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Glorias de Chile

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~.'-..*f5ó$7 EN MEMORIA

-TJf Jfvmms físu9aTRIA

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EL ÁLBUM
DE LA

GLORIA DE CHILE,
HOMENAJE AL EJÉRCITO I ARMADA DE CHILE

EN LA MEMORIA DE SUS MAS ILUSTRES MARINOS I


SOLDADOS

MUERTOS POR LA PATRIA

EN LA GUERRA DEL PACÍFICO.

i87g-i883.

POR

B. VICUÑA MACKENNA.

ILUSTRADO POR LUIS F. ROJAS.

SANTIAGO,

IMPRENTA CERVANTES
Calle del Puente, núm. 15 D.

1883.
£/fc WW
EL CAPITÁN PRAT
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

PROPÓSITOS,

OR su
oríjen, miras, por las luctuosas de la
por sus su
consagración en aras
patria,
el presente libro, que hemos titulado Álbum de la Gloria, es una obra eminente-
,■ '■■;';-;-'V nieiUe iianonri],

':"J~^ Envuelven, en efecto, sus


propósitos i sus pajinas la consagración de la gloria
de Chile mediante la condensación postuma de sus recuerdos más caros, de sus acciones más su

blimes, de los martirios más heroicos de sus


hijos muertos por legarlo pura e inmarcesible esa

misma gloria, hija de los antiguos fundadores de de la nación chilena.

Hemos denominado por lo mismo una obra de esta especie Álbum, en razón de su forma i

por la parte que en su


composición ha cabido al lápiz de un artista distinguido i nacional. 1 al

incorporar en su carátula la palabra gloria, no hemos hecho sino recojer un


rayo de la luz de
inmortalidad que ilumina la tumba de todos los grandes seres
que por la patria rindieron noble

vida, desde Leónidas a Prat, desde las Termopilas a


Iquique.
Por otra parte, una conmemoraron do esta,
especie era debida como un tributo, cas¡ como

un monumento no
perecedero, a la memoria í a la virtud de los preclaros chilenos, jóvenes, ancia

nos i niños, que en la guerra ofrecieron a su suelo el más grande de los humanos holocaustos, el
de su
propia existencia sacrificada con sublime voluntad, casi con
alegría, en innumerables campos

de batalla en los que la victoria siempre coronó su esfuerzo, ora en la áspera sierra, ora en el
plá
cido mar, ora en el desierto solitario en
que marchar era morir, ora enfrente de orgullosa ciudad,
miles de del nativo suelo, i cuyas puertas ellos con invictos pechos derribaron.
a leguas
Hasta hoi, justo i casi satisfactorio es el decirlo, el deber ha hecho algo para con sus manes

otorgando pan a sus lares i enseñanza a sus


hijos.
ofreciendo asilo huesos,
también parte de santo
socorro a sus
La misericordia ha cumplido su

todavía el cruento itinerario de sus hechos de armas,


esparcidos en

Pero la gloria no había tomado todavía la cabida que le correspondía ci


ó DE LA GLORIA DE CHILE

duradera de tantas ínclitas memorias como las que la presente guerra, después de la de la indepen
dencia, ha legado a su custodia i a su
cargo.
Cierto es, en ese mismo rumbo, que los capitanes magnánimos que sucumbieron en las aguas

de el pabellón al tope de su declarando que la bandera de Chile nunca había


Iquique con nave,

sido arriada de los mástiles, tendrán pronto en el mármol los emblemas de su ínclita fama.

[ cierto es también que un artista extranjero, hace ya un cuarto de siglo, congregó en volumi

nosa colección las efijies grandes servidores


de los del país, tanto militares como civiles, durante
la larga lucha de la emancipación de España,
Pero tarea semejante no había sido bosquejada siquiera de una manera digna del renombre
de ellos ni de la posteridad nuestra, a la postre de los grandiosos esfuerzos que los más nobles
hijos de la República han hecho durante un lustro casi cabal por el engrandecimiento i el prestijío
exterior i ya alcanzado de su suelo.

I es esto lo que nosotros hoi emprendemos a fin de dar remate a una obra antigua i perseve

rante de glorificación.
No nos es dable decir, ni aun
anticipar, hasta dónde nos será dado llenar tan
grato cometido
nacional, con la cooperación del arte decorativo i tipográfico, puestos uno i otro en buenas manos;
ni aun
podemos valorizar desde ahora la participación que en forma de estímulo tomará el público
simpático o
egoísta en nuestra costosa empresa.

Pero sí podremos responder, que mientras la mano no se deslice temblorosa sobre el papel,
o sobre la lápida, mientras el cerebro no se agote, ni se apague del todo el calor del alma i de la
vida en nuestro perecedero organismo, habremos de llenar con
placer i en ocasiones con
orgullo,
la faena que, en esta obra de levantadas i perdurables memorias, nos ha cabido.

Hasta aquí la guerra del Pacífico ha tenido, en efecto, historias numerosas escr ís en diver

sas
lenguas i lugares; mil guirnaldas de laurel han festonado sus banderas i trofeos; coronas de

siemprevivas i urnas de lágrimas han cubierto sus ataúdes; cánticos del cielo se han oído en sus

templos enlutados; i aun hemos asistido a los apoteosis del pueblo en e! tránsito de las cenizas he

roicas desde los campos de batalla a la fosa.

Pero, a todo esto faltaba la blanca lápida de los epitafios de eterna memoria; i estos son los

que, con el alma henchida de amor, de justicia i de gratitud, estos tres atributos de la inmortalidad,

vamos a
grabar en las pajinas de este libro con el doble buril del arte i de la historia,

B, "Vicuña Makenna.

Santiago, mayo 21 de 1883.


EL TENIENTE CORONEL

DON ELEÜTERIO RAMÍREZ


(Comandante del Rtj ¡miento 2." de Untüi.¡
BE LA GLORIA DE CHILE 7

EL TENIENTE CORONEL

DON ELEUTERIO RAMÍREZ

canos; Í no era difícil trazar el entroncamiento de


este viejo soldado, mediante auténticas jenealo-
jfas, hasta los capitanes de su nombre que asistie
ron al cerco de Granada bajo Isabel la Grande.

"j,f- L solí!, ¡do do la República que fué


■:■'". ;'■■"■' '■; el primero on llevar a las monta- la carrera de las armas casi desde su infancia:
al 1870 des
J=y^t: '■■:., íí;ls del Perú i pecho de nues- don Antonio, que murió mui joven en

"'4^ tros jóvenes soldados la chispa de pués de haber dado a luz el "Faro militam, es

la inmortalidad, encendida en lo alto de sus más timable publicación profesional; don Francisco,
tiles por el capitán Prat en las arenas de Iqui- residente actualmenteen Osorno, i don Pablo

que, i que, como éste, sucumbió dando al ejército Nemoroso, que le acompañó al Perú como capi
de tierra el ejemplo de una resolución sublime tán de compañía en su
propio batallón. Aun de
simbolizada en su bandera, el teniente coronel dos hermanos que de su
primer enlace diérale

don Eleuterio Ramírez, nació en la ciudad de su madre, don Fernando i don José Antonio
Osorno el 1 8 de abril de 183;, año de graves Lenis, murió el primero gloriosamente en el
acontecimientos militares en la República. puente de Buín en enero de 1839, i el último

mandó hasta hace pocos años el batallón de ma

rina que da guarnición a nuestras naves.


11.

Toda su familia había sido de soldados, en sus 111.


dos ascendencias, i continuaría siéndolo con él.
don Eleuterio Ramí
Fué padre el sarjento mayor don José Ra
su Bajo estos antecedentes,
el joven de aquella tribu de gue
mírez, capitán de la independencia, al paso que rez, que era mas

su madre, doña Marcelina Molina, era hija de rreros, entró casi niño a hacer aprendizaje
su de

aquel bravo comandante del rei, don Lucas Mo las armas al cuerpo de Jendarmes de línea en

lina, que, comandando el batallón Valdivia en el 1855. Tenía entonces apenas 18 años, pero su

sobre noble porte, pundonoroso carácter i su dedi


sitio de Chillan, cayó muerto su
espada, su

atravesado por una bala en el memorable ataque cación a todos sus deberes, hicieron que en me

del 6 de agosto de 1813. Su abuelo, del mismo nos de tres años (1858), ascendiese a
ayudante
nombre del precedente, había sido el restaurador mayor de su cuerpo.

de Osorno en las últimas guerras con los arau Cambiado éste en batallón regular de infante-
El. ÁLBUM

ría bajo el número 5.°, con motivo de la revolu


ción i guerra civil de 1859, hizo el ayudante v.
Ramírez las dos campañas que requirió aquella
dolorosa lucha fratricida, encontrándose en el Hallábase en consecuencia el comandante Ra
Sur en el sitio de Talca, i en el Norte en la mírez, a la cabeza de este valeroso i bien disci
memorable batalla de Cerro Grande, librada vic plinado cuerpo, reducido, empero, por economía
toriosamente por las tropas del gobierno a las a esqueleto, cubriendo la guarnición de Val
del caudillo del Norte, don Pedro Callo, a las paraíso í repartido en sus fuertes, cuando en
puertas de la Serena el 29 de abril de 1859, febrero de 1879 estalló la guerra; ¡ fué por este

motivo el primero en partir al teatro de las

IV- operaciones, limitado en esa hora al arenal de

Anlofagasta.
Cuando encontraron su término estos luctuo
sos acontecimientos, lucía el joven Ramírez sobre vi.
sus hombros las charreteras de capitán a los 22

años; ¡ en esta
capacidad pasó al batallón 2." de Recuérdanse todavía por todos, las escenas

línea, que en esa


época comandaba el hoi jeneral conmovedoras de aquellos adiosos del patriotis
de división don José Antonio Yillagrán, ¡ el cual. mo que daban a la partida de cada uno de nues

llevado por él al fuego como


jefe, debería encon tros convoyes, el aspecto pintoresco i el tinte

trargloriosa tumba en la hórrida quebrada de heroico de las primeras cruzadas:—el pueblo

Tarapacá 20 años más tarde. entero agrupado en la playa, las embarcaciones


Continuó el capitán Ramírez ganando noble cubiertas de vistosos gallardetes, los soldados
mente sus ascensos en el servicio del país, ya que partían ajitando sus cimeras en el aire en

destacado en las Fronteras, donde emprendió medio de estruendosos vivas a la patria, los vo

varias campañas al interior de la tierra rebela tos de los que quedaban, los voluntarios que de
da en 1860 i en 1868, ya cubriendo contra los la arena misma, arrojando los desvalidos sus

españoles la guarnición del puerto de Caldera en


ponchos, la juventud sus libros, todos su
egois-
1865-66. mo, saltaban a la borda pidiendo un fusil,
Pero no
puede decirse, que halló cabal fortuna Pero nadie caracterizó mejor aquel movimien
en su carrera, sino cuando habiendo subido al to de expansión del patriotismo i de apego aus
puesto de presidente de la República don Fe tero al deber, que el comandante del 2° de línea
derico Errázuriz, hízose éste su
protector deci al poner el pie con su bandera en la cubierta del
dido. trasporte Rimac que el 20 de febrero de 1879
Un hermano del presidente, don Diego FZrrá- condújolo al desierto.—" Señores, —
exclamó el
zuriz, había sido casado con una hermana del comandante Ramírez formulando su
programa
capitán Ramírez en Osorno, i a esta circunstan de guerra en un
banquete de amigos que prece
cia, así como al conocimiento personal de sus dió de unas pocas horas la partida. "Señores: a

méritos, debió el último el favor de ser llamada nombre del batallón 2."' de línea i del mío propio,
los del do¡ las sinceras por la i
a Santiago a trabajar casi a ojos jefe del mas
gracias espontánea
Estado, en la inspección del ejército, ¡, en
segui noble manifestación de que hemos sido objeto,
da, el honor mucho más señalado de mandar en tanto de parte del pueblo de Valparaíso, como

jefe el batallón 2." de línea. de vosotros mismos, que formáis en las filas de
los esel.ireudus ¡ iihb.d.inus de is:,i liwdid.id.
DE LA GLORIA DE CHILE 9

Pero debo recordaros que el honor


1
Caracoles, cúpole la fortuna de
que hacéis cado el 2." en

ahora al cuerpo de mi mando, a abrir la campaña, retardada tímidamente i por


quien ha caido
en suerte el ser llamado de los todos los caminos los de
uno primeros a en
consejos gobierno,
la defensa de los intereses, de la honra de el 23 de
nues apoderándose marzo, un mes después
tra
patria, lo recibo, no solamente en nombre de su desembarco, de la aldea fronteriza de Ca-
del batallón 2° de línea, sino, en el de todo el lama, llave del interior de Bolivia por ese rumbo

ejército, que, como nosotros, está llamado a de del desierto.


fenderla. Mostró el comandante Ramírez, notoria biza
"Permitidme, pues, en este momento, que rría en ese hecho de armas, conduciendo él mismo
recuerde a los viejos compañeros de armas
que su
tropa al paso difícil del rio Loa, i mostrándose
formaron en las filas del Carampangue, Chacabu- el primero en todas partes. Pero ha quedado
co, Maipú, Hrttii, Santiago, Co.'ehagna i Carabi constancia íntima de que adentro de su pecho
de del último de los cuales,
neros
Yungai, se ha vio, con amargura, desconocida la significación de
formado este batallón, i que han
legado a la aquel primer estreno de las armas i de las victo
historia de nuestra patria pajinas gloriosas, con rias de Chile, pues no recibió la más leve mani

hechos inmarcesibles de abnegación 1 heroicidad. festación de estímulo en su carrera, ni siquiera


"Esa huella luminosa de victorias, seguirá en la forma de una
esquela de congratulación o

siempre es/e batallón. ¡ \ ■■


:;! i::nan do de es/a manera de saludo. Al contrario, nombrado gobernador
la tradición de acontecimientos que han enaltecido militar de Calama, quitáronle los artilleros que

al ejercito chileno i man/en ídolo en la esfera res le acompañaban; i un mes


después de la ocupa

de que ha gozado, dentro i fuera de la ción de aquella pla¿a, escribía al autor de estas
petuosa
República. ¡\ memorias con mal disimulada ironía, que, como

se hallaba a
cargo del puesto más adelantado
sobre el enemigo, había almacenado los cañones.
vil.
por carecer de quienes los sirvieran... No se atre

No valen por lo las sínó vía, sin embargo, el discreto i disciplinado jefe
jeneral palabras, a a

condición de que las revalide el hecho o el sa decir que dos días después de ocupada aquella
mandada
crificio. Pero, cuando, como en el caso
presente. posición fuerte, había sido desalojar por

el vino vertido en la copa del festín, trocóse en un


telegrama personal del ¡ele del Estado, lo que

breve en raudal de noble sangre derramado en fué causa de que cuatro soldados de su
cuerpo

el cáliz de la muerte, combatiendo, revístense se


ahogaran en el Loa, i que perecieran en las

aquellas de la solemnidad de un voto


profético i marchas i contramarchas todos los ganados de
sublime. lana, pan i sustento de aquella apartada i fnjíila

VIII.
IX.
Ajustó en efecto, el comandante Ramírez, su

Prosiguió desde entonces la guerra el coman


conducta de jefe i de soldado a su
promesa, i no

el campa dante Ramírez sufrida resolución, mas sin


hubo vida más sobria que la suya en con

tenido la ruda guarni volátil entusiasmo. Preveía que marchaba al


mento, ni cuerpo mejor en

sacrificio; pero, sin alegrarse delante del holo-


ción del desierto, que el que él mandaba. Desta
io EL A

causto, lo aceptaba. Todas sus cartas intimas Luis Arteaga, poco versado todavía en los acci
del campamento de Antofagasta, revelan este dentes prácticos de la guerra. Como es sabido,
estado melancólico pero magnánimo de su es el 2° de línea formaba la mitad i la parte más
i
píritu. sólida de aquella tropa, lanzada de improviso
Aconsejábales a los suyos i a su
propio hijo sin aprestos a las arenas candentes de la pampa
retirarse de la ingrata carrera
que le había del Tamaruga!.
cabido en suerte; pero se manifestaba enética Verificóse todo esto en los días 25 i 26 de no

mente dispuesto a cumplir su deber hasta el fin, viembre de 1879, la noche de cuya última jor
Una reyerta de jurisdicción con el jeneral en nada pasaron los soldados en el hielo de fnjida
jefe dei ejército había aumentado su desazón. noche, sin víveres, sin agua, sin abrigo, sin
sin comprometer por esto en lo más mínimo sus guía i casi sin brújula. —
Durmió el comandante

propósitos de derramar por patria i su ban


su del 2° esa
postrera hora de su vida transido

dera, cuanta sangre aquella pidiérale por su de frío, junto con sus soldados i bajo el mismo

escaso cobertor que el joven comandante del ba

tallón movilizado Chacabuco, don Domingo To


hizo en el
x. ro Herrera, a
quien presente, lúgubre
silencio de las altas horas, presentimientos tan
En esta situación de los ánimos, que comen melancólicos como heroicos, sobre la situación,
zaba común el ejército, el Pero cuando, junto el primer claror del
a ser en tuvo
lugar con

desembarco de éste en lasegunda lenta etapa, alba, resonaron las dianas del aciago día 27, mon
de las cuatro en
que se
repartió la guerra, ocho tó el comandante del 2.° su caballo de batalla,

meses
después de la primera. I como no
cupiese un potro chascón, trofeo de Calama, i, poniéndo
al 2° de línea, elevado desde los primeros días se a su cabeza, descendió sombrío, casi irritado
de la campaña a
Tejimiento, la fortuna de tomar pero completamente resuelto, al fondo de la que
parte activa en el asalto de Pisagua, ni en la brada en que debía hacerse, según cálculos bi
batalla de San Francisco, a causa de haber sido sónos, el encierro de un enemigo que no se

retenido cerca de su persona por el jeneral en había contado ni siquiera reconocido desde lejos.
jefe, no fué difícil a su comandante embarcarse Tenía esto lugar por el lado de Huaraciñaa la
en la aventurada empresa de ir a rodear al ejér entrada de la quebrada, mientras que el coman
cito aliado disperso en la última jornada, (19 do dante Santa Cruz avanzaba hacia las cabeceras
noviembre de 1879), siguiéndolo al través del de Ouillaguasa para completar el círculo con sus

desierto hacia la quebrada de Tarapacá, que era


Zapadores, ufanos i confiados desde Pisagua.
su
punto natural do retirada hacia Arica, i hacia
Tacna o hacia Bolivia. XII.

XI. Dislocada por consiguiente la columna chilena


i dividida en tres trozos, cuando era de rigor su

Emprendióse en consecuencia aquella expedi unidad estratéjic.i, avanzaban los mil hombres

ción con más aturdimiento que estratejia, for del 2°, envueltos en sus
capotes, asemejándose a

mándose una columna de dos mil hombres que una enorme


serpiente negra, por el fondo de la

se confió al intelijente i valeroso coronel, don inexplorada i lúgubre quebrada, cuando sintió-
DE LA GLORIA DE CHILE

ronse los primeros disparos del ataque súbito corrido al trote al ataque, habla perdido 45 sol
que los dos jefes peruanos, del
apellido de Suá- dados Í todos sus
sarjemos, i la del capitán Abel
rez, llevaron desde el pueblo de Tarapacá a la Garretón, dejaba 62 cadáveres i sólo tres heri
columna aislada de Santa Cruz. I al oir la dos. Hízose los pocos sobre
pri entonces preciso a

mera detonación, el brioso jefe del 2° que iba vivientes de aquella atroz hecatombe, retirarse
adelante ayudantes Fierro i Arrate, (este
con sus combatiendo en torno a la bandera, i el primero
último, propio hijo político), reconociendo
su en
llegar al sitio que ocupaba el comandante
con su
anteojo, torció bridas, i llegando al galope Ramírez sobre oí caserío de San Lorenzo, vij ¡lan
sobre columna, gritó enérjica: Mu "
do la fué el bravo Necochea,
su con voz
desigual batalla,

chachos! Ya es tiempo! Arrojen sus rollos, i dejaba


que a su
hijo prisionero.
adelante! » —
"Mi comandante,— gritóle Necochea al lle
gar jadeante. —
Monte a caballo, que el enemi
XIII.
go llega.
"¿Cuántos hombres trae? pregunta fría-
— —

Dicho esto, cuatro compañías del 2°, tirando


al suelo monte el comandante al capitán.
sus
capotes i sus vacías caramañolas,

con la ajilidad de diestros gladiadores, se lanza


"Yo i ellos
ron a
paso de carga por el chircal del seco estero

h^ recojido aquí quince, con nos

llamado allí de i conducidos haremos fuertes...,


quebrada Tarapacá;
por el bravo Vivar, segundo del cuerpo, arrolla

ron cuanto encontraron a su


paso, hasta las calles XV.
mismas de la aldea.

ésta por Encerróse entonces el ínclito jefe en un


Mas, rodeados en triples fuerzas i
corral de pircas con cuarenta soldados ¡ dos
abandonados por sus
compañeros de la altura
cantíneras, que le vendaron su
primera herida; i
que habían cedido el campo, las cuatro compañías
aun cuando las huestes aliadas rodeaban, como
del 2.°, continuaron batiéndose hasta formar un

en el mar de Iquique, al pelotón chileno, i con


solo montón de cadáveres chilenos, encima de
abullidos espantosos le intimaban rendición, arri
otro montón de cadáveres peruanos. En Tara
mando por todas parte la tea a las techumbres
pacá, peleando como dentro de un ataúd, no

del caserío, oyó, como en el mar


hubo heridos sino muertos. —-"En el espacio de pajizas no se

peruano, una sola voz


que no fuese la de alen
unas
pocas varas,

decía, dos días después, un

tarse los unos a los otros para morir dignos de


viajero que recorrió él campo,

dejaron los pe
Chile, es decir, para morir matando.
ruanos, cincuenta i siete cadáveres, i entro ellos

no encontré más que un soldado del 2°, que


Sucumbió de esa manera, en
desigual, tenaz

del
i prolongadísima [.olea, sin esperanza de rescate,
lanzó su últimosuspiro teniendo asido pelo
cual la deIquique, el bizarro jefe del 2°, con todos
a un cholo corpulento, i en ademán de hincarle
los suyos, porque (rasgo sublime!) ni las mujeres
los dientes en el cuello, v

I cuando, cuatro meses más tarde, sus


compa
XIV.
ñeros de armas, humedeciendo los apagados
montón por montón, la del tizones lágrimas, desenterraron sus cal
Pero, compañía con sus

Necochea que era una de las que había cinados restos, encontráronlo asido todavía de
capitán
EL ÁLBUM

su
espada, cubierto de cenizas, i entr [ mas adelante proseguía;
ta de sus heroicos subalternos. Ramírez como "Esta manifestación no será, nó, un estímulo
Prat, había rendido. para el las
no se
posterior cumplimiento de obliga
ciones contraídas para con la patria, que de ello

XVI. no ha menester el entero e incondicional patrio


tismo chileno. Será solo el cumplimiento de un

Ocupóse el ejército i el país en tributar los deber por parte de la gran masa social, cuya
honores debidos a restos tan
gloriosos, cuando i derehos colectivos defienden actual
dignidad
fueron hallados; i atravesando el desierto i el i obsequio de los
mente nuestros
ejércitos, en

mar, en
procesión solemne, llegaron aquellas cuales rindieron sus vidas los bravos soldados
caras cenizas a la capital en la medianía de marzo.
cuyas cenizas vuelven a la ciudad nativa, a des
"Era el sábado 13 de marzo de 1880,— dice cansar en el lecho de tierra que les mulle la gra
una relación de esa
época ya remota, —i el convoi titud de sus conciudadanos i que pronto decora

que venía en incesante marcha desde el fondo de rán, como es debido, el arle con sus mármoles i
las sierras del Perú ¡ de sus mares, deteníase, bronces, la patria con sus recuerdos i la historia
compuesto de cuatro carros mortuorios, a las con sus fallos.

puertas de la ciudad redentora. "¡Bien venidos esos muertos que ya viven la


"
Esta, como una sola ola de lágrimas, se había vida de la inmortalidad, conquistada con su he-

precipitado a su encuentro, i no hubo jamás


tránsito ni de mayor ni de más intensa ternura

en la vida de este pueblo helado, al que una


XVII.
alba cordillera de granito i nieve parece servir
de atalaya i de sudario, Tal fué la vida i tal la muerte, ambas rápida
■■No hubo aquellas solemnes horas
en una mente
bosquejadas, del capitán ilustre i del jefe
sola diverjencia, i el primero en pronunciar su de mayor graduación en el ejército de tierra, que
fallo de glorificación i de promesas, fué el Esta sucumbió en el puesto del deber i de la gloria
do. "El Gobierno déla República, —
exclamaba en las
primeras etapas de la guerra; por lo cual,
aquel día el Diario Oficial en sus columnas de consagrando a sus manes esta primera ofrenda
honor profusamente enlutadas, —
el Gobierno del respeto, no hemos hecho sino seguir el orden
de la República, se ha apresurado a dictar para de precedencia de su sacrificio magnánimo, de
la pompa fúnebre con que deben ser recibidas su tumba prematura.

aquellas cenizas, para su decoroso enterramiento, Delante de la gloria i de sus consagraciones


todas las medidas que están dentro del círculo de no hai, por lo demás, ni primeros ni últimos lle
sus facultades,! que son además compatibles con gados, porque al reflejo de su luz radiante como

la iniciativa, que en estos casos es preciso respe la del sol, todas las existencias heroicas se funden
tar, de las familias de los ilustres difuntos i de en un sólo, vivido e inmortal destello,
la gratitud i admiración de sus conciudadanos".
EL CORO N EL

DON JUAN MARTÍNEZ


;<'oiiui!itLn!e del Raimiento Atueamu.;
DE LA GLORIA DE CHILE

DON JUAN MARTÍNEZ,


COMANDANTE DEL REJ1IHIENT0 ATACAMA

bre de 1851, cuando ese aguerrido cuerpo se

replegó do aquella ciudad, hacia el Maule, para

entregarse al jeneral Bulnes, antes de Lonco-

,¿M ON Jurin Martínez, coronel del milla.

EÍ¡¡$|>|tW Rejimiento Atacama, era


hijo de En 1852, el subteniente Martínez, pasó al 4.°
,
'¿'ig'-Xj3 Cl'.il'.in, como San Martin, come
delinearen 1853, al Buín.
eJ Marchant,
Vargas-Pinochet,
como Sólo los comienzos del año recibió
en
58, sus

como
Jiménez -Vargas, como la mitad de nuestro despachos de capitán.
ejército; i, como esos bravos que nombramos al Un año más tarde, era ascendido a
sarjento
acaso, porque murieron como él, Martínez fué mayor.
soldado raso.

Nacido en 1827, tenía solo 27 años cuando 111.


sentó plaza en su ciudad natal, ¡ fué durante
algunos anos asistente de un jefe, ho¡ bien co Detúvose en este punto su carrera
por un de

nocido en el ejército, que le enseñó a leer. safío, o más bien, por un reto de rival arrebatado
En junio de [844, Martínez era cabo; en abril ¡ tan valiente como él, que a su lado se ha bati

de 1 849, era sarjento; i fué preciso que la guerra do en todas partes. El retador fué Jorje Wood;
civil hiciera brillar su rencorosa
segur en los pero sujetos ambos al rigor de la disciplina, su
campos i ciudades de Chile, para que el que es frieron larga prisión en San Bernardo,

hoi llamado caudillo de todo ejército, cambia Tenía 1867,


un eso
lugar en

se la jineta por la espada.


IV.
11.
Llamado a calificar, el mayor Martínez, en ese

El coronel Martínez, que al día siguiente de tiempo, a consecuencia de la aventura de cuartel

su última espléndida victoria, a las puertas de que acabamos de recordar, fué enviado el año

Lima, habría sido nombrado conjusticia jeneral, siguiente a la asamblea de Valdivia, como ins-

había sentado plaza en el batallón Yungai, pero

entró de subteniente al batallón Chillan en octu I desde entonces comenzó para él una era de
14 EL A '.BUM

peregrinaciones i ■'Como lloro la pérdida de hijos;


con su
pobre hogar con sus padre, mis

hijos a cuestas, como chileno, me siento felis de que hayan caldo

En 187Ó, le encontramos en la asamblea de ai defensa de la patria. Siento que el único hijo


Atacama; en 1S77, en la de Valparaíso; en 1878, que me
queda, no eslé en estado de venir a reem-

en la de Arauco; i otra vez, en ese mismo año plasar a los que han rendido su vida al pie de

(octubre 3), en la de Atacama. la gloriosa tandera nacional. ■■

El coronel Martínez no era un favorito, no


¿No era ésta en todas sus partes, una
respues
era siquiera una hechura. Había nacido para ta digna de la antigüedad?

levantarse sobro sus


propios pies, sin báculo de

nadie, excepto tal vez el hombro de sus


hijos. I VI.
por esto las tres nobles vidas fueron una sola.
Uno de los últimos, el primojénito, Melitón Mar Pero lo que no es conocido todavía, i será leído

tínez, había obtenido un


empleo en la policía de tal vez con irreprimibles, lágrimas por los que

Copiapó; el otro, Walcerio, era conductor subal tuvieron hijos ¡ los perdieron... es la
siguiente
terno de trenes. Pero ambos, al lado de su
pa carta que en contestación a una
tarjeta de con
dre, crecieron de cien codos, como soldados de dolencia íntima, acompañada de un recorte de

Chile, en la mañana de Tacna. diarlo, nos escribiera el afectuoso pero indoma


Se sabe que en la víspera del sangriento en ble padre.
cuentro, el Atacama, que se había batido ya con Esa carta, que desde hace tres años conserva

alto renombre en
Pisagua i en Los Anjeles, esta mos con melancólico orgullo entre nuestros más

ba de guardia; ¡ el comandante Martínez pudo nobles trofeos de la guerra, decía textualmente


velar así en su postrera noche, la tienda de sus

hijos.
Los cachorros del león, habían vuelto a la "Señor Benjamín Vicuña Mackenna.

vieja madriguera para dormir su último sueño,

segura ¡ cariñosa custodia. Tacna, junio de 1880.


" 20
en

v. "Señor i amigo: Recibo vuestra tarjeta de pésa


me
juntamente con laspalabras que me enviáis,
Conocidos son los numerosos i tiernos testi escritas por el señor Justo Arteaga Alemparte,
monios de simpatía que tributó al
acongojado en su acreditado diario Los Tiempos.

padre, después de su duelo, el pueblo atacameño, "Vosotros me avergonzáis, señores; yo no

i en jeneral toda la república, por aquella doble merezco los sentimientos que con el bello idioma

del entusiasmo habéis tenido bien expresar,


pérdida ocurrida en el campo de inmortal vic a

toria. 11 Mis hijos han caído, es cierto. Yo, como pa


"Al bravo comandante Martínez,— decía a este dre, jamás me causaré de llorarlos; en ellos iban

respecto la prensa de Copiapó, —


lo mandó el pé refundidas todas las aspiraciones del hombre;

same todo el estado mayor, por la pérdida de eran ellos mi porvenir en la ancianidad, mi auro

sus dos hijos en el campo de batalla de Tacna; i ra en el crepúsculo de mis días. Pero como sol

el señor Martínez contestó estas palabras, dignas dado al servicio de la patria, como amante de

de ligurar en boca del viejo Horacio: ella que soi, ülndioo okol'lloso, con lágrimas
DE LA GLORIA DE CHILE 15

DE PROFUNDA RESIGNACIÓN LA SUERTE QUE A ESOS


sangre i la vuestra, ese noble pedazo de nuestro

KIÑ05 MÍOS CUPO, CAVENDO EN tricolor,


EL PUESTO DEL querido n

DEBER ABNEGADOS I TRIUNFANTES.

"¡Gloria para ellos, eterno recuerdo! VIII.


11 1 para mí, satisfacción i consuelo;
pues que sé
que, si se han Ido, aun
queda en mi alma vivo.. Por lo demás, la hoja de servicios del coronel
palpitante, el perfume del Martínez hasta el de salir
amor
que me consa momento a
campaña,
graron i que les consagré siempre, empeñándome bailábase coudeusada en las líneas siguientes,
en enseñarles el camino que conduce al existencia sobria, talvez
cumpli que acusan una oscura,

miento de sus
obligaciones. eminentemente militar.
pero
'Recibid, señor, toda la gratitud de mi alma, i-Había hecho la campaña al sur de Chile,

que tanto debe a vos como al señor Arteaga desde el 27 de setiembre de 1851, hasta el r 1 de

Alemparte, por los nobles sentimientos con que diciembre del mismo año, a las órdenes del je
me acompañáis en mi desgracia. neral de división don Manuel líulnes.— Se halló
"Vuestro atento i seguro servidor en la acción de guerra que tuvo lugar en los

Guindos, el 19 de noviembre, i en la batalla de

J. Martínez. 11 Loncomilla, el 8 de diciembre del precitado año,


a las órdenes del mismo señor jeneral. El 16 de
Tal el corazón, tal el brazo, tal el febrero de 1859, marchó
era era con su compañía a reu

héroe espartano que perdió la República en la nirse a la división que, bajo las órdenes del te

última hora do sus titánicos combates. niente coronel don Trlstán Valdés, operaba sobre

la ciudad de San Felipe, encontrándose en la to


vil. ma de dicha plaza, oí 18 del mismos mes i año,
'Hizo la campaña al norte de la República, a

De igual manera, cuando en el moroso cam las órdenes del jeneral de brigada don Juan
pamento de Antof.igasta fué puesto en sus callo Vidaurre Leal, desde el 30 de marzo hasta el 7
sas manos el estandarte que delicadas obreras de mayo de 1859, encontrándose en la batalla

de Copiapó habían bordado de realce, como de Cerro Grande, el 29 de abril del referido año,

i.-.sígnia de su cuerpo, el héroe atacameño había por cuya campaña el Gobierno, por decreto de

pronunciado estas palabras, que arrancaban del 8 de junio de ese año, le confirió el grado de

fondo de su alma fiera, i que él supo impertérrito sarjento mayor.


"Se encontró en el bloqueo que la escuadra
"Señores oficiales i soldados: el estandarte española puso al puerto de Valparaíso, desde el

que en este momento se os entrega simboliza i 24 de setiembre de 1865, hasta el 14 de abril del

representa el honor de Chile, i sobre todo, el ho año 66, siendo segundo jefe del batallón Buín

nor de la noble provincia de Atacama que nos [.' de línea, i en el bombardeo de dicho puerto,

lo ha enviado. el 31 de mayo del citado año, en la división del

"Espero que moriremos todos, antes que per


mitir que esa enseña sagrada caiga en manos de Víctor Borgoño.
i la Las comisiones que ha desempeñado, las
los enemigos profane. i' son

juro defender con mi siguientes;


"Ayudado por vosotros,
16 EL A

"Por decreto supremo, de fecha 8 de de descorrerse el velo de rutinarias que


julio reservas no

1868, fué nombrado mayor en comisión del ba envuelven comprometimientos, —


la sala hubiera
tallón cívico del Parral. nombrar al caudillo del
querido norte
por acla
"Por decreto supremo del 13 de octubre del mación, porque alguien propúsolo así, como una

mismo año, fué nombrado gobernador interino excepción de honra,


de ese departamento, has
cargo que desempeñó
ta el 1.° de febrero de 1869. XI.
"Por decreto supremo del 1.° de octubre del

precitado año, fué nombrado mayor en comisión Del sitio de la eterna demora, del limbo de la
del batallón cívico de Copiapó. guerra, que fué Tacna, silencioso, pero acerado
"Por decreto supremo del 1.° de octubre del i resuelto bien dentro de
como
templada hoja su

año 1873, fué nombrado mayor en comisión del vaina, el coronel Martínez marchó a Pisco en la
batallón cívico de Artillería Naval de adelantó por
Valparaíso, primera división, i desde Pisco se

"
Por decreto supremo, del 1 2 de diciembre de tierra a Lurín a las órdenes de don Patricio
1876 i con motivo de haberse disuelto el Pkíncii'E Rojo de las
Cuerpo Lynch, este
campanas
de Asamblea, fué nombrado nuevamente ma

yor en comisión del mismo batallón cívico de Martínez, en esa esforzada marcha, fué pro
Artillería Naval de Valparaíso. movido al mando de la de la
primera brigada
"En 9 de enero del año 1877, fué nombra i por hemos dicho, que
primera división, esto

do, por decreto supremo, ayudante de la Coman bien pronto habría sido nombrado jeneral, aun

dancia Jeneral de Armas de la de solo


provincia que era un coronel de ayer. Era el bizarro
Atacama. de i delante de las
jefe nuestra vanguardia;
•I por último, al comenzar la guerra, coman hazañas formidables, las fechas del calendario se

dante del batallón movilizado de Atacama, 1, estrellan el humo contra el flanco de


como
ríjida

IX.
XII.
Después de la batalla de Tacna, el coman

dante del Atacama, fué llamado por el jeneroso Mas, el coronel Martínez, fué solo
glorificado
pueblo copiapino para aclamarlo i para con
para morir.
solarlo. No tenía ya El añoso
a sus
hijos. tronco, pri
Pero el viejo custodio del honor de Chile, vado del ramaje protector, iba a ser tronchado
quedóse inmóvil, como el centinela del campa en la mitad de la colina por el furioso vendaba!
mento quo guardaba la puerta de Pompeya de plomo desde la cima.
en que soplaba
la avenida llamada de las Tumbas. I >espués de haber conducido, en efecto, al fue
go ¡ a la victoria su valerosa brigada en las alturas
X. de Chorrillos, entró el coronel Martínez a for
marla hallándose un tanto avanzada la sangrienta
El senado, le nombró entonces coronel por jornada subsiguiente de Miradores; i en los mo-

unanimidad de votos; más todavía,-


porque de

mentos en
que, habiendo descendido del caballo,
lante de la fosa de los muertos ilustres, puede junto a unas tapias derribadas, para observar con
DE LA GLORIA DE CHILE '7

su
anteojo de campaña el movimiento retrógrado cx-capitán del Atacama, redactase a su presencia
del enemigo, (que era su
fuga), una bala perdida, el último boletín de la última jornada,
flecha de Partho, lanzada por vino Ansiaba el campeón moribundo inscribir en
un prófugo,
a
perforarle el estómago con mortal herida. el rejistro de la inmortalidad su
postrer victo
ria como el héroe tebano, a
quien si no
por su

talla, por fiereza, aseméjase. De suerte que


su

XIII. él también habría sido dueño de decir, si en


solemnes momentos hubiese hablado
aquellos
Sobrevivió con todo, hasta el próximo día, el de sí mismo, i ya que el cielo le había quitado
sólo de lo que el Alto de Tacna i en el Alto
enérjico soldado, i preocupado su
prole, que en

Leuctrcs i su Mantinea.
debía a su país i a su bandera, exijió en varias de Chorrillos, dejaba su
El coronel don Juan Martínez murió como
ocasiones i con voz ya desfallecida por el extertor
de la muerte, que su secretario, Gonzalo Matta, Epaminondas.
EL TENIENTE-CORONEL

DON JUAN JOSÉ SAN MARTI


¡Comandante del Rejimitmto 4." de Línea.)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE
•O

DON JUAN JOSÉ SAN MARTÍN,


COMANDANTE DEL REJ1MIENT0 4.° DE LÍNEA

jentes que protestan contra ese título, como si


no fuera (cuando los que lo llevan han merecido

',*■■■ W OMO capitán de cazadores del ba- los más altos puestos de el más luci
su
carrera)
do timbre de ella.
fi|| tallón 4.° de línea, durante doce ¿De dónde arrancaron, en

.'--"■ ;.' años, i como su


jefe, cuando ele- efecto, sa renombre los más famosos mariscales

y" vado aquél a


rejimiento tomó por
del primer imperio, Kléber, Murat, Dessaix,
asalto las fortalezas de Arica en el espacio de Lannes, Ney mismo, sino de aquellas filas de
unos pocos minutos, el memorable 7 de junio reclutas, de los cuales decía su
jenio inspirador
de 1880, el teniente coronel don Juan José San que ."llevaban cada uno el bastón de mariscal

Martín, era propiamente lo que los soldados dentro de su cartuchera"?

franceses llaman un cnfaut de troupe, es decir, ¡Si! Juan José San Martín fué soldado raso

de los cuarteles, centinela de los del 4." de línea, i, para inscribirse rol, bajó
un
hijo un en su

campamentos, un héroe verdadero de los cam de la montaña a la llanura, de la cabana al cuar

pos de batalla; i todo esto a virtud de una fuerza tel, cuando tenue bozo sombreaba en él el labio

irresistible que, en el árbol como en el hombre, déla pubertad. I en seguida fué ca bo


(abril 12

es la simiente de la vida de 1855), i en


seguida fué sarjento (mayo 5 de

Hijo de la montaña del Nuble, de esa comarca <85;-)


de leones que ha dado doce mil soldados a la pre I sólo después de haber sido soldado raso,

la que nacieron los Victorianos cabo 2.0 i cabo 1.°; i después sarjento 2," i sar
sente
guerra i en

jento 1.°, i cuando ya había llevado durante tres


los Hermosillas i los Zapatas de las guerrillas de
la San Martín, vinien largos años el fusil al hombro i la jineta en la
independencia, Juan José
la rústica cabana de labrador manga, pusiéronle sus
jetes una charretera en el
do al mundo en un

hizo soldado, sentando hombro izquierdo, el 6 de agosto de 1858.


del bosque, se plaza en

Chillan, en el 4.° de línea, a la edad de 14 años

el 1.° de octubre de 1854. 11.

¡Fué soldado raso!


I sea esto dicho en su cabal gloría i en su Un año después, era teniente; diez años más

tarde (30 de abril de 1867), capitán.


Porque hai
era
personificación íntegra de soldado.
2o EL y 'I.ÜUM

í sin embargo, San Martín había sido soldado Nunca le vimos de otra suerte en los largos
los años, cabo los de línea cantón el
catorce
quince, sarjento años que el 4.°
a a a en tuvo su en

los diezisiete, subteniente a los dieziocho, te cuartel de la Recoleta de Santiago. Siempre, a

niente a los diezinueve, nombrado tal en el todas horas, en la mañana, al ir al Cementerio,

campo de batalla del Maipón. ¿I no son éstas en la tarde, a la vuelta del paseo, el capitán San

las mejores cifras, las más limpias i completas Martín estaba allí, sentado en el dintel de la

pajinas de la hoja de servicios de un soldado o espaciosa puerta, leyendo sus libros favoritos, que

eran los de las leyendas nacionales, o los diarios,


1 a
cuya adquisición destinaba, como suscritor obli
m. gado, una buena parte de su sueldo.
O bien paseábase en la ancha acera, rodeado
En 1S67, el año en
que fué capitán, Í encon 1 de grupos de soldados en descanso, ostentando
trándose de guarnición 011 Santa Bárbara, San su
figura enérjica, bien compartida, recta i tem

Martín perdía a su
padre, i el día en que llegó plada como el acero, con su
kepi echado hacia

al lóbrego fuerte la triste nueva, llorólo entero, atrás, sobre crespa i turbulenta cabellera, ceñida
desde la diana a la retreta, el hijo de la mon la espada, compañera sola de su vida, que soltó
taña... Pero sus
compañeros de armas le vieron vencedor en lo alto del Morro que antes fuera

llorar sólo ese día. Era natural... el tronco año nido únicamente de las roncas
gaviotas del mar,

so había caido al suelo, i la rama


desgajada, al espantadas de sus covaderas por el rujido soli

ser sacudida por el golpe, humedeció la madre tario de las olas.

tierra con el rocío de sus


hojas...
Desde ese día, el capitán San Martín quedó v.
solo en el mundo, sin padre, sin hogar, sin

montaña, sin amores, como la rama seca que el Pero no


por ser soldado, i talvez porque lo
viento ha tronchado entre los árboles. era en toda la extensión de la milicia, dejó de

I fué desde ese día cuando comenzó la carre hacer el capitán San Martín su nido de plu
ra exclusivamente militar del campeón glorioso mas.... allá, bajo la enramada de propio
su barrio

de Arica. militar. Hallándose en Antofagasta, llególe en


efecto el anuncio de que era padre, i su regocijo

IV. fué intenso nAcabo de recibir el placer más

grande de mi vida", exclamaba en carta íntima

Nombrado comandante de la compañía de del 24 de marzo de 1879. 1 luego, echando mano

cazadores del 4." de línea, el 30 de marzo de del lenguaje burlón, pero cariñoso del cuartel,
1867, hizo de cada uno de sus soldados un
hijo, agregaba: —

(su hijita) es la
nLa señorita Rafaela

de la ordenanza una lei única, i el cuartel fué su vida de mi vida i por consiguiente estoi loco de

hogar. gusto, sintiendo no poder estrecharla en mis bra-


No tenía más placer que el de las armas. No
visitaba. Como "el perro del rejimiento.n cuan l mucho más tarde (el 29 de setiembre de ese

do no estaba de guardia en la ptierta del cuar

tel, echábase en sus umbrales, i ahí pasaba las con estos chistosos encargos, que ocultaban, em

noches ¡ los días esperando su turno O el relevo. pero, la punzada de escondido dolor;
DE LA GLORIA DE CUlt.ii

n Recibí el zapatito de la niña i el pelito que batalla, el coronel Sotomayor decía de él, en

me
acompaña. Todo está mui bonito, pero es un
despacho de esa misma fecha al ministro de

preciso que ponga a todos los santos I santas con la guerra, este lacónico pero suficiente^elojio.

la cabeza para abajo a fin de que me


mejoren
pronto a la hija querida, al sueño de mis espe-
VIL
nA la niña, déle unos dos millones de besitos

de mi parte, que yo se los volveré diez veces du Pero si oí buen humor, que es al soldado lo

cuando tenga el gusto de verla." que la espuma al champaña, la leí de cuartel


plicados era

El capitán montañés escribía los dos millones del que fuera el último i glorioso comandante del

de besos.... con números, i a fé que si sabía con 4.", no faltaban en sus rudas fibras las inspira
tar, imponíase voluntariamente dulce, pero lar ciones dignas de las almas bien templadas. nYo,
como tú puedes suponerlo, escribía a un
amigo.
guísima tarea...,

a
propósito de ciertas contrariedades de su ca

rrera, sufro i callo; porque para el hombre se ha


VI.
hecho el sufrimiento i particularmente para el

El cazador del festivo el es hombre que depende su


patria.'
4.° era tan en

trado como en el campo de batalla, i he aquí co Cuando el 22 de mayo de 1879 llegó al cuar

daba cuenta, de herida de tel jeneral de Antofagasta la noticia traída por


mo a un amigo, su

del día; el Lámar de que nuestros buques quedaban ba


Calama en carta siguiente
,,En la de mi mando fuimos mui fe tiéndose en Iquique, tuvo el bravo capitán, co
.
compañía
lices, pues apesar de haber estado en medio de mo todos, el presentimiento de una
gran desdi

[os puntos del mayor me hirieron nin cha nacional: pero él caracterizaba la situación
peligro, no

anduvo mucha suer do su


propio ánimo, con estas palabras cuerp
guno. El único que
no con

nSi por desgracia nuestra, así hubiese su


te fué el capitán San Martin (Juan José), quien eas: —

herida cedido, ¿qué hacer? En mui pocos días más ¡re


en lo más reñido del combate recibió una

No puedo escribir mos a -censar la sanare de nuestros hermanos."


de bala en la oreja izquierda.
I allí la vengaron!...
más; me duele mucho la oreja.... pero me pare ¡I cuánto; cerca

ce no es de peligro."
que
1 todavía, esta chuscada militar, a propósito VIII.
de un mal acondicionado regalo santiaguino, re

el 3 de setiembre. Pero de la vida del corazón I de la vida del


cibido en Antofagasta
cuartel, volvamos a los campos del honor, esta
,Las naranjas venían completamente podri
secunda existencia de quien ha nacido para ser
los pedacitos que había
das, i apesar de; eso, con

i la lomé a la sa nuil soldado i nada más."


naranjada
.
me
buenos hice una

Los hechos de armas de este hijo lejítimo del


lud de usted."
I de la cordillera, muerto en el Morro de
haya Ido militar un
; solo día no pueblo
¿Ouién que
de usted la Arica, no están contados por fechas sino por fie
conoce en esa naranjada a la salud
ras heridas recibidas en combate. I esto a tal
mano de Juan Soldado?
podido decirse de él que la
Entretanto, en el terreno de lo serio i hacien punto, que hubiera
conducta en el campo do hoja de sus servicios había sido trazada por él
do seca justicia a su
22 EL A

mismo, como la cruz de Pízarro, con su


propia dor del 4.", a quien San Martín había castigado,
sangre. contra su costumbre, con su espada, le apuntó
La Araucanía fué el teatro de sus
primeras ha su rifle por la espalda mientras leía un diario,
zañas, sirviendobajo Villalón, bajo Salvo, »el pin- sentado en el zaguán del cuartel de la Recoleta;
cheirano," bajo Lagos i bajo Amunátegui, bajo aunque el asesino disparó a cuatro pasos i a la
Muñoz i bajo Barceló. cabeza, el proyectil perforó el periódico, pero
San Martín fué el verdadero fundador de Mul- dejó ileso al
jefe,
chén, porque estuvo acantonado en el Bureo E. [ capitán San Martín habría mandado a

durante ocho meses con el viejo Salvo, que allí aquel mal tirador "arrestado por dos días a su

había visto caer a Pico bajo el puñal de Corona cuadra, 11 como el mariscal Pellissler al capitán
do, cuarenta años hacía. Esa estación duró des aquél que le tiró a boca de jarro un pistoletazo
de el 22 de diciembre de 1861 al 6 de agosto de destinado a
vengar la afrenta de un chicotazo,
[862, i en esa
temporada el activo coronel Saa- en las filas,- —

"por tener sus armas en mal esta

vedra hizo echar los cimientos del fuerte de Mul- do," Poro los tribunales lo mandaron a la Peni

chén, que es hoi una próspera ciudad. tenciaria, donde todavía jime.
Enviado después a la descubierta por el co

mandante Lagos del 4.", el mismo que en Arica x.


le mandaría a la vanguardia, fué el capitán San

Martín rodeado en los llanos de Traiguén por El 4." de línea vino de la frontera a relevar

más de dos mil lanzas; i allí el brioso soldado al 7.° en el cuartel de la Recoleta en 1873, i di-
abrióse paso por entre ellas con sus cien ajiles jose entonces
que el ministro de la guerra había
cazadores, recibiendo tres heridas: en la cabeza, ofrecido una
posición más aventajada al capitán
en el hombro i en la pierna izquierda. Esta ac San Martín en otro cuerpo. I en efecto, aparece
ción de guerra, que conmovió al país por su he nombrado mayor del 7.", el 1 7 de marzo de

roísmo i su infortunio, tuvo lugar en


1863.
Pero el capitán San Martín no
podía servir

IX. sino en medio de sus


hijos, los cazadores del

4."; i la única vez


que subió las sordas escalas de
En aquel famoso paseo militar, que llevó a
piedra de la Moneda, fué para pedir la gracia de
nuestro ejército entero hasta el Cautín i que du ser
"repatriado", es decir, para que se le devol

ró veintiocho días de sabrosas cazuelas (del 25 viera con inferior grado a un


cuerpo del cual era

de febrero al 23 de marzo de 1869), hubo en el él el alma.

paso del río, que los indios defendieron a honda ¿Presentía acaso el noble jefe que había de
i machete, i llorido; el morir la cabeza de 4." de linea i
a un muerto un muerto a su
querido
fué un Santa María i el herido fué San Martín, quería legar a su bandera la leyenda inmortal de
otra vez en la cabeza, como en el Traiguén su fin?
i como en Calama. Era aquella una linda cabe El nombre del comandante San Martín, como

za de soldado, cual habríais ideado ¡ delineado el del caballero de Asass en el Tejimiento de Au-
en el muro el más exijente i certero tirador al venúa, debe ser esto escrito en permanencia
por
blanco. a la cabeza de sus listas, I al leerse éstas en la

¡I cosa curiosa! En una ocasión en


que un caza mañana i en la tarde, el capitán de cazadores
DE CHILE

del rejimiento respondería por él:— "Muerto por


la Patria en el campo del honor!"
XII
Hai hombres así. No vivir s¡nó
pueden a la
sombra del hogar en
que han nacido, bajo la La última hazaña de la vida del comandante
bandera en
que se alistaran el
en
primer albor San Martín, es un laurel que está fresco aún so
de la vida; i todo lo arrancarlos de allí
que sea bre nuestra mesa i en la memoria de todos sus
es una
especie de destierro. Es lo que ha acon conciudadanos.
tecido al jeneral don Manuel
Baquedano con los Nombrado sarjento mayor del 4." de línea, ca

Cazadores, que heredó de su padre. Hiciéron- si en el campo de batalla de Calama, por su bi


lo coronel, i se
quedó de comandante del viejo zarro comportamiento, cinco días después de es

Tejimiento. Hiciéronlo comandante de armas te hecho de armas


(marzo 28 de 1879), fué as

de Santiago, i se
quedó en el cuartel. Hiciéron cendido teniente coronel el
a 10 de febrero de
lo jeneral de brigada, i nunca montó caballo 1880, i del el de
a en
soguilla ajefe Tejimiento 22

sino oprimiendo el mandil verde de su


tropa.

XI. XIII.

Cuéntase, a este mismo propósito, un hecho En esta rapacidad hizo la segunda campaña
característico i peculiarísimo del capitán San de la guerra formando en la reserva el día de
Martín. Tacna, pero recibiendo el honroso cargo de ir
a decidir en esa
jornada la victoria, en la extre

la de los caballos, estos ¡onerosos auxiliares del ma derecha del enemigo por una marcha obli
soldado; i dábase, en consecuencia, el lujo de cua de su formidable Tejimiento,
tener en la pesebrera del cuartel de la Recoleta Tros días después, marchó a Arica, I allí do la
potros hasta del valor de trescientos pesos, que
su asistente cuidaba como a un rei i él acaricia Dividido su
rejimiento en dos mitades por ba

ba como a una dama. No consentía, por lo mis tallones, púsose a la cabeza del más avanzado.

mo, que nadie cabalgara en su brioso lomo, después de haber recomendado a .sus oficiales.
como no habría consentido prestar su
espada ni puestos en círculo, con la voz del amigo i del

al más querido de sus camaradas en un día de caudillo, el deber i el honor de su bandera. I mar

parada o en un día de batalla. I sucedió que chando durante 50 minutos al paso de trote, lle

cierta mañana, un oficial, sin su


permiso, montó gó salvo al contrafuerte del Morro a
cuyo pie
su bridón, i sin más que esto, enojado, mandólo traidora bala le postró en tierra en el momen

de consumaba la señalada victoria


regalo a un amigo. to en que se mas

Hai hombres así, volvemos a decirlo. Tienen de la campaña.


el exclusivismo de su carrera en el uniformo, en

el color de la pluma del morrión, en el temple de XIV.


el caballo que usan i lucen en un
su
espada, en

día de revista o en un día de paseo. En eso co- El comandante San Martín había nacido sin

nócense los verdaderos soldados, como lord By- duda para morir en el campo de batalla; pero

ron conocía en las manos a la jente bien nacida. había nacido al mismo tiempo para mostrar a
24 EL ÁLBUM

sus valerosos cazadores el sendero de la vic tar un hombre tan soldado, tan completamente
toria, señalándolo antes con el surco rojo de su soldado, como lo fué desde el kepi a la espuela

sangre. el heroico comandante del bravo 4." de línea.


San Martín había vertido la suya en los lla
nos del Traiguén, recibiendo tres heridas de la XV.
lanza de los indios. Volviera a derramarla en

seguida en la marjen del Cautín por la honda I aquí en efecto, en estagrandiosa hazaña, en
antigua de los bárbaros de A rauco, que cantó esta postrera fecha (7 dejunio de 1880) con su
Ercilla, í de nuevo en Calama al asaltar su trin última gota de sangre i con una gloria inmortal,

chera, i otra vez en Arica para morir al pie a los cuarenta años, ciérrase el libro de la vida
del postrer muro, dando el grito de «¡Victo- de este ínclito campeón de nuestras armas, que
ha ido a ocupar, a! lado de Prat i de Ramírez,
Todas las armas
parecían ensañadas en rom de Thomson i de Santa Cruz, el puesto de los

per el molde vigoroso que encerraba aquella al héroes, i cuya nobilísima carrera de soldado du
ma de guerrero: la lanza, la honda, el rifle, el rante 26 años,puede condensarse en esta sola,
cañón i hasta el disparo aleve de cobarde ven pero comprensiva frase:
ganza, I a fe que todo eso era
preciso para ma w Fué un soldado i nada más."
EL CAPITÁN DE FRAGATA

DON MANUEL THOMSON


(Comandante del monitor Huasca ií.)
DE LA GLORIA DE CHILE

EL CAPITÁN DE FRAGATA,

DON MANUEL THOMSON.

de los tipos setentrionales de Eu

ropa habíanse modelado en la gracia apacible


del de criolla. Conforme
seno una
mujer a su

•t L capitán de
fragata don Manuel filiación de cadete, tenía entonces "cinco pies de

ESg;- Thomson, primer jefe de guerra estatura, el rostro redondo i los ojos de un azul

^^IPC deI Huáscar, cuando este profundo," el azul del cielo escandinavo
refleja-
*^S" barco pasó, mediante trance glo cielo.
rioso de nuestras armas, al servicio de la repú
blica, i que por calidades de marino mereció
sus
III.
entre sus
compañeros de armas el nombre de
"tritón del mar,n de El primer servicio del de la guerra
era hijo Valparaíso, es decir, aprendiz
tuvo lugar durante la guerra civil. Porque en el
Nacido en esa ciudad, en 1839, año de seña memorable 20 de abril de 1851, sacaron impru
ladas glorias militares para la nación, el orijen dentemente de su claustro a los jóvenes cadetes
de su cuna fluctuaba entre la selva escandinava para custodiar el palacio de la Moneda, mientras
i la pampa padre, don Juan las tropas aguerridas se batían en las calles; i
arjontina, porque su

motivo vlóse luctuosa


Joaquín Thomson, fué un
capitán sueco, i su con este en aquella maña

madre, la señora Manuela Porto Marino, era na a dos niños de corta edad montar alternativa

de de los capitanes de Granaderos a mente la guardia en el zaguán de los presiden


hija uno

caballo que en Mendoza se


Incorporaron al ejér tes. Esos niños serían más tarde el coronel

cito de San Martín en 181 7. Velázquez i el capitán Thomson.

II. IV.

Con estos antecedentes de raza, el oficial de Extraído después de las calles j

nombre la altura de la capital más anti-marítima de la América espa


mar que debía levantar su a

la Aca ñola, la excepción de Quito i Bogotá, entró


temprana fama, fué puesto, 1851,
en en con

demia militar de Santiago, i era entonces un Thomson como guardia marina a la escuadra, e
niño hermosísimo en
que los delineamientos pu hizo en ella tan rápida carrera, que en 1865, a
20 EL A. ÍUM

la edad de 26 años, era teniente 1." isegundo nos era cruelmente embarcado en la fragata Ol

capitán de la Esmeralda. En esta capacidad ga, alquilada a un mercenario para conducirlos al


cupo a Thomson la gloria de hacer presa a la presidio de Magallanes, sin más viveres que unos
Covadouga en las aguas del Papudo, el 26 de cuantos sacos de papas ¡ dos barriles de patas po
noviembre de 1865, i de mandarla. dridas, indignado él noble marino por aquel lujo
Promovido por aquella justamente recordad;! de crueldad contra hombres inofensivos i muchos
hazaña a
capitán de corbeta, batióse el joven de ellos ancianos, llevó él mismo a Roberto Sou-
marino con denuedo en Abtao donde virtual- per, que pertenecía a la colonia de los proscri
mentc mandó en
jefe, en ausencia del capitán to*, un par de revóhercs; i gracias a este rccur-

Williams Rebolledo, que hallaba !. iqu<: h. diría costado


se con su mi.
divulgación
cuya a su auliw

Ancud, El viejo comandante peruano \ l.i pi-iiiimc iaria in .'|. ''l: 'antas
— 1
en s-.i carrera 1 " '

llar, no fué en
aquel combato naval un
jci'c. -1:1.'. i .óencias.pudieron aquellos libertarse en alta
uiía cariátide de proa. mar i
d.'rijirsi- Cdl.10 donde enroiitrarnn mis
,\.

blando asilo que aquél que la venganza política


a

v. los destinaba

Terminada la guerra, pasó el capitán Thom VII.


son a
desempeñar varias comisiones i reconoci
mientos importantes, ora en los puertos del Por los días a
que hemos llegado en esta
apre
norte, que custodiaba de continuo basta Mejillo surada compajinación de una vida tan corta co

nes, ora en la rejión del sur, donde practicó mo brillante, semejante en todo a súbita tempes

exploraciones de importancia. capitán Al Thom tad del mar, el capitán Thomson había unido
son débese hasta aquí la mejor carta hidrográ su suerte en
Valparaíso a una señorita lime
fica del Bíobío, de sus afluentes i de su
hoya ña, i como le nacieran aprisa numerosos hijos,
buscó en su talento el pan que su carrera le nc-

VI. tasando potreros i casas


viejas quien había naci-

; do para vivir en lo más alto de los mástiles de


( Kteniaba sin embargo el joven marino de las de combate de
naves su
patria.
masiada altivez de carácter para granjearse fácil

camino por entre las asperezas de los ascensos


VIII.
que solo la adulación o la gloria suavizan, i hubo

de dejar el servicio por disgustos que su volun Mas, una vez estallada la guerra que todavía
tad imperiosa arrogancia de bravo le dura, el capitán Thomson
o su aca 110
podía ser olvidado,
rrearon. i con la graduación de capitán de fragata confié
Era el comandante Thomson hombre sele el
que no
equipo i el mando de la vieja Esmeralda,
conocía el egoísmo n¡ la cobardía de los "com en marzo de 1879.

promisos," i de esto ha quedado un testimonio breve el


Incorporado en con glorioso pero ya
desconocido todavía, i que por la primera vez casi inerte cascó al convoi que bloqueaba estéril
vamos a relatar porque es característico. cuando él contra-almirante Wi
mente a
Iquique,
Cuando en marzo de 1S59 un
grupo de chile- lliams Rebolledo formó tardíamente, a mediados
DE LA GLORIA DE Ctllt.I.

de mayo de. 1S79, el de ir


plan a atacar la escua 24 de febrero de 1880 a
reemplazar en el ¡>lo>
dra peruana en el Callao, le llevó consigo: El queo al comandante Latorre, que en el Cochra-
jefe de nuestra armada le conocía bien desdo Pa hacía
ne
aquel penoso servicio desdi» hacía tres

pudo i desde Abtao, i por esto confióle el mando i que ahora necesitaba
meses con uriencía limpiar
del buquejque llevaba este último nombre i que,
convertido brulote, debía desempeñar, el papel I apenas hubo el
en
impaciente tritón llegado, en

más arriesgado en el fantástico ataque, el lomo de su monstruo de hierro, frente a las


Burladas las expectativas del capitán Thomson baterías de del histórico Morro, sintien
granito
tuvo
tampoco mayor fortuna do revolverse en su
pecho todas las ardientes
3 que hizo hasta Panamá al mando pasiones 1 deseos ue le traían desde el princi
del Amasonas, en
cuya ocasión apresó una lan pió de la guerra pado i encendido como las
cha porta- torpedos, pero fracasó la rada del hornillas de resolvió
en su n e,
ejecutar alguna
Callao al intentar la aplicación de un
torpedo a hazaña temeraria
la corbeta Unión fondeada en esa bahía. Todos los que 1 de
No alcanzó tampoco mejor éxito en una ex él, sospecharon a
justicia esta resolución in-
cursión Magallanes quebrantable de ; i fué de
a
que poco antes empren s
espíritu, acaso uno

diera en su
buque de veloz andar. o de la guerra al denegarle su

■e le veía irritado, descontento,


IX.
cosa inmortal el suicidio. "Nadie puede dudar-
Tem'a todo esto lugar en los principios del se lo hoi día,^;
escrlbía en efecto i casi contemporá-
gundo año de la guerra, i el bravo je fe que por to in su fin uno de los historiadores de

das partes andaba a caza de hazañas I de fin-luna. ■Thomson quería engrandecerse, o

logró ser nombrado al regreso di: su


expedición le su noble hazaña de Papudo (con
al norte, comandante del monitor Huáscar recien YVÜI ams) i de Abtao (sin él), habían trascurrido

años de vida
temente adaptado para la guerra después de su quince vulgar, 0 scura, brega peno^
destrozo i captura en punta Angamos. Confióle sap r el pan i por la dicha, era pasada que en

este puesto el contra almirante RIveros, jefe de la ex stencia breve es toda u na vida, dentro de
la armada, ¡ su
antiguo amigo i compañero, i es la cu i\ otros, más afortunados i más jóvenes, ha-

to, según en
aquella época ¡lijóse, contra la opo bían pasado la meta de su
propia gloria enveje-
sición del ministro de la guerra en campaña, don clda. Prat, que para él había sido un
aprendiz,
inmortalidad. I. atorre que delante do
Rafael Sotomayor, que conocía la temeridad del ra
ya una

comandante Thomson i se
inquietaba por el j talla era un niño, le había aventajado en fa-

de alma, siempre bien gobernado ni ia i en


grados. I así los demás.
arrojo su no

ni por el hielo de "Des leudo


por el hierro de la disciplina
la razón. na de carne i de acero todo aquel pábulo de ¡ras,

de- reproches . ib' desengaños, junto con el rei

x. nante amor a los combates, iba a


producir en el
alma del comandante Thomson imponderable
Sea de ello lo que fuere, logrado aquel pues hazaña, o la muerte.

to, el comandante Thomson dlrijióse a Arica el " I a la verdad, era una u otra cosa lo que él
tíUM

el rostro ileso í hermoso del


buscaba después de sus fracasos del Estrecho, gó a imprimirse en
bravura i
de Panamá, de Pisagua, de la isla de Lobos, de capitán inmolado a su a su
índole, "El
semblante del heroico muerto,— decía a este
la Unión en el Callao, i así habíalo comprendido pro.
la relación de los
su
joven compañero de campaña ¡ de responsa pósito, inspirándose en
testigoj '3
bilidad, el comandante Condolí, el heroico
niño de vista, uno de sus biógrafos de la primera %
Prat abor hora,— rostro blanco, ovalado, hermoso i altivo, ;¡
que en Papudo le acompañara con a

tipo acabado del norte, había quedado plácido, j


dar la Covadonga. »

risueño i entero. Según el marinero Alfredo

XI. González, hijo Santiago, que echó sus restos


de

dentro de un barril, ataúd improvisado del mar,

Por lo demás, el memorable combate naval el comandante Thomson solo había recibido una

del 27 de febrero de 1880 en las aguas de Arica, leve lesión oreja derecha, í esto talvez
en la

tan digno de ser recordado por su bravura como explica su dulce sonrisa i sus ojos blandamen
'
te entoldados sobre el profundo lapizlázuli de
imprudencia, es conocido de todos i no
■;
por su

encuentra larga cabida en esta relación sucinta su órbita. El -héroe había muerto sin dolor hu- i

mente biográfica de caudillo. Será suficiente


su

por ahora recordar que, por tres veces sucesivas

en siete horas, Thomson acometió a los fuertes XII.


de tierra de Arica, que montaban veinte cañones,

i al monitor Manco Cuando el capitán Thomson, bravo entre los


Capac que salió a retarle
una milla afuera de su andadura. 1 cuando con bravos del océano, cayó sobre la cubierta de

una maniobra tan hábil como atrevida iba de hierro del acorazado de mayor guerrera fama \
seguro el comandante chileno a cortar a su ad hasta aquí conocido en los mares, i en pos de
versario retirada echarlo Prat i de Grau, contaba apenas cuarenta años i
en su o a a
pique, una

bala esférica de cinco quintales de peso (500 era una de las nobles esperanzas de nuestra ma

libras) disparada a doscientos metros de distan rina, porque la naturaleza, fas pasiones ¡ las ra

cia, por el último, cortó en dos mitades el cuerpo zas habían forjado en su extruc tura el ímpetu 1

del héroe arrebatándole de la diestra la espada el rayo de que nacieron en el norte los Nelson

que fué a enclavarse en el puente de la nave i los Cochrane i en el sur los Cravina ¡ losChu-
rruca.

Fué asi tan súbito i tan tremendo el golpe Paz i gloria sea
por esto tributada a su ínclita ¿

mortal, que ni siquiera el lampo de la agonía lle- memoria! M


DON RAFAEL TORREBLANCA
(r,i|iilau ihd l{<'jimient.u Atacama)
V,.
DE LA GLORIA DE CHILE

EL CAPITÁN

DON RAFAEL TORREBLANCA.

El padre de Rafael Torreblanca tenía su nom

bre i era
hijo de Illapel, es decir, "hombre del
Norte."
&AYORES i más altos nombres Fué minero, i, como dueño del Relamo i de la

de guerra ha contado en sus ana mina Remolinos, hízose u día millonario. Per
les el país; pero ninguno mas enér- murió pobre en escudos, :n el eterno remolin

j ka mente caracterizado con los de la vida del cateador, t te jugador que nunc

ínclitos atributos del heroísmo, que el capitán apuesta a cartas vistas, fué opuleí > sólo e

don Rafael Torrablanca, campeón lejcndario de! hijos varoniles.

por tantos títulos famoso rejimiento Atacama, i


r denominado, no obstante su es- de incansable lucha contra el infortunio, el ve

1, "el Stonewalln de la guerra del nerable anciano moría en


Copiapó el 16 de no

Pacífico. viembre de 1879, cuando no se habían apagado


Fué a bizarro oficial atacameño, como si todavía los ecos
guerreros que proclamaban por
cuerpo i bandera; i su breve, austera, baj< las calles de la ciudad al hijo de su nombre, "el

muchos conceptos sublime vida es un


compen héroe de l'isagua, ■■ dos semanas hacia. Su buena

dio enérjico pero completo del podi esposa, la señora María Doralea, le había deja
dualismo, que el hombre, 1 do algunos años antes, enriqueciendo
en como su
hogar,
en el pueblo ¡ la comarca, enjendra los prodi como Rebeca, con trece hijos.
J"1
De éstos, existen todavía cinco o seis varones

i todos viven de sí mismos. Zacarías, que fué


II. profesor en Lima, es al presente artillero en el

ejército de Lima; Hdecio es minero en Caraco

Nacido en Copiapó el 6 de marzo de 1854 les; Manuel Antonio, jefe al presente de la fa-

(ayer!) preparóse el austero mozo por la jimna- 11


Copiapó.
sia de la escuela i de la calle a una vida de labor, Hubo todavía n
quinto Torreblanca, 11: ,1o

que le cabía al Víctor, i éste, deudo nombre,


huyendo de! blando regalo como ver como su mur

Rafael el al frente de el combate de l


hijo undécimo de la tribu. era
Benja su c
mpañía en

mín de Jacob, Loros el 13 de rr li'zo de 1859.


3„ EL

Torreblanca tenía la pasión, casi el jenio, de J«6


números, i, como el héroe
virjinio, ocultaba jun
III.
tamente bajo apariencias heladas el jenio del
Educado en medio de estos ejemplos de la horoismo.
Su de país sin
bor i sacrificio,ejercía Rafael Torreblanca a la posición maestro en un ense

edad de íS años (1872) la profesión que ejercitó ñanza era sumamente precaria, pero la solución
en su mocedad don Diego Portales, nacido a las de un
problema de contabilidad que traía preo

puertas del taller de la Moneda; era ensayador. cupados a todos los bancos, consignaciones i

Mas como adquiriera en el liceo, bajo el profesor trampas de Lima, le proporcionó una mediana
cantidad ofrecida premio los diarios por la
Carvajal, i en Nautoco, bajo el administrador en en

García Uriondo, la perfección de su arte, ocupó, casa de Dreyfus,


cuando era todavía un niño, ese empleo en jefe Con puñado
ese de dinero Rafael Torreblan

en el establecimiento metalífero de Agua Ama ca redimió a su hermano envuelto en cuitas, i


rilla, de la casa de Edwards. juntos dieron la vuelta al maltratado hogar.

IV. vi.

Pero así como las sustancias ricas, que la tierra Su padre, ya enfermo, entrególe sus derrote
exuda bajo el combo i la pólvora, hierven en el ros, esta última ¡ falaz heredad del minero, que

crisol al soplo del fuego, así en el alma de aquel es también su


primera i su postrera ilusión. 1
mancebo concentrado i taciturno calentábanse entonces Rafael Torreblanca hízose cateador, es

los jugos que enjendran en la voluntad i en las decir, peregrino, en el desierto. Uno de sus bió
fibras las acciones heroicas. En 1873, cuando grafos (conocemos tres, como Prat ha tenido

tenía sólo 19 años, intentó ir a Cuba para hacer doce) asegura que en la víspera de la guerra
se en sus
guerrillero de la libertad.
montañas hizo Rafael Torreblanca un descubrimiento en

Puso en ejecución su viaje, pero su hermano el desierto, a lo Montecristo, algo de encantado

mayor, Zacarías, que era profesor universal en i fabuloso como los tesoros del abate Faría en

el afamado Colcjio inglés de Lima, detúvole a !os sótanos del castillo de Iff, que hemos visita
su lado en esa ciudad, donde otro
capitán del do, pasando por encima de las piernas de pro

Atacama, don Ramón Rosa \ allejos. muerto en saicos soldados, durmiendo la siesta del mediodía,
la Encañada, enseñaba a la sazón reclutas pe en la rada de Marsella. Pero sea o no sea, ape
ruanos: "hombredel norte.,, nas sintió Rafael Torreblanca, allá en la aparta
da ruca del desierto, el tenue clarín de la llamada

V. de la patria, acordóse de Cuba, t se hizo soldado


de Chile contra el Perú como se habría hecho
Hízose en tal coyuntura Torreblanca profesor guerrillero contra España.
en el colejio ya citado de Lima, i enseñó los Uno tle biógrafos añade que toda
a sus
quiso a

peruanos lo que menos saben i más necesitan costa entrar de soldado ¡ rehusó el puesto de

aprender: las matemáticas, capitán. Otro, es su deudo, afirma todo lo


que
Como Stonewall Jachson, profesor de mate contrario, i a éste le creemos. Costóle esfuerzo
máticas del colejio militar de Virjinia, Rafael ser admitido como subteniente, i ello es lo pro-
DE LA GLORIA DE CHILE

pió de los hombres < tie


pisotean los e soldados. Los enemigos abandona
cuando otros los pone de pisaderas.... ron el puesto sin que pudiéramos ponerlos á] al
cance del brazo.

VII. "El cerro es medanoso, así es


que llegamos
ahí estenuados de
fatiga. Después de algunos
La vida militar de Rafael Torreblanca es co de descanso i de fuegot asalté la prime-
nocida de' todo el país, como alférez, como te de! ferrocarril. Como en todas panos
niente, como capitán, como héroe del Atacama, los bor ¡anos no nos
esperaron.
Cada batalla hacia la cumbre i tirada fué más
es un ascenso un larga que la ;

ascenso en su carrera. En Pisagua es el primero acompañaron dieziocho 1

que descerraja las puertas del Perú trepando a dados


la cumbrí i cinco atácamenos, i es hecho te- "Ag arde un cuarto de hora que se me reú

i-cl ampo de la lucha. En los nieran nas soldados, aguantando i contestando


Anjeles
es el primero que sube al
el fueg hacían los aliados desde la
pico inaccesible, como que nos ca-

el águila, i es hecho capitán en la cima de la tretera distante 30 metros, sobre nuestras ca-

sierra, al ruido de los clarines que anuncian a bozas.


Chile otra victoria. "De ahí destaqué un cabo de mi compañía,
Pero dejémosle contar a él mismo con su brio JoséS Galleguillos, con diez hombres para que
sa sobriedad cada una de sus
hicierar desocupar la carretera inferior hacia el
etapas que, como

el F.xcclsior! del adode la población, desde donde hacía


poeta, le condujeron a la cima se un

de la desde vivísimo fuego sobro los botes.


resplandeciente gloria, Pisagua a

San Francisco i desde los "Oculto tras el corte del cerro, pude observar
Anjeles a Tacna,
donde al fin, de ascender, el de el aspecto del combate. El desorden era
fatigado ánjel espan
los heroísmos alas sobre toso, los soldado se batían Solos. Sin jactancia,
plegó) sus sus
pálidas
sienes i le llevó en sus brazos al empíreo de los creo que he sido el oficial que se

inmortales. más a su alrededor.'-

VIII. IX.

Narrando, en efecto, una de esas cartas, escri Cometeríamos, al llegar aquí, una omisión cul
tas del corazón al corazón, entre las nubes de pable, aun en el estrecho marco de la vida de

pólvora que el viento disipa todavía por los ho un batallador juvenil, si no recordáramos en este

rizontes, contaba Torreblanca a su hermano pri- lugar que el rabo Galleguillos, mencionado en la

mojéníto, el 4 de noviembre, su
participación presente pajina por su subteniente, era
hijo de

personal en el combate de la antevíspera, i de aquel José Silvestre Galleguillos que de simple


esta suerte, sin jactancia pero con lo nobilísima sarjento de un escuadrón de milicias de Ovalle,

convicción del deber, así se expresaba: elevóse al rango de teniente coronel en el sitio
11 Instantes después saltaba a mi vez en tierra, de la Serena, i fué su alma, su
temple i su he-

Nada avanzábamos con


quedarnos ahí. Gritando
1
ja la carga! me lancé entonces, espada en mano, El cabo Galleguillos, o de su
padre i de

sobre esa
primera trinchera, arrastrandc jefe inmediato, cayó en '.
32 EL /:

tarde, como para probar que el valor es una he cuya falda, bajando, hizo el batallón Atacama
rencia por lo menos tan valiosa para la buena hazañas semejantes a la que, emprendiendo con
memoria i la fama como la de los potreros i la de tra ruda cumbre, ejecutara el día de su formida

los fardos. I dicho esto, volvemos a ceder la pa ble desembarco.

labra A las 3 punto de la tarde, dice, refiriendo



a su caudillo. " en

Torreblanca en otra carta aquella jornada, —


un

cañonazo nuestro lanzado sobre la derecha del


x.
enemigo que avanzaba lentamente de oeste a

".... Con mis ocho soldados, —


cuenta el último este, i un
¡viva Chile! de todo el ejército fué la
a su hermano, —
resolví subir cuatro metros más señal de desafío: una
descarga inmensa de todos

arriba, a unos
peñascos buenos para parapetos. los cañones i fusiles enemigos, la contestación in
En esta corta subida me mataron dos hombres. mediata. Las granadas i balas llovían sobre no
Con los seis restantes me mantuve [5 minutos sotros, i cuando el Coquimbo a nuestra espalda,
haciendo fuego, i viendo, no sin temor, que se i la artillería de campaña i el 3.° abajo, rompie

aproximaban haciendo fuego los mismos solda ron también sus


fuegos, la tronadera fué espan-
dos que hicieron retroceder a los Zapadores.
"La Covadonga, les lanzó, mui a
tiempo para i'A las 4J4'
Zepita el ¡
cuerpos enemigos otros

nosotros, media docena de bombazos certeros dieron una desesperada sobre la artillería
carga
de montaña, llegando valientemente al pie de
embestirles, i, mis seis soldados, los cañones. Los artilleros nuestros, la 3.1 í 4.'
mos a con
ocupé
la carretera. compañía que los protejían, recibían en esos ins
tantes todo el
"Afuerzade gritosi de hacer señales subieron fuego de todo el ejército enemigo
algunos soldados más, i entre ellos un corneta, i su situación fué desesperada. Los artilleros
Hice tocar llamada i a la carga, i a las dos de la cesaron de
disparar i clavaron dos cañones. En
tarde clavaba una banderita chilena en la cima tonces ordenó el comandante Martínez cargar a

del cerrp en el campamento boliviano." la bayoneta al teniente Moisés A. Arce, con los
Fué esta hazaña, que en todo otro país ha restos de su
3.a compañía i a mí con una
parte
bría dado títulos a quien la ejecutó para recibir de la 2." que había sufrido mui poco. Los aliados
en sus hombros las charreteras de capitán de fueron barridos, i del al
o
primer empuje llegamos
sarjento mayor, presenciada por todo el ejército pie del desalojamos de una oficina,
cerro, i los
¡ la marina; i en una carta de familia da especial desde donde pudieron fusilar tras de trincheras
testimonio de ella, lleno de admiración, un
joven al puñado de hombres que nos seguían. Ara
soldado que moriría como Torreblanca i a su ha sido el héroe de la jornada. Yo lo alcana

lado, el capitán Moisés A, Arce, según en la


vida de este nobilísimo mancebo habremos de
contarlo.
XII.

XI. Esta últim confesión íntima de la fraternidad


en el denuod es característica. Es una revela-
Al escalamiento de Pisagua siguió, por vía ción del alma del héroe. Toda fanfa-
1
complet .

contraposición, el descenso de San Francisco,


por lo mismo, todo herois-
1
DE LA GLORIA DE CHILE

como
mo es verdad. I por esto al ceder el paso de la pestilente el endeble mozo, que nunca,

gloria a su
amigo, un simple telegrafista de Cha- Moisés Arce, como José i Joaquín Flores i
ñarcillo pero que moría gloriosamente con él, como Dardignac, tuvo sino frájll salud. Pero su
Torreblanca no hace sino realzar con eco de in alma había nacido para consumirse atada poi
no

nata i jenerosa verdad todo lo que anteriormente las vendas de los hospitales, i aproximándose el
había dejó, pálido i demacrado, el lecho i e
con sincera modestia pero sin apocamiento gran día,
dicho do si mismo. a las filas. "El susto de Tacna, escribía j
. i heroicamente a un deudo suyo, me quita

XIII.

L' na caracterización más todavía del alma i de xvi.


la mente de los héroes verdaderos.
de la batalla, Torreblanca recojió los Encaminóse el Torreblanca a su últi
Después capitán
muertos en el casi con el
cadáveres de sus tres compañeros ma
jornada con presentimiento,
la colina, el capitán Vallejos Í los subtenientes convencimiento de su fin. "El Atacama,— volvía

Blanco i Wilson; i como sintiera en sus adentros a escribir a uno de sus corresponsales de Copiapó,
veleidades de poeta, él mismo escribió sobre ha dado luz en un libro
que sólo recientemente
a

tosca cruz este sencillo I, en el fondo del pensa interesante estas íntimas confidencias,— peleará

miento i del dolor, elocuentísimo epitafio: nuevamente i sabrá cumplir su consigna. ¡Ai.
los dados de la fortuna
amigo! ¿me favorecerán
..Cayeron entre el hume dele
en esta otra jugada? Todo es posible...
Víctimas del deber i del h, "Soi soldado de la Patria

agregaba, acen
[Denodados i heroicos con
pan* tuando su inmaculado patriotis
profélicamentc
Valientes de Atacama. ¡Adi mo,— i tendré suficiente
valor para esperar lo

sea ello lo que sea.


que venga,
XIV. 11 AI incorporarme en las filas del ejército,
a un solo
abandoné lodo, dispuesto a consagrarme
Marchando con paso casi verrijinoso de altura he dicho en unos versos:
deber; por eso

en altura, como los titanes de la MItolojía, el


escaló la
Atacama, después de San Francisco, "En campaña, soldado i no
poeta,
cumbre de los Anjeles; i todos los que esta paji
Mi lira es hoi el refuljente acero,
lean recordarán que en esa hazaña memora
na
1 mi música el toque de corneta.

ble Rafael Torreblanca, promovido ya a teniente, deber llama al guerrero.


Pi
Que a cumplir su
fué el llegar a la meta, como en
primero en

cual nombre en la or
sagua, por lo pusieron su
No tengo ya esas notas que arrancaban
él en el
den del día, solicitando su jefe para
El sentimiento al corazón ardiente
de la jornada, su ascenso a capitán
parte oficial I en amorosos cánticos llevaban
como en el campo de batalla, ferviente.
Tiernos tributos de pasión

XV. ialm ;e atesora


El amor ¡ ;

el valle
Enfermóse después de su
proeza en
EL

El deseo de verla triunfadora. "En este momento nuestro ayudante mayor,


De verla libre i que al progreso aspire! Moisés A. Arce, espada en mano, montado en

una mala yegüita criolla, se adelantó hacia el

"Sí! éste es mi amor. Amo a la Patria, por- enemigo hasta confundirse en sus filas. Su in

tención era tomar un bonito estandarte que lo

afectos; todo lo grande i noble que encierra el tenían bien escoltado. Tres veces hizo esta

círculo de la vida humana." arriesgada empresa, sin conseguir su


objeto, ca

yendo la última de un balazo i recibiendo varios

XVII.
"Arce, al pretender esa temeridad no solo se
Esto .había dicho, con ecos inferiores cierta expuso a las balas enemigas, sino también a las
mente en la forma a su sublime inspiración de I nuestras, Pero ¡ lo que puede el heroísmo! Ese
1
bardo i ciudadano, el capitán atacameño, hombre sólo hizo retroceder a las filasenemigas
[ de
igual dijera,
manera que patria antes a la por donde atacó. ¡Fué un héroe! Su espádala
a la
mujer que amaba i de quien no fuera com conservamos
empapada en
sangre enemiga.
prendido, al salir con su liviana mochila de sol "Por otro lado cae también herido de un ba
dado de los dinteles del hogar: lazo el denodado capitán Rafael Torreblanca, el

que es ultimado con dos balazos más ¡ siete ba

■'Voi a buscar en medio de la guerra, yonetazos. Su corneta, Ceferino Román, viendo


Entre el humo sangriento del combate, que había caido su
capitán, se echó al suelo bo
Una bala piadosa mate así librarse del
que me ca
abajo, pudiendo enemigo que
0 algún rayo de luz para mi sien..." pasó por sobre ellos.
"¿Por qué no respetaron las balas a la joya, al
verdadero héroe de Pisagua i de los Anjeles?
cumplió.
Torreblanca debía morir: su
arrojo era temerario,
XVIII. sus hechos no
debia,distinguirse
eran comunes:

siempre por algo heroico, por algo grande, como


..."Las distancias se fueron estrechando poco se
distinguiera en los Anjeles i en Pisagua, como
a
poco,

escribíanos, en efecto, el bravo capitán se habría también
distinguido en Dolores si su
del Atacama don A. M. López a propósito de la hubiera estado
compañía no en la reserva...

participación de aquel cuerpo en la ardua jorna cuántas


"¡Oh. amigo, lágrimas nos cuestas! Sí
da de Tacna, donde peleó en el centro,- —
sin em no pudimos reprimir las lágrimas cuando vimos
bargo del gran número de bajas por ambos lados. el cadáver del más de
querido nuestros compa-
Hubo un momento en que estuvimos a setenta

metros, la menor distancia a


que nos acercamos,

Ahí se mandó a la segunda división hacer fuego XIX.


en retirada, porque constando solamente de dos
mil hombres, nos encontramos con el grueso de I'na palabra todavía sobre la vida postuma,
ellos, como de cuatro mil, que en formación uni la vida de la inmortalidad en la conciencia de
da se aproximaban a nosotros haciendo fuego en los buenos, del
capitán héroe del Atacama. "Todo
avance i a marcha redoblada. lo que l'd.
dedique a su memoria, —
escribíanos
DE LA GLORIA DE CHILE 35

en I880 un
digno amigo i compatriota suyo, i Slone-
tonces (Sloneiea!I jackson) su
brigada
será mui bien aplicado.
Copiapó entero ha la zvall brigade.
mentado su prematura muerte, pues sin verdad que la
perjui ¿I no es con
igual justicia en

cio de otros,puede afirmarse que en él cifraba futura historia militar de Chile, el batallón Ata-
Copiapó su orgullo, su lustre en la presente gue cama, que en la campaña antes de Lima, lleva
rra. Cuando
llegó la noticia de Tacna, dos sen ba perdidos, sobre fjoo plazas, 476 hombres i 19
timientos opuestos dominaban el corazón de la
oficiales, debiera asimismo llamarse: Ei. bata

ciudad: la gloria del triunfo, el duelo por Torre- llón" de la


cal 1 caxto tercera guerra del Perú?
blanca, i.

En otra
parte de su interesante epístola, soli xx
citada por nosotros, el historiador de
Copiapó
agrega del capitán de Pisagua, de Torata ¡ del Esto por lo que se refiere a la patria, a la pos
Alto de Tacna, estas palabras i este fallo: teridad, i la
a
gloria.
"
Puede decirse de Rafael Torreblanca que fué Pero en :<■:
dgn lieacióin puramente comarca

el Bayardo copiapino, caballero sin miedo i sin la que hemos de pre


na, que es
aquí seguido
ferencia encomiando en cuanto sea
posible en

Poro nó. Bayardo fué desde la cuna


gran se- la vida ¡ en el alma de un soldado la vida i el

alma del pueblo en


que naciera i que antes otro

en el campo de batalla, vio la luz en el castillo de caudillo de su mismo temple llevara a las ba
su nombre i peleó siempre al lado de los reyes tallas, la memoria de Rafael Torreblanca ten

a
quienes, como a Francisco I en
Marignan, ar drá una
significación mucho más marcada i per
mó caballero. Por esto, a
juicio nuestro, a
quien durable.

en realidad Ralael Torreblanca aseméjase res Pedro León Gallo, atacamefio como él i a

pecto de su cuna, de su
profesión, de su carácter quien hemos arriba aludido, caudillo en los Lo

i su
patria, en su austera vida de profesor ¡ en ros, en Cerro Grande i en el senado de la repú

su heroísmo sencillo de soldado, es a


aquel hu blica, en
cuya brecha cayera, tendrá en efecto

milde maestro de matemáticas que, como él, más tarde una estatua en el valle en que viera

dejó el colejio i el compás para ir a


pelear por la luz, como Guillermo Tell en Kussnacht al pié
los fueros de su comarca natal, i como él murió del Rhlgi.
el sitio del honor. Pero Rafael Torreblanca alcanzará
en temprana edad en en su pue
Rafael Torreblanca, nivelando su talla a su blo un culto, como el hijo del libertador helvético

i la edad prematura en sucumbiera, soportó) en su cabeza el blanco de la saeta,


país a que que
será para Chile la viva de aquel capitán Para Pedro León Gallo, adalid de Atacama,
imajen
inmóvil como su brigada en la batalla de el bronce.
que,
Bull Ran, hizo exclamar al jeneral Lee en su Para Rafael Torreblanca, el albo mármol de

i de la victoria, dán sarcófago, el que quepan entrelazadas en


parte oficial de la jornada
un en

dole nombre histórico desde entonces: "La bri tre laureles segados en el nativo valle, estos

mantuvo como una muralla de cuatro nombres arrancados a la enemiga sierra:


gada Jackson se

cal i cantón. 1 así, Calicanto llamóse él desde en Pisagua i Dolores. —


Los Anjeles i Tacna.
EL SARJENTO MAYOR

DON RAMÓN DARDIGNAC


(2.c Jcíe del Batallón Caupolícan)
.?,c'V
EL ÁLBUM DE LA
GLORIA DE CHILE

EL SARJENTO MAYOR

DON RAMÓN DARDIGNAC


SEGUNDO JEFE DEL BATALLÓN CAUPOLICAN.

dado ia la
mujer; queríamos por último, con
I. templar arrodillados, cual otras veces, la unción
de los que mueren
pensando en
que las pocas
OMPIA el alba del 2 de febrero nobles cosas
que existen en la tierra, no perecen
t,de 1 881 i densa niebla, túnica de como el ázoe de la carne i el fosfato del hueso,
perezosa mañana des] tortada sino que son inmortales como los astros i la luz

lánguidamente a los tibios óscu que de ellos hacia nosotros baja, i de nosotros a

los del sol de otoño, cubría como una


mortaja sus órbitas de eterno resplandor asciende.

los horizontes.
Era una mañana a
propósito para visitar muer n.
tos, iespecialmente muertos heroicos. El dia ha
bía amanecido amortajado. En diez minutos el tren matinal nos había de

En la noche previa, un amigo nos había es jado sobre la plataforma de asfalto del Barón,
crito que el sarjento mayor Dardignac estaba título mutilado de una gran nombradla militar.

agonizando en el Hospital de la Providencia, del Un coche de plaza nos llevó de prisa por entre
vecino puerto, i el los hórridos pedrones de las calles trasversales
en acto nos dispusimos para

lado, porque lo conocíamos lie Valparaíso, o más propiamente del ílmcn-


estar, si no .
no a su

el último supremo dral, que es todavía ciudad aparte, al Hospital


de trato, cerca de él, en

de la Providencia.

morir saber cómo morían los Eran las nueve i media de la mañana; pero
Queríamos ver o

soldados mártires, ya que sabíamos de sobra có llegábamos tarde.


Introducidos a la pobre sala de espera de
mo morían los soldados héroes.

Queríamos ir a aquella mano ardo


estrechar aquella modestísima casa de caridad, en
que la
Providencia no
parece haber deparado todavía
rosa en la amistad i en la pelea; queríamos
con

dones, hermana vino mi encuentro; i


tar los postreros latidos de aquella alma inquieta,
sus una a

adivinando mi pensamiento, con esa dulce son


en la que habían bullido tan jenerosas pasiones;
risa que la aureola de la santidad el rostro
queríamos ver apagarse aquella mirada de fuego,
es en

n,,» ^^..t;„r,bíi í-nmn una sola fascinación a! sol- de los anjeles humanos, me
dijo:
3S EL ÁLBUM


Habéis llegado tarde. —
El mayor Dardig naba nos refería maravillado la mansedumbre

nac espiró anoche a las once i tres cuartos. ejemplar de su postrer alojado, inscrito en la
La hermana de la Providencia que así m< ; noche precedente en la lista de los
desapareci-
daba familiarmente tan
lúgubre noticia, era tam -
dos; su resignad', 'i n cristiana; su fervor relijioso;
bien mi hermana, porque tenía mi nombre i m i la entereza con que había soportado la cruel i
I tardía
i
operación quirúrjica a que fué sometido el
huésped, casi dueño do
casa, siquiera po;
un

mismo día de su llegada en el fatal trasporte

pocos minutos; i
aprovechándome de aque I Rata, sepulcro flotante,, de cien bravos, el día
unos "

a la "hermana Victo \ 24 de enero. En la mañana de la víspera, decía-


pasajero prtvilejio, rogué -

riaii, (porque este era su querido nombre que ei 1 1 nos la hermana del cristiano muerto, había re-

todo hospital bálsamo), me condujese al lecht >


es cíbido Dardignac, con la unción de un templario,
en
que el guerrero de tantas campañas en Cbili : todos los sacramentos de la fe, i al mismo tietn-
i fuera de Chile, acababa de rendir su ultime > ' po había dictado una
petición de misericordia,
! solicitando un-
anticipo de quinientos pesos a
| cuenta de sus haberes i on beneficio de su
esposa
111. desvalida i sin deudos. No necesitamos agregar

que tal gracia no ha sido todavía cumplida. ¡Ah!


Ascendimos la áspera falda del cerro, que la; '' hubiera sido la viuda de cortesano!...
¡si un

frescas yedras no
protejen todavía ni embalsa
man las corolas de las flores, cómplices de la hi-
v.
jiene, por una tosca ladera, ¡ nos detuvimos en

un
espacioso galpón lonnado por tablones i te
al fin la eminencia;
Llegábamos a mas, en esa

las, desde cuyo frontal, abierto de lleno a la bri


hora, el cuerpo del héroe no existía ya en
aquel
sa del mar, divisamos la ciudad í el brumoso
sitio. Su lecho, como el de Pablo de Rusia en la
puerto en extenso pero descolorido i monótono noche de su inmolación, estaba todavía caliente:
panorama, velado todavía por la niebla, conforme be
pero sus
despojos, a una práctica
A ese
galpón, empapado de aire vivificante,
néfica, que es
hijienc para los cuerpos i para las
llevan los cirujanos a los heridos graves que la
almas de los que padecen, había sido separado
fiebre o la gangrena, está fiebre pútrida i local
de la vista de sus compañeros de infortunio, de
de los lacerados por el cobarde plomo i
órganos sendero i de posada... Con los muertos precé
por la incuria, más cobarde aún, consume i dc-
dese de diferente manera con los vivos.
que
voraa la manera de insaciable vampiro. Allí, al
Osténtase a éstos cariñosamente cuando son

menos, el oxíjeno i la humedad del aire respira- nuestros huéspedes en el jardín, en la sala de
ble devuelve a los desdichados los elementos de
lujo, en el balcón florido de la morada amiga,
vida i reparación que la combustión lenta de la visto: tributo
como para que de todos sea natu

muerte va arrebatándoles, como el candil a la


ral del afecto o la ufanía en las relaciones del
lámpara. mundo. Pero a los muertos queridos se les es

conde ¡ se les aleja en razón misma del amor o


IV.
del respeto que inspiraron. Son sólo los extra
A medida que hacíamos nuestro camino de ños los que quedan de ordinario junto al lecho,
ascensión, el de la guía junto al ataúd, junto la fosa.
ánjel que nos
acompa- a
DE LA GLORIA DE CHILE

los enemigos de su Patria, no


quedaba sino el

VI, torso calcinado por la fiebre, por la amputación i

el delirio de un
esqueleto informe, en el cual solo
Condújome, en consecuencia, la buena, pa la expresión del semblante era todavía hermosa,
ciente i dulce hermana me servía de intro El
que rostro de Dardignac se había consumido
ductora para los dolientes de la guerra, a
con al punto de que su tez morena diseñaba como

una
especie de gruta labrada en la ladera i un tenue velo todas las sinuosidades del espec
que
había sido cubierta con una
pobre techumbre de tro. Sus ojos, cristalizados por el hielo de la
madera, remedando un cenador o kiosco de jar muerte después del calor candente, se veían a

dín. Una espesa cortina de franela de color mitad velados por el


os
enjuto párpado; su boca,
curo cerraba la abertura de rústica
aquella cons
poblada de blanquísimos dientes, se había con

trucción, i en su fondo, sobre un tosco catre de traído con la tenacidad del dolor; su barba, no

hierro, yacía una frazada de lana teñida de vio sostenida ya por la carrillera del la ba
yelmo en

leta, plegada apenas en dos o tres casi imper talla, se


desprendía de su centro, dislocada por
ceptibles sinuosidades. la de la materia. Solo
jeneral descomposición su

¡ Pero aquí hai nadie ! la



no
dije a hermana, penacho de negro cabello, sombreando su fren
levantando tímidamente el cobertor por te, i i deformado
su ex su
perfil recto aguileno, no to

tremidad superior; tanto era el de davía fuerza de


agotamiento en su
propia rijldez, hacían pen-

aquel cuerpo, ayer enhiesto, como el árbol en la

floresta, hol postrado i hecho polvo por el rayo. niñez habíamos derribado del solitario i añoso
El despojo del guerrero yacía allí, sin embar sobre
tronco, disparando su
plumaje por la es

go, cubierto con sus últimos vendajes; el león palda, i sintiendo miedo do recojerlas aún estan

herido, allá en la llanura, enflaquecido por el do muertas...


Dardignac tenía el crestón i el
hambre i la persecución, había venido a morir pico de las aves de batalla, i éste era el rasgo
dentro de más acusador de
su cueva... su
juvenil estructura.

VIL VIII.

¡ Qué espectáculo! i cuan vivo, punzante Í du Narrada asi la muerte del turbulento pero bi
rable dolor embargaba el alma al contemplarle zarro soldado, herido mortalmente en la última
El asistente de Dardignac, un robusto moce- carga de Miradores el 15 de enero de 1881,
tón del 2° de línea, llamado Pedro Arredondo. vamos a diseñar levemente, como sobre los

hijo de Valparaíso, limpiaba en la parte de afue tenues pliegues de su sudario, su


ajltada vida, i

ra de la gruta mortuoria la casaca de su


jefe, una
para esto necesitamos apenas echar mano de

burda túnica de soldado raso, con presillas de nuestros recuerdos, porque Ramón I lardígnac

sarjento mayor, i en su costado izquierdo podían


contarse ocho cintas, que representaban otras

tantas victorias; i a éstas faltaban todavía las di IX.


visas de Chorrillos, de Miradores i la medalla
de Lima: once colores. El sarjento mayor don Ramón Dardignac
nació Santiago, barrio de la Chimba, el 31
Mas, del que había vencido así once veces a en
<f° El. ÁLBUM

de agosto de 1848. Su
respetable madre, que altivez. En una ocasión en
que un
brigadier lo
aún existe, es la señora doña
Concepción Soto- castigó con brutalidad, acometió contra él arma

mayor. Su padre llamábase Arístides Dardignac, do de un hierro, i desde ese dia quedó compen
sada a los ojos de sus futuros compañeros de

quietas naturalezas del mediodía de la Francia, armas la debilidad de su físico puesta en con

aves de pasaje, que hacen de la vida una


pere traste con su temerario arrojo. Dardignac era

grinación i del mundo un dilatado itinerario, hombre que desde niño no


aguantaba pelos: don

cuyos postes miliarios son los países i los climas peligroso en una tierra en la cual, desde Caupo-
que visitan en su vuelo. Cuando el niño primo- licán, se
aguantan vigas...
jénito i único era mecido en solitario nido, au

sentóse el errante padre a California en los días XII.


en que el oro se hizo en Chile sed de las almas;
i pasando en
seguida a
Europa no volvió a reci El cadete Dardignac salió como subteniente
birse noticia de él. Tenía entonces Ramón Dar del 9.° de infantería en la víspera de la guerra

dignac, según recordábalo él mismo melancóli (si fué guerra) con


España o más propiamente
camente más tarde, desde el fondo de lóbrega con Pinzón i con Topete, i concluida ésta (si ha

prisión, tres meses de edad. concluido) pasó a la Artillería el 19 de mayo de

[868.

x. Hizo Dardignac su aprendizaje de soldado ro

busteciendo juntamente su corazón ¡ sus múscu

Dejado casi solo en el mundo, porque toda los en la guerra de Arauco, guerra semi-mito-

pobreza es soledad; enfermizo, como los que han la de la que militó


lójica, como España, en

nacido en el infortunio de la viudedad; de con ocho de los trescientos cuarenta años que lle

frájü i de apocada naturaleza todo vaba de dura


textura en su
(de 1541-18S1), pero de él
ser físico, ardía, sin embargo, en los adentros de siquiera aquellas entradas por sa
se cuenta en "

su alma, la llama de su
jenio, invisible entonces lidas" a la tierra, que a la vista del ejército me
i más tarde para todos. Pusiéronle sus deudos tióse a caballo al río Imperial en enero de 1869,
en un
colejio de segundo orden, 'da escuela de como para bautizar su juvenil bravura en aque

las A ¡nayas," en Santiago, i después en una beca llas aguas, que el canto del poeta hizo heroicas.

pagada de la Academia Militar, cuando tenía Dardignac trabó combate singular con un indio
oncéanos (1859), j ¡gante, cual García Ramón, cuando era cabo de
Una nota de su
hoja de servicios dice que allí las fronteras, con
Calaguala, i, como el castella
estudió únicamente aritmética, gramática, histo no, lo mató. Era la hazaña de David en tierra
ria sagrada, contabilidad militar i dibujo. de bárbaros.
Poco después de este estreno temerario, Dar
XI. dignac era
promovido a teniente de Artillería i
traído, lalvczcomo
premio, talvez como simple
Todo eso utilizólo más tarde en mayor o me relevo, a la
brigada que mandaba en Valparaíso
nor escala el infantil eadele. Pero en lo que des el en aquel tiempo (1873) sarjento mayor, don
colló en el aula, fué en su jenio, mezcla rara de José Veiázquez.
melancólica i i ínterin iza eoi:c, -Miración i de audaz
DE LA GLORIA DE CHILE

un
poste de hierro inamovible, al cual se atan

XIII. todos los castigos, incluso el del valor i la mag

nanimidad; i de esa suerte Dardignac fué con

La vida de la ciudad i del cuartel fué funesta denado salvador por sen
a muerte junto con su

al joven artillero, i una aventura tan cruel tencia de de guerra, el 26 de


como
consejo expedida
casual, atrayendo sobre su nombre i su carrera setiembre de 1874.
todas la severidades de la lei militar, le arrojó
a las
prisiones, al
destierro, la miseria í la
a a XIV.
gloria, todo a un tiempo.
Esa conocida de gran infortunio de la
aventura es mas o menos to Comienza en ese casua

dos. lidad la larga serie de dolores íntimos, de prue


Una noche en
que volvía a su cuartel de Val bas constantes i de manifestaciones enérjicas de

paraíso, situado en resbaladiza loma, con traje valor i de virtud, que forman en la corta vida
de parada, deslizóse en una rampa mojada por ile Dardignac la malla bruñida que hornos lla

la lluvia, i entró a la taberna mas


próxima a
pe mado el heroísmo de su carrera, porque d
dir agua para desmancharse. El tabernero era
propias faltas surjieron sus más nobles empeños
un italiano grosero, de modales provocadores, i por conservar su honra, sus más meritorio;

negó brutalmente el favor usual i sencillo que fuerzos por levantarse de la inmerecida, ii
un oficial i un vecino le pedía. Irritóse el man luntaria i profunda caída.

cebo, que era de suyo violento, hijo de francés El condenado a muerte comenzó en efecto poi
del mediodía, i arrojó algo al rostro del provo el heroísmo del calabozo, cumpliendo
cador. Intervinieron en esto dos soldados de mtud.

policía que bebían en el mesón, los cuales arre Cuando tenía esperanzas i una carrera noble

metieron contra el artillero a los gritos de so mente comenzada que ofrecer en cambio de tí

corro del agredido. I )ardignac hizo frente contra mida ternura, había ligado su corazón al de una

todos, i a sus voces


bajó la guardia del cuartel ¡nocente niña, hija de un soldado de la república,
inmediato, al mando de uno de sus más nobles
dejada huérfana como él. Pero arrastrado a un

i trocada así la riña en combate era un naufrajio, relevó a su amada


compañeros, proceso que
nocturno, los artilleros hicieron fuego sobre los de su
parte de voto, cumpliendo así lo que cabía
resultando dos al caballero. Mas la joven desposada fué tan
grupos i mataron un
policial,
heridos, así i magnánima él, i en una noche lóbrega co
como
Dardignac su
compañero como

de rescate, que hoi al mando de una batería mo su destino se unieron en la iglesia de los

de cañones ha dado cien lampos de Doce Apóstoles, teniendo así por testigo un
a su
país
i por altar la dura tarima de
gloria en capitán don
seis batallas. Es éste el cuerpo de guardia
cuartel. El teniente Dardignac hallaba
Nieto, digno "compadren de Dar se a

Guillermo un

dignac í muerto más tarde en Lima de trájica la sazón (setiembre de 1873) retenido en el cuar
manera. tel de Navales de Valparaíso; i fué así su esposa

Mas no valió ni a uno ni a otro ni su


juventud, la señorita Elvira Castro, hija del capitán don

ni su notoria valentía, ni el orijen caballeresco Pedro Castro, antiguo vecino de Valparaíso,

del conflicto, ni la jenerosidad del camarada para

rescatar al camarada. La ordenanza militar es


42 EL

aparecer la crisálida en un rayo de luz entre \n\

XV. lóbregos barrotes de su celda. "Mi dulce hijita,—


escribía el 14 de junio con candorosa sencillez,
lombardo
Conducido en
seguida el reo a
Santiago, la que hace recordar al cautivo en sus

Corte Marcial confirmó la implacable sentencia Prisiones,—:sólo hoi, doce días después de tu

del Código Militar; pero los "empeños," estos nacimiento, he tenido la indescriptible dicha de

supremos lejisladores de la capital, hallaron in- verte, de besarte i prodigarte las caricias que

duljencia en el Consejo de Estado, i la pena de tanto he anhelado..."

la ordenanza quedó conmutada en la pérdida de


su
empleo, en un año de Penitenciaria i en un XVII.
destierro de seis meses. Era lo menos que podía
inflijirse como castigo a un oficial chileno a
quien ... Un año había pasado, la leí había ab:' rte

se
inculpaba haber muerto en una riña a un
guar los cerrojos de la cautividad; el mar, ancho : :■.,■ .

dián del orden público. como la esperanza, había reemplazado ■-. las ho

llinadas paredes de la Penitenciaria. V.'. -Rone

xvi. ro había cumplido la primera mitad de su <


c.de-

na i navegaba ahora hacia el Plata en el apot

Dardignac pareció aceptar la John Eider, el 16 de setiembre de 1874...


El ex-teniente

clemencia de aquel fallo i se resignó a él, ente Mas, si todo había cambiado en derredor suyo,
rando tranquilamente su condena, porque en su corazón de padre, de esposo i de hijo mante

ella su tierna esposa, una niña de diezlseis años, níase inalterable, como
aquellos grandes dolores

le había hecho la devolución de su sacrificio que no saben i no


quieren consolarse. «Mi d.do.

dándole una
hija. El tálamo del condenado a
hijita, —
escribía en su libro de invisible llanto i

muerte había sido dulcemente fecundado por la desde la borda del barco que lo llevaba deste
vida. . rrado. —Mi dulce hijita, ¡adiós! Parto a Bue:. -~

Tenemos a la vista la primera confidencia del Aires... Soi mu¡ infeliz... Sí; nadie es más des

alma expansiva del prisionero, i en una pequeña venturado que tu pobre padre... ¡Dejo a mi ma

cartera de viaje, que él llevaba sobre su corazón dre, dejo a mi esposa, te


dejo a tí, mitad de mi
como el libro de su alma, encontramos este
grito vida! ¿Te volveré a ver? ¡Quién sabe! ¡Oh! Se
de su dicha, que es la primera partida de bautis ha cumplido en tí lo que en mí he conocido: la
mo de su desventurado hogar: ausencia de un
padre cuando contaba de existen

"El miércoles 3 de junio de 1874, a las cia solo tres meses.. .,■

8 A. M. i en la casa número 85 de la calle de Pero en fin, el joven ex-oficial de Artillería


las Delicias, nació mi primera hijita. Fué bauti llegaba a Buenos Aires "con el alma llena de
zada en la parroquia de San Isidro. ilusiones i sin saber por qué», el 2 de octubre de

'Hija mía: jamás había gozado de un


placer [S74, cuando rujia el vendaval político que fué

mayor, más delicado i santo que el que experi a terminar de manera tan extraordinaria i tan

menté con la noticia de tu venida al mundo!, 1 inesperada en los campos de La Verde, al sur de

Dos semanas del duro invierno, al pie de los Buenos Aires. ¿Era el rumor de las espadas que
Andes, habían pasado, i el reo de la Penitencia salían de sus vainas lo que acariciaba la vida del

ria, reo de Estado, no de crimen, había visto bravo chileno como una
grata ilusión?
DE LA DE CHILE

XVIII. XIX.

No conservamos documentos, ni siquiera con


Rápidas í por lo mismo engañosas horas de
fidencias, de las aventuras militares de Dardig brillaron para el desterrado
ventura
pobre en

nac en la República Arjentina. Sábese solo que tierra extraña.


marchando en demanda del campamento del El de
je jefe su arma, el coronel don Domingo
neral Mitre, portador de importantes comuni Yiejobucno, que era viejo i era bueno, le co-

caciones de sus
adeptos de Buenos Aires, fué brú señalada adhesión por la estrictez con
que
tomado prisionero junto con su compañero de cumplía su deber i por la intelijencia técnica de
peregrinación, Manuel Hermójenes Maturana, su
desempeño, que el joven artillero llegó a con

ho¡ capitán del ejército de Chile, libro destinado la prensa militar


sumerjido como signar en un a

él en duro calabozo; i llevados ambos la vís i quo parece ha extraviado estando


en arjentina so

pera de la batalla de La Verde a la presencia del aún inédito. I gracias a esta protección de sus

coronel don Inocencio Arias, que mandaba la superiores pudo formar en


Belgrano pasajero
vanguardia de las tropas del Gobierno, amenazó nido a su
abnegada esposa i a su "dulce hijitau,
aquel jefe fusilarlos si no consentían en pelear que fueron a reunírsele en
aqtiel pueblo.
como
ayudantes a su lado. Sucedía esto en la medianía de 1875; pero el
Los dos emisarios debieron resignarse viento de la desdicha, que debía soplar sobre la
a
aquel
duro quid pro quo del destino, no
poco común vida de Dardignac de todos los puntos del com

en las guerras civiles; i de tal manera


desempe pás, le visitó ahora por otro rumbo.
ñaron su falso papel en la pelea, que según to Desde fines de 1
R77 la cuestión ch ile no- arj en

dos recordarán, en oí partí: do la victoria los dos

ayudantes chilenos aparecen recomendados al de guerra; el oficial chileno hízose por lo mismo

Gobierno de Buenos Aires en


primera línea. nial querido de sus
.irrogantes compañeros de
Tenemos a la vista además una carta autógrafa cuartel; hubo palabras descomedidas, alusiones
del coronel Arias, dirijida a! presidente Avella insultantes, lances violentos, hasta que un día el

neda, el 17 de marzo de 1876, en


que le reco
capitán Dardignac planteó netamente la cues

mienda una solicitud de licencia del teniente pri tión de honra i de fidelidad a su Patria, decla
mero del Tejimiento de la Artillería arjentina. rando, en la mesa de sus cantaradas, que no

don Ramón Dardignac, diciéndole— "el dador consentiría ni la más leve ofensa proferida con

de ésta es uno de mis ayudantes en la gloriosa tra Chile sino en la sala de armas del Parque
jornada de La Verde." arjeutino, en cuyo edificio hallábase acuartelado

El doctor Avellaneda no
Ignoraba que esa el Tejimiento.

jornada le había hecho presidente de la Repú Aquel reto equivalía a una


segunda proscrip
fecha de 19 de de ción, i hallábase cumplido de sobra el plazo
blica, i con enero 1875, un como

mes después de aquel hecho de armas, confirió de su condena, el ex-artillero arjentino i ex-arti-
a
Dardignac el título de teniente primero de Ar llero chileno regresó a su Patria por la cordille

tillería, que en Chile equivale a! de capitán, ra, pasando penurias mil, porque llegaba como

prófugo al país de quo había salido desterrado.

Su esposa había regresado antes por mar.


San Felipe pueblo que está rodeado
11 es un

XX. por magníficas alamedas.


11 Los diasque con los niños he salido al cam

Arrastró el capitán Dardignac oscura i des po o al baño de la Laguna, que he ido a los ce

venturada vida durante dos o tres años en Chi rros o a


cualquiera otra
parte, ¡oh Elvira! me

le, porque es mayor dolor vivir proscrito en su han hecho recordar a


aquellos preciosos valles de

propio suelo que en extraña tierra, I a la verdad, la Araucanía, de que tantas veces te he hablado,
era tanta su infelicidad en
Valparaíso, donde sus ríos i aun
susjigantescos árboles, i sólo para
vivía como secuestrado del trato de los hombres, dichoso Í respirar la dulce brisa de la

que consideró como la mayor suerte de su carre tú me has faltado í mis anjeles Elvirita
ra ser llamado a
desempeñar provisionalmente
en San Felipe un
puesto de ayudante de policía triste i sufriendo; tú, mi
"¡I tú, enferma, con

que le ofreciera su antiguo amigo i


protector en suelo, mi guía Í m¡ lejos: sí, tan le
ventura, tan

Buenos Aires don Guillermo Blest Gana, la


a
jos de un lugar que te daría vida i alegría! ¿Qué
sazón intendente de Aconcagua, no sería
posible llevar a cabo la hipoteca de que
Recibía Dardignac su escaso i precario nom tenemos permiso1',
bramiento el i." de marzo de 1879, cuando 1 pasando de la prosa al numen, de la hipote

ya la guerra comenzaba a entreabrir sus insa ca al verso, las cosas más desemejantes de la
ciables fauces, i el soldado que debía servir i intercalaba, conforme a su costumbre, la
morir en ella con tan señalada gloria, creyóse arrullo de al rús-
iguiente estrofa, palomo junto
trasportado a una
especie de paraíso al respirar nido:
el aire embalsamado i fortificante de los magní ■i Dulce consuelo de aflijido pecho,
ficos arbolados de Aconcagua. "Si a
trueque de
Grata esperanza de ilusión querida,
la mitad de mi vida, —
escribía desde San Feli
Ven i consuela mi asolada vida,
pe el 6 de marzo i con su
inagotable ternura a
Cura mi herida que la ausencia ha hecho.,,
su joven esposa, que le había dado un
segundo
la fidelidad de la miseria, si Dardignac era
poeta a su i casi no
hijo en —
a trueque manera,

de la mitad de mi vida hai una sola de las cíen cartas de familia que de
pudiera tenerte acá, no

él hemos leído, que estrofa pro


vacilaría un momento en aceptar í darme ventu no contenga una

ra, cien veces


compensadora a todo sacrificio pia o ajena del tenor i del estro de la que arriba

humano. Acá no se padece, se goza de mil be copiamos por modelo.


llezas, de mil distracciones, i se vive cuan feliz En esa misma carta expresaba a su esposa la
en un
pueblo donde toda sociedad es franca, esperanza de ser nombrado comandante de poli
leal, amistosa. Mira, amor mió, yo considero cía de los Andes, i le pedía su Tratado de Arti

a San Felipe como el primer de la Re llería para enviarlo al Ministerio de la Guerra


pueblo
pública en materia de los méritos a que me re- por conducto de su
amigo don Máximo Lira,

amigo de la proscripción, es decir, amigo pro


I describiendo cas¡ bado,
en seguida, poéticamente
su dulce, pero prestada e
incompleta recién ha
XXI.
llada ventura, añadía en esa misma carta del

corazón: —
"jHéme ya aquí! Pero la guerra rujia ya en torno de aquellos
DE LA GLORIA DE CU i II

paisajes del idilio que se forjaba el :ro en llegar de madrugada al cuartel je-
pitan, i después de haber disciplinado como ;1 último en retirarse. Hé aquí, en efecto,
tructor las compañías aconcagiiinas que cómo con noble i elevada filosofía se pintaba a

del
a formar el
segundo batallón del rejimiento Lau sí mismo en su nuevo
puesto el ayudante
taro, fué llamado otra vez al servicio activo con cuartel jeneral, mirándose como en un espejo
fecha 13 de de dentro del corazón de su tierna i cons
junio 1879. su esposa,
rehabilita confidente. "Todos más que yo, —
escri
Ese nombramiento para él
era una tante son

ción de i lleno de gozo para bíale 28 de junio;— pero yo gozo en la prospe


su carrera, partió en

ridad de ellos i s¡ tú, Dardignac, hubie


Antolagasta. Su carácter esencialmente simpá me digo:
tico i la honorabilidad de su conducta, habíanle ras sido más serio en tu manera de pensar, hoi

San verías favorecido por la suerte como ellos;


granjeado en
pocos meses tantos amigos en te

Felipe, que todos sus atavíos militares, desde su


pero haces bien en no
quejarte, porque la des
vale la
caballo a la espada, espada japone gracia te ha enseñado a estimar lo que
"la famosa
mide
sa de Dardignac" presentados como calma i la reflexión. Sé, pues, prudente,
le fueron
tus
ofrenda de guerra por el jeneroso pueblo que tus pasos, i toda nube que venga a empañar
si fuera humo matador. Sé
tanto amaba, i donde parecía resuelto fijar actos, disípala como a

a tu puesto i el último en
para siempre su errante albergue.
el primero en
llegar
retirarte; jamás excuses el trabajo, huye de los
casi siempre
XXII. placeres, porque ellos traen consigo
un dolor cien veces más prolongado; las nueve

En volvió encontrarse Dardig- de la noche es la hora en que el soldado debe


Antofagasta a

virtud retirarse a descansar; si no hai sueño, escribe a


nac en su elemento nativo, porque , era, a

de sus múltiples cualidades militares, lo que po tu esposa, estudia, acostúmbrate a madrugar,


la noche i encontrándote con
dría llamarse un verdadero estuche de guerra. que así vendrá
dormir salir. .,
Poseía hermosísima letra corrida i redactaba con sueño, preferirás a

más tarde, el día de su cumple


corrección, lo cual lo habilitaba Dos meses en
suma fluidez i

para ser un excelente oficinista. Pero era al pro años (agosto 31 de 1879), volvía el ayudante
instructor de infantería, Dardignac a trazar," poniendo en ríjida ejecución
pio tiempo infatigable
caballo, teoría, la silueta de su existencia de soldado
diestro artillero, i cuando montaba a no su

i salud siem sobre laparda arena del desierto, i su entereza


obstante su endlble organismo su

moral, después de las penas i de los devaneos


pre decaída, ni el más robusto veterano de nues

los juveniles, no había en lo más mínimo minorado.


tra caballería de guerra le cansaba en reco

"Por tí i por mis decía a su amada compa


nocimientos o en los servicios de avanzada. hijas, —

hombre completo de guerra, ñera,— llevo acá una ejemplar. No salgo


conducta
Dardignac era un
vivo consagrado exclusivamente
a paseo alguno;
a dos puntos esenciales: mi obligación i los re
en el Estado Mayor.
dos
cuerdos mi familia. Los domingos oigo
elijióle el jeneral
a
Para este último destino
la
aptitudes es misas; hoi, por ejemplo, oí la que se dice a
Arteaga, que habia oído alabar
sus

al jeneral; una
tuvo aquel jefe, en los tropa i la siguiente acompañando
peciales; í ciertamente no
el mando, motivo para ofrecí a mi obligación i la otra a los seres que
pocos días que conservó salud,
su bienestar, por su

arrepentirse, porque el ayudante Dardignac era amo, por


EL ÁLBUM

1
Me recojo a dormir cuando se retira el jene nuevo jefe i su llaneza de soldado cuadraba me

ral i me levanto entre seis i siete de la mañana. jor a la suya. «El jeneral Baquedano,— escribía a

A cada paso me encuentro con


antiguos amigos su
hogar después de Tacna, —
es tan enemigo de

que me convidan a tomar parte de las distrac las ovaciones como de los peruanos."
ciones que hai acá, ¡ yo me excuso con el cum Había sonado, al fin, la hora tardía de las

plimiento de mi deber. Si quisiera gozar, créeme, operaciones activas, i Dardignac sentía que su

me sobrarían ocasiones, pero no deseo más pla alma, abultada por la codicia de la gloria, cabía
cer que recibir carta de mi adorada negra, i salir le apenas dentro del pecho enflaquecido por el
pronto a
campaña para regresar más luego a esc trabajo ¡ las dolencias. Tuvo el guerrero de An
hogar querido, donde he dejado lo más preciado tofagasta un sueño prodíjioso, que con una sin
de mi vida.,, gular minuciosidad de detalles le presajiaba su
¿I no hai en todo esto, escrito en las misterio gloria i su muerte, tal cual ésta tuvo lugar; pero
sas Í calladas profundidades de la intimidad de apartando por hoi estas postumas revelaciones
las almas, algo que revela a lo vivo una de esas del espíritu, que nos han causado un verdadero

naturalezas escojidas para todos los heroismos asombro, para ocasión más adecuada, en
que
del deber? Dardignac, favorito del jeneral en analizaremos a Dardignac como escritor i como

jefe, era, sin embargo, el mismo hombre que poeta, como hombre i como esposo, daremos
había sufrido con estoica austeridad su año de aquí cabida únicamente a la expresión de su en

penitenciaria. Su naturaleza, perfectamente equi tusiasmo guerrero, cuando desde la cubierta del

librada, no se había hundido en el abismo, pero . ¡ma cono-, columbraba en las sombras los tenues

ao se desvanecía tampoco en el camino empina perfiles de la costa peruana, que nuestro ejército
do de la altura... iba al fin invadir i «La
a a
castigar, primera ba
talla con los enemigos de nuestra Patria querida,
XXIII. —
escribía en la noche del 1.° de noviembre de

1879, casi a la vista de Pisagua, —


tendrá lugar
embargo, el capitán Dardignac,
Sirvió, sin mañana, Í al meridiano de este día se habrán

promovido ya a este grado en el ejército de línea afianzado nuestros derechos i sucedido las pri
el 27 de octubre de 1879, a su nuevo jefe con meras
glorias que deben encabezar nuestra era

ejemplar fidelidad, i cuando por el mes de di de conquista.


ciembre estuvo amagado el jeneral Escala de ¡Bendito mil veces sea
para todo chileno el
mortal ataque en Santa Catalina, cuidólo como día de mañana!
a un
paclre. "Gracias al cíelo, —
escribía a su es
'Esposa querida: ten seguro que mañana i
posa el 13 de diciembre, —

ya está completamente siempre estaré dispuesto a servir a mi Patria con


bueno. En su enfermedad no lo he abandonado todos los esfuerzos posibles, i miro la hora próxi
un instante, i tú que sabes cuánto lo quiero, sa ma del combate aún lejana, porque mi anhelo
brás comprender mi dolor por su enfermedad i por verla llegar es harto más veloz que el pau
mis cuidados por su
mejoría: era mi deber, 11 sado curso del tiempo; i así, como
yo, sienten los
I cuando, como él lo había previsto, tocó su diez mil hombres de este ejército, hoi contentos

turno al jeneral Baquedano, sirvióle como había i felices."


servido a sus predecesores, i talvez con
mayor
suma de adhesión, porque la juvenil actitud de!
DE LA ÍA DE CHILE 4?

bre de Dios, te enviaré un recuerdo cariñoso i

XXIV. un abrazo que nos confunda con las nlñitas; des

envainaré la i acordándome de que \<v chi


espada,
lavar afrentas, haré
Apenas desembarcado, el capitán Dardignac leno i la Patria quiere sus

montó a caballo i entró en servicio activo, ofre por ella cuan/o más pueda, tal como si en mi pre
ciéndose ofendiera i pidieras castigar al
a
acompañar al animoso
e infatigable sencia se te me

comandante Vergara, a cuyo lado, í armado de ofensor.-

su terrible tizona japonesa, célebre I celebrada


en todo el ejército, se batió en el médano de xxv.
Jermania i más tarde en el pajonal de Sama. Al

tiempo de morir, lema


Dardignac once cintas en El capitán Dardignac se batió en Tacna como

casaca, i nadie el tenía más que él ayudante de campo del jeneral en jefe, i hé aquí
su en
ejército
ni tantas como él. la dura i casi cruel simplicidad con
que contaba
Pero batirse sólo participación en esa batalla campal, mostrán
era
para Dardignac no un su

placer de bravo, era un voto de héroe, de pa dose, al parecer, poco satisfecho de su desem

triota i de creyente. "No temas por mí, —


había peño en ella:
"Manifiestas deseos, decía esposa desde

escrito a la compañera de su vida, en la víspera a su

los baños termales de Calientes, donde había


de partir Antofagasta (octubre 14 de 1879), I
de a

estilo ido recobrarse de achaques, fines del


con su
peculiar, en que el amor conyugal a sus a mes

de de 1880, manifiestas deseos de saber


siempre fundido en el crisol de la gloria junio

se halla
Confórmate desempeñar en la batalla de
militar i de la fe cristiana. —
a
que sea qué parte me cupo

de mí lo que Dios quiera. Si es su voluntad que Tacna. Bien poca cosa; permanecer al lado del

portador i cuan de algunas órdenes,


muera, nada podrá hacer cambiar jeneral, a mi Dios, i si sor

viva, ni do se pronunció la derrota, ir con el corneta de


de
por el contrario que una
granada a

del jeneral tocando reunión i hacer ce


300 que estalle sobre mi cabeza me daría la órdenes
muerte. De esto puedes estar segura, mi hijita, sar el fuego para impedir que la tropa diera a los

como de que siempre buscaré los pues/os de heridos enemigos el golpe de gracia. Pero ya los
ma

yor peligro. Esta resolución es/á en mi nal'¡(ra habían repasado; pues luego que caía un enemi
concluían con él. En esta
leza, la manifesté varias veces San Felipe, go i llegaban soldados,
en

creció ella con mi venida al ejército i hoi está virtud, me consagré hacer recojer i auxiliar a

ciliada la voluntad más decidí, la con la pro


con heridos nuestros, cuyo número, por desgracia
1

meditación más era Inmenso.


completa."
¿Más papel tocó hacer los tres recono
yo, añadía, solo
me en
"El que ha sufrido como sa

la necesidad de obrar conforme cimientos que se


practicaron de las posiciones
brá comprender
Verdad que pronto sal antes de la marcha del ejército; pues
a mi manera de pensar. enemigas
las las tres veces vine al punto en que se dio la ba
dremos de Antofagasta para emprender ex

la de la talla, i el último, al mando yo de la descu


que habrán de decidir
suerte en
pediciones
Patria. Ansio el momento de partir, como tengo bierta, recibí los fuegos de doscientos Colorados
les antojó tirar
deseo de volver a tu lado i al de mis híjitas. Ya impasiblemente, hasta que se no

tu teniendo la suerte que no me hirieran ningu


sabes que no será la primera vez que vaya me,

a entrar en combate; pronunciaré el nom- no de los ocho cazadores que me acompañaban.


esposo
48 EL ÁLBUM

"En el asalto de Arica, el jeneral me favore

ció con el mando de cincuenta Carabineros de "¿Qué muerte más gloriosa puede esperar un

Yungai para que cortara la retirada a los ene militar que la del campo de batalla?

migos que quisieran escapar; pero fui tan des "Pero no me abandonará jamás aquella anti

graciado, quo ninguno se escapó... ,


gua creencia de que no moriré a manos del ene

migo.
XXVI. "Las presillas de sarjento mayor yo las sabré
conquistar. ,i

Largo tiempo más tarde, cerca de medio año

pasado en torpe inacción ¡ en esperanzas ciegas XXVII.


o menguadas de paz, quedaba al fin resuelta la
a Lima; i el Los fervientes del ayudante de campo
expedición capitán Dardignac, pro votos

movido ya a segundo jefe del batallón Caupoli- del jeneral en jefe por hacer su entrada a Lima

cán, daba expansión a sus sentimientos guerreros no en el grupo feliz i galoneado de los que ro
en estas
palabras que revelaban por entero su dean al triunfador en la parada, sino a la cabeza
alma de patriota i de guerrero; de polvorosa ¡ ensangrentada columna de sol
■>Ya es un hecho positivo que el ejército ex- dados, cumpliéronse al fin por un voto de
pcdicionará a esas rejiones tan deseadas por es justicia; porque en la víspera de la marcha a
tos miles de soldados, e irá en breve Lima el capitán Dardignac fué nombrado se
tiempo.
■'En esa gran ciudad, tan corrompida como gundo jefe del batallón Caupolicán: el capitán
orgullosa sin motivo, entrará triunfante el ejér de Artillería tenía bien conquistadas, después
cito de Chile, compuesto de treinta a cuarenta de dieziocho meses de campaña sin licencia i
mil hombres, i ahí les impondremos una paz for eternamente enfermo, sus "presillas de sarjento
zosa i humillante, ya que no han querido aceptar
la que nuestra nación les ha ofrecido.

"Ira Lima es el sueño dorado de todos los mi XXVIII.


litares. Habría quedado inconclusa esta campaña
si se hubiera arribado a la pac; sin imponerla en Colócase aquí, en la penúltima pajina de esta

su misma capital.» hermosa vida llena de dolores ¡ de esta nobilísi

I todavía en esa misma carta añadía este pá ma alma llena de grandeza, una serie de confi

rrafo, que destello de la inmortali dencias íntimas que retratan la última como
es un
fúljido
dad: delante de una tela; i haciendo de ellas, por hoi,
,'Yo última jorna el sudario provisional de magnánimo infor
quiero, Elvira, que en esta un e

da tunado heroísmo, darle colocación


esposo vaya mandando soldados;
vamos a su
tu quiero
mi puesto el cuartel Ya he debida en la orilla de prematura tumba.
dejar en
jeneral. ser

vido como
ayudante de campo a tres jenerales; "Si yo tuviera fortuna, —
escribía a su
joven
pero en la última jornada quiero, digo, que todo esposa, madre de dos tiernos niños, inmedia
el ejército vea cómo se bate el capitán Dardignac tamente antes de marchar a Lima, —
no ambicio

adelante de sus soldados; quiero una


pajina de naría más de lo que soi; pero debo vivir consa

gloria para mí, porque ella servirá en bien de la grado a la carrera


que al intrépido lo eleva; i

Patria i de los seres que tanto amo.


para esto es preciso tener soldados a sus órde-
DE LA GLOR.IA DE CHILE
49

nes i el deber
consiguiente de conducirlos con flores, caía el héroe, conforme a su sueño de

ejemplos de heroísmo. ¡He visto tantos valientes Antofagasta, envuelto en nubes de humo, divi
que por esto ascienden, i oficiales mui
intelijen- sando en el horizonte las cúpulas de Lima, tér
tes i de honor que
permanecen estacionarios en mino de su
fatigoso viaje.
su carrera
porque sus
obligaciones no les per
miten batirse con
tropa a sus ordenes i probar XXIX.

"¿Es suficiente lo que poseo para que vivas Dardignac, enfermo ese día, el día de Mi
con mis hijos con la decencia que te has criado? ra fio res, como durante toda la campaña, de
¿O es necesario más? Más es necesario; pero ese
gravísima dolencia en los ríñones, reconoció en

más, que en mi conciencia debo buscar, se halla aquel ruido, como Carlos XI I en el desembarco
en el campo de batalla i arrancarlo
es
preciso con de Copenhague, su música predilecta. De un

las bayonetas de nuestros soldados del de salto montó caballo para reunir i arengar
pecho a su

los enemigos. inmediatamente


sorprendida tropa; c
después,
"Esta es sólo una consideración. Queda la sintiendo que en loda la línea locaban mil cor

más poderosa, eso de servir a la patria en los netas a la carga, ordenó avanzar sobre las trin
PUESTOS DE MAYOR cheras más vecinas al
PELIGRO; QUEDA ESA ASPIRA mar, que coronaba un

CIÓN INNATA DEL SOLDADO fuerte.


CHILENO DE BUSCAR
espacioso
EL PELIGRO EN V£Z DE
excusarlo; QUEDA EL MIS La distancia que separaba en ese momento

MO AMOR QUE TENGO A TU NOMBRE DE CHILENA, las líneas de combate no


podía pasar de mil me

al de mis hijas, i queda, por fin, el deber que tros (ocho cuadras); pero no había en el trayecto
me debo como
esposo i como padre de un nom menos de seis o siete tapias encontradizas i
bre honorable. aportilladas en razón de la pequenez de los po
ii Es preciso, por fin, que mis locuras, que mis treros de alfalfa i camotales de la campiña de

fallas en la juventud, que tanto me lian hecho Lima. Obligó esta circunstancia a
Dardignac a

sufrir i perjudicado, se borren con la sangre dar su caballo a su animoso asistente, i él, aun

DEL ENEMIGO, I SE PURIFIQUE ESE PASADO CON LA que faligadisimo i extenuado, corrió a
ponerse,
mía o con acciones distinguidas. junto con el bravo i pundonoroso comandante

"Por todos conceptos es necesario que mi es Canto, su


jefe inmediato, al frente de su linea

posa crea, como yo, la necesidad de cnanto le


i la conformidad lo que suceda, porque Describir esta embestida de los chilenos, sería
digo en

Dios, que rije a los hombres i al universo entero, como trazar en el césped la corriente de un rio

dispone lo que. deba suceder, i nuestra buena 0 de fuego que todo lo destroza i lo calcina. Aque
mala suer/e ya debe estar escrita en el libro de lla carrera de la muerte ¡ la victoria, en que dis

los destinos. ,,
putábanse la una a la otra el paso en catla tapia.
tenía razón. Su cada foso, cada puerta de tranquero, en
El mayor Dardignac glorioso en en

i próximo fin estaba escrito en el libro de los cada cercado eriazo, duró dos horas; ¡ Dardig
destinos, i verdadero testamento de nac se conservó siempre ileso. Una bala, visible
esa
pajina,
su alma heroica, sería la última de su vida. en su casaca, le había atravesado la túnica en el

Días más tarde, i al asaltar el postrer reducto antebrazo derecho, el brazo de la espada, pero

del el campo atrincherado de Mira- sin herirlo.


enemigo en
:
EL ÁLBUM

Iba Dardignac siempre adelante, dirijiendo i sangre de Chorrillos i en seguida a Valparaíso

animando los escasos


grupos que el cansancio i en el primer trasporte, falleció, según dejamos
la matanza había dejado de pie, i había recordado, después de dos de martirio,
se
aproxi semanas

mado ya a veinte metros del fuerte que traía en el hospital de aquel puerto, el i." de febrero
como
objetivo, cuando al dar la voz de ¡Ocúl- de 1881.
tt'nsef... para flanquear la formidable posición 1 fué así como vino a descansar el héroe de

enemiga, cayó bruscamente derribado al suelo, diez batallas, su


juvenil cabeza en la almohada

exclamando: —

¡Me han herido! —


¡Adelante! blanda de la misericordia de los suyos, i cómo
Una bala, la última talvez de la resistencia en
después de haber entrado en la carrera de la
esa
parte de la lincea peruana, pero disparada vida por un sendero de espinas i de azares, lo
casi boca de jarro soldado que huía, le gró el el valor, la abnegación i la fe
a
por un con
trabajo,
había destrozado la pierna derecha a la altura limpiar los tempranos abrojos que desgarraron
de la canilla rompiendo el hueso con tanta vio su túnica, i así ascender por la huella limpia i
lencia, que el mismo herido pudo sacarse allí luciente de la inmortalidad a la justa fama que
mismo un
fragmento que quedó adherido al alcanzan, (i)
pan
talón.

XXX. í i ) I lespués de escritas estas líneas se ha dado el nombra


de Dardignac, a una de las calles más populosas de Santiago,
Trasportado inmediatamente] al hospital de la di la Chimba, en la cu;
'
DON RAFAEL SOTOMAYOR
'Ministro de la Guerra en i
lampsifiaj

.-9
DE LA GLORIA DE CHILE 51

DON RAFAEL SOTOMAYOR

MINISTRO DE LA GUERRA EN CAMPAÑA

rica provincia de Tarapacá. La madre de los


nueve Sotomayor de Mclipilla (dos más quo los

Macabeos) fué la señora Clara Baeza, natural de


Rancagua. 1 do familia tan prolíiiea como hernio ■

sa, fundadora de ese


pueblo militar,

11.

Don Rafael, por excepción, fué dedicado a la

carrera" de las letras, es decir, a la abogacía,


única literatura de aquel tiempo, i con este ob-

¡< ¡;:
| usiéronlo sus
padres en la entonces famosa

escuela que rejentaba el pendolista don Do

Acevedo, el ángulo for


mingo en que entonces

Su padre, don Justo Sotomayor, hijo de un maba una vetusta casa entre las calles de Huér
maestre de campo de Concepción, arrendaba. fanos i de las Claras , fronteriza al claustro de la
como
agricultor esforzado desde la época de la Merced i a la capilla del capitán Sagredo.
independencia, la vasta hacienda de Huechún, Allí fué el niño Sotomayor condiscípulo con

que había sido propiedad de la familia Toro i los hombres de estado que más tarde se han

Aldunate, cuando el 13 de noviembre de 1822 llamado Covarrubias, Reyes, Pinto, Errázuriz,


vino al mundo, el cuarto entre nueve hijos va Santa María, etc,

rones, todos de índole levantada, el hombre pa Pasó en seguida algunos de éstos al cole
con

triota i desinteresado cuya memoria recordamos. jio del presbítero Romo, situado casi a espaldas
Todos sus hermanos, más o menos, fueron agri de la escuela de Acevedo i frente a la antigua
cultores como su
padre, i entre los últimos na Universidad, que hoi es teatro, i después al Ins

cidos figura el simpático i valiente jeneral don tituto Nacional, donde junto con
algunos de

Emilio Sotomayor, quien, venciendo


triple a
aquéllos, terminó su carrera, recibiéndose de
número de enemigos en la cumbre de la Enca abogado el año de 1845,

ñada, dio a Chile la posesión i el dominio de la


.)-' EL ÁLBUM

nario a
juez de letras de
Concepción, ¡ en este

destino comenzó a dar pruebas de su carácter

enérjico I decidido, sosteniendo casi exclusiva

Provisto de este título, verdadero paso libre mente sobre sus hombros el peso de la lucha i
en Chile de todos los caminos de la vida i del el de la antipatía que la entonces vasta i varo

provecho, le fué difícil al joven Sotomayor nil provincia de


Concepción ostentó
no
por tradi
obtener nombramiento administrativo, i po ción i por tendencias políticas contra la
un
capital,
cos meses
después de recibir su
diploma pasó a con motivo de las candidaturas rivales del
je
servir la secretaría de la intendencia del Maule, neral don José María de la Cruz i de don Ma

puesto a
que acababa de dar cierta tumultuosa nuel Montt.

nombradla la traviesa pluma del espiritual Jota- Podría hoi asegurarse que la provincia de
beche, recordando sus
reyertas lugareñas con el Concepción ijeneral todas
en las comarcas i

intendente casi inamovible de aquella provincia. ciudades comprendidas entre el Maule i el Bío-

el hoi nonajenarlo jeneral de división don Do Piío, estaban resueltas a sostener con su
sufrajio
Urrutia. i seguida la espada, la candidatura del
mingo en con

popular jeneral penquisto. La candidatura con

iv. servadora de la capital era, en consecuencia, sólo


una sombra o una amenaza en aquella porción
Ocurrió en esta época de la carrera política i de la república; pero el juez de Concepción, ar

administrativa del señor Sotomayor, singular un dientemente afiliado al partido a


que sirvió has

paréntesis. —

Acompañado de su amigo i con- ta el postrer momento de su carrera pública,


pro\ inclano el apreciablo caballero don José emprendió cuanto era dable ejecutar por ganar
Manuel Moya, dirijióse en 1849 a California, i prosélitos a su causa o
por debelar la de sus

allí no tuvo más fortuna, cual cupo a la mayor adversarios. I cuando éstos al fin tomaron las

parte de los chilenos buscadores de oro, que ver armas el 13 de setiembre de 1851, hizo él por
una casa construida por sus
propias manos en su
parte otro tanto, asociándose con otros
parti
San Francisco, incendiada por la tea de los Gal darios esparcidos ultra Maule. A la cabeza de

gos. Casi al mismo tiempo era asesinado, como un


grupo de éstos tomó posesión de la ciudad
tantos de valientes
compatriotas, su
nuestros de Cauquenes, que había insurreccionado en

hermano Manuel Antonio, antiguo cadete, en pro del jeneral Cruz, su


antiguo jefe, el ex-inten-
los momentos en que otro de su estirpe, don dente Urrutia.

Diego, moría de insolación en viaje a aquel fatal


país i frente a Guayaquil, vi.
Después de ocho o diez meses de dura prue

ba Í constante infortunio, regresó el joven i es Fueron mérito estos servicios políticos para
forzado argonauta a su
tranquilo empleo de que don Rafael Sotomayor ocupase después de
Cauquenes, cuya propiedad había retenido. la pacificación del país, ocurrida en Purapel, la
intendencia del Maule, i después, durante cinco

v. o seis años, la mucho más difícil i descompaj ina-

da de Concepción.
De ese
puesto fué promovido el joven funcio
DE LA GLORIA DE CHILE 53

dad que el ex-intendente de Concepción trajo


i de
VII. consigo, acrecentóse en brillo en su nueva

licadaposición política. Sábese sólo que estuvo

forma
Dio en este puesto el señor Sotomayor prue siempre por las medidas represivas que
bas claras de poseer notables dotes de adminis ban la índole i el programa del jefe del estado

trador civil, porque organizó la provincia bajo de aquella época, i que al fin provocaron la se

nuevas bases i deslindes, visitóla en toda su ex


gunda gran revolución nacional que puso vir-

tensión, fomentó su progreso material i dio cuen tualménte término a su administración i a su

ta de todo lo que había realizado o


quedaba por partido.
cumplir en una memoria que se conserva en los En el último día de aquella, es decir, en la

escasos gobierno del país, junto


anales de buen noche del 17 de setiembre de 1861, el presiden
con la
análoga de la
provincia de Coquimbo, te Montt otorgó al más fiel de sus ministros el

trabajada por el intendente contemporáneo don empleo vitalicio de Superintendente de la Casa

Francisco Solano Astaburuaga, como modelos de Moneda, porque el señor Sotomayor se había

de labor administrativa. mantenido durante sus largos servicios políticos


Tomó asimismo parte activa el intendente en honorable pobreza,
Sotomayor en las operaciones encaminadas a

pacificar i reducir la Araucanía, en la mejora de x.


los caminos fronterizos, en el desarrollo de las

nacientes Industrias carboníferas del litoral, I por 1 >ecaído de improviso el bando político a
que

último, en las navegaciones fluviales del sur. El pertenecía, bajo la administración Pérez, siguió
primer vapor que recorrió las aguas del Bío-Bío el señor Sotomayor, como leal, la suerte de sus

llevó por esto su nombre:— El vapor Rafael amigos, dedicando;,'.; casi por completo alejado de
Sotomayor, que todavía existe. lapolítica militante, a los negocios que el estado
próspero del país hacía reproductivos en la la
VIII. branza i en el crédito. Pero de
justicia es decir,
que hallándose posición holgada i casi
en esta

Salvo uno que otro accidente de brusquedad feliz, apenas sobrevino una hora de peligro para
jenial o de arrebato, como el ocurrido a un ofi la patria, olvidado de resentimientos i ventajas,

cial de la guardia de cárcel de Concepción que el señor Sotomayor, cuya virtud más preclara i
no le saludó con el respeto debido, conquistóse más conocida fué el patriotismo, embarcóse en

el intendente Sotomayor en su mayor número tre los primeros para procurar a Chile los recur

las simpatías de la población hostil de su pro sos


que un asalto naval inesperado i el bloqueo
vincia, Í revestido de este
prestijio fué llamado de todos sus
puertos le atrajera. Don Domingo
por el presidente Montt a desempeñar la cartera Santa María, su
compañero en esa
jenerosa ca
de justicia durante las ajítadas crisis de 1858 i ravana, recordó sobre la tumba del amigo i en
1859- sentidas palabras, las circunstancias excepciona
les que realzaban aquel noble acto del ilustre

IX.
En esa ocasión internóse el señor Sotomayor
No sabríamos decir si la aureola de populari en Bollvia, con el título de Encargado de Negó-
EL ÁLBUM

cios, I fué a la temprana alianza que ese e inmediatamente se dirijió a


bloquear
parte a
Iquique
país nos prestara en el conflicto. con el grueso de ella, acompañando al almirante;
i después de esa prolongada operación, que postró
XI. nuestra marina, a la mucho más desgraciada,
fantástica i estéril campaña del Callao,

Terminado éste de hecho en 1866, regresó el No abriremos juicio sobre las ventajas o de
señor Sotomayor a su ejercicio de Superinten méritos de la participación personal del señor
dente i de hombre de negocios en la capital, i Sotomayor, como secretario impuesto al jefe de la
durante muchos años fué consejero en
algunos escuadra, en aquella ardua coyuntura, siéndonos
de nuestros Bancos principales, hasta quo tai suficiente dejar constancia de que tal posición
1877 llamóle a
desempeñar la cartera de hacien era en extremo delicada i difícil porque era anó

da su
antiguo condiscípulo don Aníbal Pinto. mala. Fué el primer ensayo de la creación de
No abriremos aquí juicio sobre la administra un sistema híbrido i mixto, copiado del que la
ción del entonces postrado i exhausto erario de Francia revolucionaria había ensayado, con éxito
la nación, tanto más cuanto que en tan difícil dudoso, en sus
ejércitos i en la marina, durante

puesto no halló el gobierno de esa


época otra los días del terror, i que por su mal acuerdo ha

solución que la trivial de reducir los gastos del merecido en Chile un nombre vulgar pero ex

progreso público a su más mínima expresión, presivo,


llegando hasta dejar el ejército i la marina cons No existe, sin embargo, razón digna de cré
tituidos en meros esqueletos de compañías dis dito para culpar al delegado civil del gobierno
persas, de bandas de música licenciadas i de de los embarazos que le creaba política ti una

calderos rotos, pero sin que ningún alto funcio morata i pusilánime operacio
con relación a las

nario viera disminuida en un adarme, nes de la guerra; i al contrario, puede decirse,


siquiera
como ejemplo, su
porción comparativamente pin que en caso tan crítico gastó todas las fuerzas

gue de renta personal. I todo esto en medio de que la paciencia, la resignación, i, en ciertos casos

intensa crisis i en
vísperas de una
guerra na la magnanimidad, le exijleron.
cional.

XIII.
XII.
Reforzado poco más tarde el ministerio con

Mas, apenas estalló aquélla en abril de 1879, el una nueva combinación, i por la renuncia del

primero otra vez en correr al puesto del sacrificio jeneral don Basilio Urrutia que motivó una in
i del peligro, como en setiembre de 1 865, fué el terpelación sostenida en el Senado a causa de la
ex-ministro don Rafael Sotomayor, aceptando en
desgraciada captura del trasporte Rimac, el se

circunstancias difíciles para él, el secundario tí ñor Sotomayor fué nombrado ministro de la
tulo de secretario del jefe de la escuadra, contra guerra en campaña, i en esta condición hallóse
almirante don Juan Williams Rebolledo. el desembarco de
;
presente en
Pisagua i después
Embarcóse secretamente con este objeto en en el de lio, para emprender lasegunda campa
uno de los vapores de la carrera en los últimos ña de la guerra.
días de marzo en calidad de representante o co

misario civil del gobierno a bordo do la escuadra,


DE LA 4 DE CHILE 55

gunos de sus hermanos habían sucumbido de

XIV. tempranas dolencias al corazón.


Incorporado al ejército, feliz de hallarse en

El ministro en
campaña había elejido para su medio de tantos valientes que ambicionaban
residencia habitual la espaciosa cámara de caoba morir por la de patria, acostóse el mi
gloria su

del trasporte Abtao, lo que de ninguna manera nistro el 19 de mayo a dormir su siesta habitual

parecía adaptarse a las exijencias i a las mil en la campaña, i poco más tarde i en medio de

múltiples atenciones de una guerra activa. Te los aprestos que los soldados voluntariamente
nía, la verdad, aquel alto funcionario por todas partes hacían
a a su car
alegres para conmemo

go la misión de servir más que de impulso, de rar el primer aniversario del 21 de mayo, cayó
:ompensación en la complicada maquinaria de muerto dentro de un
gabinete, como si bala in
la guerra. —
No palanca, sino una de esas visible hubiera atravesado súbitamente
era una su
pecho,
ruedas de engranaje o émbolos reguladores
destinados hacer marchar la locomotora ni
no a
XVI.
i conducirla, sino a evitar que estalle; I en este

sentido servicios fueron meritorios i afines asi la de día de i


sus a
Expiró en
víspera un
gloria
;u carácter que se había hecho pasivo i aun mo de un aniversario inmortal i a la edad temprana
roso. de 58 años, el hombre que había tenido parte

principal, como
representante civil del gobierno,
xv. en sucesos memorables de la tierra i de! mar.

Fué por esto la encarnación, tal vez lenta i un

Su elevado patriotismo manteníale, sin em- tanto morosa de la concepción superior de la


rjargo a fióte, en trances tan difíciles, que fueron guerra, pero su alma se halló siempre poseida
3ara otros de naufrajio; i puede asegurarse
aun de un
jeneroso, infatigable i ardiente amor cívi

}ue esa virtud sublime jamás se eclipsó dentro co, que revestirá hoi i más tarde su memoria del
le su alma: de suerte que cuando estuvo
orga perdurable reflejo de la gratitud de los chilenos.
nizada con una lentitud desesperante la campaña Fué don Rafael Sotomayor como ministro en

■obre Tacna, púsose él mismo en camino en la campaña el Favio Cunctator de la guerra contra

víspera de la batalla de este nombre desde la el Perú i contra Bolivia; pero el ejército que él
;aleta de lio al valle de las Yaras. había contribuido poderosamente a formar, al
Fatigóle en extremo aquella jornada de vein vestir luto durante ocho días i al formar la para
te leguas hechas a lomo de muía, después de da de honor a su tosco ataúd de campaña, coro

an año de inacción física a bordo, i existen fun nado de rudos lauros, hizo sino el
no
anticipar
dados temores de que aquel esfuerzo violento homenaje de las ¡eneraciones a la buena i hon

jrecipitó a un desenlace fatal la lenta enforme- rada memoria de uno de sus más ilustres i ab

iad de familia que trabajaba sus entrañas. Al- negados servidores.


EL TENIENTE CORONEL

DON ROBERTO SOUPER


EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE 57

EL TENIENTE CORONEL

DON ROBERTO SOUPER.

litares en la India durante la guerra de Tippoo-


Saé'b, i su madre la señora Emelina Howard,

que sobrevivió a su
esposo, muerto trájicamente,
largos años. (1)
Era Roberto el menor de ocho hermanos va

rones, i la carrera de los que le precedieron en

,¿) José Silvestre Galleguillos, el sar- el camino de la vida marcó para él los tenebro

jento-héroe i comandante del sitio de la Serena sos


perfiles de su
propio sendero. Cinco de ellos
en 185 1, no hemos conocido una naturaleza más murieron o -con las armas en la mano o labrán

jenuinamente militar que la de Roberto Souper, dose independiente porvenir de hombres, lejos
Cuando se le divisaba de lejos, en
cualquier de su
hogar: Guillermo i Juan, que eran los ma

traje, en la calle, de camino, en el paseo, en el yores, sucumbieron en acción de guerra en las

baile, en el teatro, cada cual se decía, quizá sin Antillas, Carlos mordido por un
perro loco, Jor-
darse cuenta: «¡Hé ahí un soldado!" je de la fiebre amarilla, i por último Moubery,
Cuando se le estrechaba la mano i sacudía él el más amado de Roberto, en
Portugal. (2)
con su inimitable, abierta, candorosa i varonil
cordialidad su brazo largo i membrudo, parecía
la ;',) Scu.iin i n te rosan (es apuntes
guarnición de una espada, porque todo biográficos que don
erais-
tocarse
Diego Barros Arana publicó subrc i:l malu-radu Souper en
su
organismo vibraba como el acero. Su acento Ei Itcmldo ild 16 iic febrero de iSSc, .su
padre falleció en

mismo, confuso i rápido, parecía-una continuada Gante por los años de 1831,
(2) Este hermano de Roberto Souper habia estudiado
detonación, i el azul de su mirada, dulce i apa
medicina en Francia, i otro, que serrín creemos era el mayor.
cible en horas de paz i de intimidad, en la vís
murió hace pocos años con el grado de leñante coronel en

pera del combate teñíase de fuego como los la isla do Mauricio,

lie-). ucs de su muerte, so presentó también Huenos


lampos del cielo en los días de borrasca. en

Aires1 11,1 hermano que vivía en esa ciudad en calidad de ar


Roberto Souper nació en la ciudad de Har-
tista i poseía tina considerable follaría. Su nombre es Carlos
wich, condado de Essex, no
lejos de Londres, Zambra, í aunque escribió al autor de estos recuerdos (¡no

el 9 de setiembre de 1818, siendo el era cfoeiivameiUc hermano de Roberto, parece que aquel
su
padre
nombre, que no es el de su familia, oculta, un triste i aun
capitán inglés don Guillermo Souper, caballero
penoso misterio de la naturaleza.
de mediana fortuna pero de nobles hechos mi
58 EL

de Carlos X, fabricando una barricada junto a

II.
Un día su Institutor, que era un austero sa

Pudiera decirse, sin figura, que Roberto Sou cerdote presbiteriano, fué a decir a su
padre que

per nació al ruido del cañón de Watcrloo que so la educación de su infante estaba concluida....

apagaba después de la lucha titánica de todo el El buen pastor protestante tenía razón para su

universo contra un
jenio. Su padre era capitán protesta, porque Roberto sabía ya hacer barri
del ejército inglés en esa
gran jornada, i después cadas i había ganado su
primera batalla contra

de ella fué llamado a cuartel i puesto a medio

Roberto, en esta situación, aprendió, sin em

Con este motivo, i siendo un verdadero gcnt- bargo, bastante bien las matemáticas, el dibujo
lemau inglés, el capitán Souper, fin de hacer i hasta el latín, hablé
a
lengua muerta que nunca

honorables ahorros i educar numerosos hijos, se así como no hablaba las vivas sino medianamen
avecindó la ciudad de Canterbury; segui razón de
en en te (inclusa la suya propia) en su
preci
da pasó penates el canal de la Mancha i
con sus
pitada natural dicción.
se estableció en la ciudad de Calais, especie de

Canterbury francés, ciudades ambas de asedios v.


i de batallas que están mirándose casi la una
Del Continente pasó Roberto Souper a In
frente a la otra.
glaterra con su madre i de allí, mediante influjos
de lord Raglán, el de Crimea, amigo i camara

ni. da de obtuvo buen lote de tierras


su
padre, un

de colonización en Perth, ciudad de la Australia


Roberto era el tíltimo llegado de la tribu va
;
occidental; i a tan apartada, remotísima comarca
ronil del capitán de Waterloo; pero si todos ha
¡ dirijióse el animoso mancebo en 1834, cuando
bían heredado su
sangre de soldado, no habían
tenía sólo diezisels años de edad.
adquirido .su
reposo. Hemos dicho que uno de
Sus primeros ensayos bélicos tuvieron lugar
los más jóvenes de éstos pereció, al servicio del
con los indíjenas de aquellas soledades; pero
Portugal, en el asedio de Oporto, defendiendo habiendo estallado de nuevo la guerra verdade
aquella plaza de guerra bajo las banderas de la India marchóse los combates
ra en
inglesa, a
doña María de la Gloria. "La gloria!,, ese solo
que eran el solo ideal poderoso de su vida libre
nombre era suficiente enganche para un
Souper.
i suelta cual el aire.
No Importaba para el caso, que la gloria fuera

vi.

IV Pelear era la misión de su cuna, i por esto,

saltando los tejados i los mares marchóse un día


Roberto Souper poseía, como toda su
estirpe. a Calcuta i a Bengala por el cabo de Buena Es

una alma volcánica. A la edad de doce años, peranza, i se domicilió en aquel país en busca de

nos refería él mismo, cuando estalló en París la

revolución de julio en 1830, amotinó a los pi .


Allí, al poco tiempo, Roberto Souper ejecutó
huelos de Calais, i fué a librar batalla al prefecto su
segunda hazaña de guerrero. Existía en la
DE LA GLORIA DE CHILE 59

opuesta orilla del fortaleza d.casti- 'Cuando Souper tenía dieziseis diezisiete
Ganje una a

lio de destaca-
gua mecido por años, regresó de Calais i apenas
u
Serrampore, a
Inglaterra,
mentó de tropas de Di íamarca, estado que en puso el pie en la tierra del ¡pisen i del suicidio,
ese
paraje poseía una factoría de comercio; i en se apasionó de una romántica "missu en un ho
cierta ocasión varios oficiales iugiesi ■
tel de Londres, donde la ventura había llevado
dar un asalto nocturno a la guarnición fronteriza, a los dos Hubo citas
amantes. suspiros, billetes,
llevados por cierta iga de vecinos Roberto al balcón, i todo
enen
¡ai! concluyó con una caja de
Souper fué de volunta rio al asalto, [ aunque fulminantes que se tragó el galán en un momen
sufrió después su
proceso i su carcelazo respec to de fulminante
despecho.... Sólo la robustez
tivos, viósele el primero saltar al mure ¡ aferrar de un
estómago lozano i remedios oportunos

por la cintura al centine a. Roberto So uper tenia salvaron a nuestro héroe de aquel tósigo que
el instinto de los asaltos No tenemos cuenta de propiamente usado, habría sido suficiente para
los centinelas que en su vida se echó ; 1 hombro, matar un batallón entero o despoblar un parque
desde el que arrojó al suelo en la vill; de Moli- Inglés de todas sus liebres í faisanes, n

na cuando se sublevó en setiembre de 1851,


hasta el que estuvo al tirar por la borda en la
IX.
barca Olga en marzo de .859.
De la India, Roberto volvió otra vez a Ingla
Vil. terra un tanto más sosegado con el propósito
de obtener una colocación fija en el ejército, lo
Antes, mucho antes de aquella temeridad, que no
logró. I habilitado allí por un
antiguo
Roberto se había hecho reo de otra que era
amigo de su
padre con unos carneros de raza,

mayor, pero de diverso jénero, porque su alma se fué de nuevo por el cabo de Buena E:
i su cerebro estaban divididos en dos comparti zii a las planicies ganaderas de Australia.

mentos completamente iguales en


que cabían Roberto Souper había nacido para ver el mun

sólo la guerra i la mujer, la gloria i el amor. do. No tenía la codicia del oro, pero albergaba
Todo lo demás era en él como un muro im todos los apetitos de lo desconocido, de lo peli
penetrable. Muchas veces, no pudiendo darnos groso, de lo heroico. Si hubiera nacido en la
cuenta de su Infinita audacia i de su asombrosa edad de hierro no se habría sacado jamás el cas

solíamos tocarle la parte


posterior de bruñido de las sienes ni habría soltado la
galantería, co

su
erguida cabeza; ¡ notamos que la tenía corta manopla i la tizona de las manos,

da a pico como los precipicios.... Allí no había Nacido en la edad de la fe, habría ido a Jeru-
lugar para el miedo, para el egoísmo, para el salén con Ricardo Corazón de León, su
compa

cálculo, para el negocio, para ninguna pasión triota ¡ su modelo,

que no fuera nobilísima i temeraria. Llegado a la vida en


tiempo de los dioses,

habríase embarcado de seguro con Jasón tras el

VIII. vellocino de oro. Mas no teniendo en la pre

sente prosaica orlad sino carneros de Rambouil-

Pero contemos su aludirla aventura de la niñez, lt.il, llevólos más allá del mar, en medio de los

su
"primera batalla de amor, ,, como en otra oca '■ .
.'| ie ■
salvajes que el hombre europeo aun no

sión la contamos. conocía.


60 EL ÁLBUM

Por esa
época hallábanse en Australia en boga glés, ¡ el acreditado comerciante de Valparaíso
los descubrimientos mediterráneos que han in don Edmundo Whito eran sus primos hermanos.
mortalizado más tarde el nombre de King i de Había vivido a la sazón Roberto Souper 23
otros ilustres viajeros. Contábanos Roberto que años i era un bellísimo mancebo que a muchos
habría dado todo su rebaño por acompañar a hacía recordar la apuesta i marcial figura de su

aquellos esforzados gastadores del desierto; poro compatriota el coronel Tupper, adalid cual él.

el carácter oficial de esas


exploraciones no le Como Nicolás I, czar de Rusia, medía el joven
tlió en ellas cabida. titán seis pies i seis pulgadas, pero tenía lajentil
Ilegibilidad de sus años, de su
perenne alegría i

X. de su eterno i charlero buen humor,

Los devaneos de recién llegado agotaron, por


La inquietud natural del carácter del colono lo mismo, demasiado aprisa los restos de la lana
australiense, le hizo fatigarse a los tres o cuatro de sus carneros, ¡ de éstos no le quedó, como a

años de su residencia en las monótonas lomas la princesa Catincka de Jerónimo Paturot, sino

de Victoria, porque era evidente que Roberto la memoria ¡ la polvareda...


Souper no había nacido para pastor. . . do ovejas.
I oyendo un día hablar que frente a frente de XII.
aquellas posesiones de S. M. B. había una tierra
libre i republicana que se llamaba Chile, el cons En su desgracia, encontró, sin embargo,
tructor de barricadas infantiles de Calais se en nuestro joven huésped un
amigo j ene roso en su
caminó hacia nosotros por la vía de Inglaterra, pariente Price; i como fuera mui intelijente en
realizando la de última la labranza, le confió aquel buen caballero la ad
trasquila su
oveja para

pagar su
pasaje. ministración de su valiosa hacienda de Semita,

Tenía esto lugar en 1841. (1) situada en las faldas de las cordilleras que rie

gan el Nuble i el Perquüauquén. Ahí llevó

XI. Souper una vida según su carácter i según sus

hábitos. Cansó todos los caballos de la hacien

Albergaba además el joven Souper, para da; trasmontó la cordillera; asistió a las "parlasn
emprender aquel viaje, ciertos motivos de fa- de los pehuenches en sus valles andinos; se hizo
el amigo de todas aquellas tribus pastoras a

Residían entonces en Chile dos de sus deu quienes confiaba sus invernadas de ganado; vi

dos, pertenecientes a honorables familias de In sitó las pampas; oyó contar las hazañas de los
Pincheiras los sitios de
glaterra. La segunda esposa de don Ricardo en sus mas
desesperadas
Prlce, respetabilísimo i opulento capitalista ¡n- proezas, í por último, rodeado de compadres.
sus

i como si fuera él mismo un


cacique nómada,
tamaba parte en sus
salvajes festines, bebiendo
el señor Barros
en cueros de potros sus
agrias chichas mezcla
(1) Según Arana, Souper vino directa
mente de Inglaterra a Chile en 1843, llamado por su primo das con la sangre i la saliva de feroces
sus
puji-
hermano político don Ricardo Price, i así talvez aconteció,
latos.
!ín osla parte nos hemos ¡;, liado por apuntes que hicimo-i a

No faltó tampoco al ardoroso el culto


la vista de Souper c ido ambos habiuibamos en
1859 la inglés
misma celda de la Penitenciaria de de beldad
Santiago. alguna indíjena, i más de una vez los
DE LA GLORIA DE CHILE

ásperos farellones de los Andes escucharon a la pacientes; i como hiciese la operación gratis, sa

caída de la tarde el canto de la Pocahontas arau lían éstos en


tropeles a su
paso. Uno de los ve

cana
que embelesaba las horas del cautivo capi cinos más influyentes de aquella provincia, don
tán Smith.... Juan Antonio Pando, fué una de las víctimas
Por otra
parte, Souper se
granjeó entre la aliviadas por los férreos dedos de aquel singular
jente más civilizada de aquellos parajes una re
putación harto singular, a la que daban razón

algunas de las escentricidades de su travieso XIV.


humor. Como era gringo, teníanle en conse

cuencia por i tal, corrióse La innata, la irresistible simpatía que adorna


hereje, como
luego
entre los sencillos campesinos de Semita que el ba la existencia entera de Roberto
Souper, co
guisado favorito de su mesa eran los "niños mo un
enérjico perfume, proporcionóle luego un
asados... i ,
jénero de galardón de otra especie, el mayor de
Referíanos Roberto por aquel tiempo que tan la vida: una
esposa amante i virtuosa en la se

extraordinaria novedad había cundido de tal ñora Manuela Guzmán i Cruz, hija de Talca,

manera entre los guasos de Semita, que los ni Volvió Roberto con este motivo a sus faenas

ños se subían a los árboles o saltaban las cercas favoritas de campo, i en los llanos de Pelarco,

cuando lo divisaban. Ocurrió también que vivía en un pequeño fundo de su esposa, trasquiló
en la montaña una
mujer sumamente
gorda, i otra vez ovejas como en Australia,

como se asustase esta infeliz con la noticia «del No duró, sin embargo, el idilio largos años,

gringo come-niños de Semita," preguntó a un porque la epopeya estaba cerca.

vaquero si la comería también a ella. El huaso,

que era ladino, contó a su


patrón aquel lance i xv
para tranquilizar a la pobre montañesa encargó
le el último decirle con reserva no tuviera En razón de su carácter entusiasta i belicoso,
que
cuidado porque él no comía carne humana sino Roberto Souper fué en 1851, como en
1859, el

en
tiempo de manzanas, pues éstas abundan sil primer encarcelado. Redújolo a prisión en Tal
vestres en aquella latitud. ca, por órdenes perentorias de Santiago, el in
La pobre mujer se mantuvo quieta, pero ape
tendente Cruzat, apenas estalló la revolución
nas comenzó a
pintar la fruta en los árboles, del jeneral Cruz en
Concepción; pero al llegar
volver más cerril gua a Molina el reo de estado, o más propiamente
desapareció para no a su

rida el "reo del miedo,,, sublevó su escolta, en medio

de una infinidad de detalles tan cómicos como

atrevidos. I con los mismos soldados que le cus


XIII.
todiaban como a prisionero de guerra, marchóse

por la cordillera Chillan demanda del jene


Otras veces el joven inglés se daba a ej, a en

más filantrópicos entre sus


semoj ral Cruz, ya francamente sublevado.
DIóle éste el mando de un escuadrón, i ¡cosa
que durante un verano entero ¡

por los pueblos de la provincia del Maule curiosa! al frente de él peleó en Loncomilla a las
viajar
órdenes del jeneral Baquedano padre, como
llevando un
gatillo de barbero en las alforjas,
con el que sacaba muelas a destajo a todos los pelearía más tarde en Chorrillos a las órdenes del
62 EL ÁLBUM

hijo, a la sazón simple capitán en las filas ene esta animosa creencia, que en él no era
aspira
migas. La bravura de Souper en aquella terrible ción sino hecho de incansable tentativa, el privi-
batalla, verdadera pelea de perros bravos, llenó lejio de ser encerrado 1859 enen febrero de

de admiración a sus mismos adversarios; i cuan la penitenciaria de Santiago, i por una gracia

do fué llevado al hospital enemigo prisionero i especial, que era una flagrante relajación riel
cubierto de sangre, el capellán Despott, tan reglamento de la sombría casa, permitiéronle
bravo ¡ tan humano como él, salvóle la vida instalarse en nuestra propia celda. Alegró así,
aquel ameno, espontáneo, mu festivo charlador

XVI. chas i pesadas horas de cautividad, especial


mente las estrelladas noches del verano, porque

Pasada la tormenta, hízose Souper otra vez como su cuerpo era tan largo i el recinto tan

campesino, i fué entonces cuando adquirió, como estrecho, hacíase matemáticamente indispensa
subdelegado de Pelarco, su renombre de perse ble que el carcelero dejase entreabierta la puer

guidor I de azotador de ladrones. El mismo ta... I así, con ese remedo i postigo de libertad,

aprehendía, vendiendo cada día a barato precio debido a la lonjitud de sus


piernas, éramos feli

su noble vida, a los malhechores del lugar; me ces, porque éramos los únicos huéspedes de la

tíalos al cepo i les inflijía por su


propia mano honradez bajo las bóvedas del crimen.

el final castigo, llevando de él prolija estadísti

ca... Pero una vez


aplicada la pena, que llegó XVIII.
en su conjunto a muchos millares de azotes, él
mismo cuidaba como
padre a los dolientes, i, De allí salimos nosotros para la Luisa Jira-
una vez curados, enviábalos al juez tlel crimen. ginton i Liverpool, Souper para la Olga i Ma

De esa manera limpié) el subdelegado de Pe gallanes. Pero a las pocas horas de viaje, el

larco toda la provincia de Talca de bandidos, prisionero recordó su máxima de calabozo, i se

haciendo por sí solo lo que no habría hecho un cundado por dos o tres de sus
compañeros asal
escuadrón de policía: su solo nombre valía un tó la guarnición del buque, i lo llevó al Callao

redimidos i la guarnición
rej i miento. con sus amigos presa,
a su orden.

XVII. Un detalle desconocido i que ho¡ tiene el

atractivo de reunir en un sólo recuerdo dos

también que 1859 fué Roberto nombres heroicos. Quien envió a bordo del bu
Dijimos en

Souper "el primer encarcelado, „ i esto es otra que carcelero las pistolas que sirvieron para res

vez rigurosamente exacto. Tenía Souper tan catar las víctimas, fué un
jeneroso mancebo que

bien sentada su reputación de incomparable bra a la sazón era teniente de nuestra marina. Su

vura, que apenas soplaba la primera brisa de la nombre fué Manuel Thomson.

borrascosa política, por precaución lo enjaula


ban, como a fiera mansa pero capaz de terribles XIX.
enojos.
Mas, Souper tenía, como cautivo, la máxima Volvimos a encontrar a Roberto Souper en

de que la libertad es un derecho, í por esto ja Lima en 1860, siempre alegre, franco, rolando
más vivir entre barrotes. Debió a en la mejor sociedad, cantando con su media
se
resignó a
DE LA GLORIA DE CHILE

lengua tonadas de Chile, bailando jentiles wal- regresó a Chile, i en la memoria de todos está

ses con las más


graciosas limeñas, estimado de su atrevidísima hazaña cuando, salvando con un

muchos, querido de todos, viejo eternamente mar furioso la barra de Constitución, llevó a na

niño, gentlcmau inglés eternamente geutlemau. do alcapitán Williams la palabra del gobierno
En su coversación, en sus modales, en su
después de la captura de la Covadouga.
apostura, en su respeto i su delicadeza extrema Roberto Souper tenía entonces 50 años, i lo
da para con la mujer, en su benevolencia los atrevieron los más dies
con
que no se a
ejecutar
inferiores, en todo su
porte exterior conocíase de tros i robustos marineros, llevólo él a cabo por

lejos que Roberto Souper era un hombre bien dar ejemplo de sublime patriotismo.
nacido. Pero en lo que se
transparentaba más
todo el temple de alma caballeresca
que en su
XXI.
era en su lealtad
magnánima. Nunca aspiró a
nada, i siguió siempre a los caídos. Cuando el Desde esa
época, Roberto Souper comenzó a

jeneral Arteaga perdió el arzón de su silla de sentirse viejo. Su salud decaía año por año.

jeneral en jefe antes de ir a la batalla, su voz se Sufría una


bronquitis crónica, i su extremada
levantó para defenderlo como a caído; cuando flacura, encorvando visiblemente su bello i alti

cayó a su turno el jeneral Escala, él vino a vo busto, parecía seguro anuncio de una consun

acompañarle, como su fiel ayudante, hasta su ción jeneral.


hogar, i esa fué la única ocasión en que el co Pero sonó el clarín de la cuarta guerra de

mandante Souper dejó la penuria de los cam Chile en los últimos cuarenta años, i Roberto,
pamentos en medio de los achaques continuos acompañarlo i reproducido por sus dos gallardos
de su edad. Para Roberto Souper el sol no tuvo hijos, marchó a la campaña, i se halló en todas
nunca naciente ni tuvo ocaso. Para él, el sol partes donde había balas. Donde no las había,
brilló siempre el alto cénit del deber ¡ del allí estaba
en no
Souper; i como si el plomo hubie
ra sido su remedio específico, comenzó a revivir
Pero volvamos al proscrito de 1859, el de las balas. Todos recordarán
con
plomo
que acompañó a
Lynch en su
expedición al nor

XX. te, i que él solo, yendo a caballo delante de


todo el ejército, se tomó a Pisco, como una

Cuando fué otorgada la amnistía de octubre Zamudio el trago....


copa, espantando a con
(1)
de 1 86 1, el galante caballero de los estrados li
meños pasó a vestir su
poncho de
campesino i a XXII.
perseguir í a azotar ladrones, hasta quo surjió
la guerra con
España. Pero Roberto Souper había renacido a la ju-
Por supuesto, Souper fué el primer tripulante
del Dart, cuando el capitán Lynch llevólo al
(1) Roberto Souper llevó un prolijo i extenso diario de la
Callao con un puñado de auxiliares, i desde en
campanil ipie figurara en su
tiempo debido como uno de los
tonces data la amistad que le ha ligado al último documentos in.'n curiosos i reveladores de su época. Su pti
Miración (hii-á materia para un grueso volumen, que conscr
jefe.
vamos, va puesto en
limpio para la imprenta, aguardando la
Convencido Souper de la traición que los pe
hora oportuna de lanzarlo eou todas sus
¡njcuuidadcs a la
ruanos Pezet i compañía hacían a su
patria, luz de la critica i de la publicidad.
64 EL AL

ventud de las batallas, sólo para ofrecer a su "Don Justo Arteaga Alcm¡,irte. Ricardo Lttdier. —
D. de

Toro H— Agustín Edwards.—P. N. Vidria.—J. Antonio


ídolo antiguo, la gloria guerrera, el holocausto
Taglt A.—Franásco Gandarillas.—J. Rodrigues Rosas.—
de esa misma juventud, podida en
préstamo al
I'.nrijti,- />,' f'nlitn. Z.T.ih.ihr! Undr¡¡!ltf~. A. Vergara —

heroísmo. I por esto al caer de su caballo lla Altano.—Jovino Novoa.— Enrique Mac-Ivsr.— Isidoro Errá-
zuriz.—Dosillo Erntzuriz.—M. R. Lira.—C. Walker Mar
mado característicamente por él «Pedro José,,, tines.—José Tecomal.— R. Larrain C.—Abdón CiJuentes.—
atravesado por cinco balas en los desfiladeros de A. Athndt Padin.—Joaquín Walker Marti
J. Orrego.—R.
Chorrillos, ha podido decirse de él, como de lle-..-
Miguel Luis Amundtegui- Juan D. Navarro. —
Pedro
Malasio Vergara.—R. E. Santeliees.— Gaspar Toro.—Luh
Bayardo en
Carigüano, que fué en el ejército
Jordán.- Jumi I >. -,-.-.■ /i/.-" /'./.- /,-'íí.-i
de'Chile "el caballero sin muido i sin keitío-
Su biógrafo i amigo de intimidad don [liego Baños Ara

C„E.n(t) na, propiiso'iuc los restos del bravo


capitán inglés que tanto
había amado a Chile, sepultados a costa del Estado i
fueran

con el siguiente sencillo pero apropiado epitafio:


(i) Cuno una muestra de la universal simpatía ,pie Ro

berto Souper supo inspirar a todos los chilenos, sin cxce]>- ROBERTO SOUPER
rion de parí ido, reproducimos enseguida las firmas de los
veinticinco de todos los colores de la si 1818-1881
diputados políticos
tuación, ,|uc en el Cor. aje so de iSSi presentaron una mo

ción destinada a obtener una


pensión vitalicia para su aprc-
riable señora viuda. Mu-i,'- .ví.v.-.i /icivt itjt adi, ido íl honor di Chile.
DON LUIS LARRAIN ALCALDE
(Sárjenlo Murar do, HCji,„¡,„i„ r„,|imllb„:
EL SARJENTO MAYOR

DON LUIS LARRAIN ALCALDE.

criaderos habituales do soldados, de donde salía


la aguerrida recluta que domó dos veces a

Lima i clavó el tricolor en el Punyán i el Pan

de Azúcar.

III.

Mas no lo ha fraccionado de tal manera, ni Pero hoi, con el rapidísimo desenvolvimiento

para el patriotismo ni para la gloria. de nuestra civilización, promovida por la escue

En ningún concepto es más verdadero el lema la, el taller Í el libro, i a virtud de nuestra pode
de la Constitución que bajo el que dejamos se rosa unificación, ejecutada casi a vista de ojo i
ñalado:—-Delante del amor i del heroísmo de día a día, por el vapor, por el riel i por la elec
sus
hijos, la República de Chile es "una e ixdi- tricidad, la expansión i el esparcimiento de las
visiuli:.,
pasiones j ene rosas que ajltan a los pueblos, hanse

ejecutado por sí solas como si fuese una co

n. rriente subterránea repartida invisiblemente por


nuestra red de alambre en todas las ciudades,

Antiguamente, en las viejas guerras de la na en todas las provincias, en todos los lugarejos
ción, existían ciertos núcleos militares tradicio humildes como en los campos feraces o incultos.
nales e
inagotables, levadura i semilla de la

secular, inextinguible lucha de Arauco que hasta IV.


ayer ardía en
ingloriosa pira. I eran entonces

las provincias de ultra-Maule, hijas históricas i Cada provincia ha dado un


Tejimiento de sus
del "fuerte Penco,,1 más varoniles i ha habido
desagregaciones jeográficas hijos, pueblos que
las que enviaban su continjente exclusivo de han suministrado divisiones enteras, como Col-

sangre a las batallas, a las fronteras, al extran


chagua i
Valparaíso, mientras otras, como San

jero:- la montaña de Chillan, las dos márje- tiago I el Nuble, han enviado, cada de por
— —
una

nes del Bío-Bío, —


la Isla de Laja, —
Los Anjeles sí, un verdadero ejército.
—Nacimiento, «nido de leones, n tales eran los I de Igual manera cada provincia ha personi-
:)
EL ÁLBUM

(icado su heroísmo en una individualidad o en los pasos de magnánima juventud, si de esta

suelo, apa nómina, la cual faltan forzosamente muchos


grupo de individualidades de
un su a

sionándose de esos emblemas como de su


propia nombres queridos, exceptuásemos a la capital
de la República.
gloria.
Por ese honroso camino la provincia de Porque es un hecho que contra la espectativa
Atacama ha quedado, por ejemplo, identifi miope de muchos, que no reconocieron a la pre
cada como encarnación heroica en Rafael To sente guerra desde su primer orijen su carácter

rreblanca, hijo de Copiapó; la del Maule en nacional, como su índole mejor acusada, como
Arturo Prat, hijo de Qulrihue; la del Nuble en su fuerza de propulsión más enérjica, el impulso

San Martín, en Marchant i en Martínez, tres i el ejemplo vivificantes han partido continua

jefes chillanejos; la de Valparaíso en Manuel mente del corazón hacia las extremidades.

Thomson; la de Colchagua en los dos Vivar; la


del Bío-Bío en los tres Carretón i los Suva VI.
Amagada, i descendiendo a la ciudad i de ésta
a la aldea, La Serena se ha personificado en los Bastaría, para comprobar lo que decimos, ha
tiorostlaga, en los Varas, en los Várela, en los cer memoria de los primeros bravos que queda
Aristia; Elqui en Iribarren; Ovalle en un humil ron en los ensangrentados médanos de Tarapacá,
de pero heroico soldado, en
José Silvestre Galle desde los Urriola, los Silva Renard, los Yávar,

guillos, cabo del Atacama; Combarbalá enJ. R. los Cuevas, los Olano, los Frías, los Arrieta, los

Salinas, muerto en Chorrillos; Iliapel en


Benja Aldunate, los Silva, los Ovalle, los Echeverría,
mín Lastarria i en un humilde fraile, «el padre los Pinto Concha, los Soto Dávila, los Pérez

Madariaga,,; Anctid en el aspirante Goicolea; Gaudarillas, los Baeza, hasta la repetición de


Melipilla en los cinco Serranos; Talca en los esos mismos nobilísimos nombres gloriosamente
Cruz, en los Fernández Letelier, tres hermanos ensangrentados otra vez en diferentes campos

que rindieron casi juntos noble vida en la cam de batalla, pero siempre bajo la misma bandera,

paña, en
José I >oimngo Terán que acaba de mo
siempre siguiendo la misma voz de
prestijioso i
rir de sus mal cerradas heridas; Concepción e:i amado jefe lugareño, del juvenil comandante del
Rafael Zorraindo; Chillan en Belisario Zañartu: Chacabuco,

Osorno en Eleuterio Ramírez; Rancagua en

Barceló; Rengo en
Reyes Campos; el Parral en VII.
Casimiro Ibáñez, ¡ hasta la sierra de Ranqtiil en

el humilde marinero Lerzundi, sobrino de un [ lo que decimos del Chacabuco puede apli
grande de España, que pereció junto al cañón carse con justicia al Esmeralda, al
la misma

que mandaba en Arica Manuel Thomson. Santiago, al al Melipilla, al Valdivia,


Caupolicán,
al Bulnes, al Victoria, todos Tejimientos i bata
llones sanliaguinos.

Santiago sólo, como foco i como impulso au


Pero no sería cabal el laudo de la inmortalidad tonómico i provincial, envió al Perú cinco Teji

pronunciado sobre esa haz de espadas victorio mientos, cinco batallones, tres escuadrones de

sas
que el crespón del dolor encubre sin ocultar, caballería i dos brigadas de artilleros, es decir,
sobre esa avenida de tumbas abiertas delante de un
ejército dos veces más numeroso que el que
DE LA 'GLORLA DE CHILE

el jeneral Bulnes llevó a la victoria Guía i dura del mártir, fin de hacer de su úl
en
agonía a

en
Yungai. timo suspiro una bendición suprema, empapada
VIII.
un lágrimas.

Pero donde se mostró más a la vista de los X.


incrédulos i de los
pigmeos empecinados en
hacer la guerra fragmentaria, cuando el país se Luis Larraín, apuesto ¡ gallardo mozo, , du

alzaba como una sola mole de candente granito cado i acariciado en


opulento hogar de Santiago
para aplastar a sus
provocadores, donde se os donde había nacido en 1858; versado en los es

tentó, decíamos, el sentimiento unánime de la tudios con


distinguidos maestros; abogado a los
juventud de Chile por ir al sacrificio, i a la glo 23 años; iniciado en las luchas políticas desde
ria, i al castigo, fué en la mezquina i desacor temprana i ardiente adolescencia; adalid i tri
dada disolución del primer batallón Carampan- buno antes de cumplir su
mayor edad, no
aceptó
gue, que había nacido del aliento de la juventud el rechazo de sus servicios en los cuerpos de su

santiaguina, i por el mismo principio de nimie ciudad natal, i marchóse a La Serena como ca

dades i desconfianzas oficiales, que había disper pitán del Coquimbo, por el mes de junio de
sado con un desaire la calorosa i espontánea 1S79.
agrupación de la juventud de Valparaíso en las No había tenido a la verdad el joven volun

primeras listas del batallón Portales. (1879) tario mal ojo para divisar su sendero de guerra,

porque a la cabeza de aquellos esforzados mon

IX. tañeses escalaría en breve i con señal, idísima

bravura las breñas arenosas de San Francisco i


Mas no porque fueran rechazados los unos en del Alto de la Alianza.
una
parte con
algún pretexto, los otros en dife
rente
lugar con cierta excusa, el fiero, el puro, el XI.
indomable amor a la patria decaía en lasjene-
rosas almas que la juventud calentaba con su En la memoria de todos ha quedado la brio
irradiación inmortal. sa
participación que cupo al Coquimbo, junto
Ejemplo levantado de esta heroicidad en la con el Atacama, en esas dos batallas campales.
obstinación, fueron los dos hermanos Larraín Pero lo que calvez no todos conocen, por no

Alcalde, Patricio i Luis, capitanes en ciernes del haberse escrito todavía la historia de la última

extinguido Carampangue, que desarmados por campaña, es el hecho notabilísimo de habrá- sido

un decreto, no consintieron en
entregar sus es el batallón Coquimbo, conducido por el bravo
padas i, antes al contrario, lleváronlas, el uno al Pinto Agüero, después de la caída de su bizarro
Esmeralda, en San Felipe, i el otro al Coquimbo, primer jefe, el cuerpo que, rompiendo en el cen
en La Serena. tro las vacilantes filas del enemigo, pronunció su

El último de aquellos dos bizarros mancebos final derrota cargándolo a la bayoneta,


es el que cayó gloriosamente al pié del muro, I en ese glorioso hecho de armas cupo a Luis

puerta de Lima, i el otro sólo ha sobrevivido Larraín Alcalde notoria parte de honor, porque

para traer al suelo patrio los restos queridos, como capitán de granaderos ¡lia adelante de las

prolongando con los cuidados de su amor la filas, i cuando por su ardorosa inspiración per-
EL ÁLBUM

sonal dio a su compañía el grito de ¡Armen ba delempinado morro, sucesivamente el primero i


yonetas!... la última valla quedó rota, i la vic elsegundo jefe del Coquimbo, Soto i Pinto
toria brilló sobre los relucientes yataganes que Agüero, tomó el mando de su rejímiento el de
coronaban hora todas las cimas. nodado mancebo de que hacemos
a esa memoria, i a

su turno
postróle el plomo, hiriéndole traidora
XII. bala el bello rostro.

Sin solicitar el auxilio de su


tropa i valido de
Después de ese doble estreno, Luis Larraín su
juventud, erguida como su alma, el mayor del
Alcalde vino por la última vez a visitar el techo Coquimbo fuese a la lejana ambulancia por sus
dichoso que había cobijado ai niñ . I I ■ . i
'■
píes, i una vez curado, disimulándose a sí propio
los suyos tiernísima i la sociedad culta la gravedad mortal de su herida, intentó montar
acojida,
a caballo para volver al
de Santiago tributóle distinguido homenaje a fragor de la batalla.
quien había partido voluntario para padecer do Estorbaron se lo los facultativos, i entonces el

lores i volvía prestijiado por los resplandores de desdichado joven concentró sus últimas enerjías
temprana gloria. en las santas emociones de la familia i de la re-

Fué durante el invierno último un verdadero üjión, de que fuera ferviente adicto.

favorito de la capital aquel mancebo, que apenas . Para engañar a su santa madre en su lenta

comenzaba la vida i que se había hecho en un agonía, como había pretendido engañarse a si
¡
año de campaña i sin másallegadizo influjo que propio con la Inminencia de su incurable daño,
su brío i su conducta, tercer
jefe de uno de los escribióla desde el hospital de sangre de Cho

rejlmientos más populares del ejército. I si es rrillos, cartas risueñas que le entreabrían hori

lícito delante de tumba tan juvenil traicionar las zontes de ventura a la vuelta de la patria, de la

vagas aspiraciones del alma, que se ajilan en el familia i del altar...

primer ensueño, los destellos de la suya brilla


ron
bajo el disco de dulce esperanza en tierno xv.
pecho..,
Pero era todo eso sólo el heroísmo de la ter
XIII.
nura
después del heroísmo del denuedo, i el
Más llegó la hora de partir, hora del deber bizarro capitán que la provincia de Chile entre
para el soldado, hora de sacrificio para el que cuyos hijos peleó, no sabrá nunca olvidar, llegó
ama, i Luís Larraín marchó melancólico peni sólo a la nativa tierra para cerrar los ojos a la

indomable a
cumplir su ruda consigna entre sol luz querida, i estrechar en la última convulsión

dados. Sus adloses fueron llenos de tristes pre- de estoico i cristiano sufrimiento la mano vene

sajios, que acrecentaron su mérito, porque no rada de los que le dieron el ser.
fueron parte a detenerlo, ¡La paz de la gloria i los cánticos de los an
jeles que lloran sobre la tumba de la juventud,
XIV. sean
por esto con su sombra i custodien para

siempre su noble, su puro, su inmortal recuerdol


I fué así como derribados en la áspera falda
EL TENIENTE
EL CAPITÁN
Don FEDERICO WEBER don cárlos samuel barrios
EL SUBTENIENTE
EL SUBTENIENTE
Hon AMADEO MENDOZA Don RICARDO JORDÁN
DE LA GLORLA DE CLULE

EL TENIENTE CORONEL

DON RICARDO SANTA CRUZ.

II.

El dura i s I.i de la Pero lo que hai de más melancólico en ese fin


5-' prematuro ¡ lo que existe de más noble
,t guerra! PoRpa en esa

te natural apag; helado breve vida, es que Ricardo Santa Cruz lo debía
;
m¡ luz de las todo sí mismo.
'"hálito la tenue cunas a

Oriundo deuna de las más


antiguas familias
o
poda iu hoz sólo las viejas i mutiladas
del árbol de la vida, el patricias de Santiago, no alcanzó nunca favor ni
ramas
plomo de sus
batallas únicamente todo lo que hai de de los pergaminos, estos diplomas del ocio, ni de
siega
enhiesto, de altivo, de juvenil i jeneroso en la los "empeños, estos parásitos que en nuestras
a

carrera de los hombres. ciudades coloniales solo crecen arrimados a las

Por esto en cada uno de los grandes combates paredes de casa grande, con portada de piedra,
de demasía i ancho zaguán i encopetado mojinete, semejante
esta guerra carn en
prolon-
hasta lo inve al peinado de los oidores, jente de «copete.
por la

gada ,
pequenez de u

ánimo con que en si.


pnr lera hora fué empren-
III.
dída, han caído sobr el e eno
ensangrentado de
la patria algunos de ás nobles hijos. El primer Santa Cruz que vino a Chile en los
En Iquique cayó el capitán Prat. comienzos del pasado siglo fué, en efecto, natu

En Tarapacá cayó Ramírez ral de Asturias, como el gran almirante de Car


En Arica cayó San Martín. los V 1 marqués de Santa Cruz. Pero aunque el
'

En Chorrillos Belisario Zañartu. noble caballero que llegó a este


apartado lote
En Miraflores Martínez i Zorraindo. del reparto antiguo del mundo a hacerse sim
I en el Alto de Tacna había caído antes plemente hacendado (la hacienda de Santa Cruz)
„el primero entre los primeros," Ricardo Santa no reclamara, como otros, entroncamiento con

Cruz, adalid de 33 años, que, como don Ra aquel grande de España, usaba el de que mu

món Freiré en Maipo, mandaba en tan tem chas familias (que no lo trajeran consigo) gastan
prana edad uno de nuestros más aguerridos hoi, alargando con la borra de la tinta sus firmas

Tejimientos.
EL ÁLBUM

Don Juan Ignacio de Santa Cruz fué primer sidente, en los toros, en los lutos reales, en todas
alcalde de 1737, i desde esa época las ocasiones de ostenta de la colonia durante el
Santiago en

comenzó la boga de su nombre, porque vivía en último siglo, vemos


figurar como prestamistas de
la el palacio de plata labrada dos
plaza, esquina con esquina con a
grandes contribuyentes de la
los p res i ile rites, i luego emparentóse con la fa Plaza de Armas, al conde Toro, de la
esquina de
milia Aldunate, estirpe de oidores, padre e hijo, la calle de la Merced, i a los Santa Cruz, de la
como los señores de Santiago Concha, que fueron calle de la Catedral. ¡Vecindad obliga!
oidores el bisabuelo, el padre, el hijo i el nieto,

toda "jente de copete n, porque la toga se here

daba entonces con el peinado.


Pero en la vida del deber, los Santa Cruz mo

IV. dernos, hijos de una madre de alma levantada,


esclava, como todas las madres de Chile, de la

Durante la primera jeneración de los Santa lei del deber, que es su


segunda relíjión, han
Cruz Aldunate, mantúvose en primeras aguas encontrado todos como escuela una carrera de
el boato de la familia, con su hacienda de diez noble aliento i de más noble sacrificio. Unos son

mil cuadras a las puertas de la ciudad i su casa


abogados, otros hacendistas, otros sacerdotes,
solariega junto a la puerta de la Catedral. La otros marinos, otros soldados, como el valiente e

casa de los Santa Cruz era la que hace esquina inmaculado amigo que hoi lloramos. Su virtuosa
a la calle del Puente, donde hoi, en lugar de madre, la señora Mercedes Vargas, residente

alcurnias, véndense chancacas, hoi hermana del


en Valparaíso, es
popular abo
Pero en razón misma de aquella obligada gado i orador político don Vicente
Vargas í
vecindad del templo i del palacio, comenzó a de Vargas, fallecido hace cinco o seis años en Li-

crecer la riqueza de sus fastuosos habitadores. mache. Su esposo, don Joaquín Santa Cruz, fa

porque la primera bandeja que había de entrar lleció dejando al mayor de sus
hijos en
aquella
a la alcoba del recién llegado capitán jeneral, edad en
que no hai todavía devoluciones, sino

rejileta de exquisitas viandas i manjares, simple lágrima, ! desvelos.

tributo de vecino, era la de los opulentos Santa


Cruz, así como de su opípara cocina salía cada VI.
mañana el chocolate de los canónigos, i de sus
cajuelas enchapadas de oro el rico sahumerio de Bajo estos severos auspicios del destino nació

los altares i de las procesiones. Ricardo Santa Cruz en la aldea marítima de

Por otra parte, como todas las fiestas reates Cartajena, ubicada en el departamento de Meli
teníanlugar para los grandes en el palacio i para pilla, como había nacido en esa tierra de almas
el pueblo en la plaza, i fué antigua costumbre ce fuertes ¡ pechos arrogantes el jeneral Aldunate
lebrarlas pidiendo prestada su vajilla a los veci en 1796, Rafael I Emilio Sotomayor en 1S22 i

nos, los Santa Cruz malgastaron por arrobas su 1826, Ignacio i Ramón Serrano en 1850-1851,
plata labrada, porque ésta no tenia réditos como
Policarpo "foro algo más tarde, i casi junto con
la que asoleaban en cueros, quedando en éstos el comandante de Zapadores su primo Rafael

los que la pedían... Vargas, este centauro chileno, que recuerda ala
En casi todas las fiestas de recepción de pre vez a Bucras i a Manuel Jordán, i que por la
DE LA GLORIA DE CHILE

sangre i el valor es primo del bravo que al heroicos, como lo tuviéramos un día para resu

frente de su hueste sucumbió trepando la loma citarlos en nuestras calles, nosotros refundiría
de Tacna. Uno i si de los el casi extinguido 2."
otro son Vargas, no mos en un solo Tejimiento
Vargas Machuca, de los Vargas de Melipilla de línea i el totalmente extinguido Atacama, i
que tanto para machucar valen... Pusieron por juntos ambos les bautizaríamos en la pila de las

esto a Santa Cruz, por su talla, su


apostura i su batallas, con el nombre de sus leyendas o con

procedencia, elapodo de el /maso condiscí La hubo


sus este otro:
Lejióu chilena, como antes

pulos de la primera aula. la Lejión tebana, en Grecia i la hátava,


Lejióu

VIL
IX.
A la edad de trece años (febrero 27 de 1861)
i cuando rejentaba la Academia Militar las Ricardo Santa Cruz cubrió
con con su
cuerpo la

leyes de Esparta en la mano el njido ¡ pundo guarnición de Caldera durante la guerra con
noroso jeneral Aldunate, su deudo i su maestro, España, marchó a pie por el desierto a embar
Ricardo Santa Cruz fué colocado en
aquel esta carse en Chañaral a bordo de las corbetas pe
blecimiento por su celosa madre. Su hermano ruanas
(que no
llegaron); I en
seguida sirvió las

José María, teniente hoi del Blanco, entraría diversas guarniciones i campañas de Arauco du

en su lugar vacío, solo seis años más tarde (5 rante la ocupación de este territorio, principal
de enero de 1866). mente en 1868-Ó9, sirviendo bajo las órdenes
deljeneral Pinto i del coronel González.
VIII. Por
excepción estuvo algunos años empleado
como
profesor i ayudante en la Academia Mili
Ricardo Santa Cruz hizo, si no con brillo, con tar, i en esa
época unió su vida a la virtuosa
solidez (pues ésta era la tendencia más marcada joven que hoi le llora estrechando en su
regazo
de su
índole) sus estudios profesionales; i a la tres retoños de su alma. La viuda del coman

edad de 17 años cambió el libro, un


poco pre dante Santa Cruz, la señora doña Magdalena
maturamente tal vez, por la espada, en 1865. Argomedo, es nieta del Ilustre procer i procu
Como lo ha observado Isidoro Errázuriz, Santa rador de ciudad en 1S10 don José Gregorio Ar-

Cruz entró en el predestinado Tejimiento 2." de


línea, el cual ha pasado todo entero a la inmor El comandante Santa Cruz que había salido

talidad, borrándose su nombre, sus filas, su ban de la Academia en calidad de subteniente del 2.c
dera, todo, excepto su
gloria, por el plomo de de línea el 1." de enero de 1865, era teniente en

las batallas. El 2.° entró, en efecto, en


campaña, diciembre de 1 S69 i ayudante de la Escuela mi
con cuarenta i dos oficiales; en Tarapacá dejó en litar en
julio de 1874.
el campo dieziocho, en Tacna quince, en Cho
rrillos diez i nueve, en Pucará uno, el bravo ca x.
pitán Baeza, cincuenta i tres en todo. ¿Qué le

queda entonces sino el resplandor de su ancha Pasó en seguida, señalado por sus talentos, a

fosa i el esplendor de su ínclito renombre? un


cuerpo especial, porque, cuando en 1877 el
Si tuviéramos hoi el poder de dar nombres ministro Prats organizó acertadamente el rej¡-
^ EL ÁLBUM

miento de Zapadores para ir desmontando poco iba a la descubierta, durante una


larga hora con

a poco la Araucanía i sus selvas, Ricardo Santa tra todo un ejército. Ricardo Santa Cruz alen
Cruz fué nombrado a la edad de 29 años segun taba a los suyos corriendo a caballo de una

do jefe de cuerpo, i desde día hasta la extremidad a otra de las filas, i


ese ese
propios sol sus

batalla de Tacna estuvo a su cabeza. Cuando el dados se han maravillado cómo


escapó ¡leso.
batallón, elevado a rejimlento, pasó por Santia Solo cuando el Chacabuco llegara jadeante a
abril de 1879, haciendo escuchar cla sostenerla, la noble
go en sus tuvo
brigada algún refresco.
rines en las estaciones del tránsito, Ricardo Los primos llegaban a
tiempo!...
Santa Cruz se
apeó del tren sólo una hora para

abrazar por la última vez a su esposa i besar en


XIII.
la cuna la frente del hijo que acababa de na

cerle, Surjió de la desastrosa sorpresa-sorprendida


de Tarapacá, como es sabido de todos, una acu

XI. sación contra el joven comandante de Zapado


res, porque en cualquier malaventura humana
Estacionado largos meses en Antofagasta, alguien i no todos han de tener la culpa. Pero

consagróse el comandante Santa Cruz con el esa acusación no


pesa contra su honor ni siquie
tesón del deber a instruir su
cuerpo en la táctica ra contra su heroísmo, sino contra su
pericia.
moderna de combate, en
que la dispersión ha Son pocos los Velázquez de tierra i los Latorre

tomado, contra el tiro rápido, el puesto de la de mar


que dicen:

«Yo lo hice i salió mal.»

anticuada fila unida. Para esto unióse con Do I en vista de aquel cargo, el comandante de

mingo Toro el bizarro comandante, formando Zapadores, a su vez, hizo dos cosas: su defensa

cuartel común con su


cuerpo. El Chacabuco i por la prensa, ¡ en
seguida juró volver a hacer

Zapadores han sido lo que el Portales i el Val en el próximo combate lo mismo que había he

paraíso en las campañas de Yungai, "los pri cho en


Pisagua i en
Tarapacá, esto es, ser el
mos, h i lo que el 1.° i el 2° batallón del Teji primero en desenvainar la espada, el primero en
miento Atacama que se llamaron por cierto dar la voz de fuego i el primero en morir,
motivo los cuñados en la presente. I por esto I así púsolo en obra cuando llegó su hora.

aquellos dos cuerpos jemelos han peleado hom

bro con hombro en


Tarapacá, en el Alto de Tac XIV.
na I en Chorrillos.
Hai en todo esto un episodio íntimo que la

XII. pluma recoje con cariño del fondo de caluro


sas
pasiones, acalladas por jeneroso patriotismo.
Cupo a Santa Cruz el honor de ser el primer La muchedumbre sabe en efecto que el altivo

jefe que pusiera pie en tierra peruana, saludado pero hidalgoVelázquez, jefe de la Arti
coronel

por un diluvio de balas que respetaron su alta llería, el comandante de los Zapadores habían
1

talla, punto de mira entre las rocas.


Cúpole reñido por el honor de sus armas respectivas a

también, si no la fortuna, la honra de romper consecuencia de la pérdida de las piezas del

con sus Zapadores el fuego de Tarapacá, man


capitán Fuentes en
Tarapacá.
teniéndose solo con la mitad de su batallón, que Pero lo que muchos ignoran es que esos dos

A
DE LA GL01 A DE CHILE 73

nobles seres habían reconciliado, dándose cial i


se
elegante, pero de estilo
caprichoso i poco
afectuoso abrazo de camaradas i de amigos. usado. Eran dos nidos que el padre artista había
Más que esto. labrado por sus manos en Lumaco para recojer
El Tejimiento de había sido en ellos las
Zapadores desig primeras caricias de sus amores.
nado para formar la escolta de la Artillería de ¡I cuánto como virtud, como trabajo, como inje-
campaña en el campamento, en la marcha i la n¡o no habla esto en elojio del varón bueno

batalla; i puesto de honor la devolución


este era
que el país tan temprano perdió!
de lapasajera i talvez no merecida afrenta de

Tarapacá. XVI.
Enorgullecémonos en
poseer una de las últi
mas manifestaciones del noble jefe de este cuer Ricardo Santa Cruz, hombre dulce, como lo

po así honrado (talvez la última de todas), i en son


jeneralmente los hombres heroicos, amaba
ella nos refiere, con fecha de Ite, mayo 8, que entrañablente a sus soldados i les servía de pa
mediante la alianza de sus soldados i de los arti dre. Interrogado por nosotros, a
petición de sus

lleros habíase realizado la operación más difícil esposas, para saber el paradero de dos de aque
de la campaña, i la que, después del indomable llos infelices, decíanos la casi
en carta
postuma
valor de ejército, ha dado la victo que de él acabamos de citar,
nuestro nos estas
palabras de
ria: —
la subida de la artillería de campaña de los tierna solicitud: «El soldado José Daza pertene
médanos de Ite la pampa de Buena Vista. al Tejimiento. En
a ce cuanto a
Agustín Toro, este
11 Hoi concluimos de subir con mi Tejimiento, buen soldado llegó mui enfermo de su cautive

nos escribía en la fecha citada el comandante rio I murió en lio a los pocos días de su arribo.
Santa Cruz,—la artillería de campaña la A deudos les puede hacer saber que
a cima sus se
deja
(300 metros), habiendo ensayado por la primera varios sueldos, i que haciendo la correspondien
vez en Chile el sistema de aparejos de a bordo. te solicitud no hai inconveniente para entregár
Dura ha sido la tarea para mis pobres soldados, selos.,,

que a fuerza de brazos han vencido una dificul I así fué hecho.
tad insuperable, que nos ahorra caballos para el
XVII.
próximo combate de esta arma poderosa. 1,

Por vía de adiós enviábanos también nuestro

XV. querido i malogrado amigo una promesa de


victoria. "Espero,— nos decía en la última línea
Ricardo Santa Cruz no solo tenía una alma de su carta,—espero poder comunicarle una

buena sino una alma delicada. Era artista. Ha nueva victoria en pocos días más. i,

bía reproducido al lápiz la fisonomía de la com jl la promesa fué cumplida!


pañera de su vida; había construido por sus Pero no seria el pundonoroso capitán de Pi

propias manos el menaje de su alcoba con las sagua i Tarapacá quien firmaría el boletín de
maderas de los bosques del Sur, fuertes como esa victoria... Puesto a la cabeza de su
Tejimien
su brazo, i en horas
perdidas tocaba armoniosa to
desplegado en orden disperso a la extrema

mente la flauta, como Ney en su calabozo antes derecha de los aliados en la colína fortificada
de morir... Un día que golpeamos a su humilde que se llamó el Campo de la Alianza, una bala
habitación, divisamos dos cunas de forma espe- de rifle, anticipándose casi al combate de fila a
EL ÁLBUM

fila, vino a
penetrarle el
bajo vientre, atravesán Por esto el nombre
glorioso de Ricardo Santa
dole en todos sus
pliegues una manta, que a Cruz habrá de figurar con brillo, después de la
guisa de antiguo «huasoí, chileno llevaba atada prueba del fuego en la larga lista de los que
cumplieron con el juramento de sus grandes al
Sin descender del caballo fué conducido el mas, siendo los primeros en la pelea, los prime
desdichado joven por el cirujano de su cuerpo a ros en el sacrificio.

retaguardia donde recibió la primera curación; i ¡Que la paz sea en él i sea en ellos! Que la
al día lleno de serenidad, de satisfac
siguiente, gratitud pública se arrodille en sus lares, i allí
ción i casi de por haber
orgullo cumplido su
bendiga en el desierto tálamo a la viuda, en la
deber desmintiendo la inocente cuna a los hijos, i en la tumba fría con
con su muerte
sospecha,
espiró los brazos de Do
inseparable amigo sagre sus manes i sus glorias.
en su

mingo Toro Herrera a


quien confió sus últimos ¡Para eso han vivido i para eso han muerto!
votos i sus
postreras ternuras de esposo i padre.
DE LA GLORIA DE CHILE

DON PEDRO ANTONIO VIVAR,


CAPITÁN DEL REJ1M1ENT0 COLCHAGUA,

pajinael de Moisés de Arce, telegrafista de


i. Chañarcillo, gloriosamente caído en Tacna co
mo
capitán ayudante del Atacama, i el de Pedro
?A tenido la invención moderna Antonio Vivar, muerto sobre las trincheras ele
f\ del
telégrafo parte tan viva i prin Miradores, ambos ¡rasgo significativo i singu
ga clpal en la guerra que Chile sos- lar! en el acto de arrebatar personalmente una

=
hasta hoi con el Perú í con bandera al enemigo.
Bolivia, que sin figura de ornamentación retórica A uno i otro de estos dos nobilísimos obreros

podría afirmarse que sus alambres eléctricos han debemos señalado tributo en esta compilación
formado parte del organismo del corazón del del heroísmo, i ya que en otras ocasiones hemos

pueblo chileno, suspendido a sus son dado a conocer al primero, cabe al último su

de ¡da. El país
palpitaciones como a un centro v

lo ha sabido todo por el telégrafo,


dolores han viajado siempre de uno
m.
Iremos hasta el confín lejano a alas de su fluido

Nació el valiente capitán don Pedro Antonio


Vivar de una familia de valientes en el pueblo
II. de San Fernando el 9 de noviembre de 1851. El
denodado teniente coronel don Bartolomé Vivar
I no he sido inferior a estos servicios la con era su hermano de padre, i éste un honrado ¡ la
ducta de sus animosos obreros, fuera que prece borioso agrimensor que formó en Colchagua una
dieran o marcharan en
pos del ejército, fuera que honorable familia con asiduo trabajo.
hubieran cambiado el manubrio de sus
máquinas Desde sus
primeros años mostró el joven Vi-

por el fusil o la espada del combatiente. El telé

grafo no há mucho nos ha anunciado la muerte i nada, cuando n ño, le complacía más gratamen-
en combate, dentro de la quebrada de Matucana, pada de hermano, que ha-
su

del telegrafista Paiva, i para citar nombres ver bía comenzado si noble aprendizaje, como Lagos
daderamente heroicos en las lilas de esos com i como Marchant, er scuela de Cabos, o

de ejercicio, bastaría recordar est£ adornarse la infantil I I i/


pañeros en c
tiquepi
76 EL A

más tarde por afición un tirador eximio de pisto por capacidad ¡ dedicación al servicio. El ca
su

la, i toda naturaleza esforzada i pitán Vivar,sin agravio de nadie, era el alma del
en su
alegre, va

ronil traicionábase su destino de soldado. Por su Colchagua.


madre, que llevaba el apellido de Fermandois,
era de estirpe francesa, es decir, era de raza
gue- vi.

Una dolorosa nueva aguardábale en la arena

IV. del desembarco, pero ella serviría solo para po


ner a
prueba el temple de su alma I a encenderle
Educado durante sus
primeros años en el liceo en bríos de guerra i de venganza. Al bajar a tie
de San Fernando, tle familia le per el 5 de diciembre de 1879,
escaseces no rra en
Antofagasta,
mitieron abrirse paso hasta una alta carrera
pro supo, en efecto, que su hermano mayor estaba

fesional; i por eso, cuando tenía 16 años, entró muerto, i que en su


agonía bahía sitio insultado
de telegrafista a mérito, a fin de aprender su ofi villanamente por los peruanos en el campo de

cio, en la oficina de Talca. batallado Tarapacá, porque le habían visto caer

Como fuera un mozo


¡ntelijente i despierto, vestido con la blusa de soldado, a causa de haber
hízose luego capaz. En los rejlstros de la oficina perdido en un incendio de la víspera su unifor
central de los telégrafos del Estado le encontra me de jefe del 2.a

mos sucesivamente nombrado auxiliar de la ofi "Si, como se dice—escribía el capitán del Col-
cina de San Carlos el 23 de enero de 1871, de chagua en consecuencia de esto a sus dos her

la de Cauquenes, cerca de un año más tarde (oc manas, de quienes era único sostén, —
Bartolo ha
tubre 3), i por último, segundo empleado i suce caído heroicamente, esto lo enaltece sobrema

sivamente jefe de la de sti ciudad natal, el 21 de nera, dando a conocer así que por sus venas co

junio de 1873. rría sangre de Vivar,,...

El juvenil capitán col ch agid no creíase lejíti-


V. mamente descendiente, por su
estirpe i su
ape
llido, del Cid, don Rodrigo de Vivar, i gloriábase
En tan tranquila situación hallóle el rumor de por esto del sacrificio i enseñanza de los suyos.
la guerra, pero tan justamente rodeado de pres-
tljio por su
porte como
empleado i sus prendas VII.
sociales como
hijo, como hermano i como
amigo,
que, cuando la populosa provincia de Colchagua A poco de su
llegada, i como
para ir a
ejer
organi/ó su
continjente de sangre en el robusto citar misión vengadora en la fatal quebrada, re
Tejimiento que llevó su nombre, .ofrecióse a Vi cibió el capitán Vivar órdenes de marchar con

var, por su
jefe i sus camaradas, el puesto de ca su
compañía al pueblo de Tarapacá, a fin de
pitán, que el favorecido aceptó en el acto con pa guarnecer aquel punto estratéjico, i con este mo

triótico orgullo. Tenía esto lugar a medí, idos de tivo volvía a escribir el 16 de enero de 1880, re

1879, i cuando el rejí miento llegaba a


Antofagas bosando de ira para con los inmoladores del pri-
ta el 5 de diciembre de aquel año, llevaba el no
mojénito de su casa: — «Yo llevo atribuciones
vel soldado no solo merecido su
puesto sino acre
para hacer pasar por las armas a todo individuo

ditada su
reputación como oficial sobresalí ;.;■
que se encuentre armado, para cuya operación
DE LA GLORLA DE CHILE 77

no habrá más trámite que tirarles unos cuatro

balazos.,, IX.
I sin embargo de estas arrebatadoras palabras,
el joven soldado no era ni fanfarrón i menos era Andan de continuo brazo a brazo en los cam

inhumano. Al contrario, espíritu tranquilo i


su
pamentos I bajo las tiendas en que respiran pe
el cariño acendrado que profesaba a su tropa, chos juveniles las penas con los consuelos, i el
le presentaban siempre en primera fila para los mismo afectuoso soldado cuyas endechas al dolor
servicios delicados. Siendo un simple capitán de acabamos de leer, expresaba una semana más

milicias, el le nombró de la tarde sus


alegres esperanzas de campaña i de
jeneral en jefe jefe
línea del Loa i de victoria con estas
pintorescas palabras:
gobernador Tocopüla, en
del comandante de "Ya parece hecho el que retira
reemplazo injenleros don un no nos

remos al sur sin haber visitado antes a la famosa


Francisco Javier Fierro, que se incorporaba al
ejército activo. En seguida iba a custodiar la Lima, i lograr así la oportunidad de enamorar

una docena de lindas choütas de patitas de


importante posición de la X'oria, llave del de-
esas

VIII. x.

Vivar No obstante estas salidas chistosas, el capitán


Encontrábase el capitán en este punto
i Vivar mantenía la seriedad de su
puesto con la
el 29 de junio de 1880, día de su
cumple-años,
entereza de un verdadero soldado. "Algunos
como una justificación de lo que hemos aseve- ¡
compañeros, —
escribía en efecto desde la Noria
rado, a
propósito de su tranquilo i afectuoso si
el de julio del segundo año de la guerra, han

12
bien festivo carácter, casi todos sus
compañeros
de allí tren especial deseado hacer su visita al sur, pero yo nó. No
armas se
dirijieron en un

iré mientras no con mi cuerpo, o si soi


desde Iquique para felicitarlo cordialmente, al regrese

le tributaban herido, para que ustedes me cuiden.


paso que las clases de su compañía
de cariño día «Es vergonzoso ir sin haber hecho algo de
homenaje presentándole ese sus

dorada.— antemano.,,
nombres en una
tarjeta de plata
decía hermana I cuando un mes más tarde tocábale alistarse
« Habría sido mui feliz, —
a su mas

aniversario con su cuerpo en la expedición Lynch, escribía


íntima, a
propósito de su primer en

la carta de familia, en la que la cultura


la campaña, el 30 de junio, i aludiendo a una siguiente
del lenguaje nos
obliga a borrar la oportuna pa-
dolorosa pérdida de amistad ocurrida hacía poco

en Iquique, —
el día de ayer, pero tuve un recuer

do mui triste que no me dejaba tranquilo un ins iubteniente del Colchagua don Pedro Nolasco Contreras.
asesinado por casualidad i por un soldado ebrio en el cuartel
tante. Me venia a la memoria el cómo había pa
de Iquique. Era aquel su amigo de corazón, i cuando anun

sado ese mismo día el año pasado. ¿Te acuerdas? ciaba a sus hermanas golpe tan doloroso, decíales el 24 de

"En el almuerzo i a las once me acompañó mi


i>. ..Sin el recuerdo de ustedes, con verdadero placer me
al que ya no veré más. A la co
mejor amigo, haría matar en el primer encuentro que tengamos. Tú, que
mida i al té, le acompañé yo a élu (1). intimidad, debes suponer l.i grandeza de mi
conocías nuestra

sentimiento. Solamente a mi hermano José María he sentido

Aludía el capitán Vi™ en estas tiernas palabras al


(1)
labra de Cambronne después del Viva Chile! pañla, i apoderándose por Sorpresa de las ofi

hogar la para él fausta cinas telegráficas, lograba imponer


con que anunciaba a su a su
jefe de
nueva de marchar a los combates: todo lo que convenía a sus
operaciones. Debióse
de 18S0. ¡Viva Chile!!... así a la intelijente prontitud del capitán Vivar el
"Iquique, agosto

20

"Mañana sábado mui de madrugada nos em


hallazgo a bordo de un
vapor inglés de 7.000,000
barcamos en el ítala con destino a los puertos 1 de soles que el dictador Píérola había pedido a

del del Callao. Estados Unidos i que fueron de poderoso auxilio


poblaciones norte

"¡Magnífico, espléndido! ¡Grandioso paseo! a nuestro ejército.


"¡Cómo gozaremos después de diez meses de

freganda! ! ! XII.
"Se dice que habrá jarana. Rica cosa; que asi
Llevó el
joven capitán del Colchagua un
"¡Oh! Al cabo, hermanas mías, se me van a diario prolijo de sus operaciones en aquélla

cumplir mis deseos! He soñado encontrarme en correría, i en todas sus aceleradas pajinas, es
medio de una
gran batalla i que ya me había critas al lápiz, no
aparece vivo i palpitante, sino

convertido en un león. —
Pedro Antonio.» un deseo: el de pelear, el de marchar a Lima i

I contando esa misma batalla, tan imajinaria rescatar así la triste tarea de aquéllos estériles
como su
vengativa crueldad, en esa misma carta incendios a la luz de cuyas llamas escribía. De

suerte que cuando a su


regreso supo en Arica

"... Mataba i mataba sin cesar, 1 en medio de que debería ir directamente al encuentro de los

ese goce sublime, un recuerdo me enfurecía con


peruanos en armas Í fortificados, se
regocijó en

los
enemigos. Era el alma de mi inolvidable los adentros de su alma honrada, i, seguro de la

amigo Pedro Nolasco que clamaba venganza! victoria, daba expansión a sus votos en estos je-
■'¡Cómo gozaba matando a los que indirecta nerosos términos el 13 de noviembre de 1880,
mente fueron causa de su muerte! Nuestro her desde a bordo del Rata; —
"Ya me tienen nue

mano murió, pero murió como valiente probado vamente embarcado para partir mañana domingo
i esto basta. con rumbo al norte. Ya se va a definir la gran
"Mi amigo, nó; murió sin alcanzar a darse a cuestión i nuestro mayor deseo: la toma de Lima.
conocer i esto me desespera. " La primera división, compuesta de 9,500

"Desperté, i... ¡qué rabia! Ningún cholo hombres, está va casi toda embarcada i será la

muerto i yo sólo peleaba con la pared, i Eulo-

jio riéndose que daba envidia ,, "El triunfo de causa es indudablc-


bemos más que vencer. 1,

XI.
xm.

Lynch a la zona 1 desde Pisco, adelantando su briosa confianza


.ccidentado curse í su tardío itinerario, volvía a
agregar el día 24
icios, porque a de ese mismo mes:

telegrafía desem- "Nosotros ignoramos cuándo avanzaremos

hacia Lima; pero creemos


que no será hasta que
DE LA GLORIA DE CHILE 79

no
lleguen las otras dos divisiones. Según los Ya desde la cubierta del trasporte Carlos Ro
datos que han adquirido, la refriega en Lima berto había
se
anticipado al desembarcaren Cura-
será bastante seria i promete ser
espléndida. yaco el capitán Vivar estos mismos votos, ex
Esto es lo único que nos da ánimo para sopor clamando con la festiva
alegría propia del solda
tar
resignados los inmensos descuidos de los do, el 24 de diciembre:

«Todos estamos resuel
señores directores de la ¡Paciencia i tos a morir o vencer.
Rueguen ustedes al diablo
guerra.
aguantar por la doble! \\ para que vuelva o me quede, según convenga
I en
seguida, volviendo su
pluma, como si que suceda, n

hubiese sido su
espada, del ataque a fondo a los Vivar, como la gran mayoría de sus
compa
directores de la guerra a los fáciles críticos de ñeros de armas, no era talvez libre pensador,
las operaciones de ésta, agregaba; pero era fatalista, esta segunda relijión del solda

"Quisiera traer por acá, por solo quince días, do chileno después de la del escapulario.
a esa infinidad de siúticos habladores que tanto

i que hablan del xv.


pululan en esa capital tanto

pobre ejército; ¡ellos seguramente que no


aguan- Al fin el Í Vivar, conforme
ejército marcha; a

sus
promesas, cúbrese de gloria en las alturas de

xiv. San Juan Í de Chorrillos.— »F1 capitán Vivar, —

decía a este respecto en una relación postuma e

Fué el risueño valle de Lurín la última eta


inédita uno de sus
compañeros de cuerpo, tan
marcha i la de
pa de aquella fatigosa, víspera
en
valiente i pundonoroso como él i que ha seguido
la gran jornada quiso el animoso mancebo, cuyo
sobre las armas
(el sarjento mayor don Adolfo
vida hemos venido contando con sus
propias
Krug, intrépido mestizo de San Fernando), el

acaloradas palpitaciones I confidencias, quiso dar


capitán Vivar desde el principio dijo a sus com
a sus dos hermanas, que vivían de él i para él, toca vengar la
pañeros: "Ahora es cuando me san

el último adiós del presentimiento, dirljiéndoles gre de mi hermano en Tarapacá. „ I parece que
esta tierna ¡ ufana carta:
con esta ¡dea se cegó, puesto que al recibir de su

de Lurín, enero II de 1SS1. jefe la orden de avanzar con su cuerpo sobre las
"Campamento
trincheras enemigas, se le vio trepar por los cerros

»A mis hermanas Carolina i Teresa. de los


de San Juan i llegar a ser primeros en

batir el tricolor en esas formidables trincheras en

'Queridas hermanas: unión con los del 2." de línea. 1,

patria querida! Vivar, como elcapitán Arce en Tacna, sentía


"¡Viva Chile, nuestra

"Ya parece ha llegado la hora feliz de probar


la codicia de los pendones enemigos, i la saciaba.
Pero más dichoso que el tres veces heroico ayu
nuevamente al peruano lo que vale el soldado
dante del Atacama i ex-telegrafista como él, es
chileno cuando defiende los fueros de su
sagrada
Patria. capó ¡leso en las alturas a
pesar de haberse bati
do fila.
"Tenemos orden para avanzar mañana, i se en
primera
gún se cree se trabará la batalla al amanecer

así vive Dios!...


XVI.
de pasado mañana, ¡Que sea,

Pedro Antonio. ■■ En Miraflores fué desdichadamente diverso


ío EL ,

su destino. Como se sabe, su


cuerpo entró a úl rables; pero si alguno cae, feliz él porque muere

tima hora, pero al acometer con desmedido brío cubriéndose de gloria. ¡Qué mejor manera de
los postreros parapetos que guardaban a Lima i llegar a lo desconocido!...,,

sus banderas, cayó derribado por una bala en la

el iba de
XVIII.
frente en acto en que a apoderarse un

trofeo del enemigo, Pereció asi antes de cumplir treinta años de

"Vivar, con su aire resuelto i enérjico,



dice una vida humilde, pero nobilísima, el
capitán-te
aludiendo a este solemne momento uno de sus legrafista cuyos servicios a la patria, como los de

compañeros de armas en un documento inédito. sus mayores, son dignos de no vivir en el olvido.
-
tomó una
pequeña banderola í principió a ba Fué una alma buena, alojada en
pecho jenero-
tirla, diciendo a sus soldados que pronto la ve so, i fué también sombra protectora acariciada i

rían en las trincheras enemigas en cambio de la bendecida hoi por corazones


afiijídos que eterno

que veían flamear. A la vez, Krtig da la orden dolor entristece. Como hermano fué un
padre,
de avanzar I a la carga, lo que fué obra de un como soldado fué un héroe verdadero, i como

momento, i pronto se encontraron cuerpo a servidor del país en su modesta carrera, un


ejem
cuerpo con el enemigo, ganándoles el campo; plo de consagración I de pundonor en el deber.

pero ¡qué horror! al saltar éstos, quedaba el piso " Como empleado, —
dice a este
propósito quien
cubierto de heridos i muertos, i entre ellos el tuvo de cerca i de sobra razón para conocerlo, —■

valiente Vivar, que recibió una bala en la cabe fué siempre el tipo del hombre honorable i pun

za, i heridos los valientes oficiales del Talca, donoroso en el cumplimiento de sus deberes.

Concha, Fernández i otros. Como hombre privarlo fué el modelo del herma
"
Pronto concluyó la batalla "i el subteniente La- no afectuoso para con su familia, a quien soste

ra
pudo arrastrar el cuerpo de Vivar a una
tapia nía, i que después de su fallecimiento ha queda
en donde lo tapó con
algo para después recojer do enlaindijencia.,,
los queridos restos del compañero, u

XIX.
xvn.
De todas suertes fué el capitán Vivar, digno
Los que se hallaron cerca del capitán Vivar hermano del jefe inmolado en
Tarapacá, uno de

en aquella luctuosa tarde, le notaron triste i preo esos


tipos del patriotismo puro, del valor heroico,

cupado en la primera hora del combate, i sólo de la constancia jenerosa en el servicio i del de
d¡ó alas a su alma guerrera e
intrépida cuando sinterés verdaderamente sublime en todos los

desde la llanura divisó en lo alto del muro


perua actos de su carrera
que en la presente como en

no la bandera del reto. Ya lo hemos dicho, Vivar, anteriores guerras ha puesto en evidencia la no

como la mayor parte de nuestros soldados, era ble juventud chilena.

fatalista, i desde Lurín había escrito a su


hogar Encomiéndase por esto a su memoria i a su

estas palabras que llevaban consigo el sello de culto, como un ejemplo acreedor a perdurable
su destino; alabanza, el nombre del humilde capitán chileno
"La idea de que en el combate se puede morir, que en su esfera llevó el nombre del Cid i supo
a nadie preocupa. Todos nos creemos invulne llevarlo.
DE LA GLORIA i

EL CAPITÁN

OTTO YON MOLTKE,

en los pueblos de nuestra casta, donde los ex

tranjeros i sus
hijos forman casi siempre en la

vanguardia de los más entusiastas, los más deci


didos ¡ muchas veces los más abnegados en el

. honrosos de la servicio, en los dolores i en los regocijos de la

nue hoi República, esta madre común que en nuestra


guerr
■£- bajo su lápida de gloria, es la tierra venturosa amamanta en el mismo seno al

de entrañas i al de adopción.
:ooperación que de la san hijo sus
hijo su

gre, el honor i el
heroísmo de todas las razas que

viven bajo nuestro benigno cielo, han encontra 11.


do en todas partes las armas de Chile,

sentimiento anti [ así también como desde los primeros días


Forma indudablemente un es

el hombre que hermoso de la lucha aparecen confundidos en una inmor


guo i noble en nace, en

tal hazaña del al abrirse la campaña, los


o
pobre suelo, eso no importa, pero de padres mar,

nombres de Condell i de Wilson, de Zegers i de


venidos de otras zonas del universo, una especie
de acentuación del sobrepuja Hyat; i
seguida, en
en los combates de tierra,
amor patrio que
entre los más la pasión común i el afecto innato reprodúcense en todas partes los nombres de
Cox i Brown, Weber i Whiting, Roach i Bla-
del resto de sus compatriotas.
i Walker entre los bravos ingleses
Dio evidencia a esa especie de reagravación kley, Simpson
del la guerra de la independencia, que han caído en el campo de batalla, levantán
patriotismo
los más ardien dose sobre todos, tan alto como su
erguida i
en la cual fueron muchas veces

hermosa cabeza de adalid, aquel Roberto Sou


tes adalides i soldados de la revolución los que

habían nacido de padres peninsulares i vivido per, pobre viejo querido, que, estamos seguros de

la enseñanza de la colonia, como Bo ello, sostuvo bajo el peso de los años i de las
bajo ríjlda
balas la eterna juventud i la eterna alegría de
lívar i San Martín.
del Nuevo Mundo fué en su amor a las batallas i a la defensa de todo lo
La independencia
decir, que la humanidad tiene de
santo i jeneroso.
las dos Américas la obra de los criollos, es

De igual manera encontramos entre los fran-


la obra de los mestizos.
soldado
[ esa misma efusión se comprueba hoi mismo pero bravo liouquet,
S.2 EL A.

de vanguardia como
Souper, herido en Tacna, i la sangre de Gustavo Adolfo i de Carlos XII.

el primero en De este tipo Manuel Thomson,


que, sin
era
embargo, es aparecer en
cuyo nom

el campo de Lurín saludando con su


kepi al ene bre es una leyenda de bravura, i a ese mismo

migo; a Ilolley, jefe del Esmeralda; a Mon- grupo, en


que figuran Carlos Severin, muerto en

tauban, a
Dardignac, el de La Verde; a
Julüan Tacna i el heroico Víctor Aquiles BianchI, nieto

que murió adolescente todavía, hijo de nobilí de escandinavo, pertenece el noble i desgraciado
simo industrial i servidor antiguo de Chile; a mancebo cuyo nombre ponemos al frente de

Beignol, Nolbert, i Lavergne, del Atacama, que estas líneas, como un


homenaje de gratitud a

habiendo sentado plaza de soldado como


Jullian, todos los que, sin haber nacido en Chile, han
ascendió rápidamente en su carrera.
peleado I han muerto por su nombre i por su

Entre los belgas citaremos a


Wargney, muerto gloria.
en los Navales I a otros que figuran en la larga
i dolorosa lista de los caídos en las dos batallas IV.
jigantes que derribaron en tres días los muros

de Lima. El capitán ayudante del Chacabuco, Otto von

Vemos hgurar también en la guerra nombres \ Moltke, era hijo de un conde dinamarqués, que
del hemisferio norte de la América, como La- conserva todavía su honrada pobreza, pobreza
than, Cotton, Harris, Tullivan I Carson; de la de patriota, su título de alcurnia i el respeto que

vieja estirpe de Jermania, como los dos Stuven, le rodeara días de mayor
en
prosperidad.
los dos Nordenílicht, Reytes, del Colchagua, i : El conde Federico von Moltke, que aun vive
von Keller, de la Artillería de Velázquez, sin i pertenece a la misma familia del gran estraté-

que falte a la nomenclatura algún sólido tipo de jico del siglo, era, como éste, natural del gran
la Iberia montañesa, como
Abínagoitia, soldado ducado danés de Holstein, que la Prusia recla

ayer de don Carlos en las sierras de Navarra i mó como ure.i


dependencia suya, a título de uni
hoi del Atacama en los médanos del Perú. ficación de razas, en 18Ó4. 1 desde entonces, por

Singular acaso! los últimos oficiales sacrifica la fidelidad que conservó rei
a su
lejítimo, cayó
dos en la tierra del Perú son dos capitanes de

nombre extranjero pero chilenos de cora/ón. el Fué el conde dinamarqués presidente (pre
ayudante Boltz i el bravo dell Orto del
capitán fecto) de una de las provincias de Holstein, la
Concepción. Más todavía. El último que logró provincia de Plou, cuando la Prusia desmembró
escapar de bárbaro enemigo fué un brillante este Estado, después de prolongada i sangrienta

mestizo que lleva el nombre de Luco Lynch. lucha, sostenida i sin


con
incomparable igual
heroísmo por sus
compatriotas contra dos impe
ni. rios coaligados.
Habiéndose negado el noble danés a prestar
Mas, por circunstancia de
una
digna ser seña
pleito homenaje en su calidad de funcionario
lada aparte, encontramos entre los más resueltos al rei retiróse la ciudad
público extranjero, a

servidores de Chile en las campañas de los tró libre de Lubeck, donde hoi día habita con una

picos a un puñado de valientes soldados, que del Gobierno de Dinamarca.


en corta pensión
carnan en sus nombres la tranquila pero indo
mable raza escandinava, la estirpe que fecundó
DE LA TA DE CHILE 83

nicería de doce horas entre medio millón de

V. combatientes, los alemanes perdieron diezisiete


mil hombres, pues había Tejimiento, como el ¡6

Algunos años antes de estos sucesos había de Infantería, que cargado a la bayoneta por la
nacido en el seno de comparativa opulencia el división de infantería que mandaba el jeneral
joven soldado que en la.s faldas del Mono Solar l 1 ■

\ i por la , aballen',! de la guardia imperial,
selló con su sangre su alianza a Chile. fué reducido de tres mil hombres de que se com-

Otto Moltke vino al mundo en la ciudad da

nesa de Lauemburgo el 13 de agosto de 1851, El joven Moltke cayó también en las filas de
de suerte que ha muerto apenas en la vecindad su
cuerpo, junto a su
jefe el coronel von Sho-
de los 30 años. ning, que allí fué muerto,

Por su bizarra conducta, más que por su

VI. herida, el joven soldado del rejimientode Silesia


fué ascendido a
porta -es ¡andarte i en
seguida,
A virtud del cambio de domicilio impuesto en en setiembre de 1870, a subteniente, recibiendo
su niñez a su
padre, Otto von Moltke, educóse la cruz de hierro, que en las paradas i en las ba

con su hermano mayor Carlos von Moltke en el tallas de Chile debería brillar con su
opaco í casi

Jimnasio de Lubeck, donde hizo sus estudios de fúnebre resplandor sobre su


pecho i sobre su

humanidades, hasta que tuvo la edad de ser sol cadáver.

dado, simple trámite, como el del bautizo i la

confirmación, en la vida de la juventud moderna VIII.


de Europa, que tiene cinco millones de hombres
sobre las armas. Terminada la guerra franco -al emana, Otto

En obedecimiento a su término de servicio, von Moltke continuó en su Tejimiento, haciendo


Otto von Moltke alistóse en enero de 1869 en la vida de cuartel, i por el año de 1875 ascendió
el rei ¡miento de Granaderos de Silesia núm. 1 i,

acantonado a la sazón en Altona, ciudad sepa Pero, por una parte, el tedio de la vida de
rada de la de Hamburgo por una
simple reja de guarnición, la modicidad extrema de los sueldos

jardín, antes de la anexión de los ducados, i cierta irregularidad de cuartel, que en Chile
habría sido cuestión de un arresto de veinticua

VII. tro horas, le indujeron a dar su dimisión i a bus

car en otros horizontes el de su


propia vida.
El adolescente danés tomaba servicio en la Asociado con su hermano Carlos, que era
por

víspera de una
gran guerra europea, i en conse un año su
primojénlto, i que junto con él había

cuencia, dieziocho meses más tarde hacía su sirio soldado, echó una mirada al vasto atlas del
estreno en la terrible batalla de Mars-la-Tour, mundo; i después de haberse informado de las

llamada por los franceses de Rezonville, condiciones de trabajo, orden i


en
que porvenir en que
los últimos fueron arrojados sobre las murallas vivía el pueblo de Chile, de su cónsul en Ham
de Metz, cuando pretendían abrirse paso con el burgo, Mr. Schutte, resolvieron uno i otro em

inhábil Razaine a su cabeza hacia Verdun I hacia barcarse para esta tierra hospitalaria que hoi la
París. En esta horrible batalla, que fué una car- muerte ha hecho suya,
EL ÁLBUM

Cupo a von Moltke ir a


guarnecer con su

IX, compañía el mineral salitrero del Toco, i allí

ocurrióle un lance de mal augurio que entonces,

Los los hermanos Moltke llegaron a Valpa cuando el país no se había acostumbrado todavía
al horror de las matanzas, hizo triste
raíso en
agosto de 187o, por la vía del cabo de impresión
Hornos en el Adolphus, i
luego encontraron en los ánimos. Examinaba un
grupo de oficiales
modesta pero honrosa ocupación en la Refinería derto revólver que decían había pertenecido a

de Azúcar de Viña del Mar, que rejenta un un jeneral peruano, cuando de repente estalló el

hombre que ha conocido los vaivenes de la vida arma traidora i la bala fué a traspasar de banda
i no ha sentido, en la altura, desvanecida su ca a banda el hígado del joven voluntario,
beza ni su corazón. Don Julio Berstein recibió a
Creyóse por todos que la herida era de nece

los dos emigrados daneses con la misma cordia sidad mortal. Pero conducido a Valparaíso i

lidad protectora con


que treinta años hacía fuera puesto bajo el cuidado del intelijente doctor von

r ■■.¡'■' ! , i'l mismo en el hogar chileno como em Schroeder, su robustez natural i el talento del

pleado subalterno de El Mekcuiuo, facultativo lo devolvieron luego a su


cuerpo i a

la campaña.

X. Debió Otto von Moltke a esta circunstancia


el honor i la ventaja de hallarse presente en el

Otto von Moltke residió tres años en la pin combate de Angamos, como jefe de la guarni
toresca aldea en
que consagramos estas líneas a ción militar del . 1 mozonas. Era, por consiguien
su modesta memoria, I se hizo amar
por todos te, uno de los participantes legales del precio de
los que le conocieron i trataron. Era tan arro
captura del Huáscar, única herencia suya ¡ de
gante de porte como sencillo i suave en sus los suyos.

maneras. Percibía escaso sueldo, pero una vez

independizado de su
penosa i diarla tarea en
XII.
tre los filtros, cultivaba sus relaciones sociales
con la jentil afabilidad de un hombre altamente Von Moltke combatió en
Tarapacá en la

nacido. Su gran pasión, pasión alemana, era el compañía del bravo capitán Alamos, i en Tacna
baile. en su
rejimiento, bajo las órdenes del bizarro

comandante Yidaurre. Sabida es la noble parti


XI. cipación que cupo a ese cuerpo en la última jor
nada, decidiendo, junto con el Coquimbo i el

Pero decimos mal, su


pasión verdadera érala Chacabuco. la disputada victoria en el centro de

guerra, i cuando sintióse en los tranquilos ámbi la línea de batalla. Esos tres cuerpos formaban
tos de Chile el primer clarín de Calama, solicitó la tercera división.
licencia de su patrón, que le reservó su empleo, Probablemente fué en esa ocasión cuando tu

i obtuvo del excelente coronel F.ekers (otro mes vo motivos personales, i como testigo presencial
tizo) un
puesto de subteniente en el batallón de el coronel Domingo Toro Herrera, el más en
Artillería de Marina, en
que aquel malogrado tusiasta de los valientes voluntarios de esta gue
;■■!■■■ i a. : ió las operaciones de la guerra, ocupando rra, de conocer el mérito militar del joven Molt
todos los puertos del litoral boliviano. ke, porque lo solicitó para su
cuerpo i lo nombró
DE LA GLORLA DE CHILE Sj

su
propio ayudante con el grado de capitán del nos hallamos en las inmediaciones de Lima, la
Chacabuco. gran batalla decisiva tendrá lugar en los próxi
mos días. Si muero, lo avisarás a nuestro queri
XIII. do padre del modo que le sea lo menos doloroso

posible. Mis papeles están depositados en la

Otto von Moltke tenía fe en su estrella, i des mayoría del rejimiento Chacabuco. Al mismo
de Pisco escribía a su hermano el 1 1 de diciem tiempo no olvides que te dejo mi parte que me
bre, que confiaba todavía en su buena fortuna. corresponde de la toma del ///¡asear, como que
No se acordaba, al parecer, de Mars-la-Tour ni todo lo que dejo será tuyo. Espero que después
de la batalla
del Toco. "Aun puedo calcular, —le dice, el podré darte buenas noticias. ¡Sa

no

punto en donde tendrá lugar el primer encuen lud!,..

tro, aunque se
presume que Piérola ha de bus Otto de Moltke. n

car al sur de Lima una


posición que le sea más

ventajosa para defenderse. Es más que probable xv.


que en lo que queda del año no se librará la ba

talla decisiva, aunque actualmente nos hallamos Otto von Moltke mandaba en la gran batalla

distancia de solo de de Chorrillos, este Mars-la-Tour de los peruanos


a la corta nueve jornadas
Lima. Hermano mío, si mi buena suerte no me que los arrojó sobre los muros de Lima, la 4."

abandona en el último combate, creo


que ya no compañía del primer batallón del re i i miente
habrá nada que temer, pues me alienta la idea Chacabuco, brigada Amunátegui; i no hai toda

de que éste no
podrá tener sino el mismo resul vía detalles ciertos sobre su fin. Según unos,

tado de los anteriores. De todos modos, la parte cayó como el bravo Augusto Xordenflicht (otro
más difícil de nuestra misión aun
queda por re-
escandinavo) al pié de una trinchera, siendo su

cadáver despedazado por el enemigo hasta no

haber podido encontrarlo. Pero según otros, su

xiv. cumbió en las lilas subiendo por el médano hasta

el empinado reducto. Sábese únicamente que


Pero más adelante, escondido presentimiento, habiendo sido derribado a su lado el animoso

de la muerte, debió asaltarle subteniente Carlos Aldunate, del 4.° de línea


esta previsión en

revuelto el Chacabuco),
porque apenas hubo echado ancla (que peleó
su carrera, su con von

el trasporte que lo conducía en


Curayaco, el ca Moltke, tan bravo como humano, hízole la pri
del Chacabuco escribió hermano curación en el campo de batalla I en medio
pitán a su en mera

una tarjeta postal sus últimos adioses en las pa de las balas.

labras siguientes, que no revelaban una vacila

ción, sino una ternura: XVI.


i A bordo del A /¡gamos, en la bahía de Cura-

Mi her Lo que de todas suertes ha quedado


yaco, diciembre 26 de 1880. querido
— como un

mano Carlos: En este momento acabamos de hecho esclarecido es


que el capitán danés murió

echar ancla en esta bahía; el resto del ejército adelante de las filas, resistiendo con un
puñado
se encuentra en Lurín, punto que, según se de bravos el embate de un batallón enemigo
ya
calcula, será atacado por los peruanos. Como ya momentáneamente victorioso; i como testimonio
S6 EL A

hazaña i desdicha cuerpo, al Hízose así, i durante largo tiempo recordará


de su su
quedó su

bo como elpapel, cubierto de sangrientas heri la ciudad de Valparaíso la solemne procesión i


entierro restos hizo la
das que desfiguraron su rostro con las cobardes nocturnos que a sus se a

cortaduras de los yataganes. Sus villanos inmo luz de las antorchas con
acompañamiento de las

ladores llegaron hasta la profanación indijena i altas autoridades de la ciudad, i de todos los que

semi-bárbara cortándole las orejas i la nariz, saben honrar la memoria de los buenos.
Su anciano padre recibió de esta manera bál
XVII. dolor, i la
samo apropiado a su su
respuesta a

Muerto así tan bravo i juvenil soldado, de carta de pésame que le llegara en su
apartado
mandó la prensa que, en
desagravio, su noble hogar a nombre de la nación chilena, será dura

eltjie mutilada fuese trasladada a Chile i se le tri ble testimonio de que la gratitud suele latir mis
butaran los honores debidos a los héroes, a viva i jenerosa lejos de Chile, pero en nombre

expensas de la nación en
cuya pro i defensa su- de Chile i por su
gloria.
caml.iiera.
DON JOSÉ JOAQUÍN FLORES
(Capitán de Artillería;
DE LA GLORIA DE CHLLE 87

EL CAPITÁN

DON JOSÉ JOAQUÍN FLORES.

nera los hechos i las pruebas de la guerra; ¡ por


1. de fuera, en los arcos triunfales, en las músicas

alegres, en los cánticos de la calle i en los brin

UAN ínclitas vidas cuesta a Chile dis del festín, no se descubre sino la engañosa
la guerra que aún no acaba! pompa de las alegrías populares. Mas, levantad

\s$td:Jé$¡ ¡Cuánta noble juventud inmolada los velos de tul negro que ocultan los rostros,

'^for* en sus dinteles! ¡Cuántas esperanzas golpead los pechos lacerados, interrogad las

segadas en flor en todos los senderos del porve almas mudas de los que vieron partir a los que
nir i la esperanza! ¡Cuánto dolor i cuan ancho río ya no volverán, i entonces los que querían hacer

de lágrimas corre hoi silencioso, dentro de los de las campañas militares la ocupación perenne

regazos viudos, dentro de los corazones huérfa de un


pueblo, se asombrarían de la infinita cruel

nos, en las memorias benditas del alma que el dad que requiere en el corazón del hombre, el
plomo ha desfigurado, pero que la gloria i el ejercicio de lo que se ha llamado científicamente

amor hacen revivir en sus


reflejos inmortales! el «arte de la guerra, ,,
que no es sino el arte de
Cien oficiales cayeron en la toma histórica de matar... I como a nosotros nos ha cabido en esta

Tacna, i el triple de ese número fué derribado faena, que en breve enterará un lustro, la dolo-
al pié del triple muro de Lima. I allí, entre ellos, rosa tarea de la última misericordia con los
la familia chilena, de la cual eran todos padres, muertos, habrá de creérsenos cuando decimos
hijos i esposos, está como madre atlijída. en que despojada la guerra de su manto de orope
vuelta en su túnica de crespón, contemplando les, solo queda de ella, en el fondo del crisol que
con
ojos enjutos el eterno desfile de los que guarda las más santas afecciones de la vida, un

vuelven trayendo en cada viaje de las naves, no puñado de cenizas empapado en


lágrimas,
ya los preciados trofeos de heroicas victorias,
sino los restos inanimados délos que con su bra 111.
zo i con su sangre nos las dieron.

Tan amargas pero no desconsoladoras reflexio

11. nes han asaltado con particularidad nuestra alma


en el caso doloroso de que hoi nos
acupamos, al
No todos contemplan ciertamente de esta ma escuchar de los trémulos labios de un anciano
88 EL Ai IM

las cariñosas manifestaciones de tiernísima me

moria, por un
hijo que ayer viera partir gozoso, V.
rebosando en todos los atributos juveniles de la
existencia, ¡ que un año en
pos trajéranle dentro Recomendado, en efecto, por esos relumbro
de féretro de tablas labradas el campo de títulos el joven peninsular, que venía camino
un en nes

la batalla i la victoria. de Buenos Aires, de Lima i del Cuzco, fué hos


Es la vida de ese nobilísimo mancebo la que pedado en su casa
solariega durante el invierno
vamos a contar, vida de juventud i de gloria, de 1779, i mientras "salía buque,, para Arica o
rápida por lo mismo, pero cuyo honor i cuyo el Callao, por el conde de la Conquista don Ma
recuerdo ha sido escrito ya con un buril eterno teo Toro Zambrano, que fué más tarde el primer
por la orden del día de un
ejército en
que se re
presidente de Chile, trocado en una mañana de

cuerda, único entre los subalternos, ,,al valiente Reino en


República.
capitán Flores, de la Artillería,, (i). Tenía el conde vastas haciendas i hermosas
niñas, hijas e
hijuelas, i el caballero asturiano,
IV. conforme a la codicia de aquel tiempo, que hacía
de los peninsulares los semidioses de los tálamos
En el propio año principió la presente criollos, más que la de A
en
que no tuvo tarea
elejir...
guerra, cumplíase un
siglo cabal desde que llegó los pocos meses de Instalado en la suntuosa casj

a Chile de España un noble caballero asturiano, de piedra que lleva todavía en su color rojo la
natural de Grado, el puerto de las montanas de sangre de la conquista, celebróse el santo matri

Pelayo, en
que Carlos V desembarcara después monio de la señora Josefa Toro con el alojado
de un
naufrajio, para ir a llorar en Yus te las de Asturias, bendiciendo las bodas el ilustre
pompas i las vanaglorias de su vida. Llamábase obispo Alday en la noche del 26 de junio de

el huésped de la capital don Pedro Flores i Cíen- 1779. El correjidor de Paucartambo era señor

fuegos, gallardo joven de treinta años, que venía de "casa i solar conocido, de armas
pintar i de

provisto por el rei de correjldor de «los Andes I poner i quitar." ¿Podía apetecer más un conde
de Paucartambo", rica encomienda de la provin
cia del Cuzco en el Perú.
I labia debido tan insigne honor I tan notorio VI.
i codiciado negocio edad temprana el
en
joven
asturiano a las influencias de su familia, pues por De esas bodas i de esas bendiciones nació un

su estirpe materna formaban su alcurniados car hijo único, don Antonio Flores, que fué padre
denales españoles junto con un tío, obispo de de la dignísima señora doña Tránsito Flores,

Popayán. I con
semejantes pilares era fácil esposa delantepenúltimo presidente de Chile.—
levantar de prisa los arcos de la fortuna. "Todo Alguien dijo por esto que el itinerario de los
el mundo presidentes de Chile de iStoa 1870 había sido
es
Popayán.,,
(i) "tai cuanto .1 los que entro» c» la Inclín, M;,rtí,rc/,
Yavar, Marchan t. .. i csL- cnlitillo apilan Roces, de la Arti
¡

llería, que reciban en su gloriosa sepultura las bendiciones VII.


que la Patria no alcanzó" a prodigarlos en vida.,.—(Orden dtl
día del j'iteral I!, api ■-,/■(«.■■ ,1/ ejército, Lima 18 de enero de

r88r.) Pasó en seguida el condecorado caballero es

Á
DE LA GLORLA DE CHILE

pañol a Lima i a Paucartambo


ejercer su des a tantas
campanillas, que el presidente don Luis
tino ¡ su ganancia; pero junto con llegar sobre Muñoz de Guzmán, hombre de grandes respetos
vino la cruel i rencorosa rebelión de José Gabriel i almirante del mar, le nombró su lugarteniente

Tupac Amaro, cacique de Tinta, este protector jeneral en


1S07.
de indijenas que murió despostado, como Maz- Tuvo, además, el caballero de Grado, a virtud

zepa, a virtud del inhumano encono


español. del sistema acumulativo de los peuinsul ¡

. en

El correjidor de Paucartambo, provincia del las Indias, innumerables destinos, i entre otros,

Cuzco, fué uno de los primeros que, como mozo, el de miembro del Tribunal de Minería de San

corrió con brío a las armas, i es fama que en el tiago, lo que dio lugar a un lance notable de

apretado sitio que los indios aleados pusieron al familia i de majistratura.


Cuzco, él con su hueste deshizo al dictador indí- El procer asturiano había enviudado en el

jena, asaltándolo una noche en la quebrada de Cuzco o en La Paz; pero un día presentóse a

Saülán, mérito de guerra que le valió charrete alegar en


persona ante los estrados del tribunal
ras de teniente coronel de ejército, cuando en su una noble dama santíaguitia, viuda como él, i
tierra había sido sólo eolejial de Oviedo i Sala- tan maravillosamente fundó la última su dere

cho, que el juez, entrado ya en años I prendado


I no es de poca curiosidad recordar que asi de su hermosura o de su elocuencia, hízose su

como el gobernador de Paucartambo fué el esposo. Llamábase aquella ciceroniana señora


feliz extirpador del eacicado de Tinta convertido doña María del Carmen Morales i no era de
en dictadura a título de protección a la raza in- menos encumbrada cuna
que su
segundo esposo.

dijena. asi fuera, un


siglo cabal más tarde, un Los Morales tenían escudo de armas tallado en

nieto suyo quien disparara sobre las trincheras piedra, hasta hace pocos años, en el frontis de

de la reciente dictadura indíjena i mestiza del feudal, sita la calle de


su casa en
Agustinas.
Perú los últimos cañonazos de la final victoria. entre la del Rei i la de los Ahumada; pero los
Tenemos a la vista un curioso protocolo, roído Flores de Asturias ostentaban entre sus
gules i

por la polilla, del cual sacamos estas reminiscen las borlas cardenalicias, la fuerte almena a
que
cias, i en su carátula, que parece una
anticipa debían su nombre, el castillo de la "Torre de
ción de léese Bavia de Flores,,, de Grado, Asturias.
épocas i de locuras, con burda letra cerca en

de escribano este letrero: "Servicios hechos en I aquí no será tomada en parte de minuciosi
Paucartambo por su
gobernador don Pedro Flo dad de anticuario recordar el hecho, señalado ya

res
Cienfuegos en las épocas ocurrid:,. t:< 10- por otros, de que el valeroso mancebo cuya pro
tivo de la sublevación hecha por el insurjente pia vida, fugaz pero brillante, narramos en la

José Gabriel Condorcanque, finjklo Tupac dilatada de sus


mayores, tuvo como cuna de fa
Amaro i supremo cacique de Pueblos, que no milia un castillo llamado de «Flores, ,, como el

campo en
que rindió al deber su noble vida:
Mira-flores.

VIII.
IX.
Veinte años más tarde, promovido por el rei
a coronel de ejército, regresó el caballero astu De su
segundo matrimonio alcanzó a tener el
riano a Chile, i era a la sazón (1802) sujeto de vencedor de Tupac Amaro, entre otros mozos
go EL A

que se tragó la vorájinc de la revolución, a alguno por la mitra. I por lo que se notó más

don Pedro Antonio Flores, nacido donde hoi tarde de su carácter modesto, pero siempre con

todavía vive con los respetos de proba anciani


centrado i a veces altivo, échase de ver
que el

dad, i de honrado capitán Flores no había nacido para poner


en
1805, este patricio es hijo en

el capitán de Miraflores, don José Joaquín Flo ejercicio en su persona el santo consejo del
res i Zamudio. Su digna madre, joven todavía, i Evanjclio:— «Cuando os den un golpe en la
en
cuyo rostro los años no han borrado, por lo mejilla, poned la otra al que os ha pegado." El
mismo, los tintes de una dulce e
intelijente be capitán Flores, hijo i nieto de dos Pedros, gus
la señora doña taba más del dilema del apóstol cortador de ore
lleza, es
Fulojia Zamudio.

Uno de los hermanos de don Pedro vive jas:— "¡Quien a cuchillo mata, a cuchillo muere!.

todavía, sin que éste lo sepa, en ¡Iuancavélica i


éste tiene un
hijo diputado en el Congreso del
Perú. Su nombre es don Luis Flores, llamado
el «el Flores,,, precursor del Desde mui temprano descubrióse también en
en colejio corvo

terrible invento que los atácamenos han llevado el hijo de los volcanes su afición a cosas de jeo-
hoi tierra. grafía, de matemáticas i de guerra, porque recor
a su
adoptiva
Puede afirmarse, sin hacer ostentación de re
taba , 1111
exqui ,¡ta pai :■ n, ía i< 'da ■■ la ■■
fig ira-, de

tórica los naipes viejos llegaban i po


que el que ha
a sus
figura, joven capitán com que manos,

niéndolas la orilla de ríos que finjía robando


partido en la opinión de su cuerpo i del ejército a a

la la acequia del jardín materno un pequeño raudal


gloria que brilla como aureola sobre todos los
heroísmos de agua, hacía montar las la grupa de
. junto con Rafael Torreblanca i Ra sotas a

món los caballos, i luego, arreciando el disparaba


Dardignac, puede afirmarse, decíamos, que caso,

el Flores es hijo lejítimo de los Andes, sobre los reyes i sobre el as de oros, convertido
capitán
porque nació entre sus
agrestes gargantas, vi
i en blanco, con cañones de bronce que encargaba
niendo al mundo el selvático de a la ciudad,
en
cajón Maipo,
i heredad de el 6 de Notando su severo
padre esta
disposición de
en una su
padre, julio de
■ 852. espíritu, le colocó, cuando tenía 14 años, en la
Academia Militar (24 de febrero de i86ó)en
X. calidad de pensionista, i allí, como en el ¡njenlo
de la cordillera, descolló en breve por sus más
Pareció resentirse la índole moral de aquel acentuadas aficiones naturales. —
El cadete Flo
niño, hijo de las montañas, de su sombrío as res obtuvo todos el
en sus cursos
premios en

pecto físico, porque dio muestras en sus más rami) de n ítem ¡ticas, i espet ..é i- ;:■ , los de
tiernos años de enojosa melancolía, habiéndole dibujo lineal i de paisaje,
indignado hasta la ira i el arrebato, contando Como Giotto la de Florencia
en
campiña
apenas cuatro años, la blanda palmada de la habíase revelado pintor copiando en los dáñeos
confirmación cristiana que impusiera en sus me lisos de las las así el
rocas
ovejas que pacían, ca

jillas el dignísimo arzobispo Valdivieso, pitán Flores reveló eximio


cuan se como
dibujante
do visitara aquellos solitarios militar recortando hurtadas al
parajes en
1856. con las tijeras,

"¿Por qué me ha pegado este
viejo con bo canasto de sus afectuosas hermanas, los monos

nete?,, exclamó el irritado niño, sin de la


respeto baraja envejecida en la malilla del campo...

á
DE LA GI.OI IA DE CHILE
9f_
El magnífico plano de la batalla de Tacna, el foro los muros de ladrillo del Cuartel de Arti

mejor, por no decir el único que haya sido tra llería, que albergaban sólo el deber i el honor
bajado hasta hoi, conforme a todas las minucio en su recinto, i todo lo que quedó del brillante
sidades del arte topográfico, fué obra del capitán Tejimiento de esa arma fueron los cañones i el
Flores. rastrillo... Los artilleros fueron dispersados a

todos los vientos del chisme i de la


palaciego
XII. persecución oficial.

El alférez Flores, leal i caballero antes que

Después de cuatro años de rigorosa enseñan todo, siguió en el camino del descenso a sus

za militar, bajo el njido coronel puentes, el ca queridos compañeros, a Novoa, a Frías, a Salvo,
dete Flores pasó a la Artillería, como alférez, a
Montoya, a Roberto Wood, especialmente a

buscando siempre el rumbo de su naturalpredi su más querido e inmediato jefe, el dignísimo


lección, en que le guiaba el experto consejo de coronel Velázquez, la más señalada víctima en

su
vijilante i afectuosa madre. esa
época del encono de la Moneda... Por esto

Tenía José Joaquín Flores 19 años cuando el noble adalid ha devuelto al subalterno su
je-
comenzó su duro aprendizaje práctico entre sol nerosa fidelidad trayóndolo en sus brazos, reco-

dados, montajes i caballos; i como fuera de as jido exánime al pié de la cureña, hasta la fosa de

pecto frájil i 110 tuviera todavía barbas, los viejos su último descanso. --"¡Adiós caro, bueno i leal

i ladinos artilleros de las fronteras quisieron ve amigo! ¡Adiós, hijo querido de mi alma! ¡Espero
nírsele al cuerpo porque le veían sin ellas. Pero, que la historia de mi país sabrá hacerte justicia
a espada hizo su oficio, i unos
falta de éstas, la para ejemplo de tus compañeros de armas i para

cuantos cintarazos probaron a los sirvientes de consuelo de tu aflijida familia!,,

las baterías de Angol ¡ Collipulli que "el alférez ¿Cuándo oyéronse a las orillas de una tumba

Floresn no era de cascara de flores... más tiernos i doloridos ecos? ¿Cuándo fué retri
buida una deuda del corazón con más subidas

XIII.

Siete años sirvió el alférez de Artillería con xv.


lucimiento en su
cuerpo, siendo infatigable dis-
i El ejercicio Llamado "calificar, la expresión
ciplinador maestro en su arma. a „
que esa es

continuo del cañón era


para él una
experiencia técnica i benigna para disimular el castigo en el
de robusta repetición de los juegos infantiles, i servicio de las armas, cuando no hacen éstas

por esto tenía siempre a sus soldados, fuera en buenas migas con el favor o la politiquería, lla
el cuartel del Parque, fuera en el campo de tiro mado a calificar el alférez Flores el 8 de julio de
de Batuco, con la rabiza en la mano.— El alférez 1878, víspera de la guerra, se hizo agricultor en

Flores pasaba por el mejor instructor científico un pequeño pero valioso fundo, que su hermano

de su priuiojcnito. el apreciable juez don Máximo Flo


cuerpo.
res, posee en la Placilla de Colchagua; Í por esto,

XVI. conforme a sus costumbres i a sus ideas, el me

tódico neófito de huaso chileno buscó su


prepa
Pero un día la mano aleve de la política per- ración en la ciencia. —
Con ese fin hízose durante
Q2 EL ;

algunos meses alumno del Instituto Agrícola de rrera de su alma. —


"En el momento en
que
Yunga!. recibas ésta, -decíale, —figúrate, mi idolatrada
Hallábase en la quietud del campo el ex-alfé- Rosa, verme de las mechas con un
peruano; ¡uto
rez de artillería, cuando se declaró la guerra a ten la seguridad,—añadía el dibujante para com
Bolivia i tocó llamada los proscri pletar la figura, ten la seguridad
que le tengo de
se otra vez a —

tos.El coronel al recibo del Esta de simbolizar el triunfo


Velázquez dejó, bajo.» manera so

primer telegrama, su estancia de Los Anjeles; bre el enemigo es esencialmente chilena, o, más

pero ¡cosa extraña! el alférez Flores, llamado propiamente, araucana, tierra donde "las me

por él con insistencia, negóse con porfía a tomar chas,, abundan como en nuestras ciudades "las
las armas. ¿Pensaba, el reflexivo calvas.,, dirías tú, mamá,'
por ventura, "¿Qué —
escribía a la
mozo
que la guerra con Bolivia no valía la pena suya en la víspera de Arica un heroico niño que
de montar a caballo? ¿Devorábale hoi sufre dolorosa
como espina prueba, poco misericordiosa
dentro de corazón de montañés el
su escozor para sus años(el alférez Carlos Aldunate del
del injusto agravio que recibiera? de
¿Presajlaba 4.° línea),— ¿qué dirías tú s¡ vieras a tu ñato
entre las nubes del ceniciento el rayo de las mechas Montero?,,
ocaso
agarrado con

que había de matarle en la tercera etapa de su

glorfc,' XVII.
De todos modos, fué preciso que el coronel
Velázquez pusiera todo su
empeño personal, i su El alférez Flores, promovido por las exijen-
padre todo su
prestijio de jefe de familia, para cias del servicio de la convertida
brigada, pri
al campesino de
arrancar
Colchagua a su oscura mero en batallón i después en
rejimiento, a te

faena, ¡ sólo en abril de 1879 dirijiósea Antofa niente en


pos de la jornada con el Huáscar el
gasta, habiendo sido nombrado alférez de la 26 de mayo, i a
capitán en
seguida de la del 28
brigada de artillería con
que se iniciaba de fué, según frase adecuada de
agosto, una

su arma, el estuche de la artillería durante


la fatigosa preparación de Era el
Antofagasta.
XVI. matemático, el arquitecto, el montador de caño

nes, el medidor de los ángulos de tiro, el certero

Pero una vez


llegado al campo de la acción de las alzas
regulador en el combate. El coronel
el tenaz artillero antiguo, unció
se con juveniles Velázquez, despojándose talvez más de lo que
bríos al atalaje, i soltó el de lícito de sus propios timbres, ha
no
correaje sus
pie es
asegurado
sino cuando la muerte heló sobre que el ojo del capitán Flores había perforado el
zas su mano

la empuñadura de su
espada. "Son tantos mis Huáscar en la última de acometidas.
aquellas
deseos de entrar en campaña, —
escribía Pero punto el que
a una en no cabe duda es sobre el
de sus hermanas, que fué, después de madre,
su
importantísimo servicio que hizo el
dilijente ca

el más tierno amor de vida, i fecha de


su con 2
pitán colocando en una noche el famoso cañón
de junio de 1879 desde Antofagasta, —

que el de a
300 que los ministros i los jenerales de la
tiempo que se
espera se halla inmenso. „
guerra habían tenido tirado seis meses en la
I cuando la hora de
llegó partir, volvía a
pin playa o cu el fondo del mar....

tarle casi infantil


con
regocijo i pintoresca ex

presión (Antofagasta, octubre 27) la alegría gue

J
DE LA GLORIA DE CHILE 03

tán-artista en una de sus cartas de familia, —

pu
XVIII. simos una
pequeña lismeralda
terciopelo ne en

gro como ataúd, i sobre su cubierta las insignias


Hemos dicho que el austero, laborioso, casi del marino senil veladas por un crespón.,'
taciturno capitán Flores había sido el hombre
de ciencia en la artillería de Antofagasta. Pero
XIX.
había sido también el artista del Tejimiento.—
A virtud de conocimientos en el dibujo de sabido, el ejército de Chile, fuerte
sus
Según es

corativo, Flores era el tapicero de los festines de diez mil hombres, partió al fin en las postri
después de las victorias, Í el decorador de los merías de octubre, i, desde que la campaña acti
catafalcos después de los martirios. —

"Apesar de va se abrió, fueron tan señalados los servicios

que nuestro comedor de campaña, —


escribía a su del capitán Flores, que éstos estuvieron siempre
hermana después riel combate ríe Iquique, que en noticia del país. Desde la primera hora de la

yo mismo había levantado pocos días antes, era acción se declaró en él por entero el hombre de
mui poco aparente para el caso, tuve el gusto de guerra, b.l nielo del vencedor del Tupac Amaro

sorprender a mis compañeros con una sala tapi del Cuzco estaba otra vez frente a frente del

zada de banderas i trofeos militares, cuyo aspec Tupac Amaro de Lima, "proclamado supremo
to producía más entusiasmo que el mismo cham jefe de pueblos que no hera. ¡¡

paña. Encima de la mesa colocamos un cañón, Las exploraciones que el capitán Flores eje

i entre éste sentáronse en frente uno del otro cutó con incansable tesón entre Pacocha i Lo-
los comandantes Condell i Velázquez. Brindó cumba, entre Locumba i Sama, entre Sama e

este último por la oficialidad de la ¡-.smcrald-.i i Ite, unas veces solo, otras acompañado de un

de la Covadonga. i nos la presentó a nosotros piquete o de un asistente, le hicieron merecer el


como el modelo en
que debíamos más tarde mi título de "el S/an/ev del c/ército chileno», que le
rarnos; pero al pronunciar el nombre de Prat, dieron sus
compañeros de armas.

la emoción le impidió continuar... ¡Condell llo Para encontrar sendero a los pesados cañones

ró!...,, de campaña, el capitán Flores galopó no menos

Así comenzaron los grandes ejemplos fecun- de doscientas leguas en el desierto, i fué él

dadores, i así fructificaron para las víctimas del quien, de acuerdo con el coronel Verga ra, seña

porvenir, echada ya la simiente en nobles pe ló para ese acarreo, que era la victoria, la ruta

chos. Iquique fué un


almacigo de gloria. definitiva de Ite a Sama i de Sama a Tacna.

Mas, las lágrimas del vencedor de Punta


Gruesa no
quedaron aquella vez sin compañía. xx.

Fué en esa ocasión cuando el coronel Veláz

quez nos escribió esta frase, que es el epígrafe Batióse en esta última batalla el capitán Flo
de un poema:

«¡Es tan dulce llorar por los res, a la derecha de nuestra línea en la brigada
héroes!- que mandaba el sereno Í bizarro mayor Salvo;
Pero el capitán Flores no adornaba sólo el pero no contento con haber sostenido con sus

recinto de los festines, según antes dijimos. cañones esa extremidad de nuestra línea, un

"Cuando se celebraron los funerales del capitán tanto comprometida en la medianía de la


jorna
Prat i de los m 'rtirt ■ de Iquique, -decía el capi da, a la postre de ésta fué el primer oficial ch¡-
94 EL ÁLBUM

leño que llegó a la plaza de armas de Tacna a

fin de intimarle perentoria e incondicional ren XXII.


dición,

Hemos oído al jefe político de esta ciudad. Llegado el ejército a Chilca, la puerta maríti-
don Eusebio Lulo, trasmitir a sus
amigos, en la ma de Lima por el sur, comenzó para el capitán
expansión de la confianza, la impresión indeleble Flores su vida de explorador. F'ué él quien des
que entre los extranjeros resilientes en aquella cubrió, como en Ite, el sitio de más aparente
ciudad dejó esa tarde memorable la actitud i la desembarco para la artillería gruesa, en la caleta

tranquila, heroica arrogancia


parlamentario, del de Lurín. Desde Chilca escribió la última de las
Fl capitán Plores entró solo,
completamente so poquísimas cartas
(cuatro o
cinco) que enviara a

lo, a la plaza, i cuando se dirijía a un grupo de los suyos durante la campaña. Es un


pliego bo
cal.ralle ros, todos extranjeros, que habían se es rroneado lápiz, por
con el cual parece que la
tacionado en la puerta de una casa
para averi muerte hubiera pasado su fatídico hálito, porque

guar el paradero de la autoridad del pueblo, tres casi todos los caracteres se han hecho indesci-
soldados dispersos del enemigo, que llegaban Ir.di'es.

por una boca-calle, dispararon sobre él sus rifies El capitán Flores, como el mayor número de
a boca de jarro. Sin inmutarse n¡ palidecer si los buenos dibujantes, era
pésimo pendolista, i

quiera el capitán chileno, alzó con fina cortesía no mui aventajado redactor ni ortografista.
su
kepi por la visera, i diciendo a los circuns
tantes sonrisa: Hasta luego, caballe
con una
XXIII.
ros.'... arrimó
espuelas a su famoso tordillo ra

bón de Colchagua i marchó a galope a traer sus Desembarcada por sus cuidados la artillería i
cañones. Era aquélla una simple cuestión de llevada al campamento de Lurín, se
ocupó el

cápsulas. —
Por cada bala de rifle, él ¡ba a devol infatigable jinete, siempre cabalgando airoso en

ver a la ciudad una bomba de a doce, porque fiel tordillo, los caminos adecua
su en
explorar
éstas son las cortesías usuales de la guerra. dos para el paso de la artillería: ese era su de
ber como
ayudante.
XXI. Pero en el primer reconocimiento jeneral so
bre las alturas de Chorrillos, ejecutado el 6 de
Después de Arica, cuyas cumbres la bate por el todo de
en enero
jeneral en
jefe, sobrepasó
ría de campaña del capitán Flores, perteneciente ber, exponiéndose, junto con el valiente mayor
la brigada Salvo —
la brigada de las cumbres. que mandaba
a
Jarpa, una
brigada de su cuerpo,
célebre desde Dolores, —
tuvo una
participación casi segura. Se ha
a una muerte
asegurado que
señalada por su eficacia, su
joven comandante de regreso a Lurín, el jenera! Baquedano lo lla
vino a Chile con el coronel Velázquez. Fué ésta mó a su tienda i le reconvino con aspereza por
su
postrera visita a su
hogar i a su patria, su temeridad. Cuando en su famosa orden del
Promovido a
capitán-ayudante antigüe día de la entrada
por a Lima decía el jeneral en jefe
dad, marchó en el mes de noviembre al lado de "ese valiente,,, sabía, lo que
por consiguiente,
su jefe para preparar la expedición a Lima en decía.
Tacna i par-a consumarla a fuerza de heroísmo Sin la
embargo, "ese valiente,,, que pasará a
al lado de afuera de
lapidario, fué
sus
puertas. inmortalidad con ese calificativo
DE LA GLORLA DE CHILE 95

propuesto para sarjento mayor desde Tacna, i no conocía el miedo, sino que nunca conoció la
los miopes que entonces dirijfan la guerra sin vacilación: ai i ;■.: '■ c \-.\- las .¡I caballo i lanz in
más horizonte que el de los tejados i mojinetes a dose sobre los aparecidos del desierto, les dio el

cuyo abrigo vivían, se


aplastaron sobre aquel acostumbrado «¿Quién vive?,,

premio que era sólo una corona funeraria, «Chile!,, fué la respuesta.
Era una mitad de Cazadores que volvía de la

XXIV vanguardia, anunciando que en


parte alguna se

divisaban enemigos. La artillería pesada avanzó

Como guía de la última jornada, el capitán- entonces en masa, i cuando el alba rompió su

ayudante marchó adelante en la víspera de Cho primer destello, estaba ya en línea de batalla en

rrillos, llevando un camino lateral, que hacía la loma que le había sido destinada.
necesario trasmontar una alta loma de médanos

para caer a la pampa, por la cual avanzaban en


xxv
la callada i solemne noche veintitrés mil chile

nos, infantes i jinetes. Entendemos que el capitán Flores se batió


Cuando la artillería de campaña había trepado en Chorrillos como
ayudante de su jefe inme
a la cima de aquel portezuelo con
jigante esfuer diato. Pero en Miraflores, sea
por el apuro del
zo, poniendo en ciertos desfiladeros todas las caso o
por otro motivo, cúpole llevar al fuego su

parejas de una batería a una sola pieza, anun


antigua batería, que estaba avanzada sobre las
cióse por vijía que división del enemigo trincheras i tiro de rifle, desde que
un una
enemigas a

venía a cortar la artillería. Por precaución se comenzó el asalto i la batalla.

hizo alto, i el coronel Velázquez, que iba a la

cabeza de la formidable columna, ordenó al ca


XXVI.
pitán Flores bajase a la llanura a reconocer.

Partió aquél a
galope, acompañado por el ca Durante dos horas batióse el capitán Flores

pitán Roberto Ovalle i el teniente Salvador con su acostumbrada e


Imperturbable serenidad;
Guevara, ayudantes como él, i descendiendo pol pero hacia la mitad del mortífero combate, en

los morros oscuros como sombras, encontráronse contrándose rodeado de densa nube de humo i
los jinetes al cabo de media llora las notando que los de!
tres en so
fuegos enemigo (laqueaban
litarias pampas. Nada se veía sino la luna en
por su frente, montó a caballo i se adelantó lar
toldada por las nieblas. Nada se escuchaba sino go trecho a sus cañones. Su bridón era blanco
el viento que empujaba hacia los médanos la i el temerario oficial chileno llevaba sobre su

camanchaca, bostezo matutino del fríjido mar en uniforme uno de esos sombreros abisinios, in
sus amores con la noche. ventados por los ingleses en la guerra de la In
Pero de repente las sombras dia, i que el llamaban «sombreros
aperciben otras en ejército
sombras que galope. cucalones,!, de
van a suerte que el atrevido mozo lle

¿Quiénes son? vaba otro blanco sobre su frente, i cuando una

Pueden ser
amigos, pero pueden ser también ráfaga de brisa aclaró el campo, quedó de cuer
las descubiertas peruanas. po jentil delante de la boca de mil rifles. En
Ovalle i Guevara sujetan instintivamente el tan crítica situación, buscada voluntariamente
aliento i la brida. Pero el capitán Flores no sólo para mejor cumplir con su deber, tres balas le
llegaron a un tiempo, hiriendo dos al caballo,
una de éstas en los hocicos. XXVII.
Pero la última, asestada evidentemente a su

cabcv.a por experto tirador, le rozó lijeramcnte Al tiempo de morir en tan brillante i florida
el borde del sombrero junto a la sien derecha i juventud, el capitán Flores no tenía la belleza fí
le perforó de parte a
parte el cerebro, causándo sica que se deriva de la regularidad de las fac
le instantáneamente la muerte. ciones ni de la rubicundez del rostro. Era bien
De aquel sitio funesto fué llevado a su bate hecho, pero enjuto, de talla más que mediana,
ría, i en seguida por delante de un caballo hacia semblante triste, tez
pálida, boca enérjica i cor

Chorrillos, en brazos de un
sarjento que iba re tada a
tajo. Su cabeza era hermosísima como

gando con silenciosas lagrimas el palillo pero rí asiento i cimera de soldado, coronada de ancho
sueño rostro del héroe. —
Señor, dijo el bravo a
penacho rubio sobre altiva i angulosa frente.
su coronel al hacerle entrega del glorioso des En el fondo de ella, i como a través de las tro

pojo, /;// capitán ha muerto riéndose... neras empinada almena, sus ojos soñadores i
de

Tal era lo que sus subalternos creían de aquel melancólicos parecían estar asomados bajo el
alentadísimo i sublime mozo de 28 años, i con
párpado al acecho del horizonte o del enemigo,
esa
¡njenuidad lo expresaban (1). Era el explorador i el guerrero el que así junta
mente miraban,
Pero la belleza de su alma era mucho mayor
¡1) Un la Histeria de la guerra con ol Poní, vol. IV, re

ferimos la muerte del capitán Floros más o menos como está i más acentuada. Fué un muchacho nobilísimo,
narrada aquí, in.ro .i;i robando qi;c el coronel Parceló lo ha
Franco, leal, entusiasta, amigo de la verdad,
bla hecho ver el ¡ninlncule pclijro que corría 011 el sitio que
adorador de la virtud, sectario platónico de la
ilja a ocU|'¡.r ruando avanzaba < un s'.is (afumes sobre luí
trinchera! de Mirañoreí, sc-iaitr e-so ticncmérilo veterano no mujer, señal de todo bravo, como la cresta
roja
li) habla referido. Pero en una carta con fecha 22 de
que es señal de gallardía entre las aves. Xo conocía
dicie-m'ore ¡le líiSs mis escribió el cabillo del Valdivia don
ni la envidia, ni la emulación, ni la vanagloria.
Tomás Guevara, desdo Curicó, se hace la siguiente rectifica
ción quo acojemos I ojo la res |.o 111.il1illd.nl de su niii-jr Cuando vino de Tacna a
Santiago no quiso
adornar s
pecho con las cintas a
que la lei le
pitan Mures de artillería murió cu presencia del noble cuan

to pundonoroso coronel Parceló.


daba derecho, ) hacer ostenta {

"Hai aquí un error. El coronel Iíurceló creo


que ni vio que no h, tcni
cuando Flores cayó.
seguida, contando su vida como en la
segura
■'Cuando se
rompieron los fucens, L-I Valdivia apoyaba su

derecha el camino real que cominee-


última etapa, la rifó voluntario entre sus viejos
en a Miradores. Mi
compañía, por ser la primera de este batallón, era la que es cañones, para probar que en el fragor del campo
taba más próxima al camino.
de 1, alalia, como en la horade los campamentos.
"Ordenóse que cesaran los f;,ee"s, ¡ de. pues ,le cnu sorda

protesta do los soldados, asi se hho. Mi raba mus el avance

de los pe-ruanos, que en bien ordenada rorniai ¡ón de i : .. 1 1 1


lia cfcclnidiioi por nnesira derecha, < liando vimos pasar
por ,■-
¿A dónde v-a, capitán? le pregunte: ¿que no sabe que
el camino a todo galope a un Viendo el que suscribe
jinete. ahí está el enemigo?
que se iba a estrellar con las trincheras peruanas, lo hizo cómo
" —
¡Tan cerca! me respondió; vengo a ver se en

llamar. cuentra la infantería si está el camino; aquí


i a ver
expedito
"Era el capitán de artillería don Josí Joaquín Mores, a están mui bien ustedes,
quien conocía yo de vista. Llevaba desnuda la espada, palidez mortal cubrió
se '■Xo al, ('■ su
.1:1, a
responderle; una

reno el semblante, erguida la frente. Una lluvia de balas mis bra-


rustro, soltó la espada i cayó hacia mi lado, casi en

caía cerca de él.


DE LA GLORIA DE CHILE 97

no esquivaba ningún riesgo ni ningún servicio. inmortales el puesto que a su arma estaba reser

Por todo esto llamóle razón el coronel Ve vado la guerra que ho¡
con en
espira.
lázquez, al impartirle su última voz de jefe hacia Los Gamero fueron los artilleros de la Patria
la inmortalidad: —

"Hijo amado de mi alma. m


Vieja.
José Joaquín Flores será en Chile el artillero

xxvm. de todos los tiempos,

Tal fué la vida i tal el fin prematuro, si bien Los compañeros de armas del capitán Flores,

gloriosísimo, del joven capitán, del cual la his los nobles artilleros del segundo rejimiento que
toria hará más tarde de los había sido el
ángulos lumino
uno
primero en la guerra, no consintie
sos de la
trllojia del heroísmo, que junto con él ron en
dejar ni siquiera temporalmente el suelo
encarnaron en la
juventud guerrera de Chile, del Perú sin traer al de la patria, cubierta a la

Torreblanca i Dardignac, dos capitanes, dos sazón de gloria i de luto, los restos del más

mancebos, dos subalternos como él. amado de sus camaradas, del más brillante de
En un
pasaje de sus cartas íntimas contaba él sus adalides; i al darle el 6 de febrero, esto es,

mismo a este propósito, que el jefe de su


cuerpo tres semanas
después tic su inmolación, cristiana
había recomendado a sus oficiales, al comenzar ipaternal sepultura en el cementerio ele Santia
la jornada, tomaran por modelo a Prat ¡ sus go, su
jefe, que ahí lo llamó— "hijo de mi alma,,,
compañeros, pronunció estas palabras de justicia que resu
Pero desde los oficiales de los dos men en un breve
Miradores, epitafio corta pero nobilísima
tejimientos de artillería de Chile no tienen ne vida:
cesidad de salir de su cuartel para divisar digno iiEl joven capitán Flores, axtes de morir,

modelo, porque el capitán de artillería don Josi' era conocido de todo Chile, XO SOLO CONOCI

Joaquín Flores, como sus deudos de afinidad DO, SINO RESPETADO I QUERIDO DE TODO EL EJER
i consanguíneos la los dos hermanos
en
gloria, CITO; TODOS SUS JEFES, DESDE EL JEXERAL EN

Gamero, artilleros como él i uno de los cuales JEFE AHAJO, SFNTÍAN POR IÍL APRECIO I RESPETO;

llevó su
propio nombre (Marcos i Joaquín Ca LOS SOLDADOS LO AMARAX, SUS COMPAÑEROS F

mero), ha pasado a
ocupar en la bóveda de los ItiUALES LO ADMIRABAN.,'
^
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

ARTURO PRAT.

comienza. I entonces por sí sólo llega el mo

mento de la augusta justicia i de la oportuna.


necesitada i grandiosa consagración en los anales

I en el presente desfile hacia la de la historia. —


Nunca hemos olvidado a este

inmortalidad de los muertos ilus respecto que los restos mortales del capitán de

tres de Chile
engrandecido, Iquique hu- i desús valerosos
lugar-tenientes la en

biérase seguido, por el editor de batalla, sepultados de misericordia por extran


esta galería nacional (cual es de uso) el orden de jera mano en el médano que presenció su incon
precedencia en la heroicidad de las hazañas, en mensurable proeza, búllanse todavía guardados
el logro de los sacrificios o
siquiera en la priori en extraña bóveda,
lejos, muí lejos, de su na
dad de las fechas, su primera pajina i su primera tivo suelo, i de prestado,

efijie habrían pertenecido de derecho al capitán Dicho esto, más como desahogo del ánimo

glorioso, que el primero entre todos i antes que patriótico, que como
protesta contra los eternos

todos señal,', a sus


compatriotas, marinos, solda aplazamientos de la justicia en nuestra morosa

dos i ciudadanos, la senda del deber en denodado tierra, penetramos en el seno de la luz, que se

llama la historia, ¡ al pié del faro que el capitán


Mas era preciso dejar hacer su
aparición a chileno encendiera para iluminar con su
proyec
otros antes que al capitán de Iquique a fin de no ción Infinita la guerra en el mar i en sus colinas,
sentirse deslumhrados por aquel grandioso rede en la playa i la montaña, vamos de lijera a con

jo inicial que fué la aureola de la guerra en su tar su


pura, Inmaculada, incomparable vida
cuna i será su inmortalidad en los siglos; i a este antes del sacrificio magnánimo, antes del re

propósito convencional, hemos obedecido hasta dentor ejemplo.


la presente pajina en nuestra
larga tarea de glo-
ni.

ii. Vio la luz el capitán de fragata de la armada


de Chile don Agustín Arturo Prat (quien, si

Mas hoi el sol se ha puesto más allá del hori hubiera sobrevivido a sus hazañas, sería hoi, de
zonte tras la parda montaña. Las sombras des seguro, uno de sus mas
prestijiados almiran
cienden sobre el valle. El reino del olvido tes) en el departamento de Itata i en la haden-
EL ÁLBUM

da de San Agustín de Puñua!, situada en las fal Su única compensación, en medio de sus dolo
das del alto cerro de Coiquén, que mira al mar, res físicos i quebrantos industriales, había sido,
en la noche del 3 de abril de 1S48. durante todo el tiempo que las plagas duraron

Muéstrase todavía, con el respeto con


que se su
esposa, mujer que cultivó en sus hijos, ense
abre alperegrino un santuario, el aposento blan ñándoles con el ejemplo la santa resignación del
queado, protejido por tosco corredor, en que sacrificio, con el amor probado i con la lei inmu

nació el héroe chileno, I aun se nombra i honra table del deber cumplido, el sendero que condu
jo al mayor de ellos desde su seno a la inmorta
nombre de la campestre matrona que asistió a lidad. La señora María del Rosario Chacón, hija
la bendecida madre en su alumbramiento. Ufano de un entusiasta patriota de la independencia, i
todo el pueblo comarcano, ha erijido puresto en nieta, por su madre, de un marino italiano que

la plaza de la ciudad cabecera riel departamento, pereció al servicio de Chile en las aguas del Ca

que es Otúrihue, un monumento de mármol que bo de Hornos, al unir su suerte a la de un hom


da. testimonio de su
justísimo orgullo i digno bre de bien, aceptó, a
ejemplo de la mujer chi
lena i de la mujer bíblica, por entero el lote de

IV. Por manera


que cuando todos los senderos
del solicitado bienestar de la familia cerráronse

para su
esposo, fuese la virtuosa consorte 2

estirpe catalana, procedente de Jerona, ciudad compartir con él, en las soledades de una remota

antigua tle guerra, vecina de Sagunío, de la que, estancia de provincia, el pan que el tardo arado
en los primeros albores de la revolución sud- , rendía entonces al hogar en Chile. La hacienda
americana (18 1 1), había pasado a Chile i al Perú, de San Agustín de Pufuial era
propiedad de sus

por móviles de comercio, su abuelo paterno don ■


nidres que la cedieron en arriendo a su marido.
Prat.
Ignacio para enajenarla poco después, en razón de la
Asesinado éste en una celada de hurto en la merma jeneral de los valores de campo que por
Serena, mientras perseguía su honrado comer
aquellos años afectó a todo el país. Hoi es pro

cio, algo más tarde (1824), quedó su viuda, una


piedad de un caballero, catalán también, don
señora oriunda de Valdivia, llamada doña Agus Javier de Codina, que sabe honrar su raza con

tina Barril, a
cargo de varios hijos, i entre éstos el culto de los recuerdos.
de uno
que llevaría el nombre de su madre i el
sello del infortunio del autor de sus días. v.
Don Agustín Prat (que así llamábase el últi

mo), dedicóse en efecto al comercio, como su Pero en medio de sus contrastes de aciaga
padre, i como él no tuvo fortuna, sino antes bien suerte ¡ como si el destino hubiera querido anti
innumerables desdichas, enfermedades prolon cipar la familia pere
recompensa amplísima a

gadas, un incendio de almacén nacióle la el desam


su en
Santiago. grina, a madre abnegada en

cuando no había bombas ni seguros, I por último de la montañosa, el


paro comarca hijo cuya
la esterilidad del antes de abrirse memoria aclama ¡ ella bendice, bajci
campo, que su
país hoi
inopinadamente el mercado de California las circunstancias que
en
dejamos señaladas,
1849, era casi yermo en Chile. Da de vivo testimonio la fe de batí-
aquéllas
DE LA GLORIA DE CHILE

tismo del infante; ¡ como lo que hai más admira pacá durante el espacio de 31 años, lo que cons

ble i más digno de estudio en la vida del capitán tituye, ajuicio nuestro, la verdadera grandeza
Prat, es la inquebrantable unidad de su existen moral del ínclito chileno que se llamó Arturo

cia, que es inalterable, sólida, indestructible co Prat; I por eso incorporamos aquí, como el pri
mo el acero, desde el pañal al sudario, conviene, mer anillo de la rota cadena, recojida hoi con

a fin de dejar bien establecidos sus verdaderos piadosa solicitud e incansable afán, de entre las

e inmortales atributos, no quede relegado al olvi piezas justificativas del proceso de su


gloriosa
do ni el más nimio de los detalles que a esa con carrera, su fe de bautismo hallada en la parro

vicción suprema conduzcan. En este sentido la quia de Ninhuc, a dos leguas del selvático sitio
vida que vamos a trazar dentro de marco com en que naciera, i la cual, así cuenta su excepcio
parativamente estrecho, habrá de componerse nal venida al mundo:

de piezas justificativas, de apreciaciones mora "En esta iglesia parroquial de Nuestra Se

les, de cartas íntimas, de confidencias, de fallos ñora del Rosario de San Antonio de Ninhue, a

del alma, del criterio ajeno, antes que el nues dos días del mes de marzo de mil ochocientos

tro, porque así aparece en el


conjunto realzada cuarenta i nueve, puse óleo i crisma i bauticé
en sus verdaderas proporciones la talla del hé solemnemente a
Agustín Arturo, de once meses

roe. I para empresa semejante ningún trozo de menos dos días, hijo lejítimo de don Agustín
granito habrá de estar de más, una vez
allegado Prat i de doña Mana del Rosarlo Chacón, na

al alto pedestal que sustentará la colosal clijic. turales de la hacienda de San Agustín de Pu-
ñual de este curato. Fueron padrinos don An

vi. drés Chacón i doña Josefa Chacón. De todo lo


cual doi fe.—-/. Bartolomé Venegas.
Conforme al juicio vulgar de las muchedum "Es copia fiel del libro i a foja a que me re
bres, que más que ser convencidas gustan de fiero. -José Ignacio LaJ uentc, cura vicario.

,,

fascinarse, la verdadera i para muchos la única "Qulrihue, junio 15 de 1879. Certifico que —

gloria del capitán de Iquique arranca del hecho el presbítero don


José Ignacio Lafuente, que
i de la fecha en
que consumó su renombrada suscribe la copia precedente, es el cura de la pa
hazaña en esas aguas. rroquia de Ninhue en el departamento de Lata.
Pero lo que la justicia postuma ha recojido —José Ignacio León, notario público.
sobre sus días, su carácter, su virtud, sus
princi
pios i sus hechos, así como sobre las luchas de VII.
su vida al ser ésta segada en su
primor lozano,
demuestra con indestructible evidencia que el Cuando el tierno montañés así tardíamente

acto final de la existencia del abordador del bautizado, porque nació enfermizo i aun mudo
Huáscar fué sino la consumación lójíca i (al decir de
no sen
madre), hubo cumplido quince
su

cilla, sin preparación i sin violencia, de una serie meses, trajéronlo a Santiago por la vía marítima
de antecedentes morales que formaban la inte de Talcahuano. I con este motivo su madre, tan

gridad inmaculada e indestructible de su corta previsora, ha referido en más de

pero jenerosa carrera de hombre i de marino. al que estos recuerdos compaji-


Es esa unidad, que se extiende desde las íin de robustecer la frájil estruc-
selvas del Itata a las playas arenosas de Tara cuidaba durante
,o predestinado, su
102 EL A LBUM

navegación a vela a
Valparaíso, en el invierno de la Covadonga i del sublime defensor de
la
de 1849, de mojarlo todas las mañanas en el Esmeralda.

agua fría i fortificante del océano, Era ese el


bautismo del marino después del óleo del cris- IX.

Crecido un poco en años t en turbulentas em

VIII. presas infantiles, a fin de hacer más


asequible
la educación cuotidiana de sus
hijos, debida
De! asilo campestre que la familia Prat había hasta entonces sólo a su
a
prolija dedicación de
brindado su
jeneroso abuelo materno don Pedro madre i de institutriz, la señora Chacón, llevan
Chacón Morales, pasaba ahora su buena hija al do por la mano a su marido ya postrado, trasladé
cariñoso nido suli urbano en
aquel buen ca su habitación al de la
que centro ciudad, a la calle
ballero abrigaba su prole en el barrio Nueva de San i la
numerosa
Diego a casa
que, al presente,
de los Tajamares, i que aquel tiempo suscrición
en era una
popular convierte decorosamente
conocido el nombre de "lo Herrera,,, por
con en monumento
digno del nombre que la honra,
un
canónigo de Santiago que, a principios del Hallábase situada esta mansión, hoi histórica
presente siglo, edificara sus vastas dependen pero en
aquella sazón modestísima vivienda, a

cias a manera de claustros. Hoi es el Asilo de la tres cuadras a! sur de la Alameda, esta vena

Providencia, i así se denomina. aorta de la vida i del corazón de lento latido de


Pasó allí los primeros de primera
anos su
Santiago, i entre la Escuela Superior, (ubicada
niñez, al pie de los Andes, quien debía ilustrar en
aquellos años cerca del canal de San Miguel)
con imperecedero renombre i en edad temprana i el Instituto Nacional, edificio
vasto
erijido re

el mar de Chile. I sólo se cuentan de él, los cientemente,


ejer en elantiguo eriazo, mitad claustro
cicios jimnásticos a de ins i mitad cuartel
que por una
especie de San Diego, sucursal de los
tinto restaurador de sus escasas fuerzas naturales Padres franciscanos, que allí cerca conservan to

entregábase el vacilante niño. Nadie, de ordina davía su convento grande.


rio, subía más alto que él a los empinados álamos, El aula universitaria era la pompa de la niñez,
(cual si fueran mástiles de natural el boato de
aprendizaje) la familia i de la íntelijencia, el
para hurtar sus nidos a los pájaros, ni nadie bus
orgullo del barrio oscuro i mercader, al paso
caba, a escondidas de la solícita madre, más que la primera de las construcciones recordadas
hondas pozas en el vecino río para el la Escuela de la
aprender Campana, como se la conocía
arte de nadar, que en él era otro instinto, en el vecindario por el matinal llamado a sus

En cierta ocasión en
que distraído u
holgazán alumnos, fué simplemente el taller. I ése elijié
se entretenía con uno de sus
compañeros tle con previsora ternura la madre del héroe. Quería
aventuras en medio de la polvorosa avenida que la señora Chacón de Prat hacer de un
su
hijo
separaba el Mapocho de su frente los
casa, a
hombre; i hecho hombre, él se haría lo que su

cipreses de la Providencia, un coche de servicio alma enérjica i


justificada le aconsejase ser;
de los que viajan a
Apoquindo lo mala
atropello marino, soldado, diplomático, profesor, abogado,
mente, i hubieron de llevarlo cubierto de héroe de inacabable memoria, todo lo que él
sangre
i contusiones a su madre.— Fué el
aquel primer quisiese i todo lo que a su vez fué,
ensayo de guerra, el primer combate del captor Cuando Arturo la
Prat entró en efecto a

A
DE LA GLORLA DE CHILE 103

escuela que rejentaban dos hombres de distin Consta todo esto de los libros de la Escuela

guida virtud, porque eran dos hombres de tra Superior, cuyo extracto publicó hace ya algunos

bajo, los educacionistas Suárez i Otaiza, incan años con


lejítimo orgullo su ilustrado fundador,
sable obrero i batallador de la enseñanza hasta apenado el altivo espíritu al ver hoi la noble

hoi día el primero, llevabaconsigo en su


ya sala del jimnasio intelectual trocada en afanosa

luminoso cerebro las primeras lecciones que se


prendería... I de
aquellas hojas que el viento
aprenden en el regazo de la madre, este primer del olvido o los envoltorios del bodegón no ha

de la naturaleza. Consta de los libros bían esparcido todavía, resulta que al dejar el
jimnasio
querelijiosamente conserva sti primer Institutor, aula de la calle de San 1 liego, que fué el camino
i del cual haentregado al público su pajina de del Inca, el camino del Perú antes de la con

mayor orgullo, que el alumno Arturo Prat,


al quista, el alumno lejendarlo, Arturo Prat, tenía

Incorporarse en la Escula Superior, a la edad de estampadas en su


hoja de servicios las siguientes
ocho años, el 13 de octubre de 1855, sabía sila anotaciones: "Aplicación, excelente; capa, ¡dad,

bar, hacer palotes (trazos) respondía como un buena; conducta, buena; asistencia, inmejora
pequeño papagayo a las preguntas del . Istc/e i ble,, (1).
sabía marcar con trémulo dedo los contornos de
XI.
las provincias de Chile, balbuciando el nombre
de sus
capitales. ¿I quién, en
aquellos tiempos, La fué de las virtu
puntualidad una
primeras
i a su edad sabía más que él ? des del
prácticas capitán Prat, que así habría
sido comandante de una nave
inglesa, con el
x. cronómetro en la mano, como mandara, con in

violable pundonor todas las de Chile.


Mas ha pasado apenas el primer año escolar, Entre tanto, para hacer i merecer todo eso en

i el tierno niño, aunque -no ha obtenido, en razón


aquella edad de la vida, en que los días son tan

sin duda de su pequeña talla, ninguno de los fugaces como el vuelo de los jilgueros que en

premios que se disputaron i obtuvieron nombres los las cimarras el


asuetos o en perseguimos en

hoi oscuros, aparece distinguido en las clases de o en el cerro, habíase necesitado de se


campo
lectura, de aritmética i de jeografía. Era el futuro guro una
consagración seria, asidua i casi adusta.
profesor que se formaba, codo con codo, en la Pero Arturo Prat, sin ser "un niño loco,, como

dura banca, junto con Marcos Bolton, el profe Luis Uribe, de sino todo
su
compañero hogar,
sor de telegrafía; con Enrique Wood, el profesor lo contrario, niño formal, i recto,
un
cumplido un

de idiomas; con Valentín Bravo, el profesor de alumno modelo, mismo de


no dejaba por esto

medicina; con José Olano i Juan José Rojas pagar el tributo de sus años a los ejercicios i a

Carreño, fundadores de colejios de educación. las pequeñas pasiones que forman el primer
muerto el primero en el campo de batalla;
campo de batalla de las luchas
con
eternas de la
Emilio Corvaban i Mauricio Cristi, dos diaristas existencia humana.
de mucho mayor nota
que fortuna; con Vicente
Mutilla, en fin, el injeniero de la Esmeralda, que (1) Artículos publicados en El Mercurio del i i ¡ del 13
,le febrero de iSSo, non el tílulo de El. Aitrom:
fiel a la consigna de los infantiles juegos, murió alumno

1'rat, por su
primer maestro, el distinguido institutor don
al lado de su
capitán-condiscípulo, cumpliendo José lícrnnrclo Snáre/, uno de los es|iíritiis más indeoen-
postreras órdenes: /Guardad los fondos!

sus. dientes de b ensoíi.in/n ¡ de l;i prensa ciillcnas.
ro4 EL a

Háse, en efecto, conservado vivo recuerdo de denunciaron su, por ellos juzgada, aleve hazaña.
su
primer pujílato, ensayo infantil de más seña —"¡Señor, señor, Arturo Prat ha traído de su

lados combates; i cuando en abril de 1879 vino casa un cuchillo para matarnos!... i.

el capitán Prat por la última vez a


Santiago Fué ese el tumultuoso denuncio de los vencí
con
pliegos de su almirante, él mismo hacía ale dos "ocho contra uno.» Pero la sentencia del

gremente memoria del lance a su adversario en tribunal de la escuela, que no


siempre es la jus
la Moneda, donde, después de muchos años, ticia, porque el maestro es constantemente "uno

encontráronse al acaso. El último ha contado contra cien,,, fué esta vez equitativa, castigando
aquella aventura, precursora en tierra firme del a los asaltantes por la cobardía i al asaltado
por
uso de la espada, del cañón i del abordaje en el su arrojo. "¡Fué para intimidarlos!,, se contenté

mar, i dejárnosle la palabra i el tema; en decir Arturo Prat, el mismo apacible, dulce,
■i La estrecha amistad, escribía desde Talca- casi melancólico mozalvete que tenía delante de

hua.no, donde se halla honrosamente empleado sus


ojos codiciosos la gorrita redonda del cadete
don Adolfo Cáete Sotomayor, condiscípulo del

héroe, —
la estrecha amistad que había entre am Aprendía así sin saberlo el futuro captor de

bos, fué rota un día por una


empanada frita la Covadonga i capitán déla Esmeralda la pri
que yo me comí de más de las que a Arturo le mera lección del abordaje.
correspondían. Entonces, rabioso por esto el

héroe, ¡ aguijoneado por otros niños, —


no re XII.
cuerdo el nombre de ellos. —
nos hicieron pelear, Arturo Prat, niño de escuela, banco
tomándonos del i cual tiraba más fuerte,
dejó su
pelo, a
de San Diego, según aparece de los libros de la
hasta que llegó el ayudante.
Escuela Superior, el 25 de agosto de 1858, i de
iPero como en la infancia el reír i el llorar, el
los libros del Ministerio de la Guerra resulta
.indar alegre o
enojado es todo cosa de un ins
que el 28 de ese mismo mes fué incorporado a
tante, sucedió que poco duró nuestro rencor, i
la Escuela Naval Tres días
amistad volvió más
en
Valparaíso. era
nuestra a ser estrecha, cons
lo que entonces se
empleaba en hacer el
tituyéndose en m¡ pasante de gramática castella viaje
la cual mui por las cuestas de la capital al puerto, i échase
na, en era
aventajado, siendo el pri
de ver
que el aprendiz de la
mero en la clase del señor don Eliseo Otaiza.i gloria no perdía
tiempo. Únicamente el día en que su deudo i
A su turno, el maestro i el juez han depuesto
testimonio protector don Jacinto Chacón llevólo a bordo, o
su en otra
reyerta de mayor valía i
trájolo a tierra junto con su camarada Uríbe.
de precoz i casi temeraria resolución contra la
fuerza. Acosado un día Arturo Prat por una
con sus
trajes flamantes de pájaros del mar

deslizóse ellos al taller de i de


turba de pequeños forajidos, armados de sables
con un
fotógrafo,
de hallándose él inerme,
esa manera es cómo la historia i el arte han
palo, guardó su infantil
conservado una de las queridas efijies, modelo
rencor hasta hora propicia, i pidiendo en présta
al el para la niñez, en
que el uno i el otro lucen su
mo
siguiente día, en
despacho vecino, . con

garbo i infantil donaire


recado finjido talvez de la madre o del maestro
su
(1),
(¡lícito ardid de el cuchillo de
guerra!), partir (1) En el emblema que ocupa la derecha del reirá» óe
Pral
azúcar, blandiólo en medio de las rotas filas de
tu este Álbum, el artista ha
copiado con fidelidad é.
rostro de ¡iipié] cuando tomándolo del grupo foto
era niño,
sus contendientes, que le rendían sus
espadas i gráfico mencionado.
DE LA 'A DE CHILE ios

Es una palabra íntima, voz del alma, la que

XIII. así habla del héroe i así dice:

Tal fué, entre tanto, la niñez de Arturo Prat, xv.


consumida en noble tarea en la calle Prat, entre

la Escuela Superior, que fué su cartilla, i la Uni "Arturo Prat fué en su infancia todo lo con

versidad, que veinte años más tarde sería su trario de lo que fué en su
juventud. De com

diploma en alta i laboriosa carrera. Niñez de plexión raquítica Í endeble, tenía una
expresión
buen augurio, pasada entre libros i batallas, al melancólica i un aire distraído. Hijo de
un
padre
son de la campana, en tierra como a bordo. dechado de virtudes, pero, como Job, aquejado
Conducido al altar bendecido por la fe, que es de gravísimos males, Arturo recibió como heren

una madre; enseñado pie del lecho del


a sufrir al cia un organismo debilitado, que daba a su ser

autor de su existencia,
que padeció largos años una apariencia triste i enfermiza. Pero su buena
necesitado i moribundo, el hijo vivió todavía Ynamá, mujer de capacidad I de carácter, com

como
aprendiz toda esa edad, simple preparación prendiendo el funesto porvenir que aguardaba a

del día del heroísmo en el cual, exhibido en total su niño, se


consagró a
extirpar de raíz los jér-
todo su ser al ruido de las espadas i entre los menes maléficos que impedían su desarrollo.

lampos del cañón, mostróse en la cima de la Observando ella que de todos los extremos, el

gloria, para educar a su vez con su vida i con su de la aplicación científica del agua fría es el que
muerte a las jeneraciones que en
pos de el venían. más directa i radicalmente influye sobre la san

gre, la depura i modifica, activando la circula

XIV. ción, dando con ello fuerza al organismo Í regu


laridad a las funciones vitales, estudió con toda

Hecha así, de prisa, pero con la fidelidad de atención el método del famoso hidroterápico
las memorias Inextinguibles del hogar, la cuenta Preinltz i aplicó a Arturo con
rigor i esmero su

de los días infantiles de Arturo Prat, horas fuga tratamiento restaurador. De este tratamiento, los
ces como el ala de las mariposas que son su em benéficos sudores hldropáticos, administrados
blema i su ensueño, el capitán de Iquique, op periódicamente desde su más tierna niñez hasta
tando por el océano, fué nombrado, según diji su más avanzada juventud, devolvieron a esa

mos, a la edad de diez años alumno de la Escuela flor agostada toda su lozanía, dándole la fuerza i

Naval, recientemente fundada, en la medianía la salud. I fué tal el vigor que ese tratamiento
de 1858. infundió a la complexión de Arturo, que éste
Sirvióle de padrino en aquella concesión de levantaba pesadas barras de hierro i las sopor

gracia del gobierno, como le sirviese de padre taba con el brazo extendido horizontalmente
verdadero después del fallecimiento del suyo, su durante largo tiempo, obteniendo siempre la
tío materno el distinguido escritor i jurisconsulto primacía en toda clase de ejercicios jimnásticos
don Jacinto Chacón, i hé aquí cómo, trazando la entre sus
compañeros de colejio o
profesión.
síntesis de la pubertad, después de los albores de Desarrollado en su
juventud con regularidad i
la infancia que hemos visto lucir sobre el frájü solidez, él ocultaba, tras una
figura esbelta, alta
niño, expresábase a
propósito del futuro capitán i delgada, músculos de hierro i fuerzas atlélicas,
del Esmeralda su deudo que bien le conocía. La plena salud i robustez de este joven Hércu-
iob EL A, JM

les, conservado por su madre para honra de la

patria, es un
ejemplo notable de la decisiva in XVI.
fluencia que una
intelijente matrona puede ejer
el del niño, estudiando con "I en este ramo debo decir que yo tenía
cer en
porvenir un

las I verdadero placer de conferenciar con él sobre


tiempo causas
aplicando con
perseverancia
los medios de los vicios que afectan puntos oscuros e importantes de la lejíslación
desarraigar en

mi tarea de exposición razonada del


la organización de su hijo. Código
"Para verificar la exactitud de mis observa Civil vijente, i descubría en él una
gran sagaci
ciones sobre el carácter e índole de Arturo en su dad I rectitud de juicio, que proyectaba luz sobre
mi intelijencia i hacía en mí el efecto de
infancia, basta mirar con atención los retratos que una re

de él i de Luis Uribe hice sacar en 1858, el pri velación. Pero lo que daba a su alma la grande

mer
domingo que salieron de la Escuela Naval.
za I la fuerza, el ímpetu i la abnegación en el

En notará la cumplimiento del deber, era la clara intuición An


ese cuadro, ya histórico, se parada
la vida puramente espiritual del alma
arrogante, firme i marcial de Luis, contrastando en
rcjiu:n:s
con el encoj ¡miento i endebles de Arturo. En desconocidas después de la muerte, ¡ la eviden

este retrato está la impresión de su índole triste cia que le asistía de que todos estamos
sujetos
i de débil constitución. ahora prueba, iniciación dolorosa,
su
Compárese esta a una a una en
que

imajen con la que arrojan sus retratos de joven, todos tienen que caer
para levantarse de nuevo,
i verá éstos algo modelo de la pero que todos también más tarde,

se en como un unos otros

estatuarla griega, en
que, en fuerza de la gracia más temprano —
tienen que llegar a la cima de
i ajilídad de su talante, revela la enerjía del nue

vo
principio de vida que le anima i el poderoso 'Por último, completaba estas luminosas
i cultivado espíritu que era el motor de máquina creencias la convicción de que no hai ser creado
tan maravillosa. por el Gran Dios que esté condenado a una ex

"Digo máquina tan maravillosa, porque Ar piación eterna, i mucho menos que esté destina
turo estaba admirablemente bien dotado, do la de
era un a
perdición moral; que la cuestión es

hombre completo. A una


intelljencia de primer tiempo i en las rejiones donde mora el Infinito i
orden, unía un corazón bien templado i dispues donde el alma completa su desarrollo, ei tiempo
to a las nobles, grandes i ¡onerosas acciones. Era, es
inagotable. Que Dios, bueno i misericordioso
en una palabra, un gran carácter. —
Severo i rí- como es, no se goza en los suplicios eternos o

jido como jefe, era una dama en el trato social i en la destrucción de una alma que él ha creado
un modelo de ternura en el seno de su familia, —
inmortal. Estas i evidentes verdades
grandes
Para él había imposible: lo que nacieron él por efecto de las luchas i des
no se
proponía no en

su cultivo ¡ perfección, lo ejecutaba. Mui de la vida: él intui


gracias

para eran en como una

joven aun, i recargado con las multiplicadas aten ción, como una reminiscencia, como una revela
ciones de su
empleo de vice-director de la Es ción. Él hablaba de las cosas de lo alto como

cuela de Marina ¡ de profesor de ramos impor si las hubiera visto...


tantes en ella, se propuso hacer los estudios iHé aquí el secreto de su determinación i de
largos i complicados de la de i
carrera
abogado, su actitud de ánjcl extermlnador en su abordaje
realizó su
propósito apesar de los obstáculos que al Huáscar.— Él, con toda la conciencia del acto

le oponían la rutina i baja emulación. iba la muerte, porque


que emprendía, sereno a
DE LA GLOj HA DE CHILE ">7

su honor ¡ su deber, que él llevaba hasta la ab carácter, con esa intuición desconocida de las

negación, le imponían la necesidad de buscar i almas elevadas, se hizo querer de sus compañe
ejecutar todo recurso de victoria para su patria, ros con ese amor que no fué un débil senti

por imposible que pareciera alcanzarlo, i se lanzó miento, sino ese amor inmenso i grande que le
al abordaje ¡ dlrijióse al timón del Huáscar con tuvieron hasta consumar a su lado el sacrificio
el propósito de gobernarlo i estrellarlo sobre la de la vida!..,

costau (i). "Sin amor no se concibe tanta cooperación en


tan cruenta i difícil lucha. Sin él, no
imajina la
XVII. ! mente una decisión tal en
espíritus que serenos

n las las rejii -, de l.t ¡mili ■!"■

'

Hasta aquí el filósofo, o, mas bien, el disector talidad!...

doméstico i moral que verifica tranquilamente el "Después de 16 meses, en enero de 1860 se le

análisis de una existencia querida. embarcó a bordo de la Esmeralda a las órdenes

Ahora, en cuanto a las fechas de sus adelan del capitán de fragata clon José Anacleto Goñi,

tos, servicios i ascensos en su carrera de marino, volviendo en marzo de ese mismo año a conti-


! estudios la Escuela Naval.
aquí su enumeración tomada de uno de sus nuar sus en

mejores biógrafos entre los innumerables glori "En 15 de junio de 18Ó1 rindió examen de
ficad ores que el gran marino ha encontrado, teoría i el gobierno le dio título de guardia-ma-
>E1 uS de agosto de 1858 se le instaló en la

Escuela Naval de Valparaíso, conducido allí por "En 22 de agosto de esc mismo año volvió a

su tío, nuestro
poeta Jacinto Chacón. ¡Coinci embarcarse en la Esmeralda, a las órdenes del

dencias del destino!... ese mismo día Í llevado capitán de fragata don Manuel 2.° Escala.

por el mismo señor era también incorporado en ■■


Desde esta fecha datan los servicios profesio
la Escuela el niño Luís Uribe, segundo de Prat nales del joven Prat. Recorre la costa en muchas

a bordo de la Esmeralda, ocasiones en comisiones de servicio, i en- todas

"Un cuadro de fotografía, el señor Jacinto ellas, en su carácter de subalterno, hace su deber
Chacón llevando a cada uno de la mano, nos cumplido.
enseña esta primera escena de marinos, "El 10 de enero de 1863 se le trasbordó al
'Los estudios de Arturo fueron rápidos i luci pontón Chile, al mando del capitán de corbeta
dos. En los primeros días sus
profesores se don Martin Aguayo, i volvióse al poco tiempo a

quejaban que era un tanto distraído, pero que trasbordar a la Esmeralda, entonces mandada

aprendía. Él no estudiaba con la contracción i por el capitán de corbeta don Galvarino Rive-

ahinco de muchos de sus


condiscípulos; pero sa

bía tan bien o


mejor que ellos sus lecciones. "En julio 21 de ¡8Ó4 obtuvo el grado de

Como recompensa al fin del segundo semestre, guardia-marina examinado, 1


(1).
después de sus exámenes, obtuvo un
premio que
consistió en una medalla de plata,
(1) Biografía completa de Arturo Prat, por Bernardo Vi
"Es indudable que allí, con la franqueza de su cuña.— Valparaíso, 1879.
t jira eptnamos ésta !n meiiir liine.míi;, jeneral entre las

(1) Carta al autor, escrita expresamente sobre la pubertad que aquí se han publicado del capitán Prat, no sólo por su

de Arturo Prat, pur su lío i tutor don Jm ¡uto (.'liaron, mayo forma, sui'.í por halier sido escrita a la vista de preciosos do
cumentos íntimos i por dictados de la familia a
quien el au-
EL ÁLBUM

completo, así como hombre de guerra fué un

campeón "sin miedo I sin reproche."


XVIII.

XIX.
de la vida del el Prut
mar, que guardia-marina
Durante intervalo de tiempo había sobre
que la Esmeralda llevó
hizo Lima el este
a
viaje en

en setiembre de 1864 a] señor Montt, cuando venido la guerra con España junto con la alianza

el Perú, i fué digna de


este m.ijístrado concurrió al malhadado i estéril con cosa notarse con re

Americano de Asimis lación Arturo Prat, que tomase él parte mui


Congreso aquella época. a

mo, cinco años más tarde, i ya en calidad de señalada en los dos únicos hechos de armas
que
ilustraron por parte de .Chile aquella guerra; en

almirante Blanco Encalada, cuando en cum el Papudo Í en Abtao, al paso que siempre miró
plimiento de una lei del Congreso i del voto na con
alejamiento i aun con no disimulada descon
cional, embarcóse el último, acompañado de una fianza i enojo el pacto que había puesto al mis

comisión de ciudadanos, de marinos i militares, mo mástil la bandera del Pertí i la de su


patria.
con el fin de repatriar las eeni/as del procer de "Quizá debemos felicitarnos, —
escribía a su

la independencia don Bernardo O'Higgms, en madre desde Lebu, a


propósito de la negativa
1869. de los marinos peruanos para juntar sus naves a

Otro rasgo más, que corresponde a este


perio las nuestras en las aguas de Pisco en octubre de
do de la inmaculada juventud del héroe. Cupo al 1S65, —

quizá debemos felicitarnos de esta ocu

teniente Prat como


porción de re], arlo en la cap rrencia, pues habría sido mui crítico el estado
tura d la C o.d '¡¡go una
gruesa cantidad, i apar en
<¡ue nos hubiera dejado si lo hacen más tarde
tando de este,
para él, inmenso caudal, unos
lo Í cuando nos encontremos en peligro..,
cos centenares de pesos destinados a sus libros i I estos mismos proféticos sentimientos volvía
atavíos de profesión, llevó a su amada madre, a evidenciar tres meses más tarde en la víspera
lleno de escondido gozo, todo el
'
resto. de Abtao.

Era esa para él una


simple devolución de las "Como Ud. comprenderá,— decía a su madre
tiernas caricias que le rodearon desde la i
,
ni; desde aquel apostadero el 3 de febrero de 1866,
hasta su
postrera hora no hubo hijo más amante. -—
esta alianza, i apesar que conocemos su nece

más solícito ni más respetuoso el deber. Casi sidad, porque los peruanos no es
en no nos
agratla
igual era su afecto por su respetable abuela confianza, i la
ma-
jente en
que se
pueda tener no

tenemos, por lo cual le aseguro, prefiero, como

del capitán ele Bary), la cual le sobrevivió muchos de nosotros, el que


mar
hagamos la guerra
solos.,,
infantil título de "mi abueüta.,. Como hombre El joven aprendiz de la guerra, que aun no
de hogar, el capitán Prat fué siempre un ser había cumplido 18 años, no amaba evidente
mente i como por instinto a los peruanos. ¿Pre
sentía, por ventura, dentro del arcano de su

tor consultó ampliamente Valparaíso.


en

Por lo demás, la
jenio, el certero mozo que el plomo peruano,
Bibliografía Prat cuenta ya por si sola
tío menos de una docena rio volúmenes i disparado tras de oculto parapeto, había de ma
lulletus, es, i ¡In

tarle?...
DE LA GLORLA DE CHILE

del entusiasmo viendo humill 1 ! ■


,■! pabellón
XX. que trató de abatir el justo ¡ noble orgullo de!

De todos es hoi sabido que el guardia-marina "Hoi la senda de la gloria se nos


presenta a la

Prut Urlbe, jemelo i casi su vista, nadie vacila seguirla, todos lo desean.
figuró junto con su en

hermano, con Latorre i con Condell, entre los pues en Chile no es conocida la cobardía i en

que en leal combate hicieron arriar la bandera nuestros buques se la desprecia. ,■

de del mástil de la Covadouga la "Tal es la


participación de gloria ¡ de trabajo,
España en me

morable mañana del 26 de noviembre de 1865.



dice uno de los compendiadores ya citado de
Pero en la noche de la ante-víspera trataron en la vida del héroe i resumiendo la hilación de los

secreto los chilenos ele tomar aquel buque al abor

daje en la rada de Coquimbo, i hé aquí cómo el Arturo Prat en esta campana en


que se consu

alma del héroe adolescente rebosaba de alegría maron heroicos hechos, atendida nuestra debili

dentro de delante de aquella dad de fuerzas comparación de las que


su pecho, perspec en osten

tiva, en medio de los nocturnos aprestos del taban los españoles,


asalto. —
"Este día en la noche, después de !E1 rol de Prat era secundario; pero su
po apos
nerse la luna, debía ser el combate; estaba ya tura, la inquebrantable tarea de su
puesto, eran

todo arreglado, dos divisiones de abordaje de signos de lo que podía esperarse de él. Acababa
bían atacar, habiendo sido yo elejido para la pri de cumplir 18 años,

mera división 'con el teniente Thomson." —


-... I "Había llegado a esa edad viril en
que el ros

bien! con el teniente Thomson debia batirse el tro diseña las facciones del hombre. Su tez un

guardia-marina en la apresada Covadouga, a la tanto sollamarla por los vientos de la mar, sus

cual pasó con él, en Abtao, así como Thomson negros ojos centelleantes de ardor i viveza, su

debía morir sobre el mismo puente del conquis flexible i alta estatura le ciaban una
expresión de

tado monitor en
que él cayera. Sublimes, inescru varonil belleza.

tables retribuciones de la gloria I del martirio! "En su alma, donde se anidaban los más puros

Ufano con tan tempranos I bien logrados en afectos, a su filial cariño añadíase la ternura que

sayos en la mar Í resumiéndolos en un solo voto profesaba a sus hermanos, todavía en la infancia.

que se
cumplió más tarde sobre el puente de la Sus deseos era formarlos, como su madre lo

Esmeralda, decía a este propósito i desde An- había hecho con él, i sus cartas revelan sus
pro
cud el 6 de diciembre de 18Ó5, estas palabras, pósitos. Su noble i digna pobreza encontró me

cuyo final parecería un eco


anticipado de su in dios de darles inequívoca prueba.
mortal arrojo de la mañana de mayo; "Habíanle tocado como 1700 pesos por parte
"Las demostraciones de i entusiasmo de la presa de la t ovadouga, i dili-
alegría su
primera
con
que han recibido la noticia en
Valparaíso, jencia fué llevar a su madre 1000 pesos, repar

Santiago ¡ toda la República, ha sido la mayor i tiendo lo demás entre sus deudos. Su madre le
más grata recompensa que esperábamos. Sin recibió esta ofrenda con
lágrimas que empañaron
embargo, yo deseo otra más dulce; pero ésta la sus
ojos i lo estrechó silenciosa en sus brazos!..,
hace imposible la distancia a que nos hallamos 1 Tanta virtud, tan noble abnegación, le mere

(distancia que creo muí pronto estrecharemos). cieron de todos los suyos un sentimiento que ya
¡ es la de darles un estrecho abrazo i gozar no fué amor, fué Idolatría... Desde entonces es
no EL -A III UM

estos mo hermosura se
agregaba la modestia i suavidad,
consuelo, aun más, es
esperanza en

mentos que la negada fortuna abate la sien en Él completaba 25, no


cumplidos aún.

»EI matrimonio tuvo lugar el 5 de mayo de


pesarosa Incertldumbre!,,..,
i fué éste día de alborozo I
1873, un
plácemes
XXI. para toda la familia.

I la hora oportuna el san "No tardó el cielo en premiar las virtudes de


penetrando en en

tuario de los el revelador a I'rat dándole un


primer hijo, que nació
en
corazones, biógrafo mayo
10 de 1874, pero tuvo el dolor de perderle pres
pausas, agrega:
En setiembre 1 1 de 1876 le nació
" Entre ej grupo que formaba su
larga familia, to. su
segundo
la llamó Blanca
había una
joven que, tímida e ¡nocente, había es hijo que, siendo mujer, Estela,
cuchado las alabanzas tributadas al héroe: nombre marino que talvez le hacía recordar
joven
sin saberlo ella misma, secreto e íntimo senti cuando poseído de amor, lejos de la mujer que
miento, nació en su Interior. En Arturo sucedió amaba, veía rielar la huella de su nave ea me

i dio de noches puras trasparentes que ilu


igual cosa, sea
predestinación, sea ese amor
que esas o

nace en una mirada i vive de esperanzas, ellos mina la claridad de la luna...

se amaron sin decírselo!... "No tuvimos el gusto di; tener amistad con él,
"Era principal atributo en el alma de Arturo la pero varias veces le encontramos paseando su

honradez. ¿Quién era él todavía para compro hijita por la callé del Circo, ya de 2 años, i ad
meter el corazón de una niña a
quien nada tenía miramos, sin adivinar al héroe, tanta ternura i

que ofrecer? Sus padres, sus hermanos, necesi tanta solicitud. Recordamos una tarde en
que le
taban del auxilio de su sueldo: ¿cómo fomentar vimos volver trayendo consigo a su niña i un

un sentimiento que tan difícil era


poder alguna ramo de flores. Comprendimos que él iba a

adornar su
hogar con una trinidad de amor, de
'Arturo silenció i relegó como un ensueño esta inocencia i de perfume,,...
impresión de su alma... Se dijo a solas: .SY algu
lleg'i do corbeta, la diré mi
na -vez a ser
capitán XXII.

"Tal era el hombre juzgado como individuali


■'En los primeros días de 1873, febrero i 2, re dad: de un carácter suave i tranquilo, era sobre
cibió los despachos de capitán de corbeta gra todo modesto: cuando tenía que usar su uniforme
duado; acercábase ya el término fijado por él de parada en
cumplimiento de algún deber, se
mismo para declarar manifestaba
su amor.
desagradado; nunca quiso colgar
"La señorita Carmela Carvajal, cuñada de una sus medallas.
tía suya, la mujer amaba, i por la que
era
que "Eran los estudios su principal entretenimien
había profesado ese culto sublime de grande i to; no rehuía enseñar a otros lo que él había
misterioso sentimiento. Una palabra bastó para aprendido.
que esas dos almas comprimidas confiasen en "La escuela Franklin,, de Valpa
"Benjamín
alas del porvenir la realización de los ensueños de Astrono
raíso, donde daba lecciones gratuitas
de su dicha. mía i Botánica, lloróle por de sus
esto como uno

en
predilectos hijos. Fué uno de los primeros
DE LA GLOR 4 DE CHILE cu

incorporarse a la sociedad de Bellas Letras que común que un


consejo dicho a media voz, una

por el año de 187; trató de


organizarse en aque mirada severa del capitán Prat era más temida

lla ciudad i que desgraciadamente 110 se llevé; a bordo i más eficaz para la disciplina que el
arresto en la alta cofa.

"Amaba también la música i había aprendido En una ocasión en


que un grumete, fuerte

a tocarpiano. Ella ejercía sobre


el su alma esas mente
castigado por su orden, cayó al agua, el
impresiones tiernas i sensibles que afectan con capitán Prat, sin desnudarse, precipitóse al mar

emoción las fibras de nuestro organismo, Otra i lo salvó, sin que en esta acción verdaderamen
virtud más: conocía el valor del dinero i lo des te sublime él tuviera la vanidad, la afectación,

preciaba, lo estimaba como un medio, no com:,

un fin; sin embargo, no


quería que nada se
gas tura. Súpose ello por otros, porque por él nada

tase que no fuese de indispensable necesidad: su se sabía.

espíritu elevado desdeñaba a aquéllos que cifran El capitán Prat era en el servicio sumamente

su valía en la fortuna. reservado, casi mudo, como había nacido; i por


" No comprendía que fuera de los sentimientos esto la dulce compañera de su vida reconveníale

del corazón, el hombre adquiriese hábitos i ne a veces tiernamente llamándole "frión,,...,

cesidades sin las cuales dicen algunos no


pueden
pasar: por esta razón no fumaba, menos tomaba XXIII.
licor.
'Era como esos árboles que guardan el rocío "Por este tiempo la vida del mar
principió a

para hacer brotar en su rededor verduras i ílo- enfermarle: había contraído una enfermedad de

erisipela que le atacó dos veces.

'Esto i la creencia que la marina desatendida

"Hasta el 22 de agosto de 1868, que se tras i pospuesta no sería una carrera que facilitara
bordó a la O'Higgins, la vida de Arturo Prat se en el porvenir los gratos i queridos sentimien

desliza en servicios de estación en


Mejillones. tos de su amor, le hicieron pensar en
adquirir
En febrero de 1869 se traslada al Ancud, i en otra profesión.
"La carrera del foro presentábase a su mente

Thalaba. Vuelto al Ancud, hizo viaje a Valdi como un ideal de esperanza; supuso que ella

via, Chiloé i Magallanes. En enero de 1870 podría facilitarle el voto de su corazón.

llega hasta las islas de Pascua en la corbeta "Sin maestros, nada más que con los libros del
'

0 Hi^eius. derecho, dedicóse por entero al estudio de las

"Arturo Prat miraba los conti leyes i de la dilatada profesión.


con
desagrado
nuos trasbordos; juzgábalos perjudiciales a la "En esas horas que para todos sus compañeros
marina. Se ama el buque que se sirve como se eran de tregua para las fatigas del servicio, veía

ama su propia morada. Se acostumbra en ella i se a Arturo encerrado en su camarote o paseán


todo se encuentra pronto i listo. Arturo tenía el dose sobre cubierta, absorto en su estudio.

hábito riel orden i disciplina: castigaba siempre 'Quien ama como él sabía amar, lo puede
todo lo que todo.
podía contrariarlo. „ 11

Pero castigaba más como padre que como je


fe, i entre los que a sus órdenes sirvieron es voz
EL -■

vencijado aposento, dentro de cuyas paredes.

XXIV. cuando venía a Santiago a rendir sus


exámenes
profesionales, estudiaba. Hallábase aquél en la
Colócase aquí entre el libro, que era su ambi casa de su
digna i anciana tía doña Clara
Prat,
ción, i el deber, que era su divisa, la memoria que ann conserva en él su modesto mobiliario
del hecho heroico que el capitán Prat consumó calle de Mesías, núm. 56.
en la rada de Valparaíso, cuando siendo segundo Sin embargo, cuando el capitán Prat asistía 3
jefe de la Esmeralda, cojida ésta el 24 de la Universidad, vestía
ma su
mejor uniforme, i el día
yo de 1875 por furioso i repentino vendaba!. en
que rindió su examen final ante la Corte
rompió sus cadenas i fuese sobre la playa del Suprema, presentóse de gran parada a recibir
Almendral, donde naufragó. las congratulaciones de sus
jueces examinadores,
El capitán Prat hallábase licencia tie
con en
que leinterrogaron sobre presas marítimas. El
rra; pero al tener noticia del peligro de su nave, digno majístrado don Alvaro Covarrubias ha
echóse desde embarcación del muelle nado. dado testimonio de la brillantez de
una a
después
i aferrándose de un cabo que desde bordo le inusitado.
a
aquel acto

arrojaron, desnudo, febril, infatigable en la por Señalaremos aquí otra manifestación j encrasa
fiada tormenta, heroico en el peligro, logró sal de la rectitud de su
espíritu como ciudadano. Su
var del desastre, junto con su
jefe superior, el tema
legal para graduarse en la Universidad
capitán de navio don Luis Lynch, hasta al más había sido la libertad electoral, esta
mugre que
humilde marinero. A media noche, a la luz vaci ensucia el manto
augusto de la República i que
lante de las linternas, el capitán Prat fué el últi él baldeó con su
pluma como si fuese la basura
mo en abandonar el de destrozada que sobre la cubierta de las
casco su nave
naves
deja el ollin
[ior las olas. de las chimeneas i la inmundicia de las cocinas,
¿I no está allí diseñado toda
en su
grandeza Un lance todavía de
aquella época i de aque
moral en aquella prueba viril de salvamento, el lla vida.
magnánimo caudillo, que montando cinco años Conforme al ceremonioso formulario español
más tarde por el mismo mes I casi el de
en
propio nuestros tribunales, el capitán Prat iba a pe
día aquel mismo barco histórico, ordenó hundirlo netrar en la sala de la Corte el día de
Suprema
para salvar su bandera? su juramento, llevando ceñida al cinto la espada
del Papudo. Mas el portero i
López detúvole,
XXV. sonriéndose se
despojó de ella. Se ha dicho que
esta fué la única que el de la Esme
vez
capitán
Por esa misma época, dentro de vida civil
su ralda entregó fué
su
espada... pero no a un
i con el tesón propio sólo de las naturalezas su
enemigo sino a un
ujier...
periores, el capitán de marina logró recibirse en

Santiago de abogado. Sus ojos se inflamaron en


XXVI.
el estudio, pero él perseveró. En esta situación
de su vida, tuvimos la fortuna de verle por la Tenía todo esto
lugar en
1875, i tres años
primera i única vez, de campo de
en una
quinta después el
que mantenía
con
capitán-doctor,
Quillota, donde convalescía. Pero
después hemos buen éxito estudio fué llama
su en
Valparaíso,
visitado con
relijioso respeto el estrecho ¡ des la
do servicios de
a otro jénero, que requerían

^
DE LA GLORLA DE CHILE "3

firmeza de su profesión de guerra ¡ la sagacidad " sas í espirituales; las niñas, sin saber que soi
de sus últimos estudios. "
casado, me dan miradas amables... No te pon-
"La República Arjentina, en 1878,—dice de él "
gas celosa, porque tú, tú sola, compañera de
su mejor biógrafo ampliamente citado en este es " mi vida, serás mi único amor!,,...
tudio, a título de fraternidad en el trabajo, —con "En esos días de ausencia, 29 de diciembre

motivo de la cuestión de límites, había asumido de 1878, ella le daba un tercer hijo que se llamó

contra nosotros una actitud arrogante Í provoca como il, Arturo,, (1).
tiva que hacía inminente la guerra.

"Deseó nuestro gobierno conocer detallada XXVII.


mente i por un
juicio que fuese adecuado e inte-
Hjente, cuáles serían las fuerzas navales que Otro detalle de esa misión tan delicada como

tendría que combatir, cuáles sus hombres, la audaz del capitán Prat, i que establece en la ince

opinión pública, los recursos financieros; todo lo sante continuidad de actos


públicos i domésticos

que constituía el ser de ese país que nos invita la perfecta i admirable unidad de su vida de
j
ba a luchar. hombre i de esposo, de guerrero i de diploma-
"Después de varios exámenes de individuos.
nadie encontró más apto, más adecuado que el Habí recibido por todo auxilio del gobierno
joven marino Prat; él, mejor que ningún otro, una letr sobre Londres, de 400 libras esterlinas,

podía certificar evidencialmente i de un modo cuya ver ta le produjo en Montevideo 1 79Ó pesos.
práctico todo lo que deseábamos saber, Pues bit n, de esa
exigua suma, después de va-

"Se dio a su misión el carácter de ájente con rios mes ss de trabajos activos, fructíferos i reser-

fidencial, i mui luego nuestro gobierno hubo de vados (n oviembre 19 de 1878-enero 18 de 1879)
congratularse en su elección, l'rat t\d allí perfec devolvió al Erario Nacional, con cuenta mluu-
tamente recibido: sus modales, su hermosa figu ciosa de sus
gastos, llevada en su cartera, la ran-

ra, la actitud marcial que le distinguía, le abrie tidad de 997 pesos, casi la mitad del caudal que
ron los salones de Buenos Aires i facilitáronle había re cibido, sin limitación para su represen-
medios de conocer la armada en sus más íntimos tación e el extranjera
i minuciosos pormenores. Otro recuerdo, o, más bien, otro presentimien
"
Fué allí, "el doctor Prat;,i i así todos con res to del noble marino. Mientras vivió en Buenos

peto le llamaban, asegurando un diario de Mon Aires i en Montevideo el capitán-diplomático, no

tevideo, que era "un ilustre publicista,,, cuando cesó de Instar al gobierno a fin de que hiciese re

solo era un ilustre mudo. parar de urjencía los calderos de sus tres corbe
" Dfcese que el gobierno, temeroso que su tas de línea, antemural de la
República, a la par
nombre, ya conocido en nuestra marina, pudiera con sus blindados.
¿Sospechaba ya desde enton
ser un obstáculo para cumplir su cometido, le in ces el capitán Prat, que. la vieja Esmeralda, al

dicó otro, lo que rehusó diciendo: estallar sus calderas, detendría su plan de abor

"Iré, señor, donde se me ordene ir; pero aquí daje, como aconteciólo en hora suprema i deci
"
como allá, yo deseo ser
siempre Arturo Prat.,' siva dentro de Iquique?
'Era entonces cuando chanceándose Excusado agregar que la del
con su es voz
profética
esposa en cartas íntimas la decía:
■' Son aquí (Buenos Aires) las señoras hermo- (i) Bernardo Vicuña, biografía citada
JT4 EL A

del ¡eneroso fué rubor, esta virjinidad del alma,


espíritu patriota no en manera
privilejio sólo de
alguna escuchada, la mujer I del héroe, el capitán Prat vivía como
1

Tres meses más tarde las tres corbetas disfrazado, vestía de paisano ¡ se escondía a las
hacíanse la llenas de i miradas del público i de
a
mar, parches, entonces sus
compañeros detrás
para poner remedio, gastóse el triple en dinero i de las paredes de su estudio deabogado abierto
en la calle que hoi en Valparaíso lleva, por esta
misma causa, su
imperecedero nombre:
M he decidido,— escribía
XXVIII. „
e en esta
situación,
desahogando su corazón ofendido en el de un

Hallábase el capitán Prat desempeñando to


amigo,— me he decidido a
dejar el uniforme i
davía su misión confidencial cuando estalló la vestirme de paisano. Me da vergüenza mien
tras mis compañeros parten a la guerra, quedar
del Pacífico, i en el acto, embarcóse para Chile, me aquí,, (i).
llegando a
Valparaíso a fines de febrero de i S79. "Mozo sublime!— exclamaba alguien a este

Al pasar por la colonia de Magallanes, ocurrió propósito, hora! El día que


aguarda^tu

vengará
un lance que todavía testimonio de la ele tu heroica impaciencia,
es un va a
llegar.,,
vación silenciosa pero nunca desmentida de la

grande alma del joven adalid. Enterrábase ese


XXX.
día a uno de sus
compañeros de colejío, el te

niente Garrao, que ejercía en la colonia el oficio I en efecto, nombrado primero asesor del al
tlr' capitán de puerto. El capitán Prat asistió mirante de la armada, cuya condición
con en
capole
tierno recocimiento a la ceremonia fúnebre, i a! la misión de notificar al de
prefecto Tarapacá
retirarse deslizó del de la coronel Dávila, el bloqueo de Iquique, llevando
en manos
capellán
colonia moneda francesa de francos, tierra pliego que el último,
una ■1
20 ro un
cojido de con

gándole que hiciese


algún sufrajio por el alma versa rabia no
pudo abrir, comisionóle en
seguida
del condiscípulo i amigo fallecido (1), jefe
su
para volver ti
Valparaíso por uno de los

vapores de la carrera, i llevarle la Covadouga, el

XXIX, antiguo I querido esquife de sus


primeras armas
i de primeras glorias,
sus
que se reparaba lenta
La actual guerra no fué nunca
comprendida mente en aquel apostadero.
por los hombres que la mandaron hacer a la Verificólo así el capitán emisario; ¡ habiendo
manera como se manda tejer una frazada partido de Valparaíso el 3 de mayo convoi
en un en con

el Abtao. echaba ancla la rada de


su. en Iquique,
de suerte que cuando el Prat
capitán regresó al iluminada por esplendente noche, el día 10 de ese

departamento, le relegaron al puesto subalterno mes, es decir, dos semanas escasas antes de su

e inerte de ayudante de la comandancia la


jeneral grandiosa hazaña, luz esplendorosa que en

noche de los errores alumbró a su hora la guerra


Trabajado en tal coyuntura por irresistible

(1) Dato posterior comunicado al autor por et


gobernador [i) Carta del capitán Prat a don Darío Riso Pairó" Ci
de la colonia de Magallanes, don Carlos Wood.
ñas, comunicada autógrafa por este al autor.
DE LA GLORLA DE CHILE 115

Por esto, al estrechar por la última vez la mano

XXXI. de su
según éste lo ha contado solo recien
jefe —

temente-— dijole al pié de la escala del Blanco

Continuó el capitán Prat al mando de la Co estas palabras, cuyo sublime laconismo


repercu
vadouga por algunos días durante el infructuoso tirá, como el grito de Leónidas en los ecos de
cuanto fatal bloqueo de Iquique. Pero habiendo la más remota posteridad: —
"Si el Huáscar me.

resuelto el contra-almirante Williams Rebolledo ataca lo abordo, n

ir al Callao demanda de la flota peruana, I cuando la hora, el invicto adalid lo


en
llegó
precisamente en los momentos en que ésta se abordó, cayendo el primero al pié de su torre.

alistaba para largar sus velas con rumbo a sus

puertos del sur, trasbordó aquel jefe capitán al XXXIII.


Thomson (que continuaba siendo por excelencia
su hombre de guerra) de la Esmeralda al Abtao, Entre tanto, i mientras esto sucedía en el lito
destinado a servir de brulote, ¡ confió al capitán ral de Tarapacá, la escuadra peruana, cuyo ner

Prat el mando de la vieja corbeta chilena, encar vio eran el monitor Huáscar ¡ la fragata acora

gándole sostener durante su ausencia el bloqueo zada Independencia, habíase puesto en marcha
de Iquique junto con la Covadouga. ésta al manilo el 16 de mayo, a media noche, rumbo de Arica.

del bravo Condell. 1 I de esta suerte las dos armadas rivales, que pu
Tuvo lugar la partida de la escuadra chilena. dieron librarse franca batalla en el Pacífico, se

compuesta de siete buques, al caerla noche del 17 cruzaron sin avistarse a la altura de Moliendo a

1
de mayo de 1879, i esa tarde comieron todos los las seis de la tarde i a la distancia de 60 millas

capitanes en el acorazado Blanco Encalada, nave el 19 de mayo de 1879.


almiranta. Los que partían mostrábanse llenos Pero antes de llegar a su destino, supo el pre
de gozo Í libaban sus
copas a la victoria en cuya sidente Prado, que en la última venía, por un ca

busca iban. Pero notaron todos el ceño entre pitán inglés, el cual después se
quitó la vida en

melancólico i airado del capitán Prat. Era eso la ciudad de Bath (el capitán Cross), que habían

porque se quedaba. quedado manteniendo el bloqueo de Iquique solo


Mozo sublime! volvemos exclamar la Esmeralda inerme I la diminuta Covadouea. I
a
aquí.
Aguarda tu hora, porque esa hora va a
llegar! en el acto mismo, dándoles solo el tiempo nece

sario para renovar su cari ''.'a!, despachó de Arica,

XXXII. con la velocidad de hambrientos buitres, sus dos

acorazados, a las órdenes de los capitanes de


El capitán de la Esmeralda lamentaba indu navio Grau i Moore.
dablemente en los adentros de su alma no
pro La hora presentida iba a sonar,

seguir la estela de su almirante i de sus compa


ñeros de armas que les llevaría a gloriosa batalla. XXXIV.
Pero no
por esto dejaba de comprender el riesgo

inminente de un asalto a
que con los buques más "El miércoles por la mañana, —
dice una de las
débiles de la escuadra, i que por lo mismo relaciones del combate de
eran mejores Iquique, es

atrás de pontones, sin calderos crita idioma nativo por almirante


dejados a manera en su un escan

i casi sin cañones, se exponía. dinavo, —


día 21 de mayo, se
percibieron desde el
*
rió EL ÁLBUM

puerto de Iquique dos columnas de humo, mar de que desde la playa le podían tirar también, i
afuera por el norte. no tardaron mucho en encontrarse entre dos
■'En la misma ciudad creyó al principio que
se fuegos.
era la escuadra bloqueadora que volvía. En la "Además, despacharon del puerto botes ar

Esmeralda I Covadouga notaron, sin embargo, mados la intención de abordar los


con
buques
el chilenos, que hallaban ya atacados por todas
que los que venían eran
enemigos: primero se

monitor Huáscar, e inmediatamente después la

blindada independencia. Pero para cerciorarse, "Entre tanto, las baterías de tierra estaban

salieron los buques chilenos del puerto, i se di- sólo armadas de cañones pequeños. Los botes

rijierou inmediatamente al encuentro de los des de abordaje fueron con buen éxito rechazados, i
conocidos. No tardaron mucho en saber que no
huyeron.
se habían equivocado. ■'En tierra, además, habían puesto en
juego
"El Huáscar abrió el fuego. El primer caño todos los elementos disponibles para apagar el
nazo sonó a las 8.30 A. M.. I fué esa la intima fuego que en diferentes partes habían prendido
ción de rendirse, hecha por el más poderoso al las granadas peruanas.
más débil. La aguda bala cayó en el agua preci 'Pero el ataque de tierra era el menos temi
samente entre la Esmeralda i la Covadouga. í fué ble: la tempestad más violenta i más difícil de
recibida por un unánime i atronador grito de soportar lué la (pie estalló del lado del mar sobre
¡Viva Chite! exhalado por las valientes tripula los débüe-; pero intrépidos liareis de Chile. Lo,
ciones de ambos buques. Ese viva fué seguirlo ríe
peruanos disponían grandes cañones proteji
tiro de cada nave chilena. dos por
por un
blindaje contra unos cuantos
pequeños i
"La lucha había, pues, comenzado; pero como descubierta que adversarios.
a
poseían sus

hubiera sido demasiado desventajoso para los "Dos de los más del Peni
buques poderosos
buques chilenos el pelear en
campo abierto i mar combatían contra dos de los más débiles de Chile.
afuera contra un
enemigo bajo todos respectos el desenlace1
¿Cuál podía ser

superior a ellos, volvieron, defendiéndose al 1 Si hai algo que pueda hacer vacilar en la res

mismo tiempo, a la rada deIquique. lo más la circunstancia de que


puesta, sería a a

"Allí, en ese espacio estrecho, pegados tie


pequeños incidentes
a veces suele suceder que
rra, en esa bahía que, por decirlo así, es abraza resultados i que la guerra
producen grandes en

da por la ciudad Í la ishta que tiene en frente, los casi nada es


imposible!, (1).
chilenos obligaban a los blindados a batirse con

menos
ventaja, limitándolos en su libertad, tanto
xxxv.
para moverse, como para hacer uso ele su arti
llería, por dos razones:
primera, por el deber de I ahora, después de escuchar la fría pero seve
conservación propia; i segunda, para no dañar a
ra i verídica reseña del marino del norte que
la ciudad peruana situada mui cerca, detrás del

"Llegados al puerto, colocóse, en efecto, la Relación del combate de leída la Acade


(1) Iquique en

Esmeralda tan cerca de tierra le fué mia de ciencias navales de Slockolmo por el contra-almirante
como
posi
sueco conde de Stallcberg en octubre de 1S79, i comunicada
ble.
al autor por la señora chilena doña Enriqueta Cos de Jiras-
1 Esto le atrajo, otro lado, la
por desventaja tiegt, residente en Stokolmo.
DE LA GLORLA DE CHILE n?

abre el combate, cedamos la palabra al i para fin?


propio ¿Por qué qué
enemigó i a su
lengua de fuego, que esta vez era Ese cañonazo, en el sentido figurado de la
el alambre eléctrico i su chispa misteriosa: guerra-, quería decir sencillamente a las
tripula-
Era el 21 de mayo de 1879 i amanecía.
La pintoresca ciudad de Iquique, pequeña —

¡Preparaos para pelear i para morir!


Constantinopla de los médanos, despertábase pe Condell i Orella, éste último con su vista de
rezosamente entre la bruma, destacándose sobre lince, habían reconocido los dos formidables en

la parda colina minaretes. corazados del


sus elegantes enemigo que, levantando crestas

Los centinelas peruanos, apoyados en sus de espuma, venían en su demanda con toda la
fusiles i esparcidos como puntos negros en la pujanza de sus
poderosas hélices.
extensa playa, aguardan la hora del relevo del Entre tanto, nada de esto se
apercibía en

primer cuarto. Las rondas nocturnas penetran tierra.


de regreso por el zaguán de sus cuarteles. La El jeneral Buendía dormía como su nombre.
ciudad militar entra en reposo. . . El pueblo civil, Solo el vijilante Suárcz, estacionado en la colina

aletargado por el bloqueo, este sueño del mar, del Molle, sobre la espalda meridional de Iqui
bosteza en sus almohadas de salitre. Calma pro que, tenía su caballo ensillado i velaba en su

funda reina en la atmósfera, en el recinto, en el tienda. Belisario Suárez fué el jenio infatigable
océano, en el firmamento que tenue luz tropical de la defensa de Tarapacá.
colora. Los bloqueos tienen el privilejio de con Por eso sus
compatriotas vencidos en todas
vertir las bahías ataúdes i los pueblos en partes, hoi le
en
repudian.
cementerios. Eso era
Iquique al amanecer del

memorable miércoles 21 de mayo de 1879. xxxvi.
Solo las avanzadas de los muelles, listas para
evitar los desembarcos nocturnos de los chilenos, Entre tanto, el hermoso reloj de la torre de
creen divisar movimientos extraños i sospecho madera, que ocupa el de la de
centro plaza
sos en la flotilla bloqueadora. armas de Iquique, acababa de sonar las 8 de la
La Covadouga voltejea inquieta hacia el norte, madrugada; i los telegrafistas de todas las esta

i al fin endereza su
proa aese rumbo, como peje- ciones militares comienzan a instalarse tranquila
espada que ha divisado a la ballena i se alista al I automáticamente en sus
puestos, como de ordi
terrible i desigual encuentro. La Esmeralda, nario. Los telegrafistas, estos artífices de emo

aferrada todavía a su ancla, aparece entre los ciones, a tantos centavos


por palabra, son seres

reflejos de la alborada como enhiesta roca encla indiferentes, simples apéndices de carne ¡ tendón,
vada en la bahía. agregados a los apéndices de madera i acero de
De repente colúmbrase junto a la isla un sus
aparatos. Sus almas se
asemejan a los sobres

lampo de cañón, i las colinas ríe la playa del Co de carta, con la sola diferencia que no tienen
lorado, repercutiendo los ecos, llevan el sobre goma, porque no tienen saliva. Su única misión
salto a todos los soñolientos moradores de la es hacer hablar a secas al mundo ¡ guardar es

perezosa ciudad, tricto silencio. Son simples aisladores humanos,


¿Qué ha acontecido? que hacen hablar a todos los hombres i a todas
Es la Covadouga que dispara el primer caño- las razas, pero que no hablan ni pueden hablar...

¡Singular oficio!
EL ÁLBUM

El telegrafista de Iquique ha sentido el ávida ¡ febril, de veinte mil espectadores, mitad


mer llamado de la mañana. Es el saludo del soldados, mitad vecinos, está agrupada, como en

bajo universal, que en todas partes despierta el vasto circo romano, en la playa, en [os mue

lles, en los balcones, en las rocas, en las azoteas


El Injeniero don Narciso de la Colina, m Los gladiadores han saludado al rei del anfiteatro
más tarde el puesto del deber Mir; i la muerte, i la lid
to en en a
jigante comienza en la
res, i que llevaba nombre adecuado para un ;
líquida arena.

fice de ferrocarriles, avisa ,il coronel Suárez que El telegrafista acaba de anunciárnoslo con

se ha dado orden para que ciertos carros d, trémulas vibraciones de temor i de


entusiasmo,
carga estén listos en cierto paraje de la línea. E: que todavía llegan i todavía palpitan. Las copia
ese casí el tema exclusivo de todos los telegra mos con la fidelidad escrupulosa con que el
mas de la campaña de Tarapacá, que contiene facultativo cuenta los latidos del corazón del
que
en cerca de doscientas pajinas en folio el libro

copiador de la oficina de Iquique, prisionero hoi "Jeneral coronel Suárez


en
jefe a (mayo 2 1 de
en un armario, i del cual sacamos exclusivamente "1879, 8.38 A. M.)
el argumento de esta narración conmovedora, "Huáscar, Independencia balen los
a
buques
pero rigorosamente histórica. Eran aquellos los <ch¡lcnos Esmeralda i CovadonQC/.,,
[ledidos cuotidianos i repetidos cien el I lee línea
veces en
luego se esta como en forma de
curso del día: de víveres, de forraje, de bestias, postdata: «Que esté lisia la división.»
de armas, de pólvora, i, sobre todo, de agua... ;Lista la división del Molle, la división Cáce-
El agua el servicio del los
es eterno
telégrafo en res, en que forman el Zepita i el Dos de Mayo!
médanos. FI desierto tiene sed, i, como el sol
dado de los húmedos valles de Chile,
jamás se Aqttella istión de soldados 1 de
sacia basta la hartura... El desierto es un enfer tierra,
mo incurable de hidropesía. Es batalla de
una ¡
pie mar,

¡Ah! Pero los peruanos preven que los chi

XXXVII. lenos van a rendirse o a encallarse inmediata


mente. Esto último será el máximum de su

El telegr; l trasmitido así el anuncio heroísmo de náufragos abandonados: I es


preciso
del injeniero de la Colina i lo ha asentado acordonar la
con
playa, desde el Colorado al Mollc,
mano
reposada en su libro copiador i en la paji para que ni solo escape. Es
uno
indispensable
na 82 de su cuaderno, cuando, renglón más que el círculo esté
un
completamente formado como

abajo, siéntese que su


pulso ha
se
estremecido, una
trampa de hierro, como el círculo del alam
como si la corriente eléctrica hubiese saltado de
bre la batería eléctrica. Así lo dice el
en
jefe de
los alambres a sus dedos, Estado Mayor, Benavides, en su
parte oficial de
¿Qué ha acontecido otra vez3 la tarde, i así lo hace.
Todo el secreto de: na está allí. Comien- Los Cazadores de la Guardia se agazapan
za la emoción; ajítase oncurrencia; el telón como cazadores de liebres lo de la playa
a
largo
del océano ha sido di •ido por mano miste del Colorado.
riosa, pero visible la trajedia heroica ha subido Los Cazadore: del Cuzco completan la red i
al escenario de la hi na muchedumbre extremidad de la bahía.
DE LA GLORI. f DE CHILE i'9

Los lobos del mar no tendrán por dónde huir. convertido en un castillo de fuego, i alzando cor-

Las divisiones están listas. tesmente de sus anchas sienes su


gorra de com

\ era en ese preciso momento de las pusila bate, la misma con que una hora hacía había salu

nimidades minuciosas, de las victorias baratas, dado el oriflama de la patria invicta, dijole estas

cuando el capitán Prat, pálido, pero sereno, palabras de esquisita cortesía: —


"Xo tenga cui

tranquilo, sublime, completamente dueño de sí dado, señorita!,, —


I mostróle el rumbo de salva

mismo, dueño de su voz i dueño de su


buque, ción hacia la playa del Colorado, que los peruanos
roto i casi inmóvil, pero convertido por el ¡ comenzaban a coronar de tropas, asustadas por

heroísmo en roca, tripulación


arenga a su desde el heroísmo (1).
el alcázar, i señalando espada el tricolor
con su

que flota dulcemente con la primera brisa en los XXXIX.


mástiles, díceles estas palabras, que oyó el Pací
fico en todas sus lindes: —
¡Esa bandera no se ha Sobreviene aquí en el libro de las peripecias
rendido nunca! del combate un instante de pausa, que parece
La orden del día de la gran jornada estaba trazado por toscos rasgos de pluma en el papel
dada, i los dos barcos se acercaban como mudo i rayado a
máquina, como las cuentas de
para
darse de viva voz el último adiós de los que van vulgar mercader.

a morir lidiando. Pero los jefes peruanos que presencian las

—¡Seguid mis abitas! grita el capitán Prat diestras evoluciones de los dos barcos encerrados

con su bocina, i la vibración del telégrafo, como i sin esperanza, necesitan llevar aire a sus
pul
si hubiera cojido en el espacio la entonación mones, aliento a sus
pechos. Necesitan hablar i

heroica, llevaba al Alto del Molle este eco, seco ha!.-.;::].

como el rechinar de las espadas en un duelo: El telegrafista no ha tenido suficiente calma


Siguen batiéndose! para mirar el reloj suspendido al muro fronterizo

de la máquina, i no ha apuntado la hora.


Pero deben ser
apenas las nueve de la madru

XXXVIII. gada, i Buendía dice a Suárez estas dos pala


bras, que no son sin embargo la victoria ni sus

En esos
precisos momentos una embarcación

pasa por el costado de la Esmeralda; i una


mujer ,
Elevamos ventaja!
que estrecha contra su regazo tres tiernas cria Buendía.
turas pide, con la voz temblorosa del espanto,
I el entendido capitán del Alto, comprendien
socorro i albergue a los chilenos.
do a la distancia, por esa sola frase, que no es
Es la mujer del piloto Stanley "el hombre in
mansa
oveja la que el lobo acorrala, sorprende
fierno,, de los peruanos, que huye de su
pontón,
cojido entre dos fuegos, mientras su marido huye
I' 1 1 i:-.t:i r.a
es- ( llalla |iiiili;ani(.:ite
-■_• ou'.ada en un me
(

en el Loa hacia Antofagasta. morial en ¡nejes, que el pilólo Sianley presentó más tarde al
I entonces, rasgo a la vez sencillo ¡ grandioso, gobierno de Cñile, detallando sus sufrimientos i los de su
familia. —
Esta fué reducida a prisión i tratada por las autori
que ha sido referido con el apropiado nombre de dades peruanas de Iquique con un
lujo de crueldad que es
"una
galantería en el martirio,,, el capitán Prat panta. En ningún pecho, c-n la playa peruana, brilló en esas
del alcázar, se acerca a la mura de su
buque horas ni el mis leve reflejo de la magnanimidad de Prat.
baja
El ÁLBUM

al jeneral en
jefe desde la altura con este consejo ! barquichuelo como bruto desbocado hacia la
de acertada mira militar: playa que domina desde el Alto; ¡ como si sin
Batería de tierra será bueno cañonee a buque tiera a
pesar suyo el mismo recelo que hizo ex

clamar a Buendía en el primer arranque del


combate: -¡Que esa división esté lisíale.]
SüÁRKZ, segundo
jefe del ejército peruano pregunta a su
superior
Ejecútase el consejo sin tardanza, Í el barco en el anuncio telegráfico:
chileno, como el león mañoso i envejecido de la —
¿Mando fuerzas?
serranía andina, que los vaqueros tienen cojido Era el cierzo helado de la duda i la zozobra

dentro de un círculo de cardones encendidos, vi que comenzaba a


soplar en las caletas del
sibles como nocturna lumbre desde la llanura desierto:—la paraca venía esta vez
proa del
dispara a la vez sus dos baterías al mar I a la

playa, asemejándose volcán El jeneral Buendía, comprendiendo la ansie


a un en
erupción...
Fué i terrible cuando dad de segundo, junto con la inminencia del
en ese momento
preciso su

la Covadouga doblaba la punta de la isla de peligro i de la caza, respondió:

Iquique i perdía de vista Esté lisio en su puesto. Disposición tomada.


jemela. I al notar

a su

sus marineros las llamaradas de sus


disparos por
andanadas, i el fuego de su fusilería ¡ el de la Buendía,

jente de tierra, creyeron que la Esmeralda había


volado antes que rendirse... Era ese el —
Atl rightl de Condell, dicho con

Por esto el primer telegrama del 24 de mayo, la fraseolojía del que manda para vencer, no del
vía de Tocopilla, vía de Chacanee, vía de Cara que obedece para morir.
coles i vía de Antofagasta, tenía el laconismo
siniestro i rápido del relámpago, í decía así; /.« XLI.
Esmeralda, antes de rendirse, se. voló... Simple
'

engaño de hora i de retina. La Esmeralda hacía, Deslízanse ahora varios minutos, que son si
dos horas más tarde, algo mucho más glos. El de la de
grande i telegrafista máquina Iquique
más inusitado: impasible, indomable, taimada i ha perdido toda posesión de sí mismo.—Es

grandiosa, íbase a
pique con la bandera al tope dueño del manubrio del aparato,
pero no es

dueño de su alma ni de su
pulso. Las líneas que
copia se hacen Riego en espirales, como los bu
XL. ques que pelean en la rada, i el desatentado
obrero maltrata la ortografía de la lengua, como

Pero en ese momento, con la goleta que la maltrataba


esca Covadouga en esa hora a su enor

pa como gaviota herida, perforado su flanco de I me


perseguidora,
babor por una
granada del Huáscar que se lleva
de camino una noble vida, cambia la decora grandiosidad,
ción, el escenario, los corazones, los latidos del ■
La inquietud ha vuelto, en efecto, a
aparecer
alambre. tras el estambre del papel de los recuerdos, como

¡Buque enemigo proa Cavancha! exclama apareció en la madrugada tras la bruma. La-
Suárez a caballo sobre el Molle, viendo venir el líneas se tuercen, el martinete está mudo, \oi
DE LA GLORIA DE CLÍLLE

ojos siguen por encima de la colina los rumbos Nadie ha preguntado ¡ nadie ha respondido.
encontrados de la incertidumbre. Pero son o han debido ser las doce del meri
Son las once de la mañana i todavía no circula diano, i el telegrafista, sin el dictado aparente de
por los alambres esta palabra, que es siempre nadie, ha escrito medio a medio de la pajina,
rápida como la centella; —
"¡Victoria!,, como
quien escribe un
epitafio, estas palabras,
La Esmeralda se resiste i pelea. que son el resumen de la espantosa trajedia:
La Covadouga huye i pelea. ■■Esmeralda» a
pique.
Esa es la única faz de la batalla. /¡aró »
//¡dependencia. ■■

Una sombra pasa por la frente del jeneral en


¿Quién dictó esas líneas? ¿El hombre, el vien

jefe, que el sudor empapa, i pregunta: to, el cañón lejano... o fué el alma de los que

—¿Qué hace la ^Independencia»? del fondo de la ola i de los barcos sumérjalos


subían al empíreo, sembrando el espacio de
Buenoía,
quejidos í de gritos de fracaso i de victoria?
El libro mudo i misterioso no lo dice (i).
I el eco del Molle, apagado por el estrépito
lejano del cañón, le contesta en el apunte gráfico XLIII.
del libro:

¡Persigue buque chileno!


I en efecto, pasados los azares de la primera
Suáki-:/..

El sobresalto aumenta. —
¡Cómo! La Inde (i) En el parle oficial del do estado mayor del
sub-jeíc
ejército permitió de Tarapacá, don Antonio Bcnavides. cuyo
pendencia, fragata poderosa, que traga los vien
dociiniciilo fué apresado mas larde en l'o/o Alnim-.tc entre
tos i las olas en su marcha triunfal, ¿no ha dado los papeles del Estado Mayor peruano, cuando éste, después
caza todavía al barquichuelo fujítívo?... de la batalla de San Francisco, huía hacia la quebrada de
Tarapacá, se leen taniliicn los si.ialculcs simuiic;; I ¡vus i sin
Al sobresalto sucede el asombro, i el jeneralí- ceros
párrafos, verdaderos liolcliiics de la gloria de Prat i de
simo peruano vuelve a
preguntar a los que están la marina de Chile escritos por la pluma de un
enemigo:
en el divisadero de la altura: "Como al norte del puerto estuviese empeñado el combate
entre el Huáscar \ la Esmeralda, ésta, huyendo, se acercó
¿Qué hace la ■■
Independencia-'? tanto la de la ensenada del Vol¡rada
a
playa que se
supuso
RuexdÍA. land-icn que allí iv rendiría. Queriendo aprovechar, como en

Molle, sí descmli;-ii(-a'Ain//-'í/)í.:,i'.-:, se destacó al batallón nú


mero 7 Cazadores de la Guardia, t|iie fué simado a la ceja
I Suárez, enervado, inmóvil sobre su montura,
de dicha ensenada, ordenándose además a la brigada de ar
con los ojos fijos en el mar plácido que se mece a tillería de la división viniera inmediatamente
primera a ocu-

los pies ríe su caballo, contesta secamente otra vez: par un


puesto desde el que podría
dirijir sus fuegos a la
Esmeralda alaain
provecho. Así se verificó, I en cuanto
con

¡Persigue al ^Covadouga»! las plenas rompieron sus fuegos lo mismo


que miesuus nacio
Su Á HEZ, nales que guardaban ese punto,
fueron contestados por la arti
llería de dicho buque i su guarnición
por el espacio de media
XLII.
liora, habiéndose visto obligado por esto a abandonar el puer
to haciendo rumbo al norte. Entonces el Huáscar a toda má
Ocurre aquí en el libro de cuyas pajinas co
quina fué sobre él, i de
se
después un rudo choque lo echó
pique las 1.40 A. M, sucumbiendo HEROICAMEN
piamos, con la fidelidad nimia de los lapidarios, a a 1

TE con sus
tripulantes. „

estos rápidos diálogos de la batalla naval de


Este parte oficial lleva la fecha del 21 de mayo de 1879.
Iquique, algo de extraño i singular. es decir, que fué escrito el mismo dia del combate.

10
hora, cumplida la promesa del héroe sobre el me suscribo de Ud., señora, mui afectísimo se

puente del Huáscar, enterrado el glorioso abor guro servidor.


dador por la de noble extranjero junte "Micuel Grau
mano un
(i).
con sus bravos secuaces. Serrano i Aldea, el ca

pitán del monitor peruano, como humillado por xliv.


su dolorosa victoria, pero enalteciendo su alma de
marino exclarecida juntó Llegado es el momento de poner término
con
magnanimidad, a

alo; spequt s del II este ensayo que por su


figura culminante, su

como si fueran otras tantas


reliquias, ei ■i. ilo: punto inicial en la guerra i el ámbito inmenso

íu
esposa con la siguiente carta que e en
que estaba llamado, como
ejemplo, a
ejercitar
de la titánica hazaña: su acción posterior en el mar como en la tierra
digno apoteosis
debía de fuerza abarcar el mayor espacio en ei
„Mon ■)Hu Alliiun ite la gloria. I como de preferencia hemos

aceptado en esta reseña de vida tan preclara el

ajeno al propio, estampado ya


3 de
1 nuestro
i, junio i8jc¡.
bros (2), va a sernos lícito invocar aqui
llí'gms

■'Un sagrado deber me autoría a


dirijirme ¡1) aquí el

Ud. i siento 10 envió jeneros.


a
profundamente que esta carta, por
itiarda como deni
las luchas que va a rememorar, contribuya a au

mentar el dolor que hoi justamente debe domi-


TA CHILENA "
ESMERALDA,, I MOMENTOS DESPUÉS DE HABEB

KA!. LUCIDO A HOHDO DHL MONITOR "HUÁSCAR".


"En el combate naval del 21 del próximo Una espada sin vaina, pero con sus
respectivos tiros.
pasado, que tuvo lugar en las aguas de Iquique, Un anillo de oro, de matrimonio.
Un par de i dos botones de de camisa,
entre las naves
peruanas i chilenas, su
digno i jemelos pechera
todo de nácar.
valeroso esposo, el capitán de fragata don Arturo
Tres
copias fotográficas, una de su señora i las otras dos
Prat, comandante de la Esmeralda, fué, como
probablemente de sus niños.
lo Una reliquia del Corazón de Jesús, escapulario del Car
usted no
ignorará ya, víctima de su temerario
men i medalla de la Purísima
arrojo, cu defensa 1 gloria de la bandera de su
Un par de guantes de Preville.
Ealria. Un de hilo sin
pañuelo blanco, marca.

"Deí'LOKANUO TAN INFAUSTO ACONTECIMIENTO Un libro memorándum.


Una caria cerrada, i ion el sicuiculc s.i'ire escrito:
i acompañándola en su duelo, cumplo con el pe
"Señor J. Lassero.
noso i triste deber de enviarle las para Ud. ines
■U ubema. ion nía i (tima de Valparaíso.
timables prendas que se encontraron en su
poder,
"Para entregar a D. Lorenzo M. Paredes.
i que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas
Al ancla, Iquique, mayo _■ i de iN;o.
le servirán indudablemente de algún consuelo en
til oficial de detall,
medio de su
gran desgracia, i por eso me he P. RnliklelUEZ Sai.azar.

anticipado a remitírselas.
(2) Para mas
prolijos datos, espec ¡alíñenle sobre el coro
■'Reiterándole mis sentimientos de condolen hale de liuiiquc, puede el lector consultar Las Dos Esntt-
raídas, (1879) i la Historia de la Guerra (1889-1882), E'
cia, logro, señora, la oportunidad para ofrecerle
Combate Homérico, brillante cuadro del señor Grez, la Biogra
mis servicios, consideraciones I respeto con
que fía de Prat por los señores Medina 1 Cuerrero, etc., etc.
DE LA GLORIA DE CHILE

la voz más querida que endulzó las fibras del su más agradable distracción en sus horas de

guerrero i apasionó con mayor vehemencia su descanso, durante las fatigosas estaciones de
entusiasta corazón. Porque así, i de prestado, Magallanes o Mejillones, en las que casi nunca

dentro del propio santuario, sabremos todos lo saltaba a tierra.

que fué en sus santas intimidades aquel gran espí "Es imposible imajinar una vida más pura i

ritu, conservado hasta hoi en ánfora de lágrimas. arreglada. Me refería uno de sus más íntimos
Es su propia esposa la que habla, i así desde amigos i compañeros, que Arturo era tan serio
el fondo de su corazón de mujer ¡ de su
pecho de desde muchacho, que siempre les censuraba sus

esposa, mediante jenerosa condescendencia que lijerezas. Por esto le decían que él era
paradlos
empeñará eternas gratitudes, vierte en el papel una
especie de opinión pública.
el blando i oloroso bálsamo (i). "Fué desde niño mui prolijo para todo. Cui
dadoso de su
persona i de su casa, nunca estaba

XLV. desocupado, i aún en las visitas que hacía a las

personas de su familia, se
ocupaba de
arreglar
lo que estaba en desorden o de hacer alguna

"Arturo, cuando niño, era vivo i juguetón, cosa útil; así es como
algunos de sus más próxi
pero al mismo tiempo mui dócil. Se distinguía mos
parientes conservan varios trabajos de su

su inmenso cariño hacia su madre. Muchas habiendo


por mano, como
cajitas curiosas, obse
veces, para tenerlos en
sosiego a él i sus herma- escritorio
quiado a su
padre un
trabajado por él
nitos, ésta les decía que ella querría más al que
estuviera más tiempo a su lado, i era
seguro que la de su abuelita, la de la interesante esposa de
Arturo dejaba de jugar i pasaba largas horas usted i la de Dlanca Estela,
nuestra
hijita
junto a ella para ser el preferido de su mamá. "Era tal el cariño hacia i el deseo
sus
padres
Era aplicado, observador i le gustaba saber el de verlos I felices, que
tranquilos a veces se
pri
por qué de todas las cosas, i su
padre, que talvez vaba hasta de ir al teatro, era su distracción
que
presentía lo que ese niño podía llegar a ser más favorita, por dinero
no
gastar ese en
simples
tarde, se
complacía en satisfacer todas sus cuando
pre pasatiempos podía emplearlo en cosas

guntas. Tenía mui buena memoria i supo apro


vechar i conservar las lecciones i consejos de Sí, nada
1
como hijo amante
dejaba que
toda clase que en su niñez recibió de tierna desear, esposo ¡
su como como
padre, puedo ase

gurarle que fué un modelo de ternura. —

Quería
"Cuando él apenas contaba seis o siete años,
compartir conmigo hasta los más íntimos cui
ella le enseñó los principios de la música, i más
dados de la familia. Así me escribía en una oca

tarde, sin más que estas escasas nociones, ayu sión desde "A cada
Mejillones: —
momento me
dado de su natural constancia i paciencia, Artu
parece que te veo rendida de mecer a nuestra
ro
consiguió aprender algunas romanzas
que eran
hijita, sin que a tu lado esté yo para ayudarte a

(i) A petición nuestra, la digna señora Carmela compartir, aunque sea en


pequeño, tus
trabajos:
Carvajal
de Prat se sirvió escribir estos apuntes íntimos en
mayo de
lo único que me consuela es
que en esta vida
1880, ¡con motivo del primer aniversario del combate de todo es relativo; hai place/- porque hai dolor, i a
Iquique. Están contenidos en una caria escrita a nueslro
la grandeza de éste corresponde la intensidad de
ami^o don Jacinto Cnardn, en Curirnón, el 14 de tuavn de
1880.
124 El. .' </.!.! UM

'Era por carácter reservado i nunca hablaba vicción, siempre me


repetía: "Dios nos guía, i lo
más de lo necesario, pero era mui minucioso i que sucede es
siempre lo mejor que debe suce
expansivo para escribir; en sus cartas no se olvi der.,,— En 1874 me escribía, a
propósito de la
daba de nada ni de nadie. muerte de una
amiga mui querida: "El pesar
"Quien lo hubiera visto en el seno de la fami ha causado ha sido mayor
que esta desgracia me

lia, tratando de aliviarme en lo posible en el cui


por afectar tan de cerca tu tierno corazón i ha
dado de los que él llamaba sus tiernos anjeles. llarme tan
lejos para enjugar tus lagrimas i for
no habría podido reconocer en él al marino aus talecerte tí la
a en
resignación, ya que no fué
tero, al jefe estricto. recibir último adiós. Entre tanto, mi
posible su

"Recuerdo que el día de nuestro enlace, el consuelo, para los que


un
amiga, quédenos cree

jefe que lo apreciaba mucho, pero que solo lo mos en


segunda vida, que la virtuosa ma
una

conocía bajo este último aspecto, decía de


que hemos visto
desaparecer de la vida
a uno trona

mis hermanos: "El joven cumplido,


es es una
temporal goza para siempre de la espiritual; qui
la buena esposa, la tierna madre, la abnegada
"Amaba a nuestra hijita con delirio i jugaba del i del le han
amiga pobre poderoso, conquis
con ella como un niño: pero una vez
que se tado.,,

ponía trabajar, ya no bahía para él más que


a
■'Deseando que ésta llene el objeto que usted
sus
papeles i sus libros; se contraía de tal mane se
propone, tiene el gusto de saludarlo su afectí
ra, que ni la bulla de los niños le interrumpía ni sima servidora. Carme/a
atenta —

Carvajal de
molestaba. Prat.»
"Nadie mejor que usted sabe con cuántas
XLVI.
dificultades tuvo que tropezar para realizar su

propósito de recibirse de abogado. Toda mi es de nombre, de


Después este —
suave
perfume
peranza era
que una vez recibido se retirara de una tumba delante de la cual los chilenos esta

la marina, que presentía me sería tan funesta, rán mañana de rodillas, fresca
postrados corona

pero nunca
pude decidirlo. —
A este respecto me de llores envuelta en los tules de eterna viude
escribía en 1874: dad, sólo deber para el

queda un compajinador
'La Idea de abandonar la marina me es anti humilde: arrodillarse sobre la todavía sin
lápida
pática i, a la verdad, solo impelido por podero nombre el cementerio el de
en o en
pedestal
sas razones me decidiría a hacerlo. No cuento
Chile, i esculpir en ella el ósculo de la eterna re

verencia del imperecedero culto del amor a le


no posea un nombre, si no respetable, al menos
grande i a lo excelso.
de mérito, como
abogado, debo conservar el de I porque nó?
marino, que me lo ofrece, i llevar como accesorio
Contemplemos, bajo todas sus faces, cómo ha
el otro. —
No tengo ninguna mezquina ambición; de mirarse la del
en
cúspide orgulloso monu

ni los honores ni la gloria me arrastran, pero creo mento de


glorificación que playa chilena le en la
puedo servir en
algo a mi país en la esfera de
aguarda después del prolongado secuestro en
actividad tanto del uno como del otro.,. bóveda extraña i de comercio.
'Tema gran confianza en Uios i la esperanza Examínesele en toda su vida i en su ultima
segura de una vida mejor. Así es que jamás se hora.
abatía por los reveses de la vida. En esta con-
Niño, tiene el heroísmo del hogar.
DE LA GLOR. 4 DE CHILE 125

Adolescente, ama como los paladines de la Es la escuadra enemiga que viene ufana, pro
leyenda. vocadora, invencible... No se inmuta por esto

Marino, casi desde la cuna besa el Océano en el adalid, que encierra en su personalidad todas
la frente i se mece en él, en sus olas azules, en las responsabilidades del deber propio i colectivo,
sus tradiciones de gloria, en sus batallas de i se limita a
gritar con voz de aliento: —
Mucha

media noche, como si hubiera nacido entre sus chos el combate es desigual .' ... Asciende entonces

el capitán glorioso al alcázar de su nave acome

Nombrado para al
abordaje a la Cova
tomar tida por los buitres del Norte... I entonces, i con

douga en el puerto de Coquimbo, escribe a su palabras de hombre I de jefe, latiendo desaho


madre que la idea de aquella empresa le sonríe gado el valiente corazón dentro del pecho i

como sus
propias caricias. sonora la lengua en la garganta, empapada en

Captor de la nave española, envía íntegra a su el calor de las fauces, anima a los suyos a morir
techo su cuota de presa, haciendo del patrimonio como chilenos: —
"¡La bandera de Chile no se ha
del bravo el báculo de padre anciano i abatido.

Náufraga la Esmeralda la rada de La vibración de alma i de aquella


en
Valpa aquella voz

raíso, lánzase de su lecho donde le retiene la repercute en la nave entera de la cubierta a la

fiebre, i sálvala. cofa, del bauprés a la hélice, i el capitán de mar,

Como Lee, "el gran Arturo Prat


Virjinio,,, que ha recibido esa bandera i su custodia, sabe
cree que la cosa más grande de la vida es el que nunca será arriada.
deber. I de esta enseña santa Esto, prenda moral, sobra i
no
aparta jamás como a su
pecho
los ojos, desde el aposento del aula infantil hasta
su última mirada al invicto mastelero Pero el hombre, el
en
cuyo gladiador, el camarada,
tope flota invicto pabellón. acuérdase que si el fragor del bronce es el himno
Se ha dicho, en efecto, i se ha creído, que de la batalla, el músculo del combatiente es la
hubo en
Iquique un
grande i pocas veces visto victoria; i entonces, sereno, impasible, sublime
heroísmo de soldado.
siempre, pregunta:— "¿Ha almorzado la jente?.,
Húbolo, a la verdad, en todos, i en Arturo
Prat más alto que en otro alguno, excepto tal XLVII.
vez el heroísmo guerrero de
Ignacio Serrano,
este Ayax de nuestros mares. I hecho todo esto, que es sólo el deber i sus

Pero el heroísmo jenuíno, propio, tranquilo, cimas opacas luminosas, (que esto poco im
o

inmutable como la roca, bruñido el bronce, el héroe cabal, que


como
porta) no se ha desmentido
sublime como la luz que alumbra las mañanas de solo de los de
en uno
grandes actos su vida, en

los Andes, es el heroísmo del deber que Arturo una sola de sus voces de mando en la última
Prat ostenta al pié de la colína de Tarapacá. maniobra, pone la proa al sepulcro i dice tran

[Recordemos! quilamente a su bravo lugar- teniente: —

¡Seguid
Avísanle que invencible enemigo mis
se acerca...
aguas!
Pero el capitán no se inmuta, ni se atropella, ni I todavía, cuando paseando segura mirada por
se
aparta una línea del trazado de acero del la borda divisa que todo está dentro
ejecutado
deber, del orden de batalla que la Ordenanza del deber postrero, que es el martirio, grita a

prescribe para el mar;— "jSale a reconocer!.. todos los que le obedecen i se


doblegan como si
uó EL ÁLBUM

fueran sólo la sombra de su


cuerpo, a! eco de su
L.
bocina de bronce:—/ Cumplid ahora vuestro

deber! La vida i la muerte de Arturo Prat confún

dense, así, en una sola intuición, en una sola vo


XLVIII.
luntad, en una sola luz, como la del diamante

I mas adelante del sacrificio, cuando el cañón que el lapidario acaba de laminar con el cincel;
ha tronado durante tres horas, I viénese desola es la gran unidad del deber, que comienza en la
do sobre el flanco de la frájil nave, rota por las cartilla ¡ acaba en el salmo que los moribundos

balas, enfurecido monstruo enemigo con sus hoci de ánimo entero recitan junto con el sacerdote

cos de hierro trabados i enhiestos, acusando que en el dintel del mas allá...

en el fondo de sus entrañas está aposentada la De aquí la talla colosal de este chileno, que
muerte, el caudillo inmortal salla sobre su lomo ayer era solo escondida juventud.
como
para asirle la indómita garganta, i al caer De aquí que el nombre de Arturo Prat no

exánime deja al vencedor lo único que los hé sólo sea un emblema de la nación chilena sino

roes
antiguos solían dejar en el campo enemigo: tina
leyenda, una admiración, una
figura apare
su
espada i su cadáver... cida en luciente relieve en el horizonte que el

Su broquel, que sería devuelto al hogar, era Océano abre a todas las naciones.
solo el retrato de su
esposa i de sus
hijos, que
nunca apartó del corazón ni como atavío ni co LI.
mo memoria.
Como Pablo jones, el tipo de mar de la Amé

XLIX. rica del Norte; como Gravina en


Trafalgar, co

mo Canaris en Grecia, como Cochrane en el


Lo que constituye por esto la grandeza pecu puente de la primera Esmeralda, Arturo Prat
liar del heroísmo de Arturo Prat, lo que lo ha es el héroe del mar entre todos los pueblos.
ce único e insuperable por otros heroísmos, es
aquel a
quien el vulgo canta, la ola arrulla, el

su maravillosa, nunca
Interrumpida, pareja, ace nauta invoca en el peligro, la tempestad destaca

rada, Impasible unidad, sobre el puente, asido al timón, dando el rumbo


Como Bayardo, su nombre recorrerá la histo sobre la cofa, jenio i salvador a la vez que el
ria sustituido por una leyenda, nombre de pila Océano resucita en todos sus
enojos como
para
de la gloria. aplacarse a su voz.

Arturo Prat ha pasado por la doble prueba


del crisol de fuego en
que hierve la envidia i del LII.
crisol de arcilla en que reposa el olvido.
En el fondo del primero no se ha encontrado [ otra vez, por esto, lo decimos al concluir, i

solo vestijio de hiél. cuando el los ánimos i los


un
tiempo enfriando mo

El fondo del último está todavía lleno de lá mentos solo


deja paso a la convicción tranquila
grimas... i al fallo justiciero.

La gloria de Arturo Prat es una gloria com Arturo Prat, como marino de Chile, fué por la

pletamente liquidada: es un
finiquito de la in pureza i la unidad de vida un ver
grandiosa su

mortalidad que nunca jamás será revocado. dadero semi-dios de la antigüedad.


DE LA GLORIA DE CHILE ¡27

Lili. ¿Qué se
aguardar
¿Acaso la erección de suntuoso monumento

Una cosa de gran dolor quédanos todavía por confiado a la morosidad extranjera?
agregar a estas memorias de una vida sin tacha, ¿Acaso el regreso a sus lares del último barco,
de un holocausto sin ejemplo, de la mas
grandio del último soldado, del último cadáver?...
de historia. Es a la vida del
Pero al poner fin
sa
magnanimidad nuestra una ¡Ignorárnoslo!
voz de la tumba. Es una reclamación suprema campeón de Iquique, escrita cincuenta meses
i urjente ante la posteridad. después de su inmolación, la espina del remordi
¿Por qué, en efecto, mientras la mano de la miento se atraviesa en nuestra garganta I como

patria enlutada, de la amistad solícita, de la tier una voz secreta, salida de olvidada i casi profa
na fraternidad, o
simplemente de la misericordia nada tumba, nos acusa.

de los buenos, ha devuelto al suelo blando de la I lo único que en semejante dolor alivia i alza
cuna los despojos queridos de los que en el pá el ánimo, es la esperanza de que la hora del

ramo
cayeron, sin exceptuar los más humildes; apoteosis no se halla lejos, que el cincel del arte

por qué yacen todavía casi insepultas, bajo una labra ya el cáliz destinado a
recojer las últimas

plancha de hierro destinada a


guardar, no los lágrimas, que el semi-dlos de la historia va al
trofeos siquiera de la guerra sino los fardos del fin a encontrar en los dinteles de su cuna el altar

comercio, después de un lustro casi completo de marmóreo que consagrará, con los reflejos del

resignación i espera, las santas cenizas del héroe bronce enemigo herido por el sol de Chile, su

ínclita, inmensa, imperecedera gloria.


EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE,

DON TRISTAN CHACÓN

CAPITÁN DEL 3." DE LÍNEA.

Chacón, inmolado ; la cabeza de su


compañía
I. la brecha del "Lucí e-Ciudadela",

L"É un verdadero sacudimiento III.


¿¡¿jjj eléctrico el que ajitó el alma de

Chile cuando la Magallanes 1 leí ,


ya . atado la

condujo a
Iquique i el alambre aquellos capitanes, hijo de Chillan, en las paji
a
Santiago, en la mañana del 7 de junio, la es nas de este libro. Ahora, por el orden del esca

pléndida, si bien no
inesperada noticia, de que lafón en la gloria i en la graduación militar, co

la de guerra de Arica había sido tomada rresponde último recuerdo al bravo capitán
plaza un

por los chilenos .1 la bayoneta. del 3.°, hijo de Santiago,


Todas las ciudades se cubrieron de banderas,

pusiéronse a vuelo las campanas i durante dos IV.


día e
oyeron sinc ■epK|tii
5 salvas del cañón. Tristán Chacón había vivido sólo 30 años, no

cuna, áidos, porque nació en Talagante, o mas

II. propiamente en
Melipilla (como Santa Cruz, los
dos Sotomayor i los cinco Serrano), el 17 de-
Pero junto con la pública alegría quedaba en agosto de 1S50. Consérvansc todavía en
respe
el fondo de todos los corazones la punzada de un i.ilile hogar en la primera de aquellas poblacit
vivo pesar. I ese dolor era justo, porque entre nos sus
dignos padres, don francisco Chacó]
montones de jenerosos cadáveres, habían caído e.ie lia sido el subdelegado-patriarca de Tal;
en la heroica repechada del Morro histórico dos gante durante los últimos años, i la señora Cet<
hombres que tenían alma de soldados i que en donla González, que hoi vive sólo para llorar.
carnaban entre éstos el espíritu de Chile. Tristán Chacón tenía más o menos la misma

Eran esos valientes el comandante del 4.° de edad que el teniente abordador de Iquique, su

línea, don Juan José San Martín, muerto a la paisano de cuna, ¡, como éste, manifestó desde
cabeza de su
rejimicnto al pie de la fortaleza del temprano viva inclinación por la carrera de las

Morro, i el capitán del 3.° de línea, don Tristán armas. A la edad de siete años jugaba a los sol-
EL A
r3o

dados en la calle ancha de Talagante, i como era carta escrita tres días después del combate, —

padre habíale puesto con llegó la hora que deseaba. Recibí la orden de
ájil i regordete, su buen me

que electrizaba al al enemigo mi


orgullo un glorioso nombre atacar con
compañía tendida en

travieso chico. Llamábanle en su casa "el jeneral guerrilla. Inmediatamente di cumplimiento a ella

Bulnes", el de renombre. i comprendí mi responsabilidad. Llevaba


entonces en apojeo su
150
hombres de combate bajo mis órdenes i era ne

v. cesario mirar por el honor no solamente mío si


no delTejimiento, pues era la única compañía
En 1866 obtuvo el niño Chacón una beca que desprendía de él para avanzar hacia el
se

efectiva en la Academia Militar, i después de enemigo. Pero, en fin, ¿para qué hablarle tanto
cuatro años de bien aprovechados estudios al de mí mismo? Concluiré diciéndole solamen;,:

canzó el grado de subteniente en el ejército de que estoi contento i sin novedad la que menor,

línea. Tenía esto lugar el 1 2 de enero de 1 870. Perdí algunos hombres en el combate, pero mui

El alférez Chacón fué destinado al 3.° de lí pocos.

nea, i desde que pisó los umbrales de su cuartel 'He recibido felicitaciones de muchos i he

en las fronteras no abandonó un solo instante merecido ser recomendado especialmente entre

la bandera de su
cuerpo. Todo lo contrario. No todos mís compañeros por el comandante del

la abandonó, como más adelante lo veremos, ni rejimiento al señor jeneral en jefe. Esto me

basta. ;,

vi. VIL

Cuando a fines de octubre de 1879, nuestro El capitán Chacón participó de la justa i je


ejército púsose en marcha desde Antofagasta neral impaciencia que dominó a nuestro
joven i
para invadir i castigar al Perú, Tristán Chacón brioso ejército durante los cien largos días que
era solo teniente del 3.°, pero habiendo muerto una extraña política les retuvo (como más tarde
en la primera noche de navegación del convoi en
Faena) en la más deplorable inacción trajo la

el capitán de su compañía, el desgraciado i viejo lona inclemente del desierto. Pero ni la fé n¡ el


soldado don SiK-erio Merino, capole encontrarse patriotismo desertaban de la tienda del joven
en el campo de San Erancisco a la cabeza de su
capitán del 3.' por un solo instante. "Espero que
compañía, que era una de las guerrilleras del 3. en 1 5 días más,

-escribía, por el contrario, a uno

Dejémosle contar a él mismo, en carta a su de sus apreciables hermanos desde su campa


digno padre i con el lenguaje de la intimidad, su mento de San Antonio el 22 de enero de i8So,

participación en aquel combate memorable. Sá —


nuestras armas habrán dado un día más de

bese que el 3.° formaba día la iz gloria la victoria." 1


ese extrema a
patria en una
espléndida
quierda de nuestra línea de batalla i que tenía cerca de dos meses más tarde, desembarcado al
orden de defender toda el paso del fe fui el
costa Pacocha, agregaba el 4 de
a mar
ejército en

rrocarril que conducía a la copiosa aguada de de la del


zo, como un eco voz
ejército, estas pa
Dolores, vida del ejército, i objetivo verdadero labras, que entonces eran un
programa militar:
de la batalla. —
"Estamos todos deseosos de ver el desenlace

"En esta situación,— dice el capitán Chacón en que tenga esta nueva expedición para concluu
DE LA GLORIA DE CHILE

con esta vida que ya se hace demasiado larga i "¡Linda cosa, exclamaba —
en
seguida con el
pesada: una batalla i todo ha terminado." lenguaje alegre del soldado, —
salvar el pellejo en
¡Cuánto se
engañaba el impetuoso capitán en este lance para después tener el orgullo de con

sus
augurios! ¡La campaña había sido mal con tal' las glorias del Eje/rito!'
cebida I mal comenzada, de suerte que como de Pero estaba escrito que esto no sucedería co

senlace sería completamente infructuosa, i en mo el animoso capitán-historiador lo


esperaba.
realidad lo que en ella acabaría sería solo su no Amarrado en la reserva en Tacna, capole, al
ble vida, a la par con muchas otras no menos contrario, el puesto de la vanguardia en Arica,
levantadas! i al mando de dos valientes de primeras aguas.

los comandantes Gutiérrez i Castro, marchó

VIII. el capitán Chacón con su


compañía guerrillera
al asalto del Fuerte-Ciudadela, llave del Morro

Refiere el capitán Chacón fenómenos verda i de la plaza, i hé aquí cómo uno de sus
compa
deramente horribles de la marcha del 3.° de Ite ñeros de armas, que le vio caer i morir en el

a Sama, i señala con franqueza las culpas de la momento del asalto, cuenta su prematuro fin:
—■

i del atolondramiento en esa mar


■■Llegaba con su
compañía al pie de las trinche
imprevisión
cha. Pero, reservando esas confidencias útiles ras, i sus últimas palabras, antes de ser herido,
más vasta, ya dada luz, li fueron éstas: "A la carga, niños!,, En estos
para historia
a nos —

mitamos a reproducir aquí la enérjlca síntesis momentos recibió un balazo; ¡ dice: "me han

del carácter i del sufrimiento del soldado chile herido,,, i cae. Estas fueron sus últimas palabras.
no, trazada por uno de sus más dignos capita Su muerte fué bien vengada.,, (1)
nes. —
„De mi compañía he tenido la suerte

Tristán Chacona
de perder ninguno, decía IX.

no

del 2 de mayo. —
Tanto sacri
un
amigo en carta

ficio en este pobre roto chileno, ¿cómo le paga Según otra versión, el capitán de la compa
rá la nación? ha pagado ñía guerrillera del bravo 3.", había llegado ja
¿Pagará siempre como

Chile? La mayor parte lo cree así, i a


pesar de deante al pie del fuerte, después de un trote de

las banderas con entusiasmo sin diez o doce cuadras, i desalojado ya el enemigo.
esto, siguen
Si Chile solo por rotos.» tomaba so
capitán un rifle a la puerta de la for
igual. es feliz es sus

"Como verás, —
añadía en esa misma carta taleza, ordenaba arriar su bandera i reemplazarla
desde Sama,—estamos a ocho leguas de Tacna, por la de Chile, cuando vino la traidora bala que
de le quitó la vida.
donde nos
espera parapetado un
ejército 12

ocho diez días más De todas suertes, el capitán Chacón sucum


15 mil hombres, que
a en o

de las bía al dar el grito de victoria de las


derrotare/nos, i Chile tendrá una pajinas en una ac

más brillantes que escribir en su historia mili ciones de guerra mas memórala.-, por su heroís

la terrible de derrotas, mo i su fortuna en los fastos militares de la Amé


tar, i el Perú mas sus

de que batalla rica española,


porque tengo la
esta
seguridad
será sangrienta i terrible. Cuando recorras estas

agregaba el joven i entusiasta capitán,


líneas, —

([) Caita al autor del teniente del 3.", don Francisco Ma-
es más que probable que ya seremos dueños de j-er.— Pocollai, junio 13 de iSUo,

Tacna i talvez de Arica."


EL ÁLBUM

usted de consuelo, mitigando el


un tanto
justo
x. pesar de usted i de su apreciable familia,
"Con el mas profundo sentimiento de aprecio,
"Pocos oficiales del Ejército, -decía el autor nos suscribimos de usted atentos i seguros ser

de la carta que acabamos de citar, —


eran mas
que vidores.- ( Firmados). —Ricardo Castro.—J. A.
ridos de los soldados que el capitán Chacón, que Gutierres.— Virjinio Méndez.—P. A. Urzúa
los miraba como
hijos.. i Leandro /■'redes.-— Avelina Valemuela. —Is
Pero preciso añadir que de igual mael S. Larenas L. Carlos Cáete A.
manera
V.—J.

es

era amado i distinguido por sus


jefes i sus com Silva 0.— ¡Misario Acuña J.—Ricardo Lara

pañeros de armas. De ello, al menos, dan testi ('garle. —


Enalto Merino. —

¡o'-é Ignacio lepe-.


monio las dos elocuentes cartas
que copiamos a —
A'icole/s Opacco. —

1'ovino E. '¡rellana,

Eran-
continuación i que son un justo tributo de orgu cisio i '¡\ama. C regorio Silva. —
Pedro -Vovoa
llo para una honrada familia. Eac-.- -Rodolfo Wólleter.- -Marcos J. Arce.—
Luis A. Riquelme.—Adolfo Gomales.— R. G.
"Señor don Francisco Chacón.
Mcyer. I.uis I.

Camus. —
Ramón funcné: S.

Tacna, julio 12 de 1880.


Domingo Ruis V. —
Félix P~. Vivanco.—J.
Bari.—M. Eigueroa A.—S. Ruteros.—Emilio

Mui señor nuestro: Con profundo sentimien Bonilla. —

fosé del Rio l.'lloa. —


Eslevan 2." Ba

to, los que suscribimos esta nota, jefes i oficiales rrera,


fosé Ramón San/ctices.»

del rejimíento 3." ríe línea, al que pertenecía su

querido hijo, capitán don Tristán Chacón, pone XI.


mos en conocimiento de usted que su
querido
hijo ha muerto como bravo al pie de las trinche Santiago, julio Ji de /88o.
ras
enemigas, en la batalla i toma de Arica, que
dando a su lado también cadáveres, como
pa -a
11 Mui señores míos: Es en mi poder la sentida

acompañarle en el sacrificio, un oficial i cincuen :a nota de ustedes, fecha


1 2 de
j unió, por la que me
i un individuos de tropa con ciento diezísie :e comunican la trájica muerte de mi querido hijo
heridos del mismo rej i miento. Tristán, capitán de ese bravo rejimíento. Mi
"Podemos, señor, asegurarle que no sólo m j- pobre hijo, cayendo al pie de las trincheras ene-
sotros sino todo el Tejimiento acompaña a usté d migas en el combate i toma de Arica, vivando
a la patria i gritando con sus últimos alientos
en su
justo pesar; pesar que solo puede mitíg. ir
Í el izase alto el victorioso tricolor, no hizo
un tanto nuestra relijión patriotismo, qi e que se en

ambas cosas no dudamos posea usted: la primí ;- mas


que lo que hubiera hecho cualquiera otro

tiene consuelos infinitos, ¡ el segundo di ;- chileno lugar: cumplir el austero deber


ra
(es en su con

cir, el patriotismo) no
puede ser más satislaeti 1- del soldado i morir pensando en el honor i gloria
rio para un chileno, el ver
que parte de su mi; i- de la República.
ma
sangre ha sido derramada en defensa de s u "Verdad es Relijión i el sentí-
que la Divina
i que el nombre de
patria, su
hijo pase sin mai 1- miento poderoso i superior del patriotismo, tan
cha i lleno de gloria a la posteridad, sentido i innato en el alma de los que han nacido en este

llorado por la nación entera. amado suelo, sirve de gran lenitivo a un padre
"Esperamos, señor, que lo expuesto sirva a desolado que acaba de perder un
pedazo de su
DE LA GLORIA DE CHILE

corazón; pero no es menos cierto que si algo


pueden los consuelos humanos, no hai ninguno xii.
mas eficaz i saludable para nuestro pesar, que
el saber cómo han querido I estimado i cómo Mas felices que los del bravo San Martín
recuerdan al hijo de nuestras afecciones aque (que éste no tenía deudos ni influjos en Santia

llos dignos jetes i nobles compañeros que fueron go), los restos del infortunado capitán del 3."

testigos de su buen i
comportamiento justísimo fueron recobrados por manos fraternales de la

ingrata tierra en
que cayeron, i al ser deposita
"Ofreciendo a ustedes las seguridades de mi dos en la última fosa, cerca de los sitios i de los

respeto, de mi aprecio i de mi eterna gratitud por seres que tanto amó, cábenos hoi el último de
sus benévolos conceptos i consoladoras palabras, ber de la amistad i del recuerdo, consagrando
tengo el honor de suscribirme de usted, señor al del capitán '1 ristán Cha
jeneroso patriotismo
comandante, i demás jefes i oficiales de ese cuer cón, del 3.", I a su sublime inmolación en el

po, su mu¡ atento ¡ S. S, campo de batalla, esta breve pajina de la justí-


Francisco Chacón.,'
c-
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 135

DON RICARDO SERRANO

CAPITÁN DEL 3." DE LÍNEA

La compañía es de hecho el eje real en que

jira la batalla. I por lo mismo el capitán es el


artífice que comprime aquel resorte o lo dilata

^1*3 ! ' :-~"r- l'"1 e:r.eii.i:..!,.|aM-::ije- con su


espada i con su voz, haciéndolo jirar ais
los hombres de gue-
;,¡^^^HO| neralidad de ladamente o como
punto de un
gran todo en el

campo de batalla.
Vjr en cada cuerpo, sea batallón o
Teji
miento, brigada o división, son los que represen 11.
tan el alma, el prestijio, la fama guerrera de un

ejército i la sustentan. I esa es la verdad, por ■ -

Semejante fenómeno, antes poco observado

que el comando individua! de las compañías da entre nosotros, ha sido puesto en evidencia en

camino al libre ejercicio de todas las cualidades la guerra que Chile todavía sostiene, i en la cual
intrínsecas o
puramente espontáneas i militares los hechos i el renombre de noveles capitanes
de los jóvenes oficiales de una fuerza armada ha ¡do siempre a la par i en ocasiones más alto

cualquiera, i pone de relieve su mérito. Por es que la de los jefes de cuerpo.

to la ordenanza militar atribuye Importancia tan Así, por ejemplo, ¿quién podría hacer memo

capital a las funciones del capitán de compañía. ria del glorioso Atacama sin recordar el nombre

i por esto también la táctica moderna, especial glorioso también, del ínclito capitán Rafael To

mente la alemana, inventada por Moltke, hace rreblanca, llamado "el escalador..?
reposar el vigor i el éxito colectivo de un
ejér ¿Quién preconizaría las hazañas del rejimíento
cito especialmente en la iniciativa i acción indi Coquimbo sin hacer mención de los capitanes
vidual de los capitanes. Iribarren, Paez, Aristía i Cavada, que riñeron
I de esta manera de ver, que es
completamen con su
sangre el paño rojo de la bandera de su

te exacta, ha provenido el aumento considerable rejimíento?


de las plazas que componen una
compañía i la I otro tanto aconteció en el Aconcagua con el
disminución del número de éstas en cada cuerpo. capitán Augusto Nordeullicht, descendiente de
Hoi cada compañía es un
pequeño batallón de los duques de Sajonia, que cayó cargando en el

150 plazas, i su proporción ha sido reducida de campo de Miradores.

seis Í aun de ocho, que antes eran, apenas a la 1 eso mismo verifícase con el batallón Quillo-
mitad de esta última cifra. ta en cuyas filas sobresalió entre todos, aunque
EL ÁLBUM

no esto señalado en boletines oficiales, cayeron en los campos de Chorrillos í Miradores


aparece
i el Colchagua i cuyo número excedió veintiuno al de los
el capitán Pragmaclo Vial; en con en te

hermano del héroe, Reytes nientes (que fueron solo 52) el que con más alto
los capitanes Vivar,
i otros; en el Chacabuco con los capitanes Ova relieve se destaca en los perfiles del asalto, es el
lle, Soto Dávila, Von Moltke; en el Talca, con
capitán del 3.° de línea don Ricardo Serrano.

los capitanes Alejandro Concha i Eneas Fer hermano del inmortal marino llamado "el

nández; en el Concepción, con los capitanes Te- abordador,, i que, ascendido sarjento meyo- a

en Ate, el día de la ante


jeda i Villar-Eyzaguirre; en el Naval, con Lo- víspera, rodó ciámir.::
redano Fuensalida i los Beitía; con el capitán por la ladera del Morro Solar, ejecutando la it

José Joaquín Flores, tipo i adalid juvenil de la ineraria empresa de asaltarlo con un
puñado Je

Artillería; con el capitán Terán, viejo sableador, soldados de sti


compañía, exactamente romo
Ig
muerto en Chorrillos, en las filas de los Carabi nacio Serrano había Intentado abordar el puen

neros de Yungai. —
Hoi mismo, la última hazaña te del Huáscar con trece de sus bravos compa

de la "guerra de los cinco años,, ¿no ha sido eje ñeros de la mar,

cutada a las órdenes de un


antiguo i glorioso
capitán del 4." de línea por un
puñado de juve v.
niles i valerosos capitanes, por Ricardo Cana
les, Dell Orto, Mesa, Fontecillas, Maldonado, i, Ricardo Serrano, como sus hermanos Ignacio,
entre cien más, por el invicto Parra? Ramón, Eduardo i Rodolfo, todos soldados o

marinos, nació en Melipilla en


1854, i niño in

111. culto I casi selvático todavía, sus


padres le tra

jeron a
Santiago para abrirle carrera, cuando te
I lo que acontecía en los cuerpos de volunta
nía diez o doce años.
rios tenía igualmente lugar en los rejimiento.s de
Educóse en escuelas i colejios de particulares,
línea donde cada cuerpo ha conseguido, bajo
especialmente en el de Harbin, hasta 1875, en

aquella graduación, una heroica memoria.


que, mediante las influencias del coronel Gómez
El Buin, la memoria del capitán Ramón Ri-
Solar, obtuvo un
puesto de subteniente en el

rejimíento 3.° de línea, a la sazón en las fron-


El 2.°, la de todos sus capitanes caídos sin

exceptuar uno solo en


Tarapacá, en Tacna, en
Durante su niñez, como en su primera moce
Chorrillos i en Pucará: Garretón, Garfias- Fierro,
dad, Ricardo Serrano mostró, en oposición a su

Silva, Olivos, Reyes Campo, Inostroza i Baeza.


festivo ¡ jenial hermano Ignacio, un carácter
El 3.", la del capitán Chacón derribado al pie concentrado, arisco, susceptible i en ocasiones
del mástil de Arica, i la de Luis Alberto R¡-
duro. Nacido para la guerra, comprendía todo;
quelme capitán de 19 años, inmolado en el asal
sus heroísmos como todos sus
rigores, i refun
to de Chorrillos.
díalos ambos en el austero cumplimiento del de
El 4.°, la del capitán Ibáñez, cuya vida en
ber militar, haciéndose por esto estimar en todas
breve contaremos; i así todos los demás,
ocasiones de sus
jefes; pero su severidad a veces

excesiva hacía que sus soldados, temiéndole, no

IV.
le amaran. La primera ejecución militar verifica1
Pero entre los setenta i tres
capitanes da al de la campaña.
que en
Antofagasta principio
DE LA GLORIA DE CHILE

tuvo por motivo el arrebato de un soldado


jo las armas el coronel Barbosa. Coronada una al
ven e
impetuoso que por el rigor de castigo
un tura casi inaccesible por fuerzas numerosas i pa
le balazo boca de jarro, magullán
disparó un a
rapetadas del enemigo, comprendió el jefe del
dole apenas el hombro, al penetrar en el cuerpo reconocimiento que aquélla era la llave de la po
de guardia. Al verse así agredido, el subteniente sición, i para dominarla ordenó al valeroso co

Serrano precipitó sobre el delincuente, lo de


se mandante del 3." de línea don José Antonio

sarmó por sus propias manos i lo entregó a la Gutiérrez la hiciese tomar a toda costa,

justicia i al banquillo. Señaló el comandante Gutiérrez para empre


Lance semejante ocurrióle en la malhadada sa de tanto peligro al capitán Serrano, i éste

expedición a Moliendo, porque intentando redu agradecióle el favor i la preferencia con una son

cir al orden una turba de soldados ebrios i fero risa, que no era común en su hermoso, pero se

ces, los acometió a sablazos hasta que un cabo vero rostro. Detúvose toda lo división como

de su
propio Tejimiento le atravesó la boca de para presenciar aquel hercúleo ascenso, i cuando
una puñalada. El subteniente Serrano parecía vieron a media falda de la árida montaña la

predestinado a morir entre jente soberbia i amo


tropa del 3.' acribillada por el enemigo desde la
tinada. altura, la juzgaron perdida. —
"Ya el chico, es

clamó el comandante Gutiérrez, aludiendo a la


VI.
pequeña talla del capitán Serrano, me hizo pe

No nos haremos nosotros jueces entre la se dazos la compañía


veridad que el capitán Serrano empleaba para
con sus soldados i su
propia comprensión de los vm.
deberes de su
puesto. Pero lo que se hacía fá

cil deslindar que siendo aborrecido los Pero sucedió así, porque el al
es en no
enemigo,
cuarteles, seguíanlo todos a
porfía en los com notar aquella impasible audacia, desamparó la
bates. Simple subteniente antes de Tacna, con altura, dejándola sembrada de cadáveres,
dujo su compañía en línea de batalla hasta el Cuando el comandante Gutiérrez divisó en ¡a

pie del Morro de Arica, resultando por la ter cumbre flamear la bandera de la compañía del
cera vez herido en la campaña, i por su conduc capitán Serrano, dio por lograda la jornada, i

ta en aquel combate extraordinario fué ascendi devolvió a su


digno subalterno su crédito por
do a teniente en el campo de batalla I poco des entero. En lugar de perder su
compañía, le ha

pués a
capitán bía regalado una victoria.
Por ese hecho excepcional, el nombre del ca-

;
Vil. pitan Serrano fué puesto en la orden del día i
ascendido a
sarjento mayor graduado en el cam

Pero más que en Arica, donde el capitán Se po de batalla.


rrano
desplegó a la vista de todo el Ejército su

extraordinaria condición de bravura ¡ de empuje IX.


personal, fué en los cerros de Ate, durante el

esforzado reconocimiento que el domingo 0 de Cebado por su


propia bravura, esta
gula in-
enero de 1 88 1 i en la antevíspera déla gran sofrenable del soldado chileno, vio el capitán
batalla, practicó diversas secciones de todas Serrano disimulado
con con no
disgusto, que su re-

iS
i3S EL ÁLBUM

jimiento había sido dejado a


retaguardia para [
aquel fué el momento que el capitán Serra
formar la reserva la jornada de
en Chorrillos, no elijió para consumar su promesa i su "des
junto con el Valparaíso I Zapadores. Así dtjuse- quiten. Lanzando su compañía por la falda de

lo con ira en la marcha de Lurín durante la la ladera llamada el Salto del Fraile, a
cuyo pie
noche del 12 de enero a su hermano Rodolfo, yacía Chorrillos, Capua del Perú, cuyo Ñapóles
bizarro mozo
que había roto los vendajes de ci es Lima, arrolló toda resistencia hasta un muro

rujano de las ambulancias para ■


rvir de ayu que por un flanco del panteón del pueblo le ce

dante en la batalla al valientísimo coronel don rraba el paso i la


protejía contra la llu
a vez lo
Demofilo Fuensalida, comandante del Santiago. via incesante de proyectiles que de la altura ve

Para los Serrano de Melipilla, pelear no es cina le arrojaban.


Diestros los soldados chilenos en el arte de

paso de armas como los que se acostumbran en cubrirse, gracias al ejercicio de gue constante

las salas de esgrima. Son todos, los de mar co rrillas, se parapetaron tras las tapias, i desde
mo los de tierra, soldados de vanguardia. allí sostuvieron largo espacio de tiempo reñido

combate con los últimos defensores de los mo-

X.
El capitán Serrano pasaba como uno de los
No comprendiendo por esto en su verdadero guer Uleros más notables de nuestra brava in-
significado la posición brillante i el lucido des fentc ría. Pero arrebatado por natural
su
arrojo
tino estratéjico de los cuerpos de reserva en las el h irmanü del abordador del Huáscar, come

aatallas modernas, el capitán Serrano se limitó sise sintiera sofocado por eso de pelear atrin-
a decir, a
guisa de adiós a su hermano aquella chers .do, lanzó, contra los ruegos de muchos, la
noche. —
"Yo sabré buscar mi desquite,,. A otros VOZC le saltar la muralla protectora, dio él mis-

dijo, como el capitán Ibáñez del 4.°, que si le mo e I ejemplo i se


puso en raso a
campo prose-
dejaban manejar su
compañía como en Ate, ha guir
ría con ella algo de que su
rejimíento no tendría El capitán Serrano fué seguido esta vez, como

qué arrepientir.se ni avergonzarse. dea )¡tán de sólo por délos


x>r
Iquique, un
puñado
suyo ., i entre éstos por aquel subteniente San-

XI. telice s, montañés de Vichuquén, cuya vidaalgu-


z hemos de contar en estas pajinas, i que
I en efecto, cuando la brigada Gana (i.1 de icumbióconél (1).
la 2." división), después de tomarlas a la bayo
neta las lomas i caseríos de San Juan con im
N'o lejos del mayor Serrano rayó también en esa san-
ponderable fortuna, llegaba jadeante a Chorri
jornada su jemelo en gloria i compañero de reji-
llos, i el tejimiento Esmeralda se metía al man el rapiíán Luis Alberto Riqtielme Lazo, puesto a la
do del bravo temerariamente dentro del él la orden del día del aquel
Holley 1 en
ejército i del 3.° por
a hecho de armas.
pueblo i se veía cercado en todas direcciones de
ii]uí cómo se había dcsa mil lado, según sus respectivas
i.inemigos, el ;,.", que llegaba de refuerzo, reci le- servicio, la carrera paralela de estos dos héroes.

bió orden de penetrar a


sangre i fuego a la ciu rdo Serrano fué nombrado de la clase de paisano sub-
; del ¡.° el 18 de agosto de 1S75 i ascendido a teniente
dad Í rescatar la posición sumamente compro El
campo de balatla de Arica el 7 de junio de 1880.
metida de sus compañeros. jctulire de ese año fué nombrado capitán, i el n <¡'
DE LA IA DE CHILE 139

!
que un combate, un pujilato a bala i arma blanca,
XII. porque el capitán chileno, entre otras heridas,
tenía destrozada una mano i la frente atravesada

Según los informes mas


fidedignos recojidos por un
proyectil, hallándose su cadáver medio

de aquel lance ignorado de la batalla, el capitán reclinado sobre el muro. A su lado, i como en

Serrano tenía a su frente uno o dos batallones actitud de protejerlo con su


cuerpo, abrazándolo
que se batían a la desesperada cuando él los con el brazo derecho, yacía un
viejo i tostado
agredió con treinta o cuarenta soldados, i esa
sarjento del 3.° que, así, con aquel jeneroso sacri
debió ser la verdad, porque en
pocos minutos ficio, vengó los atentados de encono i de ven

los últimos fueron sin escapar


aniquilados, uno
ganza de sus adversarios. Ambos fueron ente

solo. Cuando Rodolfo Serrano, concluida la ba rrados el inmediato cementerio, desa


juntos en

talla, fué a recojer los restos exánimes de su


lojando a los primeros ocupantes de una tumba.
amado hermano i compañero de la vida, encon El derecho de conquista se extiende en la guerra
tró junto a él no menos de cien cadáveres chile más allá de los i los soldados chilenos
sepulcros,
nos, la mayor parte del 3.° La compañía del ca de Chorrillos, al escalar el morro Solar, se ha

pitán Serrano la 4." del 1.°, decir, la brían creído los hé


era es com con
lejítimo derecho, como

pañía guerrillera. Ya lo hemos dicho, los Serra de Homero, la entrada riel


roes
para disputar
nos de Melipilla no acostumbran a pelear sino cielo a sus
enemigos.
Por lo demás, el cadáver del atrevido mozo

Declara, en efecto, un
testigo de vista, que tenía las señales de la profanación cobarde que

parecía haber tenido lugar en aquel sitio, más Chorrillos los peruanos los que
en
ejecutaran con

a su
paso encontraron después de vencidos.

Por esto, si en Arica i Ate el capitán Serrano


enero de 1881 sarjento mayor en el campo de batalla de Ate.
había sido un héroe, en el Salto del Fraile reci
El capitán Riquelme Lazo se
incorporó a la Academia bió como martirio la consagración de su
singular
militar en 24 de febrero de 1874 i entró de subteniente riel
denuedo, muriendo como su heroico hermano,
3.° el i." de abril de 1S79, Como Serrano, era ascendido en

dignos ambos de ser capitanes de Chile, el uno


el campo de bata I la de Arica c! 7 de jimio rio 1SK3, i proiun-
1 ido en
seguida, cu: no el. a ca;nt:;u, peí calían junios en Ate
i morían juntos en Chorrillos.
El capitán del 3." fué en todo igual al de la
El capitán Riquelme era hijo del teniente coronel don José
Amonio le sobrevivid apenan Esmeralda, excepto en el teatro de su hazaña.
Ri'piclmc, i¡u-j. unos
pocos
meses, i pariente inmediato por la línea materna, del jtnernl Ricardo Serrano sucumbió junto a un cernen-

(>'Hi™ins. Fué su madre la buena señora doña Jamba I. a/o,


hija del ):vc7. superior don Silvestre l.a;o i hermana de una

familia Ignacio Serrano había caído sobre el lomo de


numerosa de patriólas. lira natura! de Sai-.Uae.ii i
hierro de un tritón del mar.
DON AVELINO RODRÍGUEZ
DON E. GOYCOLEA
(Teniente 1.")
(Aspirante de marina)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 14'

DON AVELINO RODRÍGUEZ

TENIENTE DE MARINA,

reveló el joven Rodríguez a su padre i a su ba

rrio desde temprano un carácter superior, i al

decir de sus compañeros de armas i al contar de

AVjyy ASI en lasan: ras de la calle de la sus


propias confidencias que vamos
ampliamen
7'v- Compañía de Santiago habita hoi te a exhibir, fué el favorecido consecuente en

p^ "■. uria honrada familia, tan apreciable todo a


aquellos primeros jérmenes de su infan

*jjr* como humilde, que vive de los esti cia. El árbol crecí'') derecho. La madera no se

pendios de la ciudad, pues su


digno jefe, don trizó jamás.
Agustín Rodríguez, es cobrador del municipio.
Ahora bien: en el seno de ese
hogar, pobre 111.
pero limpio i aun reluciente de virtud, nació el
io de noviembre de 1852 un niño a
quien pu Educado primero en la escuela de primeras
sieron por nombre Avelino, el cual, sin disputa, letras de don Pedro Rarrenechea, uno de los
vino al mundo con
aquellas dotes predestinadas preceptores de la Sociedad de Instrucción Pri
del alma que en las escuelas, pruebas i combates maria de Santiago, i en
seguida (1863) en el

navales forman a los Prat, i a los Thomson, a Instituto Nacional, pasó en 1867, por elección
los Condell i a los Valverde, a los Contreras i a de don Federico Errázuriz (a la sazón ministro

los Izaza, mozos todos hechos, por el destino i la de la guerra ¡ a


quien su
padre había conocido

naturaleza, de la madera de que se labran los a virtud de su humilde empleo en la intendencia

héroes verdaderos. deSantiago), a la escuela naval de Valparaíso.


I es esto lo que vamos a
dejar demostrado en Tenía esto lugar poco antes que ésta fuese tras

estas pajinas. ladada, por uno de los actos más inconcebibles


de administración, al pié de los Andes, al viejo
II. claustro de penitencia de los jesuítas, donde ha

bía un baño de cal i ladrillo en cuyas aguas


Por su
espíritu reconcentrado I casi taciturno, (cuando lleno) podía cómodamente maniobrar

por su
juiciosidad sombría i tenaz sobre los li para la enseñanza práctica de los alumnos una

bros, por su
alejamiento sistemático i sin esfuer escuadra. .. de cáscaras-de sandía, con mástiles
zo de los páaccres í atolondramientos de la niñez, de palitos de escoba....
EL A IB UAL

"COMANDANCIA lili LA CORUETA "CHACABUCO,,


IV.
El que suscribe, comandante del
expresado
Por fortuna para su
aprendizaje efectivo, ful: el buque, certifica que el guardia-marina don Ave-
cadete sacado tiempo de la escue lino Rodríguez, durante los de marzo,
Rodríguez en meses

la naval mediterránea i embarcado en la Esme abril, mayo i junio en que permaneció sirviendo
ralda en clase de aspirante en [872. Trasbór bajo mis órdenes, ha observado una conducta
desele dos anos más tarde a la Chacabuco, ¡ su ejemplar, i demostrado sus buenas aptitudes pa-
cesivamente al Abtao i al Illanco Encalad, en

calidad de guardia marina. Hizo también conmigo el viaje de Valparaíso


l£n muchos de sus exámenes parciales había a
Magallanes, en el cual tuvo que desempeñar
obtenido votación distinguida; i después en el muchas comisiones, como reconocimientos de
bahías, sus sondas, etc., i todas ellas con mui
serio, tranquilo, reservado, cumplidor, mereció

sucesivamente los aplausos de sus tres primeros Punta Arenas de Magallanes, julio 20 de

jefes i maestros en el mar. los capitanes Slmp- 1874.


so», Montt ¡ López (,). Enrique M. Simpson.,,

"COMANDAUA DEL VAI'OR iiAIiTAO.il


V.
El infrascrito, comandante de este buque, cer

Como escribimos principalmente estos recuer tifica: que el don Avelino Ro


guardia-marina
dos en beneficio i ejemplo de los jóvenes que González ha servido mis órdenes
drigue;; bajo
hoi se educan para el ejercicio de la marina en desde del 74; durante
junio este tiempo ha hecho
la república, vamos a
copiar en
seguida los in una
campana de un año a
Magallanes, una esta

formes de esos
peritos que re I lujan en su unani ción de diez meses en los puertos del norte de
midad no escaso brillo sobre el mérito del guar la i
república un
viaje a
Quintero. En estos via
dia-marina que como modelo hemos elejido, ha acreditado
jes empeño i celo en el cumplimien
Esos informes dicen así; to de sus deberes, dedicándose con cor/tracción al

estudio de su
profesión, habiendo mandado algu
nas maniobras por alto; viradas, tomar rizos, etc.

(1) En e^ta parte su


liuja de servicios dice asíi— .'Dístin-
mi
a entera satisfacción.
g«Kto en
je..,.:..!.., i:..,,, derertc internacional e
inglés, Para los efectos del caso extiendo el presente
certificado.
ilaiiif.cación je-, icral, obtuvo el 7.' lugar, ipie es el de anti A bordo, etc., diciembre 23 de 1875.
güedad en el servicio.
El 3 de mar/o de 1874 fué trasbordado a la corbeta Cha
Jorie Montt. ■■
cabuco. El r7 de mayo salió de este de estación a Magalla
nes. En julio fué trasbordado al vapor Atino que se hallaba "c0mandac1a del blindado "blanco encalauall
en ese lugar, en que regresó al Departamento. El 27 de no-
1 iembre salid de estar ion para Mejillones de Hoüvia.
Durante los diez meses que ha estado embar
El S de octubre de salió para Quintero en
1
1S75 viaje
l;i.:,i...i .i'.,.,. |-u¿ trasbordado al blindado Almirante Ce cado el guardia marina don Avelino Rodríguez
bajo mis órdenes, he tenido ocasión de notar su
DE LA GLORLA DE CHLLE 143

celo i entusiasmo por el servicio, asimismo Tolón bordo del acorazado


como en a Magnánimo,
la contracción al estudio i buen e/e to la bandera del almirame d'Hor-
desempeño bajo Dompierre
das las comisiones le han encomendado. de la escuadra de evoluciones el
que se
noy, jefe en

En cumplimiento del I lucía bordo


reglamento a
petición Mediterráneo, que su
insignia a

del interesado doi el


presente certificado. del navio de coraza Richclieu. Todo a virtud
A bordo, etc. —

-Valparaíso, noviembre 26 de de la orden de


siguiente, que copiamos su
oriji-
1876. nal. (1)
Jian E. López., 1
"París, febrero 23 de 187S.

Según se ve, en sus


pruebas técnicas del aula, 'Señor guardia-marina:
el guardia- marina Rodríguez había obtenido
'Con fecha 19 del actual i en
despacho re
unanimidad de votos de distinción como en sus

culillo hoi en esta


Legación, el señor ministro
pruebas prácticas del mar.

de relaciones esteriores del gobierno francés me

anuncia que el señor ministro de marina le ha


vi.
comunicado que, en consideración a mi solicitud,

se ha reservado un
puesto de "Enseígne de
En este estado de cosas, i un
poco más tarde.
Vaisscaun para usted a bordo de uno de cual
túvose la feliz ¡dea de aprovechar el viaje del
quiera de los encorazados Savoie o Snrveilloule.
acorazado Lord Cochrauc a
Furopa para enviar
Me agrega el señor ministro que, en esta vir
algunos jóvenes marinos a
perfeccionarse en su

obteniendo colocación bordo de las


tud, puede usted trasladarse desde luego a To
carrera, a

escuadras actividad de lón, cuyas autoridades marítimas se hallan ya


en algunas potencias ma

prevenidas de su
próxima llegada.
rítimas, i especialmente en la flota de blindados
Sírvase usted trasladarse a la mayor brevedad
de la Gran Bretaña i de Francia,

Como medida de estricta


2 Tolón, sirviéndose, para atender a los gastos
justicia (pues nunca

alcanzaron favor en Chile ¡ menos en Santiago


los hijos de los empleados de menor cuantía). (1) La galante orden de iucorpor, ion a la niarir.;
r.e.-ia del aspirante liucno se hallaba
t ,:«,-: eluda en ios te:r-
fué designado para aquella comisión el guardia-
marina Rodríguez, í partió aquel destino
para
con sus brillantes compañeros Policarpo Toro,
Silva Palma, Herrera i dos o tres más para In F.i/údo mayor.

glaterra a mediados de 1S77. ,En conformidad a las ordenes ,lel vire-almirante senador,

No fué difícil
: ¡inundante en jefe, i a 1111
despacho ministerial del iSdc
a nuestro intelijente represen
febrero de 1878:
tante en París obtener de la deferencia inglesa Ordénase al señor guardia-marina de la marina chilena
i de la galantería siempre esquisita de la nación Avelino Rodrigue;: emiiarcarso- c:i el acorazado de primer
urden el Ma:cu..iinor>, íoiuanda'l.) per el capilar, de ::a\ i
francesa, la colocación de aquellos aprendices en M. Cumie.
su flota de acorazados, según en otra ocasión, [,a presente orden será el rol de
rejistrada en
equipaje
talvez con
mayor prolijidad, habremos de con del Magnánimo.
A bordo del k'ichelien, cu Villafranca, abril 10 de 1S78.—
tarlo. I cupo en aquella designación un buen .

I".l lie estado mayor. COMTE,


jefe —
J.
lote al guardia-marina Rodríguez, porque en
Rejistrado en el estado mayor de la escuadra. —
Rkji-

los primeros días de abril de 1878 embarcábase i


i<f4 EL, /

del de los fondos que tiene recibidos la costa sur de la Francia (hasta la frontera de
viaje, en

de sueldos. To España), la Córcega i parte de la Arjelia.


anticipo a cuenta sus Llegado a

lón pasará usted a


ponerse a las órdenes tle las La escuadra ha continuado sin interrupción
autoridades marítimas de aquel puerto, quiene? su
plan de maniobras i ejercicios, los que toma

le indicarán a usted el buque en


que debe em ron un doble interés después de la incorpora
barcarse. Adjunta encontrará usted una nota de ción de la división acorazada del norte, que vi

introducción para el comandante del buque que no al Mediterráneo con el exclusivo objeto cíe
le sea a usted designado por las autoridades maniobrar en unión de ésta i pasar la revista je

marítimas de Tolón. Al efecto he dejado en neral de inspección.


blanco en la dirección de dicha nota de intro El i 2 del presente la división del norte se di-

ducción el nombre del buque para que usted rijió a la Mancha i la nuestra en dirección a este

pueda llenarlo. puerto, en donde ha fondeado en la mañana de

Usted cuidará de dar cuenta a la Legación


de su
llegada a Tolón, de su entrevista con las Sin pérdida de tiempo ha principiado el aper
autoridades ¡ de su
embarque, enviando al mis trechamiento de las buques que la componen.
mo
tiempo la cuenta de sus
gastos de viaje a no con el objeto de
emprender un nuevo
viaje
fin de que le declarado usted de
su monto sea a sino para dar cumplimiento a las órdenes vijen-
abono. tes sobre la materia, que determinan que -la
De esta nota acusará usted el correspondien escuadra debe estar siempre lista para hacerse a

te recibo, indicando la fecha en


que se
pondrá la mar, con sus carboneras llenas i sus
[iiiiiole-
en marcha para su nuevo destino. provistos de municiones, repuestos i víveres pa
Liéis guarde a usted. ra tres meses.

Toda la estación de otoño e invierno la pasa


A. lii.nsT Gana.
rá, ya en este
puerto, o bien en los de Golfo

Señor don Avelino Juan o Villefranche, por manera


que las evolu
Rodríguez, guardia-marina
ciones de táctica naval, que forman su
principal
de la armada de Chile. —
Londres. ,.
objeto, tendrán que cesar durante todo el tiem

po de la Invernada.
VII.
A fines del presente mes el almirante Dom-

Veamos ahora cómo siete meses más tarde el pierre d'Ornoy entregará el mando en jefe a su

sucesor el vice-almlrante Cloué.


joven aprendiz respondía a oslas esperan/as i
a estos Dios guarde a V. S.
encargos;

, i
Avelino Rodiííccez.
ACORAZADO iiMACIXANIME.i

Al señor ministro de Chile en París.,


Tolón, octubre ¡$ de iSjS.


Señor ministro: VIII.

el honor de comunicar V. S. mi arri


Tengo a Del Magnánimo, comandante Comte, pasó el
bo éste después de ausencia de dos
a una meses
guardia marina
Rodríguez, a consecuencia de
i medio que hemos empleado en recorrer toda orden ministerial París siete
una recibida de

j
DE LA GLOj ?IA DE CHILE 145

días después de escrita la nota precedente, al exclusivamente marítima, recibióse precisamen


acorazado Tridente, comandado por el capitán te dos días mas tarde en Tolón un
telegrama
de Vignes, el mismo que, según lo tenemos en del ministro de la marina en París en que a
pe

tendido, ha escrito últimamente (marzo de 1883) tición del gobierno de Chile ordenaba desem
un notable articulo científico sobre el meridiano barcar a todos los aspirantes de nuestra escua

único i la hora universal de las naciones. Seis dra a fin tle que regresasen inmediatamente a

meses después pasó, por orden de su


propio al su país en armas i en
apuros,

mirante, a servir en la capitana acorazada Riehe- Abandonó, en consecuencia, el guardia-mari


lieu, surta en el Golfo Juan, el 10 de abril de na
Rodríguez las nobles naves a
cuyo bordo du

1S79. rante un año cabal había adelantado su honrosa

carrera con los ejemplos del deber, de la hidal

IX. guía ¡ del honor; pero en esta vez, como en la

escuela i como a bordo de los barcos chilenos,


Durante este intervalo de tiempo consagrado llevó consigo ios mas
dignos testimonios de sus

a activas operaciones de mar, el ¡ntelijente i la jefes. 11 La opinión que me he formado, —


decíale

borioso guardia-marina chileno había aprove espontáneamente en una carta datada en Tolón
chado con tesón todas sus horas para hacerse el 17 de abril de 1879 i que orijinal tenemos a
digno de la confianza de su gobierno i de la hos la vista, su
primer jefe el capitán Comte; la —

pitalidad extranjera. A fin de rendir con luci '


opinión que me he formado de vuestro carácter

miento su examen de guardia-marina había es


\ i de vuestro valor durante el tiempo que habéis
crito en Londres un excelente tratado científi servido a mis órdenes, me hace esperar que sa

co sobre la Defensa ele lo/pedos, que tenemos a


bréis, si la ocasión se
presenta, prestar servicios
la vista, i poco después remitió desde Tolón al sei'/alados a vuestra patria, por la cual yo hago
ministro de Chile París, dos trabajos los votos más sinceros recuerdo de la
en nuevos en
acojida
profesionales que despertaron en el criterio del altamente simpática que en otras ocasiones he
último i distinguido funcionario el más vivo in recibido en ella.

terés. Lsos trabajos versaban sobre la Táctica Por su


parte, M. de Vignes, comandante del
naval aplicada a las maniobras a
vapor i sobre Tridenl, agregaba en otro documento orijinal
el Cañón jiratorio de Hotchkiss, cuyas piezas que el aspirante de la marina chilena "había ob

científicas, dignas de ser estudiadas según opi servado siempre a bordo una conducta ejemplar
el ol
niones competentes, yacen hasta hoi en
(une condialo tonjenrs exem/daire); agregando
vido. que se había mostrado animado del mejor espíritu
Í del más sostenido celo, por todo lo cual podía
afirmar que había
X. adquirido un
gran éxito (un
grand resulta!) como fruto de sus
trabajos pro

Mas, mientras ocurría todo esto i el guardia- fesionales. ,

marina Rodríguez iba a ser trasladado al navio "El señor Rodríguez,- añadía —
el distinguido
almirante por orden expresa del jefe de la es
jefe francés, —
ha dado siempre a bordo pruebas
cuadra acorazada del Mediterráneo, había esta de poseer un carácter serio i amable que
[lo han

llado ya la guerra de Chile con sus vecinos del hecho apreciar por sus jefes i que al mismo tiem

litoral, i debiendo ser la primera faz de aquella po ha conquistado el afecto de sus camaradas...
146 EL

alliez vous
empresser de réclamer votre pan
XI. dans les dangers que vont courlr vos
compatrio-
tes. L'opinion que je me suis faite de votre ca

Tenemos a
pechos, al tratarse de este nobilí ractére et de votre valeur, pendant le temps que
simo mancebo, exhibir como
ejemplo vivo a los vous avez
passé sous mes ordres, me font es-
que han de seguir su estela breve pero brillantí- pérerque vous saurcz, si 1' occasion se
présente,
rendre des services signalés á votre patrie pour
estucliosamente siguiera en la guerra del Pací fi la quelle je fais les vceux les plus sinceres en

souvenir du bien sympathique accueil quej'yai


lo, como verdaderos timbres de orgullo nacional,
reproducimos el tema textual de los documentos Adieu, mon cher monsieur, je vous souhaite
que dejamos extractados i que así dicen en su une heureuse destlnée et je souhaite aussi que
ensoñador lenguaje orljinario; vous n'oubliez pas trop vite la Alaq-nanime et le
,Je suis tres heureux de constanter que Mr, '/'rielen/ ainsi que tous vos camarades de la ma

Avelino Rodríguez, aspirant de la marine chi- rine frant;a¡se parmí les quels vous laissez les
llenne, a été embarqué pendant un an sur les
cuirussés de i ." rang de la marine fran^aise la
Ma:-uanime el le Trideut; qu'il s'est toujours
montré animé du meilleur du zéle le Lecomte... (1)
esprlt, plus
soutenu. Sa conduite a
toujours été exoniplair,.:
et je suis assuré qu'il a obtenu un
grand résul- (1) Forman vivo pero natural contraste con es las efusio

tat á la suite de son travail assidu. nes 'le pe la -


■.. 'eaircii-,-. 1:1. ui.-tes i onlider.' üs lie par-i-
mnuia i de miseria contenidas cu la carta siguiente, contení-
Monsieur Rodríguez a
toujours donné les
poiánea ríe luí anteriores, escrita por un noble cbilono, a

preuves d'un caractére sérieux et aímable, qui nombre de un e/.bie-mo que había resuelto hacer economía

l'oiit laít chefs luí a costas de toda la nación, pero no de su


propio bien paui
a]i|irécier par ses et qui ont
en sueldos i en
prerrogativas, que era por donde debieron
conquís son aftection en méme temps que celle

de ses camarades,
"París, enero
1J de iSjg.
II m'est agreable de corroborer l'opinion que
ilion prédécesseur avait émíse á son
sujet en me Señor don Avelino Rodríguez (Tolón).
remcttnnt le commandement du Trident

Bord, rade du Golfe Jouan, 12 avril iij/g.


Le capitaine de vaisseau conimandant.
testado ante.- pur haber mediado enire su recibo i esta con

L. Vignes.,, testación el despacho de un correo para Chile. Sus trabajos


sobre Táctica naval aplicada a las maniceras a
vapor i sobre
el Cañón jiratoi ¡a de ¡loehkiss adoptado en esta marina han
sitio igualmente recibidos en esla
legación i van a ser remr
■iToulon, i? avril 1S79, I tidos en estos mismos días al departamento de marina, don
de cstoi cierto no pasarán desapercibidos, pues el mismo
señor Ministro de teniendo noticias del ha
Mon cher monsieur Marina, primero,
Rodríguez:
pedido su pronta remisión.

Si el saber positivamente que sus


trabajos serán leidos,
Jal bíen pensé en
voyant que la guerre était
juzgados, i en caso ele ser considerados útiles, aplicados en
déclarée entre le Chili et le Pérou, que vous la práclica de la marina nacional, puede servirá usted*
CHORRILLO?

EL TENIENTE CORONEL

DON CARLOS SILVA RENARD


(2.* Jefe del Rejimíento Talca)
DE LA GLORIA I/E Clllt.t' '47

I era de aquel mancebo listas para .zarpar. Adver


esta manera como tas europeas siempre
tranquilo i reservado, pero intensamente jene- tiremos que el presente juicio i los que más
roso i patriota, en sus adentros, no solo había adelante publicaremos eran comunicados por el

logrado hacerse amar de sus


compañeros de ar guardia-marina Rodríguez a su amado padre en

mas sino que había hecho amar su propio, lejano el seno de la más íntima i profunda reserva, cir
i casi desconocido país. cunstancia que es
indispensable tener presente
por los jóvenes lectores de estas pajinas para
XII. comprender toda la elevación de alma i la rara

independencia de criterio del noble mozo


cuya
Incorporado a la escuadra de Chile con sus vida en
largos paréntesis trazamos.

compañeros en
junio de 1879, el guardia-marina El buque que el guardia-marina Rodríguez
Rodríguez entró a servir en la
O'Higgins, i de itaba era, según vil O'Higgins, cor-

seguida vamos a anotar su


juicio sobre la ma bel. excelente, pero qu< habi do salido a cam-

nera cómo se
gobernaban en esa
época embrio por economía /¿sea!
naria de la guerra las cosas de nuestra armada, no había podido prestar . el

después de conocer la admirable i expedita ma insignificante servicio. i


regresado al de-

quinaria que de capitán a


paje gobierna las ilo- Ja de prisa i de la

algiín estimulo, esté usted cierto de que asi pasará con los
parte de prueba. La nuestra es más dura que la de ustedes,
suyos (?). i aiiu cuando lo comunico
no se a iMci.l como un consuelo,
l'or lo que hace a
recompensas de clin orden, de ascen
se lo hago saber para que cobre paciencia i de
de aumento de
se
persuada
sos o gratificaciones, usted debe estar al co
que no están así ni porque se les desconozca, ni porque se
rriente de cuan
angustiada es la situación financiera por que
les olvide (?).
atraviesa Chile actualmente. Ustedes permanecen estaciona
Yo toda ocasión que se me presente para en-
aprovecharé
rios en sus modestos destinos i con sus emolumentos de
cmiia; oficialmente el celo de ustedes en coiniinic:. 'Iones
siempre, i sufren porque no progresan en la medida a que (),",( i la
iilles, ptimer.1 oportunidad se me
|il;-s..-:il::r.i i:i'-.i
ustedes creen que les hacen acreedores su aplicación i cons
pronto, cuando redacte la memoria anual de esta legación.
tancia; ¿qué diremos nosotros los que formamos el personal
que ve la luz pública en la Memoria de estado de Relacio
de esta legación, desde cj;>ii:¡n a paje, a quienes han redu
nes Exteriores todos los años. En la sección de ese rlocu-
cido sus sueldos de un 53 por ciento, dejan Jo al plenipoten
11 leí
i.-oirespuiiille-nle al leparía aentu de Marina en:, ni era
lio 1 1
ciario en condición de enea; ira do (le íie-jcnos, al scrrclarin
re- los
trabajos que ustedes han hecho, i demostraré que.
que ésta es: libe con los honorarios de oficial agregado, i al
lejos de malgastar el tiempo i de desaprovechar la oportuni
antiguo oficial ganando treinta días al mes? \hi estros servi dad que su país les ofrece para formarse marinos
ilustrados,
cios no han sido, sin embargo, menos activos ni menos están usledes entregados con toda su alma a la tarca sin sa
lir del IcrreiKi profesional. El ministro, que abunda en bue
promoción i sin espectativa, asumiendo además todas las nas
disposiciones hacia usledes, no tendrá el menor incon
responsabilidades que gravitan sobre destinos como éstos i veniente de confirmar oficialmente indo esto (?).
Mañana me ocuparé del
arreglo de lo correspondiente a
punto, a fin de que r.o dejo do c.Mr nunca a la airara del de
su
ajuste, pidiéndole mil perdones por estas involuntarias
coro -iiie corres; .íi de a la reprcieuta-ión nacional un el ev-
demoras, inevitables desde que los empleados se reducen
tranjero. Ya ve usted que si ustedes no adelantan, nomín,.
sin reducirse las ocupaciones.
vamos para atrás, i que si a ustedes no se les recompensan
Salude en mi nombre afectuosamente al señor Herrera i
su 5 nuevos servicios, a nosotros, excepcional, itemle, bastase
del mismo modo a Sania Cruz cuando llegue próximamente
nos
despoja de los derechos adquiridos! de su viaje a mares asiáticos, i usted
mi amigo! Xo libre ni el derecho de
disponga como guste
;Qmc hacer, tenemos
de afectísimo i seguro servidor.
la la que
su
amigo
pataleo, porque el
patria en uva man os de .,:,.■: lia

impone el sacrificio, i comí) dice usted mui bien, cada ciu


dadano debe, sin murmurar en tales rasos, sobrellevar si: C -irlos Mokla Vicuña".
EL s. IBUM
i4S

posible. "Si pusiese a contar soberbio contemplar el cuadro que presentaba


mejor manera me

la —decía con este padre el joven


motivo a su nuestro buque en son de combate.

marino afrancesado, desde la rada de Valparaíso Todo el mundo estaba en sus


puestos; todos
el 19 de julio de 1 S79, si me pusiese a contarle

alegres ¡ serenos esperando el ansiado momento

todas las barbaridades I economías que hacen en se descubriera la bandera


en
que enemiga para
este solo ramo sería para nunca concluir. ,. I luego romper el fuego. Su hijo se movía en todas di
recciones impartiendo órdenes a
popa i a proa
i' El servicio no ha cambiado; la chicharra (soi el ayudante del comandante), i viendo que
continúa; el fastidio i el aburrimiento han echado todo estuviera listo I nada faltase para obtener

sus reales en esta, i como esta es una vida el triunfo de nuestra suerte i de la de nuestra
ya

normal, forzoso es ir acostumbrándose a ella. De querida patria. Pero joh! qué desencanto! Qué
manera
que mis rabias i malos ratos me los paso baño de lluvia tan helado i tan copioso el que

a menudo con un poco de agua, cuando la tengo recibimos al distinguir la bandera inglesa en el
a mano, o bien con un cigarro. Le puedo asegu [tico de mesa na del buque en cuestión!

rar
que soi un hombre de roble para el servicio Nuestra actitud-debió ser imponente (asilo
i de fierro para los trabajos, necesidades i otras

regalías de la profesión; pero lo que yo no pue nos retiramos silenciosos i despechados de los
do sufrir, ni menos tolerar, son las indolencias, puestos que hubiéramos querido sellar con la

el desorden, la indiferencia i otras gracias más gloria o con la muerte. ,.

que he tenido que notar i soportar en esta; lo

mismo que me ha envenenado la sangre i que si xiv.


no me ha hecho saltar es
porque deseo mucho
Todo esto era hermoso, porque era sincero i

paciencia i aguantar, que pronto hemos de salir tenía lugar como una
esperanza frustrada en

de la calle de la Amargura. ,,
agosto de 1S79. Pero la realidad en breve so

brevino, i vamos a traicionar la intima modestia

XIII. del guardia-marina Rodríguez, al referir a los

suyos el combate de Pisagua, en


que murieron
Cambia ahora de improviso el escenario, i re a su lado sus brillantes cantaradas Luis Victo

parado de lijera su
buque, ha ido él mismo a su rino Contreras del Cochraue, i J. M. Izaza de

bordo al encuentro del barco que trae las prime- la O'Higgins. «I no crea usted, querido papá, —

rus armas
pedidas para Chile, i del cual se decía decía en efecto dos días después de este carni

andaba perseguido en los mares australes por la cero hecho de armas a su


padre, —
que yo esqui
Unión, ájil corbeta peruana. I hé aquí como el vaba el cuerpo. Mui al contrario: parado sobre
noble mancebo contaba a su
hogar, en medio de los llantos de mi bote, alentaba mi aten
a
jeule.
su habitual reserva, sus briosos apetitos de día al desembarco, i tomaba
com-
disposiciones para
salvar mi embarcación del peligro de hacerse
"Cuando en el Estrecho de el de las olas que amenazaban
...
Magallanes pedazos a impulso
tope anunció un humo por la proa, que supusi estrellarlo contra las rocas. En el primer viaje
mos fuera la Unión, creí llegado el día de Santa Cruz, volví con
mis que hice en
reemplazo
grande de mi vida. Era hermoso i el
por demás sólo 4 hombres de los que llevaba, i
1 2 en se-

^J
DE LA GLORIA DE CHILE ¡49

gundo con sólo 5. El bote estaba medio de san I


algunos meses más tarde, vertiendo su fuego
gre, i para desaguarlo era necesario valerme de juvenil i creyente en el corazón de los suyos,
baldes. En los dos viajes perdí a los patrones del agregaba desde el mismo puerto, en enero de
bote, teniendo yo no sólo
que reemplazarlos sino 1880:
también que tomar remos para salvar mi embar "Estamos el recibo de la circular
esperando
cación I lajeóte. Todos los marineros que esta que el ministro ha pasado al almirante, decretan
ban cerca de mí cayeron, i yo quedé impávida do el bombardeo de todos los puertos fortifica
mente en pié sin haber recibido n¡ el dos del
mas peque enemigo, para darnos el honor de batir
ño rasguño. la mui
1, a
poderosa plaza de Moliendo. El com

bate será desigual: cuatro fuertes de tierra bien

xv. parapetados, contra un


buquecito de madera;

pero esto no ha de arredrarnos: contamos con la


Se habrá de notar probablemente por el lector protección del cielo, la de
con
pujanza nuestro

más adelante, que en el fondo de todas las valor, el de


ma con
blindaje nuestros corazones, con

nifestaciones del alma del joven marino aparece, nuestros buenos cabos de cañón para obtener la
como el ancla que sostiene al esquife desde el victoria i demoler los últimos atrincheramientos

fondo de la arena a través del vaivén de las del enemigo. Tenemos fe en la buena estrella
ondas, un profundo sentimiento relijioso; i esta tle la Od/iggins i esperanzas de que un día brille
faz del heroísmo ha sido común Chile, el sol que ha de herir tos
en en nos con
resplandores
muchos de sus héroes verdaderos: en Prat como de una
gloriosa victoria».
en Flores, en Escala como en Riveros; i los si
guientes pasajes tomados de las revelaciones del XVI.
peregrino al hogar pobre i querido, dan testimo

nio de cuan sincera i levantada era su fe. Enardecido en estos mismos propósitos, cuan
Promovido a teniente después del combate do el 5 de abril de 1880, un año cabal después
de Pisagua, escribía en efecto el 29 de noviem del comienzo del bloqueo de Iquique, dirijióse
bre de 1S79: la armada desde Pacocha a comenzar el bloqueo
■■ Usted me conoce más de lo suficiente para del Callao, expresábase todavía el teniente Ro

poder considerar mi promoción como un


algo que dríguez en los términos siguientes, que revelan
no
halaga mi ambición, mando o vanidad, sino ; siempre al héroe dentro del cristiano:

para ver en él el cambio de una situación que "A pesar de que voi mui contento, sin embar

en adelante me ofrecerá mas consideraciones, go,no me


hago ilusiones por lo que este mi

fueros, comodidades i recursos. Es en este sen buque pueda hacer; pues hai más de uno
que
tido que la acepto i aprecio como honor, el car

gar las modestas Insignias de teniente 1.° de la porque es un


buque de madera. De modo que

armada. nos reservan un


papel ridículo que nosotros por
, Desde luego me uno a usted i toda la fami nada de esta vida queremos desempeñar; pues
lia para agradecido al / odopoderoso este din de nos sobra voluntad i valor pura /¡¡ele míos adentro

bondad aro
que se ha dignado favorecerme, i a de! Callao 1
ponernos bajo los filaros del más
ti^ted satisfacerle las esperanzas tan nobles i le- incspugnable de sus castillos. ¡Ojalá que el Dios
] ¡timas que desde tanto tiempo atrás acariciaba.- .-■'' los ejércitos nos
depare una buena fortuna i
rso EL ÁLBUM

haga nuestra la palma de la victoria, que desea omito porque usted ya debe conocerlo bien
por
mos ofrecer a la patria como una prueba de nues las vistas fotográficas que de él deben encon.
tro amor hacia ella, i de nuestras nobles aspira trarse en los almacenes de esa); en la puerta.
ciones por verla grande, próspera i feliz!,, como es natural, encontramos al portero, un es.

pañol cuya nacionalidad trasciende desde legua,


a

XVII. "Lo saludamos cortésmente, i sin


masque ver
nuestro uniforme, nos dice sobre la marcha:

Cumplió el teniente Rodríguez antes de mar "Allí en el fondo, a mano


izquierda, está...
charse repentinamente al teatro de la guerra de ■■Nonos hicimos repetir la seña: tan
rápida
bloqueos, la sazón iba iniciarse, guerra mente habíamos comprendido
que a a su
indicación,
estéril en resultados i dolorosa en
privaciones, como él intelijentemente el objeto que nos lleva
ba lugar santo, de paz i de recuerdos.
un voto
antiguo de su corazón, grato deber de a ese

amigo i de discípulo, yendo a depositar una co- Dimos las gracias i tomamos la calle de arboli-
llos que nos conducía a ella. Continuamos nues

dormía el sueño de su
grandeza aquel que en el tro camino hasta llegar a una
sepultura sencilla.
banco del aula i sobre el puente del Huáscar, rodeada de una
reja de madera pintada de
había mostrado a sus
jóvenes secuaces el cami blanco que tenía una cruz en su cabeza, en la
no
que conduce a la inmortalidad dentro del que se leía esta inscripción: Arturo Prat, 21 di
deber i más allá del deber,

Dejémosle por tanto referir a él mismo esta "No sabría explicarle mi situación en
presen
tierna casi sublime peregrinación, contada con el cia de esa fosa que contenía los preciosos restos

lenguaje de la intimidad de padre a


hijo, que hoi del antiguo profesor, del pundonoroso oficial, del

justiciera admiración exhuma. hijo amante i cariñoso, del ¡oven estudios'', del

Es una carta escrita en la rada del Callao con excelente esposo ¡ padre de familia, i por último
fecha ló de abril de 1880, es decir, una semana del heroico i sublime capitán de la Esmeralda,

después de iniciado aquel bloqueo que duró diez Chile días de


que con su
sangre jenerosa diera a

meses, I la cual dice textualmente como sigue:


diablo i risueño porvenir que la Providencíale
XVIII. depara. I vida de todas
.a ese
grande hombre, en

sus faces, se me
presentaba alumbrada por el
"Una vez desembarcados i orientados sobre luminoso faro de virtudes; i así
sus me parecía
el camino que debíamos seguir para llegar al verlo, ya cadete, ya oficial, ya comandante, i
cementerio, emprendimos la marcha en ese sen
siempre sencillo, modesto, digno, grave i caba
tido, acompañados de otro compañero. llero.
■'
La ida lité alegremente conversada; la varie N o hai duda de
que el Prat
1
capitán era uno

dad de cuadros que encontrábamos en el camino los jenios be


esos seres
predestinados para ser

nos proporcionaba abundante lema para la char nefactores de los hombres que le dar
su
patria,
la, la observación o la crítica: de este modo el nombre al siglo que vivieron, i por eso me
se en

nos
pasó mas
lijero el tiempo la distancia i mui feliz la idea de Vicuña
que o
parece mui exacta

que teníamos que recorrer.


Mackenna, de llamar al presente el siglo de Prat,
"
Llegamos al cementerio, (cuya descripción al menos
por lo que se refiere a Chile.

^
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 151

"Los maderos i listones que forman la cruz i fracción mayor de la partija a beneficio de los

reja, se encuentran cubiertos de sentidas Inscrip últimos. Por esta causa, i escribiendo en este

ciones que la gratitud i la admiración de los que mismo sentido a su padre en una ocasión de

han llegado hasta su morada han dedicado a su apuros, decíale desde Moliendo el 24 de febrero
memoria, de 1880, estas tiernísimas palabras:
it Al lado de la sepultura del capitán Prat se "Si Eios fuera conmigo tan bondadoso que no

encuentra la del teniente Serrano. Son perfecta sólo me concediera, después de terminada la
mente iguales, como
erijidas por el mismo jcnc- guerra, la gracia de la vida i de los medios ne

roso i noble corazón: abunda en las mismas ins cesarios para que lo pasáramos tranquilos i feli

cripciones. ces, yo sería el más agradecido i rendido de sus

i, Las flores i las coronas nunca han sido mejor criaturas. De todos modos, pueden contar uste

empleadas que en el adorno de estos queridos des que encaminaré todos mis esfuerzos, todas

mausoleos. mis aspiraciones a la realización del noble fin

11
Magallanes i el Tolíénhan tenido la bue
La indicado, i.

na idea de
erijir un pequeño recuerdo a los hé Esta sumisión tranquila al destino i a las vo

roes que atestigüe el patriotismo i gratitud de luntades de lo Alto, no debilitaba en el ánimo del
sus tripulantes. Nosotros también pensamos eri- joven teniente ni en lo mas mínimo la enérjlca
jirle el nuestro tan pronto como las necesidades independencia de juicio de que le hemos visto

de la campaña nos
permitan proporcionárnoslos dar ya graves i aun
compromitentes pruebas.
materiales i el tiempo que habernos menester. Todo lo contrario. Era un
espíritu que veía
"El regreso del cementerio lii.-o gran contraste
siempre claro i que vertía sus
opiniones con

con la ida. Volvimos mustios, cabizbajos i pen trasparente i aun arrogante diafanidad.
sativos. A la ida habíamos recorrido a
Iquique Habíalo ya hecho al comenzar la campaña

como quien recorre una de nuestras ciudades de respecto del mando del ejército, después de Pi

Chile; ahora recordábamos que Iquique era una


sagua, escojiendo para ello estos francos térmi
ciudad peruana, la llave de un
emporio de rique nos:

zas, que el sacrificio de Prat nos la había con "Del ejército de tierra le diré a usted con toda

quistado i que cualquiera que fueran las mani franqueza, que tengo mucha confianza en él, ¡
festaciones que Chile agradecido hiciera a su
por consiguiente en el triunfo, pero que desgra

memoria, no sería nada al lado de su mereci ciadamente la dirección es


pésima i que si no

miento i de su
gloria.,, experimentamos un revés serio, es
porque la
providencia de Dios hace causa eomiiu con noso-

XIX.
„Se habla mui en voz alta de falta de armonía

A fin de comprender en toda su extensión la entre los jefes; de [danés disparatados, de expe

jenerosidad de alma del malogrado diciones desgraciadas, de desórdenes, de


mozo a
cuyo falta
apartado I entristecido hogar hemos ido pedir de cabeza, i todo por andar
a con
contemplaciones
¡os testimonios auténticos de estas confidencias, i paños tibios, i no retirar de una
plumada la
debemos completar su
franqueza con la nuestra, causa de tanto desacierto i contratiempo. Estas
porque, sin decirlo, él había partido siempre su faltas que se han ido amontonando, como la mis
escaso sueldo con los suyos, i aun
dejado la ma basura, es la mejor explicación de laprolojí-
LBUM
^
_ ^
gación de la campaña en la provincia de Tarapa | 11
La indignación i asombro en la escuadra
pot
i esta extraña conducta, reconocía límites i
cá, de los sacrificios de sangre, dinero i
tiempo no

nos cuesta I del que todavía tiene que cos cada cual prometía cumplir
se las exíjencias con
que

tamos, esto es, contando con el éxito final.,, del patriotismo humillado i encadenado, delatan-
todo más menos no se do a la
opinión pública a los incapaces e indig
;I por ventura eso o

de representar la patria.
ha cumplido por aquella falta de cabeza que el
nos a

Nos ha dado rabia i


intelijente marino señalaba al comenzar?
"
vergüenza convencernos
de que haya hombres en Chile que sean
capaces
de traicionar sus intereses i de mentir la fas
XX. a

do la nación asegurando que el ministro Chris-

Pero cuando el sereno I valeroso oficial chile tíanrv había ¡do a


Santiago como caballeril par-

no levantó el diapasón de su crítica i aún el de ticular, ¡ aquí ese mismo señor llega asegurando
cólera hasta de vedado lo contrarío, que casi ha¡ negociaciones Í que
su cerca
algo que es a <■:

todo espíritu entero i bien templado, hasta el


conato moral de la rebelión, fueron en aquellos nados a concluir la paz en Arica, con los que
días de buen gobierno bien nombrar.
eterna vergüenza cuando lo.s peruanos nuestro tenga a

nos echaban a
pique nuestros buques con traído- Esto lo sabíamos nosotros el 14 por la mañana.

res
torpedos, i cuando, en vez de castigar la es decir, antes que el señor ministro mintiera
miserablemente cu
pleno parlamento.
se
pedía consejo a la pusilanimidad de la Mone "Como corroboración de lo que dejo dicho,
da, que a escondidas negociaba a esas horas con esta mañana (2 de octubre) partió para Arica el
'

el enemigo, mismo aleve que Chalaco llevando a su bordo a los comisionados


con ese
enemigo
nos
apellidaba "salteadores,,, solicitando amparo

ajeno para malbaratar el de los heroicos "Dicho buque convoyado


precio va
por un
turjii;
sacrificios del pueblo chileno en armas, americano. Hasta aquí llega el interés de Mr.
)... Lo más natural habría sido,— exclama con Christiancy por economizarle a los peruanos
este motivo el indignado inicial chileno, testigo
presencial de todas aquellas ajenas I supremas "Como el Chalaco debía ser reconocido a la

cobardías, —

que en esa misma noche (la del hun partida por uno de los ayudantes del estado ma

dimiento de la Covadouga, i así pensaron i lo


pi yor, el citado ministro consiguió con el almirante
dieron entonces muchos que no son marinos ni que no se
practicara esa visita, diciendo que él
soldados en
Chile) i sobre calen tito hubiéramos salía de garantía í que iba exclusivamente a

bombardeado i quemado a medio Callao; pero está cumplir una misión de paz. Allá veremos o'w.

escrito que esto no harían jamás los que dicen no corresponde el enemigo a esta nueva condescen-
tener orden del gobierno bombardear, ciencia! ¡Quién sabe le ahora su
para para i
a
quién toca

repeler un
ataque, para castigar una alevosía, I
sin embargo tienen derecho para suspender hos Hastaaquí, aunque ajeno profe a su carrera

tilidades, para declararnos en el hecho en armis sional i al deber del combatiente armado, que b
ticio Í para poner dificultades aconsejar que el
o Constitución Política de la declara
República
comandante Lynch no cumpliese con su comi- »no deliberante", no había nada digno de censu

ra sino de aplauso en los desahogos del vehe-

A
DE LA GLOi IA DE CHILE 153

mente patriota "Va nuestras


llegaban a paso de carga
contra un gobierno inepto, por tropas
que trasmitíalos en secreto a su padre. Pero en al sitio objeto i mira de los fuegos de los buques,
esa misma epístola agregaba este párrafo, que cuando el teniente Rodríguez recibió la orden de

aunque valiente, era en el fondo subversivo: no


disparar un solo proyectil más, puesto que el
11 A la verdad ha habido calma, enemigo, aterrorizado, abandonaba el campo al
que si esta vez

confiando en
que se hará justicia, me
parece que empuje incontrastable de las bayonetas chilenas,
para la próxima tendremos nosotros que hacér "Obedeció Rodríguez, i al efecto dispuso que
nosla. La disyuntiva es
por desgracia dolorosa, se
descargase sobre el mar la bala con
que ya

pero también es necesaria, el cañón estalla preparado, pues al extraerla de


» Un cambio en la cabeza se hace cada día más la pieza que la contenía, a más de ser operación
necesario; si el país no lo cree, si el gobierno no
engorrosa, pudiera dar ocasión a un serio desas
lo acepta, no vayan mañana a tener que arrepen tre, siendo, como era, de retrocarga el cañón, i
tirse mui de veras
por no haber dado satisfacción el proyectil de los de celosísima espoleta de
i hecho justicia á nuestras quejas.»
"
Preparábase la jente que servía el cañón a

XXI. cumplir lo ordenado por el teniente Rodrigue/,


cuando recibe éste el imperioso mandato de ex

De la desairada 0 ¡/igeins pasó poco más traer el proyectil,


tarde el teniente Rodríguez a la nave almiranta, "Sin hacer la menor reflexión como fiel i su

i esto fué para morir. Todos recordarán que el miso cumplidor de su deber, aunque previendo
-entusiasta i valiente teniente Rodríguez,,, según la catástrofe próxima a sobrevenir, ordenó Ro
las palabras de su austero almirante, batióse con
dríguez a uno de sus marineros que sacase la

señalada bravura al mando de una ametrallado bala, con todo tino i cuidado, del interior de la
ra, cañoneando desde el mar el morro de Cho pieza que la encerraba.
rrillos el día de la batalla de este nombre, librada 'Apenas el marinero la tuvo sobre sus robus

el 13 de enero de 1881; i pocos habrán olvidado tos brazos, notó que la espoleta se comenzaba a

que dos días mas tarde, cuando se


apagaban ya inflamar rápidamente.
los fuegos de una
segunda victoria en .Mirado —

¡Mi teniente, exclamó aterrado, la bala está

res, estalló casualmente una bomba del Illanco ardiendo!

la boca del cañón, al mar! mientras


dejando a nueve marine ¡Arrójala gritó Rodríguez,

en

ros i al teniente i de al cañón hacía señas de que


Rodríguez, que había mandado sereno pie junto
durante el combate la pieza de proa, fuera de se
precaviesen a todos los que de cerca le servían,

"No bien el marinero había dado un


paso,
cuando la más estruendosa de las detonaciones
XXII.
poblaba el aire de humo i desgarradores lamen

He aquí como en una de sus


biografías (por tos, i la cubierta de cadáveres i heridos horrible

que el teniente Rodríguez las ha tenido como el mente mutilados.

capitán Prat) cuéntase suceso tan glorioso como ■'El proyectil había hecho explosión, causando

deplorable ocurrido en los momentos en que la destrozos que la pluma se resiste a describir.
victoria batía sus alas sobre el campo i el mar "El denodado teniente Rodríguez palpitaba
de Miraflores; sobre un charco formado por su
propia sangre.
EL ÁLBUM

■'Junto a la masa cerebral habíansele incrus

tado cuatro o seis cascos de granada que le oca XXIV.


sionaron no solo supremos dolores, sino, lo que
es más triste i lastimoso, el desconcierto com Prolijos Í aun minuciosos hemos sido sin duda

de la armonía de razón. en el examen, desarrollo i documentación de


pleto su

" Poseído de la fiebre, de la locura i de las más esta vida que a muchos habrá parecido oscura i

desesperantes angustias, pasó Rodríguez cinco sin la suficiente justificación moral para presen
días el lecho de tarla entre las más altas figuras de la
postrado en su camarote. guerra,
"Cuando merced al de sufrimientos siendo como fué quien nos ha arrancado
rigor sus estos

le volvía el extraviado juicio, todo su anhelo i recuerdos un mozo casi oscuro, pobrísimo i hu
afán consistía en informarse del éxito de la ba milde; pero dado nuestro propósito no sólo de
talla i de la suerte que hubieran corrido sus com
perpetuar hechos dignos de guarda perdurable,
pañeros i amigos. s¡nó el mucho más necesitado de estampar en la
, Por fin, al amanecer del día 20 de enero, el historia aquellas virtudes que más vivos reflejos
teniente Rodríguez fallecía a bordo del Blanco arrojan sobre la humanidad i sobre la juventud
Encalada, con el nombre de la Patria en los que es su vanguardia, no nos
parece que, como

deslallecidos labios, el espíritu fijo en Dios i el en el caso del capitán Prat, habrá de atribuirse a

corazón en el lejano i querido hogar, donde demasía lo que de los hechos i pensamientos de

dejaba padre un anciano i una madre amante este joven héroe muerto a los 28 años hemos
í desesperada.,, {ij recordado.

El imitador había sido digno del modelo; i en

XXIII. i de alto concepto,


comprobación remate tan

séauos lícito reproducir a la conclusión de esta


"La pérdida del teniente don Avelino Rodrí
pajina postrera el testamento que el jeneroso
guez fué muí sentida por todos sus
compañeros.
mancebo legara a los suyos i a su
patria, cuando

agrega por su
parte un escritor nacional, que
en la víspera del asalto de Arica, que debió tener
le viera morir, —
tanto por lo inesperado de su

lugar el 4 de octubre de 18/9, .dejó constancia


muerte, cuanto porque el joven teniente era una

de su fe, de su
patriotismo, de su grandeza de
brillante muestra de esa nueva jeneraclón de
alma de patriota i de cristiano en el documento
oficiales de marina que cultivan con amor e inte-

lijencia lo.s diliciles i complicados ramos de su


siguiente, extraído de un humilde legajo, tesoro

noble carrera.
Rodrigue/ descollaba por su rica inapreciable de familia, que así dice;
intelijencia. por su
aplicación al estudio i por su

afable i bondadoso carácter, prenda esta última xxv.


de tan primordial importancia entre personas

llamadas a vivir constantemente en familia i


"En el mar,
(frente a
Anca), octubre j de

iSjq, a las y de la noche. —


Declaro en este
para las cuales cada buque convierte ...
se en un

verdadero hogar.u (2)


acto solemne, que creo en Dios uno i trino, que
amo ni /■arablemente mi
e a
patria, que tenge
conciencia de la justicia de su buena causa, por
(1) M. del Campo.—El teniente de la Armada de la Re-
publica A. Rodrigue.— \'iy 21 (í&So). la cual ella se encuentra actualmente en guerra
(2) Eloi Caviedes.— Corresponsal del Mercurio, I con el Perú* i Bolivia, que confío en el buen éxito
DE LA GLOR LA DE CHLLE 155

de la contienda, feliz i orgulloso cincuenta i


que me creo con nueve
pesos setenta i tantos centavos,
derramar mi sana-re
por asegurar su autonomía cantidad que recibí en
Europa como adelanto a

de nación, que le deseo el mas brillante porvenir, mis sueldos, para compra de uniforme i varios

que tengo confianza en su destino, pues espero


que Dios ha de concederle a sus
hijos todas las "De dicha cantidad he amortizado ciento vein
grandes cualidades que enaltecen a los buenos ciu tiséis pesos desde el i."de
mayo hasta el pre
dadanos i hacen felices a los pueblos. sente. A más el debe el de
gobierno me monto

"Declaro, con la mano


puesta en el corazón, la cantidad que la solicitud qui
en
presenté con

que durante toda mi vida le he profesado el más mis compañeros Santa Cruz i Herrera debe
solícito Í abnegado cariño a m¡ familia, i que mi abonarnos por mayor gasto de embarque en

¡'unco afán ¡
empeñado anhelo ha sido contribuir marina De buenas
extranjera. suerte que con

a su bienestar i felicidad, el pre


razones, creo
que mi deuda al fisco, en

"A mi amigo Tomás 2." Pérez (muerto más sente, no excede de doscientos veintinueve pe
tarde como él i antes que él), en testimonio de sos; pues no reconozco como deuda más que la
mi más vivo reconocimiento por los mil servicios cantidad de que he hecho mérito anterior-

i atenciones con que durante toda mi vida de


marino distinguió abnegación, je- "Las i la
que existen
me con su su cuentas resumen en te

nerosidad, su desinterés ¡ su bien templado cora sorería de Valparaíso adolecen de un


gran error

zón, dejóle como recuerdo de mi gratitud, el Í por eso lo digo, con la mano
puesta en la con

puñal que llevaré a mi cintura en el momento ciencia, que mi deuda no era más que la ya

de mi muerte. referida cantidad.


"Habiéndome despedido ya de mi familia, "Por fin, lleno de fe i esperanza en la miseri-

amigos i compañeros, declaro con siceridad que c relia divina, me


despido tle mis queridos padres
110 ¡ne
reprocho do haber hecho mal a nadie, pues i hermanos, los abrazo con toda la ternura de mi

siempre la regla de conducta de toda mi vida corazón i les deseo conformidad / resiguen ion
fué tratar de ser un buen hijo, un buen amigo. por los impla-, ¡idos fallos do! l;!eruo.

un buen compañero i un i/ro/eusivo prójimo. De "Si la patria ha exijido mi vida es porque ella
todos modos, pido mil perdones por los dichos era necesaria para hacer respetar su
integridad
o hechos con
que hubiere inferido agravio o
per- i soberanía. Repito una vez más, que me consi

dero muifeliz i orgulloso con ese pequeño sacrifi


"Dejo en primer lugar a mis ancianos i queri cio, i que confío en
que la patria ha de ser bas
dos padres, mi recuerdo i la evocación de mi tante magnánima i jenerosa para apresurarse a

último suspiro. subvenir a sus


apremiantes necesidades.

"Dejóles todo cuanto me pertenece en ropa, "Muero creyendo en Dios e invocando su nom

libros u otros objetos para que con su venta se bre i el tle nuestra querida patria
atienda al pago de la cuenta que le adeudo alji -,
■■

Avklino RüiiKÍoei-:/. Goxzállz.m


"Lego a la futura Escuela Naval el curso de

torpedos i de estudios que se cursa a bordo de


xxvi.
la fragata-escuela Flora Í de la Escuela Naval
de Brest (Francia). En la espesura del bosque, rodeado de cor

» Debo al gobierno la cantidad de cuatrocientos pulentos robles i de mástiles de alta talla, había
EL ÁLBUM

caído así, legando ejemplos de virtud, de valor, i par aquí nuestra creencia de que si el
teniente
ríe consagración a la
patria, a Dios i a la familia Rodríguez no alcanzó, como Prat ni como Thom
el joven adalid que vivió apenas lo suficiente son, a consumar
dignas de la
proezas inmortal!.
para servir de modelo a los que, en su
preclara dad, de seguro de la misma estructura física
era

siguen hoi desde la infancia i moral de esos i otros héroes


carrera, sus
pasos. dignos de impere
I por esto, al recorrer sus hechos tan prematu cedera fama i de perdurable ejemplo.
ramente
interrumpidos por el hacha de un desti Era de la madera verdadera de los héroes ver

no adverso, no hemos podido menos de estam 'a i le /-o.-.


il
DE LA GLORIA DE CHILE

DON CARLOS SILVA RENARD

TENIENTE-CORONEL, 2.° JEFE DEL REJIMÍENTO TALCA

I.

\ acontecido en la presente güe Pero < ; brillar mozos que


ra, un hecho por demás singular, su vida los
iero
que la misma guerra explica. otros, había adquirido la precedencia en el sa

Aludimos al sacrificio crificio el jeneroso oficial cuya vida vamos a

de los segundos jefes de los


Tejimiento: pajina i
qu, ;
ojos la

evidencia el peligro inminente adicto a luz, después de lavictori a la edad

to, a su responsabilidad i a su honor, no cumplida de veinte i :

De esta suerte, en las batallas de S; ,


Juan, de teniente-coronel en : liforme de batalla.
de Chorrillos i Miradores, que fueron
combate en la planicie de Lima, cayó el primero III.
de todos, Nicolás Jiménez Vargas, segundo jete
del rejimiento Chillan, i en
pos de este bravo El comandante Silva Renard vino al mundo

soldado, el bizarro Belisario Zañartu, segundo en la movible tienda del soldado, cuando su
pa

jefe del rejimíento Chacabuco, I más adelante dre, que organizó i mandó una media docena de

Avelino Villagrán, mayor del rejimiento Colcha batallones, se hallaba accidentalmente en Penco

gua, i el mayor del Buín don José Evanjellsta Viejo (buena cuna
para nacer
soldado) durante

I todavía más la llanura que el verano de 1853. A los doce años entró,
Vallejos. abajo, en como

circunda a Lima, mientras eran derribados por el hijo de militar, a la Academia (noviembre 17 de

plomo i casi a un
tiempo Marcial Pinto Agüero [865), i a los diezisiete fué nombrado subtenien

i Luis Larraín Alcalde, del 4.° de línea, el de de 1870.


segundo i tercero jefes te 12 enero

del Cuando, la noche del de de


rejimiento Coquimbo, sucumbía heroicamen en 1 2 enero 1 88 1 ,

te al pie de una trinchera el denodado Rafael el comandante Silva Renard marchaba "lleno de

Zorra indo, segundo jefe riel Atacama, i al misino esperanzas i de alegría,,, cifradas aquéllas en la

tiempo el bravo entre los bravos Dardignac, conducta i en la gloria de su


rejimiento, celebra

mayor del Caupolicán. ba, por consiguiente, el undécimo aniversario de


su vida de soldado bajo las armas.
EL ÁLBUM ^
Sería ese, empero, el último de su heroica i isla Silva Renard, reconocida i bautizada por
brevísima carrera, la Chacabuco en su última exploración austral
(1877-78), no solo era una
galantería de cama-
IV. radas: era un tributo a su mérito como hombre
de estudio i como colaborador,
A los pocos meses de su
incorporación al 4.1
En su calidad de oficial embarcado
de línea, fué trasladado el subteniente Silva Re hallóse
también el comandante Silva Renard a bordo
nard al batallón de Artillería de Marina, un
de la corbeta Esmeralda, cuando ocurrió el te
cuerpo doblemente anfibio, porque sirve en tie
rrible naufrajio de este
buque, estando el
rra Í en el mar, i porque, siendo compuesto de capitán
Prat a su bordo i a su mando, el 24 de mayo de
tropa de Infantería, lleva consigo cañones, lo que
la vista parece, si [875. Solía decir el comandante Silva Renard
a
simple no un absurdo, una

anomalía. que ni aun Tarapacá, que fué un deshecho tem

poral deplomo, causó en su ánimo impresión


En ese
cuerpo hizo el comandante Silva Re
más honda que aquel horrible siniestro,
nard su carrera hasta capitán, i con señalado

Como
VI.
su
padre, el joven Silva Renard era un

oficial sumamente estudioso, rijtdo i circunspecto. Cuando estalló la guerra, Silva Renard era
En la anotación de sus exámenes escolares re
teniente; pero después de haber guarnecido con
sultan en abundancia los votos de distinción; su
compañía el Toco, Tocopilla i Ouillagen, fué
pero ni esto ni las vacaciones veraniegas fueron ascendido En
a
capitán. este puesto entró en

Tarapacá al fuego uno de los primeros, i fué


padre le hacía estudiar lado
a su o con profeso uno de los primeros en caer. Referíanos él mis
res
que contrataba en los lugares de recreo a
que mo que al desplegar su
tropa en
guerrilla sobre
la loma de la fatal quebrada, un soldado recluta
cibir lecciones de física del erudito Dolí
profesor no
podía arreglar el alza de su rifle, I al inclinar
en
Valparaíso durante el feriado de 1866-67, se él, poniendo una rodilla en tierra, para ense

ñarle a
disparar, le vino la bala que le atravesó
v.
el cuello ¡ le dejó por muerto en el campo de
Debió el comandante Renard a este método batalla. Pudo, sin embargo, bajar a la aguada; i

espartano de educación militar, tanto como a cuando el ejército se retiró, dos nobles soldados,
sus cualidades personales, el privilejio de ocupar cuyos nombres, por fieles, ha conservado la his
posiciones distinguidas, aun siendo subalterno. toria, le custodiaron en un rancho, prefiriendo
Cuando tenía un solo galón en la manga de sti caer prisioneros antes que abandonarlo al furor
casaca, desempeñó interinamente la gobernatura de los peruanos. Ambos eran cabos de su com

de Magallanes, puesto que se confiaba por lo pañía, í uno de ellos, que había sido teniente de
común a
capitanes experimentados de marina. ejército, se llamaba Plata. El nombre del otro

La estimación de sus
compañeros científicos de en este momento se nos
escapa.
exploraciones i servicios quedó también consa

grada en
aquellos parajes por la fijación de su VIL
nombre en un descubrimiento jeográfico. La Se ha dicho jeneralmente que el capitán Silva
DE LA GL01 'A DE CHLLE 139

Renard, a
ejemplo de su
padre, que fué un ins sus banderas, su
organizador militar expresó sus
tructor inflexible, era excesivamente rigoroso caballerescos i patrióticos sentimientos en el
con los soldados, i que éstos, por semejante cau
siguiente ¡oneroso brindis de muerte o de victo
sa, no le querían bien de ordinario. Pero el case ria que hora él supo
en su
cumplir.
de afectuosa Í fidelidad de que deja Esta de guerreros de la industria
abnegada ■'...
falanje
mos constancia, contradice o
explica aquella ayer, hoi soldados del deber i mañana... ¿maña-
condición de su índole i conducta, porque lo que
el soldado chileno aborrece no es el castigo: lo "El batallón Talca marchará en breve al tea

que aborrece i detesta hasta el odio, la insubor- tro de la guerra, i marchará, señores, con la de
cisión i entusiasmo propios de los hijos de esta

noble provincia.
VIII. "El batallón Talca se
dirijirá al campo de

operaciones, halagado con la sola idea de ser

Bien debía conocer las sobresalientes prendas digno compañero del intrépido Atacama. La

militares del joven capitán, tan milagrosamente re. íl i /ación de esta idea es toda su
aspiración,
devuelto al servicio i a su tierna kimilLi, despules sublime aspiración que es la más pura aureola
de Tarapacá, su
antiguo jefe, el bravo coman
que guiará a nuestro batallón a la victoria,

dante don Silvestre Urízar Garfias, oficial de 'Señores i compañeros: os invito a que me

insigne mérito, que tan alto dejara su nombre acompañéis a beber por que el batallón Talca
en las cumbres de Chorrillos, donde se batió con sea
digno de la provincia que lo envía. 1

notorio heroísmo como se batió su


rejimiento.
De suerte que apenas fué el último jeie encar
x.
gado organizar el batallón Talca i en seguida
de
de elevarlo a
rejimiento, solicitó la cooperación Organizado i disciplinado el rejimiento Talca
del capitán Silva Renard, que para aquel servi con admirable celeridad, el comandante Silva

cio fué promovido a sarjento mayor de ejercito Renard hizo la campaña de intermedios desde
i en
seguida a teniente coronel de guardias Chimbóte hasta Paita con el entonces coronel

nacionales, el 8 de marzo i 15 de setiembre de Lynch, e ¡nc operándose en


seguida briga
a su

1880. da, marchó por tierra, no sin pesadas fatigas,


IX. desde Pisco a Lurín, i de allí, en la noche de su

"undécimo aniversario de soldadon, él


según
En una visita hecha al autor por el joven con- mismo recordábalo en su
postrera carta de fa

valesciente de Tarapacá en los últimos días de milia, —


a Chorrillos.

1879, mostrábase éste un tanto descorazonado Se ha contado por alguien que antes de par
tir de Talca, el banquete de adioses ya
por las vicisitudes de su carrera; pero una vez en recor

llamado, mediante la designación de un antiguo dado, el comandante Silva Renard había levan
i camarada, al puesto del honor, sintió tado la copa haciendo votos por que el cuerpo
amigo
convalescer su alma varonil junto con su erguido que iba a
representar en la guerra a
aquella pa
de despedida que el triótica i animosa provincia rivalizara, si
cuerpo, i en un banquete era
po
de Talca ofreció el 4 de abril de 1 880 al sible, en gloria con el "lejendario Atacaman.
pueblo
valeroso rejimiento que tanto había de ilustrar [ si tal hizo, el Dios de las batallas escuchó
EL ÁLBUM

sus votos, porque el Atacama i el Talca entra "Lo único que me


preocupa es, como telo
ron al combate en una sola línea, combatiendo decía en m¡ anterior, la suerte que pudiera correr
tan denodadamente el uno
junto al otro, que mi pobre Enriqueta si llegara a
quedar viuda;
hubo ocasiones en
que el rejimiento del norte me anima la confianza de
pero que tú harás lo
abrió paso al talquino para cargar sobre las trin que puedas a fin de
que siga percibiendo, si no
cheras enemigas i darse el noble placer de vic es posible la asignación en la actualidad
que
torearlo en el campo de batalla. tiene, al menos una cantidad que no
baje de 50
a 60 pesos. „

XI. He allí lo que es el noble, el austero soldado


chileno! Va gustoso a morir por su
patria, i en

No tuvo, empero, la dicha de oír aquellos tonces su única, su


postrera i magnánima preo
aplausos de sublime fraternidad en el combate. cupación es su
pobre hogar que deja desvalido,
el segundo jefe del Talca, como en Ta I en
semejante
porque, amarga emerjencia, se contenta

rapacá, recibió proyectil el muslo derecho pedir la patria, por cuyo bien Í cuya
un en con a
gloria
en los primeros minutos del mortífero encuentro. acepta el último sacrificio de los seres, no una
Su última carta, escrita en la noche misma de pensión que los favorecidos de la política o de la
la partida a la batalla campal, i la luz del últi intriga desdeñarían
a como
agria migaja de pan,
mo
logón del vivac que iba a en el Lo que ellos piden
apagarse es esa
migaja desdeñada,
dormido campamento, no traicionaba ninguna I ¡ai! en cuántas ocasiones sus tiernos hijos, sus
egoísta ansiedad, ningún presentimiento doloro desvalidas viudas, madres
sus
octojenarias no la
so. "Te escribo esta carta, —
decía a su hermano

Ricardo, que ha sabido guardar el culto de su


XII.
afecto fraternal, i desde el campamento de Lu

rín el 12 de enero de 1881, —


te escribo en medio Una lijera nube pasó, sin embargo, por el bi
de los preparativos de la marcha, pues en tres zarro
segundo jefe dei rejimiento Talca al cerrar

horas más, nos movemos busca del


en
enemigo su última epístola del corazón; i aquella está
que está, según dicen, bien atrincherado i para contenida en una final referencia, en forma de
petado en los cerros
que hai al sur de Chorrillos.
postdata, al autor de estas
consagraciones; la
Nuestros soldados conocen bien lo que signifi cual con cierto humor i preocupado asi
jocoso
can las trincheras peruanas; así es
que aquella decía: —
"Una coincidencia más para don Benja
circunstancia 110 nos
preocupa gran cosa. Maña mín Vicuña Mackenna. Hoi años
cumplo once
na habrá obtenido nuestro ejército otra victoria
que salí de la Escuela Militar para el ejército-
más, i sobre todas aquellas, decisiva. Si los doce?...n
llegaréa
"Yo, por mi parte, creo que el rejimiento I estaba ya escrito a esa hora en el libro de
Talca, que todos admiran por su bizarra jente, los azares, que suele llamarse de las casualidades,
cumplirá con su deber.
que el infortunado mozo
"Yo marcho contento a esta última jornada,
porque conozco que es necesario que la América
XIII.
se acabe de convencer de la distancia que hai
entre el carácter del chileno i el del
peruano. Por otra de casualidades que son no poco
esas
Sólo así nos habremos dado a
respetar. comunes en la guerra, cúpole al rejimiento Talca
DE LA GL0R1(A DE CHILE 161

marchar aquella noche línea la deber de hermano i el de soldado. Todo ese día
en
paralela con

brigada de artillería del mayor Emilio Gómez, 14 se llevaron yendo i viniendo trenes con par
en la que servía como subteniente el joven Ro lamentarios sin arribar a nada definitivo. En
dolfo Silva Renard, hermano menor del segundo fin, a las 3 P. M. me fuí a Chorrillos resuelto a no

jefe de aquel rejimiento; i según una carta de moverme del lado de Carlos, sino en el caso de

aquél, nunca habíase encontrado más contento que sintiera que principiaba el combate. Lo pri
el último, "conversando casi toda la noche jun mero que hice fué ver al doctor Allende, quién
tos, a medida que avanzábamos, sobre motivos me
dijo que era necesario esperar esa noche

alegres Í felices esperanzas". para decidir si le cortaban la pierna. Esto 110 era

Mas no habíanse cumplido sino poquísimas más que una evasiva, según supe después, porque
horas desde aquel cariñoso diálogo, de la no la herida era mortal, pues la bala había entrado
che, la fraternidad t el desierto, cuando al as
por el muslo yendo a parar al vientre. Con una

cender entre los primeros el rejimiento Talca herida tan grave, tan mal clima ¡ malos cuidados
vitoreado por el Atacama las empinadas lade no
podía librar. En fin, toda esa tarde pasó deli
ras
que tenía a su frente en la cadena que corre rando, i creído yo que esa noche se decidiría si le
del Morro Solar a San Juan, cayó el valeroso cortaban la pierna, rogaba Dios porque esto no
a

caudillo al frente de las filas, como en


Tarapacá, i sucediera. Ai! no me imajinaba nunca que eran
esta vez para no sobrevivir, no obstante su lozano tan pocas las horas de vida que le quedaban!
vigor juvenil, al plomo peruano. La bala, que le Como a las 7 i media P. M. no p adiendo dormir,
hirió en la parte inferior del muslo, describiendo salí de la pieza a buscar un calmante, i no estuve

una
parábola fatal había ido a
depositarse en el cinco minutos fuera cuando a mi vuelta ya era

bajo vientre, donde la muerte por hemorrajia o cadáver. En sus últimos momentos no conocía

peritonitis era inevitable. —


Como a las tres de la a nadie i su muerte fué tan tranquila que yo
tarde i una hora después de conchuda la batalla, no noté su
agonía.
así escribía el hermano artillero al primojéniti; "Evito el manifestarte mi angustia en instantes
de su familia i desde el Callao el 26 de enero tan
supremos, en medio de un
hospital con 3,000
de 1881, contándole la rápida agonía del jefe heridos, teniendo que dominar mi aflicción para
chileno: pensar en colocarlo en una
parte segura i no

"Una vez un
poco Ubre, fuí a ver a Carlos i quedara botado como quedan tanto jefes como

estuve un rato con él, que no estaba tan mal a mi soldados. Yo solo, sin más ayuda que dos sol

juicio, i según loque me


aseguraron los médicos dados i un oficial del Talca, nos
ocupamos de su

que había allí; pero no tenían remedios, pues sepultura, pues todos los demás estaban en sus

habían quedado atrás. Como se esperaba un campamentos, no habiendo en el hospital más

ataque del enemigo, que se había replegado a la que heridos, i los tales ambulantes (pie apenas
reserva que estaba en Míraflores, tuve que de se
preocupan de los heridos, ahora menos de los

jarlo para ¡rme a la batería que se hallaba acam muertos. Al día siguiente 1 5 de enero, me ocupé
Chorrillos. Al día lo traslada la mañana de cajón i de enterrarlo. Es
pada en siguiente en su

ron al hospital, que se instaló en Chorrillos, 1 taba haciendo esto a las 2 P. M., cuando prin
entonces le mandé todo lo que tenía de ropa, i cipió la batalla de Miradores, teniendo que de

yo sin poderme mover para ir a verlo. Oh! Ri jarlo a medio enterrar


para ir a
ocupar mi
cardo! sufrí mucho entonces, luchando entre mi puesto. ,
cierra también los restos de muchos
hijos de
XIV.
esta provincia que, como él, sucumbieron-a la
Sólo una semana mas tarde, fué dable al noble sombra de nuestra bandera.
votos, trasladando los res
mancebo cumplir sus
Cupo al señor Silva Renard una
parte mui
del hermano sacrificado, desde el
tos queridos principal en
organización, en la instrucción i
la
cementerio de Chorrillos al del Callao, donde se
en la disciplina del Rejimiento Talca, i al caer al
cuerpo, tomando
en
hallaba acantonado su parte frente de sus filas, les trasmitió seguramente ese

ul duelo común el rejimiento Talca, la


brigada aliento que hizo Irresistible el de
empuje nues
de artillería Gana i el antiguo rejimiento de tros soldados.
Artillería de Marina, que había sido la escuela i No alcanzó a
gozar de la alegría del triunfo
el jimnasio militar del inmolado jefe. ni pudo recibir la porción que le correspondía
en los laureles adquiridos por el Rejimiento; pe
xv.
ro mientras viva el recuerdo de esa
grandiosa
Entretanto el país, el ejército, el arma de in jornada en la memoria de los chilenos, se recor
de veinte dará siempre el nombre del segundo comandan
fantería hablan perdido en
aquel mozo

acariciada esperanza, recibién te del Talca, unido por lazo glorioso con las
t siete años una

dose por muchos con


lágrimas en los ojos el proezas admirables ejecutadas por las huestes

de guerra que anunciaba su hora pos


telegrama
medio de las bu La patria cubrirá con sus bendiciones las ce
trera i de triste desamparo en

i de todos los pe nizas de uno de sus


guerreros mas arrogantes,
lliciosas alegrias esponsiones
tle la victoria. que desapareció víctima del plomo enemigo en la
chos por la repercusión
El jefe proclamas i el coro
Mor de la juventud, que estaba dotado de exi
jeneral en en sus

mias cualidades para la carrera de las armas i


nel Urízar en su orden del día daban entretan

poseía en el mas alto grado prenda


esa
segura
to el [lósameaquella pérdida prematura a
de
de arrojo i abnegación, el fuego sagrado del pa-
todo el ejército, al paso que el jefe de la pro

vincia a que pertenecía el cuerpo que había con


a fines de enero de 1881 llegó" a Talca la fatal noticia. Con
ducido personalmente a la victoria enviaba a su
este motivo un diario de aquella ciudad publicó las siguientes
interesante viuda, la siguiente nota de
joven e

condolencia, que era solo una


pajina postuma de iEl sábado ultimo llegó a ésta la señora Enriqueta Saldí
i de afecto.
var v. de Silva Renard; venia de Valparaíso en viaje ala
justicia baños de Chillan. En la noche de ese día, una comisionóle

señoras, de las más reciclables de nuestra sociedad, estuvo

XVI. a ver a la distinguida señora, con el objeto de darle el pesa-


me
por la sensible pérdida de su esposo, el señor Carlos
Señora Enriqueta Saldivar- viuda de Silva Renard,
Silva Renard, segundo jefe del -Talca", muerlo gloriosa
(Barros tic Chillar.), (l)
mente en la batalla de Chorrillos.
"La señora viuda mostró altamente reconocida a esa
Talca, febrero £ de 1SS1, se

hecha en
honrosa manifestación de aprecio i condolencia,
señora: nombre de todas las señoras talquinas.
Apreciada
"Al día siguiente partió dicha señora a ¡os baños de Chi
La honrosa tumba que el malogrado esposo llan."
I allí fué objeto de mayores demostraciones de simpatía,
de Ud. encontró en los campos de Chorrillos en-
la vicien!
porque tildan las fie-Mas r.iranui /tulas para celebrar

(i) La señora Saldivar de Silva Renard, se hallaba de fueron suspendidas i las sumas destinadas a ese objeto fueron
viaje a los Luí ños ile Cliilliln, l"ir i»üti%us de salud, cumule puestas de- lie ai lame 11 te en sus manos.
DE LA GLOI •A DE CHILE iOj

triotismo. I Talca, señora, acompañará a esas


XVII.
bendiciones su eterna
gratitud.
Tal fué el corto pero honroso camino recorri
A pesar de los días que de propósito he de
do por el ¡oven soldado, hijo de soldado, que
jado trascurrir para cumplir con el penoso deber
enseñó a sus secuaces a vencer, acaudillándolos
de enviar a Ud. una
palabra de conformidad i
de frente en el campo preparado para la ma
de consuelo, reconozco que las emociones que
tanza.
aun me dominan no me permiten hallar esas pa
Era el comandante Silva Renard en la hora
labras. Por lo cual, ruego a, Ud. señora, me dis

medio de la desgracia que aciaga en


que le cupo sucumbir un mozo alto i
pense que en aflije a

de compartido, en
cuyo rostro la dulzura del sem
Ud. me limite a manifestarle que el pueblo
blante i de su trato social hacía visible contraste
Talca se asocia a su dolor i mui especialmente
con la arrogante marcialidad de su talante. Mos
su afectísimo i seguro servidor
trábase un
mancebo, erguido I bien proporciona
José Ignacio Yli.oara. (i) do, de hermosísima cabeza, la cara oval, los ojos

(i) Ai t!ouc.reSi.i Nacional presentóse alio i ni cello después grandes, entre pardos I azules, la tez blanca, la
elslgalonte honroso ¡nfinn-.e en el que apaléela doblada la bios sombreados por un denso bigote castaño, el
petición de aquel la riic-qniiia pensión Je ju pe'sos que para pelo tirando rizado, magnífico tipo de

a un
el abnegado comandante fue el máximum de sus tiernas as
criollo a me ricino en toda su
piraciones en la víspera del combate i de la muerte: persona.
El comandante Silva Renard, era, en efecto.
"Honorable (_' limara de Diputados-
hijo del conocido coronel don José María Silva
Vuestra comisión de guerra ha tomado en consideración
la solicitcó que hace la señor;: eloña l-'.nrl píela xdiüvar via Chávez, de pura estirpe chilena, i de la señora
da del teniente eoror.el don (.'.irlos Silva Renard, riinci'o a
Amelia Renard, hija del distinguido, i en un
consecuencia de dos heridas recibidas en la batalla de Cho
tiempo opulento comerciante francés, don Car
rrillos. Pide la solicitante que el Congreso, en atención a

slderai Iones cipccij'.ci, la ríe S = pesos los Renard. De la conjunción de esas dos razas
i 011 a uní culo
pensión
mensuales que le corresponde según la lei de üj de dicieui- había nacido naturaleza ¡ la
aquella tranquila a

La comisión cree, que salvo casos especiales, desde que


vez
impetuosa, que el ciego metal de las batallas

el Congreso ha provisto por una lei jeneral a las necesidades tronchó en el albor de una vida henchida de es

de los asignatarios de los servidores ele la ¡ón mn;rtos


peranzas. Carlos Silva Renurel
nat en
era el más joven
la guerra última, no debería entrar a modificar esas disposi
de nuestros tenientes coroneles, segundos jefes
ciones. Pero la misma lei en su articulo ib estableció una

excepción a las disposiciones jenerales que constana, acor


dando la pensión señalada para los coroneles a los asi._i-.atn-
tios de los tenientes coroneles Ramírez, Marchant, Sania
xvm.
Cruz, Souper i Dublé Almeida.
A favor del teniente coronel Silva Renard obran las
Teníasele en el ejército, al tiempo de morir.
mismas razones que impulsaron al Congreso a resolver como

lo hizo respecto de los nombrados. El señor Silva Renard


sirvió como ellos al país desde el priiu ipio de la campaña.
encontrándose en las baladas de- Han laaruásco i Tarapacá, Artículo tínico.— Los asignatarios forzosos del teniente
en la cual fué herido; i posteriormente, restablecido ya, en coronel don ( atrios Silva Renard, eo/aran de la pensión que
la de Chorrillos, en la cual re( ibió erave-. Iieridas al trente i
la lei de 2 2 de diciembre de i.SS i concede a los asignatarios
del rejimiento Tali a ciie tan brillante parte tomó en esta forzosos de tm coronel efectivo i las
con
arreglo a
disposi
acción. A consecuencia de estas heridas falleció al día si ciones de la misma lei.

guiente de la batalla mencionada. Sala de la comisión, julio 21 de iSSa. —


Cornelia SaarcJro
En mérito de estas consideraciones os proponemos el si Rivera. —
V. Ddvila Larraín. —
Eduardo Malte -M. Oleen-

guiente
164 EL ÁLBUM

por un oficial severo Í hasta rudo en materia de tado supo captarse en todas partes el cariño
i el
disciplina, como lo fuera su
áspero padre, muer respeto. Su carácter era tan suave i admirable
to demasiad" temprano para el ejército, en 18Ó9; como
irreprochable su conducta. Siendo buen

pero fuera del cuartel I tle! servicio, era, como el hijo, leal amigo, esposo amante i padre ejem
último, amado de todos sus nobles partes, plar, no podía menos de ser buen
por por ciudadano
siendo las más señaladas cutre estas, su lealtad, i gran patriota,,. (1)
su
juicio tranquilo i la delicadeza de todo su por La dulce paz de los buenos i la aureola
bri
te de hombre, de soldado i caballero. llante de los bravos que se hacen mártires sea
■'En la vida privada, decía

de él a este res tanto con él i su memoria, para
por ejemplo de
pecto uno de sus biógrafos que escribió sobre su los que todavía hoi perseveran en su
nobilísima
memoria cuando aun no se había enfriado del i no
siempre bien comprendido i menos
que eso

todo su noble cadáver, —


era ti! comandante Silva bien premiado ejercicio!
Renard, antes i después de casado, un
joven
ejemplar que ha llamado la atención de cuantos

lo conocieron. De gallardo talante, de cara sim


(1) Don Eujenio Choutcaei Mercurio del 1; de febrero

pática, modales Irnos i atrácenles, modesto i reca de 188 r.


DON MOISÉS ARCE
(Capitán ayudante del Atacama ¡
^

N&
DE LA GLORIA DE CHILE

DON MOISÉS ARCE

CAPITÁN AYUDANTE DEL REJIMIENTO ATACAMA.

inscribiendo a éstos sus tarjetas con el i

I. de.... "A mis hijos héroes.»


...En otro sentido, nada ha sido m;

|[ODA juventud es ponderación, do que poner a cada cuerpo, sea


rejin
o todo exceso de vida es
po- batallón, simple compañía o destacamento, el
*tencia. I la guerra, acelerando la obligado apéndice de "heroico,!. Aun el más

¡talidad de los seres i de los pue humilde sobreviviente de la Esmeralda cuando

blos, calentando el patriotismo los corazones, es


interrogado sobre su
personalidad. —

"¿Quién
acerando las proezas las el mús tú?»- el ¡ acentuadamente,
junto con
fatigas eres —contesta en acto

culo, hace llegar pronto el ánimo, tanto en el cual el centinela en facción: —


"Héroe de la

ejército que combate como en la muchedumbre Esmeralda.'»

que escucha sus hazañas, a un


período de entu I éstos, a la verdad, no n

siasmo áljido en
que la verdad no se
dcsligttra
pero se exalta como en la fiebre. n.
Por esto, durante los cinco años que próxima
mente durará la guerra (que son los mismos de Entretanto, lo que hai de cierto, es
que los
la independencia desde Yerbas Buenas Maipo)a chilenos esta vez, como en todas las pruebas an

háse creado especie de teriores de vida de pueblo, han cumplido


una
lenguaje especial su su

para contar los hechos i ponderar las acciones de deber, sobrepujando en todas partes a sus ene

los combatientes, ficción natural I casi inevitable. migos por su constancia, su


disciplina bajo las

pero que no resistirá en todos los casos al frío banderas I su bravura en el combate. Pero si
análisis de la crítica. Así, más o menos, todos estos atributos debieran llamarse bajo todas las

los que han peleado han sido "héroes», todos los faces de su
ejercicio ■■heroísmo», resultaría que
combates han sido "titánicos,,, todos los que han no sería dable encontrar excepciones en la falan-

muerto han caído en "la primera, segunda o úl je de los combatientes, usurpando así su nombre
tima trinchera», aun cuando se haya pelearlo en i su
puesto a los que han sabido sobresalir los

campo raso. I a este propósito, señora i madre primeros entre los primeros.
ha habido que con candorosa injenuidad ha ofre Cabe este último puesto como lei común a los
cido un baile social a la llegada de sus hijos, que han muerto por su patria, i por ello este
róó EL ÁLBUM 1
volumen, consagrado exclusivamente a los que IV.
sucumbieron, forma en realidad un libro de he-
Séanos lícito, empero, rememorar, antes
que
Pero aun elejidos de la in
entre estos mismo su heroísmo, su breve vida, pidiendo ello para

mortalidad, destácanse ciertas figuras de adalides prestados los reflejos de su


pobre hogar a su

a los que en la distribución de las justicias postu afectuoso hermano don Leoncio Arce, que reside
mas hemos debido señalar pedestal por separado. en los Anjeles, desempeñando honroso destino.

Así, en la marina, por ejemplo, en pos de Prat


i de Thomson han debido adc intuí •■■ ron ai
V.
luminosas sombras Victorino Contreras i Aveli
Serrano i Ernesto Ri Moisés A. Arce nació el Parral el 15 de
no
Rodríguez, Ignacio en

quelme, la resolución de cada de abril de 1853, siendo sus


padres el señor
porque en uno
Diego
esos
espíritus señalados, palpitaba grado
en mu Arce ¡ la señora Juana Montero.

cho más alto el sentimiento del patriotismo en el "Tenía Moisés once años cuando murió su

deber i de la abnegación en la muerte


que en padre, quedando su viuda con escasos bienes de
sus secuaces o en los otros. I 'lo mismo deberá fortuna. Sin embargo, continuó atendiendo con

afirmarse por la historia respecto del ejército de ellos a la educación de sus


hijos, reservándose
tierra de los tres Martínez i de los dos Vivar, para ella solo lo más absolutamente indispensa
del capitán Flores, de Dardignac, de Luis La ble, a título i a merecimiento de mujer i de
rraín, de Zorraíndo i entre otros nombres escojl- madre chilena.
dos entre los escojidos, de Rafael Torreblanca, "En consecuencia, ¡ por el mes de marzode
el tipo más jenuino, a nuestro
juicio, del héroe 1869 aquella buena señora, después de no
pe
chileno. queños sacrificios. l:n\ ¡ó c. Moisés a
Concepción
para que se
incorporara en el cuarto ano de
m.
humanidades en el liceo de aquella ciudad. No

I aquí es del caso decir que junto a este últi pudiendo acompañarlo, por su mala salud i por
mo sobresalió en las propias filas, i en los mismos no aumentar los gastos del viaje, hubo de resol

choques de las armas, un capitán de guerra hoi verse a dejarlo ir solo.

talvez olvidado por muchos, junto con su humil


de nombre, pero que la augusta verdad se en vi.
carga de suspender a su
lejítimo nivel ¡ en hora
todavía oportuna ante la posteridad. " Pocos días más tarde la solícita madre recibió
Ese héroe, casi anónimo, pero verdadero del
en colejial una carta fechada en el Torneen que
toda la extensión del significado de le de
esa palabra, pedía perdón por un mal paso que acababa
llamábase Moisés A. Arce, era natural del Pa dar. Había entrado de tienda
empleado en una

rral, de oficio minero I telegrafista, el cual sucum alemana de aquel puerto, con el sueldo de quince
bió gloriosamente calidad de comida, i tenía
en
capitán ayudante pesos mensuales, dándosele casa i
del Atacama la batalla campal de Tacna, libra resuelto seguir trabajando
en no volver al aula sino
da el 26 de mayo de 1880, i el de liara vivir por sí mismo i
sa
en acto arre no imponer ningún
batar una bandera boliviana del centro de un crificio a los suyos. Añadía Moisés en su carta

cuerpo que le perseguía. que tenía vocación para el comercio, i que, sien'
DE LA GLORIA DE CHILE 167

do pobre, le dado continuar estudiando, Coronel,


no era a en
Coquimbo, en Caldera, en Copia-
en

menos de comerse el pan de sus hermanos, ['" 1 C bafiarcilln, siempre deseoso de aban
'■;]

"Su madre sufrió mucho con esta noticia ¡ esta donar el empleo i de entregarse a trabajos de
determinación, pero aconsejada por algunas tle otro
jénero. (1)
sus relaciones, convino al fin en dejar a su hijo
ron vertido en comerciante, de la noche a la
IX.
mañana, contra su voluntad,

"En Chañarcillo renunció su


empleo i se hizo

Vil. minero. Trabajó al principio con buena fortuna,

illegó a creer que su mina Fortunata podría


"Residió Moisés en el Tomé poco más de asegurarle su porvenir i el de familia. La
un su
pri
año, siendo querido de sus patrones. Su familia mera venta de metales le produjo dos mil pesos
recibía puntualmente los diez pesos de mesada i con ellos continuó con más empeño el laboreo.
que de su escaso sueldo le reservaba. Pero al Pero los dos mil pesos se
gastaron i el anhelado
cabo de poco tiempo hizo otra colejlalada, aun alcance no vino. Abandonó entonces su Fortu
cuando no era colejial. Fuese al Callao I de nata i tomó a! pirquén labores de anti
ya algunas
ahí a Lima, contratado con una casa comercial guas minas de Chañarcillo. En si
estos trabajos,
que tenía su asiento en el Tomé I sucursales en
tampoco vio realizadas sus
esperanzas de minero,
el Perú. Se le asignaban cincuenta pesos de ganaba, cambio, más de lo necesario
en
algo
sueldo, casa i comida. Temiendo que su madre [iara hacer sus
gastos de hombre decente. En
no le diera permiso, se limitó a escribirle i pe ellos le sorprendió la noticia de la guerra, i,
dirle perdón poco antes de irse a bordo del buque decretada la organización del Atacama, fué el

que debía llevarlo al Callao en derechura.

"Muchacho vivo, intelijente i alegre, la idea (1) A estos- diversos destinos i mudanzas (evoluciones
propias de la movióle electricidad i de sus
obreros) corres
de viajar i de hacerse hombre (según él decía) lo
ponden los sie.iilcir.es datos ofi, ¡ales que sobre los servicios
hacía renunciar al placer de estar cerca de los del leí oí; rutista Arce hemos rccojido la Dirección
en Jeneral
de los telégrafos del Estado:
"Por decreto de ~'A de setiembre de 187; se le nom
"Esto ocurría en los últimos meses de i8;o. bró jefe de la oficina de Cauquenes, pasando a servir la
del Parral en 1." de mayo de 1S73 hasta el 4 de julio del
mismo año en que pasó a
desempeñar la del Tomé. El 5 de
VIII.
enero de 1
H74 fué pro, novillo a la de Coronel hasta el 2 de
enero de 1S75 en
que pasó a servir ln de Coquimbo; en to

"En diciembre de 1871 volvía Moisés del das ellas como


primer empicado. En 13 de enero de 1876
su destino
Perú, sin fortuna i bastante enfermo de tercia permutó por el de segundo empleado de la
oficina de Caldera hasta el 19 de abril del mismo año en
nas. Mantúvose entonces al lado de su madre
que lo permutó por el de segundo empleado de la de
unos cuantos meses; i no
pudlendo entregarse Copia])ó, hasta el 27 de agosto de 1877 en que renunció
mala salud los su
cargo para dedicarse a la industria privada.
por su a
trabajos pesados, pero
i.Dejó enseguida la industria minera a se había de
que
al mismo tiempo no queriendo estar ocioso, su dicado para formar parte del primer batallón Atacama,
madre le sujirió la idea de que aprendiese tele ^También sé que el desgraciado Arce dejó a una madre
i hermana (que residen en el Parral)
grafía, únicos conocimientos que él se
negaba a
en una penosa si-

adquirir. Cedió al fin i se


telegrafista. De
hizo
"Como empleado en nuestra la
empresa se condujo a

telegrafista estuvo en Cauquenes, en el Tomé, altura de la conducta de Vivar.»


,68 EL ÁLBUM

del intendente Matta XII.


primero en solicitar un

filas. Así lo dijo el


puesto cualquiera en sus me

mismo señor Matta en Copiapó en mayo de Moisés Arce se ha enrolado, en efecto, como

tle 1881 cuando fuí a visitar la tumba de mi simple subalterno en el batallón Atacama i en

la víspera de partir de Antofagasta para entrar


"Moisés rehusó, por hacerse soldado e ir a la (al fin!) en el campo de la guerra activa, dice
go
guerra, un
puesto lucrativo en el ferrocarril de zoso a su hermano: "Nuestro batallón ha sido i

Copiapó ¡ otro no menos ventajoso que le ofrecí es considerado


como uno de los
mejores i por
entonces, o más bien, que yo había obtenido consiguiente figurará en la vanguardia-,
para él. I en ese puesto cúpole, en efecto, romper los

primeros cartuchos de la guerra en las colinas

X. amuralladas de Pisagua. "A mí, por desgracia,



escribía el teniente Arce desde el campamento

'Nada diré yo de las prendas personales de mi de Dolores el 13 de noviembre de 1879, —


meto-

hermano, pero Ud. me


permitirá agregar, señor, caron en mi embarcación por remeros unos
pi
que era un carácter, una voluntad de hierro. Per lilos que venían de la Elvira Alvares, que a

sonas de Chañarcillo me referían hace dos años pesar de estar mi bote adelante lo hicieron que

que en muchas ocasiones lué el único trabajador dar atrás para sacarle el cuerpo a la lluvia Je

de su mina. Ordinariamente se iba a ella llevan balas que caía sobre nosotros; pero merced a

do un pan como todo alimento del día i regresa algunas amenazas i planazos, los hice tomar un

ba casi de noche a su
alojamiento. Nunca le desecho i desembarcaren un
punto que aunque
doblegaron las contrariedades. Contraído i estu más corto que el de la playita blanca, donde
dioso, llegó a hacerse por su
propio esfuerzo, al desembarcaron los demás, era un poco peligro

cabo de tres años, un minero ilustrado e intell- so


porque había unas rocas salientes; pero feliz

jente. Su opinión, que no pocos solicitaban, era mente, después de un


poco de susto por la nave

siempre digna de lomarse en cuenta». mi bote fué el llegó la


gación, segundo que a

ribera i yo el tercero
que pisó tierra peruana.....

XI.
"Oficiales ha habido, como Rafael Torreblan
Hemos escuchado hasta este punto las mo ca, que fué el primero en subir a la elevada
destas i verídicas confidencias del hermano so cumbre del cerro
que ocupaba el enemigo, a

bre la vida de habitara


quien pobre, escondido, quien, sin hacerle favor alguno, se le podría lla
pero siempre esforzado, entre los riscos. mar i considerar como bravo entre los bravos"
Escuchemos ahora las revelaciones del héroe Estas últimas frases de admiración i de justi
mismo, notables antes que todo por su
simplici cia estampaba al finalizar su carta íntima el ofi
dad, este sello inmutable de todo heroísmo ver cial atacameño en honor de su nobilísimo com

dadero. Fn todas las guerras i todos los Rafael Torreblanca. I bien;


en sa
pañero de armas

crificios los Epaminondas, los Dessaix i los Muí cuando dos el fal
más tarde ocurría
-
semanas en

ceaux son la regla; los Alcibíades i los Mural deo del cerro de la Encañada el segundo com
son solo la excepción, bate de la guerra, del cual el Atacama salió cu

bierto de en
plomo i de gloria, Torreblanca,
DE LA GLORLA DE CHILE 160

carta también de familia, decía a su vez a uno El contiiijeule de Atacama (páj. 419) la que ha

de sus hermanos: "El héroe de la jornada fué bla, i así dice:


Moisés Arce. Yo llegué demasiado tarde,, "Al día siguiente del combate nos dlrijimos
Sublime modestia en la retaliación de la justicia! con el teniente Arce, Torreblanca i otros a ca

var una
sepultura para nuestros hermanos / 'a-

XIII. ltejos. E/anco i II '¡/son, buscando un


lugar que
más tarde pueda reconocerse para que sean lle

En cuanto a la versión personal del valiente vados esos restos preciosos a Copiapó, pues se

llanero del Maule, lié aquí lo que en honor del ;-riji|-;i indudablemente un mausoleo a los bravos

ejercito decía tres días después de aquella jor que así mueren por la patria, dando glorias a la

nada, silenciando por completo su


propia parti provincia
cipación en el encuentro i en su gloria: " Instábamos tristes: ronlenipl, Íbamos en silen
»E1 19 del corriente tuvo lugar sobre uno cio los rostros pálidos de los que el día anterior

de los cerros más elevados que hai en las cerca 110 más reían alegremente con nosotros, com

nías de este campamento hacia el poniente, una


partiendo las fatigas de la campaña. ¡Pobres
batalla que por el número de combatientes co Hídridos amigos1 Sus venerandos restos no que
mo
por sus resultados ha sido campal. Once mil darán olvidados, porque los presentes juramos
quinientos peruanos i bolivianos i sirte mil más sobre sus cadáveres llevarlos a Copiapó, cual

o menos por nuestra


parte fueron los que había quiera que fuera el que sobreviviera al terminar
el día de la batalla. De siete a ocho mil de los la guerra. Después ese
juramento solemne se

primeros entraron en pelea, los que fueron de hizo extensivo a los que no estaban presentes,

rrotados por dos mil quinientos ele los últimos desempeñando en el momento otras comisiones

en tres horas, quesería lo que duró la batalla. casi por el mismo estilo. Era como el día de di
Mi cuerpo tuvo la suerte, como en
Pisagua, de funtos en el campamento!
ser el primero en la vanguardia. I en
aquel 'Los soldados no tenían barretas. El suelo

punto como en Dolores creo


que ha satisfecho cubierto de durezas o criaderos de salitre, era

ios nobles deseos de la provincia que viene re duro i resistente. Echamos mano de los fusiles

presentando, como asimismo las justas aspira bolivianos, aprovechando las bayonetas triangu
ciones de la patria. lares para horadar las piedras.
"Detalles i pormenores de "Estábamos ocupados delicada i
no
tengo tiempo en esa costosa

darte. Otra vez, si es


que tú me contestas algu operación, cuantío el jeneral en
jefe pasó, nos vio

na de las mías, lo haré,,. i nos dijo, cayéndosele las lágrimas: "Son tan

bravos como humanos! 1

¡Cuan grandiosa concebida así


xiv. escena en su

propia sencillez! ¿I no habrá entre los ya nu

Asistamos ahora a una escena diferente en merosos i valientes pintores nacionales, quien
que Torreblanca i Arce, reunidos al pié de ruda acometa el trasladarla al lienzo, empapando el

melancólico los últimos


sepultura, cumplen todavía, a su manera, el deber conjunto con tenues res

i la aspiración de dos grandes almas fundidas en plandores del crepúsculo?


El famoso cuadro de San Luis enterrando en

Es -una libro titulado las playas africanas a sus


compañeros de
carta publicada en un armas.
EL A LBUM
i-po

conservado en Raltlmore, no tendría mayor be balas se


portarán tan atentas i corteses como

lleza que el de los rudos atácamenos al pié de la hasta ahora lo han observado conmigo, n

Encañada.

XVII.
XV.
Pero no son sólo las balas el peligro de la gue
Volvió entretanto incomprensible,
la inacción rra, i vamos a oír contar al capitán Arce (pues
después de la fácil Í casi milagrosa victoria que tenía ya ese título harto merecido) la escena

había intacto nuestro ejército Í despeda horrible de penurias, de imprevisión i de


dejado agonía
zado i roto el ele los aliados; i cuando un nueve a
que estuvo sometido su
cuerpo, así como toda
año había lucido en la menor edad de la guerra la división Muñoz, en su marcha de P acocha a

daba el antiguo i modesto telegrafista, noticia .\lot|ttegua, a través de los páramos a


cuyos pies
fraternal de su carrera en estas líneas escondidas corre, como dentro de una
sepultura, el río lio,

pero que, como en el caso de Torreblanca, en " Varios casos hubo de locura i de desesperación
lorias partes revelan la inalterable superioridad (escribía el oficial expedicionario de aquella fatal
de su alma: noche, desde Moquegua el 27 de marzo) cau

"Aún so¡ teniente. El ascenso talvez venga sados [ior la sed: llegó la noche, i nadie délos
luego. El galón vacante
por la muerte de Valle- que habían ido a buscar el precioso tesoro, el

jos ha motivado sus


intrigas i miserias tan fre agua, volvía; llegó la hora del silencio, que es la

cuentes en esta carrera donde está avaluado el hora de dormir, pero nadie pudo conciliar el
mérito de los hombres por las presillas, lo que sueño: todo el mundo no pensaba, no hablaba

yo no podré jamás aceptar ni aceptaré.,, ni decía otra cosa


que ¡agua! ¡agua! ¡agua! i

siempre ¡agua!
XVI. "Eran las doce de la noche cuando los primeros
portadores de la vida principiaron a
llegar,
Tenia la carta de que copiamos el pasaje ante "Entonces fué cuando pude contemplar hasta

rior la fecha de Dolores, enero 23 de 1S80; i ; qué extremo llega la desesperación humana ata

abundando los jemirosos sentimientos que cada por la más de las necesidades.
en
grande
acabamos de recordar escribía hermano Todavía oía el campamento que venía
a su
| no se en

tin mes más tarde el capitán atacameño, alegre un soldado travendo unas caramañolas de agua,
otra vez con la perspectiva de nuevas
campañas. cuando toda la división como encanto se po
por
desde a bordo del Lámar, en la bahía de Pisa nía de pié, i al ver
aquellos hombres i en aque

gua, el 24 de febrero: lla actitud, cualquiera que no sufriese con ellos


"Te aseguro que celebro esta partida más de la misma privación hubiera creído que era aque
lo que puedes figurártelo, porque realmente la llo una casa de Orates.

vída de campaña el celemín de pequeneces "Se por cada cuerpo


con
pusieron numerosas guar-
que la rodean es más mortificante i pesada que ! dias a fin de evitar que se arrebatasen el agua,
veinte batallas, pero nada les los culatazos, las ame
importaba
Salgo, pues, a
emprender la tercera batalla, i nazas de las bayonetas, los latigazos; todo eso

i quién sabe cuántas más, lleno de placer Í con era inútil; lo principal era tomar un sorbo.ae
i la confianza de En mi
tento con completa que las agua, que lo demás poco importaba.
DE LA GLORLA DE CHILE 171

cuerpo, mi compañía fué la última a


que le lleva "Felizmente, parece que ya se aproxima tam

ron las caramañolas, i francamente yo estaba ya bién para nosotros una próxima batalla. Va está

desesperado por los lamentos i exclamaciones de internada en Locumba la primera división i las
esta
pobre jente, cuando a las dos de la mañana otras
principian también a levantar sus
campa

llegó por fin el famoso Aguirre, el soldado más mentos para seguir las huellas de la primera, in

activo e
intelijente parala vida de campaña, tra ternándose i siguiendo escalonadas la marcha

yendo todas las caramañolas de la compañía en sobre Tacna por el valle de Locumba. Xtiestra
dos animales que en el valle se había proporcio división, que es la segunda, esta semana dejará
nado, más de de Í caramañola
a un saco uva una a su turno su campamento de Moqucguu para
de exquisito vino, mui a
tiempo para poder sos Internarnos a la vez al valle de Locumba e in
tener una media docena de viejos que tengo en
corporarnos al ejército
resto del fin, para dar por
la compañía, sobre todo uno
que se llama Cáce- la por tanto tiempo esperada batalla campal con

res, que es una reliquia del año 38, i que hasta el único enemigo regularmente organizado que

aquí parece que este noble i valiente veterano nos queda, las huestes de Montero en Arica.
concluirá la del 79 i 80.» Sean cuales fueren los contratiempos, por nues

¡Ah! i cuántas debió el capitán Arce parte nadie pone tela de


veces tra
juicio nuestro
en

pensar durante aquella noche horrible en su futuro triunfo. Tal ha sido í será siempre la opi

nombre de pila i en el milagro de Oreb! nión que existe en el ejército; tal creo también
El Moisés de aquella catástrofe seria, sin em será la confianza que la patria tiene en sus hijos

bargo, otro hombre de bien que a su hora pago que solo miran su honra que está cifrada en las
a su
patria el tributo de su sacrificio: el infortu bayonetas de Chile, siempre victoriosas. 1

nado Federico Stuven,

XIX.
XVIII.
Un mes más tarde, atravesando en toda su

Por fortuna, acercábase ya el segundo desenlace lonjitud hórrido desierto que hoi recorren de
de la campaña, buscado ahora por el ejército nuevo
(¡después de tres años!) nuestros imperté
chileno en batalla campal ; i prosiguiendo su Itine rritos soldados, le encontramos en víspera de la

rario de marchas i victorias buscada batalla el campamento de las Yaras,


que sosteníale
en en

siempre el brío de su
jeneroso e inalterable patrio i pasando en revista familiarmente sus
aprestos

tismo, el capitán Arce agregaba, tres semanas de combate, en


que figuraría como
capitán ayu

después del combate de los Alíjeles (Alto do la dante de su


ya aguerrido cuerpo, decía a uno de
\ illa, abril 9 de
1880), estas palabras de absolu sus
parientes que habitaba en las provincias me

ta confianza en el triunfo de las armas de su


pa ridionales de Chile.
tria: "Tengo dos magnificas cabalgaduras,
(1) un
po
tro mulato de suave i magnífico paso, i una bo
íli Sobre o! emolíate de los
Anjeles en que al Atacama
nita yegua moque-guana baya, de brazo, que rei
tocó parte tan principal, hé aquí la única noticia, completa
mente impersonal, que el capitán Arce envió a su familia: vindicó mi asistente i me la ha regalado,-
"El 22 hubo combate en la famosa fortaleza de Torata.
A nuestro batallón, cuino siempre, le tocó lo mas reí in de permitió caer de sorpresa, sobre las liineSicrns enemigas, i
la batalla. Flanqueamos al encímelo por el c oslado izquierdo tal fué el simo (le los pobres cholos que casi no aunaron ¡1

de su linea, casi ina. 1


csilile, 1 la oscuridad de l;i no( lie nos
EL ÁLBUM

batiéndose
I bien: yegua del valle moqueguano, seguida verdadero león acorra-
esa e n como

deble como era, soportaría en medio del porf a- lado, sucumbir dentro de un círculo de acero i
do del Alto de la Alianza la esforza, Ja en el momento preciso
encuetro en
que con
enérjico bra-
prueba de conducir a su indómito jinete hasta < •n zo
cojía el estandarte enemigo por su asta

medio de las filas enemigas. "El capitán Arce fué un verdadero héroe, --
res

cribía pocas horas mas tarde al compajinador de


XX. | estos recuerdos, uno de sus
compañeros de ar

mas
que mas le amó. —
Dos veces i montado en

....Era en efecto el 26 de mayo, i Torreblan a una mala yegúila acometió al batallón boliviano
había ya caído noble pecho le que descendía de la altura arrollando
traspasado su < nuestra dé-
tres bayonetazos, cuando se adelantaba a la c a- bll i ya extenuada línea, i dos veces intentó a-

beza de su
compañía. El Atacama, delante 1 le rrebatarles la bandera que traía. Fué aquel he-

aquel irreparable desastre, reculaba. La divisíi >n cho la admiración de todos los que lo presencia-

Barceló, a
que ese
cuerpo pertenecía, comenz a- ron, i todavía tenemos la espada de nuestro

ba a
flaquear en toda su extensa línea, batii la bravo ayudante teñida con la sangre de los que
durante tres horas consecutivas por una verd a- lo inmolaron." (i)
riera tromba de proyectiles de rille, de cañón i

de ametralladora. XXI.
I fué entonces cuando vióse ¡itir totlo el ejér
cito lanzarse al frente de la línea ya rota de I fué así como en corto trecho, a la misma

combate, un temerario jinete montado en


delga hora, ¡ envuelto cada cual en un
jirón de su in
da pero airosa bestia baya I acometer por dos vencible oriflama, cayeron en el mismo campo

veces, sin mas arma, que su


espada, la numerosa el uno
junto al otro, el último por vengar al que
escolta ([tu: custodiaba bandera boliviana
una en antes que él cayera, los dos mozos dos veces he
victorioso hacia el bajío. roicos que serán la los héroes
su avance en posteridad
A la segunda arremetida, i poseído de riel inmortal rejimiento Atacama: Ra
un
Icjendarios
vértigo que traicionaba el pundonor de su alma fael Toit lili pilanca i Moisés Aiíce.

acongojada por doloroso rechazo, vióse al capi


tán Arce sepultar so espada en el pecho de más
(i) El capitán del Atacama don Pedro María López.
de uno de los enemigos que le rodeaban, i en
DE LA GLORIA DE CHILE

DON EULOJIO GOICOLEA

ASPIRANTE DE MARINA

que tal ha sucedido en el ánimo de todo:

nada conduce mas a hacer fructífera '.

del heroísmo entre los que serán llamados a vi

i nadie se ha ocultado que en la gran- vir a su sombra, es decir, entre nuestros jóvenes
marinos i soldados, que mostrarles
£p_¿¿diosidad culminante de Iquique, hubo gráficamente
el sendero ya recorrido i señalarles el horizonte
grandezas aparte i distintas: La
embebido luces de fuego por el cual las gran
grandeza del heroísmo en el sacrificio. en

des almas de los que le precedieron, ascendieron,


:za del
ejemplo en la oportunidad,
El capitán de la Esmeralda fué en efecto el a la siga del héroe-adalid, hacia la eterna fama
el deber.
primero en la prueba, pero fué también el prime
en

ro en la hora, I en este doble sentido el bien


m.
que hizo a su
patria con su sublime, voluntarlo
e
incomparable martirio no encontrará talvez Así en el sacrificio valeroso i obstinado del

parangón, en nuestra historia pasada, ni en nues capitán Thomson, rielante de las baterías de Ari

tra historia futura. ca erizadas de cañones, brilló Indudablemente


Nadie antes que él murió, en verdad, em un
reflejo de la magnánima resolución del capi
pleando, para dar forma a nuestro pensamiento, tán que le había tomado sublime delantera. Él
una frase corriente, nadie murió mas a tiempo mismo lo dijo i lo escribió a sus
amigos antes

para gloria, ni en mejor tiempo para su patria.


su de morir I preparándose para morir. El capitán
porque dejando estampada con su sangre i su Prat había sido su alumno, su
aprendiz, su su

proclama, "Chile no se rindeln en la playa del balterno, i ¿había podido aquel espíritu altivo
inmenso desierto i en la ola del mar Incomen- i arrogante consentir en
quedarse atrás del que
surable, luminosa huella, todos han marchado en su niñez él mismo había enseñado?

después por ella deliberad amen le, con resolución En este caso el ejemplo del capitán de Iqui
altísima, como quien mira la columna de fuego que había je rm i nado por una
especie de varonil

que conduce a la redención I a la inmortalidad. emulación, lícita solo a los hombres de guerra.
Thomson Arica, fué digno de
en su
discípulo
n. ¡ la Esmeralda,
en
Iquique en
buque-escuela i
Hállase hasta hoi ; casi buque único de nuestra escuadra.
¡74 -E¡- -¿E BUM

IV. páramo, el heroísmo verdadero, había fructificado


en todos los parajes del Perú.

vida, los hechos I las nobilísimas cuanto justifi vi.


cadas ambiciones de aquel discípulo del capitán
Prat, muerto frente a la barranca de MIraflores, Prolongada sería, entretanto, esa enumera

que a su
paso por Iquique había ido a arrodillar ción, i talvez innecesaria, por ser más o menos
se sobre la tumba del campeón para pedirle su conocida de todos. I por esto, para abreviar i

santa i segura inspiración en el deber i en el presentar sólo ejemplos, que han quedado como

combate; aquel teniente de marina que nosotros escondidos en la penumbra de los olvidos inma

hemos til ido ya nuestros jóvenes lectores turos, vamos a contar lijeramente en esta
| n -' a
pajina
como el tipo i el material de que se
forjan los la vida fugaz pero rica en fecundante savia i en

héroes verdaderos, bajo el nombre de Avelino nobilísimas esperanzas de un niño que se había
Rodríguez? seguir la senda abierta pof la
propuesto quilla i
Dejamos entonces evidenciado que en la imi la bandera de la Esmeralda en
Iquique, hasta
tación del caudillo glorioso, el subalterno había sepultarse en el abismo que su casco abriera en

procedido en todo por un


principio de intensa el seno de las aguas, o
trepar en el alto mástil i

veneración, que él mismo dejó eslampada en su


fijar en él el pendón de la propia nombradla i la

visita a la tumba de Prat.


Pero en uno i otro caso el resultado era el
mismo. En la gloria de Iquique, más que en la VIL
famosa batalla Klchingen, cuyo prez el mariscal
Ney no consintió en dividir con nadie: "La glorie Llamábase el valeroso e
intelijente cuanto in

ne se
partage pus... había destellos para todos... I fortunado mancebo, a
quien hacemos alusión,
uno de esos destellos encarnóse en el alma i el Eulojio Goicolea, i era
por cuna chilote, hijo di
sacrificio del teniente Rodrigue?:. una isla en que los arrojos individuales del mat
embravecido crecen en
almacigo, como sus altos
V. cedros—alerces, que desafían el hacha del hombre
i la segur del huracán. Era además hermano polí

;I cuántos serían los ejemplos i las derivacio tico, por su hermana doña Emilia, a
quien amaba
nes
análogas que en el ejército de tierra podría con marcada predilección, del bravo Ignacio
de
mos contar una a una, desde la abnegación Serrano, Por manera
que al aceptar la divisa
taimada de Ramírez i de todos i
sus
capitanes Iquique, el niño chilote era doblemente secuaz

muertos en un solo montón de heroísmo dentro vengador.


de la fatal quebrada de Tarapacá. hasta los niños
■■Morir con honra es el saeratlo lema
sublimes de la cuarta compañía del Chacabuco, ! es el emblema del honor chileno,
toda entera, sin consentir I allá en el cielo grabará
que pereció en ren eon oro

Nuestro decoro el Hacedor Eterno».


dirse, en las fríjidas cumbres de la sierra pe
ruana? Tal fué más tarde el i último verso de
primero
El jermen de Iquique, como la simiente leve los combatientes de
su canto a
Iquique.
que el viento encumbra desde el médano al alto Dotado de un carácter acentuadamente simpa-
DE LA GLORIA PE CIHIF.

tico i de un rostro dulce, fino i casi melancólico, X.


había hecho el tierno aspirante sus estudios en la
Sus temas favoritos eran P,a Soledad, Mis lá
escuela de la ciudad natal i en
seguida con seña

lado lucimiento
a-rimas, Al estudio i otros emblemas que tradu
en el liceo de Concepción, i allí
cían la vaga expresión de una alma conmovida
le hallamos por la primera vez
ensayándose con

casi supersticiosa. Cantando, en efecto, a su des


valentía en el cultivo de las musas, cuando aun
tino en la
víspera de la guerra, que sellaría <i.
no había cumplido diezíocho años.
Eulojio Goi-
suyo propio tan aprisa I de tan trájica manera,
colea había nacido en Ancud en 1862,
exprésase de esta suerte el «elijo,
vm. una
composición completa qi
su edad no carece de mérito so halla
Eli, i
aspirante de marina que así concebida:
su carrera al comenzar la luz del alba, al lado de

Thomson i junto con Thomson, había perdido a

su madre antes de la luz de la cuna, i el dolor


más que el recuerdo habíale hecho poeta. Uno
Mi dulce bienestar.
de sus
primeros ensayos, conservados en su cua
Mil bellas esperanza
derno de colejio i que lleva la fecha de 1878, está Me pongo a aliment

consagrado A la memoria de //¡i madre, \ así con


Feroz a arrebatar,
más ternura que corrección canta i llora;
En gratas ilusiones
Me suelo deleitar;
'Me acuerdo que un
tiempo mi vida resbalaba
Amores los más dulces
Mas (laico que el aroma
que emana de una ñor: Me vienen a halagar.
Vivía aquí en la tierra la prende que adoraba, El tiempo se me pasa
I ahora solo viven las huellas ene elijo.
Veloe, sin vacilar
Veía por do quiera brindarme mil caricias, Gozando las caricias
Tan gratas i tan puras, tan suaves como el aura; líe un ser anjelical.
I hoi vivo sin consuelo, lloroso, sin divisa, Me forjo en mi alegría
Sintiendo ese
regazo que ciego idolatraba. Un ente virjinal
Tan bello que sus ojos
IX. Al sol van a ofuscar.
Sublime como el canto

La naturaleza el luto del De un ave matinal,


o r había de
Tan dulce como el néct
esta manera i desde temprano lelto en un
De flor primaveral,
tenue velo de melancolía el alma del

fano, Í tanto en su rostro como en

recen señaladas con


mayor re
ft:re a ideal,
que en el semblante como en el alma, en la son Tan linda como un
anjcl
Del orbe divinal.
risa como en las lágrimas, corresponden a los ecos
Hechura del Eterno
bajos del dolor. Una de sus
composiciones iné Modelo de beldad.

ditas titulada Mis pesares comienza en efecto así: Oh vida deliciosa!


Oh goce sin igual I

¿Por qué. la suerte miserable, impla.
Me ha perseguido hasta en la humilde cuna? 1 Hispierlo disfrutar-, (i)
¿Por qué me acosa la fatal fortuna

[imposición i los fragmentos anteriores han si


LBUM
i76 ^j\_
tinado i que, según nos la corbeta
XI. parece, era

O'Higgins, cuando, después de letal demora,


En esta condición de su ánimo i en esta etapa pareció acercarse la hora de la acción; i en tal
de sus estudios de abogado, sorprendió al tier coyuntura siguiendo la inspiración primitiva i
no vate la actual guerra, encerrado dentro de las honda que guiaba al ardoroso principiante, con
paredes de un
colejio, donde escribía en buena trajo éste el siguiente patriótico compromiso que
prosa la crítica de los trabajos de sus compañe él escribió de su propia letra en su cartera de

ros de aula i recibía la de éstos. I cuando sonó bolsillo i firmó después con su sangre,
junto con
el cañón tle Iquique, repercutiendo sus ecos den sus dos compañeros de graduación que encon
tro de su
peí ho, salló el muro, i alegando tal traron como él aciaga suerte;

vez como suficiente título, el nombre de su her ',


Se corre con toda seguridad que saldremos
mano de afinidad allí inmolado, entró a la mari esta noche de Valparaíso, i como en nuestro ca

na un mes más tarde en calidad de aspirante, mino puede suceder muí bien que nos encontre

trasladándose en el acto de Puerto Montt a Val- mos con los alevosos peruanos, prometemos que

hasta la más difícil situación sabremos probar


que c! chileno muere d-lendieuda -.u
gicclo i c-11
XII.
todo caso
desplega su valor característico.
Hallábase en esta rada en la medianía de » /.as halas peruanas nos, herirán i esas hcrnl-a

agosto I a bordo del buque a


que había sido des- ■-ansarón nuestra /¡inerte, pero tendremos lo. salís

facción de que liemos muerto por salvar el lion-ci

ropiat.os por nosotros de un cuaderno manuscrito que el de nuestra adorada patria. —

¡Viva Chile! —
E,
aspirante, (loieolea oiiiirii/il a escribir en el I. icen de (Ion Goicoliía. —
Melitón Gajakdo.— G. Bf.xítezu.
cepciónen 1878, i continuó despulsen Puerto Montt con el
titulo de Primero.-: in.ciio:, ,.' : opea :'.'■■ .:'■ Eulalia G, ¡coleo.
.

Contieno este libro e„ Sq pajinas una docena de composi


xiii.
ciones poéticas i una comedia en verso i en lies netos, titu

lada Un cara-, i'iieroso. obra iio apiendi.i que iia'.nralmente


01

se resiente de lo. defectos de '..' inexperiencia, pero que re Colócase aquí de igual manera un silencioso
vela intelijeiuia despejada i. prin, ¡pálmente, de la vida del apren^
pero mortificante
una »un cora-
episodio
diz de mar, que encubre las justas iras de si
Por supuesto, abundan en el romancero de las primeras
impresiones los eaoiares al amor, esla \ ida de la vida alma injenua i pundonorosa sometida a las bruta
que
bulle en la juventud cual la savia que cuaja la flor en el de la disci
lidades muchas veces
insoportables
tallo como cu el ramaje de las plantas, i continuamente se

plina Í de su abuso. El aspirante Goicolea sobre


iA Baudilia», »A Sara, en la mar„, lo que prueba que en llevó, empero, aquella humillación en silencio, i
materia de i (le lloros el aspirante ( lo» olea '
aiii'.ie. er;i eoinc
este fué su mérito en ese
prueba casi doméstica
todos los poetas, un verdadero pica II or. ...

Sin embargo de su estro, el joven marino, que se hallaba


la naturaleza del bor
por anlilesls si, I nado escás,) tle I". a-'. 11 na, tenia cuidad,) de ba Ignoramos ultraje que a

el inventario de [.rendas bordo, i documcnlo


eer sus a en ose
do recibiese de un oficial que no se ha señalado

cam i. as de a do. ¡.esos, siris 1 orí 151 as de » i ; centivos i diez


todavía por hechos que excusen su vulgar brus
cenlü-.os ile talo. Su deuda asi en, Hit n -; o ;; pesos, pero en
quedad, i todo lo que de ese incidente pudo
cada hoja do su libreta hai alalina flor seca, i de la
autor de
en una
contarse
{suprimiendo el nombre del
ellas una
guedeja do finísimo pelo rubio de mujer... El

poeta traicionando siempre al matemático, es decir, al con-


la ofensa no
vengada), es lo que el aspirante
Goicolea dejó escrito para constancia de su altiva
DE LA GLOR. 4 DE CHILE 177

i de muda protesta de Queridos Vicente i Eduvijis;


resignación agraviado, en

su libreta de bolsillo, que así dice:


,| El día 19 de setiembre, día grande!... recibí Deseo que sean felices en el mundo, i acuér

el ultraje más grande de mi vida, ocasionado por dense de su hermano que les ha tenido un
gran
el teniente \\... 1 ■ -■■
ultraje quedó impune, por

que ese hombre era teniente i yo no era más que Eulojio.


mi
simple aspirante.
»Hé ahí la justicia de Chile! I sin embargo,
Querida Carmen:
vaya uno a
exponer su vida por salvar el honor
tan coba: demente suelen ultrajar, no sólo los Adiós; yo
(]i:e muero
tranquilo porque tengo se

peruanos sino también los mismos chilenos. guridad que has de acceder a mis súplicas: ¡Mír

late bien con Emilia; no le des nunca


por qué
E. Goicolka.i'
sufrir.
Era sin duda un niño amostazado el que este
Adiós, hermana,
párrafo trazaba en su libro tle memorias. Pero

al mismo niño ¿no hombre Eulojio. »


tiempo ese era
ya un

de corazón?
xv.
XIV.
La despedida a su hermana mayor, tan afec
Aproximándose algo más tarde a la prueba tuosamente recomendada por él, 1
que era
ya !.
solicitada i no temida, el aspirante Goicolea hizo
interesante viuda del abordador del Huáscar.
como el teniente Rodríguez, a la vista de Arica
tenia todavía acentuaciones mas vivas tle ter
'

i de su frustrado ataque del 4 de octubre de 1 879, nura i tle resolución, i por esto, i como síntoma
que precedió a la afortunada captura del Huás
que revela sin esfuerzo una alma digna de ser imi
car el dia S, el testamento de su corazón, único tada por almas,
otras copiárnosla 1 11
seguida inte-
bien qué poseía; i así, en cartas llenas de tierna
gra cual las anteriores:
sencillez, despedíase de los seres
que amaba, en

"En el mar. octubre 3 de 187c,.


la víspera de la lid:

"Señora Carolina Señora Emilia Goicolea v. de Serrano,


Goicolea,
Puerto Montt. S.mllaLo

Querida hermana:
Mi más (|iicri(lÍMHi;i hermana.
fe he escrito varias veces i nunca he recibido

una sola carta tuya, lo que atribuyo a


que no listamos en
vísperas de un
gran combate, i
habrás sabido mi paradero lijo. mutilas pi li I ■! lar les de que sucumba más

Ahora estamos en vísperas de un


golpe mui de uno tle nosotros. Por si acaso esto sucede, te-

serio, i como es mui probable que muera más de escribo esta carta para despedirme de tí de todo
uno i entre ellos me toque a mí, me despido de corazón i deseando al mismo tiempo que nunca

todo corazón de tí i te
ruego que le acuerdes de
tengas en el mundo por qué sufrir. No llores
tu pobre hermano que siempre te ha querido. mi muerte porque yo de nada servía, ni nada

podía hacer por tí. a


pesar de que lo deseaba
E. Goicolka. todo mi coni/ón. Hubiera
con
querido ser un
EL ÁLBUM

irvicntc tuvo para pagarte todo lo que has hecho puerilidad en todo lo que a
jirones hemos idu
arrancando de las confidencias de un
pobre as

Lo único que al morir, es no haberme pirante de marina muerto a los dieziocho


años,
despedido de tí fuerte abrazo; pero más Pero como estas hojas están inscritas a los
allá puede que nos veamos. que en el aula o en el puente aprenden todavía

Adiós, querida Emilia; dile adiós a Carmen las primeras pruebas del deber, estamos ciertos
i Daniel, si están :1o añadir su enseñanza moral,
a acaso en esa. una
pajina útil
Tu pobre hermano, —
/:". Goicolea, nplos de candoroso pero a la vez le-
A David le escribo a Ancud.,.

I después de estas conmovedoras frases, se I por e

guía la inevitable estrofa del bardo que, como el

gallo, cauta siempre antes tle polcar i. como el

XVIII.
km i lia:
Hemos dicho en otra ocasión, para hacer mis
"Si yo muero
peleando allá en la lid
tanjible pensamiento i tallar
No
nuestro
mejor la fi
implores para mi la compasión,
i,) »e el que ir.» ele e
plieiidii su deber gura de un
malogrado mancebo (Abellno Ro
Xilina tiene mauctiado el enramin-. dríguez) que romo el aspirante Goicolea allí se

hallaba i allí legó a los suyos i a su


país su últi

XVI. ma jenerosa voluntad, —

que era su naturaleza

excepcional »de la madera de que se


forjan los
No olvidó tampoco el joven chilote. gaviota héroes,,.

del océano austral trasportada a los mares del [ por ventura, el niño chilote escapado al au

trópico, a sus
compañeros de campaña en la vís la, i cuya corta historia aquí referimos, ¿no era

pera del temerario asalto, i en una tira de papel en su edad una


vigorosa astilla tle aquel enhiesto

que se encontró más tarde entre sus


apuntes
íntimos, leíase escrita al lápiz la siguiente ani XIX.
mosa
despedida:
Trasbordado, e 1 efecto, al Huáscar el aspi-
toda felicidad, i cuando estén les rante Goicolea, ta nave fué
en su
apojeo pronto como esa

se acuerden de mí. Yo capturada, llevóle onsigo el capitán Tliomson


ruego que no
puedo ser

feliz, porque más felicidad que la que tenía antes cuando en los lílti nos días de febrero de iSSc
de entrar a la marina encomendarle el ninistro de la guerra
no se podía esperar, en cam-

He sido para L'd.s. paña la delicada


con un
amigo verdadero. tiisión de bloquear la plaza

E. Goicolea". fuerte de Arica, m entras el ejército se dirijía a
desembarcar en 1 acocha, vía de Tacna i del

XVII. Campo de la Aliar za. a


cuya cima llegaría tres
meses justos más t irde.
Posible es
que ciertos espíritus, incapaces de Sabido es como el capitán Thomson sostuvo
remontar su vuelo más arriba del alero
que los o mas bien inició t
bloqueo de Arica: yéndose
cubre i en
que anida al buho, encuentren ociosa a las barbas de los i de sus cañones,
peruanos
DE LA GLORLA DE CHILE

poniéndose temerariamente debajo de sus forta XX.


lezas i retando a singular combate al monitor
Manco Capae, una de cuyas balas esféricas de Cumplióse de esta suerte el sombrío destino,

cinco quintales le mató, medio a medio del puen por él mismo presajiado, del joven marino que

te de combate, esto es, en el sitio de honor, i en había comenzado la vida como poeta para ter

el instante en
que a toda máquina lanzaba su minarla, e-turando apenas en la edad nubil, como

acorazado de espolón para partir por el centro a mártir.

su adversario, ■
Veo,— así decía en un borrón de versos
que
1 bien: mismo combate ¡ apenas minu hasta ha
en ese nosotros
llegado,—
tos antes que el caudillo, habíase visto al aspi
Veo l.iieu triste que 1111 fin se acerca,
rante Goicolea caer mudo i lívido al pié de su
Yon ¡pie lle^a mi postrer lamento,
cañón, junto con seis u ocho de los valientes ma [ triste siempre sin hallar contento
Veo la losa de mi tumba abierta..
rineros que tenía a sus órdenes, siendo uno de

éstos un sobrino del ministro Í grande de Espa XXI.


ña don Francisco Lerzundi, hijo aquél de las
Pero al descender ella el
ásperas sierras de Ranquil i voluntario del a
jeneroso mancebo,
Tomé. lleno de exuberante vida, dejaba ejemplarizado
¿Qué había acontecido? una vez más, delante del surco de sus
compañe
de deber i de enseñanza, cómo la semilla de
por los
ros
Una bomba de gran calibre disparada
del Morro había estallado sobre la la gloria es fecunda cuando, arrastrad;, por el
cañones fijos
libre i descubierto viento que desciende de las altas esferas do
que al aire pecho mo
pieza a

mandaba el causando espan ran las grandes almas i los grandes ejemplos
aspirante Goicolea,
toso entre su jeme. que fueron, cae en el fondo de las grandes al
estrago
El también estaba muerto, conforme a su mas
que se educan i elevan desde la cuna o des
pre
dicción de Arica meses hacía; pero al retirarlo a de el alcázar.

le encontró lesión visi Teniendo delante de la retina de


su cámara no se alguna sus
ojos, en

ble en el cuerpo de suyo endeble ¡ flexible! cendidos por la velada del insomnio, la imájen
Pero ¡caso extraño! al hacerle horas de la hazaña imperecedera tle Iquique. i la
algunas en

más tarde la víspera de asalto formidable emprendido


que debía
un
autopsia preceder a su con

embalsamamiento, halláronle junto al corazón tra aquella misma plaza de guerra, al pié de cu

un enorme casco de hierro que pesaba dos o tres yos baluartes había sucumbido, el mismo valero
i que, sin había so niño escribió el vaticinio de su fin junto
quilogramos, embargo, no
deja con

do huella de el juramento de heroísmo: "Las balas perua-


paso por la razón de su
su carne, en

la terrífica violencia tle su estallido... ( i I.

• ,Iis uno de ellos el libro de señales del lliiá.car, que te


nía el pobre Thomson en el combate de Arica. La misma

(i) Este fragmento de bomba de hierro existe en nuestro bala que dio muerte al comandante- lidió al libro, cortándole
poder, i al enviárnoslo desde I.eb». por eoijrco del capital: medio a medio coi no t un una
maquina poderosa. El otro es

Valverde que si» cuió a Tiiomson en el mando del t/aáioar. un


grueso casco de manada Yav. isetir hallado e» el curiiíóu
nuestro amigo Guillermo Errázuriz Urmeneta, nos escribía del joven Goicolea, cuñado de Serrano, en el ataque de Ari
con fecha de enero 15 de 1882 lo siguiente; ca. No se le había visln miles (le 1:1 atuopsia herida alirumi.
■Antes de volver de Valdivia me dio Valverde para usted la fuerza i la ayude/ del »ol|ie cerró la abertura. El casco ¡jc-
dos objetos curiosos.
¡So
■ ■ " "
EL ÁLBUM
..... — . — "- " -
-— ^
-.._
"

herirán I heridas sarán la i I lo había escrito, así


las nos esas nos cat como
dejólo cumplido
nuerte; pero tendremos la satisfacción de que con su
sangre.
labremos muerto por salvar el honor de nuestra | ¡Honor sea
por e sto tributado a sus
juveniles
idorada manes ofrecidos a 1. i patria en holocausto!
patria.»
DE LA GLORIA DE CHILE.

DON CASIMIRO IBÁÑEZ

CAPITÁN DEL 4." DE LINEA

a
guerra deidad augusta e Colocamos ho¡ entre éstos en primera fila al

de i adui bravo adolescente del 4." de línea don


jt?-í; '. placable, rostro
pálido capitán
■"■Wei-. membrudos los brazos, turjente el Casimiro Ibáñez, porque en la lista de los juve
seno, coronada la frente de fulgu- I niles heroísmos es hoi el primero entre los

rosa diadema, que es la gloria, i arrastrando llamados.


cuando marcha, larga i lúgubre cauda, que es la j Su propio jefe, el cumplido i pundonoroso co

muerte... mandante don Luis Solo Zaldívar, que recojió


I tras la guerra, la gloria, ¡ la muerte, as su último suspiro en el campo de batalla, nos lo

decía, hace poco, repasando durante un


frugal
do, este impasible sepulturero cuya azada es t almuerzo tle amigos i soldados, las gratules 1 sci

silencio. ñas de la guerra; i por esto, al caer la noche

II. recojemos nosotros el recuerdo i cumplimos un

voto
antiguo con el héroe muerto,

oiceder con muchos de aque

llos valerosos mancebos, que sin amigos seguros IV.


ni glor i deudores solicitados, ¡larttoron th-I cortijo
de la aldea, del banco de la escuela, del rancho Casimiro Ibáñe; era un niño Había nacido en

escondido en la montaña, a derramar su


sangre el Parral por el añ 0 de 185; no había tenido

por la patria en humilde I callado holocausto. más educación que la escuela n 1 más barniz que

Pero no nos haremos nosotros cómplices vo un año 0 dos de li eo en la provincia.


luntarios de esa egoísta conjuración del olvido, Pero no obstant - la singular melancolía i tnci-

que a] fin se trueca en la ingratitud de un


pue turnidad de su rost ro, sombras ¿stampadas en su

blo; i al menos, mientras la guerra dure i sobre ¡majen por la luz fotográfica. 1 ra una naturaleza
vivan sus lástimas i sus
glorias, nos parecerá vivaz, alegre, risu ,ña, en la q ic la gracia .»u-

llano I hasta dulce deber, recordar a ral del espíritu inc ilto suplía a afán ¡ al tedio ele

ignorados. la disciplina i la e iseñanza. S s cartas íntimas.


1 82 E¡- <ÁLBUM

de las que tenemos una media docena sobre madre, muerta ya, llamábase doña Juana tirela
nuestra mesa de trabajo, escritas todas durante mujer afamada en todo el sur
por sti belleza,
la guerra, ostentan cierto pintoresco desaliño dt: No era raro
que con estos
orijenes, a más de
las formas i de la ortografía, a la par con las ricas la pobreza i la orfandad, Casimiro Ibáñez tírase

espontaneidades de una alma jenerosa, crédula, con


mayor fuerza para ser soldado que para ser

casi infantil, intensamente clérigo o abogado: "la cabra tira al


apasionada, aun en monte».

tan corta edad, por la gloria de las armas, por la I en efecto, a la edad de ló o
17 años, tiróte-

fama de su
rejimíento, culto i amor únicos de los jido por las amistades de su cuñado don
Benja
que han venido la luz del mundo de mín Yidela, otro soldado de de
a con astro raza, estirpe ar
guerreros. jentina, a la sazón intendente del IÑ'uble, entró
I evidentemente, Casimiro Ibáñez había naci el año de 1873 o 74 al Buin, i en ese
cuerpo sir
do para ser soldado i para morir como soldarlo. vió tres años en clase de subteniente.

v. Vil.

Desde luego no era un ibero, como su


apelli En tal capacidad le encontramos en
Angol
do parecería revelarlo: era un celta. Su bisabuelo en marzo de 1876, i no había en
aquella guarni
fué aquel teniente coronel irlandés Evans, que ción ni mas
gallardo mozo, n¡ mas elegre amu
naufragó con lord Byron en las costas de Chile rada, ni mas
cumplido oficia!. Aunque flexible.
cu 1740 i tomó servicio bajo el rei. En tiempos nervudo i delgado, tenía la pujanza de un
joven
de su
compatriota el presidente don Ambrosio Hércules. Ponderando sus fuerzas decía de él

O'Higgins fundó el Parral, i como su


apellido en
aquella noche otro héroe que murió como él

extranjero se
pronunciaba en
inglés con ¡, Evans, herido i olvidado, el capitán Zorraíndo: —
«¡Es
los rudos soldados i los pobladores del sur co mucha madre el subteniente Ibáñez!"

menzaron a llamarle Ibáñez, como llaman toda En lo que era más correcta i más exacta esa

vía Santiago los Co a los descendientes del


en frase era en
que el alma del juvenil alférez seria

elegante caballero francés don Luis de Caux, la nodriza de su


propia gloria, tan temprano
Los Ibáñez del Parral, de la rama del coronel tronchada,
Evans, conservan todavía en su estructura física VIII.
la estampa visible de su cuna céltica, especial
el color blanco de la el óvalo ancho altivez,
mente tez, Separado del Buin por un
disgusto de
del rostro i la complexión rica i sanguínea de entró el subteniente Ibáñez al 4.' de línea cuan

toda su naturaliza. do estalló la guerra, i banderas marchó


bajo sus
a
Antofagasta i a
Pisagua, a lio i a Tacna

VI. En el
segundo de aquellos desembarcos se

encontró a bordo del Tolh'u, buque sepultura


en
que mataron 1 7 soldados, tirando los aliados
trasplantada por un
naufrajio al suelo del Parral, sobre el telón de la cubierta como sobre un

i de madre santiaguina, emparentada con la es blanco.

tirpe de los Carrera, provino Casimiro Ibáñez, Como es sabido, el 4.° se batió en seguida
Su padre lleva todavía su
propio nombre i su con honor en San Francisco, i en el Alto de la
DE LA GLORIA DE CHILE

Alianza estuvo en la reserva. Su gran día fué mos, a Carlos Aldunate i a


Anjel Corrales, bravo

el de Arica. mozo talquino. todos los cuales cayeron a la par


con ól en la terrible ladera del Morro Solar. El
IX.
4.°, como se sabe, tuvo en Chorrillos 315 ba

Ejecutó en aquella memorable mañana noto jas de tropa i 25 oficiales fuera de combate. Ayer
rios hechos de valor el subteniente Ibáñez. Pero el Callao
era en un
simple estpieleto en
cuyos
dando él cuenta íntima de su conducta propia a cuadros forman apenas 400 combatientes de
una hermana, se contentaba con
pintarle su nueva creación. Al antiguo 4.", amortajado en

honra i su fortuna en estas cuatro palabras: »He la gloria, se lo


tragó la tierra.

escapado el pellejo en buen estarlo;» I la pinto I sin embargo, hace poco congregábase para
resca
expresión era anatómicamente exacta, por ¡r a enterar su quinto año de combates entre las
cuanto si su piel había quedado ilesa, no había breñas de la sierra. [Cuan sufrido i cuan glorioso
sucedido otro tanto con su túnica, porque en
ejército es el de que Chile hoi se
enorgullece!
carta posterior agregaba: "En Arica me pega
ron cuatro balazos en la ropa, con lo que me han XI.
dejado desnudo. »

Es un hecho hoi averiguado que sino fué Ibá Aunque oscuro subalterno, el capitán Ibáñez
ñez el primero que penetró en el recinto del mostró siempre la pasión de la justicia en la
Morro, porque entraron muchos a la vez I por glorificación.
diferentes rumbos, sin verse los unos a los otros, Sucumbió en el asalto de Arica uno de sus

cúpole a él la dicha de enarbolar la primera cantaradas, el subteniente Aguirre, en circuns


banderola en el mástil del futirte, pidiéndosela a tancias peculiarmente dramáticas, que interesa
un cabo de su
compañía, cuyo nombre en este

momento se nos
escapa. Él mismo, que era la Era Aguirre, Ibáñez, un mozo
como suma

encarnación de la modestia en cuanto a las jac mente


alegre, retozón i tan bromista bajo la lona
tancias de bravura, en una carta a un deudo su de la tienda, como arrojado en el fuego; i en la

yo desde Tacna el 15 de Junio de 1880, se re noche que precedió al asalto, habiendo ordenado
conocía aquella honra i la "Yo fui el el comandante San Martín el más abso
guardaba. severo

que tuve el honor, exclama, de izar el primero luto silencio, púsose a hurtadillas a rifar con ci

la bandera chilena sobre el asta de! terrible garros la vida de los que caerían al día siguiente,
I como él la sacara libre en el azar, lanzó estre

pitosa carcajada, valiéndole su soltura i el bulli


x.
cio Instantáneo, fuerte reprimenda de su
jefe.
Pero Ibáñez, como todo corazón de celta, 110 I I bien! El primero en caer en la mañana

conocía el egoísmo; i él mismo enumera en una siguiente era el ganancioso de la noche. El sub
de sus cartas a
aquellos de sus bravos compa teniente Aguirre fué el único oficial del 4." que
ñeros que penetraron al recinto junto con él i acompañó a su
jefe en la fosa de Arica; pero
con Solo Zaldívar. Entre los capitanes mencio Ibáñez, que había perdido en la rifa del último
na a Marchant i Silva Amagada: entre los te campamento, pidió con inusitado empeño que
nientes, a Gana, a Soto i a Bravo; entre los sub alguien ensalzara la memoria del heroico inmo

tenientes a Vicente Videla, a


Juan Rafael Ala lado.
EL ÁLBUM
r£,

escribía el sobrevi sino una ardiente manifestación de


«El subteniente Aguirre, —

alegría i or

al día del gullo ¡ ostentación ante mismos suba!


viente a un
amigo,— falleció tercer ata una sus

de valor i rayando turnos, pues estaba seguro de


que, habiendo hecho proezas
nuestro
t:nii]por.
la mayor hechos, tuvi tamienio i nos vela todavía avanzar.,
en imprudencia sus como

mos
lugar de presenciarlo. [Ojalá alguien recor-

XIII.
Noble mancebo! jeneroso voto del
tu alma

está ya por la Pero si el capitán Ibáñez sabía encontrarla


segunda vez cumplido! (i)
entonación i las imájenes del heroísmo para con
tar las hazañas de sus
compañeros de
XII. armas, era

en el campamento el más jovial, festivo i decidor

En cuanto al doloroso pero nobilísimo fin de de la juvenil cuadrilla. Para todos los casos tenía
salidas ¡njeniosas, i entre otras la de llevar siem
hé aquí como lo refiere el capitán Ibáñez. testigo pre consigo un trocito de nuez moscada i convi
presencial- dar a sus
compañeros del 4." o de otros
cuerpos
'Después de unos veinte minutos de crudo a hacer un
ponche u otra bebida a medias 1

combate, Iba yo adelante con


algunos compañe cuando, vaciado el espumoso líquido en la sopera

ros i un corto número de soldados, i dando una se le jiedía su


parte de compañía, sacaba una

mirada hacia atrás para pedir auxilio a los que astillita de la muv, • a-a' ,-l i 11 i' ■
n ;,,■-■ 1
engaño .!;¡líi
venían en
pos de nosotros, vi que nuestro heroico mejor sabor al festín improvisado.....
jefe se refujlaba tras los sacos de una trinchera. Era un cantor entonado e incansable en la

llevando las manos sobre la herida que precisa vihuela de danzas chilenas, de melancólicos
mente en ese momento le hubian hecho. yaravíes peruanos i de canciones militares de
■>
Le confieso que no
pude imajinarme tamaña Bolivia, siendo su favorito un canto de desaire

desgracia i hasta llegué a dudar de su


coraje.» en
que una hermosa, solicitada por varios subal
I en seguida, conmovido i reposado, agregaba; ternos, elejía al fin un
capitán, cuyo grado él
i Mui difícil creo ver otro individuo más resig alunizara después de Arica. En el viaje tic Pise»

nado a morir por su


patria que éste, pues aun a
Ctirayaco a bordo del Barnard Castle no sol
cuando conocía, por la gravedad de su herida, taba por las noches la vihuela, embelesando a si¡

que le: quedaban pocos momentos ríe existencia, auditorio, en el cual, el más asiduo era el bravo i
no se acordó de nadie sino de su
rejimiento. 1 desdichado Belisario Zañartu, destinado a morir
las últimas palabras que dirijló a los capitanes junto con él. Tierno detalle! el capitán lbáñe?
I'uensalitla i Gana fueron para decirles que pn:- tenía en el Parral una hermana del mismo nom

bre de su amada madre, i con ella, siendo capitán,


conducta del cuerpo. sueldo mitad por mitad. No era esa
partía su

«Parece que sus última palabras no fueron ciertamente "la de la moscada...,,


compañía nuez

XIV.
(t) Talven sea licito agredir (pie habiendo dejado Agui
rre pequeño niño, frulo de sus juveniles devaneos de
un

En todo lo demás, el un
estudiante de medicina en Santiago, hemos obtenido para capitán Ibáñez era

él sin dificultad una veca en el Asilo de la Patria. cabal soldado i durante toda la campaña un '1'IIS':
f -
.

'

DE LA GL.ORLA DE CHILE rSj

ni por horas, la dulce i del rejimiento en manos de su cuarto abandera


jamás volver, siquiera a

merecida molicie del "Yo do. Ya habían caído tres. El subteniente Bravo,
hogar. no
tengo espe
ranzas de ir al sur,

escribía a su familia el 1 5 que en ese
cargaba el querido pendón.
instante

de junio de 1 SSo, desde su estrecho campamento lo había obtenido por gracia especial.

de Calaña, junto a Tacna, —


ni haré tampoco em En esos momentos I cuando el bravo capitán

peño por conseguirlo, porque quiero concluir to Ibáñez había realizado su intento, dos balas ene

talmente la campana i encontrarme en todas par migas vinieron a


quitarle la vida. Cayó al enci

tes, si es
posible., mar la trinchera i a la cabeza de su compañía:
murió con la satisfacción de contemplar su triun

xv. fo. Sus últimas palabras fueron »¡MI compañía!»


pronunciadas como un
jai! de dolor que se escu

Los levantados anhelos del mancebo iban a chó a


pesar del estruendo del combate...»
cumplirse; pero con un desenlace demasiado

pronto i tristísimo, si bien heroico como toda su


xvi.

En Lurín, antes de partir a la final batalla. Junto con el intrépido adalid habían sido de

el capitán Ibáñez había prometido regalar a su rribados su


segundo, el teniente de su
compañía
rejimiento con una hazaña de renombre que él J. R. Alamos i el subteniente Bohn. Pero el fiel

ejecutaría, según dijo, con la cuarta compañía asistente del denodado capitán quedó firme a su

del primer batallón, que era la que mandaba; i lado, prestándole si más no fuera el socorro de

hé aquí como el único oficial de la última, que sus


lágrima,.
no
cayó en el terrible encuentro, el subteniente E fué entonces cuando se reveló en toda su

Moran, refiere el fatal cumplimiento de la heroica intensidad la heroica, la <\< sin te recuda, la subli

promesa en su carta
ya citada: me
enerjía del capitán Ibáñez, porque sintién
«Nos habíamos lanzado, dice, al asalto de la dose moribundo al soldado: "Déjame solo i
dijo
penúltima trinchera antes del Morro Solar, i ándate con tu rifle a la vanguardia. Yo no te ne

éramos un
puñado de chacabucanos i cuartinos. cesito.... porque ya voi a morir! (1)
Se nos
oponía porfiada resistencia, tanto déla
trinchera que atacábamos, como de un castillo (1) En el Heraldo, diario que vio la luz en Santiago en

jSKi, so
publicó la siauiente interesante relación, al pare
que enfrentándonos dominaba el campo. del asistente del
cer verídica, sobre los hechos capitán
'■Estábamos fatigados de luchar tanto i enci
[bañen en Chorrillos i Miradores:
Iliáñez del .(.' de línea lo más reñido
mar cerros arrojando a los cholos, que se
para "Cayó el capitán en

de la batalla de Chorrillos: ¡ su asistente, que le había sido


petaban tras de nuevas trincheras a cada derro
liel romo un perro, derramó sobre su cadáver un
grueso
ta que sufrían; estábamos asediados por dobles ¡arrimón, icconccnlró en su corazón el espíritu de vcuiiauz.t

que: arreciaban cada i plegó al teniente de la misma compañía don Juan Ra-
fuegos enemigos a momen se

fací Alamos, a cuyo lado peleó rudamente, sin tremía ni dcs-


to. En tal situación, algunos compañeros del
Chacabuco advirtieron al capitán Ibáñez que se días efectuó la segunda
„Como se sabe, dos después se

replegara a reunir más tropas i este respondió L-r.ui balada, la tle Miratloics; i durante la primera parte de
ella, todos los soldados del .(.:' pudieron ver al teniente Ala
dando la orden de "¡Adelante hasta morir el úl-
mus
seguido, como por su sombra, por el asistente que ftió
del finado capitán Ibáñez.
"Cargamos. En nuestro grupo iba la bandera ,L)e repente, en el fuñir tle un alaotie vigoroso, cae el te-
EL ÁLBUM

el campamento de Calaña
XVII. a persona de su Ínti-"1
midad el 28 de agosto precedente,— encontrare- 1
tos mas tarde, viendo pasar mos
campo para repetir i quizá sobrepasar nues
cerca del sitio en yacía, a
sujefe, hízole lán tra acción del morro de A rica, pues todos estamos
que
el brazo, i, la desfallecida nimados de un
espíritu i deseo de
guida seña con con voz
gran figurar j
del que espira, díjole todavía, haciendo el pos- •itre los héroes.^

(rt-r esfuerzo del alma, del heroísmo i del alien- I como tal figura desde hoi i mi i",
porque,
manera de una
reliquia colgad. la banderu
un capitán del 4.°,..!, e su
rejimiento, cual las cruces honor que
I asf, en medio del fragor de la batalla, espiró eoorntl los pabellones heroicos 1

a la edad de 23 años, en brazos de su caudillo, lodernos de Europa, pasó su ín

el capitán Ibáñez, bravo como un celta, gallar gurar en los anales di

do, ufano i sublime como han sabido morir mu renda (¡tic pertenecía al infortunado capital
chos capitanes de Chile, báñez, -decía el único oficial desu compañíafl;
." del 1.°) que sobrevivió a la hecatombe,—ei
XVIII. ida 1
pane ros como una

a cadáver ha sido embalsamado para

Habíalo prometido él asi antes i cu la víspera. ser conducido a la patria: su memoria jamás se
i de esa suerte
quedaba cumplida sus dos veces borrará de la mente de los ¡uc lo conocieron i
admiraron. A mí sobre todo
«No dudo que en Lima,-- había escrito desde momento la idea de verlo aparecer cuando

en la compañía, para darle cuenta de sus s

nientc Alamos gravemente


dos: hasta hoi no he podido
herido,
él el asistente, lo triste realidad». (1)
za a
carga sobre i espaldas i lo trasporta
al do í'lli.ii. Il"s.
hospital Ejemplo tierno i memorable del duradero in

"Mi teniente, le dijo el asista
flujo que las acciones i los caracteres levantados A
ejercen mas allá de la vida en pro del honor, en I

"Vé, hombre, contestó el teni, pro de la virtud, i en pro de la patria a
que sir- I
chileno i como cuartillo.

«Una hora después volvía el asisl


con un brazo completamente hecho astillas.

'
I, o peor es, mi teniente, dijo entrando, (pie nte del n-° don Roberio Morin
hacer nada: tocó la ina'a;
me ¡.rineriroii el b. la Guerra del i de febrero de
;, uic : 2
DON FRANCISCO OLIVOS B.
(Capitán del Rejimiento 2." de línea]
DE LA GLORIA DE CHILE

DON FRANCISCO OLIVOS

CAPITÁN DEL REJIMIENTO 2." DE LÍNEA.

castellano, que fué conquistador, i del indio al

zado i montaraz de nuestras comarcas meridio


nales no del todo conquistadas todavía. I por

en la
gue- esto, tratándose de cualquiera otra raza menos

i
(como en la paz) dos especies fuertemente amasada, apenas la nuestra empuja,
"*de valor: el valor físico que de la argamasa ajena cede en todas partes i el sa

pende de la estructura del com ble i el yatagán ábrense paso por doquier.
batiente, de su
sangre activa i abundosa, de su

corazón abultado por las fibras de su


hígado po II.
tente, "hombre de hígados». I era esta especie
de denuedo casi selvático, ingobernable, hijo de Pero existe otro jénero de valor que no de

la naturaleza, de las montañas, de las razas, en pende en manera


alguna de condiciones físicas,

fin, el que el ilustre jeneral don ¡Manuel Bulnes porque, al contrario, vive todo entero en el al

solía clasificar dos I disposición constante del ánimo pue


injeniosamente en porciones o ma. esa

en dos faces que él denominaba »el valor del ci- de ser común al hombre fuerte como a los seres

fr.íjiluiente constituidos: la fe, aquella fe


garriton, por la serenidad estoica del que torcía mas es

de la que decían los libros que "allanaba


su
cigarrillo sin quebrantar la hoja entre los de santos

dos ni perder una brizna de tabaco en medio de las montañas»; la fe de David, niño endeble,
las balas, i el "valor del sable», que era
propio postrando a sus
pies a Goliat; la fe de Josué de
teniendo al sol Jericó; la fe de Juana de Ar
de que, cual él, i cual el toro, lánzanse
en
aquellos
salvando Orleans de los ingleses
sable en mano i la cabeza gacha en lo más cru co a

do de la pelea, cada cual según su época i su

zona, como Murat i como Bueras, como Ney i iii.

donJosé María Benavente, el sableador de las


sacudidas por el aquilón de Escasos son os
pechos h
pampas arjentinas
las venganzas del cadalso. sencia de la mu ;rte ¡ de su

alberguen, sin mosttraído


Es ese atributo del organismo humano, no no a aso
poi
raro en las fieras, un don injénito de todos los vanidad, un des ello de la cr

chilenos, fruto de la conjunción secular del fiero laudad que béb eron en los 1
cuando, la frente i entrelazadas las ma de la guerra durante la república, es lo que en
postrada
nos, enseñáronnos a orar
junto a la imajen pro expresivo lenguaje del aprecio público, jUst¡.
del arrodillados al pie de los riero siquiera entre nosotros con la
tectora hogar o
mujer, Ha-

Pero durante la presente guerra, es un hecho

reconocido que los más altos heroísmos lian sido IV.


concebirlos i ejecutados dentro de almas excep

cionales que todavía doblaban la cerviz del libre Bajo estos auspicios domésticos educóse Fran
la fe antigua, i escondían, cisco Olivos, a la par con seis o siete hermanos
pensamiento a no

cual otros, su culto. varones en el regazo de la madre ¡ en la ciudad


Arturo Prat era hombre de fe, ¡, siendo física de la Serena, que es, a su manera, otro regazo, i
enfermizo, ascendió tan alto donde él había nacido el 29 de enero de
mente un ser en su
1856.
creencia de la inmortalidad que nadie le ha dis Recibido después, más como niño travieso i

putado hasta hoi la fulgurosa cúspide. Avelino turbulento que como esperanza literaria o
siqu¡&
Rodríguez era un
espíritu creyente I así hi'zolo ra monástica en los colejios de relijiosos que
constar en su testamento antes de las pruebas existen en
Santiago, cultivó allí, en mediode las
del heroísmo. I esa misma fe acompañaba en el borrascas infantiles, la esperanza heredada que

ejército de tierra a los capitanes que, como Flo le llevaría más tarde a todas las grandes resolu

res, de la artillería, había sido fiel hasta el ciones de su carrera, sin exceptuar la del marti
ascetismo, o como
Dardignac (para hablar sólo rio aceptado tranquilamente í de antemano,

de los muertos) que había sido libre hasta el


desliz. v.
1 bien!

A este
jénero de jenerosos servidores de la Era el carácter del niño coquimbano dema

patria, resueltos i convencidos, inflexibles i mag siado resuelto para forjarse con la espera una

nánimos, perteneció t:n su acelerada carrera el carrera profesional, aun siendo hijo de un alto
brillante capitán que a la i-tlatl escasa de 24 años funcionario; i por esto, saltando de. un solo em

lalleció en el alto del Campo de la Alianza como puje los bancos del aula i del claustro, que para
en la cima del Colgóla. muchos son barrotes de prisiones, a la edad de

Francisco Olivos era hombre de fe, ¡ aunque diezisiele años alistóse en un


cuerpo de linea,
en su niñez suelta i traviesa mostró resolución empeñado en buscar la suerte varia i tentadora
audaz, nunca
apartó de su corazón el talismán de del soldado.
la enseñanza la única i El batallón
primera, que es santa elejido fué el ;." de linea (coman
escuela de las almas buenas. Su padre, el res dante Muñoz) que a la sazón (1S74) guarnecías
petable caballero don Ambrosio Olivos, fiscal Santiago, que dos años más tarde pasó en las
i
de la corte de la Serena, era hombre de partido; guarniciones araucanas a denominarse Zapa-
pero al propio tiempo fue siempre hombre de
convicciones. Su madre, la señora Manuela
VI.
Bustamante, hija de un
distinguido procer chi
leno que alcanzara Méjico, donde ella nacie
en Cuatro años de el subte
su vida juvenil pasó
ra, el título de jeneral i el empleo de ministro niente Olivos en el penoso servicio de las fron
DE LA GLOi IA DE CHILE r8t>

teras, sin venir sola disfrutar Principiaré diciéndole, mamá, que hace mui
,1
siquiera una vez a

mal alarmarse cuando recibe mía tan


el regalo de la privanza doméstica, donde por su en no carta

carácter abierto, jovial i a la vez impetuoso, era luego como usted desea; el correo está tan mal
mimado de padres i hermanos. I de esta suerte el servido que todos se quejan de este mal sin

que había sido juzgarlo niño violento i atolondra remedio.

do por los monjes institutores de nuestra monás 'Me dice en su carta que por faltas de noticias
tica capital, gozaba ahora, sin salir todavía de la mías estaba en tal inquietud que sus conjeturas
pubertad, reputación de un brillante oficial en
la la llevaban hasta creer quién sabe qué cosas.

tre sus i
jefes compañeros de armas. Sobre esto le diré que en este mineral hai tanta

Como oficial de Zapadores, el subteniente tranquilidad que puede decirse que estamos en

Olivos fué uno de los fundadores del fuerte, hoi plena paz; los enemigos están mui lejos, tanto

pueblo avanzado, del Traiguén, i allí recibió que jamás vendrán por tierra. Por tanto, quede
en marzo de 1879 los despachos de su
próximo usted tranquila, mamá, porque a más de la cir
grado en premio de su perseverantes e intelijen- cunstancia apuntada, tengo tal confianza en la
tes servicios. El teniente Olivos era aficionado causa de que soi defensor que tengo seguridad
a
injeniero i se hallaba bastante versado en las que Dios la proteje como al mismo tiempo a los

•• Mi querida mamá, no
piense más en
que estoi
VII.
separado ríe usted; acuérdese sí s, ',1o
para pensar
En la fecha a
que hemos llegado ya, la ola de que volveré con
gloria, lleno de triunfos i laure

la guerra invadía todos los corazones que laten les a darle un abrazo. Sé que esto es difícil, pero
üjero en estepaís de jenerosos entusiasmos ju si no lo consigo tendré por lo menos la resolución

veniles, i que el egoísmo petrifica sólo con la du- de Arturo Prat...,,

"...Seguiré contestando su carta,— proseguía

campaña con su
pecho henchido de fe i acaricia diciendo el animoso soldado casi con el candor
do por los mil mirajes de la primera edad, fieros de un niño. —

Esperanza de batalla no tenemos

i sangrientos los unos, cual cumple al soldado. hasta que vaya el ejército a
Iquique, lo cual no

empapados de ternura los otros, como era


propio puede ser todavía, porque sólo hai como 10,000

del hijo i del creyente, hombres aquí, i a más de que es poco este nú

■Mil cosas, —
decíale así con la injenuidad sin mero, falta equiparlo.
artificios de la infancia a su buena madre desde "Animo i valor, creo
que no
tengo, porque
el campamento de Caracoles (que fué su
primara todavía no me he probado, pero resolución de

etapa, doride a las órdenes del infatigable te


portarme como chileno tengo, i estoi persuadido
niente-coronel Vivar i del joven i bravo capitán de que con esa resolución no me faltará el áni

de su
compañía Abel Carretón, vivía en conti mo i valor. Destreza es mui poca la que se ne

nua i fatigadora preparación bajo las armas)— cesita cuando uno se bate con
enemigos como

mil cosas, quisiera contarle, mamá, pero no hallo los peruanos. Hago abstracción de los bolivia

por donde principiar; así es


que le escribiré con nos
que valen mucho más que sus aliados, por
testando punto por punto su carta, porque me que a ellos casi no se les considera como ene

será más fácil í al mismo tiempo no me olvidaré migos.»


de nada de lo que me pregunta.
EL ÁLBUM

del animoso teniente del


VIII. ex-
terminado rej hea aquella horrible
ibía el soldado de Tarapacá con las i carnicera jornada. Encuéni

del alma que de la tienda en el de- das sus cartas de familia fi

de la edla, crueles
posarse sobre la enramada pérdidas,
a sus
.
amigot
ramilla a asente en el seno de la patr a, el 25 de tos i por él sinceramente lli

mayo d 1879, i ese era solo el pe iodo de los


Xo he probado toda ía,» excla- (i en realidad habíalo sido), juzgando
aprestos
11
me e
interpre.
maba en esa carta íntima, pero el impetuoso niño tando por esto, con la fe de un cruzado, que er

llamaba las batallas futuras en utras ocasiones sería invulnerable. Sín


-a
"esperanzas» embargo,
cuya bu ca iba. El alma de Prat, orno
ya lo nada de esto trasmitía a los suyos, limitándose a

tenemos demostrado respecto de rr uchos inci- desvanecer los justos temores que por su exis

pientes leroísmos, había pasado e i su vuelo tencia aquellos albergaban.


las alt través tle aquella iiltn; entusiasta. Me he hecho cargo, escribía padre,

a ras a 1 a su on

i él mis no cuidaba de decirlo como en secreto valesciente de enfermedad tenaz, que al fin h:.o.,'u

pero con
orgullo a su madre; »Te idré por lo de postrarlo junto con el dolor de irreparable
resolución de Prat!,, pérdida, í desde Santa Catalina de Tarapacá, el
26 de diciembre de 1879, esto es, un mes des

[iués del combate:— me he hecho cargo de lo que


habrán sufrido ustedes sin saber nada de mi des

Pero la prueba solicitada pués de la batalla en que me "bauticé,,, como

cia no tardó en sobrevenir, aquella había de s bárbaramente dec Napoleón III porsuhljo. Pe

turril ib -
7ué Tarapacá, que no sería batalla, ni pude le escribí dándole noti-
i derrota, sino hecatombe. Allí, en
aquel cia exacta de lo o< 'rido el 27 de noviembre, i
torbell: de plomo derretido que corrió durante de fecha 30, perc
según me parece, a carta era

diez hi ;
por el cauce seco de una
grieta de! e hasta el 12, fecha de su carta, no

desiert el teniente Olivos peleó en el punto la hubiese recibido, por cuanto la corresponc\ un ,i

más avansado, al mando riel bravo capitán Ca detuvo varios días, el objete
se en
Pisagua con

rretón {ho¡ teniente coronel), i allí, cuando éste de tuvieran detalles que
impedir se en Santiago
atravesado por innumerables proyectiles, como, en el primer momento habrían sido funestos. Ya.
su hermano que en el sitio rindió la vida, como cuando el ánimo estaba preparado, se dio curso

segundo el mando de la compañía, conti sido di:


que habría
su en irrar.
a esa
correspondencia
nuó batiéndose el teniente Olivos con el último consuelo si la hubieran recibido a tiempo., 1

montón de heroicos heridos ¡ agonizantes que I en


seguida, más preocupado que de sí mismo.
todavía escuchaban su voz. La reputación de del valeroso soldado que le había conducido al
bravura del desde bautizo del a su lado, el leal
joven coquimbano quedó ese
fuego, cayendo
fatal día sellada con
sangre i con
fuego mancebo añadía:
déme
» Cuando me escriba nuevamente, papá,
noticias, si puede, del capitán Garretón. Me
in

tereso mucho por la suerte de ese


joven. Aparte
obstante, profunda ¡durable de las mil cualidades que como hombre lo ador-
DE LA GI.OI ■JA DE CHILE ¿0¡

nan, tiene la de militar hon I en ello el certero mozo tenía sobrada razón,
serun pundonoroso,
rado i valientecomo pocos; con su compañía, que porque de todas las injusticias, la más grave, la

pudo colocarla en mui buena posición, rechazó al más irritante, la más traseet.lenlal es aquella que

enemigo que trataba de envolver al resto del 2.°; se comete contra hombres que en cambio de su

el enemigo concentró honra llevan ofrecida la vida la nación. La pro


pero en pago de tal hazaña,
a

sus
fuegos sobre esa compañía de tal modo que moción injusta de un favorito suele en conse

sólo han quedado 29 individuos. El valiente Ga- cuencia, perturbar un cuerpo de ejército más que

rretón recibió tres balazos, uno en una mano, una batalla, porque el desaire cae sobre todos i

otro en una
pierna i el último le atravesó el cuer la indignación hácese contajiosa hasta la ira.
i saliéndole poco Por esto, cuando el merecido i
po, entrándole por la barriga despacho no

más arriba de los ríñones; ya con estas heridas, buscado llegó a sus manos, limitóse el capitán
el bravo Garretón, cayó sin exhalar más queja agraciado a decir a los suyos: "Me he dedica
buena!» do alma i cuerpo buen de
que: ,,ésta sí que pié
es con a en
poner
i, El corazón de este oficial
grande.
es mui Un guerra a mis 150 hombres, i tanto en el interés

hermano de él, capitán también, pagó con su vi de mi patria como en el mío propio está su ins

da su osadía; cuando lo supo Abel, por un solda trucción». I acentuada todavía más noblemente

do, se
incorporó, alcanzó apararse con una de su resolución de soldado i la devolut ion del em

sesperación horrible, pero sus heridas no le die peño de honor que le imponía su nuevo grado
ron
tiempo para más, cayó desmayado. Me para con la nación que lo otorgaba, escribía otra

extremece el recuerdo de ese valiente hasta el vez a su madre, depositarla de todas sus confian

extremo de no
poder apartarle de mi ¡majina- zas i aun de su diminuto archivo de soldado, di-
ciónn. ciéndole estas nobilísimas frases, en carta de 11

El teniente Olivos sabía hacer justicia! de febrero de 1 880 i desde el campamento de

Santa Catalina:

XI. "El nuevo


grado que he obtenido en la ca

rrera de las armas me hace entrar en una nueva

Después de Tarapacá i antes de los Anjeles faz. que teniendo obligaciones más sagradas que
(marzo de 1880) el teniente Olivos fué promovi cumplir me darán honra i gloria si cumplo como

do a
capitán a la edad de 24 años, pero él jamás un caballero, con lo cual no solo llenaré mis as

solicitó sus ascensos, i escribiendo sobre esas in piraciones sino también las de mi patrian.
timidades a su
padre, decíale cierto día: 1 a esta expresión del alto concepto del de
„Como usted me dice mui bien, los ascensos ber, seguían más adelante de la confidencia, es

no deben ser obtenidos por el favor: —no


quiero tas palabras de hombre, que por desdicha no

deber lo que yo sea sino a lo que merezco. Así como fueron una
profecía sino un
juramento;
la mayor parte de las el favor
en
profesiones es
"Ayer me fué entregado el nombramiento de
lo que hace surjir a muchos, en la milicia sucede capitán, que firmó el ministro de la guerra con

otro tanto; pero me conformo con ser un subal fecha 5 del presente; se lo remito para que lo
terno
siempre, antes que ser señalado con el dedo guarde como depósito para mientras lo relevo
i que digan que lo soi, lo debo al favor de tal el de sárjenlo pienso conquistar
que Por mayor que
persona, como hai ¡¡nichos i solar todo en la mi en Tacna».
licia. Ah! madre, el único
-

pobre depósito que de


EL ÁLBUM

al ni la
aquella jornada llegaría a j
quebrada
sería un pálido cadáver... de Tumi! a
guerrillera
:ual fue
espe-
XII, e
especial de
la jomad. rapacá, el ca-

Del fondoblanquecino i polvoroso del desier |,M„ Olivos aballo, pues.


to, en que el ejército vencedor de San Francisco to fuera de c ncidente que
fué condenado por supremas impericias a vivir él juzgaba di cia cada VC!

vejetando durante cuatro meses, marchó el capi que recordab ; de la quebrada del
tán Olivos las verdes del lio, I desierto. "C
a
márjenes como

en todos sus
compañeros, sin exceptuar al más Tarapacá,
—■

infeliz soldado, su alma no cabía de gozo con batallas, me

aquella mudanza de la siesta decretada, por la rencia, seríai


batalla apetecida. "Mucho entusiasmo, decía encontrado c

con este motivo en la \ispera de partir del cam

pamento de San Antonio i en carta de familia

que existe como depósito en nuestro poder; —


mu

cho entusiasmo reina en oficiales i tropa porque xiv.


la vida de campamento era
algo
Entretanto el capitán Olivos había prometi
blantes como en el hecho más ins do ir a
conquistar en Tacna sus presillas de sar
dos estamos convencidos de que jento mayor o a morir por la honra i la victoria
sus
peligros i mucho mayores que l de su
patria, i hacia allá marchaba con
enérjica
habido; pero sabemos también qu, e
inquebrantable resolución. Este voto tenía en

ó cuando están ; su alma algo de divino porque era el fruto de

s
seguridad de que una deliberación tranquila, convencida i magná
desconfiados, no nos atraerán tan fácil nima. Ni a su amada madre, a
quien habríale
mo en Tarapacá. El triunfo seguro, sido dulce ahorrar una lágrima, se lo ocultaba; i

porque la resolución tle los que Tacna por el contrario, como esforzándose en consolar
es la del chileno: "Vencer o mor la anticipadamente de su
pérdida, hacíale pre
"La compañía que mando m senté que teniendo ella muchos hijos varones era
portará bien, porque tiene, a mas
iplir con justo que ofreciese la vida siquiera de uno, come

el deber del chileno, que veng; las tribus holocausto a la patria


en
antiguas, en

Ta necesitada de
.:
perecieron i
copiosa, rica e
inagotable sangre
i 1 latir siendo él el "Ahora vo¡ decirle tam
elejido... a

bién otra cosa,—escribía a este propósito el su


XIII. blime mancebo a la autora de su vida. — Lrst™

sabe que por deber i conciencia sirvo a mi Pturii


Al mando de esa
compañí en circunstancias que ella reclama de sus hijos
no hai
consecuencia una decidida voluntad; sabe también que
familia que no haya contribuido con alguno de
DE LA GLORIA DE CHILE ¡03

sus miembros a prestar ese


apoyo que la patria » No dude, mamá, que saldremos con felicidad

les sabe que apoyo consiste dedicar


exije; ese en en esta próxima acción; no
tenga cuidado por mí
sus vidas en su bien, pues es la consecuencia de porque, como le he dicho antes, estoi blindado.
la guerra, decir, cuesta sostener la honra i Esto por lo que mí. Por el
es eso
respecta a
ejército
dignidad de ¡a patria, i por fin. sabe que mu debe existir menos cuidado, porque su resolu
chos han sucumbido propendiendo al bienestar ción se
deja manifestar. Estamos en la situación
tle la madre que les exijo ese sacrificio llenándose de Hernán Cortés, que quemó sus naves en

de otarla i dejando un tierno recuerdo a su


pa Méjico, para triunfar o morir. El ejército chile
tria i familia; ¿por qué entonces no hace lo que no, aunque 110 necesita recurrir a ese medio para

todas esas madres que tienen sus


hijos en el morir cuando es necesario, sabe que vencerá;
ejército? Sé que su ternura es mui grande i ella sabe que le costará bastante, pero antes que re

es la que la hace sufrir tanto; pero, mamá, ten troceder o detenerse, morirán uno
por uñólos

ga confianza en Dios i María Santísima; tenga que lo componen, porque a más de ser la divisa,
hai retirada posible,
seguridad que me
proteje». no i'

¿Cuándo hubo una


protesta de fe i de heroís
mo expresada con más tierno, sumiso i a la vez XVII.
más levantado i altanero corazón?

Aquel nobilísimo soldado, perdido tan


tempra
XV. no
para su
patria, pero no
para los ejemplos, no

sabía Inspirarse sino en los heroísmos famosos.


Cuando el subteniente Olivos había atravesa Antes de Tarapacá había invocado a Arturo
do la capital de su
patria por la última vez, ca Prat. Antes de Tacna, con
perfecta similitud,
mino del Perú, habíase detenido en ella sólo con recordaba a Hernán Cortés.
dos i por brevísimo tiempo, saber: pa I lo que había más digno de alabanza i de ad
objetos a

abrazar madre i arrodillarse los de miración los arranques de aquella alma


ra a su a
píes en
juve
un sacerdote conocido i evanjélico que bendijo nil, de mui pocos conocida hasta la presente ho
en el guerrero al cristiano. I hecho esto, marchó ra, era que él sabía, por la voz del augurio del
resueltamente a la muerte. soldado, que iba a morir. Así habíaselo dicho,

sin inmutarse, pero con


profundo convencimien

XVI. to, al capitán Roberto Concha, que mandaba la


tiompañía jemela de la suya en el rejimiento, ¡ el
Un último deber de ternura le quedaba toda último, en su tiempo, irast-rihiónosla a nosotros

vía después de la conciencia i del sacrificio: como un presentimiento común dolorosamente

tranquilizar los corazones sobresaltados de su


hogar, antes de marchar al último combate. Fin Sabían los dos capitanes guerrilleros del 2." de

una carta
que ha visto la luz pública, escrita en la línea que, hallándose el enemigo atrincherado

víspera de Tacna, i en
cuyo texto orijinal la am en una vasta línea de parapetos i lomajes, las

plitud inusitada de los caracteres traicionan los compañías de guerrillas destinadas a


preceder
latidos del corazón al trazar el cariñoso engaño, i preparar el ataque a la línea de batalla que

decía, en efecto, por la postrera vez a su madre vendría en


pos. pagarían duro tributo a las ba-
estas palabras de solícito aliento:
EL ALIIU.M "t^
tarde, después de platicado bajo la lona, to minamos elijiendo las palabras de
eso
alguien que
dos los capitanes guerrilleros de la segunda di en la intimidad conoció a fondo aquella natura.
leza riquísima, i que fué el primero en trazar sus

celó, soldado tallado en esa roca, yacían exánimes perfiles en breves pero sentidos rasgos:

por el suelo; Torreblanca del Atacama i Dinator ,'Vída llena de deber i de sacrificio. Mii<.rr,.

del Santiago, muertos; Roberto Concha del 2.", fecunda en


gloria i heroísmo.

malamente herido, i moribundo el valentísimo "Al pisar los dinteles del más allá, soldados
soldado a
quien esta
pajina tlt: conmemoraciones como Olivos, jenios tutelares de la bandera,1,
Chile, envían sobre su blanca estrella
lampos ,-■

fúljido esplendor que permitirán a las j enerado


XVIII.
nes futuras reconocer su ruta i su divisa.
Dos días después (el 28 de mayo) espiraba el ■■No adornemos, entre tanto, el monumento

capitán guerrillero del 2." de línea don Francis que guarde sus
despojos con mirtos o
arrayanes,
co Olivos en los
hospitales de la ciudad que ha que el hielo de la soledad o del olvido hubieran
bía ayudado a
capturar con su
sangre, sin que se de segar o marchitar mañana.
desmintiera un solo instante su constancia de »\o estampemos tampoco ninguna leyenda
cristiano, su ínclita bravura de chileno. sobre su
sepulcro. Dejemos el mármol inortuo-

"Sé, señor, —
escribía con este motivo, envian
do al aflijido padre el último consuelo de los "Más tarde, un
lapidario ¡lustre, empuñando
fuertes, el aguerrido comandante del 2." de línea un cincel de oro, recorrerá esos sitios de muerte

tlon Estanislao del Canto; —


sé que el recuerdo de i enmendará nuestro voluntario olvido. La Re
las bellas dotes que adornaban un ser
querido pública, radiante de belleza, ceñido de
a su
traje
ha tenido la desgracia de perder, victoria, sobre losa, reverencia,
1
que se no
grabará esa con

sirve en modo alguno de lenitivo al dolor que una


palabra i derramará sobre sus cenizas, amo

se
experimenta; pero deseo que usted no ignore rosa i agradecida, una
lágrima. Esa palabraser.i
que el gallardo e intrépido capitán Olivos, com su
epitafio i su historia, esa
lágrima será si: lau
batió siempre como todo un valiente, i exhaló rel i su
apoteosis. ¡Gloriosa leveiida! ¡ Inmarcesi
el último suspiro como el verdadero soldado ble corona!»
chileno, en defensa de su
patria». Francisco Olivos fué un verdadero héroe cris

tiano, un verdadero cruzado de las victorias de


XIX.
Chile,
DE LA GLORIA DE CHILE

DON PEDRO LAGOS

JENERAL DE BRIGADA.

II.

^mMMl ° es sólo el plomo en las l.iata- I en


pos ríe los otros tocóle temprano su turno,

wliSvilí lla s el insidioso metal que ma- siendo el primer jeneral que desaparece de los

»^^^fe,>SL ta a los héroes en la guerra, ni que vencieron al Perú i a Bolivia en las más

i únicamente las epidemias memorables batallas campales de la segunda


las que diezman lo s ejércitos en las campañas. Alianza i tercera guerra púnica del Pacífico,

Porque trabajado-. nuchas veces los músculos i Suele en efecto el propio rayo, que en la me

las entrañas de los combatientes por duras fati- dianía del bosque derriba la ramosa encina i

gas o acerbo clima, igonizan muchos lentamente. hiende i descuaja el roble altivo, cuando fulmí
nalo el cielo contra las multitudes humanas, es-

pagan el tributo al sacrificio común, mucho cojer para su ira las mas altas tallas, las frentes
tes de la techa señalada por poderosa o
prh
jiada naturaleza. hora no
aguardada míelos tic súbito al suelo.

;ádo de tal 1 eso


precisamente a n el hombre de

prolongad; s
tropicales en el Perú, que guerra i de batalla c ■e
fuljei todavía de ju-
xs tres últimos años hemos estado le- ventud i de gloria, yace en
cimprano ataúd, heri-

larga lista de órdenes del día en


que se do por daño aleve, despué :le haber pasado ileso

disponía por la comandancia jeneral de armas, por el raudal de fuego de


los últimos honores acordados por las Ordenan

zas del Ejército a los que sucumbían »a conse III.


cuencia ele las fatigas i penalidades de la cam-

Eljeneral I). Pedro Lagos, muerto ;

[ caso
singular! Era eljeneral don Pedro Lagos años de edad i a los 40 de su
gloriosa caí

el que en su condición de comandante de armas soldado, era la encarnación más viva, n

de Santiago, firmaba los boletines de esas trist, liante, i a la vez más popular i más fan:

pero honrosas defii verdadero tipo del caudillo de guerra,


de las de Chillan,
tierra que los hombres, semejanza el coronel
en a narca como
Juan
de Pompeyo, armados, del ealcauo de atacameño renombre,
[ejiones nacen como
Vargas
al velmo, a la invocación de la patria oal simple como San Martín, como
Jiménez Var-
ruido de las cornetas apellidan la niñez i la j Marchant ¡ tantos otros
que que murieron
juventud los a combates. po de batalla o del campo de
después
De aquí la honda impresión que su fin ha batalla. mró a la escuela de cabos en
1846
causado de un confín a otro de la república, i que cuando j había
cumplido ió años, i allí
formóse
mañana irá a
repercutir como un eco fúnebre, a su alma intrépida, bajo la
caballeresca vijilanria
las puertas de las tiendas en
que todavía velan del jeneral Aldunate, tipo antiguo del honor mi
moldados. litar que rije todavía por fortuna nuestro joven
ejército i lo enaltece.
IV. Tuvo allí el cabo segundo don Pedro
Lagos,
dos compañeros que le precedieron en el sendero
Nació el jeneral Lagos en la ciudad de Chi de la inmortalidad í fueron dignos de su consor

llan, o más probablemente en la estancia de cio en el aula i en el combate; el cabo Vivar

Mengol, (hoi subdelegación de Nebuco,) donde :rto gl, 11


Tarapacá, i el cabe

su
padre trabajaba con cortedad de recursos i rchant primo hermano, inmolado más glo-
sobra de hijos, en 1832; i de los últimos, que frente del heroico rejimiento Val

paraíso, en Miradores. En esos tres cabos de

1846 el país ha visto


desaparecer tres de susmás
mábase don Manuel Lagos, su madre doña Ro nobles adalides, dignos todos de ceñir la faja azul
sario Marchant, i sus hermanos soldados, don

Gabriel que murió de cadete, don José María,


hoi sarjento mayor retirado i don Anacleto que vi.
milita todavía en el ejército con el grado de te

niente coronel. Cuatro años llevó el jeneral Lagos atada a se

Don Pedro llevó la el nombre de


en
pila su
manga derecha la jineta de subalterno que carga

abuelo, que fué soldado voluntario de la patria. mimbre i fusil, i cuando en 1850 salió destinado
durante la guerra de la independencia junto al todos
con
ejército, el joven cabo ganó uno a uno

sus
hijos. _
sus
grados. Los combates de la revolución de

1851 lo hicieron teniente. Los de 1859 lo hicie


v.
ron teniente coronel.
Desvalida la familia por el abultado creci Llamó la atención de sus tem
sus
jefes por
miento de la prole, hízose clérigo uno de los pranos actos de bravura, el subteniente Lagos
hermanos mayores del futuro llamado durante el porfiado sitio que la ciudad de la Se
jeneral,
don Antonino, i este trájole consigo defendida por
a
Santiago rena, sus
hijos en armas, sostuvo
en uno de los viajes que fuera de diócesis
su so- contra las tropas mas aguerridas del gobierno,
lia emprender. desde Octubre de 1851 Enero de
a 1852.
Comenzó el brillante caudillo que el Al mando de mitad del batallón 5° de
país una

acaba de perder su
primer aprendizaje militar efecto el juvenil oficial, varios
línea, sostuvo en

la esfera humilde de
en mas su escalafón. Nacido encuentros en las calles de la heroica ciudad

DE LA GLOR.IA DE CHLLE jgj

dando siempre pruebas de un valor sereno i de milia de uno i otro de aquellos dos valerosos
una jenerosidad
magnánima, con los que, talvez jefes se ha conservado la tradición de! cariñoso
a su
pesar, combatían en lucha fratricida. El je recuerdo que de los hechos del joven oficial
neral Lagos, como hombre de guerra, sólo sería durante el sitio de la Serena ambos guardaron.
terrible e implacable con los enemigos extran

jeros de su
patria. VIII.

VII. Ascendido años de terminada


tres
después
Era el esbelto la revolución de 1851 (febrero de
entonces jeneral Lagos, un mo 1854), a capi
zo, de veinte años, alto, delgado, hermoso como tán del batallón 4.° de línea, el teniente Lagos
la adolescencia, flexible los hizo de este bizarro cuerpo dejión sagrada, i
como
empinados su

robles de su montaña natal; i por la


gallardía por esto prefiriólo a los otros rcjimientos del
de su
porte así como
por la franqueza espon ejército en el asalto de Arica, un cuarto de siglo
tánea i varonil de su índole caballeresca, cau más tarde. Hallábase al mando accidental de

tivábase de continuo, no sólo el aprecio de sus ese


cuerpo como su
sarjento mayor, el ano me

jefes sino la simpatía de sus


propios adversarios. morable de 1869, ¡ todavía recuérdanse en la

En una ocasión en
que el capitán de las fuerzas línea militar del Nuble sus
proezas de soldado i

sitiadas, don Nemesio Vicuña, hizo una salida su


jenerosa conducta de jefe con los que habien

hacia San Francisco con un destacamento de in do sido en la víspera sus


amigos i sus cantara

fantería, marchando agazapado por adentro de das, combatían ahora de nuevo con las armas en

los huertos de las casas, que tenían sus murallas la mano la misma política que habían combatido

preparadas, salióle al encuentro con sus


tropas
el teniente Lagos, i después de cambiarse algu IX,
nos balazos, concluyeron por acercarse i darse

afectuosamente la mano en la medianía de sus

trincheras. El actual bizarro jeneral de división, (abril de 1859) un


rasgo de altivez de carácter
don Emilio contra las sospechas ríe la recelosa política de la
Sotomayor, en
aquel tiempo capitán
de artillería i que mandaba la contra-trinchera de capital, le arrancó al ejército de las fronteras,

San Francisco, fué testigo i actor en aquella es donde mandaba con raro
prestijio el batallón 4.1
cena caballeresca, de una
guerra entre chilenos. tle línea, arrastrando en su caula a cuatro capi
Por esto talvez, tan noble soldado fué el único tanes que prefirieron seguirle en su
desgracia.
de clase que al antiguo ilustre Uno de capitanes es hoi el coronel Soto,
su
acompañó e esos

amigo, haciendo ensanchar bajo sus órdenes la


cavidad de la sepultura que debía contener el rostiugu. El comandante Lagos 110 sólo sabía
abultado ataúd del héroe que había crecido con ser soldado sino que sabía también hacer solda

dos. Para ello había sido cabo.

Eljeneral Vidaurre, comandante en jefe de la


división sitiadora de la Serena i el vice almirante X.
Simpson, que allí se encontró como
capitán de la
corbeta Esmeralda, habían adivinado, entretan Retirado desde entonces el comandante La

to, al futuro adalid de la república; i en la fa- gos, a causa de los afanes medrosos de los par-
uiü EL ÁLBUM

tidos. ciudad natal, donde vivía como em su


imponderable denuedo i por
a su su
jeneroso, re-

pobrecido cultivador, los azares de la política signado i sublime sometimiento al deber i a |a


volvieron a llamarle al servicio activo; porque, disciplina.
desconfiando el gobierno de la actitud del pue
XIII.
blo de Chillan en la campaña presidencial de

Todos saben cuál fué el


1875, quiso contentarle colocando otra vez bajo comportamiento per
las banderas más i más popular sonal del coronel Lagos aquella batalla
a su
prestijioso en
cam

caudillo militar. pal. El le mereció, como un honor conferido en

En esta situación, un tanto pasiva, hallóle la el campo de batalla, la designación que su


jefe
inmediato hizo de él, para mandar en persona i
brado en abril de 1879 comandante del reji directamente el asalto de Arica una semana más
miento Santiago, que él mismo debía reclutar tarde.

de la bravia de los arrabales de la Pero lo que no todos saben


entre jente es un
episodio ilt
la primera de aquellas batallas que demuestra
cómo sabía pelear el jeneral Lagos, i cómo ense
XI.
ñaba a
pelear a los que a su lado servían.

Elijió el activo jefe para compañeros de cam Atascado un cañón durante lo más recio del

dos soldados de mismo metal, i que, conflicto en la pesada el coronel


paña a su arena,
Lagos
acribillados de balas, le han sobrevivido para pidió un lazo a uno de sus asistentes i amarrán

glorificarle con incontrastable amistad. Aludimos dolo al eje de la pieza entorpecida, i atándolo

a los coroneles don Demonio Fuensalida i don a su cincha, condújolo a la loma e hizo fuego.
'

Francisco Harceló; Í con la ayuda de estos dos Interrogado más tarde por este hecho verda-
'

'.i-.- i¡.'.i. Lirios, entraba el comandante Lagos en deramente heroico i digno de Hueras, negábale
campaña pocos meses más tarde, a la cabeza sonriendo, ¡ atribuíalo a uno de sus
ayudantes
del más formidable rejimiento de línea de nueva lavorito.s. el comandante Julio Argomrilo, que a

creación (pie ha paseado su bandera por los mé su vez


culpaba de él a su
jefe. Lo mas cierto es

danos i las montañas del Perú que ambos fueron cómplices en el afortunado

['removido a coronel i a
jefe de estado ma lance del pehual. Era lo que había hecho Ibáñez

yor del ejército de operaciones pocos meses mas en


Rancagua I don José María Bena vente en

tarde (enero de 1880), tle jemal las pampas


otro rasgo su
arjentínas.
arrogancia le hizo abandonar su alto puesto i

regresar desazonado a su retiro favorito de XIV.


Chillan.

Mostrábase por esos' dias no lejanos el coro


XII.
nel Lagos como un verdadero titán de hierro 1

Pero cuando el clarín de Tacna iba realizaba sin la ostentación las proezas
a sonar,
| menor

el brioso soldado montó de nuevo a caballo, i i de Hércules. No se


apeaba jamás del caballo.

aceptando el puesto humilde de primer ayudante ¡ I por esto su


jeneral Baquedano,
amigo i jefe, el
del jefe, después de haber sido la se
jeneral en había encontrado un tan pintoresca
aditamento

gunda personalidad del ejército, batióse 1: esa . como expresivo


para calificar a sus ayudantes
condición en Tacna, cubriéndose de gloria por petrificados como él en la silla. La ruda simpli-
DE LA GLORIA DE CHILE roo

cidad del calificativo permite estamparlo


no nos
11
Lago de sangre,,, pero de esa onda roja en
que

aquí, pero era relativo a las peladuras de la piel, flotaba el pálido cadáver del ínclito San Martín,

que de seguro llevaban todos los que seguían surjían rayos de esplendorosa gloria que empa
en sus excursiones al infatigable centauro, ver paban con su luz los colores de Chile flotan

dadero Argos del ejército que todo había de do en el mástil del alto Morro, que Chile no

verlo i todo había de vijilarlo. soltará jamás devolviéndolo ni por plata, ni por

sangre, menos
por miedo, a stis eternos históricos

xv. enemigos.

xvi.
No sabemos a este propósito si los lectores

de esta leve memoria lo rocordarán todavía, pero De Arica partió el coronel Lagos hacia Lima

nosotros haremos mención por ellos de un hecho a la cabeza de la tercera división, cuyo núcleo
extraordinario de locomoción i de actividad mi era el ya aguerrido Santiago, comandado por

litar, que precedió, de parte del coronel Lagos, Fueusalida i por Barceló, i nadie habrá olvidado
a la batalla de Tacna. que desde el día en
que el ejército tomó pose
El día en
que desdichadamente sucumbió el sión de Lurín, valle ameno, imbécilmente aban
ministro de la guerra en
campaña, en el campa donado a nuestro paso por el "jeneral» Piérola,
mento de las Yaras, el coronel Lagos practicaba el coronel Lagos fatigó todos los caballos de su

un reconocimiento sobre las líneas enemigas, en división en


personalmente i a todas
reconocer

el Campo de la Alianza, i sólo cuando escuchó horas las posiciones enemigas como en Tacna.
las nocturnas dianas de los aliados dio sin dor Solo un
jefe alcanzó a
igualarlo en vijílancia, ¡
mir la vuelta. Hallóse entonces con la triste ese
jefe era un
hijo de Chillan como lo era él i

nueva del fallecimiento del ministro, ¡ sin des como lo fué O'Higgins.
cender del caballo escoltaba su cadáver ese mis El coronel Lagos mandó en
persona el gran
ino día hasta la caleta de Ite, distante veinte reconocimiento de Villa. Pero el coronel Oro-

leguas; regresaba inmediatamente llevando con zímbo Barbosa mandó también en persona los
sigo los Cazadores del Desierto, i entraba el 26 reconocimientos tlel Manzano i de Ate. —

¡I ese

en
pelea con tanta frescura de fuerzas que, como coronel que mandaba desde Tacna una
brigada
dejamos contado, túvolas para enlazar cañones

en el campo de batalla. El coronel Lagos había

galopado cien leguas por la inerte arena del de XVII.


sierto en los últimos tres días, ¿I cómo era
posi
ble que la victoria no siguiese los pasos de No cupo en el día de Chorrillos una parte
semejantes hombres? conspicua en la repartición de la gloria común

La historia ha contado ya la pajina más glo a la tercera división, que cerraba nuestra extre

riosa de la vida militar i heroica sola derecha. Pero Miradores valientes


(que es una ma en sus

cosa) del coronel Lagos, i de tal suerte que para cuerpos, el Concepción, el Aconcagua, el Cau-
fama bastaría el nombre de I especialmente el Naval i el Santiago,
su eterna
esculpir policán,
esa
pajina en su losa: »Arica.„ hicieron el rescate sobrado de la esquiva fortuna,
Diéronle los peruanos por apodo de horror | manteniéndose como una muralla de cal i canto

en ese treVnendo hecho de armas el nombre de I contra todo el ejército peruano i la sorpresa. Fll
100 E¡- •> 'I.BUM

mantú ¿Cómo, señor? Soi


coronel Lagos, su comandante jeneral, su ayudante tal.
de Nó, señor, lo
pié durante tres horas a la sombra i

vose de no conozco no sé lo que me
verdosa higuera, cubriéndole a catla paso el dice...

quepi, el pecho i los hombros los ganchos que el Comprendió entonces su bisoñada el joven
oficial i apeándose del caballo repitió la orden,
plomo i la metralla tronchaban sobre su erguida
-
Ahora sí, replicóle el rudo jefe.

¿Por qué ese árbol no fué un laurel? pre 1 la orden fué en el acto
cumplida.
guntaba alguien comentando más tarde la im
pertérrita serenidad del capitán chileno. XIX.
Un escritor nacional, tan brillante como espi
ritual, llamó desde aquel tiempo la batalla de Sóbrales de continuo la chispa a nuestros sol
Miradores "la batalla de los tres compadres», dados, i no ha mucho, habiendo sido nombrado
recularon ni el ancho de la de la
porque los que no padrino inauguración de un
templo de San
suela de sus
zapatos, fueron Lagos, Euensalida tiago el jeneral Lagos, en su calidad de coman

i Barceló, que eran en efecto tres compadres de dante de armas, junto con escritor
un
amigo su

¡lila, de valor Í de afecto. yo, en la hora grave de la colecta de los padrinos


No venía ciertamente mal aquella denomina i madrinas opulentas, inclinándose al oído del

ción familiar al jefe de la tercera división, porque último, díjole el primero: —


"Lo que es nosotros,
siendo un ríjitlo disciplinario no vivía reñido en compañero, damos lo que tenemos; usted proba
el campamento ni con el buen humor ni con las blemente les dará a los buenos padres un
¡nnu
fáciles alegrías del soldado, de tinta. ¡ yo ya les he dado un
poco de pólvo
ra..." 1 en efecto oyóse luego el ruido de las des
él i ellos alguna vez
durmieron) en el ángulo tle cargas que solemnizaban la pomposa fiesta...
un rústico potrero bajo los árboles; ¡tero ahí
nunca faltaba sabroso bastimento, como en
Jaz- XX.
pampa, viejo cuartel del Santiago, medio a metilo

del desierto de i así, mientras Existe


Tarapacá; rasgo del
es
en otras otro jeneral Lagos que
mesas los jefes comían burros asados, en el man
poco conocido i que revela, como con un solo

tel del compadre Lagos, tendido sóbrela grama. terrible ener¡ía i ilación todn
lampo, su su ¡vs, a

sobraba el pavo. prueba, en el arte tremendo de la guerra.


Marchando él siempre adelante llegó con sus
XVIII.
ayudantes i su
pequeña escolta de cazadores a

Era el coronel Lagos, en caballo a! del Barranco, al la noche


campaña, sumamente
pueblo caer

llano, festivo i decidor en el círculo de sus ami en la víspera de Miradores; i observando que en

gos de Intimidad i de sus


jóvenes ayudantes que todas partes había puestos de vinos i despachos'
le miraban como a
padre. Pero no
perdonaba en italianos como en Chorrillos, ordenó a seis caza

ellos la mas
lijera falta o desliz en el servicio. dores de su escolta que entraran a la pintoresca
Habiéndole llevado uno de ésios una orden aldea i le cuatro án
en
prendieran fuego por sus

la noche que precedió a la batalla ile Chorrillos


gulos.
la
manteniéndose a caballo mientras él velara de I Una hora después el pueblo mimado de
pié, contestóle secamente que no le conocía. aristocracia limeña ardía como una inmensa ho-
DE LA GLORIA DE CHILE

güera, pero en la batalla del siguiente día no no minada por afección al


una
rápida hígado.
hubo un sólo ebrio i consecuencia hubo
como no
Aconsejado por los médicos, buscó primero como

una sola cobardía, ni un solo crimen. I el clima de Viña del Mar, i


eso, que lenitivo, después el
es
guerra, llámase sencillamente saber hacer la de Valdivia, de cuya
provincia díjose con ese
guerra. SÍ el jeneral Lagos hubiera inspirado motivo que iba a ser nombrado intendente. Pero
con su alma los soñolientos consejos de la Mo en su
viaje a esa
rejión salutífera, detúvose por
neda, la guerra de los cinco años habría sido cansancio o por afecto en
Concepción, i allí su

una
guerra de cinco meses, incurable mal agravóse aceleradamente. Resis
tiendo éste no obstante con férrea voluntad a

XXI. los continuos asaltos de incurable


hidropesía,
escribía todavía el i.° de enero afectuosas salu
La carrera militar del
jeneral Lagos culminó taciones de
a
aquellos sus
amigos que había
con el mando del ejército chileno en Lima; pero leales. Mas por desdicha la
probado como en

llamado a i
Santiago relegado a la comandancia fermedad arreció desde i
ese día; en la noche del
jeneral de armas, junto con el reposo pasivo de 18 de enero, cuando acababan de
cumplirse tres
su retiro, comenzó a declinar su salud, ¡ tan años de la entrada triunfante de nuestro
ejército
aprisa, que cuando un senador, no hace todavía a la ciudad de Lima, entregó su alma a su Crea
de ello un mes, solicitaba que se crease un
puesto dor, aquel titán de la victoria que habría mere

especial de jeneral de división, significaba que cido morir como


Epaminondas en un lecho de
ello sería sólo un honor de ultratumba I apenas
una mediana compensación a su
joven i abnega
da viuda que queda con una
hija tierna en nobi
XXIV.
lísima pobreza.
Tomó honrosamente cargo desde el
a su
pri
XXII. mer momento, el gobierno, los funerales del hé
roe
que moría talvez con el último maravedí de
Pero el jeneral Lagos debía morir como había sueldo i mientras
su escaso
(i); se
disponía la
vivido. Era hombre que ni a la muerte daba tre traslación de la
sus restos a
capital, el Presidente
guas, i cuando su robusta I hercúlea organiza de la República dirljía a su desolada viuda la si
ción le habría permitido resistir todavía durante
guiente noble carta de condolencia, honra espe-
largos años al pérfido pero lento mal que se había cialísima, porque aun en señalados casos anterio
apoderado de sus entrañas, un
telegrama súbito res, ese último deber había sido cumplido por los
el rayo, anunció al vivió
como
país que quien ministros respectivos, a nombre del jefe de la
incólume cincuenta años, peleando en cien ba
tallas, ha muerto
ahogado por unos cuantos

litros de agua hidrópica.


(i) i.Ha muerto el jeneral Lagos, lia muerto ese
jeneral
que a su salida de Lima en el año Si |)¡did a un amigo un

XXIII. poco de dinero prestado para saldar críenlas usuales del par
ticular en el comercio i para poder llegar a Chile con
algu
nos ] lesos en el bolsillo: muere
pobre: era la lójica. de su
La vitalidad poderosa del jeneral Lagos había
li'la." Klartital ati:'¡r, ik-1 siib-inicn. lente de cjciiitri du»
comenzado a desfallecer desde el último vera G. hacienda de
Redún, Bureo, febrero 7 de 1SS4),
EL ÁLBUM ^
XXV. XXVII.

"Santiago, enero
n) de 1SS4. Los mortales del
despojos jeneral que mis
»
Señora: intensamente representaba la gloria combatiente
n El Gobierno se ha impuesto con vivo senti del ejército chileno, fueron trasportados a San
miento del fallecimiento del señor jeneral don tiago desde Concepción el 20 de enero, aniver

Pedro Lagos, digno esposo de usted,


sentimien sario de la batalla de Yungai, escoltados por
to de que participa hoi todo el país, que ve des comisiones cívicas i militares delegadas por
con el uno de sus mas ilustres servi- aquella noble ciudad, i en su
trayecto a la
aparecer capi
tal cubrían los pueblos del tránsito los festones

■'EI jeneral Lagos empeñó mas de una vez la de su duelo, que al día siguiente habrían de tro

gratitud de la nación en su
larga i gloriosa ca carse
por las vistosas guirnaldas de las públicas
rrera militar, i ha dejado al ejército, que veía en manifestaciones ofrecidas al Presidente de la
él de hacia las
uno sus
jefes más distinguidos, un ejemplo República en su
paso inauguraciones
de valor, disciplina i verdadero espíritu militar, del Sur.

cuyo recuerdo conservará con cariñoso respeto. Las honras fúnebres del héroe tuvieronlugar
"Pueda, señora, mitigar en
algo la honda pena esa misma mañana de la
partida presidencial
que hoi aflije a usted, el saber con cuánta sinceri (enero 21 de el
grandioso templo déla
1884) en

dad la nación entera se asocia a su dolor; i quiera Recolección Dominicana, en cuya consagración

aceptar, al mismo tiempo, junto con la expresión hacía apenas un año el jeneral Lagos había to

de la viva condolencia del Gobierno, los senti mado conspicua parte como padrino.
mientos de consideración mui distinguida con

que soi, señora, de usted obsecuente servidor. XXVIII.


Domikco Santa María.

A la señora juana L. de Lagos.


,:
Conducido su féretro inmediatamente al ce

menterio jeneral, en hombros de doce coroneles

XXVI. ¡ seguido de un
pueblo inmenso que rodeaba
todas las fuerzas de la guarnición de Santiago.
No estará de más agregar aquí, en este
apre oyéndose al borde de su fosa los últimos adloses
surado rasgo biográfico, que el Presielente de la de sus amigos, expresó uno de ellos (1) los sen

República profesaba una estimación personal i timientos que en aquel instante ajilaban todos

especialíslma aljeneral Lagos. los la alocución inspirada


corazones, en
siguiente
Cuando un año después de la ocupación de allí mismo por el afecto i por la admiración.
Lima resolvióse enviar una división sobre Are

quipa, i fué designado el jeneral Lagos para XXIX.


mandarla en
jefe, llamóle el Presidente a su des

pacho, i habiéndole preguntado cuántos hombres


necesitaba para emprender aquella ruda campa "Nos la impresión
encontramos esta vez
bajo
ña, dióle por única respuesta de soldado esta la de un
gran dolor público.
cónica cifra:

"Iré con los que S. E. me señale." El autor de este libro,
(■)
DE LA GL01 TA DE CHILE 203

11 Acostumbrados nuestros espíritus a simboli "El Gobierno no ha decretado, es cierto, el


zar en una alta personalidad guerrera toda la tinelo nacional; pero no lo necesitaba.

Fuerza, todo el heroísmo, toda la gloria de los "El ejército entero de Chile viste hoi el luto

hombres de combate propios de nuestra tierra; del invicto caudillo dentro de sus cuarteles, den
divisando en todos los horizontes de la sangrien tro de sus tiendas, dentro de sus
aquí
corazones,

ta guerra que aun no acaba, la figura radiante mismo donde asoman tantas jeucrosas lágrimas
del adalid que por doquier mostraba con su es ofrecidas a su memoria.

pada a nuestros bravos el camino de la victoria; ■•


I por otra parte, el país sabe que lo que ha

tjue atrepellaba en todas partes con el pecho de perdido en el jeneral don


Lagos no es Pedro

su caballo de batalla las filas enemigas; que en solo una alta categoría del ejército, sino un ejér
la llanura o la montaña quitábales con su fornido cito entero. El país comprende que donde estaba

brazo sus banderas, ¡ que iba escribiendo de Lagos sabía el soldado que allí estábala victoria,

etapa en
etapa en las más altas rocas del Perú i cuantío no divisaba aquél su alta cimera por en

esta leyenda inmortal: —


"Chile invencible al tre el polvo de la batalla, preguntaba todavía

verle ahora aquí, yerto, helado, inerme en ese cuál era el ala en
que él se hallaba, porque por
ataúd de plomo, sin que haya sido siquiera una allí debía comenzar la derrota i el exterminio del

bala enemiga la que en gloriosa lid atravesara enemigo


su altivo pecho, profunda congoja apodérase del »Su solo nombre valía por esto un
ejército;
ánimo, i el luto envuelve como en un sudario porque a su solo llamamiento, los millares de

todos los corazones, héroes que él enseñó .1


pelear habrían marchado

11 Ah señores! no parecería que en ese sarcófa sonriendo al oír el toque tle los clarines que los

go que cubren las enlutadas insignias del jeneral apellidaba bajo su


espada a las banderas.

don Pedro Lagos, cupiesen juntas su alta talla i "La muerte, entretanto, señores, se ha inter

s.u gloria más alta todavía. No se creería, a la puesto por hoi entre él i nosotros, entre el pasado
i'erdad, que allí duerme el reposo eterno aquel
brioso jinete que arrastró los cañones de Tacna dad que no halla término.
a la cincha de su caballo, ni el heroico caudillo "Pero lo que eres tú, jeneral Lagos, no has

que, lanzando al trote al asalto del Morro de muerto para siempre en el seno de la patria
Arica dos intrépidos rejimientos, arrebató al ene inmortal que fué tu madre. Tu nombre sobrevi

migo su más formidable fortaleza en el espacía virá a tus dias. Tu fama será trasmitida a las

de los lejanos trasmiten


pocos minutos, que él iba
astros
unos
acompasando jeneraciones como

el paso de luz los espacios. El lago desbordará el


con su
impaciente bridón de combate, su a en

ni soldado inmortal que convertido océano.... I entonces si algún día espadas de


menos aquel
baluarte de los de adobes conjuración aleve vuelven a alzarse sobre la
en
granito tras muros

de Miradores, dijo a los suyos esa mañana, que frente augusta de tu suelo, en son de amenaza i

ayer cumplió su tercer año: —

"Aquí está la glo tle peligro, tu espada, que yace atada a esa

ria de Chile i aquí me quedo!" faja blanca sobre frájil


tu urna, saltará por sí sola

"Ciertamente, señores, la muerte del jeneral de la vaina; ¡ seguido tú, cual caudillo, de los que

don Pedro Lagos es la


primera i la única derrota antes que tú murieron I que a tu voz,
que solía
que ha sufrido nuestro glorioso ejército en su imitar < ti las refriegas el ronco
grito de las águi
marcha ascendente hacia la historia. las heridas, batirán sus
palmas ensangrentadas
204 EL ^ LBUM ^i1*^

dentro de sus ataúdes; San Martín, I Santa


XXX.
Cruz, i Ramírez, i Vivar, ¡ Martínez i Marchant,
formarán tu escolta Invisible en las futuras lides Decíamos al comenzar este brevísimo bosque- '

que el renombre gana antes que el cañón. jo, que el jeneral Lagos por su alma, por s»

"Jeneral don Pedro Lagos! carrera i por su hercúlea estructura había


sitio
i Mientras allá en el remoto océano se alce in uno de los soldados de más alta talla en la n\0.
mutable, adusto, sombrío el Morro histórico en riosa falanje de los servidores armados del ,,,-iis

cuya cima batióse al viento de los mares la ban (¡lie, por lo mismo, el rayo, buscando su acero
dera tricolor que tu brazo i el tle los tuyos enarbo- le había derribado.
lara en un día de inmarcesible gloria, tu nombre [ a la verdad que si de la austera historia
no
perecerá, porque los siglos t las jen era ció ti es fuera lícito llevar los la
parangones a
leyenda,
én cada eco del cañón que salude la estrella del habríamos de encontrar sólo dos de
tipos com

pabellón, deletrearán las letras de tu nombre paración para el guerrero ¡lustre que a esta;

imperecedero, como la enseña del adalid que horas yace pálido e inerte dentro de estrecho

dijo a Chile entre el Pacífico i los Andes: -"Esta -

es por hoi tu frontera i tu baluarte!» El


jeneral Lagos en Arica fué el Ajax dé

Gloria a los hombres que así han vivido i así Troya, i en su suelo patrio i en el de los enerai- j

gos de su patria fué el terrible Caupolicán de


"Gloria a tí, jeneral Lagos, invicto campeón sus batallas.
de nuestro invencible ejército!,'

i
EL TENIENTE CORONEL

DON BARTOLOMÉ VIVAR


(Segundo Comandante del Rejimiento 2." de linea)
^

.<*/.
DE LA GLORIA DE CHILE

DON BARTOLOMÉ VIVAR

SEGUNDO JEFE DEL REJIMIENTO 21 DE LINEA.

patria, sudarlo de los heroicos. El sol-

I. dado chileno cuando ataca ase


méj,
I al águila; pero en la retirada
', los momentos en que la guerra, inamovible, i respecto de su bandera no 1;

. entrar en el último período de sino cuando, envuelto en ella, amortaja s

.'i. i i
primer lustro, parecería llegar a
■X\ [ de
'*^p¿ su
mayor edad Í con ella a la razón ese
linaje de hombres fué

que habrá de ponerla término, más o menos defi teniente coronel Vivar, que, como San

nitivo, más o menos transitorio, parécc-nos deber en el 4." de línea, hizo del batallón antes t

de imprescindible patriotismo hacer memoria a do su familia, viviendo i muriendo célibe


fin de que no
desaparezcan del todo en desdoro cuartel su
propio hogar, que 110 abandonó

so olvido, alguno de los nombres que el tiempo día en el espacio tle 2S años, esto es,

poco a
poco ha ido borrando, entre aquellos de toda su vida militante. (1S51-1879).
nuestros invencibles soldados que fueron los

primeros en señalar, a los que en


pos de ellos III.
vendrían, el camino del sacrificio en el deber.

Hijo de un
primer matrimonio del agrimensor
II. Vivar, cuyo nombre i virtudes, al contar en
paji
na
precedente la corta pero honrosísima vida de
El teniente coronel don Bartolomé Vivar, se su medio hermano menor Pedro Antonio, deja
gundo jefe del ya de línea, de recordados, el joven Vivar educóse en la
lejendario 2." mos ya
vuelto recientemente ai seno de la tierra en que ciudad de San Fernando, donde viniera al mun

naciera, señaladamsnte falan- do 1832, hasta la edad nubil, en que, forzado


figuró en aquella en

je de bravos, i fué uno de aquellos denodados ello por peni ias doméstica 1
por

chilenos que, encerrado dentro de un abismo a de las armai

por una fatal imprevisión, sucumbieron en nú intil de muchos ánimos de hombres, er

mero de muchos centenares antes que retroce ;cut.:Ia tle cabos instalada hacia poco en

der un solo paso en la línea del honor, antes que o como una sección anexa de la Acacleí

dejarse arrebatar vivos el pendón sagrado de la :ar. Un soldado famoso que ha sobre v
ud) El. ÁLBUM

todas las batallas pero no a las dolencias físicas


V.
tle las campanas pasadas, eljeneral Lagos, había
Sus contáronse desde entonces
pasado aquella humilde ruta, para llegar
ya por
ascensos
|,-r,-
más tarde, como los soldados de Napoleón, i

solo esfuerzo, de la cartuchera i de la ya en la monotonía de los malones


por su
indijenas.
boyeneta, a la faja i al tricornio. que en
aquel tiempo se acostumbraba
estampar
El bravo coronel Marchant, muerto gloriosa en las hojas de servicio como méritos i batallas
mente en Miradores era también de esa
estirpe , no
pasando de simples pasatiempos i escaramu-

i de Escuela. zas de avanzada. De éstas perdió la cuenta


esa
|
Vivar, porque siempre estuvo de facción en las
IV. fronteras de Arauco, i allí en el curso de veinte

años, ascendió a teniente en


1865, a
capitán 1:

Un año hizo allí el joven colchagüino su 186S, a


sarjento mayor en
1873 i a teniente o,

aprendizaje de subalterno {marzo de 1851 abril a ronel efectivo el 2S de marzo de 187;, cuando
la actual guerra, sin que nadie lo apercibiera,
resanie de que habiendo sido nombrado cabo 2.' venía ya caminando encubierta í disfrazada con

del batallón 3." de línea el ió de abril del último

año, optó dos semanas más tarde (abril 29) por


[a jineta de cabo del 2." I desde ese día hasta el vi.

sola hora, de su
cuerpo. De la memoria de nadie se habrá horrado
Hai almas hechas de esa suerte i de esa todavía, por más aprisa que el olvido, alia
sustancia. Son seres amantes pero silenciosos i do de la ingratitud, pase su
plancha t'.c hielo

solitarios que agrupan su familia en torno a su sobre muchos de los que se adelantaron en 1

cuartel i por este procedimiento, el mundo tin servicio de su


patria para honrarla, la circuns
tero queda reducido para ellos al de bati tancia del del batallón 2.° de linca
cuarto
embarque en

deras i a la bandera. Valparaíso en febrero de 1 S79. siendo este cuer

Tardó por camino el cabo Vivar Es


este moroso
po el primero que, como en la guerra con

paña de 1865 i en todas las campañas sucesiras,


cambiar la tira de lienzo de manga por el de las
su se ha encaminado al teatro operaciones
galón llorado de 2.". i casi
sárjenlo otro tanto por Hubo un
banquete de adiós en aquella partida,
alcanzar nombramiento de En
su
sarjento i." ¡ entre sus
frugales, improvisadas libaciones, to
tonces costaba harto sudor el ser soldado. Hoi dos, jefes i soldados, veteranos i voluntarios,
suele bastar poco de saliva!... que consentir
fi:
un
juraron morir mil veces antes

[ tan así, que fueron necesarios los azulada i aiiu


era en
empañar el limpio reflejo de su

cuentros de la guerra civil para abrir al i bandera,


joven
paciente subalterno, cuando tenía ya cerca de
treinta años,
VIL
la codiciada brecha de la carrera

de oficial, siendo ascendido a subteniente des al comandante Vivar la de disci


Cupo tarea

pués de Cerro Grande, el 1." de octubre de este fue


plinar los reclutas de su
cuerpo, cuando
1859. elevado a
rejimiento en el campamento de An-
I
DE LA GLOR A DE CHILE 207

tofagasta, i para esta fatiga elíjió el pueblo i mi los puentes de madera del Loa en el día de

neral de Caracoles, donde, como de vanguardia, Calama.

quedó acantonado su cuerpo. El comandante


IX.
Vivar, a
guisa de antiguo cabo de escuadra.

i como soldado que había cargado sin mur


Bajo estos auspicios mucho más propios del

murar durante ocho años la jineta i la varilla de entusiasmo bisoño que de la disciplina rigorosa,
mimbre, era un disciplinario severo, infatigable, organizóse por otros en el campamento de Do

casi insomne, que desde la primera luz del alba lores, una semana escasa después de la batalla

hacía trotar sus reclutas por las colinas hasta campal a que impropiamente se ha conservado

rendirlos de cansancio antes de la puerta franca, ese nombre, la expedición que se llamó de Tara

i de apetito antes del rancho. Solía decir a sus


pacá en
Tarapacá, porque iba tlirijida a cortar la
vi la Enca
amigos que el más vivo placer de su austera retirada de los peruanos derrotados en

da era aquel continuo ejercicio matinal, cuando ñada el día 19, medio a medio de la
quebrada i
cabalgando en alas de la fríjida brisa de la ma caserío de aquel nombre, antigua capital del
drugada asomaba el sol tropical tras las carlinas desierto del Tamarugal.
i convertía en centellas de fuego las bruñidas

bayonetas de las enérjicas mitades al ascender x.


las lomas arenosas del desierto.
Atravesando este en toda su extensión duran

VIII. te el día ¡ la noche del 26 de noviembre de

1879, el 2." de línea con los Zapadores, la Arti

De aquella posición avanzada marchó el co llería de Marina i el batallón Chacabuco, sin es

mandante Vivar al estreno de Calama que nos tudio el más leve del terreno, sin consulta de su

dio la del Loa, i seguida al estreno propio jefe, sin guias ni prácticos tle la topogra
posesión en

de Pisagua que nos dio la posesión de Tara- fía, sin avanzadas, sin espías, sin agua, sin apres
de excepto la triple fatiga de
tos
ningún jenero
Pero como a virtud de una
disposición supe la marcha por el médano, de la fríjida trasno

rior que había retenido parte del las chada i del hambre, fué lanzado el primero de
ejército en

alturas deaquella playa de desembarco, no fué aquellos cuerpos al amanecer del memorable día

posible que el rejimiento 2." de línea entrase a 27 de noviembre al fondo de la quebrada a ha

formar en fila de batalla en la cima del cerro de cer "la rodeada,, de los peruanos fujitivos, como

la Encañada, sino cuando sus


compañeros de s¡ se tratara de dispersa manada de ovejas es

armas
apagaban los últimos fuegos de la vi, loria pantadas por el lobo, orden temeraria que fué en

a las oraciones del 19 de noviembre de 1879, el acto i sin observación obedecida. El coman

quedó en
aquel entusiasta cuerpo la levadura de dante Ramírez era un soldado desde el quepi
un sordo descontento que sus
propios jefes no a la espuela, i su
segundo no lo era un
ápice
eran dueños de ocultar. No combatir es un menor.

castigo para el soldado chileno, puesto que pe XI.


lear es su único premio. Por otra parte, el 2." de
línea creía tener conquistado su
puesto de van Descendía en consecuencia por los ásperos
guardia desde el muelle de Valparaíso I desde zig-zags de la estéril i profunda barranca a la
•o.V El. ÁLBUM

cabeza de su cuerpo el pundonoroso comandante pitan Silva, i, surjiendo el rayo del fondo de ]a
Ramírez, ostentando su hermoso talante de gue tormenta de fuego, redujo a tizones las
nobles
rra en el caballo chascón de Abaroa, presa lejíti- efijies de aquellos sacrificados combatientes
ma de Calama. i a su lado iba segundo, mar
su Setecientos chilenos sobre dos mil quedaron
«■

chando i túnica de simple soldado. En el campo maldito. ¿Cuándo hubo, s¡n via-ira
a
pie con

la víspera, fumando algunos oficiales dentro de

una calichera, a la sombra de cuyos muros habían

se echado para reposar, poniendo V ivar si XIV,


pavesa candente había
por almohada, una en

materia ¡ puesto Menos afortunado el comandante Vivar, ha


cendido aquella explosiva aun

bía visto lado los


en
peligro la vida de algunos de sus compañeros. perecer a su a
capitanes
Con este motivo, quemada su túnica de jefe, el Garfias-Fierro, Carretón, Valenzuela i a todos
comandante Vivar pidió prestada la burda suya sus soldados, casi sin escapar uno solo; pero el
a su asistente, i sin más distintivo que su
espada plomo no le había perdonado en el primer mo

mento sino para imponerle una humillación su

perlor a la muerte para corazón tan levantado


XII. el s

Heri. efeert principio el

Iniciado este de una manera


repentina i vio como Ramírez, en un brazo, había i

lenta por los peruanos, a


quienes se había da titulado batiéndose hasta que una s

do tiempo de apercibirse. Vivar adelantóse a atravesóle el bajo vientre en


parte tan vítalo-

todos, i poniéndose a la cabeza de tres compa mo la vida misma; i sentándose entonces en i :

ñías (las de los dos hermanos Carretón i la del del camino, púsose aguardar el desen
piedra a

capitán Necochea) lamióse con


ímpetu de chile lace de la batalla i de propia
su existencia con

no
por el fondo de la quebrada sobre la aldea esa estoicidad que, después del valor temerario;
enemiga en
cuyas callejuelas había comenzado es la condición mas caracterizada del soldado
el combate, i en
pocos minutos adueñóse de

ella.
xv.

No tardaron los peruanos en envolverlo en


s, esta vez mucho m-.-jor d¡s- su línea de avance, i llevado a la presencia del
puestos ce Zne a la estratejia, trepáronse a coronel Bolognesí (el de Arica), denostóle éste,
los cerros desde I i altura comenzaron a
arrojar con más brutalidad que justicia, porque siende
sobre los a saltante tan
espesa lluvia de plomo, jefe había entrado a la batalla disfrazado de sim
que en
poc tos el suelo quedó empapado pie soldado...,
de sangre, como s ésta hubiese caitlo del cielo. —»Así se
pelea, cobarde, díjole el coronel pe
al paso qu las de
coi
ípañías chilenas que habían ruano, mostrándole sus relucientes presillas
marchado ¿n avan t: tornábanse, sin retroceder sobre anchos hombros."
jefe sus

como
i or efecto de un hórrido hura- A lo que el pundonoroso jefe chileno rcplic'
lÍL le cadáveres. El bravo Ra- xplicando al jefe peruano £ : tranrp illa '->

ventura de la calichera el día de la íspera


DE LA GL0R1TA DE CHILE sor,

Noble soldado vento de Santiago, adelantándose la obra de


perdido tan
prontamente para a

lapatria ¡ fundido en el molde de las heroicida reparación que es deuda exclusiva de la patria,
des antiguas, (nccesitabais acaso aquella excusa? obtuvo, a virtud de esfuerzos i gastos personales,
la traslación de
¿Qué más digna respuesta cabía al reto aleve del sus cenizas, en setiembre último,
hasta claustro donde hoi descansan.
peruano que mostrarle en silencio tu erguido su

busto perforado por dos balas? La autoridad militar asocióse sin embargo, en

nombre de la fraternidad de las armas, a la

xvi. obra de la fraternidad de la naturaleza, i si

guiendo los pasos del piadoso monje francis


Abandonado aquella misma noche el pueble cano, dispuso los honores debidos a sus manes,

de Tarapacá por los que se decían vencedores i a su rango i a su martirio en una orden del

continuaban su
higa, el comandante Vivar quedó día que así decía, con fecha 3 de setiembre de

encomendado a la ambulancia peruana dejada 1SS3:


allí por el jeneral Buendía a cargo de sus pro 11 Debiendo llegar a esta capital los restos mor

pios heridos, i, según el testimonio de éstos, tales del teniente coronel, segundo jefe del reji
el moribundo sobrevivió tranquilo durante al miento 2.° de línea, don Bartolomé Vivar, que

gunas horas al daño mortal que de prisa le sucumbió gloriosamente en la batalla de Tara

postraba. Como era hombre fuerte i de músculo :


pacá el 27 de noviembre de 1879, esta Coman
tan recios como el tejido moral de su alma, llegó dancia Jeneral dispone se le hagan los honores

aun a creer que podría volver a visitar los fúnebres la forma


pa en
siguiente:
trios lares, i en el calor de la fiebre pútrida que i'El miércoles 5 del corriente, a las ocho i

invadía rápidamente sus descuidadas heridas, medía de la mañana, se encontrarán formados

hablaba a sus vecinos de lecho I de dolor en la en la estación tle! ferrocarril del norte la brigada
ambulancia de las frescas cascadas que movilizada de Artillería número
enemiga 2 con su arma

embalsamaban las selvas de Arauco, donde él, mento menor I la banda de música del rejimien
mediante su
trabajo i una
ríjida economía, había to de Cazadores a caballo, desmontada, que
logrado labrarse un selvático cortijo. acompañará a dicho cuerpo, i medio batallón

La agonía siguió empero a la ilusión, i al del Chillan 8.° de línea con su


respectiva banda

segundo día del abandono en la quebrada, no de música, para acompañar de ahí hasta el tem

amanecía bajo el cobertor de sangre sir.ó el yerto plo de San Francisco, los restos del mencionado

cadáver de quien en el cuartel i en el campo de jete.


batalla había sido un
cumplido capitán chileno. "Un piquete montado del rejimiento de Caza

dores a caballo, compuesto de un cabo ¡ seis sol

XVII. dados al mando de un


sarjento, irán de guardia
a los lados del carro mortuorio. Al depositarse los

Sepultado lijera
a la en la pequeña i derruida restos en la mencionada iglesia, el medio bata

iglesia parroquial del pueblo por aquellos de sus llón del 8.° de línea hará los honores fúnebres

compañeros de armas que llegaron entre los prevenidos en el artículo 42, título 82 de la

primeros al rescate, guardóle allí la indiferencia Ordenanza jeneral del ejército.


que no tiene deudos poderosos, hasta que un "Las expresadas fuerzas serán mandadas en

solícito hermano, humilde rehjioso de un con-


jefe por el teniente coronel don Ramón Perales.
EL ÁLBUM

sirviéndoles de ayudantes los del i


lerpo de su Los coroneles Barceló, Cortés i
Martínez
levantaron en sus hombros el día de su
ultimo
"Para el referido acto, se invita paso por la tierra, que es el canto fúnebre de los
jefes i oficiales francos de esta guai sacerdotes sobre el sarcófago de los
cristianos, el
liviano puñado de cenizas que éste aun guardaba
i al depositarlos en el sitio del postrer desean.,,
XVIII. humedeciéronse los ojos de aquéllos de sus

enmaradas que,
como el comandante Arrate
i el
E¡ ;les los últimos al deber, en 1 is filas como mayor Necochea, lo habían visto pelear i caer
en la tumba, marcharon en la hora fijada al en- en la horrible grieta del desierto peruano a
quc
cueu ro del compañf '0 lártir i del jefe que, en nos arrastró en un momento de vértigo una car

el pi uer
aciago ene ro, había 1 vantado tan nicera imprevisión.
nito s u
erguida cabe aq ae desde entonces logró ¡Quisiera el cielo que esa hubiese sido la iíl-
servi a todos de cus eña i de divisa
DE LA GLORIA DE CHILE

DON TOMAS YAVAR

COMANDANTE DE GRANADEROS A CABALLO

dio trece jenerales a los ejércitos de la América

I. libre.

Su hermano mayor i de su
propio nombre, el
UPO al teniente coronel de caballe- coronel don José Tomás Yávar, mandaba ese

: ría don Tomás Yávar la envidiada cuerpo en la guarnición de Santiago cuando

Mtjí^-í,^ suerte i el honor insigne de caer en


aquel entraba a la Academia Militar como ca

el campo de batalla cargando al dete efectivo en febrero de 1847. Cuatro años


frente de su rejimiento al ejército peruano que más tarde, era
puesto este a las órdenes de su

defendía a Lima, decidiendo así con los cascos hermano cuando, después de apropiado aprendi
de caballos i el filo de sables la victoria el ejército activo
sus sus
zaje, pasó a tomar parte en con

campal de Chorrillos en la extrema inquiétala motivo de las turbulencias de 1851.


del ala enemiga. Estando al tenor de su hoja de s

Muerte tan hermosa es digna de especial re


primer estreno tuvo lugar en la "acci
:ción de Illa-

cuerdo en estas
hojas que son otros tantos epi peí, 1, hecho de at imbre i casi sin san-

tafios tle gloriosos muertos; I si bien mandaba


carecemos
gre en que, por ti ra
singular,
casi por completo de noticias particulares sobre la hueste el que escribe
en
jefe 1 esto

del jefe .
cuyo nombre se lee al
frente de pajina, :
esta

da comprobación en s 111.

II. 1 tizo en seguida el último la campaña del sur

de Chile contra las tropas rebeladas del jeneral


El comandante don Tomás Yávar había Cruz, i por la batalla de L011-
na su participación en

cido, puede decirse así, bajo las banderas del Re comilla fue ascendido a teniente. En seguida,
jimiento de Granaderos a caballo, cuerpo his pasando lentamente por sus diversos grados.
tórico que San Martín condujo en
persona a era capitán en
1859.
Chile en
1817 i que marchando de etapa Caído cierta
en en
desgracia política su
rejimien
etapa desde el Plata al Biobío i desde el Rlmac to, a virtud déla reacción que surjió en 1861
al coronó
Guayas, su nombradla en Riobamba i contra el réjimen de los gobiernos 1
EL AÍ.HUM

que el cuerpo de Granaderos había servido du


su
padre sobre el lomo de los caballos
del rej¡.
rante veinte años de escolta, oscureciéronse has miento de Cazadores, cuerpo que por lo mism(J
ta cierto punto sus
jefes i oficiales en la raya fué su favorito durante toda la
campaña 1
fronteriza durante larga década. Agregóse a Granaderos marcharon por tierra desde
Pise
esto una serie de disturbios de que fué al hn Lurín en la última fatigosa jornada
que precedió
víctima el segundo jefe del cuerpo, el bizarro co a las batallas de Lima; i es fama que en r-s-,
mandante don Manuel Buhes. Tenía esto
lugar prueba, yendo siempre i
a
vanguardia con suma
en 1S74, i el mayor Yávar, que en un mes había cautela, el comandante Yávar llenó
cumplida
alcanzado el grado i la efectividad de
grado
su mente los deseos i las instrucciones del
coronel
en
julio de ese año, entró a reemplazarle. Por Lynch, su
jefe inmediato.
el retiro del coronel Silva Claro,
subsiguiente
tomó al fin el mando del el 8
en
jefe rejimiento vi.
de abril de 1878.

Mucho mayor fué, empero, su distinción e:

IV. el campo de batalla, porque una vez


que la bri
gada Gana abrió en San Juan el sendero i la

Prolongándose, sin embargo, más allá de la puerta de la victoria el día de Chorrillos (13 de
paz I de la monótona guarnición de los fuertes enero de 1881), desembarazando a la caballería
de frontera, la adversa estrella de los Granade chilena (Granaderos i Carabineros) de una red
ros a caballo, fué este
cuerpo uno de los últimos de traidoras minas, desplegaron, uno i otro cuer

del ejército de linea que recibiera orden de mar sus mitades batalla por escuadrones
po en en la
char al teatro de la guerra, donde sus émulos llanura de Tebes, la
en
pedregosa a extrema dere
servicios i en renombre, los ajiles Cazadores cha de nuestra línea de avance que cubría la
a caballo, habían llegado, como de ordinario, en valerosa división Lagos. I cuando éste, cum
la alborada.
pliendo órdenes superiores, ordenó cargar a aque
Mas apenas hubieron puesto llos cuerpos, el
pie en sus es
ejército entero detúvose largo
tribos i
cojido la brida de sus caballos de batalla delante de brillante torbellino; i
rato, como un

erguidos los Granaderos en su fama ¡ en sus al dar la vuelta los


ensangrentados i polvosos
monturas, mostráronse dignos de nobles
sus
jinetes, oyóse un inmenso rumor en todas las co
tradiciones, deshaciendo en la cumbre medanosa lumnas de infantería, que arma al brazo aguar
del Campode la Alianza, el sólido cuadro daban el éxito de
que aquella terrible arremetida.—
delante de sus sables afilados a
molejón como en "Los Granaderos i Carabineros, dice un testigc
Mendoza, formaron los valientes Colorados de de vista i de criterio los comba
imparcial entre
Bolivia. Distinguióse allí extraordinariamente el tientes (el teniente de la marina francesa M,
segundo jefe del rejimiento, don David Marsán, E. sobre la
León) se
arrojaron sable en mano

que hoi lo comanda, a las órdenes del coronel llanura de Tebes, lanzando de guerra, el
su
grito
Bulnes. tremendo chivateo de los araucanos, i sólo regre
V. saron a las filas cuando sus brazos estaban can

sados de acuchillar a los deshechos i fuj itívos


No siendo, según entonces se favoritos
dijo, peruanos, v

del jeneral en
jefe, criado por los asistentes de
DE LA GLORIA DE CHILE

Conducido sobre su
propio caballo, sostenido
VII.
por dos granaderos, como el mariscal francés
Los Carabineros de Yungai volvían del en
que venció en Alma, tendiósele sobre su capote
trevero i la matanza valiente la de campaña
con su
jefe a en un
aposento de las casas de la
cabeza, no habiendo perdido sino al capitán Te- hacienda de San i allí
Juan; espiró en brazos de
rán que cayó al lado del último, como bravo. los suyos i de hermano
su
político el valiente
Pero no igual suerte a sus don Temístocles Urrutia,
cupo compañeros capitán en la media
de gloria i sacrificio. noche de la
aquel día, con
tranquila resignación
Cargando a la altura del tercer escuadrón, de ha creído
es
quien cumplir con su deber, i en
decir, más adelante del puesto del deber i la realidad dejábalo cumplido,
ordenanza, una bala peruana había de El comandante Yávar había
llegado muerto digno de
frente sobre el pecho del comandante Yávar, i los Granaderos de San Martín i
antiguos digno
atravesándole la mano
izquierda que sostenía la del ejército en que su
cuerpo ha sido siempre
brida, fue a detenerse en sus entrañas, causán prez, honra i victoria.
dole mortal congoja i daño de muerte.
1
s^a

DON JUSTO PASTOR SALINAS DON VICTORINO V SALINAS


( Subteniente del Santiago ¡ ( Subteniente del Santiago ]

DON JUAN RAFAEL ALAMOS DON JOSÉ MARÍA ALAMOS


I Subteniente del 4." de lluea J ( Teniente del II :
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON BALDOMERO DUBLÉ ALMEIDA

TENIENTE CORONEL DE 1NJENIER0S

sitos, en su libro de

bajaba en su propia tela, llamaba a


aquellos de los oficiales heridos que ven
-. do i a
quienes podía consultar sobre
é,é .y, ,
- i l
por olios tos oscuros de s i memoria o de su laboriosa e

j
propia labor no de- infatigable ínve: ligación. El comandante Dublé

ja campo ni c casión para la labor Almeida ha lie :ado, junto con su


intelijente
.e sí mismos, I odo lo han debido a hermano Diego el más completo i más minu-
su
propia enerj: i cuando < •sta
desaparece, ago- cioso diario mili :ar de la campana.

tada la savia d t ronchado el ramaje


por el peso de los años, o por súbito rayo, ellos ni.
mismos se han encargado de dejar delineada la

clara i duradera estela de su memoria, de sus he Debía sin duda el comandante Dublé aquella
chos i de sus servicios. incesante actividad de su espíritu a los oríjenes
de su
organismo, porque su abuelo, el gran pa

11. triota del norte, don Diego de Almeida, el pri


mer explorador del desierto tle Atacama, reco

De esa clase de hombres fué el distinguido rríalo todavía, ájil i brioso, a la edatl de 75 años.

jefe i ciudadano que, escapado de mil azares, per i en todas direcciones lo trasmontaba como ca

dió por un fatal acaso el país i el ejército en la teador, sin más que una bolsa de harina en su

persona del teniente coronel don Baldomcro morral i dos clnflc-, tle agua en la cabecera de su

Dublé Almeida. enjalma. Don Diego, a la venerable edad que

Era este brillante oficia!, un


gran trabajador. hemos recordado, fué el guía que condujo en

un hombre de fierro en la tarea i en el lápiz. [853 al doctor Phiüppi en su


exploración cien-

Aun durante la penosa navegación que le traía tilica desde Taltal a San Pedro de Atacama; i a

postrado por el dolor en un mal camarote del poco de esa hazaña, murió.
ítala, en su
viaje de Chorrillos a
Valparaíso, el Por su estirpe paterna, el comandante Dublé

comandante Dublé Almeida escribía todos los era de orijen francés o catalán, i esto explica en

días sus
impresiones, sus recuerdos i sus
propó- él, como en su hermano, el bravo comandante
El. ÁLBUM

del '\tacama, esa especie de fr lad natural yos hermanos habían sido soldados, marinos
de os hábitos de a vida n ilitar industriales, agricultores, mineros, negociantes
ses denominaban élan, í npctu del (porque para todos los gremios había en su nú
lodo i esfuerzo), educóse
zón, del músc ilo i de la
mero en su
sa . en
aquella ciudad
en el colejio alemán de Scheel, junto con varios
tiempo.
hermanos que formaban parejas entre sí, como

IV. él traíala formada desde la cuna con su


hermano
Diego que le ha sobrevivido para guardar hon
ohcdei afuc rosamente su
digna memoria.

que Diego Dublé pidió iobiiivoel indo del más Entre esos
grupos de la temprana i querira
del ejercito ei fraternidad del aula,figuraban, todos más o me
arrojado rejimiento
la batalla de Chorrillos, i por ig nos
iguales en años (de diez a doce en 1853), los
hermano, o más propiamente su je hermanos Juan José e Ignacio Latorre, los dos

propia vida, Condell (Carlos i Ernesto) i los dos Castillos


la muerte, queriendo evitar, con i j

bárbara e Inútil matanza de propi js i enemigos, (Luis 1 Alamino).


aldea de príncipes, hoi pañi ] hecho Baldomero Dublé era me en edad que
en
aquella su

ivenizas. pareja, porque había nacido 1 844. Por consl-


Como hombres de valor impetuoso, los I hiblc guíente, desapareció del servíclo de las armas

Almeida han sido señalados desde la escuela, o en la flor de los años, cuando a n faltábale buen

si es posible decirlo asi, desde su cuna. camino de ellos para llegar a1 la mitad de la ca-

Hemos dicho ya quien era su abuelo: el más rrera activa del soldado.

intrépido viajero del desierto, tarea en que se

ejercitó solo, o casi solo, durante más de medio vi.

Ah hijo de este noble ancla Incorporado a la Academia Militar cuando

Dublé Almeida, llegó í tenía apenas 14 años (25 de abril de 1S57), era

de razón de nombrado alférez de artillería el 13 de enero de


Méjico jeneral irrigada, en s1

rarla bravura, desplegada especialmente 1862, después de haberse señalado sobremane


loma de la ciudad de Cliihu::-oxeo, allá ra en los estudios matemáticos i especialmente
año de 1855. Pasó éste despué i al Perú, don- en el áljebra, la topografía i la fortificación, en

¡caso extraño! le mataron a Ira clón en Cho- cuyos exámenes obtuvo votos unánimes de i;is-

los (1859), en el sitio mismo cn


que aleve
a hirió de muerte a su sobró 0. Su nombre A la edad de 2 1 años el comandante Dublé
1 Antonio Almeida, carácter líj ro, pero nob¡- Almeida era teniente de su arma
(octubre de
1865); Í capitán de injenieros, con residencia et

Chiloé, en
1865.
v. I fué en esa
época cuando, hallándose baje
las inmediatas órdenes del coronel Sotomay11
ahora ¡os es-
algunos rasgos 1 1
provit. por le
:nor de los Almeidas, pañoles, fortificóla principales puntos
n
Valparaíso en 1843 d vulnerables.
DE LA 'A DE CHILE 217

hizo su
hijo en 1875, desposándose en ese año-
VIL
el mayor Dublé con una de sus
intelijentes i

Baldomero Dublé fué durante la primera apreciables hijas.


época de su existencia, un niño fníjil i enfermizo,

i así creció en la doble lucha del alma i la fatiga IX.


física que de ordinario domina a
aquella en la

precaria infancia de los seres. Era, no obstante, Tenía el comandante Dublé el arte de hacer

un espíritu resuelto, una intelijencia despierta, un se


comprender i estimar de sus jefes, i debió a

corazón de fuego disimulado por un rostro apa estas circunstancias la de que antiguo direc su

cible, indiferente i a las veces glacial. tor en la Academia Militar, el hoi jeneral de

Sin embargo de estas apariencias, la pasión división don Emilio Sotomayor, le pidiera para

fogosa i altiva vivía en el pecho del comandan llevárselo consigo a Europa, en calidad más de

te Dublé Almeida, subordinada en lo absoluto consultor que de ayudante, en el desempuño de

a las condiciones del deber i a la dura disciplina la importante comisión que en 1872 le confiara

de la vida, en el desvalimiento i ia enseñanza.


Por esto hemos dicho antes que fué un hom conforme a los sistemas modernos. El jeneral
bre hecho hombre por sí mismo, Sotomayor guardó i conserva todavía el más
vivo i profundo aprecio por su brillante subal-

VIII.
El comandante Dublé Almeida era un traba

Desde que, según dijimos, entró, en efecto, de jador infatigable i un


organizador de mérito

mui corta edad, a la Academia Militar, fué nom conocido. Por esto, cuando se
organizó la In

brado "brigadier,,, es decir, superior de sus con tendencia Jeneral del Ejército, le llamaron para

discípulos en cuanto al réjimen interno del es que desempeñara un


puesto de confianza en esa

tablecimiento. I por la misma causa, siendo oficina, i después pasó en el mismo carácter al
todavía alumno, fué elejido profesor i ayudante ejército del norte,

militar de la Academia Nombrado jefe de Estado M iyor tle la cuarta

Obtuvo en esta la mayor parte de los premios, división, que mandó en Tacna con facultades
sobresaliendo siempre en los ramos de matemá discrecionales el intrépido coronel Barbosa, el
ticas i de dibujo. El comandante Dublé era uno comandante I 'tibió Almeida selló la victoria en

de nuestros más elegantes paisajistas i el mejor la extrema derecha de la línea enemiga, caño

delineador de fortalezas que existía talvez en neando sus fuertes en esa división con la batería
el ejército. f'oníecilla, i marchando enseguida al asalto con

Era un
injeniero militar de primera nota. los Zapadores, el Lautaro i los Cazadores del
Él trazó las fortificaciones de Chiloé, durante Desierto, que mandaban respectivamente Santa
la guerra marítima con
España, i a su
lápiz i a Cruz, Robles i Jorje Wood.
su
ínjenio débense no pocos de los trazados que
hoi son la puerta i la barrera de la Araucanía, el x.
Traiguén, Adencul, Lumaco, Purén, etc. Tanto
le distinguía por sus servicios el En la
jeneral don nueva planta del ejército, el jeneral
Basilio Urrutia, jefe de las fronteras, que le •

Sotomayor volvió a reclamarle, como su más


2t8 EL

la batalla de Chorrillos había agua


poderoso auxiliar, i en servaron que no en esa altura. Com
el teniente coronel Dublé Almeida batió en
prendiendo mi hermano que
se no
ejecutarían de
de Estado de buena voluntad la orden, les dijo
el alto puesto de jefe Mayor una
que era nece

división que era


mayor por sí sola que el ejérci sario evitar que el fuego se
apoderase de las
arrebatado la Alianza cureñas de los cañones, i que
que habíamos estos los necesi
to con a

sus
posiciones de lacna. tábamos para bombardear Chorrillos que aún a

no se rendía. El deseo de los soldados de


hacer
XI. fuego a la población con los propios cañones de
enemigo i la circunstancia de que en ese momen
el combate el comandante Du to desde Chorrillos— que está sólo
Condújose en a 300 metros
blé Almeida con su bizarría acostumbrada, i hé de distancia del Salto del Fraile—nos hacían un

cómo hermano contó al de fuego más sostenido de fusil, hizo que los solda
aquí su
propio autor

estos recuerdos, en carta sincera i dolorida, las dos se a


apagar el incendio
apresurasen despa
peripecias de su valiente participación en el rramando la arena de los sacos que formaba:: ',
final de la gran batalla, que a él en la hora pos barbeta del fuerte.

trera de la última costóle la vida en jeneroso "Dejados los prisioneros con las custodias co-

i-respondíetiles, bajamos a la población con el fin

de hacer salir de ella a nuestros soldados.


XII.
1 M i hermano entró por la calle que está frente

'Me tocó, —
decía el coronel del Atacama en al cementerio. A poco andar, encontró al jencrd
su relación de aquel doloroso trance, —
me tocó su don Emilio Sotomayor, comandante de la divi
bir al morro Solar por su extremidad sur. Reco sión de la cual aquel era
jefe de Estado Mayor,
rrida su extensa ceja hasta llegar al Salto del que se hallaba allí a caballo acompañado de va

Fraile, encontré allí como doscientos jefes, ofi nos jt-fes i oficiales.

ciales e individuos de tropa peruanos, ya prisio ■'Luego se


presentaron a este grupo x.dm
neros de nuestros soldados. Aquellos me rodea soldados trayendo prisionero del interior déla
ron, i el teniente coronel don Juan Fajardo me
población a un oficial peruano. Uno de ellos
pidió, a nombre de sus
compañeros, ser traslada dijo que ese oficial pertenecía a una fuerza ene

do a bordo de nuestros
buques. El número de miga que se resistía en una casa de altos. E.
soldados chilenos en
aquel lugar aumentaba a oficial se
apresuró a observar que esa fuerza si

cada instante los que subían por la falda rendiría si iba intimarles la rendición
con
alguien a

oriental de ese inmenso cerro. Entre estos


llegó "MI hermano se ofreció para el caso, i toninn-

mi hermano tle
acompañado ayudante ¡ deudo do la venia del jeneral Sotomayor se dirijié
su 1

don Ramón Rojas Almeida. Con ellos diriji


me interior de la población acompañado del ayudan
hasta el fuerte que domina el mar. Al llegar alli te
Rojas i su asistente, los tres a caballo, i el
vimos con horror que ardían las plataformas i oficial peruano a
pie.
entre el fuego se retorcían con las convulsiones "El fuego dentro de la ciudad era mui sosteni
de la muerte varios soldados
enemigos. Mi her do, tanto de parte de los defensores que esta

mano ordenó entonces


apagar el fuego a nues ban en el interior de las casas como de nuestros
tros soldados, que miraban indiferentes esa soldados.
escena. Los que de mala gana se movieron ob "Al llegar a una esquina junto a la cual había
DE LA GL0R1 DE CHILE 2T0

un numeroso
grupo de los nuestros, éstos pre
XIII.
vinieron a mi hermano que no continuase por

que desde una casa de altos que le mostraron Embarcado el comandante Dublé al día si
mataban a todo el que
pasaba. Siguió su mar guiente en el vapor ítala, que por el número de
cha, i al llegar a inmediaciones del
lugar que
le habían indicado como peligroso, el enemigo bondad ¡le 1 raerme aver en
persona.
I.a acepto con mucho gusto i la envío inmcdialnmentc
desde el interior de los altos hizo una descarga, a

[a prensa, pero título de


no a
rectificación sino de exdareci-
cayendo muerto el oficial peruano que los guia
ba, i mi hermano herido, atravesada por una Vo tic ningún modo cligu que su lamentado i cliyno her

bala la derecha mano el comandante Dublé fuera muerto nuestros


pierna en su nacimiento. por pro-
pios soldados en Chorrillos.
"Nuestros soldados que estaban próximos al El pasaje que usted alude dice tex
a
(vol. IV, páj. 1,020)
sitio, al ver esto se avalanzaron a la casa, incen tualmente así:
■d'crcció en
aquel verileo pata! de la victoria i del valor, el
diándola después de haber dado muerte a todos
inlclijente i pundonoroso comandante Baldomcro Dublé
los que la ocupaban, Almeida, hermano del del Atacama, i el teniente de Zapa
"Mi hermano fué conducido por el dores don
ayudante I 'et' erre o V.Vbcr, hijo tle alemán i vecino de
Constitución, soldado-diarista sacrificado en el albor de la
Rojas i su asistente a una
pieza de la estación del
vida por cumplir ¡m doler Je luana iiidad despa,'.: d, i doler del
ferrocarril. Pocos minutos hacía que se encon
patriotismo».
traban allí cuando sintieron que hacían fuego En esc párrafo no aparece,
que bajo concepto alguno,
Baldomcro Dublé Almeida ni Federico Wcber murieran por
sobre la estación. El ayudante Rojas sale a
las balas de los nuestros, sino
en la horrible batahola, cóm
la puerta i ve
que son nuestros soldados que
bale, carnicería o incendio que tuvo Itipir en Chorrillos al

disparan sus armas sobre el edificio. Estos, guia penetrar en ese pueblo nuestras
tropas victoriosas.
AI contrario, me parece decir que murieron en medio de
dos por la cantinera Irene Morales, que comple
la victoria, cumpliendo deberes de humanidad con los ven-
tamente ebria de coraje i de licor les había nidos: i esto mismo lo llslecl
es ene cuenta con los intere

asegurado que allí se habían asilarlo oficíales pe santes tlelalles que ya na.: habla referido i que constan ade
más de su diario de campaña que tuvo usted la bondad de
ruanos, hacían un nutrido fuego.
obsequiarme.
"El ayudante Rojas, corriendo a cada instante 31 di cabida al
no incidente, con todos sus pormenores,
el peligro de ser muerto, pudo con
gran dificul
fue únl, anu.nl c porque en una obra compendiosa como la
Historia de la Guerra no era
posible entrar en individuali
tad convencer a los soldados que allí sólo estaba
dades, unirlo nuís cuantío el volumen rksluiado a narrarlas
el comandante Dublé, herido, r (i). contaba ya más tic mil dosi ientas pajinas.
En otro sentido yo he pedido a nsted en varias ocasiones,

Carta al autor, que recurriendo a la libra natural de su


c-p-'ritu, rompa el
(i) Santiago, junio ; de 1882. Esta carta
sello a los papeles de sai amado herirían .. ■, 1, 1 a . ■
Ml-
1:1.1
diríjala al propósito ik- ikr.iostmr riiu: ni comandante
lo que a su memoria i a su fama pueda convenir. I esta mis
IHtble Almeida no había sillo herido por nuestros propios
mo se lo reitero hoi, porque usted sabe que yo no sé chi
soldados en el desorden que siguió cu Chorrillos a la victo
llar la amislad i menos sé olvidar la :¡ia'.if.id. lialdomcro.
ria, segliii muchos lo creían, sino por un grupo de perua
colín.) tisled sabe-, me dio en
An;:ol prueba de kmer "lina
nos que no quería rendirse, i que él filé en persona a some
mas levantada que los sicarios que me causaron la herida
ter, con mucho mayor arrojo ene prudencia. A esa carta
el autor del presente libro I de la Hi¡loria de la Guerra con que el mismo durante una noche tle vela cure! por sus ma-

testó en los términos siguientes:


I.a vida de l'altloinero Dublé 110 es
pues para m¡ sólo un
Señor coronel don Diego Dublé Almeida.

I siempre estaría dispuesto a


pagarla nsted, viuda i
Santiago, junio 7 de iSSí. a a su

a sus
hijos su afectísimo amigo
(¿Herirlo coronel i amigo:
He leído con el mayor interés la carta que usted tuvo la B. VicuSa Mackenna.
EL ÁLBUM

las víctimas que a su bordo trajo o hizo, fué de ba, rompiéndose así en el primer tercio de Sr

nominado aquellos días de constante acarreo carrera una vida preciosa para la
en
República.
de la muerte "un sepulcro dotante", agravóse Hubiéramos querido nosotros ofrecer a su<

considerablemente su herida, Í al fin, postrado manes el justo homenaje debido a su


señalado
por incurable anemia, falleció en
Santiago a me mérito, i esto con tanta mayor eficacia cuandü
diados de febrero de 1S81. todo tributo de nuestra parte habría sido sólo
Su daño pareció al principio leve. Pero él, pago de deuda al jeneroso cuidado que en w.

por algún motivo, no


parecía entenderlo de esa día de asalto i cobardía contrajimos para con él
manera, porque cuando fué trasportado a San en un
pueblo de las fronteras.

tiago i la muchedumbre lo aclamaba en la esta Pero si no nos ha sido posible bosquejar aquí
ción, dando entusiastas voces de ¡Viva Dable tan noble carrera, el libro de la historia
queda
. llmeido!. el sacudió tristemente la cabeza en abierto í sus
pajinas recojerán las manifestacio
su camilla i exclamó con melancólica sonrisa al nes que la justicia postuma debe a los que han
oído de los que con afectuoso cuidado le escol servido i se han sacrificado por su
patria, come

taban:—¡Dable Almeida no vivirá.'.., él supo servirla i sacrificarse.


Su triste vaticinio cumplióse cual él lo p clisa
DE LA GLORIA DE CIIII.F.

DON DIEGO AURELIO ARGOMEDO

AYUDANTE DE ARTILLERÍA

I. III.

NTRE la sangre jenerosa vertida El niño Argomedo Mardones hizo sus prime
por balas peruanas en la empina- ros estudios durante cinco años en el liceo de
:olina de Dolores, no fué cier. San Fernando, i en 1861 vino a cursar el
ta mente la menos noble la del remate de sus humanidades en el Instituto Na-
valiente i pundonoroso oficial, cuyo nombre
léese al frente de esta
p.iiina. Terminado su bachillerato, su tío el señor

Por lo mismo, deber es del patriotismo, con don José Tomás Argomedo, que por el tempra
sagrar unas pocas palabras a su
digna memoria. no fallecimiento de sus padres se había hecho

cargo de su educación, inclinó su ánimo al estu

n dio de la medicina, Í desde entonces siguió el

alumno esta carrera, que cuadraba a sus


gustos,
Diego Aurelio Argomedo nació en San Fer con
perseverante enl

nando en diciembre de 1842. Ha muerto por tro años.

consiguiente, a la temprana edad de 37 anos,


IV.
en el
primor de la vida i con la misma cuenta

exacta de años que su valiente jefe en


aquel Ma: 1 el
día, el mayor Salvo. deroso el amor la patria como el que profesa
Argomedo llevaba el nombre de su abuelo, el ba a la ciencia, i cu; jando sobrevino la guerra con

doctor don Diego Argomedo, hermano del ilus España en 1865, al , cual muchos otrc

tre procer i tribuno de la independencia, don tudiantes, en el ejército de línea.

José Gregorio Argomedo, procurador de ciudad En calidad de alférez del 10.° de línea, Argí
de Santiago en 1810. Fué su madre la señora medo asistió al bombardeo de Valparaíso e
Isidora Mardones, que falleció dejando tres tier 1866, Í en
seguida pasó de ayudante a la Co
nos
hijos en la cuna. mandancia Jeneral de Armas de Santiago.
Uno de esos huérfanos Diego Aurelio que le permitía consagrarse a sus estudios
era
pleo
Argomedo. favoritos i terminar su carrera profesional. Lo
222 El. A.

que él amhicionaba era ser soldado i a la vez


grande hombre había desaparecido en
completo
cirujano de ejército, esto es, dos veces soldado. ¡lastimoso olvido. tiN'ó- exclamaba
Argome(¡^

pobre fraile
el de la Buena Muerte
tuvo u

v. poco de pólvora i de humo al pasar


glorioso a
la posteridad.,'
Durante trece años desempeñó el intelijente VIL
ayudante sus deberes en ese destino con
relijio-
sa exactitud ¡ pudo dar cima a su
profesión, reci Mantúvose Argomedo durante cinco meses
biéndose de licenccnciatlo en medicina en 1874. en Caracoles ejercitando más el bisturi ene
l;,
Es digno de notarse, hoi que este buen servidor ociosa espada. Mas, organizado definitivamentf
de la República ha perecido bajo el
plomo, que el ejército de campaña en Antofagasta en apos
su memoria universitaria para obtener su grado to de 1879, trasladóse con alegría a esa ciudad
versó sobre —
"La dirección de las balas en el de salitre, ¡ hallábase allí como oficial de artille
cuerpo humano Í la naturaleza de sus heridas." ría cuando tuvo
lugar el combate del Huáscar

con el Abtao i los fuertes improvisados de aquei


vi. puerto. "Me encontraba en los trabajos de la
maestranza de la artillería, —
escribía a un
amigo
Hallábase el teniente Argomedo en su doble desde Antofagasta, el 15 de setiembre, —
cuandc

puesto de estudiante i de mistar en servicio, a las once i media oigo decir a los obreros que
cuando estalló la guerra con Bolivia, i en el iba entrando el Huáscar a la bahía, i media ho
acto, como en 1865, pidió a sus
jefes su inme ra
después, encontrándome en el corredor del
diata traslación al teatro de la guerra, fuera cuartel, oí cañoneo... Al momento
un
dije al te
como cirujano, fuera como
simple soldado. niente Wood: "Me voi al fuerte del

capitán
En consecuencia, Argomedo hallábase ya en Carvallo por si necesitan,,, Í el paso
me
apresuré
Caracoles cuando ocurrió el combate de Calama.
para llegar a este puesto del honor i del peligra
i fué él quien curó en el hospital de aquella la satisfacción que al expo
con se
experimenta
ciudad a los heridos de primera jornada de por la
esa nerse patria. u

El ayudante Argomedo hacíase un voluiilrtrií


Con fecha 8 de julio anunciábanos todavía del honor, como
pondríalo otra vez en
ejercicio
su presencia en Caracoles en carta tenemos el de San Francisco, porque
que en cerro su puesto
la vista, dirijida rectificar
retaguardia, como ofi
a a un error
jcográliru era
puramente pasivo i de
que habíamos padecido en el estudio del desier cial al parque. ¡Xoble ejemplo deai::¡i
agregado
to de Atacama. Asimismo, el teniente Argome al sacrificio, que revela una alma levantada i la
do, ferviente adepto de la literatura i de la his virtud heredada de acendrado patriotismo!
toria nacional, ocupando ocios
sus en
rebusque
de papeles, 'había encontrado en el archivo de
VIII.
la Comandancia de Armas de
Santiago un do
cumento precioso sobre los honores públicos Es también de como ca
digna conservarse,
tributados al ¡lustre Camilo
Henríqucz en su racterística de aquel corazón estoico, la caria

tumba, rectificando de esa manera un


concepto peculiar que para solicitar su incorporación..!
de M. L. fcs-
Amunáteguí, según el cual aquel servicio activo escribió Argomedo al jeneral
F
DE LA GLOR DE CHILE

cala desde Caracoles. "MI jeneral, —


le decía, —

X.
sólo antes de ayer, a las 4 P. M., he tenido el
del 7, i al El ardor
gusto de leer su
apreclable momento
patriótico del bizarro artillero no

redacté mi solicitud, palabras bombásti tardaría ejercitarse en campo de mayor alien


no con en

cas, sino en términos enérjicos i decisivos, como to, i en la jornada de San Francisco ciipole el
debe hablar un chileno. honor de servir de ayudante de campo al bravo
1N0 ni honores, porque mi i distinguido jefe
pretendo ascensos
que acabamos de nombrar, co

corazón de /maso colchagüino sirve a mi patria mandante de nuestro centro, tres veces asaltado
con mi sangre, mi vida i hasta mi porvenir. Na por el enemigo i tres veces rechazado con in
da soi yo ante Chile, pero por mis venas circula creíble denuedo por un
puñado de artilleros.

sangre araucana, i los libros me han enseñado En el postrer ataque i agotadas las municio

que no debo escatimarla cuando se trata de se nes, corrió el ayudante a pedir del mayor Salvo
el O'Higgins de i Freiré. socorro, i cuando
guir ejemplo regresaba caballo, alentando a

Tampoco soi valiente; pero


¡1 s¡ Aijuél que a las
compañías del valeroso Atacama que lle
dirije los destinos del universo quiere en esta gaban como último i decisivo refuerzo, dos ba
campaña llamarme a su lado, me
presentaré ante las le hirieron a un mismo tiempo en el corazón
El con la satisfacción del deber cumplido. i en la cabeza.
'Mil gracias, mi jeneral, por las molestias que
XI.
V. S. se ha tomado por mi carta anterior, i aun

que yo no valgo nada, cuente V. S. siempre con El


ayudante Argomedo cayó, pues, con la
el aprecio i cariño de su afectísimo i seguro ser- muerte de los bravos i
expiró instantáneamente,
. Sus nobles compañeros velaron aquella noche
su cadáver i diéronle al día siguiente piadosa
Diego Aurelio Argomedo,, (i).
sepultura en la fosa común i sin lápida de los
IX. héroes sin deudos.

Allí, al pie de la loma de Dolores, fué sepulta


Después del último combate de Antofagasta, do el patriota en medio de patriotas, al lado de

que el entusiasta ayudante de artillería refiere Vallejos, de Wilson, de Blanco, de Cerei i de

minuciosamente en la carta de que copiamos el tantos otros que no llevan en la historia otro

párrafo que precede al anterior, continuó sus la nombre que el de su bandera: "los invencibles
boriosas tareas en el parque de artillería, depo del Atacama i del Coquimbo,!,
sitado en
aquella ciudad bajo la guarda del ma

yor Salvo. "Hoi he recibido, —


escribía en el día XII.
ya citado,— 299 cajones con
149,500 tiros Com-
blain que, agregados a los 3.648,948 de exis El
ayudante Argomedo era de un
temple es

tencia el parque, bastantes para concluir


en son
pecial, sufrido, cumplidor, un tanto misántropo.
con los ejércitos de la América del Sur apasionado por los libros, sumamente estudioso
i de hábitos tan retirados que algunos le tenían
(1) Carla fechada en Caracoles el 13 <le junio de 1879 i por excéntrico, siendo que simplemente un
era
aue orijinal conservamos en nuestro poder, remitida a San
carácter definido e
independiente,
tiago por el comandante Santa Cruz, deudo inmediato de
Argomedo. En las últimas elecciones, votó en Santiago, a
-^
124 EL ÁLBUM

s
pasos de la Moneda, con sufrajio abierto esa altura, son los que con su valor 1 con su
itra las candidaturas oficíales, porque en ello sangre han defendido la honra de Chile,;. glorifi.
gl<
edecía a enteras condiciones de carácter i de cando a su
patria i haciéndola
grande >
respeta.
na. I a la verdad, ¿no era esto en aquel tiem- da a los ojos de la América.
una verdadera excentricidad, o, más propia- ¡Honor ellos al de la bandera
a
pié sacudida
:nte, Incomparable heroísmo en quien vivía de ■
por el viento!
i migaja del festín del Estado? ¡Honor a ellos en la urna del
ifrajio libre-::
que desafía el castigo i el hambre!
xm. ¡Honor a ellos a la orilla de ¡a
fosa, queel
respl, ndor doble gloria, la gloria cívica i
Hombres de corazón el humilde
con io
ayudan- htrlo ria de ñas, ilumina con sus
inmorta-
de artillería Argomedo, de temple i de les la.
ese
npos!
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LOS SEIS CAPITANES DEL REJIMIENTO 2.° DE LINEA

K
DE LA GLORLA DE CHILE

DON JOSÉ IGNACIO SILVA

CAPITÁN DEL 2.' DE LÍNEA

ran la oblación postrera del agradecimiento i del

I. respeto entre los suyos,


I por esto también el país, atormentado como

O acaba, ciertamente, la vida del por un remordimiento, que fué falta de egoísmo
i bravo que sucumbe en el campo i depoltronería ajenos, ha visto pasar los años

¡de batalla ni en el sitio en


que ha (años de profunda quietud i somnolencia) i aún
comienza a contar pesados días, sin que hayan

Por una especie de cariñosa prorogación de sido traídas a descansar sus nobles sienes, rotas

la vida, ficción moral de la gratitud, rayo postu por el plomo del enemigo en el primer abordaje.
mo de la huno:- Laudad que nunca se
extingue, que fué la primera enseñanza del heroísmo en

la existencia del guerrero que ha muerto por la el deber, aquellos expatriad os sublimes que des

patria, se
alarga hasta que la última le recibe en cansan victoriosamente no
lejos de su nave en

su propio seno i con su último ósculo lo guarda el suelo que nos dieron i que al fin ha sido decla
lo sepulta Í lo bendice. rado chileno en nombre de la lei común.
Por esto a los que hemos seguido con el
n.
corazón enlutado la cuenta de esta guerra Ina
cabable i llena de tantos nobles martirios, no os i
análogos a los que aquí
nos ha parecido que ni Ramírez, ni Thomson bosquejamos, arrancábanos hace poco la vista
ni Garretón, ni Cuevas, ni Urriola, ni tantos del último féretro traído de los campos que de
otros habian muerto definitivamente, sino cuan vasta la guerra, i del carro mortuorio que en su

do les cargábamos en nuestros propios brazos vijésimo viaje regresba al cementerio trayendo.
hasta depositarlos la fosa del postrimer des la de los romanos, sólo
en como urna un
puñado
canso. de
Por esto nos
imajinamos todavía que los que Pero esas cenizas eran las de un bravo I a su

allá yacen, medio sepultar, el hemos descubierto


a en
ingrato presencia nos con respeto,
páramo, los bravos olvidados, las víctimas sin recojicntlo en esta apresurada pajina las francas
dolientes, como los San Martín de Chillan, los confidencias de su vida, los leves rasgos de
Zorraíndo de i los Salinas de Com-
Concepción temprana ¡ valerosa juventud, sacrificada a la
barbalá no han acabado de morir, de los fuertes, decir, al deber,
porque espe relijión es
ra encontrar temprano fin e

III.
levantado todavía.

El capitán del rejimiento que ha merecido


entre nosotros desde el primer año
justamente
de la guerra el título de inmortal, don José
El cadete Silva había sido nombrado alférez
Ignacio Silva, era natural de Santiago, i al ser
de Cazadores caballo, i se encontraba, por abril
por el
a
entregado (hace ya de esto tres años)
deudos al marmóreo claus de 1874, de guarnición con su
compañía enel
anheloso amor de sus

todos los dolo fuerte de Chiguaihue, custodiando contra los


de cita
que sirve de punto
tro a

ha sólo tierna indios alzados la línea del Malleco, cuando eje-


res inmortales, se ejecutado una

la vida:—el guerrero cuto la acción distinguida que consta del parte


devolución del préstamo de
encima del de su inmediato jefe, que copiamos a continua
muerto ha regresado a su
hogar
ción, proeza calificada expresamente por la or
broquel.
denanza militar como sobresaliente, i que le hizo
Sigámosle un instante en su rápida carrera.

acreedor al premio señalarlo, en el mismo campe

de batalla.
IV.
La relación circunstanciada e interesante: it

de ese bautizo del honor, recaído en un maneé» tlf


Había nacido este valiente mozo después
al frente veintidós años, dice textualmente como scgei
jjncomilla, i al sucumbir en Tarapacá
rifle la no ha-
le su compañía, con un en mano,
iTkrcee escuadrón del Rejimiento
n'a cumplido todavía veintiocho años. Su padre de Cazadores a caballo.

el comerciante don Bernardino


ira apreciable abril de 1874.
tío el miembro de la
Collipulli, 12
silva. Era su respetable
de don Raimun- 'El de la 1." compañía de este escua
nortéele Apelaciones Santiago capitán
lo Silva, que en su carrera de soldado le sir drón, destacada en Chiguaihue a las 8 P. M.del

viera, por su
mayor valimiento, de verdadero día de ayer, me pasa el parte que copio:
i,
A las 2 i media A. M. del día de hoi, encon

A virtud de las relaciones que ligaban al dig trándome a


cargo de esta plaza, recibí orden

no
juez con uno de los homlires públicos que ha del cuartel jeneral para hacer salir
un piquete
disfrutado de mayor influencia en los últimos de veinticinco hombres de mi compañía al man

anos, obtuvo en efecto, para su sobrino, del Mi do de oficial para que persiguiera
un una parti
nistro de la Guerra, de da de indios que habían asaltado una posesión a
un
puesto efectivo en 1 Mil orillas del Malleco, entre los fuertes de Candiu

agosto de 1869, i Huequen, quienes habían robado una pirulJ


esa
Pero a los pocos me de animales. Inmediatamente nombré para
comisión al teniente don Manuel Ramón Bata
de Silva: a las
[enero 1870), dond tina acción brillante de llona i al alférez don José Ignacio
guerra, ejecutada en 1; fronteras el 1 1 de abril 2.15 emprendió su marcha la tropa, tomando el
de 1874, atrajo camino que de Hue
con
justici se
dirije a Quechereguas
esta
jefes i las recompensas de 1 nación sobre aq lic
quen, i a las 4 de esta tarde ha vuelto a

se-
izaba ión un heroísmo pa plaza, dando la excursión el resultado que,
DE LA GLORi A DE CHILE 227

gún el parte del teniente que mandaba la fuerza, que u/e


enorgullece al evp/rsarlo; porque cu el
voi a referir. acto ele mandar la carga, la emprendió él a van

^Tomada la dirección que dejo dicha, dio el guardia de una fracción de tropa que, por la
piquete alcance a los indios en el lugar llamado fragosidad del terreno, le fué preciso dividirse,
Reibu, distante como a ocho leguas de esta pla envolviéndose este oficial de tal manera con el

za; en este punto fué atacada la pequeña descu enemigo, que ¡10 le era posible manejar su espa
bierta que había dispuesto el teniente ¡ en el da, ni a los indios sus laureas, lo que ¡lió lugar a

acto mandó cargar con el resto de su fuerza, lo que, poniéndose cu guardia, le hicieran pedazos
combate fuego i sable; la de
que dio guarnición espada

lugar a un a su a
ge/--, . ■-, f.-'o

puesto en derrota el enemigo, continuó la per que uno vez niedicinciiueiite desprendido, pudo
secución hasta donde le fué posible alcanzar por bajar a hachazos a uno de sus
enemigos. Este

la fragosidad del terreno, pero en la fuga tomó oficial ha salvado la vida por un evento casual,
una parte de los indios una dirección distinta porque te fué dnijido. una lamada por la reta-

que los demás, los que fueron perseguidos por •


'¡/ardía, que felizmente la recibió el bordo Irase-

una fracción de tropa, compuesta del sarjento i.c


don José Tomás Urzúa, los de 2." clase don "Los caballos que montaba el piquete han

José Miguel 2.° Rios i don Juan Felipe Ramí quedado bien maltratados, i dos de ellos inútiles:

rez, soldado Roberto Castro, Bartolo Arellano, tino


por haberse despechado en una vuelta que

José del C. Rojas i Jacinto Fuentes, hasta el es tuvo en la


primera carga, I el otro a conse
tero llamado Meco, distante más de tres
leguas cuencia de la larga jornada que tuvo que hacer
de donde principió el ataque, logrando matar con la rapidez que el caso lo requería; pues que
dos indios. en la ida i vuelta se ha andado una distancia de
«Concluida la persecución, se vio que habían 24 leguas más o menos,

quedado nueve bandidos en el campo. Se les ■i En la tropa no ha ocurrido novedad, i solo

quitaron siete caballos i una yegua, sin contar se lamenta la desgracia de haber muerto un ni
con las lanzas que era
consiguiente debían de ño, de dos que se llevaban cautivos los indios.

jar. La tropa, en
jeneral, ha demostrado un va 11 Me felicito en manifestar a usted que, según
lor i decisión que merece una
particular reco la relación anterior, los oficiales i tropa han pro
mendación; pues, según refiere el teniente, cada bado una vez más la decisión que tienen porque
uno se
empeñaba en batirse individualmente el buen nombre que desde su formación ha te

con cada uno de los enemigos; pero mui nido rejimiento quieren siempre
princi nuestro que
palmente los siete individuos que cargaron a permanezca sin que en nada se
haga desmere
los indios hasta el estero Meco,
por su conocido cer!,.

arrojo. "Todo lo que me cabe el honor de trascribir


"El comandante de la fuerza, en el parte pa a US. para su conocimiento, permitiéndome ha
sado a la Gobernación Militar, hace cerle presente la brillante conducta
una mere con
que vuel
cida recomendación del alférez don
José Ignacio ve a
justificar su
abnegación por el buen servicio
Silva, que textualmente escomo
sigue: i exacto cumplimiento con
que el teniente Bara-
n-M? cumplirla mi deber, si hiciera usted hona
no a se empeña para desempeñar las comisiones
presente que el alférez don José ígnacio Silva ha que se le confían; sin dejar de reconocer la dig
manije -lado el tic
cu
.¡p., del ataque un
coi-aje na conducta del alférez Suva, que en la primera
228 ■BUM -m

ocasión que parte toma en excursiones como la un Serrano, seré entre los cholos
algo más qüe
Con relación el alfares Silva entre los araucanos.
presente ha sabido comportarse.
a „

El capitán de Tarapacá no olvidó


la tropa, nada tengo a
que referirme desde que nunca su

en el parte trascrito se dan a conocer sus bizarros hermoso estreno del Malí eco.

manejos.
illoi estuve en Chiguaihue, con el objeto de VII.
felicitar a los dos oficiales i hacer conocer a la

que estaba por Tenía el joven Silva pasión decidida


tropa lo muí
tan
complacido por el
arma de caballería, i en una carta de familia es
digno comportamiento.!'
i Lo trascribo a US., etc. — Basilio Ukiíutia.,, crita al comenzar la presente guerra, decía, esta<

palabras, eran en él no solo un


que paisaje de
guerra, sino recuerdo de lejítimo orgullo:—
vi. un

„SÍ la suerte me acompaña, creo se


cumplirán
Apresuróse el jefe del Estado a
consagrar el mis deseos, que se limitarán a encontrarme en

mérito contraído por el alférez de Cazadores una batalla, sable en mano, al frente de tropa

a caballo, i a
petición expresa del jeneral en de caballería.,,

jefe de las fronteras, don Basilio Urrutia, el pre Sin embargo, por alguna de las emerjencias
sidente Errázuriz firmó los despachos de tenien del servicio que antes de la guerra tenían cons

te del joven Silva, once días después del en tituidos a nuestros escasos oficiales en verdade
cuentro del estero de Meco, "en atención (así ros
"judíos errantes,, de la milicia, pues los hai

dice el despacho) a su distinguido comporta que sin ser capitanes han servido en seis i: o::,'i

miento en el encuentro tenido con los Indios cuerpos diferentes, el teniente de Cazadores a

araucanos en el lugar denominado Relbu.n caballo pasó en 1876 de capitán al Buin, i en

Hemos hallado ocasión de leer algunos milla mismo al de línea,


seguida, en su
grado, 2."

res de despachos anteriores a la presente guerra, cuando este hallábase ya acampado en las altu

i mui rara vez encontramos estampadas en ellos ras de Calama.


frases de honor semejante. El capitán Silva ha

bía nacido sin duda destinado para nobles as


VIII.
censos, pero traidor destino atajóle el paso en

la fatal quebrada. "Le prometo, —


decía el deno El capitán Silva se embarcó en el Haam)

dado joven, escribiendo en la Intimidad a su el 23 de abril, i desde el puerto de Coquimbo


padre desde el puerto de Coquimbo cuando escribía a su amante padre con fecha 25 deesf
marchaba a la campaña, I aludiendo a su tío i mes, estas palabras íntimas que traicionaban ¡>.

de
protector,

le prometo que, así como él ha dado fogoso entusiasmo de soldado:— "En medio
mil
nombre a nuestra familia en la majistraturu, inmensos vivas a Chile, lanzados por dos
trataré yo de imitarlo las combate, nos hacen
en armas.
Tengo fe en pechos que marchan al

que no titubearé en el momento del peligro." 1 oír el himno de la patria. Nadie creería que»
en otra carta en que contestaba una alusión de su dos marchamos expuestos a la muerte. Nadie
deudo a Prat i a Serrano, decíale en
respuesta: se acuerda de ella, pues todos creen segúrala

"Con el favor de Dios i el victoria.,,
amparode nuestra

como su
patrona jurada, ya que no
puedo ser un Prat O El capitán Silva era un mozo alegre
DE LA GLOI 'A DE CHILE 220

edad i alma absoluto mantenía por lo que hace


pero escondía
un en se nos
su carrera; en su que
vivo sentimiento relljioso. Cuentan en su familia a medicinas.»

que en su niñez tuvo el culto pavoroso de las áni


x.
mas,¿i quién no lo ha tenido, junto con el asus
tadodespertar de la media noche? Pero bajo las Durante los largos aprestos de la campaña el
armas creía en la plegaria i en la Virjen. Salu capitán Silva se había hecho un eximio tirador.

dando afectuosamente a unas


primas suyas que Enseñando ,i stis soldados el
manejo del rifle en

le ofrecían una novena, decíales él desde el el tiro al blanco, logró sobrepasar en este ejerci
campamento de Antofagasta: "Espero que los cio a todos sus
compañeros de armas, I de esta

rezos de ustedes, llegado el peligro, me darán la suerte tenía invariablemente costeada su cerveza

suerte de salir salvo o de sucumbir con honor.. i su


champaña (cuando lo había) en las apuestas
La disposición festiva de su
espíritu se tradu del campamento. Por eso el intrépido mozo de

ce sin embozo con frecuencia en la efusión inje- bía morir con un rifle en la mano,

nua de sus cartas. Cuando era


simple alférez de Refería uno de sus camaradas de tienda i

Cazadores enviaba a su familia su retrato hecho de desierto {el valiente capitán Reyes Campos
en las selvas araucanas. — » He salido algo la muerto a su vez i como él) que contra su pasar

deado, les decía, pero no


importa.!, ordinario, el capitán Silva mostróse taciturno en

la noche que precedió a la batalla de Tarapacá,


"Aunque se vista de seda.
i que echado a media noche (la hora de las ani

mas) sobre la arena humedecida por la caman

El capitán Silva tenía sin embargo, una biza dulea, decíale, moviendo tristemente la cabeza:
rra figura de soldado, i tanto que llegó a intere — i. No sé por qué sz me ha puesto que me van

sar a una nieta del ilustre almirante Blanco a matar en este encuentro... pero en fin, añadía,
Encalada, con la cuál murió desposado. moriré matando.»
I esto fué lo que cumplió el bravo hijo de

IX. Chile en la honda quebrada enemiga.

Desempeñó el capitán Silva, durante la pri XI.


mera
campaña, todos los servicios i fatigas que
cupieron al andariego 2.° de línea entre Calama Consta, por el testimonio de todos los que le
i Tarapacá. I en aquella
desamparada aldea es vieron, que destrozada su
compañía en el fondo
tuvo a
punto de morir a causa de una fiebre de la garganta peruana, el capitán Silva cojió del

enjendrada por el cansancio, las penurias i el suelo un rifle, último préstamo de sus soldados.
clima. "Felizmente, escribía fines de i que hombro hombro

a marzo
peleando con con estos,
desde aquella posición avanzada, las muchas abierto, protejlendo la retirada

cayó en campo
pellejerías que he tenido que soportar en mi vi del sacrificado rejimiento i la vida de su amado
da de soldado i el ningún caso me he acos comandante.
que
tumbrado a hacer de ellas, ha robustecido mi El bravo soldado había cumplido su palabra
constitución de tal modo que pude librarme de tantas veces empeñada al padre i al deudo, a la
esa enfermedad a
que otros ya habían sucum mujer i a la patria. Había muerto como mueren

bido, sobre todo a consecuencia del abandono los héroes, como habría muerto, salvo un hecho
1J0 EL ÁLBUM

providencial, las lanzas del Ma- inconsolable padre, honrado


lleco. Pero el
entre araucanas

del Gobierno que fué


por una
delegación!
capitán Silva había cumplido tam a recibir sus restos
a la
"'

bién su terrible palabra empeñada al enemigo playa amiga; conducidos estos a su


postrer

¡Había muer/o motando.' mansión en brazos de los que le
amaron, la pe.
regrinaclón juvenil quedó así cumplida. I p0r
XII. ese breve camino el joven adalid renació a [a
inmortalidad en la puerta del santuario
que en
Sus Intrépidos compañeros de armas, mártires una inscripción de fe i de esperanza dice
a los
como él, le precedieron, casi por un año, en el que por ella entran, no como el implacable poela
itinerario del regreso a la patria en demanda del florentino, sínó como el aposto! i el
evanjelísta
altar que purifica I de la tumba que consagra en cristiano autor de todos los consuelos:
sencillo epitafio los nobles hechos de la vida,
Pero arrancado a la doble inclemencia del
desierto i del olvido, por el afán de cariñoso,
sr~ ';:i-

ÍS.7"*

DON FEDERICO STÜVEN


(Comandante, do Iiijenieros mecánicos)
DE LA GLORIA DE CHILE

DON FEDERICO STUVEN

MECÁNICO I TENIENTE CORONEL

Tenían los últimos apenas la edad i la fuerza

I. necesarias para ceñirse a la cintura el delantal


'de cuero i levantar sobre el yunque el pesado
no menos de medio siglo vino martillo, cuando envió a tres de ellos, el solícito

i de Hamburgo, su
patria, Valpa-
a
padre, a los talleres de Alemania a
elejir noble

), su escuela, un joven de buen destino.

p** ánimo i mejor talante, en calidad Uno de esos tres niños era Federico Stuven,
de humilde dependiente de comercio, como los el hombre de hierro i de fuego de la pasada
que todavía llegan a las "casas fuertes" de esa guerra.

plaza mercantil; i en corto tiempo alcanzó por su n.


honradez i por su industria, alto puesto de ri
queza i de respeto. Cuando el benemérito don Nació Federico Stuven en
Valparaíso en la

Juan Stuven, que es la persona a


que hacemos calle de la Victoria en la Noche Buena del año

referencia, tuvo en el vecino puerto la posición de 1837, i como


hijo de alegre Pascua, fué siem
de gran capitalista, fué, durante muchos años, no pre festivo, jeneroso i de agradable i comunica
sólo administrador gratuito sino protector jene- tivo trato. Su respetable padre, hoi ociojeuaria,
roso del hospital de Valparaíso; i aunque su for era natural de Bromen; su madre, provenía de
tuna se menoscabó considerablemente por actos famosa familia de conquistadores que se había
de hidalguía i de condescendencia, raros en la radicado en el valle de Limache.

prosa del comercio, el hospital no padeció deca Desde la más tierna edad dio muestras el niño

dencia, sino, al contrario, mantúvose en brillante Federico de su hercúlea robustez i de su afición

pié hasta el último día de su


filantrópico réjimen. a las más rudas labores del músculo i del enten

Unida la vida del señor Stuven a una respeta dimiento. Refería su madre que desde la edad
ble dama chilena, la señora Jesús Olmos de Agui de dos años, es decir, desde que comenzaba a

lera, hermana de la esposa de otro notable In andar, buscaba las piedras del ¡ardín para dormir
dustrial familia sobre ellas, de
español (la Tornero), formó el preferencia al regalo mullido de
señor Stuven interesante la cuna; I fué
un
hogar en Valpa como en su Infancia, continuó vi
raíso, en el cual las hijas eran beldades i los viendo hasta su última hora, que ha sido corta i
varones obreros. enérjica brega con la muerte.
padre era entonces rico i proveía ji-m-ros
III.
a todas sus necesidades.
Educado en un
colejio inglés de su ciudad

natal, a la edad de catorce años fué enviado, se


V.
gún dijimos, junto con dos de sus hermanos, a
la de su padre, cargo de una buena hermana
a Después de ocho años de esta carrera prácti
llamada María, que el último conservaba en ca, fué devuelto a su
país hecho un hombre ver.

Bremen, i allí entró, por pagando come contrato i dadero, desde la epidermis al alma, i
auxilia
en suntuoso colejio, de aprendiz mecánico en por su bondadoso padre planteó en Valparaíso,
una
fragua, donde su primer ejercicio fué el de con considerable capital, un establecimiento que
soplar con el fuelle i en seguida el de forjar el se denominó Fundición Nacional.

maleable acero sobre el acero, Pero la falta de experiencia i de consumo, un

Referíanos él, riendo alegremente, que el menos


que la competencia extranjera, forzáronle
maestro de fragua que le puso el primer utensi pronto a
liquidar aquel negocio.
lio de hierro la le desnudar No sin
en mano
obligaba a tuvo esto
lugar, embargo, sin que
se de la cintura arriba para dar a su
piel toda la Stuven diera pruebas de su entusiasmo e imeli-
dureza i resistencia del oficio... La máxima riel jente patriotismo durante la guerra con España
herrero alemán, como la del roto chileno, era porque a su industria debemos los primeros ca

que la piel sana sola de las quemaduras, mien ñones de gran calibre fundidos en el país, con

tras que el lienzo de la camisa o el cuero de los éxito superior al que pudiera esperarse del apre
zapatos necesita remiendo artificial que cuesta mio i de la escasez absoluta de arbitrios, ó

plata... consecuencia de esto, Stuven pasó a qrganiear la


Stuven fué el más entusiasta admirador del maestranza de Limache, cstablecimier.to impor
obrero chileno hecho soldado, ¡ jamás se sació tantísimo para el país, i que la carcoma ■■■x.\.i
de hacer su alabanza, fuese en el campamento, que devora nuestros millones con el nombre i d
fuese la fragua, fuese la batalla. disfraz de
en en economía ha entregado después a las
ratas i a la ruina,

IV.
vi.

Después de aquella jimnástica preparatoria, No encontrando desde aquel tiempo una posi
pasó Federico Stuven en
1853 a la Escuela Po ción estable, hízose Federico Stuven un indus
litécnica de Hanover, donde aprendió doce años recorrió
por prin trial viajero, i durante diez o

cipios la mecánica, la construcción de alternativamente los departamentos mineros del


máquinas
i el de manejarlas personalmente, sirvien en las minas. Fuí
arte
norte instalando
maquinarias
do en algunas ocasiones de fogonero i en otras la asre-
en esta época cuando unió su suerte a

de maquinista de los trenes que le viuda des


encomen ciable señora que hoi vive aflijida
daban.
pués de haber nacido en la opulencia, la señora
En
capitalista del
esta misma capacidad trabajó i estudió en Dora González, hija del conocido
Inglaterra, en
Béljica ¡ en Francia (cuyos idio Huasco don Marcos González.
mas
poseía como el suyo propio i el en '.,-:-';:
alemán) a Visitó también Stuven en esa época,
fin de perfeccionarse í no por lucro, porque su de su oficio i en varias ocasiones el Perú. Algu-
DE LA GLOI TA DE CHILE 233

de los de azúcar de los va Recordamos esta circunstancia porque uno í


nos
mejores injenios
lles setentrionales de ese país, principalmente en otro de esos hombres especiales, el injeniero me

Lambayeque, fueron montados por él cánico en una


guerra mecánica i el conductor de

equipajes en una
guerra de marchas, se valieron

VII. de nosotros para sus desairadas peticiones. I si

bien el mal elejido conducto pudo talvez influir

Decayendo su fortuna a medida que le nacían en el rechazo, no es menos cierto que en ella

hijos (que esta regla de proporción más


es la se cerró los ojos a la luz, como en tantas otras

usual de los hogares de Chile), sorprendió a cosas.

Stuven la segunda guerra de su patria trabajan Queremos en este particular, i para confirmar

do en un molino de papel de estraza


que había
montado a orillas del
Maipo (en Buin) i que le algunos párrafos de carta
que con fecha 8 de

rendía regulares provechos. mayo de 1879 nos escribiera el señor Stuven

Pero desde los primeros días de la alarma na


[,ara reforzar las ventajas que ofrecerla al ejér-
cional cónstanos que ofreció sus servicios como ■
¡to en
campaña la posesión de una maestranza

injeniero, los que fueron, como tantos otros je- ambulante como la que llevan consigo, no sólo
nerosos arranques del patriotismo, tercamente los ejércitos modernos de Europa i de Estados
desde nados por los que creían en la Moneda que Unidos, sino las divisiones mismas de cada ejér
la guerra era el sueño i las campañas una siesta. cito, puesto que en el día todo es cuestión de
Descendió hasta solicitar con humildad un armamento, de rieles i de locomotoras, es decir,
puesto de mecánico, i esc ofrecimiento recibió de ¡ujeniería mecánica. Los párrafos aludidos de
la misma enfadosa acojida, hasta que, como a esa carta decían como
sigue:
la fuerza, impúsose él mismo marchándose a 'El cuerpo de mecánicos con sus
correspon
Antofagasta, donde los cañones de batir per dientes herramientas i a las órdenes de un
inje
manecían durante largos meses arrojados en la niero competente, debiera acompañar al ejército
playa. i escuadra; tanto para las composturas a bordo,

VIII. que son necesarias en


buques que están conti
nuamente sobre la máquina, como para el ejér
De todos los ofrecimientos patrióticos, tan nu cito, que necesita de este cuerpo para el arreglo
merosos como las arenas del mar en esa
época, del parque de artillería, pertrechos, carros, etc.

no había, a nuestro
juicio, ninguno más oportuno " I sobre todo es
preciso tener presente que la
ni más vivamente requerido que el del propie guerra se hace en un desierto en
que se carece

tario de la fábrica de Buin, i junto con éste el de del agua i que ésta tiene que fabricarse. Supón
un oficial del ejército francés que había servido gase que la toma de Iquique sea un hecho i que
en el tren de equipajes con honrosos certificados elenemigo, como es natural, destruyera sus má
que exhibía, hallándose lucrativamente ocupado quinas resacadoras de agua, en este caso es im
la litografía Cadot,
en
posible la permanencia de un ejército si estas
Pero por lo mismo que esas ofertas revestían máquinas no se
componen inmediatamente. Aqui
la mayor importancia práctica fueron perento el cuerpo de mecánicos estaría en su elemento, i
riamente rechazadas en esos días de sublimes es de
Indispensable necesidad su formación.
teorías sobre la guerra i medios de acción.
sus Mandar a Valparaíso para arbitrar todos estos
hagar jaldero al ejército sediento en las
recursos, es imposible: es preciso que 3
luras; fué e]
en el terreno mismo. Este cuerpo poih enrolai habilit.
máquinas que corrieron
obreros que han la hasta Dolores, cuyo inagotable pozo, vena
trabajado en
es

Limache Í a conocedores en la lundici condida del río de Tarapacá, fué la salvación


del
ejército i la preparación de
ñones, pertrechos, etc., i que serían los su victoria,
I desde entonces,
petentes para el manejo de la artillería:
como era
natural, ¡ aparte
el partido qui se podría sacar de hombre de los mil servicios mecánicos que comenzaban

clase de en la herradura del caballo i terminaban en lj,


■ta trabajos,
cribe algo a ;te respecto, supli- válvulas de la locomotora, el injeniero Siu.,|-
o
dijese que habia ofrecido mis estuvo
siempre a la vanguardia de todas la< op-
,e dado los creo
ya del

que me llamen', el

XI.
todo ;upar el puesto que
creo > i escuadra." Fué él quien condujo la

su
paseo de año nuevo de Moqucgua, i

IX. quien la trajo salva de regr ■


medio de mil

abismos i celadas.

j
lugar en mayo de 1879; pero 11a- Fué él quien habilitó la va;, o: cVI
mado ; Stuven desde Antofagasta por el desembarcadero de Pacocha para desembalar
,
Sotomayor (110 por el gobierno de la nuestra pesada artillería.

Moneda) en setiembre de ese ano, permitióselc Fué él quien regularizó la provisión de agua

montar a bordo de la fragata- tras porte Elvira del ejército, poniendo a salvo los estanques dd
.11: a 1
pct[U< río de lio i repartiéndolos por sus cañerías a la
esta previsión hallóse el industrial e ciudad i a los campamentos.

aptitud de prestar los mi preciosos Fué él quien, como el gastador de fierro del

ejército desde que puso é ejército, reconoció i compuso la vía férrea desde
en las laderas de Pisagua B„,u Pacocha a
Moqucgua, habilitando sueesivamen-

telégrafos, todo necesitó de 1; ías


piezas esenciales ftir-
ración personal del hasta jo por su
propia 1 o rescató con injeniosos
[¡lidiado ardides en los lug de escondite, secuaJ me
en todo por dos eficaces a , el capii 1:

X. Marcos Lathan, hombre de el Injeniero


Quetart, hombre de bronce.
1 la guerra verdadera; Fué él quien salvó de la 1 :rte ¡ de la deses-
movible i atrevida, Stuven recobró su verdadera peracion por la sed la dlvisi Muñoz, detenida

puesto, i tanto como el jeneral en


jefe, se hizo el lospicio por un fatal desriela mienta
otra oca-
él quien, por último, salvó en

Se recordará, en efecto, que Federico Stuven vida de los Escala i Ilaqueda-


jenerales
fué el primero en saltar a tierra en Junín; fué el 1 de laGu, a en campaña del
de
primero en enviar agua resacada en
improvisado Re. ■xtraycilido
DE LA GL0R1 A DE CHILE 235

uno de los machones del puente de hierro de Stuven reconvino al fogonero por ese mal ma

el de di nejo, i para mostrar al fogonero el mal que cau


Moquegua depósito de diezisiete cajas
namita que en cobarde asechanza habían puesto saba, se inclinó todo su
cuerpo para ver si

allí los peruanos, hecho i terrible que electivamente marchaba la máquina como co
ignorado
solo hoi es lícito afirmar. Los peruanos, que rresponde a una bajada tan peligrosa, i por tener

sabido indudablemente la las húmedas de aceite, le resbalaron, per


han emplear mejor manos

dinamita la habían minado diendo el equilibrio, cayendo instantáneamente


que pólvora, con

tarros tle aquella sustancia el puente col de cabeza al costado de la línea. 11


i;
de Moquegua, junto al Alto de la Vi
gante
lla, i cuando iba a
pasar el tren en que mar XIII.
chaban a felicitar al jeneral Baquedano por
los el don Recobrado apenas en el seno de su familia,
su éxito en Anjeles, jeneral en
jefe
Erasmo Escala, el ministro i regrest'i al ejército, acompañó a la espedido»
Sotomayor su nu

merosa comitiva, irremediable catástrofe habría Lynch al norte i se halló en la captura de Lima,

tenido si Stuven, advertido por de cuyos ferrocarriles filó nombrado inmediata


lugar, una con

fidencia femenina, no hubiese estraído las fata mente superintendente jeneral.


les minas sólo minutos de Mas como su salud Saqueara, llamóle el go
antes
llegar a
aquel
sitio el convoi chileno. bierno a
ocupación mas
tranquila, colocándolo

de jefe de la maestranza del ferrocarril del sur,

en
cuyo puesto dejó de existir súbitamente, a
XII.
consecuencia de los daños Internos recibidos en

Fué también en ese servicio donde Stuven ex su


organismo durante las campañas, en una no

el rudo che de agosto de 1883, la ciudad de Concep-


que, lentamente i sin
en
perimentó golpe
que él se
apercibiese, fué debilitando los resor

tes de su
poderosa organización hasta el momen
XIV.
to en que de repente se tronchara.

Examinando la marcha de una locomotora La prensa de todo el país hizo el condigno


duelo sobre el ataúd de aquel ciudadano modes
(La Chilena) que el había habilitado en el fe
rrocarril de lio a Moquegua, cayó de bruces so to i abnegado a
quien un diario de la ciudad

bre los rieles, en los desfiladeros de Conde; i su


que guarda hoi sus cenizas denominó con
jus
frió tan horrible concusión cerebral, que todo ticia "el gran obrero,,,
hombre que no estuviese, como él, blindado por "En la falanje de abnegados obreros, —
decia
el hierro desde su infancia, habría instantánea a este mismo respecto en su sección editorial El

mente sucumbido. Ferrocarril de Santiago, al publicar el telegra


'Tenía la máquina escribía por época al que anunciaba el súbito fallecimiento del

esa ma co

autor de estos recuerdos su


segundo, el inteli- mandante Stuven, —
en la falanje de abnegados
jente injeniero catalán Quetart, —
dos frenos, uno voluntarios que apenas estalló la guerra con las

que apretaba las ruedas de la maquinaria en la repúblicas aliadas se


apresuraron a ofrecer sus

bajada del Pacai, donde la gradiente era mui servicios en el ejército o la armada, el señor

pronunciada; el fogonero apretó el freno del co Stuven se


distinguió siempre en primera línea ya
checito poniendo las ruedas a la rastra, i el señor por su
importante cooperación como injeniero,
F.LA L/IUM
236

los campos de batalla, lle obrera de la guerra i cuya memoria


ya por su
arrojo en
por I0 m¡5
de las más mo nos es especialmente cara, hé
gando a ser una figuras simpáticas aquí como ]¡
de la presente guerra. prensa de Concepción referíalos, como
para ejem
■'Si en Chorrillos no tuvo ocasión de prestar plo de los que armados del martillo i la
picota
sus servicios, como injeniero, fué uno de los vinieron en pos de él a
engrandecer a su
patria'
ayudantes de campo que desplegaron mayor va ' Los restos de este querido muerto fueron
lor i entusiasmo. I en Miradores, al finalizarla ayer a las nueve de la mañana, conducidos
al
batalla, cuando los trenes blindados que venían cementerio.
de Lima sembraban la muerte a su
paso, Stu La amistad, el cariño, el austero deber, se di
ven, en medio de las balas, se ocupaba en levan rijieron en hermosa i edificante romería a b
tar rieles frente a la misma estación a fin de morada del descanso, para rendir al hombre, a!

cortar la linea, sin cuidarse de los proyectiles ciudadano, al excelente servidor de la patria
que llovían sobre él. Federico Stuven, el último de los
homenajes.
"Apenas el ejército chileno entraba a Lima el El cadáver fué sacado de la casa morui'na

17 de enero de 1881, Stuven se hacia cargo del en un magnífico ataúd, construido en la maes

ferrocarril de la organizaba este servi


Oroya, i tranza, ataúd ricamenre adornado con llores de
cio importante, pudiendo la madrugada del 18 a

conducir el primer tren al Callao mucho antes Sobre este ataúd se leían estas bellas palabras:
de que entrara a
aquel puerto la primera divi
"Tributo ai. civismo i probidad de don
sión; pocas horas después otro tren para Ancón
Federico Stuven.
i un otro para el interior, continuando después
sin interrupción el servido tanto para las espe- Los empleados del Jerrocarri!.

didoncs militares como


para el tráfico público,,, Concepción, agosto 13 de 1883.'
I otro diario serio (El /ndep, ud! .
'ci'rcg.i
ha por su
parte: A las nueve comenzó a desfilar el convoi fú
■'La vida del señor Stuven, si no mui prolon nebre, rompiéndola marcha los obreros déla

gada en el tiempo, ha sido larga por las ince maestranza que desengancharon los caballos

santes i fecundas labores a


que la consagraba i para tirar por sus
propios brazos el carro.

por las importantes obras que realizó durante Ja Aparte de los numerosos amigos i admirado
guerra, de cuyas principales campañas fué auxi res del muerto, iban todos los empleados de la
liar eficaz i poderoso. En cada ciudad que se estación, don Benjamín Videla, jefes de maes

tomaba, él era quien ponía el corrientes de talleres, Las oficinas del


en acto tranzas, jefes etc.

ias líneas férreas que se necesitaban para el ferrocarril


tras quedaron despobladas.
porte, i ordinariamente él mismo en persona Aunque un buen número de coches seguía al
guiaba la primera máquina, afrontando sereno convoi, casi nadie subió a ellos prefiriendo ha
los peligros de lo desconocido i de las insidias la marcha hasta el mismo cementena
cer a
pié
de los enemigos, Un así más hermoso, n»-
n
acompañamiento es

slgnificativo, más solemne.


xv.
Llena de santo recojlmiento iba la concu
del
En cuanto a los funerales de aquel hombre rrencia, notándose en los semblantes el sello
modesto i útilísimo que perteneció a la clase
r
DE LA A DE CHILE 237

Al borde de ¡a fosa i antes de entregarle el


XVI.
cadáver de aquel hombre gran c orazón i espí-

ritu eminente —
hablaron los señores Francisco Federico Stuven fué amado por todos los que

de Paula Salas i Darío Verdugo. le conocían, I esto desde el primer momento,

En esos momentos hubo muchos ojos que.se porque era una de esas naturalezas que nada en

humedecieron, no pudiendo ahogar el senti cubren. Franco, abierto, leal, caballeroso en la

miento. honradez, amante de su


país con ese fervor que

Verdaderamente, pocos entierro s más her mo es


propio de las razas mixtas, su corazón era

sos que el de de ayer. como esas


máquinas de lujoque se exhiben bajo
Olvidábamos algo: muchos estranjeros i chi un fanal trasparente, mostrando hasta el último

lenos fueron con sus familias, lo que daba al tornillo de su mecanismo.

acompañamiento un carácter ma. hermoso to- [ por eso el Congreso Nacional, llegado el

davía. turno, si no de la justicia, de las reparaciones,


La concurrencia, con mui pocas excepciones, otorgó pronto a su viuda i a sus huérfanos hi

se retiró a
pié, como
para mayo satisfacción, jos una
pensión para asegurarle su
pan a la pri
como para hacer puro el tributo de amor i de mera i la cartilla, el libro i el yunque a los úl-

justicia que se debe a los muertos.


EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE

DON JORJE COTTON WILLIAMS

TENIENTE DEL REJIMIENTO 2.* DE LÍNEA

manifiesto la profundidad de
i. sas
junto con su puro, iirdiei
a la patria, amor de criollo,
üién era
Jorje Cotton William; mestizo, como el de Federic Sun.
ha oído hablar
¿Quién siquier Jorje Cotton, el verdadero niciador i fundador

de él? ¿En qué memoria ha qu< de la lejión atacameña, que fué cinco veces la
dado retenido su nombre? e
gloriosa vanguardia d'
recuerdo? en qué boletín su nacido, como Cruz Daniel Ramírez, primer ayu
hechos? dante de aquélla, en la ciudad i puerto de Talca-

¿Fué soldado? huano, el 18 de febrero de 1855, i habíale tenido


¿Salió a campaña por ¿Ofrecióle sobre la pila bautismal en robustos brazos su tío

antes la vida? ¿Cumplió medio de el contra-almirante don Juan Williams Rebolle


do. Era hijo del ciudadano norte-americano don

¿De dónde había venido a Chile i qué signi Jorje C. Cotton, que en 185 1 se batió en Lonco-
ficaba en las listas que se
pasaban cada día al pié milla por la causa de las libertades públicas, i de

del asta de bandera en el campamento su nom la señora Matilde Williams Rebolledo, hermana
bre tres veces
extranjero? del captor de la Covadouga.
Hé aquí lo que se habrá ocurrido a muchos al
leer el nombre de Jorje Cotton Williams, al frente m.
de este postumo rasgo biográfico, humilde tributo
de la gratitud de la posteridad a su humilde I ya Mui joven, casi niño, pasó Jorje Cotton Wi
casi olvidada lliams a establecerse en el puerto de Caldera, i

allí, a la edad de dieziseis años, era nombrado

n. patrón de bote (enero de 1871); en seguida, para


aprovechar su hermosa letra, escribiente de la
Jorje Cotton Williams, lejos de ser un av
gobernación (febrero 21 de 1872), i por último
rero, era un soldado de fe, un combatlenti oficial cuarto del mismo despacho en lebrero de

relijioso, el tipo del cruzado. Sus propias re


1873. desempeñando su cometido civil con noto-

ciones, verdaderos ecos de ultratumba, poní


"La laudable laboriosidad,— decía de él su
jefe Valenzuela i Goyenechea, i, cuando
sobrevínola
don M. G. Carmona en oficio de 14 de enero de guerra, tenía ya tres tiernos hijos.
Pero llamado al servicio activo
[878,— que ha acreditado el oficial estadístico de en su calidad
esa aduana ron la pronta formad, 'm de los datos de ayudante de la brigada de Caldera, ciipole e!
estadísticos sobre el movimiento mercantil de ese honor de conducir en el mes de junio de i3-f

correspondiente al año que acaba los primeros cien atácamenos reclutados


puerto mayor, para la
de espirar, lo hacen justamente acreedor auna
guerra. En esa
lejión que fué inmediatamente
felicitación de esta dirección, que usted se servi incorporada en el 2.° de línea, iban los dos lar-
rá poner en su conocimiento." manos
José Dolores i Sabino González, los dos
hijos de "la madre de Antofagasta,,, que llorán
IV. dolos todavía ha hecho derramar tantas
lágrimas
Por esto hemos dicho que Jorje Cotton Wil
No era el escritorio, empero, la verdadera liams fue el verdadero fundador del 1/ fe
vocación de aquella alma apasionada, creyente, Atacama, porque llevó su primera sangre al de
casi ilusa, que debía sentir pesados sus latidos sierto. Si hubiera retardado su partida unos

al correr la mano sobre los infolios de la ruti cuantos días habría sido uno de los capitanes
na en el ejercicio cuotidiano de los negocios del batallón lejendario. Ausente él, por rason

administrativos. Pero en marzo de 1877 jorje de primacía, tomó su


puesto Daniel Cruz Ramí
Cotton vistió la casaca del soldado, siendo nom rez, digno de ser su sucesor como valiente i
brado subteniente de la brigada cívica de Cal como
hijo de Talcahuano, cuna de ambos.

dera.

Desde ese momento el cruzado antiguo des vi.


tácase lentamente en el oscuro, pero juvenil i

encrjico patrón de bote de la bahía mercantil, i El primer ejercicio de las armas fué, s¡- em

comienza a fructificar en su ancho pecho la se


bargo, para el ardoroso cruzado, un desengaño.
milla del heroísmo sembrada en sus fibras por la Él había ido en busca de batallas, i la fría lona
mano de la fe. Tenemos a la vista una
tarjeta de los campamentos envolvíale el corazón como

lotogní lujo común los riel dentro de "Dos há que


tea
suya, en mozos una
mortaja. meses

primer día de parada; i su elevada talla de man me vine, escribía a su joven esposa desde An

cebo, sin más sombra en su rostro imberbe que la tofagasta el 1 ó de agosto,— i esos dos meses me
de la visera de su kepl, apóyase jeiuihnen'te so han parecido dos siglos. Yo creí que el cumpli
bre su
espada. Una ráfaga de orgullo ha pasado miento de mi deseo sería inmediatamente de
evidentemente por la frente del bisoño capitán mi venida; creía llegar i combatir, pero hasta
i ese
orgullo será en la hora de la prueba el sos ahora... ¡nada! Este hastío mata. 11

tén de mi
sus azares, junto con su infinita creencia Volviendo en
seguida intensa i cariñosa
bij'

en la Divinidad i en sus misericordias. rada al altar, que es Dios, i al lecho délos
cor. ve
que es el altar más puro de los humana
misma
v. nes, el joven voluntario agrupaba en esa

re
carta las siguientes apasionadas i tiernas
El con
joven subteniente habíase casado a los 15 flexiones; "Aveces, querida Úrsula, estas
sideraciones convierten mi corazón en un furioso
DE LA GLOR A DE CHILE 24r

volcán, mi cabeza en un torbellino de ideas, la muerte deudos, que traerá para ellos
de sus

Quisiera estar al lado tuyo i de esos pedazos de la miseria i la orfandad, entonces, esposa mía.

medida las lágrimas saltan los Í considero que


mi alma, velar cerca por ellos, buscar a me a
ojos
de mis fuerzas su sosten. Veces hai en que casi yo tengo también bastante que dejar tras de mí.

echo a un espada, mi uniforme, espe


lado mi En fin, todo depende del terrible mañana..."

ranzas de unporvenir, mis deseos de


dudoso

gloria; pero cuando esto pienso, veo primero la VIII.


imaje/t de la patria cu peligro cubrir con una
mano a sus hijos, entre ellos ustedes, i con la otra I luego, como avisado por voz secreta, —
"si

defenderse de cobardes i eoalieados enemigos. por estar así decretado i quererlo Dios así, una

"¿Cómo, pues, dejar sola ¡ sin ayuda a nues bala diera cuenta de mi vida.n —
el pobre solda
tra tan cariñosa madre común, sin derramar por do dictaba a su
compañera de breves pero feli
ella hasta la última gota de sangre, sabiendo que ces días, su humilde testamento i jeneroso adiós

defenderla i defenderse a sí mismo i a los que de cristiano i de arrepentido. "Del 2." de línea

nos rodean es una cosa


Igual5" reclamarás, —le <.\o.cxi tristemente, mi .7

hila.

mi caramayola, mi escritorio i mi saqulto de to

vil. cuyo con


ropa i algunas otras cosas. Todo eso

me
pertenece, porque no se me dio a condición de

Los días i los meses pasan, entretanto, en el devolverlo, i puedes dejarlo para recuerdo o ven

tedio, esta enfermedad del alma en todos los derlo gara que su
producido te. sirva de algo...»
campamentos, para la cual no hai hospitales ni ¡Pobre soldado! Deja en herencia su carama

ambulancias. Pero la fe del teniente Cotton nc yola, la mísera copa del desierto, i recomienda la

decae. Al contrario, embarcado en uno de los venta de su estaño para cambiarlo por un
pan

trasportes i a la vista de las alturas de Pisagua. para sus


hijos... ¿Dónde hubo jamás igual des-

que se columbran entre la niebla de la mañana

como la puerta de los campos de batalla que es Pero nó. Ni ese mismo afán tendríais ¡oh
preciso abrir a cañonazos, escribía el i." de no combatientes del 2.°! acabado dos veces
por el
viembre a su
esposa esta pajina empapada en plomo como la era
por la hoz, en la primera
relljioso sentimentalismo: "Los momentos son mitad de las campañas, una vez en
Tarapacá
i Tacna (15 oficiales,
solemnes, i aunque yo lo hago siempre, pienso (18 oficiales) otra vez en

mucho en Dios, en mis hijos i en tí. Cuando sal total: 33!) El 2." de línea no
dejaría por esto
go sobre cubierta i veo hacinadas a mi alrede otra a los
herencia hijos de los que bajo sus ban
dor un número de vidas dispuestas al sacrificio, deras pelearon, que su mutilación horrenda, su
esto es, en la nave en que voi yo; cuando extien gloria no pagada Í sus cenizas.
do mas allá la vista i veo ese número de carga

mentos humanos destinados al sacrificio, todo XI.


destacándose en un inmenso mar azul, teniendo
el cielo por techumbre i a los elementos por tes "Todo lo demás que te
encargo,

proseguía

tigos mudos de los el testador, levantando alma magnani


para la
su a una
preparativos próxima
r i terrible hecatombe; cuando pienso en el núme midad rara en los que van a morir i han sido di
ro de familias que lloran hoi la ausencia, mañana chosos, —
todo lo demás que te encargo, es
que
31
sigas queriendo a mis hijilos tal como si
EL ÁLBUM

viviera,
3
aún cuando, obedeciendo a la lei natural, quizás o
galones, con
gloria, considerado ilapre.
contraigas de nuevo alguna unión. Si yo muriera mis hechos? ¿I si hago con ello el
la
creyendo que Iban a sufrir por esa causa, moriría ventura p
chicuelosisuma- !

intranquilo, i con la ¡dea contraria i laconciencia aprestos para la marcha; ¡mar-


j
de haber cumplido bien mis deberes, encontraré charé, veré aprestos que anuncien que gj
dulces mis últimos instantes. llegada hi
la hora de exterminio i de
horror, veré
la sangre
"Como hai capellán a bordo, pienso confesar a torrentes, veré seres llenos de -

heridos
me e ir así preparado al combate, confiado en er o muertos, i pisando cada- sus

Dios, que conoce la


justicia de nuestra causa, sus
cuerpos moribundos, sus miembros
es la mía." los, marcharé a la muerte o a la victoria
que ]
¡Hé ahí el cruzado de las campañas santas! los oficiales i mucha parte de la I
tropa
I a la verdad no faltó al jefe de la banda ata- este lema: "¡O Iquique o la muerte!" Yo

camena, fundida en el 2." de línea, al precipitarse :sta: "¡O cuatro


galones a mi vuelta, c

a la quebrada de Tarapacá, sino el grito de Je-


rusalén: —

"¡Dios lo quiere!" "¡Dios lo quiere!' XI.


"
Dios, —
volvía a ex el a mar, —
-Dios que atiende
a las necesidades del insecto más insignilii.niH,

Entretanto, desde el codicilo de lar .lerte pre-
110 ha tle d<. jar sumida en la miseria a ui'.a madre vista i aceptada que el joven tenient, del 2.' de'

i dos o tres inocentes criaturas. Confianza ¡mes. línea había escrito a la vista de los pardos tal j
i Él te dará, no le dudes, lo que te falta para l: rellones de la tierra de la conquista i del rescate.

mis hijitos. Pídele piérdese la huella del peregrino, i sólo vuelve a

lo hago aquí.' aparecer en su cadáver, insepulto en la quebrada


del
Pero Los estaban cumplidos.
:-."'.|l. : brioso tndo El Cotton, del 2.° de línea, muertof;
con su propia , sol de li :
cuyos r
por la pati ia a los 23 años de edad, habíadeJ
visibles caliei rramado hasta la última gota de sangre por
'

había escrito desde el campamento estas ¡ cariñosa madre común que se llama la pi-';
1
algo del frenesí del aiuigu,
■elijioso: "¡Por fin! ¡Iré la lucha! [ asimismo el ensueño 1
a
quedaba consagrado
al campo tle la destru, i i in i tle la la misión del cruzado la
en campaña,
Heriré, mataré, pero con justicia i por necesidad. Tarapacá, tierra de ultrajes para la bandera 1

Me herirán, me podrán matar. Dios dispondrá de la sangre de Chile, sería, mediante el heroísme
eso i no seré yo quien diga que está mal hecho. de el de Chile,
sus hijos, rescate
DON IGNACIO SERRANO
(Teniente 2." de la corbeta .
ESMERALDA „)
^

/^"•'°'>
DE LA GLORLA DE CHILE

DON IGNACIO SERRANO

TENIENTE 1." DE LA CORBETA "ESMERALDA"

II.

Serrano hijo de una familia mili


Ignacio es

tar de las fronteras, pero como Williams Rebo

lledo, Toro, Santa Cruz, i otros jóvenes


la lauros ni de grandes esperanzas, nació en el dep;
.
posteridad aplau
sos sobrados para el capitán ilustre que en la to litoral de Melipilla, que tiene como el de Val

porción de la costa del Pací


flor de sus años perdió Chile, al pié de la torre paraíso, su mar en

fico. Fue padre don Ramón Sen do


monitor Huáscar, las aguas de Iqui-
del en su

de Concepción, radicado con cor

Pero al lado del bravo de los bravos imi Melipilla, i madre la señora Mer
e agrarios en su

tando su sublime ejemplo encontraron el tem cedes Montaner, que todavía existe unida a

ciento i treinta
prano fin de sus días, entre

heroicos chilenos, dos de El padre penquista, de estirpe de soldado, fa


jóvenes dignos acom

pañar a su
jefe en su inmolación mil veces
glo- lleció en 1856.
No es extraño por esto que los Serrano-M

En medio de innumerables héroes desconoci- tañer de Melipilla hayan forma una raza mili

loria es casi siem- Ramón, hoi capitán de fragata, i célebre ya por


pre anónima i por tan > alta i sus exploraciones en la costa occ
atrevidas

descuellan hasta hoi el Ignacio S tal de laPatagonia i en la Tierra del Fuego, se


rrano i el guardia-mai incorporó a la
Magallanes en la víspera del com
ambos de la prov de Sai bate del Loa. Eduardo, es teniente del Blanco.
hijos i

Prat; ambos i del 1 Nacional Ricardo, ascendido sarjento mayor en el com


a

también como Prat, bate i batalla de Ate, pereció gloriosamente en


Del que más se acercó al inmortal caudillo en la de Chorrillos; I todavía el cuarto I último, Ro
la heroicidad del hecho, en el sacrificio i en la dolfo, que sirvió durante la guerra como
ciruja
tumba, vamos hoi a hacer breve recuerdo en el no i como soldado, es hoi acreditado médico en

terreno de las glorias Insignes que no


perecen. Curicó. —
-El primojénito, es el injeniero civil don
cinco al bajo las balas de nuestro coronel
Alberto Serrano— n Contigo, seremos
Barrientos i
servicio de la guerra, escribía por esto a su her que al morir en el banco recomendaba a su asis
el bravo que cayó sobre la cubier tente introdujera en su corazón
por las
mano menor, heridas
Huáscar, i luego proféticamente añadía; de su cadáver la miniatura de la
ta del mujer que ama
"Si de morir, con ba. Ignacio Serrano era del
tipo de aquel rei i

a
alguno nosotros nos toca

fío en la Providencia que no ha de ser en tie soldado francés, Joaquín Murat, que murió en
rra chilena ni tan fácilmente. » Pizzo al frente de un pelotón napolitano con
el
El cielo escuchó desde lejos heroicos p re -
retrato de su
esposa en la diestra i que,
sus
cuidando
al propio tiempo su última apostura,
sajiosl dijo a los
tiradores: -Sálvale i! viso: vísate al cuore,
III.
Ignacio Serrano tenía también esposa desde

Ignacio Serrano no era un hombre escepdo- hacía siete años, i cerrando su modesto i feliz
nal como Arturo Prat. Fué uno de esos
tipos li- hogar en el Tomé, donde era hasta hace dos

jeros, simpáticos, alegres, valientes a todo prue meses


gobernador marítimo, llevóla a Puerto-
ba i sin sospecharlo ellos mismos, que se encuen Montt i confióla a la
guarda de nobles amigos.
tran con frecuencia en su camino por los hombres 1, Mi casa en Tomé,—decía militarmente a uno

que cultivan el grato comercio del soldado i del de sus hermanos, desde Valparaíso, el 25 de

marino. No pertenecía a la escuela de ese mo abril, se la llevó c! diablo." —


I luego, volviendo
zo convencido i sublime, especie de Stonewall a la natural ternura de todos los pechos animo

jachson de nuestra joven escuadra, salido, como sos, añadía: —


"Si la suerte me fuera tan adversa

él, del claustro de un


colejio, que nunca ¡ba a la que me tocara morir, ¿qué te podré decir de mi
batalla sin encomendar a Dios su alma, para Emilia? ¿Qué te podré encargar para ella? Eso
ejercitar en
seguida los prodljios Inmortales de tú lo sabes, pues conoces
que no
tengo sino mi
ciencia i de bravura que le han valido en una de sueldo." Bravo soldado de Chile! Os engañabais
las plazas de Richmond, su ciudad natal, una al escribir estas lineas de conmovedor desalien

grandiosa i merecida estatua. to. —


La viuda del teniente 1.° Ignacio Serrano

señora Emilia Goycolea, natural de Ancud i resi

IV. dente hoi en Puerto-Montt, es desde el 21 de

mayo de 1S79 la hija adoptiva de todos los chi-


No. Ignacio Serrano no oraba antes de ir a

pelear. Era de aquellos que cuando sienten el to V.


que de zafarrancho entran a su camarote a
par
tirse simétricamente el pelo, rebuscan en el fondu Fué el segundo abordador del Huáscar un

de su maleta su más terso par de guantes i salen independiente


mozo
¡ntelijente, pero travieso e

tranquilamente con la sonrisa en los labios, emén Hizo estudios el Instituto Na


sus
primeros en

dese gallardamente la la cintura i lla horizonte la


espada a
cional; mas cuando apareció en el
mando a sus camaradas enér- la marina,
a sus
puestos con
guerra con España huyó del aula a

jlcos i festivos nombres. i el 14 de mayo de 1S65 entraba a la Escuela


Era Ignacio Serrano de la escuela de Naval. íntimo amigo de Arturo Prat, cuyo ca
aquel
capitán español Manuel Boria que cayó sobre rácter entero i reposado completaba el suyo,
los tramos del palacio real de Madrid entre sus com-
en
1840, dominó desde los primeros días
DE LA GLORI. ! DE CHILE 245

¿Entonces hai para el hombre un destino ine


pañeros por su viveza i su arrogancia: era un

de vitable i revelado?
niño diablo pero lleno de intelijencia i re

cursos.

En una de sus frecuentes arrancadas del Ins VIL


tituto fué puesto como en castigo í durante va

rios meses en la Escuela de Artes i Oficios de En cuanto a su conducta en el asalto maríti


mo de Iquique, el bronce se ha encargado de
Santiago.
En fué ya ayudante déla escuela de eternizar su sublime osadía.— Muerto ya el íncli
1870
de to capitán Prat, I recibido por el flanco del inmó
aprendices mar.

Poco después era profesor del arte de apare vil esquife el primer espolonazo de su
agresor

jar en la Escuela Naval, a bordo de la Esmeral de hierro, Serrano convocó a los bravos i saltó

da, cuando Prat era profesor en ramos


superio con ellos por donde había saltado Prat para

res en ella. morir todos como él, inmolándose voluntaria

I ambos amaban como a una madre común mente a su


grandeza.

Por esto la piedad ex

a la vieja capitana.

-,,Por ser
yo uno de los úl tranjera encargóse elesepultarlos el uno
junto
timos llamados, escribía Serrano desde la rada al otro. Por eso la gratitud nacional funde ya

de Valparaíso el 25 de abril de 1S79, nos ha to sus


efijies en el mismo eterno monumento,

cado embarcarnos en la Covadouga, buque que


no es de mis afecciones. Me habría gustado más VIII.
la Esmeralda, pues recordarás que tantas veces

te he manifestado mis simpatías por este buque, Ignacio Serrano tenía una de esas fisonomías

pues en él hice clase a tantos de los que hoi i aposturas llanas ¡ enérjicas que cuando se las

tengo por compañeros." divisa en


cualquier sitio, se dice uno involunta

riamente a sí mismo. —
"¡Allí va un soldado!'

vi.

De mediana estatura, ancha espalda í com

plexión muscular, era el tipo simpático de todos

Entretanto, el denodado oficial que, con el los hombres de guerra: la huella de Arauco no

sarjento de artillería de marina Aldea i un mari estaba del todo borrada en su bizarra estructura.

no desconocido, saltó al abordaje sobre el f/uás- Tenemos sobre nuestra mesa un retrato su

car había previsto su destino I lo había acepta yo sacado por la máquina hace seis años en

do. i.Dile a mi mamá, —


escribía todavía a su Concepción, i la figura parece destacarse del pa
hermano en la carta que de él hemos citado va
pel albumiuatlo como si quisiera u saltar al abor
rias veces, —

que no se asuste porque a mí i a Ra daje": tal es su natural enerjía.


món nos
hayan tocado los peores buques de la No se experimenta por esto la menor extra-

escuadra, pues no es
posible que vayamos to ñeza que sus
propios enemigos hayan escrito el
dos en el Blanco, como Eduardo que va como
glorioso epitafio del teniente Serrano con esta

en un baúl.» frase que todos los hombres de guerra i de mar

El sabía que la Esmeralda baúl sino sabrán comprender lacónico I heroico


no era un en su
sig
una
sepultura, i voluntariamente, con verdadero nificado —
"ESTli OFICIAL MURIÓ AL Pili DEL TO

amor de hijo, fué a buscar su fin en su seno. RREÓN, i


DON ERNESTO RIQUELME
GUARDIA-MARINA DE LA "ESMERALDA"

III.

A memoria del jeneroso mancebo Nacido el 14 de abril de 1852, era uno de los

'•j<0k
.
'

^"f
)
"5." ;jil
que llevand o sobre el
todavía los
hombro, frá-
entorchados del
más jóvenes oficiales de la

de él, no como maravilla sino


Esmeralda,
como una
i se cuenta

simple
■yf\<-''^i'- ^guardia-ma ina de nuestra cscua- predestinación en su
hogar, que a la edad es

dra, se hurle iÓ con su na ve ntonando himnos casa de diez años, deteniéndose de visita con su

de victoria para patria, nd de imperecedero madre de de


su e a en casa una
amiga en Valparaíso,
recuerdo, n
puede separarse de la de sus dos lante de un modelo de la Esmeralda, manifestó
sublimes compañeros qut le precedieron en el tan entusiasta afición al buqueclllo, que hubieron
sublime holc de regalárselo Í traerlo a
Santiago para adorno
Por esto u recuerdo s mila en uno solo de su modesto aposento, donde todavía se cus

en
pájin
esta a de postuma glo Ificación, ¡ por es- todia ncon la bandera al tope."

to, puede decirse que en la nuerte inusitada i

grande del oven guard riña Ernesto Ri- IV.


quelme, perc iólaRepúblíc a alma pura i una

de esas exis encías que para ocios son


queridas aquí tlan
,uyo
porque son 1 símbolo de todc bien. olvidado de la vida de Arturo Prat. Cuando la
Esmeralda iba a
perecer en el gran temporal
n del 24 de la
mayo de 1 S;6, el joven marino, a

sazón su
segundo comandante, hallábase entle"J
Hijo de u na
mujer can ilid i, que ha ennoble- rra, i al saber elpeligro de la querida nave, gí-11
dtlo duranti treinta años el de la ¡nte- nado en las
trabajo nó su bordo echándose dos veces a

lijencia por la enseñanza, la eñora Bruna Ve- furiosas olas. I una vez a bordo se hizo amarrat

negas de R quelme, el je mártir heredó de a la mura


para dar las voces de salvamento que
su
padre, do n José Riqu ilme ,
el primer taquí- el caso
requería. La Esmeralda dirijida así por
grafo que h bo en Chile, una naturaleza rica en él i por el capitán Lynch, su
primer jefe, que
entusiasmo en amor al a también llenar noblemente su deber, se
supo
DON ERNESTO RIQUELME
(Guardia Marina de la corbeta
«ESMERALDA»)
Z)zT ¿^ GLORIA DE CHILE 247

salvó en la playa.pasó tres días postrado


Prat esperar los trámites engorrosos de la ordenanza
la fiebre; pero la quilla gloriosa flotaba so i se le juzgó en
consejo de guerra, Arturo Prat
por
bre el agua. Riquelme estaba allí? fué su defensor, e hizo que en el pecho de los

viejos marinos prevaleciera la leí del amor a la

v. lei de la disciplina. Uribe fué absuelto, i fué el

mismo valeroso oficial que ha sabido cumplir so


L'n hecho singular todavía. El guardia-mari bre el puente de la Esmeralda las últimas órde

na Ernesto Riquelme, fué conquista de Prat en nes de su


glorioso defensor. Luego ¿había a
el claustro de la Universidad, cuando ambos bordo del buque inmortal una tripulación sino
cursaban leyes, i se hallaba aquél al estallar la una cohorte, una familia, una sola alma fundida

presenta guerra a bordo del Cochrane; pero en en un rico crisol de todas las almas, de capitán
e! norte pidió ser trasladado a la Esmeralda, i a
paje, que allí pelearon i alli sucumbieron?

su noble cuanto desventurada madre nos ha en

viado a decir que la última carta del heroico ni VIL


ño era la expresión del más vivo regocijo, por

que había vuelto a


juntarse sobre la vieja i Ernesto Riquelme, entretanto, después de una

venerada quilla con su antiguo i querido capitán niñez dividida entre el estudio i el arte, la po

breza i el esfuerzo, entró a la marina en 1874,


¿Hai por ventura en el corazón del hombre, cuando tenía ya 22 años. Su decisión un
poco
en la relijión de la amistad, en la fidelidad a la tardía por esa carrera tomó arranque de la certi
bandera un vaticinio misterioso que nos arras dumbre de que el país iba a contar con blinda

tra al desenlace de la vida en una


gloriosa alian dos capaces de hacerle, conservar su
supremacía
za? Prat, Serrano i Riquelme, los tres han ele- en el Pacífico, i en consecuencia hizo a bordo

jido el sitio, los tres se han dado la cita sublime, del Cochrane el viaje de instrucción i de repara
los tres han muerto entrelazadas las espadas i ción que esta nave verificó a
Inglaterra 1877.
en

los brazos. Añádese todavía que el noble ciru I residiendo habitualmente en Londres, allí cul
jano de la Covadonga Pedro Regalado VIdela tivó la música i el arte de los torpedos, el dibujo
era otra
agregación del claustro universitario a i los idiomas: en todo lo cual hizo tan notorios
la lejión heroica. Él había conocido allí a Prat. progresos que del último ramo nació en su

Era pariente cercano de Riquelme; i así todos alma, dulce pasión correspondida que el cielo no

los mártires han ido convidándose a su destino consintió en bendecir. El joven guardia-marina,
i reconociéndose los unos a los otros en el bor menos impetuoso que su camarada, había ve

do de la inmortalidad. Chile el de
nido a preparar en
hogar sus amo

res, i se alistaba para atravesar otra vez el océa

vi. no en su demanda, cuando ingrato plomo rom

pió su pecho. Lleven las brisas del mar a la


Una pajina más todavía de sublime mis tierna desconocida el de todos los que
este
pésame
terio. aman i son amados
Cuado el bravo teniente Luis Uribe hizo, ha
ce ocho o diez años, la hermosa calaverada de VIII.
casarse en Londres con una linda inglesa, sin El joven Riquelme tenía todas las virtudes de
248

bien querido Esmeralda. Prat, Serrano i Riquelme eran hijo¡


las almas entusiastas i por esto era

de cuantos le conocían. Bombero de Santiago, de la provincia de Santiago, suelo mediterráneo


escuela de nobles que no
parecía llamado a ofrecer sus hijos en
aprendió la abnegación en esa

tributo a las leyendas i a las trajedias del Océano.


voluntades, I por esto pasa hoi a tomar su pues
de viuda Pero lo que consuela i alienta en su
primero en la lista de llamada sublime
su
to, el
sacrificio que si ellos hubieran visto la luz
compañía: ayer la 2.a; hoi, La Esmeralda.
es
CT

el más orcuro rincón de Chile, habrían ejecutadc


con la misma indomable bravura la inmortal ha
IX.
zaña de Iquique para ejemplo de sus conciuda
revista la danos i eterna glorificación de la patria his
Una última observación al pasar en

más ¡lustres víctimas de la toria,


memoria de las tres
DE LA GLORIA DE CHILE

DON RAFAEL ZORRAINDO

SEGUNDO JEFE DEL REJIMIENTO ATACAMA

el exterminio sucesivo de sus oficiales i soldados

I. hasta agotar las plazas de aquéllos, renovadas


casi por completo, no
quedando del núcleo pri
I ODO lo que tenga, de una manc- mitivo de su
tropa sino un
puñado de ochenta
u otra, atinjencia al memora- heroicos combatientes de tropa i cinco oficiales,
ff* ble rejimiento Atacama, está 11a- mutilados por el plomo. De la primera compañía
"^x mado despertar vivo interés en
a del primer batallón, que mandaba en San Juan
la posteridad de nuestro país, como aconteciera el bravo capitán Remijlo Barrientes, bandea
en la época de la Independencia con los Infantes do en Pisagua i en Chorrillos, sólo quedaban.
de la Pálida, I en
mayor extensión i con mas lu antes de entrar al fuego en esa batalla, 33 fun

ciente brillo con los Cazadores o caballo de F rei dadores sobre óoo. I esa era la compañía que
ré I los Granaderos de San Martín. El Atacama tenía mayor número,
ha sido en la guerra del Pacífico algo de seme Todo lo demás había desaparecido en la vo-

jante a
aquella Lejióu sagrada de los griegos. rájine, quedando, según decíamos, buen número
de uno de cuyos soldados cuenta la historia que de los sobrevivientes cubiertos de milagrosas ci
al ser herido por la espalda, volvió rápidamente catrices. Hemos conocido a uno de éstos, el nom

el pecho para recibir el dardo en el corazón i brado Juan Portilla, natural de Cutún en Co

que había San Francisco


no en
parte que atrajera mengua. quimbo, perdido en un

Por esto el pueblo chileno, justamente apasio todos los dientes, la derecha i
ojo, mano quedan
nado de glorias militares, ha ido recojiendo,
sus do, además, bandeado por la mitad del cuerpo i
como en rica
gavilla de oro atada por trasparen ncon los dientes en la mano", pero sin que por
te
crespón, todos los episodios inmortales de esto hubiese soltado su rifle en lo que quedaba
aquel cuerpo, junto con sus acerbos dolores. Su por hacer de la campaña.
triple ascenso al Morro de
Pisagua, de Los An Se nos ha. asegurado que antes de las bata
ieles Í de Tacna. La muerte de su valeroso jefe llas de Lima, formaban en las filas del Atacama
i dos
sus
hijos. El asalto formidable del Morro ciento cincuenta de los primitivos "atácamenos.;
Solar. La gloriosa caída de los dos mas señala [ hábito i
como es privilejio de bravos marchar
dos héroes de su lejión invencible, Torreblanca adelante en tales lances, no será dificil formar
¡ Arce, en el médano de Tacna. I, por último hoi el de últimas
cómputo sus
reliquias.
EL

aquella época (enero de 1850) su esposa ja


II.
señora Josefa Meneses i Castañeda, era
joven i
Bajo el concepto nacional que dejamos seña hermosa, considerada altamente en
aquella so

lado, despertó también en todos los ánimos dedad por sus


gracias i su recato.
Habíanle
i melancólico interés, cuando se nacido sólo dos hijos, Rafael i Manuel, i éstos
profundo supo
la muerte gloriosa alcanzada por su dos jefes en eran, como los Gracos para la romana
Cornelia
el campo de Miradores, la del coronel Martínez, toda su
riqueza. —
"Traicionaría mi
conciencia,^
que lo había comandado hasta la víspera, i la del escribía el Cruz al Gobierno de la
jeneral Re-
Zorraíntlo, que tomó pública el 1.° de marzo de 1850, —dejando cons
mayor don Rafael
su man

do Pisco. El intelijente i tancia de la segunda tercera


etapa del infor
segundo, o

como en

bravo comandante Dublé Almeida alcanzó el tunio que ha perseguido a esta desdichada
señalado honor que le cupo de conducirlo en las familia; traicionaría mi conciencia si no hiciese
dos postreras batallas de la campaña, i desde la un lugar especial, en la presente nota, para exci
última posada de Lurín. tar la filantropía del Supremo Gobierno hacíala
infortunada familia del doctor Zorraíndo. Su

m. tumba oculta cuanto ella poseía, cuanto ella

esperaba, i la mendicidad se presenta desde


En el mayor Zorraíndo el ejército perdió en
luego amagando a la mujer i a dos hijos en la

les nombradlas, el país una


esperanza, su ancia Rafael había nacido en 1845. Su hermano, un

na madre una Providencia. año mas tarde.

Zorraíndo era el modelo del soldado, del pa-


V.

Pero al mismo tiempo que el brillo de sus he Sinembargo de tan justas ¡apremiantes reco
chos había hecho lucir desde temprano su nom mendaciones, palabras de angustia que caían a
bre i su carrera, parecía estar escrito que el in los pies del empedernido Fisco de Chile, la in
fortunio sería su lote cuotidiano en su breve vida, feliz viuda no encontró más protección ni más
sel-
I a la verdad, así ha acontecido. porvenir para sus
hijos que la filiación del
dado para uno i otro. En labrarles la edcfaii'-'i"

IV. precisa de la escuela consumió bástala última


Ren
joya i una
pequeña heredad que poseía en

Cuando niño, todavía del lo:


porvenir, entrené-Íes
a
era menesteroso ca. Para labrarles un

maternal regazo, falleció en


Concepción su dis azares de la guerra, que le quitaron, con su pn-

tinguido padre de súbita enfermedad, después


de haber arrastrado en su
patria larga cadena
tle persecuciones i ele angustias que, de seguro. VI,
aceleraron su fin. Llamábase aquel caballero.
la
como
por Ironía, "Fortunato", i era oriundo de Cuando apenas tenía Rafael Zorraíndo
Mendoza, de cuya dudad pasó como
a
Santiago i a edad del púber (quince años), sentó plaza
el
Concepción, donde le conocimos, joven todavía, soldado distinguido en la Brigada de Marina
la de cuer-
en
víspera su
Inesperado fallecimiento. En 1
3 de marzo de 1 860, ascendiendo en ese
r
DE LA GLOR 4 DE CHILE 251

i pasan risueños horizontes al pobre soldado, hijo de


po a cabo por irreprochable conducta,
su

do en seguida de sarjento al Buin en octubre un


proscrito, dejó huérfano í como des
que le
de 1863. terrado en su propio suelo. I en efecto, hizo

Cinco años costóle ponerse al hombro izquier Zorraíndo tan brillantes servicios como explora

do humilde charretera, i en esa capacidad estuvo dor en todas las campañas desde Calama a Tac

de destcacamento en la plaza de Viña del M En na, que el Ministro de la Guerra en campaña,


durante el bloqueo de los españoles, encargado don José Francisco Vergara, apasionado de su
de vijilar la inclemente
playa arenosa que se intelijencia, de su valor Í de su asombrosa acti
extiende desde aquel paraje hacia Concón. El vidad, después de haberle ascendido a
sarjento
mismo Zorraíndo refería que para hacer mejor su mayor en su cuerpo, le llamó a
Santiago en se
servicio, solía enterrarse en la arena a fin de no tiembre de 1880 para organizar i disciplinar
ser
apercibido en su acecho por los buques blo uno de los noveles Tejimientos que llegaban es
quea do res. pléndidos ríe personal, pero crudos de uniformes

i de a la
VIL ejercicios capital.

Como Rafael Zorraíndo no había nacido con


X.
la aureola de la fortuna en la frente, bregó nue

ve años por su
segunda charretera, pasando del F.ra Zorraíndo un experto e incansable Instruc
Buin a los Cazadores a caballo el 12 de junio tor, i no sólo conocía el manejo de todas las ar

de 1872, como
ayudante mayor, ¡ en
seguida mas, sino su
jiuuiasia. Solía poner una
pieza de

(agosto de 1873) fué nombrado capitán en ese


plata en la trompetilla del rifle i hacía todo el
desviara
prestijioso cuerpo, manejo de esa arma sin que aquélla se

un
ápice de su centro, maravillando así al reclu

VIII. ta. En el manejo del caballo era eximio, i en to

do su
porte pasaba como uno de los oficiales más

Eran estos indicios evidentes de una mala ilustrados I más pundonorosos del ejército.
estrella que parecía reflejarse en su rostro, ale Después de haberse ocupado de disciplinar
gre sólo por lampos i de continuo reconcentrado .. r
algún tiempo en Santiago el rejimiento Li
i sombrío. Pero su desventura se confirmó en nares, solicitó su pase a uno de los cuerpos que
más de una ocasión con
mayor encrudecimiento, iban a marchar sobre Lima, i el Gobierno le hon

porque cierto día, persiguiendo a un desertor ró confiándole la dirección del Atacama, cuando
de su
cuerpo en Valparaíso, asestóle aquél mor su
primer jefe se acababa de separar para tomar

tal puñalada en el costado izquierdo, i apenas el mando de brigada. una El coronel Martínez

comenzaba a recobrarse después de varios meses dio por su segundo al mayor Zorraín
a reconocer

en
que había peligrado su vida, sobrevínole tan do en Pisco, Í puede decirse sin afectación de

rigorosa peste de viruelas, que estuvo al perder ¡majen que cuando el rejimiento atácame ño, for
la vista i vio mado en columna cerrada, oyó su voz clara, ca
se otra vez
amagado de morir.
denciosa i potente que le mandaba descansar las

IX. armas, después de verificado el reconocimiento

de su
puesto, conforme a la Ordenanza, todos
La guerra con el Perú pareció ofrecer los soldados le pertenecían. En las batallas de
la guerra las del corazón, la voz cautiva
como en
XIII.
i al fin embelesa i domina,
I como si el hado adverso hubiera querido po. 1
ner todavía su sello desventurado destino
a su
XI. '

su cadáver desfigurado por la herida, no fué re-


al conocido por los
El mayor Zorraíndo conocía su
posición sepultureros, quedando dos a I
días tirado el inclemente eriazo.
frente del Atacama. Era puesto de lujo, tres en
un pe
'
En Cho Pero si el segundo jefe del Atacama había
ro también era un puesto de muerte. si-
rrillos salió ileso, a
pesar de haberse batido
a do olvidado por los suyos, explicaban éstos en

caballo todo el día. Pero en Miraflores se le apa parte su doloroso error, alegando que el sitio eo

reció otra vez su mal destino i le mató a la tem que sus restos fueron hallados estaba lleno de
cadáveres enemigos.
prana edad de 35 años.
,,

El mayor del Atacama, vanguardia del ejérci


XII. to de Chile, había caído en su
puesto de honor,
ala vanguardia de su rejimiento i en las filas
Se sabe que en esa batalla desordenada pero mismas del enemigo que fué a combatir i a

heroica, la primera división, a


quepertenecían en vencer

primera línea el Atacama i el Coquimbo, estos


dos cuerpos llegaron por el flanco sobre la iz XIV.
quierda peruana a restablecer el combate, suma

mente comprometido en esa dirección hada la Otra fatalidad todavía, i esta llega desde mis

mitad de la jornada. El Coquimbo entró es allá de la tumba.

pléndidamente conducido por sus dos valentísi grandes batallas de


En el parte oficial de las

mos
jefes Pinto Agüero i Larraín Alcalde; pero Lima, en que el jeneral Baquedano hace justicia
el Atacama, fatigado, diezmado, soñoliento, can cabal ¡ minuciosa a todos los jefes que en ella
sado por larga carrera, se arremolinó un tanto al combatieron, tanto a los vivos como a los que

A fin de excitar la valiente tropa sola i singular omi-


desplegarse. con sucumbieron, se nota una

el ejemplo, Zorraíndo se adelantó largo trecho

sobre las trincheras con su


ayudante el valiente I esa omisión es la del nombre del bravo Zo
vizcaíno Abinagoiiis, mancebo de 21 años; i en rraíndo,
el instante en
que el último le observaba, viéndo ¿Por qué?
le tan comprometido en la delantera, que debía ¿Fué ello involuntario olvido? Fué extravío
retirarse a
retaguardia, gritóle aquél:—¡Adelan del nombre en el orijinal o en lacopia? ¿Fué in
te.' —
Córranse a la derecha. ¡No importa... motivada ingratitud?
Mas no alcanzó a
pronunciar entera la última No fué nada de eso. Fué sólo la huella de la

fatalidad, porque el mayor Zorraíndo había


cuando ve
palabra, una bala, la bala de la fatalidad,
vino a herirlo entrándole por la boca i nido al mundo marcado frente con su fu
dejándo en su

lo instantáneamente sin vida, nesto sello.


"m

EL TENIENTE CORONEL

DON J. M. MARCHANT
(Comandante del rejimiento Valparaíso.}
DE LA GLORLA DE CHILE *S3
^

DON JOSÉ MARÍA MARCHANT

TENIENTE CORONEL, COMANDANTE DEL REJIMÍENTO VALPARAÍSO

s<%
m.

El comandante Marchant era


hijo de padres
cultivadores i el mayor de trece hermanos. Su

padre, bon Basilio Marchant, poseía un


peque
'■."^ railores "batalla i victoria de ofi ño fundo en la vecindad de Chillan, i habiendo

ciales", nía batalla de los futres", según llamá fallecido cuando su


primojénito era todavía ni
ronla pintorescamente los pililos, por el caloroso ño, tomó éste su
puesto en el hogar. El coman

comportamiento de sus
superiores, descollará sin dante del Valparaíso, que murió en el puesto

duda ante la posteridad, por la alta talla de la del deber, comenzó la vida llenando austero i

victima, la del comandante del Rejimiento Val sublime ese mismo deber. En la edad de los

paraíso, don José María Marchant, soldado de devaneos infantiles, era el padre de una tribu
elevada corpulencia i hombre de jigante corazón de hermanos desvalidos, ¡ socorrió a éstos hasta

que murió a la cabeza de su


rejimiento, com su última hora, apartando de sus escasísimos

puesto casi todo de colosos, medidos por la mus haberes el pan de su sustento i proporcionando
culatura de sus anchos pechos. a cada uno los medios de ganarse honrada vida,

La menor de sus hermanas, mentante en la ofi

cina telegráfica de Santiago, fué nombrada, a


ii.
virtud de un noble acto de justicia patriótica,
Don María Marchant jefe de la oficina militar de Chiguaígue en las
José era chillanejo,
fornido montañés denodados fronteras a
principios de 1881,
como tantos capi
tanes que han sucumbido en la presente guerra

i en todas las guerras de Chile. Era de la cuna IV.


de pellín ¡ del temple de acero de Juan Martí

nez, de San Martín i de Vargas Pinochet. Chillan Por la estirpe de su madre, la señora Josefa
fué fundado para servir de barrera en la abierta Hermosilla, el comandante Marchant era reto

llanura al bárbaro araucano, i por eso ha sido ño de bravos. Todos los Hermosillas del Nuble

la montaña Í la planicie almacigo de bravos, fueron soldados del rei í


en en
tiempo en pro del
EL A
2.U

rei, pero todos fueron esforzados. El capitán


Parra, de Cazadores a caballo, es Hermosllla
El sarjento Marchant, había recibido el bau
por la sangre materna,

tismodel fuego al frente del rejimiento Bián. ¡


v. en esa renombrada tropa hizo
después toda a
carrera. En la batalla de Cerro
Grande, otrahe-
Odededendo a sus instintos naturales cuando catombe de la guerra civil, ocurrida el
29 de
tenía apenas quince años, el comandante del re abril de 1859, el sarjento de
Loncomilla, era ya
jimiento Valparaíso sentó plaza, como San Mar capitán. Diez años más tarde era
sarjento ma
tin i como Martínez, de soldado distinguido en yor, i sólo en 1876 teniente coronel efectivo
el aguerrido batallón Valdivia, acantonado en

Chillan en
1848. Pero el coronel don Mauricio VIII.
Barbosa, capitán entonces de la compañía de

granaderos de ese
cuerpo, uno de los hombres En esta capacidad pasó, comojefe organizador
más completos de guerra que baya tenido el país, i hombre de notorios respetos, al estado
mayor
i que murió en
desgracia porque entre sus dotes del ejército del sur, que tenía su asiento ni ,\:i-
militares tenía la altivez jenial del soldado, (ra gol, alas órdenes del honrado jenera! L'irj-.i.i
jólo consigo tle Chillan a
Santiago, i le hizo en i allí hízose el comandante Marchant uno desús
trar a la Escuela de Cabos febrero de 1849 poderosos auxiliares, la par que
en a
figuraba tntrt
Allí fué el joven Marchant compañero i condis los más honorables vecinos de la población civil
cípulo del jeneral Lagos, el tle Miradores, Í del En 1876 el comandante Marchant era nombra
comandante Vivar, el de Tarapacá; i desde en do primer alcalde de la Municipalidad deAn^ol
tonces, por el honor i la bravura, perteneció a

la escuela de ambos. Su i fué


maestro su
guía IX.
el pundonoroso jeneral Aldunate que hacía de
la honra la primera condición de la vida en el Hallábase en esa
pacifica situación, cukLc.A:
hombre i el militar. de familia la i la
en su
segunda con consagración
ternura tic quien había aprendido a ser ¡ cidre en

VI. la orfandad i en la niñez, cuando, con I.i tardan

za
que se puso sistemáticamente en una guerra
En febrero de 1848 había entrado de volun de la celeridad para vengar al
que debió ser
hija
tario al ejército el comandante Marchant; fe i coronarlo, fué llamado al servido activo
en
país
brero de 1849 se
incorporó la Escuela de Ca año casi de comenzada Loa-
a un
después aquélla.
bos; en febrero de 1851 volvió a alistarse en su rióse al comandante Marchant la tarea de orga

viejo cuerpo, el batallón Valdivia, en clase de nizar el 2." batallón Aconcagua (refundido des

sarjento. Su aquel rejimiento con el i.°)el 26 de diciem


estreno en año memorable pués en un

en nuestra historia por sus


sangrientas lides fra bre de 1S79.
tricidas, fué recibir mortal balazo en la batalla de Trasladóse en consecuencia de esa orden el
Loncomilla donde tantos otros perecieron; mas comandante Marchant por esos días de Angol
su
superior robustez natural, salvóle junto San instalando familia en
con a
Felipe, antes a su

juventud. de
los barrios más solitarios
su
pobre hogar en
DE LA GLORIA DE CHILE 2,y

Santiago. El comnadante Marchant habíase ca


XI.
sado con una interesante señorita, hija de un

honrado servidor de la República, soldado como Pero el soldado, el antiguo discípulo del jeneral

él; i aquélla, aún en el albor de la vida, habíale Aldunate, vivía dentro del hombre ejemplar,
dado ya siete hijos. Su esposa, hoi desconsolada i se mantenía como el maestro, a la supre

viuda i más desconsolada madre, es la señora Pe altura de todos los deberes. Contestan

ma

tronila Molinet, hija del teniente coronel don do desde San Felipe, con fecha n de febrero

Pablo Molinet, que fué gobernador de la de 18S0 a una


prima suya que desde la Palmilla
Juan
Florida i Casablanea, le encargaba no
exponer, en la batalla, su vida,
tan preciosa a los suyos, decíale, en efecto estas

x. nobles palabras que una a una


supo cumplir:

"Te agradezco de corazón tus saludables

Escondía el comandante Marchant bajo su le consejos i de cómo debo conducirme. Todo esto

vantado pecho, alma tiernísima de padre, i las ya lo tengo previsto i calculo cuáles serán las con

cartas que desde la campaña escribiera a sus


p-
-
secuencias con respecto a mi familia si tengo la

queños hijos están empapadas de esas lágrimas desgracia de quedar en el campo de batalla.

que no se ven
porque caen, como el agua tle la Pero cuando el hombre pertenece a su
patria i

fuente, dentro del propio receptáculo que las vier es además empleado militar, todo se
pospone a

te, nldolatrada hijita,


—■
decía a su
prlmtjénita los sagrados deberes que tiene con la familia,

Ofelia, que le enviaba al páramo de Pisagua la para cumplir el llamado que le hace su
patria
primera ofrenda de su ¡nocente amor, en la ma —
i defenderla. En el combate evitaré en cuanto

ñana de hoi (octubre 1 3 de 1 880) he tenido el más me sea posible el derramamiento inútil de san

grato placer al abrir la correspondencia de su ma


gre, sin retroceder un
paso i dejar bien puesto
madla ¡ encontrarme con una carta suya. el nombre de chileno. Si muero defendiendo a

"No puede imajinarse cuánto fué mi contento, mi patria, no me


pesará; i lo único que podrá
i cómo mi corazón llenó de al será el recuerdo de mi
se
regocijo ver su atormentarme
mujer i
firma i propia letra que tanto tiempo há que me mis numerosos
hijitos que no les queda más
hallaba careciendo de leer 11:1,1
palabra amante i porvenir que la miseria; no obstante, Dios i la
cariñosa de mi ánjel i querida Ofelia". I cam
patria velarán por ellos. 1

biando de tono, pero nó de ternura, decía en

otra ocasión a su
hijo José María, que había to XII.
mado su
puesto en la familia. „.A José María,
que no olvide rrffs recomendaciones que debe Organizado el 2." Aconcagua con la presteza
observar como el hombre mayor de la casa. Que que esa denonada provincia ha puesto siempre
si conduce mal, veré los aprestos de las guerras nacionales, el
se me
obligado a nombrar en co

al señor Alfredo, para que me


reemplace duran mandante Marchant emprendió el viaje del
te mi ausencia, ¡ él tendrá que quedar bajo su norte a la cabeza de su batallón, en marzo de
dominio i obedecerle en todo lo que le mande. 1880, i en el mes de mayo subsiguiente se ha
I lo que es más, tendrá que perder los varios llaba No bahía alcan
acampado en
Jaz pampa.
regalos que le tengo guardados en mi maleta". zado la fortuna de ser llevado a la campana
Esc era el padre! activa "por la mala calidad del armamento de su
BUM
ist

escribía metida. Nombrado el


cuerpo,,. "SI acierta, tristemente Valparaíso
se — a
para el pLe5l0
debe: du de honor de la la batalla de
esposa el S de aquel como no reserva en

su mes, '

Cho
darse, la destrucción del ejército aliado, los que líos, junto con el 3." de línea i los
Zapador
debemos formar parte de la última (todos los jigantes), entró
quedamos aquélla, sin
embarga
Lima. Esto lo único que nos al fuego casi junto con
expedición a es
romperse éste, por ¡„
consuela, ya que no hemos podido compartir apurado del caso. El Valparaíso llegó entonr,^
con nuestros compatriotas las glorias que éstos arma al brazo sobre el centro
peruano, I no ¿¡,,
deben alcanzar. n paró sus armas sino a cuatrocientos me:r'¡.; ,L
las trincheras enemigas, para tomarlas una a una

XIII.
El comandante Marchant, que montaba
ur.

I, efecto, cuando después de los embrollos, brioso caballo pardo, se adelantó


en
siempre al
de los comparendos i de las quitas i esperas de frente de su
gallarda tropa, diez pasos a van

la guerra concursada que hicimos al Perú, vol guardia, contra la ordenanza, pero conforme a los
vió a encaminarse casi por sí sólo su carro triun bríos de su alma, animándola a subir la áspera i
fal hacia la meta, el comandante Marchant fué resbaladiza cuesta. En la mitad del camino en

señalado entre los primeros jefes para formar contróse el Valparaíso con el 2." de línea que se
parte de la expedición a Lima. Con este fin, batía a la desesperada en la extrema derecha
nómbresele en
Iquique el 16 de noviembre de de la división Lynch, a que pertenecía. Vino, en
[88o, comandante de! lucido rejimiento Valpa vista del gravísimo conflicto, al encuentro del
raíso, que acababa de llegar a esa
pla;:;i, i dio el, comandante Marchant, a todo el galope de su

en calidad de segundo jefe, al bizarro comandante caballo, el valentísimo i gallardo jefe del "reji
La Rosa, soldado de encumbrada estatura come miento mártir,, don Estanislao del Canto; i, al
Marchant. Bajo el aspecto físico, los Tejimientos reconocerse los dos campeones en el campo, se

Valparaíso i 3.- tle línea fueron los titanes del abrazaron. En seguida, i después de haber-

ejército. Ala cabeza del primero marcharon am cambiado algunas palabras sonriendo, se separa
bos jefes a Pisco, desde cuya rada el comandante ron
para ¡r a coronar la cima con la última carga
Marchant escribió a su
esposa con
¡iresuro.se de la victoria.

lápiz su última carta de adiós el igde diciembre.


I de allí encaminóse Curayaco, Lurín i
a a a
XV.
Lima, a donde, como todo el ejército, suspiraba
por llegar desde que se ciñera la espada de la En Miradores la misión del Valparaíso U

campaña. —
"El rejimiento Valparaíso man mucho más ardua i más heroica.
que
do, —
escribía ufano a su
esposa desde Pisco

se Desconfiando el comandante Marchant, enme

halla a mucha altura entre los jefes superiores de todos los hombres verdaderamente de gucrr.i
este ejército. 1,
del ejército, como el jeneral Baquedano, come
i
el coronel Lagos, como el coronel Velázquez
XIV. muchos otros, de la honradez militar del enetm

go vencido en la víspera, pasó las des nt'.:!"-^


Todo lo demás sabido, después de con la
es ese de que sucedieron a la batalla de Chorrillos,
sembarco, de ese campamento I de la gran arre-
espada en la mano, sin dormir i con su tropa
r
DE LA GLOR. ni: ritiii: ía

sobre las armas. I debióse a esto que, en el mo se de espaldas sobre su caballo i sobre el suelo,
mento de la sorpresa, el Valparaíso, que perte gritó en su heroica agonía: ,
/ iva l ■'. de!

necía a la tercera división, fuera uno de los De todas suertes, el bravo i pundonoroso ca

pocos Tejimientos que se encontraban completa pitán, que había servido treinta años a su patria,
mente listos para entrar en batalla. E! Valparaí dejaba así bien cumplida su
palabra cuando en

so se hallaba en columna con las armas en des la víspera de partir dijo a uno de sus deudos: —

canso, dentro de un
potrero i al abrigo de altas "En el combate no retrocederé un
paso i dejaré
tapias, cuando sonó el primer cañonazo de la bien puesto el nombre de chileno.,'

alevosía o incaútela peruana. I entonces, dando Eterno loor sea tributado por tanto al que

con voz serena, pero que dominaba por su eco así murió por Chile i murió vitoreándolo!

el lejano fragor de la batalla comenzada, las vo

ces de mando que la apurada situación requería, XVIII.


el Valparaíso, comenzó a desfilar por el flanco,

a
paso de trote, por un sendero paralelo a la I como él añadía en su carta de adiós que no

línea del ferrocarril i en demanda de las más le pesaría morir "por la patria, porque Dios i ella
formidables trincheras del enemigo. velarían por la joven
suerte de su
esposa i de sus

sietehijosn, nos es grato cerrar esta pajina, con


XVI. sagrada a una memoria esclarecida, con las sen
tidas palabras con que un noble amigo que ha

Iba el denodado cuerpo, compuesto todo de sido también entusiasta soldado coronel don
(el
voluntarios de la provincia que le dio nombre i Manuel Renjifo) nos enviara en febrero de 1881

que tomaron las armas casi en un solo día, sem su óbolo de socorro
para la viuda i los hijos del
brando de sus
propios cadáveres los potreros héroe que sucumbió invocando sobre su inocente

cuyos tapiales servían de trincheras sucesivas hogar estas dos deidades del bravo i del creyen
al enemigo. Pero su ínclito jefe marchaba ade te: a Dios i a la Patria.
lante dando a todos el
ejemplo. En Chorrillos el "La jenerosa sangre vertida por elevara Chi

Valparaíso había tenido 8o bajas, i en Mirado le al puesto que hoi ocupa no tiene ni puede te

res tuvo
justamente el doble, 165. Dato curioso ner
compensación sobre la tierra,
i terrible que de las listas de de "A todos I cada de los chilenos afecta
consta bajas a uno una

aquel heroico cuerpo: en Miradores el Valparaí deuda sagrada para con las familias de esos ab
so tuvo todos sus cornetas, que eran diez, fuera negados servidores de la patria. Por más que
de combate.- Tanto i tan recio se tocó a la carga, hagamos en su obsequio, serán abonos a buena
los oficiales adelante! cuenta i nada más; pero es
preciso atestiguar con

hechos que sabemos ser


agradecidos.
XVII. "La suscriclón popular ha sido siempre la lla
mada eríjir las estatuas de los héroes; la sus-
a

En lo más caloroso de aquel alud humano, el crición popular debe ser ahora la que realice la
comandante Marchant que iba caballo
en su mu
glorificación de los héroes mártires del silencio i
lato, diez pasos a
vanguardia de su columna de del olvido, elevándoles monumentos sean
que
ataque, recibió tres balazos en el pecho i en el amparo i consuelo para sus desgraciadas fami-
rostro al frente da una trinchera, i al desplomar
33
EL ÁLBUM

su última e inmortal
hazaña reproduciendo
XIX. K
gallarda efijíe con el lápiz de un pintor de fama
I en efecto, el país correspondía a
aquel llama (M. Cottin, de París) en el acto de cargar a 1
miento suscribiendo popularmente lo necesario cabeza de sus bravos la
en
planicie de Miraflores
para ofrecer a la noble viuda i a los tiernos huér antes eriaza, i hoi regada por la
sangre de tres
fanos modesto techo; el Congreso nacional ele mil valerosos chilenos.

vóle después ele al rango de coronel elec A la cabeza de todos i el


muerto
primero de todos ha
tivo i por último el arle oslor/óse, a su turno, por bía caído el glorioso comandante del glorióse
consagrar en obra mui semejante a la presente rejimiento "Valparaíso",
DE LA GLORLA DE CHILE 250

DON DELFÍN CARVALLO

TENIENTE CORONEL DE ARTILLERÍA

11.

Espectáculo mui semejante al que acabamos


f••-''. ~~-
~f guerra sus
ensangrentados cam- de trazar ha presentado, al menos durante dos

de batalla. Eso pasa. Los


^.~--*r.-pA'-"riJpos años largos, el techo que cobijara la lenta, cruel,
^SP muertos descansan, los triunfado silenciosa agonía del soldado mártir cuyo nom

res cantan, los vencidos duermen en torno del bre Ícese al frente de esta pajina.
fogón que los vivaques velan. Pero las angus Herido mortalmente el teniente coronel don

tias, los infortunios, los martirios que se


prolon Delfín Carvallo al frente de una de las baterías

gan i cubren de eterno luto los hogares, los que en la colina del San Francisco nos diera la
huérfanos sin guía, las esposas viudas, las ma victoria, medio a medio del desierto, el 19 de
dres sin sostén, los inválidos que se arrastran noviembre de 1879, i la cual como
capitán man

mutilados,- —
ese es el verdadero i fatal inven dara, fué conducido a
Santiago i cariñosamente

tario de esa cosa atroz que se llama la gue instalado en el hospital de sangre que llevó el
rra, nube de fuego que fascina pero que mata nombre ele sus fundadores, en la calle de Lira, —

i esteriliza. Eso dura i en ocasiones se hace el hospital Malte: i allí su


enérjico carácter luchó
día por día, hora por hora, con la porfiada muer

I cuando todo eso se


junta bajo un solo techo te hasta llegar a creerse que la había vencido,
como una sola calamidad; cuando el mutilado

agoniza lentamente meses i años agotando su m.


último dolor i su óbolo postrero; cuando la esposa

joven se
agota en el insomnio i en la fatiga; La herida que el artillero de Tarapacá había
cuando los tiernos hijos desvalidos padecen sin recibido en la medianía del vientre por encima
cuidados ni sonrisas, haciéndose la botica i sus del hueso de la cadera, era, de necesidad, mor

drogas, competidoras de sus usuales deleites i tal, porque el proyectil había dañado la espina
hasta de su
pan,

entonces puede decirse que la dorsal. Reunidos en consulta diez de los más

guerra ¡ sus obras son cosa maldita, i sus glorias acreditados cirujanos de Santiago en torno de
i renombres solo lecho, todos, la de sólo,
engañosas imposturas. su con excepción uno
EL ÁLBUM

nombre del que de la te han sido un notable


que habló más a espíritu caso
quirúrjico, I
poi
íismo detenemos de preferencia
ciencia (el Aguirre), le condenaron en
doctor nos
en

consecuencia sin apelación, confiando el último, fen, ticipando a su breve vida la con

sin embargo, en la juventud i en la entereza de ;u


larguísima i dolorosa extinción,
alma del paciente. los cirujanos, aún en
los
I éste, como si hubiera tenido a pechos dar más prolijos reconocimientos, el sitio en que
razón a la vida I a quien todavía le prestara fe, yacía el proyectil que lo mató, ni
siquiera su sen
luchó con levantadísimo espíritu contra su incu dero; pero por la paralización funcional de todos
rable daño, en medio de las más atroces torturas, sus órganos inferiores, no podía quedar tiuJa !„■
hasta hacer creer a sus amigos que al fin había que siaquél no se hallaba incrustado en la m¿
triunfado. dula de laespina dorsal, esta invisible i casi ¡m.
Pero esa
mejoría física que le permitía volver palpable rienda que maneja todo el cuerpo hu
a ceñirse la vestidura de su oficio, devolver en mano como la brida al caballo, había sido
por
amigos la deuda de la gratitud i lo menos fuertemente lesionada por el
persona a sus
plomo.
sentarse por la tarde a la sombra de los árboles ■> La bala que hirió a Carvallo,- —
dice un itiver

de su ciudad natal, no sería sino una inlcüjcntisimo i humanitario facultativo i|ue


tregua pro pero
curada a la sorda agonía de sus entrañas por la se consagró por el doble culto de la amistad i di:

inquebrantable fiereza de su ánimo. la ciencia a ser su más solícito guie- :i '.-.:. —chocó
Los que, como el que esto escribe, tuvieron indudablemente en la columna vertebral. Inme

más de una vez la ocasión de estrechar su mano diatamente se


produjo la parálisis de todos los
hecha ascuas en el lecho de prestado en que vi órganos del cuerpo situados más abajo del pun
vía inmóvil con la rijidez de una estatua, cuan to herido i la inflamación de la médula < s-jir.a

do su frente ardía calcinada por perenne fiebre, con todo su


cortejo de crueles e incurables sin-
cuando labios encendidos
sus como sus
ojos
pronunciaban el inconexo monólogo del delirio, iTenía también el atormentado enfermo vú-
o cuando, pasado el acceso de la tarde, del me mitos frecuentes que se aumentaban o si produ
diodía o de la noche, sumida erguida cabeza cían inmediatamente de inyección
su
después una

los hondos de almohada miraba


pliegues de morfina. Cada que hacía esfuerzos para
en su vez

con ojos amortiguados como desde el fondo de vomitar, sentía un dolor terrible que, partiendo
blanquecino sepulcro, i contaba con voz débil de la cabeza, se
dirijía a todo el cuerpo, dolor

pero tranquila i casi dulce sus cuitas, sus insom que expresaba él diciendo que una red de hierro

nios, sus combates, i ofrecía su gratitud a los lo apretaba en esos momentos desde la cabeza

que le rodeaban; sólo los que tal vieron durante hasta la punta de los pies.
un año, decíamos, pudieron darse razón de la "Por fin, señor, ¡cómo sufriría este hombre que,
poderosa vitalidad moral que existía encerrada además de tanta dolencia, tenía sobre su cabece
en
aquel ser endeble i extenuado, i
explicarse ra toda una botica para suministrarle a tiempo
así la bienhechora pero falaz del hábil los remedios necesarios, i que cuando se pnnci-
profecía
cirujano. curaciones por la mañana, no se con
piaban sus

cluían hasta las diez, once o doce de la noche


IV.
dejando apenas el tiempo necesario para dormí'
La llaga i los sufrimientos de heroico pa-
aquel i tomar el alimento'n
DE LA GLOR DE CHILE 261

"Los facultativos que curaron a Carvallo, —

VIL
agrega, para concluir esta terrible vía-crucis, el
¡
joven abnegado cirujano a
quien debemos esta Destacado después en el sur de la Araucanía,

interesante relación de los padecimientos de tan fué uno de los primeros gastatlores que señala
valeroso i sufrido soldado, -deben estar orgullo

ron con el hacha el camino de Valdivia a Villa-

sos de haber hecho vivir durante más de dos años rrica, esta llave maestra de la cuestión araucana,

a un hombre absolutamente condenado a morir que se


perdió junto con la muerte de Valdivia i

por la naturaleza de su dañou. de Ofiez de Loyola, sin que ningún estratéjico


hubiérala encontrado, sino tres
siglos más tarde,

v. en una mañana de enero de 1883. En esa


época
el alférez Carvallo servía a las órdenes del coro

Hemos pedido excusas anticipadas al lector nel don Orozlmbo Barbosa, excelente maestro

por haber narrado, antes que la vida, el martirio en


aquella guerra.
del comandante Carvallo. Pero en realidad po
dría decirse que aquélla estaba refundida en el VIII.
último: tan breve i tan dolorosa fué en todas sus

partes! Nacido en
Santiago en 1844, vióse for Pero mientras allá en las selvas de Arauco unos

zado a llevar desde la cuna, no su propio nom


trabajaban, otros a la cómoda sombra de las pa

bre, sino el de su madre. Sin embargo, por la redes de palacio intrigaban, harto más fácil tarea

línea de la última, era deudo de los Cuevas de cjue la de abrir ancha brecha por entre árboles

Rancugua, estirpe de bravos. El Injeniero Cue seculares itupidas malezas, en medio de las llu
vas de la Covadouga en
Iquique i del L.oa en el vias. Vino de aquí la desatentada desorganiza

Callao, donde tristemente pereciera, era su riendo ción (llamada vulgarmente reors-anizacióii) del
i físicamente se le parecía. rejimiento de artillería que quitó su puesto a
Estudiaba en el Instituto Nacional el niño Velázquez, a Novoa, a
Montoya, a Salvo, a Pa

Carvallo, i fastidiado de los libros, como Salvo blo Urízar, a Delfín Carvallo; pero por una nobi
del claustro, entraron
juntos a la artillería por el lísima retribución de un
patriotismo jeneroso, los
mes de julio de- 1 8Ó2. Tenían uno i otro la mis cuatro mozos últimos nombrados salvaron el
ma edad, la misma vocación, idéntica cnerjla i Ejército bajo el comando del primero en la pri
pundonor; casi la misma estructura física que los mera batalla campal de la campaña.
años iban robusteciendo, Por fortuna el capitán Carvallo pasó al Buin, i
de allí pudo recobrarle su
antiguo jefe el coman
vi. dante cuando el
Velázquez gobierno acertada
Pronto ascendió el voluntario a cabo i a sar mente confiara a éste la verdadera organización
jento, i cuando estalló la guerra de la artillería para las
con
España, con
campañas en
que los
el ensanche que motivo alcanzó cañones llevarían la victoria
con ese su
reji constantemente

miento, fué ascendido a alférez en


1865, siendo

destacado a las fortalezas de Chibé, donde veje- Pertenecía el capitán Carvallo a la brigada
tó Su
tres años.
jefe inmediato en esa
época era Krupp con que el bravo Montoya, que murió de
el jeneral de división don Emilio cruel dolencia él, batió el ala derecha de
Sotomayor, como

antiguo artillero. los aliados, tendida en la pampa del Porvenir, i la


dispersó como heno seco
que el viento arrastra,
X.
yendo la caballería, cual siempre, adelante de la

fuga i de la polvareda. AI fin el largo drama se desenlazó en laso',.


dad el 9 de marzo de 1882, i tres
despu^ días
IX.. en
igual soledad, lugar su inhumación en el
tuvo

cementerio de Santiago. Formaron su Ultimo


Pero ahí mismo, i al retirar un obturador de cortejo cinco acompañantes, dos de ellos
deudos
una pieza caldeada por el fuego, fué cruelmente otro dos antiguos camaradas i un
amigo.
herido el capitán de batería. La artillería chilena
hizo en San Francisco 8 1 5 disparos en menos de XI.
dos horas.

Desde ese momento comenzó la horrible lucha Una justicia, o más bien una
reparación nos

que vino a desenlazarse en una aldea de la pro cabe hacer, i en esto obedecemos a la misma lei
vincia de Santiago, asilo de la dignidad, del do que inspira nuestra
franqueza en la alabanza co

lor i la pobreza. no en la censura, en la condenación como en el


lojlo.
participara de las intimidades del desdichado in Sabedor el jefe del Estado, si bien demasiade

válido, —

pensó Carvallo retirarse al campo, espe tardíamente, de las indecibles amarguras qut
rando de ello algún beneficio para su salud; pero rodeaban al herido de San Francisco en sus

sucedió que cuando preparaba hacerlo postrimeras horas, devorado la por el pus
se a se a vez

propuso arreglar sus cuentas con la Tesorería, i por el


fisco, ordenó que le fueran entregados sus
"El día que se
dirljió a la Moneda para ha haberes, ¡ para que el pan de sus hijos tuviese la
cerlo, sufrió el más rudo golpe que hasta enton suficiente miga de sustento, nombróle, pocas ho
ces pudo haberle agobiado. Resultó de su arre ras antes de expirar, teniente coronel de su arma.

glo que, en lugar de alcanzar a la caja, salía Bueno i santo fué ello, porque así sabrán los
debiéndole 600 i más pesos que debía servidores de Chile que la hora de la
pagar con
siquiera a

el sueldo Integro de cada mes. habrá


muerte
justicia para ellos!
■Nada valió en su favor para que esta deuda
equivocada pudiera ser
pagada con la tercera XII.
parte de su sueldo, como es de ordenanza. Des
de entonces, al verse enteramente inutilizado pa Una i dolor más todavía.— El co
palabra n

trabajar í abandonado de
ra esta manera,
quiso mandante Carvallo mona en ios
primeros días
tas primous un,

más bie errarse de de señon-


para siempre e marzo 1 882, i su
joven esposa, una

pequeña propiedad del pueblo de Maipo que ta que llevaba, como él, trocado su apellido pater
poco antes tomara
por contrata en
alquiler. Un lo al sólo pocos meses más
no, siguió sepulcro
amigo había valido a stt infortunio i así había tarde. La guerra no sólo mata a los soldados,

podido llegar al lugar que debía ser su sepul- porque extingue también común dolor los

hogares.
DE LA GLORIA DE CHILE

DON CARLOS ALDUNATE

TENIENTE DE ARTILLERÍA

pámpanos i flores; críanles después a sus senos,


>
i. partiendo con ellos su porción de vida, de sol
de alegría, de abnegación infinita en que todo

E todos los dolores que enlutan se abdica para mejor amar en el cuidado. En

hasta hoi día los hogares i traspa señantes después, con el ejemplo, la ciencia de la
san a fondo los corazones, ningu vida en la oración, en la cartilla, en el tímido

no en el mundo es
mayor que el pero vijüante ensayo de todas las facultades que
dolor de las madres que lloran sobre el hijo brotan lentamente de su
jermen, desde el pri
muerto. Seca el sol antes de su ocaso la lluvia mero i tembloroso paso, desde la primera I dul

que ha empapado la tierra en la mañana; agosta císima modulación de los acentos, desde la pri
la temprana brisa el rocío délas flores; enjuga mera ira reveladora, desde el primer triunfo del
el olvido todo llanto, aún el de aquéllos que alma i de la inteligencia que se abre paso a tra

amando locamente... vieron alas de vés de la túnica de los sentidos como la luz que
plegar sus

luz en
lóbrega noche, para no volver, al anjel rompe la grieta a través del muro.

de sus ensueños. Pero no hai sol, no hai cierzo, [ un día, cuando todo esto ha sido hecho con

no hai olvido que agote las lágrimas tle los que ía,porfiada, sublime pe
lloran por destellos vivos del alma que torno al cortijo en que
sus hijos,
vuelven eternamente al alma como la luz a su
ya logradas s
espigas que van a
mies del alm i de la vida, el ronco mrmullo

Ese es el dolor eterno del Calvario, el dolor de la guerra; n ordenanza de Gobier d


golpea
de los dolores. I por mandato de Dios, que asi impasible a la puerta con un
pliego..
lo dejó esculpido tablas i en los corazo- ees, a nombre de la Patria, que reclam

nes, no hai ningui ,e le asemeje. Escon- de maternidad en todos los hogares, I;

den, a la verdad, entrañas las jóvenes que todo eso han logrado, sorprendidas en si

madres a n la vanidosa codicia lecho, ven partir uno en


pos de otro todos su.

del cofres de
avaro
que guarda oro toda su tesoros para que el acero i el
plomo enemigo
opulencia, el orgullo con que la tierra parece rompan, allá, en lejana i enemiga tierra, i espar
henchirse ido ha roto por entre su
esponjosa zan al viento de la matanza en los campos tf

que v \ darle sombra implacable pelea, o en medio tle los cementerio


EL ÁLBUM

sin lápida I sin cruz, todo aquello que ellas ha bajas, los nombres de los dos
adolescentes Cal
bian escondido, salvado i bendecido, desde si derón estaban escritos el uno
bajo el otro en la
concepción a su martirio. —

¿Cuándo hubo, en misma nómina. Emilio había caído en


Tacna
tonces, más
dable dolor?
hondo, más justificado, más inson junto
bala. I
a la
esa
trinchera,
misma bala mató
rota la altiva sien
por J,
a
Armando, atra.
vesándole el pecho, junto a las trinche..,; ,-',
ii.
Chorrillos. Un tercer
hijo, Juvena!, brilUit
I en esta
guerra crudísima, la primera que su
capitánde cazadores que en la
última batalla
ha hecho en la América con las armas destina nombrada mandaba la escolta del
jeneral Ba
das a matar de prisa i por masas, ese
espectácu quedano, vendría todavía a
expirar bajo el acon
lo se ha presentado con el mismo horror en to gojado techo del infeliz anciano, i días más
tarde
das partes. De Atacama partieron tres Martínez cabía su turno al cuarto
hijo de la guerra, Artu
un
padre Í dos hijos; i los tres guerreros, el tron ro. I después todavía se ¡ría el
padre en pos de
i los retoños, fueron devueltos los los
co a
patrio: hijos, todo por la guerra ¡ para la guerra
lares dentro de sus helados sarcófagos de zinc
De la Serena marcharon a la guerra tres Vare
III.
las, de Talca tres Fernández, de
Melipilla cua
tro Serranos, de Santiago cuatro Calderón, do¡ Elejimos entre muchos estos
ejemplos de sa
Salinas, cinco Alamos Quirós, i en
algunos d< crificio por la Patria tan sólo por la tierna juven
esos casos de supremo patriotismo el grupo he tud de los que así tributaron a Chile ofrenda de
roico cayó entero dentro de la fosa; en otros vida apenas
su
comenzada; i entre esos
cúmple
quedó cruelmente roto i mutilado. nos colocar hoi el homenaje magnánimo de un
En diverso sentido, la muerte por el rifle se niño heroico que sucumbió
por salvar a su com
ha cebado con verdadero furor en recintos en
pañero de cuna en medio del fatal combate.
que bullía ayer vida dichosa i juvenil. Victorino
Salinas, honrado i animoso padre de Santiago, IV.
vio caer al hijo de su
propio nombre en la ladera
de Tacna.
Roberto Aldunate Bascuñán, fallecido en Val
—"Padre, —

díjolc el hermano que


seguía en
paraíso a consecuencia de sus heridas, en la no

edad al valiente infante muerto, niño de


quince che del 26 de enero de 1881, a la edad de vein
años,—déjame ir a tomar
venganza de tu san tidós años, nació el 4 de dt
en
Santiago enero

gre.,, 859. Como nieto del jeneral José Santiagc


don
¡I el hijo vengador quedó muerto en la ladera Aldunate, el ríjido i pundonoroso maestro del
de Chorrillos!
honor en su carrera de soldado i en su cátedra
—"Padre,— dijo a su vez el hijo del viejo co de la Academia Militar, tenía esta
aquél en ese

mandante Calderón, que tenía tres mancebos en


blecimiento, reservado casi desde la cuna, como
las filas cuando uno de ellos hubo caído,—
déjame los antiguos "cadetes,, de la colonia, a quieneí
ir a
vengar a mi hermano, al los cordones dt
n
nacer
poníanles sus
padrinos
Otorgó el anciano su licencia, i a la vuelta del empleo, otorgados rei, cabíale, decía
por el
su

tiempo, leyendo la larga, la inacabable lista que consecuencia, 1


mos, un
puesto de honor. En
el duro
lenguaje de las armas llama brutalmente
después de haber las noció-
adquirido primeras
DE LA GLORIA DE CHILE

nes de su carrera en el Instituto Americano de dole cabal justicia, le había arrojado en el plati
Valparaíso i en el Nacional de Santiago, el nie llo su voto de distinción,

to del fundador de la Academia en su


planta
moderna entró de cadete efectivo el 29 de oc
vi.
tubre de 1872, cuando había vivido apenas trece

En tan nobles ejercicios halló la guerra a

v. Roberto Aldunate, que acababa de cumplir 20

años, i, de losprimeros, partió al norte con su


Distinguióse estudios el tierno alumno En
en sus
rejimiento. Valparaíso, escribía a su madre

de una manera notabilísima, especialmente en desde Antofagasta el 22 de abril de 1879, pin


todo lo que su
aprendizaje tenía relación con el tándole con cierto injentio orgullo las emociones
arte. Hijo de un artista i de una
mujer que ha de su partida dé guerrero, hubo grande entu —

tenido todas las gracias reunidas en alma tan siasmo a nuestra salida. Las calles estaban

jentil como su rostro, Roberto se


apasionó del llenas; en los balcones se veía a todas las señoras

dibujo, de la pintura, de la esgrima, de todo lo i niñas de Era la marcha


Valparaíso. imponente
que era plástico i brillante en los áridos estudios del todos íbamos i
rejimiento; pálidos como

técnicos, i casi siempre obtuvo los primeros pre electrizados; todos nos miraban con tristeza i
mios asignados a esos ramos.
cariño; las señoras i aún algunas niñas se veían
Coronados éstos por una notoria contracción con los ojos llenos de lágrimas; había un silencio
de cinco años, el cadete Aldunate era nombrado ¡ oía otro ruido que el de la mú
profundo no se

subteniente abanderado del 4.° de línea el 16 sica i el de la tropa al marchar.n


de diciembre de 1876. —
La bandera es la poe
sía, el diseño, el iris glorioso del rejimiento, i VII.
por esto Roberto Aldunate se
encargó ufano de
Eran esos los adioses i los prismas ;
Pero el él de la crédula crisol de
arte no era en juventud, fuego en que
mente: era deber, era anhelo del porvenir, era bullen todas las jenerosas esperanzas antes de
nobilísiríia ambición de engrandecimiento. Ape la prueba. Pero sobre esas almas caen más
nas
dejaba cumplidas, en efecto, sus
obligacio aprisa que en las otras, las cenizas de los desen
nes de rutina en el cuartel de la Recoleta, el gaños; i en efecto, un mes más tarde, hastiado
abanderado Aldunate pasaba el río para ir a dis el impaciente mozo, tan sólo por la demora de
putar honrosamente los premios que obtuvo en unos cuantos días, comunicaba sus
impresiones
la Academia de Pintura bajo el intelijente ma a su efectuosa confidente con estas palabras.
estro Mochi o atravesaba la ancha calle para que traicionaban su
juvenil vehemencia i su tem

rendir exámenes de humanidades el cole


sus en
prano desencanto:
jio del Salvador, fronterizo a su cuartel. ■iTodos estamos descosos de marchar luego,
Un amigo referia que él asistió i
nuestro, nos estamos impacientes empezando a
impacien
oficialmente al examen de filosofía de aquel niño tarnos al ver la calma con que marchan las cosas.

de 8 años que hablaba i comentaba los misterios Los señores sé


1
jenerales no en
qué se ocupan i
i los fenómenos de la conciencia humana la desde que han llegado. Ma
con se hayan ocupado
espada ceñida a la cintura, i añadía que, hacién má, cuando pienso en la calma con se llevan
que
2(50 EL ¿

las me desespero; la idea sola de que po


cosas, x.
demos tener un descalabro me hace sufrir mu

lo ¡lomos Al fin, el sueño del desierto tuvo


cho; por desgracia, ucee,
pura que un té

no, como la escalera de Jacob, i Roberto


A1JU.
nate marchó a
Pisagua. Habla cambiado
ahora
VIII. su túnica de infantería por el
uniforme codi-
ciado de artillero, a fin de
dejar supuesto!
Esto escribía el oficial del 4.0 el 13 de mayo de su bandera a su hermano Carlos, niño de
\-.

1879, i como si el hecho hubiera venido de molde años, que fué a


reemplazarle en su
querido re-
a su
jenerosa cólera contra la nostaljia en
que jimicntri.
vivió la guerra inerte la crisálida, en los El coronel Velázquez, su nuevo
como
jefe, aprecian
primeros ocho meses de Antofagasta,

añadía el do con
ojo certero sus cualidades especiales, le

23 de mayo, al recibirse en
aquella ciudad por colocó en el parque de su arma, puesto que re-

el Loa la noticia del primer malón peruano lle quería una contracción intelljente i una viveza
vado dos días antes a las aguas de Iquique por de ardilla en el campamento i la batalla,

el //¡lascar i la I /¡dependencia-. ■■■/ Yo. empica lo

bueno! Según parece se ha verificado lo que pre XI.


sentía. Nos han dado el primer golpe i le han

sacado la lengua los peruanos al almirante Wi Hallóse en esa condición Roberto Aldunate

lliams. 11 en el combate de Pisagua i en la batalla de San

Francisco, i en ella pasó resignado toda la sí-

IX. gunda etapa de la campaña, tardanza más in

clemente que las batallas, metido todo el i.ier-


I este ardimiento por la acción, que era el cito entre los cauchales de Tarapacá, segunde
tema más constante de sus cartas en la intimi plazo de la somnolencia gubernativa, queduni
dad, formaba el total de las almas de noviembre febrero, la
reflejo en tres meses, a como

aquel ejército brioso i juvenil, puesto a


amplia siesta precursora de Antofagasta había durado

ración de sueño en su
campamento de arenas. de febrero a octubre.

■'¡Todavía duermen! —
escribía el 14 de junio.— Pero dejado allí, en la árida pampa, el ado

¡Esto sigue siendo eterno! La impaciencia ya es lescente artillero, confióse, en la soledad sin

grande, tanto en la tropa como en los oficiales." horizontes, a sus


gustos de artista i gozó días
I el i." de agosto, enclavado siempre en la cruz, de felicidad a su manera. El mismo se había
volvía a insistir en su
protesta. "Es difícil, —
de construido con trozos de caliche un tústkocke-
cía, —

llegara imajinarse cómo están los ánimos let, que dibujaba con candorosa satisfaccit ■ ¡:

por aquí; la desconfianza, el desaliento se ha una de sus cartas a su madre, i en ella decíale,

apoderado de todos i tardarán en volver el entu desde el campamento de San Antonio, el 25 de


siasmo i la confianza. /Nos vemos vendidos por enero de 1880:— „¡Ah, mamá, en qué alternativas
salitre! ...» he último triste, hoi
pasado este tiempo; ayer
La palabra del mancebo era cruel, pero ¿aca contento; ayer desanimado, hoi lleno de esperan
con
so no comenzaba a ser verdadera? zas! ¡Así es la vida! Ahora te puedo escribir
cara risueña, i alegre, ¡estoi contento!
i

DE LA GLORLA DE CHILE 267

"Ya puedo poner una casa de mucho el pañuelo i los anteojos; se me hace
a tu disposición pero
mi i edificada por mf.n escrúpulo el que
hayas hecho este gasto en mí.
propiedad
"En su rústica construcción, —
añadía el artis ¡Si supieras, querida mamá, cuánto deseo ser

ta, convirtiendo el médano en idilio, —


hai algo de rico para mandarte toda mí fortuna! Es mi único

at rayen te; el sol aquí ilumina de una manera anhelo el que llegue el día en
que estés libre de
la luna también penetra por entre sus necesidades 11.
agradable,
rendijas, con tanta suavidad i dulzura, que toca Los Aldunate Bascuñán eran tres al comenzar

el alma. Aquí se hacen llevaderos los días de la guerra, ¡ por eso el mayor de ellos decía con

ausencia; aquí se evoca de una manera particu ufanía en esta ocasión a su madre:

lar el recuerdo de la familia,,. .


"¡Qué orgullosa debes encontrarte con tus tres

hijos militares! Ahora sí que eres verdadera ma

XII. dre chilena. Piensa, mamá, en el contento que


vas a tener cuando veas entrar a los tres Carre

Eso escribía Roberto Aldunate el 25 de enero ra triunfantes en


Santiagon...
de 1880, bien lejos sin duda de pensar que un I mezclando en
seguida en un solo cáliz sus

año más tarde en igual día agonizaría entre los dos amores, por aquella que le habiu dado la vida

suyos... Pero es preciso que, desde luego, se i por la Patria que le había entregado una
espa

sepa que en aquella alma injenua, que vertía sus da, en esa misma o en vecina ocasión agregaba
inocentes emociones en tan poético lenguaje, no
(agosto i." de 1879):
había ninguna de las vanidades propias de sus "Anoche soñé que me habían llegado los retra
años, s¡nó el fondo santo del augusto deber valien tos. ¡Cuánto gocé con ellos en mi sueño! ¡Cuánto
temente cumplido. Roberto, junto con su herma sufrí al despertar viéndome solo!

no, compañero de sus


fatigas, habían comenzado "Si estás triste, alégrate, mamá, domínate i no

a ser los más eficaces cooperadores del techo de sufras; quiero encontrarte tan interesante como

los que amaban i que durante veinte años había te


dejé.
sostenido su padre, fatigado por incansable i mal "No todas son dichas i venturas en este mun

remunerado trabajo, trabajo de artista, —


i por do, —

agregaba; —
hai momentos de decepciones
su
juvenil i animosa madre, reina en la colmena. amargas. Nuestro Chile se encuentra en estas;
"Veinte pesos, —
decíale Roberto a la última pero no debe abatirse. Que levante su
majistral
desde Antofagasta, con esa encantadora cabeza más tranquila i que nunca, I
corte serena
desig
dad de la primera ofrenda, —
te manda Carlos, i ne el hombre que nos salvará,,.
treinta i cinco, de sueldos. Te
yo nuestros
pobres
pedimos sí que nos des una prueba de tu cariño XIV.
empleándolos en tí. Cómprate por lo menos lo
necesario. Algo es algo,,. La dominante de almas
pasión aquellas fogo
sas, como la adolescencia, era, empero, el amor

XIII. a los combates. La juventud de Chile no había


ido a contar ni a
pesar sacos de salitre cu el
I cuando la maternal, sencilla, dulce retribu desierto. Había ido a pelear por la gloria de su

ción había llegado al campamento, el noble Patria i por la suya


man
propia.
cebo exclamaba: —
"Mamá, he volvía escribir el tierno
te
agradecido "Aquí, —
a
hijo a su
acongojada madre el 4 de febrero de 1 880 desde Roberto, entretanto, no
podía consolarse con
San Antonio, en una de esas cartas robadas ala su aislamiento i su inacción en
aquel triste nara.
intimidad, que reproducimos con particular pre je.— "Me tienen aquí, solo i
abandonado,— excla
dilección porque ellas retratan no las ambiciones maba a fines del otoño de 1
88o.-¡Qué te parece
sino las almas; —

aquí me tienes siempre esperan la suerte de tu hijo! Todos han marchado al


can,,
do que nos muevan
para que concluya de una po del honor i a mí me dejan abandonado a
cargo
vez esta maldita guerra que me tiene tantos años del parque... Sonocho los oficiales de
este ¿

separado de tí! I por desgracia, no hai esperan que, i me dejaron a mí solo; soi el único que no

za de que esto se realice tan pronto; siempre conozco a Locumba, Moquegua, Hospicio etc

siguen durmiendo, i empiezan a


contajiarnos a ¡i ahora quedar sin ir a Tacna n¡ a Arica!
nosotros, pues nos están dando ganas de acos " Por suerte, ayer por casualidad me
llegó un
tarnos para no
despertar hasta que nos lleven a
compañero que no tardarán en pedírmelo i de
Lima». jarme otra vez solo.

t véase cómo entonces, las naturalezas más "Antes de partir la expedición,- ■

agredí- 1

inexpertas, los niños, los que no están obligados como para consolarse,

t-ah.ijé trincho, :-nu-

a
pensar ni a decidir, pedían bajo la lona lo mis otras cosas, preparé hasta embarcarlos doscier..
mo
que solicitaban todos los patriotas de Chile! tos tiros para treinta i ocho piezas de .■mil-

"Se dice, —

agregaba familiarmente el hijo a la ría, etc., i creyendo haber contraído los rni'-riios
madre el 25 de marzo de 1880 desde lio,— que suficientes, al tiempo de embarcarse le pedí al
nos vamos luego a Lima paro, concluir: pero no comandante que me llevara.— "Usted es nece

creo que esto sea otra cosa


que una solemne sario aquí; alguien debe quedarse,,— fué la con

testación".

"¡Quiera Dios que sea cierto! Asi concluirá

luego esta friona guerra. Los peruanos tienen un


XVI.
pánico terrible en Lima. En Lima no
opondrán
sino una
tijera resistencia cuando vayamos^. El teniente Aldunate no se hallaba, sin em

bargo, enteramente solo en su destierro de lio,

XV. A fuer de artista i de niño, había logrado disci


plinar un verdadero rejimiento de gatos, de los
Pero el íntelijente despierto i niño estaba muchos que la de los moradores del valle i
no
fuga
destinado para la campaña
lograr en su
supremo del pueblo había dejado errantes,perdidos i
deseo. Cuando el
partió ejército de Pacocha hambrientos. Acordándose probablemente de la
para Moquegua i Tacna, el alférez Aldunate, beata de conocida de familia, "que
Santiago, su

promovido ahora a teniente, fué dejado empaco- hacía hablar los gatos,,, el aburrido teniente
diado, según él pintorescamente decía, aquel éstos ración i teníalos a s::í
en
compartía con su

mortífero clima, a
cargo del parque de artillería. órdenes haciéndolos a su voz mil acom
ejecutar
I por esta circunstancia la fortuna de
no tuvo
pasadas evoluciones. Un día perdió, más por sor
pelear Tacna ni Arica; Carlos, herma aquellos singu
en en su
presa que en leal batalla, uno de
lo haría por él, i señalada bizarría,
grande. "Hoi
no, tan se
con lares reclutas, i su aflicción fué
que bien pudiera decirse ejecutó él sólo las haza metió,— escribía el 27 de abril,—un perro aquí,
1

ñas de dos héroes. me mató un


gatito; esto me ha hecho sufrir gran-
DE LA GLORIA DE CHILE

demente; era uno de los más regalones. Le he volución te harán, ni cómo sabrán encontrarla
hecho un solemne entierron... los que te han quitado tanta dicha i tanto 'orgullo
en esc amor tus lágrimas de viuda cultiva
Así eran esos queridos niños, gatos jugueto que

nes de la materna alcoba, que la muerte ha tro rán eternamente, pero sin ser
ya correspondido!. . .

cado en héroes. —

Jugando a los gatos se prepa

raban para el último i supremo holocausto del XVIII.


enemigo de la Patria i al suyo propio,
La última carta de Roberto Aldunate es de

XVII. Curayaco, enero i." de 1881, día de íntimas fe


licitaciones, que para él fué sólo de esforzadas

la de la nAquí tie
El clima de Pacocha trabajó intensamente, tareas en víspera muerte. me

junto con el tedio, el alma impresionable de Ro nes, —


escribía ese día a su madre, —gozando de un

berto Aldunate, i su salud, que había sido siem poco de calor. Tengo algo trabajar; estoi
que
cruel disentería le puso al desembarcando el parquede la primera división;
pre delicada. Una
borde del sepulcro, i hubo de ser traído a San esto me tiene contento, pues trabajando se hace

tiago, donde le encontramos ya recobrado i ani corto el tiempo.


moso en las fiestas de setiembre de 1880, i. Los peruanos mui tranquilo;
En octubre estaba otra vez en Tacna, i mien vecinos í, sin embargo, no tienen la ,

hombres de tierra venir de cuando cuando hacernos una vi


tras los grandes su
jugaban en a

las paces, él jugaba a los sita."


como
grandes a como

i entró por I, la verdad, serían los peruanos sino los


gatos, tentóse Roberto de amores a no

chilenos los que llevarían visita heroica al


algunas horas en tan peligroso juego, nunca más esa

hogar de Lima, i ella el denodado mancebo


peligroso que en una ciudad conquistada, por en

entonces los vencedores pasan a ser venci encontraría fin lastimoso, pero digno de sus ma
que
dos i a ser esclavos, yores.
Mas la reacción jenerosa del deber se
operó
la carácter
XIX.
con
rapidez con
que en aquel impe
tuoso todo se sucedía. Roberto era
por su índo

le un verdadero francés, casi un


parisiense en Aunque alejado, en razón de su
puesto de ofi
i hasta talante, cial de parque, del peligro de la batalla, cuando
sus
impresiones en su como re

salta en su retrato, contraste visible con el ca ocurrió en un momento crítico i análogo que fal
chorro que le acompañó a la guerra, su hermano taron las municiones a la brigada de montaña
Carlos. I así, haciendo confesión injenua a su del intrépido e
intelijente mayor Emilio Gana,
madre de leve de infidelidad, decíale que mandaban a su lado en dos baterías los va-
su culpa
desde Arica el 9 de octubre: —
"Pienso sólo en üentísimos capitanes Errázuriz i Fontecilla, Ro

que luego estaré a tu lado. Tú eres mi único berto Aldunate corrió en persona arriando él
locura, pero ya pasó mismo las muías ¡ los arrieros. Pero al llegar a
tiemple; pude cometer una

la tempestad, i con ella el aturdimiento. Re la batería Errázuriz, que estaba directamente ba


flexioné tí, i volvió el el fuego, alguien díjole su hermano Car
un
poco, pensé en me
jo que

los, subteniente del 4.0, que en esa misma direc

¡Pobre madre, amada de esa suerte! ¡Qué de ción peleaba, acababa de ser muerto..,
270 EL A ■UM

Loco de dolor, ¡ sin escuchar más que los gri ta existencia, que embelleció hasta el
úl,imo sus.
tos de su corazón, precipitóse el jeneroso mance
piro con una afectuosa sonrisa.
Roberto A!d„.
bo en busca de su hermano, i fué de esa manera nate era una de las más brillantes
esperanzas del
cómo en medio de las filas, después de haber ejército, i para formarse este
justísimo concepto
caído su caballo, recibió la herida mortal, que habrá bastado a muchos la
simple lectura de los
destrozándole completamente el brazo derecho párrafos de ternura íntima, de amor
entusiasta,
en su
parte superior, le llevó al sepulcro. de fe patriótica, de bien inspirado criterio
i de
hl teniente Aldunate fué de los sublime
uno
pasajeros abnegación que en ellos campean. Co
del Líala i de primeras víctimas. Ope
una sus mo hijo fué incomparable, i como hermano i ca
rado el 25 de enero, sucumbió a su herida i al marada selló su existencia sacrificándola
alegre
delirio en la noche del siguiente día, en brazos en el campo de batalla.
de su
padre i de su hermano primojénito, a los Roberto Aldunate murió digno de su nombre
veintidós años ¡ días de nobilísima i entusias- i de bandera.
su
digno su
DE LA GLORIA DE CHILE,

DON CARLOS SAMUEL BARRIOS

CAPITÁN DE ZAPADORES

la propia hora que el capitán Olivos, para morir


I.
ambos en la lozana flor de años juveniles.

XTRAÑAS analojías i raras si


11.
militudes en el dolor suele ofrecer

la vida, la juventud i el destino de Carlos Samuel Barrios fué, según dijimos,


los hombres que recordando la oriundo de la capital de Coquimbo i de un com
edad de hierro nacen asidos al acero i mueren batiente de su sitio de 1851 (don Candelario ba
en la batalla o en el lecho sin soltar su férrea rrios), quién al mando de una trinchera de la

empuñadura. Así, para hacer justicia a los que plaza asediada, demostró señalada bravura; i, co

¡/a marcharon hacia la inmortalidad i para ofre mo el capitán Francisco Olivos, vino al mundo
cer aliento a los que caminan por el rumbo de en 1856. Por su madre la señora Clarisa Espi
las sublimes i postreras abnegaciones, escribía nosa, procedía de antiquísima i opulenta familia
mos
ayer la corta pero brillante vida de un
joven coquimbana.
soldado del ejército, el capitán Francisco Olivos, Don Juan Jerónimo Espinosa, a
quien el au

del 2.° de línea, muerto gloriosamente en Tacna, tor de estos recuerdos conoció en 1851, había
i que llevaba por señas i etapas de su nobilísima "romaneado" la plata (esta es la expresión del

existencia las siguientes: —


/'atrio, la Serena. —

norte) de Arqueros en su juventud, i su bisabue


Edad, 24 años.

Condición, capitán del ejército lo había probablemente „romaneado" el oro de
de línea. —

Profesión, lidiar por la causa de su Andacollo, por lo cual, i a virtud de la eterna lei
patria. de los desequilibrios humanos, su nieta no tiene
I así cabe hoi las enluta- hoi
su turne n
pajinas un
pan ni una moneda que echar en la va

das de las memorias q fueron, riable balanza de la vida...,


a otro joven
capitán del ejército de lír i, entusiasta hasta el
fanatismo por j bandera, valiente hasta la he- m.
roicidad, seguí < auténtico de sus

jefes, hijo de la Serena, esto es, hijo de la íncli Menoscabada la fortuna antigua i muerto

taciudad de los valientes desinteresados, en el el padre en edad temprana i sin valimientos,


mismo año, tal vez en el mismo acaso en ! porque careciera aquél, de la suficiente firmeza
en sus
principios políticos, condujo la madre
VI.
viuda al tierno niño a
Santiago cuando tenía

diez i seis años, i reconociendo en él los bríos Fué su denodada conducta


en estos
últÍmos
heredados del capitán de trinchera de 1851, lo hechos de armas lo
que arrancó a su
propio jefe,
gró con ruegos incorporarlo en la Academia el distinguido comandante del rejimiento de 2a-
Militar, en calidad de cadete efectivo, el 27 de padores don Arístides Martínez, el tributo de
marzo de 1873. elojio que copiamos en seguida como un digno
IV. homenaje a su memoria:
"El coronel que suscribe certifica:
que el ca
Disuelto aquel [meo afortunado oslabl pitán del rejimiento de Zapadores, don
Carlos
to, según se recordará por muchos, tres añoi Samuel Barrios, muerto últimamente de fiebre
más tarde, a causa de las culpables atolondra amarilla de los
o en uno
departamentos del norte
das turbulencias que en octubre de 1876 ocurrie del Perú, fué oficial
un
distinguido por su con

ron en sus claustros, vióse el joven cadete for ducta i moralidad, i que en las batallas de Cho
zado a
interrumpir su carrera por ajena culpa, : rrillos i Miraflores se hizo notar su denoda
por
volvió, mal de su
grado, a los blandos ocios dei do comportamiento. —

Copiapó, setiembre i.'de


1882.— (Firmado):— A. Martíxez.,,
Su mérito i su adhesión no habían pasado, sii

embargo, del todo desapercibidos, i como al es


VIL
tallar el motín nocturno de la Academia tuvics

ya mui adelantada su carrera, concedióle el go Entretanto, el valeroso oficial coquimbano,


bierno, a mediados de 1877, un
puesto de sub- promovido a teniente después de las batallas de
el batallón Buin. La de Tacna i Arica, había sido ascendido capitán, i
a
interrupción a

militar había durado sólo pocos ni pasado con este grado efectivo al rejimiento de
Zapadores el 14 de noviembre de 1S80, es decir,
en la de la retardada marcha Lima.
víspera a

Después de la captura de esta ciudad, que


Era aquella fecha, a la sordina, casi la víspera habría puesto de sobra término a la campaña si
de la guerra, i desde su
primera hora marchó el la voz de los hombres de guerra hubiera sido
bizarro mozo a los campos de batalla oída o
siquiera consultada, correspondió al anti
I hubiérase dicho que éstos habían dádole guo i probado rejimiento de Zapadores la tarea

cita, porque encontróse en todas las acciones de de ir a


ocupar los mortíferos climas del departa
guerra de la primera i segunda campaña: en Pi mentó de la Libertad, asiento de todas las fie
sagua, que fué un
atropellado pero valentísimo bres ponzoñosas de los trópicos, que allí destilad
tifie
ensayo; en el combate de San Francisco i en el la muerte así en los labios que la juventud
Campo de la Alianza, dos batallas
campales; en de rosas como en los pechos mejor templados
el asalto de Arica, resistir
en
que su
rejimiento perdió por la fibra o
por el fuego, para mejor
con ira la rifa de la preferencia en la acometida, las luchas físicas de la existencia,
i después en Chorrillos i Miraflores, que fueron
no sólo dos batallas sino dos batallas
VIII.
campales
decisivas. Como es sabido, el rejimiento de Zapadores

i
DE LA GLORIA DE CHILE.

fué casi por completo aniquilado


Trujillo, en en sólo el anjel lloroso de su lecho de muerte i de

Chiclayo, en Eten, todas


guarniciones,
en sus su tumba cavada cerca del altar de los amores i
no
por el plomo enemigo sino por la imprevisión en el sucio osario de una tenaz
pestilencia por
superior que aplasta i derriba, pereciendo su adverso i bastardo destino,

pundonoroso jefe, el teniente coronel don José I, caso triste, pero que acaricia i refresca el
Umitel Urrutia, en Chiclayo i el comandante je alma el de la brisa la
apenada como suspiro en

neral de la división, el malogrado coronel Urízar, noche candente de los trópicos: fué ella misma
en Trujillo. Uno de
aquellos sufridos i silencio quien contó a la madre de su
prometido, ya ma

sos mártires del deber que, fuer de buen zapa i luto


a
logrado, su
abnegación su en tiernísima
dor, había sido carpintero de oficio, alcanzó a carta de mujer que ama i llora, i que así dice
clavar en la última ciudad 106 toscos ataúdes dentro de la orla de duelo que la encierra i tene

para sus
compañeros inmolados antes que él. mos
orijinal a la vista:
El número 107 fué el suyo
propio. M...EI miércoles 23 de febrero (de i882)cayó
I todo este acopio de horror, contado por enfermo, con síntomas bastante graves, mi más
centenares de víctimas, era el precio de estimado de usted, el señor Carlos
unos
amigo e
hijo
cuantos sacos de azúcar moscabada, llamada S. Barrios; inmediatamente le los
se
prodigaron
"Rosa Emilia,,, i de unas
pocas marquetas de mas exquisitos cuidados: cuatro noches pasé en

chancaca que iban a


engrosar con sus cuotas de vela a fin de que no le faltara nada. Mas, hai ca

derechos fiscales la renta aduanera de la ocupa sos en


que la ciencia i los cuidados son insuficien
ción, este
negocio a la gruesa ventura en tes. En la mañana del 26 los médicos
que domingo
Chile ha perdido millones de pesos i millares de lo creían aliviado, pero yo le encontraba
algo que
me
intranquilizaba: deliraba mucho; se hízo junta
de médicos i resultó de ésta que le restaban mui
IX.
cortas horas; se le administraron los últimos sa

Resistió cual pocos al maleficio mortal de la cramentos i las del día


a nueve
espiró en mis
epidemia el joven capitán de Zapadores, gracias brazos... ¡Irreparable pérdida, señora! pues Ba
a su
juventud, a la
templanza de sus hábitos, a rrios era un
joven sin igual, querido de todos i
su moralidad a toda prueba, i ¿por decir
qué no envidiado de muchos. Con un corazón siempre
lo? al influjo de calorosa i escondida llama
que dispuesto a hacer el bien, un jenio pacífico e inal
alentó en su
pecho la esperanza, diosa de dulces terable, un trato tan delicado i elegante que, a

engaños que de continuo prolonga las horas de pesar de lo mucho que sufren las
aquí familias,
la vida... Una
joven peruana, hija de
Trujillo, que ni siquiera contestan el saludo de un chileno,
pero establecida en el de
seno
respetable i aco mi papá i mamá lo admitieron con gusto en el
modada familia de
Chiclayo, había aceptado, en número de sus
mejores amigos. Sólo usted po
efecto, sus
querellas de soldado i caballero, drá sentir tanto como
yo la
con de Carlos.
pérdida
sintiendo en ser su obstante el abis El
esposa, no
próximo mes había determinado pasarlo con
mo de odios que
separaba las naciones i los ho usted, i si se lo permitía usted me haría su espo
gares. sa. . .
pero ¡oh decretos de! Ser Supremo tan
que
to cuesta
resignarse a ellos! ¡Si la tuviese a usted
a mí lado para que nos consoláramos mutuamen
Pero la desposada del capitán chileno s te! ¡Aü qué feliz fuera si pudiera verla una vez
274 EL ¿

siquiera! ¡Cuánto me consolaría si visitáramos Tal fué la suerte, no


merecida, de quienhabía
juntas su sepulcro!" (i) peleado en siete combates sucesivos
con honor
distinguido i llevaba
pecho siete veces re.
en su

(i ') N'u iltircclio puní revelar el itinnlinj


ñus crcomi-is cim
petidos los colores amados de la patria. pero ■

de la niña desposada tic! c:t|>;l.iii oliili-m,, i|im on lautu

verdad dcsaióe su bou, la pena: pero su Iclra, su ,jrt(i«míi'ii. quiera más feliz que otros de los que con él su
los tlclicntltis ronec|i'.o-i que catín llncit vlcrlc I su invita cumbieron en inglorioso lecho
en
para rendir callado
ción contante- a ln nuiílrc ik'l ,¡tic lililí,',, su lo su amarlo, para tributo a ímprobo i estéril <k->r.
iuilr.1
p,.d„ ,.; cap¡,án
:]ite se álese a vivir, acompiii.ul;, tic su
liij.i, a su huí;.,
tlaii tcMliiiiiiuio tic cultura de
Barrios, en su acelerada agonía, semir .1
aliento
una cs|ilritn que no es raro en

lamujer peruana. Su apellido era el mismo de la madre del de un ser amado i creer asi que las r,l:,s
de su
militan (lliios. i-uia ¡>iuar;iii,i ha prceiidiilo .1 l.i |,i ■■■:;:' .
alma iban a encontrar ambiente i espacio en
_'j;l es la única iiiilirailón que nos a'.icvciii'is a dar tic l.i pa quf
latir, al romper la agria túnica de carne
sión, de la virtud i de la desgracia de la infortunada joven que apr¡.
siona en la vida el espíritu inmortal.
DE LA GLORIA DE CHILE 275

DON JUAN A, VARGAS PINOCHET

COMANDANTE DEL REJIMIENTO CHILLAN

era cadete del Carampangue en 1827, es decir,


cuando tenía trece años.

I militó en sus filas, hasta que el viejo bata

llón rindió su última hilera i desapareció del esca

lafón del ejército activo en la vorájine de Lon

comilla.

•2p^ cuerpo de este nombre en la me


III.
morable batalla del Campo de la Alianza, librada
el 26 de mayo de 1880, sucumbió pocos meses Con el Carampangue peleó Vargas en Chillan

después de esa
gran victoria, de traidora enfer el 16 de setiembre de 1829 contra el coronel Viel
medad i en
vísperas de alistarse la expedición que asediaba esa plaza, i en esa acción de guerra
final que debía quebrantar a las puertas de su recibió su
primera herida en el labio superior.
orgullosa capital el poderío i el orgullo del ene herida de bala.

migo tradicional de Chile, Con el Carampangue peleó en Lircaí i en

1 fué ese un doloroso contraste, porque el co Guías.

mandante Vargas conocía bien el derrotero de Con el Carampangue peleó en Piura el 30 de

Lima, i cuarenta i dos años hacía había entrado setiembre de 1838, i embarcado en
seguida pe
a ella bajo el arco de ladrillos de la portada de leó en Casma el 12 de enero de 1839, víspera
Guías, 1, a tambor batiente i banderas desplega de Yungai.
das" mandando una mitad del invicto Caram- En mar i en tierra el capitán Vargas era siem

pangue. pre "Carampangue.,,


Por esto sería lícito sustituir a su nombre fran
II.
cés o catalán de Pinochet, su nombre araucano

Hemos nombrado el batallón en


que el co i lejítimo de Carampangue, — „
Vargas Caram-
mandante Vargas hizo su carrera militar, o más pOllgUCK.
bien, hemos nombrado al mismo Vargas que se Llamaban Vargas
a los pone nombres arriba
identificó casi desde el venir a la vida con esa nos el Checa- Vargas. Pero, sus
compañeros tle
famosa jente araucana. armas no
¿preferirán honrarle en adelante con

Nacido en Chillan el viejo en 1814, Vargas el nombre que hoi le damos?


276 EL LBUM

IV. VI.

Hallóse Vargas en la batalla de Cerro Gran El comandante Vargas debió ser heclio coro
de como
segundo jefe del y." de línea el 29 de nel después de Tacna. Pero otros se
pusieron
abril de 1S59; i allí, como en Tacna, recibió dos antes que él en la puerta i en la pecha de pa]n.
balas, una en el brazo derecho i otra en el costa cío, quedando así relegado para más tarde..., |
do izquierdo que le fracturó el reloj haciéndolo sin embargo, aquel bravo viejo tenía
el3idf
chafalonía. julio del año a
cuya postre falleciera, conformea
En Tacna el plomo le tocó tres veces, de servicios,
pero su
postrera hoja ¡6 años, n mesn
en un sentido inverso, porque una bala bolivia i so días... Era justo que esperase.... ¡I cuántos
na le hirió levemente el brazo izquierdo i otra otros que fueron a la guerra como jefes aguar
bala le atravesó la espalda por un movimiento dan todavía su hora, viendo pasar por la acera

singular de circunvalación que quemándole la los que fueron subalternos i


a
llegaron de prhi
cutis le desaprctinó la casaca como con los dien a la altura de sus hombros i de sus charreteras,
tes de una sierra. Holley i Wood entre otros!
I ocasión el bravo Una
en esa tuvo
"Carampanguei pulmonía fulminante, más certera que las
una exclamación digna de gruesa boca de balas, acortó el de la antesala
su entre tanto plazo
soldado, sombreada por áspero monte de quilas i el comandante Vargas, que iba a marchar al
erizadas en
bigotes. frente de la
su
rejimiento en primera brigada de
Hallábase al lado del segundo jefe del Chi la división, falleció
segunda en su cama tic culi-

llan, el valiente Daniel García Videla, más tarde tel Tacna de noviembre de 1880,
en a
principios
desalratlo después de la victoria, i cuando se vio
herido de aquella extraña manera, mirándose el VIL
rasgón por encima del hombro en cuanto alcan
zaba su tosco torso de león envejecido, dijo a su Pero nó, el comandante había de
Vargas no

compañero de armas entre airado i risueño:


saparecido sino como sombra, porque tras sus

-Hijos tle tal; ;// apuntar saben estos tales... nobles pasos,
u
como los renuevos de añoso roble,
han brotado en las selvas del Bío-Bío los solda
V. dos que recqjieron del muro de Talca h uano ¡

del paso del río de Arauco la bandera que cobijó


Esas palabras pintan al hombre i al soldado su heroica niñez de soldado,
de talla entera. del
l así, cuando los restos del viejo capitán
Para Vargas-Carampangue las únicas balas serán
viejo Carampangue vuelvan a sus lares,
que eran balas, las únicas punterías que eran del Caram
probablemente los soldados nuevo

punterías, eran
aquellas que bandeaban el cuer hombros la urna
pangue los que llevarán en sus

po mitad por mitad.... del bravo para el sitio en que


dejarlo en paz en

Pero las balas de plomo o de acero daban bote naciera para eterna i briosa guerra.
en
aquella dura epidermis del guerrero antiguo,
i por eso todos los proyectiles tocaban su busto VIII.
de soslayo... El teniente coronel don Juan Antonio \argas
F
DE LA GLORIA DE CHILE V7

se ha ido al mundo de la fama con nueve bata tafio, les rogaríamos únicamente que en
lugar
llas en su
hoja de servicios i nueve balazos en el de poner su nombre de familia i la larga lista
tronco de su
cuerpo, de sus heroicos servicios, señaladas hazañas i
[ si sus
compatriotas de allende el Nuble eri- crueles postergaciones, esculpiesen en la lápida
jeran alguna vez a su memoria tosco túmulo de de! bravo esta leyenda de
gloria i de justicia:
piedra ¡ nos honraran con el dictado de su
epi "AQUÍ YACE EL VIEJO CAUAMI'ANCUldii
h

EL CORONEL

DON FRANCISCO MUÑOZ BEZAN1LLA


(Comandante del Rejimiento de Granaderos a Caballo)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON FRANCISCO MUÑOZ BEZANILLA


CORONEL DEL REJIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO

jefe de Granaderos, había nacido, como Rodolfo

Villagrán, segundo o tercer jefe de aquel bizarro


rejimiento, a la puerta de un cuartel, en su casa
tradicional que en la calle del Puente daba vista
al Picadero, o cuartel de la escolta
presidencial
formada por el rejimíento de Granaderos en 1841;
i así como Villagrán fué formado para la carrera
del honor en la Academia Militar, i salió de ella

para servir en el 2." de línea, así Muñoz Bezani-

Ila le había precedido por diez años (lo que le lle


vaba de vida) en ese establecimiento i en ese

cuerpo. Más todavía: el coronel Urízar Garfias,


jefe de ambos i muerto con ellos i por ellos, había
comenzado su carrera en ese batallón mártir que
se ha extinguido en su
propia jenerosa sangre, i
fué uno de sus
capitanes cuando lo era el inolvi
Encuéntrase a la verdad casos harto singula dable comandante don Eleuterio Ramírez, hom
res en la varia vida de los soldados, que es una bre de su
temple,
eterna aventura. El coronel Muñoz Bezanilla,
11.

(i) El bisabuelo materno del coronel Muño! Bezanilla, el Desde niño echóse de ver
que el coronel
buen caballero don Manuel de la Puente, natural de Valma-
Muñoz Bezanilla seguiría el ejercicio de las armas
seda, en Vizcaya, pasó a Chile en
1754, i fué correjidor de
'Jinllrit.i 1 S¡;n Felipe, don de, deipués de- haber e-dilieadu porque prefería ir a escuchar la tocata de los
dos iglesias, ayudó a echar a losjesuítas en 1767. Poco más clarines de la guardia de palacio, allí contiguo, al
larde, el que sería virrei del Perú, don Ambrosio O'Higgins,
edificó i sosiego de su
tranquila casa sombreada de na
como
mayordomo bajo su dirección, las ensueñas

de la cordillera que toda.™ se conservan. i huía la labor de la escuela que


ranjos, a enton
El coronel Muñoz Bezanilla había vuelto a encontrar en
ces presidía el buen educacionista don Anselmo
Lima sus
antiguos deudos i había sido cordialmente recibido
¡jer ell Muchos de
Harbín en la calle de las Ramadas, por darse
.--. estos le rodearon, junto con su esposa,
lecho de muerte.
para visitar
en su trazas en sus
pesebres los briosos
¡So EL /-. :BUM

brutos de la escolta. Era desde esa edad i fuélo de uno de los más meritorios
jefes del ejército
siempre independiente, franco, bullicioso i pelea i quien cerrara los párpados del esposo
amado
dor de igual a igual, o de abajo para arriba i con el último ósculo de la
abnegación i del cari.
contra muchos, lo que es raro, pero es simiente ño. La hoi llorosa viuda había partido
enjui¡0
de altos hechos en los hombres. de 1881 llena de resolución i había
acompañado
Fallecido su
padre sin fortuna en 1852, su a su marido hasta las nevadas
sierras, de donde
madre obtuvo una beca para él en la Academia trajo el ultimo el jermen de la muerta
militar, I llevado por la mano del jeneral Aldu
nate, que devolvió al ejército el pundonor i el IV.
heroísmo de los antiguos Cruzados, entró en sus

filas como subteniente de infantería en el 7." de Por supuesto, el coronel Muñoz hizo todas
las
línea, i por disolución de éste en el 2." de línea campañas del Perú, con sus Granaderos, a contar
en
1859, año de revueltas. desde octubre de 1879. Marchó con
Lynch dos
veces, de Arica a Paita i de Lurín 3 Lima
111. Acompañó a
Amunátegui a lea, i cargó en Tac
na, i cargó en San Juan. En medio de la última
Atraído como
Villagrán por los recuerdos in batalla recibió el mando de su cuerpo de manos

fantiles más que por la tensión de su musculatu de su


jefe moribundo, i supo reemplazarlo. Pase
ra i de su talla, que era mediana i bien compar en seguida a Trujillo, i traído a Lima desempeña
tida, entró en febrero de aquel año triste i el puesto de jefe de Estado Mayor del ejército de
memorable, cuando la llama de la discordia pro ocupación desde el 1 ." de agosto al 30 de noviem
vocada destacaba de rojiza hoguera bre del año 3." de la guerra, que le
se a manera en
reemplazó
de Arauco a
Copiapó, en calidad de alférez del el coronel don Francisco Gana. El
José coman

rejimiento de Granaderos a caballo. Pero quiso dante del de Granaderos había sido
rejimiento
su buena estrella que su sable 110 se estrenase en coronel el 31
promovido a
graduado demayode
la sangre de los propios suyos. 1881.
Al contrario, ocupado exclusivamente en las
V.
fronteras, fué uno de los tranquilos fundadores

de Mulchén bajo Saavedra, I uno de los más Designado después para mandar la caballería
antiguos repobladores de Angol con Lagos i al contra -al mirante Lynch ala
con
que acompañó
Baquedano. Como de Granaderos formó
capitán quebrada de Canta en la época más inclemente
parte de la división volante con
que en 1869 pa del año, i por lo mismo la peor elejida, las
lluvias
cificó el último jefe la rejión comprendida ro
entre
constantes, las penurias i la puna postraron su
el Bío-Bío i el Malleco, guardando todos los pasos busta naturaleza al punto de obligarlo a regresar
del último río contra el bárbaro. cu una camilla a Lima. Su dolencia resultó fatal
En realidad, el coronel Muñoz Bezanilla hizo como el clima, i no obstante los cuidados de una

toda su carrera militar en las fronteras hasta el los que así sucumben lejos
esposa, raro
regalo de
grado de teniente coronel efectivo 1879. Pero de le arrebató patria 1
en sus lares, la muerte a su

formó también allí su carrera íntima rodeada de al la del 22 de febrero


ejército en
madrugada
felicidades, porque en
1875 enlazó su vida a la de 18S2. El último rodeó su tumba, i sus fune

de la distinguida señorita Celinda Briseño, rales tuvieron la solemnidad de dolor público


hija un
r DE LA GLORIA DE CHILE

No había sido bendecido el coronel Muñoz


VI.
Bezanilla en su existencia por los dones de la

Distinguían al coronel Muñoz Bezanilla las familia; pero había adoptado como a hijos n

de deudos que necesitaban de


mejores partidas del hombre de guerra: la fran aquellos sus su

queza en el trato soldadesco, la alegría en los amparo, i éstos como su


digna viuda quedaron
campamentos, la lealtad a la bandera, su entu en tristísima orfandad,

siasmo por la patria i su carrera. Xo gastaba El país, a su


tiempo, habrá de tenderles mano

camaradas ni ponía jesto jenerosa, i entretanto nosotros deponemos la


ambajes con sus
agrio en

a sus subalternos. Menos todavía encorvaba la ausencia esta humilde corona de recuerdos, que

cerviz ante los fuertes. acaso nadie entre tejerá de espinas, porque s¡ la
Era por ésto, i por su valor probado en todas flaqueza humana ha podido acusarnos de ensal

partes, umversalmente querido i por lo mismo ha zar alguna vez a los que en tierra extraña sufren

sido umversalmente llorado. El coronel Muñoz i se baten por patria


su sin morir por ella, nos

Bezanilla no tenía más enemigos que aquellos [-.. i-donarán probablemente todos que recordemos

que habían flaqueado en el conflicto i que él los una


pajina de la existencia de los que ya no vol

viera en el acecho o tras el muro, siendo los últi verán de extranjera tierra, sino para confundir

mos, por fortuna, tan pocos en el ejercito de Chi sus huesos con los huesos de sus mayores en el
le que su lista entera cabria en un solo renglón silencioso osario de la patria que no tiene émulos

de la historia de la guerra. sino lágrimas, cenizas i perdones.


DE CHILE
EL ÁLBUM DE LA GLORIA

DON FEDERICO WEBER

TENIENTE DE ZAPADORES

toriador por venir, el arte de agrupar en un solo

cuadro las figuras de muchos alentados mozos

de haber
que han muerto por su patria después
recibido de ésta la luz de la educación, no
ya en

la Academia Militar de Santiago ni en la Escue

la Naval de Valparaíso, porque éstas son


prepa
raciones técnicas para la guerra, sino en la Es

aeración que la que han formado entre sí los cuela de Artes i Oficios i en la Escuela Normal

obreros de la intelijenda i aun sus


aprendices. de Preceptores, que son, por lo opuesto, semina
Por esto en otras ocasiones hemos consagrado rios de paz i labor tranquila.
una afectuosa pajina a los "once niñosn que deja Y de entre estos últimos podríamos señalar

ron en los primeros días de la campaña los talle nosotros hoi mismo i al correr de la memoria,
res del 11 Patrocinio de San José" para ir a
pelear no
pocos nombres destinados a la simpatía de
i a morir en
Pisagua i en San Francisco, delante sus conciudadanos, bastándonos para el caso ci
de Tacna i delante de Lima, tar el de estos tres beneméritos capitanes que han

Por esto contamos


juntos la vida, las proezas derramado su
sangre por la patria después de
i el sacrificio de "los dos cadetes de Tacna.., haber sido humildes maestros de escuela: el ca

niños al banco de la escuela para del 2." de línea don


escapados caer
pitán José de la C. Reyes
en la arena de la batalla. gloriosamente en Chorrillos; el
Campos, muerto

Por esto consagrábamos todavía ayer la digna capitán del Santiago don José Domingo Terán,
memoria de los subtenientes Prenafeta i Sante- herido gravemente en Tacna i muerto tres años

lices, dos alumnos de liceo, que cerraron en el después, a consecuencia de sus heridas, en Tal
mismo día sus libros para reposar en ellos su ca
ca, i el capitán del Concepción don Wenceslao
beza por el derribado al
ensangrentada plomo enemigo junto Villar Eyzaguirre, pie de las trin
las paredes del Rimac. cheras de Miraflores, donde
a
desplegara ínclito
valor para morir después inválido como Terán.
ii.

En mismo orden sería del


m.
ese
digno examen

i de la meditación del crítico la presente


presente i del his Mas en oportunidad pretendemos
iSj EL A

señalar i'uiic. miente uno de esos


tipos tan esca francés de su
propio nombre i de
extraccio,
sos entre nosotros como son comunes en las alsaciana, como aparece de la estructura de

guerras europeas, notables por el lucimiento apellido alemán, i de madre chilena, la


señor
intelectual de capitanes i aun de sus
simples Ana María Ntífiez, natural de
sus
Constitución.
soldados, bajo cuya burda túnica se oculta mu
Dejado huérfano de aquel enlace, encontró el
chas veces un literato insigne como Ponson du desvalido niño el albergue de centro cariñoso
Terrail, simple franco-tirador en los bosques que le sirvió de amparo hasta la edad nubil
de Orleans, o un artista ¡lustre como
Regnaut, Llamóse su
protector don Matías Ntiñez,
simple soldado, que murió como soldado en el

sitio de París, al pie del monte Valeriano, vi.


Verdad es
que no han faltado a nuestras cam

pañas de mar i tierra hombres de letra brillantes Dióle el último buena educación de primeras
i animosos, entre los que descollarán en la his letras i tan adelantada en estudios serios
que
toria Ensebio Lillo e Isidoro Errázuriz, conse salió del colejio para hacerse diarista

jeros i participes voluntarios de la campaña, i en Weber había nacido en


iSs7¡yaen 187S
escala más humilde mozos tan intelijentes como redactaba un
periódico político en su pueblo
francisco Guerra Besa, E. T. Caviedes, el no natal que llevó el nombre de El Atalaya.
toriocorresponsal de El. Miau vino, Eduardo No comenzó la verdad el
a oscuro
aprendiz
hfempcl i por último Daniel Riquelme, que de de literato en el Maule como Thiers, ni como

masiado temprano trocó su festiva i prometedora Mignet en el Sena, n¡ como Dickens a orillas

pluma por el lápiz prosaico de una oficina de nú del Támesis su carrera, tronchada al comenzar,

meros i de fardos. sn la condición de humilde ureporteru, sino un

tanto más arriba porque la empezó de n cronista»:


IV.
—buen punto de partida para muchas vivaces
Pero entre los obreros de la prensa propia intelijendas, si en Chile hambre i escribir nc

mente tales, convertidos en soldados voluntarios, fueran cosas parecidas, o más bien, una sola
es decir, en soldados rasos, sin otro enganche
que el de su
jenerosa voluntad i que enjugaron el
VII.
sudor del rostro i restregaron de sus dedos la
tinta de la prensa diaria para
empuñar un fusil, Pero el cronista de El Atalaya anduvo de
conocemos uno sólo que en esa condición se

haya alistado, se
haya batido i haya muerto. Un año después de su estreno redactaba en
Ese hermoso aunque hasta hoi escondido jefe i alternativamente La Alianza de Constitu

tipo del patriotismo intelijente es el infortunado ción Í La Ckónica de San Javier de Loncomilla.
mozo, mestizo de raza
pero chileno de cuna i de Federico Weber escribía además artículos de
alma, cuyo nombre, por desconocido, habrán colaboración literaria i descriptiva bajo el seu

leído muchos con


sorpresa al frente de dónimo nombre de guerra que
esta pa áejuan Guaría,
jina. recuerda el de uno de los filibusteros más br.ivo=
de
del Pacífico, compañero de Eduardo Davis i
V.
Bartolomé Sharp en sus correrías del siglo
Federico Weber era, en efecto, hijo de un XVII.

_
DE LA GLOR A DE CHILE 2S5

Mas no contento con esto, el novel literato plir mi deseo de combatir por la patria en peligro.
de ultra-Maule Mañana salgo en unión de los tres amigos José
suspiraba con justicia por encon

trar campo más abierto a sus afanes i a sus sue Chamorro, Julio Bergeret i Jerónimo Rojas, en
ños. I con este motivo había venido a
Santiago calidad de voluntarios, es decir, de soldados
cuando estalló la guerra, rasos".

x.
VIII.
Incorporado Weber en la reclutaque en aque
Anduvo el tímido provinciano de imprenta llas horas de patriótica iniciativa afluía de todas
en imprenta, por las calles de la alternativamente partes a Valparaíso, puerta de la República, tu

polvorosa o embarrada ciudad del Mapocho (que vo el voluntario de Constitución la fortuna de


es su lavandera) ofreciendo sus servicios i su tin ser ascendido a
Rejimiento Lau
subteniente del

ta; pero todos los huecos estaban ocupados, i de taro que a


organizaba en esa ciudad
la sazón se

las letras de molde no es empresa llana hacer por un repatriados. Al salir


grupo de ardientes
oro en esta tierra de migajón, porque señalada del puerto, la barra de la vida i la fortuna parecía
ventura es trocarla por pan pobre lienzo...
o
por abrir paso fácil al débil i combatido esquife... El

iSalgo hoi para


Valparaíso, escribía Weber a —

naufrajio estaba más allá de las rompientes. Es »

un
amigo desde la capital el 26 de marzo de te madero, —
escribía inspirado a uno de sus ami

1879, —
en el tren nocturno
(tren de los tristes i gos,

lleva mi fortuna o mi muerte."

de los menesterosos), i allí tomaré mañana el

vapor para Constitución. Aquí no he consegui XI.


do nada. 11

Esa expresión era de suyo dolorosa, pero no Sintió el afortunado recluta placer indecible al

era exacta, porque estando al decir del gran ceñirse la espada de oficial i al mandar hombres

poeta inglés ¿cuál cosa en la vida no es en rea


que antes de ser soldados ya habían sabido ven

lidad nada} 1 por lo mismo el desengaño ¿no es cer i no sabían perdonar. "Este batallón, —
de

algo que enseña, fortalece i educa? cía él mismo proféticamente refiriendo su entrada

el Lautaro, compuesto de los repatriados



en es

IX. del Perú i está destinado a desempeñar un papel


mui importante en la campaña del norte. Toda
El desengaño, la nada literaria que de Santia su
jente es habituada a aquellos climas i conoce
go llevó por el mar i en tren nocturno el escritor a palmos el terreno del teatro de la guerra. Por
del Maule embarcadero, fué la impávida
a su re otra parte, les guía al combate un firme propó
solución de hacerse soldado, i así inme
púsolo sito de venganza, justificado por el bárbaro des
diatamente por obra enrolándose en la primera pojo i con el tratamiento de que han sido víc-
partida de treinta robustos huanayes que el cau

daloso río envió de músculo i


como
contlnjente XII.
de sangre a la carne de cañón de la la campaña,
"Al fin voi cumplir, exclamaba el joven ex De ahí poco, elevado el cuerpo
a —
a a
rejimiento,
diarista en carta del 24 de abril, escrita Cons éste la tierra
en
pasó a
disciplinarse a
Quillota, (así
titución i la víspera de
en
partir,— al fin voi a cum- decía de ella el subteniente Weber, en el mes de
EL ÁLBUM

setiembre del 79, mes de juventud i de flores), la te motivo escribía el subteniente


Weber a
tierra de las niñas i de las chirimoyas." I alli amigo:
pasó uuna vida de no hai más que pedir, sabo u
Tocopilla, noviembre 29 de iSjq
reando el placer con la misma vehemente satis

facción del que bebe en abundancia para preca "Señor Toribio de la Vega,
San Javier.
verse de próxima sed."
No era
empero la sed de los desiertos aquella
"Querido amigo:
de que el neófito hablaba. En Quülota, que fué

vega i hoi es
jardín, no hai sed de agua. Aque iYa nos vamos. El Angamos viene a llevar
lla sed era talvez la de felices amores
que se nos a toda Ocho mil aliados
prisa. sorprendie
apagan n
pronto en un cuajo de sangre... ron a dos mil de los nuestros: el 2." de línea i
fe
Artillería de Marina; el que no murió cayó pri

XIII. sionero. Nosotros vamos a


ocupar el puesto de
esas infortunadas tropas, quien sabe si con el mis
El Lautaro se
dirijió en octubre a la Serena, mo éxito. Tengo mucho que hacer. Me despide
i de allí en
viaje directo a
Tocopilla, en cuyo de todos por medio de tí. Adiós, i que seas mui

punto relevó en los últimos días de aquel mes feliz; yo... seré lo que la suerte quiera; pero te

al batallón Artillería de Marina i al Rejimiento juro, amigo mío, que si estuvieras a mi lado, me

Santiago que partieron vía de Pisagua, San verlas como


digno hijo de mi patria.

Francisco ¡ Tarapacá. n Hemos vistos marchar ujAdios!


el sub Federico."
estas
tropas,— exclamaba a este
propósito
teniente Weber, en un
desahogo intimo i por
xv.
tanto sin simulación de falso entusiasmo, ■—
con

profunda pena, casi teniendo envidia por la par En consecuencia de todo esto, cupo al Lauta

te de gloria que van a


participar en el campo ro el peligroso honor de inaugurar la segunda
del honor. Sin embargo, tenemos la grata espe campaña de la guerra en el famoso paseo de año
ranza de que en dos o tres días más vendrán nuevo a
Moquegua, ejecutado el 1.° de enere

también por nosotros. Nuestra impaciencia es de 1880, calaverada de Pascua de Navidad, aco

grande; rinden los perua metida por i valientes mozos. Federico


ya nos
parece que se
alegres
i privan de tomar una si Weber iba ellos, i cuando tres meses más
nos nos pequeña parte entre

quiera en su
castigo. » tarde regresó con todo el ejército a esos sitios,

confesaba él mismo que se había admirado del

XIV. temerario atrevimiento de la primera improvi


sada exploración.
I aquellos fervientes votos del patriotismo fue \
ron escuchados, porque con motivo déla alarma XVI.
•\
profunda que en todos nuestros
capamentos pro
dujo el contraste de Tarapacá, el Lautaro fué El subteniente Weber seguía siendo visitado
llamado dos días más tarde precipitadamente a Dotado de una fácil
por la hada de la fortuna.
de
tomar parte activa en la campaña. i elegante facultad de redacción, así como

Hé aquí la esquela de adíos que bellísima letra i carácter serio 1


con es
poseyendo un
f
DE LA GLORIA DE CHILE 2S7

concentrado, laborioso i paciente (herencia ale Después de un año, marchó a nuevas batallas,
mana), el coronel Muñoz, jefe i organizador ascendido ahora a teniente de línea e incorpo
del Lautaro, le cobró particular afecto, según rado en el brillante rejimiento de Zapadores,

él mismo nos lo ha referido; i cuando aquel ve segunda compañía de la cuarta brigada. Tuvo
terano jefe pasó a mandar, después de la muer lugar este último ascenso en la víspera de las
te del inolvidable Ramírez, el 2.° de línea, lle grandes jornadas, esto es, el 17 de diciembre de
vólo Rejimiento, agregándolo a 1880.
consigo a este

la compañía guerrillera del segundo batallón Sábese cómo pelearon Chorrillos los vale en

(febrero 5 de 1880) rosos Zapadores, adiestrados por Santa Cruz en


la batalla i en la victoria desde Pisagua i desde
XVII. Faena. Aunque destinados, como el Valparaíso
i el 3." de línea, al puesto de honor de las bata
Nombrado poco más tarde el coronel Muñoz llas modernas, es decir, a la reserva, los Zapado
jefe de la segunda división, lo designó para ayu res entraron
temprano al fuego al mando de su

dante de campo de su Estado Mayor. inmediato jefe el bizarro coronel Arístides Mar

En esta
capacidad, distinguida para quien un tínez; i allí, como en Tacna i en
Pisagua, jorna
año hacía había sentado plaza de soldado, hizo da de glorioso extreno para ellos, dejaron afian
el subteniente Weber la campaña de Tacna, zado su renombre con los claros de sus filas.

batiéndose en los Anjeles i en el Alto de la Entre ocho oficiales caídos, el teniente Weber

Alianza. fué, empero, el único inmolado, en aras de siem


[ de la brillante conducta del joven ayudante pre adverso destino, al fin de la batalla i cuando

decía lo que sigue uno de sus biógrafos: ésta terminaba junto a las sangrientas I calcina

El glorioso jeneral en jefe recomienda das paredes de Chorrillos.


(en

los Anjeles) a toda la tropa que tomó parte en


esa acción i en particular a un
puñado de leones XIX.
que se imponen aun el coraje i la bravura. Dice
de Weber; —
"Me hago grato deber de mani Era el voluntario Weber al las umbro
un
dejar
festar a V. S. que el ayudante de Estado Mayor, sas orillas de su nativo río, un mozo rubicundo,
subteniente don Federico Weber, ha estado plácido, de aspecto casi infantil, en
cuyo rostro

siempre a la altura de su
puesto i sostenido con la tez blanca i los cabellos rubios i abundantes
brillo el buen nombre del ejército chilenon (1). traicionaban a
primera vista su
estirpe jermám-
ca. Destácase así su
simpático i apacible busto

xvm. en una
tarjeta fotográlica sacada en San Javier
en el mes de enero de 1 879, cuando la guerra no

Pero habiéndose alejado de las pasaba de sospecha i cuando


operaciones su
profesión era el
activas el coronel Muñoz, cesó con esto de alum
brar astro de bonanza el camino del voluntario. Pero año había i al
un
pasado, llegar a Moque
gua en marzo de 1880, el subteniente del 2° de
línea volvió entregar los perfiles de
(1) Artículo biográfico sobre el teniente Weber
a su
figura
publicado
en El Furrocakril del 3r de enero de r88i por don Was
de guerrero al opaco reflejo de la máquina. ¡Cuan
hington Allendes S. intenso contraste! ¡I qué hondas mudanzas opera
288
_E_!p A ~.BUM
____
^____

^j
la guerra en el rostro, en los contornos, en la

apostura, en la fiera i alterosa fisonomía de sus


1
tostados secuaces! Sería talvez en virtud de esta
singular trans- . 1
El albo neófito alemán ha desaparecido sin formación, metamorfosis del cuerpo
precursora 1
dejar una sola huella. El cabello cortado al ras de la del que el brillante mancebo cuya me-
alma, '
de la enjuta frente, los blandos rasgos fisonómi- moría ho¡ presentamos al cariñoso
de respeto sus

de la trocados pómulos salientes contemporáneos, logró


cos pubertad en no
encontrar, al caer en

el de la batalla,
i angulosos, la apostura seca i muscular, impávi fragor quien recojiera el último
da i resuelta, apoyada la mano derecha en la aliento del noble escritor que había vivido huér

empuñadura de la espada, i hasta el apacible fano i del soldado que había muerto héroe. -a

mirar desfigurado por el arqueo involuntario de Al contrario, todo lo que se supo de él fué que
las cejas i la profundidad de los ojos dentro de había caído a la cabeza de su
brigada en el final i
su cuenca, todo le había hecho un completo des ataque que la reserva diera contra los muros del
conocido. Al teutón del norte habla sucedido el pueblo incendiado de Chorrillos, abriéndoselos >

beduino del mediodía; al mestizo chileno el cobri Zapadores paso, conforme a su nombre, por entre
zo araucano. El hálito del desierto i la batalla candentes ruinas para ir a
desalojar de la cum

había pasado como ráfaga de fuego por la tez bre del Morro Solar la última i porfiada hueste
una :

i el jesto de aquel oscuro aprendiz de la gloria. enemiga.


EL TEMERTE COROKEL. DON JOSÉ OLANO (2" Jefe del Rejimiento dricé)

DON E. N. VEGA DON PEDRO ANTONIO VIVAR


( Subteniente de Zapadores ) ¡ Capitán del Rejimiento Colchagua )
DE LA GLORIA DE CHILE 289

DON JOSÉ OLANO

SEGUNDO JEFE DEL REJIMIENTO CURICÓ

I.

RA un día del invierno de 1872 i Por esto, i con el propósito de delinear entre

la ciudad de
¥^0* era en
Santiago. viñas, zanjas e incultos potreros, cedidos de re

Hallábanse en esa época en


ple- galo, la última de aquellas obras, habíase con

1
ejecución varias de esas obras vocado en uno de los salones de la Intendencia
de la capital, ciertas i de el día ya citado, grupo de
públicas que en zonas en
Santiago, en un

ciertos círculos de ella se han denominado tradi animosos obreros.


cional i característicamente nlocurasn: —
el upar^ Era una comisión de intelijent.es injenieros,
que CousiñO", el "Santa Lucían, el nCamino de todos voluntarios, todos entusiastas i no remu

Cinturan i otras ulocurasu que hoi han sanado i nerados, que se


proponían ejecutar en una esta

andan dadas de alta. ción rigorosa del año, los cuatro trazados del
I había en ello la peculiaridad de que todas Camino de Cintura, en torno de la vasta i dise
esas
empresas destinadas al pueblo debían ser minada ciudad.
llevadas a cabo sólo por el pueblo, por los hijos Allí estaba Domingo Toro Herrera, José Ma
de la ciudad, sin daño de nadie sino de los que nuel Figue roa, el jefe del cuerpo de injenieros
las hacían—" No la hagas Í no latemasn, dice el civiles don Ricardo Marín, Sinforiano Ossa,
sabio refrán español, Eduardo déla Barra Lastarrla, Federico Valdés
Luis Cousiño pagó, en efecto, íntegramente el Vicuña i muchos otros que en la ausencia de

parque, nuestros libros no nos es fácil recordar hoi, ¡tan


Otros pagaron las avenidas i los cerros, con tos eran ellos!
vertidos para su escaso
peculio en cerrillos... Pero señalábase especialmente en el grupo un

Pero al mismo tiempo aquellos singulares individuo de escasos 30 años, de fisonomía en

locos pedían i encontraban en la juventud jene- deble i enjuta, pero enérjica, cuerpo frájil, un

rosos
cooperadores, que tenían la ciudad, de su tanto abovedado, te/ amarillenta, pero iluminada
yo helada i monótona, trocada en una
especie de por el fuego de una mirada viva, resuelta i casi
ardiente manicomio del trabajo, volcánica.

Ese joven Injeniero, recientemente entrado


37
EL A

en su carrera, era el bravo i ríjldo soldado de la


IV.
República, que ha sido el primero en inmolarse
la salud la del ejército de Chile en Hubiera parecido niño había
a t a
gloria que este
venide
la extrema derecha de su línea, en la última ho id mundo sólo para correr aventuras.

de la memorable el teniente coronel Por vicisitudes de la vida i de los


prueba:

ra
negocio,.
don José Olano. su
padre hubo, en efecto, de trasladarse a
M¿¡¡.
co con su tierna familia hacia el año de
1849, ¿
año del cólera asiático
III. en
aquel hermoso suelo
aquejado de tantas dolencias.

Olano no era español, como se ha creído. Pero En un solo día el cruel flajelo mató a la ma

de i de I virtud de dre del níño Olano i dos de


era
hijo español española. a a sus
hermanos
esas afinidades, no obstante una contextura física mayores. La desolación fué espantosa. Cuatro

tenía aquél concentradas años más tarde atravesábamos aquei


no poco deprimida, en nosotros

su corazón i en su mirada todas las enerjias de país de océano a océano, i todavía reinaba en

los ánimos i en las conversaciones, tanto en el


sistentc i la más tenaz de las ramificaciones hu poblado como en los campos, el terror de su ho
manas de Europa. rrible paso.

Llamábase su
padre don José Manuel Olano.
v.
i era hermano, según creemos, de aquel Olano.

cojo i beato, «el beato OIuno«, que fué el fervo El desgraciado padre viudo llevó entonces su

laico del excelente padre Pa cría huérfana la Alta California, país labor.':;*
roso
lugarteniente a

checo en la creación i rej ¡mentación de los i opulento, pero en el cual el egoísmo hace lo

/ e.'vii -. Recordamos haber encontrado por las que el cólera en otros


parajes: —
siembra en tor

calles de Santiago, hace veinticinco años, una no


suyo el desamparo.
procesión de sonoros salmistas, precedida por el Tenía el huérfano Olano apenas cinco años

beato Olano, que cantaba con voz estentórea cuando su


padre, por un motivo u otro, dejóle
las preces de su culto en los diversos arrabales abandonado con un hermano menor, que era en

de la ciudad, cada domingo por la tarde. El pc- tonces apenas una criatura.
diohismo entró en Chile como la ópera, can-

lando. VI.
La madre del que ha muerto como
segundo
jefe del Curicó, era la señora María Arismendi, En edad tan tierna revelóse, sin embargo,

española también, i probablemente, en razón de por completo el resuelto temple de Olano, el


su
apellido, vizcaína, como su marido.
temple cantábrico, fuerte como sus montañas,
Establecidos éstos en
Santiago, allá por los indomable como Pelayo hijo de ellas.
años de Portales, naciéronles varios hijos, en
Alquilóse, en consecuencia, el desamparada
estrechas circunstancias; i entre éstos el que niño para lavar platos en una taberna de arrabal
hubo de morir cerca de los muros i de las i así, con lo que arrancaba a las sobras del Ugll[1

puertas de Lima, más o menos


por el año de tenía para dar de comer a su hermanlto,
años;
1843. Pusiéronle, como a su
padre, el nombre Esta cruel situación duró cinco oséis
doce de edad
dejóse. pero cuando el primojénito tuvo
DE LA GLORIA DE CHILE 201

i se sintió con fuerzas para empuñar un calabrote no hasta 1859, ¡ época de su existencia
en esa

o subir a las cofas de los barcos anclados en el tiene cabida un segundo i misterioso viaje de
este mozo, que era inquieto hasta parecer tur
Sacramento, resolvió hacer lo que hacen todos
los han nacido
que la luz de Chile, resolvió
bajo bulento, pero que en realidad era independiente
venir a buscarla. hasta ser selvático.

El chileno, como el halcón, siempre vuelve.... Notóse un día que había desaparecido de la

escuela i del ríjido hogar de su tío, i aunque su

VII. ausencia duró varios meses, no se ha tenido ja


más noticia de lo que hiciera en ella.

Alistóse el valiente niño, para aquel caso, de Sábese solamente que cierta mañana un ado

en una barca que venia de San Fran lescente de humilde aspecto i pobremente vesti
grumete
cisco aValparaíso, i obtuvo por la caridad del do se
presentó en el palacio de la Moneda i so

Presidente don Manuel


capitán, que su pequeño hermano partiese con él licitó una audiencia del

su pedazo de tabla, su escasa ración i su sueño, Montt, majistrado que entonces tocaba en el

tasado a turnos, último año de su batallador decenio.

Tuvo lugar este doble i sublime episodio del

amor fraternal i del amor a Chile en 1855. x.


El comandante Olano había vivido a la sazón

doce años Era ya, sin embargo, «nombren Introducido el solicitante a su


presencia, sin

porque vivía de sí mismo como hombre. turbarse por la solemnidad del sitio ni la altura
de su interlocutor, pintóle en breves rasgos su

VIII. situación, i concluyó por pedirle un hueco en la

Academia Militar para hacerse hombre, o más

Su educación Intelectual hallábase, empero, bien, para hacerse soldado, porque Olano había
totalmente descuidada, al punto de no conocer •litio hombre desde su
primera infancia.

la colocación ni el nombre de las letras en el Cuadró el talante desprendido del muchacho


alfabeto de su lengua. El lavador de platos de al intelijente, experimentado supremo manda
San Francisco hablaba inglés como un marinero; tario, ¡ otorgóle incontinenti la gracia que soli
pero no conocía la cartilla de la suya, citaba. —
Tenia entonces el comandante Olano

Mas su tío, el beato Olano, que tenía en esa dieciseis años de edad, fecha de atrevidas reso

época entrada franca en todos los conventos, a luciones en la vida. Era el año de 1859, año de

título de nfundadorri, buscóle acomodo en la guerra como los presentes. Las enerjías se bus-
escuela conventual de San Francisco, i en
segui
da en la escuela superior de San Diego, que XI.
rejentaba el acreditado I benemérito educacio
nista don José Bernardo Suárez. Allí fué Olano El feliz agraciado entraba a la Academia el

condiscípulo de Arturo Prat. i ; de mayo de aquel año, i cuatro años más tar

de, después de brillantísimos estudios, Olano


IX. salía con el grado de alférez, i destinado, 110

obstante su endeble físico, al codiciado rejimien


Educóse en esa precaria forma el Ola de Cazadores caballo.
joven to a
EL ÁLBUM

-
Olano era dueño del derecho de elejir, por Hízose injeniero.
había obtenido Pudiéramos haber dicho también
que, casi s¡n una sola excepción, que se hizo
todos los premios de sus cursos. Cuando los subdelegado, porque durante la mayor parte del
restos del que en el Manzano muriera como se
tiempo que tuvo el que esto escribe injerencia
gundo jefe de un
rejimiento sean traídos a Chile, en las cosas de la ciudad, sirvió Olano
como
habrá de sobra con
que tapísar espesamente su
subdelegado de la i.>
subdelegación en la Maes
.ilaúd con las coronas tle sus triunfos infantiles tranza. Fué en su
tiempo cuando de esa salida
de soldado, extrayéndolas del muro. sub-urbana de la ciudad, que era una serie de
liemos dicho que lo que caracterizaba más pantanos, se hizo una cómoda avenida, empe
vivamente I más vigorosamente a Olano era la drándola sus vecinos. El heroico
limpia píalos
enerjía de su resolución i la independencia de su de San Francisco de California había
aprendido
carácter. a tener limpia i arreglada su
porción de ciudad,
[ un rasgo de esta noble independencia, tan

brutalmente tratada en Chile, cortó su noble XIV.


carrera.

En 1866, Olano era capitán de Cazadores a En los estudios médicos hallóse Olano, cor

caballo, a los 23 años de edad. Pero habiendo su


perseverencia de hierro i su intelijencia des

manifestado como soldado su desembozada ad pierta de suyo i aguzada por infortunio tenaz

hesión a otro soldado, el Gobierno miró su fran como el acero en la piedra que lo pule, '.,;n tercr

queza con airado disfavor i le destinó a la asam de su diploma, que con dos años más de carrera

blea de Chiloé, duro destierro para falta que habría sido licenciado ¡ doctor.
era un mérito. —
El levantado delito del capitán
Olano había sido manifestar abiertas simpatías xv.
por la improvisada candidatura del jeneral liul-

nes, el más alto prestijio del ejército en


que mantuvo durante algunos
años un acreditado colejio en su barrio, i pot
varios tra
XII.
último, como
injeniero civil, ejecutó
bajos que le ayudaron a procurarse honrada e

Agrá, iado i alterada su alud por rigoroso independiente vida. Hallábase situado su esta

clima, el capitán Olano pidió su re absoluto, blecimiento en la calle de la Maestranza ¡ tenía


i buscó as arduas solución s de la vida por por título en una tabla—Liceo Nacional. I fué
otros rumbos. de esa cátedra a trazar i levantar los planos déla

sección oriente del Camino de Cintura, asociado


XIII.
Toro Herrera i con Eduardo de
con
Domingo
Entoi aabía ap endido la Barra, decíamos.
a
según antes

asear la cocina en California, hízos al 1 vez tres Era ahí donde Olano administraba también
nobles c sas, que revelaban 1 1
impertérrita ente- justicia a los moradores de su barrio, talvez con

rezades u índole, i la de int clijenda i hombre terca


pujanzt st demasiada severidad, porque era

Tenía, sin embargo, el derecho de serlo quien


Hízose médico. tanto i tantas veces lo había sido consigo mismo.
1 1 izóse educacionista. horn-
El aspecto exterior de Olano acusaba un
DE LA GLORIA DE CHLLE 293

bre enfermizo, melancólico, trabajado talvez jun ro difícil, de defender ese flanco de! ejército con

tamente por el infortunio i por la bilis; pero de dos compañías destacadas en un desfiladero
una resolución incontrastable de acero engasta brusco i solitario.
do en
granito. Fué ahí donde tuvo lugar, con éxito militar,

xvi. espléndido para nuestras armas, el triste lance

que nos fué anunciado con el cruel laconismo del


Cuando a principios de 1880 mandóse orga cable sepultado en las arenas. — "El comandante
nizar el batallón Curicó, el comandante nom Olano ha I
muerto,
amigos, deudos,

n eso, para

brado para disciplinarlo, don Joaquín Cortés, se i el país, ha sido hasta hoi todo.
acordó del cadete ¡ del capitán Olano, i le rogé

le acompañara como su
segundo, XVIII.
La elección de Cortés no
podía ser más acer

tada, porque Olano era un


ríjido, infatigable dis
Súpose tínicamente que, destacado el rejimien
ciplinario, implacable con el subalterno como lo to Curicó para contener i desbaratar a los hú
era
consigo mismo. sares del A'/moc que comandaba el coronel Sevi
Elevado en seguida el batallón a
rejimiento, lla marcha de Cañete Lima,
en su retrógrada a

ascendió el mayor Olano a teniente coronel i bala derribó la


una muerto a su
segundo jefe en

marchó para el teatro de la antes el i


guerra poco primera descarga disparada bosque
en en

de las batallas de Lima, la oscuridad por el sorprendido enemigo.


Su partida fué triste i aun fatídica. Todos re Tuvo hecho de llamado del
lugar este armas,
cordarán que su hermano, aquel que en remota Manzano, en los últimos días de diciembre de
niñez mantuviera él solícito las migajas tic- i el cuerpo del
con 1880, desgraciado jefe, que fué
pobre taberna en California, capitán ahora de su
ampliamente vengado, quedó sepultado de pri-
cuerpo, murió a bordo en el momento de zarpar
el trasporte que lo conducía a Arica.
XIX.
¡Raro dolor! ¡El primer jefe que ha muerto al
abrirse la campaña sobre Lima, ha sido el pri No ha tenido desde el
entonces segundo jefe
mogénito de aquellos dos hermanos, huérfanos en del rejimiento Curicó, amigos poderosos que ha
la obreros de propia soldados
cuna,
gan conducir honroso féretro
su carrera, en sus restos mor

de un mismo rejimiento, solos el mundo! tales al suelo


en en
que naciera i que honró con sti

austera vida como con su muerte. Pero al pue

xvii. blo rico i varonil que d¡ó sus


hijos I su nombre
al cuerpo que hizo con
gloria el estreno de la
Como se sabe, el Curicó fué incorporado la cabe de hecho la honrosa
a
gran jornada, justicia
segunda división en la brigada que mandaba el de reclamar noble cadáver fin de
postuma su a

bravo Barboza, i habiéndole cabido hacer letras de


a
aquel cuer esculpir con oro en su
lápida de
po el honor de cubrir los pasos del valle de Lu honor el de
estas tres palabras, que son resumen

rín hacia las cabeceras de la sierra


por el oriente, dura i gloriosa vida:
tocóle a su
segundo jefe la posición honrosa, pe

"HuiíUI-ANOii —
"SOLDADO11 — " HÉROE, n
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE ^
295

DON RODOLFO VILLAGRÁN


SARJENTO MAYOR DEL REJIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO

lo 32 años I había nacido soldado. Vio la luz en

un claustro de la Academia Militar. Su padre,


entonces comandante i sub-director de aquel

el pro-
"HskaffiB UANDO haya de practicarse plantel bajo el jeneral Aldunate, es hoi jeneral
■■"■
.- !¡:o balance de las dolorosas pértlidas de división. Su abuelo materno era el coronel

de francés de Tolón i de
Lattapiat, hijo un uno

J^1 temente terminada, habrá de descu los mas bravos i fogosos capitanes de la Inde
brirse talvez con tardío horror que la ocupación pendencia,
i n ce cesarla i absurda del país que fuimos a ven De i de había derivado
una otra esas estirpes
cer i no a
conquistar, cuesta a la República en
Rodolfo Villagrán su carácter, sus
propensiones.
vidas i en padecimientos más que todas las bata
musculatura, escuela. De heredó
su su su
padre
llas juntas de sus tres prolongadas campañas, la calma i la De abuelo el brío las
enerjía. su en

No ha llegado todavía, es verdad, el momen batallas, el entusiasmo por la guerra, las proe
to oportuno de ese cruel recuento, pero cuando zas de las cargas que han hecho famosa en la
un año después de la ocupación del departamen América la caballería chilena.
to de la Libertad, que hoi como en 1820 i en

1839, es un verdadero cementerio ele chilenos,


111.
cebóse la fiebre amarilla en los cuerpos que

guarnecían aquellas tierras malditas, bajo un cíe Niño de nueve años i después de haber en

lo amarillo como el bronce, pestilente como la hacerse marino la Escuela Naval,


sayado en en

muerte, el primero de los jefes de fila derriba tró de subteniente al ya batallón de


kjendariu 2."

dos por el incipiente flajelo, después del capitán linea, que comandara su
propio padre, el 10 de
de artillería don Jenaro Freiré, fué el sarjento julio de 1868. Pero apenas el uso de las armas

mayor de caballería don Rodolfo Villagrán, uno


i el crecimiento de la pubertad desarrollaron sus

de los más enhiestos retoños de la guerra e


hijo formas de
magnificas jinete, pidió su pase a la
del jeneral de división de su
propio nombre. caballería, su arma
predilecta. Tenía esto lugar
en enero de 1873, i a la edad de 20 años Rodol
11.
fo Villagrán era teniente tle Granaderos, pero al
Rodolfo Villagrán había vivido, en efecto, só mismo tiempo era un mancebo j ¡gante.
zoo el á

ignoraba, sin embargo, que cuando la compañía


En i8?7 era un capitán de 24 años, pero era

de Rodolfo Villagrán fué descatada a Calam


también un centauro.

más per enfermo de gravedad, el pundonoroso capitán


No hemos conocido jamás un tipo
la hízose trasladar del desierto al desierto
fecto del jinete chileno que aquel mozo a vez en u -

esbelto ¡ hercúleo. Federico I le habría incor


carreta para cumplir su
consigna. Rodolfo Villa-
Martín le habría gran no sabía decir ¡Alio! sino a los
porado en su
guardia. San enemigos
Caxara- de patria cuando,
su como en Tacna i
confiado el mando de su escolta como a en San
Juan, los
atrepellara con el pecho de
villa o a don Mariano Necochea. sus caba
llos de hocicos e ¡jares ensangrentados
Tenía la estatura esbelta i arrogante del últi en la

mo, i era moreno i flexible como un árabe. carga,

Su cabeza airosa, de renegrido cabello, iba


v.
plantada en sus del
hombros como el penacho
Abierta la campaña, el capitán Villagrán ba
águila, i sus largos, nervudos, ajiles brazos pa
recían hechos para manejar el sable afilado a tióse con su
compañía los Anjeles, en los pa-
en

i revolver la la jonales de Sama i en el


Campo de la Alianza.
molejón en
parada o en acome

tida el más bridón de los campos de Seis meses antes, explorando el desierto en la
pujante
Chile. víspera de la batalla de San Francisco con si

Tal le conocimos nosotros en la víspera de compañía, había estado a punto de hacer prisio
esta
guerra que ha levantado tantas juveniles nero a Daza, quién, ignorándolo ambos, estuvie-

figuras delante de los ojos del país para segar

las en
seguida en flor como la esperanza. Fue
uno de los primeros en partir, el primero de to
vi.
en la caballería
dos (abril de 18/9), i nunca, du
rante tres años, pidió licencia de regreso. Como es sabido, los Granaderos cargaron con
fines? poca fortuna pero briosamente a los Colorados
¿Para qué
La guerra casi de Daza que formaron cuadro en el pesado mé
era su
ejercicio, su
placer, su

daño del Alto de Tacna, i en la arremetida el


hogar cuotidiano. ¿I porqué habría entonces de

quepí perforado en el
dejar el campamento i sus soldados en busca capitán Villagrán tuvo su

del regalo del hogar ajeno? costado izquierdo por una bala boliviana que le

rozó el pelo quemándoselo como el hierro can

iv. dente de los peluqueros. Sin ostentación alguna


arrojó, sin embargo, el bizarro granadero aquel
Nos ha referido trofeo a un rincón de su cuartel de Tacna, por
eljeneral Baquedano en el
alma
que las dos cualidades dominantes de
su
lugar en que escribimos, (1) que conoció i trató

por la primera vez a Rodolfo Villagrán en An de soldado eran la bravura sin vanagloria i la
tofagasta, i aunque no
perteneció a sus favoritos modestia sin encoj ¡miento. «Siempre de espín-
Cazadores, le amó como a tal (amor de
padre)
tu levantado,— nos escribe a este propósito uno
por su modestia i su
puntualidad en todos tas de sus
amigos que le trató con mayor intimidad,

jamás el adulo, tenía,


sir
servicios de i de campaña. El no saludaba
guarnición jeneral —porque
embargo, un carácter franco i sensible: era jene-
(1) Viña del Mar. roso i desprendido. Su modestia le llevaba
has-
DE LA GLORIA DE CHILE

ta la exajeración. No quería que jamás se ocu


VIII.
pasen de servicios.
sus "

Pero al mismo tiempo sabía hacerse respetar Promovido a sarjento mayor casi en el cam

i cuando se contó a media voz que en la famosa po de batalla, porque sus


despachos de junio de

que él mandara i88i le la del de


carga de Tarapacá, asignaron antigüedad
en 20 ene
persona,
no había llegado entre los suyos el primero, por ro, pasó con su
rejimiento a los mortíferos cli

el cansancio de su caballo, sobre los riñes perua mas del valle de Chicama, pasto I cebo tradicio

nos, supo probar que tal accidente era una im nal de las fiebres malignas, i allí cayó impasible
postura, retando en Tacna con altivez a
quien la bajo los rigores del clima en la primera mitad

profiriera. de febrero,

Después de los honores i de las lágrimas, tri


VII.
butados a sus manes
por el amor de sus
compa
En la última campaña de Lima marchó el ca ñeros de armas, cuidadosamente embalsamados

pitán Villagrán por tierra desde Pisco a Lurín, aguardan aquéllos la devolución a la fosa de la
al lado del coronel Lynch, que le profesaba par patria. Pero ¡ah! ¿por qué la bala de Tacna no
ticular estimación, i en la última carga ¡ba el día tronchó aquella hermosa, fúljida cabeza de gue
de San Juan al lado del jefe de su
cuerpo, el co rrero, para ser inscrito allí en la nómina de los

mandante Yávar, cuando éste cayera exánime héroes que caen entre los resplandores del fue
en sus brazos i en los de su hermano el bravo go, i reservóle para el oscuro papel de los már
capitán Temístocles Urrutia. tires de ajenos yerros?
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE

DON FRANCISCO INOSTROZA

CAPITÁN DEL 2." DE LÍNEA

I en esto no hai ponderación de afecciones, d;

I. t].\ la diferencia de los tiempos I délas campañas.


porque el 2." tle línea, cuando no ha sido la va

antiguo i popular batallón 2° de guardia tle Chile en las batallas sucesivas q


'
„„,,_, línea, el bizarro i gallardo cuerpo nuestro ejército ha librado, como en Calama, ha
í'^^y 'éti" que, al son de alegres canciones. sido su columna de resistencia, como en Tara

■¿i¿|ÍF" se
alejó el primero entre las hues pacá, i su cúspide de victoria, como en Tacna

tes de Chile, del puerto de Valparaíso a bordo en Chorrillos.


del trasporte Rimac el 19 de febrero de 1879, al El 2." de línea es un monumento nacional.
mando de los comandantes Ramírez I Vivau, ya ■'Sin duda alguna, i hablando imparcial mente-
decía uno de sus oficiales antes de Tacna —
e

Ha desaparecido un, a una cada una de sus 2.* de línea es el cuerpo que ha dado más glo
jmpañías, cada uno d , sus
jefes, cada uno de rias a la patria en la presente guerra, 1

js oficiales, su último oldado. I en seguida, para hacer minuciosa demostra


Sólo queda de él su
gloriosa bandera resca
-
ción de su culto por su bandera, nos agregabí.
da, su nombre inmo tal, su sombra querida. en carta de Conde, que tenemos ala vista, uní

odo lo demás ha des aparecido en la vorájine prolija comprobación del comienzo del itinerario

que en la mitad de su
jornada hacia el martirio

contaba dieziseis operaciones de guerra o seña

II. lados hechos de armas.

El 2." de infantería en el ejército de línea, m.


como el Atacama entre los cuerpos movilizados
de laguardia nacional, ha sido la tropa lejenda-
ria de la guerra, a
ejemplo de aquella famosa sa de su inacabable carrera de Intrépidos sacrifi

brigada (la 3;.° de infantería) de los ejércitos de cios, porque el 2." de línea, entrando en batalla

Napoleón, que se paseó por toda la Europa cu en el centro de la segunda división al mando del

briéndose de gloría, como la ¿ejión báíava entre gallardo comandante Estanislao del Canto, en el
las cohortes de Roma. médano de Tacna, con sólo la mitad de su dota-
cíóii, fué casi totalmente aniquilado el memora mo para encarnar en su nombre la postrera
re

ble 26 de mayo de 1880, liquia viva pero mutilada de su


cuerpo. El cani
En Tarapacá el 2." había tenido 19 oficiales tan Salustio Ortiz, puesto a la orden del
día en
fuera de combate i 403 individuos de tropa. la batalla de Tacna por su heroico comporta-
En Tacna cayó el resto, miento cuando siguió al Coquimbo en su marcha
Sobre óoo hombres escasos, dejó la larga fila victoriosa con un
piquete de su compañía, regre
de su brava jente tendida en la arena, especial só a Chile para restañar su
sangre en la miseri
mente sus dos compañías guerrilleras, que man cordia de los hospitales,
daban dos heroicos mozos: Francisco Olivos, Sus dos denodados compañeros
encontraron
muerto, i Roberto Concha, mal herido. apenas prestada sepultura en el cementerio de
Ahora bien, agregando a esas cifras, que en Chorrillos —
¡esa ciudad-cementerio!,.,
breve comprobará la historia, las bajas de Pisa

gua i de Los Anjeles, de Chorrillos i Miraflores, v.


de Pucará i de las sierras peruanas ¡ todavía el

cruel estrago con


que las fiebres palúdicas se ce El capitán del 2.", don Francisco Inostroza,
baron en el 11
rejimiento mártir", sehabrá pasado era
hijo de Chillan, i tenía al tiempo de moni

la lista a todos sus muertos, es decir, a todos sus

vivos. El 2." dejó en los hospitales de Moquegua Comenzó su carrera, como la mayor parte de
en abril de 1880, 400 enfermos de terciana. En sus
compatriotas, alistándose de simple soldado
la sierra del Perú dejó el doble, el 12 de mayo de 1853 en el batallón 3.° de línea
Antes de esa época en 1S51, cuando tenía sólo

IV. 14 años, se había batido como voluntarlo del ba


tallón cívico de su ciudad natal en la sangrienta
Pero en medio de aquella serie de crueles, si batalla de Loncomilla, de la que resultó herido.
bien heroicas calamidades que había dispersado En 1857 era cabo, un año más tarde era sar

los últimos restos de los oficiales primitivos, de jento, i subteniente sólo en 1862,
los «compañeros de Ramirez», en tas diversos Desde que fué nombrado oficial, el capitán
cuerpos de nueva
organización en el ejército. Inostroza comenzó a pasar por todos los vaive
quedábanle todavía tres reliquias, tres capitanes nes de la carrera militar, que en las hojas de

fundadores de la lejióu, que renacía de sus ce servicio de Chile se traducen por las entradas i
nizas i de su
propia sangre. salidas de la Asamblea, como si ésta fuera un

[ esos tres cayeron un año más tarde en la amero de cerner harina.


falda del Morro Solar, defendiendo con sus es En 186; se hallaba de instructor de la briga
padas I sus
pechos el pendón del rejimiento da de artillería cívica de En i863
que Vichuquén.
les había sido devuelto la víspera de la batalla. había sido de la Asamblea. En 1869
despedido
Esos postreros defensores de la lla Lola, I en se
insignia volvió a ser llamado al servicio en

mábanse los capitanes Francisco Inostroza, J. de había vuelto salir de la Asamblea con el
guida a

la C. Reyes Campos i Salustio Ortiz, i los tres, de


grado ayudante.
como la escolta de la bandera Inostroza debajc
en
Tarapacá, ca Diez años pasó el ayudante
yeron bajo el plomo, al pie de esa bandera, los del cedazo, caldo de todo favor. Pero cuando co
dos primeros para no levantarse jamás, el últi un
menzó la guerra en que ha perecido, pidió
DE LA GLORLA DE CHILE 301

puesto en el ejército i diéronle uno que era tres I sin embargo, el capitán Inostroza, llamado
veces inferior a su antiguo grado: lo hicieron nel viejo», no era viejo, sino joven como todos
subteniente del 2.° de línea. Había subido sólo sus cantaradas, porque el día de Tacna tenía

en el número de bronce de su kepi. apenas 42 años i el día de Chorrillos 43.


En lo que era
viejo era en ser soldado, en

vi. saberlo ser i en sufrir las dolencias, las miserias


i las injusticias de mal apreciada carrera. Era el

Pero Inostroza estaba probado en la guerra capitán Inostroza un hombre endeble, enfermi
civil i en la guerra de lanzas de Arauco, i sabía zo, casi encorvado; i según nuestras noticias de

en el Perú se abriría camino por entre los hace tres anos, hallábase moribundo en Santia
que
rifles de la Alianza. En efecto, antes de Tara go, atacado de una cruel tisis en la garganta

pacá ya era teniente {octubre de 1 879) i capitán cuando nuestro ejército alistábase para marchar

después de Tacna (octubre de 1880.) sobre Lima.


I ciertamente, nadie tenía merecido su último ¿I cómo ese capitán así inválido pudo llegar
ascenso mejor que el viejo soldado de 1853, pues con esa tortura en su ser hasta divisar las blan

companeros de le habían visto batirse de Lima, destacándose el


sus armas
quecinas torres en

con un valor desesperado e Indomable en la ba pardusco horizonte de sus sierras? Hé ahí lo que

talla de Tacna. Asegurábanos el valiente i ve nosotros no sabríamos explicarnos, Pero hai


rídico capitán Reyes Campos, el cronista i glo- hombres así. El fanatismo del ejército estaba
rificador del 2." de línea, que el valor del n
viejo cifrado en ir a Lima, i al capitán Inostroza poco
Inostroza» había despertado la admiración de le importaba llegar con el escudo al brazo o so

todos los jóvenes oficiales del 2.°, a


quienes ha bre el escudo: —
la cuestión era
llegar i llegó!...
bía enseñado a vencer a las puertas de Tacna, co ¿Podría un viejo capitán de Chile tener más
mo les enseñaría a morir a las puertas de Lima. noble divisa? ¿Podría haberla cumplido mejor?
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE

DON JOSÉ REYES CAMPOS

CAPITÁN AYUDANTE DEL 2.° DE LÍNEA

esperanzas, que no llevaba todavía cumplidos 34


años de vida, quince de éstos de soldado. Había
entrado de soldado distinguido al Buin cuando

'/■&) -
!/Vt >
t.l c-.--.it/ir. I ilustro:::!, a
cu; a
la guerra con España (noviembre 25 de 1865), i
-
memoria hemos consagrado leve
g por todas las humildes pero úti
r-
pasado después
(¿
^£*&-¿;.¿r" pajina antes que el tiempo cubra les categorías de los lentos ejercicios de la paz:

"^¡Ü*- nombre de eternal olvido, un


su —
-cabo en 1866, sarjento en 1867, subteniente

valeroso compañero la batalla, un mártir más teniente 1874. En años de


en en 1870, en nueve

la lista de los sacrificados a la bandera del escuela de sobra la ruda


en se
puede aprender car

rejimiento 2.° de linea, cuya sombra se


reflejí tilla de las batallas.

en tas horizontes de la guerra, desde Tarapacá


a Pucará, sólo como un reguero de cadáveres. m.
Ese aliado de peregrinación I de tumba fué

capitán don José de la Cruz Reyes Campos, Servia Reyes Campos con <

quien, ¡por sus antecedentes, su educación, su


sagración en las guarniciones de Arauco, cuando

claro talento, su amor razonado por las arma una aventura de amor le hizo perder su
puesto
su entusiasmo ¡ntelijente por la gloria de Chil sin empañar su honra, siendo licenciado en

era una
contraposición a su
viejo camarada. Pi mayo de 1877, a virtud de las severidades in-

ro en lo que vivían ambos, el viejo i el mozo, en


transijentes de la Ordenanza Militar. El joven
el más completo i fraternal acuerdo bajo el pen teniente olvidó el capítulo de ésta que gastó
dón rescatado del rejimiento, era en su amor a menos
induljencia con él.

de fuese el infractor, sólo de


esa
insignia i en su resolución inquebrantable Pero como mozo no

llegar a Lima bajo sus


pliegues i s bríos naturales, sino de notorio Injenio, vínose
a
Santiago, este gran hospicio de todos tas

11. caídos, i entró la


imprenta de La República.
a

primero de pruebas i en seguida


como corrector

El malogrado capitán don José de la Cruz como cronista, aspirante a redactor,


Reyes Campos era
hijo de Rengo I de familia Tenía el capitán Reyes Campos, además de

agraria. I murió tan joven Í rodeado de tantas hermosísima letra clara i corrida, una dicción an¡-
EL ÁLBUM

mada i una notable fluencia para escribir, de tal líjente, hizo pronto su camino.
^
Montado
compajinadas sus cartas de la gue muía cerril, batió hasta el
manera

harían
que,
buena crónica de de la carnicería
se
postrer rnonZ
rra, una su
rejimiento. en
Tarapacá, i debióse a ¿[ ¡ al
Muchos recordarán sus
enórjicas protestas con
"viejito Benavides,,, segundo ex-jefe de la
Art¡
el vofo de los siclc
diputados que se negaron Hería de Marina, la formación
tra

a inscribir el nombre de
Tarapacá en la lista de de batalla que salvó, si nó la
de la última
lí^
fortuna, la h0nrri
tas premios; i allí, en las dos largas cartas que del día.
en defensa de su Por
publicó cuerpo, a quien se pre su condui a
jornada, Reyes Cam-
tendía desheredar de su más lejítima gloria, pos fué ascendido a
capitán.
mostráronse de relieve sus cualidades de escri

tor soldado. Reyes Campos había escrito, al pa VI.


recer, sus animados párrafos, los unos con la

punta de la pluma, los otros con la punta de su Mandando una


compañía del 2.°, se le asigm!
espada. I así, ello era
preciso, porque, ¿cuándo se un puesto de confianza en la fatal e
inexperta
viera a un
pobre capitán de ejército arrostrar el campaña de Moquegua, encargándole el jeneral
poder i la Influencia de de de guarnecer la estación de
un
grupo poderosos Baquedano Coné,
hombres políticos en esta tierra de influencias era la puerta del de viñedos i bode
que paraíso
contra el débil? Pero anticipemos las fechas
no
gas (edén vedado del soldado), en el valle de
en estas
pajinas de por sí demasiado breves pa-
Moquegua. I debióse a esa circunstancia que el
el i i de los que han oficial
r
joven no tomase parte con su
rejimiento
po: en la acción de Los Anjeles. Él guardaba toda
vía en esa fecha (marzo 22 de 1880), contraías
IV.
gargantas de tas soldados de Chile, el edén de
[nidada la g íente Cam-
Reyes las viñas.
pos, que había Vicio sólo 1 el Buin, solicitó
VIL
un
puesto cualquiera par 1 ir a combatir. Le

otorgaron el mínimum de s j
solicitud, lo que era Colócase aqu: un episodio de la vida militar
hasta un menoscabo de s s servicios, subte- de
una
Reyes Camp is, o más bien del 2° de línea,
nencia en el
:1 2°
2." Era esto
es entrar al servicio de de que fuera su último capitán fundador, que
las armas, 1 o
por la puerta del favor que encor- preferimos dejai contarlo a él mismo como una

va la cerviz, sino por la puerta del


castigo que muestra de su e tilo i de su corazón de soldado.
eleva corrijiendo. Era una
reparación. Es la aparición en el campo de Moquegua del
El, que sería capitán a la vuelta de dieziocho único sobreviviente de la gloriosa escolta de la
meses, aceptó, sin embargo, gozoso, como había bandera de montón
Tarapacá, que se tornó en

aceptado por esos mismos días (abril de 1879) de cadáveres apilados en torno suyo para ser

el viejo Inostroza, porque, como él, se


encarga- virle de altar en la final inmolación.
a de alcanzar ; 1 devolución íntegra de El aparecido es hoi el sarjento i entonces
1 carrera.
cabo Justo Urrutia, que se creía muerto i que

V.
volvía ahora a las filas, recobrado por milagro
de numerosas heridas. —
Fué este mismo encane
Reyes Campos, como hombre valerosc cido veterano el que en Lurín recibió la insignia,

A
DE LA GLORIA DE CLIILE joj

jurando, junto con su bizarro comandante, morir n¿Por qué lloraba?


mil veces antes que perderla. n¿Cómo podía llorar ese hombre que en el

Escuchémosle; combate siempre sereno i que, grave


estuvo

11 Hé aquí, dice, una conmovedora i tierna mente herido, jamás lanzó un ¡ai! de dolor?
escena que viene a poner en relieve los senti «¡Ahí es
que las almas viriles i bien templa

mientos de ese bravo soldado. das para la lucha, son también sensibles a las

iCelebrdbase en Pocollai el 6 de setiembre la dulces emociones! El león fiero ¡carnívoro, llora

promoción del teniente coronel Canto a primer también, i el toro bravio tiene sus quejas i sus

jefe comandante del rejimiento. Todos los ofi


ciales del cuerpo habían ido a felicitarlo, i de los "Urrutia lloraba por doble sentimiento, por

otros cuerpos habían ¡do también varios jefes i emociones encontradas: lloraba de placer por
muchos oficiales. Cuando todos estaban reunidos que veía de primer jefe al digno segundo que
i las bandas tocaban marchas guerreras, se le tan querido se había hecho para el rejimiento;
anuncia al comandante Canto una nueva visita; i le hacía llorar asimismo, i con más intensidad

¡era el resucitado de Tarapacá, el heroico sar un triste i doloroso recuerdo hacia


Tarapacá, en
jento Justo Urrutia!... ¡El también quería salu que perdiera, junto sangre i su alegría,
con su

dar a su jefe! ¡El también se


congratulaba por al pundonoroso i dignísimo jefe, al abanderado
el bien i felicidad de los suyos! i a todos sus
compañeros de escolta; i sobre ellos
"No sólo el comandante, ese
digno I valiente i al lado de ellos, cual si quisiera servirles de
jefe que, sin ser débil, es
padre de sus soldados, gloriosa mortaja, yacía la bandera rota, ensan
salió a recibirle; todos los otros
jefes i todos los grentada, cobijando a los que tantas veces hi
otros oficiales se apresuraron asimismo a salir al cieran eternos juramentos de defenderla hasta

encuentro de esa
reliquia del rejimiento, de esa
perder sus vidas...

joya del 2." de línea. n El jefe que lo conducía, sarjento mayor don
"Pero aquí fué donde la escena se hizo gran Daniel García Videla, notando las lágrimas de
diosa i sublime. El sarjento Urrutia, de pie en Urrutia, lo abraza con efusión, i llorando tam

medio del patio, trémulo, palpitante, no


podía bién, lo conduce a
presencia del comandante

dar un
paso. Su figura era
imponente. Sus her- Canto. Este saluda al sarjento Urrutia como

mosas i abultadas pa:i las. tostadas por el sol del acostumbran tas padres a saludar a sus hijos....
desierto i chamuscadas por las balas, le hacían ,Pero los sollozos i lágrimas del sarjento hacen
más venerable, causando en todos una misterio su efecto! Todos se sentían impresionados, i así
sa sensación de respeto i veneración. Canto, como los otros jefes i oficiales, dan tam

bién expansión al sentimiento, ¡ las lágrimas


VIII. corren
por todos aquellos rostros tostados por

el salitre i el inclemente sol del desierto, n


"
Uno de los jefes se acerca al sarjento, i salu
dándolo con cariño, le invita a dar algunos pasos XI.
para aproximarse a su comandante. Urrutia lo
hace con paso inseguro; i aunque se
dibujaba en
Después del custodio del trapo querido, apa
sus labios una sonrisa de placer i de felicidad, de reció la insignia misma: después del asta hallóse
sus
ojos se
desprendían abundantes lágrimas... el lienzo; i hé aquí cómo en carta de Tacna del
39
de 1880 referíanos el entusiasmado capitán Reyes Campos, que hacía poco había uní-
ii de Junio
. honesta i buena e
capitán precioso hallazgo.
del 2/ el
de I.urín, una corta licencia para recobrarse del
Era el grito precursor del regocijo mal

de un año en cumplirse; era la


que tardó cerca
la sombra Vino a
Santiago en el invierno de 1880,
voz de la tumba que iba a abrirse a a ro

bustecerse para morir con más aliento; i el dure


del pabellón reconquistado.
decía el Re destino le presajló su
propio fin, quitándolea
"Una gran noticia,— nos capitán
mui feliz, los pocos días de su arribo su última i tínica
una noticia mui fausta,
yes Campos,—
volver locos de cida.
vino hoi a hacer saltar de gozo i a

contento a los pocos sobrevivientes de Tarapacá. XI.


nuestro estandarte,
nEselcaso, señor, que
la que El capitán del 2." volvió sin embargo impa
nuestro querido estandarte, dejado en

el fatal 27 de noviembre del


sible a su puesto, i desde el campamento de
brada de Tarapacá
Pocollaí no cesó de escribirnos para pedimos
último, hoi ha sido encontrado
en esta
año
las impulsáramos con todas nuestras fuerzas la ex
ciudad, precisamente cuando después de
ave

rio-unciones hechas, todos estábamos en la con pedición a Lima, atrancada como viga en la
vicción que esa
preciosa reliquia se hallaba pri playa de Arica, con un buque extranjero pueste
de través para descanso de los poltrones de
sionera en Lima.

"Al que le cupo el honor de hacer este valioso Santiago, que no querían moverse sino acostar
se con la paz, con la siesta i con la viga.
hallazgo fue al capitán de injenieros
¡ntelijentc
>¿I la paz? nos escribía, en efecto, el intelijen-

Este valiente joven


don Enrique Munizaga.
te soldado, disimulando apenas su indignación
después de hacer dos mil averiguaciones en esta
certero de carta del campa
ciudad i en Arica entre los prisioneros, capella con lo su
juicio, en

mento de Pocollaí, que tenemos a la vista, fe


descubrir que el
peruanos, vino
es
nes i curas a

chada el 4 de noviembre de 1880.


tandarte del 2° se encontraba guardado i oculto
»¿l la paz?
con varios ornamentos en la iglesia de San Ra
las ■ijAh! ya usted tendrá conocimiento pleno de
món, de donde fué extraído con r

entablada eti
i al Estado Mayor. Sólo los resultados de la negociación
del caso entregado
este sentido. I aquí un recuerdo:
espera que el señor jeneral en
jefe regrese
.El que habla, sin ser profeta ni nada que se

Arica para que sea devuelto al rejimiento con

le parezca, pronosticó el fin que debía tenerla


las solemnidades de estilo.
adelanté a emitir
soldado tal negociación, así como me
"Refiere el capitán Munizaga que un

i que lo acompa mi modo de ver en cuanto a la expedición a


del 2.", que peleó en Tarapacá
Moquegua ahora quince días. La expedición, 1
ñaba a buscar el estandarte, tan pronto fué éste
él i abrazándolo de lo cual di cuenta a usted, llegó sólo hasta
encontrado, se abalanzó a con
creerse inútil el
verdadera efusión, lo cubrió de besos i lloró Locumba, i de allí regresó por

que prosiguiera hasta Moquegua.


largo rato, teniendo a su querida Insignia fuerte
11E11 cuanto a las fuerzas que se decía venían
mente estrechada!.. .11

lo Y0
a ese
punto desde Arequipa, resultó que
x. pasaba de ser
una especie
presumía: que todo no

de i de el echada r tas mismos peruanos


Después sus ascensos sus fatigas, lijera a 1

_
DE LA GLORIA DE CHLI.E

para llamar la atención de nuestras tropas hacia su asta acribillada


contra el plomo i contra la

aquel paraje. muerte.


Reyes Campos estaba ahí a caballo, al
"I referente a los arreglos de paz, ya usted lado de su valeroso jefe, cuando al asomarse so
sabrá mejor que yo en lo que eso vino a bre una cumbre para mejor divisar al
parar. enemigo,
Para mí, lodo no pasó de farsa por bala le atravesó de parte parte el cráneo
ser una una a

parte de los señores peruanos, el objeto de cayendo exánime por la grupa de


con su montura,

ganar tiempo, cuyo mandil de guerra como noble reliquia nos

"¿A qué seguir en este terreno?n fuera enviado por los suyos.
El capitán Reyes Campos pensaba en Po A pocos pasos de allí había sido atravesado
collaí como pensaban todos los chilenos, desde bala el Inostroza.
por otra
capitán
Camarones al confín austral del Archipiélago.
Pero si él quería adelantarse en el camino de
XIII.
la guerra, era únicamente porque sabía que ahí
estaba el sacrificio i en
pos de éste la gloria, este
Consagrónos su última noche de Santiago el
faro deslumbrador del soldado.
jeneroso soldado que así perdiera la vida en edad
que comenzaba con risueño porvenir para un

XII. hombre de intelijencia, porque, después de abra


zar a su
joven esposa, vínose a nuestra soledad
AI fin, en la víspera de las victorias definiti maleta alivianar
con su a su ánimo en la última
(n de de el estandarte de Ta
vas enero
1881) charla de la amistad,

rapacá fué devuelto al 2° de línea en la forma Al sin emoción, ofrecímosle


despedirse, no
pa
que la siguiente relación oficial expresa; ra él i para los suyos algún auxilio de los que en

"Enseguida, el jeneral en
jefe, acercándose aquel tiempo estaban a nuestro alcance, i el bra
al señor Canto, jefe del 2/ de línea, le recordó vo cuanto pundonoroso capitán de Chile, estre
los deberes que impone la bandera, i diciéndole chándonos efusión la mano,
con nos contestó sólo
que se la
entregaba con gusto en nombre de la estas palabras, que revelan una entereza moral
República i del Gobierno, terminó con estas pa harto levantada:— «Señor, acepto; pero sólo
para
labras:— "Me daréis cuenta de élln cuando sepa usted que en mi hogar no
queda
"El señor Canto, vivamente emocionado, co- sino una viuda i un huérfano."
jió la bandera, i mirando a sus soldados, I
res
partió, enjugándose una
lágrima a la pálida
pondió: «Mi vida, señor jeneral, la de mis ofi luz de un farol del Camino de Cintura, i mar

ciales i soldados, os responderán de ella en el chándose tomar el que debía llevarle


a tren a

campo de batalla, n Valparaíso i a Arica, a Lima i a la muerte....


I al día siguiente el bravo marchó
rejimiento La lágrima del hombre de corazón había pre
a
cumplir su
juramento. cedido a la sangre del héroe.
Hubo en el ascenso de los pesados de
morros
¡Que su sombra, la sombra del último capitán
arena momentos de verdadera angustia en tor del 2." de línea, descanse en paz sobre los que
no al estandarte. Pero bizarros bravos sostenían le precedieron!
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 30?

DON MARCOS LATHAM

TENIENTE CORONEL MOVILIZADO

exploración del desierto desconocido, Indispen


sable para las operaciones?
Marcos Latham montaba en el acto a caballo

fRANDE,
go del deber, concurrieron
victorias. I por ésto nunca
glorioso, imperecedero
ha sido el mérito contraído para

de Chile que, ceñidos de

armados de fusil, i animados por el


a sus

pagará
espada
jeneroso
lides i a

la nación tri
o

fue
sus
i la

ve a
ejecutaba.
¿Era preciso

Marcos Latham
nime del cuartel

¿Organizábase
llevar
través de las sombras, del

trasnochada?
era

jeneral.
en
un

el
despacho urjente

elejido
peligro

por el voto uná

medio de la calma estólida


i gra

i de la

buto suficiente de gratitud ni será su erario so de los campamentos que entonces tenían por
brado jeneroso con los desamparados al ha único la mole de la Moneda,
para jeneral organizá
cer memoria de tan desinteresados, tan espon base decíamos, una cuadrilla de animosos gue
táneos I sublimes Servidores. rrilleros?
Pero entre sus huestes mil, hubo algunos que, Era Marcos Latham su
capitán por aclama

emprendiendo simultáneamente todos los servi ción.

cios, sobrellevando todas las penalidades, acep ¿Necesitaban los ferrocarriles peruanos, a me

tando todos los sacrificios, le prestaron servicios dio destruir por los prófugos, un
injeniero un

modestos, pero por la abnegación esclarecidos, ¡ maquinista, un herrero, un


peón, un
fogonero?
llegaron hasta ofrecerle noble vida en el callado Allí estaba Marcos Latham que, apeándose
holocausto del desierto, del hospital i el cernen- cual titán de su hercúleo bridón, cojía el riel o

la locomotora i conducía nuestras divisiones a la


batalla.
11.
Ni excusaba el valiente mestizo concurrir a

Distinguióse entre esos i tal vez sobre todos éstas pagando valerosamente con su
persona,
en su
jénero, el teniente coronel don Marcos pues asistió a todas ellas, sin excepción de una

Latham, muerto de la fiebre amarilla en las sola, desde Pisagua a Miraflores.

pestilencias de Trujillo el 7 de mayo de 1882. I por último, cuando la hora de la prueba crue 1
I en efecto, ¿habla al comenzar la guerra una ¡ silenciosa sobrevino, no le encontró menos
.BUM

del deber i del tro quien lo sustituyera


pronto para sacrificarse
en
en aras su
filantrópico i bon
dadoso tío don Matías Cousiño,
patriotismo. que en f -

breve palabra a
época, con la creación de Lota,
Consagremos por tanto una
llegaba, antes
i magnánima vida. ningún otro
capitalista de Chile
contar tan probada tan que con el aj¡0
al auje bienhechor de su fortuna. En este sentí-
ii. do, sólo el opulento ¡ jeneroso industrial de Ta-
maya, don José Tomás Urmeneta, estuvo en ese

Marcos Latham era


hijo de un soldado del tiempo a la altura de aquel benefactor piíblico
Potomac i de beldad del Bío-Bío. Pero antes de entrar la
una en
arreglada carrera
Su padre, el sarjento mayor de caballería don del trabajo, elinquieto criollo, hijo de vankec
Tomás Latham, fué uno de los oficiales volun en seno de penquista, dio muestra de su afición
tarios de la independencia sud-americana que innata a las aventuras, fugándose al Perú con

trajo consigo de Estados Unidos don José Mi uno o dos de sus condiscípulos en demanda del
guel Carrera en 1817; i su madre, doña Carmen vellocino de oro
que nunca halló.

Squella i Lopetegul, hija i nieta de dos capita


nes de la frontera i hermana de las dos bellísi v.
mas
mujeres que fueron madres de Luis Cousi-
ño i de Mariano Astaburuaga. De regreso a Chile, a la edad de 20 años, co

De ese matrimonio, verificado en


Santiago en menzó a servir de contador en el vapor norte

1825, nació el «hombre del desierto» en Val americano Bío-Bío, que hacía la carrera del sur;

paraíso, el 24 de abril de 1838; de suerte que al i por la pérdida de éste, pasó a Carrizal come

caer al pie del lecho de los moribundos, Marcos ájente de la Compañía de Lota para comprar

Latham fué derribado como la robusta encina metales.

por el rayo, en todo el vigor de su savia. Por esta misma época contrajo matriinr.:;:

con la apredable señorita Fresia Squella, su pri


111. ma hermana, la cual debería darle cinco ticin.i:

hijos que ho¡ le lloran,


Hizo el joven criollo sus
primeros estudios en

el colejio de tas Padres franceses de aquella ciu vi.


dad, pues su casa paterna hallábase colindante
con
aquel establecimiento i fronteriza al cuartel Aficionado, como los hombres de su raza, a lo?

de la brigada de marina, donde, como niño no


grandes negocios, le encontramos después, en ju
vedoso i enérjlco, hizo primeros
sus
ensayos mi lio de i870,jestionando en Lima el planteamien
litares. —
"Fué un
insigne crusisía, dice uno de to de un ferrocarril urbano; en Caracoles, en agos

¡
sus condiscípulos, aludiendo a las turbulencias to de 1871, haciéndose minero i descubridor;
de 1851, i uno de los pocos que en las guerras en
Quintero, en el verano de 1873, delineando
del colejio era nuestro partidario. 1
la ciudad i el puerto que, sin la muerte prematu
ra de su
primo i protector, el malogrado Lu;í
IV. flo
Cousiño, sería hoi uno de los planteles mas
En aquel mismo año perdió Marcos Latham recientes, como Lota, entre tas pueblos de nue
a su
enérjlco padre, ya mui anciano; pero encon- va creación en la República.
f DE LA GLORÍA DE CHILE 3"

ñor don Marcos Latham, chileno de nacimiento,


VII.
a ofrecer sus servicios en el ejército, sin remu
A su turno i llegada la hora de la guerra, neración alguna. Como este señor, según Infor
Marcos Latham, como lo dice el valiente i ve mes, reunía condiciones especiales, convenientes
rídico jeneral Escala, en un Informe que copia a las operaciones que debíamos emprender, pues
remos más adelante, fué de los primeros en lle tenia conocimientos minuciosos de las localida

gar al campamento de Antofagasta. i en aceptar des por donde tendríamos que operar, fueron
todos los puestos, incluso el más humilde, sin aceptados. "

exceptuar el más riesgoso. IX.


En este sentido fué el primero que expediclo-
nó sobre Bolivia por la vía de Huanchaca, a la En esa primera i segunda campañas, de las

cabeza de una
partida de voluntarios; fué el pri cuatro o cinco que formaron los anillos de la gue
mero
que llevó socorro a los heridos de Tarapa rra i de la pereza de sus
primeros conductores,
cá en la noche misma del terrible conflicto; fué el capitán Latham, ascendido a sarjento mayor,

el primero que desembarcó Junín junto


en con se encontró en las batallas de Pisagua, de San
el infatigable Stuven; i el primero que, a la par Francisco i Tarapacá, i en las de losAnjeles,
con éste, lanzó la locomotora a las alturas del Tacna i Arica.

Hospicio, salvando dos veces al ejército de pe- Asistió como teniente coronel i ayudante del
jeneral en jefe a las batallas de San Juan, Cho
nSin él,— nos escribía su noble compañero des rrillos i Miraflores; i por último, partió a la más
de Concepción el 21 de junio de 1882, —
no ha fatal de aquellas jornadas, contra el clima, el
bría salvado la división Muñoz en el camino de abandono i la muerte, en los ponzoñosos valles
lio a
Moquegua. Dos noches i dos días se tra de Trujillo.
bajó sin parar, i la tercera noche
en
logramos x.
llevar el agua i salvar a nuestros soldados. La
tham el hombre de la guerra del de- Postrado todo el allí estacionado por
era
preciso ejército
el implacable flajeta, hízose preciso sacarlo de la

ciudad, i entonces el sufrido i nobilísimo coro


VIII.
nel U rizar Garfias buscó al hombre que debería

El digno jeneral don Erasmo Escala expidió quedarse a


cargo de la guarnición i el lazareto,

el honroso certificado de los como en la primera hora de la guerra había


a su vez
siguiente se

sentimientos que animaron aLatham cuando, en buscado al hombre de la pampa i del desierto,

clase de voluntario, sirvió durante los me


I entonces fué el teniente coronel Marcos La
pocos
ses en
que aquel pundonoroso pero poco afor tham el que se ofreció en jeneroso holocausto al
tunado caudillo mandó las huestes de Chile en compañero de armas, al amigo, al jefe, al más

los hórridos desiertos de Bolivia: infeliz soldado,

«Erasmo Escala, jeneral de división retira


do absolutamente, certifico: que el de
en mes
XI,
julio de 1879, mandando jefe el ejército que
en

expedicionaba en la república peruana, encon Pertenecía Marcos Latham a esa


espede de
trándome en
Antofagasta se me presentó el se hombres, raros en Chile, comunes en la raza de
EL ÁLBUM

su
procedencia, para quienes no es un esfuerzo dóse en el dintel de su1 jpuerta esperando el Ha.'™
i menos un desdoro trocar el deber en entusias mándenlo.

Hombre de corazón, no escondía su cora I esto no tardó sino horas


mo. en hacerse oír! \
zón tras tle sus acciones. Hombre de trabajo, no

ncultaba sus nervudos brazos bajo la túnica, si XII.


no
que los exhibía como ejemplo, al candente

sol, a fin de estimular la común faena con su Tres días después, el comandante Latham
T(

ejemplo. Fué un hombre por su


enerjía i su
po I untario jeneroso de la guerra, voluntario
subí
derosa estructura física digno de servir de mo me del sacrificio, estaba muerto.

delo: pero careció de ventura en todos sus


pasos. I el Congreso Nacional, teniendo en cuenta

el de
ana su
j
especialmente en fin, que fué el más he magnánima conducta otorgó una pensióiinasu
roico pero al mismo
su

el más desdichado. viuda, i considerólo dignamente como muerto en


I
tiempo
Por esto, callado, tranquilo, resuelto, magná el campo de batalla. Este fué todo su
premio, i
nimo, aceptó la orden tle ir al cementerio, i que- su alma grande no habría necesitado otro.
^
DE LA GLORLA DE CHILE

DON JOSÉ UMITEL URRUTIA

COMANDANTE DE ZAPADORES

rraíndo a la del Atacama, i el coronel Martínez,


de imperecedera fama, al frente de su
brigada.
Todos en el puesto del deber, como Yávar, Silva
N medio de las crueles Renard, Belisario Zanartu, Dublé Almeida, los
1
de la guerra I de los indecibles inmolados del día precedente.
jefes
horrores de la epidemia se ha pre-

"tífit sentado durante los tres últimos m.


años un fenómeno que debe llenar de justo or

gullo el corazón de todo chileno. —


Todos han Pero se dirá que eso es lo propio de la guerra

cumplido sü deber. i lo que incumbe a todo hombre de honor i de


Pero quienes lo han cumplido enseñándo patriotismo; i tal es la verdad.

lo, han sido los jefes, que en la guerra son los Pero la circunstancia que antes señalábamos
maestros. es
que el deber siempre por siempre
encuentra

al jefe chileno en el sitio que aquél le señala, por


n. ingrata, por horrible que la demanda sea, i en
ella, como el centinela de la garita de Pompeya
Así, desde Tacna a Miraflores, para no re que fué encontrado en el puesto de su consigna
cordar sino dos batallas campales, vemos caer a dos mil años más tarde, en la actitud de quien
Santa Cruz, jefe de Zapadores, a la cabeza de vela, se han mantenido aquéllos en la suya hasta
su cuerpo, en el momento en que eran derriba la última hora,
dos los tres
jefes del rejimiento Santiago, Bar-

celó, León i Silva Amagada, todos en medio de IV.


la linea de batalla, i el último para no levantarse
de la tierra enemiga sino en alas del renom Pero s¡ eso ha sucedido en el catar e

bre. de los combales, en la ponzoñosa modorra de las


I como aconteció en el Campo de la Alianza. guarniciones, la sumisión al deber no se ha alte

junto a las murallas de Lima, así sucumbían en rado ni en los


pechos varoniles ni en las volun

Miraflores el bizarro Marchant, a la cabeza del tades responsable:;.


Valparaíso; Dardignac a la del Caupolicán; Zo Todo lo contrario, i vamos a demostrarlo.

i.
rica española es un Urrutia, i
v. ayer moría otro
jeneral del mismo nombre dejando en el
ejérci
Mandaba en la guarnición del departamento to una verdadera tribu de su
apellido. Elúltim
de la Libertad el cuerpo de Granaderos a caba comandante de Zapadores
lega su nombre a dos
llo, por ausencia de su
jefe que de enfermedad hermanos que le preceden i le siguen en su no

análoga iría a morir en Lima, el mayor Rodolfo ble carrera:— el coronel don
Gregorio Urrutia,
de 30 años; I por aban gobernador militar de la
Villagrán, centauro no
Araucanía, i el coman
donar su
puesto fué el primero en sucumbir. dante don Fidel Urrutia, hoi primer jefe del ha-
Era jefe de la división a
que aquel cuerpo tallón Lautaro.

pertenecía, el pundonoroso coronel Urízar Gar

fias, i por no
desamparar n¡ a su último soldarle VIII.
en nauseabundo hospital, aquel hombre, tran

quila ¡ reflexivamente heroico, rindió la vida. No era el comandante Urrutia un militar de


aparato; lejos de eso, i así como se dice lacóni
vi. camente para pintar de cuerpo entero a un hom
bre que «es todo un hombre", así podría decirse
Sucedía todo esto en uno de los valles infes de él que fué «todo un soldado» i nada masque
tados. un soldado.
Pero en
paraje diverso i mas
aciago por su Escapado de la escuela de Chillan cuando te

clima, cabía el mando superior a un


jefe que has nía solo 14 años, su hermano mayor don Grego
ta el momento de su sacrificio, i aún hasta el rio, que a la sazón era simple teniente, tomólo
presente, era
apenas conocido de
aquellos que de una oreja e hfzolo sentar plaza de soldado ra

no han seguido al ejército


glorias I en sus en sus so en el 2." de línea el 1.° de enero
(buena fecha
pruebas con anheloso afán, i
jefe en su hora ese
para engancharse!) de 1860.

perece también en silenciosa i varonil resigna El niño Umitel era


hijo de don Venancio

ción, sin hacer siquiera ostenta de la abnegación Urrutia, que combatió contra los Pincheiras, i

sublime, de la obediencia magnánima que le re nieto de don Norberto Urrutia, uno de los tron

tiene en el charco de la muerte. fundadores de árbol de los llanos que


cos aquel
I es a ese hombre, a .ese último jefe, entre los de semillas, ha dado soldados.
en
lugar
que no han sucumbido en medio de las filas de I ¡cosa curiosa! el recluta de Chillan en 1 86a

fuego s¡nó entre las hileras de los moribundos, a fué el más constante i afortunado reclutador de

quien va
consagrado este leve recuerdo. soldados que hubo más tarde en aquella feraz

provincia que da enhiestos robles e invencibles


VII. combatientes. Según un
prolijo apunte privado
que llevó más tarde el capitán Urrutia, no saco
El comandante de Zapadores don José Umi- personalmente menos de tres mil voluntarios de
tel Urrutia nació en los llanos de San Carlos, la provincia del Nuble. En la del Bío-Bío hizo

que debieran llamarse utas llanos de Urrutia« la de la an


sólo una
inscripción pero esta fué
porque hasta las lanzas que en sus lindes se cor tes feliz i hoi triste esposa que le llora, la señora

para la guerra tienen militar. El madre a su vez


tan ese apellido Corlna Sanhueza, de los Anjeles,
más viejo jeneral de Chile i talvez de la Amé- de un tierno Urrutia que será soldado.
pr^
DE LA GLORIA DE CHILE 3IS

rápidos ascensos i el mando superior 'de aquel


IX.
cuerpo desde el 10 de junio de 1881, cuando co

En 1861, a los 15 años de edad, el adolescen menzaba a tomar


vigor la fatal, indefinida e in

te de tas llanos que había entrado al cuartel por definible ocupación del Perú.
la puerta de la cimarra, era ya cabo, i con la va
rilla de membrillo con que le habían medido pa XII.
ra disciplina, medía ahora a los que
enseñarle la
en pos de él habían llegado; i con tal ahínco Cerca de un año había durado esa ocupación,

cumplía el duro rigor de la milicia que en ese i aquellas sufridas guarniciones parecían como
mismo año era ya sarjento. abandonadas a su
propio destino, sin relevos.

Cuatro años llevó la jineta de esforzado apren sin descanso, talvez sin esperanzas de mejora,
dizaje (12 de noviembre de 1865), i diez años de cuando llegó a visitarlas el monstruo horrible e

esfuerzos i de irreprochable conducta le fueron insaciable que por el color de los cadáveres que

precisos para llevar en sus hombros las charre apila i tiíie denominan «fiebre amarilla."
teras de capitán {mayo 5 de 1874.) El comandante Urrutia, jefe de Zapadores i

comandante, de armas de la división de ocupación


x. del departamento de Lambayeque, se enclavó
en su
puesto, es decir, entre el hospital i el ce

En esa condición fué a la guerra, i desde el menterio, i allí, como Urízar i como
Villagrán,
desembarco de Pisagua hasta el asalto de Mira- como Barrios I Anabalón, como
Jenaro Freiré i
ñores no envainó la espada. José Ignacio Contreras, hermano del ilustre guar

Después de Tarapacá, donde junto con Beli- dia marina de Pisagua, sucumbió en el sacrificio.

sario Zañartu i Alejandro Baquedano, capitanes ¡Loada sea su enérjica memoria!


de Zapadores, desplegó un valor taimado e indo
mable, retirándose el último de los combatientes, XIII.
fué ascendido a
sarjento mayor, i se le confió el
mando de una de las brigadas en que por ex El comandante Urrutia era de la escuela de

cepción estaba dividido aquel cuerpo de prefe- Clciiteriti Ramírez, i había entrado al sen icio

llevando en su
kepi de recluta el mismo número

XI. ya tradicional que aquél ostentaba sobre su fren


te al morir. I cosa digna de no ser olvidada pol

|nstÍtica:ido lo que hace poco decíamos, en ca los que creen que el culto de las glorias militares

da batalla habían quedado fuera de combate un de su país sirve de algo para los que se educan:

jefe de .iqi:c\ brillante rejimiento. todos los oficiales, de capitán arriba, que han su

En Pisagia d bravo mayor Villarroel había cumbido en los últimos tiempos en la penosísima
sido derribado antes de saltar a la playa. faena que se llamó la ocupación del Perú, eran

En Tacna sucumbía Santa Cruz. de la escuela de «el 2.°»

En Miraflores tocó su turno al simpático i En el 2.° de línea habla servido el capitán Bae-
atrevido comandante don Guillermo Zllleruelo. 2a, muerto en Pucará.
A esta serie de fatalidades, no menos a En el 2° de línea había servido Rodolfo Vi
que
un mérito probado, debió el capitán Urrutia sus
llagrán cuando mandáralo su
padre.
3i¿ EL ÁLBUM

En el 2.° de línea comenzó su carrera el co tenecen a su noble ejercicio, la


apreciación de
mandante Muñoz Bezanilla, I lo que importa para la fama de los soldados qu=
En el fué capitán el coronel Urízar Gar i, seguida, lágrimas de ]j
en
2." mueren, para las
fias. viuda i el hambre de los huérfanos dejados, U
En el 2." fué también soldado José Umitel muerte por el plomo ¡ la muerte por el vírus.
Urrutia, quien el dia i." de marzo de 1S82. con Más apetecido fin es, a la verdad, entre los
que
la graduación de teniente coronel efectivo de combaten, cuando envueltos en el humo i ensa

ejército i en calidad de jefe político i militar de ñados por el fragor de la batalla rinden
de un
una de las provincias más ricas del Perú, murió solo golpe su existencia en caro
holocausto,
a los 35 años de jenerosa edad. Pero ¿por ventura es menor i menos
digno de
perdurable agradecimiento de condigna recom
¡

XIV pensa esa muerte lenta, insidiosa, tenaz que de


liberadamente se
acepta i se sobrelleva hasta
Tema i propósito es frecuentemente entre se consume como fétido candil
que en hediondo
jentes de guerra i más aún entre los que no
per aposento?
DON ALBERTO PÉREZ GANDARILLAS

CAPITÁN AYUDANTE DEL BATALLÓN MELIPILLA

tiago, han sido efecto i seguirán siendo dos


en

individualidades incomparables como soldados.


I esto explícase principalmente, a nuestro juicio,
física i los varoniles ejer
-

¿jí y
A jencralidad de las ¡entes de esta por la reda estructura
cicios de los nacen con el hacha a
.¿tV _* \ ."_
•'
tierra de Chile, que tiene la forma primeros, que
la espalda, I por la ladinez, viveza i audacia de
í .'', 'de una
larga lengua, apta, por lo
t
•-'^$? J
m¡sm0j para ]a maledicencia, ha
los últimos, aglomeración escojida de los hom
bres sueltos de toda la República, diestros en
atribuidosiempre a la juventud de Santiago, i en
todas las faenas, sin exceptuar la del corvo...
conjunto a la capital entera, una espede de in
curable molicie, ajena a los sacrificios de la gue

rra, reñida con los duros deberes i cruentos n.


sacrificios del patriotismo. Quien dice desdeño
demostración se ha encargado de
samente «futre de Santiago" parece haber encon Análoga
don Bernardo
trado la fórmula matemática del afeminamiento. perpetuar la leyenda, porque si
Pero la historia nacional i el dictamen de los O'Higgins, don Pedro Victoriano, don Jervasio
verdaderos hombres de guerra, se han encargado Alarcón, los Zapata, los Zúñiga, los Contreras,
de contradecir semejante absurdo, hijo de las losRiquelme, los Vallejos, los Vargas Pinochet,
apariencias. los Riveras, los Pincheiras mismos, todos los te

Así lo hemos oído, en efecto, a nuestros más rriblesguerrilleros de la «guerra a muerte» eran
viejos capitanes, i, entre otros, nos lo afirmó en más o menos chillanejos, no faltaron por esto a
1861 en su hacienda de Peñuelas, situada en el Santiago gloriosos representantes en las batallas
riñon de la del Nuble, el jeneral de de la independencia.
provincia
división don José María de la Cruz, capitán en ¿Por acaso Juan de Dios Larraín, ayudante
tendido como el que más en achaques de cam de campo de San Martín, que cayó en Caucha

pañas i eximio voto en la materia. El jeneral Cruz Rayada; Juan Gana, muerto en Maipo; los dos
erade opinión que tas más potentes núcleos de Gamero, Marcos i Joaquín, que sucumbieron en

población, productores de buenos de el campo de batalla; los tres Carrera, los siete
tipos pelea
Freiré mismo, que
en Chile, eran el Nuble i Santiago. Márquez, Manuel Rodríguez,
El nmontañés» de Chillan i el todas partes, en mar i en tierra, no
«roto" de San peleó en
EL A irr \i
3rS

fueron hijos de Santiago i soldados ilustres en Wormald, de Alberto Pérez, de Federico '

Hui
la edad heroica de la República? de Aníbal Guerrero, de la
primera mayor parte de ]0.
oficiales de los Tejimientos Esmeralda i Chaca
IV. buco, del Melipilla t del Victoria, cuerpos man
dados en su mayor parte por bizarros volunta
No pagaron menos jeneroso tributo a las ar ríos de
Santiago, para dejar constancia de qU(
mas Í a la gloria de la República »los mocitos el heroísmo no puede ni debe medirse
en Qilf

de Santiago« en la segunda guerra con el Perú, por jeográficas.


zonas

i el nombre solo de Matucana representa una


pa Los santiaguinos han cumplido su deber
con

jina de heroísmo escrita con su


sangre i su denue la misma pujanza i la misma animación
que los
do. Los capitanes Tocornal, Gómez Garfias, atácamenos; tas talquínos se han batido con la
Carlos Infante i Guzmán Recabárren, el ayudante misma decisión que los hijos de Coquimbo i |0<

mayor Larraín Gandarillas. los tenientes Barrios de Arauco.


i Lizardi i los alféreces Salinas i Barros Moran, vi.
que en esa acción de guerra se batieron por sor

presa i con doble número, merecieron ser puestos En diversas ocasiones hemos hecho la com

en la orden del día del batallón de su nombre, probación individual de todo lo que aquí decimos,
que era el Santiago. i hoi queremos agregar un
argumento más al
En ttulas las guerras nacionales o civiles ha ha viejo tema del heroísmo san
tiagu i no, exhíbiende
bido un batallón Senil logo, es decir, una
lejióu "tle la grata memoria de un niño querido que muñó
futres i de rotos santiaguinosn que han dejado en
por su patria I por su
propia gloria,
buen lugar su fama i su bandera. El batallón de

marina con que lord Cochrane abordó la Esme- VIL


en 1820, i de cuyos soldados dijo en esa ocasión
el noble adalid que fueron soldados -iguales a los Alberto Pérez Gandarillas, hijo de una beldad
primeros del mundo,« era de mulatos santiagui- que ayer viéramos nacer i extinguirse en su pro
nos, hijos de las esclavas de las casas
solariegas pio florecimiento, era, al sonar el clarín de alar

que la revolución hizo libres: "los Infantes de de la guerra, de apuestos, brilla nte:

ma uno esos

la Patria,,. i seductores adolescentes que las madres temen

V. i hijas adoran en los salones de Santiago,


sus

Elegante, espiritual, cortesmente atrevido, buen


¿I por acaso i a su turno en la presente guerra mozo, ¡ sobre todo esto dotado de esa irresisti
no ha acontecido otro tanto? ble «simpatía», que es la belleza del alma es

Bastaría citar los nombres de los Toro He traída de su fondo i derramada por la mano de

rrera, de los Errázuriz, de los Pinto Concha, de lasgracias en el rostro i en tas ademanes de jene-
los Herrera Gandarillas, de los Aldunate, de los rosa juventud, Alberto Pérez Gandarillas habrá
fáci
cuatro Calderón muertos todos; de los dos Salinas sido tomado como el emblema de todas las
muertos como los demás, todos los cuales forman les dichas, de todos los embriagadores triunfos
grupo; de Eduardo Lecaros, de Luis Alberto de la de la vida en que la mujer
primera edad
ffl-
Riquelme Lazo, de Camilo Ovalle, de Ramón es
ahjera mariposa i el corazón del hombre
Sota Dávíla, de Enrique Prenafeta, de Francisco jlda llama.
F" DE LA GLORLA DE CHILE

diento de fama i 110 de botín, satisfecho sino


VIII.
agriado.
Pero el corazón del arrogante mancebo no era 1 Me
alegro mucho, escribía a su buen pa —

sólo tras la olorosa rama de azahar dre desde Antofagasta el 30 de octubre de 1880,
eso, porque,
en el vals o el coloquio lucía en la solapa —que haya escrito al coronel Urriola para mi pa
que
de su frac escondíase, un pecho levantado I ca se a otro
cuerpo. Ojalá algo se consiga, pues
de viri este batallón marcha a pasos dejigantea la tum
paz de todas las pruebas enérjica
una

lidad. ba, i me sería mui desagradable llegar «disueltoii


Por esto, sin propósito de hacer carrera, sin a
Santiago,
vanidad jactanciosa ni guerrera, sólo por obede '...Todo hace temer que se disuelva el Me

cer a un impulso nobilísimo del alma i por seguir lipilla, \ yo no quiero •volverme sin batirme una

a sus compañeros de la víspera en la alegría, ce vea siquiera. Si algo favorable llega a saber de

ñidos ahora por la aureola de Pisagua i San mí, me lo comunicará lijerico. »

Francisco, alistóse en el batallón Melipilla i mar

chó al desierto en los primeros meses de 1 88o, XI.

IX. No se realizaron por fortuna los temores del


entusiasta mozo
santiaguiuo después de su ruda

Mas, el destino risueño i aún pródigo de favo campaña a las punas de las cordillera de Ascotán

res para el novel capitán en los hogares i bajo i de Huanchaca; i por el contrario su
cuerpo fué
la misteriosa enramada del sarao, tornóse contra incorporado a la primera división confiada en

él sañudo i acerbo desde que se ciñera una


espa noviembre de 1 880 al jeneral Villagrán ¡ en se

da. Los que gustan de las imájenes de los dioses guida al contra almirante Lynch,
habrían dicho tal vez
que Marte mostrábase en 11 Desde hace dos días, —
volvía a escribir con la
fadado al ver a Adonis usurparle a hurtadillas expansión de un verdadero regocijo a su
padre,
sus arreos i su cetro. desde a bordo del Piala, el 23 de diciembre de

1880, —
estamos fondeados en una caleta situada

x. a diez millas de Lurín i a mui corta distancia de


la famosa Lima.

Cupo, en efecto, al Melipilla el mal lote de ir 11 Hasta esta hora no hai novedad alguna; a no

a custodiar lejano páramo la fríjida aldea bo


en ser díceres de que las avanzadas se han batido
liviana de Calama, en pleno invierno, i en los en Lurín, pero sin seguridad ninguna. Parece
días de fuego de Tacna i Arica, cuyas de quince días Lima estará
palmas que antes en nuestro

inmortales otros cojerían. El capitán Pérez Gan poder.


darillas sintióse vivamente contrariado por aque 11. ..Todo el camino ha sido mui alegre, no se

lla desigualdad los repartos de la guerra; i si oía sino


en resonar por todas partes las músicas de
Lien es cierto que en el corazón del invierno los treinta i tantos buques que marchaban.

hizo la campaña, que nosotros llamamos «de El


n
desembarque se principió ayer por la ma
los hielos,,, hacia el interior de Bolivia, a las ór ñana sin que haya salido una mosca que nos im
denes del comandante Letelier, i el paso; todo viene favor pa
en
mayo, junio pida esto a nuestro

julio de 1880, no por esto quedó su ánimo, se ís a brutos i cobardes como los

k
EL ÁLBUM

les dejarnos llegar crita apresuradamente


peruanos no más se ocurre a con
lápiz, como suelen es-
sin hacernos baja. cribirse los testamentos militares,
seis leguas de su
capital una I vamos
a

i, Hoi continúa el desembarco, pero con toda piarla íntegramente, porque sus rasgos Injénuos
calma i i según forman tas perfiles de una naturaleza
tranquilidad, me parece no se
rica en co
todavía varios lorido i ésta aparece delineada
concluirá hasta mañana; quedan en la tela de lo

buques repletos de jente, afectos, de los recuerdos i hasta de las


expansío-
i Se espera mañana la segunda brigada de la nes bajo la lona de la tienda como si fuera un

primera división que se vendráen buques, por

que se volvió a Pisco; nosotros desembarcaremos


XIII.
nEn esta caleta el mar es mui manso i com

parable con la laguna del Parque Cousiño. En Hé aqui n efecto ese postrer mensaje del co-

el día parece que estuviera en el 1 8 de setiembre: zón que ería, antes de la batalla, el
postrer
hai un movimiento de botes de un
buque a otro adiós de la

no se corta i llenos de oficiales que van a


que
hacer sus visitas i otros a pagarlas: es un bo XIV
chinche comparable con una fiesta.

iEl capitán Bell, que era


ayudante, se
quedó ■■Campamento de Lurín,

en Tacna, i el comandante Balmaceda me va a diciembre 28 de 1SS0.

hacer a mí
ayudante; pero le he pedido que me
deje en mi compañía hasta después del pleito, i
después le admito.
.Reciban, querido papá i hermanos, un fuerte Querido papá:
abrazo de su
hijo que está en vísperas de largarle
todo el ñeque ( i ) a los peruanos, i Hace cuatro días que estamos acampados des
pués de una marcha de la caleta de desembarco

XII. a ésta, de lo más odiosa i cansadora que se pue

de tener idea; todo el camino fué por arenal du


No hemos suprimido de propósito en estas playa en que se
perdía todo el píe; salimos come

epístolas de la cariñosa intimidad filial, cuya co a las diez de! día i llegamos a las ocho i media

municación debemos a la expansión de vieja de la noche; había momentos que renegué mi.
amistad en la familia i en el aula, n¡ los arran veces de haber nacido, porque es Imposible qut
ques jemales de la frase, que revelan un alma en esa comprendan lo... que son los que dlrijer
;
feliz i retozona, ni los recados afectuosos del ho la guerra i la tropa de cometen
disparates que
gar que son en el rudo campamento de rudos cada tranco. La marcha que nos han hecho ha
fué di
soldados que van abatirse, como un perfume tle cer a nosotros con una parte de artillería
heroica ternura. Pero tenemos la vista seis siete i marcha forzada; es menestei
a una a leguas

carta del adolescente capitán del Melipilla, es tomar en cuenta que a la hora que recibimos
esn
orden no habíamos tomado ní café; todo
esta ■

sucedía porque en este campamento, que


veinte cuadras del pueblo, se había tiroteado un

_
■■ ■

r -

/)£ LA GIORl í DE CHILE 321

avanzada del Esmeralda, muriendo un soldado "Se dice que el ataque a Lima, o a Chorrillos

nuestro i varios de ellos, pero no


pasó de ser una más bien dicho, no será antes de diez días, pues

sinfonía. Si la marcha nos salen too hai como 50,000 hombres i parece que se ha pe
simple en

hombres, nos hacen sonar; creo que ninguno ha dido a Tacna 3,000 de la reserva; pero también

bría resistido más de diez minutos por el can se sabe que de tas 50,000 no hai más que 30,000

sancio i falta de alimento. que pueden hacer alguna resistencia: los otros

nNuestro campamento es una hacienda bas están armados con escopetas, palos i piedras; a

mui verde i bosques espesísi tas últimos puñetes.


tante grande, con se corren a

mos. Se titula San Francisco. Nosotros, es de 'Ayer se


pasaron mis propuestas al Estado

cir, la primera división, formamos una línea de Mayor para ayudante de este cuerpo. Creo que

batalla cerca del río, frente a un bonito puente hoi seré nombrado; voi a
llegar a esa de jene
de cimbra de magna construcción, pero sin ob ral.,,

La línea ocupa varios potreros,


apoyando
jeto.
la cabeza el 2.°, seguida la Artillería de Ma
en
XV.
rina, Atacama, Colchagua, Talca i Melipilla; a
la izquierda está la segunda brigada. llegando a este punto de las esperanzas
Pero
11 Estos campos son mui fértiles, sobretodo en i de las alegrías, hubiera parecido que negra i

camotes, plátanos i caña de azúcar. Las cargas fuga;; nube hubiera cruzado aquel cielo azul de
tas i han
que hemos dado a
plátanos camotes ilusiones guerreras, porque en un párrafo poste
sido atroces, pues nos han tenido día i medio rior Inmediatamente, el simpático niño anadia,
sin víveres. Con un camote, que la mayor parte sin desmentir por esto su jovial, festivo, inago
son del tamaño de una sandía, tenemos para al table buen humor, herencia antigua de su raza:

morzar. Los plátanos se han concluido, pues no 1 Mi salud está mui buena i es una
gran menti
están todos maduros i los granjeos de gallinas ra lo que dicen que es
preciso cuidarse mucho
i pavos por los alrededores también han llegado por el clima. Cuanta ha presen
golosina se me

a su fin; no se puede Internar mucho porque ha tado me la he tragado, i hasta aquí nada he te

ce tres días una avanzada enemiga casi se chifla nido. Creo que lo único que me hará mal será
a unos soldados, pues estamos sólo a tres i me una
panzada, de plomo, pero me
parece que no

dia leguas de los famosos gamos. tendré ese


apetito..."
"Al mui noble pueblo de Lurín no le dejaron
las primeras tropas que llegaron ni los santos de
XVI.
la iglesia, pues al pasar nosotros encontramos las

¡májenes formadas en batalla en la plaza, con


kepi I como estaba escrito por la mano avisadora
i un palo por fusil: cualquiera la pegaba!-; del así aconteció.
a se
presentimiento,
que eran vivos. Una de las capas de tas santos Tendido en
guerrilla el batallón Melipilla, jun
me sirve de mandil para la silla de un burro que to con el rejimiento Coquimbo, en la playa que
he conseguido para mi uso, pues este ejército trae corona como sombría diadema el Morro Solar,
otro de burros granjeados en Pisco I también desde la hora en que la primera división, a
que
un
gran número de chinos. Estos dos elementos pertenecía, rompió sus
fuegos antes de la clari

, que acompañan al ejército son de mucha utilidad dad del alba, comenzó a recibir desde
lejos los

para ayuda de tas soldados en las marchas, disparos de las mortíferas ametralladoras con
EL AI.HUM

todas al- días lo


que los peruanos habían coronado estorbaran, fué el
sus en parte no
teniente
Federico Valdivieso Huici, mozo de 21 ar¡os ¡
Los soldados del Coquimbo i del Melipilla de bellísimas esperanzas.

continuaban avanzando por el lado del mar, aga Uno i otro, Pérez i Valdivieso habían
tenido
zapados ¡echándose alternativamente de bruces, el presentimiento de su prematuro fin, i parece
soldados i oficiales, todos en orden disperso i cosa singular que ellos fueron los únicos oficiales
avanzando lentamente para contestar losfuegos. de! Melipilla inmolados en la jornada del Morrc
cuando una bala de ametralladora cayendo casi Solar.

perpendicularmente sobre el hombro derecho

del capitán Pérez Gandarillas, le bandeó de par XVIII,


te a
parte atravesándole tas pulmones, herida
Alberto Pérez Gandarillas nació en
Santiagc
Tenía lugar tan doloroso lance en la media el 14 de setiembre de 1856. El prlmojénito de
nía de la batalla, esto es, a las 9.55 minutos de su familia ¡ un
hijo del jeneral Freiré, que murió
la mañana, i media hora después el joven héroe temp rano como su hermosa madre, le llevó a la
los brazos de de pila cual si hubiera querido unjírle soldado junto
espiraba resignado en uno sus

compañeros de armas, el teniente del Melipilla con nacer. Había divido por consiguienie só!u

don Carlos Herrera Gandarillas. «Conservó, —


24 años cuando ana bala peruana iroachó s>

decía el último al padre de la víctima,- —


la plena existencia llena de esperanzas ¡ de alegrías
posesión de sus sentitlos hasta el último momen cambiando para los suyos en
perenne luto \i

to, recordando con especialidad a todos los de su memoria Iresca i risueña de su


paso veloz po: el
familia." hogar I las esperanzas.

I no fueron sólo sus deudos los que le lloraron,

XVII. porque en el fondo del parco bagaje del joven


soldado encontraron sus
amigos, al hacer el tris
al heroico la misma hora i de te inventario de sus arreos de batalla, como las
junto mozo, a

idéntica manera, era derribado para morir al hojas marchitas del jardín de la vida, muchos
siguiente día a bordo del ítala, un niño tan va testimonios de que el joven adalid había sido
leroso él i que bahía sitio parte coronado por dulces beldades e inocentes gra
como
principal a

su
enganchamiento de voluntario. cias en todo su camino de batallador, desde el
Ese jeneroso voluntario que merecería un re brillante salón de Santiago a la lóbrega fosadela
cuerdo aparte en este libro, si sus brevísimos ciudad quitada por el plomo vengador al enemigo,
DE LA GLORIA DE CHILE

NATAL EDUARDO VEGA

SUBTENIENTE DEL CAUP0L1CÁN (1)

el nombre del valeroso mancebo que hoi exhu


mamos para ofrecer su memoria en holocausto
al largo olvido que su
glorioso fin ha padecido.
Natal Eduardo Vega (( Issu por la cuna de su
:/')

i i larga ha sitio t!ara:ite la gnerr,
madre), como Torreblanca, como
Vallejos, como
lista. toil-"iCÍd.'., eiiallecitla i aiiu
' "' r
"1 ,--_.■; I.:
Blanco i otras tempranas víctimas del patriotis
ponderada de los que, en calidad
mo, fué atacameño.
'<i^;-¡- de voluntarios en el servicio i en
Educado en su ciudad natal de Copiapó hasta
el amor de su
patria, rindieron por ella la vida.
la edad de 14 años, su madre, que había pasado
Pero entre setecientos oficiales de mar i tierra
;:
segundas nupcias, llevólo a Lima en la época
que sucesivamente desde Iquique i Pisagua, tle

Pucará Huamachuco han Ido el tri- precisa en


que Torreblanca i Vallejos buscaban
a
pagando
allí, con la frente erguida del trabajo, camino a
huto de su
jcnerosa sangre a la más noble pa

sión del hombre, no son pocos los que la gloria


Por su parte, el jov n
Vega, colocado en el
ha dejado rezagados.
colejio departamental de Guadalupe, mediante
La gloria de las armas tiene su cielo, que es

los esfuerzos de su
pa> re
político, consiguió no-
la inmortalidad.
tables aprovechamienl 35, señalados por los pre-
Pero también tiene su limbo que es el silen
mios que obtenía en s is clases escolares. Su se-
cio o la ingratitud de las tumbas después de las
gundo padre ballero don Tristán López,
acciones heroicas.
que fué más tarde capitán del Curicó i defendió
bizarramente a Lurín al día siguiente de la bata

lla de Miraflores contra un asalto de 11

En el número de tas que hoi viven en ese lim


bo de la fama, debe colocarse entre otros muchos 111.

Llegó en 1879 para el adolescente alumno


(i) Por un error de taller se puso en la lámina que con de Guadalupe la ocasión de elejir una carrera.
¡¡ene el retrato de Natal E. Vega que era subteniente de
El tierno espatriado había cumplido diez i
I.'c\.:,<\i.,¡L--., enuncio cu rciilIJnd lo tuc del Cnti|iolic:íir i en

filas peleó i murió. ocho años, estudiante


sus era un
aprovechado I lúe-

k
EL ÁLBUM

brazo el diploma del curioso herbario del propio


go iba a tener bajo su suelo en
que deb'
bachillerato que le abría las puertas de la Uni
versidad de San Marcos. Pero huyendo de ser

doctor, Í ndoctor limeño», iba el intelijente ba

chiller a tomar un
puesto en la escuela de medi La familia López fué cruelmente expulsada de
cina de San Fernando, la más antigua de la Amé Lima; peroaquella afrenta no quedaría impune.
rica española, cuando, a manera de relámpago, El brioso repatriado, no encontrando mejor
estalló la guerra. puesto, se alistó de sarjento segundo en el ba
tallón Caupolicán, i en esa capacidad i en la tf

IV. sarjento primero hizo toda la campaña hasta la


partida hacia Lima, a aquella ciudad en la que
El animoso estudiante atacameño en ciudad había pasado los mejores años de su vida, de la

de molicie, nhabía cursado —


dice uno de sus 1 saliera perseguido por t rah illas de entes
j que
condiscípulos —
en Copiapó, varios ramos de hu se burlaban del infortunio de i
proscripción
manidades en elcolejio Bruno fiábala primero, ahora él ambicionaba c

que rejentó el malogrado institutor don Zenón mgado i

Martínez Toro i en el de la Sociedad de Arte


vi.
sanos después, dirijido por don liclisario Aguirre.
"En Lima, sus
amigos i compañeros de estudio Nos ha dejado el joven Vega, ascendido aho
lo llamaban el chileno i 'ega, con cariñosa espiri ra a subteniente del Caupolicán, en una tierna
tualidad. carta que escribía a su madre desde la rada de

"Distinguióse en la clase de matemáticas por Curayaco el 23 de diciembre de 1880, la expre


su certero tino para resolver los más difíciles pro sión de una alma Injenua i levantada en este pa
blemas. profético de prnxiina
saje que parece un eco su

11 Los señores Artidoro García Godos i Antonio pero heroica desdicha;

Otiiroga, sus
profesores en ese ramo, lo estima "En todo caso, mamadla querida, —
la decía,—
ban i distinguían entre sus más sobresalientes le suplico que tenga la suficiente resignación para
alumnos por la viveza de su
injenio" soportar cualquiera desgracia que sobreviniera.
I en otra
parte el biógrafo aludido (que es el "Tenga siempre presente que Dios es grande
notable diarista don P. P. Figueroa) agregaba: i sabe lo que hace. Si el Dios que hasta ahora

■'Tenía Natal Vega la idea fija en su mente, ha sido se nos vaa


nos
propicio, en este caso que
de descubrir las verdades que las ciencias natu
presentar, es decir, en el combate de Lima, nonos

rales ocultan al hombre. fuera próspero, llore ¡ lloren todos mis hermanos,
te»
"La medicina, la química Í la física, esas tres no por mi muerte, sino por nuestra derrota,

sobre que descansan los acto seria un do


; co- caso de salir ileso cu
semejante
i avanzados de la edad lor que nunca lo llorarla lo
suficiente.
contemporánea, seducían su
espíritu, absorvían "Reciba un abrazo de su hijo i exclame jun
sus facultades, sintetizaban su ¡deal, compendia to conmigo: ¡Viva Chile! que es el grito unísono
ban, resumían sus ambiciones.- que hoi se siente,
A la temprana edad en que el destino le for «Adiós. Suyo
zaba a abandonar el colejio tenía ya formado un Natal".
p3^ DE LA GLORIA DE CHILE 325

1 Las órdenes del mayorcumplieron: pero se


VIL
el teniente encontró agonizante al amigo i com

En San i Chorrillos el Caupolicán pañero. Una bala había atravesado el pulmón Í


Juan en

tuvo, como es sabido, una participación más de el corazón de Vega.

espectador que de combatiente; pero llevado al "En menos de veinte minutos se había extin

fuego en Miraflores por el pundonoroso coronel guido una vidajoven, pues ese día cumplía vein
don José María del Canto i su intrépido segundo te años el primero de los oficiales que tuvo el
el impetuoso Dardignac, cupo a la compañía en arrojo de marchar a tomar un reducto a
pesar del

que militaba el subteniente Vega salir al frente de fuego vivísimo que se nos hacía de las diversas

batalla, dispersa en guerrilla, al mando del va murallas en que se


parapetaba el enemigo. n

liente joven don Alfredo Valdés; i en la atrevida

carga que Dardignac emprendió a, través de la IX.


llanura, aquellos dos nobles mozos cayeron casi
juntos para no volver a levantarse. Llevaba Ve Sincero i profundo fué el dolor de los compa

ga levantado el brazo con su


espada, animando ñeros de armas del subteniente Vega, i tal lo

su
jente, cuando una bala le atravesó el costado manifestaron a sus deudos en la siguiente carta

derecho matándole instantáneamente, pero de tal de duelo que a los últimos ha quedado como la

manera que el brazo al caer sobre el torso tibio última satisfacción de un destino aciago:
del combatiente, cubrió la herida como una ven

da. Al pasar Dardignac junto a él,


creyóle en
i,
Lima, febrero icj de iSS¡.
consecuencia abatido por la fatiga i ordenó le
socorrieran, cuando su espíritu vital estaba ya
rSeñora doña Mercedes O. de López^Santiago.

VIII,
"Respetada señora;

Es digno de contarse
ajena pluma este lan
por
ce heroico. «El subteniente Vega, dice otro de —
iAI comunicar a usted la triste noticia de la
los numerosos
biógrafos que aquella corta vida de hijo i
muerte su nuestro querido compañero
alcanzara, —
con cuatro soldados i un cabo tuvie Natal, cqué podremos decirle que sea un consue

ron el arrojo temerario de marchar sobre el reduc lo para usted?


to en el cual colocaría primero
se
que en
ninguna nComprendemosdesobrasu dolor, pero le ro
parte el tricolor nacional; pero tal arrojo de va
gamos tenga presente que la
patria ha exijido el
lor, costó la vida al pobre subteniente. sacrificio de sus
hijos i que ha sldonecesario pa
iCuando en efecto hubieron los Natal fué de los
se
apagado garlo. uno
elejidos en nuestro

fuegos en el reducto, pasó el valiente mayor Dar cuerpo i nos hemos visto precisados a
aceptar
dignac con su comitiva, Í al encontrar a Vega tamaña desgracia. Sucumbió luchando hasta el
tendido en tierra, creyendo que la i la último momento, i luchando bra
carrera con
coraje, con

ajitación lo hubieran cansado,


dijo: aquí tengo vura asombrosa. ¡Murió como chilemo, al pie de
un
hijo que es preciso cuidar,- denle agua al sub su bandera i al frente de sus soldados1
teniente para que la fatiga i llamen al
se
lepase 11 El destino le ha quitado a usted el cariño de
teniente Soruco para que lo venga cuidar. más amado
a su hijo, pero le ha dejado en cambio
EL ÁLBUM
3¡6

su recuerdo inscrito en las honrosas pajinas de I en día sábado, 15 de enero de 1881 desa
la historia. pareció combatiendo en lejana tierra i con „aso
brosa bravura" por la gloria de su patria.
11 Es verdad que Natal ya no existe; pero su

más allá de tas i él El subteniente Vega vivió solo veinte años


nombre pasará siglos ante nos

descubriremos todos diciendo: /Nalal Eduardo contados hora a hora, minuto


por minuto, pera

valiente l en su voluntario sacrificio consumó la


Vega fué un profecía
sentido i dis de un ilustre soldado i filósofo americano
Reciba, señora, nuestro pésame (el je-
María neral Miranda), quien, en sus Consejos a su dis
ponga de sus atentos servidores.—;fosé
Vicente Palacios cípulo don Bernardo O'Higgins, cuando era
del Canto. —
Valentín Torres. —
és
B. Orbeta. Mar te un adolescente de veinte años, le decía:
Enrique Bc/'ualcs.—juau
— —

Eduardo Ki- "Sólo la juventud del hombre


cial Novoa C. —

Alfredo Sónico. — es
grande. n

nEn los vastos horizontes de la


nast. —
Carlos S. L-emm.— Víctor .11. /¡ascu/'iá/i inmortalidad
T.— Felipe S. Beraud. »
vive el alma de un héroe", había dicho también
de él otro de sus amigos que le amara en la vida
i le admirara en su fin (1)
x.

Una circunstancia más que reviste de melan

cólica simpatía el recuerdo del valeroso mancebo


( 1 ) Es digno de notarse que sobre este joven subteniente
a
cuya existencia consagramos esta pajina tan del Caupolicán se hayan publicado artículos biográficos en
breve la
Las Tiempos (marzo 39 de i88r), tnEl Mercurio deValpa.
como sus días, es
siguiente; raíso (mayo 18 de 1882), en La Industria de Iquique (enere
LI subteniente Natal Eduardo Vega había na [5 de 18S3), i en La Libertades. Talca (jumo 20 de 1884.)

cido el 15 de enero de 1861, día sábado.


F
DE LA GLORIA DE CHILE 327

DON ENRIQUE PRENAFETA


SUBTENIENTE DEL REJIMIENTO CHACABUCO

I desde mui niño, como este último famoso

capitán español, mostró el nieto, impetuoso amor


por la guerra i por la gloria. «Tiempo es, señor,
que me conozca,

escribía a su
padre cuando te

nía apenas so años. —No sol yo llamado a marchar

o" tronchó temprano en su raudal, a por la rutina i'io sendo del trabajo material. Ne

cesito concluir mi carrera de abogado, i concluida


la manera del vendabal furioso que postra los
ésta trabajar para ¡ley a 1 .-.;, ao'o más alto a
que
tiernos retoños de la espesa selva, toma su vuelo
puede llegar el hombre. No temo a la fortuna i
hacia lo desconocido por entre el fragor de fieros
tengo, señor mis caprichos de gloria.... ■■

combates, la existencia de un niño que aún no

Esos «caprichos de gloria" llevaron a


Enrique
asomaba a los dinteles de la juventud viril i era
Prenafeta a las armas ¡ en
seguida a la muerte
ya por sus actos, sus creencias, su denuedo i su

fe de la breve manera que vamos a contar.


en el porvenir una verdadera esperanza para
las armas de la República.
El nombre de ese niño era
Enrique Prenafeta, m.
Su ciudad natal, Santiago; su edad, 20 años.
De su vida, rápida casi como un suspiro de

la noche fugaz, no nos ha quedado sino pálida


11.
huella en la memoria de uno de sus condiscípu
los i amigo de la cartilla i la cimarra que agrupó
Había nacido aquel mancebo de ánimo de su
en unos cuantos cortos
rasgos su niñez turbulen
yo levantado, con destino a la guerra, i si su

buen padre don Aniceto Prenafeta no ha sido sino ta, recordándola, a


poco de su heroica muerte, en

animoso minero i un diario de Valparaíso {El M. •; ario del 2 s: de


un un
pacífico ensayador de
febrero de 1881.)
metales, su abuelo fué un valiente soldado cata

lán que batió


en Maipo se bajo el pendón del viñeta (le Tarraiajua lili.- 1 Iñude proceden lis l'ml i los l'ralsj
rei ¡ oriundo de Reus,
era
patria de Prim. (1) un
lugarejo de 35 casns i 130 habitantes, Humado Prenafeta,
:ili:nn]ai-.lL mi
Iritis, en
rijiicjcw i. por ln visto, en bravos.
Prenafeta dista cuatro leguas de Tarragona i catorce de
(1; l-.e-t-j en ) J. ; ii ¡"ll;. c.t-.r.am'.i juiííral '!•_ Cae. luán, ;,n.¡- llar' el"H:i.
EL
32S

1S11 modesta i honorable familia, —


dice aquel i poco tiempo después ya Prenafeta era uno
df
sucinto biógrafo de una carrera apenas comen los mejores alumnos del ilustre jeneral Escab.
zada, —

queriendo formar su corazón desde su más ,, I tanto fué así, que habiendo
estado el pr¡
tierna Infancia, lo entregó a la edad de cinco mer año pagando su pensión i no pudiendo ha
años a los cuidados de la señora Mercedes Váz cerlo el segundo por falta de recursos, cuando se

quez, quién fué la primera en colocarle la cartilla solicitó del noble veterano la beca anua! del
es
en la mano. tablecimiento, no tuvo inconveniente en dar el
11 A los siete años pasó al colejio de las señoras informe que sigue:
Cavieres. Su primera profesora, como las segun ,La solicitud de beca que para el
joven Pre
das, cobraron gran cariño por el niño, talito por nafeta pide, a mi juicio creo debe atendersi
se

su carácter de viveza e intelijencia que le distin con


preferencia, porque será una adquisición pa
guía, como por su intachable conducta i los gran ra la escuela la incorporación de este joven en
des progresos que alcanzaba en los ramos de es el establecimiento."

tudio que se le enseñaban.


iA los ocho años de edad ya sehizo necesario v.
colocarlo en un
colejio de importancia para hom-
Los primeros exámenes del cadete Prenafeta

des, que gozaba a la sazón de gran fama i valía, en la Academia Militar fueron brillantísimos, es

lEnrique fué allí perfectamente recibido, con pecialmente los que rindiera en
1874. Pero su

siguiendo, como siempre, captarse la simpatía i carácter vivo, resuelto i en el fondo ambiciosa

aprecio jenera! especialmente el cariño del mis de emociones i renombre, le traía de continuo en

mo director del establecimiento." peligro de algún grave trastorno en los comien

zos de una carrera difícil, áspera i confiada a sus

IV. solas fuerzas.


I así aconteció, en efecto. Porque cor.i;J;uJc
Esa había sido toda su niñez. en
primera línea en los violentos si bier. ¡nusti-

Pero a la edad de 15 años, edad en con les disturbios que en 1S77 hicieron ¡ndispensa
que
el bozo del labio brota en el corazón el primer ble cerrar aquel establecimiento nacional, ¡ce-
escondido fuego, entró Enrique Prenafeta a la clarada dos años más tarde la guerra a las repú
Academia militar, i pronto se distinguió blicas vecinas, el alumno del jen ::ra
por su impetuoso
claro entendimiento, por la enerjía acentuada de Escala en el aula de la Maestranza no
pensó sino
su carácter, ¡ la turbulencia ardorosa i aún desa tas campamentos i las batallas.
en
seguirlo a a

sosegada de su
espíritu. Era un niño que pro En vano fué que su
padre, escaso de fortuna
metía soldado; cadete que los
ser era un
auguraba se
empeñase en disuadirlo presentándole
un héroe.
próximos halagos de su carrera. En iS;9 el ex

iSus inclinaciones i aspiraciones añade el cadete humanidades, seguía


ya bachiller

ras era en

él
go de su infancia que ya hemos citado —

empe su curso de leyes de la Universidad, i como

hablar corazón cierto or


zaron a a su
juvenil i entusiasta, i mismo lo observaba a su familia con

pronto exijió se le colocase en la escuela militar, gullo «le faltaban sólo tres años para ser aboga
"Corno esta era una resolución irrevocable del do", esta meta suprema de toda ambición
vulgat
joven estudiante, hubo necesidad de aceptarla, tierra.
o jenerosa en nuestra
V
DE LA •LA DE CHILE 320

tuvo al fin lo que era el ideal de sus ambiciones,


VI.
i cuando el batallón Chacabuco, que había sido

Pero sus
"caprichos de gloria,, del claustro in brigada, como la suya, fué elevado a
rejimiento
fantil le perseguían más que la codicia de adoce en 1880, obtuvo en sus filas el puesto de subte-
nado diploma. I por esto, contando talvez con vi

da incierta e infortunada, escribía a su


padre en Desde Calaña escribía .a su padre, antes de

víspera de hacerce soldado estas palabras de ca emprender la marcha sobre Lima, que concluida
riñosa injenuidad, a propósito de un tierno her la campaña volvería recibirse de i
a
abogado, se

mano aquél le confiara: "Fíjese, señor, en


que guiría después la carrera de las armas. Su mo

que siempre podré ser el apoyo de m¡ herma


no delo, según lo decía él mismo, era aquel sublime
na Sostenga usted el árbol que dará sombra a
capitán -abogado que murió sobre el puente de
esa planta que nace...,, una nave
enemiga.
¿Presentía, por ventura, el esforzado mancebo
que la rama se desgajaría pronto del tronco i
caería a sus pies vuelta cadáver? IX.

VII. Pero la segur de la muerte detuvo la carrera

del cadete-bachiller en la primera etapa, cayendo


Durante los primeros meses de la guerra, las mortalmente herido encima de la tercer trinchera
autoridades militares de la capital rehusaron otor del aleve Miraflores. «Habiendo si
enemigo en

gar al ex-cadete Prenafeta un


puesto cualquiera do testigo, —
díce uno de sus compañeros de ar

en el ejército, en
castigo de su rebelión conocida mas,

de sus hazañas en el combate de Mirado
en 1877. Pero él buscó aquella solución por otrc res me creo en el deber de declarar que Enrique
camino. Profesor e
inspector del Instituto Chi Prenafeta fué héroe la i de los
un en
pelea uno

leno, establecimiento de educación media que en


primeros oficiales tle! ejército que arrebataba las
la calle Santa Rosa rejía con intelijencla el señor trincheras al al de
enemigo grito «¡Arriba com

Almeida, el ex-cadete organizó una brigada de


pañeros!..." Pero estaba escrito: al
llegar a la
voluntarios, que armada de fusiles de pata i con tercera trinchera, estalló una mina que lo arrojó
espadas de hoja de lata hacía bulliciosos pero al suelo sin causarle daño notable. En el acto se

ordenados ejercicios en las calles, alistando la levantó, subió sobre el parapeto, i al mostrarse

muchedumbre guerrera de aquel populoso barrio. allí victorioso al enemigo que huía, una bala le
Prenafeta fué proclamado comandante instruc atravesó el estómago i derribó de espaldas aquel
tor de laBrigada Santa Rosa, que así la llamara Icón de veinte años de edad. "

él mismo, i llegó a merecer por su adelanto un 1, Embarcado en seguida, añade por su parte

elojio insigne para un colejiaW-o una tropa de su infeliz padre, —


enel primer «sepulcro flotanten

colejiales— el de la «crónica local" del diario El que trajo heridos al sur, murió a bordo del /tata,
Ferrocarril. al salir este trasporte de Iquique. Su cuerpo fué
conservado a bordo hasta Valparaíso, gracias a
VIII.
la Intervención del lamentado comandante Dublé
Con este doble título, el de ex-cadete i el de Almeida, i de allí trasladado ciu
a
Santiago, su

comandante de brigada, el joven Prenafeta ob- dad natal, donde hoi descansa en paz.u
Era una
intelijencia precoz, un corazón atre
X.
vido, una naturaleza rica i jenerosa, que deshe

quien la redada de los hados, brilló sólo cual


Fué Enrique Prenafeta un mozo a
lampo de
alas al partir, pero luz en cielo tormentoso, dejando apenas
fortuna nególe sus poderosas como

tempranos he impresión i como memoria un nombre de niño


que si hubiera sobrevivido
a sus

rodeado de .la aureola de tas verdaderos inmor


chos habríase abierto de seguro ancha
carrera en

las armas, en las letras de su patria, tales.


la política, en
DE LA GLORIA DE CHILE 33¡

JOSÉ RAMÓN SANTELICES

SUBTENIENTE DEL 3." DE LÍNEA

menzó la guerra. El joven Santelices, al dejar


I. el aula, sabía suficientemente el inglés ¡ el fran
cés, la teneduría de libros í todos los ramos teó
SUVO én su jeneroso sacrificio el ricos que le habrían habilitado, si hubiera nacido

\ intrépido cuanto infantil subtenien con alma egoísta o siquiera simplemente adoce

te del rejimíento Chacabuco, En nada, para ser dependiente bien rentado, co

rique Prenafeta, cuya vida acaba- merciante de fuste i más tarde talvez banquero
n
compañero si no de trinchera i i acaso ministro.... Sus compañeros de colejio
', de dolor i de renombre en otro niño habían c ■
iiíado por nombrarle tesorero de sus

como él, alumno de un


colejio de Valparaíso i ahorros dominicales.

apenas de edad de 19 años. Esta edad al menos

contaba cuando fuera conducido, de regreso a


111.
la patria, al hospital de Copiapó en donde falle
ció el 3 de febrero de 1881, tres semanas des Pero el montañés de Vichuquén no quería,
pués de haber caído mortalmente herido al pie como Prenafeta, sino ser soldado raso a toda
del Morro Solar i a la cabeza de su compañía costa, i por consiguiente tuvo mucho menos for
en el rejimiento 3." de línea. Llamábase aquel tuna aquél. Dotado de una constitución en
que
mozo José Ramón Santel: .adres Juan deble i de aspecto enfermizo, anduvo en todos
Ramón Santelices i Ei ¡ón Fernández, tas cuarteles de Valparaíso ofreciendo su
frájil
acomodados propietarios de en Vichu- talla al cartabón. Pero en unas ocasiones le re

chazaban por su estatura i en otras por su con

11. dición de estudiante no


provisto de la licencia
las En muchas
paterna para servir bajo armas.

Enviado por su padre a Santiago a los ocho ocasiones los sarjen tos reclutadores confunden
años de edad para educarse, i en
seguida Val la la cimarra, i rehusan,
a
gloria con

paraíso para colejio práctico la


aprender en un

carrera del comercio a


que aquéllos le destina IV.
ban, acababa de salir del acreditado colejio de
Blum con notable aprovechamiento cuando co
Desengañado per
•JIUM

de! de Blum, vínose a Santiago, i equi a frente del enemigo resuelto morir antes
colejio a
que
vocando medio a medio su camino, fué a sentar dar un paso atrás, i que en ún año i diez
días ha
plaza en un escuadrón de jigantescos granaderos pasado por los cuatro primeros grados del esca
El comandante lafón militar.n
que llegaban de las fronteras.
Muñoz Bezanilla, que mandaba aquel cuerpo, le En otra carta, que orijinal tenemos a la vis-
contestó con una afectuosa sonrisa, señalándole ta, escrita en Pacocha el 21 de marzo de 1880,
la puerta. hace el sarjento Santelices grata memoria
de
No se desanimó por esto el tenaz voluntario, aquellos honores que para otro son un
repudio
i embarcándose furtivamente en el trasporte Loa, Ser sarjento era para aquel levantado mozo un

mediados de 1879, a
Antofagasta. timbre de orgullo era un timbre de pa
se
dirijló, a porque

Allí, con el solo acto de llegar, era soldado, lei triotismo,

de todo campamento. I sin más trámite que el 1, Cuando estuvo formada la compañía para dar
de la filiación, segunda maternidad del re me a dice mal disimulada ufa

esta reconocer, con

cluta, el heroico niño empuñó el fusil de un he nía a un camarada de colejio, —


se mandó formar

roico rejimiento de infantería, el 3." de línea. un círculo, i cuando ya estuvo hecho, entré a él

Ese venía bien a su talla, medida ésta por el el ayudante, me llamó á mí i pronunció estas

alma. sacramentales palabras: »Se reconocerá por sár

V. jenlo primero de esta compañía al sárjenlo se

gundo de la segunda del primer batallón do»


Como el soldado Santelices fosé era un mozo tan Ramón Santelices, a
quien obedecerán i res

despierto como ilustrado, subió rápidamente a petarán en todo lo que le, mande concerniente al
cabo segundo (abril 21 de 1879) i, dos meses jus servicio.»

tos más tarde, a cabo primero. Por la acción de

en la de
Pisagua sus
jefes le pusieron manga su
VI.
chaqueta lajineta de sarjento segundo, i por la
de San Francisco la de sarjento primero. El En medio de las filas i en el áspero trato del

digno muchacho era evidentemente de aquellos soldado, el sarjento Santelices mantenía, sin em
que llevan en su cartuchera, como acostumbraba bargo, toda la delicadeza de sus sentimientos de
decirlo el Prim de Reus en
igual condición, su hiño i de estudiante pundonoroso i formal. De

faja dejeneral a su ataúd —

"Faja o caja.n esto consérvase una tierna muestra en carta a

Pero en oposición a las fascinaciones cuyos su hermano menor Tomasito, niño de 13 años

destellos hemos visto ¡luminar la noble figura in el colejio de Blum a su


que había quedado en

fantil del subteniente Prenafeta, el sarjento San partida:


no
telices no amaba la sufrida carrera del soldado
"Espero que cuando llegue a Valparaíso
por la gloria sino por el patriotismo. encuentre al chiquitín travieso que dejé cuando
nNo te metas de soldado,— escribía en efectc salí, -sino al colejial juicioso, que trabaja para
con ruda
franqueza a uno de sus condiscípulos hacerse un hombre. Te encargo tomes mis dic

Valparaíso (don Anjel I lodar). -Déjate de le te serán


de cionarios ¡ libros inglés i francés, que

en

seras i de rabias. Este consejo te lo da un sol útiles, pero no novelas o historias que en lugar
dado con la experiencia que ha recojido en todc de beneficio te servirían de perjuicio. Querido
lo que ha andado, que ha encontrado frente no los echa-
se hermano: espero que mis consejos
r DE LA GLORIA DE CHILE 333

ras en vasija rota, sino que los tomarás, i espero Herido, en efecto, el sarjento Santelices, as

tu aprovechamiento en los ramos en que cur cendido ahora, como su inmediato jefe, a subte
sas. niente, con daño al parecer mortal, rehusó ter

i Por tu carta que recibí he tenido mucho gus minantemente que le amputaran el pie lesionado,
to por las noticias que me das de tf i de tu cole i con una
enerjía superior a sus años se hizo

jio, gusto que tú no lo comprenderás por tu corta trasladar a Chile para morir en su suelo, que eso

edad; para ti debe ser desconocido, pero que se


para muchos no es morir.
siente cuando se recibe una letra de hermano, I hé aquí como con soldadesco pero resuelto
cuando está desierto el de Ataca
se en un como
lenguaje contaba a uno de sus compañeros de
ma, en donde me encuentro
yo i entre
jentes armas el fatal lance que le costara la vida:
desconocidas.

"Espero que me mandes un ejercicio en Inglés «Señor Anjel Hodar:

(por ejemplo, Ollendorff, lección 25.),,


¿No es cierto que en todo esto, en esa efusión «Chorrillos, enero 18 de 1881.
del alma ¡nocente, escrita por un sarjento de
20 años, de familia holgada, acampado en in nDespués de haber salido sin novedad en el
clemente médano, entre hombres rudos i vio combate de Ate, en el de Chorrillos me han he
lentos i en la víspera de un gran combate (el 22 cho... (1). Me pegaron un balazo en el tobillo
de mayo, cuatro días de hai
antes Tacna), algo derecho pasándolo de parte a parte en el mismo
de consolador i de grande que enaltece a la ju nudillo. Estoi la ambulancia;
en no sé si me va

ventud de nuestra patria? ya a


Valparaíso, aunque la navegación me ha
ría mucho mal.

VIL

Un doloroso detalle todavía. El padre del jo


José R. Santelices. «
ven Santelices había muerto poco antes de la

campaña, i su viuda, atormentada por mil infor


tunios, había perdido la razón. I estos dolores
IX.
ajenos pero cercanos a todos ¿no alzan el cora

zón hacia las más altas esferas de la vida?


Tenemos a la vista los retratos de los dos he
roicos niños, (Santelices i Prenafeta) cuya vida
VIII. corta i cuyo fin desdichado i parecido hemos
contado de prisa. En el aspecto físico en nada
Por fortuna, o acaso
para mayor desventura, se
asemejaban. El subteniente Prenafeta es un
el sarjento Santelices tuvo en el cruel aprendi adolescente de rostro ovalado, de ojos penetran
zaje de las armas un digno maestro. Su capitán tes, de boca comprimida i enérjica, i en todo su
fué aquel intrepidísimo oficial,
hijo de Melipilla,
Ricardo Serrano, hermano del «abordador," i

que ascendido a
sarjento mayor en el campo de (1) Suprimimos aquí una palabra tan ruda como pinto
batalla de Ate, cayó en Chorrillos, donde cayó resca, pero que adivinarán sin necesidad de ocurrir al dic
cionario ni a la hermencutica todos los
que hayan sido sol
su
discípulo junto con él. dados en el ejercito de Cliile. .
334 EL ÁLBUM

ser muestra una actitud resuelta i hasta provo fallecido, al hijo de la viuda
que ha perdido 1-
cadora. El subteniente Santelices revela, al con razón en la agonía.
trario, en sus débiles perfiles lánguidos I lonjitu- Pero un rayo de luz vivida reposando
E0br(
dinales, en su
complexión melancólica, en su los dos juveniles sarcófagos, les ilumina a la vez.
apostura indiferente, al hijo del dolor, al infante I así los dos subtenientes chilenos
pasarán a la
fatigado por la mochila i el rifle después de lar historia i a la inmortalidad como dos
jemelos
ga marcha, al que llora en la ausencia al padre acariciados por un solo rayo de la
gloria.
DE LA GLORIA DE CHILE

DON DOMINGO CASTILLO

TENIENTE CORONEL 2." JEFE DEL REJIMIENTO SANTIAGO

el combatiente de Chile, obra al contrario solo

o casi solo, con dos o tres camaradas, dos o tres

her/uaui/os, a
quienes ha convidado desde la

víspera para matar i morir juntos; i así concerta

1 fuera dable hacer el dos pelean, matan i mueren en el grupo, fieles

■í'.la índole peculiar del soldado chi- todos a su


liga, aunque procedan de diversos

Jtjlf'.1/-! leño, como se hace la autopsia del Tejimientos.


^f : sería difícil En la famosa del Pérez
cuerpo humano, no re- Exposición canónigo
r
que los componentes esenciales de su de Arequipa, sobre las crueldades de los chile

naturaleza son éstos: nos en


Pisagua, refiere que los primeros que lle
1. El coraje para pelear. garon a la ambulancia situada en la cumbre

II. La resistencia muscular de su organiza fueron cinco soldarlos de diferentes cuerpos con

ción para las vijilias, para las marchas, para el vertidos en leones; uno de ellos (un Cepeda) era
dotar físico, inclusa la autopsia, el hambre i la del Atacama, otro del Buín, los otros probable

sed. mente Zapadores: eran los hcr/nanitos de la

III, 1.1 individualismo en todos sus actos i víspera, concertados con otros que cayeron antes
movimientos de combate. de llegar los primeros a la cima. Pero una vez

puestos delante de un crucifijo i de la bandera


ii. blanca de la misericordia, los cinco rindieron en

tierra sus quemantes rifles i fueron los guardia


I en efecto, así como el cloroformo es una nes más fieles, más mansos i afables del enfer
sustancia ociosa cuando de amputar, del sacerdote i de la de las ambu
se trata mo, cruz
roja
ckarquiar, coser, dislocar i todo lo que se
quie lancias.
ra con el cuerpo del soldado chileno, incl m.
cortarles la cabeza, así también el chile

pililo, soldado, jamás hace rebaño. El sol


como El soldado chileno va
siempre adelante, i se
dado chileno, como el araucano, es esencialmen asemeja al león en que ruje, porque chivatea, i
te unitario i desagregado. El soldado europeo al toro en que entierra la cabeza i porque jamás
pelea siempre en fila í como colectividad. Pero mira liada atrás mientras embiste. Hasta mos-
EL A
33ó

trarle la banderola colorada del campo enemigo verdad, ha sucedido así porque el soldado
chile
furia sin necesidad de la ga no lleva siempre el prisma
para ponerle en rojo en la encendida
rrocha.... candente, implacable pupila, hecha ascuas en el
Contábanos, a este propósito, el enérjico ci

del 2.", bizarro hijo de York, a


rujano Kid, un

quien el gobierno tiene hecha una


promesa de IV.
honor que aunque tarde habrá de ser
cumplida,
que en todas las batallas de la presente guerra I nunca estas condiciones peculiares del sol
en que se ha hallado (i no son pocas) tenía ob dado chileno fueron puestas a prueba más dura
servado que apenas comienza el toque de las cor i más espléndida que en las guerrillas de la ba
netas o se ha oído a la distancia el primer dispa talla de Tacna, especialmente en las cinco com

ro del cañón, vénse allá, a la vanguardia, a seis, pañías guerrilleras que cubrieron durante una
ocho, diez o más cuadras de la línea, grupos dis hora, a pecho descubierto, sin sostén ni socorro
persos que se baten por su cuenta con las filas posible o retardado, todo el frente de la tercera
enemigas. división, que mandó ese dia el valentísimo i

¿Quiénes son esos combatientes? ¿De qué modesto coronel Barceló.

cuerpo han salido? ¿Con qué orden i de qué ma

nera i por dónde han marchado? v.


Nadie lo sabe, pero allí están ellos, cien, dos

cientos, a veces mayor número, cargando I des I-.sa división, como es sabido, era compuesta

cargando vertijinosamente sus rilles I avanzan del aniquilado i


glorioso 2." de línea (a la dere
do sin que una sola voz los mande. Son simple cha), del Santiago (al centro) i del invicto Ata-
mente los incontenibles hermauíloc, concertados cama
{a Izquierda). Como nadie hoi lo ignora,
la
en la noche que precede a la batalla para pelear, esa heroica tropa se batió con todo el grueso del

avanzar i caer
juntos, ejército aliado; i en el terrible i prolongado cho
A lo más, lo que han conseguido, antes de des que perdió la mitad de su
jente: 800 sobre 2,000

prenderse de los diversos ri-jiínienlii:, tle la linea. soldados. «Merece una recomendación especial,—
es un corneta que toca
afuego en
dispersión, pero dice a este respecto el sobrio parte oficial de la
sin soltar el fusil; ¡ este es el de más recios pul jornada, —
la segunda división, que sin detenerse
mones, o
que, como el corneta del Chillan en un solo momento, atacó con tal brío al grueso i

Tacna, se ha fugado a las avanzadas para tocar el centro del enemigo, que lo desconcertó por
más degüello En resumen,
a su
gusto na m
completo, m

son esos tas antiguos guerrilleros, ahora des Ahora bien, las compañías guerrilleras que
montados, de la guerra tic la Independencia; son iban cubriendo el frente de toda la división, eran

los chivateadores de Arauco, tas


son toros que cinco, en este orden, con sus jefes:
han saltado el redil I han arremetido contra todos Las dos cuartas del 2.", capitanes Olivos i
los trapos encarnados, banderas ambas ni 100
o
pantalones. Concha, i éstas no formaban entre
Ta
que han encontrado a su frente. Por eso todos hombres, porque el mutilado rejimiento de
el
los cuerpos que combatieron en Tacna, se ha rapacá ¡ Los Anjeles estaba reducido por plo
llaban i sinceramente Del
ciega persuadidos de que mo I la terciana a un
pelotón de 560 plazas.
se hablan batido con los Col, . .-■■'■■-. I ;i -. .1 ',.. primitivo 2." de Calama, sólo quedaban al entrai

.
DE LA GLORIA DE CHILE

a Lima, un año más tarde, tres oficiales i cuaren


vil.
ta i seis soldados....

Las dos cuartas del Santiago (que son las El capitán de la compañía guerrillera del pri
de los Dinator i mer batallón del Santiago, ascendido más tarde
guerrilleras cuerpos), capitanes
Castillo. a teniente coronel movilizado, pertenece a la cría

La cuarta del Atacama, que mandaba ese día de los soldados cuya composición física i moral

el inmortal Torreblanca. hemos bosquejado, i por esto el presente libro,

Ocupaba esa línea, de derecha a


izquierda, dedicado como un museo a las
glorias del ejér
una extensión de cinco a seis cuadras, tan ralas cito, acoje con especial simpatía su franca, re
eran sus filas. suelta i nacional imajen.
No pasaba, en efecto, su total de 500 hom
bres, pero fué tal su
empuje desde la primera VIII.
descarga, que el jefe boliviano que mandaba en

el centro de la Alianza i lo sostenía, el coronel El comandante Castillo era hijo de Santiago, o

Castro Pinto, ha
asegurado que los guerrilleros más propiamente de Peñaflor, donde pasó en hu
de la segunda división no podían bajar de 2,000 milde albergue su niñez. Nacido en 1839, era sol

hombres, desde que solos se batieron una larga dado del Buin en 1854, i cabo 1.° en 1859. Lu
hora con «el grueso i centro enemigos." cía todavía fresca su
jineta cuando en el asedio

que experimentó Talca en aquel ano, recibió la

VI. primera confirmación del plomo, sin lo cual el

soldado, como el cristiano que no ha recibido la

¿I cuál fué el resultado del terrible i sostenido imposición de las manos, no es enteramente cris

encuentro? La mitad de la tropa puesta fuera de tiano. Una bala recibida en la batalla es como

combate, i todos los capitanes guerrilleros de la .

segunda división, menos uno, heridos o muertos. I tan es así, que el bravo i piadoso jefe, hoi
Cuando al toque de la corneta las compañías desaparecido, i que ayer conducía nuestras hues

guerrilleras de la segunda división se


replega tes a la sombra de una
Imajen de la Virjen, a

ron
para contarse, formaron escasamente 200 guisa de tas primitivos cruzados, dióle testimo
hombres; i en cuanto a sus bravos jefes, habían nio de aquel bautizo en el fuego con la siguiente
quedado en el campo, Torreblanca, Dinator, Oli epístola, que hemos visto orijinal:
vos Í Roberto Concha, quien siendo el más feliz
de la pléyade, arrastró durante varios meses su "Señor don Domingo Castillo.

pierna destrozada por las calles de Santiago.


Los otros tres ya no existen, ¡ sólo sus heroicos »Sa/iliago, marzo 31 de iSjg.
huesos han sido sucesivamente devueltos al se

no de la patria ¡ la ciudad. "Mí bravo i querido cabo de escuadra;


Pero de tas cinco, uno había quedado ¡leso

por un
milagro de fortuna, i ese es el valiente "Hoi he tenido el gusto de recibir su carta

oficial cuya modesta vida hoi trazamos i que es del 8, por la que veo se encuentra mejor de su
capó de la matanza del plomo sólo para sucum herida, lo que celebro en el alma, i ojalá su res
bir bajo el virus de implacable pestilencia. tablecimiento sea
completo para que continúe

i
EL .

33$

dando honor al cuerpo con su valor. Pronto le era ya capitán; i no sólo fue ésto sino
que en
irá el nombramiento de jefe, debido a su bue
su esa madrugada llevaba la vanguardia de la divj.
na conducta frente al enemigo. Yo me glorío de sión Muñoz con su
compañía, por lo cual fué
premiar a los que con
abnegación completa des especialmente recomendado en el parte de
la
precian la muerte cuando el deber lo manda. jornada.
Usted en lo sucesivo será uno de mis dejillos. XII.

"EllASMO Est~ALA.ll [ otro tanto acontecióle en Tacna, donde a la


verdad no necesitaba de la tinta del cuartel
je.
IX. neral para dignamente encomiado; porque
ser

de su compañía quedaron en el campo dos ofi

Nadie habrá olvidado que el ilustre veterano ciales, dos sarjemos i treinta i ocho individuos
que escribía entonces coronel del de tropa. ¿Necesitaba máselocuente
esta carta era
boletínque
Buin. Nadie de asimismo que ese de su denuedo i de su gloria? Si
dejará reconocer
algo falta
el "querido cabo de escuadra,, del sitio de Tal ba, allí estaban los cadáveres de Olivos, de Di
ca merecía ser uno de los cupidos del futuro je nator i de Torreblanca para dar el ineludible
neral en jefe de nuestro ejército. testimonio. El intrépido tercer jefe del Santia
go, el mayor Silva Arriagada, había caído tam
x. bién a veinte metros del capitán Castillo en el
avance
jeneral, i en sus brazos dio aquél su últi
Durante los años de larga paz, que sólo inte mo
suspiro. Con tales testigos bien podría un
rrumpían de tarde en tarde las escaramuzas i las valiente perdonar el silencio de los partes oficia
de los indios fronterizos, guerras de les i hasta el ahorro de los grados militares que
griterías
piños que no de soldados, el cabo de Talca as a otros se prodigan.
cendió lentamente en su carrera. Sin embargo,
íué subdelegado del "indómito Purén,,, i como
XIII,
tal delineó sus calles i puso multa a sus vecinos,

que sin eso no habría podido ser


subdelegado Implacable en la batalla como lo son jeneral-
ni siquiera celador en Chile.... Cuando estalló mente nuestros soldados cuando se baten, el co

la guerra hallábase en la asamblea de Angol, i mandante Castillo mostraba jenerosa humanidad


habiéndosele ofrecido el mando de con los
tina
compañía con los vencidos i otro tanto ejecutaba
en calidad de teniente del Santiago, voló a ocu
suyos,
parla. El sabía que luego se haría capitán i algo "Este jeneroso i caritativo oficial,— decía de
au
más, si era
preciso. él el canónigo Solís de Obando en un pliego
la vista,— salvó en Tacna
tógrafo que tenemos a

XI. la vida de un
pariente mío i pupilo, que cayo
exá
herido en esa batalla; i quedando éste casi
durante
[ en efecto, cuando ocurrió la nocturna repe nime por la pérdida de sangre i la sed
siguiente a la batalla, tendido
chada de la en
cuesta de Los Anjeles, por el lado toda la noche
tle la tle Tumilaea, famosa echó de me
grieta en los encuen el campo, el capitán Castillo que lo
tros de Piérola i Montero, el teniente Castillo nos en su
rejimiento, vino de Tacna expresa-

_
DE LA GLORIA DE CHILE 339

al la
mente a buscarlo, hasta que lo encontró casi querido Santiago no arrollaba enemigo con

espirante, i cargándolo en sus hombros lo


con
punta de sus bayonetas,
salvado
dujo a las ambulancias. El oficial así
fue el subteniente don Desiderio Huerta Solís, XVI.
la abnegación de un buen
que logró, gracias a

soldado, recobrarse en breve en el hospital de Después de aquellos hechos de armas, hubo


el comandante Castillo, a virtud de una medida
Copiapó.,'
militar del jeneral en
jefe del ejército de ocupa

XIV. ción del Perú, de separarse del mando superior


de su
cuerpo, su
antiguo i querido rejimiento
Cupo al capitán Castillo, ascendido a sarjen Santiago, reducido ahora a batallón; í aquella
to mayor después de Tacna, i a teniente coro especie de divorcio para un jefe célibe le entris

neldespués de Lima, el señalado honor de con teció profundamente. La enfermedad traidora

ducir al fuego en las dos batallas de Chorrillos que en breve le arrebató a la lista de los vivos,

todas las compañías guerrilleras de la división que corresponde al llamado ele la lista de cuartel,

por la derecha de la línea le entristeció efecto profundamente, i


Lagos, extrema ene en comen-

mi asi para él el corazón, decir, el de


miga, i en esa dirección sostuvo oportunamente en es en

las brillantes cargas de Yávar i de Manuel Bul- sengaño, I de ese mal murió,
nes en los llanos de Pamplona.
El mayor Castillo volvió a ser recomendado XVII.
por su pericia I su serenidad, i de hecho quedó
en Lima en calidad ele segundo del Santiago. El comandante Castillo era un hombre proba
el cuerpo más temido de los peruanos. damente valiente, brioso, de porte franco i ca

balleroso, el tipo del buen camarada bajo la


XV. bandera, del buen muchacho en la tienda de

campaña, jeneroso i abierto para con todos.

A la cabeza de el hizo en
seguida el coman Pero no son esas cualidades del alma las que

dante Castillo la campaña de la sierra, prime nos han puesto esta vez la pluma en las manos

ro con el coronel, hoi jeneral, don José Fran para trazar su elojio, porque para escribir cosas

cisco Gana, i después a las órdenes del bravo de guapos, en nuestra tierra faltaría vida i no

coronel Canto del 2. de linea. Asistió a la ba sobrarían resmas. El bravo segundo jefe del bra
talla de Pucará librada por el último contra C.i- vo
rejimiento Santiago era notorio en el ejérci
ceres en marzo de 1882; i cuando meses más to por su
enerjía, por su decisión i su entusias
tarde las compañías del Santiago, imprudente mo. Pero al mismo tiempo hízose acreedor a un

mente dispersadas en los desfiladeros de Marca- voto especial de gratitud pública por sus senti

baile, se vieron obligadas a retroceder el mismo mientos de clemencia ostentada en el campo de


día (julio 9 de 1882) en
que la 4.* compañía del batalla, no menos que en las revelaciones ínti
Chacabuco era inmolada hasta el último hombre mas de su alma.
en La Concepción, el bravo Castillo mordíase El que de ordinario llevaba
corvo
suspendido
su
renegrido bigote al ver que por la primera a su cintura no era un cuchillo, era
simplemen
vez durante tres años de victorias sucesivas, su te un utensilio de campaña: no era una amena-
EL ÁLBUM

del vestuario país enemigo dolencia i a tristeza


za, era una prenda en su en
aquel puerto en los
i combatiente. primeros días de abril de 1883.

Fué el comandante Castillo como subalterno

i como
jefe un verdadero domador de enemigos. XIX.
i esto de tal manera, que quien peleó a su lado

con
mayor denuedo Anjeles fué un cholo
en los I como
semejante calamidad había sido pre.
de Huatacondo, llamado Isidro Reyes, que él vista, anunciada e incesantemente expuesta an

conquistó en una expedición del Santiago a esos te la conciencia pública i el criterio de


una

siéndole fiel el indio que en la que administración heredera (pero sin beneficio de
parajes, tan

brada de Tumilaca recibió junto a él dos bala inventario) de ajenos yerros, nos será lícito recor
zos, de cuyos resultados vino a curarse en su casa dar en esta parte las
propias palabras conque
de l'eñallor, sanando en breve de las heridas tle anunciamos a sus compatriotas la noticia dt

la fidelidad i del agradecimiento. aquel lance, al tenerse noticia de su fin, pala


bras de justa condenación que así decían:

XVIII. ■1 El comandante Castillo ha muerto en todo


el vigor de la vida (44 años); i quisiera el cielo
A la postre de sus
fatigosas campañas por los que su sacrificio prematuro fuese el último en el
médanos i por la puna, estas dos inclemencias largo rol de los que son sacrificados al falso pris

jeográlicas del Perú, el mayor Castillo acanto ma de política que prefiere garantía de
una la
nado con su
cuerpo en el Callao, sucumbió de los pergaminos, que cualquier intruso desgarra,
otra inclemencia harto más implacable, propia de a las de las victorias, que nos hicieron poi

aquel clima en
que si el hombre es manso, el completo i para siempre dueños de nuestros des
temple es sordo pero fiero, incansable minador tinos idel de nuestros enemigos" (1),

del alma i la salud; i siendo uno de los primeros


atacados por la fiebre amarilla, sucumbió en esa (1) Mercurio de Valparaíso del 13 de abril de [863
DE LA GLORIA DE CHLLE 34t

DON ELIAS CRUZ CAÑAS


CAPITÁN MOVILIZADO DEL ESTADO MAYOR JENERAL

ocupación del Perú, don Elias Cruz Cañas era

talquino pero hijo de la prosapia del Maule i

del Mapocho, porque tenía los apellidos leúda

NTRE los centenares de valero- les de los dos pueblos más aristócratas de Chile:

[".y:-'? sos mancebos que al llamado tle Cruz, Cañas, Aldunate, etc.

Nacido cuando la opulencia heredi


;:Í^Vá'. '.; ti^ la patria corrieron a las armas du en
1858,
el primero i año de taria de su familia comenzaba a decaer, debió
rante segundo
la guerra, la de Talca, que el potente abrirse camino por sí mismo, que para ello ha
provincia
Maule vivifica haciéndole frontera, no fué ni la bíale ilado I >ios robustos brazos Í ancho pecho
más remisa ni la más escasa en su con ti líjente de hombre i de batallador, Elias Cruz pasó la
de brazos i de sangre. Su heroico batallón, re mayor parte de su infancia en la hacienda mon

de fama, desmintiendo anti tañosa del «Fuerten, que sus


padres to
presentativo su un poseen
militar que al soldado tai- davía al oriente de Talca, i donde, según justi
guo probervio acusa

de inconstancia las filas, soltó las ficada tradición histórica, Lautaro se hizo fuerte
quino en no

armas desde el morro de Chorrillos, que coronó i derrotó al castellano, en su marcha victoriosa

con sublime sacrificio, hasta el cono de Huama- del Bío-Bío al Mataquito.


chuco que coronó con su
gloria, hasta el hospital
de su ciudad natal al que llegó, a virtud de su III.
frida constancia, hecho cadáver.
I entre tas primeros de los hijos de aquella Siguiendo después sus lares a
Santiago, ga
patriótica provincia figuró el joven ¡ valeroso ca naba con su
trabajo libre vida en esa ciudad,
pitán cuya corta pero entusiasta vida vamos a re cuando sonó la trompa de la guerra para los

cordar aquí, como un postumo pero grato home hijos de Lautaro, mozo de veinte años como él.

naje agrupado en rápidos conceptos. Elias Cruz Cañas, dotado de una alma entusiasta
i de un físico hercúleo, corrió a alistarse, obtuvo
11. una subtenencia en el batallón Valdivia, i a
prin
cipio de 1880 marchó a la guerra con la espe
El capitán movilizado del batallón Valdivia i ranza de batirse en Tacna. Pero no sería así.
en
seguida del Estado Mayor del ejército de "Todos, —
escribía pintorescamente a su
respeta-
EL ÁLBUM

ble madre, la señora Rosario Cruz, desde Iqui sombra de otras flores o de los árboles i
no ^
que el 21 de enero de 1880, —
todos salimos mui persona que no la conozca, ya sea
por su
fraga,,.
creyendo nos tocaba la hora de da o lo humilde de su
traje
contentos, que con
que la naturale
bautizarnos; pero ¡suerte menguada! el caballo si za la ha adornado: la flor es
usted, sus
adornos
nos gastó en
Iquique. 1 son Clarisa i Fanislta, i la cerca
que rodea el
jardín es compuesta de mi papá, Ignaci0 2.

IV. Nephtalí, Elias, Florencio i Juan de Dios Es


un verdadero nido de cariño, i así como la ma
El bautismo de Elias Cruz estaba más allá, riposa busca la luz que es donde ella muere

en el Morro Solar, cuya cima trepó el Val también nosotros la tenemos en
usted, no
pata
divia junto con el Santiago el memorable 13 de morir sino para endulzar todo lo se
que pueda
enero de 1S81, atronando el mar I la cumbre con sufrir en este mundo i al mismo
tiempo conocer
los gritos de victoria. Elias Cruz iba en este la felicidad que a su lado es donde se encuentra,,
asalto en el puesto de vanguardia.
Mozo de espesas barbas, a los 23 años de «Lima, julio 14 de 1881.
edad {había nacido en
1858}, de rostro varonil i
acentuado, de jesto rispido i ademán guerrero, r...
Dígale ala Clarisa que me mande decir
el capitán Cruz escondía sin
embargo en su al cómo está el jardín de San Bernardo i a la Fa-
ma todas las ternuras del hogar en un
grado tal nisitaque siempre la recuerdo, sobre todo en la

que le hacían el favorito de todos los suyos, en noche, porque no tengo con quien jugar ni bai

especial de su madre, a
quien amaba con intenso lar, i que me mande razón de todo.r

En cada ocasión enviábale por esto


algún ca ¿Lima, setiembre 3 de 1881.

riñoso recuerdo, si más no fuera un símbolo tle

sus recuerdos i de su
lejanía, una flor, un libro. 1, Mi vida es monótona, tranquila; no tiene
un rollo de billetes salvado en sus ahorros, un esos lindos ratos como los tenía cuando estaba
trozo de metralla caído a sus
pies, porque bajo en mi casita al lado de todos ustedes. Basta de
la ruda corteza del soldado bullía el alma Infan cirle que ni canto ni bailo. No tengo ni con

til i retozona del niño no desacostumbrado to quien enojarme ni con quien reírme: soi un ta

davía al hábito de amar I ser amado, llo viejo que no tiene su flor.«
Los siguientes fragmentos, desprendidos por
mano amiga de su
correspondencia íntima, po v.
nen en trasparencia todo lo que su alma ence

rraba de tierno i delicado, i por esto sin escrú I sin embargo, quien daba así tan natural,
pulos de ortografía los copiamos. sencilla i vivida espansión a blando espíritu, iba
sembrando su carrera de la más fiera altivez.

»Pacocha, setiembre 21 de /88o. En una ocasión en


que hallándose
en la plaza
de Lima, sin más armas que su bastón, echando

Queridísima mamá:
detenía no
de grupo de peruanos
ver un se
que
■1., .Así como la violeta se
distingue entre las lejos del palacio coronado por el tricolor chilenc
demás flores, ella las la i de provocación deefan: "¿Cuándo
crece entre
piedras

o a en un tono
r DE LA GLORIA DE CHILE

nos quitarán ese trapo sucio?,,—al oírles se les Godoi a Estados Unidos, gobernador político,
encaró i les obligó a saludar aquel trapo inmacu marítimo i militar del puerto de Tambo de Mo

lado que no tenía más sombras que las de las ra, en la boca del valle de Chincha i vecino a

derrotas de sus enemigos... Pisco, entróse el capitán Cruz, sólo con su


espa
En otro sentido, cuando de regreso a Santia da Í su alma a esa
heterojénea población, i hos

go hubo el Valdivia de sedición por la


en un conato
pedándose en
mejor casa de la arenosa aldea
asunto de paga, al disolver el cuerpo a mediados esparcida en árida playa, comenzó a hacer sentir
de 1881, el teniente Cruz Cañas desenvainó su autoridad i valor sobre ¡lota
su su
aquella mu

espada en medio del cuartel de la Alameda, ¡ con chedumbre. Dictó bandos, la el


organizó policía,
entereza i su
prestljio atrajo al orden los alumbrado, fundó
su a una escuela, apaciguó los gre
descontentos i aun a los amotinados. mios, reedificó I basta eri-
una
iglesia emprendió
jlr un faro, todo con una escolta de nueve hom
vi. bres, que apenas le bastaban para promulgar
sus bandos de buen gobierno, en un pueblo de
1 si esto emprendía Elias Cruz con los solda mil almas, i rodeado por afuera de guerrillas
dos de Chile, a los del Perú mirábalos sólo traidoras que le acechaban
como como a indefensa
átomos, i este menosprecio araucano al fin le i desapercibida presa.
Entretanto la tarifa peruana de Elias Cruz
Elias Cruz era de aquellos que de buena fe i había subido al doble: ya si
no eran cincuenta,
sin jactancia creen
que «un chileno es hombre no «cien contra uno. n

para cincuenta peruanos. »

I esta precisa cuenta sacaba él en el siguiente VIII.


párrafo de carta que el 2; de setiembre de 1881,
vuelto a Lima como
ayudante de honor de su En todo lo demás, su alma afectuosa i entu

pariente don Joaquín Godoi, ministro de Chile siasta encontraba iácil pábulo para retozar en las
ante el Perú, escribía a su familia: ocurrencias cuotidianas de la vida del campa-
1 Las fiestas del Dieziocho pasaron como cual

quier otro día. No hubo ni misa de gracia ni Los lectores de recuerdos


estos probablemen
parada militar. Todos los batallones están en te no habrán olvidado que cuando la Artillería
distintos cuarteles i algunos han tomado posi de Marina estuvo avanzada en
aquel pueblo an

ciones pa ra defensa. de machar


tes a Lima en diciembre de 1880,
Al principio se corrió que el 8 de setiembre
ir 1
tas peruanos de la comarca de Chincha, an

Piérola entraría a ésta, pero todo es fanfarrona el de


ticipando secreto su
guerra posterior, ma

da de tas peruanos i estoi más taron alevosamente


seguro que en tres soldados, que no fue
Chile. Vivo en la casa de don
Joaquín ¡ tengo ron
vengados, quedando sus
cuerpos toscamente
ocho soldados, un cabo i cantidad
un
sarjento, cubiertos por tierra aleve en el fondo de un
po
suficiente para derrotar a cuatrocientos per na- trero.

Pues bien: allí fué a desenterrarlos el cariño

VIL
so camarada, i como si hubiera previsto que él
necesitaría a su turno de la misericordia de sus
Nombrado, después de la partida del señor compatriotas para venir a reposar en tierra aml-
él
-
ga, dióles una sepultación que a
parecióle una

apoteosis.
"Eneste momento, —
escribía a su buen padre, En cuanto a sus tareas ediles, agregaba con
desde Tambo de Mora el cierto natural orgullo, tres meses más tarde, ]0
don Ignacio Cruz,
de 1882, estoi seguida copiamos de una carta suya del
19 de momento
este en
marzo

en que

de gran fiesta. Hace días que encontré enterra 20 de julio:

dos en un potrero los restos de tres valientes uNada más bonito que mi pueblo.
Tengo has
soldados chilenos; les he mandado hacer un ca ta una banda de música compuesta Je
penja.
jón de todo lujo, i hoi a las 8 A. M. saldrá el nos. Sus calles están muí aseadas i la
jente mu¡
cortejo, i va de esta manera: al salir la caja mor contenta.

tuoria los soldados de m¡ destacamento harán "El despertar del


fué mui bonito. El colé.
20

una
descarga que será mandada por mí; en se
jio que tengo vino formado a darme los días; los

guida irá un
piquete de soldados al mando del gremios de tasqueros, fleteros, lancheros ¡ arru

subteniente; después el ataúd, que será llevado madores hicieron una suscrición.n

por tas niños del colejio de San Ignacio de Lo-

yola, el que es fundado por mí en memoria su XI.


ya; en
seguida marchan lodos los gremios, tas-

queros, lancheros, fleteros i arrumadores. Tenía esto lugar el 30 de julio de 1882, esto

"Todos ellos irán vestidos con la mejor ropa, es, una semana antes de que el oleaje revuelto
Por último, cerrará la marcha un
piquete de sol de la playa i de la sierra, de eso
que el incaute
dados mandados por mí i vestidos de gran pa mancebo llamaba usu
pueblo", se conjuró contra

rada. A Tambo de Mora le dejo un


gran recuer él, i agavillado por su
propio telegrafista (emplea
do que siempre me lo agradecerán. Les tengo do i confidente peruano!...) con el aviso de que a

un
colejio en
que se educan más de ¡o niños; i la mañana siguiente aquel puerto iba a ser de
les estoi poniendo un faro que cuesta más de samparado, le rodearon cuando dormía, «cuatro
10,000 pesos i tiene como diez metros de al- cientos contra uno", i no le dieron tiempo sino

para vender cara su vida enseñándoles, cómo,

IX. desde Prat i desde Carrera Pinto, saben morir

los de Chile el la playa i en la


hijos en mar, en

Sobrevino poco más tarde el cristiano aniver


sario de la Cruz, I fiesta la i
nueva en
plaza en
XII.
la caleta peruana, puerto de las Chinchas.

"Ayer sábado, —
volvía a escribir el 9 de abril En medio de todos sus casi infantiles regoci
de 1882,— fué día de gloria (sábado santo). Un jos i de sus risueñas esperanzas de pacificador
de
piquete de gran parada al mando del subtenien
engañado, el capitán Cruz solía escuchar
te mis órdenes, hizo los adentros de su alma 1
que tengo a una
gran des cuando en cuando en

carga. de la soledad del yermo arenoso que habitaba,


"Mi casa es de altos i tengo en mi puerta el la voz del presentimiento que debió ponerle en
escudo chileno; encima está el tricolor.
Después guardia contra las acechanzas i su propia j'ene-
de grandes vivas se hizo la bandera, que tiene rosa credulidad.
más de seis metros el éxito de
Contando en efecto a su padre
DE LA GLORIA DE CHILE

una de sus inauguraciones de progreso local, suelo de la patria, las puertas del
a
hogar que
cobijado bajo el estandarte de su patria, decía rido; pero allí los brazos de ti todos sus herma
les estas palabras, hoi de siniestra significación: nos" no se adelantaron para estrecharle en ca

¡'Créame, padre, que tuve gusto i pena: qui riñoso nudo, sino para conducirle de la mano al
siera de mui buenas ganas dejar este maldito carro,del carro al templo i del a la tumba,
templo
Perú e irme a donde están todos mis herma- donde reposan los que con su
jenerosa sangre en
la batalla o en la escuela han luchado por devol
I bien! El valiente capitán llegó a su turno al ver la vida i la honra al
país maldito.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

FRAI JOSÉ MARÍA MADARIAGA


CAPELLÁN DEL EJÉRCITO DE TARAPACÁ

chea, natural de Melipilla, en cuya ciudad había


I. nacido, de estirpe arjentina, en 1835.
Llamábase el otro más humildemente Pedro
O hace muchos años, i en rae-
Crisólogo Madariaga, i era éste oriundo de pa
\ dio de esta ciudad ya antigua, dres humildes en la ciudad de Illapel, nacido por
.
pero que se transforma i se des los años del gran cometa.

nuda bajo la azada de la demo


lición i la brocha de los afeites, fatigaban los
11.
venerables claustros de San Francisco (una de
las pocas cosas viejas van
quedando en No ha todavía el
que llegado momento de hablar
Santiago bajo el yeso de los estucadores) dos del novicio Necochea, escapado por los milagros
novicios, recorriendo sus anchos corredores en de la vida i del denuedo a la matanza de Tara
contorno, con los ojos enclavados en el libro de pacá. Pero duerme el último en
paz dulce i ca

los primeros rezos i de los primeros cánticos. llada el sueño de la virtud,


después del deber
Tenían los dos aprendices de la
monjes tez
cumplido, i a su noble i humilde memoria vamos

morena, la figura mediana, el rostro ardiente i a


consagrar breve recuerdo.
enjuto, como el de los antiguos penitentes; i
al verlos sucesivamente, en corto trascurso de
ni.
años, sentados al pie del álamo fundador, que al
convento
trajera hace hoi 8o años cabales ( 1 804) Fueron los autores de los días del fervoroso
el padre Guzmán, o arrodillados el coro,
en en fraile franciscano, don José Madariaga í doña
con
que voz ronca e
inquieta cantaran las leta Jesús Reyes, ambos naturales de Ovalle, i en
nías en la penumbra de la noche i de la
lámpara, esta ciudad i en
Illapel le criaron pobremente
el visitante del de
templo o sus anchos patios hasta que tuvo la edad de vestir hábito.
habría detenido sobre sus
expresivas figuras una El corista franciscano nació el i." de diciem
curiosa mirada. bre de i pusiéronle en la
1842, pila el nombre
Llamábase el mayor de aquéllos edad i el de Pedro
en
Crisólogo, que al profesar en la orden
mas
antiguo en el claustro, don Bernardo Neco seráfica cambió por el de José María,
34S EL j

Para completar nuestras fechas, agregaremos monástico i de las tareas de la


propaganda me

que el padre Madariaga tomó los hábitos el 3 nesterosa de su orden, i hasta de su


figura tenue
de mayo de 1860, junto con el actual digno pa i opaca como la de Pedro el
Ermitaño, un rayo
dre provincial de San Francisco frai Antonio de luz le ha revelado súbitamente a las miradas
Rodríguez I el padre mejicano Uribe, natural de todos los chilenos i ha rodeado su fin con la
de Tepic i actual conventual en el templo que tibia atmósfera de las lágrimas.
tas franciscanos conservan en San Fernando, ¿ I por
qué?
Porque el padre Madariaga, corista, maestro
de novicios en la casa
IV. grande de Santiago, pa.
dre descalzo en Lima, donde, como Camilo Hen-
Almas como las del franciscano Madariaga son rfquez, vivió refujiado contra dolososas turbu
la edad presente de las sociedades. No lencias durante seis años, conventual
raras en en Talca,
pertenecen, en realidad, a su época, i míraselas, limosnero de iglesia en Copiapó, constructor
su

en La Serena,
por tanto, como cosas de antigüedad, con cierto guardián de su orden en Santia
convencional respeto, a manera de esas telas go, capellán del cuartel jeneral del ejército, el
ricas c históricas doladas al pincel de grandes padre Madariaga, decíamos, escondía bajo el
maestros; pero hollinadas por los años i el des tosco sayal del santo de Asís,
algo que es más
cuido, que suelen participar de la suerte del luminoso que la gloria, porque es su foco, más

trasto viejo i del tesoro, según el prisma vulgar rico en esencias que el bálsamo vertido en el
o sublime al través del cual se las contempla. fuego, porque es el fuego mismo, más poderoso
El padre Madariaga pertenecía a la familia ti que el oro, porque su corazón era el crisolen
los antiguos anacoretas, i su
digna comunidad que el metal se fundía sin liga i sin escorias. 1
haría bien en colocar su
efijie, mitad a mitad, ese tesoro, encubierto pero inmaculado, era el

entre las de sus antiguos mártires i las de sus patriotismo, virtud sublime, que en esta tierra

milagrosos legos que adornan las paredes de sus jermina de ordinario con más lucida lozanía ba
claustres. jo la ojota i la sandalia, que al través del denso
Hállase hasta ho¡ vacío el hueco intermedio estambre de ricos tapices de Bruselas.

que cabe al muro exterior de la iglesia entre el


"siervo de DIosn frai Pedro Vardesi i el lego VI.
Cañas, que murió ahogado en el
Maipo arreando
las ovejas de la ofrenda del padre de los campos Teníase esto mismo observado desde el tiem

i, sin disputa, del más popular de los santos de respecto de las órdenes
po de la independencia
Chile, unuestro padre San Francisco". I ese es monásticas, i en
particular de los franciscanos,
pacio corresponde de derecho, pero confiado a
que se alistaron en masa bajo las banderas de la
más diestro pincel que tas actuales, al retrato causa
popular, en oposición a las veleidades del
del capellán i mártir de Tarapacá. alto clero, que se dividió en dos grupos, los unos

Los fran
por el rei, tas otros por la República.
v. ciscanos, venidos a la milicia del altar desde el

corazón i desde la cuna del pueblo, han sido en

Ignorado profundamente entre sus contempo todas partes, desde Pedro el Ermitaño, que fue
ráneos en razón de su humildad, de fervor a la cruzada montando en un borrico,
su
primera
r DE LA GLORIA DE CHILE 349

i pa i aquella ciudad no era su patria. 1 cuando la


antes que todo, soldados, propagandistas
de extinción hasta los pechos de
triotas. nueva su llegó
mismos i la bronce que hasta ayer formaban en suelo ex
Entre nosotros en época a
que

hemos aludido, Henriquez, al iluminar


Camilo tranjero el baluarte de la patria, los batallones

los albores de la República con la antorcha de que el fraile humilde electrizó con su
palabra en
La Aukora, no se desciñó el sayal de San Ca la batalla, batieron marcha regular i pusieron

milo, ni se arrancó del pecho la cruz roja de la las armas a la funerala, sin que el clarín ni la

Buena Muerte. Durante el coloniaje, el francis voz de mando se los hubiese ordenado,

cano fué pueblo en Chile, durante la emancipa

ción fué soldado, i en la última guerra nacio VIII.


nal, por lo mismo, ha sido capellán.
Trasunto vivo de esa edad i de esa asimila Otra condición histórica del franciscano ha

ción fué el humildísimo padre coquimbano frai sido su


pujanza muscular. Nutrido
denuedo i su

María Madariaga, este Pedro el Ermitaño con la limosna del pueblo, ceñido por el áspero
José
délas cruzadas que ha emprendido Chile contra lienzo del telar plebeyo, el milite que custodia

las arenas i tas pecados de la Palestina de tas en su altar de preferencia la "Vírjen del Soco

locas. (.) rro,,, que Pedro de Valdivia trajo en la funda

de su arzón, ha sido siempre batallador i bra


VIL
vo. Los novicios del «Convento del socorro de

Posible es, a virtud de este mismo Indujo del la Cañada" guardan todavía memoria de los

jenio popular i de su difusión en las masas, que puñetazos con que el primer provincial de la
el padre Madariaga sea para ciertas clases de la orden seráfica en Chile, frai Martín de Robleda,
sociedad una simple figura de convención, na recibió al primer cura del Sagrario, el clérigo
cida del calor de la guerra i extinguida en ella, don Francisco González Yáñez, cuando fuera
como la centella la hora de la misa,
que se desprende del fogón i éste una mañana, i a a des
se apaga en sus cenizas. Pero en la choza del poseerle, como a intruso, de su tarima i de su

campo, en el conventillo del arrabal, en el rancho cruz. Ocurrió este lance, contado con asombro
de quincha de los caminos públicos, a
cuya puerta por todos los historiadores, en el año duodécimo
acostumbraba pedir limosna i al de la fundación de
socorrer nece-
Santiago (1553).
citado del alma o del dotar físico, la imajen del El padre Madariaga, como su primer prelado,

austero franciscano no sólo será llorada sino ben no


desamparaba en la campaña del Desierto el
dita. El telégrafo anunció que la Sere Santo Cristo i el revólver.
nos en
"¡Este es,—decía se

na había ocurrido todo el


pueblo a su sepulcro; ñalando el crucifijo, —

para los que no


respetan a

Dios; i este otro,



mostrando el revólver, —

para
los que no me
respetan a míln
(i) «Mean iti figure and diminutíve ¡n stature, his en-
Del padre Robleda al padre Madariaga hai
ihusiasm lent hima
power which no external anvantage of
form could have commanded."—
(Chambers, Retir t/ie Er-
tres siglos de heroísmo conventual. Un provin
mil.) cial de San Francisco, llamado Cordero
«De humilde
(sin ser
apariencia i de pequeña estatura, el entu-
las el
lo), se tuvo en
siglo XV 1 1 con toda la Real
•mutuo d- mi naturaleza le revestía de un poder
que no era
dable, alcanzar la Audiencia í sus soldados, bala en boca, i con su
a
majestad de las formas externas del
El negro del capellán del ejército de Tara™.
IX.
cá era un caballo oscuro, sufrido pero
humilde
bestia de limosna, que le había
Loque prevalecía en el alma del monje era como
regalado uii
el entusiasmo, esta atmósfera interna i candente padrino de Santiago. Fn su lomo hahía
recorrí.
tas hielos del egoísmo huma do poco antes de la guerra toda la
que derrite todos provincia de
Él mismo confesaba que no
podía dominarse Coquimbo, solicitando auxilios para
no. su
iglesia de
de tropel en su corazón la Serena, que refaccionó
al sentir que penetraban con
esplendor,
las emociones del amor a la patria. Cuando en Un día (escribimos esto de paso para
expli
la media noche del sábado 24 de mayo de 1879 car fas Interioridades de aquel espíritu evanié-
cierto hombre
llegó a
Santiago la chispa eléctrica que anunció lico) querido, desaparecido ya i
la hazaña de fuego de Iquique, el monje sintió demasiado prematuramente del planeta de la
desde su tarima el bullicio de la calle, ¡ corriendo vida, (1) amigo nuestro i del padre Madariaga,
despavorido en la lobreguez del claustro, subid viole apearse de su
inseparable montura a la boca
al campanario, i sin ae o rrlar.se del sacristán, puse de la mina de Santa Jertrudis, situada en el mi-
a vuelo las campanas. Contaba el padre Mada neral de la Higuera, mina poderosa, que tiene
riaga, en la Intimidad, que al pasar aquella noche 300 metros de profundidad vertical; i en seguida
por el tenebroso coro (camino obligado de la desapareció por entre sus tenebrosos senderos ¡
torre de la iglesia) no hizo, por la prisa, la reve escaleras de patilla. ¿Qué había ido a hacer en
rencia acostumbrada al Santísimo hincando la aquel antro el padre Madariaga? A llevar la
rodilla, sino que se contentó emi decirle a la ca
imajen del santo fundador a los planes subte
rrera: — 11
Perdóname, Señor, i déjame repicar rráneos, donde el barretero i el apir le darían su

por las gloriaspatria.,. de la ósculo i su óbolo.


De igual manera, el guardián de San Fran Con estos arbitrios i su
infatigable negro, echó

cisco no pudo resistir al impulso que le arras el padre Madariaga a su alcancía ochocientos

traba tras la comitiva triunfal de los tripulantes pesos en la /llanera, I en toda la diócesis ocho

de la Covadouga, i encaramándose al Santa Lu mil. Eran las gotas del sudor del pueblo con-

cía con el derecho de vecino, dijo al capitán densadas por la fe en el ara del altar.
Condell su célebre loa, con el tricolor en lo ma Por esto, si Dios i la patria fueron, como dicen

no, en el festín popular del 27 de junio de 1879- las correspondencias, el último pensamiento del
i
Eso era lo mismo que él hacía en la Encañada, virtuoso monje, su postrer adiós fué al soldado
alentando al número 1 de Coquimbo, cuyo abri al compañero fiel en la alcancía i la batalla. —

go, como tropa de su tierra, había buscado. No ■ He al negro mui recomendado al jene
dejado
fué tampoco diversa por la misión que le cupo ral Escala", escribía a un amigo pocos días an

desempeñar en
Antofagasta cuando, en
pos del tes de morir,
último estampido del cañón del Huáscar, corrió
X.
al Abtao el memorable 28 de agosto de aquel año
a auxiliar a los moribundos. I otro tanto
ejecutó, Se ha dicho por de acerba
algunos, a manera

caballero en su
negro, como Pedro el Ermitaño crítica, a nosotros cabíanos el peligroso pn-
que
en su rucio, durante la marcha de Agua Santa vilejiode abultar por el colorido i el ropaje las
a Pozo Almonte, viniendo a la cabeza de los
Cazadores a caballo i siempre de descubierta. Don Vicente rico minero de la ffigut™
(1) Zorrilla,

_
DE LA GLORIA DE CHILE

figuras que del taller severo enviamos a los ta Sus funerales, por lo mismo, celebrados en

bernáculos de la historia. Pero en esa acusación La Serena con gran pompa í presididos por el

digno obispo de aquella diócesis, el de febrero


hai evidentemente tanta lisonja como injusticia, 2

porque unas
pocas lentejuelas de oro, o de oro subsiguiente, no fueron un entierro sino una

pel, no darán nunca


mayor brillo a los caracte

la fidelidad
que el que les imprime
res austera

de su perfil, trazado siempre con mano escrupu XII.


losa I hasta tímida. Así, del fraile que acaba de

morir, i que era la segunda personalidad jerár Tal fué, exhibido en tela burda, como el fun

quica de su orden guardián del


en Chile, como dador del "Socorron de Santiago, el animoso

convento deSantiago, propio superior, al


dice su fraile que encarnó el alma i en su misión el

encomendar su alma de siervoa lasprecesde los sentimiento santo del patriotismo que ha armado

suyos: "No podía vérsele en el coro sin devo


— nuestras afiladas lanzas, en la hora suprema i las

ción, en el claustro sin recojimiento, en el confe ha lanzado como torrentes de fuego sobre las

sionario i en el pulpito sin edificación, en la so lilas de los enemigos de Chile.


ciedad i trato de sus hermanos sin alegría i dulce ¡Ah! el padre Madariaga no tendrá ya la di

expansión, i en el templo sin recordar a los más cha, que tanto ambicionó, de predicar la última
observantes i virtuosos relijiosos de este con- cruzada en los pórticos de Lima, como Pedro
el Ermitaño en el Huerto de los Olivos cuando

XI. los muros de Jerusalén cayeron bajo la espada


de su
compatriota Godofrc-do ele liouillón; pero
c\o conocemos un
elojio más tierno n¡ más el capellán del ejército del Norte, como el valero

sencillo de la virtud de un hombre que el que so monje de la Edad Media, ha alcanzado en la

acabamos de copiar. No guardamos tampoco mitad de su carrera la ventura de morir en el

memoria que se
haya hecho homenaje, tan seña claustro que honró su virtud, i de ser llevado al

lado como el que dejamos recordado, a la memo último descanso, como lo fué "el primer apóstol
ria de un sacerdote de voto tan humilde como de las cruzatlasn en la basílica de Lieja, en bra
fuélo el del padre Madariaga. zos del pueblo que tanto amó,
1 para ello ha tenido su
prelado razón sobra El capellán Madariaga fué el Pedro el ermi

da, porque si el capellán del ejército del norte taño de Chile, i por esto sus
agradecidos com

no ha muerto en el campo de batalla, ha sucum


patriotas consagrado signíheativo i mar
le han

bido a sus
fatigas, i debe contarse, con título de móreo monumento la iglesia de San Francisco
en

justicia, entre tas héroes cuyo postrer aliento él de la Serena, mediante la jenerosa consagración
recojiera. Cuando llegó a La Serena el 13 de de una de sus admiradoras (1); i allí vivirá su

enero de 1880, el padre Madariaga venía mori memoria lo que viva su fama.

bundo, ¡ su enfermedad, hecha Incurable por su

descuidada abnegación, era sólo un cruel legado


del Desierto i délas
penalidades. (1; I. n sciiurit M a 11, 1:1:1 Yicuñ.i de cV.rr, iSS:.
EL ÁLBUM

GLORIA DE CHILE
EL JENERAL

DON PEDRO LAGOS


EL ÁLBUM
DE LA

GLORIA DE CHILE,
HOMENAJE AL EJÉRCITO I ARMADA DE CHILE

EN LA MEMORIA DE SUS MÁS ILUSTRES MARINOS I SOLDADOS

MUERTOS POR LA PATRIA

EN LA GUERRA DEL PACÍFICO

i87g-i883.

B. VICUÑA MACKENNA

TOMO II

SANT1ACO

IMPRENTA CERVANTES
Calle del Puente, núm. 15-D,

1886.
t

EL CORONEL

DON JOSÉ SILVESTRE URIZAR-GÁRFIÁS


¡ Comanda u te en Jefe de la División de Trujillo)
DON ABELARDO URIZAR-CORVERA DON PABLO U RIZAR
.
(Teniente de Granaderos a Caballo) (Capitán de Artillería)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE JS3

DON JOSÉ SILVESTRE URÍZAR


COMANDANTE EN JEFE DE LA DIVISIÓN DE OCUPACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE "LA LIBERTAD"

nos por compajinar algunos de los rasgos más

señalados de su noble existencia tan prematura


mente cortada.

n.

xy a Chile la posesión de Lima, es Nació el coronel Urízar Garfias en


Santiago
decir, el dominio del Peni, ninguna, en nuestro el 15 de mayo de 1834, siendo su padre el cono
concepto, implica mayor dolor ni alcanza mayor cido hombre público don Fernando Urízar Gar

significación para la república que la del coronel fias i su madre la señora Dominga Garfias, deu

don Silvestre Urízar Garfias, comandante dos i consanguíneos sí


jene entre
(1).
ral de la división de ocupación de los departa Favorecido su
padre por numerosísima i ro

mentos del norte de aquel país. busta prole masculina en su primer enlace (feme
I decimos esto, nó a impulsos de la aflicción nina en el segundo), hubo de buscar, para cada
íntima que trae al alma la desaparición sucesiva uno de los varones, carrera ancha en la arena

de aquellos hombres que aun en épocas luctuo estrechísima en


que los chilenos, desde tiempo
sas fueron leales amigos, sino porque en ese ca inmemorial a este respecto, jiran i se
aprietan; i

pitán ínclito Í modesto no sólo perdió la patria


un hombre de guerra distinguido, sino uno de (1) A título de documento para el futuro acopio de la ca
sus jefes de consejo, una alta probidad, un pa rrera de nuestros ilustres servidores en ln guerra, rquodud-
triota esclarecido, nr.s til
seguida i.t fu de bautismo del coronel Urízar, que
un ciudadano por todos título ;

virtuoso, especialmente como hombre de deber


El infrascrito, de b
1 cura rector parroquia, de mi Señora
i como sostén de Siendo célibe, el
su
hogar. co finita Ana, ccrliñea que cu el libro tic éautismos, que corre

ronel Urízar Garfias el de desde mayo de 1827, hasta febrero de 1837 años, a fojas 135
era
padre una numero
se encuentra una
que rociada a [a Iclra es como sigue:
sísima familia de hermanos,
"En la dudad de Santiago de Chile en
17 de mayo de
Su extinción medio de inci
en una epidemia [834 años, en esta iglesia parroquial de mi Señora Santa

i Ana bautice i [mse. óleo i crisma José Silvestre, tle dos días
piente horrible, revistió para el país todos los n

nacido, liiju lejitiuio tic don [''cmaudo Urí.-:ar i do. doña Do


caracteres de catástrofe, i la
una a
lúgubre som
minga ilarfias. Padrinos don Antonio Garfias i doña Man'a
bra de aquella congoja común, vamos a esforzar del Pilar Garfias; de que dni fe. Herrera.,,

Domingo
45
ÁLBUM

lote la diploma Villagrán i Muñoz


así, cupo en a aquéllos, a unos como
Bezanilla, era subte.
cia, otros el comercio, i a los más las armas, niente de ese cuerpo a los 20 años
a
(1854) i a,

Elijieron este oficio el primojénlto i el postrer pitan a los 26. En aquel tiempo se andaba des-
nacido de aquella casa, José Silvestre i Pablo, i pació entre las espinas de los ascensos; pero el
hoi ambos han muerto en el servicio de la patria. mérito notorio i sobresaliente del coronel
Urízat
I en el intermedio de ambos, desapareció tam llevóle siempre por buen rumbo i con
propicio
bién su hermano Antonio, mozo
¡ntelijente que
había sido diarista i secretario de legación, fun Después de servir 14 años en el 2." de línea
dador de El Día en el Callao. De los Urízar el capitán Urízar fué nombrado segundo jefe del
Garfias sólo sobrevive a estas horas un honrarlo batallón de Artillería de Marina, a cuyo cuerpo
negociante que sustenta su remoto hogar con el prestó sus útiles servicios durante seis
largos
sudor de su frente en la Asunción del Paraguai, años, hasta que en 1874 el gobierno del presi

de donde suelen llegarnos los ecos de su


jenero dente Errázuriz confióle, junto con el empleo de
so patriotismo. Su nombre es
Diego Urízar, teniente coronel efectivo, el mando del 3.° de lí-

Sus hermanos, del segundo lecho, son Urízar

Corvera, i el último de éstos, Abelardo, fué


v.
también soldado i también murió.
El comandante Urízar tenía a la sazón 40 años,

III. i su
hoja de servicios no marcaba ninguna acción
de brillo, apenas una que otra entrada a los in

Incorporado a la Academia militar cuando Te dios, hechos que nosotros nunca hemos contado

jíala el jeneral Aldunate, a la edad de trece años como campañas, por más que así i con altisonan

(febrero de 1 S47), distinguióse don José Silvestre te prosa figuren en los archivos. Unatrasno-
l, rizar desde los 'lias de [diada anotaba época acción
primeros su
prueba pol se en esa como una

laapacible serenidad de su carácter, por su por de guerra, un


galope de tres días como una cam

te igual i serio, por su inquebrantable pundonor. paña.


Era un niño i ya era un jefe. Pertenecía a esa Por su índole tranquila, por su espíritu reflexi
raza de hombres que aprenden a mandar apren vo, por sus hábitos pacientes i estudiosos, por su
diendo a obedecer, í por esto en su larga carrera
probidad minuciosa que recordaba la acrisolada
tle subástenlo o
superior, jamás una tilde, ni si honradez de oficinista de sa padre, el
¡ntelijente
quiera una
sospecha, marcó su paso. Hubo un comandante Urízar Garfias era seí.alado de pre

tiempo en
que su ardoroso
padre figuraba en ferencia para aquellos servicio.-, delicados i de
de la
todas las conspiraciones políticas de su ajitada confianza que necesitaban la participación
esto
época; pero ¡a espada ele! capitán Lrizarnofué üagaeldad ¡ de la rectitud. Confiábale por
solo instante desceñida de cintura por la la de do
un su de continuo el gobierno organización
en
desconfianza de quienes se la entregaran en pren cumentos, informes i procesos militares que
da i custodia de lealtad. nun
volvían alguna grave responsabilidad; pero
hace
aceptó fiscalías políticas en las que
se
ca

¡ los odios
IV. triste deber el pesquisar las pasiones
de los hombres. Todo lo contrario, en días de

Educado las filas del 2." de línea, i adversarios,


en como
ajitación veíase por todos, amigos
DE LA GLORIA DE CHILE

posada, ocultabauna intelijencia aguda i cul


llegar a
aquel hombre de semblante sanguíneo se

casi como un am tivada, un corazón delicado i sensible, un alma


pero dulce, como una
garantía,
de artista i de profundo pensador. 1
paro.

vi.
VIL
Cuando estalló la guerra recientemente termi

nada, hallábase el comandante Urízar Garfias Ascendido por su conducta en las campañas i

las batallas de Lima la clase


desempeñando el puesto de inspector de la guar especialmente en a

dia nacional, i en él prosiguió durante un año de coronel efectivo, casi como excepción, en ma

descansando el gobierno más en su habilidad tle yo de 1 88 1, recibió a fines de ese año la ardua í

dotes guerreras. I a la peligrosa comisión de ir a comandar las guarni


organizador que en sus

verdad, cuando en marzo de 1880 se le designó ciones aisladas que, en climas Insalubres i en me

organizar el batallón i más tarde rejimiento dio de los mil incentivos de una inmoralidad sin
para
Talca, creyóse por muchos que el novicio cuerpo freno, se hallaban repartidas en las principales
sería conducido a la pelea por un soldado de poblaciones de los departamentos de La Liber

honor, más no
por un héroe. tad i de Lambayeque.
Padecieron sin embargo engaño los que tal La designación del gobierno era acertada, por
predicción hacían, en razón del temple bondado que se necesitaba para conservar a nivel la moral

so de aquél
jefe; pero aquellos que, como el vice i la salud del ejército, junto con la sumisión mili
almirante Lynch (a quien acompañara en su ex tar i política de las zonas ocupadas, de una rara

cursión al norte), le vieron durante siete horas al combinación de tacto i enerjía, de sagacidad viji-

pie del Morro Solar, con su manta terciada sobre lante i de prudencia bondadosa.
el pecho, siempre a caballo, desafiando en todas I todas estas dotes formaban la base del ca

partes las balas convertidas en raudal de plomo. rácter excepcional del coronel Urízar, este Des-

impasible i afable en medio del fuego i contes sai x chileno.


tando al clamor de sus oficiales que le pedían se Gracias a su cautela, mantenía su
tropa en ri
batiera a
pie: ¿Para qué, a/n¡\

? gorosa disciplina, e
imponiendo pesado yugo a

muere a pié que a caballo! las poblaciones se lo hacía soportable a fuerza

Contábannos esto con calorosa unanimidad los de templanza. Sin descender en un solo caso del
mismos que en el campo de batalla le proclama puesto del deber, el coronel Urízar obligaba a

ron uno de los verdaderos héroes de aquella pagar rigorosamente a los peruanos de su zona

cruel jornada, i asi consta de todos los boletines. 200 mil soles mensuales, por medio de cupos que

excepto del suyo propio. subían de 50 soles a 12 i 18,000, como los que
En esto su modestia i su reserva iban a la par pagaban los ricos hermanos Alzamora; pero nunca
con su
intelijencia i su conocimiento de los hom oyóse una sola queja contra sus procedimientos.
bres i de las cosas de la guerra, "A más de su
Quienes solían acusarlo de lenidad excesiva

integridad, de su lealtad, dice un


joven eran unos pocos de sus
propios soldados, resuel

que harto le conociera, —


i de su celo, estaba tos a hacer de !a ocupación una conquista i de
nado de cualidades, por la conquista botín. I
desgracia, poco un a estos clamores, a
que
en nuestro
ejército. Bajo aquel aspecto la lealtad del corazón hízose eco un día, el noble
do i firme, tras aquella fisonomía impasibL levantándose hasta la
jefe, magnanimidad, diera
EL ÁLBUM
356

en los primeros días del año de su doloroso fa


VIH.
llecimiento (1882) la
siguiente respuesta en carta
nos escribiera desde Trujillo el 4 de enero; Cuando en pos de blando pero eficaz
que apremio
,..»Es verdad, señor i amigo, que soi blando del vencido se presentó en los cuarteles de
Tru
con los peruanos que se conducen bien con no jillo la atroz pestilencia, prevista i señalada de
sotros I que en nada nos hostilizan; pero cuando antemano a la ocupación i a sus
adictos, el coro-

éstos tratan de formar montoneras e incomodar nel Urízar se colocó a la altura de la


situación
de alguna manera, entonces sé también ser Voces anónimas le han acusado de
nos
indolencia
duro. Ejemplo de ello tienen Guadalupe i Chi- pero por fortuna, i como si hubiese querido apagar
el ruido sordo de los pasos de la calumnia
aún
"Existe entre algunos de nosotros la idea de más allá de su austera tumba, el comandante
en

que estando el Perú, debemos jefe de la división chilena escritas


en
guerra con
dejó cartas
hostilizar a sus habitantes en toda forma, estru como la que dirijió el 8 de febrero al comandan

jándolos i esquilmándolos hasta obligarlos a ha te de armas de Talca i el 15 al autor de esta re

cer la paz. Yo tengo otra ¡dea en este asunte 1 c. seña, en las que palpita no la solicitud de un
jefe,
que en ::

dominar un
espíritu sino el cariño anheloso de un
padre por su
tropa.
de justó ia por la misma razón El coronel Urízar no omitía una sola precaución,

a, que es mi idea fija, una sola medida de detalle para protejer la vida
de sus soldados, i aun
para velar su
agonía. A
nEn Huacho estuve siete meses al mando de tan sublime abnegación debía sucumbir I sucum

una división de nuestro ejército. Nos retiramos bió. Su última carta conocida es del 15 de fe

después, siendo luego ocupado por fuerzas pe brero de 1882 ¡ el 22 era


ya un cadáver.
ruana-, l/oi claman por la vuelta de los chilenos,
a consecuencia del ¡nal trato que sufren por sus IX.
mismos paisanos. »
"Aun cuando no vemos
esperanza de una Triste, inconsolable arcano es
aquel de mo

próxima paz, ella al fin vendrá, —añadía el coro rir, como el coronel Urízar, envuelto en los plie
nel Urízar; —
volveremos a ser hermanos de gues del sudario de una fiebre ponzoñosa, cuando
nuestros
enemigos de hoi, i entonces ¿no cree se ha vadeado Incólume el charco de las batallas
usted que los odios más fácilmente al de los cañones. Pero
desaparecerán tronar no se crea que
recordando que hen '
justos s aquel chileno ilustre había doblegado su ancha
jenerosos con el ven Ido?, (,) pecho al peso de aquellas escenas ingloriosas,
horribles calamidades de la epidemia, del hospi
tal i de las sepulturas.
(1) En esta misma carta, el corone] Ur Nó. Su alma de soldado, suspiraba por nue
nión sobre el conHittn norte-americano
ministro Blainc, en los [orminos siguientes
vos combates, i éstas palabras suyas, de que nos
"Como usted, creo que muta tendremos en definitiva ce hiciera confidente en la víspera de su desapari
los yankees, siempre que el país i nuestro
gobierno no apioje. ción de la escena de la vida i de la guerra, i que
Usted, mucho mejor que yo, conoce las tendencias del g. damos a luz con
orgullo, son acaso el mejor ga
bienio ele Estados Unidos, que es dominar en el ratifico.
sobre todo, ahora que los notables del Peni le hacen conv lardón de ésta i de su gloria.

íEstoi mui deseoso, —


nos decíaeldía 1506
DE LA GLORIA DE CHLL.E 357

febrero de 1882, —

que se me conceda el permiso no en la conciencia, que los hombres que así

correspondiente para ir a hacerle una visita al sucumben mueren a bala, salvo que el proyectil
señor Montero Sólo pido no
puede ser extraído por las tenazas de los ciru
en
Cajamarca. para

esto 100 hombres más de caballería ¡ 300 infan janos, porque no está metido dentro de la carne

tes. sino en el fondo del alma, sufrida, magnánima,


nCon este continjente haríamos desaparecer abnegada al culto de una patria digna de ser

de la escena al contra-almirante í dominaríamos .imada pero en más de una ocasión olvidadiza e

en toda la sierra, dominio que necesitamos paro ingrata.


libres i tranquilos los departamentos di
dejar a
XI.
la Libertad i Lambayeque.
11 Por otra parte, concluiríamos del todo con Hasta hoi al menos
(setiembre de 1884) la des
la única farsa de gobierno que nos queda.u graciada i casi desvalida familia a
que el coronel
Urízar sirvió de abnegado padre, no ha recibido

x. un solo maravedí a título de su vida heroica ele

soldado ni de su muerte más heroica todavía.

palabra íntima, devolución tristísima de


Una Más aún, Í esto es profundamente doloroso.
laleyenda heroica que acabamos de escuchar, El Congreso Nacional ha negado a su familia
nos será permitida antes de concluir. el reconocimiento de una
pensión debida a títu
Hemos dicho que el coronel Urízar Garfias lo de que cómo había podido
no era
hijo. ¿I ser

era un hombre de virtud austera, i aunque no lo si siempre había sirio padre de los suyos?
tenía hogar propio, partía por mitad sus escasos

haberes con el que una


segunda madre había XII.
formado en torno suyo. I esto
ejecutábalo con
tal puntualidad, con tan sincero desprendimien En cambio I como una compensación postu
to, con tan natural alegría, que en el mismo día ma
pero altamente honrosa para su memoria, el
en que recibió sus despachos de coronel efecti ejército de Chile vistió un verdadero luto por

vo, aumentó su
pensión de familia a
150 pesos, su
desaparición, en Chile i en el Perú. nA todos

que era hasta donde podía llegar en su pobreza consta su


gran lealtad, decía uno de sus más

i sublime desinterés.
en su graduación un caros
compañeros, al tener noticia de su inespe
I bien. Cuando la noble rado fallecimiento, todos
matrona que ha per a consta su gran leal

dido en dos años tres


hijos i tres protectores tad, su
probidad, su
intelijencia i su entereza de
ocurrió por la pensión de febrero de 1882, los carácter. Su valor probado está patente i se lu

impasibles funcionarios de Chile encargados de ció en Chorrillos como todo el país lo sabe."

repartir el pan a los huérfanos, le cerraron co Esto escribía el coronel don José A. Varas en

medidamente ia puerta porque el jefe de la divi Santiago el 3 de marzo de 1882, i repitiendo el


sión de Trujillo no había muerto, conforme la, de dolor común, el coronel, hoi
a eco un
jeneral
así llamada, lei de recompensas, por elplomo sino de brigada, don José Francisco Gana, agregaba
por el horrible virus de horrible epidemia, desde Lima al día siguiente estas palabras: —

¿Tiene nombre semejante cruel i desnaturali nLa pérdida de nuestro querido ¡ valiente Urí
zado contraste? ha llenado todos de
zar nos a
profunda pena.''
Entretanto, nosotros sostenemos, con la ma Por último, su propio segundo en el mando
EL ÁLBUM
35S

del sufrido i nobilísimo batallón Talca, el sar la consternación que ha ocasionado


aquí, no só-
i hoi bizarro coronel don lo en el cuerpo que ese le
jento mayor entonces pueblo confiara i que
Alejandro Cruz, vencedor en Huamachuco, asi diríjió de una manera
brillante, sino en los otros
daba cuenta de los últimos instantes del ama de la guarnición i aun en el pueblo de
Trujillo,
do caudillo al jefe político de la provincia de su
que supo apreciar sus
distinguidas cualidades.
de Trujillo febrero 22 de "No so¡ yo el llamado, ni ésta la oportuni-
procedencia, en carta es

1882. dad de hacer la historia de tan ilustre jefe; me

nA la triste estadística de la muerte que de limito a condolerme con V. S. i por su


conducto
tiempo atrás estoi haciendo a V. S., debo agre con el pueblo de Talca de una
pérdida que nc

gar hoi otra víctima, la más dolorosa, la más solamente afecta al batallón que creó, formó i

irreparable de todas: el coronel Urízar primer condujo a la victoria, i al pueblo que representó

jefe del batallón Talca. tan heroicamente, sino al ejército que ha honra
n El coronel Urízar, modelo de serenidad i de do con sus virtudes, i al país que ha enaltecido
valor en los campos de batalla, modelo de bon con sus importantes servicios."

dad, caballerosidad i disciplina en el cuartel, fué

el hijo acabado de la abnegación en la terrible XIII.


epidemia que aílije actualmente a esta funesta

ciudad de Trujillo. Tal fué la alta, probada, por muchos concep


"Cada víctima del flajelo le llevaba un
pedazo tos excepcional vida del mayor de los Urízar.
del corazón i constantemente a la cabecera de Pero esta relación de un martirio sublime no

los enfermos, recibió el pernicioso contajlo que está ^terminada, porque fueron cuatro los de su

en tres días no
pudieron combatir todos los re raza
(Incluyendo a su hermano Antonio que mi

cursos de la ciencia aplicados por manos cari litó en la guerra desde su orijen como hombre

ñosas. civil), los que hicieron a Chile la ofrenda de su

"Cuando llegue
esta nota a las manos de V. S, existencia en crueles días ya pasados, ¡ de ello

ya eltelégrafo habrá trasmitido la fatal nueva al algo habremos de decir en estas pajinas para

pueblo de Talca, reproduciendo en él el dolor i completar el noble grupo, al pie del ara
DE LA GLORIA DE CHILE jjp

DON PABLO URÍZAR


CAPITÁN DE ARTILLERÍA

Eé'cfr 1. II.

ON Pablo Urízar Corvera, capi Llamado otra vez al servicio por las exljen-
tán de artillería, cias de la guerra qué de improviso estalló
muerto en Valpa en

raíso a
principios de diciembre de nuestro horizonte en febrero de 1879, arrastróle

1879, a causa de sus heridas re- consigo, en primera línea, el entonces comandan
te Velázquez,
ie una batería en la falda del que conocía su mérito, para orga
a de la Encañada el 19 de noviem nizar el segundo i famoso rejimiento de artille

bre hijo de Santiago i del anti ría que resistió a todas nuestras batallas i casi
precedente, era

guo administrador de la Aduana de Valparaíso por sí solo debía decidir la primera acción cam

don Fernando Urízar Garfias, hermano de padre pal de la campaña desde las cumbres i desde el

por consiguiente del ilustre jefe cuya memoria faldeo del cerro de la Encañada en San Fran-
acabamos de recordar. Su madre, de quien hiera

I que alienta aún sufrida vida, la Ascendido con este motivo teniente,
primojénito es a en mar

virtuosa señora doña Pabla Corvera, zo del primer año de la guerra, el joven Urízar

Restablecida la influencia política de su


padre, hizo la corta campaña, o, más propiamente, el re

que en los días de Portales había rayado mui conocimiento militar del río Loa que se ha lia-

alto, pues fué su oficial mayor, su secretario i su mado el combate de Calama, al mando de dos

confidente, puede decirse que el joven artillero I cañones de montaña, i, en consecuencia, era nom-

había sido llevado al ejército en alas de aquella ! brado capitán de su batería casi en la víspera de
influencia. ,
la batalla en
que, junto con el capitán Carvallo
En 1870, era alumno de la Academia Militar (ascendido éste durante su larga agonía a te-

de Santiago, cuando acababa de romper las pri- niente coronel), debía perder la vida.
meras
ligaduras escolásticas de la pubertad.
Nombrado alférez de artillería al año siguiente, III,
era separado de su
cuerpo junto con sus más
brillantes compañeros por una triste maniobra La bala boliviana que, destrozando el hombro

política i de cuartel en
1876. | derecho del bizarro artillero, lo postró en una
36o £

camilla de soldado para venir a morir entre capaz i científico, no sólo era un
valiente yapro.
de artillería del bado: albergaba
suyos, arrebató al arma ejército en su alma el vivo
pundonor de
de Chile una de sus más lejítimas esperan su carrera.

Estudioso, honorabh entusiasta como Sábese que él comandaba los dos


cañones de
un niño, cumplido ce el capitán Calama, donde, sin la más leve culpa suya esa
Urízar había hecho ¡ hasta el dintel de piezas, como en la quebrada de Tarapacá, hicie
una
jefatura en sólo d¡t Más que esto, su ron
figura desairada en la llanura. Por esto su
notoria capacidad en el jue había elejido, alma ardía en el anhelo de probar que con ca

pasó una vez


por la prueba del Infortunio, sin ñones o sin ellos sabría cumplir su deber; i, en

quebrarse. El alférez Urízar había sitio separa consecuencia, recordando la antigüedad con pro-
do del rejimiento de artillería el año último, como fético i melancólico acento, dijo en
Antofagasta
lo habían sido Velázquez, Kovoa, Salvo ¿quién aun
amigo, al tiempo de partir: —
¡Volveré con
más? Montoya, Carvallo, José Joaquín Flores, d escudo o sobre el escudo' ...

una
larga fila de héroes que ya no responden al Era esa la locución heroica con que los solda
llamado de la lista de cuartel porque sus cadá dos de Temístocles i de Epaminondas anuncia
veres
quedaron como
protestas en los campos ban a sus deudos que sabrían vencer o sabrían
de batalla.
Pero como ellos, también había vuelto a su El capitán Urízar supo vencer i supo morir

razón únicamente de aptitu como los espartanos. I respecto de la


viejo cuerpo en sus manera

des; i como el último de sus


compañeros que cómo cumplió esto último, nos es
grato recor

acabamos de recordar, i a
cuyo lado recibió en darlo, cerrando esta pajina de aflictivo recuerdo

el pecho el plomo que lo mató, buscó en la hora con las palabras de un


compañero de armas, tan

de adversidad menos
ingrata profesión que la de denodado como él, i que le vio pelear í caer al
las armas. El capitán Urízar se hizo arquitecto, pie de la cureña. «El hecho de haber recibida
I su
trabajo de prueba para recibir su título fué tina herida,—escribía sobre su almohada de heri

la composición en
dibujo i por escrito de una do el alférez García Valdivieso, a un hermano

.academia militar en vasta escala. Así el joven del capitán de la batería de la Encañada de San
oficial eieiitílico devolvía til desaire a la rutina, Francisco, i al día siguiente de su fallecimiento,

que lo había echado a la calle siendo un honor i —


el hecho de haber recibido una herida al mis
una
esperanza para su
cuerpo. mo tiempo que su valeroso hermano, me impide
En consorcio con su
distinguido hermano, el ir yo mismo a manifestara usted la dolorosísima

ya recordado coronel don José Silvestre Urízar. ha causado muerte. Alfé


impresión que me su

trabajó, además, el laborioso alférez, un texto rez de compañía, tuve el placer de conocerlo
su

práctico de artillería para el manejo de las clases i apreciarlo; compañero suyo en el combate, su
de su arma, i uniendo a la teoría la prueba, cu
ejemplo i su valor nos animó e infundió ánimo
brió durante largo período la infinitamente su
npaíiía para luchar
i
con un enemigo
dura guarnición tle Mag.illan perior.
estar solo
.Consuelo debe para usted
ser no

IV. en su dolor. Nosotros, sus hermanos de armas;

i con nosotros todos


nosotros, sus
compañeros,
Pero el capitán Urízar no s los chilenos, lo acompañamos en su duelo; usted
DE LA GLORIA DE CHILE

pierde un deudo querido, la patr sangrientos vendajes i con el aliento de tierna i


de sus más valientes i esforzado; hijos. "
jenerosa emulación, los unos en el campo de ba
talla, los otros a la sombra de techo amigo, to

dos en el deber i en el amor de lapatria, estáis


escribiendo la historia imperecedera de vuestra
s así, ¡oh juventud de Chile i propia imponderable ¡sublime heroicidad!
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE 363

DON ABELARDO URÍZAR


TENIENTE DE GRANADEROS A CABALLO

1. III.

EMOS dicho Abelardo Urízar alcanzó vivir sino vein


\ en otra
pajina de no a

libro que el te i cuatro años, pero breve existencia


:
segundo lecho en tan

grupo de los Urízar había sido llegó a hacer lo suficiente para que su nombre
¡1 perdiera el polvo del olvido i de
pero ha
no se
en
tipos femeninos; en común

bríamos de contradecirnos si no afirmáramos

aquí que del de madre había Nombrado alférez de Granaderos caballo


seno esa
segunda a

nucirlo también de los dos que en el primer albor de la guerra (abril i.° de
i::i
vastago digno
le precedieron en el camino de la guerra, de sus 1879}, militó tres años para dar en el curso de
lauros i de sus infortunios, las campañas tres brillantes cargas al arma blan

Silvestre Urízar había sido un brillante oficial ca i al frente de su mitad,


de infantería: La carga de Tacna contra el cuadro de los

Pablo lo era del arma de artillería. Colorados en


mayo de 1880,
En consecuencia, la militar habría La carga de Ate contra las trincheras i la di
agrupación
quedado incompleta si ese tercer hermano no namita de Píérola el 9 de enero de 1 88 1 .

hubiese venido al mundo para La carga, por último de la llanura de


empuñar el sable Pamplo
de la caballería. na el día de Chorrillos, cuatro días más tarde.
Fenecida la guerra de hecho en el terreno

verdaderamente militar (pero el del ab


II. no en

no decir
surdo, por algo de mucho más grave)
Cupo ese destino a Abelardo Urízar Corvera, cúpole al joven granadero, ascendido el 17 de
niño hermoso i robusto, del cual casi julio de 1882 i destinado a cuidar las haciendas
no
podría
inscribirse como recuerdo sino dos fechas: la de de caña de Cañete, cúpole, decíamos, el lote
su nacimiento en
Santiago el 29 de diciembre triste e Inglorioso de combatir montoneros, i
de 185S i la de su muerte en Lima el ó de ma cargando bizarramente en esc rico valle sobre
yo de 1883. aquellas bandas de negros i de indios alzados
364 EL ÁLBUM

recibió mortal herida en el pecho en los pri lo que llevamos referido de


ellos, decididamente
meros días de marzo de 1883, esto es, dos años los tres no tuvieron suerte
para morir!
largamente cumplidos desde la ocupación de Que la gloria les absuelva de esa
desdicha
Lima. mientras su fama quedará esculpida para du
Los tres hermanos l ri^ar habían sabido vivir rable recuerdo en las tablas de la
gratitud de la
como tres jenerosos jérmenes de Chile; pero por patria.
EL. GRUPO DE LA CONCEPCIÓN
ARTURO PÉREZ CANTO no» JULIO MONTT SALAMANCA
1 Sutemente M C'h»™l„iL.u ) (S,il,L.]im,lL' ,ltl Cliucttbuio)

11™ IGNACIO CARRERA PINTO Do» LUIS CRUZ


,!,■ I¡, I.- H |>iini*(lfl t I|..u:ilI>i>,..., 'Subteniente riel Clmoabuco)
(Cspibii,

tv
'DE LA GLORLA DE CHLLE 365

DON IGNACIO CARRERA PINTO

CAPITÁN DE LA 4." COMPAÑÍA DEL BATALLÓN CHACABUCO

11.

¡Lc&l LEGADA es en este libro, que En ese combate, que recuerda los de Esparta,
los soldados
■-.''' 'd^Mr Va- va corrido lejos de su zenit de eran setenta i tres, los oficiales cua

tro, i entre éstos, el caudillo, el capitán de los


Lx «$p3?'fgd3,s nubes e inacabables resplan setenta i siete, que así habrá de denominarlos la

dores; llegada es, decíamos, la hora de las agru historia, llamábase Ignacio Carrera Pinto, cuya

paciones por la prisa de concluir, por la brevedad noble vida vamos


lijeramente a contar aquí en

de los días, la cortedad de las pajinas reducidas grupo junto con la de sus compañeros.
a
simples lápidas de lacónicos pero heroicos

epitafios. 111.
Después de los árboles cubiertos, cabe su lu

gar a los verdes retoños tronchados en haz por Ignacio Carrera Pinto, hijo del buen ciuda
la segur de la muerte, i es esta la parte de tarea dano don José Miguel Carrera Fontecilla i déla

queda principalmente digna señora doña Emilia Pinto lienavente,


que nos
por cumplir. no

Corresponde de derecho la primera pajina de ha mucho fallecida, era


por su
paterna estirpe
esa agrupación del heroísmo colectivo en la fa nieto del ilustre dictador de Chile don José Mi
milia, en el rejimiento, en la compañía, en el vi guel Carrera i llevaba el nombre histórico de su

vac de los Andes del Perú, a los cuatro sublimes bisabuelo don Ignacio de la Carrera, brigadier de

mancebos que pelearon en la plaza i en el cuar Chile i padre de los tres desdichados hermanos
tel de la ciudad de La Concepción en la tarde ¡ en de su sangre que perecieron en el patíbulo de las
la noche del día 9 i la i la mañana políticas la plaza de Mendoza
en aurora en
venganzas en
(abril
del de julio de 1882 hasta solo 8 de 18 18 Í 4 de setiembre de
10 no
dejar un
1821), pueblo
cartucho por quemar —
-"uno contra veinte, u se entonces semi-salvaje de las
Pampas.
tenta i siete inmortales embra El nieto de los últimos pereció como ellos,
contra una
jauría
vecida de mil ochocientos asaltantes, que aún pero en más glorioso sacrificio, en la plaza de La
para vencer aquel puñado de chilenos necesita Concepción pueblo semi-salvaje también de la
ron hacer alto al fuego i pedir refuerzo. sierra del Perú, esparcido en esas
apartadas

i...
EL AIHU.M
366

cumbres, I sosteniendo el honor de patria


su [871, fué llevado por
antiguo amigo de su
padre
hasta rendir él i los suyos, todos sin excepción a una mesa de la intendencia de
Santiago, don-
alguna, su último aliento. de sirvió con
intelijencia i una lealtad de senti
En los días de las catástrofes no es costum mientos que enaltecía su alma en los contrastes.
bre ni siquiera estratejia en el ejército de Chile Consagróse después variadas tareas, a
prefi.
reservar una sola vida que le sirva de emisario. riendo las del campo, i cuando estalló la
guerra
En tales casos se acostumbra i se prefiere el si en febrero de 1 879, fiel a su nombre ¡ a sus
tradi
lencio de la muerte i su sudario. ciones que datan desde el primer Carrera veni
do desde Vizcaya (Rentería) al suelo de Chile

IV. hace más de doscientos años, i


cuyo nombre fué
el mismo que él, según dijimos, llevara,
alistóse
Entretanto, el último de los Carrera, que lle de sarjento. El primer Carrera, célebre por su

vara el nombre de Ignacio, habia nacido en San valor i sus aventuras, por sus desdichas i sus

tiago hacia el año 1848; i recordamos todavía victorias, bajo el gobierno del cruel caballero
con la viveza de un cuadro de familia, de un don Francisco de Meneses, gobernador de Chile

paisaje de nuestra rústica campaña, su rostro en el último tercio del siglo XVII, llamábase
abierto i risueño, su ademán travieso i audaz, también Ignacio, i a su ejemplo, su nieto de la
cuantío diez años más tarde, velárnosle correr de sétima o octava jeneraclón corrió a las armas al

salado en brioso caballo i sin montura por los primer sonido de los clarines que a ellas apellida
callejones de Peuaflor, o mecerse atrevidamente ron a los chilenos en los primeros días de 1879.
como
pájaro inquieto en medio de los cantos de
la primavera, suspendido cual los últimos al fo VIL
llaje de los sauces babilónicos que riegan las

anchas i azuladas acequias tle. aquellos encanta A contar de esa hora, la e

dores sotos, dignos del nombre que de antiguo ció Carrera Pinto está estampada en cuatro lí
llevan porque fúi-maulos las aguas, las peñas i neas i en cuatro fechas de su hoja de servicios,

las flores— "Peñafior.,, 1S79, sarjento del Esmeralda.


1880, subteniente del mismo cuerpo,
1881, teniente del Chacabuco 6.° de línea
de la 4.° de bata
1882, capitán compañía ese

Distraído de estudios i adicto a turbulentas llón, por nombramiento de 20 de mayo.

novedades, crióse Ignacio Carrera en cierta soltu No alcanzó el joven héroe a leer su último

ra; i muerto buen ha


prematuramente su, padre, en
despacho, pero señaló su breve carrera con

Lima (setiembre de 1860), emprendió desde mui zaña antes no ejecutada i que ha merecido el
niño de de del
que lo lleva honor de la unanimidad de voto
negocios arreos
ganado raro un

ron a Mendoza, sitio aciago para su nombre, don Congreso, (julio de 1882.)
de vivió de trajines I percances durante varios

VIII.
vi.
Combatiendo en el Alto de la Alianza
ala
tem-
Restituido a su ciudad natal hacia el año de vista de Tacna, una bala le había advertido
DE LA GLOR A DE CHLLE 367

luctuosa empresa, i acompañando a ahí sólo por el histórico puente de Izcuchaca. 1


prano de su

su jefe en los ásperos faldeos del Morro Solar no teniendo aquél enemigos que combatir, ex

en el día de Chorrillos, había arrancado por su cepto la puna i el tifus, que diezmó jente, es su

serenidad i mención especial de calonó batallones desde Tacna


aquel puen
su
arrojo una sus a

aquél en un
parte oficial de la sangrienta jorna te
guarneciendo los pueblos intermedios de Jau
da. Tocó al Chacabuco rivalizar ese día en el ja, La Concepción i Huancayo como dentro de
empuje del asalto i en la carnicera brega por la otros tantos cuarteles de invierno. La 4.° com

subida a las cimas a la par con tres de los más pañía del batallón Chacabuco, cuerpo que había

afamados rejimientos del ejército de Chile:— el llegado de refresco al mando del bizarro coman

4.° de línea, el Atacama i el Talca; i así perdió dante Pinto Agüero, el más joven pero no el
su cuerpo catorce de sus oficiales i casi todos sus menos intrépido de nuestros jefes de fila, fué
Sota D avila, i el hermoso designado para custodiar pacíficamente el pueblo
capitanes; Moltke,
cuanto juvenil Camilo Ovalle, ese Adonis sacri de La Concepción, medianero en la serie de posi

ficado en los altares de Marte, ciones del valle andino,

XI.
IX.
Por esa misma fatal seguridad, dejóse aislada

Ignacio Carrera salió ileso del torbellino de aquella reducida fuerza mientras se creía al je
plomo derretido que allí vomitaron cuarenta mil neral Cáceres, caudillo infatigable, refujiado en

combatiente;;. ¡ logró regresar por breves


;uiu
Ayacucho con sus desmoralizados restos de Pu
días en el invierno de rSSi al seno de su patria cará. Mas un día inesperado de los comienzos
para visitar por la última vez sus lares. de julio de 1882 (el 9 i el 10), Cáceres pasó de
improviso con sus hordas, que llegaban a nume

x. rar quince i hasta veinte mil combatientes, el


descuidado i desguarnecido puente tle Izcuchaca,

Devuelto a Lima, i ascendido ya a


capitán de posición estratéjica de primer orden; i mientras

la 4.* compañía de su batallón, marchó con és con el


salvaje empuje de ¡a sorpresa arrollaba al
te a la sierra en la tercera o cuarta estéril en batallón Santiago, matándole dos de sus oficiales
trada que, contra todos los consejos déla ciencia de avanzada (Retamal i Garai, en
Marcaballe),
militar i las lecciones de la historia, allí ubicada junto al Pampas I a la vista de su famoso via
entre horrores, emprendiérase, por órdenes de ducto, despachaba en esa misma hora a
vanguar
la Moneda, contra un
enemigo eternamente in dia al coronel Gastó, jefe de una división de ti
visible o eternamente
prófugo. radores i de Indios montoneros fuerte de mil

Deshecho, en efecto, el caudillo Cáceres en la ochocientas plazas.


jornada de Pucará por el brillante coronel don
XII.
Estanislao del Canto, que había subido a las sie
rras
después de las infructuosas mi El de La
expediciones pueblo pastoril Concepción que el
litares del comandante Letelier i del rodea por base, formándole cintura de
pundonoroso Pampas su

coronel (hoi jeneral) don José Francisco Gana, hondos i abruptos barrancos, no era, bajo con

habíase detenido el primero de aquellos jefes posición militar,


en cepto alguno, una
porque ade
las orillas del invadeable río accesible más de hallarse caserío esparcido
Pampas, su en las ribe-
EL ÁLBUM
36S

ras de aquel, domínalo por completo una hilera cinco, nuestras fuerzas habían tomado la
ciudad ¡
de colinas puestas en anfiteatro i a
cuya mayor rodeado completamente a los
enemigos, quienes
altura denomínanla por agreste » cerro del león". fueron a
refujiarse dentro de su
cuartel, i conti-
Por órdenes expresas de Cáceres que, me nuaron defendiéndose,
diante el afán de sus espías (que lo eran todas >A las seis i media ordenó el coronel
Gasté
las del país, hombres, mujeres i niños) tocara cesar el fuego,
jentes porque las municiones
se

conocía los movimientos de nuestras fuerzas, se estaban concluyendo i


había necesidad
de
marchó el coronel Gastó con su columna al sostenerse hasta que viniera el
refuerzo que ha
amanecer del 9 de julio desde el pequeño pueblo bía pedido...»
vecino de San Antonio, en demanda de la ais

lada guarnición chilena,


dejada por impre una
XIV.
visión casi incomprensible en una guerra de ase
chanzas, sin un solo soldado de caballería, ni si Aquel combate de veinte horas i veinte veces
quiera un ordenanza montado, desigual había durado sólo cuatro horas, i el pu
ñado de leones chilenos que se defendía sin hu

XIII. mano aviso ni socorro, había a esa altura del


tiempo ganado el día.

Pasando así, a escondidas, tras de las alturas Setenta i siete soldados chilenos habían obli

de Santa Rosa, Quichiguay i Huaychulo que gado a mil ochocientos peruanos a


pedir am-

encubrían su movimiento como dentro de un des

filadero, coronó de improviso a las dos i media Llegado este socorro al aclarar el 10 de julio,

de aquella tarde el guerrillero peruano la cima día invernal i tardío, "se empeñó nuevamente—

de las colinas a
cuyo pie yace, como dentro de dice la versión peruana ya citada, que es de re

una
sepullara, ti desaliña do pueblo de La Concep ciente data (julio de 1884),— un encarnizado com

ción, dibujado en tres


porciones por arquitectos bate, ocasionando treinta ¡ tantas
bajas en nues

indijenas, i comenzó a media tarde el porfiado, tras fuerzas; pero la guarnición del Chacabuco,
terrible i desigual combate, inclusive los oficiales Carrera Pinto, Pérez Canto,
"La avanzada del coronel Gastó, —
dice una re Cruz i Montt, que fueron tendidos en la plaza
lación peruana que tenemos a la vista, —

-rompió de aquella población, toda fué exterminada. \\


(os fuegos; los chilenos contestaron saliendo tle
cuartel que estaba situado la plaza, ocupa
su en
xv.
ron las torres de la
iglesia, se posesionaron de su
cuartel, desplegando también en
guerrilla por las Cierta era, por desdicha, más no para deshon

boca-calles de la derecha e
izquierda de la ciudad; ra de nuestras armas, la última honrosa frase. La
nuestras avanzadas sostenían el
fuego hasta que compañía guerrillera del batallón Chacabuco ha
las fuerzas que mandaba el coronel Gastó bía sido exterminada, desde a su cor
coro su
capitán
naron el cerro antedicho: entonces fué cuando neta, pero sus setenta ¡ siete combatientes bajo
se encarnizó el combate ocasionando el tricolor habían el muro del
como era no
perecido tras

natural en ambos combatientes, algunas bajas; parapeto n¡ en el rincón de cobarde s¡ bien ofre
allí cayó herido el teniente coronel Carvajal, cido sino "tirados todos en la plazas
albergue,
"A las cuatro de la tarde sucedía esto; las al aire libre, desnudas i sus n-
a con sus
espadas
r DE LA GLORIA DE CHILE 369

fies quemantes en la mano, sin que ni por un lauros de la historia que en todo tiempo fueron

solo momento se viera ondular, por encima de estímulo, eljefede la división chilena, denomina
las ennegrecidas paredes del cuartel quemado. da a la sazón Ejército del centro, sacudiendo de

latirá de trapo blanco que flotó antes al aire en su


pecho las heces de una natural amargura i

los mástiles de la orgullosa Independencia en el casi enorgullecido de aquel revés tan heroica

día de Iquique. mente verificado, caracterizóle de una alta i


merecida manera en una orden del día a
guisa
xvi. de proclama que así decía desde el campamen
to de Tarma:

Escuchemos ahora la versión chilena de aquel "Soldados del ejéi 1 del c


hecho de la antigüedad, consumado por cua

tro niños que todos juntos apenas habían vivido 11 Al pasar por el pueblo de La Concepción ha

la existencia de un hombre. »E1 combate, —


dice béis presenciado ese
lúgubre cuadro de escom

el coronel Canto en su parte de Tarma, julio 16 bros humeantes i cuyo combustible fueron los

de 1882, —

principió a las dos i media P. M. del restos queridos de cuatro oficiales i setenta i tres

día 9 del presente mes i fué sostenido por nues individuos de tropa del batallón Chacabuco 6."

tra tropa hasta las nueve i media A. M, del si de línea. Millares de manos salvajes fueron au

guiente, hora en
que habiéndose agotado las tores de tamaño crimen; pero es necesario que

municiones i después de diez i nueve horas de tengáis entendido que los que defendieron el

pelea, los enemigos incendiaron el cuartel, per puesto que se les había confiado eran chilenos, i
foraron su recinto i se
introdujeron por varias que, fieles al cariño de su
patria Í animados por

partes. el entusiasmo de defender su bandera, prefirie


uLa lucha fué entonces al arma blanca por ron sucumbir todos antes que rendirse a turbas

parte de los nuestros, lucha enteramente desi desenfrenadas.

gual, pues solo quedaba un


pequeño número de nLosque perecieron en La Concepción en defen
chacabucos para combatir contra una multitud sa de nuestra querida patria i de la tranquilidad

de indios Í déjente armada de rifles i bien mu de ese pueblo ingrato, han obtenido la palma del

nicionada. Algunos gritaban rendición, pero los martirio: pero una i mil veces benditos sean,

nuestros no aceptaron i prefirieron morir todos puesto que su valor i sacrificio les ha dado de
en defensa del puesto que se les había confiado. recho a la corona de los héroes.
11 El número de chilenos: Si encontráis
tropas que se perdió fué setenta lAmlgos os en
igual
i dos hombres del batallón Chacabuco i uno de! situación a los setenta i siete héroes de La Con

batallón Lautaro, i estaban mandados por el ca cepción, sed sus imitadores, i agregaréis
entonces

pitán don Ignacio Carrera Pinto i los subtenientes una brillante pajina a la historia nacional i ha
don Arturo Pérez Canto, don. Julio Montt S. i réis que la efijie de la patria se presente una vez
don Luis Cruz M." más con el semblante risueño en símbolo de gra
titud por los hechos de sus
hijos. Si llegáis a

XVII. combatir con los hombres de la nación peruana,

acordaos en todo caso de los hermanos que tan

I seguida, extendiendo la más valientemente sacrificaron La


en
glorificación se en
Concepción;
allá del dolor, al ejemplo de lo venidero i a los no olvidéis los rasgos jenerosos de que siem-
pero
EL ÁLBUM

prójimos de
pre habéis hecho uso para con esos
XVIII.
la humanidad degradada.
..Soldados: Seguid siempre en el sendero de Han comparado algunos la jornada medite-
vuestro entusiasmo i abnegación; conservad la rránea de La Concepción a la marítima e inmortal

i Lau de Iquique. Mas la


sangre fría i arrojo de los Caupolicanes austera historia, cuya misión
taros; sed siempre dignos de esos mismos, i ha es no amoldarse a las transitorias
vanidades de
bréis la felicidad de la patria. Chile los tiempos, sino sobreponerse
conseguido a
ellas, sin acep
nos todos: un hurra a la eterna memoria de los tar parangones que constituirían una
rivalidad
héroes de La Concepción!" (i). doméstica dentro de sola
una
gloria, habrá de
decir únicamente a las jeneraciones
que los ma
(i) Es un acto de simple i lliui.i jn-aii i.i tlcj.ir aqui < ■ >r.s rinos i los soldados de Chile, en la mar como en
tancia de los nombres de todos aquellos bravos (los 77 de la tierra, sobre las olas o sobre la montaña nun
1.a C (jilee | .
riiin) .[tic ctmit) lus mmIií.kIiis tic I '¡/.-uro mi I11 rsla
ca
supieron rendirse.
del lliillii, bu ctinsL-rviulti ln historia.

Esos nombres han sido ya grabados en el marmol del tú 1 esto basta!


mulo c.K¡ii.itorii.i que til la rripia del Icmplo rlc la UratiuJ
\.-ii-iunal Je Sautin-ti elcdiiuruti u l.rs bravos amjiiimo-i ilc

aquella juriindu mis nublen rompa fieros de urinas, ¡ esa lista, ménez, Juan Bautista Campos. Florencio Astudillo, Pablo
lieliueiile ctiiiiatla. dice asi Guajardo, Juan Sandoval, Juan Bautista Jotre", Manuel Con
Ireras, Kudesiridu Zúñiga, Hipólito l'tiera, Agustín ¡."Sán
chez, Lorenzo Aceitón, Gregorio Maldonado, Bonifacio La
gos, Manuel Jesús Muñoz, Bernardo Laque, Lindor González,
Lista nomina! ¡ elasigieada di lo¡ señores opoialeí e iiidroiduos Toribio Moran, Lorenzo Serrano, Luis González, Lorenzo
d,.
tropa que -citar necia 11 o Lo C,nooJ-,ión i ,/¡ieJcr,ci:roii co Torres, Lorenzo Jofré, agregado, Juan 2.0 Rojas, id., Je-si
.tolo ¡lo -o el 0 .'' 10 di I ti, ionio oo-í.
Jerónimo Jiménez, id., Francisco Contreras, id., Pablo Gon
zález, id., Zenón Ortiz, id., Miguel Prado, id., Juan Monte
4.° compañía, capitán, don Ignacio Carrera P., i subte negro, id., Casimiro Olmos, id.
niente, don Arturo Pérez Canto; 5," com[iaíiin, subteniente,
don Julio M onll
S., ugreiíatlu; (i.* cu tupa nía, subteniente.
don l.uis Cruz II., agregado: 4.» compañía, sarjento 1/ Ma
nuel Jesús Silva; sarjento a." Clodomiro Rosas. Cabos i.5
Gabriel Subu-r.ivntts 3
Silva, Carlos 2." Morales, Juan Ignacio Bolívar; ca

bo 2." Pedro Méndez. Soldados: Tiburcio Chandía, Ama '

dor Id. ¡ 1
Gutiérrez, Juan Ferra, Pedro N. Zúñiga, Pablo Ortega,
Avelino Olguin, José María Espinosa, Pablo Trejos, José l „lil>s )»:i;l.rr;,\ 3

l-'éli.v Val en zuda, Agustín Molina, Rafael [.I ^imdoi. 1


Otárola, Félix
Scl.li,..., 67
Contreras, Enrique Reyes, Kraucisc» Scptilveda, Francisco
Escalona, José Argomedo, Juan Bautista Muñoz, Abelardo
Resumen 76
Sia-n, Ktniiii lliu.ina, Vioentc. Muñoí, l'müiu Curren, Mi.
iann Corr/álc/, Pedro Moneada, Aojel A-uslin Muño/, Jti.m 2 de mi.—A. Valtnziula.—V.' B.»-PiN
1iinujosi, Kduanlti Anmi-, Manuel Amonio Martille/, lL'sL
Arias, José del Carmen Sepiílveda, Emilio Rubitar, Máxi
mo Rorpes, Pedro Lira, Erasmo
Carrasco, Estanislao Ro
sales, Em iridio Sandoval, Plácido Villarroel. Estanislao J i-
DE LA GLORIA DE CHILE

DON JULIO MONTT

SUBTENIENTE DEL CHACABUCO

de la señora Leonarda Salamanca, noble matro

fallecida decir, la víspera de


I. na en 1878, es en

la guerra que había de matarle su hijo, amado

í- ECHA ha quedado las por elJa con Indecible terneza.


en
pajinas
Julio había venido solo al mundo; porque
^anteriores de este, libro la lista de
no

La Concepción pelea- en el regazo de su madre hízole compañía un


| los que en

n dos días i una noche sin ren jeinelo a


quien pusieron con donaire el nombre

de César —

"Julio Césam, —
¡ ambos n
dirse, t en consecuencia habrá de necesitarse
i, 1,1 en Valparaíso el 26 de
espacio estrecho para hacer memoria de los tres

bre de 186 nbos hiciéronse soldados


sublimes niños que allí secundaron a su capitán
menos por 1 mo
tiempo i para iguales
i a su lado murieron,

El subteniente Julio Montt tenía al morir solo

Julio entró al rejimiento Curicó para marchar

diezinueve. a Lima. César se hizo carabinero de Yungai


El subteniente Julio Hernández,
pelear las batallas de la patria a la vista de
El subteniente Cruz, apenas dieziocho. para

Indecisos para la mies de la muerte su hermano.


escojer
i en el orden de prioridad de los años, elejimos 111.
en estas memorias, que forman un libro de lágri
tienen las No se creyó en Casablanca, lugar
por nadie
mas, pero que compensaciones su

blimes de la inmortalidad, la designación de la de la residencia de padre, que el subteniente


su

suerte. La fama de los hechos memorables, así Montt figura en la guerra. Era
hiciera lucida

el baldón del también un niño de hermosa i casi artística cabeza (cual


como banquillo, es sus

ceptible de ser diezmada... se


deja ver en su retrato), de ojos profundamen
te azules i melancólicos i de una contestura frájil

i enfermiza, a tal punto que un tenaz mal de


II.
garganta le traía desde la niñez luchando con

Julio Mo: t Salamanca, fué hijo del aprecia la muerte.

ble cabal ler. don Manuel Montt Goyenechea, De suerte que cuando se
supo en la aldea del
la brillante manera como se había condu El doctor irlandés no había a la verdad
hogar espe-
cido en el Manzano i en Chorrillos el antes delica rado mucho éxito para su fama al ver
partir
do mancebo, hubo entre los suyos tanto regocijo aquellos dos niños que acababan de ser arranca

como admiración; sólo su padre no se sorprendió dos al almacigo de su hogar i de su aldea (fruh
porque le conocía
más allá de la trasparente cor froin the nursery). Pero el eco de Chorrillos
teza de su ser. "Era rasgo distintivo de su ca i después el de La Concepción, llegó
pronto a
rácter, —
nos ha dicho el autor de sus días en tier desengañarlo.
na carta segundo aniversario de su
escrita en el

muerte (9 de julio de 1884), ser tan pundono —


v.
roso, que antes de merecer reproches por faltas

habría recibir cien balas, Está ya contada la muerte del subteniente


cometidas, preferido
al parecer de junco Montt del Chacabuco, i así queda escrita
porque dentro de un cuerpo tam

se encerraba un alma de roblen bién la vida de este querido adolescente, porque,


como lo dice con filosófica exactitud el
capitán
IV. de su
propia compañía en el rejimiento Curicó,
don Daniel Polloni. "¿Qué puede contarse de

I esa era la verdad, porque un


testigo extran la infancia de un ser que ayer era un niño i hoi

i abonado, el doctor irlandés O'Regan que sólo es un niño muerto?!!


jero
lo curaba de su dolencia física i conocía su mo La única diferencia está en que la cabeza del

ral, agrega sobre él que fué un soldado tan va primero tenia por aureola la risueña vida, i la
liente como modesto. ■
a ■ 'di, r ,r- modest as he ! de! último, la imperecedera corona del martirio

¡ en la ínmortaliilad.
DE LA GLORIA DE CHILE

DON LUIS CRUZ MARTÍNEZ

SUBTENIENTE DEL CHACABUCO

En cuanto a su valor, había peleado como

I. sarjento en Chorrillos i días antes de morir so

ñaba con nuevas batallas,


Ü1S Cruz Martínez, el más te " Por acá, —
escribía desde Jauja a Chile el 3 de
merario de los combatientes de La julio, se corre con mucha insistencia que iremos

'■¿ir- Concepción, fué hijo de un miste- al departamento de Arequipa; el ejército lo de

, pero desde la edad de dos sea i está que se muere de ganas de ¡r cuanto

s le crió en Curicó como madre adoptiva antes. Yo estoi mui contento con la noticia. Así

doña Martina Martínez de Franco, i esto es to como salvamos en el Manzano, en San Juan i

do lo que de su
ignorada cuna se sabe. Miraflores, podemos salvar, si Dios quiere, en

De su escuela dice uno de sus compañeros Arequipa. Iré, pues, con muchísimo gusto al
de aula lo que sigue, casi tan vago como su encuentro de los enemigos de Chile. •■

"Al estallar la guerra, estudiaba el cuarto año 11.


de humanidades el liceo de sien
en este pueblo,
do el alumno más aventajado con
que contaba Según todas las noticias recojidas, inclusas
ese establecimiento. Vasta memoria, intelijencia las autenticas del Estado Mayor Jeneral, el sub

despejada, aunque demasiado tierna, i conducta teniente Cruz peleó ¡ murió con
imponderable
ejemplar, eran las prendas que auguraban al bravura, reconocida i acatada por sus mismos

joven estudiante un
porvenir seguro i un sólido feroces inmoladores. Su tierno cadáver fué en

bienestar a su familia. contrado en medio de la plaza, en el sitio que


"Una larga lista de premios confirma lo que los pueblos elijen para el zócalo de sus héroes;
dejamos apuntado, n hai constancia de que, reconociéndolo los moi

De su virtud, dejó él mismo noble memoria, toneros desde los balcones de la casa de Valí;

porque cuando ascendió a cabo dispuso en favor dares, situada frente al cuartel en la plaza de L
de su madre adoptiva i desvalida mesada i que él solía visitar,
una Concepción, gritábanle
de ocho pesos, i cuando ascendió a subteniente voces se rindiera; i el sublime mancebí
que
subió el precio de treinta pesos, blandiendo la brazo ya herido pe
su
gratitud a espada con su

los dos tercios de su haber. dos balas, los denostaba de cobardes I asesino
374 EL^A
hasta que, despedazado literalmente por el plo de la casa ya mencionada de los Valladares de
mo, cayó en el lugar maldito. cuya familia era
amigo.
El subteniente Cruz había sido en el Curicó Pero el inflexible niño a cada grito de mise-
el ayudante favorito del bravo i olvidado Olano, ricordia de sus
enemigos respondía blandiendo
i hoi está visto que él no sólo le enseñó a
pelear su
espada en un
grito bravio i osado reto ha
sino que le enseñó a morir. ciendo recordar en miniatura a Cambronne i su

dicho en Waterloo.
El subteniente Cruz fué encontrado
medio a
m. medio de la plaza de La con susConcepción ma

nos destrozadas por un


pertinaz combate soste
Era el subteniente Cruz al comenzar la guerra nido al arma blanca,
niño de tan tierna edad que apenas podía alzar I a la verdad, inspiraron a sus
propios exter-

su rifle a la altura del hombro, i era de estatura minadores tal respeto la incontrastable resolu

tan pequeña i endeble que cuando comenzó a ción i el valor indomable de los setenta i siete
militar como clase en el rejimiento Curicó, dá chilenos de La Concepción, que aun muertos los
banle sus camaradas humorísticamente el nom últimos, aquéllos huyeron, cosa que ellos mismos
bre de "el cabo Tachuelau; pero su alma grande ! cuentan en sus boletines, i forma un
elojio m-
sobrepasaba por cien codos su niñez ¡ su estruc comparable para "los exterminados. n
.

tura física, i así quedó probado. El


Congreso Xacional reconoció por un acto

esplícito el heroísmo de los combatientes de La

IV. Concepción, otorgando los sueldos íntegros de


los oficiales muertos a sus madres (iSSO, sin

Los peruanos mismos deponiendo su animosi excluir la madre adoptiva que recibió un año

dad declararon que en diversas peripecias del más tarde una


pensión vitalicia por haber ■'edu-

combate ofreciéronle la vida desde la ventanas I cado a un héroe."


DE LA GLORLA DE CHILE 375

DON ARTURO PÉREZ CANTO

SUBTENIENTE DEL CHACABUCO

humanidades en el Uceo de este puerto, pero las


noticias del norte le eran entonces de más inte

rés que sus estudios. Las acciones de Pisagua,


Dolores ¡ Tarapacá produjeron en él una
gran
del subteniente Cruz, el subtenien- excitación, según pude saber más tarde, pues en

esa
época yo estaba en el ejército como
cirujano
liceo de Valparaíso, fué tan valero tlel Chacabuco. Después de Tarapacá, habiendo

so como el alumno del liceo de Curicó. Al decir venido con los heridos de mi batallón, me vi

de todos los que le conocieron bajo las armas, continuamente asediado por las preguntas de

era aquél un niño de brillantísimas esperanzas, Arturo sobre la vida de campana, el campo de

i como
julio Hernández, teniente del Buin a los batalla, las marchas, los soldados, el desierto. Pe
dieziocho años, parecía llamado a ocupar un dis ro ocultaba cuidadosamente manifestar que pen

tinguido puesto entre los que sirven a su patria sara ofrecer su


pequeño continjente a nuestro

por el amor de su
gloria. ejército, pues, bien sabía que le iba a fallar el per

Escuchemos a este respecto las confidencias miso de mis padres.


i Más tarde cayeron Tacna i Arica, I estas

nDesde pequeño, —decía de él haciendo ca victorias decidieron a mi pobre hermano a


eje
riñosa memoria su hermano primojénito que cutar ya su
pensamiento".
había sido cirujano de su propio rejimiento,— tuvo
Arturo marcada afición por la carrera de las ar
n.
mas. Así, muchas veces, mirando el retrato de

nuestro abuelo don José A. del Canto, le entu


Fugado temerariamente de su casa i del colejio,
siasmaba su
traje militar i el parche de Maipd como Manuel Baquedano en 1838, el niño san-

que adorna su brazo, i pedía a nuestra madre tiaguino tiró sus libros al mar desde el muelle
que le contara la vida tan llena de accidentes de Valparaíso, i escondido, fuese a Arica en de
del que, marino a las órdenes de lord Cochrane manda del ejército i de su hermano acantonado
i soldado de la fué también mi
independencia, con su rejimiento en Calaña, junto a Tacna.

nero i agricultor. Cuando el estudiante de humanidades del li


"Cuando comenzó la guerra, Arturo cursaba ceo de Valparaíso emprendía aquella odisea de
EL A
376

la que no habría de volver sino sobre su


broquel, noche del 12 de enero de 1881,
encontrábase e]
como los héroes de Troya, no había cumplido comandante Zañartu, segundo jefe del Cha
aún la edad nubil ni siquiera la anticipada pri buco, el que escribe i otros oficiales
esto
del
mavera de la adolescencia, mismo
cuerpo, reunidos a la hora de comida. Se
El tierno soldado no contaba todavía 16 años, disertaba naturalmente sobre la
próxima batalla
a escondi i sobre la parte que le tocaría
puesto que naciera en 1864. i cuando en ella al cuera

das fugóse de su techo ¡ de la escuela en el va a


que pertenecíamos.
por Matías Cousiño, era en el mes de agosto de ■>EI valiente comandante Zañartu tenía
una

1880. Al comenzarla guerra, el subteniente Pérez preocupación constante que le mortificaba sin

Canto no pasaba de ser una criatura de 14 años cesar i de que nos había hablado en otras oca

que apenas podía consigo su


pizarra, pero en su siones. Esta vez nos repetía: «A medida
qut
hora supo cojer la espada o
empuñar un fusil se
aproxima el día del combale más me
mortifica
con el mismo valiente esfuerzo que su
amigo la idea de que este niño Peres vaya a servir é
inmediato en la campaña, el subteniente Cruz. carne de cañón, i si esto sucede tendré un remor

dimiento eterno en la conciencia... Yo quisiera

111. que el coronel lo dejara con


algún pretexto sin
entrar en acción.»

Al llegar furtivamente al puerto de su desem n I a la vez


que así se
expresaba, mandó lla

barco en la playa enemiga. Intentó su hermano mar al niño Pérez, como él lo nombraba siempre,
mayor devolverlo hogar, pero vencieron
a su quien se
presentó a los pocos momentos,

sus
ruegos i aun sus lágrimas; i de esta suerte
^ Lo llamo, subteniente Peres, —
le dijo Zañar

aquel mancebo verdaderamente heroico peleó en tu, —para decirle que Ud. se quedará el día del

Chorrillos como ayudante del coronel Toro He combate a


cargo del equipaje del cuerpow.
rrera, quien dice de él, en su
parte oficial de la "Pérez recibió aquellas palabras como un

jornada, »El subte bombazo, quedando por muchos minutos silen


estas palabras singulares:
niente /'érec. Cauto se
distinguió por su admira cioso. Por fin dijo: nVo cuando vine a ocu

ble valor a tocia prueba. 1


par un
lugar en las jilas del ejército, fué, señor,

para estar siempre al lado de mi cuerpo, tomané

IV. así parle en las acciones en


que se hallara, pues
considero que serta indigno i ridículo que un
ofi
Un Incidente de cial, mientras están medio dt
digno
especialmente ser re sus
compañeros en

cordado respecto de estos tiernos pero jenerosos la batalla! él, con toda sangre fría, permanezco
ánimos aconteció en la víspera de la batalla en inerte cuidando que alguno no se robe la manto

que tanto se señalara el subteniente Pérez Can u otra prenda del soldado ...

to, i uno de sus


amigos que por una
singularidad »Se olvida, subteniente,— interrumpióle Zaiíar-
del destino lleva el mismo nombre de VI '*
su inme tu,— con quien habla! Parece que ignora
diato compañero de armas
{Luis de la Cruz), ordenanza que manda obedecer sin replicarlas ór
describiólo al saberse su muerte en Chile los denes de
en sus
superiores!
¡njenuiis términos que aquí copiamos: " Pérez tuvo que guardar silencio. Dos lágri
e!
"Pocoantes del día enquela marcha del ejér mas asomaron a sus párpados, mientras que
cito chileno de Lurín a Lima se efectuara en la encendido color de su rostro indicaba la lucha
DE LA GLORIA DE CHILE 377

de encontrados que había i en el mar bajo las banderas de Cochrane i de


San Martín.

nEl valiente, el noble Zañartu, se sentía tam En cuanto a la elevación de su alma, hé aquí
bién conmovido la vista del valor i digna acti lo que él mismo de sí
a
propio decía, según una

tud de aquel joven que reclamaba un derecha nota manuscrita que se nos ha enviado desde la

indisputable, inspección jeneral del ejército, i con la cual ce

"Indicóle se retirara Í que luego se le comu de nobilísima


rramos esta
pajina su carrera:

nicaría la última resolución. Libre ya de su


pre 'Poco antes de su muerte había recibido una

sencia, Zañartu exclamaba con entusiasmo: —


carta de su señora madre, en
que le decía que
11
¿V Chile me diera un
rejimiento de niños como sentiría sobre manera el que le ocurriera una

éste, tendría bastante para batir a todo el ejér i que le ocasionaría


desgracia, su
pérdida un

cito peruano. En fin, he hecho cuanto me era eterno desconsuelo; a lo que el niño le contestó:

posible para evitarle una muerte casi segura: él


'Que s¡ tal
llegabacosa a sucederle, haría por
lo quiere, mi conciencia queda tranquila». que su fuera acompañada de fúljidos des
muerte

"Dos días después el ejército ponía tellos de


se en mo
gloria, que más bien que sentimiento
vimiento i el subteniente Pérez, cabalgando en le llevara, junto con el ósculo de eterna despedi
un
magnífico animal que le obsequiara el coro da, un justo sentimiento de orgullo i la satisfac
nel, señor Toro Herrera, marchaba a su lado ción de haber enjendrado al hijo que había sa
sirviéndole de ayudante". bido morir por la patria.n

VIL

Hasta aquí la confidencia de su


compañero 1 con relación a la memoria que de su virtud
tic bandera ¡ de victoria. El subteniente Pérez i de valor ha
su
dejado compañeros de

entre sus

Canto, en su calidad de ayudante de campo de armas, que él tanto amó, las dos cartas que en

su
jefe de batalla, no obstante su pequeña talla seguida copiamos dan testimonio de alto i cari

infantil, había tenido ocasión de lucirse en su ca ñoso aprecio más allá del martirio, del cuartel i
billo de pelea, i no fué él quien cayera sino el
de la tumba;

valiente capitán que haciendo oficio de padre


había querido salvarle, ahorrándole por ese ca
■-, agosto g de 1882.
mino algunos días de vida ;ñor líudesindo Pérez,

"Respetable señor;
vi.
El 9 i 10 de julio último en el pueblo de La
En confirmación de todo lo que hemos veni Concepción fué atacada i exterminada por el
do diciendo, deberemos la 4.a
agregar aquí que el nigo compañía del batallón Chacabu
subteniente Pérez Canto había nacido en San co,que tengo el honor de mandar, i de la que
tiago el 26 de noviembre de 1864, i era nieto formaba parte el subteniente señor Arturo Pérez
del bizarro comandante don Antonio del
José
Canto, tronco de numerosísima familia militar "En ese hecho, que ha sido muí honroso para
1
que fundó su escuela combatiendo en la tierra las armas de Chile, fué muerto su
distinguido
48
378 EL_ ÁLBUM
hijo Arturo, después de haber luchado 19 horas Entre los subtenientes Cruz i Pérez
Canto en
con señalado heroísmo, contrábanse, en verdad i sin
esfuerzo, intere-
i Al dar a usted esta sensible noticia, declaro sanies analojlas. Ambos eran estudiantes en su
a usted a nombre de mis compañeros i al mío respectiva ciudad, es decir, en Curicó i Valpara,'.
propio, que nos asociamos a su
pesar, lamentan so. Ambos sentaron
plaza de soldados, el uno
do la muerte de nuestro querido compañero de en el Curicó
(noviembre de 1880), el otro en eI
armas con el más tierno afecto, ¡ asegurándole Chacabuco (noviembre de
1880), Ambos, w
que la gloriosa memoria de Arturo será siempre cierta manera, se marcharon como
prófugos de
recordada en el Chacabuco con respetuoso ca- su ambos desobedecieron la orden
hogar; de
custodiar los bagajes de su cuerpo en las
batalla.
"Con sentimientos de respeto i consideración de Lima, puesto a
que, por su edad ¡
aspecto
suscribo su mui atento i seguro servidor infantil, los destinaron i ambos
me sus
jefes, se ba
tieron con señalada bravura en
aquellas jornadas.
"Marcial Pinto Agüero.» Ambos también murieron el al
uno
junto otro.

"Lima, agosto 3 de i88¿. IX.

"Señor Rudesindo Pérez, Foresto el conjunto de todos, de capitana


Valparaíso. tambor, en el grupo de La Concepción ¿no ha
bría ofrecido digno tema, como el grupo de
un

"Respetado señor:
[quique, para perpetuar en el bronce su juven
'Los jefes ¡ oficiales del batallón Chacabuco tud,su gloria i su martirio?

tenemos el propósito de hacer un retrato al óleo Al menos pensáronlo así sus propios compa

ñeros que erijieron a su memoria marmóreo mo


nuestro distinguido compañero de armas; i a fin numento; i al guardar sus corazones traídos a
de poder realizar nuestro deseo, espero que usted su suelo enrica ánfora, humedecida de lágrimas,
nos haga el servicio de mandarnos un retrato de i confundiéndolos a todos en un solo abrazo, su

existir del finado.


fotografía por no
aquí ninguno jefe superior había dicho de ellos en su parte
'Con este motivo me suscribo su atento i se oficial de la jornada, estos conceptos que serían

guro servidor. un
digno epitafio para su sepultura común, ben
"Marcial Pinto Agüero. i- decida i bendita.
"¿a memoria del capitán don Ignacio Carrera
viii. Pinto, subtenientes don Julio Montt, don Arturo
Peres Canto i don Luis Cruz M., sacrlficadoi
Tal fué el imponderable sacrificio llamado de con sus setenta i tres soldados en el puesto ^
los "setenta i siete de La Concepción", i nadie deber, suscribe, el perso
que el que como
a es
algo
se habrá ocultado la viva similaridad que en ese nal de mi mando, recordaremos siempre am pro
grupo de niños, comandados por un
capitán de fundo respeto, i en imitar, en
nos esforzaremos
30 años, ofrecía conrelación al mancebo que más algo siquiera, el camino que con su abnegación 1
de cerca precedía en años al
postrero de la serie. sus vidas nos ha trazado ese
puñado de valientes.*
DE LA GLORIA DE CHLLE

JOSÉ MARÍA I JUAN RAFAEL ALAMOS

TENIENTE DEL BUIN EL PRIMERO 1 SUBTENIENTE DEL 4." DE LÍNEA EL ULTIMO

los siete Beitía de San Felipe, los tres Fuller


I. i los tres Pérez de Valparaíso, los dos Salinas
los tres
Villagrán, los tres Barahona, los tres

Bascuñán Guerrero i los cuatro Calderón de


O hace mucho hacíamos en és-
Santiago, los cuatro Serrano de Melipilla, los
pájlnas, con el propósito de
siete hermanos Romero i Mesa, hijos de doña

desentrañar el carácter eminen-
Mercedes Mesa de Romero, matrona humilde
ente nacional de la guerra de diario denominó los siete
Cauquenes, que un
i marcada pujanza i unanimidad ha infantes de Lara, (i) los Pinto de
tres Agüero
hecho el país, la cuenta de sus sacrificios, no
por Valdivia, los diez Villarreal de todas partes, i
vidas, sino por grupos de vidas, fijando en la

puerta de cada enlutado hogar la lista nominati Hé 1» que do Ion fiioic miembro; rio
(í) aquí apiopósitn
va de las víctimas inmoladas en aras tle la patria. fita familia doria El Moninoi tle Yalp:ira¡so, refiriéndose a

una correspondo ac i r¡ fie Caiir|Meire-s, en el invierno de 1880:


P\o ejecutamos, sin
embargo, en
■ Habiendo en los primeros meses del présenle ano ordo-
el recuento de los soldados que los pueblos déla nado el Gobierno se procediese a e-n^ni intuir junte pura el

República habían armado por familias i casi por depósito de reclutas i rte-uipla/ns, la señora Mesa de Ro

mero reúne un día a sus siete hijos, les habla con sencillez
tribus para el sostenimiento del derecho, en lo
ilel rliilmr en
quo tocios oslamos rio servir a nuestra Patria i
cual resaltan muchas virtudes de i
abnegación los piou/Jntli ri querrían incorporarse eomo voluntarios 011 el

muchas pruebas irrecusables del jeneroso patrio eie'e :'.■. 1. Todo- i:u.iniiii,.niei-..o le oontoslan que sí i ese mis
mo día esa madre, más qui: espartana, vori lieloram rule chi
tismo délos chilenos,
lena, comineo personaliiicr.lc a! ruarte] it sus sioto hijos i los

entrega para quo vayan a


engrosar las filas de los heroicos

n. defensores de la Patria.
■ V.n el tuarlo! quisieron r,uv.::ir!o los selonta o
1 nuis pe
sos correspondientes .1 la frima de enganche, pero ella, los
Larga tarea sería esa si hubiéramos de apun rehusó con noliloiia declarando que st.s ¡lijos eran .....

tar pueblo nóminas ríos i enganchados, i quo,


por pueblo sus homéricas, co no
aunque pobre, croía tenor lo
lié'Wlrio para 0' ¡ñiparlos.
mo la de los dos Torreblanca i los tres Arismen-
,.I.)os días más lardo, los jóvenes Romero daban a su ma
d¡ de Copiapó (i), los dos Várela de la Serena, dre el odios de despedida i marchaban a
Santiago a enrolar
se en los cuerpos del ejercito. 1

(i) De estos tres jóvenes subalternos, dos, Ernesto i Emi En esa misma ocasión se hablaba de un anciano de 80
lio, murieron como soldados distinguidos en Miraflores; .Ma años, natural de Limache, que había marchado también a

nuel es subteniente de Artillería. la guerra de


con tres sus
hijos.
EL ÁLBUM

así otros muchos grupos de servidores de la Re ca, a consecuencia de heridas recibidas


en Mi
en la marina i en el ejército raflores; i por último a Milcíades, Eneas
pública, repartidos i Car
de tierra, que han sobrevivido honrosamente o los Letelier, todos hermanos que en el
Talca i
de veinte combates en el Buin sucumbieron
no menos gloriosamente por su

patria i su
provincia.
m. IV.

Pero aparte de esas dei r. Seria de notorio interés i utilidad


que formar, por
hacemos sino bosquejar, existen familias enteras el camino que hemos venido apenas
diseñando,
de guerreros, la de los Silva Amagada de una estadística prolija de esta
como
inagotable con
los Anjeles, que junto con sus
consanguíneos los tribución de sangre de la autonomía local i do

Garretón ¡ los Valenzuela han entregado a las méstica del país, a fin de comprobar por ese

banderas de Chile veintidós militares, al paso medio en la historia el jeneroso, el inextinguible


que en otras ciudades I provincias la contribu patriotismo del chileno, tan mal comprendido i

ción de un solo apellido ha sido tan numerosa tan torpemente explotado por sus
conductores,
como la de un
butalmapu indíjena. que sólo a última hora abrieron los ojos a laluj
Así, por ejemplo, de la familia militar de del i comprendieron que habían tenido ociosa en sus

Canto, el país ha oído repetir con


prez merecida manos una fuerza colosal de victoria.

los nombres del bravo comandante del 2.° don Mas, por lo que a nosotros toca. cu:n¡)!in;os
Kstauislao del Canto, I del capitán, hoi sarjento hoi el deber de llevar un dato más .1 es.i cuenta.

mayor, don Pedro Nolasco del Canto, herido narrando a la lijera los servicios de una familia
mortalmente en Tacna. I a estos siguen o pre benemérita que ha empuñado las armas, desde
ceden el jefe del Caupolicán don José María el prímojénito al último nacido, acaudillado el
del Canto, el sarjento mayor Enrique del Canto, grupo por el valerosopadre. Aludimos a la fa
herido de muerte en
Pisagua i después en Mi milia de los Alamos de Santiago, que por su co
radores, i el capitán del Santiago Antonio Silva pioso continjente en la guerraalguien tuvo la
del Canto, que pereció gloriosamente en la úl ocurrencia de llamar "Alameda. 1.

tima de aquellas batallas, fuera de otros subal


ternos que se
escapan a la memoria. V.
Toda ésta es sangre de una sola provincia, de
la belicosa Aconcagua, i lo mismo ha aconteci Formaban ésta, en efecto, antes de la san

do en la provincia de Talca con una familia de batalla de Chorrillos, el padre común


grienta
antiguos militares, mestizos de francés. Conoci don Benito Alamos, empleado voluntario en

efecto, sobre las al bizarro el parque del i cuatro hi


mos, en armas, co
jeneral ejército, sus

mandante jeneral tle caballería don Emeterio el orden de edad vamos a apun
jos en en
que
Letelier, al comandante I al capitán de Estado de sus
tarlos para durable i digna memomoria
Mayor don Ambrosio i don Pedro Nolasco Lete hechos,
lier, a un
hijo de éste en la artillería, al alférez
José María Alamos, teniente del Buin i muer

de Granaderos a caballo don Liborio Letelier, to en la batalla de Chorrillos a la edad de 3a

prisionero de Moquegua abandonado en Cara-


baya, a Miguel Emilio Letelier muerto en Ari Gabriel Alamos, sarjento mayor del Atacama
DE LA GLOR FA DE CHILE 38' .

en Tacna, i actualmente comandante de uno de De aquí el que a todos sus hijos les hayan
llamado, derivación, sus compañeros de ar
los batallones que guarnecen nuestras nuevas por

fronteras del Norte. mas n los huasos Alamos," sin que ninguno de

Ildefonso Alamos, subteniente de Carabineros ellos en realidad lo sea. Al menor que acabamos
de recordar (Rafael), dando el i la fra
de Yungai, nacido en 1857. no cuero

del 4.0, para más, llamábanlo uEl huasito.''


Juan Rafael Alamos, subteniente na —
se

cido en 1859 i muerto el 13 de febrero de 1S81

en Santiago, a consecuencia de heridas recibi VIII.


das en Chorrillos.
El mayor de los hijos, de don Benito, había

VI. tenido poca fortuna, porque aunque entró, siendo

cadete, como
sarjento al batallón 10." de línea

Vinieron al mundo,mejor dicho al ejército,


o
(diciembre 9 de 1865), hubo de retirarse por

todos los Alamos, en Santiago, o más propia causa de enfermedad de la guarnición de los VI-

mente en la Chimba, tierra propicia para la los en 1 866 para ocupar un


puesto subalterno en

guerra i la pedrada. Su abuelo don José María el resguardo de Valparaíso, ración de hambre

de los Alamos era escribano de Valparaíso, pero que perdió noblemente más tarde, reo de un

de todos ellos puede decirse, como del árbol delito enorme: — el haber votado en las eleccio

fundador de San Francisco, que proceden de nes de presidente de 1870 con un sufrajio dis

un tronco común en
Santiago: el fiscal real don tinto del marcado por el tizne sucio de la inter

Juan Crisóstomo de los Alamos. Su buena ma vención que le entregara su


jefe. A título de su

dre, tan varonil como sus hijos, es la señora do- antiguo puesto en el batallón 10." de línea, fué
fia Juana Quirós, que lleva en su
apellido i en el subteniente Alamos incorporado en el Buin
su
arrogante lema simiente de soldado; al principio de la campaña, I en toda ella salió

de
ileso. 11 Pero en Chorrillos,—-dice un
apunte que
1 1
Después Dios,
Quirós.,, tenemos a la vista, —
i al terminar el combate, una

bala perdida lo hirió en las dos piernas en la

VIL rejión de los muslos. Aunque su herida no era

mortal, la falta de asistencia, la escasez, o más


Don Benito Alamos, que figura en esta lista bien, el mal servicio de las ambulancias, lo hi
de bravos hermano mayor cieron modo que de tal cuando fué
como
hijos,
entre sus
desangrar
ha sido árbol sin cultivo, pero
un
vigoroso i en recojido por su hermano Gabriel, ya era casi un

hiesto, de esos que se


escojen de preferencia por cadáver ¡ expiró pocas horas después en brazos
los peritos para el hacha i la madera. La de
ocu su
padre, que estaba ocupadísimo en
proveer
pación más asidua de laboriosa i honrada vida de municiones al i atender
su
ejército en a su otro

ha sido la de recibir i
entregar fundos de campo hijo, Juan Rafael, herido mortalmente también. "

tarea esencialmente propia del huaso de Chile,


en la cual ha
se
adquirido una reputación i un IX.
sobrenombre, debida aquélla a su probidad e

intelijencia especial en ese orden, i el último al El hermano segundo del grupo Alamos Qui
ejercicio constante de ella:—" El huaso Alamos. ,t rós, i hasta aquí el más afortunado, es conocido
sólo por la denominación heredada de i,el hua guiéndose por su amor a la
disciplina i su biza
so Alamos;" pero es un oficial de escuela i tan dis rría de familia. «En la batalla de
Chorrillos-,
tinguido como el que más, no sólo por su valor dice una relación que de sus servicios poseemos
notorio i aun
excepcional, sino por sus conoci —supo Ildelfonso Alamos vengar tanto sus ofen-
mientos militares. Es un alumno de la Academia, sas de Tarma como la sangre de sus
hermanos
a la que entró en 1862 para servir en seguida José María i Juan Rafael. Le dio tanto
a trabajo
en la escuadra como subteniente de la brigada de su sable, que das ropas se le adhirieron al cuer
Marina. En esta condición hallóse a bordo de po cuajadas de sangre enemiga.»
la fragata peruana .
¡purimac en el combate de I más tarde en las crudas pero estériles
cam

Abtao. pañas de la sierra acontecióle otro tanto. Ilde


Siguió el mayor Alamos su carrera en
aquel fonso Alamos es hoi capitán.
cuerpo hasta su disolución, hallándose casi siem
pre embarcado o de guarnición en Magallanes. XI.
hasta que pasó a la Artillería de Marina como

ayudante mayor. Hallábase de capitán en este Quédanos todavía por hacer memoria de un

cuerpo en la jornada de Tarapacá, i allí se cu último retoño, cortado en flor al vigoroso rama

brió de tan merecida gloria, batiéndose con su


je. Aludimos a
Juan Rafael Alamos, muerto pof
compañía en el fondo de la quebrada i protejien- la patria a la edad de ¡i años,

do el ascenso del ejército a las alturas, que en El teniente del 4.0 de línea don Juan Rafael
el próximo combate le nombraron segundo jefe Alamos nació en
Santiago el 15 de agosto de
del batallón que mayores timbres se había con 1859 ¡ ocupó en la Academia Militar el puesto

quistado en la campaña. Dijimos ya que el ma


que en ella había tenido su hermano Gabriel,

yor Alamos se había batido en Tacna como hasta la disolución de aquel establecimiento en

mayor del Atacama, mereciendo su conducta los noviembre de 1876. Llamado al servicio, como

calorosos aplausos de su
jefe, que no sabia pro todos los cadetes licenciados, alistóse en calidad

digarlos, del coronel don Juan Martínez. de subteniente del 4.°, i en las filas de este va

Por igual motivo, caídos en Chorrillos i Mi leroso rejimiento combatió siempre con singular
radores los tres jefes del Coquimbo, el jeneral valentía. En Tacna servía de ayudante al bravo

llaquedano, a
cuyo lado peleó el mayor Alamos San Martín i en Arica cayó junto con él, des
como ayudante de campo, le nombró primer je trozado uno de sus
pies por una bala al llegar al
fe provisional de aquel bizarro rejimiento. Morro, i a su bizarro comportamiento en la acción
debió su ascenso. Como trofeo de aquel día, el
x. teniente Alamos envió a Santiago la bandera

peruana del fuerte Cindadela, que en aquel recio


ataque de los "cuartinos,, había recibido
Del tercer Alamos, sólo sabemos que, nom setenta

brado subteniente del Bulnes, cayó prisionero i siete balazos, flameando en el alto muro, del
en el Rimac, i debió a esta circunstancia ser cual por su brazo él, humillada, la apeara.

incorporado en los Carabineros de Yunga!. Co Recobrado de su


peligrosa herida el teniente
alférez de Anca,
mo este cuerpo, Ildefonso Alamos se Alamos, ingresó a su cuerpo, i como en

batió en todos los encuentros de blanca volvió al de la trinchera, esta vez para
arma a caer
pie
que presidieron a la batalla de Tacna, distin no volver a levantarse. Atravesado su hombro
DE LA GLORIA DE CHILE 3*3

derecho a la altura de la clavícula, sufrió todos "Las municiones de infantería estaban casi

los de que fué un concluidas después de tan largas horas de com


tormentos una
navegación
de matanza, del cuchillo; ¡ en bate continuo i pertinaz. Felizmente llegó en
chiquero antes

seguida, habiendo
soportado con rara entereza esos momentos el señor Benito Alamos —

padre
de Gabriel Alamos, hoi
una (la desarticulación del
cruelísima operación jefe accidental del Co

brazo podrido por el cáncer) tuvo el consuelo de quimbo; de Juan R. Alamos, el valiente oficial
morir en casa amiga, rodeado de los suyos, en de! 4." de línea; del bravo teniente Alamos, del

el hospital de sangre de la familia Matte. Buin; del alférez Alamos, i de todos esos valientes
Lejos de abatirse por el dolor físico i ¡a cer muchachos que desde el principio de la guerra
canía de su
temprano i no merecido fin, el "huasito corrieron a alistarse bajo las banderas de su

Alamos,!, se mostró digno de sus hermanos i de Patria. Felizmente, digo, llegó el señor Alamos,
su anciano padre en su lecho de muerte. Pocas quien, sin obligación ninguna ¡ obedeciendo sólo
horas antes de espirar aconsejaba todavía a uno a su
patriotismo, conducía algunas muías carga
de sus
primos, don Rafael Quirós, que se hiciese das de municiones, para lo cual había tenido que

soldado para labrarse honrosa carrera i servir a arrostrar un crudísimo fuego.


su Patria dignamente. "Este refuerzo de municiones no podía llegar
más a
tiempo, i la conducta del señor Alamos
XII.
era tanto más digna de encomio cuanto
que ya
Tiene todavía don Benito Alamos un
quinto llevaba la muerte en su corazón, pues dos de
hijo de su propio nombre, que es capitán de sus
hijos habían caído como buenosir.
milicias en el departamento de la Ligua; de
suerte que por la carencia de un número en la XIII.
lotería de la vida no ha completado esta valiente
familia un
septenario heroico de servidores de "Efectivamente, —
dice otra versión de aquellas
Chile. El padre común ha peleado, sin embar terribles escenas en
que se
pelea por el patrio
go, para reemplazar a los que faltan, i como suelo vadeando charcos de la sangre más querida,
voluntario ha merecido la corona de los triun —
allí estaba el padre de los cuatro Alamos, tes

fadores junto con la de su


jeneroso martirio tigo del valor indómito de los hijos. Empapados
en su condición de padre. los ojos en
lágrimas, transido de dolor el cora

11
Los momentos, —
dice hablando de la conduc zón, pero ardiendo en el fuego de la venganza el

ta del jeneroso anciano una de las más vivas rela


ciones publicadas hasta hoi por la prensa de la último suspiro. Besó la frente helada del cadá
batalla de Chorrillos, —

angustiosos. Las tro


eran ver i corrió en auxilio de Juan Rafael, del 4.° de

pas de refuerzo eran


esperadas con ansia, pero línea, que a
poca distancia había caído también,
los pocos hombres en estado de combatir con atravesado por una bala. Recojióle i llevóle a

que contaba la división Lynch no


cejaban i es una ambulancia; ¡ hecho esto, volvió hacia el
taban dispuesto morir.
a cadáver de su
hijo mayor para darle sepultura
"El coronel Lynch no
perdió ni por un mo conveniente, a fin de poder traer los restos a

mento su serenidad i seguía dictando las medi Chile.


das convenientes para al "Todavía contaba el Estado
contener en su avance con otro hijo en

enemigo. Mayor i corrió a verlo. Era éste el ex-mayor


384 £¿ A :bum

del Atacama, que vengaba la sangre de los dos


XIV.
primeros. Entretanto, Ildefonso peleaba a la

par de los más arrojados en los Carabineros. Tal ha sido la noble


agrupación que hoi el
'

"Don Benito lo olvidaba todo para servir a la lápiz del artista entrega a la respetuosa
afección ¡
patria, i corría en medio de las balas acarreando de todos los chilenos, i aunque la '

segur de la
municiones que faltaban, multiplicándose aquí i muerte la ha
despojado sus más de
animosas 1
allí en lo que fuera necesario. En seguida em figuras, aunque las mejores ramas del corpulento 1
puñó el mismo rllle que había dejado Juan Ra tronco han sido derribadas por el
vendaval, no

fael i entró al medio de la pelean (1). por esto el nombre de "los Huasos
Alamos,, ]
dejará de pasar a la posteridad con el mismo l
prestijío de gloria i nombradla con
que hoi bri
lla en ella el inmortal jinete que se llamó ud
¡1) Artículo publicado en Los Tiempos, en febrero de
1881, con las iniciales K. 1'. Huaso Buehasu, centauro de Chile.

j
LOS CUATRO CAPITANES
DEL REJIMIENTO 3." DE LÍNEA.
-: Cd## ¿^
__
DE LA GLORIA DE CHILE 3SS

DON RICARDO SERRANO

SARJEMTO MAYOR DEL 3." DE LÍNEA

tado por el ilustre Moltke i puesto a


prueba en
tantas señaladas victorias, los capitanes del ejér
cito de Chile en la postrera (pero de seguro no
la táctica de las
Ü Klllf -^ estratejia i aun última guerra con el Perú) adquirieron tan mar
modernas guerras, bata- de nombres
>^) con sus cada individualidad que cada uno sus

¡,\d'_ Has en orden de dispersión, con habrá de pasar a la historia, particularmente los

™'^$r'-*'j armas de tiro rápido o de tiro múl de aquellos que al frente de su


tropa murieron.

tiple, con cañones que disparan a través de va No es de extrañar, a virtud de lo que decimos,
lles i gargantas, como si aquéllos fueran acequias que cuando se hable entre soldados del rejimien
i las últimas simples grietas de la tierra, convir to Buin i." de línea í se recuerde su
impávida
tiéndose los tiradores en simples ajenies mecá carga en San luán, véngase por sí solo i sin es

nicos de grandes i complicadas combinaciones, fuerzo a la memoria de todos el nombre del

todo, en fin, lo que ha trasformado la guerra bravo capitán don Juan Ramón Rivera, uno de

antigua durante el último cuarto de siglo, desde


Sebastopol a Sedán i desde Sedán al iíjipto I a Cuando se menciona asimismo al mutilado 2."

la China, ha ascendido al capitán de tropa (que de línea, hácese costumbre, a fin de pasar abre

antes era simple subalterno) a


jefe. viada revista gloriosos
a sus muertos desde

Elcapitán ya no obedece, manda. Tarapacá a Lima, designar los nombres de sus

Empuña su tropa, tres o cuatro veces más seis capitanes sacrificados en el campo de bata
numerosa
que en el tiempo de la piedra calce lla; Garre ton. Garbas- Fierro i Silva en
Tarapa
donia, como si fuera un abanico de acero
cuyo cá; Inostroza i Reyes Campo en Chorrillos;
mango es su espada, i así maniobra aparte i Baeza en Pucará.

bajo su
responsabilidad, confundiéndose en el I para no ir más allá del tercer cuerpo de línea
grueso de su
cuerpo sólo para las cargas en masa de nuestro antiguo ejército, recuérdase siempre
o la orden de lujosa parada. con respeto a sus cuatro capitanes de Arica i de
Chorrillos: Tristán Chacón, Ricardo Serrano,

11. Alberto Riquelme Lazo i Avelino Valetizuela.

este último desaparecido en el torbellino de fue


Por esto, conforme al método alemán Inven de
go que bajó como un torrente
plomo derretido
3S6 EL A

de la cumbre del Morro Solar al caserío i ce cual era a la sazón comandante el


mismo imper
menterio de Chorrillos. térrito jefe, bajo cuyo mando deberían rendirla
vida cinco años más tarde, i
junto con él, bajo
m. el mismo glorioso comando, "los tres
capitanes
del 3.",, Se habrá comprendido que hacemos en
Salido ya con la anterioridad de algunos años esto alusión al valentísimo coronel don
José An
i de nuestra propia pluma en los días de su tonio Gutiérrez.

heroica muerte a la entrada del fuerte Ciudadela I a propósito de ese alistamiento postumo, re

en Arica, el bosquejo biográfico de su


intrépido cuérdase todavía una característica anécdota de
captor, el capitán Chacón, natural de Talaganl.e, la índole atrevida de aquel valerosísimo mance
vamos a
proseguir aquí nuestra tarea respecto bo, porque no habiendo comprendido una vm.

de sus tres camaradas de la misma graduación, de mando del mayor Gutiérrez en la parada de
algunos de los cuales, como Ricardo Serrano, laplaza de armas de Curicó, dejó de plantón su
hicieron su
aparición en la falaz escena de la compañía; i cuando un comedido ayudante vino
vida lejos de aquel sitio, a sacarlo del lance ofreciéndole
reemplazarlo en
Ricardo Serrano era el antepenúltimo de siete el mando, mostróle el bisoño aprendiz su
pues
hermanos. nacidos todos en
Melipilla, todos sol to al intruso con la punta de su espada
dados o marinos. El subteniente Serrano no había nacido para
labrador como San Isidro, i de esta suerte en la
iv.
primera oportunidad enrolóse en el ejército de
Venido al mundo época de estrechez para línea donde el dios "Empeño,, procuróle por el
en

los suyos, hacia el año de 1855, trájolo su her mes de agosto de 1875, cuando aún no había
mano
mayor, notable injeniero, a educarse en
cumplido veinte años, una subtenencia en el

Saiuiagti, haciéndole frecuentar, cuando era mui cuerpo bajo cuya bandera un lustro más tarde
niño todavía, el colejio de Olano el barrio de debía morir.
en
gloriosamente
la Maestranza ¡ el de Harbín, el Alto
en
antiguo
del Puerto.
vi.
Pero desde temprano también, el futuro héroe
de Ate no mostró sino mediocre afición los Era el subteniente Serrano de esta
a es
pequeño
tudios en libros. Apenas sí hojeaba aquellos que animaba el alma henchida de
tura; mas su
pecho
tenían láminas guerreras o
pajinas de batallas. los heroísmos humanos, i aunque sus camaradas
de cuartel llamáronle siempre "el chico Serrano,!

V. apodo que su bravura tornó en dicho popularen


el ejército, hizo tan ajigantada carrera, que al
Llevólo en consecuencia su buen hermano pri- concluir el año de la guerra era sar
segundo ya
mojénlto a Curicó, donde cultivaría el silencioso jento mayor de ejército, ascendido en el campo
pero enérjico niño un pequeño fundo en un pa de batalla. Hoi mismo, si el plomo enemigo no
raje vecino al pueblo llamado Los Guindos. Con hubiese despedazado su enérjica estructura, co
este motivo i cuando Ricardo había de nuestros
110
cumplido mandaría con buen derecho uno

aún 20 años, incorporóse en calidad de subte mejores batallones antes de haber vivido treinta
niente en el batallón cívico de
aquel pueblo, del años.
DE LA GLORIA DE CHILE 387

estrecho valle de Ate por el lado del oriente,


VIL
sirviendo de blando espolón i recuesto a los

Promovido, en efecto, a teniente durante la Andes; i el alentado cuanto


ájil mozo ejecutó
marcha del ejército desde Pacocha a Tacna, aquella dificultosa ascensión con tanto brío i ar

donde su cuerpo, puesto en la reserva, fué sólo dimiento de su persona, que sus soldados iban

testigo de la jornada, cúpole en suerte de rifa rezagándose por el cansancio en las laderas i
entrar a la bayoneta al asalto de Arica, i allí fué tirándose desesperados i de bruces en la arena.

rodilla. Fué crítico cuando el


gravemente herido en una en ese momento impacien
Trasportado en una camilla a
Valparaíso, los te coronel Gutiérrez, juzgando que los bultos
cuidados i la suntuosidad de una
anjélica seño blancos que caían i rodaban a la distancia eran

cadáveres, exclamó:
ra, que lo curó en su
propia casa, salváronle de

una cruel amputación; i, en consecuencia, en los —


"¡Ya el chico me
perdió la compañía!
últimos meses de 1880 pudo volver a
incorpo-
IX.

las presillas de capitán del 3.° de línea, pago de Pero no era así, sin embargo, sitió todo lo
la sangre por él derramada en buena lid. contrario. El capitán Serrano habíase encum

Sus despachos de capitán tienen la fecha de brado sólo para tener bajo sus píes, entre los

octubre 22 de 1880. Andes i las nubes, un


pedestal digno de su de

nuedo; i apenas llegó a la cima, desalojó a


bayo
VIII. netazos a los peruanos, tres veces más numerosos

que su corta hueste, mientras que otro capitán,


Eran esos los días en
que el ejército entonaba tan valeroso como él, si bien mucho más juvenil
alegres cantares, i al son de bulliciosas músicas arrollábalos en la llanura hasta sobre sus
propias
encaminábase, rebosando de alegría, en cuarenta trincheras, a las puertas de Lima, a su salida por

trasportes, rumbo de Lima. De suerte que apenas


desembarcado en Curayaco (diciembre 22 de Llamábase el último Alberto Riquelme Lazo,
1880), el capitán Serrano iba a combatir en el que en
aquel encuentro precursor era sólo te-

Manzano el 27 de ese mismo mes, i en Ate el 9 niente del 3.°


de enero de 1881. Casi juntos fueron en consecuencia ambos as
Conocida de todos fué la denodada e
imper cendidos con el
glorioso título de haber alcan
térrita manera cómo el capitán de la 4.a compa zado sus
grados, como Córdoba en
Ayacucho, en

ñía del primer batallón del rejimiento 3.0 de el campo de batalla,


línea atacó las posiciones peruanas de Ate, eje El capitán Serrano fué nombrado
sarjento
cutando bajo el mando del bizarro coronel Bar mayor; í el 12 de enero, es decir, en la víspera
bosa (hoi intendente civil, cuando deberla ser de Chorrillos, donde, engarzados, se puede decir,
sólo jeneral de línea) una maniobra militar de por el brazo con el capitán Riquelme, uno i otro,
felicísimo alcance, porque perturbó totalmente que tantas
analojías mostraron en su corta ca

el criterio del dictador del Pe rrera, debían sucumbir. Los dos denodatlos
escaso
estratéjico mo

rú 1 de sus
consejeros. zos habían subido a la cima sólo para que
mejor
Fué el capitán Serrano destinado dominar el i lo grandioso
a
contemplaran ejército su
patria
los empinados cerros medanosos que cierran el
EL ÁLBUM

mente la accesible barda


X. que lo separaba del
enemigo oculto, i acompañado apenas de un pu-
Cuando las silenciosas columnas del campa nado de secuaces, como su hermano Ignacio al
mento de Lurín se deslizaban como la silueta saltar sobre el IPuáscar en
Iquique, rodeáronlo
de pardos fantasmas por la solitaria llanura ve inmediatamente dos cuerpos peruanos
que se re

lada por luna nebulosa, que en


aquella noche tiraban de la altura al pueblo, i allí, a junto unos
vistióse de luto sólo para dar mayor brillo al sol árboles, cayó aquel intrepidísimo chileno derri
de la victoria que tras su carro seguía, recono bado por dos balas, una de las cuales
habíale
ciólo su hermano Rodolfo, ayudante de campo traspasado la mano de la espada i la otra la sien
del coronel Lagos, i le felicitó por su ascenso derecha.

de aquella mañana. El juvenil sarjento mayor Mas, no obstante aquel doble golpe mortal, el
del 3.° dlóle por toda respuesta una melancólica arrogantísimo mozo no había sucumbido de! to

sonrisa, i apretándole cariñosamente la mano do, porque un


viejo sarjento se había adelantado

díjole, a manera de adiós, estas solas palabras: como


para sostenerlo, i en esa forma, apoyados

¡Mañana es la grande! ambos en el tronco de un árbol, les bufaron

XI. ¡Gloriosísima actitud de dos bravos que el


bronce habría perpetuado en la antigüedad!
I tal aconteció, porque nombrado el 3.° de
línea, por su fama para combatir, en la reserva, XII.
precipitóse en la segunda faz de la batalla como

un torrente de acero sobre el pueblo de Chorri La pérdida del mayor Serrano vistió de duelo

llos, que los peruanos defendían con


desespera todos los corazones, porque siendo tan joven
ción desde las azoteas, desde las paredes del mostrábase con las dotes de un
gran soldado a

cementerio, desde el Salto del Fraile, desde el los 26 años de su edad. Era víjüante, laborioso,
empinado Morro Solar, erizado a esas horas sumamente desprendido de sus haberes con los
todavía de cañones i ametralladoras i dominando soldados, bravo como pocos, talvez como nadie,
desde sus áridos farellones todo el sangriento i excelente camarada, "buen muchacho,!, en toda

desgarrador paisaje que se


interpone entre los la palabra, como el
capitán Ibáñez del 4.a, pero
médanos i la risueña Lima. Inflexible disciplinario. Fué por esto un tanto
El capitán Serrano, que no había nacido para duro en ocasiones, lo que motivó que en el cuar

detenerse delante de los obstáculos sino para tel de Antofagasta un soldado de su compañía,
atropellarlos con su
pecho i con su
espada, se airado por un castigo, disparárale a boca de jarro
encontró delante de un muro, en el camino del su rifle, rozándole el hombro, atentado por el
cementerio, que por de pronto le ofreció algún cual el hechor fué en el acto fusilado.

atajo por el lado del poniente. Poco más tarde, al verificarse a media noche
No había allí ningún cobarde, pero los menos la infelicísima expedición i desembarco en Islai
ardorosos le detenerse hasta embes que todo
tro
aconsejaban ¡ Moliendo (marzo 9 de 1SS0), en

tir todo el grueso de la tropa. No dio oídos entonces te


con cóse en incendio, botín i orjías, el
el temerario mayor, ufano de su continuo trato niente Serrano intentó traer a la obediencia la
con la victoria, a
aquel aviso, í saltando briosa acometió
tropa desbandada, en
cuyo propósito
pr-
DE LA GLORIA DE CHILE 389

con la espada a un grupo de ocho o diez amoti Mas, apenas tocaba tropa el corneta de la

nados que rehusaban darse a la razón. I en seme


compañía guerrillera del 3." i los soldados comen

lance un cabo de Navales asestóle tan feroz zaban alinearse i percibían la enórjica apostura
jante a

puñalada que si no hubiese sido la ajilidad del de su inmediato jefe, se


aprontaban sólo a seguir
agredido le habría dejado en el sitio. le resueltos i sumisos cual a un adalid antiguo-

El afilado corvo alcanzó a rebanarle sólo par I fué así, como para dar un desmentido a los
te del carrillo, de los labios i de la lengua. banales rumores de las filas, que uno de los vie

jos sarjemos de su compañía adelantóse para

XIII. cubrirle con su cuerpo, cayendo ambos, como


Larrochejuequeliu i el granadero vendeano, en
Corría como
opinión común en los campamen la misma heroica fosa.
tos que el mayor Serrano no era amado de su Todos los héroes, los que la historia cita como

tropa sino temido i aun detestado. memorables, hasta los que han vivido en las sel
I eso talvez no se hallaba demasiado lejos de vas todavía sin nombre del Nuevo Mundo, se

ser la verdad bajo la lona, en el ocio o junto al i por ello la admiración que
asemejan; inspiran
tibio fogón de los descansos. tiene la misma
siempre profunda intensidad.
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CLIILE 301

DON LUIS ALBERTO RIQUELME L.


CAPITÁN DEL 3." DE LÍNEA

II.

§EMOS
referido estos recuer Nació de unión de nobles
en esa
vastagos Alber
dos de jerierosas almas confundí- to
Riquelme Lazo el 17 de febrero de 8861,
estando equivocada en esta
parte su
hoja de ser

leyenda única, que cuando el de vicios que le atribuye dos años más de vida, tal
nodado capitán del 3.° de línea, don Ricardo Se vez
porque la suya fué tan corta...

rrano, derrotaba a culatazos una división perua "Desde su


primera edad, —
dice de él un afec
na en la cima de los arenosos cerros de Ate, a tuoso apunte de familia que tenemos a la vista, —

la vista de Lima, el 9 de enero de 1881, otro descubrió aquel niño propensiones militares, pues
capitán de su
cuerpo asaltaba, al frente de su sus
juegos déla infancia los hacía con instru

compañía, las trincheras inferiores del valle, i mentos de guerra: pitos, cajas i una
bayoneta
secundado por una brillante carga de los Grana vieja que, puesta en un
palo, le servía Ae fusil,
deros a caballo conducidos por Marzán, los de el que terciaba diciéndole No hai
a su
padre: —

salojaba, arrebatándoles uno a uno sus


parapetos novedad, mi comandante!
con la punta de bayonetas. Su familia vivió
sus
lugares apartados, en Yun-
en

El oficial que mandaba infantes el el callejón de Azolas, i diciéndose


esos era
gai abajo o en

capitán don Alberto Lazo que,


Riquelme como
que había ladrones en la arboleda, era el primero
Serrano, había nacido para ser soldado i era hijo que iba a buscarlos con su fusil al hombro, reco

de un soldado, del antiguo comandante don rriendo todos los puntos donde
José pudiera hallarlos.
Antonio Riquelme, natural de Chillan i entron A de tendencia mui
causa su
pronunciada por
cado por la estirpe del el le puso la Academia Militar
materna
jeneral O'Hig ejército, se en

gins con tan ilustre


procer. Fué madre la 24 de 1874) cuando tenía apenas
su se
(febrero trece

ñora Jacoba Lazo, mujer de rara


eneijia, hija, años, I pronto descubrió su mucho juicio i supe
a su
turno, de don José Silvestre Lazo, procer rior aplicación, pues en todos sus exámenes salía
civil de la
independencia i padre de una ver distinguirlo, ¡ en premio se le daba salida los do
dadera hueste de honrados i varoniles
hijos co
mingos, lo que fué í era una verdadera distin-
mo él.
393 EL ÁLBUM

Disuelta la Academia Militar, él solo i por su trabajo inmenso echar los sacos
abajo. Unavez
propia cuenta entró al Instituto Nacional a con adentro todos cargaron la
a
bayoneta. Arranca-
tinuar sus estudios que habían quedado incon ron unos cincuenta cholos,
pero todos fueron
clusos en aquel establecimiento, ir muertos a bala, i los que hicieron
resistencia
adentro, corrieron la misma suerte.

m. "Yo hice, —
añade el sincero niño, —
una esca-

pada mui grande; cuando arrancaron esos cm-

La Academia Militar había sido disuelta a cuenta cholos, dos subtenientes i yo seguimos a
consecuencia de alboroto nocturno de los derrotados que
un sus
siempre hacían fuego: haría
alumnos, el 3 de noviembre de 1S7Ó; por manera un
que habíamos salido del castillo
segundo
que la guerra nos
sorprendió sin la existencia cuando estalló el polvorazo. Muchos
murieron
siquiera de ese
plantel de guerra. allí i los soldados, con rabia por la explosión, na

Mas oyóse apenas, tres años más tarde, el lla perdonaron a


ninguno. Yo hice mucho
por sal
mamiento a las armas en febrero de 1879, cuan var a uno, pero fué imposible: apenas miré para
do todos los expulsados de 1S7Í1 corrieron a los un lado le dieron un
garrotazo en la cabeza que
cuarteles, i entre los primeros figuró el ex-cadete lo mataron inmediatamente. Daba horror ver el
Riquelme, quien incorporóse como subteniente fuerte Ciudadela: de quinientos que había allí no

en el 3." de línea el I." de abril. escapó ninguno; estaban amontonados los cada-

IV.
v.

En esa condición hallóse Riquelme en la bata I dándose cuenta de sus


propias impresiones,
lla campal de Tacna el 26 de mayo de 1880, i como soldado bisoño que entraba al fuego por
dos semanas
después en el memorable asalto de la primera vez, decía en
seguida de sí mismo el
Arica enrolado en
aquella heroica 4.a compañía bravo subteniente:

(la de Tristán Chacón) que tomó a la bayoneta "Yo creía que darían su
poco de susto las ba
el fuerte Ciudadela. las, pero me he convencido de lo contrario. En
'El capitán de mi compañía, —
decía el subte el campo de batalla se mira con
desprecióla
niente Riquelme describiendo aquella imperece muerte; nada impresiona: se mira un mueria

dera hazaña a uno de sus tíos


(el senador don como una
piedra, i hasta se conversa en medio

Joaquín Lazo), en carta de Pocollay, junio 1 2 de de las balas."

1880, —el capitán de mi compañía, don Tristán


VI.
Chacón, que murió en la batalla, como dos cua

dras antes de llegar al fuerte, hizo tocar cala Alberto Riquelme había quedado señalado
cuerda I subimos a todo trote. Teníamos rodea desde Arica para los asaltos. Cúpole, en conse
do el castillo: recibíamos nutrido de cuencia, marchar sobre Ate el 9 de de
un
fuego enero

fusilería i de cañón, del Morro, del monitor 1881, habiendo sido promovido en la víspera al
Manco Capac i de varios otros fuertes, i más mando de calidad de capitán.
a su
compañía en

los polvorazos que a cada paso que dábamos es "


El 8 de! presente,—escribía a este propósito
tallaban. Pero dan todos otro ¡viva Chile! I se uno de sus camaradas del 3." (el capitán Vera),
anzan a las trincheras como leones. Costó un i desde Pachacamac, con fecha 12 de enero, vis
DE LA GLORLA DE CHILE 393

a las
pera de Chorrillos i de su postrer asalto, cayó: una bala que le había entrada por

s muro,

3 P. M. se tocó llamada en el rejimiento i acto3 el ojo izquierdo i destrozado el cráneo, le había

continuo se dio a reconocer como capitán de la1 muerto instantáneamente,,.

4.' compañía del 2° batallón a Alberto; en segui


da toca la corneta derecha i redoblado, i marcha
VIII.
nuestro cuerpo en unión de otros aexpediclonar
en el valle de Ate." Interpretando los sentimientos de sus
compa-
Entrando seguida en la relación del ñeros de delante de
en encuen - armas
aquel cadáver de un
tro, el mismo oficial así decía: niño, cuya frente
en
parecía todavía retozar la
"No me extenderé en contarle lo que allí suce
vida, uno de sus camaradas. jefe a la sazón en el
dió, porque cuando ésta llegue a su
poder ya lo sa -
ejército, en carta de duelo dirijida a la familia
brá con detalles, pero sí le diré que el valiente: del héroe malogrado, se expresaba en los térmi-
capitán Riquelme tuvo que atacar con su compa
-
nos
que aquí, de su enlutada orla extraemos, i asi
ñía de frente a las trincheras; hizo desalojar al1 dicen;

enemigo, que era mayor en número, i lo derrotó> "En medio de los alegres vítores que lanza
completamente; todo en presencia de uno de losi Chile entero por la entrada triunfante de Sus

jefes del cuerpo, por lo que le ha cabido una re -


armas en la capital peruana, se ven hermosas
comendación de parte del comandante.
lágrimas que pagan un tributo amoroso a los ¡n-
"¿Cabría mejor diana? Por esto toda la familia1 comparables bravos que dieron su vida para
debe beber una copa a la salud de su valiente: cimentar la de
con su sangre pirámide granito
representante, i desde aquí los acompañaremos¡ sobre que descansa la grandeza de Chile.
de me/noria. ..•■ "Hoi ha tocado a su familia contribuir tam

bién con su
sangre para la gran victoria de la
VII. patria. Alberto, todo un hombre con la corteza

de un niño, no tuvo la suerte de sobrevivir a la


Fué el reconocimiento de Ate el asal
segundo espantosa batalla de Chorrillos. Cayó con cien
to del capitán Riquelme, i en cuanto al tercero valientes más, pero
'
como caen los chilenos; car-

en
que perdiera gloriosamente la vida, al lado de.
su
compañero de promoción en la víspera, el bra Como compañero del sereno capitán Riquel-
vo Serrano, un diario de
aquel tiempo (1) refirió ■
me, lanzo un viva a Chile sobre su
gloriosísima
su
temprana inmolación de esta manera:
tumba; como su
amigo de tanto tiempo, acom
"El capitán Riquelme opinó entonces por el mui sinceramente
paño a la familia en su
justo
ataque de la estación, que era de donde les duelo,, (2).
llovía el fuego.
'Una alta
IX.
pared les cerraba el paso, i los sol
dados, con el temor a lo desconocido, titubeaban Pero el capitán Riquelme tenía merecido un

en
saltar, entonces Luis Alberto Riquelme quiso honor todavía más levantado que el que le
aquí
darles el ejemplo: saltó, i, apenas arriba del tributamos, i fué aquel el de que su
propio jefe

(1) El Independiente del


9 de de i88r
marzo e
(2) Carta del comandante don M. R, Barahona a la seño
artículo biográfico publicado por don E. Nercaseau Mi rita Ana I. Riquelme.— Lima, febrero 6 de 1881.


escribiera militarmente, como si fuera con la todo m¡ rejimiento, un batallón del Lautaro, cien
lacónica hoja de servi hombres del Buin i cien de caballería
punta de su
espada, su
con cua

cios, concebida en los términos que vamos a co tro piezas de artillería, nosólo él reconoció las
i
piar dírijida al padre del inmolado adalid, que posiciones, sino que desalojamos de todas ellas
a su vez, en su mocedad, había sido jefe superior a los enemigos, dejándoles más de treinta muer

del coronel del 3.° de línea don José Antonio tos. En ese encuentro, que bien merece los hono
Gutiérrez, "el bravo entre los bravos. ,1 res de batalla, seportó Riquelme mui bien
"Poco después, —
decía el último, contando a tocándole a su compañía desalojar a la infan
su antiguo jefe las hazañas de su
hijo, —

poco tería enemiga de sus trincheras.

después de la batalla de Tacna, en


que nos ha 'En la batalla de Chorrillos fué muerto a in
llamos presentes, le tocó a mi rejimiento atacar mediaciones del pueblo, batiéndose con fuerzas
el fuerte Ciudadela en Arica: usted que es mi superiores i parapetadas en las casas. Su hijo,
litar, usted que se encontró entre los valientes señor, murió como mueren los valientes al
pié
del Puente de Buin, comprende lo que es atacar de los muros
enemigos,, (1),
posiciones inexpugnables con fuerzas casi iguales ¿I cuántos en el nobilísimoejército de Chileno
i pecho descubierto; pues bien, en ese ataque
a habrían envidiado aquel glorioso fin así contado.'
el capitán Riquelme me hizo decir estas pala
(1) Carta del coronel don J. A, Gutiérrez al teniente coro-
bras: "¡Este joven es digno de su padre!

,1

iiol (ion Josií Amonio Kii'.ioonu. -


Lima, (obrero ¡15 de
"En un reconocimiento practicado en Ate por 1881.
DE LA GLORIA DE CHILE.

DON AVELINO VALENZUELA

CAPITÁN DEL 3." DE LINEA

del ilustre compañero de Serrano i de Riquelme


I. Lazo en las banderas del más atrevido rejimien
to del ejército chileno en campaña formado en

E familia i estir airado pelotón, aquellos bravos repatriados que


antigua patricia,
Valenzuelas, de al sobre las líneas de Tacna, en columna
pe de Guzmanes i
avanzar

Flores i Santibáñez, en ciudad de cerrada de ataque, iban gritando: ¡Tiemble la

batallas heroicas, en años de béli- tierra que aquí va el 3° ! (1).


ts
(1851), nació el valeroso capitán
0
de línea don Avelino Valen m.
zuela, siendo su
padre don Joaquín \ alen/uela i

abuelos don \ alenzuela I doña I do De sus


primeros años sábese ú
sus
Joaquín
lores Guzmán. Su bisabuelo llamóse Va- enviado del campo a la ciudad, cuando salía de
Diego
lenzuela. la turbulenta i traviesa infancia, entró el niño

La ciudad de Valenzuela a la Academia Milita


Rancagua, donde sus mayores
de pensionista, i luego dio e i salones de es-
vivieron en la opulencia, como propietarios de
las valiosas haciendas de San i Pele- tudie sus clai ros de recr< ipujilatomues-
Joaquín
fuélo ; de si: ajenio i de ; índole batalla-
qucn, fué la cuna del joven héroe, como

de Barceló, de Fuenzalida i otros bravos,


El padre de aquel niño predestinado subsiste "El ño Valenzuela,— dice a este respecto, en

todavía calidad de hacendarlo, i amigo de su


p; dre, —
manifestó
en Curicó en

fué último el de la desde el principio una contracción admirable i


este primojénito numerosa

de los Valenzuela Guzmán "de la calle de tuvo siempre el aprecio de sus maestros.
prole
la donde todavía "Fué de conducta ejemplar, aunque de carác
Compañía," consérvase, trans

formada desde 1858 i el de la de Los ter festivo; pero también fué de aquellos a quie
en ángulo
nes no se ofende impunemente. "El que se la
Teatinos, su casa
solariega.
hacía se la pagaba, 1, como
vulgarmente se dice,

11.
(1) Datos del coronel Velázquez, jefe de Estado Mayor
:n la ¡intalla de Tm.n.i, i[ii¡oii ovi.1,1 oías |ialnlint-i al uvaiiiinr

Escasas son las noticias que han


se
guardado
EL ÁLBUM
jgS

pues tenía excelentes puños, que sabía emplear a Distinguióse en todas ellas el valeroso capitán
debido Valenzuela, i especialmente en la
su tiempo. segunda de
"Incorporado a la Academia Militar como aquellas jornadas. Era sólo teniente en el memo
pensionista, fué allí el mismo
colejial alegre, rable asalto de Arica; pero pertenecía a la com

estudioso, de puño duro, aprovechado i mui pañía que comandaba el intrépido capitán Tris
querido de .sus
compañeros i maestros. Su apo tán Chacón i de la cual era subteniente el que
derado don Adolfo Silva Vergara le dispensaba más tarde ascendió a capitán en el campo deba
mucho cariño. talla, Alberto Riquelme Lazo. I para
que pueda
"El cadete Valenzuela era mui aficionado al medirse la hondura de los abismos i de las cruel

dibujo natural i he podido ver


algunos cuadros dades de la guerra, será suficiente recordar
aquí
mui acabados que su
padre conserva con
relijio- que esos tres
jóvenes oficiales, comandantes de
cariño. En esos cuadros i en otros de paisajes, una sola compañía (la 4." del 2."
so
batallón), uno

se nota la vida, la alegría expansiva del joven en


pos de otro, quedaron tirados, con sus sienes
dibujante,, (i). ensangrentadas por el plomo enemigo, en los
fosos de los campos de batalla,
IV.
Con la muerte gloriosa del capitán Chacón a

Adicto también por novedad i naturaleza a las la entrada del fuerte Ciudadela, el 7 de de
junio
aventuras del mar, elijió a su salida de la Escuela 1880, quedó al mando de su famosa compañía el
Militar esta carrera, i sirvió como guardia mari teniente Valenzuela, i ascendido éste a capitán
na a bordo de nuestros buques de guerra durante en la marcha a Lima, peleó en el asalto del

quince meses, después de cuyo aprendizaje lée Morro Solar, como había peleado en el asalto de
se a vivir al lado de sus
padres. Arica con sus dos antiguos compañeros, Serrano
Mas declarada la guerra volvió el guarda ma i Riquelme, i a su lado pereció.
rina Valenzuela a tomar las armas en tierra firme,
i como los capitanes Serrano Montaner i Riquel vi.
me Lazo, escojió para hacer su escuela i su ca

rrera al rejimiento 3.° de línea, incorporándose La carta de condolencia que con ese motivo
en sus filas en abril de 1879. escribieran a su
aflij ido padre sus jefes ¡ los capi
tanes de compañía que le sobrevivieron, forman
v. digna corona en torno de aquella frente juvenil,
destrozada por el hierro; i por esto, como si fuera

Cúpole, en consecuencia, emprender las tres su más elocuente epitafio, aquí la copiamos;
campañas en que, por porciones Iguales, con los

emplazamientos del teatrogriego, la —


unidad de 'Señor Joaquín Valenzuela G,

tiempo, de acción i de lugar, se partió la guerra,


"Campamento de San Borja,
de de
a manera torta
noviazgo inglés, en tres enero 25 de 1881.
íragmciuos, campaña de Antofagasta,


cam

paña de Tacna, —

campaña de Lima. "Los que suscriben, jefes i oficiales del reji


miento 3." de línea, tienen el sentimiento de

(1 ) Don José Toribio Marín, carta al poner en conocimiento de usted el fallecimiento


autor, Curicó setiem-
el
bre de 1884, del capitán don Avelino Valenzuela, ocurrido
DE LA GLOI DE CHILE 3p7

13 del presente en la batalla de Chorrillos. Escu- una campaña al interior de la Anuicatn'.i, a las ordo, 105 del
señor jeneral don ],-,>.-ó Manilo! I'into, habioiido lI
usted el pasado
sado nos parece manifestar a profundo
Cautín a las órdenes del coronel don Timoteo González.
dolor que su
temprana muerte nos ha causado, '
En la campaña contra el Peni i Bolivia, tomó parte
sírvale de lenítivoasu justo pesar, lo mismo que en las siguientes fnnoiones do guerra: 011 ul bombardeo de
A mofa gasta, el .i.S .le
a nosotros, saber que ha muerto como valiente, agoMO de , 'ójty. e-u el desembarco de

Pisagua, el u de noviembre, i el 19 del mismo mes i año en


defendiendo la honra ¡ los derechos de su
patria, la batalla de San Francisco. Después de las expediciones :t

"Adjuntamos a usted una relación de los obje Islai i Moliendo, se encontró en la batalla de Tacna el 26 de
tos de su pertenencia, los cuales quedan a su mayo de 1880, ¡ en el asalto i toma de Arica, a las órdenes
del señor coronel don Pedro el 7 de junio de aquel
disposición o de la persona que designe en la I-agos,
año, en el cual fué muerto. Alcanzó a servir con constancia
comandancia de este rejimiento, como asimismo
i abnegación 14 años, 7 meses, 5 días,
su cadáver, que queda depositado en una bóveda Era este valiente, al tiempo de sucumbir en la falda del
del Cementerio de Chorrillos, tétrico Morro do Aiioa, subteniente do su
cuerpo, i había
sido ascendido poco baria, el campo do batalla,
'Asociándonos de todo corazón al justo dolor
tomo en
p ni
eljeneral Baquedano después del combate de los Anjeles, i
que debe ocasionarle la muerte de su querido antes del de Tacna, el 2 1 de abril de 1880.

hijo, tenemos el honor de suscribirnos de usted, Soldado oscuro, el do la pólvora,


resplandor otie lanías

sus atentos i S. S. voces


quemó contra los enemigos do so
patria, iluminó un

instante su tostado rostro, i así ha dejado modesto pero im


/. Antonio Gutiérrez.— Gregorio Silva. —
F. Cas
perecedero nombre en los fastos militares de su
patria.
tro. —
Pedro Novoa. —
L. F. Camus.—José Don Benjamín Poiilete. —-
Como el anterior, había
I. López. —
Leandro Fredes.—J. Barí. —
entrado ente oliii.il a! i I",
ojori 011
ipil fian du ,. I fusil, en clase
Orestcs Vera R. —
Elias Arredondo G. , de sárjenlo Meando del 3.'' do lino;!, el 1.1 de mayo de ,879,
i al marchar do los campamentos del sueño en los piramos
do Tarapacá a la oon,
[-aisla do los p iranios do Moquegua.
La memoria del glorioso rejimiento 3." de línea no
que
daría cabal si además de la existencia de Ido ascendido a subteniente, en
cuyo erado murió en la enta
sus urces
capitanes,
hiciésemos lla de Tacna el 26 de mayo de iSMo. -So ignora su edad i el
no siquiera leve mención de "tres,, do itis subte
lugar de su nacimiento dice su
hoja de servicios, —
í ni
nientes, muertos, entre otros muchos, de su misma o supe
sábese tampoco si ora deudo del bravo Poblóte de Arica.
rior tir;nlt;..,;io:-i. 0110 lian pasado sin nuestra culpa al íoiiio

del olvido. El número tres del 3." Don Justi.nianoBoza, —


Subteniente del rejimiento 3.* de
siquiera ha prevalecido.
línea, de 25 aíios .le edad, natural do Valparaíso. El 15 de
Bajo este concepto, nos es
grato apuntar, por lo menos,
octubre del 79 entró a aquel ouerpo, de sarjento; en 13 de
los nombres de aquéllos, acompañados de una sucinta
itsei'-.a im'itar de setiembre del So Cae oficial i alcanzó a servir 1 uño, 3 meses,
su
carrera, que consta del siguiente extrac

to de de 13 días.
sus
hojas servicio, método que cu adobólo ;.oy tilre-
al En las campañas contra el Perú i Bolivia, se encontró en
¡iios ret o rilar ütio.
cuerpos. 11 era
pando 11 sus iiiuti:,,.,
bajo
los siguientes hechos de armas: en noviembre de 1879 en el

desembarco de l'iMiuaa;cl a i el 19 en la batalla de San [''iiiii-


Dándose Miguel PoMett,—Don Benjamín Róblele i donjus- cisco. de expedicionar en Islai i Moliendo, se halló
Después
inüono ¡¡--.a ímlileiilentes del 3." de linea). en la batalla de Tacna el 26 de mayo; el 7 de junio, en el
Don José Micuel Pos lete.— Entró a servir de soldado asalto de Arica, 1 ol 37 de diciembre 011 la sorpresa i perse
raso en el ejérciio di; linca, incorporándole el batallón cución del Manzano, en la que fueron hechos prisioneros la
en 9,'
el de noviembre de tropa del escuadrón Rimac. En
mayor parte de los oficiales
2 i dos años más tarde
1865, (mayo 26 1

de 1867), pasó clase al batallón de el cual encontró ol rooonoci miento de Ate el 9 de enero,
en su
3.° línea, en 1881, se en

sirvió hasta su muerte. i el 13 del mismo, 011 la batal'u do L'borrLlos, en la cual fué
En la guerra con España, hizo la Chiloé, las herido de bala, viniendo a morir en su ciudad natal el 8 de
campaña a a

órdenes del comandante don Emilio Sotomayor, A las órde febrero del mismo año.
nes del teniente coronel don Comidió Saavodra, bizo la cam Los "tres subtenientes,, del 3." de línea habían sido, en

paña al territorio araucano, de 186711868. En 1869 hizo consecuencia, dignos de sus '-Iros capitanes.,,
EL CORONEL

DON TADEO CALDERÓN


I SUS HIJOS

JUVENAL, EMILIO, ARNALDO I ARTURO


ris'^
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

LOS CUATRO CALDERÓN

JUVENAL, CAPITÁN DE CAZADORES A CABALLO, EMILIO, ARNALDO I ARTURO SUBTENIENTES DEL SANTIAGO

queridas que enorgullecen los hogai i las r

Atacama t s tres Alai

; acaba di dos hijos.


Coquimbo a los siete Beytía, todos hermanos.
guerra profund;
Santiago, a los jemelos Salinas i a los jemelos
WS> Alamos, que a fuerza de tantos, denomináron
Sacudi al país desde sus más ser

los algunos "Alameda.,'


grietas hast; a
recónditas cúspide ígnea de sus
volca Aconcagua envió catorce soldados, hijos i nie
empinados volcanes, i los pueblos, estos

nes sin lava i sin humo, levantáronse en la pri tos de un tronco común, del comandante Canto,
soldado de San Martin.
mera mañana para marchar i para morir.
A la verdad, si en los primeros días de las Colchagua se hizo representar por once Villa-
hubiera tenido Chile Pom- rreal: los Villar real Silva, los Villarreal Salvo i
campañas a plazo, un

los Villarreal Canto.


peyo, la tierra habría brotado de su empedernido
seno a millares los combatientes armados, i la Una sola madre de Talca, la señora Carmen

Letelier, envió a los campos del honor sus tres


guerra habría durado seis meses, como después
i los desaparecieron en el torbellino.
llevó camino de durar igual ndmero de años, hijos, tres

Otra madre de Cauquenes, la señora Manuela


1 como prueba de lo que aquí adelantamos,
bastaría sólo citar de memoria nombres de gru Mesa de Romero, despachó, cual si hubiera sido

Romero sino Romana, una cohorte completa


pos i nombres de familias, nombres de aldeas i no

nombres de ciudades que enviaron alegres toda de siete combatientes, nacidos todos de su seno.

su
sangre a la guerra hecha Con el famoso San Martín de Chillan (cuna
de los dos Almarza de Chorrillos) murieron en

el morro de Arica su
hijo i su sobrino del mismo
ii.
soldado el sarjento el otro del 4.'
apellido, uno,

Lo hemos dicho en otras ocasiones: cada pro de línea.

vincia de Chile ha colocado en los altares de I por Ultimo, la ciudad de los Anjeles, histó

doméstico rico semillero de soldados, completó con los ape-


> esas agrupaciones
foo EL AL. UM -^

Ilidos de Silva Arriagada


— —
Garretón una verda sus lares para verles partir, i más tarde con bra
dera mitad déjente de pelea formada en hileras zos entreabiertos, esperarlos...
de batalla.

III. V.

De toda esta noble lejíón hemos hecho algu Pero de los que partieron uno en
pos de otro
na vez cariñoso recuerdo en las columnas de en el albor de la niñez, i que por lo mismo
no

este rejistro de defunciones heroicas. tuvieron sínó sus nombres i


efijies que legar
sus

Pero ho¡ no vamos más allá del propósito de a la historia, sólo le serían devueltos los
huesos
ofrecer una humilde corona a una tumba escon de los unos i la lenta agonía de los otros,

dida que en el curso de las campañas se ha tra

gado, como los antros de la mitolojía, cinco vidas vi.


en cinco años: una víctima, es decir, una ofrenda

Hemos hecho alusión a sus nombres i vamos,

por brevedad, a
apuntarlos por edades i por
IV.
puestos.
Esa familia, que hemos denominado "los cua Néstor, cirujano del Blanco.
tro Calderón«, vivía en condición modesta pero Juvenal, capitán de Cazadores a caballo.
dichosa antes de que el hálito caliente de la Emilio, subteniente del Santiago,
guerra tíñese de rojo los horizontes lejanos de Arnaldo, subteniente del Santiago,
la patria libre, Arturo, subteniente del Santiago.
El padre común, errante como todos los sol Los otros dos, Manuel e Ismael, niños ala
dados de Chile i del mundo, habíase ido en la sazón de 13 Í 14 años, quedaron en la escuela i

víspera(1878) a habitar a Concepción, como en la alcoba desamparada de su madre fallecida

ayudante de aquella comandancia de armas, hacía poco.


cuando se hizo sentir en todas nuestras ciudades T bien' totios los demás, con
excepción del
i:l redoble de los tambores i los aleares repiques facultativo de mar, no volvieron o volvieron sólo

que declaraban abierta con una bolada fórmula

oficial, leída por un escribano, la era de las


VII.
I latidlas.

Tenía a su lado el coronel don Tadeo Calde Emilio, alistado sarjento del Santiago,
como

rón, hijo de un
antiguo oficial de marina i em recibió, en
jeneral de la segunda divi
la carga

pleado superior en ese ministerio, siete mance sión en Tacna, una bala que le quitó instantá
bos, a ejemplo de la madre de Cauquenes, en su neamente la vida, atravesándole de parte a
parte

hogar: ¡aquellos siete infantes de I, eran ocho. ara [a garganta.


contandootin til valiente Rafael Vargas, que tomó Arnaldo, que se inscribió en su propia compa

bajo aquel techo de patriarcas i desol turno


ñía para ir vengar al caído, cayó, a su
esposa a

dados. en las trincheras de Chorrillos con un fragmento


I de ese
grupo, que recuerda el de los siete de plomo en el vientre, que en ocho horas de
Macabeos, el padre común envió seis a la guerra, martirio, hfzole cadáver en el campo de batalla.

quedándose él, anciano i enfermo, a la puerta de Juvenal, en esos encuentros mandaba


que
w* DE LA GLORIA DE CHILE

honrosamente la escolta del jeneral jefe, per


en llante i
malogrado escritor don Juan Nepomuce-
dió dos caballos i su tínico par de pantalones de no Espejo.
tela grana, raídos por once batallas i perforados Sirvió después cinco o seis años en el batallón

en esa ocasión por una bala. La roja grana había Chacabuco, ¡ en Loncomilla fué capitán,
subido otras tantas cintas, i Un año más tarde, soplándole propicio el aire.
a su pecho en aun

así no escapó a la garra de la muerte, causada por arremolinado de la guerra civil, ascendía a sar

las inclemencias del clima, en las postrimerías de jento mayor, pasaba en esta capacidad al bata
llón 4.° de línea, i 1854 nombrado
1883. en era
gober
Poco después de él vino también a morir el nador del departamento de Rere.

tercer subteniente del Santiago, Arturo, mozo I aquí el carro de la suerte detuvo sus ruedas

de veinte años, que pocos meses antes había en el angosto sendero de los ascensos de la paz.

abandonado su
quinto año de humanidades para Sólo en
1872 recibió sus
despachos de teniente

ir a ocupar el puesto de su hermano que el hie coronel efectivo, i bal riendo mandado en comi

rro candente de las batallas había dejado vacío sión varios cuerpos provinciales en San Fernan

en el rejimiento. do, en Curicó i en


Concepción, vino a radicarse
en Santiago, donde traidora i no
explicada enfer

VIII. medad le dejó muerto en un carro del servicio

público de la ciudad en una


fríjida noche del

Desgajadas así todas las ramas, quedaba sólo mes de julio de 1884.
el añoso tronco, sin abrigo yermo i abatido por
el cierzo helado de los ancianos años, cuyos gajes X.
son la pobreza. Sus cuatro niños, mediante sus

jenerosas asignaciones, le habían ayudado a vivir. Dijose entonces por muchos i en aquella triste
i por esto su alma i su
cuerpo habían muerto con ocasión, que el desdichado anciano había sucum

bido víctima de una afección al corazón, que en

IX. sus
posteros días tomara creces.

I esa era la verdad; pero lo que había abultado


El coronel graduado i edecán del Presidente en su
pecho el bulbo de la vida no era la savia de
de la República don Tadeo Calderón, a
quien la existencia que en el hombre sube i desciende
debemos el tributo de esta palabra postuma, ha como en el árbol, sin.', la acumulación de las lágri
bía comenzado su carrera de soldado en el bata mas
que dentro de su cavidad habían caído en si

llón que en 1838 debió marchar ala campana del lencio, al cargar sobre sus hombros, uno en
pos
Perú, i en cuyas filas militó como alférez el bri de otro, los cuatro ataúdes de sus inmolados hijos.
Don ENEAS FERNANDEZ
Capitán del Batallón Talca

Don CARLOS M. FERNANDEZ Don MILCIADES FERNANDEZ


Subteniente del Batallón Talos Subteniente del Bniu
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHLLE
-

LOS TRES FERNANDEZ LETELIER

ENEAS, CAPITÁN DEL TALCA; MILCIADES, TENIENTE DEL BUIN; CARLOS, SUBTENIENTE DEL TALCA

to señalado los tres mancebos que, llevando ese

I. apellido sólo por su ascendencia materna, lo ilus


traron en la guerra, sacrificándose por su
patria
IfODOS los Letelier de Chile, sin i su provincia, i cuyos nombre 2 al frente

¡cepción, arrancan la procedencia dee 1


pájin
i su raza de un caballero francés El padre común fué un honrado c

que respondía al apellido del fa- de Concepción, i más tarde i hasta su muerte,

padre Letelier, pero, los ocurrida 1862, agricultor la de Talca, lla


d
quien antiguos
a en en

Molina, que ponderó su prole mado don José María Fernández, padre de ca

de doscientos hijos i nietos, llamaban Lothalier. torce hijos. La raza del fundador no se des-

Aportó el fundador, náufrago del navio Oriflama,


en la costa de Huenchullami. provhi i.i de Talca.
111.
allá por los años de 1 760; i de ese siniestro sobre
vino que sus innumerables descendientes sean Fué el mayor del grupo. el que
más o menos
talquinas, así como de la maravillosa ,el
fecundidad del primero de su
estirpe procede que llamó Milcíades, oficial de li

haya habido en el ejército de Chile en la pasada in


amigo de su familia, al
guerra, metido adentro de sus filas, otro pequeño lamentable fallecimiento en Loe mba,

ejército de "Letelier.,. de Pacocha a Tacna, en abril de :88o,


En otra ocasión hemos nombrado nosotros no ó los cortos rasgos de su breve i ai

menos de quince o veinte de ellos, todos oficia


les, todos bravos, desde el temerario don Pedro 1 Habiendo comenzado su carrera militar en el
Nolasco Letelier, recientemente fallecido, hasta rcíimiento de Artillería, como soldado distingui
los nobles mancebos llamados Emilio i do, dice fué ascendido breve
Miguel —
su
biógrafo, —-
en

Víctor Letelier, para no nombrar sino a los a oficial, sólo en atención a sus méritos. Oficial
muertos. de la intendencia de Talca por algún tiempo,
pasó a formar parte del 4.° de línea i figuró con
11.
honra en la expedición que hizo este cuerpo a la
Mas, entre estos últimos, tienen también pues
UM

i,
De vuelta a ésta, sirvió largo tiempo en este
por esto, para mejor conseguirlo, empaquetó sus
mismo cuerpo, retirándose en
seguida a la vida libros de estudio, a fin de repasar su
examen
colectivo en medio de los campamentos.
la guerra actual, i M ilcíades es llamado "En dos años,— dice relación que
i.
Llega una
tene
al Buin. mos a la vista, —
Carlos Fernández habla
a
incorporarse hecho
i,
En Pisagua pelea con el agua hasta la cin cuatro de estudios a fuerza de enerjía ¡ contrac

tura, asombrando a los mismos buines con su ción ejemplares. El distinguido estudiante desea
extraordinario arrojo, quedando dueño del cam ba hacerse abogado. Pero la patria llama a sus
po el primero de todos. hijos, i Carlos, de dieziocho años apenas, se
■'En camino para la gran batalla de Tacna, se enrola en el batallón Talca, donde fué siempre

susurra
que en las filas de su
compañía va un un modelo de rectitud i de abnegación.
soldado en estado de ebriedad. El celoso oficial |< El subteniente Fernández llegó a ser, a pesai
vuela a
averiguar el hecho; el soldado es descu de sus
pocos afios, el oficial de mayor confianza
bierto i fuertemente reprendido por su jefe, que de su
rejimiento,
se va a ocupar su
puesto profundamente contra 'Habiendo tomado parte en la expedición
riado. Lynch, se distinguió por su observancia déla
"Un momento después una bala de rifle atra disciplina militar,
vesaba el pecho del joven teniente. Una vez i£n Chorrillos, Carlos fué uno de los mis
vuelto a la razón el victimario de M ilcíades, valientes de los hijos de Talca: sus breves pero

haciendo los mayores elojios de su teniente, ex


enérjicas arengas han quedado en la memoria

piaba en breve su crimen que el era el primero de todos.

en condenar, r "Asaltando una de las trincheras, una bala le

atraviesa las piernas i cae vivando a Chile, cuan


IV.
do sus soldados coronaban ya el empinado cerro,
En contraposición, el hermano menor de los "Poco tiempo después moría en Valparaíso
Fernández Letelier, el llamado Carlos Manuel, como él decía, "con la satisfacción de haber
al morir de diezinueve años, fué una
esperanza cumplido con su deber,,,
tro n charla en ílor que, al caer al suelo, llenó de 'Trasladado a Talca el cadáver de ese
jene
luto ciudad natal. defensor de la fué recibido con las
a su roso
patria,
Estudiante en el liceo de Talca, no
arrojó sus manifestaciones del mayor sentimiento público;
libros como otros, sino que los llevó consigo en la muerte de Carlos Fernández fué considerada
su sobrio equipaje, en su ciudad natal como una pérdida irreparable
Cuando el coronel Urízar Garfias marchóse que no será nunca suficientemente lamentada,
desde tranquilo puesto de oficinista "El la
su en San joven Carlos, caído gloriosamente en
tiago a
organizar el rejimiento Talca, a media inmortal jornada de Chorrillos, era una délas
dos de 1880, el alumno del liceo, Carlos Manuel más brillantes esperanzas de su pueblo. 11

Fernández Letelier, había terminado, en efecto,


a la edad de dieziocho años humanidades, i
sus
v.
preparábase para entrar en el bachillerato con la
i del
vehemencia de un espíritu que arrancaba sus Pero aquél de los tres hermanos de Talca
bríos de en su
primeros una temprana ilustración; i Talca que despertó más vivas simpatías

^
DE LA GLOI IA DE CHILE 405

honrosa vida i causó más honda sensación de do ca de! recobro de la vida que aceleradamente se

lor con su prematuro fin, no sólo en su ciudad i en


extinguía, "cruel destino —
decía de él el diario
su provincia, sino en el país entero, fué el que El FEHiíOCARRiLdel 15 de febrero de iSSi, —

llevó el nombre heroico de Eneas, i se hizo en la hace que los dos hermanos Carlos i Eneas ven

guerra digno de él, sucumbiendo a la edad de 28 gan a encontrarse


juntos en el hospital de sangre

años, que es todavía la alborada de la juventud. de Valparaíso. El bravo capitán Fernández ve

sucumbir allí a su
querido hermano Carlos.
vi. "Esta terrible impresión, soportada en su lecho
de dolor, agravó el estado de sus heridas, deter
Nacido en Talca en 1852, educado en su liceo minando fuerte inflamación al
una
hígado, que
provincial; después empleado público notable complicaba más tarde incurable
se con una
pul-
mente ¡ntelijente, oficial entusiasta del batallón

cívico de su ciudad, mostró siempre el más i'Como último recurso fué trasportado a San
acedradno pundonor, hasta que, Heno de vida i tiago a casa de una de las personas de su familia,
rebosando de patrióticas esperanzas, marchó a en donde ha permanecido los ocho últimos días
la guerra. de su breve pero gloriosa existencia (1).
Su primer ensayo fué el ascenso del Morro "Sus postreros instantes, sellados por su increí
Solar, empresa de titanes, que impasible presen ble enerjía, quedarán por mucho tiempo en la
ció otro titán, i allí cayó mortalmente herido en memoria: "Nunca me
arrepentiré,- decía,— de —

sus propias filas su hermano menor. haber servido a mi patria, i si puedo levantarme
Su segunda i decisiva prueba fué la de Mira volveré con gusto a rendir por ella la vida.,,

dores, al frente de cuyas trincheras, i, según el


testimonio escrito de los que en ella le vieran, VIII.
desplegó notorio atrevimiento, animando a su

fatigada tropa. Se ha dicho con razón que la ba Los restos mortales del héroe talquino fueron
talla de Miraflores fué una victoria de oficiales, trasportados el día 15 de febrero de 1881, un

por la invencible constancia que éstos desplega mes cabal desde su inmolación en Miraflores, a

ron al frente de cansados por la ciudad de nacimiento, i el pueblo de esta,


sus rejimientos, tres su

días de marchas i noches de medio congregado espontáneamente i por entero, le


tres
vijilia en

de las balas; i el Eneas Fernández Lete recibió brazos, bañando


capitán en sus su
sarcófago de
lier descolló por AI día
su bravura, entre los mejores, en lágrimas. siguiente, la cita de la ciudad
trance tan
apurado. fué en el enlutado templo, que apenas daba cabi

Enronquecida su
garganta a fuerza de animar da a la culta sociedad talquina, profundamente
a los suyos; la batalla iba a terminarse, aiectada por su
pérdida, i a la llorosa muchedum
ya cuan

do, más afortunado que su hermano el de Locum bre, que ama sin saberlo a los héroes.

ba, una bala enemiga, recibida a


pecho descu Después de los oficios relijíosos que en esa

bierto, le postró en tierra. ocasión presidió el respetable sacerdote, don

(1) La respe-tal lilísima señora rlofia Jesiis So;, tí I veda, viuda


VIL
del no monos venerable caballero don Estanislao Silva. I,a
señora Se;nílveda vivfa entonces en la Avenida de! Ejercita
Transportado a las auras de su patria en bus- Libertador.
EL ÁLBUM

Fernando Blaitt, antiguo cura de Talca i que juez del crimen señor Gallardo, i describió
tam.
habla sido una
especie de capellán honorario de bien de una "manera enérjíca i elocuente la
vida
su
rejimiento, "fué conducido el cadáver, según de Eneas Fernández, como también la desús
una relación dada a luz al día siguiente en un otros dos hermanos Milcíades i Carlos
Manuel.
diario de la localidad, al carro fúnebre que esta "Talca,— dijo,— debe enorgullecerse de tener
ba colocado frente a la puerta de la capilla, en su seno a
hijos tan entusiastas i valientes como
"La comitiva, que era numerosísima, se puso los tres hermanos Fernández, como el
arrojado
en marcha en el siguiente orden: i temerario Anjel Custodio Corales, como el
"A la cabeza el carro fúnebre, tirado por sol denodado Miguel E. Letelier i el valeroso Ale
dados del batallón cívico; en seguirla abrían calle jandro Concha.
varios soldados del tejimiento Talca, que acom "El discurso de! señor Gallardo conmovió tam

pañaron al capitán Fernández en las batallas de bién profundamente a la concurrencia, con tanta
Chorrillos i Miradores. Se distinguía entre ellos más razón, cuanto que allí se encontraban pre
el sarjento primero José Anjel Lagos que, a pe sentes los deudos Í amigos de los otros oficiales
sar de estar casi imposibilitado para andar, pues talquinos, a quienes nombró i asoció a la memo

usa muletas, hizo su marcha a


pie hasta el mis ria de los tres hermanos Fernández, como com-

Cementerio. de rificio
mo
Seguían los deudos del ilustre pam s
gloi
muerto i varios amigos, todos a pie; continuaba
el batallón cívico con la banda de música a la IX.
cabeza, i cerraba la comitiva una
larga fila de
coches particulares i públicos, i una
compacta Pero quien puso el sello del verdadero heroís
muchedumbre de a
pie i a caballo. mo a
aquel grupo de tres hermanos sacrificados
"Frente a la casa de la señora Trinidad Gar- en un solo altar, fué el propio ilustre jefe que los
cés, se detuvo la comitiva, i varias señoras colo había conducido a la batalla, a la victoria i a la
el féretro de i i que, ¡adverso i singular destino! por
caron en coronas
siemprevivas muerte,

flores; otro tanto se hizo al enfrentar la casa del aquellos mismos días debía sucumbir un año más

señor Galvarino Gallardo. tarde, obedeciendo a la dura consigna de sil pa

"Por fin, llegó el cortejo fúnebre al Cemente tria en mortíferos climas,


rio. Al bajar el ataúd del carro mortuorio, toma He aquí, en efecto, la tierna, elocuente i noble
ron los cordones el señor intendente de la pro carta que el coronel i organizador del rejimiento
vincia, el señor juez del crimen, dos de los her Talca, don José Silvestre Urízar Garfias, escri
manos del muerto, don Bernardo Letelier, don bió a la .
que había dado
su

Luis Ignacio Silva i don Baldomero Arancibia. mejor sangre s de su pueblo, la dis-

"Antes de depositar el cadáver en la sepultu tinguida señoi .en Letelier, madre de


que ha de ales fueron sólo
ra, guardar para siempre aquellos hijos, varones

queridos restos, tomó la palabra el señor Luis


Silva. Este caballero »Iluacho, marzo 26 de 1881,
Ignacio pintó a
grandes
rasgos la vida del joven capitán.Su discurso, Señora Carmen Letelier v. de Fernández,
tan elocuente como conmovedor, hizo derramar Talca,

más de "Señora:
unalágrima entre los concurrentes,
i En seguida ocupó la improvisada tribuna el "Ofrecer a la patria tres hijos queridos i verlos
DE LA GLORLA DE CHILE 407

en seguida morir, víctimas de su valor, defen segundo se vio precisado a cortar una carrera

diendo una noble causa, es algo que conmueve que pronto habría terminado, merced a su cons

profundamente el corazón, i sobrecoje de admi tante aplicación al estudio i a sus distinguidas


ración el espíritu. aptitudes.
"Ese sentimiento i esa admiración son por vos, ¡La mano
implacable, del destino, tronchó de
señora, que tuvisteis la noble entereza, el sublime raíz nobles
esas
plantas cuando comenzaban a
valor de ofrecer, en holocausto a la patria, seres producir frutos sazonados!

tan queridos, i por vuestros hijos que tan heroi "Inclinémonos ante la cruel adversidad; pero
camente supieron corresponder a vuestros
gran confiemos en
que el heroico sacrificio de los her
des i elevados sentimientos. manos Fernández ha dado una
pajina inmortal a
■iToda una sociedad, todo un
pueblo, vuestra nuestro
glorioso país i una sublime lección a

nación toda ha admirado el sublime sacrificio de nuestras


jeneraciones futuras.
los tres hermanos Fernández. "En la noble conducta
que con vuestro
ejem
"Delante de un cuadro tan
desgarrador, ¡cómo plo habéis trazado a las madres de familia, i en

podré encontrar una


palabra de consuelo que lagloria alcanzada inmortales
por vuestros hijos,
mitigue vuestro acerbo dolor! jQué consuelo debéis inspiraros, señora, para buscar el con

podré ofreceros yo que todavía me encuentro suelo que necesita vuestro corazón.

poseído de la más profunda consternación que "Unid, señora, la condolencia que


a
jeneral
tan inmensa desgracia ha producido en mi os ha acompañado en vuestro infortunio la de
ánim, ,! los oficiales Í tropa del
jefes, rejimiento de mi
'Dos de vuestros
hijos, señora, pertenecieron mando, en
especial la de vuestro atento i S. S.
al rejimiento Talca, fueron
por consiguiente,
también mis hijos, i como a tales los he llorado. S. Urízar Garfias. ,■

"Desde la organización de dicho


rejimiento,
ambos manifestaron un noble entusiasmo i una x.
voluntad decidida i perseverante de servir a su

patria, i con su conducta intachable, hicieron ¿Cuándo ¡oh viajero! habéis leído en el mármol
honor al cuerpo en
servían, empeñando la
que en que se esculpe el valor humano en la blanca
gratitud del pueblo que les confió su representa ara de su
triple sacrificio, epitafio más lleno de'
ción en la guerra. conmovedora ternura, de serena justicia i de
"El capitán Eneas ¡ el subteniente Carlos levantada glorificación?
Manuel fueron dos
cumplidos oficiales. El sepulcro de los tres hermanos Fernández
"Vos sabéis que el
primero para alistarse en Leteüer fué así digno de su vida.
mi
cuerpo tuvo que abandonar un
puesto públi Que la paz de la gloria i las palmas del mar-
co
que le ofrecía un brillante porvenir, i que el lirio sean con ellos!
DON DESIDERIO IGLESIAS DON JULIO HERNÁNDEZ
(Subteniente del lian. (Te Diente del Buin)
DON JOSÉ RAMÓN RIVERA
(Capitán Ayudante del Buin)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 4°9

DON JUAN RAMÓN RIVERA

CAPITÁN AYUDANTE DEL REJIMIENTO BUIN

11.

Hijo el capitán Rivera, de Talca Í de un

:
honrado industrial de esa ciudad, llamado don
1 Lorenzo B. Rivera, había venido al mundo el 31

I de agosto de 1S42, i en
aquella ciudad alcanzó la
mediana educación de aquellos tiempos, princi
palmente por los afectuosos cuidados de su ma

dre, la señora Felipa Moya.


el "Buin.v Aficionado por naturaleza a la milicia, i des
Esa ocasión i esa suerte sobrevinieron juntas i pertados en su
pecho esos instintos por las tur

aparejadas de luciente gloria (para el impaciente bulencias de 1859, alistóse de soldado en el


i en varias ocasiones, por adverso destino, desai batallón Buin el 12 de marzo de ese año, en cir
rado rejimiento), el día 13 de enero de 1881, cunstancias que ese
aguerrido cuerpo se hallaba

ganando por su solo esfuerzo en las alturas que asediando aquella plaza, alzada en armas contra

rodean la campiña de Lima por el sur, una ver la administración Montt por el valeroso caudillo
dadera í sangrienta batalla, la batalla i victoria político Ramón Vallejos, un coloso físico con

de San Juan. alma de coloso.


I en ese combate, entre infinitos bravos, que 111.
llegaron al número de 315 en la tropa, i a 12 ofi
ciales entre heridos i muertos, perdió el rejimien Ascendió tan lentamente en su carrera el sol
to al más antiguo i talvez al único sobreviviente dado Rivera, que sólo cuatro años más tarde

de sus fundadores, el capitán ayudante don Juan sarjento, í tardó todavía siete años
(1863) era en

Ramón Rivera que, desde soldado raso a


jefe, cambiar la cinta de la jineta por el galón del sub
sirvió en sus filas 21 años, 10 meses, 12 días, teniente. Otros siete aguardó su próximo grado.
El capitán Rivera fué En 1ÍJ77 ascendía teniente, i
hijo i padre del viejo a en esta
gradua
Buin, como el i
capitán después comandante San ción hallóle la guerra.
Martín habíalo sido del 4." de línea. Para uno i En el intervalo, como fuera militar prudente,
otro su cuartel fué su
hogar, laborioso i varón constante, había sido uno de
52
410 EL A

los fundadores de Mulchén, desempeñando, en Moquegua í correteamos ese mismo día a las
dos ocasiones de ajitacíón política, las subdele- avanzadas. El 20, llegamos a
Moquegua. El 2í

gaciones de San Carlos de Purén i de Curaco. batalla de la cuesta de los Anjeles i derrota del
en el corazón de la Araucanía. enemigo."
Destinado su cuerpo al campamento de Anto Cuánto i cuan expresivo laconismo de soldado

fagasta, hacía sus últimos aprestos de marcha i de soldado corretead or!

para la campaña, en el cuartel del Barón en

Valparaíso, cuando recibió allí sus despachos de v.


capitán, i en esa
graduación marchó a la guerra

el 15 de abril de 1879. Después de haber tomado parte con su cuer

po, i en clase de capitán ayudante, en la campa


ña de estéril merodeo que,
IV. por órdenes supremas
i fatalmente desacertadas, llevó al norte el coro

Distinguióse el capitán Rivera desde las pri nel Lynch, el Buin, que se condujo con admirable
meras
operaciones activas, porque en
Pisagua disciplina i sobriedad, fué incorporado en la bri
perdió diez ¡ seis hombres de su compañía i él gada Gana, de la segunda división, que manda
mismo quedó maltratado por los guijarros de la ba el jeneral Sotomayor, i conducido al
fuego
áspera ladera al ascenderla. por esos dos bizarros jefes, es un hecho militar

Después de San Francisco i del desembarco ya famoso que, en una sola i arrojadísima carga,
de Pacocha. designólo el jeneral Baquedano, que aquel rejimiento, vehemente por demostraren
tenía buen ojo, para marchar con su
ya bien pro presencia de todo el ejército de lo que era
capaz,
bada compañía al valle de Moquegua, sostenien abrió con el atropello de sus
pechos las puertas

do la caballería con
que aquel jefe, al comenzar de Lima, cortando en su centro en dos trozos,

allí internaba para "hacer si hubiesen sido los quebradizos anillos de


su
gloriosa carrera, se como

algo, 11
porque en
aquella coyuntura nadie hacía una
serpiente, los batallones del ejército peruano,
natía. triple en número, que deleiidian las casi moviiia-

La cooperación deaquella compañía aislada nables posiciones de San Juan,


del Buin fué mui importante, i de seguro por El tercio de su número dejó el vengador i al

todos se recordará, que casi no había boletín en fin vengado rejimíento en aquellos horribles mé

que no se encomiara sus servicios en


aquella danos; i entre los primeros i el más alto en gra

prolija campaña de encrucijadas en los valles, duación i en nombre, de los que allí quedaron,
Su hombre de contóse el cuyo modesto
re
propio jefe, que era suma
capitán talquino,
modestia, ha dejado un lacónico apunte de sus cuerdo consagramos.

AI llegar a la cumbre, defendida por varios


el últi
"El 11 de marzo salí con cien hombres para batallones, que fueron acuchillados hasta

Hospicio, i de ahí, el 13, para Moquegua. Lle mo hombre, una bala le atravesó de parte aparte
su
gamos el mismo día al valle, i nos batimos con el pulmón derecho, i tomado en brazos por
las avanzadas enemigas. Salimos victoriosos. El fiel asistente, llevóle éste a una zanja del camino

14, ataqué i salimos triunfantes. El 17, ataqué i de San Juan, donde a la sombra de un pequeño
correleamos al enemigo. FI 18, dos veces coi-re
algarrobo hízole el cariñoso soldado su primera
leamos a las avanzadas. El 19, salimos para
DE LA GLO. IA DE CHLLE 4i¡

Pasaba en esos momentos, dirijiéndose a las patria i de su pueblo, de su bandera i de su na-

casas de San Juan, allí vecinas, el coronel Gana,

radioso con su triunfo, i divisando a


aquel sufrido Una semana después (enero 23), el intrépido
oficial cubierto de sangre Í desnudo de la cintura "buin,, fallecía en la ambulancia de San Juan, i
arriba, acercóse para saludarlo i fortalecerlo. sus restos eran
depositados en el Cementerio de

—"¿Triunfamos, señor?" —
fué el saludo de Lima, con los honores de la guerra, el día 26.

aquel bravo, T rajólos después a Chile su


aflijida esposa, i a

[ cuando su jefe le respondió afirmativamen fin de rendir culto eterno a su buena memoria,
te, una sonrisa de indecible ventura, destello de depositólos la del Barón de
en
iglesia Valparaíso,
alma heroica en un moribundo, ilu que había sido punto de partida para la guerra,
una cuerpo su

minó el rostro de aquel soldado, digno de su para la muerte i más allá... para la gloria.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON DESIDERIO IGLESIAS

SUBTENIENTE DEL BUIN

bien hallado en su
cuerpo, como si fuera en

I. hogar adoptivo de familia, i en medio de las

armas, como si fuera en


campo amigo. "Todos

¡aiWi^i SI como el capitán Rivera, de San me quieren bien, —


decía con ufano candor a su

fué el más viejo "buinn del Buin, 1


buen padre, mi cuerpo, todos ansiamos
¡gíy>Juan, en t

cúpule el puesto de más reciente ■

por pelear.n
i en sus anales de sangre a un niño Retardado este deseo durante más de ocho
nacido en Santiago i que, como él, fué hijo de meses, creyó el mozo apresurado que aquél iba a
un
apreciable industrial. Su nombre era Deside cumplirse conforme a su intuición de verdadero
rio i el de su honrado padre don Santos Iglesias. soldado, porque, embarcado en
Antofagasta, ;\

Comenzada su educación militar en la Acade bordo del vapor Copiapó, decía a su


padre, el 26
mia por influjos del presidente Errázuriz, pasó de octubre del primer año de la guerra, estas

después de la disolución de aquel establecimien- palabras de verdadera sensatez militar:


10 a diversos colejios particulares hasta recibirse "Me parece que el gran combate lo daremos en

tle bachiller en humanidades, i hasta llevar ade Lima, pues creo


que vamos allá directamente."

lantados, a los veinte años de edad, dos de bachi Ah! i si allí hubiese sido entonces "el gran
llerato en la carrera de la medicina. combaten cuánta sangre i cuántas lágrimas
habría ahorrado la morosa
patria hijos,
a sus

II. cimentando sus


glorias i disminuyendo sus per-

durables sacrificios de oro i de tiempo con la

Mas, arrebatado, ■
no tantos otros, por la prisa del acierto!

de bélico que, en forma de

alud, descendió sobre el país en los primeros 111.


meses de 1879, el joven Iglesias obtuvo un

puesto de aspirante en el Buin, i hallándose en "Yo, papá, voi n i contento, —■

agregaba el

Antofagasta recibió, con gran regocijo, sus des alentado subteniente 1 su


padre, comunicándole
pachos de oficial. en esa propia carta sus sentimientos íntimos, —
i
Era niño de buen talante, espero que sabré lo
un
regordete, alegre, emplear mejor que pueda el
buen camarada, i, por lo misri
puesto de mi honor i de mi gloria. Valor! Valor!,,
4'4 EL ÁLBUM

porque, habien-
o
I así fué tristemente cumplido;
recibido el Buin orden de desembarcar el
| decíale
:
de padre, cuyo nombre, apropiado
su

apellido, hemos también


a su

recordado, estas pa|a.


trímero en la playa de Pisagua, apenas había bras de verdadero i fatal
vaticinio:— «Si ésta
puesto el pi a el bteniente Iglesi llega el día del cumple-anos de mí padre (i.°de
una bala le rgantu, dejándolo i
noviembre), que éste reciba quizá mis últimas
tantáneame Ielicitaciones.il

Correspondió de esta manera a aquel e [, en efecto, al amanecer del día'


siguiente, el
ta niño el honor de ser el primer oficial subteniente Iglesias era c

en la guerra, ¡ hubo de extraño en su, por todos ,Caso raro! En e! mayor número de las
notas
títulos, prematuro fallecimiento, que él mismo de adioses que hemos tenido a la vista durante
predijo su fin, porque, escribiendo a uno de sus la última guerra, casi siempre los presentimientos
hermanos (el abogado don Domingo Iglesias), de la muerte se han inexorablemente
cumplido!
DE LA GLORIA DE CHILE 415

DON JULIO HERNÁNDEZ

TENIENTE DEL BUIN

los que mendigan ascensos


(¡i los alcanzan!) por
1. la humillación de los "empeñoso
Abril 19 de 1879, soldado del Buin.

'^-:J^^[ IENE
««si
la guerra en sus
Mayo 8 de id., cabo 2.0

como en sus fatalidades, cierto en


Junio 3 de id., cabo 1.'

señamiento de hechos i de per- Agosto 1 1 de id.,


sarjento 2:
anas
que parece habría de corres- Mayo 24 de 1880, sarjento 1,°
ponder a orden fijo i natural. Jubo Hernández llevó por este lento camino,
Así al menos, i respecto del caso de que vamos durante quince meses, su jineta de subalterno,

ocuparnos, como fué el más joven de los ofi: su varilla de cabo, su fornitura de soldado, i, sin
ialesdel rejimiento Buin el primero que sucum- embargo, ha muerto a la edad de 19 años en

i todo elejército, así el último que falle- clase de teniente del primer batallón del ejército.
1 reñido combate, fué otro fogoso niño A los 20 años habría sido probableí
de ese mismo rejimiento, que había comenzado tan. Por eso los salvajes mon oneros de 1 que-
su carrera de soldado, i a la edad de di' brada de Matuc ano, en
cuyo suelo fuera derri-

bado, desgajaro 1 una hermos? vida que, c ual la


ñor temprana se abría a la br sa de la vicb ,
una

11. esperanza del e ército, el org lio de una familia


de quince herm anos, de los cuales trece eran

Fué su nombre Julio Hernández, i en su mar varones. ¡El brioso adalid deja al menos q ¡enes
cial talante adivinábase sin dificultad lo
una natu venguen!
raleza señalada para la III.
guerra, pudiéndose decir
de él que llevaba en su cartuchera las charre
teras de jefe, que si hubiese sobrevivido a su Era julio Hernández coquimbano por su cuna,

valor, de seguro habríalas


cargado sobre sus hijo de Valparaíso por su educación. Había naci
hombros antes de cumplir su mayor edad. do en la Serena el 4 de enero de 1863, siendo
He aquí, efecto, el
en resumen de su
hoja de sus
apreciable abogado don Juan José
padres el

servicios, puesta como


ejemplo delante de los Hernández, residente hoi en Valparaíso, ¡ la
que solicitan galones por favor de de señora Petronila Torres, madre espartana. Su
amigo, o
AL.I1UM
1
verdadero nombre de famlla era, por consiguien colejio inglés de Mr. Singleton, fué talvez el
te, Ismael Julio Hernández Torres. primero de los gloriosos voluntarios que el au]a
dio al ejército, porque, declarada la
guerra el
IV. 6 de abril, el 19 de ese mes
ya el niño Hernán
dez, de edad apenas de 16 años,
empuñaba un

La naturaleza de aquel niño había sido desde fusil entre los veteranos de cano
bigote ¡ tosta
sus más tiernos años profundamente tranquila, da frente del viejo Buin. Iba este
cuerpo de
feliz i dulcemente concentrada, índole que se en paso al norte i se llevó consigo aquel tierno
cuentra en muchos seres nacidos para ser héroes. recluta.

ArturoPrat, Rafael Torreblanca i Moisés Arce,


mostraron desde pequeños esa misma propen vi.
sión guardada en el reposo, en el silencio i en

una continua meditación, lento estudio que el Siguiendo su bandera, el voluntario del pa
hombre hace instintivamente de sí mismo. triotismo encontróse en siete batallas i cinco
"Lo recuerdo bien —
dice a este respecto su campañas durante una guerra que duró cinco

propio i excelente padre, en carta que nos escri años: en


Pisagua, en San Francisco, en Tacna.
biera en
julio de 1884, —
fué respetuoso, bien en Arica, en San Juan, en Miraflores, en la es-

quisto, i con cierta precoz gravedad que lo hacía pedición Lynch, en la expedición Letelier, en

a nuestros ojos estimable. la expedición Gana, ¡ por último en el combate


"Como no tomaba calle sino después de cator de San Bartolomé, donde perdió la vida a los
ce años.'i sólo al comercio de esta ciudad, hasta 19 años 6 meses i 19 d(as de jenerosa i fugaz
las ocho en invierno, i nueve en verano, nos fué

grato ver la regularidad singular con


que obser En el asalto de San Juan el subteniente Her

vaba las horas de regreso i consiguiente recoji- nández fué herido en las dos piernas, i alliutjii
da después de una taza de té. establecida su fama de bravo. Su conducta le
"Cuando ya estuvo en el liceo, después de es había adquirido en todas partes la reputación
tarlo en otros establecimientos primarios, me de cumplido caballero.

representó con modesta insistencia, que él no

quería ser ni abogado, ni agrimensor porque VII.


había tantos; que él comprendía que, habiendo
venido él al mundo de los últimos, después de A virtud de la indecible porfía de hacer ex
tanta familia anterior, serían insuficientes mis re pediciones a la sierra del Perú, operaciones de
cursos para una larga carrera; que él tenía prin guerra condenadas por la estratejia, por la expe
hijiene, el mes
m
cipios de contabilidad, de gramática, historia i riencia, i más que esto, por la

época aciaga para ejér


i que le dedicase las de 1S82 fué el
dibujo, me rogaba a mate
julio una

máticas aplicadas a la mecánica, que era todo su cito de Chile en el Perú, esparcidos sus batallo
h
deseo, para auxiliar desde temprano al gasto de nes las punas i diezmados por el tifus,
en

a la
la familia.,, viruela i el soroche.— Nada habrían sido
cua.
V. verdad las guerrillas con sus emboscadas,
1 cas
las de Marcaballe en que fué rechazado
Santa-
Educado en Valparaíso desde 1872 en el barrido de sorpresa el valeroso batallón
DE LA GLOL DE CHILE 4¡7

go, perdiendo dos bravos oficiales (Garai i Re


X.
tamal) i la hecatombe de La Concepción en que
setenta i cuatro chacabucanos con De esa
compañía era teniente el joven Her
perecieron
nández, i hallaba San Barto
arrogantes caudillos.
se en su en
sus cuatro puesto
Pero abrumada por las enfermedades i las lomé cuando al amanecer del domingo 23 de

nieves la división del bizarro coronel Canto, que julio vióse su


pequeña tropa rodeada de impro
viso las alturas, por no menos de mil qui
bajaba de las alturas, hubo de retirarse persegui en

da en julio de 18S2, como la división Arriagada nientos guerrilleros del caudillo Cáceres que
hubo de vagar en medio de terribles penalida venía a retaguardia picando la suya al coronel
des hasta Yungai i la del coronel Urriola hasta Canto.

de 1883. Los cadáveres de Xo tuvo más tiempo el capitán Donoso que


Ayacucho en
julio
no menos de mil chilenos (sin contar las bajas el necesario para avisar por telégrafo al cuartel
nombradas) esparcidos en
aquellas breñas, que jeneral de Lima su inminente peligro, despa

daron allí para dar testimonio no sólo de un char dos emisarios montados i distribuir su es

error tenaz sino de una


culpa cruel i persistente. casa i mal situada tropa en las posiciones menos
En la primera délas coyunturas que dejamos vulnerables que le fué dable elejir en la sor
recordadas, el batallón Buin cubría la línea del presa.
ferrocarril de la Oroya, fraccionado en
compa
XI.
ñías. Una de éstas, la del bravo capitán, hoi ma

yor, Luis Araneda, había sostenido un


porfiado, Capole al teniente Hernández, en su calidad
rudo i mortífero combate en las alturas de de segundo jele de la compañía, parapetarse en

Cuevas, quebrada arriba, atacado por una divi la casa al abrigo de las altas pircas de un corral,
sión peruana al mando del viejo coronel Ventos. i aunque se había combatido durante varias ho

ras, n¡ la refriega se decidía ni ocurrían bajas.

IX. Impacientado con esto el arrogante segundo


jefe de los buines, pidió a su capitán permiso
En 1882 el grueso del Buin, reducido ahora para ir a batir al aire libre la espesa monto

a batallón se encontraba en Lima a las órdenes nera, que a manera de bandada de cuervos, cu

de su coronel León García. Una compañía se bría todas las alturas.

hallaba estacionada en la Chosica al mando del —


Nó; le contestó el prudente capitán. Eso
capitán graduado de mayor Urrutia; i otra, la sería ir a una muerte segura.
del valiente capitán don Nicanor Donoso, más —
Pero, capitán, ¿cómo nos
quedamos aquí
adelante en el pueblecillo de San Bartolomé si amolados por esta canalla? ¡Déme permiso!
tuado en el fondo de una quebrada, dos leguas Volvió a
negarse prudentemente el animoso
más abajo del famoso viaducto de las capitán pesando responsabilidad, i hubo una
Verrugas. su

el cual es una de las maravillas del maravilloso


camino de hierro de la Oroya que desde Lima Al cabo de ésta i señalándole otra vez Her

penetra hasta el corazón de los Andes. Esas nández con su


espada no ya las inaccesibles
guarniciones aisladas debían protejer los rieles, crestas sino una
pequeña loma cercana, volvió a

los alambres del i la retirada del decirle:


telégrafo coro a —

Déjeme, capitán, ir siquiera a esa

nel Canto.

53
41S EL A BUM

Accedió esta vez el jefe, i Hernández salió zar una resistencia mayor; esta bala entrándole
con diez soldados a la colina, i desde allí, como por el bazo, le salió al lado de la
abajo ingle de
él lo había deseado, desalojó en
pocos minutos a recha, por consiguiente atravesándolo de
parte
la chusma. Pero como lo presintiese también su a
parte. Esta herida a mi modo de
ver, fué la
más experto jefe, de los tliez soldados que sacó culpable de su muerte, por ser tan
delicadas las
de las filas sólo tres volvieron ilesos, i él mismo partes que ofendió, i ésta lo obligó a
recostarse
cayó atravesado una bala que le bandeó el en el por serle
por cerro
imposible por lo pronto ca

cuerpo por el centro, de alto a abajo. minar. La bala la recibió estando


tercera
echa
do en el suelo, i ésta le entró por el muslo dere

XII. cho quedándole la bala adentro, por lo que fué


ya completamente imposible moverse. Inme
Uno de sus
compañeros de cuerpo que allí se diatamente se le vendaron sus
gloriosas heri
halló, el teniente don Alejandro Tinsly de la das i fué traído del sitio de acción
por soldados
compañía estacionada en la Chosica que vino al de su misma compañía a la estación, e instalado
rescate, corrobora asi lo sucedido. —
"Los perua en ella lo mejor acomodado i cuidado que se

dice éste carta escrita a la madre de su


pudo en esos
lugares. El combate
seguía

nos, en aún
valeroso amigo desde Lima el 2 de setiembre de una hora más o menos, retirándose los monto

1882, —
comenzaban ya a descender de los ce neros tan pronto nos acercamos nosotros, no

rros e irremediablemente habrían perecido todos sin dejar antes en el campo más de treinta

por estar casi completamente rodeados. En este muertos fuera de los heridos que serían más de

momento supremo llególes mi compañía de re cincuenta, teniendo también que lamentar la


fuerzo destle. la Chosica i partimos en dos direc pérdida de nuestro nunca bien sentido amigo
ciones, con el objeto de tomar al enemigo por Julio.,
la retaguardia, ¡ ver modo de fusilarlos a todos,
XIII.
justo castigo de estos bandoleros; pero tan
pronto
como vieron los peruanos que le llegaba refuerzo ■
Yo lo vi en el tren, —
añade el fiel amigo,—
a la compañía sitiada, i temiendo los encerrára e inmediatamente que me v¡ó me estiróla mano

mos a ellos, emprendieron precipitadamente la i me


dijo: "Querido Alejandro, tengo la satis
retirada en varias direcciones, tan pronto como facción de haber cumplido bien con mi deber i

nos vieron a cincuenta metros distantes de ellos, creo


que no se dirá de mí que me he portado
como tienen costumbre de hacerlo. Durante este cobarde... Si muero lo haré mui tranquilo. "En

intervalo el desgraciado i jeneroso Julio, se batía tonces yo le dije que si le llegase a suceder tal

a
porfía con un número cuatro o cinco veces su
desgracia, no lo vela próxima, sin em
aunque
perior al que él mandaba, soportando el fuego bargo que era la verdad, pero lo hacía por no

del enemigo por espacio de diez horas, recibien asustarlo, le escribiría a su mamá inmediatamen
do i mortales heridas he lo que contestó que lo hiciera: esto me
tres gloriosas en este te, a me

cho de armas; la primera herida que recibió fué lo dijo en un tono algo acompasado, probable
en el carrillo derecho, saliéndole la bala por la mente por el estado en
que se encontraba a cau

boca sin hacerle más daño, la segunda la recibió sa de sus dolencias, pero le diré a Ud. francamen
en circunstancias que él bajaba espada al contrario, se le vela muí
en mano, te que no se quejaba,
para unirse al resto de la tropa i poder orgaiii- tranquilo.
w
DE LA GLORIA DE CHILE 4¡a

toda su extensión el mérito de la resistencia de


XIV.
los buines, i el servicio insigne que prestó a su
"Averiguadas bien sus últimas palabras ¡ en patria el porfiado denuedo e
indisputable heroís
de ciudad, del teniente Hernández, es preciso añadir
cargos que
él hizo en el hospital esta mo

a ¡a madre Sor Elena, que fué la que que el día de San Bartolomé túvose en Lima
superiora
lo asistió hasta el último instante de su vida, di por una irremediable i horrible catástrofe corno

ré a Ud. que fueron las siguientes: dice la ma la de La Concepción que la había precidido
dresuperiora, que inmediatamente que llegó al apenas dos semanas. "Desde las primeras horas
hospital, lo primero que solicitó fué el confesar de la mañana del 23, dice en efecto una co

se, lo que llevó a cabo con toda felicidad; al día rrespondencia enviada al Diario Oficial del

le fué suministrado con toda pompa Callao i publicada al siguiente día, comenzaron
siguiente
el viático, muriendo pocas horas más tarde con a circular los más siniestros rumores respecto de
toda tranquilidad, lo que llenó de asombro a la suerte que habían corrido las compañías del

todos los que estaban presentesi, (i). Buin mandadas hace pocos días a custodiar i
reforzar algunos puntos del ferrocarril de la
xv. Oroya.
"Como se sabe, una de esas
compañías, la man
Entretanto, i a fin de que se comprenda en

dada por el sarjento mayor graduado señor Urru

tia, se hallaba estacionada en la Chosica a fin de


( i ) lio a;; uí lo (¡110
a es ti; mismo
respecto publicó el Hu
mo Oficial de I.ima algunos días más tarde: resguardar ese
importante lugar, i la otra, al
"Seis horas antes de morir, el jeneral Uaná se acercó a su mando del capitán Donoso, fué mandada de guar
lecho, i '.o d;:o; —
reciente, oe.co servirlo, pid.uiio lo .|0C m:i=
nición a San Bartolomé.
le agrade, —
Gracias, icr.ora!. lo respondió, lo juico que anhe

lo licencia para v.i'.ur ('hile, ¡"ojo


» La estación de Chosica dista unos 38 kilóme
es una a 011c me mejoro.
Cuente con ella, le respondió su
jefe, i esto lo produjo tros de Lima, i desde ese a San Bartolo
punto
mucha alegría. El heroico adolescente en la agonía soñaba
mé no hai menos de 22 kilómetros de distancia.
con la patria porque se hat.ua sacrificado, croia ver el bello
, ie'.o ríe', pai-i dónelo nació, i acaso recibir las carici.11 do 1111.1 "La primera noticia que recibieron nuestras

autoridades llegó por telégrafo como a las seis


Las hermanas de Caridad, que ya en olra ocasión le ha-
iiian prestado .sus .iii:sli:iod.ces ío:\ i i .

.-,. <■-.■- su moderación i
"En ella el capitán Donoso, jefe de la compa
5i en su lecho de muerte no encontró las paradisiacas mi ñía estacionada en San Bartolomé, daba aviso
radas de su madre, hado ánjeics ene ron sus poli,- ilo.s cu i da-
de avistarse en ese instante numerosísimas par

Las lágrimas de los suyos no humedecieron sus manos cal- tidas de montoneros que coronaban los cerros

leadns ;„.,r la tielire: pero las do la i arichid, ella vi t) ' I el ■. icio.


vecinos i que desde allí abrían nutrido fuego so
1
uvero, 1 so'irc su
cuerpo c, naine, es
p,.r. laucas i a! mudantes.
La vida de
bre su
tropa.
este heroico joven es una revelación del carác
ter chileno. Allá en la tierra de O'IiigHins, do los Carrera. "Tras algunos otros avisos en
que solicitaba el
de los Bulnes, de los de los Serrano, la patria.
Prat, amar
pronto envío de refuerzos i aseguraba que la re
darle la juventud i la existencia, es tan natural, como saludar
al ¡ llorar por los que fueron.
sistencia de sus cien hombres era porfiada i
dig
amigo,
Los bravos del Buin están de duelo; Hernández era su na
por lo tanto del renombre del
aguerrido Buin,
unió
mimado; pero el duelo de los valientes, lo es de la na.
como a las ocho o nueve de la mañana se recibió
:
itin. i no halirá un soio chileno
ijuc- no los acompaño en su
quebranto. I.os redactores del Diario Oficial les envían,
un
telegrama, en
que anunciaba hallarse rodeado
respetuosos, la expresión de su cordial condolencia. ] por inmensas masas de montoneros,
agregando
EL ÁLBUM

en esos momentos mandaba veinte hombres "Uno de estos soldados venía


que herido, pUf.s
oficial el objeto de practicar ambos fueron
cargo de perseguidos
a un con
por una
verdadera
un reconocimiento. lluvia de balas en cuanto salieron de San Barto
"Poco después de recibido este parte se inte lomé con dirección a Lima,

rrumpía la líneatelegráfica más allá de la Cho "La cantidad de montoneros era


innumerable.
sica, sin duda por haberla cortado los montoneros Según sus cálculos no
bajarían de cuatro mil los
que rodeaban la compañía del capitán Donoso. que rodeaban a San Bartolomé, coronando los
cerros circunvecinos.

XVI. "La alarma i la angustia, como era natural


aumentaron en todos los corazones chilenos.,,
'Naturalmente, prevenidos como estaban los

ánimos para esperar una terrible catástrofe, en


XVII.
vista del último telegrama del capitán Donoso,
una
profunda angustia principió a
apoderarse de Por fortuna í para gloria de Chile, su ejercite
totlos los corazones chilenos. de tierra, desde el ejemplo de Prat en la mar,
'Se temía que los bravos buines del capitán tenía resuelto hacer -sus
Termopilas de cada
Donoso hubieran sido completamente rodeados garganta del Perú,
por elenemigo, ¡ tomando en cuenta los antece Los guerrilleros de Cáceres habían venido a

dentes de aquella tropa, tan bien disciplinada San Bartolomé a golpe hecho como el de La
como
orgullosa de su fama, se creía que ninguno Concepción. Pero el Buin, nombre de un
puen;
de sus hombres hubiera escapado con vida. te peruano, había labrado así otro puente histó
"Cada cual se
forjaba en su
imaj i nación cua rico en la histórica quebrada de Matucana, pro-
dros tan tristes como los que recientemente ha tejiendo i salvando a un ejército casi tan nume
bía presentarlo la defensa de la .¡.a compañía del roso como el que peleó i venció en Vungai; i

Chacabuco, en la ciudad de La Concepción, como para completar el rellcjo de aquella imajen


"No sabemos cómo llegó también la noticia a en los tiempos que fueron, el itinerario dr loa
oídos de los peruanos desde los primeros mo combatientes había sido marcado en el esnnriu.

mentos, i era visible la alegría con


que sin mu de cien leguas, desde Pucará a San Humlum1,

cho recato la comentaban en corrillos i cafés. por el sacrificio de cíen bizarros chilenos
"Al observarlos se hubiera dicho que este SÍ los montoneros de Cáceres logran ,u:ic:u
nuevo asalto de montoneros era una cosa dema lar la compañía del capitán Donoso i orneen
i

siado esperada i conocida ya para ellos, i que su destruir el viaducto de las Verr.ig.is. la divi

ejecución no hacia más que dar cumplimiento a sión Canto compuesta de 2,500 hombres cae en

los planes que de antemano habrían forjado los un abismo,

prohombres que desde la capil .1 dirijen I | < m

dero de la política i de la guerra.


XVIII.
"Poco más tarde llegaban a Lima dos soldados
de caballería que venían del mismo lugar de los El mes de julio de 1882 había sido de esa

sucesos, mandados por el jefe del destacamento, manera fatal para nuestras armas,

para que dieran noticia de al habla


aquellos jeneral en I era de notarse que en cada jornada
habido también Garai en Mar-
un
"Julio,,: julio
DE LA GLOhUA DE CHILE

caballe, Julio Montt en La Concepción, Julio Sírvase, señor, aceptar el sentido pésame de
San Bartolomé; Í todos habían pe todo el personal de este cuerpo i disponer de
Hernández en

de La esforzada retirada su atento


seguro servidor.

Juan Lkó.\ Gar-


recido en el mes julio.
del coronel Canto ¿se denominará por esto en la CÍA.,, (,)
historia de los campamentos "la retirada de
(1) Otro oficial del Buin el subteniente clon Amador El-
julio,, o la "retirada de los Julios,,?
gueda, envió también por esos, días sin condolencia sobre el
héroe de San Bartolomé cu cslas sentidas palabras:
XIX. -Siivalc tle lenitivo, tlociii a so alhüdo padre, sírvalo de

lenitivo para su dolor, que Julio soliciló tlol jóle ríe las fuer

isls el desalojar al enemigo de sus Iriin lleras; i en CSC alre-vi-


Por nuestra parte, aceptamos como símbolo
do ataque cayó herido de íiravcdul; inuri.i como un valiente

de la que venimos consagrando, la


gloriajuvenil recordando los nomines sagrados del hogar ¡ínter no. n

última denominación,
[ a fin de imprimir al lance militar de San A fin do el cuadro de las leñeros. is vidas ofre
completar
Bartolomé significación todavía más luciente, cidas por el rejimiento llttin en aras del patriotis i si

guiendo el método que hemos adoptado para los casos en


damos aquí acojida al último boletín de la gloria
que carecemos de datos i de retratos {porque no querríamos
del teniente del Buin, escrito por su propio jefe, que un solo de los sacrificados quedase sin un leve recuer

que así dice: do); vamos a


apuntar las siguientes noticias iniliture-i solio
otros oficiales do aquel gloi ioso t
uerpo, lodos muertos en ti

campo de batalla o de sus consecuencias.


Lima, agosto 4 de 1882.
Kl. St'ÜTUMKSTE 110.1 DnMI.VOO AuiEOV.A Ni IV'IA, tío!

Buin, 41 años de edad, natural de Concepción; 7 meses 12


Señor don Juan José Hernández,
dius de servicios; herido en el asallo i loma lie l'isagua el a

do noviembre de 1S79, falleció en


Valparaíso de sus heridas,
Mui señor mío:
S rv.., en ,.'■ ¡: a culo .).' ole línea ? 1 días desde el S de
abril do 1,175 hasta e-I del misino mes. año en pasó
por los oficiales del cuerpo i obe
29 que
Encargado
en ic.ua; empleo al lej i miento liuin
deciendo a mis propios sentimientos, me dirijo Don Francisco Ramos, subió, líenle del rejimiento Buin
a usted para manifestarle el profundo pesar que 1.° de línea, de 42 años de edad, natural de Talca. En 6 de

abril de 1859 fué soldado del batallón Buin 1,' de linea


en todo el batallón ha causado la sensible muer
basta diciembre de 1*77 eu que fue In miniado siendo sar-
te de su
hijo, el teniente don Julio Hernández.

Incorporado a este cuerpo desde el principio lái a de abril de 1 K70 entró de sarjento ;.' en el inisin..,

de la campaña de entusiasta cuerpo en donde perinanei ;ó hasta stl fallecimiento.


a
impulsos su amor
En la guerra con España se encontró en el bloqueo de
a la patria, él se había captado el cariño I sim
Valparaíso i el ¿r de marzo de 18Ó6 se halló en el bombar
patías de sus
jefes i de todos sus compañeros de deo de esa
plana. Desde 1S71 a 1Ü711 permaneció en el tc-

lorio aiaucauo a las ordenes de los sonoros jencrales don


armas
por su bello carácter i su honroso com
rr:

José Manuel Pinto i don Basilio Urrutia.


portamiento en todas las acciones de guerra en
Hizo la campaña contra el Perú i Bolivia i se halló en las

que se encontró, siiuniotitcs acciones tle guerra: en iK;<;, en el bombardeo do

Si Antofagasta el ;S .le agosto de 1880; el 2 de noviembre en


algo puede mitigar su justo dolor por tan
el dése ni Iw ron i tuina do Pisagua; i ol 19 del nii-sino lúes en
lamentable pérdida, sírvale de lenitivo la consi
la batalla de San Francisco. En 1880 se halló en la batalla
deración de que ha muerto en defensa de la de Tacna el 26 de mayo; i en el asalto i toma de Arica el

santa causa a
que había existen 7 de junio. El 13 de enero de 188 r se halló en la batalla
consagrado su
la .nal fué
de Chorrillos en 1111 lefio. Mu re lió 11 1 1 i bu jo en .-7
cia i
después de haberse cubierto de la
gloria en
de noviembre de 1879 en protección de las fuerzas que se

sangrienta jornada de San Bartolomé. batían en Tarapacá; en mayo de 1S80 marchó a Pachía. en
■1-2
EL ÁLBUM

de los dispersos de Tacna, ¡ en setiembre del de agosto en el combate de


persecución Antofagasta; el 2 de noviembre
mismo año marchó al del Pero la expedición en el desembarco de
norte en
Pisagua; el 19 del mismo mes en la ka
talla de San Francisco, todos en el año de 1879- el as de
Sus servicios alcanzaron a durar no anos, 5 meses, 15 días, mayo la batalla de Tacna i el 7 de
en
junio en la toma de
Don Daniel VeNuiías-, subteniente del rejimiento Buin i." Arica en el año 1880 i el 13 de enero de 18S1
en la batalla

de linea; ele :o años de eclml; untura] de Chillan. En 1.° de tle Chorrillos, en la cual fué muerto. Sirvió 10
años, 4 mese.
octubre de 1S70 entró de soldado al batallón S."ik: línea i fue
licenciado por disolución del cuerpo, el 20 de noviembie de Lo: s- DoMISi . ME! n ims.
iS 7 1 siendo cabo 1."; en ai de diciembre tle ese año entró tan Calderón.— Uno i otro eran oriundos de
Santiago i
de soldado al batallón 2." de linca, i el 4 de enero de 1877 habían ascendido desde la clase de soldados. El
primero
fué licenciado por cumplido siendo sarjento 2.'; en su em murió en Arica después de la expedición Lynch i el
segundo
pleo volvió al Buin el 22 de enero de ese año i permanei ¡ó en Chorrillos.
en él hasta su muerte. En la melancólica revista de los muertos del Buin
aparece
Hizo la campaña a la Imperial en 1871 a las órdenes del también el nombre del subteniente don Santiago Cosíale
lenicnte coronel don Orozimbo Barbosa. pero se nos ha asegurado que este es un error i que nunca

Desde abril de 1879 hi/o la campaña ronlra el Perú i Bo hubo en el Buin un oficial de ese nombre.
livia i se encontró cu los siguientes hoi Ims de armas: el j8
DON RAFAEL ZORRAÍNDO
(2." Jefe del Rejimiento Atacama-)
Don J. V. BLANCO Don R. R. VALLEJOS
(Subteniente del Rejimiento Atacama) (Capitán del Rejimiento Atacama)
DE LA GLORLA DE CHILE

EL ATACAMA I SUS MUERTOS

EL CAPITÁN VALLEJOS, EL TENIENTE GÓMEZ TORRES, LOS SUBTENIENTES, BLANCO, WILSON, ZELAYA,
PATINO I HURTADO, I EL ASPIRANTE UGALDE

I. ir.

'- Atacama. batallón i rej En el de pajinas hemos rendido


t"T¿55¡yB$ curso estas no

lejendario, vadeó su camino a la sotros tributo de intensa admiración a los caudi


fama con su propia sangre. Como llos de la intrépida lejión ataca 11 le ña, a su valen

el ave antigua i divina se consu tísimo caudillo, el coronel don Juan Martínez; a

mió en propio fuego para ascender a la in


su sus dos hijos poco conocidos, a Moisés Arce, su

mortalidad. Tropa escasa de mil hombres, per héroe de Tacna, a Rafael Torreblanca su adalid

dió en las seis batallas en


que ilustró su nombre en todas partes; i hoi nos cabe recordar siquiera
el total de su efectivo, o sea en números exactos el nombre de otros que en
pos de ellos, aunque
la cifra de 8;S plazas entre muertos i heridos, sin con menor enaltecimiento, cumplieron su deber
hacer cuenta de lasbajas del clima ¡ de la enfer muriendo en los campos de batalla.
medad. Como de ordinario, comenzaremos nuestra

Tan terrible estadística, que pone de manifies condensación postuma por el orden del grado mi

to lo devastador de la guerra i lo heroico del litar de la carrera de cada cual.

chileno, ha sido evidenciada por los boletines de


los combates; i arroja en números la siguiente 111.
hecatombe, en una
pira de mutilados i de cadá-
El capitán Ramón R. Vallejos, natural de

Copiapó, donde naciera en 1845, m'j° de un an


I Pisagua 6o
tiguo vecino de esa ciudad, don Juan de la Cruz
II San Francisco 25
III Vallejos, fué en su
juventud comerciante i mine
Anjeles o
ro, hasta que en 1869 entró con el grado de
IV Tacna 296
subteniente al batallón cívico de Copiapó; su
V Chorrillos 360
madre era la señora Victoria Pereira.
VI Miraflores 183
Aficionado a las armas i descompuestos los

negocios de la industria, el subteniente Vallejos.


Total 878
aventurero como todos los atácamenos, dirijióse
EL AL
424

en i8;ó a Lima, i hallábase en esa ciudad incor


VI.
porado al ejército peruano en calidad de instruc

tor cuando sobrevino la guerra, El. teniente don Nicanor Gómez


Torres,
A titulo de su anterior esmero í en su condi era también copiapíno como Vallejos, como Blan
ción de repatriado, ofreciósele el mando de la 3.° co i como Wilson; i siendo estudiante de
medici
compañía del primer batallón Atacama que se na con carrera adelantada enrolóse en el Ataca
sólo para servir ¡
organizó desde la primera alarma en Copiapó, ma merecer un caloroso elojio
pero alcanzó a servir sólo unos pocos meses en de su
paisano, el malogrado escritor atacameño
sus filas. Una bomba que cayó sobre sus hom don Rómulo Mandíola. Herido en un brazo de- '1
bros en las alturas de San Francisco redújolo a lante de las líneas del morro Solar, falleció pocos
átomos el 19 de noviembre de 1879, días más tarde con el grado de teniente.

IV. VII.

El, subteniente iniN Vicente Iílaxco, perte El subteniente don


José María 2.° Zelava.
neció la del i corrió Perteneció este joven oficial al segundo batallón
a
compañía capitán Vallejos
su suerte en San Francisco. Era mozo humilde, del rejimiento Atacama organizado por el coro
fusi nel don José María 2.' Soto 1880. Fué
hijo de un conocido inene-itral de Copia]),'), en
hijo
lado por odios políticos en la revolución de 1851, de una familia oriunda de San Felipe pero radi
Su muerte, más afortunada que la de su
padre, cada en Santiago donde él naciera el 18 de oc- i

abrióle camino a
mejor memoria como la de aquél tubre de 1855. El nombre de su
padre, residen
habíale rodeado de la afectuosa compasión que te aún en Copiapó, es el propio suyo; i el su ma

lega siempre el cadalso injusto a la orfandad dre, doña Isabel Herrera.


desvalida. Trasladado, siendo mui niño a
Copiapó (1867), j
V.
educóse allí en una escuela pública i en su liceo
j
hasta que 18S0 hízose voluntario de la gue-
en
j
El subteniente Amiki-s Wtr.HON, hijo de ex rra. Rehusados por preferencias sus servicios en I

tranjero i de mujer copiapinn, fué uno de los pri el primer batallón marchó en el segundo a Tac- I
meros en tomar las armas en
1879. Perteneció n na i a Lima, a
cuyas puertas cayó entre los pri
la 4.a compañía del Atacama i en San Francisco meros en el día de Chorrillos.

murió al lado de Vallejos i de lilanco. Fué sobre Al asaltar, antes del alba, la posición fortifica
la tosca cruz de la tumba provisional de
aquellos da de Santa Teresa, al pie del morro Solar, una

tres valientes, cavada con una


bayoneta en los bala le fracturó un brazo, herida que el traspor
ásperos calíchales de Tarapacá, donde su ilustre te Piala hizo de necesidad mortal,

pañero, Rafael Torreblanca, poeta í héroe, El subteniente murió efecto a bor


:: 0111
Zelaya, en

escribió al siguiente día del combate do de después de la


esta estrofa, aquel buque una semana

bellísimo epitafio de soldados; batalla {enero 2:1) al Caldera, es


en
sepulcro pasar frente a

1
decir, a las puertas entreabiertas de su hogar,
'■Cayeron caire el lunno del cnmhmc, Go
Victimas del deber i del honor: oprtunamente fué inhumado por orden del
Deno nados i heroicos
compañeros
bierno en el cementerio de Valparaíso donde
\ aliente- de Atacama, adiu-, adiuii',1 hoi yace,

J
DE LA GLORIA DE CHILE

las
El municipio de Copiapó quiso también hon Patino i don Cesáreo Huerta muertos en

batallas de Lima, sólo los nombres, i


rar su memoria i dirijió a su padre la siguiente conocemos

de duelo: del aspirante don Florencio Ugalde, inmolado


epístola
en el grupo de San Francisco, estas estrofas ex

"Copiapá, febrero 19 de ¡881. traídas de un recuerdo que a su memoria con

sagró en
Santiago el 28 de febrero de 1880 su
uLa Municipalidad de Copiapó ha acordado
viuda doña Rosa Zelina González, las cuales
enviar a usted una nota de pésame por la muer
así tucen:
te de su hijo. Este, sin duda, deja un lugar va
cío en su hogar i en su corazón de padre; pero
■Al rudo cómbale man Ici-ie sereno,
ha otro más visible aún en los
pasado a
ocupar
>;i!dad'-> chileno, hachar:
dispucslo a

anales de nuestra provincia, h'.n pos de laureles tle noble vi, toril,

'Nadie podrá recorrer las pajinas que el reji l ) tumba de ir'oria en cambio i, buscar.

miento Atacama ha inmortalizado, sin encontrar


■Valiente combate reñido,
en
Pisagua, en

i bendecir su nombre. Supiste aguerrido, luchar i vencer;

asocio al acuerdo de Del mártir sublime después en Dolores


nYo me personalmente
Los lauros i ñores ceñiste a la sien.
el respeto que debe
la corporación en se a un

noble defensor de Chile.


Dichoso en la (¡lokia morando tú estás;
Guillermo Matta.,, ;N'o olvides al ánjcl que unido a mi suerte
Impía la muerte dejó" en la orfandad!

■¡I en tanto que mi alma angustiada te adm:

IX. I'uka-,t¡o mi lira 'amento mi mal...

;No olvides la esposa que jime i que llora


De los subtenientes del Atacama don David I triste devora miseria i pesar!!. ..n
REJIMIENTO COQUIMBO
El Capitán
El Teniente Don MARCELINO IRIBARREN El Subteniente

Don ABEL RISO PATRÓN Don CLODOMIRO VÁRELA


El Capitán
Do» RAFAEL VAREIA .

El Subteniente E1 Sobteni.nte

D„» JOSÉ R. SALINAS Do» JDM DANIEL 2.' MASCARENO

k,
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE

DON RAFAEL VÁRELA

CAPITÁN DEL REJIMIENTO COQUIMBO

I. II.

NVUELTOS el mismo rojo Ambos marcharon, por embarcados


; en o, en

por la bandera el mismo bajel la misma (octubre


,^-^fr1 pañal; cobijados a
mpaña 17
azu' blanca de estrellado cie de
2^>jMí4 ' su
1879).
Los dos pelearon en las mismas batallas, desde
lo; hermanos en la batalla i en la gloria; mecidos San Francisco a Tacna, desde Chorrillos a Mi

en las auras de un clima uniforme, sin huracanes raflores.

ni lluvias, comienzo i fin del desierto en el desier Uno i otro recibieron por bautizo i casi por

to; endurecidos en el mismo trabajo de la soli mofa militar dos nombres humildes, debidos a

taria montaña; forjados en el mismo metal para sus


pobres trajes improvisados para la guerra.
derramar por do quiera amplia riqueza; nacidos A „los Atacamas" pusiéronles los malignos i

para escalar alturas, a manera de los titanes, los los veteranos, al verles desembarcar desairados
dos gloriosos rejimientos sola formados en una en
Antofagasta, ulos padrecitos" por su
largo
lejión por los sufridos mineros de Atacama i de capote oscuro, a manera de sotana, que cubría

Coquimbo, llevando por único distintivo aparte sus raídos pantalones de reclutas, sobras de los
sus nombres, marcharon ¡untos a la inmortalidad cuarteles cívicos de la empobrecida provincia,
que hoi los acoje i los proclama. Á ulos Coquimbosu, por sarcasmo les llama
Inmortalidad de aplausos para los que sobre ron los /¡/oceules, porque, como los asilados del
viven. salieron campaña traje de
Hospicio, a con mez-

Inmortalidad de nobles recuerdos para los que clilla azul, por la prisa i la penuria.
Fueron i pasaron...
Aquellos dos rejimientos, beduinos indómitos 111.
del Sahara chileno, nacieron del aliento, de sus

pueblos, cálido como el simoun de la Arabia, es


después, rotas las filas al toque del clarín ¡
1

decir, de la enerjía de sus


provincias, colmenas de la caja, uno i otro, cargando juntos cuesta
de trabajo, baluartes antiguos de! patriotismo abajo en el cerro de la Encañada, cambiaron la
que allí guarda las fronteras. mofa en admiración i el apodo en renombre.
EL A
42S

Todos sus
jefes fueron atravesados por el za, el Atacama, batiéndose a pecho descubierto
durante medio día, dejó doce de
plomo. sus oficiales de
El coronel Martínez i Rafael Zorraíndo en el lila, contando con los dos
Martínez, hijos de su
Atacama i en el mismo horrendo día: Miraflores. jefe; el Coquimbo, cargando en la última hora,
El coronel Gorostíaga, el coronel Soto, el vio caer de sus caballos su comandante i sus

coronel Pinto Agüero, el heroico Luis Larraín ayudantes, diez de sus oficiales i 148 soldados
Alcalde, todos jefes del Coquimbo, cayeron tam sobre 480. Los atácamenos sacrificados ese día
bién al pie de la trinchera en aquel día. a temerario denuedo fueron 296.

Todos sus capitanes fueron derribados, nó

con la espada al cinto sino levantada en la acti v.


tud del que manda matar i morir matando él

mismo; los unos


para levantarse de su
sangre a
Igual proporción en la hora respectiva al pie
la vida, los otros para subir silenciosos a sus i en la cúspide del morro Solar,

pedestales, todos encaminados a


imperecedera El Atacama atacó antes del i
amanecer
dejo
fama. 360 de sus bravos en las ásperas laderas,
Rafel Torreblanca, Moisés Arce, Melitón El Coquimbo, acudiendo por el lado del mar,

Martínez, Ramón R. Vallejos, Puelma, Alvarez, coronó la cima al terminar la jornada.


Gregorio Ramírez, Remíjio Barrientos, Elias I todavía en la última titánica batalla librada,

Marconi, una verdadera lejión atacameña, lejióu no


por traición sino por mutua sorpresa, en Mi
de capitanes; Rafael Várela, Marcelino Iriba- raflores, que desde aquel día debiera llamarse
rren,Juan Marcial Paez, Federico Cavada, M iracadáveres, uno í otro cuerpo déla lejión del

Benjamín Lastárria, FYancisco Arístía, todos norte, entraron juntos, como para sellar la pos
capitanes, lejión verdadera de héroes coquim- trera fraternidad de la muerte, mezclando en

banos. una fosa común i en


proporciones análogas, la

sangre hirviente i jenerosa de los combatientes


IV.
de su zona. El Atacama perdió 183 de sus mi
L'na sola dlverjencia digna de nota ocurrió neros. El Coquimbo 158 (1).
entre ellos: la de su hora en el asalto.

El Atacama, como s¡ hubiera querido corres


Xo comtín ni grata la de contar los muertos,
(1) es tarea

la se les ha dado sepultura. Pero a fin


ponder a su
posición topográfica en carta de muclio mas cuando ya
de que Ja posteridad se dé cuenta cabal de las matanzas de
la república, tuvo siempre la vanguardia. tuvo
la g,i.v,.i.
,e nos
¡.e.-n;:i:.i tons.,[;njT .,,],:, b> M.ij.-»s que
En Tacna fueron los tiradores de Torreblanca. ntosAtaca
la d .mviÍo I loel,, a o,,ie pe, anecian o- n-j

dispersados en
guerrilla, los que primero rom cam.i ,
i:c-,u.,.il;<>, c:, una noli lun:l.i, c:, C'.oinNos:

pieron el fuego,
El Coquimbo, como en
Maipo, por el contra (■.■¡,.,..1,,: 9-1
1,1.:. 3°c
rio, fué el último en llevar su
postrero i decisivo ., de ••r-.i 31=
ataque a las alturas, barriendo como un alud de tl.,.j:.cco 34"
\lcl.|.ila '9
fuego el ejército aliado hasta las calles de Tacna,
hecho señalado que mereció los votos entusias Total 0CHKN1A 1 OCHO OFICIALES ¡ 1, 873 soldados. Totíl

tas de sección del jeneral ¡1,961!


una
Congreso. Esto no se comenta ni se
aplaude. Entristece
el alma
Sobre la pesada arena del Campo de la Alian pero la engrandece.
DE LA GI.Oi 'A DE CHILE 429

la misma división: la 1 los que recuerden nuestra reseña de Rafael


Uno i pertenecían
otro a

Torreblanca no habrán olvidado que esas fueron


gloriosa división Lynch.
las tres
propensiones más caracterizadas de aquel
héroe del desierto antes de serlo de las batallas.
vi.
Impulsado por sus gustos irresistibles, Rafael
el nombre más señalado por Várela estudió matemáticas en el liceo de la
[ ¡cosa singular!
Serena desde 1870 a
1876, i desde este año
la bravura i el sacrificio entre sus
capitanes, en para
fué el mismo, el de un adelante hizo el curso de minas en la Universi
uno i rejimiento,
otro
dad de Santiago, en cuyo ejercicio hallólo el
arcanjel que fué guía. grito
El héroe del Atacama llamábase Rafael To de las armas. A esas horas Rafael Torreblanca

rreblanca. practicaba también la minería, como ensayador


El héroe del fué Rafael Várela. de la casa de Edwards en
Copiapó,
Coquimbo
[ de este último, conocido ya el otro, en diver — " Primero está la patria que el estudio!,, dijo
condensar aquí, pocas fra
en tal ocasión el aventurero mozo coquimbanoa
sa pajina, vamos a en

ses, la acelerada i valerosa vida. sus


amigos; i liando su escaso
equipaje, marchóse

al Perú.

VII. IX.

El del A semejanza del Ínclito soldado


rejimiento Coquimbo don Ra
capitán copiapino que
fael Várela, nació en Elqui, de padres mediana con frecuencia hemos recordado en este libro,
mente acomodados, en 1855. Había vivido, por el aspecto exterior de Rafael Várela era suma

consiguiente, apenas 25 años cuando, peleando mente modesto, i cuando sus


compañeros del
con inmortal bravura en las lindes de Miraflo primer batallón Coquimbo le vieron desembar

res, cayó, como había caído Rafael Torreblanca car en el puerto de Pacocha el 15 de marzo de

en las de Tacna. Sus padres llamábanse don 1880, con un


galón al brazo como oficial del
Isidro Várela I doña Ramona Sierralta. cuerpo, no se imajinaron que oculto bajo aquel
Venido al mundo como Rafael Torreblanca i semblante dulce i casi tenue reverberaba sus

como la mayor parte de los hombres del norte, rayos un corazón de fuego. Uno de los oficiales

que tienen por nido la boca de una mina o sus de su compañía, el bravo teniente Covarrubias,
vecindades, con
espíritu aventurero, creció Ra minero como él, nos ha referido que en los pri
fael Várela, fortificando su endeble estructura, meros días de aprendizaje daba el subteniente
no en el raquítico banco de una escuela, sino en Várela tan en voz baja sus órdenes de mando,
el desierto. Solía decir mitad apenas las oía.
que conocía, por haberlo que su

recorrido a
pie, todo el valle que el Co Pero puesto al frente del
riega una vez
enemigo,
quimbo de mar a cordillera, operábase en él tras formación tan súbita, que le
hacía inconocible. Era el león de LIsandro que

VIII. arrojaba al foso su


piel de zorro.

A una sola mostró afición Rafael Várela,


cosa
x.
o más bien a tres cosas sola
juntas, que eran una

aventura: a los viajes, las minas i la guerra, 1 lácese


a a preciso anticipar aquí que Rafael Va-
reía no era encojido ni tímido sino simplemente Nadie tuvo por esto a extrañeza que,
promn.
modesto. En oposición a la taciturnidad casi vido el capitán Larraín a
sarjento mayor, casi
de los hombres del norte, que cantan como en el campo de batalla, habiéndose
conjenlal enfer
srilo al ruido que la solitaria circa despierta mado el teniente de la el
en
compañía, subteniente
Várela
el pesado combo, Rafael Várela era un mozo entrase de hecho a mandar los
granade
del
alegre, ocurrente, ¡, por su trato, altamente at ra ros
Coquimbo.
yente. Son a este propósito muchas las aventu
ras i díceres que de él se recuerdan entre sus
XII.
camaradas de la Serena, tales como la de haber

contestado en un solo día siete cartas de amor Menos sorpresa, naturalmente, causó
cuando
con una gráfica circular i la de ser
provocado a le vieron marchar a Lima mandando en
propie
un duelo con motivo de haber entrado a un des dad una
compañía: la 1.a del primer batallón del
pacho desprovisto i ofrecerse a su dueño gratui
tamente de cajero... En otra ocasión hizo en
desgracia, el capitán Várela de deli
Era, por
las faenas de Lambert, en el rio de Coquimbo, cada salud, trabajada por el clima, i como Torre-
una ruinosa negociación de burros I de aparejos. blanca, en la víspera de Tacna, cayó en ulos
que fué para su inventiva
inagotable trama de jo Lurines" (así decía él) postrado de recia tercia

cosa charla. En la confianza del trato íntimo, i di na que le obligó a cuidarse todo el
tiempo en
ferenciándose en esto del espartano laconismo de una cama. Pero no pudiendo resignarse,
según
su homónimo atacameño, tenía la singular cos su
peculiar elocución, a volver a „los Chiles,- sin
tumbre de no llamar los hombres, las cosas, i aun haber peleado antes en „los Chorrillos", hízose
les apellidos I las ciudades sino en
plural, i así montar, en la tarde de la partida, sobre un mal
decía de su patria ulos Coquimbos,, i a Lima rocín, i así marchó hasta el pie del Morro Solar,
apellidábala sido "las Limas." donde dejando en la arena su flaca montura.

trasformóse otra vez en soldado brioso i hercú

XI. leo desde que sonó el primer disparo de las

ametralladoras que por el lado del océano cerra

Incorporado desde que llegara al campamen ban el paso al Coquimbo Melipilla. Rafael
i al

to, I en razón de su estatura, a la compañía de Várela se curaba por el método homeopático de

granaderos del Coquimbo que mandaba uno de Rafael Torreblanca cuando este escribía desde
los más hermosos i más bravos granaderos de el campamento de las Yaras: «Voi a curarme del

Chile, Luis Larraín Alcalde, marchó hombro susto de los Anjeles con el susto de Tacna,,,

con hombro con este Adonis de la guerra en la

carga de más de una legua que el Coquimbo dio XIII.


en los arenales de Tacna hasta romper el centro

enemigo, i hai memoria fiel de que cuando su I en efecto, el capitán Várela salvó ileso en el
heroicocapitán hizo armar
bayonetas a su
tropa asalto de «los Chorrillos,, (que así en realidad
en la cumbre del Campo de la Alianza a cien se llama «San Pedro de los Chorrillos") (i), pero
metros de un batallón boliviano, repitió Várela
el grito con timbre tan sonoro que lo escucharon
(i) Enjiistllicacidr.de este nombre histórico, copiamos
todas las mitades que venían la Cofradía
a
retaguardia. la siguiente acta de un libro de pergaminos de

w DE LA GLORIA DE CHILE, -13'

hizo
fué sólo para morir al frente de Lima i en me madas líneas de la tercera división (Lagos)
dio de sus bravos compañeros. el Coquimbo, alineándose como en una parada
el
en los momentos en
que caían derribados por
XIV. granizo del plomo los dos jefes del bizarro reji
miento, Pinto Agüero i Larraín Alcalde, uno i
De todos es conocido el magnífico despliegue otro
dignos de su puesto en tales horas.
en orden de batalla que al llegar sobre las diez-
E casi al mismo tiempo, vióse al capitán Vare-

la que, gritando á su compañía «Adelante! ade


de luí Ánimo; tic ;e
['.le" pueblo, que por el estilo parece, a h
lante!!" cayó del caballo atravesado de parte a
verdad, cosa de ánimas. Su versión tcv.uol dice asi:
de Su. Eedru de los Cho parte por un
proyectil enemigo. Su muerte fué
„En el oriundo y risible pueblo
rrillos, reducción ile esta caiital ele les A'.ivi .le linio eti i S
instantánea, la del Torreblanca
como
capitán en

ñt Agosto de 1817.
la loma de Tacna; I si bien no alcanzó n¡ la fama
Estando y iiai icnilnsc ccoJIlnrooo tocia mi ¡lustre y ics-

'■loo.iicicoi: ctiiniiiiidm.l a si cationes como modernos, en esta ni la talla del último, que en cinco meses
peleó
Sala Kl. Capilular, ero.... ■ro'-l: rcspcialilc Iloiuuilita coinn
en cinco batallas, señalándose en cada una sin ri
la han de uso y costumbre; en donde se poética :i v [ ail.jl i
todas l::s El lool.j de di., iio Trinando
val; puede decirse, por lo menos, que Rafael \ ,1-
cutí eco. oc: : ■
pueblo.
confiriendo adgullendo únicamente del Bien infinito del Bien rela fué el "Rafael Torreblanca" del Coquimbo.
ml-r-me-. y ;>r. cot'.elusior. tle su
'Modestad |c riios ■ce.
i uno I otro las más altas nombradlas militares
bien y utilidad de diebo pueblo. A presencia de los SS.
entre los jóvenes capitanes- de la "Lejión del
l'ii.siücines C.i pineales y sódicos |iree'.]odoics Je I e 11111" ¡a
Nortei,.
do y mencionado pueblo, y demos 01 i;c,l. límenlo ijtie eme

pone el mencionado cuerpo de este muy ilustre y roplaiulc-


ciciile cavilce. Un lo |.:im ¡p.i! lin Jur.r, ll.mpiislo Halando
votación en el I nerón |iioi I amados |,r. mayordo
y Dn Pedro Caluña- Alcalde- ( ''rd i caries del 1 ilatln |uicl)lo. la persona de don .intuíoslo riel
mos a voz
y vo'.t) it CI'.c;>olc
primer voto: de* segundo voto a Dn. t.lallelan;.' I '.ile/.j. :",_■ ',.1
saria y mui convcnier.le y es la i m portar.' e elección de los
en Sn. Eedro de los Chorrillos en el mencionado d¡a y año
entrantes mayordomos ¿o la cofradía ce Lis Ilondiias Áci
de que doy fé.
mas del Purgatorio, laudada en esla íta IJcsL Ajiosiolici
Romana ¡II. reíu-ide- | uclec,. Y haviendese pías tiene, 1 dielia Ante mí— Manuel Guapa va (Esc'r.no)
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE

DON CLODOMIRO VÁRELA

TENIENTE DEL COQUIMBO

1 avanzando todavía hacia el perfil de la cum

I, bre, un
proyectil perforaba las dos piernas al
subteniente Juan Gualberlo Varas déla 2c1 com

ANGRIENTA cual ninguna, pañía, i hería casi mortalmcnte en el pecho al

con
excepción de las de Lima, fué subteniente de la compañía de caladores don

para los chilenos la batalla de Caupolicán Iglesias.


:<¿^:y._z¿> Tacna en razón de las armas de El joven Varas oriundo de Arqueros, hijo de

de asalto de frente a
posicio un
sarjento de trincheras en el asedio de 1851
rápido disparo, un

nes dominantes I marchando sobre ellas a


pecho i que a su vez había sido sarjento el día de

descubierto. San Francisco, espiraba pocos días más tarde


Pero el cuerpo chileno que derramó más pro en Tacna, i el bravo Iglesias, curado milagrosa
fusamente su en
aquella arremetida cues mente, ¡ba a recibir otra vez el bautismo de
sangre
ta arriba, fué el batallón Coquimbo. la sangre en la planicie de Miraflores. El sub

En una hora perdió mucho más tropa que los teniente Varas había nacido el 15 de julio de

cuerpos que en otras direcciones se batieron 1846 i fué enterrado solemnemente en la Se-

cuatro veces ese tiempo.


Según en otras ocasiones lo hemos referido, m.
en la primera mitad de su avance, cayó su jefe
el comandante Gorostiaga i a la par con él caye Pero lo que aconteció de más señalado res

ron sus dos ayudantes de campo. pecto del heroísmo coquimbano en la loma de

Tacna, fué la defensa de la bandera que recibió


II. once balazos en el trapo I perdió casi totalmente

su escolta de bravos.
Un poco más adelante una bala atravesaba la El abanderado don Carlos Luis Encina, ani
mano derecha del pundonoroso capitán de la mosrj
ekpiino, desfallecido por un balazo, pasó e'
i.* don Francisco Aristía,
compañía hijo de la asta
sagrada al sarjento Oyarce, i éste al caer
Serena ¡ casi en el mismo instante proyectil
un
depositábala en manos de un valiente alemán
destrozaba un brazo a su teniente el joven Mas- sarjento Jlildebrandt que allí fué muerto.
nata, natural de Ovalle, Los custodios de la bandera son nueve er

55
EL ÁLBUM
434 _____

conforme la ordenanza, i ya Tacna de que esta digresión siniestra, sendero


campo de batalla,
a

iba rendido el tercio de ese número. de desecho en el camino de la muerte, nos ha


Pero el pendón marcha todavía enhiesto hacia apartado por un instante, nótase todavía un ofi
la altura. cial coquimbano que tenía el mismo apellido del
Recójele de sobre el cadáver del segundo sar bravo capitán Rafael Várela pero que no era

del oficial, el cabo Daniel Díaz, i sino inmediato pariente


jento, después íz su
lugareño.
cuando éste cae muerto, álzale de la arena el se

cabo cuyo nombre se ha perdido. vi.


gundo
I la bandera continúa su marcha triunfal hacia

la cumbre. El segundo Várela de Coqui ibo i del Co-

Ha caído el subteniente abanderado, quimbo, ayudante del comanda


Corostiaga
Han caído los dos sarjentos custodios que van en la batalla, había nacido enti )S risueños
a su lado, viñedos de Elqui e sus conos
apagados,
Han caído dos de los cuatro cabos que lo pro- especie de Vesuv entre
cgo, cuyas grie
afamadas las vides que destilan el
tejen a
retaguardia. tas crecen

Pero los últimos dos, mantiénense todavía ile lacrima cristi chileno.

sos; i éstos, protejlén dose el uno al otro, llegan Víó la luz el teniente Várela tres años des

i de Tacna. : allí i i señal de reto,


pués del capitán su deudo (1858), ¡ tenía una

baten al a : el pendón to en
ji- índole moral en todo diversa del andariego i

del último. ^ra un mozo seno

IV, i casi melancólico. Su pad: don Marcos Vare-

la le había enviado en 1864


Peleó también en 1 :i brilla] su madre la señora Ai Rojas le obtuvo

un mancebo llamado Abel Almarza, que dos años algo más tarde un
pt¡ a Academia milí-

después iba a morir en el Ecuador combatiendo tar en Santiago.


contra Velntimilla con el grado de sarjento ma Mantúvose así el j. uimbano durante

yor. Aquel temerario oficial era de los Almarza aquel establecimiento hasta que éstt
de Rancagua i de los Almarza de Llai-Llal, por 1876.
que su
padre fué don Gregorio Almarza, subde
legado de aquel distrito i administrador de los VIL
fundos que allí posee la familia Edwards, hombre
de largos sesenta años que púsose un
kepí en la Hubo con este motivo de volverse a sus na

rugosa frente, ciñóse ancha túnica de soldado. tivos lares. I allí, en fastidiosa inercia, acariciado

arrojando el poncho por encima de las cercas, i sólo por aquellos ensueños que en la pobreza son
talante marchó el bus i alistó en el
en ese en
Aconcagua, en
engaños, vio aparecer la guerra se

de sub
ca de hijo, para morir de cansancio i de fatiga
su batallón Coquimbo con el mismo grado
en
Antofagasta. Ni el padre ni el hijo jamás teniente que tenía en la Guardia Nacional de la
Serena.

v. En esa condición peleó en San Francisco, i

conducta hízole de ascenso. "Ya soi


su
digno un

en
-i esforzados cotubiil teniente—escribía a su madre, desde las Yaras
r DE LA GLORIA DE CHLLE 433

rendir los que


[a víspera de Tacna—i espero
volver a la Serena des agradecidas acostumbran a

su honra
Mtko todo un hombre. ,,— I algo más tarde en
car
por perecieron.
ta de confidencias a un amigo, traicionando sus
falaces devaneos de dicha, decíale:— "Espero x.
N. (su desposada) que mi último
que le digas a

será por ella. Mi anillo de compromiso Pronunciáronse sobre los dos ataúdes sentidos
suspiro
de entregarlo o de discursos, ecos calorosos de noble juventud cuyo
lo tiene A. i está encargado
mandarlo si muero. llanto viértese en cánticos, cual el que sobre

de la aquellos dos mancebos dijera un entusiasta poeta


[Adiós, hasta después campaña o
para
de aquel suelo.
siempre!"
VIII.

bornes euardora lo fosa


la hora de la prueba, el teniente Vá Hoi. tle estos

Llegada
rela mostróse digno de aquella que poseía su fe [ más arriba de la helada losa.
simbolizada en una sortija de oro ¡ acreedor a Guarda el recuerdo, la gloriosa muerte.

sus tiernoshalagos. Pero la fortuna fuéle infiel i

Porque sus nombres los dirá la bistorin


no correspondió en tal ocasión a su jeneroso ar

1 el fiel cbileuo, trrabará en su


pedio.
dimiento. Enfermo de tercianas, como su com
De Várela, gloriosa la memoria
el capitán de Miraflores, abandonó su
patriota Del bravo Varan, jumental el hecho.

lecho en la víspera de la batalla I entró al fuego


acompañando al valeroso coronel Gorostiaga en
Dadle a los héroes, apacible el sueño.
calidad de ayudante, junto con el bizarro capitán
Dadle el consuelo a la mujer que llora,
serénense don Federico Cavada. Marchaba aquel
Vos, ioh Señor...! de los mortales dueño.
a la cabeza del batallón que iba a decidir Del desgraciado piedad te implora (i).
grupo que

la batalla, cuando a medio camino el nutrido

plomo de las alturas que descendía a raudales, El. Coi.iuimhO del 19 de


(i) El joven Roberto Alfonso en

derribó sus caballos. Continuaron desmontados jubo de 1 S,S3.

el coronel El cuerpo de oficiales del batallón Coquimbo envió tam


los tres dignos coquimbanos (porque
bién una carta de condolencia a la madre de Várela, i el je
lo es), i apenas habían
Gorostiaga también avan
neroso pueblo serénense, más jeneroso i más práctico que
volvían he
zado unos pocos pasos, los tres a ser
los poetas ¡ los soldados, le regalo" la pequeña casa que la

levantarse más. desdichada señora hoi habita, viviendo de la pcpicña rentiv


ridos i el teniente Várela para no
ofrenda postuma de la nación i de su hijo. La carta de con
dolencia en que se hace mención del anillo ipie simbolizaba
los términos si-
IX. sus esperanzas al volver, osló concebida en

Decimos mal. Porque el afecto de sus com


Batallón múii. 1 de Coquimbo.
patriotas recobró un año más tarde sus restos
de I'ocolhn, junio 17 de /SSci.
.,
Cívnpnmento
queridos exhumándolos del cementerio de Tac
na
junto con los del teniente Varas, I conducidos
"Los jefes i oficiales del batallón núm. 1 de Coquimbo,
los dos féretros a la Serena, tributáronseles en

cumpliendo el más triste de los deberes, envían a usted la


su
pintoresco cementerio que domina al pueblo, expresión más sincera de sentimiento por la muerte en el

la campiña i el océano, los honores que las ciuda campo de batalla, el 2(1 del mes prójimo pasado, de su hijo
436 -tl.f.UM

el teniente señor Clodomiro Várela. El rindió su vida deten poner en manos de usted la espada del estimadc
diciido la justa causa de la patria, murió como valiente, co como también una argolla que llevaba e:

mo unieren los lujos tle li, entusiaslo pruvincin é.,.:. Cnciiniili,,: "¡Que estas prendas, señora, sean un recuerdo para
.-nallec ¡elido ¡tos, I11 i re, 1,1 aditicia de del valor i de la lealtad de
111 ■■ ■•■ o 1 acom su
hijo, quien todos hemos
a

pañarnos en la batalla eoiivale, iente de una enfermedad de tido de corazón i hemos hecho justicia a sus méritos!
la que había sido atacado en el ultimo campamento.
'■Sus restos descansan en el ccmenlctio <lc Tuena i ,1 <pi,.: "Dios guarde a Ud.

suscribe, , niño e! cuerpo ríe "li' iolc.. del boliillón, esperamos


i-Marcial Pinto Acuzro.
el momento oportuno [tara volver a
Co-piimbo estos
despo
jos tpic ja pertenecen a la provincia como a la familia.
"El capitán don Francisco Aristía está comisionado para
DE LA GLORLA DE CHILE

DON ABEL RISO PATRÓN

TENIENTE DEL BATALLÓN MÜM. 1 DE COQUIMBO

nosotros. —
el tercero de nueve hermanos, ¡ vio la
I. luz en Chillan, donde su
padre era a la sazón

juez de letras, el 19 de octubre de 1853.

O habría sido acto de justició "Toda su instrucción, desde las primeras le


? después de cuanto dejamos di tras, la recibió en el Seminario hasta el último

excepcional bravu año del de humanidades,


¿7^^s3£|_1lt^
"
cno sobre la curso

"Desde niño manifestó inclinación la


'~í'-&rJ¿--J*- m i suerte señalada del batal!, a carre

la cruenta batalla de Tacna, til ra militar, i a haber seguido los impulsos de su


Coquimbo en

bre de los hombres del norte que recordaba voluntad a los dieziocho años, lo habríamos visto

de los callejones de Maipo tle alférez de caballería, cuyos despachos reci


núm. i Coquimbo en

i que mereció un voto especial de gracia de to biera en 1872. Pero el campo de acción de los

dos los representantes de la provincia de Co militares en


aquella época estaba circunscrito a

la frontera araucana i a las revueltas


quimbo en el Congreso, sino tributáramos Igi apaciguar
honra los que, siendo de los indios.
prez e
igual a no
coquina-
baños, derramaron su
sangre bajo su
insignia. "Algunos encuentros brillantes, en
que no
po
cas veces tuvimos que lamentar la inmolación

n. de jóvenes i distinguidos militares en manos de


la saña indijena, encendían su entusiasmo. Mas

I la resistencias naturales de madre lo sujeta


entre aquéllos el puesto mejor conquistado su

fué el del I por bien mira,


simpático i caballeroso voluntario ron
siempre. otra parte, si se

Abel Riso Patrón, nacido a orillas del Nuble, de la vida de guarnición, monótona e inactiva, ha
padres santlaguinos, que lo fueron el apreeiable bría atormentado su
espíritu vivo i empren

majistrado don Carlos Riso Patrón i la señora dedor.

Leocadia m Destinado a la carrera del foro hizo con


Argomedo, apro
vechamiento primero en el Seminario de Con

ni. cepción las humanidades i después los cursos de

Derecho en el liceo de la misma ciudad, pero



dice una reseña doméstica que de sus inclinaciones eran otras. A la toga i al có

años de aquel joven ha hasta digo, prefería las charreteras i la espada de las
;
llegado
43S EL A ,BUM

reliquias que ha guardado Concepción, de campaña, salían casi


veteranas
juntos con él del
hogar
foco brillante de altiva libertad i cuna preciosa de su común abuelo, el ilustre patriota don
José
de nuestra independencia. Gregorio Argomedo, núm. 65 de la calle de
m Por eso el día más feliz de Abel Riso Patrón Santo Domingo, tres soldados que hoi de seguro
fué aquel en que, nombrado alférez de caballería no serán olvidados; el comandante Santa
Cruz
en 1872, creyó principiar a los 19 años la anhe el teniente Argomedo i el teniente Riso Patrón,
lada carrera de las armas. I ninguno de esos tres volvió a ver la luz de
Como oficial de guardias cívicas no faltó nun la patria, tan aleve es en sí misma la guerra.
ca a las academias j ejercicios de su batallón,
Era entusiasta i sumamente desprendido, de tal VI.
manera
que jamás volvía de su cuartel con di

nero en el bolsillo, todo lo distribuía entre sus Herido, en efecto, en la cima de San Fran

soldados. 1 así era en todo, constituyendo la cisco, el teniente Riso Patrón regresaba a San
jenerosidad su cualidad sobresaliente: podría tiago i hubo de detenerse en
Valparaíso para
faltarle pare él, pero no para los demás, i nunca recibir una
amputación a la que no sobrevivió,
negó al pobre lo que le pidiera. Esto le daba falleciendo en esa ciudad el 1 1 de diciembre de
mucha popularidad, que él no buscaba i de la 1879.
cual n¡ se
apercibía. Desde el camino había anunciado a sus
pa
Las evoluciones del comercio no le impidieron dres su fatal destino palabras de lacó
con estas

aceptar ventajosas ofertas que lo obligaron a nico i casi


alegre heroísmo que en aquel tiempo
hacerse enprimer término negociante (corredor pasó de mano en mano en los boletines telegráfi
de plaza) i en
seguida campesino en una estan cos déla victoria,— "¡Viva Chile!—Voi herido-
cia penquista,,. No importa. Hemos triunfado!-.

Fué por esto de aquel mancebo de alma le


IV. vantadísima ¡ de gallarda i juvenil figura, de '¡

quien dijera e! deudo i el poeta:


En medio de esta monotonía i de esta rutina

del campo ¡ la ciudad, saliéronle al encuentro los iEn aras de la patria idolatrada

i los batallones de la guerra, i sin vacilar


Corrió a ofrecer su
jenerosa vida,
gritos
I, digno de su
estirpe i de su espada,
alistóse en ella trasladándose a
Santiago, donde
Miró al morir su
aspiración cumplida!
con fecha 5 de julio de 1S-9, confióle el go Cuando venga la madre desolada

bierno el título de teniente del batallón núm. 1 Por el hijo a llorar entristecida,
El llanto que derrame a su memoria
de Coquimbo, Hará crecer las flores de su gloria!... (1).
v.

En esa condición marchóse al norte; i ocurrió A. Sokki.v-A la memoria de Abtl Riso Pairé*,
(.) J.
la particularidad de que, al emprender Santiago, de 1S80,
su
viaje enero 12
DE LA GLORIA DE CHILE

LOS ÚLTIMOS MUERTOS DEL COQUIMBO

LOS CAPITANES PAEZ E 1R1BARREN, 1 LOS SUBTENIENTES MASCAREñO I SALINAS

s oficiales del Coquimbo de Sai

I.
loderna data. 1 por ésto, de los unos i de

ESPUÉS de Tacna el batallón os vamos a trazar Iijeros perfiles sobre la

núm. i de Coquimbo fué ascen

dido a
rejimiento, como el Ataca

ma, i como la mayor parte de los

cuerpos del ejército i de la guardia nacional

movilizada, medida un tanto tardía pero eficací DON JUAN MARCIAL PAEZ

sima, prenda i anticipo seguro de victoria.


Bastó dar el nombre de su
provincia a cada

agrupación armada para que los hombres bro


taran como los quiscos en las rejiones del norte Sábese de este oficial tan valeroso como ¡1

i como los robles en las del sur, prontos i arma 3, que había nacido en
Santiago allá por loi
dos todos cual si fueran los soldados de Pompe- de Loncomilla; que en

yo marchando a
paso redoblado hacía Lima, a cisitudes un tanto fictic s de la guerra con Es-
fin de poner término a la mortífera guerra que paña, había entrado en ase de sarjento al bata-

comenzaba a
pesar sobre el país como el carro llón ro." de línea el 30 de noviembre de 1865;
de Jagernaught de la India bárbara. en 1867 había sido ascendido a .subteniente
que
De esa sola resolución que agregado al 3.° de línea, i que después de varias
rompía vulgares
rutinas surjieron los 25,000 soldados que se ba fluctuaciones en su carrera, había pasado a la
tieron en las puertas de Lima i el día 17 de República Arjentina en busca de aventuras que
enero de 1881 (día memorable), 1, voluble suerte.
no
mejoraron su

AI ruido de la guerra, regresó a la patria, nido

II. de dulces embelesos aun


para los más ariscos

corazones, e incorporado como capitán al reji


Formaban todavía las filas de los dos ba
en miento Coquimbo, cúpole la fortuna de morir
tallones que el comandante don
José María 2." por su patria legando su nombre a una ilustre
Soto condujo a las alturas de Chorrillos, muchos
DE LA GLORIA DE CHILE

Su fin tuvo lugar al asaltt -


el morro Solar el en él mucha aplicación para sus estudios, una
de 1881, siendo muerte instantá- conducta irreprochable como también mucha afi
13 de enero ;u

i casi vora? como toda si existencia de sol- ción a la música por lo que se
nea puso a
aprender
la flauta, lo que consiguió regularmente en mui
poco tiempo,, (1).

DON MARCELINO IRI BARREN 11.

Ocurrió en la muerte del capitán Iribarren,


que era rudo, valiente i supersticioso como mu

I. chos otros que no temen a las balas pero que


temen las ánimas, una
particularidad de vatici
nio que entristeció
Tranquilo agricultor del departamento de El- a sus compañeros de armas

cuando viéronlo cumplido. I fué aquel la con


qu¡, hogar de los I ri barren del norte, el capitán
que llevó su nombre i lo hizo ilustre, vivió en la vicción anticipada de que escaparía ileso de Cho
modestia de mediocre profesión hasta que es rrillos, pero que, sobreviniendo otra batalla, en

talló la guerra. esta moriría bandeado en el vientre por enemiga


Por esos días era subteniente del batallón cí bala.

vico de la Serena de 14 de setiem [ tal cual él lo predijo, así llevólo a cabo el


con
despacho
bre de 1877; de suerte que salió a
campaña augurio.
ascendido a teniente i en la víspera de Tacna fué

promovido a
capitán.
Más constante que muchos de sus
compañe
DON DANIEL MASCAREXO
ros
llegó en esa graduación a Chorrillos i des JUAN
pués a Miraflores donde como bueno, es decir,
como
coquimbano, sucumbió batiéndose. si"btlnifnt:

Era hombre joven, bien formado, tranquilo


hasta parecer rehacio a las cosas corrientes del 1.
mundo, por cuyo motivo solían sus
compañeros
de armas denomimarlo "el huaso Iribarren.n De más graduación que los capitanes
escasa

fué el
Pero la verdad era que había hecho buenos del Coquimboque acabamos de nombrar,
estudios médicos en
Santiago I aun había logra subalterno cuyo nombre hemos puesto en la orla
alzarlo
do sin esfuerzo ser artista. "Cuando su padre de esta agrupación de valientes para
don Marcelino Iribarreu, —
decíanos un
amigo desde injusta oscuridad al puesto enaltecido que
su.
común a
quien sobre el particular interroga] nos es derecho i pedestal de todos los que por
de es

trájolo a Santiago por la primera vez para patria sacrifican vida juvenil embellecida
que siguiera la carrera de médico, como dicho peranzas.
era
señor tenía parentesco con mi esposa. ¡rcyócon- El subteniente Juan Daniel Mascareñono

veniente dejarlo recomendado en cas; , en don-

de estuvo más o menos tres años. En este tient I£


(i) Carta de don Exequiel Vargas, Santiago, julio
po tuve ocasión de conocerlo mui de o
DE LA GLOA 'A DE CHILE 441

como el valien Setiembre 3 de 1880. —


Subteniente del reji-
propiamente coqutmbano porque
te abanderado del batallón Naval Ramón Lara
había nacido en Mendoza i de estirpe arjentina IV.
el 27 de julio de 1855. Su padre tenía su propio
nombre i su madre, la señora Arismenia Rojas, Refiere asimismo el subteniente Iglesias (que
aún vive i inválido
fué serénense. es
absoluto) que acompañan
do a su fiel amigo subieron ambos a las alturas

11. de Pisagua pisando como sobre peldaños por


una verdadera escala de cadáveres. I por ese

Era Mascareño, por consiguiente, sumamente comienzo ambos prosiguieron su camino hasta

mozo cuando comenzó la guerra, i vivía de su divisar las portadas de Lima.

del de la caligrafía, En Chorrillos hizo el subteniente Mascareñq


aventajada posesión arte en

señando a domicilio o escribiendo en las oficinas prodijios de valor, i aun tildáronlo de cruel por

de La Serena, cuando sobrevino la convirtió en hoguera cierta de Chorri


públicas que casa

llos i ordenó la matanza


Implacable de un
grueso
guerra.
Como sus padres fuesen pobres i él sirviérales pelotón de peruanos que rehusó rendirse.

de sostén, no se
dejó conmover
por las primeras
ráfagas del entusiasmo popular. Mas cuando v.
apareció en el horizonte flotando al aire el lába
ro de
fuego de Iquique, según él mismo lo de Excitado todavía su ánimo por aquella escena

clarara más tarde, corrió a alistarse en un cuar de exterminio, redobló su


coraje el día de Mira
tel de la Serena donde se inscribían voluntarios, dores; i batiéndose con
imponderable encarni

acompañándose con un
amigo íntimo de opinio zamiento frente a la fortaleza de la Merced, ha
nes i de empresas juveniles. Según el último, que cia la izquierda peruana, no rindió su esfuerzo
fué el bravo subteniente don Caupolicán Igle aun su temeridad sino con la vida,

sias, en varias ocasiones ya nombrado i herido Perforado su


estómago por una bala, viéronle
dos veces en Tacna i Miraflores, ofreciéronle al sus camaradas del Coquimbo que daba vuelcos
uno i al otro el puesto de oficiales, pero ambos en el suelo en fuerza de desesperada agonía, i

rehusaron a fin de adquirir sus


galones por si según algunos, atravesóse de parte a
parte con

mismos. su
espada, Pero su
jefe inmediato el bravo co

mandante Artemt'in Ardlano, que había tomado

m. el mando del cuerpo, cuando sus tres


jefes su

periores quedaron fuera de combate, afirma que


I por camino verificólo el Mascare- le vio caer, i cuando revolcaba
ese
joven se en su
congoja
no
según la siguiente escala de sus ascensos. i en su
sangre pedía a gritos que lo matasen: ¡tan
después de las batallas. dolorosa e irremediable era su herida1

Agosto 14 de 1879.— Cabo 2." del núm. 1 de Su compañero Iglesias añade, por su parte,
Coquimbo, que no obstante su cruel angustia espiró vivando
Diciembre 30 de 1879,— Cabo i." del id. a Chile.
Febrero 14 de 1880. —

Sarjento 2." del id,


Marzo 23 de 1880.— Sarjento r.° del id.
442
_ __^f 1LBUM
naturaleza i marchó a la guerra sólo tres
meses
DON JOSÉ RAFAEL SALINAS | antes de sus dos finales batallas; i en la última
ejecutó a la vista de todo el ejército i en
especial
SUBTENIENTE 11KI. COnUIMBO i de su rejimiento, hazañas tales que
sobrecojie-
ron los que venían marchando desde
aun a
Pj.
I. sagua por el camino de todos los humanos he
roísmos.

Fáltanos todavía un nombre, es decir, una


III.
heroicidad poco eo nociría que fijar entre los en

sangrentados laureles del rejimiento Coquimbo. Logró, en efecto, el subteniente Salinas en lo


Ese nombre fué el de José Rafael Salinas, más recio del combate de Miraflores i a su con

rejitlor del municipio ríe Comí, rbalií clusión hacia nuestra derecha, matar por su
pro
Esa heroicidad fué su muerte, episodio subli pia mano un
jefe peruano, i encaramándose sobre
me de Miraflores. su caballo cautivo lanzóse al medio de la vorá-

Fué aquel alentado mozo ancho de corazón, jine del combate a la fortaleza foseada i rodeada

hijo de un minero de Combarhalá llamado don de minas i polvorazos llamada por unos déla
Antonio Salinas, si bien él vino al mundo en Calera i por otros de la Merced.

Illapel el 18 de marzo de 1849. Era su


propósito evidente tomar por asalto
Cuando tuvo músculo suficiente para levantar aquel último reducto del enemigo, i empuñando
del suelo un combo de chancar metales, envióle una carabina, quitada también por su mano al

su padre a la escuela de artes i oficios de Santia enemigo, condujo hasta tres veces un puñado de

go, i allí adquirió ciertas nociones de mecánica bravos coquimbanos hasta el foso.

que lo ayudaron a
ganar algo más tarde medios Pero de allí rechazábanles el plomo i la dina

de subsistencia para sí i los suyos. En la provin mita como si fuesen una coraza
Impenetrable,
cia de Coquimbo, como en Caracoles, hízose in hasta que una bala arrebató íntegra la oreja de

jeniero práctico de minas. I después, con su cré recha al bravo que los conducía.
dito cívico, edil de Combarbalá. ¡ Empapóse entonces su rostro i sus barbas en

cuajos de polvo i de sangre, i paseando, con voz

11. enronquecida de un
grupo en otro grupo, ape
llidaba todavía a los suyos al último esfuerzo,
Hallábase radicado en ese
pueblo durante el que era la victoria, cuando recibió en el pecho
segundo año de la guerra, cuando los engancha dos proyectiles que le tendieron por tierra sin
dores de carne de cañón llegaron a sus
agrios lograr apagar del todo sus
gritos heroicos

campos en demanda de su oficio i solicitaron su El subteniente Rafael Salinas, acaso sin si-

' Torreblanca i
ayuda, mediante su conocido entusiasmo por las berlo, era de la escuela de Rafael
'

glorias nacionales, de Rafael Várela, tres nombres que ni Atacama,

Aceptó el joven Salinas oferta tan


; ni ni Chile sabrán olvidar.
grata a su
Coquimbo,
DE LA GLORIA DE CHILE

EL ACONCAGUA

EL CAPITÁN AHUMADA, LOS DOS CALDERA, CRISTÓBAL GONZÁLEZ, MIGUEL EMILIO LETELIER

I EL TENIENTE DON GREGORIO ALMARZA

Aconcagua, dejó trescientos diez de los suyos

tendidos en el campo. De éstos, trece eran oficia

les, i doscientos noventa i siete soldados.


OS hijos del histórico río que dio
nombre a Chile i a la fértil co
ni.
rea llamada por el conquistador
i Pedro de Valdivia "provincia Por desgracia, de aquel jeneroso sacrificio co

de guerra, po testimonio que el


de Canconícagua, tierra, « en cosas lectivo, no nos ha quedado otro

derosa, han los más impe de las cifras ya i pocos nombres,


figurado siempre entre
apuntadas unos

guerreros de Chile. Asegura propó el del don Abraham Ahumada que


a este
tuosos como
capitán
sito el jesuita Ovalle, que el oro, que en
aquel falleció el 14 de febrero de 1881 a bordo de un

suelo abunda, se infiltra en los habitadores del trasporte, a consecuencia de gloriosas heridas

valle por la planta de sus


pies desnudos, i de recibidas en Miraflores; como el de los hermanos

aquí viene que aquéllos sean jente granada, lista, o deudos don Francisco Í don Benigno Calde

jenerosa, rica en todo jénero de virtudes cívicas ra, capitán el primero i teniente el segundo,
i con
mayor particularidad en las del valor. Su aflores, campo donde el
capital ha sido declarada sin duda por ésto i por esforzado rt andado por el veterano

sus altos hechos militares "tres veces heroicair. coronel don Rafael Di. Mu .
jtu
Una de sus ciudades (Santa Rosa) ha dado con el Naval, lo más d e la batalla en la t

dieziocho jefes i oficiales a la


pasada guerra en trema derecha de la ira división chile:
la sola familia de los Canto i los del Canto. aconeagiiinos forma

ron allí con sus cuerpos ensangrentados por el


n. plomo til paso tle las Termopilas, contra las

sas
persas que defendían a Lima,
Los descendientes de aquellas tribus homéri- i

cas que el poeta cantó, han correspondido en con IV,


secuencia nombre, i bastará para
a su
dejarlo de
mostrado recordar que en las dos últimas bata Quedó ta i en el campo del
llas de Lima stóbal González,
en
que tomó parte el rejimiento sniente doi
444 '.BUM

de línea desde el 27 de noviembre de 1879 (el dio la vida por el plomo enemigo, hízose digno
día de Tarapacá). I todavía, poco más tarde vino por su
patriotismo de un recuerdo
postumo ¡ de
a morir en un hospital de Arica el denodado mo los honores militares que su
cuerpo tributó en

zo talqu¡no don Miguel Emilio Letelier, quien, Antofagasta a su sarcófago.


como el teniente González, había ido a incorpo Fué ese personaje el
subdelegado de Llaillai
rarse al
Aconcagua para pelear entre jente que i administrador de la hacienda en esa
que comar
no sabe ni ha sabido nunca volver caras. ca poséela opulenta familia Edwards, pueblo i
fundo, predio valiosísimo, i allí vivía antes de
v. la guerra considerado por dueños e
inquilinos i
querido por todo el vecindario. En 1872 había
Fué también cosa digna de
especial i señalada planteado con su solo esfuerzo un bien acondi
anotación la de que bajo las banderas del más cionado lazareto contra el flajelo que en
aquel
abundoso i más hospitalario valle de Chile com año azotó con indecible crudeza nuestras clases
batieran numerosos jóvenes de extranjera pro

sapia que allí perdieron la vida o derramaron su


VII.
sangre por la adoptiva patria de sus
mayores O

de ellos mismos. I como su memoria pertenece Era el nombre de aquel buen caballero don
a otra pajina, o más bien a otra losa de este libro Gregorio Almarza, "patriarca del valle," hom
de epitalios, nos contentaremos con apuntarlos bre de sesenta años, corpulento, de nariz corva,

aquí en la larga lista de las defunciones heroicas: fisonomía acentuada i ardiente, tipo militar dis
el capitán don Augusto NordenfHcht, nieto de frazado con traje de campesino. Cualquiera le ha
un ilustre sabio de
Sajonia, el teniente don Fe bría tomado en la estación de Llaillai por un vie

derico Hervage (hijo de francés), el subteniente- jo guerrillero antes


que por el tipo de manso be

don Florindo Byslvinger, procedente de una fa nefactor.

milia alemana radicada de antiguo Talca, en i I sin embargo, el subdelegado de Llaillai era

por último el sarjento don Juan Klempets, cuyo una i otra cosa a la vez: era un valiente i era un

apellido traiciona su orijen teutónico. Entre los filántropo.


auxiliares enrolados en el Aconcagua i que bajo
VIII.
su bandera sucumbieron, figura también un Teo
doro Colle, cabo de la 2.a compañía del primer Su hijo mayor, niño mimado, animoso i entu

batallón i un soldado llamado Pedro Bichet de siasta, que en las elecciones de 1876 había sido
la 4." compañía de ese mismo batallón. —
Los hi perseguido hasta en los montes por las jaurías
jos de la Alemania, de la Inglaterra i de la Fran de Quillota, sueltas esa vez en ese departamento
desdeñaron empuñar el fusil para toda la desde
cia, no soste i azuzadas a
porfía en República
voluntario el
que les era era la la Moneda, tomó servicio en
ner una causa grata porque como

devolución de cariñosa hospitalidad. primer cuerpo que salió a campaña (la artillería
de marina); i como soldado raso marchó al norte,

vi. donde alcanzó por arrojo temerario el galón


su

de
de subteniente, i después de la ocupación
Militó también en el Aconcagua un anciano, Lima las charreteras de sarjento mayor, pelean
no fué oriundo de sus lindes ni per- do en las tropas del caudillo Eloi Alfaro en el
que aunque
DE LA GLO LA DE CHLLE US

lo mataron. i acomodóse aquél. Era éste lujo su


Ecuador, hasta que en un encuentro en un para

Llamábase este bravo Abel Almarza. patriotismo í para su amor.

Sus compañeros de filas ocupado dese han

IX. recordar su entusiasmo, su fe.


patriotismo, su su

amor a Chile i su amora su hijo. "Juntos hicimos

Su buen padre quedó inquieto e inconsolable el viaje, dice uno de los oficiales del ejército

con la ausencia de aquel adolescente de diezio que ha consagrado unas pocas sentidas líneas a

memoria i allá,
pero su fuga del hogar paterno era La Patria de Valparaíso;
su
cho años; en —

obra de la sangre, como derivación i como ori- en las interminables horas de esa monótona na

ien. Don Gregorio pertenecía a una familia mi vegación, sobre la toldilla del vapor, en la cu

litar de Rancagua. Un tío suyo, don Agustín bierta, en el salón, admirábamos la decisión de

Almarza, había muerto heroicamente mandando aquel noble anciano para abandonar el cariño
un escuadrón en la batalla de Membrillar el 20 de su
viejo hogar í resignarse a vivir de las pri
de marzo de 1814, al lado de su-
jefe el jene vaciones tlel campamento i de las fatigas de la

ral Mackenna. "El valiente teniente coronel don

Agustín Almarza,- decía en su parte oficial de la


XII.
jornada aquel caudillo,— se portó con el mayor
valor en la salida, i por una rara fatalidad, fué el El "teniente Almarza" no abrazaría, sin em

único herido i muerto de las tropas que la com bargo, a su hijo, n¡ le vería marchar a la batalla,

ponían." No es, sin embargo, exacto, como lo Destacado con su


compañía en el lejano pueblo
ha dicho un diario, que don Gregorio Almarza de San Pedro de Atacama, una enfermedad del
hubiese hecho la campaña del Perú en 1830. clima, que agobió sus años, le postró en uno o

dos meses, i vino a morir en


Antofagasta el 2 =

x. de abril de 1881.

Tributáronle su
jefe i sus camaradas deí ejér
En el invierno de 1880, marchó, en conse cito los honores debidos a su mérito i a su ran

cuencia, el padre en busca del hijo a Anibgasta go, siendo sepultado en medio del natural sen

i con el grado de teniente los años, timiento del pueblo, el lunes 26 de


a sesenta aquel mes.

cuando la guerra había comenzado hacía ■iEl domingo en la noche, dice una relación —

poco
en aquella misma ciudad ostentando sus flaman
publicada en Antofagasta, el cadáver fué tras—

tes charreteras tenientes coroneles que no ha ladado a la iglesia, acompañado de un nume


bían salido todavía de la edad ni conocido de oficiales, soldados i
menor roso
cortejo particulares.
la pólvora sino por su color: ¡que así entendían Iba también el comandante don Rafael Díaz
la guerra en sus comienzos los i los Muñoz. Durante el trayecto el In
gobernantes cura, señor

jeneralísimos! fante, rezaba en alta voz las preces de los di


funtos,

XI. "Ayer, por la mañana, se


dijo una misa de

cuerpo presente por el descanso del alma del


Habíase tratado de dar al teniente Almarza, finado teniente, a la cual asistió una lucida con

por respeto a sus años, del Acon currencia i dos del Acón-
una
compañía compañías armadas,
cagua, pero todos los huecos estaban
ocupados,
44ti EL ÁLBUM

nConcluida la ceremonia relijiosa, que dicho Quisiera mano


amiga esculpirlo en su ya
se hizo con toda la solemnidad posible, el olvidada fosa
sea, piedra i decir en ella al
en tosca

ataúd sacó fuera ríe la iglesia i se colocó en viajero, repitiendo las


se
palabras del patriota i del
uno de los pequeños carros de los bomberos, que guerrero:— "Chile es un
gran país porque van
se había adornado con este objeto. En seguida a
pelear i a morir por él los padres
juntos con

emprendió la marcha, camino del cementerio, los hijos!" (i).


escoltado por la ya mencionada fuerza del Acon

cagua i la banda de música del mismo cuerpo, A


(r) petición del autor, en su calidad de presidente de
En el panteón, el cadáver fué colocado en la Sociedad Protectora de Santiago, agrupación de jenercsos
de zinc, i ésta dentro de la de madera." ciudadanos que tantas lágrimas enjugo- durante la guerra, la
una
caja
digna familia Edwards, hizo a la viuda del teniente Almarza,
XIII. su
antiguo administrador, doña Salomé Salze, una donación
de 1,000 pesos que le fué entregada en
Santiago,
pocos días
Faltó, embargo, a la timba de después del fallecimiento de su marido. Por la nobleza de

fué éste este acto silencioso lo recordamos aquí.


un complt u
epitafio.

i
Do» MANUEL A, GUERRERO
Teniente de Navales

Don CARLOS LÓPEZ Don RAMÓN LARA


Teniente Abanderado de Navales Subteniente de Navales

Don PEDRO DUEÑAS


Capitán de Navales

Don RICARDO GUTIÉRREZ Don PRAGMACIO VIAL


Capitán del Batallón (¡uillola Capitán del Batallón Quillota
r_ DE LA GLORLA DE CHLLE

LOS HIJOS DE VALPARAÍSO

EN LAS TRES CAMPAÑAS DE LA GUERRA (1879-84)

EL BATALLÓN NAVAL

EL CAPITÁN DON PEDRO DUEÑAS, EL TENIENTE DON M. A. GUERRERO I LOS SUBTENIENTES DON RAMÓN
LARA I DON CARLOS LÓPEZ

Ramón Echeverría, el pueblo de Valparaíso,


I. armando casi en masa sus
hijos, envió al Perú

dos fuertes batallones i un fornido rejimiento, o

ESPUÉS de la "Montaña" di sea en números redondos tres mil comb;

r!fi5 Chillan, almacigo de robles i de que con los reemplazos fueron nc

cuatro mil. I agregando a estos los dos batallo


í^^rí?J
-US soldados, i en pos de Santiago, o
3" más bien de sus
esparcidos subur nes provinciales ya nombrados i la marinería,
bios, arrabales de ranchos, i de habría exajeración patriótica ni
totora, de
no
poncho
i de revueltas aldeas, hoi mírica en afirmar que el tributo de músculo i de
ponche, incorporadas a

la i que llamáronse Villa del i sangre de la provine de Valparaíso a la patria


metrópoli, antes o-

lo!, i el Arena!, ha habido común i querida ale mi


Giía.ugnaii no
porción
de la Sel'le.ltiS lobos de leones tle
República, campo o ciudad, que haya tri
butado más brazos i más sangre a la guerra, que tierra, durante los cinco años que duró la pos

la playa de Valparaíso, con esta notable dife trera i porfiada guerra con el Perú.
rencia en abono de la última: que de aquella
arena que el sudor empapa junto con la ola, han ii.
salido excepcionalmente los continjentes de la
¡ los de tierra firme.
mar
Aquellos gloriosos cuerpos de milicia fueron
Sin contar, en efecto, el primer batallón Val en
primer término el batallón Naval, ilustre des
paraíso, tropa cosmopolita que mandó en Tacna desu campaña de Chiioé en i S66; el rejimiento

el coronel don
Jacinto Niño, antiguo capitán del Valparaíso, que peleó con inmortal denuedo en
Carampangue, ni el Quillota que entró, si bien Chorrillos i en Miraflores, al mando de un jefe
con raro
heroísmo, en la dirima hora al
fuego de dos veces renombrado, i el batallón Miradores,
Miraflores, al mando del bizarro voluntario
José hijo de la última victoria, que paseó su estándar-

u.
44s EL A

te por todos los médanos i todas las montañas caben en dos departamentos
colindantes: San
del Perú, al mando de otro valiente, que hoi, Pedro de Quülota i Limache en el de su nombre.
cuando se ciñe en los días de parada su unifor Los primeros Dueñas chilenos, dueños i due
me de gala, no tiene casi un solo espacio en su ñas de dos
esas heredades, fueron dos, varón
pecho que no sea una medalla, recuerdos de i hembra; i de la jeneración del primero vinieron
otras tantas batallas ganadas en 46 años, es de al mundo doce hijos, a quienes cupo doce hijue-
cir, de otras tantas victorias, desde Yungai a las de San Pedro, i en
pos de aquellos vinieron
Miraflores. cíen renuevos acusan la fertilidad del valle
que
Pero a fin de valorizar con
mayor acierto la ameno. San Francisco de Limache, aunque san

magnanimidad del pueblo que envió a los com to, es también deudo de esos Dueñas; los Cer
bates aquellos cont injerí tes sucesivos, repartidos das Dueñas.
en seis batallones i en doble número de naves,
II.
nos será licito individualizar las ofrendas de cada
uno en el altar común, contando, siquiera en Uno de
con
aquellos vastagos de San Pedro fué el
junto, sus heroicos muertos anónimos, i consa
ya nombrado capitán Pedro Dueñas Latuz, na
grando leve pero reparador recuerdo a los que cido en Valparaíso el 2 de
agosto de 1853 i
les enseñaron a morir muriendo con ellos. educado el seminario de
en
Santiago hasta la
edad de 22 años (1874).
Echando a un lado las tijeras de la tonsura,

DON PEDRO DUEÑAS desertó en


aquella edad del claustro
relijioso, i
vuelto el seminarista rebelde a su ciudad nativa,

capitán hízose en ella empleado de Banco ¡ Naval, dos


cosas
que son casi una sola en Valparaíso.
i.
111.
Cabe en Consecuencia de lo que llevamos di
cho el primer puesto de esta reseña, a
que las Disfrutaba el subteniente Dueñas de esta

lineas anteriores han servido solo ele explicativa anfibia, cuando, junto la
ventajosa posición con

introducción, al valiente capitán del batallón Na promulgación del bando tle guerra hecho en Val
val que Tacna i Miradores mostró dos
en en se
paraíso por los Navales el 6 de abril de 1879,
veces
digno de su nombre, hubieron los últimos de partir a sostenerla.
Por su
projenie paterna el capitán Dueñas era El subteniente Dueñas, ascendido el 29 de
descendiente directo de los Carrera. Por la lí abril de aquel año a su
próximo grado superior,
nea de su madre, la señora Amelia Latuz, era
logró la satisfacción de de pronto
no
acompañar
nieto de soldado de la independencia, el de los
un co a sus camaradas, porque en uno ejercicios
mandante de caballería Latuz. Su propio apelli doctrinales de laplanicie
su
cuerpo, verificado en

do, Sánchez de Dueñas, provenía de un


capitán de Playa Ancha, "su caballo,— cuenta ésto un

tle la marina española, bisabuelo don deudo suyo tenemos a la


su
Joaquín en
apuntes íntimos que
Sánchez Dueñas, que se radicó en Chile en los vista,— que era de pura raza
inglesa, tascó el fre

postreros años del pasado siglo, teniendo por i Pedro, con


no
emprendió vertíjinosa carrera.

asiento dos haciendas jemelas que hoi apenas siderándose en inminente peligro, pudo dejarse

____*_
r DE LA GLORIA DE CHILE 4-1;

caer sufriendo fuerte golpe i contusiones que le "


Pudo quedarse en Chile, pues que se obtuvo
No pudo elpermiso necesario, ¡ sus deudos, sus hermanos
postraron por dos
meses en cama.
por

ésto ver alejarse a sus


compañeros sin sentir se lo pidieron con vivísimas instancias; ninguna

honda pena, pero tan presto como mejoró, a su súplica empero bastó. Temía que sus compañe
costa tomó el vapor de la carrera i se fué ros lo llamaran desertor, i sin vacilar marchó la
propia a

a reunir con ellos en Antofagasta, batalla i a la tumba."

IV. vi.

iEl coronel Urriola, que siempre le tuvo de El intrépido ayudante de campo del coronel

cidido cariño, le guardó su puesto; quería tener Urriola había sido ascendido a
capitán en los

lo a su lado porque sabía que en cualquier mo


primeros días de t88o, i en esta capacidad i al

mento, por supremo que fuese, cumpliría su mando de la compañía de cazadores del batallón

deber. Naval marchó a las batallas de Lima, en la últi


11 No se
equivocaba. El día de la batalla de Tac ma de las cuales debía cubrirse de gloria i morir

na, los Navales formaban parte de la división conforme a su tena?


augurio.
Amengual. Atacada ésta por todo el grueso de Ocupado tranquilamente en una sabrosa fae

la izquierda enemiga, trabóse desigual combate na de cocina en el momento en que estalló el

que hizo retroceder a los nuestros. En los instan fuego de Miraflores. el capitán Dueñas corrió a

tes de mayor peligro, el coronel Urriola tenía su puesto, i en la azarosa crisis, en que acosado

que hacer cumplir una orden, i la dá a su


ayu su batallón por fuegos converjentes que comen

dante para que la trasmita. Éste, que tenía que zaron a hacerle perder terreno, "el capitán de

atravesar por entre los fuegos de ambos comba cazadores de los Navales —

[¡rosigue diciendo la

tientes, parte a
galope. A pocos pasos su caballo relación doméstica pero verídica que antes he
cae muerto por varias balas; pero él prosigue a mos citado—-reúne una treintena de los suyos en

pie hasta que pudo tomar otro caballo que esca una
pequeña loma desde cuya cima ve acercarse

paba asustado por el fragor del combate. Cum las columnas enemigas grita i a
aquel puñado de

plió su deber i su
mensaje. héroes: .lluchachos. ájales preciso vencer o morí/-.

11
Bajo aquel cercano i nutrido fuego, piden los

v. cazadores a su
capitán- que abandone aquella po
sición abierta i casi rodeada; pero aquél ha di

"Después de este glorioso hecho de armas visado los refuerzos que avanzan
por stt reta

consiguió venir a ver a su familia. Una parte re guardia i se empeña más i más en sostener su

sidía entonces en Quillota, i fué allí, en el seno


puesto. Entretanto sus soldados caen unos tras

de dulces intimidades, donde el soldado otros, i por último toca su turno al capitán:
joven una

reveló sus tristes presentimientos de que moriría bala le atraviesa el cuerpo cerca del abdomen,
si volvía combatir. Los
a
lugares que le vieron
nacer, la sombra de los árboles que cobijaron su VII.
niñez, servíanle para comparar las afanosas mar

chas del desierto cielo abrasador, sin "Cuando los cuerpos de la reserva,
bajo un otros —

sombra, sin agua, sin esperanza..., continúa la relación, —


hubieron llegado, pudie-
57
T.BUM

ron enviarle en una camilla al hospital de san la asistencia í cuidado de los


oficiales i tropa del
gre, i embarcado al día siguiente a bordo del Naval que venían heridos"
(1).
vapor ítala, llegó, vivo aún, a
Valparaíso.
'i Le vimos sereno i hasta se puede decir afa

ble en el hospital militar; no se hacía ilusiones

de su herida, la consideraba mortal, pero nunca DON RAMÓN LARA


su semblante ni sus
palabras profirieron una

queja. SUÜTEMIiKTE

"Cuando se acercaba su postrer momento, sus

deudos rodeaban su lecho i con solícita ternura I.


le alentaban. Al ver sus
lágrimas, él les dijo ca-

Dijimos antes que al comenzar la batalla de



"No hai por qué atlijirse: esta misión es Miradores i al iniciarse el retroceso de su ala
preciso cumplirla...." izquierda, había caído los
entre
primeros don
i A poco rato un estado convulsivo precede a! Ramón Lara, hijo de un soldado de Yungai que
estertor de una
agonía. Esta fué dulce i tranqui tuvo su propio nombre, ¡ como hasta esa hora
la, porque nada dejaba atrás que fuera un re en que comenzó su fama aquel niño no había
mordimiento. Espiró el 31 de enero de 1881." pasado todavía, puede decirse así, los dinteles
de la vida, vamos a reproducir en
seguida lo po

VIII. co
que sabemos de ella por la relación de una

buena señora, ínclita patriota, que le vio nacer i

Hasta aquí la relación de los suyos, tan ínti morir casi a un


tiempo (2):
ma como sincera. "Nació Ramón 2.' Lara en Mendoza el 4 de
Pero esas voces de la justicia serán corrobora marzo de 1861, en
cuyo pueblo, a las dos sema

das todavía por el testimonio del de nacido, escapó milagrosamente la vida


jefe que fué
nas en

testigo del señalado denuedo del único capitán el espantoso terremoto de aquel mes. En abril
de Navales que murió en la guerra, í quien, ha del mismo año fué traído a Chile con su familia

blando de su mérito en un informe oficial desti que allí se hallaba desterrada, viviendo su padre
nado al Congreso Nacional, exprésase (setiem de industria humilde pero varonil,
bre de 1884) en estos términos:
"La batalla de Miraflores, que tantos sacrifi
(1) Informe del coronel dtm Francisco Javier Fierra en

cios impuso al batallón Naval, que allí perdió mismo documento el último
setiembre de 1
S84. En ese jefe
más de la tercera parte de su efectivo, arre agrega también los siguientes dignos conceptos sobre aquel
meritorio i malogrado joven:
bató al país un buen ciudadano, a la sociedad
'El capitán don Pedro A. Dueñas, de la 6. "compañía del
un
cumplido caballero i al ejército un bizarro conducta intachable
expresado cuerpo, observó siempre una

oficial. i digna; i en el batallón fué uno de los oficiales más entu


siastas por la ser de los
"El profesión de las armas, llegando
a

capitán Dueñas, herido de gravedad, fué


el servicio,
primeros en la instrucción militar: constante en

enviado a Valparaíso desde el puerto del Callao, .aliente i abnegado hasta el sacrificio al frente del ene

i aunque muriendo con horribles dolores, se

de la del cuerpo, documentos que (*) Nuestra antigua amiga, la apreciable señora Carinen
preocupó caja 8
Lara, tía del joven naval, en carta de San Felipe, octubre
tenía a su
cargo como
capitán depositario, i de de 1884.
DE LA IA DE CHLLE 451

II. peñó nuestra


gratitud. Lo trajo junto con un
hijo de dicho señor López que había sido aban

Desde mui pequeño fué puesto el niño Lara derado del mismo cuerpo",

en un colejio particular de San Felipe. Luego


se hizo estimar por todos i mui particular de
en

sus condiscípulos por su carácter franco i jovial

i por sus delicadas maneras. DON CARLOS LÓPEZ


"Era tan perspicaz como intelijente; i por el
entrañable cariño que profesaba a la familia ha A HA NI) ERA DO

bía mui fundados motivos para esperar que él

sería, en no mui lejano día, el baluarte de su En cuanto a este denodado oficial, que pidió
i también de aquellos de batalla la bandera de
desgraciado hogar, uno como
gaje su cuerpo ¡
¡ renombre a su patria. Así como
que dan lustre que sus camaradas, por su
tipo árabe, llamaban
nosotros pensaba mi malogrado hermano Ra el znlií, sólo sabemos que fué digno de morir
món, padre de aquél, asido a la asta sagrada del pabellón chileno, que
Siendo un adolescente ingresó, aunque con
allí, como el del Coquimbo en Tacna, perdió ín
la Escuela Militar de Santia
algún sacrificio, a
tegra toda su escolta,

go, i a
pesar del cortísimo tiempo que estuvo Era el abanderado López natural de Valpa
en ella, salió en calidad de subteniente del bata raíso, i abandonando voluntariamente en Tacna
llón Naval que inmediatamente partió al norte. "
la subtenencia del batallón Naval que le había

El Naval i el Aconcagua fueron los cuerpos cabido en suerte, hízose porta-estandarte para
donde se cebó el plomo enemigo en la por mil morir amortajado en sus
gloriosos pliegues.
títulos memorable batalla de Miraflores, Una brevísima relación inédita de su corta

En ese día fatal i feliz a la vez, cúpole tam

bién al segundo Ramón Lara herido de


caer estas solas i sentidas palabras: "El abanderado
López era
hijo de don Carlos López Aguirre i
Sus compañeros que le vieron en ese estado, de la señora Leonor Echánez i Freiré.

después de haber dado ejemplo de temerario "Fué apenas un soldado de diezinueve años,

arrojo, trataron de retirarlo tanto del princi nacido el 24 de noviembre del 61,
pues había
un

pal campo de la lucha, que ya se había hecho


que cayera como héroe en su
primer bautismo
muí encarnizada, i cuentan que les habló de de i de sangre.
fuego
esta manera: "Si me retiran de este lugar, há 'Nombrado subteniente abanderado del bata
ganlo de manera siempre dé frente al ene llón Naval fines de del 80, vida mili
que a
jubo su

migo; no sea que me hieran por la espalda i tar 110


comprende mucho espacio de tiempo
vaya a creerse
que he muerto como cobarde."
pero basta a su gloria narrar la heroicidad de su
Estas fueron sus últimas preciosas palabras re muerte i de su sacrificio.
tejidas por sus
compañeros, pues en ese mismo "La campaña ríe Lima, iniciada después de
instante una
segunda bala, que le dio en el pe Tacna i de Arica, hizo estallar el entusiasmo del
cho, puso fin instantáneo a su existencia, adolescente, i dejando sus labores de oficina en

'Sus restos fueron traídos a


Valparaíso por un el Banco Mobiliario, de los suyos i de
separóse
caballero Carlos López, quien con ese acto
amigos para ir realizar
em- sus a su
patriótica cuanto
í52
EL A r.v

noble aspiración de desplegar el pabellón victo I ahora llega por orden de edad, el turno del
rioso sobre los muros de la ciudad limeña. rejimiento Valparaíso, que será seguido de! Mi
"Mas el adverso destino negóse al cumpli radores, esta resurrección del Naval.
(1)
miento de esta aspiración, ¡ el subteniente Ló

pez debía sucumbir entre los primeros en Mira

dores, abrazado a su estandarte, el que costara


DON J. A. SILVA DOMÍNGUEZ
no poco arrancarlo de sus manos."

SUBTENIENTE DEL KEJIMIEXTO VALPARAÍSO

I.
DON MANUEL A. GUERRERO
Cuando al grito de ¡A Lima! ¡A Lima! des

pertó Chile en la medianía de setiembre, mes de

resurrecciones, del segundo año de la guerra, i


Hé aquí todavía unas
pocas noticias de esta salieron a sus
puertas el campesino i el meneS'

última víctima de la entereza de los jóvenes ofi tral, el ciudadano i el ¡lota, i comenzaron todos
ciales del Naval en el sangriento campo de M¡- t
pedir a voces armas i señalamiento de bande

rallores. ras, porque al fin el tímido


gobierno de la época
El teniente Guerrero no era
porteño. había encontrado la palabra del enigma, la pro

Había nacido en 1860


Guacargüe, lugare-
en vincia de Valparaíso improvisó en una hora el

jo agrícola del departamento de


Caupolicán, sien más bizarro rejimiento de ciudadanos armados

do sus
padres don Mariano Antonio Guerrero i que marchó, alta la frente, latiendo de regocijo
doña María Aravena, honrados agricultores col- el corazón, a los combates. Sus soldados, a
ejem
chaguinos. plo de sus dos jefes Marchant i La Rosa, pare
Educado en el liceo de San Fernando, cuando cían por sus tallas escojidas, hombres de la mon

sobrevino la guerra, dejó las rústicas faenas en taña, al paso que sus oficiales brillaban por su

que había reemplazado a su


padre ya muerto, i lozana i alegre juventud, como si formaran todos

el t 7 de febrero de 1 880 partió feliz a la campa una sola familia de guerreros antiguos adiestra

ña de Tacna en el grado de subteniente que al dos a las lides en los juegos olímpicos de su

gún padrino de la capital obtuvo para él.


Su comportamiento en la batalla del Campo
de la Alianza le hizo ascender a teniente, i ocu 11.
pando este puesto en las filas fué uno de los pri
meros en pagar el tributo de su
sangre cayendo Sucedió por ésto que cuando en los días de las
derribado de espaldas al pie de su
compañía i

convulsa (1) En cuanto al batallón Valparaíso, que presidió al rejí


ajitando con mano su espada, como en
miento de este nombre i se formó del cuerpo de policía de
ademán de blandiría contra los agresores que don Al
aquella ciudad, perdió en San Francisco al capitán
varo Clavino Serei i en Tacna tuvo, al lado del N«'»l, 91

El día de Miraflores, el teniente Guerrero, bajas i entre éstas la del bravo capitán Ricardo Olguln
San-
ilel batallón Naval, había (muerto) i las de los tenientes Felipe S. Artigas, Miguel
cumplido apenas vein huesa i José María García, i subteniente Amadeo l'erre,ra:
te años. heridos.
DE LA GLOj LA DE CHILE 453

de 1S80 trajeron aquel rejimiento fuego en la hora crítica de Chorrillos, i lo barrió


fiestas patrias
a la capital paro lucirlo, maravilláronse los san- todo delante de sus fornidos pasos, asemejándo
hileras
tiaguinos de su arrogante apostura i de aquel huracanes que parecen ir
se sus a esos

milagro del patriotismo que hacía exclamar a los dando vuelcos a la tierra i haciéndola jirar entre
escritores públicos de ese tiempo, como a Cha las nubes en un sentido opuesto a su acostum

teaubriand de su patria: ¡Chile es un soldado! — brado camino en la celeste esfera.

Recordamos todavía que cuando ocurrió el re Cuando se


disipó el humo i el torbellino de la

jimiento porteño, antes de marcharse a Lima, a primera carga del Valparaíso al pie del Morro
la revista militar del 19 de setiembre, cuya pa Solar, se contaron sus bajas i resultaron 87 sol
rada mandó el entonces coronel don José Eran- dados i tres oficiales.

cisco Gana, al desfilar aquel hercúleo cuerpo a

retaguardia de la línea de batalla para tomar su v.


colocación en la elipse del Parque-Cousiflo, di
visábase tras de los kepis de los rejimientos ya Dos días más tarde volvió. a cargar en la lla

inmóviles i alineados como una muralla, una on nura en la hora solemne en


que para salvar a los

dulante banda roja que a manera de un río de Navales era


preciso perecer todos juntos los hi

kepis de vivos encendidos, iba pasando por en jos de Valparaíso o


ganar de un solo empuje la

cima de todas las cabezas i las dominaba: tan batalla. Contáronse otra vez sus claros i se echó

arrogante era el porte de aquellos hombres, tan de ver que hacían falta 114 individuos de tropa
elevadas sus estaturas de titanes. i 20 oficiales. A la cabeza de éstos, e irradiandi

todavía su frente ensangrentada efluvios de res

111. plandeciente gloria, encontróse a su


propio ada

lid derribado de su caballo de batalla en el mo

Hubo también de peculiar en la organización mento en que los anjeles de la victoria iban re-

i en la carrera del rejimiento Valparaíso la cele cojientlo del suelo a sus


elejidos i llevándolos co

ridad ti.\cr:peit,nal de su llamada i de su marcha, ronados en sus brazos al empíreo,


de su victoria ¡ de su disolución. No hizo sino
una
campaña, i regresó a sus hogares traver.de: vi.
sus banderas cubiertas de laureles i de cinera
rias. De modo que pudo decirse sin metáfora. Junto con el comandante Marchant, ascendi

como de los soldados de César en las Galias, que do por el Congreso a coronel después de muer

los soldados de Valparaíso fueron al Perú sólo a to, cayeron para no levantarse como él sino en

ver, a vencer i a morir, la memoria de las jeneracioues agradecidas, Juan


Guillermo Astorga, Carlos Díaz Gana, Norber-

IV. to Pérez, todos hijos de Valparaíso, así como

Jullian, Baignol Í otros jenerosos mestizos de


El honrado desde el sangre chilena,
rejimíento Valparaíso, sangre gala í de
primer momento con un puesto de honor, cual
el de la de las batallas VII.
es reserva
campales, i co
locado entre los dos rejimientos más aguerridos
del ejército de línea nobles filas vida

Zapadores i 3." entró al —


Perdió también en aquellas
W- BUM
__454
recién comenzada, otro niño de Valparaíso, que natal falleció de sus heridas el
en
hospital de
¿orno Uaignol habla seguido a Marchant en el sangre allí establecido, el 18 de febrerode 1881,

paso de este jefe del Aconcagua al rejimiento "Nada han podido decía anunciando su —

falle
inmortalizó las puertas de Lima, de cimiento El Mercurio de
que se a
Valparaíso, al día si
rribándolas. Llamábase Juan Antonio Silva Do guiente;—nada han podido contra la fatalidad ni

mínguez, intrépido subteniente que al sentirse ios solícitos i tiernos cuidados de la


familia, ni
mortalmente herido dijo a su capitán (el bravo los recursos de la ciencia, n¡ la asidua contrac

Enrique Pérez) esta sola frase antigua por su ción de los médicos, celosamente
empeñados en

laconismo: ¡Capitán, vengúeme.' arrebatar a la muerte una nueva víctima.


Ocurrió esta escena de valentísimos infantes > Nopudo permanecer sordo al llamamiento
en Chorrillos, i horas más tarde el subteniente de la patria. Cerró sus libros de estudiante, aban

Silva, hijo de un
antiguo tesorero de Valpa donó las aulas del liceo i fué de los primeros en

raíso, era
ampliamente vengado por la compa presentarse a
disputar un
puesto en el nuevo

ñía del capitán Pérez, que hizo implacables continjente de soldados que reclamaba la defen

destrozos las líneas ríe resistencia Mi de honra. Sordo los


entre en sa nuestra a
halagos i rue
aún
radores. gos de la familia, superior a sus
lágrimas,
nada fué capaz de hacerlo abandonar su noble
VIII.
propósito.
"Subteniente del nuevo batallón, su contrac

Fué aquel entusiasta adolescente hijo de Val ción i su carácter entero le captaron la estima

paraíso i del tesorero municipal de esa ciu ción i respeto de sus jefes. Por ésto el coman

dad don José Antonio Silva Montt, natural de dante Marchant al ser
promovido al mando del
Fetorca. Su madre fué la señora Ménica Do
rejimiento Valparaíso le llevó a su lado ha
mínguez, quien diéralo a luz el 31 de agosto ciéndole ingresar en él con el grado de subte-
de 1SÓ2
batalla
Retozaba todavía por consiguiente en los pa En este puesto asistió a la sangrienta
'

lios del colejio cuando a la edad de 17 años se de Chorrillos, en


que justificó la distinción con

dirijió a San Felipe, en marzo de 1880, con el que su


jefe le había honrado.

objeto de incorporarse en calidad de subteniente ■'Fué el primero de


su
rejimiento que pagó su
al segundo batallón Acaucngua que en
aquella tributo de sangre, gloriosa primicia de la vida
ciudad organizaba el comandante Marchant. To rendida en aras de la patria."
móle éste en afección, i cuando le dieron el
mando del rejimiento Valparaíso, al marchar de X.
Pisagua a Lima, llevólo consigo, dándole asi
pruebas de rara estimación. En cuanto a sus jenerosos compañeros de pro
cedencia extranjera que allí perecieron Baignol,
i de sus nom
IX. Jullián, Wargny otros su estirpe,
bres i sus recuerdos figurarán en más apropiado
El subteniente Silva Domínguez fué el primer lugar de esta relación, es decir, más adelante.
oficial del Valparaíso que recibió en Chorrillos
el bautizo de la sangre, i conducido a su
pueblo
¥ DE LA GLORIA DE CHILE 4-55

lices que los que yacían sepultados a las puertas

DON GUILLERMO DOLL de los hospitales de la ocupación.


1 DON J. M. ZORRAÍNDO

11.
CAPITANES DEL BATALLÓN MIRAFLORES

Lanzado, en efecto, tenazmente, ¡contra todo

I. buen consejo ríe estratejiai de hijiene, aquel en

tusiasta grupo de hijos del océano i de sus re


Hemos dicho antes, recojiendo los ecos de la mos a las más fríjidas cordilleras del país enemi
historia, que llamado a voces en Miradores el go, i alzado éste en armas entre sus inaccesibles

rejimiento Valparaíso en auxilio del batallón Na breñas, fué dejando un verdadero reguero de

val que retrocedía arrastrado por incontenible cadáveres desde Tarma Yungai con Amaga
a

ráfaga de fuego, había llegado al paso de trote a da las de los valientes capita
(dos compañías,
las líneas enemigas desde las de El Barranco, nes üarahona i
Givovích), i en seguida todo el
salvando así el hermano al hermano en la hora cuerpo desde Huancayo a Ayacucho (mil leguas

suprema. hacia el norte i hacia el sur), asaltando en esta

Ahora bien: de aquella conjunción heroica de marcha a pecho descubierto el histórico puente

la sangre porteña en el campo de batalla de M i- de Izcuchaca, juzgado, como los Anjeles del

raflores nació el tercer cuerpo de guerra de las Atacama, no sólo como punto militar e inexpug
playas i de las colinas de Valparaíso, el cual to nable, sino como sitio inaccesible. Nadie, a la
mó su nombre de pila de su
propio glorioso bau verdad, antes que el Miraflores, había forzade
tizo, el "Miraflores» de Miraflores. su
puente i su
puerta de hierro, a mano armada.

Menos afortunado que sus dos predecesores,


el batallón de 1881 no encontró en las tierras 111.
del Perú, enemigos en línea a quienes librar ba
talla campal; pero en los treinta meses que mili Pero en cada uno de los alojamientos de la
tó bajo la antigua bandera (desde su organiza ingrata, innecesaria, inexcusable marcha de un

ción el 14 de noviembre de 1881 al 15 de agos páramo a otro páramo, iba quedando alguno de

te de 1SS4) perdió, casi tantos sufridos soldados los suyos muerto a bala, muerto por la puna,
como el rejimiento Valparaíso en dos batallas. 1 muerto por el cansancio, muerto en el paso de
si hubieran ele tomarse en consideración compa los ríos, como para marcar a la vuelta el estéril
rativa camino del regreso. Así los soldados Delicio
sus respectivas plazas perdió mayor nú
mero, porque, sobre 800 voluntarios escasos, León, Belisario Díaz i Miguel Olguín ahogáron
dejó el Miraflores 140 i 227 el paso del Manuel Calderón, de la
muertos rezagados se en
Oroya;
en los médanos ardientes i en las punas heladas 2."compañía, más afortunado que los anteriores
del Perú,
pereció combatiendo en el puente que corona
Forma este cómputo matemático la mitad de aquel rio en el paso prolundo tle Lcuchaca; Bar
su
jente de guerra; i cuidado que los que
queda tolomé Arancibía i l'atricio Paiva sucumbieron
ron como
prófugos en suelo extranjero cubierto en La Concepción en el mes de julio de 1883,
de los
abrojos del odio, fueron mucho menos fe cual si hubiera sido para recordar con una
pe-
El. A
456 '■BVM_
quena trajedia la cruel hecatombe del año i mes ble, ni a
fuego, como ellos de
seguro habrlanlo
el río Hua- anhelado, perecieron
precedentes; Daniel Rubio quedó en tantos de
aquellos bravos
pe, Daniel Briones i el corneta Ernesto Osorio como su impertérrito jefe había visto caer en

en el Pampas, i por último Carlos A. Salvatici, derredor suyo en Tacna i en Miraflores de sus

hijo de un
antiguo oficial de la marina de la re
antiguos subalternos.

pública i soldado de la 6,* compañía, sucumbió Los valerosos capitanes Guillermo Dolí i José
en
Ayacucho mismo, derribado, o más propia M. Zorraíndo, vinieron agonizantes a
apurar las
mente de pie, por las balas de sus
propios ca heces de clima emponzoñado en
1883, el prime
maradas, a virtud de un acto de insubordinación ro a Valparaíso (marzo 2), i el segundo a San

qué la ordenanza castiga en


campaña con la tiago en setiembre de aquel mismo año. El
bizarro teniente Alejandro Mascayano, volunta
Otro tanto aconteció en Chorrillos al soldado rio de San Felipe, sucumbió de camino del re

Manuel Sagredo, de la misma compañía, quien greso en Arica el 26 de


junio de 1S82. Julio
confesó en el
patíbulo haber intentado vengar a Lorca i Alberto Gacitúa en Valparaíso; por últ¡
su
compañero de fila, matando a los que le ma- mo, Arturo Calderón en Lima, Abel Maluenda
en el Callao; i todavía, a fin de el
marcar
mejor
Por último, un cabo i.° del Miraflores se sui itinerario de la muerte aciaga i sin gloria, desde
cidó en su
propio cuartel, porque el tedio ¡ la el mar
contajioso a la mortífera i helada puna, el

desesperación es
para el soldado chileno que es subtenientes. Gallardo espiró en el Cerro de

pera i pelea, una liga metálica más pesada que


no Pasco el 28 de julio de 1882.
la del plomo, que no aguarda pero que asesina. ¿Se necesitarían por ventura más datos que
esos nombres para comprobar el perenne mar

IV. tirio de un
cuerpo de voluntarios que había to

mado por tercera vez las armas para combatir


A este propósito será cosa
digna de conme con hombres, mas no con ¡os efluvios traidores

morarse, como
ejemplo para lo venidero, que e invisibles de los campamentos Í de los hos
habiendo saüdo todos aquellos hombres volun pitales?
tariamente de su
patria, no hubo una sola com
vi.
pañía que no
trajera desertada la tercera parte a

lo menos de su dotación. La t.' compañía del Otra contribución del patriotismo porteño,
Miraflores dejó 43 hombres, la 3." dejó 48, la que no brilla con el resplandor siniestro de las
6.\ que fué la más compacta i la menos perdi armas
pero que se ostenta nítida en sus antiguos
dosa, dejó 31, blasones, fué el servicio de sus bomberos arma

dos para custodiar en


fríjído invierno la ciudad

V. civil, trocados más tarde en afectuosos hermanos


de la caridad para conducir en sus hombros las
En cuanto a los oficiales del maltratado bata camillas de gloriosos moribundos. Nobilísima
llón, que por ironía parecía llevar su llorido nom jente de las corazas rojas i de los yelmos que
bre (puesto que no anduvo nunca sino entre espi rellejan los penachos de todas las naciones,
chi
nas), ocurrió casi una renovación total en todas ¡cuánto os debe como gratitud la nación
las compañías, i si no a bala, ni a cañón, ni a sa- lena!

«Á
w DE LA GLORLA DE CHILE id

El batallón Naval perdió en Tacna, Cho


rrillos i Miraflores, tropa i oficiales
VII. en

conjunto (1) 442

fin de el ti El batallón Valparaíso en Tacna 117


Entretanto i a personificar mejor
oficia El rejimiento Valparaíso en Chorrillos i
aquellos sufridos soldados en sus
po de
Miraflores 226
era hijo de
les, diremos que el capitán Dolí
El batallón Quillota en
Humay i Mira-
uno de los fundadores de la emigración alema
flores 149
nade el sur de Chile, i que establecido
después
El batallón Miraflores en las campañas
en Valparaíso con sus apreciables hermanos, en
de la sierra (1 882-84) '4°
el comercio, hallábase en carrera de prosperidad
Total
cuando surjió la guerra en
que debía morir. En 1,074

cuanto al capitán Zorraíndo, hijo de Concep


VIII.
ción, bastará recordar que fué hermano del

bizarro segundo jefe del Atacama muerto en La cuenta queda así hecha i pasada a la pos

Miraflores, Rafael Zorraíndo, tipo de gran sol- teridad; de suerte que cuando llegue (que no ha
de tardar) la hora de la postuma justicia para los
invencibles, i cuando
Llegado es el momento de formar, a estilo a las tablas de la sangre
más de sepultureros que de glorificadores, la de los pueblos verdaderamente heroicos en la
cuenta definitiva en estas tablas numéricas i me constancia i en el patriotismo se sustituyan los

tódicas de la sangre vertida en


extranjera tierra arcos perennes i las columnas rostrales que la

por un
pueblo tan olvidadizo de sus pruebas antigüedad erijía a los hijos del mar, sacrificados

como pródigo de su vida; i es esto lo


que senci sobre sus olas, la mano del artifice, al esculpir la
llamente vamos a
poner por obra mediante el leyenda de la gloria del pueblo porteño, no ha
arbitrio de los números; agregando ahora, para brá de necesitar sino confiar a su buril esta lacó

formar el total jeneral de la provincia, la sangre nica inscripción:


del heroico Quillota, que en media hora, como i "VALPARAÍSO DIO A SU PATRIA

si hubiera sido árbol de sus deliciosos huertos, .


EN LA GUERRA DE LOS CINCO AÑOS
cuajado de frutos i sacudido por recio aquilón, SEIS MIL COMBATIENTES

perdió en Miraflores casi un cuarto de su


jente t LA SAXCRE DE MIL HÉROES"
(145 sobre 600), llegando a las filas en el postrer
momento, el (1) Esta cifra descompone de la siguiente: —
como
Vargas en Ayacucho, "a
paso
se manera

lJajas en Tacna 121.— En Chorrillos 12.— En Miraflores


de vencedores.»
309.— Total: 442.
EL SARJENTO MAYOR

Don ANÍBAL GUERRERO Don P0LID0R0 VALDIVIESO Don MIGUEL BRAVO


[Sobtenieote del Batallón Esmeralda) (2.° Jeje ÚV1 líatallon Chacabuco) (Subte mente del 4.' de línea)

k*.
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE

EL BATALLÓN CHACABUCO

EN TARAPACÁ

EL MAYOR DON P0L1D0R0 VALDIVIESO, LOS CAPITANES DON VÍCTOR LUCO, DON MARTÍN FRÍAS \ LOS
TENIENTES DON PEDRO URRIOLA ELÉSPURU I DON JORJE CUEVAS

ii-nient'-. incluyendo casi la totalidad de sus ca

pitanes. El Chacabuce, que llegó a ser un reji


miento de cerca de mil plazas (en Chorrillos
UVO el Chacabuco, el rejimien formó la campaña 500 de
909), perdió en sus

to más jenuinamente santiaguino, hombres i de éstos al menos 4a fueron oficiales.


con el Esmeralda, porque ahora la comenzada
Prosiguiendo noso ros

ambos lleváronse consigo a


tarea, de ir en
pos del ejérc to, recorlendo sus

tierras todas las galas de la juventud i


sangrientas etapas para dar e n la historia hon-
la espuma de todos los entusiasmos de la apática llenar
rosa
sepultura a sus muertos vamos a esa

capital chilena, tuvo, decíamos, cuatro grandes misión, batalla por batalla, de lijera como la
jornadas en su itinerario del Mapochoal Rimac, consecución de lo
completa nt estro propósito
de las cuales dos, Tarapacá i Chorrillos, fueron requiere,
terribles.
En Tacna el Chacabuco, que entró al fuego
sólo en la última hora, experimentó a la verdad, DON POLIDORO VALDIVIESO
sólo 40 bajas i oficial
un contuso
(el subteniente
Víctor Luco, herido otra vez en
Chorrillos), i en ¡ARJENTO MAYOR

Miraflores apenas hicíéronle los rifles peruanos


~

muertos i 44 heridos, siendo el total de las dos I.


hatallas 93 bajas, entrando entre las de la ulti
ma batalla la del bravo Enrique Prenafeta, Cuando por el de febrero de
cuya mes
1859 ocu

rida ya contamos. rrió el doloroso asalto i captura de San


Felipe
Pero en
Tarapacá dejó el novel batallón 91 de Aconcagua puesto en armas por su
pueblo,
individuos de tropa tirados en el campo, i en atrincherado el hallóse
contra
gobierno, entre la
Chorrillos 267 soldados i casi todos sus oficiales de guerra cierta admiración de
jente con un

el número de 21, desde coronel sub- bravo que allí había estrenado
su a su valor, saltando

L
:bum ■

^!B

sobre fuerte trinchera, i retribución de la muerte le


espada en mano una
llegó casi instantá
puñado de de una neamente en una bala
adueñándose con un secuaces
enemiga que le atravesó
de la ciudad. de parte parte el corazón.
parte considerable
a

Ese arrojado asaltante, desconocido hasta

entonces, era el subteniente del Buin don l'oli- III.


doro Valdivieso, descendiente de estirpe cuzque-
ña porque su abuelo había sido un coronel espa Enterróle allí mismo su
propio hermano en

ñol que aquella ciudad casóse en 1804 con sepultura de soldado, cuando dos días
en
después
señora Miranda i Gamarra, de cuyos de la hecatombe llegó aquél los
una uno a
recojer muer

retoños pasó a Chile en el ejército de San tos; i allí, debajo de rústica piedra aguardan sus

Martín, en 1822. restos tardía pero necesaria repatriación. Las


Fué este último el teniente coronel don Agus cenizas de los bravos que mueren
por su
patria
tín Valdivieso, i de su enlace chileno en la fami son simiente que renace cuando las nativas auras

lia militar de los Sotos, nacieron sus dos hijos la cubren con sus ósculos, i por ésto los huesos
Samuel i Poli Joro, arrogantes soldados, de todos los chilenos esparcidos en la tierra que

Hubo entre ambos, sin embargo, una


jenera- fué extranjera, deberían tener fosa aparte í ve

ción de por medio, porque el primero vino al nerada.

mundo en 1823 i el último sólo en 183Ó en la


IV.
ciudad de Chillan.
H ¡zóse por algunos, durante su vida militar,
II. al mayor Valdivieso, el cargo de gastar excesi
va dureza con sus soldados, no obstante de ser

Educado el menor de los Valdivieso Soto iodos voluntarios, bisónos i por lo mismo dig
Aguilar en el Instituto de Santiago i en la Aca nos de induljencia.
demia Militar salió de ésta para entrar al Duin Pudo talvez haber error en su severidad, tra

en 1838 en calidad de subteniente, tándose de un cuerpo movilizado, pero siendo,


Recorriendo lentamente el escalafón, porque como era, un oficial de probada bravura nunca

sólo tenía mediana consagración a la vida disci fué posible que a más de ser ríjido fuera cruel,

plinaria ele cuartel, capitán años más ,,Te envío, decía, como para desmentir aque

era nueve

tarde (1867), ¡ once años después, al comenzar la lla acusación a una tierna niña ofrenda de sus

última guerra, había ascendido apenas envío te


a
capitán ¡1 mores, —
te pesos para que
estos cuatro

ayudante. compres unas lindas botitas... Pero no te olvi


Nombrado comi des de i Dios i a la Vir-
en esta coyuntura mayor en tu viejo papá, pídele a

sión del batallón Chacabuco el 14 de junio de jen que me conserven la vida para protejerte.
1879, marchó a
Antofagasta i a
Tarapacá, don Acuérdate que estoi peleando por la patria i por
de terminó su carrera como la había comenzado,
esto es, un acto señalado de bravura. En los Esto escribía el bizarro soldado el 10 de no
por
momentos en que para alentar su
jadeante i ro viembre de i8;o desde Pisagua. Dos semanas
deada tropa cojía el fusil de un soldado muerto i más tarde yacía muerto en solitaria loma el que

sobre derribé había i por honor."


disparaba "por la
su
un
jefe enemigo a
quien peleado patria
de su caballo (el coronel don Manuel Suárez) la
DE LA GLORIA DE CHILE 461

Sus servicios, 13 años,


DON VÍCTOR LUCO Su muerte, deber el campo
cumpliendo su en

del honor.
CAPITÁN
Su tumba, la quebrada de Tarapacá.
Séanos lícito agregar todavía una palabra so Su espitafio es este libro:

bre este brillante capitán del Chacabuco. Hijo Esto fué todo, i ciertamente no fué poco.

de Putaendo, si bien procedente de una distin

familia de Santiago, el joven Luco se ha


guida
llaba en la condición de preceptor de escuela DON PEDRO URRIOLA ELÉSPURU
como Terán, Corales, Elgueda, Ey ¡¡aguirre i I DON JORJE CUEVAS
otros bravos. Entró al Chacabuco en calidad de

sarjento, i ganando en seguida una a una sus TENIENTE!-

jinetas i sus galones, fué ascendido a capitán,


después de recibir dos heridas de bala en el I.
Campo de la Alianza i en Chorrillos. Menos fe

liz que los que en


aquellos hechos de armas su Hubo en la sangrienta batalla, cuyas lástimas
cumbieran, un soldado insano le quitó la vida contamos, dos gloriosos mancebos, tenientes del
disparando inconscientemente sobre él en los batallón Chacabuco, cuyos nombres no
pueden
momentos en que recorría una de las cuadras separarse porque fueron dos mártires inmolados
tle Chorrillos en la proximidad del regreso del en la misma ara, en el mismo sitio i en idéntica

ejército a Chile. —
Xo se necesita añadir que el hora.
i'.trLaro hechor pagó con su existencia aquel [-¡amábase uno de ellos Jorje Cuevas, Pedro
cruel delito. Urriola el otro, amigos inseparables en la mesa

de trabajo, en el paseo, en el salón, en todos los

placeres .como en todas las tareas de la vida san-

DON MARTÍN FRÍAS tiaguina, en


que, rodeados de la simpática aureo
la déla juventud i de la familia, brillaban a un

CAPITÁN AYUDANTE tiempo como niños, como adolescentes, como

servidores en la ciudad, en la milicia i en el


Otra de las lamentadas víctimas del fatal error
fuego.
militar i estratéjica de Tarapacá fué el capitán Al comenzar la guerra ambos eran bomberos.

ayudante del Chacabuco don Martín Frías, joven Ambos entraron en consecuencia a la campaña

apreriable, soldado valiente i entre los suyos en el mismo mes (marzo de 1879), en el mismo
querido camarada, cuya existencia es fácil com cuerpo i bajo el mismo jefe; ambos ascendieron

pendiar en pocas líneas, a manera de lacónica en su carrera t a la par, Pedro Urriola en agos
filiación de guerra por el método i Cuevas setiembre de
siguiente: to Jorje en 1879, i ambos
Su pueblo natal, Santiago. marcharon en la clase de tenientes del Chacabu
Su edad, 30 años, co a
cumplir su inexorable destino entre las bre
Su escuela, la Academia Militar, ñas de agria i angosta quebrada, suficiente ape
Su cuerpo desde alférez el de
a
ayudante, 3.° nas
para servir de sepultura a un millar de
línea, bravos.

tan,..
462 EL ÁLBUM

II. IV.

Por lo mismo que eran


inseparables en la feliz La diferencia de los
tiempos había querido
como en la adversa suerte, fueron los dos tenien ahora solamente que la
segur de la muerte de
tes del Chacabuco los más queridos entre sus
que habla el castellano, hiciese su
implacable la
bor sobre las
jóvenes compañeros. Las virtudes que se
repar mas enhiestas cabezas del
ejército
ten en dos almas alcanzan mayor irradiación salido de los lindes de Chile
para defenderlo, i
en su extenso brillo, a la manera de la tea del fa este fué el dolor que hizo más
simpáticos sus
I por nombres, más grata
ro que hiere diversos apartados discos. su memoria.
ésto la memoria de los dos jemelos de Tarapacá
humedece todavía muchos párpados entre los v.
suyos i entre los extraños.
En cuanto al teniente Urriola derribado ca

ni. si en los brazos de su fiel amigo para ser en se

guida atrozmente mutilado por horda de salva

Aquellos dos niños procedían, por otra parte, jes, que no de soldados, guardaba también en su

de arrogantes soldados, cuyos nombres antiguos pecho nobles tradiciones militares que en los
había recojido la historia o el poema, i fué cosa hombres de guerra son estímulo i blasón. Sus
cierta que aquéllos no desmintieron la pasada dos abuelos habían sido caudillos en las armas i
fama en su
rápida carrera, como tales habían muerto bajo de ellas. —
"Señor
En el caso de Jorje Cuevas es un hecho per —
decíanos a este
respecto un soldado del Cha
fectamente comprobado que el denuedo ha po cabuco de la compañía de los dos amigos i retra

dido contarse por jeneraciones, de varón a varón tándolos a su manera en el campo de batalla en

i sin un solo salto desde don J uan de Cuevas, ca


que les vio morir, —
señor, ¿cómo no había de sa

ballero extremeño, compañero i compatriota de lir bueno mi teniente Urriola? Toda la noche nos

don Pedro de Valdivia, hasta el joven soldado de iba animando con que temprano descansaríamos

Tarapacá. i beberíamos agua en abundancia i hasta come

Juan de Cuevas peleó en efecto en Guaman- ríamos brevas peladas en las higueras del valle,

ga contra Gonzalo Pizarro. Su hijo, don Luis de i por la mañana, al comenzar la pelea, nos
gritó:
Cuevas, peleó en las vegas de Colmo i de Quin —"¡Muchachos, quítense las caramañolas porque

tero contra Hawkins, pirata inglés. "Don Luis el reflejo del sol en la lata va a servir de punte

de Cuevas, —
dice un manuscrito de la época, —
ría al enemigo! ii—
Cayó un niño asu lado,—aña
embistió con el capitán de los dichos ingleses que día el soldado en el lenguaje de los soldados,— i

saltaron en tierra i lo mató. " I por ésto el poeta mi teniente tomó en el acto el fusil i el morral

dijo de él en canto de batalla: para vengarlo. Era lo mismo que había hecho

con elprimer herido mi mayor don Pulidora


■ El capitán Gaspar de la llarrera, mi te
Valdivieso. I fué eso lo
que hizo también
Don Confio, el de Cueras i Molina,
Descubre cada, cual la niente Cuevas cuando lo mataron.,'
en marina,
! Icrri Lindo r-aljcías Ahí cómo había de bueno el teniente
cu inijyn ¿i no ser

Cual diestro secador cortando esuigas.n con el sol


Urriola? exclamamos nosotros, junto
' Alvares de Toldo. -I'urhi dado herido de 1S79, cuando sus dos abuelos
Indómito)
F^'' DE LA GLORIA DE CHILE í(>3

habían perecido en el campo de batalla, el uno


VI.
las calles de Santiago, (el coronel don Pedro
en

1851) el otro (el jene


de abril de Cumplieron así su misión, llevados en alas de
Urriola el 20

Eléspuru) en Yungai,
Bautista cruento e inmerecido sacrificio aquellos dos no
ral don Juan
de salir bilísimos muchachos, i desde
el 20 de enero de 1839. ¿Cómo no había día quedó
ese otra

.«bueno, si en aquel mancebo que había dejado


n
vez
probado que si la fama antigua de los he
estudios, sueldos, amores i una madre de quien chos de nuestros
mayores pedestal para las
es

el arte de pelear i de morir era una jeneraciones que heredan sus nombres, la cúspi
era orgullo,
herencia, casi un mandato de familia? de resplandeciente de la fama sólo brilla con

fué sepultarle, ¡ aquí hácese eterno resplandor cuando se destaca en ella esta
Su propio padre a

preciso no olvidar que este último, niño como él, leyenda inmortal de todas las grandes acciones
militó bajo su antecesor en la campaña que pre

el deber!

cedió a la presente hace ya cuarenta i seis años,


despojos hubiera creído ser los restos de alguien muerto en
Fué por ésto que al depositar los mutilados
ludia con lleras i no fon hombres. —
Tuyo, de.

restos de aquel valeroso niño en el cementerio M. Urrioio.

de Santiago algunos meses más tarde, alguien


que quiso saludar su entrada a la inmortalidad,
■'El que suscribe, eiriijiitm cu
jefe tle! cicnilu tic upe raí j. ,

llamóle "hijo i nieto de soldados.n (1) nes en el norte, certifico tpie lia examinado profesit .anímen
te el cadáver riel teniente del lialjlliui C bacal meo, señor re

tiro Urriola que se encontró en et campo de batalla de Tina-

Sobre la cruel inmolación del teniente Urriola he paca, hallando en él las lesiones siguientes:
[1) aquí
escribía al autor de recuerdos.
ni." Dos heridas hechas con armas de fuego en que las
loque sus
:i:ilas habían aiiaic^do desde la rejiiín anterior a la poste-
'

',. ,:,,-l,. t-u su parle media, b'.^as dos les i unes estaban
«Campamento de Dolores, enere 22 de iSSa.
lijeramente vendadas;
na." Una herida de bala en la rejión pectoral derecha en

■Señor don B. Vicuña Mackenna,


su parle superior:
'

1. Una l.i ¡ i.l.i tic que se
nytiiiftu en la órbita izquierda
piulen u.ab;5 bastad cerebro. El testo de la cabeza estaba
cubierto de ¡¡rundes contusiones. Tanto estas tumo las do.-
"Querido Benjamín:
«iltimas heridas eran necesariamente mortales.

"Yo que las heridas de las piernas sólo fueron hechas


creo
'N'o lie tenido suficiente calma de espíritu para contestar durante el combate, i fundo mi creencia en el hecho de ha
tu carta en la que me prodigas 1.111 de-litado cuino honróse
berlas encontrado vendadas. Ksas heridas debieron inij edir
homenaje al cruel sacrificio de mi infortunado I'edro.
le todo movimiento, l.ns reslniHe.s lian sido hechas después
"Cada día que pasa siento neis hondo pesar por su pérdida de haber caído.
1 la manera cruel como sucumbió. Por el certificado que te
.Tarapacá, noviembre 29 de 1879,
envié habrás juzgado qué jéneró de i
muerte qué prolongada
martirio sufriría ese
pobre niño. Al ver sus despedazados /. Domino Gutiérrez.»
REJIMIENTO CHACABUCO
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

EL REJIMIENTO CHACABUCO

EN CHORRILLOS

EL TENIENTE CORONEL DON BEL1SARI0 ZAÑARTU, LOS CAPITANES SOTA DÁVILA I OVALLE, LOS
SUBTENIENTES MONTT, JIMÉNEZ, ELGUEDA I FERRER

fe del batallón Chacabuco, en la carnicera bata


lla del 27 de noviembre de 1879. así
cumplióse
el destino de segundo jefe la i
su en
porfiada
ROSIGUIENDO ahora el ac<
recíproca matanza que se llamó el asalto del
dado plan de agrupar como en u morro Solar en 1881. El teniente coronel don

fosa común, los nombres de i Belisario -Zañartu, antiguo zapador, cayó en

"SV'ic~!dj que bajo una sola bandera suco aquella áspera falda escoltado por seis de sus

bieron, procedimiento que acelera el libro a


capitanes i cerca de trescientos de sus soldados
par que reparte mejor la justicia entre los mu'
que él mismo con raro tesón había formado en

tos, vamos a ceder el puesto del honor a los r los campamentos.


bles combatientes del glorioso rejin 11.
perdió en cinco batallas campales
cuarenta de sus oficiales; i esta v< Fué el comandante Zaí j un oficial adorna-
mos su reseña con el nombre de uno de í do de notables dotes miüi i, al punto de que
ilustres jefes, el famoso esl lista peruano don Manuel Pardo,
adivinándolo on de águila cuando en
su
ojo
[878 le trata , siendo
simple capitán de zapa-
DON BEL1SARIO ZASiARTU, dores en los asques araucanos, dijonos de él
poco antes d, morir ambos, que aquel subalter-
te:n"ie.st¡; e'iiioxi.L. estaba llamado
no a :r de los las
uno
jefes
sobresalientes del ejéi :ode Chile (1).
I. Nacido en ciudad de Concepción en 18
educado « un liceo; trasladado a Chillan 1
Así el
como
primero en sucumbir, en los agres
tes médanos que coronan ¡ entristecen la sólita
[0 Pardo nos mamlc,!,;
da quebrada de fué el valeroso 2."
Tarapacá, je
EL ÁLBUM

si el Excelsior del bardo bostonen-


sus padres pertenecían a las más antiguas
que persiguiese
familias de Penco (los Zañartu, los Arrau i los se, otra bala vino a ponerle final atajo atravesán
Daroch); enrolado a la edad de 17 años en el dole el estómago.
En medio de los horribles dolores
aguerrido batallón cívico de aquel pueblo; as que esta
cendido al 7." de línea pocos meses más tarde clase de heridas causa, el
magnánimo soldado
con bloqueo de las naves españolas
motivo elel de Pisagua i de Tarapacá, de Tacna i de Cho
de Pinzón; capitán del batallón Zapadores (que rrillos, no perdió su presencia de
espíritu, iespi-
fué la trasformación del antiguo 7."), en 1879 ró en la lúgubre noche de aquel lúgubre día son

marchó a la guerra a la cabeza de su compa riendo en su


agonía al deber que había sido su
ñía, i en menos de un mes recibió dos veces maestro i es hoi su glorificación.—"Jamás tuvo

el bautismo de la sangre, que es a la vida del ambición a los ascensos, dice de él alguien

que
soldado lo que el sacramento de la confirmación conociera todas las intimidades de su alma,— ¡
al cristiano que ha sido ya unjido por el óleo del sólo le guió el cumplimiento de su deber sirvien

fuego.Al desembarcar en Pisagua, una bala le do desinteresadamente a su patria.» (1)


surcó lijeramente el cuello, i en las alturas de
Tarapacá la pechera de su casaca quedó literal
mente destrozada por las balas.
DON RAMÓN SOTA DAVILA I DON

m.
CAMILO OVALLE

Promovido poco más tarde i en la víspera de


Tacna a
segundo jefe del Chacabuco con título ■ri.\ii-\Ti-:s

de sarjento mayor, condújose con su habitual bi

zarría en aquel hecho de armas; i cuando, a su 1.


vez. el batallón saiuiagriiiio fué ascendido a
reji
miento, enviáronsele los de teniente Poco há decíamos que e ■3 hacia la
despachos
coronel. Era por ésto, con excepción de Silva cumbre de la batalla, que 1 a cima de la glorii
Renard, segundo jefe del Talca, el más joven de para los que sucumben, el segundo comandante
los brillantes jefes de cuerpo en la campaña. del Chacabuco había sido escoltado por seis de
sus capitanes, verdadera pléyade de bravos que
IV. en
seguida vamos a nombrar si más no sea para
consagrar en lo venidero sus nombres ya escla

Mas
aquellos rápidos honores, que él nunca recidos en el tiempo luctuoso que pasó.
ambicionó, se atropellaron a su paso sólo para Aquella lejión del Chacabuco que recuerda
poner en más vivo i doloroso relieve su
prema los uséis capitanes del 2." de línea" fueron Otto
turo fin. von Moltke, Ramón Sota Ddvila, Camilo Ova
Herido en ui muslo en el ascenso del morro lle, Benjamín Silva, Arturo Salcedo i Francisco
Solar, no cons itió en retirarse, no obstante Javier Lira, de los cuales sólo los dos últimos

hallarse atacadi de una cruel disentería que le

obligó a
dejar I: cama sólo para ir al combate.
(1) Su hermano don Hor
I adelantan tío .1 marcha hacia la cumbre como
Santiago iSSj.
■"-■*

f
DON ENRIQUE PRENAFETA DON JORJE COTTON WILLIAMS
Subteniente del Rejimiento Chacabuco) (Teniente, del ltejimieuto 2.° de línea)
WPF^'
DE LA GLORIA DE CHILE

volvieron a levantarse a la vida del charco de su cursor de lajuventud, 110 se habría creído que

sangre.
era un capitán formado en tres campañas i que

Vamos por tanto a


pasar lista sólo a los muer durante dos años rehusó tenazmente volver ni

de otras paji solo día al dulce regazo del hogar. Sub


tos, con excepción aquellos que en
por un

nas de este libro fúnebre de sacrificios han teniente del Chacabuco desde el primer día de
la guerra (mayo de 1879), tenientedespués de
f sido ya recordados.
n. Tarapacá, donde batióse con
incomparable bra
vura ajena a sus años (diciembre 17 de 1879),
Ramón Sota Dávila era en Chorrillos un ca
capitán en la víspera de las batallas de Lima

pitán de 2 1 años. Nacido de padres, que todavía (octubre 14 de 1880), una herida de bala que
I no se han alejado del todo de los días de la ju en los
primeros días se juzgó leve, agravada poi
ventud (don Natalio Sota i doña Clara Dávila), una
intempestiva navegación en busca del ali
\ después de haber recibido mediana educación to de la madre i de las auras de la patria, 1

militar en la Academia de Santiago, entró al son dos fuerzas de vida, causóle al fin la mué

Chacabuco, cuando este cuerpo era sólo una bri como a la mayor parte de sus
compañeros de
clase de subteniente el 14 de ; de febrero de 18
gada lugareña, en

Tarapacá ganó allí


mayo de 1879, i herido en

su
próximo ascenso. Alcanzó
seguida su ter en

cer galón en la marcha desde Tacna


(a cuya
batalla, apenas recobrado, asistió) hacía Chorri- MONTT, JIMÉNEZ, ELGUEDA

¡ líos. Hiriéronlo mortalmente en esta segunda

[ etapa como a su segundo jefe, atravesándole el I FERRER

de cuyas consecuencias murió en el

¡estómago, hospital
15 de
de sangre de la Academia de Cabos el

enero de 1881
tronaba el cañón de Miraflores,
en los momentos en

digna salva
que
an
SUBTENIENTES

I.
ticipada sobre las tumbas heroicas.

Entre los oficiales de menor graduación del

III. rejimiento Chacabuco, cuyos nombres han que


dado inscritosenel rolde la muerte por acción de

Menos dura fortuna que el Sota Dá figuraba el norte americano Sullivan, la


capitán guerra,
vila i reseña de cuya honorable existencia queda he
tuvo su compañero en
grado en campañas,
el capitán don Camilo Ovalle i Barros, porque cha en
pajina aparte, i los subtenientes Onofre
siquiera este último adolescente alcanzó a morir Montt, Filomeno Jiménez i Eliodoro Elgueda,
' en los brazos de amorosa madre, que desde el tlel último de los cuales sólo sabemos que había
calidad de de
[ lecho pestilente de un
trasporte le arrebató al ido a la campaña en practicante
medicina; i por su meritoria conducta ascendió

Fué el capitán Ovalle el más hermoso niño no sólo a subteniente de su cuerpo sino a
ayu
de de dante de bravo jefe en el campo de ba
aquellas lejíones que asombraron por su su que
nuedo la América i al talla necesitó de sus servicios i lo recomendó al
a
española, contemplar en
'

■ las filas su rostro limpio aún del tenue bozo pre- tamente en su parte oficial.

L
EL ÁLBUM

El subteniente don Onofre Montt (que no es


III.
el de La Concepción) falleció en Lima el 8 de fe

brero de 1881, i conducidos sus restos a Chile, Por lo demás, para los efectos de la
estadí;
lúciéronsele los honores que el país i la lei le
de la glorificación i sólo con el fin de
agrupat
debían en su carrera i en su fin.
una sola fosa los cadáveres heroicos, condet
mos
aquí el rejistro de las pérdidas de los
11. ciales del Chacabuco durante la
guerra er

forma siguiente:
Fueron también oficiales del Chacabuco, se
Dos
segundos jefes, uno de ellos muerte

gún se sabe, los cuatro de La Concepción, siendo


Tarapacá, el otro en Chorrillos,
de notar que el jefe de aquel cuerpo antiguo ha
Seis capitanes, de éstos uno en
Tarap;
bía sido ayudante del coronel de su
cuerpo en
cuatro en Chorrillos i uno en LaConcepción
Chorrillos, resultando herido a su lado. I así co
Tres tenientes, dos en
Tarapacá i unu
mo el denodado niño Prenafeta cayó más tar
Chorrillos.
de en Miraflores desde la cima de una trinche Ocho subtenientes, tres en Chorrillos, uno

ra, así olvidado pero digno de larga memoria La


Miraflores, tres en
Concepción i uno en

pereció al pie de los baluartes de Chorrillos e!


Oroya.
subteniente Jiménez. Total de oficiales muertos diezinueve i 1

Preciso es señalar también, antes de cerrar es


yor número de heridos.
ta pajina i las listas finales del rejimíento Chaca- En cuanto a las bajas de la tropa pueden af,
buco durante las campañas a
que concurrió, el
parse asi:
nombre del v¡jés¡mo muerto de su
cuerpo de
oficiales, el subteniente Ferrer, natural del Tomé, Tacna 40

que defendiendo la de la Chorrillos m'j-


su puesto en
quebrada
Mírafiores 5:
Oroya en
1883 perdió gallardamente la vida a
La Concepción i otros encuentros.. 100
fin de salvar la de sus
compañeros comprometi
dos Total de oficiales
en
aquella guerra fatal de montañas Í de 40
Total de tropa 5.1?

E fué así como el Chacabuco (ho¡ 6." de línea) 5S9


que aun
después de seis años tle batallas no re
¿I no es este mí mero (seiscientos sobre milj
gresa todavía a sus patrios lares, dejó bien pues güiliento de sobrada fuerza para probar que
el pabellón de la capital de la república, de han sabido corresponder s
to
cuya hijos Santiago
guarnición de paz mereciera hui cubrir enint: cientemente como todos los hijos de Chile al
honor í como descanso, a la par con los más mamiento de la patria en peligro, al sacrificio
las horas supremas de la prueba, a su renom
to ejército de la república. en todas partes?
DE LA GLORLA DE CHILE

DON ANÍBAL GUERRERO

TENIENTE DEL BATALLÓN ESMERALDA

11.

Adelantado el rejimiento sautiaguino en su


iento Chacabuco carrera de victorias, acompañóle el mismo hado
el propicio las batallas de Lima,
_>
rejimiento jemelo que es- en
porque en sus

lomas i planicies más


^^0^ cojió para su bandera i para su no tuvo pérdida en su cuer

tradición el nombre de la proeza inmortal de po de oficiales que la del teniente don Juan de

Í supo sostenerlo tierra firme "No Dios Santiagos, músico mayor de la banda de
Iquique,

en

bleza San Felipe, quien en esta ciudad habíasele in-


obliga!,'
Cierto es que en la batalla del Campo de la 1
corporado. I i misericordia excepcional del

Alianza el rejimiento Esmeralda, quedó con una fuego, fué ta mas


singular cuanto que en la

gran parte de su brillante i moza oiitiialid.ttl luc jornada dejó el campo 164 soldados, í entre

ra de combate; pero las heridas luciéronse leves .-arios, heridos leves, a sus valientes capitanes
i sólo sucumbieron el Ion Eduardol, ecaros i don Joaquín I'iiitoConclia.
en
pechos juveniles en

ioi pacífico labrador el último, i honorable


lampo de batalla dos Je oficiales, [osé San
sus corre-

tiago Montalva, hijo de San Bernardo, i un se

gundo de quien vamos a hacer aquí memoria rá

pida i por separado. m.


Fué a la verdad tan recia Í a la vez tan afor
tunada la batalla de Tacna para el njimieiU', Hecha brevísima reseña, en la cual cabe

Esmeralda, que todos los oficiales de una de si más no sea como un


préstamo de la suerte un

fueron tocados por las al valiente capitán don Adolfo


sus
compañías (la 4.1) lejítimo lugar
balas, pero quedaron sólo contusos de su roce. Arredondo, que del Esmeralda pasó al Caram
Eran los nombres de aquéllos Elias Casacor- tristísima celada Are
pangue para morir en en

dero capitán, teniente Alberto Retamales, ahora derrotero


Ma quipa, cumple a nuestro a tra

leo Bravo Rivera i Arturo Marín, subtenien- vés de los campos de batalla, recordar aquí la

breve memoria del malogrado mancebo cuyo

nombre al frente de esta


pajina i cuya per-
figura
dida fué lamas sensible i más tiernamente llora quien quería, lo mismo que otros
oficiales, qüe
da en el campamento i l.i lamilia, estos dos ho Aníbal se
separase del campo; pero él insistió

gares del soldado. en


seguir, porque decía que se
encontraba en
estado de continuar batiéndose.
Apenas había
IV. avanzado unos diez metros más, cuando dos
balazos que lo hirieron, uno en el
estómago i el
Hijo de un antiguo funcionario i actual hono otro en el pecho, al costado derecho, le
quitaron
rable senador de la república i de una dulce i
discreta madre (la distinguirla sentirá Rajuela

Vergara) que le amaba entrañablemente, rompió V.


voluntariamente Aníbal (.tierrero todos aquellos
lazos de ventura i entregóse a los azares de la Así cumplió su destino aquel joven patricio
guerra con levantado corazón. De niño alegre i rendido a su
patria como la juventud de Roma
casi mimado bajo su techo, trocóse en hombre en las llanuras de Cannas contra Aníbal. I
aquí
guerrero; i en
compañía de su hermano Enrique hácese forzoso reconocer
que hubo en su holo

que elijió la caballería i de su hermano Adolfo causto


algo de extraordinario i meritorio en grado

que ocupó con acierto puestos civiles, siguieron heroico, porque él marchó a las lomas de la
los tres en grupo a las campañas a su tío mater Alianza profundamente persuadido de que iba

no el coronel i más tarde ministro de la guerra a morir, i no obstante ésto no retrocedió un ápice
don J. F.
Vergara, de su
puesto en la línea de batalla.

Distinguiéronse todos en sus puestos como Todo lo contrario.


voluntarios i como
patriotas; pero era
preciso En la noche precedente, cuando el ejercitóse
que alguno contribuyese con su
sangre al común
hallaba acampado frente al campo enemigo en
sacrificio. I sentencia honda quebrada, de alegre i retozón que de or
para que esta quedase
fielmente el dedo del destino dinario era, tornóse su habitual bullicio en tenaz
cumplida, designó
al acaso al que llevaba en su nombre dos ape melancolía, i buscando a uno de sus
amigos {el
llidos de guerra, ¡ he efecto subteniente don Gonzalo Fabres) hízole confi
aquí en como uno

de sus camararadas, til bizarro capitán don Ra dencial entrega de su


reloj como el último lega
fael Ovalle, otro voluntario santíaguino del Es do que hacía a sus padres, asegurándole que
el inminente encuentro de las armas iba a
meralda, cuenta su noble fin en la batalla: en

"Avanzaba Aníbal ala cabeza de su morir, como murió. Rasgos de esta índole han
tropa,

dice el último, —
i encontrándose a cuarenta pertenecido siempre en la historia de la pre
los verda
guerra i de todas las guerras
a
metros de distancia de las trincheras enemigas, re sente

cibió mi balazo en el brazo izquierdo, que pare deros héroes o a los que han nacido para serlo.

ce no le tocó el hueso, pues siguió adelante ani

mando i entusiasmando a su
tropa. Habría ca VI.
minado unos veinte metros cuando recibió un

balazo en la cabeza, que le rompió el cráneo sin ..Era,— dice de él, uno de sus amigos de cole
penetrar la bala i cayó de espaldas desatentado. jio, recordando la nobleza de su alma i su fugaz
Inmediatamente se paró, i estuvo vendándose escritor don Francisco Pardo
carrera
(el joven
la notí-
la herida ayudado por el teniente Echeverría. Duval), al tenerse en Santiago primera
r
DE LA GLORIA DE CHILE 171

* cía de su muerte,— ei t todo un hombre con unr


"¡Que se
mitigue un tanto el acerbo dolor que

alma de niño i de hé oe. Impresionable ante e ha venido a herir el alma de su


respetable fami

desvalido i ante la r iseria, formóse caritativo lia! ¡Que el recuerdo de ser tan
apreciable sirva

bueno. de ejemplo a los que en vida admiraron sus vir

.i Esta es la flor que el vendabal de la guerra tudes.

con su soplo cruel ha arrancado al jardín de la .1 en fin, que la manera honrosa conque rin
de Chile. dió existencia jermen aún, lenitivo
juventud su en sea un

i.Más de lágrima
una hemos visto correr por para su familia cubierta de luto; que la patria i

amigos párpados al recibir la infausta nueva. la historia no le echen en olvido.''


ellas sean las perlas que formen la corona I noble amistad lo solicitaba, así ha que-
¡Oue como

orne su frente! ! dado cumplido.


que
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHLLE

DON ALFREDO VALDES

CAPITÁN DEL BATALLÓN CAUPOLICÁN

Larraín Alcalde; en el Aconcagua


Augusto Nort-
denflicht; en el Valparaíso Marchant; en el Na
val Pedro Dueñas, i para no
pasar al sur del Ca-
5 cosa necesaria i casi íatal como
chapoal (ancho territorio, donde el valor de los
1 destino, a fin de que la guerra hombres crece con sus
ríos) en el Chacabuco Ca

alcance en la historia una


perso milo Ovalle, i en el Esmeralda Aníbal Guerrero.

nalidad acentuada i de durable re-

llejo, quecadauno délos cuerpos de un


ejército. 11.
en los de línea como en los movilizados de la

guardia nacional, que entran como factores ríe Siguiendo esa misma progresión habría toca

una
guerra, ostente cada cual entre los suyos do ese
puesto de preferencia en la gloria i en la
uno o varios tipos que mediante un
particular muerte en el tercer cuerpo santiaguino que mar

denuedo trasmita i afiance su nombre en la pos chó a los combates (el Caupolicán) a su segundo
teridad como si su
gloria jeneral fuese la salva jefe el valentísimo Dardignac, que solo detuvo
que saluda a la bandera colectiva al ser izada en su
paso de carga en el asalto al borde del postrer

la tarde de la victoria al mástil de combate. Foso en


que, denodado como
siempre, rodara.

Aconteció así por lo menos en la última con Mas, referida en otro


pasaje su atrevida car

tienda de Chile, porque el Buin i." de línea pu rera de soldado, es fuerza pero no es dificultad
do presentar como el tipo a
que hemos hecho encontrarle un
reemplazante.
alusión al capitán Rivera; el 2." de línea a sus

propios jefes Ramírez i Vivar; el 3." a sus tres III.


capitanes de Chorrillos; el 4," a San Martín; Za
padores a Santa Cruz; el Santiago a Silva Ar-

riagada; la artillería al capitán Flores, recordado ..-.lie al 1


¡ii >r

señaladamente en el parte de gloriosa batalla, entusiasmo bélico, no menos


que por su niñez
Por último, la caballería diminuta
en
distinguióse por su íu estatura que le había merecido
Un el granadero Yávar. Esto al tre los suyos el sobrenombre de
en cuanto ejér coquito, un

cito i la sección movilizada brilló olescente llamado Alfredo Valdés Velasco,


en
seguida en lia

en el Atacama Torreblanca; el ra] de i alumno de Instituto Na-


en
Coquimbo Santiago su
EL ÁLBUM

cional, quien, en el
propio que día en se declara dante del Caupolicán i que
ayudó de cerca a
ba la guerra (4 de abril de 1879) cumplía 17 Darnignac a conducirlo al fuego, la
incompara-
años. Sus respetables padres, que hoi residen en ble bravura con
que el capitán Valdés,
que des
Bulnes del Nuble, fueron don Manuel Valdés i de Arica mandaba en comisión la
compañía de
doña Dolores Velasco Cotapos, de cuya unión cazadores de su
cuerpo, desplegó su
tropa en

nació aquel niño el 4 de abril de 1862, es decir, el campo de Miradores hacia la orilla del
mar,
saludando al preludio de la batalla con
estrepito
"Cuando se declaró la guerra que me lo sos vivas. I desde esc momento, avanzando siem
bato —
dice de él su
propio padre en carta
pre, sostenido algo más tarde por la
4.° compa
1 tlltllO t
perc ñía, llevó su
tropa el esforzado niño hasta el pie
mui grande; su entusiasmo no tuvo límites í qui del fuerte Alfonso Ugarte, donde una bala de
so contribuir a toda costa a defender su
patria, ametralladora lo dejó muerto en el sitio.
ofreciéndole su vida, sin ser
capaces de desani Antes que él, había caído entre los granaderos
marlo ni las lágrimas de su madre a
quien idola su
capitán don Manuel Astorga Pereíra; en la 1.*
traba n¡ los ruegos de sus hermanos.» compañía el valiente \atal Eduardo
Vega, cuya
vida ya contamos; el intrépido capitán Vicente
IV. Palacios de la 2."; Juan de Dios Prieto Correa,

capitán de la 3."; en la 4'1 el subteniente Ramón


Enrolado en efecto en el cuerpo que organizó Aguirre; en los cazadores, además de Valdés, el
entre la jente suelta de la capital su tío don Fé subteniente Roberto Castro, i por último en la
lix Valdés con el atrayente nombre del primer plana mayor el teniente don Roberto Pradel, que
toqui araucano de la conquista i del poema épi tuvo poco más tarde trájico fin, así como el sar

co, marchó a
campaña el subteniente Valdés a jento de la 2:' Rómulo Sotomayor, mozo bravo

nes de 1879, en el batallón Caupolicán, i aun pero rigoroso, herido casi de muerte en las filas

su no tomó parte en las batallas de i que pereció algunos afii.s después a manos de
que cuerpo
ese año, en todas partes por su
inquebrantable sus soldados, siendo teniente en el fuerte Freiré,

bizarría, por su sumisión severa al deber, por su La marcha del Caupolicán por la árida plani
habitual donaire tle- camarada señalóse entre sus cie que separa las aldeas marítimas de Barranco

compañeros. El subteniente Valdés Velasco era i Miradores, fué de esta manera un reguero de

del tipo i de la escuela de aquellos denodados sangre jenerosa, asi como en Chorrillos el bisoñe
niños tpie como Luis Cruz el ríe La Concepción. cuerpo había perdido sólo cuatro soldados heri-

Juan Jullián el de Chorrillos, Camilo Ovalle del


Chacabuco i Enrique Evver del 2° de línea, en

señaban a los hombres, siendo ellos niños, a ser


vi.
hombres con su ejemplo.
En de la sangre,
aquella pródiga repartición
tocó naturalmente la parte mas dura a la compa
Valdés; ¡
ñía guerrillera que mandaba el capitán
1 hemos oído ponderar he aquí en efecto cómo uno de sus compañeros,
efecto a sus camaradas i particularmente al el pundonoroso capitán don Enrique Bernales
iente capitán don Belisario Troncoso, ayu cuenta lo que aquel adolescente de r8 años hizo
.
DE LA GLORLA DE CHLLE 473

por su patria en la
segunda batalla campal en consagración, gloria ha de
cuánta inmarcesible

de vanguardia, bido Chile a su juventud en armas! ¡1 cuánto i


que la suerte asignóle un puesto
.En la batalla de Chorrillos, —dice el oficial cuan durable será el influjo de su ejemplo en las

mencionado, en carta al autor fechada en Térmi jeneracioncs que en pos de aquélla habrán de
co el i." de setiembre de 1884— con su
compa venir, habrán de pelear i habrán de vencerl

ñía formó A. Valdés parte de las guerrillas man


dadas por el mayor Castillo, del Santiago. En VIL
Miradores, como guerrillero, fué el primero que

compañía al frente i cerca del mar. Entretanto, los oficiales sobrevivientes del
desplegó su

La corta distancia del enemigo i las numerosas


Caupolicán resumieron aquella jenerosa existen
al comandante cia luto de familia, Í enviaron la
que le hacían obligó a man como en un a
bajas
dar la 4.* compañía en su refuerzo; i desde esc del joven muerto una misiva oficial dirijida por
momento asaltaron a la bayoneta las trincheras. el comandante del cuerpo don José María del

En el asalto de la tercera trinchera fué donde el Canto a su


padre, desde el Callao el 1 1 de mar

teniente Valdés murió instantáneamente: un ba zo de 1 881, i en la cual leemos estos hermosísi

lazo le destrozó la cabeza i 1111 este as, lito ambas mos


conceptos aplicados a un niño que había

la mitad de tropa. Los sido un maestro en el deber, porque habíalo con


compañías perdieron su

restos de Valdés fueron recojidos i enviados a sagrado con su


sangre.

su familia que se encontraba en Talca. "El 8 de octubre de 1880, —


así decía aquella
«En cuanto a su
comportamiento en las batallas carta del campamento, —
ascendió Alfredo Valdés

fué siempre el de un oficial


que sabe cumplir ateniente de la compañía tle cazadores que man

como bueno sus deberes de soldado, de patriota daba accidentalmente i que debía mandar como

i de caballero: fué valiente Í pundonoroso. Esta capitán si el plomo homicida no hubiera tron

es la opinión jeneral de sus


compañeros de ar chado su existencia; pues le tenía propuesto para

mas, por quienes su muerte fué sinceramente la tiste


empleo, en atención a su brillante compor

mentada. Su carácter en todas circunstancias era tamiento en la batalla de Chorrillos i a los mé

siempre igual, alegre, risueño, decidor en las ritos que tenía adquiridos por su constancia en

horas de descanso i severo i entusiasta en las el servicio e intachable conducta. En Miraflores


horas del trabajo ¡ del peligro. fué uno de los primeros, que al mando de sus

nEn una
palabra, Alfredo Valdés fué niño i fué cazadores avanzó sobre el enemigo, i al tomar al

soldado, i sin dejar todavía de ser niño, murió asalto la primera trinchera cayó herido de muer

empuñando con mano


vigorosa la espada por que te por una bala que le atravesó el cráneo: le vi
había trocado sus libros de estudiante, «i partir sereno i pelear después como soldado

¡Cuántos hechos señalados, cuánta jenerosa chileno."


EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 477

DON JOSÉ MARÍA CLARO

SUBTENIENTE DEL REJIMIENTO CONCEPCIÓN

más tarde a causa de sus numerosas heridas. El

capitán Villar Eyzaguirre era una noble


figura
de patriota i pertenecía a
aquella jenerosa sec
ción de institutores primarios que echó a la

guerra la cerrazón de puertas que en las escue

las de la República hizo la administración Pinto

en la víspera de los combates, i en la cual figuran


Terán del Santiago, Anjel Custodio Corales de!
4.", Elgueda i Víctor Luco del Chacabuco, i
otros muchos brillantes oficiales tanto en el ejér
cito de línea como en el ejército movilizado.

[ mientras el último cuerpo hacía su valiente


arremetida sobre las posiciones enemigas, el re 11.
jimiento penquisto peleaba a pie firme desde el

primer momento a pecho descubierto. Perdió así aquel rejimiento, a cuyos hijos, des
Fué esta la causa porque los proyectiles ene- de la conquista, el Biobio i las tradiciones que
niigi.H pusieron fuera de combate a casi Lodos arrastran entre arenas sus aguas han ciado bríos.
i menos de oficiales i 125 individuos de
sus capitanes, entre éstos a
Régulo Fernández no once

a
Juan Gregorio Tejeda, mancebo penquist" tropa en aquel carnicero estreno que para él
lleno de vivacidad debía terminar sólo cerca de tres años más tarde
e intelijencia que estuvo a

las puertas de la de Iluamachuco.


muerte en un
hospital en

Valparaíso; al
capitán Francisco Ferro, natural Cierto es que sus heridos ¡ maltratados por
¡le Talcahuano, que en un acceso de locura se las balas se recobraron aprisa, pero quedó tira

quitó la vida do línea de combate, levantarse


trasporte; al capitán
no
en un
José en su para
del Rosario i por último al más, niño de 14 años, que fué talvez la in
Figueroa capitán un

Wenceslao Villar Eyzaguirre, preceptor de la molación más tierna déla guerra i cuya efijie re

escuela de Batuco, por los rayos solares el cristal,


quien, después de haber producida en

arrastrado por las calles de inspira indecible compasión i afecto al contení-


Santiago lánguida i
casi agonizante vida, sucumbió
algunos meses

1L.
47$ EL ÁLBUM

sus ascensos está su c -


patriota noble-
III. mente anotada.
Febrero 2 de 1880, soldado raso

Fué criatura que todavía llón Concepción,


esa
parecía traer

fresca en los labios la leche de su nodriza, el sub julio 8, cabo 2.'


teniente don José María Claro, hijo de don José Julio 11, cabo j.s
Antonio Claro í de dona Beatriz Ramos, veci Setiembre 1.", sarjento 2:

de i hermano el del Noviembre 30, sarjento 1.°


nos
Concepción primero ac

tual senador por Biobio clon Ricardo Claro. Diciembre 23, subteniente.

Era el subteniente Claro hermoso, pero De suerte que, nombrado oficial la


un e n
víspera
endeble adolescente, de del combate en
que debía perecer,
ojos profundamente azu n

les, de carnadura tenue todavía; i metido como terialmente tiempo el


impúber penquisto para
cambiar su burdo
traje de soldado, i envuelto en
por ironía dentro de su túnica de soldado, sobrá

bale ésta por todas sus costuras, de tal manera sus


pliegues como en ancha i desahogada mor
que sólo su jeneroso patriotismo defendíale de taja, peleó Í le enterraron antes de haber vivido
quince primaveras.
Fué soldado el subteniente Claro apenas on ;Cu; ndo hubo en el ejército de Chile n¡ en

ce meses de su vida que contó casi sólo ese nú ,


alguno, más tierno ni más sublime he-
mero de años, i he aquí como en el escalafón tle
DE LA GLORLA DE CHILE

DON JOSÉ MARÍA VILLARREAL SILVA

SUBTENIENTE DEL COLCHAGUA

del Nuble, con i los subí l'etln

I. Nolasco Cont; Jenaro Molina i M. J. Car-

especiales elojios de sus

K ECIAMOS poco há en una de


jefes, i el subteniente don José María Villarreal

;/.:•. las pajinas precedentes de este li- Silva, esforzado que había
. mozo
saniiaguino co

j^iS-T bro, que cada cuerpo militar de menzado su carrera


junto con la guerra, entran

iü) los que hicieron las últimas cam do de soldado al Buin cuando este cuerpo ;

pañas, había tenido un


tipo especial de denuedo, embarcaba en
Valpan íso para Antofagasta, t

cuyo guerrero brillo se reflejaba en el grupo abril de 1879,


común con el vivo resplandor de la bandera Hijo del apreciuble caballero don Casto Villa

entre las filas en el orden deparada; i adelan rreal i de doña Magdalena Silva, educóse aquel
tando ahora esta idea, vamos todavía a
apuntar enériieo i turbulento mancebo en el seminario ríe

algunos nombres que si bien más modestos que Santiago i tle allí pasó, como de un sallo, ,1 ser

los rec nielados, no son por ésto menos mérito- "buin, 1, ¡ en


seguida, por ascenso, antes de las

batallas de Lima, a subteniente del Colchagua,


ii. en
cuyo puesto ca\ ti herido mortal mente por una

granada que le destrozó el cuerpo.


En el oportuno al hacer memoria de los Era muchacho de naturaleza recia
lugar aquel tan

brillantes servicios del capitán Vivar i en


pajina en lo moral como en lo físico, verdadero tipo de
aparte de los del capitán Reytes, ambos del Col- un árabe del Sahara, que conducido a
Valparaí
chagua, hicimos debida recordación de la intre so en el -- / /¡¡tizonas bajo el afectuoso cuidado

pidez de muchos otros oficiales de este rejimien del comandante Orella (que también había de
to, que al fin quedó manijado en el campo de morir!) sobrevivió a sus crueles heridas hasta el S

batalla por un
simple capitán, el
intrépido solda de marzo de 1881, en
que falleció a la edad de
do mestizo don Adolfo años, habiendo recibido de
Krugg, hijo de alemán 22 su
antiguo maestro

avecindado en San Fernando. el obispo de Martyrópolis las postreras satisfac

Perdió también en el Perú la vida un va ciones de la relijión, estoe:


lentísimo muchacho llamado M. A. Palacios, es trema-unción, estas dos alas de las

capado por el amor de las aventuras a su


hogar yentes que aspiran a subir al cielo.
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE 4&¡

DON FRANCISCO LEÓN HERQÜÍÑIGO


GUÍA DEL EJÉRCITO EN CAMPABA

que hizo al gobierno las más halagadoras prome


sas i aun bautizó su futura pero invisible lejión
con el pomposo nombre de "Zuavos de Pinto, ,1

^Á___R¡!- NO L'11 'os voluntarios móvil i za- en todas partes no recibió sino rechazos, desai-

las últimas
^^1^^^^ dos que marcharon a

áoiffilIlTt campañas del Perú i no volvie-

"^w^fr*^ ron, fué un anciano de rostro en


I le lo t|-,ic sobre este decía Ei. Ne«-:vn
( 1
) aqui [articular
juto, canosa barba, de cuerpo alto i semblante Ferrocarril del 29 de enero de 1880:
lltin l-ernciscn 1 .. 1 ío.:- jiiifíiii", clulcno i[i:u liaiv sólo quin
profundamente melancólico, ajado al parecer por días t[tie tic reunió vuelta la patria
ce llc^i Iquique, a su a

las enfermedades i las penurias, por el clima aje doscientos iromlircs: ofreció n! ¿loSñ.-rno rumiar un cuerpo
no i la larga ausencia del nativo suelo. I los ■
[lie se Un ma ría "Zuavos de l'li'.tu.'
Su so' ii i I nd no fue atendida. I 'ere. no
|«n c-;u
desmaye, el
ociosos de palacio veíanle de continuo a la puer
señor Hcrqumiiro. Al contrario de Ja romana
que Trie a ofre
ta de la Moneda durante el estío i el invierno lilirus sibilinos al i •jue, ¡emití
cer en venta tres emperador, v

de 1880, acechando alguna menesterosa oportu recluí Alda su cierta. volvió después tle linlier quemado uno

nidad de hablar con los grandes que de pasaje exijicui'o el mismo [necio, i
tle e!los, tras de un nuevo re

chazo, quemó otro lituo i volvió ron el que le quedaba pi


por aquel ancho zaguán de ordinario trafican. diendo igual suma
por él que la que pidió por los tres; al
Llamábase aquel personaje, un tanto extraño contrario de la sibila, repetimos, el sentir Hcrqiiiiiieo lia pre-
scnlado de nuevo su solicitud, después de ocliu días, pero
por su apostura i su tenacidad, don Francisco
asegurando que ya cuenta con cuatrocientos voluntarios,
León Herqufñigo, hombre de 60 años, natural He aquí la solicitud del señor Merquíñigo:
de San Fernando, que había pasado la mitad de
su vida en el Perú, militando en la caballería de
su
ejército con el grado de sarjento mayor, has ,
\ propósito de la solit muí que leneo pendiente ame V.

ta E. para la foriuaeióti del cuerpo "Zuavos de Pinto," para lo


que, al declararse la guerra, prendiéronlo i mal ofrcí í una liase de tlosi lentos !i omines, tentio el honor
martirizaron en un calabozo de Iquique "por tnt'tn
;le [iodcr eorrejir esta favorablemente, pues lioi [uiedo
chileno., 1

Irritado doblemente su ánimo por la vengan


"A V. E, suplico, pues, tomar en considerarión la presen-
za 1
por el hambre, vínose flaco a su patria, i
pidió se le confiara el mando de un
cuerpo de
exploradores que organizaría él mismo. I aun -Erancuco l.-'oo. lleron'teleoo
4S2 EL ÁLBUM

atravesado su pecho
por dos balas en Chorrillos,
II.
Pero así siquiera el doble proscrito de su pa-
Desesperando al fin de obtener un
puesto cual tria murió vengado dos veces de los que lo habían
quiera ejército regular o movilizado, fuese
en el
i cobardemente ultrajado en las prisiones de Iqu¡.
a Arica cuando la escuadra
desplegaba sus velas ; que i de los que en la Moneda habían
rechazado
en dirección a
Lima, i por compasión nombrólo cien veces el jeneroso ofrecimiento de su
sangre,
el jeneral en jefe guía del ejército encampana I así como de aquel noble humilde
pero vo

con el sueldo de subteniente, (6o $). luntario, cábenos ahora hacer memoria de otros
En esa
ambigua condición marchó el miste olvidados, dignos siquiera de la Inscripción de sus
rioso anciano a las ba tallas que rindieron a Lima, nombres en estas tablas postumas que el orín do
i no se supo jamás de él sino que había muerto tiempo habría tle ir borrando día a día.
DE LA GLORIA DE CHILE

FEDERICO VALDIVIESO HUICI

SUBTENIENTE DEL MELIPILLA

nació en el estío de 1858 en la chacra de Chu-


chunco que arrendaba su
padre. Allí bautizóle

una noble matrona chilena que lloró su


anticipa

ERECIERON también en los do fin: la señora Mercedes Canas de Arrieta.

ftjcp campos de batalla acreedores a su Encaminóse resuello ,1 las batallas, i después


patria en honrosa memoria, algu- de haber sostenido en sus brazos a su moribun

13 oficiales movilizados, cuya nó- do amigo Alberto Pérez Gandarillas, espiró a su

nima por parca ¡ por desnuda apuntamos aquí turno


pocas horas más tarde en et trasporte

sólo con sus nombres, / '( iutimio de Moyo que lo recojió moribundo tle

Federico Valdivieso lluitii, jeneroso espíritu, la arena. El infortunado niño habíase incorpo
soldado de 20 años, voluntario del Melipilla, he rado en el Melipilla sólo una semana antes de
rido mortalmente en las filas de su
cuerpo al as morir, pues su despacho de subteniente de ese

cender el morro Solar por la ribera del mar, cuerpo tiene fecha 7 de enero de 1881.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

LOS SUBTENIENTES

VALENZUELA, LARA 1 GUEVARA, DEL VALDIVIA; LOS SUBTENIENTES NAVARRO,

RUEDAS, YAVAR I SANTOS, DEL LAUTARO; EL TENIENTE SILVA 1 LOS SUBTENIENTES VALENZUELA, VILLEGAS
I PATINO, DEL ATACAMA

En el rol del Lautaro aparece también como

muerto durante las campañas de la guerra, el


subteniente José Félix Santos, sin espresarse si
\ el batallón Valdivia que peleó murió en acción, de guerra o causa diferente.
por
bizarramente en Miraflores hasta [ ocúrresenos ahora al poner termino a esta

íí; perder ni hombres, sacriíicáron- reseña del tributo de sangre derramada por los
también por su
patria los sub jefes i oficiales de la guardia nacional movilizada

tenientes don Belisario \ aletiztie'a, don Manuel de la república, que habría sitio un estudio digno
Lara i don Francisco Javier Guevara. de la laboriosidad de nuestras oficinas militare-

El Lautaro tuvo también tres nobles muertos: la comparación del cont I


fíjente de vidas que el

uno Adolfo Yavar, natural de Quillota muerto ejército de línea i los rejimientos movilizarlos

en Tacna i dos en las batallas de Lima, que fue llevaron al altar común de la patria comprometi
ran los subtenientes Zenón Navarro Rojas i da en
guerra desigual i repentina.
José Manuel Ruedas, alentado oficial este últi Mas, imajinámonos también que semejante
mo, que había entrarlo tle soldado raso al terce parangón si había de ser en
apariencias de sumo

ro de línea i como tal había tomado parte en el interés, como curiosidad de guerra, en el fondo

asalto de Arica. Era natural de Valparaíso i te sólo probaría una cosa útil, a saber: que dado el
nía años cuando rindió la vida. número de los combatientes las
22
respectivo en

Por último, i para no olvidar un solo nombre dos secciones(15,000 veteranos por 20,000
délos de nuestra incesante i laboriosa pesquisa guardias nacionales) la proporción habría resul
durante mas de cinco años,
consignamos todavía tarlo igual, porque los unos i los otros en todas

aquí estos cuatro nombres del Atacama; Juan R. partes estuvieror a la altu a de su deber, pe-
Silva, muerto en Tacna con el grado de teniente, leando los rejimi ntos de lír ea con el entusias-
i los subtenientes de los más revidos
Juan 2.° Valenzuela, Luis Vi mo at rec utas, i los reclutas
llegas i Daniel Patino, muertos en Chorrillos i peleando en toda partes co i el taimado denue-
MiraJlnrcs. do de losveteran
r

Don ALBERTO PÉREZ GANDARILLAS


(iiH.it
CRISTÓBAL GONZÁLEZ
.

Don FEDERICO VALDIVIESO HUICI Don


(Teuiente del R>° Melipilla) iTenleate del Rtü A„uu,„i^ll¡,]
T.*Tr>Tf\TTr.T->»r"7,
Don ENRIQUE BAEZA
DonALFREDO VALDÉS VELASCO i°<— " R" vi°'°'»> Do» JOSÉ M. VILLARREAL
pw. d,i í- [Subteniente del R10 Ctilclmgiia.)
c,.Poii„„) r e y t e
Et Capitai(
(Del i.° de Linea i del Colchagim)
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE

DON ENRIQUE BAEZA


CORONEL DEL BATALLÓN VICTORIA

ocupación tuvo más oficiales i

I. jimlento Valparaíso i el Naval juntos en las dos


sangrientas batallas de Lima, i así los demás (i).
\ ÁS útil i fructífero en resultados,
: el parangón que ofrecen las (i) Sin consultar inris que un
apunte que terir
libro ciembre de iSSn, poden, o-i afirmar que el ejérc
inas precedentes de este
pacidn perdió por la fiebre iiniarilla ¡ oirás cnl'r iiíci!.i,1..i
de datos i buenas memorias, sería de oclicntn oficiales fuera de vcinle i lantos
no menos que
s de lo que nos costó en vidas, en oro, murieron en ineliirio-iiis lirolcos, peleando ron indios, cutí

nebros r montoneros, o i'ii-iludo-i por Jos mismos jefes chi


en crédito i en desastres la así llamada pacifica
lenos como e! alícrc.1 de raiiiJiineíoii t.luii JVdn:. Ulloa, eje
ción del Pení, república por todos títulos desdi tiutado en Cerro de Tasco el tíí de junio de 1882.
chada que sigue envuelta, con evidente daño Así tan solo en la ocupación cic!departamento de la Li
bertad los cuerpos epae la guarnecían perdieron, según núes-
nuestro, en desastrosa contienda civil, compa
sólo en el estío de 1882 treinta oficiales,
rando todo esto con los sacrificios tle la guerra
en esta forma:
activa i vencedora, hast; a demostrar El batallón Talca, el coronel Urízar Garfias, jefe de la
■ ■.■..■■'■:i ,'., ocupación, el eiqiiiin Clncloiiiiro l'radel, el te-
cuál de estos i : destrucción,
!.■■,:. Víctor Letelier 1 lm su liten iculcs IValdo Jláe/ i Abc-
el plomo o el clima, mal ás chilenos en el
lardo San Cristóbal.

Perú, El Concepción, los tenientes David Novoa, Celedonio Ro

drigue!, José María Pino i el subteniente Juan Bautista Es


Pero mientras esto (qu, i ha de tardar) se
pinosa.
verifica, ocúrresenos como dato de simple in
comandante el teniente coronel don
Zapadores, a su José
ducción que mientras las batallas nos mataron un Umitcl Urrutia, el capitán Carlos Samuel Barrios, los tenien-

solo coronel, Martínez, la tes Clodomiro Moreno i Luis Rocuant i los subtenientes
pestilencia i el clima
1 liego L'rliina, Avelino Tcr,-.- i \velii ■ ■ V recalo, muertos en
nos mató más o menos lentamente un jeneral, [•imentel (cementerio de chilenos) el 12 ¡ el 18 de enero de

(Lagos) cuatro
(Urízar- Garfias, Mu-
coroneles 1S8;.

Los Granaderas a caballo que al llegar a Santiago (en el


uoz-Bezanilla, Vial-Maturana i Enrique Baeza).
invierno de |SS.|¡ enviaron toda su tropa ni Jiospital i de su
I si el jeneral en
jefe escapó con la vida, perdió tropí, cuarenta lii/arrus jinetes al remen ti rio, perdió :il 1 1 :v 1

el uso de un
ojo que es como perder la mitad de Rodolfo Villagrán i los alféreces Polloni, Daroch, i Jacinto

La a a, al capitán Jenaro Freiré i a los oficiales Ma


El batallón Miraflores, batalló
simple iz, l.eohardy, sin contar al capitá Ltaciúi.i ^0
en
parte alguna se batió durante dos a: uerto en Pacasmayo el 8 de agos ode 18S1 e
EL ÁLBUM

Habríamos de escribir, por consiguiente,


II.
grueso libro si hubiéramos de desenterrar todas

aquellas jenerosas víctimas tanto ríe la resigna No alcanzó llegar el batallón Victoria, orga
a

ción propia como del error ajeno i tenaz. nizado a las puertas de
Santiago, suelo propicio,
I a la verdad que si para ello tuviéramos los a las puertas de Lima,
porque en Chorrillos tuvo
datos requeridos, de' seguro que lo comprende sólo un muerto, cuatro heridos, un contuso i un

ríamos, porque siempre hemos encontrado ma


disperso; i en Miraflores hizo más desairada fi
yor merecimiento en morir voluntariamente en
gura porque perdió un herido, el capitán Rose-
vuelto en
flajelo, en medio del Iot, contuso i
asqueroso que un un
desaparecido, es decir, ape
:ndo de las armas
siquiera nas un la
que rasguño en
epidermis.
Pero después de las victorias, los servicios
que,
Mas en otras pajinas hemos contado
cuerpo moral
como como
ya disciplinado i fiel, prestó el
la vida del coronel Urízar, de Muñoz lie/.. milla, Victoria fueron considerables i aún demostró,
del comandante Urrutia, de los sárjenlos mayo cuando la ocasión le fué favorable, que sabía
res
Villagrán i Lathan, del capitán Barrios i otras conducirse con la misma bizarría que los cuer

lastimeras víctimas de la ocupación, nos será lí pos aguerridos í de mis renombre del
ejército
cito ahora recordar sóloaquellos, de cuyos pape de línea.
les hemos alcanzado a hacer discreto uso por III.
préstamo o cesión de última hora,

Evidencióse este último, en efecto, en el ata

que que su
jefe i organizador el coronel don En

rique Baeza, llevó a los montoneros del valle de


Cañete en
junio de 1S81, empresa peculiar que
fué la primera acometida militar de la ocupación,
i que por lo mismo merece ser rápidamente con

1 Rengo tada i sometida a


imparcial criterio.

IV.

Es el valle de Cañete, situado cuarenta leguas


al sur de Lima, unode los más feraces del Peni
efiet por lo mismo talvez, con
excepción de Chiclayo,
No i déla s el más mortífero ¡ ponzoñoso de todos. Como
defiitn ones, .pie t
orrcspoiitlc-n jnii o menos a tres mil i Jases
i soldarlos i los comandantes
erra de azúcar es comarca de negros, es decir,
a otros lautos inválidos, Igtia
ció L. Gana, Federico Bunster i Félix Valdés, los mayore- de malvados, t como.en el último cuarto de siglo
Terán, del Santiago; Miguel Rivera del 4." de linea i F.sc
el chino ha
reemplazado en las labores al bozal,
qui el Soto Ag ni lar (del \v toriai el t a pitan i. I tal le del Mea
i luis .iibaJietnos que vinieron
un bozal amarillo por un bozal oscuro, resultaba
pilla: min a morir a Chile de
resultas tle "enfermedades contraídas en la campana,', se de ello una infernal mescolanza de seres i de
glin la frase casi esteriotipada de la comandant ia jeneral de
pasiones. El Asia i el África habían vaciado alli
:-i 1 ■ al di-iiioner los honores militares
nrie-.|.., lidíenles.
1
a..- ,

Iviii loe I en la misma cuba sus más punjentes venenos.

el gobierno de Chile Añadíase esto, que siendo tribu de zánganos


jvo
a
LA GLO. IA DE CHILE 4S9

fDE la de los negros cimarrones, i tribu


de los asiáticos contratados

períodos que equivalen


de ilotas la

a
en los injenios
la vida i por pactos
por
nía
atínjencia sino a los peruanos i a los extran
jeros que se habían enriquecido antes con los
productos de aquel valle próvido en vejetales,
sinónimos de la esclavitud terrible hombres.
f existentes que son en

una tercera raza de ávidos jenoveses Pero el jeneral Lynch, sometiéndose a órde
permanente,
habíase infiltrado allí, como un codicioso virus, nes
positivas impartidas de lejos i encaminadas a
i

i explotar la ociosidad rapaz de los unos i los poner en orden


aquella triple rebelión, a fin de
para
vicios incurables de los otros. La famosa hacien mejor conseguirlo dispuso que el cauto coronel
Í da de Montalván, que había sido el don de la
munificencia del Perú para con el jeneral chi-
Baeza se trasladara al desolado valle
visión compuesta de su batallón, con
con una

476 plazas,
di

I leño don Bernardo O'Higgins, hallábase por el dos cañones de montaña con 63 soldados ¡ un

camino del regalo i de las prodigalidades en escuadrón de caballería (iaojinetes) que manda
manos de dos ligurianos del apellido del Pino, ban tres valientes, el mayor Parra i los capita
de quienes sólo podemos decir, porque hemos nes Gonzalo Lara i Belisario Amor.

visto sus cartas, que no sabían escribir.

"I Los peruanos, que eran los menos en número, VII.


contaban también por poco en influencias, por
cuanto considerábase! es como
simples tenedores Partió por mar del Callao en el trasporte Ama

del suelo, cultivadores a crédito de la caña, casi zonas aquella división de 700 plazas el 16 de ju
todos habilitados por casas extranjeras de Li- nio de 1881, estoes, cinco meses cabales des

\ ma, que extraían a la última sus más exquisitos pués de la ocupación de Lima. El 17 desembar
có Cerro Azul, puerto único del valle; el 18
j jugos- en

el mayor Parra fusiló 13 montoneros, i el 19 el


V.
coronel Baeza, comandando dignamente sus fuer

..:■ Ahora bien, para mejor pescar en


aquel re- zas en persona, libró combate formal a todas las

I vuelto río que suele tomar, desde Lunahuaná. montoneras del valle reunidas i atrincheradas en

\ desde el píe de los Andes cercanos al mar vecino, las casas de Montalván, que por su situación i
F rápidas creces i turbiones, los mercaderes italia estructura forman uno de los suburbios del pue

nos del valle azuzaron a los negros contra los blo de Cañete, capital de la provincia.
chinos, i si hemos de dar fe los datos Costó tres horas tle porfiada brega para desa
a
recojidos
por el coronel Baeza durante su
expedición pa lojar a los negros alzados de aquellos parapetos,
cificadora, en un solo día los feroces africanos al cabo de cuyo tiempo 57 de los más osados
mataron en los injenios 1,080 asiáticos. Cerca de quedaron en las calles, en las trincheras i en las

.: 3,000 de éstos habíanse ref-apatlo en consecuen- azoteas habiendo costado aquel triunfo 16 bajas
. cia en el injenio de la Quebrada, de la casa ingle- al Victoria. La caballería, bajo Parra, cumplió
._
sa de Swayne i C.*, i convirtiendo los tubos de las noblemente su deber,

,; cañerías en fusiles i en cañones, defendiéronse


J- cerca de un mes como dentro de una fortaleza. VIII.

vi. Hízose el jeneral en jefe inmediatamente car


Desgraciadísimo era
aquel lance, pero no te- go del mérito de aquella acción que para el co-
1)2

i
EL A
4qo

mandante del Victoria era una reparación jene- de los puntos en que se estacione conveniente
rosnmente buscada, I escribióle desde Lima la mente la fuerza de infantería,

interesante como
elojio Reiterándole mis felicitaciones, le saludas.
siguiente carta que es

de las recordaciones más afectísimo amigo


personal i como una

características de la xucrra de ocupación, la peor P. Lynch,


de las guerras, a
que nos habíamos visto arras

trados: Convendría que usted hiciera hacer un reco

nocimiento sobre el cajón de Lunahuaná, toman


Lima, junio 20 de 1881.
do toda clase de precauciones e informándose de
la manera cómo debe hacer ese reconocimiento
Señor comandante don Enrique Baeza,
del señor Mac Gregor. Una vez en ese cajón.
usted puede imponer un cupo de veinte mil pe
Reciba, mi estimado comandante, mis más ar sos
plata a sus vecinos i tomar animales para la
dientes ¡sinceras felicitaciones por su afortuna mantención de su tropa. Dejo ésto a la
pruden
da e importante operación al tomar posesión del cia de usted i de Parra.

valle de Cañete. No olvide la pieza que había cerrada en Mon


No debe ceder en la enerjía que ha desplega talván e
imponga a ella un cupo de 8 o 10 mil
do, sino al contrario hacer fusilar a todos los que libras esterlinas.

sorprenda con armas en la mano, porque así lo Si no


pagan, usted puede apoderarse de ella i

grará tranquilizar completamente toda esa co- aprovechar para el Estado cuanto ella tiene.

P. Lynch (1).
He dado cuenta por telégrafo al gobierno de

la ocupación llevada a cabo por usted con tanto ¡i) Otro alto jefe del ejército que conocía personalmen
te las cualidades morales de! i uroncl Baeza, le dirijió tan-
éxito; i he creído de mi deber recomendar la con

ducta de usted: lo que repetiré al pasar un


parte
Sooí:\r;e. junio 2J Je tSS¡.

daciones al mayor Parra, aquien cumplimentará Señor don Enrique C. Baeza,


usted en mi nombre, i a toda su
tropa.
Estimado comandante i amigo:
Queda, pues, ahora todo ese valle confiado a

la vijüancia i buenas medidas de usted i de Par Con gusto he leído el parte del contra almirante Lynch,
Caüe-
por el que da cuenta del resultado de Ja expedición
a
ra, a quienes recomiendo especialmente firmeza
le. La íviouicudaí i en especial que hace de usted
no Ja en

traño, pues habiendo tenido ocasión tle conocer sus cualida

Por este mismo vapor escribo a Canto, dán des como hombre i militar la presente campaña, siempre
en

de lo que usted ha i tireí que, presentándose ocasión, dejaría usted bien puesto el
dole cuenta hecho; como el
coronel Canto será el jefe del territorio (pie com enfermarse
Nunca olvidaré la desgracia que tuvo usted de

prende los valles de Pisco, lea, Tambo de Mo antes de Chorrillos i Miraflores, enfermedad que por su gra

vedad haberle sido funesta. 1.a resistencia que usted


pudo
ra, Cerro Azul, Cañete, etc., etc., en caso
que él el mando tt
me opuso para retirarse a medicinarse i dejar
le imparta alguna orden o le haga indicación, se honorabilidad i en-
su
cuerpo, dejó en mí una alta ¡dea de su
rá acatada por usted, pues mi ¡dea es
unificar
ocasión para ofrecerme de usted su aftctfe:-
Aprovecho esta
esa
ocupación tan pronto como sea posible, de
jando a la caballería que recorra a más distancia
DE LA 4 DE CHILE 401

tal valle durante los tres años de la ocupación


IX.
chilena, porque cada caña de los injenios que

Era, entretanto evidente, que en aquella cor nuestros infelices soldados iban a custodiar allí
de las tres armas hablan éstas de en
permanencia o con moroso relevo, nos costa
ta campaña
vencer, i eso mismo aconteció durante la ocupa ba una vida efectiva o a
plazo.
ción de los tres años, por do quiera que, nuestros

soldados no se vieron de improviso rodeados por XI.


décuplas fuerzas como en Marcaballe, en Cuevas
i en La Concepción Trajo esa misma roedora simiente escondida

Pero la ocupación tenía una arma diversa, se en sus venas el desgraciado jefe pacificador de

creta i silenciosa para vencernos a su vez I a su Cañete, i a los pocos meses de su devolución a

los
manera, esparciendo su traidora ponzoña en lapatria se postraba con su organización com
átomos del aire respirable como en los áspides pletamente destrozada por las influencias clima
de su verde i engañosa grama. téricas de la zona tórrida, sucumbiendo al fin en

Los hacendados del valle para resistir a la tea la medianía del último i fríjido invierno en la

de los montoneros incendiarios habían empanta más triste i a la vez en la más honorable pobreza.
nado todos sus sembrandíos, I de aquí prove
nía una matanza mucho más mortífera que la del XII.
Agro romano o de las tierras bajas e inundadas
las célebres pontinas de Ñapóles i de la T osearía. El coronel don Enrique Baeza era hombre de
I así sucedió que, una semana
después del bondadoso et, razón, cíe caballerosas virtudes, de
triunfo estéril tle Montalván, la mitad del bata amor notorio por su
patria, cuya defensa le entu

llón Victoria experimentaba las convulsiones de siasmó hasta el punto de lomar las armas en edad
la cruel terciana i la otra mitad sentía ya dentro ya madura i marcharse- dejando airas numerosísi

de sus entrañas llegar sus síntomas. ma familia, a la cual el Congreso ha otorgado con

demasiada parsimonia una pensión de pan,

X. Entretanto él había buscado las soluciones

ordinarias de la existencia por todos los cami

nos
que el trabajo depara. Hombre de curia du
toda máquina el Amazonas a Cerro Azul en la rante quince años en
Santiago donde fué labo
medianía de julio i reembarcar apresuradamente rioso edil, industrial en la isla de Santa María,
la expedición que se moría, del de la Victoria,
después de haber gobernador departamento en

vencido llevando consigo tres mil chinos que todas partes cumplió su deber de ciudadano i
eran una
especie de terciana viva, mugrienta i mandatario, dejando gratos recuerdos de su
pa
movediza. sado a sus amigos e inolvidable memoria a los
I así ha continuado aconteciendo fa-
en
aquel suyos.
Don JOSÉ ANTONIO RIOSECO Don JOSÉ MARÍA CLARO
(Stbte.l.nte id E» Cocwjtóo.)
(Teniente d.l El- Oonapd.n)

Don JOSÉ ANTONIO CASTELLÓN


(Capitán del ítf? Concepción)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHLLE 493

DON JOSÉ ANTONIO CASTELLÓN


CAPITÁN DEL BATALLÓN LONTUÉ

aquella provincia i comandante del batallón Lon

tué don Leoncio Tagle.


Vínole este destino después del malogrado C,

Díaz Vega, modesto cronista de la guerra, que

sucumbió en Ica víctima de la fiebre amarilla; i

en este intervalo de tiempo, asaltado por la mis


ma
ponzoñosa dolencia, el capitán secretario i
las batallas campales de la guerra, redactor al el 24
co, en
siguió a su
predecesor sepulcro
pero fué su heraldo. Nacido en Santiago en de abril de 1883.

1853, dotado de notable facilidad para hablar Fué el capitán Castellón un nobilísimo mozo,

i apuesto mozo
por su
figura, fué uno de los entusiasta, jeneroso, notablemente ¡ntelijente, es

miembros más actiyos i prestijiosos de aquel co


peranza de una madre viuda, sostén de una her
mité patriótico que, presidido por el entusiasta mana célibe, i llamado talvez a
figurar con bri
curicano Florencio Moreiru, predicó la primera llo en la política futura de su patria. Pero la ocu
cruzada de la guerra en todas las ciudades de la pación, enfermedad peor que el cólera tropical,
república i contribuyó no
poco al alistamiento porque comprendía todas las variedades del tó

de los primeros voluntarios, sigo que en los trópicos mata a los hijos de la

Enrolado a su turno en el batallón Lontué i zona templada, cerró su carrera cuando apenas

destinado a la reserva, cubrió durante una


parte comenzaba, a la edad de 24 años.

de la fatal i pestilente ocupación del Perú la Tributáronle sus


compañeros de armas afec

guarnición de varios pueblos infestados i espe tuoso homenaje tle duelo i tle cariño, distinguién
cialmente el de lea, donde fundó un
periódico dose entre aquéllos su propio jefe i el segundo

con el título de La Voz de Ica. Gracias a su cla de su cuerpo don Máximo Correa, que en
pos de
ro talento le era dado también desempeñar el ól vino también a morir, víctima de la misma
cargo de secretario del activo jefe político de atroz enfermedad: de ocupación.
w EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHLLE

DON JOSÉ ANTONIO RIOSECO

TENIENTE DE ARTILLERÍA

una
ingrata i pestilente guarnición, había vivido

apenas 23 años.
[ esta fué toda su vida sucintamente contada
A primera víctima de las pestilen por el fraternal afecto que ha sobrevivido a su

cias del Pero, si nuestra memoria prematura tumba i vela sobre ella (1),
no nos falla, fué (febrero de 1882)
j¿,£
**" la ciudad de
en
Trujillo el brillan

te capitán de artillería don Jenaro Freiré. Pero


no seria la última víctima de la ocupación en esa

arma, porque en
mayo del año subsiguiente fa
lleció tie! mismo mal en lea, el teniente clon José
Antonio Ríoseco, discípulo en la guerra ele su

etapas de Ja guerra,
s tlt-ell
paisano i deudo, el mayor Montoya, muerto

también por el clima,


Esperando que más adelante lialini tle hacerse justicia a

2 Ríoseco era nieto de un oficial del


i.iejar.le meritoria tarea, cree-mus por lioi lialicr lint luí 1" que
1 los Anjeles por el año de 1860, las circunstancias permitan solire sus crueles dolores i sus

ue, al sucumbir gl. jeiicrii-as ir


DON T. TRICOT DON ENRIQUE EWER
(Sarjento del Bejimiento Atacama) (Subteniente del £." de línea)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON HILARIO BOUQUET

TENIENTE CORONEL, SEGUNDO JEFE DE LOS CAZADORES DEL DESIERTO

llos esforzados voli extranjeros, o


hijo:
I. de extranjeros.

NA de las más jenerosas tradi n.


ciones que recojerá la patria his
toria de los campos de batalla Nadie habrá a la verdad olvidado que a bordo
en
que, ceñido su
pecho de dia- de la Esmeralda, entre muchos otros nombres

peleó la nación chilena durante de diversas razas, hubo en el día de Iquique,


buen derecho, es la nobilísima primero en la cuenta de nuestras hazañas na

iditos de las demás naciones vales, un Wilson que se señaló por su heroísmo.

hijos, prestaron a su causa I bien, otro Wilson caía bajo el pendón del Ata-

cama en la ladera de San Francisco, esta pri


Tributar toda su
sangre al suelo en que el mer batalla campal entre las veinte batallas de

hombre viera la primera luz es, desde los días guet


del poeta latino, un dulce deber; i ese deber lo La analojía era reveladora; i en efecto, britá
han cumplido todos los chilenos. Pero cuando nicos, hijos de la antigua i
españoles, numerosos

es
ajena la vida que se ofrece en el ara de los belicosa Galia, italianos, rusos, slavos, ejipcios,
sacrificios, tórnase ese deber en
magnanimidad polacos, teutones, bajo sus diversas denominacio
i'su recuerdo en
pechos jenerosos en imperece nes
jeográficas, malteses, austríacos, griegos, es
dera gratitud. candinavos, puede decirse que no falló ningún
[ fué esto tan
digno de especial memoria du voto ni ninguna espada en aquella delegación de

rante la última i prolongada contienda de la re todos los pueblos en medio de nuestro pueblo.
pública con sus dos antiguas rivales i más próxi Hubo entre aquéllos un
jeneroso meztizo, Fede
mas vecinas por el mar, que no ha habido, pue rico Harrington, que vino desde la tierra de los
de decirse así, una sola de sus solo zulúes a combatir en nuestras filas, tan
naves, uno pronto
de sus
rejimientos o de sus escuadrones que al como oyera en los desiertos de África {Cabo de

desplegar sus banderas en el océano o en la Buena Esperanza) el apagado rumor de los cla
montaña, no
haya divisado en talante de guerra rines de la llamada de su
patria a las armas, tras
' de defensa al
pie del asta a alguno de aque portados sus ecos
por las brisas del océano.
63

L
EL ÁLBUM ^^S!

estaba inmóvil, subió a batirse a la cubierta del


III.
indefenso barco, i allí quedó hecho átomos
por
No habría aquí ciertamente espacio ni opor una bomba del Huáscar en el combate del 28
de
tunidad para recordar los servicios de los auxilia agosto de 1879?
res
que Chile encontró en la mar, porque desde [ no es dado tampoco a la justicia echar en

los tiempos de Cochrane i de Guise, de Woos- esta olvido


parte en a
aquel marino voluntaria
ter i de Willrinson, de Foster i de Cobett, de que, como el benemérito
capitán Stewart se

Grenfell i de Spry, deSimpson i de Bynon, i arrojó al agua en mar embravecida para salvar
de muchos de sus modernos capitanes de alto un
despacho urjente; ni a
aquel capitán Hart,
bordo (como los Lynch i los Williams, los Viel, que lleva en su pecho la merecida medalla de los
Ídespués, entre subalternos, los Señoret, los salvadores, porque en todas partes rescataba de

Chalgneau, los Nef, los Jardel, Beaugancy, hijo las embravecidas olas la vida de nuestros teme

de un soldado de Cerro Grande, los Me Pher- rarios soldados.

son, los Castelton, los Hudson, los Reynolds,


los Marazzi, los Bannen, los Condell, los Simp IV.
son
hijos, los Rogers, los Pozzi i cien otros) lle
van todavía por nacionalidad o trasmisión nom Esa alianza marítima con los hijos de otras
bres extranjeros, naciones, era, sin embargo, un hecho corriente i
Sobre este particular será suficiente pasar re casi natural, porque el océano no tiene fronteras,
vista al rol de nuestras tripulaciones i hacer de suerte que cabalgando en sus revueltas olas i

oportuno recuerdo de que tan solo en una oca en alas de sus borrascas, los hombres dejan de
sión i dentro del glorioso casco de la Esmeralda ser miembros de una nacionalidad determinada

pereció más de uno de los descendientes de los i estrecha para ser sólo unidades de la ancha

que con Temístocles salvaron la Grecia i el oc humanidad que puebla el orbe que ya le viene
cidente de Europa en Salamina, estrecho.
Los dos contramaestres de la nave inmortal, El Perú, a su manera, tuvo por esto a bordo de

i que con ella se


hundieron, Constantino Micabi sus naves de combate innumerables africanos,
i Eduardo Cornelius, eran
griegos; asi como era asiáticos i aun infelices i asalariados canacas de

maltes el marino. i." Esteban Despots, italiano la Oceanía, porque el mar desde Jerjes no tiene
el de igual clase Bartolomeo Bosso, i francés el amos.
¿Pero acaso, con una o dos excepciones,
capitán de altos jorje Joujoi.ul. Al lado del jene pasaron aquéllos de ser tristes mercenarios, re-

primer maquinista don Juan Hyatt, hallá de las


roso
cojidos por acaso
playas?
ronse también en aquel memorable día los mari

neros Andrés Brown i Carlos Moor, los tres


V.
ingleses i los tres sacrificados a la causa de la

república, porque aquí no hacemos memoria sitió Pero lo que fué peculiarísimo i característico
de los de reía;
muertos. nuestra manera de ser como pueblo con
¿Quién ha olvidado tampoco el nombre de ción a otros pueblos, consistió en el hecho de

aquel jeneroso ejipcio, el injeniero don Juan que no tomó bandera un solo cuerpo de nuestro
bordo del Abtao, teniendo contara en sus filas al
Mary, que a no
qué ejército de tierra que no

hacer en su departamento porque la máquina guno de aquellos intrépidos auxiliares.


w DE LA GLORIA DE CHILE

l para comprobarlo nos bastaría citar por re Abinagoitía que nos dio su
sangre, i los solda
las dos Ceferlno i Ramón Araneta, cuyos
cuerdos algunos de aquellos apellidos en
Esturdoy
armas; i en el estado mayor el primero apellidos revelan su ibera procedencia. En las
diversas
Roberto Souper, a Ricardo Walker listas de revista del glorioso rejimiento del nor
de todos a

Martínez, a Marcos Latham, victima de una te leíase también los nombres del capitán Elias

sublime, a Miller Almeida i a los dos Marconi, herido mortalmente en Miradores; del
abnegación
Subercaseaux. ayudantes de campo de Barbosa teniente Roberto Roach ¡ del soldado raso Ro

¡ de Lynch en las dos postreras batallas campa berto Heaton, bravo Inglés; sin contar no menos

les de la guerra; en la artillería a von Keller, a de veintitrés auxiliares arjentinos i al soldado

Boltz, a los Wood, hijos del valeroso inglés que boliviano Corsino Castro que en todas parte pe

sirvió a Chile en todas las esferas de su vasto leó contra la alianza mientras hubo aliados.

los dos Vandorse, que antes fueron Van


injenio;
der See, nietos de soldado holandés auxiliar de VIII.
Chile, i a Víctor Aquiles Bianchi, mestizo de

lombardo i de danesa; los dos Montauban i mu Hácese todavía memoria del capitán Rahau-

chos otros. sen i del sárjenlo Hildebrandt (dos nombres

teutones) en el Coquimbo, siendo digno ele es

vi. pecial mención que el último llevara en sus bra


zos el estandarte de Chile en la
repechada de
Hemos nombrado ya en la caballería a Fede Tacna ¡ que no lo soltara sino cuando la muerte

rico Harrington, ¡ entre cien valerosos jinetes enfrió sus fuertes músculos en torno al asta.

habría que agregar todavía muchos otros juve I tan sólo en el re j ¡miento Santiago encontra

niles nombres como el de Carlos Souper, el de mos estos cuatro nombres de esforzados volun

Daniel Carson, el de Eduardo E. Cox, el de tarlos, rpie en una sola batalla, (Tacna) adquirie
Tristán Stephan, ascendido a
capitán en el cam ron la adopción de Chile, o de sus tumbas, con

po de batalla, así como el joven subteniente de su


sangre: Henry, Leclerc, Brunell i Gareille.

Carabineros, hijo de alemán, que en Pachía rin


dió gloriosamente vida i cuyo nombre,
su como
IX.
el de tantos otros, el viento del olvido ya ha
borrado. Era cosa natural que el número de los volun
tarios de nombre extranjero, nacionalizados o no
VIL
nacionalizados, fuera mayor en los cuerpos que
En cuanto a la infantería, la revista seria la í de
mu
organizó cosmopolita Valparaíso, esta
cho más i
prolija, como tratamos aquí sólo de suerte aparecen en los Navales los Délnnos, los
recordar i de conservar, Gillman, los Üleakeley, los Simpson, i el Valpa
vamos a pasar aquélla en

cuerpo por cuerpo, sin tomar en cuenta ni razas raíso los dos Pollman, los Dolí, tipos alemanes;
ni
categorías, guiados sólo en la tarea por el los ingleses Murray. Stainway, el
apellido Fen-
quebradizo reflejo de la memoria. wick, el italiano Maldini, el slavo (¿ilirio o pola
En el Atacama, además del subteniente Añ co?) Givovich, los franceses Baignol i Jullián i el
ares Wilson San Francisco la vi
que en
perdió belga Luis Wargny, que llevó la bandera i cayó
da, señalóse el joven vizcaíno don Anastasio con ella.

L. ,
-rm

ella los nombres de Gustavo


Leohardy, Ernesto
I'.isclmffshausen, Alfonso Klickmann, oficiales
En el rol del Buin leemos el nombre del ofi del ejército de línea, fallecidos durante la
campa
cial Belisario Anthas i el de tres Bysivinger. En ña, sin haber tenido la fortuna de caer
segados
el 2.a de linea el de Enrique Ewer, muerto en
por la segur del plomo sino por el hálito pesti-
Miraflores, i el del soldado Guillermo White; en lente de las epidemias. Siguen en pos el
sarjen
el 3." el de Francisco Mayer, "el héroe del Oro to Alfonso Siemsen, hijo de alemán, i Arturo

ya... i el del subteniente Wolliter, cuyo apellido Finch, hijo de inglés, oriundos ambos de Val
inglés recuerda a los sacrificados del Escorpión paraíso; el subteniente Penjean, de padre corso, i
en 1S09. En el 4." a
Jorje Boonen, gallardo el subteniente Tinsley, cuyo apellido suena a
po
de honorable caballero i funciona laco.
oficial, hijo ¿I a cuántos, empero, habremos olvidado?
rio el de Zapadores a Federico We
belga; en

heroicamente la entrada que


ber, muerto en
XII.
Chorrillos; el Chacabuco al
su
cuerpo hizo a en

ínclito Moltke; al oficial italiano Esteban 2° Ca- Sería justicia acreedor a un estudio com
en

verloti, herido en Miraflores; a Federico Sullivan pleto, ejecutado por nuestras oficinas militares,
Nueva York; el Colchagua al capitán
hijo de en
yaque Estado Mayor propiamente no tenemos,

Krugg, que en la última batalla mandó en


jefe su (si bien debiera existir en
permanencia, exacta

i al sarjento Honorio Marcout; en el la vida de los existe la


rejimiento, mente como en seres

Talca a Francisco Wormald;en el Aconcagua a cabeza sobre el cuerpo) el análisis de la coope

Augusto Nordenflycht, a Federico Herbage, a ración voluntaria, libre, casi no remunerada

Florindo Bysivinger, al sarjento Klempleth, al ofrenda de sangre i de valor que los hijos de los
cabo Teodoro Colle, al soldado Pedro Bichet, diversos lotes en que se halla hoi repartido el
mencionando sólo a los muertos: en el Caupoli universo, trajeron al continjente de nuestras ar

cán Dardignac, "bravo entre los bravos;n en


a mas señaladas por tantas victorias; pero como

el Lautaro al capitán Santiago Bevan i al esco semejante tarea, tan honrosa como delicada, re
cés Mc-Kann (llamado Mecan); en el Victoria a queriría de seguro un mediano libro, habremos
Elias Roselot i al capitán Pedro Fredericks, cu de contentarnos con hacer aquí líjera mención

yo nombre suena con eco escadinavo; en el Val de aquellos que todavía no han sido recordados

divia a Horacio Nordenflycht; en los Cazadores comenzando por un


jefe francés que sirvió al

del Desierto a su
propio jefe, el comandante país con más e

Hilario Bouquet, simple aventurero, pero solda

do de intrépido denuedo; al sarjento alsadano XIII.


Kremer, que tomó el primero el reducto de Tac
na en la extremidad derecha del campo de la Fué aquél el comandante Bouquet, el extran

Alianza, i hasta en el cuerpo de bagajes al fran jero de más alta graduación en nuestro ejército
más alta
cés i al alemán Heslketh, de por ésto fué
su
Vigneaux muerto en tierra, pero que no

de bellísimo
la campaña. figura. Soldado, simpático, lijero,
talante físico, el moral, tipo de esos
XI. frájil en

la cabeza a tin
aventureros que llevan erguida
La lista es larga, i hai que agregar todavía z de pasearla más ufanamente por los vientos que
w DE LA GLORIA DE CHILE Sor

la llenan, sabíase de él únicamente que era hijo glés que Liverpool, ¡ de la señora Arellano, hija
de un oficial jeneral del ejército francés i que uno de San Fernando.

de sus hermanos tuvo un asiento de diputado Apresurémonos a decir que en


aquella batalla

hasta hace poco en la asamblea de Francia. Mozo el comandante Bouquet revalidó sus títulos mili

aturdido i calavera, pero brillante, había venido a tares, batiéndose como un verdadero francés i

las tierras magallánicas en pos de las fantásticas quedando atravesado por una bala en el campo
el supuesto explorador de de batalla.
promesas de Pertuiset,
la Tierra del Fuego, i
después de atravesar

aventuras más procelosas que aquellos mares, XV.


quedóse en Santiago, esperando los días de

raima que en la alborada i aun en la madurez Recobrado de prisa en Santiago, marchó el

de !a vida sobrevienen después de las tormentas, comandante Bouquet a las campañas de Lima

en el estado mayor i constantemente; hizo el ser

xiv. vicio de descubierta, para lo cual su viveza, su

ductilidad i su valor le hacían apto. Después de

En esta situación ocurriósele, talvez por espí Miradores dirijióse a la sierra en la expedición
ritu de heredad i por analojía de talla, que había Letelier, i a su
regreso, desacreditado, enfermo,
sido en Francia comandante de un
rejimiento de procesado i lleno de desdichas vino a morir en

dragones movilizados en la guerra franco-prusia un


hospital en
Valparaíso. Trasladado como de

na; i con esta iniciativa, después de varias vicisi limosna a


Santiago, gracias a los esfuerzos mi

tudes, el gobierno le confió el mando en


segundo sericordiosos de su
amigo i protector don Adol

del batallón Cazadores del Desierto, que llegó fo Ibáñez, tributáronsele los honores de orde
nanza al borde de su fosa, i allí su memoria

batalla al mando de su
primer jefe, el bizarro aguarda todavía el lento fallo de un
proceso que,

Jorje Wood, todavía un mestizo de inglés i de por desgracia, se ha hecho más que una causa

chilena, ■—
del coronel don Carlos Wood, más in militar, una
polémica de autoridades.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON ALFREDO BAIGNOL

TENIENTE DEL REJIMIENTO VALPARAÍSO

incendio que consumió el comercio de Valparaí


I. so en noviembre de aquel año, el niño Baignol
quedó sin apoyo cuando ensayaba sus
primeros
| ACIA el año de 1S49, cuando el pasos fuera de la cuna, pues había nacido en San
íar Pacífico veíase invadido de tiago en 1855.
¡n velas de todas las naciones que Como fuera, esto no obstante, un mozo serio,
jp" conducían a California i a sus cam resuelto, constante i el fondo de su alma buena

pos de oro a los febriles argonautas de la mitad hallábase preparado para el ejercicio de ele
del que hoi cansadas alas desciende vadas virtudes morales, comenzó hacerse hom
siglo, con a a

Su ocaso, quedábase rezagado en


Valparaíso i bre desde niño, i a los veintidós años hallábase

después en el Callao un caballero francés, natu cerca de recibir su


diploma de médico, cuando la
ral de Limoges, que había tomado parte activa guerra hizo sentir en el pavlnentode todas nues

en los movimientos revolucionarios de su


patria tras ciudades el ruido tle su carro de fornido ace

en el año precedente. ro. En el acto el joven aprendiz tle sabio, corrió


Era su nombre Juan Bautista Baignol, i en la a unirse a sus
potentes bridas, porque quería
última de aquellas ciudades casóse con una
joven marchar más aprisa que sus libros,
oriunda de
Méjico, la señora Lorenza Loreto,
que le dio dos hijos. 111.
Fué uno de aquéllos el digno mancebo que
con su
sangre jenerosa tiñó en el campo de Mi Conducido a la campaña a
principios de 1880
radores blasones, i el batallón
quien debemos, por el
sus a
por su en
primer Aconcagua coman

noble muerte, tributo de admiración i de cariño. dante don María Marchant, cuando
José este

Su hermana única la señora Matilde soldado, digno ríe aquella brillantísima h


es
Baignol, gran
casada con un estimable caballero chileno. jii'ui, pasó a mandare! rejimiento Valparaíso e

la víspera de las jornadas de Lima, llevólo al nui

II. vo
cuerpo, i nombróle en la víspera de los con

bates su ayudante de campo. I así como le hab:


Fallecido el padre e [858, con motivo del enseñarlo el ejercicio ríe las armas, así le e.nsefi

menoscabo de su fortuí causado por el voraz a morir, muriendo a su laclo en Miradores.

t_.
-<^m^_\
:bum

Sus compañeros de armas encontráronlo, en vicciones firmes i marchaba


siempre resuelto al
efecto, espirante a
pocos pasos de su
jefe, junto cumplimiento de su deber, i cuando creyó
llega
al talles de los rieles, que habían sido converti do el momento
prefirió empuñar la espada a ma
dos por las ametralladoras peruanas en un ver
nejar el bisturí. Su mayor penuria en la campa
dadero cauce de plomo candente. ña fué cuando, en la vida de guarnición, veía que
Fué aquélla la verdadera vía de la muerte, i otros podían encontrarse cerca del
enemigo cuan
por ésto el paso i repaso que de aquel sendero do él estaba aún en la reserva,

fatal hizo en varias ocasiones, i siempre incólu "El joven Baignol tenía por ideal la conclu

me, el denodado comandante Demófilo Fuenza- sión de sus estudios


profesionales i, después de
lida para mejor empuñar los dos batallones de algunos años de ejercicio en la escuelas médicas
su
rejimiento (el Santiago), hízose su hazaña de Europa, regresar a Santiago como
especialis
comparable i comparada por algunos al "salto de ta de las enfermedades pulmonares.
Alvarado'i en la noclte triste de Méjico. Como «Era un
poeta filósofo, a la vez que un buen
el Tiouahtih de Anahuae. el valiente jefe había polemista. En escritos i tenía
sus era
elegante
quedado ileso.... gran facilidad para expresar sus
pensamientos
Tratándolo mui de cerca ¡durante algunos años,
IV. pude formarme juicio de que el estudiante
Baig
nol no estaba lejos ele litigar a ser un hombre dis

Trasportado el ayudante Baignol a Lima en


tinguido, no tan sólo en el ejercicio de su profe
hombros de su tropa, fué instalado en el hospi sión sino quizás aun
para la sociedad,, (1),
tal de Guadalupe, i allí falleció antes de cumplir Los restos del malogrado ayudante del coro

su
mayor edad, en la medianía de febrero de nel Marchant fueron trasladados a
Santiago, i
1881. hoi honrosamente descansan en la sepultura de
"
De carácter afable, —
dice de aquel malogrado sus honorables deudos de afinidad, los señores
mozo
alguien que de cerca le conociera en el au Castro.
la i en el hogar, en el libro i en las armas,— aun
(r) Carta al autor del hermano político de A. Baignol,
que un poco retraído, el joven Baignol tenía con- don J. Clemente Castre, Saneado, setiembre 4 de 1884.
DE LA GLORIA DE CHILE 50.

DON JUAN JULLIÁN


SUBTENIENTE DEL REJIMIENTO VALPARAÍSO

esos titanes del trabajo, para quienes la vida ha

sido sólo la incesante brega de la intelijencia con

la suerte, don Curéis Julli.in. antiguo i rico arma

dor de Valparaíso, decano honorable hoi día del

comercio francés en estas costas.

Su madre fué la señora Lucrecia Chessi, una

■^^jgp^ memorias en remota posteridad, de las mujeres más encantadoras de su


época i

imajínese una criatura de quince años, fresca, en


cuyo rostro los surcos del dolor no han bo

rosada, rubia la copiosa cabellera, alba la tez co rrado todavía los matices ele la primera flor de

mo la mañana antes del sol, los tersos labios se la hermosura,

los de candida virjen i retozando to


mejantes a

davía en las maternas faldas, (esos segundos i más 111.


dulces pañales de la vida) que comienza a sentir

conciencia i afecciones. Ese niño, hermoso coma Cuando estalló la guerra, Juan, predilecto de

un ensueño de la primera maternidad, había na la madre en el hogar i en la tumba, tenía apenas

cido en
Valparaíso el 30 de enero de 1864, i ¡dato 1 5 años, i a escondidas de quien así le amaba

terrible1 al espirar en esa misma ciudad cu ese marchóse en


aquella edad en
que la conciencia

mismo día de 1881, envuelto en el regazo de la es todavía un destello, pero el corazón un


poder,
madre, mojado de lágrimas, habrían sus
guardia asentar plaza desoldado en el
rejimiento Valpa
nes creído divisar sas labios húmedos todavía del raíso cuantío se alistaba en San Felipe para mar

manantial de sus senos:


¡tan corto había sido el char a Lima. Mas por lo galano de su rostro in
límite del tiempo que separó su tumba de su cuna! fantil i para no darle el continuo afán del fusil.

Juan Jullíán, que así se llamaba aquel querido hicíéroiilo sarjento segundo. En esta condición

niño, cumplió 17 años el mismo día en


que el vino con su
cuerpo a la revista tpie en setiembre-
destino lo separó de amantísimos padres que to de 1880 pasó la capital a los más gallardos seis
davía le lloran. mil soldados de novel i fama que
su
ejército; es

al verlo en las filas un cruel profeta exclamó en


11.
la acera: "A ese nifiito lo van a matar con muni
Fué el autor de sus acelerados días uno de ciones...,
64

k.
jcjCí EL ..

=u madre, una bala atroz bandeóle la pierna de


IV.
recha en el campo de Chorrillos al
comenzar los
Era el sarjento Jullián tan extremadamente fuegos. Llevado en brazos de un soldado a la
tierno por la expresión de sus sentimientos más ambulancia i de allí al fatal
trasporte Ítala i a

que por la de sus años, que al embarcarse en Chile, como lo tenía pedido, casi llegó moribun
Arica para Lima en la fragata Norfolk, no acer do, ¡ai! como tantos otros mártires de aquel ho
taba decir amorosa madre, en la tínica rrible bajel, a la puerta de i he
a a su su
hogar; aquí la
carta que le escribiera (diciembre n de 1880), manera dolorosísíma como ocurrió aquel lance,
sino estos conceptos de tímida Í afectuosa fe: i'Si según su propio padre, que ha necesitado apar
Dios i María Santísima lo quieren, amada mamá, tar las lágrimas de sus párpados para describir
la volveré a ver muí luego. Pero si su voluntad nos en el seno de la antigua amistad aquel lúgu
me fuere contraria, confórmese con la muerte a bre cuadro:

que me ha destinado Dios.,, I más adelan "Hallábase su madre, —


nos escribía nuestro

repasando infantil memoria sus


jue amigo desde retiro el valle de la
te, en su su en
Ligua (es
gos, sus hermanos, sus sobrenombres, decíala tablecimiento de Cabildo),— hallábase Lucrecia
todavía: n
Adiós, mamá adorada; no se olvide de en la ventana de nuestra casa en la calle de la
su
hijo que se acordará de usted en el campo de Victoria el triste día en que
llegó a Valparaíso el
batalla.Ruegue siempre por mí, i pídale a la /tata (el 27 de enero) viendo pasar los heridos,
Santísima Virjen por mí i despídame de toda la i preguntó a un joven que venía con ellos, Í que

creo era Cardemil, si


Juan, nuestro hijo, venia
Venían en
pos los cariñosos apodos de la in en aquel trasporte, i le contesta: "Sí: viene come

fancia, i todavía, después de designar cada yo.it (Venía herido i flaco


a como un
cadáver).
uno de sus
pequeños hermanos con las denomi "Entonces divisa otra camilla i se encuentra

naciones poéticas del hogar que se columbra por con Carlos Escobar, quien les dice que Juan no

la última vez, ponía el adolescente a su


epístola venía en el Plata i que se había portado mui va

de adloses esta varonil posdata que revela al liente en el combate de Chorrillos. Vuélvese
héroe i que se
cumplió como s¡ hubiera sido un Lucrecia a casa; siempre con la vista fija en las

siniestro mandato: "SÍ soi herido, haré que me camillas que «lasaban, ve una llevada por cuatro

lleven a Chile para morir en mi casa.- bomberos de la 3." compañía a


cuyo lado estaba
El niño volvíase así hombre i el hombre tro mi hijo Luis acompañando a su hermano, i tañía
cábase en adalid guerrero en presencia de la fué la emoción del pobre Juan que al ver a su
batalla cuyos laureles cubrirían más tarde su madre se escondió la cara con su kepin...
liviano Í virjinal ataúd, ¡Qué cuadro i qué enseñanza para los que in

ventan las guerras, para los que las adoran, para

v. los que por egoísmo las usufructúan!


n Cuando supe, —
añade el infeliz padre, que

Todo verificóse seguida


en como él lo había había vuelto herido mi Juan fui a Valparaíso, i
previsto i casi profetizado, contar lo que ha sufrido este mártir i lo que he
Ascendido alférez la de la batalla, sufrido posible, ¡ al es
a en
víspera mos nosotros no me es

todas partes ir cribir recuerdo me hace


porque en era
preciso esperando esta carta, semejante
la edad a
aquella criatura escapada del seno de
w DE LA GLORIA DE CHILE 307

velaron su cuna i envueltos ahora en primorosos


VI.
tules, que recordaban los colores del iris i de las
Dando todavía treguas al tiempo presuroso, dos banderas de su
orijen, condujeron su alma

|a muerte aguardó esta vez, como para dar


lugar pura a las alturas!...

a que en aquel rostro


casi anjélico, desfigurado ¡Sublime trasformaclón!

i el hediondo veneno del pus,


por el agrio plomo
víclima era
apareciesen los signos de que aquella vil.
una devolución lejitima de la guerra,
de que era

no un ánjel asesinado por un rayo del cielo, sino Entretanto, ¡oh Chile! ¿no te sientes orgulloso
un soldado que había peleado i había vencido de llevar en tu pecho las señales de la materni

¡■n el fragor de campal batalla en tierra firme. I dad de tales seres3

por esto sólo el día en que enteró diecisiete años, Entretanto, ¡oh república! matrona ilustre, ma

el 30 de enero de 1881, descendieron sobre su dre implacable, ¿estás satisfecha ahora de tu pro
lecho los mismos alados j cilios que etl la víspera, le i de la ajena?
LOS CUATRO SUBTENIENTES
DEL REJIMIENTO 2." DE LÍNEA
El ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE

r-
LOS MUERTOS DEL 2." DE LINEA

GARRETÓN, GARFIAS FIERRO, I BAEZA, LOS SUBTENIENTES BARAHONA,


LOS CAPITANES

GAJARDO, RODRÍGUEZ, LÓPEZ NÜNEZ, CIFUENTES, MORENO, MORALES, RAMÍREZ I BASCUfiÁN VALDOVINOS

Había comenzado su carrera como soldado


raso en elrejimiento de Cazadores a caballo en
1861, Í pasando después a la infantería bajo la
> SPARCIDAS en diversas hojas protección de un tío, natural también de los
%p de este libro de memorias las de Anjeles, que comandaba a la sazón el batallón
V [ied los ¡lustres jefes del cuerpo más 2." de línea(el teniente coronel Silva Amagada)

riosamente trabajado del ejér era subteniente en i8;i, teniente en 1873 i ca

cito chileno i que por sus dolorosos pérdidas me


pitán al comenzar la guerra.

reció el renombre de "el rejimiento mártir n i Dos hermanos suyos, Abel i Aníbal, soldados
contadas asimismo las vidas i proezas de
algu de los Anjeles, le sol., revieron para vengarlo, i

nos de sus más señalados capitanes, como José son hoi jefes en el ejército chileno.
Ignacio Silva, Reyes Campos, Francisco Olivos
i Francisco Inostroza, quédanos ahora espacio
DON DIEGO GARFIAS FIERRO
apenas suficiente para hacer grato recuerdo de
los que acompañaron a los últimos en el sacrifi

cio; i es esto lo que vamos a


poner por obra El capitán Diego Garfias hierro, hijo de San
como si pasáramos simplemente una lista de
tiago i ríe un honrarlo caballero que fué secretario
combate,
i confidente íntimo de don Diego Portales i que

octojenarlo, aún vive, tuvo en el ejército la va


DON JOSÉ ANTONIO GARRETÓN
riada carrera a
que la viveza de su
jenío le arras

traba. Formado en el Buin desde 1S59, llegó a

El capitán don José Antonio Garretón que filas, i después vagó ins
ser
capitán en sus como

fué muerto en la batalla de al frente de milicias la


Tarapacá tructor en
Illapel, en
Melipilla, en

de su
compañía, de la ciudad de los An ¡ por último Lota, donde le sorprendió
era hijo Ligua en

jeles, la cual, mejor este nombre habría me !a guerra i casi la muerte, porque fué de los
que pri
recido el de ciudad de los soldados, porque el combate i
to meros en caer en sangriento pira
aos los que allí camino de el fatal día 27 de noviembre de
nacen van
por un u otro Tarapacá
a formar las filas del
en
ejército. 1879.
Era el Garfias Fierro oficial valen
EL ÁLBUM

Con
-^
capitán un esa
graduación pasó al 2. de línea, i salid
tísimo, de trato afable i lijero, querido de sus incólume de las tres batallas de enero de 1881
compañeros i en todo un buen oficial, tipo alegre para ir a morir en una seria escaramuza de la
del soldado chileno. sierra, haciendo ostenta allí, como en todas par
Herido de muerte en el
estómago en el fon tes, de brillantísimo i fogoso valor.
do de horrible quebrada, ataúd improvisado i Marchaba el capitán Baeza al lado de! coro

estrecho de mil cadáveres, sentóse al pie de un nel Canto, su


jefe, i él mismo empuñaba la cor

verde molle, i allí aguardó tranquilamente la neta de su


compañía tocando avance, cuando
muerte que le dieron los inhumanos soldados una bala le atravesó las sienes i le dejó muerto

que en la primera hora de la jornada se juzga


ron victoriosos. El último capitán del 2.", como sus seis pre
decesores, murió digno de ellos i en la flor de la

vida, como ellos. Había cumplido apenas 34


DON MANUEL A. BAEZA años; pero el dolor de su bizarro jefe, que antes
de embalsamar su cadáver con esencias, hicié-
ralo a la vista del ejército con sus
lágrimas, i el

Completó el número de los siete capitanes respeto con que fueron conducidos a Lima sus

muertos del 2." de línea, que fué el mismo de despojos, fué una
prueba más de que en
aquel
las pléyades, un valiente mozo
que había sido bizarro mozo no había sólo un bravo, sino un

soldado desde 1869, es decir, desde la edad de hombre de corazón i un adalidad de guerra.

19 años, porque cuando le mataron en las sierras

del Perú hallábase en todo el vigor de su


juven-
wd <■). LOS NUEVE SUBTENIENTES DEL 2.'

El capitán del 2.° de línea don Manuel Anto DE LÍNEA


nio Baeza era natural de Talca i había comen

zado su carrera desde el fusil i la varilla, sentan No es menos honrosa la lista de los subal

do plaza de soldado distinguido en el Buin en ternos del "Tejimiento-mártir,, que perecieron


marzo de 1869,
consagración i de conducta cos
Cinco años de I entre éstos cedemos de derecho el primer
tóle su primer galón (1874), después de haber puesto al que en el campo de batalla sostúvola
servido tres años ele cabo i tíos de sarjento. hasta rendir la vida.

Con esta ruda pero eficaz preparación marchó

a la guerra; i ésta, llevándole en sus alas de

fuego más aprisa que la tarda academia del cuar DON TELÉSFORO BARAHONA
tel, púsole en sus hombros las charreteras de
5UBTEN1ÜNTE ABANDERADO
capitán después de 'faena, cuando iba ya camino
ur
de Lima, es decir, en octubre de 1880. Hijo de un
antiguo comisario de la policía
de
bana de Santiago i hermano del brillante jefe
(1) Los siete capitanes muertos déla.' fueron éstos: en
su
apellido en la caballería, el abanderado Ba-
T.-!i;i|iix;i, Silva, (larrt.l.i'iii i OarfiaM Murro. I!n Tacna, l-'ran-
rahona sucumbió en Tarapacá a la edad de 23
f i-.ro Olivos. I'.ti Onorrillü-i, liiuílruiia i Reven Cumpos. Mu
sólo
Pucará, Baeza. años, i había entrado a ese cuerpo llevado

^
DE LA GLORIA DE CHILE

entusiasmo al comenzar la guerra, tiago, su ciudad natal, i en el primer a


de patriótico
en clase de sarjento. de su muerte, que fué heroica, sus compañeros
de aula colocaron su retrato en la sala de honor

de los estudios donde continuará siendo un


ejem
DON TELÉSFORO GAJARDO plo a muchas tiernas jeneraclones. El subtenien

te López Núñez era un niño


regordete, de di
SUBTENIENTE
minuta estatura, {«'el mampatiton) de cara pláci
Fué el nombre de otro subteniente del 2.°, an da Í humilde pero de pecho levantado i alma
tiguo cadete (desde 1874) i que en juveniles díai jenerosa. Poco antes de estallar la guerra había

supo cumplir su deber, como Telésforo Barahona sido preceptor de la escuela del Mostazal, en el

pereciendo con él en el fondo de la grieta mal departamento de R, mengua.

dita que se tragó en un día tantas nobles v

Gajardo había nacido en Santiago en 1860


hijo de un honrado comerciante de su m DON JOSÉ TOBÍAS MORALES

que vive todavía avecindado en


Rengo. SUBTENIENTE
Fué su madre la señora Carmen Silva, i tuvo en

la marina un hermano llamado Froilán, uno de Sucumbió también en Tarapacá un joven de


los milagrosos escapados del naufrajio de la Co 25 años, hijo de un honrado labrador de Talsa,

vadouga en
Chancay. preceptor también de escuela, si nuestra memo

ria no falla, como los ya nombrados. Llamábase


losé Tobías Morales, i había sido cadete i sol
DON BELISARIO LÓPEZ-NÚÑEZ dado del Buin.

SUBTENIENTE

Otro de los subtenientes del 2." muertos en DON FRANCISCO 2." MORENO

Tarapacá, pertenecía a la noble clase de aquellos


adolescentes que doblaron sus libros de precep SUBTENIENTE

tores de la niñez en la escuela, para ir a e

ñarle en
campo diferente la cartilla de la gl Peleó Igualmente en
Tarapacá, al lado de su

Como Villar-Eyzaguirre, que ascendió capitán bravo i hoi teniente coronel don Abel
a
capitán
en el Concepción; Ramón Terán, Garretón, de
como
que m un mozo
Valparaíso llamado Fran
rió de sarjento mayor; como Víctor Luco i E cisco 2." Moreno, mui querido ente la juventud
gueda, dos bravos del Chacabuco; Custod de i que saltó por encima del
como
aquel pueblo, mos

Corales del Talca, ¡ como once niños que sali trador de caoba del banco donde
Valparaíso, se

ron del Asilo de San


José de Santiago, para em hallaba ventajosamente empleado, para ir a com

puñar el fusil, que apenas podían cargar en sus batir. Los que el Carretón le vieron
como
capitán
hombros, el subteniente López marchó a la gue caer i morir declararon que había en
aquel mu

rra
después de haber pasado honrosamente por chacho todo lo que el soldado necesita para con
el las escuelas Blas Cuevas
preceptorado en vertirse en héroe.
Domingo Sarmiento de Valparaíso. Él hab:
sido alumno de la escuela Andrés Bello en Sai

t
2.a de línea
DON RODOLFO DIÓJENES RAMÍREZ es
larga, porque aun cuando lleva-
mos en cuenta no menos de ocho
subtenientes
[ DON JOSÉ ESTEBAN RODRÍGUEZ entre sus jenerosos quedan todavía por
muertos

hacer memoria del más


SUBTENIENTES juvenil de todos, de R¡.
cardo Bascuñán Valdovinos, nieto político del
Tuvo todavía el 2." de línea un subteniente jeneral don José Santiago Aldunate, i educado
muerto en Tacna, Rodolfo 1. ¡aójenos Ramírez, hasta su disolución ocurrida el 2 de noviembre
sobrino del glorioso jefe que había rendido la de 1876 en el establecimiento militar
que aquél
vida en Tarapacá, Í otro en Chorrillos, el sub con tanto honor rijiera.
teniente José Esteban Rodríguez, natural de Ricardo Bascuñán Valdovinos, hijo de don

Valparaíso i hombre ya maduro de 38 años. Felipe Bascuñán i de doña Enriqueta Valdovi


Había entrado este último al 2." de línea de sar nos, señora de Rancagua, había nacido en Men
jento el 22 de julio de 1880 i murió a causa de doza en 1 859; i cuando falleció en la guerra a la
sus heridas en el
hospital de San Juan el 21 de edad de 20 años, a consecuencia de las heridas
enero de 18S1. que recibió en Tarapacá, era el sostén de su ma

dre viuda i de no menos de once hermanos des


DON ARTEMÓN 2° CIFUENTES validos.

Albergaba aquel niño en su alma nobilísimos

sentimientos, i a su ternura filial hacía jenerosa


Ju d al tiltin cayó también en los desfilade compañía un puro, desinteresado, entusiasta amor
ros del morro Solar un animoso niño, hijo de a la patria, De ello, de esa alianza del hogar ila

San Felipe, donde había nacido el 20 de abril bandera, dejó él mismo una muestr;

de 1855. Llamábase Artemón 2." Cifuentes, so dora, escribiendo en la víspera de su

brino del distinguido hombre político don Abdón de el hospital de la Serena, donde

Cifuentes, e hijo del administrador de correos agonizaba, la siguiente carta, digna de figurar
de San Felipe, de su mismo nombre. por su
espíritu entre los más gloriosos documen
Cuando estalló la guerra Artemón 2." Cifuen tos de la pasada guerra:
tes era bachiller en humanidades, i todo parecía
Señor don Manuel Valdovinos,
sonreírle en holgada carrera, cuando el entusias
mo abrasó su
pecho i se alistó en el ejército de
valiente. Sobrevi Hospital de la Serena, diciembre 23 de ¡8jg.
línea para ir a morir como un

vió, en efecto, a su herida sólo las breves horas


Apreciado tío:
que necesitó para acentuar su patriotismo, decla
rando que moría feliz porque moría por su
patria. n
Aunque hace algún tiempo que no le escribo

por varias causas que no es éste el momento de

explicar, lo hago ahora, i con el mayor sacrificio,


DON RICARDO BASCUÑÁN
por el estado de gravedad en que me hallo, por
VALDOVINOS la última batalla de Ta
las heridas que recibí en

rapacá.
» La buena estrella me había favorecido hasta

de nobles I defuncio la de Calama, en el asalto de Pi-


1
juveniles aquí, en toma

Á
DE LA GLOI DE CHILE S'3

la batalla de Dolores, pero al llegar madre. Pasado


sagua i algún tiempo, dígale usted que he
en a

Tarapacá, la suerte me fué adversa. muerto en defensa de mi


patria I sus derechos; i
nDespués de pelear todo el día soportando la que mi último recuerdo fué para ella i mi patria.
sed, el hambre, el cansancio, .recibí a última hora ¡Adiós! ¡Que triunfe mi patria! ¡Viva Chile!!
¡;1 balazo de muerte que me llevará a la tumba;

balazo que me
dejó fuera de combate; lo que sen A'dardo /¡ascitñáti I 'aldoninos.-

il' porque deseaba terminar la jornada i morir co

mo chileno. Al día siguiente de haber puesto trémula fir


«En el primer vapor que salió de Pisagua con ma en esos sublimes adioses, el subteniente Bas

heridos, me mandaron a mí, i por las muchas do cuñán Valdovinos cadáver, -


era un
(r)
lencias que sufría me
dejaron en
Coquimbo, en

donde me siento mui mal. La debilidad i gran-

tles dolores me consumen


por grados, i talvez al (1) Entre muchos otros subalternos del a." de línea muer.

tos en las diez batallas en


que esc benemérito cuerpo tonni
recibir usted este adiós, ya habré dejado de existir.
parte, desde Calama a Pucará (1879— 1882] ¡ CUy0S no]n.
11 Lo único que siento ahora, es mi madre, que bres han desaparecido en la vorajine o confundidose con e]
hizo de subte de otras víctimas
tanta oposición porque entrara en
cuerpo diferente, debe figurar también
el nombre del subteniente Rosauro Echeverría, que por un
niente al 2." de línea.
error de escalafón se inscribió en el rol de los muertos del
«Sin embargo, enrolé el i
me en
ejército, no
rejimiento Esmeralda en la batalla de Tacna, I con éste fue
dieí los subtenientes que
me
arrepiento ahora, porque muero con
gusto,
ron
siguieron en
pos de los «>s¡ete
capitanes" del 2." de línea, desfilando todos, con Eleuterio
por haber sido útil a mi patria. Ramírez i Bartolomé Vivar a Ja cabeza, por los senderos de
'■Xo me siento con fuerzas para escribir a mi la inmortalidad.

»5
EL ÁLBUM DE LA GLORIA
DE CHILE

DON DOMINGO LAIZ

TENIENTE DEL 3." DE LÍNEA

1 la batalla de Chorrillos, de conse


cuyas
I. rias falleció en el hospital de San Juan el
23 de enere

UNTADOS en diversos parajes (se- de él


e
alguien que harto '.
: gún su honra i según su
gloria) la pues . turbulet
vida de los "siete capitanes" del 2." pero noble i jeneroso, amando antes que
de línea I la de los tres del 3." (Se todo la libertad, todas las libertades sin excluir

rrano, i
Riquelme Valenzuela), quédanos por cum la de la escuela.

plir todavía la tarea de recojer del ensangrentado "Como joven, fué alumno interno del colejio
campo los cadáveres que el polvo ha cubierto o tle Adrián A raya, hasta obtener el grado de ba

desfigurado el plomo, haciendo así el chiller en humanidades, cuy,) título tengo a hon-

dioso oficio de los gavilleros de la m -. Después se


incorporó a la clase de

después de la siega forman los atados lió examen de primer segundoi año.

mies de sangre a la troj. 11


Como amigo i condiscípulo, era
proverbial su

jovialidad i jenerosidad: habría dado la camisa

al que la hubiera pedido necesidad. Te


11. se con

nía un corazón de oro.

Cabe hoi el turno del 'Era de una talla jiga 11 tosca, i agradaba a

le del y de línea vista porque extremo simpático.


Domingo Laíz Vclbal, nieto primera era en

de un soldado del rei, prisionero en Maipú, hijo nCunndo fué preciso amputarle el brazo, de lo
de un honrado industrial de Santiago i soldado cual murió, dio a conocer una cualidad, que pa
í«or su
propia voluntad desde que estalló la guerra. ra mí es una virtud: el valoi

Alumno del tercer año del curso de medicina, cristiana, muriendo por su
pat
a los 19 años, el Laiz familia un fino adic de despedida.
como tantos otros, joven jando a su

•^nhió los instrumentos del algún día ella


que creía que
ei
hospital que salvan
lavida, por la espada que la quita (1." de abril el cielo" (1).
i después de haberse distinguido me
(i) Carta al autor de don Fra
diante su
tranquilo, resuelto i sobresaliente v

lor, en todas las campañas, fuéle la s


5ié, EL ÁLBUM

Entre los muertos del rejimiento 3." de línea ¡ ta el 28 de agosto de 1879; en el mes de noviem-
en la batalla de Miraflores, en cuyo hecho dear- bre del mismo año en ei desembarco de
Pisa-
mas
plomo mostróse comparativamente ele-
el gua; el 2 ¡ el 19 en la batalla de San
Francisco.
mente aquel valeroso rejimiento, aparece
con En 1880 se halló en la batalla de Tacna el 26
de
también un
joven oficial, cuya breve carrera de ¡ mayo; en el asalto de Arica el ; de
junio, i en la
soldado está compendiada en los términos si- ,
sorpresa del "Manzanon el 27 de diciembre en

guíenles, extractados de su hoja de servicios:— la cual fueron hechos prisioneros la mayor


partt
"Don José Nicolás Opazo, subteniente del reji- .
de los oficiales i tropa del escuadrón
'
peruano
miento 3." de línea; de 21 años de edad; natural Rlmac. En tSa'i en el reconocimiento i hecho
de Talca, fué aspirante a subteniente agregado de armas de ««Aten el 9 de enero; en la bata-
a este cuerpo el 1." de junio de 1879. i subtenlen- lia de Chorrillos el 13 del mismo mes i el
te del mismo el z.\ tle diciembre de aquel año. 15 en la batalla de Miradores en la cual fué
!
'Se encontró en el bombardeo <l« Antofagns- muerto.,,
DE LA GLORIA L/E CHILE

EL 4.° DE LINEA

ÍN LAS BATALLAS DE TACNA, ARICA I LIMA

líos peleó en el Colchagua, i así en filas ajen.


sucumbió peleando.
Era el capitán Reytes natural de los Anjel.
ABRA sin duda parado mientes i había vivido 33 años cuando gl«
el lector de estos recuerdos, en un perdió juvenil i honrosa vida.

hecho curioso de estadística mili Soldado del 4.", como


Lagos i San Mai

tar que aparece visible en los fas- crióse en su cuartel como niño de tropa dur;
última guerra; a saber, la compa- 18 años, porque en 1863 era soldado en su

idad de los tenientes que pelean en las, diez años más tarde subteniente i por últ
a vez hemos necesitado inscri- capitán el día de la : al Perú eu 1879.
; nombres en las nóminas de la muerte. Herido en San F

efecto, en número crecido los de regresar a


Santiago, donde lo: ¡(Lulos tit

capitanes, fué mucha mayor la cifra de los sub su


esposa, la s ira Aurora Humeres,
tenientes muertos i herirlos; peni habría parecido blecieron de p 1
para devolverle a su debet

(pie las balas daban un salto de misericordia en de. soldado.

el grado intermedio, ¡tanta ha sido la buenaven Hallábase consecuencia el capi


en en
Iquique
tura de los que graduación lian combatido tán Reytes calidad de instructor
en esa en
(porque era
Observóse este mismo fenómeno en elreji ríjldo disciplinario) del batallón cívico de ese

miento 4." de línea, donde para un


glorioso capi puerto, cuando pasó la vista del puerto el
a
ejérci
tán (Casimiro Ib. ¡fie;) hubo en Chorrillos no me to que iba a Lima; i con este motivo, siendo
capi
nos de doce subtenientes muertos. tán de un cuerpo de línea, pidió jenerosamente

igual puesto en el movilizado Colchagua, sin más

objeto que el de batirse por la suerte I el renom

bre de su
patria. ««No es esta ciudad para solda
DON DOMINGO REYTES
dos, 11 —
escribía desde Iquique a un
amigo suyo
con fecha 30 de julio de 1880. —
I ala verdad que

la vida de guarnición en un puerto de fardos i


1 capitán Reytes, de fósiles no estaba hecha para las almas entu
cuya
, era oficial del 4.° de li siastas i juveniles.

L
j-/.í EL AL \UM

El capitán Reytes del 4.° de línea i del Col- cetas i su


farmacopea, siendo, sin sospecharlo
chagua ludiría podido talvez, con método ¡ astucia, talvez él mismo, un bravo de primera línea.

adquirir gruesa fortuna en las pampas del sa Batióse, en efecto, el subteniente


Aguirre en

litre, pero prefirió morir como voluntario en los Pisagua protejiendo con su
compañía el desem
arenales de Lima, legando así a su nombre algo barco de los asaltantes, i en esta posición tuvo

que, a diferencia del oro, sigue al hombre i al trece


bajas. Herido después lijeramente en San
soldado más allá de su
sepulcro: la ínclita fama. Francisco tornó a combatir en el Campo de la
Alianza i dos semanas más tarde en Arica, don
de en la noche de la víspera rifó
alegremente su
vida en un
cigarro. I así al día
siguiente alegre
ahora misión la también perdióla la boca de los caño
Corresponde a nuestra tocar mente en

lista de llamada a los doce subtenientes del 4.° de nes de! Morro.

línea de Arica, Chorrillos i Miradores, para ir Nombrado ayudante del valeroso San Martin

apuntando si más no sea su lacónica filiación para aquella jornada que no admitía poltrones,
encomendada a la buena memoria de la poste -

cayó junto con él, i a su lado le enterraron en el


cementerio protestante de Arica.
Allí fué a buscarlo dos meses más tarde su

buen padre, i en sus brazos devolviólo en me

DON MIGUEL AGUIRRE PERRY dio de tiernas ovaciones populares a su cuna,

que fué la Serena, i a su tumba cavada en el ce

Fué este interesante joven, adelantado estu menterio de Ovalle, residencia de los suyos.

diante de medicina de la universidad de Santia

go, hijo de la Serena, descendiente por línea de

varón a varón de don Francisco de Aguirre, fun

dador de aquella ciudad i nieto de doña Micaela BLAS I VÍCTOR ALMARZA

Campos i Canto, dueña i fundadora del pueblo de

Ovalle, antes que la nación hiciéralo suyo, dán I.


dole nombre, hace ya más de medio siglo, en

honor del presidente don José Tomás de Ovalle. Fueron los dos hermanos Blas I Víctor Almar

Sus padres fueron don Pedro Aguirre i doña ca dos tiernos mancebos que nacieron a orillas
Antonia Perry i Campos. del Nuble para ir a morir en las del Rímac,

Nacido en la Serena el 1 1 de setiembre de combatiendo por el honor de su suelo; i de ellos,


1853; educado en su seminario i después en la en el corto intervalo de sus días, entre el rega

universidad de Santiago desde 1 87Ó. el joven zo cariñoso de su madre i la bala aleve que les

Aguirre Perry hacía sus últimos cursos de me mató en


campo de carnicería, no han quedado
dicina, cuando un
impulso irresistible le arrastró sino estas tres cosas, más durables que la frájil
existencia: nombres, i ascen
sus su
juventud su

condiscípulos. dencia.
Tenía a la sazón el ¡oven Aguirre 26 años ¡ II.
desde la primera prueba de las armas mostró

que había nacido más para éstas que para las re- Eran, en efecto, los dos hermanos Almarza
DE LA GLOi IA DE CHILE ;/0

hizo conferido el
hijos, nietos i bisnietos de gloriosos soldados que merecer un grado como en

antes que ellos se sacrificaron por su patria. campo de batalla.


coronel don Agustín Almarza, I "Agustinesn
Su bisabuelo, el con este
Agustín van cuatro

sucumbió en la batalla del Membrillar, ocurrida que han salido del vientre de su madre con el

el 19 de marzo de 1814, bajo las banderas del sable ceñido al cinto, de varón a varón, de bisa
que allí, junio al buelo nieto, i de padre durante
jeneral don Juan Mackenna, a a
hijo, cuatro

[tata, donde consérvanse todavía visibles los pa jeneraciones, que son un


siglo de proezas,

tropa, obtuvo espléndida victoria


rapetos de su

rechazando el asalto triple en número de los sol IV.


dados del rei, salidos a media noche de Chillan,

Su abuelo, del mismo nombre, pereció en las En cuanto a los dos hermanos del último

calles de Rancagua, su ciudad nata!, batiéndose Agustín, menos felices que él, Blas había vivido

como bravo, hijo de bravos, el i.° de octubre de sólo veintidós años, Víctor dlezinueve, cuando

[814, inmolándose así el mismo día que era in cayeron como buenos, es decir, como Almarzas,
molada la en las filas de Tejimiento el histórico pico
patria, su en

volcánico que lleva el nombre de Morro Solar,


Su padre, por último, que lleva en herencia el

¡lustre nombre de sus


mayores i vive todavía re talvez por que su cima se
aproxima al sol...

tirado en la ciudad de Chillan, el teniente coro Ambos habían sido educados en el liceo pro

nel don Agustín Almarza, fué ayudante del je vincial de su ciudad natal, i el más joven, sien

neral don Manuel Bulnes en la sangrienta jorna do muí adicto a la música, había formado parte,

da de Loncomilla que los chilenos motivo de las frecuentes festividades de la


en no
pelea con

ron como hermanos sino como fieras, manada guerra, de una banda de voluntarios que tocaba

de erizados jabalíes mordida por jaurías de perros los himnos de la victoria antes de ir a alcanzar
de presa embravecidos unos i otros por ajenos las con la boca de los riñes i la empuñadura de
odios. En Chile no ha habido nunca, en mate las espadas.
ria de pelea, ni galgos ni podencos. v.
Queda as! contada en la de sus
mayores la vi
da de los dos hermanos, tiernos retoños de tres Empeñados en concurrir a las últimas batallas

jeneraciones de probado heroísmo. de la final campaña, obtuvieron uno i otro de su

El coraje hereda Chile heredan lio el coronel i hoi


se en como se
político, entonces
jeneral don
las tierras, las i las
vacas
capellanías, José Domingo Amunátegui, que les incorporase
a última hora como oficiales de línea en su famoso

m. rejimiento (el 4.0 de línea), i en él, al pie de su

bandera, cayeron ambos para venir a morir en

Existe todavía un cuarto, Agustín Almarza, Valparaíso, donde, juntos sus lechos como dos
capitán de Cazadores caballo, i fué éste el que el último
a
sepulcros, exhalaron suspiro, alentándo
siendo subteniente abrióse paso desde Lurín, al se el uno al otro con la conciencia del deber que
Trente de 25 de sus soldados, hasla muriendo. Allí viólos el que ésto
encontrar, se
cumple es
en medio de enjambres de la cabeza Infantiles
enemigos, cribe, enrojecidos sus rostros
por la
déla columna del
jeneral Lynch en diciembre doble fiebre de la sangre i del patriotismo; i si
<le 1880, atrevimiento i heredado que le
logrado hubiera llevado consigo a su
hijo único habríalo

L,
EL ÁLBUM

hecho arrodillarse delante de aquel altar abandonó < 1 ciencia para dedicarse al estudio

nuedo infortunado, pero que conforta i e de las leye:


los que en pos desfilan. Nombrado aspirante del 4." de línea al co

la guerra i ascendido
Algunos han dicho, sin embargo, i ce menzar a subteniente en la
un
reproche, que el coronel Amunátegui campana de Tacna, este
digno joven alcanzó si
aquellos dos niños a la muerte. quiera la fortuna de morir
bajo el techo de sus
padres, después de haber cumplido honrosamen
los lie' ala dad! deber todas las batallas
¡Donde te su en en que su cuer

po ¡lustró su nombre con hazañas de imperece


dero lustre,

El subteniente Prieto fué como


soldado, lo
DON MANUEL OSVALDO PRIETO que había sido como estudiante, un
tipo de pun-
1 el deber.

El cuarto subteniente del 4.° de línea que des


fila hoi a nuestro frente en el orden de batalla

fué, como los Almarza, un hermoso niño de cor

ta edad, natural de Melipilla, hijo de honrado DON MIGUEL BRAVO

industrial, i que se formaba a sí mismo con es

fuerzo de hombre, cuando a los 19 años de su 1 le aquí « 1 nombre de otro de quellos b ravos

edad, la segur de las batallas segó tiu ll,«r su cuartillos q le como los tercera os del 3
existencia. Llamábase Manuel Osvaldo Prieto i creado por u
arrojo temerario. verdader s le-
había comenzado su educación en su escaso pue yendas entr las tropas de Chile
blo. "En la superior sección de silabario de la Hijo de Talca, donde su abuelo don Manuel
escuela de esta ciudad,—decía uno de sus con Bravo habí sido subdelegado en
tiempo de la

discípulos en un
periódico de aquella localidad, al independenc Agustín Bra-
rrida en Santiago vo, jefe de estanco, mostró el joven N igi;el
el 2 de febrero de 1 contábase e atre ;
Bravo, que ira de suyo enérjicc , afición
alumnos al todavía i niño Priet a la carrera de las armas; de sue rte
que apenas
sonomía interesante carácter afable brillaron las bayonetas en las plazas, alist sede

doso, su aplicación al estudio


studio i cierto sarjento en el batallón Esmérale a, que el coro-

formalidad en los actos de intuí a reía nel Aiuengt al disciplinaba en


Santiago.
sus camaradas, demostraban que Antes, el sarjento Bravo que, 1 la sazón tenía

seía ya el de hombre de había la


temple j apenas 2 1 >, ayudado a su
padre en

taba llamado a no
permanecer del Casino del Portal, de que fuera

vulgaridad común de los seres.


propietario, u ocupádose de otros pequeños ne
"En efecto, e le poco tiempo se
gocios de comercio al alcance más de su activi
lo mejor s alumnos dad que de su caudal,

de la clase. Pasó ei estudia r humani- Ascendido peleó con donodada


a subteniente,
dades al colejio de a (nstit to Nació- bravura en Campo de la Alianza;
la batalla del

pero agraviado por una injusticia de


nal, i a la edad de ascenso, pi

'Después de curs el primer dió su liase al 4." de línea, i bajo su bandera


DE LA GLOI ■A DE CHLLE 521

volvió pelear con señalado denuedo en Cho


a plir 19 añas, i esto es todo lo que se ha logrado
rrillos, donde aquel rejimiento de vanguardia descubrir de su corta existencia. Hai en la gue

perdió 14 oficiales i 310 soldados. rra


juventudes que se asemejan a la luz de la
Derribado en una loma, ordenó a su asistente, pólvora: un lampo.... ¡ nada más.
[como el capitán Ibáñez que en su vecindad era Carlos Bon había entrado al 4." en calidad de

inmolado) continuase peleando, i forzando a dos cabo el 11 de julio de 1879.

chinos a acercárseles haciéndoles la puntería les

obligó a
poner dos rides en cruz, i cojíendo otro

en la mano, a manera de brida o


látigo de intimi
dación, les ordenó lo llevaran a la ambulancia, DON PEDRO WENCESLAO GANA

haciéndoles alternativamente el punto para obli

garlos a marchar, por entre un aguacero de balas. Haciendo la cuenta de los subtenientes del

Devuelto a su
patria i mostrando hasta su úl 4.0 de línea, cuya carrera rápida i corta como el
timo suspiro indomables lirios, el subteniente disparo del rifle hemos recordado, su número lle
Bravo falleció en
Santiago, como verdadero bra ga a seis, i todavía para completare! lúgubre es

vo, el 24 de febrero de 18S1, dedicándole sus calafón habremos de apuntar igual cifra en la

amigos tiernos recuerdos en la prensa (1). forma de acelerado estracto que para tales casos

es fuerza elejir.
La historia de las víctimas humanas es casi

siempre una
simple nómina, como la cuenta de
DON CARLOS FILIBERTO BON ías romanas de plataforma de los mataderos es

su peso.
Cuando en lo más serio del asalto del Morro Fué el primero en el orden de aquéllos su
por
Solar en la madrugada del i3deenero de 1881, edad, contada en el sentido inverso de los años,

la bandera del 4." rejimiento de línea don Pedro Wenceslao Gana, niño natural de
(que mar

chaba a la
vanguardia) iba amortajando uno en Santiago, subteniente del 4.- de línea desde el 30

pos de otro los cadáveres de stis valientes con de julio de 1880 Í muerto antes de cumplir 18

ductores, llamó su bizarro comandante don Luis años. Permaneció en


campaña contra el Perú i
Solo Saldivar a un
joven subteniente que a su Bolivia desde el 1 i de setiembre de 1 SSi ■■
i .1 ■■■

lado estaba I le ordenó levantase del el pues encontró la batalla de Chorrillos el


polvo sa se en

grado trapo. 13 de enero de tS8i i en ella fué muerto.

Hízolo sin vacilar el mancebo, i apenas había


dado unos cuantos
pasos, un tiro de metralla arro

llólo en el suelo como a sus


predecesores.
Llamábase aquel valeroso pero infortunado DON ÁNJEL CUSTODIO CORALES
oficial Carlos Filiberlo Bon,
probablemente hijo
de i natural de Fué el subteniente don Custodio Cora
extranjero Valparaíso, a cuyos Anjel
hospitales de sangre vino a morir antes de cum- les de 23 años de edad, natural de Talca. Entró

al 4." como sarjento i."el n de abril de 1879, i


W Don Federico en enero del 80 fué oficial.
2." Chacón en el diario Los del
Tiempos
!
7 «Je febrero de 1881. En las campañas del norte se encontró en las
úfi
los bombardc-t licenciado
siguientes acciones de guerra: en como
sarjento 2." el 13 de setiembre

e el monitor l/uásca/ hizo a


Antofagasta el 2 de 1878. El 12 de diciembre del mismo año
I en

de mayo i el 28 de agosto de 1879; i en el mes d tró de, soldado al batallón 4." de línea i en
'

noviembre de ese año en el desembarco de Pis; de abril del 80 fué oficial.

gua; el 2 i el 19 en la batalla de San Francisct En el año 1879 se encontró en las siguientes


la batalla de Tacna el 26 de mayo de 1 880 acciones de guerra: el 28 de
en agosto en el bom
en el asallo ¡ toma de Arica el 7 de junio de es bardeo de Antofagasta; el 2 de noviembre en e!

año. Después de expedicionar de Pisco a Ica, s desembarco de Pisagua; Í el 19 del mismo en la


encontró la batalla de Chorrillos el 1 3 de enf batalla de Dolores, marchando hasta
en
Dibujo el
ro de 1 88 1 en la cual fué muertí 27 del referido mes en
protección de las fuerzas
mente de un balazo en el pecho: :
que se batían en
Tarapacá. En 1880 encontró
la batalla cíe Tacna el 26 de
mayo; i des
se en

pués de perseguir al enemigo hasta Pachía, a las

órdenes del señor coronel don Pedro Lagos, se

DON JOSÉ ANTONIO ROHA encontró en el asalto ¡ toma de Arica el 7 de

Fué el tercero en la compaj ¡nación de esta se halló en la batalla de Chorrillos, en la que fue

lista de defunciones heroicas el joven don herido ambas piernas, de lo cual murió
gunda en en

José Antonio Roba, de 24 años de edad, natural Valparaíso el 1


3 de febrero de ese año.

Los
de Valparaíso. Entró a este cuerpo de sarjento cuatro subtenientes ya nombrados perte

2.° el 11 de julio de 1879; fué oficial el 30 de necían al ro! de las sepulturas de Chorrillos; los

julio de 1880; i alcanzó a servir en él 1 año, 6 dos siguientes al de Miraflores.

Encontróse en lodos los hechos de armas de

la guerra hasta que fué herido mortalmente en

la batalla de Chorrillos. I en consecuencia de DON SAMUEL VICENTE DÍAZ


esta herida, que al principio se
juzgó leve por

110 haber comprometido sino sti pierna derecha, Era un mancebo de ;i años i natural de San

murió en
Iquique el 8 de febrero de 1881. tíago. Entró de soldado al 4." de línea el 24
de febrero de 1S79 i fué oficial del mismo el S

de noviembre de 1880; habiendo alcanzado a

DON CELEDONIO MORENO Una bala le quitó la vida en M ¡raflores, su

cumbiendo cuatro horas después de haberla re

Sirvió este oficial en el 4." de línea más de 9 cibido.

años, i era natural de San Rafael en la provincia


de Concepción. Cuando falleció de una herida
de bala recibida en Chorrillos, contaba apenas DON JOSÉ ANTONIO MONTT
28 años.

El 8 de setiembre de 1871 entró de soldado Fué este veterano el último de los doce sub
al batallón de Artillería de Marina, del cual fué tenientes que lorniai; el apostolado de la muerte
r DE LA GLORIA DE CHILE

en el rejimiento 4." de línea. Era un veterano En la campaña contra el Peni i Bolivia se

de 38 años de edad, natural de Santa Bárbara, halló en las siguientes acciones de guerra: En

en Arauco; entró de soldado en el mismo cuerpo 1879, en los bombardeos de Antofagasta el 26


el 30 de enero de 1862 i obtuvo su
despacho de mayo I 28 de agosto; en el mes de noviem
de oficial el 30 de julio de 1 880, habiendo servi- bre en el desembarco de Pisagua el 2, en la ba-

talhi ile San Francisco el 19, i en 27 del mismo

E11 1862 contribuyó a la formación del hizo la marcha hasta riel


cuar
Dibujo en protección
tel i fuerte de Mulchén i repoblación de Angol. ejército que se batía en
Tarapacá. En 1880, el
Hizo la campaña a
Traiguén en 1868 a las ór 26 de mayo, después deexpedicionar sobre Islai

denes del comandante Lagos; se halló en el par i Moliendo, en la batalla de Tacna: ¡ después
lamento de Caillín i contribuyó a la realización de de perseguir al enemigo, a las órdenes del señor

la línea del Malleco. Hizo la campaña a


Choque- coronel don Pedro Lagos, se halló en el asalto

choque en el mismo año. El 5 de enero de 1869 i toma de Arica el 7 de junio. En 1881, se ha

a las órdenes del señor jeneral Pinto se halló lló el 1 3 de enero en la batalla de Chorrillos, i el

en el ataque de Bolihueico. En el mismo mes i 15 del mismo en la batalla de Miradores, en la

año se halló en el asalto que dieron los indios cual recibió un balazo en la cabeza que le causó

en los llanos de Angol. En el mismo año se in instantáneamente la muerte.

ternó en el territorio araucano a las órdenes del ftivo asi el más antiguo de los subtenientes

señor coronel don Timoteo González hasta Cu- del 4.° de línea la muerte codiciada del soldado

le i tuvo varios encuentros con el enemigo. A que pelea i que en un movimiento, más breve
las órdenes de don M. Muñoz hasta Per- que la 1 rf 'ración de la aguja la cápsula, di -ja
llegó 11 en

en el año 1870, teniendo varias escara- la última, que es de carne, vacía en la mitad del
quenco
campo.
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON LUIS WARGNY

ABANDERADO DEL REJIMIENTO VALPARAÍSO

her >s Briey .


hijo del al nirant de
del bravo Gola del lis bra vo Br ndz

de tal¡ el uno de l.i cautiva Alsad.i d


LAS! FICABAMOS poco há el no

ble cuanto numeroso continjente de II.


los auxiliares de Chile en su última

guerra en diversas secciones, por na- I* ué el más joven i no por esto el menos Inte
Pero repartida en las filas chilenas resante tle aquellas familias, o, como es más pro
i de sangre líquida i ardiente, sus pio decir, de aquellos almacigos de varoniles
¡e hacían hostiles entre sí, fraterni- existencias, (pie constituirían una
especie de re-

sur rece ion de la vieja edad homérica de la re

lemanes, olvidados de sus anti- pública, un niño de orijen flamenco cuyo punto
3 tenían ya el Rhin de por me de partida en la existencia se toca casi con el de
dio. Galos i sajones no recordaban ya a I lastiugs su fin prematuro i glorioso.
ni siquiera a Waterloo, Ei consecuencia, ma
preferencia debi-
En Chorrillos el heroico Moltke da los albores de denu edo, sencüla-
peleaba en a van os

un
rejimiento comandado por un sobrino de un a contarla.

capitán de la vieja guardia tle el gran II. spués del niño sublii e que llamó Juan
Napoleón se

de (el jeneral Viel), i en la batería del prusiano Jullia a, hubo otro niño herc ico en ct vo
pecho 1;

ron Keller, al lado del bizarro Reinaldo Boltz, 11:, ma de la vida extir guiós junio c 311 nacer, a

batíase con denodado valor Víctor Aquiles Bian- pie d el altar del pa no.
Hijo de padres
riii. en física Í moral de esposos fe; ciado
cuya estructura
reflejábase distinguidos, ees, acat en su

como en un solo rayo de fuego el cielo de la regaz D. en su


intellj en su al na
por una

Italia i el pálido de la Escandinavia. madr llena de capac dad i de ternur a, cuidado


Parecían haber revivido otra vez para Chile te educado, ret en ¡do como en una red de
los gloriosos días de los Beauchef i de los flores los sotos de un va le amenc era si
Tup- en que
per, de los Gutiker i de los Bell, de los Aren habitual morada, Lu s
Wargny todt lo abando

guen i de los Sowersvy, de los O'Brien i de na en cierto día i se


dirije de por s como Al ,

Ciroux, paje este último del rei José; de los dos fred'i Baignol, come Enriq ic Ewer, como el za

L.
EL A .BUM
S2Ó

pador Federico Weber i como tantos otros, a vecho intelectual el


en
colejio de los padres fran-
pelear i a morir, no
por paga, sino por el más ceses í en el seminario de
aquella ciudad que tie
desinteresado de todos los amores, el de la pa ne
playas i quebradas tiene
pero no
cimarras...
i
tria, que nunca otorga nada como reciprocidad Era LuisWargny en esa edad un niño des
lo pide todo, inclusa la vida, por magnánimo pierto, dilijente, a la vez
que entusiasta, i con

frecuencia arrebataba los diplomas de sus clases a


m. sus camaradas de pura estirpe chilena, fenómeno
notable que asimismo se observa en las distri
Luís Wargny era de estirpe flamenca i (sin buciones de premios i coronas de todos los cole-
contar a Jorje Boonen) fué el único belga que jios de la república en los cuates los
apellidos
en Chile tomó bis armas en su
pro i por su cau mixtos son casi siempre síntomas de precoces
sa. Su padre, don Luis de Wargny, apreciabi- intelijencius.
lísimo caballero que ha sido enel país durante V.
treinta años jerente de varias importantes casas
de comercio I hoi prosigue su carrera de trabajo A la edad de ió años Luis Wargny había
en la rejión minera de Taltal, había nacido de concluido su carrera comercial teórica i entraba

acomodada familia en Amberes en 1 826, i de allí a


ejercitarla en una casa
inglesa de su ciudad

pasó al Brasil i a
Valparaíso a los treinta años natal, en banco más duro que el del aula, sin
(1856). Quiso la voluble fortuna del que viaja dejar por esto de residir al lado de su afectuosa
ofrecerle en esta última ciudad un don de felici madre en su
cortijo de Limache, regado por
dad que no es común en el reparto de la vida en

extraña i apartada tierra: el de una


esposa chilena Todo esto, no obstante, aquel niño no había

que reunía todas las cualidades que embellecen a nacido con el prosaico espíritu de los números
la mujer i se relie jan más tarde, cual si fuera sobre agrupados a manera de tablas pitagóricas en su

la nítida luna de un espejo, en venturoso hogar. activo cerebro. Adicto, por el contrario, a la lec
Aludimos a la señora Josefa Núñez, hija de tura de los libros de la antigüedad, prefería por
Santiago, establecida en \ ñipara iso desdo ..1 la distancia de mil leguas la milicia a la aritméti
más tierna edad nubil Í aclimatada después en ca; al cálculo, la gloria.
Limache, pueblo de auras, de flores I de miesris,
donde, según ella misma dice, "a causa de la
vi.
bondad del clima i de la amenidad del campo
ha permanecido hasta el día."
Bajo estos tempranos i casi arrogantes impul
sos del alma que precede a la vida i la precede
IV. desde la infancia, enrolóse en la brigada cívica
declaró la
de Limache i en seguida, cuando se

De aquel matrimonio de un flamenco i de guerra i su


jefe de parada, que lo era en aque
una chilena, conjunción de dos razas
que en lla época el brillante oficial don Ramón Carvallo
allí dos compañías del reji
épocas remotas probaron jimias su amor a la Orrego, organizó
libertad contra una usurpación común, nació miento Lautaro, costó a su cariñosa madre es

Luis el 29 de octubre de fuerzos supremos, esfuerzos de madre, para rete


Wargny en Valparaíso
1 860, i se educó con notorias muestras de pro- nerlo a su lado.
DE LA GLORIA DE CHLLE 527

"Partió al norte, desembarcó en


Iquique i poco
VIL
después pisó las llanuras de Lurín, empezando
A la postre de inútil i silencioso batallar fué desde entonces ese camino tle batallas I de vic

quien tenía el poder contra el deseo quien cedió, torias, cuyas dificultades jamás serán apreciadas
s :¡ó, al ruido tle lasa 5
que pasaban en su verdadero valor por otras personas que
porque
madre i chilena. aquellas que formaron parte la
que al fin campaña
era era en
que
■i
Asi,— cuéntanos ella misma en carta cuya gra ha dado tanta
gloria a la república.,,
cia i corrección de estilo podría citarse como

modelo, —
allí empezó con febril impaciencia para VIII.
mi hijo la oportunidad de combates que le permi
tieran ganar, por medio de su valor, los grados Así pensaba, así decía, así ponía por obra el
una fortuna adversa iba a negarle, hacién sacrificio aquella madre que para ««gloria de la
que
dole morir bien lejos de la casa de sus
padres. república,,, mayor que la de sus batallas, tuvo

i'Con placer me extendería narrando los rasgos tantas nobilísimas imitadoras que hoi no tienen

tle entusiasmo que trastornaban el cerebro de esposos, ni hijos, ni patín--;, sitió lágrimas I pan...

Luis, cuando leyendo la historia de los grandes Podo lo demás está ya contado en los recuer

hechos de lejendarias guerras, escojíu a ciertos dos precedentes, en la memoria de Baignol,


héroes como ejemplo, estudiando sus canicicrci- de Julllnn, de Silva Domínguez, porque todos

i tratando de imitarlos más tarde, dentro de su aquellos niños del rejimíento Valparaíso pare
modesta esfera de acción, pero en armonía con cían haber tenido una sola vida, una madre co-

sus levantados sentimientos con relación a su

Condticiendo, como Carlos López, del Naval,


'«Conociendo que era Inútil contrarrestar sus :_■! pabellón querido de su
pueblo. Luis Wargny
¡deas e
impedirle su
partida, puse en juego mis recibió en el campo de Miraflores mortal herida

relaciones I obtuve para él un


puesto de abande que pocas horas más tarde se cerró sobre su

rado en el rejimiento Valparaíso. existencia, dejando ejemplo imperecedero a la


"Mui contento se manifestó Luis por esta juventud de su
patria de lo que es
capaz el hom
distinción, que la estimaba, sin embargo, 110
por bre antes de ser hombre, cuando se lleva en la
su
jerarquía en el ejército, sino por considerarlo frente i en el estandarte el nombre de "chileno, 1

como el puesto de más peligro en el campo del sacado de las entrañas de la tierra o de las en

trañas de una madre.


EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

DON AUGUSTO NORDENFLYCHT

CAPITÁN AYUDANTE DEL REJIMIENTO ACONCAGUA

la organizó en 1S58 el bable rejimiento


I. Buin, en entró
cuyo cuerpo er, como subteniente.
Retirado poco después,
is, volvió al servicio con

UÉ Augusto Nordenflycht e motivo de la guerra con


on España en calidad de
ial de mayor graduación abandonó su carrera en

■.-,■:;'. '..■■■'i tle niuvor edad en el ejercite 1S67.


^fdjf^éf expi-'liti'ii:ar¡i« i.U 1 Perú cuín
11.
s nobles voluntarios t

:-s]iiritti de las estirpes jermánieas i ulianzuro'i Il.tll.iba.se radicado en 'judióla, tierra di- ses

con su
espada yatagán
o su la alianza ya antigua mayores, cultivando humildemente el campo,
délos dos pueblos, junto con el heroico Otto cuando surjió la última de las cuatro
guerras que
von Moltke. marcaron su existencia; i por la cuarta vez alis
Era nieto el primero aquel barón de Nor
de tóse en e! ejército, primero como
capitán del

denflycht, sabio i metalurjista que el rei de Es Lautaro en


mayo de 1879 i después comocipitiin
paña sacó, a fines del último siglo, de las minas ayudante del rejimiento Aconcagua.
i de las universidades de Su ambición había sido, sin
Sajonia para propagar embargo, man

en esta parte de América los progresos de la dar un escuadrón de. caballería, compuesto de

hombres valerosos escójalos por él mismo, por


Casado aquel personaje Lima chi de
en con una
que sentíase capaz acometer esas empre
lena (la señora María Juana Cortés), naciéronle de
sas rápidas
dos hijos: Pedro, que fué fusilado por los espa 1 un solo
ñoles en el Alto Perú, i Dionisio, que vivió i
murió en Chile como hacendado de la Palma i El hado que le había
Purutún en el valle de Quillota. dos los suyos, le fué contrario, i la
en
primera
Fué hijo de último
este
Augusto Norden- batallacampal en que su
cuerpo dio de lleno.
Hycht, mozo a las veces inquieto pero bravo co perdió gloriosamente, rodeado de luz, oscura

mo
pocos. Nacido durante la guerra de la res

tauración del Perú


(1838}, tomó las armas en s™ 1 efecto, el capitán Nordenflycht algo
otro periodo de luchas, cuando el coronel Esca- I común aprender: supo morir; porque
EL ÁLBUM
5JO

precipitándose sobre los parapetos de Miraflores ; ...

puñado de valentísimos aconcagüinos,



con un

de :i(|uellos que él mismo había deseado elejir Augusto Nordenflycht tenía en el día de Mi-

para un día de singular acción, convertidos los , raflores 42 años, i si hubiera sobrevivido a su

hombres en jinetes i los jinetes en centauros, atrevida hazaña, habría de derecho, por antigüe-
cayi'i sobre el caballete de un alto muro, atrave- dad i por premio, recibido en el cuartel
jeneral
sado el pecho de banda a banda por una bala, ¡ de Lima sus
despachos de jefe en el ejército que
de allí, en aquella actitud heroica de provoca- en todas partes venció peleando pecho descu-
a

ción I de victoria, le condujeron sus soldados al | bíerto contra el abrigo de los médanos i la resís-

cementerio del olvido. tencia de los fosos i ríe los baluartes.


w
DE LA GLORIA DE CHILE

DON REINALDO BOLTZ

TENIENTE DE ARTILLERÍA

clientela, en el desempeño de un
puesto en
que Sirviendo, en efecto, a las órdenes del coronel
la sonrisa es venta i la galanura plata. '. Amagada en las sierras del Perú, despachólo
I bien, aquella mirada dulce i aquel jefe con una comisión la costa,
tras
pacífica, secreta a

que iluminaba un rostro tranquilo i sin lineas haciéndolo acompañar por un oficial peruano lía-

acentuadas, ocultábase mado Latorre i guía indio, dirección al


un
espíritu guerrero, ar- un en

diente I jeneroso, más semejante al que se nece-



puerto de Casma.
sita las tiendas de lona de los campamentos Pero al la aldea de Vaután
en
llegar a en
aquel
que al que es necesario gastar en las tiendas de ! valle, descubierto o vendido por sus
compañe-
cristal de populosas ciudades.
nuestras ros, fué hechoprisionero por el montonero Cu-
Reinaldo Boltz, hijo del buen caballero don : rrasco, sanguinario jefe de bandas, i encerrado

Christián Boltz, había nacido en la Serena el 3 en la iglesia de la aldea, como tínico lugar de
de julio de ¡ educádose
1855, en
aquella ciudad seguridad para guardar un chileno entre ususta-
i en el comercio de hasta que la de-
Valparaíso dizos quichuas.
daración de guerra de 1879 le hizo saltar de un

solo impulso por encima de mostrador.


su
] J J,
Incorporado a la artillería, batióse con señala
do denuedo én las alturas de
Chorrillos, al punto ¡ Tenía esto lugar en circunstancias que había

L.
caído lance parecido el capitán Luco Lynch, por el amedrentamiento del
en
castigo, pues el pue-
sobrino del jeneral en jefe, i éste último había blo de Yaután fué
entregado a las llamas I con

mandado en consecuencia a su rescate una com- sumido hasta sus cimientos en


condignas repre
|i.-.tñia de carabineros al mando del capitán Ste- salias. Lo único que escapó del cruel
estrago
phan, apoyado por 30 fusileros del Victoria, fueron las puertas de la iglesia; i ésto
porque sus

Sabedores los indios de aquel peligro, pidie- tableros sirvieron para fabricar de lijero el tosco

pero bendito ataúd del pundonoroso cuanto des


nero; pero el salvaje caudillejo, desafiando una dichado teniente Boltz que, llevado en hombros
re iresalia terrible, entróse desaforado igli de los soldados tle Valparaíso al mando de loa
sia i, descerrajando su revólver en el pecho del capitanes del Miraflores Barahona i Gívovich,
cautivo, lo mató cobardemente, huyendo en se descansa hasta hoi bajo rústica cruz en el ce

guida para pagar su vil asesinato al filo de ios menterio de Casma. Menos feliz que Otto von

sables del cargoso i sableador Stephan. Moltke, no ha llegado todavía para el noble
alemán la hora de la repatriación i del apoteosis.
IV. Pero de seguro habrá de llegar algún día, i

para esto, al menos, escríbense i compajínanse


El capitán Luco Lynch obtuvo su libertad estos recuerdos.
DE LA GLORIA DE CHILE

DON FLORINDO BYSIVINGER

SUBTENIENTE DEL ACüliC-U, ¡: \

fuerzas diez veces superiores i a la postre de


d4?p-
_____^p':> taimada resistencia, púsolas en fuga.
El hermano, Florindo Bysivinger, ha
Wm__m tercer

CJ^P1 E los tres hermanos

1 .dea.
Bysivingei
iatla-d nari,
bía entrado también, con

diciembre de
el grado de sarjento,
i ascendido

gy! - .1. al Aconcagua en 1879,


a subteniente un año más tarde {octubre ió de

cí' tusiasmo que ella despertó en toda t88o), fué a morir en Miraflores al lado de Au

la juventud chilena, sólo uno, que hoi es capitán, gusto Nordenflycht I en medio de las bayonetas
rcgres,', a los
patrios lares. de una
provincia que, desde don Pedro de Val
De los otros, el más joven, que era
sarjento. divia al jeneral don Ramón Freiré, nunca
supo
acreció en la celada de Cuevas en
que una com dar vuelta la espalda sino el rostro i el cuchillo

pañía del Buin batióse durante un día con al enemigo.


DON MARCOS LATHAM DON ELIAS CRUZ CAÑAS
(Teniente Coronel dn Estarlo Muj-m-j ( Capitán de Estado Mayor )

DON ROBERTO WALKER DON RODOLFO VILLAGRÁN


t Capitán del Estado Mayor Jeneral ) [Temer Jefe dsl Rf j. de Granaderos n Cabulla)
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

LOS ANGLO-SAJONES
EN EL EJÉRCITO OE CHILE

EL CAPITÁN DON RICARDO WALKER MARTÍNEZ, EL TENIENTE DON SANTIAGO ROBERTO BLEAKELEY
I LOS SUBTENIENTES G1LLHAN, WORMALD, P. MC.-KANN I E. EWER.

DON RICARDO WALKER MARTÍNEZ en Vallenar por el año 1S45, siendo su


padre el
industrial i opulento caballero inglés don Rober
to Walker, natural de Whitely, en el norte de

Inglaterra. Su madre fué la bella señora doña

grupo brit; Custodia Martínez, rival en


gracia i en donaire
>r las armas de dos hermanas, que se hicieron a la par espo
en la empuñadura de la espada de sas de otros Walker. Como las tres gracias de
Roberto Souper, el Bayardo de la antigüedad, las tres señoritas Martínez, del
i
guerras, bravo entre los bravos, inclu Iluasco, orlaron la ruda frente de Albión con

yendo sus dos hijos. Í cuya última figura nos ha guirnaldas de dores cojidas en su ameno río.
sido recientemente revelada por un
mensaje rltd Vinieron antes los dos hermanos Walker (don
gobierno en la persona del injeniero don Guiller Juan i don Alejandro) de Birmingham a Chile, i
mo Perley, fusilado al servicio de Chile por los no teniendo nada de común con el último llegad o.

peruanos en sus sierras, alcanzó muchos lucidos excepto el apellido, hiciéronse los ires, hermanos

representantes en la juventud mixta de Chile, políticos, por el procedimiento del primero i se

especialmente en el arma de caballería. gundo batallón del rejimiento Atacama, en el


Hemos ya recordado entre los infantes a los cuál los stiM, tilos llamáronse entre sí "cunados".

Délano, a los Heaton, a los Henry, i entre los porque el segundo llevó después de Tacna sus

jinetes a Cox, a Carson, a Luco Lynch, a Carlos mujeres al primero que sólo tenía glorias.
Souper, i hoi toca su turno a Ricardo Walker El vínculo de unión de los tres había sido

Martínez, que sin pertenecer la excepcional belleza criolla de aquellas tres


a
cuerpo determi
nado, fué de los más incansables de niñas, hijas de uno de los más ricos descubri
uno
jinetes
las dores del mineral de Agua Amarga, don José
tres campañas del Perú, en calidad de ayu
dante de campo i oficial de Estado Mayor. Martínez; i de aquellas alianzas, de la Fuerza

con la Gracia, vino que los Walker Martínez


o. familia interesante i
formaran una intrépida, va-

Había nacido este


enérjlco i brillante soldado

L
¿jó EL A

de la tierra empapada de sangre


III. enemiga aque
llos dos espíritus que ni un solo Instante des
Ricardo Walker correspondió, como el que mintieron la indomable
enerjía física i moral de

más, a
aquellos atributos, i apenas salido del co su raza i de su
liga.
lejio, en la época del auje de su padre, que había
improvisado el oasis de Las Salinas en las are
nas entonces solitarias de la Viña de la Mar,
mostró inquieta vida aventurera. Minero con su DON" SANTIAGO ROBERTO

padre en Vallenar, empleado de banco en Val BLEAKELEY


paraíso, especulador a la ventura en Lima, via
jero en Estados Unidos en la época de la guerra De los militares de roja sangre
sajona que
con
España, cateador en Caracoles, la última formaron parte de la lejión extranjera que per
guerra con el Perú i con Bolivia encontrólo de sonalmente o
por estirpes representaron durante
dependiente de comercio en Salta, i al oír el la guerra la alianza de la hospitalidad i de la

primer rumor de la pelea, de un sallo hallóse en


gloria bajo una sola ¡ querida bandera, un afán
Chile. Los soldados ingleses, o
hijos de ingleses perseverante i antiguo, no
siempre coronado tic
son como sus
bulldogs; saltan, pero no sueltan. éxito, ha consentido en
agrupar apenas nombres,
fechas i sacrificios. Vamos, en consecuencia, a

IV. recordar el nombre de esos servidores de la re

pública i a inscribirlos sobre sus prematuros se-

Nombrado ayudante de Estado Mayor con el

grado de subteniente, su bravura, realzada en él EI teniente del batallón Naval, don Santiago,
por su
porte arrogante i un carácter irritable, al Roberto Bleakeley, herido mortalmente en Mira

que no era
ajena dolencia de familia que había dores el 15 de enero i muerto en el hospital de

tronchado muchas jóvenes vidas, conquistó Ri ( ".i nidal II]. i- '■! t, de- fe bivro de I XN I . I tle hijo Cid
cardo Walker sus ascensos, campaña tras cam cirujano de la armada nacional, don Roberto
paña, en una batalla después de otra batalla, Bleakeley, natural de Irlanda, i de la señora An-
hasta que con el grado tle capitán, impartiendo jela Dunne.
las órdenes tle su inmediato jefe, mestizo de bri Había nacido en
Valparaíso el 30 de abril de

tánico como él, cayó de su caballo en el campo [855, i al terminar su noble carrera ofrecidas
de Miraflores, atravesado el pecho, asiento del su
patria, había vivido apenas 26 años.
mal que había de consumirle, por una bala de
ametralladora,

v. DON JUAN G1LLMAN

Algunos días más tarde


extinguióse en Lima El subteniente don Juan GUlman, que rindió
el animoso capitán al lado de Roberto Souper. también la vida bajo la bandera de los Navales
otro ayudante del coronel Lynch derribado en en la batalla de Tacna, era mucho más joven
las gargantas de Chorrillos de su favorito caba que su recientemente nombrado camarada. Na

que Ewer
1
llo "Juan José n ; i así, casi juntos, desaparecieron cido en el mismo año que Jullián,
DE LA GLORIA DE CHILE
337

adolescentes porteños, cumplió sus diezio Herido muslo i hecho


otros en un
prisionero por
cho años en las filas, i en edad, como el paje de los batallones peruanos en alas de falaz vic
que
Francisca de Rimíni, no pasó más adelante.., toria desprendieron de la
se sus
guaridas en

Una bala que le atravesó las sienes "le hizo caer cumbre del Morro Solar, matáronle inhumana

áe bruces, —
dice uno de sus compañeros que lo mente los soldados, despojándolo de sus armas

vio morir; —

ajitó convulsivamente la mano dere i hasta de su


traje militar, como si los que en

cha (la mano de la espada) i seguida espiró,


en n
aquéllas breñas peleaban no hubiesen sido hom
El joven Gillman había sido dependiente de bres sino buitres. Mas, recobrado de nuevo el
la de Brownell ¡ C." de Valparaíso, i este puesto por los rejimientos vengadores de la
casa
pri
escaso dato, junto con su meritorio fin, es toda mera división, el Atacama Í el 4.", el Chacabuco
la noticia que de él hemos obtenido. i el Talca, recojieron los oficiales del último
Ni ¿para qué otras? cuerpo, entre los trofeos de los muertos, la espa
Cuando se muere a los iS años en un da i el quepi del inmolado mancebo,
campo prendas
de batalla, la verdadera existencia del soldarlo queridas de triste Identificación que hoi mitigan
no se acaba allí, porque allí comienza. el dolor de sus
padres.

m.
DON FRANCISCO WORMALD
Fué el subteniente Wormald un niño alegre.
I. feliz, sonriente, bullicioso camarada en las filas
del ejército como en el cuartel de bomberos a

No ha sido mayor la fortuna de nuestra cansa que perteneció: pero su muerte, revestida de los

da, aunque talvez cansadora Investigación, res atributos de un verdadero martirio, probó que

pecto del joven subteniente del batallón Talca, su resolución de chileno era
igual a la simpática
don Francisco Wormald, nieto del negociante i at rayen te lijereza de su
espíritu casi infantil to-

inglés don Jorje Wormald, natural de Londres i


socio de la antigua casa comercial de Price i C", Los soldados chilenos en campaña acostum

Chile Mr. bran llamarse entre sí i por cariñoso apodo de


tan antigua en como en
Inglaterra.
Wormald habíase radicado desde In fraternidad „los niños:,, los niños del Atacama».
,-n
Santiago ,,

época de la independencia. los ,, niños del Talca,,, pero si estos niños, apo
fusiles se hicieron titanes, los
yándose en sus

II. verdaderos niños, los gloriosos impúberes de los

hogares chilenos i especialmente los niños ,, de

fueron dignos de los más


Nacido en
Santiago en 1860, educado bajo el Santiago I Valparaíso,,!
cuidado de veteranos su bisoña pero indo
su
padre, el conocido doctor don aguerridos por

Rafael Wormald, i de la señora Natalia Martí mable bravura.

nez, arrojó el joven Wormald sus libros, como

tantos niños de su edad, para ir en leja


a
pagar DON PEDRO Mc KANN
na tierra la parte de tributo que a él le cupo en

la ofrenda de la Hemos dicho que el teniente Bleakeley era hi


grandiosa juventud fugaz como

la luz ¡ la batalla. de irlandés, i ahora entra de turno en la fac-


jo
68
EL ÁLBUM

'

ción de los muertos el hijo de un escocés, el ma; ni del teniente Auckland de la'
Triumpk
subteniente del Lautaro don Pedro Me Kann, que llenó noblemente su imparcial papel de his
nacido en 1855 en la hacienda de San Pedro de toriógrafo militar, junto con el teniente De
León,
Quillota, que por eslo diéronle el nombre de pila por parte de los franceses, militó también en las
que llevó. Su padre, llamado Miguel Me. Kann, filas del ejército de Chile acampado delante de
era
carpintero de profesión i cuando hubo ense los baluartes exteriores de Lima, un
joven de
ñado su oficio a su
hijo, marchóse con sus herra orijen anglo-sajón, hijo de americano del norte

mientas al otro mundo, stn


que sepamos decir, que aún existe, i el cual, aunque niño todavía
por velar un misterio de alcoba, si fué al antiguo de ternísima edad, supo comprender una misión
o al eterno. sublime i cumplirla,
Comenzó el subteniente Me. Kann su breve

carrera en la milicia, como soldado de la brigada II.


cívica de Limache, i cuando en los primeros me

ses de la guerra, aquella tropa pasó a formar I a la verdad, así como en el alma de Juan
voluntariamente parte del Lautaro, incorporóse Jullián hízolo todo su infantil, rico, sublime en

Me. Kann con su jineta en la 3." compañía, que tusiasmo de niño, así en la conciencia de otra

,1 la sazón mandaba el capitán don Juan B. Cor adolescente venido al mundo junto con él (1K64),
tés, a
quien debemos estos rasgos. produjo el sentimiento i la acción del heroísmo

Ascendido en la última campaña a subtenien una virtud no menos alta: la virtud rara del de

te, fué herido al escalar una altura coronada de ber. Nacido de padres pobres en Coronel, <i.
fuegos que en las batallas del 1 3 de enero seña adolescente Isidoro Enrique Ewer el 22 de

ló al Lautaro su valiente jefe el coronel Barbo abril de 1864, a la edad de diez años vino a

sa, i vino a morir en el hospital de sangre im Valparaíso en busca de la vida propia i de la

los salones i anchas galerías del modesta subsistencia de los suyos, i allí labrá
provisado en

liceo de Valparaíso, en uno de cuyos corredores ronle caminos dos protectores.

le viéramos en más de una ocasión febril i enér- Fué el primero de aquéllos el virtuoso "padre
al aire exterior las últimas rá Marciano,, escudo i guía de la juventud cristiana
jico, disputando
fagas de vivificante oxíjeno que su
agonía de tle Valparaíso, que le dio libros i consejos.

mandaba. El día de su fallecimiento fué el 7 de

marzo de 1881. III.

Pasó en
seguida al taller de un industrial qui
DON ENRIQUE EWER
se había formado ardua carrera por sí mismo.
Fué éste su
segundo i eficaz protector don Juan
I.
Crisóstomo Vera,

Sin hacer mención de los capitanes Steu.irt, Tenía aquel aprendiz de todo trabajo apenas

Castelton i Harl. ya nombrados; de un


repórter diez años cuando comenzó su ruda prueba, pero
tlel Merali» de Nueva York, que se constituyó condiijose con tanto esfuerzo en el réjimen dt
i oficial chileno en la última campaña; aseo de la ciudad a su labor encomendado, qui
en
guía
casi su je-
ni del injeniero danés Olgcr lürkudulc, que aquél le nombró su
primer empleado,
vida habíase hecho Li cuando apenas tenía catorce años.
arriesgando su espía en rente,
DE LA GLOR 14 DE CHILE 53c¡

En esta condición, que a su edad equivalía a


por los chilenos en Yerbas Buenas (1813) i que

un principado, i disfrutando un sueldo que le en la última batalla de


aquella gran edad, en
éstos Pudeto (1826) cubrióse de gloria otro sajón, el
permitía auxiliar a sus padres (llamábanse
sobrevino la gue noble coronel De Vic Tupper, hijo de Jersey.
Jorje Ewer e Isidora Moya)
convencido profundamente de la juven Ahora bien: aquel intrépitlo espíritu de pasa
rra; i que

tud chilena se debía en masa a la patria, una dos tiempos volvió a renacer en los presentes,

mañana del mes de abril de 1S79abandono.su ¡ a los meritorios nombres que llevamos apun

su renta, el acariciado hogar de padres tados debemos agregar ahora el de un buen sol
puesto,
i enrolóse de simple voluntario en dado i jentil caballero, natural de Nueva York,
Agradecidos,
el 2." de línea. Marchóse en
seguida bajo su ban que sacrificó alegremente su vida por la causa

dera a tomar parte en todas las batallas que cu de Chile.

brieron de gloria i de cenizas aquel terrible, II.


glorioso i aniquilado rejimiento, hasta que en la
tiltima de aquéllas (Miraflores) lo mataron. Llamábase este
jeneroso voluntario I erlerit: 1

Sullivan, i cuando comenzó la guerra en abril

IV. de 1879, ejercía tranquilamente la prolusión de-

minero en el departamento de Illapel. Arreba


El subteniente Ewer había Ido así ganando, tóle a sus faenas el entusiasmo que despertó en
en las filas como en el taller, en cada combate toda la república la expedición a Lima, i en con-

como en cada campaña, un humilde ascenso, des secuencia incorporóse en el ejército de opera

de soldado a oficial, hasta alcanzar la más alta ciones en calidad tle subteniente riel rejimiento
aspiración de la carrera del valiente: la de morir Chacabuco, que mandaba el prest ijioso Domingo

por su patria a los diezisiete años de edad, des Toro Herrera. Promovido a teniente en Lurín

pués de haber hecho por ella dos


gloriosas cam el 4 de enero de 1S81, batióse en Chorrillos con

pañas i asistido a siete sangrientas batallas que, el denuedo que allí lucieron todos sus
juveniles
con una sola excepción, fueron otras tantas i compañeros de rejimiento, desde Otto von Mol-

honrosas victorias, ke, que era


ya un
capitán veterano, hasta Camilo

Ovalle, que era un


capitán bisoño por su edad,
ilustre por su
pundonor.
DON FEDERICO SULL1VAN
Trajéronle en consecuencia a
Santiago, junto
con el último, a bordo del ítala, que no fué bar
I.
co sino sepulcro, i al fallecer sereno, el 10 de

Xo quedó agotada la sangre de febrero de 1881, declaró que moría feliz porque
en Enrique
bwer la ofrenda que la más fuerte i la moría por Chile.
pródiga
más rica raza del norte, dominadora del mundo

moderno en ambos lados del Océano Atlántico,


DON FRANCISCO YUSEFF
ba ofrecido Chile desde la de
a
primera era su

libertad. Es un hecho digno de ser señalado, I.


que, en el primer encuentro de guerra de la in-

Jependencia, el norte-americano Hemos dicho más de una ocasión en el


un
anglo-sajón, en

Enrique Ross, recibió once heridas batiéndose curso de estos recuerdos postumos, que el con-

l
J40 EL A II UM

tinjente de la lejión extranjera que. no congre IV.


gada bajo una sola bandera como cuerpo mer
cenario, sino repartida bajo todas las banderas Don Antonio Yuseff, nacido en Palermo en

libres de los rejimientos que Chile envió a la í8¡i, a la edad de trece años había tomado
ya
guerra, ayudáronnos en la consecución de tantas las armas contra el rei Bomba, opresor de las
i señaladas victorias, procedía de los variados Dos Sicilias, en 1 84o; a los dieziocho había emi-

oríjenes de la Europa moderna i aun de más grado a Filadelfia, i a los diezinueve era uno de

lejanos continentes. aquellos atrevidos argonautas que, dando la vuel

I en lasignificación evidentemente árabe del ta del cabo de Hornos, se encaminaban en ina


nombre que precede a esta última memoria de cabables bandas hacia el Pacífico del Norte en

tantos desinteresados servidores, el lector habrá demanda de fabulosas riquezas í de aventuras

comprendido toda la verdad i toda la extensión más fabulosas todavía,

de aquella evolución de razas, que el metal de El incendio casual i aciago del vapor City 0/
las batallas fundió en una sola. Pittsburgo, ocurrido en la rada de Valparaíso el
1 7 de mayo de 1852, i de cuyo siniestro
escapij
II. Yuseff, que era uno de sus
tripulantes, en razón
de su destreza en la natación, fué causa de su

El bravo subteniente del rejimiento Concep avecindamiento en Chile i en


seguida en Chlloé,
ción don Francisco Yuseff, que perdió la vida donde temprano el isleño de Sicilia encontró,

combatiendo con señalado valor, fué hijo, en efec para formar hogar en el pacífico archipiélago.
to, de un honrado i entusiasta palermitano, naci una isleña de Ancud, la señora Mercedes Mar-

do al pie del Etna, desde cuyo ígneo cono domí-

nanse los mares I las tierras que pueblan todavía v.


las tribus de los Mahometos, que en
siglos ya

lejanos fueron señores del mediodía de la Euro De esa unión marítima de dos isleños nació

pa occidental. Su padre, don Antonio Vuseff el soldado del Concepción cuyos perfiles traza

excelente vecino i acreditado industrial de Con mos, i fiel a heredadas tradiciones, hízose desde

cepción hoi día, había nacido así en Sicilia con su


primera niñez hombre de mar i corredor del
un.
apellido morisco, al cual el trabajo de la paz mundo como su andariego padre.
i la gloría de las armas han dado de consuno en Hé aquí, en efecto, como el último refiere
Chile bien merecida i antigua de ciuda- Iniciativa de sólo la
carta
aquella una carrera que era

reproducción de la suya propia.


m. ,Los primeros años de mi hijo —
dice aquel-
trascurrieron como los de todos los niños que se

En ciertas razas de hombres, i especialmente crían en la rejión austral de Chile. Sin grandes
en las ardientes del mediodía, acentúanse las cuidados de parte de la familia, acostumbrado
trasmisiones de carácter de tal manera
que mu desde chico a combatir los elementos, a gozar
chas veces la existencia de los hijos no es sino del espectáculo del casi siempre embravecido
no
un
reflejo de la de sus
projenitores. 1 al menos mar, jugando con sus olas, sin temerlas, por

en el presente caso la evidencia de esa deriva tener conciencia del peligro; su naturaleza por

ción aparece de relieve. eso fué siempre la de un verdadero chilote,


DE LA GLORIA DE CHILE

siendo mediana su estatura pero fuerte i muscu vez suelto en el mar, no dejaría caer fácilmente

losa. en
pesadas arenas ni en
aguas muertas el ancla

..Cuando mi contaba ocho años de de barquilla; porque se sabe que después de


hijo como su

edad trasladé mis negocios desde Ancud al puer haber ensayado hacerse maquinista en el Abtao,
to de Tomé en esta provincia, ¡ allí, siempre a desapareció repentinamente de su hogar, de su
orillas del mar, siguió creciendo sin haber tenido isla o de su buque i
vagó por el mundo sin rum
casi nada sus hábitos i costumbre bo señalado, durante cinco
que cambiar o seis años, reco

de niño. Desde que estuvo en edad de prestar rriendo todo el Pacífico, atravesando dos veces

algunos servicios, ¡ sin perjuicio de sus tareas el continente, en una ocasión por Méjico i en

escolares, me acompañó Francisco en mis ocu otra vuelta desde Nueva York a

paciones de comerciante primero, I después como Internóse, además, en varias de

dueño de hotel. de Centro a, i


viajo por ultimo come

i, Cuando contaba como doce o trece años de mercader a e entre los puertos del Perú

edad, acostumbrado a oír las narraciones de los Panamá.

marinos que frecuentaban mi establecimiento, se

aficionó a la vida de los viajes i tle las aventuras, VII.


i en su imajinación de niño formaba miles de

proyectos que pensaba realizar cuando contara Quiso, en conse uencia, el acaso, que se halla-

la edad suficiente para sufrir los percances del se el inquieto moz -j en el Callao cuando los pe-
marino. ruanos acentuaron su
acepu ción de 1 t
guerra
i, A tal punto llegó luego en Francisco esta in con la inhumana e
xpulsión de la coloni , chilena

clinación, que apenas había cumplido los trece que allí existía i tr bajaba, de -poj.íiidüli el popu-
años pedíame permiso para embarcarse en un lacho i los sayones de cuanto poseía,
buque mercante mandado por un
capitán amigo. Puesta así a sac a la peque a fortuna lel entr

a lo que accedí gustoso. jico chilote. regres ', a su cas; desnudo eoírlo el

.,EI
buque pertenecía a la casa triguera de hijo pródigo, pero ardiendo c n ira com j verda-
Serdio hermanos, i su capitán lo era mi amigo clero isleño del Mediterráneo
Pedro Philipi. La vendetta no ólo es co sa i palabra- corsa,
nEn sino que daga ¡liana.
este buque permaneció embarcado mi hijo es palabr i t si

un año más o menos, habiendo recorrido duran


te este
tiempo casi todos los puertos de la costa VIII.
de Chile i gran parte de los de la del Perú.
i Volvió después a m¡ lado a
entregarse a sus Pidió, en consecuencia, \ seff a sus
padres
antiguas ocupaciones, la cabeza fusil, i solicitar tina tira de galón,
pero trayendo un no
qu so

llena de relaciones i de recuerdos de su vida de porque a su


juicio i a su gust o aquella arma de

embarcado, i habiéndose acentuado en él más fuego le pemil t ir í. castigar mejor, ¡ de hombre

I a
a los viaje; íi hombre, balazos por insulto a sus insolentes
propensión ,

expulsadores,
Para enrolarse en el batal ón Concepción,—
VI. i.

dice su padre,— ni tomó mi hijo Francisco mi

el del ardoroso sicili; consentimiento, jan ás le habría nega-


hijo e
que yo

L
.BUM

do, pues iba a combatir por los derechos, por la miento penquista, que en Miraflores hacía su

honra i por la gloria de patria. brillante estreno,


por el lado del
su cerrar
mar la
i, Amo i he amado siempre a Chile, al que extrema
izquierda de la línea de cal i canto
que
allí formó, como en Bull-Rum la
brigada Sto-
currí con mi persona a su defensa en época acia newall, la división Lagos; i de esta manera tocó
ga,

el año 66 formé parte como
capitán de un todavía en suerte al valiente i
vengador isleño,
batallón cívico en Ancud, —no habría tenido el al cerrar
por la última vez sus
párpados, oyendo
menor inconveniente para que mi hijo hiciera lo el clamoreo de ínclita victoria, lanzar una última
mismo, i con más razón, pues él defendía su ver i sublime mirada a
aquel océano que había sido
dadera patria, la patria que lo vio nacer., su cuna i el itinerario de los suyos a través del
mundo.

IX.

Después de todo esto no le quedaba al hijo Hemos puesto término a esta reseña de va

del capitán Yuseff, que en Huito se había bali lientes auxiliares que la muerte hizo chilenos, i
do contra los españoles en 1866, sino una sola si bíen será grave dolor para nosotros haber
cosa: batirse con los peruanos de 1879, ¡ así pú
solo por obra con extraordinaria bravura, cayen ¡ perseverante afán, sus nombres quedan al me

do en el campo de la refriega con nueve de sus nos salvados de roedor olvido. I así algún día

compañeros i ciento diez de sus soldados. las jeneraciones reconocidas podrán devolverles
su
sangre i su martirio en altísima pirámide de

x. granito, en
cuya cúspide ha de leerse esculpida
en letras de oro esta palabra: Gratitud.' i en

Por una de esas casualidades del destino que la base ancha pradera de cinerarias, símbolo del

forman la poesía de los accidentes de la vida dolor que nunca se


extingue, como el granito,
moderna, de suyo monótona más que la antigua, porque no es el frájil dolor de los vivos, sino el

cupo, según de todos es sabido, al valeroso n.-ji- eterno dolor de las tumbas.
¥ DE LA GLORIA DE CHILE

LOS ZAPADORES EN LA GUERRA

LOS CUATRO SUBTENIENTES DE TARAPACÁ:


AMADEO MENDOZA. FRANCISCO ÁLVAREZ, RICARDO JORDÁN I FROILÁN GUERRERO; EL CAPITÁN MOLINA 1 LOS
SUBTENIENTES SALINAS, EN TACNA; EL CAPITÁN VILLARROEL I EL SUBTENIENTE
CARRILLO,
EN CHORRILLOS: EL TENIENTE DON ISMAEL CONCHA OSORIO

nombres que es el itinerario de su


propia gloria

L rejimiento de Zapadores fué


j
durante todo el de la gue- En la batalla de
que sólo
curso
| Tarapacá en se

rra, digno de su nombre i de su


empeñó una
brigada de Zapadores comandada
destino. En todas partes mantu-
¡ por el comandante don Ricardo Santa Cruz, i
riéronse sus
brigadas, arma a! brazo, en su ¡
tres mandadas respectivamente sus dos compañías
puesto de vanguardia, en el desembarco de Pi- ; por los bravos capitanes Alejandro Baquedano
sagua i en Tarapacá, en Tacna ¡ en Chorrillos, i Bclisario Zañartu (que allí fueron heridos), que-
en Miraflores, en los horribles cementerios del daron muertos en la ingrata arena cuatro subte-
norte del Perú por fin; ¡ en todas partes también I uientes cuyos nombres agruparemos en una sola
fué dejando en el campo a
algunos de sus más i frase: Mendoza, Ai.yarf.z, Guerrero i Jordán.
meritorios jefes i oficiales. En Pisagua. al pun- ;
El subteniente Amadeo Mendoza era natural
donoroso comandante Villarroel (su segundo je- i de la Florida i casi niño había comenzado la ca

fe) herido antes de desembarcar; en Tacna a su rrera de las armas como


sarjento 2." de artillería

propio caudillo el bravo Santa Cruz; en ChorrI- J bajo la dirección i consejo «le su valiente capitán
Nos al capitán Villarroel; en Miraflores al intré- ■
de esa arma i deudo suyo, el hoi comandante

pido comandante Zilleruelo, i sobre las podre- ! Salvo. Señalóse por su bravura en la arena de
'

dumbres de Chiclayo, por último, al comandante Pisagua, donde los soldados le aclamaron por su

L'rrutia i diez de nobles compañeros, vícti- i los condujo la victoria. Tres


a sus
¡ juvenil arrojo a

mas de heroica i callada sumisión al deber. semanas más larde caía en el campo de Tara-

Tócanos hoi, por I la temprana edad de veinte i dos


consiguiente, recordaren esta paca a anos.

pajina los nombres de aquellos jenerosos servi- : El subteniente don Francisco Alvarez, natti-

úorcsdelarepública sido ral de Arauco, donde naciera medio del


cuyo recuerdo
en es-
no
haya
consagrado todavía, truendo de las armas el 4 de octubre de 1851,
Les seguiremos el orden de mozo entusiasta i patriota que desde la
en
propio sus era un

k.
ALBUM

edad de 14 años entró a servir en el


antiguo 7." truyó la sección de esa vía entre San Fernando
de línea motivo de la guerra con España. i Curicó, puesto difícil que
con
desempeñó con no

Sus padres, que aún viven llamánse Justo table acierto i actividad.

Alvarez i Carmen Riveras, i a solicitud de ellos Era el subteniente Guerrero, que había sido
hubieron sus jefes de rebajar, durante su primer también profesor de primeras letras en San Fer
aprendizaje, el peso reglamentario de su fusil pa nando, un mozo mui estimado en esa
ciudad, i
ra no
agobiar sus bríos ni su corta, endeble edad. cuando ocurrió su noble muerte, el
municipio de
Convertido el 7." en Zapadores bajo el minis la localidad interpretó el sentimiento público en

terio Prats (1S78), siguió el joven Alvarez a su la siguiente comunicación dirijida a su


padre:
cuerpo i en todas partes mosinisi valer iS' ,, luto „San Fernando, diciembre 12 de 1879.— Do-
gante i patriota. Desde el campamento de An lorosamente ha conmovido al pueblo de San

tofagasta escribía con frecuencia a su madre Fernando la noticia de haber perecido en Tara
anunciándole el próximo asalto de Lima a me
pacá, luchando como bravo, el digno hijo de
diados de 1879; i cuando esta tardía operación Ud., don FYoilán Guerrero.
de guerra comenzó por el asalto de Pisagua, el "La municipalidad del departamento ha creí
subteniente Alvarez, seguido de ocho soldados, do de su deber hacerse un eco del pesar público,
tuvo la gloria de tomar una bandera boliviana en i en sesión de antenoche encargó al infrascrito
la empinada cima. Días después una bala le mató que trasmitiese a Ud. las expresiones de su

en la cima de Tarapacá, perforándole la sien pesar por la pérdida que ha sufrido, tanto Ud.
derecha. como la ciudad toda, en la cual don Frailan Gue
Del subteniente Ricardo Jordán sólo se sabe rrero contaba con un
amigo en cada uno de sus

que fué un mozo


alegre, valiente, de jenio un

tanto altivo, por cuya causa no


pudo avenirse a 11 Sírvase Ud. aceptar juntamente con los sen-

servir en los Granaderos a caballo en


que le co timientos de la corporación, los de condolencia

locó su
padre don Manuel Jordán. Era Ricardo personal de su A. i S. S.

natural de Santiago i de la misma guerrera fa José Marta Valderrama Lira».


en la
milia que independencia ¡lustraron en tie
rra i en el mar los dos hermanos Manuel I Ser
vando Jordán. Cayó entre los primeros en la
batalla que acabamos tle nombrar, i del EL CAPITÁN MOLINA
no
lijos
sitio en
que combatía el subteniente Froiíán
I LOS SUBTEMENTES SALINAS ES TACNA

Guerrero, muerto también en


aquel aciago día.
El subteniente Guerrero era
hijo de Santiago El capitán don Rafael Rudcslndo Molina,

(1843) Í después de haber pasado su niñez en muerto instantáneamente por un balazo recibido
I iuacarhue, educóse desde la edad de diez años en la frente al acometer, a la cabeza de su com

en el liceo de San Fernando, de cuyo estableci pañía, el fuerte boliviano que cerraba la extrema

miento profesor I bibliotecario cuando derecha de la linea el campo de la


era co
enemiga en

menzó la guerra. Mozo de carácter resuelto i Alianza el 26 de mayo de 1880, había nacido en

enérjico, había desempeñarlo también el cargo la aldea de Maipo el 1." de noviembre de 1853 i
de subdelegado ambulante de las turbulentas ■
era
hijo de don Diego Molina i de doña Rita

peonadas del ferrocarril del sur, cuando se cons- , Molina, ambos fundadores del lugar
DE LA GLORIA DE CHILE
S4S

Educado en la Academia militar desde 1869, edad i mediante de don Ensebio Lillo,
influjos
como pensionista i después a virtud de marchó la campaña de Tacna de ha
primero a
después
su mérito i de brillantes exámenes, de cadete ber recibido apresurada educación hasta los 18
entró al ejército en calidad de subte años el Católico de San Luis.
agraciado, en
Colejio Tenía
niente del y." el de julio de 1870, i militó du
20 esto
lugar en
julio de 1879, fecha en
que se in
diez años en las fronteras. Fué allí gober corporó el valeroso i
rante en
probado rejimíento de
nador de Purén i fundador de Traiguén, a
cuyo Zapadores (antes 7.0 de línea) en calidad de as
sitio habíale seguido su
joven esposa doña Borja pirante. Tres meses después (octubre 17) era
Reinoso, con
quien contrajera nupcias en San ascendido a subteniente, i medio año más tarde

tiago en 1S73. su hermano mayor, que había solicitado


ocupar
Ascendido capitán la víspera de la batalla vacío por el
a en su
puesto, dejado plomo, recojía de
de Tacna (abril 10 de 1880) terminó en aquel las fosas del cementerio de Tacna su cadáver
encuentro campal su lucida carrera, cayendo al atravesado, en la batalla que los
en
Zapadores
lado de su jefe (Santa Cruz), habiendo alcanzado perdieron su ilustre jefe, por dos balas que ins
1 la edad de veinte i siete años un honroso puesto tantáneamente le quitaron la vida en su primer
i un nombre sin tacha. destello.

Es triste hasta las lágrimas, al m ios


para los
que alguna vez han llorado sobre 1 pálida sien
Pereció también entre los Zapadores de Tacna de un hermano prematuramente do a sus

un niño en cuyo labio superior diseñábase ape afectos, la relación que el segundo ; lilemente
nas tenue bozo, llamado Victorino 2° Salinas, Salinas envió a su
patín; solare la muerte del que
quien, como su hermano Justo Pastor, debían le había i sobre el de
precedido hallazgo sus

ofrecer su tierna vida en holocausto a la patria, el restos ya carcomidos por los roedores de la ma

uno en Tacna i el otro, por vengarlo, en Lima. teria que ha sido la artificial i
estructura
prestada
Ambos eran
hijos del apreciable caballero don de la vida;
Victorino Salinas i Cotapos; i los dos, nietos de 11 De Arica, —
dice a su
aflijído padre su
segun
la que fue bella i recatada esposa del desventu do hijo inmolado, en carta datada en los baños
rado brigadier don Juan José Carrera. de Calientes el ¡ de octubre de 1 880, —
nos man

Unida esta infortunada señora, después del daron a los campos de Tacna; casí no
tengo va

patíbulo de su
primer marido, a un rico hacen lor para narrarle lo que vi, mucho más cuando
dado de Paine, don Justo Salinas, la viuda del me acuerdo del cementerio donde están los ca

primer Carrera, doña Ana María Cotapos, beldad dáveres: allí me


puse a buscar a mi inolvidable

griega de incomparable pureza en sus


perfiles Victorino i luego di con él.-.v

según la expresión de una viajera inglesa que, I en seguida, como si hubiese querido restituir
en su
luto, maravillada, «modérala, formó nue el calor de la existencia física, la voz, el ademán,
va familia, i de esta proceden ¡os dos gallardos el presentimiento Í el dolor a
aquella carne des

niños, que, uno en pos del otro, marcharon, co figurada i en descomposición, agrega estas pala
mo los dos Almarza de Chillan, a hacerse matar bras sobre aquel soldado de 19 anos
que anima
por el renombre i el buen derecho de Chile. ra hacía poco con el soplo de juvenil entusiasmo;
Victorino 2° Salinas era el menor de
aquellos ,Poco antes de entrar al combate de Tacna, le

zapadores casi infantiles; dice mi hermano al teniente José María Villarreal


pero anticipando su

L
¡40 EL A.

Salvo: — «« Hombre (palabras textuales), tengo había ceñido una


espada sólo para vengar cna.
la firme convicción de que me van a matar; (i se dignamente a su ««inolvidable Victorino,, n<¡

ponía la mano en el corazón). Yo no sé lo que pudo apartar un momento de sí ni de su


¡mají
me pasa; tengo algo que no me sé explicar.,, nación el augurio de que encontraría en el azai

"En este momento mandan que vaya la com de las batallas su propia aciaga suerte. El som

pañía donde él estaba a reforzar el ala derecha; brío reflejo del cadáver que había desenterrado

iban al Apenas llegó tiró al suelo de en el cementerio de Tacna ahora


trote. se
seguía sus

rendido i cansado. Uno de los oficiales le pre pasos como una sombra, pero no le causaba ni

gunta qué es lo que siente, que si lo han herido, pavor ni desaliento. Su lema, como el de todos

Nó, hombre —

responde —
es que me muero de los chilenos en esas horas largas de espera, era

sed i cansancio.... Por fin se levanta i grita a los ■«¡Adelante! ¡Adelante!,,


soldados. No haría diez minutos que peleaba 'Me parece, queridísimo padre, —
escribía al
cuando se toca el pecho i se mira la mano
que la suyo en la víspera de la partida hacia Lima, que

tenía ensangrentada i exclamó: —


"¡Ai! me mata era el poste miliario más encumbrado de aquella
ron!" I cayó de espaldas. marcha incesante hacia nuevos horizontes,— me
Así murió, en el ala izquierda de la batalla parece que voi a correr la misma suerte de mi

campal de la Alianza, el primero de los Salinas, hermano Victorino 2°; pero ¿qué le hemos de
i habría parecido natural que después de aquel hacer? A eso hemos venido, a defender nuestro

recuerdo i del espectáculo de todos los horrores tricolor mancillado por dos repúblicas; a vencer

que desde su desembarco en Arica había rodea o morir como buenos. Estoi resuelto a morir i

do a su sucesor en las filas, mozo ya de 24 años, ver modo de hacer un


papel que enorgullezca a

que se había ejercitado en el comercio al lado de


desanimase el último, después de pues, mi querido padre, dé
su
padre, se
"Espero, me su

haber hecho su camino de mar a cordillera a santa bendición para morir sin remordimientos i

través de un verdadero itinerario de cadáveres, con la conciencia tranquila.,.


"¡Qué terrible espectáculo!— exclamaba, en La noble epístola impregnada de fe i de santn

efecto, trasmitiendo u su hogar sus


impresiones al amor a la patria de que extractamos estas pala
ha
la de Arica de sangre toda bras, que la tinta del campamento
se
pisar arena
anegada en

vía. —

¡Qué terrible espectáculo presenta a la vista secado, más nú así el perfume del corazón, tiene

solamente el contemplar esas fortalezas I verlas la fecha de Calientes, 16 de noviembre de 1S80;

manchas de sangre, pedazos de manos, cuerpos i recibida una semana más tarde la bendición

medio enterrar, fusiles, botas, ropa, al anticipación, el jo


a camas, paterna pedida hogar con

cráneos, cañones, uno


que otro partido, donde ven soldado i creyente volvía a decirle desde

los peruanos les aplicaron dinamita. Los cuerpos Pocollai, i ya en marcha, estas frases que revelan
de los peruanos que quedan atravesados en los juntas al héroe i al peregrino:
los soldados del la emo
peñascos, donde 3.° i el 4." los «No tengo palabras para expresarle
hacían botar al mar, están todos comidos de ción tan grande que tuve al recibir la carta que
pájaros i en un estado de putrefacción insopor me dirijió, i ver la ternura suya para conmigo,
table,,. recibiendo su santa bendición; he derramado lá
Desde que diera el último abrazo i el último
grimas de placer por su carta tan cariflosa.n
adiós a los suyos el subteniente Salinas, que se Desde ese instante, casi solemne de los sagra-
DE LA GLORIA DE CHILE

dos adioses de los campamentos, que se mudan descendientes del antiguo i probo majistrado de
campos ensangrienta brega, de el la independencia don José María Villarreal. En
para trocarse
silencio se ha hecho en la tienda del joven zapa tre once ríe sus descendientes que tomaron

dor. Percíbese sólo el húmedo ruido de las qui simultáneamente las armas, tres, en efecto, lleva
frote la tersa sábana del ban propio nombre: el teniente de marina
llas que salpican con su su

mar dormido en sus calmas veraniegas, verda don José María Villarreal Canto, herido en el
deras siestas del océano, que se
reposa de las desembarco de Pisagua; don José María Villa
turbulencias de la estación del hielo. rreal Silva, actual capitán del Buin; i don José
Pero cuando otra vez las cornetas vuelven a María Villarreal Salvo, capitán de Zapadores,
tocar ¡atención i marcha! i se alzan las últimas muerto
gloriosamente en Chorrillos. El distin

telas que han dado abrigo al sueño que precede guido comandante de artillería don Eulojio Vi

a la batalla, el animoso zapador da expansión a llarreal, pertenece a este misino grupo de filíenos

su entusiasmo, i en una tira de papel escrita servidores del país.


apresuradamente con
lápiz i sobre la arena de la El capitán de Zapadores, de cuyo nombre

Tablada de Lurín, trasmite a su distante hogar acabamos de hacer memoria, había entrado, como

sus Impresiones en estas palabras, que eran el elcapitán Molina, ala Academia militaren 1869;
grito unánime de todo un
ejército que marchaba pero obligado por su mala salud a retirarse de

de noche por el desierto, precedidas sus colum ese establecimiento para seguir la carrera del

nas por los arcánjeles del heroísmo llevando comercio, siempre incierta i siempre mediocre en

desnudas Chile, volvió desengañado al ejercito, entrando


sus
espadas de fuego;
"Vamos ya en marcha sobre Lima. Salimos en 1876 en clase de subteniente al 7.° de línea.

hoi a las cuatro de la mañana. ¡Qué de alegria i Hizo, en consecuencia, todas las campañas del
todo el de hurras i vivas Perú aquel cuerpo, hasta que una bala lo
gozo en ejército! ¡Qué en

Chile! había visto i mató instantáneamente en el ascenso de Chorri


a ¡Jamás se tanta alegria
contento!.... 11 llos, atravesándole las sienes en el momento en

Seis horas después el valiente vengador caía que, parapetado con su compañía tras un derruido
como su hermano atravesado por una bala dis muro, observaba las maniobras de la batalla i los

parada desde las almenas de Lima en Miradores, del enemigo.


i días de febrero de
cuatro después (19 1881),
iba a morir en los hospitales de sangre de Cho
rrillos para i para Pereció también en el sangriento asalto de
su
patria, para su
padre su

las filas del Buin, i


inmolado hermano que así en dos batallas quedó San Juan, combatiendo en

en clase de subteniente, un antiguo zapador


llamado Santiago Carrillo, natura! de Chillan,
soldado de la guerra civil de 1859, como San
EL CAPITÁN SALVO Castillo i otros jefes hoi de notorio
Martín, como

nombre, i que había servido en el 4.° de línea i


I El. SUBTENIENTE CARRILLO EN CHORRILLOS
el 7." de línea (««Zapadores") desde
después en

Pocas entre las familias de el 18 de enero de 1858. I esto es todo lo que se


Santiago han ofre
cido más numeroso Í de sabe de su carrera.
escojido conrinjente
voluntarios a la pasada guerra que los Villarreal,

L
54$
^

dolores en todo el cuerpo. Mi asistente me diú


DON ISMAEL CONCHA OSORIO
una frotación de i
ron me
mejoré.
'Abril 23.— Pasé el día sin novedad, pero sin
ganas de comer,

Bajo la implacable segur de muerte postuma i "Abril 24,— A las diez de la mañana, estando

horrible, al lado de su
jefe, el comandante de sentado i tranquilo, me sobrevino un vómito
Zapadores don José Umitel Urrutia, precedido negro de sabor nauseabundo i de olor putrefacto.
diez de compañeros i de "A la noche fué llamado de
por ocho o sus cente
Lambayeque el
nares de soldados, rindió la vida, adquiriendo el doctor Moreno, natural del Ecuador. En el acto

jermen de incurable mal en el valle de Lamba- me deshaució, porque el vómito había precedido
yeque el brillante zapador a cuya memoria per a la fiebre i en este caso nadie escapa n¡ en Gua-
tenece por separado esta breve pajina. yaquil. Se desalojó mi pieza de todo lo que con

El subteniente Concha había nacido en la Se tenía, operación que me anunció m¡ fin, porque

rena el 22 de agosto de 1862, por manera que yo había presenciado igual medida respecto de
al fallecer en 1884 en el campamento de Cho mis ocho compañeros ya enterrados.
rrillos había cumplido apenas 2 1 años, siendo en "A las 11 de la noche tenía 136 pulsaciones i

edad tan tierna, por sus


prendas morales bien me administraron para purgante enérjicas me-

probadas, una
esperanza para el ejército. dieiuas indijeii.is llamadas jalurondí \ d/ologno.
Incorporado al principio de la guerra en el «Abril 25. —

Sigo empeorándome. La fiebre

batallón Coquimbo, a
cuyo cuerpo fué destinarlo

después de servir algunos meses de cadete, reci "Alas 7 de la noche comienza el delirio, alas

bió honrosa herida en la batalla de Chorrillos, 9 la agonía.


ponderando su
jefe, el coronel don Arístides «Abril 26. —
Contra lo que todos esperaban, a

Martínez, su noble actitud en un informe que las dos de la mañana desperté. Vino el doctor i

tenemos a la vista, i en el cual dice de él que su me hizo dar caldo i un huevo batido en
agua.
conducta en las batidlas de Lima "fué distingui 1 En el intertanto habían mandado buscar mi

da en todos conceptos, tanto por su serenidad i ataúd a Lambayeque i lo tenían del lado de afue

valor cuanto por su subordinación i disciplina." ra de mi pieza,,.


Destinado después de la captura de aquella ,Detalle íntimo pero horrible! el joven zapador,
ciudad a
guarnecer con su
cuerpo los pestilentes que era sumamente pobre, porque había dejado
valles del de la Libertad, el los dos tercios de su sueldo a su buena madre,
departamento pagó
tributo del chileno al padre en la carta de que hacemos
obligado emponzoñado cuenta a su

de le había
clima de aquellos lugares, en condiciones que son este extracto que el cajón muerto

dignas «le especial memoria, según una carta- costado 50 pesos; pero una vez temporalmente
recobrado venderlo por 40 pesos a un com
diario de resucitado que él escribiera a su buen pudo
padre don José María Concha, después de la pañero que a su turno lo necesitó de veras.

resurrección, i que por los accidentes El negocio por lo visto no había sido malo.
especiales
recuerda, de extractada inte El teniente Concha había pagado sólo diez pesos
que es
digna ser en

rés de otros en la forma siguiente; de prima por su resurrección!....


"Abril 22 de [882.— Pasé este día bien, pero Ahora continuemos.
las doce de la noche horribles «Abril 27.— Se desarrollan hemorrajias infe-
a
desperté con
DE LA GLORIA DE CHILE 549

riores de un carácter pútrido i así pasé una sema sirva poner en manos de su
esposa, señora ma

na hasta el día 3 de mayo, en


que me dieron dre del finado teniente don Ismael Concha, una

doce cucharadas de caldo de letra por valor de ($ 1,592.50) mil quinientos


por la primera vez

noventa i dos pesos cincuenta centavos, con


pollo. que
i«El día 7 de mayo me levanté por la primera se han suscrito los señores jefes i oficiales de

vez i me jugo de carne. Todos me llaman


dieron este cantón militar, para ponerlos a su
disposi
nel resucitado,,, i las jentes a quienes he cobrado ción, esperando que esta débil ofrenda del cariño

contribuciones lo sentían.... Algunos habían ce i simpatías que supo conquistarse entre sus com

lebrado mi muerte. pañeros le sirva de recuerdo en su


justo pesar.
■ El doctor Merino murió. —
De 600 zapado "Con este motivo, me suscribo de Ud. atento

i ocho oficia i aftmo. S. S.


res que éramos, sólo quedamos 480,
les menos 11. Alejashku Gorostiaga,,.
Tales eran los espantosos episodios de la
"Sau!iag\ mayo Ja de 18S /.
fatal, innecesaria i desmoralizadora ocupación del

territorio tropical del Perú. «Señor Don Alejandro Gorostiaga.


I '!;■: ■lililí^
Entretanto, el desgraciado joven Concha,
"Apreciado señor:
que había sido ascendido a teniente de Zapado
res el 16 de enero de 1882, veía acercarse ya el "Agradezco a Ud. i a los señores jefes i oficia

Feliz regreso a la patria en el campo de Chorri les de ese cantón militar el sentido pésame r¡ue

llos, en
que todo se alistaba para la vuelta; mas, se han servido darme, por su atenta comunica

como llevase sordamente escondido en sus en ción de 26 de abril último, con motivo del falle

trañas el virus fatal de las fiebres tropicales. cimiento de mi inolvidable hijo Ismael, teniente

sucumbió a un nuevo acceso de ésta el 23 de de Zapadores, arrebatado a mi cariño, a la edad

enero de 1884, legando eterno luto e irremedia de 21 años. Agradezco igualmente el jeneroso
ble de que báculo. obsequio de 1,592 pesos 50 centavos, se
desamparo a sus
padres, era con
que
a sus hermanos, de quienes fué ejemplo I era han suscrito tan ilustres compañeros de armas, i

que debo estimar como o I renda, a la memoria de

La de oficial i que vivía mi hijo.


muerte tan joven
lleno de promesas para el porvenir, fué asimis "Con sentimientos de la más alta considera
mo ocasión para doble ofrenda del ción, me suscribo su atenta i S. S.
una
ejército,
según aparece de lassiguientes notas cambiadas
Makí.v Osoioo ni; Concha,,,
entre el campamento i el hogar:
El Congreso de la nación hizo también justi
"Chorrillos, abril 26 de i88j. cia a
aquella noble i jentil memoria, I a virtud
"Señor Don José María Concha, de una moción presentada por trece diputados
-Minti.-iLiti.
concedió íntegra a la doliente madre la pensión
'Mi apreciado señor i amigo: vida le otorgara el
que en hijo bravo, ¡

"Tengo el gusto de adjuntarle, para que se jeneroso.


\
Jf
iWJS^fÉ A.

¡NTl
El ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

LOS CATORCE COMBATIENTES

DEl REJIMIENTO SANTIAGO EN TACNA I EN LIMA

EL SARJENTO MAYOR
DON MATÍAS SILVA ARR1AGADA, EL CAPITÁN SILVA DEL CANTO I LOS SUBTENIENTES
k. PINTO, CARLOS SEVERtN, M. BENÍTEZ,
NICASIO GÓMEZ TORRES, A. LAGOS, J. A. JARAMILLO, E.
SEPÚLVEDA,
L. A. GONZÁLEZ, RUEDAS, DÍAZ, GALLO, 1 EL ASPIRANTE G. E. HENRY

como los tres anteriores, el sarjento mayor don


Matías Silva Akriagada, natural de los
Anje
les Í tercer jefe del Santiago, porque tardó 24
UÉ el rejimiento Santiago des años en recorrer la senda de los ascensos, siem
de la filiación de su
primer re pre estrecha i mal alumbrada, los
como
callejones
cluta un
cuerpo esencialmente para los que no tienen favor "en

de guerra. Formóse la capi En 1846 cabo,


en . era como
Lagos en

tal, era de la capital i representaba a la capital; la Academia Militar; i en 1879,


i a este sólo título debía ser bravo i resuelto, guerra, era
simple capitán ins
sufrido i heroico como el que más. Por esto tructor de milicias en San Bernardo, después de
mísmo recibió desde el primer momento de su haberlo sido en Curacaví i en Casablanca. Aun

creación el título i la organización de un cuerpo que miembro de una familia exclusivamente

de línea que conserva todavía después de haber guerrera i guerreadora, que tuvo una verdadera
se batido durante cuatro años desde Tacna a tribu en el ejército (20 oficiales), i aunque se
Huasacache. En firmeza i batiera en Los Loros, en Cerro Grande i en
cuanto a su
enerjía
en el campo de batalla, bastará recordar que en todas las funciones de lanza del Malleco, del

Tacna, al mando del heroico Barceló, Renaico i del Traiguén, ríos poblados tle gualas
perdió un

tercio largo de i M iraflores, sobre 8 i de no había logrado llamar sobre él la


su
jente, en 1 o
a/isos.

oficiales, 266 hombres de tropa. atención ni los favores.... I antes al contrario, al

Los jefes más brillantes del San verlo desde su humilde ventana de San Bernar
rejimiento
tiago, después del coronel do pacientemente durante largas horas la
Lagos, que lo formó mover

usanza, fueron los coroneles Barceló i Fuen- máquina de coser para vestir un verdadero coro

zalida, i ambos volvieron cubiertos de anjelicales niñas, su heroísmo dejó huér


a sus
hogares que
de heridas i de fanas, habríanle muchos tomado por el modelo
gloria.
Pero no tuvo tan lucida vida en la milicia, del buen padre, más nó por tipo de guerrero.

L
552 EL A

I, sin embargo, bajo aquel aspecto casero hasta como lo llamara que volviese, por hacerle señas
el abatimiento i en esas labores menudas del con la mano, quizás para dejar algún encargo o

hogar, dura lei del soldado en la pobreza, el ca darle el último adiós, lo hizo la brevedad
a
posi
pitán Arriagada era digno de su acreditada
Silva ble; pero al tiempo que lo bajaban le dieron
estirpe, I escondía bajo el telar, como el borda otro balazo en un brazo i en el momento de lle
dor Esponda, un alma de valiente, una resolu gar le alcanzó a dar la mano i un
apretón, i m¡.
ción de héroe. rando al ciclo, daba vuelta la vista.
En el recuerdo que en
pajina anterior hemos "Creyéndolo cadáver, lo hice soltar, -dice Cas
consagrado a la memoria del comandante gue tillodejándole uno délos cabos para que le pro
rrillero del Santiago don Domingo Castillo, digara algún recurso en caso de que hubiera sido
contamos cómo se había batido el capitán Silva una
fatiga por la sangre que perdía; así sucedió
Amagada, ascendido a
mayor sólo para la bata porque un rato más volvió en sí, i el teniente de
lla de Tacna el 25 de febrero de 1880. A caba la compañía, don Santiago Inojosa, que venia
llo, delante de las filas, peleó constantemente, nó más atrás, lo hizo conducir a una
ambulancia,
en el puesto de los jefes, que es la retaguardia, donde murió al otro día,,.

así su muerte fué tres veces heroica, por el sitio II.


en
que cayera, por el número de proyectiles que
recibió en su
cuerpo i porque siendo jefe se ba Pagaron al inmolado capitán noble tributo sus

tió como soldado, compañeros de armas, porque no contentos con

iEn esto se hacía notar —


dice hablando de la erogar una suma de 3,500 pesos, que fué el pan

valiente i tenaz acometida de las guerrillas de la tlel campamento, entregados a la infeliz viuda, el

segunda división, un
capitán que le vio caer i digno i'-te del cuerpo envióle la siguiente misiva

espirar, —
en esto se hacía notar el héroe mayor de duelo que enalteció el mérito del que había
Silva Arriagada; recorría sus soldados, dándoles caído en sangrienta lucha i de quienes tan noble
valor Í haciéndolos entrar en orden de batalla mente le recordaban:

para que pelearan con más acierto; pero como

el bravo mayor andaba a caballo i recorría con


, Tacna, junio 7 de 1880.

tanta frecuencia las alas del rejimiento, I esto la


"Señora Rosalía Alvarez, v. de Silva Arriagada,
última vez lo hizo por vanguardia de nuestra

línea para que heroico ejemplo lo


con su
siguie
sen. En esto le pegaron dos balazos, siendo uno
"Señora de mi respeto i consideración:

mortal, el del pecho. Por esta causa


ya no se
"Tengo el sentimiento ¡ cumplo con el penoso
pudo sostener a caballo i comenzó a tambalear, deber de participar a usted el fallecimiento de
i en
seguida se latinó al costado izquierdo, que su
digno esposo, el sárjenlo mayor don Matías
dando enredado del pie derecho en la estribera. Silva Arriagada, acaecido el 26 de mayo último,
«Cuando esto sucedía, el capitán Castillo mar en la batalla que nuestro ejército empeñó ese

chaba a unos veinte metros de él i en el acto día, en las alturas de esta ciudad, con el peru
hizo volver al cabo Fuenzalida, uno de sus orde boliviano.
de
nanzas, i a su corneta, para que lo desenredasen "Comprendo, señora, toda la intensidad
i si estaba vivo lo pusieran fuera de combate; i vuestro dolor, i creedme que de corazón me aso-
DE LA GLOj HA DE CHILE 333

ció a él; pues si usted ha perdido a un esposo como soldado del 7." i del 4." de línea, cuando al
del estallar la guerra,
querido, yo i toda la oficialidad rejimiento no siendo dueño de dominar

el honor de mandar, hemos visto de su ánimo guerrero, abandonó otra vez la nativa
que tengo
de nuestro lado al compañero i al ofi aldea para enrolarse en el Santiago. Sus pa
saparecer
cialpundonoroso i delicado. dres, don Ignacio Pinto i doña Carmen Valdi

n¡Ah, señora! irreparable es la pérdida que via, no le verían, sin embargo, regresar, por
acabáis de experimentar, pero, por si os puede que fuera uno de los primeros en ser derribado

servir de lenitivo, sabed que vuestro esposo ha por el plomo a media falda de la loma en que
caído después de cumplir con su deber hasta el se libró, con el rejimíento Santiago al frente, la

heroísmo i, por consiguiente, la patria agradeci cruenta batalla de Tacna. ..Murió como un va

da, no lo dudo, esculpirá su nombre en la pajina liente, —


dice de él su
jefe, el coronel Barceló, en

más brillante de su historia, una carta de duelo, —


siendo ¿a admiración de

"Con sentimientos de alta consideración, ten

El subteniente Pinto había


go el honor de saludaros a nombre de toda la perecido así a la

oficialidad de mi i ofrecerme edad de 24 años,


rejimiento, como
pero su
ignorada tumba no

vuestro atento S. S. habrá necesitado para ser reconocida más bri

llante epitafio que esas palabras postumas del


(Firmado)
jefe que le vio pelear i que, lleno de admiración,

Francisco Barceló. »

v.
ni.
Fué víctima también de la suerte I del propio-
Sín al del denuedo juvenil en la batalla decisiva del Alto
contar capitán guerrillero Santiago
tlon Marcelino Dinator, que herido de la Alianza un oficial que era el más querido
en un
pie
la batalla, sucumbió los de Tac i el más hermoso tipo del rejimiento Santiago,
en en
hospitales
el 19 de i de hemos tenido la el subteniente don Carlos Seykrín', un niño
na
junio, quién no

fortuna de encontrar datos suficientes para tra de 18 años.


: Enlazábanse con la existencia de este mance
zar
siquiera el perfil de su existencia, perecieron
la de ruda batalla. bo mu románticas aventuras, que arrancan de la
en
sangrienta porfía aquella
los subtenientes Pinto, Sevcrín, Gómez de la época i del gobierno del melancólico presidente
'

último de Chile, don Antonio Guill i Gouzaga, el tétri


Torre, Benítez i Ernesto Henry, este

los jesuítas, cuya tumba cubren


simple aspirante en el rejimiento, co expulsador de
Debemos, por consiguiente, un buen recuerdo todos los días las alfombras de las devotas san-

al píe de Nuestra Señora de la Luz,


a cada uno de estos bravos. tiaguinas
en la nave de la epístola en la Merced. El pre

Chile, retoño
IV. sidente Gonzaga trajo a como un

de su noble raza lombarda, la familia de Ramos,

brote por el materno follaje, el


El subteniente don Amador Pinto, nacido en i de ese provino,
el savia escandinava. Su
pueblo de Valdivia (subdelegación 12.' del an joven Severín, injerto en
marino dinamarqués,
tiguo departamento de Rancagua) había servido padre fué un respetable

L
LBUM

don Pedro Severín, que 1851 vino a Valpa los acarreadores de


en
gloriosos muertos sin pase
raíso de propiedad llamado La de solemnidad...
en un buque su

Presiden/a.

Alquilado, en efecto, aquel barco, para depó vi.


sito de reos de Estado en
aquella época tumul

tuosa, el danés enamoróse de la hija de Ignórase el de! nacimiento de los ofi


capitán lugar
tino de sus cautivos, la señorita Carmen Espina ciales del Santiago Manuel Benítez M. i Ni

Ramos, joven de rara belleza, ¡ pasando así, por canor Gómez Torres, ambos muertos a conse

el encanto, de custodio a
prisionero, fundó en cuencia de la batalla de Tacna, si bien tenemos

Valparaíso honorable familia. indicios de que el último era hijo de Atacama


El joven Carlos era el menor de sus herma Pero sábese que el primero había entrado de
i recientemente había formado compañía sarjento al Santiago el 1.° de abril de i
nos, 1879
con el que le precedía, el joven comerciante don tenía 35 años cuando perdió la vida. Gome;
Federico Severín, cuando la guerra hizo sentir Torres había tomado servicio en ese cuerpo el
en juveniles pechos sus irresistibles alardeos. mismo día, i cuando falleció a la edad de 25 años
Desde ese momento el subteniente del Santiago había recibido ya la graduación de teniente,
no fué dueño de sí mismo. Saltó por encima de

su escritorio, i acordándose que había recibido VII.


algunas lecciones en la Academia Militar de
Santiago, enrolóse en el primer cuerpo de línea El último en el escalafón del Santiago al ha

que se organizó para la campaña, diciendo que cer su terrible estreno en Tacna, pero no el pos

no
quería pelear ,,como recluta. «« trero en ánimo entre los jóvenes oficiales que

El 19 de mayo de 1878 embarcóse, en conse- . sacrificaron su vida en las arenas del tlesierte

cuencia, en el Rlmac, bañado su rostro casi in que rodea la ciudad de Tacna i la proteje, fué

fantil por las lágrimas de su madre, i al estrechar el aspirante don Ernesto Guillermo Henkv,
a su hermano ¡ compañero por la última vez en
hijo de francés i de chilena (la señora Isidora de

sus brazos, díjole: —


«Volveré vencedor o me la Fuente) nacido en
Concepción el 18 de agos

traerán muerto." to de 1856.


Cumplióse más allá de su
profético heroísmo Desde su
primera edad dio muestras el niño

el augurio del entusiasta voluntario, porque logró Henry de su afición a las cosas de la guerra en

vencer... Pero... trajéronle muerto... Una bala tregándose con placer a todos los fuertes ejerci
atravesóle la frente, húmeda todavía con los ós cios que preparan desde la cuna al soldado, la

culos de los suyos, i el hermano que había vivido la pesca, la el hípico i


equitación, jimnasla, arte

con él como dos almas en una sola existencia, especialmente la caza, en cuyo varonil entrete

fué al cementerio de Tacna a


cumplir tierna nimiento no tuvo en su juventud rivales.

la última parte de Don Fede la guerra, efecto, como si fuese


mente sus votos.
Aparecida en

rico Severín trajo del cementerio tres cadáveres una cacería en


gran escala, i pudiendo haber
del Santiago: el del mayor Silva Arriagada, el optado por un puesto de oficial, prefirió Henry
del capitán Dinator i el de su hermano. La atroz ser soldado, es decir, simple tirador, i en esta

or
guerra en
que vivimos durante cinco años creó condición incorporóse en el Santiago apenas
esta nueva profesión del amor i del deber: la de ganizaron este cuerpo en la capital.
F DE LA GLORIA DE CHILE 555

nYo vivo orgulloso de mi carrera militar, —


es
dijo que antes de un mes se pasearía nuestro
cribía con este motivo a su
padre desde el cam ejército en la calle principal de Lima.
Buena Vista, el 19 de mayo de 1880,
pamento de "Papá, quizá esta que le escribo sea la última;
esto es, una semana antes de morir,— pues quién sabe si quedaré en el campo de batalla;
las
to que ya he sabido resistir grandes fatigas pero lie de morir como un valiente, como un

de la dura campaña, con resolución firme, i así héroe: moriré como mueren los chilenos".

lo haré hasta la muerte. Por otra parte, yo no Todos se equivocaron en la iniciativa, en la


he sido sarjento ni oficial cuando me enganché marcha, en la duración de la guerra.

en las filas del rejimiento Santiago, como lo han Pero quien jamás se
equivocó fué el pueblo.
sido Orgullo tengo de, haber sentado Desde el día de la ruptura de las hos
otros. primer
plaza de simple soldado; pero supe vencer la tilidades el grito de todos fué ¡a Lima! ¡a
escala de los individuos de tropa, que tan espi Lima!

nosa es. Ahora me encuentro gozando, después 1 por esto la sangre derramada en la provin

de haber sufrido tanto««. cia de Tarapacá (i." campaña) i en la provincia


1, Son tales mis líeseos de pelear con el enemi de Tacna (2." campaña) será puesta siempre a

exclamaba otra ocasión, que Ud. no cargo de la morosidad de gobierno


— —
en un
go, que que
.i-.iede figurárselo por un solo instante, ¡Quizá ría hacer la guerra sin hacer la guerra.

será mi desgracia o mi felicidad! Pero yo portar Por lo demás, como el padre lo solocitara i el
me cobarde i morir sin honor para mi familia, hijo teníalo ofrecido, púsolo por obra el aspi
no lo crea ni por un momento! Quiero que mi rante I lenry, derramando "toda su en el
sangren
nombre quede estampado en la historia de mi campo de batalla i mereciendo del segundo jefe
patria para siempre". de su
cuerpo el bravo i mutilado coronel León

¡I así ha quedado! el siguiente elojio en carta postuma a sus deu

Su noble padre, que aún vive i era hombre de dos:


su
propia índole, puesto que le había enseñado «El aspirante Henry fué un
cumplido militar,
elmanejo de las armas desde su primera niñez, i siempre se hizo notar de sus
superiores por su

aconsejábale con frecuencia en sus cartas íntimas


dejar bien puesto el nombre que le diera, i con todo por su acrisolada honradez i juicio.sidau.
este motivo en el principio de la guerra el hijo En la batalla de Tacna lo vi pelear como una

injenuamente le decía: fiera, i después de hora i media de combate tuve

"No tenga cuidado, el sentimiento de verlo mi lado pronun


por lo que
caer a
querido padre,
tanto me advierte: yo no seré cobarde, i antes ciando estas últimas palabras: —

,,¡Viva Chile!

de serlo toda la sangre de mis Adelante, compañeros.'' En conclusión, señor


dejaría venas en

el campo de batalla". Henry, diré a Ud. que su


hijo, en el modesto

I en otra ocasión desde el árido puesto que ocupó en las filas del rejimiento
campa
deber
mento de Jazpampa había escrito al comenzar Santiago, desempeñó cumplidamente su

el año de su fin de la campaña i de una manera heroica en el


(enero 1," 1880) estas pa en

labras que traicionaban su ardor i su presenti campo de batalla.


miento: Quédele el consuelo, señor, que el recuerdo
11 Dentro de un mes estaremos en Lima. To de su valiente hijo vivirá eternamente en el cora

heroísmo.,,
dos lo pedimos a nuestro
jeneral Escala. El nos zón de sus compañeros, testigos de su

i
EL ÁLBUM

sino para morir en


rápida agonía el capitán Silva
VIII. del Canto i los subtenientes Ernesto
Sepdl veda,
José A. Jaramillo, Adolfo Lagos, Luis Alberto
Los combatientes del rejimiento Santiago González i muchos otros a quienes infiel memo
fueron pródigos de su sangre en la toma de Tac ria no ha servido de amparo.

na porque allí pelearon en la vanguardia, avan


zando paso a paso sobre un enemigo numeroso IX.
¡ protejido.
carnicero desenlace Era el capitán don Aktoxio Silva
No tuvo
lugar semejante del Can
en el campo de Chorrillos porque la división to un
apuesto oficial de 30 años, natura! de

aquel pertenecía i a la cual Santiago, tlonde había ejercitado diversos oficios


Lagos a
que cuerpo
servía de nervio, no se
empeñó en el
fuego sino i menesteres de trabajo, especialmente en los
a última hora al tomar el pueblo i en el ataque tribunales, antes de comenzar la guerra. Pero
del Salto del Fraile, que es una prolongación o iniciada ésta apenas, tomó servicio en el San

restinga marítima del famoso morro


que proteje tiago como alférez para morir en el acto de la

aquella población por el lado del Pacifico. carga victoriosa de Miraflores al saltar, a la ca

Mas, algunas horas después tocóle al Tejimien beza de su


compañía, una muralla que le separaba
to del Mapocho el cuidado i la gloria de servir del enemigo. La bala que le mató venía apun

de baluarte a las armas chilenas, sosteniendo tada a sus sienes, i así murió como verdadero

con los demás cuerpos de la 3." división ( Lagos) soldado sin jemidos i sin agonía.
toda la rudeza del súbito fuego durante la pri
mera hora de la acción. I después, saliendo de x.
sus líneas de combate como si fuera un torrente

de sangre (porque sus soldados vestían pantalo El subteniente don José Antonio Jaramillo
i túnicas vivos de grana), fué ba natural de Rancagua, hijo de un buen vecino
nes
rojos con era

ciudad llamado don Silvestre i


rriendo de peruanos la vasta
planicie. de esa Jaramillo

¿Quiénes son esos terribles colorados? —■


de doña Juana Cuevas, de los "Cuevas de Ran

preguntaba el dictador Piérola al notar azorado cagua,,. Su propia esposa llamábase doña Car
su incontenible avance, lota Mesa.

¡Es el Santiago' le contestaron sus ayudan I ncorporado cuando niño(porque murió apenas
de 28 simple soldado en el Buin,
tes, años) como

Pero al mismo tiempo, cuando el jeneral Ba retiróse en 1874 en clase de sarjento para vol
quedano, ya victorioso, avanzaba con su estado ver a entrar con esta graduación al 4.° de linea
1877. Ascendido, por último, motivo de
mayor hacia el frente de la deshecha línea de los en con

subteniente del fué en este


peruanos, iba encontrando por la abierta pampa la guerra, a Santiago,
medio de las mitades chi
los montones de cadáveres rojos. Era otra vez
puesto derribado en

el Santiago, que yacía en los senderos del he- lenas en las pampas de Miraflores el 15 de

enero de 1881. Conducido al militar del


hospital
Al día efecto, del Callao sucumbió allí dos más tarde, el
siguiente recojierónse, en semanas

campo 26o hombres i iS oficiales, i entre éstos 2 de febrero siguiente.


quedaron muertos en el sitio o no se recobraron
DE LA GLORLA DE CHILE

famoso de los
XI. rejimientos que envió a la gue
rra la capital de la el orden de las
república
El subteniente don Ernesto Skpúi.veda era edades de sus combatientes, i sin haber hecho
chillanejo, tenía el día de su muerte en Miraflo arte de ello, porque el subteniente Luis Alber
res 21 años, i había servido en el ejército sólo 4 to González, que siguió a sus
compañeros, al
i 23 días. Herido mort alíñente en esa bata
meses espirar en
Santiago a las 5.40 de la tarde del
lla i trasportado a Valparaíso, falleció en el hos i ." de febrero de 1 88 1 a consecuencia de heridas
,

pital de esta ciudad, al lado de los dos Almarza, recibidas en una pierna en Miraflores, sólo tenía
que habían sido dos gloriosos niños, claillauejos en esa fecha 17 años. Hijo de un honorable em
como él, pleado del comercio de Santiago
(don Juan Gon
zález Fuenzalida) i empleado el mismo en el
XII.
escritorio del comerciante don Juan A. del Sol,
El subteniente don Adolfo Lacios era también logró el joven González un puesto de sarjento
oriundo de Chillan i deudo del bravo coronel 2.- en el Santiago, i más tarde ascendió a sub
que había organizado el cuerpo santiagueño. Más teniente en fuerza de su mérito, porque se en

joven aún que sus


compañeros nombrados, contró de cinco batallas
ya en no menos
campales.
una bala, traspasándole la frente en Miradores, para caer en la última, como los subtenientes
lo dejó instantáneamente sin vida cuando no José Manuel Ruedas, Santiago Vicente Díaz
había cumplido todavía 20 años. i Ramón Ernesto Gallo, de quienes no nos

ha quedado más memoria que estas dos cosas:

XIII.
Hemos seguido en estos recuerdos del más
EL ÁLBUM DE LA GLORLA DE CHILE 539

LOS COMBATIENTES

DEL REJIMIENTO SANTIACO EN LAS SIERRAS DEL PERL

se ha comportado con honor en Chorrillos i Mi-


EL TENIENTE RETAMAL
EL SUBTENIENTE GARAY
El alet al frente de su
tropa,
que se bs -arla: pero no ha sido dejado
I. solo entre las bayon i los garrotes enemigos.
Su compañero de tienda i de deber, el teniente
I ON la mano pesada del cerrajero don José de la Cruz Retamal se adelanta para

jue abre la ya oxidada I enmohecida protcjerlo, I a su vez es derribado en el momen

a cerradura de sepulcro largo tiempo to de alzar sobre sus robustos hombros el cuerpo

consagrado, abrimos de nuevo el an- exánime de su


segundo,
; dolores para contar nuevos heroís- El valeroso subteniente Garai había mereci

al mismo tiempo mavores desdichas o do en el campo de batalla de Miraflores la alta


infortunios después de la guerra. honra tle undado especialmente
Seremos breves porque la cuenta no ha sido lida.l arrojo" (así dice texttialmeiit

por desdicha corta. cios) i esto nada menos


qu<
Formaba en la tercera o cuarta fatal campana parte del jeneral en jefe.
de las sierras del Perú la de las po Hizo después el coronel Lynch la corta
vanguardia con

siciones chilenas de Marcaballe, adelantadas so pero estéril campaña de Canta i en


seguida la

bre el Izcuchaca desde Pucará, la compañía que más prolongada i fatal que en el invierno de
mandaba el capitán del Río, cuando al amanecer 1882 condujo a las fríjidas sierras del Perú el
del 9 de julio de 1882, la tropa descuidada, dor coronel don Estanislao del Canto, la cual con

mida i sin centinelas, se ve rodeada por tres de cluyó por la doble sorpresa de La Concepción i

sus costados. ríe Marcaballe, i la famosa retirada llamada de


El capitán no está en su Pero hai Tarma en la cual aquel jefe chileno distinguióse
puesto.
dos nobles oficiales extraordinariamente por previsión i por
que han sabido reempla- su su

enerjía en los desastres.


Uno de ellos es un niño de 21 años, hijo de
11.
Santiago, el subteniente Julio Garaí, que incor
porado en el Santiago en noviembre de 1880, El teniente don Jo:

L
^1- ¿I >UM
sóo _

era adolescente como Garai, porque el día de su Francisco en los cauchales de


Tarapacá, dirijié-
dirijido a salvar su tropa
heroico sacrificio, i a un ronse sus batallones con
paso de plomo a la ciu
dad de Tacna
compañero, había cumplido 31 años. a través de otro desierto.
Nacido en Linares, habíase criado como en Lance tan doloroso es el que nos cabe hoi
tierra de robustos soldados, sentando plaza en el referir, si bien inviniendo un tanto la lújica de
4.° de línea, en cuyo cuerpo sirvió 15 años, as las fechas, respecto del exterminado rejimiento
cendiendo a cabo i a
sarjento. En setiembre de Santiago, cuyos muertos contados por nosotros
1880 entró como subteniente al rejimiento San en estas
pajinas, desde jefe a
subteniente, as-

tiago, i en diciembre de 1881 era ascendido a cienden a no menos de veinte, sin contar dos
teniente, habiendo merecido por su conducta ignorados.''
en Tacna mención especial en el parte de la ba
II.
talla.

E! teniente Retamal salió contuso en Mirado En la oscura vida de los cuarteles i de las

res; hizo después la malhadada campana del guarniciones, la existencia del teniente del
reji
comandante Letelier en 1881, la del coronel miento Santiago don Pedro Navarro Rojas.
Lynch, cuando éste se internó infructuosamente muerto en la vecindad del campamento del

por Canta, i por último la que al mando del co Hospicio, no es, a la verdad, sino
pasajera
ronel Canto se internó en el valle de Jauja en sombra que se pierde entre las sombras. Hijo
abril de 1882 I terminó en
julio de ese año por de aquel capitán español que cayó atravesado de
una cruel retirada que envalentonó al enemigo, balas en la boca de la calle de las Recojidas
hasta Huamachuco, causando así daños irrepa (hoi de Miraflores) al comunicar una orden del
rables a la ocupación chilena i a su funesta du- coronel García en la mañana del 20 de abril de

[851, fué, hace hoi veinte años, durante unos

cuantos meses, alférez ríe Cazadores a caballo,

Pero desde temprano buscó pobre i afanosa

DON PEDRO NAVARRO ROJAS vida de Poseía el ex-alférez el arte


expedientes.
de la caligrafía con una
perfección maravillosa,
i en estos postreros años fué dependiente de

la botica homeopática del excelente doctor Gar


I.
cía, i en
seguida secretario-escribiente del jene
Tuvo también el rejimiento Santiago, a más ral Cañas, el simpático ministro del Salvador,
de los dieziseis oficiales cuyos nombres nuestro huésped en 1876-77. Esto es
quedan que fué
inscritos para eterna memoria en estas pajinas, todo lo que se sabe de la vida civil i militar del
una víctima singular, sacrificada antes de las ba muerto por la sed...
tallas en
que la sed hizo los crueles oficios del

plomo asesino; i fué éste el teniente don Pedro III.


Navarro Rojas, muerto positivamente de sed en

la marcha de Pacocha al valle de Pero si vida exterior fué oscura i laboriosa,


Moquegua en su

marzo de 1880, cuando después de haberse en- aventurera i pobre, su muerte vióse rodeada de
presentimientos que revistieron
salitrado su
(esta era la expresión de los campa penas i de

mentos) el ejército vencedor de i San fin de doloroso interés


Pisagua trájico un
DE LA GLORLA DE CHLLE

Desde el día se embarcó en el Rimac hijito, fruto de mi matrimonio.


en que primero ¡Ah!
(buque de mal augurio) el 18 de mayo de 1879, queridísima esposa, Dios la guarde a usted para

presintió su fin, i así anunciólo a su joven es


que cuide a nuestro Carlitos, si por desgracia
posa desde bordo: «La muerte
a no más diviso, muero en el campo
yo enemigo,,.
rodeada de pesadumbre.' En otra carta decía (lio, marzo de
2
1880) i a

[ este presentimiento le persigue como un es


propósito de su malhadada vida:

pectro en todas partes. ,, Ansio, —


volvía a escri 1
Marchamos nada más que lo
con encapillado
bir el día de su desembarco en
Antofagasta el i el capoten.

23 de mayo de 1879, ansio de deseos de



entrar

en batalla para de una vez resolver el problema vi.


de mi vida: o soi feliz a tu lado o muerto...»

Había llegado, entretanto, la hora de marchar


IV. para el rejimiento. El Santiago sale de Pacocha

incorporado a la segunda división el 12 de mar

El Santiago es ei primer rejimiento que sale Un el teniente Na


zo. tanto
indispuesto, sigue
acampana en los tempranos días de setiembre. varro; su
rejimiento se adelanta al día siguiente
desembarca en
Tocopilla i marcha a San M iguel por el tren; alcánzalo en Salinas i recorre su

de QuIIlagua; i apenas instalado bajo la lona, huella fatigado i a


pie. La sed, el cansancio, la
sintiendo su corazón asido por las garras del reververación del sol, terrible en el desierto, lo
fantasma que lo espía, el oficial chileno vuelve a agobian poco a
poco; pide agua, i no la hai; su

escribir a su esposa, en los primeros días de cuerpo, que ha sido antes robusto, i su rostro,
octubre i desde la orilla del Loa; que ha sido varonil, se demacran; cae a la orilla
■i
Aquí todos ardientemente deseamos ver cara del sendero, sin sombra i sin amparo, i allí mue

a cara al enemigo i dar el ataque de una vez; re en medio «le espasmos secos, de crueles con

gloria o ínuerte, porque rendirse como se vieron vulsiones.

obligados los compañeros de que venían Horrible la muerte del que perece
armas es
ahoga
en el Rimac, esto no sucederá.,. do, pero cien veces más desesperante debe ser

Había virtud en
aquella alma sombría, pero la agonía del que sucumbe con su
cuerpo calci
no había felicidad porque no había nado como la arcilla en el horno de reverbero,
esperanza...,
Era un condenado a muerte de brisa ni
re que aguardaba sin que un
soplo una
gota de rocío
signado su hora i la elección de su
suplicio. calmen el fuego devorador. Un hombre muerto

de sed es un ladrillo de carne humana, cocido a

v. fuego lento. I, ¡cosa extraña! él mismo parecía


haber presentido que el agua o su
privación le
En febrero de 1880 le había nacido matarían. "Yo sufro del el
su
primer aquí hígado por
hijo, i el soldado, perseguido por el hado, vuelve agua,

había escrito a su
hogar desde Antofa
a escribir fines de i todavía,
a i desde lio gasta el 6 de junio; como aprendiz

ese mes esto

que sigue: del doctor García, habíase hecho a la ventura mé

"Con fecha 16 de febrero el dico de las agüitas. Al días de penuria,


gobierno aprobó menos en

mi nombramiento de el Inlelb.
teniente; esto en nada me
ejercitara aquella profesión en
Copiapó...
ha impresionado, como til saber que
tengo un Entretanto, los que vienen atrás abren un lio-
-BUM

yo, envuelven
al muerto en su capote, le echan
una
delgada capa de guijarro ¡, ¡adiós! VIII.

vil. He aquí todavía un detalle más horrible


que
todo esto, i que, como el anterior, pedimos per
Pero encuéntrase todavía una
pena más negra miso para consignar en estas pajinas finales, coirio
en esta guerra, que queremos recordar a los que melancólica demostración de lo
que es la vida
Mientras el sol del soldado, visto nó en traje de
para todo quieren ««¡guerra....!,, parada, sino en

dado moría de sed en el desierto, su


joven com las angustiosas interioridades de su existencia
pañera se moría de hambre en Santiago. En su El día en
que llegó oficialmente la noticia de

tiempo visitamos por deber el hogar de la viuda, que el teniente Navarro había muerto de sed en

i ¡oh Dios! todo su ajuar era un grueso paquete el desierto, suspendieron a su viuda, hecha re

de boletos de prendas, que con mano trémula iba cientemente madre, la mesada de 20
pesos que

desdichada recorriendo sobre los desnudos la le tenía asignada el muerto....

drillos.... ¿Entonces la tesorería de Chile es más cruel


He aquí su inventario, copiado de los orijlna- que las ajencias?
les impresos: —

¿I de qué vive usted, señora? preguntamos


"Un vestido de lana plomo, usado i man con
profunda lástima a la joven viuda, al verla
chado. Ha recibido i peso 50 centavos i ¡vagará en tamaño desamparo. I su respuesta, helada
dos pesos, a razón de cinco por ciento al mes, como el hambre, i ronca como la sed, fué ésta:
en esta forma: uno
por ciento por interés del —
Vendiendo, señor, estos boletos en el ba-
dinero (esto es el pudor de la
usura} i el resto
el salteo de la usura)/;"- comisión. paoo. La infeliz mujer del soldado de sed
(esto es muerto

de patente, etc., etc. vivía bebiendo sus propias lágrimas....


"Una enagua usada, 50 centavos: pagará 70 Siquiera hubiéralas vertido en los calcinados

centavos. labios de su esposo moribundo....


"Una alfombra de iglesia, r
peso 40 centavos: Pero para ella todo había concluido, i quedaba
pagará dos pesos, i en este boleto dice así: "uno cumplida la profecía que en días más felices i de
por ciento del dinero i cuatro por ciento de bode- alegre devaneo había escrito sobre una tarjeta
gaje». ¡El bodegaje de una alfombra de iglesia! de amor i de esperanza, con su hermosa letra el

Todavía otro boleto entre cien más: "Una calígrafo -soldado:


camisa blanca para señora, 60 centavos: pagará Soujfte le vent, souffle le vent
80 centavos II emporte la fenille et le scmieni...

En habría sido el cierzo de la desnudez, que mata


cuanto a su
hijo, ¡oh! ¿cómo Después...
dable a su hambre conservarlo?' Habíalo enviado, como el hambre de los senos enjutos, arrebató
recién nacido, al campo, donde la leche de las también su único hijo, i la esposa olvidadiza con

hembras, huasa o vaca, se da


gratis.... ¿Sabían, trajo nuevos vínculos, quedando así cumplida la
por ventura, bis jóvenes madres de Santiago que triste profecía del soldado, porque el viento lle
i el "juramen
en esta gran ciudad es un
lujo de la miseria vóse la "hojaír, que era el hijo,
amamantar sus
propios hijos? to" que era la fidelidad.
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DE LA GLORIA DE CHILE

LOS SOLDADOS DE LA MONTAÑA

EL SARJENTO MAYOR DON NICOLÁS JIMÉNEZ VARGAS,

EL CAPITÁN JARPA 1 LOS SUBTENIENTES REYES BASSO, RODRÍGUEZ, SEP1JLVEDA I ARRAT1A, DEL CHILLAN

Fué también por ese


tiempo
I. uno de los fundadores de Mulchén, en
cuyas

vegas, famosas desde la inmolación del último

¡| ODOS los oficiales del fornido defensor del rei en 1824, estuvo destacado con

jimiento Chillan, almacigo de ere su compañía, de noviembre de 1861 a


mayo de
cidos robles de enhiesta talla 1862.
chos de pellín, que los jefes de Ascendido a
capitán en su
antiguo cuerpo al

aquel robusto cuerpo entresacaron de su histó comenzar la guerra (29 de marzo de 1879), ba

rica 11 Montaña ««, cuajada de jente recia, de ár tióse en Pisagua i asistió a las batallas de Tacna

boles corpulentos i de bravos voluntarios que se i Arica.


sacrificaron por su
patria i por su suelo desde Hizo 1
iguida la malhadada campaña de
Tacna Lima, término de fueron, intermedios el coronel Lynch; i habiendo
a su jornada, cir>n

como San Martín, montañeses: nobilísimo elojio i muerto su tío el comandan Jiménez Vargas,
definición gráfica de una
provincia ríe valientes. alemprender la campaña so Lima, ofreciósele
1 el más notorio entre ellos fué su
propio 2."jele jefe del rej
el puesto de 2.° Chillan, que
el sarjento mayor don Nicolás J imi'.xi-.z Varcas, aquél mandara i a cuya cab« t
per. ;¡ó al r

que fué el primero en caer bajo el plomo enemi zar la batalla, por efecto de bala perdida que

go al el ataque de San el le cayó el pecho, desde 1 -lalt, de la dere-


comenzar
Juan memo en

rable 13 de enero de i88r. cha, a


cuyo pie su cuerpo a ba.

Hijo de pueblo de la Pertenecía el mayor Jiménez a la escuela de


un
aquella comarca en

cual hasta los árboles parecen soldados, el mayor esos soldados valerosos pero poco afortunados
en las filas del
don Nicolás Jiménez Vargas, sobrino del coman que de continuo encuéntranse
dante Vargas-Carampangue i hermano del capi i hasta para morir mostróse airado con
ejército;
tán Manuel Antonio de él el destino, porque el plomo apagó su existen
Jiménez Vargas, mozo

probado valor desde cadete, militó durante más cia, nó por el soplo de fuego del combate cuerpo
de 20 años en el Buin i tomó parte en las inter a cuerpo, sino en una escaramuza preliminar que
mitentes guerras civiles de le hizo víctima nó de su notoria bravura sino de
esa
época (1859),
así las de la Araucanía, triste casualidad.
como en esta guerra civil una
EL ÁLBUM

'^d^
II. IV.

Perecieron también en la batalla de Tacna No pagó demasiado caro el rejimiento Chillan


dos jóvenes chillanejos, uno de los cuales era su
participación en las tres grandes batallas de
capitán cajero de su
rejimiento, mozo acomoda Lima, porque en la carga de San
Juan formaba
do que hizo testamento en la víspera del com la retaguardia de la brigada Gana (división So
bate i proveyó a la traslación de sus restos al tomayor) i en Miraflores estuvo en la reserva;
suelo en que naciera. Llamábase Josi': Manuf.i, pero tres
jóvenes chillanejos quedaron todavía
Jaupa; era un joven lleno de pundonor i de fe, en el campo del honor como testimonio de la
que marchó al cumplimiento de su deber con el abnegación inagotable de los seis mil comba

presentimiento de su sacrificio, que asfporel es tientes que sus nativas montañas produjeron.
fuerzo de la voluntad trocóse en heroísmo, Llamábanse aquellos los subtenientes Josí
Habíase incorporado al Chillan en noviem Manuel Auuatia, EiiAxasco Antonio Rodrí-
bre de 1879, i al morir en la loma de Tacna, o ouez i Juan B. Sepúlveda, este último, un niño
más propiamente en los hospitales de sangre de de dieziseis años, hijo del buen ciudadano don
ese
pueblo, su edad, por su
aspecto físico no
po Nicolás Sepúlveda, que custodiaba una verda
día exceder de 30 años. dera tribu compuesta de quince o dieziocho hi

jos de las riberas del Maipón, tierra i río de pa


m. triarcas.

Semejante prolífica reproducción es, por lo

Junto al capitán Jarpa cayó en las filas del demás, de estilo en las llanuras que baña el ferti

Chillan, conducido por el comandante Jiménez lizante Nuble i sus cien afluentes montañosos, i

Vargas, eljoven subteniente Ahraiiam Revés por esto mientras todas las familias del poblado
Jíasso, hijo de aquellas comarcas, el cual, siendo i la montaña forman verdaderas agrupaciones
de familia holgada como su hermano Abel, entró bíblicas, como la de Abraham, las tribus con-

de soldado raso a la compañía del capitán Zúíiign viértense por sí solas en


ejércitos innumerables

(4.a del Chillan) en noviembre de 1879. como los de Faraón.


Ganando sus ascensos de tropa uno en
pos de La montaña de Chillan, después de los arra

otro, era subteniente cuando en tierna edad le bales de Santiago, ha sido el más abundante
mataron. Su hermano Abel alcanzó también a criadero de carne de cañón, destinado a las fau

hacerse notorio en el ejército por su singular se ces insaciables de la guerra.

mejanza con el ilustre capitán Arturo Prat.


Don VÍCTOR LUCO
Capitán del Kcjimietito Oliini.iliiiiio

Don CARLOS DÍAZ GANA Don JUAN R. SILVA


Subteniente del Eejimíento Valparaíso Subteniente del Rejimiento Atacama

Don SANTIAGO R, BLEAKLEY


Subte» i en lo del Batallón Naval
DE LA GLORIA DE CHILE
s6¡

DON CARLOS DÍAZ GANA

SUBTENIENTE DEL REJIMIENTO VALPARAÍSO

nalidades de ruda campaña, él pudiera pasearse


tranquilo por las calles de Valparaíso.
|« I en los largos años que fué nuestro amigo,
lo vimos más

fEPRESENTA
jamás contento i más feliz que

la imajen franca, cuando pudo decirnos en el cuartel del rejimiento


abierta, altamente simpática que Valparaíso;

««Al fin he cumplido mi deseo de tanto

ñas de este libro, al malogrado jo tiempo. Ya sol soldado i partiré en tantos días
ven que vivió apenas 20 años con el nombre de más al norte,,.

Carlos Díaz Gana i dejó Imperecederas memo »Ha servido, —


exclamaba en distinta comuni
rias en medio de la jeneraeión a
que perteneció. cación publicada en El Heraldo de Santiago,
Hijo de Valparaíso, descendiente de patricios otro de sus amigos de aula, el intelijente joven

de la independencia, hermano del bizarro mayor Guillermo 2." Linacre que ha guardado culto a
del rejimiento Lautaro don Ignacio Díaz Gana su memoria, ha servido una causa más grande,

i del opulento minero que fué descubridor de la causa de la patria, i ha sucumbido noblemente

Caracoles, el joven Díaz Gana educóse en el co al pie de enemiga trinchera en los momentos en

lejio Linacre i en el liceo de Valparaíso i partió que los suyos conquistaban [..ara Chile inmortal

feliz a la guerra, ti Durante todo el tiempo tras gloria.


currido desde febrero de 1879 hasta noviembre «Pero su nombre no se borrará.
de 1880, fecha de su
partida a estas inhospitala 1 Coronado de laureles vivirá éntrelos que fue
rias playas, —
escribía desde el Callao en febrero ron sus amigos, i si un día la patria requiere
de 1881 de el brazo vigoroso de hijos en
uno
condiscípulos que más lo amó
sus nuevamente sus

defensa de derechos, nombre servirá


1
que debía seguirle pronto a la tumba, apagán sus su nos

dose en su pecho vivida de insignia el campo del honor,


esperanza (Alberto To
en

ro
Carrera),—el adolescente Carlos Díaz Gana .«Recordaremos siempre su vida pura, su muer

se mostraba de si espléndida, i ese recuerdo será la corona de


con sus
amigos avergonzado te

mismo. No podía convencerse de que cuando siemprevivas que depositaremos sobre su tumba,
tanto compañero luchaba aquí contra las incle sobre la tumba de un niño, que cayó como atleta
mencias de extraño clima, contra todas las pe formidable en la sangrienta arena, para enseñan-
ZLAL
566

za de que la pujanza del corazón, que no reco quias se celebraron con la pompa de un íntimo
noce edades, que vive lo que el hombre, vale dolor el 26 de marzo de 1882, faltando todavía

más, mil veces más, que la pujanza del brazo, en


aquella apresurada cuenta algunos días para
efímera, perecedera i casi siempre ¡nnobleln completar la alborada de la vida, pudiendo de
cirse de él lo que una madre de Cundinamarca
n. melancólico idioma nativo de
dijo en su un
híjc
Carlos Díaz Gana i Morales había nacido en arrebatado temprano a su amor;

el 27 de junio de iSór i sus exe ¡•En la mitad del día se le oscureció el sol»,
Valparaíso
r DE LA GLORIA DE CHILE ¡67

DON JUAN RAMÓN SILVA

TENIENTE DEL ATACAMA

cien bayonetazos, recibió el teniente Silva, mi


nutos después, tres mortales heridas, de cuyo
daño sucumbiera dos semanas más tarde (9
de junio) en los desamparados hospitales de-

Tacna.
Escribió con este motivo el jefe del Atacama
a la madre del bravo capitán, la señora Isabel
H. de Silva, que le sobrevive, estas palabras de

recuerdo i de justicia:
uSu hijo, señora, era un valiente oficial, pun
donoroso en el cumplimiento de sus deberes i

abnegado patrióla en el puesto del honor. Su

muerte jamás será suficientemente lamentada


hemos tenido la suerte
Empleado de comercio en Iquique hasta la por los compañeros que
catástrofe física de 1868, oficial de lapolicía en de sobrevivirle i que estamos dispuestos a
seguir
huellas por peligrosa sea la situación
Copiapó, minero en Caracoles, incorporado des que
sus

pués a la policía de su ciudad natal, partió entre que se nos presenten.


efusión de un viejo soldado que sería
los primeros en el batallón Valparaíso a Antofa ¡Noble
gasta. I en esa ciudad pasó al Atacama a
petición sólo para quien vertiérala el eco profético de la
de el coronel Martínez, que de muerte!
su
jefe antiguo
Seis meses más tarde el coronel del Ata-

la huella de gloriosos subal


No se
equivocó en su elección el último jefe, cama, siguiendo
el campo de la se inmortalizaba como ellos i para ellos,
porque habiendo heredado en ternos,

del bravo To envolviéndose en la doble mortaja de Chorrillos


Alianza el mando de la compañía
rreblanca, lado traspasado ríe ¡ de Miraflores.
que pereció a su
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EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE 569

LOS ARTILLEROS DE CHILE

EN LA CUERRS

EL MAYOR ROBERTO WOOD, EL TENIENTE CABALLERO 1 LOS SUBTENIENTES GAETE I ARA VENA

Freiré sucumbía años más tarde en


Trujillo de
I. cruel dolencia epidémica junto con varios com

pañeros de su arma.

\ artillería de Chile, admirable


11.
mente montada i manejada por
;*« oficiales escojidos, entre los que Más hemos
o menos
dejado consagrada en

; señalaron los jefes de sus dos este libro la memoria de los artilleros que mu

rejimientos de batalla, los coroneles Velá.ique/ rieron con las armas en la mano, i ahora em

i Wood, hizo, sin duda, muchas víctimas en los prendemos decir sólo unas
pocas palabras sobre

ejércitos enemigos que le cupo combatir i desa el último nombrado de aquellos jefes, que fué
lojar con diestras punterías desde San Francisco en su arma un oficial heroico.
a Hua machuco. Era el sarjento mayor Roberto Wood hijo
Pero comparativamente fué una arma feliz, de un bravo soldado i hábil paisajista inglés, el

porque, salvo la pérdida del teniente Roberto teniente coronel don Carlos Wood, que fué en su

Aldunate en Chorrillos, el holocausto de su más tanto un verdadero jenio, i tuvo por hijos al co

glorioso capitán (el capitán Flores) en la hora ronel de artillería don Carlos Wood, al de todas

postrera de Miraflores i la muerte de dos subal armas don Jorje Wood i al noble artillero cuyo

ternos (la del teniente Caballero i el alférez, perfil trazamos.

Gaete), su
cuerpo de oficiales escapó comparati 111.
vamente ¡leso en la larga i cruenta jornada que
comenzó con el primer bombardeo de Antofa Venido al mundo por los iños de 1849-50
gasta en
mayo de 1879. entró Roberto Wood a los 5 de su edad a la
En cambio, ensañóse el clima contra algunos Academia Militar para salir > n 1865 de porta-
de sus más señalados jefes, i en la lista de sus estandante de su rejimiento.
hospitales figuraron antes de la ocupación el Arrostró siempre el joven tillero una salud

mayor Montoya, muerto en Arica i el mayor en extremo frájil i puede dec se, sin metáfora.
Wood, muerto en
Santiago. El capitán Jenaro que ribundo. En San F
daba batería i tuvo, con motivo de la tisis abandonado por el enemigo i
una
disperso en una

palabra heroica he grande extensión.


que le devoraba,
una en ese

cho de armas. Aludiendo a los cortos días que «Ocho días consecutivos estuvo Wood acam
la naturaleza le tenía a esas horas visiblemente pado en el sitio mismo de sus
trabajos, es decir
reservados, exclamó alegremente delante de su e.u el campo de batalla, en el cual se
respiraban

"¡Buen chasco se llevan los peruanos si aún los miasmas mortíferos de centenares
tropa; de
matan! i continuó batiéndose. cadáveres insepultos. A caballo
me o a
pie recorría
El "chasco,, habría consistido en este caso en durante el día aquel campo de desolación i de
anticiparse algunas horas a la disolución de su muerte, i cobijado bajo una pobre tienda de cam
propia naturaleza, paña pasaba la noche, aguardando la llegada del
«La batería de campaña del capitán Villa alba para renovar su tarea. En una de esas últi
rreal i la de montaña del capitán Wood, —
dice mas noches fué despertado para atender al lla
el coronel Velázquez en su
parte oficial de la mado de un
joven oficial herido que acababan
batalla de San Francisco (que para el ejército de de traer i pedía auxilio. Al instante Wood se

Chile fué sólo un duelo de artillería i una


carga levantó, tal como se hallaba, de su lecho, lo ce

a la bayoneta del batallón Atacama), —


situado a dió I durante toda la noche se dedicó al cuidado

la derecha de nuestra línea, impidieron la aproxi de su


inesperado huésped',.
mación del enemigo al portezuelo que conduce
v.
a las aguadas de Dolores, sin duda alguna obje
tivo de aquél por ese costado,,. No correspondieron a esos rasgos de una

Más adelante agrega; alma profundamente ¡ene ncrosa los que cubrién
i, Me parece un deber de justicia prevenir a dose el rostro con las manos heladas de la ingra
U. S. que el estado de salud del capitán Wood titud enviaron su cadáver al cementerio sin más

en los momentos del combate era alarmante. tributos que los simples honores de su
rango,
Sólo su entereza de espíritu, su valor i su
digni 1 Nosotros al menos,— decía uno de sus
compa
dad de militar, le mantuvieron en su
puesto, ñeros de armas en un diario de la época, (El
marchándose al día siguiente a
Santiago, de Nuevo Ferrocarril del 21 de julio de 1880),—
sahuciado de los médicos i con el permiso corres- nosotros que hacía pocos meses habíamos estre

chando la mano de Roberto Wood en la misma

IV. falda de San Francisco; que habíamos sido tes

tigos de su comportamiento en esa ocasión..,

Sobrepúsose todavía el ánimo entero del jo nosotros que le vimos tendido i casi sin poder
ven capitán a las exljencias de su lenta pero alimentar sus deshechos pulmones, en la noche,
inevitable extinción i volvió a hallarse presente algunas horas después del combate; nosotros,

en Tacna, casi un año más tarde. en fin, que habíamos seguido la relación de su

'«Después de esta batalla —


dice una relación conducta en el de la campaña, hasta que,
resto

postuma de su vida, publicada al día siguiente hecho un verdadero cadáver, vino a exhalar el
de los brazos de buena i que
fallecimiento, verificado postrer aliento
su
su en
Santiago el en

ó de de 1880,— fué comisionado el mayor rida madre, retiramos del cementerio con el
julio nos

Wood aquel acto de abandono


(ascendido este grado el 2 de
a febrero alma ennegrecida por
de ese
año), para recojer el cuantioso parque
DE LA LA DE CHILE 57'

(1." de artillería), don Rafael Gaete, hemos ha


VI.
llado noticias de que era natural de Talca; que

En cuanto al teniente Luis León Caballero, había tomado servicio en su arma en calidad de

muerto, como el capitán Flores, poruña bala en cabo en


1878 i que fue ascendido a oficial el 28

la frente en Miraflores, sábese sólo que había de agosto de 18S0, para morir con señalado de

nacido en Santiago el 25 de julio de 1859 i que nuedo en el campo de batalla,

después de haber recibido mediana educación

en diversos colejíos particulares i en el escrito VIII.


rio del comerciante don Victorino Salinas, mar

chó a la guerra en compañía de sus hermanos Es talvez de oportunidad hacer mención aquí
Carlos i Julio que sirvieron en la infantería. siquiera del nombre de un oficial que perteneció
a la Artillería de Marina i aparece como muerto

VII. en acción de guerra, sin mencionarse ni su carre

ra ni siquiera el combate en
que pereciera. Lla

alférez del mismo mábase el subteniente don José 2.0 Aravexa.


Respecto del rejimiento
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHELE

LA CABALLERÍA

EL CAPITÁN TERÁN I EL ALFÉREZ ASPILLAGA

Era Tei
I. como Ventura i Ensebio Ruiz, estos titanes del
sable en nuestras
lejendarias guerras. Entró a

'
RESTO el arma de caballería se- servir en los Cazadores en 1860. Pasó a Grana
J'ó nal, idos servicios en la guerra de deros en 1879, i en setiembre de ese mismo año

l'>3d*%~- Chile con Lis repúblicas .diadas tomó el mando de la compañía de Carabineroi-

'•c!f¿¡^i'd del Pacífico, pero no tuvo ocasio de Yungai a


cuya cabeza cargó en la extrema

nes especiales de lucimiento i sacrificio como la izquierda de 3a línea peruana, cayendo, al torcer

infantería, esta arma ««reina de los combates,., la brida, con la cabeza atravesada por una bala.

según el primer Bonaparte, que, sin embargo,


había sido artillero. Sólo en dos ocasiones, es
n.
decir, en dos cargas probóse la pujanza del bra
zo del chileno ejercitado sobre el blando múscu En la carga de Tacna sobre el cuadro de los

lo del indio de la sierra en cuyos cuellos el afila Colorados de Daza pereció también herido en

do sable de los Granaderos de Yávar i de los las sienes el joven alférez de Granaderos don
Carabineros de Bulnes hizo cruento estrago en Luís Alberto Aspillaca, hijo de Santiago.
el día de Chorrillos. donde había nacido el 9 de mayo de 1859, sien
E del esfuerzo de cada una de esas acometidas do sus
padres don Juan Aspillaga i la señora

quedó testimonio eficaz pereciendo en la carga doña Mercedes Yávar, que no sobrevivió largo
de Pamplona el comandante Yávar (cuya vida tiempo a su
pérdida.
militar ya contamos) en los Granaderos, i el ca Era el alférez Aspillaga un niño serio, tran

pitán don Ramón- Tiíuán en la carga de los Ca quilo, esforzado, i en el primer estreno de los

rabineros. músculos tle su alma i tle su lirado, fué derribarlo.


EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHLLE J75

LOS MARINOS

EN LAS CAMPAÑAS NAVALES DE LA REPÚBLICA

EL CAPITÁN M. J. ORELLA; EL CIRUJANO VIDELA;

LOS TENIENTES PÉREZ 1 MOLINA 1 EL ASPIRANTE FIERRO BEYTIA; LOS CAPITANES PEÑA I FERRARI

cumpliéndolo inexorable en
extranjero i pesti
lente clima.

II.

P¡)
CORRESPONDÍA por todos títu-
''í los la primera hoja de este libro de El capitán de fragata don Manuel J. Orella,
!' tributos a la gloria en el ara de los
jefe de tan alta graduación a los 30 años, había
sacrificios a la patria, al capitán ¡lus sido marino desde niño. Podría aún afirmarse
tre que desde el alcázar de nave de inmortal re
que había nacido en el mar, porque su padre el
nombre señaló el rumbo del deber a las otras
capitán de fragata don Hipólito Orella, uno de
naves
que iluminó su estela. los raros sobrevivientes de la captura de la pri
Por esto recordamos en
pos de él a Manuel mera Esmeralda, metióle en la Escuela Naval

Thomson, glorioso i probado capitán de mar, i a cuando tenía apenas ocho o diez años, el 31 de

Avelino Rodríguez que siendo un


simple tenien marzo de 1862. Su madre fué doña Avelina

te era ya una altísima esperanza de la flota de Echanes, bellísima mujer, al paso que su
esposo

.guerra de Chile. tuvo tan apuesta figura de marino, que cuando


Por esto hemos recordado también en varias eljeneral Blanco Encalada subió por tres meses

de la
ocasiones a Victorino Contreras, guardia- marina a la
presidencia república en 1826, nom

como Izaza (ambos muertos en el desembarco bróle su ayudante de campo, por lucirlo.

de Pisagua) que encarnaba ya en robusta inteli Heredó el guardia-marina Orella las condicio
jencia, en alma nobilísima, los más lejítimos or nes físicas de aquellos esposos, i al comenzar
gullos de la marina científica de la república. la guerra, después de haber hecho su apren
I por esto, último término, diez buques diferentes, era teniente
en cerramos esta dizaje en

pajina postrera, consagrada a nuestros hombres 1.'. Cuando pocos días más tarde los capitanes
de mar, con la del valeroso capitán que ayudó a Prat i Condell quedaron en las aguas de Iqui
salvar la jornada de Iquique i sucumbió más que, para eternizar
sus nombres, nombróle el
.

tarde lastimosamente en el puesto del deber, almirante Williams segundo del último.
¡Tí ¡^
Marcial Martínez (febrero 9 de
III. 1881); i a su re-

greso de aquella- comisión fatal, el jermen horri


Fué tan esforzada la conducta del teniente ble de una fiebre tropical apoderóse de su fuerte
Orella en el combate de Punta Gruesa, en
que estructura I en pocas horas estranguló su gar
buque hábilmente manejado hizo encallar la ganta, falleciendo en la rada de
su
Guayaquil el 15
Independencia, fragata acorazada i baluarte del de marzo de 1881, cuando aún no había
cumpli
Perú, que su reputación de bravo quedó consa do 30 años. La causa de su muerte fué el vómi
alto heroísmo. Vallóle aquel to negro, fiebre de Panamá i de
grada como un
Guayaquil en

hecho memorable, por su fortuna i por su auda el Pacífico, como lo es de la Habana i Vera-

cia, el ascenso efectivo de capitán de corbeta, así Cruz en el Atlántico.


como Prat, si hubiera sobrevivido, tenia de so

bra merecido el título de almirante. VI.

IV. Después de los capitanes Prat, Thomson i


Orella i de los subalternos Rodríguez i Contre
Prestó seguida el capitán Orella notorios hízose acreedor
en ras, a un
puesto distinguido en

servicios en la guerra, algunos de éstos insignes. tre los escasos oficiales de mar
que nos costó la
como la subida de los cañones de campaña que guerra el teniente don Tomás 2° Pérez, hijo de
con aparejos de mar verificó en la ladera areno Valparaíso i de un laborioso industrial de su

sa de Ite en la víspera de la batalla de Tacna. propio nombre.


\ iósele trabajar allí personalmente, asido a las Cadete en la Escuela Naval de su
pueblo na

rudas cuerdas como un titán, i es fama que en tivo desde 1868; guardia- marina en
1874; te

cierta noche el ministro de la Guerra Sotomayor, niente 2° al comenzar la guerra, hallábase el

al verlo caer al suelo, postradas sus últimas fuer oficial Pérez con Orella a bordo de la Coi ¡idcaga
zas, colocóle por sus propios brazos en su impro en el día de Aligamos i con Thomson en el
visado lecho i allí veló su sueño. Huáscar el día en
que aquél, combatiendo teme

rariamente dentro de la rada de Arica con sus

v. fuertes de tierra, sucumbiera (febrero 27 de 1880).


I en ambas ocasiones el teniente Pérez fué

Nombrado más tarde {1880) comandante de digno de esos dos jefes. Aliado del último re

la corbeta O'Higgins, acompañó en esta condi sultó herido i perdió la mitad de la jemeque

ción la expedición Lynch al norte del Perú, i servía su cañón,

trajo después, ,-n el Amazonas, los heridos de


vil.
Chorrillos I Miraflores. Una semana antes el

¡tata había conducido simplemente a los márti- Hizo, en seguida, a bordo del Blanco Enca

lada, buque almirante, la fatigosa campaña del


Nombrado comandante en propiedad de aquel bloqueo del Callao durante el año de 1880 hasta

accidente, hallándose a bor


trasporte, dispuso el gobierno que condujese a
que por un extraño

su bordo a Panamá, por evitar imajinarios peli do del Angamos, sobre cuyo puente acababa de

gros de captura, al ministro recientemente acre montarse un cañón de largo alcance, zafóse esta
ditado ante el gobierno de Estados Unidos don pieza formidable de su cureña, matándolo instan-
DE LA GLOR A DE CHILE ;77

táneamente, junto a su montaje, el 26 de diciem guardia-marina Contreras


Pisagua; la del en

bre de 1880, esto es, en la víspera de la rendición teniente don Zenobio Molima, segundo jefe de

de Lima i del Callao. uLa fatalidad,



dice un la A/agalla nos en Chipana, fallecido en Talca,

oficial que presenció trájico, inglorioso fin su ciudad natal, a causa de las
su a
penurias del Océa
bordo del trasporte armado, —
había llevado a mi no así como el
pundonoroso aspirante Goycolea
buen amigo a bordo de ese
buque para ver de que al lado de Thomson pereció en Arica; por
cerca el bombardeo que el Aligamos, desde días manera que cuando en
principios de julio de
há, dirijía al puerto. tSSr fueron trasladados sus restos al cementerio
11EI capitán Moraga manejaba la puntería, Í, de Valparaíso, agolpóse la ciudad al paso de su

como de costumbre, sus tiros hacían terrible enlutado sarcófago, i un


poeta que en ocasiones
efecto dentro de la dársena, poniendo en serio solemnes ha sabido entonar su voz hasta el him

peligro la vida de la corbeta Unión. no


(1), dijo de su
pérdida i de su memoria, al de
•>E1 enemigo comprendiendo lo crítico de la positar aquéllos en la fosa, las siguientes sentidas
situación que le creaba este bombardeo a man
palabras de dolor;

salva, quiso distraer la atención del Aligarnos '«¡Cuántas esperanzas frustradas! ¡Cuántas ilu

sacando a
remolque al monitor .
Ilei/iuolpa. El siones perdidas en
aquel hogar alumbrado ayer

capitán Moraga tuvo que irse inmediatamente a con los colores de una aurora de amor i hoi su

su
buque a consecuencia de esta salida, así es mido en la amarga oscuridad del dolor sin espe-

qne Pérez lo reemplazó. Esta vez hubo de dis

pararle al monitor i de hacerlo con


carga máxi ,E1 valeroso teniente Pérez fué como llevado
ma, así es que la pieza tuvo que sufrir un
gran por la mano del destino al altar de la muerte.

esfuerzo; el tiro partió, bañó al Manco i todavía Fuera de su


propia nave
ocupaba un
puesto
le quedó fuerza a la pólvora para que el cañón ajeno, cuando una
inesperada fatalidad lo hizo
se separara de la pieza que contiene a los mu pasar de súbito de la vida a la muerte, llenan
ñones i se fuera al agua por la culata. do de consternación a la heroica armada de la
«Esto no fué lo que le ocasionó la muerte a república.
Pérez, sino el desprendimiento de algunos tro- nCayó como bueno en el puesto del honor;
ios de hierro de los accesorios del montaje que cavó disparando el cañón que aterrorizaba a los
lo hirieron horriblemente en el estómago, pecho, enemigos de Chile, i Chile agradecido inscribirá
corazón i, por último, el haber azotado la cabeza su nombre en el libro de oro de sus mártires.,,

contra -uno de los costados del buque, golpe qiu.


le partió el cráneo, haciéndole lanzar un
grito IX.
doloroso que le llevó las manos al corazón. Así,
murió este entusiasta i buen oficial, este excelen Obra de justicia sería encontrar todavía espa-

te recomendable de familia.,,
amigo, este padre
póstumas para recordar la del jeneroso cirujano
VIII. don Pedro Reí, alado Viokla, natural de Co

quimbo, e inmolado a bordo de la i ovadouga en

La del teniente Pérez fué sin el combate de Iquique una bala de cañón
trájica muerte por

ceramente llorada por sus


compañeros de armas

como habíalo sido la del aspirante Izaza i la del ¡1) Don Eduardo de la Barril.
73

i
EL ÁLBUM

desangró en
pocas horas su robusto cuerpo, entrado a la Escuela Naval en
que 1874 ¡ encontrá-
no así su alma heroica; i otro tanto habríamos dose durante las
campañas marítimas de la repú
de hacer respecto del guardia-marina don Juan blica, como el teniente Pérez, en la
captura d,
Fierro Bevtía, sacrificado la celada peruana Huáscar i de la
en
Pilcomayo (1).
del Loa ocurrida en la rada del Callao en la tar

de del 3 de julio de 1880.


(1) Un sentimiento de justa conmiseración postuma, de
Pero el primero no pertenecía sino accidental
que sedará fácilmente cuenta el lector, nos ha
hecho silen
mente a la marina, i el último era un niño que ciar aquí intencional mente los nombres de los capitanes
comenzaba apenas su carrera, como Coutreras. Peña i Terrari que perdieron sus
respectivos buques por
I zaza i engaño falaz de los peruanos, el primero (el trasporte Loa,
como como
Goycolea. El guardia-mari en la rada del Callao el 3 de julio de
1880, i el último (la
na Fierro Beytía, hijo de un veterano de la in gloriosa ¡ no rescatada Covadouga) pocos días más tarde, 13
dependencia, don Francisco Fierro Calvo, había de setiembre, en la rada de Chancai.
DE LA GLORIA DE CHILE.

LOS ANÓNIMOS DE LA GUERRA

LAS CLASES OEL EJÉRCITO

LOS SARJENTOS DE LA BATERÍA SALVO EN SAN FRANC1SC0.-


EL CABO GALLEGUILLOS.-EL SARJENTO MARTÍNEZ.-LA ESCOLTA DE LA BANDERA DEL 2.° DE
ÜNEA EN TARAPACÁ.-LOS SARJENTOS 1 LOS CABOS DEL CAPITÁN NECOCHEA.-EL SARJENTO SIMÓN GONZÁLEZ
EN CHORRILLOS.-LOS SARJENTOS DEL ATACAMA.-"EL ATACAMESO,"
RODOLFO PRIETO, JOSÉ A. TRICÓ I EL CABO ASCAN10 PRADO.-EL SARJENTO ALDEA
I EL SARJENTO-CAPITÁN DANIEL REBOLLEDO

todos, porque los más viven i mueren


Ignorados,
la tlilijenci.t unida a la admiración i al afecto al
canzará siquiera a
bosquejar la existencia de

aquellos hombres fieros i férreos que, como el

fcT^ desmayada labor la extensa nómina sarjento Juan de Dios Aldea en


Iquique i el

de los gloriosos jefes i oficiales que sarjento Daniel Rebolledo -n la c¡ na de San

üeron sus
juveniles vidas enla pri- luán, demostraron de lo que era cap; z el pueblo
a
época de la guerra i antes de su
segunda armado de Chile en el mar i en tierrí firme,

faz, que no
pertenece propiamente a este libro. I...S i ombres, por lo mis mo que se trata de

Deber nuestro es consignar, por consiguiente, esa


grai clase (¡ue todavía 11; mase la luchedum-

bre i i desde Roma denominóse dapleben,


al final de estos epitafios siquiera los nombres an es

de aquellos que, sin más aspiración que la de es decir, la jente anónima, se os


pero no

la relación de h zanas será tildada,


morir por su
patrio suelo, dejaron sembrados sus por esto sus

huesos i enaltecida su fama en las siete batallas [jor bre\ e, de inexactitud en el order de las ba-

campales en que la victoria coronó inalterable


tallas sucesivas.

mente su heroísmo callado i sublime.


III.

Aconteció así que en la batalla de San Fran


n.
cisco, cuando las piezas del bravo Salvo fueron
Pertenecen, por consiguiente, de derecho es asaltadas por la división aliada que mandaba el
tas últimas pajinas del rejistro de las tumbas a alentado coronel peruano Ramírez de Arellano,
los héroes anónimos de la guerra, i si bien no es dos jóvenes sárjenlos llamados Jacinto Campos ¡
empresa de fácil ejecución el tributar justicia a Baldomero Araya (este último hijo de Illapel) se
EL ÁLBUM ,

treparon sobre sus cañones i allí se hicieron matar, .moría de la indómita bravura con
que la escolta
Pereció también allí cabo del Atacama, mozo del estandarte del
un Coquimbo defendiólo en la
instruido i de condición superior en todo a su final arremetida que este
cuerpo, digno de su

humilde puesto, hijo de un bravo que vive desde renombre de Maipo, hizo a las líneas de la

hace más de treinta años en la fama guerrera de Alianza en Tacna, i ahora habremos de agrupar
su
provincia (desde el sitio de la Serena en 1 85 1 ), aquí los nombres de los que perdieron el estan

Gallegui Silvestre darte del 2." de linea la


el sarjento-comandante José en
quebrada de Tara
llos, cuyo nombre i cuya bravura su primojénito pacá, formándole antes un pedestal de carne
roja
había heredado. El cabo 1.° efe la 1.° compañía
del Atacama José Silvestre Galleguillos, cayó en Cuando el hercúleo porta-estandarte Baraho-
efecto, en la carga a la bayoneta de San Francis na soltó de sus brazos paralizados por la muerte

co, i con la estoica resignación de su


puesto humil el trapo santo, recojiólo el sarjento 1.° Justo
de había escrito a su
esposa (doña Dolores Ver- Urrutia, Í muerto éste, cojieron sucesivamente el
gara, desde el campamento de Dolores el 9 de asta acribillada, los sarjemos
segundos Francisco
noviembre de 1879) estas palabras que podrían Aravena i Timoteo Mesa que a su turno i a su

tomarse como el eco de todos los heroísmos anó tiempo rindieron las jenerosas vidas,

nimos i desinteresados.—" Bien puede ser


que Entraron en
seguida a sostener la
insignia,
algo se mencione a tu viejo que se ha mostrado por su orden de batalla en la custodia del estan

como el finado su
padre... aunque a un pobre darte, los cabos primeros José Domingo Pérez
siempre se le repica con
campanas de palo..." i lie rnartlino Gutierre.,.-, este último asistente del

bravo Vivar; i entonces, cuando en torno del

IV. pabellón no
quedaba ningún sobreviviente, des

plomóse éste sobre el grupo de héroes, cubrién


En la retirada de Tarapacá que siguió al dolos a todos como si sus
pliegues hubieran sido

triunfo de San Francisco, ocurrió también con su fúnebre mortaja,


los cañones que mandaba el joven don José Ma

nuel Ortúzar, subteniente en


aquella sazón, hoi vi.
sarjento mayor de su arma, lance de heroico un

despecho que es una revelación del indómito Por lo demás, fué en el desigual combate de

patriotismo araucano del chileno.


Tarapacá tan esforzado el brío acostumbrado de

El sarjento Martínez, viejo veterano que te las clases de la tropa de línea, que el capitán
nía a sus órdenes aquellas pie/as, al verlas irre Necochea perdió todos sus sarjemos i siete ca
misible mente perdidas, echóse de bruces entre bos: el sarjento Felipe Machuca, natural de la
sus ruedas i por más que su
joven capitán le Serena, el sárjenlo Abraham Sepúlveda, del
exhortó para que se salvara, prefirió morir, como Maule; el sarjento José Santos Vivanco, de San
los jóvenes artilleros de Salvo, antes que dejar Carlos del Nuble, i el sarjento José del Carmen
dos
un solo pedazo ríe bronce en manos del ufanoso Aróstegul, hijo de Concepción, que recibió

enemigo, balazos sin acabar de morir como su arro«gante


que sacó catorce heridas i aún hállase
V. capitán
vivo (1885). En realidad salvó apenas de aquella
En pajina anterior de este libro hicimos me- denodada compañía un solo sarjento, aquel mu-
DE LA GLOI A DE CHILE SS¡

chacho Manuel Necochea, hijo del capitán lo jeneral, hombres rudos que habían
que ganado
la mandaba, niño de 6 años que hizo célebre jinetas a bayonetazos contra el
1 se sus
godo o el
por su
fuga de Camina, i ha muerto hace poco peruano. Algunos sabían leer, pero los más sa

clase de teniente. bían sólo matar, como \os


en
grognards del ejército
delprimer imperio. Su tipo más acabado fué
VIL aquel intrépido sarjento Montero, quien hizo a

matar Rosas {cuando había subido en sus tropas


En otra ocasión hemos contado que el mayor a
coronel) porque le tenia miedo, i in
a
quién
Ricardo Serrano fué encontrado cerca del ce mortalizó la pluma de Vallejos contando su

menterio de Chorrillos sostenido su cadáver en aventura heroica de la vega de Talcahuano i su

los brazos de sarjento que aún muerto pare


un más heroico fin en Buenos Aires,
cía protejerlo con su pecho. Llamábase este bra
x.
vo Simón González i era el sarjento i.° de la

cuarta compañía que mandaba en


aquella maña Pero, como
regla de guerra, los cabos í los
na el hermano del abordador. No lejos de aquel sarjemos de nuestro actual ejército no pertene
grupo yacía también, junto al cadáver del capi cen a esa
tropa ni a esa escuela. Son en su ma

tán Riquelme Lazo, el del sarjento i." Santiago yor número mozos entusiastas, valientes, patrio
Berselle, de su
compañía. tas, a veces un
poco diablos, de esos que dicen

que- han corlado sus estudios, cuando en realidad

VIII. es el estudio el que los ha cortado a ellos; pero


todos, más o menos, nobles i jenerosos mance

Pero donde obtuvo mayor prestijlo la clase bos, que aman a su


patria ante todas las cosas i
de sub-oficiales que en las guerras modernas. mueren
alegremente por su
gloria. En las bata

sin exceptuar las de Chile, ha alcanzado mucha llas del Perú cayeron en las filas más de óoo
más alta significación militar i moral, fué entre oficiales de subteniente a coronel. Pero tan sólo
los juveniles sarjentos del rejimiento Atacama. en las dos grandes jornadas finales de la guerra

individuos instruidos, honorables, que habían sucumbieron 28o sarjentos, de los cuales 139
tomado las armas por convicción í que en el re fueron derribados por el plomo en Chorrillos i

poso de las batallas, en el ocio de los campa el resto en Miraflores.

mentos hacíanse diaristas como los de otros

cuerpos, se
Improvisaban dramaturgos, acróba XI.
tas, májicos, poetas, cual el soldado payador del
3.° que cantó la redota de En la primera de aquellas batallas quedaron
Tarapacá:
en el campo don Honorato Ordenes, Juan 2."
■iLos cholos en T.tr.i ¡mai
Nos sumieron el bonetes . . .
Cooper, Rodolfo Prielo, José A. Tricó, Juan
¡V. Peña, Roberto A. Gallo, Roberto Venegas,
IX. Aurelio Vallejo, Bernardo Castro, Félix M,
Ülavarrieta, todos sarjentos del Atacama, que
Lossarjentos del antiguo ejército de Chile, a tuvo en
aquel terrible encuentro 346 bajas, sien
la verdad, los sarjentos del ejército de Rancagua do que una sida compañía (la __;.' del 2." batallón)
ide Chacabuco, de Mnipo i de Yunga!, plazas ochenta.
eran, por perdió sesenta entre
JS2
La cosecha de la muerte fué un tanto más verdad de la
sa
leyenda. Pero en el intervalo
escasa en Miradores, pero sucumbieron allí los que ha! de la historia
a la última, bien cabe
el la
sarjentos Clemente Ovalle, ].'de la ¡."compa recuerdo que hoi
jero consagramos al cuerpo de
ñía del primer batallón, José Antonio González mayor fama entre los movilizados del ejército, i
de la 4." del mismo i Teodoro Almeida i." de la por esto hemos inscrito por separado este lema
[.* del 2.a, resultando heridos el sárjenlo 1." de especial de "los sarjentos del Atacama. ,.

ía 3.0 Eustaquio Saavedra i José L. Guiñazú

1." de la 4.* Catorce en todos, como los "Catorce xv.


de Purém,, que, según Ercilla, fueron dos más

que los Doce de la Fama. Era, en efecto, el mes de setiembre de 1880,


mes de ocio, de aprestos de paz i
torpezas mil,
XII. contra las cuales la mano de la justicia no encon
trará marca suficientemente quemante que casti
En cuanto a la posición social de aquellos gue a los culpables, por la sangre i la vergüenza
mozos levantados, muchos de los cuales alcan que costaron.

zaron a mostrarse sublimes por su constancia i El ejército vencedor en Tacna, tascando el


su desinterés, bastará recordar que uno de los freno por marchar a Lima, se
podría en sus cam

sarjentos del Atacama llamado Luis García, pamentos del valle i de la ciudad, mientras los
muerto en Tacna, testó ante escribano antes de hombres de la Moneda maquinaban i pactaban
salir de su
pueblo natal de Copiapó, distribuyen en la Lackawanna... Recordamos todavía que
do una fortuna, que para un soldado equivalía a en ese
tiempo era común decir que el presi
millones, porque fué valorizada en
quince mil dente Piulo consentía ya. cuiiío cus. i de inmen

pesos realengos i saneados. so favor i de condescendencia suprema, que


-ai hablase en su presencia de ir a Lima. ¡Ira
XIII. tle Dios! ¿I por tan mínimo capricho i poltro
nería Insensata de un solo hombre, veinte mü

Llamóse, entretanto, pintorescamente la se soldados i dos millones de ciudadanos aguarda


gunda de las batallas de Lima que acabamos tle ban pacientemente que se señalase a aquéllos
recordar ««la batalla de los futres», i eslo con hora tardía para ir a morir?
sobrada justicia, porque en ella derramaron je
nerosa
sangre 34 capitanes, 29 tenientes i 68 xvi.
subtenientes, torios mozos ríe 20 a
30 años, basta
el número de Pero asimismo habría Mas, por fortuna, el e innova
121.
podi espíritu nuevo

do llamarse la ba dor que había invadido los campamentos entre


aquella gran jornada histórica
talla de los cabos i de los más jóvenes clases,
sarjentos, porque de sus
jóvenes oficiales i sus

los últimos fueron sacrificados 127 ¡ de los pri no daba lugar a que el ocio roedor de las guar
meros 1 17; 244 clases en todo. niciones agobiase el alma entusiasta i profunda
patriótica de aquellas muchedumbres
ar
mente
xiv. madas. Los oficiales habían improvisado un

\"o ha llegado todavía "el turno del soldado,,, diario en Tacna (El Hueco), i el escaso tiempo
porque no ha hecho su
aparición aún la minucio que les dejaba libre la instrucción cuotidiana
DE LA GLORIA DE CHILE 583

la noble tarea de Las cholas en cuestión traen un pequeño co


cuerpo lo consagraban ir
de su a

i de enseñar. mercio de cigarros, pan, jabón, fósforos, etc.


aprender
I a la invitación, los sarjentos del Atacama, .iEn suma, un capital de dos soles.

i,Se cristianamente, i al fin


acampados a cielo raso en la hacienda i lugarejo conversa se acaba

de Pocollay, una legua al oriente de Tacna, en por ser grandes amigos.


tretenían su forzado descanso en juegos varoni "Por supuesto que no falta un ¡No sea Ud.

les, en risueños pasatiempos I a veces en el ejer impávido! que encanta.


cicio de la pluma del diarista sin imprenta. Después del toque de
1 silencio se
apagan las
Fundaron con este fin, a principios de se luces en las rucas; pero lo que nadie consigue
tiembre de aquel año, el periódico manuscrito apagar es
algo que Irradia más que la extinguirla
titulado El Atacanieño, i vamos a ver en su se luz; la conversación sobre la patria, sobre la fa

gundo número, correspondiente al 6 de setiem milia, sobre amorcillos dejados i amorcillos por
bre, cómo aquellos alegres cronistas describen

cuartel i vida de cuartel '«No faltan tampoco altas cuestiones políticas


su propio su :

sobre que tratar, especialmente de la que tiene

XVII. punios de mitolójica: !.a expediiién



rías a
ya

Lima-.

nVolvamos al campamento, —
decía el pinto ¡La expedición a Lima! He aquí el grito de
resco articulista. guerra del chileno desde la primera hora, i por
lo mismo, hé allí la cobarde mordaza que
Allí diviso grupo de soldados que
a ese
1, un
juegan
grito de la nación pusiéronle desde temprano
al trompo, juego demasiado hijiénico para ha
recordar de que los que, sin comprenderlo, la gobernaban i la
cernos un suple nos vendría
de boticario, conducían. I por esto todos los editoriales de
como
pedrada en
ojo
ha salido infinidad de trompos El .■llacamcño tenían este titulo: -¡A Lima!
n¿De dónde esa

verdes, amarillos, colorados?


1, El corvo
que, como se ve, sirve para mucho XVIII.
más que para infundir terror a los peruanos, es

quien ha hecho el principal papel, No faltaban, sin embargo, a los festivos sár

"Después, un trozo de chañar, que nos trae


jenlos-redactores, temas de más bullicio i soltura
al recuerdo bendita tierra i de
nuestra trozos
que aquél, ni aun versos de sátiras, de amor i
otro árbol cualesquiera, i trompo hecho. aun de venganza. Los cholos formaban constan

i¡I vamos! ¡a las cautas, a la troya, a la temente el tema de sus continuas pláticas de

porfía! buen humor, i a veces dábanse licencia para di

11 Hileras a la izquierda, i me encuentro con vertirse inocentemente a costa del vecino, según
otro grupo representado por unos cuantos sol se
deja ver en el siguiente hecho de crónica del

dados ¡ otras tantas cholas. segundo número tle El Atacameño, dedicado a

nEstosson los Lovelaces del batallón Ata- un valiente lib.itlor del rejimiento Santiago:
««Salldo. —
En días pasados vimos a un sol
"A la verdad, que en el tiempo que llevamos dado del Santiago pasearse, cuadrarse i hacer el
de campaña a más de uno le han dado unos bríos saludo que corresponde a los jefes. Nosotros

que ni don Juan Tenorio... creíamos que estuviera cerca nuestro jeneral;
EL ÁLBUM
5$*

error! El santiaguino saludaba a una combates que i


pero ¡oh, en su
provincia en la de Coquim
de membrillo. bo libró Pedro León Gallo,
mata
que desde entonces
de santiaguinosln hízose ídolo. Niño i estudiante del
"¡Diablos su
liceo de
su
pueblo, había fundado sociedades
literarias
XIX. ante sus
condiscípulos i por amor a una joven
de su pueblo habíase hecho poeta. Al empren
En cuanto a la poesía, sin ser del todo oriji der la campaña trabajaba con fruto una mina en

nal, solía ser bien elejlda como las dos estrofas


que copiamos en seguida del núm. 3 de El Ata Entre los miembros del directorio de El Ata

cameño, i que, aunque atribuidas a un subte cameño figuraban también el sarjento Anatolia
niente del Chillan, hace pensar involuntariamen Mandiola, hermano del célebre escritor político
te en el ardiente numen de Gustavo Becquer. Romulo Mandiola, el cabo Llndor Arenas,
hijo
de minero, Juan de Dios Quirós, soldado de
Chiloé i Alejandro 2." Carrosini, hijo de un mi
nero de nacionalidad italiana establecido en Co
1 Tú !o has dicho, mi bien, nunca se olvida
piapó. Era este último el hombre-imprenta de
Dura el sinccru ,111101 más que l;i vida, la alegre compañía, porque teniendo una bonita
Más que la vida, más.
letra, él solo escribía a tres columnas las cuatro

pajinas en folio de El Atacameño, i las copiaba


quince o veinte veces,
Invariable estará;
íu r\t¡nt:iiirá la luz, el mar, la fuente,
l'riiti ella ,10, ja, lian!. XXI.

XX. Mediante esta


organización fraternal lograron
aquellos nobles varones, ninguno de los cuales

Para dar vida a su


periódico, que solía circu había llegado a la mayor edad legal, vivir en

lar de mano en mano hasta en número de veinte continuo i sano retozo del espíritu, i aún dar

fiestas lucidas El iS de
ejemplares, constituyéronse los sarjentos del Ata- en su
campamento se

cama en sociedad de redactores, bajo la presiden tiembre, los sarjentos del Atacama, entre mu

cia del sarjento Rodolfo Prieto, más chas i variadas funciones patrióticas, representa
(que quedó
tarde en el campo de Miraflores) dándose por ron con
jeneral aplauso la linda comedia "Flor
tesorero al sarjento Caupolicán Vera, antiguo de un día,,, siendo el protagonista el sarjento
profesor de la Escuela Sarmiento en Valparaíso; Prieto i la dama una señorita Ipinza que acom

Í por secretarios al cabo Ascanio Prado i al sar


pañaba a su marido, sarjento de la banda del
jento José Amonio Tricó, los dos últimos almas Atacama.
del directorio ¡ del periódico que pagaron después El sarjento Prieto, según se recordará, era
i a
con su vida su
jeneroso ardor. Prado, mozo de presidente del directorio de El Atacameño,
19 años, hijo de Copiapó i el escritor Román él cúpole caer el primero en la cumbre de Cho
Fritis, el del notable sóbrela rrillos. La solidaridad de los que en su diario
es autor
juguete
vida de campamento que antes hemos copiado. de ocasión gritaban todas las semanas: ¡A Lima,
Tricó había nacido en 1859 al fragor de los había impreso así carácter en el ejército de Chile,
DE LA GLORjIA DE CHILE 585

como el juramento de Asdrúbal. Sólo en la Mo hermanos. El menor de éstos, un niño de 16

neda no exhalábase nunca este


grito (i). años, llamado Antonio Julio, era estudiante, i
desde Pisagua a Tacna ascendió a cabo en la
XXII. compañía de Torreblanca, 2." en el número i la

primera en las hazañas. I cuando su capitán rodó


Ascanio Prado, herido mortalmente en la ba en la fatal pendiente, el tierno adolescente cayó a

talla de Chorrillos, vino a morir al mismo valle su lado i cuerpo fué hecho cobar
su
pedazos con

en que tres meses antes ensayaba su numen de de i vengativa saña,

poeta, después de arrimar el fusil a la muralla Recordando esle hecho carnicero, el hermano
del reposo. i
sarjento principal redactor de El Atacameño
Partió este heroico mozo, ensayador científico había dicho en su periódico el 6 de setiembre,
como Torreblanca, de simple soldado, abando con valiente desenfado:
nando lucrativa ocupación i acompañado de dos
1,... el cuerpo de mi hermane

De El AtacameSo circularon sólo cuatro números En la candente arena yo veo estremecer:


¡i) en

el mes de setiembre de rS,-o. Sus autores tuvieran la bon Clamando está venganza i pronto de mi mano

dad «de remitirnos el En Lima corrompida, Lima la tendréis!


primer número lujosamente escrito i en

ron una hermosa dedicatoria. I.os tres últimos nos fueron ¡A Lima! ¡a Lima!
directamente remitidos desde Chañarcillo por el ajiredaljlc
joven minero don P. P. Fitrutiroa i el valiente cubo Arenan

que los había conservado como


reliquias.
La nota remisoria de los sarjentos redactores decía tex XXIII.
tualmente como sitíue; i rumo muchos de los bravos que la

firmaron murieron por su patria, nosotros la conservamos


En cuanto a los dos sárjenlos que por sus se
también como reliquia. I dice asíi
ñalados hechos aparecen en la pasada guerra
.■Batallón Atacama Núm. i.
como verdaderos tipos clase, el sarjento
en su

^Campamento de Pocollay, agosto 1 8 de 1SS0. Aldea i el sarjento-capitán Rebolledo, la vida


'Señor B. Vicuña Mackenna. del ultimo ha sido ya escrita, is¡ no
figura, en el

Estimado señor: presente fúnebre n.-penorio. es
porque 110
perte
■Xos es grato dirijimos a usted anunciándole que con e5t¡¡ nece a la sacrosanta familia de los muertos, en

fecha incluimos a usted el primer número de El. AtacaukSo


cuyo exclusivo honor corre este libro de tiernas
que los que suscriben liar, rrin.-i .iado a redactar.
"Como usted es i ha sido un asiduo cooperador de todo
lo que significa progreso, es
por esto que nos
dirijimos a
Respecto del sarjento don Juan de Dios Aldea,
cábese sólo que era natural de Chillan, que ejer
"En El Atacameño verá que somos
por nuestros escrito!
ció en su vida verdaderamente anónima los

guiándonos sólo el ¡j-oj-Óíii-j d.j -nirvir a loa mtn rustís de nuo- más humildes destinos, incluso el de cocinero,
Iro batallón, donde quiera que estemos. i que al abordar al Huáscar siguiendo al capi
"Con muestras de nuestra más alta consideración, nos es
tán Serrano i al morir como él probó que en el
grato saludar a usted, atentos i S, S. —
Rodolfo Prieto,
sarjento 2."— Eustaquio
Saavedra, sarjento i." Caupo — alma del chileno, aun
bajo la burda túnica del
licán Vera, sarjento 2.°- N. (1. Miranda, sarjento 2.°—
soldado u oculta bajo el rudo poncho del telar,
Arturo Ahumada, sarjento 2.° José Antonio Tricó V., —

indíjena, suele latir el heroísmo sublime de los


sarjento 2.°—Julio PkSa, sarjento 2.°-— Lindos Arenas
Fraga, cabo i."—A. Prado, cabo r.°n héroes de la antigüedad.

i
CHILE
EL ÁLBUM DE LA GL0RLA DE

LOS ANÓNIMOS DE LA GUERRA

LOS SOLDADOS

EL CAPATAZ GUAJARDO I EL ARRIERO OLGUlN.-

LAS CANTINERAS DEL 2.'-JUAN PORTILLA-JOSÉ VICENTE ZELADA.-JOSE RIQUELME, JOSÉ DOLORES I

SABINO GONZÁLEZ.-CAUPOLICÁN IGLESIAS

tero, el sarjento de Cazadores que inmortalizó


I. el escritor don José Joaquín Valkjo, que por las

cargas a sable del ilustre Freiré; ni fué más fa


los grandes moso el sitio de la Serena por su defensa técnica
\ hombres los que dan fama i dura- que por los hechos de armas de José Silvestre
i i los hechos del ('iiilligutlluia, simple sarjento del escuadrón cí

•"q¿gP"* pasado, porque así como ha bas vico de Ovalle; ni alcanzaron tampoco más me

tado machas veces para inmortalizar un sitio o recido lustre los de la tropa
capitanes lijera que
una pajina de los anales del mundo, simple subieron al Pan de Azúcar los
un con
hígados en la
grito como el —
¡Ven a tomarlas.' de Leónidas, boca i la los dedos, que
espada crispada entre

o el —
¡Guerra a cuchillo.' de Palafox en Zara de la cual al morir
aquella pobre mujer, dijo el
goza, o la exclamación atribuida a Cambronne
en
Waterloo, o la conocida de Alvarez a su
■ Yace bajn ¡ala ckívi, llavti dtl ciólo.
ayudante en los muros de Jerona; -El cuen/igo Una mujer heroica, extraordinaria,
entra, ¿a dónde nos reí¡'ramo.-? ¡. \ I cementerio! Honra de Chile en el peruano suelo,
Así en ocasiones suele la hazaña de soldado hu i.a liarlo i-.ií,.-'-.',.'. -iir/ento-Candelarla.,

milde o de desconocida heroína levantarse a

mayor altura en la veneración del pueblo que el III.


preclaro nombre de ilustres vencedores.
Sabido es de muchos que el San Mar
sijiloso
II. tín, que hizo de su
vejez una tumba para las

glorias i las memorias que


apagó en su
pecho la
Por esto, i sin salir Chile, sido la de
: t
ingratitud tres naciones, daba vuelo con
pla
vegas de Talcahuano mp.tpadas tantas ve cer indecible a sus recuerdos de oscuros
compa
en
sangre de val , menos celebradas ei ñeros, i entre éstos al de su famoso í ba
guía
poesía o en la hist por las proezas de M queano de la cordillera, muerto en su
propia
¡SS EL ÁLBUM

tienda en H usura, cuando, siguiéndole conio resbaladizo puente de la asaltada nave, le es da


sigue el perro al amo, llegó al Peni en 1820 (1), ble escuchar los gritos de victoria: ¡Viva Chile'

IV. V.

El atributo más grande i más potente del Tarea poco menos


que imposible sería aco

ejército de Chile eternamente vencedor durante piar los rasgos de heroísmo individual o colec
la ultima guerra ha sido, en consecuencia, su co tivo que los soldados, los batallones, los reji
lectividad,es decir, el
pueblo hecho soldado, el mientos, las brigadas mismas de arrieros, ¿qué
pueblo dócil, entusiasta, abnegado, que nada decimos? las agrupaciones femeninas asociadas

pide, que todo lo da, i para cuyo rudo pecho i a la guerra, ora con el manto majestuoso de la

para cuya alma estoica no hai sino un


progra matrona romana, ora con el albo delantal de la

ma, una divisa, una ambición única i culminante virjen, ora con el traje pintoresco de las canti
contenida en esta sola frase: —
/ Viva Chile! neras de batallón, se han acumulado en las fene
El soldado chileno no sabe más que eso, no cidas campañas ¡ muchos de los cuales aparecen

quiere saber más que lo que ese emblema de la esparcidos en este libro de guerra.

significa; medita, escudri A la verdad, desde las dos


patria ausente no no oscuras
pero subli
ña, no discute, no vacila; i por esto cuando divi mes muchachas Leonor González i Juana N..,
el llano el mástil la blanca estrella cantineras del 2° que por abandonar
sa en o en no
jefe
a su

dotando en el azulado liento del oriflama bendi herido en el caserío de San Lorenzo de
Tarapacá
to, hincha su
pecho con todo el aire que cabe pretirieron en siniestro día ser
quemadas vivas,
en su ancho tórax, empuña con sólidos tendones hasta la fiel María Quíteria Ramírez, hermosa

el rifle o la cuchilla de abordaje, i dando ancha niña, que fué prisionera pero no sultana del
salida a la ajitación que sacude todas sus fibras, campo peruano, i a la cruel pero vengadora
grita ¡Viva Chile!: i esparciendo por doquiera [rene Morales, cuyo desposado había perecido
la muerte, trepa a la cúspide para vencer o para fusilado en
Antofagasta por balas bolivianas en

morir. Lo último es
igual para él a la vida, si al la víspera de la guerra; i desde el capataz de
exhalar su
postrer aliento en la ladera o sobre el muías Juan Guajardo í al arriero Alejo Elguín,
que excediendo a su deber cayeron entre las
(1) Los señores Sarmiento i Fría.s, que visitaron a San
grietas del morro Solar, repartiendo municiones
Martin en sus últimos años en París (1846-50), han dado
a la tropa en ocasiones desalentada por la pe
testimonio de tialn predilen k'hi del viejo jniiL-ral i de la ale

gría eon
(jiie rut urdubn a Justo Kstni. Es , uñoso saber que nuria del fuego, puede decirse que el deber del
el cadáver de este litiiiiliru alltilir.o i valeroso, pasaba aque
patriotismo fué en todos los peligros cumplido
roitlillera 1 errada en sus hombro, la rar.ua completa tle una
muía, fué reconocido en 1838, dieziocho años después de su
con
inquebrantable magnanimidad por los re
muerte, por algunos elídenos en el cementerio de Huaura, presentantes del pueblo en sus condiciones más
doritli: el salitre i el , lima momifiran los seres
orgimieos. humildes.
1,
¿Quién es éste,—dice uno de los expedicionarios de la cam

paña rlt: Un I lies, 1


1 lh : estllibló m II .- i.'i i. ....
i I ...
., i .. . . VI.
del fililí i.l i: la ,-urililler;,, .pilen es eMe '|ite se tlislmglle entre

Iodos ],()]■ forman ¡¡llélicus, levantada i aún pol


sus su Mente
¡Ah! ¡cuántos soldados hubo como aquel Vi
larga i renegrida «abellota que todavía puebla su cráneo?
dd
cente Z el ada, del Atacama, que apenas recobra
Es Justo Rstai!,. {Boletín Ejercito Unido, Restaurador
del Eerií. ---Huara?, diciembre 13 de 1838.) do de sus heridas de San Francisco en el hospital
DE LA GLi RLA DE CHLLE _Sj9 _

de Copiapó, volvió voluntariamente alas filas para


VIII.
morircomo bueno en la cuesta de los Anjeles; o

como aquel Juan Portilla del mismo batallón, Largo, gratísimo trabajo sería el que
pero
muchacho natura! de Cutún, en la provincia de modesto pero perseverante patriotismo impon
Coquimbo, carretonero en Carrizal, al romper la dría al cronista de la pasada guerra: el acopio de

recibido la ladera de todas las comprobaciones del heroísmo indivi


guerra, que habiendo
en

San Francisco cuatro heridas mortales, recobra dual del soldado en los combates, de sus
inje-
do a la vida por un
milagro de robustez, volvió a niosas invenciones i de sus felices dichos en el

encontrarse en Tacna sin un


ojo, sin un solo campamento, fuera en el volatín, fuera en el dra

diente, con la mano derecha destrozada i el cuer ma, fuera entre los muñecos de sus títeres, por
po perforado en su medianía por una bala que ellos mismos fabricados, pruebas todas injenuas
le bandeó de parte a parte! ¡Esos hombres eran i decidoras del Inagotable buen humor del roto

cíclopes i por esto se contentaban con un


ojo! chileno hecho peregrino o combatiente por su

patria.
VII. IX.

Escapan, sin duda, toda aquellos mu Pero más sería la


cuenta
que habría de
a
larga pajina
tilados de una balada que han reaparecido com contar sus íntimos dolores, sus crueles sufrimien
batiendo en otra batalla, como el Calvarino del tos físicos, su lenta, resignada. agonfa en los hos
poema épico, i no debería exceptuarse de de sangre, cansancio las
su
pitales su
resignado en

larga pero casi del todo desconocida nómina el marchas a través de la puna de la sierra, en me

nombre del primer soldado que cayó en las asal dio de las candentes del aban
arenas
páramo, su

tadas filas de Miraflores, el soldado del Concep dono, en fin, del lejano hogar visitado por la
ción Amador Jara, de la compañía del capitán desnudez ¡ por el hambre i que ellos no volve
Ferro, ni el de aquel José Riquelme, valentísimo rían ni a ver ni a redimir.
curicano que solicitado por su capitán para enar

bolar la bandera chilena en el Salto del Fraile, a



...Adelante, rotos del Coquimbo!.,... t
espiró?
fin de hacer el de los
cesar
fuego nuestros en la •
l-'n medio i'ii la pelea, óyese tan bella expresión, sin que
llanura, cayó víctima de abnegación digna una nadie hiciera alio en ella; pero, después, vuelta la calma al
de los que en las espíritu, quiso
se saber el nombre de tan heroico soldado,
Termopilas griegas combatie
¡Inútil afán! confundido con sus compañeros de gloria, lle-
ron. \"i sería
tampoco digno del afán de repa eóse a la tumba el secreto de su heroísmo.
raciones que persigue la historia no mencionar "¿Quién fué? preguntaban los oficiales al término de la
siquiera la exclamación de aquel soldado del Co jornada. ¡Quién fué! respondían los interrogados, ¡fué un

■.■IJado!
quimbo que trepando la loma de Tacna pronun
si más tarde la
■i;Ab! provincia de Coquimbo orije algún
ció aldesplomarse muerto en medio de las filas, modesto monumento honor de
en sus
hijos fallecidos en el
estas palabras gráficas campo de batalla, ojalá
olvide las inimitables palabras
dignas de la leyenda de no

del soldado moribundo


que invitaba a sus compañeros a la
Waterloo:^/ A delante, rotos del Coquimbo! (i). muerte i a la gloria: ¡Adelante, rotos del Coijciubo!,

(El. Coijuimiio, diario de la Serena, del 29 de marzo de

(i) "¿Quién no recuerda las sublimes palabras de ese sol El rasgo del soldado del Curicó José Riquelme lia sido
dado del Coquimbo, que al caer atravesado el pecho sobre contado por el Ferrocarril peí. Sur del 14 de enero de
la trinchera, tuvo fuerzas para levantar la cabeza i
gritar: , 18S2.
Esa mujer era el tipo de la madre del
X. pililo,
es decir, del soldado raso de Chile que nunca

será más que soldado.


Fué reveladora i casi típica a este respecto la
historia délos dos hermanos José Dolores i Sabi El niño habría sido el mejor modelo del
hijo
no González, contada por su
propia madre, la del pililo para el lápiz de Michón o el pincel de

cual va a sernos lícito reproducir a la postre de Lemoinc,

libro de tristes memorias la expresión El equipaje era jenuinamente el tren del


este como
pili
más fiel de los dolores que la cruenta guerra lo; hilachas, hilas, hecho la hila i de aquí lalila i

los i que durante las cam en


seguida el pililo.
depositó en corazones,

de la última, se anidaron en silencio en El cochero, a su turno, era el pililo mismo,


pañas
sin sin i sin pan. disfrazado de auriga.
mil hogares padres, hijos
Es una historia casi doméstica pero profunda El cuadro estaba completo.
mente sincera, que por lo mismo vamos a contar

sin suprimir nada en sus tristes detalles del hogar XII.


propio i ajeno, leyenda dolorosa del alma, del

campamento Í del altar. No pude menos de compadecerme de aquel


triste atavío de la miseria; pero por la importu
XI. nidad de la hora díjele con cierto desabrimiento
a la recién llegada:
... Era una tarde del mes de abril de 1880, —
¿Qué se le ofrecía, señora?

cuando sufrido ejército, después de haber señor, de alojarme


nuestro
—Vengo, Antofagasta, a

recorrido con fauces enjutas el desierto de Tara .t la casa de la Protectora, —


me contestó con voz

pacá, internábase abrumado otra vez por la sed humilde, i han dicho que aquí....

me es

en los desiertos de Moquegua, camino de Tac Confieso que una ráfaga de pesado mal humor
i de sangrienta batalla, cuando sentí en mi por mi alma. Era ya de noche. Mis ami
na
pasó
apartada mansión de la avenida del oriente en
gos i mis niños esperaban, la sopa estaba servi
el camino de Cintura de I.i capital, el áspero rodar da; i el egoísmo, este aliado inseparable del ham
de un coche de posta. Por lo inusitado del caso bre, egoísmo a su vez del ser
orgánico que todo
i de la hora, pues los campanarios vecinos habían lo reclama imperiosamente a sus horas, interpú
tocado ya las oraciones, salí yo mismo a la puerta sose entre m¡ compasión i la viajera, entre su

i abrí. hambre ¡ la mía.


Era la de la novedad una
mujer anciana, que -—Señora,— repliquéle en tono un tanto des

llegaba con sus humildes trastos, un


delgado i templado. —
Mi casa no
esposada, ¡apenas guar
mugriento colchón envuelto en cilindro como lo do entre sus cuatro tablas a mis hijos. Vaya a
acostumbran los pobres que no gastan el lujo del alojarse a la Moneda

arábigo aliunfrej. un
pequeño baúl de madera de
XIII.
álamo, que por su peso parecía vacío, un atado,
i entre otras menudencias del menaje del pililo i Echóse a llorar la pobre anciana, i entre sus

de la mujer del pililo, un hermoso niño de siete sollozos me


pareció oírle que decía con irrepri

descalzo, sin sombrero i la i el mible mataron


anos, con cara
angustia:— "....Después que me

pecho descubiertos a la intemperie. mis dos hijos ■■


DE LA GLORIA DE CHILE

debió dormir, los caballos, con los


cena, junto a
XIV.
serafines alados del descanso i soñar con sus hijos
Estas exclamación de muertos en la hondonada maldita de Tarapacá,
palabras, que eran una

las entrañas, detuvieron mi brazo, que cerraba pero coronados ambos por la aureola
de la glo

cobardemente la puerta, i volviéndome a la ancia ria i de lagratitud.


na, que apoyaba como para sostenerse en la
se Al díasiguiente, antes de enviarla al santo asi
portezuela del desvencijado vehículo que la había lo del Perpetuo Socorro, asistido, cuidado, barri
conducido desde la estación, pregúntela, como de do, alimentado i hasta peinado (¡ardua tarea!)
uso en tales casos:
por los anjeles del trabajo, presididos en su dia

:\ dónde, señora, mataron a sus
hijos? ria faena por otro ánjel, (una hermana no olvida

En Tarapacá, señor.... —
I la pobre anciana da e inolvidable que después de la fatiga empren

continuaba sollozando con los espasmos de todo dió su vuelo a los cielos) llamé a la pobre vieja

su ser, el cuerpo i el alma. Era aquella desven de Antofagasta i la interrogue sobre su caso, sus

turada una
mujer gruesa, de sesenta años, rostro deseos, su vida i sus papeles. Era una mujer
de india, ojos intelijentes, ese tipo de llavera de entre candorosa i astuta, entre huasa i minera,

casa
grande que va
desapareciendo de Santiago entre colchagüina i atacameña, capaz de cautivar
con el porte de las casas, que los años i las je con su
palabra la más terca incredulidad. Era una

neraciones, las capellanías i las crisis han hecho mujer ladina porque había sido
negociante en
chicas. Era locuaz ¡ bien hablada, pero conocí a los vapores (vaporino,), pero al mismo tiempo su
la luz amarillenta del farol del coche que su tra naturaleza era profundamente sincera i sensible.

je de viuda estaba raído, como el de su niño. I entonces aquella buena mujer refirióme una
Unas pocas canas, Incoloras del otoño historia triste i lóbrega como la noche, como son
estas hojas
de la vida, matizaban su espesa cabellera todas las vidas de las madres que ya tienen
indíge no

na, renegrida i desgreñada por la ajitación del hijo»....


viaje en tercera i con pase libre del gobierno. I como esa
leyenda se amolda hoi a muchos
Todo aquéllo había cambiado el cuadro i el corazones, i se aclimata, regada con llanto, en

ánimo, muchos hogares, vamos a contarla tal cual li


E! ánjel de la caridad había asomado mi
se a
jenua aflljida madre tle Antofagasta nos la c,
I
corazón i mi zaguán; mi hija mayor, blanca
a
revistién
a nosotros, con sus
propias palabras,
como las
palomas del alba, cuyo nombre bien dola de honran
pruebas que a nuestros
jene-
lleva, inquieta por la prolongación del diálogo, rales a nuestros jefes i a nuestros simples sol
había venido a oírlo, i con su carita de pase libre (latios.
del cielo parecía decirme: —
«Déle, padre, aloja-
XVI.
xv.

\'o soi, señor, —me dijo,pobre mujer

una

El hielo estaba roto... la puerta decerrajada... criada i nacida (las jentes de Chile, a su decir,
el egoísmo vencido... La anciana viajera del de críanse antes de nacer) en Rengo, pero me ca
sierto fué hospedada con su niño en mi cochera, sé en Santiago, en la parroquia de Santa
Ana,
único ncuartodealojadosn me había cuando el señor Isaguirre trajo las reliquias de
que reserva

do el destino, i allí la Infeliz, después de Roma i las distribuyó en las


copiosa iglesias.
$Q2 EL ÁLBUM

Ni esa fecha, ni esa memoria, ni esas „rel¡- estaban en construcción, i allí me nació mi pri
quias,, estaban en mis apuntes; pero, como la mer
hijo, que está ahora en la ambulancia de
„ muerte de Portalesi,, el » veinte de abril,,, la Calama i se llama José Manuel. Vivimos en Val-
upelea de Loncomilla,,, el "incendio de la Com paraíso siete años, pero vino la revolución de

pañía,, i la ,,pelea de Tarapacá,,, tales anales don León Gallo (i hacía bien la anciana en lla
pertenecían al fúnebre almanaque del pueblo, mar sólo con esos dos nombres de batalla a
aquel
cuenta los años por dolores, el noble ser,
que sus como
campeón i adalid, león i gallo), mi
guarda-bosque la edad de los árboles por los marido
¡ perdió su trabajo con la guerra, i como
anillos concéntricos de su corteza lacerada, dejé- tenía hermano
un en
Copiapó, me fuí para
la proseguir, aceptando que las ureliquias,, ha dos vapores
«Abajo", después de la pelea de
brían sido contemporáneas más o menos con el La Sirena.
„án¡ma de la artillería,, (1852). Es nombre i merecida
ese otro
pintoresca
mente trocado. Por lo demás, lasjentes de nues

XVII. tras costas que hacen de todas las beldades si


renas, cuentan las fechas del mar
por vapores
—Yo me llamo María Valenzuela— con tinu. ó
como los araucanos las de sus tratos i sus
gue
diciendo la viajera de Antofagasta, —
i mi marido
rras
por las lunas. En 1869, tres vapores eran
se llama Rafael Ouesada González, i asi debe
una luna, es decir, un mes.
estar en mi partida de casamiento, porque soi

mujer lejítima, casada ¡ velada por la Iglesia. XIX.


Estuve dos años sirviendo en casa de don Do

mingo Godoi, en la calle de la Compañía, I allí


—En Copiapó nació mi segundo hijo, José
conocí a muchos caballeros que ahora me harán
Dolores, i el tercero, Sabino, ¡ no me
queda más
bien, a don Bernardo Solar, a don Manuel Bul-
que éste i el de Calama, que hace catorce años
nes, a don Bartolo Cañas, a don Gabriel Vi-
que no lo veo... i los otros son los de Tarapa
cá. . .

ensayó decir la anciana.



Señora, —
le interrumpí con lástima. —
To
I aquí la infeliz prorrumpió en
amargo llanto
dos esos bienhechores han muerto,
sin ser dueña de proseguir. Díle tregua i con
Pero la infeliz no
parecióinmutarse... suelos. Le ofrecí una
pensión de la Protectora i
Para el pobre, los vivos, en materia de dones
el pago que debe el Gobierno por la lei de re

i gratitud, son la misma cosa que los difuntos.


compensas a los que mueren en batalla. Pero
Piden limosna a sus
hijos, i así el recuerdo sír
todo era inútil. Habíase roto la venda de la
veles de pan durante dos o tres
jeneraciones. herida ¡ manaba toda su
sangre sobre el cora

¿Quién podría negar una moneda o una levita


zón i del corazón sobre los labios. El fondo del
vieja al pobre de su
padre? alma, del cual saca la angustia humana sus pa
XVIII.
labras i sus sollozos comprimidos, estaba ago
tado en
aquel pecho rudo i sensible, i sólo que
—««Así será, señor, los pozos
prosiguió diciendo la ma dábale intacto, pero

inagotable, como

dre de Antofagasta. —
Pero a los dos años de ca salobres del desierto, el fondo de las lágrimas.
sada, mi marido llevó
me a Valparaíso porque La pobre mujer no dejó de llorar un momen

encontró trabajo en los almacenes fiscales que to hasta que, una o dos horas más tarde envíela
DE LA GLOI LA DE CHELE 593

a los refujios del Perpetuo Socorro con una es ba sus papeles, que eran una carta de Domin

quela especial de recomendación para la ecóno- go Toro Herrera, recibía su socorro o noticias

ma de aquella institución de los últimos consue de tramitación; i, había vol


su como llegado, se

los, la señorita Lucrecia Calvo, una niña santa vía lentamente, como la estatua del silencio,
que en aquel tiempo recorría todos los días los su vestida con la túnica i el manto
negro de la ne

cios barrios del Matadero llenos de pantanos en gra desesperación.


las calles i los llevaba En aquella desdichada, Do
cuyo nombre
en corazones; pero no
que era

corneta blanca en la cabeza, porque esa era la rotea Riveros, viuda, sin hijos, sin sin
hogar,
túnica de su alma. 1 en ella reconócenla todavía
esperanza, el dolor había revestido en ella las
los que lloran i los que arrepienten... formas tétricas i
se
ríjidas de la mudez, como en la
madre de Antofagasta el dolor era la temblorosa
XX. elocuencia del llanto. ¡Ah! vosotros los felices, los

satisfechos, los triunfadores cuotidianos que li


Por mi parte, no he tenido nunca miedo los báis la copa
a en
egoísta de la victoria sólo la pri
muertos ni he sido cobarde para el dolor. Pero mera
espuma que brota de! fondo de jenerosa
en el patio de asfalto de la Protectora, donde copa, al ruido de las músicas que pregonan las
cada día sentábanse en i
S;o. entre la de
matanza batallas, vosotros no alcanzáis a divisar sus he
Tarapacá i la matanza de Tacna, trescientas, cua ces ni a sentir los labios
en su
amargo dejo de
trocientas, quinientas (hubo día de seiscientas) horror. ¡Ah! todos los días,
¡Si siquiera una vez

mujeres exhaustas, casi desnudas las más, con por semana, pudierais ver lo que es la guerra
luto prestado las otras, con niños enfermos de dentro de los corazones, os asombraríais de sa

hambre, pendientes al escuálido seno, con


pape ber cuan horrible cosa es la guerra!
les mugrientos de empeño en las casas de pren
das, pidiendo unas su rescate, otras la herencia
XXI.
del hijo, del la sangre
padre, otras o la mortaja
del esposo muerto en el el desier
hospital o en
AI fin, la desolada madre
mitigó su aflicción, i
to, me he maravillado de las mil formas
que continuó su relato sin dejar de llorar.
tiene el dolor humano en el rostro, en la
palabra, —Señor,— nos
dijo,— mi hijo José Dolores era
en el acento en la mirada de sus víctimas. todo mi alivio. Lo bautizó el señor
Una
cura Julio,
mujer joven todavía, alta, morena, no i salió bueno. Lo puse en la escuela de los arte
mal parecida,
enjuta, de mirada fija i serena, co
de
sanos
Copiapó, que es la mejor del pueblo, ¡
menzó a visitar alguna frecuencia las ofici
con
aprendió hasta llevar libros. Cuando vino esta
nas de la Protectora, una semana
después de la guerra de ahora, llevaba los libros de don Pablo
acerva
pero no exajerada nueva de Tarapacá,
Varas, i ganaba mucho dinero, porque además
matanza de buitres, hecha sobre cadá
a
palos, que él se trataba mui bien, me daba todos
veres i sobre rendidos
por indios de la sierra los meses quince, veinte i hasta más
pesos.
adiestrados en ese
ejercicio. Esa había
mujer Cuando me encontraba sudando en la batea
perdido en esa matanza a su marido, sarjento me decía:—/J/Brfir, no lave!... I a escondidas
del Chacabuco, i a su hijo, soldado del 2.° Rara pagaba el pobrecitolavado aparte... I el llan
su
vez hablaba,
llegaba sin saludar, sentábase mu to caía sobre el
regazo de harapos de la madre
da, miraba con la fijeza del martirio, mostra- como el agua cayera en la rústica batea.
75
594 EL .BUM

la madre casi orgullosa de


XXII.
su
angustia señalaba
a su chicuelo i único compañero en su
peregri-

Pero como el niño, señor, había aprendido
el manejo de las armas en la escuela de los ar
XXIV.
tesanos i nuestro cura Julio nos
pidió nuestros

hijos prestados para la patria en una


plática a El ejército chileno había partido entretanto de
todas las madres de Copiapó, yo le dije: Anda, Antofagasta, rumbo de Pisagua, a fines de octu

pero yo voi contigo. 1 con él i con mi marido, con bre de 1879. José Dolores González marchó en su

Sabino I este niño nos fuimos a


Antofagasta en cuerpo i su
pequeño hermano Sabino, agregóse
la primera jente que fué vestida de paisano para a escondidas al Atacama, como atacameño, i con

la guerra. el mismo título que el perro fiel que al


sigue
Llegamos allá. Mandaron a mi hijo a
engro rejimiento. No era soldado ni podíaser soldado,
sar el 2° de línea a Caracoles, i luego volvió de pero, ¿quién podía estorbarle ir de perro de su

Calama hecho un soldado, en lacompañía del cuerpo?


capitán don |t,sé Antonio Carretón (Carretón. ] Antes de alejarse el soldado de Calama, dejó
Cuando lo vi tan parado, mi corazón se
aflijió asegurada la subsistencia de su madre, reserván

i le Hijito, ¿quieres que saque de pai dole la mitad de sueldo, conforme la si


dije: te su

a

sano? I él me
dijo: —
"Nó, madre. Es preciso guiente boleta;

pelear por la patria, i lo que acabemos con los nEI que suscribe certifica que el soldado de la

cholos, hemos de dar guerra a la Arjentina, I 3." del 2." del rejimiento 2." de línea, José Dolo

hasta usted madre ha de pelear". res González, ha dejado una mesada de cinco

¡Pobre muchacho! Era atacameño, había olido pesos a su madre María Valenzuela,

la pólvora en Calama, había bebido agua del octubre 27 de 1879.


n
Antofagasta,
Loa i se había hecho héroe I conquistador...
j. A. 2." GAR.uivms.'i
Pero dejemos continuar su fúnebre relato a la

madre del atacameño


XXV.

XXIII. Esto sucedía el 25 de octubre de 1879. Un


mes
después, el 27 de noviembre, los dos her

En Antofagasta pasamos muchos meses es manos
perecían, el uno abrazado del otro, i to

perando i dándonos vuelta como pobres. El ca davía, en esta extraña sucesión de fechas lúgu
pitán Carretón era mui bueno i mi hijo me soco bres, el 27 de diciembre el soldado distinguido
rría con su rancho. Además, el capitán Carretón del 2." de línea, J. Valverde, dirijióle lasiguiente
le había tomado cariño a Sabino, niño mui tra carta, propia de un valiente, pero que llevarla
vieso, i lo llamaba el ñato i le hacía apuntar a] eterno luto a un desamparado hogar;
blanco. Un día vino el niño con una chaucha
«Santa Catalina, diciembre 2j de rSjci.
que le había dado el capitán porque le apuntó
"Señora María Valenzuela,
al blanco en la guata... (así, vino el pobnicito
.\llK)¡.le:lit:l.
diciendo) i saltaba de gusto porque no sabía que
lo estaban enseñando a morir: no tenía más que „Mui señora mía;

trece años i era poco mayor de porte que éste, i 1, Recibí oportunamente su conmovedora car-
DE LA GLOI IA DE CHILE 595

la madre lo único que consuela en 'el


ta, fecha 16 del presente, la que paso a con a
aflljida
dolor, los detalles del dolor, que son lo que las
testar.

,Señora; es
preciso tener un poco de resigna hilas a la herida, el aparato que sostiene el bál
I lo difunde.
ción i valor, i que cuando nuestra querida
ver samo

necesario lavar Pero enviaríale aquéllos un noble soldado, que


patria se encuentra ultrajada, es

morir. ruda i hasta áspera ocultó alma


esa afrenta hasta vencer o bajo corteza,

i, Sus hijos, José Dolores González i Sabino, bien puesta, el coronel Muñoz, cuando pasó a

la
sucumbieron en la
gloriosa batalla de Tarapacá ser jefe del rejimiento sacrificado en masa en

en defensa de nuestro querido Chile. garganta de Tarapacá. Hé aquí su carta de deta

nExtraño me parece decirle que sus dos hijos lles al jeneral en jefe:
pelearon con bastante bravura hasta el último

momento de su vida, 'Sania {.alalina, febrero 7 de 18S0.

„Yo, señora, salvé gracias a la Divina Pro

cidencia, por razón de que la batalla ha sido "Señor don Erasmo Escala.

una de las más sangrientas que ha habido hasta Pisagua.


la fecha, i por milagro no más se ha podido es

capar.
«Mui estimado jeneral:
.Nuestro rejimiento 2." de línea se portó
como
pocos; era
imponente i terrible ver a sus ' He hecho las averiguaciones de que me habla
bravos soldados, pelear con tanta bravura i va cu su
apreciable carta del 3 del presente.

lor; todos en
jeneral se han portado como unos ■■Respecto ;t los hermanos González, es efec
héroes, tivo que José Dolores pertenecía al rejimiento i

uTenga, pues, señora, valor i resignación al murió en


Tarapacá a consecuencia de tres heri
saber la pérdida de sus dos queridos hijos; Dios das que recibió en el combate. Sabino era un

i la Nación sabrán muchacho de


premiar tan
grandes sacrifi como 1 1 años de edad, que anda
cios, i creo lo más probable que, si usted ha ba con su hermano, consiguiente no estaba
por
perdido sus únicos hijos que tenía i no contaba agregado al rejimiento. Según la exposición de
con más apoyo que ellos, el gobierno le dará algunas clases i soldados, cuando hirieron a
José
alguna cosa, haciendo usted presente la desgra Dolores, Sabino lo condujo a un rancho i/ue halda
cia en
que se encuentra. ahí cerca, ¡ de repente se vio arder, i se
quema
1,
Quedo, pues, señora, sintiendo grandemente ron los dos hermanos, junto con otros.
la pérdida de sus
hijos; pero preciso
es tener

consuelo i un poco de resignación. Mauricio Ml\\oz««.


"Quedo de usted S. S.

xxvii.
J. Valveroe. ti

Es algo que lleva al alma entristecida aliento


XXVI. jeneroso, tomar nota de esta preocupación minu
ciosa del arrogante jefe por la suerte i la memo

Pero el distinguido Valverde, del's.' de línea, ria del soldado oscuro que ha caído bajo la ban
por enviar consuelos i recados, descuidaba dar dera. Pero cuando leíamos con
profunda satis-
^fy.
5o6 EL A

facción la honrosa carta del coronel Muñoz, la 1885) la madre de los dos de
jemelos Tarapacá,
anciana de Antofagasta sacó de debajo de su si no los ha seguido, los recuerda ¡ los llora en

raído manto i con cierta ufanía otro envoltorio pobre pero no


desamparado hogar.
en forma de raído escapulario. Contenía éste una

carta del valeroso hoi muerto i casi olvi


manco, XXX.
dado porque tuvo más lástimas que arrogancia
en la guerra. Tal es, tal fué la última guerra de Chile vista

xxvm. dentro de los hogares, estudiada en la profunda


intimidad de los corazones, i para los
que en
Esa carta, escrita por un
jeneral en
jefe en medio del deslumbrador bullicio de las armas i

campaña a la madre de un
pobre soldado muer en el
alegre alardeo de las victorias no la hayan
to en lóbrega celada, decía así textualmente; conocido bajo la áspera túnica del soldado ni el
regazo de tosco sayal de sus madres, quede aquí
»Pisagua, 12 de febrero de 1880.

xxxi.
•«Señora doña María Valenzuela de González.

A-itel',ii;H'lii. Otras escenas i otras peripecias de la vida de


los soldados de Chile contadas, nó por sus
afliji-
das madres, sino por ellos mismos, cuando des

pués de muertos han resucitado en el campo de


|>
Incluyo a usted, en contestación a su estima batalla...
da de fecha 25 del próximo pasado, la carta que Aconteció esto positivamente en Tacna al
me ha dirijido el coronel Muñoz, jefe del reji bravo soldado del Coquimbo, Caupolicán Igle
miento 2.° de línea, apropósito de los datos que sias, ascendido después de M ¡rallón:-, a teniente.
le he pedido con motivo de satisfacer sus deseos. i quien, habiendo sentado plaza de soldado raso
"Con tales antecedentes usted puede presen junto con un mancebo que en aquella batalla
tarse al gobierno, si lo juzga conveniente. inmortalizó su nombre muriendo con
escepcio-
"Descando vivamente sean satisfechas sus as nal bravura, así cuenta en términos llanos del

soi de usted A. S. S. la orilla del fogón, cuitas de


piraciones, campamento, a sus

-.oblado en la loma del Campo de la Alianza en

Erasmo Escala". cuyo páramo quedó moribundo.

XXIX. XXXII.

Una palabra más agregaremos a este jeneroso "Iba a decidirse la batalla a nuestro favor,—
testimonio de una alma bien templarla en ,-1 tle dice el intrépido serénense, en una relación me

ber i la virtud, alma de Bayardo. Las aspira —


dita que honra precedente i a la
a otros como la

ciones de la pobre madre, que el jeneral en jefe cual nosotros no despojamos de sus peculiares
delejército del norte deseaba tan vivamente ver
jiros ni aún de su llana ortografía,— cuando el
cumplidas, lueron satis] celias, i probablemente a
Coquimbo, en cuyas filas habíamos sentado pla
Ja hora i en el año que escribimos (marzo de za el mismo dia con Daniel Mascareño, recibió
DE LA GLORIA DE CHILE 597

orden del jeneral t i efe de que fuera a


pro tejer niente boliviano, herido como
yo, que estaba a

a los que se batíar i retirada. Este nuevo es- diez pasos de distancia, viéndome aun con vida,
fuerzo dio aliento z iesiros hermanos i los repu- tomó un rifle i cargándolo me
disparó a mansal
so para volver con as ardor a la pelea, habién- va un balazo que por fortuna dio en mi carama

dose hecho notai ;obre el batallón sin herirme; yo aliento desfallecido le


manera
yola con

Coquimbo al abrirse paso entre los que dije: hermano, Ud. i yo hemos cumplido nues

dian i seguir adelante a


paso de carga, sin tirar tro deber como soldados aunque en distintas filas
un solo tiro hasta encontrarse frente a frente del hayamos tenido la de
desgracia caer, nuestra

enemigo. común herida nos herman, en la fatalidad: I nu-


«i
Aquí rompimos el fuego llevando nuestro
en
consiguiente no es
justo, n ■
es caballero, ni
centro nuestro glorioso Estandarte,, el que
por la lei
„ sa es
permitido nati -al que Ud. me

lió mutilado con once balazos, habiendo muerto

el que no herido de toda su escolta. "Sordo m¡ observador


a
cargó nuevamente el
'«Nuestro empuje inició la victoria rifle
quedando disparándome en el ac :o, cuyo tiro fué bien
el que suscribe en el campo de batalla atravesa el
certero, pues kepis, hiriéndome
do por bala de rifle que dentro
por la tetilla
una
levemente el cráneo, habría continuado por
izquierda perforando el hueso de la paleta quedan tercera o cuarta vez el boliviano hasta ul
lograr
do en tierra sin sentido cerca de una trinchera. timarme, a no ser la casualidad de que a
pocos
"Esto me sucedió en los momentos que cár
pasos habia también un soldado, Juan Araya,
amos a la bayoneta; el sarjento i.° de mi com del Coquimbo, que nunca olvidaré su nombre,
pañía, tan
pronto como me vio caer, ordenó a
porque tanto este como al doctor
a
Serjio Diaz
un soldado me ocultase donde pudiese; mas no de! Atacama les debo los dias
que hoi guarda
habíamos andado dos pasos cuando una bala le mi existencia,
dio en toda la cabeza matándolo en el acto, ca "
Este soldado, como he dicho, nbien he-
yendo al suelo los dos nuevamente, sirviéndome
rido de una
pierna el que haciendo un esfuerzo
por esos momentos su
cuerpo de trinchera. de voluntad se levantó la para ir
a rastra a cas

tigar la felonía de
aquel menguado boliviano,
XXXIII. que no recuerdo su nombre, para vergüenza de
la historia, este le dio un tiro de
gracia que lo
"Entretanto, la victoria se
pronunciaba en to ultimó en el acto ¡ volviendo donde
yo estaba
da la línea; como a las cuatro de la tarde, poco me
dijo,
mas o
menos, el campo era nuestro i la victoria —"Puede usted morir
tranquilo por la causa
era
completa;dejaré pasar en silencio
pero no
de su herida, pero mientras yo respire aquí, nin
para que la historia le haga justicia,
i
que a los gún miserable tentará abreviar sus últimos ins
pocos momentos después de haber caido herido
tantes.
i en lo mas recio del combate don
Serjio Díaz ■'Yo le di las
gracias con la itad de mi ser en
me hizo la primera curación con toda
serenidad el otro mundo, pues no me q
¡ ;daba ya mas
sangre fría, i es mas que probable que que
a este una
gota de sangre que den nar, todo estaba
apóstol de la caridad debo mi vida.
terminado para mi, di el último adiós
"Mas a mi patria
no
quiso terminar el dia sin que hubiera i a mis
padres i no
pensé jamas que pudiera mas
episodio de mui distinta naturaleza; un te- tarde pelear en "Chorrillos,, i «Mira-Flores,,.
**mm.
EL ÁLBUM

"Al dia abrí los ojos medio de un co ¡ de Pisco para Lurín


por tierra toda la
en
siguiente i."

sol abrasador, sin mas sombra que un muerto división contra-marchando la


segunda brigada
servia de cabecera, a las cuatro de la para Pisco, i nos fuimos por
que me mar a
Curayaco, i
tarde unos soldados chilenos me
condujeron a la de ahí a Lurin, Estando en esa como un mes

ambulancia peruana, me atendieron con todo es amaneció 13 de Enero donde los


coquimbanos
mero, lo que desde luego manifestaron decon- representamos un lindo papel tocándome un ba
fianza por mí vida ¡ me desahuciaron. Sin em lazo en el pantalón i en Miraflores id. en la cha

bargo yo veía que otros mas sanos que yo queta, pero tuve la desgracia de perder al amigo
desaparecieron del teatro de la vida para ir a otro Mascareño que le dieron un balazo en todo el
mundo mejor. estomago siendo su muerte
desesperada, en fin
hasta denlrar a Lima ¡ después dentrar a nues
XXXIV. tra capital. „

xxxv.
"Abiertas las puertas de Arica, —
continúa el

rústico soldado delCoquimbo, nos condujeron



Tal ha sido el soldado chileno en todas partes,
a nuestra
querida patria llegando a Coquimbo sufrido, intrépido, incapaz de una sola
jactancia,
el 26 de junio de 1880, precisamente un mes amando las batallas por patriotismo, aplaudien
cabal desde que recibí la herida, i sacado en ca do las victorias por el instintivo amoralas armas

milla del vapor fuí recibido en los brazos de mi de todos los pueblos guerreros i siempre cíe tal

santa madre, i regado mi rostro con las puras i modo modesto que su entrada a la capital ene

de nú hermanas de
liornas lágrimas querido padre, miga i vencida o a la suya propia, término
i hermanos que todos me miraban creyéndome sus
fatigas, aspiración lejítima de su ufanía, les
un cadáver. Mi palidez era mortal, pero los asi ha parecido un mero incidente de su marcha, un

duos cuidados de una madre pura i santa me


simple alojamiento en su largo camino, para pro
dieron espíritu i vital aliento, vida, entusiasmo, i
seguir al dia siguiente la inacabable jornada, sea
ardor para volver de nuevo al campo de honor. para empuñar el fusil en la hora de facción, sea

En Xobiembre salí a Tacna a


juntarme nueva
para uncir los bueyes al yugo al son de la rústica
i salvo mis compañeros,
mente sano con encon
campana de la granja, sea para ser conducido
mi Mascareño el
trando a
querido amigo con en las angarillas al cementerio i a la nada.
de Subteniente. I ¡Invicto soldado de Chile, eterna prez te sea
galón
« A los tantos dias salimos de Tacna para Pis dada!
LOS ANÓNIMOS DE LA GUERRA

LOS MARINEROS

que derriban los arrecifes:



el chilote de corazón
de luma, piuco de Carelmapu i de Calbuco, 1 1 ér-
cules en miniatura bajados de los alerzales por
la leva; los ajiles hnanayes del Maule, que rom

pen la barra con sus remos i sujetan las corren-

tadas con la escama de sus pechos; los mansos

dianoos de los médanos tle! norte, sumisos a la


voz del hombre pero indómitos como el viento

del huracán cuando cabalgan en sus canoas la


bradas como sus corazones de un solo i rudo

tronco; todas esas castas, en fin, que son la ma

rinería nativa de las tripulaciones de Chile, nave

Así, tomando por tipo la inmortal corbeta gaban hacia el Callao en las horas en
que la
Esmeralda, segunda de su serie entre tres glo vieja capitana de la república estaba amarrada a

riosas hermanas, no fué a la verdad su sublime su


boya, coma el cautivo a su cadena, o más bien,

tripulación, a virtud de ciertas circunstancias, una como el inválido a su lecho.

lei'ión <
scojida i excepcional en su fama i privile- En cuanto al gremio de fleteros, de calafates,

jios como la lejión tebana. de buzos, este baluarte de madera de Valparaíso,


Todo lo contrario, porque su
jente colecticia los Aravales, en fin, peces del mar, hallábanse a

llegó a bordo casi como el desecho de los prime esas horas acuartelados en tierra.
ros armamentos de la guerra antes de la guerra,

Los acorazados Blanco Encalada i Lord Co


11.
chrane i las dos corbetas Chacabuco i O'I/iggius
listas para un crucero armado en las costas de la La guerra había comenzado con una invasión
Patagonia Austral, a virtud de dobles errores de mar el 12 de febrero; pero el
gobierno (que
correjidos sólo en la última hora, habíanse lleva no se creía en
guerra) vacilaba en autorizar el
do a Lota, punto de reunión de nuestros arma gasto de 300 pesos que exijía la recorrida de las
mentos marítimos en noviembre de 1878, la flor costuras de la cubierta de la Esmeralda, por cuyas
de la marinería del Pacífico, la cresta de las olas rendijas siquiera pasaba la luz i el agua.... Por
6oo EL AL ,VM
__

las rendijas de la Moneda no


pasaba nada... En Pacífico, de tributarios de todas las razas ¡ de
el trascurso del tiempo salieron, sin embargo, todos los pueblos navegantes que habitan las
de las arcas públicas cincuenta millones largos de orillas del océano. Contamos, por sus
nombres,
pesos,

pago de intereses de la guerra a


plazo... tres italianos (un Bono, un Cota i un Bartolo-
meo), cuatro
ingleses (un George, un
Brown, un

m. Lassen i Moore), un francés {Jorje Jougood),


un

un escandinavo
(Alejandro Osvatth), un maltes
Sólo el 20 de febrero de 1879, esto es, una (Esteban Despots), i hasta un nombre que recor
semana después tle la ocupación de Antolagasta daba la raza pura indíjena de la caleta de
Quin
recibió la Esmeralda orden de alistarse; i el te til, cuando la comarca de Valparaíso llamábase
niente Uribe. desembarcado, mirado con Indife de Allamapa i los árboles crecían seculares don

rencia, casi perseguido, instalóse a su bordo como de hoi los cauces matan i pudren hasta la más

enganchador. humilde hierbecilla.... Llamábase aquel


tipo, que
I sin embargo, era tan hondo el m'ovlmiento era
guarda [.*, con dos nombres de matanza,—
interno que ajilaba las entrañas del país; era tan Mateo Matamata, pero no
por esto lo mataron...

querido i prestljioso el nombre de la maltratada

nave, reina destronada del l'.icíiico, que en sólo v.


dos días completó su
tripulación de condestable
a
paje. Sobresalían, también, en la nómina de los tri
E¡ 23 de febrero hallábanse inscritos ciento pulantes de la Esmeralda cinco griegos, i cosa

ochenta i cinco hombres en el rol de la corbeta, ■


araña, pero fácil de explicarse en esa raza de
i el ocho de marzo hacíase a la mar al mando pájaros del mar; aunque tenían aquéllos a bordo
del capitán Thomson con su dotación completa; los puestos más diversos, ninguno pereció, sal
ciento noventa i dos hombres contados uno a uno, vándose cada cual a la postre a nado. De aquellos
sin que hubiera uno solo más desde el coman afortunados compatriotas de Temístocles, que
dante al último fogonero (1). iban al encuentro de su Maratón, era uno con

destable (Equalle), el otro contramaestre (M-ical-


IV. bi) el otro timonel (Eduardo Conidio), el otro

capitán de altos (Pulo), el último i el más griego


Componíase el personal de maniobra i de com de la falanje (EstamatÓpoli) era fogonero,
bate de la nave, por excelencia guerrera en el El griego, digámoslo de paso, no sólo es nave

gante audaz i marinero experto: es el eterno

(1) Descomponíase este número de la manera siguiente. de los caminos reales del océano, i de
espoliador
setjdn el rol nominal ¡insudo al .eoliierini por el riimisurio tle
su raza evidentemente sacó lord Byron el tipo
la escuadra don Nicohis Redolió, desde iquique, el 5 de

junio de 1879: del giaour. Hai memoria de haber venido al

Pacífico aventureros
griegos junto con los Piza
Oficiales de marina i de mar.... 19
rra i Pedro de Valdivia. Llamábase el más noto

Marineros, desde condestable ii


grume rio de aquéllos Pedro de Candía, insigne mos
fogoneros, etc
te, ng

Deposito de reemplazos 22 quetero; i cuando el Draque aportó a Valparaíso


sus
medio siglo más tarde, había ya griegos en

dieron
playas. Sábese por esto que los griegos
DE LA GLORIA DE CHLLE

de la vieja ca
en el Pacífico orijen al nombre de gringos, por Cuando el primer comandante
que debía morir
sobre la cubierta del
una inflexión de voz en la ruda parlanza caste pitana,
Prat,
Huáscar en el sitio en que cayera Arturo
llana (i).
al último, le entregó con ella, en con
VI. entrególa
secuencia, una falanje de hombres de combate,

de combate que el más o menos adiestrados para la maniobra i la


Tal era la masa capitán
Thomson sacó de Valparaíso, i tal fué el inven
Una hora i cuando, en la temerosa
tario humano que entregó en Iquique al capitán después,
de estadía, el soledad de la bahía, recorriera el recién nombra
Prat, un mes después su esto es,

memorable 16 de mayo, en
que la escuadra de do comandante las baterías i los pañoles, las cá
convoi cerrado para tierra i las coyes de buque, la tripulación
Chile partió en ignota. maras su

había adivinado la mudanza, cual en el océano

VIL adivinan el rumbo; i como si la aureola profética


que en las apoteosis del arte rodea las sienes de

El elemento de guerra que prevalecía en la losglorificados, tranquila frente


iluminase ya la

cubierta i en la batería de la capitana de Iquique delpredestinado del heroísmo, la resolución de


era, sin embargo, la estirpe chilena, esta indó seguirle, de obedecerle i de imitarle anidóse en
mita cruza de potros castellanos en vientres de todos los corazones,

Arauco. Todos los marineros primeros, que dan


los cabos de cañón, la mayor parte de los timo VIII.
neles i los capitanes de alto, todos los grumetes,
todos los soldados eran de la cría que el
vulgo, De aquí la admirable, la milagrosa unidad,

por su desnudez i sus


harapos, alegremente lle que constituye la grandeza moral de la epopeya
vado-, .1.1 denominado con el nombre de iamilia de Iquique. En una
tripulación que ha venido
de »el
pililo». de todos los parajes del mundo, que habla diver
1 bien. Esa jente bisoña, colecticia, desigual sas
lenguas, que acaba de instalarse como bajo
recojida en 24 horas en la playa i la taberna. techo prestado en aquella nave condenada al ser
había pasado sucesivamente, en el espacio de vicio vulgar ríe los pontones, no hai, eso no obs

cuarenta días, por las manos de un


capitán de tante, cuando el peligro asoma, sino una sola

guerra que tenía la reputación de ser el más voluntad, un solo brazo, una resolución única 1

terrili.:: domador de tripulaciones, i en


seguida sublime, —
defender la bandera i morir cubrién
había desfilado compuesta i sumisa delante del dola con sus pechos i con sus hachas en la borda,
¡oven adalid, cuya más
provechosa virtud, antes en el alcázar i al pie del mástil:— »/¿« bandera
del heroísmo, era la
justicia. leso, hierro i jus de Chile no se rinde,'»
ticia, es lo que hace, en pocas horas, del pililo, I eso, que era la muerte, ejecutóse sin que
soldado, I del soldado, héroe inmortal, sola desfalleciera, horrible de
una voz en
aquel
(1) En las memorias de los virreyes del Perú se habla de samparo, durante una batalla que duró la mitad
griegos, o de
gringos como cosa sinónima, i algo parecido de un día, inmóvil el buque, atacado por la tierra
lleot'.iet.ín un la l't: 11 ii 1, ila.
1
-C^rill.co:, diré el dit.i ionuno f;.|.:i
i por el mar, envuelto en círculo de
üol, voz usada familiarmente en esta frase popular; hablar en
un
fuego,
gringo, es un
lengiinjti inintulijible, oscuro, etc. que no se en-
solo, sin socorro posible, roto por la metralla ¡
el espolón, todo a la vez i todo a un
tiempo...
EL ÁLBUM

Sin embargo, ¿quién escuchó, siquiera dicho esto, por el ejemplo después del cautiverio i la
al oído una sola vez, ronco i ahogado jemido de

desaliento? Nó. La bandera llamea al tope del Pero lo que


constituye un hecho ignorado de
mástil, i el hijo del mar está allí para salvarla la vida de aquellos hombres nobles I desventu
muriendo. I todos, menos la bandera inmortal. rados es
que, así como los mantenían,
desnudos,
que es la patria, perecen asidos a sus
pliegues. descalzos, alimentados con las sobras de los cuar
Nó. La bandera tricolor fué Iquique un teles las
no en
(cuando había) i por el insulto i el
látigo
trofeo; fué la mortaja de la gloria.- --»¡Ia ban cuando carecían de ellas, extenuados hasta
pare
dera de Chile no se rinde!» cer cadáveres, así teníanlos i en
secreto
maqui
naban cómo aherrojarlos.
IX,
XI.
No tiene cabida en este recuerdo casi consa

grado exclusivamente al denuedo sublime pero Ordenó al principio el supremo director de la


anónimo de los tripulantes de la Esmeralda, la guerra que, convertidos en
presidarios, se les
enumeración de sus hazañas, nombres, llevara el desierto i
sus sus a
trabajar en en las obras
hechos, testigos; todo descendió al fondo del
sus militares necesitadas por la campaña, violando
mar dentro de la gloriosa quilla, i allí, entre las de esta suerte dos veces los más reconocidos
arenas del olvido, está sepultada
para los más la principios del derecho de guerra respecto de los
doble leyenda de su vida I de su fin, prisioneros. Mas
pensóse después que era más
Pero los que les sobreviven, cómodo i más
que son
apenas arreglado a la pereza (suprema
una cuarta parte del denodado grupo, fueron lei de aquellas jetites) guardarlos con centinela
dignos de los que sucumbieron, I a
aquéllos, a de vista, como cobarde reparo contra nocturnos

fin de dejar cumplida la fama del recuerdo en el bombardeos. o senciliameiu,' como carne de re

día de su
gloria, habremos todavía de del vivac i del
seguirles presalia, cerca
fogón del campa-
breve espacio,
x. Mantúvoseles en esa dura vida del galeote,
durante seis meses, i nunca se tuvo seguridad
Lo que sufrieron los cuarenta i seis marineros tle último destino. tle
s-a
Separados sus
queridos
detenidos, nó como
prisioneros sino como reos i jefes, aquellos desdichados vivían hacinados en

como rehenes, en los calabozos de Iquique, for vil establo como puercos, sólo para envidiar la
ma parle lejítima de esta narración consagrada suerte de los que se habían inmolado como ver

al heroísmo del pueblo bajo todas fases, in daderos héroes, recordando tristes i
sus sus
hogares
clusa la de la taima magnánima de los que patria. Su estaba clasificado
su su
personal como

fren sin mirar la cara a sus carceleros. sigue: —


Un mayordomo, un condestable, uncon-

Pero esa
pajina de dolor, lóbrego epílogo de tra maestre, tíos guardianes, un timonel, tres ca

la vida de la vieja Esmeralda, que tiene por de altos, doce marine-


pitanes un
patrón de bote,
teatro una cuadra inmunda de la aduana de

Iquique, convertida en calabozo i en


pesebre de segundo, seis fogoneros i cinco grumetes salva
esqueletos, es conocida i ha sido en hora opor dos ¡entre todos treinta i tres!... De la guarni
tuna vilipendiada por el fallo público, i más que ción militar que era también de treinta i tres sol-
r DE LA GLORIA DE CHILE óoj

de
dados de alférez a tambor, perecieron veinte i apremio, unas pocas horas: cundió improviso
seis... Salvó el alférez Hurtado; pero pereció, la alarma en el campo peruano; puestos sus jene-
rales el hambre i el cañón chileno, resol
tocando la última diana del último disparo de entre

cañón el corneta Canales, nombre de pililo i vieron marchar al encuentro del último hacía la

oficio... Encañada, i mientras tenía lugar todo esto, casi


apropiado para su

en el pánico i
azar del la prisa de una fuga, el

gobernador de Iquique volvía a escribir sobre


XII.
el escollo de los chilenos que agobiaba su
pecho,
¡ el miedo i remitió el día 4 el
Pero dijimos antes que aún de la manera en entre su consejo,
aquellos náufragos saca i siguiente despacho al cuartel jeneral:
que vivían martirizados grave
dos del agua por la magnanimidad tardía de un
para vivir villanos carceleros wdquique, noviembre 4 de rS^c/^
capitán ¡lustre, entre

subalternos, eran temidos, i esto es lo que vamos


„Seftor coronel jefe del E. M. J. del ejército:
a probar en el término de esle relato sencillo,

como la vida del mar, pero severo en su verdad nAun cuando ya he oficiado a US. de la con

como la historia. veniencia de que los prisioneros chilenos no

Cuando sintióse en
Iquique, que era su cárcel, queden en esla capital, una vez
que salga el ejer
el primer cañonazo tle Pisagua, el 2 de noviem cito, juzgo oportuno aducir algunas otras consi

bre de 1879, el culto pero tímido prefecto civil deraciones que seguramente merecerán la aten

de la plaza, jeneral don Ramón López I.avalle, ción de US.

viejo soldado de Vivanco i de su escuela, tomó "Sabe US. que, teniendo en cuenta los des
la pluma, i excitado escribió al coronel Suárez, tacamentos de la
jendarmería, el número de sol
jefe de estado mayor i que no sabía asustarse, la dados dependientes de esta prefectura es redu
siguiente nota con calillad tle urjencia: cidísimo, en términos que, dado un momento de

peligro, apenas bastarían para atender al servi

--Iquique. noviembre de ¡Sjj. cio de la población, que será mui


2 manera
por
difícil consagrar una
guardia a la custodia de los
"Señor coronel, jefe de estado mayor jeneral:
chilenos.
nEn el caso de que esta plaza necesitara tra I ««Tal incidente puede ser causa de que inten
bar combate el enemigo, posible que los atacando la
con es ten una
fuga guardia, en
cuyo caso,

prisionero chilenos que se hallan en la aduana o ésta se vería precisada hacerles


a
fuego, o el
sean un embarazo dañoso a las operaciones mili pueblo los despedazaría ¡/¡dudablemente. 1 )e cual
tares. I en
previsión de esto me
dirijo a US. quier modo que el halla
sea, enemigo se en con

con el fin de que se sirva dictar las órdenes diciones de


res
ejercer represalias con nuestros com

pectivas a efecto de salvar este escollo. patriotas que están en su poder imputándonos
mDÍ'js guarde a US, traidoramentc actos que mal se avienen con el
R. López Lavai,,.i:,„ carácter del i que la civilización i las
país leyes
universales execran,

XIII. "No pasando de ciento i tantos dichos


prisio
neros, bien se les puede distribuir éntrelos cuer
Pasaron, después de esta misiva i de este
pos del ejárcito, con
cuya medida se les pone en
604 EL A l./iUM

verdadera imposibilidad de hacer daño a las ope Pero, tres semanas más tarde, las falúas del
raciones de la guerra o de ser
para ellas un es
puerto i de la escuadra chilena que bloqueaba
torbo atendible. a
Iquique conducían a bordo del Cochrane una
«Síroasc l'S. reflexionar seriamente en las muchedumbre de pasajeros cuya miseria, igual
indicaciones que dejo hechas en
previsión del a sus
andrajos, i la lividez de sus rostros ofrecían
buen nombre nacional I hasta de un conflicto desde la distancia un
espectáculo casi repelente.
para las escasas fuerzas encargadas de respon Aquellos miserables seres sin
eran, embargo,
der por la seguridad i el orden de esla capital. los elejidos de la gloría, que venían a recibir
,i Dios guarde a US. antes que sus
jefes la corona rostral acordada
R. López Lavai.le.,, por el fallo del mundo al hecho de mar de más

imperecedera fama en el Pacífico.

XIV. Eran los gloriosos, los temidos, los formida


bles tripulantes de la Esmeralda, que regresaban
Pero estaba escrito en el libro del destino que a Chile para respirar un día sus dulces brisas i
ni el singular ardid del prefecto de Iquique se en seguida volar en sus alas a
vengar su naufra-
vería cumplido, ni los infelices chilenos, cuyo jio, su cautiverio i su martirio.
número aumentado con los prisioneros de las Tal fué el primer tipo de los combatientes de
calicheras, llegaba a cien, saldrían de los ca Chile en los mares del Perú,
labozos en
que se les mantenía en rehenes para

servir de rehenes en las filas al frente de las ba XVI.


las de sus
compatriotas. Los marineros de la Es

meralda eran otra vez el escollo a flor de agua Quédanos todavía, a fin de cerrar
dignamente
en
que la gloria del Perú i de sus naves había esta
pajina de la marinería chilena confundida

encallado en la bahía de Iquique. con el ejército de tierra en la fraternidad de una

Dos días después de la fecha recordada, esto


gloria común, personificar en la existencia i en

es, el 6 de noviembre, i cuando el ejército perua la muerte heroica de un


simple marinero chileno
no se
ponía en marcha hacia Pozo Almonte i la que tuvo altísima alcurnia en
España, el indivisi

Encañada, el coronel Suárez puso, en efecto, al ble heroísmo del pueblo chileno bajo todas sus

pie del pliego de consulta únicamente la siguien denominaciones técnicas en la postrera guerra
te providencia; púnica del Pacífico.
Esa historia, lacónicamente contada, es la si
.Iquique, noviembre 6 de 1879
guiente;
oConláslese cu los /orminos acordados. XVII.

SuÁkKZ".
Residían, a fines del último siglo, en pobre
XV. pueblo de Vizcaya, dos hermanos que, por muer
te de sus padres i no cabiendo juntos en estrecho

¿Cuáles fueron los términos de ese último cortijo, hubieron de separarse.


'
acuerdo respecto de los heroicos náufragos de la Quedó uno, que se llamaba don Francisco de
Esmeralda? Lersundi, en la corta heredad paterna; i el otro,

Ignorárnoslo por completo, tomando de la fraternal partija escaso caudal,


r DE LA GLORIA DE CHILE

de más se a la ermita de Atocha en Madrid (2 de febrero


las Indias en busca, como tantos,
fuese a

holgada vida i ancha tierra. de 1852) para dar gracias a la milagrosa Virjen
fué don
Llamábase el último don Ignacio de Lersun- por su cuarto o quinto alumbramiento, I
Chile, esta Vizcaya del Francisco uno de los circunstantes que presuro
di; i éste vino a
parar a

auxilio la real familia, si bien no le


Nuevo Mundo, radicándose en el antiguo Penco so
prestó a

de recibir, como
¡ en el distrito que es hoi departamento de Coe- cupo ni la fortuna ni la gracia
Tomé. el coronel de alabarderos don Manuel Meneos,
lemu, i su capital
de por haber
sa
el diploma de grande España,
cado por, postigo del coche
un a la real princesa,
XVIII.
primojénita de España. Dio Isabel II al feliz

primero de los LersundI fortuna sin


Tuvo el coronel de alabarderos el título de Marqués del

gular, porque un hijo suyo i de su propio


nom
Amparo, como uno de los Felipes regalara a un

bre, elevóse por su brazo al alto puesto de jene cortesano suyo el de Puño en rostro, por haber

ral de división de los de España, le dado la mejilla fuerte bofetada de real ma


ejércitos en

Fué don Francisco Lersundi (hijo) bravo, ca no. En cuanto al alabardero Barrientos, que

balleresco i absolutista, acérrimo amigo de Nar- once anos antes la salvara la vida, defendiendo

váez i secuaz de su estrella, como que a su luz una


puerta de vaqueta, la ingrata reina no se
subió hasta los pies del trono i con su
eclipse plugo darle siquiera por título el que la histó
Dióle la corte particular nombradla de rica mampara le legara... Hemos visto la últi
bajó. en

soldado el hecho de haber debelado con sólo dos ma en lo alto de la grandiosa escalera del gran
batallones de cazadores una poderosa rebelión dioso i marmóreo palacio de Madrid i, al rechi
militar ocurrida en Madrid en la noche del 7 de nar sordamente sobre sus silenciosos goznes de

mayo de 1 848. Fué ese conato eco de los tras cuero, inventados para apagar el ruido, parecía
tornos que entonces derribaron la Europa, como decir en su murmullo; „Aquí peleó Barrientos,
suelen los terremotos tronchar montañas i ciuda alabardero en
España i hoi en Valdivia leñador,
des en la porción del mundo en que, sobre vol que no
marqués de la Mampara, como el otro

canes nosotros habitamos. hiéralo del Amparo^.


Acreditado por aquel hecho de hombría viz
XX.
caína, el jeneral Lersundi entró a
figurar como

ministro de la Guerra en el ministerio reacciona Subió en


seguida eljeneral Lersundi algunos
rio que dos años más tarde (enero 16 de 1851) puntos en el calzado de sus botas, porque arre

organizó el conocido hombre de estado extreme ciando el peligro i los vaivenes populares, encar
ño, duro como las rocas de su tierra, don Juan góle la reina organizar un ministerio de resisten
Bravo Murillo. cia abril de
en 1853, reservándole la presidencia
del consejo; i fué en esa
época cuando don Fran
XIX.
cisco de Lersundi
pasó como
grande de España
Era, en consecuencia, don Francisco Lersundi, de primera clase, i si de hecho no alcanzó este
sobrino lejítimo del labrador de Coelemu, minis timbre, fué Bien
porque no quiso. pudo ser, si lo
tro de estado de la reina Isabel 1 1 el día en hubiera solicitado, de la Resistencia
que duque como
el
clérigo Merino diérale traidora puñalada por la Espartero lo fué de la Victoria i Narváez de
espalda, cuando la buena i fecunda señora dirijía- í 'alenda.
606 EL AW.fU/M

cía. como quien pasa un vaso de agua


XXI.
o
pasa
platasobre prenda... I esto lo han hecho hasta

I cabe interrumpir momento la después de muertos i por vínculos de afinidad i


aquí por un

hilación de la leyenda en su porción ibérica para de sepultura, por vía de supervivencia...,

trasportarnos a las ásperas selvas a cuya sombra Eljeneral Lersundi, como verdadero huaso
chileno, era el primer jinete ¡ la
primera lanza
boles seculares míranse ulanos todavía tai su ve del Perú, sin ofender al jeneral Domingo Nieto,
jez en las aguas remansas del Itata, que allí co el exterminador a lanza de Camacaro en Tar-
rre convertido en ataúd. I más adelante en ale qui. Tenía el
jeneral Lersundi los mejores caba
gre vega i en bulliciosa vida. llos del ejército, i cuando en la cancha o en la

Don Ignacio de Lersundi, como buen vizcaí pelea ponía su larga lanza en ristre, había un
no, habíase casado, como su hermano el de Vizca- solo hombre en nuestros escuadrones que se

va i como éste había tenido un


hijo que debía ser atreviera a
atajarle el paso: ese hombre fue el
forzosamente jeneral como el de Madrid. Los jeneral don Fernando Baquedano, coronel a la
«, izc, tinos acostumbran no
quedarse atrás los unos sazón de cazadores a caballo. El jeneral Lersun
de los otros ni en el tálamo, ni en la batalla, ni di mandaba en Guías, como
segundo, los lance
en la sepultura, ros
que sacó de Chile el coronel Hinojosa.
Pues este segundo jeneral Lersundi, más co

nocido en Chile por el nombre del vapor de XXIII.


guerra

El jeneral Lersundi, en que el hoi al
mirante Lisardo Montero hízonos su
primera Creció en honores i en fortuna el jeneral Ler
visita de aliado en 1864, i voló después como —
sundi del Perú, a la par con el jeneral Lersundi
la alianza —
en las aguas de Chiloé, no fué ni de Madrid, i por el año 1846 en que aquél sofo

menos bravo, ni menos


jentil caballero, ni me caba a sablazos los motines, pasaba el otro tan

nos
arrogante jinete que su
primo de España, descansada i robusta vida en Lima, que en la

en el Perú, donde en su niñez tomó servicio. noche del 6 de mayo de aquel año nacíale un

Llamábase don Agustín, hijo, de quien fué pomposo padrino el chileno

don Antonio Millán, hijo de un ¡lustre artillero

XXII. de Maipo i de Rancagua.

Nacido en Cáele mu i emigrado a Chile con XXIV.


Gamarra, Vi vaneo, Lafuente, 'borrico, Pardo,
[Salta, Deustua i Castilla en 1S3Ó, después de Ahora bien, entre los dos jenerales del Nuevo

Soeabaya, hizo eljeneral Lersundi la campana i del Viejo Mundo, quedó triste i oscurecido

de 183S aliado del jeneral Bulnes, quien le el montañés de Ranquil, en cuya sierra vivía
amalia especialmente por porte, por su su valor don Ignacio, haciendo humildemente carbón,

i dicen hiciéralo siglo atrás el campesi


principalmente por „paisanoi,, como un

Los penquistos han sido los verdaderos viz no riel liíobío que, por extinción de la raza ibé

caínos de la América. de Dios mi rica masculina, fué España ser


duque de
"Después a a

paisano,, dice el vizcaíno; i por esto estuvieron San Carlos, padre o abuelo del famoso ministro

veinte años pasándose unos a oíros la prcsidell- de Fernando VIL Lo cual prueba que el car-
DE LA GLORIA DE CHILE 6o7

al
bón no ha sido n¡ será nunca obstáculo ni para viuda abriga bajo desamparado techo, tenía,
ministro ni para de la guerra que hoi enluta a la par los
ser ser
grande España, comenzar

I las chozas, dos de ancho pecho i


palacios hijos
XXV. de fornido brazo, como el desús mayores; i al

sentir ambos en la montaña de Ranquil el eco

Pero los dos jenerales, a fuer de hijos de viz de la trompeta guerrera, corrieron uno 1 otro a

caínos, no olvidaron el uno al tío ni el otro al

padre, i llamado éste por el encopetado sobrino tito de su


guerrera sangre.
desde España, cuando ocupaba en la corte el Enrolóse el uno, cuyo nombre era Primitivo.

puesto de primer ministro, recibióle con afectuo en


Zapadores, i pidió el otro permiso a su ma

sa
pompa i aun le presentí! a la reina en su
pa dre para tripular el Huáscar, cuando fué presa

lacio i en su palco del teatro Real. Corrió por de Chile, si más no fuera i,como
simple fogone-
muchas manos en los campos de Concepción en

1853 la carta en
que estas gran d tizas contaba a Concedida la licencia, cuya petición fué hecha
su anciana esposa, don Ignacio; pero sin mentir en las textuales palabras que dejamos apuntadas.
en una tilde, como aquel alcalde i alférez real de cumplióse pronto el destino del mancebo, i Apo
Santiago, que durante su destierro en
Illapel en linario Lersundi, que llevaba el nombre de su

tiempo de la reconquista de Ossorio i de Marcó, padre, murió por bala peruana en el combate

finjía cartas por todos los correos a Fernando de Arica al pie de su cañón

VII, concluyendo cada una con un recado que


decía:-„Sin olvidar a [nanita ni a
Santiaguiro
XXVIII.
(que eran su
mujer i su
sobrino).— Yo el Rei».

XXVI. Ignoramos hoi si por algún título hubiera de


venir a los Lersundi de Chile la toga i la coro

Lo que fuera después tle don


Ignacio de Ler na de grande de España; pero sobre lo que 110

sundi, el de Coelemu. lo Ignoramos, porque tal cabe duda ninguna para la historia i sus extrañas

vez, leal a su raza i a su


porfía, fuese a morir en vicisitudes i aventuras, es de que el marinero 2.

la nativa aldea i bajo la cruz del campanario que tlel //¡¡asear, Apolinario Lersundi, era sobrino
carnal de dos famosos joncrales, el uno de ellos
Pero al dejar a Chile, dejó además del jene primer ministro de la reina, cuya monarquía no

ral peruano, un
hijo que heredó su casa i su ter viera en otros
siglos ««ponerse el sol en sus do-
ruño. Llamábase éste don de Lersun
Apolinario
di, hermano lejítimo del jeneral don Agustín, i fué ¿I, por ventura, aquel marinero de tan alto
casado con doña Carmen Romero i Bazo, que descendido para pelear i para morir como simple
vive todavía en humilde cabana con cuatro
hijos tripulante de la
en una nave
república, no fué
en el puerto de Tomé. digno por su resolución del renombre conquis
tado por sus antecesores en hechos viriles i en
XXVII.
prosapia ¡lustre, en la vieja monarquía caste-
Además de los huérfanos que hoi la pobre
\
FEDERICO SULLIVAN
del lí:" Chacabuco]
(Teniente
-

LUIS WARGNY PEDRO


,.,
^
MAC-CANN
(Abanderado del Rta Valparaíso) (Subtenieute de] R** Lautaro)
A. YUSEFF RAFAEL WORMALD
(Teniente del ED Concepción) (Subteniente del H* Talen;
L
df'

"

i , ■■■;

yd/'é
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

CONCLUSIÓN
(LA CUENTA DE LOS MUERTOS)

nes de la fortuna, con ¡a que creyeron haber ce

lebrado pacto irrevocable,

ii.

Comenzaremos, por consiguiente, la cuenta de


los muertos de la guerra por la marina que es la

más breve, i en razón de sus


magníficas compen
saciones, la más barata.

LAS BAJAS DE LA MARINA

Para abreviar, reconoceremos sólo los dalos

oficiales; pero sin omitir aun el más pequeño en El primer combatiente que enrojeció las aguas
cuentro, sin dejar de recojer del suelo ni el más del Pacífico con su
sangre, fué un
capitán de
ignorado cadáver; todo, eso sí, a la lijera, por altos de la corbeta Chacabuco, llamado Manzel.

que la cuenta es larga i penosa. muerto en el bombardeo de Pisagua, ocurrido el


Ni tomaremos, por hoi, i 8 de abril de 879, al echar
en cuenta en esta 1 1 a
pique las lancha:,

pajina final de un libro de gloria, porque es de peruanas de la bahía. No hacemos cuenta de

guerra, la triste estadística de la Ocupación pos doce víctimas de tierra, un italiano i un chino,
terior, porque eso sería llegar a la cifra de los así como de dos chilenos que se
dijo (pero no se

desastres nacionales, de los sacrificios estériles probó) que habían sido echados vivos día
aquel
que más que el plomo aleve de oscuras monto a una
pira de salitre ardiendo.
neras
impusieron a nuestros heroicos servidores,
marinos i soldados, el clima mortífero de las
III.
comarcas detenidas inútilmente en rehenes i la

impericia de nuestros conductores que nunca En Chlpana no hubo muertos ni más heridos
abrieron para su consejo ni sus resoluciones las
que la alíjera Magallanes que sacó un astillazo.
hojas luminosas de la historia ni siquiera dé la Pero en
Iquique se cebó la muerte en el he
jeografía, sino los caprichos del azar o los vaive roísmo. Ciento cincuenta hombres sublimes es-

n
6¡o EL A

coltaron en su camino hacia la inmortalidad a de 1879, bizarramente provocado por Sánchez,


Prat, a Serrano ¡ a
Riquelme. del Abtao, una sola bomba mató a
nueve, i en

Menos reducido cortejo llevó Pedro Regalado tre éstos al anciano


injeniero ejipcio Mary, que
VIdela al pie del mástil tle la heroica Covadouga. subía al puente con su cachimba encendida en

De la tripulación de esta nave sucumbió el con los labios, a mirar... es decir, a morir. La misma
tramaestre Serapio Vargas, que en 1865 ayudara bomba hirió a 12
tripulantes, i entreoíros, echó
a capturarla, i el grumete Blas Telles, que murió de sobre
espaldas un montón de carne
palpitante
gritando: ¡Viva Chile! Hubo en la Covadouga al valiente Policarpo Toro, que, con una rodilla
cuatro heridos. En la Esmeralda ninguno. Allí en tierra, hacía la puntería con un cañón de la
era
preciso morir o sobrevivir ileso para partir batería el Abtao sin
en
máquina. Era lo que nos
igualmente la gloria. decía el almirante Farragut en Washington, ha
La tripulación de la inmortal corbeta era de blando en 1 866 del combate de la Essex i de
ciento noventa i dos, de capitán paje. Pere la Febo librado el 28 de
a en
Valparaíso, marzo

cieron ciento cuarenta i seis i salvaron cuarenta de 1814:



"Una bomba mata hoi más hombres que las
tres baterías de los navios de tres puentes del
IV
viejo sisteman.
En el bombardeo de Iquique el ló de julio dt:
VI.
1879 no hubo más víctima chilena que el buen

sentido. Perecieron en esa


lóbrega noche ocho Angamos, gracias a la pericia i a la fortuna
o diez peruanos, mujeres, centinelas, ancianos i nunca desmentid. 1 de Latorre, no nos costó ni
el tercio de esa
sangre: hubo un solo muerto, el
Pero tres dias antes la Magallanes había teni herrero del Cochrane, cuyo hijo se educaba has
do su segundo estreno, su
Chlpana nocturno, ta ayer en el ««Asilo de la Patrian, i será proba
en
que el ínclito I afortunado Latorre manejó su blemente forjador como su
padre. Heridos, 9.
barco como a un bridón de raza. Desde esa no En el Huáscar se encontraron 31 cadáveres,
che se
supo que el joven capitán sería caudillo i pero ialtaban 40 de sus
tripulantes de tabla, que
lo conquistaría todo, desde el morro de Anga- eran 200, Probablemente It,s o restantes se vol
vieron átomos, como Grau i como su oficial de
Hubo en ese encuentro de la media noche bandera el teniente Heros,

cuatro heridos en la cañonera i uno en el Ma


ltas Cousiño. VIL
v.
Al abrir la puerta de Pisagua cayó en el puen
En el primer bombardeo de Antofagasta, el te del Cochrane una de las esperanzas de la ma

26 de mayo de 1879, el Huáscar peruano mató rina de Chile, el guardia-marina Victorino Con
sólo un
perro bravo que estaba amarrado a su treras, que a su edad ( 1 9 años) era un sabio, i lo
cadena en uno de los patios de la oficina salitre prueban sus manuscritos, que en seis volúmenes

ra, i deaquí el apodo que los soldados i corres poseemos.


ponsales le pusieron: el mata-perros ««
,,, En los botes de acarreo fué derribado el bri-
Pero en el segundo ataque del 28 de agosto
DE LA GLORLA DE CHILE

neral Flores, i resultaron heridos los guardia- 1 con estos, los dos torpedos i las dos torpe

marinas Villarreal i Santa Cruz. De la marine zas, la del Callao i la de Chancay, nos quitaron
ría, 8 muertos i 16 heridos: total, 27. los enemigos más vidas tpie lodos los encuentros

Hai en la gloriosa fraternidad del ejército i gloriosos del mar, incluso el inmortal de Iquique.
de la marina de Chile algo que es
grato re-

x.
Juntos abrieron en Pisagua las puertas del

Perú, mezclando su
pólvora i su sangre. En los bombardeos del Callao del 10 i 22 de

Juntos cerraron la era de la guerra en M ira- abril no hubo víctimas, ni en los asaltos' noctur
llores, peleando en la misma
líquida planicie, tle nos de setiembre a la isla de San Lorenzo; pero

sangre i agua salada. en el encuentro tle las lanchas torpedos /anejo, o

i Gnacolda, que mandaban dos bravos mancebos


VIII. chilenos (Señoret i Goñi), con la Pndcpendcucia.
que conducía un mozo tan bravo como ellos
En el primer combate naval de Arica, el de
empe (Gáivez), torpedo mano
que éste arrojó a

ñado por el IPváscar contra todas las baterías mató


hjanequeo tres
fogoneros.
de la plaza, el 27 de febrero de 1880, el impávi De la Gnacolda resultó un
aprendiz mecánico
do Thomson, llamado (después del hecho) »el mortalmente herido, i Señoret sacó una rasmi-
atolondrado" i ««el imprudente", se tiro lladura la
puso a en cara: total, 4 muertos i 2 heridos.
de pistola del Manco Capac de
\ tuvo 1 7 bajas: Sucedió esto el 25 de marzo de 1880.
éstas 7 muertos, entre ellos el aspirante Goi En los días de
primeros diciembre, al reven

colea, niño poeta i héroe, como Ernesto Ri- tar el cañón del
Armstrong Aligamos, pereció,
con dos marineros, el malogrado teniente don
En el ataque del 6 de junio de ese mismo Tomas 2." Pérez.
año, víspera del asalto de Arica, una bala del
morro, entrada por un
portalón del Cochrane en XI.
labatería, encendió un saquete i dejó 28 hom
bres fuera de combate; de éstos, 7 muertos, Por último, al
que tomar parte decisiva la escua
asi sucumbieron en esforzada lid. dra en la postrera batalla de tierra el
campal 1 =

de enero, i en los momentos felices en


que se

IX. apagaron los fuegos de la victoria, al extraer una

bomba fría de la recámara, traidora mecha


mató
Mas, al irse ingloriosamente a
Pique el Loa al benemérito teniente Avelino
Rodríguez, que
en las aguas del Callao, el 3 de
julio de 1880, había servido en el acorazado francés
Magnáni
arrastró la de inmersión
en
vorájine su 1 10
vidas, mo, i a dos más, hiriendo a siete.
1 entre ellas la de un
capitán i tres
aspirantes,
que eran tres esperanzas:— Huidobro, Fierro i
XII.
Oportus.
El Covadonga se fué al fondo del de Chan-
mar Tal la compendiosa lista de las
es
fatalidades
cay el 13 de setiembre inmediato con su infeliz de la guerra de mar,
victimario, un capitán de corbeta i 66
tripulantes. Ella en dos años nos costó 2 1 oficiales, i algu-
EL ÁLBUM

nos de estos que valían una escuadra, como Prat,


XIV.
como Thomson i como Serrano.

Su lista, en el orden de su
desaparición, es En la marina no contamos los astillazos como

decir, de su inmortalidad, es la siguiente, con en la guerra de tierra no contamos los rasguños.


tando a los injenieros i a los cirujanos: La palabra ««contusosn debía borrarse de nues

de k i^ueínie.
tros boletines militares... Eso está bueno
Mayo 21 1879. —
Iquit|iie: 1'riil, Serrano, para
1 Inlii'iriv ili- l:i 1 Tu ule. más ardidosas,
Vttleln, liiul, Mtililln, Muiiltrtilii. jentes como
aquellos que salen
Agosto i?S tlt-' 1 K 7 o. A/'lao: injeniero \lnry.
siempre ««machucados n, según la singular fraseo-
N'mirnibiv _•. l'¡sn.j.u,i: riiiitivrns r: I/n/11.

lojía militar de los peruanos que terminó, al me


Febrero 27 de 18K0. Arica: Thomstm i Goicolea.

Julio 3 de 1880.— Naufrajio del Loa: Peña, Huidobro, nos


respecto de Chile, en Huamachuco...
l-'ierro, Oportus, cirujano Cuevas, el de la Covadovgct.
Setiembre 13. —
Natifnrjit, tlti lu Co-.-o.longa: capitán Ferrari, LAS BAJAS DEL EJÉRCITO DE TIERRA
Diciembre 10 de 1880.— Accidente áe\ Angamos: teniente
Pérez. XV.
Enero ;i tle 1KS1, Mir.lflurev teniente Ktitlri;_-iitv.
Total 21, en ocho encuentros que fueron otras tuntas vic- Ahoi a de ti

principio, como se ha dicho i


probado en este
XIII.
libra, una
guerra a plazo. El pueblo queríala
Condensando números i clases, las bajas de la
guerra, pero el presidente, que es lo que en
marina de Chile quedan representadas de la ma
Chile por pleonasmo e
induljencia se llama ngo-
nera
siguiente, durante el curso de la guerra na
bierno,,, no la quería, o la quería a ratos, de una

val i de la guerra de tierra:


manera intermitente para rechazarla en otros.
Mrierins Herirlo.!.
liiilirburtle'i i'e 1V.1:;!I.; i-I iS lie liljril ilu
como los enfermos que apuran a una bebi
pasto
.879,.
da amarga.
La CuradíiHga en
Iquique
Esmeralda el
A la manera de dos niños mal criados, la paz
21 de mayo de "879
Combate noclurno del 10 de julio de i la guerra se
disputaban diariamente en 1879
1879 en Iquique
Bombardeo de 28 de agos
t88o (¡dos añosl) el privilejio de sentarse en la
Antofagasta el
to de 1879 poltrona de la Moneda, pero la poltrona era
Aligarnos, 8 de octubre de 1879 siempre la misma.
Combate de Arica el 27 de febrero de Balanceáronse de esa suerte todas las campa
1S80
ñas entre la misión Lavalle i la misión de Arica,
Combate de Arica el 6 de junio de 1880

N'aufrajio ttLl t.i-J, 3 ti,: julio tle iS;-o...


entre la misión Christiancy i la expedición Lynch,
Nutlfriijio ile 1j Co:;n!onc,,i, 1 3 de selieni hasta que desde Calama tardamos dos años en

brede 1880... Miradores.


llegara
( 'mullirte tle lauchas tlt 25derr ayo de
1 por camino, de nueve mil
ese
largo cerca

El cañón del ode di ierobre


víctimas quedaron en el moroso eterno desierto,
Angamos,
blanqueándolo con sus huesos.
Mirallures, 1.; de enerr de .88, Vamos a contarlas,

xvi.
DE LA GLORIA DE CHILE 613

número
i por esto Calama no fué sino una escaramuza tos i 148 heridos, total 208, los mismos,
hecha por vía de pago „a buena cuenta,,; i para por número, que en Pisagua.
comenzar una chambonada precursora de Pero ese es el dato oficial i este ha sido tilda
por
la caballería sobre las trincheras. do de incorrecto. AI de Calama
otras, cargó siempre menos,

cazador i resultaron
pereciendo en la arremetida siete cazadores i anunciaron la muerte de un

quedando otros siete fuera de combate, 14 bajas. Lo mismo en


Pisagua, los partes ofi
El primero en caer herido fué un muchacho ciales dijeron que el Atacama había perdido 70

natural de Renca llamado Rafael 2." Ramírez, hombres (19 muertos i 51 heridos) i los corres

quien, estando haciendo el punto con una rodi ponsales descubrieron que habían sido 94. De
lla en tierra, recibió de alto abajo un proyectil los Zapadores, que fueron, con los atácamenos.

que le perforó la visera del kepi i le introdujo los que allí pelearon, salió la cuenta mucho peor,

parte de ésta en el carrillo, dejándole un áspero porque los boletines apuntaron 69 bajas i los cu

pero gracioso lunar de charol negro, que noso- calones 103; i telegrama enviado de Iquique
un

por el jeneral Villagrán el ó de noviembre, cua


Contábase entre los heridos un bravo sárjen tro días después tle la batalla, decía, confirmando

lo loncomillano, su nombre Facundo Rojas, a esta sospecha: H a llegado el Loa con 104 he

quien hicieron oficial i murió en Calama al cam ridos, casi en su totalidad del Atacama».
biar lajineta de la manga al puño por... ¡la ale Los chilenos hacen por lo común
jefes su

gría que agarró! Como muchos militares arriba cuenta «'fuera de los nueven i esto nosotros lo
nos, decía quisas por ¿quién sabe? ¡ así escribía hemos llamado en otra ocasión la destara del plo
a una
Juanita en la víspera de Calama: ,,Así metal harto
es, mo, pesarlo.
Juanita, que hasta hoi lo estoi pasando mui bien; Pero nosotros hacemos sólo la cuenta oficial,
; quizás en adelante!', El quizás fué esta la la luz de las oficinas
vez
aguardando especiales, las

que. como nuestros militares i nuestros ciruja-


XVII. todavía mudas (1),

De Calama trascurrieron siete (1) Scgiín la memoria de la guerra de 188,1, el mayor nú


a
Pisagua me
mero de soldados voluntarios (Guardia N'.it
ional) que Chile
ses (marzo 23

noviembre 2 de 1S-9), icón puso sobre las armas fué de 53,507, de los cuales
2, 174
cuatro veteranos del 2." que se ahogaran en una fueron jefes i oficiales i 51,333 individuos de
tropa.
al pasar el río Loa, use numero, comando con el ejército de
carreta no nos costó la con línea, debió es
ceder de 70,000 hombres, durante las diversas
quista del litoral boliviano sino campañas, i
20
bajas. la pérdida total de hombres desde
1879 a 1884 en que se
firmó la paz, debió fluctuar entre
25 a 30,000 vidas, arreba
tadas al país por el plomo, el clima i la
XVII 1. ocupación. Fué un
hecho notable que en la guerra muriese sólo un coronel
[Martínez) i
mientras que la última mató tres:
Umar-Garfias,
Desde Pisagua, donde comenzó la conquista Muñoz Hezanilla i Hacia.
de Tarapacá, que terminó con la batalla de este Como siempre, la capital i su provincia fueron el ccnlru
ídieiiscis cuerpos) i
mismo nombre, perdimos 1,122 hombres en esta
en
seguida Valpara,'.
, í-c; i-:-|i(h).
forma: El Ñu ule aparece nominal mente sólo c on dos, el Chillón
En Pisagua, el 2 de noviembre, 58 muertos i el Nuble, pero en realidad fué la provine a
que, después de
antiago, dio más jente de guerra porque
150 heridos, total 208. us voluntarios in
esaban en todos los batallones.
En San Francisco
(noviembre 19) 60 muer Hé aquí, según la memoria de
guerra y citada, la contri-
6/4 EL ÁLBUM

XIX. XX.

En la escaramuza intermedia entre las dos ba AI divisar la horrenda quebrada de


Tarapacá
tallas, la de la entrada ¡ la de la toma de pose (2; de de noviembre de 1879), preferiríamos
sión, que ha sitio llamada ,,];l sable, ulura de Agua que alguna mano bondadosa nos tratase como a

Sainan, quedaron en el campo tres sableadores, heraldos de guerra i nos ciñera los
o
ojos densa
el araucano Piñeiro, que iba de descubierta, el venda de fúnebre crespón.
cazador Frailan Benítez, i el bravo sarjento En Tarapacá no hubo casi heridos; i apenas
Francisco Tapia, que murió diciendo: "No sien hubo sobrevivientes,

to morir, sino que me


hayan dejado soloi,,
'CiPra oficial)
1 así era la verdad, pues lo dejaron envuelto
con diez jinetes peruanos, porque sus camara
Muertos 508
das siguieron adelante sin volver la cara, para Heridos ,79

dar alcance prófugos que fueron los


a cuarenta

ijue murieron, quedando heridos tres cazadores,


i entre éstos un Manuel Muñoz, que alguien que Al lado de Ramírez, ínclito jefe del 2.", queda
lo vio en Valparaíso, lo llamó por su estatura ron
37 oficiales, 20 de ellos muertos. Al lado de

o torreón humanon. El bizarro teniente Lara re Suárez, valiente jefe del ««Dos de Mayo,, que
cibió una herida superficial de bala en un muslo. daron 39 jefes i oficiales peruanos. La guerra
del talión, diente por diente, cabeza por cabeza,
hución íntegra del país, de cuya cnerjía militar sólo el go
39 por 37.
bierno i|iie dirijió la utierrn des, un Tu i

A i .ha .'.i \,
_3 cueip.is de i i; fu i ik- ri'ii, Ataennia núins. i ,

¡ -v XXI.
COQUIMBO, 3 id. de id., Coquimbo mírns. i, 2 i 3.

Aconcagua, dos id, tle id., .Iciiucigoa niinis. i de


1 -.
Después Tarapacá i como para cerrar aquel
Valparaíso, 6 id. de id., batallón Valparaíso, Xa-ala, ciclo nefasto, 150 bolivianos rodearon en Tam-
Lautaro, rejimiento Valparaíso, Miraflores i Quillota.
Santiago, ífi id., 2 de artillería, núms. iíi; 1 1 de in- billos el 5 de diciembre de 1879 a 23 granade
■■.■mtriría: Chacabuco, Santiago, Esmeralda, Caupolicán, Val ros mandados por el bravo Ferreira, i dentro de
divia, Cazadores del Desierto, Bulnes, Melipilla, Rancagiia,
un corral de piedras, como
jauría de leones, ca
Victoria i Portales: i 3 de caballería, Freiré, Bueras i Maipü.
Colchagua, 4¡d. tle infinite, ia: Coicba,.;iuK l\'cn;o tuinis. 1
yeron prisioneros todos los que no murieron a

zi San Remando.
1
bala. De éstos, los habitantes de San Pedro de
Curicó, 2 id. de id., Curicó Widmquhi.
Atacama dijeron que el guerrillero Carrasco ha
Talca, 2 id. r de artillería í 1 de infantería, Talca.

Linares, i id. de id., Linares, bía quemado vivos a siete,


M.ua.k, id. id., Maule. los
1
Con esto quedó terminada la conquista de
ÑUBI.fS, S id. id., Chillan i Nuble.
dos litorales, el de Bolivia i el del Perú, el del
Concepción, 2 id. de id., Concepción i Carampangue.
Bíouío, 2 id. de id., Bíobío i Anjeles. Loa i el de Camarones.
AeaUCO, i id. de id., Arauco. de Tacna hecha
En la primera exploración
Angol, 4 id.: 1 de infantería, Angol, i 3 de caballería:
hacia Moquegua, el 31 de diciembre del primer
Carabineros de Angol, Id. de la Frontera, i feneral Cruz.
Cuarenta i siete cuerpos en todo sin contar quince cucí año de la guerra por el brillante Aristides Mar
tle lince e,niri lolal 72 cuerpos, rundios de los ell.lles
I «s
tínez el Lautaro, sólo murió, por disparo
.
con
■'eeron rtijiuiiuuo-i. I'oilria decirse, por esln, que la contri
bución de Chile a la guerra fué de nuls de cien cuerpos de
casual de un soldado, unjoven sarjento de aquel
las tres armas. cuerpo llamado 1 Intníngue.:.
DE LA GLORIA DE CHILE 6iS

Los heridos fueron 1,509. Total de bajas,


XXII.
2.531-

A la conquista Tarapacá, que tardó todo


de El Atacama, como en todas partes, fué el

el año 1879. sucedió la conquista de Tacna, que cuerpo que en el Campo de la Alianza perdió
duró todo el año de 1 880. Los peruanos, espan mayor número de tropa. Siendo batallón, vio

empuje de Pisagua, nos dejaron abier caer- muertos 83 de los suyos, cuando el Santia
tados del
barridos los todo el peso
tas de par en par las puertas, patios go, que era rejimiento i que soportó
i hasta hechas las camas en lio, en Pacocha i de la batalla, en el centro, tuvo uno menos.

Los oficiales muertos en Tacna fueron 25, los


en Moquegua.
Pero en el camino, por descuido, perdimos dos heridos 89; tota] 1 14,

o tres soldados, i un oficial, de insolación, o más Los peruanos perdieron 5 coroneles, 10 te

propiamer.
s de s nientes coroneles, 1 7 sarjentos mayores; total en

Advertimos en esta parle que nosotras no totlo, contando los subalternos, 147. Los boli

apuntamos en nuestros cómputos los suicidios, vianos, 23 jefes: total de aliados, 170, cincuenta
los fusilamientos i los asesinatos peruanos, como

el del capitán La Barrera en Tacna.

Del 3.° perecieron en el banco de Pachía 4 XXIV.


desertores; en Moquegua un cabo del 2." por

asaltar a un
peruano; en Tacna un soldado del En Arica (7 de junio) la misma terrible des

Caupolicán por atentado contra un oficial; en


proporción,
Arica un atrevido arrierro de Codao llamado El 3.0 50 muertos i 110 heridos

Silva, por un balazo de revólver al jefe de equi 4° 7° "


239 ,.

, Lautaro ... 2 „ 6 1

pajes. „ Buin 6 ..

Pero todo esto, que en la guerra es una espe


cie de suicidio, ya hemos dicho que no se cuen
Oficiales: 5 muertos i 18 heridos.
ta. Tampoco contamos los muertos de la fatiga,
Los peruanos perdieron no menos de 40 ofi
como el ministro Sotomayor i el comandante
Pinochet.
ciales, de éstos 8 coroneles, que compensarían
Vargas
apenas a San Martín i a Chacón. Carne perua
XXIII. na de cañón: 900 muertos, heridos 200.

¡Terrible desproporción i espantoso escar-


Iniciada la campaña de Tacna, tuvimos un
herido en Conde, el 18 de marzo, 9 muertos i 40
heridos en los Anjeles, el 22 de ese mes, i io XXV.

cazadores, entre muertos i heridos, en la cazuela La campaña de Tacna requirió de la constan

de Locumba, el 1.° de abril de 1880. cia del chileno el doble del tiempo i el doble de

Las bajas de Tacna son exactas, i apesar de sangre que la que exíjía la conquista de Tara
haber sido una batalla campal entre dos pacá.
¡ en un ¡laño abierto, La demostración la
sus muertos excedí es siguiente:
en diez a la hecatombe de lía jas de las batallas de
Tarapacá, Tarapacá 1,123

Bajas de las batallas de Tarna i Ari.a . .


2,711;
Muertos en Tarapacá .
50S
Muertos en Tacna . . .
EL ÁLBUM

tocar con la espada la coraza del Perú i pasarle


el pecho con robusto brazo de parte a
parte.
KeíolliHKilieiit" tle Miii|-.i,-j:i.i |n,l
Pero el desquite de esta tardanza fué verda
deramente espantoso en San Juan, en Chorrillos
l\n la iiiarrlia del dcsicitti ;

Reconocimiento de Conde .... i

Hai cifras que por sí solas imponen i aterran.


Combate de los Anjeles 9 40
Reconocimiento de Locumba ... (< 4 Muertos en San Juan i en Chorrillos 797
Id. en Miraflores 502
limalla de Tacna 518 1,509
Total de muertos 1,299
Asalto de Arica 112 361
Heridos en San Juan i en Chorrillos 2,252
Total 654 1,005
Id. en Miraflores 1,625
Muertos é.54
Total 3,874
Heridos i,no =

Total de bajas en Chorrillos 3,315


l'otal 3,559
Id. en Miraflores 2,124

tiran total
XXVI. 5,443

1 I al n'amos per. Hilo tres mil quinientos hombre-, Esto es, mas o menos, el doble de lo que habían
a bala (fuera de las enfermedades i de los acci importado en sangre las dos campañas anterio-
dentes, como el que en
Pisagua costó la vida a res
(3,84,).
20 o 30 reclutas reventados por un
tren), i to
XXVII.
davía Lima, como el /a/eruahant tle la India,
estaba el monstruo mostrándonos sus fauces de En la recientemente pasada guerra, Chile ha
provocación erizadas de cañones I de ejércitos ¡do siempre en el azar »a la doblona,,, i sin em

pira librar la batalla decisiva i única. bargo, en todas las


paradas ha ganado.
Sin embargo, desde la primera hora, Lima, el Pero ;a cuan duro precio!

Perú, era un cadáver, porque esa ciudad era su Nuestras pérdidas en oficiales, desde Pisagua

alma; i por esto desde enero de 1881 todo loque a Miraflores, ascienden a esta cifra singular perc
el cadáver nos pedía era
que losepultásemos..., exacta, 666, en esta forma:
En la marcha hacia Lima, nuestro ejército, Campaña de Tarapacá 59
llevado por los vientos de la fortuna, apenas Id. deTacna 139
[d. de lima 46S
encontró lijeros contratiempos.
El coronel 666
Lynch perdió dos granaderos en Total

una emboscada en Herbay Bajo el 19 de diciem


XXVIII.
bre de 1880 i tres infantes en Mala el 22. Con
I hiblé Almeida cayeron ríos o tres en el recono Agrupemos ahora los grandes totales, com

cimiento de Manchay el 24 de ese mes, i con el prendiendo tropa, oficiales 1 jefes.


bravo Olano 4 curicanos en el Manzano el 2; de
Ocupación Antofagasta... 20

de diciembre, i el doble con Barboza el 9 de Id. de Tarapacá 1,122


Id. de Tacna i Arica ^,;«>,
enero de 1881 en Ate.
Marcha a Lima i escaramuzas.... ic

;Unos 20 hombres en todo, en el espacio de San Chorrillos ¡ Miraflores.


Juan, 5,44,i

;,oo leguasl Tan fácil había sido el camino hasta tiran total 'hi-4
DE LA GLORLA DE CHILE 617

cifra todavía, Cierto es que hoi, cuando acaba de cumplirse


Hai que añadir una pequeña
mismo día en que el ejército de Chile el primer milenario de días de las fechas dignas
porque el
de de memoria que aquí conmemoran
entraba victorioso en Lima (17 de enero
eterna se

dos compañías del Curicó batían una


grue por los nombres de sus victorias, cuando la tier
t88i),
les causó ha cesado apenas de extremecerse bajo el
sa montonera peruana que tres ba¡: ra

peso de los cañones marcha, i cuando el fra


de modo que el gran total 9,327; i, agregan
es en

chocan el vacio
gor de las
en
do el ya recordado número de la marina (445), espadas se
que
a un gran total efectivo de 9,772 hiere todavía el tímpano i enerva los corazones,
llegamos baja
forma, cierto es
que muchos se
apiadan i recuerdan
en esta

aquellos nombres queridos, ora altos como el de


%12,
445 Prat, ora humilde como el de Aldea, todos pre

lotal claros i venerandos en la fama, humedeciendo



9,773
todavía en muchos enlutados altares las lágri
XXIX. de los amores del alma, amores de
mas amores,

todavía para los pequeños las entrañas, amores inextinguibles del hogar
Queda marjen erro

i omisión de detalles hasta diez mil, en inconsolables viudedades caen sobre las
res llegar a que
lo que ha el tle la blancas lápidas de los que fueron, i restituyen a
i esto es nos
quitado plomo
alianza los campos de batalla.
en sus Inscripciones su nítido fúnebre color.

¿Cuánto más habríamos de poner a cuenta de [Eso es hoi!

su odio i de la ponzoña de su clima? Pero pasado el día de hoi i el día de mañana,

Preferimos por hoi olvidarlo; pero lo que pode dentro de una década, a la vuelta tle este siglo
decir, estrechando el corazón apenado con extraño, la de jeneraciones sucesivas pasa
-
mos mano

las dos manos, delante de esa terrible pira de rá la esponja, de glacial indiferencia sobre la frá-
gloria, de infortunio i de martirio, es
que Chile jil pizarra délos recuerdos humanos... I entonces

no tendrá nunca bastantes lágrimas para llorar este libro colecticio como las ánforas de los co

esos muertos, porque ellos pertenecían a esa cla lumbarios romanos, será talvez acariciado por
se de hombres que enseñan a los vivos a cumplir los que en
pos de nosotros vienen, como si fuera
con todos sus deberes para con la patria. tina obra buena, como una obra rem ti ñera dora,
como una obra justa i beneficiosa, en fin, porque
es en su esencia i en su
prolongada labor el pre
Tal fué la abultada suma de nobilísimas exis sente volumen, verdadero Álbum de la gloria,
tencias de almas levantadas, de pechos j ene re sos. es obra de gloriosa misericordia.
de incomparables sacrificios I será al mismo el único
magnánimamente ese
tiempo galardón
sobrellevados, de heroísmos capaces de honrar apetecido por quien a falta de ricos mausoleos
las más murales de
antiguas naciones, de patriotismo subli i de coronas oro i de zafiros, ha
de desinterés visto, de vivi compajinado sus hojas
me, nunca
gloria tan para eterno recuerdo i
da como la luz del sol, todo reunido en los arca tributo perdurable de los que aman a Chile
nos de la muerte, esta cruel taimada ¡ silenciosa en la comunidad inacabable de los
siglos por
bruma del olvido.

-d
ÍNDICE

Propósitos I ion l'i le ■ I i-.-.-. 1, i- 1 _-r.il ile bridada .....

El teniente coronel don Eleuterio Ramíre liurtoltiiii. Vivar, segundo jele del rejimiento
Don Juan Martínez, comandante del rejim 2." de línea

Tomás Yávar, ,.t, mandante de granaderos a ca

Don Juo i
José San Mar in, comandante del rei¡- ballo
ito 4.0 de linea Il.iiiliiiiieru Dublé A! 1 ne i tía, teniente coronel

n de fragata don Manuel Thomson. . . de Injenieros


tan don Rafael Toneblanca. Diego Aurelio Argomedo, ayudante de Arti

El sarjento mayor don Ramón Dardignac, segundo llería .

jefe del batallón Caupolicán José Ignacio Silva, capitán del 2." de línea. .

Don Rafael Sotomavor. Minis.ri. de la Guerra en l-ei.lerit u Sin ve», mi-cánino i teniente coronel .

Jorje Cotton Williams, teniente del rejimientc


El teniente coronel don Roberto Souper .... _.' de línea
'
El sarjento mayor don Luis Larraín Alcalde . . s Ignacio .Serrano, teniente 1.' de la corbeta Es-

El teniente coronel don Ricardo Santa Cruz . K . raída

Don Pedro Antonio Vivar, capitán del rejim i ente .,


Ki..[uelm. gnar a de la Esme

Colchagua ralda

El capitán Otto von Moltke Rafael /orr.n'inlo, segundo jefe riel icjimicnto
El tapitán don José Joaquín Flores Atacama

Arturo Prat. </ . lose María Marchant, teniente coronel, co-

Den Tristán Chacón, capitán del 3." de línea. . . 1 1111 1 1 ti:, ule del h
jniiieiili) Valparaíso ....

i« Ricardo Serrano, „ „ „ . . Delfín Carvallo, teniente coronel de Artillería .

i'
Avelino Rodrigue;, teniente de marina. . . , Carlos Aldunate, teniente de Artillería . . ,

- Carlos Silva Renard niente coronel, 2.' jefe [.'arlo-i Samuel I.jrriüs. tapiein Je Zapadores .

del rejimiento Talca A.


Juan Vargas l'inochet, comandante del re

1, Moisés Arce, capitá yudante del rejimiento jimiento Chillan


Francisco Muñoz Bezanilla, comandante del re-

"
Eulojio Goicolea, aspirante de marina . , .
jimientu Cr.iiinderos a caballo

Casimiro Ibáñez, capitán del 4.0 de linea Federico Weber, teniente de
. .
Zapadores. . ,

i'
Francisco Olivus, capitán del rejimiento 2.' de José Olano, segundo jefe del rejimiento Cu-
EL ÁLBUM DE L.A GLORLA DE CHILE

Don Rodolfo Vi I., i _i.:m. sárjenlo mayor del rejimic, s tres Fernández Letelier. Eneas, capitán del

to Granaderos a caballo Talca. —


Milcíades, teniente del Buin, i Carlos,
i, Francisco Im« -.tro/a, ctipilaii del 2." de línea subteniente del Talca

i,
José Revés Campos, ,-;i[iil:iii aviidaiile del _
Donjuán Ramón Rivera, (apilan ayudante del re-

Muiros [.atliltiu. teniente coronel movlli/lttlo . Desiderio Iglesias, subteniente del Buin. .

José Umitel Urrutia, comandante de Zapadores Julio Hernández, teniente del Buin ....

Alberto IVrci. < laiulnrillas, enpitiiii ayudante Domingo Artcaga Noraa, don Francisco Ra
del .mt.r.l i,
Melipilla mos, don Daniel Vencgas, don He
.
Domingo
X'.H.il lu burdo \'i .-.a. sul ilen ante del ( '.iup ; nares i don TriMán Calderón, subtenientes del
Buin

l-'nri.jtie i 're líatela, siibleim-iite ti e I tejimietilo Ramón R. del Atacama.


Vallejos, capitán -

Chacabuco I )on Vicente Blanco i don Andrés Wilson, sub

José Ramón Santelices, subteniente del 2." d_ tenientes.- -Don Nicanor Gómez Torres, te

niente. —
Don José María _."Zelaya, don David

Domingo Castillo, tenicnk coronel, segundo Patino i don Cesáreo Huerta, subtenientes, i

jefe del rejimiento Santiagc don Florencio Ugalde, aspirante del Atacama..

Elias Cruz Cañas, capitán novilizado del Es- Rafael Várela, capitán del rejimiento Coquimbo
tado Mayor Jeneral . . Clodomiro Várela, teniente del Coquimbo . .

ú José María Madariaga, capí lán del ejército de Abel Riso Patrón, teniente del batallón mime-

Tarapacá
Don José Silvestre Urízar, comandante jefe de Marcial Páez i don Marcelino
en
Juan Iribarren,
la división tle ocupación del departamento de capitanes. —
Don Juan Manuel Mascareño i
■Lii Libertad" don José Rafael Salinas, subtenienles del Co-

Pablo Urízar, capitán de Artillería ....

Abelardo CnV.tr. teniente tle Granaderos a ca Abraham Ahumada i don J. Francisco Cal
ballo dera, capitanes. —
Don Benigno Caldera, don

Ign.it i,j Carrera Piulo, capean de la 4," com- Cristóbal González, don Miguel Emilio Le

pañia del b:, tabón Cliaeabuco telier, i don Gregorio Almarza, tenientes del

Julio .
lí.-nll, Mlhlellienlr: riel Chacabuco. . ,
Aconcagua
Luis Cruz Martínez, subteniente del Chaca- Pedro Dueñas, capitán de los N'avales. —
Don

buco Ramón Lara, subteniente. —


Don Carlos López,
Arturo Pérez Canto, „ „ . , abanderado. —
Don Manuel A. Guerrero, te

José María i Juan Rafael Álamos, teniente del niente.— Don J. A. Silva Domínguez, subte

Buin el primero, i subteniente del 4." tle línea niente del rejimiento Valparaíso.- Don Guiller

el último mo Dolí i don J. M. Zorraíndo, capitanes del

Ricardo Serrano, ■-.líjenlo mayor del 3.' de linea batallón Miraflores

Luis Alberto Rii|t'oli:ic I .ano, capitán riel 3." 1 'olido ro Valdivieso, sánenlo mayor del (.'linca-

de línea buco.— Don Víctor Luco, capitán.— Don Mar

Avelino Vale-imítela, apiui.11 • del 3." de línea . tín Frías, capitán ayudante.— Don Pedro Urrio

lose Miguel Róblele, don benjamín Róblete i la Eléspuru ¡ don Jorje Cuevas, tenientes. . .

(Ion Ju.-liiii. 1,1.1


lliBJ, mi ble 1 tiente-, del 3." de lielisario Zañartu, teniente coronel del Chaca-
buco.— Don Ramón Sota Dávila i don Camilo
I .os < 11:1 Ico Calderón. Juvenil I, i:ii| nl.ru de Ca Ovalle, tenientes.— Don Onofre Montt, don Fi
zadores caballo.-Emilio, Arnaldo i Arturo, lomeno don Eliodoro Elgueda i don
a Jiménez,
'.ubleiiienli.s del Santiago N. Ferrer, subtenientes
r*" PAjs.

Don Aníbal Guerrero,


teniente del batallón Esme Díaz i don José Antonio Montt, subtenientes
ralda 469 del 4.° de línea 5'7
Val-
, Alfredo Valdés, capitán del batallón Caupo Don Luís Wargny, abanderado del rejimiento

.,
José María Claro, subteniente del rejimiento 1
Augusto Nordenflycht, capitán ayudante del
rejimiento Aconcagua
„ José María Villarreal Silva, subteniente del Col- ■1 Reinaldo Boíl/, teniente tle Artillería. . . ,

chagua , Florindo Hy.ivuigcr, snblenicn te del Aconca

., Francisco León Herqtiiñigti. guia del ejercite gua

encampana El capitán de Estado Mayor don Ricardo Walker

„ Federico Valdivieso Huid, subteniente del Me Martínez. —


El 1. niente don Santiago Roberto

lipilla '. 483 b'e.ilitlev, riel Naval, i los su bien ie ules ( bilma».

,. Belisario Valenzuela, don Manuel Lara i don Wormald, P. Mc-Kann i E. Ewer

Javier Guevara, subtenientes del Valdivia.— [.os subtenientes de Zapadores don Amadeo Men

Don Zenón Navarro Rojas, don José Manuel doza, Francisco Alvarez, Ricardo Jordán i Froi-
Ruedas, don Adolfo Yávar i don José Félís lán Guerrero.— El capitán Molina, i los subte

Santos, subtenientes del Lautaro. -Don Juan nientes Salinas, l-'.l (


apilan Villarroel ¡el sub

_.° Valenzuela, don Luis Villegas i don Daniel teniente Carrillo.—El teniente de Zapadores
Patino, subtenientes del Atacama 485 don Ismael t.'ou, ba Osorio

.,
Enrique líaeza, coronel del batallón Victoria .
487 Don Matías Silva Arriagada, y. jefe del rejimiento
,
José Antonio Castellón, capitán del batallón Santiago. —
El capitán Silva del Canto, i los sub

Lonlue; .
493 tenientes A. Piulo, Carlos Severín, U. Benítez,
1,
José Antonio Ríoseco, teniente de Artillería .
495 A. Lagos, J. A. Jaramillo, E. Sepiilveda, I,. A,

,, Hilario Bouquet, teniente coronel, segundo jefe González, Ruedas, Díaz, Gallo i el aspirante
de los Cazadores del Desierto 497 G. E. Hcnri

, Alfredo Baignol, teniente del rejimiento Val- El teniente Retamal i el subtenienti- G.irai. —
Din:

paraíso. 5°_ Pedro Navarro Rojas, teniente del Santiago. .

,-
Juan Jullíán, subteniente id. id 505 El sárjenlo mayor don Nicolás Jiménez Vargas, el

José Antonio Garretón, capitán del 2." de li 1
-apilan Jarpa, i los subtenientes Reyes-Basso,
nea, don Diego Garfias Fierro i don Manuel Rodríguez. Sejitilveda 1 Arratia del rejiínienlo
A. Baeza, capitanes.— Don Telésforo Rarahona, Chillan

saibteniente abanderado. Don Telésforo Ga- Don Carlos Díaz Gana, subteniente del

rejimiento
jardo, don Belisario López Núñez, don Josd Valparaíso
Tobías Morales, don Francisco 2.' Moreno, ■>
Juan Ramón Silva, teniente del Atacama . .

don Rodolfo Diójenes Ramírez, don José Es El mayor de artillería don Roberto Wood, el tenien

teban don Artemón _." Cifuentes i te (1. bal I cío, i los subtenientes (la, le i Ara vena
Rodríguez, 1

don Ricardo Bascuñán Valdovinos, subtenien- El capitán Terán, de Carabineros de Yungai, ¡ el


les
5=9 alíele/ Aspillaga, de Granaderos a caballo. .

»
Domingo Laiz, teniente del 3.° de línea. El capitán de fragata don M. J. Orella, el
. .
515 cirujano

Domingo Reytes, capitán del 4.0 de línea.— Videla, los tenientes Pérez i Molina, i el aspi
Don Miguel Aguirre Perry.— Blas i Víctor Al rante Fierro Beytia.— Los capitanes Peña i Fe-
marza.— Don Manuel Osvaldo Prieto.— Don

Miguel Bravo.— Don Carlos Filibcrto Bon.— Los anónimos de la guerra.— I„_s clases del ejército,
Don Pedro Wenceslao Gana.— Don Anjel Cus- -Los sarjentos de la batería Salvo en Sa»
todio Corales. —Don José Antonio Roba. —
Francisco. El cabo i el
Galleguillos

sarjento
Don Celedonio Moreno.— Don Samuel Vi, ente Martínez.— I.a escolta, de la bandera del _." de
EL ÁLBUM DE LA GLORIA DE CHILE

linea en
Tarapacá. Ros sárjenlos i los cabos Los anónimos de la guerra.— Los soldados.— El ca

del c, ilutan Neririi bca. Kl sarjen tu Simó,: palaz Guajardo i el arriero Olguín.— I-as can

(¡011. :ili-. en Clioriillos. -Los .sánenlos de. tineras del 2.


".—Juan Portilla—José Vicente
Atacama.— El AtaCAMüSo. —
Rodolfo Prieto, Zelada, José Riquelme, José Dolores i Sabina

José A. Tricó i el cabo Ascanio Prado. —El González, Caupolicán Iglesias ,

sarjento Aldea i el sarje nto-capitái . escuadra de Chile. ...

bollcdo
_A_I3"V"--í--E?.T__±___Sr C I-A-

Los señores suscritores que crean esta obra demasiado voluminosa para en cuadernaria

en un solo tomo, pueden hacerlo en dos, dividiéndola en la pajina 353, con cuyo objeto se

ha impreso la carátula para el tomo 2.°, que acompaña al último cuaderno.

En cuanto a la colocación de las láminas, es mui sencilla guiándose por los nombres

de los capítulos.

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