Uicich, S. Nietzsche en La Argentina. La Interpretación de Lucía Piossek Prebisch
Uicich, S. Nietzsche en La Argentina. La Interpretación de Lucía Piossek Prebisch
Uicich, S. Nietzsche en La Argentina. La Interpretación de Lucía Piossek Prebisch
de Investigación
en Humanidades
Homenaje
a Cecilia Borel
Departamento de Humanidades
Universidad Nacional del Sur
30 de noviembre al 2 de diciembre de 2015
VI Jornadas de Investigación en Humanidades: homenaje a Cecilia Borel / Daiana Agesta... [et al.]; editado por
Omar Chauvié ... [et al.]. - 1a ed. - Bahía Blanca: Editorial de la Universidad Nacional del Sur. Ediuns, 2019.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-655-222-6
1. Humanidades. 2. Investigación. I. Agesta, Daiana II. Chauvié, Omar, ed.
CDD 300.72
Libro
Universitario
Argentino
Coordinación
Lic. Laura Orsi
Autoridades
Universidad Nacional del Sur
Comisión Organizadora
Comisión Académica
Pensamiento
Latinoamericano:
nuevas perspectivas
Volumen 23
Índice
En este trabajo intento reconstruir nociones e ideas vinculadas al pensamiento nietzscheano en la obra
de la filósofa argentina Lucía Piossek Prebisch (Tucumán, 1925), a partir de la hipótesis de que su
“recepción” no se reduce a una pasiva lectura y comentario de los textos de Nietzsche, sino que además
cuestiona e intenta comprender el contexto histórico de la Argentina y las reflexiones filosóficas de la
época. Esa “recepción” implica reapropiación, resignificación, donación de nuevo sentido, y unas deter-
minadas condiciones.
Lucía Piossek Prebisch es profesora emérita de la Universidad Nacional de Tucumán, en la que se
desempeñó en las cátedras de “Estética”, “Filosofía contemporánea” y “Filosofía en la Argentina”; en
1975 fundó el Instituto de Historia y Pensamiento Argentinos de esa Universidad. Algunas de sus pu-
blicaciones, tanto libros como artículos en revistas especializadas, remiten directamente al pensamiento
nietzscheano; otras, se abocan a la reflexión sobre el devenir de la filosofía argentina (por ejemplo,
Argentina: identidad y utopía (2008), donde reelabora textos publicados en Pensamiento argentino
(1988)). Ya desde 1975, al hacerse cargo del dictado de “Filosofía en la Argentina”, se aboca a revisar y
(re)construir la historia de la filosofía en nuestro país, y en particular, el vínculo entre las líneas de
reflexión del pensamiento europeo y su estudio y difusión en Argentina1. Específicamente, lo hará con
la recepción de Nietzsche.
En un trabajo reciente, Clara Jalif rescata la figura de Lucía Piossek Prebisch, no solo en calidad
de filósofa profesional o especialista académica sino también en su condición de mujer, a partir de
constatar que en las historias de la filosofía argentina la mención de las contribuciones de las mujeres
suele ser marginal:
Las citas de las mismas se hallan, en el mejor de los casos, al margen del cuerpo de los trabajos,
en el lugar de bibliografía que ellas han producido. Por otro lado, sabemos que, en general, han
cumplido tarea pedagógica importante, no solamente en las cátedras universitarias, sino también
en diferentes ámbitos, como el periodismo, por citar un ejemplo2.
1
“Teniendo a mi cargo en una universidad argentina la cátedra de ‘Filosofía contemporánea’, de regreso de una beca en
Alemania advertí la necesidad de abrir en mi Facultad una nueva línea de docencia y de trabajo: ocuparme también de
filosofía en la Argentina” (Piossek Prebisch, 2008: 27).
2
Jalif, Clara (2014) “Lucía Piossek Prebisch: una filósofa en Yerba Buena”, ponencia presentada en el V Congreso
Interoceánico de Estudios Latinoamericanos y II Congreso de Filosofía y Educación en Nuestra América, UNCuyo,
Mendoza, noviembre 2014; p. 2.
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Hacer una genealogía de esa marginalidad es tarea que emprende Jalif en el caso de la filósofa que nos
ocupa, quien justamente ha sido reconocida y entrevistada por su interés en el lugar de la mujer y en el
vínculo entre la mujer y la filosofía3.
Se aprecia un múltiple juego de articulaciones que conjugan en Piossek Prebisch una figura
pública, su actividad de “periodista”4, su labor pedagógica y su tarea investigativa en el ámbito
académico, junto a su lugar como lectora y divulgadora del pensamiento de Nietzsche y como intérprete
de ese pensar; y su rol de traductora de textos filosóficos: “Sus campos de especialización académica
han sido Historia de la Filosofía, Filosofía Contemporánea y Pensamiento Argentino, según ella misma
hace constar en su currículum vitae. Y en torno a ellos es que ha escrito y realizado traducciones cuando
fue necesario; varias publicadas, otras para uso de sus alumnos universitarios” (Jalif, 2014: 3)5.
No es posible desligar todo ello de su tarea como historiadora de la filosofía por cuanto llevó
adelante una (re)construcción de la historia de la filosofía argentina, siendo ella misma parte esa
historia.
En “Para una historia de las ideas en la Argentina. La recepción de Nietzsche”, artículo de 19956, Lucía
Piossek Prebisch pasa revista en una veintena de páginas a la recepción de la obra del filósofo alemán
en nuestro país en el siglo XX, a partir de José Ingenieros hasta llegar a la década del 90. No realiza una
mera cronología sino que va situando los tópicos centrales del pensamiento de Nietzsche en cada uno de
los cuatro períodos que diagrama; y rescata el acento puesto por cada pensador argentino en
determinado(s) tema(s) nietzscheanos, en cada período, así como los vínculos con los más conocidos
intérpretes europeos7.
3
Ibídem.
4
A lo largo de varios años publica contribuciones en el diario La Gaceta de Tucumán, especialmente en el suplemento
literario.
5
“De sus trabajos como traductora no pueden obviarse los de más largo aliento, como de Emile Bréhier, La filosofía de Plotino
(Buenos Aires, Sudamericana, 1953); de Karl Jaspers, La razón y sus enemigos en nuestro tiempo (Buenos Aires,
Sudamericana, 1953); Hans Urs von Balthasar, La esencia de la verdad (Buenos Aires, Sudamericana, 1955) y Johannes
Hessen, Tratado de filosofía, t. III (Buenos Aires, Sudamericana, l962), pero también aquellos más breves, pero igualmente
significativos, como los siguientes: Werner Jaeger, “El estudio de la filosofía griega. Su evolución desde el despertar de la
conciencia histórica moderna” (en Notas y Estudios de Filosofía, n.° 9, Tucumán, l952); Gabriel Marcel, El misterio
ontológico. Posición y aproximaciones concretas (Cuadernos de Humanitas, n.° 1, Facultad de Filosofía y Letras, UNT,
1959) y Friedrich Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (en Discurso y Realidad, n.° 2, vol. II, Tucumán,
1987)” (Jalif, 2014: 4).
6
Piossek Prebisch, 1995: 127-145. Este texto se publicó originalmente en Cuadernos de Filosofía del Instituto de Filosofía de
la UBA n.° 41, setiembre de 1995. Posteriormente reelaborado como conferencia inaugural del III Simposio de la Sociedad
Iberoamericana Nietzsche, en el marco de las Jornadas Nietzsche 2004 en la UBA (conferencia que tuve la oportunidad y el
placer de escuchar); y reproducido en Piossek Prebisch, 2005: 129-154.
7
Estos cuatro períodos son: 1900-1940; 1940-1960; 1960-1980; y por último, a partir de los 80.
Nietzsche en la Argentina: la interpretación de Lucía Piossek Prebisch | 1287
Sin embargo, esa filiación con corrientes de pensamiento extranjeras solo las toma en cuenta en
tanto dato secundario: el punto de partida es la situación del pensador argentino del que se trate, sus
motivaciones para pensar eso impensado localmente aunque eche mano a ideas foráneas8. Esta
aclaración no es menor en términos metodológicos ni en sus implicancias para la construcción de una
historia de la filosofía en la Argentina:
En cuanto al origen de la filosofía en nuestro país, piensa el “tipo humano filósofo” posibilitado
por dos condiciones: las sociológicas y las personales. Y sostiene que hasta Alejandro Korn no fue
posible el desarrollo de una filosofía propiamente argentina. Como indica Jalif:
(…) no habrían faltado las condiciones personales, pero el medio o las “condiciones socio-
lógicas” habrían sido adversas para una reflexión teórica. La idea envuelve una crítica al período
colonial, por un lado, y, por otro, al desarrollo posterior durante el siglo XIX, pues no habría
habido la conjunción de una tradición cultural rica y la posibilidad del intercambio de ideas en
un ambiente propicio para el surgimiento del “tipo humano filósofo”, por lo menos hasta
después del “fundador” Alejandro Korn (Jalif, 2014: 6).
En su libro de 1988, Pensamiento argentino: creencias e ideas, Piossek Prebisch presta atención a
los modos “informales” de gestación de las ideas filosóficas, que tienen para ella tanta validez como los
modos académicos de la profesión.
La línea académica entre nosotros tuvo como tarea fundamental insertar el incipiente filosofar
argentino en la tradición de la filosofía de Occidente. Esto en cuanto a los grandes temas, pero
más aún en cuanto a métodos, conceptuaciones, modos de argumentar y de exponer un pen-
samiento. Pero junto a los grandes logros evidentes, la urgencia de cumplir esta tarea básica dio
lugar a una errónea comprensión de lo “desinteresado” en filosofía. Mientras tanto, un pensar
filosóficamente “informal”, expuesto preferentemente en el ensayo, en la literatura, ha venido
interesándose, de modo apasionado y crítico a la vez, en la realidad circundante, en la concreta
condición humana, y expresando a su modo una experiencia viva. (Ya el “académico” Romero
lo vio así, hacia 1940, ante la obra de Mallea) (Piossek Prebisch, 1988: 14).
Este rescate de los “saberes menores”, que no se inscriben en la filosofía “normalizada”, también
constituyen para la autora una cantera de origen del pensar en nuestro país.
8
“Hemos reducido, por lo general, al pensador de nuestras tierras, a un indeciso punto en que se reúnen múltiples
influencias de ultramar; no siempre hemos advertido que, si bien la originalidad puede no existir en el contenido
de las influencias, existe en la razón, en el por qué de la avidez por buscarlas y acogerlas” (Piossek Prebisch,
1988: 13).
1288 | Sandra Uicich
II
En El “filósofo topo”. Sobre Nietzsche y el lenguaje (2005)9, Lucía Piossek Prebisch traduce un
fragmento póstumo del pensador alemán que define plenamente su enfoque perspectivístico: “Contra el
positivismo que se queda en el fenómeno ‘hay sólo hechos’, yo diría: no, precisamente hechos no hay,
sólo interpretaciones”10. Y es que la reapropiación de la obra de cualquier autor(a) implica siempre una
mirada situada, un aquí y ahora que lo transforma en un nuevo pensar.
En particular, ya en la ponencia presentada en el Segundo Congreso Nacional de Filosofía de
1971 (“Acerca de la máscara”) y en otros escritos tempranos, Piossek Prebisch se enrola en el amplio
marco de la “filosofía de la sospecha”. ¿Sobre qué tópicos se agita esa sospecha? ¿En qué ámbitos del
pensar se desenvuelve esa filosofía? Solo abordaré en esta oportunidad la sospecha sobre el lenguaje
que la pensadora retoma bajo la forma de la denuncia nietzscheana de una doble coacción lingüística:
semántica y estructural.
En el breve escrito de 1873 “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, Nietzsche aborda una
crítica del lenguaje “en la dimensión que podemos llamar semántica del lenguaje, en la del significado
de las palabras, en lo concerniente a la adecuación o no de la designación con lo designado” (Piossek
Prebisch, 2005: 49). En el pensar nietzscheano no hay lugar para las concepciones del lenguaje como
reflejo o copia de lo real: toda palabra es invención caprichosa, nada vincula a la palabra con lo que
nombra, toda referencia es fijación a través de la nominación, que tiene un origen azaroso y arbitrario,
que fácilmente cae en el olvido por efecto del paso del tiempo en las culturas.
En otros textos (posteriores) Nietzsche examina también “la coacción del lenguaje sobre el pensar
tomando un camino inédito (…) en lo referido al aspecto estructural del lenguaje, y el poder con-
figurador de tal estructura sobre el pensamiento” (Piossek Prebisch, 2005: 49-50). Para Piossek
Prebisch, la sospecha de Nietzsche sobre el lenguaje apunta a que el nombrar, la palabra, fija la cosa
como parte de lo real (y esconde así que todo deviene, que esa fijeza es falsa); y por otro lado, el
lenguaje condiciona el pensar: el “yo”, por ejemplo, es puesto por el lenguaje, así como la “sustancia” o
la “cosa” que luego se naturalizan como esencias, como “en-sí”, con las notas de fijeza, fundamento,
permanencia, constancia. Esta unidad permanente es construida por el pensamiento. “Se trata de una
ficción con valor regulador, gracias a la cual, al poner una especie de constancia, se hace posible la vida
en medio del devenir” (Piossek Prebisch, 1987: 115).
Sin esa operación de determinación sería imposible hablar de “realidad”; pero, a la vez, eso que
entendemos como “realidad” es solo una de las posibles “acepciones del mundo” que, como señala
Gadamer en las líneas fundamentales de su hermenéutica, impide una clausura en una unidad ontológica
simple a la que podamos remitirnos: el lenguaje tiene esta doble condición de “apertura” de mundos
9
Ver Anexo: portada del ejemplar de este libro perteneciente a Laura Laiseca, con dedicatoria de la autora.
10
Corresponde al fragmento póstumo número 7 [60] de la primavera de 1887, publicado en el tomo 12 de KSA (edición crítica
de Colli-Montinari de la obra completa).
Nietzsche en la Argentina: la interpretación de Lucía Piossek Prebisch | 1289
(…) lo que se representa es siempre un mundo humano, esto es, constituido lingüísticamente, lo
haga en la tradición que lo haga. Como constituido lingüísticamente cada mundo está abierto por
sí mismo a toda posible percepción y por lo tanto, a todo género de ampliaciones; por la misma
razón se mantiene siempre accesible a otros. (…) Toda acepción del mundo se refiere al ser en sí
de éste. Él es el todo al que se refiere la experiencia esquematizada lingüísticamente. La
multiplicidad de tales acepciones del mundo no significa relativización del “mundo”. Al con-
trario, lo que el mundo es no es nada distinto de las acepciones en las que se ofrece. (Gadamer
1977: 536).
Las filosofías de la sospecha articulan una actitud de desconfianza frente a lo instituido con una
genuina intención de comprensión del modo en que se instituyó o configuró una acepción del mundo.
En esta línea y retomando la sospecha nietzscheana sobre el lenguaje, Piossek Prebisch se ocupa de
discutir el modo en que se ha recepcionado la filosofía europea en nuestro país y cómo ha sido posible
un discurso filosófico propio atravesado por ella.
III
“La simulación en la lucha por la vida”, presentada en el año 1900. Sin embargo, la lectura que
hace Ingenieros allí como en otros textos (Hacia una moral sin dogmas, El hombre mediocre) es
una lectura moralista en la que se presenta a Nietzsche como “el gran renovador de la moral
después de Cristo” (Piossek Prebisch, 2005: 133)11.
(...) el pensador que incita a una revitalización de la cultura, el que formula un insoslayable
llamado a la autenticidad y a la veracidad; también el que ofrece posibilidades de superar un
positivismo ya anquilosado (...). Pienso que estos aspectos fueron más importantes que la
recepción que encontró la crítica nietzscheana a la religión en ciertos círculos agnósticos del
11
“En los cuatro primeros decenios, Nietzsche prácticamente no existe para la filosofía institucionalizada en las universidades
argentinas. Pero su huella es evidente en el más importante pensador positivista de Latinoamérica, José Ingenieros (...)”
(Piossek Prebisch, 2005: 133).
1290 | Sandra Uicich
momento. Pero por sobre todo, y en general, se valoraba más en Nietzsche la actitud del
pensador que sus ideas puntuales (Piossek Prebisch, 2005: 136)
El año 1940 marca un cambio en la recepción de Nietzsche, que inicia el segundo período, que va
hasta 1960, con una presencia más importante en ámbitos universitarios. A ello contribuyen, según
Piossek Prebisch, la traducción al español de las ediciones Kroener y Musarion de la obra completa de
Nietzsche, además del libro de Jaspers.
En particular, en 1944 aparece un número especial de una revista de filosofía: Minerva12. Allí
escriben Rodolfo Mondolfo, Raúl A. Piérola y su director, Mario Bunge (con un artículo que Piossek
Prebisch caracteriza como “demoledor, casi panfletario”). En el mismo año, Francisco Romero publica
un artículo sobre Nietzsche en el diario La Nación y luego, en 1947, otro en la revista Cuadernos
americanos.
Además, aparecen análisis del pensamiento de Nietzsche en otros pensadores de la época: en
1944, un texto de Ezequiel Martinez Estrada; en 1945, uno de Vicente Fatone, cercano a la inter-
pretación de Jaspers que ubica a Nietzsche entre los pensadores de la religión; y en 1945 Carlos Astrada
“hace una lectura de Nietzsche desde puntos de vista de la filosofía de la existencia —creo que por
primera vez en nuestro país— y que intenta una aproximación de Nietzsche al marxismo” (Piossek
Prebisch, 2005: 142-143).
En este período hay, para Piossek Prebisch, tres líneas nítidas de interpretación de la obra nietz-
scheana en nuestro país: “(...) la procedente de Scheler, clara en Romero; la procedente de Heidegger:
Nietzsche como crítico de la metafísica occidental en Astrada; la vinculada —más o menos directa o
indirectamente— con el punto de vista de Jaspers: Vicente Fatone y Ezequiel Martínez Estrada”
(Piossek Prebisch, 2005: 143).
Un tercer período es delimitado entre 1960 y 1980. Nietzsche ingresa con más fuerza en la vida
académica argentina al ser temática de tesis de licenciatura o doctorales13, y de cursos en la UBA (de
Piccione), en la Universidad de Córdoba (de García Astrada) y en la de Tucumán (de la propia Piossek
Prebisch).
Las razones de esta penetración durante estas dos décadas son, para Piossek Prebisch: “la
decantación de la recepción de Nietzsche en medios intelectuales europeos y anglosajones; la edición de
Karl Schlechta, en tres tomos, con las graves denuncias acerca de las falsificaciones anteriores de la
obra del pensador que nos ocupa; la aparición de los primeros tomos de la edición crítica de Colli-
Montinari” (Piossek Prebisch, 2005: 145). A esto se suman las traducciones al español de esta última en
manos de Andrés Sánchez Pascual, y del libro de Jaspers a cargo de Emilio Estiú, junto a la publicación
en alemán, por primera vez, de los dos tomos de Nietzsche de Heidegger, que contienen los cursos que
dictara en las décadas del 30 y del 40.
En esa época aparecen también los trabajos en el mundo anglosajón desde la perspectiva de la
filosofía analítica y el problema del lenguaje (Danto, Wilcox) y la línea francesa (Klossowski, Foucault,
Derrida, Deleuze, Guattari) e italiana (Vattimo) de interpretación de la obra nietzscheana.
Sin embargo, lo que hace la diferencia es la “madurez filosófica” de los pensadores argentinos,
que acceden a bibliografía de primera mano con ojo crítico: “No puedo dejar de señalar un hecho
importante y que revela en nuestro medio académico un nivel de madurez filosófica: la posibilidad de
acceso directo a fuentes y a traducciones confiables va permitiendo que el estudioso argentino tome una
saludable distancia frente a interpretaciones prestigiosas” (Piossek Prebisch, 2005: 148).
12
Minerva. Revista continental de filosofía, año I, vol. II, n.° 4, dirigida por Mario Bunge.
13
“La primera tesis doctoral sobre su pensamiento —que yo sepa— se defiende en la UNT [Universidad Nacional de
Tucumán], y se publica más tarde con el nombre Nietzsche o el fin de la religión. Su autor es Víctor Massuh, quien dedica
significativamente la publicación ‘A la memoria de Vicente Fatone’” (Piossek Prebisch, 2005: 143).
Nietzsche en la Argentina: la interpretación de Lucía Piossek Prebisch | 1291
¿Qué interesa más en Nietzsche durante estos dos decenios? No es fácil determinarlo de modo
tajante. Pero aproximadamente diría lo siguiente: lo que más interesa es el diagnóstico del nihilis-
mo, la denuncia de la crisis de la metafísica occidental en su doble acepción de Weltanschauung y
de disciplina intelectual especializada. La interpretación más compartida en las ambientes
académicos es en líneas generales la proporcionada por Heidegger (Piossek Prebisch, 2005: 146-
147).
Aún los trabajos no directamente centrados en Nietzsche revelan un conocimiento serio, directo,
meditado y crítico de su obra. Imposible dejar de mencionar nombres como los de Adolfo P.
Carpio, Ricardo Maliandi, Gabriela Rebok, Marta López Gil. A partir de esta década inician su
especialización en distintos aspectos del pensamiento nietzscheano Silvio Maresca y Laura
Laiseca (Piossek Prebisch, 2005: 149).
Me permito rescatar entre los mencionados en esta cita, a modo de homenaje, a Laura Laiseca y
su tarea de docencia, investigación, difusión y formación de investigadores en temas relacionados con
el pensar de Nietzsche16. En la carrera de filosofía en la Universidad Nacional del Sur, a partir de la
década del 90, se incluyen lecturas sistemáticas y contenidos directamente relacionados con la obra
nietzscheana y se dictan, incluso, seminarios específicos.
Piossek Prebisch arriesga una explicación de este amplio interés por el pensamiento nietzscheano
en nuestro país:
El interés no va, en general, dirigido en primer término al diagnóstico angustiado del nihilismo y
de la muerte de Dios que fuera asumido en las décadas anteriores; tampoco en primer término a
la crítica radical que pone de manifiesto la endeblez y fragilidad de los cimientos de la
14
Las primeras Jornadas Nietszche fueron organizadas bajo la coordinación de Mónica Cragnolini en 1994 en la UBA; y se
realizaron nuevamente en 1998, 2000, 2004, 2006 y 2012. En esta última oportunidad, en las VI Jornadas Internacionales
Nietzsche en octubre de 2012, se realizó un homenaje a Lucía Piossek Prebisch a cargo de Blanca Parfait, Dolores Cossio y
Mónica Cragnolini, que culminó con una conferencia de la homenajeada.
15
Luego de la realización de las primeras Jornadas Nietzsche en 1994, aparece “Perspectivas Nietzscheanas” y a partir de
2001, “Instantes y azares. Escrituras nietzscheanas” (http://www.instantesyazares.com.ar/home).
16
Laura Laiseca (Bahía Blanca, 1956-Bahía Blanca, 2010) estudió en la Universidad Nacional del Sur y realizó, poste-
riormente, estudios de posgrado en Alemania. En junio de 1994 terminó el doctorado en Filosofía en la Universität
Osnabrück (República Federal de Alemania) con la tesis “El nihilismo de la moral en el pensamiento de Nietzsche” (“Der
Nihilismus der Moral im Urteil Nietzsches”) bajo la dirección del Prof. Dr. Heribert Boeder. A partir de 1995, tras su regreso
a Bahía Blanca, desempeñó su labor profesional en el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur.
1292 | Sandra Uicich
metafísica. Creo que en estos momentos el aspecto más atrayente de Nietzsche es el del “filósofo
artista”, el que enseña el amor fati —que no es la aceptación resignada de todo por igual sino la
aceptación de la vida terrena—; el que cuestiona la razón en la prepotencia alcanzada por su uso
moderno; el que quiere despertar el respeto por los sentidos espiritualizándolos; el que incita a
vivir con alegría en un mundo interpretado, plural, sin saberes “fuertes” y seguros. Interesa el
pensador que puede proporcionar bases teóricas para aunar, desde un punto de vista filosófico,
los signos de una postmodernidad dispersos en el mundo presente. Y como siempre la pasión por
la veracidad y la autenticidad (Piossek Prebisch, 2005: 150-151).
El interés por la figura del “filósofo artista” no se reduce a sus aspectos teóricos solamente sino
que implica un “hacer filosofía” de otro modo; también promueve el crear y el proponer, por ejemplo,
nuevos modos de “decir”: un nuevo lenguaje.
Sin duda, la recepción de la obra de un pensador no se agota en una simple repercusión superficial
ni en una adaptación sumisa, mucho menos en una influencia lineal, sino que implica todos esos as-
pectos tamizados por la constitución de un lenguaje que nombra el mundo y construye una determinada
perspectiva sobre lo real. Y esto abarca a la propia recepción del pensamiento de Nietzsche en la obra
de Lucía Piossek Prebisch, quien siendo parte de la historia de la filosofía argentina, se ocupa a la vez
de reconstruir una periodización y un modo de nombrar el pensar de otros filósofos argentinos.
Bibliografía