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Historia de La Iglesia en Chile

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ISSN 0716-1662

VOLUMEN 36 2018

S E M I N A R I O P O N T I F I C I O M AY O R
SANTIAGO DE CHILE
Publicación del Seminario Pontificio Mayor, Arzobispado de Santiago de Chile,
Con la colaboración y participación de la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile

DIRECTOR
Dr. Fernando Aliaga Rojas

CONSEJO DE HONOR
Sr. Fernando O’Ryan O’Ryan
Fr. Ramón Ramírez, op

CONSEJO EDITORIAL
Dr. Fernando Aliaga Rojas
Dr. Mario Luigi Grignani
Dr. Cristián Leal Pino
Dr. Marco Antonio León León
Dr. Rodrigo Moreno Jeria
Dr. Marcial Sánchez Gaete

Secretaría
Mg. María José Castillo Navasal

Dirección: Casilla 3-D,


Santiago de Chile
Email: anuario.hist.i@seminariopontificio.cl

Indizadoras de la Revista:
– Bibliographic Guide to Latin American Studies,
Boston, Massachusetts, Estados Unidos
–Institut de l’Information Scientifique ert Technique
Vandoeuvre-lès-Nancy, Cedex, Francia
– Handbook of Latin American Studies
Library of Congress, Washingtong DC, Estados Unidos
– Bibliografía Teológica Comentada del Área Iberoamericana, Isedet
Buenos Aires, Argentina

Diagramado por:
Enrique A. Pizarro De la Rosa

Actua como impresor


EGImpresores
Carmen 1985 - Santiago
ÍN D I C E

PRESENTACIÓN........................................................................................... 7

ESTUDIOS
Andrés Irarrázaval Gomien
Tres cartas de la Patria Vieja. Correspondencia de José Santiago
Rodríguez Zorrilla al arzobispo de Lima durante el gobierno de
José Miguel Carrera (1811-1814)..................................................................11
Misael Camus Ibacache
El Congreso Eucarístico: la particular acción eclesial como Statio Orbis
al interior del tránsito desde una sociedad confesional a una aconfesional...... 39
David Muñoz Condell
Catolicismo y masonería bajo la crítica histórica del
Cardenal José María Caro Rodríguez............................................................ 67
Eduardo Tampe, S.J.
El Colegio Pio Latino Americano visto desde Chile....................................... 91
Eduardo Albornoz Torres
El camino de hacer Iglesia: Historia de la comunidad eclesial
de base de San José Obrero de Chillán. 1960-1985...................................... 133
Matías Alvarado Leyton
Comité de Cooperación para la Paz en Chile. El primer esfuerzo
por salvaguardar los derechos humanos en la dictadura
cívico-militar chilena, 1973-1975................................................................ 157
Hno. Enrique García Ahumada, f.s.c.
Paulo Primera década de La Sociedad Chilena de Catequetas.
Cultural y Patrimonial................................................................................ 179
Cecilia Suárez Pérez
Los Retablos de las 16 Iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad
de la Isla de Chiloé. Legado Cultural y Patrimonial.................................... 199
Hugo Rodolfo Ramírez Rivera
El pintor de los Libertadores Maestro Joseph Gil de Castro Morales
y su obra sacra en Chile durante la época de la Independencia
(1814-1824)................................................................................................. 221
6 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

DOCUMENTOS
La Evangelización en Chile durante los últimos 30 años
(martes 1 de enero de 1974)......................................................................... 265

BOLETÍN BIBLIOGRÁFICO
Ema Arredondo Martínez
Publicaciones y estudios referentes a la Historia de la
Iglesia en Chile, 2018................................................................................... 271

CRÓNICA
María José Castillo Navasal
Actividades de la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile, 2018............ 313

RECENSIONES.......................................................................................... 317

NORMAS DE PUBLICACIÓN............................................................. 325

ÍNDICE DE NOMBRES Y LUGARES................................................ 329


P R E S E N TA C I Ó N

Este volumen responde a una nueva entrega de antecedentes y relatos


históricos de religiosos que pisaron nuestras tierras y entregaron lo más
valioso de su vida, su Fe.
Iniciamos el volumen con el estudio de Andrés Irarrázabal, titulado
Tres cartas de la Patria Vieja. Correspondencia de José Santiago Rodríguez Zorri-
lla al arzobispo de Lima durante el gobierno de José Miguel Carrera (1811-1814),
el autor nos ofrece un a análisis a través de tres epístolas escritas entre
1812 y 1814 cuando el obispo electo de Santiago por el consejo de regen-
cia, José Santiago Rodríguez Zorrilla, escribió al arzobispo de Lima infor-
mando sobre las medidas tomadas por José Miguel Carrera para interferir
el gobierno eclesiástico de la diócesis. Ellas permiten adentrarse en esta
compleja época a través de los ojos de uno de sus principales protagonis-
tas. Lo seguirá el Dr. Misael Camus con El Congreso Eucarístico: la particu-
lar acción eclesial como Statio Orbis al interior del tránsito desde una sociedad
confesional hacia una aconfesio, el estudio presenta el origen y desarrollo
de los Congresos Eucarísticos como el medio pastoral, para enfrentar los
desafíos que presentaron los procesos pos revolución francesa. Estos pro-
cesos instalaron y consolidaron el surgimiento de una sociedad aconfe-
sional en materia religiosa. El hilo conductor de este artículo se elabora
en la descripción del contenido pastoral de los congresos y como éstos
expresan el esfuerzo eclesial para responder a los desafíos que presentó
la dinámica de transición social y cultural a la vida eclesial. La siguiente
entrega es del Dr. David Muñoz Condell, Catolicismo y masonería bajo la crí-
tica histórica del Cardenal José María Caro Rodríguez, en donde plantea que
sin lugar a dudas, el Cardenal José María Caro Rodríguez es un eclesiás-
tico adelantado a su época, no solo por las reformas sociales que tuvo que
enfrentar tanto a nivel político como eclesiástico, sino que también por el
giro que da a la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Fue el primer car-
denal que tuvo Chile, siendo nombrado en esta dignidad eclesiástica por
el Papa Pío XII. La cuestión social, las reformas de la Iglesia, la separación
de la Iglesia-Estado, las condiciones de los obreros en las salitreras en el
norte del país, los gobiernos radicales y la presencia de la Orden Masóni-
ca hacen de su ministerio pastoral una oportunidad para profundizar en
el catecismo teológico y social de la Iglesia.
El cuarto estudio lo desarrolla el P. Eduardo Tampe. S.J. que denomina
El Colegio Pio Latino Americano visto desde Chile, Desde 1858, el Colegio Pío
Latino Americano, de Roma, abrió sus puertas, fundado por el presbíte-
8 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

ro chileno José Gregorio Víctor Eyzaguirre Portales. Durante más de un


centenar de años, el colegio formó seminaristas, pero desde hace unas
décadas recibe solo a sacerdotes latinoamericanos, que son enviados a
Roma por sus obispos para profundizar su preparación académica. El
articulo devela la vida en este lugar. Luego Eduardo Albornoz Torres,
nos presenta el articulo El camino de hacer iglesia: Historia de la comunidad
eclesial de base de San José Obrero de Chillan. 1960-1985, en donde da cuenta
de la vida de una comunidad popular urbana de la Iglesia diocesana de
Chillán, se convierte en el objeto de estudio, siendo un recorrido histórico
por los principales rasgos de la Iglesia chilena y las características propias
de la diócesis de Chillán desde la acogida del Concilio Vaticano II hasta
mediados de los años ochenta.
Comité de Cooperación para la Paz en Chile. El primer esfuerzo por salvaguar-
dar los derechos humanos en la dictadura cívico-militar chilena, 1973-1975, será
la entrega de Matías Alvarado Leyton, texto que continua en el presente
anuario, este artículo da cuenta de la obra del Comité de Cooperación
para la Paz en Chile, conocido popularmente como Comité Pro Paz, el
cual fue fundamental en la defensa de los derechos humanos durante los
primeros años de la dictadura cívico-militar chilena. Si bien, esta entidad
tuvo una breve duración, cerrando sus puertas definitivamente el 31 de
diciembre de 1975, destacó por ser pionera en la defensa de los derechos
humanos en el país, volviéndose un símbolo de éstos y en el ejemplo más
visible de dicha empresa, sentando las bases, tanto en financiamiento,
gestión y realización, como otros aspectos, de otras entidades que segui-
rán su empresa. Se postula entonces que el Comité de Cooperación para
la Paz en Chile es el primer esfuerzo por salvaguardar los derechos hu-
manos en medo de la dictadura, llamando la atención por su naturaleza,
perseverancia y el alcance de su obra. Le seguirá la investigación del Dr.
Hno. Enrique García Ahumada, F.S.C., Paulo Primera década de La Sociedad
Chilena De Catequetas. Cultural y Patrimonial, articulo que presenta el inte-
rés manifestado desde 1980 por tener en Chile especialistas en catequética
y la importancia del Instituto Superior de Pastoral Catequética de Chile
“Catecheticum” en la fundación y acción de la Sociedad Chilena de Cate-
quetas. Sus Estatutos y Asambleas de Estudio, sus servicios a la Conferen-
cia Episcopal de Chile, sus relaciones interinstitucionales y las actividades
externas y publicaciones de sus socios identifican su libre servicio acadé-
mico y apostólico a la evangelización.
El penúltimo estudio está desarrollado por Cecilia Suárez Pérez, Los
Retablos de las 16 Iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad de la Isla
de Chiloé. Legado Cultural y Patrimonial. El estudio busca como objetivo
general identificar cuáles son las características artísticas y culturales de
los retablos de Chiloé que han permitido su trascendencia y valorización
2018] Presentación 9

a lo largo de la historia del archipiélago. Finaliza la sección de estudios


con Hugo Rodolfo Ramírez Rivera y su escrito El pintor de los libertadores
maestro Joseph Gil de Castro Morales y su obra sacra realizada en chile durante
la época de la Independencia (1814-1824).
En la sección documentos se presenta un texto escrito el martes 1 de
enero de 1974 de la Conferencia Episcopal de Chile que tuvo por título La
Evangelización en Chile durante los últimos 30 años. Interesante escrito
porque nos ayuda a comprender la dinámica de aquellos lustros.
El resto de la revista, continua con nuestro orden habitual, encontrando
el Boletín Bibliográfico, preparado por la bibliotecóloga Ema Arredondo
y las Crónicas del año 2018 de la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chi-
le, recopiladas por María José Castillo Navasal, secretaria de la sociedad.
Finalmente, las recensiones, normativas de publicación e índice de
nombres y lugares. Todo un gran trabajo que se pone a disposición de la
comunidad histórica para fortalecer el estudio de la Iglesia de nuestro país.

Dr. Fernando Aliaga Rojas


Director
ESTUDIOS

TRES CARTAS DE LA PATRIA VIEJA. CORRESPONDENCIA


DE JOSÉ SANTIAGO RODRÍGUEZ ZORRILLA AL ARZOBIS-
PO DE LIMA DURANTE EL GOBIERNO DE JOSÉ MIGUEL CA-
RRERA (1811-1814)

Andrés Irarrázaval 1

Resumen:
Entre 1812 y 1814 el obispo electo de Santiago por el consejo de regencia,
José Santiago Rodríguez Zorrilla, escribió tres cartas al arzobispo de Lima
informando sobre las medidas tomadas por José Miguel Carrera para in-
terferir el gobierno eclesiástico de la diócesis. Rodríguez Zorrilla, sacer-
dote e intelectual de prestigio, nacido en Chile y opositor al movimiento
juntista, muestra a través de estas letras su visión de las relaciones entre la
Iglesia y el Estado, y sus respectivos derechos canónico y nacional. Ellas
permiten adentrarse en esta compleja época a través de los ojos de uno de
sus principales protagonistas.
Palabras claves: Patria Vieja, gobierno de José Miguel Carrera, patronato, rela-
ciones Iglesia-Estado, derecho canónico.

Abstract:
Between 1812 and 1814 the elect Bishop of Santiago by the regency council,
José Santiago Rodríguez Zorrilla, wrote three letters to the Archbishop of
Lima informing about the measures taken by José Miguel Carrera to inter-
fere with the ecclesiastical government of the diocese. Rodríguez Zorrilla,
a prestigious priest and intellectual, born in Chile and opposed to the go-
vernment board movement, shows through these letters his vision of the
relations between the Church and the State, and their respective canonical
and national law. These letters allow to enter this complex period through
the eyes of one of its main protagonists.
Keywords: Patria Vieja, government of José Miguel Carrera, patronage, Church-
State relations, canon law.

1 Abogado. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concep-


ción. Profesor de las asignaturas de Historia del Derecho e Historia de las Institu-
ciones de Chile en la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, Chile.
Dirección: Av. Mons. Álvaro del Portillo 12.455, Las Condes, Santiago. E-mail: aira-
rrazaval@miuandes.cl.
12 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Introducción
Durante el gobierno de José Miguel Carrera una de las principales figuras
eclesiásticas chilenas fue José Santiago Rodríguez Zorrilla, obispo electo
de Santiago por el consejo de regencia en 1812 y uno de los principales
opositores al movimiento juntista del año 1810. Su postura le llevó a ene-
mistarse con Carrera al punto de ser declarado reo de Estado y estar re-
cluido fuera de la capital desde inicios de 1813 a octubre de 1814. Fiel a sus
principios, tras el desastre de Rancagua confió en la restauración realista;
ello le significó el destierro poco después, cuando las fuerzas patriotas re-
cuperaron Santiago en febrero de 1817. Su partida puede considerarse casi
definitiva, ya que salvo un breve lapso en el que regresó de 1823 a 1825, no
volvió a pisar tierras chilenas y falleció en Madrid en 18322.
Rodríguez Zorrilla podría valorarse a la luz de la historia republicana
chilena de un modo algo superficial: considerarlo una persona anticuada
que no supo estar a la altura de las circunstancias. Por esto, el estudio de
sus escritos da importantes luces para comprender con mayor hondura
su postura frente a los hechos que le tocó vivir, los argumentos que tenía
para sostenerla, y la formación intelectual y jurídica que poseía.
Hace poco más de un siglo se publicó su biografía más completa, “Don
José Santiago Rodríguez Zorrilla. Obispo de Santiago de Chile (1752-
1832)”, del canónigo lectoral de la catedral de Santiago, el presbítero Car-
los Silva Cotapos3. Es una investigación extensa y pormenorizada sobre
su vida, que además recoge en anexos parte de su correspondencia pri-
vada. En el archivo histórico del arzobispado de Santiago se conservan
copias originales de varios de estos escritos, lo que permite un acerca-
miento directísimo al pensamiento y a la visión de Rodríguez Zorrilla en
los azarosos años de la emancipación chilena. Este valioso material no ha
sido estudiado específicamente.
Entre los escritos de Rodríguez Zorrilla se encuentran tres cartas que es-
cribió relatando sus impresiones y pidiendo consejo al arzobispo de Lima,
a la sazón mons. Bartolomé María de las Heras. El objetivo de este trabajo
es hacer un análisis más detallado de estas misivas, intentar complementar

2 Una biografía breve de Rodríguez Zorrilla se puede consultar en la obra Episcopolo-


gio chileno. Ver Bravo Lira, Bernardino. José Santiago Rodríguez Zorrilla. Episcopo-
logio chileno 1561-1815, tomo III, dirección de Carlos Oviedo. Ediciones Universidad
Católica de Chile, Santiago 1992, pp. 181-296.
3 Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago Rodríguez Zorrilla. Obispo de Santiago de Chi-
le (1752-1832). Imprenta de San José, Santiago, 1915. Esta obra fue premiada por la
Facultad de Teología de la Universidad de Chile y se encuentra disponible en portal
de Memoria Chilena: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-125911.html (fecha
de consulta 4-08-2018). Los anexos de la obra recogen diecinueve documentos, de los
que once corresponden a cartas de Rodríguez Zorrilla a diversas autoridades entre
1812 y 1831.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 13

la información que contienen con la ayuda de trabajos más recientes sobre


la participación de los eclesiásticos en el proceso de emancipación chilena
y dar algunas conclusiones que nos permitan comprender mejor el pensa-
miento y actuación de su autor. Antes de avocarnos al estudio de cada car-
ta haremos una breve relación de la formación de José Santiago Rodríguez
Zorrilla y del contexto histórico en el que las escribió.

I. Breve aproximación a la figura


de José Santiago Rodríguez Zorrilla
José Santiago Rodríguez Zorrilla nació en Santiago a fines de 1752, hijo
de padre español y madre chilena, emparentada con la familia del obispo
Manuel de Alday y Aspeé. Estudió en el real convictorio de san Francisco
Javier y en el colegio máximo de San Miguel, dirigidos por los jesuitas
hasta 1767. Ese año se había inscrito en la real universidad de San Felipe,
donde obtuvo el grado de bachiller en 17714. El obispo Alday lo tomó
bajo su protección para que pudiera continuar sus estudios y seguir su
inclinación al sacerdocio, ya que su madre era viuda y él era el mayor de
ocho hermanos.
Alday participó en el concilio provincial de Lima desde septiembre
de 1771 y septiembre de 17735, viaje en el que lo acompañó Rodríguez
Zorrilla en calidad de secretario. Durante esta estadía Rodríguez Zorrilla
aprovechó de seguir los cursos de Institutas en la universidad de san Mar-
cos de Lima. A su regresó a Santiago continuó sus estudios y se graduó
de doctor en teología el 27 de abril de 1775, año en el que además fue
ordenado sacerdote.
Como presbítero postuló y sirvió en varios cargos del cabildo eclesiás-
tico, siendo promovido a la canonjía doctoral en 18046. En 1781 fue nom-
brado secretario de cámara del obispo Alday y mayordomo de su casa,
cargo que continúo ejerciendo cuando asume el obispado Blas Sobrino
y Miyano en 1790, tras la muerte de Alday. En 1792 se hizo cargo del
curato de Renca, al norte del Mapocho, que le permitía compatibilizar su
trabajo en la curia diocesana con una tarea pastoral que le reportaba algu-

4 Respecto a la orientación general de las cátedras que se impartían en la real universi-


dad de san Felipe ver Mellafe, Rolando, Rebolledo, Antonia y Cárdenas, Mario.
Historia de la Universidad de Chile. Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago,
1992, pp. 32-34.
5 Para una visión de su aporte y posturas confrontar Millar, René, Retamal, Fernan-
do y Urrejola, Magdalena. El perdido opúsculo del obispo Alday sobre la potestad
del VI Concilio Limense (1772-1773) para condenar el probabilismo. Boletín de la
Academia Chilena de la Historia 120, Santiago, 2011, pp. 7-69.
6 Para más detalles ver Enríquez, Lucrecia. De colonial a nacional: la carrera eclesiástica del
clero secular chileno entre 1650 y 1810. Instituto Panamericano de Geografía e Historia,
México, 2006, p. 358. Allí se incluye una relación de sus cargos en la diócesis de Santiago.
14 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

nas rentas para su manutención. En 1795 el obispo Sobrino y Miyano fue


trasladado a Trujillo y es reemplazado por Francisco José Marán, quien
mantiene a Rodríguez Zorrilla como secretario de cámara y mayordomo
de su casa.
En paralelo había desarrollado una carrera académica en la Universi-
dad de san Felipe7, como maestro de artes (filosofía), de sentencias (expli-
cación de la obra filosófica-teológica de Pedro Lombardo) y finalmente de
la cátedra de prima de teología, la más prestigiosa de la universidad. En
los años 1788 y 1789 fue elegido rector de la universidad en los años, cargo
que volvió a ocupar en 1803 y 1804. El 30 de octubre de 1802 se graduó de
licenciado y doctor en cánones y leyes8.
Durante estos años el vicario general de la diócesis había sido José An-
tonio Martínez de Aldunate, quien asumió como vicario capitular duran-
te los períodos de vacancias producidas por la muerte de Alday y el tras-
lado de Sobrino y Miyano. En 1802 Martínez de Aldunate fue promovido
al obispado de Huamanga en Perú y Marán designó a Rodríguez Zorrilla
vicario general en su remplazo. Durante el ejercicio de este cargo le tocó
enfrentar situaciones complejas, como el recurso de fuerza entablado por
Rafael Andreu y Guerrero en 1806 cuando Marán se negó a consagrarlo
obispo9. La situación se resolvió sola, ya que esos días llegaron a Santiago
noticias sobre la invasión inglesa de Buenos Aires y Andreu solicitó au-
torización para ir predicar la reconquista a esa provincia; aunque era una
medida de presión ante la real audiencia para apurar su ordenación epis-
copal, no le fue posible lograr su objetivo ya que Marán enfermó –falleció
a los pocos meses, el 10 de febrero de 1807– y debió partir a Argentina
sin haber sido consagrado obispo10. Rodríguez Zorrilla apoyó durante
este enfrentamiento la postura de Marán, lo que naturalmente significó
un distanciamiento con Andreu, que se hizo efectivo cuando este regresó
al país en 1811.

7 Para una visión sintética de la real universidad de san Felipe, se puede consultar
Bravo Lira, Bernardino. La Universidad en la historia de Chile 1622-1992. Pehuén, San-
tiago, 1992, pp. 49-83.
8 Medina, José Toribio. Historia de la Real Universidad de San Felipe de Santiago de Chile,
tomo 1. Soc., Imp. y Lit. Universo, Santiago, 1928, especialmente pp. 235-242 y pp.
474-475. Incluye como anexos listados de los catedráticos, rectores y graduados, en
los que se le menciona en sus cargos y títulos.
9 Andreu y Guerrero había conseguido del rey Carlos IV su presentación como obispo
auxiliar de Santiago, Charcas, Arequipa y Córdoba para atender a los habitantes de
Paposo (sector costero al norte de Chile), y fue instituido como tal por el papa Pío
VII en 1804 bajo el título de Obispo titular de Epifanía. Para más datos ver González,
José Antonio. Rafael Andreu y Guerrero. 1760-1819. Episcopologio chileno…, tomo III,
1992, pp. 299-326.
10 Guarda, Gabriel O.S.B. La edad media en Chile. Ediciones Universidad Católica de
Chile, Santiago, 2016, p. 400. Finalmente, fue ordenado por Benito Lué y Riego, obis-
po de Buenos Aires.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 15

II. La situación política y eclesiástica de Chile desde 1808 a 1812


La primera década del siglo XIX estuvo marcada en Chile por los cambios
de sus principales autoridades civiles y eclesiásticas. En 1808 falleció el
gobernador Luis Muñoz de Guzmán, quien fue sucedido interinamente
por José Antonio Carrasco, que sería destituido en julio de 1810 por el
cabildo y relevado, también con carácter interino, por el ya anciano conde
de la conquista, Mateo de Toro y Zambrano. En el ámbito eclesiástico, tras
la muerte del obispo Francisco José Marán en febrero de 1807 fue elegi-
do Rodríguez Zorrilla como vicario capitular de la diócesis de Santiago,
asumiendo su gobierno interior hasta que el papa designara un nuevo
prelado. Estos sucesos en el reino fueron acompañados de las paulatinas
noticias llegadas de Europa, que afectaban a las autoridades civiles y ecle-
siásticas de las que dependían las respectivas de Chile: en el primer ámbi-
to se conoció la abdicación de Carlos IV en Fernando VII, su apresamiento
por Napoleón, la invasión francesa de la península y la instalación de la
junta de regencia en Cádiz11; y, en el segundo, la prisión del papa Pío VII
por Napoleón en 180912.
Las noticias del viejo continente habían dividido a la élite social en dis-
tintos bandos, partidarios de sujetarse a las directrices de la junta de Cá-
diz o de formar una propia junta para defender los intereses del monarca
legítimo. Esta disyuntiva también se presentó en algunos miembros del
clero, especialmente en Vicente Larraín, canónigo de la catedral, declara-
do promotor juntista13, quien se opuso infructuosamente al nombramien-
to de Rodríguez Zorrilla como vicario capitular, por su conocida postura
en defensa de los derechos de la junta de Cádiz:
El grupo que se declaraba contrario a la formación de la Junta [de go-
bierno chilena], procedió en forma manifiesta a obstruir, dentro de lo
posible, las acciones de sus adversarios, con el fin de neutralizarlos a la
espera de que la situación que se estaba viviendo en Chile se ajustara a

11 Barros Arana, Diego. Historia General de Chile, tomo VIII. Editorial Rafael Jover, San-
tiago, 1887, pp. 9-238.
12 Castella, Gastón. Historia de los Papas (tomo II) Desde la reforma católica hasta León
XIII. Espasa-Calpe, Madrid, España, traducción del francés de Victorio Peral, 1970,
pp. 235-242. Pío VII, al oponerse a la anexión del territorio de los estados pontificios
al imperio francés por Napoleón, fue encarcelado detenido el 5 de agosto de 1809 y
trasladado a Savona, cerca de Génova. Allí permaneció hasta junio de 1812, cuando
fue trasladado a Fontainebleau, cerca de París, donde estuvo hasta febrero de 1814,
cuando fecha en la que volvió a Savona para continuar luego viaje a Roma, donde
ingresó el 24 de mayo entre las aclamaciones del pueblo.
13 “Participa con otros patricios ilustres el 13 de septiembre de 1810 en reuniones en la
casa del Presidente, conde de la Conquista, logrando disuadirlo de sus resistencias
a la convocación del cabildo abierto de 1810, encargándose de la misión de hacer las
esquelas para los invitados”, en Guarda, Gabriel O.S.B. Los ochocientos. La rama me-
nor de la familia Larraín y las élites en 1810. ARC Editores, Santiago, 2015, p. 59.
16 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

lo dispuesto por el consejo de regencia. Un gran aliado de este sector los


constituyó sin duda el vicario capitular de la diócesis de Santiago, José
Santiago Rodríguez Zorrilla14.
Los sentimientos de Rodríguez Zorrilla se plasman en una circular que
envió a mediados de agosto a las parroquias para recolectar firmas de ad-
hesión al monarca, en la que señalaba: “así cumplimos con el juramento
que tenemos hecho, cuanto porque de otra suerte no podemos ser felices
evitando por este medio los designios de la ambición, odio y avaricia que
pudieran concebir algunos pocos, queriendo innovar el orden establecido
por la legítima potestad, a quien siempre hemos obedecido”15. La disputa
entre quienes apoyaban la formación de una junta nacional y quienes que-
rían jurar fidelidad a la de Cádiz tuvo su apogeo en agosto y septiembre
de 1810, prevaleciendo a la larga los partidarios de la junta nacional, la
que fue proclamada el 18 de septiembre.
Los hechos civiles se entrelazan nuevamente con los eclesiásticos. En
julio había se conocido la noticia de la presentación de José Antonio Mar-
tínez Aldunate al obispado de Santiago, propuesto por el consejo de re-
gencia, cuyo arribo se esperaba en cualquier momento. Su llegada signi-
ficaba el término del nombramiento de Rodríguez Zorrilla como vicario
capitular y los promotores del movimiento juntista querían ganar a Mar-
tínez de Aldunate a toda costa para su causa. Por ello, sin su conocimiento
y sin haber regresado todavía al país, lo nombran el septiembre de 1810
vice-presidente de la Junta.
Finalmente, Martínez Aldunate pisó tierra chilena en noviembre de
1810, pero llegó tan enfermo que no llegó a tomar posesión material de
la diócesis ni a ser confirmado como obispo por el papa antes de fallecer

14 Cárcamo, Ulises. La Iglesia y el proceso de emancipación. Historia de la Iglesia en


Chile, Tomo II, La Iglesia en los tiempos de la independencia, Director Marcial Sánchez.
Editorial Universitaria, Santiago, 2010, p. 43.
15 El texto completo señala: “Los muy leales, buenos y honrados vecinos de esta villa
que abajo firmamos, deseosos de dar una prueba nada equívoca de nuestro verdade-
ro patriotismo y del respeto con que miramos la sagrada persona de nuestro augusto
soberano, la constitución del estado y sus santas leyes bajo cuya influencia han vivido
nuestros padres y abuelos, de las que no nos es permitido ni es nuestra intención
apartarnos por ninguna causa, pretexto o motivo: tanto porque así cumplimos con el
juramento que tenemos hecho, cuanto porque de otra suerte no podemos ser felices
evitando por este medio los designios de la ambición, odio y avaricia que pudieran
concebir algunos pocos, queriendo innovar el orden establecido por la legítima po-
testad, a quien siempre hemos obedecido, y desean do también que ésta no decaiga
de su autoridad por sorpresa o acaloramiento de una corta parte del pueblo, que
suele tomar el nombre del pueblo para sus minas y fines particulares, muy distan-
tes de la felicidad pública y de la seguridad individual que ahora disfrutamos, y
temeríamos perder en cualesquiera otro sistema o peligrosa innovación”. Cfr. Silva
Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, p. 62.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 17

en abril de 1811. Alcanzó eso sí a nombrar vicario general a Domingo


Errázuriz, quien asumió el gobierno del obispado durante estos meses,
quedando relegado Rodríguez Zorrilla a un segundo plano. La muerte de
Martínez Aldunate coincidió con varios sucesos políticos: las elecciones
del Primer Congreso Nacional, el motín realista el coronel Tomás de Fi-
gueroa junto con su condena y ejecución, la supresión de la real audiencia
acusada de haber instigado el motín. A estos sucesos se añadieron los
eclesiásticos: el cese de Domingo Errázuriz en su cargo de vicario general
y la necesidad de nombrar un nuevo vicario capitular. En estas circuns-
tancias se sumó otro ingrediente, el regreso a Santiago de Rafael Andreu
y Guerrero, quien enterado de la deplorable salud de Martínez Aldunate
vislumbró la posibilidad de acceder al obispado de Santiago.
Rodríguez Zorrilla intentó recuperar el gobierno diocesano y seña-
ló que, como Martínez Aldunate nunca fue confirmado por el papa, su
antiguo nombramiento de vicario capitular continuaba vigente; otros
canónigos se inclinaban por hacer una nueva elección y Andreu hacía
presente su calidad de obispo auxiliar. El cabildo eclesiástico decidió
finalmente proceder a una nueva elección dejando constancia de la opi-
nión de Rodríguez Zorrilla, de la que salió nominado como vicario ca-
pitular José Antonio Errázuriz16. Naturalmente, los motivos que habían
estado detrás de las diferentes posturas se entrelazaban con las valora-
ciones a favor o no de la nueva junta y del congreso nacional, pronto a
comenzar sus sesiones.

José Santiago Rodríguez Zorrilla y José Miguel Carrera Verdugo17

16 Ver Enríquez, Lucrecia. El cabildo eclesiástico de Santiago de Chile ante los sucesos
políticos de 1810 a 1814. XI Jornadas interescuelas/Departamentos de Historia. Ediciones
Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán, Argentina, 2007, pp. 4-5.
17 Visibles en http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-125892.html y en http://www.
memoriachilena.cl/602/w3-article-99135.html (consulta: 29-07-2018).
18 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

La actividad del nuevo congreso nacional duró poco tiempo, ya que


fue clausurado el 2 de diciembre de 1811 por José Miguel Carrera, quien
había llegado a Santiago desde España a principios de agosto. Durante es-
tos meses se había hecho al poder, alejando a otros patriotas como al pres-
bítero Joaquín Larraín y el clan que encabezaba18, y al representante de las
fuerzas penquistas, Juan Martínez de Rozas. Para dar forma al gobierno,
autónomo de hecho desde septiembre de 1810, procedió a dictar un regla-
mento constitucional que promulgó el 26 de octubre de 181219. La jura de
este reglamento, junto con la recepción por parte de Rodríguez Zorrilla de
la real cédula del consejo de regencia que lo propone para obispo de San-
tiago será el preámbulo inmediato de la primera de las cartas que escribe
el arzobispo de Lima, Bartolomé María de las Heras.
Bartolomé De las Heras vivió entre 1743 y 1823. De origen español,
fue obispo de Cuzco entre 1790 y 1806 y arzobispo de Lima desde 1806 a
1821, cuando renunció por oponerse a algunas medidas del gobierno de
José de San Martín y regresó a España donde falleció al poco de llegar.
Había estudiado en el colegio de los jesuitas en Sevilla y en la Universi-
dad de Toledo. Pasó a América en 1787 y desarrolló una amplia labor de
formación en los seminarios de Cuzco y Lima, visitó en varias ocasiones
sus diócesis y promovió la creación de un hospital y la construcción del
Cementerio General de Lima20.
III. La primera carta, del 2 de diciembre de 181221
El primer escrito de Rodríguez Zorrilla al arzobispo De las Heras es muy
interesante para entender el contexto general de su correspondencia al
metropolitano de Lima. El mismo hecho de escribirle ya da cuenta de una
actitud de sumisión a la autoridad eclesiástica de la cuál dependía, la que
se ve reforzada por el tono respetuoso y la solicitud de aprobación a su
obrar en los últimos meses. Esta primera conclusión no es tan obvia, te-
niendo presente el actuar en esos mismos días de otros eclesiásticos como
fray Camilo Henríquez y Vicente Larraín, y aún obispos, como el titular
de Epifanía, Andreu y Guerrero.

18 Guarda, Gabriel O.S.B. Los ochocientos. La rama… 2015, pp. 59-63.


19 El texto completo del Reglamento se puede consultar en Valencia Avaria, Luis. Ana-
les de la República, tomo I. Editorial Andrés Bello, 2ª edición, Santiago, 1986, pp. 43-51.
20 Una breve biografía de Bartolomé De las Heras se puede consultar en Mira, Esteban.
Sobre el carmonense Bartolomé De las Heras, arzobispo de Lima (1743-1823). Revista
Carmona y su Virgen de Gracia. Carmona, septiembre de 2012. Visible en https://esteban-
mira.weebly.com/uploads/7/9/5/0/7950617/bartolomedelasheras.pdf (fecha: 27-07-2018).
21 Texto completo de la carta en Archivo del Arzobispado de Santiago (AAS). Fondo
Gobierno (FG). Vol. 14. Obispos 1702-1876, pp. 133-134v. Una copia se encuentra en
AAS. FG. Vol. 103. Documentos varios 1802-1837, pp. 84 y ss., y su texto está también
recogido en Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, pp. 313-316.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 19

No se trata únicamente de una sujeción formal para cuidar su imagen


frente a una posible queja del metropolitano, ya que el superior jerárquico
en plenitud de cada obispo es el Romano Pontífice22. Debemos tener pre-
sente, además, que en esos meses el papa Pío VII era prisionero de Napo-
león Bonaparte en Fontainebleau23. En estas circunstancias habría sido di-
fícil que alguien reprochase a Rodríguez Zorrilla un actuar más autónomo
si lo hubiera seguido; probablemente le habría bastado con cuidar ciertas
medidas mínimas de prudencia como informar de un modo genérico al
arzobispo de Lima, sin comprometerse más de lo necesario, y actuar con
evasivas frente al gobierno de Carrera. Pero el hecho de escribir a De las
Heras como lo hizo, con un relato pormenorizado y pidiendo expresa-
mente su parecer sobre su conducta, muestra su sentido de pertenencia
a la Iglesia y el deber de cuidar las responsabilidades que había asumido
al ordenarse presbítero. Así se percibe ya desde el atento encabezamiento
que, aunque corresponde a una fórmula protocolar, pudo haber omitido:
“Ilustrísimo señor: Muy venerado señor mío, y de todo mi respeto”.
Inicia el relato dando cuenta de la recepción de la real cédula24 del su-
premo consejo de regencia del 9 de junio de 1812 que lo nombra obispo
electo de Santiago y ruega al cabildo eclesiástico de Santiago le entregue
el gobierno de la diócesis25. Y le manifiesta, con un tono intimista, su dis-
posición frente a esta nueva circunstancia: por una parte, cumplir “con la
primera de mis obligaciones que es ponerlo en la superior consideración
de Vuestra Señoría Ilustrísima, ofreciéndole con este motivo los rendi-
mientos de mi obediencia”, y por otra comentarle sus sentimientos al res-
pecto “me llené de consternación, considerando la desgraciada época en
que se me destinaba para un ministerio”.

22 El arzobispo regía las diócesis cabeza de provincia eclesiástica y era el superior en


la jerarquía de derecho eclesiástico sobre los demás obispos pertenecientes a ésta.
Sus atribuciones como metropolitano consistían en suplir la acción de los obispos
titulares cuándo por omisión no la ejercían y resolver las apelaciones a sus sentencias
y las quejas respecto de sus actos gubernativos. Ver Enríquez, Lucrecia. De colonial a
nacional… 2006, pp. 95-96.
23 Castella, Gastón. Historia de los… 1970, pp. 235-242.
24 Una real cédula era el modo habitual en el que “el Rey y el Consejo de Indias trans-
mitían a las autoridades y particulares del Nuevo Mundo su voluntad de mando en
todo tipo de asuntos”. Cfr. Dougnac, Antonio. Manual de Historia del Derecho Indiano
McGraw-Hill, 2ª edición, México, 1998, p. 169. Se solían enviar por duplicado y en
distintas expediciones para evitar riesgos de extravíos.
25 El rey presentaba los candidatos a obispos al papa y en paralelo enviaba al designado
una real cédula llamada “carta de ruego y encargo” por la cual le pedía asumir el go-
bierno de la diócesis y al cabildo eclesiástico de la catedral entregarle la jurisdicción,
momento desde que comenzaba a firmar como obispo electo. Ver Enríquez, Lucre-
cia. De colonial a nacional… 2006, p. 15. En este caso, estando Fernando VII cautivo,
fue el consejo de regencia quien lo presentó en nombre del rey y envió a Rodríguez
Zorrilla la real cédula.
20 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

La razón de su desazón es que “una inicua prepotencia tiene ata-


das las manos de los prelados eclesiásticos para el libre ejercicio de su
jurisdicción”26 y pasa a denunciar la conducta del gobierno. Hace primero
un alcance general –“un espíritu de delirio se apresura a trastornar toda
moralidad, y romper los lazos de la subordinación”–, que sirve para intro-
ducir una serie de hechos concretos que enuncia brevemente: “abrogar las
más antiguas y bien recibidas costumbres”27; “destruir sacrílegamente los
establecimientos más útiles y recomendables, que la piedad cristiana y el
celo de los obispos ha constituido a costa de inmensos gastos y fatigas”28;
“privar a los ministros del altar de la congrua necesaria”29; “expeler con
ultrajes y violencia a los religiosos de sus claustros para convertirlos en
cuarteles”30; “profanar templos obligando que se prediquen discursos
subversivos y máximas seductoras” 31.
Pero esta inquietud fue compensada con el “contento general y las de-
mostraciones de júbilo con que la mayor y principal parte de este vecinda-
rio recibió la noticia de mi promoción”. Relata que estas demostraciones

26 Como veremos, el contexto de la carta es su oposición al juramento exigido hacia el


nuevo reglamento constitucional de José Miguel Carrera. También se puede entender
como una referencia al cautiverio que en esas fechas sufría el papa Pío VII en Francia.
27 En septiembre de 1811 el fraile franciscano Fernando García presentó un plan de 32
reformas eclesiásticas para resguardar al clero de las influencias extranjeras. Aunque
no fueron aprobadas todas, algunas fueron acogidas por el Congreso Nacional. Ver
Cárcamo, Ulises. La Iglesia y el proceso… 2010, p. 51.
28 Seguramente se refiere a la propuesta de Juan Egaña y Camilo Henríquez de crear
un Instituto Nacional que absorbería todas las instituciones que daban a la fecha
instrucción en los grados superiores, incluido el Seminario de Santiago. Y aunque el
instituto nacional no vio la luz hasta 1813, Egaña ya había presentado un programa
general al congreso nacional en 1811 y Henríquez publicó su plan de organización
en la Aurora de Chile en junio de 1812. Ver Silva, Raúl. Egaña en la Patria Vieja. 1810-
1814. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1959, pp. 149-155. Efectivamente cuando se
creó se incorporó al nuevo establecimiento el Seminario de Santiago.
29 El 24 de septiembre de 1811 el congreso nacional suprimió los derechos que cobraban
los párrocos por administrar bautismos y matrimonios, y celebrar las honras fúne-
bres y presidir las inhumaciones. Estos derechos constituían una parte importante
del ingreso de los sacerdotes, provocando una fuerte desconfianza del clero hacia la
causa patriota. Ver Encina, Francisco A. Historia de Chile, tomo XI. Editorial Ercilla,
Santiago, 1983, p. 118.
30 En 1811 Carrera expropió la Recoleta Dominica y el convento de San Juan de Dios,
además del convento franciscano de San Diego de Alcalá, para usarlos de cuarteles
para las tropas del ejército. Ver Guarda, Gabriel O.S.B. La edad media… 2016, p. 436.
31 “El 18 de septiembre de 1811, primer aniversario del establecimiento del gobierno
nacional, hubo misa de gracias y Te Deum en la catedral, y correspondió hacer el
sermón al ya mencionado fray José María Torres. Tomó por tema el cántico de María
hermana de Moisés. La esclavitud de Egipto y el Faraón fueron el rey de España y la
dominación española, dominación tiránica e injusta; pues los españoles habían con-
quistado la América sin derecho, y ejercido su imperio con refinada crueldad”. Silva
Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, p. 82.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 21

a su favor provocaron la reacción de José Miguel Carrera, quien intentó


obstaculizar por todos los medios posibles su nombramiento. Antes de
mencionar los esfuerzos que puso el caudillo hace una valoración sobre
este personaje, señalando que es quien “lo manda todo y gobierna como un
déspota”. Esta aseveración no es lejana a la realidad en los momentos en
que escribe Rodríguez Zorrilla, ya que ese mismo día José Miguel Carrera
disolvía el congreso nacional. Este nuevo golpe de Estado gatilló al día
siguiente la renuncia de los otros dos vocales de la junta de gobierno, Ber-
nardo O’Higgins y José Gaspar Marín. Al queda sólo en el poder, el día
13 de diciembre se constituyó en autoridad suprema provisional, cargo
que ejerció casi un mes hasta volver a organizar una junta provisional de
gobierno, que presidió32.
Rodríguez Zorrilla se había opuesto en su momento a la conformación
del congreso nacional y a la influencia revolucionaria de algunos inte-
grantes de la familia Larraín. Pero no considero un triunfo el cierre del
congreso ni en la enemistad que surgió entre José Miguel Carrera y los
Larraín33, ya que temía que la actitud de Carrera fuera más radical que la
del congreso nacional, compuesto también por facciones moderadas. Por
ello señalaba en su carta al arzobispo “mi declarada oposición a su siste-
ma, y de la idea que se ha fijado de no reconocer la autoridad del supremo
consejo de regencia y que de él emana la gracia que se me ha hecho”.
Rodríguez Zorrilla comenta que Carrera buscó dificultar por todos
los medios a su alcance que pudiera asumir el gobierno de la diócesis.
En concreto, relata que inició tres acciones con este fin: interceptar las
reales cédulas con su nominación, apurar la publicación del reglamento
constitucional de 1812 e ir a buscar al obispo de Epifanía a Quillota para
hacerlo nombrar por el cabildo eclesiástico vicario capitular de la dióce-
sis. Para lograr hacerse de las cédulas de nombramiento se apoderó de
la correspondencia de la fragata Resolución procedente del Callao34, sin
lograr encontrar en ella estos documentos. La promulgación del texto
constitucional de 1812, cuyo juramento exigió al cabildo eclesiástico, afec-
taba directamente a Rodríguez Zorrilla, ya que como el mismo explica
a De las Heras “entre otras cosas se prohíbe admitir órdenes, decretos o
providencias de cualquiera autoridad, y tribunales que existan fuera del
territorio de Chile, bajo la pena de ser tratados como reos de estado los

32 Valencia Avaria, Luis. Anales de la… tomo 1, 1986, pp. 430-431.


33 Encina, Francisco A. Historia de Chile…, tomo XI, 1983, pp. 136-141.
34 Esta fragata fondeó en Valparaíso el 16 de agosto de 1812 y en ella venía Felipe del
Castillo Albo, acusado de conspirar contra el gobierno de José Miguel Carrera. Así lo
señala un artículo publicado de oficio en el periódico La Aurora de Chile, de 19 de no-
viembre de 1812, n. 41. Visible en http://www.auroradechile.cl/newtenberg/facsimil/1313/
article-29163.html (fecha de consulta: 08-07-2018)
22 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

que intentasen darles valor”35, quitando validez a las reales cédulas que
contenían su nominación. Por último, la imposición de Andreu y Gue-
rrero como vicario capitular, siendo un manifiesto revolucionario, habría
significado la neutralización de la influencia conservadora de Rodríguez
Zorrilla. Esta última gestión se hacía en los días que escribió la carta a De
las Heras, por lo que manifiesta que desconoce su resultado: “No sé si
(Andreu) entrará en este proyecto, cuyo resultado avisaré oportunamente
a Vuestra Señoría Ilustrísima”.
Tras este relato, que tiene por objeto actualizar al arzobispo De las He-
ras de la situación en Chile, Rodríguez Zorrilla presenta la inquietud que
le lleva a escribir al metropolitano de Lima: los miembros del Cabildo36,
salvó los canónigos Pedro Vivar y Juan Pablo Fretes, le han instado a pre-
sentar a la junta de gobierno la real cédula que contiene su nombramiento
para que ésta dicte el cúmplase y pueda asumir el gobierno de la diócesis,
pero él “ha tenido por conveniente no dar este paso, ni hacer gestión al-
guna hasta que las cosas varíen”. La razón que le lleva a proceder así es
que teme “un sacrílego desacato, por la audacia escandalosa con que se
insulta la soberanía”, es decir que el gobierno desconozca la autoridad del
consejo de regencia respecto a su nombramiento, como se desprende del
artículo 5° del recién aprobado reglamento constitucional, que quita vali-
dez a cualquier orden que emane de una autoridad que se encuentre fue-
ra de Chile. La situación era delicada, ya que en 1810 la junta de gobierno
había impedido la toma de posesión del cargo de gobernador a Francisco
Javier de Elío, designado también por el consejo de regencia, para suceder
al fallecido Luis Muñoz de Guzmán37.
Rodríguez Zorrilla explica su postura haciendo referencia a la carta que
el papa Pío VI38 “dirigió a los arzobispos y obispos de la asamblea nacional

35 Efectivamente el reglamento constitucional de 1812 incluyó un artículo de ese tenor,


el n° 5: “Ningún decreto, providencia u orden, que emane de cualquiera autoridad o
tribunales de fuera del territorio de Chile, tendrá efecto alguno; y los que intentaren
darles valor, serán castigados como reos de Estado”. Ver Valencia Avaria, Luis.
Anales de la…, tomo 1, 1986, p. 49.
36 La actuación de los distintos integrantes del cabildo eclesiástico y de la institución
en su conjunto durante el gobierno de José Miguel Carrera, es analizada con detalle
por Enríquez, Lucrecia. El Patronato en Chile de Carrera a O’Higgins (1812-1824).
Hispania Sacra, LX, 122, España, julio-diciembre 2008, pp. 507-529.
37 Los nombramientos de Francisco Antonio García como de Mateo de Toro y Zam-
brano habían sido interinos. Ante la imposibilidad de que Fernando VII nombrara
un gobernador, lo había hecho el consejo de regencia en su nombre. Ver Encina,
Francisco A. Historia de Chile…, tomo XI, 1983, p. 45. Se debe tener presente que la
junta de gobierno había aceptado la presentación para el cargo de obispo de Martínez
Aldunate, también realizado por el consejo de regencia.
38 Para una reseña del Papa Pío VI se puede ver: Castiglioni, Carlos. Historia de los Pa-
pas (tomo II) desde Bonifacio VIII a Pío XII. Editorial Labor, Barcelona, 1948, pp. 525-538.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 23

de Francia, con motivo de la constitución civil del clero decretada por la


misma asamblea”, donde el Pontífice –recogiendo las enseñanzas de su
antecesor san Gregorio el grande– señala “que es necesario pesar con pru-
dencia las circunstancias críticas de las revoluciones, para no desatar la
lengua en discursos superfluos, e irritar más a los hombres inconsiderados
por la voz de la verdad, y precipitarles a mayores excesos”39. Este texto,
fechado el 10 de marzo de 1791, está dirigido al cardenal Domenico De
La Rochefoucauld, al arzobispo de Aix y a otros que habían firmado la
“Exposición sobre los principios de la Constitución del clero de Francia”,
en respuesta a la carta que ellos le habían enviado el 10 de octubre del año
anterior. La consulta de los obispos franceses se origina en la aprobación
que el 12 de julio de 1790 hizo la asamblea constituyente francesa de una
“constitución civil del clero”, que entre otras medidas establecía una reor-
denación de las diócesis para que coincidieran con los departamentos, cu-
yos ciudadanos elegirían al obispo y a los párrocos. Su contenido fue san-
cionado por el rey Luis XVI y se complementó con dos decretos de fines de
diciembre que obligaban al clero a jurarla bajo las más rigurosas penas, lo
que llevó en la opinión de varios autores a la guerra civil y al cisma40.
El papa Pío VI explica en su breve que quiso tomarse un tiempo antes
de responder –extracto que cita Rodríguez Zorrilla– para ponderar bien los
sucesos que iban ocurriendo y de los que hace un recuento. Concluye el
documento con una condena a los obispos y párrocos que hubieran jurado
la nueva constitución y declara nulas las elecciones realizadas conforme a
ella41. A este primer escrito de Pío VI se suceden varios hasta 1794, en los
que va analizando la situación de la Iglesia en Francia, reiterando las con-
denas, dando normas para quiénes se arrepintieran del juramento y dispo-
siciones para la administración de los sacramentos y a la atención pastoral
de los fieles bajo la persecución de las autoridades republicanas42.

39 Pío VI. Breve Quod Aliquantum de 10 de marzo de 1791. Biblioteca de Publicaciones


del Vaticano, Roma, visible en https://w2.vatican.va/content/pius-vi/it/documents/breve-
quod-aliquantum-10-marzo-1791.html. Fecha de consulta: 11-07-2018) . El texto en la pá-
gina web del Vaticano está en italiano y dice: “Ci parve bene sulle prime, trattandosi di
persone assai sconsiderate e sconsigliate, serbar silenzio con esse per timore che, irritate dalla
voce della verità non si lasciassero trasportare maggiormente ad eccessi anche molto peggiori”.
A continuación está la cita a san Gregorio, a la que hace referencia Rodríguez Zorrilla:
“E giustificato era questo Nostro silenzio dalla autorità di San Gregorio il Grande il quale ci
lasciò scritto «doversi bilanciare con discrezione e prudenza le circostanze dei tempi e delle
vicende, cosicché non si adoperino mai inutilmente le parole, ove sia più vantaggioso il tacere”.
40 Castella, Gastón. Historia de los… 1970, pp. 186-191.
41 Daniel-Rops. La Iglesia de las revoluciones. Luis de Caralt editor, Barcelona, traducción
al castellano de Francisco José Alcántara, 1962, pp. 16-21.
42 Son más de 15 documentos, la gran mayoría de los años 1791 y 1792, visibles en la
web de la Santa Sede: https://w2.vatican.va/content/pius-vi/es.index.1.html (fecha de con-
sulta: 08-07-2018).
24 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

La similitud de su situación es patente con la expuesta por Pío VI en


1790, época que Rodríguez Zorrilla vivió ya siendo sacerdote y cuyos
recuerdos estarían grabados por el impacto que produjeron los sucesos
franceses en todo el mundo, especialmente tras la ejecución de Luis XVI
en enero de 1793. Rodríguez Zorrilla está frente a un texto constitucional
que desconoce a las autoridades que residen fuera del territorio, lo que
podía referirse al rey, a quien debe fidelidad por juramento, y también
al papa. Se debe tener presente que el texto promulgado por Carrera no
incluía el adjetivo “romana”43 al referirse a la religión católica y apostólica
como oficial en su primer artículo44, lo que refuerza esta posibilidad. Y así,
como las autoridades francesas exigieron bajo múltiples penas la jura de
la constitución civil del clero45, Carrera exigió la jura de su reglamento.
Rodríguez Zorrilla no juró el reglamento de Carrera: como explica su
biógrafo Silva Cotapos decidió no asistir a la ceremonia a la que fue ci-
tado el cabildo eclesiástico el 10 de noviembre de 1812, por lo que se le
convoca a jurar al día siguiente. Se excusa por motivos de salud y señala
que Luis Carrera le mostró el reglamento durante su estudio y que, como
sabía que el cabildo eclesiástico lo aprobaba, entendió que el artículo 5°
no podía referirse a cuestiones eclesiásticas. Teniendo presente esto, dice
que aprovecha la ocasión para avisar que ha recibido cédulas reales que le
informan de su presentación como obispo de Santiago y le piden asumir
el gobierno diocesano mientras el Papa confirma su nombramiento:
Yo tengo aceptada la gracia de mi presentación al Sumo Pontífice,
que es el que hace e instituye a los obispos: éste es ya un negocio
espiritual, que sólo pende de Su Santidad, propio y privativo de su
suprema autoridad; y como tal reservado en el artículo 5.° del re-
glamento provisional, cuyo juramento no lo comprende, ni puede
perjudicarme en materia alguna; como ni embarazarme el que ma-
nifieste al cabildo las cédulas de presentación y de ruego y encargo
para su inteligencia, y que en su virtud acuerde lo que tuviere por
conveniente. En cuanto a lo demás yo soy un miembro del estado
sujeto y subordinado al gobierno en todo lo político. Respeto su au-
toridad y seré el primero en dar ejemplo de obediencia y subordina-
ción a sus preceptos46.

43 El obispo de Concepción, Diego Antonio Navarro Martín de Villodres, veía detrás de


esta omisión la influencia del cónsul norteamericano Joel Robert Poinsett, muy cerca-
no a carrera, y la posible entrada del protestantismo en Chile en un futuro no lejano.
Ver Cárcamo, Ulises. La Iglesia y el proceso… 2010, p. 53.
44 En su artículo 1° señala: “La religión Católica y Apostólica es y será siempre la de
Chile”. Ver Valencia Avaria, Luis. Anales de la… tomo 1, 1986, p. 48.
45 Bergier, Nicolás. Diccionario de teología: A-Cur, tomo 1. Imprenta de d. Primitivo
Fuentes, Madrid, España, 1845, pp. 506-507
46 Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, p. 89.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 25

Rodríguez Zorrilla sabía que jugaba una partida arriesgada, poniendo


en una situación incómoda a los miembros de la Junta de Gobierno, al
circunscribir la aceptación de su nombramiento a una cuestión espiritual
más que temporal: “Su respuesta era un desafío a la autoridad política”47.
La argumentación hizo mella en dos miembros de la Junta estuvieron por
aceptar las cédulas –Pedro José Prado Jaraquemada y José Santiago Por-
tales– , pero no en José Miguel Carrera, quien se opuso tenazmente al
reconocimiento, abrió un sumario contra el obispo electo por contravenir
el artículo 5° del Reglamento, le declaró reo de Estado y le desterró a
Mendoza48.
Como ya se ha señalado, en este estado de las cosas, Carrera decidió
no insistir en este punto y partió a Quillota a buscar a Andreu y Guerrero
para colocar en el gobierno diocesano un obispo partidario de su polí-
tica49. La referencia de Rodríguez Zorrilla al breve de Pío VI puede ser
también entendida como una definición de su postura frente a Andreu y
Guerrero si se allanaba a los planes de Carrera, así como Pío VI no cedió
frente a los obispos franceses que apoyaron la constitución civil del clero.
Pero también a la situación que esos días vivía Pío VII, quien prisionero
de Napoleón Bonaparte –el mismo caudillo que dominaba España– tam-
bién prefirió el destierro y la persecución a doblegarse ante los abusos del
poder temporal al espiritual. Por otra parte, es una postura circunscrita
dentro de la mentalidad ilustrada propia de la época, de corte regalista, ya
que al defender la presentación de su candidatura por el consejo de regen-
cia también reconoce el papel del rey en los nombramientos episcopales.
Pero siendo que toda la situación era muy compleja, que no tenía un
apoyo macizo del cabildo eclesiástico, que ni el rey Fernando VII ni el
papa Pío VII estaban en posibilidad de pronunciarse, decide someter su
actuación al perecer del Metropolitano, de un modo que refleja humildad
y una visión profundamente espiritual: “Si mi modo de pensar mereciese
la aprobación de Vuestra Señoría Ilustrísima, será grande mi satisfacción;
y sólo podrá ser mayor si, creyendo Vuestra Señoría Ilustrísima que debo
practicar otra cosa, se dignase prevenírmelo, en el concepto de que las
insinuaciones de Vuestra Señoría Ilustrísima las recibiré y respetaré como
de un oráculo”.

47 Enríquez, Lucrecia. El Patronato en Chile… 2008, p. 516.


48 Guarda, Gabriel O.S.B. La edad media… 2016, p. 414.
49 El mismo Carrera lo relata en su diario militar, como lo cita Barros: “Creí de primera
necesidad, dice el mismo, poner a la cabeza de la iglesia un pastor cuyas ideas libe-
rales ayudaren a nuestra causa. La mitra estaba vacante, i el vicario capitular un ene-
migo declarado del sistema, lo mismo que el coro y las comunidades religiosas. No
había otro arbitrio que traer a la sede episcopal al obispo auxiliar don Rafael Andreu
y Guerrero que estaba en Quillota”. Ver Barros Arana, Diego. Historia General…,
tomo VIII, 1887, p. 600.
26 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Copia de la carta del 2 de diciembre de 181250

IV. La segunda carta, del 20 de enero de 181351

La segunda carta de Rodríguez Zorrilla al arzobispo de Lima está fechada


casi 50 días después de la primera. De su mismo tenor se entiende que
no ha recibido respuesta de la anterior, por lo que comienza haciendo
una breve reseña de lo que le escribió en esa ocasión: “En carta de 2 de
Diciembre último tuve el honor de ofrecer a Vuestra Señoría Ilustrísima
mis respetos… Entonces informé también a Vuestra Señoría Ilustrísima
los arbitrios y pretextos de que se valía el presidente de esta junta don José
Miguel Carrera, para embarazar los efectos de las cédulas de gobierno
expedidas a mi favor…”. La misiva, más larga que la anterior, es un ex-
tenso relato de los últimos hechos sucedidos, marcados por la aceptación
del obispo de Epifanía, Rafael Andreu y Guerrero, a la propuesta que le
hizo José Miguel Carrera de asumir el gobierno eclesiástico de la diócesis.
Como señala Lucrecia Enríquez “Carrera usó a Andréu para neutralizar
al cabildo en sede vacante, imponiéndolo en el gobierno de la diócesis”52.
En esta segunda carta vuelve a ponerse de manifiesto la formación
intelectual y mentalidad jurídica de Rodríguez Zorrilla, quien a través
de diversas argumentaciones va desenmascarando las actitudes de An-
dreu y Carrera que a su juicio atentan contra el orden establecido, con el

50 AAS. FG. Vol. 14. Obispos 1702-1876, pp. 133.


51 Texto completo de la carta en AAS. FG. Vol. 14. Obispos 1702-1876, pp. 135-138v. Una
copia se encuentra en AAS. FG. Vol. 103. Documentos varios 1802-1837, pp. 103 y ss., y
su texto está también recogido en Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915,
pp. 319-324.
52 Enríquez, Lucrecia. El Patronato en Chile… 2008, p. 518.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 27

objeto de pedir al arzobispo De las Heras que exija a Andreu ir a residir


al norte chileno, donde estaba destinado pastoralmente: “desplegando
su autoridad para reprimir, contener y reducir a su deber a este obispo
vago y ambulante, estrechándolo por los medios que tuviere a bien la
circunspecta prudencia de Vuestra Señoría Ilustrísima, a que se restituya
a san Nicolás del Paposo, a cumplir con su obligación, y las órdenes del
rey y del Sumo Pontífice”. Como analizaremos a continuación, el obis-
po tenía obligación de residir en el territorio que se le había encargado
pastoralmente, obligación canónica y civil, ya que estaba recogida por la
legislación indiana53.
Aunque el relato tiene referencias negativas al gobierno de Carrera,
quien ejerce su jurisdicción temporal “con un despotismo escandaloso”,
está centrado –al igual que la primera carta– en la intervención que hace
en los asuntos internos de la Iglesia, ahora a través de Andreu y Guerre-
ro. Rodríguez Zorrilla señala desde los primeros párrafos el peligro que
vislumbra para la Iglesia y la Corona en el actuar de Carrera: “tener a
su disposición, a más de la jurisdicción temporal, también la eclesiástica
y espiritual”. Esta reivindicación del gobernante chileno, la misma que
Napoleón –el principal enemigo de la monarquía española– pretendía en
Europa, era un ataque directo a la organización eclesiástica que servía
para contextualizar todo el relato que presentará a continuación y lograr
convencer al arzobispo de Lima a que acoja la petición que le hará hacia el
final de la carta de separar a Andreu de la ciudad de Santiago.
Para justificar su postura respecto de Andreu expresa que es un deci-
dido partidario de las ideas revolucionarias en América, “funesto inau-
gurador de la pérdida de la España, que se empeña en persuadir que es
inevitable, conociendo que es éste un camino seguro para recomendarse
con las juntas”. La posición de Andreu al respecto no es irreal, ya que
efectivamente en esos meses –las últimas noticias que tendrían de Euro-
pa serían de fines de 1812 y se referirían a la campaña francesa en Ru-
sia– se podía pensar que la caída de la casa Borbón reinante era un hecho
consumado.
Rodríguez Zorrilla lo presenta como un oportunista, que fue a Buenos
Aires a buscar suertes con la Junta de esa ciudad “ansiando porque se le
ingiera en la compañía de farsantes, que hacen papel en la tragedia que
representan”. Este símil lo continúa al referir su ingreso público en la ca-
pital, que relata como si fuera una representación organizada por Carrera
ante un público que debía rendirse frente a la actuación y ambientación
realizada –presencia de una compañía de dragones, repique de campa-

53 Recopilación de leyes de Indias, libro I, título VII, ley II, que establece obligación de
los obispos de vivir en la sede de su circunscripción: “residan personalmente en sus
iglesias”.
28 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

nas, recibimiento por el cabildo eclesiástico–, “pero el pueblo, que lo co-


noce demasiado [se refiere a Andreu], y está instruido muy a fondo de su
historia, miró este nuevo pasaje de ella con una frialdad e indiferencia que
rayaba en el desagrado”. Y, para finalizar esta obra, pasa a la escena final,
marcada por el fracaso del actor principal: “y terminó en desprecio, cuan-
do al día siguiente le vio presentarse en el paseo público de la Alameda,
a vista de un inmenso concurso, con la cucarda tricolor en el sombrero
verde”. Es de notar que hace una referencia explícita al clero de la capital,
que en su mayoría había rehusado usar esa divisa, salvo Juan Pablo Fretes
y otros dos clérigos54.
La analogía de la obra de teatro y la fantasía que conlleva, podría estar
relacionada con el ambiente generado por Carrera en la élite de la capital:
“una época alegre y fastuosa”55. Por ejemplo, pocos meses antes de esta
carta, el 30 de septiembre de 1812, Carrera realizó un suntuoso baile para
celebrar el segundo aniversario de la instalación de la Junta de Gobierno,
en el que dos damas, una chilena y otra española, participaron vestidas de
araucanas. En esa ocasión su hermana Javiera “llevaba en la cabeza una
guirnalda de perlas y diamantes, de las cuales pendía una corona vuelta
al revés, en señal de vencimiento”56.
Pasa luego a describir las diversas presiones que ejerció el gobierno
sobre el Cabildo eclesiástico para apoyar su resolución de entregar el go-
bierno de la diócesis a Andreu: amenazas de expatriación, renuncia for-
zosa del vicario capitular José Antonio Errázuriz ante la Junta, reunión
también bajo presión del cabildo para nombrar nueva autoridad y ex-
clusión del mismo Rodríguez en ella, etc. La solicitud de que Rodríguez
Zorrilla saliera de la reunión del cabildo fue realizada por el presbítero
Juan Pablo Fretes, y éste la acogió “por el bien de la paz, y no entrar en
contestaciones con un sujeto peligroso, y terrible por su carácter osado
y atrevido, que hace de espía de la junta en el cabildo”. Pero antes de
salir, aprovechó la ocasión para hacer presente a los demás canónigos su
postura respecto al tema y recomendar suspendiesen la elección, pedir se
citase a los cabildantes que faltaban para evitar su nulidad y se le diese
un certificado en el que constase la excepción que se le había opuesto
para no participar en la elección.

54 Barros señala que a mediados del año 1812 se creó, junto con la bandera nacional,
una escarapela tricolor que se utilizaba en el sombrero, cuyo uso se fue ampliando
desde los militares a los funcionarios públicos. Alguno clérigos pidieron permiso
para utilizarla y por decreto de 30 de julio se les autorizó su uso y como “en aquellos
días en el que no usar ese distintivo era considerado un signo de hostilidad al gobierno, fueron
muy pocos los que se resistieron a llevarlo; pero antes de mucho fue cayendo en desuso”. Ver
Barros Arana, Diego. Historia General…, tomo VIII, 1887, p. 570.
55 Campos, Fernando. José Miguel Carrera. Editorial Orbe, Santiago, 1974, p. 48.
56 Campos, Fernando. José Miguel… 1974, p. 48.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 29

Como explica Lucrecia Enríquez “A todas luces el nombramiento de


Andreu Guerrero no era legal”57, y así lo hace notar Rodríguez Zorrilla en
su carta al arzobispo De las Heras, donde señala con detalle la argumenta-
ción canónica que ofrece a los demás cabildantes para hacerles considerar
las peticiones recién expuestas. Reproducimos el párrafo ya que es un
claro reflejo de su formación jurídica y del modo como enfoca las circuns-
tancias del momento:
Sin embargo, antes de separarme de la sala capitular, por el interés
con que miro el honor y buen nombre del cabildo, le hice presente
no debía perder de vista para la resolución de la materia que iba a
tratar, el capítulo Quisquis 43 de Elect., y el capítulo Cum terra del
mismo título, en que para refrenar el abuso de la potestad tempo-
ral en 1as elecciones, se declara por el 1°: “que el que consintiere
ser elegido para algún oficio por influjo, violencia, o sugestión de
los jueces laicos, a más de no aprovecharle la elección, por ser ipso
jure nula, y quedar privado del oficio para que se lo hubiese nom-
brado; quede también inhábil para poder obtener sin dispensación
cualquiera otra dignidad; y que los electores queden suspensos
por tres años de oficio y beneficio, y privados asimismo del de-
recho de elegir.” Y en el 2°: “que siendo la libertad de esencia de
toda elección, es írrita y de ningún valor la que se limita y restringe
a determinada persona,” que era lo que intentaba la junta, propo-
niendo sólo en su oficio al obispo de Epifanía para el de vicario
capitular y gobernador de la diócesis, sin embarazarse en que ni
tiene los grados que pide el concilio de Trento para el primer des-
tino, y en que para uno y otro le obstaba la residencia a que está
ligado por el rey y el Sumo Pontífice en San Nicolás del Paposo;
ni en que el mismo Tridentino concede a los cabildos ocho días de
término para las elecciones de vicarios capitulares en los casos que
deben practicarse, para no estrechar al de esta catedral a precipitar
la que por la renuncia del chantre debía hacer, sin darle tiempo
para proceder con la detención y madurez que exige un negocio
de esta importancia, y poder convocar a los capitulares ausentes;
cuya falta de citación, aún prescindiendo de las anteriores consi-
deraciones, inducía una absoluta nulidad en el nombramiento que
se hiciese sin esta previa diligencia.
Las normas citadas son conocidas de los presentes y están incluidas
en los principales manuales sobre la materia de la época. Por ejemplo,
la menciona el Tratado sobre la elección canónica de Fray Pedro María
Passareni de Sextula, publicado en Roma en 1661, que en su capítulo VIII,
dedicado a la elección hecha con abuso del poder secular hace referen-
cia a los dos artículos mencionados por Rodríguez Zorrilla para pedir la

57 Enríquez, Lucrecia. El cabildo eclesiástico… 2007, p. 8.


30 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

suspensión de la elección so pena de nulidad58. De este libro hay constan-


cia que al menos se encontraba en la ciudad de Santiago, en la biblioteca
del convento máximo de san Agustín, con otras obras del mismo autor59.
Como explica el canonista Justo Donoso, los vicios por los cuales adole-
cería de nulidad la elección del vicario capitular pueden referirse a los
electores, al electo o a la elección. Respecto a los vicios de la elección,
señala que entre otros habría nulidad “si no se convocara a un número
considerable de los electores” y “adolecería ésta en fin de nulidad, si no
fuera libre o se hiciera per abusum saecularis potestas”60.
Esta doctrina proviene del concilio de Trento, que en su sesión XXIV
de 11 de noviembre de 1563, bajo el pontificado de Pío IV, estableció va-
rias normas sobre la elección de autoridades eclesiásticas. Entre ellas, en
el capítulo XVI, señala las directrices que se deben seguir para nombrar
vicario durante la vacancia de la sede episcopal: especifica por ejemplo
que el cabildo eclesiástico tiene un plazo de ocho días para proceder a la
elección del vicario, sino “recaiga el derecho de este nombramiento en
el metropolitano”, que el elegido “sea a lo menos doctor o licenciado en
derecho canónico, o por otra parte capaz, en cuanto pueda ser, de esta
comisión”, y que el obispo que finalmente sea promovido a la diócesis
“tome cuenta de los oficios, de la jurisdicción, administración o cualquier
otro empleo de estos… pudiendo castigar a los que hayan delinquido en
el oficio o administración de sus cargos”61.
Como se ve, Rodríguez Zorrilla, al recordar a los miembros del cabildo
eclesiástico estas normas, no sólo los pone en alerta respecto de las condi-
ciones del candidato, sino también de las penas que pueden recaer sobre
los que procedan a la elección viciada. La responsabilidad que tienen es

58 Passerini Propterea, Fr. Petrus Mariae. De electione canonica tractatus. Typis Nicolai
Angeli Tinnafij, Roma, 1661, p. 168. Allí señala: “cap. Quisquis 43 de elect. Ita de hac
electione decernitur. Quisquis electioni de se factae per secularis potestatis abusum consen-
tire praesupserit contra canonicam libertatem, electionis comodo careat, ineligibilis fiat, nec
sine dispesatione ad aliqua valeat elegi dignitatem. Qui vero electione huiusmodi, quam ipso
iure iiritam ese censemus, praesumserint celebrare, ab officiis, beneficiis paenitus suspendatur
per tirennium, eligendi tunc potestate private”. Visible en https://play.google.com/books/re
ader?id=mG7PAlxOOU0C&printsec=frontcover&output=reader&hl=es&pg=GBS.PA168
(fecha de consulta: 21-07-2018).
59 Meltzer, Teodoro. Catálogo del Convento Máximo de San Agustín en Santiago de Chile.
Imprenta y Encuadernación Barcelona, Santiago, 1896, p. 35.
60 Donoso, Justo. Instituciones de Derecho Canónico americano, tomo I. Librería de la Viu-
da de Ch. Bouret, nueva edición, París-México, 1897, pp. 416-417. Aunque el libro
–cuya primera edición es chilena del año 1848– es posterior a los hechos señalados,
recoge la doctrina vigente en la época, la que solo cambió tras la dictación del Código
Canónico de 1917.
61 López de Ayala, Ignacio. El Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento, traducido al
idioma castellano con el texto latino corregido según la edición auténtica de Roma publicada
en 1564. Imprenta de d. Ramón Martin Indar, Barcelona, España, 1847, pp. 314-315.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 31

canónica, pero también civil, ya que como debían saber todos, Felipe II
había ordenado en 1564 la “ejecución y cumplimiento, conservación y de-
fensa de lo ordenado en el Santo Concilio de Trento”62. Y estas normas,
como las demás que se referían a la relación entre la monarquía y la Santa
Sede, debían ser juradas públicamente por los candidatos presentados a
obispos en América63. Mostraba así la contradicción jurídica que vislum-
braba en el comportamiento de José Miguel Carrera, quien en su regla-
mento constitucional reconoce a Fernando VII como rey de Chile, pero
ahora les exige no cumplir sus normas ni juramentos.
Rodríguez Zorrilla actúa con sagacidad, ya que al recordar en su car-
ta estos puntos también le está haciendo ver al arzobispo De las Heras
su propia responsabilidad, tanto canónica como civil, si no tomara nin-
guna medida al respecto. Sin necesidad de señalarlo, tendrían ambos
presentes la recopilación de leyes de Indias, de 1680, que mandaba ex-
presamente “a los Arzobispos de nuestras Indias, que si hubiere negli-
gencia en las sedevacantes y sucedieren casos en que los Metropolita-
nos deben conocer, conforme a derecho Canónico, usen de la facultad y
jurisdicción que le concede, procurando que los Cabildos Eclesiásticos
procedan en todo como conviene”64. En este contexto se comprende el
preámbulo que hace Rodríguez Zorrilla a De las Heras al señalarle: “He
molestado la superior atención de Vuestra Señoría Ilustrísima con esta
cansada relación, porque estoy en el concepto de que sólo la potestad
metropolitana, que tan dignamente ejerce Vuestra Señoría Ilustrísima
sobre las Iglesias de su provincia para corregir los excesos de los obis-
pos sufragáneos, y los abusos y corruptelas en las sedes vacantes, puede
remediar estos males”.
En la carta, luego de exponer las presiones hechas por el gobierno al
cabildo eclesiástico, que tuvieron como resultado la elección de Andreu
y Guerrero como vicario capitular –aunque los cabildantes se reservaron
a ellos el gobierno de la diócesis– pasa a narrar con detalle los esfuerzos
realizados por este personaje para lograr un cargo, “los sinsabores con
que llenó de amargura los últimos días del Ilustrísimo señor obispo fina-
do don Francisco José Marán con motivo de su consagración” como Obis-
po Titular de Epifanía y auxiliar de Santiago, que este último no quiso
realizar por encontrarlo indigno, sus andanzas en Buenos Aires alentando

62 Norma recogida en la Novísima recopilación de Leyes de Castilla de 1805: Novísima


recopilación de leyes de Castilla, libro I, título I, ley XIII. Se trata de una real cédula
promulgada por Felipe II el 12 de julio de 1564, recogida por tanto en la Nueva reco-
pilación de leyes de Castilla de 1567 y en sus sucesivas reediciones hasta la promul-
gación de la Novísima recopilación de 1805.
63 Recopilación de leyes de Indias, libro I, título VII, ley I.
64 Recopilación de leyes de Indias, libro I, título VII, Ley XXXXIX.
32 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

la revolución, y por último su regreso a Santiago al enterarse de la llegada


a Chile del obispo electo José Antonio Martínez de Aldunate, “casi ciego
y en una constitución deplorable”. Aunque esta relación puede resultar
algo cansadora, deja en evidencia la actitud de Andreu, lo que viene a
reforzar la postura en que a juicio de Rodríguez Zorrilla se encuentra De
las Heras: la obligación de intervenir.
Tiene lógica que busque remachar su argumentación a De las Heras,
ya que también debe tener presente que el arzobispo se encuentra canó-
nicamente en una situación difícil, estando el papa Pío VII preso de Na-
poleón. Por ello, es que expresamente le dice que “Si la autoridad de los
sagrados metropolitanos para estas solicitudes en las iglesias sufragáneas
ha sido indudable en todos tiempos; en los presentes es más robusta, más
enérgica y de mayor amplitud, por la falta de comunicación con la Supre-
ma Cabeza de la Iglesia y el doloroso cautiverio su Soberano Pontífice”.
Y a continuación escribe que “Así lo han reconocido las cortes generales
y extraordinarias, pues por cartas que acabo de recibir de Cádiz se me
asegura que en la comisión eclesiástica establecida por las mismas cortes,
se trataba de declarar pertenecía a Vuestra Señoría Ilustrísima, en el caso,
confirmar los obispos presentados para las iglesias vacantes de la provin-
cia”. Esta última frase pareciera ser una insinuación al arzobispo de que el
asumiría el cargo de obispo de Santiago si De las Heras aceptara en nom-
bre del papa prisionero su candidatura. Naturalmente las circunstancias
civiles de Chile no lo permiten, pero deja manifiesta su disponibilidad a
ese procedimiento.

V. La tercera y última carta, de junio de 181465


Aunque Silva Cotapos fecha la carta con un genérico “marzo de 1814”,
por los hechos que se relatan en la misiva tiene que ser posterior. El texto
hace referencia al Tratado de Lircay y a la partida de James Hillyar, co-
mandante del buque Phebe, de Santiago a Buenos Aires. El pacto de Lircay
fue suscrito el 3 de mayo y se entendió vigente hasta mediados de junio,
cuando las fuerzas realistas liberaron a José Miguel Carrera, que estaba
prisionero en Chillán66. Por su parte, Hillyar, quien había hecho de inter-
mediario entre las fuerzas realistas y patriotas para llegar a un acuerdo,
abandonó la capital el 30 de mayo; antes de partir pasó a despedirse de
Rodríguez Zorrilla, visita a la que alude en la carta. Por tanto, lo más pro-
bable es que Rodríguez Zorrilla haya escrito a De las Heras los primeros
días de junio.

65 Texto completo de la carta en Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, pp.
325-329. No hemos encontrado una copia original de esta carta en el archivo histórico
del arzobispado de Santiago.
66 Encina, Francisco A. Historia de Chile…, tomo XII, 1983, p. 115.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 33

El fin de la carta es actualizar al arzobispo de Lima de los aconteci-


mientos ocurridos entre la carta de enero de 1813 y la fecha actual. Se
desprende de su contenido que Rodríguez Zorrilla no sabe de si De las
Heras tuvo conocimiento de sus cartas anteriores, ya que en esos catorce
meses no ha vuelto a escribirle “porque en todo este tiempo ha estado
cerrado el puerto, y con este motivo cortada la correspondencia con esa
capital” y él ha estado “separado de mi casa, confinado a varios pun-
tos corriendo la deshecha borrasca de la más cruda persecución y sus
funestas consecuencias”, motivos que explican a la vez que no hubiera
recibido respuesta aunque el arzobispo la hubiera enviado, como de he-
cho ocurrió.
Cuenta con detalle que Carrera ordenó su destierro a Mendoza, que
por mala salud fue confinado lejos de Santiago, a la hacienda de “uno
de los principales corifeos del sistema revolucionario”, donde estuvo tres
meses hasta que se le permitió regresar a su quinta a las afueras de Santia-
go. Allí permanecería hasta octubre de 1814, cuando el general Mariano
Osorio, tras el triunfo realista de Rancagua, lo fue a buscar para reponer
en el gobierno eclesiástico de la diócesis. Como cuenta Rodríguez Zorrilla
a De las Heras, sólo en una ocasión fue a Santiago, para renovar la publi-
cación de la santa bula en su calidad de comisario eclesiástico.
Relata la ilusión con la que se enteró de la expedición de Gabino Gain-
za, “a la vista de los progresos de las armas del rey, que habían vuelto a
recuperar el puerto de Talcaguano, y la ciudad de Concepción, y tenían
sometidos todos los partidos de la comprehención de aquella provincia,
hallándose al mismo tiempo en la ciudad de Talca”, perteneciente a la
jurisdicción de su obispado. Sigue haciendo un relato de los hechos, para
detenerse en la gestión realizada por el comodoro del buque Phebe James
Hillyar, que tuvo como fruto la suscripción del Tratado de Lircay el 3 de
mayo de 1814. Aquí expresa su perplejidad ante las cláusulas acordadas
por el general Gainza: “Sería temeridad persuadirse que el general Gaín-
za haya hecho un criminal abuso de las que se le confiaron, y dudar de
la rectitud de sus intenciones y deseo del acierto”, para concluir que “o
fué sorprendido o (y es lo más seguro) que todavía no ha llegado el día
señalado por la Providencia para la plena efusión de las misericordias del
Señor sobre este reino”.
Tras estas consideraciones se despide señalando que anexará un relato
con “la conducta que ha observado en esta época infeliz el obispo auxi-
liar don Rafael Andreu y Guerrero, de que conviene tenga exacta noti-
cia Vuestra Excelencia Ilustrísima”. Silva hace referencia a un texto que
acompaña el borrador de la carta de Rodríguez Zorrilla, señalando que
34 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

“se ignora si el obispo lo incluyó en la carta original”67. En escrito comien-


za diciendo:
Para que, con su alta representación, y respetables informes al su-
premo gobierno de la nación, se frustrasen los quiméricos proyectos
de este embaucador, de esta fantasma episcopal que, si está despro-
visto de la ciencia e instrucción que exige su ministerio, pues ignora
aún lo que debe saber un simple sacerdote, tiene arte y sagacidad
para seducir, y toda la superchería necesaria para alucinar, y condu-
cir las ideas por caminos oblicuos y tortuosos, al fin que se propone.
No sin razón decía esta diatriba Rodríguez Zorrilla, ya que Andreu no
contaba con los títulos de Doctor en Derecho canónico o al menos licen-
ciado, que como mencionábamos exigía el Concilio de Trento para asumir
el cargo de vicario capitular. Así lo señala también algunos autores: “An-
dreu Guerrero no cumplía con los requisitos del concilio de Trento para
convertirse en vicario capitular por no tener el grado ni de doctor ni de
licenciado”68.
El anexo continúa como si se tratara de un desahogo, citando varias
obras que vuelven a dar cuenta de la formación intelectual y mentalidad
jurídica de Rodríguez Zorrilla:
No en vano declamaron los padres del concilio de Trento contra la
institución de estos obispos titulares, a quienes un moderno escritor
denomina Ombratiles Episcopi: y Luis Carranza, en su tratado de Re-
sidencia Episcoporum calificó de monstruos; Hos Episcopos Titulares vo-
care, non dubitarem monstra a quibus vexatur Eclessia” dice Van Espen,
citando a este autor cuando trata de aquella especie de obispos en su
1ª parte, títul° 15. cap.° 13; lo que yo no entiendo con esa generali-
dad, sino sólo de los titulares que se comportan como el de Epifanía,
y no obedecen lo dispuesto por la Santidad de Pío IV en su decreto
publicado el año 1565, en que da reglas, y ordena lo conveniente para
contenerlos en su deber, y sujetarlos a la sagrada ley de la residencia,
que ha abandonado el auxiliar, por andar vagando con desdoro y
vilipendio del Episcopado, mezclándose en negocios que no le in-
cumben, con perturbación de la Iglesia y del estallo, faltando a la fe
jurada al soberano, y fomentando la rebelión con el mayor empeño.
No hemos logrado encontrar al “moderno escritor” que caracteriza a
los obispos sin sede como en las sombras. El manual de Carranza es un
antiguo texto publicado en Venecia en 1547 y Zeger Bernard van Espen
es un sacerdote partidario del regalismo, que publicó en 1700 su obra Ius
ecclesiasticum universum, de gran influencia en España. Antonio Mestre
explica que fue estudiado en universidades y seminarios españoles a fines

67 Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, p. 328.


68 Enríquez, Lucrecia. El cabildo eclesiástico… 2007, p. 8.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 35

del siglo XVIII, con apoyo de la Corona: “En consecuencia, resulta evi-
dente que el clero poseía, leía y conocía el pensamiento de Van Espen”69;
Mario Góngora también señala que la obra de Van Espen fue un texto de
consulta fundamental para los catedráticos de universidades españolas
e indianas70. No llama por tanto la atención que Rodríguez Zorrilla co-
nociera su doctrina: se debe tener presente que Rodríguez Zorrilla fue
protegido y secretario del obispo Alday, cuya biblioteca era una de las
colecciones particulares más extensas de Chile, con más de 2.000 volúme-
nes71, y alumno del colegio máximo de san Miguel de los jesuitas, “cuya
biblioteca era, sin disputa, la más valiosa que existía en Chile en aquel
tiempo”72. Respecto a las normas de Pío IV ya hemos hecho referencia de
las obligaciones establecidas por el Concilio de Trento respecto a la resi-
dencia de los obispos.
Bernardino Bravo explica en Episcopologio chileno que Rodríguez
Zorrilla era regalista, “un hombre que ha visto y vivido el regalismo tra-
dicional indiano en su mejor época”73, y por eso no debe extrañar que cite
a autores que defienden esta postura. Más si se tiene presente que sus
doctrinas hacen referencia a los nombramientos episcopales, como es en
el caso de Van Espen: “en los momentos de crisis en la constitución jerár-
quica de la Iglesia (así en España en 1799 y durante las cortes de Cádiz;
en América durante toda la época crítica de la Independencia) los dictá-
menes de Van Espen relativos al cisma de Utrecht, sus tesis favorables a
la designación y consagración de los Obispos aún sin confirmación papal,
juegan un papel importante”74. Pero como aclara Bravo, Rodríguez Zo-
rrilla debió enfrentar la aparición de otro tipo de regalismo influenciado
por los ideales de la Ilustración irreligiosa francesa, que no comparte y
considera contrapuesto a su pensamiento y tradición. Este doble sentido
del regalismo permite entender mejor la posible contradicción que para
un investigador moderno pueden comportar las posturas de algunas au-
toridades eclesiásticas de la época –como Rodríguez Zorrilla en sus car-
tas– que defienden su posición con algunos argumentos de naturaleza re-

69 Mestre Sanchis, Antonio. La influencia del pensamiento de Van Espen en la España


del siglo XVIII. Revista de Historia Moderna, Anales de la Universidad de Alicante 19.
Alicante, España, 2001, p. 45. Visible en https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/1430/1/
RHM_19_14.pdf (consulta 28-07-2018).
70 Góngora, Mario. Estudios sobre el galicanismo y la ilustración católica en América
española. Revista chilena de Historia y Geografía 125, Santiago, 1957, p. 124.
71 Thayer, Tomas. Las bibliotecas coloniales de Chile. Revista de bibliografía chilena y ex-
tranjera 5. Santiago, mayo, 1913, p. 150. Visible en http://www.memoriachilena.cl/archi-
vos2/pdfs/MC0013871.pdf (fecha de consulta: 29-07-2018).
72 Thayer, Tomas. Las bibliotecas coloniales… 1913, p. 141.
73 Bravo Lira, Bernardino. José Santiago Rodríguez… 1992, p. 183.
74 Góngora, Mario. Estudios sobre el… 1957, p. 124.
36 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

galista y al mismo tiempo sostienen con firmeza los derechos de la Iglesia


frente a los abusos del poder secular. También se entiende así que algunos
historiadores destaquen el rechazo de Rodríguez Zorrilla frente al movi-
miento juntista patrio, amparado en su formación regalista tradicional, y
otros su lucha contra el gobierno patriota, que se podría entender como
una defensa de la autonomía eclesiástica respecto del Estado.

VI. Valoración literaria de las cartas


Las tres cartas de Rodríguez Zorrilla al arzobispo De las Heras tienen un
estilo llano, sin figuras literarias barrocas ni juegos de palabras. Al mismo
tiempo, son de gran precisión histórica, al analizar su contenido a la luz
de los sucesos de aquellos años recogidos por la historiografía nacional.
Podemos concluir que son un claro reflejo de la mentalidad ilustrada y
racionalista que surge en el siglo XVIII –limpia, ordenada, sobria y diáfa-
na en sus expresiones literarias y artísticas– que se contrapone a las ma-
nifestaciones más floridas del estilo barroco predominante antes: “no se
ahoga en la enumeración ni se pierde en los detalles ni se enreda en la
argumentación”75. Su ilustración es la propia de un intelectual formado
antes de que surgiera el Romanticismo, ya que en su escritura no hay ma-
yores giros intimistas ni valoraciones personales.
En los textos se nota un claro predominio de su formación jurídica, con
citas precisas de textos canónicos y civiles. Pero, junto con este profundo
sustrato de conocimientos legales, hay referencias a una cultura literaria
e histórica amplia76. Usa analogías, como la de la representación teatral
consignada en su carta del 20 de enero de 1813, o la comparación que hace
de José Miguel Carrera con el cónsul romano Mario, “aquel nuevo Mario”
lo llama en su tercera y última carta77. Además, presenta un estilo correcto
en sus referencias a las personas, sin caer en mayores excesos, tanto de
adulación al arzobispo de Lima como de crítica a Carrera o Andreu, a
pesar de dejar claro su pensamiento negativo respecto a ellos.
Otro aspecto literario a analizar es su capacidad de persuasión. Está
presente, especialmente en la primera y segunda carta, en las que escribe
con el fin específico de pedir luces y lograr que De las Heras obligue a An-
dreu a residir en su sede de Paposo. Razona con destreza, entrelazando
el relato de los hechos con los argumentos jurídicos y teológicos que ve

75 Bravo Lira, Bernardino. José Santiago Rodríguez… 1992, p. 287.


76 Bernardino Bravo destaca este punto señalando diversos autores que cita en sus
múltiples escritos, ver Bravo Lira, Bernardino. José Santiago Rodríguez… 1992, pp.
287-288.
77 Debía conocer su figura por las obras históricas del Colegio máximo de San Miguel,
que contaba con más de 100 obras de este género además de 130 biografías. Ver Tha-
yer, Tomas. Las bibliotecas coloniales… 1913, p. 142.
2018] Tres cartas de la Patria Vieja... 37

conveniente. Me parece que especialmente acertado su modo de presen-


tar, en la segunda carta, su explicación al Cabildo eclesiástico de Santiago
para pedir que aplacen la elección de un nuevo vicario capitular, en la que
también recuerda con delicadeza al arzobispo sus deberes. Estos racioci-
nios reflejan una mente inteligente y clara.
El valor de su capacidad de persuasión es conocido por la reacción
del arzobispo de Lima, quien efectivamente declaró nula la elección de
Andreu como vicario capitular el 22 de abril de 1813 y “le exhortaba y
mandaba en caso necesario como metropolitano, que dentro del término
de quince días que le fuese notificada esta providencia pasase a residir y
residiese real y formalmente en Paposo”78. Rodríguez Zorrilla no pudo
conocer de esta decisión ya que De las Heras no tenía comunicación con
la ciudad de Santiago; ideó para hacerla llegar a Rodríguez Zorrilla su
publicación en La Gaceta de Lima, algunos de cuyos ejemplares envió con
las tropas del brigadier Pareja a Chile79.

Conclusiones finales
La primera conclusión, es que la lectura y análisis de las tres cartas escritas
por Rodríguez Zorrilla al arzobispo de Lima dan luces para conocer
con más profundidad su pensamiento y formación intelectual. También
permiten aquilatar mejor su talante humano y su prudencia, al tener que
enfrentar situaciones del todo novedosas con riesgo grave de su persona
y de la defensa de los valores en que había sido enseñado80. Del contenido
de las cartas se desprenden las características con las que sus biógrafos lo
han descrito, por ejemplo Bravo al señalar que era “un hombre de honor”,
de “carácter firme, notable flexibilidad y tenacidad a toda prueba” y que
“aparte de su piedad, todos los testimonios convienen en ponderar su
doctrina”81.
Una segunda conclusión es la complejidad que presenta la relación
entre la Iglesia y el Estado durante los años de la independencia. Gracias
a estas cartas es posible adentrarse en una serie de detalles, tanto fácticos
como jurídicos y personales, que permiten entender mejor los procesos que
debieron enfrentar aquéllos a quienes les tocó vivir esos intensos años. No
se pueden reducir las posturas a una simple contraponer patriota y realista,

78 Guarda, Gabriel O.S.B. La edad media… 2016, p. 401.


79 Silva Cotapos, Carlos. Don José Santiago… 1915, p. 102.
80 Como señala Bernardino Bravo al ponderar la biografía que hace Carlos Silva en
1915, “por primera vez hace un examen de los problemas canónicos y teológicos
envueltos en las relaciones entre Rodríguez Zorrilla y los gobernantes de su tiem-
po. De esta manera, descubre, por así decirlo, otra faceta del personaje: el obispo se
encuentra en una situación sumamente incierta”. Ver Bravo Lira, Bernardino. José
Santiago Rodríguez… 1992, pp. 185-186.
81 Bravo Lira, Bernardino. José Santiago Rodríguez… 1992, pp. 285-287.
o regalista y defensor de los derechos eclesiásticos. A las dificultades del
momento se deben añadir las demoras en la correspondencia y otras
falencias de la comunicación, que hacen difícil al hombre moderno
entender los tiempos requeridos para definir una postura y comprender
una situación que iba más allá de las fronteras del reino.
Una tercera conclusión se relaciona con la complementariedad entre
normas canónicas y civiles, entre el ordenamiento propio de la Iglesia
y del Estado. Ambos se entrelazan en Chile desde los tiempos de la
conquista, y la correcta comprensión de los sucesos de la emancipación
requiere un conocimiento de esta doble realidad jurídica. Comprensión
que no sólo es necesaria hoy para entender el relato de los hechos, sino
que era imprescindible en esos años para tomar decisiones correctas. En
este sentido, el apego a la ley mostrado por Rodríguez Zorrilla refleja una
postura más acertada que los continuos desvaríos de Andreu y Guerrero,
o los errores en la materia cometidos por Carrera, que buscó dominar las
autoridades religiosas sin entender del todo su papel en la escena.
Una cuarta y última conclusión es visualizar la completa preparación
intelectual y académica que podía llegar a tener una persona nacida y
educada en Chile: hasta 1817 Rodríguez Zorrilla sólo había salido de
Chile en una ocasión, al virreinato del Perú entre 1771 y 1773. Su carrera
académica y eclesiástica no refleja el oportunismo propio de una persona
frívola, sino el premio a una vida de esfuerzos y de trabajo, una inteligencia
clara y un entorno que permitió el desarrollo de sus dotes humanas en
plenitud. Es decir, se puede señalar, que la preparación universitaria
recibida en universidades del último rincón del imperio español y su
praxis con obispos residentes en un reino pobre y alejado como Chile,
eran una preparación suficiente para que una persona esforzada pudiera
destacar y su figura ser proyectada en el tiempo.
Yo admiro la especialidad de su carácter, de ese carácter elevado que
muchos de vosotros conocisteis, y que jamás se desmintió durante
el largo curso de su vida mortal. Benéfico en la prosperidad, firme
y constante en la adversidad, amable y afectuoso con sus amigos,
noble y generoso con sus enemigos, hombre de corazón y de
inteligencia superior, de convicciones profundas y vasta erudición
en las ciencias sagradas y eclesiásticas, y, sobretodo, de acendrada
piedad, el Sr. Rodríguez fue un pastor digno de su alta misión y
mejor suerte82.

82 Orrego, José Manuel. Elogio fúnebre. A la memoria del Ilmo. Sr. Obispo de Santiago
Dr. D. José Santiago Rodríguez Zorrilla. Catedral de Santiago, 30 de diciembre de
1852. Oradores sagrados chilenos, selección de Manuel Antonio Román. Biblioteca de
escritores de Chile, Imprenta Barcelona, Santiago, 1913, p. 902.
EL CONGRESO EUCARÍSTICO: LA PARTICULAR ACCIÓN
ECLESIAL COMO STATIO ORBIS AL INTERIOR DEL TRÁN-
SITO DESDE UNA SOCIEDAD CONFESIONAL HACIA UNA
ACONFESIONAL

Misael Camus I.1

Resumen
El estudio presenta el origen y desarrollo de los Congresos Eucarísticos
como el medio pastoral, para enfrentar los desafíos que presentaron los
procesos pos revolución francesa. Estos procesos instalaron y consolidaron
el surgimiento de una sociedad aconfesional en materia religiosa. El hilo
conductor del estudio se elabora en la descripción del contenido pastoral
de los congresos y como éstos expresan el esfuerzo eclesial para responder
a los desafíos que presentó la dinámica de transición social y cultural a la
vida eclesial.
En este tránsito histórico los Congresos Eucarísticos se constituyeron en la
actividad eclesial de mayor impacto desde una sociedad confesional a otra
aconfesional. Por otra parte, se subraya como a partir de los años veinte del
siglo XX, la Acción Católica emergió como el instrumento pastoral tanto en
la sostenibilidad organizacional como material de los congresos.
Palabras claves: congreso eucarístico, acción católica, pontificado, cultura moderna.

Abstract
The study discloses the origin and the development of the Eucharistic Con-
gresses as the pastoral instrument employed to face the challenges posed
by post-French revolution processes. These processes installed and consol-
idated a non-denominational society in religious terms. The description of
the pastoral content of the congresses and how they express the ecclesial
effort made in response to the challenges presented by the dynamics of
social and cultural transition constitute the guiding thread of this study.
In this historical transition from a denominational to a non-denomination-
al society, the Eucharistic Congresses became the most influential pastoral
activity. Apart from that, since the 1920´s the Catholic Action appeared
as the essential pastoral instrument to support the Eucharistic Congresses
both in organizational and material terms.
Keywords: Eucharistic Congress, Catholic Action, Pontificate, Modern Culture.

1 Dr. en Historia de la Iglesia. Universidad Católica del Norte. E-Mail: mcamus@ucn.cl.


40 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Introducción

El trabajo ofrece un análisis histórico en perspectiva teológico pastoral de


esta institución pastoral: el Congreso Eucarístico. En esta institución pas-
toral convergen dos surcos de la acción de la iglesia: por una parte, sitúa
uno de los contenidos dogmáticos nucleares de la teología católica, como
es afirmar la presencia de Dios-Hijo en la Eucaristía y, dos, discriminar
como esta instancia ha sido sede de la reflexión teológica pastoral perma-
nente, en sus implicancias sociales, espirituales, eclesiales.
El estudio busca describir el lugar que esta acción eclesial ha tenido
ante el desafío que ha suscitado el tránsito histórico de Occidente, esto es,
transitar desde una sociedad oficialmente cristiana hacia otra de pluralis-
mo religioso. En otros conceptos, desde una sociedad confesional hacia
otra aconfesional.
Este tránsito del religioso vivido en un nuevo marco institucional religioso
tiene matices en sus múltiples dimensiones, esto es, en lo litúrgico, ecle-
siológico, espiritual, normativo, entre las principales.
Este trabajo se circunscribe a la acción eclesial de la iglesia católica,
ante los desafíos de una sociedad que se desacraliza y se descristianiza; se
seculariza y se laiciza. La investigación sitúa este proceso en el marco post
revolución francesa, con las implicancias que ella ha conllevado, como:
instalar un Estado de ciudadanos autónomos, aconfesionales, y desde allí
construir una sociedad en el solo pilar normativo positivo, el cual conci-
be al individuo entre dos polos, es decir, como sujeto con unas garantías
individuales reguladas por un concepto amplísimo de bien común, y el
bienestar social y económico sustentado en una cultura científico-técnica.
En este contexto, el contenido de la trascendencia, se conceptualiza como
una opción subjetiva2.
En las últimas décadas del siglo XIX se aprecia en todo Occidente este
tránsito con claridad y con un dinamismo provocador o agresivo. Las
estructuras eclesiales y la doctrina católica fueron puesta en entredicho:
por una cultura agnóstica, con expresiones en algunos casos de ateísmo
formal; por la consolidación de los procesos de separación Iglesia-Estado
cuya nota principal fue mostrarse un proceso irreversible; y, la construc-
ción de la polis sin referentes ético y moral religiosa, sino por un derecho
positivo y un conjunto de principios morales mínimos.
Es en este el contexto que el entredicho con la iglesia se acuñó de ma-
nera evidente o manifiesta en la doctrina mariana, en aquella de la doc-
trina eucarística y en las distintas dimensiones de la doctrina petrina. El

2 Análisis multidimensional de este tránsito y del actual estado del arte de estos proce-
sos históricos los recoge Ulrich Beck. I rischi della libertà. Editorial Il Mulino. Bolonia,
2000, 195 pp. Este texto es una selección de ensayos del autor que ha publicado entre
1994 a 1997.
2018] El Congreso Eucarístico... 41

magisterio de los pontificados de Gregorio XVI y Pío IX explicitan estás


tensiones en las múltiples expresiones: la Proclamación del dogma de la
Inmaculada Concepción de María, la Encíclica Quanta cura con el cono-
cido Anexo Sillabus, y, la más elocuente, la convocación y celebración del
Concilio Vaticano I a fines del año 1868 y parte del 18693.
El trabajo se articula en varios apartados: conocer los antecedentes y
origen de la acción eclesial congresos eucarísticos; comprender el desarrollo
de la conceptualización del formato del congreso, a través de la descrip-
ción de las circunstancias de algunos congresos que prueban y significan
la complejidad de ese desarrollo; situar y mostrar los congresos eucarís-
ticos internacionales convocados y celebrados en el contexto latinoame-
ricano; conocer y comprender el desarrollo de los congresos nacionales
y diocesanos, estos últimos con énfasis en el norte. Se culmina con unas
observaciones conclusivas teológico pastorales.

I. Antecedentes: origen, contenidos y fines


Los Congresos Eucarísticos tuvieron su origen en Francia en la segunda
mitad del siglo XIX. Fue la Srta. Emilia Tamisier (1834-1910), quien si-
guiendo la inspiración de San Pedro Julián Eymard (1811-1868), llamado
“el Apóstol de la Eucaristía” tomó la iniciativa de organizar, con la ayuda
de otros laicos, sacerdotes y obispos, y con la bendición del Papa León
XIII, el primer Congreso Eucarístico Internacional en Lille.
El tema central del congreso fue: La Eucaristía salva el mundo. De este
modo se pensó que en la renovación de la fe en Cristo, presente en la Eu-
caristía, como acción pastoral ante la ignorancia e indiferencia religiosa.
En el s. XIX el culto eucarístico se expresaba particularmente en la ado-
ración solemne y en grandes procesiones que manifestaban el triunfo de
la Eucaristía: se promovieron cofradías, como la asociación de la adora-
ción perpetúa en 1883, la congregación de los Sacerdotes del Santísimo
Sacramento, o las Hermanas de la Adoración Perpetua. En Roma en 1902
surgió la Asociación de pajes del Santísimo Sacramento del altar, para ni-
ños de 4 a 14 años. Un apoyo solemne a este desarrollo lo dio el papa León
XIII con la promulgación de la Encíclica Mirae caritas (28 de mayo 1902),
en la cual apoya y confirma las instituciones eucarísticas, y con gran su-
tileza otea el futuro, indicando que para la iglesia siempre ha deseado
que “en toda misa los fieles presentes se acerquen a la mesa del Señor”
(cf. ASS. León XIII, Enc. M. caritas, 641-644). La práctica de la comunión
frecuente entraba en su fase definitiva.

3 Una síntesis precisa con abundante referencias bibliográficas en Martina, Giacomo.


La Chiesa nell’età del liberalismo. Brescia, 1988, vol. 3, parte 2 La Chiesa e il Regimen libe-
ral, capítulo 2 acerca de la separación Iglesia/Estado y la Chiesa e il liberalismo, apartados
Il Sillabo y el Concilio Vaticano I.
42 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Desde el pontificado de San Pío X, con la promulgación de los Decretos


apostólicos, sobre la comunión frecuente Sacra Tridentina Synodus (1905)
y sobre la comunión de los niños Quam singularis (1910), se incorporó tan-
to en la preparación como en la celebración de los Congresos la comu-
nión frecuente de los adultos y la primera comunión de los niños. De este
modo los Congresos Eucarísticos fueron la principal fuerza dinamizadora
de esta reforma litúrgica4.
Una síntesis histórica y teológica pastoral sobre el alcance de los con-
gresos eucarísticos la ofrece el historiador R. Aubert, en un breve artículo
publicado en la Revista Concilium del año 1965. Los aspectos principales
que el autor expone, en este trabajo han sido articulados con un énfasis en
curso temporal, bajo el término de fases, se subrayan5:
- La primera fase fue utilizar la renaciente tradición de las peregrina-
ciones a santuarios, motivados por un milagro eucarístico. R. Aubert
afirma que esta renovación de la devoción eucarística era una “reac-
ción contra la severidad jansenista y los ataques del ateísmo…”
- El trabajo apostólico y perseverante de la laica, señorita Emilia Ta-
misier, apoyada por uno de los principales promotores de la devo-
ción eucarística en Francia, Mons. Gastón de Segur, lograron incu-
bar una nueva fase a las peregrinaciones particulares, convocando
a manifestaciones grandiosas, cuya orientación era hacer sensible a
las masas indiferentes la presencia eucarística, al mismo tiempo que
procurar a los católicos intimidados por la persecución la toma de
conciencia de su número y de su fuerza. En este contexto difícil en
lo logístico, se preparó el primer Congreso Internacional a Lille, en
1881. Un benefactor laico e industrial de Lille, señor Philibert Vrau,
aportaron en los contenidos logísticos.
- En el año 1885, en el Congreso de Friburgo los congresos van conso-
lidando la dimensión internacional propiamente.
- En 1893, con el VIII Congreso en Jerusalén es evidente que se está
ante una nueva fase. Este es un avance significativo, tanto por la
ampliación -sale de Europa- como por la intervención más directa
de la S. Sede, en la organización. León XIII se hace representar por
un Legado Pontifico, el cardenal Langénieux, arzobispo de Reims.
Este Congreso de 1893 marca una pauta importante. La convocación a
Jerusalén y la invitación a comunidades ortodoxas constituyeron un signo
relevante de acercamiento, pero en clave pre Concilio Vaticano II, es decir,
en un contexto aún fuera del horizonte de las relaciones ecuménicas. En

4 Köhler, Osk. Formas de Religiosidad, en Manual de Historia de la Iglesia (Dirigido por


H. Jedin). Barcelona, 1978, t. VIII, pp. 371-387.
5 Aubert, R. Los congresos eucarísticos de León XIII a Pablo VI, en Concilium 1 (1965), pp.
128-136.
2018] El Congreso Eucarístico... 43

este Congreso por primera vez lo preside un legado pontificio, asistieron


50 obispos latinos, y 18 orientales uníatas.
En este Congreso se proponen –a modo de conclusiones– interesantes
propuestas, en el plano de la liturgia, entre ellas: “El congreso sometió
al papa ocho desiderata, entre ellas, adoptar oraciones eucarísticas de las
liturgias orientales en los respectivos manuales del catolicismo romano,
incitar a redactar estudios sobre problemas religiosos de las iglesias orien-
tales bajo el aspecto de la unión de las Iglesias, profundizar las relaciones
entre los fieles de Oriente y Occidente y sus pastores”6.
- Con la elección de Pío X se generó un cambio de fase en el fondo y en
la organización de los congresos. Pío X decide que el XXV Congreso se
realice en Roma en 1905, y que será presidido por el papa.
Con esta fase inaugurada por Pío X fueron significativos los Congresos
de Metz (1907), Londres (1908), y Colonia (1909), todos son países con
mayoría protestante.
Un efecto natural del cambio de fase fue que los Congresos tomaron
fuerza a nivel local, esto es, se celebran en distintas diócesis del mundo,
asunto que incrementó rápidamente los Congresos nacionales y diocesa-
nos. Por lo anterior, se hizo necesario distinguirlos de los internacionales.
- El Congreso de 1924 en Amsterdam se observa el cambio de orienta-
ción teológica, si en las primeras décadas se subraya la “realeza social
de Cristo en la Eucaristía”; desde esta nueva fecha el objetivo último
de los Congresos va cediendo a un nuevo contenido: la reivindicación
de la iglesia ante el Estado laico, además de celebrarse en ambientes
protestantes. En esta línea se comprenden los Congresos de Chica-
go (1926), Sídney (1928), Cartago (1932).
- En el periodo post II guerra mundial, se abrió decididamente una fase
a modo de ante sale al Concilio Vaticano II: en 1960 el Congreso de Mó-
naco de Baviera, se celebró en un ambiente ecuménico. El papa Juan
XXIII, en esta “estación del mundo” encomendó el éxito del Concilio
Vaticano II, motivando que en los contenidos del Congreso se trata-
ran “las leyes sociales y las costumbres sean conformes a las leyes cristia-
nas, y los matrimonios vivan de manera santa”.
Desde el 37 Congreso celebrado en Mónaco en 1960, los C. E. Inter-
nacionales se llamaron Statio Orbis (propuesta del liturgista Josef
Jungmann, SJ), con la celebración de la Eucaristía como centro y
vértice culminante de todas las diversas manifestaciones y formas
de devoción eucarística.

6 Stasiewski, Bernhard. Esperanzas de unión. Las iglesias orientales autónomas y las unidas
a Roma, en Manual de historia de la Iglesia (Dirigido por H. Jedin). Barcelona, 1978, t.
VIII, p. 479
44 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

- La última fase está inspirada en el Concilio Vaticano II (1962-1965): los


Congresos se entienden o se genera la recepción del acontecimiento
como una Pausa (Statio) de la Iglesia y un gesto de comunión. Con el
Concilio se redescubre la dimensión social que tiene la Eucaristía, y
la necesidad de fuertes gestos de comunión y solidaridad cristiana,
a nivel mundial, nacional, diocesano y parroquial. Así que los con-
gresos comenzaron a tomar su lema y su tema de los problemas que se
sentían como urgentes en el mundo.
El Concilio Vaticano II, por medio de varios documentos, como la
Constitución Sacrosanctum Concilium en 1963, la Instrucción Eucharisticum
mysterium de 1967 (n.67) y de manera particular el Ritual Romano De sacra
communione et de cultu mysterii eucaristici extra Missam de 1973 (nn. 109-
112), delinean la nueva imagen e indican los criterios para la preparación
y celebración de los congresos eucarísticos, que desde aquel momento en
adelante estarán abiertos a los problemas del mundo contemporáneo, al
ecumenismo y también, en la preparación, al diálogo inter-religioso.
Dice el Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto Eucarístico fuera de
la Misa (RCFM):“Los congresos eucarísticos, que surgieron recientemente
en la vida de la Iglesia como una peculiar manifestación del culto eucarís-
tico, deben considerarse como una estación a la que la comunidad local invita
a toda la diócesis, o una diócesis invita a las demás diócesis de toda una
región, nación o aun de todo el mundo, para que unánimemente se dedi-
quen a considerar con mayor profundidad un determinado aspecto del
Misterio Eucarístico, y a venerarlo públicamente con vínculos de caridad
y de unidad. Es necesario que estos congresos sean un signo auténtico de
fe y caridad, por la plena participación de la Iglesia local y por la manifes-
tación de la unión con las demás Iglesias” (RCFM 109).
Desde este conjunto de orientaciones se subraya que en los congresos:
- Se busca «instaurar el Reino social de Cristo en el mundo». “Se
atienda la cuidadosa búsqueda de iniciativas y la diligente realiza-
ción de obras sociales, de manera que la Mesa eucarística suponga
la solidaridad y la participación con los pobres y el anuncio de un
mundo más justo en espera de la venida del Señor” (Comité Pontifi-
cio para los Congresos Eucarísticos, Estatutos, art. 20).
La evidencia de la nueva impronta de los Congresos se tiene el 38 C. E.
Internacional en la India, celebrado en 1966, entre el 2 al 5 de noviembre,
cuya clausura se realizó en la ciudad de Bombay. Aún más relevante es
la presencia en estos días del Pablo VI. El significado de esta visita con el
respaldo del Congreso es la puesta en práctica del Decreto sobre las re-
laciones interreligiosas. En este caso con el hinduismo. El otro Congreso
Internacional que Pablo VI promovió y clausuró fue el XXXIX celebrado
en Medellín/Colombia, orientado y enmarcado en la Asamblea General
del Episcopal Latinoamericana a realizarse en Medellín en 1968.
2018] El Congreso Eucarístico... 45

II. Los Congresos Internacionales: una mirada pastoral


En el apartado anterior se ha señalado que los congresos eucarísticos tu-
vieron sus inicios en la ciudad de Lille-Francia en 1881, los que se fue-
ron extendiendo por otras ciudades de Europa y del mundo: Madrid en
1911, Chicago en 1926, Buenos Aires en 1934, Dublin en 2012, y el último
en Cebú, Filipinas, en 2016. Total, cincuenta y uno Congresos, planificado
para el año 2020 el número cincuenta y dos. El hilo del apartado anterior
fue establecer precisar aspectos del desarrollo histórico eclesial, concep-
tualizado en fases.
A continuación, se ofrece un acercamiento histórico, pero desde una
visión teológica pastoral a los congresos celebrados desde 1881 en Lille -el
primero- hasta el año 2016, el 51, en Cebu, Filipinas.
El congreso fue intuido desde los inicios como una estación o parada de la
Iglesia, que como un todo converge peregrinando en un lugar.
En esta parada la comunidad eclesial se detiene en un espacio deter-
minado, eclesiológicamente, en una iglesia local concreta. Esa “sede” se
convierte en punto de convergencia de todas las iglesias particulares y
centro espiritual, para expresar la fe católica en el Misterio eucarístico, y
por ese medio dar expresión social al amor.
El término estación, del lenguaje militar romano, significa: montar guar-
dia. La Iglesia lo tomó para expresar el deber del cristiano de dedicarse a
la vigilancia, la conversión y la oración.
En la cuaresma primitiva romana designaba la asamblea eucarística
presidida por su obispo el papa. Hacia las tres de la tarde, pueblo y clero,
de una iglesia señalada de antemano, llamada “colecta”, se dirigían pro-
cesionalmente hacia la iglesia estacional; el papa celebraba con su presbi-
terio, ofrecía la comunión a los fieles, y concluía la celebración a la puesta
del sol (I. Schuster ed., Liber Sacramentorum II,3-5). Las características
de esta acción litúrgica son: la procesión que indica el camino de con-
versión, la presencia del obispo como signo de unidad de la asamblea, la
gran asamblea de oración y única celebración eucarística, que incluía la
invocación de los santos, para poner de relieve la unidad en la misma fe
y caridad.
Son estas notas eclesiales que convergieron en el congreso eucarístico
como una asamblea, en la cual se reúne el pueblo cristiano de diferentes
procedencias y condiciones, poniendo de relieve el lugar central de la Eu-
caristía en la vida de la Iglesia y de su misión en medio del mundo.
Los primeros 24 Congresos Eucarísticos Internacionales no tuvieron
un tema general. Fueron sobre todo los congresos de las Obras Eucarís-
ticas. Trataron de la adoración, de la procesión, de la sagrada comunión
(particularmente de los niños), del Sacrificio de la Misa, de las asociacio-
nes y de los Movimientos eucarísticos.
46 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Desde 1905 el pontífice tomó posición de esta obra, como una acción
permanente de la Iglesia y, lo hace en el contexto de la definición de la
comunión frecuente. Por otra parte, el papa fue fijando los congresos anual-
mente. Un hito importante fue el año de 1922 para los C. E. Internacio-
nales. Desde estos años se observa con claridad el contenido temático de
los congresos y el rol relevante de la Acción Católica. A continuación se
expone un elenco de los C. E. Internacionales, siguiendo la numeración
correspondiente.7 Luego, se ofrecen algunas observaciones.

N° Sede Fecha Papa Contenido temático

26. Roma (I) 24-29/05/1922 Pío XI El Reino pacífico de N. Señor


en la Eucaristía. Los Congresos
por el factor la Guerra de 1914-
1917 se habían interrumpido, se
retomaron en 1922 y se celebró
en Roma.
27. Amsterdam (Hol) 22-27/06/1924 “ La Eucaristía y Holanda
28. Chicago (USA) 20-24/06/1926 “ Paz de Cristo en el Reino de
Cristo
29. Sydney (AUS) 06-09/09/1928 “ La Virgen y la Eucaristía
30. Cártago (TUN) 07-11/05/1930 “ La Eucaristía en el testimonio
africano
31. Dublín (IR) 21-26/06/1932 “ La Eucaristía e Irlanda
32. Buenos Aires (Arg) 10-14/10/1934 “ La  realidad social de N. Señor
Jesucristo y la Eucaristía
33. Manila (Fil) 03-07/02/1937 “ El Apostolado eucarístico en las
Misiones
34. Budapest (H) 25-30/05/1938 “ La Eucaristía vínculo de cari-
dad
35. Barcelona (E) 27/05-1/06/1952 Pío XII La Eucaristía y la Paz
36. Río de Janeiro (Br) 17-24/07/1955 “ El Reino Eucarístico de Cristo
Redentor
37. Munich (Alemania) 31/07-07/08/1960 Juan XXIII “Pro Mundi Vita”
38. Bombay (Ind) 28/11-08/12/1964 Pablo VI La Eucaristía y el hombre nue-
vo
39. Bogotá (Colombia) 18-25/08/1968 “ “Vinculum Charitatis”
40. Melbourne (AUS) 18-25/02/1973 “ “Amaos como Yo os he amado”
41. Filadelfia (USA) 01-08/08/1976 “ La Eucaristía y las aspiraciones
de la familia humana
42. Lourdes (F) 16-23/07/1981 Juan Pablo II  Jesucristo pan partido para un
mundo nuevo
43. Nairobi (Ken) 11-18/08/1985 “ La Eucaristía y la Familia Cris-
tiana

7 Este elenco ha tenido como base la información que está en el portal de la Sede Apos-
tólica: http://www.vatican. va
2018] El Congreso Eucarístico... 47

44. Seul (Corea) 05-08/10/1989 “ “Christus Pax Nostra”


45. Sevilla (E) 07-13/06/1993 “ Eucaristía y Evangelización
46. Varsovia (PL) 25/05-01/06/1997 “ Eucaristía y Libertad
47. Roma (I) 18-25/06/2000 “ Jesucristo único Salvador del
mundo, Pan para la vida nueva
48. Guadalajara (Mex) 10-17/10/2004 “ La Eucaristía, luz   y vida del
nuevo milenio
49 Quebec/ Canadá 2008 Benedicto XVI
50 Dublín /Irlanda 2012 “
51 Cebu 31/enero/2016 Francisco
Filipinas
52 Budapest 13-20/09/2020 “

Algunas observaciones a subrayar de este elenco de los congresos eu-


carísticos: las dos guerras mundiales provocaron la interrupción de los
congresos: así es como aquel de Lourdes en Francia en 1914 se retoman en
1922 en Roma, desde este congreso la frecuencia será cada dos años; por
su parte, aquel de 1938 en Budapest que se realiza en la capital húngara,
zona puente entre oriente y occidente, con la comunidad judía más grande
y se está ad porta de la guerra se constituye en un momento relevante para
consolidar la presencia de la iglesia y de los católicos en particular. Los
congresos se retoman en 1952, en Barcelona, bajo el lema La Eucaristía y la
Paz. Después de Barcelona la frecuencia variara a cuatro años. Los cuatro
congresos celebrados en S. Latina se abordaran en el siguiente apartado.
La dinámica desde 1952 adquiere un signo evidente de signo de la
universalidad eclesial, con el sentido de comunión. La presencia de Pa-
blo Vi en los congresos de Bogotá y Bombay en un ambiente pos Conci-
lio Vaticano II, es relevante. Por otro lado, se incorpora una sede propia
africana como Nairobi en Kenia (1985) y otra oriental, como fue Seúl en
Corea (1989).

III. Los C. E. Internacionales como hitos


en la historia eclesial de A. Latina
Los congresos Eucarísticos nacionales en A. Latina comenzaron tempra-
namente. El arzobispado de Santiago de Chile lo celebró en 1904, fue el
primero continental. A modo de información general, a fin de contextua-
lizar los Congresos Internacionales en el continente se señalan algunos
antecedentes sobre los primeros Congresos: Argentina 1916, Brasil 1949,
Bolivia 1949, Chile 1904, Colombia 1949, Costa Rica 1913, Ecuador 1938,
en Guatemala 1949, México 1916, Paraguay 1937, Perú 1935, El Salvador
1942, Uruguay 1938, Venezuela 1907.
Un par de observaciones a estos sencillos números, muestra que los
inicios de la celebración de estos Congresos en A. Latina fueron lento,
48 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

cuyo principal factor de freno fueron las tensiones entre Iglesia y Estado.
El ejemplo más notario fue México, país que celebró en 1916 el primer
Congreso en el contexto del primer centenario de la independencia; el
segundo se celebró en medio de la persecución religiosa, en 1924, con
muchas dificultades para realizar la clausura solemne. En México no se
celebró otro congreso hasta iniciado el siglo XXI.
Las iglesias de Chile y Venezuela fueron las primeras en celebrarlos,
en 1904 y 1907 respectivamente. Los distintos Congresos siempre fueron
vinculados a un acontecimiento nacional, como centenario de la patria,
centenario de la creación de la diócesis o, adhiriendo con la iglesia uni-
versal; por otra parte, los congresos se fueron moviendo al ritmo de las
reformas eclesiales –comunión frecuente–, es notorio el incremento de la
participación laical –Acción Católica– y, en más de alguna ocasión coin-
cide con alguna otra celebración nacional o internacional –Año Mariano,
Acción Católica Obrera, asuntos sobre Educación.

El 33 Congreso Eucarístico Internacional en B. Aires, de 19348


Siendo el primer Congreso que se realizaba en A. Latina el papa Pío XI
designó al Secretario de Estado de la S. Sede, Cardenal Eugenio Pacelli
como su legado y presidente del Congreso. El congreso se celebró entre
el día 10 al 14 de octubre, bajo el tema central La Realidad social de Nuestro
Señor Jesucristo y la Eucaristía.
El cardenal Pacelli se embarcó en el trasatlántico Conté Grande el 24
de septiembre, en el puerto de Génova. El viaje tomó dos semanas. El
arribo a B. Aires fue el día 11 de octubre. Desde el presidente argentino
Agustín Justo, ministros de relaciones exteriores, de la marina y del culto
subieron a la nave.
Las principales intervenciones en las Asambleas generales del Congre-
so las asumieron: el obispo de Madrid, monseñor Leopoldo Eijo y Garay,
quien aborda el tema Cristo Rey y la espiritualidad eucarística en la Acción
Católica; luego interviene el obispo de Toledo, primado de España, quien
desarrolla el contenido “La América Latina es obra de España y esta obra es
esencialmente el catolicismo; y, el obispo de Santa Fe, Cristo hoy en la historia
de A. Latina y especialmente en la República de Argentina. Por su parte, el
cardenal legado pontificio hará girar sus intervenciones en la Realeza de
Cristo y las implicancias de la espiritualidad que nace de ella, tanto en la
vida personal y social del cristiano.
Es interesante subrayar que en el viaje de retorno el cardenal Pacelli
(16 de octubre) se detuvo brevemente en Montevideo y, luego en Río de
Janeiro, capital de Brasil en este tiempo, donde pronunció dos discursos

8 Memoria XXXIII Congreso Eucarístico Internacional en Buenos Aires 1934 (10-14 octubre
1934). B. Aires, 1935, 528 pp.
2018] El Congreso Eucarístico... 49

ante las autoridades civiles y religiosas, cuyos temas centrales fueron la


justicia económica y la moral en la actividad política como los fundamen-
tos de la paz entre las naciones.
El Congreso de B. Aires produjo un cambio profundo en el dinamismo
de las iglesias latinoamericanas. El cardenal Pacelli, ahora Papa Pío XII
(1939-1958) promoverá un dinamismo acelerado a estas iglesias. Promo-
vió la celebración de concilios provinciales. Cuatro fueron los celebrados:
Brasil en 1939; Chile en 1946; Buenos Aires en 1953; y, en Ecuador en 1956.
Por otro lado, el crecimiento de las jurisdicciones eclesiales se dio en to-
dos estos países.
La actividad eclesial en el continente fue contundente, dinámica y
asertiva en los contenidos que asume. Algunos ejemplos:
- En el segundo semestre del año 1945 se celebró el I Congreso Inter-
nacional de Educación Católica, en Bogotá. Participaron obispos de
todo el continente. De este congreso nació una estructura perma-
nente: Confederación Interamericana de Educación Católica.
- El nombramiento de A. Samoré como nuncio en Colombia -1950-
1953- y luego, secretario de la Congregación para los Asuntos Ecle-
siásticos Extraordinarios. El paso por Bogotá del cardenal Samoré
fue fundamental, para conocer de cerca la iglesia latinoamericana.
Él como Secretario de la Congregación antes señalada, será quien
apoyará al cardenal Casarolli en la organización de la Conferencia
Episcopal de Río de Janeiro, en 1955.
- En 1952 se celebró el I Congreso Nacional de los Coordinadores de
las Obras Católicas, también en Bogotá. Este encuentro fue articula-
do por un colaborador del cardenal A. Samoré, el presbítero Miguel
Buro; quien se constituyó, como el Secretario de la Pontificia Comi-
sión para A. Latina.
- En 1953 se realizó el I Congreso Católico Latinoamericano sobre la
Vida Rural, el evento se realizó desde el 11 al 17 de enero de este
año, teniendo como sede Manizales, en Colombia.

El 36º Congreso Eucarístico Internacional en Río de Janeiro, de 1955.


La preparación remota del Congreso comenzó en octubre de 1952, bajo la
hábil dirección del Cardenal Jaime de Barros-Cámara, Arzobispo de Río,
asistido por el Secretario General de la Comisión Ejecutiva del Congreso,
don Helder Pessona Cámara, Obispo Auxiliar de Río y Secretario de la
Conferencia de los Obispos de Brasil. Muy intensa fue la actividad de los
emisarios de la Comisión Ejecutiva, quienes recorrieron las 16 divisiones
eclesiásticas del país, entrevistándose con los Prelados y divulgando el
Congreso. Las misiones populares en las parroquias tuvieron como con-
50 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

signas: «Llevar a los católicos a la Misa en los Domingos y días de guar-


dar» «Llevar a los católicos a la Comunión pascual». Ampliar y perfeccio-
nar la catequesis» «Elevar el nivel de moralidad pública»
El 18 de julio de 1954 los Obispos brasileños iniciaron un Año Eucarísti-
co, en solemne acto celebrado en el estadio de Maracaná, a toda su capaci-
dad, una Hora Santa simultánea en todos los templos del Brasil y la Misa,
a cargo del Cardenal Barros. Poco después, del 4 al 8 de septiembre se tuvo
un Congreso Nacional Mariano, en Sao-Paulo y Aparecida, al que asistió
como Legado Pontificio el Cardenal Aleodato Giovanni Piazza o.c.d.
Los temas del Congreso se ciñeron al lema:
I. El Reino Eucarístico de Cristo y la Iglesia
II. La persona en el Reino Eucarístico de Cristo
III. La Sociedad Humana en el Reino Eucarístico de Cristo.
La I Conferencia del Episcopado de a. Latina se llevó a cabo inme-
diatamente después del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en la
misma ciudad de Río de Janeiro, desde el 17 al 25 de julio de 1955. El
Congreso fue el marco teológico, pastoral y espiritual de la mencionada
Conferencia episcopal.
La Conferencia había sido convocada por el Pío XII. El papa envió su
Legado al Congreso Eucarístico y Presidente de la Primera Conferencia
al Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, Secretario de la Congregación
Consistorial, quien traía o portaba la Carta del Papa Pacelli titulada: Ad
Ecclesiam Christi. En ella se aprecia la inmensa preocupación del pontífice
por América Latina. La carta se constituyó en marco de orientación para
las reflexiones9.

El 39 Congreso Eucarístico Internacional en Bogotá, de 1968.


El Congreso Eucarístico Internacional se celebró entre los días 18 al 24
de agosto fue el primero celebrado después de finalizado el Concilio Va-
ticano II.10 La II Conferencia Episcopal se inauguró el 24 de agosto hasta
el 6 de septiembre. Un dato interesante que se registra en el Congreso
de Bombay/India es que el propio Pablo VI anunció su presencia en el
Congreso de Bogotá. Esta visita a A. Latina de Pablo VI se produjo en un
escenario mundial de tensas situaciones políticas a nivel mundial, a partir
de la publicación de la encíclica Humanae Vitae; por otra parte, este viaje
coincide con la invasión soviética a Checoslovaquia.

9 Pío XII, Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi a los Obispos Latinoamericanos, en


Conferencias Generales de Río a Santo Domingo… Santiago, 1993, pp. 35-39.
10 Los antecedentes del viaje de Pablo VI y sus intervenciones en el Congreso se encuen-
tran en varias fuentes: AAS (noviembre 1968), 609-656; Il Viaggio de Pablo VI a Bogotá
(Vaticano 1968). Introducción de PARRA, A. Ocho días con Cristo y su Vicario. Crónica
del XXXIX Congreso Eucarístico, en Revista Javeriana 2, n° 348 (1968), 255-265. Estas
páginas están dedicadas al Congreso y a la visita del Pablo VI a Bogotá.
2018] El Congreso Eucarístico... 51

El Congreso desde sus inicios abordó el tema previsto: Vínculo de


amor. Para ello, desde el Legado al Congreso, el cardenal Giacomo Lerca-
ro, orientó la temática desde la perspectiva de la encíclica Populorum Pro-
gressio. Al traducirla a contenidos del congreso ésta se centró en el desa-
rrollo de los pueblos, con todas las variables sociales, económico y político
que ello implicaba. Sus intervenciones generaron críticas en todo el orbe.
Es en este contexto de 1968, en Bogotá, el papa inauguró la II Confe-
rencia General del Episcopado Latinoamericano (Medellín), reconocien-
do a Cristo sufriente y vivo: “Continuaremos defendiendo vuestra causa,
denunciando las inicuas desigualdades entre ricos y pobres, los abusos
administrativos y autoritarios”.
Las alocuciones de Pablo VI en el cierre del Congreso e inicios de la
Asamblea de Medellín se orientan a los cambios sociales en A. Latina.

El 48 Congreso Eucarístico Internacional en Guadalajara, de 2004.


El primer Congreso Eucarístico Nacional mexicano, celebrado en Guada-
lajara, Jal., en el año 1906, se integró con el III Congreso Católico Nacional.
El segundo congreso se llevó a cabo en la Ciudad de México, en octubre
de 1924, en un ambiente muy difícil de persecución religiosa.
Sólo después de ochenta años, esto es, hasta mayo del año 2000, en vís-
peras del 47 C. E. Internacional, con motivo del Jubileo de la Encarnación,
se celebró el III C. E. Nacional, también en México, D. F. que se tradujo
en una manifestación extraordinaria de la fe de los mexicanos en torno al
Misterio Eucarístico.
Es en este contexto, que se convocó para el año 2004 celebrar el 48 Con-
greso Eucarístico Internacional en la Arquidiócesis de Guadalajara, Jalis-
co. El congreso se realizó entre el día 10 al 17 de octubre, bajo el lema: La
Eucaristía, luz y vida del nuevo milenio. Concurrieron al Congreso obispos
de todo el orbe católico.
La celebración internacional estimuló para que se convocara el cuarto
C. E. Nacional, él que tuvo como sede la Arquidiócesis de Morelia, Mich.,
cuya semana central fue desde el 30 de Abril hasta el 4 de Mayo de 2008,
ya en vísperas del 49 Congreso Eucarístico Internacional celebrado en
Quebec, Canadá.

IV. Los C. E. Nacionales en Chile


Los Congresos Eucarísticos Nacionales en Chile se iniciaron en el año
1904, bajo el gobierno episcopal del arzobispo Mariano Casanova C.,
quién convocó lo por el Edicto fechado el 29 de octubre de 1904. Este
primer Congreso inició su preparación por el Auto de gobierno del 6 de
julio de 1902.
52 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Los Congresos desde sus orígenes tuvieron dos tipos de actividades:


una, las celebraciones solemnes que se realizan en la semana del Congre-
so; y, las otras, las asambleas generales de conferencias, cuya preparación
son encargadas a comisiones específicas, para cada tema. Este método se
mantendrá a través de los años.
Es importante profundizar en este primer Congreso porque será el mo-
delo a seguir en el futuro. El Congreso se celebró entre los días 20 al 27 de
noviembre. El ceremonial de la clausura se inició en la Iglesia El Salvador,
desde la cual se salió en procesión hasta la catedral.
Cuatro fueron las intervenciones, a saber: Discurso del Señor Ventu-
ra Blanco Viel, senador de la república, cuyo argumento central fue El
Congreso Eucarístico y la Acción Católica; Discurso de presbítero Mi-
guel Claro, presidente del congreso, con el tema La obra del Congreso;
Discurso de don Darío Urzúa, diputado de la república, con el tema El
Congreso Eucarístico y las Necesidades Sociales; y el discurso final del
arzobispo Casanova.
Las secciones del Congreso abordaron cuatro contenidos: Educación
y Enseñanza, Obras Eucarísticas, Obras Sacerdotales y Obras sociales11.
En el contenido Educación se trataron catorce ponencias: desde los De-
rechos de la Iglesia en la enseñanza pública (Ponente Presbítero Carlos
Silva Cotapos), Métodos de enseñanza para el cultivo de la inteligencia…
(Rvdo. Hermano Honorato) hasta contenidos de Cuestiones de higiene
de las escuelas y colegios (Ponente Señor José Forteza); mientras que en el
área Obras sociales se ofrecieron veinte y tres ponencia.
Dos fueron los contenidos centrales, por una parte la Educación en
sentido amplio, es decir, la privada y la pública. Se reflexionó y planteó
una educación en valores y tolerante con la religión; por el área social, la
orientación fue formar en la verdadera noción de libertad12.
El II Congreso se realizó también en Santiago, bajo el gobierno episco-
pal de don Crescente Errázuriz Valdivieso, en septiembre del año 1922.
El Congreso fue convocado en julio de 1921 por todos los obispos de la
provincia chilena, con el fin de unirse al XVI Congreso Internacional a
celebrarse en el mes de mayo de 1922 en Roma, convocado por Pío XI.
El Congreso Nacional de 1922 tuvo como contenido central “el Reina-
do Social de Jesucristo”. La preparación de este Congreso se realizó desde
junio del año 1921 a través de todo el país. Se instalaron comisiones por
diócesis, por parroquias. Se convocaron a las religiosas y religiosos. El
presidente nacional del Congreso, monseñor Rafael Edwards, comienza

11 Primer Congreso Eucarístico de Santiago de Chile (Convocado por el Arzobispo Mariano


Casanova). Santiago 1905, 635. En esta publicación se editaron todas las ponencias.
12 El Primer Congreso Eucarístico Nacional, en Revista Católica n° 82. Santiago 1904, 692-706.
2018] El Congreso Eucarístico... 53

en su Circular de junio de 1921: “El Reinado Social de Jesucristo es la


suprema aspiración de los cristianos y el término a que deseamos llegar
con la acción social católica”; luego, más adelante, afirma “Pero, hay un
campo donde la Eucaristía está llamada a producir frutos aún mayores y
es el de la Acción de Social. La Eucaristía es -como lo recuerda Benedicto
XV- símbolo de unidad y vínculo de caridad”13.
El arzobispo Errazuriz -por Edicto del 15 de agosto de 1922- invitó
a todos los fieles a participar en el II Congreso Eucarístico Nacional. El
Congreso se clausuró en una solemne ceremonia en el Cerro Santa Lucia,
desde donde el arzobispo dio la bendición con el Santísimo Sacramento14.
En 1924 la sede del III Congreso fue Concepción, en cuyo tiempo go-
bernaba la diócesis monseñor Gilberto Fuenzalida Guzmán. A través de
una Circular del año de 1924, bajo el lema a Jesús por María, el obispo de-
sarrolló un conjunto de argumentos, en los que va analizando los desafíos
que la iglesia enfrenta, y el lugar espiritual que tiene la eucaristía en la
construcción del orden social cristiano15.
La espiritualidad eucarística fue un contenido pastoral del episcopado
chileno, destacan en esta línea tanto monseñor J. M. Caro R. como monse-
ñor G. Fuenzalida G. Una muestra concreta de esta dinámica pastoral se
observa con don Gilberto: había participado en el I Congreso Nacional en
Santiago 1904; viajó a Roma en 1922 al Congreso Eucarístico Internacio-
nal; a su regreso, convocó y preparó el Congreso diocesano, cuya clausura
se realizó entre el 24 de diciembre de 1922 y el 2 enero de 1923. El obispo
de Concepción corona la dinámica de espiritualidad eucarística, al lograr
que Concepción sea la sede del III Congreso Eucarístico Nacional, desde
el 24 de diciembre de 1924 al 1 de enero de 1925. Los congresos IV se cele-
braron en La Serena en 1928 y el V en Valdivia, en 1931.
El VI Congreso Nacional del año 1934 fue con ocasión de la adhesión
al 32 Congreso Eucarístico Internacional y primero en celebrase A. Latina,
con sede en Buenos Aires.

13 Edwards Rafael El II Congreso Eucarístico Nacional, en Revista Católica n° 478, Santia-


go, 1921, pp. 67-68. En el volumen XVI de la Colección de la Revista Católica Chile,
se encuentra abundante noticias basadas en fuentes y transcripciones de Circulares,
Decretos, acuerdos de las Comisiones diocesanas.
14 Bravo Araneda, Fidel. El Arzobispo Errazuriz y la evolución política y social de Chile.
Santiago, 1956, 248 pp.
15 A. A. Concepción, Cartas Pastorales del Obispo de Concepción D. Gilberto Fuenzalida
1918-1935, Concepción, 1936, pp. 339-355; Fuenzalida Morandé, Joaquín. El Obispo
de Concepción-Chile. Mons. Gilberto Fuenzalida G. Santiago, 1970, 200 pp. El autor ofrece
detalles y citas del obispo en las distintas participaciones que él tuvo en los Congre-
sos que presidieron aquel de Concepción: en el I Congreso de Santiago en 1904 (pág.
37); en el Congreso Internacional de Roma del año 1922 (pág. 122); en el II de Santiago
donde fue responsable de la alocución final de clausura (pág. 82); datos generales de
los Congresos eucarísticos hasta el VII en el cual participó (p. 97).
54 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Los congresos posteriores al año 1934 se localizaron inmediatamen-


te al norte, en Iquique (1938), luego se celebra el 4° Centenario de Chile
(1941) y, se articula el sur, en Punta Arenas (1946) como preparación a
la creación de la diócesis. Cierra el ciclo previo al Concilio Vaticano II, el
Congreso celebrado en Valparaíso en 1951.
Es interesante la planificación del congreso nacional del año de 1941
que conmemora los 400 Años de la fundación de la diócesis de Santiago,
que fue dedicado a las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras16.
Para lo cual el arzobispo Caro decretó para el año de 1940 un congre-
so arquidiocesano a celebrarse en Melipilla, con motivo de preparar el
congreso nacional del año próximo. Las diócesis de Valparaíso y Talca
también celebraron congresos eucarísticos en preparación al nacional, con
clausuras en las ciudades de Quillota y Curicó, respectivamente. Hay que
registrar también aquel congreso en el Vicariato de la Araucanía, presidi-
do por monseñor Harrinson, con tuvo un carácter misional.
Si bien el ritmo nacional siguió con una frecuencia de cuatro o cinco
años de distancia, las diócesis comenzaron a celebrarlos como parte de la
pastoral regular, y con la participación de la Acción Católica como equipo
organizacional que le dio sustentabilidad. Algunos ejemplos en las dióce-
sis del norte grande.
En el primer lustro de los años treinta se realizaron congresos en las ju-
risdicciones del norte, las que habían transitado de vicariatos apostólicos
hacia la creación de la diócesis de Iquique en 1928 y Antofagasta.
En Iquique los días centrales del congreso fueron desde el 5-12 febre-
ro de 1933, teniendo como sede de la clausura la ciudad de Arica. Así
pues, por primera vez desde el periodo de pos guerra, los tres curatos/
parroquias antiguos, esto es, Arica Copta y Belén, se reúnen bajo el con-
cepto jurisdiccional de tres Vicarias: Arica, Putre y Belén. Es significativa
la presencia de delegaciones de Tacna, se apuntaba que la Eucaristía era
fundamento de la unidad y la paz.
En Antofagasta el obispo Cifuentes celebró Congreso Eucarístico en
el año 1935. En la preparación se planificó incluso los costos y la forma
de financiarlo. El 24 de agosto de 1934, promulga el Decreto que señala:
“Estando ya próxima la fecha en que se va a celebrar el Congreso Eucarístico
diocesano y como su organización requiere gastos que este obispado no puede
sufragar debido a su extrema pobreza, acudimos a la generosidad de los feli-

16 El VIII Congreso Eucarístico Nacional fue presidido por el Cardenal Legado Mons.
Santiago Luis Copello, arzobispo de B. Aires. Asistieron prelados del: Cuzco, Sucre,
Montevideo, Asunción, y prelados nacionales. Para la convocación el episcopado pu-
blicó la Carta Colectiva sobre la Religión y la Patria. Texto completo en La Revista Católica.
Santiago, 1941, n° 887 (diciembre de 1941), pp. 611-621. Este número está dedicado
íntegramente a la crónica del congreso.
2018] El Congreso Eucarístico... 55

greses que, estamos seguros, cooperarán con una pequeña ayuda al esplendor
de esta solemne manifestación para la mayor gloria de nuestro Señor Sacra-
mentado. Ordenamos, por tanto, que el domingo 2 de septiembre se haga en
todas las iglesias y capillas de nuestra diócesis y en todas las misas una colecta
con el fin antes indicado. La mitad de dicha colecta quedará para sufragar los
cultos eucarísticos de la respectiva parroquia y la otra mitad se enviará a este
obispado…”17.
El XI Congreso chileno se celebró en 1980, con una gran cobertura na-
cional, teniendo tres sedes episcopales de cierre y bajo el lema: “No teman.
¡Abramos las puertas a Cristo!”. Las tres sedes fueron unidas bajo el con-
cepto comunicacional de un triduo pascual, en las sedes de La Serena,
Maipú (Santiago) y Chillán. Los tres actos los presidios el cardenal Lega-
do pontificio, esto es, el arzobispo de Córdoba, Cardenal Raúl Francisco
Primatesta. El enfoque pastoral fue de gran intensidad formativa: durante
un año en las distintas diócesis se trabajó en estilo catequético con fichas
mensuales; Boletines informativos y Cuadernos18.
Una síntesis descriptiva del carácter pastoral, del contexto en el cual
se convocó el congreso, de la dinámica pastoral que generó lo ha elabo-
rado el presbítero Joaquín Alliende Luco: subraya el carácter pastoral del
congreso, la extensión geográfica integra del país, el rol capital que tuvo
el instrumento pastoral “Cristo Peregrino”, el acto de clausura con la pre-
sencia de dos cardenales argentinos y prelados de Perú y Bolivia, como
signo de comunión19.
El autor subraya algunos aspectos del Congreso 80’, como: las circuns-
tancias sociales y políticas en las cuales se insertó la actividad, la que es
calificada de compleja, pues se venía saliendo del referéndum político y
la situación de conflicto bélico con Argentina, y eclesialmente, diferencias
al interno de la comunidad con posiciones diversas ante el carácter y mo-
delo de gobierno que imperaba en el país.
Por otra parte, es posible que el Congreso sea definido como aquel
evento eclesial donde se encaminó la recepción de las Conclusiones de la
Asamblea Episcopal latinoamericana, celebrada en la ciudad de Puebla
de los Ángeles-México, en 1979.
Este conjunto de circunstancias permite evaluar y valorar los logros de
este evento eclesial nacional después treinta ocho años: el carácter catequé-

17 A. A. Antofagasta, Decreto del obispo Alfredo Cifuentes G. Colecta Pro celebración Congre-
so Eucarístico Diocesano, en Libro n° 3, folio 51
18 Conferencia Episcopal de Chile, Memoria XI Congreso Eucarístico Chile 80. Santiago.
1981, p. 475. La memoria ofrece en el capítulo 5° una descripción detallada de la for-
mación evangelizadora del Congreso.
19 Alliende Luco Joaquín, XI Congreso Eucarístico - Chile 80 Análisis Teológico Pastoral, en
Estudios. Santiago, 1981, pp. 91-108
56 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

tico, la renovación sacramental, el crecimiento y maduración de las comu-


nidades eclesiales de base son alcances insospechados en ese tiempo.
Entre los eventos de alto significado teológico pastoral, que adhirieron
al Congreso fue la convocación y realización de la IX Semana Social de la
Iglesia. Esta actividad se desarrolló muy en paralelo al Congreso, en el l
mes de noviembre20. La semana social fue respaldada por la Santa Sede,
tanto que el J. Pablo II envió un Saludo, a través del Secretario de Estado,
Cardenal Casaroli.
Las semanas sociales en el ámbito eclesial en Chile tienen sus inicios en
las primeras décadas del siglo XX. Siguiendo a Andrea Botto, en su artí-
culo en la Revista Teología y Vida, al afirmar que: “Uno de los principales
medios de difusión del pensamiento socialcristiano en Chile fueron los
Círculos de Estudios, cuyo objetivo era formar hombres de acción, propa-
gandistas competentes y celosos, capaces de organizar y regir las organi-
zaciones sociales y las instituciones civiles; se trataba de configurar una
“elite” dirigente con sólida formación católica (10). El principal impulsor
de los Círculos fue el sacerdote Vives Solar. También se organizaron las
Semanas Sociales (11), pequeños congresos que se dedicaban a estudiar
y a resolver problemas sociales y religiosos”21. El autor remonta en la cita
11 de su artículo la data de la primera semana social: “El Primer Congreso
Social de 1910, realizado en Santiago bajo los impulsos del arzobispo monseñor
Juan Ignacio González Eyzaguirre, tuvo una importancia crucial como instancia
para dar a conocer la doctrina social”.
La reflexión de la Semana Social giro alrededor de un tema transversal:
Dimensión Social de la Eucaristía. El presidente del Congreso fue Guillermo
Blanco, los ponente fueron Antonio Bentue, con Antropología del Rito y
Banquete de comunión; Jaime Moreno, con La Celebración Eucarística:
símbolo e historia; Prof. Juan Noemi, Dimensiones de la Eucaristía; Fran-
cisco Cumplido, Unidad en lo Social; además, de la ponencia de la Comi-
sión Justicia y Paz, con la ponencia La unidad de la Iglesia.
Después del XI Congreso Eucarístico Nacional del año 1980, la iglesia
chilena adhirió al Congreso Eucarístico Internacional con ocasión de las
actividades programadas para celebrar el Segundo milenio y la entrada
al Tercer milenio en el año 2000. Incluso para tal efecto se designó una
Comisión Nacional Congreso Eucarístico, año jubilar 200022.

20 El Congreso de 1980 fue acompañado por la IX Semana Social de la Eucaristía, en el


mes de noviembre y auspiciada por la Conferencia Episcopal chilena. Las ponencias
y documentos fueron publicados por la Conferencia Episcopal Chilena, Dimensión
Social de la Eucaristía (noviembre de 1980). Santiago, 1981, 135 pp.
21 Botto Andrea. Algunas tendencias del catolicismo social en Chile: reflexiones desde la his-
toria, en Teología y Vida, vol. XLIX, núm. 3, 2008, pp. 499-514.
22 Conferencia Episcopal de Chile. El Congreso Eucarístico de Chile. Itinerario del Congreso
Eucarístico 2000. Texto Base de la Pontifica Comisión. Santiago, 2000, 40 pp. En esta
edición se incluye el texto Base de la Pontificia Comisión del año jubilar 2000, p. 15-36.
2018] El Congreso Eucarístico... 57

A continuación, se ofrece un elenco de los Congresos nacionales, los


que ya alcanzan a más de una decena, a saber:
N° y año Diócesis de cierre Prelado Mes
I en 1904 Santiago Arz. Mariano Casanova C. Noviembre, 1904
II en 1922 Santiago Arz. Crecente Errazuriz Valdivieso Septiembre, 1922
III Tercero en Concepción Ob. Gilberto Fuenzalida Guzmán 24/12/1924 = 1/1/1925
1924.1925

IV en 1928 La Serena Ob. José María Caro R. 13-16 septiembre


V en 1930-1931 Valdivia Ob. Guido Beck de Ramberga 31/12/1930 = 4/1/1931
VI en 1934 Santiago/B. Aires Arz. Horacio Campillo 23-26/9/ 1934
VII en 1938 Iquique Ob. Carlos Labbé Márquez Enero/1938
VIII en 1941 Santiago, IV Arz. José M. Caro R. 6-9/ 11/ 1941
Centenario Legado Card. Santiago L.
Santiago Copello, arzobispo
De Buenos Aires
IX en 1946 Punta Arenas Ob. Pedro Gacomini, 6-10/ 2 / 1946
Administrador Apostólico.
Legado Mons. Maurilio Silvani
Nuncio Apostólico en Chile
X en 1951 Valparaíso Ob. Rafael Lira Infante. Legado 11-14/ 11 / 1951
fue Card. José María Caro
Rodríguez- arzobispo de Santiago
XI en 1980 Santiago: El Arz. Raúl Silva Henríquez. 8 de junio al 23 de
Congreso fue El legado fue el Card. Raúl noviembre de 1980
celebrado en Primatesta, Arz. de Córdoba.
forma de Misión Argentina
Eucarística
Nacional
200023 San Bernardo Legado. Card. Darío Castrillón 25-26 noviembre
Se definió como Hoyos (1929-). Prefecto de la
acción eclesial en Congregación para el Clero
adhesión al Año
Jubilar
XII en 2018 Santiago Ar. Ricardo Ezzatti Noviembre, 2018

Se ha incluido sin darle numeración la convocación del Congreso del


año 2000, el cual fue definido como adhesión al Jubileo del Año 2000, que
se clausuró en noviembre de ese año.

V. Los Congresos Eucarísticos en la arquidiócesis de La Serena


Este último apartado desemboca en la práctica local –diocesana– de esta
actividad pastoral. El desarrollo de esta acción internacional alcanzó la
realidad concreta o particular (hay evidencia incluso que algunos párro-
cos logran realizar congresos eucarístico a nivel de sus jurisdicciones pa-

23 Las programación de las actividades para el Congreso internacional Jubilar, no ads-


crito a los elencos de congresos nacionales, se habrían planificado dichas actividades
a nivel nacional a modo de adhesión al Año Jubilar 2000, por lo mismo no es un con-
greso nacional.
58 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

rroquiales). El título de este apartado cubre la extensión de la jurisdicción


de la “arquidiócesis”, sin embargo, abarca solo las actividades de la dióce-
sis de La Serena tanto antes de ser elevada a arquidiócesis como después.
Se deduce que no cubre las actividades de las sufragáneas de Copiapó y
la Prelatura de Illapel.
Es muy singular la fuerza que tuvo la sede metropolitana, en el gobier-
no del arzobispo Caro (1925-1939), respecto a los congresos eucarísticos.
El prelado logró organizar congresos por provincia administrativa, esto
Coquimbo, La Serena, Limarí.
En este apartado que profundiza a nivel local o diocesano la dinámica
que adquirieron los congresos eucarísticos, se ha reconstruido el método
y los tiempos desde las primeras celebraciones en esta diócesis, esto es,
desde 1924.

Los Edictos sobre los Triduos Eucarísticos


del obispo Carlos Silva Cotapos, 1924
Las primeras iniciativas en la diócesis de La Serena las introdujo el obis-
po Carlos Silva Cotapos (1918-1925). El obispo promulgó el Edicto sobre
los Triduos Eucarísticos, fechado en el 12 de agosto de 1924, a fin de prepa-
rar del III Congreso Eucarístico Nacional a celebrarse en Concepción, en
la última semana de diciembre e inicios de enero de 1924. La distribución
de los Triduos Eucarísticos se planificó para el mes de septiembre, en
la ciudad de La Serena. Prácticamente todos los templos fueron incor-
porados en el circuito del Triduo. El circuito se inició el 1 de septiem-
bre: abarcó desde la iglesia del Corazón de María, el Tránsito, Sagrados
Corazones, San Juan de Dios, Buen Pastor, Providencia y Catedral, los
templos parroquiales.

Los congresos eucarísticos bajo


e episcopado de Monseñor Caro
El sucesor de Silva Cotapos, esto es, don José María Caro Rodríguez –1925-
1939– en la diócesis de La Serena, registra el periodo en el cual se celebra-
ron más Congresos Eucarísticos. La primera actividad diocesana en esta
materia llevada a cabo por monseñor Caro fue, nada menos que proponer
a La Serena como sede del IV Congreso Eucarístico Nacional de 1928.
Monseñor Caro, ya en el tiempo de Vicario Apostólico de Tarapacá ha-
bía celebrado Congreso Eucarístico en 1922, adhiriendo al XVI Congreso
Internacional y II Nacional con sede en Roma y Santiago respectivamente.
Le acompañó en aquel último Congreso el Nuncio Apostólico Monseñor
Benedicto Aloisi Massella.
Ya como obispo de La Serena, en el año de 1926 el obispo viajó a Chi-
cago, para participar en la celebración del XVII Congreso Eucarístico
2018] El Congreso Eucarístico... 59

Internacional24. Esta experiencia le sirvió para planificar el IV Congreso


Eucarístico Nacional, a celebrarse en La Serena en el año de 1928, cuyos
actos de clausura se realizaron desde el jueves 13 hasta el domingo 16 de
septiembre. Asistieron obispos de otras diócesis norte. El Nuncio Héctor
Felice nombrado por Pío XI como Legado pontificio del Congreso, no
pudo asistir por enfermedad, situación surgida en la semana previa a
la clausura del Congreso. Encargo que fue dado por Roma, al obispo de
La Serena.
La clausura solemne del Congreso de 1928 se realizó en el espacio-
inmueble donde se realizaba la feria agropecuaria regional de Peñuelas,
en Coquimbo25. Asistieron clérigos de otras diócesis.
El impacto en la reforma y actividad eclesial del Congreso internacional
de Chicago, y aquel nacional de 1928 en La Serena fue muy alto, tanto que
el obispo Caro continuó celebrando congresos al interno de la diócesis. En
la diócesis de La Serena, se celebraron:

El Congreso provincial de Coquimbo,


10-12 de mayo de 1935
Los congresos al interior de la diócesis el obispo los celebró considerando
la división administrativa civil. En el archivo arzobispal se encuentran
referencias al Congreso Eucarístico Provincial de Coquimbo y Copiapó.
Un primer aspecto a subrayar es sobre la organización de estos con-
gresos. En esta materia tuvieron especial responsabilidad el secretariado
catequístico, la Acción Católica y la Cruzada Eucarística de los colegios
católicos. Todas estas instancias pastorales fueron coordinadas por la Jun-
ta Diocesana de la Acción Católica.
En segundo lugar, la presencia de los obispos de Iquique y Antofagas-
ta emerge como los invitados importantes al Congreso, quienes asumie-
ron las principales intervenciones en las asambleas.
Un tercer elemento, es la orientación que se le da a las actividades del
congreso: no sólo conferencias sino también una fuerte acción misionera.
Algunas evidencias de este carácter de “misión urbana”: en preparación
al Congreso se celebró una Misa de Primera Comunión en la Catedral, el día 5
de mayo y se invitaron a seis misioneros.
Los misioneros fueron de los religiosos claretianos, que ya estaban in-
cardinados en la diócesis. La llegada de los religiosos claretianos a La
Serena data del año 1873, y es notable que ellos se hayan expandido rápi-

24 Caro Rodríguez, José M. Autobiografía. Apuntes y Recuerdos. Santiago, 1968, 162 pp.
25 El espacio conocido como Peñuelas se sitúa a distancia equidistante entre La Serena
y el Puerto de Coquimbo. Hasta la década de los años ochenta aún se realizaba una
feria agropecuaria regional, el cual incluía el rodeo tradicional, asunto al cual hacen
referencia los documentos.
60 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

damente por la diócesis, incluida la regencia del Santuario y Parroquia de


Andacollo a inicios del siglo XX. Entre los primeros misioneros en la fun-
dación de casas en la diócesis de La Serena estuvo el P. Mariano Avellana,
cuyo deceso se produjo en Carrizal Alta (actual Región de Atacama), el
14 de mayo del año 1904. Este misionero fue declarado Siervo de Dios26.
El trabajo misional consistía en activar misiones en las principales pa-
rroquias que concentraban las actividades del congreso. Esta lógica mi-
sional se aprecia con claridad en el congreso en la provincia de Copiapó,
en el año de 1936.

El Congreso provincial de Copiapó,


11-13 de septiembre de 193627
Para el Congreso provincial de Copiapó, el obispo de La Serena compro-
metió a los obispos de Iquique y Antofagasta, para que adhirieran con su
presencia y dictaran las conferencias.
En el Edicto de convocación al Congreso en la Provincia de Copiapó
(8 septiembre de 1935), el obispo J. M. Caro señaló que considerando “las
grandes necesidades espirituales de la provincia de Atacama, las cuales ha sido
deteriorada por el trabajo de la minería y la influencia de una educación
laical agnóstica. El objetivo del congreso tiene propósitos claros”.
El comité organizativo del Congreso provincial tanto de Coquimbo
–1935– como el de Copiapó –1936– fue dirigido por el presbítero clare-
tiano Valentín Lete Sáenz, quien ejercía como párroco de San Luis en la
ciudad de Coquimbo, y fue apoyado por los otros párrocos: desde Huas-
co a Illapel. El padre Lete actuó como Delegado y Representante especial
del Obispo.
En el Congreso provincial de Copiapó se mantuvo la iniciativa misio-
nera. En este congreso tuvieron especial responsabilidad nuevamente los
misioneros claretianos y se sumaron cuatro religiosos redentoristas y dos
jesuitas. La provincia de Copiapó fue visitada en todas sus jurisdicciones
parroquiales: los jesuitas cubrieron Caldera, Punta Negra, San Antonio,
Los Loros, Tierra Amarilla. Mientras que los claretianos recorrieron Po-
trerillos, Barquito, Pueblo Hundido y Chañaral.

26 Cristoba, Lorenzo cmf. Crónica y Archivo. Compendio histórico de la Congregación de los


Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. 1870-1970. Santiago, 1970, 318 pp.
27 Archivo Arzobispado La Serena. Mons. José M. Caro R. 1872-1940, Caja n° 6, legajos 28
y 29. En estos legajos se conserva documentación desde la preparación hasta la reali-
zación del Congreso en la provincia de Copiapó. En estos documentos se encuentra
información sobre las comisiones organizadoras, las responsabilidades de la Acción
Católica e incluso la rendición de gastos que tuvo el congreso. Una fuente indispen-
sable de consulta es el periódico eclesial La Luz, en el cual se resumen las actividades
del congreso.
2018] El Congreso Eucarístico... 61

La acción misionera tuvo el objetivo preparar a los fieles a la Primera


Comunión, preparar los eventos de clausuras: procesión del Corpus, ro-
mería al Santuario de la Candelaria, bendición de la Cruz Monumental en
Chanchoquin. Sin descuidar la promoción o asistencia a las conferencias.
Finalmente, se subraya que desde el laicado fue la Acción Católica de
la diócesis, en su área varones, señoras y jóvenes las que sostuvieron la
acción directa en la organización y gestión de recursos para los congresos.
Los contenidos de las tres grandes intervenciones fueron: La Eucaristía
y el orden familiar cristiano, La Eucaristía y el Orden Social y la Eucaristía
y la A. Católica.
Las intervenciones en las asambleas solemnes del Congreso de Copia-
pó –11-13 septiembre– estuvieron a cargo de:
- Discurso de Inauguración, Mons. José M. Caro R. La Eucaristía y el
Orden Social Cristiano. Las intervenciones de la clausura a cargo de
monseñor Carlos Labbé de Iquique y de monseñor Alfredo Cifuen-
tes G. de Antofagasta.
- Los temas abordados por los expositores fueron: Eucaristía y Or-
den familiar Cristiano, Eucaristía y Orden Social y Eucaristía y A.
Católica.

Congreso Eucarístico por el centenario


de la creación de la Diócesis: 1844-194428
Finalmente, el arzobispo Alfredo Cifuentes Gómez (1943-1967) celebró
Congreso Eucarístico diocesano, teniendo como motivo la ocasión del Pri-
mer Centenario de la creación de la Diócesis de La Serena, la que fue ejecutada
en 1844, por el Arcediano de la Catedral de Santiago, con el Edicto en el
cual dispuso todo lo concerniente al establecimiento de la Nueva diócesis,
en 1844.
Una observación interesante: sólo en el estandarte símbolo del Congre-
so se escribió la referencia de la celebración del Cuarto Centenario de la
ciudad de La Serena: 1544-1944. No se conservan otras referencias en las
fuentes del archivo arzobispal.
Para tal conmemoración el arzobispo Alfredo Cifuentes Gómez dispuso:
- Año Jubilar del Centenario.
- Solemne Congreso Eucarístico diocesano, para la segunda semana
de noviembre: viernes 10 al domingo 12 noviembre.
- El tema único del Congreso fue las vocaciones sacerdotales. El lema
del Congreso señala: Sin sacerdocio no hay Eucaristía, sin Eucaristía no
hay vida en la Iglesia”

28 Archivo Arzobispado La Serena. Periódico diocesano La Luz (Año 1944). Las cróni-
cas y referencias están conservadas en las ediciones del mes de marzo de 1944.
62 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

- En Circular especial para la promoción del Congreso se establecie-


ron dos medios espirituales:
• Un medio para preparar dignamente el Congreso Eucarístico
Diocesano fue despertar, fomentar, encender vivamente la devo-
ción al Corazón de Jesús, señalando como día especial, el Primer
Viernes.
• El otro medio fue el Corazón Inmaculado de la Virgen, con el
lema Ad Jesum per Mariam, para lo cual la diócesis había sido con-
sagrada en el Santuario de Andacollo, el 26 de diciembre de 1943.
El Congreso se desarrolló desde el viernes 10 hasta el domingo 12
de noviembre. Los prelados conferencistas fueron: el Ob. de San Felipe,
Mons. Bernardino Berrios; el Arz. de Santiago, Mons. José M. Caro R. y, el
Arz. de Concepción, Mons. Alfredo Silva Santiago. Además asistieron el
obispo de Iquique monseñor Pedro Aguilera, el Vicario General Castren-
se, monseñor Teodoro Eugenin, y el secretario de la nunciatura, monseñor
Lino Zanini.
La clausura solemne se realizó en la Avenida Estación, cerca del Faro
Monumental de La Serena, con Procesión Eucarística y de la Virgen del
Carmen desde el templo de La Merced. Para lo cual se construyó un
altar monumental.

VI. Observaciones conclusivas


Las observaciones conclusivas giran sobre la hipótesis planteada: los con-
gresos han sido un instrumento pastoral que responden a los desafíos
que instalaron los procesos de una cultura ilustrada, laica y secular, de
la cual derivó poner en entredicho no sólo los principales contenidos del
cuerpo doctrina católico, como la Eucaristía, la concepción inmaculada de
María, los sacramentos o el rol de la jerarquía en las nuevas estructuras
políticas de la sociedad moderna sino forjar una nueva relación jurídica
Iglesia-Sociedad.
Por ello, que el Congreso como concepto pastoral se presentó como
“un instrumento privilegiado en el tránsito desde una sociedad confesio-
nal hacia otra aconfesional”.
Los resultados pastorales han sido eficaces tanto de frente a los nue-
vos escenarios como la capacidad de adaptación a la orientaciones del
Concilio Vaticano II, como es desarrollar tanto una actitud religiosa de
adoración a la Eucaristía como generar un espacio de comunión eclesial.

El desarrollo teológico pastoral de los Congresos


Los congresos han sido una herramienta pastoral incisiva, dinámica y
flexible con la capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias históri-
2018] El Congreso Eucarístico... 63

cas. La temática dogmática en la fase preconciliar se centró en el binomio


o relación Eucaristía = Orden Social.
Los congresos desarrollaron la centralidad eucarística de la comuni-
dad eclesial, la que había alcanzado un desarrollo significativo después
del Concilio de Trento. Es posible afirmar que en la evolución de los con-
gresos se incubó el concepto eclesiológico asumido en la Constitución
Lumen Gentium: la eucaristía fuente y culmen de la vida eclesial, la que
se materializó en clave normativa en el Código de Derecho Canónico de
1983. Ambos surcos son imprescindibles para comprender y expresar la
ser y hacer iglesia desde el Concilio Vaticano II. Aspectos a subrayar:
- La comunión frecuente fue impulsada por la acción de los congre-
sos, asunto que se instaló ya en el magisterio leonino, en la encíclica
citada en los primeros apartados. La institucionalidad de esta prác-
tica o su desarrollo está vinculada al liderazgo que asumió Pío X
con el congreso eucarístico de 1905. La comunión frecuente se tornó
una acción normalizada en la comunidad.
- Por otro lado, la participación de la Acción Católica fue clave en la
organización de ellos desde 1922, y puntal práctico, espiritual y de
proyección de los mismos.
Un ejemplo concreto lo muestra la Conferencia Episcopal chilena en
1936: desde este año se reforzaron los Estatutos generales de la Acción
Católica, en relación a las ramas de esa, a saber: Asociación de Hombres,
Asociación de Mujeres, Asociación de Jóvenes. Todas las Asociaciones es-
tán dirigidas desde las parroquias, en cada parroquia deben instalarse las
distintas ramas, con directivas que se oficializan por decreto del obispo, a
propuesta del párroco, constituida por un presidente y cinco consejeros.
Además de la Junta general a nivel diocesano. Es esta estructura la que
está presente en la organización de los congresos: desde la Junta diocesa-
na hasta la parroquia.
La A. Católica fue el brazo activo de la pastoral, por ello se la observa
involucrada en todos los congresos eucarísticos y otras asambleas o reu-
niones (educación, obras sociales).

Los C. E. Internacionales celebrados en A. Latina


fueron hitos de un giro histórico
Al observar articuladamente los Congresos de 1934 y aquel del 2004 en
Guadalajara como hitos históricos de la autoconsciencia eclesial continen-
tal, pues resolvieron situaciones eclesiales en general y las diplomáticas
con los Estados en lo particular, en algunos casos.
El congreso internacional de B. Aires 1934 tuvo un impacto extenso e
intenso en la comunidad cristiana argentina y latinoamericana. El con-
64 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

greso fue un hito de convergencia de los obispos del continente junto a


otros que viajan de otras jurisdicciones fuera del continente. Las iglesias
de A. Latina ingresan a la comunidad universal de manera formal y no
sólo simbólica.
El impacto en la iglesia Argentina fue relevante. A nivel de creaciones
de jurisdicciones eclesiales fue como una explosión: el país pasó de un
arzobispado y diez diócesis al año de 1933, a seis arzobispados y veinte
diócesis en los años siguientes al congreso. Pío XII hasta el año 1957 creó
otras veinte y siete diócesis29.
Para comprender el congreso internacional de Guadalajara del año
2004, a de recordarse algunos hechos políticos en México: el I Congre-
so Eucarístico Nacional mexicano se celebró en Guadalajara, en el año
1906; luego, en 1924 en la capital, ciudad de México. Desde 1924 no se
celebraron más congresos. En este contexto el C. E. I. de Guadalajara, del
2004, tiene méritos: se constituyó en memoria del primer congreso nacio-
nal, resituó a las iglesias de México en el contexto universal, pues con la
Asamblea General de los Obispos latinoamericanos, en Puebla en 1979 se
la había situado a nivel continental. Con Guadalajara 2004 la comunidad
católica mexicana entró en una fase de mayor tolerancia.
Al hacer el mismo ejercicio anterior, los C. E. Internacionales de Río
de Janeiro en 1955 y aquel de Bogotá en 1968 se observan como una ex-
presión de la maduración, que habían alcanzado las relaciones entre las
iglesias locales con la Sede Apostólica.
Algunas evidencias sobre procesos eclesiales de maduración:
- Al año 1900 las jurisdicciones eclesiales se habían incrementado de
43 a 110 jurisdicciones, mientras que desde 1900 hasta 1955 sobrepa-
san las 287. En ochenta años -1810-1900- el incremento había sido de
un 110%; mientras que en los cincuenta años que transcurren entre
1900 y 1955 las jurisdicciones aumentaron en un 160%; las que se
incrementaron hasta las vísperas del Concilio, esto es, a 1959, a 360
jurisdicciones. En síntesis, desde 1900 hasta 1959 el aumento fue de
un 360%.
- Entre 1955 y 1962 en los años previos al Concilio Vaticano II, dos
hechos jurídicos son importantes: al año siguiente de la Conferencia
de Río, esto es, en 1956 el papa Pío XII creó por motu proprio, la
Conferencia Episcopal latinoamericana, acto inédito en la historia
del derecho canónico: el papa por iniciativa propia creaba un orga-
nismo nuevo, el cual alcanzó su codificación recién en el Código de
198330; y, en 1958 creó la Pontifica Comisión para A. Latina.

29 Anuario Pontificio 1961, Vaticano 1962


30 Código Derecho Canónico, Libro II, Del Pueblo de Dios, Parte II, Sección II, Tít. III, c.c.
447-459
2018] El Congreso Eucarístico... 65

- Por otro lado, ambos congresos fueron fijados como eventos ecle-
siales preparatorios a las asambleas generales continentales de los
obispos latinoamericanos: en 1955 en Río y en 1968 en Medellín.
Estas dos asambleas episcopales constituyen hitos en la historia
eclesial continental: la de 1955 en cuanto que fueron los obispos de
cada país -reunidos en conferencias nacionales- quienes realizaron
diagnósticos locales de sus iglesias, cuyos resultados convergen a la
reunión general del año 1955. El gran desafío que surgió fue la for-
mación del clero, el rol de la Acción Católica como el “instrumento
pastoral” por excelencia, para poner en acción la actividad pastoral.
Por su parte, aquella de Medellín se constituyó en el acontecimiento
de la recepción del C. Vaticano II.

Los Congresos nacionales chilenos


son expresión del vínculo con la S. Sede
Los congresos nacionales chilenos están articulados desde dos surcos his-
tóricos: uno, a los congresos internacionales, y por ende a la pastoral que
ellos iban incubando; dos, a los acontecimientos nacionales vinculados a
la incorporación de la iglesia a la vida del país.
A modo de evidencia, al leer la introducción a la Memoria del Primer
Congreso Eucarístico nacional del año 1904, se comprende lo siguiente:31
- El congreso celebrado el año 1904 tuvo un doble carácter: eucarísti-
co porque difunde el “culto y amor a la adorable Eucaristía, y como con-
secuencia, dar impulso a las obras cristianas que tienen por objeto extender
y afianzar el Reinado Social de Jesucristo.”
- Luego, se extiende el objetivo declarando: “Mas, como no debíamos
restringir nuestro radio de acción para el bien, el Primer Congreso Euca-
rístico ha sido a la vez Congreso Católico…”
- Y, explica que “ha tenido el carácter de Católico este Congreso, porque
uno de sus fines primarios ha sido el principiar la organización de todas las
fuerzas católicas para la acción social cristiana.”
La orientación de este tipo de contenidos se mantuvo en los congresos
nacionales, es decir, centrados en los contenidos sociales, educacionales
y pastorales.
Los congresos que siguieron posteriores al Internacional de Buenos Ai-
res en 1934, esto es, del año 1938 y 1946 se concentraron en las regiones
norte y sur del país: aquel celebrado en Iquique en el año 1938, la temática
social está centrada en el movimiento obrero salitrero, y por otro lado, fue
una expresión del primera década desde la creación de la diócesis. Mien-

31 Primer Congreso Eucarístico de Santiago de Chile. Santiago de Chile 1905, p. 3. Los térmi-
nos subrayados en negro corresponden al texto original.
66 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

tras que aquel del año 1946 en Punta Arenas, si bien la temática aborda
asuntos sociales como migraciones, el centro del contenido fue celebrar la
pronta elevación del Vicariato de Magallanes e Islas Malvinas creado en
1916, a diócesis en 1947, por Pío XII.
El último Congreso nacional celebrado en 1980 constituye una eviden-
cia sólida, del cambio de paradigma del sentido pastoral de los congresos.
Paralelo a la promoción del culto eucarístico se plasmó la doctrina conci-
liar: la eucaristía fuente y culmen de la vida cristiana. Un año completo
dedicado a la pastoral de conjunto: fue un congreso catequético, litúrgico
con un eje: la vida comunitaria.
- Los Congresos en las diócesis del norte chileno profundizan un ca-
tolicismo social: la Acción Católica y la Pastoral de Conjunto de los
años 80’
En general, los congresos a nivel diocesanos tienen un carácter más mi-
sioneros que los nacionales y, además tienden a celebrar acontecimientos
históricos. Incluso aquel congreso nacional de 1941 celebrado en Santiago,
festeja el IV Centenario de la creación de la diócesis de Santiago.
Los congresos celebrados en la diócesis de La Serena -1935 y 1936- evi-
dencian con claridad el carácter misionero. Estos congresos diocesanos
fueron preparados con misiones parroquiales, con misioneros traídos es-
pecialmente para esa actividad.
El otro rasgo distintivo para todos los congresos -nacional o diocesa-
no- a medida que fue madurando el objetivo y el método organizativo fue
emergiendo y consolidándose el soporte técnico eclesial de la A. Católica.
Por la misma razón, al ser la A. Católica el pilar organizativo fue natu-
ral que los contenidos temáticos de los congresos fuesen del orden social,
cultural y educacional, los que se presentaban como desafíos pastorales
que la comunidad eclesial debía enfrentar. Estos desafíos no fueren obser-
vados como el tránsito hacia una sociedad cada más secular.
Finalmente, como una sugerencia muy modesta surge la necesidad de
estudiar la práctica de los congresos en las iglesias latinoamericanas, pues
introducción de esta actividad pastoral tuvo distintos tiempos de inicio en
cada país, cuya nota fue la lentitud de la recepción de ella. El núcleo de
esos estudios debiera ser la descripción de los contenidos que ellos abor-
daron en las asambleas nacionales.
CATOLICISMO Y MASONERÍA BAJO LA CRÍTICA HISTÓRICA DEL
CARDENAL JOSÉ MARÍA CARO RODRÍGUEZ

David Muñoz Condell1

Resumen
Sin lugar a dudas, el Cardenal José María Caro Rodríguez es un eclesiás-
tico adelantado a su época, no solo por las reformas sociales que tuvo que
enfrentar tanto a nivel político como eclesiástico, sino que también por el
giro que da a la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Fue el primer car-
denal que tuvo Chile, siendo nombrado en esta dignidad eclesiástica por
el Papa Pío XII. La cuestión social, las reformas de la Iglesia, la separación
de la Iglesia-Estado, las condiciones de los obreros en las salitreras en el
norte del país, los gobiernos radicales y la presencia de la Orden Masónica
hacen de su ministerio pastoral una oportunidad para profundizar en el
catecismo teológico y social de la Iglesia.
Palabras Claves: Iglesia católica, Masonería, Cuestión Social, Obreros, Laicismo.

Abstrac
Without a doubt, Cardinal José Maria Caro Rodríguez is an ecclesiastic
ahead of his time, not only because of the social reforms he had to face
at both the political and ecclesiastical levels, but also because of the turn
he gives to the Catholic Apostolic Church and Romana He was the first
cardinal who had Chile, being named in this ecclesiastical dignity by Pope
Pius XII. The social question, the reforms of the Church, the separation of
the Church-State, the conditions of the workers in the nitrate mines in the
north of the country, the radical governments and the presence of the Ma-
sonic Order make of their pastoral ministry an opportunity to deepen the
theological and social catechism of the Church.
Keywords: Catholic Church, Freemasonry, Social Issues, Workers, Laicism.

1 El autor es Obispo Bautista, Cientista Social, Doctor en el Estudio de las Sociedades


Latinoamericanas, Miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, Socio
permanente de la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile, Académico de la Uni-
versidad SEK, y Capellán Nacional Evangélico de la Policía de Investigaciones de
Chile. E Mail: dr.davidmunoz@gmail.com Página Web: www.davidmunozcondell.cl.
68 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Introducción
El primer Cardenal de la Iglesia Católica apostólica y romana chilena
(en adelante Iglesia Católica) fue Monseñor José María Caro Rodríguez.
Hombre multifacético y avanzado para su época. Estudió en el presti-
giado Colegio Pío Latino Americano de Roma, sacando posteriormente
su Doctorado en Teología en la prestigiosa Universidad Gregoriana de
Roma2. De regreso en Chile, se desempeñó como profesor en el Semina-
rio Pontificio. En esa época publicó libros destinados a la divulgación de
temas religiosos vinculados a las cuestiones sociales de la época, como
“Tratado de Fundamentos de la Fe”, e “Instrucción Religiosa sobre el
Credo”, “Por qué Creo” y “Sociología Religiosa”3. En 1911 fue designado
Vicario Apostólico de Tarapacá y en 1912 accedió al obispado de Iquique.
Se mantuvo en la región por más de una década, realizando una intensa
labor pastoral y doctrinal, especialmente en las zonas rurales. En 1925 fue
designado obispo de la diócesis de La Serena. En este período continuó
con su tarea de difusión doctrinal, sensible tanto a la formación religiosa
de la población como a la que había comenzado a llamarse la “cuestión
social”4, a la luz de la naciente Doctrina Social de la Iglesia.

Transformaciones Sociales y Doctrina Social


La cuestión social es, en la Doctrina Social de la Iglesia Católica, el trastor-
no producido por el encuentro del progreso material con el decaimiento
de los principios ético-sociales, trastorno que se caracteriza por un vivo
malestar de todas las clases de la sociedad y la generación de antagonismo
entre las mismas5.​ Especial interés puso el Cardenal José María Caro Ro-

2 “Emmo. y Rdmo. Sr. D. José María Caro Rodríguez Card.”. Guía Eclesiástica de Chi-
le. Santiago: Oficina Nacional de Estadística de la Acción Católica Chilena. 1958. p. 5.
Silva Torrealba, Benjamín. Evangelizando Tarapacá: Iglesia Regional bajo los ojos de José
María Caro, 1911-1926. Anuario de Historia de la Iglesia en Chile. Volumen 27, 2009,
Seminario Pontificio Mayor, Santiago, Chile, pp. 134-148. José María Caro Rodríguez.
Conferencia Episcopal de Chile. 2014. http://noticias.iglesia.cl/noticia.php?id=23478.
Fecha de acceso: miércoles 8 de agosto de 2018. http://www.iglesiadeiquique.cl/his-
toria2.php. Fecha de acceso: miércoles 8 de agosto de 2018. Sánchez Gaete, Marcial.
El Episcopado en la primera mitad del Siglo XX, un nuevo escenario. Historia de la Iglesia
en Chile. Tomo IV, Una sociedad en cambio. pp, 17-52. Editorial Universitaria, San-
tiago, 2009.
3 Mons. Caro R. Jose Maria. Sociología popular. Editorial Difusión. 6° Edición Reforma-
da. Editorial Difusión. Buenos Aires, 1941.
4 Leon XIII – Pio XI. Las Enseñanzas Sociales de la Iglesia. Rerum Novarum cuadragesiomo
anno.1891-1931. Imprenta de Chile. Santiago. 1931. Conferencia Episcopal Argen-
tina. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Pontificio Consejo Justicia y Paz.
Librería Editrice Vaticana, Buenos Aires, 2005. ‎ Cid G, Francisco Javier. Rivas Gutie-
rrez, Exequiel. Documentos sociales de la Iglesia: síntesis cronológica e índices analíticos:
pontificios, Iglesia latinoamericana, Iglesia chilena. ILADES. Santiago, 1976.
5 Pérez Argos Baltasar. Exposición esquemática de la cuestión social y sus soluciones his-
tóricas: liberalismo, socialismo, marxismo. Huerta, Maria Antonieta. Catolicismo Social
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 69

dríguez al campesinado chileno y sus precarias condiciones de existencia


que tenían en la época. De hecho, él estuvo al frente del Cuarto Congreso
Internacional Católico de la Vida Rural, celebrado en Santiago de Chile en-
tre el 1 y el 5 de abril de 19576. La cuestión social para la Doctrina Social de
la Iglesia Católica se manifiesta externamente como afectando de un modo
principal a la clase obrera (los asalariados) en sus relaciones con los capi-
talistas y empresarios; pero en realidad se hace sentir en todas las clases
sociales y también puede ser un conjunto de condiciones sociales, políti-
cas, económicas, culturales y económicamente exportador7. Se puede decir
que dos ideologías han surgido como explicaciones y respuestas al sur-
gimiento de la cuestión: el socialismo y el socialcristianismo. La cuestión
social, en el caso del socialcristianismo, como señala el Papa León XIII en
la Encíclica Rerum Novarum que, en opinión de algunos especialistas en la
temática, la llamada “cuestión social” es solamente económica, siendo por
el contrario ciertísimo, que es principalmente moral y religiosa y por esto
ha de resolverse en conformidad con las leyes de la moral y de la religión8.
El historiador chileno Sergio Grez, citando a James O. Morris, describe
la cuestión social como:
“la totalidad de [...] consecuencias sociales, laborales e ideológicas
de la industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma
dependiente del sistema de salarios, la aparición de problemas cada
vez más complejos pertinentes a vivienda obrera, atención médica y
salubridad; la constitución de organizaciones destinadas a defender
los intereses del nuevo “proletariado”; huelgas y demostraciones
callejeras, tal vez choques armados entre los trabajadores y la poli-
cía o los militares, y cierta popularidad de las ideas extremistas, con
una consiguiente influencia sobre los dirigentes de los amonestados
trabajadores”9
De ello dan fe obras suyas como “El Matrimonio Cristiano”, “La Igle-
sia y los Obreros” y dos publicaciones destacadas por su crítica teológica
sobre la Masonería en el país: “¡Misterio! Descorriendo el Velo” y “El

en Chile. Pensamiento y Praxis de los Movimientos Apostólicos. Prólogo del Cardenal Raúl
Silva Henríquez. Ediciones Paulinas. Santiago, 2009.
6 Veckermans, Roger. sj. Compilador y Editor. Actas del 4° Congreso Internacional Católico
de la Vida Rural. Buenos Aires, 1958. La Revista Católica N° 977, 1957.
7 Rivas Gutierrez, Exequiel. Doctrina Social de la Iglesia. INESP. Santiago, 1997. Rivas
Gutierrez, Exequiel. De León XIII a Juan Pablo II: cien años de doctrina social de la Iglesia.
Ediciones San Pablo. Santiago, 1991. Barrios V, Marciano. La Iglesia en Chile. Sinopsis
Histórica. Colección Histo-Hachette E.P.C. Editorial Universitaria, Santiago, 1987.
8 Pérez Argos, Baltasar. sj. Exposición esquemática de la cuestión social y sus soluciones
históricas: liberalismo, socialismo, marxismo. https://web.archive.org. Fecha de acceso:
domingo 12 de agosto de 2018.
9 Grez T., Sergio. La “cuestión social” en Chile Ideas y debates precursores (1804-1902). Re-
copilación y Estudio Critico. Biblioteca Nacional de Chile. http://www.cervantesvirtual.
com. Fecha de acceso: miércoles 8 de agosto de 2018.
70 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Misterio de la Masonería”. En 1939, Monseñor José María Caro Rodrí-


guez es nombrado Arzobispo de Santiago por el Papa Pío XII, y el mismo
papa lo eleva a la condición de Cardenal en 1946. En ese consistorio car-
denalicio, sin embargo, de nuevo se vio aquejado se serios problemas de
salud, una bronconeumonía. Pese a todo, fue creado Cardenal el 19 de
mayo de 1946.
El Cardenal José María Caro Rodríguez dejó su impronta como un
pastor atento y sensible a las necesidades los más pobres de la diócesis.
Aunque mantuvo públicas diferencias con la Masonería, tuvo cordiales
relaciones con los gobiernos radicales de la época, y hay versiones que
señalan el interés que puso el Presidente de la República don Juan Anto-
nio Ríos, radical y masón10, en promover que Monseñor José María Caro
Rodríguez alcanzara la dignidad cardenalicia11. Asimismo, fue un férreo
defensor de los trabajadores y supo ganarse su confianza, especialmente
en sus años como sacerdote y Obispo en Iquique, no obstante, la inicial
hostilidad que le manifestaron algunos partidos que promovían la agita-
ción obrera y desconfiaban de la enseñanza social de la Iglesia.

Antecedentes familiares y pastorales del


Cardenal José María Caro Rodríguez
El Cardenal José María Caro Rodríguez nació en la localidad de Los Va-
lles, lugar geográfico ubicado en la hacienda San Antonio de Petrel, en la
actual comuna de Pichilemu, el 23 de junio de 1866. Fue hijo de don José
María Caro Martínez, primer alcalde de Pichilemu, y de doña Rita Rodrí-
guez Cornejo (1833-1931)12.​ Aprendió sus primeras letras con su abuela
paterna, doña Cayetana Martínez Ríos, y posteriormente asistió a la es-
cuela de Ciruelos. En la misma época en que era un muchacho, el canóni-
go de la Catedral Metropolitana de Santiago, Monseñor Ramón Saavedra
Jiménez, adquirió una propiedad agrícola cerca de Cáhuil, y en los meses
de verano el sacerdote viajaba a su propiedad y oficiaba misas a diario.
En febrero de 1881, le solicitó al párroco de Ciruelos que le recomendara
un muchacho para que le ayudase a oficiar la misa. Ese joven fue José

10 Díaz Silva, Patricio. Masonería en Chile. Historia, cultura y territorio en la ruta del Bi-
centenario. Ediciones Gran Logia de Chile Ocho Libros Editores. Patrocinado por la
Comisión Bicentenario. Santiago, 2009, p, 105.
11 Acerca del Cardenal Monseñor José María Caro, puede verse: VAnhenk Morris,
Juan. Monseñor José María Caro, Apóstol de Tarapacá. Editorial del Pacífico S.A. San-
tiago. Chile. 1963. Salinas Fuenzalida, Agusto. Un Pastor Santo. El Eminentísimo Se-
ñor Cardenal Don José María Caro (1866-1958). Editorial Andrés Bello. Santiago. Chile.
1981. Monseñor Fuenzalida Morande, Joaquin. Autobiografía del Eminentísimo y Re-
verendísimo Señor Cardenal D. José María Caro Rodríguez, Primer Cardenal chileno. Apun-
tes y Recuerdos. 1969.
12 “Emmo. y Rdmo. Sr. D. José María Caro Rodríguez Card.”. Guía Eclesiástica de Chile.
Santiago: Oficina Nacional de Estadística de la Acción Católica Chilena. 1958. p. 5.
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 71

María Caro Rodríguez13. Al poco tiempo, el canónigo le propuso al joven


ser sacerdote y José María Caro aceptó inmediatamente. En marzo de ese
mismo año, viajó a Santiago con su padre a rendir examen al Seminario
de Santiago. Fue admitido en la sección San Pedro Damiano, con cupos
para estudiantes de zonas rurales, y allí realizó sus estudios de Humani-
dades. En 1887, inició sus estudios en Teología y griego, del cual poste-
riormente hizo clases en el Seminario. El recién nombrado Arzobispo de
Santiago, Monseñor Mariano Casanova14 lo designó junto a otros alumnos
para continuar sus estudios superiores en el Colegio Pío Latino America-
no y en la Universidad Gregoriana, ambos en Roma.
El Arzobispo de Santiago, Monseñor Mariano Casanova y Casanova, lo
designó junto a otros alumnos para continuar sus estudios superiores en
Roma, en el Colegio Pío Latino y en la Universidad Gregoriana. Al poco
tiempo de haber llegado a Italia, se enfermó gravemente del pulmón, de-
biendo dedicar –por su estado de salud– pocas horas al estudio. No obs-
tante, esta dificultad, el 30 de diciembre fue ordenado sacerdote. En 1911
Monseñor José María Caro Rodríguez recibió con desconcierto su nom-
bramiento como Vicario Apostólico de la Región de Tarapacá y obispo de
Iquique. Al año siguiente, el 28 de abril de 1912, en la Catedral de Santia-
go, el internuncio, Monseñor Sibilia, lo consagró como Obispo de Iquique.
Regresó de inmediato a su zona y se propuso luchar contra la indiferencia
religiosa de la época, marcada fuertemente por prácticas religiosas sincre-
tistas. En la Pascua de Resurrección de 1913 el Obispo José María Caro Ro-
dríguez se planteó realizar una procesión por Iquique, idea que encontró
oposición de parte de personas vinculadas al radicalismo15. A poco andar,
la procesión fue atacada por grupos fanáticos y los participantes debieron
protegerse para evitar ser golpeados16. Sin embargo, el sacerdote se fue ga-

13 Caro Rodrigez, Jose Maria. Autobiografía del eminentísimo y reverendísimo señor car-
denal D. José María Caro Rodríguez: primer cardenal chileno. Arzobispado de Santiago,
1968.
14 Casanova Casanova, Mariano. Historia del Templo de la Compañía de Santiago de Chile.
(1.ª edición). Imprenta del Mercurio. Valparaíso. Chile. 1871. Casanova Casanova,
Mariano. Fb&c Limited, Mar 12, 2018 . Pastoral del Illmo. I Rmo. Sr. Arzobispo Dr. D.
Mariano Casanova Sobre la Reforma Constitucional (Classic Reprint). VV.AA. Monseñor
Mariano Casanova Casanova, 1886-1908: tercer arzobispo de Santiago. Editorial Sale-
siana. Santiago, 1981. Noemi, Juan Alejandro, Callejas Noemi C., Jarteaga Llona,
Jose. Pensamiento teológico en Chile: Historiografia eclesiastica chilena, 1848-1918. Univer-
sidad Católica de Chile, 1987.
15 Sepúlveda Rondanelli, Julio. Los radicales ante la historia. Editorial Andrés Bello.
Santiago, 1993. Gregorio Bosch, Mariano. Historia Del Partido Radical. Editorial An-
drés Bello. Santiago, 1931.
16 Gazmuri Riveros, R. El “48” chileno: igualitarios, reformistas, radicales, masones y bom-
beros. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 1992. Milos, Pedro. Frente popular en
Chile: su configuración, 1935-1938. Ediciones LOM. Santiago. Chile. 2008. Muñoz Con-
dell, David. Protestantes, Liberales y Masones en Chile (1810-2017). Editorial ALBA.
Valparaíso, 2018.
72 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

nando poco a poco el apoyo de la ciudadanía, ya que su labor fue cercana


al pueblo y a las necesidades reales de este. Durante la crisis económica
internacional de 1914, se preocupó de crear cooperativas de ayuda, abrir
albergues y dar alimentación a los más necesitados17.

Obispo de La Serena
El 14 de diciembre de 1925 la Santa Sede lo nombró Obispo de La Serena;
había estado 13 años en Iquique. En su despedida fue evidente cómo se
había ganado el afecto de la gente y cómo había logrado un acercamiento
del pueblo a la Iglesia. En 1926, don José María Caro Rodríguez fue tras-
ladado al Obispado de La Serena, donde creó seis parroquias, y construyó
el edificio de la Curia Episcopal, promovió el IV Congreso Eucarístico Na-
cional (1928) y celebró con éxito el Congreso Eucarístico Diocesano. (1927)
El Papa Pío XI le nombra Asistente al Solio Pontificio. El 20 de mayo de
1938, La Serena alcanza el rango de Arzobispado y Monseñor José María
Caro Rodríguez es su primer Arzobispo. Tomó canónica posesión de la
Arquidiócesis, pero, el 30 de agosto, es nombrado Arzobispo de Santiago.
Tenía 73 años, no obstante, trabajó sin descanso.
Estando en La Serena, Monseñor José María Caro Rodríguez publi-
có numerosas obras de carácter doctrinario, tales como: “Fundamen-
tos de la Fe”, “Porque Creo”, “El Matrimonio Cristiano”, “La Iglesia
y los Obreros”, “¡Misterio! Descorriendo el Velo”18 y “El Misterio de la
Masonería”19, estos últimos inspirados en las experiencias compartidas
por masones que posteriormente se convirtió al catolicismo y de cuyos
relatos se valió para escribir esta magistral obra para la época, donde la
escasa información respecto a la Orden Masónica hacía especular res-
pecto a sus principios y doctrinas20.

Arzobispo de Santiago

Años después, el 14 de octubre de 1939 don José María Caro Rodríguez se


trasladó a Santiago con el fin de tomar posesión de la Arquidiócesis, sien-
do el séptimo Arzobispo de Santiago en ocupar dicho cargo eclesiástico.
Ese mismo día realizó una visita oficial al Presidente de la República, don

17 Sagredo, Rafael/Gazmuri Cristian. Historia de la vida privada en Chile: El Chile Moder-


no. De 1840 a 1925. Tomo II. Ediciones Taurus. Santiago, 2013. Yáñez Andrade, Juan
Carlos. La intervención social en Chile y el nacimiento de la sociedad salarial. 1907-1932.
RIL Editores. Santiago, 2008. García De La Huerta Izquierdo. Chile 1891, la gran
crisis y su historiografía: los lugares comunes de nuestra conciencia histórica. Centro de
Estudios Humanísticos, Universidad de Chile, Santiago. 1981.
18 Caro, Jose María. ¡Misterio! Descorriendo el Velo. Imprenta Chile. Santiago. 1924.
19 Caro Rodríguez, Jose Maria. (Cardenal). El misterio de la masonería. Imprenta Difu-
sión. Santiago, 1951.
20 Pinto Lagarrigue, Fernando. La masonería, su influencia en Chile: ensayo histórico, po-
lítico y social. Editorial Orbe, Santiago, 1966.
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 73

Pedro Aguirre Cerda. De pensamiento político radical e ilustre masón, ini-


ciado el 21 de julio de 1906, en la Logia N°5 “Justicia y Libertad”. Recibe
su segundo grado de compañero el 23 de marzo de 1907, y es exaltado al
grado de Maestro Masón el 29 de octubre de 1907 en su misma Logia N°5
“Justicia y Libertad”. Además desarrolló los cargos de Diputado, Orador
y Miembro Honorario de la Gran Logia de Chile21. Una de las ceremonias
más importantes que le correspondió presidir fue, el 9 de noviembre de
1941, el Octavo Congreso Eucarístico Nacional22. Ese mismo año falleció
el Presidente don Pedro Aguirre Cerda, cuyas exequias se realizaron en
la Iglesia Catedral con la venia del Partido Radical. Monseñor Caro fue
el principal eje para la construcción del templo en Maipú, en homenaje a
la Virgen del Carmen. Obtuvo la donación de los terrenos y convocó a la
Iglesia y al gobierno argentino, junto al chileno, para unir esfuerzos. El 16
de julio de 1944, el Presidente don Juan Antonio Ríos concurrió a la ben-
dición de la primera piedra.
Se caracterizó principalmente por su discordia con la Masonería, y se
cuenta como gran anécdota un letrero que hizo colocar en todas las igle-
sias de su diócesis: “Se prohíbe la entrada a los perros y a los masones”. Desde
que el Papa Pío IV creó la Diócesis de Santiago de Chile, el 27 de junio de
1561 (Bula “Super Specula”) nombrando como primer Obispo a don Ro-
drigo González Marmolejo, (1490-1564) la primera sede episcopal del país
ha tenido 22 Obispos y 13 Arzobispos. De los 13 Metropolitanos, seis han
recibido el capelo cardenalicio y de estos seis purpurados, solo dos perte-
necieron al clero secular: don José María Caro Rodríguez y don Juan Fran-
cisco Fresno. Participó activamente en el Concilio Vaticano I (1868-1870) y
es una de las figuras más relevantes de la oratoria sagrada en Chile.
El domingo 23 de diciembre de 1945 se conoció la noticia de que el
Sumo Pontífice Pío XII había designado al Arzobispo de Santiago para ser
elegido Cardenal en el Consistorio en el Vaticano, el 18 de febrero de 1946.
El Arzobispo viajó en pleno invierno europeo. Su salud no lo acompañó,
y el frío y las inadecuadas condiciones del Colegio Pío para un hombre
mayor, le causaron una bronconeumonía que se fue complicando cada
vez más23.

21 Díaz Silva, Patricio. Masonería en Chile. Historia, cultura y territorio en la ruta del
Bicentenario. Ediciones Gran Logia de Chile Ocho Libros Editores. Patrocinado por
la Comisión Bicentenario. Santiago, 2009, p, 104.
22 Iglesia Catolica. VIII Congreso Eucarístico Nacional en las festividades de su IV
Centenario: 6 al 9 de noviembre. Editorial Zig Zag. Santiago, 1941. Radio Mensaje
De Pío Xii Con Ocasión Del Congreso Eucarístico Nacional De Chile. Domingo 9
de noviembre de 1941. https://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/speeches/1941/docu-
ments/hf_p-xii_spe_19411109_eucaristico-cile.html Fecha de acceso: domingo 12 de
agosto de 2018.
23 Carta del Presidente de la República, Excmo. Sr. Juan Antonio Ríos a Su Santidad el Papa Pío
XII. Archivo de la Secretaría Arzobispal de Santiago, Leg. 123, N° 14 (Roma-1946).
74 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Para describir la relevancia de la noticia citamos las palabras del Pre-


sidente de la República don Juan Antonio Ríos a su Santidad el Papa Pío
XII dice:
“El Excelentísimo Monseñor Caro me ha dado la satisfacción de
aceptar el importante encargo que, con el objeto expuesto, he resuel-
to confiarle y con cuyo motivo visitará Vuestra Santidad para hacerle
formal entrega de la presente carta…Aprovecho especialmente opor-
tunidad propicia para manifestar a Vuestra Santidad el muy sentido
aprecio que tienen el pueblo y el Gobierno chileno como el infrascri-
to, por las reiteradas pruebas de constante simpatía y paternal inte-
rés por este País, que siempre se ha servido dar vuestra Santidad”24
El 10 de abril de 1946, don José María Caro Rodríguez se encuentra
con la sensible noticia que el Presidente de la República don Juan Antonio
Ríos fallece en su casa de Paidahue (hoy Comuna de la Reina), quien per-
tenecía a la Masonería25. Don Juan Antonio Ríos ingresó a la Masonería en
la ciudad de Concepción, iniciándose en la logia Paz y Concordia N° 13, el
día 23 de mayo de 1914. En esa logia se mantiene y en 1920 llega a ser Ve-
nerable Maestro. Posteriormente, en 1929, se traslada a Santiago y se afilia
a la Logia Unión Fraternal N° 1. Luego pasa a ser miembro honorario de
la Gran Logia de Chile. Por su dilatada y consecuente vida como masón,
la Gran Logia de Chile lo consagró el 30 de agosto de 1996 con la existen-
cia de la Logia Juan Antonio Ríos N° 178 en la ciudad de Concepción26.
Por haber ostentado la condición de masón don Juan Antonio Ríos, el
Cardenal José María Caro Rodríguez envía un telegrama a la Santa Sede
con el siguiente mensaje:
“Santísimo Padre/CittáVaticano/Ocasión sensible cristiano falle-
cimiento hoy día Excelentísimo Presidente República es necesario
hacer funeral sábado Fiesta Santos Apóstoles para lo cual solicito
respetuosamente licencia/Cardenal Arzobispo Santiago Chile”27
Con especial autorización papal, las solemnes exequias tuvieron lugar
el 29 de junio de 1946 en la Catedral de Santiago, severamente enlutada.
En la oración fúnebre pronunciada al final de la Misa, Monseñor Salinas
hizo un especial recuerdo de la carta que el Presidente enviara al Papa

24 Ibíd.
25 Díaz Silva, Patricio. Masonería en Chile. Historia, cultura y territorio en la ruta del Bi-
centenario. Ediciones Gran Logia de Chile Ocho Libros Editores. Patrocinado por la
Comisión Bicentenario. Santiago. Chile 2009, p, 105. Garcia Valenzuela, Rene. In-
troducción a la historia de la francmasonería en Chile. Ediciones Gran Logia de Chile.
Santiago, 1992.
26 http://www.granlogia.cl. Fecha de Acceso: domingo 12 de agosto de 2018.
27 Retamal Fuentes, Fernando. I.C.D. STh.L. Chilensia Pontificia. Monumenta Ecccle-
siae Chilensia. Volumen II. Tomo IV. Ediciones Universidad Católica de Chile. San-
tiago, 2005.
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 75

Pío XII28 en la cual se declaraba hijo de la Iglesia. Sin embargo, su salud


inició luego una lenta mejoría, que le permitió recibir del Santo Padre el
capelo cardenalicio el 19 de mayo de 1946, convirtiéndolo de este modo
en el primer cardenal chileno29. El Cardenal José María Caro Rodríguez
fue una ofrenda de Dios para los católicos que lo tuvieron como pastor en
Iquique, en La Serena y en Santiago. Una personalidad tan rica, ascética y
de alta intelectualidad como la de Pío XII, supo valorar los talentos y ca-
rismas que Dios y San Andrés, el apóstol a quien lo pidió su madre doña
Rita, pusieron en este hombre, que sirvió a Dios haciendo suyas cada una
de las Bienaventuranzas, amando a la Iglesia no solo con el cumplimiento
de lo esencial, sino dando lo mejor de sí hasta el último momento.
El 4 de diciembre de 1958 el Cardenal José María Caro Rodríguez cayó
gravemente enfermo; el Cabildo Metropolitano en pleno le dio la extre-
maunción y al día siguiente falleció. Las campanas doblaron en señal de
duelo, se decretó duelo nacional. Una larga fila de llorosos fieles fue a
despedirlo. Sus restos descansan en una capilla bajo la nave central de la
Catedral de Santiago, revelan las crónicas de la época.

Condena a la Masonería por parte de la Iglesia Católica

El siglo XVIII comenzó el 1 de enero del año 1701 y terminó el 31 de


diciembre de 1800. En la historia occidental, el siglo XVIII también es
llamado el “Siglo de las Luces”, debido al nacimiento del movimiento
intelectual conocido como Ilustración30.​ En ese marco, el siglo XVIII es
fundamental para comprender el mundo moderno, pues muchos de los
acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales e intelectuales
de esos años han extendido su influencia hasta la actualidad31. De hecho,
para la historia occidental es el último de los siglos de la Edad Moderna
y el primero de la Edad Contemporánea, tomándose convencionalmente
como momento de división entre ambas los años 1705 (máquina de va-
por), 1751 (L’Encyclopédie), 1776 (Independencia de Estados Unidos) o,
más comúnmente, el 1789 (Revolución francesa)32. Tras el caos político y

28 Cf. Supra N°1703.


29 Catholic Hierarchy (2011). José María Cardinal Caro Rodríguez (HTML) (en inglés).
www.catholic-hierarchy.org. Consultado el 1 de julio de 2012.
30 Barona, Josep Luís. Moscoso, Javier. Pimentel, Juan. (Eds.). La Ilustración y las cien-
cias: Para una historia de la objetividad. Universitat de Valencia. 2003. Soto Arango,
Diana. Arboleda, Luis Carlos. (Editores). La ilustración en América colonial: biblio-
grafía crítica. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ediciones Doce Calles.
Colciencias. Madrid. España. 1995. Régis Debray, ‎Jean Bricmont. A la sombra de la
Ilustración: debate entre un filósofo y un científico. Ediciones Paidos. México. 2004.
31 Baines, Paul (2004). The Long 18th Century. London: Arnold. ISBN 978-0-340-81372-0.
32 Anderson, M. S. (1979). Historians and the Eighteenth-Century Europe, 1715–1789. Ox-
ford University Press. ISBN 978-0-19-822548-5. OCLC 185538307.
76 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

militar vivido en el siglo XVII, el siglo XVIII, no carente de conflictos, verá


un notable desarrollo en las artes y las ciencias europeas de la mano de la
Ilustración, un movimiento cultural caracterizado por la reafirmación del
poder de la razón humana frente a la fe y la superstición.
Las antiguas estructuras sociales, basadas en el feudalismo y el vasalla-
je, serán cuestionadas y acabarán por colapsar, al tiempo que, sobre todo
en Inglaterra, se inicia la revolución industrial y el despegue económico de
Europa. Durante dicho siglo, la civilización europea occidental afianzará
su predominio en el mundo y extenderá su influencia por todo el orbe33.
Precisamente en el siglo XVII, Clemente XII fue el primer Papa que saca un
decreto pontificio en contra de la Masonería: la Bula “In Eminenti Aposto-
latus Specula” o “In Eminenti”, con fecha de 1738. “In Eminenti Apostolatus
Specula”. Esta es una bula Papal emanada el 28 de abril de 1738, que prohí-
be a los católicos dar su nombre como miembros de asociaciones francma-
sónicas. Y es el primer documento eclesiástico de un pontífice por el cual
se condena explícitamente a los francmasones a la pena de excomunión34.
La Iglesia Católica a través de la Encíclica “In Eminente” da a conocer
que la masonería:
“desde hace largo tiempo, estas sociedades han sido sabiamen-
te proscritas por numerosos príncipes en sus Estados, ya que han
considerado a esta clase de gentes como enemigos de la seguridad
pública. Después de una madura reflexión, sobre los grandes males
que se originan habitualmente de esas asociaciones, siempre per-
judiciales para la tranquilidad del Estado y la salud de las almas, y
que, por esta causa, no pueden estar de acuerdo con las leyes civiles
y canónicas, instruidos por otra parte, por la propia palabra de Dios,
que en calidad de servidor prudente y fiel, elegido para gobernar el
rebaño del Señor, debemos estar continuamente en guardia contra
las gentes de esta especie, por miedo a que, a ejemplo de los ladro-
nes, asalten nuestras casas, y al igual que los zorros se lancen sobre
la viña y siembren por doquier la desolación, es decir, el temor a que
seduzcan a las gentes sencillas y hieran secretamente con sus flechas
los corazones de los simples y de los inocentes”.
Es interesante saber cuáles autoridades civiles habían condenado y
prohibido la existencia de la Masonería desde sus principios. Lo habían
hecho: en 1735, los Estados Generales de Holanda, en 1736, los Consejos

33 Ribeiro, Aileen (2002). Dress in Eighteenth-Century Europe 1715-1789 (revised edi-


tion). Yale University Press. ISBN 978-0-300-09151-9. OCLC 186413657.
34 “Página nueva 1”. www2.uned.es. “Bula “In Eminenti Apostolatus Specula”. Revista
Universo Maçônico. www.revistauniversomaconico.com.br (en portugués de Por-
tugal). “Masonería historia y sociedad. RESP. LOG. SIMB. CINCO DE JUNIO No. 2”.
rlscincodejunio.org. “Descripción: A insustentável leveza das fronteiras: Clero Católico na
Maçonaria e a questão do Anticlericalismo e do Antimaçonismo em Portugal”. kimuk.co-
nare.ac.cr. Fecha de acceso: viernes 10 de agosto de 2018.
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 77

de la República (Suiza) y el Cantón de Ginebra, en 1737, Francia por Luis


XV, y el Príncipe elector de Manheim en el Palatinado, en 1738, los Magis-
trados de Hamburgo, Federico I de Suecia, España y Portugal. Y también
gobiernos protestantes como los de Prusia, Hamburgo, Berna, Hannover,
Danzing; gobiernos católicos como los de Nápoles, Viena, Lovaina, Bavie-
ra, Cerdeña, Mónaco; y aún gobiernos musulmanes como el de Turquía.
Por esta consideración ordena lo siguiente:
“después de haber deliberado con nuestros venerables hermanos
los Cardenales de la santa Iglesia romana, y por consejo suyo, así
como por nuestra propia iniciativa y conocimiento cierto, y en toda
la plenitud de nuestra potencia apostólica, hemos resuelto condenar
y prohibir, como de hecho condenamos y prohibimos, los susodichos
centros, reuniones, agrupaciones, agregaciones o conventículos de
Liberi Muratori o Franc-Massons o cualquiera que fuese el nombre
con que se designen, por esta nuestra presente Constitución, valede-
ra a perpetuidad …les ordenamos por el contrario, abstenerse com-
pletamente de estas asociaciones o asambleas, bajo la pena de exco-
munión, en la que incurrirán por el solo hecho y sin otra declaración
los contraventores que hemos mencionado; …Queremos además y
ordenamos que los obispos, prelados, superiores, y el clero ordina-
rio, así como los inquisidores, procedan contra los contraventores de
cualquier grado, condición, orden, dignidad o preeminencia; traba-
jen para redimirlos y castigarlos con las penas que merezcan a titulo
de personas vehementemente sospechosas de herejía”
La Bula tiene su origen en el aumento del número de miembros en
asociaciones masonicas donde se defendían ideas que la Iglesia Católica
consideraba peligrosas para el mantenimiento de su poder. Una de las
figuras que más recelo provocaban a la Curia en estos momentos era un
anticuario prusiano, Philipp von Stosch, considerado, para la época, un
revolucionario que defendía ideas de libertad y que presumía de ser un
“Liberi Muratori” (Free-Mason - Franco-Masón) y miembro de una Logia
Masónica en Florencia.​A esto se sumaba además que la membresía a las
Logias Masónicas, “esparcidas a lo largo y ancho y cada día creciendo y
fortaleciéndose» se encontraban abiertas a todo hombre sin importar su
religión o secta, y obligados a guardar sus secretos”35.
La lógica en el corazón de la Bula se expresa como sigue:
“Más como la natura del crimen es tal que pone sobre aviso y pro-
duce un clamor que lo traiciona, por este motivo, las sociedades
o conventículos mencionados han inspirado en los corazones de
los fieles una desconfianza tan fuerte que el adherir a tales asocia-

35 “Documentos Pontificios Que Condenan a la Francmasonería”. Biblia y Tradición. 14


de abril de 2009. Fecha de acceso: viernes 10 de agosto de 2018.
78 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

ciones, por parte de personas prudentes y honestas, se considera


como echarse encima una fama de maldad y perversión. De hecho,
si no estuvieran actuando mal, no tendrían un odio tan grande por
la luz”
La Bula señala a continuación que el rumor cada vez había causado
a varios gobiernos, considerar como una amenaza para su propia segu-
ridad a dichas asociaciones y que deberían “ser eliminados con pruden-
cia”. Un peligro expreso serían las normas privativas de sus miembros,
en las cuales “no son reprensibles por sanciones civiles o canónicas”36.
Como resultado, toda participación católica en la Masonería fue prohi-
bida explícitamente, y los obispos debían a proceder en su contra “así
como inquisidores de la herejía y un llamamiento a ser ayuda del brazo
secular”, ya que estaba bajo sospecha de herejía, en parte debido a su
carácter secreto37.
Más de un siglo después, el 20 de abril de 1884, el Papa León XIII
volvió a ponerse en contra de la Francmasonería al emitir la Bula Papal
“Humanum Genus“38. El Papa Benedicto XIV el 18 de mayo de 1751 da a
conocer la Encíclica “Providas” que detalla: “Entre las causas más graves
de la mencionada prohibición y condenación..., la primera es que, en esta
clase de sociedades, se reúnen hombres de todas las religiones y de toda
clase de sectas, de lo que puede resultar evidentemente cualquier clase de
males para la pureza de la religión católica.
La segunda es el estrecho e impenetrable pacto secreto, en virtud del
cual se oculta todo lo que se hace en estos conventículos, por lo cual pode-

36 Bula “In Eminenti Apostolatus Specula”. Revista Universo Maçônico. www.revistau-


niversomaconico.com.br (en portugués de Portugal). Fecha de acceso: viernes 10 de
agosto de 2018.
37 El secreto masónico tiene relación con la naturaleza iniciática del adepto. Ciertamen-
te es la Ceremonia de Iniciación el primer paso a su develo, pero éste solo representa
un protocolo de admisión. De esta manera, la Orden Masónica se propone, realmen-
te, buscar y poner en evidencia la latente y potencial perfección espiritual del ser
humano, y considera que tal perfección se halla en su interior como semilla, esperan-
do un proceso de afloración y desarrollo. En este sentido, el verdadero secreto de la
masonería no tiene nada que ver con la forma, sino con el fondo, y están ciertamente
ocultos en sus símbolos, ritos y ceremonias, signos, tocamientos y palabras, marchas
y baterías, que no pueden ser revelados ni por los mismos masones ni por los libros,
ni de boca a oído, y no por causa de un juramento fatal, sino simple y llanamente
por la naturaleza misma del secreto. Los secretos masónicos se hallan dentro de los
símbolos; es decir, la existencia material de éstos no es, en sí misma. https://www.
diariomasonico.com/opinion/en-que-consiste-el-secreto-masonico.Fecha de acceso:
viernes 10 de agosto de 2018. LAVAGNINI, ALDO. (magister). El Secreto Masónico.
Transcrito para Biblioteca UPASIKA por Prometeo. 2008. http://eruizf.com/lecturas/
masonicos/aldo_lavagnini/aldo_lavagnini_el_secreto_masonico.pdf. Fecha de acce-
so: viernes 10 de agosto de 2018.
38 “Masonería historia y sociedad. RESP. LOG. SIMB. CINCO DE JUNIO No. 2”. rlscinco-
dejunio.org (en inglés estadounidense). Fecha de acceso: viernes 10 de agosto de 2018.
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 79

mos aplicar con razón la sentencia de Cecilio Natal, referida por Minucio
Félix:
“las cosas buenas aman siempre la publicidad; los crímenes se cu-
bren con el secreto… es el juramento que ellos hacen de guardar
inviolablemente este secreto como si pudiese serle permitido a cual-
quiera apoyarse sobre el pretexto de una promesa o de un juramen-
to, para rehusarse a declarar si es interrogado por una autoridad le-
gítima, sobre si lo que se hace en cualesquiera de esos conventículos,
no es algo contra el Estado, y las leyes de la Religión o de los gober-
nantes…Finalmente, que estas sociedades gozan de mal concepto
entre las personas prudentes y honradas, y que el alistarse en ellas
es ensuciarse con las manchas de la perversión y la malignidad”
Desde Pío VII, en 1821, con su Constitución “Ecclesiam Christi”, hasta la
“Humanum genus” (1884) de León XIII, la masonería será identificada por
Roma como una sociedad clandestina cuyo fin era “conspirar en detri-
mento de la Iglesia y de los poderes del Estado”, con lo que hubo sin más
una identificación a priori de la masonería con las sociedades patrióticas
que en unos países luchaban por la independencia de los pueblos y en
otros, como en Italia, por la unificación.
Posteriormente el Papa León XII publica en 1826 “Quo Graviora”. Pío
VIII escribe “Traditi Humilitati” en 1829. Gregorio XVI redacta “Mirari
Vos” en 1832. Pío IX escribe “Qui Pluribus” en 1846 y “​Quibus quantisque
malis” en 1849. “Quanta cura” en 1864. “Multiplices inter” en 1865. “Apos-
tolicæ Sedis” en 1869. “Etsi multa” en 1873. El Papa León XIII publica
“Etsi Nos” en 1824​. Encíclica “Officio Sanctissimo” en 1887 – Encíclica. “Ab
Apostolici” en 1890. “Custodi di quella fede” en 1892. Encíclica “Inimica vis”
en 1892 – Encíclica “Praeclara Gratulationis Publicae” en 1894 y “Annum
ingressi” en 1902.
El propio Papa León XIII en la “Humanum genus” alude a las prohibi-
ciones de la masonería por parte de ciertos gobiernos y recalca que:
“el último y principal de los intentos” de la masonería “era el des-
truir hasta sus fundamentos todo el orden religioso y civil estable-
cido por el Cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con
fundamentos y leyes sacadas de las entrañas del naturalismo». Y
como prueba del proceder de la “secta masónica” añade que la ma-
sonería “mucho tiempo que trabaja tenazmente para anular en la
sociedad toda injerencia del magisterio y autoridad de la Iglesia, y
a este fin pregona y contiende deberse separar la Iglesia y el Estado,
excluyendo así de las leyes y administración de la cosa pública el
muy saludable influjo de la Religión católica”.
Esta identificación de Masonería como una sociedad que “maquina
contra la Iglesia o contra las potencias civiles legítimas” sólo se puede
comprender desde la óptica de la problemática planteada en Italia por la
80 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

famosa “cuestión romana” o pérdida de los Estados Pontificios39. El Papa


Pío IX, asegurando que la Santa Sede necesitaba mantener claramente su
independencia de cualquier poder político para el ejercicio de su juris-
dicción espiritual, y que el Papa no debía parecer simplemente un “cape-
llán del rey de Italia”, rechazó la ley de garantías papales de 1871, en la
cual el gobierno del Reino de Italia ofrecía una subvención anual al papa
así como el derecho de recibir diplomáticos extranjeros40. Sin embargo
esta propuesta no implicaba reconocer al Papado como “sujeto de dere-
cho internacional” sino solamente otorgarle la “protección” del gobierno
italiano. El Papa Pío IX, por el contrario, reclamaba un acuerdo en pie de
igualdad con Italia y afirmó que esta propuesta plasmaba una “sujeción
de la autoridad papal” al Estado Italiano, tanto por depender de una sub-
vención anual como por cuanto las prerrogativas del Papado nacían de
una concesión del Reino de Italia, quien podría retirar su “protección” en
cualquier momento sí así lo acordaba el parlamento italiano.
Curadas esas viejas heridas, lo cierto es que mediante un documento
fechado el 19 de julio de 1974 por el Cardenal Franjo Seper, Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, por primera vez desde la excomu-
nión de 1738, la Santa Sede admitía públicamente la existencia de maso-
nerías exentas de contenido contrario a la Iglesia y, por lo tanto, sobre las
que su pertenencia no llevaba consigo la pena de excomunión. Dicho de
otra forma, se reconocía que la excomunión lanzada hacía dos siglos tenía
su explicación en un contexto de problemas políticos y de luchas religio-
sas. Es claro que con el documento del Cardenal Franjo Seper se dejaba
entender que la excomunión contra los masones solamente era válida en
aquellas logias que obraran expresamente contra la Iglesia; “Por tal mo-
tivo se puede, con seguridad, aplicar la opinión de aquellos autores que
mantienen que el canon 2335 afecta solamente a aquellos católicos inscri-
tos en asociaciones que verdaderamente conspiran contra la Iglesia”.

39 La cuestión romana fue una disputa política entre el gobierno italiano y el papado
desde 1861 hasta 1929. La cuestión romana comenzó con el intento por parte de Italia
de anexionarse Roma y la consiguiente extinción del poder temporal de la Santa Sede
Apostólica, y terminó con los pactos de Letrán firmados en 1929 por el gobierno de
Benito Mussolini y el Papa Pío XI. Durante este periodo los papas se consideraban
a sí mismos (según las palabras de Pío IX) “Prisioneros en el Vaticano”. Después de
que los Pactos de Letrán fueran firmados en 1929, los papas comenzaron a visitar
regularmente otros sitios de Roma fuera del territorio vaticano, particularmente la
Basílica de San Juan de Letrán. También comenzaron a ir a su residencia de verano
de Castel Gandolfo, que tiene privilegios extraterritoriales, como una embajada, pero
sin formar parte de Ciudad del Vaticano.
40 De Cesare, Raffaele. Los últimos días de la Roma Papal. Archibald Constable & Co.
Londres. Inglaterra. 1909. Hebblethwaite, Peter. Papa Juan XXIII: Pastor del mundo
moderno. Libros de imágenes. 1987.
Pollard, John F. El dinero y el ascenso del papado moderno: Financiamiento del Vaticano,
1850-1950. Prensa de la Universidad de Cambridge, 2005.
2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 81

En el nuevo Código de Derecho Canónico promulgado el 25 de enero


de 1983, y actualmente en vigor, el canon 2335 fue sustituido por el canon
1374 que dice así: “Aquellos que dan sus nombres a asociaciones que ma-
quinan contra la Iglesia, serán castigados con una pena justa; aquellos que
las promuevan o dirijan serán castigados con la pena de entredicho”. Es
decir, que ha desaparecido toda referencia a la masonería, a la excomu-
nión y a los que maquinan contra las potestades civiles legítimas, tres de
los aspectos básicos que sólo tenían razón de ser en el contexto histórico
de un problema concreto italiano del siglo XIX41.
Por su parte, el historiador masónico Manuel Sepúlveda Chavarría co-
menta que:
“Estos documentos despertaron enorme revuelo entre los católicos,
por lo inusitado del lenguaje y por la fuerte dosis de intolerancia
que contenía, pero en mayor medida aún entre los no católicos, por
el grado de agresividad que alentaban en su interior y el daño evi-
dente que significaba para la convivencia humana. Se ha dicho que
el Pontífice Romano reflejó en dichos documentos toda la animad-
versión y el temor que el portentoso avance científico y el progreso
de las ideas provocaba en los hombres de la Iglesia y en los grupos
conservadores, así como el crecimiento y difusión de los ideales de
la Masonería, del liberalismo y del racionalismo”42

“El Secreto de la Masonería, Descorriendo el Velo”.


El libro escrito por el Cardenal José María Caro Rodríguez trata la temáti-
ca de la Masonería en un tono similar a los textos pontificios.
En conexión con lo anterior, comenta que:
“Muchas personas, al felicitarme por la obrita, han querido confir-
mar también algunos juicios ahí escritos, con hechos concretos, que
no daré al público por vivir aún los hermanos masones que en ellos
han intervenido y no pertenecer propiamente a la historia, si bien
se podrían exponer por ser hechos públicos o notorios, al menos
con notoriedad de derecho. Es preferible que cada lector haga por sí
mismo la comprobación, observando los hechos y las personas que
tenga a su vista, sin olvidar jamás lo que tantas veces repito, a saber:

41 Ferrer Benimeli, Jose. (Universidad de Zaragoza). La Iglesia católica y la masonería:


visión histórica, en José A. Ferrer Benimeli (Dir.) Masonería y religión: convergencias,
oposición, ¿incompatibilidad?, Madrid, 1996, pp. 187-201.
42 Sepúlveda Chavarría, Manuel. Crónicas de la Masonería Chilena (1750-1944) – Tomo
I. Primeras noticias de la Masonería Chilena hasta el gobierno simbólico del IH:.Ra-
fael Barazarte Oliva (1884-1896). Ediciones de la Gran Logia de Chile. Santiago. P.182.
1994. CAtalán Araya, Benedicto. La masonería en los Márgenes de la Centuria: en 1910
y en 2010. Serie 140° Aniversario 1. Ediciones Gran Logia de Chile. Santiago. 2005.
Donodo, Luis. La Masonería bajo el aspecto social, político y religioso. Talleres Gráficos
San Vicente. Santiago, (s/f).
82 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

que en la Masonería hay personas serias y sinceras que no conocen


ni sus fines ni sus obras y que no obran bajo la influencia del espíritu
o de las doctrinas masónicas”.
Sobre la crítica por parte de la Masonería a las publicaciones que ha
realizado, comenta el Cardenal José María Caro Rodríguez, “también mi
librito y los hermanos repiten ese juicio, que se ha publicado en su Revis-
ta”. Según los hermanos, yo:
“he colectado todo el cieno de la cloaca antimasónica, y con citas
truncas o apócrifas, con repetición de conceptos de cuatro despecha-
dos o ruines asalariados que el clericalismo ha tenido para su uso y
sabor, pretendo desvirtuar la santa obra del amor al prójimo que la
Masonería siembra por doquier”43
Respecto al estado del arte con que se nutre para escribir sus textos an-
timasónicos y que contienen información de directa de relatos y detalles
de ceremonias rituales, lo que llevan a pensar que el Cardenal José María
Caro Rodríguez era un “masón sin mandil”.
“Las citas o son tomadas de autores masones de reconocida autori-
dad en la Orden, o se refieren a hechos históricos en que han inter-
venido los hermanos o la influencia masónica; si hay algo de repug-
nante en todo eso, no es mío ni de los enemigos de la Masonería,
sino de sus propios hechos o doctrinas”.
Respecto a las tesis con que trabaja el Cardenal José María Caro Rodrí-
guez opina que:
“Alguien ha dicho que yo no probaba lo que decía de la Masone-
ría. Los lectores dirán si al menos no queda suficientemente pro-
bada la afirmación general que se desenvuelve en el librito sobre
el engaño universal con que la Masonería conquista y conserva sus
adeptos, hasta penetrarlos profunda, y a veces furiosamente, de sus
verdaderos ideales de demolición del orden cristiano y del destierro
del mismo nombre de Cristo, o aún del de Dios, que disimulada o
descaradamente, según las circunstancias, se propone. Los lectores
dirán también si lo que ellos ven y conocen de la Masonería y de sus
hechos, corrobora o no mis afirmaciones”.

Sobre la participación e influencia de la Orden Masónica en la “cosa


pública” comenta que:
“Y por lo que toca a la intervención política de la Masonería a su
espíritu anticristiano lo acontecimientos que en Chile precedieron y
rodearon las elecciones de 1924, el emplea del Ejército para burlar la
voluntad popular, los pactos de honor violados, la presión irritante
ejercida sobre el Primer Mandatario para descarrilarlo y arrastrar-

43 Gran Logia de Chile. Revista Masónica. Marzo, 1924, p. 130.


2018] Catolicismo y Masonería bajo la crítica... 83

lo a crearse la pesadísima atmósfera que estalló en la tormenta y


el movimiento de depuración iniciado por el Ejército y la Armada
en defensa de los intereses nacionales, con simpatía casi universal;
los proyectos antirreligiosos, sobre divorcio, confiscación de bienes
eclesiásticos, separación de la Iglesia y del Estado, todo eso ha sido
una confirmación ante el país de la falsedad de las afirmaciones de
la Masonería”.
Lo que sí han hecho es proseguir su campaña contra la Iglesia Católi-
ca, con el folleto anónimo de “La Tribuna”, de citas vagas, imposibles de
comprobar, y con las afirmaciones usuales, fundadas más que en la lógica
o en la verdad de los hechos, en el prejuicio contra el cristianismo:
“Se me ha preguntado si la Masonería se ha vengado de mí, y, por
cierto, que habrá lectores que tendrán curiosidad de saberlo. La Ma-
sonería es bastante discreta para hacerlo por sí misma y, si lo hiciera,
perdería en vez de ganar; pero tiene la máscara de un partido político
mediante el cual ejerce toda la acción que le permite la influencia de
ese partido. Los que han vivido en Iquique, y quizás aún los habitan-
tes de todo el país, han llegado a saber algo de lo que se ha hecho, v.
g., con ocasión de la venida de S. Em. el Cardenal Benlloch o de una
Asamblea Eucarística que íbamos a celebrar en el Teatro Municipal,
etc. Pero, por lo que en ello haya de ofensa personal perdono y olvido
de corazón; y. por lo que ha habido de ofensa a la Religión, ruego a
Dios que perdone también, porque “no saben lo que hacen”44

“El Misterio de la Masonería”.

Este texto fue publicado por primera vez en 1925. “El misterio de la ma-
sonería” continúa siendo un clásico de referencia obligada sobre la ver-
dadera cara que se esconde detrás de la fachada de orden benéfica que
pretende ser la masonería, en opinión de los detractores de la Orden Ma-
sónica. El libro revela los enigmas que envuelven a la “organización de la
escuadra y el compás” y explica porque los masones se ocultan detrás del
velo y saca a la luz sus prácticas, colocando al alcance del gran público los
conceptos necesarios para comprender el simbolismo masónico y desmi-
tificar las leyendas oscuras sobre el tema. Dadas las precaucione que la
masonería toma para mantenerse en el secreto y no develar sus misterios,
la obra pretende llegar, incluso, a los propios masones de buenas inten-
ciones que no llegan a ver lo que esta esconde.
¿Cómo puede saberse lo que se encierra en el recinto de las logias y en
el círculo juramentado de los masones? En primer lugar, el Cardenal José
María Caro Rodríguez se basa en la gran cantidad de testimonios de aque-
llos masones que dándose cuenta de dónde estaban metidos deciden abju-

44 Caro Rodriguez, Jose Maria. El Misterio de la Masonería. N°1.


rar de la Orden y develar sus secretos. En segundo lugar, dado lo endeble
que resulta un testimonio, Caro se basa asimismo en una gran cantidad de
documentación oficial secuestrada de la que han logrado hacerse diversos
gobiernos a lo largo de las eras. Finalmente, el autor hace acopio de diver-
sidad de información propiamente masónica que le permite analizar sus
rituales e ideas generales. De esta forma se logra reunir un cuadro general
y poner a disposición las pruebas que permitan al lector formarse una idea
sobre la masonería en base a la documentación disponible, exponiendo
sus diversos aspectos, su faz satánica, su instrumentalización por parte del
judaísmo y su encarnada lucha contra el cristianismo y la Iglesia Católica.
Despojada de su fachada de benefactora de la humanidad el autor cree
poder revelar la esencia y meta de la masonería para demostrar que la
misma es, en realidad, es una organización política que busca influir en el
acontecer mundial, colaborando secretamente en un plan que busca con-
trolar y someter a los pueblos, tanto física como espiritualmente:
“Preguntad a los masones cuál es el fin que se propone la Masone-
ría, y la mayor parte os responderá que es la beneficencia o que es
el socorro mutuo en el trabajo, en el comercio, etc. Otros, los aficio-
nados a banquetes, tal vez os digan que es el tener de cuando en
cuando unos momentos de expansión entre amigos, etc. Otros os di-
rán que es el estudio. No es de creer que todos ellos digan lo que no
sienten, y, sin embargo, sus respuestas mismas están manifestando
que no saben nada de la historia de la Masonería. Son víctimas de
ese engaño intencional de que habla Pike”45
El secreto masónico ante el sentido común:
“He oído decir a muchos que han sido invitados a entrar en la Ma-
sonería, que ellos han respondido que no ven para qué tanto secreto;
que para hacer el bien; como dicen los masones, no hay para qué
esconderse tanto, etc. Han hablado sin duda, el lenguaje del sen-
tido común: si no deseamos hacer el bien con un bombo, tampoco
debemos hacerlo tan oculto que despertemos desconfianzas sobre
nuestro buen proceder; ya que es propio de los malhechores buscar
las tinieblas (para obrar en ellas), según el dicho del Evangelio: “El
que obra mal odia la luz”. Ya veremos después cuál es ese bien que
hace la Masonería”46
El fin supremo de la Masonería:
“Suele señalarse también como fin de la Masonería el predominio
político de la secta, y a juzgar por las actividades que se despliegan
en el campo político, como luego se verá, podría creerse que ése es
su anhelo predominante; pero en realidad, y bien mirados sus as-
pectos, eso no es ni puede ser otra cosa que el medio más poderoso
y seguro de realizar el plan de la Masonería”47

45 Ibíd.
46 Ibíd., N°16.
47 Ibíd., N° 22.
Apostasía radical del iniciado:
“Las ceremonias, ritos y símbolos de la Masonería están muy calcu-
lados para ir abriendo poco a poco al iniciado el verdadero sentido
que tienen y enseñarle gradualmente verdaderas doctrinas de la
secta, de modo que insensiblemente se vaya penetrando de ellas sin
que nadie se las declare. Tanto es así, que es difícil que, entre todos
los aprendices, haya alguno que se dé cuenta de que el acto que
acaba de hacer, ese acto en que tal vez él ha declarado ser católico,
es, sin embargo, una apostasía radical de la religión que profesa.
Esa apostasía está envuelta en el significado de las ceremonias; más
tarde ella se irá desarrollando junto con la inteligencia que de ella
vaya adquiriendo. He aquí cómo declara esta apostasía el autor tan-
tas veces citado, Benoit: El profano tiene una “venda en los ojos y
una cuerda al cuello”: en efecto, está “en las tinieblas de la super-
stición y de los prejuicios” y lleva las cadenas de que los sacerdotes
y los reyes lo han circundado. Se presenta al “templo” para recibir
“la luz” y “recobrar la libertad”; porque sólo la Masonería “puede
iluminar su espíritu con la verdadera ciencia” y darles “la libertad
estado de naturaleza”48
Simbolismo de la Cruz:
“La presencia de la Cruz, ¿tendrá acaso mejor suerte? No, por cierto.
Al símbolo cristiano del sacrificio y del dolor, se le ha dado el senti-
do del placer carnal, sobre todo cuando se junta con la rosa, símbolo
de la caridad, que en sentido masónico significa a condescendencia
sensual (Benoit, I, 27). La inscripción de la cruz INRI, tiene también
un sentido sensual, encerrado en el dicho latino Igne Natura Re-
novatur Integra. Por el fuego la naturaleza se renueva íntegra. Ese
fuego es el sol, es la concupiscencia en último término. Preuss, A. F.,
49 y sigs.; Benoit, F. M. 271)”49

Conclusiones
A modo de conclusión y con el afán de ser lo más pedagógico posible
terminaremos este trabajo con una aproximación conclusiva a considerar
el contexto y visión histórica que tuvo el Cardenal José María Caro Ro-
dríguez al escribir sobre la Masonería: Indudablemente al intentar hacer
una crítica serena y reflexiva de los motivos que inspiraron las distintas
y numerosas condenaciones hechas por la Iglesia católica a la Orden Ma-
sónica, no debemos dejar de lado el contexto político, social, espiritual y
cultural de la época en que se promulgaron, ya que evidentemente, tanto
la Iglesia que condenó como la Masonería que fue condenada por primera
vez en el siglo XVIII, no son las mismas.
Por otra parte, si recordamos la cantidad de documentos condenato-
rios promulgados por dos Papas, Pio IX (1846 a 1878) y León XIII (1878 a
1903), en un lapso de 57 años suman 172, lo que sin duda es atribuible al

48 Ibíd., N°30.
49 Ibíd., N°39.
difícil período en que les correspondió ser Pontífices, en el que la anexión
del Estado Pontificio por Italia fue considerada una grave violación del
Derecho por parte de los católicos de todas las naciones. Asimismo, y des-
de la perspectiva de la Iglesia Católica, algunos escritores como Berteloot,
estiman que ella actuó bien, ya que defendía los principios esenciales del
cristianismo evangélico, amenazado por el deísmo naturalista que, desde
sus orígenes, primaba en las logias masónicas50. Pero estos hechos, que
indudablemente afectaron la estructura interna de la Iglesia, no pueden
significar una excusa al dolor que se le causó a muchos Hermanos espar-
cidos por la faz de la Tierra, toda vez que hemos tratado de establecer,
apoyados en los trabajos documentados del jesuita José Ferrer, que lo que
pesó en las primeras condenas pontificias fueron motivos meramente po-
líticos51. Es innegable que tanto Clemente XII como Benedicto XIV, a los
motivos de seguridad del Estado –es decir, a los motivos políticos– aña-
dieron otro de tipo religioso, cual fue el que las reuniones de masones
eran «sospechosas de herejía» por el mero hecho de que los masones ad-
mitían en las logias a individuos de diversas religiones, es decir, a creyen-
tes católicos y no católicos, con tal de que pertenecieran a alguna religión
monoteísta.
Las reuniones –incluso los simples contactos– entre católicos y no ca-
tólicos en la época estaban severamente prohibidos por la Iglesia Católica
bajo la pena de excomunión52.
El estado del arte elaborado por el cardenal José María Caro Rodrí-
guez responde a una época histórica concreta de la historia de Chile. “Los
estudios que han profundizado en la Historia de la Iglesia en Chile, du-
rante los años 1880-1930, han sostenido que el gobierno eclesiástico de
José María Caro en Tarapacá se habría consolidado en la Iglesia local un
cristianismo más social, siguiendo las directrices emanadas del Vaticano
a partir de la encíclica Rerum Novarum. Por esta vía se manifestó una
mayor preocupación por los constantes problemas sociales que afectaron
a la región, derivados por los ciclos de extracción salitrera”.
Una segunda corriente de estudios históricos que dan a conocer la épo-
ca en que el Cardenal José María Caro Rodríguez actúo como pastor fue la
cuestión social, específicamente la que atañe a los obreros de las salitreras
y sus condiciones de vida que llevaban en el desierto53.

50 Ferrer Benimelli, José A. Masonería, Iglesia, Revolución e Independencia. Editorial


Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2011. Vassallo de Mumbert, La Iglesia y la
Masonería: una lucha que no cesa. Madrid. España. 1982. Cruz, José Ignacio. (Ed.). Ma-
sonería e Ilustración: Del siglo de las luces a la actualidad. Universitat de Valencia. 2011.
51 Ferrer Benimelli, José A. Las Cortes de Cádiz, América y la masonería. Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes. Madrid, 2009.
52 María Durán, Antonio. La iglesia y la masonería. Documentos Pontificios. Editorial José
Vilamala. 1934. Ferrer Benimeli, Jose Antonio. La masonería: como problema político
religioso: reflexiones históricas. Fideicomiso Colegio de Historia de Tlaxcala, 2010.
53 Garcia, Pablo. El pensamiento y desarrollo de la cuestión social en la Iglesia de Iquique:
1900-1933, Revista de Historia Regional, N°1, Iquique, Chile. 2001. Michel, Jose. La
El discurso de la Iglesia Católica, personalizado en la investidura del
Cardenal José María Caro Rodríguez, está dado por las nuevas prácticas
dentro de la propia Iglesia, con el fomento de una mayor protección del
mundo obrero. Tomando en cuenta lo anterior, ya que las salitreras esta-
ban en manos, tanto de la propiedad como de la administración, intereses
económicos exógenos, anglosajones, que en su mayoría profesaban una
fe protestante, de pensamiento liberal y vinculados a orientes masónicos
ingleses y estadounidense54.
Se pueden establecer cuatro períodos bien diferenciados en las conde-
nas de la Iglesia Católica a la Masonería:
1º El siglo XVIII con las condenas fundamentales de Clemente XII en
1738 y de Benedicto XIV en 1751.
2º El siglo XIX olvida en gran medida el secreto, el juramento y la sospe-
cha de herejía para condenar no ya tanto las “reuniones de masones”
sino la Masonería identificada con el liberalismo desde el punto de
vista político y con el naturalismo desde el filosófico; la Masonería
y demás sociedades secretas “maquinan contra la Iglesia y los pode-
res civiles legítimamente establecidos”. El primer Código de Derecho
Canónico redactado y promulgado poco después, en 1917, recoge
toda la jurisdicción eclesiástica anterior sintetizándola en el famoso
canon 2335 en el que se identificaba a la masonería con las sociedades
secretas que maquinaban contra la Iglesia y demás poderes legítimos.
3º Superados los problemas políticos anteriores, el Vaticano II multi-
plica los intentos de comprensión, aproximación y olvido de perío-
dos históricos ya trasnochados se llega al reconocimiento por Roma
en la persona del Cardenal Seper, de la existencia de masonerías
que no maquinaban contra la Iglesia.
4º A raíz del nuevo Código de Derecho Canónico se pone de relieve el
interés de un sector fundamentalista de la Iglesia católica empeñado
en seguir condenando a la Masonería con la pena de excomunión.
Frente a gran número de Conferencias Episcopales manifestadas a
favor del levantamiento de la condena, la única que adopta una po-
sición contraria, en 1980, es la Conferencia Episcopal Alemana.

huelga de jornaleros de Iquique y la participación del presbítero Don Daniel Merino Benítez,
1916. Anuario Historia de la Iglesia en Chile, Volumen 10, Santiago, 1989. Castro, Luis.
La Cuestión Social y la visión de la Iglesia Católica a través del semanario “Las Cuestiones
Sociales” (1921-1927), Revista Ciencias Sociales, Universidad Arturo Prat, N°15. Iqui-
que. 2005. Silva, Benjamin. Evangelizando Tarapacá: Iglesia Regional bajo los ojos de José
María Caro, 1911-1926. Anuario Historia de la Iglesia en Chile, Volumen 27, Santiago.
54 Muñoz Condell, David. La relación entre protestantes, masones y el pensamiento liberal
en el período oligárquico, 1810-1930: un análisis comparado entre Chile y Perú, Ediciones
Sociedad Bíblica Chilena, Santiago. Chile. 2009. Ortiz Rodrigez, Juan. Historia de los
Evangélicos en Chile 1810-1891: De disidentes a canutos. Liberales, radicales, masones y ar-
tesanos, CEEP Ediciones, Concepción, 2009. Figueroa, Pedro Pablo. DICCIONARIO
Biográfico de Extranjeros en Chile, Editorial Moderna, Santiago, 1900. Krebs, Ricardo.
Catolicismo y Laicismo. Editorial Nueva Universidad, Santiago, 1981. Lalive, D Epi-
nay. El Refugio de las Masas. Editorial del Pacífico. Santiago, 1962.
En suma, consideramos que el tratamiento que le da el Cardenal José
María Caro Rodríguez a la Masonería responde a una opinión de carác-
ter ideológica. Teniendo en cuenta que la misma Constitución de la Gran
Logia de Chile dice al respecto que: “La Francmasonería es una institu-
ción universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura
fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico.
Se ingresa a ella por medio de la iniciación. Fundada en el sentimiento de
la fraternidad, constituye el centro de unión para los hombres de espíritu
libre de todas las razas, nacionalidades y credos”55.
Como Institución docente, la Masonería tiene por objeto el perfeccio-
namiento del hombre y de la humanidad. Promueve entre sus adeptos la
búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hom-
bre en el medio en que vive y convive. No es una secta ni es un partido.
Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y
todo fanatismo. Aleja de sus Templos las discusiones de política partidista
o de todo sectarismo religioso”56.
La búsqueda de la verdad que plantea la Masonería es una búsqueda
de la verdad filosófica, especulativa. Aquella verdad individual que los
filósofos griegos plantearon en sus relatos y que se construye desde una
antropología del sujeto. En cambio, la verdad cristiana que se fundamen-
ta en la revelación, especial a través del discurso teológico de Jesús, es una
verdad revelada por Dios al ser humano. Es un don, un regalo, que no se
pide, se recibe por gracia.
En palabras de Jesús: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres”57. En el contexto en que Jesús hizo esta afirmación, el judaísmo
creía que el estudio de la ley de Moisés hacía libre al hombre. Por esa
razón, los gobernantes judíos miraban con desprecio al pueblo al que con-
sideraban ignorante: “Esta gente que no sabe la ley, maldita es”58.
Sin embargo, lo que Jesús dijo es que sería “la verdad” lo que los podía
hacer libres, no la ley de Moisés. En un principio, ambas cosas podrían pa-
recer lo mismo, pero ya hemos visto en este evangelio que no son exacta-
mente iguales: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia
y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”59.
La ley sólo puede mostrarnos nuestra triste condición de esclavitud
al pecado, pero no nos puede liberar de ella, por lo tanto, Jesús se esta-
ba refiriendo a otra cosa cuando dijo que “la verdad os hará libres”. Esa
“verdad” no se refería a la ley que ya conocían, sino que sería algo que lle-
garían a conocer: “conoceréis la verdad”. El Señor estaba apuntando a “la
verdad” que él mismo estaba revelando en su propia persona. Él afirmó

55 Gran Logia de Chile. Constitución. Reglamento General. 2017. Santiago, p. 23.


56 Ibíd.
57 Evangelio según San Juan 8:31-38. Versión Reina-Valera 1960.
58 Evangelio según San Juan 7:49. Versión Reina-Valera 1960.
59 Evangelio según San Juan 1:17. Versión Reina-Valera 1960.
de sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”60. Jesús es el Hijo
de Dios encarnado y por lo tanto nos ha mostrado al Padre de una forma
única. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, él le ha dado a conocer”61.
Tanto la Masonería como la Iglesia buscan el bien mayor de hacer del
ser humano una persona de bien, pero con metodologías distintas. La pri-
mera a través de la filosofía antropológica y la otra a través de la revela-
ción bíblica.
La realización del hombre, ciertamente, debe apoyarse en convicciones
verdaderas pues, por su condición de “imagen de Dios”, el hombre está
llamado a realizarse en la verdad. Fuera de la verdad, la existencia huma-
na acaba oscureciéndose y casi insensiblemente, se entenebrece en el error
y puede llegar a falsearse a sí mismo y su vida prefiriendo el mal al bien.
Sin la verdad, el hombre se mueve en el vacío, su existencia se convierte
en una aventura desorientada y su emplazamiento en el mundo resulta
inviable. En la situación cultural contemporánea, es necesario, ante todo,
recordar y proclamar estas afirmaciones.
Hay que afirmar particularmente que el hombre, aún en medio de os-
curidades, tiene capacidad para penetrar con auténtica certeza la raciona-
lidad que la sabiduría ha marcado en el mismo hombre y en el entorno en
que éste se mueve62.

60 Evangelio según San Juan 14:6. Versión Reina-Valera 1960.


61 Evangelio según San Juan 1:18. Versión Reina-Valera 1960.
62 Conferencia Episcopal Española. “la verdad os hará libres”(Jn 8:32). Instrucción Pas-
toral de la Conferencia Episcopal Española sobre la conciencia cristiana ante la actual
situación moral de nuestra sociedad. (20-XI-1990), Madrid, p.17.
EL COLEGIO PIO LATINO AMERICANO VISTO DESDE CHILE

Eduardo Tampe. S.J.1

Resumen
Desde 1858, el Colegio Pío Latino Americano, de Roma, ha abierto sus
puertas cada año para que seminaristas y sacerdotes diocesanos se prepa-
ren para servir al Señor y a nuestros pueblos. Fundado por el presbítero
chileno José Gregorio Víctor Eyzaguirre Portales, inmediatamente des-
pués la Compañía de Jesús recibió la misión de organizarlo y conducirlo.
Durante más de un centenar de años, el colegio formó seminaristas, pero
desde hace unas décadas recibe solo a sacerdotes latinoamericanos, que
son enviados a Roma por sus obispos para profundizar su preparación
académica.
Palabras Claves: Pio Latino Americano, Memoria, Fundación.

Abstrac
Since 1858, the Colegio Pío Latino Americano, in Rome, has opened its
doors every year for seminarians and diocesan priests to prepare themsel-
ves to serve the Lord and our peoples. Founded by the Chilean priest José
Gregorio Víctor Eyzaguirre Portales, immediately afterwards the Society
of Jesus received the mission of organizing and conducting it. For more
than a hundred years, the school trained seminarians, but for a few deca-
des it has received only Latin American priests, who are sent to Rome by
their bishops to deepen their academic preparation.
Keywords: Pio Latino Americano, Memory, Fundation.

Prólogo
Es significativo el hecho de que colegio esté en Roma. Esta es una ciudad
fascinante por su historia, sus monumentos y sus bellezas; pero, sobre
todo, porque allí ha caminado el Pueblo de Dios durante más de dos mil
años, bajo la guía de Pedro y sus sucesores. Es tierra de mártires y de san-
tos, como también de hombres débiles y pecadores. Todo eso contribuye a
crear un marco y un ambiente muy especial para avanzar en la formación
teológica y humana.

1 Sacerdote e historiador Jesuita, etampe@colsanjavier.cl


92 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

En la actualidad, la vida del colegio está organizada para facilitar que


los sacerdotes estudiantes puedan cultivar armónicamente los cuatro pi-
lares sobre los cuales se sustenta la formación de un presbítero: la dimen-
sión espiritual, la dimensión académica, la dimensión comunitaria y la
dimensión apostólica. Mientras estudian en Roma, obviamente se subra-
ya la dimensión intelectual, pero es muy necesario cultivar también las
otras, porque, como ha dicho el Papa Francisco: “las cuatro interaccionan
unas con otras, y yo no entendería a un cura que viniera a licenciarse aquí,
en Roma, y que no llevara una vida comunitaria; eso no funciona. O que
no cuidara su vida espiritual –la misa diaria, la oración diaria, la lectio
divina, la oración personal con el Señor–; o la vida apostólica” (Encuentro
con seminaristas y sacerdotes de los Pontificios Colegios de Roma, 12 de
mayo de 2014).
Para que su formación cumpla con sus objetivos, es imprescindible que
los sacerdotes estudiantes consoliden y renueven su amistad y su opción
por Jesucristo. Así lo ha remarcado el Papa Francisco, diciendo que no
se puede perseverar en la vida sacerdotal “si no se está convencido, por
experiencia propia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no
conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo
mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder
contemplarlo, adorarlo, descansar en Él, que no poder hacerlo. No es lo
mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo solo con
la propia razón” (Evangeli Gaudium 266).
Una vida armoniosa y madura redundará en una mejor disposición de
los sacerdotes para servir y animará nuestros pueblos de América Latina
en su lucha por la paz, la justicia, la fraternidad, la honestidad, el equili-
brio ecológico.
El colegio ha hecho su camino en circunstancias históricas y cultura-
les muy cambiantes. Comenzó cuando Roma pertenecía a los Estados
Pontificios; fue testigo de su transformación en capital de la naciente
República de Italia; ahora este país participa de lleno en la comunidad
europea. El colegio no dejó de estar activo durante dos guerras mun-
diales y vio revoluciones como la soviética, la española y la cubana. Ha
recibido los frutos de dos concilios ecuménicos de la Iglesia; del primer
sínodo de obispos de América Latina (1899); de la creación del CELAM
y sus importantes reuniones de Medellín, Puebla y Aparecida. Cuando
el colegio nació, nuestros países eran repúblicas nacientes; y han avan-
zado hasta su realidad actual a través de luchas, miserias, frustraciones,
logros y desafíos.
Muchos hombres ejemplares han pasado por el Colegio Pío Latino
Americano. Destacan de manera particular entre ellos, diez que están
actualmente en proceso de canonización: Ramón Ibarra González (1853-
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 93

1917) arzobispo de Puebla, México; Francisco Orozco Jiménez (1864- 1936)


arzobispo de Guadalajara, México; José Gregorio Hernández Cisneros
(1864-1919), venezolano, que no continuó el camino del sacerdocio y fue
laico; Ismael Perdomo Borrero (1872-1950), arzobispo de Bogotá, Colom-
bia; Guillermo Tristchler Córdova (1878-1952), obispo de Monterrey, Mé-
xico; Pablo Cervantes Perusquía (1891-1956), presbítero mexicano; Fran-
cisco Valdés Subercaseaux (1908-1982), que se hizo religioso capuchino
después de su paso por el colegio y más adelante fue obispo de Osorno,
Chile; Luis María Etcheverry Boneo (1917-1971), presbítero argentino; Ju-
lio César Duarte Ortellado (1906-1943), presbítero de Asunción, Paraguay;
y el Beato Oscar Arnulfo Romero Galdámez (1917-1980), obispo mártir de
El Salvador, que muy próximamente será canonizado.
En realidad, es muy larga la lista de pastores latinoamericanos com-
prometidos con sus pueblos y con la humanidad que han pasado por el
colegio. Entre los chilenos, basta recordar al cardenal José María Caro y al
obispo Manuel Larraín, para dar una idea de su talante.
¿Qué influencia ha tenido el colegio en la vida de nuestro continente, a
través de tantos hombres que se han formado en él? ¿Cómo ha influido él,
a lo largo de estos años, para que la Iglesia de América Latina esté presen-
te y activa en la Iglesia universal? ¿Qué estilo de pastores ha aportado el
colegio a la Iglesia y cómo han influido ellos en el desarrollo y crecimiento
de la Iglesia continental y universal? El campo de reflexión acerca de estas
y otras muchas preguntas, formuladas desde la perspectiva histórica, so-
ciológica y teológica, es muy amplio y ha sido poco cultivado.
En las páginas siguientes, el P. Eduardo Tampe, S. J., de conocida tra-
yectoria en la investigación de la historia de Chile, realiza un estudio que
es un interesante y novedoso aporte al tema. Es de esperar que suscite un
merecido interés en muchas personas, que puedan seguir avanzando en
la investigación acerca de nuestro pasado, para que podamos proyectar-
nos con mayor lucidez hacia el futuro.

Jaime Castellón Covarrubias, S.J.


Rector del Colegio Pío Latino Americano 2011-2017
94 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Un poco de historia. Fundación


El Convictorio Pío Latino Americano nació de un proyecto
presentado al Papa Pío IX por el presbítero chileno Juan Ig-
nacio Víctor Eyzaguirre Portales2 a fines de 1855 o principio
de 1856, cuando conversó con la máxima autoridad de la
Iglesia para tratarle dicho proyecto. Este paso dado por Pío
IX iba a traer incalculables beneficios a las iglesias hispano-
americanas3.
Dos intentos anteriores no habían logrado concretarse. El
sacerdote chileno que por entonces se encontraba en Roma,
P. Juan Eyzaguirre fue pues la persona que la Divina Providencia escogió para
tan importante misión.
Se entrevistó con el Santo Padre con el objeto de la fundación de un
colegio o seminario en Roma para los jóvenes latinoamericanos.
Además de sus propias palabras, Eyzaguirre le dejó un Memorial al
Papa mediante el cual le proponía la idea. Es el documento propiamente
inicial de la vida del Colegio. Sus palabras textuales son:
“El presbítero José Ignacio Víctor Eyzaguirre, de la República de
Chile, expone a Vuestra Santidad que, después de conocer práctica-
mente el estado del clero en diversas provincias en América Españo-
la y Portuguesa, así como también la poderosa influencia que ejerce
sobre el pueblo cristiano que dirije, cree que sería un servicio muy
oportuno y ventajoso para la Iglesia Católica, el que se prestase, es-
tableciendo en la Metrópoli del Catolicismo, un Seminario donde
los jóvenes más aventajados entre los que se disponen a abrazar la
carrera eclesiástica en los seminarios episcopales, viniesen a hacer
sus estudios de Filosofía, Teología y Jurisprudencia, bajo la misma
constitución dada por Vuestra Santidad para su nuevo Seminario
Pío… Si algún país en el mundo necesita estrechar más y más sus

2 José Ignacio Víctor Eyzaguirre Portales nació en Santiago el 15 de febrero de 1817,


siendo hijo de José Ignacio Eyzaguirre Arechavala y de María Mercedes Portales
Fernández de Palazuelos. Comenzó sus estudios en casa, los prosiguió en el colegio
Nacional y en el Instituto Nacional.
Se tituló en la Universidad de San Felipe como Bachiller de Teología el 4 de febrero
de 1833 y como Bachiller en cánones y leyes en 1835.
El 1 de marzo de 1840 se ordenó como sacerdote, iniciando una labor misionera. Viajó
por América Latina donde palpó que el clero no estaba bien, por falta de ciencia y
moralidad sacerdotal. Para solucionar ese mal, propuso al Papa Pío Nono en enero
1856, la creación de un seminario americano en Roma, el cual se abrió el 21 de no-
viembre de 1858.
En 1874 se trasladó nuevamente a Roma, donde publicó sus sermones y prácticas
doctrinales con el título “Instrucciones al pueblo cristiano”.
En una peregrinación a Tierra Santa, el 6 de noviembre de 1875, a bordo del vapor
Niem, en la rada de Alejandría, Egipto, falleció de una apoplejía fulminante. Su cadá-
ver fue sepultado en el mar.
3 Fliche – Martin: “Historia de la Iglesia”. EDICEP, España. Vol. XXIV. pp 637.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 95

vínculos de unión con el centro de la unidad católica, es sin duda al-


guna la América, por ser la más distante por su situación geográfica,
y la más expuesta a recibir la influencia de las malas pasiones, por
encontrarse con menos arbitrios para resistirlas”.
“Si este pensamiento, que el exponente humildemente somete a
Vuestra Santidad merece su aprobación, con el auxilio de Dios será
llevado a su fin. Con este objeto el infrascrito podrá a su costo vol-
ver a la América y hablar a los Obispos de México, Centro América,
Nueva Granada, Venezuela, Brasil, Provincias Argentinas, Chile y
Perú, para recabar de ellos su cooperación para este proyecto…”
Y continúa:
“No se oculta al exponente que esta corta erogación que se pedirá a
los obispos, no pueden satisfacer les exigencias del establecimiento
que se proyecta, pero existen también las oblaciones que ofrece para
esta santa obra un eclesiástico, y las que con seguridad puede creer-
se no faltarán”
El Santo Padre, mediante un documento de fecha 22 de enero de 1856,
aprobó y alabó el proyecto de convictorio; además animó al decidido ini-
ciador de esta gran obra. Inmediatamente ordenó al Cardenal Secretario
de Estado, Giacomo Antonelli, para que le entregara un documento de re-
presentación y recomendación de parte de la Santa Sede para los obispos
latinoamericanos4.
Difícilmente podría otra ciudad del mundo presentar la ventaja que
poseía la capital del mundo cristiano. También aceptó cooperar con Eyza-
guirre a la fundación y sostenimiento de la obra que se proyectaba.
Acompañado con las cartas de recomendación, Eyzaguirre partió
rumbo a América a cumplir con su encargo. Personalmente conversó
con treinta obispos, y a los que no pudo entrevistar, les escribió cartas
con la proposición que proyectaba. Además, el Delegado apostólico en
Bogotá, trabajó personalmente a su favor en todo el territorio de la Nue-
va Granada.
El viaje duró casi dos años y regresó a Roma en diciembre de 1857. Se
presentó a la Secretaría de Estado y dio cuenta del resultado de su exten-
so recorrido. Todos los prelados, sin excepción alguna, habían aprobado
el proyecto y agradecieron al Papa por su gran interés y generosidad de
llevar a cabo esa fundación5.

4 Retamal Fuentes, Fernando: CHILENSIA PONTIFICIA. Volumen I, tomo II. Santi-


ago. 1998. pp 675.
5 Medina Ascensio SJ, Luis: Historia del Colegio Pío Latino Americano. (Roma: 1858-
1978). Editorial JUS, S.A. Colonia Guerrero, México 3, D.F. 1979. pp 35.
96 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Inauguracion del Colegio


Con 17 alumnos fundadores, el 21 de noviembre de 1858 tuvo lugar un
sencillo acto de Inauguración.
Desde ese día quedó prácticamente de Rector el mismo fundador,
Mons. Eyzaguirre. Este, sin embargo, solicitó al Santo Padre que los direc-
tores (profesores) del convictorio fueran los sacerdotes de la Compañía
de Jesús. El Superior General, P. Pedro Beck, pidió entonces a los jesuitas
españoles para que se encargasen de su dirección. De inmediato quedó
designado Director espiritual el P. Andrés Artola S.J. secretario de la Asis-
tencia de España.
Su primera ubicación fue en el edificio anejo a la iglesia de San Andrés
della Valle y comenzó con diecisiete seminaristas argentinos, colombia-
nos y peruanos.
Muy pronto llegaron los demás jesuitas españoles destinados al Co-
legio. Fueron éstos: el P. José Fondá (rector), dos Hermanos escolares
(maestro de gramática y prefecto de disciplina), y un Hermano Coadjutor.
Los estudios se tendrían en el Colegio Romano (fundado en 1551 por
san Ignacio de Loyola), futura Universidad Gregoriana.
El P. Fondá llevó a su pequeña comunidad a visitar al Santo Padre,
a quien se consideró también, de hecho, como fundador de dicho Cole-
gio (y de ahí tomó el calificativo de “Pío”). Muy amable, el Papa no sólo
concedió lo que se le pedía, sino que invitó al grupo a conversar en sus
propios jardines del Vaticano.
Muy pronto –diciembre 1863– se fundó en el Colegio la Congregación
Mariana. Su advocación titular había sido y sigue siendo de la Inmacu-
lada Concepción. Con el paso de los años llegó a ser “la Madre y Señora
del Colegio”.
Desde el lejano Chile
Era muy importante, sin embargo, buscar el financiamiento de dicho Co-
legio, o sea, era necesario tener un Procurador en cada país del orbe ca-
tólico. Una carta firmada por el Pontífice Pío IX designa el 3 de mayo
de 1866, “al amado hijo, presbítero Mariano Casanova, Procurador del
Seminario Latinoamericano, en la ciudad de Santiago”. Posteriormente
cumplirían igual función los presbíteros Luis Campino, José María Caro
Rodríguez y Gilberto Fuenzalida Guzmán.
El primer chileno enviado al Colegio Pío Latino fue el seminarista de
Concepción, Heráclito Merino Avila (sobrino nieto del fundador), que vi-
vió allí desde el año 1875 hasta 1882.
Años después, septiembre de 1887 se incorporaron los seminaristas
José María Caro Rodriguez, Gilberto Fuenzalida Guzmán y Fernando
Ochagavía Echaurren.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 97

La pensión de los dos primeros se cancelaba con becas –ciento sesenta


y cuatro pesos cada una– y se pagarían a contar desde el segundo semes-
tre de 1887.
Con ocasión del Jubileo sacerdotal del Papa León XIII en 1888, visitaron
el Colegio muchos peregrinos de América Latina, entre ellos el Arzobis-
po de Santiago Mariano Casanova Casanova, acompañado del Goberna-
dor Eclesiástico de Valparaíso, Salvador Donoso y del prosecretario don
Agustín Morán, los cuales se hospedaron en el Colegio. Los jóvenes chi-
lenos acompañaron a los peregrinos chilenos en su visita al Santo Padre.
En 1890 se formó en el Pío Latino la Academia de Santa Teresa y el
alumno chileno Gilberto Fuenzalida participó como socio fundador.
Con el transcurso de los años, también en la Ciudad Eterna oyeron los
ecos de la revolución que terminó con la vida del Presidente de Chile,
José Manuel Balmaceda; los seminaristas chilenos preocupados ante tales
noticias determinaron regresar al suelo patrio, lo antes posible.
Los tres cursaron la teología en la Pontificia Universidad Gregoriana;
los primeros se ordenaron en la Basílica San Juan de Letrán el 20 de di-
ciembre de 1890, excepto Ochagavía que se ordenó en Santiago más tarde6.
Los neo-sacerdotes celebraron la primera misa al día siguiente –21 de
diciembre de 1890– en el mismo altar, con los mismos ornamentos y el
mismo cáliz, ubicados en la capillita de Nuestra Señora della Strada en la
iglesia del Gesú en Roma.
Un evento importante en la historia del Pío Latino fue la celebración
del Primer Concilio Plenario de los obispos de América Latina que tuvo
lugar en la capilla del Convictorio y convocado por el Papa León XIII en
1899. Concurrieron 54 prelados, incluyendo los chilenos: Mariano Casa-
nova Casanova, Arzobispo de Santiago; Plácido Labarca Olivares, Obis-
po de Concepción, Florencio Fontecilla Sánchez, Obispo de La Serena y
Ramón Angel Jara Ruz, Obispo de Ancud. Este último, poco después de
llegar a Roma, cayó gravemente enfermo, lo que le valió especiales aten-
ciones de parte de Su Santidad y de los Cardenales de la Corte Pontificia.
No obstante, tuvo ocasión de brillar en él su saber y su inspirada oratoria.
Se celebraron un total de 38 reuniones conciliares, 29 congregaciones ge-
nerales y 9 nueve sesiones solemnes.
La concurrencia de los cuatro obispos chilenos nos señala la expresión
de comunión con Roma7. Aparecía un sentimiento de colegialidad y Eu-
ropa empezaba a ver la importancia de estas Iglesias.

6 Salinas Fuenzalida, Augusto. “Un Pastor Santo”. Ed. Andrés Bello. Santiago. 1981.
pp 13 ss.
7 Camus Ibacache, Misael. “Valoración histórica de los Informes Ad Limina de los
obispos de Chile en el siglo XIX”. Boletín de la Academia Chilena de la Historia. Año
LXXXI n° 124. 2015. Pp 98.
98 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Ya en el mismo Concilio, se decidió hacer un caluroso llamado a todos


los obispos de América Latina, incluyendo, por supuesto, a los de Chile,
“para que cada uno mandase algún alumno al Colegio, para que apren-
diese en esta Eterna Ciudad aquel espíritu, verdaderamente romano de
fe ciega, de obediencia perfecta y de completa dependencia a la Cátedra
infalible de Pedro, que une a todas las iglesias diseminadas por el orbe
católico al único y verdadero centro de la Iglesia de Jesucristo, nuestro
Redentor y Rey Eterno”8.
El chileno que respondió al llamado fue el joven Luis Felipe Contardo
Palma, quien, a la fecha acompañaba a su tío Mons. Plácido Labarca con-
currente al Convictorio de 1899.
En la Ciudad Eterna Contardo fue forjando su personalidad disciplina-
da y activa, preparándose para las arduas tareas intelectuales de su minis-
terio en su patria. Gracias a esa disciplina en el trabajo, pudo en medio de
los serios estudios, cultivar a su tiempo la poesía. Y en 1900 para celebrar
el advenimiento del cambio de siglo, se manifestó como poeta ante sus
colegas americanos recitando su hermoso “Canto a la Cruz” y otras com-
posiciones más que aparecen en sus “Cantos del Camino”9.
Su espíritu crítico y sus ansias de ilustrarse le impulsaban a dedicar
algunas horas a la lectura de autores europeos, especialmente italianos,
lo que sin duda fue influyendo en su estilo hasta alcanzar una elegan-
cia y refinamiento del gusto que se advierten después en sus escritos en
verso y prosa.
También estudió con provecho la encíclica leonina “Rerum Novarum”,
cuando todavía en Chile se le esquivaba como una avanzada novedad
sociológica.
El 8 de junio de 1904 se emite una Circular del Secretario de Estado de
Su Santidad por la cual se ordena que en todas las Diócesis de América
Latina haya un Celador del Colegio Pío Latino Americano, nombramien-
to que recayó en Mons. Cristian Hauss, Arcediano de la Iglesia Catedral
de Ancud.
Para el cincuentenario de la fundación del Colegio –21 de noviembre
de 1908– se tuvo un Triduo de acción de gracias. Durante la Misa Ponti-
fical, presidida por el Cardenal Joaquín Arcoverde, acompañado de obis-
pos y sacerdotes exalumnos, el obispo de La Serena, Mons. Ramón Ángel
Jara, con el entusiasmo y la habilidad que lo caracterizan, pronunció un
gran discurso, como él lo sabía hacer, siendo interrumpido por los aplau-
sos de los asistentes.

8 Medina Ascensio S.J. Luis. o.c. pp 87 ss.


9 Donoso G. Francisco. Luis Felipe Contardo (Biografia y Crítica). Imprenta El Esfuerzo.
Santiago. 1941. Pp 10 ss.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 99

Tal vez puede ser un caso único: dos chilenos y hermanos gemelos: Da-
niel y Ramón Merino Benítez, fueron alumnos del Pío Latino. El prime-
ro fue ordenado el 24 de diciembre de 1910 en Roma. El segundo siendo
alumno del seminario, perdió una mano en un accidente ocurrido mientras
jugaba futbol. Su vida de piedad despertó en él la vocación al sacerdocio
y, como su hermano, fue enviado al Pío Latino. La Santa Sede le concedió
la dispensa del impedimento que había contraído. Fue ordenado el 15 de
marzo de 1915 y celebró si primera Misa en la Basílica de San Pedro.
Como el Seminario de Santiago no contaba con el privilegio de otorgar
grados académicos, desde el arzobispado de Mariano Casanova (1886-
1908) fueron en aumento el número de seminaristas enviados al Pío Lati-
noamericano; sin embargo, la guerra europea de 1914 impidió mantener-
lo en la cantidad deseable.
El año 1912 regresó a Roma Luis Felipe Contardo Palma; acompañaba
a tres jóvenes seminaristas chilenos que ingresarían al Pío Latino. Ellos
fueron: Juan Baduel Ballacey, Gilberto Peldoza Young y Ramón Merino
Benítez. Para ellos ningún otro guía podía ser más experto y mejor conse-
jero acerca de los estudios y disciplina del Pío Latino.
Iniciativa del exalumno y más tarde Arzobispo de La Serena, Alfredo
Cifuentes Gómez, fue la idea de fundar en el Colegio, la Pía Unión de Su-
fragios, que propuso en carta el año 1917. Consistía en el compromiso de
todos los exalumnos y alumnos sacerdotes de celebrar una Misa por cada
uno de los que fuesen falleciendo. De hecho, se consideró fundada la Pía
Unión el 8 de diciembre de 1919 10.
El sábado santo 3 de abril de 1920 el alumno-diácono Juan Suberca-
seaux Errázuriz fue ungido sacerdote de la Iglesia en la tradicional Basíli-
ca de San Juan de Letrán. Celebró su primera Misa en la capilla de Nues-
tra Señora de Luján en el Colegio Pío Latino. Concurrieron sus padres,
algunos familiares y pocos compañeros del colegio. El lunes 5 cantó la
Misa en la capilla grande del colegio11.
Pocas semanas después, 24 de junio, día del Rector P. Juan Bigazzi, al
neo sacerdote le tocó discursear en español. En su exposición hizo refe-
rencia al hermano carnal de San Gabriel de la Dolorosa, pocos días antes
canonizado, y señaló que “era un extraordinario acontecimiento para el
Colegio tener entre ellos al hermano de un Santo del Paraíso”12.
En el mes de febrero de 1925 un grupo de chilenos visitó la ciudad de
Roma en calidad de peregrinos con ocasión del Año Santo. El Santo Pa-

10 Medina Ascensio SJ, Luis. o. c. pp 115


11 Araneda Bravo, Fidel. “Hombres de relieve de la Iglesia Chilena”. Imp. El Esfuerzo.
Santiago. Chile. pp 284.
12 Medina Ascencio S.J. Luis. o.c. pp 117.
100 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

dre concedió a los chilenos una audiencia privada y a los pocos días les
celebró la Misa y les dio la comunión en una de las capillas del Vaticano.
El día de la distribución de premios de ese año en el Colegio, el alum-
no chileno Manuel Frávega presentó un docto y conmovedor discurso en
que exaltó la Unidad, la Santidad, la Catolicidad y la Apostolicidad de la
Iglesia, como un eco de las solemnidades del Año Santo en Roma.
Y el día 31 de julio del año siguiente –1926– se tuvo la solemne inaugu-
ración de la Villa de Montenero (Livorno), que sería la casa de vacaciones
de los alumnos del Pío Latino. En la ceremonia habló nuevamente el estu-
diante chileno Manuel Frávega para agradecer de su parte la obra llevada
a cabo por el Padre Rector. Esa misma fecha se celebró el así llamado “Pri-
mera Semana Social del Colegio”. La Comisión Organizadora quedó in-
tegrada, entre otros, por el alumno chileno Manuel Larraín Errázuriz. En
la sesión del año el mismo Larraín habló sobre las actividades juveniles.
Vinculado también con nuestra Patria está el recuerdo doloroso del
alumno filósofo proveniente de la Diócesis de Ancud, Ignacio Pérez Biott,
cuyo inesperado deceso se produjo el 3 de octubre de 192713. Había sido
trasladado a Liorna, Genova, en busca de mejor aire, cuando el Señor se lo
llevó. El segundo caso lamentable y también con nuestra Iglesia chilena,
se relaciona con el alumno-clérico, Carlos Ravanal, del obispado de Con-
cepción y fallecido el 21 de octubre de 1931.
El año 1927, los alumnos chilenos, Daniel Iglesias Beaumont y Alejan-
dro Hunneus Cox, iniciaron una sociedad de sacerdotes seculares de la
Arquidiócesis de Santiago, que como sociedad de clérigos se apoyaran
en el propio ejercicio del ministerio sacerdotal bajo la protección del
Sagrado Corazón de Jesús para difundir la Misericordia del Padre.
En Julio de 1929 llegó al Pío Latino el seminarista Julio Jiménez Ber-
guecio. Sus años en Roma lo enriquecieron mucho. Allí entró en contacto
personal con los profesores de la Pontificia Universidad Gregoriana: los
PP. Vermeersch, Filograssi, Boyer, Lennerz, De Guibert, Hansen14.
Del P. Vermeersch conservaba el P. Jiménez un recuerdo muy alto.
Asistió a sus cursos de Moral en la PUG y a las sesiones de la Academia
de Teología Moral. Le impresionó su captación tan profunda de los prin-
cipios generales de la Moral, unida a una notable frescura mental y flexi-
bilidad en el juicio moral práctico de una situación determinada. Además
con Vermeersch hizo Julio su tesis para el Doctorado sobre el tema de “la
probabilidad de hecho” (probabilitas facti).

13 Medina Ascencio S.J. Luis. o.c. pp 132. Cfr. Diario “La Cruz del Sur” (Ancud), 7 oc-
tubre 1927. pp 2.
14 Tampe Maldonado S.J. Eduardo. En la huella de san Ignacio. Tomo II. Impresión Grá-
fica Andes. Santiago. 2010. pp 403 ss.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 101

A estos influjos académicos debemos añadir influjos de otro orden,


pero que redondean la formación del nuevo sacerdote. En primer lugar,
la personalidad del Papa Pío XI y la Acción Católica. Sobre estos temas
reflexionará y escribirá Jiménez a su regreso a Chile.
Otra realidad, querida por él desde hacía años y profundizado en
Roma, fue san Ignacio de Loyola, su espiritualidad y la Orden por él
fundada. En el contacto con sus maestros jesuitas, la lectura asidua de
la Revue d’ Ascetique et Mystique, y, sobre todo, la vida en el Colegio Pío
Latino y la práctica de los Ejercicios ignacianos, se fue encaminando
cada vez más a los temas de espiritualidad ignaciana y a los autores
de la Compañía de Jesús. Esto se manifestará más tarde en numerosas
publicaciones.
En la fiesta “dei partenti” (de los que parten) del 24 de junio de 1931,
el chileno Carlos Hamilton Depassier, apostrofó a la Virgen del Colegio
(Inmaculada) haciendo derramar por las mejillas de más de alguno, sen-
tidas lágrimas.
El 23 de diciembre de 1933 fue ordenado sacerdote el alumno Ma-
nuel Córdoba Alvarez, también proveniente de la Diócesis de Ancud.
Era alumno de la PUG. Padrino de la primera Misa, en representación de
la familia, fue don Eduardo Frei Montalva, quien se encontraba en Italia
participando en un Congreso Mundial de la juventud católica.
Inmenso júbilo vivió los alumnos chilenos el día 23 de febrero de 1935.
En efecto, dos exalumnos Alfredo Silva Santiago y Juan Subercaseaux
Errázuriz fueron nombrados obispos ese mismo día por el papa Pío XI. El
primero de ellos asumiría la diócesis de Temuco y el segundo la de Linares.
Rector de la PUG era el P. Fernando Willaert; entre los catedráticos de
filosofía y de teología, hubo un selecto grupo de profesores, como eran los
PP. Bea, Dezza (futuros cardenales), Arnou, Boyer, Capello (hoy Siervo de
Dios), De Ghellinck (a la vez profesor del P. Alberto Hurtado en Lovaina,
Bélgica), De Guibert, Echániz, Restrepo (estos dos últimos serían después
profesores en la Facultad de Teología de la U. Católica en Santiago), La-
buru (famoso orador sagrado), Schurhammer, etc.
El exalumno Arturo Oyarzún Andrade (1925-1930) –proveniente de la
Diócesis Ancud– publicó el año 1935 un trabajo-doctorado titulado LA
ORGANIZACIÓN ECLESIASTICA EN EL PERU Y EN CHILE DURAN-
TE EL PONTIFICADO DE SANTO TORIBIO ALFONSO DE MOGRO-
VEJO (1581-1606). En el Prólogo expresa textualmente: “Nuestro estudio,
críticamente, persigue el fin de demostrar que la Reforma Catequística
del Concilio de Trento dio un impulso definitivo a la evangelización de
los indios peruanos y chilenos y que la abundante legislación catequística
provincial y diocesana que encontramos en nuestro período, como el fer-
vor en la acción catequística, se deben precisamente a aquella”.
102 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Algunos meses después, diciembre de 1935, se hospedó en el Pío Latino,


el primer Cardenal argentino, Santiago Luis Copello. Después que la Uni-
versidad Gregoriana festejó a su antiguo discípulo, el Pío Latino también
le ofreció una solemne velada literaria, donde el alumno chileno Fernando
Rodríguez ofreció al nuevo Cardenal, el saludo la América Española.
El 22 de agosto de 1937 se supo que el P. Angel L. Tomé inesperada-
mente dejaba la Rectoría del Colegio. Al despedirle, nuevamente el chi-
leno Fernando Rodríguez dijo algunas palabras: expresó que el ideal del
P. Tomé en el tiempo de su gobierno había sido: forjar su almas “en el
yunque de una sólida formación sacerdotal que asegurara para el futuro
esa abnegación a toda prueba, ese celo por las almas que los lanzara a
trabajar denodadamente en el ejército de la Iglesia, como fieles soldados
de Cristo, nuestro Rey”15.
Muy poco tiempo después, el 7 de diciembre de 1938, los alumnos
Alejandro Durán Moreira de la diócesis de Rancagua y José Manuel San-
tos Ascarza de la diócesis de Valparaíso fueron ordenados sacerdotes.
Este último, al día siguiente de su ordenación resultó triunfante en el
concurso literario tenido con ocasión del 75° aniversario de la fundación
de la Congregación Mariana del Colegio. El trabajo se titulaba: “Una an-
tiquísima devoción mariana: Nuestra Señora de Andacollo en la Repú-
blica de Chile”16.
Al día siguiente, 8 de diciembre de 1938, se cumplían los 75 años de la
fundación de la Congregación Mariana en el Colegio. Los alumnos cola-
boraron con gran entusiasmo en la celebración de las fiestas de esos días.
La Misa de la comunidad la celebró el P. José Manuel Santos Ascarza; a
las cinco de la tarde, el P. Fernando Jara Vivancos ofició las segundas vís-
peras solemnes.
Un obispo-exalumno –Mons. Manuel Larraín Errázuriz– recordó en
1946 a su profesor de moral, P. Arturo Vermeersch S.J. con estas palabras:
“Cuando la Providencia me llevó a Roma de 1924 a 1928, tuve muy cer-
ca de mí a un hombre extraordinario; bajo su guía pude penetrar en el
concepto de justicia social y sus consecuencias en la mente de los Padres
de la Iglesia y en los documentos de trascendencia social ilimitada en los
últimos Pontífices”17.
De nuevo “inmenso júbilo” para la “colonia chilena”. En efecto, dos
exalumnos fueron nominados arzobispos por el Papa Pío XII el 20 de

15 Oyarzún Andrade, Arturo. La Organización eclesiástica en el Perú y en Chile durante


el pontificado de santo Toribio Alfonso de Mogrovejo (1581-1606), Pontificio Colegio Pïo
Latino Americano. Roma.1935. pp VIII.
16 Medina Ascensio SJ, Luis. o. c. pp 164 y 167.
17 González Cruchaga, Carlos: “Historia de una polémica”. Fundación Eduardo Frei.
s/f. pp 100.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 103

mayo de 1939. Ellos fueron. José María Caro Rodríguez, arzobispo de La


Serena, y Alfredo Silva Santiago, arzobispo de Concepción.
El 12 de febrero de 1946, el obispo-exalumno del Pío Lati-
no, Mons. José María Caro Rodríguez, llegó una vez más
como huésped a su antiguo Colegio. Era un huésped ha-
bitual pues había estado los años 1920, 1929 y 1939 cum-
pliendo con su deber de la visita “ad limina apostolorum”
a la Santa Sede.
El Papa Pío XII le había honrado nombrándolo Cardenal
de la Iglesia. Por ese motivo debió trasladarse a Roma, re-
cibiendo él solo el capelo cardenalicio el 19 de mayo del
Cardenal J.M. Caro mismo año. Es que al día siguiente de su arribo, se le de-
claró una grave pulmonía por lo que debió ser hospitalizado, hasta que
superó la enfermedad y pudo recibir el capelo18.
En la Semana Vocacional de 1951 –5 al 12 de abril– la Tercera Camerata
del Colegio presentó un coro hablado compuesto por el chileno Felipe
Alliende, titulado “El Sillón Vacío”, que trataba de la soledad que reina en
una parroquia por la muerte de su párroco19.
A inicios del mes de junio de 1951, el Colegio se engalanó exteriormen-
te con la bandera de todos los países Latinoamericanos y con la presencia
de todos sus moradores a la espera emocionante del paso del Papa Pío XII
por el Lungotevere, quien se dirigía a consagrar personalmente la nueva
iglesia de san Eugenio, que los católicos de todo el mundo han querido
ofrecerle, como muestra de gratitud al gran Pontífice. Pasó un poco rápi-
do, pero alcanzamos a verlo en gesto de paternal bendición.
Llegó de nuevo a su querido Pío Latino, el Cardenal José María Caro
Rodríguez, Arzobispo de Santiago para asistir a la beatificación de Pío X.
Al día siguiente el Cardenal Caro inaugura oficialmente la nueva Ca-
merata Pío X, construida en el tercer piso del frente, con capacidad para
25 sacerdotes.
En octubre del mismo año, se tiene en Roma el Congreso Mundial del
Apostolado Laico. Como delegado concurrió Mons. Manuel Larraín Errá-
zuriz, alumno del Colegio en otro tiempo. En el teatro del Colegio habló
a los alumnos sobre la urgencia de formar, mediante una preparación só-
lida y profunda, dirigentes con los cuales cuente positivamente la Iglesia
y puedan asumir cualquier cargo de responsabilidad, en el medio que la
Iglesia les asigne.
Hablando de la América Latina dijo: “debemos considerar a América
Latina como un bloque espiritual; las fronteras geográficas no deben

18 Salinas Fuenzalida, Augusto: o.c. pp 243 ss.


19 Medina Ascencio, Luis: o.c. pp 209.
104 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

proyectarse en los campos del espíritu, ni menos aún, más concreta-


mente en los del catolicismo. Estamos unidos por múltiples vínculos
de orden espiritual y también de orden económico y material, nuestra
misión ha de consistir en estimular y solidificar más y más estos lazos de
unión. Para llegar a esta unidad compacta y poderosa, el padre obispo
proponía el fundar en varias naciones de la América Latina, especie de
colegios o universidades en los cuales se preparase un núcleo selecto de
jóvenes universitarios que después fueran a ejercer su apostolado entre
los intelectuales y a ocupar los puestos más destacados en lo político y
social20.
El sábado santo, 17 de abril de 1954, dieciocho alumnos –entre ellos
dos chilenos– recibieron la Ordenación Sacerdotal: Wenceslao Barra Car-
mona y Carlos Palma Herrera. El cronista escribe: “La escena fue conmo-
vedora. Hubo lágrimas”21.
En el Boletín de octubre de 1957 se decía que “desde Chile llegaba la
noticia que el Episcopado había resuelto, con motivo de la cercanía del
Centenario del Pío Latino, celebrar en la diócesis el “Día del Colegio
Pío Latino Americano”, en el que se pediría a los fieles sus oraciones y
sus limosnas para ese objeto. Además, y previa autorización de la Santa
Sede, entregar al Pío Latino el capital de la Fundación García Huidobro
(instituida para la formación de los alumnos de ese colegio) que ascen-
día a 45.000 pesos. También declararon los obispos como Día del Pío
Latino, el día 21 de julio22.
Con motivo del Centenario de la fundación del Pío Latino, en septiem-
bre de 1958 se celebró en Roma un Congreso de Rectores de Seminarios
Mayores de América Latina; concurrieron además de exalumnos, muchos
obispos de distintos países de América Latina. Del Seminario de Santiago
concurrió el Rector Gabriel Larraín Valdivieso, además el Arzobispo de
La Serena, Alfredo Cifuentes Gómez y Pedro Aguilera Narbona, obispo
de Iquique23.
La celebración se cerró el viernes 21 de noviembre de 1958 con el “día
del Centenario”. Se celebró una Misa Solemne Pontifical oficiada por el
Cardenal Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito, Ecuador.
Y en el patio principal de la Pontificia Universidad Gregoriana se tuvo
el Acto Académico, con asistencia de Cardenales y Obispos. Entre éstos,
el exalumno y obispo de Talca, Chile, Mons. Manuel Larraín Errázuriz,

20 Boletín de los alumnos del Pontificio Colegio Pío Latino Americano. Junio-diciembre
1951. pp 90 y ss.
21 Boletín de los alumnos: Enero-mayo. pp 35-36.
22 Medina Ascencio S.J. Luis. o.c. pp 239.
23 Barrios Valdés, Marciano. El Seminario de Santiago de Chile. Historia de fidelidad. Al-
fabeta Artes Gráficas. Santiago 2008. pp 149.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 105

recordó a los fundadores del Colegio:


“Ante las veneradas figuras de Pío IX y de José Ignacio Víctor Eyza-
guirre, sentimos como perentorio mandato resonar en esta hora la
palabra del Libro Santo: “Alabemos a los varones gloriosos y padres
nuestros en su generación” (Ecl. 44,1).
Y añadió:
“…Quiso el Señor hacer providencialmente de Roma la encrucijada
de la historia humana y el eje de su plan divino, precisamente para
darnos aquí la lección de nuestra doble presencia, al crecer del mun-
do y al expandirse la Iglesia.
Y desde este suelo, donde cada civilización deja su huella, y donde,
sobre el pasar de los siglos se va discerniendo el plan de la redención,
el Pío Latino fue señalando a sus alumnos el destino de nuestra tierra
americana y la misión que en ella, le cabe a la Iglesia desarrollar.
Es el nuevo mundo, en cuyo seno corre potente la vida cristiana que
lo impulsa a los más altos ideales, pero que al mismo tiempo se en-
frenta a la seducción de los grandes peligros ideológicos y morales
que lo acechan.
… Ese mensaje que brota de Roma, responde a una vocación de san-
tidad que Dios ha querido señalar a nuestras tierras americanas.
Es el llamado que nos viene en la alborada de nuestra existencia
en la sonrisa maternal de María de Guadalupe. Son las primicias
de santidad que florecen en Rosa de Lima y en Mariana de Quito.
Son las rosas de sangre de Felipe de Jesús, el Padre Pro y Salvador
Montes de Oca. Es el testimonio heroico y silencioso del abnegado
clero salido de nuestros seminarios diocesanos y que en estrecha
unión con nuestros piolatinos han sabido dar a nuestros pueblos el
argumento definitivo e irredarguible
de la santidad sacerdotal.
… Como el labrador que recoge gozoso las gavillas de la simiente
que sembró con lágrimas, el Colegio Pío Latino siente en esta 21 de
noviembre de 1958 haber hecho fructificar el germen que hace cien
años la Iglesia le entregara.
El cristiano debe saber leer los signos de los tiempos, las disposicio-
nes providenciales de Dios. Y nosotros sentimos que en el cuadrante
de este siglo veinte está sonando la hora de América…
Dios lo suscitó hace cien años para todo un continente.
Dios quiere mantenerlo en el futuro para bien de toda la
humanidad”24.
Dijo también que se sentía con deseos de mencionar a cada uno de
los Padres y Hermanos Coadjutores de la Compañía de Jesús; pero en la

24 Medina Ascensio SJ, Luis. o.p. c. pp. 340-349.


106 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

imposibilidad de hacerlo, expresó ante el Padre General ahí presente “la


gratitud honda y el recuerdo perenne” de toda la familia píolatina.
El 30 de junio de 1960 el Nuncio apostólico en Chile, Mons. Opilio Ros-
si Chiappa, recomendaba a las autoridades eclesiásticas de Chile a enviar
a Roma el mayor número posible de seminaristas.
Ese mismo año –1960– asumió como Ministro del Pío Latino el jesuita
chileno Juan Esteban Rodríguez Velasco, quien permaneció hasta 1965.
Lo reemplazó el jesuita, también chileno, Alfonso Salas Valdés, el cual
permaneció hasta 196825. Años más tarde, de mediados del 2006 a me-
diados del 2008, ocuparía esa responsabilidad el jesuita chileno Haroldo
Palavicino Torres.
También ese año llegó el joven sacerdote Fernando Retamal Fuentes.
Estudió Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Ade-
más de enseñar esa materia, fue autor, entre otros, de “Chilensia Pontifi-
cia. Monumenta Ecclesia Chilensia”, obra compuesta de cuatro extensos
volúmenes26.
Un acontecimiento extraordinario vivió los chilenos-alumnos del Pío
Latino. El Papa Juan XXIII sorprendía al mundo y a la Iglesia con el anun-
cio del Concilio Ecuménico Vaticano II (25 de diciembre de 1961). En la
Bula de convocatoria proponía la triple finalidad del mismo: lograr una
Iglesia más apta para ayudar a solucionar los problemas del mundo (ac-
tualización, adaptación y contacto); que la Iglesia hiciese más eficaz su
vitalidad y preparar más y más los caminos de la unidad.
La delegación de obispos chilenos, incluía, entre otros,
a los exalumnos monseñores Manuel Larraín Errázuriz,
José Manuel Santos Ascarza, Francisco Fresno Larraín,
Francisco Valdés Subercaseaux, Alfredo Cifuentes Gó-
mez, Alejandro Durán Moreira, Alfredo Silva Santiago y
Arturo Mery Beckdorf, algunos destacados exponentes
en las sesiones conciliares. Además, varios miembros de
la delegación se hospedaban en el Colegio Pío Latino, lo
que permitía a los alumnos, estar al tanto de los temas
que se trataban en las aulas. Sin lugar a dudas, todos los Mons. José Santos
temas estudiados y discutidos eran de suma importancia; sin embargo, a
los jóvenes sacerdotes les interesaba el tema de la formación de los sacer-
dotes y la comunión con el Santo Padre.
El tiempo del Concilio de Trento había concluido; se hablaba del fin de
la Edad Moderna y era necesario echar bases sólidas para la formación

25 Tampe Maldonado S.J, Eduardo. “En la huella de san Ignacio”. Tomo II. Ediciones
Revista Mensaje. 2010. pp 422. 307.
26 Retamal Fuentes, Fernando: “Chilensia Pontifcia”. Ediciones Universidad Católica
de Chile. Santiago. 1998.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 107

de un clero más adaptado a los nuevos tiempos. Y los jóvenes sacerdotes


tenían una enorme responsabilidad ante el futuro que se presentaba a la
Iglesia. De ahí su interés.
La gran dificultad estaba en que no se podía prever en detalle qué evo-
lución seguiría la nueva era que se les abría a los sacerdotes y a los forma-
dores de éstos.
Algunas líneas, sin embargo, eran suficientemente claras: retomar el
contacto con las fuentes del cristianismo, especialmente con la Sagrada
Escritura y la vida litúrgica; ruptura del régimen de “cristiandad” que ca-
racterizó al mundo occidental desde la Edad Media; espíritu ecuménico;
descentralización creciente del gobierno de la Iglesia; afirmación positiva
de la autonomía relativa del orden temporal unida a un deseo de llevar la
Encarnación de Cristo a todas las esferas de la vida en este mundo.
Lo anterior supone un clero mucho mejor formado en la Biblia y que
no identifica la cultura cristiana con ninguna de sus formas históricas
contingentes. Supone asimismo una mentalidad más ágil y abierta para
reconocer la voz de Dios en los “signos de los tiempos” y poder mirar con
simpatía el desarrollo de las nuevas culturas, pueblos y tradiciones.
Durante el “Mes de Pastoral” del año escolar 1961-1962 en el Boletín
del Pío Latino, aparece un estudio del alumno chileno Duncan Livingston
titulado “El rito de entrada en la Misa” y tras de ponderarse la necesidad
de una preparación previa en la recepción de los sacramentos, expresa:
“El Sacramentalismo es del todo insuficiente”27.
El sábado 30 de noviembre de 1963 el Papa Paulo VI bendijo solemne-
mente la Nueva Sede el Pío Latino, ubicada en la Vía Aurelia n° 511.
Fue recibido en el vestíbulo del nuevo Colegio por un grupo de Carde-
nales, por algunos miembros del Cuerpo Diplomático y por los Superio-
res y alumnos del Colegio, incluyendo los alumnos chilenos: Juan Jean-
neret, Cristián Larraín, Duncan Livingston, Juan Noemi, Esteban Polic,
Jorge Sapunar y Bruno Sottolicchio.
Pasó después al teatro donde tuvo lugar la ceremonia. Lo saludó el
Rector P. Ricardo Chisholm S.J. y a continuación Su Santidad se dirigió a
la concurrencia con cordiales palabras expresando: “Con gran intuición
aquella piedra angular fue sacada de las grutas vaticanas y precisamente
de antiguas construcciones limítrofes del sepulcro glorioso del Príncipe
de los Apóstoles, como para simbolizar los fundamentos más profundos,
sobre los cuales se levanta el Colegio, de fidelidad, de devoción, de adhe-
sión, de afecto sincero hacia la Sede Apostólica… para llegar finalmente
a esta nueva y acogedora residencia, abierta al lado de una de las más
célebres consulares romanas”.

27 Medina Ascensio S.J. Luis. o.c. pp 282.


108 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Dirigiéndose a los alumnos, les decía: “Amados hijos… aprovechad


bien los años de formación en el Colegio; es juna gracia particularísima
que os dado el Señor al llamaros a pasar los años más bellos de vuestra
juventud junto al sucesor de Pedro para recibir de él las más paternas so-
licitudes, para uniros más estrechamente a El en una generosa y operante
fidelidad”28.
Al concluir, dio la Bendición Apostólica, especialmente para los alum-
nos que iban a recibir la ordenación sacerdotal al día siguiente.
En 1977 el exalummno y Arzobispo Mons. Juan Francisco Fresno La-
rraín preside la Comisión Episcopal orientada a acompañar la marcha
del Colegio; realizó la visita canónica a éste, acompañado de otros tres
exalumnos-obispos.
“El domingo 2 de septiembre de 1989 llegábamos varios sacerdotes
chilenos, de distintas diócesis, al Pontificio Colegio Pío Latinoamericano.
Allí encontramos a hermanos de casi toda América Latina y El Caribe.
De mi generación de chilenos son: Santiago Silva Retamales, licenciado
en Sagrada Escritura, actualmente Obispo Castrense y Presidente de la
Conferencia Episcopal; el Pbro. Juan Francisco Pinilla, doctor en Teología
Espiritual, actualmente párroco de Santa Marta en Santiago y profesor de
la Facultad de Teología. Meses antes de nuestra llegada había culminado
sus estudios de licencia en Derecho Canónico Ignacio Ducasse, actual-
mente nominado Arzobispo de Antofagasta.
Nuestro rector, el P. Fernando Londoño Bernal, jesuita colombiano, era
un hombre de profunda espiritualidad y de vasta experiencia académica
universitaria en su país y que después continuó en Roma. Alcanzamos a
conocer al Hermano Villa, uruguayo de ascendencia italiana, quien lleva-
ba décadas sirviendo en el Colegio: gran servidor, devoto del Papa “Jua-
nito” (Juan XXIII), era sastre que enseñó a uno de los porteros ese oficio,
en la época que los estudiantes usaban sotana.
El P. Londoño nos ayudó a situarnos en lo que él llamaba “expe-
riencia romana”, que no era solamente lo académico, sino también
la vida espiritual, eclesial y la multi milenaria cultura de Roma y de
otras ciudades de Italia”29
Vinculado con Chile: en el Pío Latino tuvo lugar el encuentro en el cual
el Presidente de Chile, don Patricio Aylwin, durante su visita oficial a Ita-
lia, celebró con la colonia chilena residente en Roma, el sábado 20 de abril
de 1991. En la capilla se celebró una Santa Misa de Oración por Chile,
presidida por el Obispo Mons. Francisco Javier Errázuriz Ossa.

28 Medina Ascensio S.J. Luis. o.c. pp 209.


29 Contreras Villarroel, Cristián. Carta: “Mi experiencia en el Pontificio Colegio Pío La-
tino Americano”.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 109

En febrero de 2009 se reunió en Roma la “Pontificia Comisión Para


América Latina”. El tema de la reunión era La “Formación Sacerdotal en
los Seminarios de América Latina” y para lo cual, el día viernes 20 de
febrero, los delegados se reunieron en el Colegio Pío Latino donde dia-
logaron acerca del desarrollo de la Misión Continental, actuando como
moderador el delegado de Chile, Cardenal Francisco Javier Errázuriz
Ossa.
El 1 de septiembre de 2011 asumió como Rector el P. Jaime Castellón
Covarrubias S.J. de la provincia de Chile.
Mons. Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago y Cardenal, visitó el Pío
Latino el día martes 21 de febrero de 2017.
En la fotografía aparece con los “pio latinos” chilenos: Cristián Montes
Ortúzar, Francisco Rencoret Mujica (q.e.p.d), Pablo Arteaga Echeverría,
Felipe Herrera Espaliat, Francisco Ibañez Poblete, Carlos Cabezas Jiménez,
Fernando Torres Molina. Al centro el Recfor P. Jaime Castellón S.J.
¿Qué ha significado para la iglesia chilena que un grupo de jóvenes
diocesanos hayan estudiado en la pug?
El año 1940 los “píolatinos” recordaron los 50 años de la Academia de
Santa Teresa, fundada en 1890.
El Director de la Academia, en ese entonces, P. Antonio Fabrat, presen-
tó un trabajo sobre “El espíritu de la Academia de Santa Teresa”, donde
expuso que lo que animaba a la Academia era el “espíritu píolatino”. Y
este no era otro que el de un Seminario como debe ser: tratar de formar el
ideal del perfecto sacerdote en las almas de todos los alumnos piolatinos.
A continuación, enumeró no pocos de los temas preferidos por los par-
ticipantes en las sesiones de la misma Academia, e hizo notar que casi
siempre son temas filosóficos, teológicos, eclesiásticos, históricos, etc. Es
decir, los alumnos sienten la urgencia de orientar sus esfuerzos literarios
precisamente hacia aquellos puntos que han de ser la base de su obra au-
ténticamente sacerdotal.
Además, recordó la circunstancia de encontrarse el Colegio Pío Latino
precisamente en Roma, y por eso añadió: “… el Colegio nuestro es un
Seminario Romano, o sea, establecido en Roma, capital del catolicismo
y sede del Pontífice Supremo. Esta atracción hacia el centro de la Iglesia
católica es la que acorta las distancias y deshace las dificultades: el amor
a esta Cátedra apostólica que el Pío Latino debe difundir más tarde, es
preciso que le penetre y le inflame hasta conseguir esa fisonomía de ro-
manidad, que más que al exterior debe brillar en lo interior, en el modo
de pensar, en el querer, practicar”.30

30 Medina Ascencio S.J. Luis. o.c. pp 171 ss.


110 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

La experiencia romana de vivir junto al Papa, te entrega una experien-


cia nueva, rica, inolvidable, particular y universal a la vez, que, sin duda,
te ayudará en tu labor eclesial. Somos parte de una familia y de una casa.
Fueron palabras que marcaron la línea para el futuro.
El Santo Padre, al otorgar su consentimiento para este Casa de estudios
eclesiásticos, señaló a los obispos que debían entender el provecho que
acarrearía esta obra de la Iglesia a la religión en sus países, y la fundada
esperanza de poder contar oportunamente con sacerdotes que sabiamente
ejerzan la docencia en los seminarios diocesanos, que se desempeñen en los
tribunales eclesiásticos y les sirven a ayuda en el cuidado de sus diócesis.
El papa Pío XI alguna vez expresó: “Vuestra casa, querido hijos, voso-
tros lo sabéis, Nos es particularmente querida, por el nombre que lleva:
“Colegio Pío Latino”. Cada una de esas palabras es un título que merece
especial consideración; pero más especial aquella que da el valor de todas
las demás: Americano, América, parte tan querida porque está tan lejana
de nosotros; lejana, esto es, geográficamente, porque espiritualmente, de
la parte del corazón, sentimientos y pensamientos, está tan vecina a nues-
tro corazón”.
Se palpa el sentido de hermandad latinoamericana.

Los que van al Pío Latino


Se supone que los obispos de Chile escogen a sus jóvenes que muestran
un “espíritu eclesial”, un gran sentir con la Santa Madre Iglesia, con la
Iglesia de Jesucristo. Lo anterior ha significado, entonces, que jóvenes sa-
cerdotes diocesanos hayan estudiado en Roma, en contacto con la élite de
otras diócesis, tanto profesores como alumnos.
Un exalumno obispo me escribió: “El aporte de los sacerdotes que pa-
saron por el Pío Latinoamericano ha sido enorme para la vida y el desa-
rrollo de la Iglesia chilena. Creo que se puede resumir en los siguientes
puntos:
Veinte y uno de ellos han sido nombrados Obispos de la Iglesia de
manera que han prestado una importante colaboración al gobierno de la
Iglesia en Chile. Es cierto que uno tiene sus propias particularidades y
características en el ejercicio de este ministerio, pero el hecho de haber
vivido algunos años en Roma, compartiendo con otros sacerdotes, no sólo
de Chile sino también de prácticamente todos los países de América Lati-
na, ofrece una gran cantidad de experiencias que enriquece enormemen-
te las posibilidades para que alguien pueda conducir pastoralmente una
diócesis. Tener oportunidad de conocer la Iglesia italiana, o alguna otra
europea, así como intercambiar experiencias con lo que ocurre en otras
diócesis del continente, ciertamente ha enriquecido la acción de aquellos
pastores que han estado algunos años en el Pío Latino.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 111

La gran cantidad de sacerdotes chilenos que se han formado en dicho


Colegio han podido después ofrecer un servicio pastoral de muy buena
calidad y especialización. Muchos de estos sacerdotes, después de los años
vividos en Roma, volvieron a sus diócesis y estuvieron a cargo de distin-
tos proyectos pastorales o fueron colaboradores estrechos de sus Obispos.
Tanto la experiencia obtenida como el rigor metodológico aprendido por
los estudios, ciertamente contribuyeron eficazmente par que una vez en
sus diócesis prestaran un servicio pastoral muy cualificado.
En el, miso sentido que lo anterior, muchos de estos sacerdotes han
cumplido una función docente como estudiantes de teología, religión,
pastoral o fueron formadores de nuevas generaciones de sacerdotes en
los seminarios diocesanos y en centros universitarios. Este horizonte aca-
démico ha sido muy valioso para la Iglesia chilena tanto en la enseñanza
como en la investigación.
Finalmente, debemos estar muy agradecidos de la hermosa misión que
ha desarrollado el Colegio Pío Latino. La Iglesia en Chile hade reconocer
permanentemente el servicio prestado por este querido Colegio31.
Y al regreso, su aporte a la Iglesia chilena lo ven como una adhesión a
la romanidad que se entiende como adhesión al Romano Pontífice, cual
Pastor Universal cuida el rebaño. No es de extrañar, entonces, que para
una mayor comunión con el Vicario de Cristo, los obispos y arzobispos
tomaran la pluma para hacer llegar a cada uno de sus diocesanos todo
el amor y devoción suya para con el Pontífice Supremo, incluyendo su
veneración al Santo Padre en la persona de su representante en Chile, el
Señor Nuncio Apostólico, cumpliendo además el sagrado deber de ir has-
ta Roma, obligación impuesta por el Derecho canónico a todos los obispos
católicos32.
Nombramos algunos de ellos:
Mons. Gilberto Fuenzalida, exalumno, hombre de profunda
vida interior, de oración continua y de intenso estudio.
Dedicado al conocimiento de las ciencias sagradas, su ca-
pacidad de concentración le permitió destacarse. Era me-
tódico y perfeccionista.
Su decisión de seguir a Jesús como modelo de vida, se re-
flejó en su vida después de releer las inspiraciones contraí-
das en sus oraciones y/o meditaciones diarias. Además, el
examen diario de conciencia fomentaba su espíritu de su-
peración y evitaba estancamiento en la vida espiritual.

31 Ramos Pérez, Fernando. carta de 30 de julio de 2017.


32 Fuenzalida Morandé, Joaquín: “Recuerdos de Mons. Gilberto Fuenzalida Morandé,
obispo de Concepción”. Impreso en la imprenta Francisco Carrión e Hijos. Santiago.
1970. Pp 161.
112 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

La formación impartida como rector del Seminario de Santiago fue la


incorporación de la asignatura de pedagogía, especialmente sus aplica-
ciones para la enseñanza catequística. Buen conocedor de los avances en
esta materia, el rector ensayaba los métodos pedagógicos que estaban de
actualidad en Europa en los años de 1910. Como apoyo para las prácticas
catequísticas, e n las cuales participaban los seminaristas, creó la Asocia-
ción de la Doctrina Cristiana y enriqueció la biblioteca catequística del
Seminario.
En su “Tratado de Pedagogía Catequística” (1910), adelanta lo que
cincuenta años más tarde se creyó un descubrimiento de las ciencias modernas
cuando señala que: ”El catecismo no es más que un extracto o compendio. No
basta por sí solo si falta quien lo explique convenientemente. Escomo un
esqueleto, sólido si se quiere, pero seco y árido. La palabra viva del maes-
tro es lo que ha de revestirlo de carne, nervios y piel y la que ha de darle
vida que lo anime…”33.
A su vez estableció el apostolado de la catequesis entre los seminaristas.
Luis Felipe Contardo Palma, durante tres años Contardo llenó sus días con
el estudio de las ciencias sagradas logrando su título de Licenciado en
Teología. El clima romano no le era propicio y debió regresar a Chile
como subdiácono.
En la ciudad de Concepción se encuentra con su familia y el 6 de sep-
tiembre de 1903 recibe la unción sacerdotal en la festividad del Nacimien-
to de la Madre de Dios.
Inicia entonces su ministerio como profesor del seminario y de la Es-
cuela Normal, y a la vez, como secretario del Obispo. Hombre de confian-
za del Prelado va dando muestras de su preparación y disciplina en el
trabajo; entre sus alumnos se destaca por su bondad, su saber y su celo.
Insigne orador sagrado, destacó en sus oraciones fúnebres por S.S. Pío
X y sus queridos obispos Plácido Labarca y Luis Enrique Izquierdo, pie-
zas oratorias publicadas en folletos que hubo de editarse por segunda
vez. El mérito estaba en sus pensamientos profundos y delicados, en sus
sentimientos llenos de emoción y en la nobleza de su espíritu.
En la Tierra Sagrada de Palestina, la emoción sacerdotal y lírica de
Contardo, canta sobre las “Huellas de Jesús” en sonetos delicados y reli-
giosos, que han recogido casi todas las antologías nacionales, y que han
llegado a ser las credenciales de este sacerdote y poeta.
Fue un poeta místico. De una poesía clara, sencilla y renovada. En
emocionados sonetos recogió los bíblicos paisajes de la Tierra de Jesús.
Al regreso de un tercer viaje a Europa, fue nombrado director de “El
País” y después de “La Unión”, diarios importantes Concepción.

33 Barrios Valdés, Marciano: o.c. pp 101 ss.


2018] El Colegio Pio Latino Americano... 113

Los problemas del momento, la orientación política y social, la econo-


mía y la propaganda religiosa y cívica, las preocupaciones continuas, lo
urgen con apremio, aunque el Director carga con la responsabilidad del
diario. Y buscaba siempre las huellas de Jesús.
En sus últimos años sirvió a la Iglesia como cura párroco en Chillán.
El ex profesor de Concepción evangelizará ahora a todo un pueblo con su
palabra y su ejemplo; el periodista pasa a ser pastor de almas, pronto para
servirlas en todas sus necesidades.
Reúne en todo suyo a los niños y almas sencillas, multiplicando los
catecismos y seleccionando catequistas que él mismo instruye y alienta.
Luego se acera a los obreros con alma generosas: les funda cooperativas y
centros; los orienta con conferencias y retiros espirituales.
En pocos años, en ese ambiente frío y algo irreligioso, el Cura se con-
virtió en el respetado ”Don Luis Felipe” y fue entonces el “maestro”, el
que cautivaba con su versación sorprendente en los jurados y en las pá-
ginas de prensa. Porque “el señor Contardo, como hombre de Dios, era
un propagandista incansable, un misionero pacífico de todas las horas”.
Este intelectual ilustre era también un predicador insigne. El púlpito lo
reclamaba varias veces al día en distintos templos y por diversos motivos.
Sus pláticas nunca se repetían: tenía el arte de improvisar nuevos atavíos
en la forma y de escoger nuevos pensamientos para las circunstancias que
se le presentaban34.

Mons. Juan Subercaseaux Errázuriz, exalumno y obispo, fue


en Chile el verdadero apóstol de la vida litúrgica de la
Iglesia. Inculcó en sus seminaristas, el amor a la Iglesia, al
Papa y al Obispo.
“Emprendió una fecunda campaña de la cual él mismo pudo
cosechar frutos en abundancia, pues alcanzó a ver compla-
cido cómo se incrementó en los fieles el gusto por la piedad
sólida e ilustrada. Tenía especial interés en que el canto reli-
gioso no desentonara con el grave rito de la liturgia católica”.
Designado Rector del seminario de Santiago, “con especial dedicación
enseñó a sus alumnos el canto gregoriano, la liturgia y la música. Puso en
su nuevo cargo toda su alma de apóstol fervoroso e inquieto, y de artista de
gusto refinado, pues era urgente fomentar en el seminario la afición por el
arte religioso. Los sacerdotes formados en el buen criterio artístico, sabrían
dignificar el templo de Dios, suprimiendo de él todo lo que no fuera líneas
puras, imágenes hermosas y ornamentos severos”35.

34 Donoso G. Francisco. o.c. pp 24. 26. 29. 31.


35 Araneda Bravo, Fidel. o.c. pp 284 ss. Cfr. Barrios Valdés, Marciano. o.c. pp 119 ss.
114 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Después, cuando nos toque enseñar a otros, como mediadores, todo


nuestro esfuerzo debería consistir en conducirlos al contacto directo con
el Evangelio.

Mons. Alfredo Silva Santiago. Hijo fiel de la Iglesia. Distin-


guido alumno chileno de la PUG, desde donde veinte y
uno de ellos llegaron a obispos y arzobispos de la Iglesia;
profesores de seminarios que reformaron y se acomoda-
ron a los moldes entonces en boga en la Ciudad Eterna. A
ellos, en gran parte, se debe la devoción tan característica
por el papa y adhesión a sus enseñanzas.
Con Alfredo Silva Santiago, por primera vez un chileno
obtenía el grado “cum laude”, la más alta distinción que
otorga la Universidad Pontificia en Roma.
Profesor de seminarios; además ocupó los oficios de capellán y direc-
tor de diferentes instituciones católicas, donde la más importante fue la
asesoría de la Acción Católica, que sirvió con dinamismo y eficiencia téc-
nica, de la cual se sirvió el clero ara asesorar ese movimiento inolvidable.
En Temuco donde fue obispo (1935), puso en práctica sus eximias con-
diciones de organizador y perito en el apostolado laico. En cuatro años,
hizo del obispado un foco de luz de irradiación evangélica del sur.
Tan ímproba y eficaz fue la tarea realizada en Temuco que la Santa
Sede, al ver desolada la diócesis de Concepción, tras el terremoto de ene-
ro de 1939, lo nominó obispo de esa sede vacante. Pocos meses después
fue creada la arquidiócesis de Concepción, y Silva Santiago pasó a ser el
primer arzobispo.
En 1953 el arzobispo, sin hacer dejación del cargo pastoral, recibió de
Pío XII, el nombramiento de Rector Magnífico de la Pontificia Universi-
dad Católica, en la cual, en plena juventud, había sido pro-rector y cate-
drático. Mantuvo ambos cargos por expreso deseo del Santo Padre.
En el desempeño del ministerio universitario, puso al servicio del viejo
plantel, su talento organizador y el acervo de una clara inteligencia, culti-
vada con las ciencias divinas y humanas. Conocía los problemas univer-
sitarios y estaba capacitado para afrontarlos con su experiencia, buen tino
y don de gentes. Catorce años permaneció frente a la dirección del plantel
universitario, al cual dio una inspiración genuinamente católica. Empero,
como era de mentalidad conservadora en sus ideas, no pudo afrontar las
reformas que la universidad necesitaba (1967)36.
“La Universidad Católica estaba en una crisis total. La verdad es que
su progreso y calidad eran visibles, aunque su estructura y autoridades

36 Araneda Bravo, Fidel. “Historia de la Iglesia en Chile”. Ediciones Paulinas. Santiago.


1986. Pp 749 ss.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 115

aparecían estando contra el ciclo histórico”. Es decir, “había una crítica


creciente sobre la estructura y administración institucional, su apertura
hacia el país o bien su permanencia ajena a los problemas y el movimiento
histórico de Chile”37.

Alejandro Huneeus Cox. Exalumno y rector del Seminario de Santiago Des-


de los primeros días de su mandato se preocupó de impulsar la lectura de
la Biblia entre los seminaristas y fue un defensor de las ideas sociales que
Pío XI había expuesto en su encíclica “Quadragesimo Anno”. También era
un sacerdote muy piadoso y difundía la devoción al Amor misericordioso
del Sagrado Corazón de Jesús38.
Un exalumno y doctor en filosofía –Wenceslao Barra– recuerda: “Hice
mis estudios completos en la PUG. Descubrí que un sacerdote puede ser
también profesor de “filosofía”. Tuve mucha facilidad para pasar las ma-
terias (fui bueno para los estudios)”. Incluso fui maestrillo en el Pío Lati-
no, y alumno de Karl Rahner en Alemania (asistí a algunas conferencias
que me interesaban)”. Por lo tanto, “hoy puedo afirmar que supe conectar
“lo antiguo con lo nuevo. Creo que eso lo logré”.
Y había sí un buen retiro de ocho días al comenzar el año académico.

Julio Jiménez Berguecio S.J. Exalumno y docente. De regreso a Chile –1932–


fue nominado profesor del Seminario Pontificio de Santiago. Y a partir
de 1948 empezó su labor de enseñanza e investigación en la Facultad de
Teología en la U.C. de Santiago. Dictó cursos de teología dogmática, es-
pecialmente Eucaristía y Penitencia, y más tarde Ascética y Mística. Para-
lelamente fue Director de la revista “Anales de la Facultad de Teología” y
colaborador asiduo de “Teología y Vida”.
Por encima de esos cargos y títulos, el P. Jiménez ha sido para varias
generaciones de profesores y alumnos, de distintas disciplinas, un maes-
tro de la pasión por el saber y la verdad, un abnegado y erudito director
de investigaciones, un hombre de consejo y de bondad, fiel a su intuición
de que el amor misericordioso tiene la última palabra sobre el juicio. Los
alumnos de teología son testigos de que así era don Julio en las pruebas
y exámenes.
Junto con sus extensos años de cátedra brotan unos doscientos tí-
tulos, sin contar una serie de informes y estudios privados y de índole
muy diversa, para la Santa Sede, los señores obispos y los superiores
de la Compañía. Dentro de esa abundancia y diversidad se encuentra
una característica común: la rigurosidad y fundamentación sólida de
sus afirmaciones.

37 Diario El Mercurio. Artes y Letras. 30 de julio de 2017. Agosto del 67. Pp 2.


38 Barrios Valdés, Marciano. o.c. pp 126 ss.
116 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Como todo ser humano, admiraba a ciertas personas y por diversos


modos quiso proponérnoslas para que las conociéramos y nos inspiremos
en ellas. Entra otras, ahí están: san Ignacio de Loyola, santo Tomás de
Aquino, el P. Louis Lallemant S.J, el P. de Caussade, el Abate Molina S.J, el
P. Mauricio de la Taille S.J, el Cardenal José Ma. Caro, Mons. Eduardo Es-
cudero Otárola, sor Bernarda Marín, el P. Alberto Hurtado S.J, don Rafael
V. Valdivieso, don Crescente Errázuriz, don Andrés Bello, don Santiago
Labarca, el Cardenal Henry du Lubac.
El hombre piensa movido por el corazón. El P. Jiménez nos transmi-
te en sus escritos la pasión que él siente por la verdad de Dios y por las
personas que, cada cual con distinto enfoque y medida, nos ayudan a
penetrarla y amarla más39.
El año de las grandes encíclicas –1963– del Pontífice Juan XXIII, “Mater
et Magistra” y “Pacem in Terris”, regresaba a Chile el sacerdote Alfonso
Baeza Donoso, después de tres años en el Pío Latino, estudiando Ciencias
Sociales en la PUG.
Eran tiempos en que el mundo vacilaba al filo de una crisis nuclear…
tiempos de definiciones. Y en el plano personal, Alfonso Baeza se sentía
tocado por la necesidad de resolver los problemas de la pobreza. Regresó
y fue destinado en la Misión General, especialmente en las poblaciones
marginales y Asesor Eclesiástico del Movimiento obrero DE Acción Cató-
lica (MOAC).
Después del golpe militar participó en el Comité Pro Paz de la Vicaría
de la Solidaridad, hasta que en marzo de 1977, el Cardenal lo llamó a en-
cabezar la recién creada Vicaría de Pastoral Obrera.
Desde entonces se mantuvo siempre cercano al mundo de los trabaja-
dores como máximo responsable de esa Vicaría y, también, de la Vicaría
de la Pastoral Social desde 1998. “Nuestra tarea era ayudar a la reorgani-
zación sindical y con ello la Iglesia creció en legitimidad entre trabajado-
res que a veces sentían que la Iglesia estaba más cerca de los ricos”.
El P. Baeza repasa la historia de la Vicaría que encabezó, expresando
que “tuvo un papel de importancia no sólo en la recuperación de los dere-
chos humanos, sino también en el posicionamiento de la Iglesia entre los
más necesitados en Chile. Nos establecimos como Vicaría, de ese modo,
muy en consonancia con la Doctrina Social de la Iglesia, que declara muy
claramente que los trabajadores tienen todas las prerrogativas para for-
mar por sí solos las organizaciones sindicales”. Y prosigue: “Siempre apo-
yamos las reivindicaciones, con orientaciones u ofreciendo lugares donde
los sindicatos pudieran reunirse y, también con el apoyo legal de aboga-
dos laboralistas”.

39 Tampe Maldonado S.J, Eduardo. o.c. pp 407 ss.


2018] El Colegio Pio Latino Americano... 117

El diálogo era primordial y lo expresa: “No descuidamos el hecho de


que los organismos y los sindicatos son buenos espacios para que las per-
sonas fortalezcan en sus vidas el servicio a los demás. En ese aspecto des-
tacábamos la coincidencia clara de nuestra inspiración con el evangelio de
Jesús, quien nos dijo que lo más importante es el amor a Dios y el amor al
prójimo. Observábamos la presencia del amor, y, por lo tanto, la presencia
del Señor en ese esfuerzo solidario de los trabajadores para hacer justicia
y lograr que hubiese más respeto por los más débiles. Creo que, finalmen-
te, el pueblo nos vio como una Iglesia verdaderamente involucrada en la
causa de los trabajadores explotados y marginados”.
Eran tiempos difíciles. Pero, con el apoyo y orientaciones del P. Bae-
za, se reconstituyó el movimiento sindical y eso era lo que más impor-
taba40.

Manuel Larraín Errázuriz


TESTAMENTO PASTORAL41
Al clero y fieles de mi Diócesis de Talca:
Os dejo en estas líneas mi testamento pastoral: ellas os ha-
blarán después de mi muerte, ellas os dirán mis últimos
pensamientos, mis supremos anhelos, mis paternales con-
sejos.
Muero en el seno de la Iglesia Católica, Apostólica y Ro-
mana, a la que he tratado siempre de servir. Renuevo mi
adhesión plena al Romano Pontífice, Vicario de Cristo, y a las enseñan-
zas, leyes y disposiciones de la Santa Sede que he procurado fielmente
cumplir. Quiero que mi última palabra sea para la Iglesia, el gran amor
de mi vida sacerdotal. En ella he vivido y encontrado a Cristo. Por ella
únicamente he trabajado y sufrido. Ofrezco mi muerte como supremo ho-
locausto por ella. “Pro corpore ejus, quod est Ecclesia” (“Por su cuerpo
que es la Iglesia”).
Os doy tres recomendaciones. En ellas sintetizo todo lo que quisiera
deciros:
1.- Amad a la Iglesia. Amad al Papa. Es el “dulce Cristo en la tierra”.
Quisiera que la diócesis de Talca, en cuya Catedral se guardan las ceni-
zas de Mons. Cienfuegos, el primer Embajador de Chile ante la Santa
Sede, se destacara siempre por su devoción al Romano Pontífice.“Ubi
Petrus ibi Ecclesia” (“Donde está Pedro, allí está la Iglesia”).

40 Rauld, Juan. “Mons. Alfonso Baeza y los trabajadores”. Revista Mensaje. Noviembre
2013, pp 18 ss.
41 De la Noi, Pedro. “Mons Manuel Larraín E, Escritos completos”. Tomo I s/f. pp 29 y ss.
118 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Amad a vuestro Obispo. No importa quien sea. Es vuestro maestro,


vuestro Pontífice y vuestro Pastor. Es el sucesor directo de los Apósto-
les. La fidelidad al Obispo es fuerza, gracia y bendición. “Estadle uni-
dos como la cuerda al arco de la cítara”. No discutáis sus enseñanzas,
no critiquéis sus actuaciones, no os alejéis de su acción.“Ipsi enim per-
vigilant quasi rationem pro animabus vestris reddituri” (“Pues ellos
están vigilantes, porque tienen que dar cuenta de vuestras almas”).
Amad a vuestros Sacerdotes. Son los enviados del Obispo. Los minis-
tros de Dios. Los otros Cristos. Formad alrededor de ellos un rebaño
amante y fiel. Respetad su misión. Apreciad sus sacrificios. Sed tole-
rantes para con las imperfecciones humanas que puedan tener.
Amad a los seminaristas. Son la esperanza de la diócesis. Son el futuro
de la Iglesia talquina. Son la semilla de evangelización. Enviad a vues-
tros hijos al seminario. No estorbéis sus vocaciones. Formad un am-
biente vocacional. Sin seminaristas no habrá sacerdotes. Sin sacerdotes
no habrá sacramentos. Sin sacramentos no habrá vida cristiana.
Amad las obras de la Iglesia. A través de ellas se ejerce su misión pasto-
ral. Colaborad. No seáis católicos pasivos. Todo lo que es de la Iglesia
debe interesarnos.
2.- Defended la Iglesia: Con el testimonio de vuestra vida. El peor ene-
migo de la Iglesia son los malos católicos. Con el valor de proclamaros
siempre católicos, “no os avergoncéis del Evangelio de Cristo”.
Con la firmeza de vuestros principios. Los principios no se ceden.
Defended la Iglesia con la integridad de vuestro pensamiento cristiano.
Hay que conocer cada vez más a fondo la verdad que profesamos.
Defendedla con la pureza de vuestras costumbres. “No os dejéis vencer
por el mal, sino que venced al mal con el bien”. Que el paganismo del
ambiente no os contamine. Cerrad la puerta a las lecturas, grabados,
conversaciones, espectáculos o modas que degradan vuestra dignidad
cristiana.
Defended la Iglesia defendiendo la familia. Todo conspira contra ella.
Guardad la fidelidad del amor cristiano. Apreciad el don de los hijos.
Educadlos cristianamente. Haced de vuestros hogares un templo y una
escuela.
3.- Sed misioneros de la Iglesia: La Iglesia es el misterio de Cristo prolon-
gado. Hay que hacerlo llegar a todos. Cada católico ha de ser su apóstol.
Hay que irradiar la Iglesia. Amarla y hacerla amar. Vivir su misterio y
hacerlo vivir.
Tres cosas quisiera especialmente deciros a este respecto.
Orad con la Iglesia: La oración es la voz de la esposa. Su clamor llega
hasta Dios. Trabajad todos, sacerdotes y fieles, para dar a la liturgia de
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 119

la Iglesia su lugar en la vida cristiana. Para sentir con la Iglesia hay que
orar con la Iglesia. He tratado modestamente de luchar por la vida litúr-
gica. Quiero que mi última palabra sea para que sigáis adelante en esta
empresa: “Propter Sion non tacebo et propterJerusalem non quiescam”
(“Por el amor de Sion no callaré y por Jerusalén no descansaré”).
Trabajad con la Iglesia: La Acción Católica es la gran necesidad de hoy.
Muchos y santos sacerdotes, sí, pero muchos y apostólicos seglares tam-
bién. Para transformar los ambientes necesitamos apóstoles de ellos. En
la inmensa tarea del laicado católico a que la Iglesia llama a todos, el
equipo sacerdote-laico es el equipo apostólico de hoy.
Sufrid con la Iglesia: La Iglesia tiene hoy un sufrimiento especial: el ale-
jamiento de la clase obrera de ella. Hay que hacer que retorne. La Iglesia
tiene su doctrina social. Debe enseñarse con valentía. Debe aplicarse con
decisión. Muchos no me han comprendido en esta posición. Han creído
que hacía política o demagogia.
Ante la majestad de la muerte, afirmo que no he hecho ni lo uno ni lo
otro. He cumplido con un deber de Iglesia; trabajar porque cese “el gran
escándalo del siglo XX”. Porque la clase obrera retorne al seno de su
Madre que les aguarda.
Estos han sido mis tres grandes ideales: la liturgia, la Acción Católica y
el problema social. En los tres he buscado una sola cosa: servir, amar y
trabajar por la Iglesia.
Os dejo como legado el continuar esta tarea”.

Juan de Castro Reyes. Exalumno y Rector del Seminario.


Hombre y sacerdote notable por ser tan humano; sencillo, acogedor, que-
ría a todos y era querido por todos. Grande para dar y recibir amistad.
En la PUG obtuvo su doctorado en moral bajo la dirección de Bernard
Häring.
De regreso a Chile, el Arzobispo de Santiago lo nombró Vicario de la So-
lidaridad, cargo que desempeñó desde 1979 hasta 1983. Eran tiempos muy
difíciles, no obstante pudo desempeñarse con mucha eficacia y valentía.
La formación misma del Pío Latino, está íntimamente vinculada al
Papa. Cuando los alumnos llegan a Roma, pronto quieren ir a conocer la
Basílica de San Pedro y tratar de ver al Papa. Después de ordenados, reci-
ben también su bendición; y cuando están por regresar su patria, sueñan
con la última audiencia en la que verán por última vez al Santo Padre.
Al estudiante no sólo se le entrega una formación sólida en algunas
disciplinas teológicas, lo que sería bastante, sino que, además se les abre
el mundo. Es decir, “en el Pío Latino se adquiere una experiencia uni-
versal de la Iglesia junto a otros sacerdotes del continente. Además, no
120 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

son compañeros al azar, sino que fueron escogidos por sus obispos para
estudiar en Roma”.
“También hay que agregar la pluralidad de intereses, de disciplinas, de
mentalidades. Poder vivir juntos, respetarse y apreciarse es un valor en sí
mismo que tiene consecuencias. Se genera una mentalidad y una actitud”.
“Para mí”, expresó un exalumno y actual obispo, “el apóstol Pedro es
el Papa actual, el Vicario de Cristo, cuya misión, como la de primer Roma-
no Pontífice, es confirmar a sus hermanos en la fe y mantener los vínculos
de la unidad y la comunión entre todos nosotros –obispos, presbíteros,
diáconos y fieles bautizados– y que diseminados por todo el mundo ser-
vimos a la Iglesia y al pueblo de Dios que vive bajo su amparo”.
Y continúa: “Puede ser difícil para quien no cree comprender esta rea-
lidad, pero ella existe y se manifiesta, y así, desde la diversidad de cultu-
ras, caracteres, razas o continentes, se hace una sola Iglesia, fundada sobre
las palabras del mismo Hijo de Dios: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia” (Mt. 16,18).
En resumen, la experiencia del Pío Latino nos reafirma la fe en Dios
trino y la comunión con su Vicario, expresado en la persona del Pontífice.
Este es el Pastor universal y Cabeza de la Iglesia. Por lo tanto, como futu-
ros portadores de la fe, debemos ser muy cautelosos ante la multiplica-
ción de las mediaciones humanas: el evangelista escogido, el magisterio
de la Iglesia, los comentarios, las traducciones… Sin rechazar las media-
ciones, hay que volver siempre al Evangelio, como enseñanza de Jesús
aprendida del Padre.
Otro, y rememorando sus años transcurridos en el Pío, me dijo: “Jesús
el Señor, nos habló por Pedro, que en ese entonces era el Papa Juan XXIII.
Pero al mismo tiempo que nos mostró fortalezas y caminos a seguir, y nos
advirtió los peligros, nos recordó los medios para caminar sin desviarnos.
Nos decía: oren sin desfallecer. Quizás rezamos poco. Nos hizo presente
la Cruz, que es el signo de la victoria del cristiano y que debemos no solo
amar sino llevar con alegría y entrega, como Jesús. Nos pidió el coraje de
hablar claro en la defensa de los derechos de Dios y de la Iglesia, vulnera-
dos por tantas iniciativas humanas que buscar borrar la imagen de Dios
entre los hombres”.
Para los alumnos provenientes de alguna diócesis de Chile, la realidad
cambió a contar del año 1938, cuando se creó la Facultad de Teología de
la Universidad Católica.
Hasta entonces las jóvenes seminaristas procedentes de Chile, estudia-
ban la filosofía y teología en la PUG (o bien en otra Universidad o en
el Pontificio Instituto San Anselmo). Allí se vivía la experiencia de inter-
nacionalidad de la PUG. Los diocesanos chilenos, salidos del Seminario
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 121

de Santiago, llegaban a compartir con compañeros y profesores distintos


países del mundo, de todos los colores e idiomas. Sin duda, fue un salto
grande.
“El haber compartido con sacerdotes de otros países, crea vínculos
que facilitan la colaboración, tanto en lo pastoral como en el plano de la
amistad”. Concluían sus estudios cuando se ordenaban de presbíteros y
retornaban a sus diócesis.
Lamentablemente y no pocos, al regresar a sus diócesis, algunos deja-
ron el ministerio. Más de alguno comenzó arrastrar una crisis en Roma.
Pero no sólo fue la crisis del post Concilio. Pues también en este caso
concreto, más de un Obispo enviaba a estudiar a sacerdotes problemáti-
cos, a ver si allá superaba su crisis.
Lo anterior haría que los superiores se pusieran más estrictos en la
admisión de los candidatos.
“Además, quienes íbamos a Roma gozábamos de una libertad que
muchos jamás habían experimentado. Y, sin un buen acompañamiento
ni una vida espiritual fuerte en el Colegio, aprovechaban su estadía para
conocer, recorrer y tener doble vida. Fue el caso de una minoría”.

Tiempos del Concilio


En el Pío Latino, hubo tiempos difíciles, como lo fue en muchos lugares
del post Concilio, que influyó en la poca vida litúrgica y comunitaria de
los alumnos residentes. Había sí misa dominical para todos presidida por
el P. Rector, y equipos o grupos de cuatro o cinco que celebraban diaria-
mente.
La liturgia, especialmente la Eucaristía, debe tener el primer puesto en
la vida de la comunidad, pues en torno al altar se crea la unidad cristiana
del grupo.
Para alguno, el Pío Latino funcionaba más como residencia u hotel que
como seminario o consistorio. “No teníamos oración de las horas en co-
mún ni Eucaristía diaria. Eso lo vivíamos en pequeños grupos. La vida de
piedad era absolutamente individual”.
Las opiniones difieren: “En mi tiempo de vida en el Pío Latino tuve una
buena ayuda por parte de los jóvenes compañeros; había buen ambiente
que lo propiciaba especialmente el Padre Espiritual. Había misa diaria,
y en general todos participábamos de ella. El Padre Rector hablaba de la
importancia de la oración personal más allá de la oración ministerial”.
Para otro fue una “experiencia enriquecedora”. Viví todas las etapas
del Vaticano II; ayudaba a los obispos chilenos… En una Asamblea Ple-
naria de obispos chilenos en Roma, fui elegido Secretario de Actas, cargo
122 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

que mantuve durante 22 años. Varias veces fui elegido para acompañar
algún obispo en si visita al Papa Juan XXIII.
“Sin embargo, el post Concilio fue rico y complejo, partiendo por las
discusiones de rigor, tanto entre los alumnos que, en general eran más
progresistas (aunque no faltaban conservadores duros), como entre los
profesores (algunos muy abiertos) y nuestros respectivos obispos”.

Capellanías
“Algunos de nuestros compañeros tenían capellanías de fin de semana
que aportaban algunas liras, ya que, en general, vivíamos con sobriedad
y hasta pobreza. La beca de Adveniat pagaba los estudios y la residencia;
el resto provenía de intenciones de Santa Misa, ayuda de las diócesis y
nuestras familias. Otras entradas provenían de capellanías más extensas
en otros países en verano, y que además ayudaban a aprender o mejorar
algunas lenguas, como el alemán o ingles.
De ese modo pagábamos nuestras vacaciones y el Colegio ganaba por
tener residentes en verano en la casa”.
En Roma se vive físicamente la catolicidad y hay una “vida cultural”
interesante y muy rica para quien desee cultivarla.
Los años del Pío Latino como el paso por Roma, ciertamente a uno lo
enriquece muchísimo. Había grupos piadosos y/o intelectuales. Es cierto
que en lo anterior también hay mucho de interés personal: a uno le podrá
interesar los museos, a otros los monumentos romanos; y a otros, tal vez
le atraigan las antiguas iglesias y basílicas mayores, incluyendo sus obras
de artes, como imágenes y mármoles. El arte está al alcance de la mano.
Todos, sin duda, desean conocer la Capilla Sixtina con sus pinturas de
Miguel Angel y Rafael.
“El Pío Latino me dio la alegría de “ver” Roma e Italia. No puedo tam-
poco olvidar Siena, Florencia, Asís, Nápoles, Montecassino, Pompeya, la
Toscana, etc. como peldaños del mundo artístico”.
Primero, por la visita a los principales conjuntos monumentales: Pala-
tino, Foro, Coliseo, Capitolio, Panteón, Foros Imperiales, además de tea-
tros, circos, termas, arco de triunfo, y en segundo lugar el rápido “excur-
sos” en los museos Capitolinos, que invita a conocer los tesoros del arte
clásico guardados allí, y en los demás museos de la ciudad, como el del
Vaticano y el Barroco. Por supuesto, era común la visita a alguna cata-
cumba, lugar de descanso de miles de cristianos.
“Me ayudó mucho vivir en Roma, tanto por los estudios, además cono-
cer lo que pudimos de Europa durante el tiempo de vacaciones, y por la
internacionalidad con compañeros de toda América Latina”. Esto segun-
do es realmente importante pues en el Pío se inician nuevas amistades que
hacen posible una verdadera vida familiar y se mantienen en el tiempo.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 123

Y debo decirlo: “había cierta confianza con los alumnos chilenos”.


“La convivencia diaria y la conversación con compañeros del Colegio
y de la Universidad y de otras culturas, durante dos años, fue enriquece-
dor. Se me amplió el mundo. Una riqueza enorme y gratificante.”
“Es decir, las amistades latinoamericanas y europeas, las africanas y
las asiáticas, nos han ayudado a un acercamiento posterior con la Iglesia
universal… a una confianza que después ayuda mucho. Esas amistades
se iniciaron en el Pío Latino y se mantienen con antiguos compañeros que
hoy son vaticanistas y/o de centenares diócesis de muchos países hasta
hoy día.”
Otro chileno y profesor de Historia eclesiástica señaló: “el Pío Latino
me enseñó a ver la Iglesia en su realidad ambivalente: grande en el campo
intelectual y espiritual”. El Pío Latino es Roma, el centro de la cristiandad;
la historia de la Iglesia viva; el recuerdo y la presencia de Pedro y Pablo
y de tantos otros, lo moldea a uno. El viaje a Roma, sin duda, que ha sido
un bien para la Iglesia”.
“La Iglesia que conocí en Roma es una realidad teándrica esto es hu-
mana y divina, y por consiguiente santa y pecadora (o, más exactamente,
santa y formada por pecadores), lo que nunca debe olvidarse cuando se
la estudia y analiza históricamente42. Es la que vivo ahora. Para seguir
adelante y tener una fe profunda”.
Alguno que no se ordenó, expresaba “me salí porque descubrí que
el celibato no me lo podía”, pero si podía ser un “laico comprometido”.
Tuve una vocación americanista con cursos en México, Costa Rica, Guate-
mala… siempre en la línea de la educación”.
Un experto en Derecho Canónico expresó: “considero que el aporte –
muy propio– dado a la Iglesia chilena y a nuestras iglesias particulares, se
fragua en el habernos otorgado los medios para tener una mejor lectura de
los signos de los tiempos, en bien de poder motivar al pueblo de Dios hacia
el encuentro con Jesús y a una permanente conversión pastoral”. Y prosi-
gue: “en la realidad misma de los estudios y de la cultura romana, el futu-
ro se presenta descifrable por la abundancia de gracia divina, que alcanza
y sobrepasa nuestro ser común y corriente. Surge, así, la percepción de que
el proyecto futuro es alcanzable e inherente a la voluntad de Dios”43 .
“Existe un gran convencimiento: nuestro Pontificio Colegio es un gran
don de Dios para la Iglesia que peregrina en América Latina. De esto fui tes-
tigo años después cuando participaba de las reuniones anuales de los Obis-
pos Secretarios generales de las Conferencias Episcopales, organizadas por
el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). La gran mayoría de los

42 Silva Cuevas, Luis Eugenio. “Historia de los Papas”. Universidad Gabriela Mistral.
Santiago. 2002. Pp 9.
43 Hernández Mansilla, Juan Carlos. carta. 16 agosto 2017.
124 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

obispos provenientes del clero diocesano, habíamos tenido la experiencia


de vida romana en el Pontificio Colegio o en otros colegios de Roma”.
“Esta conciencia fue significativamente madurando cuando fui nombra-
do, en marzo de 2004, miembro de la Comisión Episcopal para el Pontificio
Colegio Pío Latinoamericano de Roma, con Decreto de la Congregación
para la Educación Católica. Realicé tres visitas episcopales al Pontificio Co-
legio: en febrero de 2006, en febrero de 2009 y febrero de 2013”44.

El 150º aniversario de la fundación del Pontificio Colegio.


“En noviembre de 2008 el Colegio cumplió 150 años de su fundación.
Dicho jubileo concluyó en febrero de 2009 con una Audiencia del Papa
Benedicto VXI y con la Eucaristía con los cardenales, arzobispos y obispos
miembros de la Pontificia Comisión para América Latina”.
“Hubo una preparación remota, con una carta del 17 de febrero de
2006, de los cuatro obispos de la Comisión a los Cardenales, Obispos y
Sacerdotes a América Latina y El Caribe. En ella expresamos: esta conme-
moración “será un tiempo de gracia, de renovación y de proyecciones. En efecto,
para el Continente de la Esperanza, para una Iglesia que peregrina en nuestras
tierras y que hace pocos años ha celebrado los 500 años del inicio de la evange-
lización, una institución como el Pontificio Colegio es un signo elocuente de la
fidelidad de Dios y de los frutos del sacrificio de tantos hermanos en el episcopa-
do, sacerdotes, personas e instituciones bienhechoras que han posibilitado esta
obra. No es poco celebrar 150 años de presencia de la Iglesia en América Latina
en Roma, junto a la Sede de Pedro, en el intercambio de dones espirituales con
la Iglesia Universal. ¡Cuánto nos gustaría que el Señor continuara suscitando
hombres generosos que nada ahorraron para sí en favor de la Iglesia Católica en
América Latina!”.
Era necesario y procedente, entonces, que como comunidad educativa
y formadora de sacerdotes, hiciéramos una gran acción de gracias a Dios,
en quien encuentra fundamento esta obra.
Nuestra mirada de la historia y de las personas que han hecho po-
sible el Pío Latinoamericano no puede ser nostálgica; debe ser, por el
contrario, agradecida y con plena conciencia de los dones que Dios nos
ha regalado en su Iglesia. Nuestra gratitud debe inscribirse en lo que es
la concepción bíblica de los memoriales. Éstos son más que recuerdos
del pasado; son, en palabras del Juan Pablo II, “profecías del futuro”. Por
lo mismo, “es preciso (…) aprovechar el tesoro de la gracia recibida, traducién-
dola en fervientes propósitos y en líneas de acción concretas” (Novo Millennio
Ineunte, 3)45.

44 Contreras Villarroel, Cristián. o.c.


45 Contreras Villarroel, Cristián. o.c.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 125

Convictorio Latinoamericano San Pio X (1971)


Establecida y consolidada la Facultad de Teología en Santiago (1937) con
un destacado grupo de profesores-doctores, se optó por cursar en ella
la totalidad de los estudios hasta la ordenación. Fue un proceso largo
que demoró varios años… Desde entonces la tendencia general es en-
viar sacerdotes a Roma y no estudiantes por el ambiente de crisis post
conciliar.
En el Pío Latino había dos unidades: el Consistorio para los Presbíteros
y ordenados in sacris y el Seminario o Colegio, para los que aún no se
ordenaban, que cada vez eran menos y cursaban sus estudios en la PUG.
La tendencia general era enviar sacerdotes y no estudiantes precisamente
por el ambiente de crisis post Conciliar.
El jueves 19 de febrero de 2009 tuvimos la gracia de ser recibidos en
Audiencia por el Papa Benedicto XVI. Es ciertamente un hito que entrará
en los Anales de la historia más que centenaria de nuestro Colegio. El
Papa animó la vocación Pío Latinoamericana, al señalar:
“Sus Obispos los han enviado al Pontificio Colegio Pío Latinoa-
mericano para que se llenen de la sabiduría de Cristo crucificado,
de forma que, al regresar a sus diócesis, puedan poner este tesoro
a disposición de los demás en los diversos encargos que les será
confiados. Esto requiere aprovechar bien el tiempo de su estancia
en Roma. La constancia en el estudio y la investigación rigurosa,
además de hacerlos indagar en los misterios de la fe y en la verdad
sobre el hombre a la luz del Evangelio y de la tradición de la Iglesia,
fomentará en ustedes una vida espiritual arraigada en la Palabra
de Dios y siempre alimentada por la riqueza incomparable de los
sacramentos”.
El Santo Padre nos indicó una verdadera hoja de ruta por la que debe
guiarse una auténtica vocación de estudios superiores para nuestros sa-
cerdotes en Roma. Esto no sería posible ni sería viable sin la colaboración,
en el día a día, de los sacerdotes jesuitas del Colegio46.
En resumen: el Pío Latino ha sido una buena instancia para que, jóve-
nes seminaristas primero y más tarde neo-sacerdotes, chilenos y latinoa-
mericanos, tuvieran la oportunidad de cursar un bienio o un doctorado
de formación sólida en teología, derecho canónico, historia, psicología,
filosofía, sagrada escritura, como se mantiene hasta el presente. Vueltos a
su patria se ha traducido en un servicio a su Iglesia de origen.

46 Contreras Villarroel, Cristián. o.c.


126 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Sucesores de los Apostoles.


Veinte y uno de ellos han sido honrados con la mitra, sirviendo de ese
modo a la Madre Iglesia47.
1. Caro Rodríguez, José María. El papa Pío X lo eligió el 5 de enero de 1912.
2. Fuenzalida Guzmán, Gilberto. El papa Benedicto XV lo eligió el 20 de fe-
brero de 1918.
3. Edwards Salas, Rafael. El papa Benedicto XV lo eligió el 21 de abril de
1915.
4. Cifuentes Gómez, Alfredo. El papa Pío XI lo eligió el 23 de diciembre de
1933.
5. Larraín Cotapos, Jorge. El papa Pío XI lo eligió el 20 de marzo de 1937.
6. Silva Santiago, Alfredo. El papa Pío XI lo eligió el 23 de febrero de 1935.
7. Subercaseux Errázuriz, Juan. El papa Pío XI lo eligió el 23 de febrero de
1935.
8. Castro Cabrera, Juan Luis. El papa Juan XXIII lo eligió el 10 de mayo de
1963.
9. Mery Beckdorf, Arturo. El papa Pío XII lo eligió el 22 de marzo de 1941.
10. Larraín Errázuriz, Manuel. El papa Pío XI lo eligió el 7e de abril de 1938.
11. Aguilera Narbona Pedro. El papa Pío XII lo eligió el 15 de septiembre de
1941.
12. Valdés Subercaseux, Francisco. El papa Pío XII lo eligió el 6 de julio de
1956.
13. Fresno Larraín, Francisco. El papa Pío XII lo eligió el 15 de junio de 1958.
14. Durán Moreira, Alejandro. El papa Juan XXIII lo eligió el 17 de abril de
1959.
15. Santos Ascarza, José Manuel. El papa Pío XII lo eligió el 21 de septiembre
de 1955.
16. Jíménez Lefebre, Alejandro. El papa Pablo VI lo eligió el 24 de noviembre
de 1975.
17. Bacarreza Rodríguez, Felipe. El papa Juan Pablo II lo eligió el 16 de julio
de 1991.
18. Silva Retamales, Santiago. El papa Juan Pablo II lo eligió el 16 de febrero
de 2002.
19. Ducasse Medina, Ignacio. El papa Juan Pablo II lo eligió el 31 de mayo de
2002.
20. Contreras Villarroel, Cristián. El papa Juan Pablo II lo eligió el 25 de abril
de 2003.
21. Ramos Pérez, Fernando. El papa Francisco lo eligió el 10 de mayo de 2014.

47 Ducasse Medina, Ignacio. “Servidores del Evangelio”. Los obispos de Chile. Gráficanue-
va Ltda. Santiago. Julio 2008.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 127

Clero chileno que ha estudiado


en el Convictorio Pio Latino Americano (Orden Alfabético)
La nómina incluye a los sacerdotes diocesanos procedentes de las distin-
tas diócesis. No incluye, por lo tanto, a los jóvenes religiosos que estu-
diaron en la Ciudad Eterna, pero que vivían en sus respectivas casas de
formación, como por ejemplo, los salesianos, jesuitas, franciscanos, etc.
1. Aburto Fuentes, Juan M. 2011-2014. Arica.
2. Aedo Carrasco, Manuel. 1905-1906. Concepción.
3. Aguilera Narbona, Pedro. 1929-1932. La Serena.
4. Alfaro Martínez, Waldo C. 1998-2000. Linares.
5. Alliende González, Felipe. 1950-1952. Puerto Montt. No se ordenó.
6. Alvear Fritz, Miguel Angel. 1909-1912. Concepción.
7. Andrade Cárdenas Juan C. 1998-2000. Ancud.
8. Aránguiz, Horacio. 1904-1905. Santiago.
9. Arteaga Echeverría, Pablo. 2014-2016. Santiago.
10. Avalos Ahumada, José Guillermo. 1893-1895 †. La Serena.
11. Bacarreza Rodríguez, Felipe. 1979-1982. Santiago.
12. Baduel Ballacey, Enrique. 1912-1918. Concepción.
13. Baeza Donoso, Alfonso. 1960-1963. Santiago.
14. Barahona Becerra, Pedro L. 2001-2003. Rancagua.
15. Barra Carmona, Wenceslao. 1952-1958. Valparaíso.
16. Basly Erices, Juan Andrés. 1995-1997. Temuco.
17. Bastías Ñanco, José Vicente.1993-1995. Temuco.
18. Betancur Candia, Juan E. 1999-2001. Temuco.
19. Bilbao Zepeda, Rodrigo. 2001-2002. Santiago.
20. Bolelli Serra, Chile. 2007-2008. La Serena.
21. Bono Palacios, Domingo. 1913-1917. † joven. Santiago.
22. Bornschein Kalusche, Rudolf. 1969-1974. Osorno.
23. Bovone Pesce, Antonio. 1931-1931. Santiago.
24. Cabezas Jiménez, Carlos P. 2013-2016. Melipilla.
25. Cañón Zurita, Pedro Pablo. 1890-1898. Concepción.
26. Capra Caviedes, Arnaldo. 1921-1923. Concepción.
27. Caro Rodríguez, José María. 1884-1891. Santiago.
28. Carrasco Rojas, René. 1976-1981. Santiago.
29. Carreño Atenas, Romelio. 1920-1925. Santiago.
30. Carvajal Aspee, Aníbal. 1894-1903. Concepción.
31. Castro Cabrera, Juan Luis. 1921-1924. Santiago.
32. Cifuentes Gómez, Alfredo. 1908-1913. Santiago.
33. Contardo Palma, Luis Felipe. 1899-1902. Concepción.
34. Contreras Villarroel, Cristián. 1989-1992. Santiago.
35. Coopmann Clerk, Carlos. 1969-1972. Talca.
36. Córdoba Alvarez, Manuel. 1926-1934. Ancud.
128 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

37. Cortés Carrasco, Juan C. 2004-2006. Chillán.


38. Cuitiño Cueto, Rafael. 1920-1923. Santiago.
39. Dabovich Quiróz, Arturo.1899-1903. Concepción.
40. De Castro Reyes, Juan. 1961-1963. Dominico. Santiago,
41. de la Noi Ballacey, Pedro. 1958-1960. Santiago.
42. Del Río Nogueira, Alberto. 1894-1898. Santiago.
43. Díaz Moya, Edison R. 1994-1996. Araucanía.
44. Díaz Ossa, Samuel. 1913-1915. Santiago.
45. Ducasse Medina, Ignacio. 1987-1989. Santiago.
46. Durán Moreira, Alejandro. 1934-1938. Rancagua.
47. Durán Nuñez, Héctor M. 1995-1997. Rancagua.
48. Edwards Salas, Rafael. 1894-1899. Santiago.
49. Escudero Otárola, Eduardo. 1914-1915. Santiago.
50. Fermandois Cabrera, José L. 1894-1898. Santiago.
51. Fernández Castillo, Osvaldo. 1916-1921. Santiago.
52. Frávega Borlando, Manuel. 1919-1926. Concepción.
53. Fresno Larraín, Francisco. 1938-1939. Santiago.
54. Frictes Galleguillos, Daniel A. 1893-1897. La Serena.
55. Fuentes Benavides, Luis P. 1998-2001. Chillán
56. Fuenzalida Fernández, Valerio. 1961-1963. Dejó el sacerdocio. Talca.
57. Fuenzalida Guzmán, Gilberto. 1884-1891. Concepción.
58. Gallardo Quelin, Alex. 2010-2013. Ancud.
59. Gallardo Villalobos Héctor. 1983-1985. Santiago.
60. Garín Martínez, Antonio. 1929-1937. Santiago.
61. González Koppmann, Hugo. 1989-1990. Talca.
62. Green Pinochet, Guillermo. 2012-2016. Santiago.
63. Guaico Santin, Bruno R. 2013-2015. Los Angeles.
64. Gutiérrez Díaz, Carlos. 1981-1986. Santiago.
65. Guzmán Karadima, Gonzalo. 2011-2015. Santiago.
66. Hamilton Depassier, Carlos. 1929-1931. Dejó el sacerdocio. Santiago.
67. Hernández Acuña, Christian. 1994-1996. Linares.
68. Hernández Mansilla, Juan C. 1991-1993. Puerto Montt.
69. Hernández Riffo, Erwin D. 2010-2012. Villarrica.
70. Herrera Espaliat, Felipe. 2015-2017. Santiago.
71. Honorato Cienfuegos, Manuel. 1903-1904. Concepción.
72. Hoyer Anusch, Arturo. 1905-1905. Dejó el sacerdocio. Concepción.
73. Huneeus Cox, Alejandro. 1921-1927. Santiago.
74. Ibañez Poblete, Francisco. 2013-2016. Santiago.
75. Iglesias Beaumont, Daniel. 1923-1929. Santiago.
76. Jara Vivancos, Fernando. 1935-1943. Dejó el sacerdocio. Valparaíso.
77. Jara Adasme, Nelson David. 2001-2003. Temuco.
78. Jara Ramírez, Silvio. 1983-1985. Linares.
79. Jeanneret Raab, Juan. 1960-1964. Valparaíso.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 129

80. Jíménez Lefebre, Alejandro. 1958-1960. Talca.


81. Jiménez Berguecio, Julio. 1929-1931. Jesuíta. Talca.
82. Larraín Cotapos, Jorge A. 1912-1915. Santiago.
83. Larraín Dooner, Horacio. 1924-1930. Santiago.
84. Larraín Errázuriz, Manuel. 1924-1928. Santiago.
85. Larraín Vergara, Manuel. 1911-1916. Santiago.
86. Larraín Vial, Cristian. 1962-1964. Dejó el sacerdocio. Santiago.
87. Laso Prado, Olegario. 1904-1908. Santiago.
88. Lavados Montes, Claudio. 1990-1992. Talca.
89. Leiva Lineros, José E. 1892-1898. Concepción.
90. Leiva Rojas, Pablo A. 1992-1992. Concepción
91. Linfati Cantergiani, Giglio C. 1991-1993. Temuco
92. Livingston, Duncan. 1961-1965. No se ordenó. Valparaíso.
93. Lizana Muñoz, Gilberto. 1923-1925. Talca.
94. Lizana Toledo, Manuel.1998-2000. Rancagua.
95. López Troncoso, Carlos. 1952-1955. Concepción.
96. Luco Carrier, Amadeo. 1921-1927. Concepción.
97. Manzi Easton, Carlos. 1961-1963. Talca.
98. Márquez Carrasco, César A. 2016. Valdivia
99. Martínez Rivadeneira, Osvaldo. 1894-1902. Santiago.
100. Martínez Velásquez, Carlos M. 2007-2010. Valdivia.
101. Masnata Castellón, Manuel. 1897-1899. La Serena.
102. Matte Langlois, Jorge. 1961-1963. Santiago.
103. Méndez SS.CC, Ernesto. 1910-1915. Concepción.
104. Merino Avila, Heráclito. 1875-1882. Concepción.
105. Merino Benítez, Daniel. 1906-1910. Santiago.
106. Merino Benítez, Ramón. 1912-1915. Santiago.
107. Merlet Arnouil, Pablo. 1921-1930. Concepción.
108. Mery Beckdorf, Arturo. 1919-1926. Concepción.
109. Mesa Pavez, Ricardo. 1924-1927. Santiago.
110. Miranda Nuñez, Juan Pablo. 2005-2007. Melipilla.
111. Miranda Toledo, Diego A. 2016. Santiago.
112. Molina Candia, Walter. 1899-1905. Concepción.
113. Molina Sanhueza, Augusto. 1904-1910. Santiago.
114. Montero Cornejo, Clovis. 1893-1902. Santiago.
115. Montes Ortúzar, Cristián. 2015-2016. Santiago.
116. Muñoz Muñoz, Ignacio. 1978-1980. Santiago.
117. Noemi Callejas, Juan. 1962-1966. No se ordenó. Santiago.
118. Novacovich Zarich, Rodolfo. 1961-1962. Concepción.
119. Ocampos Figueroa, Héctor. 1996-1998. † joven. Ancud,
120. Ochagavía Echaurren, Fernando. 1888-1891. Jesuíta. Santiago.
121. Olave, Luis. 1890-1897. † joven. Concepción.
122. Ortega Casassus, Felipe M. 2003-2005. Santiago.
130 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

123. Ortúzar Aldunate, Roberto. 1982-1984. Dejó el sacerdocio. Santiago.


124. Ossandón Aguirre, Maximiliano O. 1910-1912. La Serena.
125. Ossandón Guzmán, Arturo. 1929-1931. La Serena.
126. Oyarzún Andrade, Arturo. 1925-1930. Dejó el sacerdocio. Ancud.
127. Palma Becerra, Juan C. 1984-1987. Santiago
128. Palma Herrera, Carlos. 1950-1956. Concepción.
129. Palomera Navarro, Angel. 1988-1990. Concepción.
130. Paluz Rivas, Juan A. 1966-1967. Araucanía.
131. Pastén Perez, Raúl. 1924-1928. Santiago.
132. Peldoza Young, Alberto. 1912-1919. Concepción.
133. Pérez Biott, Ignacio. 1926-1927. † joven. Ancud.
134. Pérez Valdés, Clemente. 1904-1906. Santiago.
135. Pinilla Aguilera, Juan F. 1990-1992. Santiago.
136. Pinto Argandoña, Raúl. 1938-1942. La Serena.
137. Pizarro Chirino, Angel Luis. 2015. La Serena.
138. Polic Gómez, Esteban. 1961-1965. Los Angeles.
139. Precht Bañados, Cristián. 1969-1971. Santiago.
140. Preuss, Eduardo. 1910-1911. Santiago.
141. Ramírez Lobo, Rigoberto. 1911-1915. Santiago.
142. Ramos Pérez, Fernando. 1993-1996. Santiago.
143. Ravanal, Carlos. 1929-1931. † joven. Concepción.
144. Rebolledo Henríquez, Antígono. 1910-1914. Concepción.
145. Rencoret Mujica, Francisco. 2013-2015. † joven. Santiago.
146. Rentería, Julián de 1960-1962. Talca.
147. Retamal Fuentes, Fernando. 1960-1962. Linares.
148. Richard Guzmán, José Pablo. 1967-1970. Santiago.
149. Richard Rivas, Juan. 1976-1979, Santiago.
150. Risopatrón Valdés, Carlos. 1951-1955. Santiago.
151. Rivera Reyes, Juan Ernesto. 1930-1934. Talca.
152. Rodríguez de la Sotta, Hernán. 1920-1922. † joven. Concepción.
153. Rodríguez Morandé, Fernando. 1935-1937. Santiago.
154. Rojas Durán, Luis. 1910-1912 † La Serena.
155. Romo Vargas, Eduardo.1927-1929. Santiago.
156. Salazar Soto, Alejandro A. 2010-2013. Melipilla.
157. Santos Ascarza, José Manuel. 1934-1943. Carmelita. Carmelita.
158. Seperiza Zaninovich, Juan. 1929-1930. Iquique.
159. Sapunar Dubravic, Jorge. 1958-1964. Valparaíso.
160. Sepúlveda Muñoz, Roberto. 1988-1990. Concepción.
161. Silva Arratia, Arturo. 1897-1902. Santiago.
162. Silva Contreras, Alejandro J. 1984-1986. La Serena.
163. Silva Cuevas, Luis Eugenio. 1970-1973. Santiago.
164. Silva Retamales, Santiago. 1989-1992. Valparaíso.
165. Silva Santiago, Alfredo. 1913-1916. Santiago.
2018] El Colegio Pio Latino Americano... 131

166. Sottolicchio Urquiza, Bruno. 1961-1965. Concepción.


167. Suárez Contreras, Salustio. 1924-1930. Santiago.
168. Subercaseaux Amenábar, Juan I. 1960-1962. No se ordenó. Valparaíso.
169. Subercaseaux Errázuriz, Juan R. 1913-1920. Santiago.
170. Subiabre Matiacha, Fredy. 1997-1999. Punta Arenas.
171. Torres Burgos, Manuel A. 2014-2016. Los Angeles.
172. Torres Casanova, César R. 2003-2005. Osorno.
173. Torres González, Sergio. 1958-1959. Talca.
174. Torres Molina, Fernando A. 2014. Temuco.
175. Trujillo Valdebenito, Juan P. 1997-1999. Temuco.
176. Valdés Cortés, José Luis. 1900-1906. Santiago.
177. Valdés Herrera, Raúl. 1926-1926. Santiago.
178. Valdés Subercaseux, Francisco. 1927-1929. Araucanía.
179. Valencia Courbis, Pedro. 1904-1904. Santiago.
180. Valenzuela Morales, Mardoqueo. 1989-1991. Temuco.
181. Van Burén Asmussen, Oscar.1924-1925, Santiago.
182. Vanni Anabalón, Eduardo. 1924-1927. Santiago.
183. Vázquez Merino, Jorge. 1925-1930. Concepción.
184. Vega Cortés, Julio. 1935-1937. La Serena.
185. Velásquez San Juan, Jorge A. 2005-2008. Antofagasta.
186. Vergara, Luis. 1910-1914. Santiago.
187. Vicuña Pérez, Alejandro. 1906-1912. Santiago.
188. Villagrán García, Juan. 1920-1924. † joven. Concepción.
189. Villagran Santana, Leonardo. 2001-2003. Temuco.
190. Viviani Contreras, Guillermo. s1910-1915. Santiago.
191. Volkel Wagener, Fritz Karl. 1966-1967. Dejó el sacerdocio. Osorno.
192. Zapata Sandoval, Alex M. 2009-2012. Los Angeles.
193. Zelada, José Luis. 1893-1894. Santiago.
EL CAMINO DE HACER IGLESIA: HISTORIA DE LA COMU-
NIDAD ECLESIAL DE BASE DE SAN JOSÉ OBRERO DE CHI-
LLÁN. 1960-1985.

Eduardo Alonso Albornoz Torres1

Resumen
La vida de una comunidad popular - urbana de la Iglesia diocesana de
Chillán se convierte en el objeto de estudio, siendo un recorrido histórico
por los principales rasgos de la Iglesia chilena y las características propias
de la diócesis de Chillán desde la acogida del Concilio Vaticano II hasta
mediados de los años ochenta.
Se asume como marco referencial, las tendencias de investigación histórica
eclesiástica siendo un nexo entre el estudio de la defensa de la justicia so-
cial y el proceso de evangelización en el siglo XX chileno.
Palabras claves: Comunidad eclesial de base, iglesia liberadora, pastoral popular.

Abstract
The life of a popular urban community of the Diocesan Church of Chillán,
becomes the object of study, being a historical journey through the main
features of the Chilean Church and the characteristics of the Diocese of
Chillán since the reception of the Vatican Council II until the mid-eighties.
It is assumed as a referential framework, the tendencies of ecclesiastical
historical research being a nexus between the study of the defense of social
justice and the process of evangelization in the 20th century in Chile.
Keywords: Basic ecclesial community, liberating church, popular pastoral.

Introducción
Según la visión de Marciano Barrios2, ha existido poco interés por la his-
toria de las comunidades eclesiales de base en la historiografía eclesiástica
chilena. Como señala, existe una cierta carencia por escribir la historia de
las comunidades eclesiales como las parroquias, más aún de aquellas que

1 Licenciado en Educación. Profesor de Historia, Geografía y Cs. Sociales. Post-título en


Religión y Moral. E-Mail: profe.edo@gmail.com.
2 Barrios, Maximiliano Pensamiento teológico en Chile. Contribución a su estudio. Vol.
IV. Historiografía Eclesiástica Chilena, 1918-1988. Pontifica Universidad Católica de
Chile. Santiago, 1990.
134 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

surgen con la renovación conciliar y de los obispos latinoamericanos, así


también en el hecho de definir en qué medida las comunidades eclesiales
de base (C.E.B.´s) fueron un signo y realidad de renovación de la Iglesia
Católica chilena.
Se considera el influjo de la Teología de la Liberación en la construc-
ción de una eclesialidad propia latinoamericana, sobre todo su influencia
en la realidad chilena y en particular en la diócesis de Chillán en la edifi-
cación de comunidades como la de San José Obrero3.
Otro punto que es preciso investigar, es el papel de los laicos y de la co-
munidad organizada, como puesta en práctica de su compromiso prota-
gónico, expresado por el Concilio Vaticano II. Finalizando con un análisis
en torno a los barrios o sectores populares, y como asumen una identidad
común con la comunidad cristiana allí establecida.
El trabajo pretende responder a cuestionamientos en torno a la presen-
cia de la Teología de la Liberación y las comunidades eclesiales de base ¿fue
un aporte a la reflexión y práctica de hacer Iglesia? o ¿Es fruto de una re-
flexión comunitaria al interior de la nueva comunidad de fe en formación?,
se aplicaron los cambios surgidos luego del Concilio Vaticano II, ¿Se pue-
de hablar del protagonismo laical como práctica de una nueva eclesiología
puesta en marcha a la par con los cambios de la Iglesia universal?

Antecedentes del contexto eclesial


A partir de la década del sesenta, fundamentalmente luego de la realiza-
ción del Concilio Vaticano II y la conferencia latinoamericana de obispos
en Medellín, se inicia un gran cuestionamiento y reflexión en torno a la
forma que debe tomar la acción evangelizadora de la Iglesia de cara a los
nuevos tiempos. La realidad y aparición de las comunidades eclesiales de
base, significó cambiar la forma de funcionamiento tradicional de Igle-
sia, pues se considera que la Iglesia chilena, inmersa dentro del concierto
americano, estuvo dentro de la acción de tres modelos, el modelo de cris-
tiandad, el modelo de Iglesia de nueva cristiandad y el modelo de Iglesia
pueblo de Dios o Iglesia de los pobres4. Siendo estas décadas el tránsito
desde la Iglesia de nueva Cristiandad a la Iglesia pueblo de Dios.
Cabe destacar que el contexto sociopolítico marcó fuertemente las
décadas del 60 y ´´70 a la Iglesia en Latinoamérica, fundamentalmente
producto de un proceso de radicalización política alimentado por “la re-
volución cubana y el triunfo de Allende en Chile. La reacción de los militares con

3 Cfr. Torres, Sergio (2000) La Teología de la Liberación En Chile. En Aldunate, José Cró-
nicas de una Iglesia liberadora. LOM., Santiago, pp. 39-51.
4 Dussel, Enrique. Hipótesis para una historia de la iglesia en América latina. En CEDM,
Centro Ecuménico Diego de Medellín. Comunidades eclesiales de base 20 años en Chile.
Evaluación y perspectivas. Rehue. Santiago de Chile, 1989. p.11.
2018] El camino de hacer Iglesia... 135

los golpes sucesivos de Brasil (1964), Uruguay (1972), Chile (1973) y Argentina
(1976)”5. Una parte de la Iglesia tomó un decisivo partido por los pobres
y se alejó de los grupos de poder tradicional, como lo había expresado
Medellín por esos años. Esto dio pie para que varios sectores dentro de la
Iglesia chilena hicieran una toma de conciencia más profunda frente a los
escenarios sociales de la época.
Uno de los grupos destacados fue el grupo llamado “los cristianos por
el socialismo”, que en un primer momento se constituyeron en el grupo de
los ´80, que hicieron una demostración pública de su adhesión a los postu-
lados de la Unidad Popular, liderados por los sacerdotes Gonzalo Arroyo
S.J. y el P. Esteban Gumucio SS.CC., su interés fue el “trabajar por la libera-
ción del hombre, la cual no se hace de manera individual ni abstracta, sino social”6.
Un papel importante en todo este desarrollo del pensamiento social
y eclesial, lo constituyó la revista Mensaje, de la Compañía de Jesús, que
fundada por el P. Alberto Hurtado, supo ser una ventana de reflexión
siempre actual y abierta, en torno a una época de cambios, como lo señala
una de sus editoriales, en relación a la toma de la catedral de Santiago el
año ´68, por miembros de la llamada Iglesia joven, expresando: “queremos
volver a ser una Iglesia del pueblo, como en el Evangelio, viviendo su pobreza,
su sencillez y su lucha… por eso decimos NO a una Iglesia que tiene miedo de
afrontar la historia. Si a una Iglesia valiente que se compromete en la lucha por la
auténtica liberación del pueblo”7.
El apoyo a este grupo vino también de connotados profesores de la
Facultad de Teología de la Universidad Católica, que el año 71 expresa-
ron que “el proceso de construcción social del socialismo es la vía correcta y
real que hoy se da en la historia de nuestra sociedad para superar la injusticia
y la miseria”8, con lo que ponían de manifiesto que la tarea emprendida
por el socialismo necesitaba la colaboración de los cristianos. Es así como
el proyecto de estos cristianos fue una forma concreta, consecuencia que
encierra esta nueva interpelación de la fe y de la Iglesia, donde se “busca
acercarla a la realidad popular e identificarla con ella”9 en esta línea se entronca
con la llamada Iglesia liberadora.

5 CEDM. Comunidades eclesiales de base 20 años en Chile… p. 13.


6 Diario Las Ultimas Noticias, 14 de abril de 1971. citado por Donoso, Teresa Los
cristianos por el socialismo en Chile. Sin editorial. Impreso por el Mercurio S. A. Santia-
go, 1976. p. 127.
7 Ramírez, Manuel. Mensaje del ´68: rasgado por el viento, quemado por el sol. Revista
Mensaje, 575. Santiago, 2008. Pp.48-53.
8 Donoso, Teresa. Los cristianos por el socialismo... 1967 p. 130. Entre los profesores de
teología mencionados están Pablo Richard, Fernando Castillo L, Carlos Welsch, Eu-
genio Rodríguez F., Cristian Johansson, Gloria Wormald, Diego Irarrázabal, Antonio
Bentué, Juan Bulnes, Francisco López y Theo Hansen.
9 Castillo, Fernando. Significación eclesial de los cristianos por el socialismo. En ALDU-
NATE, JOSE et. al. Crónicas de una Iglesia Liberadora. LOM. Santiago de Chile, 2000.
Pág. 55.
136 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Un grupo similar surgió el mismo año ´71, esta vez bajo el nombre de
“los doscientos”, que a diferencia de sus antecesores de los “ochenta”,
este grupo no tuvo fines políticos inmediatos, sino que se constituía en
un grupo de reflexión de sacerdotes, que “sin identificarse necesariamente
con el régimen político, estaban por los cambios, especialmente al interior de las
estructuras de la Iglesia, en el contexto histórico que vivía el país”10.
Uno de los destacados pensadores de aquel encuentro fue Ronaldo
Muñoz, sacerdote de los Sagrados Corazones, que ha sido uno de los más
destacados teólogos de la liberación en la historia de la Iglesia chilena,
junto a Fernando Castillo Lagarrigue, quien contrapone a la Iglesia con-
servadora y la Iglesia modernizada, la Iglesia liberadora, con identidad
propia que surge desde el Vaticano II y en el encuentro con los pobres,
marcando un sentido nuevo en el caminar de la misma. Este ponerse al
lado de los pobres, como una entidad servidora es “un servicio profético,
que escruta en la historia concreta las huellas y signos del actuar liberador de
Dios”11.
La Teología de la Liberación para Sergio Torres ha posibilitado generar
una mayor sensibilidad eclesial, donde la evangelización puede retomar
con mayor fuerza su tarea, partiendo desde la práctica concreta de la ex-
periencia de fe12, además de distinguir dos niveles de la misma teología
“un nivel es la práctica de transformación y liberación realizada por cristianos
comprometidos. El otro nivel es la articulación sistemática de esa práctica hecha
por ‘teólogos profesionales’”13. Este punto de análisis es de vital importancia
para comprender el fenómeno de esta Teología, en la práctica pastoral de
aquellos años, pues estuvo en sintonía con las intuiciones y acciones de
sacerdotes que trabajaron en la diócesis de Chillán. Para el padre Raúl
Manríquez la Teología de la Liberación “incuestionablemente, desapasiona-
damente, ha sido y es… un aporte muy importante para la Iglesia va a lo esencial
del cristianismo…”14, lo que ha dado luces de la influencia que ejerció este
pensamiento dentro del convulsionado ambiente que rodeó estas décadas
de los años ´60 y ´70.
Retrospectivamente se señala que la acción pastoral de la Iglesia se
compuso de tres procesos, en un primer momento el catolicismo social
y la Acción Católica parroquial que abarco los años 1929 a 1952, la Ac-

10 Bolton, Roberto. “los 200”. En Aldunate, Jose. Crónicas de una Iglesia Liberadora…
2000 p. 102.
11 Castillo, Fernando. (2000) Tres modelos de Iglesia: la Iglesia liberadora. En Aldunate,
Jose. Crónicas de una Iglesia Liberadora… 2000, p. 37.
12 Torres, Sergio. La Teología de la Liberación en Chile. En Aldunate, Jose. Crónicas de una
Iglesia Liberadora, 2000, p. 42.
13 Torres, Sergio. La Teología de la Liberación en Chile. En Aldunate, Jose. Crónicas de una
Iglesia Liberadora, 2000, p. 42.
14 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 3.
2018] El camino de hacer Iglesia... 137

ción Católica especializada desde el año 1952 hasta 1968, y finalmente


el surgimiento de las comunidades eclesiales de base desde el año 1968
hasta 198815.

La iglesia diocesana de Chillán


Con la separación de la Iglesia y el Estado, en 1925 se marcó el fin de “un
proceso que durante las últimas décadas del siglo XIX había creado conflictos per-
manentes entre los laicizantes y católicos”16, se hizo imperioso poder generar
nuevas divisiones diocesanas, para poder lograr una mejor administra-
ción de las ya bastas diócesis existentes, y que, sin la dependencia estatal,
debían hacer frente al mantenimiento de su accionar17. De esta autono-
mía y nueva administración se hizo necesario replantear la tarea pastoral,
además de lo anterior era necesario conocer la condición y desarrollo de
nuevas parroquias. En 1926, el primer obispo de Chillán, Martín Rücker
Sotomayor, da a conocer la división del nuevo territorio diocesano, el cual
se concentraba en la Parroquia de San Bartolomé o Iglesia matriz como se
le llamaba hasta aquel entonces. Surgen las parroquias de Santo Domingo
de Guzmán a cargo de los padres dominicos, la parroquia de la Merced a
cargo de los frailes mercedarios y la parroquia de San Vicente de Paul de
administración diocesana con el padre Luis Venegas. De esta forma seña-
la el obispo Rücker “estando íntimamente convencido de que creando dichas
parroquias se intensificará notablemente la vida espiritual de los fieles y a la vez
se facilitará el servicio religioso”18.
A partir de la década del 50, la Iglesia diocesana comienza a tomar el
peso de los diversos cambios que paulatinamente tomaron un protago-
nismo de cara a la evangelización de este continente. El año 1955, cuando
asume monseñor Eladio Vicuña Aránguiz como Obispo de Chillán, coin-
cide con la celebración de la primera conferencia general del episcopa-
do latinoamericano en Río de Janeiro con monseñor Manuel Larraín a la
cabeza. Uno de los principales problemas allí tratados fue justamente la

15 CEDM. Las comunidades eclesiales de base, 20 años en Chile. Evaluación y Perspectivas.


Rehue, Santiago de Chile,1989. p. 15.
16 Aylwin, Mariana. Chile en el siglo XX. Planeta chilena S.A. Santiago de Chile,1994 p. 104.
17 Un elemento no menor era justamente lograr el financiamiento de las parroquias,
que hasta ese minuto era un aspecto importante de sobrevivencia que hacia el cues-
tionarse la amplitud de los limites, al menos desde la perspectiva de las parroquias
rurales, pero que sin duda afectó la división general de la iglesia en cuanto diócesis
y parroquias, tanto en los aspectos económicos como en la misma atención pastoral.
Ver Leal, Cristian (1991) Las parroquias rurales en Chile: su Gestación y medios de fi-
nanciamiento.1880-1920. Anuario de Historia de la Iglesia en Chile. Vol. 9Santiago de
Chile, 1991.p. 64.
18 Archivo Obispado de Chillán (AOCh). Carpeta la Merced, fojas s/n Acta de erección
parroquias Nuestra Señora de la Merced, Santo Domingo de Guzmán y San Vicente
de Paul., copia del original, 1961.
138 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

falta de personal apostólico, cosa que el nuevo obispo asumió casi desde
un comienzo, como realidad urgente de su administración.
Su labor fue vasta y fructífera, trajo sacerdotes y religiosas, sobre todo
de España y Canadá, impulsó la formación de los laicos por medio de los
cursillos de cristiandad, jornadas pastorales y cursos catequísticos.19 Junto
a lo anterior quiso llegar con mayor eficacia a nuevos rincones de la ciu-
dad, creando nuevas parroquias como San Pablo, Sagrada Familia, y para
los fines de esta investigación, la creación de capilla san José Obrero, en el
sector de la nueva población Rosita O’higgins. Estas nuevas comunidades
respondían así al deseo de llegar a los nuevos sectores periféricos donde
era necesaria la presencia de la Iglesia20.
Según Marco Aurelio Reyes, el proyecto iniciado por el obispo Vicuña,
se enmarca en el proceso de migraciones selectivas, que trajeron al país di-
ferentes grupos extranjeros con distintos fines21, menciona que estos curas
españoles se sitúan justamente en este proceso migratorio, considerando
que siempre en la historia de la Iglesia chilena y de América habían exis-
tido estas migraciones no masivas. Las características especiales de esta
iniciativa de monseñor Vicuña, fue la total sintonía con la constatación
que los obispos reunidos en Río de Janeiro en 1955 habían señalado “el
angustioso problema, sobre todo, de la escasez de ambos cleros en todos los países
del continente”22. De allí que se lance en esta aventura personal de viajar a
España a recorrer diócesis y seminarios en busca de misioneros para esta
porción de la Iglesia.
Estos sacerdotes venían de un floreciente despertar misionero en el viejo
continente, dada la precariedad en el número de sacerdotes que se daba en
América latina, según Shörr en especial en Chile “el Vaticano a partir de la
década del 60 movilizaba a los sacerdotes de Europa y de los Estados Unidos para
que fueran a América latina… de esta movilización resulto que en los años setenta
el 50% de los sacerdotes y religiosos de Chile fueran extranjeros”23. Por este mo-

19 Cabrera, Clarita et al. Historia de la Diócesis de Chillán. Trabajo de grado. Profesor de


Estado en Historia Y Geografía. Universidad de Chile Sede Ñuble. Chillán, 1978. P. 49.
20 Cabrera, Clarita et. Al. Historia de la diócesis de Chillán… 1978.
21 Reyes, Marco Misión Vicuña Aránguiz: inmigración de curas españoles. Ponencia presen-
tada en la IV Jornada de Historia Religiosa, Facultad de Educación y Humanidades.
Universidad del Bio Bio. Chillan, 2008. Entre las cuales menciona “las inmigraciones
alemanas, a través del gobierno chileno, por Vicente Pérez Rosales a fines del siglo XIX. La
inmigración más industrial, de carácter fabril, entre 1890 y 1915, entre la sociedad de Fo-
mento fabril, españoles de diferentes oficios y profesiones…. Una tercera es la inmigración
política del Winnipeg, en año 39 activada por Pablo Neruda, para reinsertar a españoles
disidentes del franquismo, tras la cruenta guerra civil, intelectuales como el padre Estanis-
lao Arrítola, párroco de Ninhue, que llego en el Winnipeg”. Transcripción propia, f.1.
22 Episcopado Latinoamericano, Documento de Río de Janeiro. En Conferencias Gene-
rales del episcopado latinoamericano, Documentos Pastorales. Editorial San Pablo.
Santiago, 1993. p. 47.
23 Shörr, Anne (2008) El papel de los sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad: 1964-1990.
2018] El camino de hacer Iglesia... 139

tivo la iniciativa personal del obispo Vicuña resultó algo inspiradora de los
cambios que se comenzarán a hacer patente en los años que le siguieron.
Protagonistas de este proceso fueron sacerdotes como Juan Luis Ysern,
su hermano José Luis Ysern, Bernardino Duque, éstos dos últimos llega-
ron siendo seminaristas, concluyendo sus estudios en el país, siendo los
primeros en venir a Chillán en 195924, luego serán seguidos por sacerdotes
como José Antonio Ortega, Andrés Lacalle, Jesús Grañon, Ramón Seco Pé-
rez, entre otros, siendo 17 en total los que vinieron en oleadas sucesivas,
principalmente de las diócesis de Valencia y Burgos.
Al respecto señala el obispo Juan Luis Ysern “veníamos a través de la
OCSHA, Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano Americana, entonces allí
organizaban cursos para los que venían para América Latina”25, en la misma
línea su hermano y compañero de viaje José Luis Ysern, expresa el am-
biente que rodeaba a los centros de estudios eclesiásticos y universitarios
en su formación, menciona que existían dos características que marcaron
a estas generaciones “en Salamanca conocíamos a don Manuel Larraín, sus
documentos, era el obispo brillante de América latina en ese tiempo… la otra
característica era el aire renovador de Salamanca… en medio de una España ca-
tólica, nacional catolicismo, fascista, franquista en que la Iglesia y el Estado eran
la misma cosa…”26, siendo que el mayor de los estímulos fue la condición
misionera, donde el escenario abierto por América latina se presentaba
como un medio propicio para iniciar la construcción de una Iglesia nueva
y renovada.
La tarea realizada por la OCSHA, creada el 4 de junio de 1949, es con-
siderada “una consecuencia natural de una honda conciencia eclesial y, al mis-
mo tiempo, como una respuesta vigorosa a uno de los más urgentes desafíos de
nuestra época, cual es la necesidad de tener vínculos de colaboración y fraternidad
entre las personas”27 sobre todo en la problemática de la difusión del Evan-
gelio, como sucedió en estas tierras por la falta de personal apostólico. La
tarea de la OCSHA estuvo en la mente y acción de Monseñor Vicuña y
marcó la presencia de todos los sacerdotes llegados a estas tierras.
Otro de los protagonistas de este viaje misionero fue el sacerdote José
Antonio Ortega, quien se pregunta si fue la intervención de este grupo

Ponencia presentada en la IV Jornada de Historia Religiosa, Facultad de Educación Y


Humanidades. Universidad del Bio Bio. Chillán. Transcripción propia. f. 2.
24 “Veníamos a bordo del Cabo san Roque, una compañía vasco- andaluza, y después por tren
hasta Santiago” Recuerda el P. José Luis Ysern. Entrevista, 2008.
25 Entrevista realizada al obispo Juan Luis Ysern. 2008. f. 1.
26 Entrevista realizada al Sacerdote José Luis Ysern. 2008. f. 1
27 Juan Pablo II Carta del santo padre al Cardenal Antonio María Rouco, Arzobispo de Madrid
y Presidente de la Conferencia Episcopal Española. Citado por Flores Y Rivera (2003)
Presencia de la Iglesia Católica y religiosidad en el mundo salitrero. Ediciones universita-
rias Universidad Católica del Norte. Antofagasta, 1999. P. 190.
140 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

de sacerdotes españoles los que hacen madurar esta diócesis de Chillán


afirmando que “las vivencias de los jóvenes sacerdotes y seminaristas penin-
sulares, pertenecientes a la cultura de la cristiandad enmarcada por un régimen
ortodoxo, donde no se conocía la democracia, sin embargo lo vientos renovadores
anunciadores del Vaticano II plantearon otras visiones cristianas, con los jóvenes
misioneros con renovación teológica, escriturística, bíblica o litúrgica, el tema
de adaptación y acondicionamiento resulta ser de alto interés para la reflexión
de la compresión del éxito misionero”28. El Padre Andrés Lacalle otro de los
sacerdotes llegado desde Burgos a la diócesis de Chillán, en el segundo
viaje, del 1 de abril de 1960, hablando de este carácter misionero señala:
“teníamos clases de misionología, y en el curso nuestro éramos unos 30, salimos 7
misioneros a América…”29 De esta forma la llegada de estos sacerdotes sig-
nificó no sólo una ayuda eficaz frente a la carencia de personal apostólico,
sino que también les permitió poner en práctica estos aires de renovación,
de una Iglesia más cercana a la gente, reconociendo que en estos años se
vivirá el Concilio Vaticano II, la conferencia de Medellín que marcó y es-
tuvo en plena sintonía con la vida de la diócesis.
Los aires renovadores tuvieron su concreción en la vivencia y realiza-
ción del Concilio Vaticano II, toda la riqueza que significó la reflexión de
los padres conciliares. En la visión de los sacerdotes que venían de España,
la noticia de la convocatoria al concilio fue un para el P. José Luis Ysern
“un gozo tan grande, lo que yo intuía como jovenzuelo, recién terminando la teo-
logía… esto no era una chaladura mía o de dos o tres, esto lo dice el Concilio, te da
un apoyo, esto viene del Espíritu Santo, no es un asunto personal”30, en la misma
línea, su hermano monseñor Ysern expresa: “estábamos ya mirando con mi-
llones de preguntas”31. A nivel de la diócesis, tuvo un eco inmediato, desde
la misma participación del obispo Vicuña a quien “le correspondió represen-
tar a la diócesis en las cuatro sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II”32.
El padre Raúl Manríquez, expresa que esta intención del concilio, junto
al llamado que hace a las diócesis a aplicar las reformas de renovación, se
dio rápidamente en Chillán, por un lado por la misma postura del obispo,
su intención firme de aplicar los cambios que el concilio solicitaba, co-
menzando a realizar por medio de dos instancias, una fueron los cursos
promovidos por el ISPLA, Instituto Superior de Pastoral Latinoamericana
“don Eladio insistió en que fuéramos, y fuimos como 16 sacerdotes, para estar
un poco más al día y tomar la onda de esta orientación pastoral”33, donde los

28 Ortega, Jose. Historia de un impulso misionero. España – Chile. 1958-2007. citado por
Reyes, Marco. Misión Vicuña Aránguiz... 2008.
29 Entrevista la P. Andrés Lacalle. Realizada el 19 de diciembre de 2008. f. 2.
30 Entrevista al P. José Luis Ysern. f. 1.
31 Entrevista al obispo Juan Luis Ysern. f. 1.
32 Cabrera, Clarita. Historia de la diócesis de Chillán, 1978. p. 49.
33 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f 3.
2018] El camino de hacer Iglesia... 141

sacerdotes se instruyeron en los cambios que era necesario realizar, des-


de la visión de su ministerio hasta la práctica pastoral. También se dio
por medio de la creación del EDIPAS, el Equipo Diocesano de Pastoral,
“buscando una adecuación pastoral concreta, cambiar la estructura diocesana, las
parroquias principales estaban en el centro, y surgían nuevas poblaciones como la
Rosita O´Higgins, Purén, Zañartu, la Vicente Pérez… como estar presentes en
esas nuevas realidades”34.
Para el padre Ortega, una figura clave en este proceso, fue la del padre
Juan Luis Ysern, por esos años Vicario General de la Diócesis, “fue él quien
convirtió la curia, la convirtió en pastoral, lo desmontó, de ser un feudo clerical,
lo puso en la cercanía de pueblo de Dios”35. De lo que se trataba entonces era
de llevar a la práctica la idea de pueblo de Dios, incluida en el concilio, a
través del documento sobre la Iglesia Lumen Gentium en especial en el de-
sarrollo del capítulo 2, donde los padres conciliares afirmaron que “todos
los hombres son llamados a formar parte del pueblo de Dios”36. A esta tarea se
abocó el padre Juan Luis Ysern liderando este cambio requerido a través
del EDIPAS, equipo diocesano de Pastoral, “éste iba por todas las parroquias
para tomar esta actitud, en la realidad específica demostrar el amor de Dios, como
salimos de esa actitud privatista para vivirla en la entrega a los demás, y en to-
dos los campos…”37 así es como los principios rectores de renovación del
concilio Vaticano II con prontitud son recibidos en la diócesis y puestos
en práctica en las diferentes instancias “los trabajadores, las comisiones, el
instituto de pastoral rural, la JOC, cada uno desde su lugar, todas estas organi-
zaciones.. Las CEB´s…”38 el mismo obispo Ysern recuerda que “quedamos
muy contentos, porque al salir los documentos, ya veníamos haciendo algunas
cosas, era un momento muy interesante”39.
Si bien la personalidad del obispo Vicuña fue determinante en asumir
estos cambios invitando a la realización del primer Sínodo diocesano en
el año 1969, que será continuado en otros más, de los años ´70 y ´71. No
fue un tarea fácil para un prelado de línea conservadora, como señalan
sus contemporáneos, pero que supo estar atento a los mismos signos de
los tiempos propuestos por el concilio, “eso lo promovió don Eladio, había
cosas que a él no le hacían sentido y se dio cuenta que había que asumirlas, el
obispo quiso asumirlas, pese a que le costaba”40. Este sentido de querer asumir

34 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 3.


35 Entrevista al P. José Antonio Ortega. f. 3.
36 Pablo VI Constitución dogmática sobre la iglesia, Lumen Gentium. En Concilio Vaticano
II. . Constituciones, Decretos, Declaraciones. B.A.C. Madrid, España. 1965. p. 29.
37 Entrevista la obispo Juan Luis Ysern. f. 3.
38 Entrevista la obispo Juan Luis Ysern. f. 3.
39 Entrevista la obispo Juan Luis Ysern. f. 3.
40 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 3. El Padre Manríquez sucederá al padre Juan Luis
Ysern como Vicario General de la diócesis, cuando en el año 1972 éste sea nombrado
142 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

los cambios del Concilio se evidencia en la carta que les envía a todos los
sacerdotes de la diócesis, invitándolos a poner en práctica el ritual bilin-
güe en las diversas celebraciones litúrgicas41.
La II conferencia General del episcopado latinoamericano en Medellín
en 1968, manifestó la realidad de la pastoral, se dio énfasis a la opción por
los pobres y se promovió la actividad de las comunidades cristianas de
base42, las cuales no tardan en ser acogidas por el episcopado chileno, que
reunidos en Chillán, en la inauguración de la Casa de ejercicios Tabor, el
año ´68, dándoseles su aprobación y estímulo como respuesta de renova-
ción concreta de la Iglesia en el continente, por medio de sus orientacio-
nes pastorales. Hay que agregar que como consecuencia de la primera
conferencia del episcopado en Río de Janeiro, y la fundación del CELAM,
se había fundado en 1957 la Conferencia Episcopal de Chile, como un
órgano colegiado de pastoral que inicia desde allí una labor más formal.
Las Orientaciones pastorales del año 68, recogen el sentir de Medellín,
y lo constataron con la realidad de los católicos del país, entre ellos de “los
campesinos, habitantes sencillos de pueblos y caseríos”43 que ven como poder
enfrentar los constantes cambios que la sociedad les presenta y como la
Iglesia trata de responder a ellos, junto a los problemas de la juventud,
las familias, entre otros. Un punto no menor lo hace al diagnosticar que
“la corriente prácticamente renovadora que se manifiesta: 1) en los laicos, bus-
cando liberarse de cierto paternalismo de la Jerarquía; 2) en sacerdotes, deseando
más responsabilidad frente al Obispo; 3) en Obispos, encaminándose hacia la más
plena colegialidad episcopal. Todos desean llegar a asumir como pueblo de Dios,
una tarea conjunta…”44 así como también señala la situación de la violencia
como forma inadecuada de buscar reformas en el ámbito social.

obispo auxiliar de Antofagasta. Manteniéndose en esta función desde esa fecha hasta
el año 2007. siendo un colaborador de los obispos que sucedieron a monseñor Vicuña,
Francisco José Cox, Alberto Jara Franzoy y el primer año del obispo Carlos Pelegrín.
41 Archivo del obispado de Chillán (AOCh). Carta cartas pastorales, Fojas 19. Carta del
Obispo monseñor Eladio Vicuña a todos los sacerdotes de ambos cleros del Obispado de Chi-
llán. 1963.
42 En este primer momento las comunidades son llamadas cristianas de base, pero ofi-
cialmente a partir de la III Conferencia general del Episcopado latinoamericano en
Puebla el año 1979, tomaran el nombre de comunidades Eclesiales de base, como
forma de hacer frente a las “comunidades contestatarias” que Pablo VI mencionara
en la encíclica Evangelii Nuntiandi como un peligro de confusión en la época de 1975.
En Conferencia Episcopal de Chile (2005). Orientaciones para el servicio de los anima-
dores de comunidades eclesiales de base. CECH, librería pastoral. 6ª edición Santiago de
Chile. p. 10.
43 Conferencia Episcopal de Chile. Documentos. Introducción y textos 1952-1977. 2ª parte
1962-1970. Trabajo de investigación del equipo de servicios de la juventud. Santiago,
sin fecha de publicación. P. 142.
44 Conferencia Episcopal de Chile. Documentos. Introducción y textos 1952-1977. 2ª parte
1962-1970. Trabajo de investigación del equipo de servicios de la juventud. Santiago,
sin fecha de publicación. P.143.
2018] El camino de hacer Iglesia... 143

La Iglesia busca mostrar una imagen nueva, que sea capaz de dar res-
puesta a las interrogantes de hombres y mujeres de aquel tiempo, con-
vulsionado por múltiples sucesos, ella quiere darse a conocer bajo una
cercanía pastoral, que da pie al ser “servidora de la humanidad, respetuosa e
imparcialmente al servicio de todos con la verdad…”45 por este motivo ve en las
comunidades eclesiales de base, el camino propicio para que el cristiano
común pueda recibir la formación necesaria, el encuentro con la comuni-
dad en la Eucaristía, dando un renovado estímulo a los catequistas, a los
movimientos ambientales, etc. constituyéndose todos bajo la forma de las
comunidades eclesiales de base, como entes que agrupan a las comunida-
des más pequeñas, son “el primero y fundamental núcleo pastoral y su aten-
ción debe ser la primera prioridad pastoral para lograr su sólido crecimiento…”46
De esta forma la realidad de las C.E.B´s reciben su confirmación y ofi-
cialización para convertirse en el camino válido para lograr una Iglesia
renovada, donde los laicos y ministros consagrados puedan encontrar
espacio para la expresión y formación de la fe, la colaboración mutua,
en conjunto dar testimonio de la Iglesia y la presencia de Dios. De esta
forma “los obispos quieren que el trabajo pastoral primordial sea la formación
de estas comunidades cristianas de base territorial o de base ambiental”47, carac-
terizándose por las diversas etapas en su desarrollo como la conversión,
la iniciación cristiana, oración, sacramentos, la Eucaristía como centro y
cumbre de la vida de la iglesia48, en la tarea interior de vivir en fraternidad
y la exterior de ser verdaderos misioneros49, iluminando las realidades
especificas donde se inserten.
En sintonía con lo expresado en Medellín, en torno a la prioridad de
las comunidades eclesiales o cristianas de base, se apoyó a los dirigentes
o líderes de las mismas, a través de lo que se llamó los ministerios con-
fiados a los laicos50 como el lectorado y el del acolitado, cabe destacar el

45 Conferencia Episcopal de Chile. Documentos. Introducción y textos 1952-1977. 2ª parte


1962-1970. Trabajo de investigación del equipo de servicios de la juventud. Santiago,
sin fecha de publicación. P.145.
46 Conferencia Episcopal de Chile. Documentos. Introducción y textos 1952-1977. 2ª parte
1962-1970. Trabajo de investigación del equipo de servicios de la juventud. Santiago,
sin fecha de publicación. P. 146.
47 Conferencia Episcopal de Chile. Documentos. Introducción y textos 1952-1977. 2ª parte
1962-1970. Trabajo de investigación del equipo de servicios de la juventud. Santiago,
sin fecha de publicación. P. 147.
48 Pablo VI Constitución dogmática sobre la sagrada liturgia. Sacrosanctum concilium. En
Concilio Vaticano II . Constituciones, Decreto, Declaraciones. B.A.C. Madrid, España,
1965. p. 155.
49 CConferencia Episcopal de Chile. Documentos. Introducción y textos 1952-1977. 2ª
parte 1962-1970. Trabajo de investigación del equipo de servicios de la juventud. San-
tiago de Chile, sin fecha de publicacón. p. 148.
50 Conferencia Episcopal de Chile. Orientaciones para el Servicio de los animadores de comu-
nidades eclesiales de base 6ª edición. CECH, librería pastoral Santiago de Chile, 2005. p. 9.
144 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

papel dado a los diáconos como forma de rescatar este ministerio, laicos
varones que, siendo casados, podían asumir las tareas propias de este mi-
nisterio de la Iglesia, como la visita a los enfermos, participar de las cele-
braciones litúrgicas, etc. Al respeto señala el P. Raúl Manríquez hablando
de la renovación pedida por el Concilio, y en específico a lo rápido que fue
para la diócesis aplicar algunas consideraciones, como ésta de hacer par-
ticipar a algunos laicos del ministerio diaconal, “se promovió el diaconado
permanente, desde el año ´68, el año ´71 ya estábamos ordenando a los primeros
diáconos”51 siendo uno de los primeros en ordenarse don Raúl Salgado,
miembro de la comunidad de San José Obrero.
Este proceso ayudó también a la creación por parte de los obispos, de
la COMIN, o departamento de comunidades y ministerios que en 1975
vino a ser un organismo de ayuda y coordinación en el trabajo de las
C.E.B.´s52. Las cuales se verán incrementadas por las acciones del pres-
bítero José Marins que junto al equipo del CELAM las promueve en el
continente en la década del 7053.

La comunidad de san José obrero


Esta población surge a partir del año 1959, como parte de un proyecto de
la CORVI bajo el gobierno del presidente Arturo Alessandri Rodríguez,
como una política nacional de construcción de viviendas para la familias
de sectores populares “que aumentaba con gran velocidad en la segunda mitad
del siglo XX”54. El modelo de viviendas era de tipo “racionalistas en altura
mezcladas con casas unifamiliares”55, como se percibe en los diversos tipos
de casas de esta población, bajo esta política nacional de vivienda implicó
que los “beneficiarios debieron adecuarse a una nueva forma de convivencia en-
tre los vecinos, ahora más cercanos y por consiguiente, con mayores posibilidades
de perturbar la vida privada del otro”56 era la forma de hacer frente al déficit
habitacional en aumento por esos años.

51 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 4.


52 Conferencia Episcopal de Chile. Orientaciones para el Servicio de los animadores de
comunidades eclesiales de base... 2005 p. 10.
53 Secretariado General de la Conferencia Episcopal de Chile. La Iglesia y la expe-
riencia chilena hacia el socialismo. En Documentos del Episcopado, Chile 1974-1980.
Santiago de Chile. Ediciones Mundo. Santiago, 1982. p. 30.
54 Hidalgo, rodrigo. Del conventillo a la vivienda: casas soñadas, poblaciones odiadas. En
Gazmuri, Cristian. Historia de la vida privada. El Chile contemporáneo. De 1925 a nues-
tros días. TAURUS, Aguilar Chilena de Ediciones S.A. Santiago de Chile. 2008. p. 63.
55 Hidalgo, Rodrigo. Del conventillo a la vivienda: casas soñadas, poblaciones odiadas…
2008, p.64.
56 Hidalgo, Rodrigo. Del conventillo a la vivienda: casas soñadas, poblaciones odiadas…
2008. Se siguió la política habitacional adoptada por Francia en los grands emsembles
y en Inglaterra con las new towns que represento una “alternativa que busco abaratar
los costos de construcción y beneficiar a una mayor cantidad de población”.
2018] El camino de hacer Iglesia... 145

La entrega de estas casas se vio adelantada por los efectos en la zona


del terremoto de mayo de 1960, que principalmente la ciudad Valdivia,
tuvo repercusiones también en todo el centro sur del país. Este sector
poblacional surge en lo que en ese entonces era la periferia de Chillán,
donde se encontraba un club hípico y una feria de animales57, pues la
ciudad terminaba en lo que hoy es la Av. Collín, luego de eso solo habían
terrenos semi rurales, pero que comenzaron a ser habitadas cobijando a
diversas poblaciones, aparte de la Rosita O´Higgins, aparecían La pobla-
ción Purén, Vicente Pérez, entre otras, todas ellas albergaban a “familias
de trabajadores de la más variada índole, obreros, pequeños artesanos, comercian-
tes y funcionaros públicos”58.
En la década siguiente a la del ´60 y alrededor de la población Rosita
O´Higgins, que estaba rodeada de terrenos baldíos, se fueron configuran-
do un nuevo fenómeno poblacional, como lo fueron las tomas de terrenos,
de ellas surgieron las poblaciones Simón Bolívar y la población El Roble,
que llegaron a ser parte de la comunidad cristiana de la Capilla San José
Obrero y significaron un gran núcleo poblacional de índole popular en el
sector sur de la ciudad de Chillán.
En torno a estos orígenes de la población, recuerda una de sus pri-
meras vecinas, la señora Clementina Garrido quien expresa “La señorita
Inés Bustamante, tenía el registro de las personas para entregar las casas, por
tener 7 niños nos entregaron esta casa más grande. Las casas se entregaban de
acuerdo al número de hijos por familia”59, El padre Fernando Osorio, otro de
los originarios del sector expresa: “las casas de dos pisos eran para familias
numerosas, el resto era de un piso, eran cerca de 400 casas…”60 así, por la ur-
gencia de la entrega dadas las circunstancias, muchas casas no alcanzaron
a terminarse y fueron entregadas a medio construir, faltándoles algunos
equipamientos “unas casas que los baños tenían duchas, otras casas no tenían
ducha, no se alcanzaron a terminar…”61 así y todo la población es habitada a
partir de octubre de 1959.

57 González, M. Breve y curiosa historia de la población Rosita O´higgins. En Boletín juvenil


El Puente. Nº 5. Capilla san José Obrero. Chillán, septiembre de 1985. Diario La Dis-
cusión. Edición especial con los barrios tradicionales de Chillán. Publicaciones especiales.
Lunes 5 de febrero de 2007. p. 2.
58 Diario La Discusión. Edición especial con los barrios tradicionales de Chillán. 2007. p. 2.
59 Entrevista a la Sra. Guillermina Garrido y sus hijas Guillermina y Angélica Ga-
ray.2008 f. 1. La mención a la Srta. Inés Bustamante se refiere a la responsable de
la CORVI, encargada de la administración y pago de dividendos de las casas de la
población.
60 Entrevista al P. Fernando Osorio., f. 1. Según los datos aportados por González, M.
en su Breve y curiosa historia de la población Rosita O´Higgins. En Boletín juvenil El
Puente. Nº 5. Capilla san José Obrero. Chillán, septiembre de 1985. el número total
de casas alcanzo las 487.
61 Entrevista a Gerardo Quezada. 2008. f. 3.
146 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Las familias avecindadas en este nuevo foco poblacional comenzaron a


sentir la necesidad de contar con un lugar para celebrar la fe, como lo ex-
presa la señora Clementina “toda la gente que llegamos aquí necesitábamos el
tener una capilla, participar en la religión, entonces de allí entre todos los vecinos
queríamos tener una casa donde hacer la Misa y tener actividades religiosas”62 el
primer sacerdote que se menciona en el lugar es el Padre Gustavo Gran-
dón “fue el primero que hizo misión allí”63 también fue atendida un tiempo
por los sacerdotes jesuitas del colegio seminario Padre Hurtado64, pero en
estos primeros años, entre el ´60 y ´62, la atención sólo será esporádica y
centrada en la celebración de la Eucaristía.
La gente de la comunidad ya desde un comienzo manifestó un inte-
rés por participar en su mismo sector, desconociendo las parroquias ya
existentes, frente a las cuales se sentían lejanos “la catedral era la Iglesia del
centro…”65 siendo muestra de lo ya expresado por el P. Manríquez, en tor-
no a ver que las parroquias se agrupaban en el centro y era preciso lograr
una expansión a los nuevos sectores poblacionales que iban surgiendo.
El primer sacerdote destinado a la comunidad, con dedicación casi ex-
clusiva, fue el P. Bernardino Duque, según consta en registro del archivo
del Obispado de Chillán donde al sacerdote se le hace responsable y “en-
cargado de la POBLACION ROSITA O´HIGGINS, será misión suya preocupar-
se de las clases de religión en la Escuela de dicha población, formar asociaciones
de carácter apostólico, procurar la atención religiosa en los días festivos, y todo
aquello que, según su celo, sea conducente para el bien de las almas”66. No deja
de ser menor el punto que el mismo sacerdote es nombrado por el mismo
decreto asesor de la J.O.C. como promotor de “la Acción Católica entre la
clase obrera”67. La obra del P. Duque, fue de gran transcendencia por el
testimonio que dejó entre la comunidad por su cercanía e impulso que le
dio a la comunidad cristiana.
Como recuerda la señora Guillermina Garay: “el padre llegó el ´62, y de
ahí comenzamos a ver la construcción de la capilla…”68, la necesidad de contar
con un lugar de encuentro para los católicos del lugar encontró en este

62 Entrevista a la Señora Guillermina Garrido. 2008, f 1.


63 Lo atestiguan así los hermanos Ismenia y Héctor Caamaño. Siendo niños al momento
de llegar sus familias a la población.
64 Entrevista al P. Fernando Osorio. 2008, f. 1.
65 Entrevista a Rodolfo Pérez.2008, f. 2.
66 Archivo del Obispado de Chillan (AOCh). Carpeta la Merced. fojas 41. Decreto de
nombramiento del P. Bernardino Duque como asesor de la JOC y encargado de la
población Rosita O´Higgins. Chillán, 1962.
67 Archivo del Obispado de Chillan (AOCh). Carpeta la Merced. fojas 41. Decreto de
nombramiento del P. Bernardino Duque como asesor de la JOC y encargado de la
población Rosita O´Higgins. Chillán, 1962.
68 Entrevista a la Sra. Guillermina Garrido y sus hijas Guillermina y Angélica Garay.
2008. f. 2.
2018] El camino de hacer Iglesia... 147

sacerdote un gran apoyo para iniciar las obras materiales de construcción


de la nueva capilla, pero a la vez su mismo compromiso y carisma marcó
desde un comienzo la vida de la comunidad. Al respecto señala la señora
Ismenia Caamaño “el padre Bernardino fue el cura que hizo todo, fue el sacerdo-
te, el amigo, en todas las personas él llegaba y sentía que era su familia…”69 este
testimonio es reafirmado por todos los habitantes del sector de la época
“se juntaba con toda la comunidad no solo con gente de Iglesia, por ejemplo él
jugaba a la pichanga con los cabros…”70 en este punto es reconocido su afi-
ción al deporte, el cual le permitió contar con un medio de evangelización
de gran llegada, sobre todo entre los más jóvenes, que vieron con mu-
cho entusiasmo que este sacerdote de sotana, disfrutaba de improvisados
partidos en las calles de la población. Es recordado por la creación de un
club deportivo, la Unión Española, donde se integró uno de los que poste-
riormente sería sacerdote, y que en ese entonces era un joven entusiasta71.
La capilla se logró terminar de construir el año 1964, en terrenos que
colindaban con los de un vecino, el Sr. Luco, que poseía una fábrica de
ladrillos en la parte norponiente de la población. En este sentido señala
el P, Fernando Varas “el Padre Bernardino tenía grupos de amigos españoles
que colaboraron, hicieron varias campañas, como la del ladrillo, donde pedían un
ladrillo o más ladrillos, luego después el padre llamaba a trabajar, los ladrillos en
general los regaló el señor Luco, donde había una fábrica de ladrillos…”72.
Todos los habitantes y gente comprometida del sector se dieron a la
tarea de construcción del templo, testigo de aquello fue el padre José Luis
Ysern quien afirma: “desde el primer día, con mi amigo Bernardino, iba todas
las mañanas a medir con su huincha métrica. Yo he sido testigo, que apoyábamos
a Bernardino, para ver la capilla San José Obrero…”73 este apoyo se refleja por
la propia comunidad de sacerdotes, que viviendo en dependencias del
hogar sacerdotal del obispado, tenían una cercanía con la labor empren-
dida por el P. Bernardino y una mutua colaboración, de hecho el mismo
nombre de San José Obrero surge desde esta reflexión, como forma de
darle sentido que marca la vida de la comunidad que “con la imagen nueva,
comunidad de base…nacía con aires conciliares.”74Al mismo tiempo el padre
Ysern será nombrado colaborador del P. Bernardino y de la comunidad
de Rosita O´Higgins, siendo una de sus primeras misiones dentro de la
diócesis75.

69 Entrevista a la Sra. Ismenia Caamaño. 2008. f. 2.


70 Entrevista a don Héctor Caamaño. 2008. f. 2.
71 Entrevista al P. Fernando Osorio. 2008 f. 1. y Héctor Caamaño. 2008 f. 2.
72 Entrevista al P. Fernando Varas. 2008, f. 1. y P. Fernando Osorio.2008 f. 2.
73 Entrevista al P. José Luis Ysern. 2008 f. 3.
74 Entrevista al P. José Luis Ysern. 2008 f. 3.
75 Archivo del Obispado de Chillán (AOCh) Carpeta La Merced fojas s/n. Decreto de
nombramiento del Pbro. José Luis Ysern como vicario cooperador de la parroquia N.S. de la
148 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

La obra del padre Bernardino se extendió hasta el año 1976, durante


estos 14 años de ministerio sembró las bases de una nueva forma de Igle-
sia en medio de una comunidad obrera. Su testimonio ha sobrepasado las
barreras del tiempo y sigue siendo recordado con mucho cariño por parte
de quienes compartieron esa misión. Para Angélica Garay, el Padre Ber-
nardino fue quien hizo todo, sentó las bases de la comunidad “fue impor-
tante, para mis hermanos, formó el grupo de catequistas, mis hermanos fueron los
primeros acólitos, él se juntaba con toda la juventud, salía a visitar, lo invitaban
a tomar desayuno, era bien sociable, él se formó aquí, a quien le pregunte le van a
decir cosas bonitas…”76 agrega el padre Fernando Osorio “fue capaz de darle
un sentido de entrega alegre a su ministerio, contagió a muchos jóvenes…”77 así
también lo señala don Héctor Caamaño “el fue importante porque se involu-
cró con la gente, con los pobladores…”78.
Si bien la acción pastoral de esta comunidad no se diferencia a grandes
rasgos de lo que la pastoral de conjunto que por esos años involucraba a
cualquier grupo parroquial, estaba la J.O.C. como hemos mencionado, con
la asesoría directa a nivel diocesano del Padre Bernardino, y los tradiciona-
les grupos como la Legión de María, cursillos de cristiandad, grupos bíbli-
cos, la catequesis y grupos juveniles. Lo que destaca de este periodo es la
responsabilidad y participación que genera el Padre Bernardino entre los
grupos de laicos de la comunidad. Varios de los testimonios se manifies-
tan claramente en este sentido. “Muchos de ellos fueron protagonistas, como el
Señor Salgado que llegó a ser diácono, la gente fue muy participativa”79. El Padre
Fernando Osorio señala que en esos años estaba bajo la mística del gobier-
no de Frei, la ley de Juntas de Vecinos, que fue todo un impulso que ayudó
y facilitó la integración de los vecinos, la misma estructura de la población
“grupos grandes de estudiantes trabajando activos, eso hacia que hubiese una ex-
periencia, el padre Bernardino apoyara, era época de despertar social”80.
Testimonios de generaciones posteriores a la fundación también lo rea-
firman “pudieron mantener la proyección de la capilla, porque si bien es cierto el
sacerdote siempre estuvo disponible, si el laico no hubiese tenido una conciencia
nada hubiese resultado...”81, “ellos llevaban la infraestructura de la capilla”82. Los

Meced. 7 de octubre de 1964. Hay que señalar que administrativamente la capilla de


san José Obrero surge dentro del territorio parroquial de la Parroquia La Merced, la
cual existía desde 1926. aun así, la creación de esta capilla fue apoyada directamente
desde la diócesis, constituyéndose en una administración casi independiente.
76 Entrevista a la Sra. Guillermina Garrido y sus hijas Guillermina y Angélica Garay.
2008, f. 4.
77 Entrevista al P. Fernando Osorio. f. 2.
78 Entrevista a don Héctor Caamaño. f. 2.
79 Entrevista a la Sra. Ismenia Caamaño. f. 2.
80 Entrevista al P. Fernando Osorio. f. 2.
81 Entrevista a Gerardo Quezada. f. 5.
82 Entrevista a don Rodolfo Pérez. 2008. F. 3.
2018] El camino de hacer Iglesia... 149

mismos sacerdotes estimularon esta participación, surgida del Concilio y


de la reflexión posterior, que era querida por la Iglesia, desde el obispo
don Eladio que motivó a sus sacerdotes a buscar nuevas formas de evan-
gelización, “doctrinalmente lo reconocemos, en la práctica ha ido dependiendo
mucho de la actitud personal de los sacerdotes”83, pero este protagonismo lai-
cal era parte de la pastoral de la Iglesia por ese entonces “fundamentalmen-
te de eso se trataba, la participación de cada uno, la responsabilidad en la marcha,
el participar en el sector, al servicio de todos…”84. Aquí cabe destacar le espí-
ritu que promovía la Iglesia en ese tiempo, pues como señala Borobio los
laicos son “los mejores evangelizadores en medio del mundo, porque participan
de las estructuras mundanas. Ellos reúnen la doble condición de ser miembros de
pleno derecho en la Iglesia y de vivir plenamente insertos en el mundo”85.

Nueva imagen de parroquia


Con la partida del padre Bernardino en 1976, la comunidad vuelve a que-
dar en manos de varios sacerdotes temporalmente, entre ellos la del padre
Eloy Parra que asume la comunidad por un tiempo, alrededor de un año,
celebrando Misas regularmente. Pero fue el año 1977 cuando asume el
padre José Antonio Ortega quien se hace cargo oficial de la comunidad,
luego de un tiempo fuera del país, manteniendo la cercanía de pastor que
le permitió rápidamente llegar a la gente, visitando y recorriendo el sec-
tor. Él recuerda “yo heredé la tarea pastoral del padre Eloy Parra, que en un
tiempecito del año ´76-´77 estuvo por ahí. Se iba de misionero al norte, a Calama
y Antofagasta, y allí me quedé con su horario de misas, su citroneta verde, y con
mis cualidades”86. Una característica que será fundamental en la vida de
esta comunidad, será la idea de Nueva Imagen de Parroquia (N.I.P.), pro-
yecto liderado por el Movimiento por un Mundo Mejor (M.M.M.) y que
el padre José Antonio se compromete a través del equipo promotor, pues
expresa que “acudí a Lima al 1er encuentro de promotores por un mundo mejor,
y estuve un mes y medio. Por estas fechas de agosto, estuve aprendiendo esa teo-
ría y esa práctica con el padre Juan Bautista Cappellaro, un italiano- argentino,
yo me encontré acompañado de esa experiencia con las integrantes del primer
grupo promotor, con la Hna. Lucy y la Hna. Darling, Hija de Jesús y Ursulina
respectivamente”87.

83 Entrevista al P. Raúl Manríquez. F. 4.


84 Entrevista Mons. Juan Luis Ysern. F. 3.
85 Borobio, Dionisio (1987) Los laicos y la Evangelización. Desclée de Brouwer Bilbao,
España. 1987. p. 232.
Por su parte Carda, J. (1987) En La Iglesia de Cristo. Doctrina central del concilio que ha
marcado nuestro tiempo. Sociedad de educación Atenas. Madrid 1987, expresa que esta
acción del laicado no es pasiva o meramente interior. Sino que debe tener su corres-
pondiente acción en el cambio de estructuras. p. 181.
86 Entrevista al padre José Antonio Ortega. 2008 p. 1.
87 Entrevista al padre José Antonio Ortega. 2008 f. 1.
150 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

El padre Manríquez señala que la presencia de las religiosas en esa


comunidad se debió justamente a este hecho de ser promotoras del mo-
vimiento y su accionar “para hacer realidad todo el movimiento renovador del
Concilio Vaticano II, un movimiento de mucha reflexión teológica, y daban mu-
chos cursos sobre comunidad eclesial, sobre planificación pastoral, del programa
N.I.P., que estuvo también ahí vigente, y ese equipo, yo creo que tuvo una gran
influencia sobre todo en líderes, en personas que estaban activas, y en las inquie-
tudes sociales”88. Ente movimiento había surgido en Italia en 1952 por parte
del sacerdote jesuita Ricardo Lombardi, que contando con el apoyo del
papa Pío XII89, buscaba la renovación de la Iglesia y encontraron en los
acontecimientos del Vaticano II un gran estímulo para seguir desarrollan-
do su labor.
Impulsados por el Concilio, hacen realidad su motivación inicial por
medio de “servir a la renovación de la Iglesia a partir “de la base” y a través de
la promoción de proyectos o procesos de renovación colectiva y comunitaria”90.
Surge la iniciativa del proyecto Nueva imagen de parroquia. Este movimiento
logra abrirse paso en la Iglesia, extendiendo su labor no solo a Italia, sino también
a España y fundamentalmente a Latinoamérica, que encontró sintonía con las
directrices emanadas de la Conferencia de Medellín y lo relacionado a las comu-
nidades de base, siendo un campo propicio para su desarrollo.
La metodología de acción de la nueva imagen de parroquia se constituía como
una conversión permanente, el pasar de “los servicios religiosos… a la contem-
plación de la presencia de Dios en la Historia y a la caridad pastoral, creativa
de aquellas formas que permiten la revelación de lo que Dios opera en el alma
del pueblo”91 así a partir del método prospectivo inicia una dinámica de acción
pastoral, que como señala el padre Ortega “el movimiento por un mundo mejor
con prospectiva, a mi me guía la esperanza, que quería conseguir objetivos pro-
puestos con antelación, me atrae el ideal…”92. Este método consta de varios pasos,
el primero de ellos es la sensibilización y convocación a toda la comunidad, para
luego pasar a un proceso de profundización y crecimiento, en torno al encuentro
comunitario en la fe y finalmente, pasar a la vivencia y compromiso, con celebra-
ciones comunitarias y consecuencias en el diario vivir. Esto requería de una gran
disciplina y voluntad pues se necesitaba organizar varias acciones “teníamos que
convocar al pueblo, en base a provocar con programación, tenías el acto masivo
cada mes, hacían falta creatividad y disciplina para programar…”93

88 Entrevista al P. Raúl Manríquez. 2008. ff.1.


89 Servicio de animación comunitaria por un mundo mejor. Recuperado el 8 de noviem-
bre de 2008 de http://www.porunmundomejor.com
90 Servicio de animación comunitaria por un mundo mejor. Recuperado el 8 de noviem-
bre de 2008 de http://www.porunmundomejor.com
91 Cappellaro, Juan de. Masa a Pueblo de Dios. Proyecto pastoral. Movimiento por un
mundo mejor. 1991. p. 124.
92 Entrevista al P. José Antonio Ortega. 2008. f. 3.
93 I Entrevista al P. José Antonio Ortega. 2008. f. 3.
2018] El camino de hacer Iglesia... 151

En la comunidad de san José Obrero, este plan se fue ejecutando con gran
entusiasmo, a los ya mencionados actos masivos, como rosarios humanos, cami-
natas, fogatas en la fiesta de la resurrección, etc. Se manifestó que la vida eclesial
no se concentraba en la capilla, sino que, en toda la población y las aledañas,
se dividieron en pequeños sectores que llegaron a ser alrededor de siete, donde
se realizaba el mes de María en casas de vecinos, fundamental en ese aspecto
fue la creación de los “pequeños grupos” que llegaron a ser alrededor de 50-60
recuerda el padre José Antonio94. De ese trabajo se recuerdan dos integrantes de
los grupos juveniles de la época como Gerardo Quezada y Rodolfo Pérez, quienes
señalan “las reuniones eran masivas, cada sector tenía 4 - 5 pequeños grupos,
jornadas formativas, estaba el sacerdote a cargo de la formación, las religiosas…
eran parte del trabajo en los sectores”95, “era eso lo que traía el plan N.I.P. ,que
no era centralizado, sino que las capillas tomaran sus propias decisiones, con
un Evangelio liberador, la esperanza de los pobres, se transmitió a través de los
sectores populares”96.
Esta gran cantidad de actividades mantuvieron muy viva esta comunidad,
pero esta metodología no fue recibida en todos los sectores de la diócesis por igual.
En palabras del padre Manríquez “hubo una presión, para que como diócesis se
asumiera ese programa, pero eso era muy difícil aceptarlo, amarraba mucho a la
diócesis, es una metodología muy firme, muy establecida” 97 por lo que se dejó en
libertad a las parroquias que quisieran adoptarlo. Sólo las parroquias La Merced,
Sagrada Familia, San Carlos, Central y Trinitarios, la capilla Divino Maestro
de la población Vicente Pérez Rosales y San José Obrero aplicaron el modelo. El
mismo padre José Antonio recuerda como tuvo dificultades para implementarlo
en la Parroquia de Chillán Viejo, en el mismo tiempo de san José Obrero, lo que
finalmente nunca logró y como suscitó la “envidia” de la Parroquia la Merced al
ver los resultados en Rosita O´Higgins”98.
En estas formas o modelos de Iglesia, como hemos señalado, des-
de el concilio Vaticano II, se impone esta identidad de Iglesia como Pue-
blo de Dios, “una comunidad de personas convocadas y congregadas por Dios”99
a vivir la fe en una comunidad concreta.

94 Entrevista al P. José Antonio Ortega. 2008. f. 3.


95 Entrevista a Gerardo Quezada. 2008. f. 5.
96 Entrevista a Rodolfo Pérez. 2008. f. 3.
97 Entrevista al P. Raúl Manríquez. 2008. f. 5.
98 Cabe mencionar que el padre José Antonio cumplió las veces de párroco en la pa-
rroquia de Chillan Viejo, en la misa época de ser encargado de San José Obrero. En
entrevista. f. 5.
99 Estrada, Juan. Del misterio de la Iglesia al pueblo de Dios. Sígueme. Salamanca, España.
1988. P. 193
152 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Jesús buen compañero


Avanzando el tiempo y a finales de los años ´70 y en la década de los ´80,
surgió una generación de jóvenes que agrupados en el grupo Jesús Buen
Compañero (J.B.C.), dieron un sentido de profundidad a su fe, ligándose a
corrientes de pensamiento de la Teología de la Liberación. Todos ellos hi-
jos de los pobladores que fundaron la comunidad y que crecieron juntos,
“formando equipos de futbol, jugando pichangas, yendo al mismo colegio…”100
eran alrededor de 10 u 11 recuerda Gerardo Quezada “éramos todos em-
parentados en cierta manera”101 pues o eran familiares directos, o la mis-
ma vecindad los había hecho crear lazos entre ellos, como ser compañeros
de curso, compartir padrinos, “hermanos de leche”, etc. La particularidad
era que todos eran hombres y activos participantes de la comunidad cris-
tiana desde que habían hecho la primera comunión, la confirmación, y en
el grupo juvenil.
En sus encuentros “nos proyectábamos más allá de la fe… hablábamos de la
política de Dios, la política de Cristo, nosotros éramos responsables del destino de
la capilla”102 señala otro de sus integrantes Rodolfo Pérez, el compromiso
con la comunidad los hizo no sólo involucrarse activamente en la vida de
la comunidad cristiana, sino también en todo el acontecer de la población,
como jóvenes organizaban encuentros masivos para las fiestas patrias,
para la Navidad en la cancha de fútbol que se encuentra al frente de la ca-
pilla, siendo reconocidos en el sector por su nivel de iniciativa y creativi-
dad. De aquí se desprende una acción eminente dentro de este modelo de
Iglesia renovada, que estos jóvenes intentaron poner en práctica “el papel
auténtico de los simpatizantes de Jesús no puede ser otro que el de un compromiso
encarnado y solidario con el mundo y la historia”103.
Contando con el apoyo del padre José Antonio104, al ir creciendo mu-
chos de ellos entraron a trabajar, lo que les permitió conectarse con el
recientemente creado Departamento Laboral del obispado, quien los ase-
soró como líderes cristianos en el mundo de los jóvenes y del trabajo. Re-
cuerda al respecto don Juan Marambio “junto a las acciones anti-dictadura,
empieza este conocimiento de la Teología de la Liberación y los lleva a formar un
grupo el Jesús Buen Compañero, que empieza a causar resquemor al interior de la
comunidad, la palabra compañero ya era polémica. Los cabros empiezan a hacer
cosas, hasta marcar una tendencia en la capilla…”105

100 Entrevista a Gerardo Quezada. 2008. f. 1.


101 Entrevista a Gerardo Quezada. 2008. f. 1.
102 Entrevista a Rodolfo Pérez. 2008. f.4.
103 Coêlo, José. Nuestro tiempo y su esperanza. El mensaje cristiano en el laberinto de la cultura
actual. Sociedad de educación Atenas Madrid, España, 1992. P.173.
104 Coêlo, José. Nuestro tiempo y su esperanza. El mensaje cristiano en el laberinto de la cultura
actual. Sociedad de educación Atenas Madrid, España, 1992. P.173.
105 Entrevista a don Juan Marambio. 2008. f.1.
2018] El camino de hacer Iglesia... 153

Este contacto con la pastoral laboral los llevó a participar de varios en-
cuentros y jornadas que organizaba esta repartición, en su mayoría efec-
tuadas en la casa San Juan, a un costado de la Casa Tabor, recibiendo for-
mación de sacerdotes venidos de Santiago106, entre ellos recuerda Gerardo
Quezada un sacerdote francés de nombre Claudio, junto a la presencia
en otra de estas jornadas del P. Ronaldo Muñoz107. Su accionar dentro de
la comunidad consistió en la propia reflexión como grupo juvenil y su
asesoría y acompañamiento a los pequeños grupos, dentro del esquema
del N.I.P. sobre todo en la población el Roble, que era otro de los sectores
de la capilla. Uno de los aportes en la transmisión de su pensamiento, lo
constituyó el boletín juvenil “El Puente” que a partir del año 1985, dieron
a conocer cada mes una pequeña reflexión, matizada por noticias de la
comunidad, humor, e informaciones propias de la vida de la población
de la época.
Los temas tratados fueron desde el trabajo en el 1º de mayo108, la reali-
dad de la juventud en la población109, temas punzantes como la violencia
que se manifestaba en esos años110, la educación y las condiciones de jus-
ticia111, así como el inicio de una pequeña reseña de la comunidad desde
sus orígenes,112 que en estos números disponibles podemos vislumbrar el
alcance que tenían los comentarios al interior de la comunidad y la misma
maduración de su pensamiento.
Hay algunos hechos que manifiestan que esta comunidad unida por
los lazos de la vecindad y la fe, tuvo algunos indicios de ser realmente
consecuente tal como lo mostraron algunos casos. Desde las situaciones
de denuncia que el mismo boletín “el Puente” se hace cargo de expresar
en lo sucedido con el caso de la represión contra una joven de la pobla-
ción, de nombre Corina M.113, o la presencia de carabineros, con motivo
de protestas realizadas en el sector114. El más significativo de todos fue el

106 Cabe mencionar la presencia entre estos jóvenes de boletines como. “Batalla de
Dios”. Que en 1987 edita la coordinadora cristiana ecuménica nacional COSEN. Con
variados temas que van en la línea de la liberación. Como por ejemplo en los números
6 y 7 del mismo año: Como hacer teología, la Biblia y los pobres y oprimidos, o la
oposición a la pena de muerte, entre otros temas que sin duda influenciaron el pen-
samiento de estos jóvenes en plena dictadura y en su compromiso cristiano. Batalla
de Dios. Boletín ecuménico del COSEN. Año 1987. Nºs 6 y 7. noviembre y diciembre
de 1987. Circulación restringida.
107 Entrevista a Gerardo Quezada. 2008. f. 6-7.
108 Boletín juvenil El Puente. Nº 1. Capilla san José Obrero. Chillán, mayo de 1985.
109 Boletín juvenil El Puente. Nº 2 junio de 1985.
110 Boletín juvenil El Puente. Nº 3. julio de 1985.
111 Boletín juvenil El Puente. Nº 4. agosto de 1985.
112 Boletín juvenil El Puente. Nº 5. septiembre de 1985.
113 Boletín juvenil El Puente. Nº 1. Capilla san José Obrero. Chillán, mayo de 1985. sobre
la detención por carabineros de Corina M. por repartir propaganda subversiva.
114 Boletín juvenil El Puente. Nº 5. Capilla san José Obrero. Chillán, septiembre de 1985.
154 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

que protagonizó el propio sacerdote José Antonio Ortega quien dio asilo
a un miembro del MIR en 1978-79, un joven de apellido Manzano, por lo
cual el padre recuerda “me denunciaron y me sacaron por la fiscalía militar,
me auscultaron, me quisieron sonsacar…la madre de él acudió a mi… le hice el
servicio porque estaba enfermo, en la línea de la caridad...”115.
Testigo de estos hechos fue el padre Raúl Manríquez que fue el encar-
gado a nivel diocesano de la Vicaria de la Solidaridad, recuerda el padre
Raúl “Este Pedro (Manzano) era bastante osado, no tenía miedo de seguir ac-
tuando… una vez por sugerencia de José Antonio lo protegimos…”116 el mismo
sacerdote recuerda otros casos de la misma comunidad, entendidos como
casos emblemáticos, como el de los hermanos Bravo, en especial de Marta
Bravo, militante del MIR, que gracias a sus gestión, con la Hermana Lucy
de origen canadiense y religiosa de la comunidad, pudieron asilarla en la
embajada de Suecia y algunos de sus hermanos, también miembros del
MIR, en Canadá117. Otro de los casos fue el de Juan Poblete, una de las pri-
meras personas desaparecidas, que vivía en el sector, y que algunos años
atrás sus restos fueron encontrados en el cementerio, identificándolos y
haciendo funeral en la misma capilla118.
De esta forma la defensa de los derechos humos encontró en estos sa-
cerdotes un lugar propicio de acción, más allá de la débil acción que los
laicos, que, por temor, no quisieron asumir mayor compromiso, como el
mismo padre Ortega expresa “había pocos laicos comprometidos, gente muy
sana y valiente… pero eran pocos los valientes”119 por lo que la tarea claramen-
te recayó en ellos, como protagonistas de este accionar.

Conclusión
Esta comunidad cristiana, de un barrio popular obrero, fue escenario don-
de confluyeron distintas realidades tanto de la propia Iglesia como de la
sociedad de la época. Un punto no menor, fue la extinción de los grupos
de Acción Católica, que desde la década de los ´70, dejaron de ser prio-
ridad para los obispos, y considerando que habían nutrido de grandes
líderes cristianos la vida política y social del país, dentro de este ambiente
de dictadura, esta forma de acción pastoral resultó muy inadecuada y
algo peligrosa para los objetivos del régimen, así señalan algunas fuentes,
esto movimientos, fundamentalmente la J.O.C. dejó de existir como tal,
pasando en años posteriores a ser absorbidos por departamentos como la
Pastoral Laboral y el resto de unidades pastorales del Obispado. Solo han

115 Entrevista al P. José Antonio Ortega. 2008. f. 3.


116 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 2.
117 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 2.
118 Entrevista al P. Raúl Manríquez. f. 2.
119 Entrevista al P. José Antonio Ortega. f. 6.
2018] El camino de hacer Iglesia... 155

sobrevivido desde aquella época los movimientos M.O.A.C. Movimiento


Obrero de Acción Católica y la A.U.C. Asociación de Universitarios Cató-
licos, al menos en la historia de la diócesis de Chillán.
Por su parte el fenómeno de las comunidades eclesiales de base, al-
canza en esta comunidad una inmediata recepción, en ese paulatino de-
sarrollo de su aplicación se encontró con el esquema de Nueva Imagen
de Parroquia, surgido después del Concilio, que resultó ser un impulso
mayor a su identidad y favoreció la participación de todos, siendo una de
las mayores apuestas pastorales en la creación de una Iglesia renovada y
participativa, en la línea de pueblo de Dios inaugurada por el Vaticano
II120, que en los sectores obreros de esta población, encontró una plena
adecuación y recepción y que marcó gran parte de su desarrollo.
La influencia de la Teología de la Liberación en esta, las luces y el espí-
ritu que irradió, están de alguna forma presentes en su quehacer, que bajo
la inspiración de los sacerdotes que allí ejercieron su ministerio, no en for-
ma explícita, pero sí en la forma de buscar una adecuación pastoral, entre
el mensaje evangélico y la situación concreta de aquella población, la lle-
varon a la práctica. Los indicios más cercanos fueron dados por el grupo
de jóvenes que conformaron la comunidad de “Jesús buen compañero”,
que por iniciativa propia y con su cercanía con el mundo de la pastoral
laboral en un segundo momento, lograron hacer un dinámico testimonio
en torno a favorecer el acercamiento entre los pobladores, sus encuentros
culturales, la asesoría a pequeños grupos y promover la preocupación por
una Iglesia más auténtica, en la línea evangélica de pobreza y humildad,
al estilo de Jesús.
La capilla San José Obrero, fue sin lugar a dudas un recinto de reno-
vación eclesial por ser contemporánea a todos los cambios que la Iglesia
universal y latinoamericana experimentaba, a la vez por no dudar en
aplicar y construir desde la base una Iglesia fiel a su Señor en la “puesta
al Día” deseo expresado desde los Papas, y en la realidad local en la figu-
ra del obispo Vicuña y sus colaboradores, permitiendo que esta diócesis,
fuera una de las primeras, no así la única, pero la más entusiasta a la hora
de aplicar y recibir el “aire fresco” del Vaticano II.

120 Pablo VI. Constitución apostólica sobre la iglesia en el mundo actual. En Concilio Vati-
cano II. Constituciones, decreetos, declaraciones. BAC, Madrid,1965. cap. 2.
COMITÉ DE COOPERACIÓN PARA LA PAZ EN CHILE. EL
PRIMER ESFUERZO POR SALVAGUARDAR LOS DERECHOS
HUMANOS EN LA DICTADURA CÍVICO-MILITAR CHILENA,
1973-1975

Matías Alvarado Leyton1

Resumen
Este artículo da cuenta de la obra del Comité de Cooperación para la Paz
en Chile, conocido popularmente como Comité Pro Paz, el cual fue fun-
damental en la defensa de los derechos humanos durante los primeros
años de la dictadura cívico-militar chilena. Si bien, esta entidad tuvo una
breve duración, cerrando sus puertas definitivamente el 31 de diciembre
de 1975, destacó por ser pionera en la defensa de los derechos humanos
en el país, volviéndose un símbolo de éstos y en el ejemplo más visible de
dicha empresa, sentando las bases, tanto en financiamiento, gestión y rea-
lización, como otros aspectos, de otras entidades que seguirán su empresa.
Se postula entonces que el Comité de Cooperación para la Paz en Chile es
el primer esfuerzo por salvaguardar los derechos humanos en medo de
la dictadura, llamando la atención por su naturaleza, perseverancia y el
alcance de su obra.
Palabras claves: Comité de Cooperación para la Paz en Chile, Comité Pro Paz,
derechos humanos, dictadura cívico-militar chilena.

Abstract
This article gives an account of the work of the Cooperation Committee for
Peace in Chile, popularly known as the Committee for Peace, which was
fundamental in the defense of human rights during the first years of the
Chilean civic-military dictatorship. Although, this entity had a short dura-
tion, closing its doors definitively on December 31, 1975, it stood out for
being a pioneer in the defense of human rights in the country, becoming a
symbol of these and in the most visible example of said company, laying
the foundations, both in financing, management and realization, as well
as other aspects, of other entities that will follow your company. It is pos-
tulated then that the Cooperation Committee for Peace in Chile is the first

1 Doctorando en Historia por la Universidad San Sebastián. Magister© en Historia por


la Pontificia Universidad Católica de Chile. Licenciado en Historia por la misma Uni-
versidad, Académico Carrera Pedagogía en Historia de la Universidad San Sebastián.
158 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

effort to safeguard human rights in the midst of the dictatorship, drawing


attention to its nature, perseverance and the scope of its work.
Keywords: Cooperation Committee for Peace in Chile, Committee for Peace, hu-
man rights, Chilean civic-military dictatorship.

Introducción
Tras el 11 de septiembre de 1973, muchas de las confianzas de todos los
chilenos se derrumbaron. Esto no solo significó un golpe para los parti-
darios del gobierno de Salvador Allende, sino para buena parte de la po-
blación que aún creía en el mito de la democracia del país, el cual vieron
arder junto con el Palacio de La Moneda aquella mañana de martes2.
Lamentablemente, para aquel entonces, y pese a sus más de dos dé-
cadas de vigencia, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre
aún no había calado profundamente en la población del país. De hecho,
a pesar de los avances conseguidos, como el Pacto Internacional de De-
rechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966 o la Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos de 1969, los discursos políticos de la re-
gión no habían incorporado significativamente a los derechos humanos
dentro de su contenido, al igual que en Europa o Estados Unidos, donde
este concepto aún no era alzado como bandera por ningún movimiento
importante. Es más, a fines de la década de 1960, Amnistía Internacional
seguía siendo un movimiento con una circunscripción pequeña y un pre-
supuesto aún más pequeño3. Paradójicamente, y sin quererlo, el golpe de
Estado se convirtió rápidamente en un hito promotor de las discusiones y
movimientos sobre los derechos humanos, tanto en la región como afuera
de ésta4.
Ante esta realidad, el estudio del Comité Pro Paz, formalmente Comité
de Cooperación para la Paz en Chile (COPACHI), aparece como necesario
y fundamental. Ello se basa en que fue éste tal vez la primera entidad de
derechos humanos organizada posteriormente al golpe de Estado. Al res-
pecto, y pese a su breve existencia, el COPACHI no solo se presentó como

2 Subercaseaux, Bernardo. Historia de las ideas y de la cultura en Chile. Desde la Indepen-


dencia hasta el Bicentenario, Tomo V. Editorial Universitaria, Santiago, 2011, p. 253.
3 Bastías Saavedra, Manuel. The Unintended Legacy of September 11, 1973: Transna-
tional Activism and the Human Rights Movement in Latin America. Iberoamericana,
51. Berlín, 2013a, pp. 87-88.
4 Bastías Saavedra, Manuel. The Unintended Legacy…, 2013a, p. 88. El autor señala
que “De ser prácticamente inexistente en 1973, en 1981 había más de 220 organi-
zaciones latinoamericanas de derechos humanos y llegarían a 550 en 1990”. Asimis-
mo, demuestra que “La expansión de la agenda de derechos humanos no solo se
extendió a través de la militarizada América Latina, sino que también fortaleció el
movimiento en Europa y Estados Unidos. Mientras que Amnistía Internacional tenía
500 grupos y aproximadamente un presupuesto de £ 20 millones en 1969, creció hasta
tener más de 1.600 grupos y un presupuesto de casi £ 400 millones en 1976”.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 159

una novedad, por la propia naturaleza de su constitución, y sentó las ba-


ses de la coordinación internacional respecto a los derechos humanos en
el país, sino que también, fue el precedente inmediato de lo que sería el
organismo de derechos humanos más importante del país: la Vicaría de
la Solidaridad.

I. La formación del Comité de Cooperación para la Paz en Chile


En los días que siguieron al 11 de septiembre de 1973, el sistema judicial
fue infértil para quienes buscaron algún tipo de protección o reparación
por los delitos llevados a cabo por la dictadura. Los tribunales, durante
las décadas de 1970 y 1980, no pudieron o, tal vez, no quisieron defender
los derechos de miles de afectados por la represión. De hecho, los recursos
de amparo o hábeas corpus5, por medio de los cuales se buscaba evitar los
arrestos y detenciones arbitrarias, asegurando así ciertos derechos, fue-
ron rechazados de manera sistemática en incontables instancias6. No se
puede olvidar que fueron éstos, los primeros años de la dictadura, los que
caracterizaron su “etapa terrorista”7. Si bien, las definiciones son varias, el
terrorismo de Estado de la dictadura se caracterizó, además de su brutali-
dad, por enfrentarse a una población que no “estaba preparada o tenía un
proyecto y trayectoria de lucha armada”8. La dictadura creó así “un clima
político y social de abuso que estimuló el empleo de la coerción como
un componente habitual del estilo de Gobierno”9, con “aproximadamen-
te mil quinientas personas fueron muertas inmediatamente después del
Golpe”10. El monseñor Fernando Ariztía señaló que:
“Y así fueron apareciendo casos. En un primer momento eran los
extranjeros; se decía que había seis, ocho, diez mil, extranjeros: ar-

5 Nogueira, Humberto et al. Derecho Constitucional, Tomo I. Editorial Jurídica de Chile,


Santiago, 2002, p. 331. Los autores definen al recurso de amparo o habeas corpus
como “la acción que la Constitución establece para tutelar la libertad personal frente
a todo acto ilegal o arbitrario que represente una amenaza, perturbación o privación
para el legítimo ejercicio de la misma”.
6 Collin, Cath. Human Rights Trials in Chile during and after the ‘Pinochet Years’.
The International Journal of Transitional Justice, 1. Oxford, 2009, p. 2.
7 Moulian, Tomás. Chile actual. Anatomía de un mito. LOM Ediciones, Santiago, 1997, p.
171. Si bien, la periodificación original abarca lo vivido entre 1973 y 1977, es el propio
Moulian quien reconoce que “hasta 1980 e incluso más tarde, la justicia casi nunca
respetó la institución básica del «derecho de gentes», el «habeas corpus»” (p. 187),
cuestión que permite expandir su periodificación hasta, por lo menos, 1980.
8 Fermandois, Joaquín. Democracia en Chile. Búsqueda sin término. Estudios Públicos,
150. Santiago, 2018, p. 311. Con ello, el autor afirma que la característica que permite
hablar de “terrorismo de Estado” en el caso chileno, es que la dictadura se enfrentó
contra personas desarmadas, opositores o adherentes, o pequeños grupos armados
que ejercieron una oposición insignificante al lado de militares profesionales.
9 Huneeus, Carlos. El régimen de Pinochet. Editorial Taurus, Santiago, 2016, p. 62.
10 Timmermann, Freddy. El Factor Pinochet. Dispositivo de poder, Legitimación, Elite. Chile
1973- 1980. Ediciones Universidad Católica Silva Henríquez, Santiago, 2005, p. 229.
160 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

gentinos, brasileños, uruguayos, bolivianos, que estaban refugiados


acá en Chile, huyendo de la represión de sus respectivos países. Y
se consiguió que distintas Casas de Retiro de Santiago estuvieran
bajo la bandera de Naciones Unidas para acoger a esos extranjeros y
buscarles después lugar que no fuera en sus países de origen, de los
que habían huido por razones políticas”11.
Al respecto, cabe mencionar que, gracias a la proliferación de dicta-
duras en la región durante las décadas de 1960 y 1970, y otras aristas que
escapan de esta investigación, Chile recibió variadas y masivas olas de
migrantes, lo que atrajo el interés y presencia de importantes institucio-
nes internacionales, como la Comisión Económica para América Latina, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Alto Comisiona-
do de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Comité Interguberna-
mental para las Migraciones Europeas  y el Consejo Mundial de Iglesias.
Cada una de éstas debió acoger las peticiones de amparo que comenzaron
a realizarse luego del golpe de Estado, aunque éstas ya no solo provenían
de migrantes12. La preocupación así comenzó a transitar rápidamente
desde los así llamados “refugiados” a los derechos humanos de la pobla-
ción13. De esto da cuenta el reporte de Theo Tschuy, director de la Ayuda
de las Iglesias Evangélicas Suizas, y Annie Went van der Wring, directora
del Departamento para Refugiados de la Agencia Intereclesial Holandesa,
quienes viajaron a Buenos Aires, Santiago y Lima para enfrentar la situa-
ción de los migrantes, señalando que:
“El Gobierno ha establecido un límite de tres meses para que el Co-
mité saque a todos los refugiados. Después de eso el Comité apa-
rentemente dejará de existir, ya que no se le permite ayudar a los
chilenos que desean salir del país. En otras palabras, este Comité no
tiene autoridad –y probablemente ningún deseo más allá de funcio-
nar dentro de los límites del mandato del ACNUR y por las reglas
establecidas por la Junta–. Es esta completa identificación de propó-
sito del ACNUR con la Junta de un comité nacional cristiano y ahora
del CMI lo que nos causa preocupación”14.

11 Ariztía, Fernando. El Comité de Cooperación para la Paz en Chile. En Arzobispado


de Santiago y Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Soli-
daridad (org.). Seminario. Iglesia y Derechos Humanos en Chile. 20 de noviembre de 2001.
LOM Ediciones, Santiago, 2002, p. 13.
12 Bastías Saavedra, Manuel. The Unintended Legacy…, 2013a, pp. 89-91.
13 Bastías Saavedra, Manuel. Sociedad civil en dictadura. Relaciones transnacionales, orga-
nizaciones y socialización política en Chile. Ediciones Alberto Hurtado, Santiago, 2013b,
pp. 56-65.
14 Tschuy, Theo y Went, Annie. Tschuy/Went Report, September-October 1973. Santiago,
1973, p. 5. Archivo del Consejo Mundial de Iglesias. Oficina de Recursos Humanos
para América Latina. Caja 429.01.05/01.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 161

La mayor contribución de esta comisión al país fue el redirigir la preo-


cupación hacia el problema de los derechos humanos15. De hecho, habría
sido ésta la encargada de ir a conversar con Ariztía, señalándole que “el
problema de los extranjeros se va a solucionar dentro de un par de meses,
pero el problema pendiente es el problema de los chilenos. Entonces, con-
vendría crear un organismo más estable, más permanente para el caso de
la violación de los Derechos Humanos”16.
Mientras tanto, el Cardenal Raúl Silva Henríquez, quien ya había ge-
nerado más de una enemistad entre laicos y eclesiásticos, por su cercanía
a la contingencia política en los años previos, particularmente durante
los gobiernos de Eduardo Frei y Salvador Allende17, se mostró impactado
ante el golpe de Estado, señalando que:
“En cierto momento las imágenes de destrucción terminaron por
deprimirme. Me retiré al escritorio y oré durante horas, con la men-
te puesta en los millares de compatriotas que estarían sufriendo en
esos instantes los estragos de la violencia. Sentía en esos momentos,
quizás como nunca antes en mi vida, el peso inmenso que haría re-
caer sobre la Iglesia una situación de la que no era responsable. Pen-
sé en la dureza de las circunstancias: después de tantos ajetreos, al
borde de mis 66 años, cuando me creía ya cansado y viejo, el Señor
nos enviaba la más dura prueba…”18.
Es más, inmediatamente luego del golpe de Estado, el Cardenal co-
menzó, a través de todos los medios a su disposición, a difundir un men-
saje de pacificación, el cual, lamentablemente, no fue suficiente. “El Arzo-
bispado comenzó a llenarse de gente que quería nuestra intercesión para
indagar por sus familiares, o nuestra ayuda para no perder su empleo.
Algunos venían directamente a pedir que los auxiliáramos para salir del
país”19. La misma Iglesia Católica sufrió los embates de la dictadura, ya
que “hasta el 26 de septiembre, los servicios de inteligencia habían dete-
nido a 27 sacerdotes, expulsando u obligando a salir del país a 30; habían
sido allanadas 6 parroquias y 7 militantes de la Juventud Obrera Católica
habían sido detenidos y desaparecidos”20. Es así que, al cabo de aproxi-
madamente un mes, el Cardenal se convence que la Junta Militar de Go-

15 Bastías Saavedra, Manuel. The Unintended Legacy…, 2013a, pp. 95-97.


16 Ariztía, Fernando. El Comité de Cooperación…, 2002, p. 13.
17 Véase San Francisco, Alejandro (dir.). Historia de Chile 1960-2010, Tomo IV. CEUSS,
Santiago, 2018.
18 Cavallo, Ascanio. Memorias del Cardenal Raúl Silva Henríquez, Tomo II. Ediciones
Copygraph, Santiago, 1991, pp. 284-285.
19 Cavallo, Ascanio. Memorias del Cardenal..., 1991, p. 295.
20 Timmermann, Freddy. Su más amargo Cáliz. El cardenal Silva Henríquez Frente a la
Violencia del Régimen Cívico-Militar. Chile, 1973-1975. Revista de Historia y Geografía,
21. Santiago, 2007, p. 65.
162 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

bierno no pretendía dar marcha atrás21. Desde entonces, según palabras


de Reinaldo Sapag:
“Él se jugó por entero por el retorno a la democracia, y eso le signi-
ficó graves enfrentamientos con un gobierno que quiso perpetuarse.
El Cardenal se entrevistó con Pinochet, pero ambos se dieron cuenta
de posiciones irreconciliables. En la misma iglesia había oposición a
lo que realizaba, se le decía que hacía una tarea política, cuando el
corazón del Cardenal estaba con la gente que sufría”22.
Tras tomar completa certeza sobre los hechos ocurridos en el país, y
luego de reunirse con Ariztía, el Cardenal designó a éste como encargado
“por la Iglesia Católica” 23, y así, a través del decreto arzobispal Nº 158-73,
firmado el 4 de octubre, nació “una comisión especial para atender a los
chilenos que, a consecuencia de los últimos acontecimientos políticos, se
encuentren en grave necesidad económica o personal”, procurando en-
tregar “asistencia jurídica, económica, técnica y espiritual”24. Se nombró
entonces a Ariztía para que la presidiera y al Padre Fernando Salas para
que la dirigiera. Ante la creación de esta comisión, tan solo dos días des-
pués, el 6 de octubre, se formó el COPACHI.
“Y junto con el Obispo Luterano, don Helmut Frenz; el rabino ju-
dío, don Angel Kraiman; de la Iglesia Ortodoxa, don José Elías; y
también con pastores de algunas Iglesias evangélicas, nació lo que
se llamó Comité de Cooperación para la Paz y nació exactamente el
día 4 de octubre de 1973, el día de San Francisco. Todo se resolvió en
forma muy rápida, tres semanas después del golpe militar”25.
Manteniendo a las mismas autoridades de la comisión formada dos
días antes, el COPACHI solo sumó como copresidente al obispo lutera-
no Helmut Frenz, presumiblemente, por su gestión en los días siguientes
al golpe de Estado26. Al igual que con las autoridades, sus objetivos no
variaron en demasía a la comisión predecesora, aunque si contó con ma-
yor claridad. El principal objetivo fue siempre “el restablecimiento de una
paz fundada en la justicia”, el cual se buscaba alcanzar mediante “Buscar
y proveer ayuda material para las personas y familias afectadas por la

21 Aguilar, Mario. Cardenal Raúl Silva Henríquez: presencia en la vida de Chile (1907-1999).
Ediciones Copygraph, Santiago, 2004, p. 153.
22 San Juan, Cristóbal. ‘Comité Pro Paz’: La irrupción de la iglesia ante los crímenes de
la dictadura. En Diario Uchile. Santiago, 25 de septiembre 2013. Disponible en: https://
radio.uchile.cl/2013/09/25/comit%C3%A9-pro-paz-la-irrupci%C3%B3n-de-la-iglesia-
ante-los-cr%C3%ADmenes-de-la-dictadura/.
23 Ariztía, Fernando. El Comité de Cooperación…, 2002, p. 13.
24 Arzobispado de Santiago. Decreto arzobispal Nº 158-73. Santiago, 1973, p. 1. Archivo
de la Vicaría de la Solidaridad.
25 Ariztía, Fernando. El Comité de Cooperación…, 2002, p. 13.
26 Bastías Saavedra, Manuel. The Unintended Legacy…, 2013a, pp. 89 y 94.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 163

situación existente”; “Proveer directamente, o con la cooperación de los


organismos correspondientes, asistencia legal y judicial, para la defensa
de los derechos de las personas afectadas”; y “Recoger hechos irregula-
res que suceden y dañan gravemente la dignidad de las personas, y que
estamos ciertos no son deseados por el Supremo Gobierno”, todo “para
lograr la pacificación”27.

II. El funcionamiento del Comité


de Cooperación para la Paz en Chile
Ubicado inicialmente en las oficinas del sexto piso del Arzobispado de
Santiago, el COPACHI se hizo “sobre la marcha”. De hecho, para empezar
a funcionar, tuvo que solucionar su apremiante necesidad de recursos, los
cuales llegaron desde el Consejo Mundial de Iglesias. “Helmut Frenz se
quedó atrás, sacó un libreto de cheques de un banco alemán y extendió un
talón por quince mil marcos. ‘A nombre del Consejo Mundial de Iglesias,
para que puedas partir’”28. El COPACHI entonces tuvo que buscar mu-
chos más recursos, principalmente en los “organismos internacionales,
de iglesia o no confesionales”29. Entre éstos destacó, nuevamente, lo hecho
por el “Consejo Mundial de Iglesias que aportó más de un millón de dóla-
res del total de un millón ochocientos mil dólares que requirió el Comité
en sus dos años de funcionamiento”, se destacó asimismo a “CEBEMO,
que financia el Programa de Salud; la Conferencia Episcopal Católica de
Estados Unidos; OXFAM, organismo no confesional; Misereor; Comuni-
dad de Taizé y otros”30.
Pese a conseguir estos recursos, los cuales fueron aumentando ante la
reacción internacional por las crecientes acusaciones de violaciones a los
derechos humanos en el país, sumándose recursos de organizaciones pro-
venientes de Francia, Alemania, Bélgica, Canadá y Unión Soviética, entre
otros países31, los problemas no desaparecieron. Según Salas:
“[…] al cabo de una mañana me di cuenta de que esta era una tarea
muy difícil, entonces pedí ayuda a los amigos. Concretamente pedí
ayuda a asistentes sociales y abogados. Gente que ante la petición

27 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comunicación del Comité de Cooperación


para la Paz. Santiago, octubre de 1973. Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
28 Ahumada, Eugenio, Egaña, Javier Luis, Góngora, Augusto, Quesney, Carmen, Sa-
ball, Gustavo y Villalobos, Gustavo. Chile: la memoria prohibida. Las violaciones a los
derechos humanos. 1973-1983, Volumen II. Pehuén Editores, Santiago, 1989, p. 376.
29 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación para la Paz en
Chile. Crónica de sus dos años de labor solidaria. Santiago, diciembre de 1975, p. 15. Ar-
chivo de la Vicaría de la Solidaridad.
30 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación…, diciembre de
1975, p. 15.
31 Miranda, María Belén. Comité Pro Paz. Estructura y funcionamiento de la solidari-
dad. 1973-1975. Revista de Historia y Geografía, 26. Santiago, 2012, p. 23.
164 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

de ayuda dejaron lo que estaban haciendo y se fueron a trabajar a


tiempo completo inmediatamente. A los tres o cuatro días ya éra-
mos cuatro o cinco atendiendo gente y se empezaron a ver los tipos
de problemas”32.
Ante la inseguridad cada vez mayor entre buena parte de la población,
las iglesias parecían uno de los pocos espacios seguros para ésta. Según
José Zalaquett, director del Departamento Jurídico del COPACHI y res-
ponsable de abrir distintas oficinas en regiones para éste33:
“Las Iglesias después del Golpe de Estado Militar, son hoy las úni-
cas instituciones que pueden actuar y expresarse en forma autóno-
ma; mientras que las confederaciones sindicales, las federaciones de
estudiantes, los partidos políticos, las organizaciones vecinales, los
medios de comunicación no oficiales, están disueltos, duramente
reprimidos donde no se puede trabajar sino dentro de las difíciles
condiciones de la clandestinidad”34.
Dentro de estas instituciones, el COPACHI destacó muy pronto,
abriendo sus puertas a la población. “[…] a la semana era imposible tra-
bajar porque la cantidad de gente bloqueaba el sexto piso, porque fueron
centenares las personas que llegaron. […] entonces por la cantidad de
gente que llegó se tomó la decisión de salir de ese edificio”, a lo cual Sali-
nas señala que “le pedí ayuda a un jesuita de mi misma generación, Juan
Canales, que con una generosidad enorme me dijo: ‘yo te consigo una
casa y amoblada’”35. A las pocas semanas, el COPACHI se trasladó a la
antigua casa del Movimiento Familiar Cristiano, en calle Santa Mónica N°
2338. Fue allí donde se convirtió realmente en un símbolo de solidaridad.
El COPACHI no solo logró juntar a distintas fes religiosas en torno al
problema de los derechos humanos, sino que también entregó un espacio
a todas aquellas víctimas, en el cual recibieron apoyo, contención, con-

32 Entrevista a Fernando Salas, Santiago, junio de 2005. Dicha entrevista fue extraída de
Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos del Departamento Jurídico del Comité Pro
Paz y de la Vicaría de la Solidaridad. Profesor Guía: Elizabeth Lira Kornfeld. Tesis para
optar al Título Profesional de Licenciado en Ciencias Jurídicas. Universidad Alberto
Hurtado, Escuela de Derecho, Santiago, 2006, p. 20.
33 Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos del Departamento Jurídico del Comité Pro
Paz y de la Vicaría de la Solidaridad. Profesor Guía: Elizabeth Lira Kornfeld. Tesis para
optar al Título Profesional de Licenciado en Ciencias Jurídicas. Universidad Alberto
Hurtado, Escuela de Derecho, Santiago, 2006, p. 22.
34 Zalaquett, José. Testimonio: el “Comité Pro Paz”. A pesar de todo, una experiencia de soli-
daridad y una esperanza. Santiago, 21 de abril de 1976, p. 1. Archivo de la Vicaría de la
Solidaridad.
35 Entrevista a Fernando Salas, Santiago, junio de 2005. Dicha entrevista fue extraída de
Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos del Departamento Jurídico del Comité Pro
Paz y de la Vicaría de la Solidaridad. Profesor Guía: Elizabeth Lira Kornfeld. Tesis para
optar al Título Profesional de Licenciado en Ciencias Jurídicas. Universidad Alberto
Hurtado, Escuela de Derecho, Santiago, 2006, p. 20.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 165

suelo y, en el mejor de los casos, respuestas36. Asimismo, con su cambio


de dirección, el COPACHI se volvió una institución más profesional, ge-
nerando toda una respuestas para las variadas necesidades de la pobla-
ción37, las cuales iban desde “orientación para encontrar a sus familiares”,
dar “soluciones frente a problemas de cesantía”, ayudar a “los que nece-
sitaban refugio o salir del país” y dar “algunas palabras de aliento que les
permitiera salir adelante”38, entre otras. Se conformaron así los distintos
departamentos y programas que le dieron fama al COPACHI, junto a la
incorporación de la Comisión de Solidaridad y Desarrollo, en 197439.
El COPACHI lanzó así, el 5 de noviembre, el primer anuncio del cual
se tiene registro en los medios de comunicación, específicamente en El
Mercurio, invitando a quienes deseaban “información sobre la manera de
recibir la atención que legalmente les corresponda, en la solución de los
problemas laborales o penales que les aflijan”40. El segundo anuncio, lan-
zado cinco días después en el mismo periódico, dio cuenta del rápido
crecimiento que experimentó el COPACHI, el cual ya contaba con oficinas
en Antofagasta, La Serena, San Felipe, Curicó, Talca, Concepción, Puerto
Montt y Punta Arenas. Además, de forma inusual, se anunció pública-
mente su “asistencia judicial gratuita”, “en los trámites preliminares y
en la posterior defensa de sus derechos, ante los Juzgados y Tribunales
competentes”41.
Ante este dinamismo que comenzó a tener el COPACHI desde finales
de 1973 y aunque no hay cifras exactas, se estima que atendía “entre dos-
cientas y trescientas personas cada día”42, las cuales tenían:
“Dos rasgos eran comunes y generalizados entre la gente que gol-
peaba las puertas del 2338 de Santa Mónica: uno, la condición de
“pobladores” y, otro, casi sin excepción, la de ser mujeres. A juzgar
por este último aspecto, la represión parecía haberse volcado en es-
pecial sobre simpatizantes y militantes izquierdistas varones”43.
Asimismo, dicho dinamismo también hizo eco en quienes voluntaria-
mente se comenzaron a poner al servicio del COPACHI. Inclusive, fue tal

36 Miranda, María Belén. Comité Pro Paz. Estructura…, 2012, p. 19.


37 Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos…, 2006, p. 21.
38 Miranda, María Belén. Comité Pro Paz. Estructura…, 2012, p. 24.
39 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación…, diciembre de
1975, pp. 5-20.
40 “Comité de Colaboración para la Paz en Chile”. En El Mercurio. Santiago, 5 de
noviembre de 1973. Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
41 “Comité de Cooperación para la Paz en Chile”. En El Mercurio. Santiago, 10 de
noviembre de 1973. Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
42 Terraza, Mario. ¿Quién se acuerda de Sheila Cassidy? (Crónica de un conflicto
religioso-político-diplomático). Ediciones EMETE, Santiago, 1992, p. 141.
43 Ahumada, Eugenio et al. Chile: la memoria prohibida…, 1989, p. 25.
166 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

el revuelo, que las mismas víctimas y sus familiares estuvieron dispuestos


a ayudar44.
Frente a esta nueva realidad, el COPACHI comenzó a trabajar más
asiduamente ante el problema de los derechos humanos. En este queha-
cer destacó, de manera particular, su Departamento Jurídico, el cual, por
aquellas fechas, realizó un estudio sobre los recursos de amparo. En este
informe, entre otras irregularidades, se señalaba que éstos, tras el golpe
de Estado, habían demorado más de seis meses en ser fallados, criticando
asimismo la demora con que eran tratados, con más de los días que la ley
fijaba como máximo45. Ante esta situación, el COPACHI decidió actuar
de manera innovadora. Fue así que el 29 de marzo de 1974 se presentó el
primer recurso de amparo masivo ante la Corte de Apelaciones de San-
tiago por los arrestos y desapariciones de 131 personas que se produjeron
entre el 11 de septiembre de 1973 y el 17 de marzo de 197446. Este recurso
levantó una prolongada discusión con el Ministerio del Interior y la Corte
de Apelaciones de Santiago, siendo esta última la que rechazó el recurso
el 28 de noviembre de 1974, aunque no por ello clausuró la discusión, por
medio de la cual el COPACHI logró dar con el paradero de al menos 44
de estas 131 personas47.
El dinamismo al interior del COPACHI es claramente constatable a tra-
vés de sus impresionantes cifras, las cuales no solo se abultan al observar
a quienes acudieron a sus puertas y lo mucho que se hizo por éstos, sino
también por todos los esfuerzos que logró aunar y coordinar bajo su te-
cho. De hecho, al año, cuando Salinas ya había sido sucedido por el padre
Cristián Precht, según Zalaquett:
“El Comité contaba al cabo de un año con 180 miembros: (Aboga-
dos, Médicos, Asistentes sociales) trabajando tiempo completo en
Santiago y contando con oficinas en 22 ciudades del país donde tra-
bajaban 110 personas entre ellos, la mayoría jóvenes, hay creyen-
tes y no creyentes y algunos son miembros de partidos políticos de
izquierda o de la democracia cristiana y otros que aún no tienen
afiliación política”48.
Sin embargo, dicho dinamismo fue tensando su relación con la dic-
tadura. Si bien, en un comienzo, la Junta Militar de Gobierno estuvo de
acuerdo con la creación del COPACHI, porque así podían sacar del país a

44 Miranda, María Belén. Comité Pro Paz. Estructura…, 2012, p. 21.


45 Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos…, 2006, pp. 25-26.
46 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Recurso de amparo Amapola Lizette Ruiz
Lidd, Rosa Amalia Bascuñán y otros, Rol 289-74. Santiago, 1974. Archivo de la Vicaría de
la Solidaridad.
47 Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos…, 2006, pp. 27-32.
48 Zalaquett, José. Testimonio: el “Comité Pro Paz”..., 21 de abril de 1976, pp. 1-2.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 167

los migrantes que se opusieran o parecieran amenazas a su existir, al poco


tiempo, se comenzó a ver como una considerable fuerza, frente a la cual
podían estrellarse. Ya que el COPACHI proporcionó ayuda indiscrimina-
damente y la dictadura consideraba como peligrosos a todos aquellos au-
xiliados, comenzaron a surgir las críticas a éste y a las instituciones que lo
sustentaban, por ayudar a los enemigos del país y no aportar una buena
imagen en el exterior de éste49.
El 15 de mayo de 1974, Sergio Zamora, militante del Partido Socialis-
ta de Chile, entró a las dependencias del COPACHI pidiendo auxilio y
forcejeando con dos hombres, miembros de la Dirección de Inteligencia
Nacional (DINA), la entidad más brutal de la dictadura50. Tras horas de
negociación con esta última, con la DINA rodeando el lugar, se logró que
ésta se retirara y se envió a Zamora en un vuelo rumbo a Francia, siendo
escoltado por personal eclesiástico hasta el mismo aeropuerto51. Este he-
cho sirvió para que el Cardenal conociera de primera mano la realidad de
las violaciones a los derechos humanos:
“Se habían llevado al maltrecho Zamora a un refugio más seguro.
En la mañana siguiente, el padre Cariola se contactó con mí médi-
co personal el doctor Alberto Lucchini, y le pidió que examinara a
Zamora […]. Lucchini realizó un detenido examen del cuerpo de
Zamora, que había sido quemado con cigarrillos. Diseñó una silueta
y fue anotando todos los lugares donde había señas de flagelación.
Cuando vi ese dibujo me dieron ganas de llorar: ¡Cómo era posible
que en nuestra patria de siempre se cometiera tanta maldad contra
él hombre!”52.
El mismo día, el periódico mexicano Excélsior publicó un reportaje con
una pormenorizada descripción de las torturas que se practicaban en Chi-
le. Cientos de casos, totalmente documentados, e incluso con dibujos, ocu-
paron sus páginas. Aproximadamente un mes antes, el COPACHI había
presentado un informe ante la Asamblea de la Conferencia Episcopal en
Punta de Tralca, ese fue el informe que se filtró. Los demás periódicos del
mundo replicaron este reportaje y así circuló por todo el mundo la noticia

49 Miranda, María Belén. Comité Pro Paz. Estructura…, 2012, p. 22.


50 Véase Amorós, Mario. LA DINA: El puño de Pinochet. Ponencia presentada en el 53°
Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en julio de 2009 en el Distrito
Federal de México; Salazar, Manuel. Las letras del horror, Tomo I: La DINA. LOM
Ediciones, Santiago, 2011; Rebolledo, Javier. La danza de los cuervos. El mocito y el
destino final de los detenidos desaparecidos. Ceibo Ediciones, Santiago, 2012; Rebolledo,
Javier. El despertar de los cuervos. Tejas Verdes, el origen del exterminador en Chile. Ceibo
Ediciones, Santiago, 2013; Guzmán, Nancy. Ingrid Olderock. La Mujer de los perros.
Ceibo Ediciones, Santiago, 2014.
51 Sánchez, Marcial (dir.). Historia de la Iglesia en Chile, Tomo V. Editorial Universitaria,
Santiago, 2014, p. 96.
52 Cavallo, Ascanio. Memorias del Cardenal..., 1991, p. 61.
168 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

de lo que estaba ocurriendo en el país53. Al día siguiente, el 16 de mayo, La


Segunda atacó a Julio Scherer, director del Excélsior, y a Fernando Ariztía y
Fernando Salas, tildándolos de “¡Calumniadores contra Chile!”54. Si bien,
el COPACHI intentó desligarse de esto, la verdad es que sí filtro dicho
informe, como lo reconoce Álvaro Varela, abogado del COPACHI, “La
intención nuestra era que esto saliera. Nosotros fuimos entregando esta
información. Estábamos claros que en Chile no se iba a publicar nada.
La única manera que había era la defensa internacional”55. Este informe,
luego llamado Informe Scherer, fue tal vez la primera publicación tan do-
cumentada y detallada sobre las violaciones a los derechos humanos en el
país56. Según el Cardenal:
“El general Bonilla, enfurecido, citó a su despacho a mi obispo auxi-
liar Fernando Ariztía y al padre Fernando Salas, y los hizo declarar,
en una conferencia de prensa de la que nada se les había avisado,
que no tenían relación con el diario mexicano, y que el gobierno chi-
leno les daba todas las garantías para realizar su trabajo”57.
Tras la publicación del periódico mexicano, sumado a lo ocurrido con
Sergio Zamora y a la renuncia del general Óscar Bonilla al Ministerio del
Interior, quien había mantenido algún tipo de relación con la Junta Militar
de Gobierno, esta última pasó a mostrarse abiertamente contraria al CO-
PACHI, el cual comenzó a ser vigilado de cerca por la DINA. La dictadura
habría notado el poder que tenía el COPACHI y comenzó a buscar formas
de disolverlo. Sin embargo, ante las amenazas, el COPACHI empezó a
realizar denuncias públicas sobre el problema de los derechos humanos58.
Tal desgaste trajo consigo la salida de Salas el 6 de octubre de 1974, en
favor de Precht, quien ya estaba como aprendiz desde el mes anterior59.
Según este último, la dictadura intentó debilitar al COPACHI desde den-
tro. Por un lado, manipuló los asuntos internos de las iglesias más peque-
ñas por medio de pastores o feligreses que le eran proclives y/o amenazó
con suspender el estatuto jurídico de éstas, el cual era dado por el Estado

53 Véase Lagos, Andrea. Precht. Las culpas del vicario. Editorial Catalonia, Santiago, 2007.
54 “¡Calumniadores contra Chile!”. En La Segunda. Santiago, 16 de mayo de 1974, p. 1.
55 Entrevista a Álvaro Varela. Dicha entrevista fue extraída de Lagos, Andrea. Precht.
Las culpas del vicario. Editorial Catalonia, Santiago, 2007.
56 Véase Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Desarrollo de las acciones del
gobierno militar en contra de los disidentes políticos (Informe Sherer). Santiago, 1974. Ar-
chivo de la Vicaría de la Solidaridad.
57 Cavallo, Ascanio. Memorias del Cardenal..., 1991, p. 31.
58 Fernández, David. La “Iglesia” que resistió a Pinochet. IEPALA Editorial, Madrid, 1996,
p. 69.
59 Precht, Cristián. Del Comité Pro Paz a la Vicaría de la Solidaridad. En Arzobispado
de Santiago y Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Soli-
daridad (org.). Seminario. Iglesia y Derechos Humanos en Chile. 20 de noviembre de 2001.
LOM Ediciones, Santiago, 2002, p. 20.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 169

y les permitía actuar en el país. Por otro lado, generó divisiones al interior
de las iglesias más grandes, como la Iglesia Luterana, que terminó con dos
facciones60. Sumado a esto, durante octubre de 1974, la dictadura le pro-
hibió la entrada al país a Frenz, que volvía después de un viaje a Ginebra,
en el que expuso sobre las violaciones a los derechos humanos en el país61.
Según Ariztía:
“Poco a poco el aspecto ecuménico se fue debilitando. Del Comité
de Cooperación para la Paz que nació como un organismo ecuméni-
co, se fue debilitando, en esa dimensión varias iglesias evangélicas
no se comprometieron mayormente en esto porque teniendo el culto
abierto los martes, jueves y el sábado, lo demás eran ‘problemas del
mundo’. Los luteranos fueron desautorizando al Obispo Luterano y
fueron quedando comunidades luteranas desconectadas del Obis-
po, o un Obispo sin comunidades”62.
Pese a estos y otros problemas, el COPACHI siguió funcionando e, in-
cluso, a través de sus departamentos y programas, dio espacio para la
conformación de lo que más tarde sería la Agrupación de Familiares de
Detenidos Desaparecidos63. Asimismo, tras el rechazo de los recursos de
amparos, individuales y masivos, el COPACHI optó por solicitar un Mi-
nistro en Visita, con la esperanza que éste pudiera investigar los casos
presentados. La primera solicitud fue realizada el 28 de mayo de 1975
ante la Corte de Apelaciones de Santiago, buscando por medio de ésta
que se investigara el paradero de 163 personas. Esta solicitud fue recha-
zada el 23 de junio64. Aunque se presentó una segunda solicitud el 4 de
julio, con las mismas intenciones, ésta fue igualmente rechazada, el 11 de
julio65. Tristemente, estas fueron solo algunas de sus derrotas legales66.

60 Ahumada, Eugenio et al. Chile: la memoria prohibida…, 1989, p. 168.


61 Del Villar, María Soledad. Historia profesional de las asistentes sociales del Comité Pro
Paz y la Vicaría de la Solidaridad. Profesor Guía: Marcos Fernández Labbé. Tesis para
optar al grado de Magister en Historia de Chile Contemporáneo. Universidad Alber-
to Hurtado, Facultad de Filosofía y Humanidades, Departamento de Historia, San-
tiago, 2016, p. 87.
62 Ariztía, Fernando. El Comité de Cooperación…, 2002, p. 16.
63 Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Informe de la Comisión Nacional de
Verdad y Reconciliación, Volumen I. Reedición de la Corporación Nacional de Repara-
ción y Reconciliación. Santiago, 1996, p. 612. Según este informe “[…] empezó a fun-
cionar a fines de 1974 con 20 miembros. En marzo de 1975 contaba con 75 miembros
y en junio del mismo año el número subió a 270, llegando a fines de 1975 a tener 323
miembros, representando un alto porcentaje de los afectados ya que en Santiago se
estimaba que existían alrededor de 1.000 personas desaparecidas, habiendo perdido
algunas de las mujeres que formaban parte de la agrupación a más de un familiar”.
64 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Solicitud de un Ministro en Visita. San-
tiago, 28 de mayo de 1975. Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
65 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Solicitud de un Ministro en Visita. San-
tiago, 4 de julio de 1975. Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
66 Hau, Boris. La defensa de los derechos humanos…, 2006, pp. 57-59. Según el autor, al
170 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

A fines de 1975 la tensión se acentuó aún más, debido a una serie de


ataques y detenciones a miembros del COPACHI. Esto tuvo su origen en
el apoyo que éstos ofrecieron a militantes del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR) que huían de la DINA tras un enfrentamiento ar-
mado en Malloco, el 15 de octubre. A éstos se les habría proporcionado
asilo y atención médica, para luego sacarlos del país y así evitar su proba-
ble muerte. Después de estos hechos, la DINA pasó a torturar a miembros
del COPACHI67.

III. El cierre del Comité de Cooperación para la Paz en Chile.


Ante las continuas presiones orquestadas por la dictadura, como sobre la
comunidad judía y luterana, y las eventualidades mismas, como el aleja-
miento de Ariztía, quien debió hacerse cargo de la diócesis de Copiapó,
con lo que el COPACHI quedó acéfalo, sin contar tampoco con Frenz, a
quien la dictadura le había negado su reingreso al país en octubre del año
pasado68, el COPACHI entró en un obvio debilitamiento en 1975.
Esta tensión escaló luego de los hechos del 15 de octubre de 1974. “El
primero de noviembre, agentes de la DINA buscaron a Sheila Cassidy en
la casa de reposo de la Orden de los Padres Columbanos. Dieron muerte a
Enriqueta Reyes Valerio, sirviente de la casa”69. Cassidy había sido la en-
cargada de curar a Nelson Gutiérrez, el número dos del MIR, quien había
sido socorrido por el COPACHI junto a Andrés Pascal Allende, número
uno del MIR, y Mary Ann Beaussire y María Elena Bachmann. La DINA
se encontraba así en una especie de venganza contra todos quienes inte-
rrumpieron o se interpusieron en su actuar. Entre los detenidos y tortu-
rados se encontraron el padre Fernando Salas, primer secretario ejecutivo
del COPACHI, y su compañero Patricio Cariola. También fue detenida la
asistente social Betty Walker. Días después, el 15 de noviembre, fueron
detenidos en sus casas el José Zallaquet y el sacerdote norteamericano Da-
niel Pachot. Luego, el día 18, se detuvo a Marcos Duffau, también aboga-
do. Además, se detuvo a Angelo Salvatore Ruzzo y Giuseppe Murinedu,
sacerdotes italianos, Patricio Gajardo, sacerdote, y a Loreto Pellicier y Ana
María Hermosilla, voluntarias para el trabajo de cárceles que desarrollaba

menos dos solicitudes más fueron levantadas por el COPACHI, el 1 de agosto de 1975
y el 5 de septiembre de 1975, siendo ambas rechazadas.
67 Véase Cassidy, Sheila. Audacity to Believe. Darton, Longman and Todd, Londres,
1992; Ahumada, Eugenio, Egaña, Javier Luis, Góngora, Augusto, Quesney, Car-
men, Saball, Gustavo y Villalobos, Gustavo. Chile: la memoria prohibida. Las viola-
ciones a los derechos humanos. 1973-1983, Volumen II. Pehuén Editores, Santiago, 1989;
Becerra Canío, Paola. La Solidaridad Internacional en la Dictadura chilena. El Secours
Populaire Français como Embajador de la Amistad entre Pueblos. En Ayuda a las Víctimas de
la Represión. Trabajo realizado como Pasante en el Museo de la Memoria y los Dere-
chos Humanos. Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Santiago, 2013.
68 Sánchez, Marcial (dir.). Historia de la Iglesia en Chile…, 2014, p. 104.
69 Timmermann, Freddy. Su más amargo Cáliz…, 2007, p. 131.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 171

el COPACHI. Durante el mes de septiembre se había detenido también a


Georgina Ocaranza, secretaria del COPACHI. Además, nueve trabajado-
res del COPACHI testimoniaron haber sido buscados por la DINA, sien-
do las casas de algunos de ellos allanadas y registradas70.
“El día 4 de noviembre, el Cardenal Silva Henríquez se reunió con
el ministro del Interior, general Raúl Benavides. La gravedad de los
hechos ocurridos en un escenario vinculado a la Iglesia Católica y,
entremedio, con actores pertenecientes a ella, había motivado dicho
encuentro y el acuerdo de guardar reserva. Sin embargo, el gobier-
no militar quebró horas más tarde tal acuerdo justificándose en que
previamente ‘fue roto por informaciones tergiversadas que se pro-
palaron en el extranjero’”71.
La dictadura se encargó así no solo de atacar a los miembros del CO-
PACHI, sino también de difamarlos ante la opinión pública72. Esto generó
un obvio debilitamiento. Frente a esta realidad, el Cardenal terminó por
ceder a las peticiones de Pinochet, quien le había escrito una carta el 11
de noviembre, en la que le señalaba que el origen de los problemas “entre
la Iglesia Católica Apostólica Romana y el Gobierno de Chile”, se encon-
traba “en el Comité Pro-Paz”, “medio del cual se valen los marxistas-le-
ninistas para crear problemas que alteran la tranquilidad ciudadana y la
necesaria quietud”73. Pese a las protestas tanto del interior como del exte-
rior del país, y las discusiones dentro del COPACHI, el afán de Pinochet
se mostró inamovible74.
“Se dieron dos cosas juntas –explica el Cardenal Silva–. Por una
parte, los jefes de las iglesias evangélicas, incluso de la comunidad
judía, llegaron a estimar que no tenían por qué defender a comunis-
tas. Los miembros de sus feligresías eran en su mayoría gente con
intereses que proteger, de modo que les parecía absurdo defender-
los y se quejaban a sus jefes por eso y sus jefes tuvieron que retirarse
del comité. Me dijeron que tenían que irse. Yo les dije que no tenía
inconvenientes, pero que yo iba a seguir. Y, por otra parte, Pinochet
me había pedido que lo disolviera”75.
Tres días después, el 14 de noviembre, el Cardenal le respondió a Pino-
chet. Por un lado, señaló la “tarea asistencial de clara arraigambre evan-
gélica y enmarcada en la legislación vigente” realizada por el COPACHI,

70 Del Villar, María Soledad. Historia profesional de las asistentes…, 2016, p. 88.
71 Ahumada, Eugenio et al. Chile: la memoria prohibida…, 1989, p. 183.
72 Ahumada, Eugenio et al. Chile: la memoria prohibida…, 1989, pp. 183-185.
73 Pinochet, Augusto. Intercambio de cartas entre el general Augusto Pinochet y el
Cardenal Raúl Silva Henríquez, a propósito de la disolución del Comité, Anexo 1.3.
En Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación para la Paz en
Chile. Crónica de sus dos años de labor solidaria. Santiago, diciembre de 1975, p. 27.
74 Ahumada, Eugenio et al. Chile: la memoria prohibida…, 1989, p. 190.
75 Ahumada, Eugenio et al. Chile: la memoria prohibida…, 1989, p. 190.
172 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

“De ahí que no me sea posible compartir el juicio de V.E.”. Por otro lado,
advirtió que la disolución del COPACHI “acarreará con toda probabili-
dad –dentro y sobre todo fuera de Chile– daños sensiblemente mayores
que los que pretende evitar”. No obstante, y pese a estas y otras salveda-
des, se aclaró que:
“Las Iglesias que concurrimos a la formación del Comité hemos, sin
embargo, analizado el planteamiento de V.E. con todo el respeto y
profundidad que la investidura del exponente y la gravedad del
caso requieren. Teniendo en cuenta que las mejores intenciones cho-
can, a veces, con imágenes o prejuicios insuperables y que la eficacia
de una obra de misericordia se resiente cuando genera –sin preten-
derlo– animadversiones desproporcionadas al bien que procura, he-
mos acordado aceptar esta exigencia del Supremo Gobierno –con la
expresa reserva de que la labor caritativa y religiosa desplegada has-
ta ahora por el Comité, en favor de quienes sufren diversas formas
de pobreza, continuará desarrollándose dentro de nuestras propias
y respectivas organizaciones eclesiales, y siempre en un marco de
fraterna colaboración ecuménica”76.
Esta noticia, difundida a los pocos días en la opinión pública77, generó
una fuerte incertidumbre al interior del COPACHI, el cual no cerró sus
puertas hasta el último día. Distintos grupos de víctimas y familiares de
violaciones a los derechos humanos fueron a visitar sus oficinas, “para ex-
plicarles la situación de absoluta indefensión en que los coloca el acuerdo
adoptado entre el Gobierno y la Iglesia”78. Tanto auxiliados como funcio-
narios del COPACHI buscaron una solución alternativa, velando por lo
importante y aun no resuelto del problema de los derechos humanos en el
país. Asimismo, y de orden más práctico, la disolución del COPACHI sig-
nificaría que quienes trabajaran para éste “quedarán virtualmente en ca-
lidad de prófugos”79. Sin embargo, las presiones de la dictadura seguían
presentes. Según el Cardenal:
“A fines de noviembre mis Obispos auxiliares conocieron un oficio
secreto de la Secretaría General de Gobierno, que instruía a inten-
dentes y alcaldes de todo el país para informar de sus relaciones
con las jerarquías católicas locales, de los problemas con ellas y de

76 Silva Henríquez, Raúl. Intercambio de cartas entre el general Augusto Pinochet y el


Cardenal Raúl Silva Henríquez, a propósito de la disolución del Comité, Anexo 1.4.
En Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación para la Paz en
Chile. Crónica de sus dos años de labor solidaria. Santiago, diciembre de 1975, p. 28.
77 “Se disuelve el Comité Pro Paz”. En La Segunda. Santiago, 17 de noviembre de 1975, p. 1.
78 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Ambiente en torno a la disolución del
Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Santiago, 21 de noviembre de 1975, p. 1.
Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
79 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Ambiente en torno…, 21 de noviembre
de 1975, p. 2.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 173

los antecedentes que conocieran. En su parte más grave, la circular


pedía describir pormenorizadamente la actitud de sacerdotes y reli-
giosas en todas las comunas”80.
Tras una serie de roces con la dictadura81, muchos de los cuales pu-
sieron en peligro la misma vida de sus miembros y allegados, el COPA-
CHI cerró de manera definitiva sus puertas el 31 de diciembre de 1975.
Con esto, se terminó el primer esfuerzo por salvaguardar los derechos
humanos tras el golpe de Estado. Sin embargo, el COPACHI no solo fue
la primera respuesta ante el problema de los derechos humanos, sino que
también fue la prueba de lo que eran capaces distintas fes religiosas al
unirse para dar respuesta a un mismo problema y, aún más, la coopera-
ción, particularmente internacional, que este último podía suscitar de ser
necesario. El trabajo del COPACHI, según Ariztía, “nunca tuvo ningún
sentido proselitista religioso, ni un sentido político partidista”, cada per-
sona que llegó a sus puertas “era un hermano nuestro golpeado que ne-
cesitaba una mano que se le tendiera. En el fondo es la parábola del buen
samaritano, que se intentó poner en práctica”82.

IV. La obra del Comité de Cooperación para la Paz en Chile


A pesar de su breve existencia, el COPACHI fue la primera y, tal vez, más
importante entidad de derechos humanos en el país hasta 1975. Su obra
debe entenderse en el valor que cobró durante sus años de funcionamien-
to, ya que “el verdadero éxito del comité se explica por su carácter de sím-
bolo visible, de signo de una solidaridad activa y de la esperanza de todo
el pueblo chileno”83. Sin embargo, gracias a distintos registros, es posible
dar cuenta de algunas de las cifras del COPACHI, las cuales demuestran
su perseverancia en la defensa de los derechos humanos dentro del país
y la extensión de su obra, la que terminó, de cierto modo, siendo una de
carácter integral con las víctimas y sus familiares.
Remitiéndose exclusivamente a las cifras existentes, éstas son bastante
elocuentes. En uno de los comunicados del COPACHI se indican que,
hasta marzo de 1975, más de 33.000 personas habían solicitado su ayuda,
de la cual, se sabe que al menos 5.667 casos habrían sido atendidos por
el Departamento Penal; 4.744 por el Departamento Laboral; 1.495 por el
Departamento Universitario; 3.200 por el Departamento de Reubicación;
7. 959 por el Programa Asistencia. Se informa también que la Comisión
de Solidaridad y Desarrollo habría recibido 418 proyectos de empresas
de trabajadores, financiando parcial o totalmente 111 y dando trabajo a

80 Cavallo, Ascanio. Memorias del Cardenal..., 1991, p. 83.


81 Timmermann, Freddy. Su más amargo Cáliz…, 2007, pp. 134-136.
82 Ariztía, Fernando. El Comité de Cooperación…, 2002, p. 17.
83 Zalaquett, José. Testimonio: el “Comité Pro Paz”..., 21 de abril de 1976, p. 2.
174 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

650 personas. Asimismo, que 15.982 de estos 33.000 casos habrían sido
atendidos en los comités establecidos fuera de Santiago, los cuales, para la
fecha, se ubicaban en Antofagasta, Copiapó, La Serena, San Felipe, Valpa-
raíso, Curicó, Talca, Chillán, Concepción, Temuco, Puerto Montt, Ancud
y Punta Arenas84. Dichas cifras no solo dan cuenta de su perseverancia,
sino también, de la extensión de su obra respecto a su ya citado segundo
anuncio realizado en El Mercurio, el 10 de noviembre de 1973.
Estas cifras, aunque sorprendentes, parecen, a lo menos, consistentes.
De hecho, en una carta sin fechar de Precht a la Contraloría General de la
República, se menciona que el COPACHI:
“En sus primeros 14 meses de existencia ha podido atender a más de
30.000 personas, fundando Comités provinciales en 16 provincias. En
materia legal su acción se ha desplegado a ofrecer consejo, asistencia
y defensa jurídica a las personas arrestadas en virtud de las normas
sobre Estado de Sitio, a las personas procesadas por tribunales mili-
tares de Tiempo de Guerra, y/o en razón de hechos que revistan el
carácter o tengan una connotación política, a los condenados en esas
mismas circunstancias, a los familiares de personas desaparecidas o
muertas, y a los trabajadores despedidos. Para ponderar la magnitud
de esta labor basta tener presente que de los 1.658 recursos de amparo
ingresados en la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago duran-
te 1974, el Comité intervino en la relación, presentación y tramitación
de 1.368 y que durante todo ese período prestó consejo y defensa legal
a un número de procesados que nunca bajó de 800”85.
En un informe realizado antes del cierre definitivo del COPACHI, con
fecha del 21 de noviembre de 1975, se informaba que:
“Son más de 38.000 personas las que han acudido en busca de ayu-
da. El Departamento Penal ha atendido en dos años 6.507 casos; el
Departamento Laboral, 5.803; la oficina de Provincias en Santiago
ha atendido 2.969 casos; sin contar lo anterior que corresponde a
Santiago, las oficinas de todo Chile han atendido 17.829 casos; se
han otorgado 29.151 prestaciones médicas; el programa asistencial
ha atendido 9.857 casos; la Comisión de Solidaridad y Desarrollo ha
financiado 126 empresas, dando trabajo a 1.974 personas”86.
Asimismo, según el ya mencionado Zalaquet, días después de haber sido
forzado a salir del país tras el cierre del COPACHI:
“Después de 2 años de duro trabajo el Comité da resultados impre-
sionantes, asistencia jurídica a más de 6 mil prisioneros políticos y a

84 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación para la Paz en


Chile. Santiago, marzo de 1975, p. 2. Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.
85 Precht, Cristián. Carta al Señor Contralor General de la República. Santiago, p. 2. Archi-
vo de la Vicaría de la Solidaridad.
86 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Ambiente en torno…, 21 de noviembre
de 1975, p. 2.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 175

más de 7 mil trabajadores; instalación de 400 comedores populares


donde almuerzan diariamente más de 30 mil niños; se ha atendido
a más de 65 mil consultas médicas, organización de 120 pequeños
talleres, autogestados y viajes para las familias de prisioneros políti-
cos a los campos de concentración. […] El Comité, ha podido reunir
en consecuencia la documentación más completa sobre este período
de la Historia de Chile y denunciar las injusticias constatadas, sin
haber sido desmentidos. […] Pero el verdadero éxito del comité se
explica por su carácter de símbolo visible, de signo de una solidari-
dad activa y de la esperanza de todo el pueblo chileno”87.
Todas estas cifras son corroboradas, por una última vez, en el último
informe del COPACHI del cual se tiene cuenta. Comité de Cooperación para
la Paz en Chile. Crónica de sus dos años de labor solidaria confirma la perse-
verancia del COPACHI hasta el último de sus días, la cual no solo se hizo
notar en la atención entregada a más de 40.000 personas en sus oficinas,
las casi 70.000 prestaciones médicas entregadas en sus policlínicos o la
alimentación dada a más de 35.000 niños diariamente88, sino que también
en cada una de las partes que componían el COPACHI. Según las cifras
entregadas, tan solo en 1975, el Departamento Asistencial atendió un total
de 8.718 casos y el Departamento Penal a 6.471 casos, ambos mostran-
do una curva decreciente desde enero a diciembre, presumiblemente por
el incremento de la represión de la brutalidad de la dictadura sobre el
COPACHI. Contrariamente, el Departamento Laboral, que atendió 5.511
casos en 1975, mostró una curva más bien creciente, dada tal vez por la
naturaleza y distancia de su quehacer respecto a la opinión pública y los
derechos humanos89.
Este mismo informe da cuenta de la extensión de su obra COPACHI,
la cual es evidente a través de distintas cifras. Por ejemplo, a través de su
Departamento Laboral, el cual asistió 6.411 casos por despidos, el CO-
PACHI logró injerir en el sector público y privado de manera similar en
un comienzo, para ya en 1975 solo negociar con el último. A través de
los casos penales atendidos por los 14 Comités Provinciales, entre 1973 y
1975, es posible apreciar la presencia del COPACHI a lo largo de todo el
territorio nacional, aunque, ha de reconocerse, con una baja injerencia en
las zonas más extremas del sur, atendiendo un total de 14 casos en Castro,
2 en Ancud, 29 en Coyhaique y 84 en Punta Arenas. Asimismo, a través
de los proyectos médicos llevados a cabo por el COPACHI en distintos

87 Zalaquett, José. Testimonio: el “Comité Pro Paz”..., 21 de abril de 1976, p. 2.


88 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Comité de Cooperación…, diciembre de
1975, p. 4.
89 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Estadística de atenciones por de-
partamento (enero-diciembre 1975), Anexo 1.4. En Comité de Cooperación para la
Paz en Chile. Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Crónica de sus dos años de labor
solidaria. Santiago, diciembre de 1975, p. 31.
176 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

policlínicos del país, los cuales implicaban desde la atención típica de es-
tos establecimientos, pasando por la alimentación entregada a infantes,
hasta programas contra el alcoholismo, se aprecia no solo la extensión de
su obra, sino también lo integral de ésta. Con un total de 16.922 personas
inscritas, se presume la atención de al menos 8.982 familias, 9.393 adultos
y 7.529 niños hasta el 31 de diciembre de 1975, cifras a las cuales se suma
la atención de todo tipo de 64.986 personas, en sus distintos policlínicos,
tan solo en 197590. Estas y otras cifras, si bien son entregadas por el mis-
mo COPACHI, son posteriormente validadas por otras entidades91. Sin
embargo, más importante que esto, es la constatación de la perseverancia
en la defensa de los derechos humanos y la extensión de su obra, la que
terminó, de cierto modo, siendo una de carácter integral con las víctimas
y sus familiares.

Conclusiones
Finalmente, la importancia del COPACHI trasciende sus propias fronte-
ras. Si bien, desde un comienzo llamó la atención por la propia naturaleza
de su composición, con laicos y eclesiásticos trabajando juntos, y siendo
capaz de conciliar las diferencias entre distintos credos, lo más notable del
COPACHI fue que se alejó de la propia estructura eclesiástica, arrojándo-
se a ayudar a todos quienes lo solicitaran, sin ningún tipo de distinción.
Asimismo, y no menos importante, no se puede olvidar que el COPACHI
da cuenta, por vez primera, de cómo se gestó la ayuda internacional res-
pecto a los derechos humanos tras el golpe de Estado, sirviendo de ejem-
plo para todas las entidades venideras92.
De hecho, más allá de su perseverancia en la defensa de los derechos
humanos y la extensión de su obra, la importancia del COPACHI radica,
en última instancia, en que es imposible entender el empuje y logros de la
Vicaría de la Solidaridad, probablemente la entidad de derechos humanos
más importante en el país para aquel entonces, sin entender su preceden-
te inmediato, el COPACHI. Claramente la una se levantó aprovechando

90 Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Estadística de atenciones por de-


partamento (enero-diciembre 1975), Anexo 1.4. En Comité de Cooperación para la
Paz en Chile. Comité de Cooperación para la Paz en Chile. Crónica de sus dos años de labor
solidaria. Santiago, diciembre de 1975, pp. 32-37.
91 Véase Conferencia Episcopal de Chile. Comité Pro Paz y Vicaría de la Solidaridad
conmemoran 40 años. Santiago, 4 de octubre de 2013. Disponible en: http://www.igle-
sia.cl/detalle_noticia.php?id=22272; Loyola Poblete, Elizabeth. Comité Pro Paz: el rol
de la iglesia a 40 años del golpe. Encuentro, 79. Santiago, septiembre de 2013, pp. 6-7.
92 Véase Bernasconi, Oriana, Ruiz, Marcela y Lira, Elizabeth. What Defines the Vic-
tims of Human Rights Violations? The Case of the Comité Pro Paz and Vicaría de la
Solidaridad in Chile (1973-1992). En Druliolle, Vincent y Brett, Roddy (eds.). The
Politics of Victimhood in Post-conflict Societies. Comparative and Analytical Perspectives.
Palgrave Macmillan, Londres, 2018, pp. 101-131.
2018] Comité de Cooperación para la Paz en Chile... 177

toda la infraestructura, conexiones, experiencia y confianza captada por


la otra. Como señala el mismo Precht:
“Así fue: el Comité por la Paz terminó el 31 de diciembre de 1975 y la
Vicaría de la Solidaridad nació el 1° de enero de 1976, continuando
aún más fortalecido –desde el punto de vista institucional– el traba-
jo de defensa y promoción de los derechos humanos. El trabajo lo
encabezaba ya no un Co-Presidente y un Secretario Ejecutivo sino
un Vicario Episcopal del propio Cardenal. Por eso, cuando se termi-
nó la DINA y crearon la CNI, cambiando poco el aparato represivo,
no faltó quien dijera que ellos habían hecho lo mismo que el Carde-
nal Silva Henríquez al terminar con el Comité y crear la Vicaría…”93.

93 Precht, Cristián. Del Comité Pro Paz…, 2002, p. 24.


PRIMERA DÉCADA DE LA SOCIEDAD CHILENA DE CATEQUETAS

Hno. Enrique García Ahumada, F.S.C.1

Resumen
Se presenta el interés manifestado desde 1980 por tener en Chile especia-
listas en catequética y la importancia del Instituto Superior de Pastoral Ca-
tequética de Chile “Catecheticum” en la fundación y acción de la Sociedad
Chilena de Catequetas. Sus Estatutos y Asambleas de Estudio, sus servi-
cios a la Conferencia Episcopal de Chile, sus relaciones interinstitucionales
y las actividades externas y publicaciones de sus socios identifican su libre
servicio académico y apostólico a la evangelización.
Palabras clave: Catequética, Iglesia, Chile, evangelización.

Abstract
The interest showed since 1980 for having in Chile specialists in catechetics
and the importance of the Superior Institute of Catechetical Pastoral Work
“Catecheticum” in the foundation and action of the Chilean Society of Cat-
echets are presented. Its Statutes and assemblies of study, its services to
the Chilean Bishops Conference, its relations with other institutions, the
external activities and publications of its members make clear its free aca-
demic and apostolic service to evangelization.
Key words: Catechetics, Church, Chile, Evangelization.

Antecedentes
El afán por reunir en Chile especialistas en catequética se manifestó en 1980
en la XVI Jornada Nacional de Catequesis, cuyo documento final propuso
en su párrafo 12.1: “Solicitar al Episcopado la creación de un Instituto Su-
perior de Pastoral y Catequética”2. La Asamblea Plenaria de la Conferencia
Episcopal de Chile (CECH) de 1989 tomó la decisión de: “Crear un servicio
de formación para sacerdotes, religiosos y laicos formadores de catequis-
tas. Esto aseguraría al mismo tiempo una mayor unidad de contenidos,

1 Dr. en Teología, Académico Universidad Finis Terrae, Asesor de Sección Catequesis


del CELAM, hnoenrique.garcia@lasalle.cl
2 De acuerdo a Puebla y Catechesi Tradendae, en: COMISIÓN EPISCOPAL DE CATEQUE-
SIS. Líneas y orientaciones para la catequesis en Chile. Santiago, Oficina Nacional de Ca-
tequesis, 1984, pp. 43-50.
180 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

criterios y métodos de catequesis nacional”3. Ese proyecto se cumplió en


1993 al fundar la CECH el Instituto Superior de Pastoral Catequética de
Chile “Catecheticum”. En cursos intensos de seis semestres preparó con
programas de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma especialistas en
pastoral catequética y especialistas en pastoral educativa.
La primera sociedad de catequetas en América fue SCALA, Sociedad
de Catequetas Latinoamericanos, fundada por seis socios en 1995 con oca-
sión de un encuentro en el Mexican American Cultural Center de San
Antonio, Texas4. La segunda se fundó en Chile el 13 de noviembre 2008
con mayoría de exalumnos del Instituto Superior de Pastoral Catequéti-
ca de Chile “Catecheticum”, por lo cual pudo acoger fraternalmente a la
asamblea bienal de SCALA realizada en Santiago del 28 de abril al 3 de
mayo de 2009.
La fundación
La sesión fundacional tuvo lugar en la sede central de la Universidad Ca-
tólica Silva Henríquez (UCSH) por iniciativa de la Mag. Isabel Gómez,
Directora de su Escuela de Ciencias Religiosas. Presidió como socio co-
fundador el Arzobispo de Concepción Mons. Ricardo Ezzati Andrello,
S.D.B., especializado en el Instituto de Catequética de Estrasburgo, Fran-
cia, hoy Cardenal Arzobispo de Santiago. Con previo acuerdo de los de-
más, fue proclamado Presidente Honorario el P. Mario Borello Gillardi,
S.D.B. (Turín 1923 - Santiago 2017), promotor y primer Director del Ins-
tituto Superior de Pastoral Catequética de Chile “Catecheticum”, antes
Secretario Ejecutivo del Departamento de Catequesis del Consejo Episco-
pal de América Latina, CELAM, y en dos épocas Director de la Comisión
Nacional de Catequesis (CNC). También estuvieron el Pbro. Mag. Jorge
Barros Bascuñán, el P. José Carraro, S.D.B., la Mag. Celmira de la Parra,
la Mag. Consuelo del Pozo, la Mag. María del Carmen Reyes, el Mag. Ja-
vier Díaz Tejo y el Hno. Dr. Enrique García, F.S.C. Se excusaron otros tres
entre los treinta invitados poseedores de la calificación académica nece-
saria. Se aprobó un Reglamento. Se eligió provisoriamente un directorio
por tres años formado por el Presidente Hno. Enrique García Ahumada,
F.S.C., Vicepresidente Javier Díaz Tejo y Secretario el Pbro. Jorge Barros
Bascuñán. Al cerrar la sesión, Mons. Ezzati afirmó ser los catequistas el
voluntariado más grande de Chile, que el cambio cultural que vivimos
requiere un esfuerzo inmenso, que el desafío más grande de la Iglesia es
la relación con la cambiante cultura mundial, que el crecimiento cristiano

3 Borello, S.d.b., P. Mario. Nuestro caminar al servicio de la catequesis. Santiago, Comi-


sión Nacional de Catequesis, 1989, p. 17.
4 Viola, S.j., Roberto, Lima, S.d..B., Luiz Alves De, García, F.s.c., Enrique Et Alt.
Acta de fundación de la Sociedad de Catequetas Latinoamericanos “SCALA”. “Catecheti-
cum” 1 (1998) pág. 137.
2018] Primera década de La Sociedad... 181

requiere la paciencia pedagógica del educador de la fe y que ser cateque-


ta es servicio de muchísimo valor, que puso en manos del Señor y de la
Santísima Virgen con agradecimiento a los presentes. Se informó a Mons.
Héctor Vargas Bastidas, S.D.B., Obispo de Arica, Presidente de la CNC, y
a Mons. Santiago Silva Retamales, Obispo Auxiliar de Valparaíso, Coordi-
nador de la COP, Comisión Pastoral de la CECH.

Estatutos
1. La Sociedad Chilena de Catequetas se constituye en comunión y coor-
dinación orgánica con la Conferencia Episcopal de Chile para favore-
cer la reflexión teológico-pastoral sobre la catequesis.
2. Esta Sociedad mantiene su conexión con la Conferencia Episcopal de
Chile a través de la Comisión Nacional de Catequesis o el organismo
del Episcopado que en lo sucesivo cumpla sus funciones, a la cual re-
mitirá un informe anual de sus actividades manteniéndose abierta a
sus sugerencias.
3. Para ser miembro de esta Sociedad se requiere tener al menos el grado
universitario de Licenciado en Teología o en Ciencias de la Educación
con mención en Pastoral Catequética, en Pastoral Educativa o en espe-
cialidad similar, y que su postulación sea aceptada por el Directorio.
4. El Directorio está integrado por un Presidente, un Vicepresidente y un
Secretario de entre sus miembros, elegidos por la Asamblea conforme
al Derecho común y aprobados cada uno posteriormente por “Nihil
Obstat” de la Conferencia Episcopal de Chile.
5. Los miembros del Directorio durarán dos años en sus cargos, entre una
y otra Asamblea entre las que se celebran anualmente. En caso de re-
nuncia o vacancia producida por razones atendibles, quien sustituya,
elegido por la Asamblea, permanecerá sólo hasta el fin del período en
curso. Los miembros del Directorio pueden ser reelegidos.
6. La Sociedad actúa mediante encuentros, publicaciones y otros medios
conducentes al logro de su finalidad.
7. La sede se determina en cada período.
8. Este Reglamento y sus modificaciones aprobadas por sus miembros
por mayoría absoluta rigen una vez recibido el “Nihil Obstat” de la
Conferencia Episcopal de Chile.
Los Estatutos fueron aprobados el 12 de agosto de 2009 con leves en-
miendas, según carta del Presidente de la CECH, Mons. Alejandro Goic,
además de comunicar nihil obstat de igual fecha a los tres miembros del
Directorio elegido. Ellos han tenido diversos cargos en el mismo, la Dra.
Loreto Moya ha sido Vicepresidenta y la Mag. Celmira de la Parra, Secre-
taria, hoy Presidenta.
182 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Las Asambleas de Estudio


El acuerdo de reunión de socios del 14 de abril de 2009 de tener Asamblea
de Estudio anual el primer sábado de septiembre para reservarlo desde
principios de año, se ha cumplido casi exactamente desde 2009 en lugares
ofrecidos por diferentes socios: el Seminario San Vicente de Paul, el Insti-
tuto Pastoral Apóstol Santiago, INPAS; la parroquia San Francisco de Sa-
les, el Postulantado Salesiano, la Universidad Finis Terrae (UFT), la Casa
Provincial de los vicentinos, el Colegio De La Salle de Santiago. Cada vez
se paga la inscripción para gastos de alimentación y secretaría. No hay
cuotas permanentes ni tesorero.
Se invita a cada participante a presentar con miras a su publicación
una ponencia de carácter teológico-pastoral o del campo de alguna de las
ciencias auxiliares de la Teología Catequética, de 4 a 10 páginas tamaño
carta tipo 12 a renglón seguido, o bien una recensión de una página de
alguna reciente publicación impresa, audiovisual o informática, con su
archivo en Word. Cada autor tiene dos semanas de plazo para presentar
la versión final de su ponencia después del debate, que el Directorio eva-
lúa en calidad de consejo editorial.
La asistencia ha variado, porque algunos viven muy lejos, son trasla-
dados a otras ciudades, están fuera del país o mal de salud. Algunos al no
poder asistir encargan a otro socio la presentación verbal de su ponencia
escrita. Se ha invitado a estudiantes terminales de Pastoral Catequética o
de Teología, y a interesados en algunos temas.

REGISTRO DE ASISTENCIA
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Pbro. Jorge Barros P P P P P P P
P. Mario Borello, S.D.B P P P P P
P. José Carraro, S.D.B P P P
P. Juan A. Buere, O.S.A. P P P P
Celmira de la Parra P P P P
Consuelo Del Pozo P P P P
P. Gerardo Díaz, C.M. P P P P
Javier Díaz Tejo P P P P P P P P
Enrique García, F.S.C. P P P P P P P P P
Diác. Miguel Á. Herrera P P P P P
Loreto Moya P P P P
Ricardo Nadales P P
María del C. Reyes P P P P
Francisco J. Vargas P P P
Pbro. Héctor Zambra P
Daniel Morales P
Cecilia Osses, M.C.B. P
2018] Primera década de La Sociedad... 183

Se han estudiado cada vez de tres a cinco ponencias recibidas, agre-


gando un número variable de breves comunicaciones de interés. En la
segunda Asamblea se decidió enviar las ponencias con antelación de dos
semanas, de manera que la asamblea consista en reaccionar a su lectura
previa. Después de los acostumbrados comentarios y debates, el Directo-
rio sugiere qué ponencias se pueden publicar por su calidad académica y
pastoral, y en qué revistas. Dos tercios de las ponencias se han publicado,
que figuran en el párrafo final de este informe, entre otras procedentes
de otros congresos o iniciativas. No publicar una ponencia no niega su
interés, que incluso merece felicitaciones por su oportunidad, originali-
dad y otras cualidades, como puede verse en las actas de las Asambleas
de Estudio.

Servicios a la Conferencia Episcopal de Chile


El 6 de noviembre 2009 los tres miembros del Directorio enviaron a Mons.
René Rebolledo Salinas, Obispo de Osorno y Presidente de la Comisión
Nacional de Liturgia, una carta con copia a Mons. Héctor Vargas Bastidas,
con una preocupación. La santa misa tiene el nombre de eucaristía desde
la Didajé, reiterado por San Ignacio de Antioquía (A los Filadelfos, 3, 2; 4, 1),
San Justino (Apología 1, 66), Orígenes (Contra Celso, Lib. 8, 33) y por el resto
de la Tradición. Sin embargo, el complejo rito actual no tiene estructura ni
lenguaje conducente a la actitud de agradecimiento, que predominaba en
la Iglesia primitiva conforme a la Última Cena, ni como lo hace la Carta a
los Colosenses y lo ejemplifica María en su Cántico. Propusieron solicitar
a la CECH solicitar a la Congregación para el Culto Divino y Disciplina
de los Sacramentos una reforma del rito de la Eucaristía que manifieste su
carácter festivo de acción de gracias de la Iglesia. Mons. Rebolledo aprobó
la carta.
El 6 de octubre 2010 en carta a Monseñor Santiago Silva Retamales,
Obispo Auxiliar de Valparaíso, Responsable del Centro Bíblico para Amé-
rica Latina, CEBIPAL, el Directorio hizo notar que el Documento Con-
clusivo de la Conferencia General de Aparecida (DA) afirma: “En la ca-
tequesis…persisten lenguajes poco significativos para la cultura actual”
(DA 100d). Señaló que el Padre Nuestro al comienzo dice “santificado
sea tu nombre”, que no se entiende por ser traducción literal del griego:
“aguiaszéto tò ónomá sou” (Mt 6, 9; Lc 11, 2). Sugirió, en la traducción del
Nuevo Testamento que prepara CEBIPAL, cambiar con recurso al método
de equivalencia dinámica ese trozo, como se ha hecho para otras partes
de la misma oración, por “glorificado seas”, “alabado y agradecido seas”,
u otra versión mejor a juicio de los expertos. Hubo respuesta anónima
rechazando la sugerencia, principalmente porque muchas Iglesias cristia-
nas usan el texto actual de esa oración.
184 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

El 9 de abril de 2010, en carta a Monseñor René Rebolledo, el Directorio


solicitó proponer a las autoridades que correspondan a nivel universal o
al menos nacional, el cambio en la liturgia del Viernes Santo de la expre-
sión Adoración de la Cruz por Veneración de la Cruz para evitar la acusa-
ción de idolatría. Aceptó la iniciativa.
En marzo de 2011 la CNC publicó el Manual de formación de discípu-
los misioneros, de inspiración catecumenal. Iniciación cristiana de adultos, con
agradecimiento en la Presentación del Presidente de la CNC “a la Comi-
sión Nacional de Catequesis y a don Javier Díaz Tejo, que preparó esta
última redacción del manual”.
En 2012 la CECH publicó ad experimentum por 3 años Orientaciones para
itinerarios Formativos de Confirmación, Documento de trabajo, a cuya prepa-
ración contribuyó nuestra sociedad, llamada familiarmente SOCHICAT.
El 27 de agosto 2012, con base en las exigencias de formación para
catequistas de la Conferencia General de Aparecida y de la Exhortación
Postsinodal Verbum Domini, el Directorio propuso a la CECH, 1° Aprobar
conjuntamente un programa mínimo de actualización para los catequis-
tas, con el requisito de acreditar enseñanza media completa, y para pro-
fesores de religión católica de la escuela básica o media. 2° Fijar un plazo
para renovar la misión canónica a los catequistas y profesores de religión
católica con la condición de tener aprobado dicho programa mínimo. El
entonces Presidente de la CNC, Arzobispo de La Serena Mons. René Re-
bolledo, pronto solicitó actualizar el Programa de Formación de Catequistas
de 1995 y El Servicio del Coordinador de Catequesis Parroquial de 2005. Nues-
tra sociedad entregó el borrador final de lo primero en 2014; el nuevo
Presidente, Arzobispo de Puerto Montt Mons. Cristián Caro, lo aprobó y
agradeció en octubre, se publicó en junio de 2016 como Formación de Ca-
tequistas. Programa por Competencias, y se ha puesto en práctica mediante
jornadas de directores diocesanos de catequesis de las provincias eclesiás-
ticas. El 21 de septiembre de 2014 Mons. Cristián Caro solicitó a SOCHI-
CAT preparar una nueva edición de El servicio de Coordinador de Catequesis
Parroquial. Tras investigación de terreno, se entregó el texto en 2015, fue
aprobado y publicado en junio con supratítulo Renovación del texto.
El 9.X.2013 el director suplente de los organismos nacionales llama-
dos del Área Eclesial pidió a SOCHICAT su parecer sobre el documento
Proceso hacia un Itinerario Formativo de Confirmación. Malla de Contenidos.
Nuestro Presidente Javier Díaz Tejo hizo notar la carencia de catequetas
en la CNC de entonces y en la UCSH, patente en el texto presentado. En
cuanto al proceso, un itinerario formativo a nombre de la CECH debe in-
cluir principios, criterios y una malla de objetivos y contenidos; no apren-
dizajes esperados, procedimientos ni menos textos ni materiales precisos.
El Catecismo Romano consideró propio del magisterio eclesial declarar la
2018] Primera década de La Sociedad... 185

doctrina por comunicar y sus objetivos, dejando libertad para atender a


la edad, ingenio, mentalidad y condiciones de vida de cada oyente. La
CECH así ha procedido en 1970 ante la preparación a empezar a comulgar
y ahora ante la educación religiosa escolar. Acerca del contenido, nuestro
Presidente señaló graves falencias y sugirió soluciones. Pidió reconfigu-
rar con catequetas el equipo autor de la propuesta. En 2016 fueron incor-
porados a la CNC catequetas y un miembro de SOCHICAT es Director.
El 16 de marzo de 2016 la CNC solicitó a SOCHICAT aportar al docu-
mento Criterios orientadores para la catequesis con personas con discapacidad.
El 22 de julio de 2016 nuestro Presidente Javier Díaz Tejo envió a Mons.
Cristián Caro una nueva versión para revisión por la CNC y por la Sub-
comisión de Discapacidad, y pidió completar citas de documentos que
no pudimos consultar. El 3 de agosto de 2016 el secretario ejecutivo de la
CNC agradeció y se comprometió a continuar el proceso.

Relaciones interinstitucionales
El 15 de abril de 2010 se envió el Boletín N°1 de SOCHICAT a los señores
obispos de Chile, a nuestros socios y a nuestras relaciones interinstitucio-
nales. Hasta 2017 se han publicado catorce números del Boletín. Incluye
editorial, a menudo en relación con la situación sociocultural y eclesial del
momento; informes de actividades internas y de instituciones vinculadas,
noticias de interés catequético y pastoral, a veces breves biografías de ca-
tequistas chilenos sobresalientes como Elisa Valdés Ossa, fundadora del
Hogar Catequístico, hoy Instituto Catequístico UC, la Hna. Yolanda Qui-
lodrán, de Talca, el Pbro. Carlos Decker de Santiago, San José de Anchieta,
catequeta español en Brasil recientemente canonizado.
El 29 de julio de 2010 se recibió invitación del Instituto Teológico y
Pastoral para América Latina (ITEPAL) a participar en la Red Latinoame-
ricana de Teólogos, lo cual se dejó a la iniciativa de cada socio.
Marion Schöber, Presidenta de la Asociación Alemana de Catequetas,
el 29 de abril de 2010 agradeció nuestro Boletín N°1.
El 11 de septiembre de 2011 el P. Diego Irarrázaval, C.S.C., a nombre
de la Sociedad Chilena de Teología invitó a participar en ella a los miem-
bros de SOCHICAT, lo cual se comunicó y agradeció, quedando también
entregado a la iniciativa de cada socio.
El 11 de septiembre de 2011 el P. Emilio Alberich, S.D.B., Presidente
de la Asociación Española de Catequetas, AECA, que publica “Cuader-
nos AECA” en ediciones PPC de Madrid, felicitó por carta nuestra fun-
dación, nos invitó a sus encuentros anuales y comunicó las direcciones
de organizaciones de catequetas. Su sucesor, el Hno. José María Pérez
Navarro, F.S.C., que ha presidido el Equipo Europeo de Catequetas, EEC,
mantiene buen contacto y participó en Santiago en 2014 en el III Congre-
186 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

so Internacional del Catecumenado, La iniciación cristiana en el cambio de


época. El Hno. Enrique García, F.S.C., comunicó al Hno. Enzo Biemmi,
F.S.F., Presidente del EEC, haberlo escuchado en el Coloquio Internacio-
nal de Catequesis realizado en febrero de 2011 en el Institut Supérieur de
Pastorale Catéchétique (I.S.P.C.) de la Universidad Católica de París, y el
ánimo de intercambiar información sobre nuestras actividades, lo cual
se mantiene. En igual fecha se comunicó con el P. Salvatore Curró, Presi-
dente de la Asociación Italiana de Catequetas, que ha mantenido similar
disposición, como su sucesor Carmelo Torcivia. Al fundarse la Sociedad
Brasileña de Catequetas, su primer presidente Luis Alves de Lima, S.D.B.
ha mantenido contacto. El 31 de mayo de 2012 se envió congratulación al
Pbro. Gonzalo Bravo, Presidente de la Sociedad de Biblistas de Chile por
la fundación de dicha institución el 18 de mayo de 2016.
El 7 de septiembre de 2012 el P. Mario Borello, S.D.B. y el Hno. Enrique
García, F.S.C., sugirieron documentadamente al P. Alberto Lorenzelli,
S.D.B, Inspector Salesiano de Chile: a) Obtener de la Rectoría de la UCSH
recursos de personal y de operación para promover con mercadeo focali-
zado el Magíster en Educación Religiosa. b) Obtener recursos de Rectoría
para reanudar la “Revista de Ciencias Religiosas” como publicación en
duro y no solamente digital y c) Obtener la activación del convenio entre
la UCSH y la Congregación Salesiana.
La Universidad Católica de París en colaboración con la Universidad
Católica Silva Henríquez y patrocinio del CELAM organizaron en Santia-
go del 21 al 25 de julio de 2014 el III Congreso Internacional del Catecu-
menado, La iniciación cristiana en el cambio de época, coordinado por el Dr.
Joël Molinario, director del I.S.P.C. de París y el Hno. Dr. Enrique García,
asesor de catequesis del CELAM, con ponencias, experiencias y aporte
teológico de los socios Pbro. Mag. Jorge Barros Bascuñán, Dr. Francisco
Javier Vargas Herrera, Dra. Loreto Moya, Mag. Javier Díaz Tejo, Diác. Mag,
Miguel Ángel Herrera, P. Mag. Gerardo Díaz, C.M. y Hna. Mag, Cecilia
Osses, M.C.B.
El CELAM organizó del 3 al 7 de octubre de 2016 en Santiago para
impulsar la iniciación cristiana el Encuentro de Comisiones Episcopales
de Catequesis, Piedad Popular y Santuarios, Liturgia, Biblia y Misiones
del Cono Sur de América Latina. De Chile colaboraron los socios Mag.
Celmira de la Parra, el Pbro. Mag. Jorge Barros, el P. Mag. Gerardo Díaz,
el Mag. Javier Díaz Tejo y el Hno. Dr. Enrique García.

Actividades externas de los socios


El Pbro Jorge Barros Bascuñán, Magister en Pastoral Catequética, es
miembro de la Comisión Episcopal para la Renovación de la Parroquia
desde 2010, desde 2012 de la CNC, desde 2012 es Director Arquidiocesa-
2018] Primera década de La Sociedad... 187

no de Catequesis de Santiago y como tal da cursos en zonas pastorales de


la arquidiócesis, en diócesis en Chile y en 2014, 2015, marzo y julio 2017
en Asunción, Paraguay; en 2014 en la arquidiócesis de Caraballo, Perú;
en las arquidiócesis de Limón, Cartago y Alajuela en Costa Rica en 2015;
en la arquidiócesis de Guayaquil en 2015; en la diócesis de Cartago y en
el Centro Nacional de Catequesis de Costa Rica en 2016; en 2017 en la
Comisión Episcopal de Catequesis en Jalapa, Guatemala. Enseñó Teolo-
gía Pastoral en el Seminario Pontificio de Santiago en 2013 y 2014; en el
diplomado de catequética en el CEBITEPAL del CELAM de 2013 a 2016
dio Historia de la parroquia y su renovación. Presentó en 2010 La Catequesis
Familiar Chilena de Iniciación Eucarística, sistema de inspiración catecumenal
en la sesión inaugural del Congreso sobre “Catecumenado y Catequesis,
Nuevas Perspectivas” en el I.S.P.C. de la Universidad Católica de París, y
en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Tubinga, Alema-
nia, Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística, un Catecumenado
para la Nueva Evangelización en América Latina y el Caribe. En 2012 participó
en la Conferencia Inaugural del Instituto Superior de Pastoral Catequética
de Guadalajara, México, y en junio de 2012 expuso Catequesis de Iniciación
Cristiana para Adultos en el Encuentro de las Comisiones Episcopales de
Catequesis, Biblia, Liturgia, Piedad Popular y Santuarios y Misiones, de la
región Cono Sur del CELAM en Santiago de Chile. Expuso en 2013 Desa-
rrollo de la Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística en el contexto
de los nuevos desafíos de la transmisión de la fe en el III Coloquio Internacio-
nal sobre Teología Pastoral y Catequesis en la Facultad de Teología de la
PUCCH; en 2014 en Lima, Perú, La Formación catequética en los Seminarios y
en los presbiterios en el Encuentro de Obispos Responsables de ambas mo-
dalidades formativas de las Regiones Bolivariana y Cono Sur. Compartió
desde 2010 el rol de catequeta con el Hno. Enrique García que coordinaba
como teólogo y secretario ejecutivo el Equipo Local de Chile del mencio-
nado III Congreso Internacional del Catecumenado, “La iniciación cristia-
na en el cambio de época”. En 2015 colaboró en Montalvo, Ecuador, en el
encuentro nacional sobre El valor de la catequesis en la vida y ministerio del
presbítero, y animó un acto catequético para más de 800 catequistas de la
diócesis de Babahoyo. Expuso en 2016 Presentación catequética de la exhor-
tación apostólica Amoris Laetitia para catequistas de matrimonio en la PUCCH.
El P. Juan Antonio Buere, O.S.A., Licenciado en Teología Pastoral y
Magíster en Pastoral Catequética, Director Pastoral del Colegio San Agus-
tín en Ñuñoa y animador de un movimiento espiritual en Las Condes, en
marzo de 2018 fue trasladado al Colegio San Agustín de Buenos Aires.
El P. José Carraro Bacchin, S.D.B., Licenciado en Teología y en Pastoral
Catequética, rector de un colegio en Antofagasta en 2014, dio un curso
intenso de dos semanas de Catequética Fundamental a 110 catequistas.
188 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Dio un curso de abril a noviembre con encuentros quincenales para for-


mar Coordinadores de Catequesis Parroquial enviados por los párrocos,
incorporando investigación y creatividad. Con su experiencia de anterior
Director Arquidiocesano de Catequesis de Santiago y de la CNC preparó
la nueva organización de la Comisión Arquidiocesana de Catequesis de
Antofagasta, que ofreció al señor arzobispo. Con el Hno. Enrique García
señaló necesidades de cambio tanto al material de catequesis familiar de
iniciación a la vida cristiana cuanto al de catecumenado publicados por el
INPAS, que como director de la CNC envió al Pbro. Jorge Barros, Director
de Evangelización y Catequesis del INPAS, que inició su corrección.
La Mag. Celmira de la Parra, Licenciada en Ciencias de la Educación
con especialidad en Pastoral Catequética por la Universidad Pontificia Sa-
lesiana mediante el Instituto Superior de Pastoral Catequética de Chile
“Catecheticum”, donde fue después Supervisora de Práctica de Pastoral
Educativa, participa desde 2015 en la CNC. En el XIV Encuentro Dioce-
sano de Catequesis de Valdivia expuso a 228 catequistas: Catequista: estás
llamado a vivir la fe que anuncias. Desde 2017 es formadora en el Departa-
mento de Catequesis del Arzobispado de Santiago. El 30 de julio de 2016
explicó Metodología catequística en la diócesis de Osorno. Del 2 al 4 de sep-
tiembre de 2016 explicó El nuevo Plan de Formación de Catequistas a las Co-
misiones Diocesanas de Catequesis de Chillán, Concepción, Los Ángeles,
Temuco, Villarrica, Valdivia, Osorno y Puerto Montt.
El P. Gerardo Díaz Agurto, C.M., Magister en Pastoral Catequética, fue
Director Diocesano de Catequesis y de Educación en Punta Arenas y en-
seña Catequética en el Seminario de Valparaíso. Del 8 al 30 de septiembre
de 2015 participó en París en el curso Los caminos de San Vicente de Paúl, 
Caridad y Misión en servicio de los pobres. Desde 2015 pertenece a la CNC y
desde diciembre de 2016 es su Director, cargo antes vacante desde 2012.
El Mag. Javier Díaz Tejo, Profesor de Religión especializado en Pastoral
Catequética en el Instituto Superior de Pastoral Catequética de Chile “Ca-
techeticum” y Licenciado en Psicología Organizacional, integró en 2009
la Comisión de Educación Católica de la CECH. En el ITEPAL de Bogotá
desde 2011 enseñó Ámbitos de la Catequesis, en 2013 Metodología y di-
dáctica de la catequesis, en 2014 Pedagogía catequística. En la VIII Asamblea
de SCALA realizada en Quito en 2011 fue elegido Vicepresidente para
el siguiente cuatrienio. El 19 de abril de 2012 fue nombrado Director del
Equipo de Evangelización y Catequesis de la Congregación Salesiana en
Chile. En el I Congreso Diocesano de Catequesis de San Felipe del 30 de
agosto al 1 de septiembre de 2013 explicó Iniciarse para iniciar. Del 12 al 14
de febrero de 2015 en el Encuentro Nacional “Iniciación Cristiana” orga-
nizado por la Conferencia Episcopal del Uruguay expuso Sobre el concepto
de calidad pastoral. En 2016 en la Escuela de Asesores de Pastoral Juvenil
2018] Primera década de La Sociedad... 189

Salesiana con colaboración de la UCSH impartió Aspectos de la situación


sociorreligiosa de América Latina, especialmente: Chile; La interlocución en el
proceso evangelizador y La Iniciación Cristiana de los jóvenes, y dio en Iquique
ambos temas. Desde 2016 es Director de Investigación y Publicaciones del
Instituto “Escuela de la Fe”, de la Universidad Finis Terrae.
El Hno. Enrique García Ahumada, F.S.C., profesor de Religión, Matemá-
ticas, Física, habilitado con 3er. año de Filosofía en la PUCCH, licenciado en
Catequesis y Pastoral por la UC de Lovaina, doctor en teología por la Uni-
versidad Pontificia Bolivariana de Medellín dirigió de abril de 1974 a febre-
ro de 1987 la Oficina Nacional de Catequesis de Chile y en Bogotá de 1987
a 1989 la Sección Catequesis del Instituto Teológico Pastoral del CELAM,
ITEPAL. Colaboró en las Semanas Latinoamericanas de Catequesis, la 1ª.
en Quito en 1982, la 2ª. en Caracas en 1994 y la 3ª. en Bogotá en 2006. Con su
tesis doctoral en teología: Comienzos de la catequesis en América y particular-
mente en Chile, Santiago, Seminario Pontificio, 1991, ingresó como miembro
activo a la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile. Enseña Catequética
Fundamental desde 1984 cuando reside en Santiago en el Seminario Pon-
tificio de Santiago, y de 2012 a 2015 lo hizo en Curicó para las diócesis de
Talca y Linares. En el mencionado III Coloquio Internacional sobre Teología
Pastoral y Catequesis en la Facultad de Teología de la PUCCH expuso con
base en una encuesta latinoamericana realizada con apoyo del CELAM:
Aparecida y el impulso de las catequesis de inspiración catecumenal, aportes y pers-
pectivas para una catequesis en las nuevas coordenadas socioculturales y religiosas.
En el nombrado I Congreso Diocesano de Catequesis de San Felipe expuso
El Catequista formador de laicos que Chile necesita. Es coautor del documento
del CELAM de 2015: La alegría de iniciar discípulos misioneros en el cambio de
época (AIDM). En Guadalajara, en el I Congreso Nacional de Evangeliza-
ción y Catequesis del 16 al 20 de noviembre de 2015 dirigió Evangelización de
la cultura académica. Participó en 2015 en Bogotá en los Encuentros de Obis-
pos y Asesores del Departamento de Misión y Espiritualidad del CELAM,
al cual pertenece su Sección Catequesis, para elaborar su Plan Cuatrienal y
para impulsar el cumplimiento de dicho plan. Colaboró del 1 al 3 de junio
de 2015 en el Encuentro de los Obispos Presidentes y Directores Nacionales
de Catequesis de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el
Caribe, donde se presentó AIDM oficialmente. En Santiago, en el Encuentro
del CELAM de Obispos del Cono Sur responsables de Catequesis, Liturgia,
Misiones, Piedad Popular y Santuarios del 3 al 7 de octubre de 2016 presen-
tó: Para leer el AIDM. Realizó en Radio María de abril a noviembre de 2017
un programa semanal de Catequesis Social.
El Diác. Miguel Ángel Herrera Parra, sociólogo y magíster en Educa-
ción Religiosa, fue de 1980 a 1991 Coordinador General, Jefe del Área de
Estudios Sociales y Pastorales y Relacionador Público de la Vicaría de Pas-
toral Juvenil del Arzobispado de Santiago y de 2010 a 2015 Director de
190 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Pastoral de la Fundación Beata Laura Vicuña. Desde 2016 es Director de


Incidencia de la Delegación Episcopal para la Pastoral Familiar del Arzo-
bispado de Santiago. Es miembro del Centro Internacional del Diaconado
y realiza cada año desde 2007 un Diagnóstico social y pastoral de los diáconos
de América Latina. Apoya actividades comunitarias y reflexivas de la Pas-
toral de la Diversidad Sexual en Santiago.
Daniel Morales Figueroa, Profesor de Estado en Religión, bachiller en
Ciencias Religiosas y magíster en Evaluación Educacional, miembro del
Equipo de Evangelización y Catequesis de los salesianos en Chile, repre-
sentó al país en el Seminario Latinoamericano de Catequesis y Enseñanza
Religiosa Escolar realizado en Guayaquil del 5 al 8 de junio de 1997. Des-
de 2016 es miembro del Equipo Inspectorial de Educación a la Fe, de las
Hijas de María Auxiliadora.
La Sra. Loreto Bernardita Moya Marchant, Profesora de Religión y doc-
tora en Teología Pastoral, participa desde 2014 en la Comisión Nacional
de Educación Religiosa Escolar. Desde 2015 es Secretaria Académica de la
Facultad Eclesiástica de Teología de la PUC de Valparaíso donde enseña
Catequética Fundamental. En 2014 dio la clase inaugural en el Pontificio
Seminario Mayor San Rafael de Valparaíso: Teología y Catequesis ¿compe-
tencia o convergencia? En 2015 expuso La formation de catéchistes au Chili,
en el VII Coloquio del I.S.P.C. de la UC de París. En 2016 disertó sobre La
Perspectiva Teológica Pastoral en el Conversatorio Evangelización y cultura
juvenil en la sociedad chilena, de la UCSH.
Francisco Javier Vargas Herrera, Profesor de Estado en Religión y Mo-
ral, Licenciado en Educación, Magíster en Educación Religiosa y en Cien-
cias de la Familia, doctor en Psicología, es docente en la Facultad Eclesiás-
tica de Teología de la PUC de Valparaíso y Jefe de Docencia de su Instituto
de Ciencias Religiosas.
Loreto Moya y Francisco Javier Vargas, en el Congreso Internacional
de Teología “Interpelaciones del Papa Francisco a la Teología Hoy” del 18
al 21 de septiembre de 2016 en la Pontificia Universidad Javeriana de Bo-
gotá, presentaron Una relectura de Evangelii Gaudium a partir del pensamien-
to de Michel de Certeau; organizaron la V Jornada Internacional de Teología
Práctica del 26 al 28 de abril de 2016 sobre Teología Práctica e Interdiscipli-
nariedad en la PUC de Valparaíso. Publicaron La catéchèse familiale au Chili,
de Vatican II et Medellín à nos jours, “Lumen Vitae” LXXIII-1 (2018) 73-80 y
colaboraron en 2016 y 2017 en un equipo de investigación sobre las clases
de religión en escuelas y liceos públicos de Chile, cuyos resultados ambos
publican en el “British Journal of Religious Education”.
Ricardo Nadales Díaz, magíster en Educación Religiosa con especiali-
dad en Pastoral Catequética, es Director del Área Agentes Evangelizado-
res del Episcopado y de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil.
2018] Primera década de La Sociedad... 191

La Hna. Cecilia Osses Paredes, M.C.B., Profesora de Educación Gene-


ral Básica con mención en Religión, Licenciada en Educación, Diplomada
en Estudios Teológicos en la UC de la Santísima Concepción, Diplomada
en Pastoral Catequética en el Instituto Superior de Pastoral Catequética
de Chile “Catecheticum” y Magister en Teología Pastoral por la UC del
Norte, fue de 1998 a 2005 Directora del Instituto Diocesano de Catequesis
de Villarrica. En 1998 en el Encuentro Mundial de Catequetas de Francia
“Lo que el Espíritu dice a las Iglesias”, dio a conocer en cuatro diócesis la
Catequesis Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística de Chile. En 2002,
invitada por las Hermanas de la Resurrección, compartió experiencias de
catequesis con el pueblo indígena de Alta Verapaz, Guatemala. En 2010
colaboró en la formación de catequistas del Vicariato Apostólico de Aysén
sobre Metodología y Material de apoyo en la catequesis. Es desde 2012 Coor-
dinadora del Departamento de Evangelización y Catequesis de la Arqui-
diócesis de la Santísima Concepción, Coordinadora del Diplomado de
Pedagogía Catequística en la UC de la Sma. Concepción e integrante de la
CNC. En 2013 en la Escuela de Verano de la Diócesis de Valdivia expuso
Identidad del catequista y la Catequesis en Chile. Desde 2013 enseña Didáctica
Catequética y Proyecto de Planificación de la Catequesis en el diplomado
de Pedagogía Catequística de la UC de la Santísima Concepción y en el
Departamento de Catequesis de la Arquidiócesis de Concepción. En 2014
asesoró a la diócesis Santa María de los Ángeles para organizar Cateque-
sis Inclusiva. En 2015 en el Encuentro de Catequesis de la diócesis de Chi-
llán expuso Ser o parecer Catequistas.
La Mag. María del Carmen Reyes, iniciada en catequesis por su párro-
co Pbro. José Valdés Covarrubias, es Licenciada en Ciencias de la Educa-
ción con especialidad en Pastoral Educativa por la Universidad Pontificia
Salesiana mediante el Instituto Superior de Pastoral Catequética de Chile
“Catecheticum”, donde fue después Supervisora de Práctica de Pastoral
Educativa y profesora guía de tesis, también después en la UCSH. Direc-
tora de la escuela en pastoral Juan Pablo I ha dirigido Talleres de Infancia
Misionera como seminario con reconocimiento SENCE que incluye Cate-
quesis misionera, Espiritualidad misionera, Proyección misionera, Visita
comunitaria, cada etapa con campañas y visitas a hogares de ancianos. En
1998 en el mencionado Encuentro Mundial de Catequetas de Francia “Lo
que el Espíritu dice a las Iglesias”, cooperó en París en Pastoral Carcelaria,
Universitaria, Escolar y Parroquial. Ha participado en la CNC, ha sido
formadora en el Departamento de Catequesis Arquidiocesano de Santia-
go y Coordinadora de la Infancia Misionera de Santiago.
El Pbro. Héctor Zambra Gutiérrez, magíster en Pastoral Catequética,
es Director Arquidiocesano de Catequesis de La Serena y lo ha sido de la
Comisión Nacional de Pastoral Juvenil.
192 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Libros y artículos publicados por socios


Pbro. Jorge Barros Bascuñán. El Señor sale a nuestro encuentro, Catequesis
Familiar de Iniciación a la Vida Eucarística, 1er y 2° años, Libro de los Padres,
Guión Didáctico, Cuaderno del Niño, Guión del Catequista. Santiago,
INPAS2, 2016. Elementos Fundamentales de la Catequesis Familiar de Iniciación
a la Vida Eucarística. Santiago, INPAS, 2010. El Señor nos llama a vivir con
Él. Catequesis de Iniciación Cristiana de Adultos. Santiago, INPAS, 2014. La
Renovación de la Parroquia a la luz del documento de Aparecida, Servicio
(2013). La parroquia en la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium”,
Servicio 315 (2014) 27-32.
P. Mario Borello, S.D.B. tetralogía para adultos en Santiago, Ediciones
EDEBÉ: ¡Esta es nuestra fe! (2011); Somos un pueblo que celebra (2013); Ven
y sígueme (2013); Escucha nuestra oración (2014), recensión en Annale de la
Universidad Pontificia Salesiana de Roma, revista que recensiona una se-
lección internacional de libros y artículos de revistas de catequética.
P. Juan Antonio Buere, O.S.A. Sumando a los demás. Separados en nueva
unión en la Iglesia. Santiago, San Pablo, 2011.
P. Gerardo Díaz Agurto, C.M. La catequesis familiar de iniciación eucarís-
tica como iniciación cristiana de adultos y de niños, sintetizado en E. García
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ral como requisito para itinerarios catecumenales efectivos, sintetizado en E.
García A., F.S.C., Aporte catequético del III Congreso Internacional del catecu-
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una catequesis social liberadora, Catecheticum 5 (2002) 109-124, en Annale
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chileno de catequese com adultos”, Revista de catequese XXV-99 (2002) 44-
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Madrid, Ediciones San Pío X, 2003, 337-340, en Annale N° 9.158 (2004). “El
Padre Hurtado: catequista, Profesor de Religión y catequeta, Catecheticum
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Joaquín Silva Soler de “Congreso Internacional de Catequesis Familiar de
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tivo católico al alba de la independencia” en t. II (2010) 247-278; “La edu-
cación católica en un siglo de secularización de la cultura” en t. III (2011)
143-230; “Pastoral educativa y catequesis entre 1925 y 1960” en t. IV (2014)
179-226; “La [educación católica entre barquinazos políticos” en t. V (2017)
267-367. Educar la justicia con “Caritas in veritate”, Revista de Ciencias Re-
ligiosas XVIII (2010) 105-122. “Contribuição de Francisco Merlos à cate-
quese latino-americana”, Revista de Catequese XXIV-133 (2011) 68-72. “Co-
nocimientos, destrezas y actitudes características del catequista como dis-
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194 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

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Lourdes CXVI-1.135 (septiembre octubre 2017) 5-7. “Tareas encomendadas
por Dios al papa”, El Eco de Lourdes CXVI-1.136 (noviembre-diciembre
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tequesis familiar de iniciación a la vida eucarística”, Revista de Catequese
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Revista de Catequese XL – 150 (julo – Dezembro 2017) 37-44. Recensión a
Javier Díaz Tejo. “Espiritualidad ¡ahora! Para un desarrollo humano inte-
gral y sostenido. Santiago de Chile, Universidad Finis Terrae, 2017, en “La
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Diác. Miguel Ángel Herrera Parra. “Percepciones de los diáconos
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196 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

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pensée d’Emilio Alberich» en: VV.AA. Les grandes signatures de la catéchèse.
Du XX° siècle à nos jours, Bruselas, Editorial Lumen Vitae, tomo I (2012)
y La théologie catéchétique de Thomas H. Groome en t. II (2014). Teología y
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Loreto Moya Marchant, Sergio Torres Pinto y Carlos Schickendantz,
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Loreto Moya Marchant y Francisco Javier Vargas. “¿Es posible proponer
una enseñanza religiosa escolar de estilo catecumenal?” Síntesis en E.
GARCÍA. Aporte catequético del III Congreso Internacional del catecumenado,
“La iniciación cristiana en el cambio de época”, ob. cit., 90-92. “Pensar la cla-
se de religión en las escuelas públicas de Chile. Un acercamiento desde
los derechos humanos y la educación multicultural”, Revista Electrónica
de Educación Religiosa (2014). “Catholic Religion Teachers in Chile: an Ap-
proach to identity building with  regard to existing mission-profession
tension», British Journal of Religious Education (2016) en: http//www.tand-
fonline.com/action/doSearch?AllField=moya&SeriesKey
Francisco Javier Vargas Herrera es coautor de Bienestar y Religión en
Chile, en: M. Bilbao, D. Páez y J. Oyanedel (Coordinadores). La Felicidad de
los chilenos. Estudios sobre el bienestar. Santiago, RIL, 2015, 151-165, y con
Araya, P., Barrientos, P. et alt. La clase de Religión hoy: Marco de referencia
para un diagnóstico. Talca, Universidad Católica del Maule, 2015.
Hna. Cecilia Osses, M.C.B. Recopilación de dinámicas, juegos y cantos para
la catequesis. Pitrufquén, Instituto de Catequesis2, 2016. Acompañamiento
en la formación sacramental a personas mapuche, sintetizado en E. GARCÍA.
Aporte catequético del III Congreso Internacional del catecumenado, “La inicia-
ción cristiana en el cambio de época”, ob. cit., 155-159.
Hna. Cecilia Osses y Hna. Lucrecia Laferte, Nuestro hijo un don de
Dios, Catequesis bautismal. Pitrufquén, Instituto de Catequesis2, 2009.
Llamados a compartir la mesa del Señor, Catequesis rural eucarística, texto y
guión del catequista en 1er. año y en 2° año. Pitrufquén, Instituto de Cate-
quesis2, 2008. Fuerza para la misión, Catequesis de confirmación para jóvenes,
texto y guión del catequista en 1er. año y en 2° año. Pitrufquén, Instituto
de Catequesis2, 2008.
Hna. Cecilia Osses y Sra. Erika Muñoz. El matrimonio una comunidad de
amor, Pitrufquén, Instituto de Catequesis2, 2010. Quédate junto a nosotros,
Catequesis de adultos, texto y guión del catequista en 1er. y en 2° año.
Pitrufquén, Instituto de Catequesis2, 2014.
2018] Primera década de La Sociedad... 197

Epílogo
La Sociedad Chilena de Catequetas, la primera de una nación en Améri-
ca Latina y el Caribe, investiga con libre iniciativa la teología catequética
y la aplica con rigor profesional con el concurso no subordinado sino co-
laborativo de la filosofía y de ciencias como la psicología, la sociología,
la pedagogía, la antropología cultural, la historia, abierto a otras disci-
plinas, en servicio de clarificación y apoyo a la misión evangelizadora
de la Iglesia.

Bibliografía general
García Z., F.S.C., Enrique, De acuerdo a Puebla y Catechesi Tradendae, en:
Comisión Episcopal de Catequesis. Líneas y orientaciones para la ca-
tequesis en Chile. Santiago, Oficina Nacional de Catequesis, 1984, pp.
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Borello, S.D.B. P. Mario, Nuestro caminar al servicio de la catequesis. Santia-
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García, F.S.C., E. Lima, S.D.B., Luis Alves de, Viola, S.J., Roberto et alt.
Acta de fundación de la Sociedad de Catequetas Latinoamericanos “SCA-
LA”. “Catecheticum” 1 (1998) pág. 137.
LOS RETABLOS DE LAS 16 IGLESIAS DECLARADAS
PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD DE LA ISLA DE CHILOÉ.
LEGADO CULTURAL Y PATRIMONIAL

Cecilia Suárez Pérez1

Resumen
El estudio busca como objetivo general identificar cuáles son las caracte-
rísticas artísticas y culturales de los retablos de Chiloé que han permitido
su trascendencia y valorización a lo largo de la historia del archipiélago.
Palabras Claves: Retablos, Chiloé, Patrimonio.

Abstrac
he study seeks as a general objective to identify the artistic and cultural
characteristics of the altarpieces of Chiloé that have allowed their transcen-
dence and valorization throughout the history of the archipelago.
Keywords: Altarpiece, Chiloé, Heritage.

Introducción
Geográficamente Chiloé se localiza al suroeste del continente americano
en su fragmentación más austral, y bañadas por el antiguo Mar del Sur,
hoy conocido como el Océano Pacífico, tiene una ordenación geográfica
en los paralelos 41º 44’ y 43º 17’ de latitud sur, y los meridianos 72º 45’ y
74º 30’ de longitud oeste. Contamos con la formación de dos segmentos
insulares: la isla Grande y el Archipiélago con cuarenta islas menores,
treinta y cinco de ellas habitadas, que se encuentran separadas del conti-
nente por precisas fronteras marinas: el canal de Chacao, el golfo de An-
cud y el golfo Corcovado. Ambos segmentos registran una densidad de
16,86 hab. /Km2, según datos obtenidos del censo del año 2002.
Los límites geográficos de Chiloé son: al Norte con el Canal de Chacao,
al Sur con la Isla de Guafo, al Este, con las Islas Desertores y el canal de
Apiao, y al Oeste con el Océano Pacífico, en un límite de mar e islas, en-
marcado en una superficie de 9.181,6 Km2.

1 Magister en Gestión Cultural, Gestión de Proyectos por la U. de Chile; Licenciada en


historia, Universidad Adolfo Ibáñez.
200 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

El legado patrimonial con el que hoy se cuenta hace posible el estudio


de las estructuras construidas en la isla; desde la dalca2 utilizada por los
indígenas, hasta las iglesias construidas por los jesuitas y franciscanos,
permiten reconocer la evolución que ha tenido el chilote en su arquitec-
tura. Es por ello que se aprecia la trascendencia artística en cada una de
las estructuras, considerando que existe inmerso en la cultura un legado
patrimonial tangible e intangible.
El estudio arquitectónico de las iglesias tiene una fama indiscutida
a nivel mundial, es por ello que han sido “apadrinadas” 16 de las igle-
sias de Chiloé por la UNESCO a partir del año 2000; impulso que se ha
hecho visible, entre otros medios, por la cantidad de bibliografía que se
ha publicado3. Los estudios referentes a las iglesias permiten obtener un
conocimiento integro de cada una de ellas; los materiales utilizados, los
artesanos que participaron de la construcción, estilos característicos, in-
tervenciones por medio de restauraciones, el año aproximado de su crea-
ción, etc. Sin embargo, dentro de toda esta gama de investigaciones y es-
tudios, llama la atención el hecho de que no exista información respecto a
los retablos de estas 16 iglesias.
El retablo es una pieza fundamental al interior de la iglesia, porque es
la recreación escenográfica de la entidad religiosa en la tierra; sin ella la
iglesia carece de valor artístico. El ideal religioso en el contexto chilote, es
de relevancia total, ya que toda la cultura gira entorno a los motivos de
celebración del santo patrono. Es por ello que la hipótesis de esté artícu-
lo es la adaptación del valor artístico y trascendental de las técnicas; los
distintos estilos del retablo que se vislumbran a través del legado cultural
transmitido en este mueble.
En consecuencia con lo anterior, se busca como objetivo general iden-
tificar cuáles son las características artísticas y culturales de los retablos
de Chiloé que han permitido su trascendencia y valorización a lo largo de
la historia del archipiélago. Para ello, será necesario desarrollar e identifi-
car los materiales que componen la factura, las funciones y el significado
que representan como influencia local, los posibles artesanos y carpinte-
ros que trabajaron en la fabricación; establecer una posible evolución de
estilos acorde a la variación de las dimensiones del mueble.

2 “Dalca: Embarcación primitiva que construián los aborigenes chilotes. La dalca se


confeccionaba empleando 3 o 5 tablones de 6 m. de largo por 40 cm. de ancho, más
o menos.” Tangol, Nicasio. Diccionario Etimológico Chilote, Editorial Nascimiento,
Santiago, Chile, 1976, p. 44.
3 Asociación de Municipalidad de Chiloé. Archipiélago de Chiloé, guía de Arquitectura de
Castro. Sevilla, España, 2006; Cáceres, O. Las iglesias de Chiloé y algo más. Revista AU-
CAR, 1970; Caach. Iglesias de Chiloé. Revista N°1. 1998 y 2000; Cisterna Ortega, Gus-
tavo. Sistemas Constructivos, Uniones y Ensambles en madera de las Iglesias de Chiloé. Traba-
jo de Titulación, 2000; Universidad de Chile. Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Seis
Iglesias de Chiloé: Huyar bajo, Tenaún, Colo, Dalcahue, San Juan. 1980; Tampe Maldonado,
Eduardo. Patrimonio de la Humanidad, Iglesias de Chiloé. Editorial Don Bosco S.A.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 201

Referente a los retablos de Chiloé la documentación es escaza, siendo


de relevancia los autores: Gabriel Guarda4, quien en su libro “Iglesias de
Chiloé” hace posible la introducción al tema, teniendo noción de algunas
descripciones artísticas de las facturas, además del porqué de las diversas
construcciones. Consecuentemente gracias a Fernando Guzmán5 es posi-
ble saber los mayores detalles y patrones constructivos que existen en la
isla y la distinción de ellos con el resto de los retablos construidos en Chi-
le, se obtiene un conocimiento pleno en la descripción de estilos y técnicas
empleadas. Por último Isidoro Vázquez de Acuña6 fue de gran utilidad
para entender la relación de los retablos con la santería, entendiendo la
funcionalidad que recae en este mueble.
El primer capítulo de este artículo contextualiza el entorno en el que
habita el chilote y los componentes que forman su identidad cultural, des-
de la conquista hasta el periodo de independencia de la Isla de Chiloé; el
segundo capitulo profundiza en la utilización de la madera, la evolución
arquitectónica de las iglesias en conjunto con el aporte entregado por los
grupos misioneros; por último el tercer capítulo, se refiere al estudio des-
criptivo de la arquitectura interna de las iglesias que son patrimonio de la
humanidad, particularmente del mueble Retablo, se detalla la evolución
artística que ha tenido y la forma original de su desarrollo.

I. Formación de la Cultura Chilota


La cultura del hombre chilote se encuentra en todos aquellos quehaceres
que son parte de su vida, aquello que ha aprendido de sus antepasados,
aplicándolo en el presente para ser enseñado a sus descendientes en el
futuro. Es así como el sentimiento propio de la cultura no muere, sino
que, se impregna en la forma de vida. Forma bien particular, que se ha
alcanzado por los diversos hechos históricos que marcaron el proceso de
aislamiento entre la Isla de Chiloé y Chile. “Ocurrió un hecho histórico que
distanció al habitante del archipiélago con el resto del continente: La rebelión
araucano-huilliche de 1598-1604 iniciada con el “desastre de Curalaba”, que ter-
minó con la continuidad del asentamiento español y la destrucción de las siete
ciudades localizadas al sur del Biobío hasta Maullín, con la excepción de Castro,
eliminando todo vestigio de ocupación hispana y rompiendo el contacto que per-
mitía al núcleo histórico de la zona central una relación regular con las fronteras
de conquista”7.

4 Guarda, Gabriel. O.S.B. Iglesias de Chiloé. Edición Universidad Católica de Chile.


5 Guzmán, Fernando. Representación del Paraíso. Retablos en Chile, siglos XVIII y XIX.
Editorial Universitaria, Santiago, Chile, 2009.
6 Vázquez de Acuña, Isidoro. Santería de Chiloé: ensayo y catastro. Editorial Antártica,
Santiago, Chile, 1995.
7 Montiel, Dante. Chiloé Manual de Historia y Geografía. Imprenta Austral, Castro- Chi-
loé, 2008, p. 60.
202 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

El nativo desde siempre tuvo que aprender a vivir y desarrollarse en


un medio inhóspito tanto por el mal tiempo, el embravecido mar, como
por las dificultades de los espesos bosques. Es por esto, que las principa-
les actividades eran: la caza, pesca y recolección de frutos. Así también,
siguió ocupando herramientas y técnicas de sus ancestros. “Utilizó en los
últimos 200 años, tal como sus antepasados, puntas de flechas, anzuelos, arpo-
nes, gualatos, boleadoras y paldes de madera. Creó la balsa, la dalca, el bongo y la
canoa para trasladarse de una isla a otra y favorecerse en sus labores; trabajó la
piedra confeccionando “maichihues” (hachas de piedra), piedras de molino, rallas,
piedras para moler granos, hornos, morteros, etc.”8.
Varias de las herramientas como de las técnicas que ellos utilizaron
son conocidas hasta nuestros días en los rincones más aislados del ar-
chipiélago. Esto principalmente, porque su construcción depende de la
madera, material abundante en la zona. El trabajo de éste recurso natural,
es algo inmerso en la memoria del hombre nativo, es por ello que desde
siempre se ha reconocido en la historia chilota. El espíritu de la madera:
(…) Arquitectura de la madera que, por lo versátil del material, parece
un organismo vivo en constante mutación; las construcciones se amplían,
reparan, reciclan, etc. Al ritmo y espíritu de sus moradores o la voluntad
de los carpinteros. (…)9.
La organización económica se logra en Chiloé, así como en todo el rei-
no, por medio de la encomienda, siendo fundamental la mano de obra
nativa para el asentamiento español; es por ello que debido a la facili-
dad de reducción, será el indígena “Veliche” el que sirva como asentado
en el archipiélago. (…) los Veliches fueron hospitalarios desde el primer
momento, por tanto prácticamente no hubo conquista y se sometieron al
extranjero, a quienes ayudaron (…) El asentamiento en el archipiélago se
ve facilitado porque los indígenas carecían de una estructura social cen-
tralizada y de una tradición militar de importancia como para formalizar
una resistencia armada hacia los invasores10.
De acuerdo a lo anterior, entendemos que los cambios ocurridos cul-
turalmente en Chiloé se dan, primero en el siglo XVI por estar en una
situación de “frontera abierta”, para posteriormente en el siglo XVII ser
una “frontera cerrada” desarrollándose aisladamente. “Por frontera cerra-
da queremos significar la ruptura del vínculo con Chile en cuanto a que no sólo no
recibió el flujo de nuevos inmigrantes, sino que se pusieron restricciones a la salida

8 Cárdenas, Antonio. Usos y Costumbres de Chiloé. Editorial Nascimiento, Santiago,


Chile, 1978, p. 21.
9 Asociación de Municipalidades de Chiloé Archipiélago de Chiloé, Guía de Arquitectura
Castro. Sevilla, España, 2006.
10 Montiel, Dante. Chiloé Manual de Historia y Geografía. Imprenta Austral, Castro- Chi-
loé, 2008, p. 50.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 203

de vecinos asimentados en Chiloé. Antes, entre 1567 y 1600, se comportaba como


frontera abierta como cualquier otra de las Indias. El concepto de frontera cerrada
nos ayuda a comprender también, el porqué de la paulatina desemejanza entre
chilotes y chilenos durante el periodo Indiano y el enclaustramiento cultural que
permitió la supervivencia de formas culturales arcaicas”11. Entre estos periodos,
es primordial considerar la llegada de los jesuitas, pieza fundamental a la
hora de entender nuestra cultura como herencia arquitectónica.
El periodo de conquista de Chiloé tiene aspectos preferentemente po-
sitivos durante casi todo el desarrollo del siglo XVI, no obstante, a fines
de este siglo ocurre lo contrario. Al avanzar el periodo colonial, hay un
quiebre y aislamiento entre la isla grande y Chile, provocando que en la
ciudad de Castro la vida sea tranquila, desamparada, paupérrima y sin
expectativas de progreso12. Bajo este panorama, es recurrente leer varios
documentos manifestando las privaciones y carencias que sufrieron di-
versos colonos.” A inicios del siglo XVII Chiloé entra en un extremo decaimien-
to u pobreza; en 1607 habiendo transcurrido 3 años no había arribado ningún
navío de Chile”13. Pese a este panorama, en el ámbito político Chiloé fue la
primera Gobernación creada en Chile durante el periodo colonial (1602-
1604) y su primer gobernador fue Francisco Fernández de Ortiz, pionero
en este cargo.
El proceso de evangelización de los indígenas de Chiloé, representa
uno de los pilares culturales de la historia chilota. Gracias al trabajo de di-
versos grupos misioneros se pudo crear, entorno a la fe católica, un modo
de educar y enseñar, siendo los más importantes y destacados en su la-
bor, los misioneros de la “Compañía de Jesús”. La entrada de los jesuitas a
Chiloé y, por lo tanto, el primer contacto con esta realidad geográfica y
humana se produjo en noviembre de 1608, cuando los PP. Melchor Vene-
gas y Juan Bautista Ferrufino llegaron al fuerte de Carelmapu, situado en
la costa norte del Canal de Chacao (…)14.
Anterior a la llegada de éstos, ya existían registros tempranos de evan-
gelización en la región, realizados por los padres mercedarios, que acom-
pañaban a Martín Ruiz de Gamboa en el año 156715.
Los jesuitas arribaron a Chiloé en uno de sus primeras incursiones,
alrededor del año 1595, pero fue recién a comienzos del siglo XVII en que

11 Urbina, Rodolfo. Chiloé, foco de Emigraciones. Artículo, Universidad Católica de Val-


paraíso, p. 31.
12 Véase bibliografía de Dante Montiel Vera referente a la historia de Chiloé.
13 Montiel, Dante. Chiloé Manual de Historia y Geografía. Imprenta Austral, Castro- Chi-
loé, 2008, p. 54.
14 Moreno Jeria, Rodrigo. Misiones en Chile Austral: Los Jesuitas en Chiloé 1608-1768. Uni-
versidad de Sevilla, Diputación de Sevilla, España. 2007, p. 101.
15 Cárdenas Álvarez, Renato. Pilares de la Evangelización en Chiloé. Impreso Talleres de
Gráfica Punto, 2001, p. 14.
204 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

la Compañía de Jesús comenzaría de manera continua el proceso evange-


lizador en la región chilota. Lo que los jesuitas pretendían hacer en Chiloé
correspondía a una práctica común de no fundar una misión de forma
permanente hasta determinar las posibilidades de la misma, tanto en sus
aspectos apostólicos como en los económicos. Primero observaron, des-
cribieron y experimentaron, para más tarde determinar el establecimiento
definitivo de la metodología por emplear. Esto permitió que se creara una
red misional estructurada sobre las cabeceras logrando la existencia de
un circuito intermedio entre el Colegio de Castro y las dispersas capillas
o pueblos del archipiélago16.
En el siglo XVIII se consolidaron: Achao, Chonchi, Nahuel Huapi,
Guar y posteriormente Cailín.
La enseñanza que se va implantando por parte de estos misioneros a
los indígenas, generará un sistema de vida creyente, que tiene su éxito en
dos pilares: el respeto a las tradiciones, las cuales no son pasadas a llevar,
y en la defensa a los derechos de los nativos, es decir, el misionero se
diferencia del español en el trato hacia éstos. Por lo tanto, a través del co-
nocimiento de la realidad y la enseñanza implementada, se hizo necesario
la construcción de capillas. (…) antes de partir a otra isla, construían con
los indios las primeras capillas junto a la playa, en un sitio donde fuese
posible reunirse en el futuro sin grandes dificultades17.
Las misiones requerían una “administración religiosa” que sirviera de
apoyo a los jesuitas cuando estos no estuviesen presentes. Para ello, se
nombró un “Patrón” y un “Fiscal” en cada una de los pueblos o capillas
misionados. “Los fiscales estaban autorizados para bautizar y dar la doctrina,
y actuaban como mediadores y componedores en rencillas internas de la comuni-
dad, habiendo un fiscal para cada capilla”. “Los patrones estaban al cuidado de la
mayordomía y el mantenimiento de las capillas y llevaban la contabilidad demo-
gráfica y de acciones religiosas que permitía a los jesuitas verificar el crecimiento
espiritual y social de la comunidad”18.
Los españoles y jesuitas ocuparon los mismos asentamientos en el ar-
chipiélago de Chiloé que ocupaban los indígenas, siendo éste bastante
específico y distinto en comparación a los patrones de poblamiento utili-
zados por españoles en el continente. Esta ocupación del espacio territo-
rial se denominó “bordemar”, es decir, se aprovechó el lugar de la costa,
puntualmente los pequeños golfos, caletas protegidas y ensenadas. Bajo
este sistema se articuló el mecanismo de “misión circular”. Fueron los

16 Véase el libro de Moreno, Rodrigo. Misiones en Chile Austral: Los Jesuitas en… 2007.
17 Moreno Jeria, Rodrigo. Misiones en Chile Austral: Los Jesuitas en Chiloé …. 2007, p: 108,
cita Nª 39.
18 Cárdenas Álvarez, Renato. Pilares de la Evangelización en Chiloé Impreso Talleres de
Gráfica Punto, 2001, p: 53. Véase también Moreno, Rodrigo. Misiones en Chile… 2007,
p. 109.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 205

propios veliches, ya encomendados, quienes hicieron ver a los Padres la


imposibilidad de vivir bajo un sistema de vida basado en la reducción,
porque era ajeno a sus costumbres e incompatible con sus sistemas bási-
cos de supervivencia (…) los Padres fueron capaces de discernir que, por
esas causas no sería viable el sistema de reducciones19.
La existencia de las iglesias consolidó el asentamiento de las habitan-
tes generándose la identificación del espacio geográfico en relación a los
conceptos poblado-capilla, ya que entorno a ésta se estructura la plaza y
el atrio, es decir, el espacio central en donde se reúne el poblado para el
culto al aire libre y otras actividades. Las capillas e iglesias que se fueron
levantando en todas las villas y lugares, como acabada expresión religiosa
y humana del hombre insular, forma parte de lo mejor de su arquitectura,
y representa a toda una escuela regional de rasgos definidos20.
Las iglesias representan la expresión física y material de la comunidad,
es por ello que para su construcción se requería de la ayuda de todos; tra-
bajo que comúnmente se conoce hasta nuestros días con el nombre “Min-
ga” lo que significa, el esfuerzo propio y ayuda mutua. Gracias a este
modo de trabajo existen iglesias como la de Achao, Nuestra Señora de Lo-
tero, es la más antigua que han construido los misioneros, adjudicándole
como fecha probable el año 1730. Si bien, no ha sido posible probar docu-
mentalmente la presencia del Hermano Antonio Miller en Chiloé durante
esos años, es probable que estuviera al menos una temporada en Chiloé,
puesto que en esa década se levantó la Iglesia Santa María de Achao, que
es atribuida a este coadjutor austríaco.
Además de la importancia de las misiones circulares, la evangelización
y la organización territorial, los jesuitas se esmeraron en levantar escue-
las, formar bibliotecas, crear talleres artesanales, dando paso posterior-
mente a la fabricación de imaginería religiosa en madera51, desarrollaron
una nueva estética y la inspiración musical, siendo esta última una forma
más fácil de inserción en el mundo indígena. ”Fue muy apreciada la acti-
vidad del Padre Francisco Van der Bergh y del Hermano Coadjutor Luis Berger
para formar coros y orquestas”21.
La expulsión de los jesuitas significó un quiebre en el funcionamien-
to de la misión circular, hecho que provocó una escasez notoria de reli-
giosos en la dispersa población chilota. Esta situación aumentó el trabajo
de los fiscales, quienes tuvieron que resistir las conmociones intentando
mantener la estabilidad del sistema instaurado. En el mejor momento que

19 Moreno Jeria, Rodrigo. Misiones en Chile Austral: Los Jesuitas en Chiloé 1608-1768. Uni-
versidad de Sevilla, Diputación de Sevilla, España, 2007. p. 107.
20 Montecinos Barrientos, Hernán. Arquitectura de Chiloé. Santiago, Chile, 1984, p. 14.
21 Rondón, Víctor. Música jesuita en Chile en los siglos XVII y XVIII: primera aproximación.
Artículo S/E, p. 7.
206 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

los misioneros vivían en las fructíferas misiones de Chiloé, recibieron el


decreto de extrañamiento, aquel 8 de diciembre de 1767 en Castro y al
día siguiente quienes estaban haciendo la misión circular. El fin de la era
jesuítica de Chiloé quedó representado por los dos últimos matrimonios
que el P. Miguel Mayer celebró el día 9 de diciembre en Curaco, antes de
ser detenido por orden real22.
En reemplazo de los jesuitas llegaron en primera instancia los francis-
canos de Propaganda Fide del colegio de Chillán, arribando a Chiloé en
1769. No obstante, la escasez de éstos, sumado a la falta de experiencia y a
los conflictos con el gobernador Carlos Beranger, producto de la discordia
en las decisiones de los bienes de los jesuitas, provocó que la estadía de
los misioneros durara un corto periodo de tiempo. En consecuencia y con-
siderando que Chiloé estaba anexado al Virreinato del Perú desde 1768, se
hace comprensible que hayan venido en sustitución los franciscanos
del Colegio de Santa Rosa de Ocopa, Perú, los que llegaron a Chiloé en
1771, para asumir de manera responsable y abnegada el reemplazo de la
compañía de Jesús.
Desde la llegada de éstos, a fines del siglo XVIII y a lo largo del XIX,
Chiloé empezará un proceso de “consolidación” en su estructura, lo que
permitirá el desarrollo de la arquitectura en relación con el entorno, lo-
grando que el hombre se consolide en un espacio territorial del cual se
sienta parte y por ello se reconozca hasta el día de hoy como “chilote”.
Todo ello se dio de forma paralela a los constantes conflictos que se agu-
dizaban en el continente y que se manifestaron durante todo el siglo XIX,
finalizando con la tardía independización de Chiloé en 1826 y anexión,
por la fuerza de las armas al continente, formando una de las 8 provincias
que en aquel entonces componían Chile.
Históricamente se reconoce que todas las personas que pertenecen a la
cultura de Chiloé, se formaron de acuerdo a hechos ocurridos en un en-
torno complejo, en una arquitectura diseñada por técnicas provenientes
de antepasados, las cuales conllevan la base de toda construcción, siendo
la madera el material ocupado por excelencia. En la historia constructiva
los franciscanos representan la finalización del periodo arquitectónico-
cultural, ellos continuaron y mejoraron en gran medida las funciones de
los jesuitas, otorgando una estructura de asentamiento clave para la isla.
Estas construcciones aparentemente ya eran equipadas con cierta ima-
ginería; al respecto solo contamos con un párrafo citado en el libro de Fer-
nando Guzmán: “Los inventarios de la expulsión identifican muchas imágenes
en Castro y finalmente se detienen a describir el retablo”23. Pero serán los fran-

22 Moreno Jeria, Rodrigo. Misiones en Chile Austral: Los Jesuitas en Chiloé 1608-1768. Uni-
versidad de Sevilla, Diputación de Sevilla, España, 2007, p. 145.
23 Guzmán, Fernando. Representación del Paraíso. Retablos en Chile, siglos XVIII y XIX.
Editorial Universitaria, Santiago, Chile, 2009, p. 116.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 207

ciscanos los que se preocuparán del trabajo retablístico al interior de todas


las capillas. Esto se hace posible porque los jesuitas ya habían dejado un
precedente a través de los diversos trabajos de construcción. Por lo tanto,
el mestizaje cultural se transmitirá de manera constante durante el siglo
XIX logrando una enseñanza que se decodifica a través de las construc-
ciones de arquitectura en madera; se procuró asear y adornar las iglesias
del mejor modo que a cada uno de los misioneros franciscanos les fuera
posible, dotándolas de altares, imágenes, vasos sagrados y ornamentos24.
Los franciscanos tuvieron un proyecto constructivo que logró un avan-
ce más complejo y desarrollado tanto en las construcciones que ya exis-
tían como en las que ellos hicieron. Por lo tanto, la misión circular, que ya
estaba avanzada, se consolida como medio de transmisión religiosa. Con
ella la iglesia se perfeccionó en su estructura externa y valorizó con la or-
namentación y nueva significación del interior.
Desde entonces se reconocerá a la iglesia que se visita por el nombre
y la importancia del patrono25. Este recibe la veneración de las distintas
localidades en la convocatoria de las fiestas religiosas. Ejemplo de ello es
la imagen de Jesús Nazareno, traída por el franciscano Hilario Martínez
a la isla de Caguach, en donde por años se han reunido cientos de fieles a
venerarlo. El significado cultural, social y religioso ha permitido que los
patronos, se hagan presentes en todas las iglesias del archipiélago, desta-
cándose por su historia y estructura particular.
Lo que necesitaban los franciscanos para lograr las construcciones en
su totalidad, era el impulso solidario y el trabajo en conjunto con los in-
dios. Este emprendimiento significó aprender a distinguir los tipos de
madera que existían en Chiloé y la utilidad que cada uno podía otorgar a
las partes que conformaban la construcción.
De gran valor fue para los misioneros franciscanos mantener en todo
momento, el acento local en la evangelización, entendiendo que la misión
y por ende cristianización, no hubiese sido posible de no contar con el
apoyo de los indígenas. Los franciscanos adoctrinaban al pueblo aborigen
utilizando el “chilindungo” o Catecismo y Gramática Castellana-Mapu-
che escrita por el propio Obispo de la Imperial26.
Los argumentos que se han expuesto en este primer capítulo, repre-
sentan la formación de la cultura chilota y conforman una realidad que
se contrapone forzosamente al proceso de anexión física a la que fue so-
metido Chiloé, aplicada en la isla a posteriori de la causa de indepen-

24 Díaz Sierpe, Bernardino Fray. Recopilación de hechos, narraciones y lugares relacionados


con los hijos del seráfico padre San Francisco en Chile. 1984, p. 23.
25 Puede buscar bibliografía sobre el Patrono en el libro Vázquez de Acuña, Isidoro.
Santería de Chiloé: ensayo y catastro. 1995.
26 Cárdenas, Renato. Pilares de la Evangelización en Chiloé. Impreso talleres de Gráfica
punto, 2001, p. 43.
208 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

dencia en 1826, originando que se apliquen medidas drásticas en todo


orden, impidiendo la comprensión de una realidad histórica, cultural,
política, económica y administrativa que se forjó por el aislamiento del
archipiélago.

II. Las iglesias: “Símbolo de la Arquitectura de Chiloé”


Las iglesias de Chiloé son una de las representaciones artísticas y arqui-
tectónicas más importantes de la isla, es por ello que han sido reconocidas
a lo largo de todo Chile y el mundo como el reflejo de una cultura espe-
cial, por una cierta manera de vivir la fe y de perpetuar antiguas tradicio-
nes que conforman una identidad, un modo de pertenencia y solidaridad
fundado en la igualdad de un trabajo comunitario denominado minga.
Todo ello matizado como el fruto del trabajo realizado por misioneros
jesuitas y franciscanos.
Son más de 150 las iglesias en madera que se construyeron en toda la
isla, de las cuales varias se conservan hasta nuestros días, sin embargo,
además de ser valoradas por su cantidad, son reconocidas por su calidad,
constituyendo conjuntos histórico-artísticos notables. Esto ha permitido
que sean nombradas monumentos nacionales y aún más, en base a una
selección, 16 iglesias de la isla han sido nombradas desde el año 2000
patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Los criterios de la elec-
ción fueron los siguientes: “(…) hemos estudiado la manera de seleccionar las
más representativas y dignas de una protección especial, atendiendo no sólo a
su antigüedad, sino a su mérito artístico, su originalidad dentro de la señalada
escuela, la facilidad de acceso a los lugares en que se encuentran, su integración,
en fin, al hermoso paisaje insular y su enclave dentro de pintorescas poblaciones
(…)”27.
Cada parte que compone la construcción de las iglesias fue hecha en
madera, cuyas amarras se fueron gestando por medio de la técnica de
ensamblaje. Este recurso natural es abundante producto de los crecientes
bosques que forman el entorno de Chiloé, pero su utilización ha requeri-
do saber discernir entre los diversos tipos que fuesen más aptos para la
construcción de las partes que componen la iglesia.
El Alerce, es uno de los tipos de madera con mayor utilización en cons-
trucciones sureñas. Desde antaño la diversa documentación encontrada
ha mencionado al alerce como materia fundamental en la formación de
casas y piraguas por indígenas; tanto viajeros, españoles como misioneros
no fueron indiferentes al carácter noble de este material aprendiendo su
utilización y ocupándolo en las construcciones de su asentamiento.

27 Pereira Salas, Eugenio. Documento sobre la Declaración de Monumentos Nacionales de


algunas Iglesias de Chiloé. Boletín de la Academia chilena de la historia Nº 82 XXXVI,
2º semestre, Santiago, 1969, p. 225.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 209

No se sabía con exactitud cuál era la altura máxima del Alerce, pero se
creía que podía alcanzar hasta unos 80 metros y tal vez más. Se destaca su
parecido al “Cedro Colorado”28. Este material es reconocido por sus buenas
condiciones, siendo bastante elástica lo que dificulta que sea carcomido
por gusanos o se pudra rápidamente; se ha podido constatar su durabi-
lidad a lo largo de los años considerándola también como resistente a lo
inhóspito del clima así como al mar salado.
En definitiva el Alerce ha sido utilizado en el revestimiento exterior de
las construcciones, permitiendo la durabilidad de tablones y vigas inte-
riores. Hoy debido a la sobre explotación de este tipo de madera en la isla
de Chiloé, solo lo podemos encontrar en el tramo que comprende entre
Abtao y Cucao.
El Ciprés es otro tipo de madera del cual se han obtenido grandes uti-
lidades a lo largo del tiempo, esta especie se ubica en la isla de las Gua-
ytecas y Chonos, en la península de TaiTao, entre otras partes. Aquí for-
man grandes manchas geografías de las cuales se permite dimensionar su
extensión. Llega a medir alrededor de 20 metros de altura, siendo dura y
resistente a la humedad, se usaba principalmente para vigas y viguetas,
como también para tablones exteriores de una construcción29.
El entorno del chilote es muy variado en su bosque nativo, aquí se
mencionan algunos árboles a modo de introducir al lector: “Mañio, Muer-
mo, Roble, Coihue, Laurel, Ciruelillo, Canelo, Avellano, Tique, Rabral, Pelú,
Luma, Melí, Tepú, Arrayan, etc.”30, estos siguen siendo ocupados para las
construcciones patrimoniales. Sin embargo, a lo largo de la historia el ma-
yor peligro que sufren las construcciones de este material es el asecho de
incendios, es por ello que se entiende la preocupación y solidaridad que
debían tener todas las comunidades a la hora de construir en segunda o
tercera instancia la misma capilla que había sido reducida a cenizas. El
conocimiento y manejo de las técnicas permitió que en muchas ocasiones
un grupo de no más de diez chilotes, haya podido levantar una iglesia en
un periodo de un año.
La transformación capilla-iglesia consolidó la identificación cultural
chilota en esta evolución constructiva. A grandes rasgos este cambio en
la arquitectura permitió que fuesen más firmes y resistentes las iglesias,
teniendo bajo ellas una estructura sólida conformada de grandes poyos
de piedras, facilitando su movilidad en el caso de alguna urgencia y per-
mitiendo el aislamiento de la humedad.
Se reemplazó el techo de paja por tejuelas largas de madera, se con-
formó una estructura que se aplicó a todas las iglesias de la isla, cuya

28 Webers, Alfredo. Chiloé, su Estado Actual, su Colonización, su Porvenir. Imprenta Mejía


Nataniel, Santiago, Chile, 1903, p. 53.
29 Webers, Alfredo. Chiloé, su Estado Actual, su Colonización …1903, p. 57.
30 Webers, Alfredo. Chiloé, su Estado Actual, su Colonización … 1903, p. 62.
210 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

distribución era de un cuerpo y tres naves, una central y dos laterales;


la forma del techo representa la base de las embarcaciones, sus soportes
son columnas y arcos de medio punto, los cuales demarcan la estructura
entre naves. Es interesante hacer notar que las iglesias chilotas combinan
en una solución original dos tradiciones: la centroeuropea, a través de la
torre- fachada, y la latina, a través de la planta basilical31.
En la fachada de la iglesia, se construyó una torre-fachada, cuya punta
tiene una cruz. Esta estructura se apoya sobre pilares en la mayoría de las
iglesias, sin estar exentas de columnas en otras, generándose un pórtico
que permite albergar a las personas. Además la iglesia en su exterior esta
revestida por un sinfín de tejuelas que le permiten dar una impresión de
movilidad frente a los ojos de los visitantes.
En la estructura interior contamos con altares en la nave central y
en algunos casos altares laterales de las naves izquierda y derecha. A
lo largo de todo el siglo XIX el esquema más socorrido será, en el muro
testero, la perforación por tres nichos -más alto el central- adornado con
pilastras y cornisas; y rematados por frontones triangulares, alternados
con curvos32.
Entre la decoración que se ocupó para el interior de las iglesias encon-
tramos imitaciones de mármol, estrellas pintadas, dibujos vegetales, colo-
res serenos; destacando en varias un estilo neoclásico, así como también
barroco en el caso particular de Achao, albergando una decoración única
cuya leve semejanza se vuelve a ver en las iglesias de los sectores más
alejado de la isla como: Apiao, Alao, etc.
En la forma de construcción de estas iglesias se reúnen dos factores
de relevancia. En primera instancia, el chilote era un hombre que desde
siempre y debido a su entorno, tuvo que recurrir a embarcaciones para
trasladarse de un lugar a otro, por ello conocía el proceso de construcción
de estos. Por lo tanto, no es coincidencia que la utilización de la base de la
embarcación sea empleada como el techo de la nave de las iglesias.
En segunda instancia, la construcción de las iglesias se hace sobre
una explanada que se ubica entre la costa y un cerro lo que permite el
resguardo frente al mal tiempo. A un costado o parte de adelante de la
iglesia se encontraba un embarcadero, en donde se reunía la comunidad
del sector.
Las 16 iglesias de Chiloé que forman parte del patrimonio de la huma-
nidad son las siguientes: Iglesia de Colo: “San Antonio de Padua”, Iglesia
de San Juan: “San Juan Bautista”, Iglesia de Tenaún: “Patrocinio de San José”,

31 Programa de Patrimonio Cultural de la Cooperación Española. Las iglesias de Chiloé,


La recuperación de destrezas tradicionales. Edición EL VISO, Chile, p. 12.
32 Guarda, Gabriel. Iglesias de Chiloé. Edición Universidad Católica de Chile, 1984, p. 42.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 211

Iglesia de Dalcahue: “Nuestra Señora de los Dolores”, Iglesia de Achao: “Nuestra


Señora de Loreto”, Iglesia de Quinchao: “Nuestra Señora de Gracia”, Iglesia de
Chelin: “Nuestra Señora del Rosario”, Iglesia de Caguach: “Jesús Nazareno”,
Iglesia de Rilan: “Nuestra Señora del Carmen”, Iglesia de Aldachildo: “Jesús de
Nazareno”, Iglesia de Ichuac: “Virgen de la Candelaria”, Iglesia de Detif: “Jesús
de Nazareno”, Iglesia de Castro: “Apóstol Santiago”, Iglesia de Nercón: “Nues-
tra Señora de Gracia”, Iglesia de Vilupulli: “San Antonio de Padua”, Iglesia de
Chonch: “San Carlos de Borroneo”.

III. Retablos de Chiloe


El tercer apartado apunta al núcleo de la hipótesis de este trabajo, es decir,
abordar la historia artística descriptiva de los retablos de las 16 iglesias
de Chiloé, que constituyen un patrimonio cultura de la humanidad. Para
alcanzar el desarrollo del relato de este contenido ha sido necesario, en
una primera ocasión, alcanzar a los habitantes de las diversas localidades
que se ha recorrido, entrevistas a sacerdotes ubicados en Castro, Obispo
de Ancud; para luego, avanzar con historiadores de la zona, arquitectos,
lectura de fuentes, documentación secundaria, entre las principales. Todo
ello ha permitido elaborar una primera aproximación a la historia artísti-
ca descriptiva de estos retablos de las 16 iglesias de Chiloé.
El significado del concepto “retablo” en historia del arte es: “Obra de ar-
quitectura, hecha de piedra, madera u otra materia que compone la decoración de
un altar”, “Conjunto o colección de figuras pintadas o de talla, que representan
en serie, una historia o suceso”33.
Así también la definición de altar es: “Conjunto constituido por la mesa
consagrada, la base, las gradas, el retablo, el sagrario, etc.” “En el culto católico,
ara o piedra consagrada sobre la cual extiende el sacerdote los corporales para
celebrar el santo sacrificio de la misa”34.
Estos dos conceptos están íntimamente unidos en el interior de la igle-
sia, ya que conforman el escenario litúrgico que capta la atención visual
de los fieles, mientras se comunica por vía oral la misa.
Arquitectónicamente se ha reconocido el concepto altar, como el mue-
ble que alberga las imágenes, ignorando la palabra retablo. Analizando
la documentación referente a los retablos que fueron construidos por los
franciscanos, éstos en su mayoría venían conformados por el conjunto
“altar” y mueble, visto como una sola pieza, ejemplo de ello, son las escri-
turas de franciscanos que participaron en las construcciones de retablos:
“Achao: El altar es obra del franciscano Alfonso Reina en su mayor parte (…)
posee tres altares: al fondo, el mayor, formado por un nicho; dos más adelantados,

33 Diccionario Enciclopédico Abreviado. Edición ESPASA-CALPE, S, A. Madrid, 1957, p. 1066.


34 Diccionario Enciclopédico… 1957, p. 439.
212 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

los de las naves laterales, que son más cortas, quedando la diferencia de espacio
con la nave central ocupada por la sacristía y por el museo y acceso secundario”35.
La historia de los retablos construidos en el continente contó con una
suerte distinta a los retablos chilotes. Estos se desarrollan formando parte
de una influencia barroca hispanoamericana, que dominó en gran medida
a todos los templos chilenos hasta mediados del siglo XVIII, posterior-
mente su evolución predominó en las técnicas del barroco germano para
finalmente, decantar en el sentido de orden y armonía presente en Toesca
y sus discípulos36.
La historia del retablo chilote, surge a raíz de varios factores: la nece-
sidad de albergar imágenes, la evolución arquitectónica dentro de la igle-
sia, las técnicas de construcción que manejaban los misioneros, la realidad
cultural y el conocimiento del hombre de la isla. Esto se ha desarrollado a
través de la gran arquitectura en madera que se manifiesta durante años
de forma particular, sin integrarse a la realidad que acaecía en el conti-
nente, por lo que se comprende que toda influencia transmitida no fue
desarrollada en su totalidad, imitándose en muchos casos, y dependiendo
de la comprensión intima, espontaneidad y materialidad pertinentes del
chilote. No obstante, la particularidad, como asegura Fernando Guzmán,
de esta arquitectura es el aislamiento, caso distinto a lo ocurrido en los
retablos del norte. “En el norte, los vínculos con las ciudades del Alto Perú,
como Arequipa, Cuzco o Potosí, explican las características de los ensamblajes.
En Chiloé, por su parte, el aislamiento es la principal causa de la originalidad y
persistencia de las soluciones retablísticas”37.
Como consecuencia de ello es que la tradición de los retablos chilotes
se proyecta en manos de los artesanos locales, siendo el caso de Chiloé
valorativo en el trabajo retablístico realizado, ya que sólo hablamos de
carpinteros y artesanos con la simpleza de su técnica, no se conoce la
especialidad de la arquitectura, escultura, pintura ni trabajos en dora-
do. El arte de la arquitectura, como recurso representacional, tuvo un rol
privilegiado en expresar una cierta unidad ideológica de un nuevo orden
impuesto en los territorios naturales. Y está es, la similitud básica entre las
experiencias, racionales de Paraguay y Chiloé38.
La creación del retablo significa un cambio en la forma de predicar,
considerándola como el paso fundamental para la valorización y evolu-
ción del interior de las iglesias que existían.

35 Tampe, Eduardo. Patrimonio de la Humanidad, Iglesias de Chiloé. Editorial Don Bosco,


A, p. 17.
36 Guzmán, Fernando. Representaciones del Paraíso. Retablos en Chile, siglos XVIII y XIX.
Editorial Universitaria S, A, Santiago, Chile, 2009, p. 16.
37 Guzmán, Fernando. Representaciones del... 2009, p. 16.
38 Mayor información en Modiano, Ignacio. Toesca: Arquitecto Itinerante de la tradición
clásica del siglo XVIII y otros ensayos. Ediciones del pirata, Santiago, Chile, 1993, p. 41.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 213

Desde los jesuitas se tenía conocimiento constructivo de estos muebles,


pero llama la atención que muchos de ellos no hayan sobrevivido hasta
nuestros días, entendiendo a su vez que uno de los posibles motivos re-
cae en las condiciones de precariedad de la isla, sin embargo, y debido a
ello la imaginería tampoco era parte integral de las iglesias. No obstan-
te, si existen datos de que en cada asentamiento de la misión circular se
improvisaba con cajones un pequeño altar que cautivaba la mirada de
los indígenas al escuchar las predicas. “La pobreza de la tierra no permite el
que tengan altares, santos, etc., si no es tal cual; y por esto los padres misioneros
llevan consigo en un cajón triangular forrado decentemente por dentro, un Santo
Cristo que tendrá de alto cinco o seis palmos, i a los lados tiene a Nuestra Señora
de los Dolores, i a Juan Evangelista; todo este cajón parado sirve de altar mayor,
bastante decente; a los pies del Santo Cristo se pone el Santísimo corazón de Jesús,
de bulto bastante grande con sus rayos dorados y delante del corazón de Jesús se
pone un pequeño sagrario (…) también llevan los padres otros dos cajones, en
uno va san Isidro Labrador y en otro Santa Neoburga (…) y sirven de altares
colaterales”39.
Estos altares improvisados confirman que existía un conocimiento y
esmero en el cuidado y devoción por la imagen; el retablo construido por
el franciscano Alfonso Reina perteneciente a la iglesia de Achao construi-
da por jesuitas, tiene tal esplendor que genera un cambio importantísimo
en el interior de las iglesias, generando una nueva visión en la historia
de la arquitectura en madera. Historia que si bien estuvo marcada por el
aislamiento, debe sus diversas transformaciones de estilo al aprendizaje
de los carpinteros chilotes influenciado por un escaso conocimiento que
en varias ocasiones tuvo como finalidad, más que la obra perfecta, la imi-
tación de lo que llamaba su atención en aras de la devoción religiosa.
El retablo, otorga la particularidad decorativa de una simpleza de talla
en madera que cubre todos los rincones del altar. Altar de características
primitivas en sus primeras construcciones, pero que logra ir evolucionan-
do en su técnica, cumpliendo con la finalidad de ser el escenario de la
obra litúrgica, así como también, el nicho de las imágenes. Iglesias y reta-
blos tienen como punto focal el santo titular.
Arquitectónicamente los retablos tienen dos maneras de poderse ver.
Por una parte, la fachada que va en dirección a los fieles, y por otra, la
parte de atrás; ejemplo de esta descripción es la iglesia de Nercón que
cuenta con tres altares, el altar mayor ubicado en la nave central y los
otros se encuentra cada uno en las naves laterales. El altar-retablo de la
nave derecha, es utilizado por el sacerdote para guardar elementos de la
sacristía, este mueble se encuentra dentro de una habitación que a la vez

39 Cárdenas, Renato. Pilares de la Evangelización en Chiloé. Impreso talleres de Gráfica


punto, 2001, p. 20.
214 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

sirve para guardar las vestimentas litúrgicas. El altar-retablo de la nave iz-


quierda está ubicado dentro de una habitación cuya utilidad es un museo.
Por último el altar-retablo mayor, se aprecia de manera sobresaliente en
un pasillo que comunica el museo con la contra-sacristía40.
Esta descripción hizo posible distinguir dos tipos de retablos: el mue-
ble retablo que es construido independiente de la nave y el mueble que va
inserto en la nave o en el edificio.
Aquella distinción denota una evolución estilística de los retablos chi-
lotes. La que comenzaría con la creación del retablo más antiguo de es-
tilo barroco41, de un cuerpo y tres calles, ubicado en la iglesia de Achao,
para luego apreciar las construcciones de retablos neo-clásicos42 que se
construyeron en la mayoría de las iglesias a lo largo del siglo XIX43. Sin
embargo, a finales de este siglo y comienzos del XX es posible encontrar
muebles de estilo neo-gótico, cuyas características, en comparación a los
retablos anteriores, muestran un trabajo de tallado más fino, resaltando el
color natural de la madera con barniz. Se deja atrás la pintura, se aprecia
una mayor altura y menor dimensión de ancho, así como también, un
mueble ligero de fácil desmonte. Esta evolución facilitará el proceso de
restauración que se hace en las iglesias.
Éste cambio en el estilo del retablo, también se aprecia en las iglesias de
Vilupulli, Rilan, Tenaún, Aldachildo, Castro y Dalcahue. Se desconoce, a
excepción de la iglesia de Castro, en qué momento ocurrió ésta evolución
y quienes fueron los carpinteros, sin embargo, se sabe con certeza que an-
tes de los retablos neogóticos aquellas iglesias tenían retablos de factura
clasicista, así lo atestigua el P. Gabriel Guarda. “En los retablos de las naves
laterales, fuera de Achao, pueden descubrirse algunos ingenuos altares con un
nicho central de inspiración neoclásica primitiva, pues como en Nercón, Chonchi
o Dalcahue, recuerdan elementos propios de los estilos Directorio o Imperio, por
no decir Carlos IV”44. Así también confirma “A lo largo de todo el siglo XIX el
esquema más socorrido será, en el muro testero, más que retablo, su perforación
por tres nichos; más alto el central, adornado con pilastras y cornisas y rematados
por frontones triangulares, alternados con curvos”45.

40 Actualmente la Iglesia de Nercón tiene las mismas características descritas sobre el


retablo.
41 El Barroco latinoamericano: Se da en América desde el siglo XVII hasta fines del siglo
XVIII aproximadamente. Sus características son: construcciones más ornamentadas,
detalles en exceso, rica en decoración dorada.
42 El arte neoclásico: En América se hace presente a comienzos del siglo XIX. Sus carac-
terísticas son: decoración simple y sobria, fuerte presencia de figuras geométricas,
herencia del arte griego.
43 Un claro ejemplo de Retablo Neoclásico se encuentra en la Iglesia de Nercón.
44 Guarda, Gabriel O.S.B. Iglesias de Chiloé. Edición Universidad Católica de Chile,
2003, p. 42.
45 Guarda, Gabriel O.S.B. Iglesias de… 2003, p. 42.
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 215

La estructura del retablo está compuesta por una división horizontal


superpuesta denominada cuerpo y por secciones verticales marcadas por
pilastras o columnas intercaladas llamadas calles.
Los retablos que se encuentran en el interior de las 16 iglesias patri-
moniales de Chiloé, están conformadas en su mayoría por un cuerpo y
tres calles, aunque en algunos casos encontramos una mayor amplitud
de la estructura diferenciándose del orden común. Ejemplo de estos son
las iglesias de: Ichuac y Detif. “(…) modifican el patrón y corresponde a
una factura completamente popular (…) “Pero esta misma variedad expresa
el arraigo del retablo en el Archipiélago, una iglesia sin ellos es un edificio
inacabado”46.
Como consideración final es muy importante tener en cuenta que el
“Concilio Vaticano II”, fue un hecho histórico-religioso, que influyó plena-
mente en la posición del sacerdote al realizar las misas, ya que, en prime-
ra instancia, éste desarrollaba las liturgias mirando hacia el altar, lo cual
cambió, dirigiéndose desde entonces hacia los fieles. Este suceso no se
puede pasar por alto, ya que, tendrá repercusiones arquitectónicas en el
altar y retablo; lo que se conocía hasta entonces como una sola pieza. Hoy
en día se puede ver que el altar es un conjunto de piezas que se adecuan
dentro de la iglesia.
Referente a la iglesia San Francisco de Castro, contamos con el ejem-
plo de la sustitución del retablo central, el cual dividía la iglesia entre
el coro y los fieles, por un crucifijo de grandes dimensiones que se man-
tiene hasta nuestros días. Este reemplazo se realiza, por una parte como
consecuencia del concilio, y por otra, debido a las restauraciones que
en ese momento se realizarían por el arquitecto Edward Rojas, quien
manifiesta que las características del retablo eran: “Una arquitectura po-
pular, no expresaba ningún patrón estilístico claro, por lo que altera la armonía
producida entre el entorno y los demás retablos neo-góticos que se encuentran
en la iglesia”47.
Las autoridades religiosas que aprobaron las restauraciones y el desar-
me del retablo, consideraron que la madera se podía reutilizar para otros
fines dentro de la misma iglesia, por lo que hoy se puede apreciar en la
construcción del podio. El cambio del retablo, así como el resto de las
restauraciones generaron gran conmoción entre los habitantes, siendo el
altar central en donde se albergaba a todas las imágenes, lo que causaba
un mayor llamado de atención. Hoy aquella atención se dispersa en los
altares laterales, marcando diferencias entre la distribución de estos y las
demás iglesias.

46 Guzmán, Fernando. Representaciones del Paraíso. Retablos en Chile, siglos XVIII y XIX.
Editorial Universitaria, Santiago, Chile, 2009, p. 117.
47 Entrevista Rojas, Edwar. Arquitecto de la Ciudad de Castro. Año 2015.
216 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

IV. Observaciones y Conclusiones


Durante los siglos XVII con la llegada de los jesuitas, XVIII con la de los
misioneros franciscanos, y finalmente en el siglo XIX con una arquitectura
plenamente vernacular, he podido referirme al desarrollo artístico que se
fue gestando en la cultura chilota, destacando los principales rasgos des-
criptivos de la arquitectura de las iglesias.
La arquitectura y sus diversas variantes europeas tuvieron la propie-
dad de continuarse en el virreinato del Perú como en casi todo Chile en
forma homogénea. Chiloé, por el contrario, tuvo una adaptación particu-
lar que se ajustó a los requerimientos de una sociedad cuya autonomía fue
característica de su condición aislada, lo que genera las diferencias en la
morfología, materialidad, funcionalidad e iconografía de su arquitectura.
La formación de la cultura y el arte chilote comparten la consolidación
de una identidad local, cuya recepción de las culturas y tradiciones se con-
jugan con una lógica de vida que impera en la cotidianeidad del hombre.
El patrón estilístico de arquitectura en Chiloé está impregnado de ca-
racterísticas particulares, las cuales no pueden ser consideradas bajo un
proceso de involución artística, considerando que la palabra “progreso”
no es aplicable al campo del arte. Por lo que el estilo chilote aplicado en los
retablos, corresponde a un proceso de renovación formal, que adecuó los
estilos barroco, gótico y de tradición clásica de los modelos traídos por los
misioneros o de catálogos, a formas simples bajo la devoción originaria de
los artesanos chilotes, impulso que expresó con propiedad el alma local.
La construcción artístico-cultural que se ha descrito de forma particu-
lar en cada uno de los retablos, permite concluir cuatro ideas principales
que se obtienen a raíz del aporte de los jesuitas por medio de las misiones
circulares, el mejoramiento de las técnicas otorgadas por los misioneros
franciscanos y la conexión espiritual-terrenal inserta en la arquitectura
religiosa de Chiloé.
Primero, la madera es el material esencial de cada uno de los retablos
de las iglesias que hay en Chiloé, por lo que ha existido una clara adap-
tación de materiales. Lo contrario se produce en Chile, ya que, todo el
trabajo retablístico que se conoce, expresa una diversidad de materiales
que realzan la formas y decoraciones del mueble, sin embargo, en la isla
el trabajo recae en la técnica de tallado en madera.
Se conjugan las necesidades con el entorno; el hombre aprende a con-
vivir en un ambiente inhóspito que lo ha forzado a crear una construcción
capaz de resistir tales desmanes, siendo su principal fuente, el propio entor-
no que lo provee de milenarios árboles, generando una retroalimentación.
La madera es el símbolo del ciclo de la vida chilota. Con ella el hombre
interactúa, ocupándola en sus embarcaciones, palafitos, iglesias, etc. Sin
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 217

embargo, aunque este recurso natural tiene una larga vida, ha sucumbido
ante el mal tiempo y los daños producidos por la acción xilófaga, dando
paso a una misma, pero mejorada construcción, basándose en un reforza-
miento de la imitación. Prueba de ello son las constantes restauraciones
que se han aplicado en las iglesias.
Los retablos a diferencia del resto de la iglesia no han tenido restaura-
ción, pero si han manifestado cambios de estilo, que han surgido princi-
palmente como consecuencia de la necesidad evolutiva. Así lo demuestra
la transformación de los retablos insertos en la pared de la nave central
por nuevos muebles de factura única; siendo estos de menores dimen-
siones con un trabajo de la madera más detallada, pero de proporciones
más ligeras.
La importancia del retablo de la iglesia de Achao, recae en que es uno
de los más antiguo de la Isla de Chiloé; tiene una estructura de un cuerpo
y tres calles y conserva las hornacinas embutidas en el muro de la nave
central, es por ello que de acuerdo con sus características y antigüedad,
representa el modelo constructivo de mayor imitación en la Isla. El estilo
barroco que impera en este retablo, tiene características decorativas que
asemejan un escenario teatral sagrado; imitación que se vuelve a ver en
los demás retablos de las iglesias, pero cambiando el estilo a un conserva-
dor neo-clásico.
Segundo, las dimensiones también han ido variando de acuerdo a los
estilos que se han manifestado en los retablos. Todos los retablos que tie-
nen un estilo neo-clásico son de gran altura abarcando, en casi todas las
iglesias, el ancho del muro así como el alto de la nave central. Aunque de
todos modos, es necesario recalcar que estas grandes estructuras tampo-
co son de gran peso, siendo por lo general hornacinas montadas sobre la
pared u hornacinas embutidas conservando la estructura de bóveda, por
lo que la decoración tallada es superpuesta alrededor del nicho.
Las dimensiones de los retablos varían aproximadamente entre los 3
a 7 metros de altura, contando con medidas mínimas de 2,85 metros de
ancho.
Las grandes estructuras de peso liviano permiten que el trabajo del
retablo se pueda realizar desmontando el mueble. Por lo tanto, la ma-
nera de confección comienza desde el zócalo (para inferior o base del
retablo), tallando y puliendo, cada uno de los fragmentos y su deco-
ración; posteriormente se realizan cortes a la madera para obtener una
buena distribución del peso; logrando un diseño de terminaciones esca-
lonadas; el trabajo finaliza pintando el mueble con un tenue barniz que
otorgue la luminosidad y el realce de todos los detalles o también se
opta por pintar con suaves colores que permitan destacar y delimitar las
características sagradas.
218 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Producto de las grandes dimensiones, la estructura de varios mue-


bles no es maciza, sino por el contrario, ahuecada; en algunos retablos
se debe construir una escalinata que sostenga la estructura y permita
el acceso hacia la cúspide; en otros retablos se ha optado por adherir la
estructura al muro.
La construcción de los retablos ha sido consecuente con la altura de las
imágenes albergadas, ya que, el objetivo de éstos en el ámbito religioso, es
generar un espacio sagrado que permita expresar un escenario litúrgico a
través de este mueble.
Otra variante que ha permitido el cambio de estilo y dimensiones de
los retablos, es la necesidad. Consecuentemente cuando se restaura una
iglesia es necesario desarmarlas por parte, lo que implica el desarme de
un nicho embutido en la pared, generando un mayor esfuerzo del hom-
bre y de la comunidad, es por ello que se opta por un mueble de más fácil
desplazamiento.
Tercero, la complejidad que ha existido para encontrar los nombres
de los artesanos que confeccionaron los retablos, tiene una razón de ser;
desde la creación de éstos los habitantes se han preocupado de la obra en
sí y no del carpintero. Esto no ocurre por un problema de ignorancia o
despreocupación, sino más bien, porque la verdadera importancia y valo-
rización recae en la obra misma.
No se reconoce hasta hoy la firma de los artesanos o carpinteros que
hayan construido tanto los retablos como las iglesias, debido a que era un
trabajo de comunidad, que se realizaba con un fin mayor que dejar plas-
mado el nombre de una persona, entendiendo que la cultura del hombre
chilote lleva inmerso los deberes religiosos y con ello todo lo que atribuye
a un mejor bienestar.
Don Manuel Soto Díaz es el hombre de mayor relevancia que se cono-
ce en todo el archipiélago; él ha sido reconocido por sus construcciones
como un gran aporte cultura- religioso para la Isla de Chiloé. Sin embar-
go, su nombre se mantiene vigente en la memoria de las personas sin la
necesidad de que exista algún vestigio escrito.
Por otra parte, la falta de conocimiento del nombre de los artesanos,
se debe a que desde que los retablos fueron hechos, no se han vuelto a
realizar nuevas construcciones, por lo que ha sido imposible conocer la
tradición retablistica transmitida por alguna persona que aun practique
tales técnicas. Casi todos los carpinteros, retablistas y santeros han falleci-
do llevándose las técnicas con ellos.
El caso de don Manuel es el único del que se tiene conocimiento de
manera segura, debido a que los muebles neo-góticos de las iglesias Dal-
cahue, Vilupulli, Tenaún, Rilan, Castro y Aldachildo, comparten las ca-
2018] Los Retablos de las 16 Iglesias... 219

racterísticas constructivas, atribuyéndole a él la semejanza de las técnicas.


Además, el modelo constructivo imperante en ellas corresponde a un re-
forzamiento del tallado y la decoración; característica que no se expresa
en ningún otro retablo de las 16 iglesias.
Cuarto, hoy en día la preocupación por rescatar las tradiciones y cos-
tumbres que se han ido perdiendo en el proceso de transculturación ha
coincidido con la recuperación de la arquitectura chilota, logrando que se
creen nuevas instituciones que apoyen el reforzamiento y mantenimien-
to de las estructuras construidas en madera. Además, es fundamental el
reconocimiento de las 16 iglesias que son patrimonio de la humanidad
otorgado por la UNESCO.
La falta de conocimiento referente a este mueble así como las confusio-
nes entre altar y retablo, hornacina u otros conceptos, me permite concluir
que existen muy pocas publicaciones y estudios al respecto, lo que genera
un conocimiento nulo de esta materia, ocasionando mayores tropiezos al
momento de estudiarla.
Creo que hoy no basta con los esfuerzos particulares de las personas;
es necesario el trabajo comunitario a través de la creación de nuevas orga-
nizaciones, así como también, de mayores aportes por parte del estado
en aras de un mayor bienestar, que no sólo esté influenciado en el finan-
ciamiento estructural, sino también en la fomentación de la enseñanza y
conocimiento hacia el mueble litúrgico y su contribución artística, ya que,
como se ha manifestado a lo largo del trabajo, la herencia que dejaron
plasmada los antiguos carpinteros chilotes en el mestizaje cultural, no se
debe perder, porque se perdería parte sustancial de todo un desarrollo
histórico-cultural que se forjó de manera aislada, pero que perdura y per-
durará en la identidad local.
EL PINTOR DE LOS LIBERTADORES MAESTRO JOSEPH GIL DE
CASTRO MORALES Y SU OBRA SACRA REALIZADA EN CHILE
DURANTE LA ÉPOCA DE LA INDEPENDENCIA (1814-1824)

Hugo Rodolfo Ramírez Rivera1

Resumen
En el contexto del Bicentenario de la Proclamación y Jura de la Independencia
de Chile, esta monografía estudia la obra de Pintura Sacra, realizada en di-
cho país por el Maestro Joseph Gil de Castro, durante la Época de la Emanci-
pación de la Monarquía Española.
Palabras Claves: Bicentenario, Bernardo O’Higgins, Acta de la Independencia,
Joseph Gil de Castro, Arte Sacro.

Abstract
In the Bicentennial context of the Proclamation and Swearing of the Indepen-
dence of Chile, this monograph studies the work of Sacred Painting, made in
the country by the Teacher Joseph Gil de Castro, during the Era of the Spanish
Emancipation Monarchy.
Keywords: Bicentennial, Bernardo O’Higgins, Act of Independence, Joseph Gil
de Castro, Sacred Art.

1 Licenciado en Historia y Egresado de Pedagogía en Historia, Geografía y Ciencias


Sociales por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Posee también estudios de
Teología, Filosofía, Derecho e Historia del Arte. Premio Jaime Eyzaguirre de su Institu-
to de Historia. Antiguo Profesor de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencias So-
ciales de la misma Universidad. Restaurador con especialización en Perú en Arte Sa-
cro. Autor de numerosas publicaciones sobre Historia y Arte. Miembro de la Sociète
Scientifíque, de la Academia Nacional Venezolana de la Historia correspondiente de
la Real Academia de Historia de España, la Junta de Estudios Históricos de Mendo-
za, el Instituto Venezolano de Genealogía, de las Sociedades Chilena de Historia y
Geografía, de Bibliófilos Chilenos, e Historia de la Iglesia en Chile (fundador). Y, de
otras Corporaciones académicas de Chile, America y Europa. Posee condecoraciones
de S.M. el Rey de España; Francia, Venezuela y Perú. Pertenece a la Hermandad de
los Santos Lugares de Palestina y la Cofradía del Señor de los Milagros de Lima, Perú
y al Regimiento Tradicional Infantes de la Patria.
222 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Introduccion
Esta monografía tiene como objeto contribuir a la Conmemoración de la
Proclamación y Jura de la Independencia de Chile, cuyo Bicentenario se ha
cumplido y celebrado el día 12 de febrero del presente año 2018. Home-
naje de nuestra parte que haremos a través de la figura del gran artista
peruano de ese tiempo, Maestro Joseph Gil de Castro y Morales (1785-1835).
Quién por haber participado en este fausto nacional y sobre todo retrata-
do a diversos personajes de la Emancipación Americana, como lo son las
fulgurantes figuras de O’Higgins, San Martín y Bolívar. Así como también
a los militares y civiles que les acompañaron en esta gesta universal, es
llamado con justicia: El Pintor de Libertadores. Más, si bien esta parte de la
importante obra plástica del veterano de la gloriosa Batalla de los Llanos
de Maipo de 5 de abril de 1818, es sin duda la más conocida y divulgada,
el Maestro Joseph Gil de Castro fue además un delicado iconógrafo del Arte
Sacro. Trabajo al que se dedicó desde sus mismos días de aprendiz en el
taller del Maestro Pedro Díaz. Allí, en su señorial Ciudad de Los Reyes de
Lima: que le viera nacer y morir. Tarea que desempeñó con brillo sinigual
en la Ciudad de Santiago de Chile durante más de doce años. Por lo que
bien puede hablarse que el currículum del Precursor de la Pintura Nacional,
se divide en dos etapas: la peruana y la chilena. Es, justamente, de esta
última de lo que se tratará con todo el detalle posible, en esta monografía
de carácter histórico-artística e iconográfica.
Donde se estudiarán sus obras relativas a los retratos unipersonales o
efigies de la Virgen María en las advocaciones de La Merced y El Carmen.
Como también, la de varios Santos que movían a la piedad a la sociedad
santiaguina de las primeras décadas del siglo XIX. Refiriéndonos, ense-
guida, a sus miniaturas en telas enrollables, que se encuentran diseminadas,
en los fondos de retratos de personajes de la élite de su tiempo. Primo-
rosas pinturas devotas que con razón son llamadas hoy en día: “cuadro
dentro de otro cuadro”. Parte de la labor pictórica del Maestro Joseph Gil de
Castro, que es, sin lugar a dudas, la más inédita. Y que ha dado pie para
que se las investigue a profundidad. Siendo una de las primeras conclu-
siones, que estas miniaturas corresponderían a reproducciones de lienzos
de pequeño formato, cuyos originales su paradero se desconoce. En fin,
en esta monografía el lector verá en primer término el contexto histórico
en que se dio la Proclamación y Jura de la Independencia de Chile. Luego, los
pormenores de la biografía del Maestro Joseph Gil de Castro y su Obra Sacra
chilena. Concluyéndose, con algunas interesantes consideraciones finales
concernientes a su quehacer artístico.
No podemos cerrar estas líneas sin agradecer una vez más la generosa
colaboración que nos ha prestado, el Bachiller en Sagrada Teología Enri-
que Pizarro De la Rosa.
2018] El Pintor de los Libertadores... 223

Primera Parte
Genesis del Acta de Proclamacion
de la Independencia de Chile (1817 -1818)
El 12 de febrero de 1817 en la Cuesta de Chacabuco tuvo lugar la batalla
de dicho topónimo, en la cual se enfrentaron las tropas del Ejército Unido
Libertador al mando de los generales don José de San Martín y Matorras,
y don Bernardo O’Higgins y Riquelme de la Barrera, que habían cruzado
la Cordillera de los Andes desde su Cuartel General sito en la Ciudad de
Mendoza. Con la de los Reales Ejércitos de España lideradas por el ge-
neral don Rafael Maroto e Issern. Hecho de armas que produjo el fin del
gobierno realista del Reyno de Chile, con la total derrota de los suyos y
la huida del primer mandatario don Francisco Casimiro Marcó del Pont
Angel-Díaz y Méndez (como este se firmaba). Quien fuese apresado en
compañía de su camarilla, cuando se dirigían al puerto de San Antonio,
para embarcarse rumbo al de El Callao de Los Reyes de Lima2.
Al entrar los patriotas a la Ciudad de Santiago de Chile y tomar pose-
sión de ella, una comisión de notables reunidos en las casas del Ilustre Ca-
bildo, ofreció el mando nacional al general don José de San Martín, pero
al rehusarse este se designó en su lugar a don Bernardo O’Higgins, quien
lo hizo en calidad de Supremo Director del Estado en lo político y de Capi-
tán General en lo militar3. Al comenzar a organizar Chile bajo los nuevos
lineamientos, las autoridades patriotas en el mes de noviembre de dicho
año, llamaron a la ciudadanía a un Plebiscito General abriendo en Santiago
y las principales ciudades dos libros: uno para la firma de los que estaban
a favor de la Declaración de la Independencia4 y otro, para los contrarios a
ella5. Como es fácil de suponer los primeros se llenaron de millares de
firmas, y los segundos, quedaron en blanco aunque habían muchos que
eran contrarios a esta, pero que no firmaron por temor a las represalias6.
Un caso curioso fue el del patriota don Joseph Alejo de Eyzaguirre y Arecha-
bala, provisor y vicario general del Obispado de Santiago, quien optó por la
negativa quien escribió junto a su firma: “suscribo por la opinión contraria a

2 Sobre este tema se han escrito numerosas obras comenzando por la del franciscano
fray Joseph Xavier de Guzmán y Lecaroz El Chileno Instruido en la Historia Topográfica,
Civil y Política de su Pais. Primera memoria impresa relativa a la Independencia de
Chile e inicios de la República (1834-1836).
3 En un primer momento se pensó darle el título francés de Gran Mariscal, pero al no
lograr este consenso se optó por el de Capitán General, que habían llevado todos los
mandatarios del país durante Chile Hispano.
4 Antes que Chile lo había hecho Estados Unidos en 1776; Venezuela en 1811 y Argen-
tina en 1814.
5 Esto no se llevó a cabo en las provincias de Osorno, Valdivia y Chiloé, pues se man-
tuvieron fieles a la Corona de Castilla.
6 Tales libros se abrieron en las casas del Cabildo como representante que era de los
vecinos y juzgados de barrio.
224 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

la declaración de la Independencia, hasta que el Congreso de Chile, legítimamente


formado declare, establezca y metodice la forma de Gobierno que habrá se subsis-
tir”. Sin embargo, basándose en dicho respaldo popular el 7 de diciembre
de 1817, el ministro de Gobierno don Miguel Zañartu y Santa María fue
encargado por O’Higgins de redactar el texto del Acta, y don Bernardo
de Vera y Pintado un documento que la acompañaría, que lleva por título
Manifiesto que Hace a las Naciones el Director Supremo de Chile de los Motivos
que Justifican su Revolución y la Declaración de la Independencia7. El que tam-
bién ha sido atribuido a los señores O’Higgins-Zañartu.
A principios de enero de 1818 desembarcó en el puerto de Talcahuano
la expedición antirevolucionaria, que el XLIII Virrey del Perú don Joaquín
de Pezuela y Sánchez Muñoz de Velasco, marqués de Viluma, mandó a
Chile bajo el liderazgo de su yerno don Mariano Ossorio y Pardo8. Gene-
ral español que en 1814 había puesto fin a la Patria Vieja e instaurado la
Restauración Absolutista tras el Desastre de Rancagua, siendo hasta 1816
Gobernador del Reyno de Chile.
En vista de este estado de cosas el general don José de San Martín, desde
su Cuartel General sito en las casas del la Hacienda Las Tablas, propiedad
del hacendado patriota don José Manuel Ramírez (que con sus peones había
apresado al gobernador don Francisco Casimiro Marcó del Pont),presionó
al supremo director delegado general don Luis de la Cruz y Goyeneche,
quien estaba encargado del Gobierno mientras don Bernardo O’Higgins
dirigía la campaña militar del sur, para que prontamente se declarara la In-
dependencia. Lo que por un correo expreso le fue comunicado a Concepción.
Es así que entre tanto don Miguel Zañartu trabajaba en la redacción del
texto del Acta, de acuerdo con una antigua tradición penquista, O’Higgins
redactó un escrito al respecto que debió ser corto y preciso fechado en
esa ciudad a 1 de enero de 1818. Que habría sido proclamado y jurado en
su Plaza de Armas, con honores militares y jolgorio popular. Ordenando
posteriormente que en el interior de un tubo de madera fuese lanzado so-
bre las murallas de la fortaleza de Talcahuano. En un gesto de desafío ante
la expedición de Ossorio y como manifestación explícita de que el país era
un Estado soberano y no un territorio rebelde. Del que desgraciadamente
no se conserva ni siquiera su borrador.

7 De este escaso impreso de veinte páginas existe una edición facsimilar a plana y ren-
glón, con introducción y notas nuestras en Biblioteca del Instituto O’Higginiano I, Serie
Fuentes de la Emamcipación. Alfa Beta Impresores, Santiago de Chile, MCMLXXXV.
Desaparecida colección fundada por nosotros.
8 a. Juan A. de Lavalle-Domingo de Vivero. Galería de los Gobernadores y Virreyes del
Perú. (1532-1824). Tipografía de la Casa Editorial Maucci, Barcelona, 1909.
b. Según hemos constatado en los papeles del Archivo General del Perú, las expedicio-
nes reconquistadoras de Chile dejaron altamente endeudada a la Corona de Castilla,
puesto que para armarlas el virrey de Perú debió recurrir a onerosos préstamos, que
le hicieran los nobles y grandes comerciantes españoles-peruanos.
2018] El Pintor de los Libertadores... 225

Posteriormente, muy a su pesar el supremo director propietario don


Bernardo O’Higgins y sus tropas se retiraron de allí, pasando a instalarse
en la Ciudad de San Agustín de Talca, y estableciendo en esa su Cuartel
General para organizar la resistencia.
Estando pues en esa urbe del Maule, con Oficio de 17 de enero el gene-
ral don Luis de la Cruz envió a don Bernardo O’Higgins el borrador del
Acta encargada, que consistía en un documento notable por la solidez de
ideas que revelaba. Más este rechazó su redacción, que era farragosa y
muy dedicada al capitulo de los agravios. Dando orden que se procediese
a preparar una nueva, concisa y que contuviese las declaraciones esencia-
les, dejándose para el Manifiesto las demás cuestiones.
Así también por un Oficio nombró para esto una Comisión Redactora
compuesta por el ministro don Miguel Zañartu, el filántropo don Ma-
nuel de Salas y Corbalán y el jurista limeño don Juan Egaña y Risco. “A
fin de combinar con la brevedad el instante de su publicación, puede
Vuestra Señoría (decía a De la Cruz) proceder a ella por medio de una
copia impresa remitiéndome por extraordinario el original para suscri-
birla y refrendarla, que yo refiero desde luego en el acierto y tino de la
Comisión”.
Basándose en lo que decía el Oficio y no creyéndose que el Acta sufriría
nuevas modificaciones, el Gobierno en Santiago por la premura del tiem-
po ante la presencia realista en el sur, a fin de contar prontamente con su
texto oficial para llevar a cabo su Proclamación y Jura, procedió sin más
trámite hacerla imprimir entre los días 28 de enero y 4 de febrero. A fin
de repartirla cómodamente en esa solemne ceremonia patriótica y hacerla
circular a lo largo del territorio chileno.
El 28 de enero de l8l8 el manuscrito del Acta fue enviado a Talca. Em-
pero O’Higgins no aceptó del todo la redacción y nuevamente lo devolvió
a Santiago, al supremo director delegado general don Luis de la Cruz..
Consignando al pie de ésta, cuatro observaciones que estimó imprescindi-
bles, las cuales eran:
1. Al final de la palabra debilidad agregó “que ya no existe”.
2. Después de la faz del mundo escribió “reservando hacer demostra-
bles oportunamente, en toda su extensión, los sólidos fundamentos
de esta justa determinación”.
3. Después de independencia absoluta, añadió “afianzada en las fuerzas
y recursos que tiene para sostenerla con dignidad y energía”.
4. Al terminar de la Monarquía de España, estampó “y de otra cualquie-
ra dominación”.
Así también por Oficio del “Quartel Directorial de Talca”, con fecha
2 de febrero decía en este al general De la Cruz lo siguiente, subrayando
226 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

su disconformidad con algunos conceptos incompletos mencionados en


el texto:
“Es de mi aprobación la Acta de independencia que Usía me remite con su
comunicación de 28 de Enero pasado pues observo en su contexto la más me-
ditada, concisa, y encagica expresión; bien que si aún no se huviese impreso,
podran añadirsele las que indican las notas puestas á continuacion,(de ella),
para que entiendan las Naciones que ya no existe la devilidad que nos ha
mantenido en forzosa sumisión; que debe esperarse un manifiesto dela justi-
cia que nos asiste para nuestra heroica Resolucion; que tenemos fuerzas bas-
tantes para sostenerla con decoro; y que Jamas nos sugetaremos a ninguna
otra dominación”. Lo que en copia original conservamos en nuestro archivo.
Igualmente, por otro documento designó una Comisión Correctora del
Acta, conformada por don Miguel Zañartu, don Juan de Egaña y don Ber-
nardo de Vera. O sea un chileno, un peruano y un argentino. A los que
instó que preparasen una nueva redacción de acuerdo con sus anotaciones
copiadas y el Oficio reproducido. Dichos personajes en cuanto tomaron co-
nocimiento de todo esto, pusiéronse a trabajar febrilmente y a fines de ene-
ro quedó lista la nueva Acta, que el supremo director delegado envió a Tal-
ca a matacaballos. Don Bernardo O’Higgins tras leerla y aprobarla, en una
ceremonia a la que asistieron los vecinos más notables, procedió a firmarla
en una antigua casa que es hoy el Museo de Historia y Bellas Artes de dicha
urbe. Lo cual tuvo lugar el día 2 de febrero de 1818. No obstante que este
documento fundamental de nuestra Independencia, hállase fechado “en el
Palacio Directorial de Concepción a 1 de Enero de 1818”. Lo que se hizo de
esta manera exprofeso para que el Acta correspondiera con el inicio del año
que iba a ser decisivo para la causa patriota y el nacimiento del nuevo Es-
tado9. Cuyo Calendario Patriótico signó como “Año I de Nuestra Libertad”. Al
respecto un manuscrito de don Bernardo O’Higgins que hemos visto, dice
sobre esto “…por expresa instrucción nuestra se emitió el Acta en Concepción, en
vez de Talca, para de esta manera hacer resaltar que esa Ciudad, ocupada entonces
por las tropas del Rey, era –no obstante eso– parte vital del país…”
El 12 de febrero, primer aniversario de la gloriosa Victoria de Chaca-
buco10, conforme con los deseos de don Bernardo O’Higgins, tuvo lugar
la Solemne Proclamación y Jura de la Independencia da Chile. Sobre la base del
Acta de Proclamación no sabiéndose aún a ciencia cierta si el texto que en-
tonces se utilizó, fue de acuerdo al original manuscrito con las frases agre-

9 Nuestro chozno-abuelo don Juan de Dios Ramírez Velázquez de Cobarrubias Bargas y Lis-
perguer, que dio alojamiento a don Bernardo O’Higgins durante su estadía en la Ciudad
de San Agustín de Talca, colaborándole en multitud de asuntos, recibió en agradeci-
miento a sus agasajos la pluma con que el Libertador firmó el Acta de Proclamación de la
Independencia. Reliquia histórica familiar que se conserva en nuestro poder. Véase en
el Complemento Iconográfico la fotografía de la misma.
10 De acuerdo coa las respectivas esquelas de invitación que hemos visto, consta que tras
la Batalla de Chacabuco y en su primer aniversario, se dijo una Misa de Acción de Gracias
y se cantó el Te Deum en la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro de los franciscanos en
Santiago, lo que se realizó a iniciativa de fray Joseph Xavier de Guzmán y Lecaroz.
2018] El Pintor de los Libertadores... 227

gadas por el Libertador, o el otro que corrió impreso que no las tiene. Sea
como fuere, lo importante es que dicha ceremonia se efectuó simultánea-
mente desde Copiapó al Maule, alcanzando especial notoriedad y realce
en Santiago y en Talca, ciudad esta última donde participaron O’Higgins
y el Ejército del Sur.
En la capital, se armó un tabladillo en la Plaza de Armas, sito frente
a las casas del Ilustre Cabildo. Acto que fue presidido por el supremo
director delegado; el general don José de San Martín; los ministros de
Estado; el gobernador del Obispado don José Ignacio Cienfuegos y Artea-
ga11; el alcalde de Santiago don Francisco de Borja Fuentecilla y Palacios y
otras autoridades civiles, militares y eclesiásticas. Además de numeroso
público que se juntó esa mañana, acompañando a las diversas corporacio-
nes y órdenes religiosas, citados por Bando el día 9. Hallándose también
formaciones de tropas de línea y efectivos de los regimientos cívicos, de
infantería, artillería y caballería.
Cabe hacer notar especialmente que junto a ese tablado flameaba por
vez primera en un acto público: el actual pabellón tricolor con la estrella
solitaria, que hoy se conserva en el Museo Histórico, que se encuentra en
la misma plaza donde originalmente se le inauguró.
La ceremonia se inició poco antes de las 10 horas, dando comienzo al
acto, el fiscal del Tribunal de Apelaciones don José Gregorio de Argome-
do y Montero del Águila, quien pronunció una vibrante alocución. Ense-
guida, el ministro don Miguel Zañartu dio lectura al Acta de Proclamación
de la Independencia. Seguidamente, vino el juramento de rodillas ante un
Evangeliario. Lo hizo primeramente el supremo director delegado que
expresó a viva voz:
“Juro a Dios y prometo a la Patria bajo la garantía de mi honor, vida y
fortuna, sostener la presente Declaración de Independencia absoluta del
Estado Chileno, de Fernando VII, sus sucesores y de cualquiera Nación
Extraña”.
Lo cual se encuadraba con la cuarta enmienda que don Bernardo
O’Higgins había hecho al borrador del Acta, como más arriba hemos se-
ñalado.
Luego pidió el mismo juramento al gobernador del Obispado que al
texto anterior, le agregó la frase:
“Y así lo juro porque creo en mi conciencia que ésta es la voluntad del
Eterno”.
Y don José de San Martín como coronel mayor del Ejército de Chile y
general en jefe del Ejército Unido Libertador.

11 Representó al Obispado de Santiago don José Ignacio Cienfuegos y Arteaga, ya que el


XXI Obispo titular don José Santiago Rodríguez Zorrilla e Iduate, se encontraba desterra-
do de Chile en la Ciudad de Mendoza, por oponerse a los patriotas.
228 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

El ministro don Miguel Zañartu tomó juramento a todas las corpora-


ciones y funcionarios públicos, simultáneamente.
El alcalde de Santiago don Francisco de Borja Fuentecilla, en su calidad
de presidente del Ilustre Cabildo y por ende representante de los vecinos
y moradores, de la ciudad cabecera del nuevo Estado naciente, con una
bandera chilena entre las manos la batió tres veces, y dirigiéndose al pue-
blo reunido en la Plaza de Armas tomó el juramento de ellos con la misma
fórmula que lo había hecho el supremo director delegado; y las autorida-
des que le siguieron. Lo que fue respondido por la multitud con grandes
manifestaciones de alegría.
Finalmente, le fueron arrojados ejemplares impresos del Acta de Procla-
mación de la Independencia y medallas conmemorativas de plata acuñadas con
el escudo nacional, así como con una inscripción alusiva12.
La misma comitiva presidió más tarde una ceremonia semejante de
Proclamación y Jura en la plazuela de San Francisco. Y al día siguiente 13
de febrero hubo también iguales ceremonias en la plazuela de La Merced
y en la de la Universidad de San Felipe, culminando con un Tedeum en
la Catedral presidido por el gobernador del Obispado don José Ignacio
Cienfuegos. Aunque el día 14 hubo una Misa de Acción de Gracias en la
Iglesia de Nuestra Señora del Socorro, cuya homilía estuvo a cargo del deán
de la Catedral don Julián Navarro. Concluida aquella los asistentes pa-
saron al Palacio a felicitar al supremo director delegado, ocasión en que
el representante de las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Tomás
Guido, pronunció un patriótico discurso. En las calles el pueblo celebraba
en comparsas y carros alegóricos. Mientras las tropas hacían descargas
de fusilería y de cañones, como en los anteriores días en homenaje a la
Independencia Nacional y las autoridades13.

12 a. Interesantes detalles de esta ceremonia y sus posteriores festejos, los entrega don
Bernardo de Monteagudo en el folleto de trece páginas, titulado Relación de la Gran Fiesta
Cívica Celebrada en Chile el 12 de febrero de 1818. Escaso impreso de 1818 del que existe
una edición facsimilar a plana y renglón con introducción y notas nuestras en Biblio-
teca del Instituto O’Higginiano III, Serie Fuentes de la Emancipación. Alfa Beta Impreso-
res, Santiago de Chile, MCMLXXXVII.
b. De acuerdo con la versión de este testigo ocular, el ejemplar que se utilizó en la
ceremonia de Proclamación y Jura de la Independencia, fue el mandado a imprimir por el
supremo director delegado don Luis de la Cruz y Goyeneche. Mayores antecedentes
pueden consultarse en Gazeta del Supremo Gobierno de Chile y Gazeta de Santiago de
Chile, viendo los meses de octubre de 1817 a junio de 1818.
c. Las más afamadas pinturas que llevan por titulo “La Proclamación de la Indepen-
dencia de Chile”, debidas a don Cosme San Martín Lagunas (1850-1906) y a fray Pedro
Subercaseaux Errázuriz (1881-1953), contienen el mismo error histórico: cual es hacer
aparecer entre las autoridades de la ceremonia que tuvo lugar en Santiago al Liberta-
dor don Bernardo O’Higgins. No obstante que este se encontraba entonces en Talca. Lo
que algunos críticos de Arte lo han calificado de meramente “simbólico” o “alegórico”.
13 Valiosos antecedentes sobre lo que hemos tratado en esta Parte se encuentran en Luis
Valencia Avaria. La Declaración de la Independencia de Chile, separata del Boletín de la
2018] El Pintor de los Libertadores... 229

Segunda Parte
El Acta De Proclamación Y Jura De La Independencia De Chile
(18l8-2018).

I. Historia y Proceso del Documento.


Manuscritos Originales.
Dado las confusiones que hemos detectado en la bibliografía concerniente
a la Independencia de Chile, relativas al Acta de Proclamación de la Indepen-
dencia nacional, conviene aclarar esto por medio del catálogo siguientes:
1. Diciembre 1817 - Enero 1818: Primer Manuscrito del Acta de Procla-
mación de la Independencia de Chile. Fue redactado por el ministro de
Gobierno don Miguel Zañartu y Santa María, a petición expresa del
supremo director del Estado, don Bernardo O’Higgins y Riquelme
de la Barrera. Es rechazado por el mandatario por no ajustarse al es-
tilo y aspectos políticos que debía tratar. Se devuelve al Gobierno de
Santiago quedando como mero Borrador. Ordenándose rehacerla. Se
conserva en el Archivo Histórico del Senado de la República.
2. Diciembre 1817 - Enero 1818: Segundo Manuscrito del Acta de Pro-
clamación de la Independencia de Chile. Fue redactado por una Comi-
sión nombrada por el supremo director del Estado don Bernardo
O’Higgins, compuesta de don Miguel Zañartu y Santa María, don
Manuel de Salas y Corbalán y don Juan Egaña y Risco. Es aprobada
en lo general por el mandatario, pero le realiza al pie de estas cuatro
observaciones que estima imprescindibles de incorporar. Se devuelve
al Gobierno de Santiago quedando este original como mero Borra-
dor. Ordenándose rehacerla incluyendo dichas erratas. Se conserva
en el Archivo Histórico del Senado de la República.
3. Enero - Febrero 1818: Segundo Manuscrito del Acta de Proclamación de
la Independencia de Chile. El Gobierno de Santiago creyendo que no
será rechazada por el supremo director del Estado don Bernardo
O’Higgins, la manda imprimir en la Imprenta del Estado: Por los
Ciudadanos A. Xara y E. Molinare. Sin tomar en cuenta las cuatro
observaciones del Libertador. Edición que se realiza en varios cien-
tos de ejemplares. Repartiéndose junto al Manifiesto entre las auto-
ridades gubernativas, civiles, militares, eclesiásticas y ciudadanos.
Remitiéndose también al extranjero. Convirtiéndose de esta suerte
en el texto oficial del Acta de Proclamación de la Independencia de Chile,

Academia Chilena de la Historia, Santiago, 1943 y La Declaración de la Independencia


de Chile. Documentos del Archivo del Senado. Santiago, 1967. Alamiro Avila Martel. Im-
presos Relativos a la Declaración de la Independencia de Chile. Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1969.
230 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

utilizado según algunas fuentes como la base de la ceremonia de


Jura de la Independencia nacional, que tuvo lugar el 12 de febrero de
1818, primer aniversario de la Batalla de Chacabuco.
4. Enero 1818: Tercer Manuscrito del Acta de Proclamación de la Indepen-
dencia de Chile. Fue redactada por una Comisión designada por el
supremo director del Estado don Bernardo O’Higgins, compuesta
por don Miguel Zañartu y don Juan de Egaña. Más la asesoría de
don Bernardo de Vera y Pintado. Es aprobada por el mandatario
quien la suscribe en la Ciudad de San Agustín de Talca el 2 de febre-
ro de 1818. Se conserva manuscrita en un gran marco artístico fabri-
cado especialmente para ella, que estuvo en la Sala del Presidente
de la República en el Palacio de la Moneda como se aprecia en una
fotografía en blanco y negro, tomada allí al presidente don Germán
Riesco Errázuriz. Hoy en el Museo Histórico y Bellas Artes de Talca.
Transcripciones. Reimpresiones, Ediciones:
1. Enero de 1819: El Supremo Director del Estado don Bernardo
O’Higgins, manda grabar en una plancha de plata el texto auténtico
del Acta de Proclamación de la Independencia de Chile. El cual contiene
las cuatro observaciones que le realizara en la Ciudad de San Agustín
de Talca a fines de enero de 1818. La que ricamente enmarcada era
paseada bajo palio cada 12 de febrero, Día de la Libertad Chilena. En
una solemne procesión que recorría la Ciudad de Santiago desde la
Plaza de Armas hasta la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro, donde
se realizaba una Misa de Acción de Gracias. Siendo ésta ceremonia
una reconstitución republicana del antiguo Dogma de la Majestad
Real, según el cual el día de Nuestra Señora de la Victoria, el Real Es-
tandarte representación material del Rey de España, era paseado por
la ciudad en manos del Alférez Real del Ilustre Cabildo. Utilizán-
dose especialmente la calle llamada del Rey rebautizada como del
Estado tras la Independencia. En ambas participaban las autorida-
des gubernativas, militares, eclesiásticas, corporaciones, órdenes
religiosas y ciudadanía. Se conserva en una colección privada.
2. Enero de 1826: Con motivo de haberse firmado en la Ciudad de Los
Reyes de Lima, el Acta de Proclamación de la Independencia del Perú,
de 28 de julio de 1821, refrendada por el Protector de su Libertad
general don José de San Martin y Matorras, de la que Chile era su
garante. Librado la Victoria de Ayacucho de 7 de diciembre de 1824,
por el Ejército Grancolombiano del general don Simón Bolívar y Pa-
lacio. Así como logrado el 18 de enero de 1826 la derrota de España
en el Archipiélago de Chiloé, que completó post Batalla de Maipo
de 5 de abril de 1818 la Independencia de Chile y América del Sur.
El Gobierno del supremo director del Estado mariscal don Ramón
2018] El Pintor de los Libertadores... 231

Freyre y Serrano, manda realizar la primera reimpresión del Acta de


Proclamación de la Independencia de Chile. Trabajo que es encomenda-
do a los talleres de Wells y Silva de Valparaíso, editores del perió-
dico El Mercurio de ese puerto. El cual sin duda tuvo como modelo
para su texto, el impreso por la Imprenta del Estado: Por los Ciu-
dadanos A. Xara y E. Molinare en 1818, ya que no incluyó las cuatro
observaciones del Libertador don Bernardo O’Higgins. Este ejemplar
Dedicado a los Hombres Libres de las Repúblicas de Chile y Perú, hállase
bellamente realizado orlado sus contornos con los escudos de armas
de dichas naciones, columnas griegas, miniaturas, coronas de lau-
reles conteniendo en su interior nombres de personajes célebres y
fechas notables concernientes a la Libertad Americana. Custodian el
Acta el retrato en cuerpo entero de George Washington a su derecha
y de Simón Bolívar a su izquierda. Completan su ornamentación
muchas otras figuras de gusto decimonónico. Todo lo cual, se en-
cuentra primorosamente iluminado a mano en técnica de acuarela.
Según documentos que hemos visto esta reimpresión fue preparada
para ser presentada el 12 de febrero de 1826, VIII Aniversario de la
Proclamación y Jura de la Independencia de Chile14. Ejemplares origina-
les se conservan en la Biblioteca Nacional de Santiago, en el Archivo
Histórico y Museo Histórico Nacionales de Chile.
2ª. E1 12 de febrero de 2018: Con motivo de conmemorarse el Bicentena-
rio de la Proclamación y Jura de nuestra Independencia, la Biblioteca
Nacional abrió una espléndida exposición histórico-bibliográfica.
Para lo cual mandó hacer una edición especial facsimilar de este
ejemplar del Acta de Proclamación de la Independencia de Chile. Im-
preso en fino papel de hilo para obsequiar a los que la visitasen. Lo
cual habla bien de la difusión que los organismos culturales del país
hacen hoy de nuestra Historia.
3. Febrero de 1832: El Gobierno del presidente de la República general
don Joaquín Prieto y Vial, ordena que se rehaga el Acta de Procla-
mación de la Independencia de Chile, siendo su texto esmeradamente
copiado por un calígrafo experto en fino pergamino y luego envia-
do al Perú. País donde residía desde 1823 el Libertador don Ber-
nardo O’Higgins para que la firmara. Haciéndose lo mismo con los
ministros que en 1818 la suscribieron don Miguel Zañartu y Santa
María, ministro de Gobierno; don Hipólito de Villegas y Quevedo,
ministro de Hacienda; y don José Ignacio Zenteno y del Pozo, mi-
nistro de Guerra y Marina. Cabe señalar, que no obstante el man-
dato presidencial ordenó “rehacer” el Acta, no aparecieron tal cual

14 Así también se acuñó una medalla de plata, que al cumplirse el Sesquicentenario de la


Primera Junta de Gobierno (1960), la Casa de Moneda de Chile reprodujo en facsímil
utilizando el cuño original.
232 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

en ella las cuatro observaciones que a su texto le hiciera don Bernardo


O’Higgins, por lo que es de suponer que él fue copiado de un ejem-
plar impreso y no del original que, al parecer, fue relegado hasta
que en la década de 1950 se le descubrió en el Archivo Histórico del
Senado de la República.
Sea como fuere, lo cierto es que esta nueva trascripción difiere en un
punto del impreso de 1818, respecto a lo que aquel menciona de la In-
dependencia nacional, con relación “de la Monarquía Española”. La que si
bien no se ciñe estrictamente a lo escrito por O’Higgins en su cuarta errata,
la cual dice “y de otra cualquier dominación”. Se corresponde a una de las
ideas sugeridas por el prócer, pero con una redacción distinta, pues in-
dica: “y de cualquiera otra dominación”. Lo que es prácticamente lo mismo.
Tal inserto en esta transcripción oficial realizada en honor del Padre de la
Patria, fue consultada por el presidente Prieto a don Andrés Bello y López
por lo cual es creíble que esta bien pueda ser de su autoría. Debiéndose
tener presente que el ilustre caraqueño, redactó y publicó en su época de
Londres la primera biografía de don Bernardo O’Higgins. La cual rebosa
de admiración hacia el chileno.
Destinada a presidir la pared principal del Salón del Consejo de Minis-
tros, en el Palacio do la Moneda, existe prueba iconográfica de ello en el
óleo sobre tela, debida al artista nacional fray Pedro Subercaseaux Errázu-
riz, titulado “El 1 de Enero de 1891”. Que representa al presidente de la Re-
pública don José Manuel Balmaceda y Fernández con su Gabinete, en el
momento en que este se declara “Dictador”, dadas sus desavenencias con
el Congreso. En este cuadro histórico se muestra dicho ejemplar del Acta,
en un gran marco dorado coronado por el escudo nacional. Teniendo a
sus costados un par de columnas de mármol de reminiscencias romanas.
Sin embargo, de acuerdo con lo que se indica en la Pinacoteca Selecta 1909-
1911, dicha pintura propiedad de los descendientes de don Claudio Vicu-
ña y Guerrero quien fuese jefe del Gabinete del presidente Balmaceda y
que se encuentra representado en el lienzo, según el Resumen de la Historia
de Chile de don Francisco Antonio Encina Armanet, redactado por el espa-
ñol don Leopoldo Castedo, (Empresa Editora Zig-Zag S.A., Santiago de
Chile 1958r Tomo III, página 1829), se llamaría “El Consejo de Ministros de
7 de enero de 1891”. Día funesto de nuestro pasado en que el Congreso y
la Escuadra se sublevaron contra el “Dictador” originándose la sangrienta
Guerra Civil de 1891.
Existe también una fotografía oficial en blanco y negro del presidente
de la República don Juan Esteban Montero y Rodríguez tomada en 1931,
donde al fondo de ella se ve esta misma Acta, pero en un marco de ma-
dera distinto, estilo Barroco, con una cortina de seda interior y puertas
con balaustros.
2018] El Pintor de los Libertadores... 233

El 11 de septiembre de 1973 durante el bombardeo del Palacio de la


Moneda, que siguió al alzamiento de las fuerzas armadas contra el Go-
bierno de la Unidad Popular, el depuesto presidente de la República don
Salvador Allende Gossens, con el fin de salvar el Acta de Proclamación de
la Independencia de Chile, que debió creer era la original, descolgó al antes
descrito marco de la pared donde se encontraba, confiándoselo a Miriam
Contreras Bell alias “La Payita”, su secretaria privada. La que al salir al
exterior del edificio se lo entregó al militar que comandaba el piquete que
se encontraba en las puertas principales del Palacio. Según datos confia-
bles, procedentes de un alto oficial que participó en el Movimiento Militar
de 1973, a quien interrogué sobre este asunto, el Acta no fue destruida por
“un soldado simplón y fanático” como comúnmente se ha señalado, sino
que, muy por el contrario, “estaría a salvo resguardada bajo el cristal de su
respectivo marco en seguras manos castrenses”.
Addenda:
a. En esta serie de Actas de Proclamación de la Independencia de Chi-
le, no podemos dejar de mencionar la que supuestamente redactó
de su puño y letra el supremo director del Estado don Bernardo
O’Higgins, mientras comandaba el Ejército del Sur acantonado en
Concepción. La que habría elaborado con motivo del desembarco de
las fuerzas españolas en el puerto de Talcahuano al mando del gene-
ral don Mariano Ossorio, a principios de enero de 1818. Lo que hu-
biese motivado que el 1 de enero de ese año proclamara la Indepen-
dencia en la plaza donde se encontraba en compañía de sus tropas.
b. El Acta de Proclamación de la Independencia original, es decir, conte-
niendo las cuatro observaciones del general O’Higgins de las que he-
mos dado lata cuenta, hállase impresa por primera vez en la compi-
lación de don Luis Valencia Avaria. Anales de la República. Imprenta
Universitaria, Santiago, 1951, páginas 13-15. Cuyo texto completo
se entrega en el Apéndice Documental.
c. El Acta de Proclamación de la Independencia de Chile impresa, que ha
sido considerado como el texto oficial se ha reproducido en nume-
rosas oportunidades tanto en libros, revistas, prensa escrita y lámi-
nas. Siendo una de las más bellas la que trae el número homenaje al
Sesquicentenario Nacional de la revista En Viaje de Ferrocarriles del
Estado de septiembre de 1960.
d. De acuerdo con el Acta de Proclamación de la Independencia, los Libros
del Gran Registro (Plebiscito de 1817) y el Acta utilizada en la cere-
monia de Jura, deben “guardarse en el Archivo de la Municipalidad de
Santiago”.
234 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

II. El Estado De La Cuestión:


La Polémica Del Bicentenario.
Al acercarse el Bicentenario de la Proclamación y Jura de la Independencia de
Chile, este hecho histórico de tanta trascendencia para nuestro país, moti-
vó a investigadores y aficionados a la Historia nacional, dar a conocer sus
apreciaciones sobre Cuándo y Dónde fue Proclamada y Firmada el Acta de la
Independencia. Provocando esto una interesante polémica por medio de
artículos y cartas, de que el diario: El Mercurio de Santiago fue su medio
difusor. Siendo lo principal de todo esto lo siguiente:
1. Ana María Álvarez Cox: artículo, 12 de febrero de 2016, El Debate de la
Independencia que enfrenta a Talca y Concepción.
2. Miguel Orellana Benado: carta, 13 de febrero de 2016, Acta de la Inde-
pendencia: Sobre la presunta destrucción del ejemplar existente en el
Salón de Consejo de Ministros, del Palacio de la Moneda, el 11 de
septiembre de 1973.
3. Francisco Vargas Avilés: carta, 16 de febrero de 2016, Proclamación de
la Independencia: Sobre la ceremonia que tuvo lugar en la Ciudad de
Santiago, el 12 de febrero de 1818.
4. Javier González Colville: carta, 15 de febrero de 2017. Jura de la Inde-
pendencia: Sobre su supuesta realización en la Ciudad de Concep-
ción y lo ocurrido en la de Talca.
5. José Luis Pérez Zañartu: carta, 17 de febrero de 2017. Proclamación
de la Independencia: Sobre la participación del ministro de Gobierno
don Miguel Zañartu y Santa María, en la redacción del Acta de Pro-
clamación de la Independencia, y la génesis de la pintura alusiva debida
a fray Pedro Subercaseaux Errázuriz.
6. Dino Bozzi: carta, 24 de diciembre de 2017. Bicentenario de la Indepe-
dencia y Batalla de Maipo: Sobre ¿qué grandes eventos, fiestas nacio-
nales y homenajes (se) tienen preparados para ambas fechas?...
7. Valentina González Metzner: carta, 13 de febrero de 2018. 200 Años de
Independencia. Sobre el nulo interés del Gobierno del presidente don
Sebastián Piñera Echenique, respecto de conmemorar con importan-
tes homenajes respecto de tan trascendental hecho histórico para la
Nación chilena. Que ha movido al destacado historiador don Sergio
Villalobos Rivera, a preguntar por medio de la prensa sobre si ¿Al-
guien sabe de Historia de Chile en La Moneda?
2018] El Pintor de los Libertadores... 235

Tercera Parte
Noticias Biográficas Del Maestro Joseph Gil De Castro Morales
(1785-1835).

Durante la vigencia del Virreynato del Perú, nació en la Ciudad de Los


Reyes de Lima el 7 de septiembre de 1785, gobernando el XXXIV virrey
don Teodoro Francisco de Croix Hochin y Longastre. Siendo sus padres
el mulato libre Mariano Carbajal Castro y la negra esclava María Leoca-
dia Morales. Según el historiador peruano don Ricardo Maríategui Oliva,
siguiendo las costumbres de su época hubo de recibir la enseñanza inicial
en su propio domicilio, con prácticas de lectura, escritura y doctrina cris-
tiana. Mientras en la Escuela Conventual del Claustro de Santo Domingo
aprendió aritmética, artes y letras llegando a tener un buen conocimiento
del latín, lengua culta del poder virreynal.
La mayor parte de los pintores de la Ciudad de Los Reyes con taller
activo, eran de origen indígena o negro. Así es que siguiendo su vocación
artística, entre 1789 y 1790 ingresó como aprendiz en el taller de cuadros
del pintor limeño Maestro Pedro Díaz, mulato como él. Ya independizado
en 1807 realiza, contratado por la Venerable Orden Tercera dominicana,
un importante trabajo para la Iglesia del Convento de Santa Recolección
de Nuestro Padre Santo Domingo de Lima, ejecutando la Serie Milagros de
Nuestra Señora de Chinquinquirá. Compuesto de dieciséis grandes lienzos.
Los que siendo del agrado de la comunidad le permitieron hacer otros
tantos cuadros devotos. Habiendo obtenido cierta fama pasa a la Ciudad
de Trujillo, donde guiado por la otra pasión de su vida cual era el mundo
militar, se incorpora allí al Batallón de Milicias Disciplinadas logrando ob-
tener despacho de capitán y agregado al Cuerpo de Ingenieros castrenses.
Pues se ha escrito que el uso del uniforme hubo de darle prestigio social.
En 1811 va a las Provincias Unidas del Río de La Plata, donde conoce
a diversos jefes militares que lo recomiendan, tomando contacto en 1812
con el entonces teniente coronel de los Reales Ejércitos don José de San
Martín y Matorras, a quien hace su primer retrato trasladándose en su
compañía a la Provincia de Cuyo de donde San Martin había sido nom-
brado gobernador. Desde aquí en fecha no precisada se traslada al Reyno
de Chile, que se encuentra revelado.
En 1813 establece taller en la Ciudad de Santiago sito en la Calle del
Cerro, en el costado oriente del Cerro de Santa Lucía. Teniendo entre sus
clientes varias personas de la élite que le mandan hacer sus retratos. Tam-
bién recibe encargos para pequeñas obras religiosas. Durante la Recon-
quista Española (1814-1817) ejecuta un par de retratos del Rey de España
e Indias Don Fernando VII, teniendo como modelo grabados que enton-
ces circulaban. Todo esto le es retribuido por el Ilustre Cabildo realista
236 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

que en 1816 le designa Maestro Mayor del Gremio de Pintores del Reyno.
Tras la Victoria de Chacabuco, en 1817 es confirmado como importante
integrante del Gremio de Pintores, a cuyo taller acuden a retratarse los ofi-
ciales del círculo del general San Martín.
El 8 de junio de 1817 contrae matrimonio en la Iglesia del Sagrario de
la Catedral, con María Concepción Martínez Poso, “Española, natural de la
Doctrina de Renca”. El que es bendecido por don Joseph Alejo de Eyzagui-
rre y Arechabala. Lo que remarca el prestigio que había alcanzado como
artista. Habiéndose refundado con compañías de negros el Regimiento
Infantes de la Patria que databa de 1810, se incorpora a él y el 13 de diciem-
bre es ya cabo segundo de la Compañía de Cazadores. Participando como
tal en la Batalla de los Llanos de Maipo de 5 de abril de 1818. Y en mérito a
su desempeño un Decreto del supremo director del Estado, don Bernardo
O’Higgins, le nombra capitán de fusileros del mismo cuerpo15.
El 12 de febrero de 1818 formando parte con su Batallón de los destaca-
mentos de honor, según consta en un documento que hemos visto, toma
parte de la solemne ceremonia de Proclamación y Jura de la Independencia de
Chile. Habiendo sido también como artista autor de los escudos de armas
nacionales y rioplatenses que engalanaban el estrado oficial. Así como de
los retratos del supremo director del Estado don Bernardo O’Higgins y el
generalísimo don José de San Martín.
En 1819 lleva a cabo numerosos retratos de los oficiales del Ejército
Unido Libertador, y personalidades del nueva régimen. Ejecutando en el
Convento Grande de Nuestra Señora del Socorro la Serie de los Venerables y
Fundadores de la Provincia Franciscana de la Santísima Trinidad de Chile.
La que trabajada en técnica al temple en los muros del Claustro Principal
con sus ayudantes, fue luego ampliada a otros de sus patios interiores16.
En 1820 la misma Provincia le manda pintar el retrato del reformador y
escritor español fray Antonio de Esquibel, la que considerada una “obra
maestra”, fue colocada en lugar preferente del Claustro Principal. Sujeta
a restricciones para los visitantes a solo unos días durante el mes de oc-
tubre17. Todo lo cual le hizo posible profesar como Hermano de la Vene-
rable Orden Tercera de Penitencia de Nuestro Padre San Francisco. Siendo de
acuerdo con sus registros el único de origen negro que fuese admitido.

15 Archivo General del Ejército de Chile, Sección Histórica. Expediente de Joseph Gil de
Castro.
16 Hugo Rodolfo Ramírez Rivera. Noticias Inéditas Relativas al Patrimonio Artistico del
Convento Grande de Nuestra Señora del Socorro de Santiago de Chile. Las Series Murales de
los Venerables y los Fundadores 1817-1836. Publicaciones del Archivo Histórico Francis-
cano, volumen IX. Santiago de Chile, 1990.
17 Hugo Rodolfo Ramírez Rivera. El Retrato del Franciscano Fray Antonio de Esquibel
(1819-1834). En Joseph Gil de Castro y los Franciscanos del Convento Grande de
Santiago de Chile. Publicaciones del Archivo Histórico Franciscano, volumen XIV,
Santiago, 1990.
2018] El Pintor de los Libertadores... 237

También, se le encarga por parte del Gobierno el primer retrato que se le


debe del supremo director del Estado don Bernardo O’Higgins. De quien
gana su aprecio convirtiéndose en “Capitán de Ejército, Segundo Cosmógra-
fo, Miembro de la Mesa Topográfica y Antigrafista de Cámara del Supremo Di-
rector”. Siendo más tarde incorporado a la Benemérita Legión del Mérito de
Chile en grado de Legionario. Como consta en el Libro Mayor de la Legión
publicado por don Jaime Eyzaguirre Gutiérrez.
El 1821 se le selecciona para que fuese autor de los retratos de los ge-
nerales don Bernardo O’Higgins y don José de San Martín, que adornan
el salón “con varios otros cuadros de excelente pintura”, donde se celebra la
Toma de Lima por el Ejército Chileno Libertador del Perú y la posterior
Proclamación y Jura de la Independencia el 28 de julio de dicho año. Festín
que fue organizado por el Regimiento Infantes de la Patria en honor del
Supremo Director O’Higgins y su Gabinete. Que tuvo lugar en la quinta
del senador don Juan Agustín Alcalde y Ugarte. Posteriormente también
retratado por el Maestro Joseph Gil de Castro.
En 1822 emprende su regreso a la Ciudad de Los Reyes, siguiendo el
camino abierto por el Protector de la Libertad del Perú general don José
de San Martín, y el Ejército Chileno Libertador. Pasando en esa al servicio
del Marquesado de Torre Tagle. Regresando temporalmente a Santiago
de Chile en 1824.
Las victorias de Junín y Ayacucho le devuelven nuevamente a Ciu-
dad de Los Reyes. En junio de 1825 el Ministerio de Guerra y Marina le
encomienda llevar a cabo treinta y cinco “figurines de uniformes, para los
distintos cuerpos de Ejército y Milicia”, que suponemos fueron pintados
sobre papel en técnica de acuarela o témpera. También es contratado
para realizar dos grandes cuadros del general don Simón Bolívar y Pa-
lacio, de cuerpo entero. Los cuales no fueron los únicos que se le deben
a su pincel.
El año 1827 la Corte Suprema del Perú le comisiona un lienzo del ”Es-
cudo Nacional para colocarse bajo el docel de una de las salas”. Y en 1828 la
Marina le encomienda el retrato del héroe indígena mártir de la Indepen-
dencia, el afamado Joseph Olaya. Quién estaba encargado del servicio de
inteligencia patriota.
Entre 1830 y 1834 figura como Pintor de Primera Clase en calidad de Pro-
fesor (Maestro en tiempos anteriores) del Libro de Patentes de Lima.
En 1836 el “Ciudadano José Gil de Castro” figura en la lista de personas
autorizadas por el Tribunal Electoral para votar.
Finalmente, cabe decir que aún en vida su obra fue trasladada a la im-
prenta, ya que bajo la supervisión del comisionado ante la corte de Saint
James don José Antonio Álvarez Condarco, el retrato al carboncillo que le
238 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

hiciera en 1818 tanto al supremo director don Bernardo O’Higgins, como


al generalísimo don José de San Martín, en 1821 fueron espléndidamente
grabados en cobre al agua fuerte e impresos sobre papel en la Ciudad
de Londres, por el artista británico mister Robert Cooper. Del cual existe
una corta tirada iluminada a la acuarela. Que el Libertador obsequió a
sus allegados.
Según ha dicho uno de sus biógrafos su tiempo en Chile hubo de ser
su época más feliz, pues aquí pasó a ser “el primer pintor del país, su artista
más prominente y el fundador de su pintura republicana”.
El 26 de noviembre de 1837, víctima de una apoplejía, falleció en su
natal Ciudad de los Reyes de Lima añorando –quizás– su antiguo y le-
jano taller de Calle del Cerro. Sus restos descansan en el Cuartel de San
Andrés, del Cementerio General de esa urbe18. Fundado en 1808 por el
presbítero don Matías Maestro, de ilustre memoria. Quien contó para
ello con la anuencia del XXXVIII virrey del Perú don Joseph Fernando de
Abascal y Sousa.

Cuarta Parte
La Obra Sacra del Maestro Joseph Gil de Castro.
Pinturas y Miniaturas Devotas.

La gravitación del Maestro Cristóbal Lozano en la pintura limeña, puesta


de manifiesto a través de fórmulas, técnicas y estilos que fueron repetidos
como normas canónicas por sus seguidores. Aparte de fijar los elementos
protocolares del retrato, introdujo el repertorio cromático y ornamentalidad
del estilo Rococó, junto con el uso peculiar del relieve pictórico como recurso
verista. Esta herencia sería asumida de lleno por la generación siguiente. En
especial de manera muy destacada por Pedro Díaz (1770-1815), el que como
hemos mencionado ya fue el “Maestro” de Joseph Gil de Castro19.
Según se sabe los inicios de este último como artista pintor, se originó
realizando telas de temas sacros o devotos. Labor que llevó a cabo tanto
en Lima, Santiago de Chile y Buenos Aires. De lo que existen aún varios
ejemplos tanto en lienzos de gran, mediano y pequeño tamaño.

18 Juan A. Lavalle-Domingo de Vivero. Ob. Cit.; Luis Álvarez Urquieta. El Artista Pintor
José Gil de Castro. Empresa Periodística El Imparcial, Santiago, 1934; Jaime Eyzaguirre
Gutiérrez. José Gil de Castro. Pintor de la Independencia Americana. Sociedad de Bibliófi-
los Chilenos. Santiago de Chile, 1950; Ricardo Mariátegui Oliva. José Gil de Castro. (“El
Mulato Gil”). Vida y Obra del Gran Pintor Peruano de los Libertadores. Obras Existentes
en Argentina y Chile. Empresa Editorial Litográfica “La Confianza”, Lima-Perú, 1981
y Más Pinturas del Limeño José Gil de Castro en Chile. Lima-Perú, 1983; Natalia Majluf
y Otros. José Gil de Castro Pintor de Libertadores. Gráfica Biblos, Lima, 2015. Hay un
extracto de esta obra en pequeño formato con el mismo título.
19 Natalia Majluf y Otros. Ob. Cit. pág. 34.
2018] El Pintor de los Libertadores... 239

En lo que concierne a la valoración de su obra chilena, cabe remon-


tarse al mes de septiembre de 1873 cuando el historiador y político don
Benjamín Vicuña Mackenna, impulsó en la “Residencia de los Gobernado-
res” una gran muestra sobre nuestro pasado material que no solo consi-
deró la época hispánica, sino también la de la Independencia e inicios de
la República. La cual, sin embargo, tuvo por título ”Exposición del Colo-
niaje”. Según puede colegirse de su Catálogo Razonado, dado a luz en la
Imprenta del Sud-América, de Claro i Silva, se exhibieron allí seis pin-
turas debidas a su hábil pincel, todas estas retratos históricos y cuadros
de familia como se llamó a la Sección Primera donde estas estaban. No
mostrándose –muy curiosamente– ninguna de índole sacro, no porque no
existieran sino porque al parecer, el señor Vicuña Mackenna, puso poco
interés de dar con ellas y solicitarlas en préstamo para la exposición. Lo
que se repitió al año siguiente (1874) con la Exposición del Museo Histórico
del Cerro Santa Lucía, realizada en el Fortín de Hidalgo, que mandase a
construir el gobernador español don Francisco Casimiro Marcó del Pont,
que también tuvo como gestor a don Benjamín Vicuña Mackenna. Pero
fue la Exposición Retrospectiva de José Gil de Castro, realizada en el Museo
Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, durante los meses de junio
y julio de 1934. Bajo el patrocinio, de la Academia Chilena de la Historia,
contando con una comisión ad hoc compuesta por los coleccionistas y aca-
démicos don Luis Alvarez Urquieta, don Héctor Aravena Navarro y don
Fernando Márquez de la Plata, lo que motivó a los interesados en nuestra
Historia del Arte, a estudiar sus trabajos y darle el lugar destacado que
merecía tener entre los precursores de la plástica nacional20. Dejando de
ser sus obras “esos cuadros inútiles del negro Jil”, como muy livianamen-
te los evocó don Vicente Grez en uno de sus escritos. Sea como fuere,
desde 1934 en adelante el Maestro Joseph Gil de Castro fue tema obligado
de análisis en artículos, libros y otras muchas exposiciones no solo en
Chile, sino también, en otras partes de América latina y anglo-sajona.
Ahora bien, las publicaciones relativas a la Historia del Arte en Chile al
tratar sobre lo referente a los precursores de la plástica nacional, suelen
mencionar al Maestro Joseph Gil de Castro como el gran pintor de los in-
tegrantes de la sociedad santiaguina del antiguo y nuevo régimen. Pero,
sobre todo, de los personajes históricos de la Independencia, cuyos re-
tratos han merecido detalladas páginas. Tratando, en cambio, de manera
muy marginal sus obras de índole religioso. Sazón por la cual nos parece
interesante estudiar este asunto.

20 Durante el curso de esta exposición la mas importante de las obras expuestas, con-
cerniente al retrato de fray Antonio de Esquibel desapareció misteriosamente no cono-
ciéndose hasta hoy día su paradero. Lo que provocó que los propietarios de pinturas
de Joseph Gil de Castro, pusieran muchos reparos para prestarlas para nuevas exhi-
biciones.
240 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

I. Catálogo Razonado de Pinturas Unipersonales: Descripción Iconográfica y


Comentarios.
Es así que a continuación y en primer lugar nos referiremos al catálogo de
los lienzos, que llevó a cabo dedicados estos a representar pictóricamente,
a un personaje en particular perteneciente a la Historia de la Iglesia Cris-
tiana en su vertiente católica. Los que se tratan según el orden cronológico
en que aquellos fueron ejecutados en técnica al óleo, o al aceite, como en-
tonces se decía. Los cuales son los siguientes:
1. El Apóstol Santiago “El Menor”.
Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de los Reyes de Lima,
el año l811. El personaje hállase representado de medio cuerpo vistiendo
túnica de color blanco la que se encuentra caída bajo el hombro izquierdo.
Sobre ella tiene un manto de color café oscuro plegado hacia el pecho. Se
le sitúa en actitud pensativa –contemplativa, mirando a la izquierda del
expectador. Con la mano derecha toma un bastón de madera mientras
que la izquierda reposa sobre su empuñadura, sitio donde también se
encuentra apoyada la quijada de dicho lado. Fue conocido durante mu-
cho tiempo con las denominaciones genéricas de Asceta o Anciano Español.
Pero recientemente ha sido identificado con precisión al haberse descu-
bierto su fuente gráfica. La que se trata de una estampa a buril, abierta en
1742 por Marco Alvise Pitteri, que integra su colección Apostolado de Cristo.
El que fue utilizada por el veneciano Battista Piazzeta para su grabado al
buril y aguafuerte impreso en papel titulado S. Jacobus Minor. Tras ha-
ber pertenecido al general don José de San Martín, fue posteriormente
conservada por sus descendientes. Es propiedad actualmente del Museo
Histórico Nacional, Buenos Aires, Argentina.
2. Nuestra Señora de las Mercedes Redentora de Cautivos.
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1814. Representa a la Virgen María en la adbocación de La Merced de
cuerpo entero, de pie sobre una nube. Porta una corona real de oro sobre
la cabeza y dos ángeles sostienen por los extremos el manto blanco del
hábito; de dicho mismo color. Exhibe sobre el pecho el escudo de la Orden
de La Merced. En la mano derecha tiene asido el escapulario de la Venerable
Orden Tercera, el que cuelga de unos tirantes de color rojo21 y en la izquierda
unos grillos dorados recordando que su Orden es la redentora de los cauti-
vos cristianos en manos de los musulmanes: atributos de su advocación.
Completa este lienzo las figuras de San Pedro Nolasco. Fundador de la Or-

21 Por aquel tiempo los tirantes de los escapularios que exhibían las imágenes de la Vir-
gen María en sus distintas advocaciones, tenían su connotación particular: Blanco o de
Santa Pureza, Azul o Divinos. Rojo o Detente Contra las Acechanzas del Diablo. Color
este último que también se usaba para pintar los fanales de madera generalmente de
patagua de uso privado.
2018] El Pintor de los Libertadores... 241

den, con una bandera roja sobre el hombro izquierdo y San Ramón Nonato,
primer cardenal mercedario, quién tiene reposando sobre el pecho (lado
derecho) la palma del martirio que lleva tres coronas de oro; y una custodia que
toma con la mano izquierda empuñada. Tales Santos aparecen de medio
cuerpo en la parte inferior del cuadro. Estos tienen sus ojos entornados ha-
cia la Virgen que los mira desde lo alto con dulzura. Un par de querubines
situados en los ángulos de la parte superior de la obra de arte observan la
escena descrita. Al pie de ella hay una Cartela con la leyenda siguiente: “Se
hizo ésta Soberana, y Milagrosa Imagen, de N.tra S.a de las Mercedes: á devoción
de / los SS.s D.n Miguel Lecaros, de Alcalde; D.a Mercedes Alcalde, y Bascuñan,
de Lecaros» Todo esto parece estar amparado por la Virgen que se halla con
los brazos abiertos en cruz en actitud protectora, cobijando bajo su amplio
manto lo hasta aquí dicho. Al parecer proviene esta pintura de la lámina
incisa por Pierre de Jode, muy difundida por América y también Europa,
sirviendo pues de modelo inspirador para otras telas similares. Se conser-
va en poder de la Familia Lecaros, en Santiago de Chile.
3. Nuestra Señora de las Mercedes Redentora de Cautivos.
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile,
el año 1814. Este lienzo sigue la misma composición que la anterior, con
algunos mínimos detalles que la diferencia como lo es que la corona real
de la Virgen María, la que hállase forrada en su interior con terciopelo de
color rojo, de la manera similar que la usaban los Reyes de España. Qué
la custodia que ostenta San Ramón Nonato se encuentra inclinada hacia la
derecha y que en los ángulos superiores del cuadro no existen los pares
de querubines como en el otro. También no posee Cartela alguna en su pie.
Se conserva en manos privadas, en Santiago de Chile.
4. Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina. (Virgen del Carmen
con el Niño Jesús).
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile,
el año 1814. Representa a la Virgen María en la advocación del Carmen,
de medio cuerpo y sentada. Al realizar esta obra el Maestro Joseph Gil
de Castro tomó distancia, como veremos, de los influyentes modelos de
Quito difundidos en aquel tiempo. Es así que acercándose a la iconografía
de la Escuela Romana, omitió el hábito de color café oscuro distintivo de
esta advocación mariana. Presentando a la Virgen vistiendo una túnica de
color rosa símbolo de la pureza y cubriéndola casi por completo con un am-
puloso manto de color azul el cual cae desde la cabeza. Así mismo, empleó
elementos propios de la iconografía católica oriental, al colocar las tres
estrellas que lleva la Virgen María en los sagrados ikonos: sobre la frente
y ambos hombros, que enuncian sus virtudes teológicas. Lo que también
se encuentra en el escudo heráldico de la Orden Carmelita. Dejando aquí
al descubierto sólo la del hombro derecho. En su regazo hállase el Niño
242 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Jesús de pie semi-cubierto con una mantilla de color blanco, al que sujeta
con la mano izquierda. Tanto ella como el Niño Jesús dirigen la mirada al
espectador. Mientras la Virgen María presenta un escapulario carmelita que
cuelga de unos tirantes de color blanco, asido por los dedos índice y pulgar
de la mano derecha. Único elemento que permite reconocer la advocación
de esta bellísima pintura. Según estudios recientes esta imagen sería uno
de los lienzos más tempranos del Maestro Joseph Gil de Castro en Chile. Se
conserva en manos privadas, en Santiago de Chile.
5. Nuestra Señora de los Dolores.
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1815. Ha tenido durante el tiempo diversos nombres así don Luis Ál-
varez Urquieta la ha llamado La Virgen María Rodeada de Ángeles llora por
la Pasión de Cristo, don Jaime Eyzaguirre Gutiérrez Virgen de los Dolores.
Nosotros –no obstante– de coincidir con Eyzaguirre, creemos que tam-
bién puede ser denominada como Nuestra Señora de la Soledad. Sea como
fuere, todos estos nombres le son aplicables puesto que coinciden con la
escena representada. Ciertamente, en ella se encuentra a la Virgen María
sentada en una silla española tapizada en terciopelo de color rojo, vestida
con una túnica del mismo tono, cubierta con un manto de color azul que
se encuentra plegado sobre los antebrazos. En actitud lastimosa, y con
una gran espada clavada en el pecho. Lo cual manifiesta plásticamente la
sentencia sagrada del Profeta Simeón, según la cual “Una espada de dolor te
atravesará el corazón...”. Lo cual recuerda el médico y pintor San Lucas, en
el Capítulo 3, Versículo 36 de su Evangelio.
Teniendo las manos juntas, los ojos llorosos, mientras alza la mirada ha-
cia un rompimiento de gloria, que ocupa todo el lado izquierdo del cuadro.
En él aparecen distintos momentos de la Pasión de Cristo: la Oración en el
Huerto de Getsemaní; la Flagelación por los romanos en la Columna; la Corona-
ción de Espinas; el Cirineo le Ayuda a llevar la Cruz, después de la primera caída
del Vía Crucis y la Crucifixión que se halla ubicada al centro. Así también,
un Ángel situado en las alturas del rompimiento de gloria antes mencio-
nado, hincado le ofrece a Jesús un cáliz. Acompañan a la Virgen María en su
inmenso dolor distintos grupos de ángeles niños. Los primeros desnudos,
situados a la altura del techo delante de una columna, lugar claroscuro del
fondo donde observan lo que sucede. Los segundos, vestidos, ubicados al
pie de María los que desesperados le muestran las escenas sacras descritas.
Mientras que dos ángeles mancebos escondidos que están detrás de Ella co-
mentan lo acaecido. Según ha sugerido don Ricardo Mariátegui Oliva, uno
de estos de tez más oscura que el resto, sería un “autorretrato del Maestro Jo-
seph Gil de Castro”. Ahora bien, no cabe duda que esta pintura se encuentra
basada en un antiguo grabado religioso español, pues existen otras que se
le asemejan. Como lo es por ejemplo un óleo sobre tela, anónimo cusque-
2018] El Pintor de los Libertadores... 243

ño, realizado entre 1750-1770. Que lleva por título “Nuestra Señora de los
Dolores”, el cual se encuentra en la Iglesia Catedral de la Ciudad de Salta.
El profesor don Héctor Schenone ha escrito en su valiosa obra Iconografía
del Arte Colonial. Los Santos (Buenos Aires, 1992), que aunque la fuente ico-
nográfica de todas estas obras no ha sido encontrada, dicho grabado fue muy
difundido entre los artistas pintores de la Ciudad Imperial de El Cusco. Se
conserva en manos privadas, en la Ciudad de Mendoza, Argentina.
6. San Domingo de Guzmán y Aza (1170-1221).
Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1817. Se cree que se ejecutó después de la Batalla de Chacabuco, es-
tando destinado a la devoción privada. Este ilustre personaje de la Histo-
ria de la Iglesia Católica latina, perteneció a una familia de Santos pues su
padre don Félix Núñez de Guzmán es Venerable, su madre doña Juana de
Aza es Beata y sus hermanos Antonio y Manés son también Venerables. En
este lienzo se le representa vestido con el hábito de la Ordo Praedicatorum,
que él mismo fundó. Esto es, túnica de color blanco y escapulario delante-
ro del mismo tono. Capilla y manto de color negro. Más una correa igual-
mente negra en la cintura, de la que cuelga un largo rosario. En la mano
izquierda empuña un asta de madera en cuya cima tiene una cruz, donde
se encuentra desplegada una banderola de color rojo en cuyo centro ostenta
el escudo de la Orden Dominicana. En la misma mano tiene asida una rama
con una azucena símbolo místico de la pureza virginal. En la mano derecha
sujeta un libro y sobre él se encuentra la maqueta de una iglesia. Lo cual con-
forman sus atributos de Fundador: pues lo primero son las Constituciones
y lo segundo la Orden, que se cimienta en lo que ahí está estipulado. San
Domingo tiene la cabeza ladeada hacia el hombro derecho mirando con
dulzura esto último. A sus pies, (lado izquierdo) un perro coge una antor-
cha con el hocico y sujeta el mundo con las patas delanteras, en alusión a
un sueño que tuviese su madre y a los propios religiosos de su instituto:
Domini Canis osea Perros del Señor. En ese mismo plano se describe una
imagen idealizada de los alrededores de Santiago de Chile. Detalle que
está conectado con el papel patriótico que asumió la geografía como em-
blema de Chile a partir de su Independencia. Este lienzo se encuentra ba-
sado en la Vera Efigie del Santo que procede de un grabado muy conocido
abierto por el afamado Theodoor Galle. El cual se inspiró en un dibujo de
Peter Jode publicado en Vita et Miracula S.P. Dominici Praedicatorii Ordinis
Primi Institutoria, editados en la Ciudad de Amberes en 1611. En fin, el tra-
tamiento fluido de los pliegues del hábito, la elegancia de como concibió
la totalidad de esta tela revelan la cabal comprensión por parte de Joseph
Gil de Castro de su modelo impreso. Así como el decisivo influjo que tuvo
sobre él su Maestro Pedro Díaz en Los Reyes de Lima. Se conserva en el
Museo Nacional de Bellas Artes, en Santiago de Chile.
244 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

7. San Diego de Alcalá (1400-1463).


Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1820. Este lienzo representa al Santo hermano lego recoleto franciscano
español fray Diego de San Nicolás, vistiendo el habito de su Orden com-
puesto de túnica y capilla de color marrón. Más el cordón ceñidor en el cual
la cuerda que cae hacia el suelo tiene cinco nudos, y no tres como en nuestro
tiempo. Lo cual simbolizaba los sagrados votos religiosos de castidad, humil-
dad y pobreza. Mas dos que recordaba los estigmas del Patriarca San Francisco
de Asís y la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María que los seráfi-
cos defendían a porfía. Del interior de la manga derecha, asoman unas rosas
de color rojo, en alusión a un famoso milagro recogido por sus hagiógrafos.
Según el cual estando a punto de ser reprendido por sus superiores debido
a su excesiva generosidad, convirtió en flores los panes que llevaba ocultos
para entregar a los menesterosos. En esta pintura se nos muestra al gran
místico recoleto en éxtasis, de rodillas y con los brazos cruzados sobre el
pecho, abrazando el pie de una gran cruz de madera cuyo travesaño sobre-
sale por sobre el hombro izquierdo. El Santo humildemente con la cabeza
inclinada recibe un rayo de luz divina, procedente de un rompimiento de
gloria que muestra al lado derecho del cuadro los cielos abiertos. Iluminan-
do maravillosamente su rostro. Mientras de entre las nubes cinco querubi-
nes rubicundos le contemplan. El paisaje que le rodea es árido y montañoso
divisándose a lo lejos las edificaciones de un monasterio. Al pie de esta
tela se encuentra una Cartela que dice: “Sn Diego de Alcala’ de la Orden de S.n
Fran.co Varón eximio en las virtudes de Humildad, Oración, y Caridad. Protector
admirable con sus / Devotos con repetidos milagros: EL D.(onante) D. Fran.co Iñi-
guez y Landa en gratitud al beneficio recibido mandó formar ésta Efigie al esti- / lo
Romano en el Año 1820”. Ahora bien, como hemos escrito en nuestro estudio
de 1990 sobre el Maestro Joseph Gil de Castro, “los franciscanos lo contra-
taron para que les ejecutara esta tela de San Diego de Alcalá por encargo del
síndico apostólico del Convento Grande de Nuestra Señora del Socorro, don
Francisco Iñiguez y Landa...” Cabe decir por último, que el Estilo Romano de
que habla la Cartela se trata de que esta obra se encuentra alineada dentro
de la gran tradición pictórica europea. Y, por lo tanto, capaz de satisfacer las
exigencias de un encargo, sofisticado. Se conserva en el Museo San José del
Carmen de El Huique, Colchagua, Chile22.
8. San Luis de Gonzaga y Tana (1568-1591).
Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile,
aproximadamente en 1820. El joven religioso de la Compañía de Jesús Lui-
gi de Gonzaga, fallecido prematuramente a los veinticuatro años de edad,

22 Durante el siglo XVII el obispo franciscano de Santiago de Chile, fray don Diego de
Humanzoro creó en esta ciudad una universidad seráfica que tituló “Colegio Mayor
de Estudios de San Diego de Alcalá”, situada donde hoy se encuentra el palacio de la
Universidad de Chile. De lo que queda como único recuerdo la Calle de San Diego.
2018] El Pintor de los Libertadores... 245

que es el Patrono de la Juventud, se nos presenta aquí vestido con la negra


sotana jesuítica de color negro, en actitud meditativa con los ojos semi-
abiertos sosteniendo en la mano izquierda un crucifijo de madera y un
paño blanco revuelto en varios pliegues que manifiesta su piedad. En la
mano derecha aferra la cuerda de la disciplina (azote) junto al cual hay una
rama con azucenas símbolo de su pureza. Todo lo cual nos habla que es un
penitente. El Santo hállase apoyado (antebrazo izquierdo) en una mesa
cubierta por una carpeta de color verde oliva. En cuyo ángulo superior
izquierdo aparecen también la calavera de los místicos y la corona del Mar-
quesado Castiglione delle Stiviere del cual era su heredero. Todos atributos
de haber optado por la vida contemplativa y la renuncia a los bienes ma-
teriales. En el fondo del cuadro y a su espalda se nos muestra los cielos
abiertos, observándolo desde allí dos querubines ubicados a su derecha
y otro a su izquierda. Esta pintura reviste en sí un gran interés histórico,
pues fue llevada a cabo en una época cuando la Compañía de Jesús no se
encontraba presente en Chile desde el año 1767, cuando la Real Corona
de España la expulsó de sus dominios. En cuanto al aspecto plástico cabe
decir que posee las características formales de los lienzos religiosos del
Maestro Joseph Gil de Castro. Caracterizados en la fina descripción de los
objetos y en la elección de contrastes cromáticos. Entre los misterios que
él encierra no sabiéndose siquiera cual es su origen de procedencia, se en-
cuentra igualmente la Cartela que posee al pie, la cual dice “Innocentem Non
Secuti / Poenitentem Imitemur”. O sea Si no lo hemos imitado en la Inocencia,
lo seguimos en la Penitencia. La cual probablemente fue colocada posterior-
mente. Se conserva en poder de don Eduardo Uhart, en Santiago de Chile23.
9. Virgen de las Mercedes Orante. (Virgen de la Merced-Inmaculada).
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1820. Este excepcional cuadro representa a la Virgen María en la ad-
vocación de La Merced, de pie en actitud de completo recogimiento. Con
las manos juntas sobre el pecho en posición en que la punta de los dedos
apenas se tocan, quedando entre ellas un hueco –quizás simbólico– que
trae a la memoria la cavidad uterina. Todo lo cual, puede estar conectado
con la Estrella de Belén que se encuentra en el ángulo superior izquierdo
del lienzo. Está vestida con el habito de color blanco de su Orden reli-
giosa teniendo un amplio manto plegado sobre los antebrazos de dicho
tono. Sobresaliendo los puños de su ropa interior que son de fino encaje,
lo mismo que en el borde del cuello de la túnica. Sobre el pecho ostenta el

23 La mayor devoción a este Santo se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, siendo
su gran promotor el Siervo de Dios presbítero don José Fortunato Berríos y Rojas, fun-
dador y rector del Colegio Seminario de San Pelayo de Talca; de la Pía Sociedad de San Luis
Gonzaga antecesora del Hogar de Cristo; de la Iglesia de San Luis Gonzaga y otros tantos
templos talquinos. Cuyos restos incorruptos desde 1889 descansan en el primero de
los nombrados.
246 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

escudo mercedario. El manto tiene en la parte de la garganta un broche-


sujetador de forma circular enjoyado. Cubre la cabeza de la Virgen un
velo de raso en la parte de atrás y encaje de color blanco en la delantera
cubriéndole la frente el que cae plegado hacia el hombro izquierdo, so-
bresaliendo debajo en él parte de su cabello. La figura de María posee
el abandono de los fondos neutros y oscuros. El Maestro Joseph Gil de
Castro lo emplaza aquí en un interior, conformado por la columna que se
encuentra atrás de ella y un mueble con cubierta marmólea que se ubica
a su derecha, sobre la cual reposa un jarrón de cristal trasparente con
varias flores, que don Ricardo Marátegui Oliva identifica como came-
lia, dalia, gardenia, alhelí, lirio y rosa. Por lo que según el mismo, estos
elementos sitúan la escena en casa de la Virgen. Ahora bien, de acuerdo a
los últimos análisis realizados a esta pintura, a diferencia de la clásica
representación mercedaria, en la que María despliega su manto protec-
tor como “Redentora de Cautivos” –fórmula que Gil de Castro sigue en las
dos composiciones anteriores–, esta Virgen de la Merced Orante, adopta,
en cambio, la apariencia intimista y el cariz sentimental de las devocio-
nes domésticas. Siendo, por lo tanto una obra próxima a las “Imágenes de
Piedad”, género ampliamente cultivado por los maestros limeños duran-
te la segunda mitad del siglo XVIII. Lo cual logra Joseph Gil de Castro
haciendo uso combinado de fuentes gráficas (dibujos-grabados) las que
interpreta libremente. Siendo lo más utilizado por él la imagen que de-
riva del pintor toscano Giovanni Battista Salvi, llamado El Sasso-Ferrato
(1609-1685). Cuyos modelos lograron gran difusión en América del Sur
por obra de los grabadores Inazio Pavon y Pietro Folo. Quienes divulgaron
prototipos del pasado entre las que se encontraban diversas madonas. En
este interesante cuadro religioso el limeño demuestra –por último– que
es capaz de ampliar las figuras que originalmente se hacían en formato de
busto, para llevarla al medio cuerpo. Se conserva en el Museo Colonial de
San Francisco, Santiago de Chile.
10. Santa Isabel, Reyna de Portugal. (1313-1357)
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1820. Esta obra representa a Santa Isabel de Aragón, quien pertenecía
a la Casa de Barcelona, vestida con el hábito de la Venerable Orden Tercera
de Penitencia de Nuestro Padre San Francisco de Asís (V.O.T.), como entonces
se usaba. Compuesto este de túnica, escapulario delantero y un amplio
manto de color azul en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen
María. Más el cordón ceñidor en el cual la cuerda que cae hacia el suelo
tiene cinco nudos. Estando cubierta la cabeza por una toca, o especie de
casquete de género de color blanco, que se deslizaba hasta la mitad del
pecho, dejando al descubierto solo el rostro. Sobre el cual se encuentra el
velo de color negro forrado interiormente de raso de color blanco, propio
2018] El Pintor de los Libertadores... 247

de las hermanas profesas. Coincidente en su época con la vestimenta de


las Monjas de la Virgen Santa Clara de Asís o Clarisas donde Santa Isabel
originalmente profesara. Dicha pintura la muestra de pie de cuerpo en-
tero, sosteniendo con la mano derecha un crucifijo. Mientras que con la
izquierda levanta la parte inferior del escapulario, evitando que caiga, un
bouquet de rosas de color rojo que se halla en su regazo. Que es uno de sus
atributos. Flores que de acuerdo a la hagiografía eran monedas del tesoro
real que repartía entre los pobres, pero que por medio de un milagro con-
virtió en rosas para no ser descubierta por su iracundo marido. Llama la
atención en el tratamiento de este lienzo el rosario que cuelga del cordón
franciscano, donde se encuentra una medalla ovalada de color dorado con
la Virgen María sosteniendo al Niño Dios en los brazos. A los pies de Santa
Isabel en el ángulo inferior derecho, se encuentra un escudo heráldico con
las armas del Reyno de Portugal y las barras verticales rojas y amarillas de
la Casa de Aragón. Entre tanto en el ángulo inferior izquierdo se muestra
tirados en el suelo la Corona Real y el cetro, símbolo de desprendimiento
de lo material. En el fondo, en ese mismo plano se observa un paisaje cam-
pestre chileno. Al pie de esta tela hay una Cartela que dice “S.ta Isabel Reyna
de Portugal Patrona de la V.O.T. de Penitencia de / N.P.S. Francisco de Santiago
de Chile”. Según consta en el Archivo Histórico de la Curia de la Provincia
Franciscana de la Santísima Trinidad de Chile, Libro de Entrada y Gastos de
la V.O.T., este trabajo fue contratado por esta rama de la Orden francisca-
na de Santiago, para ser exhibido en su desaparecido templo de Nuestra
Señora de la Soledad. Antigua sede de los terciarios24. Cabe decir, por último,
que no son muchos los ejemplos pictóricos americanos de Santa Isabel de
Portugal, pues además de este que se conserva en el Museo de Arte Colo-
nial de San Francisco, en Santiago de Chile, solo hay otros dos: uno en el
Convento de San Francisco de Quito (Ecuador) y otro en el Convento de
San Francisco de El Cusco (Perú).
11. Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina
(Nuestra Señora del Carmen y el Niño Jesús).
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1820. Se encuentra representada vistiendo el hábito tradicional de la
Orden Carmelita, compuesto de una túnica y escapulario delantero de co-
lor café oscuro. Y amplia capa de coro de color blanco. La que se encuen-
tra tomada en la parte superior del esternón por un broche de género azul
con una perla en su centro, el que tiene forma de flor de cuatro pétalos.
Sobre el pecho ostenta al escudo carmelitano el que a diferencia de los an-
24 Este monasterio fundado en el siglo XVI por doña Marina Ortiz de Gaete, mujer legíti-
ma del fundador de Chile general don Pedro de Valdivia, se alzaba al costado derecho
del Convento Grande de los hermanos seráficos. Siendo demolido en la década de
1930 para la creación del Proyecto Habitacional Neoclásico Londres-Paris del arquitecto
Alberto Cruz Montt.
248 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

teriormente mencionados, pertenece al Carmelo Descalzo pues la represen-


tación del Monte Carmelo de Palestina, ostenta en su cumbre una gran cruz.
Escudo que en su cimera muestra una corona real de oro. La Virgen lleva
también sobre la cabeza una corona real. La mano derecha tiene asido un
escapulario de iguales características, el que cuelga de unos tirantes de
color azul con aplicaciones de laureles de oro. Sobre su brazo izquierdo
se encuentra sentado el Niño Jesús vestido con una túnica de color rosa,
ceñido en la cintura por un cordón de color azul. En la mano derecha tiene
este tomado con la mano empuñada un escapulario idéntico, que cuelga
de sus tirantes de color blanco. La mano izquierda sostiene por su parte in-
ferior un báculo de oro. El cual forma parte en unión con el Escapulario de
los atributos de la Virgen María en la adbocación del Carmen. En el fondo
de color azul-celeste del cuadro, por encima de la cabeza de la Virgen y el
Niño Jesús, se encuentra una amplia aureola compuesta de doce estrellas,
envolviendo a dichos personajes. Se conserva en manos privadas.
12. Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina
(Nuestra Señora del Carmen).
Pintada sobre tela, fue realizada en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1822. Al interior de un rompimiento de gloria se representa a la Vir-
gen María en su advocación del Carmen, vistiendo el hábito de su Orden
religiosa ya descrito. Esta se halla sentada exhibiendo plegada al lado de-
recho la amplitud de la capa de coro de color blanco, la que está tomada
en la misma parte que la antes dicha por un broche circular de oro con un
gran diamante en su centro. Sobre el pecho ostenta el escudo carmelitano
de los Descalzos. Su cuello y cabeza están inclinados hacia el lado izquier-
do. Con ambas manos sujeta al Niño Jesús el que está recostado sobre su
costado anteriormente indicado. Este aparece vestido con una túnica de
color bermellón, mostrando al espectador un escapulario de similares
figuras heráldicas que ostenta asido de sus tirantes de color azul-celeste,
que toma también con ambas manos. El que descansa sobre el pecho de
su Madre un poco más abajo del escudo heráldico antes mencionado. So-
bre sus cabezas hay una aureola de estrellas de parecidas características
que la pintura de más arriba. Al pie del lienzo se encuentra una Cartela
en caligrafía dorada que dice: “El Ilustrisimos señor Doctor Don José San-
tiago Rodrigѵes Zorrilla, Dignísimo / Obispo de esta Diócesis concede 40 Dias
de Indѵlgencia a los que resáren ѵna / Salve delante de esta soberana imagen de
Nuestra Señora del Carmen. Por devoción de tan Divina y Soberana Sra. Año
de 1822.”. Dicha obra además de su valor pictórico posee también adicio-
nalmente el histórico-político, ya que don José Santiago Rodríguez-Zorrilla e
Iduate, la mandó llevar a cabo el año en que el entonces XXI obispo titular
de Santiago, fue autorizado de regresar a la Ciudad de Santiago de Chile,
después de siete años de destierro en la Ciudad de Mendoza, luego de
2018] El Pintor de los Libertadores... 249

sus muchos tropiezos con el supremo director don Bernardo O’Higgins


y otros personajes del nuevo régimen. Esta imagen descrita corresponde
a la práctica de las Indulgencias, cuya implementación buscaba el fortale-
cimiento de ciertas advocaciones y el calendario litúrgico. Es curioso que
haya sido elegida por Rodríguez-Zorrilla ferviente realista y connotado
opositor al primer gobierno republicano, por sobre la de la Virgen de las
Mercedes Redentora de Cautivos más cercana a los monarquistas y Patrona
de la “Real y Militar Orden”. Teniéndose en cuenta –además– que la Vir-
gen del Carmen había sido jurada por los patriotas como Patrona y Generala
de Ejército Unido Libertador, prometiéndosele la construcción de un tem-
plo en el campo de batalla donde este triunfase a las tropas del Rey Don
Fernando VII. Como en efecto sucedió tras la gloriosa Batalla de Maipo
de 5 de abril de 1818. Finalmente, cabe señalar también que el lienzo en
cuestión puede entenderse, además, como un símbolo de la pugna entre
Iglesia Católica y Estado lo cual se encuentra expresado claramente en la
Cartela, donde se da a entender que el Ilustrísimo señor don José Santiago
Rodríguez- Zorrilla, y no don José Ignacio Cienfuegos, a quién don Bernardo
O’Higgins había designado en su lugar era la cabeza y el pastor de la
diócesis de Santiago. La pintura de Nuestra Señora del Carmen que hemos
aquí estudiado fue exhibida al público que visitaba la Iglesia Catedral de
la capital de Chile hasta 1825. Año en que el obispo Rodríguez-Zorrilla
fue deportado, falleciendo en Madrid en 1834. En vista de haber entor-
pecido con su hermano fray Diego frayle dominico residente en España,
las negociaciones del gobierno chileno con la Santa Sede, que finalmente
se concretaron con la venida al país de la Misión Muzi25. Se conserva en
la Pinacoteca de la Iglesia Catedral Metropolitana, en Santiago de Chile.
II. Catálogo Razonado de Pintura en Miniatura: Descripción Iconográfica y
Comentarios.
Además de los lienzos unipersonales que el Maestro Joseph Gil de Castro
realizó en tamaños grande y mediano, concernientes estos a advocaciones
de la Virgen María y a distintos Santos venerados por la Iglesia Católica la-
tina, a los cuales nos hemos referido ya con detalle. Dicho artista peruano
llevó también a cabo una serie de imágenes en pequeño formato o minia-
tura, las que no sobrepasan aproximadamente los veintiocho por veintiún
centímetros. Las cuales se encuentran insertos o incluidos en el fondo de
los retratos de diversos personajes civiles y militares, pertenecientes a las
sociedades santiaguina y limeña, de la Época de la Independencia e inicios
de la República. Por lo que bien puede hablarse de “un cuadro dentro de otro
cuadro” o intervenciones artísticas como hoy día se dice en lenguaje moder-
no del “arte visual”. Estos ejemplos de arte sacro americano donde se repre-

25 Anónimo. Pintura Chilena del Siglo XIX. José Gil de Castro. El Retratista de la Independen-
cia. Colección Origo, sin fecha.
250 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

sentan las devociones particulares de los retratados, se hallan ejecutados


especialmente en el ángulo superior derecho de estas pinturas. Lugar que
por lo general durante el “Antiguo Régimen” se reservaba para exhibir el
escudo de armas nobiliario del mandante. Tales ikonos ahí reproducidos
pertenecen a los denominados “artefactos de viaje”, ya que estas pequeñas
telas, encuadradas con un filete dorado, que en su cabecera tenían un bas-
tidor cilíndrico, con una puntera torneada y dorada en sus extremos de
donde se sujetaba un cordón de hilo de oro o seda de color rojo para col-
garlas. Podían enrollarse y luego guardarse en un estuche de madera –a
veces lujoso– los que por lo general estaban adheridos al bastidor inferior
por medio de una bisagra26. A fin de que cuando la miniatura se la colgaba
su peso las mantuviese rígidas. Tales objetos de piedad religiosa proce-
dían usualmente de la Ciudad Imperial de El Cusco donde existían talle-
res especializados en su confección. Su origen se remonta a los años de la
conquista y colonización del Perú, proviniendo de las “cajitas devocionales”
de los siglos XVI y XVII, fabricadas a partir de un trozo hueco de caña de
azúcar el que se doraba a la lámina de oro en su exterior transformándolo
en un pequeño y primoroso retablo. Al cual se le tallaban en su frontal un
par de columnas laterales, agregándose a algunas una coronacion reali-
zada en madera u hojalata calada cuyas figuras geométricas resultantes
se pintaban adentro de color rojo y azul-cobalto. En el interior de la caña
tanto sus lados superior como inferior y fondo, tras ponerles una capa de
pintura de color bermellón, se colocaba una advocación en miniatura hecha
de una delgada lámina de piedra de Huamanga tallada y policromada.
Estos retablos portátiles muchas veces tenían unas trabajadas puertecillas.
Así como una caja ad hoc para guardarlos y transportarlo27.
Ahora bien, como hemos señalado al tratar de los retratos con pintura
devota unipersonal, las referentes a las con miniaturas incluidas se estu-
dian, igualmente, de acuerdo al orden cronológico en que aquellos fueran
realizados en técnica al óleo. Los cuales son los siguientes:
1. Retrato de Don José Manuel de Lecaroz y Alcalde. Retrato de Doña María
Mercedes Alcalde y Bascuñan de Lecaroz.
Pintado sobre tela, fueron realizados en la Ciudad de Santiago de Chi-
le, el año 1814. Este conjunto de lienzos contienen colgadas y extendidas
en sus respectivos fondos, el primero en el ángulo superior izquierdo y el

26 Los estuches de las telas de enrollar más antiguos fueron fabricados con madera de
caña. Evolucionando más tarde a la caoba, bisagras de plata, cerrojos e incrustaciones
de este metal, marfil y conchas.
27 En nuestra colección de arte sacro, poseemos una de estas cajitas-retablos devocionales,
con la figura en piedra de Huamanga de San Antonio de Padua con el Niño Jesús en
brazos. El cual da un ósculo al Santo en la mejilla derecha. Probablemente de comien-
zos del siglo XVII, que mide ocho por cuatro, coma nueve centímetros. Véase en el
Complemento Iconográfico la fotografía de esta.
2018] El Pintor de los Libertadores... 251

segundo en el ángulo superior derecho, una tela enrollable con la advoca-


ción de Nuestra Señora de las Mercedes Redentora de Cautivos. Tiene esta las
mismas características iconográficas descritas en el Capítulo anterior bajo
el número 2. Solo difiere de ella que a sus pies no se encuentran los bus-
tos de San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato. Puesto que ambos retratos
fueron hechos para acompañar esa pintura mercedaria en una suerte de
tríptico o retablo con alas28.
2. Retrato de Doña Dolores Díaz Durán de Gómez.
Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile,
el año 1814. Esta pintura muestra colgada y desenvuelta en el ángulo
superior izquierdo de su fondo una tela enrollable de un Ecce Homo, en
posición erecta y frontal. Tiene la cabeza con los cabellos largos par-
tidos al centro según costumbre de los nazarenos, coronado de ramas
espinosas entretejidas, con tres potencias ubicadas en la nuca y ambos
lados del cráneo a la altura de las orejas. El rostro barbado. Se encuentra
vestido con la túnica de color púrpura de la Pasión. Los brazos entre-
cruzados por delante puestos horizontalmente. Estos están amarrados
por las muñecas con un grueso cordón cuyos extremos terminan en un
par de borlas. Indicando que el personaje es un Cautivo. Sobre la túnica
tiene un escapulario con la cruz de gules y azur en el centro propia de
la Ordo Sanctisimae Trinitatis Redemtionis Cautivorum (Trinitarios) que le
cae sobre el pecho. Dicha imagen representa al Santo Cristo de Medinace-
lli. Advocación propia de la Villa y Corte de Madrid, que fuese rescatada
de manos de los moros, en el norte de África. Lo que de algún modo
pudiese sugerir algún ribete político en el contexto de la Reconquista
Española de Chile29.

28 Egidio Rivera Orrego. España en el Arte Pictórico de la Independencia. Imprenta Barcelo-


na, Santiago de Chile, 1927.
29 a. La advocación original conocida bajo los títulos de Nuestro Padre Jesús de Medinacelli
o Jesús Nazareno Rescatado, es una imagen esculpida en madera correspondiente a la
Escuela Sevillana, del taller cordobés del Maestro Juan de Mesa, datada en la primera
mitad del siglo XVII. Representa a Jesucristo en el momento de su Pasión cuando Poncio
Pilatos lo presenta azotado al pueblo judío de la Ciudad de Jerusalem. Esta obra de arte fue
realizada por encargo de los frayles franciscanos capuchinos y llevada por estos en
1614 a tierra de infieles, instalándosela en la ciudad de La Mamora. Pero, en 1681
cayó aquella en manos del sultán Muley Ysmail, quién la trasladó a Mequirez donde
fue ultrajada en sus calles y plaza principal. En vista de lo cual los frayles trinitarios
ofrecieron rescatarla, pagando su peso en oro. Conseguido aquello, se le colocó sobre
el pecho el escapulario arriba mencionado, que entonces servía de salvo conducto para
que la dejaran pasar a tierras cristianas. Traída a la Villa y Corte de Madrid se le alojó
en una capilla sita en tierras cedidas por el duque de Medinacelli. En 1710 se consti-
tuyó la Cofradía de Esclavos de Jesús Nazareno, siendo desde 1819 protegida por la Real
Corona. Hoy se conserva en poder de los capuchinos en la Basílica de Nuestro Padre
Jesús de Medinacelli, antiguo Convento de los Frayles Trinitarios Descalzos de Nuestra
Señora de la Almudena, de dicha ciudad.
b. De esta imagen bajo la advocación de El Señor Cautivo existe una réplica virreinal
252 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

3. Retrato de Doña Maria del Carmen Landa y Vivar.


Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile, el
año 1817. Este lienzo enseña colgado y desplegado en el ángulo superior
izquierdo de su fondo, una tela enrollable de color azul-celeste, en la cual se
encuentra la representación iconográfica apologética concerniente al Sagra-
do Corazón de Jesús. Compuesto de un corazón sangrante de su color ubicado
al centro, con una corona de espinas que lo ciñe por la mitad de este. Sobre
la cima del mismo, sobresale una gran cruz. Rodea esta figura fulgores en
tonos dorados y bermellón. En cada uno de los ángulos de dicha tela enro-
llable se ubica un querubín que observa y alaba al Sagrado Corazón de Jesús.
4. Retrato de Doña Dolores de la Morandé Prado de Valdivieso.
Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile,
el año 1819. En este retrato se encuentra colgada y extendida en el ángu-
lo superior derecho de su fondo, una tela enrollable con la advocación de
Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina, vestida con el hábito común
de su Orden religiosa y amplia capa de coro de color blanco. Sobre la ca-
beza ostenta una corona real. Y en la mano derecha el escapulario carme-
lita. Sobre el brazo izquierdo semidesnudo cubierto de una mantilla tapa
pudor, se encuentra sentado el Niño Jesús. Una aureola formada por doce
estrellas es compartida por ambos. Dado que esta descripción proviene
de una antigua fotografía blanco-negro existente en el Archivo Fotográ-
fico de la Biblioteca Nacional de Santiago, no nos ha sido posible obtener
más detalles. Se desconoce el paradero actual de este retrato.
5. Retrato de Don Pedro Palazuelos y Aldunate.
Pintado sobre tela, fue realizado en la Ciudad de Santiago de Chile,
entre los años 1823-1824. A diferencia de los anteriormente mencionados,
en el ángulo superior derecho de este lienzo no se reproduce una imagen
de piedad procedente de una tela enrollable del mandante, sino que de
una obra de arte de su predilección. Ciertamente, en dicho lugar hállase
colgada de una argolla dorada en el fondo de este retrato, un marco rec-
tangular de moldura lisa de color negro, probablemente de madera de
ébano, con un filete interior en oro. Donde se encuentra una pintura en
la cual, en medio de un rompimiento de gloria, se ve la advocación de
Nuestra Señora del Santo Hábito Carmelita. En el cual Ella usando dicho
vestuario religioso, la capa de coro y llevando en la cabeza una corona
real forrada en su interior en terciopelo de color rojo, con la mano dere-
cha entrega a San Simón Stock –que se encuentra hincado a sus pies ves-
tido también con la antes mencionada indumentaria monacal– el hábito

en la Iglesia del Sagrario de la Catedral de la Ciudad de Los Reyes de Lima, teniendo


como en España gran devoción, celebrándose conjuntamente su fiesta el primer vier-
nes del mes de marzo. Día en que el Rey de España acude a orar a sus pies, dado que
el Cristo de Medinacelli es el Patrono de la Villa y Corte.
2018] El Pintor de los Libertadores... 253

de color café oscuro de las Fratres Ordinis Beatissimae Virginia Mariae de


Monte Carmeli. Quien lo recibe agradecido fijando la vista hacia la Virgen
María y el Niño Jesús que está ubicado a siniestra de su madre, sujetan-
do ambos con la mano izquierda un globo terráqueo. El Niño entre tanto,
con el brazo derecho alzado, bendice a San Simón Stock primer Maestre
General de la Ordo Carmelitarum de Occidente. Es interesante comentar
aquí, el mutuo intercambio de miradas entre los personajes de la escena
descrita. En la cual la Virgen del Carmen y el Niño Jesús la dirigen desde
el cielo a San Simón, quién la devuelve a ellos anonadado, pactando sin
decir una palabra su compromiso, consagración y fidelidad para con El
Carmelo. Algunos historiadores del Arte han querido descubrir en todo
esto, la confianza del ciudadano retratado para con la Causa de la Inde-
pendencia30.
De acuerdo con las investigaciones que hasta ahora se han realizado,
esta parece ser la última de las pinturas chilenas que el Maestro Joseph Gil
de Castro, realizó con este curioso sistema de “un cuadro dentro de otro cua-
dro”. En que puso en íntima relación los personajes retratados con su divini-
dad protectora. Puesto que no se sabe por el momento que existan aún otros
posteriores. Conociéndose, solamente, un caso aislado fuera de nuestras
fronteras correspondiendo al óleo sobre tela, del retrato del militar natu-
ral de la región de El Cusco, sargento mayor del Ejército de Caballería del
Perú don Cosme Pacheco. El cual fuese realizado en la Ciudad de Los Reyes
de Lima, fechado en 27 de septiembre de 1831. La que deber ser la corres-
pondiente a su término. En cuyo ángulo superior derecho se aparece en
medio de un rompimiento de gloria la imagen de Nuestra Señora del Carmen
mirándolo dulcemente desde el cielo. Dando la impresión al expectador
que se trata de una aparición milagrosa. Cabe señalar, también, que esta
advocación mariana es la Patrona jurada del Pueblo de Zurite, en cuya an-
tigua capilla yace sepultado Pacheco, lo que bien podría sugerir que fue
agregada al lienzo por Gil de Castro a propósito de la muerte de este.
III. Comentarios Concernientes a las Imágenes Estudiadas.
Al observar con detenimiento las pinturas sacras de que hemos dado
cuenta a través de la presente monografía, tanto de las efigies unipersona-
les como de las miniaturas en tela enrollable, puede observarse las diversas
maneras en que el Maestro encaró lo concerniente al tratamiento de las
cabezas de las advocaciones de la Virgen María y de los Santos, con espe-
cial referencia al cabello de estos. A cada uno de los cuales se les adoptó
un tratamiento distinto, tomado de la moda imperante en los siglos que
precedieron, al momento en que estos lienzos fueron realizados. Los cua-
les tienen también características fisonómicas europeas.

30 Esta advocación es conocida también en los libros de Arte con el nombre de “La Vir-
gen del Carmen y San Simón Stock”.
254 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

1. Apóstol Santiago “El Menor”: Esta imagen lleva el cabello en tono cas-
taño claro, enmarañado. Con las puntas de él cargadas hacia adelante en
dirección de las sienes y la frente, en ondas, formando medias-lunas.
2. Nuestra Señora de las Mercedes Redentora de Cautivos: Esta imagen lle-
va el cabello en tono castaño oscuro con algunos visos rubio-cobrizos.
Peinado con una partidura vertical que corre por el centro de la cabeza,
trayendo el pelo de manera lisa y tirante lo que sugiere que, a la altura
de la nuca, se encuentra puesta una traba o pequeño peinetón. Puesto que
desde este lugar se distribuye por sobre los hombros en dos largos rizos
sueltos y esponjosos de cabello ondulado. De la cabeza de cada una de las
imágenes de la Virgen María surgen rayos blancos de luz.
3. Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina (Virgen del Carmen con el
Niño Jesús, 1814): Esta imagen lleva la cabeza cubierta por un manto del que
en la sección de las sienes, se asoma el cabello en tono castaño claro con ilu-
minados visos rubio-cobrizos. Formando una onda, en ambos extremos de
la frente. La que se presenta despejada. Tiene también como la anterior ima-
gen descrita, el pelo partido verticalmente por el centro de la cabeza. El que
se encuentra liso y tirante sugiriendo que a la altura de la nuca, se halla una
traba o pequeño peinetón. La figura de la Virgen María, en particular, posee
una gran semejanza con la de la iconografía española de Nuestra Señora de la
Paz, presente en el Virreynato del Perú desde mediados del siglo XVII.
4. San Domingo de Guzmán y Aza: Esta imagen lleva el cabello en tono
castaño oscuro, cortado a la navaja, teniendo alrededor de la cabeza la
antigua gran tonsura de uso religioso denominada “cerquillo”.
5. San Diego de Alcalá: Esta imagen lleva el cabello en tono castaño claro
a rubio rojizo, pegado al cráneo y corto. El que se muestra algo enmaraña-
do y con ondulaciones. Se halla carente de tonsura.
6. San Luis de Gonzaga y Tana: Esta imagen lleva el cabello en tono cas-
taño oscuro con visos rubio-cobrizos. Con parecidas demás características
de la anterior imagen descrita.
7. Virgen de la Merced Orante (Virgen de la Merced-Inmaculada): Esta ima-
gen lleva el cabello en tono rubio-cobrizos. Arreglado como una melena
de pelo ondulado partido al medio de la cabeza que le llega hasta los
hombros. La frente se encuentra despejada, pues el cabello esta tomado
con un cintillo de cinta de seda de color bermellón que cruza la parte su-
perior de la frente. Este cintillo se vislumbra a través del velo de encaje
transparente que le cubre la cabeza. El presente lienzo sigue las líneas am-
pliadas de la obra titulada Virgen Orante del Maestro Giovanni Battista Salvi,
que se conserva en la National Gallery de Londres. Artista que se basó para
su tela en la celebre Virgen con el Niño, pintura que se debe al Maestro Al-
brecht Dürer, existente en el Museo Nacional de Viena31.

31 Johannes Beer. Albrecht Dürer Als Maler. Die Blauen Bücher. Berlin, 1960: Worte Aus
Dürers Schriften.
2018] El Pintor de los Libertadores... 255

8. Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina (Nuestra Señora del Car-
men y el Niño Jesús, 1820): Esta imagen carente de velo lleva el cabello en
tono castaño oscuro, de la manera indicada en el número 2.
9. Nuestra Señora del Monte Carmelo de Palestina (Nuestra Señora del Car-
men, 1822): Esta imagen carente de velo lleva el cabello en tono castaño
oscuro con visos rubio-cobrizos. Partido al medio de la cabeza como las
otras antes indicadas. El que se encuentra peinado hacia atrás, formando
sobre la nuca y cuello una gruesa trenza tomada claramente por una traba
enjoyada desde dónde se distribuye por sobre los hombros y la espalda en
largos rizos.
10. Las imágenes del Niño Jesús que acompañan a las distintas ad-
vocaciones de la Virgen María antes mencionadas, siguiendo patrones
de grabados y lienzos europeos, llevan el caballo de color rubio claro y
ensortijado.
11. De acuerdo con los estudios concernientes al tono de los cabellos
de los “Españoles Americanos”, llamados más tarde “Criollos” a partir de la
República, cabe decir que primaron en especial los de la familia rubio-rojo-
cobrizos (pelirojos), derivantes en castaños, proveniente genéticamente de
la mezcla de los antiguos españoles con las tribus germanas conformadas
por godos y visigodos, que se instalaron en la Península Ibérica a partir de la
declinación del Imperio Romano. Lo cual no solo se encuentra expresado
plásticamente como por ejemplo a través de las obras religiosas y civiles
del Maestro Joseph Gil de Castro, sino también de manera tangible en las
pelucas de cabello natural que se conservan, pertenecientes a la imaginería
sacra particularmente de bulto de los siglos XVI a primera mitad del XIX32.

Quinta Parte
Apreciaciones Finales

1. El Retrato de Don Ramón Martínez de Luco y Caldera.


Aunque este conocido retrato al óleo sobre tela de la colección del Mu-
seo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile, realizado en esta misma
Ciudad, el año 1816, que representa al prominente vecino don Ramón Mar-
tínez de Luco y Caldera con su hijo pequeño primogénito José Fabián Martínez
de Luco y de Andía Varela, no pertenece a las pinturas de carácter sacro, cabe
detenerse aquí un momento pues se encuentra relacionado con el tema

32 Luis Thayer Ojeda. Orígenes de Chile: Elementos Étnicos, Apellidos, Familias. Editorial
Andrés Bello, Santiago de Chile, 1989 (reproduce sus estudios dados a conocer origi-
nalmente durante la primera mitad del siglo XX); Nicolás Palacios. Raza Chilena. Libro
Escrito por un Chileno i Para los Chilenos. Imprenta i Litografía Alemana de Gustavo
Schäfer, Valparaíso, 1904; Richard García. Las Poblaciones de la Península Ibérica Son el
Resultado de un Complejo Cóctel Genético. El Mercurio de Santiago, 16 de marzo de 2019:
reproduce un resumen de un artículo recientemente publicado por la revista Science
sobre un sorprendente estudio de análisis de ADN y fechadas radiocarbónicos.
256 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

religioso. Ciertamente, en ella este personaje luce en la solapa izquierda de


su levita de color café-marrón, similar al del hábito de la Orden carmelita,
una medalla de tamaño medio con el escudo de armas de su Rama Des-
calza bellamente acuñada en oro, pendiente de una cinta con un rosetón
superior del mismo tono antes dicho. La cual corresponde a su insignia de
mayordomo o administrador de la “Cofradía del Santo Escapulario de la Vir-
gen del Carmen Intercesora Entre Dios Y las Almas del Purgatorio”. La que se
encuentra ubicada sobre la cabeza de su hijo antes nombrado, invocando
–quizás– la protección maternal de la Virgen María para su linaje.
2. Los Retratos de los Eclesiásticos.
Durante su larga carrera como artista plástico y muy en especial como
retratista, es curioso que el Maestro Joseph Gil de Castro solo haya rea-
lizado tres pinturas relativas a eclesiásticos, las cuales son las siguientes:
a. Retrato de Fray Antonio de Esquibel: Oleo sobre tela, llevado a cabo en
la Ciudad de Santiago de Chile, el año 1820. Fue mandado confec-
cionar por fray José María de Bazaguchiascúa, lector jubilado del
número y cronista de la Provincia Franciscana de la Santísima Tri-
nidad de Chile. El religioso español retratado que nunca estuvo en
Chile donde tenía numerosos admiradores, fue hijo de la Provincia
Franciscana de Andalucía, lector jubilado del número y ex definidor
de ella. Y autor de la Exposición Chronohistórica de la Regla de N.S.P. S.
Francisco, recibiendo por esta y otras obras de carácter mileniarista,
honrosos homenajes y títulos por parte de los franciscanos chilenos.
Su retrato magnífico expuesto en el Claustro Mayor del Convento
Grande, que fue incluso visitado por el supremo director del Estado
don Bernardo O’Higgins, hállase perdido desde la década de 1930,
como ya lo hemos dicho33.
b. Retrato de don Manuel José Verdugo y Martínez: Oleo sobre tela, lleva-
do a cabo en la Ciudad de Santiago de Chile, el año 1823. Este pres-
bítero patriota chileno, fue canónigo de la Santa Iglesia Catedral de
Santiago, catedrático de Sagrada Theología y rector de la Universi-
dad de San Felipe de la misma urbe. Siendo merecedor de la Legión
del Mérito de Chile.
c. Retrato de don Juan Rodríguez Reymundez: Oleo sobre tela, llevado a
cabo en la Ciudad de Los Reyes de Lima, el año de 1834. Este sacerdo-
te patriota peruano, fue cura rector del Sagrario de la Iglesia Catedral
de Lima y luego obispo de la Diócesis de Ayacucho. Poseía la conde-
coración de la Legión al Mérito del Perú. Sobre la cual cabe dejar, dicho
aquí, que por Decreto de 8 de octubre de 1821, el general don José de
San Martín durante su Protectorado creó la Orden El Sol del Perú. Pero

33 Hugo Rodolfo Ramírez Rivera. El Retrato del Franciscano… cit.


2018] El Pintor de los Libertadores... 257

que por Ley de 9 de marzo de 1825, el general don Simón Bolívar la


declaró extinta durante su Dictadura, trocándola por la Legión al Méri-
to del Perú. que no tenía atisbos nobiliarios como la anterior34.

Firmamentum
Una Curiosa Pintura del Maestro Joseph Gil De Castro reivindica-
dora de la firma en la ciudad de San Agustín de Talca del Acta de
Proclamación de la Independencia de Chile en 1818.
En esta pintura alegórica al óleo sobre tela, realizada probablemente en la
Ciudad de Santiago de Chile, el año 1820, se representa la adusta figura del
hacendado patriota maulino, don Juan de Dios Ramírez Velásquez de Cobarru-
bias Bargas y Lisperguer. Quien aparece aquí en posición erecta y frontal,
vestido a la manera de los caballeros de su tiempo. Es decir, camisa blanca
con botón de oro a la altura de la garganta, que servía para sujetar el cuello
de esta y ancha cinta de seda de color negro enrollada en el cuello que ha-
cía de corbata. Puños con pequeño encaje asomado de sus borde y colleras
labradas en oro. Levita, chaleco de género con cadena leontina para el reloj
y pantalón de color negro. En la solapa derecha de la levita cuelga de una
cinta de seda de color azul-celeste, la venera de oro y esmaltes de la Le-
gión del Mérito de Chile. La mano izquierda yace afirmada en un bastón de
madera de palo de rosa con empuñadura tallada que representa la cabeza
de un perro de caza con ojos enjoyados. La mano derecha que ostenta un
anillo con el sello heráldico de sus ancestros, reposa sobre una esquela de
invitación o carta cerrada donde se lee en su sobrescrito con elegante letra
caligráfica su nombre y la fecha “Talca, 2 de Febrero de 1818…”. Papel que se
encuentra encima de una mesa dorada de estilo Imperio, sobre la cual luce
una fina carpeta de terciopelo de color bermellón. De cuyas esquinas caen
borlas de hilo de oro. En su rincón derecho hállanse apilados unos libros
de rico empaste, que nos habla de su vocación por la cultura y bibliofilia.
Al centro de la misma hay un primoroso cofre-vitrina dorado, en cuyo
interior de terciopelo de color rojo se encuentra posada una pluma de ave
de color blanco, artísticamente puesta sobre una tarjeta que dice con letras
de molde de color dorado la palabra LIBERTAD. Detalle alusivo a la pluma
que utilizara don Bernardo O’Higgins para firmar en San Agustín de Talca, el
Acta de Proclamación de la Independencia, el 2 de febrero de 1818. La que pos-
teriormente como se ha enunciado en la Primera Parte, Nota 8, obsequió
a nuestro personaje. En el fondo del cuadro hay en un elegante marco de
moldura lisa de color negro, con filete de oro, un gran paspartú donde se
encuentra montado al interior de este un ejemplar del Acta de Proclamación

34 La Orden El Sol Del Perú. Cancillería de la Orden. Ministerio de Relaciones Exteriores.


Imprenta del Ministerio de Hacienda y Comercio, Lima, 1939. Gentileza del ministro
diplomático peruano don Manuel de Cossio.
258 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

de la Independencia. Quizás rubricada de puño y letra de O’Higgins y su


Gabinete. En el lado derecho del lienzo una ventana como si fuese una
pintura colgada en la pared “un cuadro dentro de otro cuadro” resalta del cla-
roscuro un paisaje chileno, donde se encuentra un campamento militar (el
Ejercito del Sur), hondeando en su parte central la actual bandera nacional.
En el reverso en una Cartela elíptica se encuentra caligrafiada en letra negra
la inscripción siguiente: “POR LA PATRIA. / El S.or D.n Juan de Dios Ramírez /
V.ez de Cobarrubias / Bargas y Lisperguer. / Coronel de Milicias Disciplinadas / de
la Ciudad de San Agustín de Talca. / Regidor de su Ilustre Cabildo. / Comisionado
de Guerra &. / Miembro de la Benemérita Legión del / Mérito de Chile. / Lo retrató
fielm.te el Ciudadano Josephus Gil / Cap.n de Exto. y Antigraphista del Supremo
Director./ Anno MDCCCXX.”. Se conserva en poder del que esto escribe. Al
igual que el bastón aquí descrito.
La autenticidad de esta pintura se encuentra documentada en una car-
ta de su bisnieto don José Dolores Ramírez y Maturana (bisabuelo del au-
tor) a don Diego Barros Arana, suscrita en su Hacienda Los Tajos, Gualleco,
Talca, el 7 de septiembre de 1887, en la que le menciona los documentos,
objetos y obras de Arte de la época de la Independencia que existen en esa
provincia35. Igualmente, el cronista maulino don Pantaleón Arabena Azócar,
en su curiosa obra Reliquias Talquinas, Imprenta Locomotora, Santiago de
Chile, 1897, se refiere a don Juan de Dios Ramírez y el retrato que le hiciera
el Maestro Joseph Gil de Castro, donde dice que habría sido realizado “en su
casa de Talca”. Y cómo fue que este quedó en poder de la pluma con que
don Bernardo O’Higgins, “suscribió y refrendó” el Acta de Proclamación de
la Independencia nacional36. Una reproducción de esta pintura y su reverso,
puede consultarse en las finas láminas de este mismo libro.

35 a. Biblioteca Nacional de Chile, Archivo Epistolar de don Diego Barros Arana. Genti-
leza de don Guillermo Feliú Cruz.
b. Don Juan de Dios Ramírez, nació en la Ciudad de San Agustín de Talca en 1770.
Siendo maestre de campo al igual que sus antepasados. Integró como oficial el Re-
gimiento de Milicias disciplinadas de Caballería “Bravos del Maule” de esa ciudad.
Colaboró con la instauración del Instituto Literario de Talca, hoy Liceo de esta urbe.
Fundador de la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Cureptú, ahora Ciudad de Curep-
to. Participó en el Cabildo Abierto en el cual don Bernardo O’Higgins firmó el Acta de
Proclamación de la Independencia ante los vecinos de la Ciudad de San Agustín de Talca.
Propietario de la Estancia Frutillar sobre el río Claro. Y de las Haciendas de Pangui y
Los Litres , en cuyas casas de esta última falleció en 1837. Siendo sepultado en Talca
con honores castrenses y gubernamentales.
c. Diego Barros Arana, Historia Jeneral de Chile, volumen XIII.
36 Según antigua tradición familiar el Maestro Joseph Gil de Castro, pintó dicho retrato
basándose en un completo dibujo a lápiz, realizado en casa del mandante en Talca. Lo
que coincide con lo que aduce al respecto don Pantaleón Arabena en su obra citada.
2018] El Pintor de los Libertadores... 259

Complemento Iconográfico

Figura 1 Figura 2

Figura 3 Figura 4

Arriba. Figura 1 Nuestra Señora de las Mercedes Redentora de Cautivos (1814). Figura
2 Nuestra Señora del Carmen indulgenciada por el obispo Don José Santiago
Rodríguez Zorrilla (1822). Abajo. Figura 3. Retrato de Doña María del Carmen
Landa y Vivar con tela enrollable en el fondo dedicada al Sagrado Corazón de Jesús
(1817). Figura 4. Retrato de Don Cosme Pacheco, intervenido con la imagen de la
Virgen del Carmen (1834). Último de este tipo realizado por el Maestro Joseph Gil
de Castro. (Propiedad Colecciones privadas).
260 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Caja Devocional con Retablo. Hecha en un trozo de una caña de azúcar,


conteniendo en su interior la imagen en miniatura de San Antonio de Padua besado
por el Niño Jesús, tallado en una lámina de piedra de Huamanga policromada.
Cusco ¿? Siglo XVII. (Propiedad Colección de Arte Sacro del Autor).
2018] El Pintor de los Libertadores... 261

Histórica pluma de ave de color blanco-crema, que de acuerdo documentada


tradición el Libertador don Bernardo O’Higgins usó para firmar en la Ciudad
de San Agustín de Talca, el Acta de Proclamación de la Independencia de Chile.
(Propiedad del Autor).
262 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Apéndice Documental
Desconocido texto del Acta de Proclamación de la Independencia de Chile, conteniendo
las cuatro observaciones de Don Bernardo O’Higgins en letra cursiva. Documento
histórico que el Libertador usó en la solemne ceremonia de jura verificada
en la Ciudad de San Agustín de Talca el 12 de febrero de 1818. Su original se
conserva en el Archivo Histórico del Senado de la República, volumen 2. Siendo el
que previamente suscribió y refrendó el 2 de febrero de ese año.

PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE CHILE

EL DIRECTOR SUPREMO DEL ESTADO


La Fuerza ha sido la razón suprema que por más de trescientos años ha
mantenido al Nuevo Mundo en la necesidad de venerar como un dog-
ma la usurpación de sus derechos y de buscar en ella misma el origen
de sus más grandes deberes. Era preciso que algún día llegase el término
de esta violenta sumisión; pero, entretanto, era imposible anticiparla: la
resistencia del débil contra el fuerte imprime un carácter sacrílego a sus
pretensiones y no hace más que desacreditar la justicia en que se fundan.
Estaba reservado al siglo XIX el oír a la América reclamar sus derechos sin
ser delincuente y mostrar que el período de su sufrimiento no podía durar
más que el de su debilidad, que ya no existe. La revolución del 18 de sep-
tiembre de 1810 fue el primer esfuerzo que hizo Chile para cumplir esos al-
tos destinos a que lo llamaba el tiempo y la naturaleza; sus habitantes han
probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrostrando
las vicisitudes de una guerra en que el Gobierno español ha querido hacer
ver que su política con respecto a la América sobrevivirá al trastorno de
todos los abusos.
Este último desengaño les ha inspirado, naturalmente, la resolución de
separarse para siempre de la Monarquía Española y proclamar su Inde-
pendencia a la faz del mundo, reservando hacer demostrable oportunamente,
en toda su extensión, los sólidos fundamentos de esta determinación. Más, no
permitiendo las actuales circunstancias de la guerra la convocación de un
Congreso Nacional que sancione el voto público, hemos mandado abrir
un Gran Registro en que todos los ciudadanos del Estado sufraguen por
sí mismos, libre y espontáneamente, por la necesidad urgente de que el
Gobierno declare en el día la Independencia, o por la dilación o negativa.
Y habiendo resultado que la universalidad de los ciudadanos está irrevo-
cablemente decidida por la afirmativa de aquella proposición, afianzadas
en las fuerzas y recursos que tiene para sostenerla con dignidad y energía, he-
mos tenido a bien, en ejercicio del poder extraordinario con que para este
caso particular nos han autorizado los pueblos, declarar solemnemente, a
nombre de ellos, en presencia del Altísimo, y hacer saber a la gran confe-
deración del género humano, que el territorio continental de Chile y sus
islas adyacentes, forman de hecho y por derecho, un Estado libre, inde-
pendiente y soberano, y quedan para siempre separados de la Monarquía
de España, y de otra cualquiera dominación, con plena aptitud de adoptar
2018] El Pintor de los Libertadores... 263

la forma de Gobierno que más convenga a sus intereses. Y para que esta
declaración tenga toda la fuerza y solidez que debe caracterizar la primera
Acta de un pueblo libre, la afianzamos con el honor, la vida, las fortunas y
todas las relaciones sociales de los habitantes de este nuevo Estado: com-
prometemos nuestra palabra, la dignidad de nuestro empleo y el decoro
de las armas de la patria; y mandamos que con los libros del Gran Registro
se deposite la Acta Original en el Archivo de la Municipalidad de Santiago,
y se circule a todos los pueblos, ejércitos y corporaciones, para que inme-
diatamente se jure y quede sellada para siempre la emancipación de Chile.
Dada en el Palacio Directorial de Concepción a 1 de Enero de 1818, firmada
de nuestra mano, signada con el de la nación, y refrendada por nuestros
ministros y secretarios de Estado, en los departamentos de Gobierno, Ha-
cienda y Guerra.- Bernardo O’Higgins.- Miguel Zañartu.- Hipólito de Vi-
llegas.- José Ignacio Zenteno.

Facsímil del acta original de Proclamación de la Independencia de Chile. conteniendo


las cuatro observaciones autógrafas de Don Bernardo O’Higgins. (Archivo Histórico
del Senado de la República. Copia en poder del Autor).
DOCUMENTOS

El martes 1 de enero de 1974 se dio a conocer un documento de la Confe-


rencia Episcopal de Chile que tuvo por título La Evangelización en Chile
durante los últimos 30 años. Interesante escrito porque nos ayuda a com-
prender la dinámica de aquellos lustros.

La evangelización en Chile durante los últimos 30 años


Para hacer un análisis de lo que ha pasado con la Evangelización en es-
tos últimos 30 años, conviene distinguir la masa de los cristianos de las
pequeñas elites que muchas veces se adelantan en demasía en busca de
nuevos caminos y sufren mucho más los cambios de la sociedad.

1. La masa de los católicos


Sigue una evolución lenta y continua. A la vista de los apóstoles más im-
pacientes parece inmóvil.
Se caracteriza por su apego a ciertos sacramentos que corresponden
a momentos religiosos de la vida: Bautismo, Primera Comunión, Confir-
mación, Matrimonio, Misas de difuntos; y a manifestaciones masivas de
fe y devociones: Santuarios, novenas, Mes de María, procesiones. Podría
decirse que esto alcanza a un 80 ó 90% del pueblo.
Un porcentaje mucho menor, que no llega al 10%, cumple con el pre-
cepto dominical y recibe una influencia más constante de la enseñanza de
la Iglesia. Un 30% educa a sus hijos en escuelas católicas.
Novedades importantes para esta masa han sido:
a. La renovación de la Catequesis, con nuevas y severas exigencias
que incorporan a las familias de los niños.
b. Preparación de los novios y charlas para los padrinos y padres de
los bautizados.
c. Renovación de la liturgia de la Misa, con mayor participación e in-
tercambio comunitario.
d. Misiones generales y grupos de comunidades territoriales.
e. Mayor utilización de los medios de difusión.
f. Difusión de la Biblia y de nuevos cánticos y oraciones con un conte-
nido bíblico.
El contenido de la predicación pasa de la piedad individual a la comu-
nitaria y de la moral personal a la social. La enseñanza doctrinal cede su
lugar a una más vivencial.
266 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

A pesar de los vaivenes de los cambios, esta masa católica conserva su


fe tradicional, su temor de Dios, amor a la Virgen y a sus santos. Sufre las
deserciones sacerdotales, se aleja un poco de las prácticas piadosas, pero
conserva en su corazón los valores religiosos.

2. Las Elites Cristianas


Entendemos por tal a un sector del clero, minoritario, pero significativo;
un porcentaje mucho menor de religiosos y religiosas, y una fuerza nue-
va: los laicos militantes, especialmente los universitarios, los obreros y los
campesinos.
Estos grupos han sufrido cambios muy rápidos y profundos que los
han llevado de lo apostólico a lo social y de lo social a lo político.

a) Década del 40
La Acción Católica general pasa a ser especializada. De una actitud defen-
siva frente al laicismo y la inmoralidad pasa a la ofensiva apostólica, a la
conquista del ambiente para Cristo.
Sus grandes medios son el comentario del Evangelio, los retiros y la
dirección espiritual, el uso del Misal y la Misa dialogada, los encuentros,
jornadas y concentraciones.
Una mística creciente de los movimientos los lleva a separarse de las
parroquias y de la masa de los cristianos que no pueden seguir su veloci-
dad y ritmo. Se abren nuevas perspectivas para la Iglesia en la teología del
Cuerpo Místico, en la Liturgia y en las vocaciones sacerdotales.

b) Década del 50
Crece aún más la A.C. especializada, aunque comienzan a verse los signos
de su agotamiento posterior. Desaparecen la Acción Católica General y
muchas asociaciones parroquiales.
El comentario del Evangelio en los “círculos de estudio activos” ha
cedido al “ver, juzgar y actuar” del método jocista y posteriormente a la
“revisión de vida”
El paso de los jóvenes a la vida adulta cambia el centro de interés de la
A.C. desde la “formación por la acción” al “compromiso temporal”. Ya no
es el grupo, sino cada militante el responsable de evangelizar su medio.
El movimiento le da un apoyo que pasa gradualmente de lo doctrinal a
lo afectivo.
A fines de esta década comienzan las tendencias hacia la autonomía de
lo temporal, se crean los servicios o institutos “aconfesionales” y el acento
pasa de lo apostólico a lo social.
2018] Documentos 267

c) Década del 60
Hace su aparición la Pastoral de Conjunto. Los antiguos asesores han pa-
sado a ser Obispos y la Iglesia amplía y oficializa las experiencias de la
A.C. especializada.
Las Parroquias recuperan su importancia, agrupadas en decanatos
como unidades de evangelización.
Es la época de la Misión general y de los planes pastorales. La Iglesia
se organiza como una gran empresa moderna de evangelización. Las
experiencias de los grupos apostólicos se tecnifican y aplican en gran es-
cala. Los movimientos contratan “permanentes apostólicos” que, si bien
ganan en disponibilidad de tiempo, pierden en cambio en intensidad de
mística.
La influencia de la Iglesia se hace sentir en lo social. La pastoral sobre
“El deber social y político” de 1962 tiene gran difusión. La doctrina social
de la Iglesia encuentra su cauce político en la Democracia Cristiana que
atrae a la mayoría de los mejores militantes de A. C.
El entusiasmo político ante “el primer gobierno social cristiano del si-
glo” (1964) produce en la Iglesia consecuencias muy graves que aún no se
han estudiado suficientemente.
Los católicos abandonan el apostolado para llenar todas las vacantes
de la acción social. El temporalismo invade la Iglesia. Los movimientos
apostólicos sufren la sangría de sus dirigentes. La Jerarquía se repliega
para no comprometerse y los políticos cristianos se quejan de la falta de
apoyo doctrinal, espiritual y moral.
Todas las organizaciones temporales de base se oficializan en la Pro-
moción Popular y organismos campesinos. Los dirigentes cristianos pier-
den mucho de su mística al convertirse en funcionarios de gobierno. La
tecnocracia se impone.
La Iglesia ha abandonado la formación de la juventud para atender a
los adultos comprometidos. Ha perdido también sus banderas sociales
que se han hecho las del gobierno. El temporalismo va a afectar también
un sector importante del clero que cree más en la eficacia social que en la
apostólica. Más tarde terminará en la política.
En la segunda mitad de esta década del 60, que se caracteriza por su
rapidez, comienza la crisis de la Democracia Cristiana. El Marxismo ha
infiltrado sus cuadros y hace fermentar el descontento frente a los “tecnó-
cratas desarrollistas”. La juventud comienza a impacientarse.
Es la época de la crisis universitaria (1967). Los movimientos reformis-
tas son drásticos, violentos y revolucionarios. La juventud se da cuenta de
su fuerza y presiona.
268 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Los movimientos apostólicos han descuidado (o despreciado) los con-


tenidos doctrinales y asumen una actitud existencialista. Interesan los he-
chos de vida y las posiciones subjetivas más que los principios teóricos.
Se pone en duda la existencia o legitimidad de una Doctrina Social
de la Iglesia y se pide la separación de la Fe cristiana de ideología social
cristiana.
Es el auge de los sociólogos por encima de los teólogos. Llegan los
primeros becados de Lovaina y París con la novedad del diálogo marxis-
mo-cristianismo. Hay un gran interés por el análisis marxista que viene a
llenar el vacío doctrinal de los movimientos apostólicos “espiritualistas”.
Se busca la síntesis: marxista en lo sociológico, cristiano en la conciencia
íntima. Poco a poco comienza el abandono de la práctica religiosa y luego
de la fe. Entra la contestación a la Jerarquía y la lucha de clases dentro de
la Iglesia.
Se quiebra la pastoral de conjunto y comienza el pluralismo que dege-
nera en anarquía.
Llegan fuerzas nuevas a la pastoral. Sacerdotes extranjeros en gran
cantidad, religiosos y religiosas que descubren este mundo nuevo tan
distinto de sus colegios y obras asistenciales. La Iglesia chilena pierde su
identidad pastoral y vive presionada por los hechos consumados.
Viene la deserción en gran escala de sacerdotes y religiosos. Los semi-
narios quedan vacíos. La juventud abandona los movimientos apostólicos.
Todos se vuelcan hacia la política y buscan en el Marxismo la respuesta a
sus anhelos de justicia social y de la construcción de una sociedad nueva.
Se confunde la evangelización con la concientización. La fe se reduce a
un compromiso humanitario.
El sector más tradicional de la Iglesia se escandaliza y critica duramen-
te a la Jerarquía, porque la considera débil frente a estos excesos.

d) Década del 70
En lo político coincide con el advenimiento de la Unidad Popular que
dura tres años.
El entusiasmo por el Socialismo marxista llega a los propios movi-
mientos apostólicos universitarios, obreros y campesinos.
Algunos sacerdotes se politizan y forman grupos por el socialismo.
Se confunde la evangelización con la liberación, término muy ambiguo
que generalmente se toma en un sentido económico, político y social.
El reino de Dios se confunde con la ciudad temporal. La utopía marxis-
ta reemplaza a la escatología cristiana.
Como respuesta dentro de la Iglesia brotan nuevos movimientos: Cur-
2018] Documentos 269

sillos, Palestra, etc., que comienzan nuevamente el camino que hizo la


A.C. en la década del 30 y 40. Para muchos religiosos es una novedad que
responde a las ansias espirituales de sus alumnos.
Proliferan los grupos juveniles y las Comunidades Cristianas de Base
que empiezan a leer nuevamente el Evangelio. Surgen grupos carismáti-
cos de oración y caridad: focolares, pentecostales católicos, etc.
Sin embargo, la unidad de la Iglesia es muy débil. Los Obispos en-
cuentran resistencia en sectores significativos del clero que distorsionan
la pastoral hacia la política y ocupan la mayor parte de sus preocupacio-
nes. La gran masa de la Iglesia se siente abandonada, escandalizada y
desorientada.
Las declaraciones episcopales son frecuentes y deben hacer frente con
prudencia a las amenazas ateas y totalitarias de la política y a las rebeldías
y traiciones que carcomen la propia Iglesia. Su voz no es suficientemente
difundida y la mayor parte de los cristianos permanecen indecisos y des-
orientados.
La prédica oficial del odio aumenta la división en el interior del país y
de la Iglesia. La crisis moral llega a su clímax y prepara el camino para el
pronunciamiento militar.
Cuando se produce el silencio político los cristianos comienzan a llegar
nuevamente a la Iglesia buscando protección doctrinal y nuevos caminos
para construir la sociedad. Hay ansias de paz, de fraternidad, de silencio
interior, pero sin abandonar las conquistas sociales y la lucha por la Jus-
ticia.
BOLETÍN BIBLIOGRÁFICO

Publicaciones y estudios referentes a la


HISTORIA DE LA IGLESIA EN CHILE
2018

En este boletín se consignan obras publicadas en 2017, más algunos títulos de años previos
que no aparecieron en las bibliografías anteriores del AHICh. Se registra todo artículo que
ofrezca información relevante para la historia de la Iglesia en Chile.
Cuando es posible, se han agregado puntos de contacto con editoriales y se menciona
cuando hay versiones en línea de las obras registradas.
Se agradece la colaboración de las autoridades y personal de las siguientes entidades:
Biblioteca Nacional, Pontificia Universidad Católica de Chile, Seminario Pontificio Mayor
de Santiago, Universidad de Chile, así como a don Hugo Rodolfo Ramírez Rivera.

Ema Arredondo Martínez


emaarredondo@hotmail.com
La clasificación histórica de la primera parte es numerada y trae la cita completa,
mientras que la clasificación temática de la segunda parte da solamente la referencia al
número de la primera parte.
En esta versión impresa, las citas de artículos de revistas y tesis que terminan en una
sigla indican el lugar (biblioteca, archivo) donde el material fue revisado. Si no hay sigla, la
revista fue revisada en el sitio web indicado en el listado de Revistas Revisadas. A las tesis
que tengan versión en línea se les da una indicación de accesibilidad para consultarlas en
la entidad que las alberga.
El esquema de clasificación es el siguiente:

A. PRIMERA PARTE: CLASIFICACIÓN HISTÓRICA


I. Bibliografía e Historiografía. Instrumentos de trabajo.
Catálogos de bibliotecas y Archivos.
II. Fuentes y Crítica de Fuentes. Ediciones de textos.
Manuscritos. Colecciones de Fuentes.
III. Estudios Históricos en General.
IV. Estudios Históricos, siglo XVI.
V. Estudios Históricos, siglo XVII.
VI. Estudios Históricos, siglo XVIII.
VII. Estudios Históricos, siglo XIX.
VIII. Estudios Históricos, siglo XX.
IX. Estudios Históricos, siglo XXI.

B. SEGUNDA PARTE: CLASIFICACIÓN TEMÁTICA


1. Iglesia chilena, Diócesis y Parroquias.
2. Historia de Estructuras Eclesiásticas.
3. Órdenes y Congregaciones.
4. Historia de las relaciones de Iglesia y Estado.
5. Historia de las relaciones de Iglesia y Sociedad.
6. Instituciones Educacionales y Culturales.
7. Instituciones Asistenciales y Benéficas.
8. Historia de la Pastoral.
9. Historia de las Misiones.
272 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

10. Religiosidad Popular.


11. Historia del Arte y de la Arquitectura sagrada.
12. Historia Literaria y de las Ideas.
13. Medios de Comunicación.
14. Biografías.
15. Religión, Cultura y Asuntos Indígenas.
16. Otras Iglesias Cristianas, otras Religiones, Sectas.

C. ÍNDICE DE AUTORES

D. ÍNDICE TEMATICO. (PERSONAS Y LUGARES)

E. SITIOS WEB

REVISTAS REVISADAS
AC Anuario Canónico. Asociación Chilena de Derecho Canónico. Santiago.
www.asociaciondederechocanonico.cl - derechocanonicochile@gmail.com
AHICh Anuario de Historia de la Iglesia en Chile. Seminario Pontificio Mayor
y Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile. Santiago.
anuario.hist.i@seminariopontificio.cl
Ais Aisthesis. Revista Chilena de Investigaciones Estéticas. Pontificia Universidad
Católica de Chile. Facultad de Filosofía. Instituto de Estética. Santiago.
www.scielo.cl
http://revistaaisthesis.uc.cl/index.php/rait/index - revistaaisthesis@uc.cl
Ate Atenea. Universidad de Concepción. Facultad de Humanidades y Artes.
Concepción. www.scielo.cl
http://selloeditorial.udec.cl/category/publicaciones-periodicas/atenea/
revatenea@udec.cl
AUCh Anales de la Universidad de Chile. Santiago.
http://www.anales.uchile.cl - analesteologia@ucsc.cl
AyL Artes y Letras. Suplemento semanal de El Mercurio de Santiago. Empresa El
Mercurio S.A.P. Santiago. www.elmercurio.com - artesyletras@mercurio.cl
BAChH Boletín de la Academia Chilena de la Historia. Santiago.
www.institutodechile.cl/historia - acchhist@tie.cl
BP Buen Pastor. Revista de la Diócesis San José de Temuco.
http://obispadodetemuco.cl. periodistaobispadotco@gmail.com.
CH Cuadernos de Historia. Universidad de Chile. Facultad de Filosofía y
Humanidades. Departamento de Ciencias Históricas. Santiago. www.scielo.cl
http://www.cuadernosdehistoria.uchile.cl/ - c_histor@uchile.cl
CJ Cuadernos Judaicos. Universidad de Chile. Facultad de Filosofía y Humanida-
des. Instituto de Estudios Judaicos. Santiago.
http://www.cuadernosjudaicos.uchile.cl/ - editor@estudiosjudaicos.cl
Chun Chungará. Revista de Antropología Chilena. Universidad de Tarapacá. Arica.
www.scielo.cl
http://www.chungara.cl/index.php/es/ - contacto@chungara.cl
EA Estudios Atacameños. Arqueología y Antropología Surandinas. Universidad
Católica del Norte. Instituto de Arqueología y Antropología. San Pedro de
Atacama, Chile. www.scielo.cl
http://revistas.ucn.cl/index.php/estudios-atacamenos/index - eatacam@ucn.cl
EL El Eco de Lourdes. Religiosos Asuncionistas. Santiago.
www.santuariolourdeschile.cl/sitioweb/ecodesde1901.html
ecodelourdes@gmail.com
2018] Boletín bibliográfico 273

ET Estudos Teológicos. Faculdades EST. Programa de Pós-Graduação em Teologia


da Escola Superior de Teologia. São Leopoldo, Brasil.
http://periodicos.est.edu.br/index.php/estudos_teologicos/index
estudosteologicos@est.edu.br
Enc Encuentro con la Iglesia Católica de Santiago. Arzobispado de Santiago.
http://periodicos.periodicoencuentro.cl
comunicaciones@iglesiadesantiago.cl
HacCum Hacia la Cumbre. Publicación interna del Obispado de Osorno.
His Historia. Pontificia Universidad Católica de Chile. Instituto de Historia. Santiago.
www.scielo.cl. http://revistahistoria.uc.cl/index.php/rhis - revhist@uc.cl
HisCri Historia Crítica. Universidad de los Andes. Facultad de Ciencias Sociales.
Departamento de Historia. Bogotá.
https://revistas.uniandes.edu.com/journal/histcrit - libreria@uniandes.edu.co
HS Hispania Sacra. Consejo Superior de Investigaciones Vientíficas. Instituto de
Historia. Madrid. http://hispaniasacra.revistas.csic.es/index.php/hispaniasacra
publ@csic.es
Hum Humanitas. Revista de Antropología y Cultura Cristianas. Pontificia
Universidad Católica de Chile. Santiago.
www.humanitas.cl - humanitas@uc.cl
IJHE Internacional Journal of Heritage Studies. Taylor & Francis. United Kingdom.
[Acceso restringido] https://www.tandfonline.com/loi/rjhs20
support@tandfonline.com
ISB Iglesia en San Bernardo. Obispado de San Bernardo.
http://www.obispadodesanbernerdo.cl - revistaisb@obispadodesanbernardo.cl
Iti Itinerantes. Revista de Historia y Religión. Instituto de Investigaciones
históricas. Prof. Manuel García Soriano de la Universidad del Norte Santo
Tomás de Aquino.
http://itinerantes.unsta.edu.ar/ojs/index.php/Itinerantes/index
itinerantes@unsta.edu.ar
ICh Jesuitas Chile. Compañía de Jesús. Santiago. https://www.jesuitas.cl/revista/
JRH Journal of Religion and Health. Springer Nature. New York.
https://link.springer.com/journal/10943 - onlineservice@springernature.com
LAP Latin American Perspective. SAGE Publicacions. Riverside, California.
http://latinamericanperspectives.com/ - lap@ucr.edu
LARR Latin American Reserch Review. Latin American Studies Association.
University of Pittsburg. Pittsburg Pennsiylvania. https://larrlasa.org/
larr@pitt.edu
Men Mensaje. Fundador San Alberto Hurtado, S.J. Santiago.
https://www.mensaje.cl/ - contacto@mensaje.cl
MyS Memoria y Sociedad. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá.
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/memoysociedad
memoria.sociedad@javeriana.edu.co
Neu Neuma. Revista de Música y Docencia Musical. Universidad de Talca. Escuela
de Música. Talca.
http://neuma.utalca.cl
NMMN Nuevo Mundo Mundos Nuevos. Institut des Sciencies Humaines et Sociales.
Centre National de la Recherche Scientifique. Paris.
https://journals.openedition.org/nuevomundo/ - nuevomundo@revues.org
274 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

NVid Nuestra Vida. Congregación de los Sagrados Corazones. Provincia Chilena.


Santiago.
http://www.sscc.cl/wp-content/uploads/2017/03/Nuestravida2016baja.pdf
comunicaciones@sscc.cl
OA L’Ordinaire des Amèriques Revue ORDA. Universitè Touluse -Jean Jaurès
Institut Pluridisciplinaire pour les Etudes sur les Amériques. Toulouse.
https://journals. openedition.org/orda/
francoste@hotmail.com (Françoise Coste, directrice).
Pau Paula. Copesa S.A. Santiago.
www.paula.cl
RC La Revista Católica. Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Santiago.
www.seminariopontificio.cl - revistacatolica@seminariopontificio.cl
RCSUAP Revista de Ciencias Sociales. Universidad Arturo Prat. Facultad de Ciencias
Humanas. Centro de Recursos Pedagógicos. Iquique.
http://www.revistacienciasociales.cl/ojs/index.php/publicacion
bernardo.guerrero@gmail.com.cl (Bernardo Guerrero J., director).
RCyR Revista Cultura y Religión. Universidad Arturo Prat del Estado de Chile.
Instituto de Estudios Internacionales.
http://www.revistaculturayreligion.cl/index.php/culturayreligion/index
revistaculturayreligion@gmail.com
RChD Revista Chilena de Derecho. Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad
de Derecho. Santiago. www.scielo.cl
http://revistachilenadederecho.uc.cl/es/ - redaccionrchd@uc.cl
RChHG Revista Chilena de Historia y Geografía. Órgano Oficial de la Sociedad Chilena
de Historia y Geografía. Santiago.
http://www.schhg.cl/wp-schhg/ - sochigeo1@yahoo.com
RDUCN Revista de Derecho. Universidad Católica del Norte. Escuela de Derecho.
Coquimbo. www.scielo.cl
http://revistaderecho.ucn.cl/ - revistaderecho@ucn.cl
Res Resonancias. Revista de Investigación Musical. Pontificia Universidad Católica
de Chile. Facultad de Artes. Instituto de Música. Santiago.
http://www.resonancias.uc.cl - resonancias@uc.cl
RHG Revista de Historia y Geografía. Universidad Católica Silva Henríquez. Escuela
de Educación en Historia y Geografía. Santiago.
http://ediciones.ucsh.cl/ojs/index.php/RHyG/issue/archive
revistahyg@ucsh.cl
RMCh Revista Musical Chilena. Universidad de Chile. Facultad de Artes. Departamento
de Música. Santiago. www.scielo.cl
https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/issue/archive
cguerrar@uchile.cl (Cristián guerra Rojas, director)
RRR Review of Religious Research. Religious Research Association, Inc. Galva, IL,
USA.
http://www.rraweb.org/journal-review-of-religious-research/
kevin_dougherty@baylor.edu (Kevin D. Dougherty, Association’s Executive
Officer)
TLA Teresa de Los Andes. Publicación del Santuario de Auco. Los Andes.
Fono: (56-34) 2401714
TyV Teología y Vida. Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de Teología.
Santiago. www.scielo.cl
http://teologiayvida.uc.cl/index.php/RTYV/index - teologiayvidauc@uc.cl
2018] Boletín bibliográfico 275

VyD Vivienda y Decoración. Suplemento semanal de El Mercurio de Santiago.


Empresa El Mercurio S.A.P. Santiago. Artículos accesibles en línea para
suscriptores.
http://www.elmercurio.com - viviendaydecoracion@mercurio.cl

BIBLIOTECAS Y LIBRERÍAS
ARDACh Archivo de Arquitectura Chilena. Universidad de Chile, Facultad de Arquitectura
y Urbanismo, Instituto de Historia y Patrimonio.
http://www.ardach.cl/ - arch_arq@uchilefau.cl
BN Biblioteca Nacional.
www.bncatalogo.cl - referencia@bndechile.cl
BPUCLC Biblioteca Pontificia Universidad Católica de Chile. Campus Lo Contador
BPUCSJ Biblioteca Pontificia Universidad Católica de Chile. Campus San Joaquín
BPUCSJH Biblioteca Pontificia Universidad Católica de Chile. Campus San Joaquín.
Biblioteca de Humanidades
BPUCSJT Biblioteca Pontificia Universidad Católica de Chile. Campus San Joaquín.
Biblioteca de Teología
http://bibliotecas.uc.cl/–> [ventana de búsqueda]
El sistema de bibliotecas de la Pontificia Universidad Católica admite consultas de
usuarios externos con préstamo interbibliotecario o previo pago según reglamento
consultable en:
http://bibliotecas.uc.cl/–> Solicitudes rápidas –> Usuarios externos
BUChAMD Biblioteca Universidad de Chile. Facultad de Artes. Biblioteca de Música y Danza
BUChAU Biblioteca Universidad de Chile. Facultad de Arquitectura y Urbanismo.
BUChCS Biblioteca Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Sociales.
BUChDMM Biblioteca Universidad de Chile. Facultad de Derecho. Biblioteca Marcial
Martínez.
BUChFH Biblioteca Universidad de Chile. Facultad de Filosofía y Humanidades.
www.uchile.cl/bibliotecas –> Súper búsqueda
Las bibliotecas de la Universidad de Chile tienen horarios y políticas diferentes
para consultas de usuarios externos. Algunas podrían solicitar credenciales, carta
de presentación o pago. Teléfonos y correos electrónicos disponibles en:
www.uchile.cl/bibliotecas –> Nuestras bibliotecas
SPM Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Biblioteca
http://bibliotecaseminariopontificio.cl/pmb/opac_css/
hemeroteca@seminariopontificio.cl - marco.garrido@seminariopontificio.cl

EDITORIALES
Abya-Yala: www.abyayala.org - editorial@abyayala.org
Centro de Estudios Bicentenario: www.bicentenariochile.cl – contacto@bicentenariochile.cl
Centro de Extensión y Estudios de la Universidad San Sebastián: www.uss.cl
Ediciones Silex: http://www.silexediciones.com/ - silex@silexediciones.com
Ediciones Universidad Católica de Chile: www.ediciones.uc.cl - editorialedicionesuc@uc.cl
Ediciones Universidad Tecnológica Metropolitana: http://editorial.utem.cl
Ediciones Universitarias de Valparaíso. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso:
www.euv.cl – euvsa@pucv.cl
Editorial Agustiniana: http://www.agustiniana.es/
276 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Editorial Universitaria: www.universitaria.cl - editor@universitaria.cl


Fundación Altiplano: www.fundacionaltiplano.cl - contacto@fundacionaltiplano.cl
RIL Editores: www.rileditores.com – ril@rileditores.com

A. PRIMERA PARTE:
CLASIFICACIÓN HISTÓRICA

I. Bibliografía e Historiografía II. Fuentes y Crítica de Fuentes


Instrumentos de trabajo Ediciones de textos. Manuscritos
Catálogos de Bibliotecas y Archivos Colecciones de Fuentes

1. Arredondo martínez, Ema. Boletín 5. Acuña fuentes, María Graciela. “Sub-


bibliográfico. Publicaciones y estudios jetividades Rotas”. Memoria y Trau-
referentes a la Historia de la Iglesia ma: Análisis de los Testimonios del
en Chile. 2017. AHICh, (35) : 251-287, Archivo y Centro de Documentación
2017. Se consignan obras publicadas FASIC. Santiago, Universidad de Chile,
hasta 2016, y trabajos de años previos Facultad de Filosofía y Humanidades,
que no se habían visto hasta ahora. Escuela de Postgrado, 2017. VII, 141 p.
Esta bibliografía tiene esta versión Tesis para optar al Grado de Magister
impresa y hay una versión electrónica en Historia. Profesor guía: María Eu-
disponible a solicitud, con enlaces di- genia Horwitz. FASIC, la Fundación de
rectos a artículos y tesis en línea. SPM Ayuda Social de la Iglesias Cristianas
2. Gaune corradi, Rafael. Jesuitas de pa- (1975), prestó ayuda legal, social y tera-
pel. Un balance historiográfico nacio- péutica a víctimas de violencia política.
nal a contraluz del global turn. Hist, En el curso de la tesis se alude a la his-
50 (1) : 305-329, 2017. Incluye numero- toria de la entidad, sus actividades ac-
sas citas bibliográficas. rgaune@uc.cl tuales y el estado de sus archivos, que
suman 18.000 carpetas de atenciones.
3. Lennon zamorano, Maureen. Res-
Incluye cuadro cronológico de la cons-
catan la historia de las Dominicas de
titución de las entidades de defensa de
Santa Rosa en Chile. Investigación. El
los Derechos Humanos desde 1973 a
catálogo pronto estará disponible a
1984. fundacion@fasic.org BUChFH
través de www.uandes.cl. AyL, 12, 16
Abr 2017. Proyecto de digitalización 6. Andrés fernández, David; Martí
de su archivo, incluye datos históricos. martínez, Cristina. Hallazgos de frag-
BN mentos de canto gregoriano en Chile.
RMCh, 71 (227) : 122-139, 2017. Parte
4. Ogass bilbao, Claudio. Del cuerpo del
del proyecto Música litúrgica de los
rey al corpus documental eclesiástico:
siglos XVI-XIX en Chile, FONDECYT
genealogía del archivo de la Parroquia
Iniciación 11140832. Describe seis frag-
de El Sagrario, Santiago de Chile (si-
mentos hallados en Santiago y Valdivia
glos XVII-XVIII). Santiago, Universi-
del siglo XII al XIX. dandres@uach.cl -
dad de Chile, Facultad de Filosofía y
cmartimartinez@gmail.com
Humanidades, Escuela de Postgrado,
2017. XIII, 2411 p. il. col., facsíms. Te- 7. Martínez rojas, Lucía. Rasgos morfo-
sis para optar al grado de Magíster en sintácticos en el español de Chile del
Historia. Profesora Guía: Alejandra S.XVII: Análisis del manuscrito inédito
Araya Espinoza. Estudia la confor- “La restauración de la Imperial y con-
mación del archivo analizando las versión de las almas infieles” de Juan
normativas civiles y eclesiásticas que de Barrenechea y Albis (1693). Santia-
determinaron su existencia en la prác- go, Universidad de Chile, Facultad de
tica. Disponible en: http://repositorio. Filosofía y Humanidades, Escuela de
uchile.cl/handle/2250/147500 Postgrado, 2015. VII, 123 p. Tesis para
optar al grado de Magister en Lingüís-
2018] Boletín bibliográfico 277

tica, mención lengua española. Profesor III. Estudios Históricos en General


Guía: Darío Rojas Gallardo. Tesis finan-
ciada por Conicyt, incluye datos bio- 13. Aliaga rojas, Fernando. Visión his-
gráficos del autor (fraile mercedario), tórica del Santuario de Lourdes (I).
género y argumento de la obra, que es EL, (1132) : 17-21, 2017. Síntesis desde
una crónica con una parte novelesca, los orígenes de la devoción mariana
única en Chile durante el período, y en Chile a la bendición del santuario.
numerosas citas de transcripción paleo- Complementado con la parte (II), EL,
gráfica. BUChFH (1133) : 17-22, 2017, contexto social-
8. Meneses, Francisco. Oración fúnebre religioso y proyección pastoral del
[en las exequias por el traslado del santuario. SPM
cuerpo de Fray Andrés García del ce- 14. Álvarez, Juan Pablo, Dr. La botica
menterio a la iglesia, 1855]. Documen- de los jesuitas. Men, 66 (662) : 40-43,
tos. AHICh, (35) : 237-249, 2017. SPM 2017. Cubre el período de 1613 a 1771.
9. Molina canales, Enrique. Matrícula SPM. La bibliografía incluye fuentes
general del Curato de Curicó y Villa de historia de la medicina. También
de San José de Buena Vista en 1778. disponible en http://www.elsevier.es/
RChHG, (175) : 163-203, 2015. Trans- es-revista-revista-medica-clinica-las-
cripción completa de la matrícula, condes-202-articulo-la-botica-de-los-
conservada en el Archivo General de jesuitas-S0716864016300967
Indias, España. enriquemolinacanales@ 15. Atisha, Moisés, Mons. [et al.] Arica:
gmail.com Senderos del canto devocional. [Ari-
10. Ortiz de lazcano piquer, Jaime, Pbro. ca], Obispado de Arica, Fundación
Cuenta anual: Tribunal interdiocesano Altiplano MSV, 2017. 90 p., il. (Hum,
del Arzobispado de Santiago. Inaugu- (86) : 282-283, 2017 = Marta Irarráza-
ración Año Judicial, Marzo 2015. AC, val Zegers) Se centra en los santuarios
(1) : 373-377, 2015. Describe el trabajo marianos de Las Peñas y Timalcha,
en las causas matrimoniales. También desde el s.XVI.
resume las cifras de emisión de docu- 16. Basaure Aguayo, María Francisca. La
mentos administrativos, causas, sen- Tirana y sus Bailes Morenos: Lo afro,
tencias, e informe económico. Mencio- lo pampino y lo chileno. RCSUAP, 29
na otras actividades y el personal nue- (39) : 54-80, 2017. Parte del proyecto
vo. BPUCSJT “Puesta en valor digital y formación
11. Prado o., Juan Guillermo. Documentos de capital humano, para el patrimo-
sobre Cementerios en el Reino de Chi- nio intangible de Tarapacá”, financia-
le y legislación funeraria hasta la crea- do por el Fondo de Innovación para
ción del Panteón General de Santiago. la Competitividad (FIC) del Gobier-
RChHG, (175) : 205-215, 2015. Incluye no Regional de Tarapacá. Analiza y
síntesis de la historia de los cementerios describe los Bailes Morenos desde
en Chile desde la época precolombina su origen histórico y su identidad de
hasta 1805. raíz africana, complementado por los
obreros salitreros y la posterior chile-
12. Silva, Joaquín [et al.]. Jóvenes, Cultura nización. francisca.basaure@tarapa-
y Religión. La evolución de las identi- caenelmundo.cl
dades, creencias y prácticas religiosas
en jóvenes universitarios. Santiago, 17. Bendrups, Dan. Sound recordings and
Ediciones UC, 2017. V.1., 237 p. Estudio cultural heritage: the Fonck Museum,
longitudinal de alumnos de la Univer- the Felbermayer collection, and its re-
sidad Católica que ingresaron en 2007 levance to contemporary Easter Island
y 2008, con datos tomados en tres oca- culture. IJHE, 21 (2) : 166-176, 2015.
siones hasta 2012. Hay comparaciones Digitalización y repatriación de gra-
con los resultados de otros estudios. baciones musicales históricas de Rapa
BPUCSJH Nui que se hallan en el Museo Fonck
278 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

de Viña del Mar. [Registrado desde la 45 p. Tesis de Magister. Supervisor:


recensión] d.bendrups@griffith.edu. Matías Bargsted. Proyecto FONDE-
au CYT Nº11140746. “Los clivajes religio-
18. Calle Recabarren, Marcos Agustín. sos son aquellas divisiones políticas
Lejos del nido y en arenas extrañas: in- arraigadas en conflictos que emanan
migrantes italianos en la provincia de de diferencias religiosas”. Se analiza si
Tarapacá, 1860-1940. Santiago, Pontifi- el decrecimiento de la religiosidad en
cia Universidad Católica de Chile, Fa- Chile afecta las preferencias políticas
cultad de Historia, Geografía y Cien- según ésta y el credo de origen, basán-
cia Política, Instituto de Historia, Doc- dose en los datos de la encuesta CEP
torado en Historia, 2017. 395 p. il. col., desde 1998 a 2014. BPUCSJ
mapas col. Tesis para optar al grado 24. Cohen, Jacob. Desde Macedonia, Tur-
de Doctor en Historia. Profesor Guía: quía y Europa: Judíos en la Araucanía,
Baldomero Estrada Turra. Incluye Ca- una historia en imágenes. [Santiago],
pítulo 6, Demografía e integración so- Ril Editores, 2016. 514 p. il., facsíms.,
cial, basado parcialmente en registros retrs. Incluye capítulo: Vida religiosa,
parroquiales, y Capítulo 8, “La Deuda pp. 276-306. (CJ, (34) : 300-303, 2017 =
que todo hombre paga es morir”: fin Ana María Tapia Adler)
del ciclo vital, imaginario religioso y 25. Chamorro Pérez, Andrea. Imagen
afectos. BPUCSJH y experiencia: El Carnaval de Arica
19. Camus, Pablo; MUÑOZ, Enrique. Psi- como autorrepresentación festiva.
cología en la UC. Sesenta Años de Sue- Chun, 49 (1) : 121-132, 2017. Descrip-
ños y Realizaciones. Santiago, Edicio- ción del Carnaval “Inti Ch’amampi,
nes UC, 2017. 196 p. il. (algunas col.), Con la Fuerza del Sol”, desde el punto
retrs., facsíms. Cubre desde 1954 a de vista antropológico y social. Resul-
2017 e incluye la participación de ecle- tado del Proyecto Mayor de Investiga-
siásticos en la dirección y evolución de ción Científica y Tecnológica 2015 de
la Escuela de Psicología. BPUCSJH la Universidad de Tarapacá, código
20. Castillo Navasal, María José. Histo- 3710-15: “Cuerpo en fiesta: circulación
ria de la Santa Cruz, Yerbas Buenas, transfronteriza y significado del traje
ex Abranquil. AHICh, (35) : 121-145, en las danzas del carnaval andino en
2017. Parte de la obra “«Templos de Arica”. achamorro@uta.cl
Chile: Historia de los templos parro- 26. Chávez Zúñiga, Pablo. Espacios para
quiales de la Diócesis de San Ambro- el más allá: Historia del cementerio de
sio de Linares». mjcastillonavasal@ Arica, entre la religiosidad y la secula-
gmail.com SPM rización (1868-1932). NMMN, Débats,
21. Catedral San Mateo de Osorno. El 10-03-2015. Incluye conflictos entre la
sueño de Monseñor Francisco Valdés Iglesia y el Estado. pablo.chavez.zuni-
hecho realidad. HacCum 33 (231) : 8-9, ga@gmail.com
2017. Historia breve, desde la primera 27. Choque Mariño, Carlos; Díaz Araya,
Iglesia (1587) hasta el fin de la cons- Alberto. ¡Ahora sí que es Pachallam-
trucción de la Catedral (1982). SPM pe! Simbolismo, tecnología y memoria
22. CEB Corazón de María. Parroquia San en la siembra de papa en Socoroma,
Miguel Arcángel, Nueva Imperial. BP, Norte de Chile. Chun, 49 (3) : 411-426,
(58) : 14, 2013. Nota con datos históri- 2017. Descripción e interpretación de
cos. la fiesta incluyendo aspectos católi-
cos e indígenas, actuación, narración
23. Cerda, Nicolás de la. Preferencias y simbolismo. Producto de los pro-
Ideológicas y Evolución del Clivaje yectos Fondecyt Nª1130024, 1151138,
Religioso en Chile, 1998-2014. Santia- UTA MAYOR 5745-16 y Convenio de
go, Pontificia Universidad Católica de Desempeño UTA-Mineduc. cocho-
Chile, Instituto de Sociología, 2016. V, quem@uta.cl - albertodiaz@uta.cl
2018] Boletín bibliográfico 279

28. Escobar Coletti, Katherine. La can- 2017. 100 p. (RCSUAP, 29 (39) : 148-
ción “Bailarín del silencio” : Patrimo- 151, 2017 = Maite Reyes Sierra) Histo-
nio e identidad cultural de resistencia ria y descripción del Baile de los Mo-
de los bailes religiosos de la Fiesta de renos de Victoria. “Acompaña al relato
la Virgen del Carmen de La Tirana. escrito un documental realizado por
RCSUAP 29 (39) : 27-53, 2017. Parte los autores, en conjunto con el audio-
del Proyecto “Puesta en valor digital visualista Rodrigo Orchard Masman,
y formación del capital humano, para el periodista Juan José Podestá Barnao
el patrimonio intangible de Tarapacá”, y el sociólogo Alexander Pérez Mora”.
financiado por el Fondo de Innova- 34. Guerrero Jiménez, Bernardo. “La Rei-
ción para la Competitividad (FIC) del na del Tamarugal”: Las dimensiones
gobierno Regional de Tarapacá. Análi- locales del culto mariano de La Tirana.
sis de esta canción mariocéntrica como Paisajes y espacios sonoros. RCSUAP,
instancia de resistencia a los procesos 29 (39) : 8-26, 2017. Estudio de la mú-
homogeneizantes cristocéntricos que sica y canciones interpretadas en la
ha vivido la festividad. fiesta o relativas a ella, en un contexto
29. García Ahumada, Hno. Enrique, de internacionalización cultural. Parte
F.S.C. La Masonería frente a la Iglesia. del proyecto Dinámicas identitarias en
EL, (1133) : 15-16, 2017. Critica su ac- el Norte Grande de Chile: Nación, re-
ción laicista en la educación chilena. gión y religiosidad popular, Fondecyt
SPM Nº1141306. bernardo.guerrero@unap.cl
30. Gaune, Rafael. Topografía, escalas y 35. Gutiérrez Pavez, Hno Ramón, a.a.
casos: los tres tiempos de la Compañía Santuario de Lourdes: bien cultural
de Jesús en Chile (1568-1626). NMMN, del pueblo chileno. EL, (1134) : 27-31,
Colloques, 08-06-2015. Analiza las re- 2017. Notas sobre piedad popular,
laciones de los jesuitas de Chile con su arte, mobiliario, el órgano, ubicados
sede de Roma. rafael.gaune@unab.cl en el santuario. SPM
31. Gooren, Henri. The Growth and De- 36. Gutiérrez Pavez, Hno Ramón, a.a.
velopment of Non-Catholic Churches Taller del señor Alberto Buben F. EL,
in Chile. RRR, 57 (2) : 191-218, 2015. (1133) : 11-14, 2017. Descripción y re-
Historia de las Iglesias Anglicana, Me- corrido del taller donde se elaboraron
todista, Adventistas del Séptimo Día, las puertas de la Basílica de Lourdes y
Bautista, Iglesia Metodista Pentecos- mobiliario de madera para el santua-
tal, Testigos de Jehová, Iglesia Evan- rio y los padres Asuncionistas, aban-
gélica Pentecostal, Asambleas de Dios, donado a la fecha. SPM
Iglesia de Dios, Mormones. Incluye 37. Gutiérrez Ramírez, Eduardo. Las
análisis de datos de crecimiento anual interacciones entre la Compañía de
de cada grupo y de la comunidad pro- Jesús y los vecinos de Santiago. Apo-
testante completa. gooren@oakland. yo y enfrentamiento en los primeros
edu años de la orden en Chile (1593-1647).
32. Guarda, Gabriel. O.S.B. La Edad Me- RHG, (37) : 37-65, 2017. Desde la fun-
dia en Chile. Historia de la Iglesia. dación del Colegio Máximo y las mi-
Desde la fundación de Santiago a la siones a la reacción frente a la Guerra
incorporación de Chiloé 1541-1826. Defensiva propuesta por el P. Luis de
Santiago, Ediciones Universidad Ca- Valdivia. edu.agr@gmail.com
tólica de Chile, 2016. 617 p. il. col., fac- 38. Herrera Salgado, Isabel Paz. El Habi-
síms. col., mapas col., retrs. col. Segun- tar Mapuche. Una exploración en las
da edición ampliada. BPUCSJT ideas existenciales de su cosmovisión
33. Guerrero, Bernardo; Basaure, Fran- en tanto principios ordenadores de su
cisca. “La victoria de Los Morenos”. espacio, paisaje y territorio. Santiago,
Isluga, Iquique, Instituto de Estudios Universidad de Chile, Facultad de
Andinos, Universidad Arturo Prat, Arquitectura y Urbanismo, 2017. [10],
280 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

265 p. il. col., mapas, planos, retrs. pales iglesias y confesiones cristianas
Tesis para optar al Título Profesional no católicas en Valparaíso, desde una
de Arquitecta. Profesor Guía: Dr. Ar- perspectiva ecuménica, por Dr. Juan
quitecto Lorenzo Berg Costa. Incluye Daniel Escobar Soriano. Algunas notas
amplia bibliografía especializada en históricas sobre la devoción de Nuestra
cosmovisión e historia mapuche. Des- Señora Purísima de las Cuarenta Ho-
carga desde: http://repositorio.uchile. ras, Patrona de Limache, por Sebastián
cl/handle/2250/144021 Eduardo Molina Carrasco sebaedu.
39. Historia de Chile. 1960-2010. Alejan- mc@gmail.com. Seminario San Rafael
dro San Francisco, Dirección general. de Valparaíso: Impronta de servicio
Santiago, CEUSS Centro de Extensión 1960-1980, por Rafael Escobar Collins
y Estudios de la Universidad San Se- y Juan Tapia Contreras. Jurisdicción
bastián, 2016-. v.1, 2. il., retrs. Tomo de obispos extranjeros en los territo-
1: Democracia, esperanzas y frustra- rios ocupados por Chile en la guerra
ciones. Chile a mediados del siglo XX. del Pacífico, según los proyectos de
Tomo 2: El preludio de las revolucio- Concordato de 1928, por Carlos Salinas
nes. El gobierno de Jorge Alessandri Araneda (Proyecto Fondecyt 1120345)
(1958-1964). Cada tomo tiene una sec- csalinas@ucv.cl. Catolicismo en espa-
ción dedicada a la historia de la Iglesia cios de frontera: Iglesia en la pampa
Católica en Chile en el período trata- salitrera entre los años 1912 a 1926. No-
do. BPUCSJH tas preliminares para su estudio, por
40. Historia de los templos parroquiales Benjamín Silva Torrealba benjamin@
de la diócesis de la Santa Cruz de Ran- cecaamericana.com. Monseñor Jaime
cagua. Marcial Sánchez Gaete (Direc- Fernández Sanfuentes, un ejemplo de
tor), María José Castillo Navasal (Edi- vida sacerdotal (1923-2012), por David
tora). Santiago, Ediciones Centro de O. Toledo y Juan D. Escobar toledo.
Estudios Bicentenario, 2017. 505 p. il. dot@gmail.com - juan.escobar@pucv.
(AHICh, (35) : 297-298, 2017 = Fernan- cl. Fuentes documentales. BPUCSJT
do Aliaga Rojas). Libro disponible en 43. Historia social de la educación chi-
SPM. Incluye descripción geográfica, lena. Chile de 1880 a 1920. Tomo II.
párrocos, arquitectura y relación con Pensamiento, pensadores y demandas
la sociedad circundante. SPM educativas. Benjamín Silva Torrealba,
41. Historia de los Templos parroquiales compilador. Santiago, Ediciones Uni-
de la Diócesis San Ambrosio de Lina- versidad Tecnológica Metropolitana,
res. Marcial Sánchez Gaete (Director), 2016. 258 p. Incluye De la educación
María José Castillo Navasal (Editora). misionera a la escuela pública. El Esta-
Santiago, Centro de Estudios Bicen- do de Chile y la educación Rapa Nui,
tenario, 2017. 493 p. il. (AHICh, (35) : 1864-1929 por Daniel Robles, e Iglesia,
298-301, 2017 = Armando Cartes Mon- comunidad y educación: las escuelas
tory). Libro disponible en BN. Incluye parroquiales de Mamiña y Macaya
historia del territorio y la provincia, (Provincia de Tarapacá, 1897-1914)
los templos y las parroquias. SPM por Carolina Figueroa. (CH, (46) : 168-
170, 2017 = Juan Pablo Conejeros). BN
42. Historia religiosa de Valparaíso. Ac-
tas del Quinto Simposio. María Inés 44. Ibáñez Carrillo, Fabiola. Cuerpo de
Concha Contreras, Editora. Valparaíso, baile: performance y performatividad
Ediciones Universitarias de Valparaí- en el baile religioso Las Cuyacas. RC-
so Pontificia Universidad Católica de SUAP, 29 (39) : 111-147, 2017. Desde el
Valparaíso, 2017. 157 p. il., retrs. Con- punto de vista del género, el cuerpo y el
tenido: Doña Antonia Ramírez Rosales poder, analiza la situación de mujeres
de Rabusson: una generosa porteña ol- que bailan en la fiesta de La Tirana en un
vidada, por René Cortínez Castro, S.J. cuerpo de baile exclusivamente femeni-
Presencia e importancia de las princi- no. fabiolaibanezcarrillo@gmail.com
2018] Boletín bibliográfico 281

45. Lagos Schuffeneger, Humberto. El de las representaciones culturales de


hecho religioso en la historia del dere- los evangélicos aymaras (Chile). EA,
cho. RChHG, (175) : 99-106, 2015. Dis- (54) : 239-258, 2017. Resultado del pro-
curso de incorporación a la Sociedad yecto de Posdoctorado FONDECYT
de Historia y Geografía, 4 de agosto de Nº3120162. A partir de entrevistas y
2014, expone un resumen de la histo- observación de campo, describe y ana-
ria de las relaciones Iglesia-Estado de liza las manifestaciones simbólicas,
1810 a 2014. rituales, lingüísticas y de identidad
46. Lazcano, Rafael. Episcopologio Agus- surgidas en la interacción evangélico-
tiniano. Madrid, Editorial Agustinia- católico-aymara.
na, 2014. 3 v. (HS, 69 (140) : 770-771, 51. Mansilla, Miguel Ángel. La buena
2017 = Luis Álvarez Gutiérrez) Abarca muerte: la cultura del morir en el pen-
desde 1243 a 2013, con alcance inter- tecostalismo. Santiago, RIL Editores,
nacional. Incluye índices: onomástico, Universidad Arturo Prat, 2016. 412
toponímico, temático, de sedes y cir- p. (RCyR, 11 (1) : 149-152, 2017 = Luis
cunscripciones, de biografiados por Aránguiz Kahn). Resultado de su tesis
tipo de cargo o dignidad. doctoral de Sociología. Basado en re-
47. Lepe-Carrión, Patricio. El contrato vistas institucionales, examina la cons-
colonial de Chile. Ciencia, racismo y trucción cultural de la muerte en el
nación. Quito, Abya-Yala, 2016. 360 pentecostalismo desde sus orígenes en
p. il. (Serie Pensamiento decolonial). Chile hasta el presente. lrarangu@uc.cl
Proyecto Fondecyt de Iniciación 52. Masferrer Gatica, Alejandro. La geo-
Nº11140804. Cubre los siglos XVII a metría oculta de los templos chilenos.
XIX; menciona la posición y acción de De lo colonial a lo moderno. Santia-
la Iglesia en temas de identidad racial go, Universidad de Chile, 2015. 177 p.
y social. Basado en la revisión crítica de + láms. il. col., planos. Seminario de
fuentes de la época y obras multidisci- Investigación Semestre Otoño 2015.
plinarias para conceptualizar y cues- Profesor: Antonio Sahady Villanueva.
tionar la “identidad chilena”. BUChFH Previa exposición del concepto de geo-
48. López M., Patricio [et al.]. Pequeñas metría sagrada (geometría aplicada a la
tumbas en la colina: aportes al conoci- arquitectura sagrada), analiza 45 iglesia
miento del período alfarero temprano chilenas en busca de las proporciones
en el Valle de Mauro (31º S) desde la geométricas que les otorgan belleza.
funebria. EA, (54) : 65-84, 2017. Descri- Incluye introducción a la historia de la
be los hallazgos arqueológicos relati- arquitectura religiosa en Chile y datos
vos a la sepultura de cuatro infantes históricos de las iglesias. ARDACh
(período entre el 0 al 1000 DC) y sugie- 53. Mege Rosso, Pedro. La cofradía de las
re su significado ritual. patriciolopez- arañas. Mitos y ritos herméticos de
mend@gmail.com las maestras textileras mapuches. Ais,
49. Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson. La (62) : 151-171, 2017. Análisis de relatos
dramatización de la cultura. Los pro- míticos, rituales y enseñanza para la
cesos de conversión evangélica ayma- iniciación y aprendizaje de las jóvenes
ra (Chile). Chun, 49 (2) : 241-250, 2017. tejedoras mapuches. pmeger@uc.cl
Análisis de la relación entre la cultura 54. Memo, Vladimiro. Los Siervos de Ma-
evangélica pentecostal y la católica ay- ría en Chile y Bolivia. Oruro, Bolivia,
mara en Tarapacá, con énfasis en los [s.n.], 2010. 331 p. (AHICh, (35) : 303-
cambios socioculturales debidos a la 304, 2017 = Fernando Aliaga Rojas) Se
conversión. Resultado del proyecto refiere a las misiones de capuchinos,
FONDECYT Nº3120162. mmansilla@ salesianos y servitas en Aysén, con
unap.cl - wilsonsocio@gmail.com narración cronológica, descripción
50. Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson. geográfica, aportes a la educación, y
¿Evangélicos o aymaras? Dinámicas biografías. SPM
282 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

55. Morón Montero, Francisco. Vencien- de Chile, Facultad de Arquitectura,


do las adicciones junto al mar [Policlí- Diseño y Estudios Urbanos, 2016. 368
nico Obispo Enrique Alvear]. Enc, 9 p. il. (algunas col.) mapas, facsíms.,
(109) : 12-13, 2016. Originado en 1968 planos. Doctorado en Arquitectura
como Club de Abstemios, es Policlí- y Estudios Urbanos. Profesora Guía:
nico de Alcoholismo y Drogadicción Romy Hecht M. Estudio histórico de la
Obispo Enrique Alvear desde 1982. construcción de la Iglesia y Convento
56. Muñoz Condell, David, Ob. Las ora- San Francisco con énfasis en la evolu-
ciones ecuménicas por Chile y nuevos ción del sitio que ocupa en relación a
gobiernos. Período 1970-2014. AHICh, la ciudad. Incluye extensa bibliografía,
(35) : 148-165, 2017. Incluye contexto anexos documentales y cronología.
histórico. SPM Descarga desde: https://repositorio.
uc.cl/handle/11534/21361
57. Muñoz Olmos, P. Sebastián, sdb. His-
toria Salesiana de Chile. Especial 130 62. Pérez De Arce A., José. Bailes chinos
años. BS, (191-195), 2017. Síntesis de y su identidad invisible en Chile Cen-
la historia de los salesianos en Chile, tral. Chun, 49 (3) : 427-443, 2017. Aná-
publicada por capítulos. lisis del aspecto sonoro de los bailes
chinos del Valle de Aconcagua en re-
58. Muñoz Ovalle, Iván. Espacios fú-
lación a las identidades representadas:
nebres, prácticas mortuorias y cro-
indígena, católica, chilena. jperezdear-
nología en el cementerio Azapa-115:
ce@gmail.com
aproximaciones a torno a la estructura
social de los agricultores prehispáni- 63. Plaza Salgado, Camila Belén. Rapta-
cos del período medio. EA, (54) : 5-36, das y estupradores de la Capitanía Ge-
2017. Describe ritos relacionados con neral de Chile. Estudio de relaciones
la sepultación inferidos de la eviden- de género y experiencia colonial, 1638-
cia arqueológica, del período entre el 1776. Santiago, Universidad de Chile,
300 al 900 DC. Producto del proyecto Facultad de Filosofía y Humanidades,
FONDECYT 110249. imunoz@uta.cl Escuela de Postgrado, 2017. VI, 212 p.
Tesis para optar al grado de Magister
59. Núñez, Lautaro [et al.]. Presencia de
en Estudios de Género Mención Hu-
un centro ceremonial formativo en la
manidades. Profesora Guía: Alejandra
circumpuna de Atacama. Chun, 49 (1)
Araya Espinoza. Analiza un grupo de
: 3-33, 2017. Descripción del sitio ar-
causas criminales por estupro y rap-
queológico Tulan-54 con énfasis en el
to en su contexto social. Menciona la
templete central, y su carácter de centro
posición y acción de la Iglesia. Parte
religioso. lautaro.nunez@hotmail.com
del proyecto Fondecyt Nº1120083:
60. Ojeda Fernández, Ana María. Los ras- “Historia del Cuerpo y Colonización
gos culturales de la muerte 1860-1930. del Imaginario: el caso de la Capi-
Cerro Panteón Valparaíso. Santiago, tanía General de Chile”. Disponible
Ilustre Municipalidad de Valparaí- en: http://repositorio.uchile.cl/hand-
so, Archivo Histórico, 2015. 299 p., il. le/2250/147524
Describe el Cementerio General Nº1
64. Prado O., Juan Guillermo. Notas sobre
de Valparaíso (Cerro Panteón) y la
la historia del Islam en Chile. RChHG,
creación del cementerio de disidentes.
(173) : 197-210, 2013. Cubre desde 1854
Incluye percepciones religiosas de ca-
a 2012. Proyecto presentado a la Facul-
tólicos y protestantes, temas legales,
tad de Comunicaciones de la Pontificia
rituales y costumbres. amarioje@hot-
Universidad Católica de Chile para
mail.com BUChAU
optar al grado de Magister en Perio-
61. Pérez Villalón, Blanca Elvira. El sitio dismo, mención Prensa Escrita.
del Convento: San Francisco y el Desa-
65. Ruiz Abraham, Javier Ignacio. Mo-
rrollo de la Ciudad de Santiago hacia
numento, ruina y tipo. Cementerio
el Sur de la Alameda, 1820-1920. San-
San Diego de Tucapel. Santiago, Pon-
tiago, Pontificia Universidad Católica
2018] Boletín bibliográfico 283

tificia Universidad Católica de Chile, y sin control entidades dependientes


Facultad de Arquitectura, Diseño y que persigan sus mismos fines, con
Estudios Urbanos, Escuela de Arqui- siete casos actuales. Incluye anexo,
tectura, 2017. 134+20+[20] p. il. col., transcripción de artículos de estatu-
facsíms., mapas, planos. Tesis para tos de entidades religiosas que tratan
optar al grado de Magíster en Arqui- directamente de las entidades deriva-
tectura y título profesional de Arqui- das. Disponible en: http://repositorio.
tecto. Profesores Guía: Emilio de la uchile.cl/handle/2250/137835
Cerda Errázuriz, Pedro Correa Fer- 70. Sato Besoaín, Eduardo. “Con mi voz
nández. Proyecto para convertir las sonora”. Campanas y toques de cam-
ruinas del fuerte San Diego de Tucapel pana en la Catedral de Santiago (1789-
en cementerio. Menciona el uso que el 1899). Santiago, Universidad de Chile,
lugar ha tenido como camposanto y se Facultad de Artes, Departamento de
refiere a las iglesias que existieron allí. Musicología, 2015. [26], 315 p. il. col.
BPUCLC Tesis para optar al grado de Magister
66. Saldivia, Zenobio; CARO, Felipe. en Artes mención Musicología. Pro-
Cinco jesuitas relevantes en América fesor guía: Dr. Luis Merino Montero.
y su aporte a las ciencias. Santiago, Contiene historia de la fabricación y
Ediciones Universidad Tecnológica uso de campanas en la Iglesia Católica,
Metropolitana, 2016. 180 p. Incluye a América colonial y Santiago; reseña de
Juan Ignacio Molina. (JCh, (37) : 17, la historia de la iglesia de Santiago en
2016-2017 = Zenobio Saldivia) BN el s.XIX; registro y morfología de los
67. Salgado S., Soledad. Pisos de un siglo toques de campana. Incluye anexos:
[Baldosas Córdova]. VyD., (1108) : 24- Reglamento sobre el uso y toques de
28, 30 Sep 2017. Uso de baldosas deco- campana (Marán, 1795), Ordenanza
rativas (incluyendo iglesias), rescate y para el tañido de las campanas (Valdi-
puesta en valor del oficio por su valor vieso, 1872) e Inventario de campanas
patrimonial. Baldosas Córdova tiene de la Catedral de Santiago. BUChA-
92 años de existencia. BN MD
68. Sánchez-Lasheras, Miguel. Derecho y 71. 60 años Universidad Católica del Nor-
factor religioso en Chile y en el Perú. te. Desde 1956 formando los mejores
¿Hacia la gestión pública de la diver- profesionales del Norte de Chile. An-
sidad religiosa? RChD, 43 (1) : 165- tofagasta, Ediciones Universitarias
188, 2016. Análisis comparado de la de la Universidad Católica del Norte,
historia y situación de las relaciones 2016. 199 p. il. (algunas col.). (JCh, (36)
Iglesia-Estado en Chile y Perú. miguel. : 19, 2016 = Andrés Mardones). Obra
sanchez@ucv.cl disponible en BN
69. Sandoval Muñoz, Aarón; Terminel 72. Torres Molina, Fernando, Pbro. La
Zamora, Magdalena. Entidades deri- Parroquia de la Inmaculada Concep-
vadas creadas por una iglesia, confe- ción… y su “reconstruida” historia
sión o institución religiosa. Análisis [Angol]. BP, (56) : 15, 2013. Nota his-
comparativo y aplicación práctica. tórica extraída de las Crónicas de don
Santiago, Universidad de Chile, Fa- Guido Rodríguez.
cultad de Derecho, Departamento 73. Torri, Maria Costanza. The Influen-
de Ciencias del Derecho, 2016. 105 p. ce of Christian Conversion in Mapu-
Memoria para optar al grado de Licen- che Traditional Medicine in Temuco,
ciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Chile: Toward a Cultural Syncretism
Profesor Guía: Carlos Salinas Arane- or a form of Ideological Assimilation?
da. Tras una síntesis histórica de la JRH, 52 (4) : 1228-1239, 2013. [Registra-
ley de culto, analiza las posibilidades do desde la reseña]. mctorri@yahoo.it
legales y prácticas de las entidades 74. Valenzuela Matus, Carolina. Los an-
religiosas para crear autónomamente tiguos en el Nuevo Mundo. Reflexio-
284 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

nes de los jesuitas José de Acosta y Atria Benaprés. Incluye historiografía


Alonso de Ovalle sobre el origen de los de los estudios sociológicos e histó-
nativos americanos, siglos XVI-XVII. ricos sobre católicos y evangélicos y
RHG, (37) : 21-36, 2017. Proyecto Fon- contexto histórico. Propone que el pa-
decyt Postdoctorado 3160095. Estudio radigma de “secularización” ligado a
sobre la postura de los autores anali- la modernización y progreso económi-
zados, creyentes en el monogenismo co se complementa con el “paradigma
bíblico, y las teorías contemporáneas de las economías religiosas”, en el que
que postulaban el origen bíblico o gre- una demanda estable de religión (va-
corromano de los nativos americanos. riable en sus preferencias) es abasteci-
cvalenzuelamatus@gmail.com da por la oferta diversa de las iglesias,
75. Valverde, Ximena; Casals, Albert; que explica lo que el primero no pue-
Godall Castell, Pere. Las bandas de de. Basado en extensa investigación
bronces de Tarapacá (Chile) como de campo y estadísticas. Disponible
contexto de aprendizaje musical y de en: http://repositorio.uchile.cl/hand-
transmisión cultural. RCSUAP, 29 (39) le/2250/139854
: 81-110, 2017. Empleando entrevistas 79. Zúñiga A., Valeria. Fundación Vivien-
y registros audiovisuales, se investiga da: 50 años trabajando en la urgencia.
el proceso de desarrollo de los músi- JCh, (36) : 4-5, 2016. Entrega de media-
cos en las bandas que solemnizan las guas para situaciones de emergencia y
fiestas religiosas. ximena.valverde@ vulnerabilidad
gmail.com - albert.casals@uab.cat -
pere.godall@uab.cat IV. Estudios Históricos, siglo XVI
76. Vásquez Santibáñez, María Belén; V. Estudios Históricos, siglo XVII
Carrasco Gutiérrez, Ana María. Sig-
nificados y prácticas culturales de la 80. Andrés Fernández, David, Dr. Canto,
menstruación en mujeres aymara del liturgia, ceremonial y culto en Amé-
norte de Chile. Un aporte desde el rica Latina según la Recopilación de
género a los estudios antropológicos Leyes de los Reynos de Indias. Res, 21
de la sangre menstrual. Chun, 49 (1) : (40) : 13, 32, 2017. Estudia los conflictos
99-108, 2017. Desde un punto de vista de competencias entre las autoridades
antropológico, se mencionan prácticas civiles y eclesiásticas del período, en
relacionadas con magia, ritos y cosmo- el intento de uniformar el culto a la
visión. Parte del Proyecto Fondecyt Nº usanza peninsular. Parte del proyecto
1140022. belenvasquezs@gmail.com - FONDECYT Iniciación 11140832 “Mú-
anycarrasco@gmail.com sica litúrgica de los siglos XVI-XIX en
77. Vásquez de Acuña, Isidoro. El linaje Chile” y la ponencia “Aportaciones
de Santa Teresa de Ávila en familias del derecho canónico a la historia de la
chilenas. RChHG, (175) : 15-46, 2015. Música litúrgica en Chile”, UAH 2016.
Incluye religiosos, de los siglos XV a david.andres@uclm.es
XVII. 81. Astica Arrieta, Florencia. La monja
78. Viera Miranda, David. ¿Seculariza- alférez: transición y posibilidad en el
ción en Chile? Análisis crítico de la espacio americano. Santiago, Univer-
evolución de católicos y evangélicos sidad de Chile, Facultad de Filosofía y
entre 1895 y 2012. Explorando el po- Humanidades, Departamento de Lite-
tencial teórico y metodológico del ratura, 2017. IV, 51 p. Tesina para optar
“paradigma de las economías religio- al grado de Licenciado en Lenguas y
sas”. Santiago, Universidad de Chile, Literatura Hispánica con mención en
Facultad de Ciencias Sociales, Depar- Literatura. Profesor guía: Luz Ángela
tamento de Sociología, 2016. 169 p. Martínez. Análisis literario de Historia
Memoria para optar al Título Profesio- de la Monja Alférez, Catalina de Erau-
nal de Sociólogo. Profesor Guía: Raúl so, escrita por ella misma, a partir de
2018] Boletín bibliográfico 285

la picaresca y la autobiografía, hacia la VI. Estudios Históricos, siglo XVIII


visión barroca del mundo. Incluye sus
relaciones con la autoridad religiosa. 85. Bórquez Ibarra, María Trinidad. Es-
Disponible en: http://repositorio.uchi- clavitud y vida conventual. Posibili-
le.cl/handle/2250/147298 dades de libertad de los esclavos en el
Convento Grande de Santo Domingo
82. García-Sánchez, Soraya. De monja a
en Santiago de Chile durante el siglo
conquistador, de mujer a hombre: Los
XVIII. Iti, (3) : 53-72, 2013.
viajes de Catalina de Erauso. Ate, (511)
: 63-80, 2015. Análisis literario y de gé- 86. Gándara, Natalia. Representaciones
nero de su autobiografía. msgarcia@ de un territorio. La frontera mapuche
dfm.ulpgc.es en los proyectos ilustrados del Reino
de Chile en la segunda mitad del siglo
83. Gil Montero, Raquel; Rivet, Caro-
XVIII. HisCri, (59) : 61-80, 2016. En el
lina; Longhi, Fernando. Las visitas
contexto de la necesidad del Imperio
coloniales y los espacios intermoda-
Español de asegurar sus fronteras, se
les a fines del siglo XVII: propuestas
analizan diversos proyectos relativos
para la interpretación de sus silencios.
a la integración del territorio mapu-
EA, (56) : 273-297, 2017. Análiis de la
che, mencionando el papel e impor-
información relativa a distribución
tancia de las misiones y la evangeliza-
de la población en el NO de Argenti-
ción. n.gandara.ch@gmail.com
na; incluye datos sobre Atacama, las
encomiendas, situación eclesiástica y 87. Guerrero, Pedro Pablo. Sor Tadea de
limítrofe. raquelgilmontero@conicet. San Joaquín y su poesía de catástro-
gov.ar - carolinarivet@hotmail.com - fes. Relación autobiográfica. Escritora
fernandolonghi@hotmail.com colonial. AyL: 10, 19 Feb 2017. Autora
del romance sobre la inundación de
84. Sánchez Pérez, Sonia Macarena. Prác-
Santiago en 1783. Análisis literario. In-
ticas y discursos del cautiverio his-
cluye datos biográficos. BN
pano en Chile, 1598-1670. Santiago,
Pontificia Universidad Católica de 88. Leyton A., Patricio; Saldivia M., Ze-
Chile, Facultad de Historia, Geografía nobio. Los cielos y el fin de los tiem-
y Ciencia Política, Instituto de Histo- pos. La astronomía en la obra teoló-
ria, Doctorado en Historia, 2016. 436 gica de Manuel Lacunza. TyV, 58 (3)
p. Tesis para optar al grado de Doctor : 355-378, 2017. Analiza las ideas cien-
en Historia. Profesor Guía: Jaime Va- tíficas de Lacunza, en relación con su
lenzuela Márquez. Parte del proyecto pensamiento religioso. Incluye datos
Fondecyt nº1100215. La diáspora ma- biográficos y actividad científica del
puche en Chile colonial. Migraciones período en Chile. hpleyton@uc.cl - ze-
forzadas y voluntarias desde la Arau- nobio@utem.cl
canía hacia el centro y norte de Chile y 89. Plasencia Jiménez, Jorge Fabián. Los
otras regiones del virreinato peruano curas párrocos tras la implementación
(siglo XVI-XVIII). “La investigación de las reformas borbónicas. Apro-
aborda el estudio del cautiverio desde ximaciones desde el caso de Pedro
la historia social, que incorpora lo cul- Montt Prado y su participación en li-
tural, lo político y lo discursivo, para tigios judiciales (Melipilla, 1774-1806).
aportar a la comprensión de las diná- Santiago, Universidad de Chile, Fa-
micas interétnicas y el establecimiento cultad de Filosofía y Humanidades,
de una sociedad fronteriza en Chile Departamento de Ciencias Históricas,
durante la etapa de la colonización 2017. 113 p. Informe de Seminario de
temprana”. Incluye acción y opinión Grado para optar al grado de Licen-
de la Iglesia. BPUCSJH ciado en Historia. Profesora Guía:
Paulina Zamorano Varea. Describe la
normativa existente sobre curas párro-
cos en el período colonial, los cambios
286 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

en el s.XVIII y su impacto, reflejado en (1846-1882). Res, 20 (38) : 71-93, 2016. Se


el caso del párroco de Melipilla. Dis- refiere a la destitución del maestro de
ponible en: http://repositorio.uchile.cl/ capilla Henry Lanza (1846), la sustitu-
handle/2250/144256 ción de la orquesta por órgano (1850) y
90. Valenzuela Berríos, Osvaldo. Un el trabajo de los maestros José Bernardo
talquino triunfa en Cádiz. Nicolás de Alzedo, José Zapiola y Tulio Eduardo
la Cruz Bahamonde (1783-1828). BA- Hempel. valeska.cabrera@gmail.com
ChH, 82 (125) : 211-245, 2016. Conde 94. Camus Ibacache, Misael. Aportes de
de Maule, se mencionan sus activi- la Iglesia Católica chilena a la comu-
dades filantrópicas, relaciones con la nión de las iglesias de América Latina,
Iglesia y eclesiásticos de su tiempo. en vínculo con la Sede Apostólica en
Parte de la tesis de Magister en His- el siglo XIX. AHICh, (35) : 9-35, 2017.
toria, Universidad de Bío Bío ”Luces Proposiciones, promociones y ges-
y sombras de un mito. Talca, París y tiones de la Iglesia Católica chilena
Londres (1743-1928)”, 2016. osvaldo- en el contexto de la incorporación de
valen@gmail.com la Iglesia en la construcción de las re-
públicas en América Latina post inde-
VII. Estudios Históricos, siglo XIX pendencia. Enfatiza el trabajo de José
Ignacio Cienfuegos, Rafael Valentín
91. Avendaño Contreras, Ignacio. “Cada
Valdivieso, Hipólito Salas, José Ignacio
uno en su lugar aparte para no man-
Eyzaguirre, Mariano Casanova, y la
charse”: Encuentros y disensos cultu-
creación de la Provincia Eclesiástica de
rales entre el pueblo y la élite en las
Chile. mcamus@ucn.cl SPM
fiestas del diecinueve en la Pampa y la
nochebuena en la Alameda. Santiago, 95. Cardemil Barros, Maisa Candela.
Universidad de Chile, Facultad de Fi- Anacronismo colonial en el Santoral
losofía y Humanidades, Departamen- Dominico. La pervivencia de un estilo
to de Ciencias Históricas, 2017. 49 p. il. colonial quiteño hacia 1840 en Santia-
Tesis para optar al grado de Licencia- go de Chile. Santiago, Universidad de
do en Historia. Profesora guía: María Chile, Facultad de Teoría de las Artes
Elisa Fernández. Analiza el progresivo [sic], Departamento de Artes [sic],
distanciamiento en la celebración de 2017. 143 p. il. col. Tesis para optar al
las fiestas populares entre el pueblo grado de Licenciada en Artes con men-
y la élite en el s.XIX, que incluyó la ción en Teoría e Historia del Arte. Pro-
prohibición de ingresar a la Misa del fesora guía: Dra. Constanza Acuña Fa-
Gallo si no se estaba vestido de frac o riña. Estudio de una serie de pinturas
levita. Basado en fuentes periodísticas encargadas por los Dominicos de Chile
y literarias del período. Disponible entre 1837 y 1841 a un taller quiteño
en: http://repositorio.uchile.cl/hand- que mantenía el estilo colonial, y las
le/2250/148153 razones de esta situación. Disponible
en: http://repositorio.uchile.cl/hand-
92. Barrios Bustamante, Angélica. El
le/2250/146172
Pentecostalismo chileno como res-
puesta a los cambios secularizadores 96. Cordero Fernández, María Macare-
del siglo XIX. Una mirada en retros- na. Monseñor Orrego y los conflictos
pectiva. RCyR, 11 (1) : 129-148, 2017. entre católicos y laicistas en La Serena.
Análisis historiográfico basado en HS, 68 (137) : 415-435, 2016. maria.cor-
publicaciones del período, tanto pen- dero@uai.cl
tecostales como externas. angelicaba- 97. Lara, Martín. Historia de la Vida co-
rriosb@gmail.com tidiana en Parral (1870-1880). Santia-
93. Cabrera, Valeska. Efectos del conflicto go, Pontificia Universidad Católica de
Iglesia-Estado en la capilla musical de Chile, Facultad de Historia, Geografía
la Catedral Metropolitana de Santia- y Ciencia Política, Instituto de Histo-
go: destitución, sustitución y reforma ria, Magister en Historia, 2016. 161 p.
2018] Boletín bibliográfico 287

il. Tesis para optar al grado de Magís- ca Latina en el s.XIX, publicados entre
ter en Historia. Profesor guía: Patricio 1998 a 2015 en Chile, México, Puerto
Bernedo. Incluye Capítulo II, Vida y Rico, Alemania y España, con algunas
muerte en Parral, Características de- ampliaciones. BUChDMM
mográficas, basado en los archivos 102. Serrano, Sol. La promulgación del
parroquiales, además de varios sub- código civil chileno y sus efectos en la
capítulos sobre prácticas religiosas y Iglesia en la segunda mitad del siglo
caritativas. BPUCSJH XIX. Iti, (5) : 121-132, 2015. Código Ci-
98. Orellana Castro, Felipe Ignacio. vil de 1855, y sus efectos secularizado-
Visión de Camilo Henríquez Gonzá- res con respecto al carácter público y
lez de España, Estados Unidos y su exclusivo del culto.
influencia en las normas constitucio-
nales de la Patria Vieja (1810-1814). VIII. Estudios Históricos, siglo XX
Santiago, Universidad de Chile, Fa-
103. Amaya, Cristián. Javier Luis Egaña:
cultad de Derecho, Departamento de
“Nuestro objetivo era entregar ayuda
Ciencias del Derecho, 2017. [74] p.
a toda persona que la necesitara”. Enc,
Memoria para optar al grado de Licen-
9 (107) : 8-9, 2016. Entrevista al primer
ciado en Ciencias Jurídicas y Sociales.
secretario ejecutivo de la Vicaría de la
Profesor Guía: Orcar Enrique Dávila
Solidaridad, en su 40º aniversario.
Campusano. Analiza las editoriales
escritas por Fray Camilo Henríquez en 104. Antezana Barios, Lorena; Mateos-
la Aurora de Chile, y los principios po- Pérez, Javier. Construcción de memo-
líticos contenidos en los Reglamentos ria: la dictadura a través de la ficción
Constitucionales de 1811, 1812 y 1814, televisiva en Chile (2011). HisCri, (66)
en relación con sus ideas. Disponible : 109-128, 2017. Revisa la primera tem-
en: http://repositorio.uchile.cl/hand- porada de la serie “Los archivos del
le/2250/147372 Cardenal”, basada en la historia de la
Vicaría de la Solidaridad, analizando
99. Ramírez, Fr. Ramón, O.P. Don José
la relación entre historia, televisión,
Santiago Rodríguez Zorrilla, obispo.
memoria y ficción. lantezana@uchile.
Último prelado de Chile Colonial.
cl - javiermateos@u.uchile.cl
AHICh, (35) : 67-83, 2017. Obispo de
Santiago de 1815 a 1825, realista. SPM 105. Azócar Castro, Paula. La institucio-
nalización de la violencia en la Dicta-
100. Ramírez Rivera, Hugo Rodolfo. Un
dura cívico-militar en la Provincia de
laico católico ejemplar: el profesor
Coquimbo y la Fiesta de Andacollo.
don Pedro León Carmona y Quiroga
Santiago, Universidad de Chile, Fa-
maestro del arte sacro chileno. Sus pin-
cultad de Filosofía y Humanidades,
turas en la Iglesia de Nuestra Señora
Departamento de Ciencias Históricas,
del Socorro de la Ciudad de Santiago
2017. 83 p. Informe de Seminario de
de Chile (1890-1899). AHICh, (35) :
Grado para optar al grado de Licencia-
195-235, 2017. Obras analizadas en el
do en Historia. Profesora guía: María
contexto de la “transformación” de
Elisa Fernández. Describe la celebra-
esta y otras iglesias del estilo Barroco
ción de las fiestas Chica y Grande de
al Neoclásico. Incluye exposiciones en
Andacollo en 1973 y 1974, con base en
las que participó el maestro Carmona
fuentes contemporáneas e investiga-
(1872-1997), elenco de sus pinturas y
ciones periodísticas, y las restricciones
complemento iconográfico. SPM
a que estuvieron sujetas. Disponible
101. Salinas Araneda, Carlos. El Derecho en: http://repositorio.uchile.cl/hand-
Canónico en Chile. Estudios históricos. le/2250/148416
Siglo XIX. Valparaíso, Ediciones Uni-
106. Azulejos Artísticos de Pedro Alario-
versitarias de Valparaíso, 2016. 446 p.
Vallarino. EL, (1133) : 30-32, 2017.
Contiene 14 estudios históricos sobre
Biografía del autor confirmado de los
el Derecho Canónico en Chile y Améri-
288 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

murales de azulejo del Santuario de Huerta. “Esta investigación se propu-


Lourdes, Santa Rosa de Pelequén y so estudiar la trayectoria del mundo
otras iglesias. SPM católico en Chile … con el objetivo de
107. Barría Román, Carlos. Condiciones comprender los conflictos y divisiones
Psíquico-Institucionales de Produc- al interior del catolicismo nacional …
ción Subjetiva y de Violencia Sexual Tanto los documentos del episcopado
Presentes en el caso Karadima. Santia- … como la prensa católica … nos mos-
go, Universidad de Chile, Facultad de traron que esas diferencias derivaron
Ciencias Sociales, Escuela de Postgra- … de distintas interpretaciones sobre
do, 2017. IX, 231 p. Tesis para optar al el significado de la Doctrina Social
grado de Doctor en Psicología. Direc- de la Iglesia; como también, sobre el
tor: Doctor Roberto Aceituno M. “Hay modo de llevar esta doctrina al terre-
denuncias … durante al menos 20 no concreto en el espacio público”.
años. Por consiguiente, se buscó com- BPUCSJH
prender cómo ese contexto institucio- 110. Bravo Vargas, Viviana. Iglesia libe-
nal en particular, ordenaba dinámicas radora, rearticulación de la política y
de sometimiento y dominación a tra- protesta social en Chile (1973-1989).
vés de diferentes discursos, propician- HisCri, (62) : 77-96, 2016. Estudia el pa-
do el control y la violencia sexual”. pel de los Cristianos comprometidos
Basado en análisis y entrevistas a jóve- desde el inicio de la dictadura y duran-
nes de la parroquia, incluye relato de te las jornadas nacionales de protesta.
los hechos. carlosbarriaroman@gmail. Menciona el contenido del Archivo
com. Disponible en: http://repositorio. Documental de la Vicaría de la Solida-
uchile.cl/handle/2250/146182 ridad. vivianabravo@gmail.com
108. BIedermann Calcagni, Karin. Crecer 111. CEB Nuestra Señora de Fátima. Parro-
en una secta: Vivencias Relacionales quia San Lorenzo, Renaico. BP, (50) :
y Emocionales en Personas criadas en 10, 2012. Nota sobre el aniversario 50
la Colonia Dignidad. Santiago, Pon- de la capilla.
tificia Universidad Católica de Chile, 112. CEB San Jerónimo. Parroquia Santo
2017. 132 p. il. Doctorado Internacio- Tomás de Villanueva, Temuco. BP, (51)
nal en Psicoterapia “Investigación en : 10, 2012. Nota sobre su fundación.
Psicoterapia y Etiología Clínica Inter-
113. Correa Flores, Miguel Alonso. “El
cultural”. Directora de Tesis: Dr. Phil.
cristiano marxista y la vía chilena al
Mariane Krause. Investigación de tipo
socialismo”. Santiago, Universidad de
etnográfico con diseño cualitativo,
Chile, Facultad de Filosofía y Huma-
analiza cómo las personas que crecie-
nidades, Departamento de Ciencias
ron en la secta vivencian sus relacio-
Históricas, 2017. 82 p. Informe final
nes personales y cómo se configura su
de Seminario para optar al grado de
funcionamiento psíquico e interper-
Licenciado en Historia. Seminario de
sonal. Incluye historia y organización
Grado Evangelio, Poder y Política en
de la Colonia Dignidad desde 1954 en
Chile. Profesor Guía: Ulises Cárcamo
Alemania, testimonios y biografía de
Sirguiado. Con un punto de vista mi-
Paul Schäfer. BPUCSJ
litante, describe el devenir de movi-
109. Botto Stuven, Andrea. Controver- mientos cristiano-marxistas y la Teo-
sias entre católicos: religión, política logía de la Liberación en Chile, en los
y sociedad en Chile, 1930-1962. San- años 1960 a 1970.
tiago, Pontificia Universidad Católica
114. Cortés, Saide. La Higuera de Leche.
de Chile, Facultad de Historia, Geo-
Gabriela Mistral y la maternidad su-
grafía y Ciencia Política, Instituto de
plicante. RC, 117 (1195) : 255-263, 2017.
Historia, Programa de Doctorado en
Análisis de las dos versiones del poe-
Historia, 2017. 430 p. Tesis para op-
ma desde el punto de vista religioso.
tar al grado de Doctor en Historia.
SPM
Profesor guía: Joaquín Fermandois
2018] Boletín bibliográfico 289

115. Fernández Labbé, Marcos. La recon- sis de Magister en Historia. Menciona


ceptualización católica de la revolu- el liderazgo de sacerdotes desde su
ción: el pensamiento cristiano frente fundación, y especialmente los padres
al cambio histórico, Chile (1960-1964). André Jarlan y Pierre Dubois. eduar-
HS, 69 (140) : 735-753, 2017. Analiza do.garin.a@usach.cl
el punto de vista católico del concep- 120. Giraudier, Elodie. A la gauche du
to “revolución” en el contexto de los Christ? Le 68 des catholiques chiliens.
cambios sociales de los años 60, ba- OA, (217) : s.p., 15 Dic 2014. Análisis
sándose en publicaciones del período. de las relaciones entre los católicos, el
Resultado del proyecto FONDECYT partido Demócrata Cristiano y la je-
Nº1120251, «De la reforma a la solida- rarquía eclesiástica en el contexto de
ridad: vocabulario político-conceptual las reformas sociales de 1940 a 1968.
de la Iglesia Católica chilena, 1960- Basado en entrevistas y fuentes con-
1985». mfernand@uahurtado.cl temporáneas.
116. FErnández Labbé, Marcos. “La tierra 121. Gómez Echenique, Sergio. 50 años de
no es el Cielo, pero el Cielo comienza la reforma agraria. AUCh, (12) : 21-36,
en la Tierra”. La cuestión del clerica- 2017. Menciona la Reforma Agraria de
lismo en el campo político y el pen- la Iglesia Católica.
samiento católico chileno, 1960-1964.
122. Guerra Rojas, Cristián. Las obras mu-
Hist, 50 (1) : 11-47, 2017. Basado en
sicales religiosas de Vicente Bianchi
publicaciones del período, analiza la
Alarcón. RMCh, 71 (228) : 29-48, 2017.
visión sobre la acción política de la
Se centra en su producción litúrgica y
Iglesia Católica frente a la seculariza-
navideña, con análisis estilístico, teoló-
ción y el comunismo. Resultado del
gico y socioestético. cguerrar@uchile.cl
proyecto FONDECYT Nº1120251, “De
la reforma a la solidaridad: vocabu- 123. Historia de la Institución Teresiana
lario político-conceptual de la Iglesia (1911-1936). Francisca Rosique Nava-
Católica chilena, 1960-1985”. mfer- rro, ed. Madrid, Silex, 2014. 583 p. (HS,
nand@uahurtado.cl 69 (140) : 779-780, 2017 = José-Leonar-
do Ruiz Sánchez) Incluye capítulo so-
117. Finola, Hugo Alberto. Memorias en
bre la Institución en Chile, tomando
conflicto alrededor del Museo arqueo-
a su cargo la Escuela Normal Santa
lógico Gustavo Le Paige, en San Pedro
Teresa, 1928, por María Guadalupe
de Atacama, Chile. NMMN, Questions
Pedrero.
du temps présent, 25-01-2016. Conflic-
tos sociales y étnicos alrededor del 124. Labarca, José Tomás. “Por los que
museo y la figura del P. Le Paige. hu- quieren un gobierno de avanzada
gofinola@yahoo.com.ar popular”: Nuevas prácticas políticas
en la campaña presidencial de la De-
118. García Ahumada, Hno. Enrique,
mocracia Cristiana, Chile, 1962-1964.
F.S.C. Paulo Marín Pinuer funda-
LARR, 52 (1) : 50-63, 2017. Menciona
dor del movimiento obrero de Chile.
la relación de la Iglesia Católica con la
AHICh, (35) : 37-65, 2017. Fundador de
candidatura de Eduardo Frei Montal-
la Federación Obrera de Chile en 1909
va. jtlabarc@gmail.com
(la que bajo la dirección de Luis Emi-
lio Recabarren se volvió marxista en 125. Larios, Gonzalo. Una pastoral polé-
1919), en el contexto del sindicalismo mica: «El deber social y político en la
católico y las luchas sociales del perío- hora presente». AHICh, (35) : 167-177,
do. hnoenrique.garcia@lasalle.cl. SPM 2017. Publicada por los obispos de
Chile el 18 de septiembre de 1962. En-
119. Garín Abarzúa, Eduardo. Identida-
fatiza su impacto en el contexto de las
des colectivas y mecanismos de par-
luchas entre los partidos Conservador
ticipación social en la población La
y Demócrata Cristiano, la situación
Victoria, 1983-1987. RHG, (37) : 93-
económica y el inicio del Concilio Va-
109, 2017. Parte de su proyecto de te-
ticano II. SPM
290 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

126. Mansilla, Miguel Ángel; Orellana, valoración de las mismas. Parte del
Luis Alberto. Political Participation of proyecto Fondecyt regular 1070434.
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1989. LAP, 43 (3) : 104-115, 2016. [Re- 132. Salinas Araneda, Carlos. La perso-
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cruz y la esperanza. La cultura del los informes del nuncio Ettore Felici
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mitad del siglo XX (Segunda Edición). Vaticano: 1928-1932: Entre la adapta-
México, Editorial Manda-Centro de ción y la inadaptación de Chile a la
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y el Caribe UNAM-Universidad Artu- 109-144, 2016. Parte del proyecto Fon-
ro Prat del Estado de Chile, 2014. 295 decyt regular 1140891. Incluye opinio-
p. (Iti, (4) : 237-240, 2014 = Deyssy Jael nes sobre la personalidad jurídica de
de la Luz García) la Iglesia de juristas, eclesiásticos, y la
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la revolución. Santiago, Universidad 133. Salinas Araneda, Carlos. Reformas al
de Chile, Instituto de la Comunica- matrimonio canónico propuestas por
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mo, 2016. 121+[10] p. il. retrs. Memo- tanos españoles al inicio de la codifi-
ria para optar al título de Periodista. cación canónica de 1917. Un estudio
Crónica Periodística. Profesora Guía: comparado. AHICh, (35) : 101-120,
Ximena Póo Figueroa. Biografía de la 2017. Parte del proyecto Fondecyt
religiosa de la Congregación del Amor 1160298. carlos.salinas@pucv.cl. SPM
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matriz religiosa del pentecostalismo nuel Castro). Analiza la reforma de la
en Chile: La Iglesia Metodista Pente- Universidad Católica en los años 60
costal de Chile y la Iglesia Evangélica en el contexto histórico de Chile y el
Pentecostal (1909-1973). MyS, 20 (40) : mundo, incluyendo la Iglesia Católi-
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luis_ubl@yahoo.com cial en Chile desde la perspectiva de
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socio-política sobre el catolicismo insti- AHICh, (35) : 85-99, 2017. mesag2@
tucional entre 1958 y 1964. NMMN, gmail.com. SPM
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de Chile y la codificación canónica de de la Cuestión Social según la Iglesia
1917. TyV, 58 (3) : 301-337, 2017. Pre- Católica chilena a inicios del siglo XX.
senta las sugerencias de reforma en- RHG, (37) : 67-92, 2017. Se estudian
viadas por el episcopado chileno en textos escritos por miembros del clero
respuesta a la solicitud papal, y ofrece sobre el rol del Estado en la resolución
2018] Boletín bibliográfico 291

de los problemas sociales; la discusión 142. AL encuentro de otras praderas [Hna.


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de descanso dominical (1907). ksmk- Santa Faz, 1939-2017]. TLA, (95) : 13,
sm@gmail.com 2017. SPM
137. Taille-Tretenville Urrutia, Alexan- 143. Alcaíno, Manuel; Mackenna, Bernar-
drine de la. El proceso de beatificación do. “Leaving the Faith of Our Fathers”:
y canonización de la primera santa Intergenerational Persistence and Class
chilena. Teresa de Los Andes: factor Cleavage of Evangelicals in Chile. RRR,
de unidad nacional (1947-1993). RHG, 59 (3) : 269-291, 2017. Basándose en las
(36) : 89-106, 2017. Proyecto Fondecyt Encuestas Bicentenario de 2006 a 2010
de Iniciación, Nº11121496. adelatai- se analiza cómo los patrones de per-
lle@uandes.cl sistencia religiosa intergeneracional se
138. Verdejo Bravo, Nicolás. Cambiar de relacionan con los logros educativos y
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quitectura de la Universidad Católica la recensión]. mjalcaino@uc.cl
de Valparaíso respecto al escenario 144. Antofagasta: la parroquia de los
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sis para optar al grado de Magíster en 249-254, 2017. Historia de las comu-
Arquitectura. Profesor guía: Francisco nidades de Jóvenes Misioneros, de-
Díaz Peñaloza. Se analiza la transfor- pendientes de la Obra Pontificia de la
mación del proyecto académico de la Propagación de la Fe; en Chillán desde
Escuela en relación a la situación políti- 2009. SPM
ca del país y la Reforma Universitaria.
146. Astudillo Baeza, Enrique. Un patri-
Basado en bibliografía impresa, archi-
monio histórico y de la solidaridad.
vos inéditos, entrevistas, testimonios,
Enc, 10 (120) : 8-9, 2017. Restauración
manuscritos, cartas y documentos. In-
de las oficinas del Arzobispado de
cluye Anexo de entrevistas, listado de
Santiago.
profesores de 1967 a 1973, correspon-
dencia citada. BPUCLC 147. Astudillo Baeza, Enrique. Veinte
años transmitiendo la fe [Radio Ma-
139. Villar, María Soledad del. A 40 años
ría]. Enc, 9 (115) : 12-13, 2016.
de la Vicaría de la Solidaridad: La luz
que heredamos. Men, 66 (656) : 23-27, 148. Ayuda ante los incendios de enero en
2017. Reseña de su historia. SPM el país: hermano, yo estoy contigo.
JCh, (38) : 3-4, 2017. Actividades asis-
IX. Estudios Históricos, siglo XXI tenciales de la Compañía de Jesús.
149. Bravo Vega, Fabián. Diversificación
140. A 30 años de la Beatificación de Teresa
en el pentecostalismo contemporáneo
de Los Andes. TLA, (94) : 3-28, 2017.
chileno: un estudio de caso en sectores
Número especial. Contiene relatos de
de altos ingresos. RCyR, 10 (2) : 80-104,
la beatificación, testimonios persona-
2016. Estudia un caso de la categoría
les e historia del santuario. SPM
neopentecostalismo. Desprendido de
141. Acción Solidaria: una causa para po- la tesis de magister “Y estas señales
tenciar la solidaridad. JCh, (37) : 15, seguirán a los que creen”: Religiosi-
2016-2017. Desde 2015, iniciativa mul- dad carismática en sectores de altos
tidisciplinaria para apoyar proyectos ingresos”. fbravovega@gmail.com
sociales, como la integración de perso-
150. Bravo Vega, Fabián. “Y estas señales
nas que viven en hospederías median-
seguirán a los que creen…”: Religiosi-
te el empleo.
292 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

dad evangélica carismática en sectores grantes: Acogida, acompañamiento


de altos ingresos”. Santiago, Univer- e integración. Enc, 9 (119) : 2-5, 2017.
sidad de Chile, Facultad de Ciencias Menciona actividades de parroquias y
Sociales, Departamento de Sociología, la Casa de Acogida para Mujeres.
2015. 147 p. Tesis para optar al gra- 156. Castro Díaz, Natalia. El “camping”
do de Magister en Ciencias Sociales, de los que sobran. Enc, 10 (125) : 6-7,
mención Sociología de la Moderniza- 2017. Labor con personas en situación
ción. Profesor guía: Luis Bahamondes de calle y vulnerabilidad, incluye lis-
González. Proyecto FONDECYT de tado de iniciativas de ayuda, con telé-
Iniciación Nº11130281, “Religiosidad fonos de contacto.
en la ciudad: nuevos movimientos
157. Castro Díaz, Natalia. Encuentro con
religiosos y demandas sociales en el
Cristo 24/7 en Ñuñoa. Enc, 9 (112) : 7,
Gran Santiago: 1990-2012”. Anali-
2016. Nota sobre la Capilla de Adora-
za el individualismo religioso de los
ción en la Parroquia Santa Gema, in-
miembros de la Iglesia “La Casa del
cluye datos de contacto de otras cinco
Señor”, en base a estudio de campo.
capillas de adoración en Santiago.
Incluye historia del protestantismo en
Chile, siglo XX. BUChCS - Disponible 158. Castro Díaz, Natalia. Sename: Crisis
en: http://repositorio.uchile.cl/hand- y esperanza. Enc, 10 (126) : 2-3, 2017.
le/2250/144606 Incluye catastro numérico de institucio-
nes católicas colaboradoras del Sename.
151. Burdick, Catherine; Canessa Vicen-
cio, Fanny. ’Popular demands do not 159. Celebremos la educación. JCh, (35) :
fit in ballot boxes’: graffiti as intangible 4-5, 2016. Aniversario de tres colegios
heritage at the Iglesia de San Francisco, jesuitas: San Ignacio de Alonso Ovalle
Santiago? IJHE, 21 (8) : 735-756, 2015. (160), San Luis de Antofagasta (100), y
Desde la discusión sobre si el graffiti San Ignacio de el Bosque (60).
en monumentos se puede considerar 160. Cerda, Catalina. Potenciar la trans-
como herencia intangible y reflejo de misión familiar de la fe en tiempos
conflictos sociales en oposición a la pre- de cambio. Desafíos para la Cateque-
servación del monumento, se explora sis Bautismal. RC, 117 (1193) : 52-68,
el caso de los graffiti políticos sobre el 2017. Caracteriza el estado actual de la
muro norte de la Iglesia San Francisco. Iglesia Católica en Chile basándose en
[Registrado desde la recensión]. cbur- diversos estudios de campo y encues-
dick@uc.cl - catherineel@yahoo.com tas realizados por el Instituto Pastoral
152. Carrasco, Sergio. Voces Católicas, Apóstol Santiago. SPM
cuatro años evangelizando en los me- 161. Contreras, José Francisco. ¡Elegir la
dios. Enc, 9 (110) : 7, 2016. Agrupación vida, siempre la vida! Enc, 9 (115) :
de laicos voceros de la Iglesia Católi- 4-6, 2016. Incluye listado de entidades
ca ante los medios de comunicación. que ayudan a madres con embarazos
www.vocescatolicas.cl no deseados o en situación vulnerable.
153. Castillo Navasal, María José. Cró- 162. Contreras, José Francisco. El Mapo-
nica. Actividades de la Sociedad de cho, un río de amor [Fundación Abra-
Historia de la Iglesia en Chile 2017. zarte]. Enc, 9 (109) : 4-5, 2016. Apoyo
AHICh, (35) : 289-294, 2017. SPM a niños y jóvenes sin hogar, originado
154. Castro, Natalia. Suicidio en Chile. en 2005 por la actriz Pía Salas. www.
Los abismos por llenar. Enc, 9 (116) : fundacionabrazarte.cl
2-4, 2016. Menciona la actividad de la 163. Cubides Franco, José Delio. El gran
Delegación para la Pastoral Familiar don y desafío de una Iglesia que se
con su Centro de Atención Familiar, enriquece con los migrantes. RC, 117
con 20 años de servicio. (1193) : 31-40, 2017. Incluye historia de
155. Castro, Natalia; Villa, Víctor; Con- la pastoral de apoyo a inmigrantes en
treras, José Francisco. Iglesia e inmi- Chile. SPM
2018] Boletín bibliográfico 293

164. “Dando cara” a las mafias de la dro- Secciones de la homilía exequial del
ga. Enc, 10 (124) : 4-6, 2017. Describe Nuncio Apostólico, sin datos, los que
la labor de parroquias y capillas con se hallan disponibles en otras fuentes
consumidores de droga. Incluye lista en línea.
de contactos. 175. Farías, Roberto. El cura que hace mi-
165. Díaz Soto, Mireya. Cuerpo de luz [Pa- lagros. Pau, (1239) : s.p., 2017. Repor-
rroquia de Batuco]. VyD, (1104) : 44- taje al P. Ramón Miranda, Antofagas-
47, 2 Sep 2017. Robert Holmes y María ta. Incluye datos sobre el estado de la
Isabel Harvey, arquitectos. BN Renovación Carismática Católica en
166. Drago Torrijos, Patricio. El Vía Cru- Chile.
cis vive en Duoc UC San Bernardo 176. Figueroa Galaz, Roberto, Pbro. Sacer-
tras ser bendecido por Monseñor Juan dote de la diócesis de Rancagua. RC,
Ignacio González. ISB, 13 (Abril) : 9, 117 (1194) : 175, 2017. Nota necrológi-
2017. Breve nota sobre los murales de ca. SPM
Marcelo Guerra. 177. Fritz, Vicente. P. Harry Peterson,
167. Emotivo adiós a Hermana Monserrat SDB. BS, (194) : 30, 2017. Salesiano es-
en Temuco. BP, (57) : 9, 2013. Hna. tadounidense, en Chile por 47 años,
Monserrat López Henríquez, Congre- *1930-+2017.
gación Hermanas de la Santa Cruz, 178. Frutos, María Cecilia de. La compañía
electa Mujer Líder 2005 por El Mercu- se levanta [Reconstrucción de la Parro-
rio y Mujeres Empresarias. quia Inmaculada Concepción, Grane-
168. En memoria [P. Gustavo Quirós]. ISB, ros]. VyD, (1084) : 16-20, 15 Abr 2017.
(Sep) : 32, 2017. Nota brevísima. Dió- Arquitecta, Amaya Irarrázaval, basán-
cesis de San Bernardo. dose en el templo original de 1758. BN
169. Escárate Cortés, Paz. Una nueva for- 179. Frutos, María Cecilia de. Con un halo
ma de ser líderes [Movimiento Fon- de misterio [Exposición de cerámica
dacio]. Enc, 9 (108) : 14-15, 2016. Ac- perfumada de las monjas clarisas].
tividades del Instituto de Formación VyD, (1094) : 19-20, 24 Jun 2017. Basa-
del movimiento ecuménico Fondacio da en una investigación Fondart 2016,
para América Latina (IFF América), que se registrará en un libro. BN
surgido “hace 25 años. En nuestro 180. Fuenzalida, Andrea; Saffirio, Floren-
país está hace dos”. Ofrece Diplomado cia. Cursos de español del SJM: por
internacional en liderazgo ético y em- un Chile sin fronteras. JCh, (34) : 9-10,
prendimiento de proyectos sociales, y 2016. Cursos del Servicio Jesuita a
Pasantía social internacional. www. Migrantes dirigidos a inmigrantes no
iffamerica.com hispano-parlantes, desde 2010.
170. Eugenio Duque Norero, Pbro. Sacer- 181. Historia de la Iglesia en Chile. Tomo
dote de la diócesis de San Felipe. *14- V. Conflictos y esperanzas. Remando
02-1940 +21-03-2017. RC, 117 (1193) : mar adentro. Marcial Sánchez Gaete
87, 2017. SPM (Director), Rodrigo Moreno Jeria (Edi-
171. Falleció el P. Carlos Hurtado S.J. JCh, tor), Marco León León (Coordinador).
(40) : 7, 2017. Nota breve. Santiago, Sociedad de Historia de la
172. Falleció el P. Raimundo Larraín SJ. Iglesia en Chile, Editorial Universi-
JCh, (34) : 8, 2016. Nota breve. taria, 2017. 799 p. il. facsíms., retrs.
Abarca desde la década de 1960 hasta
173. Falleció el padre Gene Rooney [SJ].
2010. Incluye temas de renovación de
JCh, (35) : 10, 2016. Estadounidense,
la Iglesia, la dictadura militar, la refor-
bibliotecario y archivista. Nota breve.
ma agraria, los Cristianos por el So-
174. Falleció fundadora de las Hermanas cialismo, Iglesia y política, el rol de la
del Buen Samaritano. Madre Irene mujer, pastoral y educación religiosa,
García de Prado. Hum, (84) : 190, 2017. la reforma universitaria, la visita papal
294 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

y la mediación en el conflicto del Bea- elemento arquitectónico flotante so-


gle, los movimientos laicos, la Iglesia bre el lugar del cementerio Quepuca,
en los medios de comunicación, ritos inundado por el embalse Ralco. Inclu-
mortuorios, el Consejo de Pastores y la ye cosmovisión mapuche. BUChAU
libertad religiosa, lenguajes artísticos, 186. Makuhani mpya Kongo. Kambere
el terremoto de 1985, y temas morales Musungira ndugu Roger na Kasan-
(incluyendo abusos sexuales). SPM doli Sihaya Isidore Bakanja, Assump-
182. Iriarte Bustos, Pablo. Modernización tionist. Mimi Lapa Bwana, nitumie
y religiosidad: La tensión entre secu- (Is. 6, 8b) [Ordenación de sacerdotes
larización y sacralización en las fies- asuncionistas congoleños en Chile].
tas de Ayquina (Chile) y Catamarca EL, (1134) : 15-17, 2017. Ordenados
(Argentina). Santiago, Universidad de por Mons. Alejandro Goic (Valparaíso
Chile, Facultad de Filosofía y Huma- y Rengo). SPM
nidades, Escuela de Postgrado, 2017. 187. Mardones, Andrés. Rectores laicos en
V, 99 p. il. col., retrs. col. Tesis para op- los colegios de la Compañía en Chile:
tar al grado de Magíster en Estudios unión de voluntades para una misión
Latinoamericanos. Profesor Guía: José común. JCh, (34) : 15-16, 2016. Incluye
Luis Martínez Cereceda. Analiza las testimonios de cuatro rectores.
prácticas de devoción a imágenes en
188. Mena, Rosario. Historia. El renacer
las fiestas, buscando demostrar que
del instrumento más antiguo de Chile:
los conceptos de secularización y sa-
San Pedro recupera su órgano india-
cralización denotan una tensión social
no. AyL : 6, 19 Nov 2017. Junto con la
constante. pabloiriartebustos@gmail.
restauración de la iglesia de San Pedro
com - Descarga desde: http://reposito-
de Atacama y el órgano, se editó un
rio.uchile.cl/handle/2250/146905
disco con música del barroco colonial
183. Jiménez Martínez, Victoria Francisca. americano. BN
Iconología material aplicada al estu-
189. La Mesa está servida para todos. [Co-
dio técnico del cuadro San Francisco
medor “San Alberto Hurtado”]. JCh,
niño reparte el pan a los pobres Cusco-
(35) : 18, 2016. De la Parroquia Santa
Chile, c.1684. Santiago, Universidad
Cruz, en funciones desde “hace die-
de Chile, Facultad de Artes, Departa-
ciocho años”.
mento de Teoría e Historia del Arte,
2017. 306 p. il. col. Tesis para optar 190. 1987-2017. 30 años de vida de la Dió-
al Grado Académico de Magíster en cesis de San Bernardo. ISB, 13 (Abril)
Artes. Mención: Teoría e Historia del : 30, 2017. Breve nota histórica, con
Arte. Profesor Guía: Dra. Sandra Ac- extractos de la bula de creación. La
catino Scagliotti. Incluye contexto his- serie de notas continúa en fascículos
tórico de la creación y exhibición de la siguientes.
obra. Disponible en: http://repositorio. 191. Misas en créole, espacios de encuentro
uchile.cl/handle/2250/147046 en torno a la fe. JCh (37) : 5, 2016-2017.
184. Juan Carlos Arancibia, Pbro. Sacerdo- Celebradas a partir de 2015 en la Pa-
te de la diócesis de Talca. *14-12-1976 rroquia Santa Cruz
+19-04-2017. RC, 117 (1194) : 175, 2017. 192. Morón Montero, Francisco. Jubileo
SPM de la Misericordia transformó la cate-
185. Leiva Cortés, Fabián. El cementerio dral en un comedor para 250 personas.
flotante. Arquitectura memorial en la Enc, 9 (115) : 2-3, 2016. Incluye listado
región del Bío Bío. Santiago, Universi- de parroquias y fundaciones que pro-
dad de Chile, Facultad de Arquitectu- veen alimentación a personas en situa-
ra y Urbanismo, 2017. 81 p. il. mapas, ción de calle.
planos. [Memoria de Arquitectura. 193. Morón Montero, Francisco. “Pun-
Profesor Guía: Albert Tidy Venegas]. to limpio” en Vitacura para ayudar a
Proyecto para la construcción de un abuelos abandonados de Lo Hermida.
2018] Boletín bibliográfico 295

Enc, 9 (117) : 12, 2016. Relato de los 18 203. Parroquia Nuestra Señora del Rosa-
años de servicio del Centro del Adulto rio de Fátima inicia su pastoral para
Mayor (CAM), de la Parroquia Jesús migrantes. ISB, (Agosto) : 30, 2017.
Servidor de Lo Hermida. Colaboración con la Diócesis de San
194. Museo de la Vivencia Religiosa del Bernardo, INCAMI y la Municipali-
Norte Grande. Ubicado en el subsuelo dad, incluye actividades de acogida y
del Santuario de La Tirana, inaugura- beneficencia.
do en 2015. El sitio web contiene visión 204. Patronato SS.CC. Devolviendo el
y museografía, historia, colecciones derecho a soñar. NVid : 40, 2016. Enti-
multimedia y publicaciones descarga- dad colaboradora de SENAME desde
bles. https://museovivenciareligiosa. 1983.
cl/museo/. 205. Paúl Díaz, Álvaro. Fernández Martí-
195. Navarrete, María José. Misión Triple nez contra España: Caso sobre neutra-
Frontera. Diez años de reconciliación lidad religiosa con implicancias para
y trabajo por la paz. JCh, (39) : 14-16, Chile y el sistema interamericano.
2017. Comunidad jesuita de Arica, RDUCN, 23 (1) : 269-287, 2016. Trata
en relación con Perú y Bolivia desde del caso de un profesor impedido de
2006. enseñar religión católica en un colegio
196. Navarrete, María José. Pastoral de la estatal, quien apeló al Tribunal Eu-
Diversidad Sexual. Una “punta de lan- ropeo de Derechos Humanos; se co-
za” al interior de la Iglesia. JCh, (40) : mentan las consecuencias del fallo con
5-6, 2017. En funciones desde 2010. respecto a su influencia en la Comi-
sión Interamericana de Derechos Hu-
197. P. Jaime Wolf de Bruijn retornó a la
manos, a la sazón conociendo un caso
Casa del Padre. HacCum, 33 (230) : 11,
similar en Chile. alvaro.paul@uc.cl
2017. Holandés, 1926-2017, llegado en
1967. SPM 206. Pérez Fuentes, Claudia. Tesoros de la
ciudad [Iglesias en barrios antiguos de
198. P. Mario Roberto Molina Gamboa,
Santiago]. VyD, (1083) : 34-42, 8 Abr
SDB. BS, (195) : 27, 2017. Salesiano,
2017. San Lázaro (Barrio República-
1944-2017.
Dieciocho), Nuestra Señora del Soco-
199. P. Roberto Sánchez (1930-2016). BS, rro (Barrio San Vicente), Epifanía del
(191) : 30, 2016. Salesiano, Región de Señor (Población León XIII), San An-
Magallanes. Nota necrológica. tonio de Padua (Barrio Matta Sur), San
200. PADIS+ : Una Iglesia que acoja la di- Saturnino (Barrio Yungay), Sagrada
versidad sexual. Men, 66 (656) : 28-30, Familia (Pedro de Valdivia Norte). BN
2017. Historia de la Pastoral de la Di- 207. Plácido Jesús Soto Quiroz, Pbro. Sa-
versidad Sexual y su expansión a re- cerdote de la diócesis de Linares *02-
giones. SPM 01-1934 +31-08-2017. RC, 117 (1195) :
201. El Padre Osvaldo Walker Trujillo, 264, 2017. SPM
OSA. (1934-2017). Necrologio. AHICh, 208. Rauld, Juan. Hacia un diálogo cultural
(35) : 295-296, 2017. SPM con el pueblo mapuche. JCh, (35) : 11-
202. Parra, Fredy. In memoriam. Juan 13, 2016. Programas de la Red Educa-
Noemi Callejas (1942-2017). Teólogo cional Ignaciana: Nutramkan, de inte-
laico al servicio de una esperanzada gración curricular, y Kaykuitin, visitas
teología de ‘los signos de los tiempos’. de profesores de sectores acomodados
TyV, 52 (2) : 263-266, 2017. Comple- en Santiago a familias y escuelas de la
mentado con el testimonio de Joaquín Araucanía. www.kuykuitin.org
Silva, Decano de la Pontificia Univer- 209. El Recuerdo de Monseñor Agustín
sidad Católica, pp.247-249, titulado Román. BP, (51) : 11, 2012. Cubano, de
Recuerdo del Profesor Joan Noemi los Padres Canadienses, misionero en
Callejas. Chile. Breve nota necrológica.
296 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

210. Red de Alimentos. ISB, 13 (Abril) : 26, CJ, (34) : 87-105, 2017. Incluye ám-
2017. Nota sobre Caritas San Bernardo bito académico y literario, áreas de
y la Red, incluye lista de 14 entidades investigación en curso, descripción
de beneficencia participantes. de tesis universitarias con temas de
211. Rodolfo Cañas, un luchador de la judaísmo en Chile y América Latina.
Evangelización del Pueblo Mapuche. amtuch@u.uchile.cl
BP, (59) : 8, 2013. Diácono permanen- 222. “Todos somos de Dios” [P. Gabriel
te, Secretario Ejecutivo de la Pastoral Bouzillé Toisnos, a.a., 1933-2017]. EL,
Mapuche Diocesana. Nota necrológica (1135) : 9-13, 2017. Biografía seguida
con entrevista biográfica. de los testimonios sobre él de cuatro
212. Ruz Dios, Andrea. La hospedería de padres asuncionistas. SPM
la esperanza. Enc, 10 (127) : 2-3, 2017. 223. Tristán del Carmen Rocco Salazar,
Nueva casa para varones inmigrantes; Pbro. Sacerdote de la diócesis de San
incluye datos de otras hospederías. Felipe *1925 +9-12-2017. RC, 117-118
213. Salgado S., Soledad. Gran tarea [Re- (1196-97) : 125, 2017-2018. SPM
modelación Parroquia Santa Rosa, Lo 224. “Tú, mi hermano”. JCh, (37) : 16, 2016-
Barnechea]. VyD., (1115) : 20-23, 18 2017. Disco de Cristóbal fones Sj, con
Nov 2017. BN cantos inspirados en textos del padre
214. Sergio Villegas Mayorga, Pbro. Sa- Esteban Gumucio sscc, en proceso de
cerdote de la diócesis de Ancud. *17- beatificación.
06-1933 +21-02-2017. RC, 117 (1193) : 225. Urbina, Roberto. Pastor Amigo. Bio-
87, 2017. SPM grafía de monseñor Juan Luis Ysern.
215. Silva Cubillos, Jimena. La cosecha de Buenos Aires, PPC Cono Sur, 2017. 383
San Ignacio [Restauración de altares p. (Men, 66 (659) : 60, 2017 = Alejandro
y pinturas de la iglesia San Ignacio]. Goic Karmelic, Obispo de Rancagua).
VyD, (1105) : 18-22, 9 Set 2017. BN SPM
216. Silva Cubillos, Jimena. Poner en va- 226. Valverde, Ximena; Casals, Albert.
lor el pasado [Cementerio Santa Inés, Sonidos del Desierto: La música de las
Viña del Mar]. VyD, (1120) : 18-20, 23 bandas de bronces de la Región de Ta-
Dic 2017. Declarado Monumento Na- rapacá en la Educación Formal Chile-
cional en diciembre de 2017. BN na. Neu, 10 (2) : 84-105, 2017. Artículo
con punto de vista musicológico; la re-
217. Sor Alicia Mandiola (1922-2017). BS,
copilación de datos de campo incluyó
(192) : 30, 2017. Hija de María Auxilia-
mayoritariamente bandas participan-
dora. Nota necrológica.
tes en fiestas religiosas.
218. Sor María Ester González (1919-2017).
227. VErdugo Paiva, María José. Rosa Cru-
BS, (192) : 30, 2017. Hija de María Au-
chaga: Las huellas del Padre en el So-
xiliadora. Nota necrológica.
bremundo. Men, 66 (657) : 48-50, 2017.
219. Sor Ofelia Lobos (1932-2017). BS, (191) Primera mujer miembro de número
: 30, 2017. Hija de María Auxiliadora, de la Academia Chilena de la Lengua;
favorecida con un milagro por inter- análisis de su poesía religiosa, con ele-
cesión de la Beata Laura Vicuña. Nota mentos biográficos. SPM
necrológica.
220. Taille, Alexandrine de la. Teresa de
Lisieux y Teresa de Los Andes: inspi- B. SEGUNDA PARTE:
ración mística e influencia espiritual. CLASIFICACIÓN TEMÁTICA
RC, 117 (1194) : 161-169, 2017. Analiza
1. Iglesia chilena, Diócesis y Parroquias
la influencia francesa en la educación
y formación espiritual de Juanita Fer- A 30 años de la Beatificación de Teresa de
nández Solar. SPM Los Andes. Cfr. 140
221. Tapia Adler, Ana María. Notas acer- Aliaga Rojas, Fernando. Visión histórica
ca de los estudios judaicos en Chile. del Santuario de Lourdes (I). Cfr. 13
2018] Boletín bibliográfico 297

Antofagasta: la parroquia de los campa- mar adentro. Marcial Sánchez Gaete


mentos. Cfr. 144 (Director), Rodrigo Moreno Jeria (Edi-
Aranda, Héctor, Pbro. Jomis: La alegría de tor), Marco León León (Coordinador).
caminar con Cristo en Misión. Dióce- Cfr. 181
sis de Chillán. Cfr. 145 Historia de los templos parroquiales de
Arredondo Martínez, Ema. Boletín bi- la diócesis de la Santa Cruz de Ran-
bliográfico. Publicaciones y estudios cagua. Marcial Sánchez Gaete (Direc-
referentes a la Historia de la Iglesia en tor), María José Castillo Navasal (Edi-
Chile. 2017. Cfr. 1 tora). Cfr. 40
Botto Stuven, Andrea. Controversias entre Historia de los Templos parroquiales de la
católicos: religión, política y sociedad Diócesis San Ambrosio de Linares. Mar-
en Chile, 1930-1962. Cfr. 109 cial Sánchez Gaete (Director), María
José Castillo Navasal (Editora). Cfr. 41
Calle Recabarren, Marcos Agustín. Lejos
del nido y en arenas extrañas: inmi- Historia religiosa de Valparaíso. Actas del
grantes italianos en la provincia de Quinto Simposio. María Inés Concha
Tarapacá, 1860-1940. Cfr. 18 Contreras, Editora. Cfr. 42
Camus Ibacache, Misael. Aportes de la Lara, Martín. Historia de la Vida cotidiana
Iglesia Católica chilena a la comunión en Parral (1870-1880). Cfr. 97
de las iglesias de América Latina, en 1987-2017. 30 años de vida de la Diócesis de
vínculo con la Sede Apostólica en el San Bernardo. Cfr. 190
siglo XIX. Cfr. 94 Molina Canales, Enrique. Matrícula gene-
Castillo Navasal, María José. Historia ral del Curato de Curicó y Villa de San
de la Santa Cruz, Yerbas Buenas, ex José de Buena Vista en 1778. Cfr. 9
Abranquil. Cfr. 20 Ogass Bilbao, Claudio. Del cuerpo del rey
CEB Corazón de María. Parroquia San Mi- al corpus documental eclesiástico: ge-
guel Arcángel, Nueva Imperial. Cfr. 22 nealogía del archivo de la Parroquia
CEB Nuestra Señora de Fátima. Parroquia de El Sagrario, Santiago de Chile (si-
San Lorenzo, Renaico. Cfr. 111 glos XVII-XVIII). Cfr. 4
CEB San Jerónimo. Parroquia Santo Tomás Plasencia Jiménez, Jorge Fabián. Los curas
de Villanueva, Temuco. Cfr. 112 párrocos tras la implementación de las
reformas borbónicas. Aproximaciones
Cerda, Catalina. Potenciar la transmisión
desde el caso de Pedro Montt Prado y
familiar de la fe en tiempos de cambio.
su participación en litigios judiciales
Desafíos para la Catequesis Bautismal.
(Melipilla, 1774-1806). Cfr. 89
Cfr. 160
Prado O., Juan Guillermo. Documentos so-
Cordero Fernández, María Macarena.
bre Cementerios en el Reino de Chile y
Monseñor Orrego y los conflictos en-
legislación funeraria hasta la creación
tre católicos y laicistas en La Serena.
del Panteón General de Santiago. Cfr.
Cfr. 96
11
Guarda, Gabriel. O.S.B. La Edad Media en
Ramírez, Fr. Ramón, O.P. Don José Santia-
Chile. Historia de la Iglesia. Desde la
go Rodríguez Zorrilla, obispo. Último
fundación de Santiago a la incorpora-
prelado de Chile Colonial. Cfr. 99
ción de Chiloé 1541-1826. Cfr. 32
Sato Besoaín, Eduardo. “Con mi voz sono-
Gutiérrez Pavez, Hno Ramón, a.a. Santua-
ra”. Campanas y toques de campana
rio de Lourdes: bien cultural del pue-
en la Catedral de Santiago (1789-1899).
blo chileno. Cfr. 35
Cfr. 70
Historia de Chile. 1960-2010. Alejandro San
Torres Molina, Fernando, Pbro. La Parro-
Francisco, Dirección general. Cfr. 39
quia de la Inmaculada Concepción…
Historia de la Iglesia en Chile. Tomo V. y su “reconstruida” historia [Angol].
Conflictos y esperanzas. Remando Cfr. 72
298 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Urbina, Roberto. Pastor Amigo. Biografía des de libertad de los esclavos en el


de monseñor Juan Luis Ysern. Cfr. 225 Convento Grande de Santo Domingo
Viera Miranda, David. ¿Secularización en en Santiago de Chile durante el siglo
Chile? Análisis crítico de la evolución XVIII. Cfr. 85
de católicos y evangélicos entre 1895 y Cardemil Barros, Maisa Candela. Anacro-
2012. Explorando el potencial teórico nismo colonial en el Santoral Domini-
y metodológico del “paradigma de las co. La pervivencia de un estilo colonial
economías religiosas”. Cfr. 78 quiteño hacia 1840 en Santiago de Chi-
le. Cfr. 95
2. Historia de Estructuras Eclesiásticas
Farías, Roberto. El cura que hace milagros.
Acuña Fuentes, María Graciela. “Subjeti- Cfr. 175
vidades Rotas”. Memoria y Trauma: Gaune, Rafael. Topografía, escalas y casos:
Análisis de los Testimonios del Archi- los tres tiempos de la Compañía de Je-
vo y Centro de Documentación FA- sús en Chile (1568-1626). Cfr. 30
SIC. Cfr. 5 Gaune Corradi, Rafael. Jesuitas de papel.
Amaya, Cristián. Javier Luis Egaña: “Nues- Un balance historiográfico nacional a
tro objetivo era entregar ayuda a toda contraluz del global turn. Cfr. 2
persona que la necesitara”. Cfr. 103 Gutiérrez Ramírez, Eduardo. Las interac-
Aranda, Héctor, Pbro. Jomis: La alegría de ciones entre la Compañía de Jesús y
caminar con Cristo en Misión. Dióce- los vecinos de Santiago. Apoyo y en-
sis de Chillán. Cfr. 145 frentamiento en los primeros años de
Contreras, José Francisco. El Mapocho, un la orden en Chile (1593-1647). Cfr. 37
río de amor [Fundación Abrazarte]. Historia de la Institución Teresiana (1911-
Cfr. 162 1936). Francisca Rosique Navarro, ed.
Ogass Bilbao, Claudio. Del cuerpo del rey Cfr. 123
al corpus documental eclesiástico: ge- Lazcano, Rafael. Episcopologio Agustinia-
nealogía del archivo de la Parroquia no. Cfr. 46
de El Sagrario, Santiago de Chile (si- Lennon Zamorano, Maureen. Rescatan
glos XVII-XVIII). Cfr. 4 la historia de las Dominicas de Santa
Ortiz De Lazcano Piquer, Jaime, Pbro. Rosa en Chile. Investigación. El catá-
Cuenta anual: Tribunal interdiocesano logo pronto estará disponible a través
del Arzobispado de Santiago. Inaugu- de www.uandes.cl. Cfr. 3
ración Año Judicial, Marzo 2015. Cfr. 10 Makuhani mpya Kongo. Kambere Musun-
Salinas Araneda, Carlos. Los obispos de gira ndugu Roger na Kasandoli Sihaya
Chile y la codificación canónica de Isidore Bakanja, Assumptionist. Mimi
1917. Cfr. 131 Lapa Bwana, nitumie (Is. 6, 8b) [Or-
Taille-Tretenville Urrutia, Alexandrine denación de sacerdotes asuncionistas
de la. El proceso de beatificación y congoleños en Chile]. Cfr. 186
canonización de la primera santa chi- Memo, Vladimiro. Los Siervos de María en
lena. Teresa de Los Andes: factor de Chile y Bolivia. Cfr. 54
unidad nacional (1947-1993). Cfr. 137 Muñoz Olmos, P. Sebastián, sdb. Historia
Villar, María Soledad del. A 40 años de la Salesiana de Chile. Especial 130 años.
Vicaría de la Solidaridad: La luz que Cfr. 57
heredamos. Cfr. 139 Pérez Villalón, Blanca Elvira. El sitio del
Convento: San Francisco y el Desarro-
3. Órdenes y Congregaciones
llo de la Ciudad de Santiago hacia el
Álvarez, Juan Pablo, Dr. La botica de los Sur de la Alameda, 1820-1920. Cfr. 61
jesuitas. Cfr. 14 Saldivia, Zenobio; CARO, Felipe. Cinco
Bórquez Ibarra, María Trinidad. Escla- jesuitas relevantes en América y su
vitud y vida conventual. Posibilida- aporte a las ciencias. Cfr. 66
2018] Boletín bibliográfico 299

4. Historia de las relaciones de Iglesia y Estado Correa Flores, Miguel Alonso. “El cristia-
no marxista y la vía chilena al socialis-
Acuña Fuentes, María Graciela. “Subjeti- mo”. Cfr. 113
vidades Rotas”. Memoria y Trauma:
Chávez Zúñiga, Pablo. Espacios para el
Análisis de los Testimonios del Archi-
más allá: Historia del cementerio de
vo y Centro de Documentación FA-
Arica, entre la religiosidad y la secula-
SIC. Cfr. 5
rización (1868-1932). Cfr. 26
Amaya, Cristián. Javier Luis Egaña: “Nues-
Fernández Labbé, Marcos. La reconceptua-
tro objetivo era entregar ayuda a toda
lización católica de la revolución: el
persona que la necesitara”. Cfr. 103
pensamiento cristiano frente al cambio
Andrés Fernández, David, Dr. Canto, li- histórico, Chile (1960-1964). Cfr. 115
turgia, ceremonial y culto en América
Fernández Labbé, Marcos. “La tierra no es
Latina según la Recopilación de Leyes
el Cielo, pero el Cielo comienza en la
de los Reynos de Indias. Cfr. 80
Tierra”. La cuestión del clericalismo
Antezana Barios, Lorena; Mateos-Pérez, en el campo político y el pensamiento
Javier. Construcción de memoria: la católico chileno, 1960-1964. Cfr. 116
dictadura a través de la ficción televi-
Garín Abarzúa, Eduardo. Identidades co-
siva en Chile (2011). Cfr. 104
lectivas y mecanismos de participa-
Azócar Castro, Paula. La institucionali- ción social en la población La Victoria,
zación de la violencia en la Dictadura 1983-1987. Cfr. 119
cívico-militar en la Provincia de Co-
Giraudier, Elodie. A la gauche du Christ?
quimbo y la Fiesta de Andacollo. Cfr.
Le 68 des catholiques chiliens. Cfr. 120
105
Gómez Echenique, Sergio. 50 años de la re-
Barría Román, Carlos. Condiciones Psíqui-
forma agraria. Cfr. 121
co-Institucionales de Producción Sub-
jetiva y de Violencia Sexual Presentes Labarca, José Tomás. “Por los que quieren
en el caso Karadima. Cfr. 107 un gobierno de avanzada popular”:
Nuevas prácticas políticas en la cam-
Botto Stuven, Andrea. Controversias entre
paña presidencial de la Democracia
católicos: religión, política y sociedad
Cristiana, Chile, 1962-1964. Cfr. 124
en Chile, 1930-1962. Cfr. 109
Lagos Schuffeneger, Humberto. El hecho
Bravo Vargas, Viviana. Iglesia liberadora,
religioso en la historia del derecho.
rearticulación de la política y protesta
Cfr. 45
social en Chile (1973-1989). Cfr. 110
Larios, Gonzalo. Una pastoral polémica:
Cabrera, Valeska. Efectos del conflicto
«El deber social y político en la hora
Iglesia-Estado en la capilla musical de
presente». Cfr. 125
la Catedral Metropolitana de Santia-
go: destitución, sustitución y reforma Mansilla, Miguel Ángel; Orellana, Luis
(1846-1882). Cfr. 93 Alberto. Political Participation of Pen-
tecostal Minorities in Chile, 1937-1989.
Camus Ibacache, Misael. Aportes de la
Cfr. 126
Iglesia Católica chilena a la comunión
de las iglesias de América Latina, en Muñoz Arriaza, Paula Fernanda. Blanca
vínculo con la Sede Apostólica en el Rengifo Pérez: Del convento a la revo-
siglo XIX. Cfr. 94 lución. Cfr. 128
Cerda, Nicolás de la. Preferencias Ideológi- Muñoz Condell, David, Ob. Las oraciones
cas y Evolución del Clivaje Religioso ecuménicas por Chile y nuevos go-
en Chile, 1998-2014. Cfr. 23 biernos. Período 1970-2014. Cfr. 56
Cordero Fernández, María Macarena. Orellana Castro, Felipe Ignacio. Visión
Monseñor Orrego y los conflictos en- de Camilo Henríquez González de Es-
tre católicos y laicistas en La Serena. paña, Estados Unidos y su influencia
Cfr. 96 en las normas constitucionales de la
Patria Vieja (1810-1814). Cfr. 98
300 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Paúl Díaz, Álvaro. Fernández Martínez Sánchez-Lasheras, Miguel. Derecho y


contra España: Caso sobre neutralidad factor religioso en Chile y en el Perú.
religiosa con implicancias para Chile y ¿Hacia la gestión pública de la diversi-
el sistema interamericano. Cfr. 205 dad religiosa? Cfr. 68
Plasencia Jiménez, Jorge Fabián. Los curas Sandoval Muñoz, Aarón; Terminel Zamo-
párrocos tras la implementación de las ra, Magdalena. Entidades derivadas
reformas borbónicas. Aproximaciones creadas por una iglesia, confesión o
desde el caso de Pedro Montt Prado y institución religiosa. Análisis compa-
su participación en litigios judiciales rativo y aplicación práctica. Cfr. 69
(Melipilla, 1774-1806). Cfr. 89 Serrano, Sol. La promulgación del código
Ramírez, Fr. Ramón, O.P. Don José Santia- civil chileno y sus efectos en la Iglesia
go Rodríguez Zorrilla, obispo. Último en la segunda mitad del siglo XIX. Cfr.
prelado de Chile Colonial. Cfr. 99 102
Salas, Francisca. La reforma agraria de la Verdejo Bravo, Nicolás. Cambiar de vida.
jerarquía católica chilena: una lectura Incidencias en la Escuela de Arqui-
socio-política sobre el catolicismo ins- tectura de la Universidad Católica de
titucional entre 1958 y 1964. Cfr. 130 Valparaíso respecto al escenario social
Salinas Araneda, Carlos. El Derecho Ca- y político de Chile entre 1967 y 1973.
nónico en Chile. Estudios históricos. Cfr. 138
Siglo XIX. Cfr. 101 Villar, María Soledad del. A 40 años de la
Salinas Araneda, Carlos. Los obispos de Vicaría de la Solidaridad: La luz que
Chile y la codificación canónica de heredamos. Cfr. 139
1917. Cfr. 131
5. Historia de las relaciones de Iglesia y So-
Salinas Araneda, Carlos. La personalidad ciedad
jurídica de la Iglesia Católica después
de la Constitución de 1925 en los infor- Álvarez, Juan Pablo, Dr. La botica de los
mes del nuncio Ettore Felici al Carde- jesuitas. Cfr. 14
nal Secretario de Estado del Vaticano: Avendaño Contreras, Ignacio. “Cada uno
1928-1932: Entre la adaptación y la en su lugar aparte para no manchar-
inadaptación de Chile a la libertad de se”: Encuentros y disensos culturales
cultos. Cfr. 132 entre el pueblo y la élite en las fiestas
Salinas Araneda, Carlos. Reformas al ma- del diecinueve en la Pampa y la noche-
trimonio canónico propuestas por los buena en la Alameda. Cfr. 91
obispos chilenos y los metropolitanos Barrios Bustamante, Angélica. El Pente-
españoles al inicio de la codificación costalismo chileno como respuesta a
canónica de 1917. Un estudio compa- los cambios secularizadores del siglo
rado. Cfr. 133 XIX. Una mirada en retrospectiva. Cfr.
Sánchez Gaete, Marcial; Cisternas Agui- 92
rre, Luis Andrés. Catolicismo social en Basaure Aguayo, María Francisca. La Ti-
Chile desde la perspectiva de las «Car- rana y sus Bailes Morenos: Lo afro, lo
tas a un obrero» de Fray Pedro Bustos, pampino y lo chileno. Cfr. 16
a comienzos del siglo XX. Cfr. 135
Bórquez Ibarra, María Trinidad. Escla-
Sánchez Manríquez, Karin. ¿Acción social vitud y vida conventual. Posibilida-
católica o intervención social estatal? des de libertad de los esclavos en el
El rol del Estado en la resolución de la Convento Grande de Santo Domingo
Cuestión Social según la Iglesia Cató- en Santiago de Chile durante el siglo
lica chilena a inicios del siglo XX. Cfr. XVIII. Cfr. 85
136
Botto Stuven, Andrea. Controversias entre
Sánchez Pérez, Sonia Macarena. Prácticas católicos: religión, política y sociedad
y discursos del cautiverio hispano en en Chile, 1930-1962. Cfr. 109
Chile, 1598-1670. Cfr. 84
2018] Boletín bibliográfico 301

Burdick, Catherine; Canessa Vicencio, Plaza Salgado, Camila Belén. Raptadas y


Fanny. ’Popular demands do not fit in estupradores de la Capitanía General
ballot boxes’: graffiti as intangible he- de Chile. Estudio de relaciones de gé-
ritage at the Iglesia de San Francisco, nero y experiencia colonial, 1638-1776.
Santiago? Cfr. 151 Cfr. 63
Calle Recabarren, Marcos Agustín. Lejos Salas, Francisca. La reforma agraria de la
del nido y en arenas extrañas: inmi- jerarquía católica chilena: una lectura
grantes italianos en la provincia de socio-política sobre el catolicismo ins-
Tarapacá, 1860-1940. Cfr. 18 titucional entre 1958 y 1964. Cfr. 130
Escobar Coletti, Katherine. La canción San Francisco, Alejandro. Juventud, re-
“Bailarín del silencio” : Patrimonio e beldía y revolución. La FEUC, el re-
identidad cultural de resistencia de los formismo y la toma de la Universidad
bailes religiosos de la Fiesta de la Vir- Católica de Chile. Cfr. 134
gen del Carmen de La Tirana. Cfr. 28 Sánchez Gaete, Marcial; Cisternas Agui-
García Ahumada, Hno. Enrique, F.S.C. rre, Luis Andrés. Catolicismo social
Paulo Marín Pinuer fundador del mo- en Chile desde la perspectiva de las
vimiento obrero de Chile. Cfr. 118 «Cartas a un obrero» de Fray Pedro
Garín Abarzúa, Eduardo. Identidades co- Bustos, a comienzos del siglo XX. Cfr.
lectivas y mecanismos de participa- 135
ción social en la población La Victoria, Sánchez Manríquez, Karin. ¿Acción social
1983-1987. Cfr. 119 católica o intervención social estatal?
Gil Montero, Raquel; Rivet, Carolina; El rol del Estado en la resolución de la
Longhi, Fernando. Las visitas colonia- Cuestión Social según la Iglesia Cató-
les y los espacios intermodales a fines lica chilena a inicios del siglo XX. Cfr.
del siglo XVII: propuestas para la in- 136
terpretación de sus silencios. Cfr. 83 Sánchez Pérez, Sonia Macarena. Prácticas
Giraudier, Elodie. A la gauche du Christ? y discursos del cautiverio hispano en
Le 68 des catholiques chiliens. Cfr. 120 Chile, 1598-1670. Cfr. 84
GÓMEZ Echenique, Sergio. 50 años de la Silva, Joaquín [et al.]. Jóvenes, Cultura y
reforma agraria. Cfr. 121 Religión. La evolución de las identida-
des, creencias y prácticas religiosas en
Gutiérrez Ramírez, Eduardo. Las interac-
jóvenes universitarios. Cfr. 12
ciones entre la Compañía de Jesús y
los vecinos de Santiago. Apoyo y en- Valenzuela Berríos, Osvaldo. Un talquino
frentamiento en los primeros años de triunfa en Cádiz. Nicolás de la Cruz
la orden en Chile (1593-1647). Cfr. 37 Bahamonde (1783-1828). Cfr. 90
Historia de Chile. 1960-2010. Alejandro San Viera Miranda, David. ¿Secularización en
Francisco, Dirección general. Cfr. 39 Chile? Análisis crítico de la evolución
de católicos y evangélicos entre 1895 y
Iriarte Bustos, Pablo. Modernización y
2012. Explorando el potencial teórico
religiosidad: La tensión entre seculari-
y metodológico del “paradigma de las
zación y sacralización en las fiestas de
economías religiosas”. Cfr. 78
Ayquina (Chile) y Catamarca (Argen-
tina). Cfr. 182 6. Instituciones Educacionales y Culturales
Lara, Martín. Historia de la Vida cotidiana
en Parral (1870-1880). Cfr. 97 Camus, Pablo; Muñoz, Enrique. Psicología
en la UC. Sesenta Años de Sueños y
Larios, Gonzalo. Una pastoral polémica:
Realizaciones. Cfr. 19
«El deber social y político en la hora
presente». Cfr. 125 Castillo Navasal, María José. Crónica.
Actividades de la Sociedad de Histo-
Lepe-Carrión, Patricio. El contrato colonial
ria de la Iglesia en Chile 2017. Cfr. 153
de Chile. Ciencia, racismo y nación.
Cfr. 47 Celebremos la educación. Cfr. 159
302 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Escárate Cortés, Paz. Una nueva forma Castro, Natalia; VILLA, Víctor; Contre-
de ser líderes [Movimiento Fondacio]. ras, José Francisco. Iglesia e inmigran-
Cfr. 169 tes: Acogida, acompañamiento e inte-
Finola, Hugo Alberto. Memorias en con- gración. Cfr. 155
flicto alrededor del Museo arqueológi- Castro Díaz, Natalia. El “camping” de los
co Gustavo Le Paige, en San Pedro de que sobran. Cfr. 156
Atacama, Chile. Cfr. 117 Castro Díaz, Natalia. Sename: Crisis y es-
Historia de la Institución Teresiana (1911- peranza. Cfr. 158
1936). Francisca Rosique Navarro, ed. Contreras, José Francisco. ¡Elegir la vida,
Cfr. 123 siempre la vida! Cfr. 161
Historia social de la educación chilena. Contreras, José Francisco. El Mapocho, un
Chile de 1880 a 1920. Tomo II. Pen- río de amor [Fundación Abrazarte].
samiento, pensadores y demandas Cfr. 162
educativas. Benjamín Silva Torrealba,
“Dando cara” a las mafias de la droga. Cfr.
compilador. Cfr. 43
164
Lennon Zamorano, Maureen. Rescatan
Escárate Cortés, Paz. Una nueva forma
la historia de las Dominicas de Santa
de ser líderes [Movimiento Fondacio].
Rosa en Chile. Investigación. El catá-
Cfr. 169
logo pronto estará disponible a través
de www.uandes.cl. Cfr. 3 Fuenzalida, Andrea; SAFFIRIO, Florencia.
Cursos de español del SJM: por un
Mardones, Andrés. Rectores laicos en los
Chile sin fronteras. Cfr. 180
colegios de la Compañía en Chile:
unión de voluntades para una misión La Mesa está servida para todos. [Comedor
común. Cfr. 187 “San Alberto Hurtado”]. Cfr. 189
Museo de la Vivencia Religiosa del Norte Morón Montero, Francisco. Jubileo de la
Grande. Cfr. 194 Misericordia transformó la catedral en
un comedor para 250 personas. Cfr. 192
Rauld, Juan. Hacia un diálogo cultural con
el pueblo mapuche. Cfr. 208 Morón Montero, Francisco. “Punto lim-
pio” en Vitacura para ayudar a abue-
San Francisco, Alejandro. Juventud, re-
los abandonados de Lo Hermida. Cfr.
beldía y revolución. La FEUC, el re-
193
formismo y la toma de la Universidad
Católica de Chile. Cfr. 134 Morón Montero, Francisco. Venciendo las
adicciones junto al mar [Policlínico
60 años Universidad Católica del Norte.
Obispo Enrique Alvear]. Cfr. 55
Desde 1956 formando los mejores pro-
fesionales del Norte de Chile. Cfr. 71 Parroquia Nuestra Señora del Rosario de
Fátima inicia su pastoral para migran-
Verdejo Bravo, Nicolás. Cambiar de vida.
tes. Cfr. 203
Incidencias en la Escuela de Arqui-
tectura de la Universidad Católica de Patronato SS.CC. Devolviendo el derecho
Valparaíso respecto al escenario social a soñar. Cfr. 204
y político de Chile entre 1967 y 1973. Red de Alimentos. Cfr. 210
Cfr. 138 Ruz Dios, Andrea. La hospedería de la es-
peranza. Cfr. 212
7. Instituciones Asistenciales y Benéficas
Zúñiga A., Valeria. Fundación Vivienda: 50
Acción Solidaria: una causa para potenciar años trabajando en la urgencia. Cfr. 79
la solidaridad. Cfr. 141
8. Historia de la Pastoral
Ayuda ante los incendios de enero en el país:
hermano, yo estoy contigo. Cfr. 148 Cerda, Catalina. Potenciar la transmisión
Castro, Natalia. Suicidio en Chile. Los familiar de la fe en tiempos de cambio.
abismos por llenar. Cfr. 154 Desafíos para la Catequesis Bautismal.
Cfr. 160
2018] Boletín bibliográfico 303

Cubides Franco, José Delio. El gran don y Castro Díaz, Natalia. Encuentro con Cristo
desafío de una Iglesia que se enrique- 24/7 en Ñuñoa. Cfr. 157
ce con los migrantes. Cfr. 163 Escobar Coletti, Katherine. La canción
Misas en créole, espacios de encuentro en “Bailarín del silencio” : Patrimonio e
torno a la fe. Cfr. 191 identidad cultural de resistencia de los
Navarrete, María José. Misión Triple Fron- bailes religiosos de la Fiesta de la Vir-
tera. Diez años de reconciliación y tra- gen del Carmen de La Tirana. Cfr. 28
bajo por la paz. Cfr. 195 Guerrero, Bernardo; BASAURE, Francisca.
Navarrete, María José. Pastoral de la Di- “La victoria de Los Morenos”. Cfr. 33
versidad Sexual. Una “punta de lan- Guerrero Jiménez, Bernardo. “La Reina del
za” al interior de la Iglesia. Cfr. 196 Tamarugal”: Las dimensiones locales
PADIS+ : Una Iglesia que acoja la diversi- del culto mariano de La Tirana. Paisa-
dad sexual. Cfr. 200 jes y espacios sonoros. Cfr. 34
Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Iriarte Bustos, Pablo. Modernización y
Fátima inicia su pastoral para migran- religiosidad: La tensión entre seculari-
tes. Cfr. 203 zación y sacralización en las fiestas de
Ayquina (Chile) y Catamarca (Argen-
9. Historia de las Misiones tina). Cfr. 182
Museo de la Vivencia Religiosa del Norte
Aranda, Héctor, Pbro. Jomis: La alegría de
Grande. Cfr. 194
caminar con Cristo en Misión. Dióce-
sis de Chillán. Cfr. 145 Ojeda Fernández, Ana María. Los rasgos
culturales de la muerte 1860-1930. Ce-
Gándara, Natalia. Representaciones de un
rro Panteón Valparaíso. Cfr. 60
territorio. La frontera mapuche en los
proyectos ilustrados del Reino de Chi- Pérez De Arce A., José. Bailes chinos y su
le en la segunda mitad del siglo XVIII. identidad invisible en Chile Central.
Cfr. 86 Cfr. 62
Martínez Rojas, Lucía. Rasgos morfosintác- 11. Historia del Arte y de la Arquitectura sa-
ticos en el español de Chile del S.XVII: grada
Análisis del manuscrito inédito “La
restauración de la Imperial y conver- A 30 años de la Beatificación de Teresa de
sión de las almas infieles” de Juan de Los Andes. Cfr. 140
Barrenechea y Albis (1693). Cfr. 7 Andrés Fernández, David; Martí Martí-
nez, Cristina. Hallazgos de fragmentos
10. Religiosidad Popular
de canto gregoriano en Chile. Cfr. 6
Atisha, Moisés, Mons. [et al.] Arica: Sende- Andrés Fernández, David, Dr. Canto, li-
ros del canto devocional. Cfr. 15 turgia, ceremonial y culto en América
Avendaño Contreras, Ignacio. “Cada uno Latina según la Recopilación de Leyes
en su lugar aparte para no manchar- de los Reynos de Indias. Cfr. 80
se”: Encuentros y disensos culturales Astudillo Baeza, Enrique. Un patrimonio
entre el pueblo y la élite en las fiestas histórico y de la solidaridad. Cfr. 146
del diecinueve en la Pampa y la noche- Azulejos Artísticos de Pedro Alario-Valla-
buena en la Alameda. Cfr. 91 rino. Cfr. 106
Azócar Castro, Paula. La institucionaliza- Basaure Aguayo, María Francisca. La Ti-
ción de la violencia en la Dictadura cívi- rana y sus Bailes Morenos: Lo afro, lo
co-militar en la Provincia de Coquimbo pampino y lo chileno. Cfr. 16
y la Fiesta de Andacollo. Cfr. 105
Burdick, Catherine; Canessa Vicencio,
Basaure Aguayo, María Francisca. La Ti- Fanny. ’Popular demands do not fit in
rana y sus Bailes Morenos: Lo afro, lo ballot boxes’: graffiti as intangible he-
pampino y lo chileno. Cfr. 16 ritage at the Iglesia de San Francisco,
Santiago? Cfr. 151
304 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Cabrera, Valeska. Efectos del conflicto Historia de los templos parroquiales de


Iglesia-Estado en la capilla musical de la diócesis de la Santa Cruz de Ran-
la Catedral Metropolitana de Santia- cagua. Marcial Sánchez Gaete (Direc-
go: destitución, sustitución y reforma tor), María José Castillo Navasal (Edi-
(1846-1882). Cfr. 93 tora). Cfr. 40
Cardemil Barros, Maisa Candela. Anacro- Historia de los Templos parroquiales de
nismo colonial en el Santoral Domini- la Diócesis San Ambrosio de Linares.
co. La pervivencia de un estilo colonial Marcial Sánchez Gaete (Director), Ma-
quiteño hacia 1840 en Santiago de Chi- ría José Castillo Navasal (Editora). Cfr.
le. Cfr. 95 41
Catedral San Mateo de Osorno. El sueño Ibáñez Carrillo, Fabiola. Cuerpo de baile:
de Monseñor Francisco Valdés hecho performance y performatividad en el
realidad. Cfr. 21 baile religioso Las Cuyacas. Cfr. 44
Chávez Zúñiga, Pablo. Espacios para el Jiménez Martínez, Victoria Francisca. Ico-
más allá: Historia del cementerio de nología material aplicada al estudio
Arica, entre la religiosidad y la secula- técnico del cuadro San Francisco niño
rización (1868-1932). Cfr. 26 reparte el pan a los pobres Cusco-Chi-
Díaz Soto, Mireya. Cuerpo de luz [Parro- le, c.1684. Cfr. 183
quia de Batuco]. Cfr. 165 Leiva Cortés, Fabián. El cementerio flotan-
Drago Torrijos, Patricio. El Vía Crucis te. Arquitectura memorial en la región
vive en Duoc UC San Bernardo tras del Bío Bío. Cfr. 185
ser bendecido por Monseñor Juan Ig- Masferrer Gatica, Alejandro. La geome-
nacio González. Cfr. 166 tría oculta de los templos chilenos. De
Escobar Coletti, Katherine. La canción lo colonial a lo moderno. Cfr. 52
“Bailarín del silencio” : Patrimonio e Mena, Rosario. Historia. El renacer del ins-
identidad cultural de resistencia de los trumento más antiguo de Chile: San
bailes religiosos de la Fiesta de la Vir- Pedro recupera su órgano indiano.
gen del Carmen de La Tirana. Cfr. 28 Cfr. 188
Frutos, María Cecilia de. La compañía se Ojeda Fernández, Ana María. Los rasgos
levanta [Reconstrucción de la Parro- culturales de la muerte 1860-1930. Ce-
quia Inmaculada Concepción, Grane- rro Panteón Valparaíso. Cfr. 60
ros]. Cfr. 178 Pérez Fuentes, Claudia. Tesoros de la ciu-
Frutos, María Cecilia de. Con un halo de dad [Iglesias en barrios antiguos de
misterio [Exposición de cerámica per- Santiago]. Cfr. 206
fumada de las monjas clarisas]. Cfr. Pérez Villalón, Blanca Elvira. El sitio del
179 Convento: San Francisco y el Desarro-
Guerra Rojas, Cristián. Las obras musica- llo de la Ciudad de Santiago hacia el
les religiosas de Vicente Bianchi Alar- Sur de la Alameda, 1820-1920. Cfr. 61
cón. Cfr. 122 Prado O., Juan Guillermo. Documentos so-
Guerrero, Bernardo; BASAURE, Francisca. bre Cementerios en el Reino de Chile y
“La victoria de Los Morenos”. Cfr. 33 legislación funeraria hasta la creación
Guerrero Jiménez, Bernardo. “La Reina del del Panteón General de Santiago. Cfr.
Tamarugal”: Las dimensiones locales 11
del culto mariano de La Tirana. Paisa- Ramírez Rivera, Hugo Rodolfo. Un laico
jes y espacios sonoros. Cfr. 34 católico ejemplar: el profesor don Pe-
Gutiérrez Pavez, Hno Ramón, a.a. Santua- dro León Carmona y Quiroga maestro
rio de Lourdes: bien cultural del pue- del arte sacro chileno. Sus pinturas en
blo chileno. Cfr. 35 la Iglesia de Nuestra Señora del Soco-
rro de la Ciudad de Santiago de Chile
Gutiérrez Pavez, Hno Ramón, a.a. Taller
(1890-1899). Cfr. 100
del señor Alberto Buben F. Cfr. 36
2018] Boletín bibliográfico 305

Ruiz Abraham, Javier Ignacio. Monumento, Tierra”. La cuestión del clericalismo


ruina y tipo. Cementerio San Diego de en el campo político y el pensamiento
Tucapel. Cfr. 65 católico chileno, 1960-1964. Cfr. 116
Salgado S., Soledad. Gran tarea [Remode- Guerrero, Pedro Pablo. Sor Tadea de San
lación Parroquia Santa Rosa, Lo Bar- Joaquín y su poesía de catástrofes. Re-
nechea]. Cfr. 213 lación autobiográfica. Escritora colo-
Salgado S., Soledad. Pisos de un siglo [Bal- nial. Cfr. 87
dosas Córdova]. Cfr. 67 Lepe-Carrión, Patricio. El contrato colonial
Sato Besoaín, Eduardo. “Con mi voz sono- de Chile. Ciencia, racismo y nación.
ra”. Campanas y toques de campana Cfr. 47
en la Catedral de Santiago (1789-1899). Leyton A., Patricio; Saldivia M., Zenobio.
Cfr. 70 Los cielos y el fin de los tiempos. La
Silva Cubillos, Jimena. La cosecha de San astronomía en la obra teológica de
Ignacio [Restauración de altares y pin- Manuel Lacunza. Cfr. 88
turas de la iglesia San Ignacio]. Cfr. Martínez Rojas, Lucía. Rasgos morfo-
215 sintácticos en el español de Chile del
Silva Cubillos, Jimena. Poner en valor el S.XVII: Análisis del manuscrito inédi-
pasado [Cementerio Santa Inés, Viña to “La restauración de la Imperial y
del Mar]. Cfr. 216 conversión de las almas infieles” de
Juan de Barrenechea y Albis (1693).
“Tú, mi hermano”. [Disco]. Cfr. 224
Cfr. 7
Valverde, Ximena; Casals, Albert. Sonidos
Orellana Castro, Felipe Ignacio. Visión
del Desierto: La música de las bandas
de Camilo Henríquez González de Es-
de bronces de la Región de Tarapacá
paña, Estados Unidos y su influencia
en la Educación Formal Chilena. Cfr.
en las normas constitucionales de la
226
Patria Vieja (1810-1814). Cfr. 98
Valverde, Ximena; Casals, Albert; Godall
Saldivia, Zenobio; Caro, Felipe. Cinco
Castell, Pere. Las bandas de bronces
jesuitas relevantes en América y su
de Tarapacá (Chile) como contexto de
aporte a las ciencias. Cfr. 66
aprendizaje musical y de transmisión
cultural. Cfr. 75 Valenzuela Matus, Carolina. Los antiguos
en el Nuevo Mundo. Reflexiones de
12. Historia Literaria y de las Ideas los jesuitas José de Acosta y Alonso de
Ovalle sobre el origen de los nativos
Astica Arrieta, Florencia. La monja alfé- americanos, siglos XVI-XVII. Cfr. 74
rez: transición y posibilidad en el es-
Verdugo Paiva, María José. Rosa Crucha-
pacio americano. Cfr. 81
ga: Las huellas del Padre en el Sobre-
Barría Román, Carlos. Condiciones Psíqui- mundo. Cfr. 227
co-Institucionales de Producción Sub-
jetiva y de Violencia Sexual Presentes 13. Medios de Comunicación
en el caso Karadima. Cfr. 107
Astudillo Baeza, Enrique. Veinte años
Cortés, Saide. La Higuera de Leche. Ga-
transmitiendo la fe [Radio María]. Cfr.
briela Mistral y la maternidad supli-
147
cante. Cfr. 114
Barrios Bustamante, Angélica. El Pente-
Fernández Labbé, Marcos. La reconceptua-
costalismo chileno como respuesta a
lización católica de la revolución: el
los cambios secularizadores del siglo
pensamiento cristiano frente al cam-
XIX. Una mirada en retrospectiva. Cfr.
bio histórico, Chile (1960-1964). Cfr.
92
115
Carrasco, Sergio. Voces Católicas, cuatro
Fernández Labbé, Marcos. “La tierra no es
años evangelizando en los medios.
el Cielo, pero el Cielo comienza en la
Cfr. 152
306 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

14. Biografías Guerrero, Pedro Pablo. Sor Tadea de San


Joaquín y su poesía de catástrofes. Re-
A 30 años de la Beatificación de Teresa de lación autobiográfica. Escritora colo-
Los Andes. Cfr. 140 nial. Cfr. 87
AL encuentro de otras praderas [Hna. Ma- Juan Carlos Arancibia, Pbro. Sacerdote de
ría Carmen del Niño Jesús y de la San- la diócesis de Talca. *14-12-1976 +19-
ta Faz, 1939-2017]. Cfr. 142 04-2017. Cfr. 184
Astica Arrieta, Florencia. La monja alfé- Lazcano, Rafael. Episcopologio Agustinia-
rez: transición y posibilidad en el es- no. Cfr. 46
pacio americano. Cfr. 81
Leyton A., Patricio; Saldivia M., Zenobio.
Azulejos Artísticos de Pedro Alario-Vallari- Los cielos y el fin de los tiempos. La
no. Cfr. 106 astronomía en la obra teológica de
Camus Ibacache, Misael. Aportes de la Manuel Lacunza. Cfr. 88
Iglesia Católica chilena a la comunión Martínez Rojas, Lucía. Rasgos morfo-
de las iglesias de América Latina, en sintácticos en el español de Chile del
vínculo con la Sede Apostólica en el S.XVII: Análisis del manuscrito inédi-
siglo XIX. Cfr. 94 to “La restauración de la Imperial y
Cordero Fernández, María Macarena. conversión de las almas infieles” de
Monseñor Orrego y los conflictos en- Juan de Barrenechea y Albis (1693).
tre católicos y laicistas en La Serena. Cfr. 7
Cfr. 96 Memo, Vladimiro. Los Siervos de María en
Emotivo adiós a Hermana Monserrat en Chile y Bolivia. Cfr. 54
Temuco. Cfr. 167 Meneses, Francisco. Oración fúnebre [en
En memoria [P. Gustavo Quirós]. Cfr. 168 las exequias por el traslado del cuer-
Eugenio Duque Norero, Pbro. Sacerdote de po de Fray Andrés García del cemen-
la diócesis de San Felipe. *14-02-1940 terio a la iglesia, 1855]. Documentos.
+21-03-2017. Cfr. 170 Cfr. 8
Falleció el P. Carlos Hurtado S.J. Cfr. 171 Muñoz Arriaza, Paula Fernanda. Blanca
Rengifo Pérez: Del convento a la revo-
Falleció el P. Raimundo Larraín SJ. Cfr. 172
lución. Cfr. 128
Falleció el padre Gene Rooney [SJ]. Cfr. 173
Orellana Castro, Felipe Ignacio. Visión
Falleció fundadora de las Hermanas del de Camilo Henríquez González de Es-
Buen Samaritano. Madre Irene García paña, Estados Unidos y su influencia
de Prado. Cfr. 174 en las normas constitucionales de la
Farías, Roberto. El cura que hace milagros. Patria Vieja (1810-1814). Cfr. 98
Cfr. 175 P. Jaime Wolf de Bruijn retornó a la Casa
Figueroa Galaz, Roberto, Pbro. Sacerdote del Padre. Cfr. 197
de la diócesis de Rancagua. Cfr. 176 P. Mario Roberto Molina Gamboa, SDB.
Finola, Hugo Alberto. Memorias en con- Cfr. 198
flicto alrededor del Museo arqueológi- P. Roberto Sánchez (1930-2016). Cfr. 199
co Gustavo Le Paige, en San Pedro de
El Padre Osvaldo Walker Trujillo, OSA.
Atacama, Chile. Cfr. 117
(1934-2017). Necrologio. Cfr. 201
Fritz, Vicente. P. Harry Peterson, SDB. Cfr.
Parra, Fredy. In memoriam. Juan Noemi
177
Callejas (1942-2017). Teólogo laico al
García-Sánchez, Soraya. De monja a con- servicio de una esperanzada teología
quistador, de mujer a hombre: Los via- de ‘los signos de los tiempos’. Cfr. 201
jes de Catalina de Erauso. Cfr. 82
Plácido Jesús Soto Quiroz, Pbro. Sacerdote
Guerra Rojas, Cristián. Las obras musica- de la diócesis de Linares *02-01-1934
les religiosas de Vicente Bianchi Alar- +31-08-2017. Cfr. 207
cón. Cfr. 122
2018] Boletín bibliográfico 307

Plasencia Jiménez, Jorge Fabián. Los curas Urbina, Roberto. Pastor Amigo. Biografía
párrocos tras la implementación de las de monseñor Juan Luis Ysern. Cfr. 225
reformas borbónicas. Aproximaciones Valenzuela Berríos, Osvaldo. Un talquino
desde el caso de Pedro Montt Prado y triunfa en Cádiz. Nicolás de la Cruz
su participación en litigios judiciales Bahamonde (1783-1828). Cfr. 90
(Melipilla, 1774-1806). Cfr. 89
Vásquez De Acuña, Isidoro. El linaje de
Ramírez, Fr. Ramón, O.P. Don José Santia- Santa Teresa de Ávila en familias chi-
go Rodríguez Zorrilla, obispo. Último lenas. Cfr. 77
prelado de Chile Colonial. Cfr. 99
Verdugo Paiva, María José. Rosa Crucha-
Ramírez Rivera, Hugo Rodolfo. Un laico ga: Las huellas del Padre en el Sobre-
católico ejemplar: el profesor don Pe- mundo. Cfr. 227
dro León Carmona y Quiroga maestro
del arte sacro chileno. Sus pinturas en 15. Religión, Cultura y Asuntos Indígenas
la Iglesia de Nuestra Señora del Soco-
rro de la Ciudad de Santiago de Chile Bendrups, Dan. Sound recordings and cul-
(1890-1899). Cfr. 100 tural heritage: the Fonck Museum, the
Felbermayer collection, and its rele-
El Recuerdo de Monseñor Agustín Román.
vance to contemporary Easter Island
Cfr. 209
culture. Cfr. 17
Rodolfo Cañas, un luchador de la Evange-
Chamorro Pérez, Andrea. Imagen y expe-
lización del Pueblo Mapuche. Cfr. 211
riencia: El Carnaval de Arica como au-
Saldivia, Zenobio; Caro, Felipe. Cinco torrepresentación festiva. Cfr. 25
jesuitas relevantes en América y su
Choque Mariño, Carlos; Díaz Araya, Al-
aporte a las ciencias. Cfr. 66
berto. ¡Ahora sí que es Pachallampe!
Sánchez Gaete, Marcial; Cisternas Agui- Simbolismo, tecnología y memoria en
rre, Luis Andrés. Catolicismo social la siembra de papa en Socoroma, Nor-
en Chile desde la perspectiva de las te de Chile. Cfr. 27
«Cartas a un obrero» de Fray Pedro
Finola, Hugo Alberto. Memorias en con-
Bustos, a comienzos del siglo XX. Cfr.
flicto alrededor del Museo arqueológi-
135
co Gustavo Le Paige, en San Pedro de
Sergio Villegas Mayorga, Pbro. Sacerdote Atacama, Chile. Cfr. 117
de la diócesis de Ancud. *17-06-1933
Herrera Salgado, Isabel Paz. El Habi-
+21-02-2017. Cfr. 214
tar Mapuche. Una exploración en las
Sor Alicia Mandiola (1922-2017). Cfr. 217 ideas existenciales de su cosmovisión
Sor María Ester González (1919-2017). Cfr. en tanto principios ordenadores de su
218 espacio, paisaje y territorio. Cfr. 38
Sor Ofelia Lobos (1932-2017). Cfr. 219 Leiva Cortés, Fabián. El cementerio flotan-
Taille, Alexandrine de la. Teresa de Lisieux te. Arquitectura memorial en la región
y Teresa de Los Andes: inspiración del Bío Bío. Cfr. 185
mística e influencia espiritual. Cfr. 220 López M., Patricio [et al.]. Pequeñas tumbas
Taille-Tretenville Urrutia, Alexandrine en la colina: aportes al conocimiento
de la. El proceso de beatificación y del período alfarero temprano en el
canonización de la primera santa chi- Valle de Mauro (31º S) desde la fune-
lena. Teresa de Los Andes: factor de bria. Cfr. 48
unidad nacional (1947-1993). Cfr. 137 Mansilla, Miguel; MUÑOZ, Wilson. La
Todos somos de Dios” [P. Gabriel Bouzillé dramatización de la cultura. Los pro-
Toisnos, a.a., 1933-2017]. Cfr. 222 cesos de conversión evangélica ayma-
ra (Chile). Cfr. 49
Tristán del Carmen Rocco Salazar, Pbro.
Sacerdote de la diócesis de San Felipe Mansilla, Miguel; MUÑOZ, Wilson.
*1925 +9-12-2017. Cfr. 223 ¿Evangélicos o aymaras? Dinámicas
308 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

de las representaciones culturales de Intergenerational Persistence and


los evangélicos aymaras (Chile). Cfr. Class Cleavage of Evangelicals in Chi-
50 le. Cfr. 143
Mege Rosso, Pedro. La cofradía de las ara- Barrios Bustamante, Angélica. El Pente-
ñas. Mitos y ritos herméticos de las costalismo chileno como respuesta a
maestras textileras mapuches. Cfr. 53 los cambios secularizadores del siglo
Muñoz Ovalle, Iván. Espacios fúnebres, XIX. Una mirada en retrospectiva. Cfr.
prácticas mortuorias y cronología en 92
el cementerio Azapa-115: aproxima- Biedermann Calcagni, Karin. Crecer en
ciones a torno a la estructura social de una secta: Vivencias Relacionales y
los agricultores prehispánicos del pe- Emocionales en Personas criadas en la
ríodo medio. Cfr. 58 Colonia Dignidad. Cfr. 108
Núñez, Lautaro [et al.]. Presencia de un Bravo Vega, Fabián. Diversificación en el
centro ceremonial formativo en la cir- pentecostalismo contemporáneo chi-
cumpuna de Atacama. Cfr. 59 leno: un estudio de caso en sectores de
Pérez De Arce A., José. Bailes chinos y su altos ingresos. Cfr. 149
identidad invisible en Chile Central. Bravo Vega, Fabián. “Y estas señales segui-
Cfr. 62 rán a los que creen…”: Religiosidad
Rauld, Juan. Hacia un diálogo cultural con evangélica carismática en sectores de
el pueblo mapuche. Cfr. 208 altos ingresos”. Cfr. 150
Sánchez Pérez, Sonia Macarena. Prácticas Cohen, Jacob. Desde Macedonia, Turquía
y discursos del cautiverio hispano en y Europa: Judíos en la Araucanía, una
Chile, 1598-1670. Cfr. 84 historia en imágenes. Cfr. 24
Torri, Maria Costanza. The Influence of García Ahumada, Hno. Enrique, F.S.C. La
Christian Conversion in Mapuche Tra- Masonería frente a la Iglesia. Cfr. 29
ditional Medicine in Temuco, Chile: Gooren, Henri. The Growth and Develo-
Toward a Cultural Syncretism or a form pment of Non-Catholic Churches in
of Ideological Assimilation? Cfr. 73 Chile. Cfr. 31
Valenzuela Matus, Carolina. Los antiguos Mansilla, Miguel; MUÑOZ, Wilson. La
en el Nuevo Mundo. Reflexiones de dramatización de la cultura. Los pro-
los jesuitas José de Acosta y Alonso de cesos de conversión evangélica ayma-
Ovalle sobre el origen de los nativos ra (Chile). Cfr. 49
americanos, siglos XVI-XVII. Cfr. 74 Mansilla, Miguel; Muñoz, Wilson. ¿Evan-
Vásquez Santibáñez, María Belén; Carras- gélicos o aymaras? Dinámicas de las
co Gutiérrez, Ana María. Significados representaciones culturales de los
y prácticas culturales de la menstrua- evangélicos aymaras (Chile). Cfr. 50
ción en mujeres aymara del norte de Mansilla, Miguel Ángel. La buena muerte:
Chile. Un aporte desde el género a los la cultura del morir en el pentecosta-
estudios antropológicos de la sangre lismo. Cfr. 51
menstrual. Cfr. 76
Mansilla, Miguel Ángel; Orellana, Luis
16. Otras Iglesias Cristianas, otras Religio- Alberto. Political Participation of Pen-
nes, Sectas tecostal Minorities in Chile, 1937-1989.
Cfr. 126
Acuña Fuentes, María Graciela. “Subjeti- Mansilla Agüero, Miguel Ángel. La cruz y
vidades Rotas”. Memoria y Trauma: la esperanza. La cultura del pentecos-
Análisis de los Testimonios del Archi- talismo chileno en la primera mitad del
vo y Centro de Documentación FA- siglo XX (Segunda Edición). Cfr. 127
SIC. Cfr. 5
Muñoz Condell, David, Ob. Las oraciones
Alcaíno, Manuel; Mackenna, Bernardo. ecuménicas por Chile y nuevos go-
“Leaving the Faith of Our Fathers”: biernos. Período 1970-2014. Cfr. 56
2018] Boletín bibliográfico 309

Orellana Urtubia, Luis Alberto. La matriz Camus Ibacache, Misael. 94


religiosa del pentecostalismo en Chi- Canessa Vicencio, Fanny. 151
le: La Iglesia Metodista Pentecostal de Cardemil Barros, Maisa Candela. 95
Chile y la Iglesia Evangélica Pentecos- Caro Pozo, Felipe. 66
tal (1909-1973). Cfr. 129 Carrasco, Sergio. 152
Prado O., Juan Guillermo. Notas sobre la Carrasco Gutiérrez, Ana María. 76
historia del Islam en Chile. Cfr. 64 Cartes Montory, Armando. 41
Casals, Albert. 75, 226
Tapia Adler, Ana María. Notas acerca de
Castillo Navasal, María José. 20, 40, 41, 153
los estudios judaicos en Chile. Cfr. 221
Castro, José Manuel. 134
Viera Miranda, David. ¿Secularización en Castro Díaz, Natalia. 154, 155, 156, 157, 158
Chile? Análisis crítico de la evolución Cerda, Catalina. 160
de católicos y evangélicos entre 1895 y Cerda, Nicolás de la. 23
2012. Explorando el potencial teórico Cisternas Aguirre, Luis Andrés. 135
y metodológico del “paradigma de las Cohen, Jacob. 24
economías religiosas”. Cfr. 78 Concha Contreras, María Inés. 42
Conejeros, Juan Pablo. 43
Contreras, José Francisco. 155, 161, 162
C. ÍNDICE DE AUTORES
Cordero Fernández, María Macarena. 96
A Cortés, Saide. 114
Correa Flores, Miguel Alonso. 113
Acuña Fuentes, María Graciela. 5 Cubides Franco, José Delio. 163
Alcaíno, Manuel. 143 Chamorro Pérez, Andrea. 25
Aliaga Rojas, Fernando. 13, 40, 54 Chávez Zúñiga, Pablo. 26
Álvarez, Juan Pablo. 14 Choque Mariño, Carlos. 27
Álvarez Gutiérrez, Luis. 46
Amaya, Cristián. 103 D
Andrés Fernández, David. 6, 80 Díaz Araya, Alberto. 27
Antezana Barrios, Lorena. 104 Díaz Soto, Mireya. 165
Aranda, Héctor. 145 Drago Torrijos, Patricio. 166
Aránguiz Kahn, Luis. 51
E
Arredondo Martínez, Ema. 1
Astica Arrieta, Florencia. 81 Escárate Cortés, Paz. 169
Astudillo Baeza, Enrique. 146, 147 Escobar Coletti, Katherine. 28
Atisha, Moisés. 15 F
Avendaño Contreras, Ignacio. 91
Farías, Roberto. 175
Azócar Castro, Paula. 105
Fernández Labbé, Marcos. 115, 116
B Finola, Hugo Alberto. 117
Barría Román, Carlos. 107 Fritz, Vicente. 177
Barrios Bustamante, Angélica. 92 Frutos, María Cecilia de. 178, 179
Basaure Aguayo, María Francisca. 16, 33 Fuenzalida, Andrea. 180
Bendrups, Dan. 17 G
Biedermann Calcagni, Karin. 108
Gándara, Natalia. 86
Bórquez Ibarra, María Trinidad. 85
García, Dessy Jael de la Luz. 127
Botto Stuven, Andrea. 109
García Ahumada, Enrique. 29, 118
Bravo Vargas, Viviana. 110
García-Sánchez, Soraya. 82
Bravo Vega, Fabián. 149, 150
Garín Abarzúa, Eduardo. 119
Burdick, Catherine. 151
Gaune Corradi, Rafael. 2, 30
C Gil Montero, Raquel. 83
Cabrera, Valeska. 93 Giraudier, Elodie. 120
Calle Recabarren, Marcos Agustín. 18 Godall Castell, Pere. 75
Camus, Pablo. 19 Gómez Echenique, Sergio. 121
310 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Gooren, Henri. 31 N
Guarda, Gabriel. 32 Navarrete, María José. 195, 196
Guerra Rojas, Cristián. 122 Núñez, Lautaro. 59
Guerrero Jiménez, Bernardo. 33, 34
Guerrero, Pedro Pablo. 87 O
Gutiérrez Pavez, Ramón. 35, 36 Ogass Bilbao, Claudio. 4
Gutiérrez Ramírez, Eduardo. 37 Ojeda Fernández, Ana María. 60
Orellana Castro, Felipe Ignacio. 98
H
Orellana Urtubia, Luis Alberto. 126, 129
Herrera Salgado, Isabel Paz. 38
Ortiz de Lazcano Piquer, Jaime. 10
I
P
Ibáñez Carrillo, Fabiola. 44
Parra, Fredy. 202
Irarrázaval Zegers, Marta. 15
Paúl Díaz, Álvaro. 205
Iriarte Bustos, Pablo. 182
Pérez Fuentes, Claudia. 206
J Pérez Villalón, Blanca Elvira. 61
Jiménez Martínez, Victoria Francisca. 183 Pérez de Arce A., José. 62
Plasencia Jiménez, Jorge Fabián. 89
L Plaza Salgado, Camila Belén. 63
Labarca, José Tomás. 124 Prado O., Juan Guillermo. 11, 64
Lagos Schuffeneger, Humberto. 45
R
Lara, Martín. 97
Larios, Gonzalo. 125 Ramírez, Ramón. 99
Lazcano, Rafael. 46 Ramírez Rivera, Hugo Rodolfo. 100
Leiva Cortés, Fabián. 185 Rauld, Juan. 208
Lennon Zaninovic, Maureen. 3 Reyes Sierra, Maite. 33
León León, Marco. 181 Rivet, Carolina. 83
Lepe-Carrión, Patricio. 47 Rosique Navarro, Francisca. 123
Leyton A., Patricio. 88 Ruiz Abraham, Javier Ignacio. 65
Longhi, Fernando. 83 Ruiz Sánchez, José-Leonardo. 123
López M., Patricio. 48 Ruz Dios, Andrea. 212

M S
Mackenna, Bernardo. 143 Saffirio, Florencia. 180
Mansilla Agüero, Miguel Ángel. 49, 50, 51, Salas, Francisca. 130
126, 127 Saldivia Maldonado, Zenobio. 66, 88
Mardones, Andrés. 71, 187 Salgado S., Soledad. 67, 213
Martí Martínez, Cristina. 6 Salinas Araneda, Carlos. 101, 131, 132, 133
Martínez Rojas, Lucía. 7 San Francisco, Alejandro. 39, 134
Masferrer Gatica, Alejandro. 52 Sánchez Gaete, Marcial. 40, 41, 135, 181
Mateos-Pérez, Javier. 104 Sánchez Manríquez, Karin. 136
Mege Rosso, Pedro. 53 Sánchez Pérez, Sonia Macarena. 84
Memo, Vladimiro. 54 Sánchez-Lasheras, Miguel. 68
Mena, Rosario. 188 Sandoval Muñoz, Aarón. 69
Meneses, Francisco. 8 Sato Besoaín, Eduardo. 70
Molina Canales, Enrique. 9 Serrano, Sol. 102
Moreno Jeria, Rodrigo. 181 Silva, Joaquín. 12
Morón Montero, Francisco. 55, 192, 193 Silva Cubillos, Jimena. 215, 216
Muñoz, Enrique. 19 Silva Torrealba, Benjamín. 43
Muñoz, Wilson. 49, 50 T
Muñoz Arriaza, Paula Fernanda. 128
Taille-Tretenville Urrutia, Alexandrine de
Muñoz Condell, David. 56
la. 137, 220
Muñoz Olmos, Sebastián. 57
Tapia Adler, Ana María. 24, 221
Muñoz Ovalle, Iván. 58
2018] Boletín bibliográfico 311

Terminel Zamora, Magdalena. 69 E


Torres Molina, Fernando. 72 Erauso, Catalina de. 81, 82
Torri, Maria Costanza. 73
F
U
Fernández Solar, Juanita. 137, 140, 220
Urbina, Roberto. 225 Figueroa Galaz, Roberto. 176
V Franciscanos. 61
Valenzuela Berríos, Osvaldo. 90 G
Valenzuela Matus, Carolina. 74 García, Andrés Filomeno. 8
Valverde, Ximena. 75, 226 García de la Huerta, Tadea. 87
Vásquez Santibáñez, María Belén. 76 García de Prado, Irene. 174
Vásquez de Acuña, Isidoro. 77 González, María Ester. 218
Verdejo Bravo, Nicolás. 138
Verdugo Paiva, María José. 227 H
Viera Miranda, David. 78 Henríquez González, Camilo. 98
Villa, Víctor. 155 Hurtado, Carlos. 171
Villar, María Soledad del. 139
I
Z Institución Teresiana. 123
Zúñiga A., Valeria. 79
J
Jesuitas. 2, 14, 30, 37, 66
D. ÍNDICE TEMÁTICO. K
(PERSONAS Y LUGARES).
Karadima, Fernando. 107
A L
Agustinos. 46 La Serena. 96
Alario-Vallarino, Pedro. 106 Lacunza, Manuel. 88
Ancud. 225 Larraín Yrarrázaval, Raimundo. 172
Andrés Filomeno García. 8 Le Paige, Gustavo. 117
Angol. 72 Linares. 41
Antofagasta. 144 Lobos, Ofelia. 219
Arancibia, Juan Carlos. 184 López Henríquez, Monserrat. 167
B M
Barrenechea y Albis, Juan de. 7
Bianchi Alarcón, Vicente. 122 Mandiola, Alicia. 217
Bouzillé Toisnos, Gabriel. 222 María Carmen del Niño Jesús y de la Santa
Bustos Recabarren, Gumercindo. 135 Faz. 142
Bustos, Pedro. 135 Miranda, Ramón. 175
Mistral, Gabriela. 114
C Molina Gamboa, Mario Roberto. 198
Cañas Olguín, Rodolfo. 211 Montt Prado, Pedro. 89
Carmona y Quiroga, Pedro León. 100 N
Catalina de Erauso. 81, 82
Cruchaga, Rosa. 227 Noemi Callejas, Juan. 202
Cruz Bahamonde, Nicolás de la. 90 Nueva Imperial. 22
Chillán. 145 O
D Orrego Pizarro, José Manuel. 96
Dominicas. 3 Osorno. 21
Dominicos. 85, 95 P
Duque Norero, Eugenio. 170 Parral. 97
312 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Pedro de Alcántara. 135


Peterson Buckler, Harry. 177
Q
Quirós, Gustavo. 168
R
Rancagua. 40
Rengifo Pérez, Blanca. 128
Rengifo Pérez, María Magdalena. 128
Rocco Salazar, Tristán del Carmen. 223
Rodríguez Zorrilla, José Santiago. 99
Román, Agustín. 209
Rooney, Gene. 173
S
Salesianos. 57
San Bernardo. 190
Sánchez, Roberto. 199
Servitas. 54
Siervos de María. 54
Soto Quiroz, Plácido Jesús. 207
T
Tadea de San Joaquín. 87
Talca. 90
Tarapacá. 18
Temuco. 22, 72, 111, 112
Teresa de los Andes. 137, 140, 220
V
Villegas Mayorga, Sergio. 214
W
Walker Trujillo, Osvaldo. 201
Wolf de Bruijn, Jaime. 197
Y
Yerbas Buenas. 20
Ysern, Juan Luis. 225

E. SITIOS WEB

Museo de la Vivencia Religiosa. Cfr. 194


C R ÓN I C A

ACTIVIDADES DE LA SOCIEDAD DE HISTORIA


DE LA IGLESIA EN CHILE 2018

María José Castillo Navasal

27 de abril de 2018
Dimos inicio a nuestra primera reunión de la Sociedad de Historia de la Iglesia
en Chile de este año con la exposición del Dr. Ricardo Cubas Ramacciotti, doctor
en Historia por la Universidad de Cambridge con “La política de la religión y
el surgimiento del catolicismo social en Perú, 1884-1935. Fe, trabajadores y reza
antes de la teología de la liberación”.
El encuentro lo desarrollamos en la sala de reuniones de la biblioteca del
Seminario Pontificio Mayor de los Santos Ángeles Custodios de Santiago. En
la oportunidad, los socios pudieron dialogar frente a la exposición del señor
Cubas, en la cual hizo un acercamiento a la mirada desde Chile con respecto al
tema en cuestión.
Asistieron Fernando Aliaga, Hugo Rodolfo Ramírez, Misael Camus, Alex
Ovalle, David Muñoz, fr. Ramón Ramírez, Ulises Cárcamo, Ricardo Cubas, Ser-
gio Peralta, Ema Arredondo, Marcial Sánchez y María José Castillo.

Sesión del 25 de mayo


Esta sesión correspondió a la segunda reunión del año, contó con la presentación
de Manuel Salas, doctor en Historia por la Universidad de Texas, con “San Al-
berto Hurtado”.
En la oportunidad los socios pudieron dialogar respecto a lo expuesto por el
dr. Salas, lo que se desarrolló con opiniones y cuestionamientos. Se desarrolló
una grata conversación, mientras se compartía un café unas galletas. La reunión
se desarrolló en las dependencias de la Biblioteca del Seminario.
Asistieron Hugo Rodolfo Ramírez, Hno. Enrique García, Alex Ovalle, Marcial
Sánchez, Misael Camus, Ema Arredondo, Fernando Aliaga, Ulises Cárcamo, Ser-
gio Peralta, Ricardo Cubas y María José Castillo.

Invitación a inauguración del Fondo Falch de la Biblioteca del Seminario


4 de junio
El rector del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, pbro. Cristián Castro Too-
vey, invitó a los miembros de la Sociedad a la inauguración del fondo Falch de
la Biblioteca de la Institución. La valiosa colección bibliográfica especializada en
Historia e Historia de la Iglesia que fue recopilada por el presbítero Jorge Falch
Frey, cofundador de nuestra Sociedad y Secretario Ejecutivo de la misma.
314 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

El fondo fue incorporado a la Biblioteca gracias a la generosa voluntad del


Instituto de los sacerdotes diocesanos de Schoenstatt, con el fin de custodiarlo
como corazón y memoria de la Arquidiócesis.
La ceremonia se inició a las 18:30 horas, con una exposición del material esco-
gido del fondo. Luego se procedió a la firma del acta que formalizó la entrega del
Fondo, para luego proceder con la santa misa en memoria del presbítero Jorge
Falch. Se finalizó con una cena con todos los asistentes.

Sesión del 29 de junio


Esta sesión correspondió a la tercera reunión, en la cual expuso la profesora
Myriam Duchens, Master en Cultura, Desarrollo y Sociedad por la Universidad
Autónoma de Madrid, con la temática “La reconstrucción patrimonial de la igle-
sia y convento de la Virgen del Carmen de Chillán”.
Esta fue la primera vez que aceptamos la invitación de la Universidad San
Sebastián para utilizar sus dependencias en el Campus Los Leones, espacios de-
pendientes del CEUSS en el edifico F de la institución. Invitación que agradece-
mos desde el director del Instituto de Historia, dr. Alejandro San Francisco y del
director del CEUSS Gonzalo Eguiguren.
La exposición entregó un diálogo muy importante entre los socios, en el cual
los aportes y comentarios fueron muy fluidos y enriquecedores, en la búsqueda
de la señora Duchens de restaurar ese monumento nacional y salvamentar su
biblioteca. Expuso sobre antecedentes patrimoniales enriquecedores sobre el in-
mueble y el proyecto.
Los socios, además, conversaron sobre la inauguración del Fondo Falch del
Seminario; el nombramiento del nuevo rector de la institución.
Sergio Peralta comentó sobre su participación en un congreso de Historia en
Argentina, en la que participó junto a Ricardo Cubas.
Asistieron: Fernando Aliaga, Hugo Rodolfo Ramírez, Misael Camus, Sergio
Peralta, José Miguel Ramos, Alex Ovalle, Marcial Sánchez, Hno. Enrique García,
Gonzalo Larios, Myriam Duchens, Luis Ferrada (marido de Myriam), María José
Castillo.

Sesión del 27 de julio


Este encuentro se desarrolló nuevamente en las dependencias de la Universidad
San Sebastián, en la oportunidad se pudo conversar sobre la situación de la Igle-
sia Chilena y la postura que como Sociedad se debe tomar.
Los socios felicitaron a Marcial Sánchez por su activa participación en la pren-
sa respecto a sus intervenciones sobre los abusos sexuales efectuados por ecle-
siásticos en nuestro país.
Además, se realizó la convocatoria para las Jornadas de Historia de la Iglesia
en Chile de este año.
Asistieron Fernando Aliaga, Hno. Enrique García, Misael Camus, David Mu-
ñoz, Hugo Rodolfo Ramírez, Ema Arredondo, Sergio Peralta, Ulises Cárcamo
Marcial Sánchez y María José Castillo.
2018] Crónica 315

Sesión del 31 de agosto


Esta sesión de agosto la desarrollamos en las dependencias de la Biblioteca del
Seminario Pontificio Mayor, oportunidad en la que expuso Andrés Irarrázabal,
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, es-
tudiante del Magister en Historia de la Universidad de los Andes, expuso “Tres
castas de la Patria Vieja. Correspondencia de José Santiago Zorrilla al arzobispo
de Lima durante el Gobierno de José Miguel Carrera (1811-1814)”.
La conversación fue muy amena, frente a un tema de gran interés, que pro-
vocó la interacción de los socios frente a una temática poco tratada. Se le invitó
a Andrés Irarrázabal a seguir asistiendo a nuestras sesiones por el aporte que
significó su exposición.
Asistieron: Hugo Rodolfo Ramírez, Fernando Aliaga, Hno. Enrique García,
Alex Ovalle, Sergio Peralta, Andrés Irarrázabal, Marcial Sánchez, María José Cas-
tillo y Ulises Cárcamo.

Jornada de septiembre: jueves 27 y viernes 28 de 2018


La Jornada Anual se realizó como de costumbre, gracias a la hospitalidad de la
Orden de San Francisco, en los salones del Convento Máximo de la Alameda.
Temas presentados el jueves 27:
Inició las jornadas con la exposición de David Muñoz Condell con “Catolicis-
mo y masonería bajo la crítica histórica del Cardenal José María Caro”. Luego, el
hermano Enrique García Ahumada nos presentó su estudio “Primera década de
la Sociedad Chilena de Catequistas”; para terminar esta primera parte, previa al
café, con la exposición del dr. Sergio Peralta Venegas, con “La carta de Pacelli a
los obispos chilenos y la crisis de la Iglesia 1930-1940”.
La segunda parte, luego de un agradable espacio de camarería, inició Mg. Ma-
ría José Castillo Navasal con “Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Curacaví
y su historia”; Luego y como última exposición DLc. Andrés Irarrázabal Gomién
dio a conocer su estudio “Tres cartas de la Patria Vieja. Correspondencia de José
Santiago Zorrilla al arzobispado de Lima durante el Gobierno de José Miguel Ca-
rrera (1811-1814)”. Dando por terminadas las presentaciones del día e invitando
para el viernes a continuar participando en las jornadas.
Temas presentados el viernes 28
Inició las ponencias de este día dr. Alex Ovalle Letelier con “El aggiornamento
de la hospitalidad de una sociedad tradicional: La Orden de San Juan de Dios
en La Serena (1745-1828; continuando dr. Gonzalo Larios Mengotti con “El naci-
miento de ‘Cristianos por el Socialismo’. Desde los 80’ a la visita de Fidel Castro”.
Luego de un café en el que se pudo compartir no solo con los ponentes, sino
que también con los asistentes, inicia la segunda parte Misael Camus Ibacache
que expuso su investigación sobre “El Congreso Eucarístico: la particular acción
eclesial como Statio Orbis al interior del tránsito desde una sociedad confesional
hacia una aconfesional”. A continuación, y como última ponencia del día, y de
las jornadas, dr. Marcial Sánchez Gaete expuso sobre la “Situación de la Iglesia
en tiempos de crisis: Reflexión y perspectiva histórica”.
316 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Este año, las jornadas contaron con menos participantes para otorgarles el
tiempo adecuado a cada una de las exposiciones, resultando ser un gran éxito.

Sesión del 26 de octubre


La sesión del mes de octubre se trataron diversos temas relativos a la sociedad:
Se realizó el análisis sobre las jornadas del mes pasado; Alex Ovalle Publicó su
libro: “Devoción, prestigio y sociabilidad. Cofradías en Santiago de Chile (1700-
1770)”, por el Centro de Estudios Bicentenario; María José Castillo Publicó su
libro: “Evolución de los sistemas constructivos de los templos religiosos en la
Zona Central de Chile. Siglos XVI al XIX”, por el Centro de Estudios Bicente-
nario; Andrés Irarrázaval estuvo en el Archivo y Arlete le comentó que podría
hacerse una reunión para mostrar el archivo a los miembros de la sociedad que
estén interesados en conocerlo. Santiago: Se ganaron un concurso para mejorar
las instalaciones para la ley de donaciones culturales, pero necesitan recaudar
fondos ( http://donacionesculturales.gob.cl/proyecto/equipamiento-para-conser-
vacion-preventiva-restauracion-catalogacion-seguridad-y-atencion-de-usuarios-
del-archivo-del-arzobispado-de-santiago/ ). También quieren contarles de esto a
los miembros de la Sociedad.
Asistieron Hugo Rodolfo Ramírez, Sergio Peralta, Fernando Aliaga, Hno.
Enrique García, Alex Ovalle, Misael Camus, Sergio Peralta, Andrés Irarrázabal,
Marcial Sánchez, María José Castillo y Ulises Cárcamo.

Sesión del 24 de noviembre


Correspondió al último encuentro mensual del año de nuestra Sociedad, en la
cual compartimos sobre las experiencias de este año y una rica tarta como lo
manda la costumbre.
Es la última reunión del año y en general, la sesión sirve para evaluar las
actividades durante 2017. Destaca en el balance del presidente Señor Fernando
Aliaga Rojas.
Asistieron Hugo Rodolfo Ramírez, Sergio Peralta, Fernando Aliaga, Hno. En-
rique García, Alex Ovalle, Misael Camus, Andrés Irarrázabal, fr. Ramón Ramírez,
Marcial Sánchez, María José Castillo y Ulises Cárcamo.
RECENSIONES

Castillo Navasal, María José. Evolución de los sistemas constructivos de


los templos religiosos en la Zona Central de Chile. Siglos XVI al XIX. Centro
de Estudios Bicentenario, 2018, 182 pp.
La obra de María José Castillo Navasal viene a enriquecer y a sumarse a las
últimas investigaciones referidas a los sistemas constructivos en diversas mate-
rias, tales como las asociadas a las casas de madera producto de la colonización
alemana en el sur de Chile, las iglesias Altiplánicas en el norte como las corres-
pondientes a la escuela en madera de carpinteros de ribera en Chiloé. Para ello
su trabajo se desarrolla en tres partes, iniciando un análisis de cómo se clasifica
una parroquia y como es su gobierno, de manera que así entendemos cómo
se vinculan sus feligreses, su implementación y organización. Luego penetra
en los sistemas constructivos de la piedra, el ladrillo, el adobe y la madera.
Finalmente toma ejemplos de iglesias del Chile central con cada una de estas
materialidades.
Si nos vamos al origen de la arquitectura, al hablar de sistemas construc-
tivos, y vemos la evolución del hombre primitivo, el cual sale de la caverna o
del árbol, para lograr un hábitat más elaborado, destacamos 3 importantes des-
cubrimientos, el dintel, el arco y la palanca. Estos tres elementos serán la base
estructural para todo lo que viene después en la arquitectura, independiente de
los estilos o materialidades. Y si específicamente analizamos en contexto crono-
lógico y territorial en que se enmarca esta investigación, conviene enfatizar lo
que su autora menciona detalladamente, sobre la naturaleza sísmica de nuestro
país. El 13 de mayo 1647 sucede el llamado terremoto de “el Señor de Mayo”,
que redujo a escombros a casi todo Santiago. La Historia de Chile de Encina-
Castedo lo describe así:
“El calamitoso derrumbe fue iniciado por las torres de las iglesias, a las que
siguieron los mismos templos y las propias casas. Unas quedaron comple-
tamente en el suelo, otras sin tejado y las pocas que permanecieron en pie
amenazaban derrumbarse de un momento a otro”.
En la investigación se menciona entre las materialidades el rol que juega en
nuestra arquitectura el uso del adobe o tierra cruda. Sabemos que esto no es ca-
sual, un tercio del planeta tierra está construido en este material. Pero los desafíos
de mantener y conservar correctamente esa materialidad, ha sido, es y será, un
reto que muchas veces se contraviene con aspectos de seguridad, y en la actuali-
dad, con la normativa y los instrumentos de planificación territorial. Es por eso
que, si se intenta analizar la marcha de los sistemas constructivos en nuestro país,
de entre todas las adversidades naturales que tenemos y que afectan a nuestras
construcciones, son los terremotos los que han marcado el devenir de esta evo-
lución, donde el adobe ha tenido un rol que ha sido objeto de crítica, que lo ha
sometido constantemente a prueba, a pesar de sus excelentes virtudes y bonda-
des ambientales.
318 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Pero antes de sumergirnos en las etapas o momentos en cuanto a lo que ar-


quitectura religiosa respecta para el período estudiado, conviene analizar cómo
estaba el territorio anteriormente a la llegada de Pedro de Valdivia (que lideró la
Conquista de Chile a partir de 1540).
Una cultura importante que ya existía desde el sur de Colombia hasta la zona
central de nuestro país es el Qhapaq Ñan, o Camino Principal Andino, verdade-
ra columna vertebral del poder político y económico del Imperio Inca. Fue una
red de caminos de más de 23.000 km de largo que conectaba varios centros de
producción, administrativos y ceremoniales construidos en más de 2.000 años de
cultura andina pre-inca. Seis países que la conformamos nos pusimos de acuer-
do y se produjo su reconocimiento a nivel internacional, con la inscripción en la
Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco el año 2014. Nuestro país reconoció y
protegió una longitud total de 112,94 kilómetros de camino, inscribiendo 176,50
hectáreas como zona núcleo, integrando 138 sitios arqueológicos en 9 comunida-
des asociadas.
El Qhapaq Ñan, es un sistema consolidado bajo la época incaica en los siglos
XV y XVI. El Sol o Inti era la principal divinidad del panteón religioso incaico,
quien le otorgaba la legitimidad y poder al principal gobernante del imperio.
Pero el panteón incaico estaba conformado además por otras divinidades como:
Viracocha (el dios creador), Illapa (el dios de los truenos) y Pachamama (la ma-
dre tierra). Asimismo, las montañas y cerros tuvieron un papel importante en el
plano religioso incaico.
Este valioso acervo cultural, preincaico e inca, tuvo sin duda también una
manera de plasmar la religión en la arquitectura antes de la llegada del europeo,
que también generó sus propios sistemas constructivos. Es reconocido como ello
influyó y formó parte de la generación de una nueva arquitectura y de una forma
de abordar y de apropiarse del territorio, que mixturó distintas culturas, gene-
rando una propia e identitaria.
El período analizado por la autora en la investigación en esos cuatro siglos, lo
podríamos examinar en tres grandes etapas, primeramente, cuando se produce
el encuentro cultural del aborigen con el europeo (1540-1600), luego un segundo
período de arquitectura mestiza (1600-1750) y el tercero de arquitectura neoclá-
sica (1750-1900).
Sobre la primera etapa, parece prudente referirse y ser conscientes que, pasa-
dos doce milenios de instalación humana en nuestro territorio, es cuando llegan
los españoles a Chile en pleno Renacimiento europeo. El colonizador avanza en el
territorio y devora el espacio, funda ciudades, busca la gloria de las riquezas ame-
ricanas, e intenta evolucionar de una Europa caduca hacia una nueva vida en fe.
La instalación del español en Chile vino aparejada de contradicciones, maltrato al
aborigen exceso de competencia por la riqueza y el poder. La consumación de una
arquitectura, de base renacentista, se expresa con la implementación del modelo
de la “cruz latina”, como lo es el caso de la iglesia y convento de San Francisco de
la Alameda en Santiago, tal como lo desarrolla la autora en su investigación. En
este período de choque cultural se genera para toda manifestación arquitectónica
un espacio techado y protegido del entorno natural, otorgándole una interioridad
propia, donde se nutre de riquezas artísticas, decorativas aplicadas a la arquitectu-
ra (artesonados, decoraciones, pinturas, esculturas y otras imaginerías).
2018] Recensiones 319

En el segundo período de estudio, el de arquitectura mestiza, reconociendo


su calidad y carácter propio distinguimos, el caso de las capillas Altiplánicas en
el norte, el de las iglesias coloniales de la zona central, como también, en parte
–puesto que estas tuvieron importantes trasformaciones en los siglos XIX y XX–,
las correspondientes a la escuela de carpinteros en madera de ribera en Chiloé.
De todos estos ejemplos, en que concurren dos culturas, donde la europea, de
impronta original renacentista (y posterior mutación barroca), se termina trans-
formando en una criolla, es la implantación al lugar lo que adquiere un rol muy
relevante.
Gran parte de nuestras iglesias declaradas Monumento Histórico poseen una
filiación estilística neoclásica. La arquitectura mestiza quedó relegada a sobrevi-
vir en lo popular, penetrando un modo culto e ilustrado, formalista y academicis-
ta. Tomemos a modo de ejemplo de ello el caso de la trasformación de la iglesia
y convento de San Francisco de la Alameda, la cual se construye originalmente
en adobe en 1572, y que fue derrumbada para el terremoto de 1583. La construc-
ción que hoy conocemos data de 1586 a cargo del aparejador Fray Antonio. La
iglesia va transformándose, pero manteniendo su impronta mestiza: en 1594 se
termina el crucero, en 1615 se inicia el artesonado de la nave principal, en 1618
se termina la planta de cruz latina, entre otras importantes intervenciones. Pero
con el terremoto de 1647 se derriba la torre y el coro, entonces así sucede que el
siglo XVIII marca un impulso constructivo, en 1758 se canteó el frontal de piedra
de la portada, en 1754 se derribó la segunda torre para edificar la tercera y a fines
de ese siglo se levantan las naves lateras norte y sur. Sin embargo, es en este pe-
ríodo cuando la iglesia toma la imagen que hoy conocemos, el primer arquitecto
chileno titulado, Fermín Vivaceta levanta en 1857 la actual torre, impregnándole
su imagen más academicista y neoclásica.
Entonces ¿qué inferimos de todo esto?, considerando que este monumento ar-
quitectónico es el más antiguo existente en la actualidad en el país y que data de
la época colonial, resulta conmovedor analizar su caso. Si hablamos de la filiación
estilística, podemos constatar que el paso del tiempo ha dejado su huella en dis-
tintas etapas. Por una parte, el aporte español con la maciza fuerza colonial de las
paredes, el artesonado de la nave y el claustro de pilares toscanos de fuste corto y
fuerte sobre los que apoyan arcos ornamentales de influencia manierista, y el si-
glo XIX con su principal obra neoclásica, la torre, ícono de la ciudad de Santiago.
Pero resulta válido preguntarse el cómo es posible que, en el período anterior,
de impronta y huella mestiza, que se desarrollaba vigorosamente en casi toda la
arquitectura de ese momento, esta quede arraigada en la ruralidad, y empiece a
transformarse en neoclásica. El ejemplo de esta relevante iglesia, por su historia,
antigüedad, emplazamiento, arquitectura e importancia en la memoria colectiva
de los habitantes, resulta el caso más evidente del cambio. A ello se agregará la
propuesta arquitectónica, el aporte científico y la profesionalización que deja el
arquitecto italiano Joaquín Toesca con la consolidación del neoclásico en el país.
Nuestro patrimonio oficialmente protegido por la Ley N° 17.288 de Monu-
mentos Nacionales, considera para todo el país en la actualidad 1.518 monumen-
tos nacionales en sus diversas categorías (actualizado al 05/09/2016). De ellos,
998 son Monumento Histórico Inmuebles (MHI), lo que corresponde a un 65,7
%. Ahora bien, de este total, 221 inmuebles corresponden a Equipamiento Reli-
320 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

gioso/Ceremonial (E-R/C) lo que equivale a un 22 %. Es decir, en nuestro patri-


monio arquitectónico declarado en general las iglesias corresponden a un ítem
importante de las tipologías. Las otras tipologías relevantes son piezas rodantes/
aeronaves/trolebuses, vivienda casa/edificio, departamento e infraestructura fe-
rroviaria. Esta importante representatividad del patrimonio religioso construido,
protegido oficialmente, esta acorde al rol que ha jugado la iglesia en la historia de
nuestro país, en el desarrollo de las ciudades como también en la parte rural, tal
como lo analiza la autora en su primer capítulo.
En el área de estudio de este trabajo, que comprende 4 regiones de la zona
central del país, las estadísticas se presentan así: Región de Valparaíso, 33 (E-
R/C) de 145 (MHI), Región Metropolitana, 62 (E-R/C) de 399 (MHI), Región del
Libertador B. O´Higgins, 8 (E-R/C) de 59 (MHI), y finalmente Región del Maule,
13 (E-R/C) de 98 (MHI).
Como el periodo de estudio del trabajo no incluye los siglos XX ni el XXI,
con ello queda fuera el hormigón armado como materialidad. Ello permitió en
la investigación profundizar en un común denominador sobre los sistemas cons-
tructivos. Todo ello hace visible y evidente que, para nuestro patrimonio cul-
tural, y para el arquitectónico en especial, la arquitectura religiosa constituyó
y constituye un referente para el resto de las construcciones, ya sea en cuanto a
uso de materiales, aplicación de sistemas constructivos, arquitectura y elementos
estilísticos, emplazamiento, formación del territorio, condiciones de lugaridad
y permanencia, organización social y comunitaria. Quizás ello queda muy bien
definido en palabras del arquitecto León Rodríguez, cuando se refiere sobre la
arquitectura religiosa en Chile, dice: “…hay algo profundo en la fe cristiana, un
real encargo arquitectónico”.
El aporte de María José Castillo Navasal con la presente obra, se suma enton-
ces al legado de otros autores que han puesto la arquitectura chilena y sus técni-
cas constructivas a la altura que se merece. Quizás queden algunos en el tintero,
pero recordamos entonces a Manuel Eduardo Secchi, Alfredo Benavides y luego
su hijo Juan Benavides, Rodrigo Márquez de la Plata, León Rodríguez, Roberto
Montandón, Euclides Guzmán, Gabriel Guarda, Fernando Riquelme y Hernán
Montecinos. Christian Matzner Thomsen.

Larios, Gonzalo “Iglesia Católica” en San Francisco, Alejandro (direc-


tor) Historia de Chile 1960-2010, Centro de Extensión y Estudios Universi-
dad San Sebastián, 2017, Tomo I, 17 x 24 cms., pp. 289-317.
Historia de Chile 1960-2010, es un gran esfuerzo de un grupo de investigadores
del Centro de Extensión y Estudios de la Universidad San Sebastián (CEUSS),
dirigidos por el Dr. Alejandro San Francisco con el fin de abordar la historia de
nuestro país con una mirada desde la metodología del tiempo presente.
Este primer tomo de cuatro ya publicados, dos en proceso editorial y otros en
investigación, dedica sus páginas a contextualizar los primeros 50 años del siglo
XX, desde: la política, economía, relaciones internacionales, cultura, educación e
Iglesia Católica.
En esta oportunidad, dedicaremos estas líneas al trabajo desarrollado por el
Dr. Gonzalo Larios, quien entre las páginas 289 a la 317, se centra en la temática
2018] Recensiones 321

relativa a la Iglesia Católica, bajo cinco subtítulos: La primera parte, denomina-


da “La separación Iglesia-Estado y sus consecuencias”, aborda los cambios que
experimentó la Iglesia Católica al perder el apoyo económico del Estado, el que
se reemplazó bajo otro sistema de obtención de recursos llamado el dinero del
culto. Menciona escuetamente el nacimiento de nuevas diócesis dentro de la re-
ciente organización administrativa de la Institución y la creación de la Conferen-
cia Episcopal en 1952. También la conformación del Consejo Episcopal Latino-
americano conocido bajo la sigla CELAM, además de la llegada de 66 familias
religiosas a apoyar el trabajo pastoral. Nombra la figura de Crescentes Errázuriz,
como disociador entre el clero y el Partido Conservador. Termina esta primera
parte, con la obtención del carácter de Pontificio de la Universidad Católica de
Chile. Todas estas temáticas, trabajadas en 6 planas; En la segunda, bajo el título,
“La labor unitaria del Cardenal Caro”, contextualiza la figura del cardenal, su
nombramiento como tal y la vinculación que pudo tener con la política nacional,
además de algunas medidas tomadas en el Seminario Diocesano de Santiago,
destacando la falta de sacerdotes para entregar cobertura a las necesidades que
requería la Arquidiócesis de Santiago. Asimismo, se destaca la labor del entonces
sacerdote salesiano Raúl Silva Henríquez con la creación de la FIDE, Federación
de Instituciones de Educación Particular en 1948, trabajado este conjunto en 5
planas; La tercera, bajo el nombre de “La Acción Católica, fuera y dentro de la
política”, da cuenta del nacimiento de la ANEC, Asociación nacional de Estu-
diantes Católicos, la Asociación de la Juventud Católica Femenina (AJCF) y sus
primeros pasos, dentro del marco de la publicaciones de las nuevas encíclicas y
la participación activa de sus miembros en la vida pública, tema desarrollado en
3 planas; El cuarto subtítulo, “La Huella espiritual y social del Padre Hurtado”,
es una sección rica en su contenido y que es tratada en su conjunto en 7 páginas
completas, donde se destaca la labor que desarrolló y los grandes aportes que
hizo a la Iglesia Chilena, desde su trabajo como jesuita, con la creación del Hogar
de Cristo en 1944, lugar destinado a sacar a los niños de la marginalidad de la
calle y el nacimiento de la Revista Mensaje; El último subtítulo, “Los Católicos
ante el nuevo orden de posguerra”, centra su análisis en la relación virtuosa de
la política y la religión, ya que varios católicos de la época tuvieron relevancia
en este ámbito, además de la lucha contra el comunismo que se comenzaba a
visualizar como una fuerza política a preocuparse. La relación de la Iglesia con
los miembros de la falange, las dificultades del Partido Conservador y su frag-
mentación, todo en 6 páginas.
Asumiendo, contextos y relaciones historiográficas desde la época en estu-
dio, la sección dedicada a la Iglesia Católica y desarrollada por el Dr. Larios, nos
presenta una somera mirada de algunos elementos que tuvieron relevancia en la
historia de la Iglesia Católica en Chile. Centrando su análisis principalmente en
entidades o personajes jesuitas y en la jurisdicción de la Arquidiócesis de San-
tiago, sin integrar elementos que surgirán dentro de una mirada de país. Des-
taca preponderantemente el papel que jugó el Partido Conservador, su acción
e influencia en la Iglesia de esos años, ascendencia que se visualiza en sectores
cercanos a la Universidad Católica y la derecha política. Por tanto, recomiendo la
lectura del tomo en su conjunto y contexto para comprender el periodo histórico
en cuestión. María José Castillo Navasal.
Ricardo Cardenal Ezzati A. La Patria un Patrimonio que es Regalo y Tarea.
Homilías de … Arzobispado de Santiago. Vicaría Episcopal para la Pasto-
ral. Dirección de Comunicación. Santiago de Chile, A. Impresores, Sep-
tiembre 2018, 175 páginas. Ilustraciones a color.
En una discreta reunión realizada la tarde del 17 de septiembre de 2018, en las
dependencias del Palacio Arzobispal, fue presentado este libro de elegante factu-
ra y fino papel continuándose con esto con la vieja tradición iniciada el siglo XIX
por los anteriores arzobispos de Santiago de Chile. Gracias a lo cual se conocen
los textos oficiales de sus escritos. En especial, los de carácter pastoral, los cuales
constituyen documentos de sumo interés. Sobre todo para los interesados en la
Historia de la Iglesia.
En esta ocasión se han editado nueve homilías pronunciadas en la Santa
Iglesia Catedral de Santiago de Chile por Don Ricardo Cardenal Ezzati. Las que
fueron dichas en los Te Deum con motivo de conmemorarse la erección de la
Primera Junta de Gobierno chilena. Así como también la toma de posesión de
los dos últimos presidentes de la República, las que se insertan al final de las
anteriormente mencionadas. El orden de dichos documentos es el siguiente: La
Patria, un patrimonio que es regalo y tarea (18 de septiembre de 2011), que da
su título a esta recopilación; La Confianza en Dios y en los Hermanos, clave del
desarrollo de un pueblo (18 de septiembre de 2012); El Bien Común de Chile,
fuente de Justicia y Esperanza (18 de septiembre 2013); Caminemos a la Luz
del Señor (18 de septiembre de 2014); Hacia una Convivencia Esperanzada y
Solidaria (18 de septiembre de 2015); Una Esperanza que Renueva la Vida (18
de septiembre de 2016); Centinelas de la Aurora. Para Crecer en la Esperanza
(18 de septiembre de 2017); El que Quiera Ser Primero, que se haga servidor de
todos (12 de marzo de 2014) y Enséñame a Escuchar, para que sepa gobernar
a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Como el Arzobispo Don Ricar-
do Cardenal Ezzati ha escrito de su puño y letra en la dedicatoria de nuestro
ejemplar: “Estas homilías están pensadas para el bien de la Patria Chilena. (Y)
han nacido de un corazón creyente, buscando el bien de todos. Hugo Rodolfo
Ramírez Rivera.

Rafael Sagredo Baeza. J .T. Medina y su Biblioteca Americana en el siglo


XXI. Prácticas de un Erudito. Ediciones Biblioteca Nacional. Salesianos lm-
presores, Santiago de Chile, 2018. 172 páginas. Ilustraciones y Facsímiles.
El actual conservador de la Biblioteca Americara de José Toribio Medina y Zava-
la, sita en el segundo piso de la Biblioteca Nacional, prof. Rafael Sagredo Baeza,
nos entrega en este fino libro, brillantemente editado, una nueva visión de Don
José Toribio Medina. El cual nace y fallece en Santiago los años 1852 y 1930, res-
pectivamente. Habiendo sido abogado, diplomático, investigador, historiador,
bibliógrafo, impresor, editor, lexicógrafo, geógrafo, naturalista y apasionado co-
leccionista. Ahora bien, de acuerdo con el plan de la obra que reseñamos, “apro-
vechando los principios y metodologías de la historia cultural, en este trabajo se
estudia con criterios del siglo XXI una figura intelectual del cambio de centuria
entre los siglos XIX y XX interpretando su labor como expresión de una época y
de un nuevo campo científico como lo es el Americanismo que Medina contribu-
2018] Recensiones 323

ye a consolidar. Todo,con el fin último de mostrar el valor de su principal obra


intelectual, su Biblioteca Americana, fuente principal de este libro”.
Prescindiendo de comentar con detalle los numerosos e interesantes ricos
contenidos de esta monografía nos circunscribiremos solamente a lo que atañe a
la Historia de la Iglesia. Recordando en primer lugar el viaje de Medina a España
que realizó entre 1884 y 1887, pues encontrándose en el Archivo de Simancas,
“descubrió” con la ayuda de investigaciones ya existentes, los papeles relativos al
Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, que le permitieron escribir la historia
de este poco conocido organismo religioso-laico de la Real Corona de Castilla en
América. La que desarrolló a través de numerosos volúmenes que dedicó a su
actuación en México, Cartagena de Indias, Los Reyes de Lima, Santiago de Chile,
y La Plata. Asunto que Sagredo Baeza trata aportando interesantes datos.
Pero nuestro ilustre compatriota, teniendo como base de sus estudios los
22.000 volúmenes de su biblioteca y los 500 tomos de documentos recopilados
en diferentes partes del mundo, contribuyó con muchas otras obras (cerca de
quinientas en total) en las que el investigador puede encontrar numerosos datos
relativos a la Historia de la Iglesia en América. Entre las cuales cabe destacar a
modo de ejemplo sus afamadas Bibliothecas, Bibliografías, Historias de la Im-
prenta, Colecciones de Documentos. Las ediciones de Confesionarios y Vocabu-
larios en lenguas indígenas debidos a misioneros de diversas órdenes religiosas,
que·de no ser por Medina se habrían perdido irremediablemente. En este breve
resumen de sus libros más destacables para el ámbito de nuestro interés científi-
co, no podemos dejar de mencionar tampoco la continuación de la edición de las
Actas del Cabildo de Santiago que se encontraba paralizada desde 1861. Labor
que reasumimos en 1980 hasta la finalización total del proyecto. El Diccionario
Biográfico Colonial de Chile que el presbitero Don Luis Francisco Prieto del Río
criticó, publicando una adición con eclesiásticos faltantes. Obra que había realiza-
do Medina con su culta esposa Doña Mercedes Ybañez y Rondizzoni. La Historia
de la Universidad de San Felipe de Santiago de Chile, donde muchos sacerdotes
chilenos brillaron por su sabiduría. El Ensayo de una Bibliografía Extranjera de
Santos y Venerables Americanos, dedicado a Don Crescente Errázuriz, en cuyas
páginas 45-47 se trata de nuestro Fray Pedro de Bardeci. Libro del que se conocen
solo tres ejemplares de los cien que tuvo la tirada. El que bien merece una reim-
presión mejorada con un buen estudio preliminar, nuevas notas e iconografía de
la que adolece la edición princeps. O su Cosas de la Colonia grueso volumen mis-
celáneo que contiene los apuntes del erudito para una Historia General de Chile
que nunca escribió. Pero, que son de gran utilidad para el investigador curioso.
A los que puede añadirse otras tantas monografías y artículos. Del trabajo del
profesor Rafael Sagredo Baeza cabe resaltar en segundo término, la relación de
Don José Toribio Medina con el bibliógrafo chileno Don Fernando Bruner Prieto,
al que se le debe el hallazgo en España del Missale Benedictinum de 1449. Tema
interesantísimo y muy poco conocido en nuestro pais, al que Sagredo Baeza se
refiere en todos sus detalles, siendo quizás el gran aserto de su investigación.
Pero, como toda obra humana suele incurrir en algún error, Rafael Sagredo
en la página 18 dice que Medina “No tuvo la fortuna de participar en ninguna
confrontación militar o en un hecho épico constitutivo de la Nación”. Sin embar-
go, muy por el contrario, hemos de decir que Don José Toribio Medina tuvo una
324 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

importante participación en la Guerra del Pacífico. Ya que como abogado ads-


crito al Ejercito de Chile en campaña le cupo el honor que en calidad de Auditor
General de Guerra, ejerciera con amplia jurisdicción como el primer magistrado
nacional en los territorios ocupados por nuestras tropas. Debiéndosele a sus ges-
tiones que los libros de partidas sacramentales, archivos e imaginería virreynal
de las iglesias del Norte Grande no fuesen pasto del pillaje o del fuego, haciendo
remitir todo esto en cómodos cajones a Santiago, quedando aquí bajo custodia
arzobispal mientras durase la guerra. Lo que fue devuelto a partir de 1887. Según
consta en el respectivo expediente del Ministerio de Guerra y en memorias mili-
tares, que hemos visto.
En fin, la egregia figura y la monumental obra histórica bibliográfica de Don
José Toribio Medina, altamente valorada en el extranjero, es hoy en día descono-
cida por las nuevas generaciones chilenas de estudiosos de la Historia. Aunque
muchos de ellos se ufanen en exhibir altos grados académicos obtenidos en el
pais o el exterior. A pesar que este benemérito de la cultura nacional sea consi-
derado “El Último Sabio de la Cristiandad”. Hugo Rodolfo Ramírez Rivera.
N O R M A S D E P U B L I C A C I ÓN

El Anuario de Historia de la Iglesia en Chile es una publicación del Seminario


Pontificio Mayor de Los Santos Ángeles Custodios de Santiago con el aporte de la
Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile. Nace en el año 1983 y desde esa fecha
ha sido publicado ininterrumpidamente.
El Anuario está destinado a la comunidad científica nacional e internacional
del área de la Historia y ciencias afines, publica artículos inéditos que pueden
aportar al debate histórico y ayudar a la formación de los estudiantes. Las temá-
ticas están abiertas a todos los aspectos relevantes de la Historia específicamente
de la iglesia en Chile. El anuario, además cuenta con tres secciones: la primera, re-
pertorio de fuentes, donde se dan a conocer fuentes inéditas; La segunda, Boletín
Bibliográfico, en donde se listan las publicaciones que se han realizado durante
el año y la tercera, recensiones de libros y crónicas.
Los artículos para el Anuario deben ser originales, fruto de una investigación
propia o colectiva y podrán tener una extensión máxima de 25 páginas, tamaño
carta, a simple espacio, en letra Palatino 12, incluyendo las notas y referencias bi-
bliográficas. Las notas irán a pie de página y se ajustarán a las normas para citación.
Los autores (as) deberán enviar su colaboración en versión electrónica en for-
mato Word y PDF. Identificándose con su nombre e email. Junto al artículo se en-
viará un resumen entre seis y diez líneas en idioma castellano e inglés; además de
cinco palabras claves. Al final del escrito deberá adjuntar la bibliografía general uti-
lizada, separada en: Fuentes manuscritas, fuentes impresas y bibliografía general.
En hoja anexa deberá generar un currículum resumido de una extensión no
superior a diez líneas, en donde quede claramente identificado sus grados acadé-
micos con sus respectivas universidades y dependencia laboral, o en su defecto,
profesión u oficio destacando también dependencia laboral o de investigación;
En caso que el artículo sea parte de algún proyecto mayor, sea este Fondecyt,
Fondart u otro, especificar número y año del mismo.
La aceptación de los artículos enviados dependerá del arbitraje confidencial
de dos especialistas, nombrados por el comité editorial, los cuales se atendrán a
los siguientes criterios: Calidad científica del trabajo, coherencia con la línea edi-
torial, adecuada extensión del trabajo en relación con su contenido y su calidad
formal.
La recepción de los artículos tendrá como fecha límite 30 de octubre de cada
año. Para ello, los estudios deben ser enviados al email:

historiadelaiglesiaenchile@gmail.com,
con copia a secretariashich@seminariopontificio.cl.

Los originales publicados en el Anuario de Historia de la Iglesia en Chile son


propiedad del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, siendo preciso citar su
procedencia en cualquier producción total o parcial.
326 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Modo de Citar

...De los Escritos

En el caso del uso de mayúsculas, éstas sólo serán utilizadas al inicio de cada
oración después de un punto, o al escribir nombres de personas, ciudades o loca-
lidades, no utilizar en cargos o en el nombre completo de un libro u obra.
Ej: El padre Troncoso….; El gobernador Osorio…

...De la Bibliografía

Forma de Citar Libros:


• Barros Arana, Diego. La acción del clero en la revolución de la independencia
americana. Editora Austral, Santiago, 1960, p. 108.
(Apellidos del autor (versalita); coma; nombre de pila de autor (versa-
lita); punto; título de la publicación en cursivas; punto; Editorial; coma;
Ciudad; coma; año de publicación; coma; p. (para página) pp. (para
páginas) f. (para foja) vta. (vuelta de foja) todas en bajas; número de pá-
gina o foja; punto

Forma de cita con libros ya citados:


• Martínez, Melchor. Memoria histórica sobre la revolución… 1964, p 132.
(Apellidos del autor (versalita); coma; nombre de pila de autor (versali-
ta); punto; parte del título de la publicación en cursivas; tres puntos; año
de publicación; coma; p. (para página) pp. (para páginas) f. (para foja)
vta. (vuelta de foja) todas en bajas; número de página o foja; punto

Forma de citar en revistas o colecciones:


• Alday, Manuel. Circular pasada por el Ilmo. Sr. Alday a los superio-
res de los conventos y monasterios, con motivo de la expulsión de los
Jesuitas (26 de agosto de 1767). Revista chilena de historia y geografía 19.
Santiago, 1915. p 160.
(Apellidos del autor (versalita); coma; nombre de pila de autor (versa-
lita); punto; título del artículo o capítulo en cursivas; punto; número de
publicación; punto; año de publicación; coma; p. (para página) pp.(para
páginas) f. (para foja) vta. (vuelta de foja) todas en bajas; número de
página o foja; punto.

Forma de citar revista o colecciones ya citadas:


• Alday, Manuel. Circular... (26 de agosto de 1767), 1915, p 160.
(Apellidos del autor (versalita); coma; nombre de pila de autor (versali-
ta); punto; referencia comunicación o título; tres puntos; año de publica-
ción; coma; p.(para página) pp. (para páginas) f. (para foja) vta. (vuelta
de foja) todas en bajas; número de página o foja; punto
2018] Normas de Publicación 327

Forma de citar fuente primaria en archivos:


• Archivo del Arzobispado de Santiago (AAS). Fondo Gobierno (FG).
Vol. 38. Documentos eclesiásticos y civiles 1565-1864, pp. 130-31.
Nombre de archivo y luego entre paréntesis la abreviatura del nombre;
punto; Nombre del fondo al que pertenece el documento; punto; volu-
men (Vol.) o legajo (Leg.); número; punto; nombre del documento o le-
gajo; coma; p. (para página) pp. (para páginas) f. (para foja) vta. (vuelta
de foja) todas en bajas; número de página o foja; punto.

Forma de citar fuente primaria de archivos ya citada:


• AAS. FG. Vol. 38. Documentos eclesiásticos y civiles 1565-1864, pp. 130-31.
Abreviatura del nombre del archivo; punto; abreviatura del fondo al que
pertenece el documento; punto; volumen (Vol.) o legajo (Leg.); número;
punto; nombre del documento o legajo completo si es breve o un extrac-
to si es muy largo terminado en tres puntos; coma; p. (para página) pp.
(para páginas) f. (para foja) vta. (vuelta de foja) todas en bajas; número
de página o foja; punto.
ÍN D I C E D E N O M B R E S Y L U G A R E S

A Artola, Andrés (S.J.) 96


Abascal, Joseph Fernando de 238 Asunción 93, 187
Aburto Fuentes, Juan (pbro.) 127 Aubert, Roger 42
Achao 204, 205, 210, 211, 213, 214, 217 Avalos Ahumada, José Guillermo (pbro.)
Aedo Carrasco, Manuel (pbro.) 127 127
Aguilera Narbona Pedro (ob.) 126 Avellana, Mariano (pbro.) 60
Aguilera, Pedro (ob.) 62 Aylwin, Patricio 108
Aguirre Cerda, Pedro 73 B
Ahumada, Enrique García (F.S.C.) 179,
180, 189, 192 Bacarreza Rodríguez, Felipe (ob.) 126, 127
Alberich, Emilio (S.D.B.) 185, 195, 196 Bachmann, María Elena 170
Aldachildo 211, 214, 218 Baduel Ballacey, Enrique (pbro.) 127
Alday y Aspeé, Manuel de 13, 14, 35 Baeza Donoso, Alfonso 127
Alemania 115, 163 Balmaceda, José Manuel 232
Alessandri Rodríguez, Arturo 144 Barahona Becerra, Pedro (pbro.) 127
Alfaro Martínez, Waldo (pbro.) 127 Barcelona 42, 43, 46, 47
Allende, Salvador 158, 161, 233 Barquito 60
Alliende González, Felipe 127 Barra, Wenceslao (pbro.) 104, 115
Alliende Luco, Joaquín (pbro.) 55 Barrios, Marciano 133
Aloisi Massella, Benedicto (nuncio) 58 Barros Bascuñán, Jorge (pbro.) 180, 182,
Álvarez Cox, Ana María 234 186, 188, 192
Alvear Fritz, Miguel Angel (pbro.) 127 Barros-Cámara, Jaime de (card.) 49, 50
Alves de Lima, Luis (S.D.B.) 186 Basly Erices, Juan Andrés (pbro.) 127
Amsterdam 43–66, 46–66 Bastías Ñanco, José Vicente (pbro.) 127
Ancud 97, 98, 100, 101, 127, 128, 129, 130, Baviera 43–66
174, 175 Beaussire, Mary Ann 170
Andacollo 60, 62 Beck de Ramberga, Guido (ob.) 57
Andrade Cárdenas Juan (pbro.) 127 Beck, Pedro (S.J.) 96
Andreu, Rafael 14, 17, 18, 22, 25, 26, 27, Belén 54
28, 29, 31, 32, 33, 34, 36, 37, 38 Bélgica 163
Antofagasta 54, 55, 59, 60, 61, 165, 174 Benedicto XIV 78, 86, 87
Antonelli, Giacomo (card.) 95 Benedicto XV 126
Aránguiz, Horacio (pbro.) 127 Beranger, Carlos 206
Archipiélago de Chiloé 230 Betancur Candia, Juan (pbro.) 127
Arcoverde, Joaquín (card.) 98 Bilbao Zepeda, Rodrigo (pbro.) 127
Argentina 47 48, 55, 57, 64, 223, 238, 240, Blanco Viel, Ventura 52
243 Bogotá 46, 47, 49, 50, 51, 64, 93, 95
Argomedo, José Gregorio de 227 Bolelli Serra (pbro.) 127
Arica 54, 127 Bolívar, Simón 230, 231, 237, 257
Ariztía, Fernando (ob.) 159, 168 Bolivia 47, 55
Arredondo Martínez, Ema 271 Bombay 44, 46, 47, 50
Arteaga Echeverría, Pablo (pbro.) 109, 127 Bono Palacios, Domingo (pbro.) 127
330 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Borello Gillardi, Mario (S.D.B.) 180, 182, Castro 200, 201, 202, 203, 204, 206, 211,
186, 192, 194 214, 215, 218
Bornschein Kalusche, Rudolf (pbro.) 127 Castro Cabrera, Juan Luis (ob.) 126, 127
Bovone Pesce, Antonio (pbro.) 127 Castro Reyes, Juan de (pbro.) 119
Bozzi, Dino 234 Cebú (Filipinas) 45
Brasil 47, 48, 49, 50 Cervantes Perusquía, Pablo (pbro.) 93
Bravo, Bernardino 35, 36, 37 Chacabuco 223, 226, 230, 236, 243
Budapest 46, 47 Chañaral 60
Buenos Aires 14, 27, 31, 32, 45, 46, 48, 49, Checoslovaquia 50
53, 54, 57, 57, 63, 65, 238, 240, 243 Chicago 43, 45, 46, 58, 59
Buere, Juan (O.S.A.) 182, 187, 192 Chile 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 20, 21, 22,
Burgos 139, 140 24, 25, 26, 30, 31, 32, 35, 37, 38, 47,
48, 49, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 65,
C 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 101, 102,
Caamaño, Héctor 146, 147, 148 104, 106, 108, 109, 110, 111, 112, 113,
Caamaño, Ismenia 147, 148 114, 115, 116, 117, 119, 120, 126, 127,
Cabezas Jiménez, Carlos (pbro.) 109, 127 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163, 165,
Cádiz 15, 16, 32, 35 166, 167, 168, 169, 170, 171, 172, 173,
Cáhuil 70 174, 175, 176, 179, 180, 181, 183, 185,
Cailín 204 186, 187, 188, 189, 190, 191, 193, 194,
Caldera 60 195, 196, 197, 199, 200, 201, 202, 203,
Callao (El) 21 204, 205, 206, 207, 208, 209, 210, 212,
Campillo, Horacio (ob.) 57 214, 215, 216, 221, 222, 223, 224, 226,
Campino, Luis (ob.) 96 227, 228, 229, 230, 231, 232, 233, 234,
Canadá 163 235, 236, 237, 238, 239, 240, 241, 242,
Canal de Chacao 199, 203 243, 244, 245, 246, 247, 248, 249, 250,
Cañón Zurita, Pedro Pablo (pbro.) 127 251, 252, 255, 256, 257, 258, 261, 262,
Capra Caviedes, Arnaldo (pbro.) 127 263, 313
Cariola, Patricio 170 Chillán 32, 55, 133, 174, 206
Carlos IV 14, 15 Chiloé 199, 200, 201, 202, 203, 204, 205, 206,
Caro, Cristián (ob.) 184, 185 207, 208, 209, 210, 211, 212, 213, 214,
Caro, José María (card.) 53, 60 215, 216, 217, 218
Caro Martínez, José María 70 Chisholm, Ricardo (S.J,) 107
Caro Rodríguez, José María (card.) 67, 68, Chonchi 204, 214
70, 71, 72, 73, 74, 75, 81, 82, 83, 85, Cifuentes Gómez, Alfredo (ob.) 99, 104,
86, 87, 88, 93, 96, 103, 116, 126, 127 106, 126, 127
Carraro, José (S.D:B.) 180, 182, 187 Claro, Miguel (pbro.) 52
Carrasco, José Antonio 15 Clemente XII 76, 86, 87
Carrasco Rojas, René (pbro.) 127 Colombia 44, 46, 47, 49, 93
Carreño Atenas, Romelio (pbro.) 127 Concepción 11, 24, 33, 41, 53, 57, 58, 62, 96,
Carrera, José Miguel 11, 12, 17, 18, 20, 21, 97, 100, 103, 111, 112, 113, 114, 127,
22, 25, 26, 28, 31, 32, 36 128, 129, 130, 131, 165, 174
Carrizal Alta (actual región de Atacama) Contardo Palma, Luis Felipe (pbro.) 98,
60 99, 112, 127
Cártago 43, 46 Contreras, Miriam 233
Carvajal Aspee, Aníbal (pbro.) 127 Contreras Villarroel, Cristián (ob.) 108,
Casanova, Mariano (ob.) 51, 52, 57, 71, 96, 124, 125, 126, 127
97, 99 Coopmann Clerk, Carlos (pbro.) 127
Casimiro, Francisco 223, 224, 239 Copiapó 58, 59, 60, 61, 170, 174
Castellón Covarrubias, Jaime (S.J.) 93, 109 Copta 54
Castillo Lagarrigue, Fernando 136 Coquimbo 58, 59, 60
Castillo Navasal, María José 313 Córdoba Alvarez, Manuel (pbro.) 127
Castrillón Hoyos, Darío (card.) 57 Córdoba (Argentina) 55, 57
2018] Índice de Nombres y Lugares 331

Cortés Carrasco, Juan (pbro.) 128 F


Costa Rica 47 Fabrat, Antonio (pbro.) 109
Cruz, Luis de la 224, 225, 228 Felice, Héctor (nuncio) 59
Cuitiño Cueto, Rafael (pbro.) 128 Felipe II 31
Curicó 54, 165, 174 Fermandois Cabrera, José (pbro.) 128
D Fernández Castillo, Osvaldo (pbro.) 128
Fernando Aliaga Rojas 9
Dabovich Quiróz, Arturo (pbro.) 128 Fernando VII 15, 19, 22, 25, 31
Dalcahue 200, 211, 214, 218 Ferrufino, Juan Bautista (pbro.) 203
De Castro Reyes, Juan (O.P.) 128 Figueroa, Tomás de 17
de la Noi Ballacey, Pedro (pbro.) 128 Filadelfia 46
Del Río Nogueira, Alberto (pbro.) 128 Filipinas 45, 47
Díaz, Gerardo (C.M.) 182, 186, 188, 192 Forteza, José 52
Díaz Moya, Edison (pbro.) 128 Francia 41, 42, 45, 47, 163, 167
Díaz Ossa, Samuel, (pbro.) 128 Frávega Borlando, Manuel (pbro.) 128
Díaz Tejo, Javier 180, 182, 184, 185, 186, Frávega, Manuel 100
188, 192, 195 Frei Montalva, Eduardo 101, 161
Donoso, Justo 30 Frenz, Helmut 162, 163
Duarte Ortellado, Julio César (pbro.) 93 Fresno Larraín, Francisco (card.) 106, 108,
Dublín 46, 47 126, 128
Ducasse Medina, Ignacio (ob.) 126, 128 Fretes, Juan Pablo 22, 28
Duffau, Marcos 170 Friburgo 42
Duque, Bernardino (pbro.) 139, 146, 147, Frictes Galleguillos, Daniel (pbro.) 128
148, 149 Fuentes Benavides, Luis (pbro.) 128
Durán Moreira, Alejandro (ob.) 102, 106, Fuenzalida Fernández, Valerio (pbro.) 128
126, 128 Fuenzalida, Gilberto (ob.) 96, 97, 111, 126,
Durán Nuñez, Héctor (pbro.) 128 128
E Fuenzalida Guzmán, Gilberto (ob.) 53, 57
Ecuador 47, 49 G
Edwards Salas, Rafael (ob.) 126, 128 Gacomini, Pedro (mons.) 57
Edwards Salas, Rafael (pbro.) 126, 128 Gainza, Gabino 33
Egaña, Juan 225, 229 Gajardom, Patricio (pbro.) 170
El Cusco 18 Gallardo Quelin, Alex (pbro.) 128
El Salvador 47, 52 Gallardo Villalobos Héctor (pbro.) 128
Epifanía 14, 18, 21, 26, 29, 31, 34 Garay, Angélica 145, 146, 148
Errázuriz, Domingo 17 Garay, Guillermina 146
Errázuriz, José Antonio 17, 28 Garín Martínez, Antonio (pbro.) 128
Errázuriz Ossa, Francisco Javier (card.) Génova 48, 100
108, 109 Gil de Castro, Joseph 221, 222, 236, 237,
Errazuriz Valdivieso, Crecente (ob.) 57 238, 239, 241, 242, 243, 244, 245, 246,
Escudero Otárola, Eduardo (ob.) 116, 128 249, 253, 255, 256, 258, 259
España 15, 18, 20, 22, 24, 25, 27, 30, 34, 35 Ginebra 169
Esquibel, Antonio de (fray) 236, 239, 256 Goic, Alejandro (ob.) 181
Etcheverry Boneo, Luis María (pbro.) 93 Gómez, Isabel 180
Eugenin, Teodoro (ob.) 62 González Colville, Javier 234
Eymard, Pedro Julián (San) 41 González Koppmann, Hugo (pbro.) 128
Eyzaguirre, Joseph Alejo de 223, 236 González, Valentina 234
Eyzaguirre Portales, José Gregorio Víctor Grandón, Gustavo (pbro.) 146
(pbro.) 91 Grañon, Jesús (pbro.) 139
Ezzati, Ricardo (card.) 109, 180 Green Pinochet, Guillermo (pbro.) 128
Ezzatti, Ricardo (card.) 57 Gregorio XVI 41–66, 79
332 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Grez, Sergio 69 Jeanneret, Juan 107


Guadalajara 47, 51, 63, 64, 93, 187, 189, 195 Jeanneret Raab, Juan (pbro.) 128
Guaico Santin, Bruno (pbro.) 128 Jerusalén 42
Guar 204 Jesús (Jesucristo) 88, 89
Guarda, Gabriel (O.S.B.) 201, 214 Jiménez Berguecio, Julio (pbro.) 129
Guatemala 47, 187, 191 Jiménez Berguecio, Julio (S.J.) 100, 115
Guayaquil 187, 190 Jíménez Lefebre, Alejandro (pbro.) 126,
Guido, Tomás 228 129
Gumucio, Esteban (SS.CC.) 135 José de San Martín 223, 224, 227, 235, 236,
Gutiérrez Díaz, Carlos (pbro.) 128 237, 238, 240, 256
Gutiérrez, Nelson 170 Juan Pablo I 191
Guzmán Karadima, Gonzalo (pbro.) 128 Juan Pablo II 56
Guzmán, Luis Muñoz de 15, 22 Juan XXIII 43, 46, 106, 108, 116, 120, 122,
126
H Jungmann, Josef 43
Hamilton Depassier, Carlos 128
Hauss, Cristian (ob.) 98 L
Henríquez, Camilo (Fray) 18, 20 Labarca, Plácido (ob.) 97, 98, 112
Heras, Bartolomé María de las 12, 18, 18, Labbé Márquez, Carlos (ob.) 57
19, 21, 22, 27, 29, 31, 32, 33, 36, 37 Lacalle, Andrés (pbro.) 139, 140
Hermosilla, Ana María 170 Lallemant, Louis (S.J.) 116
Hernández Acuña, Christian (pbro.) 128 Larraín Cotapos, Jorge (ob.) 126, 129
Hernández Cisneros, José Gregorio 93 Larraín, Cristián 107
Hernández Mansilla, Juan (pbro.) 123, 128 Larraín Dooner, Horacio (pbro.) 129
Hernández Riffo, Erwin (pbro.) 128 Larraín Errázuriz, Manuel (ob.) 100, 102,
Herrera Espaliat, Felipe (pbro.) 109, 128 103, 104, 106, 117, 126, 129
Herrera, Miguel (diac.) 182 Larraín, Joaquín 18
Hillyar, James 32, 33 Larraín, Manuel (ob.) 93, 100, 102, 103,
Holanda 76 104, 106, 117, 137, 139
Honorato Cienfuegos, Manuel (pbro.) 128 Larraín Vergara, Manuel (pbro.) 129
Hoyer Anusch, Arturo (pbro.) 128 Larraín Vial, Cristian (pbro.) 129
Huamanga 14 Larraín, Vicente 15, 18
Huneeus Cox, Alejandro (pbro.) 115, 128 La Serena 53, 55, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 66,
Hurtado, Alberto (S.J.) 101, 116, 135 68, 72, 75, 97, 98, 99, 103, 104, 127,
128, 129, 130, 131, 165, 174
I Laso Prado, Olegario (pbro.) 129
Ibañez Poblete, Francisco (pbro.) 109, 128 Lavados Montes, Claudio (pbro.) 129
Ibarra González, Ramón (ob.) 92 Leiva Lineros, José (pbro.) 129
Iglesias Beaumont, Daniel (pbro.) 128 Leiva Rojas, Pablo (pbro.) 129
Illapel 58, 60 León XIII 41, 42, 69, 78, 79, 85, 97
Iquique 54, 57, 59, 60, 61, 62, 65 Lercaro, Giacomo (card.) 51
Irarrázaval, Andrés 11 Lima 11, 12, 13, 18, 19, 22, 26, 27, 33, 36, 37
Isla Caguach 207 Limarí 58
Isla de Guafo 199 Linares 101, 127, 128, 130
Islas Desertores 199 Linfati Cantergiani, Giglio (pbro.) 129
Islas Malvinas 66 Lira Infante, Rafael (ob.) 57
Izquierdo, Luis Enrique (ob.) 112 Livingston, Duncan 107
Livingston, Duncan (pbro.) 129
J Lizana Muñoz, Gilberto (pbro.) 129
Jara Adasme, Nelson David (pbro.) 128 Lizana Toledo, Manuel (pbro.) 129
Jara Ramírez, Silvio (pbro.) 128 Lombardi, Ricardo (S.J.) 150
Jara, Ramón Ángel (ob.) 98 Londoño Bernal, Fernando (S.J.) 108
Jara Vivancos, Fernando (pbro.) 128 López Troncoso, Carlos (pbro.) 129
2018] Índice de Nombres y Lugares 333

Los Loros 60 Montero, Juan Esteban 232


Lourdes 46, 47 Montes Ortúzar, Cristián (pbro.) 109, 129
Luco Carrier, Amadeo (pbro.) 129 Morales, Daniel 182, 190, 195
Morris, James O. 69
M Moya, Loreto 181, 182, 186, 190, 195, 196
Madrid 12, 15, 24, 45, 48, 185, 193 Munich 46–66
Maestro, Matías (pbro.) 238 Muñoz Condell, David 67
Magallanes 66 Muñoz de Guzmán, Luis 15, 22
Maipú (Santiago de Chile) 55 Muñoz, Erika 196
Manila 46 Muñoz Muñoz, Ignacio (pbro.) 129
Manríquez, Raúl (pbro.) 136, 140, 141, Muñoz, Ronaldo (SS.CC.) 136, 153
144, 146, 149, 150, 151, 154 Murinedu, Giuseppe (pbro.) 170
Manzi Easton, Carlos (pbro.) 129
Mapocho (río) 13 N
Marán, Francisco José 14, 15, 31 Nadales Díaz, Ricardo 190
Marcó del Pont, Francisco Casimiro 223, Nadales, Ricardo 182, 190
224, 239 Nahuel Huapi 204
Marín, Bernarda (sor) 116 Nairobi 46, 47
Marín, José Gaspar 21 Napoleón 15, 19, 25, 27, 32
Maroto, Rafael 223 Noemi Callejas, Juan 129
Márquez Carrasco, César (pbro.) 129 Noemi, Juan 107
Martínez de Aldunate, José Antonio 14, Novacovich Zarich, Rodolfo (pbro.) 129
16, 17, 22, 32
Martínez de Rozas, Juan 18 O
Martínez, Hilario (O.F.M.) 207 Ocampos Figueroa, Héctor (pbro.) 129
Martínez Poso, María Concepción 236 Ochagavía Echaurren, Fernando (pbro.)
Martínez Ríos, Cayetana 70 129
Martínez Rivadeneira, Osvaldo (pbro.) O’Higgins, Bernardo 21, 221, 222, 223,
129 224, 225, 226, 227, 228, 229, 230, 231,
Martínez Velásquez, Carlos (pbro.) 129 232, 233, 236, 237, 238, 249, 256, 257,
Masnata Castellón, Manuel (pbro.) 129 258, 261, 262, 263
Matte Langlois, Jorge (pbro.) 129 Olave, Luis (pbro.) 129
Medellín 134, 135, 140, 142, 143, 150 Orellana Benado, Miguel 234
Melbourne 46 Orozco Jiménez, Francisco (ob.) 93
Melipilla 54, 127, 129, 130 Ortega Casassus, Felipe (pbro.) 129
Méndez SS.CC, Ernesto (pbro.) 129 Ortega, José Antonio (pbro.) 139, 141, 149,
Mendoza 25, 33 150, 151, 154
Merino Avila, Heráclito (pbro.) 129 Ortúzar Aldunate, Roberto (pbro.) 130
Merino Benítez, Daniel (pbro.) 129 Osorio, Mariano 33
Merino Benítez, Ramón (pbro.) 129 Ossandón Aguirre, Maximiliano (pbro.)
Merlet Arnouil, Pablo (pbro.) 129 130
Mery Beckdorf, Arturo (pbro.) 106, 126, Ossandón Guzmán, Arturo (pbro.) 130
129 Osses, Cecilia (M.C.B.) 182, 186, 191, 196
Mesa Pavez, Ricardo (pbro.) 129 Ossorio, Mariano 224, 233
México 47, 48, 51, 55, 64, 93, 95, 123, 187, Oyarzún Andrade, Arturo 102, 130
194
Miranda Nuñez, Juan (pbro.) 129 P
Miranda Toledo, Diego (pbro.) 129 Pablo VI 42, 44, 46, 50, 51, 107
Misael Camus 39 Pacelli, Eugenio (card.) 48
Molina Candia, Walter (pbro.) 129 Pachot, Daniel (pbro.) 170
Molina Sanhueza, Augusto (pbro.) 129 Palma Becerra, Juan (pbro.) 130
Mónaco 43 Palma Herrera, Carlos (pbro.) 130
Montero Cornejo, Clovis (pbro.) 129 Palomera Navarro, Angel (pbro.) 130
334 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Paluz Rivas, Juan (pbro.) 130 Q


Papa Francisco 92 Quebec 47, 51
Paraguay 47–66, 93, 187, 212 Quezada, Gerardo 145, 148, 151, 152, 153
Parra, Celmira de la 180, 181, 182, 186, 188 Quillota 21, 25, 54
Passareni de Sextula, Pedro María (Fray)
29 R
Pastén Perez, Raúl (pbro.) 130 Rahner, Karl 115
Peldoza Young, Alberto (pbro.) 130 Ramírez, José Manuel 224
Pellicier, Loreto 170 Ramírez Lobo, Rigoberto (pbro.) 130
Peñuelas 59 Ramírez Rivera, Hugo Rodolfo 221, 236,
Perdomo Borrero, Ismael (ob.) 93 256
Pérez Biott, Ignacio (pbro.) 130 Ramos Pérez, Fernando (ob.) 111, 126, 130
Pérez Valdés, Clemente (pbro.) 130 Rancagua 12, 33, 102, 127, 128, 129
Pérez Zañartu, José Luis 234 Ravanal, Carlos (pbro.) 130
Perú 14, 38, 47, 55, 187, 206, 212, 216, 221, Rebolledo Henríquez, Antígono (pbro.)
224, 230, 231, 235, 237, 238, 247, 250, 130
253, 254, 256, 257 Rebolledo Salinas, René (ob.) 183, 184
Pezuela, Joaquín de 224 Renca 13
Piazza, Adeodato Giovanni (card.) 50 Rencoret Mujica, Francisco (pbro.) 109,
Pichilemu 70 130
Pinilla Aguilera, Juan (pbro.) 130 Rentería, Julián de (pbro.) 130
Pinilla, Juan Francisco (pbro.) 108 Retamal Fuentes, Fernando (pbro.) 130
Pinochet, Augusto 159, 162, 167, 168, 171, Reyes, Marco Aurelio 138
172 Reyes, María del Carmen 180, 182, 191
Pinto Argandoña, Raúl (pbro.) 130 Reyes Valerio, Enriqueta 170
Piñera, Sebastián 234 Richard Guzmán, José (pbro.) 130
Pío IV 73 Richard Rivas, Juan (pbro.) 130
Pío IX 41, 79, 80, 94, 96, 105 Rilan 211, 214, 218
Pío VI 22, 23, 24, 25 Río de Janeiro 46, 48, 49, 50, 64, 137, 138,
Pío VII 14, 15, 19, 20, 25, 32, 79 142
Pío VIII 79 Ríos, Juan Antonio 70, 73, 74
Pío X 42, 43, 63, 103, 112, 126 Risopatrón Valdés, Carlos (pbro.) 130
Pío XI 46, 48, 52, 59, 72, 80, 101, 110, 115, Rivera Reyes, Juan Ernesto (pbro.) 130
126 Rodríguez Cornejo, Rita 70
Pío XII 46, 49, 50, 64, 66, 67, 70, 73, 74, 75, Rodríguez de la Sotta, Hernán (pbro.) 130
102, 103, 114, 126 Rodríguez Morandé, Fernando (pbro.)
Pizarro Chirino, Angel (pbro.) 130 130
Poblete, Juan 154 Rodríguez Zorrilla, José Santiago 11, 12,
Polic, Esteban 107 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 21, 22, 23,
Polic Gómez, Esteban (pbro.) 130 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33,
Potrerillos 60 34, 35, 36, 37, 38
Pozo, Consuelo del 180 Rojas Durán, Luis (pbro.) 130
Prado Jaraquemada, Pedro José 25 Rojas, Edward 215
Precht Bañados, Cristián 130 Roma 41, 43, 46, 47, 52, 53, 58, 59, 68, 71,
Precht, Cristián 166, 168, 174, 177 73, 79, 80, 87, 91, 92, 94, 95, 97, 99,
Preuss, Eduardo (pbro.) 130 100, 101, 102, 103, 104, 105, 106, 108,
Primatesta, Raúl Francisco (card.) 55 109, 110, 111, 114, 119, 120, 121, 122,
Puebla 92, 93 123, 124, 125, 180, 192
Pueblo Hundido 60 Romero Galdámez, Oscar Arnulfo (ob.) 93
Puerto Montt 127, 128, 165, 174 Romo Vargas, Eduardo (pbro.) 130
Punta Arenas 54, 57, 66, 165, 174, 175 Rücker Sotomayor, Martín (ob.) 137
Punta Negra 60 Ruiz de Gamboa, Martín 203
Putre 54
2018] Índice de Nombres y Lugares 335

S Silva Santiago, Alfredo (ob.) 62, 101, 103,


Saavedra Jiménez, Ramón (ob.) 70 106, 114, 126, 130
Salas, Fernando (pbro.) 162, 164, 168, 170 Silva Santiago, Alfredo (pbro.) 126, 130
Salas, Manuel de 225, 229 Sottolicchio, Bruno 107
Salazar Soto, Alejandro (pbro.) 130 Sottolicchio Urquiza, Bruno (pbro.) 131
Salvatore Ruzzo, Angelo (pbro.) 170 Suárez Contreras, Salustio (pbro.) 131
San Antonio 60 Suárez Pérez, Cecilia 199
San Antonio (Texas) 180 Subercaseaux Amenábar, Juan (pbro.) 131
San Felipe 165, 174, 228, 256 Subercaseaux Errázuriz, Juan (ob.) 99,
San Gregorio 23–38 101, 113
San Martín, José de 18, 223, 224, 227, 235, Subercaseaux Errázuriz, Juan (pbro.) 131
236, 237, 238, 240, 256 Subercaseaux Errázuriz, Pedro (fray) 228,
Santiago 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 232, 234
20, 24, 25, 26, 27, 28, 30, 31, 32, 33, Subiabre Matiacha, Fredy (pbro.) 131
34, 35, 36, 37, 38 T
Santiago (de Chile) 47, 50, 52, 53, 54, 55, 56,
57, 58, 59, 60, 61, 62, 65, 66, 69, 71, Taille, Mauricio de la (S.J.) 116
73, 91, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 100, 101, Talca 104, 117, 127, 128, 129, 130, 131, 165,
102, 103, 104, 106, 108, 109, 111, 112, 174, 225, 226, 227, 228, 230, 234, 245,
113, 114, 115, 116, 119, 121, 123, 125, 257, 258, 261, 262
126, 127, 128, 129, 130, 131, 179, 180, Talcahuano 224, 233
181, 182, 183, 185, 186, 187, 188, 189, Tamisier, Emilia 41–66, 42–66
190, 191, 192, 193, 194, 195, 196, 197, Tarapacá 68, 70, 71, 86, 87
222, 223, 224, 225, 226, 227, 228, 229, Temuco 101, 114, 127, 128, 129, 131, 174
230, 231, 232, 233, 234, 235, 236, 237, Tenaún 200, 210, 214, 218
238, 239, 240, 241, 242, 243, 244, 245, Tierra Amarilla 60
246, 247, 248, 249, 250, 251, 252, 254, Tomé, Angel L. (pbro.) 102
255, 256, 257, 258, 259, 263 Torcivia, Carmelo 186
Santos Ascarza, José Manuel (ob.) 102, Toro y Zambrano, Mateo de 15, 22
106, 126, 130 Torres Burgos, Manuel (pbro.) 131
Sapunar Dubravic, Jorge (pbro.) 107, 130 Torres Casanova, César (pbro.) 131
Scherer, Julio 168 Torres González, Sergio (pbro.) 131
Schickendantz, Carlos 196 Torres Molina, Fernando (pbro.) 109, 131
Schöber, Marion 185 Torres Pinto, Sergio 196
Seco Pérez, Ramón (pbro.) 139 Torres, Sergio 136
Segur, Gastón de (ob.) 42 Trento 29, 30, 31, 34, 35
Seper, Franjo (card.) 80 Tristchler Córdova, Guillermo (ob.) 93
Seperiza Zaninovich, Juan (pbro.) 130 Trujillo 14
Sepúlveda Chavarría, Manuel 81 Trujillo Valdebenito, Juan (pbro.) 131
Sepúlveda Muñoz, Roberto (pbro.) 130 Tschuy, Theo 160
Seul 47 Turín 180
Sevilla 18, 47 U
Sídney 43
Silva Arratia, Arturo (pbro.) 130 Unión Soviética 163
Silva Contreras, Alejandro (pbro.) 130 Uruguay 47–66
Silva Cotapos, Carlos (ob.) 12, 52, 58 Urzúa, Darío 52
Silva Cuevas, Luis Eugenio (pbro.) 123, V
130
Valdés Cortés, José Luis (pbro.) 131
Silva Henríquez, Raúl (card.) 57, 161, 162,
Valdés Herrera, Raúl (pbro.) 131
171, 172
Valdés Subercaseaux, Francisco (ob.) 93,
Silva Retamales, Santiago (ob.) 108, 126,
106, 126, 131
130, 181, 183
Valdivia 145
336 Anuario de Historia de la Iglesia en Chile [Volumen 36

Valencia 139
Valencia Avaria, Luis 228, 233
Valencia Courbis, Pedro (pbro.) 131
Valenzuela Morales, Mardoqueo (pbro.)
131
Valparaíso 97, 102, 127, 128, 129, 130, 131,
174, 231, 255
Van Burén Asmussen, Oscar (pbro.) 131
Van Espen, Zeger Bernard 34
Vanni Anabalón, Eduardo (pbro.) 131
Varela, Álvaro 168
Vargas Avilés, Francisco 234
Vargas Bastidas, Héctor (ob.) 181, 183
Vargas, Francisco 182, 186, 190, 196
Varsovia 47
Vázquez de Acuña, Isidoro 201
Vázquez Merino, Jorge (pbro.) 131
Vega Cortés, Julio (pbro.) 131
Velásquez San Juan, Jorge (pbro.) 131
Venegas, Melchor (pbro.) 203
Venezuela 47–66, 48–66
Vergara, Luis (pbro.) 131
Vicuña Aránguiz, Eladio (ob.) 137
Vicuña Mackenna, Benjamín 239
Vicuña Pérez, Alejandro (pbro.) 131
Villagrán García, Juan (pbro.) 131
Villagran Santana, Leonardo (pbro.) 131
Villegas, Hipólito de 231, 263
Vilupulli 211, 214, 218
Vivar, Pedro 22
Viviani Contreras, Guillermo (pbro.) 131
Volkel Wagener, Fritz Karl (pbro.) 131
Vrau, Philibert 42
W
Went van der Wring, Annie 160
Willaert, Fernando (pbro.) 101

Y
Ysern, José Luis (pbro.) 139, 140, 147
Ysern, Juan Luis (pbro.) 139, 140, 141, 149

Z
Zalaquett, José 164
Zambra, Héctor (pbro.) 182, 191
Zamora, Sergio 167, 168
Zanini, Lino (mons. -sec. nunciatura) 62
Zañartu, Miguel 224, 225, 226, 227, 228,
229, 230, 231, 234, 263
Zapata Sandoval, Alex (pbro.) 131
Zelada, José Luis (pbro.) 131

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