos durante cinco años creó condición incorporóse en el Santiago apenas
esta nueva profesión del amor i del deber: la de ganizaron este cuerpo en la capital.
F DE LA GLORIA DE CHILE 555
de la dura campaña, con resolución firme, i así héroe: moriré como mueren los chilenos".
en las filas del rejimiento Santiago, como lo han Pero quien jamás se
equivocó fué el pueblo.
sido Orgullo tengo de, haber sentado Desde el día de la ruptura de las hos
otros. primer
plaza de simple soldado; pero supe vencer la tilidades el grito de todos fué ¡a Lima! ¡a
escala de los individuos de tropa, que tan espi Lima!
nosa es. Ahora me encuentro gozando, después 1 por esto la sangre derramada en la provin
será mi desgracia o mi felicidad! Pero yo portar Por lo demás, como el padre lo solocitara i el
me cobarde i morir sin honor para mi familia, hijo teníalo ofrecido, púsolo por obra el aspi
no lo crea ni por un momento! Quiero que mi rante I lenry, derramando "toda su en el
sangren
nombre quede estampado en la historia de mi campo de batalla i mereciendo del segundo jefe
patria para siempre". de su
cuerpo el bravo i mutilado coronel León
,,¡Viva Chile!
I en otra ocasión desde el árido puesto que ocupó en las filas del rejimiento
campa
deber
mento de Jazpampa había escrito al comenzar Santiago, desempeñó cumplidamente su
heroísmo.,,
dos lo pedimos a nuestro
jeneral Escala. El nos zón de sus compañeros, testigos de su
i
EL ÁLBUM
aquella población por el lado del Pacifico. carga victoriosa de Miraflores al saltar, a la ca
de baluarte a las armas chilenas, sosteniendo tada a sus sienes, i así murió como verdadero
con los demás cuerpos de la 3." división ( Lagos) soldado sin jemidos i sin agonía.
toda la rudeza del súbito fuego durante la pri
mera hora de la acción. I después, saliendo de x.
sus líneas de combate como si fuera un torrente
de sangre (porque sus soldados vestían pantalo El subteniente don José Antonio Jaramillo
i túnicas vivos de grana), fué ba natural de Rancagua, hijo de un buen vecino
nes
rojos con era
preguntaba el dictador Piérola al notar azorado cagua,,. Su propia esposa llamábase doña Car
su incontenible avance, lota Mesa.
—
¡Es el Santiago' le contestaron sus ayudan I ncorporado cuando niño(porque murió apenas
de 28 simple soldado en el Buin,
tes, años) como
Pero al mismo tiempo, cuando el jeneral Ba retiróse en 1874 en clase de sarjento para vol
quedano, ya victorioso, avanzaba con su estado ver a entrar con esta graduación al 4.° de linea
1877. Ascendido, por último, motivo de
mayor hacia el frente de la deshecha línea de los en con
el Santiago, que yacía en los senderos del he- lenas en las pampas de Miraflores el 15 de
famoso de los
XI. rejimientos que envió a la gue
rra la capital de la el orden de las
república
El subteniente don Ernesto Skpúi.veda era edades de sus combatientes, i sin haber hecho
chillanejo, tenía el día de su muerte en Miraflo arte de ello, porque el subteniente Luis Alber
res 21 años, i había servido en el ejército sólo 4 to González, que siguió a sus
compañeros, al
i 23 días. Herido mort alíñente en esa bata
meses espirar en
Santiago a las 5.40 de la tarde del
lla i trasportado a Valparaíso, falleció en el hos i ." de febrero de 1 88 1 a consecuencia de heridas
,
pital de esta ciudad, al lado de los dos Almarza, recibidas en una pierna en Miraflores, sólo tenía
que habían sido dos gloriosos niños, claillauejos en esa fecha 17 años. Hijo de un honorable em
como él, pleado del comercio de Santiago
(don Juan Gon
zález Fuenzalida) i empleado el mismo en el
XII.
escritorio del comerciante don Juan A. del Sol,
El subteniente don Adolfo Lacios era también logró el joven González un puesto de sarjento
oriundo de Chillan i deudo del bravo coronel 2.- en el Santiago, i más tarde ascendió a sub
que había organizado el cuerpo santiagueño. Más teniente en fuerza de su mérito, porque se en
XIII.
Hemos seguido en estos recuerdos del más
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE 539
LOS COMBATIENTES
a cerradura de sepulcro largo tiempo to de alzar sobre sus robustos hombros el cuerpo
bre el Izcuchaca desde Pucará, la compañía que más prolongada i fatal que en el invierno de
mandaba el capitán del Río, cuando al amanecer 1882 condujo a las fríjidas sierras del Perú el
del 9 de julio de 1882, la tropa descuidada, dor coronel don Estanislao del Canto, la cual con
mida i sin centinelas, se ve rodeada por tres de cluyó por la doble sorpresa de La Concepción i
L
^1- ¿I >UM
sóo _
tiago, i en diciembre de 1881 era ascendido a cienden a no menos de veinte, sin contar dos
teniente, habiendo merecido por su conducta ignorados.''
en Tacna mención especial en el parte de la ba
II.
talla.
E! teniente Retamal salió contuso en Mirado En la oscura vida de los cuarteles i de las
res; hizo después la malhadada campana del guarniciones, la existencia del teniente del
reji
comandante Letelier en 1881, la del coronel miento Santiago don Pedro Navarro Rojas.
Lynch, cuando éste se internó infructuosamente muerto en la vecindad del campamento del
por Canta, i por último la que al mando del co Hospicio, no es, a la verdad, sino
pasajera
ronel Canto se internó en el valle de Jauja en sombra que se pierde entre las sombras. Hijo
abril de 1882 I terminó en
julio de ese año por de aquel capitán español que cayó atravesado de
una cruel retirada que envalentonó al enemigo, balas en la boca de la calle de las Recojidas
hasta Huamachuco, causando así daños irrepa (hoi de Miraflores) al comunicar una orden del
rables a la ocupación chilena i a su funesta du- coronel García en la mañana del 20 de abril de
marzo de 1880, cuando después de haberse en- aventurera i pobre, su muerte vióse rodeada de
presentimientos que revistieron
salitrado su
(esta era la expresión de los campa penas i de
escribir a su esposa, en los primeros días de cuerpo, que ha sido antes robusto, i su rostro,
octubre i desde la orilla del Loa; que ha sido varonil, se demacran; cae a la orilla
■i
Aquí todos ardientemente deseamos ver cara del sendero, sin sombra i sin amparo, i allí mue
a cara al enemigo i dar el ataque de una vez; re en medio «le espasmos secos, de crueles con
obligados los compañeros de que venían Horrible la muerte del que perece
armas es
ahoga
en el Rimac, esto no sucederá.,. do, pero cien veces más desesperante debe ser
Había virtud en
aquella alma sombría, pero la agonía del que sucumbe con su
cuerpo calci
no había felicidad porque no había nado como la arcilla en el horno de reverbero,
esperanza...,
Era un condenado a muerte de brisa ni
re que aguardaba sin que un
soplo una
gota de rocío
signado su hora i la elección de su
suplicio. calmen el fuego devorador. Un hombre muerto
mi nombramiento de el Inlelb.
teniente; esto en nada me
ejercitara aquella profesión en
Copiapó...
ha impresionado, como til saber que
tengo un Entretanto, los que vienen atrás abren un lio-
-BUM
yo, envuelven
al muerto en su capote, le echan
una
delgada capa de guijarro ¡, ¡adiós! VIII.
tiempo visitamos por deber el hogar de la viuda, que el teniente Navarro había muerto de sed en
i ¡oh Dios! todo su ajuar era un grueso paquete el desierto, suspendieron a su viuda, hecha re
de boletos de prendas, que con mano trémula iba cientemente madre, la mesada de 20
pesos que
■
desdichada recorriendo sobre los desnudos la le tenía asignada el muerto....
,d
\
J*r*f
k
DE LA GLORIA DE CHILE
EL CAPITÁN JARPA 1 LOS SUBTENIENTES REYES BASSO, RODRÍGUEZ, SEP1JLVEDA I ARRAT1A, DEL CHILLAN
¡| ODOS los oficiales del fornido defensor del rei en 1824, estuvo destacado con
aquel robusto cuerpo entresacaron de su histó comenzar la guerra (29 de marzo de 1879), ba
rica 11 Montaña ««, cuajada de jente recia, de ár tióse en Pisagua i asistió a las batallas de Tacna
como San Martín, montañeses: nobilísimo elojio i muerto su tío el comandan Jiménez Vargas,
definición gráfica de una
provincia ríe valientes. alemprender la campaña so Lima, ofreciósele
1 el más notorio entre ellos fué su
propio 2."jele jefe del rej
el puesto de 2.° Chillan, que
el sarjento mayor don Nicolás J imi'.xi-.z Varcas, aquél mandara i a cuya cab« t
per. ;¡ó al r
que fué el primero en caer bajo el plomo enemi zar la batalla, por efecto de bala perdida que
cual hasta los árboles parecen soldados, el mayor esos soldados valerosos pero poco afortunados
en las filas del
don Nicolás Jiménez Vargas, sobrino del coman que de continuo encuéntranse
dante Vargas-Carampangue i hermano del capi i hasta para morir mostróse airado con
ejército;
tán Manuel Antonio de él el destino, porque el plomo apagó su existen
Jiménez Vargas, mozo
probado valor desde cadete, militó durante más cia, nó por el soplo de fuego del combate cuerpo
de 20 años en el Buin i tomó parte en las inter a cuerpo, sino en una escaramuza preliminar que
mitentes guerras civiles de le hizo víctima nó de su notoria bravura sino de
esa
época (1859),
así las de la Araucanía, triste casualidad.
como en esta guerra civil una
EL ÁLBUM
'^d^
II. IV.
presentimiento de su sacrificio, que asfporel es tientes que sus nativas montañas produjeron.
fuerzo de la voluntad trocóse en heroísmo, Llamábanse aquellos los subtenientes Josí
Habíase incorporado al Chillan en noviem Manuel Auuatia, EiiAxasco Antonio Rodrí-
bre de 1879, i al morir en la loma de Tacna, o ouez i Juan B. Sepúlveda, este último, un niño
más propiamente en los hospitales de sangre de de dieziseis años, hijo del buen ciudadano don
ese
pueblo, su edad, por su
aspecto físico no
po Nicolás Sepúlveda, que custodiaba una verda
día exceder de 30 años. dera tribu compuesta de quince o dieziocho hi
Junto al capitán Jarpa cayó en las filas del demás, de estilo en las llanuras que baña el ferti
Chillan, conducido por el comandante Jiménez lizante Nuble i sus cien afluentes montañosos, i
Vargas, eljoven subteniente Ahraiiam Revés por esto mientras todas las familias del poblado
Jíasso, hijo de aquellas comarcas, el cual, siendo i la montaña forman verdaderas agrupaciones
de familia holgada como su hermano Abel, entró bíblicas, como la de Abraham, las tribus con-
otro, era subteniente cuando en tierna edad le bales de Santiago, ha sido el más abundante
mataron. Su hermano Abel alcanzó también a criadero de carne de cañón, destinado a las fau
fEPRESENTA
jamás contento i más feliz que
ñas de este libro, al malogrado jo tiempo. Ya sol soldado i partiré en tantos días
ven que vivió apenas 20 años con el nombre de más al norte,,.
de la independencia, hermano del bizarro mayor Guillermo 2." Linacre que ha guardado culto a
del rejimiento Lautaro don Ignacio Díaz Gana su memoria, ha servido una causa más grande,
—
i del opulento minero que fué descubridor de la causa de la patria, i ha sucumbido noblemente
Caracoles, el joven Díaz Gana educóse en el co al pie de enemiga trinchera en los momentos en
lejio Linacre i en el liceo de Valparaíso i partió que los suyos conquistaban [..ara Chile inmortal
ro
Carrera),—el adolescente Carlos Díaz Gana .«Recordaremos siempre su vida pura, su muer
mismo. No podía convencerse de que cuando siemprevivas que depositaremos sobre su tumba,
tanto compañero luchaba aquí contra las incle sobre la tumba de un niño, que cayó como atleta
mencias de extraño clima, contra todas las pe formidable en la sangrienta arena, para enseñan-
ZLAL
566
za de que la pujanza del corazón, que no reco quias se celebraron con la pompa de un íntimo
noce edades, que vive lo que el hombre, vale dolor el 26 de marzo de 1882, faltando todavía
el 27 de junio de iSór i sus exe ¡•En la mitad del día se le oscureció el sol»,
Valparaíso
r DE LA GLORIA DE CHILE ¡67
Tacna.
Escribió con este motivo el jefe del Atacama
a la madre del bravo capitán, la señora Isabel
H. de Silva, que le sobrevive, estas palabras de
recuerdo i de justicia:
uSu hijo, señora, era un valiente oficial, pun
donoroso en el cumplimiento de sus deberes i
EN LA CUERRS
EL MAYOR ROBERTO WOOD, EL TENIENTE CABALLERO 1 LOS SUBTENIENTES GAETE I ARA VENA
pañeros de su arma.
; señalaron los jefes de sus dos este libro la memoria de los artilleros que mu
rejimientos de batalla, los coroneles Velá.ique/ rieron con las armas en la mano, i ahora em
i Wood, hizo, sin duda, muchas víctimas en los prendemos decir sólo unas
pocas palabras sobre
ejércitos enemigos que le cupo combatir i desa el último nombrado de aquellos jefes, que fué
lojar con diestras punterías desde San Francisco en su arma un oficial heroico.
a Hua machuco. Era el sarjento mayor Roberto Wood hijo
Pero comparativamente fué una arma feliz, de un bravo soldado i hábil paisajista inglés, el
porque, salvo la pérdida del teniente Roberto teniente coronel don Carlos Wood, que fué en su
Aldunate en Chorrillos, el holocausto de su más tanto un verdadero jenio, i tuvo por hijos al co
glorioso capitán (el capitán Flores) en la hora ronel de artillería don Carlos Wood, al de todas
postrera de Miraflores i la muerte de dos subal armas don Jorje Wood i al noble artillero cuyo
Gaete), su
cuerpo de oficiales escapó comparati 111.
vamente ¡leso en la larga i cruenta jornada que
comenzó con el primer bombardeo de Antofa Venido al mundo por los iños de 1849-50
gasta en
mayo de 1879. entró Roberto Wood a los 5 de su edad a la
En cambio, ensañóse el clima contra algunos Academia Militar para salir > n 1865 de porta-
de sus más señalados jefes, i en la lista de sus estandante de su rejimiento.
hospitales figuraron antes de la ocupación el Arrostró siempre el joven tillero una salud
mayor Montoya, muerto en Arica i el mayor en extremo frájil i puede dec se, sin metáfora.
Wood, muerto en
Santiago. El capitán Jenaro que ribundo. En San F
daba batería i tuvo, con motivo de la tisis abandonado por el enemigo i
una
disperso en una
cho de armas. Aludiendo a los cortos días que «Ocho días consecutivos estuvo Wood acam
la naturaleza le tenía a esas horas visiblemente pado en el sitio mismo de sus
trabajos, es decir
reservados, exclamó alegremente delante de su e.u el campo de batalla, en el cual se
respiraban
—
"¡Buen chasco se llevan los peruanos si aún los miasmas mortíferos de centenares
tropa; de
matan! i continuó batiéndose. cadáveres insepultos. A caballo
me o a
pie recorría
El "chasco,, habría consistido en este caso en durante el día aquel campo de desolación i de
anticiparse algunas horas a la disolución de su muerte, i cobijado bajo una pobre tienda de cam
propia naturaleza, paña pasaba la noche, aguardando la llegada del
«La batería de campaña del capitán Villa alba para renovar su tarea. En una de esas últi
rreal i la de montaña del capitán Wood, —
dice mas noches fué despertado para atender al lla
el coronel Velázquez en su
parte oficial de la mado de un
joven oficial herido que acababan
batalla de San Francisco (que para el ejército de de traer i pedía auxilio. Al instante Wood se
Más adelante agrega; alma profundamente ¡ene ncrosa los que cubrién
i, Me parece un deber de justicia prevenir a dose el rostro con las manos heladas de la ingra
U. S. que el estado de salud del capitán Wood titud enviaron su cadáver al cementerio sin más
en los momentos del combate era alarmante. tributos que los simples honores de su
rango,
Sólo su entereza de espíritu, su valor i su
digni 1 Nosotros al menos,— decía uno de sus
compa
dad de militar, le mantuvieron en su
puesto, ñeros de armas en un diario de la época, (El
marchándose al día siguiente a
Santiago, de Nuevo Ferrocarril del 21 de julio de 1880),—
sahuciado de los médicos i con el permiso corres- nosotros que hacía pocos meses habíamos estre
Sobrepúsose todavía el ánimo entero del jo nosotros que le vimos tendido i casi sin poder
ven capitán a las exljencias de su lenta pero alimentar sus deshechos pulmones, en la noche,
inevitable extinción i volvió a hallarse presente algunas horas después del combate; nosotros,
en Tacna, casi un año más tarde. en fin, que habíamos seguido la relación de su
postuma de su vida, publicada al día siguiente hecho un verdadero cadáver, vino a exhalar el
de los brazos de buena i que
fallecimiento, verificado postrer aliento
su
su en
Santiago el en
ó de de 1880,— fué comisionado el mayor rida madre, retiramos del cementerio con el
julio nos
En cuanto al teniente Luis León Caballero, había tomado servicio en su arma en calidad de
la frente en Miraflores, sábese sólo que había de agosto de 18S0, para morir con señalado de
chó a la guerra en compañía de sus hermanos Es talvez de oportunidad hacer mención aquí
Carlos i Julio que sirvieron en la infantería. siquiera del nombre de un oficial que perteneció
a la Artillería de Marina i aparece como muerto
ra ni siquiera el combate en
que pereciera. Lla
LA CABALLERÍA
Era Tei
I. como Ventura i Ensebio Ruiz, estos titanes del
sable en nuestras
lejendarias guerras. Entró a
'
RESTO el arma de caballería se- servir en los Cazadores en 1860. Pasó a Grana
J'ó nal, idos servicios en la guerra de deros en 1879, i en setiembre de ese mismo año
l'>3d*%~- Chile con Lis repúblicas .diadas tomó el mando de la compañía de Carabineroi-
nes especiales de lucimiento i sacrificio como la izquierda de 3a línea peruana, cayendo, al torcer
infantería, esta arma ««reina de los combates,., la brida, con la cabeza atravesada por una bala.
lo del indio de la sierra en cuyos cuellos el afila Colorados de Daza pereció también herido en
do sable de los Granaderos de Yávar i de los las sienes el joven alférez de Granaderos don
Carabineros de Bulnes hizo cruento estrago en Luís Alberto Aspillaca, hijo de Santiago.
el día de Chorrillos. donde había nacido el 9 de mayo de 1859, sien
E del esfuerzo de cada una de esas acometidas do sus
padres don Juan Aspillaga i la señora
quedó testimonio eficaz pereciendo en la carga doña Mercedes Yávar, que no sobrevivió largo
de Pamplona el comandante Yávar (cuya vida tiempo a su
pérdida.
militar ya contamos) en los Granaderos, i el ca Era el alférez Aspillaga un niño serio, tran
pitán don Ramón- Tiíuán en la carga de los Ca quilo, esforzado, i en el primer estreno de los
LOS MARINOS
LOS TENIENTES PÉREZ 1 MOLINA 1 EL ASPIRANTE FIERRO BEYTIA; LOS CAPITANES PEÑA I FERRARI
cumpliéndolo inexorable en
extranjero i pesti
lente clima.
II.
P¡)
CORRESPONDÍA por todos títu-
''í los la primera hoja de este libro de El capitán de fragata don Manuel J. Orella,
!' tributos a la gloria en el ara de los
jefe de tan alta graduación a los 30 años, había
sacrificios a la patria, al capitán ¡lus sido marino desde niño. Podría aún afirmarse
tre que desde el alcázar de nave de inmortal re
que había nacido en el mar, porque su padre el
nombre señaló el rumbo del deber a las otras
capitán de fragata don Hipólito Orella, uno de
naves
que iluminó su estela. los raros sobrevivientes de la captura de la pri
Por esto recordamos en
pos de él a Manuel mera Esmeralda, metióle en la Escuela Naval
Thomson, glorioso i probado capitán de mar, i a cuando tenía apenas ocho o diez años, el 31 de
te era ya una altísima esperanza de la flota de Echanes, bellísima mujer, al paso que su
esposo
de la
ocasiones a Victorino Contreras, guardia- marina a la
presidencia república en 1826, nom
como Izaza (ambos muertos en el desembarco bróle su ayudante de campo, por lucirlo.
de Pisagua) que encarnaba ya en robusta inteli Heredó el guardia-marina Orella las condicio
jencia, en alma nobilísima, los más lejítimos or nes físicas de aquellos esposos, i al comenzar
gullos de la marina científica de la república. la guerra, después de haber hecho su apren
I por esto, último término, diez buques diferentes, era teniente
en cerramos esta dizaje en
pajina postrera, consagrada a nuestros hombres 1.'. Cuando pocos días más tarde los capitanes
de mar, con la del valeroso capitán que ayudó a Prat i Condell quedaron en las aguas de Iqui
salvar la jornada de Iquique i sucumbió más que, para eternizar
sus nombres, nombróle el
.
tarde lastimosamente en el puesto del deber, almirante Williams segundo del último.
¡Tí ¡^
Marcial Martínez (febrero 9 de
III. 1881); i a su re-
hecho memorable, por su fortuna i por su auda el Pacífico, como lo es de la Habana i Vera-
servicios en la guerra, algunos de éstos insignes. tre los escasos oficiales de mar
que nos costó la
como la subida de los cañones de campaña que guerra el teniente don Tomás 2° Pérez, hijo de
con aparejos de mar verificó en la ladera areno Valparaíso i de un laborioso industrial de su
rudas cuerdas como un titán, i es fama que en tivo desde 1868; guardia- marina en
1874; te
al verlo caer al suelo, postradas sus últimas fuer oficial Pérez con Orella a bordo de la Coi ¡idcaga
zas, colocóle por sus propios brazos en su impro en el día de Aligamos i con Thomson en el
visado lecho i allí veló su sueño. Huáscar el día en
que aquél, combatiendo teme
Nombrado más tarde {1880) comandante de digno de esos dos jefes. Aliado del último re
la corbeta O'Higgins, acompañó en esta condi sultó herido i perdió la mitad de la jemeque
¡tata había conducido simplemente a los márti- Hizo, en seguida, a bordo del Blanco Enca
su bordo a Panamá, por evitar imajinarios peli do del Angamos, sobre cuyo puente acababa de
gros de captura, al ministro recientemente acre montarse un cañón de largo alcance, zafóse esta
ditado ante el gobierno de Estados Unidos don pieza formidable de su cureña, matándolo instan-
DE LA GLOR A DE CHILE ;77
bre de 1880, esto es, en la víspera de la rendición teniente don Zenobio Molima, segundo jefe de
oficial que presenció trájico, inglorioso fin su ciudad natal, a causa de las
su a
penurias del Océa
bordo del trasporte armado, —
había llevado a mi no así como el
pundonoroso aspirante Goycolea
buen amigo a bordo de ese
buque para ver de que al lado de Thomson pereció en Arica; por
cerca el bombardeo que el Aligamos, desde días manera que cuando en
principios de julio de
há, dirijía al puerto. tSSr fueron trasladados sus restos al cementerio
11EI capitán Moraga manejaba la puntería, Í, de Valparaíso, agolpóse la ciudad al paso de su
salva, quiso distraer la atención del Aligarnos '«¡Cuántas esperanzas frustradas! ¡Cuántas ilu
sacando a
remolque al monitor .
Ilei/iuolpa. El siones perdidas en
aquel hogar alumbrado ayer
capitán Moraga tuvo que irse inmediatamente a con los colores de una aurora de amor i hoi su
su
buque a consecuencia de esta salida, así es mido en la amarga oscuridad del dolor sin espe-
te recomendable de familia.,,
amigo, este padre
póstumas para recordar la del jeneroso cirujano
VIII. don Pedro Reí, alado Viokla, natural de Co
La del teniente Pérez fué sin el combate de Iquique una bala de cañón
trájica muerte por
como habíalo sido la del aspirante Izaza i la del ¡1) Don Eduardo de la Barril.
73
i
EL ÁLBUM
desangró en
pocas horas su robusto cuerpo, entrado a la Escuela Naval en
que 1874 ¡ encontrá-
no así su alma heroica; i otro tanto habríamos dose durante las
campañas marítimas de la repú
de hacer respecto del guardia-marina don Juan blica, como el teniente Pérez, en la
captura d,
Fierro Bevtía, sacrificado la celada peruana Huáscar i de la
en
Pilcomayo (1).
del Loa ocurrida en la rada del Callao en la tar
üeron sus
juveniles vidas enla pri- luán, demostraron de lo que era cap; z el pueblo
a
época de la guerra i antes de su
segunda armado de Chile en el mar i en tierrí firme,
faz, que no
pertenece propiamente a este libro. I...S i ombres, por lo mis mo que se trata de
huesos i enaltecida su fama en las siete batallas [jor bre\ e, de inexactitud en el order de las ba-
treparon sobre sus cañones i allí se hicieron matar, .moría de la indómita bravura con
que la escolta
Pereció también allí cabo del Atacama, mozo del estandarte del
un Coquimbo defendiólo en la
instruido i de condición superior en todo a su final arremetida que este
cuerpo, digno de su
humilde puesto, hijo de un bravo que vive desde renombre de Maipo, hizo a las líneas de la
hace más de treinta años en la fama guerrera de Alianza en Tacna, i ahora habremos de agrupar
su
provincia (desde el sitio de la Serena en 1 85 1 ), aquí los nombres de los que perdieron el estan
tomarse como el eco de todos los heroísmos anó tiempo rindieron las jenerosas vidas,
como el finado su
padre... aunque a un pobre darte, los cabos primeros José Domingo Pérez
siempre se le repica con
campanas de palo..." i lie rnartlino Gutierre.,.-, este último asistente del
IV. pabellón no
quedaba ningún sobreviviente, des
despecho que es una revelación del indómito Por lo demás, fué en el desigual combate de
El sarjento Martínez, viejo veterano que te las clases de la tropa de línea, que el capitán
nía a sus órdenes aquellas pie/as, al verlas irre Necochea perdió todos sus sarjemos i siete ca
misible mente perdidas, echóse de bruces entre bos: el sarjento Felipe Machuca, natural de la
sus ruedas i por más que su
joven capitán le Serena, el sárjenlo Abraham Sepúlveda, del
exhortó para que se salvara, prefirió morir, como Maule; el sarjento José Santos Vivanco, de San
los jóvenes artilleros de Salvo, antes que dejar Carlos del Nuble, i el sarjento José del Carmen
dos
un solo pedazo ríe bronce en manos del ufanoso Aróstegul, hijo de Concepción, que recibió
chacho Manuel Necochea, hijo del capitán lo jeneral, hombres rudos que habían
que ganado
la mandaba, niño de 6 años que hizo célebre jinetas a bayonetazos contra el
1 se sus
godo o el
por su
fuga de Camina, i ha muerto hace poco peruano. Algunos sabían leer, pero los más sa
tán Riquelme Lazo, el del sarjento i." Santiago yor número mozos entusiastas, valientes, patrio
Berselle, de su
compañía. tas, a veces un
poco diablos, de esos que dicen
sin exceptuar las de Chile, ha alcanzado mucha llas del Perú cayeron en las filas más de óoo
más alta significación militar i moral, fué entre oficiales de subteniente a coronel. Pero tan sólo
los juveniles sarjentos del rejimiento Atacama. en las dos grandes jornadas finales de la guerra
individuos instruidos, honorables, que habían sucumbieron 28o sarjentos, de los cuales 139
tomado las armas por convicción í que en el re fueron derribados por el plomo en Chorrillos i
cuerpos, se
Improvisaban dramaturgos, acróba XI.
tas, májicos, poetas, cual el soldado payador del
3.° que cantó la redota de En la primera de aquellas batallas quedaron
Tarapacá:
en el campo don Honorato Ordenes, Juan 2."
■iLos cholos en T.tr.i ¡mai
Nos sumieron el bonetes . . .
Cooper, Rodolfo Prielo, José A. Tricó, Juan
¡V. Peña, Roberto A. Gallo, Roberto Venegas,
IX. Aurelio Vallejo, Bernardo Castro, Félix M,
Ülavarrieta, todos sarjentos del Atacama, que
Lossarjentos del antiguo ejército de Chile, a tuvo en
aquel terrible encuentro 346 bajas, sien
la verdad, los sarjentos del ejército de Rancagua do que una sida compañía (la __;.' del 2." batallón)
ide Chacabuco, de Mnipo i de Yunga!, plazas ochenta.
eran, por perdió sesenta entre
JS2
La cosecha de la muerte fué un tanto más verdad de la
sa
leyenda. Pero en el intervalo
escasa en Miradores, pero sucumbieron allí los que ha! de la historia
a la última, bien cabe
el la
sarjentos Clemente Ovalle, ].'de la ¡."compa recuerdo que hoi
jero consagramos al cuerpo de
ñía del primer batallón, José Antonio González mayor fama entre los movilizados del ejército, i
de la 4." del mismo i Teodoro Almeida i." de la por esto hemos inscrito por separado este lema
[.* del 2.a, resultando heridos el sárjenlo 1." de especial de "los sarjentos del Atacama. ,.
sarjentos del Atacama llamado Luis García, pamentos del valle i de la ciudad, mientras los
muerto en Tacna, testó ante escribano antes de hombres de la Moneda maquinaban i pactaban
salir de su
pueblo natal de Copiapó, distribuyen en la Lackawanna... Recordamos todavía que
do una fortuna, que para un soldado equivalía a en ese
tiempo era común decir que el presi
millones, porque fué valorizada en
quince mil dente Piulo consentía ya. cuiiío cus. i de inmen
los últimos fueron sacrificados 127 ¡ de los pri no daba lugar a que el ocio roedor de las guar
meros 1 17; 244 clases en todo. niciones agobiase el alma entusiasta i profunda
patriótica de aquellas muchedumbres
ar
mente
xiv. madas. Los oficiales habían improvisado un
\"o ha llegado todavía "el turno del soldado,,, diario en Tacna (El Hueco), i el escaso tiempo
porque no ha hecho su
aparición aún la minucio que les dejaba libre la instrucción cuotidiana
DE LA GLORIA DE CHILE 583
gundo número, correspondiente al 6 de setiem milia, sobre amorcillos dejados i amorcillos por
bre, cómo aquellos alegres cronistas describen
Lima-.
nVolvamos al campamento, —
decía el pinto ¡La expedición a Lima! He aquí el grito de
resco articulista. guerra del chileno desde la primera hora, i por
lo mismo, hé allí la cobarde mordaza que
Allí diviso grupo de soldados que
a ese
1, un
juegan
grito de la nación pusiéronle desde temprano
al trompo, juego demasiado hijiénico para ha
recordar de que los que, sin comprenderlo, la gobernaban i la
cernos un suple nos vendría
de boticario, conducían. I por esto todos los editoriales de
como
pedrada en
ojo
ha salido infinidad de trompos El .■llacamcño tenían este titulo: -¡A Lima!
n¿De dónde esa
quien ha hecho el principal papel, No faltaban, sin embargo, a los festivos sár
i¡I vamos! ¡a las cautas, a la troya, a la temente el tema de sus continuas pláticas de
11 Hileras a la izquierda, i me encuentro con vertirse inocentemente a costa del vecino, según
otro grupo representado por unos cuantos sol se
deja ver en el siguiente hecho de crónica del
nEstosson los Lovelaces del batallón Ata- un valiente lib.itlor del rejimiento Santiago:
««Salldo. —
En días pasados vimos a un sol
"A la verdad, que en el tiempo que llevamos dado del Santiago pasearse, cuadrarse i hacer el
de campaña a más de uno le han dado unos bríos saludo que corresponde a los jefes. Nosotros
que ni don Juan Tenorio... creíamos que estuviera cerca nuestro jeneral;
EL ÁLBUM
5$*
cameño, i que, aunque atribuidas a un subte cameño figuraban también el sarjento Anatolia
niente del Chillan, hace pensar involuntariamen Mandiola, hermano del célebre escritor político
te en el ardiente numen de Gustavo Becquer. Romulo Mandiola, el cabo Llndor Arenas,
hijo
de minero, Juan de Dios Quirós, soldado de
Chiloé i Alejandro 2." Carrosini, hijo de un mi
nero de nacionalidad italiana establecido en Co
1 Tú !o has dicho, mi bien, nunca se olvida
piapó. Era este último el hombre-imprenta de
Dura el sinccru ,111101 más que l;i vida, la alegre compañía, porque teniendo una bonita
Más que la vida, más.
letra, él solo escribía a tres columnas las cuatro
lar de mano en mano hasta en número de veinte continuo i sano retozo del espíritu, i aún dar
fiestas lucidas El iS de
ejemplares, constituyéronse los sarjentos del Ata- en su
campamento se
cama en sociedad de redactores, bajo la presiden tiembre, los sarjentos del Atacama, entre mu
cia del sarjento Rodolfo Prieto, más chas i variadas funciones patrióticas, representa
(que quedó
tarde en el campo de Miraflores) dándose por ron con
jeneral aplauso la linda comedia "Flor
tesorero al sarjento Caupolicán Vera, antiguo de un día,,, siendo el protagonista el sarjento
profesor de la Escuela Sarmiento en Valparaíso; Prieto i la dama una señorita Ipinza que acom
talla de Chorrillos, vino a morir al mismo valle su lado i cuerpo fué hecho cobar
su
pedazos con
poeta, después de arrimar el fusil a la muralla Recordando esle hecho carnicero, el hermano
del reposo. i
sarjento principal redactor de El Atacameño
Partió este heroico mozo, ensayador científico había dicho en su periódico el 6 de setiembre,
como Torreblanca, de simple soldado, abando con valiente desenfado:
nando lucrativa ocupación i acompañado de dos
1,... el cuerpo de mi hermane
el mes de setiembre de rS,-o. Sus autores tuvieran la bon Clamando está venganza i pronto de mi mano
ron una hermosa dedicatoria. I.os tres últimos nos fueron ¡A Lima! ¡a Lima!
directamente remitidos desde Chañarcillo por el ajiredaljlc
joven minero don P. P. Fitrutiroa i el valiente cubo Arenan
guiándonos sólo el ¡j-oj-Óíii-j d.j -nirvir a loa mtn rustís de nuo- más humildes destinos, incluso el de cocinero,
Iro batallón, donde quiera que estemos. i que al abordar al Huáscar siguiendo al capi
"Con muestras de nuestra más alta consideración, nos es
tán Serrano i al morir como él probó que en el
grato saludar a usted, atentos i S, S. —
Rodolfo Prieto,
sarjento 2."— Eustaquio
Saavedra, sarjento i." Caupo — alma del chileno, aun
bajo la burda túnica del
licán Vera, sarjento 2.°- N. (1. Miranda, sarjento 2.°—
soldado u oculta bajo el rudo poncho del telar,
Arturo Ahumada, sarjento 2.° José Antonio Tricó V., —
i
CHILE
EL ÁLBUM DE LA GL0RLA DE
LOS SOLDADOS
LAS CANTINERAS DEL 2.'-JUAN PORTILLA-JOSÉ VICENTE ZELADA.-JOSE RIQUELME, JOSÉ DOLORES I
•"q¿gP"* pasado, porque así como ha bas vico de Ovalle; ni alcanzaron tampoco más me
tado machas veces para inmortalizar un sitio o recido lustre los de la tropa
capitanes lijera que
una pajina de los anales del mundo, simple subieron al Pan de Azúcar los
un con
hígados en la
grito como el —
¡Ven a tomarlas.' de Leónidas, boca i la los dedos, que
espada crispada entre
o el —
¡Guerra a cuchillo.' de Palafox en Zara de la cual al morir
aquella pobre mujer, dijo el
goza, o la exclamación atribuida a Cambronne
en
Waterloo, o la conocida de Alvarez a su
■ Yace bajn ¡ala ckívi, llavti dtl ciólo.
ayudante en los muros de Jerona; -El cuen/igo Una mujer heroica, extraordinaria,
entra, ¿a dónde nos reí¡'ramo.-? ¡. \ I cementerio! Honra de Chile en el peruano suelo,
Así en ocasiones suele la hazaña de soldado hu i.a liarlo i-.ií,.-'-.',.'. -iir/ento-Candelarla.,
IV. V.
ejército de Chile eternamente vencedor durante piar los rasgos de heroísmo individual o colec
la ultima guerra ha sido, en consecuencia, su co tivo que los soldados, los batallones, los reji
lectividad,es decir, el
pueblo hecho soldado, el mientos, las brigadas mismas de arrieros, ¿qué
pueblo dócil, entusiasta, abnegado, que nada decimos? las agrupaciones femeninas asociadas
pide, que todo lo da, i para cuyo rudo pecho i a la guerra, ora con el manto majestuoso de la
ma, una divisa, una ambición única i culminante virjen, ora con el traje pintoresco de las canti
contenida en esta sola frase: —
/ Viva Chile! neras de batallón, se han acumulado en las fene
El soldado chileno no sabe más que eso, no cidas campañas ¡ muchos de los cuales aparecen
quiere saber más que lo que ese emblema de la esparcidos en este libro de guerra.
dotando en el azulado liento del oriflama bendi herido en el caserío de San Lorenzo de
Tarapacá
to, hincha su
pecho con todo el aire que cabe pretirieron en siniestro día ser
quemadas vivas,
en su ancho tórax, empuña con sólidos tendones hasta la fiel María Quíteria Ramírez, hermosa
el rifle o la cuchilla de abordaje, i dando ancha niña, que fué prisionera pero no sultana del
salida a la ajitación que sacude todas sus fibras, campo peruano, i a la cruel pero vengadora
grita ¡Viva Chile!: i esparciendo por doquiera [rene Morales, cuyo desposado había perecido
la muerte, trepa a la cúspide para vencer o para fusilado en
Antofagasta por balas bolivianas en
morir. Lo último es
igual para él a la vida, si al la víspera de la guerra; i desde el capataz de
exhalar su
postrer aliento en la ladera o sobre el muías Juan Guajardo í al arriero Alejo Elguín,
que excediendo a su deber cayeron entre las
(1) Los señores Sarmiento i Fría.s, que visitaron a San
grietas del morro Solar, repartiendo municiones
Martin en sus últimos años en París (1846-50), han dado
a la tropa en ocasiones desalentada por la pe
testimonio de tialn predilen k'hi del viejo jniiL-ral i de la ale
gría eon
(jiie rut urdubn a Justo Kstni. Es , uñoso saber que nuria del fuego, puede decirse que el deber del
el cadáver de este litiiiiliru alltilir.o i valeroso, pasaba aque
patriotismo fué en todos los peligros cumplido
roitlillera 1 errada en sus hombro, la rar.ua completa tle una
muía, fué reconocido en 1838, dieziocho años después de su
con
inquebrantable magnanimidad por los re
muerte, por algunos elídenos en el cementerio de Huaura, presentantes del pueblo en sus condiciones más
doritli: el salitre i el , lima momifiran los seres
orgimieos. humildes.
1,
¿Quién es éste,—dice uno de los expedicionarios de la cam
como aquel Juan Portilla del mismo batallón, Largo, gratísimo trabajo sería el que
pero
muchacho natura! de Cutún, en la provincia de modesto pero perseverante patriotismo impon
Coquimbo, carretonero en Carrizal, al romper la dría al cronista de la pasada guerra: el acopio de
San Francisco cuatro heridas mortales, recobra dual del soldado en los combates, de sus
inje-
do a la vida por un
milagro de robustez, volvió a niosas invenciones i de sus felices dichos en el
diente, con la mano derecha destrozada i el cuer ma, fuera entre los muñecos de sus títeres, por
po perforado en su medianía por una bala que ellos mismos fabricados, pruebas todas injenuas
le bandeó de parte a parte! ¡Esos hombres eran i decidoras del Inagotable buen humor del roto
patria.
VII. IX.
larga pero casi del todo desconocida nómina el marchas a través de la puna de la sierra, en me
nombre del primer soldado que cayó en las asal dio de las candentes del aban
arenas
páramo, su
tadas filas de Miraflores, el soldado del Concep dono, en fin, del lejano hogar visitado por la
ción Amador Jara, de la compañía del capitán desnudez ¡ por el hambre i que ellos no volve
Ferro, ni el de aquel José Riquelme, valentísimo rían ni a ver ni a redimir.
curicano que solicitado por su capitán para enar
(i) "¿Quién no recuerda las sublimes palabras de ese sol El rasgo del soldado del Curicó José Riquelme lia sido
dado del Coquimbo, que al caer atravesado el pecho sobre contado por el Ferrocarril peí. Sur del 14 de enero de
la trinchera, tuvo fuerzas para levantar la cabeza i
gritar: , 18S2.
Esa mujer era el tipo de la madre del
X. pililo,
es decir, del soldado raso de Chile que nunca
pacá, internábase abrumado otra vez por la sed humilde, i han dicho que aquí....
—
me es
en los desiertos de Moquegua, camino de Tac Confieso que una ráfaga de pesado mal humor
i de sangrienta batalla, cuando sentí en mi por mi alma. Era ya de noche. Mis ami
na
pasó
apartada mansión de la avenida del oriente en
gos i mis niños esperaban, la sopa estaba servi
el camino de Cintura de I.i capital, el áspero rodar da; i el egoísmo, este aliado inseparable del ham
de un coche de posta. Por lo inusitado del caso bre, egoísmo a su vez del ser
orgánico que todo
i de la hora, pues los campanarios vecinos habían lo reclama imperiosamente a sus horas, interpú
tocado ya las oraciones, salí yo mismo a la puerta sose entre m¡ compasión i la viajera, entre su
arábigo aliunfrej. un
pequeño baúl de madera de
XIII.
álamo, que por su peso parecía vacío, un atado,
i entre otras menudencias del menaje del pililo i Echóse a llorar la pobre anciana, i entre sus
las entrañas, detuvieron mi brazo, que cerraba pero coronados ambos por la aureola
de la glo
continuaba sollozando con los espasmos de todo dió su vuelo a los cielos) llamé a la pobre vieja
su ser, el cuerpo i el alma. Era aquella desven de Antofagasta i la interrogue sobre su caso, sus
turada una
mujer gruesa, de sesenta años, rostro deseos, su vida i sus papeles. Era una mujer
de india, ojos intelijentes, ese tipo de llavera de entre candorosa i astuta, entre huasa i minera,
casa
grande que va
desapareciendo de Santiago entre colchagüina i atacameña, capaz de cautivar
con el porte de las casas, que los años i las je con su
palabra la más terca incredulidad. Era una
neraciones, las capellanías i las crisis han hecho mujer ladina porque había sido
negociante en
chicas. Era locuaz ¡ bien hablada, pero conocí a los vapores (vaporino,), pero al mismo tiempo su
la luz amarillenta del farol del coche que su tra naturaleza era profundamente sincera i sensible.
je de viuda estaba raído, como el de su niño. I entonces aquella buena mujer refirióme una
Unas pocas canas, Incoloras del otoño historia triste i lóbrega como la noche, como son
estas hojas
de la vida, matizaban su espesa cabellera todas las vidas de las madres que ya tienen
indíge no
El hielo estaba roto... la puerta decerrajada... criada i nacida (las jentes de Chile, a su decir,
el egoísmo vencido... La anciana viajera del de críanse antes de nacer) en Rengo, pero me ca
sierto fué hospedada con su niño en mi cochera, sé en Santiago, en la parroquia de Santa
Ana,
único ncuartodealojadosn me había cuando el señor Isaguirre trajo las reliquias de
que reserva
Ni esa fecha, ni esa memoria, ni esas „rel¡- estaban en construcción, i allí me nació mi pri
quias,, estaban en mis apuntes; pero, como la mer
hijo, que está ahora en la ambulancia de
„ muerte de Portalesi,, el » veinte de abril,,, la Calama i se llama José Manuel. Vivimos en Val-
upelea de Loncomilla,,, el "incendio de la Com paraíso siete años, pero vino la revolución de
pañía,, i la ,,pelea de Tarapacá,,, tales anales don León Gallo (i hacía bien la anciana en lla
pertenecían al fúnebre almanaque del pueblo, mar sólo con esos dos nombres de batalla a
aquel
cuenta los años por dolores, el noble ser,
que sus como
campeón i adalid, león i gallo), mi
guarda-bosque la edad de los árboles por los marido
¡ perdió su trabajo con la guerra, i como
anillos concéntricos de su corteza lacerada, dejé- tenía hermano
un en
Copiapó, me fuí para
la proseguir, aceptando que las ureliquias,, ha dos vapores
«Abajo", después de la pelea de
brían sido contemporáneas más o menos con el La Sirena.
„án¡ma de la artillería,, (1852). Es nombre i merecida
ese otro
pintoresca
mente trocado. Por lo demás, lasjentes de nues
inagotable, como
dre de Antofagasta. —
Pero a los dos años de ca salobres del desierto, el fondo de las lágrimas.
sada, mi marido llevó
me a Valparaíso porque La pobre mujer no dejó de llorar un momen
encontró trabajo en los almacenes fiscales que to hasta que, una o dos horas más tarde envíela
DE LA GLOI LA DE CHELE 593
a los refujios del Perpetuo Socorro con una es ba sus papeles, que eran una carta de Domin
quela especial de recomendación para la ecóno- go Toro Herrera, recibía su socorro o noticias
los, la señorita Lucrecia Calvo, una niña santa vía lentamente, como la estatua del silencio,
que en aquel tiempo recorría todos los días los su vestida con la túnica i el manto
negro de la ne
corneta blanca en la cabeza, porque esa era la rotea Riveros, viuda, sin hijos, sin sin
hogar,
túnica de su alma. 1 en ella reconócenla todavía
esperanza, el dolor había revestido en ella las
los que lloran i los que arrepienten... formas tétricas i
se
ríjidas de la mudez, como en la
madre de Antofagasta el dolor era la temblorosa
XX. elocuencia del llanto. ¡Ah! vosotros los felices, los
mujeres exhaustas, casi desnudas las más, con por semana, pudierais ver lo que es la guerra
luto prestado las otras, con niños enfermos de dentro de los corazones, os asombraríais de sa
pero yo voi contigo. 1 con él i con mi marido, con bre de 1879. José Dolores González marchó en su
sano? I él me
dijo: —
"Nó, madre. Es preciso guiente boleta;
pelear por la patria, i lo que acabemos con los nEI que suscribe certifica que el soldado de la
cholos, hemos de dar guerra a la Arjentina, I 3." del 2." del rejimiento 2." de línea, José Dolo
hasta usted madre ha de pelear". res González, ha dejado una mesada de cinco
¡Pobre muchacho! Era atacameño, había olido pesos a su madre María Valenzuela,
perando i dándonos vuelta como pobres. El ca davía, en esta extraña sucesión de fechas lúgu
pitán Carretón era mui bueno i mi hijo me soco bres, el 27 de diciembre el soldado distinguido
rría con su rancho. Además, el capitán Carretón del 2." de línea, J. Valverde, dirijióle lasiguiente
le había tomado cariño a Sabino, niño mui tra carta, propia de un valiente, pero que llevarla
vieso, i lo llamaba el ñato i le hacía apuntar a] eterno luto a un desamparado hogar;
blanco. Un día vino el niño con una chaucha
«Santa Catalina, diciembre 2j de rSjci.
que le había dado el capitán porque le apuntó
"Señora María Valenzuela,
al blanco en la guata... (así, vino el pobnicito
.\llK)¡.le:lit:l.
diciendo) i saltaba de gusto porque no sabía que
lo estaban enseñando a morir: no tenía más que „Mui señora mía;
trece años i era poco mayor de porte que éste, i 1, Recibí oportunamente su conmovedora car-
DE LA GLOI IA DE CHILE 595
,Señora; es
preciso tener un poco de resigna hilas a la herida, el aparato que sostiene el bál
I lo difunde.
ción i valor, i que cuando nuestra querida
ver samo
i, Sus hijos, José Dolores González i Sabino, bien puesta, el coronel Muñoz, cuando pasó a
la
sucumbieron en la
gloriosa batalla de Tarapacá ser jefe del rejimiento sacrificado en masa en
nExtraño me parece decirle que sus dos hijos lles al jeneral en jefe:
pelearon con bastante bravura hasta el último
cidencia, por razón de que la batalla ha sido "Señor don Erasmo Escala.
capar.
«Mui estimado jeneral:
.Nuestro rejimiento 2." de línea se portó
como
pocos; era
imponente i terrible ver a sus ' He hecho las averiguaciones de que me habla
bravos soldados, pelear con tanta bravura i va cu su
apreciable carta del 3 del presente.
lor; todos en
jeneral se han portado como unos ■■Respecto ;t los hermanos González, es efec
héroes, tivo que José Dolores pertenecía al rejimiento i
xxvii.
J. Valveroe. ti
Pero el distinguido Valverde, del's.' de línea, ria del soldado oscuro que ha caído bajo la ban
por enviar consuelos i recados, descuidaba dar dera. Pero cuando leíamos con
profunda satis-
^fy.
5o6 EL A
facción la honrosa carta del coronel Muñoz, la 1885) la madre de los dos de
jemelos Tarapacá,
anciana de Antofagasta sacó de debajo de su si no los ha seguido, los recuerda ¡ los llora en
campaña a la madre de un
pobre soldado muer en el
alegre alardeo de las victorias no la hayan
to en lóbrega celada, decía así textualmente; conocido bajo la áspera túnica del soldado ni el
regazo de tosco sayal de sus madres, quede aquí
»Pisagua, 12 de febrero de 1880.
xxxi.
•«Señora doña María Valenzuela de González.
XXIX. XXXII.
Una palabra más agregaremos a este jeneroso "Iba a decidirse la batalla a nuestro favor,—
testimonio de una alma bien templarla en ,-1 tle dice el intrépido serénense, en una relación me
ciones de la pobre madre, que el jeneral en jefe cual nosotros no despojamos de sus peculiares
delejército del norte deseaba tan vivamente ver
jiros ni aún de su llana ortografía,— cuando el
cumplidas, lueron satis] celias, i probablemente a
Coquimbo, en cuyas filas habíamos sentado pla
Ja hora i en el año que escribimos (marzo de za el mismo dia con Daniel Mascareño, recibió
DE LA GLORIA DE CHILE 597
a los que se batíar i retirada. Este nuevo es- diez pasos de distancia, viéndome aun con vida,
fuerzo dio aliento z iesiros hermanos i los repu- tomó un rifle i cargándolo me
disparó a mansal
so para volver con as ardor a la pelea, habién- va un balazo que por fortuna dio en mi carama
Coquimbo al abrirse paso entre los que dije: hermano, Ud. i yo hemos cumplido nues
tigar la felonía de
aquel menguado boliviano,
XXXIII. que no recuerdo su nombre, para vergüenza de
la historia, este le dio un tiro de
gracia que lo
"Entretanto, la victoria se
pronunciaba en to ultimó en el acto ¡ volviendo donde
yo estaba
da la línea; como a las cuatro de la tarde, poco me
dijo,
mas o
menos, el campo era nuestro i la victoria —"Puede usted morir
tranquilo por la causa
era
completa;dejaré pasar en silencio
pero no
de su herida, pero mientras yo respire aquí, nin
para que la historia le haga justicia,
i
que a los gún miserable tentará abreviar sus últimos ins
pocos momentos después de haber caido herido
tantes.
i en lo mas recio del combate don
Serjio Díaz ■'Yo le di las
gracias con la itad de mi ser en
me hizo la primera curación con toda
serenidad el otro mundo, pues no me q
¡ ;daba ya mas
sangre fría, i es mas que probable que que
a este una
gota de sangre que den nar, todo estaba
apóstol de la caridad debo mi vida.
terminado para mi, di el último adiós
"Mas a mi patria
no
quiso terminar el dia sin que hubiera i a mis
padres i no
pensé jamas que pudiera mas
episodio de mui distinta naturaleza; un te- tarde pelear en "Chorrillos,, i «Mira-Flores,,.
**mm.
EL ÁLBUM
bargo yo veía que otros mas sanos que yo queta, pero tuve la desgracia de perder al amigo
desaparecieron del teatro de la vida para ir a otro Mascareño que le dieron un balazo en todo el
mundo mejor. estomago siendo su muerte
desesperada, en fin
hasta denlrar a Lima ¡ después dentrar a nues
XXXIV. tra capital. „
xxxv.
"Abiertas las puertas de Arica, —
continúa el
milla del vapor fuí recibido en los brazos de mi de todos los pueblos guerreros i siempre cíe tal
santa madre, i regado mi rostro con las puras i modo modesto que su entrada a la capital ene
de nú hermanas de
liornas lágrimas querido padre, miga i vencida o a la suya propia, término
i hermanos que todos me miraban creyéndome sus
fatigas, aspiración lejítima de su ufanía, les
un cadáver. Mi palidez era mortal, pero los asi ha parecido un mero incidente de su marcha, un
LOS MARINEROS
Así, tomando por tipo la inmortal corbeta gaban hacia el Callao en las horas en
que la
Esmeralda, segunda de su serie entre tres glo vieja capitana de la república estaba amarrada a
lei'ión <
scojida i excepcional en su fama i privile- En cuanto al gremio de fleteros, de calafates,
llegó a bordo casi como el desecho de los prime esas horas acuartelados en tierra.
ros armamentos de la guerra antes de la guerra,
un escandinavo
(Alejandro Osvatth), un maltes
Sólo el 20 de febrero de 1879, esto es, una (Esteban Despots), i hasta un nombre que recor
semana después tle la ocupación de Antolagasta daba la raza pura indíjena de la caleta de
Quin
recibió la Esmeralda orden de alistarse; i el te til, cuando la comarca de Valparaíso llamábase
niente Uribe. desembarcado, mirado con Indife de Allamapa i los árboles crecían seculares don
rencia, casi perseguido, instalóse a su bordo como de hoi los cauces matan i pudren hasta la más
(1) Descomponíase este número de la manera siguiente. de los caminos reales del océano, i de
espoliador
setjdn el rol nominal ¡insudo al .eoliierini por el riimisurio tle
su raza evidentemente sacó lord Byron el tipo
la escuadra don Nicohis Redolió, desde iquique, el 5 de
Pacífico aventureros
griegos junto con los Piza
Oficiales de marina i de mar.... 19
rra i Pedro de Valdivia. Llamábase el más noto
dieron
playas. Sábese por esto que los griegos
DE LA GLORIA DE CHLLE
de la vieja ca
en el Pacífico orijen al nombre de gringos, por Cuando el primer comandante
que debía morir
sobre la cubierta del
una inflexión de voz en la ruda parlanza caste pitana,
Prat,
Huáscar en el sitio en que cayera Arturo
llana (i).
al último, le entregó con ella, en con
VI. entrególa
secuencia, una falanje de hombres de combate,
memorable 16 de mayo, en
que la escuadra de do comandante las baterías i los pañoles, las cá
convoi cerrado para tierra i las coyes de buque, la tripulación
Chile partió en ignota. maras su
guerra que tenía la reputación de ser el más voluntad, un solo brazo, una resolución única 1
Sin embargo, ¿quién escuchó, siquiera dicho esto, por el ejemplo después del cautiverio i la
al oído una sola vez, ronco i ahogado jemido de
fin de dejar cumplida la fama del recuerdo en el bombardeos. o senciliameiu,' como carne de re
día de su
gloria, habremos todavía de del vivac i del
seguirles presalia, cerca
fogón del campa-
breve espacio,
x. Mantúvoseles en esa dura vida del galeote,
durante seis meses, i nunca se tuvo seguridad
Lo que sufrieron los cuarenta i seis marineros tle último destino. tle
s-a
Separados sus
queridos
detenidos, nó como
prisioneros sino como reos i jefes, aquellos desdichados vivían hacinados en
como rehenes, en los calabozos de Iquique, for vil establo como puercos, sólo para envidiar la
ma parle lejítima de esta narración consagrada suerte de los que se habían inmolado como ver
al heroísmo del pueblo bajo todas fases, in daderos héroes, recordando tristes i
sus sus
hogares
clusa la de la taima magnánima de los que patria. Su estaba clasificado
su su
personal como
Pero esa
pajina de dolor, lóbrego epílogo de tra maestre, tíos guardianes, un timonel, tres ca
de
dados de alférez a tambor, perecieron veinte i apremio, unas pocas horas: cundió improviso
seis... Salvó el alférez Hurtado; pero pereció, la alarma en el campo peruano; puestos sus jene-
rales el hambre i el cañón chileno, resol
tocando la última diana del último disparo de entre
cañón el corneta Canales, nombre de pililo i vieron marchar al encuentro del último hacía la
en el pánico i
azar del la prisa de una fuga, el
como la vida del mar, pero severo en su verdad nAun cuando ya he oficiado a US. de la con
Cuando sintióse en
Iquique, que era su cárcel, queden en esla capital, una vez
que salga el ejer
el primer cañonazo tle Pisagua, el 2 de noviem cito, juzgo oportuno aducir algunas otras consi
bre de 1879, el culto pero tímido prefecto civil deraciones que seguramente merecerán la aten
viejo soldado de Vivanco i de su escuela, tomó "Sabe US. que, teniendo en cuenta los des
la pluma, i excitado escribió al coronel Suárez, tacamentos de la
jendarmería, el número de sol
jefe de estado mayor i que no sabía asustarse, la dados dependientes de esta prefectura es redu
siguiente nota con calillad tle urjencia: cidísimo, en términos que, dado un momento de
pectivas a efecto de salvar este escollo. patriotas que están en su poder imputándonos
mDÍ'js guarde a US, traidoramentc actos que mal se avienen con el
R. López Lavai,,.i:,„ carácter del i que la civilización i las
país leyes
universales execran,
verdadera imposibilidad de hacer daño a las ope Pero, tres semanas más tarde, las falúas del
raciones de la guerra o de ser
para ellas un es
puerto i de la escuadra chilena que bloqueaba
torbo atendible. a
Iquique conducían a bordo del Cochrane una
«Síroasc l'S. reflexionar seriamente en las muchedumbre de pasajeros cuya miseria, igual
indicaciones que dejo hechas en
previsión del a sus
andrajos, i la lividez de sus rostros ofrecían
buen nombre nacional I hasta de un conflicto desde la distancia un
espectáculo casi repelente.
para las escasas fuerzas encargadas de respon Aquellos miserables seres sin
eran, embargo,
der por la seguridad i el orden de esla capital. los elejidos de la gloría, que venían a recibir
,i Dios guarde a US. antes que sus
jefes la corona rostral acordada
R. López Lavai.le.,, por el fallo del mundo al hecho de mar de más
meralda eran otra vez el escollo a flor de agua Quédanos todavía, a fin de cerrar
dignamente
en
que la gloria del Perú i de sus naves había esta
pajina de la marinería chilena confundida
Encañada, el coronel Suárez puso, en efecto, al ble heroísmo del pueblo chileno bajo todas sus
pie del pliego de consulta únicamente la siguien denominaciones técnicas en la postrera guerra
te providencia; púnica del Pacífico.
Esa historia, lacónicamente contada, es la si
.Iquique, noviembre 6 de 1879
guiente;
oConláslese cu los /orminos acordados. XVII.
SuÁkKZ".
Residían, a fines del último siglo, en pobre
XV. pueblo de Vizcaya, dos hermanos que, por muer
te de sus padres i no cabiendo juntos en estrecho
holgada vida i ancha tierra. de 1852) para dar gracias a la milagrosa Virjen
fué don
Llamábase el último don Ignacio de Lersun- por su cuarto o quinto alumbramiento, I
Chile, esta Vizcaya del Francisco uno de los circunstantes que presuro
di; i éste vino a
parar a
de recibir, como
¡ en el distrito que es hoi departamento de Coe- cupo ni la fortuna ni la gracia
Tomé. el coronel de alabarderos don Manuel Meneos,
lemu, i su capital
de por haber
sa
el diploma de grande España,
cado por, postigo del coche
un a la real princesa,
XVIII.
primojénita de España. Dio Isabel II al feliz
bre, elevóse por su brazo al alto puesto de jene cortesano suyo el de Puño en rostro, por haber
Fué don Francisco Lersundi (hijo) bravo, ca no. En cuanto al alabardero Barrientos, que
balleresco i absolutista, acérrimo amigo de Nar- once anos antes la salvara la vida, defendiendo
soldado el hecho de haber debelado con sólo dos ma en lo alto de la grandiosa escalera del gran
batallones de cazadores una poderosa rebelión dioso i marmóreo palacio de Madrid i, al rechi
militar ocurrida en Madrid en la noche del 7 de nar sordamente sobre sus silenciosos goznes de
mayo de 1 848. Fué ese conato eco de los tras cuero, inventados para apagar el ruido, parecía
tornos que entonces derribaron la Europa, como decir en su murmullo; „Aquí peleó Barrientos,
suelen los terremotos tronchar montañas i ciuda alabardero en
España i hoi en Valdivia leñador,
des en la porción del mundo en que, sobre vol que no
marqués de la Mampara, como el otro
organizó el conocido hombre de estado extreme ciando el peligro i los vaivenes populares, encar
ño, duro como las rocas de su tierra, don Juan góle la reina organizar un ministerio de resisten
Bravo Murillo. cia abril de
en 1853, reservándole la presidencia
del consejo; i fué en esa
época cuando don Fran
XIX.
cisco de Lersundi
pasó como
grande de España
Era, en consecuencia, don Francisco Lersundi, de primera clase, i si de hecho no alcanzó este
sobrino lejítimo del labrador de Coelemu, minis timbre, fué Bien
porque no quiso. pudo ser, si lo
tro de estado de la reina Isabel 1 1 el día en hubiera solicitado, de la Resistencia
que duque como
el
clérigo Merino diérale traidora puñalada por la Espartero lo fué de la Victoria i Narváez de
espalda, cuando la buena i fecunda señora dirijía- í 'alenda.
606 EL AW.fU/M
trasportarnos a las ásperas selvas a cuya sombra Eljeneral Lersundi, como verdadero huaso
chileno, era el primer jinete ¡ la
primera lanza
boles seculares míranse ulanos todavía tai su ve del Perú, sin ofender al jeneral Domingo Nieto,
jez en las aguas remansas del Itata, que allí co el exterminador a lanza de Camacaro en Tar-
rre convertido en ataúd. I más adelante en ale qui. Tenía el
jeneral Lersundi los mejores caba
gre vega i en bulliciosa vida. llos del ejército, i cuando en la cancha o en la
Don Ignacio de Lersundi, como buen vizcaí pelea ponía su larga lanza en ristre, había un
no, habíase casado, como su hermano el de Vizca- solo hombre en nuestros escuadrones que se
nos
arrogante jinete que su
primo de España, descansada i robusta vida en Lima, que en la
en el Perú, donde en su niñez tomó servicio. noche del 6 de mayo de aquel año nacíale un
Soeabaya, hizo eljeneral Lersundi la campana i del Viejo Mundo, quedó triste i oscurecido
de 183S aliado del jeneral Bulnes, quien le el montañés de Ranquil, en cuya sierra vivía
amalia especialmente por porte, por su su valor don Ignacio, haciendo humildemente carbón,
Los penquistos han sido los verdaderos viz no riel liíobío que, por extinción de la raza ibé
paisano,, dice el vizcaíno; i por esto estuvieron San Carlos, padre o abuelo del famoso ministro
veinte años pasándose unos a oíros la prcsidell- de Fernando VIL Lo cual prueba que el car-
DE LA GLORIA DE CHILE 6o7
al
bón no ha sido n¡ será nunca obstáculo ni para viuda abriga bajo desamparado techo, tenía,
ministro ni para de la guerra que hoi enluta a la par los
ser ser
grande España, comenzar
Pero los dos jenerales, a fuer de hijos de viz de la trompeta guerrera, corrieron uno 1 otro a
sa
pompa i aun le presentí! a la reina en su
pa dre para tripular el Huáscar, cuando fué presa
lacio i en su palco del teatro Real. Corrió por de Chile, si más no fuera i,como
simple fogone-
muchas manos en los campos de Concepción en
1853 la carta en
que estas gran d tizas contaba a Concedida la licencia, cuya petición fué hecha
su anciana esposa, don Ignacio; pero sin mentir en las textuales palabras que dejamos apuntadas.
en una tilde, como aquel alcalde i alférez real de cumplióse pronto el destino del mancebo, i Apo
Santiago, que durante su destierro en
Illapel en linario Lersundi, que llevaba el nombre de su
tiempo de la reconquista de Ossorio i de Marcó, padre, murió por bala peruana en el combate
finjía cartas por todos los correos a Fernando de Arica al pie de su cañón
sundi, el de Coelemu. lo Ignoramos, porque tal cabe duda ninguna para la historia i sus extrañas
la nativa aldea i bajo la cruz del campanario que tlel //¡¡asear, Apolinario Lersundi, era sobrino
carnal de dos famosos joncrales, el uno de ellos
Pero al dejar a Chile, dejó además del jene primer ministro de la reina, cuya monarquía no
ral peruano, un
hijo que heredó su casa i su ter viera en otros
siglos ««ponerse el sol en sus do-
ruño. Llamábase éste don de Lersun
Apolinario
di, hermano lejítimo del jeneral don Agustín, i fué ¿I, por ventura, aquel marinero de tan alto
casado con doña Carmen Romero i Bazo, que descendido para pelear i para morir como simple
vive todavía en humilde cabana con cuatro
hijos tripulante de la
en una nave
república, no fué
en el puerto de Tomé. digno por su resolución del renombre conquis
tado por sus antecesores en hechos viriles i en
XXVII.
prosapia ¡lustre, en la vieja monarquía caste-
Además de los huérfanos que hoi la pobre
\
FEDERICO SULLIVAN
del lí:" Chacabuco]
(Teniente
-
"
i , ■■■;
yd/'é
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
CONCLUSIÓN
(LA CUENTA DE LOS MUERTOS)
ii.
oficiales; pero sin omitir aun el más pequeño en El primer combatiente que enrojeció las aguas
cuentro, sin dejar de recojer del suelo ni el más del Pacífico con su
sangre, fué un
capitán de
ignorado cadáver; todo, eso sí, a la lijera, por altos de la corbeta Chacabuco, llamado Manzel.
guerra, la triste estadística de la Ocupación pos doce víctimas de tierra, un italiano i un chino,
terior, porque eso sería llegar a la cifra de los así como de dos chilenos que se
dijo (pero no se
desastres nacionales, de los sacrificios estériles probó) que habían sido echados vivos día
aquel
que más que el plomo aleve de oscuras monto a una
pira de salitre ardiendo.
neras
impusieron a nuestros heroicos servidores,
marinos i soldados, el clima mortífero de las
III.
comarcas detenidas inútilmente en rehenes i la
impericia de nuestros conductores que nunca En Chlpana no hubo muertos ni más heridos
abrieron para su consejo ni sus resoluciones las
que la alíjera Magallanes que sacó un astillazo.
hojas luminosas de la historia ni siquiera dé la Pero en
Iquique se cebó la muerte en el he
jeografía, sino los caprichos del azar o los vaive roísmo. Ciento cincuenta hombres sublimes es-
n
6¡o EL A
De la tripulación de esta nave sucumbió el con los labios, a mirar... es decir, a morir. La misma
tramaestre Serapio Vargas, que en 1865 ayudara bomba hirió a 12
tripulantes, i entreoíros, echó
a capturarla, i el grumete Blas Telles, que murió de sobre
espaldas un montón de carne
palpitante
gritando: ¡Viva Chile! Hubo en la Covadouga al valiente Policarpo Toro, que, con una rodilla
cuatro heridos. En la Esmeralda ninguno. Allí en tierra, hacía la puntería con un cañón de la
era
preciso morir o sobrevivir ileso para partir batería el Abtao sin
en
máquina. Era lo que nos
igualmente la gloria. decía el almirante Farragut en Washington, ha
La tripulación de la inmortal corbeta era de blando en 1 866 del combate de la Essex i de
ciento noventa i dos, de capitán paje. Pere la Febo librado el 28 de
a en
Valparaíso, marzo
26 de mayo de 1879, el Huáscar peruano mató rina de Chile, el guardia-marina Victorino Con
sólo un
perro bravo que estaba amarrado a su treras, que a su edad ( 1 9 años) era un sabio, i lo
cadena en uno de los patios de la oficina salitre prueban sus manuscritos, que en seis volúmenes
neral Flores, i resultaron heridos los guardia- 1 con estos, los dos torpedos i las dos torpe
marinas Villarreal i Santa Cruz. De la marine zas, la del Callao i la de Chancay, nos quitaron
ría, 8 muertos i 16 heridos: total, 27. los enemigos más vidas tpie lodos los encuentros
Hai en la gloriosa fraternidad del ejército i gloriosos del mar, incluso el inmortal de Iquique.
de la marina de Chile algo que es
grato re-
x.
Juntos abrieron en Pisagua las puertas del
Perú, mezclando su
pólvora i su sangre. En los bombardeos del Callao del 10 i 22 de
Juntos cerraron la era de la guerra en M ira- abril no hubo víctimas, ni en los asaltos' noctur
llores, peleando en la misma
líquida planicie, tle nos de setiembre a la isla de San Lorenzo; pero
colea, niño poeta i héroe, como Ernesto Ri- tar el cañón del
Armstrong Aligamos, pereció,
con dos marineros, el malogrado teniente don
En el ataque del 6 de junio de ese mismo Tomas 2." Pérez.
año, víspera del asalto de Arica, una bala del
morro, entrada por un
portalón del Cochrane en XI.
labatería, encendió un saquete i dejó 28 hom
bres fuera de combate; de éstos, 7 muertos, Por último, al
que tomar parte decisiva la escua
asi sucumbieron en esforzada lid. dra en la postrera batalla de tierra el
campal 1 =
Su lista, en el orden de su
desaparición, es En la marina no contamos los astillazos como
de k i^ueínie.
tros boletines militares... Eso está bueno
Mayo 21 1879. —
Iquit|iie: 1'riil, Serrano, para
1 Inlii'iriv ili- l:i 1 Tu ule. más ardidosas,
Vttleln, liiul, Mtililln, Muiiltrtilii. jentes como
aquellos que salen
Agosto i?S tlt-' 1 K 7 o. A/'lao: injeniero \lnry.
siempre ««machucados n, según la singular fraseo-
N'mirnibiv _•. l'¡sn.j.u,i: riiiitivrns r: I/n/11.
xvi.
DE LA GLORIA DE CHILE 613
número
i por esto Calama no fué sino una escaramuza tos i 148 heridos, total 208, los mismos,
hecha por vía de pago „a buena cuenta,,; i para por número, que en Pisagua.
comenzar una chambonada precursora de Pero ese es el dato oficial i este ha sido tilda
por
la caballería sobre las trincheras. do de incorrecto. AI de Calama
otras, cargó siempre menos,
cazador i resultaron
pereciendo en la arremetida siete cazadores i anunciaron la muerte de un
natural de Renca llamado Rafael 2." Ramírez, hombres (19 muertos i 51 heridos) i los corres
quien, estando haciendo el punto con una rodi ponsales descubrieron que habían sido 94. De
lla en tierra, recibió de alto abajo un proyectil los Zapadores, que fueron, con los atácamenos.
que le perforó la visera del kepi i le introdujo los que allí pelearon, salió la cuenta mucho peor,
parte de ésta en el carrillo, dejándole un áspero porque los boletines apuntaron 69 bajas i los cu
pero gracioso lunar de charol negro, que noso- calones 103; i telegrama enviado de Iquique
un
lo loncomillano, su nombre Facundo Rojas, a esta sospecha: H a llegado el Loa con 104 he
—
quien hicieron oficial i murió en Calama al cam ridos, casi en su totalidad del Atacama».
biar lajineta de la manga al puño por... ¡la ale Los chilenos hacen por lo común
jefes su
gría que agarró! Como muchos militares arriba cuenta «'fuera de los nueven i esto nosotros lo
nos, decía quisas por ¿quién sabe? ¡ así escribía hemos llamado en otra ocasión la destara del plo
a una
Juanita en la víspera de Calama: ,,Así metal harto
es, mo, pesarlo.
Juanita, que hasta hoi lo estoi pasando mui bien; Pero nosotros hacemos sólo la cuenta oficial,
; quizás en adelante!', El quizás fué esta la la luz de las oficinas
vez
aguardando especiales, las
XIX. XX.
Sainan, quedaron en el campo tres sableadores, heraldos de guerra i nos ciñera los
o
ojos densa
el araucano Piñeiro, que iba de descubierta, el venda de fúnebre crespón.
cazador Frailan Benítez, i el bravo sarjento En Tarapacá no hubo casi heridos; i apenas
Francisco Tapia, que murió diciendo: "No sien hubo sobrevivientes,
—
o torreón humanon. El bizarro teniente Lara re Suárez, valiente jefe del ««Dos de Mayo,, que
cibió una herida superficial de bala en un muslo. daron 39 jefes i oficiales peruanos. La guerra
del talión, diente por diente, cabeza por cabeza,
hución íntegra del país, de cuya cnerjía militar sólo el go
39 por 37.
bierno i|iie dirijió la utierrn des, un Tu i
A i .ha .'.i \,
_3 cueip.is de i i; fu i ik- ri'ii, Ataennia núins. i ,
■
¡ -v XXI.
COQUIMBO, 3 id. de id., Coquimbo mírns. i, 2 i 3.
zi San Remando.
1
bala. De éstos, los habitantes de San Pedro de
Curicó, 2 id. de id., Curicó Widmquhi.
Atacama dijeron que el guerrillero Carrasco ha
Talca, 2 id. r de artillería í 1 de infantería, Talca.
el año 1879. sucedió la conquista de Tacna, que cuerpo que en el Campo de la Alianza perdió
duró todo el año de 1 880. Los peruanos, espan mayor número de tropa. Siendo batallón, vio
empuje de Pisagua, nos dejaron abier caer- muertos 83 de los suyos, cuando el Santia
tados del
barridos los todo el peso
tas de par en par las puertas, patios go, que era rejimiento i que soportó
i hasta hechas las camas en lio, en Pacocha i de la batalla, en el centro, tuvo uno menos.
propiamer.
s de s nientes coroneles, 1 7 sarjentos mayores; total en
Advertimos en esta parle que nosotras no totlo, contando los subalternos, 147. Los boli
apuntamos en nuestros cómputos los suicidios, vianos, 23 jefes: total de aliados, 170, cincuenta
los fusilamientos i los asesinatos peruanos, como
asaltar a un
peruano; en Tacna un soldado del En Arica (7 de junio) la misma terrible des
, Lautaro ... 2 „ 6 1
pajes. „ Buin 6 ..
de Locumba, el 1.° de abril de 1880. cia del chileno el doble del tiempo i el doble de
Las bajas de Tacna son exactas, i apesar de sangre que la que exíjía la conquista de Tara
haber sido una batalla campal entre dos pacá.
¡ en un ¡laño abierto, La demostración la
sus muertos excedí es siguiente:
en diez a la hecatombe de lía jas de las batallas de
Tarapacá, Tarapacá 1,123
tiran total
XXVI. 5,443
1 I al n'amos per. Hilo tres mil quinientos hombre-, Esto es, mas o menos, el doble de lo que habían
a bala (fuera de las enfermedades i de los acci importado en sangre las dos campañas anterio-
dentes, como el que en
Pisagua costó la vida a res
(3,84,).
20 o 30 reclutas reventados por un
tren), i to
XXVII.
davía Lima, como el /a/eruahant tle la India,
estaba el monstruo mostrándonos sus fauces de En la recientemente pasada guerra, Chile ha
provocación erizadas de cañones I de ejércitos ¡do siempre en el azar »a la doblona,,, i sin em
Perú, era un cadáver, porque esa ciudad era su Nuestras pérdidas en oficiales, desde Pisagua
alma; i por esto desde enero de 1881 todo loque a Miraflores, ascienden a esta cifra singular perc
el cadáver nos pedía era
que losepultásemos..., exacta, 666, en esta forma:
En la marcha hacia Lima, nuestro ejército, Campaña de Tarapacá 59
llevado por los vientos de la fortuna, apenas Id. deTacna 139
[d. de lima 46S
encontró lijeros contratiempos.
El coronel 666
Lynch perdió dos granaderos en Total
;,oo leguasl Tan fácil había sido el camino hasta tiran total 'hi-4
DE LA GLORLA DE CHILE 617
chocan el vacio
gor de las
en
do el ya recordado número de la marina (445), espadas se
que
a un gran total efectivo de 9,772 hiere todavía el tímpano i enerva los corazones,
llegamos baja
forma, cierto es
que muchos se
apiadan i recuerdan
en esta
todavía para los pequeños las entrañas, amores inextinguibles del hogar
Queda marjen erro
i omisión de detalles hasta diez mil, en inconsolables viudedades caen sobre las
res llegar a que
lo que ha el tle la blancas lápidas de los que fueron, i restituyen a
i esto es nos
quitado plomo
alianza los campos de batalla.
en sus Inscripciones su nítido fúnebre color.
Preferimos por hoi olvidarlo; pero lo que pode dentro de una década, a la vuelta tle este siglo
decir, estrechando el corazón apenado con extraño, la de jeneraciones sucesivas pasa
-
mos mano
las dos manos, delante de esa terrible pira de rá la esponja, de glacial indiferencia sobre la frá-
gloria, de infortunio i de martirio, es
que Chile jil pizarra délos recuerdos humanos... I entonces
no tendrá nunca bastantes lágrimas para llorar este libro colecticio como las ánforas de los co
esos muertos, porque ellos pertenecían a esa cla lumbarios romanos, será talvez acariciado por
se de hombres que enseñan a los vivos a cumplir los que en
pos de nosotros vienen, como si fuera
con todos sus deberes para con la patria. tina obra buena, como una obra rem ti ñera dora,
como una obra justa i beneficiosa, en fin, porque
es en su esencia i en su
prolongada labor el pre
Tal fué la abultada suma de nobilísimas exis sente volumen, verdadero Álbum de la gloria,
tencias de almas levantadas, de pechos j ene re sos. es obra de gloriosa misericordia.
de incomparables sacrificios I será al mismo el único
magnánimamente ese
tiempo galardón
sobrellevados, de heroísmos capaces de honrar apetecido por quien a falta de ricos mausoleos
las más murales de
antiguas naciones, de patriotismo subli i de coronas oro i de zafiros, ha
de desinterés visto, de vivi compajinado sus hojas
me, nunca
gloria tan para eterno recuerdo i
da como la luz del sol, todo reunido en los arca tributo perdurable de los que aman a Chile
nos de la muerte, esta cruel taimada ¡ silenciosa en la comunidad inacabable de los
siglos por
bruma del olvido.
-d
ÍNDICE
El teniente coronel don Eleuterio Ramíre liurtoltiiii. Vivar, segundo jele del rejimiento
Don Juan Martínez, comandante del rejim 2." de línea
Don Juo i
José San Mar in, comandante del rei¡- ballo
ito 4.0 de linea Il.iiiliiiiieru Dublé A! 1 ne i tía, teniente coronel
jefe del batallón Caupolicán José Ignacio Silva, capitán del 2." de línea. .
Don Rafael Sotomavor. Minis.ri. de la Guerra en l-ei.lerit u Sin ve», mi-cánino i teniente coronel .
Colchagua ralda
El capitán Otto von Moltke Rafael /orr.n'inlo, segundo jefe riel icjimicnto
El tapitán don José Joaquín Flores Atacama
Den Tristán Chacón, capitán del 3." de línea. . . 1 1111 1 1 ti:, ule del h
jniiieiili) Valparaíso ....
i'
Avelino Rodrigue;, teniente de marina. . . , Carlos Aldunate, teniente de Artillería . . ,
- Carlos Silva Renard niente coronel, 2.' jefe [.'arlo-i Samuel I.jrriüs. tapiein Je Zapadores .
"
Eulojio Goicolea, aspirante de marina . , .
jimientu Cr.iiinderos a caballo
'«
Casimiro Ibáñez, capitán del 4.0 de linea Federico Weber, teniente de
. .
Zapadores. . ,
i'
Francisco Olivus, capitán del rejimiento 2.' de José Olano, segundo jefe del rejimiento Cu-
EL ÁLBUM DE L.A GLORLA DE CHILE
Don Rodolfo Vi I., i _i.:m. sárjenlo mayor del rejimic, s tres Fernández Letelier. Eneas, capitán del
—
i,
José Revés Campos, ,-;i[iil:iii aviidaiile del _
Donjuán Ramón Rivera, (apilan ayudante del re-
Muiros [.atliltiu. teniente coronel movlli/lttlo . Desiderio Iglesias, subteniente del Buin. .
José Umitel Urrutia, comandante de Zapadores Julio Hernández, teniente del Buin ....
Alberto IVrci. < laiulnrillas, enpitiiii ayudante Domingo Artcaga Noraa, don Francisco Ra
del .mt.r.l i,
Melipilla mos, don Daniel Vencgas, don He
.
Domingo
X'.H.il lu burdo \'i .-.a. sul ilen ante del ( '.iup ; nares i don TriMán Calderón, subtenientes del
Buin
José Ramón Santelices, subteniente del 2." d_ tenientes.- -Don Nicanor Gómez Torres, te
niente. —
Don José María _."Zelaya, don David
Domingo Castillo, tenicnk coronel, segundo Patino i don Cesáreo Huerta, subtenientes, i
jefe del rejimiento Santiagc don Florencio Ugalde, aspirante del Atacama..
Elias Cruz Cañas, capitán novilizado del Es- Rafael Várela, capitán del rejimiento Coquimbo
tado Mayor Jeneral . . Clodomiro Várela, teniente del Coquimbo . .
ú José María Madariaga, capí lán del ejército de Abel Riso Patrón, teniente del batallón mime-
Tarapacá
Don José Silvestre Urízar, comandante jefe de Marcial Páez i don Marcelino
en
Juan Iribarren,
la división tle ocupación del departamento de capitanes. —
Don Juan Manuel Mascareño i
■Lii Libertad" don José Rafael Salinas, subtenienles del Co-
Abelardo CnV.tr. teniente tle Granaderos a ca Abraham Ahumada i don J. Francisco Cal
ballo dera, capitanes. —
Don Benigno Caldera, don
Ign.it i,j Carrera Piulo, capean de la 4," com- Cristóbal González, don Miguel Emilio Le
pañia del b:, tabón Cliaeabuco telier, i don Gregorio Almarza, tenientes del
Julio .
lí.-nll, Mlhlellienlr: riel Chacabuco. . ,
Aconcagua
Luis Cruz Martínez, subteniente del Chaca- Pedro Dueñas, capitán de los N'avales. —
Don
José María i Juan Rafael Álamos, teniente del niente.— Don J. A. Silva Domínguez, subte
Buin el primero, i subteniente del 4." tle línea niente del rejimiento Valparaíso.- Don Guiller
Luis Alberto Rii|t'oli:ic I .ano, capitán riel 3." 1 'olido ro Valdivieso, sánenlo mayor del (.'linca-
Avelino Vale-imítela, apiui.11 • del 3." de línea . tín Frías, capitán ayudante.— Don Pedro Urrio
lose Miguel Róblele, don benjamín Róblete i la Eléspuru ¡ don Jorje Cuevas, tenientes. . .
.,
José María Claro, subteniente del rejimiento 1
Augusto Nordenflycht, capitán ayudante del
rejimiento Aconcagua
„ José María Villarreal Silva, subteniente del Col- ■1 Reinaldo Boíl/, teniente tle Artillería. . . ,
lipilla '. 483 b'e.ilitlev, riel Naval, i los su bien ie ules ( bilma».
Javier Guevara, subtenientes del Valdivia.— [.os subtenientes de Zapadores don Amadeo Men
Don Zenón Navarro Rojas, don José Manuel doza, Francisco Alvarez, Ricardo Jordán i Froi-
Ruedas, don Adolfo Yávar i don José Félís lán Guerrero.— El capitán Molina, i los subte
_.° Valenzuela, don Luis Villegas i don Daniel teniente Carrillo.—El teniente de Zapadores
Patino, subtenientes del Atacama 485 don Ismael t.'ou, ba Osorio
.,
Enrique líaeza, coronel del batallón Victoria .
487 Don Matías Silva Arriagada, y. jefe del rejimiento
,
José Antonio Castellón, capitán del batallón Santiago. —
El capitán Silva del Canto, i los sub
Lonlue; .
493 tenientes A. Piulo, Carlos Severín, U. Benítez,
1,
José Antonio Ríoseco, teniente de Artillería .
495 A. Lagos, J. A. Jaramillo, E. Sepiilveda, I,. A,
,, Hilario Bouquet, teniente coronel, segundo jefe González, Ruedas, Díaz, Gallo i el aspirante
de los Cazadores del Desierto 497 G. E. Hcnri
, Alfredo Baignol, teniente del rejimiento Val- El teniente Retamal i el subtenienti- G.irai. —
Din:
,-
Juan Jullíán, subteniente id. id 505 El sárjenlo mayor don Nicolás Jiménez Vargas, el
„
José Antonio Garretón, capitán del 2." de li 1
-apilan Jarpa, i los subtenientes Reyes-Basso,
nea, don Diego Garfias Fierro i don Manuel Rodríguez. Sejitilveda 1 Arratia del rejiínienlo
A. Baeza, capitanes.— Don Telésforo Rarahona, Chillan
saibteniente abanderado. Don Telésforo Ga- Don Carlos Díaz Gana, subteniente del
—
rejimiento
jardo, don Belisario López Núñez, don Josd Valparaíso
Tobías Morales, don Francisco 2.' Moreno, ■>
Juan Ramón Silva, teniente del Atacama . .
don Rodolfo Diójenes Ramírez, don José Es El mayor de artillería don Roberto Wood, el tenien
teban don Artemón _." Cifuentes i te (1. bal I cío, i los subtenientes (la, le i Ara vena
Rodríguez, 1
»
Domingo Laiz, teniente del 3.° de línea. El capitán de fragata don M. J. Orella, el
. .
515 cirujano
„
Domingo Reytes, capitán del 4.0 de línea.— Videla, los tenientes Pérez i Molina, i el aspi
Don Miguel Aguirre Perry.— Blas i Víctor Al rante Fierro Beytia.— Los capitanes Peña i Fe-
marza.— Don Manuel Osvaldo Prieto.— Don
Miguel Bravo.— Don Carlos Filibcrto Bon.— Los anónimos de la guerra.— I„_s clases del ejército,
Don Pedro Wenceslao Gana.— Don Anjel Cus- -Los sarjentos de la batería Salvo en Sa»
todio Corales. —Don José Antonio Roba. —
Francisco. El cabo i el
Galleguillos
—
sarjento
Don Celedonio Moreno.— Don Samuel Vi, ente Martínez.— I.a escolta, de la bandera del _." de
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
linea en
Tarapacá. Ros sárjenlos i los cabos Los anónimos de la guerra.— Los soldados.— El ca
del c, ilutan Neririi bca. Kl sarjen tu Simó,: palaz Guajardo i el arriero Olguín.— I-as can
bollcdo
_A_I3"V"--í--E?.T__±___Sr C I-A-
Los señores suscritores que crean esta obra demasiado voluminosa para en cuadernaria
en un solo tomo, pueden hacerlo en dos, dividiéndola en la pajina 353, con cuyo objeto se
En cuanto a la colocación de las láminas, es mui sencilla guiándose por los nombres
de los capítulos.