School Work y apuntes uned">
Apuntes Historia Moderna de Espana I Tema 1 17 La Monarquia de Los Reyes Catolicos Los Ultimos Anos de Felipe IV La Agonia Militar
Apuntes Historia Moderna de Espana I Tema 1 17 La Monarquia de Los Reyes Catolicos Los Ultimos Anos de Felipe IV La Agonia Militar
Apuntes Historia Moderna de Espana I Tema 1 17 La Monarquia de Los Reyes Catolicos Los Ultimos Anos de Felipe IV La Agonia Militar
lOMoARcPSD
TEMA 1:
LA MONARQUIA DE LOS REYES
CATLICOS.
1. LA UNIN DE LAS CORONAS
2. EL FINAL DE LA RECONQUISTA: LA GUERRA DE GRANADA
3. LA EXPULSIN DE LOS JUDOS
4. LA INQUISICIN
5. LOS RGANOS DE GOBIERNO DE LA NUEVA MONARQUA
5.1 LA SANTA HERMANDAD
5.2 HACIENDA
5.3 LOS CONSEJOS
5.4 LAS CORTES
5.5 LA ADMINISTRACIN DE JUSTICIA: CHANCILLERAS Y
AUDIENCIAS
5.6 LA ADMINISTRACIN LOCAL
6. LOS OBJETIVOS DE LA POLTICA EXTERIOR EUROPEA: GUERRAS Y
POLTICA MATRIMONIAL. EL PROBLEMA SUCESORIO.
6.1 LA ANEXIN DE NAVARRA
7. EL MEDITERRNEO Y LA POLTICA AFRICANA
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
La guerra comenz con la toma por sorpresa de Zahara por los granadinos, a finales
de 1481; la reaccin del marqus de Cdiz fue la toma de Alhama, en febrero de 1482,
ciudad que los RR. CC. Toman la decisin de defender. Ya no es una escaramuza como
tantas otras, pues la intervencin de los soberanos cambia el significado del asunto y lo
convierte en una guerra larga que durar diez aos, a lo largo de los cuales slo se
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
4. LA INQUISICIN
La Inquisicin no fue un invento espaol. Fue creada por el papado, en 1233,
contra la hereja albigense en el sur de Francia, de donde pas luego a Espaa. Esta
primitiva Inquisicin dependa del Papa y de los obispos y ya a fines del siglo XV
estaba prcticamente extinguida.
La Inquisicin espaola fue creada para ocuparse de los judos conversos,
algunos de los cuales se distinguieron por su encarnizamiento contra sus antiguos
correligionarios, como el franciscano Alonso de Espina y el jernimo Alonso de
Oropesa. El propio fray Toms de Torquemada, primer inquisidor general de Castilla y
Aragn, era probablemente de estirpe conversa, aunque no est del todo claro.
La bula de Sixto IV autorizando el establecimiento de la Inquisicin se expidi
el 1 de noviembre de 1478; dos aos despus llegaron a Sevilla los primeros
inquisidores y en 1481 se celebr en dicha ciudad el primer auto de fe.
La Inquisicin espaola fue creada con el rango de un Consejo de Estado, el
Consejo de la Suprema y General Inquisicin, con jurisdiccin sobre todos los
asuntos relacionados con la hereja. Para asegurar el control real sobre la nueva
institucin y excluir el del Papa, los RR.CC. crearon un nuevo cargo, inexistente en la
Pgina 10
lOMoARcPSD
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
Pgina 13
lOMoARcPSD
Pgina 14
lOMoARcPSD
Pgina 15
lOMoARcPSD
la alcabala, impuesto universal que gravaba el 10% del valor de todas las
transacciones realizadas y que aportaba el 80% de los ingresos ordinarios.
Otros ingresos ordinarios eran
las tercias reales, 2/9 partes del diezmo eclesistico a que tena derecho la
Corona, desde su concesin por el papa Inocencio IV en 1247
los derechos de aduanas
el servicio y montazgo, o derechos sobre la trashumancia del ganado
las rentas de la rdenes Militares, desde su incorporacin a la Corona, y
los monopolios reales sobre las salinas y las explotaciones mineras
las bulas de la Santa Cruzada, concedidas por la Santa Sede, y los subsidios
del clero, aportaciones ambas de gran importancia en la financiacin de la
Guerra de Granada
los servicios que las Cortes otorgaban bajo la doble forma de pedidos y
monedas
y las aportaciones de la Santa Hermandad, que vinieron a sustituir a los
servicios de las Cortes en el perodo 1480-1498
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
Pgina 18
lOMoARcPSD
Pgina 19
lOMoARcPSD
Pgina 20
lOMoARcPSD
Pgina 21
lOMoARcPSD
Pgina 22
lOMoARcPSD
Pgina 23
lOMoARcPSD
Los estrechos vnculos econmicos y polticos que unan los reinos hispnicos
con Flandes, tambin quedaron rubricados por un doble concierto matrimonial: Felipe
y Margarita, hijos de Mara de Borgoa y de Maximiliano de Austria, emperador del
Sacro Imperio Germnico, se unieron a la infanta Juana y al prncipe heredero, Juan,
hijos de los RR.CC. Bodas que quedaron consumadas en octubre de 1496, la de Felipe y
Juana, y en marzo de 1497, la de Juan y Margarita. La muerte del prncipe Juan, tan
solo seis meses despus de la boda, hizo recaer los derechos sucesorios en su hermana
Juana.
Esta intensa y perseverante poltica matrimonial estuvo encaminada a tres
grandes objetivos:
Pgina 24
lOMoARcPSD
Pgina 25
lOMoARcPSD
Pgina 26
lOMoARcPSD
Pgina 27
lOMoARcPSD
Esta ltima conquista motiv las protestas del rey Manuel de Portugal, pues el
Tratado de Tordesillas no haba asignado dicho pen a Castilla; las negociaciones de
Fernando terminaron con el Tratado de Sintra, otorgando a la Corona castellana la
costa entre el Pen de Vlez de la Gomera y Melilla, a cambio de renunciar, a favor
Pgina 28
lOMoARcPSD
Pgina 29
lOMoARcPSD
Pgina 30
lOMoARcPSD
Pgina 1
lOMoARcPSD
Aqu el papel de los hombres es determinante, destacando Enrique el Navegante (13941460) en Portugal y Coln en el reino de Castilla.
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
De 1415 a1 1437: desde la toma de Ceuta hasta el paso del cabo Bojador,
en 1434, el intento principal consisti en cercar a los musulmanes de
Magreb occidental desde el Ocano, mediante el dominio de las islas y
del Sur, lo que lleva a explorar la costa continental. Pero en 1434 se
descubre (Gial Eanes) el procedimiento de regreso o volta, es decir, la
posibilidad de retornar hacia el norte aprovechando los vientos alisios,
haciendo etapa en las Azores, redescubiertas pocos aos antes (1420).
Con ello se abre la posibilidad de continuar la exploracin descendiendo
por la costa hasta alcanzar la desembocadura del Senegal y Cabo Verde.
Estos primeros navegantes comenzaron a utilizar carabelas en la
empresa y consiguieron que fuese rentable gracias al comercio de oro y
esclavos.
Pgina 6
lOMoARcPSD
Por una parte, se precipita el hundimiento de las viejas rutas saharianas ante la
competencia de las factoras portuguesas mientras, que despus de 1480 el proyecto
indio gana prioridad. El fin es el encontrar la ruta del Este. Diego Cao alcanza y
sobrepasa la desembocadura del Congo y costea Angola. En 1487, Bartolomeu Dias
dobla el cabo de Buena Esperanza y deja expedita la ruta hacia la India. El
establecimiento de una serie de etapas intermedias hizo posible que Vasco de Gama
(julio 1497-1499) llegara finalmente a la meta. Los castellanos, privados de la ruta
atlntica hacia el sur, descubrieron en 1492 dirigindose hacia el oeste, las Indias
Occidentales.
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
4. RIVALIDAD
LUSO-CASTELLANA:
EL
TORDESILLAS Y EL REPARTO DEL OCANO.
TRATADO
DE
Pgina 10
lOMoARcPSD
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
Por otro lado tenemos las realidades polticas. En Europa era imposible la
extensin transnacional sin enfrentamientos internos, pero la posicin
geopoltica del continente europeo haca de sus estados latentes potencias
martimas. Por su parte la religin monotesta actu tambin como acicate al
intentar bordear al enemigo musulmn del otro lado del Mediterrneo.
China tena todo el centro asitico para expandirse, y los musulmanes estaban en
contacto directo con las dos mayores fuentes de exportacin de la poca: el Lejano
Oriente y frica Central; sin embargo Europa vea como se cortaban o pasaban a
manos de intermediarios incontrolables las rutas que la unan con los centros
exportadores de mercancas preciosas.
Pgina 13
lOMoARcPSD
Pgina 14
lOMoARcPSD
Asimismo la tradicin marinera constituy una gran ventaja, pues otorg a sus
marinos y constructores los mximos adelantos en las tcnicas nuticas en los
dos estilos de navegacin europeos: el Mediterrneo y el Bltico. Castilla, tras la
Guerra de los Cien Aos, era considerada la primera potencia martima entre
Galicia y Flandes; por su parte los portugueses tuvieron el espacio entre Azores,
Madeira y las Canarias como rea de experimentacin previa al gran salto.
Pgina 15
lOMoARcPSD
Por la bula Romanus Pontifex (1455) otorg a Portugal todo el territorio al Sur
del cabo Bojador;
por la Inter Caetera (1456) se declar la intencin de llegar a Extremo Oriente
rodeando frica.
Por ambas bulas quedaba implcita la sustitucin de la colonizacin por la
explotacin mediante factoras, lo que significaba un paso atrs en lo realizado
en Azores, Madeira y Canarias.
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
Por primera vez los castellanos se enfrentaban al clima tropical, que oblig a
modificar hbitos y cultivos.
Por su parte los guanches supusieron un problema aadido de asimilacin,
pues rompan el esquema tradicional de infiel al no ser ni moros, ni negros ni
judos.
Por ltimo, se haba roto la continuidad territorial que caracteriz la
Reconquista, donde la comunicacin entre los distintos reinos era fcil y el
abastecimiento a los ejrcitos ms sencillos; la gran distancia a la Pennsula rompi
las lneas de reabastecimiento y de gobierno directo e inmediato posible en
Castilla.
Pgina 18
lOMoARcPSD
TEMA 3:
XVI.
1. EXPANSIN DEMOGRFICA.
2. ESTRUCTURA SOCIAL.
2.1 EL ESTAMENTO NOBILIARIO: CRITERIOS DE
JERARQUIZACIN Y NIVELES SOCIOECONMICOS.
2.2 EL CLERO: IMPORTANCIA NUMRICA E IMPACTO EN LA
VIDA ECONMICA Y SOCIAL.
2.3 EL ESTADO LLANO: CAMPESINADO, ARTESANOS Y
BURGUESA MERCANTIL.
3. LAS MINORAS TNICORELIGIOSAS: EL PROBLEMA CONVERSO
Y LOS ESTATUTOS DE LIMPIEZA DE SANGRE.
Analizar la poblacin y la economa del siglo XVI supone introducirse en el estudio de
un periodo definido en trminos positivos. Positivos por una coyuntura favorable que
hunde sus races en la centuria anterior y por entrar en contacto mundos hasta
entonces independientes como consecuencia de la expansin de los europeos
(principalmente portugueses y castellanos) que abri paso a posibilidades inditas
hasta entonces.
1. EXPANSIN DEMOGRFICA.
Para los observadores del siglo XVI el rasgo ms notable del paisaje espaol
era que se trataba de un paisaje vaco. Efectivamente, una gran parte de Espaa estaba
desierta y si la tierra apenas estaba cultivada en parte se deba a que estaba
escasamente poblada.
La poblacin de Espaa aument de forma significativa en el siglo XVI y no
sufri retrocesos catastrficos hasta en torno al 1600. Castilla era, por entonces, la
regin ms densamente poblada con 4,3 millones de habitantes sobre una poblacin
total de 5,2 (casi el 80%). Asimismo, se recuper de la Peste Negra y de las epidemias
subsiguientes ms rpidamente que sus vecinos de la Pennsula Ibrica y comenz
antes su crecimiento demogrfico, tal vez ya a finales del XV. La recuperacin de la
zona oriental de Espaa fue ms lenta: la poblacin total de la corona de Aragn era
superior al milln. Entretanto, la poblacin de Castilla pas de 3.856.199 habitantes en
1530 a 6.611.460 en 1591.
En Castilla existan variaciones regionales en el crecimiento demogrfico. La
poblacin de Galicia aument aproximadamente el 78% entre 1528 y 1591. La
combinacin de poblacin y pobreza en una regin montaosa determin la funcin
clsica de Galicia de exportar habitantes hacia las llanuras. En cambio, en las tierras
de Castilla la Vieja, el crecimiento demogrfico, aunque no inexistente, fue menos
pronunciado, menos resistente, tal vez, a las condiciones cambiantes. En Castilla la
Vieja el crecimiento demogrfico se inici antes que en otras regiones de Espaa, fue
ms modesto el 20% en conjunto, y alcanz el punto lgido ya en 1561. El mismo
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
Pgina 10
lOMoARcPSD
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
1. AGRICULTURA.
Las condiciones agrarias en Espaa no eran idnticas en todas las regiones. As,
las perspectivas del campesino cataln, con su seguridad relativa respecto a la
tenencia de la tierra, eran mucho ms favorables que las del jornalero sin tierra en
Castilla. El rgimen agrario en Espaa favoreca a los poseedores de grandes
propiedades, detentadas en un rgido sistema de mayorazgo y manos muertas y
trabajadas por jornaleros sin tierra. Las tierras de propiedad pblica -tierra
perteneciente a la corona y a los municipios, que inclua pastos comunales y tierra
cultivable- eran un componente bsico de la estructura agraria, y en algunos lugares
toda la tierra disponible tena esas caractersticas; serva para modificar totalmente las
perspectivas del campesino y permitirle subsistir, especialmente porque no necesitaba
pagar una renta. En el sector privado, aunque es cierto que la nobleza y la Iglesia
posean un porcentaje desproporcionado de la tierra, no la monopolizaban. El
campesino pudo participar tambin en la eclosin agrcola del S. XVI, aunque es cierto
que tambin fue ms vulnerable a la recesin subsiguiente.
El alza de los precios agrcolas en el S. XVI y el consiguiente incremento de las
rentas de la tierra en ocasiones y en algunos lugares convirti la agricultura en un
negocio lucrativo que interes no slo a los campesinos y trabajadores sino tambin a
los inversores. Ese nuevo inters se aprecia en el cultivo de nuevas tierras y en la
explotacin ms intensiva de la tierra ya cultivada, aspectos ambos para los que era
necesario conseguir capital. Para ello, los agricultores tomaban dinero a prstamo
mediante el pago de un inters anual, que se garantizaba con la hipoteca de su
explotacin. De esta manera, la tierra se converta en un objeto de especulacin. Las
tasas de inters extraordinariamente elevadas -en ocasiones hasta el 50%- inducan a
los capitalistas a conceder prstamos para la agricultura. En los aos finales del S. XVI
importantes capitales estaban invertidos en censos agrcolas. El censo se convirti en
el medio fundamental de conseguir crdito para las tareas agrcolas. En condiciones
favorables de los precios y la demanda, el flujo del capital contribua al desarrollo de la
agricultura, y el incremento del rendimiento de la tierra permita al campesino realizar
los pagos al propietario de la hipoteca. Pero cuando caan los precios agrcolas,
incluso de forma temporal, el campesino no posea el dinero suficiente para pagar los
intereses. Entonces, se renunciaba a los bienes hipotecados, producindose una
transferencia de propiedad que aumentaba an ms la concentracin de la propiedad
en manos de unos pocos latifundistas y que induca a un mayor n de habitante. de las
zonas rurales a engrosar las filas de los desempleados en las ciudades. En la regin de
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
2. ARTESANADO E INDUSTRIA.
La industria castellana realiz un cierto progreso en el S. XVI gracias al estmulo
del crecimiento demogrfico, de la revolucin de los precios y del mercado
americano. La abundancia de lana situ a la industria textil en situacin de
beneficiarse de las nuevas condiciones y los centros productores de Barcelona,
Valencia, Segovia y Toledo vieron cmo aumentaba su produccin. Sin embargo, el
boom de la industria no se prolong mucho ms all de mediados del S. XVI y la
produccin nunca se situ en el nivel de la de Inglaterra, los P. Bajos e Italia. De
hecho, lleg un momento en que no pudo siquiera abastecer al mercado interno. Una
de las razones que explican este hecho es la orientacin tradicional de la econo.
castellana hacia la cra de ovejas y la exportacin de lana. Otra de las causas es la
proteccin que Carlos V dispensaba a la industria flamenca. Contrasta con todo ello
la escasa preocupacin respecto a la preparacin de los tejedores y el
perfeccionamiento tcnico, cuya consecuencia fue que la industria textil castellana
perdi sus mercados no slo porque sus productos eran ms caros que los de los
competidores extranjeros, sino tambin porque eran de inferior calidad.
Segovia era sede de una importante industria textil que en el momento de mayor
auge contaba con 600 telares. La ciudad era un centro de consumo y de produccin y
gracias a su estmulo aument la produccin. A partir de 1580, la produccin
descendi rpidamente y en 1691 slo seguan funcionando 159 telares. Es cierto que
los beneficios industriales abran el camino hacia la nobleza, pero esto podra ser
considerado como una recompensa al esfuerzo, no para abandonarlo. Ese camino slo
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
Pgina 10
lOMoARcPSD
Los mejores aos del comercio con Amrica se sitan entre 1585 y 1607. El
esquema del comercio hispano-americano obedeca a unas relaciones de dominacin.
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
Las remesas procedentes de Amrica eran casi exclusivamente de plata. Es cierto que
hasta 1550 tambin se enviaba oro, pero el oro americano nunca fue suficiente, ni
siquiera en los mejores aos, para producir un efecto apreciable sobre los precios y
desde 1550 fue relativamente insignificante. En cambio, las remesas de plata
aumentaron de manera vertiginosa. A partir de 1580, el fenmeno provoc una
profunda revolucin en los precios. Tras la riada de plata subyace una revolucin
tcnica en Amrica. El nuevo mtodo de amalgama ideado en Alemania, que consista
en el tratamiento de la plata con mercurio, fue introducido en las minas de Nueva
Espaa por Bartolom de Medina en 1551 y desde 1571 se aplic tambin a los
yacimientos de Potos en el Alto Per. Este proceso permiti que se multiplicaran por
10 las exportaciones de metales preciosos, que alcanzaron su punto lgido en el
perodo 1580-1630, la poca dorada del imperio espaol.
El inters del Estado por los metales preciosos derivaba de su capacidad de
comprar lo que ms necesitaba, los medios del poder. Pero el monopolio, y los
intentos de conservarlo, no fueron perfectos. En este sentido, las Cortes se quejaron
con frecuencia de que la salida constante de metales preciosos estaba empobreciendo el
pas. Son numerosas, no obstante, las razones que explican que los metales preciosos
salieran de Espaa y circularan en el extranjero. Espaa era fundamentalmente un
exportador de materias primas y un importador de productos manufacturados. Su
balanza comercial deficitaria le obligaba a realizar los pagos en efectivo. En cierto
sentido, los metales preciosos fueron como las muletas que permitieron que la
economa espaola siguiera avanzando. Fue la corona la que envi las remesas ms
importantes de dinero para hacer frente a sus compromisos en el exterior. En lugar de
invertir su dinero en empresas nacionales productivas como lo hicieron los Fugger en
Augsburgo, los Austrias espaoles lo dilapidaron cada vez en mayor cantidad en
empresas en el extranjero. El dinero era fundamental no slo en el conflicto con
Francia y en la guerra de los P. Bajos, sino tambin para la economa del N. de Europa.
El tesoro americano tuvo importantes consecuencias no slo para Espaa sino
tambin para sus vecinos. El ritmo y volumen de metales preciosos que llegaban a
Sevilla, especialmente a partir del decenio de 1570, condicion, las tendencias
econmicas de Europa y las pautas que siguieron esos envos se convirtieron en
indicadores de realizacin econmica. La plata americana alimentaba los mercados
financieros de Italia, el S. de Alemania y los P. Bajos. Alivi la escasez crnica de
dinero circulante que haba obstaculizado la actividad econmica de la Europa
occidental, estimul la produccin y los flujos comerciales y se convirti en un agente
de crecimiento hasta que la suspensin de las importaciones de plata en 1619-1622
provoc un desajuste financiero y comercial. Otros indicadores confirman estas
tendencias.
Pgina 13
lOMoARcPSD
Hay que aadir, sin embargo, tres consideraciones a esta descripcin de los hechos.
Pgina 14
lOMoARcPSD
Pgina 15
lOMoARcPSD
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
Pgina 18
lOMoARcPSD
Pgina 19
lOMoARcPSD
Pgina 20
lOMoARcPSD
Pgina 21
lOMoARcPSD
Pgina 22
lOMoARcPSD
Pgina 23
lOMoARcPSD
Mayorazgo
Manos muertas
Pgina 24
lOMoARcPSD
Censo
Diezmo
Pgina 25
lOMoARcPSD
Alcalaba
Impuesto de origen rabe que gravaba de las compraventas en un porcentaje del 10%
sobre el valor de las mismas en la Corona de Castilla. Era un impuesto indirecto que
afectaba a toda la poblacin, incluidos los estamentos privilegiados, puesto que
consista en una contribucin sobre todo aquello que se compraba o venda. Sin
embargo, en la prctica muchos no la pagaban (algunos gremios artesanos que
aducan la calidad liberal, no manual, de su trabajo; como por ejemplo los plateros).En
cuanto al porcentaje, rara vez se llegaba al tope del 10%.
Durante el s. XV, junto con las tercias reales, a las que iba asociada, constituy un 8090% de los ingresos totales de la Corona. El cobro de la alcalaba se haca de forma
habitual mediante arrendamiento, encargndose los distintos arrendadores de su
recaudacin. Las Cortes consiguieron el derecho de veto sobre el aumento de las
imposiciones y a partir de 1526 se convirti en prctica regular para las ciudades el
componerse para la alcalaba aportando una suma fija llamada encabezamiento, lo
que supuso que el valor relativo del impuesto fuera disminuyendo
proporcionalmente al aumento de los precios.
La venta de alcalabas a particulares por parte de la Real Hacienda (durante los s.
XVI-XVII se enajenaron muchas) fue una de las causas de la escasa recaudacin que
lleg a proporcionar este impuesto. Con Felipe IV se pretende, por una parte, recobrar
las alcalabas enajenadas, y por otra, se continan vendiendo las de algunos pueblos
debido a necesidades blicas. La prdida de valor de la alcalaba hizo imprescindible
que el servicio, contribucin extraordinaria votada en Cortes, se convirtiera en un
ttulo regular, aumentando el nmero de stos a medida que decreca el valor de la
primera.
Millones
Pgina 26
lOMoARcPSD
Amalgama
Servicio
Pgina 27
lOMoARcPSD
Puertos secos
Diezmo de la mar
Impuesto aduanero que gravaba un 10% las mercancas, tanto exportadas como
importadas, que pasaban por los puertos del Cantbrico y de la zona atlntica de
Galicia. No era un impuesto que requiriese el consentimiento del reino ni derechos
seoriales, pues entraba en la categora de las regalas y, por lo tanto, poda el monarca
imponerlos o alterarlos libremente.
Se delimitaron dos reas claramente diferenciadas: la costa vascongada y de la marina
de Castilla, y la del reino de Galicia, llegando a existir una fuerte competencia fiscal
entre ambas. El cordn aduanero en torno a Castilla comenzaba en los puertos
cantbricos, rodeando Vizcaya y Guipzcoa, puesto que era en Valmaseda, Ordua y
Vitoria donde se abonaban los derechos de entrada y salida.
El trfico comercial entre los puertos gallegos y astures y el resto de la Corona de
Castilla estaba exento del pago de este impuesto, a excepcin de los paos de lana.
Pgina 28
lOMoARcPSD
Almojarifazgo.
Asiento
Pgina 29
lOMoARcPSD
Avera
Impuesto que gravaba las mercancas transportadas a las Indias. Estaba destinado a
costear los gastos de los buques de guerra que acompaaban a la flota para defenderla
de los ataques de los piratas. En los perodos blicos era necesario incrementar la
defensa naval y con ello la avera.
Felipe IV estableci en un 12% la avera sobre el valor de las mercancas. Nadie estaba
exento de pagar este impuesto y en 1660 la Corona asumi todo el gasto de la defensa
de las flotas, imponiendo a los comerciantes un canon fijo.
La palabra avera es de origen rabe y significa dao o prdida. Se aplic a este
impuesto en alusin a los posibles daos sufridos en la navegacin por mercancas u
otros efectos.
Quinto real
Juro
Pgina 30
lOMoARcPSD
Servicio y montazgo
Portazgo
Moneda forera
De origen medieval era un tributo que pagaban los sbditos castellanos al monarca
cada siete aos para evitar la alteracin de la moneda. Este tributo era pagado
nicamente por los pecheros y quizs por ello perdur aunque su producto invariable
lleg a ser insignificante.
Fue suprimida por la Real Cdula de 22 de enero de 1724.
Tercias reales
Pgina 31
lOMoARcPSD
Cruzada
Impuesto que la Iglesia pagaba a la Real Hacienda. Las bulas de cruzada nacen de la
necesidad de financiar la Reconquista: se vendan indulgencias a precio fijo a todo
aquel que quisiera comprarlas. Con el paso del tiempo, la bula de cruzada tuvo otro
objetivo, ya que reduca los das de ayuno y abstinencia. Su precio se fij en dos reales
de plata, comprndola prcticamente todo el mundo, invariablemente de su poder
adquisitivo. Se convirti en una renta considerable, crendose para su administracin
el Consejo de Cruzada. Desapareci a mediados del s. XIX.
Subsidio
Excusados
Maestrazgos
Pgina 32
lOMoARcPSD
LA ANEXINDE NAVARRA
LA SUCESIN DE FERNANDO EL CATLICO
CISNEROS. SU VIDA. SU OBRA POLTICA. EL REFORMISMO DE CISNEROS
LOS COMUNEROS
LAS GERMANAS.
Pgina 1
lOMoARcPSD
Los poco ms de 11 aos que transcurren entre la muerte de Isabel (nov. 1504) y la de Fernando (en.
1516), con las regencias de ste ltimo y el breve reinado de Felipe el Hermoso, marcan la transicin
hacia la nueva dinasta de los Habsburgo.
La poltica matrimonial desarrollada por los Reyes Catlicos, tendr como objetivo aislar a Francia,
buscando como aliados de los reinos hispnicos a Portugal, el Imperio e Inglaterra mediante los
siguientes enlaces matrimoniales:
Isabel casara con el prncipe portugus don Alfonso y al enviudar, con su heredero, don
Manuel el Afortunado;
Juan, el heredero, casar con Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano I y
Mara de Borgoa;
Juana contraer matrimonio con Felipe de Austria, tambin hijo del emperador;
Mara se casar con su cuado, el viudo don Manuel de Portugal;
Catalina ser la primera esposa de Enrique VIII de Inglaterra.
La muerte del prncipe Juan, acaecida en octubre de 1497, y la posterior de Isabel y del hijo de sta,
Miguel que estaba destinado a unir bajo su persona las coronas de Castilla, Aragn y Portugal,
hicieron recaer los derechos sucesorios en la 2 hija de los monarcas: Juana, casada con el archiduque
Felipe el Hermoso.
Desde su boda en 1496, los archiduques haban vivido en la corte flamenca, alejados de Castilla,
pero, tras la muerte del prncipe Miguel, fue necesario su retorno. En mayo de 1502, en la ciudad de
Toledo, grandes, prelados y procuradores de las ciudades castellanas reconocieron solemnemente a
Juana como Princesa de Asturias y heredera de la Corona de Castilla.
En los aos siguientes las relaciones entre Felipe y sus suegros empeoraron, tanto por razones
personales, como polticas, puesto que adopt en poltica exterior una lnea favorable a Francia.
El 26 de noviembre de 1504 Isabel fallece en Medina del Campo. El testamento de Isabel declaraba a
Juana reina propietaria de Castilla, pero en caso de ausencia o incapacidad se confiaba la regencia a
Fernando hasta que el prncipe Carlos (hijo de Felipe y Juana), que haba nacido en 1500 alcanzase la
edad de 20 aos. Podemos deducir que Isabel aprecia ciertos trastornos mentales en su hija y no
desea que el reino caiga en manos de Felipe.
As, en el momento del fallecimiento de Isabel, Fernando renunciaba al ttulo de rey de Castilla que
haba ostentado desde 1474, pero, de acuerdo con el testamento de Isabel, adquira el de gobernador
del reino en ausencia de su hija Juana, que se haba vuelto a reunir con su marido en la corte de
Flandes. Inmediatamente Fernando convoc Cortes para obtener el reconocimiento de su posicin.
Pgina 2
lOMoARcPSD
Una vez ms Fernando da muestras de su inteligencia poltica y firma con el rey francs la paz de
Blois (1505) por la que Luis renunciaba a sus derechos sobre Npoles y Fernando contraa
matrimonio con la sobrina del monarca francs, Germana de Foix, pero este matrimonio result
impopular en Castilla. Tras una entrevista con Felipe, Fernando renunci al
gobierno de Castilla y se retir a la corona de Aragn (1506).
Sin embargo, la muerte de El Hermoso el 25 de septiembre de 1506 abre un
nuevo vaco de poder. Se produce una agitacin nobiliaria, Juana da muestras
incapacidad mental y en el pas impera la anarqua por lo que Cisneros con
ayuda de los linajes Alba y Enrquez, decide llamar a Fernando en calidad de
regente, inicindose la segunda regencia que abarcar entre 1507 y 1516.
Fernando, que se hallaba en Npoles, tard casi un ao en volver y
posesionarse de la regencia. Los nobles que se haban opuesto tuvieron que
abandonar sus pretensiones.
de
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
de Aragn, que se habra separado de Castilla, ya que en Aragn la ley slica exclua a las mujeres
de la sucesin al trono.
En un delicado estado de salud, Fernando emprendi un viaje a Andaluca para organizar una gran
armada contra los turcos pero antes de llegar la comitiva regia a Madrigalejo (Cceres) el rey
falleca. Era el 23 de enero de 1516 y las coronas de Castilla y Aragn iban a parar al joven Carlos
quien se haca proclamar rey en Bruselas el 14 de marzo de 1516.
1.3. CISNEROS. SU VIDA. SU OBRA POLTICA. EL REFORMISMO DE CISNEROS
1.3.1.
Su vida
Su obra poltica
Cisneros abandon paulatinamente la labor pastoral para dedicarse a los asuntos polticos,
espoleado por la complicada situacin que viva Castilla tras el fallecimiento de la reina Isabel en
1504.
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 5
lOMoARcPSD
La solucin temporal a la sucesin de Isabel, lleg con la retirada de Fernando a sus estados de
Aragn y el acceso de Felipe a la corona. Solucin transitoria ya que Felipe falleca en el mes de
septiembre de 1506 de manera repentina.
Cisneros se erige desde ese momento en el regente de Castilla con dos objetivos muy claros en su
poltica: el inmediato regreso de Fernando a Castilla y el mantenimiento del orden nobiliario,
encaminados ambos al fortalecimiento del poder real. El regreso del rey catlico a Castilla beneficiar
a Cisneros que consigue el cardenalato en 1507. Su papel en la poltica castellana se afianz al
obtener el cargo de Inquisidor General, una de las piezas clave en la poltica del momento al tener
bajo su mando al temido y respetado Santo Oficio
En 1516 fallece Fernando el Catlico y Cisneros vuelve a ser nombrado regente de Castilla
enfrentndose con muchas dificultades, mientras el hijo natural de Fernando, Alonso, es nombrado
regente de Aragn.
Sus decisiones se hallaban sometidas a la aprobacin de la corte del nuevo rey en Bruselas, a la que
se haban unido algunos de los secretarios de Fernando II, destituidos por el regente. En la propia
Castilla reapareca la lucha de facciones nobiliarias y se agudizaba la tensin entre seores y
vasallos. Ciudades como Valladolid hicieron fracasar la tentativa de constituir una fuerza militar
permanente a las rdenes de Cisneros y otras como Burgos propusieron relanzar la iniciativa
poltica de las Cortes. Las ciudades se oponan a la prepotencia nobiliaria en el estado, como se vio
en el alzamiento de Mlaga contra la jurisdiccin del almirante de Castilla.
Quiz sean estos momentos los ms difciles de su carrera ya que se tendr que enfrentar a diversas
sublevaciones de los nobles, que, aprovechando el "vaco de poder" intentarn recuperar los
privilegios perdidos durante el reinado de Isabel. Para evitar conflictos decidi organizar una
milicia urbana que recibi el nombre de Gente de la Ordenanza. Sern estas las tropas que, segn
cuenta la leyenda, mostr a sus enemigos al mismo tiempo que manifestaba: "Estos son mis poderes"
cuando los nobles preguntaban al cardenal que en que basaba su legitimidad. Cierta la leyenda o no,
lo que debemos considerar es el deseo de Cisneros de mantener su poltica centralista y de
fortalecimiento del poder real, objetivo que consigui con creces.
A esta revuelta interna se suman los intentos de los colaboradores flamencos del rey Carlos I por
intervenir en la poltica castellana as como graves conflictos exteriores: deseos por parte de Francia
de tomar Navarra y presiones de los corsarios berberiscos en el norte de Africa. Las soluciones
aportadas por Cisneros siempre resultarn satisfactorias, desempeando un papel fundamental en
estos turbios aos. El cardenal falleca en Roa (Burgos) el 8 de noviembre de 1517, cuando iba al
encuentro del nuevo monarca, Carlos I. La muerte del eminente poltico le sirvi para no recibir la
humillacin que tenan preparada los colaboradores flamencos: su inminente renuncia a todos sus
cargos, poco elegante manera de agradecer los desvelos de don Francisco por mantener el control del
pas.
1.3.3.
El reformismo de Cisneros.
Cisneros fue el gran reformista de la Iglesia espaola. De la misma manera que la Reforma fue algo
ms que un ataque contra los abusos del clero, tambin la reforma catlica, en Espaa y en otros
lugares, estuvo acompaada de un renacimiento intelectual y espiritual que fue ms all de una mera
correccin de los defectos existentes.
En Espaa, como en otras partes de la cristiandad, seguan existiendo sacerdotes inmorales y
mundanos, y entre el episcopado la dignidad era ms valorada, muchas veces, que la austeridad.
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 6
lOMoARcPSD
2.
El 24 de febrero de 1500 naca en Gante Carlos I de Espaa y V de Alemania. Sus padres eran Felipe
de Habsburgo, conocido como El Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoa, de
Luxemburgo, de Brabante, de Geldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, y doa
Juana de Castilla, heredera de la corona castellana y de la aragonesa. Sus abuelos maternos eran
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 7
lOMoARcPSD
nada menos que los Reyes Catlicos y los paternos el Emperador Maximiliano I y doa Mara de
Borgoa. Como heredero de todos ellos al ser el primognito, Carlos obtendr uno de los mayores
imperios del Renacimiento, siendo uno de los primeros impulsores de la idea de unificacin en
Europa, tomando la religin catlica como el instrumento unificador.
La educacin del joven prncipe corri a cargo de su ta Margarita de Austria, mujer de gran cultura
que inculcar en Carlos el amor por las artes y la cultura. Como preceptor se hizo cargo del
muchacho el cardenal Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI. Desde los nueve aos
encontramos a otro personaje en el crculo de Carlos: Guillermo de Croy, seor de Chievres, hombre
de gran codicia que se gan la confianza del prncipe, durmiendo incluso en la misma habitacin que
l con la excusa de que si el prncipe se despertaba, tendra alguien con quien hablar. Aunque esta
relacin no parece, aparentemente positiva, el contacto de Carlos con Guillermo de Croy le
convertir en un hombre de estado, acercndole a los secretos del gobierno.
Carlos, era un extrao para Espaa y no hablaba castellano, su educacin, en la que se le inculcaron
ciertos ideales caballerescos, piedad y preocupacin por su dinasta, era borgoona.
Carlos representaba un ideal europeo, la Europa unida que respetara las peculiaridades
nacionalistas de gran actualidad, opuesto al nacionalismo francs de su rival Francisco I. Por una
combinacin de matrimonios dinsticos y muertes prematuras, recay en l el destino de convertirse
en gobernante de un imperio mundial, su herencia era:
De su padre, Felipe de Borgoa, hijo de Maximiliano y Mara de Borgoa hered los Pases
Bajos, Artois, Luxemburgo, Flandes, Franco-Condado y el derecho al ducado de Borgoa,
que haba revertido a la Corona de Francia.
Pgina 8
lOMoARcPSD
De la reina Juana, su madre, debido a su incapacidad para gobernar poda reclamar: Castilla,
Granada, Navarra, plazas de frica y las posesiones americanas.
De Fernando II, su abuelo materno, poda reclamar Aragn, Catalua, Npoles, Cerdea y
Sicilia.
Del Emperador Maximiliano, en su condicin de nieto, era presunto heredero de Austria,
Tirol y algunas zonas del Sur de Alemania, que recibi a la muerte del emperador en enero
de 1519.
De cuantos pases hered, Espaa result el ms difcil de conseguir por su condicin de extranjero
(en lengua y educacin).
Carlos embarc en Flandes con destino a la pennsula ibrica, llegando a las playas de Asturias en
septiembre de 1517. El cardenal Cisneros, regente de Castilla, acudi al encuentro con el nuevo rey,
pero falleci en Roa antes de que se produjera. El cardenal no sufri la humillacin de ver como el
monarca le entregaba la dimisin, ingrata recompensa para un hombre que tanto haba dado al reino.
La camarilla de flamencos que rodeaba al inexperto rey (tena 17 aos y no saba hablar castellano,
por lo que no se poda comunicar con sus sbditos) acapar rpidamente todos los puestos de
confianza, iniciando una autntica caza y captura de los caudales del reino que salan de las
fronteras para la financiacin de los asuntos en los Pases Bajos.
Lo primero que hizo Carlos en tierras espaolas fue visitar a su madre, encerrada en Tordesillas
desde haca ms de siete aos. El encuentro entre madre e hijos (a Carlos le acompaaba su hermana
Leonor, futura esposa de Manuel I de Portugal) fue emotivo ya que haca ms de doce aos que no se
vean. Posiblemente el motivo de la visita sera la legitimacin de la decisin de coronarse rey (lo
que haba hecho en Bruselas el 14 de marzo de 1516) cuando la legtima propietaria de Castilla no
haba fallecido. Para solucionar este problema legal y poltico, desde este momento en todos los
documentos oficiales figurarn el nombre de ambos soberanos, siempre el de la reina en primer
lugar.
La nobleza castellana haba empezado a agitarse ante la toma de poder de los flamencos, las
ciudades estaban dispuestas a alzarse en armas para defender sus privilegios y no exista una trama
de influencias para crear un crculo afect al nuevo rey. De hecho, eran muchos en Espaa los que
preferan al hermano menor de Carlos, el infante Fernando, que haba sido educado en Espaa y
que gozaba de gran popularidad. Incluso los Guzmn pensaron en llevar a Fernando a Aragn
donde sera coronado rey con el apoyo de doa Germana de Foix, segunda esposa del Catlico.
Pgina 9
lOMoARcPSD
El propio Consejo de Castilla se opuso con fuerza a la idea de que Carlos adoptara el ttulo de rey
en vida de su madre y slo cedi porque nada pudo hacer para evitarlo.
Con el fin de eliminar problemas, Chievres decidi enviar a don Fernando a Bruselas. Sin embargo,
las Cortes reunidas en Valladolid se opusieron a dicha medida, exigiendo que Fernando
permaneciera en Espaa al menos hasta que Carlos tuviera descendencia. Pero Chievres consigui su
objetivo y envi al infante a Bruselas, saltndose la decisin de la asamblea.
Los nimos estaban bastante encendidos ya que los procuradores a Cortes (encabezados por el
representante de Burgos, Juan de Zumel) no admitan que la presidencia estuviera en manos de un
extranjero, Jean de Sauvage, ni los desmanes cometidos por los flamencos. Por eso se realizaron una
serie de exigencias al rey como el respeto a las leyes de Castilla, el inmediato despido de los
extranjeros que tuviera a su servicio, el aprendizaje del castellano y la ubicacin de castellanos en
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 10
lOMoARcPSD
los cargos ms importantes. Carlos jur respeto a las leyes castellanas y consigui un crdito de
600.000 ducados por un plazo de tres aos.
Superado el escollo castellano, Carlos pone rumbo a Aragn donde las complicaciones tambin
estaban a la orden del da. En las Cortes aragonesas exista un amplio grupo que quera nombrar
prncipe-heredero a Fernando. Tras meses de duros debates, las Cortes reconocieron a Carlos como
rey y le otorgaron un emprstito de 200.000 ducados. Despus pondra rumbo a Catalua donde los
tratos tambin se prolongaron en el tiempo. Un ao tuvo que estar el rey entre sus sbditos
catalanes. En Barcelona recibe la noticia de su eleccin como Emperador, el 28 de junio de 1519.
La decisin de Carlos V de obtener el ttulo imperial derivaba, en parte, de su temor de que recayera
en Francisco I de Francia, quien podra amenazar no slo la herencia borgoona de Carlos V sino
tambin sus dominios de la Casa de Habsburgo. Consideraba, tambin, necesario poseer ese ttulo
como consecuencia de la diversidad de las posesiones que gobernaba con muy diferentes ttulos (un
smbolo de unidad). Sin embargo, la razn de mayor peso era su conviccin de que el ttulo imperial
le corresponda por derecho, para coronar los reinos del gobernante ms poderoso de la cristiandad,
y que la extensin de sus dominios lo converta en la
persona ms cualificada para obtenerlo.
Fue Chivres, y no un espaol, quien negoci su eleccin, y
si es cierto que algunos espaoles comprendan las
posibilidades que abra el ttulo imperial de Carlos V, en
modo alguno satisfaca ni impresionaba a la mayora de sus
sbditos espaoles.
Lo que stos deseaban era un
monarca propio y no compartir a un emperador extranjero.
Este nombramiento encender los nimos en Castilla, al
considerar que los gastos de Carlos aumentaran
considerablemente. Rpidamente se extendieron las
protestas desde Toledo a las otras ciudades del reino,
exigiendo la convocatoria de una reunin de Cortes donde
se recomendase al monarca que no se marchara del pas,
que no permitiese el saqueo de las arcas castellanas por los flamencos y que stos abandonasen los
cargos que ocupaban.
Las Cortes fueron convocadas en Santiago de Compostela,
pero con unos propsitos absolutamente diferentes. Los
procuradores eran reacios a las propuestas que les hacan los
consejeros de Carlos por lo que Gattinara decidi
unilateralmente trasladar la reunin a La Corua, donde se
concedi el ansiado subsidio con el que Carlos se trasladaba a
Alemania. El cardenal Adriano de Utrecht quedaba como
regente de un pas en rebelda.
Desde que Carlos march a Alemania (mayo de 1520) hasta
su regreso a Castilla (julio de 1522) se sucedern en Espaa
dos de los episodios ms destacables del siglo XVI: la
revuelta de las comunidades en Castilla y la rebelin de las
germanas en Valencia.
Camino de Alemania, Carlos hizo escala en Inglaterra,
llegando a Aquisgran donde sera coronado Rey de Romanos en octubre de 1520. Al recibir el
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 11
lOMoARcPSD
La xenofobia no explicaba por s sola el hondo descontento que a la altura de 1520 se poda percibir
claramente y que ya se haba manifestado en la actitud sobre todo de la ciudad de Toledo, seguida
por Segovia y algo despus por otros ncleos urbanos castellanos, de oposicin a las directrices
polticas y fiscales que emanaban de los recin llegados gobernantes.
Para comprender mejor el estallido revolucionario de las Comunidades habra que tener muy en
cuenta la descomposicin poltica que desde la muerte de Isabel, incluso quiz un poco antes, haba
minado la autoridad de la Corona y resquebrajado la estructura estatal, haciendo predominar las
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 12
lOMoARcPSD
Pgina 13
lOMoARcPSD
Causas
La crisis se precipit cuando Carlos V se comprometi con una idea imperial que apenas tena
cabida en las tradiciones de Espaa y que despert escaso eco en el pas. La pequea nobleza y las
ciudades castellanas se rebelaron, entonces, contra un rgimen al que consideraban contrario a sus
intereses y que amenazaba con sacrificar Castilla a una poltica imperial o dinstica. Pero la revuelta
de los comuneros no fue simplemente un movimiento poltico, sino una revolucin que tuvo lugar
en una regin profundamente dividida por intereses opuestos y en una sociedad en conflicto.
En Castilla exista desde haca tiempo una industria manufacturera artesanal, y fue el sector textil el
que se situ a la cabeza. Pero la industria textil sufra una situacin de estancamiento a comienzos
del S. XVI, la mayor parte de la produccin de lana era enviada al extranjero y los manufactureros
castellanos eran demasiado dbiles para competir por ella y para desafiar a la coalicin de intereses
(aristocracia, corona y comerciantes) que converta a Castilla en un exportador de materias primas y
que comprometa el desarrollo de una industria textil nacional. Ante el empeoramiento de su
situacin, los manufactureros recurrieron a la corona, pero ni Isabel ni Carlos V se mostraron
dispuestos a ayudarlos.
Mientras, florecan las exportaciones de lana desde Burgos-Bilbao y el comercio de Sevilla con las
Indias, la Castilla interior se senta cada vez ms marginada. ste fue el bastin de los comuneros
y los intereses en conflicto eran los de los manufactureros contra los exportadores de lana, el centro
contra la periferia, Segovia, que apoy la revuelta, contra Burgos, que muy pronto la abandon.
Estas tensiones se inscriben en el conflicto secular entre las ciudades y la nobleza, un problema que
empezaron a afrontar Fernando e Isabel para luego dejarlo sin resolver. En los ltimos aos de su
reinado la nobleza intent un nuevo asalto al poder, reagrupando sus fuerzas privadas, ocupando
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 14
lOMoARcPSD
los puestos dirigentes del ejrcito real y compitiendo de forma implacable por copar los puestos de
la administracin Luego comenzaron a apoderarse de tierras de las ciudades, a usurpar rentas y
cargos urbanos y a incrementar sus exigencias seoriales a sus vasallos urbanos. Los habitantes de
las ciudades, los comerciantes y los artesanos se consideraban vctimas de una revitalizada
aristocracia y de una corona complaciente con ella, y cuando los enfrentamientos adquieren mayor
virulencia intentaron en vano conseguir el arbitraje real. a situacin empeor a la muerte de Isabel.
La regencia fue incapaz de salvar a la monarqua del declive militar y financiero, y las ciudades
negaron su ayuda.
Carlos V se vio inmerso en una crisis de la que no fue totalmente responsable, pero sus peticiones
de dinero y tropas contribuyeron a aumentar el resentimiento de grupos urbanos que consideraban
esas demandas como una nueva versin de una vieja poltica.
Los comuneros pertenecan a los sectores medios de la sociedad y se levantaron contra la
aristocracia terrateniente y sus aliados. Sin embargo, no fue nicamente una lucha de gentes del
comn contra nobles ni una mera protesta contra un rgimen impopular y sus servidores. Antes
bien, puso de relieve las divisiones subyacentes en la sociedad que emergieron a la superficie tras el
reinado de los Reyes Catlicos. stos, que desconfiaban de la alta nobleza e intentaron reducirla,
favorecieron la promocin de la baja nobleza, los caballeros e hidalgos, que desempearon una
funcin importante en la administracin, el ejrcito y el gobierno local. Pero muchos fueron
rechazados por el nuevo monarca en 1517, y algunos, resentidos, se integraron en las filas de los
comuneros. No constituan una clase media. Ya se tratara de hidalgos rurales o letrados urbanos se
consideraban autnticos nobles o, como los grandes comerciantes y banqueros, aspiraban a la
nobleza. Por otra parte, entre los comuneros se incluan pequeos comerciantes y manufactureros,
que constituan una incipiente clase media, aunque su n era reducido en la polarizada sociedad de
Castilla.
3.1.2.
El levantamiento de los comuneros fue dirigido por Toledo, que ya antes de que Carlos V partiera
de Espaa el 20-5-1520 haba expulsado a su corregidor y establecido una comunidad. Durante el
mes de junio la revuelta se difundi por la mayor parte de las ciudades de Castilla la Vieja que
expulsaron a los oficiales reales y a los recaudadores de impuestos y proclamaron la comunidad.
Fueron revueltas populares espontneas, aunque el patriciado urbano tambin particip y en
Zamora estuvo al frente del movimiento un obispo soldado, Antonio de Acua.
Toledo tom la iniciativa en el intento de extender la base poltica del movimiento y en el mes de
julio convoc una reunin de 4 ciudades en vila, de la que surgi una junta revolucionaria que
oblig al regente Adriano a salir de Valladolid y organiz un gobierno alternativo rival.
l
levantamiento comunero no tard en cobrar fuerza, sumndose poco a poco a la revuelta iniciada por
Toledo y Segovia las villas y ciudades castellanas (Zamora, Toro, Madrid, Guadalajara, vila,
Salamanca, Burgos...).
En julio de 1520 se formaba en vila la Junta Santa, que hizo de rgano dirigente y portavoz de las
propuestas de los sublevados, centradas fundamentalmente en querer dotar a las Cortes de mayor
representatividad estamental, de aumentar sus competencias legislativas y facultad de decisin
poltica junto a la reivindicacin del papel de las ciudades cara a la buena marcha del Reino y al
logro de mayores libertades.
Pgina 15
lOMoARcPSD
El destrozo un tanto fortuito de Medina del Campo por las tropas realistas en agosto hizo que
aumentase el nmero de ncleos urbanos sublevados, pareciendo que la causa de las Comunidades
poda salir victoriosa.
Con una causa, una organizacin y un ejrcito, la Junta ya no peda reformas, sino que intentaba
imponer condiciones al monarca.
En este punto, comenzaron a producirse divisiones entre
revolucionarios y reformistas. La junta pretenda redefinir la relacin entre el rey y el pueblo,
sobre la base del principio de que el reino estaba por encima del rey y de que la junta representaba al
reino. En el nuevo orden poltico las Cortes ejerceran una funcin muy importante.: tendran el
derecho de estudiar sus quejas antes de votar los impuestos, y se permitira a los representantes de
la comunidad que votaran a sus delegados. Ello determin que abandonaran el movimiento los
elementos moderados de Burgos y Valladolid (sometidos a una importante presin por las
autoridades reales y la alta nobleza).
La hbil poltica del regente logrando atraerse a los nobles que hasta entonces haban simpatizado
con la revuelta, el cambio de actitud de stos provocado adems por la radicalizacin del
movimiento subversivo que, habindose extendido por el campo, se estaba convirtiendo tambin en
una rebelin antiseorial, la divisin interna de los grupos burgueses que sustentaban la protesta
(plasmada significativamente en la separacin de Burgos) y la incapacidad de los cabecillas
revolucionarios para levantar un ejrcito disciplinado, organizado y eficaz, motivaron el fracaso de
las Comunidades.
Pgina 16
lOMoARcPSD
Cuando la junta comenz a reclamar todos los poderes del Estado, los moderados abandonaron la
lucha y las fuerzas reales entraron en accin. El 5 de diciembre, con la ayuda de la aristocracia y el
oportuno envo de fuerzas desde Portugal, tomaron Tordesillas, el cuartel general de la Junta.
Pero los comuneros no estaban derrotados
todava. Su revuelta no era simplemente un
movimiento poltico, sino tambin social; era
ms que un conflicto entre las ciudades y el
poder real, era un enfrentamiento con la alta
nobleza y los grandes comerciantes. Carlos V
haba tenido la habilidad de situar al
almirante y al condestable de Castilla,
Fadrique Enrquez e igo de Velasco
respectivamente, junto a Adriano de Utrecht
como cogobernadores del pas, alineando, con
ellos, a los magnates castellanos en favor de la
causa real.
En el campo de batalla los comuneros no eran
enemigo para el ejrcito real y las fuerzas de
la nobleza, y fueron derrotados en la batalla de Villalar el 24-4-1521. Al da siguiente fueron
ejecutados los jefes de la rebelin, Juan de Padilla, Juan Bravo y Pedro Maldonado, representantes
de Toledo, Segovia y Salamanca respectivamente. Toledo resisti 6 meses ms, con sus fuerzas
comandadas por el, ltimo jefe rebelde, el obispo Acua, pero slo dur un mes. En octubre de 1521
tambin Toledo tuvo que capitular.
3.1.3.
Se apreciaba muy claramente cul era la base social de los comuneros. El grueso de sus filas lo
formaban los sectores populares urbanos, que se enfrentaban a la oligarqua tradicional de las
ciudades. Es decir, el pueblo llano contra el patriciado. Segovia, centro de una activa regin
agrcola y de un sector industrial en crecimiento, desempe un papel destacado en la revuelta y
sufri las consecuencias al recaer sobre ella con mayor rigor las multas y castigos.
Los grandes y la alta nobleza actuaron en contra de los comuneros, en defensa de la ley y el orden y
para restablecer su propio poder all donde se haba visto menoscabado. No les preocupaban
seriamente los derechos de Carlos V, sino ms bien, que junto al ala poltica de los comuneros se
haba desarrollado un movimiento antiseorial radical que desafiaba el poder feudal de la nobleza.
Era una revolucin desde abajo, un levantamiento de los vasallos contra la nobleza. En consecuencia,
los grandes no slo luchaban para servir al rey sino para defender su jurisdiccin seorial.
Las capas medias urbanas -los pequeos propietarios, artesanos, comerciantes al por menor y
titulados universitarios- estuvieron en el centro del movimiento comunero y protagonizaron la
direccin del mismo. Aunque no eran pobres (algunos tenan tierras, otros eran profesionales y no se
identificaban con los desheredados) tampoco eran ricos y poco tenan en comn con los acomodados
comerciantes exportadores, aliados de la nobleza contra los comuneros. Las capas medias no
constituan una clase social homognea, una burguesa urbana, y si bien los comuneros tenan base
social carecan de una base de clase. En el conflicto se enfrentaban intereses sectoriales distintos, y
cada uno de los bandos constitua una coalicin de grupos o una alianza poltica.
El programa de los comuneros tena algo que ofrecer a la mayor parte de quienes los apoyaban: la
limitacin del poder real, el freno al poder de la nobleza, la reduccin de los impuestos, la
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 17
lOMoARcPSD
reduccin de los gastos del gobierno y la represin de la corrupcin y la reforma de los municipios
que permitiera una mayor participacin de los sectores no privilegiados, la comunidad. Pedan
tambin la reduccin de las exportaciones de lana en favor de los compradores nacionales y la
proteccin de la industria textil castellana. Aunque Carlos V cont con la colaboracin de los
grandes y los nobles para aplastar a los comuneros, no satisfizo sus ambiciones ni les otorg el
poder que reclamaban. Fue una victoria de la aristocracia sobre la poblacin de las ciudades pero el
premio del triunfo fue a parar a manos del rey.
3.1.4.
Resultados
El absolutismo monrquico qued a partir de entonces como claro vencedor frente a las aspiraciones
constitucionales de las ciudades, mientras que la nobleza reafirm con el triunfo su poder militar,
poltico y social sobre los grupos burgueses, las clases medias urbanas y los sectores campesinos.
La alianza Corona-aristocracia haba vuelto a funcionar, consolidando el viejo orden estamental e
imponiendo las formulaciones absolutistas y seoriales al conjunto de la sociedad.
De todas maneras, las interpretaciones que se han hecho y se siguen haciendo del levantamiento de
las Comunidades son muy variadas, dependiendo en cada caso de sobre qu aspecto se ponga
mayormente la atencin y de lo que se quiera demostrar, siempre teniendo en cuenta que fue un
movimiento complejo, donde se mezclaron intereses muy distintos, con anhelos variados y
motivaciones diversas no siempre convergentes ni dirigidas a un nico fin.
Lo que s se suele aceptar mayoritariamente es que tuvo una dimensin principalmente poltica, que
se redujo a un marco geogrfico bastante bien delimitado (la vieja Castilla, estrictamente hablando)
y que sus protagonistas destacados fueron los grupos intermedios y burgueses ciudadanos,
quedando los sectores humildes excluidos en cierta forma, dndose asimismo una menor
participacin de la nobleza.
3.2. LAS GERMANAS.
Estos movimientos se producen en Valencia y Mallorca. Mientras que los comuneros posean una
organizacin, unos lderes y un ideario, los levantamientos de las Germanas, hermandades
cristianas, de Valencia y Mallorca en 1519 fueron protestas sociales espontneas que planteaban
peticiones determinadas, y que nunca llegaron a constituir realmente un programa poltico. Los dos
movimientos no se influyeron mutuamente. Las Germanas no cooperaron con los comuneros, y su
revuelta tena un origen distinto.
3.2.1.
Valencia
La protesta de los artesanos de los gremios de Valencia contra los elementos aristocrticos (nobleza
y grandes mercaderes) que dirigan el gobierno local y controlaban las principales actividades de los
intercambios, influida la queja por el mal gobierno y la escasa representatividad del organismo
municipal, propiciada adems por la difcil coyuntura econmica del momento (inflacin, crisis de
subsistencias), tuvo una dimensin social muy particular, con caractersticas propias, y una
evolucin bien distinta al movimiento de las Comunidades.
El movimiento valenciano comenz como una protesta contra los funcionarios de la ciudad y los
aristcratas, y a continuacin la violencia se convirti en una guerra abierta contra los musulmanes,
quienes a su vez apoyaron a sus seores frente a las hermandades. Los cabecillas de la revuelta
supieron ver las ventajas que supona invocar una justificacin religiosa para su accin y darle un
inters ms general del que originalmente posean.
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 18
lOMoARcPSD
3.2.2.
En principio la cronologa que se le puede aplicar es muy imprecisa en cuanto a sus lmites, ya que
surgen serias dudas a la hora de establecer con fechas concretas su comienzo y su final, no por
desconocimiento de cundo transcurrieron los acontecimientos sino porque stos se desarrollaron
inicialmente dentro de la legalidad, contando incluso con la aprobacin real (ratificacin por el
monarca del permiso de armarse los gremios, en noviembre de 1519, ante el peligro de un ataque por
mar de la piratera berberisca); continuaron con manifestaciones pblicas del potencial de los
descontentos (alarde militar de todos los gremios en febrero de 1520), consiguindose por lo dems
sin apenas violencia algunos objetivos, a saber, una mayor presencia municipal, favorecida por la
huida de la nobleza de la ciudad a raz de conocerse, en el verano de 1519, la existencia de un brote
de peste, y ms representatividad, gracias sobre todo a las elecciones de jurados que por el nuevo
sistema se celebraron en mayo de 1520, mediante las cuales salieron elegidos dos representantes
gremiales, todo ello ocurrido sin que hubiera una declaracin explcita de enfrentamiento blico.
A finales de mayo de 1520 la situacin se radicaliz por los motines populares que se dieron, merced
a los cuales se liberaron presos de las crceles y se asaltaron las casas de las autoridades. La
contestacin artesanal, de las clases medias y populares fue tomando unos perfiles ntidos por las
formulaciones programticas de los lderes que haban ido surgiendo, especialmente del moderado
Joan Llorens, uno de los cabecillas artesanos destacados.
La reaccin del rey, ms interesado en su coronacin imperial que se iba a producir en Aquisgrn
que por los problemas internos del no muy extenso Reino valenciano, lleg en forma de
prohibicin a los gremios de que tuvieran y usaran armas, orden que lgicamente nadie iba a tener
en cuenta, tanto ms cuando se produjo la muerte de Llorens a finales de junio de 1520, pasando la
revuelta a ser encabezada por otros dirigentes extremistas que la precipitaron hacia un mayor
radicalismo revolucionario.
Poco a poco el movimiento insurgente se fue extendiendo por la huerta valenciana, adquiriendo un
claro matiz antinobiliario que se concretaba en el campo por el levantamiento campesino contra el
rgimen seorial.
Pgina 19
lOMoARcPSD
Los insurgentes no tardaron en controlar la capital de Valencia, con el apoyo de la mayor parte de
los gremios y desde all dirigieron el levantamiento del resto de Valencia, organizando
enfrentamientos armados con el virrey y la nobleza, obligando a los moros a bautizarse,
suprimiendo todo tipo de impuestos y amenazando con interferir en la distribucin de la tierra.
Entonces, la rebelin perdi el apoyo de un sector de la clase media de la que haba obtenido gran
parte de su fuerza y no pocos de sus lderes. Esto permiti al virrey, Diego Hurtado de Mendoza, y
a los aristcratas que le apoyaban enderezar la situacin.
El ao 1521 fue prdigo en sucesos relevantes, alcanzndose en su transcurso el momento lgido de
la protesta, el estallido de la guerra propiamente dicha y la derrota primera de la causa agermanada.
La direccin de los sectores radicales amotinados lleg a decretar la supresin del pago de los
impuestos en el mes de febrero (medida que luego se revocara), producindose meses despus
saqueos de propiedades de los caballeros y el incendio del arrabal de la morera. Precisamente iban
a ser los moriscos vctimas inocentes de la lucha de los agermanados contra los seores territoriales,
descargndose sobre ellos una violencia desmesurada acompaada del bautismo forzado a que se
vieron sometidos tras ser acusados de infieles y aliados de la nobleza.
En pleno conflicto blico las fuerzas agermanadas, lideradas por el radical Vicen Peris, obtuvieron
algunos xitos frente a las tropas del virrey, pero en septiembre de 1521 se produjo la derrota de
Peris en Sagunto, que marcaba el principio del fin, aunque posteriormente en la primavera de 1522 se
diera un rebrote de la subversin popular, esta vez gracias a la aparicin de un extrao personaje, el
Encubierto, que no tardara en ser asesinado, acabndose definitivamente con su muerte la
insurreccin agermanada.
La represin de las autoridades y de los grupos privilegiados no se hizo esperar, fomentndose una
especie de terror blanco que se dejara sentir de forma intermitente a lo largo de varios aos. Sin
embargo, las represalias oficiales tras el fracaso de la rebelin no produjeron un elevado nmero de
penas de muerte ni de castigos fsicos; fueron sobre todo de tipo econmico, realizadas por medio de
las confiscaciones de bienes a muchos agermanados, de multas a lugares que haban apoyado la
revuelta y a todos los gremios que en ella haban intervenido, imponindose tambin bastantes a
individuos concretos.
Tras la pacificacin, Germana de Foix fue nombrada virreina en marzo de 1523, dndose a
comienzos de 1524 un nuevo pregn contra los agermanados, seguido por la continuidad de las
persecuciones, prueba de que la revuelta no se daba an por superada. Hasta mayo de 1528 no se
obtuvo el perdn general del rey, fecha muy tarda si se tiene en cuenta lo lejos que quedaba ya la
derrota de los amotinados.
Al igual que haba ocurrido en Castilla con los comuneros, las aspiraciones de los agermanados
valencianos, que fueron en su gran mayora maestros artesanos y labradores, no se vieron
cumplidas, volvindose al anterior estado de cosas. Tambin en el Reino de Valencia qued
afirmada la autoridad real, esta vez por medio del virrey, y robustecido el poder de la nobleza.
El levantamiento agermanado haba trado consigo unos aos de fuerte inestabilidad social y poltica,
muchas muertes en los campos de batalla, una persecucin de los moriscos y una represin
intermitente y duradera, factores que causaron grandes perturbaciones en la organizacin social
valenciana.
3.2.3.
En Valencia, las tensiones sociales no eran meros conflictos de clase y sta no fue una rebelin
homognea. Participaron en ella artesanos que luchaban por su supervivencia y, tal vez tambin, por
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 20
lOMoARcPSD
conseguir proteccin, campesinos oprimidos por las cargas feudales, algunos representantes de las
capas medias de la poblacin con conciencia poltica y algunos miembros del bajo clero, todos ellos
unidos nicamente por unas mseras condiciones de vida y por los abusos seoriales, as como por
su odio hacia los musulmanes, a quienes estaban dispuestos a atacar, destruir y convertir.
El pueblo aprovech la oportunidad para enfrentarse a una nobleza opresora y unos funcionarios
impopulares. Exigieron representacin en el gobierno municipal, que an no posean, y el acceso a la
justicia del emperador, que les era negada por sus seores locales.
El primer dirigente de la Germana, el tejedor Juan Lloren, deseaba dotar a Valencia de una
constitucin republicana al estilo de las de Gnova y Venecia. Sin embargo, tras su muerte otros
cabecillas de segunda fila llevaron al movimiento hacia la perpetracin de violencias y atrocidades
sin dotarlo de un programa preciso.
Aunque la Germana de Valencia acab enfrentndose con el poder real, se haba iniciado como
una protesta contra el poder de la aristocracia terrateniente y contra sus jornaleros moros. Cont
tambin con un importante apoyo entre las clases medias y con la cooperacin de casi todos los
gremios. Sin embargo, el movimiento careci de una base social definida. Era una alianza
heterognea de grupos que expresaban sus protestas, artesanos pobres, pequeos agricultores y
jornaleros, el bajo clero y algunos comerciantes.
Fue el levantamiento de grupos de rebeldes, una protesta campesina contra la escasez de productos
de primera necesidad, contra la jurisdiccin seorial y la competencia por parte de la mano de obra
mora. Fue tambin una protesta contra la administracin local y una oposicin a la carga fiscal y
posey tambin algunos rasgos autnticamente revolucionarios y de oposicin a las estructuras
existentes. Indirectamente fue tambin un movimiento de resistencia a la corona.
La nobleza y el alto clero, conscientes de cules eran sus autnticos intereses, prestaron un apoyo
unnime a Carlos V, y por esta razn la represin del movimiento fue una nueva victoria del
absolutismo.
3.2.4.
Mallorca
Parecidas consecuencias que en Valencia se dejaron sentir en las vecinas islas Baleares al extenderse
la rebelin antiseorial y contra la oligarqua municipal por tierras mallorquinas. Las luchas
sociales fueron all todava ms intensas, al igual que lo fue la represin contra los sublevados una
vez que se puso fin a la revuelta por las tropas reales y las fuerzas nobiliarias.
En Mallorca la Germana, que comenz a fines de 1520, tuvo un claro tono social, los artesanos y
campesinos de Palma contra la clase dominante. Se organiz un poder agermanado y el virrey tuvo
que huir a Ibiza (1521), mientras la Germana se extenda a toda la isla con la excepcin de la villa
de Alcudia.
La sucesin de tendencias entre los agermanados se hizo de forma violenta. Joan Cresp, el jefe de
la organizacin, fue encarcelado y muri en prisin. Su sucesor, Joanot Colom, se impuso
drsticamente e impuls el programa econmico de la Germana: la supresin de los censales y una
reforma fiscal que gravar la propiedad agraria. La contraofensiva del ejrcito real se inici en
octubre de 1522 y culmin con el largo sitio de la ciudad de Mallorca (de dic. 1522 hasta marzo
1523). La represin fue ms dura que en Valencia.
Pgina 21
lOMoARcPSD
Gattinara tena en mente un sistema imperial de gobierno y trat de crear una maquinaria
supranacional que resultara adecuada no slo para el reino de Castilla sino para una monarqua
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 22
lOMoARcPSD
A la muerte de Gattinara
Carlos V gobernaba sus dominios como cabeza de una organizacin dinstica. En cada uno de sus
estados estaba representado por un regente o virrey. El emperador tena virreyes en cada uno de los
pases que formaban la monarqua: Aragn, Catalua, Valencia, Sicilia, Npoles, Cerdea y Navarra
as como en Per y en Nueva Espaa.
En los Paises Bajos estaba representado por un gobernador general, primero su ta Margarita de
Austria (1518-1530) y despus su hermana, Mara de Hungra (1531-1555). El gobierno de Alemania
tambin estaba en manos de un Habsburgo, su hermano Fernando.
Carlos V era rey de Castilla y Aragn ms que rey de Espaa y no tena el mismo poder en Aragn
que en Castilla. El grado de unidad existente proceda de la hegemona de facto de Castilla, que era
su principal fuente de riqueza y la mayor proveedora de tropas, y de las actividades de la
Inquisicin, cuya jurisdiccin se extenda sobre toda Espaa sin consideracin de las fronteras legales.
En Espaa, como en todas partes, el sistema de gobierno de Carlos V era la monarqua personal que
ejerca a travs de unas instituciones centralizadas pero no unificadas, y el instrumento elegido por
la monarqua austriaca era el Consejo Real, que el emperador haba heredado de Fernando e Isabel.
Los Reyes Catlicos haban reorganizado el gobierno a travs de consejos, reduciendo el nmero de
sus miembros e introduciendo la burocracia y la especializacin, apareciendo consejos
especializados en las diferentes funciones del gobierno. Carlos V llev an ms all estas reformas,
de manera que el gobierno por medio de consejos se convirti en el rasgo caracterstico de la
monarqua Habsburgo. Los consejos eran asambleas, en las que la mayor parte de sus miembros
eran juristas (no de la aristocracia), para la aplicacin de la poltica real.
Existan dos tipos bsicos de consejos:
El Consejo de Estado, un organismo honorfico y formal, formado por grandes del reino y
oficiales, cuya funcin terica consista en asesorar al monarca en los asuntos ms
importantes de la poltica del Estado. Carlos V no confi en los grandes del reino para
ocupar cargos polticos y su consejo estaba formado por siete eclesisticos y administradores.
Con todo, Carlos V no consult regularmente al consejo sino que tom las decisiones
personalmente con el asesoramiento de sus principales secretarios. En ocasiones, siendo
reforzado en tales casos por expertos militares, se transform en un Consejo de Guerra al que
Carlos V poda consultar sobre cuestiones concretas.
En segundo lugar, exista un grupo mucho ms numeroso de consejos, que pueden ser
calificados de autnticos organismos administrativos y divididos en 2 categoras segn el
territorio que gobernaban y la funcin que desempeaban. Cada una de las partes
constitutivas de la monarqua tena su propio consejo:
Segn el territorio:
El Consejo de Castilla tena su origen en el Consejo Real medieval de los reyes de Castilla,
que los Reyes Catlicos haban convertido en un organismo muy burocrtico. Carlos V
complet el proceso de modernizacin de la institucin sustituyendo a la aristocracia por
miembros de la pequea nobleza y juristas. Como la mayor parte de los consejos espaoles,
desempeaba funciones legales y administrativas. Como tribunal de justicia entenda las
apelaciones de las audiencias. Como organismo administrativo se ocupaba de la mayor parte
de los asuntos internos de Castilla, incluyendo aspectos de jurisdiccin eclesistica.
Pgina 23
lOMoARcPSD
Para la administracin de los reinos del Levante peninsular Carlos V hered el Consejo de
Aragn que, tras las reformas de Fernando se convirti en una burocracia moderna, de la que
qued excluida la nobleza. El Consejo de Aragn, adems de administrar justicia, ejerca
tambin funciones administrativas generales. A esos efectos contaba con una cancillera y
una tesorera perfectamente organizadas, y cuyos miembros eran en su mayora juristas
procedentes de los 3 reinos.
Los asuntos relativos al imperio colonial espaol ya haban sido asignados a un consejo
especial, el Consejo de Indias en 1524. Sin embargo, todos estos consejos territoriales slo
eran territoriales nominalmente. De hecho, se trataba de instituciones centralizadas, que no
estaban situadas en los pases que administraban sino al lado del monarca.
Finalmente, haba un grupo de consejos a los que hay que reservar sin lugar aparte por las funciones
especializadas que desempeaban:
Los ms importantes eran el Consejo de la Inquisicin, cuya jurisdiccin se extenda ms all de los
lmites de Castilla, abarcando al conjunto de Espaa, y cuyas funciones equivalan prcticamente a
las de un consejo de asuntos eclesisticos, y el Consejo de Hacienda, creado originalmente en 1522
para la administracin de las finanzas de Castilla pero que gradualmente se responsabiliz de
suministrar a Carlos V mayores recursos para sus guerras en el exterior. Entre los consejos
funcionales se incluan una serie de consejos subordinados como el de las rdenes militares, el de la
Cruzada y, durante un determinado perodo, el de la Hermandad.
A pesar de que el sistema fue perfeccionado por los Reyes Catlicos y por Carlos V, el gobierno por
medio de consejos no era un instrumento eficaz para resolver los asuntos, debido a su farragoso
procedimiento y a la confusin de funciones administrativas y judiciales. De hecho, Carlos V no sola
mantener un contacto directo con los consejos, sino que se comunicaba con ellos a travs de los
secretarios, a los que hay que considerar como la figura clave en el sistema de gobierno de la
monarqua Habsburgo.
El cargo de Secretario se desarroll en estatus y poder en el reinado de Carlos V. Las secretaras del
emperador, como las otras esferas de su gobierno, estaban organizadas sobre una base nacional y no
imperial, y en Espaa la ms importante era la de Castilla. Sin embargo, Aragn posea ya una
cancillera burocrtica estrictamente organizada.
La cabeza de la administracin era el vicecanciller, que refrendaba todos los documentos reales y a
quien ayudaba en sus tareas un protonotario, que estaba a cargo de las 3 secretaras y de su gestin.
Cuando Carlos V se hizo cargo del gobierno de Espaa conserv la estructura de la cancillera en
Aragn. En cambio, Castilla tena un sistema diferente. El Consejo de Castilla era el principal
organismo gubernamental y todos los documentos tenan que llevar, al menos, la firma de 3 de sus
miembros.
Los secretarios reales eran el punto de contacto, entre el soberano y el Consejo. Preparaban el
orden del da de las reuniones y, a travs de sus ayudantes, eran responsables de la redaccin de
todos los documentos reales, que tenan que ser refrendados por uno de los secretarios. En general, la
administracin castellana estaba menos definida que la de Aragn, prestndose a la confusin o al
abuso de autoridad. La necesidad de tomar decisiones con mayor rapidez y el deseo del monarca de
ejercer una autoridad sin cortapisas por parte de los consejos fueron las causas de que el cargo de
secretario viera ampliada su autoridad.
Tema 5. Las Regencias y el ascenso al trono de Carlos I
Pgina 24
lOMoARcPSD
Pgina 25
lOMoARcPSD
entre ambos una reparticin de funciones, que determinaba la especializacin de Granvela en los
asuntos exteriores e imperiales, mientras que Cobos se encargaba del gobierno de Castilla.
Se puede considerar a Cobos como a uno de los creadores de la burocracia habsburguesa en Castilla.
Fue l quien reclut y prepar para Carlos V un grupo de
oficiales que gradualmente adquirieron un espritu corporativo y
profesional; los seleccion entre sus propios protegidos, que
tenan experiencia en otras ramas de la administracin y en los
que saba que poda confiar. Al igual que Cobos, pertenecan a la
pequea nobleza de ciudades pequeas, tenan una mentalidad
y una preparacin burocrticas y les animaba el deseo de
conseguir beneficio y promocin. La clave para la promocin no
era pertenecer a la nobleza ni poseer educacin, sino la red de
influencias, los lazos familiares, los amigos y protectores. La
actuacin de esos protectores no era tanto un acto de amistad
personal como la forma de conseguir una clientela til y la
creacin de una trama de apoyos que pudiera ayudar al patrn.
La organizacin de la administracin qued claramente definida
bajo la direccin de Cobos. Desde un principio tena a su cargo
los asuntos referentes a Castilla, Portugal y las Indias, y a partir
de 1530 quedaron tambin bajo su responsabilidad los asuntos
de Italia. Sin embargo, se guard mucho en no interferir en la
labor de los secretarios de la Corona de Aragn.
El secretario era la figura clave en la distribucin de la correspondencia recibida, ya fuera
remitindola directamente al monarca con un informe o derivndola hacia el consejo correspondiente.
Por tanto, todas las cuestiones llegaban al emperador despus de haber sido exhaustivamente
examinadas por Cobos y los consejos.
Sin embargo, los secretarios no podan obrar milagros. Debido a que los intereses de Carlos V eran
tan variados, y al hbito cada vez ms firme de seguir su propio criterio a la hora de tomar
decisiones, se acumulaban los asuntos, que la maquinaria burocrtica, aunque funcionaba con
laboriosidad, no poda controlar. Adems, la burocracia lleg a ser un grupo de intereses y creci
hasta convertirse en un autntico parsito. Los secretarios no slo eran importantes como medio de
acceso al monarca, sino que adems estaban prximos a la fuente de influencias. Cobos tendi a
utilizar nicamente a sus protegidos, monopolizando casi por completo el control de los cargos. Por
otra parte, dedicaba mucho tiempo a observar las tcticas y la poltica de sus rivales.
El emperador estaba al tanto de las maniobras que se desarrollaban en el seno de la administracin
para conseguir poder, influencia y riqueza. En la Instruccin Secreta que envi a su hijo Felipe en
mayo de 1543 cuando parti del pas dejndolo como regente de Espaa, Carlos V realiza un agudo
anlisis de las facciones existentes en su gobierno. Era consciente de las rivalidades que existan
entre los hombres que haba dejado con su hijo como consejeros en los asuntos de Estado.
Sin embargo, Carlos V saba apreciar tambin al buen administrador y no albergaba dudas acerca
de la lealtad y eficacia de Cobos. Al final de su vida, gracias sobre todo a su capacidad y
experiencia, y a la confianza que el emperador haba depositado en l, ms que a la condicin de su
cargo, Cobos haba alcanzado una posicin de poder e influencia y estaba al frente de una
administracin amplia y sumisa.
Pgina 26
lOMoARcPSD
LOS
Castilla era la base financiera de la poltica de Carlos V, consideraba estos reinos como cabeza de
todos los restantes y tena el propsito de utilizar sus recursos no slo para conservar los otros que
Dios le haba otorgado sino tambin para conquistar otros nuevos y llevar sus fronteras an ms all
en aras del progreso de la santa fe catlica.
Ocasionalmente las Cortes de Aragn, Catalua y Valencia le otorgaban modestos subsidios, pero
sus posibilidades eran limitadas. Los Pases Bajos, con su comercio y su industria eran una fuente
muy importante de riqueza, que Carlos V explot de forma
implacable hasta que a los sbditos de los Pases Bajos no les
fue posible pagar mas. Tena adems, sus posesiones en Italia
y, poda recurrir a los grandes mercados financieros como
Gnova, Augsburgo y Amberes, as como a banqueros
internacionales como los Fugger y los Welser.
Pero por lo que respecta a los emprstitos, consigui 4 veces
ms prstamos en Castilla que en Amberes. Al finalizar su
reinado, Castilla realizaba la aportacin ms importante y
sobre ella recaa la carga de la poltica imperial, ya que los
Pases Bajos eran incapaces de soportar el peso financiero, y
las posesiones italianas eran secundarias en las finanzas. El
mayor esfuerzo proceda de Espaa y dentro de Espaa de
Castilla y, ms all de sta, de Amrica. El agotamiento de sus
recursos europeos determin que Carlos V dependiera cada
vez ms de las remesas de metales preciosos procedentes de
las Indias espaolas.
La situacin financiera de la corona ya se haba deteriorado
antes de que Carlos V accediera al trono. Una de las primeras
tareas que tuvo que afrontar a su regreso a Espaa en 1522 fue la reorganizacin de las finanzas
reales, y para ello decidi crear el Consejo de Hacienda, para supervisar y controlar todos los
ingresos y gastos, y para preparar un presupuesto anual. El nuevo consejo, que comenz a actuar en
febrero de 1523, similar al que exista en los Pases Bajos, estuvo totalmente dominado por su
secretario, Francisco de los Cobos.
Sin embargo, no tard en desvanecerse el optimismo que haba determinado la creacin de ese nuevo
organismo. Lejos de mejorar la situacin del emperador, Cobos presidi el derrumbamiento
financiero de Espaa durante el reinado de Carlos V, aunque en ningn caso hay que atribuir a la
administracin la responsabilidad de esa situacin. Cobos administr el tesoro con honradez, y
consigui frenar a la nobleza en sus intentos de conseguir prebendas y pensiones. El consejo
elaboraba puntualmente sus estimaciones presupuestarias anuales y, aunque no siempre eran
realistas y no consideraban el pago de la deuda como capitulo de gastos, el autentico problema
resida en que las exigencias de una nueva campaa o la negociacin de un prstamo por parte del
emperador sin dar noticia de ello a los responsables del presupuesto hacan imposible realizar una
estimacin fiable.
La principal causa de la bancarrota fueron las guerras del emperador en el exterior, que fueron
financiadas por Espaa. Un motivo adicional fue la extravagancia de Carlos V en su casa real, sus
viajes incesantes y sus constantes adquisiciones de joyas y obras de arte.
Pgina 27
lOMoARcPSD
La mayor parte de los ingresos ordinarios proceda de la alcabala, impuesto sobre las ventas, se
convirti en una cuota fija que pagaba cada ciudad o aldea.
Estos ingresos, complementados con los de las rdenes militares y los subsidios de las Cortes,
aumentaron aprox. un 50% durante el reinado del emperador, pese a lo cual quedaban muy por
debajo de los gastos ordinarios. Por ello haba ingresos extraordinarios, que se obtenan de 2 formas:
Los ingresos ordinarios de la corona en Espaa durante ese perodo se estimaban en algo ms de 1
milln de ducados anuales, sin tener en cuenta las cargas prioritarias que pesaban sobre esos
ingresos y que conforme avanzaba el reinado absorban todos los ingresos normales e incluso ms.
En consecuencia, los ingresos procedentes de Amrica no constituan un porcentaje importantes de
las rentas totales del emperador y, desde luego, no guardaban proporcin alguna con sus gastos.
Cabe, situar en los aos de 1540 el inicio de las dificultades financieras graves de la corona. Tras la
campaa de Argel de 1542, las de Francia de 1543-1544 y en el imperio en 1546-1547, la situacin se
deterior de tal forma que durante el resto del reinado los ingresos ordinarios estaban siempre
totalmente gastados con varios aos de antelacin. Adems, los gastos eran varias veces superiores a
los ingresos extraordinarios, porque esas grandes operaciones militares coincidieron con el descenso
de las remesas americanas. Pero la paz fue la nica solucin que Carlos V nunca contempl y, dadas
las circunstancias, Cobos y el Consejo de Hacienda recurrieron contra sus propias convicciones, a un
ltimo recurso desesperado, la confiscacin de todas las remesas de las Indias y de todo el
numerario en Espaa, para enviarlo al emperador. Esto financi la victoria de Carlos V sobre los
protestantes alemanes en Mhlberg, pero dej terribles secuelas en la economa espaola,
especialmente para el comercio de las Indias.
El golpe definitivo fue asestado tras la reanudacin de las hostilidades con Francia en 1551. Para
hacer frente al problema francs en 1552 Carlos recurri a un emprstito de ms de 4 mill. de
ducados. Las remesas de metales preciosos procedentes de las Indias superaron los 2 mill. de
ducados en 1552-1553, pero la poltica exterior del emperador continu siendo tan costosa que en
Pgina 28
lOMoARcPSD
septiembre de 1554 se calcul el dficit para el ao en curso en ms de 4,3 mill. de ducados, incluso
despus de haber empeado y gastado todos los ingresos de los 6 aos siguientes.
Las condiciones de los prstamos concedidos al monarca
espaol empeoraron rpidamente porque a los banqueros les
era cada vez ms difcil conseguir su devolucin. Cuando
poda obtenerlos, la corona tena que pagar el 43% de inters o
ms. Por esa razn, Carlos V no deseaba decretar la suspensin
total de pagos y en lugar de ello recurri al expediente de
reducir unilateralmente los pagos a sus acreedores. As fue
cmo los ejrcitos de los Pases Bajos pudieron pasar a la
ofensiva y ganar la batalla de San Quintn (agosto 1557), pero
ese esfuerzo agot sus recursos. Paralizado por la carencia de
dinero y ante la imposibilidad de obtener nuevos emprstitos,
se vio obligado en 1559 a firmar una paz con Francia
largamente demorada.
Las finanzas fueron la clave de una gran parte de la poltica
de Carlos V y de la historia de Espaa durante su reinado. Sin
embargo, no hay que interpretar entusiasmo por la causa de los
Habsburgo la ausencia de acontecimientos polticos en Espaa
y el silencio de sus sbditos a partir de 1522.
La sociedad espaola estaba dividida entre una aristocracia
numerosa y privilegiada, que actuaba como aliada de la corona, y el resto de la poblacin,
espectadores pasivos y contribuyentes forzosos. Eran numerosos., sin embargo, los signos que
indicaban la existencia de un divorcio entre el pueblo castellano y su clase gobernante. Es cierto
que el emperador y algunos de sus consejeros podan proclamar el ideal de un gran imperio
cristiano cuyo centro era Espaa y que se extendera sobre los 2 hemisferios. Pero cuando el sentir
popular consegua hacerse or, fuera en un impulso colectivo como el de los comuneros o en los
escritos de los cronistas, en las protestas de las Cortes, en los consejos de sus administrados
espaoles o en la oposicin latente al hijo y heredero de Carlos V en los aos 1550, se haca evidente
que las preocupaciones urgentes de los espaoles estaban ms prximas a su patria, eran ms
nacionales en sus objetivos y ms econmicas en su coste: la seguridad de Navarra y de las bases del
Norte de frica, la lucha contra los turcos, pero en el Mediterrneo y no en el Danubio, la defensa
de las costas espaolas y la paz con Francia y otros pases cristianos.
Bibliografa:
LYNCH, J.: Los Austrias.Barcelona, Crtica
FLORISTAN, A.: Historia Moderna Universal. Ariel Historia
FERNANDEZ LVAREZ, M.: Carlos V, EL Csar y el Hombre. Espasa Frum
LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS: Carlos I.Dolmen
GARCIA, R. y otros: Historia de Espaa, La poca de Carlos V y Felipe II (La Espaa del siglo XVI). Espasa
HISTORIA UNIVERSAL SALVAT
Pgina 29
lOMoARcPSD
TEMA 6 POLTICA
CARLOS V.
INTERNACIONAL
DE
1.- INTRODUCCIN
2.- LA LUCHA CON FRANCIA
3.- EL FRENTE TURCO: EL DANUBIO Y EL MEDITERRNEO
4.- LAS LUCHAS POLTICO-RELIGIOSAS CON EL IMPERIO
5.- CARLOS V Y EL PAPADO
6.- LOS PASES BAJOS
7.- ABDICACIN DEL EMPERADOR: PANORAMA PENINSULAR Y
PERSPECTIVAS EXTERIORES
1.- INTRODUCCIN
Pgina 1
lOMoARcPSD
En 1515 heredaba los estados de Borgoa, que incluan los Pases Bajos,
Flandes, el Artois, el Luxemburgo, el Franco Condado y los derechos sobre el
ducado de Borgoa
En 1516, la muerte de su abuelo Fernando el Catlico le libraba el gobierno de
Espaa, lo que significaba
o el gobierno de los dominios peninsulares,
o las posesiones aragonesas en el Mediterrneo (Cerdea, Sicilia,
Npoles),
o y las castellanas en frica (Melilla, Orn, Buga, Trpoli y las
Canarias) y Amrica
En 1519, la muerte de su abuelo paterno, el emperador Maximiliano, le hizo
heredero de los dominios de los Habsburgo en Alemania (Austria, Carnolia,
Estiria, Tirol, Sundgau), al tiempo que le proporcionaba la corona imperial,
tras la votacin en Francfort en junio del mismo ao.
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
bien con su hija Mara, lo que le reportara los Pases Bajos a la muerte de
Carlos V
o con su sobrina, Ana de Hungra, con el ofrecimiento del ducado de Miln un
ao despus
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
Pgina 10
lOMoARcPSD
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
Pgina 13
lOMoARcPSD
Pgina 14
lOMoARcPSD
Pgina 15
lOMoARcPSD
5. CARLOS V Y EL PAPADO
Para Carlos V y para muchos de sus contemporneos, la unidad de la
cristiandad bajo el dominio imperial y su defensa frente a los musulmanes y herejes,
era la misin suprema que les haba sido encomendada.
Sin embargo, los proyectos internacionales del emperador nunca obtuvieron el
apoyo papal que l crea que merecan. Al igual que otros gobernantes europeos, el
Papa era consciente de la omnipresencia del poder de los Habsburgo, pues en la
misma Italia planteaba una amenaza inmediata para l: si el mismo rey posea Miln y
Npoles, la independencia del Papado, atenazado entre esos dos estados, peligraba.
Pero las reservas que el Papa no eran simplemente las de un hombre de Estado hacia
otro, sino que derivaban tambin de motivos religiosos. Nadie en Espaa desafiaba la
autoridad espiritual del Papa pero se intentaba por todos los medios minimizar la
intervencin papal en los asuntos temporales e incluso en cuestiones eclesisticas,
como los nombramientos y la jurisdiccin.
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
El luteranismo haba penetrado en los Pases Bajos desde 1518, pero, si Carlos
V rechazaba el luteranismo, tambin rechazaba la intervencin papal, por lo que a lo
largo de su reinado intent mantener el control de la poltica religiosa. Dos meses
despus de la publicacin de la Bula que excomulgaba a Lutero, el emperador public
un edicto en el que ordenaba la quema de todos los libros luteranos (20 de marzo de
1521) y, un ao despus, el 23 de abril de 1522, y sin consultar al Papa, nombr
inquisidor general de los Pases Bajos a un oficial real, Van der Hulst, perteneciente al
Consejo de Brabante. Sin embargo, en 1523, Adriano VI nombr tambin a Van der
Hulst inquisidor papal en los Pases Bajos y, aunque poco despus fue depuesto por
Margarita de Austria en razn de la implacable persecucin que inici, esto cercen
los intentos de Carlos V de introducir inquisidores imperiales en esta zona.
En 1524, tres sacerdotes nativos fueron nombrados inquisidores papales con
plenos poderes, si bien el emperador insisti en que era necesario contar con un
miembro del Consejo Provincial para que pudiese pronunciarse cualquier sentencia.
En un principio, el poder judicial corresponda a los consejos municipales, pero Carlos
V transfiri esa jurisdiccin a los consejos provinciales, lo cual le permiti mantener
el control sobre las persecuciones de los herejes. Desde 1525, el emperador hizo
pblicos diversos edictos contra el luteranismo y, de hecho, desde 1550, la nica
prescrita para todos los delitos religiosos era la pena de muerte.
Pero, si consigui contener el progreso de la hereja, no pudo atajar el
particularismo poltico y fiscal de sus diferentes provincias. De todas sus posesiones,
los Pases Bajos eran las ms prsperas y, junto con Espaa, su fuente ms importante
de dinero. Dado que las guerras del emperador devoraban su riqueza, los Pases Bajos
tenan an razones ms urgentes que Espaa para pedir la paz.
Sin embargo, la prosperidad y libertad de los Pases Bajos en tiempos de
Carlos V eran monopolio de una clase reducida, en contraste con la terrible pobreza
de la gran masa de la poblacin. Esta situacin social engendraba descontento y estall
en la agitacin de los anabaptistas, cuyo movimiento era, en esencia, proletario, con
implicaciones sociales y religiosas, y que exigieron la constante atencin de las
autoridades a partir de 1535. No haba anabaptistas entre las clases adineradas, cuyo
apoyo a la poltica de represin del gobierno, impidi que el movimiento se
convirtiera en un desafo popular a la autoridad del Estado, como ocurri despus con
el calvinismo.
Pero, por otra parte, los comerciantes e industriales de los Pases Bajos
defendan celosamente sus derechos autnomos frente a los intentos del emperador de
completar el proceso de centralizacin e unificacin comenzado por sus predecesores
borgoones. Los Estados Provinciales y los Estados Generales plantearon una tenaz
resistencia a los rganos del gobierno central y, aunque Carlos V slo puso a oficiales
nativos en la administracin borgoona, nunca pudo ejercer un gobierno tan absoluto
como en Castilla, mientras que sus incesantes exigencias financieras podan dar al
traste con la alianza con las clases adineradas que sustentaba su gobierno.
En 1539, en Gante, hubo una violenta revuelta, en la que los ciudadanos
depusieron a las autoridades que se haban plegado a las exigencias de Carlos V.
Pero, la resistencia ante la poltica religiosa, financiera y administrativa del gobierno
central, convirti a los Pases Bajos en terreno abonado para la intervencin de los
Pgina 18
lOMoARcPSD
7.ABDICACIN
DEL
EMPERADOR:
PENINSULAR Y PERSPECTIVAS EXTERIORES
PANORAMA
Pgina 19
lOMoARcPSD
BIBLIOGRAFA
John Lynch. Los Austrias, 1516-1700. Ctedra
J. Vicens Vives. Historia general moderna, siglos XV-XVIII. Editorial Vicens Vives
Pgina 20
lOMoARcPSD
Pgina 21
lOMoARcPSD
Pgina 1
lOMoARcPSD
la
1.2. el Rey.
Nacido en Espaa, donde permaneci tras su regreso de Flandes en 1559,
amado de sus sbditos castellanos, Felipe II encarna el ideal del monarca absoluto
que vincula el Estado a su persona y dispone, por ello, de amplsimas prerrogativas.
La historiografa actual reconoce su extrema conciencia profesional, su alto concepto
del deber y responsabilidad, el cuidado que pona en los asuntos, su aptitud para
mantener su libertad de decisin; sin embargo, tambin destaca en l un gusto
exagerado por los detalles, cierta estrechez de perspectivas, irresolucin y una
desconfianza excesiva hacia sus servidores. Su ideario poltico gira alrededor del eje
de la unidad catlica y de la hegemona de la Corona espaola.
Si bien no se puede poner en duda la sinceridad de la vida religiosa del
monarca, es innegable que muchas de las actuaciones polticas que le hicieron valer su
fama de paladn del catolicismo tenan sus motivaciones ms profundas en razones
de Estado, como la cruzada contra el imperio turco, la guerra de Granada o la
uniformidad religiosa en sus territorios; asimismo, las relaciones tirantes con los
pontfices por cuestiones de jurisdiccin dan buena muestra de ello.
Felipe II pareci ms preocupado por conservar que por agrandar sus
dominios. Con l, el eje del imperio se desplaz desde el norte de Europa hacia el sur,
hacia Espaa, fuente principal de sus ingresos.
Pgina 2
lOMoARcPSD
2.1.
2.2.
2
3
Por el tratado de Cambrai (1529) Sforza haba sido repuesto en el ducado de Miln, pero
como vasallo del emperador Carlos V.
del reino de Npoles
Felipe II dej el gobierno de stos a su hermana natural, Margarita de Parma, cuando
regres definitivamente a Espaa en 1559.
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
El duque de Alba, el conde de Feria, Mendoza, Manrique, los secretarios Gonzalo Prez y
Vargas antes de 1570. Don Juan de Austria, los cardenales Espinosa y Covarrubias, el gran
inquisidor Quiroga, el conde de Chinchn, los marqueses de los Vlez y de Aguilar despus
de 1570 1575, con los secretarios Mateo Vzquez y Antonio Prez y, a finales del reinado, el
duque de Medina Sidonia, el conde de Barajas y el marqus de Velada, con los secretarios
Idiquez y Moura.
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
4.4.
Las Cortes.
Pgina 7
lOMoARcPSD
4.5.
Cuando haba un tema de importancia, una causa popular y un gobierno en bancarrota, las
Cortes podan encontrar la energa y los medios necesarios para oponerse a la Corona.
Pgina 8
lOMoARcPSD
5. LA HACIENDA
ARBITRIOS.
REAL:
BANCARROTAS,
IMPUESTOS
5.1.
Bancarrotas.
Es cierto que, en el reinado de Felipe II, las rentas del Estado aumentaron ms
deprisa que los precios, lo que permiti al rey de Espaa llevar a cabo una poltica de
poder. Pero las necesidades eran tan grandes que Felipe II tuvo que resignarse por
9
10
Hay que subrayar la ausencia de grandes casas de Banca en Castilla. A pesar de las
sucesivas bancarrotas a los banqueros extranjeros (Fugger, Spinola, Malvenda) les interesaba
seguir con su cliente puesto que las tasas de inters en ocasiones llegaron al 70%.
Esa prctica, corriente desde la Edad Media, fue intensificada por Carlos V a partir de 1543,
tanto para recompensar como para conseguir lealtades y, sobre todo, para obtener ingresos.
Pgina 9
lOMoARcPSD
5.2.
Impuestos.
Pgina 10
lOMoARcPSD
La liquidacin de la guerra con el Islam fue la respuesta a la presin cre ciente del norte
de Europa. Tambin all las pasiones religiosas adquirieron nueva fuerza: la rebelin en los
Pases Bajos y la hostilidad de Inglaterra eran una afrenta a la sensibilidad catlica de los
espaoles y un duro golpe para sus intereses polticos y econmicos. Ver a Espaa como
paladn de la Contrarreforma supone ignorar el contenido secular de su poltica exterior, sus
malas relaciones con el papado y su evolucin religiosa en el siglo XVI. Supone tambin
distorsionar el carcter de la Contrarreforma. Como hemos visto, Espaa se haba puesto al
Tema 8. Los Problemas internos durante el reinado de Felipe II.
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
el
Pgina 4
lOMoARcPSD
LA LEYENDA
Pgina 5
lOMoARcPSD
Los resultados de esa endogamia se aprecian, tal vez, en la forma grotesca de don
Carlos. Sin duda alguna Felipe ll haba engendrado a un hijo que era anormal desde el punto
de vista mental y fsico. Sin embargo, en 1560 las Cortes de Castilla reconocieron a don Carlos
como heredero del trono y Felipe II tom las medidas necesarias para su crianza y educacin.
Paso la adolescencia en Alcal en compaa de don
Juan de Austria y Alejandro Farnesio, pero la
universidad no pudo dejar huella alguna en la
mente retrasada del hijo de Felipe II. Slo hizo gala
de una habilidad: de escapar a sus guardianes para
buscar la compaa de una joven. En una de esas
escapadas cay por las escaleras y result
gravemente herido en la cabeza. Felipe II se
apresur a trasladarse a Alcal con un mdico, que
realiz la operacin de la trepanacin, un
tratamiento al que el prncipe consigui sobrevivir.
En 1562, una vez recuperado, el rey lo hizo
regresar a Madrid y, con la esperanza de que
adquiriera mayor responsabilidad, lo nombr
presidente del Consejo de Estado, a cuyas sesiones
comenz a asistir. Su comportamiento se fue
haciendo cada vez ms excntrico. Ahora eran sus
colegas en el Consejo el blanco de su ira y de su
obstinacin, mientras adquira notoriedad su indiscrecin poltica. Haba que plantear la
Pgina 6
lOMoARcPSD
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
Dos de los cabecillas de la rebelin de 1569 estaban relacionados con la industria de la seda: Aben Ab
era tintero y Aben Farax
Tema 8. Los Problemas internos durante el reinado de Felipe II.
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 10
lOMoARcPSD
y del hecho, conocido por los cristianos, de que el Corn y no la Biblia era el
principal texto sagrado en Granada.
La tensin era ya muy fuerte antes de que el gobierno decidiera pasar a la accin, y la
ineptitud que demostr no fue ms que la chispa que precipit la explosin. En noviembre de
1566 el inquisidor general Diego de Espinosa prepar, junto con Felipe II, un edicto que
impona diversas prohibiciones a los moriscos. El da de Ao Nuevo de 1567, Pedro de Deza,
presidente de la Audiencia de Granada, promulg el edicto y comenz a imponer su
cumplimiento.
Se les exiga tambin que abandonaran sus vestimentas, sus apellidos, sus
costumbres y sus ceremonias y se les prohiba la prctica del bao, so pretexto
de que ofreca la oportunidad de practicar las abluciones rituales prescritas en el
Corn.
El propsito que animaba estas medidas era acabar con la identidad nacional de los
moriscos para convertirlos en catlicos espaoles. Por el momento, los moriscos se limitaron a
negociar, como lo haban hecho en otras ocasiones, convencidos de que, como siempre, conseguiran, por medio de dinero, la suspensin de las medidas. Su representante, Jorge de Baeza,
se traslad a Madrid para protestar ante Felipe II, mientras que su anciano notable Francisco
Nez Muley presentaba un memorndum a Deza en el que manifestaba la lealtad de los
moriscos, tanto en el presente como en el pasado.
Las negociaciones se prolongaron durante un ao y, cuando los moriscos
comprendieron su futilidad, explot sbitamente todo su resentimiento reprimido y
decidieron la insurreccin una vez ms. La fecha que eligieron fue el da de Nochebuena de
1568 y, aunque los insurgentes no consiguieron que se levantara el Albaicn rpidamente,
extendieron la revuelta por las montaas de las Alpujarras, entre Sierra Nevada y la costa. De
hecho, el autntico ncleo de la rebelin estuvo en las montaas. Desde all se difundi hacia
las llanuras, aunque no por todas partes. Fue fundamentalmente un movimiento rural, siendo
menor la participacin de las ciudades, tal vez ms integradas en la Espaa cristiana. El
cabecilla de los moriscos, Fernando de Valor, era de rancio linaje rabe, descendiente de los
califas de Crdoba. Recuper su nombre rabe de Aben Humeya y fue proclamado rey debajo
de un olivo. Fue asesinado un ao despus y le sucedi como rey su primo Aben Ab. Lderes
como Aben Daud, Aben Farax y Aben Ab eran moriscos granadinos, pero la mayor parte de
los restantes, y especialmente los jefes guerreros, provenan de las montaas. Los cabecillas de
las montaas procedan de la jerarqua social tradicional de los moriscos y se identificaban
ms fcilmente con su causa. En la estructura social del movimiento tuvo tanto peso la
solidaridad familiar como las consideraciones econmicas o polticas, de manera que clanes
enteros se mantuvieron unidos en el apoyo de la rebelin o en su lealtad a la corona. Ms all
de los motivos econmicos y sociales, contemplamos a una minora que luchaba por su identidad en el seno de una Espaa extraa. Familias hasta entonces enfrentadas se unieron en una
causa comn.
Los moriscos de Granada no tardaron en entrar en contacto con sus aliados en Valencia
y enviaron misiones a los pases norteafricanos, a Argel y Tetun, y tambin a Constantinopla,
Tema 8. Los Problemas internos durante el reinado de Felipe II.
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
El levantamiento haba durado dos aos y haba agotado por completo los recursos
del pas. Por tanto, las condiciones para la solucin del conflicto tenan que ser duras. Se
decidi deportar a todos los moriscos del reino de Granada, hubieran participado o no en el
levantamiento, a otras partes de Espaa. El 28 de octubre de 1570 se dio la orden de
evacuacin, fijando don Juan de Austria la fecha del 1 de noviembre. Los moriscos,
encadenados y esposados, fueron conducidos en largos convoyes hacia las ciudades y aldeas de
Extremadura, Galicia, La Mancha y Castilla la Vieja. No todos llegaron a su destino: el duro
viaje invernal se cobr numerosas vidas y sus efectivos disminuyeron al menos en un 2030%.
La expulsin no fue total y en 1587 vivan todava en Granada unos 10.000 moriscos.
Finalmente, pareca haberse resuelto el problema de Granada. Para llenar el vaco
provocado por tan inmensa emigracin, las tierras abandonadas fueron confiscadas por la
corona y ofrecidas en condiciones favorables, junto con ganado y utensilios, a colonos
procedentes de Galicia, Asturias, Len y Burgos. Sin embargo, el resultado de la operacin no
fue totalmente satisfactorio. Aunque la corona obtuvo sustanciosos beneficios de las
confiscaciones y ventas de tierras a inmigrantes pobres, a magnates, monasterios e iglesias,
surgieron nuevos problemas y revivieron otros del pasado. Muchas de las tierras ofrecidas,
situadas en las Alpujarras y en otras zonas montaosas, eran pobres, porque los cristianos
viejos ya ocupaban las mejores vegas de las llanuras. Muchos de los nuevos pobladores,
defraudados en sus expectativas, se desanimaron y acabaron por marcharse. As pues, aunque
la poblacin cristiana de Granada era importante y en aumento, las Alpujarras y la zona costera
de las proximidades estaban mucho menos pobladas que antes y seguan planteando, por
tanto, un problema de seguridad interna.
En realidad, la poltica de deportacin no resolvi nada en Granada y agrav el
problema morisco al extenderlo a toda Castilla. Los moriscos granadinos, prolficos, activos e
ingeniosos, no eran bien recibidos por sus vecinos, y la tarea de asimilarlos y convertirlos en
Tema 8. Los Problemas internos durante el reinado de Felipe II.
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 13
lOMoARcPSD
Pgina 14
lOMoARcPSD
de
y
de
Pgina 15
lOMoARcPSD
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
Pgina 18
lOMoARcPSD
5. ESTADO E IGLESIA.
Las controversias intelectuales que se plantearon durante la segunda mitad del XVI no
eran expresin del enfrentamiento entre la ortodoxia y la disidencia, sino que representaban
dos formas distintas de enfocar los estudios teolgicos.
Otro grupo, los herederos del Renacimiento espaol, intentaron asimilar las
nuevas aportaciones de la ciencia y la erudicin del XVI y aplicarlas a los
estudios sagrados. Las obras de eruditos como fray Luis de Len y Alonso
Pgina 19
lOMoARcPSD
Pgina 20
lOMoARcPSD
Pgina 21
lOMoARcPSD
Pgina 22
lOMoARcPSD
Pgina 23
lOMoARcPSD
Bibliografa complementaria
Nicolau Eimeric y Francisco Pea, El manual de los inquisidores. Muchnik editores, Barcelona. 1983.
Pgina 24
lOMoARcPSD
Cateau-Cambresis
1.2.
La paz de Vervins
Pgina 1
lOMoARcPSD
1. LA INTERVENCIN EN FRANCIA.
1.1.
El tratado de Cateau-Cambresis se sita en el umbral de dos etapas diferenciadas. Por un lado, all
se enterraba el equilibrio inestable de las principales fuerzas anteriores, con la rivalidad entre Carlos
y Francisco; por otro, se iniciaba un nuevo orden bajo la hegemona de la Monarqua Catlica. La
Corona de Felipe II impona, sin discusin, su supremaca en el sur de Europa, pero no as en el
centro y en el oeste del continente.
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 2
lOMoARcPSD
Felipe II crey, desde la hegemona que le otorgaba el acuerdo de Cateau-Cambresis, que poda
imponer su ley en Europa: ese fue su error. Los Pases Bajos pronto demostraron dnde se
encontraba esta debilidad.
Fundamentalmente, la paz de Cateau-Cambresis impona el dominio espaol sobre Italia, dominio
indiscutido desde entonces. Francia renunciaba definitivamente a ella y el tratado le impona un
conjunto de barreras fsicas que en un futuro le impedira el acceso al mundo italiano. Saboya y el
Piamonte eran dos de esas barreras, mucho ms cuanto que, polticamente, quedaban inclinados por
lazos de familia hacia Espaa. La Crcega francesa pasaba tambin al lado espaol, y Miln y
Npoles eran indiscutibles piezas de la monarqua de Felipe II. La alianza con Cosme de Mdicis de
Florencia y los acuerdos con la Repblica de Gnova, constituan otros dos aspectos positivos que
otorgaban a Italia un color netamente hispano. La paz espaola se impona sobre toda la Pennsula,
con dos excepciones: los Estados Pontificios, resignados a aceptar lo inevitable, y la Repblica de
Venecia, muy de espaldas a la poltica europea. La solucin italiana fue, pues, el gran xito espaol
de las paces de Cateau-Cambresis.
Sin embargo, el equilibrio que qued configurado para el resto del continente, dibujaba una imagen
no tan precisa para los intereses espaoles. Francia, en principio, no sali tan debilitada como a
primera vista pareca. Por lo pronto recobr Calais y alej as la presencia, en su territorio, de los
ingleses. Tambin mantuvo las plazas de Metz, Toul y Verdn conquistadas por Enrique II y que
otorgaban a la Corona francesa una situacin de privilegio para yugular, con facilidad, el llamado
camino espaol. Igualmente recobr todas las plazas que, en su territorio, haba perdido tras las
derrotas de San Quintn y Gravelinas. Por otro lado, el matrimonio del prncipe heredero francs
con Mara Estuardo, reina de Escocia y posible heredera de Inglaterra, permita pensar en una futura
alianza entre Francia, Escocia y, posiblemente, Inglaterra, alianza en extremo perjudicial para
Espaa. Con todo, para la seguridad de Francia slo haba un problema: los Pases Bajos, su
autntica pesadilla y su amenaza permanente, sobre todo si estaban en manos de los Habsburgo.
Sin duda, los muchos problemas que tuvo que afrontar Felipe II, en su relacin con Europa, hubieran
sido todava mayores si Francia hubiera desarrollado el protagonismo que le corresponda por su
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 3
lOMoARcPSD
privilegiada situacin poltica y por su fuerza econmica. Quiz fue por eso por lo que Felipe II
prefiri encontrar frmulas de acuerdo, teniendo en cuenta la deriva que iba tomando Inglaterra. En
Cateau-Cambresis se concentr, en consecuencia, un matrimonio que sellaba la alianza hispanofrancesa. En junio de 1559, Felipe II se casaba por poderes en la catedral de Ntre Dame de Pars
con Isabel de Valois.
Se iniciaba as con Cateau-Cambresis un perodo de extraordinaria complejidad en la vida europea.
El conflicto religioso haba ya estallado de modo definitivo por todas partes y, tambin, todas las
pugnas polticas entre prncipes y coronas parecan camufladas dentro de un ropaje vistoso y
espectacular, el de las luchas de religin. Alrededor de ellas se fraguaron, en cierto sentido, los
nacionalismos modernos. Con una Inglaterra escorada hacia la causa anglicana, los Pases Bajos
amenazaban ruina, mucho ms ahora que, tambin all, naca y creca el rumor de la disidencia
religiosa. En esa zona resida la debilidad de Felipe, sobre todo cuando Alemania estaba perdida y
sus parientes, los Habsburgo del imperio, su to Fernando, el nuevo emperador, le exiga una nueva
y permanente ayuda dinstica sin demasiadas recompensas a cambio. Mas con todo, con una Italia
controlada, Felipe II poda mantener su presencia en Flandes asegurando el camino espaol. Muy a
su pesar, era sta, en cierto modo, una aventura perifrica, porque el centro de gravedad de su fuerza
estaba en la Pennsula Ibrica. En 1559, y ya definitivamente Felipe se instal siempre en Espaa,
desde donde dirigi sus intereses dinsticos. Surga as el imperio de base hispnica.
Pero lo cierto es que Felipe II nunca haba aceptado la paz de Cateau-Cambrsis con Francia. El
ataque hugonote a sus comunicaciones en Europa y Amrica, el temor de la extensin del
Calvinismo por sus propios dominios, la intervencin francesa en apoyo de los rebeldes en los
Pases Bajos, contribuy a aumentar la desconfianza y su vigilancia. Pero en Francia tena una baza
que nunca haba tenido en Inglaterra: la Guerra civil. As hasta 1589 las armas de Felipe II fueron la
diplomacia y la subversin; mientras Francia estuvo dividida internamente, los propios reyes se
cuidaron de mantenerse contra los Guisa y los hugonotes, por lo que no hubo real peligro para
Espaa; bastaba a Felipe apoyar y financiar las fuerzas catlicas. Posteriormente Enrique III reuni
fuerzas para desafiar la tutela de la Liga y en diciembre de 1588 haba asesinado al duque de Guisa
y a su hermano el cardenal de Lorena. Su accin sumergi ms a Francia en la lucha civil, y Pars y
otras ciudades fueron a las armas. Enrique II se vio obligado a ponerse en manos del duque de
Navarra y de los hugonotes. Desde este momento hubo guerra abierta entre catlicos de la Liga y el
hombre que no habra de reconocer como rey de Francia: Enrique de Navarra.
Felipe II estaba decidido a desbancar del trono de Francia a Enrique de Navarra, y si Francia caa
bajo un soberano protestante, podra representar un peligro real para los Pases Bajos espaoles;
Farnesio quedara encerrado entre los holandeses y los franceses y tambin Italia podra quedar
expuesta a una invasin: Pero sus ambiciones no se limitaban a la mera defensa de sus dominios;
ahora se le ofreca la oportunidad de aspirar al trono de Francia, como yerno de Enrique II, y as
redondear su imperio.
En septiembre de 1589 el rey espaol orden a Farnesio que se mantuviera a la defensiva en los
Pases Bajos y disminuyera gastos. El general espaol envi un pequeo destacamento desde
Flandes para ayuda de la Liga contra Enrique de Navarra; las fuerzas combinadas catlicas fueron
derrotadas en Ivry (marzo 1590) y Enrique cerc Pars. Entonces Felipe decidi comprometer todo su
ejrcito de Flandes bajo el mando de Farnesio, ya en guerra declarada contra Enrique. Farnesio se
mostr escptico y esta vez su desaprobacin fue compartida por Idaquez en Madrid y por muchos
de los funcionarios espaoles en su propio ejrcito; pero una vez ms Farnesio obedeci, aunque es
cierto que limit su objetivo exclusivamente a la liberacin de Pars, consiguiendo reavituallar la
ciudad y obligar a Enrique a levantar el asedio. Las fuerzas espaolas haban rescatado Pars, por lo
que Felipe II contaba con su ejrcito en Francia decidi que haba llegado el momento de plantear
abiertamente sus pretensiones al trono francs, en defensa de su hija Isabel, o imponer un candidato
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 4
lOMoARcPSD
aceptable. Farnesio no estuvo de acuerdo, pues entenda que los franceses no toleraran este tipo de
intromisin en sus asuntos, adems entenda que la seguridad de los Pases Bajos estaba en peligro,
y contra los deseos del rey, regres con su ejrcito en noviembre.
En los Pases Bajos, durante la ausencia de Farnesio, la situacin para Espaa haba empeorado, y
mientras Enrique de Navarra segua acaparando la atencin y los recursos de Felipe II hacia Francia.
Las Provincias Unidas contaron con el mejor aliado hasta la fecha. Su jefe Mauricio de Nassau, hijo
de Guillermo de Orange, que aprovech la oportunidad para preparar la ofensiva y cuando Farnesio
regres con su ejrcito, le atac y en junio de 1591 haba capturado Zutphen y Deventer; en octubre
se apoder de Nimega. Mientras Farnesio, que intentaba contener la ofensiva rebelde, recibi
rdenes para que abandonara toda accin militar en los Pases Bajos y volviera de nuevo a Francia
para ayudar a la Liga. De nuevo chocaban las voluntades de Farnesio y Felipe II, y el primero hizo
cuanto pudo para hacer comprender al rey la locura del camino que haba comenzado, pues atacar en
Francia significaba retroceder en los Pases Bajos, prolongando la guerra para las provincias leales,
arruinando su economa y exponindolas simultneamente a los ataques de los holandeses y a los
motines de las tropas espaolas mal pagadas.
El primer objetivo de Felipe, la seguridad en los Pases Bajos, estaba dispuesto a sacrificarlo por
una poltica imperialista en Francia, pero las maniobras de las tropas espaoles fueron esfuerzos
fragmentarios a todas luces insuficientes para doblegar a Francia, por lo que el rey deseaba una
invasin mayor con un ejrcito poderoso, pero en cualquier caso, el ejrcito que tena en Espaa
estuvo ocupado desde 1590 a 1592 en la rebelin la rebelin de Aragn, por lo que una invasin de
Francia desde el este por el ejrcito de Farnesio era la nica alternativa. En diciembre de 1591,
Farnesio cruzaba por segunda vez la frontera francesa para reanimar la triste suerte de la Liga. A
pesar de todo Farnesio oblig a Enrique de Navarra a levantar el asedio de Run, y a mediados de
junio regresaba a los Pases Bajos.
De todos los hombres que sirvieron a Felipe II en altos cargos, Farnesio fue el ms honrado y el ms
realista, sin embargo el reconocimiento de estas virtudes no fue una de las cualidades que Felipe II
admirara en sus servidores. Desde el fracaso de la Armada, el prestigio de Farnesio en Madrid haba
iniciado su decadencia y la desconfianza del rey aument cuando Farnesio se opuso abiertamente a
su poltica en Francia. Desde finales de 1591 Felipe II estaba sopesando su destitucin. En octubre
de 1592 Farnesio recibi rdenes para que se dirigiera de nuevo a Francia, durante la marcha muri
en Arras.
Falto de su mejor general, el panorama iba empeorando para Felipe II, que, desesperado envi una
tercera expedicin desde los Pases Bajos, por lo que es manifiesto que el rey echaba mano de
cualquier medio coactivo para que los Estados Generales se declararan a favor de su hija o de alguno
de sus otros candidatos; en cambio los franceses buscaban eludir sus exigencias intolerables,
impedir que la corona cayera en manos extranjeras y salvar a su pas de la condicin de satlite. La
nica baza en que se apoyaba Felipe era que Enrique de Navarra era protestante. Pero tambin
perdi sta cuando Enrique declar su intencin de convertirse y en julio de 1593 fue recibido en la
Iglesia Catlica. Los espaoles se negaron a aceptar su conversin como autntica, y, aunque cost
dos aos, el papa reconoci a Enrique IV, que fue coronado en febrero de 1594, expuls la
guarnicin espaola de Pars y se adue de la capital. Su conversin produjo la progresiva
adhesin del pas a su causa; Felipe II, frustrado, tuvo que ver cmo sus aliados o le abandonaban o
eran derrotados. Pero todava quedaban fuerzas espaolas en Marsella y Bretaa, y Enrique tema
que lo que Felipe II no haba podido obtener por la subversin tratara de conseguirlo por una guerra
declarada. En consecuencia, el 17 de enero de 1595 declar oficialmente la guerra contra Felipe II.
Con una temeraria acumulacin de compromisos, Felipe II se haba enredado en una guerra con tres
potencias: Inglaterra, las Provincias Unidas y Francia, ocup ciertas posiciones, rodeando Francia;
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 5
lOMoARcPSD
1.2.
La Paz de Vervins.
Por fin, Felipe II se dio cuenta de que era imposible luchar simultneamente con los Pases Bajos y
con Francia, sobre todo cuando acababa de atravesar una seria crisis financiera que le haba llevado a
la bancarrota de 1596.
Pero qu ventaja poda esperar Espaa de la guerra con Francia?. Mientras Espaa quedaba
inmovilizada por las inmensas operaciones continentales, los beneficios reales de la guerra (el
comercio y la expansin comercial) iban a parar a Inglaterra y a las Provincias Unidas. En el
Mediterrneo, embarcaciones holandesas e inglesas, cada vez ms numerosas, eludan las patrullas
espaolas, en busca del comercio y obteniendo crecientes beneficios. En el Atlntico, los enemigos
de Espaa seguan disputndose su monopolio colonial, adems, desde 1595, el papado se haba
alineado inequvocamente a favor de la independencia francesa. Roma se ofreci como
intermediaria para una paz hispano-francesa.
De los Pases Bajos llegaban al rey consejos urgentes para abandonar la lucha. Desde 1596 su
gobernador all haba sido su sobrino el archiduque Alberto, que desde que lleg all busc sacar a
Espaa de la guerra contra los tres adversarios que inmovilizaba su programa para los Pases Bajos y
desvaneca los recursos del rey.
As, por iniciativa del archiduque se firm la paz con Francia en Vervins (2 de mayo de 1598).
Espaa cedi Calais y las dems plazas que ocupaba en la Picarda y Bretaa, y a cambio de esto,
poco gan. Como Enrique IV crea que Francia no podra estar segura si Espaa reconquistaba los
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 6
lOMoARcPSD
Pases Bajos septentrionales, sigui proporcionando ayuda a las Provincias Unidas, preocupndose
poco por disimular esta ayuda.
Por tanto, de Vervins Felipe II ni siquiera obtuvo el respiro que haba esperado. En cambio, ahorr
una buena cantidad de dinero y su ejrcito pudo regresar a los Pases Bajos.
Tras este acuerdo, Felipe II busc la solucin para los Pases Bajos. Reflexionando sobre la
posibilidad de una autonoma propia para Flandes, desligado de su propia persona, el monarca
inform, que, tras su muerte, la soberana sobre aquellas tierras recaeran sobre su hija Isabel, casada
con el archiduque Alberto, su sobrino. La cesin contemplaba un conjunto de clusulas que recoga
las mltiples posibilidades de herencia que vincularan siempre y de por vida, a los Pases Bajos a la
causa espaola. De ninguna manera Felipe II reconoca la soberana de las siete provincias del
Norte, aunque era evidente que stas tenan ya libre el camino hacia su independencia. Todava
pasaran cincuenta aos para que la monarqua catlica la reconociera.
La cesin a su hija Isabel de los Pases Bajos y la Paz de Vervins se firmaron en el intervalo de muy
pocos das: en mayo de 1598. Para entonces la salud del rey estaba ya muy quebrantada, y muri el
13 de septiembre de 1598. Mientras que la noticia corra por Europa, comenzaba a forjarse la leyenda.
Carlos V no mostr mucho inters en resolver el problema que representaban los turcos, pasando
este asunto prcticamente intacto a su hijo, Felipe II. Por ello es que Felipe II hereda una flota naval
que realmente no estaba a la altura de las circunstancias.
El Mediterrneo era la zona donde los intereses espaoles corran ms peligro. Por ello ,durante los
veinte primeros aos de su reinado, Felipe II se ve obligado a otorgar prioridad a la defensa y
contraofensiva contra el Islam en la zona.
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
Venecia siempre se haba mostrado partidaria por una poltica neutral. Consciente de hallarse en
medio de dos enemigos Espaa y Turqua-procuraba no participar en ninguna alianza en la que
estuviese Espaa, y tampoco crearse problemas con los turcos, ya que de ello dependa sus rutas
comerciales con Oriente y el abastecimiento de sus numerosa poblacin. Pero ahora haba sido
atacada por Turqua, por lo que necesitaban una ayuda ya que sola no les poda hacer frente.
Venecia busc a la desesperada una alianza con Espaa pero sta se negaba. No haba bajado la
guardia con los turcos pero tampoco quera enfrentarse ,de momento, a ellos. Ser el Papado quien
logre convencer a Espaa para que firme una alianza con Venecia. Po V no senta un especial
afecto por Felipe II pero era consciente de que en ese momento era el nico monarca europeo el rey
francs mostraba claras inclinaciones pro turcas y el emperador Maximiliano II haba firmado una
tregua con Turqua- capaz de hacer frente a los turcos. Por ello decide seguir mandndole subsidios
y a su representante, Lus de Torres, para las negociaciones.
Felipe II acaba aceptando la alianza por varias razones:
Los sucesos de Granada haba reavivado en la Pennsula la lucha contra el Islam-aunque el
sultn turco pensase que esta rebelin interna tendra ocupado al monarca espaol-junto con
consideraciones polticas una liga proporcionara a Espaa los servicios de una flota,
hombres y armas de los aliados- y econmicas-cruzadas, las cuales suponan unos 400.000
ducados al ao-.
Felipe II aprovecha el respiro momentneo en el O los P.Bajos parecan firmemente
controlados por la frrea mano del Duque de Alba e Inglaterra estaba volcada en resolver sus
propios conflictos internos- para dar un golpe definitivo a su enemigo del E.
El tratado entre los tres aliados-Espaa, Venecia y el Papado- se firm el 20 de mayo de 1571 tras una
serie de contratiempos-Venecia intent por dos veces llegar a un acuerdo con los turcos-.
El triunfo moral del nacimiento de esta liga era del Papado, pero lo cierto es que ste no
habra llegado sin la ayuda militar de Espaa.
El tratado estipulaba que cada 1 de abril de cada ao, una fuerza de 200 galeras, 100 veleros,
50.000 soldados de infantera y 4-500 de caballera ligera, se reuniran.
Los gastos de la alianza eran satisfechos por Espaa en tres partes, Venecia dos y el Papado
una, adems de la alimentacin de este gran ejrcito y el abastecimiento de Venecia mientras
sus lneas de aprovisionamiento con Oriente permaneciesen cortadas. Todo ello supona un
enorme gasto para Espaa.
El objetivo final del tratado no era solamente el Imperio Turco sino cualquier enemigo de la
cristiandad, como Vergel, Tnez o Trpoli.
La liga actuara como una patrulla que velara por el bienestar de sus posesiones en el
Mediterrneo ante posibles ataques de los infieles.
El encargado de dirigir la expedicin fue D. Juan de Austria, hermanastro del rey espaol, hombre
joven contaba con 24 aos-pero que tena en su haber la victoria sobre el Islam en Granada.
Vigilando sus pasos el rey haba mandado a Requesens, hombre inteligente y de talante abierto
adems de ser uno de los mejores administradores del reino. D. Juan de Austria se mostr capaz de
dirigir la accin desde el primer momento. A pesar de las crticas recibidas por sus aliados, logr
llegar a tiempo-en agosto- para reunirse con las tropas aliadas. Caus muy buena impresin entre los
comandantes veneciano-Veneiro- y papal-Colonna. Ante la inferioridad numrica de los
venecianos logr que stos aceptasen 4.000 veteranos espaoles e italianos, distribuyendo los
recursos y aumentando la vala de todo la flota aliada al hacerla ms mvil e intercambiable.
Pgina 10
lOMoARcPSD
El siguiente paso era buscar al enemigo y destruirlo. Cuando los turcos entran en la batalla venan
de un verano ajetreado y con un grado de preparacin poco ptimo. D.Juan de Austria lo sabe y
decide que por ello es el momento adecuado para la lucha.
Las dos flotas, que se perseguan una a la otra, se encuentran en la madrugada del 7 de octubre de
1571 a la entrada del golfo de Lepanto. 230 galeras turcas se enfrentan a 208 galeras cristianas,
teniendo stas ltimas el mayor poder de fuego y transportando a una infantera-la espaolafuertemente armada. La batalla comenz al medioda. La galera de D.Juan avanz en lnea recta
hacia el buque insignia turco comandado por Ali Baj.
Tras una batalla feroz y sangrienta-pareca que el mar se haba vuelto rojo de tanta sangre all
derramada- , la victoria de los aliados fue abrumadora. Slo consiguieron escapar 33 galeras turcas,
las dems fueron capturadas o hundidas. Los aliados perdieron 12 galeras, a 9.000 hombres y un
balance de 21.000 heridos.
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 11
lOMoARcPSD
Gracias al liderazgo de D.Juan de Austria y a los buenos consejos de Requesens, junto al poder de
fuego de los galeones venecianos y la excelente infantera espaola, la victoria aliada fue un hecho.
Lepanto constituy un rotundo triunfo de la cristiandad.
A raz de las prdidas sufridas y de lo avanzado de la estacin la flota aliada se tuvo que retirar a
Italia. El Imperio Otomano no se haba visto muy afectado: Chipre continu bajo su poder y se
recuperaron de las prdidas materiales con asombrosa rapidez.
Qu consecuencias tuvo la batalla de Lepanto?
En primer lugar el mito del poder turco desaparece mientras que la cristiandad obtiene una
victoria moral.
Termin la poca de la supremaca turca, aquella en la que podan moverse libremente por el
Mediterrneo. Los turcos ya no se aventurarn ms hacia Occidente y esta retirada fue lo
peor que les pudo pasar, ya que su flota comenz a pudrirse en los puertos.
En cambio las galeras cristianas consiguieron un gran refuerzo en recurso humanos gracias a
los prisioneros de guerra.
La alianza cristiana no sobrevivi mucho ms tiempo tras la batalla. Cada pas tena sus
propios intereses por lo que result imposible organizar nuevas cruzadas contra el Islam.-Tras
la muerte de Po V, Felipe II se desentiende de la alianza sus aliados lo acusan de traidoralegando preocupacin por lo acaecido en los P.Bajos. Pero lo cierto es que Felipe II no estaba
dispuesto a sacrificar su poltica en Argel para favorecer a los venecianos-que optan por una
accin poltica hacia Levante- aunque se cuida de mencionar sus planes en Roma-para poder
seguir cobrando los subsidios.
Nadie cree al rey espaol, surgiendo voces de protesta tanto venecianas como papales,
incluso espaldas (D. Juan de Austria y Requesens)-por lo que Felipe II es casi obligado a
regresar a la liga.
Venecia abandona la alianza en marzo de 1573 agobiada por su comercio y al reflexionar
acerca de las consecuencias de Lepanto: Chipre segua en manos turcas, por lo que realmente
la victoria para ello no exista.
A Espaa este abandono le supuso un alivio. A partir de ahora poda centrarse en su propia poltica,
por ello ataca Tnez en 1573.Las indecisiones de los espaoles es aprovechada por los turcos quines
atacan en julio de 1574, obligando a los espaoles a capitular dos meses despus.
Aunque pareca anunciarse una nueva guerra entre ambos pases, esto no ocurre. Turqua tena
intereses en Persia y Espaa en los P.Bajos por lo que ninguno de los dos tienen mucho inters en un
enfrentamiento. Ambos comienzan una retirada con la que pondrn punto y final a lo sucedido en
Lepanto.
Felipe II nunca estuvo en situacin de atacar varios frentes a la vez ni de dedicar todos sus recursos
a un solo objetivo, supo aceptar estas limitaciones y su realismo fue positivo para Espaa.
La poltica de paz creada fue perjudicial para los turcos ya que la inactividad acab con la flota
turca, destruyendo sus barcos-terminan por pudrirse en los puertos ante la inactividad- y la priva de
marineros experimentados.
Desde 1578 a 1587 Turqua y Espaa firman una serie de treguas con las que nuestro pas inicia una
nueva etapa en las relaciones exteriores con el Islam. En 1590 se vivi un momento de tensin entre
Turqua y Espaa que no lleg a mayores. Se haba puesto punto y final a las hostilidades con los
infieles.
Pgina 12
lOMoARcPSD
Integrados en la Monarqua hispana por Carlos I, los Pases Bajos constituan su elemento ms
excntrico en Europa; eran el punto de apoyo obligado para la poltica hegemnica de Espaa en el
continente. Riquezas, intelectualidad y cultura distinguan a los Pases Bajos desde la Baja Edad
Media; pero ms importante todava que la utilizacin de estas posibilidades era para Espaa su
ubicacin estratgica, a espaldas de Francia, frente a Inglaterra y en la desembocadura de la cuenca
renana. El mantenimiento del pabelln espaol en los Pases Bajos era, por lo tanto, condicin vital
para la misma existencia del Imperio.
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 13
lOMoARcPSD
La nueva aristocracia del dinero y la pequea burguesa de los gremios formaban una masa social
predispuesta a las novedades intelectuales y religiosas, en contraste con la alta nobleza, en la que
persista lo tradicional, inquebrantablemente unido a un intransigente espritu de amor a las
prerrogativas y libertades del pas. En fin, estas condiciones haban motivado la pronta penetracin
de las corrientes religiosas protestantes.
Felipe II se planteaba la necesidad de conservar directamente en sus manos los Pases Bajos como
baluarte de su poltica religiosa y hegemnica en el occidente de Europa. Introdujo en el gobierno
de los Pases personalidades fieles, aunque extranjeras; demor la retirada de las tropas espaolas;
recab de la poblacin nuevos y onerosos impuestos; reorganiz la constitucin eclesistica del pas,
renov la vigencia de los antiguos edictos contra el protestantismo y se opuso a la participacin de
los Estados Generales en el gobierno, 1558.
Tales disposiciones descontentaron, en primer lugar, al alta nobleza, en su mayora catlica, pero
deseosa de conservar lo privilegios de los Pases Bajos y la influencia en su gobierno. El blanco de
sus diatribas fue Antonio Perrenot Granvela, natural del Franco Condado, quien haba hecho una
portentosa carrera al lado del emperador, gracias a sus cualidades de astuto diplomtico y de la
fidelidad a toda prueba. Bajo Felipe II, Granvela, antiguo obispo de Arrs, fue designado arzobispo
de Malinas, 1560, cardenal, 1561, presidente del Consejo de Estado y todopoderoso mandatario del
soberano en los Pases Bajos, a expensas de la autoridad de la lugarteniente general Margarita de
Parma, hemanastra del rey. Contra este personaje se concentr la animadversin de los grandes
nobles, como Lamoral, conde de Egmont, y Guillermo de Nassau, seor de Orange, en el Bajo
Rdano, uno de los grandes propietarios del Brabante y Luxemburgo y, al mismo tiempo, prncipe
del Reich alemn. A su vera, fomentando la oposicin. Le apoyaban el conde de Flandes y el mismo
duque de Brabante.
La confabulacin nobiliaria tuvo un xito brillante. Achacando las inquietudes populares
manifestadas contra el pago de impuestos y ciertos tumultos calvinistas- a la presencia de Granvela
en el gobierno, lograron los nobles la destitucin por Felipe II (1564). Pero a este triunfo siguieron
otras tentativas para dar satisfaccin a las aspiraciones comunes. El conde Egmont plante ante el
mismo rey una serie de pretensiones moderadas: intervencin de los Estados Generales en la
poltica interior de los Pases Bajos y mitigacin de las leyes religiosas, que los catlicos de tipo
erasmista conceptuaban en exceso severas y los burgueses atentatorias a sus intereses econmicos.
Felipe II se neg a aceptar tales demandas, en razn especialmente a la irrupcin violenta del
calvinismo en los Pases Bajos, cuyos adictos se empeaban en preparar un movimiento
revolucionario contra el rgimen hispanocatlico (1565). La propaganda calvinista, acelerada por la
presencia de refugiados franceses que venan huyendo de las primeras luchas de religin en Francia,
se difundi rpidamente por los medios obreros, en los centros industriales de la lana y el lino,
valones o flamencos, y tambin entre las clases de la baja nobleza. La negativa de Felipe II y el
edicto de octubre de 1565 sobre la aplicacin estricta de los plakats religiosos, los decretos del
Concilio de Trento y la introduccin de la Inquisicin, produjeron la inevitable aproximacin entre
la nobleza catlica y los elementos revolucionarios. Bajo la mirada complaciente de los grandes
nobles, Felipe de Marnix, educado en Ginebra, preparaba la unin de los intereses de clase de la
baja nobleza con los calvinistas, redactando un Compromiso para oponerse a la instauracin del
Tribunal del Santo Oficio, el cual fue firmado por los caballeros en noviembre de 1565 en Breda. Ms
tarde, los compromisarios manifestaron su oposicin irreductible a Margarita de Parma, en una
entrevista donde recibieron su nombre de combate: gueux o pordioseros, por los trajes usados con
que se haban revestido, en Bruselas 05-04-1566.
Pgina 14
lOMoARcPSD
La turbia poltica de la nobleza origin una convulsin social terrible: durante el mes de agosto de
1566, los elementos extremistas, apoyados por los calvinistas que regresaban de su destierro al
amparo de las circunstancias, desencadenaron un devastador movimiento iconoclasta. Cuatrocientas
iglesias fueron saqueadas e incomparables obres de arte destruidas. Las masas lograron apoderarse
del poder en muchas localidades, denotando cul era la finalidad de su sublevacin. Ante los sucesos,
resultaron ineficaces las medidas de las autoridades reales y los nobles, ya que todos abrigaban
recelos sobre la conducta e intenciones futuras del bando contrario.
Realmente, en 1566 se haba abierto un foso insalvable entre la monarqua catlica y los rebeldes
protestantes. Felipe II haba recogido el guante lanzado a su autoridad. Las rdenes con que envi
al duque de Alba, al frente de un poderoso ejrcito de aguerridos tercios, a restablecer el prestigio
del rey en los Pases Bajos y castigar los excesos cometidos, fueron muy duras y severas; pero no
incompatibles con una futura solucin del problema poltico de los Pases Bajos. Desgraciadamente,
poltica y religin iban tan estrechamente unidas, que la represin de los disturbios aparejaba
nuevos antagonismos entre los nobles catlicos y por ende, el fomento del movimiento
revolucionario.
La actuacin del duque de Alba en el gobierno de los Pases
Bajos, ya que Margarita de Parma dimiti al tener noticia de la
tropa de castigo en 1566, fue poco hbil, excesivamente
rigorista. A su llegada a Bruselas, 22-08-1567, instituy un
Tribunal de Tumultos, cuyo procedimiento rpido y severo
estaba en desacuerdo con las normas imperantes en los Pases.
Al mismo tiempo hizo detener a los nobles catlicos condes de
Egmont y de Horn, consejeros reales, acusados de complicidad
con el gran rebelde Guillermo de Orange, el cual haba
aceptado en 1566 el caudillaje de la resistencia armada ofrecido
por el snodo calvinista de Amberes. Huido ste a Alemania,
Egmont y Horn fueron ajusticiados para dar ejemplo, 1568,
Sangre intil, puesto que Guillermo el Taciturno, por aquellos
mismos das, libraba letras de
corso a los pescadores de Holanda, Zelanda y Frisia, como estatder
o lugarteniente real, para atacar y acometer las naves y puertos
leales a Felipe II. Gente atrevida y fantica, adepta al credo
calvinista, los Wassergeussen o gueux del mar, protegidos por
Isabel de Inglaterra desde aquellos mismos das, llevaron su
atrevimiento y sus saqueos desde el mar del Norte a la
desembocadura del Escalda. Este rudimentario ejrcito de la
independencia de Holanda iba a ser el ncleo de su potencialidad
y hegemona martimas en el XVII.
Todava no se haba formulado la secesin entre los Pases Bajos y
Espaa. Los desaciertos del duque de Alba, en parte motivados por
el ambiente en que se mova, y los alientos que los sublevados
reciban de Inglaterra y de los hugonotes franceses, facilitaron la
resistencia del partido de Guillermo de Orange. El duque de Alba
haba introducido a rajatabla los decretos religiosos expedidos por Felipe II y mantenido las
guarniciones espaolas en las principales ciudades valonas y flamencas. Slo a este precio haba
podido mantener los Pases Bajos libres de las amenazas de la subversin orangista. Pero los
soldados necesitaban las pagas oportunas, y para hacer frente a tales cargas financieras el duque
implant unos impuestos, parecidos a los derechos de la alcabala castellana, que gravaban las
ventas de los bienes muebles con el 10% y las de los inmuebles el 5%, adems de un impuesto
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 15
lOMoARcPSD
Pgina 16
lOMoARcPSD
Cuando el sucesor de Requesens, don Juan de Austria lleg para hacerse cargo del gobierno, 1576,
slo el Luxemburgo se mantena fiel a la Corona. Sus primeros actos tendieron a estabilizar el
estado de cosas creado en aquellos territorios por la Pacificacin de Gante, cuyos trminos reconoci
en el Edicto Perpetuo de febrero de 1577. Este le fue impuesto por los Estados Generales, que
funcionaban revolucionariamente desde noviembre de 1576. Los tercios espaoles salieron de los
Pases Bajos, pero la situacin dist mucho de quedar despejada. El Taciturno se negaba a reconocer
el Edicto Perpetuo, por cuanto en l se dispona la conservacin del culto catlico en todas las
provincias, incluso Holanda y Zelanda. Unas entrevistas y tentativas entre ambos bandos, el realista
y el de Orange, abrieron nueva brecha en las actitudes respectivas. Ya que la paz era imposible, de
nuevo haba de hacerse la guerra. Desde Namur, don Juan reclam el regreso de las tropas
espaolas, que acudieron de Italia al mando del expertsimo Alejandro Farnesio, hijo de Margarita
de Parma. La batalla de Gembloux, 1578, abri las puertas del Brabante a los espaoles, sin que la
nobleza del Sur rectificara su decisin de oponerse a las rdenes de Felipe II. Haca escaso tiempo
que los Estados Generales haban nombrado gobernador al archiduque Matas, hermano del
emperador Rodolfo II, y ante el peligro con que les amenazaba el xito de Gembloux haban
recurrido al auxilio de un ejrcito francs, acaudillado por Francisco de Alenon, hermano del rey
de Francia Enrique III. El ambicioso Alenon no logr realizar ninguna de las esperanzas de los que
le haban elegido defensor de las libertades de los Pases Bajos.
En este trance difcil, la inesperada muerte de Juan de
Austria llev la poder a Farnesio, 1578. De grandes
cualidades intelectuales y de espritu realista, el nuevo
virrey que supo explotar para su beneficio las
debilidades de sus enemigos.. Entre el Norte y el Sur de
los Pases Bajos, las diferencias de raza, lengua y cultura
correspondan a diferentes conceptos polticos y
religiosos. Alejandro Farnesio supo aprovechar estas
profundas discordias y resolverlas en beneficio de su
soberano. Su poltica se bas en dos extremos_ garantizar
las libertades valonas y profundizar el foso religioso que
les separaba de los holandeses. En aquellos tiempos el
problema de Flandes ya no era slo militar; la divisin
religiosa haba penetrado dentro del tejido social, y
estaba poniendo de relieve las muchas contradicciones
sociales implcitas en aquella sociedad.
El movimiento calvinista se instal slidamente en los
gremios de artesanos y menestrales y constitua una
formidable arma social y poltica opuesta a las capas medias e incluso a las ms ricas, a las que
pretenda desplazar de aquellos puestos concejiles. El calvinismo se opona al catolicismo
conservador de sus enemigos sociales. Cada vez ms numerosos, los reformados calvinistas
amenazaban con el desorden social y el escndalo religioso; en consecuencia, la lucha era inevitable.
En los concejos chocaron entre s unos bandos contra otros ocultando sus verdaderas diferencias
polticas o disfrazndolas bajo el signo religioso.
En el Sur, las familias catlicas, de actitudes muy moderadas y poderosas, temieron el radicalismo
calvinista que ascenda desde las clases inferiores. Comprendieron que su supervivencia no estaba en
el calvinismo ni en su brazo armado, los mendigos el mar, ni siquiera en su lder, Guillermo de
Orange, sino en el reforzamieno de su estatus social identificado con la defensa de su credo catlico.
As, muchas provincias del Sur, las de Artois, Hainaut, Brabante, etc., declararon su adhesin a la
religin catlica e hicieron un llamamiento a los estados Generales, a las 15 provincias que firmaron
el Edicto Perpetuo para que declarasen su oposicin al calvinismo por considerarlo extremadamente
peligroso desde un punto de vista social.
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 17
lOMoARcPSD
En 1579 se realizaron los deseos del virrey. Por la Unin de Arrs, las provincias de lengua francesa
(Artois, Henao y Douai) se comprometieron a mantener el catolicismo, a base del reconocimiento del
poder real. Farnesio poco ms tarde reconoca por la llamada Paz de Arrs las libertades
tradicionales de los Pases Bajos, de conformidad con las estipulaciones y espritu de la Pacificacin
de Gante. Aquella declaracin de las ciudades del Sur, supona la guerra civil y, como consecuencia,
arrojaba a Holanda y Zelanda al aislamiento exclusivo que conducira finalmente a la
independencia.
En respuesta a estas decisiones, las provincias del Norte (Holanda, Zelanda, Geldres, Overisel,
Frisia y Groninga) se confederaron en la Unin de Utrecht al objeto de defender por las armas el
protestantismo y oponerse a lo que reputaban tirana espaola, 1580. Estos actos, escindan la
unidad de los Pases Bajos y daban vida al futuro Estado Holands, implcitamente existente desde
los acuerdos de Utrecht y de modo claro cuando Guillermo de Orange proclam, por el manifiesto
de La Haya de 1581, la deposicin de Felipe II. La segregacin de las siete provincias Unidas
responda a los postulados emitidos por los reformadores de Ginebra y era el primer sntoma
evidente, en el orden poltico internacional, de la aplicacin de las teoras democrticas del
calvinismo.
Flandes era un terreno lleno de contradicciones. En la llamada al catolicismo de las provincias del
Sur se esconda una profunda hostilidad para las posiciones que se adoptaban en las provincias del
Norte. Desde la toma de Amberes, cuando los ejrcitos reales campaban furiosos por todo el
territorio y la causa del rey se desmoronaba precipitadamente, las provincias de Holanda y Zelanda
apostaban ya por su plena autonoma. Cada una de ellas, libre en s misma, poda federarse, junto
con las dems, en una unin que asegurase a todas las independencias. En enero de 1579 esa unin se
firm. Se trataba de una alianza militar para la defensa mutua, que iba acompaada de la
declaracin de practicar el culto calvinista. Manifestaba tambin la Unin su deseo de
autogobernarse y, por razones de estrategia poltica, nada decan sobre su vinculacin con el rey de
Espaa.
Aquel acuerdo fue la famosa Unin de Utrech, que provoc la respuesta contraria del Sur, donde se
cre la Unin de Arrs a instancias de los Estados de Hainaut y Artois, a los que se unieron Flandes y
todas las provincias valonas. La divisin entre el Norte y el Sur era ya irreversible. Mientras la
Unin de Utrech nada deca de la soberana, la Unin de Arrs se reconciliaba con el monarca. El
Sur de declar partidario de mantener la religin catlica como credo oficial, y consiguieron que la
monarqua reconociese la autonoma poltica que sus propios ordenamientos constitucionales exigan,
plasmndose en el tratado de Arrs del 17 de enero de 1579.
Fue ste un extraordinario triunfo de la diplomacia de Alejandro Farnesio. El Sur se haba retenido
para la causa real, y los problemas venan para los estados del Norte. La Unin de Utrech entraba en
un periodo difcil en el que existan conflictos entre las fuerzas partidarias de mantener las
autonomas provinciales sin romper con el rey de Espaa, y aquellas otras que, ms radicales,
buscaban desvincularse totalmente de la Monarqua Catlica.
Tales diferencias condujeron a la guerra entre el Norte y el Sur. Desde la conquista de Maastrich
(junio 1579) hasta 1587 con la ocupacin de la desembocadura de los grandes ros, todos los Pases
Bajos fueron ocupados por las tropas reales, a excepcin de las provincias de Zelanda, Holanda,
Utrech y Frisia. Los xitos militares de Farnesio y la posibilidad de que sus tropas pudieran
conquistar tambin la provincia del Norte fue lo que motiv la alarma de Francia y de Inglaterra. La
reina Isabel decidi que la causa de las provincias que formaban la Unin de Utrech, acosadas por las
armas de Farnesio, afectaban tambin a la seguridad del reino. Inglaterra no poda permanecer
inmvil. Tal decisin por parte de Inglaterra, supona la guerra contra Espaa, y la reina Isabel,
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 18
lOMoARcPSD
consciente de ello, se dispuso a ganar tal embate ayudando a los neerlandeses, pirateando a los
galeones espaoles en la ruta de Indias y fortaleciendo su propia defensa.
La derrota de la Armada que Felipe II envi contra Inglaterra en 1588 seal otro momento
especial en la larga lucha de las provincias del Norte contra Felipe II. Para aquellas, el desastre
espaol demostraba que su propia lucha no se haca contra un enemigo invencible; por el contrario la
causa real, el desastre de la Invencible min gravemente las posiciones adquiridas, llovieron las
crticas contra Farnesio como responsable de aquel enorme error de coordinacin entre los buques de
Medina Sidonia y los suyos propios. Tantas fueron las crticas que recibi Farnesio que el monarca
perdi la fe en l. Por otro lado, tras la Invencible, otra vez comenzaron a fallar los recursos
econmicos, las pagas se retrasaban y el peligro de los motines de los soldados apareci otra vez. Sin
embargo, en los inicios de los aos 90, con la derrota de la Armada, la Monarqua Catlica perdi el
control de los mares y sus galeones apenas podan ya hacer frente a los modernos buques ingleses,
ms rpidos y mejor armados.
Pese a los esfuerzos de Espaa por dominar el mar, la guerra, aunque fue larga, en realidad estaba
perdida, y adems los males no venan solos y un nuevo frente se abra tambin entonces contra
Felipe II. Tras el asesinato del rey de Francia Enrique III, ltimo rey Valois, que no dejaba herederos
directos, las leyes sucesorias sealaban a Enrique de Navarra como sucesor legtimo. Enrique era un
prncipe protestante, y la posibilidad de un rey luterano en Francia supona, de hecho, la intervencin
de Felipe II. Tal intervencin provoc el rechazo xenfobo de los hugonotes franceses y tambin de
muchos catlicos moderados. Aunque la conversin al catolicismo de Enrique otorg a ste la corona
de Francia, Flandes se convirti entonces en piedra angular de la poltica internacional. Luchando
contra las provincias del Norte y con la hostilidad de Inglaterra y de Francia, la situacin de la
Monarqua Catlica era difcil. No haba otra solucin que la paz, y Felipe pareci comprenderlo en
sus ltimos das.
4. EL CONFLICTO CON INGLATERRA
Desde que Felipe jur como rey de Portugal en Tomar, Inglaterra, Francia y los rebeldes holandeses
incluyeron tambin el territorio portugus en sus objetivos blicos. Desde entonces Felipe debera
atender no slo a la seguridad en el Atlntico, para mantener el flujo de la plata, sino que tambin
debera mantener la integridad de la ruta portuguesa de Oriente, y sta resultaba ser
extremadamente dbil. Desde la dcada de 1580, los mendigos del mar, los hugonotes de La
Rochelle e, incluso, la piratera inglesa de Plymouth, dificultaban extraordinariamente la
comunicacin martima entre Espaa y Flandes.
En 1585, cuando la ofensiva militar de Alejandro Farnesio en Flandes culmin con el xito de
Amberes, todo el mundo comprendi que la lucha de los holandeses con las tropas de Felipe II
terminara con la derrota de los primeros, si Francia e Inglaterra no acuda en su ayuda. En tierra,
Farnesio resultaba invencible; sus enemigos comprendieron que haba que aumentar la debilidad su
debilidad atacando en el mar. Por eso, el control del canal de la Macha y en general del Atlntico
Norte, resultaba se vital para la suerte de los rebeldes flamencos. En agosto de 1585, la reina Isabel
haca pblico su compromiso de proporcionar armas y apoyo martimo a los rebeldes de Holanda.
Ese mismo ao, una flota al mando del mismo sir Francis Drake, saque Vigo y puso rumbo al
Caribe, donde captur Santo Domingo y atac Cartagena de Indias. Aquella declaracin de la reina
de Inglaterra supona la guerra; y la invasin de Drake indicaba que las debilidades estructurales del
Imperio de Felipe II estaban en el mar.
Con un protestantismo tibio en las islas, comprensivo con los rebeldes holandeses, el problema de
los Pases Bajos era irresoluble. La reina Isabel inquietaba a las Indias y soliviantaba Flandes. La
nica solucin era la guerra.
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 19
lOMoARcPSD
A principios de 1586, despus de haber ordenado la incautacin de todos los barcos ingleses y
holandeses, anclados en puertos espaoles, como respuesta contra la expedicin de Drake al Caribe,
Felipe II consult al marqus de Santa Cruz sobre las posibilidades de xito de una invasin de
Inglaterra. La empresa de Inglaterra conllevara la organizacin del transporte de un ejrcito de
invasin de unos 60.000 soldados, y de una flota de guerra que debera acallar la resistencia naval
que impondra Inglaterra. En total 90.000 hombres, entre soldados y marineros y unos 560 barcos. Las
previsiones que hizo Santa Cruz superaban ampliamente las posibilidades reales. Farnesio, el
general de Flandes, tambin consultado, opinaba que el xito de la empresa resultara ms seguro si
se iniciaba desde los Pases Bajos.
La organizacin de la empresa de Inglaterra absorbi prcticamente todos los esfuerzos de la alta
administracin de la monarqua y exigi un trabajo denodado de la diplomacia, que pasaba,
primero, por convencer al Papa para que apoyase la empresa concediendo rentas de la Iglesia
espaola. As Felipe II pudo maniobrar con ms facilidad, asegurndose la retaguardia en el sur de
Flandes y consiguiendo para la guerra la calificacin papal de Cruzada, lo que significaba, aparte de
las bendiciones divinas, la contribucin econmica de la Iglesia espaola.
En la corte, la Junta de Novhe (reunin permanente de cuatro o cinco ministros del monarca que
actuaban como asesores) organizaba los preparativos bajo la atenta mirada del rey. A finales de 1586,
ya pareca haberse diseado la empresa, y sta seria el resultado de la combinacin de colaboracin
entre el marqus de Santa Cruz y Alejandro Farnesio. El primero organizara la flota de combate
desde Lisboa con la misin de neutralizar la marina de guerra inglesa, y el segundo entrara en
contacto con la Armada de Santa Cruz y trasladara sus tercios a Inglaterra bajo la proteccin de los
buques del almirante. La Armada, que llegara a Inglaterra, haba de ser grande, tan importante que
la victoria estuviese plenamente asegurada.
El xito del plan estaba en conseguir el contacto entre la Armada y el ejrcito que Farnesio debera
de haber embarcado previamente. El lugar de unin entre ambos se fij en un punto cercano a la
desembocadura del Tmesis. Desde all, los tercios y los soldados desembarcaran en la costa de
Kent y con rapidez se dirigiran hacia Londres. Felipe II soaba con un levantamiento posterior de
los catlicos escoceses y galeses que ayudaran a derribar a la reina. Pero siendo ms realista, la
empresa habra cumplido con pleno xito su misin si Isabel renunciaba al apoyo que otorgaba a los
rebeldes de Flandes y exiga que stos acatasen la soberana de Felipe y, adems, toleraba, en
Inglaterra el culto catlico. Si todo esto se lograba, el rey de Espaa no exigira derechos al trono de
San Jaime. Todo, pues, dependa de la conexin entre Santa Cruz y Farnesio. Fue lo nico del plan
que, finalmente no pudo conseguirse. Ah residi el fracaso.
Fueron muchas las dificultades. Los preparativos comenzaron a finales del 1586 en Andaluca y
Lisboa, pero reclutar hombres fue un problema, pero lo fue mayor el asunto de proveer barcos a la
empresa, pues la marina permanente no exista. El rey tuvo que acudir a todo tipo de recursos: el
embargo de naves extranjeras, el arriendo de buques y a la construccin naval. Los preparativos se
demoraban, y en febrero de 1588 mora Santa Cruz, y le sustitua en la direccin el duque de
Medinasidonia, don lvaro de Guzmn, que al asumir la direccin aport hombres, naves y dinero.
A la demora haba contribuido muy directamente la intervencin de Drake que, con permiso de la
reina Isabel, haba cado sobre Cdiz en la primavera de 1587, devastando los astilleros donde se
construan las naves destinadas a la empresa. Fue un golpe duro pero que no desanim a Felipe II.
Para entonces el rey haba dotado a su empresa de un cierto carcter divino. La ejecucin de Mara
Estuardo, presa en Escocia, y acusada de conspirar contra Isabel, alejaba de raz las posibilidades de
una sucesin catlica al trono de Inglaterra. Felipe II se vea en la obligacin de reparar aquel
asesinato, e incluso, por qu no, reunir en su persona las coronas de Inglaterra y Escocia. La causa
Pgina 20
lOMoARcPSD
del catolicismo, era evidente, daba tambin un color especial a aquella empresa que comenz siendo
principalmente poltica.
En menos de dos meses el Guzmn consigui poner la Armada en condiciones de zarpar. En mayo
la flota estaba lista y sus efectivos eran 130 naves y 30.000 hombres. Aparentemente aquella flota bien
mereca el nombre de Invencible, sin embargo, contemplada con atencin, tena muchas debilidades.
No era una flota homognea; los galeones, los buques ms poderosos y los ms adaptados a las
aguas profundas del Atlntico, apenas llegaban a 20, poderosos, pero no suficientes; haba tambin
galeazas, galeras, urcas, zabras, etc. En conjunto, no era una flota despreciable, pero s podra decirse
de ella que, para la misin a que estaba destinada, resultaba ser poco funcional, y contrastaba con la
flota inglesa, ms reducida, pero mucho ms gil, mas homognea, y mejor equipada.
La flota de Isabel se basaba, como la Armada, en los galeones, pero stos haban sido reparados y
reforzados con una artillera de mayor capacidad de fuego y con mayor alcance de tiro. La victoria
no poda conseguirse con el tradicional recurso al abordaje de la nave enemiga. El vencedor sera
aquel que demostrase mayor capacidad de tiro y tuviese mayores posibilidades de maniobra. Los
galeones ingleses, algunos de los cuales llegaban a las 1.000 toneladas y eran autnticas fortalezas de
artillera.
Pgina 21
lOMoARcPSD
La Felicsima Armada, como entonces se la llamaba, se puso en camino, y con ella iban depositadas
las esperanzas de un rey que, ya cansado de guerrear, esperaba resolver, por fin, sus problemas
militares y polticos en Flandes. La empresa fue muy arriesgada; de su xito dependa el
mantenimiento del monopolio espaol en las Indias y la seguridad para comerciantes y hombres de
negocios. Cuando la Armada, obligada por las tormentas, tuvo que entrar en el puerto de La Corua,
a los trece das de salir de Lisboa, cundi el desnimo en el duque de Medinasidonia, y comprendi
que aquella expedicin no estaba bien pertrechada y haban bastado unos cuantos golpes de mar
para comprobar cmo varias naves no haban podido resistir el temporal. Don Alonso de Guzmn,
en carta el rey, aconsejaba que se suspendiese la empresa. El rey, alegando razones religiosas, le
contest que detenerla ahora supona soportar la soberbia de los herejes ingleses y holandeses y de
los hugonotes franceses. Ciertamente haban razones lgicas y ms importantes: el prestigio poltico.
Por todo ello, Medinasidonia no poda detener las naves: Yo tengo ofrecido a Dios este servicio...
Alentaos, pues a lo que os toca, contest el rey.
Salieron de la Corua y a finales de julio llegaron al canal de la Mancha. El plan indicaba que el
contacto con las tropas de Farnesio sera cerca del cabo Margate; desde all, la Armada asegurara el
desembarco en Inglaterra. Todo fue bien hasta la entrada en el Canal; pero all, con el viento en su
contra, la Armada Invencible se encontr con dificultades.
La primera batalla naval comenz el 31 de julio de 1588. Los espaoles intentando infructuosamente
el abordaje de los galeones ingleses, y los ingleses castigando permanentemente con su artillera los
buques enemigos, cambiando constantemente de situacin y, aprovechando los vientos a favor,
enviar pequeos botes incendiarios (los brulotes) contra los cascos de los navos espaoles.
El encuentro con Farnesio no se produjo porque ste qued con sus tercios a pocos kilmetros de
Calais sin poder hacerse a la mar, desde donde los holandeses lo impidieron. La Armada present
batalla, pero no consigui imponer la tctica que le convena: el abordaje, como ocurri en Lepanto.
Los ingleses Drake, Seymur y Howard, lejos de acercarse, lanzaban sobre ello todo el fuego de su
pesada artillera hasta lograr desplumarla poco a poco. El deseado contacto con Farnesio finalmente
se produjo, pero la hostilidad de los buques ingleses, la deficiencia de los preparativos y los
problemas de abastecimiento impidieron la coordinacin del encuentro. Castigada por el fuego
ingls, la Armada hubo de internarse en el mar del Norte, mientras Farnesio quedaba con sus
ejrcitos en Dunquerque y con sus barcazas sin armamento alguno.
Internada en el mar del Norte, castigada y todava perseguida, la Armada no poda dar marcha
atrs. El retorno result ser, entonces, el verdadero problema. Bordeando Escocia e Irlanda,
castigada por los temporales, aquella flota, ya muy quebrada por el fuego ingls, retorn a los
puertos del norte de Espaa. Se haban perdido muchas naves y cerca de 15.000 hombres.
La conmocin fue tremenda, tanto en Inglaterra como en Espaa se buscaron causas que explicasen
el triunfo y el fracaso con argumentos de fe. Dios se haba tornado protestante.
Felipe II comprendi que debera defenderse contra esa guerra con una Armada defensiva
permanente que garantizase la seguridad de la carrera de Indias. La contrapartida fue la prdida del
control del canal de la Mancha y del mar del Norte, zonas ambas que quedaron a merced de ingleses
y holandeses. Ellos significaba que Flandes a largo plazo no poda ser mantenido y que el comercio
espaol con el mar Bltico, si se pretenda que continuase, debera aceptar a los holandeses como
intermediarios. sta fue una de las consecuencias graves que resultaron de aquella derrota de la
Armada. Otra fue la imposibilidad de Castilla para atender las urgentes necesidades que el
comercio portugus de Extremo Oriente tena de ser defendido. Castilla careca de recursos y opt
por defender su propio espacio. En consecuencia, Portugal debera afrontar la defensa de su propio
imperio por s mismo. Muy pronto los holandeses iniciaron sus expediciones hacia Oriente,
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 22
lOMoARcPSD
Pgina 23
lOMoARcPSD
Con Pablo IV, violentamente antiespaol, Felipe II mantiene tan malas relaciones que
estuvieron en guerra durante los dos primeros aos de su reinado.
El rey espaol influy en el cnclave de 1559 del que sali elegido
nuevo pontfice Po IV. En un principio, Roma y Espaa mantienen
buenas relaciones. Pero stas relaciones se rompen con motivo de los
decretos del Concilio de Trento y el caso del arzobispo Carranza
(acusado por la Inquisicin espaola de hereje protestante, a pesar de la
desaprobacin del Concilio de Trento y del Papa).
Con Po V el asunto no fue mejor. Hombre de carcter ms frreo que
su antecesor, se mantiene firme en su misin eclesistica: l estaba para
servir a Dios y poco le importaban los asuntos polticos. En un primer
momento se neg a conceder el subsidio y la cruzada e incluso
traslad el caso Carranza a Roma.
Este nuevo caso enfrenta seriamente al estado espaol, y a Roma. Ambos queran juzgar al
Carranza, uno en Espaa mediante la Inquisicin; el otro en Roma, alegando que el acusado no
tendra un juicio justo. Finalmente, tras siete aos encarcelado, Carranza fue juzgado en Roma. Las
cuestiones por las que Felipe II cambi de padecer son misteriosas. Quizs tuviese miedo de que el
Papa efectuase sus amenazas o que ste lograse convencer al monarca utilizando para ello la religin.
Sea como fuere lo cierto es que en este asunto amas instituciones, Iglesia y Estado, consiguen salir
airosas, puesto que en Roma se hallaban miembros de la Inquisicin espaola en el momento de
juzgar a Carranza (el cual fue declarado inoce nte del cargo de hereja, pero tuvo que renunciar a
parte de sus escritos).
Po V volvi a mantener relaciones con Espaa. En esta ocasin fue su ardiente deseo de
organizar una liga cristiana contra los infieles lo que le oblig a ello. El pontfice tena plena
conciencia de que tan slo el monarca espaol estaba capacitado para ello y a Felipe II le
interesaba la parte econmica. La liga santa cumpli su objetivo: la destruccin de la flota
turca en la batalla de Lepanto de 1571.Tras sta, Felipe II vio como el papado le renovaba la
cruzada y el subsidio. Pero la cruzada en el Mediterrneo que ansiaba Roma no lleg. Espaa,
al igual que Venecia, comienzan a retirarse de la liga para cumplir sus objetivos principales,
los cuales no coinciden con los del Pontfice.
Po V apoya a Felipe II en su poltica en los P.Bajos. Pero, claro est, por motivos distintos.
Para el pontfice era primordial la pervivencia del catolicismo frente al protestantismo que
se iba extendiendo en la zona, para el monarca espaol slo quera mantener lo que era parte
de su herencia poltica. Aunque ambos queran el mismo objetivo, lo cierto es que nunca hubo
conexin entre ambos. El Papa siempre culp a Felipe II de las prdidas catlicas porque no
consider su consejo de que se presentase personalmente en la zona.
Tampoco estuvieron de acuerdo en la forma de solucionar el conflicto en la zona. Para el
papa se trataba de una lucha contra los herejes, para el rey espaol no era ms que un
escarmiento para los rebeldes
aunque tambin considerase importante el asunto
religioso).Felipe II no quera despertar un odio, y con ello una intervencin de los estados del
N europeo-era consciente de que su ejrcito no aguantara tal ataque-por ello intenta
enmascarar su accin con tintes polticos.
Con Inglaterra pas algo parecido. El Papa deseaba atacar a Isabel I por cuestiones
religiosas, pero Felipe II se muestra reacio a ello (incluso llega a escribir una carta a la reina
inglesa manifestando su negativa a los deseos papales)
Felipe II se muestra partidario de atacar Inglaterra por motivos polticos-accin pirata en el
comercio espaol en las Indias-y de nuevo tenemos dos puntos de mira distintos-papado y Espaacon un mismo objetivo: Inglaterra.Espaa finalmente no se decidi a intervenir en Inglaterra-Felipe
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 24
lOMoARcPSD
II escuch los consejos del Duque de Alba que as lo aconsejaba-y decidi dejar a su suerte a los
catlicos ingleses que por su escaso nmero y debilidad no eran un factor a tener en cuenta.
Con Gregorio XIII no hubo cooperacin para atacar Inglaterra.
Felipe II tena su prioridad en los P.Bajos, Portugal y Amrica,
problemas ms importantes que cualquier cruzada contra Isabel
I. Cuando Espaa se decide a atacar a Inglaterra, lo hace
movida por intereses polticos y econmicos, con la misin de
acabar con la raz de los ataques ingleses contra Espaa y su
imperio. Felipe II desea la cooperacin papal para ello por
motivos econmicos, y mientras Gregorio XIII estuvo en el
cargo, el asunto funcion.
Con la eleccin de Sixto V se produce un revs para los intereses espaoles. Entre Felipe II y
Sixto V siempre existi una profunda antipata. El carcter enrgico e
independiente del nuevo pontfice no se prestaba para la poltica de
Felipe II, mantenindose firme en sus cuestiones. Cuando Felipe II
decide atacar Inglaterra, en Roma estaban ms dispuestos a realizar una
poltica ms pacfica-creen en una posible conversin al catolicismo de
la reina inglesa-. Incluso viendo que esto nunca llegara, Sixto V siempre
mostr una gran simpata hacia Isabel I. Pero el Papa no se poda negar
a la expedicin espaola contra Inglaterra y aunque se mostraba reacio a
ella, siempre defendi una postura ms pacfica, financi la expedicin
(aunque fuese en nombre del catolicismo) e incluso logr de Enrique III
de Francia su neutralidad. Pero el papado desconfa que la empresa del monarca espaol
llegue a buen puerto, a la vez que las relaciones entre ambos eran nulas-se comunicaban a
travs del embajador espaol en Roma, el conde de Olivares-por lo que decide pagarle a
Felipe II el subsidio prometido cuando finalice la misin y sta termine con buen pie (Sixto V
siempre pens que la expedicin fracasara.)
Tras la derrota de la Invencible comienzan una serie de audiencias para que Sixto V pagase a Felipe
II el dinero que le deba (un milln de escudos) en concepto de subsidio. Nunca pag el dinero, por
lo que las relaciones entre ambos se enfriaron an ms. Sixto V comenz a poner en duda la
capacidad y el poder de Felipe II. Para el pontfice, que argument para no pagar el dinero que
Felipe II no haba actuado en nombre de la fe cristiana, sino de su propio inters poltico, lo que
verdaderamente le impulsaba a frenar al monarca espaol era sus ansias imperialistas. Felipe II tena
un imperio en el que nunca se pona el sol, y Sixto V tema que semejante grandiosidad de poder
pudiera, en un futuro, ser perjudicial para las dems naciones cristianas. Por ello, lucha para que
Espaa no agrande ms sus dominios.
Ello queda patente en el ltimo enfrentamiento de Felipe II con el Papado. La intromisin de
Felipe II en Francia, y con ello la posible anexin de su corona, hace que el Papa se muestre
favorable a Enrique de Navarra, a pesar de ser ste protestante. Felipe II mantiene desde el
primer momento su posicin de hacer todo lo posible para que el hereje Enrique no llegue a
ocupar el trono de Francia (en realidad lo quera para s o para su hija Isabel, hija de la
francesa Isabel de Valois)
Sixto V, por su parte, mantiene la defensa de Enrique de Navarra, alegando que ste poda
volver al seno de la Iglesia catlica-Felipe II mantiene que si eso ocurre apelar puesto que
sera una conversin fingida-.
Con la muerte, en agosto de 1590, de Sixto V, Espaa respira ms tranquila. Todava tena una
posibilidad de que el papado le diese la razn en su conflicto con Francia.
Pero nada de ello ocurre. Clemente VIII mantiene la misma
postura que su antecesor, reconoce a Enrique de Navarra-Enrique
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 25
lOMoARcPSD
6. LA ANEXIN DE PORTUGAL.
En 1578 el rey Sebastin de Portugal encabez una expedicin suicida a
Marruecos con el objetivo de conquistarlo y convertir a los moros. El
ejrcito portugus, mal abastecido, agotado por el calor y mal dirigido por
el rey, fue derrotado en la batalla de Alczar-Kebir, donde el propio rey
Sebastin fue muerto sin dejar heredero directo. Ahora, Portugal sin
gobernante y a la deriva, Felipe II poda hacer valer sus pretensiones al
trono, y podra no slo cerrar un sector vulnerable de la Pennsula, sino
tambin aumentar su poder en el Atlntico adquiriendo un nuevo reino,
otro imperio, un litoral ms extenso y una flota suplementaria.
Simultneamente comenz a mejorar su situacin financiera, y Espaa
pas de la defensa al ataque, de la tpica cautela de la primera mitad de su
reinado al imperialismo de sus dos ltimas dcadas.
Desde finales del siglo XV las relaciones entre Espaa y Portugal haban
fluctuado en un difcil balanceo aunque sus economas imperiales fueron complementarias:
Portugal, del que Imperio era esencialmente comercial, necesitaba del oro y de la plata de Amrica
para fines de cambio; Espaa, por su parte, tena que comprar pimienta, especias y sedas de las
Indias Orientales portuguesas, productos de lo que estaba falto su propio imperio. A partir de
entonces tuvieron un inters comn en la conservacin de su monopolio colonial. Felipe II no
quitaba los ojos de Portugal desde antes de que falleciese su sobrino Sebastin en 1578, estando
dispuesto a hacer valer sus pretensiones a la corona portuguesa tan pronto como se ofreciera una
oportunidad. Sebastin no dej heredero directo, y fue sucedido por su to abuelo el cardenal
Enrique, el ltimo hijo legtimo superviviente de Manuel I.
El desastre de Alczar-Kebir haba reducido el poder de Portugal y haba desarticulado su
economa. El infiel haba capturado una buena parte de la nobleza portuguesa; para poder pagar
los inmensos rescates el pas tuvo que desprenderse del numerario que necesitaba para sus
relaciones comerciales con el Extremo Oriente, as como de las joyas y piedra preciosas. La gran
cantidad de prisioneros despoj al dbil reino de la fuerza humana y lo debilitaba militarmente. La
sucesin cay en las manos incompetentes de un anciano, el cardenal Enrique. Por todas estas
razones Portugal se encontraba ahora extremadamente expuesta a una intervencin extranjera.
Felipe II, como hijo de la emperatriz Isabel, hija mayor de Manuel I, tena razones para pretender la
corona portuguesa, una vez desaparecido el cardenal Enrique, aunque haba otros pretendientes;
entre ellos, la duquesa de Braganza, Catalina de Mdicis reina madre de Francia, y Antonio prior de
Crato, descendiente ilegtimo de Manuel I. Pero ninguno de sus derechos eran tan slidos como los
de Felipe II. El rey espaol dio comienzo a una campaa de propaganda y de diplomacia. Ech mano
de los juristas y telogos espaoles para que demostraran la justicia de su causa. Por medio de sus
agentes en Lisboa y de su nobleza en la frontera luso-espaola se dirigi al pblico portugus, en
especial a la nobleza y a los procuradores de las Cortes, con una serie de mensajes que contenan una
mezcla de adulacin, promesas y amenazas y casi siempre una alusin al poder militar espaol.
Christvo de Moura logr agrupar a un partido hispanfilo. Felipe tambin se aprovech de la
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 26
lOMoARcPSD
colaboracin de los jesuitas, que ejercan gran influencia en Portugal. Pero, para asegurarse el
triunfo, Felipe II comenz a inspeccionar las defensas fronterizas portuguesas y a prepararse para la
accin. Cuando el cardenal Enrique muri en febrero de 1580, todava no haba resuelto el
problema sucesorio.
La poblacin urbana y las capas bajas del clero secular no queran or hablar ni de la posibilidad de
una dominacin espaola, pero el Cardenal haba descuidado el problema de la defensa,
prefiriendo gastar el dinero con rescates de los nobles en Marruecos. En cualquier caso, estaban
dispuestas las clases terratenientes, los nobles y los mercaderes, a hacer frente a los sacrificios
necesarios para levantar un ejrcito nacional?. Si el pueblo portugus fue traicionado, lo fue por su
propia clase gobernante, pues sta tena razones muy eficaces para no resistir. Todos los que jugaban
en el comercio colonial necesitaban del tesoro americano, y adems Portugal solamente hubiera
podido conservar su posicin de ltimo reino independiente en la Pennsula por medio de una
alianza con los enemigos de Espaa (protestantes ingleses u holandeses o con los franceses
predominantemente calvinistas), y semejante alianza no lograra aglutinar un bloque nacional.
El cardenal Enrique haba dejado un consejo de regentes, de los cuales dos o tres fueron ganados
para la causa de Felipe, que no pensaba dejar ni a las Cortes ni al papa llevar a cabo la sucesin, pues
crea que sus derechos eran tan imprescindibles que no admitan arbitrajes de nadie.
Los primeros meses de 1580, con el beneplcito del gobierno, los nobles castellanos empezaron a
levantar tropas a su costa; las ciudades contribuyeron tambin con tropas, naves y fondos, con un
esfuerzo nacional. Ante la insistencia de Granvelle, Felipe llam al duque de Alba en febrero de
1580, nombrndolo comandante en jefe del ejrcito invasor. A mitad de junio el ejrcito espaol
cruz la frontera cerca de Badajoz y avanz sobre Lisboa; por su parte, la flota, bajo la direccin del
marqus de Santa Cruz, qued estacionada en la boca del Tajo. Cogido entre los dos, don Antonio y
sus seguidores nacionalistas quedaban sin defensa, Lisboa se entreg a finales de agosto. La parte
meridional del pas fue ocupada por las fuerzas de apoyo de los grandes espaoles. Bastaron cuatro
meses para ocupar por entero Portugal. Felipe II alarde diciendo: Lo hered, lo compr, lo
conquist, aunque prcticamente Portugal le fue entregado.
Antes de la ocupacin, Felipe II haba prometido respetar los derechos constitucionales de los
portugueses y en las Cortes de Thomar (abril 1581) fue reconocido oficialmente como rey de
Tema 9. Relaciones Internacionales en la poca de Felipe II
Distribuir es prohibida | Descargado por Sergio Gutierrez (gutiergomez@gmail.com)
Pgina 27
lOMoARcPSD
Portugal y seal las condiciones de la anexin. Nunca pretendi Felipe sacar las Cortes de
portuguesas del reino ni que una asamblea extranjera legislara sobre los asuntos portugueses;
el cargo de virrey haba de ser siempre para un portugus o para miembros de la familia real;
los nombramientos administrativos, militares, navales y eclesisticos quedaban
exclusivamente reservados a los portugueses;
el pas quedaba defendido nicamente por fuerzas portuguesas;
para la consulta de los asuntos portugueses el rey haba de tener junto a s un grupo de
consejeros y funcionarios especializados, todos de origen portugus, que compondran el
Consejo de Portugal;
el comercio colonial haba de seguir como antes, administrado por funcionarios portugueses,
llevado a cabo por mercaderes portugueses y transportados por naves de la misma
procedencia;
por fin, haba que suprimir todas las aduanas fronterizas entre Castilla y Portugal.
Un monarca del siglo XVI difcilmente habra podido conceder ms a un pas conquistado. Portugal
no fue incorporado a la corona de Castilla ni tratado como nacin sometida; conserv su
administracin y su personalidad.
Las concesiones de Felipe II reflejan no slo su preocupacin por evitar la oposicin sino tambin
sus principios permanentes de gobierno y su conviccin de que la descentralizacin regional era el
mejor mtodo para gobernar sus numerosos reinos. Y en conjunto, Felipe II guard sus promesas,
aunque naturalmente escogi los consejeros y funcionarios portugueses ms castellanizados, como
Moura, y nombr a un miembro de su propia familia, el archiduque Alberto de Austria, como
virrey.
Al llegar las noticias desde la metrpoli, el Imperio portugus se puso de parte de Felipe II sin
lucha. Se trataba de una unin de coronas, no de Estados, ni mucho menos, de naciones, por lo que
las consecuencias econmicas tambin fueron limitadas. Ciertamente, Portugal gan algo con la
anexin, pues su economa colonial siempre haba descansado en la colaboracin con Espaa y se
podan promover con mayor eficacia los intereses mutuos en la conservacin del monopolio. Pero
las perspectivas a larga distancia para Portugal no eran tan risueas y la colaboracin, en ltimo
trmino se convirti en rivalidad, pues Portugal ahora haba cargado, junto con su rey, con los
enemigos de Espaa. Especialmente los holandeses que durante la ltima dcada del siglo
empezaron a torpedear el monopolio portugus, que haba de acabar con la destruccin de ste y en
el siglo siguiente haba de extender su ofensiva al Brasil.
Felipe II, tras la anexin de Portugal era ahora el gobernante de una Pennsula unificada, con un
poder territorial y naval mayor en el Atlntico. Era tambin el seor de los dos mayores Imperios
coloniales del siglo XVI, cuyas defensas quedaban reforzadas con la adquisicin de las Azores. Este
engrandecimiento provoc a sus enemigos, especialmente a Inglaterra. Desde que Felipe II fij su
residencia en Lisboa (permaneci all desde 1581 hasta 1583), coloc el centro de su Imperio
heterogneo en el borde del Ocano. Sus grandes victorias navales en las Azores de 1582-83
constituyeron un sntoma de los tiempos. En 1586, Granvelle aconsejaba a Felipe II que residiera
permanentemente en Lisboa, donde podra organizar mejor una expedicin contra Inglaterra.
BIBLIOGRAFA:
J. Lynch. Los Austrias. Barcelona, Crtica 1993.
R. Garca Crcel. Manual de Historia de Espaa (siglos XVI-XVII). Madrid. Historia 16
J. Vicens Vives. Historia General Moderna. Vol. 1. Ed. Vicens Vives.
Pgina 28
lOMoARcPSD
TEMA 10:
RENACIMIENTO Y HUMANISMO EN
ESPAA. LA CONTRARREFORMA ESPAOLA.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
por el nacimiento del Estado como una obra de arte, como una creacin
calculada y consciente que busca su propio inters;
por el descubrimiento del arte, de la literatura, de la filosofa de la
Antigedad;
por el descubrimiento del mundo y del hombre,
por el hallazgo del individualismo,
por la esttica de la naturaleza;
por el pleno desarrollo de la personalidad, de la libertad individual
y de la autonoma moral basada en un alto concepto de la dignidad
humana.
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
el
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
4. Alumbrados y luteranos.
La reforma espaola se haba realizado bajo los
auspicios de la Corona y con indepedencia de
Roma, a cuyo renacimiento religioso se anticip
en aos. Esto contribuy a potenciar el papel de
la Corona en los asuntos eclesisticos, aliment
la suspicacia espaola respecto de Roma y tuvo
repercusiones duraderas sobre las relaciones
entre Espaa y el Papado. Fue un augurio
intersante que, antes de que Lutero opinara
contra la predicacin de indulgencias,
el
cardenal Cisneros las hubiera prohibido en
Espaa, no por motivos doctrinales, sino porque
pensaba que existan necesidades ms urgentes que la reconstruccin de la
baslica de san Pedro en Roma. Las autoridades espaolas consideraban poder
garantizar la ortodoxa sin la intervencin de Roma.
Sin embargo, el renacimiento intelectual que impulsaron en los inicios del
siglo XVI pronto produjo nuevos brotes que empezaron a ser mirados con
desconfianza. Y tuvo una serie de efectos no deseados, El inters que
despertaba la vida religiosa determin un aumento incesante del clero, tanto
regular como seglar, gran parte del cual viva en condiciones prximas a la
miseria, al margen de la religin y evadiendo el control eclesistico.
Adems, las tendencias evanglicas que inspiraron los movimientos de
reforma de los franciscanos y dominicos, en especial el enorme crecimiento de
los observantes franciscanos, permit la incorporacin de numerosos
individuos poco fiables, cuyo nexo les inspiraba hacia el iluminismo y, segn
opinaban algunos, al protestantismo. Al mismo tiempo, el castigo de los
desrdenes monsticos por parte de Cisneros sancion de alguna forma de
alguna forma los ataques contra el clero regular en general, siendo ste uno de
los rasgos del xito de Erasmo en Espaa.
El instrumento para hacer frente a la heterodoxia, real o potencial, era la
Inquisicin. Entre 1510 y 1520 aproximadamente, el prestigio de esta
institucin alcanz el punto ms bajo desde su establecimiento. Su campaa
implacable contra los cristianos nuevos haba aplastado cualquier posible
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
5. El pensamiento filosfico.
Las universidades no permanecieron inmutables. Aunque en general no
abandonaron el aristotelismo, lo renovaron y realizaron adaptaciones notables.
A principios de siglo se mantuvieron relaciones intensas con la Universidad de
Pars, en la que predominaban los estudios de lgica en la va del
nominalismo. Un grupo importante de profesores universitarios espaoles
del S. XVI se form en Pars, y algunos ensearon en aquella universidad
durante bastantes aos. ste fue el caso del valenciano Juan de Celaya. Otros
miembros del grupo parisino ensearon posteriormente en Alcal, contribuyendo a difundir la lgica nominalista, y, por ltimo, alcanzaron tambin
a Salamanca (entre ellos Pedro Ciruelo y Martnez Silceo, que fue preceptor
de Felipe II y arzobispo de Toledo). Los nominalistas realizaron progresos en
fsica, y algunos aportaron precedentes importantes a la revolucin cientfica
del S. XVII.
Durante el primer tercio del siglo la primaca de innovacin intelectual se dio
en la Universidad de Alcal. Pero este centro pronto sufri las consecuencias
de la persecucin antierasmista. Salamanca recuper entonces el primer lugar
y se convirti en el centro de una segunda escolstica, depurada de algunos
de los factores negativos que aquejaban a aquel sistema filosfico a fines del S.
XV. Los autores de esta restauracin del tomismo fueron un grupo de dominicos de alto nivel que ocuparon, uno tras otro, la clebre ctedra de prima
de aquella universidad.
Pgina 10
lOMoARcPSD
el
Pgina 11
lOMoARcPSD
6. El pensamiento cientfico.
Es una convencin arbitraria separar el pensamiento cientfico del filosfico,
e incluso del propio humanismo, debido a la unidad del sistema aristotlico,
de una parte, y a la importancia de los textos cientficos escritos en lenguas clsicas, de otra. La circulacin de obras de Ptolomeo, de Galeno, o de Plinio debi
mucho a la labor de hombres como Nebrija o los helenistas valencianos.
La fsica y las matemticas se desarrollaron como prolongacin de la filosofa
natural que se enseaba en las facultades universitarias de artes. Los
principales matemticos fueron los lgicos formados en Pars que llegaron a
ensear en las universidades espaolas. Pero hubo tambin un desarrollo de la
matemtica aplicada: clculo mercantil, navegacin y construccin naval.
Aqu se dieron cita la tradicin astronmica hebraica medieval, los
cosmgrafos mediterrneos catalanes y mallorquines, y los cosmgrafos de
Indias adscritos a la Casa de Contratacin, entre los que destac Alonso de
Santa Cruz, con su Libro de las longitudes.
No exista una separacin ntida entre la astronoma y la
astrologa. En esta lnea se encontraba el judo Abraham
Zacuto, que trabaj en los ambientes cientficos de
Salamanca a fines del S. XV, fue protegido por el maestre
de Alcntara, y se exili de Espaa en 1492 y de Portugal 5
aos ms tarde para no convertirse al cristianismo. La
obra de Zacuto tuvo una gran influencia en el S. XVI.
Durante la centuria no hubo grandes innovaciones, salvo
las del cosmgrafo valenciano Jernimo Muoz en su obra sobre los cometas
(1572). La gran novedad astronmico del S. XVI fue, a escala europea, la teora
heliocntrica de Coprnico: esta doctrina no fue rechazada por los centros
docentes espaoles, siendo aceptada en el plan de estudios de Salamanca, y
glosada por la obra del agustino Diego de Ziga, pero en la prctica no hubo
una recepcin de esta teora ms que en funcin de sus clculos de la posicin
de los planetas, para su aplicacin a la astrologa. Los conocimientos
astronmicos alcanzaban una dimensin social por medio de obras llamadas
lunarios o repertorios de los tiempos. Se trataba de una versin no
determinista de la astrologa, tolerada por la Iglesia y practicada por
humanistas y cientficos de relieve.
En el mbito de la geografa y de las ciencias naturales observamos una doble
corriente:
Pgina 12
lOMoARcPSD
Pgina 13
lOMoARcPSD
Pgina 14
lOMoARcPSD
Pgina 15
lOMoARcPSD
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
Pgina 18
lOMoARcPSD
Pgina 19
lOMoARcPSD
Pgina 20
lOMoARcPSD
1.
2.
3.
4.
5.
1. LEYES DE INDIAS
Las leyes de Indias son un conjunto de leyes dictadas por Espaa para sus colonias americanas.
Durante los tres siglos de vida colonial, los virreinatos americanos dependientes de Espaa se
rigieron por un conjunto de leyes que se fueron adaptando a la compleja realidad para la que en la
mayora de los casos no existan precedentes. Estaba formado por las normas procedentes del
Derecho de Castilla, que actuaba como base jurdica fundamental, las especficas de Indias y
aquellas procedentes del Derecho Indgena que fueron introducidas por su utilidad en las
relaciones con la poblacin autctona, como las que trataban sobre los sistemas del cacicazgo o el
ayllu, que afectaban a los sistemas de parentesco y de herencia. El Derecho Indiano estuvo formado
por las leyes y los numerosos documentos jurdicos que gener su aplicacin, gestionados por una
compleja burocracia que funcion tanto desde la metrpoli como desde las diferentes sedes
administrativas americanas.
Pgina 1
lOMoARcPSD
En 1563 se public en Mxico la obra del oidor de la Audiencia Vasco de Puga que es conocida
como Cedulario de Puga, en la que se reunieron un conjunto de disposiciones que afectaban a la
Nueva Espaa, dictadas entre 1525 y 1563.
En la metrpoli, el Consejo de Indias inici la tarea de recopilacin a partir de 1562. Entre 1570 y
1574 Juan de Ovando actu como Presidente del Consejo y dedic gran parte de su trabajo a la
elaboracin del Libro de la gobernacin espiritual y temporal de las Indias, que en realidad era un
ndice con el que su autor intentaba poner orden y facilitar la consulta de los instrumentos
legislativos. Ovando haba sido encargado por Felipe II de inspeccionar el funcionamiento del
Consejo de Indias aos antes y haba detectado con claridad las dificultades de su funcionamiento.
Tras la muerte de Ovando esta labor qued interrumpida hasta 1582 en que Diego de Encinas se
hizo cargo de un trabajo de carcter ms reducido, de uso especfico del Consejo, que apareci en
1596 y que es conocido como el Cedulario de Encinas. La seleccin de las leyes reunidas en l no
tuvo el rigor del anterior ni supuso una necesaria puesta al da del cuerpo legislativo pero fue
usado tanto en Espaa como en los virreinatos durante mucho tiempo.
1.2.
El mayor esfuerzo de clarificacin de toda esta normativa fue el llevado a cabo por Antonio de
Len Pinelo y Juan de Solrzano Pereira, que culmin con la publicacin en 1680 de la
Recopilacin de leyes de los reinos de las Indias en la que se seleccionaron aquellas que
continuaban en vigor. Inicialmente el trabajo fue encargado a Diego de Zorrilla quien lo realiz
entre 1603 y 1609 dejndolo de nuevo incompleto y sin publicar. Esta recopilacin fue sancionada
por Carlos II el 18 de mayo de 1680 y est formada por nueve libros, divididos en cuatro
volmenes, que contienen 6.385 leyes agrupadas en 218 ttulos. Esta obra tuvo una tirada de 3.500
ejemplares y se reedit en 1759, 1774, 1791, 1841 y 1889-90. Su contenido abarc todos los aspectos
relacionados con la vida colonial, incluidos los religiosos.
Pgina 2
lOMoARcPSD
El cumplimiento de esta legislacin por las autoridades virreinales siempre estuvo dificultada por
un desconocimiento real de la normativa vigente en cada caso, a causa de la falta de los
repertorios legales y de una complejidad que se reflejaba en la existencia de disposiciones
contradictorias. Tambin influy de forma negativa el tiempo que se tardaba en resolver los
asuntos que deban pasar por una larga, lenta y centralista burocracia antes de recibir las
resoluciones precisas. El envo de la documentacin de cualquier asunto a la metrpoli para ser
resuelto por el rey, tras los informes del Consejo de Indias, y su devolucin al punto de origen,
poda tardar aproximadamente un ao.
Las autoridades locales tambin tuvieron que adaptarse a las necesidades concretas del medio en
el que ejercan su gobierno, desconocidas en la mayora de los casos por los legisladores que
dictaban normas generales en muchas ocasiones, difciles de aplicar a la mltiple realidad
americana. La capacidad de adaptacin de estas autoridades, sin contravenir directamente las
rdenes reales, dio lugar a un repetido incumplimiento de una legislacin que en la teora permita
ejercer un poder controlador pero que en la realidad no responda a ello. El mayor esfuerzo
realizado por la Corona para retomar el tema se llev a cabo durante el siglo XVIII, con una
reorganizacin de la Administracin a partir de los informes, que hablaban de un incumplimiento
generalizado en todos los terrenos.
Una forma de fiscalizar la aplicacin de las leyes por las mximas autoridades era a travs de los
informes oficiales que los virreyes tenan que entregar sobre su actuacin. A esta documentacin se
sumaban las inspecciones que, con el nombre de 'visita', podan recibir durante su gobierno.
Pgina 3
lOMoARcPSD
alimentado por las novelas de caballera tan de boga en la poca-, muchos de ellos pensaron que
iban a emular las hazaas de sus hroes de ficcin( como ancdota decir que California recibi su
nombre por una isla de la obra de Las Sergas de Esplandin, ya que los espaoles pensaban que en
realidad este territorio americano era una isla).
La primera etapa de expansin territorial en el Nuevo Mundo coincide con el reinado de los Reyes
Catlicos, cerrndose esta etapa con un rotundo xito.
La segunda etapa, hacia 1517, se inicia con una serie de problemas para los colonos. Apenas exista
poblacin nativa, y con ello tampoco haba mano de obra barata, el clima tropical era difcil de llevar
para los espaoles, los cultivos peninsulares no eran all posibles y, excepto el oro, todo haba que
traerlo de Espaa.
Tenan dos posibilidades de continuar con la tarea: o seguir la ruta que propuso en sus comienzos
Coln, rodear el continente para llegar a las Indias, o a atravesar las tierras hacia el O.La empresa de
Magallanes-Elcano no dio buenos resultados, por lo que se inclinan hacia la segunda opcin.
La desesperacin y el desasosiego pronto invaden a los conquistadores, por mucho que avanzasen
ante s slo encontraban a un puado de indgenas con poca formacin; por lo que slo pudieron
fundarse algunos puntos de apoyo muy diseminados.
Para fundar un Imperio estable era necesario hallar, o tierras templadas capaces de una colonizacin
blanca intensa, o tierras con poblacin indgena densa. Y de momento, s no se haba hallado nada de
eso.
Tras las exploraciones preliminares de Grijalva y Hernndez de Crdoba, el gobernador de CubaDiego Velzquez- confi a Hernn Corts una expedicin con la que desembarc en un punto de la
Tema 11. El Imperio Hispnico de Ultramar
Pgina 4
lOMoARcPSD
costa, donde fund la ciudad de Veracruz (1519) Ello le vali a Corts el ttulo de capitn general
gracias a lo que adquiere cierta independencia del gobernador de Cuba.
Corts emprende una marcha a travs del territorio mejicano, alindose con tribus que mantenan
conflictos con los aztecas, hasta llegar a stos. Con ayuda de stos llega a Tecnochtitln donde es
recibido por el rey azteca Moctezuma que se reconoce vasallo de Castilla.Avisado de la presencia en
Veracruz de tropas enviadas por el gobernador de Cuba para detenerlo, Corts abandona
Tenochtitln dejando a Pedro de Alvarado en la zona.
En 1520 se registra en Tenochtitln una sublevacin provocada por la conducta destructiva de los
espaoles. Esto provoca la vuelta de Corts a la ciudad, retirndose durante la noche triste tras la
muerte de Moctezuma.Logra vencer a sus enemigos en la batalla de Otumba (1521) con lo que vuelve
a Tenochtitln, sometiendo finalmente a todo el imperio azteca.
Corts deshonr su victoria al torturar al emperador Cuauhtmoc para arrancarle el secreto de
supuestos y fabulosos tesoros.
En 1522 toda la meseta central mejicana se hallaba en manos de los espaoles, formando lo que sera
el ncleo del futuro virreinato de Nueva Espaa.
El xito de Corts anima a los dems conquistadores. Los colonos del istmo de Panam (que por
entonces era conocido como Castilla del Oro) conocan la existencia de un gran imperio indgena, al
sur de donde se encontraban; era el Imperio Inca (que ocupaba todo el actual Per, Ecuador y parte
de Bolivia)
En 1532 Francisco Pizarro se encuentra con el inca Atahualpa, quien llevaba consigo un enorme
ejrcito (unos 30.000 hombres frente a los 200 de los espaoles).Tan slo poda salvar a Pizarro un
ataque sorpresa y eso fue lo que sucedi. Tras la cada del poder inca, todo el imperio indgena pas
a manos de los espaoles; de nuevo stos se deshonran con la ejecucin de Atahualpa a manos de
Pizarro.Durante muchos aos, tan slo la parte ms escondida de las montaas estuvo a salvo de los
espaoles.
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
- Centroamrica perteneca el virreinato de Nueva Espaa, aunque no resultaba muy atractiva a ojos
de los colonizadores. El clima y la dureza del suelo la hacen poco habitable.
Ms al S la zona de ocupacin ms densa era la que corresponda con las fronteras del antiguo
imperio inca. La vieja capital de ste, Cuzco, fue relegada por Lima; ciudad creada por Pizarro y que
se convirti en la capital del virreinato.
Junto a ello, se encontraban otros territorios como Nueva Granada, Venezuela y la zona central de
Chile.En el actual Santiago de Chile los espaoles crearon una
ciudad pues la zona,
climatolgicamente, es muy parecida a la de Espaa. En territorio chileno, los espaoles se
encontraron con las tribus guerreras de Araucania, a quienes no consiguieron someter del todo.
-Argentina: en el corazn de este pas, en las llanuras de la Pampa, en las orillas del Ro de la Plata y
en las faldas orientales de los Andes; los espaoles crearon el tercer ncleo de poblacin. En 1516
Daz de Sols se interna en el Ro de la Plata, en 1536 Pedro de Mendoza funda la ciudad de Nuestra
Seora del Buen Aire (actual Buenos Aires) y al ao siguiente se fundan los cimientos de la futura
ciudad de Asuncin, la que ser la capital de Paraguay.
Este tercer ncleo de poblacin qued prcticamente olvidado por la Corona espaola, no haba ni
oro ni plata y su masa poblacional era tan escasa que de poco serviran. Hasta el s. XVIII, la capital
Buenos Aires- no comenz a crecer.
Pgina 7
lOMoARcPSD
exploracin del mundo Se descubren, en el Pacfico, las islas Marianas y Carolinas-llamadas as por
Carlos II y su madre Mariana de Austria-. En el s. XVIII Cook descubre la misteriosa Terra Australis
Australia- en cuyas tierras parece improbable la presencia espaola.
Aunque la iniciativa exploradora surge de particulares, desde el s. XVI sta disminuye puesto que
pierden la esperanza de encontrar tesoros como los conseguidos en Per y en Mjico.Los
descendientes de los afortunados que haban conseguido hacer fortuna, no sintieron la llamada de la
aventura limitndose a disfrutar de la ya adquirido.
Tema 11. El Imperio Hispnico de Ultramar
Pgina 8
lOMoARcPSD
La Corona no slo no alent a futuros exploradores sino que les puso freno. Las capitulaciones se
suspendieron en 1540 y en 1573 qued prohibida todo tipo d conquista. De ahora en adelante slo
habra guerras defensivas. Los misioneros eran los nuevos encargados de colonizar las nuevas tierras.
Ningn rey espaol realiz un viaje a las Indias, tampoco llegaron a enviar a sus ejrcitos.
Teniendo en cuentas las enormes distancias mantener la autoridad en estos lugares era tarea difcil. Se
logr gracias a la lealtad y la misma coincidencia de intereses entre la administracin espaola y las
clases dominantes en Amrica.
La Corona practic una poltica ms suave en sus nuevos territorios que la que practicaba en
Espaa.En las nuevas tierras los impuestos eran menos elevados y las autoridades locales, que en la
teora acatan rdenes de Espaa, en la prctica son ms independientes. Nunca se sublevaron contra
la monarqua espaola porque ni tenan motivos para ello ni otro plan que los animase.
Se tomaron medidas para evitar el paso a Indias de personas indeseables, como prisioneros y
nuevos crsitianos. No se deseaba ningn tipo de contratiempo, se impidieron la formacin de
seoros, la legislacin vigente para la zona result bastante avanzada para su tiempo aunque en la
prctica casi no se llevase a cabo.
Las Indias fueron consideradas como reinos en pie de igualdad jurdica con todos lo que
integraban la Monarqua espaola.
Pgina 9
lOMoARcPSD
-Virreinato:
El cargo de virrey, con antecedentes en las coronas peninsulares fue creado en Amrica, cuando se
tuvo conciencia de la extensin de los nuevos territorios y de la importancia de las culturas en ellos
asentadas. Fue el medio ms claro de evidenciar la soberana real y de establecer una autoridad
superior. El origen de esta institucin, aragonesa o castellana, puede situarse en la Baja Edad Media.
Cabe hacer una distincin, sin embargo, entre el ttulo de virrey otorgado a Coln con sentido
patrimonial y que se mantuvo en su familia hasta 1536 y el virreinato con sentido territorial, al frente
del cual se hallaba una autoridad nombrada por el soberano con carcter temporal.
El virrey tena amplias atribuciones. stas eran ms restringidas en materia de Hacienda, puesto
que no poda autorizar gastos extraordinarios. Generalmente les asesoraban Juntas, expertas en
materias especficas (hacienda, guerra) o la Audiencia con la cual constitua el Real acuerdo. Como
gobernador era la cabeza de la administracin territorial con poderes sobre el nombramiento de
cargos, el fomento de la colonizacin, el reparto de encomiendas, las obras pblicas y la fundacin
de escuelas y universidades. Era tambin presidente de la Audiencia, ejerciendo la firma de
sentencias. Inspeccionaba todo el sistema econmico. Finalmente, era la cabeza del Patronato de
Indias, estableciendo el control sobre la Iglesia en Indias. Era el representante directo y superior del
monarca y para dicho cargo, stos nombraban a hombres de su confianza que hasta el XVIII
pertenecan a la alta nobleza y a partir de entonces tambin se incorpor a burcratas.
Los dos virreinatos primeros fueron los de Nueva Espaa en Mjico, la antigua Tenochtitln y Per,
con capital en Lima. Ya en el XVIII la paulatina extensin territorial de los colonos hizo imposible el
control virreinal sobre toda Suramrica. Por ello se cre el virreinato de Nueva Granada (1717) en
Santa Fe de Bogot y en el ltimo cuarto del XVIII el del Ro de la Plata con capital en Buenos Aires.
Las grandes atribuciones puestas en manos de los virreyes les confera e stos unos poderes que era
necesario tener controlados. Tan amplios poderes se hallaban frenados en la prctica por la duracin
limitada del cargo (15, 6 3 aos) y por la obligacin de rendir cuentas de su labor de gobierno en un
juicio de residencia (obligatorio para todos los funcionarios). Junto con el nombramiento, el virrey
reciba una Instruccin que le serva de gua y al terminar su mandato redactaba una Memoria o
resumen del mismo.
Con el juicio de residencia, el juez abra dos sumarios, uno pblico y el segundo secreto, tomando
declaracin a todos aquellos que tenan algn agravio que presentar contra la autoridad fiscalizada.
Una modalidad de este sistema de control fue la visita, juicio de residencia en plena gestin de la
autoridad, motivado por algunas denuncias graves. El visitador suspenda el desempeo del cargo
mientras durara el juicio. Los inconvenientes de las visitas fueron mayores que los juicios de
residencia.
-Audiencias:
Eran rganos muy importantes, con atribuciones ms amplias que en Espaa.Colaboran con los
virreyes, no estaban sometidas a ellos. Tres de ellas (Sto.Domingo, Guatemala y Manila) regan los
territorios exentos de autoridad virreinal. El actual mapa de Hispanoamrica reproduce ms bien las
fronteras de las audiencias que las de los virreinatos. Gozaron de atribuciones judiciales y
gubernamentales, sus magistrados oidores- mantuvieron un nivel profesional y moral muy
aceptable y en ellos hallaron muchas veces los indios amparo.
Para garantizar su imparcialidad las leyes le prohiban dedicarse a actividades lucrativas y casarse
con mujeres naturales de la tierra donde ejercan su cargo. Pero ni la vigilancia de los oidores ni las
Pgina 10
lOMoARcPSD
residencias y visitas pudieron evitar los abusos de corregidores y caciques. La participacin de los
criollos en las Audiencias y en los Virreinatos fue prcticamente nula.
-Encomiendas:
Tenan un lejano parecido con los seoros y con los territorios de las rdenes Militares gobernadas
por comendadores. En Amrica no existan comendadores sino encomendadores.
El origen de la encomienda indiana se remonta a los repartimientos de indios en las islas del
Caribe, distribuidos entre los conquistadores, fueron explotados de tal forma que ese trat aceler su
extincin. Las protestas de los dominicos de la isla de la Espaola obligaron a Fernando V a dictar
las Leyes de Burgos (1512) que intentaron suprimir los abusos ms evidentes, aunque mantuvieron
el principio de que el indio deba trabajar en provecho de los conquistadores, de las autoridades y
del rey de Espaa.
Tras conquistar el imperio azteca, Corts reparti a los indios entre los conquistadores, aunque
evit hacer lo mismo que haba ocurrido en las Antillas.
Los motivos que llevan a estas reparticiones son varios:
para recompensar a aquellos hombres que haban
ayudado al conquistador y que no estaban dispuestos a
ganarse la vida con el trabajo de sus manos, a impedir
que los indios se convirtieran en seres ociosos-as se
catalog a la economa de subsistencia que practicaban
y a potenciar la labor evangelizadora, tarea de la que se
encarga el encomendador.
Bartolom de las Casas, firme defensor de los indios,
continu su campaa a favor de un trato digno para
stos. En 1537 consigui una bula del Papa Paulo III en
la que se declaraba que los indios eran seres racionales,
hijos de la Iglesia con plenitud de derechos. Aunque de
las Casas pensaba que los espaoles eran superiores a los
indgenas, defiende la forma de utilizar esta superioridad
en beneficio de los indios y de la comunidad entera.
Carlos V, una vez conocidas las atrocidades que se llevan
acabo en el Nuevo Mundo, dicta las Leyes Nuevas en
1542 mediante las cuales quedaban abolidas las
encomiendas. Ello provoca la indignacin de los
conquistadores de Per y la revuelta de Gonzalo
Pizarro.Aunque esta revuelta fue aplastada, al
emperador le pareci prudente mantener las
encomiendas.
El emperador las autoriz con dos condiciones: seran temporales y no perpetuas como hasta ahoracon lo que se evitara la formacin de castas feudales al no pasar de padres a hijos- y no deban de
suponer una carga suplementaria para los indios, sino que pagaran al encomendero el tributo que
deban pagar al rey.
Pgina 11
lOMoARcPSD
Antes de que transcurriera un siglo las encomiendas haban pasado a otras familias, con frecuencia
a cortesanos que jams haban ido a las Indias, mientras que los descendientes de los conquistadores
sobrevivan penosamente.
El tributo que los indios deban entregar al encomendero era una cantidad muy moderada, pero
como apenas tenan dinero lquido lo nacan en gneros: maz, gallinas, huevos... en algunas zonas los
indios eran tan pobres que slo podan pagar con su trabajo. Para evitar nuevos abuso en este
apartado, la Corono estipul un mximo de das que podan exigirse de ellos. Aunque los indios
estaban protegidos por las leyes, los abuso fueron generales.
Una vez realizada la conquista, era natural que se trasplantara a las Indias la organizacin
administrativa espaola o portuguesa. Segn la estructura de autoridad de la monarqua hereditaria
y el derecho pblico, los territorios americanos se igualaron en status jurdico a los europeos. Dicha
igual slo fue terica y todo se realiz con rasgos coloniales. El rey transfera siempre con carcter
temporal los poderes judiciales, administrativos, militares y religiosos con un sistema de control.
Estos sistemas fueron dos. Se crearon unos rganos directivos en la Pennsula pero como tardaban
hasta medio ao para llegar a las capitales virreinales, le llegaba a ignorar tales mandatos. El mtodo
ms efectivo fue el de crear unos rganos indianos de administracin en relacin constante con los
peninsulares y dirigidos por hombres de confianza del rey, alcanzando todos los poderes. Para
ahorrar hombres de gobierno, se reunieron en una persona distintos cargos, lo que haca reducir los
enfrentamientos pero aumentaba el riesgo de despotismo.
LA CASA DE CONTRATACIN
Se cre en 1503 en Sevilla, tomando como modelo la Casa de Guin e Minas y la Casa da India
portuguesas. Su funcin principal era el almacenamiento de todo lo que se necesitaba para las
expediciones a Amrica, la organizacin de stas y la recogida de las mercancas de all. Haba para
ello un tesorero (se encargaba del almacenaje y la recaudacin en metlico), un contador-escribano
que llevaba los libros de ingresos a la corona, de gastos de la Casa y de las mercancas despachadas y
un factor, funcionario para la contratacin de artculos marineros.
Fue pronto ampliando sus atribuciones. Era bsico el conocimiento de los aspectos geogrficos,
astronmicos y nuticos que exigan a quienes dirigan los viajes. Se cre para ello el cargo de piloto
mayor. Se confeccionaron cartas de navegacin hacia los nuevos territorios. Se lleg a confeccionar el
Padrn Real, carta nutica y mapa bsico de las nuevas tierras. Con todo ello se cre la ctedra de
Cosmografa y Nutica. Los que viajaban deban conseguir un permiso expedido por la Casa y sus
datos se anotaban en unos libros de registro Con respecto a la Hacienda, se concreta en la
recaudacin de algunos impuestos sobre el trfico de mercancas, especialmente la avera dedicada a
sufragar los gastos de la armada que protega a los buques mercantes as como la parte
correspondiente a la corona, de los metales preciosos y capitales enviados a Amrica.
En competencia judicial, tena potestad para entender en causas civiles y criminales del comercio y
la navegacin a las Indias, pero tras unos conflictos con el Consejo de Castilla, se le otorg la
competencia en las causas civiles con relacin a la Real Hacienda y la contratacin y navegacin a
Amrica, si el litigio era entre un particular y la Casa.
En materia criminal tuvo todas las competencias para juzgar sobre el incumplimiento de las leyes
de comercio y navegacin con las Indias y de los delitos cometidos en estas travesas. El desarrollo
de la labor judicial de la Casa fue tan importante que se crearon dos salas, una para resolver las
causas de justicia (la Audiencia de Indias) y la otra con los oficiales iniciales en el resto de los
cometidos.
Pgina 12
lOMoARcPSD
El Consejo de Indias:
La creacin dentro del Consejo de Castilla de una Junta que entenda en los asuntos indianos (1519),
se denomin Consejo de Indias, pues la superacin del ciclo colonizador antillano y la entrada en el
panorama castellano del imperio azteca, hizo que los asuntos necesitados de decisiones se
multiplicaran. Esto llev a que finalmente la Junta se transformara en el independiente Consejo Real
y Supremo de las Indias en 1524.
En sus primeros aos no se dictaron ordenanzas, por lo que ste debi operar siguiendo el ejemplo
del de Castilla. En 1554 se fijaron algunas disposiciones y en su presidencia tuvieron mayora los
nobles. Sus resoluciones eran slo consultivas: con ellas se elevaba al monarca una consulta,
documento a cuyo margen el rey escriba su decisin. Las sesiones del Consejo eran secretas, incluso
no se levantaban actas de sus debates, aunque s un ndice con lo tratado y acordado. Cuando la
gravedad del asunto a tratar no encontraba en el Consejo su medida, se celebraban Juntas especiales;
destacadas fueron la Junta que dio lugar a las Leyes Nuevas (1542) o la de Valladolid, donde se
abord el trato debido al indio, su naturaleza y el medio ms adecuado para su buen gobierno.
Las funciones del Consejo de Indias alcanzaban los campos de gobierno, administracin, justicia,
hacienda, guerra y religin.
En sus atribuciones gubernativas y administrativas, el Consejo tena la obligacin de
presentar ante el rey a las personas que ocuparan los ms altos cargos en Amrica,
controlaba la marcha de la administracin indiana, expona las resoluciones para mantener un
gobierno efectivo en las colonias, inspeccionaba el trabajo de la Casa de Contratacin y
ejecutaba la censura de libros y conceda la licencia para su impresin en las Indias.
Por sus atribuciones judiciales, el Consejo se constitua en la ltima instancia de apelacin
contra las sentencias de las Audiencias, la Casa de Contratacin y los Consulados; tena
plena competencia en los juicios de residencia, en la determinacin de visitas generales e
incluso en causas de fuero eclesistico.
En el campo militar, el Consejo tena todas las competencias de las expediciones
colonizadoras y de conquista, en todo lo concerniente a la organizacin blica.
En virtud del Real Patronato, el Consejo presentaba ante el rey las personalidades a ocupar
los ms altos puestos en la jerarqua eclesistica indiana; autorizaba el paso a las bulas y
disposiciones papales dirigidas a Amrica.
El exceso de burocracia y el sistema colegiado provoc una desesperante lentitud en la toma de
decisiones (especialmente en tiempos de Felipe II). Esta parsimonia se deba, en parte, al
desconocimiento directo que los integrantes del Consejo tenan de la realidad americana: slo 7
consejeros de los siglos XVI y XVII haban desempeado cargos en Indias. Pero lo cierto fue que la
corona estuvo muy bien informada.
Pgina 13
lOMoARcPSD
Se cre el cargo de cronista de Indias, cuyo primer titular, Juan Lpez de Velasco, redact sobre los
cuestionarios recibidos su Descripcin Universal de las Indias, la 1 produccin estadstica
realizada sobre territorios americanos y sus gentes.
El Consejo alcanz mayor efectividad bajo los Austrias menores. Durante el XVII se crearon otros
dos rganos de la administracin central. La Junta de Guerra de Indias que asumi parte de las
funciones militares del Consejo, sobre todo la organizacin de la defensa de las colonias y la
Cmara de Indias integrada por algunos consejeros de Indias y fue la encargada de proponer
candidatos para los altos cargos civiles y religiosos y para la concesin de mercedes reales. En el
XVIII el Consejo de Indias perdi importancia al crear Felipe V cuatro secretaras, una de las cuales
estaba dedicada asuntos de marina y Amrica y desapareci definitivamente en 1812.
5. El sistema de Flotas
Para evitar los numerosos problemas derivados de los ataques piratas a los barcos espaoles
cargados de metales preciosos americanos, se ide el sistema de flotas. Fue un sistema costoso pero
eficaz. Para sufragar los gastos que generaba se cre un impuesto, la avera.
Tanto en el s. XVI como en el XVII las prdidas por la accin enemiga fueron escasas, inferiores a las
causadas por elementos naturales.
En un principio tena que partir de Sevilla dos flotas anuales, una en primavera, hacia Tierra firmeAmrica del S- y otra en otoo a Nueva Espaa.La primera era la ms importante llevando una
escolta de ocho o diez galeones.
Una vez salan de Sevilla y haban esperado a que los vientos les fueran favorables, se dirigan las
Canarias desde donde zarpaban rumbo a las costas americanas. En los lugares en lo que escalaban
solan hacerse ferias de inters como la de Portobelo. Ambas flotas se reunan en La Habana, para
emprender juntas la vuelta a Espaa, haciendo escala en las Azores.
La enorme distancia entre los distintos puntos el imperio espaol, haca que se tardase mucho tiempo
(por ejemplo, un viaje de Sevilla a Filipinas poda hacerse en unos tres aos)en realizar cualquiera de
estos viajes. La vuelta de las flotas estaba sometida al factor sorpresa. Podan tardar ms o menos
tiempo dependiendo, sobre todo, de la accin climatolgica. As, saban cuando zarpaban de Espaa,
pero no cuando volveran a ella.
Pgina 14
lOMoARcPSD
Si es que volvan, ya que a tasa de mortalidad en estos viajes era de un 20-25 %, mortalidad
provocada por las tempestades, las enfermedades y los ataques enemigos. Muchos de los tripulantes
de estos viajes se quedaban clandestinamente en tierras americanas.
La mitad de la carga que transportaban las flotas eran vinos y aceite, aunque tambin transportaban
productos como tejidos los cuales, incluso, superaban en valor a los dems.
Estos productos estaban destinados a los blancos residentes en las Indias, los indgenas no tenan
acceso a ellos, aunque les estaban prohibidos, tampoco tenan el medio adecuado para hacerse con
ellos.
El trfico de Indias tuvo una gran importancia en su poca. Todos los hombres de negocios, tanto
espaoles como europeos, estaban pendientes de la llegada de la flota. Espaa se haba convertido en
el principal proveedor mundial de plata, la cual no se quedaba mucho tiempo en nuestro pas. Era
utilizada para saldar el dficit de nuestro comercio con otras naciones o para costear guerras y
subsidios diplomticos.
Una parte de esta plata se perdi por el camino debido a la accin de piratas y funcionarios
corruptos, aunque lo cierto es que la mayora de ella si lleg a Espaa.La plata llegaba a Espaa en
forma de barras o pias, se registraba en la Casa de la Contratacin de Sevilla (tras apartar el quinto
reservado a la Corona), tras lo que se entregaba a sus dueos. La acuacin de las monedas se llevaba
a cabo, casi siempre, en Sevilla.Despes, esta plata sala de Espaa, bien como forma de pago del rey
o como pago de las mercaderas que venan del extranjero por parte de los particulares.
En Espaa no exista ni una industria ni un comercio plenamente desarrollados, por lo que los
beneficios que la plata pudiera a portar a nuestro pas, comenzaron a ser disfrutado por los
extranjeros.
Espaa no sac ms que una pequea parte del provecho que se poda sacar de Amrica, pero ello
no quiere decir que no obtuviese ventajas. De Amrica llegaba a Espaa mucho dinero por distintos
cauces a la plata, como impuestos, donativos, ahorros de funcionarios... junto con todo el material
que se emple para la creacin de objetos de uso profano y pagano.
De Amrica nos llegaba el maz, cuyo cultivo se instal entierras andaluzas, la patata, el tomate o el
pimiento. Estos ltimos se cultivaron en poca ms tarda.
El tabaco se comenz a cultivar en Espaa muy tarde, quizs por los problemas de agua que poseen
nuestras tierras. Pronto se convirti en una costumbre para los espaoles y la Real Hacienda vio en l
una fuente de ingresos. Por ello decret el estanco y arrend la renta ( la cual a finales del s. XVII
rindi ms de doscientos millones de maravedises)
El uso del chocolate, cuyo origen est en la planta americana del cacao, se limit a Espaa(el tabaco
se extendi rpidamente por Europa)A mediados del XVII, el chocolate era un rasgo tpico del vivir
espaol.
Pgina 15
lOMoARcPSD
Pgina 16
lOMoARcPSD
1. El rgimen de validos.
A partir de 1598, el gobierno espaol
comenz a alejarse del sistema de gobierno
personal practicado por Felipe II y a superar las
restricciones que existan para que se llevara a la
prctica. En gran parte, el impulso hacia el cambio
procedi de la propia administracin, pero Felipe
III fue responsable del cambio ms trascendental de
todos: la creacin de un cargo muy prximo al de
ministro principal. La persona elegida fue su
ntimo amigo, el duque de Lerma, con cuyo
nombramiento se inici una lnea permanente de
validos o favoritos, cuyo mrito principal era su
amistad personal con el rey. Este hecho ha
oscurecido aquellos elementos del sistema que
constituan una novedad constitucional.
Si bien es cierto que, mediante el
nombramiento de validos, los ltimos Austrias trataban de desentenderse de los
problemas de gobierno, el valimiento fue tambin una forma de adaptarse a las
circunstancias, dado que la carga que supona gobernar Espaa y su vasto imperio era
ya demasiado pesada como para que pudiera soportarla un solo hombre, pues, incluso
como mero problema administrativo - dado que la documentacin aumentaba
inexorablemente da tras da-era imposible de revolver por un ejecutivo unipersonal.
En el pasado, la Corona haba compartido el trabajo administrativo, pero no
la responsabilidad poltica, con sus secretarios. El secretario tena acceso a todos los
documentos del Estado, el rey solicitaba su consejo y era el nexo principal entre el
monarca y el Consejo. Esto se haca todava ms palpable en los secretarios de
Consejo de Estado, que ya no eran simples empleados administrativos del Consejo,
sino que se haban convertido en los secretarios del rey. Sin embargo, el desarrollo de
las secretaras no alter el carcter del secretario, que sigui siendo un burcrata
profesional sin ambicin poltica.
El ascenso del valido comport el declive del secretario de Estado, que haba
dejado de ser consejero privado del monarca para convertirse en simple funcionario.
El valido era ahora el que supervisaba a los Consejos, controlaba los instrumentos
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Felipe II muri el 13 de septiembre de 1598, dejando a su ltimo hijo sobreviviente, que tena
entonces veinte aos, el gobierno del imperio ms extenso, ms poderoso y ms complejo del mundo.
Entreg su trono con cierto recelo: Dios, que me ha dado tantos reinos, me ha negado un hijo capaz de
regirlos. Y, refirindose a los amigos aristcratas que pululaban en torno al heredero del trono, confi
a su secretario, pocos das antes de morir: me temo que lo han de gobernar.
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
primeros Austrias, que era, en esencia, un gobierno mediante comisiones. Pero este
sistema era deficiente en dos aspectos: no garantizaba la eficacia del ejecutivo, el rey,
al depender en exceso del mismo; y no tena una centralizacin suficiente, ya que la
coordinacin entre el centro y la periferia no iba ms all del nivel virreinal.
El gobierno conciliar, aunque irradiaba desde el centro, no era en realidad un
sistema centralizado de administracin. En tanto que reflejo, en cierto grado, de la
estructura constitucional de la monarqua, con sus componentes regionales
semiautnomos, no poda aspirar a la centralizacin. Pero las barreras institucionales
no eran las nicas. Madrid no estaba unido a las dems provincias mediante la
burocracia. Pocos de los consejos el de la Inquisicin y el de Indias eran
excepciones utilizaban sus propios oficiales en todos los lugares. La coordinacin
entre el centro y la periferia difcilmente iba ms all del nivel virreinal. De esta forma,
los consejos slo podan gobernar indirectamente. Por ejemplo, el Consejo de
Hacienda, para el que era de todo punto necesario poseer sus propios oficiales locales,
tena que confiar para la recaudacin de los impuestos en arrendatarios que no eran
responsables ante el gobierno local.4 En cuanto a los consejos regionales,
prcticamente no tenan oficiales administrativos permanentes en las zonas en las
que ejercan su jurisdiccin. Ni siquiera exista una centralizacin burocrtica en el
interior de Castilla.
Felipe III hered estos defectos estructurales y los agrav con sus propios
mtodos de trabajo. Pero su misma indolencia permiti a los consejos asumir mayor
control sobre los asuntos de su competencia y en este sentido favoreci el desarrollo
institucional. Esto era especialmente notorio en el Consejo de Estado, pues con Felipe
II los poderes del Consejo eran limitados y no se reuna con regularidad. En 1598, poco
despus de subir al trono, Felipe III determin que las reuniones del Consejo fueran
ms frecuentes y nombr para integrarse en l a destacados miembros de la nobleza.
En abril de 1600, el Consejo fue reorganizado y, a partir de entonces, comenz a
reunirse de manera regular y a asumir un papel ms activo en la formulacin de la
poltica, como puede apreciarse en el mayor nmero de consultas que procedan del
Consejo de Estado. Sin embargo, aunque parece que el rey confiaba en las opiniones
de esta institucin, se demoraba demasiado en hacerlo, alargando los trmites
burocrticos.
A partir de1602, deleg la coordinacin con los consejos en manos de Lerma,
pero es difcil determinar hasta qu punto ste influy en las decisiones de los consejos,
pues raramente asista a las sesiones del Consejo de Estado y al parecer prefiri dejar
que la administracin realizara por s misma su tarea. Sin embargo, haba dos temas
por los que Lerma demostraba un gran inters: las finanzas (el captulo de gastos) y el
patronazgo.
El alejamiento del ejecutivo haca recaer mayores responsabilidades en los
Consejos y les oblig a revisar sus procedimientos. Los Consejos de Estado, Guerra y
Hacienda adquirieron un carcter ms profesional y el Consejo de Guerra inici una
nueva fase, incorporando a personas experimentadas. En 1598, los consejos contaban
con 22 secretarios, nmero que haba aumentado a 47 a mediados del decenio de 1620.
Antonio Domnguez Ortiz, Poltica y hacienda de Felipe IV, Madrid, 1960, pp. 171-180.
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
recibidas de poltica espaola sobre las cuales concordaba prcticamente toda la clase
dirigente. No era una institucin que pudiera ser sometida o corrompida por el
duque de Lerma, aunque lo hubiera intentado.
Los miembros del Consejo de Estado procedan casi en su totalidad de la alta
nobleza, al igual que haba ocurrido en el reinado de Felipe II, aunque las figuras ms
destacadas no eran necesariamente los nombres de ms alcurnia. En los dems
consejos, Felipe III, como su padre, recurri a un porcentaje mayor de individuos
pertenecientes a la nobleza media y baja y a un importante nmero de letrados, y
raras veces, o nunca, utiliz a gentes del comn. Lo que parece fuera de toda duda es
que la administracin interna cont con burcratas eficaces y profesionales, que
constituan una reserva de talento a la que el rey poda recurrir para reforzar las
diferentes Juntas y comisiones que se ocupaban de examinar la poltica y los problemas
espaoles. Y su presencia en la administracin permiti que se incorporaran a ella
otros hombres menos profesionales, como el confesor real y los criados de Lerma, sin
que se resintiera demasiado el nivel de eficacia del gobierno.
Lerma fue acumulando cargos importantes en la casa real, hasta monopolizar
el acceso al monarca, e hizo lo mismo con los cargos secundarios para distribuirlos
entre sus familiares y clientes. Al mismo tiempo, se hizo con aquellos cargos que controlaban el acceso a los palacios reales y con el gobierno de las ciudades a las que
poda acudir el rey. De esta forma consigui aislar al monarca de la influencia de sus
rivales e impidi que todo aquel que no contara con su aprobacin se aproximara a la
presencia real. Por ltimo, reforz su entorno familiar con ttulos y alianzas
matrimoniales, empezando por conseguir un ducado para l.
Este tipo de patronazgo poda volverse en contra de quien lo ejerca, como le
ocurri al promocionar a su hijo mayor, Cristbal, duque de Uceda, que slo le sirvi
para crearse un rival, o con uno de sus criados, don Pedro Franqueza, que, como
valido de Lerma, consigui el ttulo de conde de Villalonga y los cargos de consejero
y secretario de Hacienda, pero que en breve fue destituido de la administracin por
venalidad flagrante.
La corona era un espectador pasivo de ese proceso, atrapada como estaba en un
sistema que haba ayudado a crear; perdieron su independencia y se convirtieron en
vctimas de unos validos y unas facciones polticas poderosas. Lo que haba
comenzado como una delegacin de poder termin en la abdicacin del control. Sin
embargo, su objetivo original era perfectamente admisible; de hecho buscaban un
ministro principal. Algunos comentaristas polticos adoptaron una actitud de
profundo recelo ante este proceso, pues consideraban que el hecho de que un rey
compartiera su soberana era incompatible con la monarqua absoluta y, paradjicamente, para controlar el valimiento intentaron institucionalizarlo.
El valimiento, como institucin, evolucion a lo largo del S. XVII. La primera
fase de su desarrollo fue el perodo de veinte aos en que el cargo fue ocupado por el
duque de Lerma. Tras la muerte de su padre, y a pesar de la desaprobacin de Moura
e ldiquez, Felipe III disolvi la pequea junta creada por Felipe II para facilitar la
transicin dejando libre el paso para que Lerma adquiriera una posicin preeminente.
La delegacin de poder se puede inferir de un decreto publicado algunos aos ms
tarde (23-10-1612), en el que el monarca, tal vez para atajar las crticas crecientes contra
el valido, declar su total satisfaccin con los servicios que haba prestado Lerma y
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
dominios era gobernado independientemente, en cada uno de ellos existan unas leyes
y un impuesto fiscal propios y el rey estaba representado por un virrey. Ms limitada
an era la soberana castellana sobre Italia, donde los reinos de Sicilia y Npoles y el
ducado de Miln eran gobernados en nombre del rey de Espaa por virreyes o
gobernadores y administrados por sus propias instituciones. En los Pases Bajos, la
soberana espaola era ejercida, all donde era efectiva, por los archiduques, que no
eran gobernantes independientes pero tampoco nicamente meros gobernadores, y
que gobernaban por medio de instituciones locales y con la ayuda de personal nativo.5
No puede decirse que esta estructura constitucional fuera federal, pues no exista
en el centro organismo federal alguno aparte de la corona. Se trataba de una unin
personal, que respetaba plenamente la independencia de cada una de las partes. En la
prctica, el poder castellano se dejaba sentir hasta cierto punto. La residencia
permanente del monarca en Castilla, la preeminencia de castellanos en los cargos
pblicos y el hecho de que los consejos estuvieran radicados en Madrid determinaban
que, en la prctica, la unidad fuera ms real que en la teora. Pero haba un aspecto
del gobierno en que los reinos constitutivos de la monarqua eran especialmente
sensibles a los ataques contra sus prerrogativas: los asuntos financieros. Uno de los
mayores problemas a los que tena que hacer frente el gobierno castellano era
convencerles para que contribuyeran a financiar los gastos comunes
proporcionalmente a sus recursos.
Charles Howard Crter, Belgian "autonomy" under the Archdukes, 1598-1621, Journal of Modern
History, XXXVI (1964), pp. 249-259.
6
H. Pirenne, Histoire de Belgique, 3 ed., 7 vols., Bruselas, 1909-1932, IV, p. 402.
7
Pgina 10
lOMoARcPSD
En la primera dcada del reinado los gastos de defensa, especialmente en los Pases
Bajos, eran todava la carga ms importante, pero, adems, Felipe III hered las
importantes deudas contradas por su padre. Ahora bien, su propia extravagancia no
sirvi sino para empeorar la situacin, pues, en efecto, el monarca gastaba demasiado
dinero en su persona y tambin en sus favoritos. Entre los numerosos regalos que
hizo al duque de Lerma cabe mencionar los 50.000 ducados que le entreg en medio
de la euforia producida por la llegada de la flota de las Indias. Y los regalos que hizo el
rey a algunos de sus sbditos con ocasin de su matrimonio superaron cualquier
clculo razonable: la extravagancia cost 950.000 ducados, de los cuales 300.000 fueron
a parar a manos de Lerma. De hecho, Felipe III actuaba como si el tesoro pblico fuera
su propiedad privada. Es posible que ese fuera, tradicionalmente, un supuesto vlido,
aunque los economistas polticos de la poca, los arbitristas, comenzaban a rechazarlo. 9
Desde luego, Juan de Mariana, el filsofo poltico jesuita, se manifest con toda
claridad sobre este tena: el rey no puede gastar a su voluntad el dinero que le
entregan sus sbditos como si fueran ingresos de sus posesiones privadas.10 Era
evidente, incluso para Felipe III, que las cantidades otorgadas por las Cortes eran de
8
9
Pgina 11
lOMoARcPSD
carcter pblico, lo que las situaba fuera de su alcance; en cualquier caso, solan ser
sumas concretas para hacer frente a captulos especficos del gasto.
Cules eran las principales fuentes de ingresos de Castilla? En primer lugar,
estaban los ingresos ordinarios procedentes de la alcabala y los derechos aduaneros.
Estos ltimos abarcaban un amplio conjunto de gravmenes sobre el comercio interior
y exterior y constituan un elemento bsico de los ingresos, aunque muy vulnerable al
fraude. La alcabala era un impuesto del 10 por 100 sobre las ventas, y las ciudades ms
importantes se ponan de acuerdo para pagar una suma fija todos los aos. Hacia 1612,
este impuesto reportaba 2.754.766 ducados anuales, ms del doble de la suma
recaudada en el decenio de 1570.11 Estos ingresos tradicionales de la corona se
complementaban con las concesiones de las Cortes.12 El servicio ordinario y
extraordinario era concedido por las Cortes cada tres aos y desde 1591 estaba fijado
en una suma de 405.000 ducados anuales. Sin embargo, la concesin ms importante
eran los millones, un impuesto sobre productos alimentarios bsicos, del que se
esperaba un rendimiento de 2 millones de ducados al ao, cifra que, de hecho,
aument a 3 millones en los primeros aos del reinado, para volver a los 2 millones de
ducados al finalizar el mismo.
Adems de esos ingresos ordinarios y extraordinarios, la corona tena otros
ingresos de origen eclesistico, que no slo reciba en Castilla sino en todos los
dominios reales.13 El ms importante de ellos era la cruzada, procedente de la venta de
bulas de indulgencia, cuyo rendimiento anual medio era, slo en Espaa, de 800.000
ducados pagados en plata por el banquero que administraba el ingreso. El subsidio
unos 420.000 ducados al ao era un porcentaje de las rentas de la Iglesia que se
pagaba a la corona para el mantenimiento de los efectivos navales en el Mediterrneo.
El excusado era un ingreso de 250.000 ducados anuales que procedan de las
propiedades eclesisticas. Finalmente, la corona contaba con los apreciados ingresos
procedentes de las Indias.14 Sin embargo, la dcada de 1610-1620 contempl el
comienzo de un notable descenso de las remesas de plata de Amrica, como
consecuencia de la crisis del comercio de las Indias, que afect tanto a los beneficios
pblicos como a los privados.15 Durante el quinquenio 1611-1615, la corona recibi
7.212.921 pesos, frente a 10.974.318 en el perodo de mximos ingresos, 1596-1600. El
quinquenio 1616-1620 conoci un descenso ms acusado an, situndose las remesas
americanas en 4.347.788 pesos, un nivel que sera difcil aumentar durante el resto del
siglo XVII.
En 1598, los ingresos estimados de la corona ascendan a 9.731.405 ducados.16 De
esa suma, 4.634.293 ducados procedentes en su mayor parte de los impuestos
principales, como la alcabala, los derechos aduaneros y el subsidio ya estaban
10
De mutatione monetae, en John Laures, The Political Economy of Juan de Mariana, Nueva York, 1928, p.
299.
11
12
13
14
15
16
Pgina 12
lOMoARcPSD
asignados por adelantado a captulos permanentes del gasto, principalmente los juros
(ttulos de deuda pblica) y algunos compromisos de defensa, o haban sido
enajenados recientemente a propietarios de impuestos. El resto de los ingresos, algo
ms de 5 millones de ducados procedentes de los millones y el servicio concedido
por las Cortes, la cruzada y las remesas de las Indias estaba tericamente libre de
cargas, pero en realidad una gran parte estaba comprometida por adelantado con
diferentes banqueros como pago de asientos anteriores o de contratos de defensa. En
su mayor parte, los gastos de defensa se realizaban en los Pases Bajos, que en los doce
primeros aos del reinado absorbieron ms de 40 millones de ducados.17
La suspensin de pagos de 1607 fue seguida por la suspensin de la guerra en los
Pases Bajos en 1609. Y sin embargo, aunque Espaa ya no estaba implicada en un
conflicto armado importante, no terminaron sus problemas financieros. Una serie de
conflictos localizados en Italia, los gastos de defensa en Alemania, en el Mediterrneo y
en el imperio ultramarino, as como los gastos de la corte y del gobierno, aumentaron
el captulo de gastos por encima del nivel de tiempo de guerra. En 1615, se prevea que
el gasto anual superara los 9 millones de ducados. Por tanto, en vsperas de iniciarse
la guerra de los Treinta Aos, las finanzas espaolas estaban sometidas a una fuerte
presin.
El aplastante peso de los gastos de defensa recaa casi exclusivamente sobre
Castilla. Fue inevitable que los castellanos comenzaran a pedir que la carga fiscal fuera
compartida por otros componentes de la monarqua. Este argumento fue desarrollado
por una serie de arbitristas. En un documento presentado a Felipe III en el momento
de su subida al trono, Baltasar lamos de Barrientos sealaba que en otros estados
todas las partes contribuyen al mantenimiento y grandeza de la cabeza, como es justo.
Pero entre nosotros, es la cabeza la que trabaja y sustenta los dems miembros18
As pues, a los ojos de los castellanos, las barreras constitucionales de Aragn
preservaban una inmunidad fiscal que era, al mismo tiempo, obsoleta e injusta.
Naturalmente, los fueros de los reinos del este Peninsular no haban sido pensados
teniendo en cuenta el bienestar de los desfavorecidos; los campesinos y trabajadores
urbanos de esos dominios no vivan en un paraso exento de impuestos. Pero los
impuestos que pagaban iban a parar a organismos de gobiernos locales, dominados,
como en el resto de Espaa, por la aristocracia y el patriciado urbano. Ciertamente, no
iban a manos de la corona. Era, pues, cierta la acusacin de que la periferia contribua a
la corona mucho menos que el centro. Por ejemplo, en 1610, los ingresos procedentes
de Aragn, Catalua y Valencia no supusieron, en conjunto, ms de 600.000 ducados,
mientras que en Castilla slo la alcabala y los millones (impuestos que no se pagaban
en las tierras de Levante) produjeron 5.100.000 ducados. 19 Hay datos que demuestran
que Castilla estaba subvencionando, de hecho, la administracin y, particularmente los
dispositivos de defensa de los reinos del este Peninsular.20
No es, pues, sorprendente que los oficiales de Hacienda de Felipe III se unieran a
los arbitristas en su peticin de una distribucin ms justa de las obligaciones
17
Relacin del dinero remitido a Flandes, 13 de septiembre de 1598-20 de junio de 1609, Coleccin de
documentos inditos para la historia de Espaa, XXXVI, p. 509.
18
Citado en Elliott, The Revolt ofthe Catalans, p. 184.
19
20
Pgina 13
lOMoARcPSD
fiscales entre las partes constitutivas de la monarqua. Sus peticiones fueron apoyadas
por el Consejo de Castilla en su consulta de 1619, en la que abogaba, entre otras cosas,
por una contribucin ms cuantiosa de las otras partes del reino, para aliviar a Castilla,
pues era de justicia que se les pidiera ayudaran con algn socorro y que no cayera
todo el peso y carga sobre un sujeto tan flaco y tan dessustanciado que si no se pone
presto y eficaz remedio, est a pique de dar en tierra. 21 Sin embargo, llevar a la
prctica propuestas de este tipo entraaba atacar el ordenamiento jurdico y provocar
las susceptibilidades del este Peninsular, todo lo cual no entraba en los planes del
gobierno de Felipe III.
Pgina 14
lOMoARcPSD
Tambin en los crculos del gobierno estaba dividida la opinin, tal como se
reflejaba en el Consejo de Estado, entre una mayora que apoyaba la poltica de Idiquez, de su expulsin total, y aquellos que vean con buenos ojos los argumentos del
duque del Infantado, en el sentido de que la expulsin deba ser discriminada, y no
Pgina 15
lOMoARcPSD
masiva. Obviamente, los ms ardientes defensores de los moriscos eran aquellos que
tenan un inters personal, la aristocracia de Aragn y Valencia, en cuyas propiedades
trabajaban los moriscos como tenentes o vasallos. En cuanto a la masa de los
campesinos castellanos, consideraban a los moriscos como satlites de la aristocracia
terrateniente.
En la raz del problema morisco haba una cuestin demogrfica. En vsperas
de la expulsin, la poblacin morisca de Espaa era de 319.000, para un total de 8
millones de habitantes. Pero esos moriscos no estaban distribuidos de manera
uniforme por toda la pennsula. Ms del 60% se hallaban concentrados en el cuadrante
suroriental del pas. En Valencia, que contaba con la mayor concentracin de
poblacin morisca, eran 135.000, aproximadamente el 33% de la poblacin. Pero el
problema se vea agravado por el hecho de que la poblacin morisca aumentaba ms
rpidamente que la cristiana. En Aragn pasaba algo parecido: all, haba unos 61.000
moriscos, aproximadamente el 20% de la poblacin, y su tasa de crecimiento tambin
era mayor que la de los cristianos.
En Castilla, la situacin era
menos tensa. Las antiguas comunidades
de
mudjares, que constituan una pequea
minora, nunca haban planteado problema alguno.
La dispersin de los
moriscos granadinos por toda Castilla,
tras la revuelta de 1570, modific
ligeramente el panorama demogrfico. En
conjunto, los mudjares y los moriscos
granadinos eran entre 110.000-120.000, lo
cual no planteaba amenaza alguna a los
6,5
millones de cristianos que vivan en
Castilla. Ni siquiera las dos comunidades
moriscas estaban integradas entre s, y tenan muy poco en comn con sus
correligionarios de Aragn y Valencia. Sin embargo, el rpido crecimiento
demogrfico de los moriscos de Valencia y Aragn no tard en amenazar con
restablecer el equilibrio de poder entre ambas comunidades y, tal vez, incluso de
decantar la balanza en favor del Islam.
Pgina 16
lOMoARcPSD
En ltimo extremo, es difcil determinar las razones precisas por las que fueron
expulsados los moriscos. La decisin no fue simplemente consecuencia de la presin
demogrfica. Esta poltica de expulsin fue responsabilidad de unas cuantas personas: Felipe III, en quien resida la soberana, y sus consejeros inmediatos, que
fueron quienes le plantearon la opcin. El duque de Lerma tom la iniciativa y, bajo
su direccin, el Consejo de Estado debati la cuestin y, en enero de 1608, comenz a
propugnar la expulsin, en razn de la seguridad del Estado, recomendando
firmemente esta medida al monarca. Felipe III acept el consejo y el 9 de abril de 1609
decidi expulsar a los moriscos de toda Espaa.
Se comenz por Valencia, donde se consideraba ms agudo el problema
morisco por su nmero, su concentracin en los enclaves montaosos y su situacin
en un litoral accesible desde el norte de frica. Los preparativos empezaron en
secreto: las galeras del Mediterrneo y la flota del Atlntico fueron concentradas en
los tres puertos de Alfaques, Denia y Alicante, mientras que tres tercios, procedentes
de Italia, ocuparon posiciones estratgicas al norte y sur de Valencia. El 22 de
septiembre, el virrey de Valencia, marqus de Caracena, orden que se publicara el
decreto de expulsin. Los aristcratas terratenientes de Valencia, patronos y
protectores de los moriscos, organizaron una protesta contra el gobierno de Madrid,
pero su protesta fue infructuosa, aunque Lerma haba pensado en algn tipo de
compensacin. Se permiti a los moriscos que llevaran consigo los bienes muebles,
pero sus casas, sus semillas, sus cultivos, sus rboles y otras posesiones iran a parar a
manos de sus seores como compensacin, decretndose la pena de muerte contra
cualquier acto de destruccin o incendio. Pero estas rdenes se interpretaron de muy
diversa manera y muchos moriscos se apresuraron a llevar sus productos y sus
propiedades al mercado; por lo dems, no causaron problemas. Abandonaron
tranquilamente sus aldeas y, conducidos por agentes especiales, fueron llevados hasta
los puertos de embarque, desde donde partieron, en convoyes sucesivos, hacia el norte
de frica.
Durante los 20 primeros das de octubre, unos 32.000 moriscos fueron
trasladados por el Mediterrneo. Los incidentes fueron escasos, pero los que se
produjeron tuvieron repercusiones. Hubo algunos casos aislados de robos y violencia
por parte de los capitanes de los barcos y algunos grupos de moriscos sufrieron robos y
ataques a manos de algunos rabes en el norte de frica. Estas noticias provocaron
sublevaciones de la poblacin morisca en los valles de Ayora y de Laguarda. A
finales de noviembre, los rebeldes fueron vencidos y los que sobrevivieron fueron
enviados a galeras o expulsados inmediatamente. En los tres primeros meses de la
operacin, 116.022 moriscos fueron trasladados al norte de frica y en 1612, cuando
ya haban sido enviados tambin los rezagados y los huidos, el nmero total de
moriscos expulsados de Valencia ascenda a 117.464.
La operacin se desarroll con la misma eficacia en Aragn, en 1610, una vez
garantizada la seguridad de Valencia. Tambin all protest en vano la aristocracia. A
mediados de septiembre ya haban sido expulsados al norte de frica, a travs del
puerto de Alfaques, 41.952 moriscos. El resto de los moriscos aragoneses, 13.470,
fueron conducidos por los Pirineos hacia Francia, donde las autoridades francesas les
llevaron al puerto de Agde para embarcarlos.
Pgina 17
lOMoARcPSD
Por lo que respecta a Andaluca, donde era ms difcil detectar a los moriscos
por su riqueza relativa, a mediados de 1610 ya haban sido expulsados 36.000. En el
resto de Castilla la expulsin no present problemas con respecto al nmero, pero fue
complicada por la existencia de dos grupos de moriscos, los antiguos mudjares y los
ms recientes emigrados de Granada. Primero se les ofreci la oportunidad de
emigrar voluntariamente a Tnez, a travs de Francia. Muchos aprovecharon la
oportunidad y los dems fueron expulsados mediante un decreto del 10 de junio de
1610, abandonando el pas desde los puertos del sur de Espaa.
Aunque haban sido expulsados la mayor parte de los moriscos, la operacin no
estaba totalmente terminada. Llev 3 aos, entre 1611 y 1614, localizar a todos los
rezagados, que se mostraron particularmente escurridizos en Castilla. Gradualmente,
se completaron las operaciones de expulsin y, para 1614, haban sido expulsados
275.000 moriscos en todo el pas.
Pgina 18
lOMoARcPSD
una prdida de capital y de mano de obra, pues a pesar de los reglamentos que lo
impedan, los moriscos vendieron una gran parte de sus propiedades y se llevaron
consigo el dinero obtenido de la operacin, pero resulta imposible cuantificar esa
evasin de capital. Por otra parte, hay que decir que, sin poner en duda la eficacia y
diligencia de los moriscos, es falso que fueran la nica clase productiva de Espaa; la
mayor parte de los oficios en los que se especializaron, tambin eran practicados por
espaoles, y, ni siquiera en Valencia, haban sido los nicos agricultores eficientes.
A juzgar por los niveles de salarios y los precios en los sectores econmicos en los que
los moriscos se haban mostrado ms activos, la expulsin tuvo escasas consecuencias
materiales, incluso en Valencia, y la actividad econmica continu inalterada.
Sin embargo, no puede negarse que la expulsin de los moriscos fue un
acontecimiento importante en la historia de Espaa que no puede explicarse
mediante una simple referencia a los niveles de salarios y precios en determinadas
zonas. La prdida del 4% de la poblacin espaola puede parecer pequea, pero
representaba un porcentaje ms elevado de la poblacin activa. En algunos lugares, la
deportacin de los moriscos abri una brecha importante y la despoblacin fue una
realidad durante muchos decenios. Algunas profesiones se vieron especialmente
afectadas por la escasez de mano de obra y, en consecuencia, por la elevacin de los
salarios, caso de la produccin de seda, la horticultura y el transporte.
La disminucin ms importante de poblacin se produjo en la zona oriental
de Espaa. Aragn perdi una sexta parte de su poblacin, en su mayora en las zonas
de regado de Borja, Tarazona y Vega del Jaln, que fueron recolonizadas por
cristianos viejos que no conocan las tcnicas agrcolas practicadas por los moriscos, lo
que hizo descender la produccin.
Por su parte, Valencia perdi una tercera parte de poblacin. La repoblacin
permiti una cierta recuperacin demogrfica en Valencia gracias a la inmigracin
desde Castilla y Aragn, aunque la mayor parte de los nuevos pobladores procedan
de las proximidades; pero, cuarenta aos despus, Valencia segua estando
despoblada. Con la excepcin de la provincia de Castelln y la huerta de Valencia,
todas las regiones del reino de Valencia experimentaron una importante prdida de
mano de obra. Valencia sigui siendo una economa de subsistencia, aunque ahora el
cultivo fundamental era el trigo. En algunas regiones, la produccin de caa de azcar
descendi notablemente, y tambin perdi importancia el cultivo del arroz, aunque
la produccin de seda y de vino probablemente en manos de cristianos viejosaument, y ello permiti su comercializacin. En cuanto a los campesinos y agricultores pobres, si por una parte haba desaparecido la competencia y haban
aumentado los salarios, por otra, muchos de ellos heredaron de los moriscos deudas y
crditos por los suministros agrcolas y el ganado. Esas deudas no fueron canceladas
y la corona las puso en manos de los nobles, a quienes consideraba como las vctimas
reales de la expulsin.
Prcticamente todos los seores de Valencia y, en menor medida, de Aragn,
haban hipotecado sus propiedades moriscas. Los acreedores de las hipotecas eran,
generalmente, inversores privados y comunidades eclesisticas que se aseguraron
unas rentas regulares a costa de los ingresos seoriales. Por lo tanto, los grandes
seores comenzaron a exigir rentas extraordinariamente elevadas a los nuevos
tenentes o a suspender el pago a los acreedores. El gobierno intent compensar a los
seores adjudicndoles la propiedad de las posesiones moriscas y reduciendo la tasa
Pgina 19
lOMoARcPSD
de inters de las hipotecas, pero ninguna de esas medidas result suficiente y los
terratenientes continuaron exigiendo rentas excesivas a los pocos nuevos tenentes, lo
cual slo sirvi para alejar a otros posibles pobladores. Adems, seguan con la
obligacin de hacer frente al pago de sus hipotecas.
Otro grupo de acreedores afectados por la expulsin fueron aquellos que
haban invertido directamente en la agricultura, otorgando crditos a los campesinos
moriscos, y que eran, en su mayor parte, comunidades eclesisticas y grupos de
ingresos medios en las ciudades. La consecuencia fue un nuevo golpe para las capas
medias de la sociedad espaola y una falta de incentivo a la inversin en una
agricultura ya descapitalizada.
Paradjicamente, la expulsin de los moriscos permiti a muchos aristcratas
superar sus dificultades financieras y comenzar de nuevo. Con la ayuda de la corona,
la tasa de inters de sus hipotecas descendi del 10 al 5 por ciento, y fueron
autorizados a imponer a los nuevos pobladores las mismas obligaciones y cargas que
recaan sobre los moriscos. Algunos terratenientes acrecentaron sus propiedades con
los despojos moriscos y otros, los senyors feudales, estaban ms interesados en afianzar sus derechos sobre la produccin agraria que en modernizar sus propiedades.
Pero, a pesar de las compensaciones que consigui en forma de tierra y ventajas
financieras, no recuper la gran prosperidad de la que haba disfrutado en el S. XVI.
Sus deudas les abrumaron durante el resto de la centuria y si sobrevivieron en la cima
de la sociedad fue gracias a la ayuda de la corona y como leales servidores suyos.
En cuanto operacin administrativa, la expulsin de los moriscos fue un
ejemplo de organizacin y eficacia de la maquinaria gubernamental, y tambin un
ejemplo de cmo la poltica y la direccin centrales podan llegar a las provincias. Este
aspecto de la operacin tuvo consecuencias que trascendieron el problema de los
moriscos.
La expulsin de los moriscos fue una medida decidida y ejecutada por Castilla. Desde este punto de vista, alter an ms el equilibrio de fuerzas en el interior
de la pennsula. Al expulsar a los moriscos de Aragn y Valencia, Madrid estaba
atacando la inmunidad de esos reinos y ahondando el desequilibrio entre el centro y
la periferia: en realidad, supona un ataque contra la aristocracia no castellana. En su
origen, la aristocracia de Aragn era militar, con pronunciados rasgos feudales y
seoriales, y deba su existencia inicial al control que ejerca sobre una importante
poblacin morisca. La expulsin de los moriscos supuso un golpe contra el poder y
la riqueza de la aristocracia aragonesa. Lo mismo puede decirse en el caso de
Valencia, donde la alta nobleza sufri un importante descenso de sus ingresos,
procedentes de las propiedades seoriales, a partir de 1609.
Los fueros de los reinos del levante peninsular los disfrutaban
fundamentalmente las clases altas de las ciudades y del campo; por tanto, atacar a la
aristocracia terrateniente supona atacar la inmunidad constitucional de esas
regiones. En el proceso, Castilla acab con el poder que Aragn y Valencia pudieran
poseer en el seno de la monarqua, pues fue all donde las consecuencias econmicas
de la expulsin se dejaron sentir con mayor fuerza.Esa es la razn por la que el
gobierno de Castilla hizo odos sordos a los argumentos econmicos en contra de la
expulsin.
Pgina 20
lOMoARcPSD
Pgina 21
lOMoARcPSD
Pgina 22
lOMoARcPSD
de los holandeses abortaron la ofensiva espaola. A ello se uni otro grave motn de
las tropas espaolas que desmantel el esfuerzo de guerra desde dentro; la causa del
motn fue la falta de pago a consecuencia de las dificultades financieras derivadas de
la disminucin de las remesas de las Indias en los aos 1604-1605.
Pgina 23
lOMoARcPSD
decisin de 1609 supuso para Espaa un respiro en los Pases Bajos, reduciendo su
ejrcito a una fuerza de slo 15.000 hombres y recortando la asignacin anual de 9 a 4
millones de florines pero tambin la constatacin de una derrota poltica, militar e
ideolgica. Castilla, frustrada en el exterior y herida en su autoestima, comenz a
buscar compensaciones en lugares menos alejados y a considerar ms atentamente su
posicin en la pennsula.
Pgina 24
lOMoARcPSD
Bibliografa empleada:
John Lynch: Los Austrias 1516-1700. Editorial Crtica
John Lynch: Historia de Espaa 5. Edad Moderna 1598-1808-Crisis y
Recuperacin. Editorial Crtica, 2005.
Pgina 25
lOMoARcPSD
Domnguez Ortiz ofrece un anlisis cuidadoso de las fuentes y mtodos para el estudio de la historia
demogrfica espaola en este perodo, as como las estimaciones de poblacin, en La sociedad espaola en
el siglo XVII, pp. 53-157; vanse tambin Jordi Nadal, La poblacin espaola (siglos XVI a XX), 3.a ed.,
Barcelona, 1973, pp. 16, 37-88; Mara F. Carbajo Isla, La poblacin de la Villa de Madrid. Desde finales del siglo
XVI hasta mediados del siglo XIX. Madrid, 1987.
2
Vase Karl F. Helleiner, The Population of Europe from the Black Death to the Eve of the Vital
Revolution, The Cambridge Economic History of Europe, IV, Cambridge, 1967, pp. 1-95.
3
Si en el decenio de 1590, cuando ya haba terminado la poca de expansin demogrfica del XV, se estima
que la poblacin era de unos 8,4 millones de personas, en 1717 haba descendido a 7,6 millone.
Pgina 1
lOMoARcPSD
Castilla
Navarra
Valencia
Catalua
450.000
450.000
300.000
400.000450.000
1.1.
Pgina 2
lOMoARcPSD
1.2.
Las guerras
En general, es difcil calcular las bajas producidas por la guerra, aunque sin
duda, Espaa, como nacin guerrera que era, sufri grandes prdidas. Durante la
primera mitad del siglo XVII estuvo inmersa en una guerra casi permanente: en los
Pases Bajos, Alemania, Italia y en la frontera francesa. Si bien, en un principio se
trataba de tropas profesionales, con un ncleo de voluntarios y un gran nmero de
mercenarios extranjeros, la situacin cambi a partir de 1635, cuando la guerra con
Francia oblig al gobierno a ampliar el mbito del reclutamiento forzoso, a movilizar
a la aristocracia, a la pequea nobleza y a sus squitos, a organizar milicias urbanas y
a reclutar un contingente de quintos forzosos en cada comunidad. Por otra parte, a
partir de 1640 la pennsula se convirti tambin en escenario de la guerra y el
conflicto de Castilla con Catalua y Portugal adquiri el carcter, si no de guerra
total, al menos de una guerra a muerte, en la que el pillaje y la devastacin
adquirieron grandes proporciones, en la que se mataba a los prisioneros y era necesario
realizar numerosas levas. Para luchar en el frente cataln, el gobierno pretenda alistar
a 12.000 hombres al ao en Castilla, estableciendo cupos en cada comarca. La carga
recaa especialmente sobre el sector ms pobre de la poblacin, por cuanto la nobleza
y los ricos pagaban para que les sustituyeran en la milicia o compraban un cargo que
conllevaba la exencin del servicio militar. En cuanto a la guerra con Portugal, en un
principio consisti en escaramuzas a lo largo de la extensa frontera y fue en gran
medida una operacin de contencin. Pero a pesar de ello se cobr un alto precio y las
bajas fueron numerosas entre la poblacin civil. En especial, Galicia tuvo que
soportar constantes levas. A partir de 1659, el intento de reconquistar Portugal se
llev a cabo con ejrcitos reducidos formados en su mayor parte por soldados
extranjeros.
4
Los niveles de higiene eran extraordinariamente bajos y los recursos mdicos muy primitivos.
Las ciudades hacinadas eran intensos focos de infeccin, que la escasez de alimentos no hizo sino
prolongar. Las zonas de la costa salieron mejor libradas, porque podan recibir por mar suministros de
urgencia. Es por ello que en el corazn de Castilla, que se encontraba aislado del mundo exterior, a merced
de un sistema de transporte lento e ineficaz, se produjeron los niveles de mortandad ms elevados.
Pgina 3
lOMoARcPSD
1.3.
1.4.
Las migraciones
Pgina 4
lOMoARcPSD
2.1. La aristocracia
En el curso de su historia, la aristocracia espaola engendr su propia jerarqua
y sus propias distinciones, en un lucha constante por la promocin en la que los
caballeros trataban de convertirse en ttulos y los ttulos en grandes y que produca una
especie de movilidad social y una modificacin de la composicin de la misma. A la
nobleza de sangre original se le haban sumado un gran nmero de hidalgos, que
compraron, consiguieron o demostraron su condicin nobiliaria 6. Al finalizar el perodo
exista un verdadero abismo entre los grandes y los ttulos, por un lado, y la masa de
caballeros e hidalgos, que posean poco ms que un escudo nobiliario. Una vez ms la
prueba definitiva era de carcter econmico pues unos eran ms ricos que otros.
La alta nobleza
Cuando en 1520 Carlos V defini legalmente la grandeza, sta estaba formada por
20 familias y, entre ellas, los duques de Medinaceli, Alburquerque, Medina Sidonia,
Alba, Fras y Bjar. Los primeros grandes eran un grupo selecto y poderoso, con
privilegios polticos y diplomticos especficos; para mantenerles alejados de la
poltica, los primeros Austrias los utilizaron -as como a sus fortunas- en la guerra y en
la diplomacia antes que en la administracin central. Bajo el reinado de Felipe III, los
grandes aumentaron su presencia en la corte, donde negociaron los mejores
nombramientos en el Consejo de Estado y en los virreinatos y esta situacin se acentu
con Felipe IV: en 1627, haba 168 nobles titulados en Castilla y en 1640, la corona cre
10 nuevos grandes, cada uno de los cuales se comprometi a llevar un contingente
militar al frente cataln7. Los grandes ms antiguos mostraban una actitud de desdn
hacia los recin llegados y miraban con desconfianza a quien los haba encumbrado
(Olivares) y en el reinado de Carlos II alcanzaron el apogeo de su poder. Si bien
introdujeron mayores sutilezas en su jerarqua, con la distincin entre grandes de 1,
de 2 y de 3 clase, todos ellos eran extraordinariamente ricos, poseedores de las
mayores fortunas del reino, la verdadera razn por la que eran grandes y la base de su
resurgimiento en el XVII.
6
A principios del siglo XVII, la nobleza haba crecido tanto hasta constituir el 10% de la poblacin en
Castilla.
7
El siglo XVI contempl un moderado movimiento ascendente: los 20 grandes y 35 ttulos existentes
originalmente haban aumentado hasta 99 a finales del reinado de Felipe II: 18 duques, 38 marqueses y 43
condes. Felipe III aceler el proceso, creando otros 20 marquesados y 25 condados. Felipe IV cre 66
marqueses y 25 condes y, por ltimo, Carlos II sancion la creacin de tantos ttulos como en los 2 siglos
anteriores: 5 vizcondes, 78 condes y 209 marqueses.
Pgina 5
lOMoARcPSD
Los caballeros
Los caballeros pertenecan a las capas medias de la nobleza. Vivan en las
ciudades y obtenan la mayor parte de sus ingresos de sus propiedades, que
complementaban con las anualidades que les rentaban sus juros y censos.
Frecuentemente, eran titulares de regimientos, lo que les daba la oportunidad de llegar
a ser procuradores en Cortes y, de esa forma, evitar que los impuestos afectaran a las
propiedades e intereses de su clase. Sin embargo, por encima de todo, anhelaban ser
caballeros de hbito y comendadores, dado que dichos ttulos conferan un honor
intachable, prueba de pureza racial y de nobleza. La venta de hbitos durante el
reinado de Felipe IV y, sobre todo, de Carlos II degrad su valor.
Provisto de un seoro, un hbito y tal vez una encomienda, el caballero
intentaba hacerse un hueco en las filas de los ttulos, puesto que como ya se ha visto, en
la consideracin popular, eran la autntica nobleza.
Los hidalgos
La nobleza no era sinnimo de riqueza tal como refleja la figura del hidalgo,
noble por herencia o por adquisicin reciente, pero cuya pobreza o falta de cargos le
impeda continuar progresando, por lo que constitua el lugar ms bajo de la
jerarqua aristocrtica. Algunos hidalgos eran orgullosos y pobres, y otros se vean
obligados a trabajar para ganarse el sustento, desempeando ocupaciones que, en
sentido estricto, eran incompatibles con la nobleza, pero todos trataban de mantener
a toda costa su inmunidad fiscal, aunque slo fuera formalmente. Se distribuan,
sobre todo, por el norte de Castilla y las zonas montaosas de Cantabria8. Sin
embargo, el pobre hidalgo castellano no era una figura tpica en toda Espaa. En los
dems lugares, la nobleza consegua algo ms que simplemente sobrevivir.
Aparte de stos, una serie de ttulos y caballeros participaban en la industria y
el comercio, lo cual se consideraba aceptable en tanto en cuanto no dirigieran sus
propias empresas y stas no estuvieran asentadas en su casa. Sin embargo, en la
prctica los aristcratas negociantes eran escasos.
Los ingresos de la nobleza procedan principalmente de la tierra, asegurados
por la primogenitura y la vinculacin y reforzados por los seoros. La tierra era una
inversin social ms que econmica, puesto que los aristcratas no eran agricultores
8
Ms hacia el sur, los hidalgos que posean alguna fortuna preferan el ttulo ms ilustre de caballero.
Pgina 6
lOMoARcPSD
10
Tambin el sistema educativo favoreca a la nobleza, quien lleg a monopolizar los Colegios Mayores,
instituciones creadas originalmente para financiar los estudios de alumnos inteligentes procedentes de
familias pobres. Un ttulo universitario era una cualificacin para ocupar un cargo y en el siglo XVI las
universidades haban contribuido a la formacin de un grupo social nuevo y homogneo, los letrados. Sin
embargo, en el siglo XVII la depresin econmica puso fin al boom acadmico del siglo anterior y empeor
las perspectivas laborales de los universitarios. El resultado fue un mayor exclusivismo y un nfasis an
mayor en lo utilitario: el ideal de una universidad no era la erudicin, sino llegar a ocupar un cargo.
Pgina 7
lOMoARcPSD
que cre la corona para conseguir que la nobleza contribuyera, en ocasiones de forma
importante. Pero se resistan con todas sus fuerzas al pago de los impuestos
personales, como el servicio ordinario y extraordinario, porque la exencin
identificaba su estatus y tena un gran valor simblico. Tambin tenan inmunidad
fiscal en determinados impuestos municipales, entre ellos la sisa, y en algunas
ciudades existan tiendas especiales para los nobles, donde podan comprar los
alimentos libres del impuesto sobre la venta.
En definitiva, pues, la nobleza espaola consegua una enorme riqueza de
diversas fuentes, cuando algunas de ellas, como la propia corona, se vean obligadas a
vivir de los emprstitos. Sin embargo, la dependencia mutua fue el nexo de unin
entre ambas: la corona utilizaba a la aristocracia para gobernar a Espaa y la
aristocracia obtuvo de la corona la sancin de la jerarqua social y de la jurisdiccin
seorial.
Por supuesto, los nobles eran vulnerables a la adversidad econmica (la
inflacin monetaria afect a quienes vivan de ingresos fijos) y a las medidas polticas
del Estado (la aristocracia de Aragn y Valencia sufri la desaparicin de la mano
de obra morisca y, a partir del decenio de 1620, todo el conjunto de la nobleza fue
objeto de una atencin ms estricta por parte de los ministros de Hacienda 11), al igual
que el resto de la sociedad. Sin embargo, los peores enemigos de los nobles eran ellos
mismos: a pesar de sus importantes ingresos, una gran parte de la alta nobleza viva al
borde de la bancarrota. Sus dificultades derivaban, fundamentalmente, de su ineptitud
administrativa que, en muchas ocasiones, de no haber existido el impedimento de la
vinculacin, les habra llevado a vender sus posesiones 12. Los nobles, que carecan de
profesionalidad en la gestin de sus asuntos, estaban inmersos, adems, en un sistema
muy costoso: los grandes nobles tenan importantes gastos generales, pues tenan que
observar un determinado estilo de vida y mantener una gran casa, y al mismo tiempo
se esperaba de ellos que repartieran limosnas con generosidad y actuaran como
benefactores de fundaciones, asilos y hospitales. Por una u otra razn, muchos
nobles, incluso los de ms alta alcurnia, estaban fuertemente endeudados y cualquier
situacin especial -el servicio a la corona o la dote a una hija- les pona en aprietos. El
estilo de vida aristocrtico se basaba en falsos ideales de honor y reputacin que
contaminaban a toda la sociedad y comprometan seriamente los valores econmicos.
Olivares estaba convencido de que la inaccin converta a los nobles en elementos perturbadores por lo
que intent crear una nobleza de servicio, movilizar a los seores y a su squito para que participaran en la
guerra a expensas de su seor. Si lo preferan, podan comprar la exencin. Muchos de los nobles que se
negaron a aportar lo que se les peda fueron alejados de la corte hacia sus propiedades, con la advertencia
de que aumentaran sus ahorros para poder ayudar despus a la corona. Esta fue una de las razones por
las que Felipe IV y Olivares perdieron el apoyo de la nobleza.
12
Los nobles tenan que conseguir el permiso real para casarse, para enajenar su patrimonio, para
hipotecar sus propiedades, en definitiva, para todo aquello que pudiera debilitar a la clase a la que
pertenecan, porque, aunque un tanto ingenuamente, la corona consideraba a la nobleza como una reserva
de talento al servicio del pas, por lo que haba que preservarla. Generalmente, la corona negaba el permiso
de venta, pero era ms indulgente respecto a las peticiones para hipotecarlas.
Pgina 8
lOMoARcPSD
En las ciudades, una persona del pueblo llano poda comprar un cargo y
ascender a partir de ah.
Pgina 9
lOMoARcPSD
por esa razn vea con desnimo la erosin que sufran las capas medias de la
sociedad, a medida que unos ascendan al escaln superior y otros descendan al
inferior. Por supuesto, la fiscalidad reflejaba, ms que creaba, la estructura social.
Adems, desde el decenio de 1630, la inmunidad aristocrtica se disminuy mediante
diversos procedimientos. Sin embargo, la propiedad y los intereses de los nobles
permanecieron casi intactos y no se tom medida alguna para aliviar la carga
tributaria que pesaba sobre las actividades empresariales. En definitiva, la poltica
fiscal tenda a perpetuar la polarizacin social.
A. Girard, Les trangers dans la vie conomique de l'Espagne au XVIe et XVIIe sicles, Annales
d'Histoire conomique et Sociale, XXIV (1933), pp. 567-578; A. Domnguez Ortiz, Los extranjeros en la vida
espaola durante el siglo XVII, Estudios de Historia Social de Espaa, IV 2 (1960), pp. 293-426; H. Snchez de
Sopranis, Las naciones extranjeras en Cdiz durante el siglo XVII, Estudios de Historia Social de Espaa, IV,
2 (1960), pp. 643-877.
Pgina 10
lOMoARcPSD
16
Un agricultor laborioso y ahorrador poda adquirir un mayorazgo, luego llegar a ser influyente en el
municipio local y, finalmente, iniciar el procedimiento para su ennoblecimiento.
Pgina 11
lOMoARcPSD
los millones, impuesto desde finales del siglo XVI, afectaba principalmente a
tres productos alimentarlos bsicos: la carne, el vino y el aceite, supuso un
insoportable aumento del coste de vida para los pobres, y del que podan escapar con
ms dificultad que la nobleza, quienes consuman productos de sus propias tierras.
As, el sistema fiscal aceler la despoblacin rural de Castilla, que hua del
recaudador de impuestos, lo que significaba que la cuota de esa zona recaa por
completo en los que an quedaban, que a su vez se vean impulsados a emigrar. No
fueron pocas las aldeas de Castilla que desaparecieron del mapa a lo largo de la
centuria, integrndose sus habitantes en el proletariado urbano. Muchos espaoles
vivan, en mayor o menor medida, por debajo del nivel de subsistencia.
Pgina 12
lOMoARcPSD
En 1668, se cre en Madrid la Hermandad del Hospicio. Su funcionamiento se vio dificultado por la
escasez de fondos y se dej sentir, asimismo, una resistencia a mejorar sus servicios ante el temor de
provocar una mayor afluencia de vagabundos de las provincias.
18
Kamen, Spain in the Later Seventeenth Century, pp. 175-182, 207-212.
19
20
Pgina 13
lOMoARcPSD
Bibliografa empleada:
John Lynch: Los Austrias 1516-1700. Editorial Crtica
John Lynch: Historia de Espaa 5. Edad Moderna 1598-1808-Crisis y
Recuperacin. Editorial Crtica, 2005.
21
Pgina 14
lOMoARcPSD
LA AGRICULTURA
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
LA GANADERA
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
Pgina 6
lOMoARcPSD
Pgina 7
lOMoARcPSD
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9
lOMoARcPSD
Pgina 10
lOMoARcPSD
Pgina 11
lOMoARcPSD
Pgina 12
lOMoARcPSD
Pgina 13
lOMoARcPSD
Pgina 14
lOMoARcPSD
Pgina 15
lOMoARcPSD
Pgina 16
lOMoARcPSD
Pgina 17
lOMoARcPSD
1. PERFIL DE FELIPE IV
Felipe III muri prematuramente (el 31-3-1621), dejando el gobierno de
Espaa y de su imperio a su hijo, un joven de 16 aos, que an no haba sido
introducido en los asuntos de Estado, dominado por Gaspar de Guzmn,
conde de Olivares. Su precipitada subida al trono fue suficiente para inducirle
a buscar desesperadamente la mano rectora de un poderoso ministro:
Olivares.
Cuando hacia 1630, haba conseguido cierta madurez y experiencia, y
estaba en situacin de cuestionar las decisiones tomadas en su nombre, era
demasiado tarde para afirmar su independencia, pues bajo la presin de las
guerras exteriores y las crisis interiores, la poltica espaola se haba
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 1
lOMoARcPSD
En ningn momento se le ocurri preguntarse si la perpetuacin de la presencia espaola en los Pases Bajos o
en Portugal, reportaba algn beneficio para sus sbditos. El nico criterio que le guiaba, eran sus derechos
legales, y as, se obstin en continuar la guerra por los derechos de los Habsburgo. El 1648 renunci a su
conflicto con Holanda, para concentrarse en el conflicto de Francia. En 1654, se granje un nuevo enemigo:
Inglaterra. En 1658 puso fin a la guerra que ocupaba a los espaoles durante los ltimos 40 aos, para poder
castigar a los portugueses, que pronto se aliaron a Inglaterra, con lo que la guerra por la causa portuguesa, puso
fin a las exhaustas arcas de la Corona.
1
Pgina 2
lOMoARcPSD
Andaluca, donde tenan propiedades en la regin de Sevilla, que rendan ingresos por 60.000
ducados al ao.
Despus de una carrera socialmente, si no acadmicamente, productiva en la Universidad de
Salamanca, hered el ttulo y las propiedades de su padre en 1607 y desde entonces dedic su
energa y su patrimonio a introducirse en la fuente del poder, la corte de Felipe III. En 1615
consigui ser nombrado para formar parte de la casa del prncipe Felipe (ms tarde IV), quien muy
pronto llegara a confiar en l para todos los detalles de su vida y, a medida que monopoliz al
heredero al trono, le adoctrin contra Lerma y luego, contra los restos de la faccin de Lerma. stos
fueron dispersados en 1621 cuando Felipe IV sucedi a su padre, y Olivares sucedi a Uceda.
Consigui entonces todos los cargos y honores que deseaba y, en 1625 fue nombrado duque de
Sanlcar la Mayor, pasando a ser universalmente conocido como el conde-duque. Pero lo que
ansiaba era el poder poltico.
Al principio, Olivares actu con prudencia inclinndose ante la mayor experiencia de su to,
Baltasar de Ziga. El nuevo monarca, durante un breve perodo, manifest cierto rechazo a
gobernar por medio de un valido, pero gradualmente, y con discrecin, Olivares comenz a
intervenir en asuntos de gobierno. En Agosto de 1622 era ya miembro
de una Junta formada por todos los presidentes de los Consejos y cuya
funcin era aconsejar al rey sobre los temas polticos ms importantes.
Con la muerte de Ziga, ocurrida el 7-10-1622, el rey entreg el poder
de forma oficial, y con exclusividad, a Olivares, expresando con toda
claridad que era el nico que gozaba de su absoluta confianza.
Sus deficiencias estaban a la vista de todos: ambicin desmedida,
obstinacin, impaciencia con los necios y con sus oponentes. Pero
tambin sus cualidades eran destacadas: Gran visin poltica. Capaz
de mostrar una gran magnanimidad.
Trabajaba sin descanso al
servicio del rey. Viva dentro del alczar real, y atenda los ms
mnimos deseos de su seor, adems de ocuparse de todos los asuntos
de gobierno, concediendo audiencias, escribiendo memorandos y
entrevistndose con el rey. Olivares posea acusado instinto para el
gobierno absoluto y la capacidad para ejercerlo. Si haba un aspecto del gobierno que no
comprenda, como las finanzas, se apresur a dominarlo. En cierto sentido su energa y su
impaciencia eran sus defectos, pues intentaba alcanzar con prisa objetivos que exigan un proceso
ms elaborado. Su designio de una Espaa ms grande era demasiado ambicioso para el perodo de
recesin en que viva, y careca de talento para la maniobra y el compromiso poltico.
A Olivares le interesaba ms el gobierno que el patronazgo. Felipe IV le otorg poderes casi
exclusivos en materia de patronazgo, que utiliz para recompensar a sus amigos y castigar a sus
enemigos. Pero no le gustaba e intent librarse de esa responsabilidad. Despus descubri que
repartir mercedes era fundamental en el proceso de gobierno.
El ncleo central de la administracin de Olivares lo formaban sus clientes inmediatos ligados a
l por lazos de parentesco, amistad, dependencia y contactos andaluces. En la corte pululaban
miembros de su familia. La base de su poder rebasaba los lmites de la corte para introducirse en
sectores clave de la administracin, unidos por la estructura piramidal del clientelismo.
Al parecer, Olivares deseaba conseguir una colaboracin de trabajo y una divisin del mismo
entre l y el monarca. Pero eso dependa de que el rey trabajara mucho ms intensamente de lo que
lo haba hecho hasta entonces. Pretenda educar a Felipe IV en el arte del gobierno, para hacer de l
el gobernante que corresponda a una gran monarqua. Por esa razn, nunca intent reducir al rey a
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 3
lOMoARcPSD
la condicin de simple figura decorativa. Olivares prefera el poder al prestigio. Se vea como un
primer ministro, cargo que el gobierno espaol necesitaba pero no posea. Por tanto, Olivares tuvo
que conseguir una serie de cargos distintos para afianzar su posicin y darle forma jurdica. Aunque
no le faltaban deseos de adquirir riquezas, no era tan codicioso como Lerma.
Un ttulo por el que senta especial predileccin era el de Canciller Mayor y Registrador de las
Indias, que le concedi el rey el 27-7-1623. Este cargo estaba en desuso y fue restituido para que
Olivares pudiera introducirse en una institucin imperial, el Consejo de Indias, y compartir su
jurisdiccin sobre el imperio ultramarino de Espaa. En el otro fiel de la balanza, Olivares oficializ
su influencia en el gobierno local de Castilla mediante los cargos de procurador en Cortes y regidor
de las ciudades en ellas representadas. Estos cargos le permitan intervenir no slo en las Cortes, sino
tambin en los asuntos internos de las ciudades que las formaban. Naturalmente, su cargo ms
importante era el de consejero de Estado. En 1622 fue designado miembro del Consejo, que no tard
en dominar2.
Olivares, al tiempo que neutraliz personalmente al Consejo de Estado, sustituy a los
presidentes de los otros Consejos por gobernadores con poderes ms limitados. Le interesaba
particularmente el Consejo de Hacienda, cuyo cometido era encontrar los recursos que permitieran
al conde-duque llevar adelante su poltica.
b) Las reformas
Si el patronazgo permita el funcionamiento del sistema, era la burocracia la que proporcionaba
la continuidad institucional.
Olivares form su propio equipo de secretarios, encabezado por su leal servidor y estrecho
colaborador Antonio Carnero. El poder de los secretarios aument a medida que disminuy el de
los Consejos. La Secretara de Estado fue dividida en tres secretaras, una para Italia, otra para el
Norte y otra para Espaa. sta se asign a Jernimo de Villanueva, que pas a ser el nexo
fundamental de unin entre el rey el valido.
El sistema de Juntas3, enraizado firmemente con Felipe III, prolifer
con Felipe IV.4 Se considera como un mecanismo que permita a Olivares
La amplitud de ese dominio, se aprecia en el hecho de que normalmente no asista a las sesiones, aunque
cuando lo haca, sus intervenciones eran extensas y decisivas. Controlaba la convocatoria, el orden del da,
dando a conocer sus puntos de vista por adelantado, (lo que era equivalente a dirigir las decisiones del Consejo)
y si, pese a todo, tales decisiones no obtenan su aprobacin las revisaba, devolvindolas a continuacin al
Consejo.
3 Las Juntas fueron pequeos comits, surgidos para resolver las cuestiones ms urgentes que se plantearan en
los Consejos, sin necesidad de convocar a todos sus miembros. La proliferacin se debi al frecuente deseo de
los validos, de no someter a los Consejos determinados asuntos. Por su tipologa, unas eran meramente
consultivas como la Junta de Competencias, para resolver los conflictos jurisdiccionales entre diversos Consejos,
la Junta de Alivios, para aligerar el gravamen fiscal de los sbditos, la Junta de Medios, para analizar en tiempos
de crisis los problemas de la Hacienda Pblica, con propuestas para resolver los problemas, o la Junta de
Comercio creada tras la muerte de Felipe IV.
Otras Juntas tenan carcter ejecutivo, como la Junta de Fraudes, la Junta de Contrabando, la Junta de armadas,
especializada en asuntos navales, la Junta de presidios, encargada de las guarniciones fronterizas. La
especializacin, tena mucho que ver con los recursos que la Junta tuviese que administrar o disponer. As, por
ejemplo las Junta de Media Annata, la Junta de Papel Sellado, o la Junta de Donativos, se crearon para manejar
ingresos extraordinarios que escapaban al Consejo de Hacienda.
4 No comienza tampoco en poca de Felipe III, ya que su padre, haba instituido Juntas que le asesorasen de
modo inmediato y permanente. Tampoco el reinado de Felipe IV cierra el proceso. Muchas fueron creadas tras
su fallecimiento. En ese sentido, conviene tener presente que la Junta de Aposento, creada para el traslado de la
2
Pgina 4
lOMoARcPSD
ignorar a los Consejos y hacer recaer la administracin en manos de sus hombres. No fue l quien
invent el sistema, que no era ms que la expresin de la costumbre de los administradores que
tienen que trabajar por medio de comisiones, de crear subcomisiones para aspectos de mayor
especializacin. Dicho lo anterior, hay que aadir que ese sistema, que entrelazaba los asuntos de la
poltica interior con la exterior, es el caracterstico de Olivares. Su autntico programa de reformas.
Esa burocracia, le permita soslayar los Consejos, poco giles, y con frecuencia, escasamente
imaginativos.
La Junta, al igual que el Consejo, elaboraba su orden del da de acuerdo con los temas que planteaban el monarca u Olivares, y tambin diriga sus consultas al monarca, aunque fuera en realidad
Olivares quien decidiera el curso a seguir.
Los miembros de las Juntas, se reclutaban de entre los personajes pblicos de entre un conjunto
muy restringido y, obviamente, de adictos al conde-duque. Frecuentemente es difcil distinguir
entre alguna Junta y algn Consejo. Tal es el caso de la Junta de Estado, organismo que trataba de
los mismos asuntos que el Consejo de Estado. Tal vez la diferencia radique en que se pretenda que la
Junta emitiese una segunda opinin en las cuestiones en que, a juicio de Olivares, no se haba dado el
suficiente debate en el seno del Consejo.
Olivares, en posesin de los principales instrumentos del poder, seguro ya del apoyo del rey,
marc la direccin y control el impulso de la poltica espaola durante los 20 aos siguientes.
Los procesos de reforma presentan los siguientes hitos
El 8-4-1621 se cre la Junta de Reformacin, en la que se articulan ambiciosas medidas
contra la corrupcin imperante en los ltimos tiempos.
El 11-8-1622 se convoc la Junta Grande de Reformacin con todos los presidentes de los
Consejos y personajes relevantes, cuyo fin principal era impulsar un programa econmico
de carcter mercantilista. Dicho programa se diriga hacia 3 grandes objetivos:
1.- se buscaba una reforma moral y de austeridad, con disposiciones que iban desde la supresin de
los burdeles5, hasta leyes suntuarias para combatir el lujo en los vestidos, las joyas, los carruajes o el
excesivo nmero de criados de las casas nobiliarias. Sin embargo, este espritu de reforma moral y
de costumbres dur bien poco. La intempestiva llegada, en marzo de 1623, del heredero de
Inglaterra, el prncipe Carlos, que pretenda desposarse con la infanta Mara, dio lugar a festejos y
regalos que superaron con mucho el coste del milln de ducados.
2.- reforma de carcter fiscal. Esencialmente, pretenda la abolicin del odiado impuesto de los
millones6 y su sustitucin por un repartimiento7, vigente por un sexenio, para mantener un ejrcito
de 30.000 hombres, cuyo montante supona unos 2.160.000 ducados anuales.
Corte, se constituy en 1561, (poca de Felipe II); la Junta de Comercio y Moneda, en 1679, (poca de Carlos
II);la Junta local de Granada, cuyo objetivo era el fomento de la industria sedera, naci en 1684,(Carlos II); o la
creada en 1814, Junta General de Comercio, Moneda y Minas, ( poca de Fernando VII).
5 Los que no fuesen imprescindibles, segn consta en la pragmtica por la que se cre la Junta Grande de
Reformacin
6 Se conoca con el nombre popular de los millones el conjunto de arbitrios municipales, dirigidos y
organizados por las ciudades para atender las necesidades fiscales de la Corona. En principio gravaban los
artculos de primera necesidad; vino, aceites, carnes y vinagre, y se conoca como servicio de los millones
porque era en millones de ducados como se pagaba. El impuesto lo abonaba el vendedor, repercutindolo sobre
el comprador por medio de las sisadas en un 125%. Olivares emple todos los medios, incluida la
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 5
lOMoARcPSD
3.- estmulo directo a la prosperidad de la agricultura, del comercio y de la industria. Entre sus
logros estuvo la creacin en Sevilla, en 1624, del Almirantazgo del Norte, cuya misin era asegurar el
comercio entre Espaa y los Pases Bajos catlicos y dirigir la guerra econmica contra los
holandeses. Entre los proyectos frustrados, estuvo la fundacin de una red de erarios o montes
de piedad que daran prstamos consignativos y acogeran ahorros a inters, para evitar tanto el
endeudamiento externo con los asentistas8, como los censos9 que tenan que tomar los particulares
necesitados de financiacin. Los erarios se nutriran obligando a que todos entregaran un 5% de su
riqueza a lo largo de 5 aos, y recibiran a cambio unos intereses del 5%. El dinero recaudado, se
prestara al 7%, favoreciendo con ello el crdito de agricultores y artesanos. Adems, los erarios
deberan situarse en las oficinas encargadas de los encabezamientos de alcabalas y tercias,
aprovechando la infraestructura existente.
Pero Olivares no deseaba plantear su reformismo oficial a travs de las Cortes10. El
procedimiento escogido fue el de enviar sus propuestas separadamente a cada una de las ciudades
que tenan derecho a estar representadas. Olivares pretenda recabar simplemente el beneplcito y
el apoyo de las ciudades castellanas a sus planes, pues su gestin quedara en manos de la citada
Junta de Reformacin, de los Consejos y de su propia persona. Por el contrario, dentro de los
representantes de las ciudades exista un significativo sector que quera una intervencin conjunta de
miembros de la administracin y procuradores en Cortes. Esta oposicin entre rey y reino
desmoron buena parte del diseo reformista, pues Olivares nunca consigui abolir los millones
-existan temores de que la desaparicin de los millones acabara con los rendimientos de los
juros11- ni crear los erarios -por la desconfianza que haba de dejar dinero en manos de la Hacienda
real.
Por ello Olivares decidi aplicar, manu militari, 23 de los captulos de reformacin, las
medidas emanadas de la Junta Grande de Reformacin, por pragmtica de 10-2-1623.
intimidacin, para obtener el voto favorable en Cortes, de este servicio. El resultado del recargo de los precios,
dio lugar al fraude, y el incremento de los gastos de recaudacin.
Eclesisticos por sus privilegios, y nobles por eso mismo, y por su influencia en el gobierno municipal,
tributaron poco, e incluso se lucraron con el fraude, y la obtencin de cargos superiores para la administracin
del impuesto.
7 Procedimiento tributario consistente en la asignacin de un cupo a satisfacer por cada unidad territorial,
renunciando as el Estado a la recaudacin directa, debido a su incapacidad estructural para realizarla.
8 Los asentistas son particulares que, en ciertas condiciones realizaban un prstamo a la Real Hacienda, del
que se resarcan con el cobro de un inters
9 Contrato mediante el cual, se devuelve un prstamo con un cierto inters anual, asegurando el pago con
bienes races. Se distinguen el Censo enfitutico, a largo plazo o de por vida e incluso por varias generaciones,
y el Censo al quitar, a corto plazo. El inters, en Castilla, durante el siglo XVII, se encontraba en torno al 5 15 %.
Se asemeja, por tanto, a una hipoteca. Por estos pagos, en la prctica, y contra lo que en teora se persegua,
muchos labradores se vieron en la ruina, perdidas sus tierras, por el imposible cumplimiento de los contratos.
10 Conviene conocer el funcionamiento de las Cortes de Castilla, las de Aragn y las de Catalua, para entender
el proceso algo retorcido, pero imprescindible, por el que se buscan por la Corona (por Olivares), los fondos, y
los efectivos con que llevar a cabo su poltica exterior, que es pieza de su poltica interior, y viceversa. Por ello,
incluir un captulo de aclaraciones, fuera de los temas.
11 La necesidad creciente de dinero por la Corona, para financiar las campaas militares, la llev a emitir y
vender ttulos, pagaderos con unos intereses anuales. El pago se garantizaba al cobro de los millones, lo que
por otro lado perpetu el impuesto, a fin de garantizar permanentemente los ttulos. Estos ttulos reciben el
nombre de juros al quitar o simplemente juros. Podan ser negociados y eran amortizables. Son pues, la
primera versin de la Deuda Pblica, y aunque el inters fue decreciente (del 14 al 3%) y muchas veces jams se
amortizaron, la figura del jurista (persona que negociaba con los juros), estuvo siempre presente en el
panorama financiero espaol.
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 6
lOMoARcPSD
3. LA UNIN DE ARMAS.
BARCELONA (1626).
Castilla no poda afrontar por s sola la defensa de los intereses espaoles en Europa y en
Ultramar, mxime al encontrarse despoblada y empobrecida, y en coincidencia cronolgica con un
rpido deterioro de las fuentes de riqueza que an posea. El comercio transatlntico entr en una
fase de crisis aguda en los aos 1629 1631, que presagiaba el hundimiento de diez aos despus. En
consecuencia, a causa de las necesidades fiscales y militares el gobierno central se dirigi a las
provincias no castellanas para intentar obtener recursos.
Tanto los economistas como los ministros dejaban or su voz en favor de una distribucin ms
equitativa de la fiscalidad en los aos iniciales del decenio de 1620, en que esas exigencias se hicieron
ms apremiantes. Puntos de vista similares se expresaban desde haca mucho tiempo en las Cortes de
Castilla. El decreto real de 28-10-1622, derivado de los principios de la Junta Grande de
Reformacin, dirigido a las ciudades representadas en Cortes examinaba la posibilidad de sustituir
los millones por un subsidio garantizado para mantener una fuerza de 30.000 hombres, y de hacer
extensivo el sistema a otras provincias.
Es cierto que las posesiones italianas, contribuan a la defensa imperial de Italia. Los Pases
Bajos, contribuan menos, pero se hallaban en primera lnea de una guerra casi permanente.
Navarra, Aragn y Valencia slo aportaban algunas sumas de forma ocasional, y Portugal y
Catalua se negaron a contribuir a los gastos generales de defensa, como si no fuera de su
incumbencia lo que ocurriera ms all de sus fronteras.
Pero la estructura constitucional del imperio espaol y la diversidad jurdica que exista en su
seno impedan al gobierno central imponer contribuciones a los dominios perifricos, y suscitaban
la cuestin de la prerrogativa real frente a los privilegios regionales.
Ante este problema, Olivares tom las ideas de uniformidad fiscal que se escuchaban desde haca
algn tiempo y las incorpor a una teora del imperio. A continuacin, pas el resto de su vida
poltica intentando hacer realidad la teora.
El objetivo de Olivares era racionalizar la maquinaria imperial para convertirla en un
instrumento eficaz de defensa, unificando todos los recursos para utilizarlos donde y cuando fueran
necesarios. Para ello era imprescindible unificar el imperio. El obstculo eran las diferentes
constituciones de las partes componentes. El requisito para eliminar tal obstculo era la existencia
de un cuerpo legal uniforme, lo que quera decir el cuerpo legal castellano. A cambio de los
sacrificios constitucionales que tendran que realizar las provincias, obtendran los frutos del
imperio: cargos y oportunidades. Estas ideas hacan de Olivares el defensor esforzado no de
Castilla, sino de una Espaa nueva y unificada donde derechos y deberes fueran compartidos por
igual.
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 7
lOMoARcPSD
Olivares expuso estas ideas en una instruccin secreta fechada el 25-12-1624, que present a
Felipe IV al comienzo de 162512.
Para conseguir la unificacin, segn Olivares, uno de los procedimientos era poner en
prctica la poltica de atraer a los no castellanos ofrecindoles favores, cargos, ttulos y
esposas en Castilla. Este era el mtodo mejor, pero ms lento.
Tambin poda el rey negociar con las diferentes provincias, pero tendra que hacerlo
desde una posicin de fuerza.
Quedaba un tercer camino. El rey poda ir personalmente a la provincia en cuestin y
provocar una rebelin, lo cual le dara pretexto para recurrir al ejrcito, a fin de que
restableciera la ley y el orden, y as tendra la oportunidad de reorganizar la provincia de
conformidad con las leyes de Castilla y actuando como en territorio conquistado. Este
mtodo, aunque menos justificado que los otros, sera el ms eficaz.
Tenga Vuestra Majestad por el negocio ms importante de su monarqua, el hacerse rey de Espaa. No se
contente con ser rey de Portugal, de Aragn, de Valencia, Conde de Barcelona, sino que trabaje y piense por
reducir estos reinos de que se compone Espaa, al estilo y leyes de Castilla sin ninguna diferencia, pues si
Vuestra Majestad lo alcanza, ser el Prncipe ms poderoso del mundo.
13 Si bien es cierto que en el curso de los aos que siguieron al memorial de 25 de Diciembre de 1624, Olivares
no aplic las ideas de apertura del acceso a cargos a los no castellanos, mas que espordicamente. La causa
12
Pgina 8
lOMoARcPSD
El memorial de 1624 qued como un plan a largo plazo, que deba ponerse en prctica de forma
gradual. Por lo que respecta a la defensa inmediata del imperio y para remediar la situacin de
Castilla, Olivares tena otro plan: Era la llamada Unin de Armas, que explic al Consejo de Estado
en un discurso en Diciembre de 1625. El objetivo de ese proyecto era conseguir un ejrcito de
reservistas de 140.000 hombres, reclutado y sufragado por las diversas provincias en porcentajes
distintos, ejrcito que se utilizara donde y cuando se produjera una situacin de urgencia. Cada uno
aportara segn sus recursos, y recibira segn sus necesidades. Los principios que animaban el
proyecto eran sumamente razonables y podran ser un paso hacia la unificacin poltica15. Pero el
plan chocaba con los derechos autnomos de las regiones. Privilegios arcaicos, anacrnicos en un
Estado del S. XVII, pero que no podan ser ignorados.16 Se planteaba, pues, una batalla jurdica
constitucional entre el gobierno central, encarnado en el conde-duque, y los gobiernos de las
provincias.
Las regiones levantinas se prepararon para la batalla, movilizando sus reservas legales y afilando
sus armas constitucionales. Su primera lnea de defensa eran las Cortes. En Enero de 1626, Felipe IV
inaugur las Cortes de Aragn en Barbastro, Cortes que pese a los esfuerzos de Olivares mostraron
una decidida oposicin, y no haban hecho an oferta alguna a la Unin de Armas cuando en Marzo
el rey se traslad a Monzn, donde haba convocado las Cortes de Valencia. Tambin los valencianos
se mostraron obstinados. Entonces, Olivares rebaj sus peticiones, decretando la voluntariedad del
servicio militar pero insistiendo todava en la entrega del dinero necesario para pagar a los hombres.
Despus de una serie de largos y speros debates, las Cortes de Valencia acordaron, finalmente,
votar un subsidio que fue aceptado por el rey, suficiente para mantener a 1.000 soldados de
infantera durante 15 aos. Los aragoneses aceptaron unas condiciones similares.
Ms difcil iba a ser convencer a los catalanes, que ya haban tenido un enfrentamiento con
Felipe IV, debido a su negativa a aceptar un virrey nombrado por el gobierno central, antes de que
el monarca hubiera visitado Catalua, y jurado observar sus leyes.
Cuando el 28-3-1626, el rey inaugur en Barcelona las primeras Cortes en 27 aos, los catalanes
no mostraban mayor disposicin a cooperar. Las Cortes catalanas, que tenan poderes legislativos,
hicieron uso de todos los procedimientos de que disponan. Aunque Olivares slo deseaba que se
votara rpidamente el subsidio, acept el orden de los procedimientos. Sin embargo, el 18 de Abril la
paciencia real estaba agotndose y se hizo llegar a las Cortes un mensaje urgente de Felipe IV, que
apelaba a la grandeza de su nacin17.
Pero las Cortes no se dejaron impresionar, sino que centraron su atencin en el precio a pagar por
ello: 16.000 hombres. Esto, afirmaron, desbordaba la capacidad de Catalua y era una violacin de
sus constituciones. Sucesivamente cada ciudad exigi concesiones fiscales y administrativas.
Ningn monarca poda aceptarlas si deseaba conservar su soberana. Lo ms que Olivares estaba
dispuesto a conceder, era olvidar la peticin de infantes pagados, aceptando en cambio un subsidio
podra estar en la dificultad de contrapesar la reforma, que inclua el acceso a los cargos, con hechos y signos de
cooperacin, que, lejos de presentarse, se dieron en sentido contrario.
14 De un discurso de Olivares en un Consejo de Estado de 1632, se entresacan las siguientes palabras: En decir
espaoles, se entiende que no hay diferencia de sta a aquella nacin de las que se comprenden en los lmites de
Espaa. Y lo mismo que de los catalanes, se entiende cuanto a los portugueses
15 Es decir: La Unin de Armas, es ni ms ni menos que la creacin de un Ejrcito Espaol, que sera la base de
la definitiva unin poltica.
16 Conviene disponer de informacin respecto al funcionamiento de las Cortes de Castilla y de los reinos de la
Corona de Aragn. Esta informacin bsica se expone en un captulo de aclaraciones, fuera de los temas.
17 Hijos: una y mil veces os digo y os repito, que no slo no quiero quitaros vuestros fueros, sino aadiros otros
muchos. (...) Advertid que os propongo el resucitar la gloria de vuestra nacin y el nombre que tantos aos ha
estado en olvido y que tanto fue el terror y la opinin de Europa....
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 9
lOMoARcPSD
mucho menor, asegurado por quince aos. Pero para las Cortes, esa era propuesta igualmente
inaceptable.
Las estimaciones de Olivares se apoyaban en unos datos estadsticos defectuosos. Supona que
la poblacin era muy superior a la real, por lo que verdaderamente sus peticiones eran exageradas.
Las instituciones catalanas estaban mejor preparadas para resistir que el gobierno. Olivares intent
facilitar la tarea, ofreciendo cancelar las cantidades atrasadas en concepto de los quintos18. a todas
las ciudades que votaran el subsidio solicitado y no plantear nuevas exigencias al respecto hasta las
prximas Cortes. Pero la situacin no cambi en absoluto19.
A su regreso a Castilla, sin embargo, Olivares declar inaugurada la Unin de Armas, como si
fuera un hecho consumado y Castilla fuera a ser aliviada de sus cargas. Pero era un acto
propagandstico y nadie se dej engaar. Castilla y sus posesiones continuaron soportando el
mayor peso de los gastos de defensa.20
Catalua sigui resistindose, convirtindose, en su mismo aislamiento, en un problema poltico
y fiscal, que Olivares se haba comprometido a resolver. Comenz por ello a incrementar la presin
sobre el principado, reforzando as el cada vez mayor resentimiento existente en Catalua y el
creciente sentimiento anticataln que experimentaba la clase dirigente castellana, y ello en un
momento, 1629-1632, en que la depresin comercial y la peste redujeron an ms su capacidad
fiscal.
Intent acabar con la independencia del Consejo de Aragn, al que consideraba demasiado
vinculado a los intereses regionales. En Febrero de 1628, el rey sustituy el cargo de vicecanciller,
reservado hasta entonces a los naturales de la provincia levantina, por el de presidente, a la manera
de los restantes Consejos, y nombr para ello a un amigo ntimo: el marqus de Montesclaros. El
duque de Medina de las Torres, cuado de Olivares, pas a ser el tesorero general, y la figura clave
fue Jernimo de Villanueva21,
Entretanto, Catalua, con Barcelona a la cabeza, se negaba obstinadamente a cooperar. Olivares
decidi entonces recurrir de nuevo a las Cortes catalanas, aunque se desconoce qu es lo que esperaba
conseguir. Sin embargo, en su segundo llamamiento a Catalua, Olivares estaba decidido a dar a las
Cortes an ms tiempo para tomar una decisin. El lugar del rey en Barcelona fue ocupado por su
hermano, el cardenal-infante Fernando, que actuara simultneamente como presidente de las
Cortes y virrey de Catalua. Los resultados no fueron alentadores. Las deliberaciones de las Cortes
fueron interrumpidas, mientras la ciudad de Barcelona prosegua un conflicto interminable sobre
sus derechos. Hay algunos datos que permiten suponer que los miembros de la corrupta Diputacin,
pretendan interrumpir las relaciones entre Corona y Cortes, para impedir una investigacin. En
El tributo conocido por los quintos, consista en el pago de un 20% sobre todas las concesiones de la Corona,
que reportaran ingresos al beneficiario, incluyndose todos los conceptos, tanto en territorio europeo como en
ultramar.
19 Ni poda cambiar. La poblacin que estimaba Olivares, corresponda a unos 600.000 habitantes ms de los
verdaderamente existentes (un error del 150%), pero no es la nica causa de la imposibilidad de Catalua para
atender las peticiones del conde-duque. A pesar de que Catalua se encontraba en mejor situacin econmica
que Valencia y Aragn, las recaudaciones de los ltimos 20 aos, se haban agotado, simplemente a causa de
malversacin. No 16.000 infantes como se les peda. No hubieran podido sufragar ni el 5 %
18
Villanueva, como se ha dicho, era para Olivares lo que Olivares para el rey. Era aragons, y por tanto
aceptable fcilmente por el Consejo, burcrata de rancio abolengo. Empez a controlar el Consejo de Aragn
desde 1626, y, a travs del de Aragn, los del resto de la las provincias levantinas. Fue designado secretario del
Consejo de Estado, miembro del Consejo de Guerra, miembro de todas las Juntas. Mano derecha de Olivares en
los asuntos de la Corona de Aragn, adems de haberle servido en otras muchas materias.
21
Pgina 10
lOMoARcPSD
Agosto de 1632 se cursaron instrucciones, para que los oficiales representantes de la Corona en Barcelona aceptasen las propuestas de las Cortes con el fin de concluirlas.
A finales de Octubre de 1632, Catalua permaneca todava al margen de la Unin de Armas y
segua siendo el principal obstculo para el proyecto de Olivares de alcanzar la uniformidad fiscal.
EL FOMENTO
Para los asuntos financieros, Felipe IV contaba con el ms profesional de todos sus Consejos: el
de Hacienda22.
A lo largo del reinado de Felipe IV se introdujeron muchos impuestos nuevos. Desde 1623 a 1667,
la contribucin de Castilla pas de 9 a 20 millones de ducados, cifras que se explican por los nuevos
impuestos. Expedientes desde el envilecimiento de la moneda a la venta de cargos, causaban un
dao extraordinario a diferentes sectores de la vida pblica o privada. A la Inquisicin incluso, se
pidi que vendiera cargos, recaudara ingresos y ayudase al gobierno.
El mayor motivo de queja fue que esa carga impositiva, slo serva para hacer frente a los gastos
de la casa real, la diplomacia, la administracin, y sobre todo los de naturaleza militar, mientras que
las obras pblicas, el bienestar social, la educacin o los servicios mdicos, por ejemplo, deban ser
sufragados por instituciones privadas, locales, o de caridad23.
La reforma financiera, fue uno de los temas estrella de los primeros aos del nuevo rgimen,
formulada en sus lneas principales por Olivares, y coincidi con su deseo de castigar a sus
antecesores del gobierno anterior24.
Pero el deseo de Olivares, antes que una lucha contra la corrupcin era un intento de moderar el
gasto desmedido de la administracin, y de la poblacin en general, comenzando por el propio rey,
que consideraba el erario como patrimonio privado, y lo distribua con prodigalidad. Olivares insista
en la necesidad de poner freno a la concesin de mercedes, y fueron racionadas drsticamente, e
incluso algunas, revocadas. En los ltimos decenios del reinado, Felipe IV levant muchas de las
restricciones, derrochando el tesoro.
Tambin a instancia de Olivares, el rey comenz a restringir los gastos de la casa real, limitando
el nmero de cortesanos y oficiales, recortando sus salarios y en general, ahorrando dinero. La casa
real as reducida, segua siendo ingente, aunque es cierto que el gasto se volvi a situar en los
niveles de Felipe II.
En el contexto de esas medidas administrativas, Olivares cre la Junta de la Reformacin de las
Costumbres25, y posteriormente la Junta Grande de Reformacin, ya comentadas en el apartado de
Reformas.
Haba sido creado en 1523. Su principal funcin era administrar las rentas reales, arrendndolas o
controlndolas. Los ingresos servan para pagar a los propietarios de los juros.
23 Todas ellas financiadas por diezmos, donaciones irregulares, impuestos municipales, o instituciones
piadosas. Nada ms los diezmos, suponan una fiscalidad igual a todos los ingresos del tesoro castellano, y
gravaban nicamente a los campesinos, que tenan que soportar adems los pagos relacionados con la fiscalidad
de la Corona, por lo que la carga impositiva lleg a ser insoportable.
24 El duque de Osuna, fue juzgado por malversacin. Tambin el anciano duque de Lerma y su hijo el de
Uceda, fueron obligados a devolver algunos bienes de los que se haban adueado.
22
Pgina 11
lOMoARcPSD
En cualquier caso, todas las propuestas de Olivares, pecaban del mismo mal; consideraban la
reforma financiera, como un medio para llevar adelante la poltica exterior, nunca un remedio a los
muchos males econmicos que Espaa tena. Es decir; ante una medida que contuviese el gasto,
Olivares planteaba una nueva actividad con la virtud de absorber tanto o ms gasto que el que
acababa de enjugarse. El resultado era un dficit pavoroso, pero tanto Felipe IV como el condeduque consideraron que era un legado recibido, y no se sintieron responsables de solucionarlo,
como si con esa actitud el problema fuera a remediarse.
El mecanismo puesto en prctica para acopiar fondos, fue echar mano de procedimientos
probados en el pasado, como adelantar ingresos, y cuando result insuficiente o inviable,
continuaron la emisin de velln, que ya haba iniciado Felipe III, pero a mucha mayor escala26.
Adems esta decisin se tom sin el acuerdo de las Cortes, e incumpliendo las condiciones que stas
haban impuesto al conceder los subsidios anteriores.
La consideracin de la emisin de velln, merece un captulo aparte, por la importancia fiscal,
financiera y social que tuvo, en una economa mercantilista, en que slo la posesin del metal
precioso era considerada como riqueza en los niveles internacionales. El velln era moneda de cobre
con un pequeo porcentaje de plata, empleada para pequeas operaciones comerciales. Fue
acuado por primera vez por Felipe III en 1599 en cobre puro. A partir de esa fecha el velln se acu
masivamente. Se alter arbitraria y bruscamente su valor, hasta la reforma monetaria ocurrida en
1680 en poca de Carlos II.
La Corona, necesitaba el oro y la plata para financiar su deuda, y para hacer sus pagos al exterior,
por lo que pretenda utilizar el velln para el mercado interior, dndole un poder liberatorio
superior a su ley. Pero el pueblo no confi en ese velln. Ninguna sociedad confa en un medio de
pago cuyo valor se altere, si sigue existiendo una buena moneda, o sea, la acuada con metal
precioso. La desconfianza lleva a atesorar la buena moneda. La valoracin, superior a la oficial, que
La junta tena que registrar los bienes de todos los altos funcionarios nombrados desde 1592, y contrastarlos
con el mismo inventario del momento inmediatamente anterior a su toma de posesin, lo que se hizo extensivo
a todos los procesos desde el 16 de Enero de 1622, cuando implicasen ascensos. Medidas extraordinariamente
impopulares.
26 Disposicin poco inteligente, porque el cobre era caro de importar y de acuar, los beneficios lentos y
escasos, y el desorden monetario perjudicaba a la economa. Slo en un mbito mercantilista dentro de la
Edad Moderna, es explicable esta medida.
25
Pgina 12
lOMoARcPSD
el mercado hace del cambio entre plata y velln, se denomina premio de la plata27. Este es el
sobreprecio que se exiga, sobre la cotizacin oficial.
La acuacin de velln, fue masiva28, y la circulacin de esta moneda, una de las ms complejas
de la historia. Es preciso considerar las variables de base en el valor del velln, que proceden:
-
del valor facial de la moneda, que poda ser de 1, 2, 4 u 8 maraveds, pero, adems, se
manipul a menudo ese valor, por el proceso denominado resello 29
Pgina 13
lOMoARcPSD
La rebelin en Catalua
Para el gobierno de Felipe IV, Catalua fue en un principio un problema fiscal, pero desde 1626
se convirti tambin en un problema poltico. En mayo de 1635, con el estallido de la guerra francoespaola, pas a ser uno de los problemas internacionales de Espaa. Aunque desde haca algn
tiempo ya se prevea la entrada de Francia en la guerra de los Treinta Aos, el gobierno espaol, no
estaba preparado para esa coyuntura. Tuvo que improvisar el reclutamiento de tropas y la obtencin
de dinero.
El mtodo al que recurri fue la imposicin arbitraria reforzada con llamamientos al
patriotismo. Se decret un fuerte gravamen sobre los juros, se acuaron millones de
En 1623, amortizar los juros, hubiera costado 112 millones de ducados, lo que significaba los ingresos de la
Hacienda de 10 aos.
33 En 1632, se solicit a las Cortes de Castilla un nuevo subsidio, dndoles un corto plazo para tomar la decisin.
Las Cortes se mostraron renuentes, haciendo notar el desastroso estado del pas. Entonces empezaron las
intimidaciones. El monarca advirti que el Consejo de Hacienda le recomend que enviase de vuelta (es decir
que cesasen en sus cargos) a los representantes que no obedecieran, y Olivares intent impresionar a los
procuradores informando de que los gastos seran de 18 millones de ducados, cuando a ellos se les solicitaban
nicamente 9. Finalmente, las Cortes presionadas, votaron un subsidio de 2,5 millones de ducados para un
periodo de seis aos, que se recaudaran con nuevos impuestos sobre el azcar, la sal, el papel, el chocolate y el
pescado, duplicando adems (por tanto otros 2 millones) los subsidios regulares, aumentando los impuestos
sobre los artculos bsicos (ya gravados). El pueblo llano sufri as mayor penuria.
32
Pgina 14
lOMoARcPSD
Pgina 15
lOMoARcPSD
aport a la Corona una importante suma en prstamos o donativos, pero no era mas que la mitad de
lo que deba en concepto de atrasos de los quintos desde 1599. Igualmente difcil resultaba reclutar
tropas. Los catalanes se negaron a aportar hombres para enviarlos a Italia. Asimismo para realizar
una maniobra de diversin en el Languedoc, para aliviar a los que combatan en Italia, e igualmente,
para socorrer en la defensa del sitio de Fuenterraba, en 1638. Todo ello, invocando sus constituciones,
que prohiban reclutar tropas para luchar fuera de sus fronteras.
Ahora, adems, la oposicin por parte de Barcelona fue reforzada por la de una revitalizada
Diputacin, que se present una vez ms como defensora de las leyes y libertades de la madre
patria y que aprovech las dificultades financieras de la Corona para adoptar una posicin de mayor
dureza.
Si las constituciones catalanas frustraban los intereses legtimos de defensa haba una base
razonable para modificar las leyes. Esta era la idea de Olivares y de sus asesores. Cuando
planificaron las operaciones militares de 1639 eligieron deliberadamente Catalua como escenario
en el que desarrollarlas, para obligar a Catalua a contribuir al esfuerzo de guerra. La campaa
arroj escasos resultados positivos tanto para Madrid como para Barcelona. Las operaciones
militares se vieron seriamente dificultadas por las constantes disputas respecto al reclutamiento y al
pago de las tropas. La ineptitud militar aument an ms la confusin y Salces, despus de haber
sido perdido de forma infantil, fue recuperado de manera extraa, con un elevado coste en vidas
catalanas. Sin embargo, Catalua haba sido obligada a reclutar tropas, y un ejrcito real permaneci acantonado en Catalua durante el invierno como preparativo para la campaa de
primavera de 1640.
A finales de Febrero de ese ao,
Olivares haba agotado la paciencia35.
Orden un nuevo reclutamiento. Un
miembro de la Diputacin y dos del
Consejo de la ciudad de Barcelona
fueron encarcelados y se hicieron
preparativos para implicar a Catalua
inevitablemente en la campaa de 1640.
Tambin los catalanes consideraron
que ya haban soportado bastante y,
repentinamente, en las primeras
semanas de Mayo de 1640 los
resentimientos reprimidos de los 4
ltimos decenios y la clera que de
forma ms inmediata haba producido
la presencia del ejrcito real estallaron en una rebelin abierta.
Los campesinos de las zonas occidentales de Gerona y La Selva atacaron a los tercios all
acantonados. La violencia fue implacable, organizada y provocada por agitadores. A finales de
Mayo, fuerzas campesinas haban penetrado en Barcelona. En junio se les unieron los segadors, que
no tardaron en hacerse dueos de la ciudad. Los jueces reales fueron perseguidos y el virrey,
asesinado.
El conde-duque, se desesperaba ante las trabas que le planteaba la Diputacin. Que se ha de mirar si la
constitucin dice esto o aquello, que se ha de atender a lo que determina el usaje, sin advertir que el negocio en
que nos encontramos es la propia conservacin de la provincia, frente a Francia, y esta es la primera ley que
deberan considerar. Y es que o es extrema la cobarda a que llegan, y cmo le montan disfraz, o es que los
catalanes han menester ver ms mundo que Catalua.
35
Pgina 16
lOMoARcPSD
La reaccin de Madrid ante estos acontecimientos era previsible. Los ministros insistieron en
que haba llegado el momento de aplastar a Catalua de una vez por todas, aunque Olivares crea
an posible una solucin razonable. Pero el asesinato del virrey anonad incluso a Olivares, que
perdi su fe en los catalanes y comprendi que se enfrentaba con una grave rebelin que ningn
gobierno poda perdonar. Por el momento, el gobierno estaba impotente porque sus ejrcitos y sus
recursos ya estaban comprometidos en varios frentes y no podan ser dirigidos hacia Catalua.
Junto a la oposicin poltica, se estaba produciendo una revolucin social. Desde el primer
momento, los rebeldes haban atacado a los ciudadanos ricos y a sus propiedades. El liderazgo de
Barcelona y de su oligarqua fue rechazado cuando entraron en accin las fuerzas del descontento
agrario.
Fue esta la rebelin de unos campesinos empobrecidos y sin tierra contra los campesinos
propietarios y los terratenientes aristcratas. Los cabecillas de la revolucin poltica, atrapados
entre la autoridad del rey y el radicalismo de la multitud, dirigieron sus ojos a Francia. En ese
momento qued de manifiesto hasta qu punto su posicin era incoherente: incapaces de gobernar
Catalua por s mismos, buscaban la proteccin de los enemigos del monarca.
Pau Claris, cannigo de Urgel, uno de los cabecillas de la resistencia a Madrid, y Francesc de
Tamarit, ambos miembros de la Diputacin, haban establecido ya contacto con Francia, antes de que
estallara la revolucin. Por su parte, Richelieu tena sus agentes en Catalua.
Tambin Olivares se vio atrapado en un dilema. Ofrecer la reconciliacin poda ser interpretado
como debilidad, y sentar un mal precedente. Por otra parte, para aplastar a Catalua mediante una
accin militar necesitaba la paz con Francia. Sin embargo, era necesaria una accin militar. Desde
la prdida de Barcelona, el gobierno haba utilizado el puerto de Tortosa, para el traslado de las
tropas a Italia, con propsito de abastecer a las fuerzas que an tena en el frente cataln. Pero en el
mes de Julio tambin Tortosa se rebel. Entonces, comenzaron los preparativos para enviar un
ejrcito contra Catalua.
Castilla comenz a movilizarse trabajosamente y tambin Catalua comenz a supervisar sus
defensas. El 24 de Septiembre de 1640, la Diputacin dirigi a Pars una peticin formal para
conseguir la proteccin y ayuda militar de Francia. En Octubre firm un acuerdo con ese pas, por el
cual permita que barcos franceses utilizaran puertos catalanes y se comprometa a pagar el
mantenimiento de 3.000 soldados que Francia enviara a Catalua.
Como seal el conde-duque, Espaa se enfrentaba a una segunda Holanda. Olivares encontraba
grandes dificultades para movilizar un ejrcito en Castilla y tuvo que recurrir a mtodos
medievales36. Cuando se organiz finalmente un ejrcito suficiente, se puso al mando del marqus de
los Vlez, virrey electo de Catalua, que careca de experiencia militar y que tena escasas
condiciones para el mando. Tortosa fue ocupada a finales de Noviembre, pero el comportamiento
del ejrcito en su avance hacia Barcelona reforz la determinacin de los catalanes a seguir
resistiendo.
El 23-1-1641, el principado se situ bajo la jurisdiccin del monarca de Francia a cambio de la
proteccin militar francesa. Las fuerzas conjuntas catalanofrancesas defendieron con xito
Se orden que las milicias de las ciudades se pusieran en pie de guerra, que los nobles armaran a sus vasallos
y que los hidalgos y los caballeros de las rdenes militares siguieran al rey a la guerra. El resultado fue
desalentador, pues apenas llegaron al millar los aristcratas y los miembros de la pequea nobleza que
respondieron al llamamiento.
36
Pgina 17
lOMoARcPSD
Barcelona ante el ejrcito de Castilla y el incompetente marqus de los Vlez no tard en ordenar la
retirada.
Los catalanes sufran males an mayores. Ahora haban alcanzado una especie de igualdad con
Castilla: tambin ellos se convirtieron en vctimas de la guerra y tambin se vieron obligados a
soportar enormes gastos de defensa, la inflacin monetaria, el estancamiento econmico, la peste,
el hambre y, la prdida de un frtil territorio.
La actitud francesa en Catalua estuvo dominada por consideraciones militares. Ahora
contaban con una base en Espaa, que sera utilizada principalmente para penetrar en Aragn y
Valencia. Nombraron a un virrey francs y llenaron la administracin de elementos fieles a Francia.
Al mismo tiempo, insistieron en que los catalanes alojaran, abastecieran y pagaran a las tropas
francesas, que cada vez recordaban ms a un ejrcito de ocupacin. Catalua pas a ser
simplemente uno de los varios escenarios franceses de guerra.
En 1642, con la conquista de Roselln y la captura de Monzn y Lrida, fue un escenario
victorioso, pero en 1643-1644 los ejrcitos de Felipe IV comenzaron a contraatacar, recuperando
Monzn y Lrida donde, en Julio de 1644, el rey jur solemnemente respetar las constituciones
catalanas. Entre 1646 y 1648 los franceses fueron neutralizados en Catalua y perdieron su libertad
de movimiento. Cuando la paz de Westfalia les priv de la colaboracin de sus aliados holandeses,
y la Fronda comenz a ocupar su atencin en el interior del pas, Catalua dej de ocupar un lugar
importante en los proyectos de los franceses.
Francia explot a Catalua tanto econmica como militarmente. Desde el punto de vista
comercial, el futuro de Catalua, era ms difcil con Francia que con Castilla, y su causa despertaba
poco inters en el escenario internacional. El golpe definitivo para Catalua fue la gran peste de
1650-1654 que provoc una gran mortandad.
Sustituir el dominio de Felipe IV de Espaa por el de Luis XIII de Francia no resolvi ninguno
de los problemas de Catalua, que se dividi entre los partidarios de Francia y de Espaa.
El progresivo alejamiento de Catalua con respecto a Francia, ofreci a Felipe IV la oportunidad
de realizar un esfuerzo supremo para recuperar el principado. A mediados de 1651 el ejrcito
espaol mandado por don Juan de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, avanz sobre Barcelona e
inici un prolongado asedio de la ciudad, mientras las fuerzas navales establecan un bloqueo.
Barcelona se rindi el 13-10-1652, aceptando la soberana de Felipe IV y la figura de don Juan
como virrey, a cambio de la amnista general y de la promesa del monarca de conservar las constituciones catalanas. Francia ocupaba todava el Roselln y, por la paz de los Pirineos (7-11-1659)
Espaa -y Catalua- perdieron el Roselln y el Conflent. Pero Espaa haba recuperado la lealtad
de Catalua y los catalanes podan jactarse de haber preservado sus constituciones y privilegios.37
Se hace difcil definir con precisin la importancia de la rebelin catalana en la crisis que afect a
Espaa a mediados de la centuria38. Es claro que un factor fundamental en dicha crisis, fue la
depresin del comercio de las Indias a partir de 1629.39
Catalua mantuvo sus privilegios de modo prrico, a costa de grandes privaciones, a costa de haber causado
una herida profunda al resto de Espaa, y de haber sufrido otra en propia carne. En todo caso, quedaba claro
para los catalanes, que para garantizar sus constituciones, y garantizar el orden, tenan que contar con un
gobierno soberano, pues Catalua no posea los recursos necesarios para la independencia.
38 Ciertamente reviste gran importancia, pero el colapso de las defensas martimas, el declive de la
navegacin espaola, la contraccin del comercio con Amrica y la consiguiente disminucin de las remesas de
metales preciosos, fueron causas concomitantes de muchsimo peso. La crisis del comercio colonial no slo
37
Pgina 18
lOMoARcPSD
5.2.
La secesin de Portugal
afect directamente a los ingresos de la Corona, sino que adems redujo la afluencia de capital privado hacia
Castilla, perjudicando as al conjunto de la economa. Esta era una situacin nueva y habra quebrantado el
poder de Espaa aunque no se hubiera producido la rebelin de Catalua.
39 La depresin del sector atlntico fue una de las razones por las que la Corona tuvo que recurrir a otras
posesiones -entre ellas Catalua y Portugal- para conseguir ingresos adicionales. En este punto, la revolucin
catalana desempe un papel fundamental, pues impidi a Espaa explotar la inestabilidad interna de Francia
y la implic en una desastrosa y costosa guerra civil en el mismo momento en que necesitaba todas sus escasas
reservas de dinero y recursos humanos para las campaas en el exterior, y eso precipit el hundimiento de
Espaa.
Tema 15. Felipe IV, el Conde-duque de Olivares y la crisis de 1640
Pgina 19
lOMoARcPSD
La prdida del imperio asitico por parte de Portugal no fue una prueba vlida de la
colaboracin de los dos reinos ibricos. De cualquier manera, la prdida del comercio de especias
fue compensada con creces por la formacin de un segundo imperio portugus en Brasil. El azcar
brasileo fue una de las industrias que consigui un crecimiento ms espectacular en los inicios del S.
XVII. Aunque los holandeses se haban infiltrado en el comercio del azcar, sta era una importante
actividad para Portugal, que renda suculentos beneficios. En consecuencia, su defensa era una
prueba crucial para la asociacin de los reinos ibricos. La amenaza ms seria proceda de la
Compaa Neerlandesa de las Indias Occidentales. Frecuentemente, se sugera que la mejor manera
de defenderse de los ataques holandeses sera organizar un sistema de convoyes similar al que
operaba en el caso de la navegacin transatlntica espaola. Pero la idea fracas debido a la forma
en que estaba organizado el comercio de Brasil, que no se canalizaba a travs de puertos
monopolsticos, as como a la oposicin de los productores, mercaderes y armadores, que no podan
o no queran invertir el capital necesario para dotarse de escoltas ms numerosas y mejor armadas.
Los holandeses no slo atacaban el comercio de azcar en el mar, sino que intentaron apropiarse
de l en el lugar de origen. Su primera conquista en Brasil suscit una rpida respuesta y Espaa
colabor de forma importante en la expedicin de socorro que reconquist Baha en 1625. En slo
unos pocos aos los holandeses haban echado los cimientos de una nueva colonia en el NE. de
Brasil, situada en la rica provincia de Pernambuco.
A menos que las potencias ibricas pudieran enviar una expedicin de socorro y una flota capaz de
enfrentarse al poder martimo holands en el Atlntico Sur, haba una posibilidad real de que el
enemigo conquistara todo el litoral brasileo y comenzara a penetrar en la Amrica espaola.
Olivares comprendi que la unin de las Coronas estaba en dificultades. La devolucin de
Pernambuco pas a ser una condicin indispensable de una paz hispano-holandesa, a pesar de lo
mucho que Espaa necesitaba la paz. En 1635, Olivares estaba decidido incluso a ofrecer a los
holandeses Breda, un rescate en dinero y el derecho a cerrar el Escalda, si devolvan Pernambuco.
Pero los portugueses queran ayuda militar y naval. Seis aos llev organizar una expedicin de socorro y fue en Septiembre de 1638 cuando zarp de Lisboa una fuerza conjunta. La expedicin
fracas por la incapacidad de su comandante, el portugus conde da Torre, totalmente inepto para la
tarea.40
As pues, en 1639 la asociacin de los reinos ibricos ya no funcionaba con eficacia. Para los
portugueses, Espaa tena demasiados compromisos en todas partes, lo que le haca descuidar sus
intereses ms fundamentales.
Su resentimiento se vio agravado por el hecho de que estaban perdiendo tambin una de las
grandes ventajas que les haba aportado Brasil, la posibilidad de acceder a la Amrica espaola.41.
Adems de comerciar ilegalmente en la Amrica espaola, los portugueses se asentaban en ella,
con un permiso tcito, ya que no oficial. Algunos adquirieron tierras. Otros consiguieron cargos.
Otros, se asentaron en ciudades y puertos, adquiriendo entre otras cosas el monopolio de la lana de
vicua, y otros se convirtieron en pequeos terratenientes. Esta invasin portuguesa de las Indias
Se le entreg el mando slo despus de que hubiera sido imposible encontrar a un hombre de talento.
Mantuvo su armada inmovilizada en Baha durante la mayor parte del ao 1639, ofreciendo a los holandeses
una oportunidad para prepararse para la batalla. Finalmente, traslad su flota a Pernambuco (enero 1640)
donde se le enfrent una flota holandesa con unos efectivos que no llegaban a la mitad de los del comandante
portugus, que despus de algunos das de lucha se retir cobardemente, dispersndose la mayor parte de su
flota por las Indias Occidentales.
41 Brasil era un centro de distribucin de un importante comercio de reexportacin, que posiblemente acapar la
mitad del mercado suramericano de Espaa.
40
Pgina 20
lOMoARcPSD
espaolas fue uno de los beneficios ms importantes que consigui Portugal de la unin de las dos
Coronas.
Pero no poda dejar de producirse una reaccin, y aproximadamente a partir de 1630 los espaoles
comenzaron a oponerse a la invasin de su imperio. Un gran nmero de los portugueses que
realizaban actividades comerciales en la Amrica espaola, eran cristianos nuevos y, por tanto,
sospechosos de ser judaizantes y contrabandistas. A partir de 1634, la Inquisicin de Lima
intensific las acciones contra ellos y llev a cabo numerosas confiscaciones de sus propiedades. Los
portugueses tenan ahora un resentimiento adicional. En el mismo momento en que dirigan su
mirada al imperio espaol, los espaoles reafirmaban su exclusivismo tradicional en las Indias.
Cuando, a principios de 1641, llegaron a la Amrica espaola las noticias de la rebelin de
Portugal los oficiales coloniales ya estaban predispuestos a hacer caer sobre los inmigrantes el peso
de la discriminacin fiscal, la confiscacin de sus propiedades y, en algunos casos, la expulsin.
En 1640, los portugueses tenan razones, que eran de peso para ellos, si no para los espaoles, para
rechazar la unin con Espaa. Y tambin se les present la oportunidad. Las prdidas de barcos que
Espaa haba sufrido en la batalla de las Dunas (Octubre de 1639) y en Pernambuco (Enero, 1640)
haban debilitado las defensas de Espaa en el Atlntico y la haban privado de un arma contra
Portugal. Es el momento en que Catalua absorbi los restos de las reservas militares espaolas.
Richelieu ya haba prometido a los portugueses la ayuda de Francia si estallaba una rebelin y,
al mismo tiempo, esperaban que los holandeses reduciran la presin que ejercan sobre sus territorios
coloniales si declaraban su independencia de Espaa. Pero, adems, los portugueses tenan otra baza
que jugar: Dom Juan, sptimo duque de Braganza, quien poda alegar derechos dinsticos al trono
portugus y era un smbolo de la unidad nacional. Cuando Olivares intent alejar a la nobleza del
pas, Dom Juan y sus seguidores no tuvieron ms remedio que comprometerse. As lo hicieron el 112-1640, cuando el duque de Braganza fue proclamado rey en Lisboa con el nombre de Juan IV de
Portugal42. La independencia fue recibida con entusiasmo por la masa de la poblacin. Los jesuitas
portugueses intervinieron de modo importante, y posiblemente influyeron decisivamente para que
Brasil se adhiriese a la causa de la independencia desde 1641.
En tanto en cuanto el frente cataln absorbiera las energas de Espaa en la pennsula, no haba
posibilidad alguna de recuperar Portugal. Por tanto, Espaa tuvo que situarse, por el momento, a la
defensiva contra los portugueses. Tampoco los portugueses podan librar una guerra ofensiva
contra Espaa. Se vean obligados a dar prioridad a la defensa de Brasil. Los holandeses
concluyeron con Portugal una tregua de 10 aos en Junio de 1641, pero en Agosto, ocuparon
Luanda, centro del trfico de esclavos de Angola, amenazando con privar a Brasil de la mano de obra
necesaria para las plantaciones.
Los portugueses, en 1648, reconquistaron Luanda y en 1654 recuperaron Recife y expulsaron a
los holandeses de Brasil. Ahora disponan de recursos con que atacar a Espaa, libres de la amenaza
holandesa.
Con la muerte de Juan IV (6-11-1656) y la regencia de su viuda, Doa Luisa de Guzmn,
adoptaron una actitud ms beligerante, aunque slo fuera para demostrar a Francia que podan ser
unos aliados valiosos y para disuadirla de que firmara una paz por separado con Espaa.
Juan IV el Afortunado, actu como rey de Portugal desde que la junta nobiliaria de Lisboa de 1640 le ofreciera
el trono. Aliado con los enemigos de los Habsburgo espaoles, logr derrotarles en la batalla de Montijo en
1644. Desde 1649 a 1654, combati eficazmente a los holandeses en las costas de Brasil, recuperando sus
territorios americanos. Realiz una buena administracin, logrando resituar a Portugal como pas respetado
dentro de Europa.
42
Pgina 21
lOMoARcPSD
En tanto las fuerzas navales espaolas estaban totalmente ocupadas en la guerra contra la
Inglaterra de Cromwell, los portugueses invadieron Espaa en 1657, amenazando seriamente
Badajoz.
En Enero de 1659, fueron las fuerzas espaolas las que invadieron Portugal, pero el ejrcito
espaol sufri una terrible derrota en Elvas. Francia abandon a Portugal en la paz de los Pirineos
de 1659 y apenas le compens de algn modo permitiendo el envo de voluntarios al mando del
conde Schomberg. Fue la alianza inglesa de 1661 la que permiti a Portugal superar el aislamiento
diplomtico, y desde ese momento pudo contar con apoyo naval y la ayuda de un contingente militar
ingleses.
Para Espaa, la guerra fue una sucesin de derrotas sin cuento. Felipe IV tuvo que recurrir a los
tercios alemanes e italianos, que, pese a estar comandados por don Juan de Austria, el vencedor de
Catalua, fueron derrotados por Schomberg en la batalla de Ameixial en Junio de 1663. A duras
penas fue posible organizar un nuevo ejrcito al mando del marqus de Caracena, que tambin fue
derrotado, en esta ocasin en Villaviciosa43 (Vila Viosa en portugus), el 17-6-1665.
Felipe IV se aferraba obstinadamente a la conviccin de que los portugueses eran simplemente,
sbditos rebeldes, a los que en consecuencia, haba que aplastar. El gobierno que le sucedi no tena
ni la voluntad ni los recursos suficientes para proseguir la guerra, y el 13-2-1668 la viuda de Felipe
IV, la regente Mariana de Austria, reconoci la independencia de Portugal.
5.3.
La batalla estuvo cerca de ser ganada por el marqus de Caracena, por su perfecta penetracin en el territorio
portugus, que hubiera podido dejar aislado todo el sector alentejano, al ser nudo de comunicaciones entre
Borba, Alandroal y Terena, con lo que, de haber sobrepasado la posicin, la situacin portuguesa hubiera sido
muy comprometida. Pero su empeo en tomar la ciudad de Vila Viosa, donde se encontraba (an se encuentra)
uno de los palacios de la familia Braganza, dio al traste con las posibilidades, pues los portugueses fueron
capaces de diezmar la artillera espaola, volviendo el resultado a su favor.
43
Pgina 22
lOMoARcPSD
6. La cada de Olivares
Las rebeliones de Catalua y Portugal hicieron aicos la poltica del conde-duque. Olivares fue
vctima de las circunstancias econmicas y de sus ilusiones polticas. Entre 1638 y 1641, el comercio
transatlntico, tan importante para Espaa, sufri un profundo desplome.
En 1640 no llegaron tesoros de las Indias.
En 1641, las flotas de Tierra Firme y de Nueva Espaa, slo reportaron a la Corona sumas
ridculas.
En ambas ocasiones, la Corona confisc la mitad de las remesas a particulares y compens a los
comerciantes con velln. Esa era una poltica suicida. La confiscacin de la plata alent todava ms
el fraude, agrav la crisis del comercio de las Indias, y redujo los ingresos de la Corona. A partir de
1640, las finanzas del Estado se hallaban en una situacin de autntico caos.
Las emisiones de velln se multiplicaron incesantemente. En Septiembre de 1642 el gobierno se
vio obligado a realizar una devaluacin del 25%, que fue un nuevo golpe para el ahorro privado.
Estos sacrificios podran haber sido tolerables si hubieran servido para conseguir buenos resultados.
Pero las campaas de Catalua y Portugal pusieron de manifiesto la terrible incompetencia de la
administracin.
Aunque Olivares siempre haba considerado la guerra como un instrumento fundamental de la
poltica, nada haba hecho para proveer a Espaa de una maquinaria militar adecuada a sus
necesidades. Las tropas profesionales ya estaban desplegadas en Italia, Alemania y los Pases Bajos,
pero no hubo organizacin alguna para reclutar un ejrcito nacional en Castilla. El ejrcito tropas
pareca una hueste feudal, sin entrenamiento, y mandada por aficionados incompetentes.
En Septiembre de 1642 se perdi Perpin, que pas a manos de Francia. El ejrcito real, en el
que Olivares haba basado sus esperanzas, avanz desde Aragn hacia Lrida, la llave de Catalua.
All fue claramente derrotado. Tanto a la hora del ataque como de la retirada, el desorden fue total.
El fracaso hizo vulnerable a Olivares, que ya haba perdido el apoyo de importantes grupos
polticos y sociales. El Consejo de Castilla se hallaba en el centro de ese conflicto constitucional. A
l corresponda la nada envidiable tarea de legalizar y aplicar muchas de las cuestionables medidas
44
45
Pgina 23
lOMoARcPSD
fiscales adoptadas por el conde-duque, como la confiscacin de las consignaciones de plata de las
Indias a particulares
Olivares vea a los nobles como una fuente de posibles ingresos y un ncleo de oposicin.
Primero pidi su colaboracin militar. Y si no queran prestar servicio militar, estaba dispuesto a
aceptar dinero. A partir de 1630 se impusieron levas a los ttulos de
nobleza y a los prelados y se inventariaron las posesiones de las rdenes
militares para imponerles contribuciones. De esta forma, los grupos
privilegiados, normalmente exentos del pago de los impuestos, hubieron
de contribuir directamente por primera vez, aunque se present en forma
de una conmutacin en efectivo del servicio armado que la nobleza estaba
obligada a prestar a la Corona. Hacia 1640, cuando los acontecimientos en
Catalua y Portugal exigan medidas desesperadas, Olivares comenz a
actuar de forma ms autoritaria, exigiendo el servicio de toda la nobleza
sin excepciones. Los nobles reaccionaron de distintas formas. Algunos,
como los duques de Hijar o de Sessa, vieron con buenos ojos sus
dificultades en Catalua y trataron de explotarlas. Otros fueron ms all
an46.
Los nobles en primer lugar, condenaron al ostracismo a Olivares, protagonizando durante sus
ltimos aos de gobierno una autntica huelga de grandes que les llev a abandonar la corte y
tambin al rey. Luego, en 1642, concretaron ms su oposicin47 .
Olivares comprenda que su carrera poltica no poda sobrevivir a los desastres de 1640-1642 y
cuando se unieron los diferentes ncleos de la oposicin -las Cortes, los municipios, la nobleza y el
poder judicial- fue lo bastante realista como para aceptar la derrota. Felipe IV arregl su dimisin
de forma honorable y sin recriminacin: el 17-1-1643 le autoriz formalmente a retirarse por motivos
de salud. El conde-duque parti de Madrid para su casa de Loeches, realiz una breve campaa de
propaganda en defensa de su honor, y luego fue exiliado a la casa de su hermana en Toro. All muri
el 22-7-1645. A pesar de sus talentos y logros extraordinarios, Olivares presidi el fracaso y la
derrota. En Europa, la preeminencia de la que haba gozado Espaa pasaba a manos de Francia.
7. Tras el conde-duque
Olivares haba librado una larga batalla para subordinar a los grandes y a la burocracia conciliar
a la autoridad real. Ahora se disolvieron sus Juntas especiales, los asuntos de los que se ocupaban
volvieron a ser tratados por los Consejos y la burocracia conciliar comenz a recuperar el terreno
perdido ante las comisiones especiales.
Pocos das despus de la cada de Olivares, aristcratas y burcratas se afirmaban nuevamente en
el centro del gobierno. Felipe IV no nombr un nuevo valido, sino que llev a cabo un intento de
gobernar personalmente. Tras la marcha del conde-duque, Felipe IV afirm sentirse profundamente
perturbado por la situacin en que se hallaban sus reinos y decidi que nunca ms volvera a abdicar
de sus responsabilidades.
En Julio de 1643, de camino hacia el frente de Aragn, conoci a la reputada mstica sor Mara de
greda, con la que mantendra correspondencia durante los 22 aos siguientes. Sor Mara era una
Pgina 24
lOMoARcPSD
religiosa muy politizada y desde su convento asesoraba continuamente al rey. Le asegur que las
decisiones reales eran buenas, mientras que las decisiones ministeriales solan ser malas48
Felipe IV haba sido amigo desde la infancia de Luis de Haro, sobrino de Olivares, y no tard en
aceptar sus decisiones y seguir sus consejos49. En 1647 Haro acumulaba ya tantos cargos como
Olivares. Le ayudaba en sus quehaceres una Junta de Estado que se reuna en su casa. Aunque no
perteneca al Consejo de Estado, diriga sus asuntos desde fuera y controlaba los documentos del
Estado y su distribucin entre los diferentes Consejos. En general, tena tanto poder como Olivares,
aunque tal vez exista una nueva divisin del trabajo entre el rey y el valido, atendiendo aqul a un
mayor nmero de asuntos que anteriormente. En los ltimos aos del decenio de 1650, Felipe se
refera a l en los documentos oficiales como mi Primer Ministro. Y sigui sindolo hasta su muerte en 1661. Felipe IV no le sustituy y en los ltimos 5 aos de su reinado, dirigi personalmente
los asuntos de gobierno, escuchando los Consejos de mucha gente, pero sin conceder el poder a
nadie.
Si el nuevo rgimen aport escasas novedades en la organizacin del gobierno, poco hizo tambin
por reorientar la poltica exterior de Espaa. La sustitucin de Olivares no poda obrar milagros. La
guerra continu devorando hombres y dinero, y Castilla sigui soportando el mayor peso de la
Sor Maria Jess de greda, (1602 1665), ingres muy joven en la vida religiosa. Fue nombrada abadesa del
convento de religiosas descalzas de la Inmaculada Concepcin de greda. Influyente ante Felipe IV. Fue
conocida con el sobrenombre de Mara Coronel. Se conservan numerosas cartas dirigidas al monarca, con
consejos y razonamientos encaminados al gobierno de los reinos. Resultan sorprendentes, porque desde los 17
aos de edad (1619), no haba abandonado el convento. Fue perseguida, y posteriormente absuelta, por la
Inquisicin, por causa de su obra Mstica ciudad de Dios.
49 Luis Menndez de Haro y Guzmn, marqus de Carpio, (1598 1661), naci en Valladolid, y se integr en la
oposicin a Olivares, sucedindole en las condiciones de asesor del rey Felipe IV, versin atenuada del
valimiento, cobrando cada vez ms relevancia ante el monarca, sin alcanzar el nivel de omnipresencia que haba
ejercido su to el conde-duque, como lo demuestra el que compartiese la labor de asesora con la monja de
greda, sor Mara, y el hecho de que el rey actuaba con mayor independencia. Su ltima labor fue la
negociacin de la Paz de los Pirineos (1659) con Francia.
48
Pgina 25
lOMoARcPSD
carga. Todos los expedientes a los que haba recurrido el rgimen anterior, persistieron. La nica
diferencia estribaba en que, mientras que Olivares vociferaba, Haro razonaba.
Pero en los primeros meses de 1644, los ingresos de la Corona estaban hipotecados hasta 1648.
Por ello, se decidi vender en forma de juros el reciente incremento del 1% del impuesto de la
alcabala. Se instruy a los corregidores para que trataran de conseguir el consentimiento de las
ciudades representadas en las Cortes, pero que no reunieran a los cabildos hasta estar seguros de que
votaran favorablemente. Si la situacin del erario no era razn de peso para convencer a los cabildos,
entonces haba que decirles que el monarca ordenaba la medida, en virtud de su derecho sobre la ley
divina y humana.
La estimacin de gastos para 1647, prevea un dficit suplementario para ese ao, de 7 millones
de ducados. Todos los productos alimentarios de primera necesidad soportaban ya una fiscalidad
excesiva, los prstamos forzosos reportaban un rendimiento cada vez menor y no se saba cundo
llegaran las flotas de las Indias. Antes de que terminara el ao 1646, los espaoles consiguieron, con
grandes esfuerzos, que Francia levantara el sitio de Lrida, pero en los Pases Bajos perdieron
Dunkerque y en 1647 estall una revolucin en Npoles.
La Corona tuvo que declarar la segunda bancarrota del reinado, 20 aos despus de la primera.
La suspensin de pagos y la liberacin de los ingresos hipotecados report a la Corona unos 10
millones de ducados. Los asentistas, a quienes se indemniz con juros, sufrieron grandes prdidas,
particularmente los portugueses y los genoveses. Pero los 4 grandes proveedores de la Corona Spnola, Imbrea, Centurin y Palavesia- no se vieron afectados, para no privarles de los medios
necesarios para poder conceder nuevos asientos.
BIBLIOGRAFA DEL TEMA
TITULO
Historia Universal. Edad Moderna
Diccionario de Batallas
Los Austrias (1516 1700)
Historia de Espaa
Tomo IV
Atlas histrico mundial (tomo I)
AUTOR
Domnguez Ortiz, Antonio
Laffin, John
Lynch, John
Marqus de Lozoya
Varios Autores
Kinder, Hermann
Hilgemann, Werner
Diccionario de trminos de Historia de Varios Autores
Espaa. Edad Moderna
Rodrguez Garca, Justina
Castilla Soto, Josefina
Historia de la Baja Extremadura (tomo II)
Varios Autores
Terrn Albarrn, Manuel (director)
Historia Econmica de la Espaa Moderna
EDITORIAL
Vicens Vives
Salvat
Crtica
Salvat
Istmo
Ariel
ISBN
84-316-2167-2
84-345-6651-6
84-8432-080-4
84-345-3760-5
(del tomo IV)
84-7090-005-6
(del tomo I)
84-344-2825-3
Varios Autores
Gonzlez Enciso, Agustn
De Vicente Alguer, Felipe Jos
Floristn Imizcoz, Alfredo
Torres Snchez, Rafael
Varios Autores
Historia 16
Martnez Shaw, Carlos (coordinador)
84-7679-284-0
(del tomo 5)
A esta bibliografa hay que aadir la consulta a temas puntuales en la ENCICLOPEDIA INFORMTICA ENCARTA, y
diversas pginas web
Pgina 26
lOMoARcPSD
Pgina 27
lOMoARcPSD
Conviene recordar someramente el complejo proceso conocido como Guerra de los Treinta
Aos, calificada como Primera Guerra Europea, (aunque esta calificacin han merecido diversas guerras a
lo largo de la Historia). Realmente, es la ltima fase de una guerra de religin que dur ciento veinte aos,
relacionada con el xito de la Contrarreforma. Corresponde a la contraofensiva catlica, y a la resistencia
de la Europa protestante. Aunque tuvo orgenes religiosos, se mezclan otros muchos motivos; polticos,
sociales, econmicos,....
Para Espaa, se trata de lo que podramos denominar Gran Guerra del Norte, desde 1568,
cuando se alzan los Pases Bajos, a 1658; estrictamente, guerra de los noventa aos. Con incesante lucha
no slo en aquellas partes, sino por toda la Tierra desde las Indias Orientales hasta frica, el Caribe, o el
Mediterrneo.
Esta imagen nos ayuda a situar la posicin hispana en unas coordenadas ms comprensibles,
hasta el punto de preguntarnos si no respondi ms a la voluntad de supervivencia poltica y econmica
que a los dictados de una proyeccin hegemnica (Palabras de don Jos Alcal-Zamora, catedrtico de
Historia Moderna de la U.Complutense, en su conferencia La derrota de Espaa 1975)
Pgina 1
lOMoARcPSD
Pgina 2
lOMoARcPSD
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
La participacin de Espaa hay que situarla en primer lugar en que era una
potencia imperial en Europa, pues posea dominios fuera de su metrpoli, en Italia
y en los Pases Bajos. En segundo lugar, tena que preservar las comunicaciones con
esas posesiones, y para ello, necesitaba invadir esferas de intereses e influencias
celosamente guardados por otras potencias. Exista la conviccin en Europa de que
Pgina 5
lOMoARcPSD
3
Esta batalla tuvo lugar el 8 de Noviembre de 1620. Se la conoce como batalla de
Wiessemberg por los historiadores alemanes, siendo sta una colina situada en las cercanas de
la ciudad de Praga. La batalla, se gan por las tropas espaolas enviadas en apoyo del
emperador Fernando II, que combatieron en su bando bajo el mando de Jean t`Srcales, futuro
conde de Tilly, derrotando al ejrcito del protestante Federico V de Bohemia, elector del
Palatinado. La derrota supuso el final de la independencia de Bohemia, el reconocimiento
forzoso de la casa de Habsburgo como soberano imperial, y el fin de las libertades religiosas.
Pgina 6
lOMoARcPSD
La presencia espaola en el Bajo Palatinado, no fue bien vista por los prncipes
alemanes, pero para Espaa, era un territorio de gran importancia estratgica ya que
la tregua con Holanda, expiraba en Abril de 1621 y los espaoles estaban decididos a
permanecer all.
En las primeras fases de la guerra alemana, el Consejo de Estado manifest que
Espaa tena demasiados pocos aliados en Europa como para permitir la destruccin
de los Habsburgo, y que tena un especial inters en apoyar la causa imperial. Por
tanto, entre 1618 y 1640, a pesar de las pavorosas dificultades financieras, Espaa
destin fondos sustanciales a la guerra en Alemania.
La razn fundamental de la presencia espaola en Alemania hay que buscarla
en los Pases Bajos, porque Espaa deseaba que la frontera poltica de los Habsburgo
y la frontera religiosa del catolicismo se mantuvieran ms all de los Pases Bajos.
Haba que renovar la tregua de Amberes, pues con los recursos existentes era
imposible salir victorioso de un enfrentamiento blico. Esta era la poltica propugnada
entre otros, por Spnola.
Pero Olivares pas por alto sus puntos de vista y la reanudacin de la guerra
contra Holanda en 1621, constituy un golpe demoledor para la economa espaola.
Tambin en las Provincias Unidas haba un partido favorable a la guerra, formado por
calvinistas y comerciantes de msterdam.
Durante los aos de tregua no haban perdido el tiempo y la ofensiva
holandesa contra posiciones portuguesas en los trpicos continu con la misma
Pgina 7
lOMoARcPSD
4
No debe confundirse con la ms importante Compaa Neerlandesa de las Indias
Orientales, que haba surgido en 1602, antes de iniciarse la tregua de los doce aos. La que nos
ocupa, nacida en 1621, era nominalmente compaa mercantil, con el fin de compartir el
comercio mundial con la anterior. Obtuvo un monopolio comercial en Amrica y frica, as
como sobre el espacio atlntico entre los dos continentes. Tena el derecho de colonizar, y
tambin el de poseer fuerzas armadas. Por sus actividades colonizadoras, existieron Nueva
msterdam (hoy Nueva York), Surinam y Curaao. Por sus actividades armadas, origin un
sinnmero de problemas a Portugal y a Espaa. El resultado comercial no fue tan fructfero
como el alcanzado por la Compaa Neerlandesa de las Indias Orientales, y fue disuelta por
falta de rendimientos en 1674, aunque entonces surgi una nueva sociedad que se mantuvo
hasta 1795. Existi una tercera compaa con el mismo nombre, fundada en 1828, que pronto
fracas.
Pgina 8
lOMoARcPSD
5
En primer lugar, hay que constatar el convencimiento que se tena de que el objetivo de
los holandeses no era tanto hacerse con el azcar del Brasil, cuanto con la plata del Per. Ante
esa coincidencia de intereses, se organiz una fuerza expedicionaria conjunta hispano-lusa, que
atac Baha sin tardanza, obligando a la guarnicin holandesa a rendirse el 1-5-1625, despus de
un mes de asedio.
6
El comandante de la flota espaola, almirante Juan de Benavides, fue acusado de
traicin, cobarda y negligencia grave. Fue procesado y, pasados cinco aos de proceso,
ejecutado pblicamente en Cdiz.
7
La prdida del tesoro fue importantsima: en plata, un milln de ducados; en
artillera, buques y pertrechos, otros dos millones ms; y contando las consignaciones de los
particulares otros seis millones de ducados.
Pgina 9
lOMoARcPSD
Pgina 10
lOMoARcPSD
8
Tendran que aceptar la presencia de un delegado espaol en todos sus consejos,
promulgar sus leyes en nombre de Felipe IV, y realizar todos los aos un acto de deferencia
hacia l.
Pgina 11
lOMoARcPSD
9
Tan claro es que Cromwell buscaba la confrontacin con Espaa, que antes de que
sta pudiese rechazar sus primeras peticiones, incluy otras ms, como fueron las cesiOnes de
Calais, y de Dunkerque.
Pgina 12
lOMoARcPSD
10
Una vez ms se muestra la interdependencia entre los resultados econmicos y los
militares. En 1627, las Flotas de Indias, regresaron con un volumen importante de metales
preciosos. La guerra se haba interrumpido en todos los frentes; Inglaterra, Pases Bajos y
Alemania. Es el momento que eligi Olivares para pasar a la ofensiva en Mantua. Pero los
elevados costes de la guerra, coincidieron con la prdida de la Flota en Matanzas, y la
aportacin anmala por lo escasa de la Flota de Tierra Firme.
Pgina 13
lOMoARcPSD
5.
En 1630 se firm la paz con Inglaterra y en 1631 con Francia. Pero la decidida
incursin de Suecia en Alemania hizo que empeoraran las perspectivas de los
Habsburgo y Espaa no tena confianza en la paz con Francia.
Entre 1632 y 1635, la poltica exterior espaola fue vacilante, pues el gobierno,
tema la posibilidad de un ataque repentino, pero no se decida tampoco a atacar
primero11. Entretanto, las fortalezas del Rhin cayeron en manos de los protestantes.
Al deteriorarse la situacin en todos los frentes, Olivares dirigi una vez ms
su mirada hacia Alemania. An posea una baza en Alemania: el Bajo Palatinado,
que era considerado ahora como un elemento fundamental de sus comunicaciones
estratgicas12. Era la nica compensacin que Espaa haba recibido del Imperio por
su ayuda militar y financiera y adems, un utilsimo instrumento de negociacin
para interesar a los alemanes en los asuntos de los Pases Bajos.
Entre 1630 y 1648, Espaa cont con una importante representacin
diplomtica en Alemania, formada, entre otros, por el conde de Oate, y Diego
Saavedra Fajardo13. Su propsito era convencer al emperador y a los prncipes
11
Los Consejos de Guerra y de Estado comenzaron a hacer planes para la formacin de
un exrcito real, encabezado por el propio monarca, con toda la nobleza y squito. Nunca se
lleg a definir si ese ejrcito tendra una funcin defensiva slo, o tambin ofensiva, y si luchara
fuera de las fronteras pirenaicas o en el interior de las mismas. Un plan calificable de
descabellado, salvo si se considera su utilidad para arrancar a la nobleza algn dinero, admitido
como sustitutivo de la prestacin directa del servicio militar.
12
Felipe IV, en carta dirigida a su hermano el cardenal-infante de 5 de Noviembre de
1638, reflexionaba acerca del Palatinado diciendo que era la mejor garanta de nuestra
posesin continuada de los Pases Bajos y de Italia
13
Diplomtico y escritor poltico (1584 1648). Desempe diversos cargos diplomticos
ante la Sede Pontificia (1603), varios puntos de Italia ( - 1633), corte Imperial (1633 1643),
consejero de Indias (1643) y encargado de los acuerdos de Mnster, base del fin de la guerra de
los Treinta Aos. Renunci en 1646, para dedicarse exclusivamente al ejercicio de la pluma,
Pgina 14
lOMoARcPSD
14
La misin de Saavedra Fajardo consista en vigilarle, limitar su influencia, hasta
conseguir que apoyara la causa de los Habsburgo sobre todo, en los Pases Bajos. A partir de ese
momento, su labor sera la contraria; es decir: procurar aumentar su influencia, para afianzar la
posicin espaola
Pgina 15
lOMoARcPSD
Esta campaa interrumpi los xitos suecos, dej todo el sur de Alemania en
manos de los Habsburgo y sirvi para que el emperador y sus aliados recuperaran su
confianza. Sin embargo, no aproxim un pice los ejrcitos imperiales a los Pases
Bajos. Finalmente, en Octubre de 1634 el conde de Oate consigui que el emperador
estampara su firma en un tratado ofensivo y defensivo contra los holandeses. Pero
ms difcil era conseguir su participacin activa en la guerra. Cuando Francia
intervino en 1635, abriendo un nuevo frente en los Pases Bajos, las peticiones
espaolas de ayuda al Imperio y a los alemanes se hicieron ms insistentes. Pero
aparte de un contingente imperial simblico y temporal, Espaa no recibi ayuda
alemana en los Pases Bajos.
La victoria de Nrdlingen no logr la coalicin de los Habsburgo. Slo sirvi para
empeorar las perspectivas espaolas, porque reforz la aversin francesa al poder de
los Habsburgo y su determinacin de intervenir en el conflicto, que se hizo realidad
en Mayo de 1635. Esta medida no slo abri nuevos frentes de guerra para Espaa,
sino que puso en peligro todas las lneas de comunicaciones con el norte y centro de
Europa. Adems, Francia entraba en guerra relativamente fresca.
Por otro lado, la economa espaola estaba en una situacin de depresin y su
ltimo recurso, el comercio de las Indias, experimentaba una contraccin progresiva.
Pgina 16
lOMoARcPSD
15
Axel Gustavsson Oxenstierna (1583-1654), fue nombrado Canciller de Suecia en 1612
por el rey Gustavo Adolfo II, y como tal negoci los acuerdos de paz con Dinamarca (1613),
Rusia (1617) y Polonia (1623). Gobernador general de Prusia en 1626. Tras la muerte del rey, se
convirti en el poltico ms importante de la historia de Suecia. Legado plenipotenciario en
Alemania, con poderes absolutos en 1633. Regente durante la minora de edad de la reina
Cristina, su poder fue casi absoluto. A esa poca corresponde el tratado de Compigne. Pero,
sin embargo, terminada la regencia, sus disputas con la reina le llevaron a perder su
privilegiada posicin
Pgina 17
lOMoARcPSD
16
No confundir con la de 1600 ni la de 1658
Pgina 18
lOMoARcPSD
Pgina 19
lOMoARcPSD
TITULO
De Pava a Rocroi
La derrota de Espaa
Historia
Universal.
Edad
Moderna
Diccionario de Batallas
Los Austrias (1516 1700)
La Edad Moderna. Siglos XVIXVII
Atlas histrico mundial (tomo
I)
AUTOR
Albi de la Cuesta, Julio
Alcal-Zamora, Jos
Domnguez Ortiz, Antonio
EDITORIAL
Balkan
Conferencia
Vicens Vives
ISBN
84-930790-0-6
No publicada
84-316-2167-2
Laffin, John
Lynch, John
Tenenti, Alberto
Salvat
Crtica
Crtica
84-345-6651-6
84-8432-080-4
84-8432-136-3
Istmo
84-7090-005-6
(del tomo I)
Ariel
84-344-2825-3
Historia 16
84-85229-76-2
Historia 16
84-7679-284-0
(del tomo 5)
Varios Autores
Kinder, Hermann
Hilgemann, Werner
Diccionario de trminos de Varios Autores
Historia de Espaa. Edad Rodrguez Garca, Justina
Moderna
Castilla Soto, Josefina
La Guerra de los Treinta Aos Varios Autores
Domnguez Ortiz, Antonio
Parker, Geoffrey
Alcal-Zamora, Jos
Molas Ribalta, Pere
Manual de Historia Universal
Varios Autores
Tomo 5. siglos XVI-XVII
Martnez Shaw, Carlos
(coordinador)
Pgina 20
lOMoARcPSD
Pgina 1
lOMoARcPSD
A la vez Espaa perda ante las tropas franco-holandesas las importantes s. plazas
de Gravelinas y Dunkerque. La conspiracin de Aragn en 1647 para elevar al
duque de Hjar, y la sublevacin de Sicilia y Palermo junto con el movimiento
secesionista en Npoles, dejaron la postura internacional de Felipe IV muy daada.
Ya en julio de 1644, Felipe IV public un decreto en el que comunicaba a sus
ministros que la falta de recursos le induca a buscar la paz lo antes posible en todos
los frentes. Pero los enemigos de Espaa conocan su debilidad y supieron
explotarla.
Especialmente, Francia era un difcil enemigo cuya peligrosidad
aumentara an ms si, como pareca posible, firmaba la paz con el emperador y
concentraba sus ataques sobre Espaa. Por ello, Espaa anticip la paz de Westfalia,
que puso fin a la guerra de los Treinta Aos, firmando una paz por separado con los
holandeses en 1648.
2. MNSTER Y WESTFALIA: NUEVO EQUILIBRIO INTERNACIONAL.
En enero de 1648, el
gobierno espaol ya haba
llegado a un acuerdo con
los holandeses sobre las
condiciones generales para
un tratado de paz, que
constituyeron la base del
tratado de Mnster del 2410-1648. En virtud de sus
clasulas, Espaa reconoci
a las Provincias Unidas
como un Estado soberano e
independiente,
no
consigui la apertura del
Escalda ni la tolerancia
oficial para los catlicos, 2
de sus objetivos ms
importantes para la firma de
la paz, y reconoci explcitamente el derecho de los holandeses a conquistar todo el
territorio colonial portugus que reclamaban. Espaa conservaba el S. de los P. Bajos
y apartaba a los holandeses de la alianza con Francia.
Ahora el ejrcito espaol pudo intentar una ltima accin contra Francia para
contrarrestar los xitos franco-suecos en Alemania. La tentativa del archiduque
Leopoldo, virrey de los P. Bajos, fracas en Lens (20-8-1648). Para el Imperio, privado
del auxilio de Baviera y Espaa, slo quedaba un recurso: capitular.
Desde 1635, el Papado, Venecia y Dinamarca haban hecho sugestiones de paz
entre los contrincantes, hasta que el cansancio por la prolongada lucha invit a buscar
la solucin jurdica a las cuestiones que se debatan por las armas. En 1641 se acord
en Hamburgo, entre el Imperio, Francia y Suecia proceder a unas negociaciones, pero
hasta 1643 no se congregan todas las plenipotenciarias en las ciudades westfalianas de
Osnabrck y Mnster, y hasta 1645 no dan comienzo los trabajos con cierta
probabilidad de eficacia, pues cuestiones de detalles o de ttulos fueron utilizadas
para demorar las negociaciones a comps de los xitos militares o de los reveses.
Pgina 2
lOMoARcPSD
el
la
Pgina 3
lOMoARcPSD
Pgina 4
lOMoARcPSD
Pgina 5
lOMoARcPSD
Fue la ltima desgracia para Espaa. Felipe IV se vio obligado a librar con
Inglaterra una guerra que no deseaba. En sept. de 1655 decret la confiscacin de las
propiedades inglesas en Espaa y en diciembre se decidi utilizar en la defensa naval
los beneficios conseguidos con la venta de esos bienes. Era esta una necesidad urgente,
pues las comunicaciones martimas de Espaa eran vulnerables al podero naval ingls.
En sept. de 1656, una avanzadilla del escuadrn de Blake intercept la flota que
regresaba de Tierra Firme casi cuando se hallaba a la vista de Cdiz, captur a la
capitana y a un buque mercante. Fue posible dar aviso a la flota de Nueva Espaa,
que se refugi en Sta. Cruz de Tenerife. Pero all, el 30-4-1657, tambin fue atacada
por Blake, que la destruy casi por completo, perdindose los tesoros que
transportaba. As pues, durante 2 atos no lleg a Espaa flota alguna y, al mismo
tiempo, el comercio exterior estaba paralizado a consecuencia del bloqueo de la
pennsula y del control del Canal de la Mancha por las fuerzas enemigas. Sin embargo,
en 1656 se present una buena oportunidad para firmar la paz con Francia. Catalua
haba sido recuperada y los franceses prometieron no prestar ayuda a Portugal. Pero
en contra de las recomendaciones de sus ministros, Felipe IV se neg a negociar.
Espaa fue duramente castigada por su falta de cordura. En jun. de 1658, una fuerza
conjunta anglofrancesa derrot estrepitosamente a los espaoles en la batalla de las
Dunas y ocup Dunkerque. Los Paises Bajos espaoles se hallaron ahora
gravemente amenazados, y en la pennsula los portugueses se sumaron al castigo
contra Espaa con su victoria en Elvas.
Dado que el pas se tambaleaba bajo esos golpes sucesivos, los ministros de
Felipe IV le instaron a que pusiera fin a esa agona. Las ltimas campaas, incluso
en la pennsula, se llevaron a cabo con tropas reclutadas en Italia y con mercenarios
irlandeses y alemanes. La falta de dinero para pagar esos ejrcitos era razn
suficiente para firmar la paz. Mazarino deseaba encontrar una solucin y el gobierno
ingls, que se resista a seguir ayudando a Francia, tampoco se negaba a buscarla.
Pero aun en ese momento, Felipe IV se resista a negociar y si Francia no hubiera
Pgina 6
lOMoARcPSD
Pgina 7
lOMoARcPSD
4
L
A
Pgina 8
lOMoARcPSD
Pgina 9