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Pec Moderna España I

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1.

- Realice una breve síntesis de ambos movimientos ubicándolos en sus respectivas


coordenadas espacio-temporales.

Movimiento comunero: En 1520 se inició en las comunidades de Castilla, entendiendo por


comunidades a las ciudades y municipios, un movimiento de protesta contra la política de
Carlos I cuyas raíces se pueden situar en el reinado de los Reyes Católicos y la política
económica de exportación de la lanas en bruto a Flandes, que impedía el desarrollo de la
incipiente industria textil castellana. En esta primera etapa del reinado de Carlos I (1517-1522),
el monarca no conocía ni las costumbres ni el idioma de su nuevo reino. Así, el monarca estaba
rodeado por un amplio grupo de consejeros extranjeros que no fueron bien aceptados por la
nobleza castellana.

Al poco de llegar a la península en 1517, Carlos convocó Cortes para pedir nuevos impuestos, y
estas se celebraron en Valladolid a partir de febrero de 1518. En dichas cortes le prestaron
juramento al nuevo rey, se aprobó un servicio extraordinario y se decidió no modificar el
impopular impuesto de la alcabala. A cambio, le recordaban al monarca que debía vivir en
Castilla, aprender el idioma y protestaron por las actitudes de los flamencos. Este descontento
iba contra los consejeros que acompañaban al joven rey, especialmente Chièvres, sobre cuyos
amigos y familiares recaían todos los cargos y honores y los cuales no dudaban en vender para
obtener rápidos beneficios. La ciudad más agraviada era Toledo, ya que había sido elegido
cardenal de ésta un joven extranjero y sobrino de Chièvres, Guillermo de Croy, frente a Alonso
de Aragón, hijo bastardo de Fernando el Católico y arzobispo de Zaragoza.

En julio de 1519, cinco meses después del fallecimiento de su abuelo paterno, el emperador
Maximiliano I, Carlos I fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, por lo
que para recabar fondos decide subir los impuestos de las alcabalas. El descontento es
manifiesto y generalizado en toda Castilla, de donde el rey llevaba seis meses ausente y
regresaba pidiendo más dinero, incumpliendo todo lo pactado en Valladolid. Para ello, convoca
Cortes en Santiago de Compostela y La Coruña, donde rechaza la propuesta del Concejo de
Toledo, encabezado por Juan Padilla, que pide que no suban las alcabalas. En La Coruña no
serán admitidos los representantes de las ciudades castellanas contrarias a la política del
monarca, que conseguirá sus peticiones aunque provocará la rebelión en Toledo. Mientras, el
rey embarca en dirección a Aquisgrán para ser coronado emperador, queda la regencia en
manos del cardenal Adriano de Utrecht.

Los tumultos se extienden por Castilla y a ellos se suman la nobleza media y los clérigos. En
Toledo han expulsado al corregidor y se ha alzado en comunidad. Desde Toledo propondrán la
reunión de una Junta Santa en Ávila, que significa una ruptura institucional. La lenta respuesta
del regente a los tumultos y una desorganizada represión termina con el incendio de Medina
del Campo, que hace aumentar el apoyo a los comuneros de ciudades extremeñas y andaluzas.
La Junta se traslada a Tordesillas a entrevistarse con la Reina Juana, tras lo cual, se erigen
como Gobierno legítimo creando tribunales de Justicia, organizando una administración y una
milicia armada. Entre las reclamaciones que defienden cabe destacar el regreso de Carlos a
Castilla, la sustitución de los extranjeros en los cargos políticos, reducir los impuestos y los
gastos de la Corte y limitar la exportación de la lana, que beneficiaba a la monarquía con sus
impuestos pero perjudicaba a la industria textil castellana.

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Esta rebelión, iniciada en las ciudades, pronto contó con el apoyo de los campesinos
castellanos contra los señores y sus abusos. Ante esta situación, la alta burguesía burgalesa y la
nobleza, que anteriormente habían simpatizado con la revuelta, se ven amenazadas por un
movimiento antiseñorial, por lo que no dudarán en ponerse del lado del Cardenal regente
Adriano, que consigue recomponer sus fuerzas y contar con todos los elementos sociales
moderados temerosos del radicalismo comunero. Así, Burgos sale de la Junta, cada vez menos
representativa.

Finalmente, las tropas de Adriano vencen al ejército de las ciudades en Villalar el 23 de abril de
1521, siendo decapitados al día siguiente los principales líderes del movimiento, Juan Padilla
(Toledo), Juan Bravo (Segovia) y Francisco Maldonado (Salamanca).

Esta revuelta comunera fue un intento de limitar los poderes de la realeza y la aristocracia en
favor de las ciudades y las Cortes, representantes de la nación frente al rey.

Las germanías: se trató de un movimiento contra el monarca Carlos I en la Corona de Aragón y


cuyos principales centros serán Valencia y Baleares. Si bien la ciudad de Valencia había vivido
su denominado “siglo de oro” durante el siglo XV siendo una época de gran prosperidad, tras la
unión de los Reyes Católicos, la política aragonesa quedó supeditada a la mayor pujanza
económica y demográfica que representaba Castilla y sus nuevos intereses atlánticos.

A este nuevo puesto secundario en la economía del siglo XVI se sumó una serie de problemas
que se habían ido arrastrando en la ciudad, como la creación de una élite integrada por la clase
nobiliar y la burguesía mercantil que acaparaban los puestos de poder dentro de la ciudad.
Esta élite también representaba una gran desigualdad económica, ya que dilapidaban fortunas
en gastos suntuarios frente a una mayoría artesana cada vez más empobrecida y sufriendo los
estragos de la crisis agraria. A esta situación hay que sumar el colapso de la justica debido a los
enfrentamientos locales entre los distintos grupos, ocasionando un relajamiento general de la
moral, que conllevó el aumento de la corrupción pública. A su vez, se incrementaron las
tensiones en el seno de los distintos gremios, con disputas entre maestros, oficiales y
aprendices. En parte provocado por la competencia de mercaderías extranjeras y en parte por
el exceso de maestros que llevan a que los beneficios mermen extraordinariamente. A este
respecto se presentan quejas en las Cortes de Valencia de 1510 donde, en nombre del gremio
Joan Llorens pide el reforzamiento de los oficios y la participación de las clases populares en el
gobierno de la ciudad. Finalmente, en este contexto, pudo tener influencia ideológica la obra
“Doce del cristianismo” de Francesc Eiximenis que habla sobre la hermandad entre los
cristianos y de la rebelión contra las jerarquías, aunque respetando la monarquía.

A estas causas, que nos sirven para contextualizar la situación de la ciudad, se unirán otras más
inmediatas o coyunturales que agravarán la situación, como serán la riada del Turia de 1517 y
una oleada de peste en 1519 que hacen que las élites huyan de la ciudad, incluido el
gobernador. Ya en 1520, Carlos I está en Alemania en su coronación como emperador y
todavía no ha ido a jurar los fueros a Valencia (aunque sí lo ha hecho en Zaragoza y Barcelona,
sintiéndose ninguneados). Además, desde el verano de 1519 los gremios se pueden armar para
participar en la defensa frente a los piratas sarracenos (esta medida aprobada por su
predecesor, Fernando el Católico, cuatro años antes, no había sido aplicada por temor a una
revuelta contra las élites debido a la gran inestabilidad que existía en la zona). Así, se formarán

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las hermandades o germanías, un consejo de trece síndicos (la Junta de los Trece), liderada por
Joan Llorens, que se hará cargo del gobierno local e intentará acabar con el caos del gobierno
por la huida de la ciudad de las élites urbanas ante la oleada de peste.

Entre las exigencias de los agermanados estaban la abolición de la jurisdicción señorial y de los
impuestos feudales, así como que los gremios dominasen los municipios. Entre los rebeldes
había artesanos, campesinos y el bajo clero, que también se oponían a la presencia de
mudéjares, muy abundantes en el campo valenciano.

En esta situación, la alta nobleza unirá sus fuerzas con las tropas reales e inicialmente serán
derrotados en Gandía y Játiva, aunque vencerán en Orihuela y Almenara. Finalmente las tropas
del virrey entraron en Valencia y ajusticiaron a Vicente Peris, que había radicalizado el
movimiento de las germanías.

Esta rebelión se extendió posteriormente a Mallorca, donde campesinos y artesanos se


levantaron contra los nobles y mercaderes, las oligarquías que dominaban las ciudades y de las
que recibían altos impuestos. A pesar de que los sublevados llegaron a dominar la isla, el
ejército real consiguió restablecer la situación anterior, con una represión mucho más violenta
que en Valencia.

2.- Haga, de forma razonada, una comparativa entre ambos levantamientos resaltando sus
semejanzas y diferencias.

Entre las semejanzas podemos destacar que ambos movimientos, comuneros y germanías, son
contemporáneos y se trata de revueltas contra la política de un mismo rey existiendo en ellos,
una queja a la ausencia del monarca en su territorio, pues si bien Castilla le exigía que viviese
en dicho reino y en su corto reinado el rey apenas había estado en el mismo, los valencianos se
sintieron ninguneados al ni siquiera ser convocados en Cortes para jurarle como rey. También
resulta pertinente destacar que ambos movimientos eclosionan en este momento, pero sus
raíces se hallan en el reinado de los Reyes Católicos, pues eran problemas que habían quedado
soterrados y no habían solucionado. A esto podemos sumar la coincidencia con la elección de
emperador, pues para Castilla implicó un aumento de impuestos para financiar los gastos de
dicha elección ignorando las peticiones de las ciudades en las Cortes y en el de Valencia la no
convocatoria de Cortes.

A su vez, en ambos casos la aristocracia se alió al poder real, que acabó venciendo. Y las dos
revueltas se terminarán con una represión violenta y el ajusticiamiento de sus cabecillas.
Finalmente, la monarquía fue la gran vencedora, ya que salió reforzada frente a las ciudades y
las Cortes, y la nobleza, conscientes de que necesitaban el poder real para vencer las revueltas,
se convirtieron en fieles aliados del monarca consolidándose la alianza entre alta nobleza
(poder económico y social) y rey (poder político).

Pese a lo señalado anteriormente, las diferencias también son abundantes. Si podemos


considerarlas como los dos grandes problemas del rey en su política interior, ambas revueltas
actuaron de forma independiente, puesto que pertenecían a dos reinos distintos pese a
compartir un mismo monarca. La revuelta castellana, fue una rebelión política urbana que
buscaba limitar las prerrogativas de la corona en favor de un mayor peso de las Cortes, pero a

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ella pronto se sumaron aspectos sociales, convirtiéndose a posteriori en una rebelión
antiseñorial. En el caso de las germanías fue más un conflicto más social que político en el que
se enfrentaron a los abusos de las oligarquías y en el que aprovecharon el vacío de poder
dejado a consecuencia de la peste y la huida de las élites urbanas.

Mientras que entre los comuneros encontramos participación inicial de hidalgos y letrados, la
base social de las germanías será mucho más heterogénea con campesinos, artesanos y bajo
clero. También, quizá por el peso demográfico que tenían en el campo valenciano, las
germanías atacaron a los moriscos, suceso sin equivalencia en el caso castellano. Sin embargo,
en las comunidades castellanas se ha querido ver cierto precedente nacionalista, pues tal
como se indicaba en la Junta de Tordesillas “ni flamencos, ni franceses ni nativos de cualquier
otro país” debían ser llamados para ocupar los cargos de la casa real de acuerdo con las
costumbres de los “Católicos Soberanos Don Fernando y Doña Isabel, sus abuelos”. Finalmente
en las germanías aparecerá un enigmático personaje “el encubierto” terminando en 1522 el
enfrentamiento.

3.- Valore de forma personal las consecuencias que resultaron del movimiento comunero y
del movimiento de las Germanías.

Estas revueltas terminarán con el triunfo indudable del ya proclamado emperador en ambos
reinos, Carlos V, sirvió para consolidar el poder de la monarquía y vinculó definitivamente a la
nobleza con la política real, debilitando la fuerza de las Cortes y la burguesía, especialmente en
Castilla. Esta pacificación interior al inicio de su reinado, le permitió reorganizar la estructura
polisinodial iniciada por los Reyes Católicos y a partir de ahí, Carlos V puedo centrarse en la
ambiciosa y costosa política exterior que marcará el resto de su reinado. Cabe destacar que la
nobleza no luchaba por el rey, sino por sus propios intereses, siendo conscientes de su
debilidad ante una amplia revuelta popular. Y ni la nobleza ni el rey están dispuestos a ceder ni
un ápice de su poder.

Bibliografía:

Castilla, J; Rodríguez, J (2011). Historia Moderna de España (1469-1665), Madrid: Editorial


Centro de Estudios Ramón Areces, S.A.

Floristan, A. (coord.) (2018) Historia de España en la Edad Moderna, Barcelona: Editorial


Planeta, S.A.

Lynch, J. (2000). Los Austrias (1516-1700), Barcelona: Editorial Crítica, S.L.

Ellitot, J.H. (1965). La España imperial (1469-1716), Barcelona: Editorial Vicens-Vives, S.A.

Bleiberg, G. (coord.) (1976). Diccionario de Historia de España, Madrid: Alianza Editorial, S.A.

Webgrafía:

Historia de España: El imperio de Carlos V: ​http://www.historiasiglo20.org/HE/6a.html

El movimiento comunero: https://www.lacrisisdelahistoria.com/movimiento-comunero/


Germanías:https://www.lacrisisdelahistoria.com/germanias
https://blogs.ua.es/historiavalencia16/introduccion/

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