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La Eucaristia en Diversas Situaciones
La Eucaristia en Diversas Situaciones
La Eucaristia en Diversas Situaciones
EN UNIÓN CON
CATÓLICOS EN ORACIÓN
TALLER DE LITURGIA A DISTANCIA
SESIÓN 15
¿QUÉ ES EL APOSTOLADO?
Es llevar el mensaje de Cristo a El apostolado es poner a las Los que llevaban al paralítico
nuestro alrededor. El apostolado es personas delante de Jesús para tuvieron que sortear muchas
dar razón de nuestra fe, como nos que Él las ilumine, las cure, las dificultades. Así también nos pasará
dice san Pablo. Es entregar a los consuele, como hicieron aquellos a nosotros en el apostolado. Pero
demás lo vivido y contemplado en con el paralítico (cf. Mc 2, 1-5). hay que vencerlas, hasta poder
la oración. Es el derramamiento al Ellos pusieron al paralítico llevar a los hombres frente a Jesús.
exterior de nuestra vida espiritual e delante de Jesús y Jesús hizo el Ellos vencieron la barrera con su
interior, para que también se resto. decisión, con su ingenio, con su
beneficien los demás de la acción interés: metieron al paralítico por el
de la gracia divina en nosotros. techo.
Todo cristiano, por ser bautizado y confirmado, está llamado a hacer apostolado. Desde el
bautismo estamos llamados a ser santos y a santificar a los demás. Y, ¿cómo vamos a santificar
a los demás, si no hacemos apostolado?
¿QUIÉN DEBE
Las exigencias del bautismo se refuerzan con el sacramento de la confirmación, que nos hace
HACER
soldados y apóstoles de Cristo y nos da fuerza para llevar por todas partes el mensaje salvador
APOSTOLADO? del Señor. No podemos desentendernos de nuestros hermanos, los hombres. Si de verdad
amamos a Dios, deberíamos sentir arder en las propias entrañas el fuego del apostolado. Decía
santa Teresita del Niño Jesús: “Una sola cosa deseo: hacer amar a Dios”. Esto es el apostolado
Para que todos lleguen al conocimiento de Dios, de su santa Ley y puedan alcanzar la
salvación eterna y así crear la civilización del amor en nuestro mundo.
La militancia brota cuando tenemos conciencia de la fuerza del mal en el mundo y queremos
tratar de detenerla, de luchar contra ella, para contrarrestar esa fuerza del mal con la fuerza del bien,
proveniente del mensaje de Cristo.
Esta militancia nos hará estar al día en todos los problemas del mundo y de la Iglesia,
estudiarlos, analizarlos, para después tratar de poner soluciones. Nos hará conseguir la
preparación más adecuada, pues la gracia de Dios no suple nuestras negligencias, sí nuestras
deficiencias, provenientes de nuestras limitaciones humanas.
Esta militancia abarca la vida espiritual, la vida profesional, la vida familiar y la vida
apostólica.
Hay tantos campos donde se puede hacer apostolado. Aquí el ingenio del amor hará surgir
CAMPOS CONCRETOS miles de formas de apostolado: la catequesis, las misiones, la familia, la gente carenciada,
la adolescencia y la juventud, los medios de comunicación social, los profesionales, el
DE APOSTOLADO
campo de la política, etc. Que nadie diga que no tiene tiempo de hacer apostolado, pues
sería como decir que no tiene tiempo de ser cristiano.
El apóstol se hace y se fortalece en la unión con Cristo. Siempre se cumplen sus palabras: “Sin Mí no podéis hacer
nada”. Con Él todo lo podemos; nuestra vida es capaz de iluminar y arrastrar a los demás, incluso en los ambientes más
difíciles, o en medio de grandes tribulaciones.
C
O La historia de la Iglesia, de todas las épocas, ha sido un vivo ejemplo. Los primeros cristianos lograron que la fe
penetrara en poco tiempo en las familias, en el senado, en la milicia, en el palacio imperial: “Somos de ayer y llenamos
N ya el orbe y todo lo vuestro, ciudades y caserones, fortalezas y municipios y burgos, campamentos y tribus, y la milicia,
C la corte y el senado y el foro” (Tertuliano). No tenían apenas medios y cambiaron un mundo pagano, al que se le veían
L pocos resortes para su conversión.
U
S En un mundo que se presenta en muchos aspectos como pagano “se impone a todos los cristianos la dulcísima
I obligación de trabajar para que el mensaje divino de la revelación sea conocido y aceptado por todos los hombres de
Ó cualquier lugar de la tierra” (Concilio Vaticano II, “Apostolicam Actuositatem, n. 5).
N
Evidentemente, la primera obligación será, de ordinario, orientar nuestro apostolado hacia las personas que Dios ha
puesto a nuestro lado, a los que están más cerca, a los que tratamos con frecuencia. Pero esto no basta: hay que salir del
círculo de nuestros conocidos, pues hay muchos que nos esperan, incluso más allá de nuestras fronteras.
15.2.- LA EUCARISTÍA Y EL SILENCIO
Es imprescindible para ser creativos. Todo artista, científico, pensador, necesita desplegar en su
interior un gran silencio para poder generar percepciones, ideas, creaciones. Los grandes genios del
arte y de la literatura fueron hombres que dedicaban mucho tiempo al silencio. Y de esos momentos
de silencio brotaron las grandes obras. Es lo que llamamos el silencio creador, fecundo, productivo.
El encuentro con Dios se da en el silencio del alma. Así lo dice santa Teresa de Jesús: “Pues hagamos cuenta que dentro de
nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas –en fin, como para tal Señor-, y que
sois vos parte de que aqueste edificio sea tal, como a la verdad lo es (que es ansí, que no hay edificio y de tanta hermosura como
un alma limpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey y
que ha tenido por bien ser vuestro Padre y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón” (Camino de
perfección, 28, 9).
san Juan de la Cruz nos susurra al oído: “El alma que le quiere encontrar ha de salir de todas las cosas con la afición y la
voluntad, y entrar dentro de sí mismo con sumo recogimiento. Las cosas han de ser para ella como si no existiesen...Dios, pues,
está escondido en el alma y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo, diciendo: ¿A dónde te escondiste?” (Cántico
espiritual, 1, 6).
El mayor milagro se realiza en el silencio de la eucaristía. Las más íntimas
amistades se fraguan en el silencio de la eucaristía. Las más duras batallas se vencen
en el silencio de la eucaristía, frente al Sagrario. La lectura de la Palabra que se tiene
en la misa debe hacerse en el silencio del alma, si es que queremos oír y entender. El
momento de la Consagración tiene que ser un momento fuerte de silencio
contemplativo y de adoración. Cuando recibimos en la Comunión a Jesús ¡qué
silencio deberíamos hacer en el alma para unirnos a Él! Nadie debería romper ese
silencio.
La amistad es un afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato.
La amistad tiene sus frutos. En la amistad encontramos refugio y apoyo, la amistad enriquece, fortalece y ensancha el corazón
del hombre y le hace invencible ante la adversidad; la amistad dignifica y alegra nuestra existencia.
La amistad se apoya sobre estos cimientos: sinceridad, generosidad, afecto mutuo. Una amistad cimentada sobre la simulación, el
engaño, el egoísmo estaría siempre condenada al fracaso.
¿POR QUÉ HAY PERSONAS SIN AMIGOS?
• Nuestra extrema timidez, por temor a que los demás no nos acepten y porque en los primeros años de la vida nuestros padres
y educadores no nos entrenaron para la vida social.
• Nos sentimos inferiores, nuestra autoestima está baja y creemos que los demás no van a encontrar en nosotros nada digno de
aprecio, y esto nos hace meternos en nuestro enclaustramiento y nos impide desbordarnos en forma afectuosa y confiada
sobre los demás.
• Por egoísmo, mezquindad. Sólo buscamos recibir sin dar, y cuando damos, lo hacemos a cuentagotas.
• Por soberbia, orgullo, altanería, quisquillosidad. Por todo esto, hay personas que, con su actitud, sus modales, su lenguaje,
sus gestos, repelen y los demás los esquivan.
Una personalidad comunicativa y amable; temperamento jovial, alegría contagiosa, bondad y sinceridad,
deseo de hacer el bien, preocuparse por los problemas de los demás, la generosidad, cortesía, cordialidad,
respeto, reciprocidad en afectos y sentimientos. Por eso ser un buen amigo y encontrar un buen amigo son las
¿QUÉ
dos cosas más difíciles del mundo, porque supone la conversión de dos egoísmos en la suma de dos
COSA generosidades.
FAVORECE
Cristo en la eucaristía es nuestro mejor amigo. Hay que visitarlo, estar ratos cortos y largos con Él, contándole
UNA
nuestras vidas con sus luces y sombras, abriéndole nuestro corazón, escuchando sus palabras en el silencio de la
BUENA intimidad. Jesús en la eucaristía tiene todos los rasgos de un verdadero amigo. Nos respeta tal como somos. No
AMISTAD? pretende adueñarse de nuestra voluntad. Respeta nuestra libertad. Es sincero y franco. Nos dice todo sin rodeos,
sin doblez, sin mentira, sin traición. Es generoso, se dona completamente, no se reserva nada. Está siempre y a
todas horas para sus amigos. No tiene horarios de atención.
15.4.- EUCARISTÍA Y SUFRIMIENTO
¿POR QUÉ El problema está en sufrir sin sentido. Y es este sufrimiento sin sentido el que escuece y levanta las
Y PARA QUÉ rebeldías, a veces hasta las alturas de la exageración. Y hay quienes se cierran a cal y canto, y reaccionan
SUFRIR? ciegamente en medio de un resentimiento total y estéril en que acaban por quemarse por completo.
Está la actitud de quienes lo quieren eliminar. De hecho, la medicina busca este objetivo. El sufrimiento
físico que se pueda eliminar no está mal.
Asimilarlo. Para participar con Cristo en la redención. “Sufro en mi carne lo que falta a los sufrimientos de
¿QUÉ Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia”. Como Job, que después de todas las luchas, ya no formula preguntas, ni
defiende su inocencia, sino que queda en silencio, dobla las rodillas y se postra en el suelo hasta tocar su frente
HACEMOS
con el polvo, y adora: “Sé que eres poderoso, he hablado como un hombre ignorante. Por eso retracto mis
CON EL palabras, me arrepiento en el polvo y la ceniza” (Job 42, 1-6).
DOLOR?
Está claro: adorando, todo se entiende. Cuando las rodillas se doblan, el corazón se inclina, la mente se
calla ante enigmas que nos sobrepasan definitivamente, entonces las rebeldías se las lleva el viento, las
angustias se evaporan y la paz llena todos los espacios de nuestra alma.
15.5.- EUCARISTÍA Y SOLEDAD
Solemos pensar que la soledad es una situación humana dolorosa y triste de la que hay
que huir a como dé lugar. Sin embargo, el hombre puede convertirla en una situación fecunda
para el alma. Así la soledad no se convertirá en un oscuro túnel, sino en una oportunidad bella
para el encuentro con Dios.
En la eucaristía Jesús sufre también esta soledad. Solo Él sabe que debe
quedarse aquí para siempre. Debe afrontar solo Él todos los agravios, sacrilegios,
profanaciones. Él sabe y sólo Él, quien debe estar vigilante las veinticuatro horas
SOLEDAD ESPIRITUAL del día, los treinta días del mes, los doce meses del año. ¡Él tiene que responder!,
nadie puede sustituirlo. Independientemente que le hagamos caso o no. En su
vida terrena Jesús experimentó esta soledad espiritual. Hasta parecía que su
mismo Padre lo dejó solo. Y María misma sufrió esta soledad.
ORACIÓN
Para los primeros cristianos la eucaristía estaba unida a la capacidad de martirio. Tanto para Tarsicio
como para esos cristianos ya encarcelados, la eucaristía les daba fuerzas para soportar todo dolor y
sufrimiento. Es de todos conocido el ejemplo de san Ignacio de Antioquía que decía a sus hermanos
cristianos: “déjenme ser pan molido para las fieras”. Y así murió, devorado por las fieras. ¡La eucaristía
engendra mártires!
Tenemos también a los famosos mártires de 1934, fusilados en el norte de España, entre ellos
san Héctor Valdivielso, argentino. Después de la misa los apresan y los conducen a la cárcel, y a
los tres o cuatro días los fusilan.
En México muchos sacerdotes en tiempo de la Guerra Cristera de 1926 a
1929, murieron mártires, entre ellos el padre Agustín Pro, porque no obedecieron
la orden masónica del presidente Plutarco Elías Calles: “prohibido celebrar la
eucaristía y todo culto católico, bajo pena de muerte”. Y estos sacerdotes
desafiaron esta inhumana y atea orden, porque sentían el deber sagrado de honrar a
la eucaristía y fortalecer al pueblo. No podían vivir sin la eucaristía. Y murieron
mártires.
¿Por qué la eucaristía da fuerzas para el martirio? Porque en la eucaristía recibimos el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, que murió mártir, y que nos llena de bravura, de fuerza para afrontar cualquier situación
adversa. Quien comulga con frecuencia tendrá en sus venas la misma Sangre de Cristo, siempre dispuesta a
entregarla y derramarla cuando sea necesario por la salvación del mundo. Si hoy claudican tantos cristianos, si
hay tanto miedo en demostrar que somos cristianos, si hay tanto cálculo, miramiento, cobardía en la defensa de la
propia fe, si hoy se pierde con relativa facilidad la propia fe y se duda de ella o se pasa a sectas, ¿no será porque
nos falta recibir con más conciencia, fervor y alma pura la eucaristía? El efecto número uno de la eucaristía
es la capacidad de sufrir cualquier cosa por Cristo.
15.7.- EUCARISTÍA Y MATRIMONIO
Es Dios mismo quien pone en esa mujer y en ese hombre el anhelo de la unión mutua, que
en el matrimonio llegará a ser alianza, consorcio de toda la vida, ordenado por la misma índole
natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de los hijos.
1.- El matrimonio no es una institución puramente humana. Responde, sí, al orden natural querido por Dios. Pero
es Dios mismo quien, al crear al hombre y la mujer, a su imagen y semejanza, les confiere la misión noble de procrear y
continuar la especie humana.
2.- El matrimonio, de origen divino por derecho natural, es elevado por Cristo al orden sobrenatural. Es decir,
con el Sacramento del Matrimonio instituido por Cristo, los cónyuges reciben gracias especiales para cumplir sus deberes
de esposos y padres de familia.
3.- El Sacramento del Matrimonio o, como se dice, el “casarse por Iglesia” hace que esa comunidad de vida y de
amor sea una comunidad donde la gracia divina es compartida
4.- Por su misma institución y naturaleza, se desprende que el matrimonio tiene dos propiedades esenciales: la
unidad e indisolubilidad. Unidad, es decir, es uno con una. Indisolubilidad, es decir, no puede ser disuelto por ninguno.
El pacto matrimonial es irrevocable: “Hasta que la muerte los separe”. No olvidemos que los ministros del Sacramento son
los mismos contrayentes. El sacerdote sólo recibe y bendice el consentimiento
¿QUÉ RELACIÓN TIENE EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA CON EL DEL MATRIMONIO?