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Teoria General Del Entorno
Teoria General Del Entorno
Teoria General Del Entorno
Hasta hace unos pocos años el entorno reinante posibilitaba que las empresas
pudieran triunfar con estrategias poco dinámicas, y con modelos de gestión basados
en la continuidad y hasta cierto punto, en la tradición. La competencia no era
agresiva y las ventajas competitivas se mantenían en el tiempo sin apenas dificultad.
El cambio en el entorno no estaba previsto, no se aceptaba y tampoco se controlaba.
ÍNDICE
1. Introducción
2. Empresa y entorno
3. Niveles de entorno
4. Fuerzas que actúan en la empresa
4.1. Fuerzas indirectas
4.2. Fuerzas directas
5. Tipología del entorno
6. Influencia del entorno en la estructura de las organizaciones
7. Resumen
8. Comentarios bibliográficos
1. INTRODUCCIÓN
Hoy en día, las empresas deben afrontar su futuro previendo oportunidades de
negocio, situando sus metas en función de sus capacidades y tratando que su pasado no
sea una carga para la misma. Para esto es fundamental que la empresa conozca su
entorno y se sepa adaptar a él. Se puede decir que se ha configurado una nueva filosofía
en la dirección empresarial, en la que ya no se busca maximizar el rendimiento, sino que
se pretende optimizar el potencial de rendimiento, es decir, tanto el rendimiento
presente como el futuro. Al decidir afrontar el cambio, la empresa comienza una
búsqueda activa y creadora de oportunidades, en un intento de aventajar a sus
competidores, recompensando comportamientos creativos y la iniciativa de sus
miembros. Dirigir en un ambiento globalizado se ha convertido en uno de los retos de la
gestión actual.
En este contexto de gran complejidad, se puede decir que todas las variables
interaccionan, y la empresa necesita, más que nunca, prever las condiciones del entorno
y armonizar su funcionamiento interno para anticiparse y dar una respuesta sólida a los
cambios que pudieran producirse. Ha de aprovechar las oportunidades del mercado en
cualquier dirección, no sólo en el mercado donde coloca sus productos o servicios, sino
logrando las condiciones más favorables en la captación de sus recursos. La empresa
excelente es, en este entorno globalizado de cambio y competencia, aquella que logra
anticiparse al futuro, y no sólo la que sigue un comportamiento adaptativo.
2. EMPRESA Y ENTORNO
La empresa se puede considerar según la “Teoría de Sistemas”, como un sistema
abierto1, es decir, como un conjunto de elementos relacionados entre sí, constituyendo
un todo indisociable y sinérgico, orientado hacia la consecución de unos objetivos
determinados, en un entorno específico; mediante las relaciones de intercambio con
dicho entorno, mantiene un equilibrio homeostático que le permite adaptarse al medio,
sobrevivir y desarrollarse en él, gracias a las funciones de autorregulación del propio
sistema. De esta definición se puede concluir que existe una relación fundamental entre
la empresa y su entorno.
Las empresas no son entes aislados, existen en un entorno que las afecta y al que
responden. Está formado por la localización física, la competencia, la comunidad local o
regional, la facilidad para adquirir los recursos…, en resumen por todo el conjunto de
elementos que rodean la organización. La organización depende de su entorno para
lograr alcanzar sus recursos, que normalmente son escasos, por lo cual tendrá que
competir para conseguirlos2.
Por tanto, se puede definir el entorno como todo aquello que es ajeno a la
empresa como organización (H. Mintzberg, 1984). No obstante, a menudo se presentan
dificultades para determinar con certeza o exactitud dónde están las fronteras o los
auténticos límites de la empresa con respecto a lo que se conoce como medio exterior.
El entorno así definido es algo extraordinariamente amplio, que desde un punto de vista
operativo sería casi imposible de analizar por su amplia generalidad. Es por ello, que se
puede convenir que el entorno se refiere a todos aquellos factores externos a la empresa
que tengan una influencia significativa en la estrategia empresarial y que la misma no
puede controlar.
1
Véase Capítulo 19: Naturaleza de los sistemas.
2
Véase Capítulo 11: Un entorno complejo.
3. NIVELES DE ENTORNO
Para estudiar el entorno es necesario definir unas dimensiones y unos niveles de
referencia. Ellos nos permitirán entrar en el análisis de su diversa naturaleza o de las
diferentes formas en que el entorno se manifiesta en la empresa. El gran interés de este
estudio se produjo durante los años setenta a raíz de los fuertes cambios habidos en él y
que tan duras consecuencias tuvieron para las economías, sectores y empresas de los
países industrializados, y más aún en los que todavía siguen en vías de desarrollo.
El entorno
El entorno general La empresa
Específico
Condicionantes
Adaptación
La cadena
La empresa El sector
El área
El área
La cadena
El sector La empresa
La empresa y su entorno
J. Cabanelas, 1997, p.98
1. Un primer nivel formado por la propia empresa, que constituye el núcleo básico
del marco. La agrupación que se lleva a cabo tiene al comienzo una
categorización principalmente alrededor de la empresa, como agente central,
hasta que progresivamente se va ampliando hacia un ámbito más global. Según
se vaya progresando a través de los distintos niveles del marco y,
consecuentemente ampliando las fronteras de la empresa, se irá desdibujando su
capacidad de negociación.
3
Véase Capítulo 15: Estrategia digital: Las nuevas fuerzas.
2. Un nivel que engloba al anterior y que está definido por lo que se conoce como
sector. La consideración del sector supone un marco sólido para el análisis de la
competitividad. De acuerdo con el planteamiento de Porter, al hacer referencia al
sector se estudia a éste desde la perspectiva de las fuerzas competitivas que en él
se conforman. El análisis del sector nos plantea como primer problema
establecer la frontera del mismo, ya que no coincide con una clasificación
sectorial convencionalmente realizada ni con un grupo de empresas similares,
sino que va mucho más allá. La frontera que delimita el entorno específico está
relacionada con las misiones y fines de la empresa y con su capacidad de
negociación. No obstante, en la esencia del sector se sitúan una serie de fuerzas
(competidores, clientes, proveedores, productos sustitutivos y competidores
potenciales) que de forma dinámica interactúan permanentemente con la
empresa y que son el elemento fundamental a considerar para definir su
competitividad.
5. Finalmente el entorno global, que constituye el nivel más amplio del análisis y
que reúne a todos los otros niveles. Cada vez tiene una dimensión más amplia e
intensa, debido en gran medida a la creciente internacionalización de la actividad
económica. Dentro de este nivel se deben tener en cuenta:
Factores tecnológicos
Factores internacionales
Entorno general
Fuerzas indirectas
Elaboración propia
Factores tecnológicos: los avances tecnológicos no solamente son los que más
rápidamente evolucionan, sino que son los que tienen más alcance a la hora de
ampliar o limitar las oportunidades de una empresa establecida. Están relacionados
con el continuo proceso de innovación tecnológica al que se ven sometidas todas
las industrias: el nivel científico y técnico, la política seguida por las empresas o
por los Estados en materia de investigación y desarrollo (I+D); el grado de difusión
de las innovaciones tecnológicas; etc.
C a m b i o s en l o s
productos
D e s a rro l l o t e c n o l ó g i c o N u e v o s p r o ces o s
N uevos
s i s t em as
4
Véase Capítulo 7: Definición de TQM.
5
Véase Capítulo 9: Evolución de la IT hacia el papel estratégico.
6
Véase Capítulo 10: Competir a través del posicionamiento geográfico.
Son aquellas que ejercen una influencia directa sobre la empresa. P. Mateos-
Aparicio (1998) distingue cuatro: clientes, proveedores, competidores y recursos
humanos. Estos factores son los que componen el entorno operativo de la organización,
y se caracterizan por tener unas implicaciones específicas e inmediatas sobre la
estrategia empresarial.
7
Véase Capítulo 10: Razones para la internacionalización.
8
Véase Capítulo 3: Globalización.
Clientes: las organizaciones ofrecen tanto sus productos como sus servicios no sólo
a sus clientes actuales, también lo hacen a los potenciales, los cuales a su vez
pueden ser individuos u organizaciones. Hoy en día ya es un tópico hablar de la
globalización de los mercados, el mundo entero parece tener los mismos gustos en
determinados productos. No obstante, no hay que olvidar que cada cliente es único
y como tal tendrá gustos diferentes, por eso es preciso combinar la adaptación a la
diferencia con la estandarización9, por eso, compañías como Honda o Coca Cola
han transformado sus procesos para adaptarse a las necesidades de los clientes, es lo
que hoy se conoce como “clientización”.
Competidores: forman parte del entorno operativo de la empresa y son los rivales
con los que ésta se enfrenta a la hora de conseguir recursos y clientes. Pueden
suponer una amenaza que produzca unos costes al alza, o que reduzca sus ingresos
y produzca una disminución del rendimiento empresarial. Toda empresa debe tratar
de conocer en la medida de lo posible las estrategias de los competidores presentes
o futuros, para lo cual puede utilizar análisis detallados que muestren las fortalezas
y debilidades de la propia empresa, tratando de encontrar una fuente de ventaja
competitiva sostenible a largo plazo. La aparición de nuevos competidores, como
pueden ser: competidores extranjeros (entrantes nuevos en el sector), empresas de
nueva creación (consecuencia del atractivo del sector o de transformaciones de las
existentes), y competidores provenientes de otros sectores (producto de estrategias
de diversificación de las empresas) reduce los beneficios empresariales dentro del
sector. Los ajustes a la baja de precios, el acortamiento del ciclo de vida de los
productos, o una gama de bienes o servicios poco diferenciados son claros indicios
de sectores de alta competencia. Además, en épocas de escaso crecimiento, la
competencia se hace más dura porque para aumentar la cifra de ventas hay que
arrebatar cuota de mercado, recurriendo a políticas agresivas comerciales y de
marketing10.
Recursos humanos: son las personas las que realmente aportan el trabajo, energía,
conocimiento, habilidades y experiencia, que hacen posible la supervivencia y el
éxito empresarial11. Actualmente las empresas operan en un entorno inestable, en
un mercado sometido a cambios frecuentes, a veces sin previo aviso, y sin razón
aparente. Los grandes cambios políticos, sociales y tecnológicos de los últimos
veinte años nos muestran que ni los mejores líderes se encuentran preparados para
los cambios que se están produciendo. En el entorno actual de los negocios, no hay
persona que tenga todas las respuestas, las habilidades y la sabiduría necesarias para
guiar a la organización hacia un éxito sostenido, a no ser que utilice y maximice las
respuestas y las habilidades del conjunto de la organización. En resumen, para que
una empresa triunfe es necesario que encuentre la forma de maximizar las
aportaciones de sus miembros, de no ser así, estaría desperdiciando recursos
disponibles lo cual no se puede permitir en un entorno altamente competitivo.
11
Véase Capítulo 14: Gestión del conocimiento.
CASO PRÁCTICO: Industrias McDriver y el
desarme
En la mañana del sábado, mientras jugaban al golf, repasaban todos los sucesos
más recientes: la caída del muro de Berlín, el desplome de los sistemas políticos de los
países del Este, la desmembración de la Unión Soviética, la guerra del Golfo, la
paralización de la carrera espacial, la crisis de la economía norteamericana, el
12
Véase Capítulo 11: Complejidad organizativa.
Cuanto más dinámico sea el entorno de una organización, más orgánica será su
estructura. En un entorno estable –donde nada cambia- la organización puede
prever su situación futura y, de permanecer invariables los demás factores, puede en
consecuencia aislar su núcleo de operaciones normalizando las actividades del
mismo (estableciendo reglas, formalizando el trabajo y planificando acciones) o
quizás, en lugar de ello, normalizando sus habilidades. Pero esta relación se
extiende también más allá de dicho núcleo. En un entorno sumamente estable, toda
la organización adopta la forma de un sistema protegido en el que no surgen
anomalías, capaz de normalizar de arriba abajo sus procedimientos. Sin embargo,
cuando las condiciones ambientales son dinámicas –cuando es necesario cambiar el
producto con frecuencia, se produce una elevada rotación de personal y la situación
política es inestable-, la normalización ya no es útil, y, en su lugar, debe mantenerse
flexible y lograr la coordinación a través de la supervisión directa o de la
adaptación mutua; de este modo, deberá utilizar una estructura orgánica, a pesar de
las fuerzas del gran tamaño y del sistema técnico de regulación, que actúan en el
sentido contrario.
13
Véase Capítulo 12
Supervisión directa
Adaptación mutua
Creciente descentralización
(fomentada por una mayor complejidad del entorno)
Cuanto más diversificados estén los mercados de una organización, mayor será la
probabilidad de que se produzca una separación en unidades basadas en el
mercado (suponiendo que existan economías de escala favorables). Cuando una
organización puede identificar mercados diferentes –regiones geográficas, clientes
y, en especial, productos y servicios- se verá predispuesta a dividirse en unidades
de alto nivel en función de éstos, así como a dar a cada una de ellas una buena
cantidad de control sobre sus propias operaciones, quedando delegada gran parte
del poder de decisión a los directivos de las organizaciones. Se puede decir que la
diversificación crea la “divisionalización”. La explicación de este fenómeno está en
que la organización que tiene que comprender información respecto a muchos
aspectos distintos de su entorno de mercado acaba viendo las ventajas de segmentar
dicho entorno en mercados claramente diferenciados, de ser ello posible, dejando el
control de cada uno de ellos en manos de una unidad individual. De este modo se
minimiza la coordinación de la toma de decisiones que tiene que producirse en las
distintas unidades. Sin embargo, existe un impedimento primordial en la
“divisionalización”, aun cuando los mercados sean diversos, esto sucede cuando
existe un sistema técnico común o una función crítica que no puede ser segmentada.
En la “divisionalización”, cada unidad de mercado requiere su propio núcleo de
operaciones, lo que resulta imposible cuando las economías de escala dictan un
único sistema técnico. Existen sistemas técnicos que pueden dividirse aun siendo de
muy reducida escala, mientras que otros deben permanecer intactos a pesar de su
escala masiva. De esta manera la presencia de una función esencial para todos los
mercados en común impide una auténtica “divisionalización”, como sucede con las
inversiones en los negocios de seguros. La organización sigue dividiéndose en
unidades de mercado, pero concentra la función crítica en la sede central, lo que
reduce la autonomía de las unidades de mercado, dando lugar a una forma
incompleta de “divisionalización”.
Hablar del negocio de los fósforos en España es hablar de la familia Fierro. Los
orígenes del actual Grupo Fosforera datan de 1892, cuando el patriarca de la saga,
Ildefonso Fierro, creó la Compañía Arrendataria de Fósforos, sociedad que con el correr
de los años daría paso, en 1956, a Fosforera Española.
En los años veinte esta actividad era un negocio boyante, con el que los Fierro
lograron convertirse en una de las principales fortunas del país. Al término de la guerra
civil, Franco le otorgó el monopolio del negocio del fósforo, régimen que duraría hasta
finales de los años sesenta. Con el fin del monopolio, Fosforera tuvo que hacer frente
tanto a la competencia interna, tras la creación de la compañía Fósforos del Pirineo,
como a la avalancha de importaciones procedentes en su mayor parte del continente
asiático y, posteriormente, de los países del Este.
En los comienzos de los años setenta se hace patente la caída del consumo y
Fosforera, pese a haber entrado en el negocio de los encendedores desechables,
comercializados bajo la marca Zor, es incapaz de hacer frente a gigantes como Bic o
Clipper, que copan el mercado.
7. RESUMEN
Del análisis de los diversos niveles del entorno se podrá conocer el tipo de
entorno ante el que nos encontramos, pudiendo ser: estable o dinámico, favorable u
hostil, simple o complejo, e integrado o diversificado. Dependiendo del tipo de entorno
ante el que se encuentre la empresa, ésta tenderá a modificar en un aspecto u otro su
propia estructura.
8. COMENTARIOS BIBLIOGRÁFICOS
BIBLIOGRAFÍA
BUENO CAMPOS, E. (1996): Curso básico de economía de la empresa: Un
enfoque de organización, Ed. Ediciones Pirámide.
www.granpyme.com
GLOSARIO
Cultura empresarial: es el carácter (entendido como un conjunto de creencias,
valores y visión del entorno compartido por la mayoría) y el estilo (entendido como
comportamiento, diseño, pautas de actuación, ritos…) de una empresa.