Santiago - Elsa Tamez
Santiago - Elsa Tamez
Santiago - Elsa Tamez
Lectura latinoamericana
de la epístola
ELSA TAMEZ
SANTIAGO
Colección APORTES
SANTIAGO
Lectura latinoamericana
de la epístola
ELSA TAMEZ
:
220.7
T157s Tamez, Elsa
Santiago: lectura latinoamericana de la epístola/
ElsaTamez. —San José: DEI, 1985.
112 p. 18 cm. —(Colección aportes)
;
ISBN 9977-904-20-0
ISBN: 9977-904-20-0
EDITORIAL DEI
Departamento Ecuménico de Investigaciones
Apartado Postal 390-2070 Sabanilla.
SAN JOSE - COSTA RICA
Teléfono 53-02-29
A Lucila y Carlos, mis padres
Fe de erratas
PRESENTACION 11
LA CARTA INTERCEPTADA- 13
EL ANGULO DE LA OPRESION 31
• Los oprimidos 34
• Los opresores: características y mecanismos 42
• ¿Ricos en la comunidad cristiana? 48
EL ANGULO DE LA ESPERANZA 51
• El Saludo 52
• La alegría que surge de la praxis 54
• La alegría escatológica anticipada 57
• La identificación de Dios con el pobre 61
• El juicio, esperanzade los pobres 67
EL ANGULO DE LA PRAXIS 71
• La paciencia militante 72
• La integridad 76
1. Integridad, fruto de la experiencia doloroso 77
2. Integridad versus doblez 78
3. Dios, modelo de integridad 80
4. Fe y práctica, meollo de la integridad 82
5. Integridad y honestidad personal 88
• La oración auténtica 89
PRESENTACION
11
mismo tal que trasciende la simple confesión verbal.
Creer es practicar. Creer en Dios es actuar de una
manera concreta hacia la justicia de su Reino.
Ubicada en el ámbito de la relectura de la Biblia
en clave liberadora, este trabajo de Elsa Tamez,
nos llega como una propuesta de lectura del men-
saje de la Carta de Santiago desde el ángulo (paradig-
ma de sentido) de la opresión-sufrimiento ; la fuerza
de la esperanza y las exigencias de la praxis de la fe.
Equipo DEI
12
LA CARTA INTERCEPTADA
13
Intentos de intercepción a través de la historia
ers, 1980).
2. Martin Dibelius hace un análisis detallado de los parecidos. La mayo-
ría de los comentarios también mencionan las similitudes.
14
embargo, afirma Martín Dibelius que Orígenes lo cita
como canónico para apoyar sus puntos de vista en
una serie de pasajes pero que reconoce que es una
carta que está en discusión entre las iglesias, pues
algunas de ellas dudan de su autenticidad. 3 Orígenes
lo clasifica entre los libros en disputa. 4
15
no hay evidencia de que la carta era parte de algún
Nuevo Testamento Latino, por ese tiempo; habrá que
esperar una generación más tarde. 5 El primer escritor
latino (356-358) en citar la epístola fue Hilario de
una sola vez para alegar cómo
Poitiers; se refiere a ella
sus pasajes han sido malentendidos por los arrianos
para apoyar su herejía. Pero no es sino hasta el final
del siglo IV que se incorporó definitivamente en el
canon latino.
En resumen, es obvio que la epístola de Santiago
ha surgido tardía, paulatinamente y con mucha discu-
sión en la historia del canon. ¿Por qué se rechazaba
esta carta? ¿Qué tiene la carta en especial que no le
gustaba a las iglesias y a los líderes de aquellos tiem-
pos? ¿Hay alguna herejía que contradiga los escritos
del Antiguo Testamento? No.
5. Ropes, p. 101.
16
7
6
conocidos hoy a nivel común, sobre la epístola, son
los de Martín Lutero, como dice Sophie Laws.
6.Sophie Laws, p. 1.
7.Wittenberg, 1522. En el prefacio de la segunda edición omite la frase
“epístola de la paja”, pero su opinión sobre la carta no cambia en nada.
17
elproducto de un cristianismo inferior en contraste
con la teología paulina 8 .
18
a los ricosen las iglesias (cosa que Dibelius reconoce),
de manera que si los ricos en su mayoría se han apro-
piado de la iglesia, obviamente el documento llega a
ser obsoleto para ellos, pues ya están adentro, pero si
no, la pregunta permanece ¿por qué se rechaza la
:
carta?
19
contenido como veremos más tarde, afirma que la fe
sin obras es muerta, y que el hombre es justificado
por las obras y no solamente por la fe (2.24). No
debemos criticar anacrónicamente a Lutero, ni afir-
mar que rechazó de plano el documento. Lutero
reconoció que fue escrito por un hombre piadoso
(según él, el hijo de Zebedeo), valora el punto de vista
sobre la ley de Dios, pero no le concede la autoridad
apostólica; dice: “yo no la tendré en mi Bibüa en el
número de libros propiamente mayores, pero no por
eso intento prohibir a cualquiera que la coloque y
exalte donde guste, pues tiene muchas cosas buenas
que decir en ella”. 11 Sin embargo, al mismo tiempo
tenemos que reconocer que sus apreciaciones han afec-
tado a los lectores hasta hoy día en cuanto a secunda-
rizar la epístola. Una carta que nos parece importante
rescatar y releer en América Latina. A pesar de todas
las dificultades vistas, este documento no fue “inter-
ceptado”, permaneció gracias a varios defensores a
través de la historia y al Espíritu Santo. Hoy día
nadie duda de su autenticidad como parte de nuestro
canon.
a) En primer
lugar es sorprendente la ausencia de
literaturaen español sobre esta epístola. Contamos
sólo con dos comentarios traducidos del inglés, no de
mucha envergadura (según los criterios de la erudición
del primer mundo) y con los breves aportes de Rodol-
fo Obermüller, Tomás Hanks, Julio de Santa Ana y
Luis Rivera Pagán. Cabe mencionar también la contri-
20
2
21
b) La crítica radical de Santiago a los ricos ha ayu-
dado “robo solapado” de la epístola. Se sabe de
a este
iglesias que en sus liturgias porque en
se saltan la carta
sus congregaciones hay muchos miembros ricos y es
muy incómodo hablar contra ellos teniéndolos
enfrente. Algunas partes de Santiago, especialmente el
capítulo quinto, son muy concretas y por lo tanto
muy difíciles de espiritualizar.
22
7
16 .Ibid., p. 182.
17. Sophie Laws, p. 41.
18. Ibid., p. 25.
23
autor fue Santiago, el hermano del Señor y que posi-
blemente alguien un poco más tarde, retocó la carta. 19
Para él el origen de la epístola es Palestina. Se esfuerza
por proponer la Sitz im Lebem, cosa que algunos ni
siquiera intentan. Se apoya en la mención de terrate-
nientes y comerciantes que aparecen en la carta; ana-
liza, pues, estos grupos que existían en Palestina antes
24
el autor es alguien con mucha influencia helena, la
cual no sólo se percibe en algunos de sus comentarios,
sino, y sobre todo, en la manera de escribir el griego
como lengua materna. Esta carta se dice, presenta el
mejor griego del Nuevo Testamento, utiliza 63 pala-
bras (hapax legomena) que no aparecen en otra parte
del Nuevo Testamento. 22
25
No es fácil penetrar en la epístola. Su estilo es muy
diferente a nuestras cartas actuales. Una primera lec-
tura nos deja desconcertados. Al terminar de leerla
tenemos en nuestra mente muchos temas, aparente-
mente inconexos, algunos de ellos se repiten varias
veces. Es difícil, pues, captar el armazón, la estruc-
tura de la carta a causa del estilo (parenético con
frecuente diatriba ). 23 Los eruditos no concuerdan en
cuanto a la estructura, muchos de ellos optan por ana-
lizar simplemente los diferentes temas por separado, o
los capítulos 24 Nosotros optamos por percibir un
.
23. Para un análisis más detallado sobre el estilo, véase además de las
introducciones de los comentarios de Dibelius, Ropes y Davids, a
Anselm Schultz, “Formas fundamentales de la perenésis primitiva”, en
Forma y Propósito del Nuevo Testamento, de Josef Schreiner (Barce-
lona: Herder, 1973).
24. Laws, Dibelius, Ropes, Anderson y otros.
26
piscencia-pecado-muerte, dádiva buena de lo alto,
Dios-Palabra de verdad-vida, presto para escuchar,
tardo para hablar, tardo para la ira, ira no obra jus-
ticia de Dios, desechar el mal y recibir palabra sem-
brada, hacer palabra no sólo oirla, ley perfecta de
la
Capítulo tercero: No
os hagáis maestros muchos de
vosotros, juicio, hablando, lengua (ejemplos),
caer
sabiduría, buena conducta, sabiduría falsa, sabiduría
verdadera, frutos de justicia se siembran en la paz
para los que procuran la paz.
Capítulo cuarto: Guerra-contienda-codicia-malgas-
to, oración amistad con el mundo-enemistad con
Dios, someteos a Dios-resistid al Diablo, purificaos,
no hablar mal unos de otros, juez, jactancia del nego-
ciante, pecado.
27
oración (ejemplos), confesaos mutuamente, fuerza
de oración ferviente, convertir al que se desvía de la
verdad.
1. El ángulo de la opresión-sufrimiento
28
salarios del obrero. Hay una clase de hombres o
comerciantes, que lleva una vida regalada, sin preocu-
parse por los pobres, etc.
2. El ángulo de la esperanza
3. El ángulo de la praxis
29
EL ANGULO DE LA OPRESION
31
pobres, así creativamente presentada, refleja una
preocupación real del autor mismo. El lenguaje . .
32
carta nueva, pertinente, que refleja una situación de
injusticia y opresión, y desafía a los cristianos a
enfrentar esa situación.
33
emana de la carta. De manera que por la incertidum-
bre de las circunstancias históricas en que surge la
epístola, vamos a centrarnos sobre todo en el texto.
Los oprimidos
Los oprimidos en la carta de Santiago son princi-
palmente los pobres. Ya se han hecho varios estudios
relacionando la pobreza con la opresión. Los pobres
son pobres generalmente porque son oprimidos y
explotados, los oprimidos son los empobrecidos. En
el Antiguo Testamento hay varias palabras hebreas
34
la escena que estamos observando. Santiago dice:
¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus pisos sin dere-
cho!
35
(érgates) también vive en la miseria a causa de los
opresores. Los propietarios o terratenientes bien
pueden pagar el salario pero lo detienen. Varios
textos leen apesterémenos que significa robar, otros
leen afusterémenos “retener” 6 no en el sentido de
demorar, sino de total incumplimiento; 7 cualquiera
de los dos textos en definitiva ofrecen el mismo resul-
tado: el trabajador se queda sin su salario.
6. Davids, p. 177.
7 . James Adamson, The Epistle of James (Michigan William B Eerdams
: .
36
ginta (LXX) aparece con frecuencia como protesta
contra las injusticias cometidas: 10 recordamos la
sangre de Abel que clama venganza por el homicidio
cometido; en Ex. 2.23, los hebreos esclavos en Egipto
claman por su opresión con estos mismos gritos. El
campesino, pues, grita desgarradoramente como signo
de protesta, de denuncia contra la injusticia. Es un
grito que pide venganza al Señor. 11
37
6
13. Cp. Hch. 6.1-6; 1 T. 5.3-16. Cp. Adamson, p. 86; Sophie Laws,
p. 89; Davids, p. 103.
14. Sophie Laws, p. 89.
15. Hanks, p. 56.
16. Ibid., p. 53.
38
del mundo opresor. Esta variante, según R.B. Ward,
hace mejor sentido en la carta 17 .
pp. 21-58.
39
9
40
penes, 20 aquellos que tienen por lo menos un trabajo
para ganarse la vida, porque no tienen propiedades.
Ambos eran grupos explotados por los ricos y pode-
rosos, por eso muchas veces funcionan como sinó-
nimos. Curiosamente el Nuevo Testamento nos habla
más de piojos.Según Wolfgang Stegemann este tipo
de pobres creció muchísimo durante el período del
imperio romano, por eso, afirma el autor, “el uso
predominante de piojos en el Nuevo Testamento se
ha de entender también como un reflejo de una
realidad social”. 21 En Santiago tenemos estos pobres
—piojos— presentes dentro de la comunidad, 22 por
ejemplo, en 2.15: “Si un hermano o hermana están
desnudos y carecen de sustento diario. también .
41
.
23. Santiago sigue mayormente los LXXen esta frase. Cp. Salmo 1.1,
Prov. 8.34. Pero en los LXX
también se lee ánthropos: Job 5.17 maka-
:
rios de ánthropos. .
42
taños sobre Santiago dedican páginas enteras para
hablar de los ricos, intentando consciente o incons-
cientemente relativizar esta pintura blanco-negro del
autor. Se dice que simplemente está recogiendo una
tradición familiar antigua, o que se debe apo-
al estilo
43
¿No son acaso los ricos los que os oprimen y os arrastran a
los tribunales? ¿No son ellos los que blasfeman el hermoso
nombre que ha sido invocado en vosotros?
44
situación deplorable para los pobres podemos
comprender la dureza de Jesús contra los sectores
pudientes.
la predicación profética de
Santiago, pues, sigue
Jesús. No
habla de los pobres en el sentido pura-
mente piadoso como se dio en el judaismo tardío;
ni retoma la tradición rabínica de la retribución, la
45
.
2.6 los ricos son los que oprimen y arrastran a los tribunales.
46
5.3 Acumulación de riquezas.
47
¿Ricos en la comunidad cristiana?
48
de la sociedad discriminadora, sienten favoritismos
hacia Por último pareciera que hay también en
el rico.
49
EL ANGULO DE LA ESPERANZA
51
emanan de la carta, no son el fin del hombre, ni de las
comunidades cristianas a quienes escribe Santiago. El
lo sabe perfectamente, por eso enfatiza la necesidad
de la esperanza, pues solo a partir de la esperanza es
posible movilizarse. La esperanza no solo empuja para
salir a en circunstancias de opresión, sino que
flote
fortalece para vencer esas circunstancias.
El Saludo
52
saludo, que significa literalmente “tener gozo” o,
aquí, “gozo sea con ustedes”. 1
1. Adamson, p. 52.
2. El ángulo de la opresión, pags. 34-35
53
común del mundo griego 3 jairein, el cual, repetimos,
literalmente se traduce ser feliz, tener gozo. Martin
Debelius afirma que Santiago lo hace intencional-
mente, pues quiere unir jairein con jarán, “gozo” del
siguiente versículo, por la similitud del sonido, y este
recurso literario permite ver en el autor su habilidad
para con el uso del griego. 4 Nosotros, al ubicarnos en
el ángulo de la esperanza, vemos más allá del recurso
54
y persecuciones (poikilois) que producen sufrimiento,
no alegría. A primera vista el texto nos sorprende con
esta paradoja, 5 pues solo el masoquista se goza en el
dolor. Pero Santiago insiste en inyectar ánimo a sus
destinatarios haciéndoles reflexionar sobre su propia
experiencia amarga. En este verso, el gozo no es esca-
tológico como afirma Peter Davids, “de aquellos que
esperan la intervención de Dios al final de los tiem-
pos”; 6 tampoco se sugiere que se gocen en el sufri-
miento per se. El autor busca que se tome conciencia
(“sabiendo que” ginóscontes) del proceso y resultado
de esa experiencia. Esta fortalece el espíritu, produce
una “paciencia militante” hupomonén —de la cual
hablaremos en la próxima conferencia— con obras
perfectas; todo ello concede integridad a la persona, a
la comunidad. 7 Se trata realmente de un acto heroico
pues, de acuerdo a Dibelius, Santiago quiere revivir el
sentimiento heroico de la época de los macabeos 8 que
estaban oprimidos bajo los griegos.
55
llama también la ley regia, y la resume en 2.8: “Ama-
rás a tu prójimo como a tí mismo”. San Juan 13.17
declara dichosos a los que lavan los pies a los demás.
Así, pues, en el servicio se produce una alegría. El
verbo “será feliz” presenta cierta ambigüedad: la feli-
cidad puede ser una promesa futura o puede formar
parte inherente en el cumplimiento de la voluntad de
Dios. 9 Lo más indicado sería considerar ambas alter-
nativas, pues no son excluyentes. Se goza en el servi-
cio y simultáneamente se alegra anticipadamente del
bien que vendrá.
56
feliz de un periodo de sufrimiento y no, como algunos
piensan, en recompensa del próximo mundo”. 10
la
1.12 dice:
12. Ibid, p. 8.
13. Sophie Laws, p. 67.
58
de la vida prometida a los que le aman”, y ‘‘Reino pro-
metido a los que le aman”. El segundo está evidente-
mente ligado a los pobres, y el primero, que estamos
analizando, viene inmediatamente después de hablar
también de pobres y ricos. Este hecho no puede ser
tan casual.
59
,
60
lo tanto, no se puede ver en la humildad del hermano
una característica moral o espiritual. Se trata de un
hermano pobre económicamente, y es humilde en
tanto es pobre 15 Santiago le dice al pobre de la
.
carta les dirá que lloren desde ya por lo que les espe-
ra. Por ahora, en nuestro texto el autor no le deja al
61
través de sus actos liberadores en favor de Israel
y
de los pobres en Israel, y sigue siendo el mismo por-
que “en él no hay cambio ni sombra de rotación”,
les dice además que si la comunidad está padeciendo
no se debe a causa de Dios, “pues Dios no prueba a
nadie” (1.13), de él viene “toda dádiva buena y todo
don perfecto”. Son los mismos hombres los que
provocan esta situación de injusticia, su concupis-
cencia les lleva a pecar y se vuelven asesinos (1.15),
de que unos matan y otros mueren, unos sufren
allí
62
tral o no haga acepción de personas. En ese mismo
contexto la parcialidad de Dios es obvia:
63
ción de Dios, justamente por este género de personas,
se pierde: los ricos entonces se vuelven pobres piado-
sos y los pobres ricos en piedad, y el orden económi-
co y de poder injusto queda como está. En ese sen-
tido, el rico siempre sale ganando; es rico en la vida
real y pobre piadoso frente a Dios por lo tanto here-
dero del Reino. Es sospechoso el acercamiento de
algunos eruditos cuando analizan este texto. Ander-
son, por ejemplo, en el inicio, antes de examinar el
texto, aclara desde su perspectiva: “no todo rico
está sentenciado a ser condenado, ni todo pobre está
seguro de ser salvo ”. 20 Nos llama la atención no tanto
esa afirmación que bien puede hacerla después de
cierto razonamiento, sino el que inicie su análisis justa-
mente con esa premisa; salta a la vista su preocupa-
ción por los ricos y no por los pobres; sus lectores no
son del tercer mundo. Milton, por su parte, identifi-
ca pobre con devoto, y afirma que se refiere a “la
clase de gente a quien la prosperidad significa poco
porque la obediencia de Dios significa todo ”. 21 En
verdad, solo quien tiene trabajo, comida y techo pue-
de afirmar tal cosa; el hambriento, explotado o sin
trabajo desea por lo menos satisfacer sus necesidades
básicas, y se abre a Dios en espera de que así suceda.
64
ejemplo, no se conoce otro Dios que tenga esta incli-
nación preferencial por los pobres. 22
65
tes nos preguntemos: ¿y qué del rico, hay esperanza
para él según el cuadro que Santiago nos presenta?
66
:
67
juicio. Para Santiago no es suficiente infundir alegría
a lascomunidades y recordarles el amor especial que
Dios les tiene a los pobres. El autor de la carta debe
asegurar el fin de la opresión y del sufrimiento. Lo
hace a través del juicio contra los ricos y de la inmi-
nente venida del Señor. Esta es la parte de la carta
más fuerte. Así como el rico, en este caso el terra-
teniente, no tuvo misericordia con el campesino,
Santiago tampoco la tiene con el rico; descarga
toda su furia justiciera. El estilo es apocalíptico, nos
recuerda el juicio contra la gran Babilonia (Roma) y
sus magnates del libro de Revelación (Cap. 17):
Ahora bien, vosotros, ricos llorad y dad alaridos por las des-
gracias que están para caer sobre vosotros. Vuestra riqueza
está podrida y vuestros vestidos están apolillados: vuestro
oro y vuestra plata están tomados de herrumbre y su
herrumbre será testimonio contra vosotros y devorará vues-
tras carnes como acumulado riquezas en estos
fuego. Habéis
días que son los últimos. Mirad el salario que no habéis
68
Por lo tanto, el juicio aquí contra el rico es la esperan-
za más convincente para los pobres; y no hay otra
forma más certera para expresarlo que a través de la
literatura apocalíptica. Horacio Lona afirma:
69
cosa que el anuncio de la justicia a los pobres y opri-
midos .
25
70
EL ANGULO DE LA PRAXIS
La paciencia militante
72
. .
73
tra los cristianos, y de la paciencia o inquebranta-
bilidad de las víctimas. Según U. Falkenroth y C.
Brown hupomoné expresa frecuentemente la actitud
delhombre viviendo a la luz de los últimos días, y va
muy unida a la esperanza;4 en Romanos 5.3 podemos
constatar esa relación. Santiago 5.11 hace alusión a la
paciencia (hupomoné) de Job, personaje tan mal
interpretado en nuestros días. Aquí tenemos que
entender “paciencia” en el mismo sentido que hemos
estado analizando. La paciencia de Job, según el canon,
no fue pasiva en lo absoluto. 5 Sólo en los primeros
momentos de su vida miserable reflejó un deje de
resignación, pero a partir del capítulo tercero estalló
toda su furia verbal contra su situación y no se calló
hasta que el Todopoderoso salió en escena. Job no
sucumbió al dolor, al contrario, mientras más ataques,
marginación y sufrimiento experimentaba, más forta-
lecido salía, más seguridad en sí mismo sentía. Job
resistió a la muerte y Dios lo restableció.
74
desesperarse, en contenerse, en aguardar un evento
que se sabe que por llegar. Aparece en
está el con-
texto de la venida del Señor y del Juez.
75
que Santiago utiliza makrothumía para paciencia,
no significa que debe esperar que Dios venga y acabe
con el opresor, como afirma Davids, cuando dice:
“Paciencia, no resistencia es la virtud del pobre, por-
que su esperanza es la parrusía”; 7 se trata más bien de
hacer lo posible por no desesperarse a pesar de su
situación desesperada, afirmándose en el futuro que
pondrá fin a sus sufrimientos.
En síntesis, en este ángulo de la praxis vemos que
Santiago llama a las comunidades a tener una pacien-
cia militante, inquebrantable y que sabe aguardar los
momentos oportunos.
La integridad
76
:
íntegro
78
)
^
El concepto de Dios, según autor de la epístola,
el
en cara, y se la dará.
f
80
de haplós, “simple”, “sin segundos pensamientos”,
término opuesto de dípsijos, como lo vimos anterior-
mente. Esta palabra (haplós) puede significar “dar sin
reservas”, “sinceramente”, entregar totalmente sin
vacilar y también generosamente. 11 Dios, pues, da sin
interés al necesitado que pide. Santiago introduce
intencionalmente ambas palabras opuestas entre sí
para indicar que se debe actuar tal y como Dios actúa.
Esta línea de pensamiento continúa en 1.17:
81
la fórmula clásica del monoteísmo; sin embargo, la
vinculación estrecha entre unidad e integridad es
evidente. Dios es uno no sólo porque no hay otros
dioses como él, sino porque actúa consistentemente
con su causa, que en Santiago es la causa de los
pobres. Los demonios reaccionan espantados frente
a esa integridad de Dios, pues consistentemente siem-
pre ha sido enemigo de ellos, 13 y como en ese sentido
no hay variabilidad de Dios (1.17) los demonios
tiemblan.
82
y conservarse incontaminado del mundo” (1.27). Los
huérfanos y las viudas, hemos dicho, representan un
sector de oprimidos y explotados, y el mundo respon-
sable de los oprimidos representa las instituciones, las
estructuras, los valores, que promueven la injusticia o
son indiferentes hacia ella. Las comunidades cristianas
deben, pues, evitar ajustarse a ese mundo injusto, y
no caer en la trampa de sus valores como pareciera
que ocurre con algunos miembros en el capítulo
segundo, el cual nos habla en contra del favoritismo
hacia el rico, y el irrespeto al pobre. Al contrario, las
comunidades cristianas deben contraponer nuevos
valores de justicia, asistiendo a los oprimidos que la
sociedad margina.
83
al que contempla su imagen en un espejo: se contempla,
pero, en yéndose, se olvida de cómo es. (1.22-24).
84
En este mismo capítulo dos, después del episodio
de discriminación, Santiago continúa su preocupación
por la integridad colocando la fe y las obras juntas en
unidad complementaria. Esta es la parte más polémica
de su carta desde el punto de vista teológico, ya que
aparentemente entra en contradicción con San Pablo
en lo que se refiere a la justificación por la fe sola.
Santiago en 2.24 señala: “Ya veis que el hombre es
justificado por las obras y no por la fe solamente”.
Esto, y el ejemplo de Abraham, dan pie para pensar
que Santiago conocía bien la frase “jusfificación por
la fe”; algunos piensan que se había convertido en un
eslogan y se había distorsionado lo que Pablo quiso
decir. 15 Justificación por la fe para algunos implica-
ba tener una fe sin compromiso con el prójimo, sin
obras; Santiago, entonces, intenta corregir esta idea
introduciendo las obras como elementos importantes
en la justificación. No sabemos exactamente lo que
entiende Santiago por fe, pero sí nos aclara muy con-
cisamente lo que entiende por obras: a través de toda
su carta se refiere a las obras buenas de las cuales nos
hablan continuamente los evangelios con respecto a
los actos liberadores de Jesús y que tienen que ver
con acciones de justicia; son las obras sociales que
exigen los profetas del Antiguo Testamento y que las
leen en la tradición sinaítica. San Pablo, en cambio,
arremete contra las obras relacionadas con lo ritual,
los sacrificios y otro tipo de ofrendas y festividades.
En su lucha contra los judaizantes, Pablo vuelca el
pensamiento tradicional de la primacía de este tipo de
obras para centralizar la fe como única vía de salva-
ción. En ningún momento coloca las obras de justicia
en contra de la justificación. Al contrario, las coloca
como fruto del espíritu que nacen por la fe.
15. Laws, p. 131.
85
No obstante, sin duda hay diferencia en los acerca-
mientos de ambos; esto se explica quizás porque están
hablando en contextos diferentes. Para Santiago la fe
coopera con las obras y, por las obras, la fe alcanza
su perfección (2.22); las obras, por lo tanto, justifican
también junto con la fe (2.24). Tal vez a los protes-
tantes nos parezca una herejía, pero eso es lo que se
lee en Santiago. El problema es que esta discusión se
extrae del contexto en el cual aparece. Santiago no
tiene como intención primera disertar sobre la justi-
ficación; eso lo menciona de paso, y probablemente
motivado por la mala comprensión de la frase pau-
lina “justificación por la fe” —si creemos que el autor
fue posterior a Pablo y conocedor de esa doctrina.
A Santiago, según estamos viendo desde el ángulo de
la praxis, le interesa subrayar la unidad entre la fe y
86
estudiar más de
este aporte de Santiago a la doctrina
la justificación por Por lo pronto hay que reco-
la fe.
87
ta las obras hechas con la dulzura de la sabiduría (sofias).
Pero si tenéis en vuestro corazón amarga envidia y espíritu
de contienda, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. Tal
sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natu-
ral, demoníaca.
88
Dios o Jesús, como el único que tiene derecho a
juzgar (4.1 1-12, 5.9). De manera que para el bien de
La oración auténtica
90
de Dios” (3.9). Son los incoherentes con su fe; son
los que no saben orar. Santiago les dice “no piense
recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste”
(1.7) pues “pide y no recibe porque pide mal, con la
intención de malgastarlo en sus pasiones”. (4.3)
92
El final de la carta subraya el poder de la oración
ferviente y constante. Se vuelve a insistir en que no
es algo exclusivo de los grandes líderes como el
profeta Elias, sino que todos los hermanos pueden
poseer ese poder. Elias, señala Santiago, “era un hom-
bre de igual condición que nosotros” (5.17), y su
oración era muy poderosa. En otras palabras, y
concluyendo esta reflexión sobre la oración en la
93
.
LA CARTA ABIERTA
PARA LAS COMUNIDADES CRISTIANAS
95
negativamente en los distintos contextos que apare-
cen en la carta. Contra ellos lanza todo su furor en
estilo apocalíptico. Es que el autor no quiere ver
sufrir más a los pobres que continúan empobre-
ciéndose a causa de la injusticia de los ricos y escribe
una carta que, según nosotros, debe ser abierta.
Hemos observado el cuadro también desde el ángulo
96
tiene con Dios en el hacer, por medio de ella pedimos
a Dios que actúe junto con nosotros en la historia. Se
trata de una oración activa y poderosa que alimenta la
fortaleza y seguridad. Pero el desafío mayor de San-
tiago a las comunidades cristianas es la integridad, la
97
a los documentos interceptados por sospecha porque
no encuadran con el pensamiento dominante. A San-
tiago no se le veía con buenos ojos porque se dudaba
que el autor fuera el Apóstol, hermano del Señor. La
paternidad apostólica era un requisito antiguo impor-
tante para incluir un documento en el canon. Tam-
bién se le rechaza porque no habla suficientemente
de teología, especialmente de cristología, como si la
vida cristiana no tuviera nada que ver con el quehacer
teológico. Pero la objeción mayor a Santiago, sobre
todo por nosotros los protestantes, es que hace dema-
siado énfasis en las obras, al grado que para San-
tiago éstas colaboran en la perfección de la fe, o
completan la fe. Generalmente en estas discusiones
teológicas nos olvidamos que los escritos surgen
motivados por situaciones históricas particulares. En
el caso de Santiago la situación de opresión exigía una
praxis en las comunidades cristianas la cual no podía
ser evadida por la fórmula “justificación por la fe
sola”, afirmación de fe bíblica que probablemente se
había malentendido y convertido en eslogan 1 San- .
98
hacían presentes en las peregrinaciones, mientras que
los reyes, príncipes y ricos iban a Roma. ¿Por qué esa
preferencia de los pobres por Santiago deCompostela?
¿Sería solo porque no contaban con suficiente dinero
para ir de peregrinos a Roma?
Durante la reforma radical, los huterittas, según
Williams, basaban su comunismo en la IV epístola
apócrifa seudoclementina, dirigida supuestamente a
Santiago 2 ¿Nos dice algo este hecho?
.
99
Santiago nos pone en crisis
100
bros y encontramos que hay más de clase media alta
que pobres. Los ricos de nuestras congregaciones mu-
chas veces se imponen, y esa es una historia que se
repite con frecuencia. Quizá el problema —y difícil
de tratar— es que para el autor de la epístola el
miembro natural de la congregación es el pobre y
excluye a los ricos. Eso plantea el interrogante a nues-
tros hermanos cristianos ricos de hoy, y a los que
aspiran a serlo, porque el cristianismo se ha extendido
a todo mundo; es sabido que desde antes de Constan-
tino hasta nuestros días la iglesia abrió sus puertas a
los ricos y estos han tomado en muchas ocasiones
las riendas de la misma. Esta pregunta del rico cristia-
no es muy seria y compleja; los hermanos norteameri-
canos que buscan ser solidarios con América Latina
siempre la hacen, y la respuesta evangélica “vende
todo lo que tienes y dáselo a los pobres” hoy día es
muy ingenua y no responde a la complejidad estruc-
tural de la sociedad. Santiago, pues, realmente nos
pone en crisis, una crisis dolorosa pero positiva,
pues es bueno que mientras muchos pobres se alegran
de ver en Santiago a un amigo que trae buenas nuevas
para ellos, otros padezcamos esa crisis de identidad
cristiana, puesto que ser cristiano para Santiago
requiere ciertas condiciones que se deben cumplir.
Esta crisis de identidad a la cual nos somete el autor
es también motivo de alegría; ella puede conducirnos
a lo que Santiago llama ser perfecto, íntegro, sin fal-
tamos nada (1.4), y lo que Juan Wesley, fundador de
la iglesia metodista, también denominó perfección
cristiana o Santificación. Ese es uno de los retos
mayores que Santiago y más tarde Wesley —a propó-
sito de la Semana Wesleyana— nos proponen.
101
El desafío de la perfección cristiana:
Wesley y Santiago
102
detrás de sus escritos una polémica en relación con el
103
veces en todo el Nuevo Testamento; de esas veinte,
104
,
7. Ibid., p. 65.
8. Loe. cit.
105
inicia aclarando la influencia que hubo en él de
Taylor, Kempis y Law sobre que
su doctrina. El narra
por ellos se convenció, por un lado, de que no hay
término medio o una parte de la vida para dedicarla a
Dios, sino que habría que entregarle la vida en su
totalidad; y por otro, que en nuestros actos debería
mostrarse un solo propósito en todo lo que se dice;
solo con esa “sencillez de intención y pureza de afec-
tos” se podría ascender al monte de Dios. Además,
debe haber un solo deseo gobernando nuestro carác-
ter. En nuestra práctica religiosa, dice Wesley, debe
haber un seguimiento continuo de Cristo, una com-
pleta conformidad interior y exterior a nuestro
Maestro. Todo esto tiene que ver con perfección,
según Wesley. El amor total a Dios es la motivación
' de todos los actos de aquel que quiere ser perfecto.
Este, amando a Dios ama a su prójimo como a sí mis-
mo, se vuelve “limpio de corazón” y el único deseo o
el objeto de su vida es hacer la voluntad de Dios y no
la suya propia. “Todo pensamiento que surge señala
hacia él, y está en consonancia con la ley de Cristo”.
Este cristiano perfecto se conoce por sus frutos,
guarda toda la ley, no una parte, ni la mayoría, sino
toda. El hacerlo es así una alegría, “una corona de
regocijo”.
106
malos deseos, pero si se acoge a Cristo, éste purifica
108
1
amor. 1
ll.Ibid., p. 250.
12. Theodore Runyon “Wesley and the Theologies of Liberation” en
Santification & Liberation, Ed. T. Runyon (Nashville: Abingdon,
1981), p. 10.
109
americanas están en un nivel bajo, de imperfección,
porque nunca tendrán las posibilidades de realizar la
imagen de perfección proyectada por la sociedad.
Nuestras iglesias no están exentas de poseer esta
imagen falsa de perfección.
110
BS2650.2 .T353 1985
Santiago : lectura latinoamericana de la