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Estudios Socio Culturales Del Beisbol 2023

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Pentágono: Estudios socioculturales

del béisbol en Cartagena de Indias y


Bolívar
Pentágono:
Estudios socioculturales del béisbol en Cartagena de Indias y Bolívar

Editora y compiladora: Bertha Lucía Arnedo Redondo


ISBN: 978-958-5439-57-3
Rector: Willian Malkún Castillejo
Vicerrector Académico: Edna Gómez Bustamante
Vicerrector de Investigación: Harold Gómez Estrada
Vicerrector Administrativo: José Ángel Villanueva Llerena
Secretaria General: Katia del Carmen Joly Villareal

796.357 / A621
Arnedo Redondo, Bertha Lucia
Pentágono: Estudios socioculturales del béisbol en Cartagena de Indias y
Bolívar / Bertha Lucia Arnedo Redondo; Freddy Badrán Padauí, editor –
Cartagena: Editorial Universitaria, c2023.
319 páginas: ilustraciones a color; 26 x 21 centímetros
Incluye referencias bibliográficas
ISBN: 978-958-5439-57-3
1. Béisbol – Historia – Cartagena de indias 2. Estadios deportivos –
Cartagena de indias I. Badrán Padauí, Freddy, Editor.
CEP: Universidad de Cartagena. Centro de Recursos para el Aprendizaje y
la Investigación. Biblioteca José Fernández de Madrid.

Editor: Freddy Badrán Padauí


Jefe de Sección de Publicaciones
Universidad de Cartagena
Portada y separadores: Dalmiro Lora
Diseño de Portada: Jorge Barrios Alcalá
Diagramación: Alicia Mora Restrepo

Derechos © Universidad de Cartagena: Bertha Lucía Arnedo Redondo


Editorial Universitaria, Centro, Calle de la Universidad,
Cra. 6, Nº 36 –100, Claustro de San Agustín, primer piso
Cartagena de Indias, primera edición 2023.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, sin
previa autorización escrita de sus autores.
Hecho en Colombia /Made in Colombia
Pentágono: Estudios socioculturales
del béisbol en Cartagena de Indias y
Bolívar

Bertha Lucía Arnedo Redondo


Autora–Compiladora
Contenido
Pág

Pentágono: Estudios socioculturales del béisbol en Cartagena de 11


Indias y Bolívar. Felipe Merlano de la Ossa, Bertha Lucía Arnedo
Redondo.

A manera de prólogo 17

Arqueología de los estudios sociales y culturales del deporte en 23


Cartagena de Indias y Bolívar. Felipe Merlano De la Ossa, Bertha
Lucía Arnedo Redondo.

El béisbol desembarca en Colombia, Bolívar y Cartagena de Indias. 69


Felipe Merlano De la Ossa, Bertha Lucía Arnedo Redondo.

En el Caribe se juega béisbol. Margarita Sorock. 105

"Y ha caído la séptima entrada". Enrique Luis Muñoz Vélez. 137

El béisbol en la cultura popular de Cartagena de Indias 1955–1965. 159


David Andrés Puello Cabeza.

El registro del béisbol en el habla cartagenera. Un jonrón con bases 201


llenas. Roycer Orozco Camacho y Nidia Esther Orozco Camacho.

Cuentos que hacen historias: béisbol, trayectorias de vida y relatos 233


de expeloteros que no llegaron a Grandes Ligas. Sebastián Duque
Sánchez.
Estadio de béisbol Once de Noviembre – Abel Leal Díaz: construc- 271
to sociocultural de los cartageneros, un patrimonio arquitectónico
moderno inigualable. Ricardo Zabaleta Puello.

Días de béisbol. Dalmiro Lora. 329


Pentágono: Estudios socioculturales
del béisbol en Cartagena de Indias y
Bolívar

Presentación
El libro Pentágono: Estudios socioculturales del béisbol
en Cartagena de Indias y Bolívar es el resultado del trabajo
adelantado por investigadores sociales en el Caribe colombiano,
quienes encuentran una relación cercana entre la disciplina del
béisbol, la identidad, cultura, sociedad y economía en estas
comunidades.
El texto que se comparte con aficionados, jugadores, familias,
periodistas, cronistas y estudiosos de los fenómenos sociales de
nuestro territorio, es un elemento constitutivo de una estrategia
que tiene como fin ulterior “el fortalecimiento y reconocimiento
patrimonial de la cultura del béisbol en el distrito de Cartagena
de Indias y el departamento de Bolívar”. Es decir, forma parte de
un proceso interinstitucional e interdisciplinario, liderado por la
Universidad de Cartagena y el Observatorio del Patrimonio Cultural,
para el rescate, visibilización y reconocimiento de la cultura del
béisbol como elemento identitario de la ciudad y el departamento.
De igual forma, los artículos incluidos en Pentágono: Estudios
socioculturales del béisbol en Cartagena de Indias y Bolívar,
le dan sustento teórico a la importancia y trascendencia que esta
disciplina deportiva ha tenido en el imaginario colectivo de estos
territorios subnacionales, desde finales del siglo XIX y principios
del XX, cuando arribó a nuestras costas, traído por estudiantes,

11
empresarios y trabajadores que lo conocieron en otros países y
lo compartieron con los nativos asentados a lo largo y ancho del
departamento de Bolívar; en especial, en Cartagena de Indias, la
poblaciones de la Línea, los municipios aledaños a la zona costera,
al Canal del Dique y los Montes de María.
El libro Pentágono: Estudios socioculturales del béisbol en
Cartagena de Indias y Bolívar es uno de los cinco programas que
se han diseñado en esta apuesta por rescatar, proteger y poner en
valor a uno de los patrimonios inmateriales más queridos y sentidos
en esta región caribeña.
Además de liderar investigaciones e indagaciones sobre el
origen y la evolución del béisbol en Cartagena de Indias y Bolívar,
la estrategia Pentágono contempla la divulgación y apropiación
pública del conocimiento. Precisamente, en consideración a ello, se
acude a la edición de libros y revistas; así como, al uso de medios y
plataformas digitales para que las nuevas generaciones le otorguen
la importancia a este deporte en la consolidación de la sociedad, la
construcción de una identidad y su contribución a nuestra cultura.
El libro consta, además de esta presentación, de un prólogo
escrito por el historiador, catedrático y diplomático cartagenero
Alfonso Múnera Cavadía. El primer capítulo es un aporte de la PhD
(c)) Bertha Lucía Arnedo Redondo y Felipe Merlano de la Ossa,
quienes adelantan una revisión del estado del arte en los estudios
socio–culturales del deporte, en general, y del béisbol en particular,
desde la antigüedad hasta los inicios de los años 20 del siglo
XXI. Se destaca la relación de trabajos encontrados en América
Latina –la mayoría sobre futbol–, Colombia, el departamento de
Bolívar y Cartagena de Indias. Es, como su nombre lo indica, “Una
arqueología letrada” sobre lo publicado sobre este apasionante
tema de interés global.
En el segundo capítulo, el dirigente deportivo Felipe Merlano De
la Ossa y Bertha Lucía Arnedo Redondo, reconstruyen la historia
de la llegada del béisbol a nuestro país y región, a partir de los
trabajos pioneros de Ramón León y Barco, Juan Vené y Raúl Porto
Cabrales. Estas historias se ambientan con los fenómenos, hechos
históricos, lugares y personajes de la época. Las hipótesis, además,
se constatan con la evidencia escrita. Se resaltan la influencia de

12
los estudiantes de Panamá, empresarios cubanos y estudiantes
colombianos en los Estados Unidos de América.
Posteriormente, en el tercer capítulo se incluye el ensayo “En el
Caribe se juega béisbol” de la profesora Margarita Sorock. En su
escrito, que se presenta como un homenaje póstumo a esta valiosa
mujer y excelente profesional, aborda la naturaleza del juego de
béisbol, sus raíces históricas en el Caribe y el béisbol popular.
Así mismo, analiza el racismo, la integración y las oportunidades
en el béisbol, la integración del Caribe pelotero. En uno de sus
acápites comenta casos particulares, como los de los peloteros
Pelayo Chacón, Martín Dihigo y Roberto Clemente. Al final, analiza
la situación actual y retos para el futuro del béisbol del Caribe en la
gran carpa.
El filósofo y reconocido investigador social Enrique Luis Muñoz
Vélez, recrea unas maravillosas historias y anécdotas poco
conocidas sobre el béisbol de nuestro terruño. En sus historias hay
mucho de amistad y nostalgia, como cuando habla de su maestro
Andrés Flórez Bonfante “el Venao Flórez”. Hay reflexiones profundas
de sociología y antropología del deporte al hablar del juego, su
naturaleza primaria, su impacto en los hombres y los animales, el
animal ludorum y el homo ludens; su función social. Muñoz Vélez,
en sus palabras “…. intenta explicar la articulación de lo lúdico en
el terreno pedagógico de la significación del béisbol para la región
Caribe colombiana, desde una generalización del ethos humano a
las particularidades de una cultura regional en el departamento de
Bolívar y Cartagena de Indias de manera específica”.
El joven historiador, David Andrés Puello Cabeza, con un
trabajo que tiene como base su tesis de grado en la Universidad
de Cartagena “El béisbol en la cultura popular de Cartagena de
Indias 1947–1965”, sostiene que a mediados del siglo XX se vivió
en Cartagena de Indias una época gloriosa para el béisbol, que
trascendió de una práctica deportiva a un fenómeno cultural que
impactó de manera profunda a la sociedad. De hecho, plantea que
hubo una apropiación cultural en los sectores populares que se
refleja en el lenguaje, las frases y expresiones culturales en los
seguidores y aficionados. Esta investigación es un acercamiento al
análisis del impacto del béisbol en la cultura popular de Cartagena
de Indias, a mediados del siglo XX, época de florecimiento de

13
este deporte en el territorio heroico. En su texto aborda el origen
y desarrollo del béisbol en el “Corralito de Piedra”, desde sus
orígenes hasta los años cuarenta del siglo pasado; posteriormente
se describe el entorno de la ciudad en esos 20 años y se analiza el
ambiente cultural de la época.
Roycer Orozco Camacho y Nidia Esther Orozco Camacho
presentan su trabajo “El registro del béisbol en el habla cartagenera.
Un jonrón con bases llenas”. El argumento del ensayo se desarrolla
alrededor de la teoría que “… no hay una lengua estándar sino una
variación de ella teniendo en cuenta la historicidad de los hablantes,
[sus] ideologías, entre otros. Interacción social que no precisa
una estratificación por nivel económico, sino que se trasciende a
quiénes somos dentro de una red…” En su trabajo, Orozco y Orozco
resaltan que la corporeidad del lenguaje que sostiene la lingüística
cognitiva se ejemplifica vía la “función social del lenguaje desde la
comprensión de lo real para construir realidades donde se trabaja
integralmente en otros procesos cognitivos, aunque el hablante
común no se percate del todo de ese entramado”. De igual modo,
el estudio aborda el “… principio simbólico del lenguaje que permite
significar y resignificar sin limitaciones. Y contribuye a soportar aún
más como principio generador el componente semántico y no el
sintáctico”. Los lingüistas aclaran en su trabajo que “… cuando se
hacen los préstamos del dominio del béisbol a un dominio destino
(la particularidad del tema o el objeto que nombres) no se proyecta
todo, es decir no se puede entender desde lo literal sino desde las
inferencias hacen analogías.”.
El comunicador social Sebastián Duque Sánchez realizó la
investigación titulada “Yo quería ser Grandes Ligas: trayectoria
de vida y relatos de exbeisbolistas cartageneros”, la que fue
presentada en la maestría de Estudios Culturales de la Universidad
de los Andes.
Lo que Sebastián Duque hace en esta adaptación de su trabajo,
es analizar las trayectorias y experiencias de tres beisbolistas de
Cartagena de Indias: Johny Pantoja (pitcher), Juan Carlos Llamas
(tercera base y cuarto bate) y Arturo Peña (pitcher), quienes
gracias a sus cualidades fueron firmados por scouts (cazatalentos)
de equipos de las Grandes Ligas, que no pudieron llegar a la
Gran Carpa. Cuenta sus sueños infantiles y la sociabilidad que

14
les generó la práctica deportiva, la conexión desde su condición
de cartageneros con un espacio trasnacional cambiante. Como
elemento de discusión abre el debate sobre la noción que el
imaginario colectivo local tiene del beisbolista como símbolo de
identidad regional del Caribe colombiano, la cual considera menos
clara que la que pregonan periodistas deportivos y autoridades
civiles gubernamentales.
El arquitecto Ricardo Zabaleta Puello, Arquitecto, especialista
en Preservación, Conservación y Restauración del Patrimonio
Arquitectónico, magíster en Desarrollo Sustentable y doctor en
Gestión y Conservación del Patrimonio, realizó una investigación
que denominó “Estadio de béisbol 11 de noviembre–Abel Leal
Díaz. Constructo sociocultural de los cartageneros. Un patrimonio
arquitectónico moderno inigualable”.
El trabajo del arquitecto Zabaleta Puello permite, en palabras
suyas. “… comprender el fenómeno urbano y sociocultural que
representa el estadio de béisbol Once de noviembre–Abel Leal
Díaz” para los cartageneros. En esa valoración están incorporados
factores históricos, anecdóticos, arquitectónicos, urbanos,
ambientales, paisajísticos y patrimoniales. Este capítulo sirve de
base para ilustrar y fortalecer el carácter del béisbol como patrimonio
cultural del departamento de Bolívar y Cartagena de Indias.
El libro Pentágono: Estudios socioculturales del béisbol en
Cartagena de Indias y Bolívar se cierra con un valioso aporte del
pintor y profesor Dalmiro Lora, quien desde las artes plásticas nos
deleita con una serie de pinturas con alegorías sobre el béisbol
del Caribe colombiano. Sus hermosas e impactantes pinturas le
aportan un elemento estético al texto que se refleja en la portada,
contraportada y separadores de los capítulos. No se exagera al
afirmar que Dalmiro Lora, además de muchas cualidades humanas
y artísticas, es el pintor del béisbol de nuestro Caribe.
Desde la Universidad de Cartagena y el Observatorio del
Patrimonio Cultural esperamos que estas lecturas sobre estudios
sociales y cultural del béisbol en el Caribe colombiano, sean
del agrado de peloteros, entrenadores, dirigentes, aficionados,
patrocinadores, árbitros, padres de familia, comunicadores e
investigadores sociales, contribuyan a la apropiación social del

15
conocimiento, incentiven las investigaciones académicas, sean
parte de una cátedra estudiantil alrededor de la cultura del béisbol,
ayuden a consolidar la identidad cultural de los bolivarense,
promuevan el turismo cultural, soporten la declaratoria de la cultura
del béisbol como patrimonio inmaterial de Bolívar y promuevan la
construcción del Museo del Béisbol de Bolívar.

Bertha Lucía Arnedo Redondo


Autora–compiladora

16
A manera de prólogo
Por: Alfonso Múnera Cavadía

Escribir sobre el béisbol es para mí un asunto que va más allá


de mi oficio de historiador. Siempre que lo hago –y lo he hecho en
distintos momentos de mi vida– me encuentro que está tan ligado a
mi historia personal que acudo a ella para descifrar sus significados,
no solo para mí sino para quienes como yo crecieron amando este
deporte. Permítaseme entonces, la licencia de hablar en primera
persona.
El barrio de Torices, en el que transcurrió mi infancia, fue un
escenario importante de nuestra historia del béisbol y el juego de
la pelota en mi familia ocupó un lugar central en las emociones de
sus hombres y mujeres. Mi madre fue de joven madrina del equipo
legendario de los Indios y mi tía Olga, la menor de mis tías, sabía
de béisbol tanto o más que cualquier experto, con la ventaja de una
memoria prodigiosa. Mi tío Andrés Cavadía se distinguió en una de
las épocas grandes de nuestro deporte como miembro del equipo que
conquistó el título mundial en 1947. Él realizó verdaderas hazañas
con el bate en los campos de juego nacionales e internacionales
hasta el punto que durante unos buenos años se le recordó como
el pelotero que había bateado el jonrón más largo en el estadio
de Caracas. Dagoberto, su hijo, que más que mi primo ha sido mi
hermano porque nos criamos juntos en la misma casa, fue por años
de la selección Colombia, y no digo mentiras si agrego que mis
tres hermanos mayores se destacaron de muchachos jugando en
el Playón del Blanco, al lado de varios de los que más tarde serían
peloteros afamados. Mi hermano Alcides jugó en primera categoría
en Cartagena de Indias y Barranquilla y era una formidable primera
base.

17
Por si lo anterior fuese poco, nací en la calle Pasos Abadía,
frente con frente, a la casa del Caballo García, uno de nuestros
mejores lanzadores; luego viví en el callejón Constantino Pareja,
en cuya esquina estaba la casa amplia de madera del flaco Alcázar,
fundador del Torices, otro de nuestros legendarios equipos en el
que jugó, entre otros destacados peloteros, Chita Miranda; y más
abajo, más cerca a la orilla del lago, diagonal a nuestra casa,
vivía el Kike Hernández, extraordinario pitcher de los años 40s. El
béisbol, pues, caminó conmigo durante toda mi infancia de Torices;
y qué más quise yo en aquellos años que seguir las huellas de mi
tío Andrés y de todos aquellos héroes del 47. Héroes de verdad, de
carne y hueso, viviendo allí al lado nuestro, oyendo de ellos una y
otra vez sus grandes logros, enseñándonos con el ejemplo a los
niños de la barriada pobre que se podía ascender al cielo y tocar
las estrellas. Es por eso que una de mis grandes frustraciones fue
la de no haber aprendido por más esfuerzo que hice a batear bien
una curva o a medir con precisión la distancia para agarrar un flay.
Y, sin embargo, mi pasión por el béisbol siguió intacta, hasta el
punto que tuve un programa radial sobre béisbol y boxeo y escribí
comentarios en el periódico El Universal.
Quizás sea esta pasión y esta historia de infancia la que me haya
dado ánimos para aceptar escribir un par de reflexiones a manera
de prólogo de este excelente libro que recoge con notable calidad
estupendas visiones sobre la práctica del béisbol entre nosotros:
conjunto de ensayos de rica diversidad que nos ilustra sobre el
valor del lenguaje en el béisbol, sus orígenes, su aclimatación entre
nosotros, su profunda relación con las ciencias, en particular con
la física y las matemáticas, y sobre esa joya arquitectónica que es
nuestro estadio 11 de noviembre.
¿Por qué es tan importante que este libro exista al igual que todo
aquello que se haga para hacer perdurable la memoria del béisbol
entre los cartageneros? Por muchas razones, y si hubiera que
escoger una diría que en el deporte que un grupo humano escoge
como su representación más intensa se cifra, muy a menudo, la
historia de una comunidad, de una ciudad, de una región, y por
eso mismo su práctica define su identidad y revela secretos acerca
de los códigos que gobiernan su comportamiento colectivo. Se ha
preguntado alguien ¿por qué el béisbol en Colombia, a diferencia

18
de Cuba, Panamá, Puerto Rico y Venezuela, no fue nunca, en
realidad, tenido como un deporte nacional en Colombia, y sí, por
el contrario, ¿reinó como tal en el Caribe colombiano? Imposible
responder esta pregunta sin comprender que su repuesta está en
el centro mismo de lo que definió nuestra historia republicana. Los
departamentos costeros del norte de Colombia, incluido Panamá
hasta 1903, constituyeron a lo largo del siglo XIX y mitad del XX
parte integral de la región del Gran Caribe. Eran parte de esa unidad
socio–cultural. Compartíamos mucho más en el orden de la cultura
como sistema integral con las otras naciones del Caribe español
que con el mundo andino desde el que se gobernaba el Estado
nacional. Nuestra música, nuestros bailes, nuestra vestimenta,
nuestra gastronomía, nuestra manera de ser en el mundo tenía
en aquellos años dorados de nuestro béisbol nexos profundos con
un habanero, caraqueño o puertorriqueño y casi ninguno con un
bogotano o con un pastuso, por ejemplo.
Cuando en Cartagena de Indias festejamos en clamoroso rapto
de alegría el habernos coronado como subcampeones mundiales
de béisbol en al año de 1945, obtenido en Caracas, en Bogotá la
inmensa mayoría de su población no había visto un bate en su vida,
y festejaba las victorias de futbol del equipo Millonarios en el Estadio
El Campín. Así éramos de diferentes, y algo de eso sigue allí: los
cartageneros siguen con fervor los partidos de grandes ligas en
los cuales participan sus peloteros, como Gio Urshela, mientras la
prensa nacional y la televisión si acaso hacen mención de ello. En
otras palabras, antes de que la televisión se apoderara totalmente
de nuestras vidas, el béisbol expresó con intensidad lo que somos
y lo que fuimos por siglos: un pueblo del Caribe.
Quien haya crecido, como yo crecí, en un barrio dominado por
el amor al béisbol, sabe, sin ser muy consciente de ello, que el
ritual de la pelota expresaba entre nosotros una estética que definía
nuestra vida: para jugar béisbol había que tener un sentido natural
de la elegancia y un dominio del ritmo en los movimientos. El
cuerpo en el béisbol no se mueve de cualquier manera, sino de esa
cierta manera que bien explicaba Manuel Benítez Rojo para definir
la esencia del Caribe. El béisbol era un asunto de aguajeros, es
decir de gente que practicaba la estética de lo bello y de lo altivo
en el campo de juego. De modo que los códigos últimos de nuestra

19
identidad estaban cifrados en un partido de la pelota caliente.
Nuestra cosmovisión de lo instantáneo y lo imprevisible, nuestro
gusto por los espacios abiertos con tal de que los cuerpos expresen
su movilidad danzante, la supremacía de un presente continuo que
celebra la dicha o el sufrimiento no del equipo sino de cada jugador
que es ante todo un individuo que enfrenta en cada turno, en cada
jugada, su destino mediante la intuición y la creatividad de su
inteligencia entrenada para las decisiones fugaces, con frecuencia
geniales e irrepetibles. Así somos los caribeños, ¿o éramos? para
bien o para mal, y yo creería que más para bien que para mal.
Las nuevas generaciones han perdido algo de la gloria del
béisbol. Ahora los niños de las barriadas pobres dejaron de soñar
de lunes a sábado con el juego de la tarde del domingo en el que
harían parte de esa multitud feliz que dejaba el alma en el estadio,
que reía, que gritaba, que lloraba con las venturas y desventuras de
sus ídolos, de los dioses de sus olimpo personal e íntimo. El estadio
11 de noviembre luce ahora vacío. El sonido de las papayeras y
el baile colectivo de miles de hombres y mujeres hace ratos
abandonaron sus gradas. Esta ausencia de béisbol, este deterioro
de nuestro más sagrado espectáculo, tiene conexiones profundas,
subterráneas, con el deterioro de todo, o casi todo, en la Cartagena
de Indias moderna. El sentido comunitario fue desapareciendo de
nuestras vidas barriales y en la medida en que perdíamos el béisbol,
desaprendían nuestros niños los códigos que guiaron nuestra vida
diaria, que nos enseñaban acerca del valor del esfuerzo, la dignidad
de la lucha y del coraje, el prodigio maravilloso de un talento
educado en la disciplina para lograr la maravilla de una fantástica
jugada que coronaba la victoria. El béisbol me enseñó a mí y a mis
amigos del barrio de Torices –que en medio de la pobreza produjo
tantos y tantos buenos universitarios– que si uno dejaba el alma en
los estudios como nuestros héroes lo dejaban domingo a domingo
en el terreno de juego podíamos de verdad lograr el cielo y jugar
con las estrellas, con Centurión, el de la espada, con Venus, la
luminosa, y con la estrella del norte, la incansable viajera.
Este estupendo libro es apenas un punto de partida, no uno de
llegada. Por supuesto, un gran punto de partida hacía una meta
mucho más ambiciosa: recobrar de manera plena la memoria de
nuestro deporte sagrado, lograr que nuestros jóvenes aprendan a

20
quererlo como lo quisimos nosotros y ayudar a lograr que en un día
no muy lejano nuestros niños entren cotidianamente al viejo 11 de
noviembre repleto de ardorosos fanáticos, y tengan el privilegio de
hacer parte de esa fantástica felicidad que es la de estar en una
grada compartiendo la suerte de otros miles que quisieran dejar su
alma en el estadio para ver ganar a su equipo.
No queda más que felicitar a mi amiga Berta Lucía Arnedo
Redondo por haber llevado a cabo esta empresa y por todo lo que
se propone en pro del béisbol. A la Universidad de Cartagena por su
apoyo y a los que con gran conocimiento y entusiasmo escribieron
cada uno de los notables ensayos que integran este libro.
A ustedes, mis amigos y amigas, que acaban de leer estas
breves e iniciales páginas, les deseo una feliz travesía por un libro
que nos enseña mucho sobre el que con razón llamamos siempre
“el rey de los deportes”, cuyo reino se expandió por las orillas del
gran mar de los caribes.

21
Arqueología de los estudios
sociales y culturales del deporte en
Cartagena de Indias y Bolívar
Bertha Lucía Arnedo Redondo1
Felipe Merlano de la Ossa2

A la memoria de mi abuelo Miguel Redondo Guerrero por llevarme al estadio y


hacerme parte de la afición beisbolera, por sus tardes de radio con voces potentes que
animaban al equipo y unían a la ciudad, por los muñequitos del portal, por enseñarme lo
cartagenero.

Introducción
El texto “Arqueología de los estudios sociales y culturales
del deporte en Cartagena de Indias y Bolívar” es un intento por
identificar los orígenes de los estudios sociales del deporte en
el Caribe colombiano. En los albores del tercer decenio del siglo
XXI, el deporte es considerado “una práctica de gran relevancia y
principal fenómeno social de nuestros tiempos” (Pérez Restrepo,
2018). El deporte es hoy en día una institución de impacto universal

1
Docente titular del Programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena,
Directora del grupo de Investigación Comunicación, Educación y Cultura. Miembro del
Observatorio del Patrimonio Cultural. Profesional en Comunicación Social (Universidad
Jorge Tadeo Lozano), especialista en Gerencia Empresarial (U. Tecnológica de Bolívar),
Magíster en Comunicación (Universidad del Norte), Doctoranda en Comunicación (Uni-
versidad Nacional de la Plata).
2 Economista, Especialista en Finanzas Públicas. Estudios de maestría en Desarrollo y Cul-
tura. Docente – investigador universitario. Ex presidente dela Liga de Béisbol de Bolívar,
exvicepresidente de la Federación colombiana de Béisbol. Columnista, escritor.

23
soportada en fundamentos históricos, sociales, culturales,
económicos, políticos y ambientales.
Este campo del conocimiento no había sido legitimado por los
científicos sociales, razón por la cual carecía de la atención de
antropólogos, sociólogos, economistas, filósofos y otros intelectuales
del mundo occidental. Solo hasta el siglo XX se encuentra una
producción abundante de trabajos, artículos, investigaciones y
libros, que empiezan a mostrar el interés particular de pensadores
de Europa y Norteamérica por abordar una reflexión histórica sobre
la importancia de las prácticas deportivas en la sociedad moderna.
En América Latina, los estudios sociales del deporte fueron
considerados como una categoría subalterna en el mundo de
las ciencias sociales. Pareció existir una “ilegitimidad de origen”,
producto –entre otras razones– del temor a las críticas por
el populismo cultural derivado del periodismo deportivo y la
banalización producto de la frase: “El fútbol es el nuevo opio del
pueblo”. Sin embargo, esto cambió a partir de finales del siglo XX,
cuando desde la academia se empezaron a producir investigaciones
y trabajos de contenido científico sobre el fútbol y sus dinámicas
sociales.
En Colombia se presentó una situación similar al darse una
institucionalización tardía de los estudios sociales del deporte.
Si bien existen algunos trabajos publicados en el siglo pasado,
solo desde principios del siglo XXI se empezó a desarrollar una
considerable producción científica en universidades, asociaciones,
centros de pensamiento e instituciones públicas y privadas,
hasta ocupar un lugar de relativa importancia en centros como la
Universidad Nacional, Universidad de Antioquia, Universidad de los
Andes, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Pedagógica
Nacional, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Pontificia
Universidad Bolivariana, Politécnico Jaime Isaza Cadavid, Fundación
Luís Amigó, Universidad de San Buenaventura, Universidad Santo
Tomás, Universidad de Cartagena, y la Asociación Colombiana
sobre los Estudios Sociales del Deporte –ASCIENDE–, entre otros.
En Cartagena de Indias, en los primeros años del tercer milenio,
surgió el interés de profesionales de las facultades de Ciencias
Humanas (historia, lingüística y literatura, comunicación social,

24
estudios culturales, economía), periodistas, investigadores del
Observatorio del Patrimonio Cultural y Observatorio de Ciencias
Aplicadas al Deporte, la Recreación y la Actividad Física del Instituto
Distrital de Deporte y Recreación IDER, por explorar la relación
entre deporte, cultura, identidad y desarrollo.
El trabajo “Arqueología de los estudios sociales y culturales del
deporte en Cartagena de Indias y Bolívar” presenta una estructura
que consta de la presente introducción y cuatro secciones en las
cuales se adelanta una aproximación al surgimiento de los estudios
sociales del deporte en el mundo, en América Latina, Colombia y
un estado del arte en estudios sociales del deporte en el Distrito
Turístico y Cultural.
En América Latina y Colombia, la mayoría de los aportes
encontrados están relacionados con investigaciones sobre el fútbol,
el deporte con más arraigo y afición, particularmente en el cono
sur, en países como Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Perú y
Chile. De igual forma, en Costa Rica y México. En los países de
Mesoamérica y las islas caribeñas, incluyendo a Venezuela y la
costa norte colombiana, la afición se centra en el juego de la “pelota
caliente”, el deporte nacional en la gran mayoría de estas naciones.
Este esfuerzo va en línea de ampliar y fortalecer la investigación
sobre los estudios sociales del deporte en Cartagena de Indias,
dada la trascendencia que tiene el deporte en la historia, cultura e
identidad de las comunidades del Caribe colombiano.
Algunas investigaciones en curso señalan que el béisbol, por
ejemplo, está estrechamente relacionado con las categorías de
raza, etnia, clases sociales, cuerpo, poder, lengua, lenguaje,
música, baile, ingresos familiares y desarrollo local en el “Corralito
de piedra”.

La génesis de los estudios sociales del deporte en Occidente.


Concepto, evolución e implicaciones
La secuencia histórica y social, la línea de tiempo, la cronología,
permite observar que el concepto en estudio trasmuta desde la
actividad física hacia el juego y luego al de deporte. La actividad
física y el deporte –afirma el expresidente del Comité Olímpico
Colombiano, Baltasar Medina– han estado presentes en las distintas

25
sociedades y culturas cumpliendo una función social. Por lo tanto,
la actividad física, los juegos y el deporte han estado evolucionando
a lo largo de la historia de la humanidad. Diferentes autores lo
relacionan con: descanso, recreo, pasatiempo, regocijo, placer,
lúdica, mímica, simulación, motricidad, corporeidad, ejercicio físico,
esfuerzo físico, culto, rito, sacrificio, acción social, competencias,
reglas, institucionalización, entre muchas otras (Pérez Restrepo
2018).
Las interpretaciones antropológicas tienden a establecer un
vínculo primigenio entre la humanidad y las actividades físicas,
lúdicas y deportivas. Esas actividades que implican destreza físicas
y sicológicas están ligadas a la necesidad de la especie humana de
sobrevivir en un mundo hostil, peligroso y desafiante (caza, saltos,
carreras, lanzamientos de lanzas y flechas, trepadas, colgadas y
descolgadas). El deporte es “una actividad humana vinculada a los
orígenes de la humanidad y por tanto permeable por las variables
propias de la evolución, constituyéndose en una herencia histórica
del hombre…” (Pérez Restrepo 2028).
El pionero en los estudios antropológicos del deporte, Johan
Huizinga, sostiene que desde sus primeros días de vida y
durante toda su existencia, el hombre juega (Huizinga, 2012).
Los especialistas en los estudios sobre el juego en la civilización
humana, le han atribuido fundamentos fisiológicos, sociológicos,
biológicos, culturales e, incluso, espirituales (Arnedo et al. 2020). En
su obra fundacional “Homo ludens”, el profesor señala que “…en la
búsqueda de encontrar las funciones (biológicas) del juego, surgen
explicaciones con características divergentes: a) una descarga
de exceso de energía vital, b) impulso congénito de imitación, c)
satisfacción de una necesidad de relajamiento, d) preparación para
enfrentar actividades serias en su devenir, e) necesidad primigenia
de poder hacer o efectuar, e) dominio de sí mismo, f) deseo de
dominar a otros, g) competir con otros, h) satisfacción de deseos, i)
descarga inocente de impulsos dañinos o j) satisfacción de deseos
que al no poder ser concretados en la realidad, se logra asirlos en
la ficción” (P. 14–15).
Para algunos especialistas “… el deporte surge como
consecuencia de los juegos” (Betancor y Vilanou 1995). Esta
interpretación ha dado origen a que juego y deporte compartan

26
una correspondencia univoca. Es evidente que no son palabras
homógrafas ni homófonas; sin embargo, en varios contextos
tienden a usarse como iguales o similares. No obstante, la riqueza
semántica de estos términos ofrece relevantes diferencias en sus
campos de significación. En el texto “Juegos, deportes y cultura:
Una visión antropológica” (1990), la investigadora Carmen Marino
Barreto Vargas, sostiene que “el concepto de juego abarca actividad
lúdica, con reglas propias y un componente competitivo, que
requiere algo de esfuerzo físico”; de allí que la noción del deporte
quedaría incluida dentro de la categoría de juego. A pesar de ello,
esta antropóloga española encuentra unas notorias distinciones
ante la irrupción de realidades como institucionalización (reglas,
normas, bases de campeonatos), profesionalización (capitalismo,
mercadeo, industria), altos logros, competencias, especialización
(marcas, récords, registros)
Lo cierto es que, a lo largo de la historia de las distintas sociedades
humanas, el concepto del juego evoluciona y de su interior emerge
el de deporte, como una categoría reglada, institucionalizada y
competitiva. A partir de allí, el deporte adquiere otras evocaciones,
lecturas y funciones (Arnedo et al. 2020).
El profesor Raymundo Mier Garza, en el prólogo del libro “Deporte
y ocio en el proceso de civilización”, resalta la incidencia y el grado
de impregnación del deporte en la vida cotidiana, que supera la de
cualquier otro espectáculo o propuesta de entretenimiento, llegando
incluso a saturar en algunos sectores sociales la disponibilidad
de las personas para el disfrute del tiempo libre (Elías y Dunning,
2014).
El sociólogo Norbert Elías considera que existe una ambivalencia
en la reflexión social sobre el deporte, ante la difusión y vigencia
de las actividades deportivas en las sociedades complejas, por el
silencio o desprecio con que se afronta el pensamiento sociológico,
las meditaciones sicológicas, el rigor historiográfico, el análisis
político y la comprensión antropológica alrededor del deporte.
Para Arnedo y Merlano (2019), el deporte facilita la integración
social de la población y la agrupación de los jóvenes en clubes
deportivos, ejerce influencia positiva en la prevención y tratamiento
de la salud de atletas y deportistas, estimula la construcción de

27
redes sociales que fomentan el rendimiento individual, desarrolla
la capacidad de planificar  a largo plazo, permite sobrellevar el
fracaso y/o asumir el éxito, el cumplimiento flexible de normas
y reglamentaciones sociales estrictas, la disciplina en el uso del
tiempo y el control de las emociones. Junto con ello, las asociaciones
voluntarias en clubes, ligas y federaciones deportivas facilitan la
participación democrática y la articulación política de los jóvenes; así
como, ofrecen una variedad de oportunidades de autorrealización.
El deporte igualmente se ha convertido en una actividad
económica esencial que contribuye al Producto Interno Bruto (PIB),
la generación de empleos, ingresos, divisas, impuestos, convirtiendo
a la política del deporte en política económica (Heinemann, 2003).
En síntesis, “la creciente presencia del deporte en la vida de
las sociedades contemporáneas ha conducido en las últimas
décadas a que las ciencias sociales se interesen por el estudio
de este fenómeno social en sus múltiples facetas, bien sean de
carácter económico o político, pedagógico o psicológico, mediático
o histórico” (García, Puig, & Lagadera, 2009, P. 11).
Al observar la importancia del deporte en la sociedad posmoderna,
se podría pensar que es un campo de estudios bastante trajinado:

“… en donde proliferan estudios, escuelas, publicaciones


y toda una serie de aportes teóricos a la relación deporte–
sociedad. Sin embargo, al indagar sobre los orígenes de
los estudios sociales sobre el deporte a nivel mundial, la
primera revelación que emerge es la de ser un campo
relativamente nuevo en las ciencias sociales. Quizás por ello,
en el mundo académico existe una interesante variedad de
lecturas e interpretaciones sobre la génesis del interés de los
investigadores sociales por el deporte”. (Merlano y Arnedo,
2009, P.1)

Desde la Antigüedad hasta la Edad Media


Al revisar la historia de la educación física y el deporte en la
antigüedad, se encuentra que estas actividades son consideradas
como manifestaciones culturales de las diferentes civilizaciones,
enraizadas en el diario vivir de hombres y mujeres, niños, jóvenes y

28
adultos. A pesar de ello, autores como Maxwell L. Howell consideran
que las indagaciones realizadas hasta finales del siglo XX, solo
aportan un conocimiento parcial sobre los juegos, actividades
físicas y deportes desarrolladas por distintas comunidades en la
antigüedad.
Miguel A. Betancor León y Conrado Vilanou Torrano, en el estudio
preliminar de su extensa obra “Historia de la educación física y el
deporte a través de los textos”, identifican distintas teorías sobre
la relación entre deporte y cultura, entre las cuales resaltan: a)
interpretación lúdico–festivas (Homo ludens, Homo festivus), b)
interpretación histórica de la transición del juego hacia el deporte,
c) los juegos agonales como base de la actividad físico–deportiva,
d) la religión generadora de las actividades físico deportivas, e) la
danza como expresión cultural, y e) los ritos de iniciación.
Más adelante, estos autores españoles encuentran referentes
sobre el juego, la actividad física, el deporte y la danza en una
inmensidad de obras. De manera sucinta, se referencian las
siguientes: las obras del historiador Homero: La Ilíada (Juegos en
honor de Patroclo) y La Odisea (Ulises participa en los juegos de
los feacios).
En el teatro clásico de Sófocles (Electra. La muerte de Orestes en
la carrera de carros), Jenofonte (La educación de los espartanos),
Píndaro (Olímpica I. A Hierón de Siracusa). Del mismo modo, en
las obras de los consagrados filósofos Platón (La república. Sobre
la educación gimnástica de los guardianes, Sobre las mujeres
guardianes y su educación gimnástica), Aristóteles (La política. La
educación de los jóvenes: la gimnasia).
En el libro sagrado de la Santa Biblia, en Macabeos, Libro I, en
donde los israelitas se unieron con los gentiles y construyeron un
gimnasio en Jerusalén, y “abolieron el uso o señal de la circuncisión,
y abandonaron el Testamento, o Alianza santa, y se coligaron con las
naciones, y se vendieron como esclavos a la maldad”. Se reseñan
también obras del poeta Virgilio (La Eneida. Juegos funerarios en
honor del padre de Eneas) y de Juvenal en unos fragmentos de
sus Sátiras. De Cayo Suetonio se seleccionaron Los doce Césares.
Julio César y Calígula ofrecen espectáculos de varios géneros. De
Plutarco, Sobre la educación de los hijos.

29
A partir de allí, las obras relacionadas con el juego, la actividad
física y el deporte pasan por autores como: El español Diocles, As
de los circos romanos, Luciano de Samosata (Anacarsis o sobre
la gimnasia), Taciano (Discurso contra los griegos. La contrata
de gladiadores), San Isidoro de Sevilla (Acerca de la guerra y los
juegos), Poema del Mío Cid (El torneo o lid entre los caballeros del
Cid y los infantes de Carrión), libros de los juegos de ajedrez de
Alfonso X El Sabio, Código de las siete partidas, Ramón Llul con el
Libro del orden de la caballería. Sobre el oficio de caballero, León
Battista Alberti (De la familia. Educación física de los niños), Baltasar
de Castiglione (El cortesano ha de ser diestro en el ejercicio de las
armas), Juan Luís Vives Diálogos XXII. Comparación de los juegos
de Valencia con los practicados en Francia), F. Rabelais (Gargantúa
y Pantagruel. Cómo Gargantúa fue sometido por Ponócrates a una
disciplina que le hacía aprovechar todas las horas del día).
En esa larga lista aparecen publicaciones de: N. Wynmann
(Colymbites o el arte de nadar. Fragmentos de diálogos sobre San
Ignacio de Loyola (Constituciones de los colegios. Para conservar la
salud y fuerzas del cuerpo), Cristóbal Méndez (El libro del ejercicio y
sus provechos), Antonio Scaino (Tratado del juego de la pelota. De
las varias modalidades del juego de la pelota), Giovanni María Bardi
(Discurso sobre el juego de fútbol florentino), Jerónimo Mercurialis
(Arte gymnástica. Qué es gimnástica y cuántas son sus especies),
Montaigne (De la educación de los niños), Juan Arias Dávila
Puertocarrero (Del juego de cañas), Juan de Torquemada (Veintiún
libros. Rituales de monarquía indiana. Del juego de la pelota, del
palo, de los Matachines y Patolli), Juan de Mariana (Del Rey y de la
institución real. Del ejercicio del cuerpo), Reminiscencias olímpicas
en la literatura española del Siglo de Oro), Tomas de Campanella
(La ciudad del sol. Sobre la educación y la procreación), Luís
Pacheco (Algunas de las cien conclusiones o formas de saber de la
verdadera destreza), Sebastián de Covarrubias (Pelota, trinquete),
Diego Saavedra (Fragmentos de la empresa a tercera).
La extensa lista de referencias bibliográficas encontradas por
Miguel A. Betancor León y Conrado Vilanou Torrano continúa
con: Milton, J. Locke, J. J.Rousseau, Cayetano Filangiere, los
filantropistas Basedow, Salzmann, y Guts Muths, Kant, Josefa
Amar y Borbón, Condorcet, Cabarrús, Jovellanos, el Instituto Militar

30
Pestalozziano de Madrid, Adolfo Corti, Jullien de París, Pablo
Montesinos, Juan Manuel Ballesteros, Spencer, D.G.M. Schreber,
Pedro Carlier, José Manlau, José de Letamendi, Ángel Mosso,
Francisco Giber de los Ríos, Fernando Lagrange, José Castillejo,
Pierre de Coubertín, Bartolomé Apolinario, Saturnino García y
Hurtado, Baden Powell, George Herbert, Federico González Deleito,
Isaías Bobo–Díez, Miguel de Unamuno, José María García Simó,
Cándida Cadenas y Campo, Gregorio Marañón, y J. Llongueras.
Por su parte, Pérez Restrepo (2018), en su libro “Historia del
deporte y la educación física”, aporta un interesante y completo
análisis sobre la influencia de varias civilizaciones (mesopotámica,
persas, egipcia, minoica, micénica y otras culturas del Oriente
próximo) al desarrollo de la actividad física, los juegos y el deporte.
En este mismo sentido, relaciona las influencias de las
civilizaciones china, india, japonesa y otras culturas asiáticas. En su
obra estudia los impactos de la cultura griega y los juegos olímpicos
de la Antigüedad, la civilización etrusca, y los devenires en los
imperios romano y bizantino, en la Edad Media, el Renacimiento
(Vittorino Da Feltre, Hieronymus Mercurialis, François Rabelais,
Paulo Vergerio, Thomas Elyot, Michelle de Montaigne, Juan Luis
Vives, Martín Lutero), la ilustración (Juan Amós Comenio, John
Locke, Jean Jacques Rousseau, John Milton) hasta finalizar con
la época contemporánea (Johann Bernhard Basedow, Johann
Cristoph, Friedrich Guts Muths, Johan Heinrich Pestalozzi,
Frederick Ludwig Jahn, Emile Jacques Dalcroze, Jean Georges
Noverre, Françoise Delsarte, Isadora Duncan, Rodolf Von Laban,
Mary Wigmman, Rudolf Bode, Heinrich Medau, Thomas Arnold,
Pierre Fredy Barón de Coubertin, Pier Henrik Ling, Hjalmar Fredrik
Ling, Francisco Amorós y Ondeano).

Los precursores del siglo XVIII, el alumbramiento en el siglo


XIX y el desarrollo en el XX
Al igual como sucedió con los mercantilistas y fisiócratas con la
economía clásica de Adam Smith, David Ricardo, Thomas Robert
Malthus, John Stuart Mill y otros, antes de la aparición de los
trabajos fundacionales de la antropología, sociología y estudios
culturales del deporte, Juliano de Souza y Wanderley Marchi Junior
– investigadores en deporte, ocio y sociedad de la Universidad

31
Federal de Paraná y ALESDE– relacionan una serie de trabajos
que bien pueden considerarse como predecesores de los pioneros
de los estudios sociales del deporte: Peter Beckford con su libro
de 1796 sobre la cacería del zorro en París, el de Pierce Egan de
1812 sobre el pugilato, la historia y el desarrollo del fútbol, rugbi y
atletismo de Montagu Shearman publicados en 1887 y 1889, y en la
Teoría de la clase ociosa del economista institucionalista Thorstein
Veblen de 1899.
En este grupo, De Souza y Marchi Junior parecen incluir los
trabajos de Marcel Mauss sobre Técnicas del cuerpo en 1902, el
de Max Webber de 1904 sobre La ética protestante. Así mismo, los
escritos de Heinz Hisse en 1921 sobre el deporte competitivo.
El docente de la Universidad de Valladolid, doctor José Ignacio
Barbero González, en su artículo “Sociología del deporte–
Configuración de un campo”, encuentra unos trabajos que, si bien
strictu sensu podrían no considerarse precursores de los estudios
sociológicos sobre el deporte, deben valorarse por su contribución
a ese campo de estudio: “De Civilitate Morum Puerilium” (1526),
de Erasmo de Rotterdam, sobre urbanidad y la transformación
del cuerpo, el “Emilio, De la educación” (1762) de Jean–Jacques
Rousseau, sobre la educación de los niños; “Ensayos sobre
pedagogía. Educación intelectual, moral y física” (1861) de H.
Spencer, sobre la educación física y el deporte, y la falta de ejercicio
físico en los colegios de mujeres en la Inglaterra victoriana.
En su indagación, Barbero González (1991) presenta algunas
consideraciones sobre eventuales aportes de los “padres fundadores
de la sociología”, desde sus teorías sociales, a los análisis de la
actividad física, el deporte y la recreación, – advirtiendo que ninguno
de ellos dedicó gran atención a esos temas: Karl Marx en El Capital
y La ideología alemana (… nadie estará sujeto a un tipo de actividad
específica, de forma que, en un mismo día, se podrá ser cazador
por la mañana, pescador por la tarde, pastor al ocaso y crítico en
la sobremesa”; Max Weber en “La ética protestante y el Espíritu del
capitalismo” (la disciplina racional del trabajo capitalista imprime su
carácter en los propios cuerpos de los trabajadores: en su ritmo
de vida, en la especialización funcional de sus músculos, en la
eficiencia física general), Émile Durkheim en “La división del trabajo
social” (… plantea que ambas esferas [trabajo y ocio–recreación])

32
se necesitan mutuamente. Homo duplex). El economista Thorstein
Veblen en su reconocida “Teoría de la clase ociosa” de 1889 (“La
irrupción de la afición por el deporte entre las clases ociosas se debe
a la carencia de ocupaciones diarias que acaparen sus intereses,
motivaciones y sentimientos)”
Barbero González (1991), citando a Thomas (1988), sostiene
que los primeros trabajos de sociología del deporte se deben
a los científicos sociales alemanes. En 1910 se publica “Munich
deporte y cultura” de H. Steinitzer, y “Sociología del deporte” de
Heinz Rissey en 1921. En España destaca los trabajos de Miguel
de Unamuno, en particular “Juego limpio” de 1917 y “Del deporte
activo y del contemplativo” de 1922.
En este orden de pensamientos, el trabajo de Merlano y Arnedo
(2009) sirve igualmente como referencia para conocer otros
antecedentes de los estudios sociales del deporte en el siglo XIX y
su desarrollo en el XX, a nivel global y regional. En su revisión de
literatura, acuden al artículo de Lisboa, Medina, & Sánchez (2006),
quienes:
“encuentran sus orígenes en la Europa del siglo XIX, en
medio de las discusiones sobre la difusión de los rasgos
culturales y la publicación de algunos trabajos de recopilación
de juegos y estudios etnográficos sobre las características
culturales en las diferentes comunidades, con respecto a
las prácticas físico–deportivas (2006). Y es apenas normal
que así sea, puesto que el deporte es considerado como un
invento británico en la segunda mitad del siglo XIX.” (P. 2).
Del mismo modo, informan que en el siglo XX aparecen nuevas
miradas de carácter teórico que buscan “poner en relación el
deporte primitivo y otros aspectos de la vida social. Es decir, no
se busca tanto la metodología comparativa como la estructural, al
intentar recrear sistemas de relaciones en una sociedad” (Lisboa et
al., 2006, P. 1).
En particular, resaltan el artículo “Games in the cultures”, de
Robert, Art y Busch, publicado a mediados del siglo XX, en el cual
se pretende “sistematizar el punto de vista de la antropología sobre
el deporte y el juego” (Lisboa et al., 2006, P. 2).

33
El historiador y filósofo holandés Johan Huizinga, a quien
hemos referenciado en este trabajo como uno de los pioneros de
los estudios sociales sobre el juego como fenómeno cultural, en
su citado texto Homo ludens, publicado por primera vez en 1938,
considerado como un clásico de recomendada lectura, que muestra
al juego como función humana esencial, resalta el carácter lúdico
del juego y propone la investigación del juego como fenómeno
cultural. Ello se torna evidente en sus afirmaciones: “La cultura
humana brota del juego–como juego– y en él se desarrolla” … “El
juego es más viejo que la cultura, pues por mucho que estrechemos
el concepto de ésta, presupone siempre una sociedad humana, y
los animales no han esperado a que el hombre los enseñe a jugar”
… “En esta obra el juego es concebido como fenómeno cultural y
no, o por lo menos no en primer lugar, como función biológica” …
“Aparece, entonces, el homo ludens frente al homo sapiens y el
homo faber”. (Huizinga, 2012, Pp. 9–13).
Al aproximarse la mitad de la centuria se observa un boom en
los estudios sobre la antropología y la sociología del deporte en
Europa y Estados Unidos. En ese período se publican estudios e
investigaciones desde distintos marcos teóricos por investigadores
sociales de gran reconocimiento.
En los años 1940, dentro de la Escuela de Frankfurt (Instituto de
Investigación Social de Frankfurt) surgen los trabajos de Theodor
Adorno y Max Horkheimer, relacionados con las actividades y el ocio
desde lo que más tarde llamarían la industria cultural. Para estos
autores, junto con Marcuse, “… los deportes son parte de la industria
de la cultura que, estructurada con la lógica del sistema capitalista,
actúa contra la formación de conciencias críticas y contribuye a
fabricar individuos obedientes, a la vez que los entretiene mediante
la calculada administración de placeres y distracciones” (Barbero
González 1991, P. 354).
Posteriormente, en los años 1950, se empiezan a conocer los
aportes de nombres con grande reconocimiento en la sociología,
como: Anthony Gidden en 1961, con su disertación en la tesis de
maestría en la London School of Economics, sobre el deporte en la
sociedad inglesa contemporánea, Eric Dunning con la sustentación
de su tesis de maestría en la Universidad de Leicester sobre el

34
desarrollo del fútbol, y el sociólogo alemán Norbert Elías con sus
teorías sobre el proceso de la civilización.
En el trabajo de Merlano y Arnedo (2009), apoyado en las
indagaciones de Lisboa, Medina y Sánchez (2006) sobre los
orígenes de la antropología del deporte, se encuentra un breviario
de investigadores que – en la segunda mitad del siglo XX– hicieron
grandes aportes a los estudios sociales del deporte y complementan
los anteriormente identificados. En primera instancia, se resalta el
nombre del sociólogo francés Pierre Bourdieu con “Deporte y clases
sociales” y “Sociología política del deporte”; Clifford Geertz con “La
interpretación de las culturas” y “Pelea de gallos en Bali” (1988).
Junto con ellos, aparece una pléyade de expertos de Francia,
España, Inglaterra, Italia y los Estados Unidos de América.
En particular, se trata de John Roberts, Malcolm Arth y Robert
Busch con su artículo de mediados del siglo XX “Games in Cultures”,
J. R. Fox con “El béisbol pueblo: vieja magia con ropaje nuevo”
(1979), Kendall Blanchard y Alyce Chesca con “Antropología del
deporte” (1986), Günter Lüschen y Kurt Weis con “Sociología del
deporte” (1979),
Janeth C. Harris y Roberta J. Park con ”Play, Games and Sports
in Cultural Contexts” (1983), Jeremy MacClancy con “Sport, Identity
and Ethnicity” (1996), Vincenzo Padiglioni con “Antropología de
l’esport” (1994), “Diversidad y pluralidad en el escenario deportivo”
(1995) y “Antropología del deporte y del ocio” (1996); Nicola Porro
con “El asociacionismo deportivo como modelo organizativo.
Movimientos, sistema y cambio” (1996), Christian Pociello con “Les
cultures sportives. Pratiques, représentations et mythes sportifs”
(1995), y “Sport et société” (1991), P. Parlebas con “Elementos de
sociología del deporte” (1988) y “Juegos, deportes y sociedades”
(2001), M. Martín con “El deporte en las sociedades posmodernas”
(2003), Ricardo Sánchez, Martin; Miguel Lisbona y F. Xavier Medina
con “Métodos etnográficos del deporte en la sociedad posmoderna:
del análisis culturalista al desarrollo comunitario” (2003), y Manuel
García Ferrando, Francisco Lagardera Otero y Nuria Puig Barata
con su “Sociología del deporte” (2003), entre otros (Lisbona et al.,
2006).

35
Quitián (2014) sostiene que en su génesis “los estudios
socioculturales del deporte parecieron un brote espontáneo, casi
caprichoso, producto de un rapto de locura de sociólogos como
Anthony Giddens y antropólogos como Roberto Damatta…”(P.
2). Y al abordar el tema del mito de la creación [de los estudios
socioculturales del deporte] señala los aportes de Jean–Marie Brohm
con su revista Partisan “Deporte, cultura y represión” de 1972, “El
fútbol como ideología” de Gerhard Vinai en 1974, “Sociología del
deporte” de Günter Lüschen y Kurt Weis de 1976, y la obra de José
María Cajigal “Deporte, espectáculo y acción”.
A partir de estas contribuciones, se produce lo que se ha descrito
como un boom de publicaciones sobre los estudios sociales del
deporte, la sociología del deporte y la antropología del deporte,
disciplinas hoy consolidadas en las ciencias sociales.

Los estudios sociales del deporte en América Latina


Los estudios sociales sobre el deporte en América Latina
también son de reciente cuño. Hasta hace poco tiempo, en Centro y
Sudamérica – incluyendo a Colombia, por supuesto, – los estudios
sociales sobre el deporte habían sido considerados como un género
menor y un tema marginal que solo se abordaba en aislamiento por
un ghetto intelectual.
Alarbaces (2000) reconoce que el “deporte permaneció obturado
hasta fechas muy recientes como una posibilidad de discurso
académico latinoamericano” (P.12), presentándose un tipo de
bloqueo en la investigación académica. Esta especie de “ilegitimidad
de origen”, la ilustra en su artículo “Entre la banalidad y la crítica:
Perspectivas de las ciencias sociales sobre el papel del deporte en
América Latina”, en donde argumenta que:
“A pesar del peso descomunal que el deporte ocupa, a simple
vista, en múltiples espacios de la vida cotidiana, económica,
política y cultural de las sociedades latinoamericanas, solo en
los últimos diez años puede hablarse de la fundación de un
campo de estudios relativamente autónomo, con producción
específica, en las ciencias sociales de América Latina”.
(Alarbaces, 2004, P.2 ).

36
Esa negación tiene su origen en una pluralidad de prejuicios:
el escepticismo inicial de los sociólogos, la consideración de
las actividades física, el juego y el deporte como banales,
frívolas o triviales, la estimación que la historia de los juegos
es una historia de prohibiciones y condenas (Chilón y los
lacedemonios del Peloponeso), la percepción del deporte
como práctica social inocua, neutral, carente de impases
raciales, religiosos, sociales, clasistas, políticos, culturales y
de nacionalidad o etnias, y el peso de la frase “el deporte es
el nuevo opio del pueblo”, entre otras explicaciones.
Los dos grandes pioneros de los estudios sociales del deporte en
América Latina son el antropólogo brasilero Roberto Damatta, con
sus libros “Carnavasis, malandros e heróis. Para uma sociología
do dilema brasileiro” de 1979 y “O universo do futebol: esporte e
sociedade brasileira” de 1982, y el antropólogo argentino Eduardo
Archetti “Futbol y ethos” de 1985, “Masculinity and football: the
formation of national identity in Argentina” de 1994, “Masculinities,
Football, Polo and Tango in Argentina” de 1999.
A ellos, le siguen la carioca Simoni Lahud Guedes, con sus tesis
de grado de maestría y doctorado “O futebol brasileiro: institucao
zero” de 1977 y “O Brasil no campo do futebol” de 1998, y su
escrito sobre “Os estudos antropológicos dos esportes no Brasil:
perspectivas comparativas com a América Latina” de 2001; y el
sociólogo argentino, antes referenciado, Pablo Alabarces con
“Fútbol y academia: recorrido de un desencuentro” y “Deporte y
Sociedad” de 1998, “Fútbol y patria. El futbol y las narrativas de la
nación en la Argentina” de 2002, “La cultura como campo de batalla.
Fútbol y violencia en la Argentina (2012), y “Football for everyone.
Soccer, televisión and politics in Argentina” de 2013 (Quitían, 2014).
Es pertinente y necesario precisar que, De Souza y Marchi
Junior, alcanzan a relacionar algunos trabajos aislados que se
anticiparon al nacimiento de los estudios sociales del deporte en
el subcontinente, como los de Gilberto Freyre de 1920 sobre el
““Fútbol como un objeto posible de problematización sociológica”
y el libro “O negro no futebol brasileiro” del periodista Mario Filho
publicado en 1947.

37
A partir de los trabajos pioneros de finales del siglo XX, se
produce una explosión de estudios sobre el deporte en Brasil,
Argentina, México, Ecuador, Uruguay, Chile, Bolivia, Costa Rica,
Guatemala, específicamente sobre el fútbol en la construcción de
la nacionalidad, la identidad cultural y las violencias de las barras
bravas.
Dentro de esos trabajos referenciados en el párrafo anterior, se
resaltan la siguiente lista de publicaciones de investigadores de
Brasil, aportada por De Souza y Marchi Junior: “Sociología crítica do
sporte: uma introducao” de Valter Brach (1997), “Passe e impasse:
futebol e cultura de massa no Brasil” de Rolando George Helal
(1997), “Sacando o voleibol: do á espetacularicazao da modalidade
no Brasil 1997–2000” y “Diagnóstico da sociología do esporte no
Brasil: para consolidacao de um campo do conhecimiento” de
Wanderley Marchi Junior, R. J. S. Nunes y B. S. Almeida (2001 y
2008, respectivamente), “Violencia e o futebol” de Mauricio Murad
(2007), “A invencao do país do futebol” de Ronaldo George Helal,
Antonio Jorge Soares y Hugo Rodolfo Lovisolo (2001), “A formacao
do jogador de futebol no sport Clube Internacional” 1997–2000 y “O
fin do passe e a modernicao conservadora no futebol brasileiro” de
Francisco Xavier Freire Rodrigues (2003 y 2007, respectivamente),
“Lógicas no futebol” de Luiz Henrique de Toledo (2002), “Conversas
sobre Norbert Elías” de Ademir Gebara (2006).
Alabarces (2004, 2010, 2013, 2017) – por su parte– construye
un mapa latinoamericano sobre la producción bibliográfica, con el
cual se enriquecen los aportes arriba referenciados. En Argentina
sobresalen los trabajos de Julio Frydenberg “Historia social del
fútbol” (2011), José Garriga Zucal con “Haciendo amigos a las
piñas. Violencia y redes sociales de una hinchada de fútbol” (2007)
y “Nosotros nos peleamos. Violencia e identidad de una hinchada de
fútbol” (2010), Verónica Moreira con sus trabajos sobre “La política
futbolizada: los dirigentes deportivos y las redes político–territoriales
en Avellaneda” (2010) y “Juego electoral y relaciones políticas
en Argentina” (2012). Es relevante destacar el trabajo de Gisela
Kaczan sobre “La práctica gimnástica y el deporte, la cultura física y
el cuerpo bello en la historia de las mujeres. Argentina1900–1930”.
En Chile se destaca la actividad de Rodrigo Soto Lagos de la
Universidad de Valparaíso – en unión con Carlos Vergara Constela–

38
con “Para una sociología del fútbol chileno: Antecedentes, propuestas
y desafíos” y “Chile un país de deportistas: construcción discursiva
del deporte durante el gobierno de Sebastián Piñera”. Junto con
ellos, está la producción de Miguel Cornejo en la Universidad de
Concepción y Bernardo Guerrero de la Universidad de Iquique.
De igual forma, el libro del sociólogo chileno Eduardo Santa Cruz
“Origen y futuro de una pasión. Fútbol, cultura y modernidad” (1995).
En Perú se resaltan las obras de Aldo Panfichi “Ese gol existe.
Una mirada a Perú a través del fútbol” (2001) y “Fútbol. Identidad,
violencia y racionalidad (1997); así como, la revista “Contratexto”,
que en 1999 dedica su edición al tema del fútbol desde una
perspectiva comunicacional.
Por los lados de Ecuador, existe un esfuerzo serio, denodado
e interesante de Fernando Carrión con su “Biblioteca del fútbol”
(2006), organizada en cinco volúmenes, y “La dimensión política
del fútbol: su fascinación y encanto”.
En Uruguay se encuentran los trabajos de Eduardo Galeano
“El fútbol a sol y sombra” (1995), un exitoso proyecto editorial que
fue traducido a varios idiomas y acude a una narrativa de casos,
“Literatura y fútbol en el Uruguay”, de Pablo Rocca (1991), “Culturas,
identidades subjetividades y estereotipos: Preguntas generales y
apuntes específicos en el caso del fútbol uruguayo” (2003) de Rafael
Bayce, y “De uruguayos campeones a matemáticamente tenemos
chance: futbol y nacionalismo en el Uruguay contemporáneo”, de
Cristian Maneiro.
En Venezuela, Alessandro D’Amico de la Universidad Central
desarrolló la ponencia “La vinotinto: una mirada desde las
representaciones sociales y la identidad nacional en la psicología
del deporte” (2014).
En Centroamérica hay unas valiosas experiencias con
investigadores de Costa Rica y México, en donde sobresalen
los trabajos de Sergio Villena Fiengo quien logra una breve y
apasionante compilación de artículos de investigadores de varias
nacionalidades con “Fútbol e identidad nacional”, auspiciada por
FLACSO, y con su artículo “Futopías. Los usos nacionalistas del
fútbol en Costa Rica”.

39
En México ocupa un lugar principal Andrés Fábregas Puig, con una
producción importante, entre ellas: “Lo sagrado del rebaño. El fútbol
como integrador de identidades” (2010) y “La selección mexicana
de fútbol: Una mirada antropológica” (2014), Roger Magazine con
“Golden and blue like my heart: masculinity, youth and power among
soccer fans in Mexico City” (2007), Samuel Martínez López con
“Fútbol–espectáculo, cultura y sociedad” (2010), Andrés Santamaría
Gómez con “Fútbol, emigrantes y neonacionalismos” (2010). En el
país azteca se consigue el trabajo “Cancha libre: Metodología de
la investigación social del deporte y la comunicación”, compilado
por Enrique Rivera Guerrero en 2010, en el cual se teoriza sobre la
investigación deportiva y su importancia como materia de estudio, la
generación de conocimientos desde la universidad, el deporte como
valor cultural en los estudiantes universitarios, como referente de
identidad regional en los aficionados, la comunicación en el deporte
y se hace una cartografía sobre el béisbol mexicano.
Un capítulo especial merece en este trabajo, la extensa
producción de estudios históricos, sociales y culturales sobre el
deporte en Cuba. A diferencia del resto de países referenciados
hasta el momento, en la mayor de las Antillas las investigaciones,
estudios, artículos y libros giran alrededor del deporte nacional de
los cubanos: el béisbol.
Una mirada en la inmensidad de publicaciones permite encontrar
textos de carácter político como “Fidel y el deporte. Selección de
pensamientos 1959–2006”, editado por Mario L. Garrido y Mariana
Venero Domínguez, con investigación y selección de Kalman
Aguilar Fait, en 2006.
En los de corte histórico se destacan: “La gloria de Cuba: historia
del béisbol en la isla” de Roberto González Echavarría (2004),
considerado como un clásico en este país; “Viva y en juego” de
Edel Casas, Jorge Alfonso y Alberto Pestana de 1986, “Béisbol en
Cuba hispánica” de Severo Nieto de 2007, “Enciclopedia biográfica
del béisbol cubano”, Tomo I, siglo XIX, de Juan Martínez de Osaba
y Goenaga, Félix Julio Alfonso López y Yasel Porto Gómez en 2015.
Se encuentran los biográficos: “Pedro Luis Lazo, El rascacielos
de Cuba” (2010), “Inmortales del béisbol cubano” (2016) y “El niño

40
Linares” (2018), del prolífico autor Juan Antonio Martínez de Osaba
y Goenaga
En el campo de los estudios socioeconómicos del béisbol en la
isla de Martí, se resalta la gran producción intelectual de historiador,
antropólogo, ensayista, administrador público, y profesor Félix Julio
Alfonso López, de quien relacionamos los siguientes trabajos:
“Béisbol y estilo. Las narrativas del béisbol en la cultura cubana”
(2004) “Siete ensayos sobre historia y cultura en Cuba (2005), “La
letra en el diamante” (2005), “La esfera y el tiempo” (2007), “Con
las bases llenas. Béisbol, historia y revolución" (2008), “Sociedad,
cultura y deportes” (2010), “Los placeres de la historia” (2010),
“Apología del béisbol” (2013), “El juego galante: béisbol y sociedad
en Cuba” (2014), “Béisbol y nación en Cuba” (2015), “Con las bases
llenas” (2017), “El béisbol en el alma de Cuba” (2022).
Es necesario mencionar los aportes que se han hecho desde la
literatura a la cultura del béisbol, por parte del consagrado escritos
Leonardo Padura, ganador del premio Princesa de Asturias en
2015. En sus obras “Como polvo en el viento” y “Herejes”, este
escritor que quiso ser pelotero –jugó en los Tigres de Jesús del
Monte, como primera base– incluye escenas y pinturas sobre el
béisbol. El libro “El alma en el terreno”, escrito por Leonardo Padura
con Raúl Arce, es un tratado de cómo hacer unas entrevistas a
deportistas, es un clásico para los nuevos escritores.
El deporte de la pelota tiene tanta fuerza en la nacionalidad,
identidad y cultura cubana que, gracias al esfuerzo de un grupo
de connotados intelectuales, políticos y aficionados, la cultura
del béisbol fuera declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial
de Cuba a finales de 2021. La ceremonia oficial se realizó en la
histórica población de Palmar del Junco, sitio en donde se jugó el
primer partido de béisbol en esta nación latinoamericana.
Otros autores dignos de mencionar por sus aportes a los estudios
sociales y culturales del béisbol en Cuba son: Norberto Codina con
las obras: “Cajón de bateo, algunas claves entre béisbol y cultura”
(2012) y “Cuando el béisbol se parece al cine” (2021), Francy
Romero “El sueño y la realidad: historias de la emigración del
béisbol cubano” (2020). Además, los libros de poemas y cuentos

41
sobre béisbol “Aedas en el estadio” y “Escribas en el estadio”,
respectivamente.
En países como Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela,
Panamá, Aruba y algunas de las islas de las Antillas mayores y
menores, el béisbol es deporte nacional. En el libro “Las estrellas
Orientales”, Mark Kurlansky (2011) presenta la historia de cómo el
pequeño pueblo de San Pedro de Macorís, en la tierra quisqueyana,
cambió gracias al béisbol. En Venezuela hay un texto de obligatoria
lectura: “Cinco mil años de béisbol” de Juan Vené.

Los estudios sociales del deporte en Colombia


En Colombia, los estudios sobre el deporte y la actividad física,
como se ha afirmado a lo largo de este texto, no recibieron la atención
de los investigadores sociales hasta finales del siglo XX. De hecho,
los trabajos en esa centuria fueron escasos y se concentraron en
esfuerzos individuales en las áreas de la educación física y algunas
publicaciones aisladas de unos pocos periodistas e investigadores
sociales.
Una primera aproximación al tema se puede abordar desde los
estudios sobre la educación física en Colombia. En este sentido, el
investigador de la Universidad Pedagógica, Víctor Jairo Chinchilla
Gutiérrez, en un artículo sobre la historiografía de la educación
física en nuestro país, identifica una veintena de artículos, tesis,
textos y libros sobre los primeros estudios en esta área, a la que
considera como un campo no consolidado de investigación, y
que podrían considerarse como antecedentes inmediatos de los
estudios sociales del deporte en nuestra nación.
La lista de las investigaciones y publicaciones referenciadas
abarca el siguiente espectro: Raúl Blanco con su libro “Educación
física, un panorama a su historia” (1947), Ernesto Vidales con su
obra “Nos dejó el tren” (1961), Alberto Gómez Moreno y Alberto
Parra Parra con su texto de 1986 ”Cincuenta años de la historia de
la educación física como profesión”, Ángel Humberto Vaca con su
compilación de 1987 “Historia de la educación física colombiana a
través de sus normas” e “Historia del Alma Mater de la educación
física colombiana” (1994), Alberto Galvis Ramírez con una serie de
artículos relacionados con la educación física y el deporte en 1987,
su libro “Laureles” (1988) y “Oro, plata y bronce: una aproximación

42
a la historia del deporte colombiano” (1996), Patricia Quesada y
Néstor Alonso Sánchez con su trabajo de grado en la Universidad
del Valle “La educación física. Una historia para construir” (1991),
Astrid Bibiana Rodríguez con su tesis de grado “Educación física
y mujer 1930–1950. Aproximación a una historia de la sexualidad”
(1997), la tesina de Luis Ignacio Martínez en 1997 “Surgimiento
del tiempo libre y el deporte en Bogotá”, Luis Alonso Garzón con
sus “Apuntes para la historia de una confusión: educación física
y deporte” (1997), el trabajo de especialización de 1996 del grupo
conformado por Víctor Jairo Chinchilla, Iván Torres, Clara Lourdes
Peña, Julia Peña, Farid Salgado y Simón Cruz titulado “Horizonte
del sentido de la educación física colombiana”, Martha Cecilia
Herrera y Carlos Low con “Los intelectuales y el despertar cultural
del siglo. El caso de la escuela Normal Superior una historia
olvidada” (1994), Martha Cecilia Herrera con su escrito sobre
“Modernización y Escuela Nueva en Colombia 1914–1951” (1999),
Javier Sáenz Obregón, Oscar Saldarriaga y Armando Ospina con
la investigación “Mirar la infancia: pedagogía, moral y modernidad
en Colombia 1903–1946” (1997), Claudia Ximena Herrera con
su trabajo de grado de Maestría en la Universidad Pedagógica
Nacional de 1999 “Las prácticas corporales y la educación física en
la escuela primaria en Colombia entre 1870 y 1913” y el libro de la
antropóloga Zandra Pedraza Gómez “En cuerpo y alma: visiones
del progreso y la felicidad” (1999) y su artículo “La cultura somática
de la modernidad: historia y antropología del cuerpo en Colombia”
(1999).
Ahora bien, entrando en materia, Ruiz Avendaño (2017) realizó
una indagación sobre la historia del deporte en nuestro país, en
la cual relaciona un grupo de trabajos pioneros de los estudios
sociales del deporte en Colombia, En su análisis crítico sobre el
estado del arte, considera que estos estudios se inician en 1989
con el libro “El deporte en Colombia” de Mike Forero Nougués.
A partir de allí, registra los trabajos de Federico Benninghoff
(2004) “¿Cuánta tierra civilizada hay en Colombia? Guerras, futbol
y élites en Bogotá 1850–1920", la tesis de grado de Daniel Polanía
(2012) “Futbol y ocio. Del circo de toros a la época del dorado,
Bogotá 1850–1953”, el texto de Luciano López de 2004 “Detrás
del balón. Historia del futbol en Medellín 1910–1952”, la obra de

43
Guillermo Zuluaga de 2005 “Empatamos 6 a 0: Futbol de Colombia
1900–1948”, las publicaciones de Rafael Jaramillo en 2009 “El
surgimiento del futbol en Colombia. Aspectos fundacionales” y
“El fútbol del Dorado. El punto de inflexión que marcó la rápida
evolución del amateurismo al profesionalismo” de 2011.
Así mismo, se identifican los trabajos de grado de Manuel
Morales de 2011 en la Universidad de los Andes: "El surgimiento
del campo deportivo en Bogotá" y el de Diana Alfonso de 2012 en
la Pontificia Universidad Javeriana titulada “Deporte y educación
física en Colombia: Inicio de la popularización del deporte 1916–
1942”, la obra de Gabriel Abello de 2013 “El juego del tejo ¿Un
símbolo nacional o un proyecto inconcluso?”; el texto “Turmequé
y élite en Bogotá: representaciones en tormo a al deporte chibcha
en los años 30 del siglo XX”, de José Díaz en 2013, y el de Andrés
Hernández de 2013 “Elementos sociohistóricos intervinientes en la
construcción de los estadios Alfonso López y El Campin para los
primeros Juegos Bolivarianos: Bogotá 1938”.
Por otro lado, destacan las siguientes investigaciones y
publicaciones sobre el deporte en Colombia: “La nación bajo un
uniforme: la selección Colombia 1985–2001", de Andrés Dávila
Ladrón De Guevara y Catalina Londoño; “Fútbol e identidad
nacional en Colombia: 1985–1994” (2007), de Fernando Rojas
Parra; “La política del sport. Élites y deportes en la construcción de
la nación colombiana, 1903–1925”, de Jorge Humberto Ruiz Patiño;
“Estudios sociales del deporte. Desarrollos, tránsitos y miradas”,
de David Leonardo Quitián Roldán; “Ganar sin ganar. Nación e
identidad en la selección de futbol de Colombia”, de Andrés Dávila
Ladrón De Guevara (Merlano y Arnedo, 2009)
En Quitián Roldán (2014) se afirma que las dos obras pioneras
de los estudios sociales en Colombia son “En cuerpo y alma:
visiones del progreso y la felicidad” de Zandra Pedraza en 1989 y
“Ética, trabajo y productividad en Antioquia” de Alberto Mayor Mora
en 1985.
Por otra parte, Alejandro Villanueva, Juan Rivera y Omar
Rivera, en el capítulo 7 “Entre el aguante, la convivencia y la
academia futbolizada”, del libro “Mundial de fútbol Brasil 2014.
Transversalidades y conocimiento múltiple sobre el mega–evento

44
global” Segunda parte, compilado en 1995 por Miguel Ángel Lara
Hidalgo y Ciria Margarita Salazar C., encuentran que –a esa fecha–
existían 77 tesinas de pregrado, diez de maestrías y doctorados,
seis producciones institucionales y siete textos académicos,
incluyendo diplomados, para un total de 101 obras y 143 autores,
sobre estudios sociales del deporte en Colombia, en general, y
sobre fútbol, barrismo y otras realidades sociales, en particular.
En el trabajo se hace una revisión del estado del arte de la
producción académica durante el periodo 2003–2013, sobre
las barras y el fútbol como hechos sociales, su importancia en
la construcción de las políticas públicas y la identificación de
debilidades y fortalezas en el sistema de investigación para
orientar líneas de producción científica en las universidades y la
que realizan los investigadores especializados. Villanueva, Rivera
y Rivera (2015).
A continuación, se relacionan algunos de esos trabajos y
bibliografía aportada en su investigación documental, que nos
aproxima a la producción científica alrededor de los estudios
sociales del deporte, el fútbol y las “barras bravas”:
• Benninghoff, F. (2001). ¿Cuánta tierra civilizada hay en Colombia?
Guerras, fútbol y élites en Bogotá, 1850–1910. (Trabajo de grado).
Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Historia.
• Gómez, G. (2001). La violencia del fútbol vista a través de las barras
bravas. (Tesis pregrado de Sociología). Universidad Nacional de
Colombia, Bogotá.
• Pardey et al. (2001). La ciudad de los fanáticos: aproximación al
fenómeno de las barras bravas de fútbol locales Barón Rojo Sur
y Frente Radical Verdiblanco entre los años 1991–2001– Cali. La
Palabra.
• Rivera, O. (2001). Opio en las redes (Tesis de Licenciatura en
Ciencias Sociales). Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá.
• Ávila, S. (2003). El centro de la mirada. (Tesis de Maestría inédita).
Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.
• Dávila, A.; Londoño, C. (2003). La nación bajo un uniforme, en P.
Alabarces, Futbologías: fútbol, identidad y violencia en América
Latina. 123–143. Buenos Aires: CLACSO.

45
• Rivera, J. (2003). Gol eterno. El partido de fútbol: más que noventa
minutos, toda una vida de pasión y etnografía. (Tesis de Maestría
en Antropología). Universidad de Antioquia, Medellín.
• Clavijo, J. (2004). Estudio de barras bravas de fútbol de Bogotá:
Los comandos azules. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
• López, L. (2004). Detrás del balón. Historia del fútbol en Medellín
1910–1952. Medellín: La Carreta Editores.
• Mendoza, C. (2004). Sin amarillo, azul y rojo. Construcción
de identidad de las barras CADC y LGARS. (Tesis de grado de
Sociología). Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
• Quitián, David. (2005). Deporte moderno: del ideal aristocrático
al espectáculo de masas (Tesis de grado), Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia.
• Medina, F. (2005). Comunicación, deporte y ciudad. Medellín:
Universidad Pontificia Bolivariana.
• Salcedo, A. (2005). El Oro y la oscuridad: la vida gloriosa y trágica
de Kid Pambelé. Bogotá: Debate.
• Villegas, A. (2005). Raza y nación en el pensamiento de Luís López
de Mesa: Colombia 1920–1940. Estudios Políticos, 29. Pp. 209–
232.
• Quitián, David. (2006). Fútbol sin barreras: reseñas, y semblanzas
de protagonistas emblemáticos del balompié mundial. Armenia.
Editorial Kinesis.
• Quitián, David. (2007). Fals Borda, los intelectuales y el fútbol. En
Revista Aquelarre, No.11, Pp.65–74.
• Salcedo, M. y Rivera, O. (2007). Emoción, control e identidad: las
barras de fútbol en Bogotá. Bogotá: ICANH.
• Londoño, J. (2008). Barras bravas y violencia en el fútbol colombiano.
Bogotá: Ibáñez/Universidad Nacional de Colombia.
• Porto, Raúl. (2008). El deporte en Cartagena de Indias. Cartagena,
Editorial Universitaria.
• Galvis, A. (2008). 100 años de fútbol en Colombia. Bogotá: Planeta.
• Amaya, A., Villanueva, A. & Rodríguez, N. (2009). Goles en paz.
Crónica de una década. Bogotá: Alcaldía Mayor.
• Jaramillo, R. (2009). El fútbol de El Dorado: El giro de tuerca que
marcó la rápida evolución de la inocencia a la edad adulta. Mimeo.

46
• Montoya, G. (2009). Come fútbol, vive fútbol, sueña fútbol ¡pero no
hagas más!: la formación futbolística como proceso de subjetivación
deshumanizante. (Tesis de grado de Maestría en Antropología).
Universidad de los Andes, Bogotá.
• Quitián, David. (2009). Gaitán, el fútbol y la Universidad Nacional
en Documentos sobre Cátedra Gaitán. Bogotá: archivo particular
ASCIENDE, 2–15.
• Ortiz, I. (2009). El sur, el juego y los íconos de la identidad local.
En Periódico Ciudad Viva, edición de enero de 2009, Pp. 10–12.
Bogotá: Alcaldía Mayor.
• Quitián, David. (2009). La sobrecogedora experiencia de ser
boxeador en Bogotá: un ejercicio etnográfico en el mundo de las
narices chatas. (Maestría en Antropología). Bogotá, Universidad
Nacional de Colombia.
• Villanueva, A., Amaya, A. y Rodríguez, N. (2009). Clásico total.
Bogotá. Alcaldía Mayor.
• Clavijo, J. (2010). Cantar bajo la anaconda. Un análisis sociocultural
del barrismo en el fútbol. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
• Espinosa, J. (2010). Deporte, ideología y hegemonía de la sociedad
de control a la biosociedad. (Trabajo de Maestría). Pontificia
Universidad Javeriana.
• Hernández, A. (2010). Deporte y política: Berlín 1936, la primera
participación de Colombia en una olimpiada. (Trabajo de grado).
Universidad nacional de Colombia, Departamento de Historia.
• Jaramillo, R. (2010). El surgimiento del fútbol en Colombia. Aspectos
fundacionales. Bogotá (En imprenta).
• Pérez, W. (2010). Inglaterra: cuna de la revolución industrial, del
deporte y otras violencias. (Tesis de grado). Bogotá: Universidad de
Nacional de Colombia.
• Restrepo, G. (2010). Una historia vista con nueva luz en el revelado
del deporte. Prólogo de la política del sport. Élites y deporte en
la construcción de la nación colombiana. 1903–1925. Bogotá: La
Carreta Editores.
• Ruiz Patiño, J. (2010). La política del sport: élites y deportes en
la construcción de la nación colombiana, 1903–1925. Bogotá: La
Carreta Editores/Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

47
• Villanueva, A., Amaya, A. (2010). Los hinchas de la hinchada.
Un acercamiento social, histórico y educativo a la barra de fútbol
Comandos azules. (Tesis de Maestría). Universidad Pedagógica
Nacional.
• Díaz, L., et al. (2011). El fútbol se lee. Bogotá– Alcaldía Mayor.
• Vélez, B. (2011). Fútbol desde la tribuna: pasiones y fantasías.
Medellín: Sílaba Editores.
• Villanueva, A., Amaya, A. & Rodríguez, N. (2011). Hasta que el
cuerpo aguante: un análisis de las barras de fútbol capitalinas.
Bogotá: Uniediciones.
• Quitián, David. (2012). Estudios socioculturales de deporte:
desarrollos, tránsitos y miradas. Armenia. Editorial Kinesis
• Quitián, David. (2013). Deporte y modernidad: caso Colombia. Del
deporte en sociedad a la deportivización de la sociedad. Universidad
Federal Fluminense, Brasil.
Otra fuente de este tipo de libros, trabajos, investigaciones y
estudios se encuentra en la Red de Estudios en Deporte y Recreación
–REDRE–, la Asociación Colombiana de Investigaciones y Estudios
Sociales del Deporte –ASCIENDE– y el gran esfuerzo que realiza
la Editorial Kinesis (Armenia, Quindío). De esta última editorial, se
relacionan las siguientes publicaciones:

• Estudios socioculturales del deporte. Desarrollos, tránsitos y


miradas. Leonardo Quitián Roldán. Editor y Compilador (2010).
• Fútbol: tradiciones y pasiones en fanáticos. Diego Fernando
Bolaños. (2011).
• Naciones en campo: fútbol, identidades y nacionalismos en América
Latina. David Quitián Roldán, Efraín Serna Caldas, Guillermo
Montoya Villamizar y Jorge Humberto Villanueva Bustos. Editores–
Compiladores. (2014).
• Juventud sin oportunidades. Las barras ultras: un paradigma de
indolencia social. John Jairo Londoño Aguirre (2015).
• Deporte, globalización y política. Eloy Altuve Mejía (2016)
• Historia del deporte y la educación física. Eduardo Pérez Restrepo
(2018)–

48
• Análisis de la política pública en deporte. Un estudio para Bogotá.
Un análisis para el país. Francisco Antonio Cañón Pérez de la
Fuente. Autor–Editor (2019).
• Deporte y construcción de paz– El deporte como herramienta
para la reconciliación en el escenario del posacuerdo en Colombia
2016–2020. Steven Ruíz Pérez (2020).
A propósito de este último libro arriba referenciado, el gobierno
nacional encuentra en el deporte una vía expedita para la construcción
de una cultura de paz. Esto no es nuevo en la superación de conflictos
internos y luchas fratricidas. Mesias y Portocarrero (2017) citando
a Rodríguez (2008), documentan que “desde los pueblos primitivos
el deporte ha evolucionado como parte del orden social reflejando
principios propios de las sociedades y resaltando características
como la identidad social, la integración y la construcción de valores,
pero además ha constituido un importante factor en las relaciones
humanas” (P. 2).
Como experiencias exitosas del deporte en la instrumentalización
de acuerdos de paz, superar confrontaciones internas y consolidar
armisticios, se mencionan: la del presidente Nelson Mandela, quien
logró superar el apartheid y negociar la paz en un país dividido
y segregado, utilizando el deporte del rugbi en Sudáfrica. La
estrategia de Mandela para unir a negros y blancos (afrikáners),
fue la selección nacional de rugbi (los Springboks). Este “milagro”
lo ilustra con lujo de detalles el periodista y escritor británico John
Carlin, en su libro “El factor humano”, que luego fue llevado al cine
por el director Clint Eastwood.
Una segunda experiencia exitosa de la capacidad del deporte
para unir a antagonistas que por años se han enfrentado en
conflictos desarrollados en diferentes estadios (guerras, bloqueos
comerciales, disputas y demandas en organismos internacionales),
son los partidos de béisbol jugados entre la selección de Cuba
con los Orioles de Baltimore, en marzo de 1998, impulsado por
el expresidente Bill Clinton. Fue el primer partido entre un equipo
de las “grandes ligas” y un trabuco de Cuba en casi 40 años, en
territorio isleño. En esa ocasión el equipo del país del norte ganó
3 a 2 en extra–innings en la decimotercera entrada. El anfitrión fue
el presidente Fidel Castro, quien desde la tribuna aclamaba a su

49
equipo. Este hecho histórico es conocido como “La diplomacia del
béisbol”. (Merlano y Arnedo 2019 y Arnedo et al. 2020).
Posteriormente, en el Estadio Latinoamericano se enfrentaron
nuevamente un equipo de las ligas mayores con una novena
cubana, esta vez con la presencia del presidente de Cuba, Raúl
Castro, y la presencia del presidente de los Estados Unidos de
América, Barack Obama. Los equipos fueron la selección cubana
y los Tampa Rays Bay. Cuentan los medios periodísticos que,
durante el partido, el secretario de Estado norteamericano, John
Kerry y el canciller cubano, Bruno Rodríguez, se sentaron juntos
y conversaron animada y prolíficamente (Silvia Ayuso de El País).
Como dato curioso, para Colombia, se cuenta que al encuentro
beisbolístico asistieron los líderes de las FARC que negociaron en
La Habana un acuerdo de paz con el gobierno de Colombia, incluido
su líder, alias Timochenko, y el jefe negociador de la guerrilla, Iván
Márquez.
Otras experiencias, igualmente satisfactorias, de la potencialidad
y efectividad del deporte para solucionar conflictos nacionales,
tribales o internacionales, según Merlano y Arnedo (2019) se
pueden consultar en Ruanda (futbol), Zambia (juegos tradicionales–
inclusión de niñas y mujeres) y Tanzania (deporte como integración
de niños refugiados).
En plena fase del posconflicto en Colombia, las actividades
deportivas, físicas, recreativas y de aprovechamiento del tiempo
libre, están siendo utilizadas como estrategia de convivencia pacífica,
unión comunitaria, desarrollo local, protección de poblaciones en
riesgo, preservación de la identidad y valores culturales.
Para documentar esta experiencia, a continuación, se transcribe
una disertación de Arnedo que se incluyó en el trabajo de Arnedo
et al. (2020) sobre trabajo social comunitario: “Mesías citando a
Mumford (2011) expresan que el Deporte Social Comunitario se
constituye en una:
“nueva idea sobre las relaciones sociales y organización
social, caracterizándose por la creación de nuevos tipos
de instituciones sociales, la formación de nuevas ideas de
gobierno, o el desarrollo de nuevos movimientos sociales y

50
formulación de nuevos procedimientos y procedimientos para
estructurar el trabajo colaborativo, la introducción de nuevas
prácticas sociales en el grupo”. (P. 1)
En Colombia existen varias experiencias sobre la efectividad del
Deporte Social Comunitario en la construcción de una cultura de paz.
El programa “Fútbol por la paz”, el proyecto “Deporte, recreación y
actividad física como medio para el aprovechamiento del tiempo
libre en las zonas veredales transitorias de normalización en los
municipios de Caldono y Buenos Aires”, en el norte de departamento
de Cauca y el documental “A un gol de la paz”, dan cuenta de ello.
Esta última experiencia, documentada por Mesias & Portocarrero
(2017) responde a la pregunta de investigación ¿De qué manera
puede el Deporte Social Comunitario convertirse en un modelo
sostenible y replicable de transformación social para la intervención
y la innovación en el posconflicto? En su indagación, utilizaron
el método científico de la etnografía para responder la pregunta
problema.
Los principales resultados de la investigación se resumen a
continuación:
• El trabajo se concentró en las Zonas Veredales Transitorias de
Normalización (ZVTN) de La Elvira (Buenos Aires) y Los Monos
(Caldono).
• La metodología para la implementación de la estrategia deporte–
postconflicto–cultura de paz es un producto colectivo en el que
participaron Coldeportes, comunidades y miembros de las FARC.
• Cada actividad con las comunidades y excombatientes se enfocó
al fortalecimiento de unos valores específicos (respeto, unión,
participación, equidad, autoestima, integridad y capacidad de
diálogo,) y la comprensión de ciertos comportamientos.
• El reconocimiento de los excombatientes como seres humanos con
miedos, expectativas y emociones.
• La práctica deportiva es vista por los reinsertados como una forma
de retornar a la vida civil.
• El deporte es una vía hacia la reconciliación
• Los monitores para las prácticas de los deportes escogidos (futbol
y futbol sala) fueron seleccionados por las comunidades veredales.

51
• La comunidad, los excombatientes y la fuerza pública lograron
juntarse en un mismo escenario, alrededor de prácticas deportivas,
abriendo el camino hacia la reconciliación.
• El trabajo de los monitores de la comunidad se encontró en
momentos con la resistencia de comandantes y excombatientes.
• Este tipo de desafíos pudo ser resuelto gracias a la voluntad de los
actores y la innovación social.
• El Deporte Social Comunitario permitió la integración de la mujer en
los juegos (futbol), hasta el caso que los goles solo eran válidos si
los marcaba una mujer.
• Para aplicar el Deporte Social Comunitario se acudió a otros deportes
que permitieron innovaciones afortunadas para los participantes.
• El Deporte Social Comunitario se constituye en “un aporte positivo
y como estrategia de intervención para la construcción de paz de
los territorios caucanos, tanto para comunidades como para los
excombatientes, debido a la construcción de valores que fomentan
la igualdad de los actores relacionados en el conflicto armado
durante décadas”.
• Los investigadores concluyen que el Deporte Social Comunitario es
una innovación social que permite la implementación de acuerdos
y la reintegración de los excombatientes (Hasta aquí la cita textual
del trabajo de Arnedo).
Existen otros trabajos en este campo como los de: Jefferson
Alexander Castillo Rocuts “Deporte comunitario como herramienta
de construcción de paz”, en la Universidad Nacional de Colombia”;
“Caracterización del estado actual del Deporte Social Comunitario
en la zona urbana del municipio de Santa Rosa de Cabal año 2011”
de Carlos Andrés Henao Amaya en la Universidad Tecnológica
de Pereira; “El Deporte Social Comunitario como herramienta de
desarrollo humano en nuevas tendencias urbanas y deportivas”, de
Freddy Andrés Rico Rodríguez en la Universidad Distrital Francisco
José de Caldas.
Existe evidencia robusta sobre la importancia del deporte para
las sociedades posmodernas, su capacidad para superar conflictos,
guerras y confrontaciones internas y externas, la importancia del
Deporte Social Comunitario en Colombia, su aplicación en Bogotá,
Valle del Cauca, Santander – entre otras urbes nacionales–, la

52
validez de su desarrollo en la consolidación del proceso de paz
firmado por nuestro gobierno con las fuerzas insurgentes de las
FARC–EP, y como herramienta de desarrollo humano.

Los estudios sociales del deporte en Cartagena de Indias y


Bolívar
Ahora bien, en el distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias
y el departamento de Bolívar existe una ausencia desafortunada de
estudios sociales sobre el deporte. Los esfuerzos encontrados se
refieren a breves historias sobre el béisbol aficionado y profesional,
y el boxeo, una antología sobre cuentos, ensayos y fragmentos
de novelas cortas, y una breve historia sobre los deportes en la
Universidad de Cartagena.
El escritor que más ha investigado y publicado sobre el deporte
en esta región del Caribe colombiano, desde la historia del deporte,
es Raúl Porto Cabrales. Sus obras más conocidas son: “Historia
del béisbol aficionado de Colombia”. Este libro fue editado por el
Instituto Distrital de Recreación y Deportes de Cartagena IDER en
2000. Tiene una extensión de 252 páginas, a través de las cuales
hace un recorrido de los orígenes y desarrollo del béisbol aficionado
–amateur– en Colombia. En su relato, Raúl Porto nos ofrece
historias, anécdotas, descripciones, estadísticas, conformación de
equipos, resultados, clasificaciones del béisbol en Cartagena de
Indias, la ciudad del béisbol en nuestro país.
“Historia del béisbol profesional de Colombia”. Es este texto de
188 páginas, impreso por Gráficas El Cheque, el 25 de enero de
2002, consta de un prólogo de Rafael Fernández Cárdenas, una
presentación del autor, un preámbulo y siete capítulos en los cuales
se ilustra sobre cómo llegó el béisbol a Colombia, el proceso hacia
el profesionalismo, los inicios de la pelota rentada, se describen
la primera, segunda y tercera época del béisbol, se hace una
cronología general y se identifican a los colombianos en el béisbol
organizado y los que –hasta ese momento– habían llegado a las
grandes ligas. En la obra se abunda en temporadas, nombre y
nóminas de equipos, posiciones, árbitros, dueños de franquicias y
numeritos sobre los mejores peloteros en cada año.

53
Es igualmente valiosa la cronología que construye con hechos
relevantes desde 1873 hasta el año 2002. Así mismo, la colección
de fotografías de jugadores que aporta en su trabajo.
“El Deporte en Cartagena de Indias”. Este es un texto publicado
por la Editorial de la Universidad de Cartagena en 2008. Tiene
una extensión de 137 páginas, una presentación de Germán
Sierra Anaya, Rector de la Universidad de Cartagena para
esa fecha, un prólogo del periodista deportivo Antonio Andraus
Burgos, una introducción y capítulos sobre: los orígenes del
deporte en Cartagena de Indias, el béisbol, el boxeo, los otros
deportes, evolución y crecimiento del béisbol, el multideportismo,
los acontecimientos deportivos, el deporte y sus escenarios, los
juegos nacionales, deportistas más destacados, dirigentes y
entrenadores, los deportistas del año, el periodismo deportivo, las
entidades deportivas, una adenda y la bibliografía, que referencia
al Archivo Histórico de Cartagena, periódicos como El Porvenir, La
Época, El Diario de la Costa, La Patria, El Espectador, El Fígaro,
El Heraldo, La Prensa, El Universal, y entrevistas con deportistas,
entrenadores, dirigentes, periodistas y aficionados.
“Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–
1948”. Este es quizás el más extenso y profundo trabajo de Porto
Cabrales. Es una exhaustiva investigación como no se había
realizado antes en Colombia, sobre el origen y desarrollo del
béisbol en nuestro país. Fue diseñado, diagramado y publicado por
la Editorial Universitaria de la Universidad de Cartagena en 2013.
En sus 340 páginas, el historiador y periodista Porto Cabrales se
pasea desde 1874, en los tiempos del Ingenio María (antes Ingenio
Balmaseda), hasta el primer decenio del siglo XX, para compartir
varias teorías sobre el origen –la llegada– del béisbol a Colombia,
Cartagena de Indias y el departamento de Bolívar. A partir de allí, se
traslada a la aparición de los primeros equipos, torneos y estadios,
la creación de la Liga de Béisbol de Bolívar en 1913. Así mismo,
relata el primer “play off”, el primer “forfait”, el primer “extra–innings”,
el primer “grand slam” y la hazaña histórica de un partido sin hit y
sin carreras.
Más adelante analiza la internacionalización de la pelota, la llegada
en 1931 de peloteros dominicanos, panameños y venezolanos.
Acto seguido, empieza a preparar al lector para la más grande

54
hazaña de un equipo de conjunto en Colombia. En efecto, primero
narra la Serie Mundial de Béisbol Aficionado de 1944 en Venezuela
y la llegada del técnico cubano Pelayo Chacón Cortina en 1945.
En ese mismo año, la selección de béisbol de Colombia alcanza el
subcampeonato en la serie mundial en Caracas. Un año más tarde,
Colombia se corona con la victoria en los Juegos Centroamericanos
y del Caribe realizados en Barranquilla en 1946.
Porto Cabrales se detiene en la construcción del estadio de
béisbol de Cartagena de Indias “11 de noviembre” y la conformación
de la selección Colombia que asistiría a la Novena Serie Mundial
de 1947 en la Ciudad Heroica. Allí nace la leyenda: Colombia, con
un equipo conformado por jugadores de Cartagena de Indias y
Bolívar se consagra como Campeón Mundial amateur de béisbol
por primera vez en la historia.
Los capítulos finales de esta gran obra, los dedica Porto Cabrales
a contar sobre la serie profesional y los inicios de la pelota rentada
en el país en el año de 1948. El historiador deja las puertas abiertas
para un segundo tomo que debería iniciar en 1949 y abarque el
mayor lapso posible.
“Historia del boxeo en Colombia”. Este libro de Raúl Porto
Cabrales se ha convertido en referente y gran aporte a la historia
del deporte en Colombia. Es uno de los primeros trabajos en los
cuales se indaga por los inicios del boxeo en la nación colombiana.
Y al igual que en con el béisbol, en la indagación aparecen los
nombres de Marialabaja, Francisco Balmaseda y la Universidad
de Cartagena. En el desarrollo del pugilismo en el siglo XX, se
mencionan tres hechos fundamentales: la realización de la primera
velada de boxeo profesional en el país, la apertura de un gimnasio
en Cartagena de Indias y la creación de la Federación Colombiana
de Boxeo.
Porto Cabrales relata las primeras veladas de boxeo, los pioneros
del deportes, los combates internacionales, Es merecido destacar
de esta publicación, la interesante lista de fechas relevantes en
el boxeo colombiano, que arrancan en 1935 cuando se incluye
el boxeo en los III Juegos Nacionales realizados en Barranquilla,
pasando por la reglamentación en 1938, la primera temporada de
boxeo aficionado de 1939, el debut de un boxeador colombiano

55
en Nueva York, la muerte en Panamá del púgil colombiano Jaime
“Baby” Uribe en 1946, la primera medalla de oro en boxeo en los
IV Juegos Bolivarianos de 1961, la disputa del primer título mundial
de un colombiano, el inolvidable Bernardo Caraballo ante Eder
Jofre, en Bogotá en 1964, las medallas en la Olimpiada de Múnich
1972, el primer campeonato mundial con el más grande boxeador
colombiano de todos los tiempos Antonio Cervantes “Kid Pambelé"
en 1972, el primer campeón mundial de boxeo aficionado con
Miguel “El máscara” Maturana en 1981 y así sucesivamente hasta
2009.
Desde el arte y la literatura ha habido un interesante aporte a los
estudios sociales y culturales del deporte en Cartagena de Indias
y el departamento de Bolívar. En efecto, el dramaturgo y profesor
universitario, Iván González García, exalumno del Colegio Salesiano
San Pedro Claver de Cartagena de Indias, publicó en 2007 la
obra “Miradas sobre el diamante. El béisbol y las palabras”. Esta
antología sobre el béisbol es una aproximación al deporte desde la
literatura, tema poco tratado hasta entonces en nuestro territorio.
En su presentación, González García afirma que: “En este sentido,
el juego del béisbol ha sido parte integral de la historia del Caribe
en general y de la ciudad de Cartagena de Indias en particular.
Su jerga ha marcado el habla de los cartageneros y la gestualidad
propia del juego, se ha mezclado con el lenguaje corporal de la
gente común y corriente hasta convertirse en una sola”.
La antología del béisbol de Iván González contiene los cuentos
“El centerfielder” de Sergio Ramírez, “Pelota caliente” de Nelson
Castillo Pérez, “La última jugada” de Dalmiro Lora, “Con pinta de
bigligue” de Eligio García Márquez y “Por el aire” de Víctor Menco
Haeckermann. Así mismo, se incluyen la crónica “Un rey del béisbol”
de Gustavo Tatis Guerra; Poesías de Álvaro Miranda, Nicolás Guillén,
Roberto Fernández Retamar, José Antonio Taboada, Emilio García
Montiel, Orlando Echeverri Benedetti y José Ramón Mercado. El
libro termina con fragmentos de un ensayo de José Lezama Lima
“Sucesiva o las coordenadas habaneras”, de la novela de José
Rocha “Pelota Caliente”, y el libro de cuentos “El cuarto bate” de
Roberto Montes Mathieu.
En ese mismo año de 2007, Iván González García publicó el
cuento para niños “La pelota caliente”, que en sus palabras es “…

56
la historia de Ventura Miranda, el rey del jonrón. Un héroe local
que vivió entre el mito y la realidad. Un verdadero coloso del
que se decía que cada vez que se volteaba la gorra para atrás,
bateaba jonrón…”. Este trabajo lo presenta en trece capítulos y lo
complementa con adaptaciones para teatro y televisión. La pelota
caliente es un referente de la literatura del béisbol en Cartagena de
Indias y Colombia.
Unos años más tarde, en 2012, Editorial Pluma de Mompox le
publica a González García un nuevo libro: “Napo, dale camino,
Napo”.  En este libro de 160 páginas, el dramaturgo, gestor e
investigador cultural Iván González García, nos ofrece una hermosa
reminiscencia sobre la vida del inolvidable Napoleón Perea Castro,
narrada con amor, picardía y nostalgia por tiempos pasados y
mejores. Con su obra, nos recuerda una vez más la importancia y
necesidad de abordar los estudios sociales sobre la incidencia del
deporte en la identidad y cultura en Cartagena de Indias y el Caribe
colombiano. 
Con su libro Napo, dale camino, Napo, Iván González García
nos involucra en un fascinante viaje que arranca a mediados del
siglo pasado; nos transmite la nostalgia por los patios de su barrio
de Crespo, por las amistades viejas y por una época impregnada
de béisbol y boxeo, sazonada con la inteligencia natural y la
malicia criolla de Napoleón Perea Castro y un grupo maravilloso de
cronistas orales de Cartagena de Indias.
Cuando una obra literaria de carácter biográfico se puede leer
de un tirón, sin detenerse en su extensión en caracteres, ni en
la exhaustiva relación de nombres de calles, tiendas y vecinos
desconocidos o en la descripción de aspectos terrenales que hoy
podrían ser cuestionados por las costumbres y códigos de conducta
imperantes, es posible y bastante probable que se esté al frente
de una creación afortunada, que invita a su lectura y de la cual
no deberíamos escaparnos, al menos aquellos que valoramos la
relación deporte–cultura– identidad.
El novelista y cuentista del Caribe colombiano, Pedro Badrán
Padauí, exalumno del Colegio Salesiano San Pedro Claver de
Cartagena de Indias, escribió en 2013 la novela corta “Todos los
futbolistas van al cielo”. Es un texto recomendado para estudiantes

57
de colegio en donde se cuenta el vínculo de un adolescente con el
fútbol: su nacimiento, origen, padre, relación con la familia y sus
amigos. Es un texto en donde se resaltan los valores de la amistad,
la honestidad, la constancia y la determinación, junto con el valor
del amor por la familia. Como formato original, Badrán Padauí
organiza su novela en tres secciones: Primer tiempo, Camerino y
Segundo tiempo. Sócrates y el misterio dela copa robada (2018).
Sangre de goleador (2014).
Uno de los trabajos pioneros en la costa Caribe colombiana, en
la modalidad de crónica sobre héroes deportivos, es el “El Oro y
la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé” (2005).
El Premio Internacional de Periodismo Rey de España, Alberto
Salcedo Ramos, en unas 200 páginas, ordenadas en un prólogo
de Daniel Samper Ospina, diez capítulos y un número extenso
de anexos, cuenta la vida de glorias y penas del primer campeón
mundial de boxeo de Colombia y miembro del Hall de la Fama:
Antonio Cervantes Reyes, “Kid Pambelé”.
Una descripción afortunada de esta crónica se encuentra en la
reseña presentada en la Revista Eldigoras.com, número 39: “En
sus años como campeón mundial de la división walter junior, el
boxeador Antonio Cervantes, más conocido como Kid Pambelé,
era un personaje de moda que cenaba con el cantante José Luis
Rodríguez (El Puma), se retrataba con el presidente de Colombia
(Misael Pastrana Borrero) y asistía a corridas taurinas invitado por
matadores como Palomo Linares. Era un hombre arraigado en la
memoria popular, no solo por el poder de sus puños sino también
por sus relaciones con el jet set. En cierta ocasión, el premio Nobel
de Literatura Gabriel García Márquez fue recibido en una reunión
de intelectuales en Madrid, con la siguiente exclamación: “¡acaba
de llegar el hombre más importante de Colombia!” Entonces García
Márquez, moviendo la cabeza en forma teatral, como buscando
a alguien en el recinto, respondió: “¿dónde está Pambelé?” Todo
eso ocurrió en sus años de gloria. El reverso de la moneda es
“la oscuridad”. Resulta que Pambelé ha sido tan famoso lejos
del boxeo como lo fue durante la época en que se calzaba los
guantes. Y todo, por culpa de sus escándalos públicos, de sus
excesos con la droga y de sus frecuentes accesos de violencia.
Semejante comportamiento lo ha convertido en una especie de

58
“poeta maldito” del ring. Esta vida que va del cielo al infierno, del
esplendor al desastre, es la que recrea el cronista Alberto Salcedo
Ramos en el libro El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de
Kid Pambelé, que salió al mercado el pasado 17 de diciembre, bajo
el sello editorial de Random House Mondadori. Desde su salida a
la luz, el libro ha sido profusamente reseñado por los principales
medios de comunicación de Colombia.
Ignacio Ramírez, director de la Agencia Cultural Cronopios,
escribió que “Salcedo Ramos maneja la arquitectura de la crónica
con magistral dominio de los golpes del silencio, que hace al lector
que se retire a su esquina a respirar por un minuto para volver al
combate con el texto, donde las dosis de adjetivos, la sintaxis,
el equilibrio del lenguaje, el espacio, la atmósfera y el tiempo
configuran un todo narrativo que no se da silvestre”. Por su parte,
el periodista Daniel Samper Ospina expresó en la edición especial
de la revista Cambio que "El oro y la oscuridad es una lección de
periodismo narrativo brillante. Es un libro escrito con una arquitectura
inolvidable, obligado para todos los que se dejan apasionar por
esa fusión maravillosa que a veces consiguen los grandes cuando
saben darle matrimonio feliz al periodismo y la literatura”.
El empresario cartagenero Humberto Bozzi Anderson publicó
en 2015 un pequeño libro de unas 46 páginas, bajo el auspicio de
Seguros Bolívar, titulado “Disfrutemos el béisbol”. En la introducción
explica que busca “restablecer el gusto por el béisbol mediante
algunas instrucciones para mejorar nuestro juego, algunas
anécdotas interesantes y algunas curiosidades que hagan más
placentero nuestro deporte”. En su contenido abarca temas técnicos,
históricos, anecdóticos, motivacionales, superación personal y
profesional, reglas y curiosidades en un lenguaje bastante sencillo
y fácil de asimilar.
En los últimos años, se encuentra en la Universidad de Cartagena
una interesante producción académica sobre estudios sociales
del deporte. El Observatorio del Patrimonio Cultural, desde su eje
estratégico de Identidad y Memoria, ha iniciado una exploración
sobre la producción académica en torno a los estudios sociales del
deporte en la Universidad.

59
En la Revista Palobra, la profesora Margarita Sorock publicó el
ensayo “Béisbol e integración en el Caribe”. Es un artículo que,
de acuerdo con lo expuesto por la autora en el prólogo, “… fue
planeado como una apertura a las culturas populares del Caribe,
esa interconexión entre sus múltiples mundos beisbolistas y las
oportunidades de integración regional que este deporte proporciona.
Sin embargo, otros factores sociales importantes e inesperados
impactaban el desarrollo del béisbol en el Caribe a tal punto que
es imposible ignorarlos. Esos factores tienen que ver con el acceso
que tenían y tienen los jugadores del Caribe al béisbol de grandes
ligas aún antes de que estos se volvieran grandes”. Es decir, de lo
que se trata es de explorar las relaciones del béisbol del Caribe con
el mundo de las grandes ligas.
En la Facultad de Ciencias Humanas, en el programa de
Lingüística y Literatura, Roycer Orozco, adelantó en 2004 el trabajo
de grado sobre la “Fraseología del habla cartagenera en relación
con el béisbol”. En 2021, Roycer Orozco Camacho y Nidia Esther
Orozco Camacho, elaboran el documento “El registro del béisbol en
el habla cartagenera. Un jonrón con bases llenas”.
El argumento del ensayo se desarrolla alrededor de la teoría que
“… no hay una lengua estándar sino una variación de ella teniendo
en cuenta la historicidad de los hablantes, ideologías, entre otros.
Interacción social que no precisa una estratificación por nivel
económico, sino que se trasciende a quiénes somos dentro de una
red…”
En su trabajo, Orozco y Orozco resaltan que la corporeidad del
lenguaje que sostiene la lingüística cognitiva se ejemplifica vía
la “función social del lenguaje desde la comprensión de lo real
para construir realidades donde se trabaja integralmente en otros
procesos cognitivos, aunque el hablante común no se percate del
todo de ese entramado”. De igual modo, en el estudio se aborda
el “… principio simbólico del lenguaje que permite significar y
resignificar sin limitaciones. Y contribuye a soportar aún más como
principio generador el componente semántico y no el sintáctico”.
Los lingüistas aclaran en su trabajo que “… cuando se hacen
los préstamos del dominio del béisbol a un dominio destino (la
particularidad del tema o el objeto que nombres) no se proyecta

60
todo, es decir no se puede entender desde lo literal sino desde las
inferencias que hacen analogías.”.
En el programa de Historia, Kalen Margarita Riola García, elaboró
en 2015 el proyecto “Béisbol cultura y sociabilidad en Cartagena
1944–1950”, como trabajo de grado. El documento consta de 71
páginas distribuidas en introducción y dos capítulos centrales. En
el primer capítulo titulado “Preludios del béisbol en la ciudad y su
impacto en la sociedad”, desarrolla tópicos como la historia del
béisbol en Cartagena de Indias y la construcción del estadio 11 de
noviembre, los jugadores locales de la época, ubicación de campos
de béisbol en los años 1944–1950, la vida social y económica de
los jugadores, el impacto del béisbol en la sociedad cartagenera en
esos años la élite cartagenera, la población de Cartagena de Indias
en el siglo XX, en los mismos jugadores y en la liga de béisbol local
y nacional.
En el segundo capítulo “Episodios del béisbol en la parte cultural,
identidad y sociabilidad en Cartagena”, se enfatiza en los temas de
béisbol–identidad, y períodos de manifestación en base al béisbol.
El trabajo termina con unas conclusiones, la bibliografía y sus
anexos.
El trabajo permite conocer que: 1) el béisbol llegó a Colombia
y Cartagena de Indias a finales del siglo XIX y principios del XX,
2) la gran trascendencia del béisbol en la sociedad cartagenera,
3) el béisbol es más que deporte y diversión, es una oportunidad
de movilidad social e incremento de los ingresos familiares, 4)
el béisbol fue traído por la élites cartageneras, pero pasó a ser
patrimonio de las clases populares de la ciudad y el departamento
de Bolívar, 5) la construcción del Estadio 11 de noviembre permitió
el progreso urbano, el desarrollo social y el crecimiento económico
en la localidad, y 6) que los estudios anteriores sobre béisbol no
habían considerado la parte humana y social de los jugadores y
ciudadanos de la época de 1944–1950.
En el mismo programa de Historia, Daniela Atencio Pérez,
presentó como trabajo de grado, la investigación “Béisbol, economía
y movilidad social en Cartagena 1976–1996”, con la orientación del
profesor Roycer Flórez Bolívar. En 53 páginas, organizadas en una
introducción y tres capítulos, donde se tratan 1) una caracterización

61
de la situación social y económica de Cartagena de Indias (visión
del momento histórico), 2) la importancia del béisbol en la cultura
deportiva y social cartagenera (dinámica económica del béisbol en la
ciudad) y 3) algunas perspectivas sobre los beneficios económicos
de los deportistas (testimonios y percepciones).
En síntesis, Daniela Atencia adelanta un estudio social y
económico con el fin de conocer la incidencia del béisbol en la
economía y movilidad social en las comunidades de Cartagena de
Indias en el lapso de 30 años entre 1966 y 1996.
El arquitecto Ricardo Zabaleta Puello, especialista en
Preservación, Conservación y Restauración del Patrimonio
Arquitectónico, magíster en Desarrollo Sustentable y doctor en
Gestión y Conservación del Patrimonio de la Universidad de
Granada, realizó una investigación publicada en 2021, que denominó
“Estadio de béisbol 11 de noviembre–Abel Leal Díaz. Constructo
sociocultural de los cartageneros. Un patrimonio arquitectónico
moderno inigualable”.
El trabajo del arquitecto Zabaleta Puello permite, en palabras
suyas. “… comprender el fenómeno urbano y socio cultural que
representa el estadio de béisbol 11 de noviembre–Abel Leal Díaz”
para los cartageneros. En esa valoración están incorporados factores
históricos, anecdóticos, arquitectónicos, urbanos, ambientales,
paisajísticos y patrimoniales.
Las principales conclusiones de este maravilloso proceso de
investigación son: 1) El Estadio 11 de noviembre Abel Leal Díaz (El
Estadio) – “El templo del béisbol de Colombia”– es un símbolo de la
creatividad y el esfuerzo conjunto de una serie de voluntades que
le apostaron al desarrollo de la infraestructura física del país, 2) El
Estadio facilitó el surgimiento de las figuras del béisbol aficionado y
profesional de Colombia, 3) El Estadio tiene una calidad intemporal
por su atrevida y grácil cachucha, 4) El Estadio como constructo
social es una entidad institucionalizada, un artefacto cultural en
una sociedad en donde hombre, naturaleza y medio ambiente se
fusionan para crear una memoria histórica e imagen urbana, en
donde el tiempo y el espacio lo definen todo, 5) El Estadio es una
obra de ingeniería y arquitectura de vanguardia para el Distrito de
Cartagena de Indias y la República de Colombia,.

62
En 2020, se encuentra la investigación “Yo quería ser Grandes
Ligas: trayectoria de vida y relatos de ex–beisbolistas cartageneros”,
presentada por Sebastián Duque Sánchez, en la Maestría de
Estudios Culturales de la Universidad de los Andes.
Lo que Sebastián Duque hace en este trabajo, es analizar las
trayectorias y experiencias de tres beisbolistas de Cartagena
de Indias: Johny Pantoja (pitcher), Juan Carlos Llamas (tercera
base y cuarto bate) y Arturo Peña (pitcher), quienes gracias a sus
grandes cualidades fueron firmados por scouts de equipos de las
grandes ligas pero que no pudieron llegar a la Gran Carpa. Cuentan
sus sueños infantiles y la sociabilidad que les generó la práctica
deportiva, la conexión desde su condición de cartageneros con
un espacio trasnacional cambiante. Como elemento de discusión
abre el debate sobre la noción que el imaginario colectivo local
tiene del beisbolista como símbolo de identidad regional del Caribe
colombiano, la cual considera menos clara que la que pregonan
periodistas deportivos y autoridades civiles gubernamentales.
El Observatorio del Patrimonio Cultural, adscrito a la Vicerrectoría
de Extensión y Proyección Social de la Universidad de Cartagena,
adelanta un estudio sobre la “Recuperación de la memoria histórica
del béisbol como manifestación de la identidad cultural de los
cartageneros, para la apropiación social en sus comunidades”.
Adicionalmente, en el año 2020, en convenio con el Instituto de
Distrital de Recreación y Deporte de Cartagena de Indias IDER, se
realizó el “Seminario Internacional “Deporte y comunidades en el
siglo XXI. Ciencia y cultura para la transformación social”, y se publicó
una cartilla en la cual se incluyó como artículo central: “Deporte
y recreación para la transformación social de las comunidades de
Cartagena de Indias”, dirigido por Bertha Lucía Arnedo Redondo
y la coautoría de Javier García Hernández, José Guillermo Ortiz
y Dais Hernández Guzmán. En este trabajo de corte académico
se hace un recorrido rápido por la producción de contribuciones a
los estudios sociales y culturales del deporte, enfatizando en los
contextos de América Latina, Colombia y Cartagena de Indias, y se
concentra el trabajo en la categoría del Deporte Social Comunitario:
fundamentos legales, objetivos, poblaciones, estrategias y políticas
públicas en el orden nacional, regional y local; aterrizando en los
corregimientos insulares y continentales de Cartagena de Indias.

63
Del mismo modo, se publican en la cartilla cuatro artículos
cortos sobre “La memoria histórica del deporte en Cartagena de
Indias”, “Carlos Petaca Rodríguez–Un grande de la pelota caliente,
“Bernardo Caraballo ¡Ídolo por siempre!, y “El inmortal Tigre del
béisbol Abel Leal Díaz”, preparados desde el Observatorio de
Ciencias Aplicadas al Deporte, la Recreación y la Actividad Física
del IDER, firmados por José Guillermo Torres Ortiz.
Adicionalmente, el Observatorio del Patrimonio Cultural –
Universidad de Cartagena, está adelantando el proceso para la
inclusión de la cultura del béisbol en la Lista Representativa del
Patrimonio Inmaterial del departamento de Bolívar. Junto con ello,
avanza en el diseño y puesta en marcha del “Museo del Béisbol de
Bolívar”, como una propuesta de pedagogía, didáctica y apropiación
social de nuestro patrimonio cultural.

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65
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Vásquez, A. (2019). Cultura deportiva en Colombia. Apuntes para su
historia y desarrollo (Primera). Ediciones UNAULA.

66
67
El béisbol desembarca en Colombia,
Bolívar y Cartagena de Indias
Felipe Merlano De la Ossa3
Bertha L. Arnedo Redondo4

El origen de los deportes es un tema que genera controversias


y polémicas entre historiadores, cronistas y aficionados. En los
países, y al interior de las naciones, se han dado –y aún persisten–
discusiones seculares alrededor de los juegos de conjunto, quién
lo inventó, cómo y cuándo llegó a su territorio, dónde se jugó el
primer partido, qué equipos lo jugaron, cómo quedó el marcador,
son preguntas recurrentes.
La disciplina deportiva del béisbol no es una excepción a esta
peculiaridad. Al respecto, existe una variedad de teorías e hipótesis
sobre el origen de los juegos de pelota en diferentes comunidades,
épocas y ritualidades. Los historiadores, antropólogos y sociólogos
han hallado evidencias sólidas de juegos de este tipo en sociedades
y culturas remotas de Asia, Europa y América.
En Egipto, por ejemplo, se encontraron figuras humanas, en el
templo de Beni Hassan, que datan de más de 4000 años, en donde
se observan lanzando y recibiendo pelotas. Precisamente, Juan

3
Economista, Especialista en Finanzas Públicas. Estudios de maestría en Desarrollo y Cul-
tura. Docente – investigador universitario. Ex presidente dela Liga de Béisbol de Bolívar,
exvicepresidente de la Federación Colombiana de Béisbol. Columnista, escritor.
4 Docente titular del Programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena,
Directora del grupo de Investigación Comunicación, Educación y Cultura. Miembro del
Observatorio del Patrimonio Cultural. Profesional en Comunicación Social (Universidad
Jorge Tadeo Lozano), especialista en Gerencia Empresarial (U. Tecnológica de Bolívar),
Magíster en Comunicación (Universidad del Norte), Doctoranda en Comunicación (Uni-
versidad Nacional de la Plata).

69
Vené cuenta que, en una exploración arqueológica en Egipto, fueron
encontradas unas pinturas en las que aparecían figuras humanas
tirando pelotas, golpeándolas con un madero y recogiéndolas con
las manos. Así mismo, se hallaron jeroglíficos que explicaban las
escenas. Al parecer se trataba de sacerdotes que jugaban con
unas pelotas hechas de una materia parecida al caucho; unos
bateaban y corrían, mientras que otros, regados en un terreno, las
tomaban con sus manos. Vené afirma que a esos juegos asistían
mujeres, con el torso desnudo. Por ello, se atreve a soltar la idea
que se trataba de un rito ofrecido al dios Osiris, para pedir por la
fertilidad de la tierra y de las mujeres, razón por la cual la ritualidad
se celebraba en el inicio de la primavera” (Vené, 2007).
En un trabajo de Albert Goodwill Spalding, se cuenta que existe
evidencia de juegos con pelota en regiones de China, Japón, India
y Etiopía. De igual forma, en Turquía, Bulgaria, Hungría, Austria
Francia, Italia e Inglaterra. (Vené, 2007)
Es posible que antecedentes más cercanos del béisbol puedan
encontrarse en algunos juegos rituales medievales, practicados en
las altas cortes europeas en el siglo XV, en particular en Inglaterra,
que provenían de la antigüedad, como el stool ball.
Ahora bien, es en la primera mitad del siglo XVIII cuando se
encuentra la primera referencia al término base ball, en el libro para
niños “A Little Pretty Pocket Book” (Un pequeño y precioso libro de
bolsillo), publicado por John Newberry en 1744, que traía escrito lo
siguiente (Vené, 2007, pág. 35):
Base–ball
The Ball once struck off
away fly the Boy
To the next destin’d Post
And then home with Joy
El béisbol es considerado hoy como un deporte moderno, cuyos
elementos primigenios fueron llevados desde Inglaterra a los
Estados Unidos de América, en donde evolucionó hasta adquirir el
formato con el que hoy lo conocemos.

70
En la nación norteamericana también existe una discusión
abierta sobre el nacimiento del deporte de la pelota caliente. Por un
lado, se argumenta que fue el general Abner Doubleday, un oficial
del Ejercito de la Nación en la Guerra Civil estadunidense, quien
lo inventó en una tarde de verano de 1839 –otros dicen que en
la primavera– en un terreno ubicado en la villa de Cooperstown,
en el Estado de Nueva York. Esta versión se la atribuyen a Abner
Graves (quien terminó sus días internado en un sanatorio mental)
y otros creen que fue a Albert Goodwill Spalding quien la concibió.
De hecho, parece que esa historia se empezó a propagar en 1907,
cuando el general Doubleday había fallecido en 1893, y no podía
corroborarla ni desmentirla.
Por otro lado, los historiadores del béisbol lo relacionan con el
críquet inglés y con el “round ball” o “rounders”, un deporte que
llegó a los Estados Unidos con los colonos británicos. En ese juego
se lanzaba una pelota rudimentaria forrada en cuero y envuelta en
un hilo, que se dañaba fácilmente. Aquí surge otro mito: un niño de
Stoughton, Massachusetts, llamado Ellis Drake, aficionado a ese
juego, diseñó una pelota que no lastimaba tanto a los jugadores y
tenía una mayor y mejor duración. Así nació la pelota con lo que se
ha jugado béisbol por más de 175 años (Al bat, 2016).
Siguiendo con las narrativas alrededor de este juego, los iniciados
en la historia del béisbol le atribuyen a Abner Doubleday haberle
colocado en 1839 el nombre de baseball, para diferenciarlo de otros
juegos. Más tarde, en 1845, Alexander Cartwright diseñó el primer
campo de juego y creó las primeras leyes del béisbol. Por esta
razón, es considerado por muchos como el inventor de béisbol.
La narrativa imperante sostiene que el primer juego de béisbol se
jugó en Hobo–Ken (Nueva Jersey), un 19 de junio de 1846, entre
los equipos de Nueva York Nine y los Knickerbocker.
En Cuba, por su parte, existe un interesante proceso por
determinar quién o quiénes introdujeron el béisbol a la mayor de las
Antillas, en qué año se dio su aparición, cuándo se efectuó el primer
juego y cuáles novenas participaron en ese encuentro histórico.
Si bien varios tratadistas se han pronunciado en este tema,
resulta fascinante el esfuerzo realizado por el historiador Félix
Julio Alfonso López, quien en su trabajo “Arqueología del béisbol

71
cubano”, realiza una excavación letrada para establecer los
orígenes del béisbol en la tierra de José Martí (Alfonso López, 2015).
En unas 23 cuartillas, el investigador cubano adelanta un análisis
crítico, confronta explicaciones controvertibles, desmonta discursos
débiles e incongruentes y propone respuestas a los interrogantes
planteados.
Lo complejo del asunto se observa cuándo al revisar los
registros bibliográficos y recopilar la narrativa oral, las respuestas
al interrogante sobre quién o quiénes trajeron el béisbol a La Isla,
surgen de inmediato tres respuestas alternativas: 1) un joven de
La Habana, estudiante en los Estados Unidos, llamado Nemesio
Guilló, fue quien trajo el primer bate y la primera pelota, 2) unos
jóvenes de Remedios y Sagua La Grande, por allá por 1864 y 3)
unos marineros norteamericanos cuyo barco estaba anclado en
Matanzas (Alfonso López, 2015).
Sobre el año en que el béisbol llegó a la tierra del azúcar y el
tabaco, las pesquisas del profesor Alfonso López, encuentran tres
fechas: 1864, 1865 y 1866. Y en lo referente al primer partido de
béisbol jugado en Cuba, también existen varias respuestas. Que
fue entre habaneros y marinos norteamericanos, entre jóvenes
matanceros y marinos norteamericanos, entre trabajadores del
puerto de Atenas de Cuba y tripulantes de un buque extranjero, y –
finalmente– entre jóvenes de La Habana y muchachos de Matanzas
(Alfonso López, 2015).
El investigador cubano, citado en este acápite, comenta que en
lo que parece existir consenso, es en que el lugar en donde se jugó
por primera vez béisbol en esa isla caribeña, que tiene tanta historia
alrededor del juego de pelota, fue en Palmar del Junco, en la provincia
de Matanzas. Por ello, esta pequeña población es considerada
como un sitio sagrado, cuna y centro de culto del béisbol cubano.
Por cierto, ese juego fundacional jugado entre peloteros habaneros
y matanceros terminó con marcador impresionantemente abultado.
A partir de allí y durante más de 150 años, el béisbol ha jugado
un papel principal en la construcción de la nación, la identidad y
la cultura de los cubanos. Esa presencia se refleja en la música,
la literatura, la danza, la poesía y en el hablar de su pueblo. Su

72
influencia es de tal magnitud y trascendencia que es considerado
como el “deporte nacional”.
En octubre de 2021, en una ceremonia protocolaria, la cultura del
béisbol fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación Cubana. Este
hecho motivó a otros países, regiones y ciudades de Centroamérica
y el Caribe a iniciar procesos similares de patrimonialización del
béisbol.
Historias y situaciones controversiales y polémicas alrededor
del origen del béisbol se presentan, de manera semejante, en
Venezuela, México, República Dominicana y otros países con
tradición y afición masiva al juego de pelota.

El béisbol desembarca en Cartagena de Indias


La historia del béisbol en Colombia, el departamento de Bolívar
y Cartagena de Indias, no se escapa a esos debates observados
en los Estados Unidos, Cuba y otros países de Centroamérica y del
Caribe. En nuestro país todavía se discute sobre quién o quiénes
trajeron por primera vez el béisbol a nuestro territorio, en qué año y
dónde se jugó el primer partido.
Los cronistas e historiadores sostienen que el béisbol llegó a
Colombia a finales del siglo XIX. La entrada al país se dio en primera
instancia por Cartagena de Indias y luego se extendió a la vecina
ciudad de Barranquilla y a poblaciones de los departamentos de
Bolívar, Atlántico, Córdoba, Sucre, Magdalena, Cesar, La Guajira y
San Andrés y Providencia.
La fecha exacta del arribo de la pelota caliente a Cartagena de
Indias es motivo de polémicas entre entendidos y aficionados.
Existen varias hipótesis alternativas sobre quiénes y cuándo trajeron
el béisbol al Corralito de piedra, y en dónde se jugó el primer juego
de los bates, manillas y pelotas. Esto –como hemos afirmado– no
es un fenómeno particular de Colombia.
Las mayores dificultades para lograr una aproximación a las
respuestas de esos interrogantes radican en la inexistencia de
fuentes de información suficientes y confiables. En la mayoría
de los casos, solo existe una narrativa oral que ha pasado de
generación en generación, sin contar con evidencia formal como

73
libros, autobiografías, notas de prensa, revistas, fotos y archivos
personales, familiares o empresariales.
Así mismo, son escasos los trabajos que indagan por estos
temas en nuestro país, departamento y municipios. Al ahondar en
la historia del béisbol de Colombia, Bolívar y Cartagena de Indias,
se consiguen –fundamentalmente– tres fuentes humanas que
han profundizado en el asunto: el periodista Ramón León y B., el
periodista Juan Vené y el historiador Raúl Porto Cabrales.
El primero de ellos, Ramón León y B., fue un funcionario estatal,
dirigente ciudadano, periodista y líder político. De acuerdo con
su nieto, Ramón León Hernández, ingeniero, dirigente gremial y
deportivo, varias veces presidente de la Federación Colombiana
de Béisbol y miembro de organismos internacionales de este
deporte. El nombre de pila de su ascendiente era Ramón León y
Barco, nacido el 9 de mayo de 1892, en la población de Lorica,
hoy departamento de Córdoba, en ese entonces departamento de
Bolívar. Contrajo nupcias con la dama Melania García Navarro, con
quien tuvo cuatro hijos. Diego León y García (Abogado), Jorge León
y García (Abogado), Ramón León y García (Abogado) y Gladys
León y García (Odontóloga).
Cuando enviudó, años más tarde, se casó con Virginia García
Arteaga, de Cereté, de cuya unión nació Virginia León y García.
(León Hernández, 2021).
Ramón León y Barco, llamado Papá Mon por sus hijos y nietos,
desempeñó los cargos de director de la Imprenta Departamental,
secretario de Obras Públicas Municipales y fue tres veces director
de Valorización de Cartagena de Indias. Como funcionario público
gestionó la construcción de la avenida Pedro de Heredia, la calle
Mompox y la avenida Santander. Así mismo, administró el Mercado
de Getsemaní y el Parque Centenario, hasta donde llevó las
retretas de la Banda Departamental para disfrute de las familias
cartageneras (Fonseca Castillo, 2011).
En el campo político, fue un liberal comprometido que desempeñó
un papel principal en el histórico y fatídico 9 de abril de 1948, cuando
aconteció el asesinato del caudillo Jorge Eliecer Gaitán, hasta el
punto de ser acusado de incendiar el periódico conservador “El
Fígaro” de Cartagena. (Fonseca Castillo, 2011)

74
Su descendencia informa que, a través de la figura de la
valorización, lideró la construcción de la avenida Pedro de Heredia.
En ese entonces fue considerada como una obra de grandes
magnitudes, lo que generó reparos de los sujetos obligados al pago
de la valorización al verse incrementado el valor de su contribución
por haberse construido con doble calzada y cuatro carriles. (León
Hernández, 2021)
Fue dirigente de la Liga de Ciclismo de Bolívar e investigador
sobre el béisbol colombiano y caribeño. Director de la Revista
Ciudad Heroica, columnista de El Universal y otros periódicos. Sus
escritos acostumbraba a firmarlos como Ramón León y B., lo que
pudo causar una imprecisión que se ha mantenido por años (León
Hernández, 2021)
En los textos de Juan Vené se citan sus escritos en la Revista
Ciudad Heroica y se le identifica como Ramón León y B. Sin
embargo, en otros textos, libros, notas periodísticas, artículos de
revistas y tesis de grado, al referenciar sus grandes aportes al
origen y la historia del béisbol en Colombia, Bolívar y Cartagena
de Indias, se le identifica en forma impropia como Ramón León
y Bernett. Esta imprecisión se ha mantenido durante más de tres
decenios y –desafortunadamente– se repite y se mantiene hasta
hoy.
Hay una historia en la ciudad, tal vez realidad, tal vez ficción, que
–de ser cierta– pudo habernos dejado sin nuestro premio Nobel de
Literatura. La picaresca local cuenta que el general Ramón León y
B., como se le decía por su fuerte carácter, estricta disciplina y alto
sentido de la autoridad, era propietario de una finca en Ceballos,
aledaña al Colegio San Carlos, donde, entre otras cosas, tenía una
cría de gallinas ponedoras. Al observar que le faltaban algunas
aves, decidió montar guardia un fin de semana, acompañado de
un arma portátil de dos cañones y culata de madera. Llegada la
noche, le pidió a su esposa que se acostara, y se fue para el galpón
de las gallinas. Al divisar unas sombras y escuchar pasos y ruidos,
encendió la luz y enfrentó a los tres “perpetradores”. Uno de ellos,
al verse sorprendido con una gallina en sus manos, le gritó: soy yo
papá, soy yo, Diego León, tu hijo mayor, vengo con Gabito y con
Ramiro [De la Espriella]. Por fortuna, no hubo nada que lamentar
y en 1982 Colombia tendría su Premio Nobel de Literatura. Esta

75
anécdota se recrea con mayor detalle y exquisitez en el libro “Un
ramo de no me olvides. Gabriel García Márquez en El Universal”,
del escritor Gustavo Arango, publicado por el periódico El Universal
de Cartagena de Indias. (León Hernández, 2021).
Sus grandes contribuciones a la historia del béisbol colombiano
las hizo desde su revista “Ciudad Heroica”. Sus principales fuentes,
hasta donde se conoce, fueron conversaciones sostenidas con
parroquianos, entrevistas y artículos de periódicos de la época, que
fueron plasmadas, principalmente, en el medio de comunicación de
su propiedad.
Por su parte, Porto Cabrales, historiador, escritor y periodista,
además de decenas de artículos en revistas y periódicos, contribuye
con varios libros sobre deporte y béisbol, en los cuales aporta varias
explicaciones e hipótesis sobre el origen y desarrollo del béisbol
colombiano, bolivarense y cartagenero. Esos trabajos están citados
y referenciados en el capítulo anterior.
De acuerdo con lo anterior, es posible afirmar que, en el Caso de
Colombia y Cartagena de Indias, existen distintas versiones sobre
el origen del béisbol que no permiten responder con precisión y
exactitud los interrogantes planteados. Veamos cuáles son esas
teorías:

El béisbol, la Universidad de Cartagena y los estudiantes de


Panamá
El consagrado y reconocido periodista venezolano, nacido en
Caracas, José Machado Yanes, más conocido con el seudónimo
de Juan Vené, ubica las primeras actividades del bate y la pelota
en Colombia en 1897. En su libro “Cinco mil años de béisbol”, en el
capítulo referido al país cafetero, no duda en afirmar que el béisbol
llegó a la nación colombiana por Cartagena de Indias.
En efecto, escribe que “Por aquellos días de fines del siglo XIX,
la Universidad de Cartagena disfrutaba de buena fama docente.
Esta circunstancia favoreció la entrada del béisbol a Colombia,
pues docenas de jóvenes de Panamá iban a estudiar allá. Para
aquel entonces, Panamá, adonde el béisbol había llegado en
1848, apenas tres años después de la aparición de las primeras
reglas, era parte del territorio colombiano. La separación en dos

76
países se acordó el 3 de noviembre de 1903, y al año siguiente fue
oficializada por el presidente de Colombia Rafael Reyes” (Vené,
2007, pág. 205).
La Universidad de Cartagena es una institución casi bicentenaria,
que surgió a raíz de la ley promulgada el 1 de maro de 1826, por
el vicepresidente de Colombia Francisco de Paula Santander,
y el Decreto expedido el 6 de octubre de 1827, sancionado por
el Libertador Simón Bolívar, bajo el nombre de Universidad del
Magdalena e Istmo. Fue instalada el 11 de noviembre de 1828 en
el renovado Claustro de San Agustín, que fue construido en 1580
por los Agustinos Calzados. Sus primeros programas académicos
fueron: Filosofía y Letras, Ciencias, Medicina y Ciencias Naturales,
Derecho y Ciencias Políticas, Matemáticas e Ingeniería Civil. Su
primer Rector fue el Canónigo Penitenciario de la Iglesia Catedral,
José Joaquín Gómez (Presbítero) y dentro de sus primeros
docentes se recuerdan a: Manuel Benito Revollo, Antonio del Real
y José María Baloco. (Piñeres De la Ossa, 2012)
A lo largo de su historia bicentenaria, recibió los nombres de:
Universidad del Magdalena e Istmo, Universidad del Segundo
Distrito, Colegio Provincial de Cartagena, Instituto Boliviano,
Colegio de Bolívar, Colegio del Estado, Colegio Fernández de
Madrid, Universidad de Bolívar y, finalmente, el de Universidad de
Cartagena (Urueta P, 2011).
El Rector era el presidente de todas las facultades, hasta la reforma
que se hizo mediante el Decreto No. 100 de 1905. El Rector y los
presidentes de las Facultades eran nombrados por el gobernador
y tenían la condición de ser de libre nombramiento y remoción.
Cada Facultad tenía su Consejo, compuesto del presidente y dos
profesores designados por el Consejo General y los directores de
las Escuelas anexas.
La Facultad de Filosofía y Letras tenía anexas las Escuelas
Primarias y de Bellas Artes. La Facultad de Ciencia tenía las
Escuelas de Náutica, Comercio, Telegrafía Eléctrica, Agrimensura,
Agricultura y Agronomía, y la Facultad de Medicina y Ciencias
Naturales contaba con las Escuelas de Farmacia y Cirugía Dental.
Por razones presupuestales, no todas estaban funcionando en ese
momento (Urueta P, 2011).

77
En la obra referenciada de Vené, se cita una conversación del
periodista y líder cívico Ramón León y B. con dos vecinos del barrio
El Cabrero, Sebastián “Chan” Arteta y Miguel Valiente. El testimonio
de estos dos parroquianos dice que el béisbol llegó a Cartagena
de Indias en el año 1897, traído por el joven residente en Panamá
Eduardo Román Pasos. En su narración, cuentan que “Dos años
después de la revolución de Lugo, que ocurrió en 1895, vino del
exterior el niño Eduardo Román Pasos, y trajo un poco de cosas
con que hoy juegan aquí. El niño Eduardo venía para estudiar para
abogado [en la Universidad de Cartagena]. Ese mismo año 1897,
para un 20 de julio, pintaron con cal la plaza de El Cabrero y allí con
los palos le pegaban a la pelota blanca. Luego, uno corría alante
(sic), otro le seguía con la pelota y le decía taj calao (sic). Jugaban
también el niño Enriquito y otros, recuerdo que venían con un poco
de niñas para ver el juego” (Vené, 2007).
Es interesante destacar que una vez reconstituida Colombia
como una República unitaria, con la Constitución de 1886, los
hasta ese entonces llamados Estados, pasaron a denominarse
Departamentos, y a quienes los dirigían, no se les decía presidentes
sino Gobernadores. Al revisar los nombres de los Gobernadores de
Bolívar no deja de llamar la atención nombres como los de: Enrique
L. Román (1897, 1890, 1893), Eduardo Gutiérrez de Piñeres (1890),
Joaquín E. Vélez (1895), Eduardo B. Gerlein (1896), Carlos Vélez
Daníes (1899), Luís Patrón R. (1905), Enrique L. Román (1905),
Celedonio Piñeres (1905), José María Pasos (1906), Jerónimo
Martínez Aycardi (1908), José María de la Vega (1909) y Rafael
Calvo C. (1911) (Urueta P., 2011).
Esos nombres y apellidos van a resultar bastante familiares a
lo largo de esta indagación sobre los orígenes del béisbol en
Colombia, Bolívar y Cartagena de Indias. Adicionalmente, van a
servir de sustento al análisis sobre la relación entre béisbol, clases
sociales, raza y etnia en Cartagena de Indias y Bolívar.
Juan Vené identifica en su libro a algunos de los otros jóvenes
que, según la crónica de León y B:, jugaron ese día con los
hermanos Román Pasos: Enrique Román, José Luís Hernández,
Enrique Segrera, Raúl Román, Federico Cortecero, El “Conde”
Amador y Cortés y su hermano Alejandro, Darío Muñoz, Ramón

78
Valdez, Domingo Díaz Granados y Eduardo Hernández Benedetti
(Vené, 2007).
Para conocer un poco el origen de los hermanos Raúl y Eduardo
Román Pasos, pioneros del béisbol en Colombia, Bolívar y
Cartagena de Indias, es menester saber que su árbol genealógico
se inicia en Colombia con sus abuelos paternos, don Manuel Román
y Picón y Rafaela Polanco y Ripoll, quienes tuvieron 12 hijos: María
Soledad, Gabriel, Dolores Sabina, Rafaela Josefa, Manuel Agustín,
Eduardo, Enrique Emigdio, Enrique Luis, Rafaela, Antonio Julián,
Carlos Antonio y Fernando León Román Pasos (Restrepo Lince,
1993).
La hermana mayor, María Soledad, sería la esposa del cuatro
veces presidente de Colombia Rafael Núñez Moledo. El sexto
hijo, Eduardo, nacido el 10 de noviembre de 1847 en Cartagena
de Indias, se casó con María Mercedes Petrona Pasos–Polanco,
y procrearon, al menos, tres hijos: Raúl, Eduardo y Sara Román
Pasos. Esto implica que Raúl y Eduardo eran sobrinos de doña
Soledad Román, dama cartagenera que habitó enfrente de la Plaza
de El Cabrero y, prácticamente, construyó el parque Apolo, lugar
emblemático e icónico para el béisbol de Colombia.
Regresando a la Universidad de Cartagena, es importante resaltar
que el béisbol ocupa un lugar especial en su historia y cultura
institucional. En la época dorada de este deporte en el departamento
de Bolívar, la novena universitaria era considerada como uno de
los mejores trabucos en los torneos locales y regionales. El equipo
de la universidad combinaba lanzadores habilidosos y fuertes
bateadores con jardineros dotados con excelentes calidades. Era
igualmente reconocido el grupo de entrenadores de la Universidad
de Cartagena.

El béisbol en la Plaza de El Cabrero


El periodista Raúl Porto Cabrales, en su libro “Memoria histórica
del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948”, abrevando en la
misma fuente de Juan Vené, que es la revista de León y Barco,
ratifica que “La historia comienza el 20 de julio de 1897 cuando
el béisbol se dio a conocer en Cartagena, de acuerdo con varios
testigos que narran que los estudiantes de la Universidad de
Cartagena, Raúl y Eduardo Román Pasos, junto con el cubano

79
Enrique Segrera, mostraron el juego a varios de sus compañeros, al
lanzar y batear pelotas en el parque Apolo de la Ermita del Cabrero,
los cuales habían traído de sus regiones” (Porto Cabrales, 2013).
El barrio de El Cabrero es uno de los más antiguos y tradicionales
de Cartagena de Indias. Está impregnado de referencias históricas
sobre la construcción de nuestra nación. Se encuentra ubicado en
la zona por fuera de los muros de los baluartes que circundaban,
delimitaban y protegían el centro amurallado, el llamado “Corralito
de Piedra”. Es decir, se consideraba un barrio extramural, como en
su momento lo fueron El Pie de la Popa, Manga y Bocagrande.
Su nombre, cuenta la narrativa local, se debe a que en el lugar
existía una cría de cabras que se multiplicó con el paso de los años.
Con el nombre de El Cabrero, se llamó al cerro donde hoy queda
el Colegio De la Salle Cartagena de Indias, a la laguna que reposa
en sus pies y al barrio que, en principio, abarcaba desde el actual
Canapote hasta el sitio actual. En sus orígenes fue un barrio de
pescadores.
El arquitecto, restaurador e historiador Alberto Samudio Trallero,
usando el Plano General de Cartagena de Indias de don Antonio
de Arévalo de 1778, describe que en la zona de extramuros, “…
saliendo del centro histórico a través de la puerta de Santa Catalina,
previa autorización de la Aduanilla de tierra o Cuerpo de Guardia …
se llegaba entonces a través del revellín a la franja llamada playa
de Santa Catalina, no del Cabrero, que para aquella época (1807)
era el nombre del playón situado en la orilla este del caño de Juan
Angola, al otro lado. La playa de Santa Catalina se recorría a través
de un camino denominado Avenida de la Cruz Grande. Existía allí
un barrio con 28 casas de palma y bahareque, frente al hornabeque,
conformado por semibaluartes de San Lucas y Santa Catalina. Una
primitiva casa, ubicada luego donde se erigiría la de doña Soledad
Román, debió haberse construido a mediados del siglo XVII en lo
que había sido una plaza (Calvo Stevenson, Cartagena de Indias
en el siglo XIX, 2000, págs. 139–140). Samudio Trallero al intentar
conocer cuándo se reemplaza el nombre anterior por el de El
Cabrero, informa que, en el plano de Perú de Lacroix de 1825, ya
se referenciaba con ese nombre (Calvo Stevenson H. , 2000)

80
Para los colombianos y cartageneros, el barrio de El Cabrero
tiene una connotación especial, por cuanto allí está ubicada la casa
del cuatro veces presidente de Colombia, autor de la Constitución
de 1886 que imperó hasta 1991, compositor de la letra del himno
nacional, el Regenerador, Rafael Wenceslao Núñez Moledo
(1825–1894), militar, político y escritor del Caribe colombiano. Los
historiadores cuentan que, desde esa casa solariega, este bachiller
egresado de la Universidad de Cartagena – de donde fue profesor y
Rector– gobernó a la República de Colombia, a 1000 kilómetros de
distancia de la capital Bogotá, en el periodo1888–1892.
El visitante Isaac Ford, en un viaje a Colombia en 1893, citado
por Eduardo Posada Carbó, escribió. “Cartagena es virtualmente
el centro del poder político en Colombia, porque es la residencia
del presidente Núñez… Liberado de todo tejemaneje oficial, el
presidente ejerce el poder supremo sin salir del retiro. El doctor
Núñez ha dominado el arte de gobernar una nación con lujosa
facilidad” (Calvo Stevenson, Cartagena de Indias en el siglo XIX,
2000, págs. 38–39)
La Casa Núñez, como se le conoce en nuestros días, es una
construcción de madera, cuya arquitectura de corte antillano,
aprovecha las brisas del mar vecino, tiene balcones anchos,
materiales de fabricación frescos, persianas y muebles ligeros. Fue
construida por el ciudadano español Manuel Román y Picón, oriundo
de Moguer, Andalucía, España, químico, boticario y farmaceuta,
quien llegó a Cartagena de Indias en 1834. Este caballero se casó
con Rafaela Polanco y Ripoll, el día 12 de enero de 1835. De esa
unión nacieron varios hijos, siendo la mayor Soledad, quien nació
un 6 de octubre de ese mismo año. Doña Soledad Román Polanco
heredó la casa.
En esa casona vivía el presidente Rafael Núñez con su segunda
esposa, doña Soledad Román Polanco, dama de la alta sociedad
cartagenera, con quien se casó por lo civil –por poder– en 1877 en
París y, más tarde, cuando falleció la primera esposa de Núñez, por
lo católico, en la Iglesia de la Catedral, un 23 de febrero de1889.
La historia cuenta que: “Allí, al borde de un entrante de la laguna
del Cabrero, se construyó una cabaña de palmas para solaz de los
moradores de la Casa. Con el tiempo, se fue rellenando el terreno

81
adyacente donde la esposa de Núñez, doña Soledad Román,
sembró un coqueto jardín que regaba con agua del aljibe de la
muralla. Más tarde se erigió un kiosco y finalmente, en lo que ya era
un pequeño parque privado, se colocó un esbelto Apolo…” … “Al
costado opuesto del parque Apolo existía una aldea de pescadores,
que en 1894 permutaron sus casas por terrenos que doña Soledad
cedió al final de la calle Real del Cabrero. En lo que fuera el caserío
se construyó la delicada Ermita del Cabrero” (El Tiempo, 1995).
El presidente Rafael Núñez y doña Soledad Román construyeron
en 1885 esa pequeña iglesia de estilo gótico y que forma una cruz
– conocida hoy como la Ermita del Cabrero – Iglesia de Nuestra
Señora de las Mercedes– cumpliendo la promesa que le hicieran a
la Virgen para salvar a Cartagena de Indias de la Guerra de 1885,
cuando la ciudad fue sitiada por el general Ricardo Gaitán Obeso.
José P. Urueta P. y Eduardo Gutiérrez de Piñeres narran ese Sitio
de 1885, de la siguiente manera:
“Más de cuarenta años estuvo Cartagena, sin verse asediada;
y ya sus habitantes descansaban en la confianza de que
por el estado lamentable en que estaban las murallas no se
repetirían tales actos; cuando en 1885 se desató la tempestad
revolucionaria en el país, y se vio esta ciudad nuevamente
víctima de este azote.
A pesar de la revolución que había estallado en 1884 en
varios Estados de la Unión Colombiana, contra el Gobierno
constitucional del doctor Rafael Núñez, el Estado de Bolívar
gozaba de completa tranquilidad; cuando de repente se
tuvo noticia en esta ciudad de que el General revolucionario
Ricardo Gaitán Obeso se había adueñado de Barranquilla y
por consiguiente de todo el Rio Magdalena y pensaba dirigirse
a Cartagena.
En efecto, después de haber hecho sufrir una derrota en
Barranquilla a las fuerzas nacionales que fueron a tratar de
recuperar aquella plaza, se dirigió a Cartagena y estableció
sitio bastante riguroso, aunque con elementos insuficientes.
La ciudad se puso en estado de defensa hasta donde lo
permitieron los recursos que en ella se encontraban y la
premura del tiempo.

82
Después de dos meses de cerco, los sitiadores hicieron
un ataque general en la noche del 7 de mayo, por distintos
puntos, pero fueron rechazados completamente, con pérdidas
considerables. Dos o tres días después levantaron el sitio y
se dirigieron a Barranquilla” (Urueta P., 2011, págs. 489–490).
El responsable de la construcción de la casa fue el arquitecto
Mariano Santamaría. Al estar frente a su casa, doña Soledad no
tenía que trasladarse a otras iglesias de la ciudad y podía escuchar
su misa con total tranquilidad, sin las miradas inquisidoras de
algunas matronas de la sociedad tradicionalista cartagenera del
siglo XIX. En la Ermita de Nuestra Señora de las Mercedes El
Cabrero, reposan los restos del insigne estadista Rafael Núñez
Moledo y de su esposa doña Soledad Román de Núñez.
Precisamente, en ese barrio de El Cabrero –en el Parque Apolo–,
pletórico de tanto valor histórico y lleno de simbologías, pudo
haberse jugado el primer juego de béisbol en Cartagena de Indias
y Colombia. Sin embargo, Porto Cabrales reconoce que “Este
hecho pasó inadvertido por la población urbana de la ciudad que no
frecuentaba aquel sector por considerarlo extramural; además que
no quedó documentado en la prensa y, tampoco, tuvo continuidad
porque al estallar la Guerra de los Mil días, el centro de estudios [
La Universidad de Cartagena] fue cerrado” (Porto Cabrales, 2013,
pág. 17).
A pesar de ello, sí existe evidencia de que el 1 de noviembre
de 1908 se constituyó el “Cartagena Tennis Club”. Sus socios
eran: Antonio Araujo J., Antonio E. Beckith, Nicolás Emiliani Vélez,
Enrique Grau, Alejandro V. de Irisarri, Antonio P. Jaspe, Samuel
Jiménez Ortiz y Luís Felipe De Zubiría. Este club deportivo tenía
su sede en una casa ubicada a orillas de la Laguna de El Cabrero
(Urueta P., 2011).
Entre las funcionalidades del “Cartagena Tennis Club” se
encontraban, además de las propias del tenis, equipos para
básquetbol, waterpolo, esgrima, boxeo, arco, gimnasio, pista para
críquet, lancha para velas y un equipo completo para el juego de
base ball (Urueta P., 2011).
Esto significa que once años después de ese famoso juego en
el parque Apolo de El Cabrero, que no fue registrado por la prensa

83
cartagenera de la época, a solo unos cuantos metros de allí, en
el mismo barrio de El Cabrero, en el “Cartagena Tennis Club”, se
encontraban bates, manillas, bolas y caretas para la práctica del
béisbol. Es posible y bastante probable que, en ese lugar, Parque
Apolo en la Plaza de El Cabrero, ya se jugaba, desde años atrás, el
deporte de pelota en Cartagena de Indias.

La saga cubana en el béisbol de Colombia, Bolívar y


Cartagena de Indias
En el imaginario colectivo de los cartageneros está fuertemente
asentada la creencia que el béisbol llegó a la Ciudad Heroica de la
mano de los cubanos. Se conocen al menos tres vías por las cuales
el deporte de la pelota caliente habría arribado a nuestras costas
desde la isla de Martí.
De hecho, existe una relación de afectos muy estrecha entre los
cartageneros y los cubanos, a los que siempre hemos considerados
como los mejores peloteros del mundo.
Lo cierto es que en la segunda mitad del siglo XIX se presentó
una nutrida inmigración hacia Colombia y, en especial, a la costa
norte del país. En efecto, la mayoría de los inmigrantes entraban a
nuestro territorio por los puertos de Cartagena de Indias, Barranquilla
y Santa Marta.
Las causas de este movimiento poblacional obedecieron a
diversos factores; sin embargo, para lo relacionado con nuestro
tema de interés, el béisbol, se resaltan las siguientes:
• Las leyes expedidas por el gobierno nacional en los años 1884 y
1894 para incentivar la migración de extranjeros que contribuyeran
en la explotación económica en los sectores agrícolas, industriales
y comerciales (Posada Carbó, 1998).
• El despertar empresarial y la expansión de la economía regional
con la reapertura de la navegación por el Canal del Dique, la
construcción del Muelle de la Machina, la reactivación del puerto
marítimo de Cartagena de Indias, la producción y exportación de
productos como el tabaco y la caña de azúcar, el Tren Cartagena–
Calamar, entre otros (Calvo Stevenson H. 2000).
• La guerra de la Independencia de Cuba o “El grito de Yara” (1864–
1878) que ocasionó una serie de incendios en las plantaciones de

84
azúcar en Cuba, lo que derivó en la salida masiva de nativos hacia
otras zonas de Centroamérica y el Caribe (Bermúdez Díaz, 2007).
• La construcción del Ingenio María y el Ingenio Central Bolívar
que necesitó de experiencia y “… el conocimiento que tenían los
cubanos, jamaiquinos y americanos en construcción o montaje
de ingenios y la explotación para el cultivo de la caña” (Bermúdez
Díaz, 2007).

Los comerciantes cubanos


El citado historiador cartagenero, Raúl Porto Cabrales, en su
“Historia del béisbol profesional en Colombia”, hace referencia a
otra conversación de Ramón León y Barco con Alejandro Amador y
Cortés, que fue registrada en la Revista Ciudad Heroica, en la cual
el hermano del “Conde” Amador le declaró “... que quien trajo el
béisbol [a Cartagena] fue Enrique Segrera cuando vino de un viaje
que hizo a La Habana en 1897” (Porto Cabrales, 2013, pág. 18).
Víctor Segrera Lemaitre, reconocido ganadero y empresario
cartagenero, informa que el apellido Segrera o Sagrera es de
origen catalán, de un pueblo cercano a Barcelona, llamado Arenys
de Munt. El primer Segrera que vino a América fue Carlos Vicens
Segrera Riera (1784–1846), hijo de Félix Antonio Joan Segrera
Barceló y Antonia Riera Palleja, quien se asienta en Ocaña, en el
departamento de Santander. Allí contrae nupcias con doña María
Josefa Trinidad Sánchez Barriga. De Ocaña salen hacia Cuba
donde fundan lo que va a ser la familia Segrera en América Latina.
(Segrera Lemaitre, 2021)
Uno de los hijos de esta pareja es Fulgencio Segrera y Sánchez
Barriga, nacido en Villa de Manzanillo – Cuba, quien arriba a
Cartagena de Indias y se casa en la Iglesia de la Catedral, el 9
de octubre de 1867, con Victoria Dean Barriga (posiblemente una
familiar cercana). La pareja tiene once hijos: Víctor, Fulgencio,
Carlos, María Teresa, Isabel Eugenia, María Trinidad, Nicolás,
Víctor Manuel, Fulgencio y Henrique Guillermo Segrera Dean.
Un vástago de este matrimonio, Víctor Segrera Dean, nacido
en 1868, regresa a Cuba en donde desposa a Enriqueta Lourteau
Carrillo en 1885 y en la ciudad de Cienfuegos nacen Nicolás (1887),
Fulgencio Arturo (1890), Carlos (1900) y Emilia Segrera Lourteau
(1904), quienes siendo muy niños llegan a Colombia.

85
Carlos Segrera Lourteau se casó con Martha Susana Lemaitre
Torres, hija de Ernesto Carlos Lemaitre Tono y Sabina Torres
Gutiérrez de Piñeres, de cuya unión brotaron: Carlos Enrique
(Quique), Martha Cecilia, Víctor y Enrieta Segrera Lemaitre. Por
su parte, Fulgencio Arturo Segrera Lourteau se casó con la señora
Elida Navarro Villareal, quienes tuvieron varios hijos, entre ellos
Alcira, Ana María, Nicolás y Enrique Segrera Navarro.
Por su parte, Fulgencio Segrera Dean se casó con Amelia Solana
Gutiérrez de Piñeres en 1885, con quien tuvo diez hijos: Fulgencio,
Víctor, Nicolás, Alberto, Amelia, Victoria, Guillermo, Carlos, Alberto
y Margarita Segrera Solana.
La familia Segrera y su prole se establecieron en la ciudad–puerto
y pronto consolidaron empresas exitosas. Sus descendientes son
reconocidos por ser líderes en la región y el país en la industria
ganadera y equina. La familia Segrera descolló social, económica
y comercialmente en el departamento de Bolívar. Sin embargo,
al indagar con varios de sus descendientes, sobre su papel en la
llegada del béisbol a Colombia y Cartagena de Indias, no se pudo
conseguir mayores evidencias ni información.
En realidad, es casi nulo lo que hasta ahora se ha documentado
al respecto. Solo se conoce lo que cuenta la narrativa oral de
Alejandro Amador y Cortés con Ramón León y Barco. Queda un
pendiente por identificar a quién se refiere Amador y Cortés cuando
habla de Enrique Segrera, sin precisar su segundo apellido.

El Ingenio Balmaseda – Ingenio María


La saga de la versión de que fueron los cubanos quienes trajeron
el béisbol a Colombia y al departamento de Bolívar, continúa con
una nueva narrativa aportada por Porto Cabrales. En efecto, el
periodista cartagenero comenta que Francisco Javier Balmaseda,
un empresario cubano, residente en Cartagena de Indias, instaló en
1874, en la población de Marialabaja, un ingenio azucarero que para
su explotación y comercialización utilizó trabajadores venidos de la
mayor de las Antillas, en especial, para la siembra y recolección
de la caña, y la operación, manejo y administración de la factoría
(Porto Cabrales, 2013).

86
Posada Carbó, por su parte, reconoce que desde 1871 funcionaba
una Sociedad de Agricultura en Cartagena de Indias y que Francisco
Balmaseda, presidente de la Junta Central de Agricultura en Bolívar,
propuso una política de inmigración hacia Colombia para afrontar la
falta de brazos y abaratar la costosa mano de obra en la región y en
esa época (Posada Carbó, 1998, pág. 71).
El comerciante cubano adaptó un espacio de terreno en el cual
los trabajadores cubanos y los campesinos criollos –en sus ratos
de descanso y esparcimiento– se divertían jugando pelota. Aquí
algunos iniciados consideran que se inició la práctica del béisbol
en Colombia.
De esta versión se puede constatar que, en efecto, en 1870
llegó a Cartagena de Indias Francisco José Balmaseda y Jullien,
ciudadano nacido el 23 de marzo de 1823 en San Juan de los
Remedios, provincia de Santa Clara, Cuba. Sus padres fueron
Francisco Javier Balmaseda y Monteagudo, y Eduarda Jullien y
Mujica. Se casó con Clara Morales Jullien. Su familia era reconocida
y acomodada. Fue alcalde de Remedios en 1857. Se vinculó a
programas de sociedades de beneficencia, escuelas primarias,
escuelas para adultos, bibliotecas, liceos, articulista de periódicos
(De la Rosa Caraballo, 2000).
En 1868 fue confinado por el gobierno cubano en la isla Fernando
Poo, en el Golfo de Guinea, por una eventual participación suya en el
“Grito de Yara”. De allí escapó por lo que fue condenado a muerte y
el gobierno de la Isla le embargó sus bienes. De ese lejano territorio
insular llegó fugado a Cartagena de Indias en 1870. A partir de ese
momento, Balmaseda desarrolla una activa y variada agenda en
temas sociales y económicos
En primera instancia, participa en temas sociales como: la
inauguración del Paseo de los Mártires, la Sociedad Hijas de
la Beneficencia de Bolívar, la Sociedad Anónima Industrial y
de Beneficencia, la Sociedad de Señoras del Estado “Hijas de
Colombia”. En 1872 recibe del presidente de Colombia, doctor
Manuel Murillo Toro, el Acta de naturalización que lo convierte en
ciudadano colombiano y bolivarense (De la Rosa Caraballo, 2000).
En el ámbito de la actividad productiva, a Francisco José
Balmaseda se le reconoce por su membresía en la Junta Central

87
de Agricultura, desde donde expone y sustenta sus ideas para
desarrollar el campo y la agricultura, su liderazgo en la creación de
93 sociedades de agricultura en Colombia, y la publicación de la
“Gaceta Agrícola” (De la Rosa Caraballo, 2000).
Es un hecho comprobado que Balmaseda Jullien es reconocido
por la historiografía cubana como un defensor de la diversidad
productiva frente al monocultivo (caña de azúcar), lo cual se puede
constatar en su libro “Tesoro del agricultor cubano”, primera edición
de 1886.
Para efectos de nuestra investigación, se resalta la iniciativa para
la creación del “Ingenio Balmaseda” o “Compañía del Ingenio de
Marialabaja”. En efecto, con la compañía de Nicolás de Zubiría,
Tomas C. Stevenson y Juan G. Stevenson, crean un ingenio
azucarero en la población de Marialabaja, en el norte de Bolívar. De
igual manera, recibe en 1875, de su coterráneo Manuel Quesada,
el poder para comprar (al Estado) acciones de la “Compañía de
navegación por el Rio Atrato” (De la Rosa Caraballo, 2000).
Este caballero, como se anotó anteriormente, fue decisivo en la
organización de la agricultura con la creación de la Junta Mayor de
Agricultura en el Estado de Bolívar, que contaba con la presencia
del estadista cartagenero Rafael Núñez. Balmaseda y Jullien
parece haberles sugerido a unos comerciantes locales de apellido
De Zubiría y Stevenson, el establecimiento de un ingenio azucarero
en la población de Marialabaja.
En principio se estima que el Ingenio Balmaseda entró en
funcionamiento en 1873. De hecho, en las notarías locales ese
emprendimiento era reconocido con ese nombre hasta inicios de
1874. Luego sería nombrado Compañía del Ingenio María, el cual
existió hasta finales del siglo XIX (Bermúdez Díaz, 2007).
El ingenio pasó a manos de Nicolás De Zubiría, Tomas C.
Stevenson y Juan C. Stevenson, quienes inicialmente le dieron la
razón social de “Compañía del Ingenio Balmaseda”, cuyo objeto
social principal consistía en la “explotación de las tierras del Lobo
en el Distrito de María la Baja, y especialmente la formación y
fomentación de un ingenio para la fabricación de caña de azúcar en
el mismo territorio” (Bermúdez Díaz, 2007, pág. 39). Más tarde, su

88
nombre fue cambiado a partir de enero de 1874 por el de “Compañía
del Ingenio María”.
Posteriormente, debido a una serie de hechos que hicieron
perder rentabilidad al negocio, el 18 de junio de 1892 se liquidó la
compañía y el Ingenio María dejó de funcionar. Algunos factores
que incidieron en esa decisión fueron: el inicio y consolidación del
muelle de Puerto Colombia en el Atlántico, que desplazó el comercio
hacia el Río Magdalena por el Canal del Dique, la falta de mano de
obra que migró hacia otras zonas de desarrollo buscando mejor
remuneración, el alto nivel de los jornales, la destrucción de un
número considerable de toneles y cajones por la polilla y factores
climáticos, entre otros (Bermúdez Díaz, 2007).
Está documentado por los historiadores que en la tercera parte
del siglo XIX llegó un numeroso grupo de inmigrantes cubanos al
Caribe colombiano. Por ello, es plausible estimar que siendo el
béisbol el deporte de moda –en ese momento en Cuba–, lo hubieran
traído hasta los cañaverales y zonas de explotación de este recurso
y en la producción de azúcar, mieles, panelas, melazas y rones
artesanales.
Adicionalmente, el periodista Luis Fernando Anaya G., en el
artículo “En la Universidad de Cartagena quedó el primer gimnasio
de boxeo de Colombia”, escribe que “en 1874, llega a Marialabaja,
norte de Bolívar, un potentado cubano llamado Francisco
Balmaseda, quien junto con varios compatriotas que serían sus
trabajadores, monta un incipiente ingenio azucarero. Balmaseda
trae además desde Nueva York implementos de béisbol y boxeo,
para la recreación de sus coterráneos en los tiempos libres. Fue el
primer contacto con estas dos disciplinas para los pobladores de la
región (Anaya G., 2018).
En Bolívar nadie duda de la historia centenaria del béisbol en
Marialabaja. Sin embargo, no deja de causar inquietud académica
el hecho que, si el béisbol apenas se empezó a jugar en Cuba entre
1864 y 1866, y Balmaseda llega a Cartagena de Indias en 1870 y
que en tan solo cuatro años este deporte haya permeado tanto a los
antillanos de esa época, de tal manera que en ese brevísimo lapso
se hubiese transformado en pasión fanática como para llevarlo ipso
facto a otros países. Nuevamente, la ausencia de fuentes escritas o

89
documentales, más allá de la narrativa oral de los parroquianos, no
permite validar esta teoría con un margen de confianza aceptable.

Béisbol con sabor a caña de azúcar de Sincerín


La producción agrícola en el Caribe colombiano durante el
siglo XIX estuvo representada principalmente en los cultivos de
tabaco, arroz, algodón y azúcar (Guardo Ballestero, 2014). Entre
las actividades empresariales agrícolas se destaca la industria
azucarera, que tuvo sus primeros desarrollos a partir de 1878 con la
fábrica de azúcar La Perseverancia, iniciativa del agrónomo cubano
Mauricio Manuel Monsanto, en Barranquilla.
Por esa época, Nicolás Daníes Palm, un próspero comerciante
oriundo de Curazao, residente en Riohacha (La Guajira), considerado
como el mayor impulsor del comercio y la economía en esa región
entre 1830 y 1880, quien se desempeñó como agente consular de
los Estados Unidos de América en Riohacha, además de importador
de mercancías, exportador de palo del Brasil, comerciante de
armas de fuego, prestamista del más alto nivel, y promotor de la
construcción del ferrocarril Riohacha–Valledupar, era propietario de
un trapiche para producir azúcar en su finca Dibulla (Elguedo Tovar,
2019).
En esa época, la mayoría de los trapiches de la región se dedicaban
a la producción de panela y melaza. Esta última era utilizada para
la fabricación de licores: rones y aguardientes. Adicionalmente, se
registran el Ingenio Balmaseda, más tarde llamado Ingenio María,
y el Ingenio Central Colombia (Elguedo Tovar, 2019).
De todas estas factorías, el Ingenio Central Colombia, conocido
en la región como Ingenio de Sincerín, es el más importante
emprendimiento agrícola en el recién iniciado siglo XX en el
departamento de Bolívar y Colombia. Sincerín, afirma Bossa
Herazo, es “una adaptación de la voz, tal vez caribe, Zencerí, que
era el nombre de las tierras que el 25 de enero de 1621 el Cabildo de
Cartagena, en cantidad de cuatro caballerías (1.694 hectáreas) hizo
merced a Lucas Gutiérrez, “en María donde llaman Zencerí, linde
con tierras de Bartolomé Quadrado” … Estas tierras pertenecieron
después al Convento de San Agustín, de Cartagena, y se conocieron
como San Agustín de Sincerín; con dieciocho y media caballerías
(8.000 hectáreas más o menos) en 1864, y como consecuencia de

90
la desamortización de los bienes de manos muertas, las remató
don Tomás Cabeza de Vaca y Posada, quien en 1902 las vendió
a Vélez Daníes & Cía. Allí se instaló el Central Colombia, el mayor
ingenio de azúcar que hasta ahora ha funcionado en este país”
(Bossa Herazo, 2007, págs. 296–297).
Este importante emporio industrial se ubicó en la Hacienda San
Agustín, en la zona aledaña a los poblados de Sincerín, Mahates,
Malagana, San Basilio de Palenque y San Pablo. Más tarde se
extendió con la compra de los terrenos de la Hacienda de Aguas
Vivas en límites de Turbaco y Arjona. (Bossa Herazo, 2007). En
este trabajo se hace evidente el fuerte vínculo histórico y cultural
de Cartagena de Indias, Turbaco, Arjona, Sincerín, Mahates,
Malagana, Marialabaja, San Pablo y San Basilio de Palenque, con
el béisbol.
El Ingenio Central Colombia, narra la historiadora cartagenera
María Teresa Ripoll, se instaló entre 1908 y 1909, unos años
después de acontecida la Guerra de los Mil Días, un conflicto bélico
del orden civil que padeció la joven República de Colombia entre
los años de 1899 y 1902 (Ripoll, 2007).
La maquinaria utilizada en el Ingenio Sincerín fue adquirida en
Glasgow, Escocia, traída en barco desde el puerto de Liverpool
hasta el de Cartagena de Indias, y para su adquisición y montaje
se contó con la asesoría del ingeniero cubano Luis Bacallado. La
primera zafra se recogió en 1909, la producción de esta alcanzaba
las 10.000 toneladas y la capacidad de molienda del ingenio era de
25.500 toneladas por día (Ripoll, 2007).
La magnitud e importancia del Ingenio azucarero de Sincerín se
pone de manifiesto cuando se conoce que los salarios pagados a sus
trabajadores estaban por encima del promedio de los trabajadores
agrícolas en Colombia. Adicionalmente, el ingenio contaba con: 43
casas de habitación, ocho campamentos, un hospital con capacidad
de veinte camas atendidas por dos médicos y cuatro enfermeros,
farmacia, escuela, servicio gratuito de acueducto, energía eléctrica
y hielo, un hotel con sesenta habitaciones con baño, servicio de
comedor a precios módicos, un almacén de mercancías y víveres,
carnicería, cuerpo completo de Policía con un oficial, un sargento,

91
y treinta agentes (Ripoll, 2007), y algunas distracciones entre las
cuales podría haber estado la práctica del béisbol.
La investigadora cartagenera aporta información valiosa para
nuestra indagación sobre los orígenes del béisbol en Colombia y
Bolívar: “En el momento de su instalación laboraba en el Central
Colombia un grupo pequeño de especialistas cubanos, entre los
cuales se encontraba el ingeniero agrónomo Luís Bacallado, quien
permaneció en Sincerín durante todo el montaje de la maquinaria
hasta su puesta en marcha durante la primera zafra de 1909;
Bacallado murió en La Habana en 1912. En su lugar fue contratado
el agrónomo cubano Joaquín Ruiseco. José Antonio García, otro
cubano, fue por esos años responsable de las siembras y cultivo
de caña. En un principio se utilizó semilla llamada “caña blanca” o
“guartinaja”, propia de la región…” (Ripoll, 2007, pág. 52).
Esto ratifica la presencia de varios profesionales y trabajadores
cubanos en Sincerín y poblaciones circunvecinas; así como, un
eventual trasvase de manifestaciones culturales de la mayor de Las
Antillas, como música, baile y béisbol hasta nuestro territorio.
Esta hipótesis se refuerza con lo aportado por el trabajo de
Guardo Ballesteros, quien encuentra que en el marco del Ingenio
de Sincerín se crearon unas relaciones sociales entre quienes
laboraban en ese lugar. De hecho, se resaltan las “…interacciones
entre empresarios, ingenieros, trapicheros, colonos, conductores,
cortadores de caña: jefes y empleados, es decir que los diferentes
grupos humanos que convivieron dentro de ese espacio … crearon
entre sí, unos vínculos, lazos, interacciones … puesto se buscaban
y apoyaban ante una necesidad, teniendo como epicentro sus
diferentes actividades al interior del ingenio azucarero” (Guardo
Ballestero, 2014, págs. 53–54). Como caso curioso, se registra que
en esa “pequeña ciudad” (la que estaba inmersa en el Ingenio) no
había tabernas ni sitios para consumo de licor.
En una nota del periódico El Porvenir, del 12 de marzo de 1912,
citada por Guardo Ballestero, se afirma que “… el ingenio es una
escuela, en donde se aprende lo que en Colombia no se sabe, ni
se enseña lo que tanta falta nos hace para ser felices; se aprende
a trabajar y a amar y a provechar el trabajo” (Guardo Ballestero,
2014, pág. 53). Este tipo de dinámicas sociales y culturales permite

92
y facilita la transferencia de la afición del béisbol de los cubanos
hacia los pobladores de Sincerín y su zona de influencia: Turbaco,
Arjona, Mahates, Malagana, San Basilio de Palenque, Marialabaja,
San Cayetano y San Pablo, entre otros.
Precisamente, sobre este tema el profesor Rafael Gustavo
Buendía Díaz, historiador de los deportes en Arjona y Bolívar,
estima que en los campamentos del Ingenio de Sincerín trabajaban
y vivían “más de 300 entre técnicos, obreros y administradores
cubanos que se radicaron por largo tiempo en esa zona, que entre
ellos organizaron algunos torneos. Allí en esa factoría, laboraban
también muchos arjoneros que lograron asimilar este deporte
que se enraizó en nuestro medio por las décadas de 1910 y 1920
(Buendía Díaz, 2005, pág. 148).
Es por esto por lo que una de las más robustas y populares
versiones sobre el origen del béisbol en Colombia y el departamento
de Bolívar, se encuentra en la creación y operación del Ingenio de
Sincerín, en la zona norte del departamento de Bolívar, en donde
se dio una notoria presencia de ingenieros, administrativos y
trabajadores cubanos.
En una nota del periódico El Universal de Cartagena de 2009,
el redactor escribe que un veterano lugareño de 89 años, una de
las memorias vivientes de Sincerín, Perfecto José Pantoja, le contó
que “pudo disfrutar de la prosperidad que trajo el Ingenio Central
Colombia, que según su memoria fotográfica se instaló en 1908
y 1909, con la ayuda de ingenieros cubanos, con maquinaria
moderna, adquirida en el exterior. “Sincerín era próspero. Mire
aquí, me cuentan, porque eso no lo vi yo, que en este pueblo
circulaba una moneda que hacían en el ingenio y con ella se podía
pagar cualquier cosa en los pueblos cercanos porque después
la cambiaban por pesos colombianos en las oficinas de Central
Colombia, la empresa de los Vélez. Por esos tiempos había plata y
todo el mundo trabajaba” (El Universal, 2009).
El sincerinense Perfecto José Pantoja continúa su versión
afirmando que “definitivamente la época de oro de Sincerín la marcó
el ingenio Central Colombia, donde se producía azúcar, levadura y
alcohol, productos que se transportaban por un ferrocarril y el Canal
del Dique. Pero el tema que apasiona a Perfecto José y al parecer

93
al 99% de sus paisanos, no es la azúcar, sino el béisbol. Asegura
que ese deporte ingresó al país por Sincerín y que hay quienes
dicen que en 1902 comenzó a practicarse en esas tierras". Sus ojos
se iluminan cuando dice que: “fueron unos cubanos los que trajeron
las primeras manillas, pelotas y bates. Recuerdo que siendo niño
los veía practicar, en una explanada que había en el batey, sitio
donde vivían los cortadores de caña y algunos trabajadores del
ingenio. Aquí se pegó ese deporte y comenzaron a jugarlo antes de
1910, pero se fue afianzando durante el tiempo. Que yo recuerde,
en Sincerín se organizaban campeonatos internos en el año
1940”, cuenta el hombre con una sonrisa amplía. Dice que "Oscar
Rodríguez, pitcher cubano, fue uno de los más entusiastas peloteros
que propagó el espíritu beisbolero en Sincerín” (El Universal, 2009).
Unos años más tarde, en otra crónica de El Universal, se vuelve
a tocar esa relación entre el béisbol y la pequeña población ubicada
en el municipio de Arjona, a unos 51 kilómetros aproximadamente
de Cartagena de Indias. En esa ocasión, Cel Arroyo narra su viaje
desde la Ciudad Heroica hasta Sincerín, describiendo el paisaje que
va encontrando a lo largo del camino, desde la salida de Cartagena
de Indias y su paso por Turbaco y Arjona, compartiendo su impresión
por la magnificencia de El Canal del Dique, al observarlo desde el
puente de Gambote, y por la pobreza de hoy que no se concibe
luego del esplendor de la época del Ingenio Central de Colombia
Más adelante, al comentar algunas ideas básicas sobre el
ingenio azucarero, Arroyo sostiene que “… la hacienda colonial
española dominaba los comercios del interior y es que, por aquel
entonces, en Sincerín se producían la friolera de 20 toneladas
de azúcar diario que distribuían a través del Canal del Dique por
toda Colombia. Además, el ingenio tenía su propia moneda que
aceptaban en los lugares de alrededor porque después lo podían
cambiar por pesos colombianos en la empresa de los Vélez,
concretamente del bisabuelo del exalcalde Dionisio Vélez, que fue
uno de los aristócratas de la época que más potenció que el ingenio
se instalara en Sincerín y del que su familia se estuvo enriqueciendo
hasta los años 70” (Arroyo, 2017).
Y al entrar al tema del béisbol Arroyo cuenta que “… no todo era
azúcar, levadura y alcohol en estas tierras dichosas por la caña
“que da miel sin necesidad de abejas”, como la llamaban los persas

94
alrededor del siglo V a.C., sino que para iniciar el ingenio y la
bonanza económica llegaron un grupo de ingenieros cubanos que,
entre otras cosas, jugaban a un nuevo deporte. Un deporte que
se hizo con muchos simpatizantes dentro del pueblo y que pronto
sería uno de los deportes más aclamados de Colombia: el béisbol.
Y si, dicen las “malas lenguas” que el béisbol entró a Colombia por
el humilde Sincerín” (Arroyo, 2017).
Por su parte, el reconocido narrador Teófilo De Ávila Camacho,
nacido en Sincerín, en una conversación telefónica con el periodista
Antonio Del Risco, le comentó que “el primer juego de pelota en
Colombia se jugó en Sincerín el 12 de marzo de 1902” …” En un
campo que era una batería” … “Los cubanos trajeron su poco
de manillas, los bates y las caretas…” Los cubanos comenzaron
en 1870 el béisbol, ya ellos eran maduros en eso, se vinieron y
empezaron a enseñar a la gente del Caribe” … “Los primeros que
jugaron eran los padres de los Pantoja, de los Chico…” (De Ávila,
2021).
Tal vez, cuando el veterano De Ávila Camacho habla de una
batería, podría estarse refiriendo a un batey, que es una “plazoleta
que hay frente a las casas de campo; pero, que para los cubanos
–de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española DRAE– es el “lugar donde están las casas, oficinas y el
comercio en un lugar azucarero “.
El profesor Rafael Buendía, en un trabajo (manuscrito no
publicado) sobre “La presencia cubana en el norte de Bolívar y su
influencia en el desarrollo socio económico y cultural”, define el
batey como “factoría y campamento que trajeron los cubanos”
Así mismo, en el artículo titulado “El campo de la cruz de Mayo:
Epicentro deportivo y cultural de Arjona” (manuscrito no publicado),
el profesor Buendía citando testimonios verbales de fuentes
humanas como César Villadiego, Arturo E. Figueroa, Yolanda Castro
y Teófilo De Ávila Camacho, sostiene que “Ya está demostrado que
el béisbol entró por Cartagena pero que se anidó en el “Campo
del Batey”, centro urbano del ingenio azucarero “Central Colombia”
en las goteras de Sincerín, corregimiento de Arjona. Allí unos 300
cubanos contratados por los hermanos Vélez Daníes en sus ratos de
ocio y recreación practicaban el béisbol, el boxeo, las riñas de gallo

95
y la música de septetos, manifestaciones que fueron asimiladas
por nuestros coterráneos que laboraban allí, y otras comunidades
cercanas como Malagana, Marialabaja, Mahates, Sincerín y, por
supuesto, Arjona”.

El béisbol llega desde los Estados Unidos de América


El historiador Porto Cabrales, en sus libros “Memoria histórica
del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948” y “El deporte en
Cartagena de Indias”, y en el artículo “El deporte de Cartagena en
el siglo XX, menciona la versión alternativa que el béisbol llegó de
la mano de unos jóvenes cartageneros, que realizaban sus estudios
en los Estados Unidos. Esta versión surge de una entrevista de
Ramón León y B. con Gonzalo Zúñiga Ángel, publicada el 1 de junio
de 1953 en la revista Ciudad Heroica. En ella, este último le contó
que “… fue en 1905, cuando él y su hermano [Ernesto] habían
arribado a Cartagena a bordo de un vapor de nombre Metapán
perteneciente a la Flota Blanca de la United Fruit Company, un
barco llamado popularmente “el frutero”, que hacía cabotaje entre
Colón y Cartagena” (Porto Cabrales, El deporte en Cartagena de
Indias, 2008, pág. 26).
Los hermanos Gonzalo y Ernesto Zúñiga cuentan que “… este
deporte ya no se jugaba con estacas sino con bases de trapo o
lona para pisar, llamado entonces base ball (béisbol)” (Riola García,
2015, pág. 9).
Lo particular de esta versión, es que el propio Ramón León y
Barco afirma haber sido testigo de excepción de “la llegada a la
plaza de Santo Domingo, el 10 de septiembre de 1905, de los
hermanos Gonzalo y Ernesto Zúñiga Ángel, portando un equipo
completo para la práctica del béisbol (bates, bolas, manillas, careta,
etc.) acompañados de su hermano Ibrahim y de Guillermo De la
Espriella, un amigo cercano, que tenía conocimientos de béisbol por
los quince años que había vivido en Panamá …” (Porto Cabrales, El
deporte en Cartagena de Indias, 2008).
Porto Cabrales sigue contando que “Los nóveles deportistas
esperaron que finalizara la misa de diez de la mañana en el templo
vecino, y luego León vio como los cuatro jóvenes se ubicaban a
cierta distancia uno del otro y empezaron a lanzarse bolas entre sí,
de guante a guante. Ello atrajo la mirada curiosos de los escasos

96
transeúntes que no tenían idea de lo que estaba ocurriendo en esa
plaza” (Porto Cabrales, El deporte en Cartagena en el siglo XX,
2000, pág. 324).
Se refieren estos dos periodistas a la Iglesia de Santo Domingo,
que también fue convento y seminario, ubicada frente a la Plaza
de Santo Domingo. El templo fue construido por Fray Gerónimo de
Loayza en 1539. Esta plaza, en donde pudo haberse iniciado el
béisbol en Colombia y Cartagena de Indias, recibió su nombre en
el siglo XVI. Los historiadores encuentran que la plaza era un sitio
dispuesto para la ejecución de herejes y brujas por parte del Santo
Tribunal de la Inquisición.
De hecho, existe la siguiente leyenda en Cartagena: “… cuando
estaba para terminarse la construcción de la torre de la Iglesia, el
Diablo, que se satisface de estar en todas las partes para resolver
las cosas de los hombres, le entró la testarudez de que aquella
torre no debía levantarse y un día cualquiera se apareció en la
plaza y dando un soberbio brinco agarrose del borde principal de
la torre; la sacudió violentamente, y no pudo derribarla. Desde
entonces el vecindario asegura que esta quedó fuera de su base y
consecuencialmente torcida. Existía en dicha plaza un pozo donde
las comadres tomaban el agua para los quehaceres, pero dicen que
el Diablo, al darse cuenta de que no podía echar contra el suelo la
bendita torre, de un salto cayó al pozo y desde entonces las aguas
tomaron un sabor a azufre y fue necesario condenarlo” (Porto del
Portillo, 1997, pág. 41).
Donaldo Bossa Herazo, en su famoso “Nomenclátor
cartagenero”, al referirse a la Plaza de Santo Domingo, no puede
evitar pronunciarse sobre el “… horrible edificio modernamente
construido, frente a la iglesia que ostenta la portada más importante
de Cartagena…” (Bossa Herazo, 2007, pág. 68). Y para reforzar su
apreciación, cita unos versos de Daniel Lemaitre, en donde – de
paso– nos permite validar que la plaza era un espacio de juegos de
niños y jóvenes, en donde bien pudo jugarse el partido fundacional
del béisbol en el país y Cartagena de Indias (Bossa Herazo, 2007,
pág. 68):

97
En mi soleada pereza
mucho sí un can se solaza.
Nadie grita. Nada pasa.
El padre Juan me atraviesa
Inclinada la cabeza,
la nariz entre el breviario,
algo, al fin! Se ha de mover,
pero cuando vengo a ver…
¡Se tragó el Semanario!
,
Menos mal que por mi embrujo
vienen niños a jugar
cuando empiezan a soltar
del Colegio de Araujo
y al loco flujo y reflujo
que alegra mucho mi esplín
con alegre tropelín
quiñan trompos, hacen triques
o compran los alfeñiques
de Misia Victoria Din

¿Y en lo moderno? Maltrecho
Mi viejo ambiente protesta.
¿Qué voy a hacer yo con Cuesta
y el caserón que me ha hecho?
¡Nada! Llorar con el pecho
Lo moderno y su batán
Y en este lunes de afán
Que todo me lo complica
Ver al Piye Lequerica
En pos del Doctor Lefranc

El empresario Gonzalo Zúñiga Ángel, quien cuenta esta versión,


formó parte de un grupo de “comerciantes chocoanos que se
aprovisionaban de mercancías desde Cartagena y que finalmente
establecieron negocios y hasta se radicaron en esta ciudad., como
… Lucindo Posso y Belisario Díaz” (Meisel Roca, 1999 ).

98
León y Barco y Juan Vené comentan –en sus obras citadas– que
a los pioneros se les unieron más tarde, unos ilustres miembros de
la sociedad cartagenera: Luis Felipe y Roberto de Zubiría, Antonio
y Manolo Lequerica, Ernesto Nassi, Carlos Milano, Arturo Gómez,
Alejandro de Irisasarri, Rafael Botero, Ramón Emiliani, Antonio
Segovia, Miguel Araujo e Ibrahim Zúñiga Ángel (Vené, 2007).
Para quienes conocen la Plaza de Santo Domingo, en el centro
amurallado de Cartagena de Indias, es fácil entender que allí se
podían lanzar bolas de béisbol y realizar prácticas de fildeo, mas no
jugar un partido de pelota, dado el espacio reducido de la plaza, tal
y como lo reconocen los hermanos Zúñiga Ángel en su narrativa.
Más tarde, movidos por la creciente afición al juego del béisbol,
esos muchachos – anota el periodista caraqueño– encontraron,
dentro del perímetro del recinto abaluartado, un espacio para,
entonces sí, jugar a la pelota: Era la carnicería, que estaba situada
entre lo que se conoció como el Palacio Nacional y el City Bank.
Vené aporta un dato interesante al precisar que, en 1907, luego
de iniciadas las prácticas del béisbol en la plaza de Santo Domingo,
asomó el primer periodista que escribió sobre béisbol en Colombia:
Arturo Jiménez. Este pionero escribía en el diario El Porvenir, y en
la edición de marzo 30 de 1907, publicó un artículo contando que
“…ayer, durante el soleado domingo con que nos premió Dios a
través de la naturaleza, el Club Deportivo Estrella Roja celebró un
juego de béisbol con dos teams propios de a nueve players por
lado. Comentan que pronto podrán enfrentarse a otros equipos, los
cuales ya están preparándose en la ciudad con gran entusiasmo. El
juego, animado por un buen grupo de alegres personas, incluidas
preciosas damitas de muestra mejor sociedad, estuvo muy reñido,
y al final, la novena de Azul le ganó a la novena Blanca 27 carreras
por 25. Los bateadores más destacados fueron Raúl Román y
Nicolás Emiliani, quienes se embasaron siete veces cada uno, y
sumaron 11 carreras anotadas”. (Vené, 2007, pág. 209).
A partir de estas últimas fechas, se empieza a tener registros
en la prensa local, archivos familiares, fotografía y documentos
sobre el béisbol en Colombia, Bolívar y Cartagena de Indias. De
igual forma, se incrementa el número de los clubes deportivos de
béisbol, crecen los encuentros entre novenas locales, se realizan

99
intercambios con equipos de otras ciudades (Barranquilla), se
institucionalizan las ligas deportivas, como la Liga de Béisbol de
Bolívar, y el béisbol comienza su recorrido por un siglo XX que lo
verá engrandecerse hasta alcanzar dos títulos mundiales.
Después de este fascinante recorrido por tierras, territorios,
plazas, parques, factorías, solares, bateyes, barcos, universidades,
clubes, personajes de la élite criolla, vecinos y lugareños, no nos
queda más que parafrasear al profesor Félix Julio Alfonso López,
quien luego de su maravilloso trabajo esclarecedor sobre el origen
del béisbol en Cuba, confiesa que una vez más la verdad histórica
se nos resbala de las manos y es imposible responder de manera
veraz, cierta, categórica e indudable, a nuestra inquietud sobre
cuándo llegó el béisbol a Colombia, Bolívar y Cartagena de Indias,
quiénes lo trajeron, dónde se dio el juego fundacional y entre cuáles
novenas (Alfonso López, 2015).
Así mismo, coincidimos con él en que saber estas cuestiones
puede obedecer más a un interés académico, a una curiosidad
intelectual o a un compromiso propio de una averiguación personal,
sin mayor utilidad práctica.
Es posible que en el futuro aparezcan nuevas evidencias,
escritos, testimonios, fotos y/o archivos que aporten luces y ayuden
a resolver la cuestión. Mientras tanto, es hora de aprender sobre
esas relaciones entre béisbol, identidad, cultura, clases sociales,
raza, etnia, cuerpo, poder, masculinidades, lengua y lenguaje,
música, danza, cine, literatura, movilidad social y economía.

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102
103
En el Caribe se juega béisbol
Margarita Sorock5

El béisbol tiene factores únicos y especiales que convocan y


conmueven a personas de diferentes edades, sexos, regiones y
circunstancias sociales. Por más de cien años este deporte forma
una importante parte de la vida actual y la historia popular del
Caribe. Muchos afirman que en el Caribe solo hay dos deportes: el
béisbol y todos los demás (Córdova 297).
Este ensayo fue planeado como una apertura a las culturas
populares del Caribe, la gran interconexión entre sus múltiples
mundos beisbolistas y las oportunidades de integración regional
que este deporte proporciona. Sin embargo, otros factores sociales,
importantes e inesperados, impactaban el desarrollo del béisbol en
el Caribe a tal punto que es imposible ignorarlos. Esos factores
tienen que ver con el acceso que tenían, y tienen, los jugadores
del Caribe al béisbol de Grandes Ligas aún antes de que estas se
volvieran realmente “grandes”.
El béisbol comenzó en los Estados Unidos en la primera mitad del
siglo 19. Muy pronto salió del territorio estadounidense y encontró
tierra abonada en el Caribe. México, Puerto Rico, Cuba y Panamá,
los países que tuvieron mayor contacto con los Estados Unidos en
esa época, fueron pioneros en contagiarse con la fiebre de este
nuevo deporte. Cada lugar desarrollaba su béisbol de acuerdo con
circunstancias locales, pero desde los comienzos había contacto
entre estos múltiples mundos beisbolistas.

5
(1943–2021) Historiadora de Barnard College. Especialista en Historia de Europa, Docto-
ra en Culturas Latinas, Latinoamericanas e Ibéricas. investigadora de la literatura y cultura
del Caribe colombiano.

105
Lo que fue un factor inesperado de esta investigación, es el
impacto que tuvo la segregación racial en los Estados Unidos, y,
luego, el rompimiento de la barrera de color en sus ligas mayores.
Es difícil de imaginar que el racismo estadounidense hubiera tenido
un impacto tan decisivo sobre la organización del béisbol caribeño.
De igual manera, el impacto de la integración racial, y el momento
en que se logró, fueron factores decisivos en el desarrollo del
béisbol en el Caribe y su relación con el béisbol del norte.
En 1947 los Brooklyn Dodgers incluyeron como jugador al
muy diestro—y muy negro—Jackie Robinson. Lastimosamente, esta
integración, lejos de crear oportunidades para jugadores talentosos
de color, muchos oriundos del Caribe, vino paradójicamente en un
momento en que las oportunidades para todos se iban reduciendo.
Las estructuras paralelas para negros y latinos, desarrolladas como
consecuencia de la segregación, empezaban a desaparecer. La
forma en que se llevó a cabo la integración racial, y el momento
histórico en que ocurrió, resultaron en un acceso más limitado para
todos a este deporte. El béisbol actual, globalizado a través de los
sofisticados modernos medios de comunicación, se ha vuelto un
gran imperio comercial, cada vez alejado de las masas, a la vez que
las quiere conquistar como consumidores.
El propósito por supuesto, no es de restablecer la abominable
segregación racial, ni de detener los avances en la comunicación.
Es de mostrar el uso creativo y popular de la apropiación del béisbol
en el Caribe, y la integración que promovió en la región. Y ¿por qué
no? la integración que puede seguir promoviendo.

El juego de béisbol: su naturaleza


“El béisbol es como la iglesia; muchos van y pocos entienden”6

El béisbol es un juego complejo. Dos equipos se enfrentan en


un gran campo en forma de diamante, conformado por tres bases
y el plato de inicio. Nueve hombres juegan por cada equipo, pero

6
Existen dos fuentes para esta cita. Jaime Córdova, en Beisbol del corazón, lo
atribuye a Wes Westrum, jugador de los Gigantes de Nueva York en los años ‘50
(véase P. 271). Fuentes generales sobre el béisbol atribuyen las mismas palabras
a Leo Durocher, mánager de los Dodgers de Brooklyn, también en los años ‘50
(véase www.brainyquote.com/quotes/keywords/basebal.html).

106
siempre hay relevistas y emergentes que entran en momentos
oportunos, reemplazando a los jugadores principales y aportando al
desempeño del equipo. El lanzador, quien se posiciona en el centro
del diamante, envía una pelota pequeña de contextura dura desde
un montículo de poca elevación. El bateador trata de golpear la
pelota y correr las bases antes de que el equipo defensor logre
recuperar el control de la pelota. El corredor fuera de base puede
ser eliminado del campo por el equipo defensor.
El béisbol no se juega contra reloj. En cada una de las entradas
o segmentos del partido, un equipo tiene la oportunidad de batear y
anotar carreras, mientras que el otro defiende el campo. El partido
tiene un mínimo de nueve entradas y dura un promedio de dos
horas y media. Si los equipos están empatados al terminar la
novena entrada, el partido continúa hasta que haya un ganador
definitivo. El juego obliga un gran trabajo en equipo, y la rapidez
mental frecuentemente supera la destreza física.7
Las temporadas de béisbol son largas, variando de cuatro a seis
meses, con partidos casi diarios. Desde la década de 1860, hay
estadísticas individuales y colectivas reportadas para jugadores
y equipos. Las estadísticas son individuales para cada jugador, y
colectivas para el equipo y la liga. Se registran las carreras anotadas
y las carreras que el jugador impulsa, aunque el equipo solo recibe
puntaje por las anotadas. También se registran el número de veces
que el jugador es declarado “out” y las veces que logra llegar a la
primera base sin batear, por deficiencias en los lanzamientos que
le envían. Las estadísticas para los lanzadores incluyen los partidos
ganados y perdidos, la efectividad de sus lanzamientos, y el tipo de
lanzamientos que envía a los bateadores.
El béisbol es un juego de estrategias. El equipo puede enfocar
pequeños detalles que suman una ganancia, o apostarlo todo a la
gran carrera conocida como el jonrón. El lanzador tiene diferentes
maneras de tirar la pelota variando su velocidad y ubicación,
dificultando así su conexión con el bate. Hay varios árbitros
conocidos como “umpires”, personas neutrales cuyas apreciaciones

7
Otra famosa opinión al respecto está atribuido a Yogi Berra, el receptor de los
Yanquis de Nueva York en los ‘50: “El béisbol es 90% mental; el otro 10% es
físico” (www.brainyquote.com/keywords/baseball.html).

107
de cada jugada gobiernan el partido. También hay un anotador
oficial que determina si la jugada resultó por destreza del bateador
o por errores de los jugadores que defienden el campo.
El béisbol requiere cientos de decisiones casi instantáneas. El
reto para cada uno de los defensores de campo, los entrenadores,
los bateadores y los mánagers es de asimilar una gran cantidad
de información, siempre en proceso de cambio, y de traducirla en
una jugada o una defensa provechosa para su equipo. La presión
y complejidad se agravan cuando se tiene en cuenta que el estadio
puede tener de veinte a cincuenta mil aficionados, y los medios
de comunicación registran cada movimiento y cada palabra con
múltiples cámaras y micrófonos.
Desde 1846, año en que se estrenaron las reglas de béisbol
formuladas por Alexander Cartwright, el juego ha variado (Vené, 8).
Antes de esa fecha los equipos contrincantes acordaban las reglas
del juego antes de cada partido (Ibíd., 3). Las reglas originales
fueron 14. En 2007 ya eran alrededor de 400 (Ibíd., 40). Hoy día
las reglas oficiales de Grandes Ligas se encuentran codificadas en
un manual de más de 180 páginas que cubren todos los aspectos
del juego: sus objetivos, el campo, el equipo, los uniformes, las
posiciones, los entrenadores, el bateo, el correr de las bases, el
picheo, la anotación de carreras, hits y errores, las jugadas ilegales,
la conclusión del partido, y los umpires y anotadores oficiales (Office
of the Commissioner of Baseball).
El Caribe fue importante desde temprano en la historia de
este deporte. En 1906 la compañía Spalding, que fabricaba y
comercializaba las pelotas de béisbol, publicó un manual en español
con las reglas del juego e información sobre equipos activos fuera
de los Estados Unidos. Cuba, México, Venezuela y Panamá fueron
incluidos (González E. 2213–15).

Raíces históricas en el Caribe


La prehistoria
Los jeroglíficos del Egipto anciano muestran un juego de bates
y pelotas que se jugaba a comienzos de la primavera para pedir
la fertilidad de la tierra y de las mujeres (Vené 6). Los indígenas
del Caribe, México y Centroamérica jugaban deportes similares

108
a los precursores del béisbol según los rastros que dejaron sus
culturas, aunque no se puede establecer si esos “juegos” eran
deportes, ejercicios de guerra o ceremonias religiosas (Ibíd., 20).
Los que elaboraron las grandes estatuas de San Agustín, en el sur
del territorio colombiano, muestran una figura con bate que hoy se
puede apreciar en el patio del claustro San Agustín de la Universidad
de Cartagena. (Porto, El deporte, 13). Aunque la figura sigue siendo
un misterio en términos arqueológicos, su parecido con el bateador
del juego moderno se aprecia inmediatamente.

Los Estados Unidos


La leyenda del comienzo de béisbol en los Estados Unidos sitúa
el primer partido en el año 1839 en Cooperstown, una pequeña
aldea del estado de Nueva York (Vené, 37). Probablemente no fue
una coincidencia que la fábrica de pelotas, uniformes y zapatos para
el béisbol, propiedad de Albert Spalding, también se encontraba en
Cooperstown (ibíd., 32). Los primeros partidos fueron esporádicos,
jugados entre miembros de clubes sociales y deportivos de la alta
sociedad. Después de un fracasado intento de un encuentro entre
un equipo de Nueva York y uno de Nueva Jersey que nunca se
realizó por la inhabilidad de acordar las reglas del juego, Alexander
Cartwright, redactó las primeras reglas (Ibid., 41). Cartwright fue
un gran aventurero y, en 1849, se trasladó de Nueva York a San
Francisco para buscar fortuna. Lo más increíble de este viaje es que
Cartwright lo hizo a pie, llevando pelotas para enseñar el béisbol
a los que encontrara en el camino. Luego se mudó a Hawaii, y
allí también es recordado como el fundador del béisbol local (Ibid.,
52–54).
La Guerra Civil de los Estados Unidos, de 1860 a 1865, fue
un tiempo de reducida actividad deportiva. Había integración
de razas en algunos de los primeros equipos populares, pero la
segregación del deporte en su rama profesional se volvió oficial
en 1884. Como consecuencia, los negros organizaron estructuras
paralelas que sirvieron de modelo para la organización de ligas
étnicas y nacionales a lo largo de los Estados Unidos, un país de
inmigrantes. Fueron precisamente esos equipos y sus respectivas
ligas que tuvieron extenso contacto con los equipos y ligas del
Caribe (Ídem.).

109
Comienzos del béisbol caribeño
El béisbol en el Caribe tuvo sus comienzos después de 1865,
sin un crecimiento parejo a lo largo de la región. Tal como la
Guerra Civil en los Estados Unidos había frenado el crecimiento y
popularización del deporte, la Guerra de los Mil Días en Colombia
(1899–1902) interrumpió la llegada plena de béisbol al territorio.
En Cartagena de Indias, Eduardo Román y Enrique Segrera
y sus amigos jugaban béisbol en El Cabrero a partir de 1897.
Ellos habían estudiado en Panamá y Cuba, y trajeron el juego
de esos lugares (Porto, El deporte, 26). En 1905, los hermanos
Gonzalo y Ernesto Zúñiga Ángel, quienes habían estudiado en los
Estados Unidos, organizaron una muestra de béisbol en la Plaza
Santo Domingo, sin poder jugar un verdadero partido por falta de
espacio (Porto, Historia, 15). El año siguiente, en Barranquilla, los
hermanos Venancio y Abraham García Senior, quienes vivían en
Cuba, introdujeron el béisbol a esa ciudad y organizaron varios
equipos. San Andrés conocía el béisbol a través del nativo John
Myers, quien lo trajo a la isla desde Bluefields, Nicaragua (Ibíd., 17).
Latinoamericanos en los Estados Unidos también formaban parte
de equipos profesionales estadounidenses. El cubano Esteban
Bellán financiaba sus estudios universitarios a principios del siglo
20 por medio del béisbol profesional (Vené 144). El colombiano Luis
Castro, estudiante en Nueva York de 1894 a 1900, llegó a jugar
segunda base para los Atléticos de Filadelfia en 1902 por el breve
periodo de tres meses (Ibíd., 206–07).
Se dice que el primer partido de béisbol en Cuba se jugó en
Matanzas en 1874 entre un equipo de La Habana y uno de la
tripulación de un buque norteamericano anclado en el puerto por
reparaciones. Los cubanos ganaron (González E. 1586). El equipo
de La Habana fue organizado por los hermanos Nemesio y Ernesto
Guilló y Enrique Porto, tres jóvenes de acomodadas familias
cubanas que los habían enviado a estudiar a los Estados Unidos
entre 1858 y 1864 (Ibíd., 1577).
El béisbol prosperaba de acuerdo con su utilidad política
en los diferentes países y territorios. El gobernador español
prohibió el béisbol en Cuba en 1869 (Ibíd., 1569). Después de
su independencia de España, Cuba fue ocupada por las fuerzas

110
armadas de los Estados Unidos, de 1898 a 1902 y de 1906 a
1909 (Ibíd., 1820). Esa ocupación estimuló el béisbol a la vez
que el comandante estadunidense prohibió las corridas de toros
(Ibid., 1522). Comunidades de cubanos exilados en La Florida,
principalmente en Key West y Tampa, conocían y practicaban el
béisbol también y la frecuencia de transporte entre los dos países
estimulaba la extensión del deporte en ambos. (Ibid., 1441).
Embajadores importantes en la propagación del béisbol en el
Caribe fueron los marineros norteamericanos y los empleados de
los ingenios azucareros. En 1877 marineros del buque Montana,
de la naval estadounidense, anclado en Guaymas, México,
pidieron permiso de las autoridades locales para jugar un partido
de béisbol en tierra, creando un espectáculo para la gente de la
región (Vené 26–27). Se tienen conocimientos de un partido de
béisbol jugado en Nuevo Laredo (México) en agosto de 1877.
El partido fue organizado por Johnny Tayson, un supervisor
norteamericano de la instalación del ferrocarril (Ibíd., 101). En 1885
comenzó la construcción del canal de Panamá, atrayendo muchos
norteamericanos a Panamá. Se tienen noticias de un partido jugado
el 9 de enero de 1883 en Chiriquí (Ibíd., 199). Con el tiempo muchas
empresas norteamericanas se radicaron en Panamá. Esas tenían
equipos de béisbol—como recreación que la compañía ofrecía a
sus empleados—y, a veces con personas ajenas a la empresa cuyo
propósito era netamente publicitario: el de identificar a un deportista
estelar con los productos de la compañía.
La República Dominicana, país caribeño que actualmente
proporciona el mayor número de jugadores no estadounidenses
al béisbol de Grandes Ligas (Ibid., 195), tuvo su primer contacto
con el béisbol en 1886 a través de un ingenio azucarero ubicado
en San Pedro de Macorís. El ingenio, propiedad de cubanos,
traía equipos de béisbol de Cuba para la mayor diversión de los
trabajadores. Los hermanos Alomá, mecánicos cubanos radicados
en la República Dominicana a partir de 1891, enseñaron el deporte
a los dominicanos (Ibid., 189).
Los ingenios azucareros proliferaban por todo el Caribe. Eran
empresas extensas con una gran cantidad de trabajadores
permanentes y temporales. Frecuentemente sus predios incluían
campos de juego y los funcionarios de esas empresas dirigían

111
equipos. El jugador tenía un trabajo que realizar dentro del ingenio,
pero en muchos casos el trabajo del buen jugador era de fácil
desempeño ya que su ocupación primordial era el béisbol. Es muy
probable que el ingenio del cubano Francisco Balmaceda, instalado
en Marialabaja, Colombia en 1874, fuera la sede del primer partido
de béisbol en Colombia ya que se adecuó un campo en los terrenos
de la empresa. Los trabajadores cubanos enseñaban el deporte
a los habitantes de la región (Porto, Historia, 14). Hasta hoy día
esa región tiene una sólida tradición beisbolista. Ernesto Frieri,
lanzador—relevista que comenzó su carrera en Grandes Ligas con
los Padres de San Diego (2012), y José Quintana, actual lanzador—
abridor de los Angelinos de Los Ángeles, son del municipio vecino de
Arjona. Ambos tuvieron amplia experiencia en el béisbol profesional
colombiano—Frieri, con los Tigres de Cartagena, y Quintana, con
los Caimanes de Barranquilla. Frieri también jugó en Venezuela con
los Navegantes de Magallanes (2011–12) y los Águilas de Zulia
(2016–17), en la República Dominicana con los Gigantes de Cibao
(2015–16), y en México con los Charros de Jalisco (2017–18)8.
La carrera de Frieri, en particular, ilustra el gran intercambio que
existía y aún existe entre los jugadores, los equipos y los países del
Caribe.
El béisbol encontró tierra abonada en Puerto Rico donde se
conoció a través de españoles, que lo trajeron de Cuba (Vené
164). Puerto Rico, como Cuba y la República Dominicana, tuvo la
ocupación de las fuerzas armadas estadounidenses y frecuentes
visitas de la marina de ese país a sus puertos. Además, tuvo varias
compañías norteamericanas con equipos que jugaban entre sí y
divulgaban el deporte a los nativos.
En sus comienzos, tanto en los Estados Unidos como en
el Caribe, el béisbol era un deporte que se jugaba en los clubes
sociales de las élites. El destacado investigador cubano Roberto
González Echevarría, en su detallado libro sobre el béisbol cubano,
describe el ambiente de los primeros partidos como el de un club
campestre. Los partidos se jugaban los domingos por la tarde. Se
construía una glorieta con sillas para la élite. Los demás puestos,
8
Para información adicional sobre las carreras profesionales de Ernesto Frieri y José Quin-
tana, véase https://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Frieri y https://es.wikipedia.org/wiki/
José_Quintana

112
generalmente en el sol, eran para la gente común. Más tarde ese
mismo día, la glorieta se convertía en comedor y pista de baile con
presentaciones de los mejores conjuntos musicales y grupos de
teatro (González E. 1696).

El béisbol popular
El béisbol no parecía ser un juego que iba a convertirse en un
deporte popular. Sin embargo, hay factores que favorecían su
arraigo en el Caribe como el clima y el terreno relativamente plano
de la región. El béisbol puede jugarse todo el año en el Caribe,
pero en ciertos lugares—los ingenios azucareros, por ejemplo—el
béisbol se acomodaba a las exigencias del ritmo anual del trabajo.
El béisbol es costoso. Requiere un gran número de jugadores con
una gran cantidad de destrezas. Los campos, y luego los estadios,
requieren constante mantenimiento. Las pelotas, bates, guantes,
bases y uniformes tienen que ser reemplazados con frecuencia.
A pesar de estos fuertes factores en su contra, el béisbol no
demoró mucho en volverse popular, tanto en los Estados Unidos
como en el Caribe. Su salida de los clubes exclusivos y su llegada
a las masas fue un proceso que tomó entre diez y quince años. Eso
no quiere decir que el béisbol de los clubes desapareciera, sino que
nacieron y crecieron estructuras paralelas en los estratos populares
de la sociedad.
El béisbol es un deporte altamente visible. Los primeros campos
de juego no eran cerrados y atraían la atención del público. La
inauguración de las temporadas siempre eran actividades vistosas,
con la participación de políticos, músicos y reinas de belleza. Era un
deporte familiar. Como todo deporte, se prestaba para las apuestas,
legales en algunos estadios y algunos países (Ibíd., 299).
La popularización del béisbol está ligada a factores sociales y
políticos de situaciones locales. En los Estados Unidos había
necesidad de unión y cohesión como país después de la Guerra Civil
y el béisbol aportó a ese fin (Vené 31). Presidentes, gobernadores y
funcionarios públicos veían la ventaja de aliarse con el béisbol. En
Colombia el estadio Once de Noviembre, en Cartagena de Indias,
fue inaugurado oficialmente el 18 de septiembre de 1948 con la
presencia del Presidente de la República, Mariano Ospina Pérez.

113
(Porto, Deporte, 83). Es de recordar que en ese momento Colombia
vivía una época de violencia política después del asesinato del
candidato a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá, el 9
de abril de 1948. En los meses siguientes, el toque de queda era
frecuente y prolongado. En esa época la radio, que desde 1930
transmitía los partidos de béisbol cubano, se escuchaba en un gran
número de hogares del Caribe colombiano. Al día siguiente, en las
tertulias deportivas y sociales en Cartagena de Indias, Barranquilla,
y otros lugares, se comentaban los acontecimientos del béisbol
cubano (Múnera). La costumbre de seguir los partidos de Cuba
aún perdura, y El Universal, diario de Cartagena, sigue informando
sobre los partidos jugados en la isla (“Noticias del campeonato
cubano…”).
La llegada del béisbol a Cuba coincidió con el movimiento de su
independencia de España y la consolidación de una nueva nación
(González E., 1327). Los que querían una Cuba independiente
veían a España como un país anticuado en comparación con el
moderno y progresivo Estados Unidos (Ibid., 1783). Después de la
Revolución Cubana de 1959, y el empeoramiento en las relaciones
políticas entre Cuba y los Estados Unidos, el enfrentamiento de
equipos cubanos y norteamericanos crea una gran expectativa. El
béisbol es visto como una manera de lograr el descongelamiento
en las frías relaciones entre los dos países. Así es, por ejemplo,
que se jugó una serie amistosa entre los Orioles de Baltimore y la
Selección Cubana organizada en 1999 (“1999 Baltimore Orioles…”).
Otro factor importante en el arraigo del béisbol es la creación
de héroes locales. Según Gustavo Ríos, entrenador colombiano,
la identificación y promoción de destacados deportistas locales—
“gente como uno”—crea modelos positivos para la juventud (Ríos).
El periodismo que divulga las hazañas de los jugadores locales
es indispensable en este proceso. El acceso a los destacados
jugadores, y su acercamiento a los jóvenes son estímulos
importantes para jugadores en formación.
Equipos de barrio ayudan a cohesionar a los vecinos de un
lugar específico a la vez que crean sanas rivalidades entre lugares.
Cartagena de Indias vivió esa identificación plenamente con los
equipos de Getsemaní y San Diego en sus años de consolidación.
Luego los eternos contrincantes fueron —y son— los equipos

114
de Barranquilla y Cartagena de Indias (Álvarez). El béisbol en
el Caribe, en sus años formativos a principios del siglo 20, logró
expresar la sensibilidad popular y la diversidad social de su gente.
Creaba héroes, aglutinaba comunidades, creaba rivales, generaba
recursos. Sus múltiples estructuras creaban oportunidades para
equipos y jugadores talentosos, apoyados por la sociedad. Las
múltiples oportunidades que el béisbol creaba lo convertían en un
importante factor de integración en la región.

Racismo, integración y oportunidades en el béisbol


La marginación oficial de jugadores negros del béisbol organizado
en los Estados Unidos a partir de 1884 fue un estímulo para la
creación de equipos y ligas de negros y latinos en los Estados
Unidos. Fueron precisamente estas ligas que tuvieron relaciones
de intercambios frecuentes y prolongados con las ligas, equipos
y jugadores del Caribe, actividad que continúa hasta el presente.
Esas ligas representan creativas apropiaciones locales, paralelas
a las del béisbol organizado, ese béisbol de blancos. La mirada
al béisbol desde el punto de vista de nacionalidad y raza es
relativamente reciente. El extenso estudio sobre el béisbol cubano
de Roberto González Echevarría, publicado en 1999, lo señala. En
2007 La Universidad de California publicó un extenso estudio del
béisbol norteamericano y caribeño hecho por el investigador Adrián
Burgos, sobre béisbol y raza en América del Norte.
Con la popularización del béisbol venía la organización de
equipos y ligas a nivel regional y nacional en el Caribe. Los
equipos conseguían patrocinio local de entidades privadas que
frecuentemente empleaban a jugadores estelares en sus empresas
con el tácito acuerdo que el propósito real del empleo era su alto
rendimiento en el béisbol. Según el cartagenero Iván González,
esta práctica que él llama un “profesionalismo disfrazado”, se veía
en Cartagena de Indias en los años del apogeo del béisbol durante
la segunda mitad del siglo 20 cuando Conastíl, Colpuertos y la
Universidad de Cartagena disputaban los campeonatos de béisbol
de la ciudad (González, Iván).
En los Estados Unidos el béisbol de negros fue promovido por
muchos, entre ellos el lanzador negro Rube Foster, quien fundó
las ya fallecidas Ligas Negras en los años ‘20 (González, E.

115
2179). Por otro lado, los cubanos radicados en La Florida y Nueva
York no demoraron en organizarse en equipos y ligas. Los New
York Cubans, Cuban Stars y Cuban Giants fueron algunos de los
destacados equipos profesionales de cubanos en los Estados
Unidos (Ibíd., 2061–63).
La diferencia del clima entre los Estados Unidos y el Caribe
impulsaba el intercambio. Durante la época del frío en las latitudes
norteñas, equipos del norte iban al Caribe a jugar con equipos
locales. Los jugadores profesionales necesitaban ingresos todo el
año. Así fue como Macon, un famoso equipo de las ligas del sur de
los Estados Unidos, jugó en Venezuela y Colombia en diciembre y
enero de 1930. En Cartagena de Indias para esa fecha se inauguró
el estadio La Cabaña en el barrio de Manga y los dueños del recinto
vieron la ventaja de invitar al equipo de Macon, campeón en su
liga en varias ocasiones. Rápidamente se organizó una selección
cartagenera con jugadores de los equipos Libertador y Águila que
fue derrotada por los visitantes con un marcador poco usual en
el béisbol: 36–0. Solo se jugaron seis entradas ya que el partido
tuvo que ser suspendido porque se acabaron las pelotas. Lejos
de desanimar a los jugadores colombianos, la visita del equipo
de Macon sirvió para estimular a los jugadores y reanimar a los
fanáticos para asistir al estadio (Porto, Historia, 40–41).
Las ligas del Caribe aprovecharon el descanso del béisbol en los
Estados Unidos (octubre–febrero) para organizar sus campeonatos
en esos meses. Después de las temporadas oficiales en sus
países, muchos jugadores viajaban a México y los Estados Unidos
para participar en los campeonatos de diferentes ligas en esos
lugares. El mundo del béisbol actual está dominado por los equipos
de Grandes Ligas, el MLB9, pero en la primera mitad del siglo 20
una gran cantidad de equipos de calidad competían con ellos. Las
“grandes ligas” fueron grandes en nombre solamente ya que otras
ligas se demostraron capaces de producir jugadores estelares,
reconocidos por su gran destreza. Muchos figuran en uno o más
salones de la fama de béisbol de sus respectivos países. En
2010 se organizó un Salón de la Fama en La Romana, República
Dominicana para destacar los aportes de grandes estrellas latinas
de la pelota caliente (“Salón de la Fama del Béisbol Latino”). Las
9
Major League Baseball o Béisbol de Grandes Ligas.

116
ligas de negros y latinos de los Estados Unidos frecuentemente
contaban con la presencia de jugadores, entrenadores y mánagers
del Caribe a la vez que jugadores, entrenadores y mánagers de los
Estados Unidos buscaban oportunidades para jugar en el Caribe.
Entre caribeños también había intercambio: cubanos y dominicanos
fueron claves en el éxito del béisbol colombiano (De Castro), para
citar solo un ejemplo del constante intercambio que se veía en el
hemisferio occidental.
Aunque el racismo nunca fue en el Caribe lo que fue en los
Estados Unidos, existía tácitamente. Cuba había sido ocupada por
los Estados Unidos precisamente cuando el béisbol se popularizaba.
En el béisbol profesional, los negros jugaban al lado de los blancos,
pero la liga de béisbol amateur, heredero de los clubes sociales,
no admitió jugadores negros hasta 1959 (González E. 817). Sin
embargo, esos equipos tenían empleados negros trabajando como
bateadores durante las prácticas de campo, y como masajistas y
terapeutas para los jugadores principales (Ibíd., 3608).
La paradoja de la República Dominicana muestra cómo se
mezclaba el béisbol con los propósitos políticos de sus gobernantes.
El dictador Rafael Leónidas Trujillo (1930–61) utilizó el béisbol en
ventaja propia. Su gobierno educó a los dominicanos a creer que
“eran una población mayoritariamente blanca, católica e hispana
gracias a que Trujillo [la] había salvado de la africanización creciente
de la influencia haitiana” (Moya, 243). Trujillo vio la ventaja de armar
un equipo “dominicano” de béisbol en los ‘30 para crear simpatía
y popularidad entre las masas. Ya había cambiado el nombre de
la capital de Santo Domingo a Ciudad Trujillo, y apoyó la creación
del equipo Ciudad Trujillo contando con jugadores del Caribe y
las ligas negras de los Estados Unidos. Tres estrellas de las ligas
negras, futuros miembros del Salón de la Fama en los Estados
Unidos—el receptor Joshua Gibson, el veloz corredor “Cool Papa”
Bell y el lanzador Leroy “Satchel” Paige—formaron parte de este
extraordinario equipo. Otros cuatro miembros figuran en los Salones
de la Fama de Cuba, México y Puerto Rico (Córdova, 99).
El béisbol del Caribe, como el de las ligas negras y latinas,
enriqueció el deporte, frecuentemente derrotando a equipos de
Grandes Ligas en partidos amistosos. Tenían talento, disciplina y
organización que producía verdaderos campeones. Su situación

117
económica fue más precaria que los equipos del béisbol organizado
y hubo intentos de cambiar esa realidad. El caso de México ilustra
este punto.
Desde los años 30 México tiene ligas de béisbol tanto en la
categoría profesional como amateur (González E. 382), las más
famosas siendo la Liga Mexicana de Verano y la Liga Mexicana del
Pacífico (Ibíd., 135). En los años 1940 el multimillonario veracruzano,
Jorge Pasquel, intentó atraer los mejores jugadores del mundo a
jugar en México. Pasquel dirigió la Liga Mexicana de 1946 a 1948
y fue director de los estelares Azules de Veracruz de 1940 a 1951
(Ibíd., 126). México fue un lugar atractivo para los jugadores negros
y latinos del Caribe y los Estados Unidos. Recibían mejores sueldos
y eran tratados como héroes (Ibíd., 422).
El béisbol organizado de los Estados Unidos sintió la amenaza
de Pasquel y le declaró la guerra, tomando represalias contra los
jugadores que habían firmado contratos con las ligas mexicanas.
Estos jugadores fueron vetados del béisbol organizado de los
Estados Unidos por un periodo de cinco años (Ibíd., 414). Pasquel
había perdido mucho dinero en los últimos años de la década de
los ‘40 y en 1951 liquidó todos sus intereses en el deporte (Ibíd.,
123). Las situaciones adversas que sufrió Pasquel permitían que
el béisbol organizado de los Estados Unidos extendiera su control
sobre los jugadores que Pasquel había atraído a México. Entre
ellos predominaban norteamericanos, mexicanos y cubanos contra
quienes se aplicaba el castigo de los cinco años (Ibíd., 155). El
béisbol, que había sido una avenida de oportunidad y superación,
comenzó a limitar y controlar los destinos de sus jugadores.
En el año 1945 la organización beisbolista de los Brooklyn
Dodgers rompió la barrera del color, firmando un contrato con
Jackie Robinson, el primer negro en jugar en las Grandes Ligas.
Inicialmente Robinson fue enviado a jugar en un afiliado de los
Dodgers en Montreal, pero en 1947 lo trajeron a las Grandes Ligas.
Por lo visto, la integración había llegado al nivel más alto del béisbol
profesional. Sin embargo, el resultado no fue la multiplicación de
oportunidades que los jugadores esperaban.
En general los dirigentes de las ligas negras y latinas estaban
a favor de la integración racial del deporte, pero hubo poderosos

118
factores económicos que influyeron sobre la manera en que se
realizó la integración. Jackie Robinson jugaba béisbol con los
Kansas City Monarchs y cuando Branch Rickey, el director máximo
de los Dodgers, lo reclutó, Rickey no pagó a los Monarchs por
haberlo adquirido (Burgos 2397). Meses después, en el mismo
1947, el jugador negro Larry Doby firmó un contrato con los Indios
de Cleveland, liderado en ese entonces por Bill Veeck. Doby
jugaba con los Newark Eagles y Veeck pagó a ese equipo por la
adquisición de Doby. Además, Doby empezó a jugar por los Indios
inmediatamente, sin un periodo de entrenamiento y adaptación en
las ligas menores (Ibíd., 2477). Las ligas negras fueron acusadas
de obstruir la integración mientras que ellas alegaban que no hacían
sino proteger sus intereses ante una situación de “rapiña” fuera de
su control. Viendo sus ligas diezmadas por los buscatalentos, y
el poco deseo de compensarlas por el entrenamiento y formación
que habían brindado a sus jugadores, no tenían más remedio que
vender los contratos de sus peloteros estelares por sumas que
permitirían recuperar sus inversiones (Ibíd., 2492–94).
También se veían casos de personas y organizaciones que habían
promovido jugadores y equipos de las ligas negras que se oponía la
integración del deporte por consideraciones netamente económicas.
El caso de los hermanos Griffith, dueños de los Senadores de
Washington da un ejemplo de la desventaja económica que la
integración podría causarles. Para finales de la década de 1940,
los Senadores tenían poca asistencia del público a sus partidos. El
equipo se mantenía solvente por medio del alquiler de su estadio
(Griffith Stadium) a los Homestead Grays y otros equipos de las
ligas negras que sí llenaban los bancos (Ídem).
Las puertas se abrían lentamente, pero se establecían topes
tácitos para el número y porcentaje de negros en las Grandes
Ligas. Ya para 1959 todos los equipos de las Grandes Ligas tenían
por lo menos un jugador negro, pero los equipos y ligas de negros
y latinos estaban en vías de extinción (Ibíd., 2552). El caso de Alex
Pompez, estadounidense de familia cubana, ilustra el nuevo papel
de negros y latinos en el béisbol organizado. En 1947 Pompez,
miembro del Salón de la Fama del Béisbol de los Estados Unidos,
fue el dueño de los New York Cubans, campeones de las ligas
negras de béisbol. Pompez había sido el mentor de los jugadores

119
latinos que probaron suerte en el béisbol de Grandes Ligas y, con la
integración del deporte, se convirtió en busca–talentos, trabajando
principalmente para los Gigantes, en ese entonces de Nueva York.
Con sus contactos y relaciones en el mundo beisbolero del Caribe,
Pompez, como muchos otros, reclutaba los mejores talentos para
las Grandes Ligas, dejando a un lado a las ligas negras y latinas
(Ibid., 2465).
La integración entonces, aceleró la lenta pero segura clausura y
muerte de las ligas negras y latinas en los Estados Unidos (González
E. 323–25). Entre 1947 y 1954 las diferentes ligas profesionales
de Cuba, Puerto Rico, Panamá, Venezuela y Colombia firmaron
contratos con la entidad estadounidense que agrupa y controla las
ligas menores del béisbol organizado, la Asociación Nacional de
Ligas Profesionales de Béisbol. Frecuentemente esos acuerdos
buscaban convertir las ligas caribeñas en escuelas de desarrollo
de talento para los equipos de las Grandes Ligas (Ibid., 858–61).
El béisbol actual del Caribe sigue siendo un semillero de excelentes
jugadores. Desde el año 2006 se juega el Clásico Mundial de Béisbol
con la participación de equipos a nivel mundial. El evento es, en
parte, una reacción a la decisión del Comité Olímpico Internacional
en 2005, de eliminar el béisbol como deporte olímpico. El béisbol
de Grandes Ligas, su Asociación de Jugadores de Grandes Ligas,
y otras entidades promotoras de béisbol alrededor del mundo
reaccionaron de manera rápida, organizando el Clásico Mundial de
Béisbol con jugadores profesionales y equipos que representaban
a cada uno de los países beisbolistas. El evento ha contado con
excelente participación de destacados jugadores de cada país. El
evento dio la oportunidad de ver jugar a los jugadores estelares
poco conocidos en ese entonces como los lanzadores Yu Darvish
y Daisuke Matsuzaka de Japón y Aroldis Chapman de Cuba, y el
defensor del jardín izquierdo y jonronero cubano, Yoenis Céspedes.
El mundo pudo apreciar el talento beisbolista de jugadores de otras
latitudes, y equipos profesionales del Béisbol de Grandes Ligas no
demoraron en firmar contratos con ellos. Japón fue el país ganador
de los primeros Clásicos en 2006 y 2009. En el tercer evento, de
2013, el gran campeón fue el béisbol caribeño con la República
Dominicana de campeón y Puerto Rico subcampeón. Se mostró
claramente el talento y compromiso de sus jugadores, entrenadores

120
y mánagers. En 2017 los Grandes Ligas tuvieron su oportunidad
de lucirse, conquistando el título de campeón para los Estados
Unidos, el lugar de origen del deporte. El quinto evento mundial,
programado para el 2021 ha sido postergado por la pandemia del
coronavirus y, por ahora, está programado para el 2023, anticipando
la participación de unos veinte países, incluyendo una nutrida
participación del béisbol caribeño10.

Integración del Caribe beisbolero


El tema del béisbol del Caribe ya ocupa tomos, y el hablar
de una cultura beisbolera comprende jugadores, equipos,
ligas, entrenadores, directivos, estadios, umpires, narradores y
comentaristas, periodistas, patrocinadores y fanaticada. Sin duda la
radio fue un factor clave en la divulgación y popularidad del deporte.
Desde 1930 la radio transmitía las incidencias de los partidos
caribeños y, poniendo a Colombia de ejemplo, fue posible sintonizar
el béisbol colombiano, cubano y venezolano durante muchos años.
En Cartagena de Indias, Emisora Fuentes, Radio Bahía y Radio
Miramar contaban con las voces de los legendarios narradores y
comentaristas Melanio Porto, Napoleón Perea, Emiro Bertel y Luis
Alberto Payares. William Marrugo, periodista deportivo y busca–
talentos para equipos de Grandes Ligas, vinculado a la Universidad
de Cartagena, comenzó su carrera en el béisbol llevando y
actualizando las estadísticas de los jugadores en la misma cabina
de transmisión de la radio en los años ‘70 (Marrugo). Los partidos
de Colombia y de las Grandes Ligas fueron transmitidos por radio
a la gran mayoría de las poblaciones colombianas. Moisés Álvarez,
hoy día director del Archivo Histórico de Cartagena, recuerda la
presencia del béisbol en la radio en su nativa Aracataca en los
años ‘50 y ‘60 (Álvarez). Los periodistas influyeron mucho en la
aceptación e interés en el béisbol en todas partes. Además, los tres
diarios de Cartagena de Indias de la época, el Diario de la Costa,
El Fígaro y El Universal tenían sus comentaristas de béisbol. Se
vendían revistas deportivas colombianas y foráneas que incluían,
y a veces se especializaban, en el béisbol (Porto, Historia, 20). Tal
como había intercambio entre jugadores y técnicos en el Caribe, lo
había entre periodistas y comentaristas deportivos. En 1950, por
10
Para más información sobre este nuevo campeonato mundial, véase: https://marca.com/
claro–mx/beisbol/2020/02/25/5e556108ca474159538b4584.html.

121
ejemplo, el comentarista de Radio Miramar de Cartagena de Indias,
Gastón Calvo, transmitía las incidencias de la XI Serie Mundial de
Béisbol para Nicaragua (Ibíd., 104). El público cartagenero ya se
había acostumbrado a escuchar las voces de los venezolanos
Pancho Pepe Cróquer y más tarde, a la de Juan Vené (Ibíd., 81).
Desde 1948 Colombia contaba con equipos profesionales
que jugaban en las principales ciudades de su región caribeña.
Los equipos aficionados datan del principio del siglo 20. Las dos
manifestaciones —aficionada y profesional— cohabitan hoy en
día. Como en otros países caribeños, la temporada del béisbol
profesional comenzaba en octubre, cuando ya se había terminado
en los Estados Unidos. El béisbol aficionado se jugaba en Cartagena
de Indias durante todo el año, principalmente los sábados y
domingos, ya que los jugadores tenían trabajos en empresas de la
ciudad, frecuentemente las que patrocinaba los equipos (González,
Iván 20).
En Colombia, Cartagena de Indias es el lugar que más se
ha mantenido en el béisbol. Entre 1948 y 1999 se jugaron 41
campeonatos nacionales de béisbol y el Departamento de Bolívar,
con su capital, fue campeón 30 veces. El Distrito de Cartagena de
Indias fue campeón en 1999 (Porto, Historia, 164). En este momento
del béisbol globalizado, la prensa deportiva de Cartagena de Indias,
por ejemplo, está pendiente de los jugadores que actualmente se
destacan en equipos estadounidenses y publica noticias sobre su
actuación. Entre algunos ejemplos más recientes está El Universal
del 2 de julio del año en curso, que informó sobre Harold Ramírez
de los Indios de Cleveland, Jorge Alfaro de los Marlins de la Florida
y Giovanny Urshela de los Yanquis de Nueva York en un artículo
que ocupaba un cuarto de página con una imagen a color (“Harold
Ramírez se destaca en la ofensiva de los Indios”). El sábado
siguiente el mismo diario publicó un artículo sobre Mercado en la
página 10 de la sección Panorama (“Mercado brilló en la ofensiva
de los Indios”). El domingo, día de máxima información deportiva, El
Universal, en su sección Panorama tuvo un artículo sobre béisbol de
Grandes Ligas con una fotografía a color del cartagenero Giovanny
Urshela, tercera base de los Yanquis de Nueva York, en el momento
en que empujó dos carreras contra los Mets, de la misma ciudad.
Ese mismo día, la sección deportiva también cubrió la organización

122
de un campeonato infantil con la fotografía de los peloteritos de
Amidepor, equipo anfitrión de la Copa Amistad de Béisbol próxima
a jugarse. Telecaribe, el canal regional de televisión del Caribe
colombiano, presenta partidos de béisbol de Grandes Ligas los
sábados y domingos durante la temporada, narradas por locutores
locales con conocimiento y destreza, a la vez que presenta el
béisbol jugado en competencias locales y regionales.
Desde sus comienzos y hasta la fecha, el béisbol colombiano
se ha alimentado y fortalecido por los contactos con jugadores y
técnicos de otros lugares en el Caribe. En 1927 los panameños
de la Compañía Eléctrica de Colón jugaron en Cartagena de
Indias contra un equipo local. En 1932 llegó el equipo Estrellas
Dominicanas con jugadores profesionales, entre ellos Juan “Titico”
Guzmán, quien se quedó en el mundo del béisbol cartagenero.
En abril de 1934 la Selección Cartagena de Indias, con Claudio
Muñoz de director, jugó un partido en Caracas. En 1936 se jugó una
serie de partidos en Cartagena de Indias entre equipos locales y el
equipo venezolano Paraíso. Los venezolanos fueron dirigidos por el
gran beisbolista cubano, Pelayo Chacón, quien luego influyó mucho
en el béisbol de Colombia (Ibíd., 102).
Ya para finales de los años ‘30, el mundo caribeño del béisbol
se había integrado al punto en que se organizaban campeonatos
internacionales. La primera participación de Colombia, en 1938,
fue en los Juegos Bolivarianos que ese año se organizaron por
primera vez con sede en Bogotá. En el siglo 20 Colombia participó
en 37 campeonatos internacionales de béisbol, ganando el título de
campeón en tres ocasiones: los V Juegos Centroamericanos y del
Caribe en 1946, y las Series Mundiales en 1947 y 1965.
Los jugadores infantiles, de 7 a 17 años, también tienen sus
respectivos torneos internacionales (Ibíd., 205). El ya difunto
almacén Magali París de Cartagena de Indias, financiaba el béisbol
infantil a través de su Fundación Criollitos. Los jugadores lograron
participar en campeonatos en Japón, Estados Unidos, México y
Venezuela. Los hermanos Orlando y Jolbert Cabrera, ya retirados
de exitosas carreras beisboleras, jugaron con Criollitos. (Corrales,
Johana).

123
Algunos casos específicos
Desde los comienzos del béisbol en el Caribe, Cuba fue el líder.
Fue a través de sus jugadores, entrenadores y mánagers que
el béisbol se aprendió y se volvió popular en otros lugares de la
región. El jugador podía aprovechar las diferentes temporadas para
trabajar durante todo el año, mas no en un mismo equipo ni en un
mismo país. La radio, después de 1930, fue un factor de integración
en general por todo el Caribe y el béisbol ocupaba una gran parte
de su programación. En los años ‘50 los estadios estaban dotados
de luz eléctrica, permitiendo partidos nocturnos. A finales de esa
década comenzó la cobertura por televisión. Sin embargo, sin
la intervención directa y personal de gente diestra en el béisbol,
el deporte no se hubiera extendido con la rapidez y el furor que
actualmente experimentó. El contacto con héroes de carne y hueso
aceleró el proceso de aceptación y popularidad. Aquí se destaca el
trabajo de tres jugadores: Pelayo Chacón y Martín Dihigo, de Cuba,
y Roberto Clemente, de Puerto Rico. Los tres eran negros. Chacón
y Dihigo jugaron en las ligas negras y latinas de los Estados Unidos.
Clemente comenzó en su país nativo y tuvo una carrera estelar de
18 años con los Piratas de Pittsburgh, carrera que terminó con su
temprana muerte en 1972.

Participación de Colombia en Campeonatos Internacionales


de Béisbol (Siglo 20)

A. Pelayo Chacón
Pelayo Chacón nació en La Habana, Cuba, en 1889. Comenzó
su carrera profesional en 1908, a la edad de 19 años. En 1910 hizo
su debut en los Estados Unidos con los Cuban Stars. Al principio

124
Chacón jugaba diferentes posiciones, defendiendo la segunda
base, la tercera base y el campo corto. Como bateador Chacón fue
rápido y diestro, y no temía robar bases (Pelayo Chacón).
En 1926 Chacón empezó una carrera adicional en el béisbol, la
de mánager. Al principio lo hacía a la vez que seguía jugando una
posición en la alineación del equipo. El mánager tiene que tener
el respeto y la confianza de los jugadores, y es la persona que
se encarga de la estrategia del partido. El periodista deportivo
Chelo De Castro, escribió recientemente que Pelayo “tenía un tacto
exquisito para referirse a los demás” (De Castro).
En el ocaso de su carrera en el campo, Chacón jugó con los
Tigres de Licey de la República Dominicana (1928–29). Logró
jugar durante 23 temporadas en la Liga Cubana donde figura
entre los diez jugadores que más bases robó en la historia de su
béisbol nacional (Pelayo Chacón). Chacón terminó su carrera en
Venezuela como mánager. En 1936 el equipo venezolano Paraíso,
con Chacón de mánager, llegó a Colombia a jugar con equipos
de Barranquilla y Cartagena de Indias. De los diecisiete partidos
jugados, el venezolano Paraíso ganó catorce (Porto, Historia, 45).
Los encuentros entre equipos colombianos y venezolanos
siguieron con frecuencia después de ese encuentro. Colombia
mejoró su posición, pero todavía no conquistaba el anhelado título
de campeón en un certamen internacional. En 1945 el gobierno
municipal de Cartagena de Indias destinó fondos para contratar a
Chacón como mánager por dos años, para capacitar y dirigir a los
jugadores (Ibid., 53). Chacón, a la vez, empleó a Pepín Pérez, otro
cubano, como entrenador (Ibid., 77). Los resultados se vieron casi
de inmediato. En 1946 Barranquilla fue la sede de los V Juegos
Centroamericanos y Colombia fue campeón. En 1947, con la
participación de nueve países del Caribe, Cartagena de Indias fue
la sede de la IX Serie Mundial. Nuevamente, Colombia conquistó el
título de campeón (Ibíd., 77).
Chacón no regresó a trabajar con equipos colombianos después
de 1947 y se retiró definitivamente a Venezuela. En 1949 fue
elegido al Salón de la Fama de Cuba por sus aportes al deporte de
su país (Pelayo Chacón). Falleció en Venezuela en 1971 a la edad
de 82 años.

125
B. Martín Dihigo
Coterráneo y contemporáneo de Chacón, Martín Dihigo logró
jugar todas las posiciones en el béisbol, excepto la de receptor.
Trabajó como mánager y luego narrador y comentarista de béisbol
por radio. Nacido en Matanzas en 1905, Dihigo empezó su estelar
carrera en 1922 a la edad de diecisiete años, jugando con los
Cuban Stars de las ligas negras de los Estados Unidos. Su carrera
se extendió por más de 20 años, incluyendo equipos de Cuba,
Venezuela, República Dominicana y México (Martín Magdaleno
Dihigo Llanos).
En 1926–27, la Liga Cubana inició un premio para el jugador más
valioso de la temporada. Fue el primero de cuatro que Dihigo ganó
en su país a lo largo de su carrera. Con el tiempo se especializó
como lanzador, pero siempre estaba disponible para otros
trabajos cuando fuera necesario. Como Chacón, Dihigo trabajó
en Venezuela, con el equipo Concordia, en el que participó en
competencias internacionales en la República Dominicana y Puerto
Rico en los años´30 (Ibíd.).
En 1937 Dihigo hizo su primera incursión en el béisbol mexicano,
lanzando en el equipo Águila de Veracruz. Allí lanzó el primer partido
en que el equipo contrincante no logró poner la pelota en circulación.
En 1938 regresó a Veracruz y terminó la temporada con dieciocho
partidos ganados y solo dos perdidos. Las ligas habían empezado
a reconocer la actuación estelar de sus jugadores y Dihigo concluyó
la temporada con dos títulos: mejor bateador y mejor lanzador. En
la década de los ‘40 fue jugador y mánager en México (Veracruz)
y Cuba. Terminó su carrera cubana con el equipo de Cienfuegos
en la temporada de 1946–47. Aunque prácticamente retirado del
diamante, jugó un partido adicional en Veracruz en 1950 (Ibíd.).
Martín Dihigo es el primer jugador elegido como miembro del
Salón de la Fama en tres países: desde 1951, el de Cuba; desde
1964, el de México; y desde 1977, el de los Estados Unidos (Ibid.).
En 2010 fue elegido al Salón de la Fama del Béisbol Latino con
sede en La Romana, República Dominicana (Salón de la Fama
del Béisbol Latino). A pesar de la actuación superior de muchos
jugadores cubanos en equipos de las ligas negras y latinas, Dihigo
es el único cubano que pertenece al Salón de la Fama de los
Estados Unidos (Martín Magdaleno Dihigo Llanos).

126
Una vez retirado del juego, Dihigo se convirtió en buen narrador
y comentarista de la radio cubana. Apoyó la Revolución Cubana y
Fidel Castro lo nombró Ministro de Deporte. Dihigo enseñaba en
programas de capacitación en el béisbol amateur desde la década
de los ‘60. Falleció en Cienfuegos en 1971 (Ibid.).

C. Roberto Clemente
El tercer jugador ejemplar, Roberto Clemente, nació en Carolina,
Puerto Rico, en 1934. Entró al béisbol profesional en la década
de los ‘50, jugando con los Cangrejeros de Santurce. En 1954
Clemente firmó un contrato con la organización de los Brooklyn
Dodgers, de Grandes Ligas, pero los mánagers del equipo no lo
ponían en la alineación con mucha frecuencia; se sintió frustrado y
subutilizado. A finales de ese año pasó a los Piratas de Pittsburgh,
en ese entonces un equipo mediocre sin esperanzas de surgir
(Roberto Clemente Walker).
Clemente defendía el jardín derecho para los Piratas y logró jugar
en 2400 partidos en dieciocho años consecutivos con el equipo
(Córdova 297). Fue el jugador predominante de las Grandes Ligas
desde 1960 hasta su muerte en 1972, y los Piratas comenzaron la
década ganándoles la Serie Mundial a los Yanquis de Nueva York.
En 1966 fue elegido el Jugador más Valioso de la Liga Nacional.
Por su trabajo defensivo, recibió doce guantes de oro a lo largo de
su destacada carrera (Ibíd.).
Clemente nació y fue criado en un mundo segregado y
discriminatorio. Frecuentemente discutía con mánagers y
periodistas que llevaban conceptos estereotipados acerca de los
latinoamericanos y afrodescendientes. Promovía a la juventud
de Puerto Rico, dando clínicas de béisbol y jugando con equipos
locales en la temporada puertorriqueña. Clemente fue consciente
de su papel de líder y modelo entre los jóvenes, y les aconsejaba
pensar en el bien de la sociedad. En sus famosas palabras, “Cuando
tienes la oportunidad de mejorar cualquier situación, y no lo haces,
estás malgastando tu tiempo en la tierra” (Ibíd.).
En 1971 los Piratas volvieron a ganar la Serie Mundial de Béisbol
y Roberto Clemente fue el Jugador más Valioso de la serie (Vené,
183). Siguió siendo un ejemplo para la humanidad y, cuando un
terremoto devastó la ciudad de Managua, Nicaragua en diciembre

127
de 1972, Clemente organizó una faena de ayuda con donaciones del
público y recursos propios. Contrató un avión en que él mismo viajó
para llevar auxilio desde Puerto Rico a los damnificados. Debido al
sobrepeso de la carga y las malas condiciones de la nave, el avión
se accidentó en la pista el 31 de diciembre de 1972, muriendo todos
los que iban a bordo. El mundo del béisbol se puso de luto (Roberto
Clemente Walker).
Normalmente un jugador no es elegible para el Salón de la
Fama de los Estados Unidos hasta que no hayan pasado cinco
años después de su retiro. Se hizo una excepción en 1973, cuando
Clemente fue elegido al Salón de la Fama, el primer latinoamericano
en gozar de este reconocimiento (Vené, 183). En su honor se creó el
Premio Roberto Clemente como reconocimiento a quienes realizan
labores comunitarias. Desde el 2002 el béisbol de Grandes Ligas
recuerda al gran jugador cada 18 de septiembre (Roberto Clemente
Walker). Desde su creación en 2010, Clemente integra el Salón de
la Fama del Béisbol Latino en La Romana, República Dominicana.

La situación actual y retos para el futuro


El béisbol ha cambiado significativamente desde sus comienzos
en el siglo 19. Sigue siendo un deporte popular tanto en los Estados
Unidos como en el Caribe. La cuarta parte de los jugadores
actualmente jugando en la Grandes Ligas son del Caribe (Burgos
4192–94). La marginación de jugadores negros es una mancha
del pasado. En 1997 el Comisionado de Béisbol de Grandes Ligas
retiró el número 42 en honor de Jackie Robinson y, desde 2004,
cada 15 de abril (día en que Robinson jugó en las Grandes Ligas
por primera vez) los jugadores de todos los equipos lucen el 42
para conmemorar su destacada carrera (“Jackie Robinson”). Ted
Williams, un bateador estelar de las Medias Rojas de Boston,
cuando entró al Salón de la Fama de los Estados Unidos en 1966,
pronunció un enérgico discurso urgiendo reconocimiento del
aporte de los negros y latinos en el béisbol. En 1971 los jugadores
estelares de las Ligas Negras de antaño fueron admitidos al Salón
de la Fama.
El béisbol ha viajado al Oriente, y se ha arraigado. Los
beisbolistas de Japón, Corea y Taiwán se perfilan como talentosos
y disciplinados jugadores. Hoy hay eventos nacionales e

128
internacionales que convocan al mundo entero a través de Internet
y televisión por cable. En términos generales, en el Caribe se juega
un béisbol de alto nivel y la posibilidad de formación en el deporte
existe desde una temprana edad. Cuba, en especial, ha invertido
recursos en estadios y capacitación para sus atletas que aseguran
un rendimiento alto y destacado. Sin embargo, el béisbol cubano no
está incluido dentro del béisbol profesional desde 1961 (González
E. 6180). El béisbol de Grandes Ligas participó en la marginación
de Cuba en diferentes esferas de la vida cotidiana, más por razones
políticas que por exigencias del deporte. Hay un gran número de
cubanos jugando en otros países, incluyendo las Grandes Ligas
de los Estados Unidos, pero son personas muy criticadas en Cuba.
Los equipos cubanos compiten en la Copa Mundial de Béisbol, la
Serie Mundial Amateur, los Juegos Panamericanos, las Olimpíadas
(Ibid., 6390), y, desde 2006, en el Clásico Mundial de Béisbol. Este
nuevo evento ha proporcionado un nuevo escenario para conocer
jugadores de alta calidad quienes antes no hubieran sido conocidos
fuera de sus propias ligas o sus propios países. El béisbol de todas
las latitudes ha beneficiado de esta visibilidad y la sana competencia
que implica es un gran reto para los jugadores.
México da otro ejemplo de independencia en el béisbol
profesional, obligando a sus jugadores a firmar contratos con ligas
mexicanas. Los que lo hacen tienen las puertas abiertas en México.
Los mexicanos que buscan surgir por la ruta de las Grandes Ligas
están vetados de jugar en México. Los japoneses obligan a sus
jugadores de béisbol profesional a jugar un determinado número de
años en sus ligas antes de firmar contratos con equipos del exterior
(Ríos).
En los Estados Unidos los jugadores, una vez a merced de los
equipos y ligas, ya tienen su organización que los representa y
vela por sus intereses. No se jugó la Serie Mundial de Grandes
Ligas en 1994 porque los jugadores hicieron una huelga para forzar
el reconocimiento y vindicación de sus derechos (Major League
Baseball Players Association).

Acceso, un reto para los caribeños


En este momento los equipos de las Grandes Ligas reclutan
nuevos talentos a través de dos mecanismos: el “draft” y el

129
contrato directo. El “draft” existe desde 1965 y es la manera en
que se identifica y contrata a la mayoría de los jóvenes talentos
estadounidenses. Los equipos entran en competencia para reclutar
a los nuevos jugadores con una fórmula compleja de reglamentos
sobre las ofertas que se les pueden hacer. Las escuelas secundarias,
los institutos tecnológicos y las universidades promueven a los
jugadores de sus equipos, invitando a los busca–talentos de las
Grandes Ligas que logran firmar un acuerdo con el joven jugador. El
draft se realiza cada año en junio. Desde 1989, Puerto Rico figura
en el draft de los Estados Unidos.
El reclutamiento de los jugadores del Caribe no está sujeto al draft
y los jóvenes de los diferentes países y lugares firman contratos
individuales con equipos de las Grandes Ligas, la mayoría de los
cuales tienen academias de formación en República Dominicana.
Escuelas de béisbol de diferentes lugares funcionan como busca–
talentos no–oficiales para las Grandes Ligas. Aunque los nuevos
talentos latinos reciben una bonificación cuando firman un contrato
con las Grandes Ligas, esta no ha igualado la cantidad que recibiría
el mismo jugador si hubiera entrado por la vía del draft.
El caso de Alex Rodríguez da un palpable ejemplo de las
inequidades. Nacido en Nueva York en el seno de una familia
dominicana, Alex llegó a ser el jugador mejor pagado de Béisbol de
Grandes Ligas, jugando con tres equipos de la Liga Americana entre
1993 y 2016: los Marineros de Seattle, los Rangers de Texas y los
Yanquis de Nueva York. Alex firmó un contrato con los Marineros en
1993 cuando tenía 18 años, seleccionado por el draft, recibiendo una
bonificación de US$1,3 millones. En diciembre de 2007, Rodríguez
y los Yanquis acordaron un contrato de diez años por $276 millones
de dólares, la mayor suma en la historia del béisbol (rompiendo
su propio récord anterior de $252 millones de dólares). Si hubiera
entrado al deporte por medio del contrato nunca habría ganado lo
que actualmente se ganó, y él es el primero en reconocerlo (Alex
Rodríguez, Wikipedia). Como aspirante de República Dominicana,
habría recibido una bonificación de US$5000 a US$10.000. El
talentoso bateador Sammy Sosa, que sí fue reclutado directamente
desde República Dominicana, recibió una bonificación de US$3500
de los Rangers de Texas en 1986, la misma cantidad pagada a

130
Jackie Robinson cuando firmó su primer contrato con los Dodgers
unos 40 años antes (Burgos 3020–24).
Una de las premisas de este trabajo es que el béisbol fue,
es, y debe seguir siendo una fuerza de integración del Gran
Caribe. El campeonato del Clásico Mundial de Béisbol en 2013
demostró ampliamente la calidad del deporte en la región con
República Dominicana como campeón invicto y Puerto Rico como
subcampeón. También hay pequeñas iniciativas alentadoras que
significan la creación de oportunidades para jugadores caribeños
en el béisbol.
Varios jugadores exitosos del Caribe han sentido la necesidad de
adaptar al jugador caribeño a las exigencias del Béisbol de Grandes
Ligas y, con ese propósito han apoyado la organización de ligas
independientes en los Estados Unidos para dar a los jugadores
principiantes la oportunidad de conocerse y de experimentar
el exigente ambiente beisbolístico de los Estados Unidos. Los
Aviadores de Fullerton (California) cuyo técnico iba a ser Edgar
Rentería, y los Fantasmas del Desierto (Arizona) cuyo técnico
iba a ser Jolbert Cabrera son ejemplos de esa iniciativa. Ambos
técnicos colombianos se destacaron tanto en el béisbol local en
Colombia, como en sus carreras en los Estados Unidos. La nueva
liga, American West Baseball, iba ser el ejemplo de una iniciativa
que podría crear oportunidades en el béisbol para jugadores del
Caribe y gozó de divulgación en la prensa en Cartagena de Indias
(Armenteros). Sin embargo, esta nueva liga, que debería de haber
empezado a funcionar en 2013, aún no ha despegado. Queda
como un ejemplo entre muchos de buenas iniciativas no logradas
(American West Baseball League).
En este momento, el problema principal del jugador caribeño
es el acceso al béisbol profesional, tanto en sus países de
origen como al béisbol de otras latitudes. Por un lado, el jugador
talentoso de cualquier parte tiene que ser conocido y reconocido
por los busca–talentos locales y esos buscatalentos tienen que
tener buenos contactos con equipos y ligas de otras latitudes que
puedan brindarles oportunidades valiosas. Y, puede pasar que lo
que es provechoso para el buscatalentos no lo es necesariamente
para los nuevos jugadores. En este momento el draft es aplicable
exclusivamente a los jugadores de los Estados Unidos y Puerto

131
Rico. Se ha hablado de un draft universal pero no ha habido
intentos serios de implementarlo. Sin embargo, ligas en otros
países, diferentes de las del Béisbol de Grandes Ligas, han recibido
jugadores del Caribe, buena evidencia que el jugador tiene una
gama más amplia de opciones.
El béisbol en todas latitudes tiene más competencia hoy día.
El fútbol convoca a la gente en los países caribeños, y el fútbol
americano y el baloncesto en los Estados Unidos (Sportsgrid).
El Clásico Mundial de Béisbol es un nuevo evento similar en su
organización al Mundial de Fútbol con una selección de los mejores
jugadores de cada país formando parte del equipo nacional. Parece
que ha sido una apropiación acertada y, por medio de ella, el mundo
ha conocido el talento y destreza de jugadores de lugares antes no
imaginados como semilleros de béisbol.
El béisbol es un deporte muy consciente de sus tradiciones y
su historia. Aunque evoluciona y cambia, sigue siendo un juego
de estrategias y estadísticas. Sin embargo, muchas veces a los
equipos de Grandes Ligas se les olvida que los caribeños llevan
más de un siglo creando una sólida tradición beisbolística que
vale la pena conservar y fortalecer. Esa misma tradición puede, y
debe, ser la base de nuevos lazos en el deporte entre los jugadores
y países de la región. El béisbol los acerca y los enriquece, dos
factores que aún pesan en este mundo globalizado del siglo 21.

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134
135
“Y ha caído la séptima entrada”
A la memoria de mi entrañable maestro Andrés Flórez Bonfante, Gloria del béisbol
colombiano.11
Enrique Luis Muñoz Vélez12

“El arte no solo sirve para decir, lo que uno tiene que decir, sirve también, para
decir, lo que uno tiene que callar”. Enrique Buenaventura (dramaturgo y director teatral
colombiano).

El béisbol podría ser un deporte combinado de silencios y


bullicios permanentes de acuerdo con el desarrollo del juego.
Las señas que da el mánager en la tercera base o los coach que
la reproducen en ambas cajas de derecha e izquierda hablan
con las señas, ya que esta disciplina presenta un lenguaje
críptico, hermético, secreto y prudente, yo diría que discreto
como la masonería. El sistema complejo de señas y símbolos13
es de naturaleza semiótica y de fina inteligencia comprensiva para
su entendimiento y desempeño en el campo de juego en la cultura
popular y en términos generales para la sociedad amante de este
deporte maravilloso. En el béisbol no hay fanáticos por las mismas

9 Él nació en el barrio de Sandiego, posteriormente su familia se muda para el barrio El


Espinal y en última a Canapote. Andrés, Julio (Cobby), Miguel Ángel, José, todos beisbo-
listas, menos Dagoberto y Jorge. Dos hermanas: Soledad y Margarita. Contrajo don Andrés
matrimonio con doña Manuela González Escorcia, tuvieron tres hijas: Soledad, Margarita
y Dolores Flórez González, esta última fallecida.
12
Filósofo. Cofundador del Primer Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana
Universidad Santo Tomás de Bogotá. Especialista en Antropología Filosófica. Escritor con
más de veinte libros publicados en Colombia, Perú y Ecuador. Cofundador del Seminario
Internacional de Estudio del Caribe.
13
Ver a Ernest Cassirer en su libro La filosofía de los símbolos, 1923.

137
claves del juego la pasión enfermiza es excluida por la razón y
operaciones lógicas en su sistema de desarrollo.
Para Ernst Cassirer la validez de la antropología filosófica
consiste en trasmitir un concepto del mundo a través de símbolos
en un sentido de camino, de orientación humana; porque por la
mera introspección de la filosofía del espíritu se llega a una imagen
fragmentaria del hombre. Si bien la filosofía de la cultura se dedica
a la estructura interna de las formas simbólicas, es pues, tarea
diligente de la antropología proporcionar una definición de los
seres humanos inmersos en el deporte y las artes para distinguirlos
definitivamente de su soporte animal. Razones válidas para tomar
el concepto de antropología filosófica planteado por Cassirer y
aplicarlo al béisbol y de mayor utilidad para este caso a lo que
propone Johan Huizinga en el Homo Ludens. Huizinga se propuso
mostrar las insuficiencias de las imágenes convencionales del
homo sapiens y del homo faber. La expresión humana del juego
del animal que se nomina con la palabra Hombre en la que se
encuentra en lo lúdico la génesis y desarrollo de la cultura y no
como una función biológica.

Maestro
Andrés Flórez Bonfante, El Venao, vecino en Canapote a él le debo
el estudio juicioso, ordenado y disciplinado del béisbol. Con enorme
paciencia me dedicaba largas horas a explicarme cada jugada
posible que podría darse en el terreno de juego. Me hablaba de los
problemas ideales de la pelota y sus posibilidades y probabilidades
que se dieran en el terreno de juego. Con tablero y tiza daba un
conocimiento certero y abierto siempre, a cualquier pregunta.
Además, en medio de la enseñanza me hablaba de su formidable
maestro el cubano Pelayo Chacón Cortina. Al mencionar a Pelayo
hacía pausas prolongadas, la emoción lo embargaba y se iba en
llanto. Cada lágrima llevaba impreso un recuerdo amoroso, tierno,
de hondo reconocimiento por su maestro cubano. Lo identificaba
con una grata evocación de viva presencia ocurrida en el terreno
de juego, que luego, me la trasmitía para que nunca olvidara su
proceso pedagógico con mi persona.
Él, don Andrés me distinguió y para mí siendo un niño era un
inmenso honor tenerlo como maestro a un ícono del béisbol

138
colombiano. Lo compensaba acompañándolo a sus diligencias y
al Radio Teatro de Emisora Fuentes, donde Meporto realizaba los
sábados un programa deportivo haciendo pregunta a la audiencia.
Casi siempre, respondía con certeza y mi maestro lloraba de la
emoción. Sentía satisfacción en cada acierto por su único discípulo.
Él me enseñó quizás la lección para mí más fascinante cuando
me explicó –Enrique Luis –, el pitcher controlado no es el que pone
strike, sino el que lanza la bola donde la pide el catcher, inclusive
por fuera de la zona buena. Entre receptor y lanzador debe haber
siempre una comprensión superior a la relación matrimonial del
hogar. El home plate es el destino final del lanzamiento del pitcher
y el catcher es el único pelotero de frente a las demás posiciones
en el campo de juego. La fortaleza del pitcher en apariencia es el
brazo, la realidad de su real fortaleza son sus piernas en la que
apoya el cuerpo y al caer desde la lomita de lanzar el brazo es un
vector de dirección y sentido físico como en cualquier ejercicio de
cálculo vectorial.
Si Albert Einstein al mostrar interés por la comprensión del béisbol
no lo ocasionó el simple juego, sino lo que se desprende de su
dinámica en el terreno donde se desarrolla, todo el marco teorético
se puede evidenciar en los tratados de física donde se discute
que la recta es la única bola lanzada real y las curvas y demás
lanzamientos son efectos dado por la costura y venir friccionando
con el aire y creando efectos ópticos en virtud a la velocidad de
los lanzamientos o alteridades de la recta, resulta comparable con
los conceptos de rectas paralelas imposibles de encontrarse en la
geometría euclidiana y posibles en la geometría no euclidiana de
Riemann y Lobachevsky. Donde los espacios son curvilíneos y los
ángulos son mayores o menores a 180°.
El lanzador está ubicado en la loma del diamante (loma de los
sustos) al caer viene el lanzamiento gracias a la fuerza que se le
infringe a favor de la gravedad, por eso, la pelota cae hacia al home
con mayor rapidez cuando es una recta. Y más lenta cuando trae un
efecto de curva o cambio de velocidad, siendo la misma distancia
entre catcher y pitcher, pero en tiempo y en virtud de la velocidad
se dan realidades diferentes que pueden coger fuera tiempo al

139
bateador14. Opera la Ley del Movimiento de Newton sintetizada en
la fórmula física F = ma. La fuerza es igual a la masa de la bola por
la aceleración, depende de la masa del objeto (bola) como de las
fuerzas externas que actúan en ella.
Desde el punto de vista físico la bola se mueve debido a la
viscosidad del aire en cercanía a la superficie de la pelota y a su
movimiento produce incremento de la velocidad del aire por un lado
y disminución por el otro, otra vez, surge la figura de pensamiento
del oxímoron (una cosa es ella y su contrario u opuesto).
Entre tanto, en el choque del bate con la pelota hay un intercambio
de energía entre ambas partes (objetos: bate y bola); la bola
trae una energía cinética que es la expresión del movimiento del
lanzador al tirar la bola al plato. El bateador independientemente a
su antropometría desarrolla una energía neuromuscular para vencer
una resistencia o fuerza externa que al hacer impacto se da un tipo
de energía potencial que comprende capacidad de reacción que
exige una respuesta motora compleja de precisión tiempo–espacio
de armonización entre fuerza, vista y capacidad de interpretar la
velocidad de la bola y la rapidez y pulso muscular de sacar el bate
en plena armonía con la velocidad de la pelota en consonancia con
la respuesta del sistema nervioso central. El béisbol, en síntesis,
desborda un juego para ser parte de la ciencia física.
En aras a la verdad, cada deporte propicia un territorio de ciencia
física y esta es teórica que requiere de una aplicación matemática
y ciertos procedimientos algorítmicos para solucionar posibles
problemas que pueden darse en un terreno de juego.
Ahora, me decía don Andrés Flórez en los orígenes del béisbol la
bola mala predominaba más que el lanzamiento bueno. Hasta que
por observancia descubrieron que era más fácil estar por fuera de
la goma y más difícil caer en la zona del strike. Entonces cambiaron
los conteos y lecturas de las bolas malas que eran 9, luego, 8, pasó
a 7 y de 7 a 6, más tarde a 5 hasta llegar a 4 y conceder una base

14
Siempre acompañé a mí hermano mayor Álvaro Andrés Muñoz Vélez al campo de San-
ta Rita. Él fue la 1Base y cuarto bate del equipo juvenil de la Brigada Cívica de Santa
Rita. Conversaciones con el profesor José Egel en el campo de Santa Rita y Andrés Castro
Valdez, Daniel Ortiz Sánchez y José Concepción Guzmán, aproximadamente entre 1963 –
1965.

140
para el bateador. El strike era el que abanicaba el bateador o pasar
la bola por la zona buena de un rectángulo imaginario entre las
letras del bateador y las rodillas de él o las esquinas del pentágono.
El rectángulo imaginario la mayor longitud era paralela a la posición
del bateador, es decir, la parte vertical y la horizontal las esquinas
del pentágono, todas estas modificaciones se dieron en el siglo XIX
en las postrimerías de 1800. Con esas modificaciones facilitaron el
juego y lo aligeraron en el tiempo.
El bateador para llegar a home plate debe recorrer 360 pies y
hacer una carrera. El lanzador está a 60 pies y 6 pulgadas del home
plate. La goma de lanzar presenta 2 pies de ancho
Un strike es un conteo negativo para el bateador y positivo para
el lanzador. El otro strike puede ser un foul y un tercero una bola en
zona buena para cantar un ponche sin tirarle el bateador por parte del
árbitro de home. Se da otro oxímoron es el significado contrapuesto
en una figura de pensamiento, es bueno el strike para el lanzador
y negativo para el bateador que está a la ofensiva. En el béisbol
se da toda clase de sorpresa que asombran y crean curiosidad
para indagar por este deporte sin par. Y asombro y curiosidad nos
predispone al terreno de la filosofía. En otras palabras, permite
filosofar, plantear preguntas que exigen respuestas razonadas
dentro de la lógica, física y geometría de un terreno de juego en
interior llamado diamante (hierba interior y tierra que configura
un arco) y en la parte exterior es lo que sobrepasa el diamante y
está demarcado por las líneas del left fielder y rigth fielder, en las
matemáticas de las formas se trazan en un terreno de juego en que
la física es la ciencia dominante (Einstein) que impone a primera
instancia el lanzador enfrentado al bateador, todo se define en el
pentágono y la esencia del béisbol en un 90% de acuerdo con el
mentado librito el pitcher es la esencia misma de este deporte.
El bateador se convierte en corredor al batear un hit o recibir
una base por bola o hacer cometer un error al equipo que está a la
defensiva, o al ser golpeado por la bola que lanza el pitcher a home,
y en una potencial carrera. El béisbol en su síntesis apretada es
ofensiva versus defensiva. El mayor número de carrera posibilita al
ganador en un juego normal de nueve innings.

141
Ahora bien, desde el aspecto simbólico y metafórico quien abre
el turno al bate es el equipo visitante parte alta del primer inning y
el de casa cierra el inning o parte baja. Home es el plato de bateo
que configura el pentágono. Home es la casa de quien sirve de
anfitrión en el dugout derecho zona de foul ball para que inicie el
juego el equipo visitante que estará ubicado en lado izquierdo o
dugout en terreno de foul ball. El béisbol connota familia y de suyo
familiaridad, de tal manera que, en los estadios de béisbol van
madres con hijos de pechos y se ha visto lactar a un hijo mientras
los padres observan y viven a plenitud el desarrollo del Rey de los
Deportes. Entre tanto, el béisbol es un deporte de alta inteligencia,
elegancia, estilo y formas de jugar en lo individual de un deporte
colectivo. El cerebro está más cercano a los brazos y los pies son
el punto de apoyo de un animal eminentemente plantígrado15. En el
béisbol el pensar es determinante tanto en la ofensiva como en la
defensiva. Desde el punto de vista sensorial la vista es determinante
y la antropometría del bateador como los peloteros que están a
la defensiva completan un cuadro socio–antropológico de jugadas
individuales y colectivas.

Play ball
El béisbol es mucho más que una realidad deportiva cultural
de carácter social y, puede explicarse, desde el campo de la
antropología, la etología y la dimensión lúdica del animal. Etología
objeto de estudio del campo animal como soporte estructural en la
cualificación constructiva del hombre como ser social – antropológico.
Sería el primer paso para plantear desde la antropología humana
el horizonte pedagógico del béisbol de enseñar jugando con un
componente estético. Dicho en otras palabras, la antropología
pedagógica del juego, en este caso, de la pelota caliente.
Con el juego se allana el camino de la naturaleza primaria del
animal (antropología física) y el paso lento pero firme de saltar
cualitativamente en la construcción del hecho cultural. Es decir,
la base de soporte a manera de cimiento es la naturaleza animal,
luego, el edificio que se levanta es la cultura a través del animal
humano (antropología cultural). Desde esa perspectiva histórica el

15
Muñoz Vélez. La antropología del béisbol, trabajo inédito. El béisbol nos acerca y evi-
dencia la racionalidad. El futbol la pasionalidad, los pies están distante del cerebro.

142
juego es la situación límite que se dinamiza con la pedagogía en el
arte de enseñar jugando.
Poner en escena al animal que juega es aproximarse de
manera evocadora al niño16 en su ser antropológico y social en
edad temprana que potencializa al hombre. Por tanto, el presente
trabajo intenta exponer y explicar la articulación de lo lúdico en el
terreno pedagógico de la significación del béisbol para la región
Caribe colombiana, desde una generalización del ethos humano a
las particularidades de una cultura regional en el departamento de
Bolívar y en Cartagena de Indias de manera específica.
De acuerdo con la ciencia antropológica, buscar al hombre
necesariamente nos instala en el animal ludorum, es decir, en
el juego incorporado en su propio ejercicio corporal, solo basta
en mirar a un gato o un perro en temporalidad de cachorro para
encontrar parentescos lúdicos. En esencia somos animales más
allá a la distinción de pensar y hablar de acuerdo con el filósofo
Aristóteles; puede inferirse entonces, que el juego es el común
denominador con nuestra historia animal, ahí radica el valor de
educar con base en el arte de enseñar jugando en la apertura de
una pedagogía lúdica del béisbol.
En el cara a cara de naturaleza (animal) y cultura (hombre) se
inscribe la historia del juego y desde ella se aborda el tema desde
la pedagogía teniendo el horizonte del arte de enseñar jugando la
pelota caliente. Es pues, una propuesta que indaga los orígenes
de este deporte como bien afirmó Andrés Flórez Bonfante17
al darme las primeras lecciones el béisbol es deporte y ciencia. Dar
noticias educativas del animal ludorum en que niños se deleitan
en espacio y tiempo, ya sea en el hogar o en la escuela, en la
calle, en la plaza y en el estadio. La clave está en la situación límite
del animal y el hombre en la que recae una mayor observancia
posibilitando un conocimiento y un saber pedagógico que indaga
siempre por el arte de enseñar jugando en el béisbol.
16
Las emociones del juego infantil. Erwin Strauss. Ergriffenheit (sobrecogimiento y emo-
ción), traducción del alemán por el autor del artículo, P. 20. Ver La comprensión de la
realidad en la educación infantil primaria. Kieran Egan. Madrid: Ediciones Morata, 1988,
P. 237.
17 Andrés Flórez Bonfante jugó 1Base y como lanzador en el equipo Indios de Cartagena
y selección Colombia.

143
El hombre como ser socio – antropológico está inmerso en el juego
y la viva expresión del encuentro dialógico facilita el acercamiento
social de lo humano y el lenguaje es un juguete de acuerdo
con Ludwig Wittgenstein en El tratado lógico filosófico, 192218
y a manera de seña en el habla las jeringonzas y trabalenguas lo
evidencian en la vida. El béisbol no escapa a la condición de un
lenguaje simbólico en que las señas son partes de su dinámica y
desarrollo del juego.
El indecible placer de jugar pelota caliente forma eufemística de
llamar coloquialmente al béisbol en las barriadas populares en el
deporte de las bolas y los strikes, las carreras y los outs. Qué es
entonces jugar pelota caliente en el terreno de juego. Caliente por la
fortaleza del batazo como si llevara candela viva, por ser la tercera
base la posición defensiva más cercana al bateador derecho se le
ha llamado la esquina caliente. Caso contrario, el bateador izquierdo
con la primera base, pero en el decir popular se ha llamado esquina
caliente a la tercera base y no a la primera base.
No es cierto que la filosofía se haya desatendido del juego, el homo
ludem ya plantea desentrañar en años posteriores la dimensión del
juego y por qué se juega en actividad previa a la construcción de
la razón. El estado lúdico del animal al pasar por un largo proceso
de desarrollo propicia la razón para explicarse fenómenos de la
naturaleza, la sociedad y el mismo pensamiento. Primero en los
albores del juego surge el estado libre y después las inexorables
reglas del juego. Con las reglas hay una explicación de sustento
lógico argumental, está presente la filosofía como orientadora del
pensamiento y conocimiento humano.
El juego es más que una actividad lúdica, lo desborda y mucho
más el béisbol, que por su propia actividad connota geometría
desde el pentágono y los ángulos que configura con la tercera y
primera base (diamante, terreno de juego), números en el lenguaje
de una ciencia explicativa y racional, semiótica por los signos, señas
y símbolos implícitos en el juego de la pelota caliente. Y, ante todo,
física disciplina científica tácita en el juego del béisbol: velocidad,
fuerza, dinámica, disposición de las bases y campo exterior. En
los aspectos sinestésicos (movilidad de la vista del bateador en

18
El tratado lógico filosófico expone la importancia del estudio del lenguaje.

144
la disposición de hacer swing al lanzamiento) y cinestésico (el
movimiento del lanzador al enviar la bola al plato para que esta sea
bateada), median fracciones de segundo entre bateador y lanzador,
en donde ambos cerebros han operado de manera diferentes con
base en los principios de este deporte y en solución a lo que sucede
en el terreno de juego.
El hacer del hombre es jugar y esa es la razón del deporte y los
actos del divertimento social, cultural y sobre todo, psicológico y
lingüístico que encierra el béisbol. Se puede inferir que la cultura
brota del juego, es decir, la cultura ofrece un grado de juego. Y
desde el tiempo el juego se da mucho antes que la cultura. Jugar
está en la expresión del animal. El deporte y entre ellos el béisbol es
una construcción social de lo humano y en razón a esa edificación
surgen las reglas del juego que nos ocupa. Ahora, el soporte del
hombre descansa en su animalidad y es a partir de ella en que se
da lo humano como forma superior de un devenir histórico en virtud
al trabajo. Entre homo faber o fabricante de instrumentos y el homo
luden o animal de juego surge lo que la ciencia antropológica llama
hombre.

Evocando a Buck Canel


“Y ha caído la séptima entrada”. Expresión del béisbol en la voz
del más grande narrador de la pelota caliente señor Buck Canel.
Él, de ascendencia escocesa por línea paterna y asturiana por su
madre, ciudadano estadounidense nació en Argentina en 1906 y
muere en 1980 en Estados Unidos.
Con Buck Canel en mí infancia el béisbol fue entrando
auditivamente y la parte visual a campo abierto en las calles de
Torices y Canapote, en los campos de La Salle, Santa Rita, la plaza
de Canapote, Daniel Lemaitre (hoy, Estadio de Los Bravitos de
Lemaitre) y en el Salao en la jurisdicción de los barrios Siete de
Agosto y San Francisco. El béisbol es parte de mí piel y de una
serie de experiencias lúdicas que poco a poco, fueron completando
mí vida y emociones sentidas en este singular deporte lleno
de lenguajes y símbolos a quien se supone el genio de la física
Albert Einstein bautizara el Rey de los Deportes según el decir de
la tradición deportiva, por sus complejos problemas y teorías que

145
lo conjuntan con las matemáticas, geometría (matemática de las
formas) y sobre todo con la física.
Entre Buck Canel y Albert Einstein el béisbol creó en mí una
necesidad de estudiarlo en un horizonte teórico y de practicarlo
informalmente sin ningún resultado favorable; sin embargo, me abrió
una posibilidad de aprenderlo de manera canónica (reglamento)
y dedicarle tiempo a su teorización aprendida en pizarra con dos
grandes maestros de este deporte: Andrés Flórez Bonfante (El
Venao Flórez, estelar lanzador de la selección Colombia) y Melanio
Porto Ariza (Meporto, sabio maestro del comentario del béisbol y
boxeo) que me han coloreado la vida de grandes alegrías.
Pues bien, con el maestro Andrés Flórez aprendí los problemas
teóricos del béisbol con un pequeño libro que él tenía y que heredé,
y por infortunio terminó en comida de comején, dado mi interés
por las matemáticas y la física en este deporte, se convirtió en
mi objeto de estudio que afiné con locutores como: Marcos Pérez
Caicedo, Humberto Bonfante O’Byrne, Napoleón Perea Castro,
Ventura Díaz Mejía, Teófilo de Ávila Camacho, Carmelo Hernández
Palencia, Edgar Perea Arias, Esteban Páez Dueñas, Luis Alberto
Payares Villa, Jaime Jiménez, Rodolfo Martínez Boobine (Romar);
comentaristas: Meporto, Antonio Pizza Hernández, Julio Blanch
Calvo, Chelo de Castro, Otto Garzón Patiño, Antonio La Valle, entre
otros hombres de béisbol entre Cartagena de Indias y Barranquilla.
El béisbol tuvo en la radio y la prensa otro territorio del cual me fui
nutriendo.
Volviendo a Buck Canel y Albert Einstein encuentro múltiples
razones para señalarlos como los pilares monumentales para que
el béisbol hiciera parte de la canasta familiar de mí vida y por tanto,
idiosincrasia misma en los Muñoz Vélez y en las barriadas donde
crecí Torices y Canapote. En Buck Canel su prodigiosa y fuerte voz,
la capacidad improvisadora en el micrófono, la inventiva repentista
de crear frases tales como estas: “y ha caído mis amigos la séptima
entrada”, “no se vayan que esto se pone bueno”. Con Einstein
nace mi curiosidad y asombro de explicarme el béisbol en términos
matemáticos, geométricos y físico, desde entonces, ya el béisbol
es parte de una filosofía que encierra ciencia lingüística, semiótica,
arte por su perfección e imaginación, y lúdica en un amplio mundo
lleno de sentido y significado.

146
Frases que inmortalizó Buck Canel
“Le tira y abanica” para señalar un strike que abanica la brisa.
“Se fue la entrada a paso de conga 1, 2,3”. “Se acaba la entrada
sin que nadie llegue a base”. “El Lucky Seven. El inning de la
suerte". “No se vayan que esto se pone bueno”. Dejaba en cada
frase de su narración que en el béisbol nada estaba definido. “A
mí me gusta el béisbol, no pertenezco a ningún equipo”. “Línea
silbante por la raya del jardín derecho, que por una pestaña pica
en terreno bueno”. Le dio sabrosura a la narrativa beisbolística con
gracia y sutileza aguda, elegancia en el buen decir y descripciones
precisas19. La voz institucional de La Cabalgata Deportiva Gillette
para América Latina lo hizo famoso en el mundo del deporte: béisbol
y boxeo. La famosa voz de Eloy Canel, su verdadero nombre20
le dio nombradía universal en un español impecable, fue el traductor
de los discursos presidenciales de la Casa Blanca al idioma español
para el mundo hispano–parlante21. Con el prodigio de su voz nos
llegaron sus trasmisiones en el béisbol de las Grandes Ligas.
Sembró el saber del béisbol con el prodigio portentoso de una voz
bien timbrada y de fonética precisa haciendo el deleite auditivo de
millones de escuchas.

Albert Einstein
Se ha dicho de forma asertiva que “el béisbol es el rey de los
deportes”, y dicha expresión la dijo el físico de mayor importancia
en el siglo XX, Albert Einstein. En conversación de Michael Aubercht
con Einstein surgió el bautizo del béisbol, desde entonces, con
descaro de los especialistas ellos nombran a sus deportes favoritos
como el rey; en verdad, nada original y sin ningún soporte que lo
respalde. El historiador Aubercht ha dejado un valioso testimonio
de la conversación bautismal en el Almanaque Deportivo creado
por él.
El físico judío alemán maravillado por ese deporte le dijo a Aubercht
que le enseñara béisbol y él a su vez, haría lo mismo con el historiador
dándole los principios básicos de la teoría de la relatividad. “Usted
aprenderá relativamente más rápido que yo relatividad, que yo el
19
Revista Life en español, 1962.
20
Eloy Canel fue su nombre real y asumió el apellido materno.
21
Ver Diario de La Marina de Cuba.

147
béisbol”, todo indica que corría el año 1933 cuando el físico se
había quedado a vivir en Nueva York y el “Bambino” Babe Ruth
hacía estrago con sus descomunales batazos de jonrón con los
Yankees de Nueva York. Cabe preguntarse entonces, ¿hay algo
de leyenda o un simple mito? Los indicios más sólidos desdibujan
el bautizo de Einstein de acuerdo con el relato de Aubercht. El
historiador deportivo narró fingiendo (ficción) el hecho del bautizo,
otorgándole al físico la importancia de aquella nominación histórica.
Lo que si fue cierto fue la entrevista de Aubercht a Einstein, y más
que propiciar una ficción lo que él quiso mostrar eran las urdimbres
y tramas complejas de la pelota caliente, y lo más probable fue que
desconocía que dicho bautizo arranca desde finales del siglo XIX.
El mito de Einstein hizo carrera dada las complejidades físicas y
matemáticas del béisbol; no obstante, de acuerdo con documentos
históricos todo indica que la expresión hunde raíces en Cuba. Cuba
y México en una constante relación comercial y marítima con el
puerto de Veracruz que los hermanó para siempre, encuentra en el
deporte de béisbol historias comunes que muerden realidad, mito
y leyenda. El béisbol en la isla de Cuba aparece en 1860 y se le
atribuye a Nemesio Guilló estudiante cubano en Estados Unidos y
a la presencia de marineros norteamericanos en la isla nombrada
“La Perla de las Antillas”.

Vestigios
El diario deportivo mexicano “El Imparcial” del 28 de septiembre
de 1904 registra en Ciudad de México una nota deportiva escrita
en Veracruz, del juego del equipo Águila de esa ciudad y un
seleccionado estadounidense que se había conformado en Ciudad
de México. Un encuentro de leyenda, de los mejores, con base en
el relato de “El Imparcial”, en el último párrafo se lee Rey de los
Deportes como los americanos llaman a ese deporte, al referirse a
la victoria del Águila de Veracruz 5 carreras contra 4. Sin embargo,
en Cuba en 1878 se jugaba base ball (escrito así) y debido a las
guerras de independencia las familias cubanas que emigraron a
Veracruz dejaron la semilla del base ball como Rey de los Sport.
En ese tiempo predominaba el idioma inglés y en la segunda mitad
de 1920 aparece la conversión de los términos al castellano22. La

22
El Imparcial de Veracruz.

148
publicación en Cuba del libro Base Ball en La Habana, Matanza y
Cárdenas en 1907 escrito por Raoul Diez y Muro es una destacada
información de la grandeza de este maravilloso deporte y a sus
complejas jugadas con visos de ciencia, números, estadísticas,
problemas supuestos y rangos de posibilidades y probabilidades
de juego que asombra a las multitudes. En el prólogo firmado por el
cubano Rafael Conte se acuña el término Rey de los Sport.
Se puede deducir que en el lenguaje de Estados Unidos con
respecto al béisbol ya se acuñaba el término Rey de los Sport lo más
probable desde finales del siglo XIX. En 1904 Einstein despuntaba
como físico brillante y no conocía Estados Unidos y tampoco el
deporte del béisbol, vivía en Suiza. Por tanto, resulta comprensible
que Michael Aubercht dada las complejidades y asombro de este
deporte optara por asignarle en 1933 la paternidad de Rey de los
Deportes al físico Albert Einstein, haciendo carrera el mito de un
bautizo en cuyo tejido se desvanece la historia y surge la anécdota.
En 1839 se habla de la invención del béisbol en Cooperstown
por Abner Doubleday, posiblemente otra leyenda o mito, dado que
todos los orígenes, casi siempre, son inciertos. En el béisbol existen
nueve posiciones representada en cada número que identifica a
un nombre. Pitcher (número 1). Catcher (número 2). First base
(número 3). Second base (número 4). Third base (número 5). Short
stop (número 6). Left fielder (número 7). Center fielder (número
8). Rigth fielder (número 9). Las posiciones representadas en
un número permiten anotar el juego y reconstruirlo gracias a los
números que se anotan en un libro. Por ejemplo, roletazo al campo
corto y su respectivo tiro a primera base se anota 6 – 3 para señalar
el out. Alternativamente se utiliza el idioma inglés y el castellano.
El béisbol y el ajedrez (peón 3 alfil rey o peón 3 alfil reina; reina
siempre estará en su color) gracias a una nomenclatura que se
lleva pueden reconstruirse y son los deportes llamados ciencia.

Problemas ideales del béisbol


Partiendo del supuesto teórico del béisbol con base en un
problemario de posible de jugadas, citaré el primer caso. Tres
triples de seguido en un mismo inning, además de un doble, dos
hits todos consecutivos y no hay carrera. O, el lanzador que tira un
no hit perfecto y su equipo pierde el juego 1 a 0. El caso del mayor

149
número de lanzamientos que recibe un bateador sin dar foul en un
mismo turno.
Cómo se resuelve cada problema de acuerdo con la lógica del
béisbol. Y qué decir, de un librito del que se habla y se discute entre
los entendidos de este asombroso deporte que nadie ha visto y todo
el mundo habla de él. Sin embargo, el tal librito nunca se escribió
hacen de este deporte algo único e irrepetible en otra disciplina
deportiva.
He tipificado tres problemas para no agotar la imaginación y sus
posibles soluciones. Primera solución: Luis de Arcos batea triple y
tratando hacer jonrón de pierna es puesto out en el plato. Ubaldo
Salinas batea triple entre el jardín derecho y el center, llega de pie a
la tercera base. El lanzador crédito de Bolívar Rafael “Papá” Castro,
sorprende al corredor Salina y se realiza el segundo out. Gerardo
Guzmán batea el tercer triple se llevó en banda al jardín central.
Van tres triples de seguidos dos outs y no hay carrera. Batea el
zurdo Francisco Tapias. Gerardo Guzmán es un corredor bastante
pesado. La tercera Abel Leal juega en la hierba externa y corrido
hacia el campo corto donde está Armando Llerena y este corrido
cerca a la segunda base donde está Humberto Bayuelo. El batazo
sale por la línea de tercera base y Leal hace un esfuerzo tomando
la pelota a mano de revés o guante volteado, Gerardo Guzmán
intenta venirse a home, pero se contiene por el formidable brazo
de Abel Leal, mientras tanto, Tapias llega a la segunda base y
tiran al cojín de segunda y es quieto. Gerardo nuevamente hace
el intento de venirse a home y decide por mandato del mánager
señor Antonio Briñez quedarse en tercera. Se han completado tres
triples, un doble y no hay carreras. Roberto Polo por el equipo del
Atlántico batea infiel hit por el pitcher, se llenaron las bases y viene
a batear el zurdo Rafael Peña conecta hit entre primera y segunda
la bola golpea en Roberto Polo, por definición hit para el bateador y
out para el corredor. No hubo carrera.
Solución del segundo problema: Juegan Águila y Getsemaní.
Águila es el equipo visitante; el primer bateador le dispara un
jonrón a Elías Miranda. De inmediato el “Coreto” Jorge Díaz saca al
lanzador y trae a José Bolaños. Esta lanza durante nueve innings
completos hace 27 outs consecutivos, nadie llega a base ha tirado
un partido perfecto; sin embargo, su equipo pierde 1 carrera a 0.

150
Solución del tercer problema: Miguel Garcerant batea el turno
40, hay dos outs en la pizarra y un corredor en primera base. El
bateador en cuenta de tres bolas y dos strikes, sin batear foul. El
pitcher se prepara para lanzar se sale y pone out al corredor Alfredo
Altamar y concluye el inning. La próxima vez que batee Garcerant
viene a consumir el turno 40 y llega a la cuenta máxima de 3 y 2 sin
batear foul, en el próximo lanzamiento es puesto out. En el turno 40
recibió 11 lanzamientos, cinco anteriores en un inning que no logró
batear y luego 6 lanzamientos para un total de 11.
El béisbol trae una historia y de ellas múltiples historias, es el
caso específico, de la investigación interdisciplinaria de Felipe
Segundo Merlano de la Ossa. Deporte que es parte viva desde el
pasado en la idiosincrasia del costeño y de manera esencial de la
cultura de Cartagena de Indias. Mí aporte busca dar razones por
qué el béisbol se le adjetiva desde la anonimia con el nombre: REY
DE LOS DEPORTES. Expondré mis argumentos con base en el
tiempo. Dejo en claro que en el futbol el tiempo normal sin alargue
son 90 minutos. En el béisbol no hay un tiempo estipulado, podría
decirse indefinido (que tampoco lo es) pero no está sujeto a un
tiempo delimitado. En el béisbol, la bola es parte esencial del juego
con el bate y manillas posibilita cierto número de posibilidades que
cierran un inning al culminar tres outs en el terreno de juego que es
un diamante y en definitiva nada está dicho de manera concluyente,
“porque el béisbol se acaba en el último inning del último out"23.
Y al decir de Buck Canel: “la pelota es redonda y viene en caja
cuadrada”. Paradoja que ha corrido en las voces nacionales e
internacionales que locutan este deporte. El béisbol se afianzó
con migraciones de estadounidenses y de cubanos en el Caribe
colombiano quienes con sus presencias socializaron el deporte del
bate, la manilla y la pelota.

Jugadas y recuerdos
En un encuentro con Carlos “Pipa” Bustos en el que compartíamos
un almuerzo en 1990, en un restaurante de la calle Román, me
enseñó algunas jugadas de la selección Colombia de béisbol. El
equipo cuando tenía hombre en base no jugaba con el receptor, sino

23
En un juego normal son nueve innings. Cuando se da el extrainnings hay un término de
tiempo indefinido de manera parcial de acuerdo con las reglas de juego establecido.

151
con las señas y chiflidos de “Chita” Miranda y la forma de abrirse
en tercera base de José “Mono Judas” Araujo. Araujo se abría en
tercera base a pasos equidistantes a lo que se abría el corredor de
primera base. Cuando Miranda chiflaba el lanzador tiraba a primera
sorprendiendo al corredor y ponerlo out.
También me narró los jonrones de “Chita” Miranda al ponerse
la gorra con la visera hacia atrás en el estadio de La Cabaña.
Nunca falló. Cada vez que lo hizo funcionó bateando jonrones de
larga distancia. Se rumoraba en las cuatro esquinas que él tenía
poderes sobrenaturales asociados a la brujería. Pero no era cierto,
ningún poder sobrenatural, Miranda fue un pelotero sobresaliente,
inteligente, nunca cometió un error mental. No aprendió a leer ni
a escribir, pero gozó de fina inteligencia en el terreno de juego. A
ese respecto, el maestro Flórez me expresó en reiteradas veces la
ocasión en que “Chita” lloró cuando Pelayo lo llamó al tablero para
que le explicara una jugada. “Chita” le dijo llorando maestro en el
terreno de juego se la hago. Aquellas intimidades de la pelota caliente
hacían parte de un relato que varios peloteros de esa generación
me confirmaron, incluyendo al mismísimo “Chita” Miranda, Antonio
Torres, Manuel Gómez, entre otros. Y, los 27 ceros consecutivos de
“Petaca” lanzados a Cuba.
Para Antonio “Manía” Torres, “Chita” y Carlos “Petaca” Rodríguez
fueron las figuras más grandes del béisbol pasado, hasta aparecer
Inocencio Rodríguez, “La Yuya”, quizás el beisbolista de mayor
poder al bate de la pelota colombiana. Los referentes del pasado
y en la época más reciente de nuestra pelota caliente van a tener
otros símbolos tales como: Orlando Ramírez, Joaquín Gutiérrez,
Orlando y Holbert Cabrera, Ernesto Frieri, José Quintana, Julio
Teherán, Yamid Hadd, Jorge Alfaro, Giovanni Urshela, Tyron
Guerrero, Harold Ramírez, Óscar Mercado y la figura rutilante de
Edgar Rentería, para citar algunos de ellos.

Último inning
La responsabilidad de cerrar un juego está en el encanto sin
complicaciones de realizar a pase de conga los tres últimos outs
entre las estrategias y tácticas de quien defiende el juego como
home club, por esa razón de simple lógica, traeré a mí mejor
relevo, al historiador, vecino, amigo, contertulio y discípulo entre

152
la ciencia social y el deporte del béisbol, a David Andrés Puello
Cabeza, citándolo no por una simpatía electiva, sino porque él es
parte de la misma arena de crecimiento en épocas distintas en el
barrio de Torices, sector Santa Rita, valiéndome de su trabajo de
pregrado en la Universidad de Cartagena que intitula: El béisbol
en la cultura popular de Cartagena de Indias 1955 – 1965. Historia
corta del béisbol, pero muy significativa ya que en febrero de 1965
Isidro Herrera con 17 años gana para Colombia el título mundial
de béisbol amateur al derrotar a México por 4 carreras a 0 en el
glorioso escenario del Estadio 11 de noviembre (hoy, llamado Abel
Leal Díaz).

Una mirada desde Santa Rita:


El proceso de formación de los peloteros de la época
fue iniciado en calles polvorientas, a pies descalzos, con
manillas de lona y cartón, bates de palo y bolas de medias,
así se alimentaron sueños de niños y adolescentes. Por
tanto, la estabilidad económica y laboral que encontrarían
muchos jugadores por medio del béisbol. De la zona norte
de la ciudad, hubo un equipo de Lo Amador que se llamaba
“Willard”, jugamos aquí en Santa Rita y vinieron equipo del
centro, también de El Espinal, calle Santander, varios barrios
teníamos equipo y aquí salíamos para el béisbol de primera
categoría. De aquí salió un Daniel Blanco, un Dagoberto
“Pala” Jiménez, salió “El Cuchi” José Ramón Dueñas, un Abel
Leal de El Cabrero, luego, Torices, Santa María y Canapote,
y venían de El Papayal, de allí salimos bastantes para la
primera categoría24. Peloteros en las diferentes ligas donde
participaron, afirma José Ignacio Padilla que “Santa Rita fue
la cuna del béisbol porque de aquí salieron peloteros como mi
persona, como José Miguel Corpas y “La Yuya” Rodríguez,
y otros más que representamos a nuestro departamento y a
nuestro país.”
David Andrés sabe cómo historiador profesional y nacido en
Santa Rita que el béisbol es parte de la idiosincrasia social y cultural
del ser cartagenero, una forma de las variables que configuran la

24
Entrevista concedida por José Ignacio Padilla a David A. Puello Cabeza, 12 de marzo de
2016.

153
identidad del costeño en la región del universo Caribe. La historia
es la mismísima vida y sus dinámicas de cambio. Y el objeto de la
historia son los hechos sociales propiciados por hombres y mujeres
reales de hueso y carne. El béisbol y su historia y todo el devenir
de él es parte del summum de este apasionante y ejemplar deporte
que conjunta ciencia y juego, quinta esencia del cartagenero en las
esquinas donde las calles gritan el destino altanero que el béisbol
es el Rey de los Deportes.

Extrainnings
Coincidencias en las circunstancias, las dos veces que Colombia
ha obtenido títulos mundiales en este deporte ha sido bajo la
dirección de dos cubanos: Pelayo Chacón y Tony Pacheco. Y el
apellido de mayor aporte mundialista como beisbolista es el apellido
Bonfante. Andrés Flórez Bonfante, Julio “Cobby” Flórez Bonfante,
Rubén Bonfante en 1947. Esteban Bonfante en 1965 y Humberto
Bonfante O’Byrne primer locutor colombiano en transmitir en las
grandes ligas.
Beisbolistas que practicaron otros deportes: Carlos “Petaca”
Rodríguez, lanzador, basquetbolista y atleta. Andrés “Fantasma”
Cavadía Pautt: beisbolista, y basquetbolista. Domingo “Perro”
Sánchez: beisbolista, basquetbolista y atleta representó a Colombia
en las olimpiadas de Berlín en 1936. Carlos “Pipa” Bustos:
beisbolista, basquetbolista y atleta. Humberto “Papi” Vargas:
beisbolista y atleta. Dagoberto González Pájaro: beisbolista y
atleta. Walberto Ahumedo Sierra: beisbolista y atleta. Capitolino
Murillo Matorel: beisbolista y atleta. Alfredo Altamar: beisbolista
y atleta. Freddy Gutiérrez: beisbolista y atleta. Calixto Avena:
beisbolista, atleta, basquetbolista, voleibolista y futbolista. Miguel
Ángel Flórez: (hijo): beisbolista y futbolista. Eloy Austin (padre de
Martin Austin): beisbolista y boxeador profesional. Alejandro Lián
Escobar: beisbolista y boxeador amateur.
En la última Serie Mundial realizada en Cartagena de Indias el
narrador cubano Bobby Salamanca con un alto magisterio describió
así el batazo de cuatro bases de Armando Capiró: “Al bate Armando
Capiró hombre recio de poder al bate por Cuba. En el cajón de
espera otro hombre de poder descomunal Antonio Muñoz “El
Gigante del Escambray”. El pitcher Bob Hutton de Estados Unidos

154
lanza sobre tres bolas y dos strikes. Capiró hace contacto con la
bola esta se eleva y revienta contra la pared que separa el terreno
de juego con la parte exterior del estadio. La bola ha pegado contra
un aviso publicitario que dice Viva Cuba revolucionaria, arde el
cañaveral”. En verdad el jonrón pegó entre el left fielder y el center
fielder en el aviso de Ron Tres Esquina el de aquí. Vi y escuché en
la casilla de transmisión de Cuba esa narración espectacular y los
comentarios de Eddy Martin.
Napoleón Perea Castro, “… sale batazo de Guillermo Rodríguez
“La Regadera” entre el jardín central y el izquierdo a eso no le llega
nadie va ser un extrabase. Y con este pelotero sensacional no se
cumple el librito y que pitcher zurdo domina a bateador zurdo que
va. Y, ahora Pepe Fayat dale camino”.

155
El béisbol en la cultura popular de
Cartagena de Indias 1955–1965

Por: David Andrés Puello Cabeza25

“La Selección Nacional de Colombia tiene un vasto historial en el béisbol, destacada


por sus medallas de oro en la Copa Mundial del 1947 y 1965”

–World Baseball Classic

El béisbol en Cartagena de Indias vivió una grandiosa época


a mediados del siglo XX. Pasando de una simple práctica a un
verdadero fenómeno cultural que permeó a la sociedad y ayudó
a la configuración de la misma. Por tal motivo en este trabajo se
describe el contexto de la ciudad para el periodo en estudio (1955–
1965) y se analizan los factores que la cultura popular arraigó para
identificarse a partir de ellos. Es decir, más allá de identificar los
elementos objetivos del béisbol, como una apropiación cultural
del cartagenero de los sectores populares, se demuestra cómo
elementos asociados a la subjetividad, el lenguaje, las frases y
las expresiones populares, representan un gran porcentaje de la
ciudadanía.

Historiador de la Universidad de Cartagena y Magíster en Desarrollo y Ambiente de la


25

Universidad Tecnológica de Bolívar. Maestro de Ciencias Sociales.

159
Antecedentes: Génesis y consolidación del béisbol en
Cartagena de Indias
“Noventa pies entre el home plate y la primera base es lo más cerca que ha estado el
hombre de la perfección” Red Smith

Cartagena de Indias (1955–1965)


Al comenzar la segunda mitad del siglo XX la ciudad de
Cartagena de Indias se caracterizaría por cambiar la forma de
concebir su presente y porvenir, es decir, los intentos del Plan
Pearson de 1914 de ubicar a la ciudad como puerto salubre
y seguro habían cambiado. La idea de una nueva propuesta
de ordenamiento territorial era real a mediados de la pasada
centuria. El plano regulador de 1948 regiría las esperanzas de
los cartageneros, por el resoluto empeño de hacer del espacio
citadino un lugar para habitar, trabajar, recrearse y circular26.
Además del compromiso por un nuevo orden territorial, la
determinación por mejorar las condiciones socioeconómicas de la
población y encontrar un sistema de transporte público, capaz de
saciar las necesidades de desplazamiento de los cartageneros, el
plano del 48 pretendía resolver los inconvenientes de infraestructura
vial que, conjuntamente, podrían resolver los problemas de
movilidad para ese entonces. Contrariedades previsibles debido a
que el ferrocarril Calamar–Cartagena dejaría de funcionar en 1951.
El plan del 1948 tenía seis aspectos fundamentales, y dentro de
ellos se encontraba el de ubicar a Cartagena de Indias como una
ciudad olímpica, una urbe con un núcleo deportivo de primer nivel,
pero hasta ese momento solo deportes como el béisbol, el tenis y
el boxeo se practicaban con mayor concurrencia en la ciudad. Se
imaginó y se soñó una ciudad acorde a los paradigmas urbanísticos
que se encontraban de moda en Latinoamérica y Europa. El devenir
histórico de la vida citadina de Cartagena de Indias, respondió a
aquello que se quiso hacer y no se hizo, en esas circunstancias
aparecería la visión de una ciudad turística.
Desde los lejanos días fundacionales de la ciudad esta ha estado
fragmentada socialmente; la década de 1955 – 1965, acentúa las
26
Fabricio Valdelamar, “Plano regulador de 1948: diversificación espacial y exclusión so-
cial en Cartagena”, en El Taller de la Historia, N° 5, Cartagena 2013, P. 280.

160
diferencias sociales, de una manera protuberante, la Cartagena
postal en nada se parece a los amplios sectores de la marginalidad.
Con la promoción de Cartagena de Indias Turística, la imagen
preferente es de la ciudad postal, recinto histórico y las casas
republicanas de los barrios: Manga, Pie de la Popa y, posteriormente,
Bocagrande como símbolo de arquitectura urbana moderna. El
turismo muestra de manera bipolar el extremo económico poderoso
y la otra ciudad con un nivel de pobreza elevado. Realidad cada vez
más visible y evidenciada en los procesos de exclusión social que,
para la época estudiada, se acentuarán a través de experiencias
como la marginación de distintos actores culturales quienes, con
pocas ventajas, participarán del desarrollo turístico, pero con
escasos dividendos económicos.
Las políticas turísticas se diseñaron pensando en el poder
económico y político de la élite local, el ciudadano de a pie, el
bajo pueblo es una simple cifra en el rol social y económico del
poder; surge en 1955 la imagen de la negra como parte esencial
de la ciudad postal. Entonces, la figura de la palenquera es una
representación falsa de inclusión social, es una convidada de
piedra que en poco o nada se beneficia, cuando más un uniforme
que más que vestirla, lo que conlleva es a promover a la empresa
turística. No se conoce ningún caso que la Promotora de Turismo
haya pensionado a palenquera alguna. La palenquera de postal
parece más bien una instalación en la imagen de recurso artístico a
manera de maquillaje.
De acuerdo con el sociólogo Zygmun Bauman, quien considera
que las consecuencias sociales del turismo son “procesos que
se desprenden de las mismas implicaciones del capitalismo
posmoderno"27, podemos decir que la racionalización económica del
turismo, conlleva a diseñar espacios exclusivos donde “se distribuyen
la riqueza con base en un patrón que profundiza las desigualdades
sociales mientras los turistas consumen el tiempo de ocio
”28. De acuerdo con lo anterior, Carlos Gisper menciona al respecto
lo siguiente:

27
Zygmun Bauman. La postmodernidad y sus descontentos. Madrid: Akal Editores., P. 25
28
Imaginarios de ciudad en la revista Topofilia, sin más datos.

161
En áreas menos desarrolladas, sin embargo, los enclaves
turísticos pueden ser fuente de frustración y resentimiento
al estar provistas estas pequeñas zonas frecuentadas por
turistas con buenas carreteras, un sistema de abastecimiento
de agua adecuado y demás servicios, mientras el resto de
la comunidad permanece como siempre. Un aeropuerto para
jets en una isla del Caribe es magnífico, pero los nativos no
pueden permitirse volar, como tampoco comer en los nuevos
restaurantes o comprar en las boutiques. Los nativos que
ganan unos ingresos marginales solo pueden observar, no
pueden participar. Su situación cara a cara con el turista
acentúa su pobreza y les puede conducir a la violencia29.
El contexto social, político, económico y cultural de la Cartagena
de Indias comprendido en la década de 1955 – 1965, facilita una
mayor conceptualización de la ciudad si se mira críticamente lo que
pasaba en esa década con el béisbol, debido a que en distintos
barrios de la ciudad la práctica de este deporte se había convertido
en el día a día.
El incremento poblacional es evidente, surgen nuevos barrios,
la imagen del Corralito de Piedra se queda rezagada, la ciudad
ya no es la misma, se presentan signos claros en lo económico,
lo político, social y cultural posibilitando elementos identitarios en
los imaginarios individuales y colectivos de Cartagena de Indias.
Getsemaní, Torices, Santa Rita, Canapote, Pie de la Popa, entre
otros barrios, pasan a ser los semilleros del béisbol profesional
colombiano, que para ese momento vivía su etapa de consolidación.

Enfoque de una época


La conciencia lúcida de ciudad requiere una mirada integral
teniendo el sustrato económico como base fundamental de lo
político, en la que la articulación social escenifica las diversas
formas de construcciones culturales y deportivas, con énfasis en el
béisbol. Enfoque que puntualiza con base en la fecha de 1957, con
la reapertura de la Escuela de Bellas Artes y el Instituto Musical de
Cartagena.

29
Carlos Guisper. Las consecuencias sociales del turismo. Barcelona: Editorial Océano.,
1993, P. 103. Ver, Palobra No. 13. Agosto de 2013.

162
Es preciso señalar el papel del arte en la construcción de ciudad a
partir de la Escuela de Bellas Artes e Instituto Musical de Cartagena;
con respecto a la pintura emerge un grupo de pintores de profundo
significado, conocido como el Grupo de Los 15: Alfredo Guerrero,
Blasco Caballero, Heriberto Cogollo, Cecilia Delgado, Héctor Díaz,
Darío Morales, José María Amador, Gloria Díaz, Hamlet Porto,
Escilda Díaz, Libe de Zulategui, Augusto Martínez, Carmen Valdez,
Blanca De La Espriella y Marcel Lombana30.
Esta generación de pintores ha sido considerada por la crítica
plástica el movimiento más fecundo de una época cultural de la
ciudad, liderado el proceso pictórico por el maestro francés Piere
Daguet (1903 – 1980). De acuerdo con Enrique Muñoz31, la Escuela
de Bellas Artes vivió momentos de esplendor gracias a una nómina
de profesores con un alto nivel académico, entre los cuales señala
a Donaldo Bossa Herazo, Historia del Arte; Pedro Ángel González,
egresado de la Escuela San Fernando de Madrid – España, profesor
de dibujo; Hernando Lemaitre Román, discípulo del acuarelista
Pastor Calpena, en su época de gran prestigio mundial; Juan
Antonio Horrillo, profesor de dibujo, de nacionalidad española.
Con respecto al teatro el profesor español Juan Peñalver generó
un movimiento extraordinario con las artes escénicas, donde se
destacaron entre sus discípulos: Antonio Corrales, Álvaro Ayazos,
Carlos Alíes, Jaime Díaz Quintero, Alberto Sierra, Carlos Ramírez,
Petra Villalobos y Alberto Llerena.
Se cierra este período con el Instituto Musical de Cartagena, cuya
figura iconográfica ha sido el maestro Adolfo Mejía, acompañado
por Josefina D’Sanctis, Maruja De León, Socorro Blanco; los
profesores europeos: Zino Yonousa, Jiri Pitro, los hermanos Joel y
Edgard Niegel, Elizabeth Monchau e Inés Pfaff.
En 1955 – 1965 continúan los conciertos sinfónicos cuyo líder
fue el músico cartagenero con trayectoria universal, el director de
orquesta y promotor cultural Guillermo Espinosa con la Sociedad
Pro–Arte Musical de Cartagena; la ciudad fue escenarios de
conciertos sinfónicos de reconocimiento mundial.
30
Gustavo Tatis. El Universal, 18 de mayo de 2015.
31
Entrevista con Enrique Luis Muñoz Vélez, Investigador cultural, Cartagena, 20 de no-
viembre de 2015.

163
Tres pintores cartageneros de fama mundial son el pico más
alto en arte plástico, ellos fueron: Cecilia Porras, Enrique Grau y
Alejandro Obregón, le dieron prestigio y nombre a Cartagena de
Indias; caso curioso, Grau nace en Panamá y Obregón en España;
del primero sus padres son cartageneros y del segundo, sus padres
son españoles.

Imagen N° 1 Pierre Daguet. Foto Archivo:


El Universal.

Imagen N° 2 Cecilia Porras.

Imagen N° 4 Enrique Grau.


Imagen N° 3 Alejandro Obregón.

164
El béisbol se hizo presente en la ciudad
El béisbol llegaría a Colombia por primera vez a finales del
siglo XIX siendo Cartagena de Indias la ciudad que lo recibiría y
lo acogería para luego proliferarse en la costa Caribe colombiana.
Por lo tanto, escribir con certeza la fecha en que este deporte
arribó a nuestro territorio, sería un acto de especulación que los
historiadores y demás científicos sociales deben tratar con mucho
cuidado.
Sin embargo ha surgido y se ha generado un debate alrededor
de varias hipótesis que han tratado de esclarecer esta realidad
histórica, autores como Raúl Porto Cabrales y Juan José Nieto, han
planteado puntos de vistas opuestos y otros que concuerdan, Porto
Cabrales en su libro Memoria histórica del béisbol de Bolívar y
Cartagena 1874–1948 plantea que el origen del béisbol en Colombia
tiene cuatro antecedentes que son: primero, el del departamento del
Huila donde dice el autor que indígenas precolombinos practicaron
este deporte, basándose en que en el parque arqueológico del Huila
se conservan estatuas que muestran objetos similares a un bate
y una bola. También se tiene como precedente que en pequeños
ingenios de azúcar en Marialabaja Bolívar, cubanos que laboraban
allí trajeron y practicaron béisbol. Tercero, el de los hermanos
Raúl y Eduardo Román Pasos en 1897 según el autor, pero este
acontecimiento también pasa como inadvertido debido a que no
quedó documentado. No cabe ninguna duda que el arribo de los
hermanos Gonzalo y Ernesto Zúñiga a Cartagena de Indias en 1905,
logra escribir un hito en la difusa batalla por esclarecer el origen de
este deporte en Colombia, cuando ellos, desde los Estados Unidos
donde realizaban sus estudios, trajeron la implementación para
desarrollar este deporte en el país.
Teniendo en cuenta también lo escrito por Juan José Nieto,
fueron los hermanos Ernesto y Gonzalo Zúñiga, quienes, desde
Estados Unidos vinieron cargados de lo que en esa época eran unos
extraños artefactos: guantes, bates, bolas, y otros implementos de
jugar béisbol32. Este antecedente de los hermanos Zúñiga quienes
practicarían este deporte en distintas plazas del centro amurallado

32
Juan José Nieto, Génesis del beisbol profesional colombiano, Barranquilla, Editorial
Gente Nueva Ltda., P. 19.

165
es el más reconocido dentro del abanico de posibilidades de hechos
que existen para corroborar este suceso de carácter histórico en la
ciudad. Aunque en el año 1953 la revista Ciudad Heroica publicó
un artículo en el cual se plasmaría que en Cartagena de Indias se
había jugado béisbol 56 años atrás, es decir, 1897 sería la fecha
documentada en la cual por primera vez se practicó este deporte en
Cartagena de Indias, A continuación, citaré textualmente el artículo
publicado.

“Hace 56 años se jugó base–ball en Cartagena”


“Naturalmente, la primicia informativa que hoy damos, en
manera alguna resta mérito a los hermanos Zúñiga como
pioneros constantes e insomnes del deporte del base–ball en
Colombia ya que las primeras demostraciones de base–ball
en referencia que tuvieron lugar en 1897, fueron “flores de
un día”, que no lograron arraigarse en la conciencia popular.
“Siempre en persecución de mayores datos; obtuvimos,
coincidencialmente, el relato que nos hizo el anciano Chan
Arteta, viejo servidor de doña Rafaelita Román de Ramos,
relato que leerán nuestros lectores en otro lugar de esta
edición. Esta charla, como el reportaje a don Gonzalo Zúñiga,
a Luis F. Zubiría, a “Tatayo” (Luis Carlos Delgado) y otros,
datan de 1947; y solo hoy ven la luz pública, por las razones
que exponemos en la advertencia que precede a la historia
del base–ball en Colombia, que también publicamos en esta
edición.
“El viejo Arteta nos llevó a una fuente segura. La de que, en el
año de 1897, se jugó base–ball, en El Cabrero. Veamos esta
parte del relato del anciano “Chan” Arteta:
“Dos años después de la revolución de Lugo (1895) –habla
Arteta– vino desde el exterior el niño Eduardo Román Pasos,
y trajo un poco de cosas con que hoy juegan aquí. El niño
Eduardo vino a estudiar para abogado. Ese mismo año, para
un 20 de julio, pintaron con cal la plaza del Cabrero y allí con
los palos, le pegaban a la pelota blanca. Luego, uno corría
“alante”, otro lo seguía con la pelota y le decía “taj calao” …
“jugaban también el niño Enriquito y otros– recuerdo, que
venían con un poco de niñas para ver el juego”

166
“Para confirmar lo anterior, charlé con don Miguel Valiente,
residente del Cabrero y quien fuera mucho de la casa de
doña Soledad Román de Núñez, y este me dijo: “Es cierto
que jugaron varias veces al bate en la plaza del cabrero.
El promotor fue don Eduardo Román Pasos, cuando vino
a estudiar derecho en la Universidad de Cartagena. Esos
juegos no duraron mucho”– y agregó–: “jugaban don Enrique
P. Román, Federico Cortecero, el Conde Amador y Cortés
y su hermano Alejandro, Domingo Díaz Granados, don
Eduardo Hernández Benedetti y otros que no recuerdo”33

Luego de 1897 se produjo la guerra de los Mil Días, eventualidad


que no dejó proliferar en ese momento el conocimiento sobre este
deporte que habían traído desde Panamá los hermanos Román
Pasos. Con certeza podemos afirmar que la pelota caliente entró
por Cartagena de Indias, pero no en cuál año. En la búsqueda de
datos no hay fundamento bibliográfico serio, sino la mera intuición
de ciertos fanáticos del béisbol recolectores de noticias de prensa y
entrevistas con los mismos protagonistas34.
Ante todo, comprender que el proceso de fundamentación del
béisbol fue lento es aceptar que la iniciativa de personas que en la
época decidieron aprender este deporte, lo fue porque no existían
otros. La enseñanza de este deporte duró varios años. Dura y difícil
fue esta tarea. Con franqueza debo decirle que en los dos primeros
años, apenas si logramos enseñar en forma individual, la teoría
y la práctica a la muchachada35. Entonces, alrededor de intentar
acercarnos a saber con exactitud la aparición de este deporte
de conjunto en la ciudad, sería seguir el juego de hipótesis que
diferentes autores han venido planteando, sin duda no podemos
desmeritar que el béisbol llegó a Cartagena de Indias a finales del
siglo XIX y se empezó a practicar a inicios del XX, manteniéndose

33
Revista Ciudad Heroica, junio de 1953. Edición N 28. Cartagena. En: Raúl Porto Cabra-
les, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948. P. 19.
34
Juan Granados, El béisbol colombiano, El Meridiano de Sucre. Consultado el 01/09/15
01:27pm. Web: http://www.elmeridianodesucre.com.co/editorial/columnistas/item/50266–
el–beisbol–colombiano.
35
Revista Ciudad Heroica, junio de 1953. Edición N 28. Cartagena. En: Raúl Porto Cabra-
les, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948. P. 26.

167
aún hoy día como uno de los dos deportes que más se practica en
Cartagena de Indias.
Podría decirse que la falta de continuidad en los intentos de
1897, es lo que ha traído el reclamo de la paternidad por parte de
la llegada de los Zúñiga Ángel en 1905 y dar como hecho que esta
última fecha debe ser la más aceptada36. Y así se hizo presente el
béisbol en Cartagena de Indias, de la mano de universitarios que
trajeron desde Panamá y los Estados Unidos la implementación
para enseñarlo y practicarlo.

Campos y campeonatos
Durante las dos primeras décadas del siglo XX aparecerían
diferentes campos improvisados de béisbol al interior y exterior del
centro amurallado de la ciudad, la práctica de este deporte como
pasatiempo iniciaba un proceso que décadas más tarde terminaría
consolidándolo con alto nivel competitivo. De esta manera que en
Cartagena de Indias se haya jugado béisbol en plazas al interior
de la muralla como en San Diego, Santo Domingo y la Carnicería,
sin dejar a un lado la plaza de El Cabrero que se encontraba en
los extramuros, dejan dilucidar un fenómeno que se vivió en otros
espacios geográficos del Gran Caribe y luego recayeron en nuestra
ciudad.
Para los cubanos, desde el siglo XIX, la pelota tiene esa
capacidad convocante. Generaciones enteras guardan el recurso
de su iniciación en el barrio, en los bateyes y en las zonas rurales.37
Entonces siendo Cuba el primer país del Caribe en recibir el
béisbol procedente de los Estados Unidos, experimentaría una
serie de cambios y espontaneidades que lograrían la práctica de
este deporte de conjunto en campos abiertos (Bateyes en Cuba),
playones y plazas. Es decir, los primeros campos de juego no fueron
cerrados y atraían la atención del público38.

36
Ibíd.
37
Graziella Pogolotti. Cultura, deporte y sociedad, La Jiribilla, Revista de Cultura Cubana.
Consultado 06 de julio de 2013. Web: http://www.lajiribilla.cu/articulo/cultura–deporte–
sociedad.
38
El Universal, Cartagena y el beisbol, consultado el 18 de agosto de 2013.

168
En la plaza de San Diego se reunían de sol a sol a batear
“bolas”, que no eran más que piedras cubiertas de trapos
y amaradas con hilo. “Se está poniendo inaguantable ese
eterno jugar de base–ball”, decían aquellos que congeniaban con
el juego39. Como se denota en la cita anterior el impacto del béisbol
en Cartagena de Indias ya era evidente en la primera década del
siglo XX donde los primeros pasos de esta realidad histórica se
comenzaron a dar. Se podría decir que entre 1909 y 1911, ya se
juega con algo más de conciencia y con mayor desarrollo de la
técnica. Para esta época, el béisbol había tomado fuerza en la
ciudad de Barranquilla, llevado por los estudiantes que de esa
capital recibían educación en Cartagena de Indias. El entusiasmo y
la pasión por ese “sport” son tan grandes, que cada vez que tenía
lugar un partido, concurría un público muy numeroso y en el terreno
se reunía lo más selecto de la sociedad cartagenera40.
Los avances eran inminentes y la difusión avanzaba,
independientemente que un público selecto integrara los equipos,
el acompañamiento masivo de aficionados era indudable. Estos
pequeños peldaños, registrados anteriormente, fueron los que
antecedieron y potencializaron la dirigencia de una liga de
béisbol dentro del departamento de Bolívar. En los albores de la
organización de los campeonatos de béisbol, el jugar en tiempos de
ocio y torneos de tipo relámpagos eran los que se mantenían para
la distracción del aficionado común.
El hecho más relevante y que rompe con aquel, es la contienda
que se hace el 11 de noviembre de 1911, con motivo del programa
del centenario de la Independencia de la ciudad, entre una novena
de Cartagena de Indias y otra de Barranquilla, constituyéndose en
el primer cotejo de carácter interdepartamental que da comienzo
desde entonces a la rivalidad que persistió por décadas. La partida
finalizó a favor de los locales 10 carreras por 6, jugándose solo seis
episodios.

39
Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948.
P. 31.
40
Ibíd.

169
Es decir, hace más de 100 años41. El partido se jugó en la plaza
de la Carnicería e hizo parte del programa de las festividades que
conmemoraban los cien años del acta de la firma de independencia.
Bien, parecería por todo lo anterior que los entes que administraban
la ciudad, observaban el béisbol como algo que ya hacia parte
de la población, tanto así que incluyeron un juego dentro de las
celebraciones de independencia.
Para el año 1918 dos campeonatos serian fundamentales para
la constitución de una liga comprometida por la consolidación del
béisbol en esta zona del país. La primera, llamada la “Conveniencia”,
donada por los hermanos Ciardelli, propietarios del almacén de
ropa y vestidos importados que llevaba ese nombre, ubicado en la
calle del Colegio, pero que no tendría mayor resultado. El 5 de abril
de 1918 pasa a la historia como42 una fecha histórica para el béisbol
cartagenero, al elegirse oficialmente la primera verdadera liga, ya
que las anteriores no tuvieron ninguna función ni trascendencia43,
en vísperas de la inauguración de la “Copa Cartagena” como se le
llamó. El periódico El Porvenir publicaba: En los círculos deportivos
hemos notado que reina mucho entusiasmo por la temporada de este
año, también hemos sabido que el Honorable Concejo Municipal,
obsequiará una copa que se denominará copa “Cartagena” para
que sea jugada durante tres años por los diferentes equipos que la
componen44.
Los equipos que participarían serían los clubes Mogollón,
Universitarios, La Esperanza, La Salle, Bolívar, Internacional, Claver
y Ricaurte45. Y se aprobarían los estatutos para dar comienzo a la
liga departamental de béisbol.
Luego que los estatutos se aprobaran los sueños de contar con
una liga organizada y competitiva se volverían realidad.

41
EL PORVENIR, noviembre 1911. Cartagena. En: Raúl Porto Cabrales, Memoria históri-
ca del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948. P. 28.
42
Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948.
P. 53.
43
Ibíd.
44
El Porvenir, abril 30 de 1918.
45
Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948.
P. 53.

170
Imagen N° 5 "Estatutos46

Por un acuerdo de la junta directiva, los juegos para alcanzar


el CAMPEONATO DE LA CIUDAD, comenzarán el día primero
de mayo próximo.

Las inscripciones, para tomar parte en el CAMPEONATO


se harán ante el señor Presidente de la Liga, en el local de la
Alcaldía Municipal, el 21 del presente mes, de las diez a las once
de la mañana, debiendo presentarse el comprobante de haber
pagado la cuota de inscripción, que es de diez pesos oro legal,
según rezan los estatutos.

El pago de la inscripción se verificará al señor Tesorero don


Jerónimo Jirado, en el almacén de los Sres. Franco, Covo & Co.
El mismo día 21 a las once y media de la mañana, en el local de
la Alcaldía, tendrá lugar el sorteo de los juegos en presencia de
la junta directiva.

Todo lo cual, por orden del señor Presidente, lo pongo en


conocimiento de los interesados.
Cartagena, Abril 19 de 1918.
El Secretario,
ROBERTO EMILIANI V.47

46
El Porvenir, abril 19 de 1918.
47
El Porvenir, abril 20 de 1918.

171
Con esa propaganda se hacía público el comienzo de lo que
más adelante se consolidaría como espectáculo para la sociedad
cartagenera, el béisbol entraría a tomar un papel protagónico dentro
de la esfera social, tanto así que en la prensa de la época a diario
se transmitía esa intención por divulgar este deporte en la ciudad.
El fin de este trabajo, no es detallar cada una de las estadísticas
que se dieron a partir de los campeonatos, sino analizar las fuentes
para acercarnos al proceso de influencia del “rey de los deportes”
en la sociedad cartagenera.
En ese orden de ideas, esta forma de distracción y competitividad
ingenió al cartagenero para construir espacios de integración entre
comunidades y por qué no de la región. Si ya para 1911 se había
registrado un enfrentamiento entre Atlántico y Bolívar, parece
perfectamente claro que, el béisbol en el Caribe, en sus años
formativos a principios del siglo XX, logró expresar la sensibilidad
popular y la diversidad social de su gente. Creaba héroes, aglutinaba
comunidades, creaba rivales, generaba recursos. Sus múltiples
estructuras creaban oportunidades para equipos y jugadores
talentosos, apoyados por la sociedad. Las múltiples oportunidades
que el béisbol creaba lo hacían un importante factor de integración
en la región48.
En definitiva que se hayan creado y proliferados campos como
el de la Matuna, donde hoy día se encuentra el Colegio Salesiano,
y otras diferentes plazas al interior y exterior del centro amurallado,
reflejan el desarrollo y la evolución de la práctica del béisbol en la
ciudad a comienzos de la pasada centuria, que sin duda serviría
de antesala para los años de La Cabaña en Manga y la década
gloriosa de los 40´s.

La Cabaña y el auge del béisbol


En el proceso de fortalecimiento del béisbol en Cartagena de
Indias la construcción de un estadio cerrado para la práctica de
este deporte iba a representar uno de los mayores avances para el
deporte local y nacional. Si se tienen en cuenta los antecedentes
que este se practicaba en campos abiertos (Playones, plazas,
solares) sin duda esta obra vendría a revolucionar la práctica de la
48
Margarita Sorock, “Béisbol e integración del Caribe”, en: Revista Unicarta n. 112, Carta-
gena, Universidad de Cartagena. 2013. P. 43.

172
pelota caliente en la ciudad. La Cabaña, con sus gradas de rústicos
tablones de madera49, como se especifica en la cita anterior fue el
escenario que albergó y vio florecer la primera época del auge del
béisbol en la ciudad.
Se podría decir con el tiempo que La Cabaña fue el escenario
de la primera época de oro de este deporte y se convirtió en la
incubadora de los peloteros que conquistaron para nuestro país
gloria y renombre en el campo internacional50. Este estadio, sería
para 1930, el epicentro de confluencia de una gran parte de los
cartageneros que encontraron en el béisbol más que un pasatiempo,
un modo de vida.
Recuerdo a La Cabaña como un intento de estadio, con graderías
de madera y techo de zinc, cuyas medidas en el campo no eran muy
extensas (267, por el jardín izquierdo; 290, por el derecho; y, 350
por el central), lo que se prestaba para que los bateadores sacaran
la pelota del campo con frecuencia51. En las fotografías anteriores
se logra observar que la descripción que hizo antesala a esta
oración es totalmente cierta, este escenario ampliaría la cobertura
para quienes se interesaban por practicar y se aficionaban por
el rey de los deportes. Es entonces, luego de la construcción del
primer estadio de béisbol cerrado en la ciudad cuando inician los
primeros juegos y campeonatos formales, es decir, se distingue la
transición de ejercitarse como pasatiempo a practicar un béisbol
serio y competitivo.
Continuando con la exploración de este análisis, teniendo en
cuenta que a partir de este hecho coyuntural se internacionaliza
el béisbol, el estadio La Cabaña es inaugurado con un encuentro
entre el equipo local y un equipo extranjero (estadounidense).
El juego inaugural se dio el jueves 25 de diciembre de 1930, fue
todo un suceso que pasó a la historia del deporte cartagenero
enmarcado con la presentación esa tarde de la poderosa novena
49
Rodolfo de la Vega. “Coger punta”, El Universal, en: http://www.eluniversal.com.co/
opinion/columnas/coger–punta, consultado: 05 de septiembre de 2015.
50
Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948.
P. 93.
51
Rafael Ballestas Morales, “Béisbol en Cartagena”, El Universal, en: http://www.eluni-
versal.com.co/suplementos/dominical/beisbol–en–cartagena–54946, consultado: 06 de
septiembre de 2015.

173
norteamericana Macon52, que dejó un cúmulo de enseñanzas
asimiladas por nuestros rudimentarios peloteros53. Desde ese
momento los llenos del estadio La Cabaña hicieron parte de la
cotidianidad de los cartageneros, las nuevas graderías hechas en
madera de pino sostenían el peso de cada uno los ciudadanos que
por primera vez presenciaban un juego plácidamente sentados, con
sano criterio se superaba la etapa de los playones y plazas que
durante años albergaron la práctica de este deporte.

Imagen N° 6 Tomada del libro de Raúl Porto Cabrales, Memoria


histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948. P. 108.

Al cerrase el año 1930 se podría decir que Cartagena de Indias


había concretado un sueño: tener un estadio cerrado, aunque
modesto, y haber visto una novena de grandes charreteras,
con cuya presentación empezó el verdadero béisbol moderno
colombiano. La Cabaña se convirtió los fines de semana en el sitio
visitado por todos los cartageneros, sin importar clases sociales, los
llenos eran a reventar, destacándose la presencia femenina en las
gradas a todo momento. Con esa regia inauguración del escenario,
por la calidad del equipo visitante y por el buen coraje demostrado
por las novenas locales, se vislumbraba una magnifica perspectiva

52
Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948.
P. 96.
53
Raúl Porto Cabrales, El deporte en Cartagena de Indias. P. 31.

174
para el béisbol local54. El éxito que tendría el béisbol colombiano
durante los años 40`s no hubiese sido posible sin los antecedentes
que ocurrieron en La Cabaña, estos determinaron la consolidación
y adhesión de una práctica deportiva a un modo de vida.

Imagen N° 7 Tomada del libro de Raúl Porto Cabrales, Memoria


histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948. P. 107.

Este avance en la infraestructura deportiva de Cartagena de


Indias desempeñó en su momento un papel esencial dentro de
la formación deportiva de muchos cartageneros. Superado solo
cuando se construyó el estadio de béisbol 11 de noviembre. Mientras
se mantuvo en pie La Cabaña se constituyó en el diamante que
consolidó la práctica del béisbol en la ciudad.

54
Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica del béisbol de Bolívary Cartagena 1874–1948.
Pp. 98–99.

175
Los 40´s la época del impulso
En la década de los 40’s el béisbol en Bolívar y Cartagena de
Indias empezaría a tomar un impulso que lo llevaría a participar
en serios torneos internacionales y posteriormente esto ayudaría
a construir la idea de un béisbol profesional. Si bien el proceso
fue lento no dejó de llamar la atención para los cartageneros.
Colombia jugaría su primera serie mundial en 1944. A pesar de
conseguir solo dos victorias y lograr un modesto sexto lugar, en
Cartagena de Indias, la actuación se consideró una hazaña en esa
primera experiencia mundialista y ya se empezó hablar de victorias
morales55. En la tabla final de posiciones se quedó por encima de
países como Nicaragua y Puerto Rico, con ese precedente todo
estaba servido, pensar en mejorar esa posición para la próxima
serie resultó siendo más que un reto una motivación para jugadores
y obviamente para los seguidores que ya se estaban identificando
con este deporte en la ciudad.
Para 1945 Colombia jugaría su segunda serie mundial en
Caracas, teniendo como estratega al cubano “Pelayo” Chacón que
había llegado ese mismo año procedente de Cuba. La selección
de nuestro país obtendría el segundo lugar en esa serie mundial
consagrándose, así como potencia del béisbol ante las naciones
americanas56. Este hecho desató en la ciudad de Cartagena de Indias
una efervescencia colectiva que esperaba a los subcampeones del
mundo, se decía que nunca antes la sociedad cartagenera se había
movilizado tanto como lo hizo ese día. Desde el aeropuerto se inició
un desfile a la una de la tarde encabezado por el carro oficial del
gobernador de Bolívar, Senén Gonzales Guerra, en el cual iban
varios de los peloteros57. No hubo diferenciación social a la hora
de la celebración, los sectores populares y la élite hicieron parte
durante ese momento del mayor reconocimiento deportivo del país
a nivel internacional.
Teniendo en cuenta estos antecedentes las autoridades locales
decidieron invertir en un semillero deportivo que se encargara de
55
Ibíd. P. 161.
56
David Puello, “Orígen, evolución y desarrollo del béisbol en Bolívar y Cartagena, 1874–
1948”, Revista Estudiantil ALAÜLA, P. 2.
57
EL FIGARO, noviembre 1945. Cartagena. En: Raúl Porto Cabrales, Memoria histórica
del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948 P. 178.

176
preparar a los futuros beisbolistas de la ciudad y el país, es entonces
cuando aparece en órbita el béisbol intercolegial. La Secretaría
de Educación invertiría en entrenadores como “Pelayo” Chacón
para que enseñara béisbol a los estudiantes de las instituciones
públicas. Al llegar aquí, el béisbol ya hacia parte de la cotidianidad
cartagenera, se practicaba en colegios como La Esperanza, La Salle,
El Departamental, entre otros. Así como también varias facultades de
la Universidad de Cartagena, entre ellas la de Medicina y Derecho.
Claro que esto no lo explica todo, además del béisbol intercolegiado
los municipios de los departamentos de Bolívar, Atlántico, Sucre y
Córdoba, mantenían activo el béisbol en distintas villas de la región
Caribe. De manera que Barranquilla en 1946 sería proclamada sede
de los V Juegos Centroamericanos y del Caribe, el desempeño
de la selección colombiana de béisbol fue positivo, obteniendo la
medalla de oro, ganándole en la final a Cuba, el favorito, desde ahí
la capital del Atlántico se posesionaba como la segunda plaza del
béisbol colombiano siguiéndole a Cartagena de Indias.
Gracias a los resultados, demostrados por el seleccionado
nacional, Cartagena de Indias sería escogida como sede para
albergar la IX Serie Internacional de Béisbol de 1947. Por primera vez
en la historia la ciudad era epicentro deportivo de talla mundial. Esto
traería consigo la construcción de un estadio de béisbol profesional.
Sería construido el estadio 11 de noviembre. La selección Colombia
integrada en ese momento por un alto porcentaje de cartageneros,
le daría al país por primera vez en la historia un título mundial a
nivel deportivo. Posteriormente esa serie de eventualidades dejaron
servido el plato para que al año siguiente en 1948 iniciara el béisbol
profesional colombiano.

Béisbol: un deporte que se volvió una forma de vida


“Ningún deporte genera más emociones en el mundo que el béisbol”

Ernesto Jeréz

Santa Rita: la cuna del béisbol popular en Cartagena de


Indias.
Constituir una amalgama de peloteros de talla internacional es
un privilegio para cualquier territorio, por el reconocimiento y el

177
compromiso que envuelve las raíces que representan, entonces
resulta importante conocer quiénes fueron los actores principales.
Pero también implica conocer los artífices que se encontraban
detrás de ellos aportando no solo ideas sino apoyo económico. Para
el caso del barrio Santa Rita, ubicado en la zona norte de la ciudad
de Cartagena de Indias, el béisbol menor y juvenil se consolida
gracias a los apoyos de la Base Naval, Luis Sierra Sabalza, Harold
Still, José de la Concepción Guzmán, Pompilio Pérez Peinado,
José Egel Cazans y José Corpas, padre.
La popular barriada desempeñó un papel sumamente influyente
dentro de la consolidación de este deporte en la ciudad. Aquí
conviene detenerse y aclarar que esto fue un proceso lento de
transición debido a que la colonia jamaicana, haitiana y curazaleña,
cuyas figuras más representativas en este sector fueron: Harold
Still, Herbert Louis Monroe, Alvin Gregory, Julio Blanch y José
Egel Cazans jugaron un papel de mediadores sociales entre
la élite de Cartagena de Indias y las comunidades populares de
Torices, de manera fundamental para Santa Rita a principios de
la pasada centuria. En el marco de la popularización del mismo
que se expandió a otras esferas sociales, Santa Rita situado en
inmediaciones del cerro de la Popa y a orillas del mar Caribe, en su
límite con Cartagena de Indias se convertiría en la cuna del béisbol
cartagenero.
Indiscutiblemente que solo reconocimientos merecen los
distinguidos deportistas del barrio Sta Rita que desde hace más de
cinco años vienen luchando por el béisbol juvenil. Incubadora de
peloteros para el béisbol mayor58.
Es así como nace el título de este ítem, la prensa de mediados
de siglo XX referenciaba al barrio Santa Rita como la incubadora
de jugadores que luego representarían el departamento de Bolívar
y posteriormente la selección nacional. A los catorce años de edad
inicié jugando categoría juvenil en el barrio Santa Rita59. Es decir,
la cuna, el semillero, el foco de formación de nuestros más grandes
beisbolistas como José Miguel Corpas, José Ignacio Padilla e
Inocencio “La Yuya” Rodríguez, Abel Guzmán, Abel Leal, Alfonso

58
El Fígaro, marzo 30 de 1959. P.3.
59
Entrevistado: José Pompeyo Llamas Castillo. 23 de junio de 2016.

178
Alcázar, Wilson Guerrero, Alcides Batista, Eliseo Peñaranda (Triple
A de Los Atléticos de Kansas City), entre otros.
Pero todos estos usos de la cultura tradicional serían imposibles
sin un hecho básico: la continuidad en la producción de artesanos,
músicos, danzantes, y poetas populares, interesados en mantener su
herencia y renovarla60. Néstor García Canclini plantea la producción
artística como el sinnúmero de variables que se generan en los
diamantes de béisbol, donde de igual forma la prensa como emisor
deportivo describía, desde su lenguaje escrito, como poesía, el
reconocimiento al espectáculo brindado por los artistas, artesanos
y poetas cartageneros de aquella época donde sus herramientas
eran: la inteligencia, un bate, una manilla y una pelota de béisbol.
En mi nacimiento en el barrio Santa Rita nosotros nos
conformamos con muchos pelaos aquí como José Miguel Corpas,
hubo varios que jugamos desde niño, a mí desde niño me gustó
mucho el béisbol, nosotros jugamos con aquella bola llamada de
“Mochila” y siempre me gustó ser receptor y aquí del barrio una vez
teníamos un equipito llamado Santa Rita, teníamos por ahí diez
años más o menos cuando conformamos ese equipo. Nosotros
jugábamos en esos playones que ya no existen, en estos playones
nos hicimos la mayoría de peloteros61.
Para mediados de siglo XX, en Cuba, el béisbol era jugado en
“bateyes”, lo que implica el área de trabajo en el corte y tratamiento
de la caña para transformarla en azúcar. Ese conglomerado humano
en la cadena productiva comprende oficina, molienda y refinación
del azúcar. En síntesis, el batey es el asentamiento humano en
un lugar determinado y el aparataje instrumental que interviene
en conjunto en el ingenio azucarero, caso específico Cuba y los
ingenios Central Colombia (Sincerín), Berástegui (Córdoba),
escenarios de béisbol al igual que el ingenio de Papare, Ciénaga
– Magdalena. Una referencia casi que obligada para comprender
este fenómeno caribeño. Procesos similares que se originaron en
latitudes lejanas pero que aterrizaron en un espacio llamado el
Gran Caribe que acogería y proliferaría esta realidad histórica que
aún se mantiene. Estos elementos contribuyeron a unos sistemas

60
Néstor García Canclini. Culturas híbridas. México. 1989. Grijalbo. P. 202.
61
Entrevista: José Ignacio Padilla, 12 de marzo de 2016.

179
de identidad que no se pueden desconocer. Sobre todo, cuando
los mismos pueden ser punto de partida y raíz de la construcción
de futuras integraciones regionales62. Es decir, el impacto de este
deporte tuvo una gran recepción a nivel local, regional y nacional.
Las tradiciones se reinstalan aún más allá de las ciudades: en
un sistema interurbano e internacional de circulación cultural63.
Confirmando los vasos comunicantes de nuestro Caribe continental
con el Gran Caribe que, a partir de la circulación cultural, aparecería
una reciprocidad del mismo modo que se convertiría en tradición,
si se tiene en cuenta los lazos estrechos con respecto al béisbol de
nuestra región con el Caribe insular.
La permanencia de este deporte de conjunto trajo consigo una
serie de componentes que se encuentran vinculados a códigos
lingüísticos que harían de este fenómeno un verdadero reto cultural.
Un análisis detenido de estos aspectos contribuye a reafirmar
la extraordinaria significación que tiene la cultura en cualquier
proceso identitario64. Los términos culturales se desprenden de una
influencia prematura que existe dentro de los individuos que inician
sus procesos de formación deportiva. Entonces resulta importante
conocer los inicios de quienes fueron protagonistas de este deporte
en Cartagena de Indias, para saber de buena tinta como se convirtió
en una forma de vida para ellos.
El proceso de formación de los peloteros de la época fue iniciado
en calles polvorientas, a pies descalzos, con manillas de lona y
cartón, bates de palo y bolas de medias, así se alimentaron sueños
de niños y adolescentes. Por lo tanto, la estabilidad económica y
laboral que encontrarían muchos jugadores por medio del béisbol.
De la zona norte de la ciudad, hubo un equipo de Lo Amador,
llamarse Willard que jugamos aquí en Santa Rita y vinieron equipo
del centro, también del Espinal, calle Santander, varios barrios
teníamos equipo y aquí salíamos para el béisbol de primera
categoría. De aquí salió un Daniel Blanco, un “Pala” Jiménez, salió

62
Manuel Martínez Casanova. “Una reflexión sobre cultura popular e identidad” en: Islas.
43, octubre – diciembre. P. 51.
63
Néstor García Canclini. Culturas híbridas. México. 1989. Grijalbo. P. 203.
64
Manuel Martínez Casanova. “Una reflexión sobre cultura popular e identidad” en: Islas.
43, octubre– diciembre. P. 52.

180
“Chiqui” Dueñas, un Abel Leal de Canapote, y venían del Papayal,
de allí salimos bastantes para la primera categoría65.
De manera que la dinámica de crecimiento urbano de la ciudad
se emprende en la década de los sesentas, momento en que la
ciudad se expande hacia el sur. Aparecerían barrios como El
Socorro y Blas de Lezo, entre otros, respuesta para explicar que
el incremento de zonas residenciales no solo conllevó a crear
nuevos espacios para vivir sino para compartir. Es decir, rasgos
culturales de las primeras barriadas populares se trasladarían
a los nuevos sectores de la ciudad, el béisbol llegaría así a
complementar la cotidianidad de toda Cartagena de Indias.
No hay duda que el gran aporte del barrio Santa Rita en la
consolidación de la práctica de este deporte en la ciudad fue
la incidencia de sus peloteros en las diferentes ligas donde
participaron, afirma José Ignacio Padilla que “Santa Rita fue la cuna
del béisbol porque de aquí salieron peloteros como mi persona,
como José Miguel Corpas y “La Yuya” Rodríguez, y otros más que
representamos a nuestro departamento y a nuestro país.”

El lenguaje: frases y formas de expresión


Reconocer los registros lingüísticos que se han generado y
mantenido alrededor de la práctica de este deporte en el devenir
histórico de la sociedad cartagenera implica adentrarse en los
rasgos más significativos que han dejado culturalmente el béisbol en
Cartagena de Indias y la región Caribe. Cuando de alguna manera
un oído escucha una palabra o una frase, inmediatamente intenta
interpretar lo que hay detrás de ello, ya sea un espacio geográfico
determinado o una identidad sociocultural específica, entre otros
factores.
Entonces aquello para comprender la raíz de la proveniencia,
para el caso del Gran Caribe y fundamentalmente el de Cartagena
de Indias, la fraseología generada alrededor del béisbol a través de
la historia ha sido muy apetitosa. Sin embargo, no hay duda que
este caso es el más esencial para entender la influencia que ha
tenido el rey de los deportes en la sociedad cartagenera.

65
Entrevistado: José Ignacio Padilla, 12 de marzo de 2016.

181
En el Caribe colombiano, el deporte ha logrado escurrirse en
distintos sectores de la vida social, y es el béisbol el de mayor
arraigo a través de la historia. En Cartagena de Indias hace 60 años
todo era béisbol, eso era lo que se respiraba y todos los habitantes
sabíamos jugarlo y entenderlo66. Es decir, que este fenómeno
cultural se puede catalogar de larga duración debido a que ha
perdurado en la mentalidad de la población.
El deporte, como expresión moderna, ha logrado penetrar y
permear todas las esferas sociales. De igual manera, apunta que,
cuando a finales del siglo XIX, en Inglaterra, se incorporaron estos
modelos de encuentro de las élites, pocos vaticinaban que lo que
les servía como aprovechamiento del tiempo libre se convertiría, un
siglo después, en un negocio lucrativo y un espectáculo, seguido
con mucha curiosidad por una multitud de personas en todo el
mundo. Para el mismo Castro Bohórquez “el lenguaje deportivo es
herencia de esa realidad, en especial anglosajona. Muchos de los
conceptos y términos vienen del viejo continente, especialmente de
Inglaterra y existe la dificultad de la adaptación de estos términos
y de la incorporación de determinadas innovaciones, no siempre
acertadas”67. De esta manera en Cartagena de Indias el béisbol,
a principios del siglo XX, solo lo practicaba la élite, pero con su
popularización transcendió a otras esferas de la vida social como lo
plantea Roosevelt Castro Bohórquez.
Por otra parte, para comprender la influencia fraseológica
en la cotidianidad cartagenera, hay que saber que los signos
fraseológicos están más directamente vinculados a la cultura,
las ideas y la forma de vida de una sociedad; son más
coyunturales y tienen un estatus mixto cultural–lingüístico. Muy
frecuentemente, los fraseologismo son metáforas nuevas que
los hablantes crean basándose en unos referentes culturales

66
Entrevistado: Miguel Meléndez Padilla hora: 10:30am 30 de octubre de 2014.
67
Castro Bohórquez, Roosevelt. “El periodismo deportivo: ¿una balacera lingüística?”. Re-
flexión acerca de la violencia en el lenguaje deportivo. En: Idioma y deporte. El juego del
lenguaje, 1999.
Idiomaydeporte.com. En: Orozco, Roycer. 2004. “Fraseología del habla cartagenera en re-
lación con el béisbol: “Un jonrón con las bases llenas”. Trabajo de grado, Programa de
Lingüística y Literatura.Universidad de Cartagena. Cartagena. P. 4.

182
que los interlocutores conocen bien68. En Cartagena de Indias
este tipo de expresiones lingüísticas se le conoce como “dichos”
o “dicharachos” que son comunes en el lenguaje popular.
Como ejemplo de ello, relato algunas de esas frases y formas
de expresión que se han generado y mantenido alrededor de la
práctica del béisbol y que se han trasladado a la vida cotidiana a lo
largo del devenir histórico de la sociedad cartagenera.
Denotando aquellos rasgos más significativos que ha dejado
culturalmente el béisbol en Cartagena de Indias y la región Caribe,
resaltando así el hecho de que el béisbol más que un deporte es
una forma de vida.

“Dos jóvenes conversan en una esquina cuando de repente uno le


dice al otro
¿Viste pasar a esa mujer?, ¡está bien, cuarto bate!”
Cuarto bate: En el béisbol los jugadores grandes y corpulentos.

“Un joven perdido en el centro le pregunta a un vigilante, compa


¿Dónde queda la pizzería italiana? Y este le responde: ¡Erda! me
cogiste fuera de base”
Fuera de base: En el béisbol un jugador abierto de la base.

“Dos amigas conversan sobre la realización de un evento y al


preguntar por el lugar donde se realizará la una le dice a la otra
erda quedas de local”
Local: En el béisbol es el equipo que juega en casa, es decir,
quien tiene ventaja para cerrar la última entrada.

“Vas de 3–3 le dice la madre a su hijo al ver que este lleva tres
días consecutivos saliendo a fiestas”
Vas de 3–3: En el béisbol cuando el bateador conecta tres hits
(tres batazos inatrapables)

68
Ibíd. P. 12.

183
“No voy más al bate, le dice un amigo a otro cansado de seducir a
una mujer”
No voy más al bate: En el béisbol cuando un jugador cansado
cede el turno al bate después de haber tenido varias fallas.

“Te tengo fildeada, le dice una amiga a la otra al darse cuenta


que está saliendo con un chico nuevo”
Fildeado: En el béisbol cuando ya conocen la jugada del bateador
y le agarran la bola con facilidad.

“Chofe dale que vamos a llegar en el noveno inning, le


dice un pasajero al conductor que va manejando con cierta
lentitud”
Noveno inning: En el béisbol, es la última entrada del partido.

“Un grupo de amigos se encuentra tomando, cuando de


repente uno le dice al otro ey pitchea ahí, refiriéndose a que
sirva el trago”
Pitchear: En el béisbol es cuando el pitcher lanza la pelota a
home.

“Pides más que guante de catcher le dice el papá al hijo que le


pide plata a cada rato”
En el béisbol hace referencia a las señas que el cátcher le hace
al pitcher para que le lance bola.

“Me quedé quieto en primera, responde el muchacho a la pregunta de


por qué no salió la noche anterior”
Quieto en primera: En el béisbol es cuando el bateador corre
hasta la primera base y se queda quieto por peligro de out.

184
“La botaste de jonrón, le dice un amigo al otro tras este decirle una
mentira”
Botarla de jonrón: En el béisbol sacar la pelota fuera del estadio.

Es así como las unidades fraseológicas de una lengua se


desprenden de unas acciones, en este caso, de las realidades
que se desligan de un terreno de béisbol, por tanto, es necesario
conocer los antecedentes culturales de sus hablantes y su visión
del mundo como la competencia simbólica de estos.
La fraseología no es un inventario cerrado de locuciones, sino
que, por el contrario, es una actividad creativa en la que, en
cualquier momento, un hablante puede producir una nueva variante
o crear una invención personal. Tales invenciones, sin embargo,
son entendidas por los interlocutores puesto que participan de ese
mismo fondo cultural que el creador del fraseologismo. La mayoría
de los cartageneros entenderían los sentidos de las frases de origen
en el béisbol debido al gran arraigo y conocimiento del deporte en
la ciudad69.
Fondo cultural que consolida la relación entre el Caribe insular
y nuestro Caribe continental porque esas invenciones solo son
entendidas por quienes han escriturado en su piel el béisbol como
una forma de vida. Hay un montón de frases que nosotros usábamos
cuando niños y que hoy en día se siguen hablando y escuchando70.
Dentro de las entrevistas realizadas se puede percibir como el
béisbol ha sido un fenómeno de larga duración, que ha despertado
la creación de terminologías que son utilizadas consciente y
sistemáticamente para referirse no solo a las incidencias del juego,
sino también a otras situaciones de la vida cotidiana.
En definitiva, la fraseología generada refleja inevitablemente el
contexto histórico sociocultural en el cual se desenvuelven y nutren
las creaciones expresivas de una determinada población.
La influencia del béisbol en la cultura popular se puede entender
en este aparte, sentando las bases así de un fenómeno social,
cultural e identitario que ha constituido un factor esencial para la
69
Ibíd P. 13.
70
Entrevistado: José Ignacio Padilla Herrera, 23 de noviembre de 2014.

185
configuración social de la población de Cartagena de Indias en su
historia.

Aquel título del 65


Transcurría el año 1965 y Cartagena de Indias se encontraba
experimentando nuevas formas de forjarse como ciudad desde el
punto de vista social, económico y cultural. Desde lo social buscaba
crecer espacialmente; en cuanto a lo económico se idealizaba el
turismo como la fuente que sumaría serios dividendos para potenciar
la ciudad y, a partir de lo cultural, la ciudadanía se regocijaba en
los teatros cinematográficos y en los pasatiempos deportivos y
culturales zarandeados por el boxeo y el béisbol.
Cuando se iniciaba la XVI Serie Mundial de Béisbol Amateur
no se auguraban mayores éxitos en la parte organizativa
y todos los esfuerzos tuvieron que enfilarse entonces
hacia la parte deportiva de nuestro seleccionado. Un año
antes del comienzo de la serie, Colombia fue nombrada
oficialmente sede de este evento orbital. Una vez finalizada la
IXV Serie Mundial en México, los ojos de directivos, jugadores y
aficionados de todo el mundo apuntaron a nuestro país71.
Por segunda vez en la historia deportiva reciente del país,
Cartagena de Indias se convirtió en la organizadora de un evento
de esa magnitud. Como es natural, distintos retoques se le hicieron
al templo del béisbol colombiano para albergar a los huéspedes
que venían de distintas partes del mundo, entre ellos, Guatemala,
República Dominicana, El Salvador, Panamá, Aruba, México,
Puerto Rico, Nicaragua y Colombia.
Antes de la inauguración existieron serios inconvenientes
de carácter económico, pero debido al empuje de la ciudadanía
se ejerció presión en los encargados de coordinar el evento.
Solucionado el problema económico de la XVI Serie Mundial de
Béisbol Aficionado, que se iniciará el día 12 de los corrientes en
esta ciudad72. Considerando el contexto tan efervescente que cada
ciudadano expresaba a través de su pasión por ver y jugar este
deporte, la realización de este evento no tendría reversa. En las

71
Programa radial: A la espera de la gloria de 1965. Emiro Bertel Torrente.
72
El Universal. Febrero 2 de 1965. P. 6.

186
anteriores palabras advirtamos, que la afición no solo se reducía al
ciudadano común, sino que desde las autoridades también el gusto
era latente.
Para continuar con la finalización de los recursos que le darían
el toque final a la realización del evento el Tesorero General,
del Departamento de Bolívar, hizo entrega la semana pasada,
al Comité Organizador de la serie, del cheque por la suma de
$100.000.00 parte del auxilio que votó el gobierno departamental,
y para esta semana se espera que el municipio haga entrega de
los $ 200.000.00 votados por el concejo municipal de Cartagena73.
Se cree haber mostrado el respaldo que las autoridades políticas y
cívicas le dieron a esta serie, que sin duda iba ser un rotundo éxito.
Luego de la aprobación del presupuesto, la ciudad enlazó sus
cordones para ajustar los zapatos de la victoria. En Cartagena de
Indias no se hablaba de otra cosa que no fuera béisbol, el tema
estaba en la atmosfera citadina, propios y extraños debatían,
pensaban, comentaban sobre el desenlace de la serie. Las tertulias
en las esquinas se convirtieron en verdaderos rituales de memoria
histórica, porque en ese momento se tenía en nuestro palmarés
una medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe
celebrado en Barranquilla (1946) y Colombia había sido campeón
en 1947 en la serie mundial disputada en Cartagena de Indias.
La gloria de 1947 estimulaba a los aficionados, no pasaba de ser
un recuerdo grato74. Y para mediados de la década del sesenta lo
que parecía imposible, se hizo posible. El seleccionado colombiano
comandado por Antonio “Tony” Pacheco, deslumbraría contra todo
pronóstico a los incrédulos y serían vencedores.
Más que describir el desenlace del partido final, lo que aquí
respecta es el desenlace cultural que se desprendió de ese
acontecimiento. Se puede explicar desde lo pasional, desde lo
sagrado y lo indescriptible. En la ciudad hubo una histeria colectiva,
al punto que en la parte alta de la novena entrada cuando el equipo

73
El Universal. Febrero 2 de 1965. P. 6.
74
Programa radial: A la espera de la gloria de 1965. Emiro Bertel Torrente. 1981.

187
saltó al campo la gente comenzó a cantar el himno nacional. Fue un
privilegio haber visto ese episodio glorioso del deporte colombiano75.
Una conmoción social, que impactaría en la descomunal
movilización de la ciudadanía por celebrar tan importante
acontecimiento. Pudiéndose comparar con la efervescencia
colectiva generada en las ceremonias religiosas de los aborígenes
australianos que constituía la principal fuente de experiencia para
considerarlas un reino sagrado76. Tinte divino que bautizaría al
estadio 11 de noviembre como el “Templo del béisbol colombiano”.
De acuerdo con lo divulgado en la prensa local y regional el
tributo a estos peloteros fue de orden nacional. Las celebraciones
se contemplaron en cada rincón del territorio nacional.
Hasta el momento de cerrar nuestra edición, fuimos informados
también que, en todos los departamentos de Colombia, celebraban
con júbilo la consagración del equipo colombiano al conquistar el
título de Campeón Mundial de Base–Ball Amateur. Una vez más el
suelo patrio se cubre de gloria gracias a los integrantes del equipo
que jugaron para ganar y ganaron, al estímulo de los conterráneos
que en todo momento supieron animar a estos corajudos jugadores
y su director y colaboradores que también contribuyeron con su
granito de arena77.

¿El béisbol transformó sus vidas?


El deporte es un vector fundamental en la construcción de la vida
del ser humano, tanto así que entraría en debate si el hombre antes
de pensar ya jugaba. El juego es más viejo que la cultura; pues, por
mucho que estrechemos el concepto de esta, presupone siempre

75
Raúl Porto Cabrales, en: El Heraldo. Consultado: http://www.elheraldo.co/deportes/
el–dia–que–un– adolescente–hizo–que–colombia–ganara–una–serie–mundial–de–beis-
bol–185685. Enero 21 de 2016 02:36pm.
76
Durkheim, Emile.1976. “The Elementary Forms of the Religious Life”. En: Norbert Elias
y Eric Dunning. 1992. El deporte y ocio en el proceso de civilización. México: Fondo de
Cultura Económica. P. 267.
77
El Universal. Domingo 28 de febrero de 1965. P.3.

188
una sociedad humana, y los animales no han esperado a que el
hombre les enseñe a jugar78.
En el transcurrir de las diferentes etapas de la historia el
juego ha tenido diferentes percepciones y connotaciones
que van desde el acondicionamiento físico de un individuo
tomado como un mecanismo de protección corporal, belleza y
de salud, pasando por la caza como elemento de captura animal
y en los últimos tiempos a modo de agente de cambio social y
económico, entre otras.
Por otra parte, resulta interesante reconocer lo que sucedió en
aquella época por medio de fuentes orales, pero el lenguaje escrito
que la prensa de ese tiempo empleaba, dilucida la pasión de no
solo cómo se jugaba, sino también de la escritura de la prensa.
Cuando el seleccionado de Bolívar se preparaba para los VII Juegos
Nacionales a disputarse en Barrancabermeja, El Fígaro describía
así parte de la despedida:
Desde ya le deseamos éxitos y que tengan en cuenta que no
deberán ser inferiores a los representativos anteriores que supieron
retener invictos el título de campeones invictos: sabemos que
se van a enfrentar a equipos como los de Magdalena, Atlántico,
Córdoba, que son verdaderas potencias en el rey de los deportes,
pero conocemos su clase y su amor por la patria chica, por lo que
– aun cuando la contienda será ardua– estamos convencidos que
lucharán como buenos para conquistar el gallardete79.
Es decir, un honor representar al departamento, factor
determinante para entender este fenómeno como una realidad
histórica, para jugadores, aficionados, gente del común y también
para los medios de información.
El béisbol en Colombia, durante el periodo en estudio, se
convertiría en agente de cambio social y económico para muchos
peloteros que a mediados del siglo XX encontraron en este deporte
una nueva forma de concebir sus vidas, teniendo en cuenta
la gran acogida que se desprendía de los eventos deportivos.
Un reflector donde el talento te ayudaba a forjar tu futuro si se

78
Johan Huizinga. Homo Ludens. Barcelona: Alianza Editorial. 2012 P. 11.
79
EL Fígaro, diciembre 1 de 1959. P. 3.

189
tiene en cuenta las características de las competiciones a nivel
nacional, un ejemplo claro lo es José Miguel Corpas Garcés, un
prodigioso beisbolista cartagenero nacido en el barrio Santa Rita,
quien a su corta edad en los años sesenta vislumbraba con destellos
de inteligencia y sabiduría en los diamantes donde hacia lucir su
versatilidad, su don para jugar el rey de los deportes.
Su infancia transcurrió jugando con un palo de escoba y unas
checas, tapas de gaseosa, que hacían las veces de pelota. Fue
una época en que el deporte en Cartagena de Indias giraba en
torno al béisbol y en la que José Miguel, de tanto jugar en el campo,
se encariñó con la naturaleza. Por eso en 1962, llegó a estudiar
Licenciatura en Biología y Química en la Universidad de Antioquia,
donde entregó su vida como jugador y entrenador de béisbol,
iniciando un periodo histórico para los antioqueños, que se extendió
hasta los años noventa, en el cual Antioquia, siendo un equipo del
interior, triunfó ante los fuertes contendores de la costa80.
José Miguel reconoce que gracias al béisbol mejoró su calidad
de vida. El deporte me ayudó mucho para culminar mis estudios en
la Universidad de Antioquia ya que por jugar me pagaban todo, me
becaron81. Un profesional dentro del diamante y en las aulas, un
deportista que se convirtió en el vivo ejemplo que por el solo hecho
de practicar béisbol se podía ser alguien en la vida.
La primera mitad del siglo XX es considerada en Colombia como
la época donde el béisbol se arraigó en la costa Caribe como el
pasatiempo preferido de sus habitantes. Un deporte que se generó
en latitudes lejanas pero que se asentaría en el Gran Caribe. Donde
tendría sus más bellos destellos hasta nuestros días.
Desde los bateyes, donde agricultores en tiempos de descansos
practicaban el deporte rey a finales del siglo XIX en diferentes islas
del Caribe hasta Cartagena de Indias, en sus plazas del intramuros
y en las barriadas populares que aparecerían a las afueras del
“Corralito de piedra”.

80
Consultado en: http://www.banrepcultural.org/sites/default/files/parte_i–d.pdf. 25 de fe-
brero de 2016, 04:05pm.
81
Entrevista a José Miguel Corpas Garcés. 14 de mayo de 2016.

190
Algo casi natural que se escrituraría en la piel y el quehacer del
hombre nacido a orillas del mar, transcurrían los años veinte de la
pasada centuria cuando se origina el barrio Torices y junto con él,
aparecerían entre otros sectores Santa Rita en 1933.
Santa Rita, denominado así por Santa Rita de Casia, sería el
lugar de nacimiento de un niño llamado José Miguel Corpas Garcés,
quien descubrió a corta edad que, como por arte de magia, estaba
dotado de un talento innato, de un don artístico para jugar béisbol, al
mejor estilo de un súper humano. Su inteligencia y versatilidad eran
extremadamente insuperables. La tierra de Rita de Casia, la Santa
de lo imposible, vio forjar en sus polvorientas y onduladas calles a
un José Miguel Corpas quien en los improvisados diamantes hacia
posible lo que otros consideraban imposible, su juego mágico hacía
de lo difícil un todo simple en el arte de la pelota caliente. Pero su
liderazgo, además de deportivo, lo fue también social, empresarial
y cultural.
Coincidencia que solo es reflejada por tres generaciones donde
él es el intermediario, Luis Castro el primer latinoamericano en jugar
en las grandes ligas, José Miguel Corpas el jugador más inteligente
que ha dado el país y Edgar Rentería el más grande a nivel de logros
internacionales. Todos tres jugaron como campo corto (Shortstop),
sus apellidos son de procedencia del Pacífico colombiano y, como
si fuera poco, marcaron indeleblemente a sus generaciones.
Por razones de reconstrucción histórica este trío representa una
relación de parentesco, que no solo irradia en un espacio geográfico
determinado, sino que vas más allá de límites fronterizos. Aquel
deporte que llegó en un intercambio portuario, consolidaría a
Corpas como el jugador más inteligente y versátil que se haya visto
en el amateurismo.
Como jugador en distintas etapas de su trayectoria representaría
a Bolívar, Antioquia y Colombia. Como mánager también lo hiciera
con Antioquia, Sucre, y distintos clubes.
Un verdadero genio que se hizo en calles polvorientas, con la
dicha de haber nacido en la cuna del béisbol menor de Colombia:
Santa Rita. Con sus inspiraciones intelectuales dentro del diamante,
cautivó a generaciones populares que hoy hasta nuestros días

191
siguen recordando aquellas jugadas de antaño que viven en sus
memorias, así como el pez hace su vida en el mar.
El béisbol más que transformar mi vida, me dio un modo de vida,
gracias a lo que hice en los juegos naciones de 1960 representando
a Bolívar, mi nombre se conoció en todo el país, por eso soy
quien soy hoy, gracias al béisbol82. Después de una destacada
participación en los Juegos Nacionales de 1960 aquel joven de 17
años comenzaría una carrera épica que lo consolidaría como uno
de los jugadores más importantes que ha dado Colombia.

Consideraciones finales
El abordaje de este trabajo estuvo cohesionado por la importancia
de cada sección para finiquitar esta interpretación historiográfica.
Por tanto, para concluir es necesario resaltar los puntos más
importantes trabajados a lo largo de este texto y que permiten más
allá de hacer un trabajo descriptivo analizar aspectos fundamentales
que se reflejan en la vida social y deportiva de la Cartagena de
Indias de hoy.
A la luz de lo anterior; se cuenta en primer lugar con un aparte que
esclarece la llegada del béisbol al país y a la ciudad de Cartagena
de Indias, ciudad que lo recibiría y acogería para luego proliferarse
en la costa Caribe colombiana. Un deporte que ya se practicaba en
la ciudad junto con el tenis y el boxeo, cuando apenas se proyectaba
dentro de los planteamientos urbanísticos europeos ubicarla como
ciudad olímpica hacía 1948.
En esa parte sobre la génesis y consolidación del béisbol en
Cartagena de Indias se establece que, ciertamente se puede afirmar
que el béisbol entró por el puerto de Cartagena de Indias, pero a
ciencia cierta no hay una fecha exacta como punto de referencia
del nacimiento de este deporte en el territorio colombiano. Deporte
que, siendo un referente de atracción por algunos sectores de la
sociedad cartagenera, en 1911 entraría en la programación de la
celebración de las fiestas del 11 de noviembre, eventualidad que
transformaría el contexto social, político, económico y cultural que
para la década de 1955 – 1965 existía. Siendo entonces el béisbol,
82
Entrevista a José Miguel Corpas Garcés, 14 de mayo de 2016.

192
el día a día de algunas barriadas populares de la ciudad, entre
las cuales Getsemaní, Torices, Santa Rita, Canapote, y Pie de la
Popa, sobresalieron como semilleros de profesionales del béisbol
colombiano.
Cabe resaltar además el papel fundamental que tuvo la
construcción del primer estadio de béisbol de la ciudad: La Cabaña,
que, aunque no contaba con las características propias de un estadio
de béisbol, logró convocar a cientos de cartageneros todos los
domingos de aquella época, contribuyendo a la formación deportiva
de muchos cartageneros. Dichos acontecimientos determinaron en
gran medida el significado de este deporte en la ciudad de hoy. El
béisbol sencillamente transcendió todas las barreras del deporte
constituyéndose más allá de un pasatiempo en un modo de vida.
Por otro lado, el béisbol, un deporte que se convirtió en una forma
de vida, es posible apreciar cómo un barrio popular y su afición
por el béisbol lo convirtió en la cuna del mismo y en la incubadora
de grandes beisbolistas. Así como también se vio reflejada en el
legado cultural que dejó con respecto a la utilización del lenguaje.
Por su dimensión creativa de transformar momentos del juego en
expresiones cotidianas, cerrando con el segundo título mundial que
ganaba Colombia, coyuntura que traería unas transformaciones
desde el punto de vista social, porque en cierto sentido el béisbol se
convertiría en una forma de vida para los jugadores y aficionados
que gozaron del privilegio de vivir aquellos momentos.
Quiero insistir que he querido contribuir con esta investigación
a la definición de una nueva interpretación de los hechos que
marcaron y continúan marcando la historia del béisbol colombiano.
Cartagena de Indias como bien lo vimos a lo largo de este texto
fue el epicentro cultural del béisbol, si se entiende a este mismo no
como un deporte sino como un fenómeno que trascendió la vida de
quienes saben lo que realmente significó la llegada y permanencia
de este deporte al país.
Este escrito, junto a otros trabajos que se han desarrollado con
anterioridad, permite llenar el vacío historiográfico que alrededor
del béisbol se tiene en la región y el país, no como un abordaje
descriptivo sino como un análisis que va más allá de lo que ocurría
dentro de un estadio de béisbol. Sencillo, el béisbol se escurrió a

193
otras esferas de la vida cotidiana, tanto así que una muestra para
entender la verdadera influencia de este deporte se ve reflejada en
muchos cartageneros por la forma en que se trasladó el lenguaje
que se genera dentro de un diamante de béisbol a lo cotidiano.
Así mismo con la realización de este trabajo se pudo determinar
que el béisbol más allá de lo deportivo fue un fenómeno de carácter
cultural en la ciudad de Cartagena de Indias durante el siglo XX que
en primera medida superó la condición de un escueto deporte a una
concurrente práctica.
Por tal motivo, se explicaron los antecedentes que precedieron
el periodo de estudio (1955–1965), es decir, se revelaron los inicios
del béisbol en la ciudad y como este transcendió durante cuatro
décadas para lograr su consolidación. Además, se contextualizó la
ciudad para esclarecer que sucedía desde el punto de vista cultural,
social y económico.
Dando a entender que el Caribe, es uno solo, es decir, Cuba el
país donde mayor profecía tuvo este deporte tendría lazos no solo
con otras Antillas sino con su límite continental. Entonces dentro
de un marco general, el contexto de la ciudad desde el punto de
vista social, era deportivo, el béisbol y el boxeo eran los deportes
favoritos y, además, el plano regulador de 1948 intentó ubicar a
Cartagena de Indias como una ciudad olímpica. Pretensiones que
auguraban a Cartagena de Indias como una verdadera Villa Atlética.
Sin embargo, la historia del béisbol en el país se alimenta de
dos títulos mundiales que ocasionaron momentos de efervescencia
colectiva a nivel nacional. En Cartagena de Indias las barriadas
populares se convertían en epicentros de concentración emocional,
se destacan barrios como Santa Rita, Getsemaní, Canapote, entre
otros, donde existían muchos aficionados.
Los historiadores regionales han desconocido y le han dado un
tratamiento mezquino a los estudios que tienen como referencia al
béisbol en la composición de identidades y formas de sociabilidad,
sin embargo, mi finalidad es contribuir con la historiografía del
deporte y cultura del país. Los estudios culturales en América Latina
y Colombia en los últimos años registran avances considerables.
De esta manera y con base a lo anterior mi propósito fue escribir
una versión historiográfica coherente que explicara la influencia que

194
tuvo el béisbol en la cultura popular de la sociedad de Cartagena
de Indias.

Si “EL BÉISBOL EN LA CULTURA POPULAR DE CARTAGENA


1955–1965” contribuirá a futuros trabajos semejantes, yo estimaría
este hecho como el más grande compromiso con quienes aman el
béisbol. Debido a que este trabajo fue producto de una tradición
beisbolera que desde niño me obligó a ser consecuente con mi
historia de vida. No se olvidará así este homenaje para quienes
desde cualquier perspectiva enaltecen el pasado como una forma
para concebir el presente.

Bibliografía
Fuentes Primarias
A.H.C El Porvenir Noviembre de 1911
Archivo de El Universal 1948–1965
El Fígaro Noviembre de 1945. Marzo de 1950. Diciembre de
1951.

Entrevistas
Enrique Muñoz Vélez, 20 de noviembre de 2015.
Miguel Meléndez Padilla, 30 de octubre de 2016.
José Miguel Corpas Garcés, 14 de mayo de 2016.
José Ignacio Padilla Herrera, 23 de noviembre de 2014 y 12 de
marzo de 2016.
José Pompeyo Llamas Castillo, 23 de junio de 2016.

Fuente web
El Universal, sección El Dominical, “Beisbol en Cartagena”,
http://www.eluniversal.com.co/suplementos/dominical/beisbol–en–
cartagena–54946. 12/10/15, 02:24 pm.
El Universal, sección El Dominical, “Cartagena y el
Beisbol”,

195
http://www.eluniversal.com.co/suplementos/dominical/
cartagena–y–el–beisbol–131605. 10/10/15, 03:24 pm.http://www.
banrepcultural.org/sites/default/files/parte_i–d.pdf. 25 de febrero de
2016, 04:05pm.
El Heraldo. Consultado: http://www.elheraldo.co/deportes/
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Fuentes secundarias
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y Cartagena”, en: Revista Estudiantil ALAULA, N 2, Universidad de
Cartagena, 2014, P. 3.
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Orozco, Roycer. 2004. “Fraseología del habla cartagenera en
relación con el béisbol: “Un jonrón con las bases llenas”. Trabajo
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1874–1948, Cartagena, Ed. Universidad de Cartagena., 2013, Pp.
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196
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Unicarta n. 112, Cartagena, Universidad de Cartagena. 2013. Pp
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BAUMAN, Zygmun. La postmodernidad y sus descontentos.
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GARCIA CANCLINI, Néstor. Culturas híbridas. México: Grijalbo.
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GUISPER, Carlos. Las consecuencias sociales del turismo.
Barcelona: Editorial Océano., 1993, P. 103
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N° 5, Cartagena 2013, Pp. 279– 317.
Programa radial: A la espera de la gloria de 1965. Emiro Bertel
Torrente. 1981.

197
El registro del béisbol en el habla
cartagenera. Un jonrón con bases
llenas
Roycer Orozco Camacho83 y Nidia Esther Orozco Camacho84
ORCID: 0000–0003–4614–3659

Introducción
Existe una relación entre lengua y medio, entendida la lengua
no solo como sistema convencional de códigos, sino como el uso
de esta. Al estudiar el uso de la lengua estamos en el plano del
habla, que se analiza desde disciplinas como la sociolingüística, la
pragmática, la etnografía de la comunicación que, sin descartar el
plano formal de la lengua, centran su atención en lo que desde De
Saussure (1998) se ha denominado habla. Este hace referencia al
uso particular que de su lengua tiene un hablante. Los hablantes
no siempre hablan de la misma forma, estos como afirma Corvalán
(2001) “…cambian su manera de hablar según el contexto físico
y humano en el que tiene lugar la comunicación…” (P.116),
dependiendo el rol que asumen en una comunidad o en un acto
comunicativo.
No obstante, el carácter individual del habla define que el hombre
es por naturaleza un ser social y en consecuencia, establece
83
Profesional en Lingüística y Literatura. Exsofbolista de bola rápida en selecciones Bolí-
var y Colombia mayores. Estudiante de la tecnología en Actividad Física SENA.
84
Profesional en Lingüística y Literatura, Magíster en Lingüística, Doctoranda en Huma-
nidades. Humanismo y Persona. Docente Investigadora Universidad de San Buenaventura.
Investigadora Asociada del Grupo Interdisciplinario de Investigación en Educación y Pe-
dagogía (GIEP).

201
relaciones con otros individuos. Esas relaciones se refuerzan gracias
al lenguaje como afirma Duranti (2000): “al utilizar el lenguaje,
contribuimos a crear la realidad que intentamos representar. Basta
con ver las relaciones deícticas entre las expresiones lingüísticas
y los rasgos del contexto en el que se usan (…) El uso de ciertas
expresiones proporciona algo más que la información necesaria
para identificar el referente del discurso (…)” (P. 291) puesto que
en el desarrollo de una persona como ser social, la lengua cumple
una función importante porque como afirma Halliday (1982):
(…) La lengua es el canal principal por el que se transmiten los
modelos de vida, por el que se aprende a hablar como miembro de
una sociedad –dentro y a través de grupos sociales, la familia, el
vecindario, y así sucesivamente– y adoptar su “cultura”, sus modos
de pensar y de actuar, sus creencias y sus valores (…) son los
usos cotidianos del lenguaje más ordinarios (…) los que sirven
para transmitir (…) las cualidades esenciales de la sociedad y la
naturaleza del ser social. (Pp.18–19).
Siguiendo un principio laboviano sobre lengua y habla que indica
que nadie habla realmente una lengua sino una variación de ella
es importante resaltar que como hablantes estamos permeados
por el contexto. Desde la sociolingüística se estudia las variaciones
en el uso de la lengua dada las variables sociales que la influyen:
estrato socioeconómico, nivel educativo, edad, género, oficio,
lugar de origen. Esta última es la que especialmente se tiene en
cuenta en el estudio del registro del béisbol en el habla cartagenera
porque justamente su condición caribe, su afinidad con el deporte
de referencia hace posible que los hablantes hayan incorporado
términos del registro beisbolero en el uso cotidiano del habla.

Habla y deporte: una relación explicada desde la corporeidad


del lenguaje
Como sostienen Gómez, Lora y Orozco (2020) el lenguaje es
la capacidad del ser humano de abstraer, representar, conocer,
conceptuar para luego significar. Es decir, que antes de expresarse
a través de signos (verbales y no verbales) el hablante construye
un entramado de sentido activado por sus percepciones y
abstracciones del mundo que podría luego finalizar con la
expresión o comunicación. Lo que queremos resaltar aquí es que

202
su capacidad de lenguaje no se reduce el uso de signos, sino que
es un fin, pero que cuando se consigue permite la exteriorización
de su visión de mundo, el entramado de sentidos, reconocimiento y
formas de nombrar permeados por sus experiencias. Una manera
de concretarlo es a través del habla (no la referida a la articulación
de sonidos). Esta desde Daza (2005) se entiende como:
"La concreción de cualquier sistema lingüístico, es decir, de
cualquier lengua, ya que es la que permite reconocer la manera
como los individuos pertenecientes a un mismo conglomerado
social y cultural hacen adecuaciones, realizan transformaciones o
se permiten ciertos usos que los hacen singulares en su condición
de hablantes de una lengua". (P.15)
Desde esta noción de habla soportada en la sociolingüística se
destaca el concepto de registro explicado por Halliday (1982) como
la particularidad en la adecuación del uso de la lengua dependiendo
de un oficio, profesión; una relación con una función del hablante
en su contexto social. De allí que se hable del registro de las
disciplinas, campos de saber, deportes entre otros. El registro se
adecúa teniendo en cuenta lo que se reconoce como categorías de
la semiótica social de Halliday; el campo (tema, contexto, tiempo) el
tenor (los participantes) y el modo (el discurso). Para el estudio que
se documenta en este capítulo se explicaría así: Campo: Béisbol
– Cotidianidad; Tenor, los hablantes y su red social; y el Modo:
registro del béisbol en el habla cotidiana.
Para Cuenca y Hilferty (1999) desde la Lingüística Cognitiva,
el lenguaje tiene una doble naturaleza: social y cognitiva y para
explicarlo hay un sustento epistemológico en el experiencialismo
desde el que se define una de sus características como lo es la
corporeidad. Esta se fundamenta en la experiencia humana, dado
que comprende su carácter dinámico lo que permite explicar porque
al ser humano le resulta más fácil construir realidades a través
de la sensibilidad que experimenta su cuerpo. Por ejemplo; en el
estudio aquí referenciado que en el corpus de análisis haya una
expresión como: la botaste del estadio (lo que sería un gran jonrón)
para referirse a que la acción realizada por la persona fue acertada,
exitosa, que superó las expectativas se asemeja a ese batazo (la
acción) que termina con un jonrón (un gran logro). Las ideas no
son concretas mientras que un batazo, un jonrón lo experimenta el

203
cuerpo por la mirada y la euforia que causa a quien lo ve o ejecuta.
Es decir, pasar por los sentidos, por la sensación en la piel dinamiza
la construcción de realidad más contundentemente que la idea en
abstracto.
Castro (2003) afirma que: “El deporte, como expresión moderna,
ha logrado penetrar y permear todas las esferas sociales”.
No obstante, cuando a finales del siglo XIX, en Inglaterra, se
incorporaron estos modelos de encuentro de las élites, pocos
vaticinaban que lo que les servía como aprovechamiento del tiempo
libre se convertiría, un siglo después, en un negocio lucrativo y
gran espectáculo, seguido con mucha curiosidad por una multitud
de personas en todo el mundo. Para el mismo autor “el lenguaje
deportivo es herencia de esa realidad, en especial anglosajona.
Muchos de los conceptos y términos vienen del Viejo Continente,
especialmente de Inglaterra y existe la dificultad de la adaptación de
estos términos y de la incorporación de determinadas innovaciones,
no siempre acertadas” (Castro, 2003, P. 2).
Las culturas se hibridan de muchas maneras, y una de ellas es a
través de sus prácticas, en este caso deportivas, desde las cuales
se toman expresiones que se asocian a situaciones comunes de
los hablantes; sigan o no el deporte. Que quien está más cercano
al deporte, porque lo juegue o sea su fanático, es quien más
emplea los términos no quiere decir que el registro se limite a
estos, sino que como tienen su red social85 el uso se extiende a los
miembros de las mismas. En la caracterización del pensamiento
complejo se resalta al hombre como uno de los sistemas
vivientes que tiene “…la capacidad de transformar los esquemas
organizativos y autogenerar nuevas configuraciones en el marco
de las interacciones…” (Carvajal, 2004, P. 123) Estas se dan en
las familias, amigos, vecinos, compañeros de trabajo que a su vez
nos conectan indirectamente con otros individuos teniendo así red
social. Ejemplo de ello es que, en la costa Caribe colombiana, el
deporte ha logrado escurrirse en otros sectores de la vida social,
y es el béisbol el de mayor arraigo entre la población, a pesar de

85
Se entiende red social en términos de Moreno– Fernández (1990), como “…un entrama-
do de relaciones directas entre individuos y actúa como un mecanismo para intercambiar
bienes y servicios, para imponer obligaciones y otorgar los derechos correspondientes a sus
miembros…” (P. 53).

204
que en los últimos años ha perdido terreno ante el fútbol y otras
expresiones deportivas.
Cabrera (2003) y Castro (2003) coinciden en la popularidad e
incidencia social del deporte al señalar que “el deporte es una de
las actividades que goza de mayor popularidad en la sociedad
moderna. Sus efectos son tan poderosos, que es sumamente
difícil encontrar un ser humano que no se haya sentido atraído por
esta manifestación social”. Es tal la influencia del deporte, señala
Cabrera, que varios conceptos y frases relacionadas con el deporte
se han introducido en el lenguaje cotidiano, especialmente algunas
expresiones propias del béisbol. (Cabrera, 2003, P. 2)
Cartagena de Indias no es un escenario ajeno a la incidencia del
béisbol en las formas particulares de hablar de sus habitantes, por
ello es frecuente escuchar en el lenguaje coloquial comentarios y
expresiones como “el asunto es un fly al catcher”, “fulano es todo un
cuarto bate”, “a mengano lo sorprendieron fuera de base”, “zutano
vino duro y curvero”, “eso está a tiro de hit”, “quien está en tercera
base hasta con un toquecito anota”, entre muchas otras locuciones.
El béisbol, como deporte de origen anglosajón y lleno de
vocablos en inglés, no escapa a la consideración común como
foco de extranjerismos, ni a la dificultad de adaptación de sus
términos, ni a la incorporación de determinadas innovaciones no
siempre acertadas, planteadas por Castro Bohórquez. De hecho, la
Asociación de Academias de la Lengua Española en la constitución
de su comisión permanente, y en varios de sus congresos ha
venido estableciendo resoluciones para el léxico deportivo,
incluyendo el léxico beisbolero, en denominaciones oficiales de
entidades y organismos, nombres de disciplinas deportivas, marcas
y enseñas. La Asociación considera el deporte como ámbito de
urgente intervención en legislación sobre defensa del idioma por
ser un foco de extranjerismos sustituibles por voces españolas, por
voces cuya estructura fonética se puede hispanizar y por palabras
equivalentes. Ha propuesto la revisión de las denominaciones
de diversas disciplinas deportivas, entre ellas la del béisbol, y la
incorporación al léxico de palabras derivadas de ellas.

205
Fraseología del béisbol
Pero parece ser que estas consideraciones no se han tenido muy
en cuenta. Para Julio Ycaza Tigerino no se ha dejado de progresar
en la sustitución de voces extranjeras, principalmente anglicismos,
en el léxico del béisbol, por palabras de nuestra lengua española.
Este planteamiento lo hace basándose en la observación directa
de la prensa, radio y televisión de Nicaragua, como también en
emisiones radiales en los Estados Unidos de América. A partir
de estas observaciones, encuentra que, en contraposición al uso
ocasional de palabras inglesas como hit, inning, out, staff, infield,
standing, mánager, bullpen, utility, score, aparece una numerosa lista
de términos deportivos en español: episodio, serpentinero, entrada,
tiradores, receptoría, rola, elevado, blanqueada, doblete, tablazo,
esquinas, cuadrangular, intermedia, primera base, segunda base,
tercera base, bateo sencillo, bateadores, plato, lanzador, alineación,
torpedero, inicialista, guardabosques, jardineros, cuadro, pizarrón,
lanzamientos, vuelacercas, jardín, encuentro, abanicar.
A estas voces deben agregarse términos ingleses hispanizados:
jonrón, jonronear, ponche, ponchera, pitcheo, pitchear. Estos dos
últimos deben escribirse sin la t intermedia y pitchear sin la e, pues
estas letras no se pronuncian. Se dice pichar y picheo. Pero también
es corriente el uso de lanzar en vez de pichar.
Ycaza destaca el carácter imaginativo y metafórico en el uso de
un lenguaje propio del béisbol:
En el encuentro y generalización de términos deportivos en español
equivalentes a los términos ingleses juega un papel importante este
sentido popular de la metáfora que suele desatender el significado
o traducción literal del vocablo. Es el caso, por ejemplo, del batazo
que en inglés se llama fly no ha sido traducido al deporte en español
con su significado literal de vuelo (Ycaza, 2004. P.2).
Otros ejemplos corresponden a la palabra “hit” y a la frase
“quedarse en jon” (en inglés home) del léxico del béisbol, y que en
el lenguaje corriente de nuestro pueblo se usa con el significado
respectivo de “éxito o hazaña” y de “quedarse burlado o quedarse
sin lo que se buscaba o apetecía”.
Para Ycaza es por el camino de la metáfora que se están
resolviendo los problemas de la hispanización del léxico deportivo.

206
Y estas construcciones metafóricas que están en la evolución
natural de la lengua se producen anónimamente como producto de
la imaginación o hallazgo de un cronista deportivo, de un jugador o
de un espectador cualquiera. (Ycaza, 2004. P.7).

Registro del béisbol en el habla cartagenera


Según Franklin Patiño, la influencia del béisbol en Cartagena de
Indias también ha tenido otras implicaciones:
Si hiciéramos un balance de las incidencias del béisbol en nuestra
forma de habla, veríamos que más han sido los vocablos propios
del juego que se han transformado que los que se han extendido,
pues la influencia del béisbol se ve más en la serie de dichos que se
tejen alrededor y en la aplicación de sus jugadas a casos rutinarios
que al uso de estos extranjerismos en reemplazo de las palabras
del español. (Patiño, 1997. P.12)
El autor en mención hace un análisis crítico acerca de la tendencia
en la ciudad de usar más los vocablos autóctonos (jardineros,
lanzador, receptor, etc.) y nos muestra una serie de frases
beisbolísticas en el habla cartagenera (te la echaste, esa vieja sí
está cuartillúa, me la batié, están las bases llenas, me cogiste fuera
de base, te la puso de flaicito, etc.), así como las fuentes de donde
estas provienen la aplicación de las normas de juego y la de las
circunstancias del mismo –dichos y mitos– a los casos cotidianos.
La investigación que deriva este texto que ahora leen se centró
en profundizar el objeto de estudio analizado por Patiño y otros
autores a través de la recopilación, selección, presentación y
análisis lingüístico de un amplio corpus de expresiones beisboleras
presentes en el lenguaje cotidiano cartagenero. Se trató,
fundamentalmente, de un análisis del componente fraseológico del
habla cartagenera con relación al deporte del béisbol, y no tanto un
trabajo sobre el léxico del béisbol, aunque para describir las frases
se retoma la terminología deportiva. Entre uno y otro componente
existen diferencias, así como en un análisis fraseológico y otro
lexical.

207
Tirando pelota de la buena
En este apartado, presentamos el análisis del corpus lingüístico
comprendido por las fraseologías orales presentes en la cotidianidad
del habla cartagenera, las cuales analizamos desde sus sentidos
denotativos y connotativos:

Expresión: “ESA MUJER ES UN CUARTO BATE”


Significado denotativo: Jugador que ocupa la posición de cuarto
bate en la alineación. Se caracteriza por ser un jugador corpulento,
con mucha fuerza y destreza para impulsar a que sus compañeros
embasados lleguen a anotar carreras. El jugador que debe actuar
como cuarto bate se selecciona entre los mejores bateadores del
equipo.
Significado connotativo: En el lenguaje cotidiano cartagenero
una mujer cuarto bate es una mujer de formas exuberantes, por lo
general es alta y con un cuerpo voluptuoso y sensual.
Ejemplo de la expresión: Se escucha además una abreviación
de la expresión “Esa mujer es un cuarto bate” por la de “esa mujer
está cuartillúa”.

Expresión: “ESE ESTUDIANTE ES EL CUARTO BATE DEL


SALÓN”
Significado denotativo: Jugador que ocupa esa posición en
la alineación. El jugador que debe actuar como cuarto bate se
selecciona entre los mejores bateadores del equipo.
Significado connotativo: En otras connotaciones usadas en
nuestra cotidianidad ser cuarto bate significa ser poderoso, el mejor
de la clase, del grupo.
Ejemplo de la expresión: De ahí que escuchemos muy seguido
en las escuelas decir: “Alejandro es el cuarto bate del salón”.

208
Expresión: “ESTOY EN TRES Y DOS; DOS OUTS, BASES
LLENAS Y ÚLTIMO INING”
Significado denotativo: El conteo de tres y dos es el máximo
conteo entre el lanzador y al bateador. Muchas veces este conteo
coincide con la situación en que hay dos outs y tres bases llenas. La
siguiente bola para lanzar es decisiva para ambos: para el pitcher
porque puede sacar out y completar así el último, para el bateador
también es decisivo porque puede conectar un hit su equipo tendría
múltiples anotaciones. La situación en este caso se hace más
complicada si se tiene en cuenta que es el último inning, es decir,
el final del partido.
Significado connotativo: Esta expresión la escuchamos más
comúnmente en las relaciones entre parejas y sobre todo cuando
existe infidelidad por parte de algunos de los dos. En el caso de un
hombre se encuentra en una encrucijada con su novia porque tiene
otra y ella está sospechando y aunque no lo hayan sorprendido,
cualquier descuido lo podría delatar.
Ejemplo de la expresión: “Uy compadre, mi novia está que me
pilla. En estos momentos estoy en tres y dos; pero con dos outs,
bases llenas y como si fuera poco en el último inning.”

Expresión: “ESTÁS EN TRES Y DOS”


Significado denotativo: El conteo de tres y dos es el máximo
conteo entre el lanzador y al bateador. Muchas veces este conteo
coincide con la situación en que hay dos outs y tres bases llenas. La
siguiente bola para lanzar es decisiva para ambos: para el pitcher
porque puede sacar out y completar así el último, para el bateador
también es decisivo porque puede conectar un hit y así su equipo
tendría múltiples anotaciones.
Significado connotativo: Se usa esta expresión también para
decirle de manera jocosa a un muchacho cuya edad sea de 13
años. Se cree en la costa que a esta edad un joven masculino se
define sexualmente.
Ejemplo de la expresión: “O te vas o te quedas, ya tienes trece
años, mejor dicho, estás en tres y dos”.

209
Expresión: “ESA MUJER ES UN JONRÓN” (en inglés home
run).
Significado denotativo: Un jonrón es un batazo de hit, dentro o
fuera del campo, es una jugada continua que permite al bateador–
corredor recorrer las cuatro bases. Esta jugada se caracteriza
porque la bola es incogible o imparable y por esta razón se produce
la carrera completa.
Significado connotativo: En muchas partes de manera jocosa y
un tanto despectiva hacia la mujer, se dice que es un jonrón cuando
es muy fea y por esa razón nadie la enamora o le coquetea.
Ejemplo de la expresión: Es muy común escuchar “esa mujer
es un jonrón, nadie la coge”.

Expresión: “LA BATIÉ DE JONRON”


Significado denotativo: Como se dijo anteriormente un jonrón
es un batazo de hit, dentro o fuera del campo, una jugada continua
que permite al bateador–corredor recorrer las cuatro bases.
Significado connotativo: Esta expresión utilizada en muchos
lugares de la costa caribeña se refiere a algo que tuvo un éxito
completo como un negocio o una conquista.
Ejemplo de la expresión: Se escucha con frecuencia la
expresión: “la bateé de jonrón”

Expresión: “PICHEA” O “PICHEA UN INING”


Significado denotativo: Pichear es lanzar el pitcher la pelota al
bateador.
Significado connotativo: En términos cotidianos pichear
es brindar, pagar, dar algo. En reuniones entre amigos donde
comúnmente se consumen bebidas alcohólicas es habitual escuchar
a uno de los integrantes de la reunión pedirle a otro: relacionando
la palabra pichear con la palabra brindar, y la palabra inning con un
trago de ron.

210
Ejemplo de la expresión: “Pichéate una cerveza”, es decir, que
brinde una cerveza. O “pichéate un inning”

Expresión: “TE PUSIERON UN STRIKE”


Significado denotativo: Lanzamiento del pitcher al bateador
que según las normas del juego será sentenciado por el chief
umpire (árbitro en jefe) en los casos siguientes:
a) Cuando el bateador le tira sin tocarlo;
b) Cuando pasa de aire y le tira;
c) Cuando lo batea de foul con menos de dos strikes;
d) Cuando intenta un toque y falla;
e) Cuando le tira, falla y la pelota toca cualquiera parte de su
cuerpo;
f) Cuando batea de fly y la pelota toca al bateador en la zona
de strike.
Significado connotativo: La connotación asignada para esta
expresión se refiere a un engaño, sorpresa o un chasco que le pasa
a alguien. Los estudiantes lo expresan para referirse a que todas las
preguntas que el profesor formuló en el examen fueron sorpresivas
o engañosas, el estudiante no pudo responder ninguna, se fue en
blanco.
Ejemplo de la expresión: Es frecuente entonces que un
estudiante diga que “el profesor pichó puro strikes en el examen”

Expresión: “LO COGIERON FUERA DE BASE”.


Significado denotativo: Base es el nombre que se le da a cada
uno de los cuatro puntos de intersección de las líneas que delimitan
el diamante. Las bases son home, primera, segunda y tercera. La
jugada en la cual el corredor que momentáneamente se aleja de la
base es puesto out con un lanzamiento sorpresivo del pitcher es
denominada: coger fuera de base.

211
Significado connotativo: En el habla cotidiano, cartagenero,
coger a alguien fuera de base quiere decir: sorprender in fraganti a
alguien, tomarlo de sorpresa, no estar preparado para realizar algo.
Ejemplo de la expresión: Ante una pregunta en clase que el
estudiante no tiene respuesta alguna se escucha la expresión: “El
examen lo cogió fuera de base”.

Expresión: “PIDE MÁS QUE GUANTE DE CATCHER”.


Significado denotativo: El guante es un artefacto de cuero,
especialmente diseñado para atrapar la pelota. El catcher es
el jugador que recibe los lanzamientos del pitcher. Además del
uniforme reglamentario, usa una careta, un protector para el pecho,
dos espinilleras y su guante.
Significado connotativo: En nuestra sociedad cotidiana como
en cualquier otra no dejan de existir aquellas personas que se
caracterizan por pedir distintas cosas con demasiada frecuencia,
aunque por lo general piden dinero.
Ejemplo de la expresión: Aquellas personas que se cansan de
estar dándole dinero a cada rato se les escucha decir con cierto
fastidio a su interlocutor: “tu pides más que guante de catcher”.

Expresión: “BATEAR” O “ESTAR BATEANDO EN EL


CALLEJÓN”
Significado denotativo: Batear es el acto de golpear la pelota
lanzada por el pitcher con el bate.
Significado connotativo: En el habla de los cartageneros
es muy frecuente escuchar esta frase, muy relacionada con las
relaciones íntimas entre parejas. Batear denota el acto de darse
besos, abrazos y caricias en la pareja. De vez en cuando estas
prácticas íntimas se hacen en ciertos lugares de carácter público.
Ejemplo de la expresión: Y es cuando escuchamos: “¡Míralos,
están bateando en el callejón!” o muchas veces: “se fueron a batear
en las murallas”.

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Expresión: “QUIERES ROBARTE LA SEGUNDA CON
PITCHER ZURDO”
Significado denotativo: Robar una base significa alcanzar
un corredor la base próxima sin la ayuda de un hit o de un error,
valiéndose solo de su velocidad y de su habilidad para tomarle
tiempo al pitcher. Esta situación se hace más difícil cuando el pitcher
es zurdo ya que queda de frente a la primera base, observando así
muy bien al corredor que piensa robarse la segunda base.
Significado connotativo: Los costeños lo utilizan cuando un
hombre intenta serle infiel a su pareja estando ella presente o muy
cerca al lugar donde suceden los hechos.
Ejemplo de la expresión: Se le dice a manera de advertencia o
reproche “quieres robarte la segunda con pitcher zurdo”.

Expresión: “LO COGIERON ROBÁNDOSE LA SEGUNDA”.


Significado denotativo: Esta situación se presenta cuando un
corredor es puesto out en el intento de robarse la segunda base.
Significado connotativo Precisamente cuando el hombre es
sorprendido con otra mujer por su novia, esposa o pareja
Ejemplo de la expresión: Se le puede decir que “lo cogieron
robándose la segunda”.

EXPRESIÓN: “TE LA ECHASTE” O “LA BOTASTE”


Significado denotativo: Echar o botar la pelota es sacar la pelota
del terreno de juego, lo cual se le llama también jonrón (home run),
esta es la jugada con mayor éxito en un juego de béisbol.
Significado connotativo: Como esta jugada significa éxito en
algo, en nuestra cotidianidad se le dice a una persona cuando le va
bien en algo, cuando consigue un buen empleo, se gana la lotería o
alguna otra situación extraordinaria que resulta excitante.
Ejemplo de la expresión: Ahí se le dice con gran alegría: “¡te la
echaste!” o “¡la botaste!”

213
Expresión: “TE LA PUSIERON DE FLAICITO” O “DE
BOMBONCITO”.
Significado denotativo: El fly ocurre cuando la pelota se eleva
al ser bateada.
Significado connotativo: La connotación utilizada para esta
frase quiere decir algo fácil. Cuando en la escuela se le formula
una pregunta supremamente sencilla a un estudiante le es fácil
responderla. Se utiliza en la expresión el uso diminutivo “flaicito”,
a partir de la palabra de base, fly, de origen inglés para dar la
sensación de algo que es realmente fácil o sencillo. También se
utiliza la palabra “bomboncito”, muy frecuente en el Caribe para
describir ese tipo de jugadas o ese tipo de hechos.
Ejemplo de la expresión: Se le dice que “el profesor se la puso
a Andrés de flaicito o de bomboncito”.

Expresión: “ESTÁS OUT”


Significado denotativo: El out es cada una de las tres jugadas
requeridas para que un equipo a la defensiva pase a la ofensiva.
Esta jugada se realiza al atrapar uno de los jugadores a la defensiva
un batazo de línea o de fly cuando la pelota llega a la base primero
que el corredor, también cuando el bateador se poncha. Un out
puede ser realizado por uno o más jugadores.
Significado connotativo: Estar out en el lenguaje cotidiano
cartagenero tiene muchas connotaciones:
• Algunos la utilizan para indicar que la novia o pareja lo echó
de la casa o lo dejó.
• Otros lo utilizan para referirse a aquella persona que dejan
fuera en un negocio.
• Cuando una persona viste de manera antigua o pasada de
moda.
• En el ámbito académico se usa para indicar que un estudiante
ya no tiene opción en una asignatura.

214
Ejemplo de la expresión:
• “Huy estás out, te echaron”
• “Estás out, te dejaste sacar del negocio de relojes”
• “Mi abuelo utilizaba esos pantalones, estás out con esa pinta”
• “No me puse las pilas con las clases y quedé out con el
profesor”

Expresión: “ESTOY QUIETO EN PRIMERA”


Significado denotativo: Quieto o “safe” es una declaración
dada por el árbitro la cual indica que el corredor tiene derecho a
la base que trataba de alcanzar. De igual modo, el corredor no
intenta moverse de su base ni robar la segunda base con el fin de
asegurarse.
SSignificado connotativo: Los cartageneros acostumbran a
expresar “estoy quieto en primera” para explicar que ese día no
va a salir a ningún lado o que esa noche no va a departir con
sus amigos. La primera base en este caso sería su hogar. Esta
expresión adquiere una connotación especial ya que como en el
béisbol el jugador es custodiado por otro equipo defensivo, así
mismo la persona que declara quieto en primera quiere decir que
su pareja o acompañante se va quedar con él, más es condición de
vigilante que de compañía.
Ejemplo de la expresión: “Hoy no salgo porque mi mujer se
puso pesada, así que estoy quieto en primera”

Expresión: “ESTÁS BATEANDO DE HIT”.


Significado denotativo: Batazo que permite embasarse, sin
que haya error por parte del jugador o jugadores a la defensiva que
intervienen en la jugada.
Significado connotativo: Para el habla cotidiana de los
cartageneros hacer un hit o batear un hit tiene muchas connotaciones
entre las cuales tenemos la de triunfo, éxito. Cuando se dice que
alguien es un hit queremos decir: “ser sensacional”, “ser un éxito”.

215
Además, anotarse un hit es “obtener un triunfo” algo como conquistar
a una mujer se le dice “estás bateando de hit”. En cambio, cuando
una mujer es inconquistable también se acostumbra a decir que
“ella es un hit”.
Ejemplo de la expresión: “Esa mujer es un hit, nadie la
conquista”. “Francisco batió un hit con Sandra, mañana va a salir
con ella”.

Expresión: “ESA MUJER ES UN VERDADERO HIT”


Significado denotativo: Batazo que permite embasarse, sin
que haya error por parte del jugador o jugadores a la defensiva que
intervienen en la jugada. Esta jugada se considera como imparable
en el sentido de que es muy difícil, aunque no imposible que los
jugadores a la defensiva la atrapen.
Significado connotativo: Como se dijo con anterioridad
anotarse un hit es “obtener un triunfo”, algo así como conquistar
a una mujer. En cambio, cuando una mujer es inconquistable, es
decir, que muchos hombres han intentado enamorarla, pero ella
no cede a ninguna de las propuestas, también es un verdadero hit.
Ejemplo de la expresión: “Esa mujer es un verdadero hit”.

Expresión: “LO PONCHARON”


Significado denotativo: El ponche es el out que decreta el
árbitro cuando el bateador no logra golpear la pelota después de
tres intentos, es decir después de tres strikes.
Significado connotativo: A esta palabra se le asigna en
nuestra cotidianidad el significado de fracaso. Es no saber algo en
un examen: “lo poncharon con esas preguntas”. También se usa
cuando se pierde algo como el trabajo, la novia o cosa semejante.
Ejemplo de la expresión: En estas situaciones escuchamos con
frecuencia: “uy, te poncharon”.

216
Expresión: “ESA MUJER TIENE UN TREMENDO SWING”
Significado denotativo: La palabra swing se refiere a los
movimientos coordinados de cintura, piernas y brazos que hace el
bateador al tratar de conectar la pelota lanzada por el pitcher.
SIGNIFICADO CONNOTATIVO: Muy a menudo se observa a
una mujer que, por lo general, es “un cuarto bate” caminar con
un cadencioso movimiento de cadera, cintura, piernas y brazos,
todos la admiran por su belleza y por su gracia al caminar. Por lo
general alguien expresa esa frase cuando queda medio atontado.
Esta connotación también se utiliza cuando una mujer baila con
movimientos sensuales y muy rítmicos.
Ejemplo de la expresión: “Esa mujer tiene un tremendo swing”.

Expresión: “DOBLE HEADER” O “HOY HUBO DOBLE


HEADER”.
Significado denotativo: El doble header consiste en una serie
de dos juegos consecutivos celebrados el mismo día entre los
mismos equipos.
Significado connotativo: En el campo laboral, los cartageneros
utilizan esta expresión cuando a causa de exceso de trabajo les
toca doble jornada. En otros casos cuando se tienen dos reuniones
o doble encuentro también se usa dicha expresión. Cuando una
persona almuerza dos veces el mismo día se dice que hubo “doble
tanda” o “doble header”.
Ejemplo de la expresión: “Hoy tuve un doble header, almorcé
donde mi novia y luego en la casa”.

Expresión: “DOBLE PLAY” O “HICISTE DOBLE PLAY”


Significado denotativo: El doble play es la jugada que ejecuta
el equipo a la defensiva en el cual pone out legalmente y en forma
sucesiva a dos corredores del equipo a la ofensiva sin que haya
error entre uno y otro out.
Significado connotativo: Para esta expresión muy parecida a la
expresión del doble header, también existen distintas connotaciones

217
de acuerdo a la situación en que se viva. En relaciones de infidelidad
se observa cuando una persona se cita con dos novias el mismo
día de seguido. Jugar al doble play significa: ser casado y tener
una amante. En situaciones diferentes también se habla de doble
matanza cuando se refiere al refrán popular: “matar dos pájaros de
un solo tiro”.
Ejemplo de la expresión: “Hoy la tenía complicada, me citaron
mi novia y otra muchacha, pero logré hacer doble play, una a las
tres de la tarde y otra a las siete de la noche”

Expresión: “ESA MUJER ES GRANDES LIGAS”


Significado denotativo: Grandes Ligas es la Asociación
Norteamericana de Equipos Profesionales de Béisbol integrada por
los conjuntos afiliados a la Liga Americana y a la Liga Nacional.
Significado connotativo: Se refiere que en las Grandes Ligas
están los mejores peloteros y jugadores de béisbol del mundo, de
esa misma manera se dice en el lenguaje popular cartagenero que
una mujer es grandes ligas cuando tiene varios amantes al tiempo
y logra que ninguno de ellos se dé cuenta de la situación.
Ejemplo de la expresión: “Esa vieja es grandes ligas, tiene tres
novios y los pendejos no se dan ni cuenta”.

Expresión: “TIENES LA CARA COMO UN GUANTE DE


CATCHER”
Significado denotativo: El guante es un artefacto de cuero,
especialmente diseñado para atrapar la pelota. El catcher es el
jugador que recibe los lanzamientos del pitcher.
Significado connotativo: El guante utilizado por los jugadores
de béisbol son artefactos con forma fea. El guante utilizado por
el catcher tiene la particularidad de ser el más gastado de todos
ya que es el que recibe todos los lanzamientos del pitcher, por lo
tanto, es el más feo y desgastado de todos. Cuando le dicen a
alguien que “tiene la cara como guante de catcher” le quieren decir
que en realidad está feo y, por lo general, desgastado.

218
EJEMPLO DE LA EXPRESIÓN: “Huy, ese man sí está feo, tiene
la cara como guante de catcher”.

Expresión: “ESA VIEJA ESTÁ BAJANDO DE AVERAGE”


Significado denotativo: El average es la cifra promedio que
resulta de la actuación ofensiva o defensiva de un jugador o equipo.
Es el promedio del jugador específicamente o muchas veces del
equipo.
Significado connotativo: Se habla de que una mujer baja de
average cuando anteriormente llamaba la atención por su belleza
y en la actualidad se desmejora de manera considerable. Muchas
veces se combinan expresiones para hacer de estas más detallistas
y llamativas.
Ejemplo de la expresión: “¡Esa vieja antes era un cuarto bate y
caminaba con un swing, pero últimamente está bajando de average,
si quiere seguir así va a terminar como guante de catcher!”

Expresión: “SE FUE DE FLY”


Significado denotativo: Fly es la pelota que se eleva al ser
bateada
Significado connotativo: En nuestra cotidianidad se usa esta
frase para explicar que una persona viajó para algún sitio por vía
aérea, es decir, en avión.
Ejemplo de la expresión: “Mengano se fue de fly”.

Expresión: “SE FUERON DE ROLETAZO”


SIGNIFICADO DENOTATIVO: El roletazo es una pelota bateada
que se arrastra o salta sobre el terreno.
Significado connotativo: A diferencia del fly que es en donde la
persona viaja por avión, el roletazo se usa para explicar que cierta
persona viajó a algún lugar por vía terrestre.

219
Ejemplo de la expresión: “El año pasado me fui de fly porque
tenía plata para el avión, este año estoy sin plata, por eso me voy
de roletazo”.

Expresión: “ESTÁ TIRANDO PELOTA DE LA BUENA”


Significado denotativo: Pelota es la bola con que se juega
béisbol, de forma esférica, hecha con un tejido fibroso sobre un
centro de corcho, goma o material similar, recubierto por dos tiras
de piel de caballo que se unen con una costura. El tamaño puede
variar según la categoría del equipo, pero siempre es de color
blanco. El acto de lanzar o tirar la pelota lo hace el lanzador hacia
el bateador con el fin de poncharlo.
Significado connotativo: El concepto con el cual se connota
esta expresión tiene, al igual que muchos otros, distintos usos y
significados:
a. En una fiesta se le dice al que coloca la música que “está
tirando pelota de la buena” cuando pone canciones que
alegran el festejo y que a todos les gusta.
b. Por otra parte, a aquella persona que en una reunión social
refiere o narra chistes que a todos hace reír, se le dice de
igual manera.
c. Es menester explicar también, otro significado más atrevido
de esta expresión: en las relaciones sexuales se dice que
cuando una persona “está tirando” quiere decir que en ese
momento está manteniendo relaciones sexuales con otra
persona y para hacer más detallista y jocoso el momento se
completa la expresión “está tirando pelota de la buena” ya
que se relaciona el pene y los testículos con el bate y dos
pelotas.
Ejemplo de la expresión: Para todas las connotaciones
anteriores se usa la misma expresión: “está tirando pelota de la
buena”.

220
Expresión: “ESTÁS TIRANDO PURA RECTA”.
Significado denotativo: Tipo de lanzamiento en el cual la pelota
va directamente del pitcher al catcher sin describir curva durante su
trayectoria.
Significado connotativo: En nuestra cotidianidad cartagenera
se le dice así a la persona que en una reunión en donde se esté
consumiendo bebidas alcohólicas sirva los tragos de ron demasiado
llenos o con demasiada cantidad.
Ejemplo de la expresión: Se le dice entonces que “está tirando
pura recta” o que “está pichando pura recta”.

Expresión: “BATEÓ DE FOUL–BALL”


Significado denotativo: Pelota legalmente bateada de fly o de
roletazo que sale hacia atrás de catcher o hacia los lados de la
primera o la tercera base, siempre fuera de las dos líneas que van
desde el home hasta las gradas.
Significado connotativo: El costeño asocia el foul–ball con
un chasco o frustración. Cuando algo que no fue tan bueno como
se esperaba se dice que es un fao o faul, que corresponde a una
de las variantes de pronunciación, también se les llama así a los
homosexuales por fallar como hombres.
Ejemplo de la expresión: “La conquista que hice resultó fao”.
“Ese man batea de foul–ball”.

EXPRESIÓN: “CÓGELA DE PICONAZO”


Significado denotativo: Piconazo ocurre cuando la pelota cae y
rebota delante del jugador que la va a recibir.
Significado connotativo: En Cartagena de Indias, las personas
acostumbran a expresar la frase para referirse al hecho de atrapar o
coger una idea de manera sencilla y fácil.
Ejemplo de la expresión: “Cógela de piconazo”.

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Expresión: “ESA VIEJA ME DEJÓ EN TERCERA”
Significado denotativo: Tercera base es una de las posiciones
del infield. Por metonimia, se refiere al jugador de esa posición. Hay
que tener en cuenta que la tercera base es la que se encuentra
próxima al home donde se anota una carrera.
Significado connotativo: Esta connotación se refiere a la
antesala a algo, es decir, cuando una persona está a punto de
lograr algo y solo le falta un paso. Cuando dices “esa vieja me dejó
en tercera” quiere decir que aquel hombre estuvo a punto de tener
algo con ella y no pudo o que estuvo a punto de tener relaciones
sexuales con la mujer y esta lo dejó plantado. Por otro lado, en
muchos lugares utilizan la expresión de tercera base cuando
refieren a un sitio especial, por ejemplo “la esquina caliente o la
tercera base”. Se le llama esquina caliente ya que por allí pasan
con frecuencia muchas jugadas.
Ejemplo de la expresión: “Esa vieja me dejó en tercera base”.

Expresión: “VIVES POR EL CENTER FIELD”


Significado denotativo: El center field es de las tres posiciones
del outfield, la central.
Significado connotativo: Así como en el béisbol el center–
field es la posición más lejana al home, así mismo se utiliza esta
palabra para llamar la atención a alguien que en el momento está
distraído o desatento. Otra connotación muy semejante es cuando
una persona vive en un lugar muy lejano.
Ejemplo de la expresión: ¡Hey. ¡Despierta, vives por el center
field!”. “Ese man vive por el center field”.

Expresión: “USTED SÍ FILDEA”


Significado denotativo: El fildeo consiste en atrapar la pelota y
devolverla al jugador a la defensiva.
Significado connotativo: Esta es otra de las frases que se refiere
a la infidelidad de las personas, y es más específicamente de los

222
hombres. Cuando se oye decir que una persona “fildea bastante”,
quiere decir que aquella persona tiene la virtud de conquistar a
muchas mujeres.
Ejemplo de la expresión: “A ese man le queda fácil fildear con
las mujeres”.

Expresión: “PITCHEAR DE FRENTE”


Significado denotativo: Pichear de frente es cuando el lanzador
o pitcher, al tener la primera base desocupada, se pone de frente al
jon y no de lado.
Significado connotativo: En el lenguaje coloquial de los
cartageneros se le asocia el hecho de lanzar algo contra el bateador
y hacerlo de frente, es decir, mirándolo de frente a frente. Asimismo,
se dice que una persona “pichea de frente” cuando le dice cosas de
frente, directamente y sin hipocresía a la otra persona.
Ejemplo de la expresión: “Esa vieja le picheó la verdad de
frente”.

Expresión: “NO ME COGIÓ LA SEÑA”.


Significado denotativo: La seña es el código gestual utilizado
entre los miembros de un equipo para entenderse en el terreno de
juego.
Significado connotativo: En nuestra cotidianidad hay diversas
situaciones en donde uno puede expresar “no me cogió la seña”.
Por ejemplo, cuando uno intenta enamorar o llamar la atención de
la otra persona y ella no se percata de la situación. Otro ejemplo
es cuando alguien está en una fiesta y al querer bailar con otra
persona y esta se encuentra lejos. El primero le hace señas para ir
a bailar, pero la muchacha se hace la desentendida. Una situación
muy incómoda es cuando es amigo de una muchacha y pronto
se aproxima la verdadera novia; el amigo trata de avisarle para
advertirle que su novia se acerca y este no entiende el mensaje. Al
final lo descubren.

223
Ejemplo de la expresión: “No joda, este viejo no me cogió la
seña y por eso lo pillaron”.

Expresión: “ESTÁN LAS BASES LLENAS”


Significado denotativo: Situación de un juego de béisbol cuando
hay tres corredores en base. Las bases llenas son una situación
definitoria para ambos equipos en el béisbol ya que para quien
define tiene la posibilidad de poner fuera de juego a los corredores
en todas las bases. Para el equipo ofensivo significa una oportunidad
o posibilidad de anotación múltiple. Todo lo anterior dependiendo
del desempeño primordialmente del pitcher y del bateador, aunque
también cuenta la agilidad de los jugadores tanto ofensivos como
defensivos que se encuentran en el campo de juego.
Significado connotativo: En el diario hablar de los cartageneros
esta frase o expresión también se utiliza al igual que el béisbol
en dos situaciones primordiales. La primera situación se refiere
a que todas las cosas están dadas para hacer una gran faena o
sacarle provecho a una situación como, por ejemplo, en un examen
en el que se puede sacar la mayor nota posible. En la segunda
situación como en el deporte se juega la defensiva, se está en
una circunstancia difícil, hay demasiada gente obstaculizando, por
ejemplo, cuando alguien quiere robar algo y hay demasiada gente
alrededor, y corre el riesgo de que lo pongan fuera de base.
Ejemplo de la expresión: “Las bases están llenas”.

Expresión: “LA METISTE ENTRE PRIMERA Y SEGUNDA”


Significado denotativo: En el campo de béisbol existen cuatro
bases. Las dos primeras tienen una ubicación especial porque a los
jugadores que se encuentran cubriendo dichas bases les resulta
difícil atrapar una pelota que pasa por el medio de ambas.
Significado connotativo: En el lenguaje cotidiano se designa
esta expresión cuando una persona hace un acierto en determinada
situación. Por ejemplo, cuando se le da una excelente respuesta a
una pregunta que nadie ha podido descifrar, aquí se suele escuchar
la expresión: “¡buena compa, la metiste entre primera y segunda!”

224
Ejemplo de la expresión: “¡Buena compa, la metiste entre
primera y segunda!”

Expresión: “ESTÁ EN TRES Y DOS”.


Significado denotativo: Cuenta máxima de bolas y strikes que
señala la posibilidad de que el bateador reciba la base por bola o
que sea ponchado.
Significado connotativo: Al estar en una situación difícil,
encontrarse acorralado o tener la última oportunidad para resolver
una situación como cuando se encuentra alguien con dos novias en
una fiesta; en otra situación más fatídica puede resultar cuando una
persona tiene un accidente y se debate entre la vida y la muerte,
es ahí cuando se oye decir comúnmente y con cierta angustia la
expresión.
Ejemplo de la expresión: “Este man está en tres y dos” que se
asemeja mucho al dicho popular “Se encuentra entre la espada y
la pared”

Expresión: “ESTOY HACIENDO UN PISA Y CORRE”.


Significado denotativo: El pisa y corre es una jugada en la que
un corredor embasado puede desplazarse hacia la base inmediata,
después que un batazo de fly haya sido atrapado por un fildeador
del equipo a la defensiva, para ello debe estar sobre la almohadilla
respectiva y solo empezar a correr, de manera frenética cuando la
pelota es atrapada.
Significado connotativo: Esta connotación se usa generalmente
para indicar que se está haciendo una diligencia de carácter rápido
o aprisa.
Ejemplo de la expresión: Se suele decir que “estoy haciendo un
pisa y corre”, cuando se tiene que ir de un lado a otro lo más aprisa
posible.

Expresión: “METISTE UN JONRÓN CON BASES LLENAS”.

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Significado denotativo: El jonrón reconocido como un hit
imparable que puede o no salir del campo es el momento más
excitante en un juego de béisbol. La característica de sacar la pelota
del campo de juego la hace más asombrosa. Una variante que se
le añade a esta jugada es cuando están las bases llenas, la cual
permite la posibilidad de hacer en caso de jonrón una anotación de
cuatro carreras, las máximas permitidas en una jugada. Esta es sin
duda alguna la jugada más apasionante de todas y representa una
jugada de gran éxito para todo el equipo.
Significado connotativo: En el lenguaje cotidiano de los
cartageneros, esta expresión connota la situación de una persona
a la que le va muy bien en distintos contextos que se le presentan.
Por ejemplo, sacar buenas notas en varios exámenes hechos un
mismo día, conquistar varias mujeres en un mismo evento o fiesta,
ganarse varios premios en un mismo concurso. En resumen, pueden
ser todas las situaciones de fortuna de manera extraordinaria en un
mismo día, evento o celebración un buen momento para expresar
con admiración.
Ejemplo de la expresión: Un ejemplo escrito de la utilización
de esta expresión la encontramos en un texto de Judith Pinedo:
“Han llegado a su turno en un momento estelar, cuando Bogotá da
otro jonrón con bases llenas y después de espantar al clientelismo
con Mockus y Peñalosa, de la mano de la cultura ciudadana y de
nuevas formas de hacer política, desde el 26 de octubre le apuesta
a la izquierda democrática con Lucho Garzón”.

Consideraciones finales
El corpus presentado anteriormente y que se analiza de una
manera sencilla, es una muestra que no hay una lengua estándar
sino una variación de ella teniendo en cuenta la historicidad de los
hablantes, ideologías, entre otros. Interacción social que no precisa
una estratificación por nivel económico, sino que se trasciende
a quiénes somos dentro de una red ¿Cómo se permean las
expresiones lingüísticas por las variables sociales, en este caso la
diafásica (centrada en el registro)?

226
La corporeidad del lenguaje que sostiene la lingüística cognitiva
se ejemplifica con este estudio resaltando:
La función social del lenguaje desde una comprensión de lo real
para construir realidades donde se trabaja integralmente en otros
procesos cognitivos, aunque el hablante común no se percate de
todo ese entramado. Es allí donde cobran importancia los estudios
lingüísticos para dar cuenta de los fenómenos del lenguaje y
resignificación en su uso. Se evidenció otro postulado de la
Lingüística Cognitiva, en la comprensión de las ideas y del mundo
se hace categorización en el objeto de estudio de esta investigación
cuando se pueden agrupar expresiones en una línea temática:
las que expresan fuerza de un individuo, resaltan habilidades a
través del registro beisbolístico. Asimismo, se refuerza el carácter
dinámico y corpóreo del lenguaje que permite representaciones
más concretas, aunque estén permeadas por abstracciones de las
cuales el hablante no se percata en su cotidianidad.
El análisis pone de relieve otro postulado de Cuenca y Hilferty,
soportados en Lakoff y Jhonson, el principio simbólico del lenguaje
que permite significar y resignificar sin limitaciones, y contribuye
a soportar aún más como principio generador el componente
semántico y no el sintáctico. Es decir, se trasciende de lo que se
lee o comprende del signo lingüístico solo en lo dicho para atender
la estructura profunda; el sentido del mensaje.
Importante aclarar que cuando se hacen los préstamos del
dominio del béisbol a un dominio destino (la particularidad del tema
o el objeto que nombres) no se proyecta todo; es decir no se puede
entender desde lo literal sino desde la inferencia, hacen analogías.
Es lo que Lakoff y Jhonson (2004) llaman proyecciones: ontológicas
y epistémicas. Las primeras hacen alusión a los vínculos de las
subestructuras mientras que las segundas evidencian que tanto se
conoce el dominio desde donde el hablante toma prestado ciertas
características.
No podemos ser inocentes con la expresión lingüística porque
nuestras palabras están cargadas de lo que somos como hablantes,
personas del mundo que habitamos y tratamos de comprender para
luego comunicarnos. Por esa, razón no podemos decir quién habla

227
bien si realmente nadie habla en función ceñida estrictamente a la
norma.

Bibliografía
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2004.

229
Cuentos que hacen historia: béisbol,
trayectorias de vida y relatos de
expeloteros cartageneros que no
llegaron a Grandes Ligas

Sebastián Duque Sánchez86

Introducción: una historia personal


Desde que tengo uso de razón siempre quise viajar a Estados
Unidos.
A los niños de mi generación, nacidos en los 90 aquí en
Cartagena de Indias, nos tocó ver y escuchar mucho sobre ese
país. Nos decían que tenía los mejores parques de diversiones,
que allá se hacían prácticamente todas las películas que veíamos,
y que de allá eran los mejores juguetes y los dulces que estaban en
la televisión. Pero, sobre todo, en mi caso, yo sabía que allá había
béisbol de Grandes Ligas: el mejor del mundo, y la razón por la que
mi papá viajaba cada marzo, para las fechas de mi cumpleaños, a
trabajar como periodista deportivo.

86
Periodista, productor de podcasts narrativos y magíster en Estudios Culturales. Ganador
del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría Crónica–Radio. Profesor
en la Universidad Javeriana y la Universidad de los Andes. Desde su cargo en Cartagena
Federal, su compañía productora, ha dirigido la producción de podcasts narrativos para
organizaciones como Spotify Studios, Dejusticia, El Espectador, la Fundación Gabo, RTVC
Play, Mildre Cartagena, entre otras. Además ha asesorado y dirigido procesos formativos
orientados a narrativa sonora con organizaciones como Consejo de Redacción, la Funda-
ción para la Libertad de Prensa, el Ministerio de Cultura, el Museo Casa de la Memoria.

233
Él solía demorarse al menos 20 días, lo suficiente como para
cubrir cómo se debía los entrenamientos de primavera de los
equipos de la Major League Baseball. De allá traía siempre gorras,
pelotas, libros, camisetas, incluso bates firmados por beisbolistas
profesionales que no eran los colombianos: Orlando y Jolbert
Cabrera y Édgar Rentería, quienes además eran amigos suyos.
En mi casa, el béisbol se me enseñó como tradición. Durante
la temporada regular se veía pelota en las noches, y en octubre,
durante la postemporada, no faltaban los comentarios a todo
volumen de Ernesto Jerez en ESPN y sus narraciones célebres:

—“A lo profundo y noooooo, no no no no no, ¡díganle que no a esa


pelota!”

Era lo máximo.
Sin embargo, a la par que gozaba con lo que veía en el televisor,
con el gran espectáculo que era la pelota caliente de máximo nivel,
también escuchaba a mi papá y a sus amigos conversar sobre
cómo era el béisbol local en los años 70 y 80, cómo el estadio 11
de Noviembre se llenaba para ver a los equipos de aquí, y nadie
parecía dar una o varias razones concretas por lo que aquello
desapareció.

Yo quería saber.
Quince años después, como periodista profesional, entré a hacer
mi maestría en Estudios Culturales en la Universidad de los Andes
en Bogotá, y me propuse averiguar qué sucedió al respecto. Los
resultados de mi trabajo de investigación, dirigido por la maravillosa
Íngrid Bolívar, créanme, les van a fascinar.

Qué hice en mi tesis


Lo primero, considero, es hablar de los personajes con los que
trabajé en mi investigación en cada uno de sus contextos y luego
qué hice junto a cada uno de ellos y por mi cuenta, así que aquí va:

Jhonny Pantoja
Jhonny Pantoja, uno de los personajes más célebres del béisbol
cartagenero, nació en el barrio La Esperanza en el año 1966. En

234
aquel entonces, la pelota era el pasatiempo deportivo favorito de
la ciudadanía y justo un año antes, Colombia se había coronado
campeona de la XVI Serie Mundial de Béisbol Amateur87. El
certamen se celebró precisamente en Cartagena de Indias, en un
estadio 11 de noviembre repleto hasta el techo, y la victoria de la
selección nacional consagró el recinto como el templo del béisbol
colombiano (Puello, 2016). El pequeño Jhonny creció entonces en
una ciudad de bates, bolas y guantes artesanales e improvisados,
en la que niños y jóvenes colmaban los espacios abiertos de barrios
cada vez más poblados y los convertían por ratos en campos de
béisbol, campos en los que él aprendió a jugar este deporte que le
fascinaba, y por el que iba a vender al estadio los fritos que hacía
su mamá en casa para ganar un poco de dinero y de paso para ver
los partidos junto a su hermano mayor.
Con el trasegar del tiempo y mucha experiencia acumulada en
equipos y torneos locales, Jhonny llegó a ser a sus 28 años, en
1994, uno de los mejores pitchers del país, pero para ese entonces
el ambiente y el fervor por el béisbol en la ciudad habían cambiado
mucho. Cada vez menos aficionados iban al estadio, cada vez
había menos equipos, la gente estaba acostumbrándose a ver
en la televisión por cable béisbol estadounidense, el de Grandes
Ligas, y el fútbol estaba reclamando un lugar como el deporte rey
con cada vez más adeptos. Fue entonces cuando casualmente un
cazatalentos extranjero llamado Rudy Santín visitó Cartagena de
Indias, vio lanzar a Jhonny, le echó el lazo y se lo llevó a Albany,
bien al noreste de los Estados Unidos, para que buscara una
oportunidad de convertirse en un big leaguer, como ya lo habían
logrado apenas un par de nacidos en Cartagena de Indias en el 74

87
Durante prácticamente todo el siglo XX, la Copa Mundial de Beisbol, llamada original-
mente Serie Mundial amateur, fue el torneo internacional a nivel de selecciones más impor-
tante de este deporte. Desde 1939 hasta 1998 solo se permitió́ la participación a jugadores
aficionados, no–profesionales. Sin embargo, los criterios de profesionalidad del beisbol han
sido un terreno de disputa mediado por los contextos de distintos países en relación con el
estándar de beisbolista profesional y la estructura institucional– competitiva de las Ligas
Mayores de Estados Unidos. El equipo de Colombia estaba conformado en su mayoría por
jugadores aficionados de Cartagena y Barranquilla, dos cordobeses, un sanandresano y un
samario. Ellos se desempeñaban como beisbolistas en los equipos afiliados a las empresas
en las que trabajaban como Colpuertos o Conastil, por mencionar dos, o incluso en equipos
informales que no estaban necesariamente ligados a una empresa.

235
y en el 8388, y demostrara que lo tenía todo para jugar precisamente
en el equipo más clásico e importante del mundo: los Yankees de
Nueva York.

Juan Carlos Llamas


Apenas cinco años después, en 1999, Juan Carlos Llamas, otro
cartagenero de 17 años, lucía muchísimo potencial como tercera
base y como bateador. Era hijo de Pompeyo Llamas, un beisbolista
popular en los 60s en la ciudad, y creía que era capaz de llegar a
Grandes Ligas, pues al fin y al cabo para 1998 los Cabrera, una
pareja de hermanos cartageneros, lo habían hecho. Además, en
1997 un barranquillero llamado Édgar Rentería, recién ascendido
al primer equipo de los Marlins de la Florida, dio el hit ganador de la
Serie Mundial, las finales del torneo estadounidense. Juan Carlos
se sabía bueno y ya tenía la edad mínima para irse, pues aquí el
panorama del béisbol lucía desolador y en el par de años anteriores
varios colombianos se habían ganado su lugar en la gran carpa, así
que ese mismo año lo firmó un reclutador también de los Yankees,
y lo enviaron a República Dominicana, donde tenían –y tienen–
sedes de formación las organizaciones norteamericanas. Allá se
fue Juan Carlos, detrás de la divina ilusión de algún día verse a sí
mismo “vestido de Yankee”.

Arturo Peña
Doce años después, en 2011, Arturo Peña, un pitcher alto de
16 años, firmaba un contrato de cientos de millones de pesos con
los Padres de San Diego y cumplía así el pronóstico de varios de
sus entrenadores de infancia, que le decían todo el tiempo “tú vas
a firmar, tú vas a firmar”, pues se le veía la calidad a flor de piel.
“Arturito” se unía así a la lista de lo que ya eran más de cien de
cartageneros –y colombianos– que habían conseguido a lo largo de

88
Los primeros dos grandes ligas cartageneros fueron Orlando "el Ñato" Ramírez y Joaquín
‘Jackie’ Gutiérrez. Al Ñato lo firman a sus 21 años los California Angels, en 1972, por su
desempeño en la selección Colombia en las series mundiales amateurs de 1969 (República
Dominicana) 1970 (Colombia) y 1971 (Cuba) y debuta en Grandes Ligas en 1974. Jackie
por su parte firma a sus 18 años, en 1978, con los Medias Rojas de Boston por su desem-
peño en un campeonato nacional que se llevó́ a cabo en Bogotá́ , y al que él asiste por su
desempeño con el equipo de su colegio, el Liceo de Bolívar aquí́ en Cartagena. Debuta en
Grandes Ligas en 1983.

236
toda la primera década del siglo 21 un lugar en el sistema de ligas
menores de los 30 equipos estadounidenses para escalar hacia el
show de las ligas mayores. Él se había preparado para el reto, y por
fin le había llegado su momento. Era tiempo de partir, porque aquí
ya era más que evidente que no había margen de crecimiento para
un beisbolista.
Ninguno de los tres, ni Jhonny, ni Juan Carlos ni Arturo llegaron
a las Grandes Ligas. Ese se supone que es el mínimo requisito de
“éxito” para un beisbolista profesional al menos en el hemisferio
occidental del mundo desde hace unas cuantas décadas. Sin
embargo, y aquí viene lo interesante de esta investigación, ninguno
de ellos articula la historia de su trayectoria y su relación con el
béisbol exclusivamente a partir de esto. Más bien, en sus relatos le
otorgan espacio y detalle al desarrollo de otros procesos: a cómo el
béisbol los conectó con sus familias y sus comunidades, a cómo se
supieron deportistas potentes, a cómo se relacionaron con sujetos
extranjeros y dinámicas transnacionales en relación con Cartagena
de Indias y el Caribe, entre otros.

¿Qué hice con sus historias y cómo me interesé por ellas?


En mi trabajo de tesis analicé las trayectorias y experiencias
narradas de estos tres exbeisbolistas que intentaron y no lograron
llegar a jugar en la Major League Baseball estadounidense (MLB),
pero que en algún punto de su trayectoria, tras formarse en la
práctica en Cartagena de Indias durante su infancia y juventud,
fueron firmados por reclutadores internacionales para integrar las
academias de equipos estadounidenses en República Dominicana
y Estados Unidos y luego de intentarlo en la medida de sus
posibilidades, desistieron y volvieron a Colombia: Jhonny a ser
instructor y coach de béisbol, Juan Carlos a estudiar educación
física, y Arturo a estudiar administración de negocios.
Muestro que su amor por el béisbol se alimentó de ilusiones
infantiles y de goce individual, recalco las formas de sociabilidad
que posibilitó para ellos la práctica deportiva en sus contextos
locales, y expongo el sentido que ellos le dan a las maneras en las
que el béisbol los conectó desde su posición como cartageneros
y colombianos con un campo social transnacional cambiante a lo
largo del tiempo. Además, llamo la atención acerca de la necesidad

237
de reconstruir en trabajos académicos y documentos formales la
historia relativamente reciente del béisbol en Colombia a partir de
las voces de los actores que han hecho parte del desarrollo del
juego en el país y los cambios que ha implicado el contacto cada
vez más intenso e instantáneo con Estados Unidos, otros países
caribeños, europeos y asiáticos por medio de la pelota caliente.
Asimismo, expongo que desde sus narraciones la noción
del beisbolista como símbolo de identidad regional del Caribe
colombiano resulta menos clara, pues no se encuentra tan presente
como lo está en los productos que solemos realizar los periodistas y
en discursos de autoridades de Gobierno, con lo cual problematizo
el tratamiento típico que se le da a la identidad como concepto en la
prensa y, como ya veremos más adelante, en la investigación social
sobre deporte.
Este trabajo fue concebido desde mi mirada como periodista y
practicante en formación de los Estudios Culturales, y las historias
están complementadas por mi ejercicio de análisis, cercano a
conceptos familiares a esta forma de conocer una coyuntura social
propia de un contexto específico. Como lo introduce Grossberg
(2012), quienes nos inscribimos a esta forma de conocimiento
nos preocupamos por describir cómo la vida cotidiana de las
personas se articula con la cultura y a través de ella, e indaga
por el modo en el que ciertas estructuras y fuerzas que organizan
nuestra cotidianidad, de manera contradictoria, nos otorgan y nos
quitan poder. Las preguntas necesarias que iluminan los Estudios
Culturales tienen que ver con cómo se producen las prácticas
culturales, cómo se insertan en nuestra vida cotidiana y cómo estas
reproducen, combaten y quizá transforman las estructuras de poder
existentes (Grossberg, 2012), todo esto con el objetivo, a mi parecer
sencillo pero siempre profundo, y de acuerdo con Grossberg (2012),
de relatar mejores historias, entendiendo mejores como más
comprometidas con la complejidad de los contextos socioculturales.
Desde hace años que esto es fundamental para mí como escritor
de no–ficción. La cultura nos da acceso a la textura de la vida tal y
como es vivida, tal y como se desarrolla en un contexto histórico y
moral particular; nos dice cómo es vivir en cierto momento y en cierto
lugar (Grossberg, 2012). Tener en cuenta estas consideraciones
me brinda herramientas para reforzar aquella reflexión de Kurt

238
Pitzer, mi profesor de crónica en 2017 en la universidad de Harvard,
quien decía que la buena narrativa se trata sobre todo de conocer
a alguien. En ese sentido, y articulando estos aprendizajes, puedo
decir que a través de los Estudios Culturales me propongo conocer
personas, los relatos de sus experiencias en su(s) mundo(s) e
intento entender y contar cómo entran en contacto sus perspectivas
con las condiciones materiales y simbólicas que los rodean para,
a través de la narración, proveer un mejor comentario social,
comprometido con la discusión y el cambio.
Al final aquí lo que hay son historias que dan lugar a ideas. Las
historias narradas de Juan Carlos, Arturo y Jhonny (y la mía) están
examinadas por medio de planteamientos teóricos que encuentran
su origen en las experiencias vividas de otras personas, de grandes
pensadores, de autores no tan reconocidos de los que me sirvo
como grandes pensadores, y de profesores míos que considero
grandes pensadores. Toda esta simbiosis da lugar a nuevas ideas.
Y bueno, como lector, te preguntarás esto qué tiene que ver con
mi inquietud inicial de averiguar aquello que explicara qué sucedió
con la escena del béisbol local. Para responder esto, debo contar la
historia de mi pregunta de investigación.
La mayoría de la literatura latinoamericana disponible sobre
deporte y sociedad pone su énfasis analítico en el proceso de
constitución de la identidad de los fanáticos, acerca de cómo los
hace sujetos particulares y los caracteriza como grupo (Alabarces,
2015). Así quería hacerlo yo al inicio de este viaje. Quería exponer
–más que buscar desde la curiosidad real– cómo supuestamente
éramos particulares quienes habíamos nacido en Cartagena de
Indias en relación con este deporte, “rasgo tradicional cartagenero”,
característico, “nuestro”. Sin embargo, había algo de eso que no
cuadraba. No por ser cartagenero te tiene que gustar el béisbol,
pensaba. Tampoco por ser argentino te tiene que gustar el fútbol,
ni por ser mexicano te tienen que gustar los tacos, por citar unos
ejemplos llanos y rápidos. Eso era un hueco gigante en mi argumento,
y era bastante simple y evidente. No hay características fijas ni
cosidas de forma permanente a la(s) identidad(es) de una persona
o un grupo social. Eso estaba claro y ahí acababa la discusión.
Me sentía en un callejón sin salida, intentando maniobrar con una
idea que no sabía que estaba agotada. Eso no funcionaba para

239
echar a andar una investigación. Sin embargo, me hacía perseverar
lo que yo sentía como cierta importancia afectiva producto de un
pasado en el que el béisbol operaba como espacio de comunión de
la ciudadanía y que yo había percibido en mi familia gracias a mi
papá y sus allegados, periodistas deportivos y algunos beisbolistas.
Por ejemplo, me causaba mucho impacto la anécdota de cuando en
1946, en una suerte de manifestación pública que se convirtió en un
plebiscito informal, frente al presidente Mariano Ospina Pérez, los
cartageneros decidieron que se realizara un estadio de béisbol en
vez de un sistema de acueducto en la ciudad (Porto, 2014).
Así pues, luego muchas clases y lecturas, llegué, entre otras,
a la conclusión de que el debate por la identidad en el campo
de la investigación sobre deportes y cultura en Latinoamérica
ha oscurecido cuestiones pertinentes como la pregunta por las
relaciones de poder intrínsecas a este campo de experiencias y
significados dados a esas experiencias a través de la narración. A
continuación, detallaré cómo conceptualmente transité entonces de
la identidad hacia la narrativa, cómo me preocupo por su relación
y cómo esto es útil para este trabajo por las discusiones que nos
deja revisar.
En primer lugar, reevalué el concepto de identidad y la importancia
que tenía para mí. De acuerdo con el investigador argentino
Pablo Alabarces (1998), en la medida en que el deporte recorre
formaciones donde se articulan sentidos sociales interpelando una
diversidad de sujetos de manera plural, este puede ser leído en
su multidimensionalidad como un escenario privilegiado para hallar
representaciones que las sociedades hacen de sí mismas. En ese
sentido, es difícil que la afirmación “el deporte es importante para las
identidades sociales/etáreas/de género/raciales pueda sorprender
a alguien” (Alabarces, 2015, P. 13). Más bien, la cuestión es indagar
cómo, de qué manera, desde cuándo, en qué lugar y con qué
inflexiones (Alabarces, 2015).
Comprendí que la identidad son más bien identidades, entendidas
como puntos de adhesión temporaria a las posiciones subjetivas
que nos construyen las prácticas discursivas, y son además el
resultado de una articulación o “encadenamiento” exitoso del sujeto
en el flujo del discurso (Hall, 1996). En ese sentido, la identidad, de
hecho, es irreductible al singular, pues, según explica Hall (1996),

240
la homogeneidad interna que el término trata como fundacional no
es una forma natural sino construida de cierre, y toda identidad
nombra como su otro necesario, aunque silenciado y tácito, aquello
que le falta. No hay entonces identidad, sino identidades, y estas
funcionan por su capacidad de excluir, de omitir, de dejar afuera
(Hall, 1996).
Teniendo en cuenta entonces el carácter contingente constitutivo
del término, situé mi atención en el hecho de que una fuente
articuladora de esas identidades o puntos de sujeto son las historias
–entendidas como prácticas discursivas– que nos contamos (o
narramos) a diario sobre nosotros mismos, nuestras trayectorias,
las personas que nos rodean y los lugares con los que estamos
en contacto. Las identidades, como plantea Hall (1996), aunque
parecen invocar un origen en un pasado histórico con el cual
continúan en correspondencia, en realidad tienen que ver con
cómo usamos los recursos de la historia, la lengua y la cultura en
el proceso del devenir, y no del ser; es decir, uno solo es en tanto
continúe representándose, narrándose, de ciertas maneras en el
presente y en el futuro. No se trata de quiénes somos o de nuestra
procedencia, sino de qué podríamos llegar a ser, cómo nos han
representado, y cómo podríamos representarnos en relación con
ello (Hall, 1996). Dejé entonces de esforzarme para comprender la
identidad como un elemento monolítico para empezar a mirar los
procesos constitutivos de la misma, en constante movimiento.
En ese sentido, al percatarme de que en el campo de la
investigación social sobre deporte en Latinoamérica la identidad
se había vuelto una herramienta predilecta para pensar en una
única dirección, integré al proyecto otro gran interés profesional,
académico y más cercano a lo metodológico: la narrativa. Porque si
bien es cierto que el deporte puede ser entendido como un espacio
donde se despliegan algunas de las operaciones narrativas más
eficaces para construir identidades (Alabarces, 2015), resulta más
rico preguntarse cuáles son esas operaciones narrativas que intentar
describir cuáles son esas identidades. Así pues, ¿cuál es el papel
del individuo en esas operaciones y qué implicaciones políticas
tiene la forma en la que las lleva a cabo en las circunstancias en las
que lo hace?

241
En un principio mis intereses investigativos se situaban alrededor
de tres elementos base, que eran “Cartagena”, “el béisbol” y “la
identidad”. Cartagena de Indias era el espacio físico y social
delimitado en el que quería trabajar, el béisbol era la práctica o
la experiencia común a mis sujetos de investigación y a mí, y la
identidad era el concepto que de alguna manera articulaba mi
mirada, era la idea que me decía que con el béisbol en Cartagena de
Indias ocurría algo socialmente digno de diagnosticar. Sin embargo,
en esa articulación me hacía falta algo… o alguien: carecía de
personas a las que preguntarles cosas que me dejaran entender
mejor eso a lo que me quería acercar. Entonces ¿para quiénes en
Cartagena de Indias el béisbol es (o fue) central en su trayectoria
de vida y el sentido que expresan a sí mismos? No precisamente
para los fanáticos, que además parecen ser cada vez menos con el
paso de los años. Ocurre con más fuerza con los jugadores, pero
no quería beisbolistas de Grandes Ligas, quería beisbolistas que no
hubiesen llegado a Grandes Ligas.
La motivación para concentrarme de manera deliberada en
aquellos que no lo lograron es sencilla, y radica en que a esos
relatos no estamos expuestos con tanta frecuencia como a los
relatos de quienes sí lo lograron; estos últimos son exaltados e
iluminados por los medios de comunicación cada vez que, por
ejemplo, algún deportista logra un título importante o lleva a cabo
algo que pueda ser considerado una hazaña en relación con su
contexto. Los deportistas exitosos son constantemente retratados
desde el discurso periodístico como héroes, cumplidores de sueños,
representantes del pueblo, y ejemplos de ascenso social. Pero
las historias de otros sujetos que aspiraban al “éxito”, transitaron
caminos similares, pero no pudieron lograrlo… esos relatos
permanecen guardados como recuerdos silenciosos de quienes
lo experimentaron. A través de este ejercicio, quise conocer sus
narrativas personales al respecto y observar qué conclusiones
podía extraer de las distintas condiciones socioculturales (ahora
sí específicas de Cartagena) que dieron forma u orientaron la
experiencia de estos individuos y su forma de relatar lo vivido.
Una institución social puede ser entendida de mejor manera si no
nos limitamos al estudio abstracto de su organización formal, sino
que analizamos cómo esta organización aparece en la experiencia

242
personal de varios de los miembros del grupo y seguimos la influencia
que ha tenido sobre sus vidas (Thomas y Znaniecki, 1996). En
ese sentido, para la construcción de este texto nos valemos de la
definición de Susan Chase (2018) de “narrativa personal”, entendida
como una forma distintiva de comunicación basada en la creación
de significado a través de dar forma a la experiencia; es una forma
de entender las acciones de uno o de otro, de organizar eventos,
objetos, pensamientos en relación con cada uno; de conectar y ver
las consecuencias de acciones, eventos o sentimientos a través del
tiempo, en el pasado, el presente o el futuro (Chase, 2018).
Este estudio explora en profundidad la pregunta por la intersección
entre cultura, identidad y deporte, y se fija en las operaciones y
articulaciones políticas culturizadas presentes y rastreables en los
relatos de estos exbeisbolistas. Las historias narradas pueden ser
entendidas como “artefactos sociales” que “nos dicen tanto acerca
de la sociedad y la cultura como de las personas y los grupos”
(Riessman, 2008, P. 15). En ese sentido, transformar la experiencia
vivida en palabras supone hacer un uso del vocabulario y los
recursos narrativos de los que se dispone, y ambos están en alguna
medida constreñidos por la realidad social y cultural (Riessman,
2008). Así pues, al juntar las piezas de trayectorias de vida,
deporte y narrativas articulamos un panorama fértil para formular
interpretaciones sobre la manera en que los sujetos construyen
narrativamente sus yos y sus identidades, sobre cómo entienden
su cuerpo como experiencia biológica y psicosocial, y sobre cómo
estructuran narrativamente el tiempo en aspectos vinculados con la
corporeidad y la práctica profesional (Pérez–Samaniego, Deivís–
Deivís, Smith, Sparkes, 2011).
Mi planteamiento consiste en que conocer las historias de estos
hombres narradas desde sus propias perspectivas a lo largo
de entrevistas abiertas me permite indagar por un conjunto de
interrogantes propios del campo de los Estudios Culturales. De
los relatos de su experiencia podrían emerger elementos que me
dejen observar y analizar relaciones detrás de las ideas de para
ellos qué implica ser hombre, qué implica ser joven, qué implica ser
profesional, de qué posibilidades de agencia existen o perciben en
un mercado que hace parte de una industria global y cuyo objeto
de cambio son precisamente hombres jóvenes, o de la posición en

243
la que se sitúan ellos frente a haberse dado cuenta, en un punto
determinado de su trayectoria, de que ellos ya no iban a ser los
próximos Grandes Ligas de Colombia. Además, planteo que a
través de sus historias conoceremos sus interpretaciones sobre las
condiciones materiales y simbólicas a las que se vieron enfrentados
en el Caribe colombiano como región periférica en el proceso
de producción de beisbolistas frente a países como República
Dominicana, Cuba o Puerto Rico, los cuales ya se configuran como
periféricos respecto al ‘centro’: Estados Unidos.

¿Cómo recolectar y entender sus historias?: cuestión de


método
De esta investigación, la parte más emocionante sin duda fue
buscar a los exbeisbolistas que trabajarían conmigo, encontrarlos,
conocerlos, entrevistarlos y darme cuenta de lo poco que sabía
acerca de un mundo que había estado frente a mis ojos durante
buena parte de mi vida y por el que había sentido mucho interés.
Gracias a mi papá, periodista deportivo, y a un amigo de toda la vida,
pude definir quiénes serían mis tres participantes y contactarlos.
Dos de ellos me citaron en sus casas, y el otro en su gimnasio,
adyacente a uno de los campos de sóftbol más populares de la
ciudad. Antes de definir quiénes serían, ya había diseñado las
preguntas orientadoras de una entrevista abierta, recurso del que
me serví para guiar cada encuentro con los exbeisbolistas.
Fue además en esta etapa en la que tomé la decisión como
investigador de que trabajaría con los relatos que resultaran de
un único encuentro con cada uno de ellos, inspirado por el texto
“Madres frágiles: un viaje al infanticidio” de Beatriz Kalinsky y
Osvaldo Cañete (2010), una investigación narrativa en la que
Kalinsky (2010) sostuvo entrevistas dentro de una cárcel durante
cinco días con siete mujeres condenadas por infanticidio en
Neuquén, Argentina. Antes de leer dicho texto y reflexionar al
respecto en mi clase de métodos cualitativos con la profesora
Zandra Pedraza, dudaba de que fuese posible realizar una
investigación a partir de un único encuentro con los participantes;
sospechaba de la legitimidad y profundidad posibles de alcanzar
con solo un encuentro y, sobre todo, me preocupaba la veracidad
de los hechos narrados por los participantes y cómo eso afectaba
o no la calidad de las conclusiones del análisis. Sin embargo, esto

244
dejó de inquietarme cuando comprendí que los investigadores
narrativos tratan la narración como activamente creativa y la voz
del narrador como particular, esto es: entender que cuando alguien
cuenta una historia, esa persona da forma, construye y performa el
ser, la experiencia y la realidad, y así, lo que hacen es desmarcarse
de las preguntas por la realidad fáctica de los enunciados y darles
importancia a las versiones del ser, la realidad y la experiencia que
el narrador produce a través de lo que dice Chase (2005). Así pues,
vi en la posibilidad de realizar un único encuentro una oportunidad
de aprendizaje rico para realizar mi primera investigación de este
tipo en lugar de un problema o una limitación. Además, el estudio
de las trayectorias, que es lo que hago aquí, tiene un enfoque
menos abarcativo que las historias de vida ya que estas últimas
“incluyen el análisis de antecedentes familiares, actividades extra–
profesionales, en suma, del conjunto de las actividades y relaciones
que atraviesan a un sujeto” (Longa, 2010, P. 10). La confección de
las trayectorias en cambio consiste en “identificar las transiciones
específicas que han ocurrido en la vida de un sujeto, en relación
directa con el problema de investigación” (Longa, 2010, P.10). En
ese sentido, en este trabajo lo que a mí me interesaba conocer,
analizar y reconstruir era precisamente las trayectorias narradas
de los participantes en relación con el objetivo de llegar a Grandes
Ligas por el carácter cada vez más global que comporta practicar
béisbol y sus implicaciones sociales y culturales. Encuentro esta
definición a su vez más precisa y ajustada para las intenciones
de esta tesis que la de, por ejemplo, “relato de vida”, en la que el
investigador invita a una persona a que cuente toda o una parte
de su experiencia vivida (Wacheux, 1996) o que se refiere a la
narración de un sujeto sobre una parte o un acontecimiento de su
propia vida (Sanséau, 2005).
De acuerdo con Bolívar (2016), los canales a través de los cuales
se consiguen los contactos y las condiciones de los encuentros
con los participantes no son el preludio de la investigación o un
procedimiento sino más bien una parte constitutiva del trabajo.
Teniendo esto en cuenta, una vez los contacté y les pregunté si
estaban dispuestos a reunirse conmigo y contarme su trayectoria
como beisbolistas, sabía que, de entrada, días antes del encuentro,
estaba dándoles la oportunidad de pensar en cómo articular su relato
cuando nos sentáramos a charlar. Para definir quiénes serían me

245
guíe de las recomendaciones de mi papá, pues apenas le dije que
necesitaba conversar con exbeisbolistas que no llegaron a Grandes
Ligas, me comentó que si bien había cientos, las historias de Juan
Carlos y de Jhonny eran interesantes porque habían firmado con
Yankees en los 90. Por eso decidí que serían ellos dos. Por otra
parte, para contactar a Arturo, seguí la recomendación de uno de
mis mejores amigos, quien me sugirió hablar con él porque es joven
y había decidido estudiar una carrera profesional luego de volver
de República Dominicana. De esta forma, orientado por personas
cercanas en quien confío, definí mis entrevistados.
Asimismo, cuando los contacté, lo primero que les hice saber
es que yo era “el hijo de Manolo Duque” y que necesitaba de su
ayuda para “la tesis”. Desde que decidí que lo que quería era
analizar relatos de peloteros, sabía que mi primer contacto para
definir quiénes serían era mi papá, a quien debo mi gusto por
este deporte. Él integra lo que yo llamo la gran familia del béisbol
cartagenero89, conformada no solo por beisbolistas y exbeisbolistas,
sino por scouts, entrenadores profesionales, instructores escolares,
dirigentes y trabajadores de organizaciones como la Liga Profesional,
periodistas y familiares y amigos de los jugadores que de alguna
manera se dedican a algo relacionado con el deporte. Esto es
importante pues los motivó a recibirme no solo por mi intención de
conocer sus historias sino porque la figura de mi papá, para ellos,
era la del periodista deportivo apasionado por el béisbol que fue
alcalde de la ciudad y quien, desde su posición como figura pública
desde los medios y como mandatario del Distrito, mantuvo en su
agenda un lugar importante para la promoción y mejoramiento del
béisbol en Cartagena de Indias mientras pudo.
Esto facilitó mi acercamiento a ellos, ya que les dio una idea de
mí como alguien para el que el béisbol no era algo extraño, sino
más bien familiar, heredado e importante. Esto me otorgó confianza
en los encuentros para conversar sobre el juego en sí mismo,
hacerles preguntas sobre cómo jugaban, en qué se sentían más
fuertes y hábiles, y cómo veían en general la situación del deporte
en Colombia y Estados Unidos.

89
“La gran familia del béisbol cartagenero” es una forma mía de llamar al conjunto de
agentes que conforman el campo social del béisbol en Cartagena.

246
Para las condiciones del encuentro con ellos también fueron muy
importantes las fechas en las que realicé las entrevistas, a mediados
del año pasado. 2019 fue el año más prolífico para los peloteros
colombianos en Grandes Ligas en toda la historia de este deporte90,
pues once nacidos en el país hicieron parte de los planteles de
mayores a lo largo de la temporada, con desempeños destacables
de Julio Teherán, José Quintana, Jorge Alfaro o Gio Urshela, algo
que nunca había sucedido antes, por la cantidad de colombianos
y la notoriedad que alcanzaron. A continuación, proporcionaré
información sobre cómo está organizada la competición y explicaré
el porqué de la importancia del 2019 para los colombianos.
La temporada de competencia de la MLB se realiza entre marzo
y octubre. En marzo se producen los entrenamientos de primavera,
en los que los 30 equipos se dividen en dos grupos y viajan a La
Florida y Arizona a jugar partidos amistosos entre sí con el objetivo
de calentar motores para el comienzo de la temporada regular a
principios de abril. Esa fase regular (de 162 partidos) se da entre
abril y septiembre, con una pausa en junio en la que se disputa el
Juego de Estrellas, que enfrenta a los mejores beisbolistas de la
liga nacional contra los mejores de la liga americana. En octubre
comienza la postemporada, en la que los ocho mejores equipos de
la clasificación –cuatro de cada liga– juegan rondas eliminatorias
hasta la gran final, la última semana del mes: la Serie Mundial.
En ese marco competitivo, en marzo de 2019 Giovanny Urshela,
un cartagenero de 28 años, tenía unos meses de haber sido
transferido a los Yankees y asignado a un equipo de ligas menores
de los neoyorquinos, y pasaba por su situación más complicada
como beisbolista desde que en 2015 fue ascendido al primer equipo
de los Indios de Cleveland. Sin embargo, en los entrenamientos de
primavera de 2019 fue invitado por los Yankees a jugar unos cuantos
partidos amistosos, se destacó por su buen desempeño, y en abril,
recién comenzada la temporada regular, la tercera base titular de
90
Otros años importantes fueron por ejemplo 2004, cuando en la Serie Mundial se enfren-
taron los Medias Rojas de Boston y los Cardenales de San Luis, los equipos de Orlando
Cabrera (Cartagena) y Édgar Rentería (Barranquilla) respectivamente y ganaron los pri-
meros; también 2010, cuando Édgar Rentería fue el jugador más valioso de las finales con
los Gigantes de San Francisco, o 2017, cuando Colombia participó por primera vez en el
Clásico Mundial de Béisbol celebrado en Estados Unidos, y tuvo una actuación destacada
en partidos contra República Dominicana, Canadá y los anfitriones del torneo.

247
los Yankees se lesionó y le dieron a él la oportunidad. A partir de ahí,
Urshela se convirtió en el jugador sorpresa y en la nueva sensación
de la gran manzana: acumuló al menos una decena de jugadas
acrobáticas, calificadas por los relatores estadounidenses como
“mágicas” e “impresionantes”. Urshela conectó además varios
home–runs para definir partidos importantes y estuvo a punto de
ser escogido para hacer parte del Juego de Estrellas de mitad de
año.
Todo esto lo teníamos presente mis participantes y yo cuando
nos encontramos en junio de 2019, lo cual nos daba un motivo más
para compartir perspectivas sobre este juego, considerando que, si
estábamos hablando de llegar a Grandes Ligas, precisamente un
cartagenero estaba cumpliendo lo que ninguno nacido aquí había
podido: brillar con luz propia en el equipo más importante del planeta.
De alguna manera el béisbol fue un tema de conversación más
regular en la ciudad el año pasado gracias a esto en comparación
con años anteriores91.
Asimismo, fueron relevantes los lugares en los que conversamos.
Con Jhonny conversé en la sala de su casa, rodeados de fotos suyas
que lo mostraban en varios momentos de su trayectoria, desde que
era beisbolista antes de jugar con los Yankees hasta momentos
muy recientes como instructor y entrenador de picheo de varias
selecciones Colombia de béisbol. Como detalle particular durante
la entrevista estaba su nieto de tres años merodeando la sala con
un guante muy pequeño, hecho de cuerina. Como ya veremos,
el amor comienza en casa. Con Juan Carlos me encontré en su
gimnasio, en el que la música sonaba muy fuerte, así que bajamos
a charlar a un kiosco situado a media cuadra de ahí, justo al lado
del campo de softbol de El Campestre, uno de los más reconocidos
aquí en la ciudad. A la hora a la que conversamos, sobre las 10
de la mañana, había decenas de niños entrenando y familiares
sentados en las gradas del campo, viendo a sus niños entrenar.
Esto propició que Juan Carlos mirara hacia allá y se refiriera a
varias de las cosas que me decía con ejemplos de lo que podíamos
ver ahí mismo. Además, el hecho de que hiciéramos la entrevista

91
Este artículo de prensa titulado: 2019, el año en el que se volvió a hablar de béisbol en
Colombia atribuyen el regreso de la conversación sobre béisbol a “cifras históricas” logra-
das por los colombianos en Las Mayores.

248
en la calle implicó que varias personas conocidas suyas del barrio
lo saludaran desde lejos, y le gritaran “¡Ajá, Pompeyo!”, el nombre
de su papá, quien también fue beisbolista. Finalmente, con Arturo
me encontré en su casa, donde también estaba su mamá; ella nos
brindó jugo de mango y helado en el tiempo en el que estuvimos
sentados en el comedor de la sala, y en dos ocasiones, cuando
estuvo cerca, ayudó a Arturo a precisar uno o dos datos de lo que
estaba contando a petición de su hijo.
A ellos tres me aproximé con una petición sencilla. Les pregunté
si podían contarme su trayectoria como beisbolistas desde el
comienzo hasta el final. De ellos sabía de antemano varias cosas:
que se formaron en la práctica del béisbol muy jóvenes, que en algún
momento tuvieron la aspiración de llegar a Grandes Ligas, que los
habían firmado alguna de las 30 organizaciones norteamericanas
para sus academias de formación y de ligas menores en República
Dominicana o Estados Unidos, y que luego no llegaron a la gran
carpa. Eso se los hice saber cuando nos encontramos, les expliqué
que quería escuchar sus historias porque las de beisbolistas que
no llegan a Grandes Ligas no se escuchan a menudo, y que iba
a hacer un trabajo al respecto. Una vez dejaba eso claro y ellos
aceptaban hacerlo, los invité a comenzar por el principio, y la primera
pregunta era “¿cómo despertó tu interés en esta práctica?”. Por la
introducción de la conversación, ellos ya sabían que a partir de ahí
esperaba que repasaran toda su trayectoria, que llegaríamos a los
momentos de su vida en los que fueron reclutados, así como cuando
desistieron de la idea de llegar a la MLB y lo que inmediatamente
sucedió después. Cuando terminaban de repasar su trayectoria,
les preguntaba cómo fue su proceso de formación particular aquí
en Cartagena de Indias, con lo que los incentivaba a detallar las
particularidades de aprender a jugar béisbol aquí en relación a
cómo ellos percibían que podía ser en otros lugares. Contestando
esto también se tomaban su tiempo, y luego les pedía que me
compartieran los momentos que ellos valoraban como los mejores
o más importantes de su camino, así como los que consideraran los
peores o los menos preferidos.
Durante las entrevistas, que duraron entre una y dos horas,
procuré no interrumpir su relato y utilicé sobre todo el recurso de
“¿y luego qué pasó?, para conseguir que continuaran conectando

249
hechos, momentos y sentimientos de su trayectoria. Con estos tres
interrogantes como detonantes pudimos sostener conversaciones
distendidas, reír por momentos, y reflexionar sobre el significado
de varios episodios y circunstancias de sus vidas que luego me
dispuse a analizar para elaborar este texto.

Narraciones en contexto, o en qué condiciones material y


locales se dan los hechos narrados por estos exbeisbolistas
La historia y el funcionamiento del béisbol en Cartagena de Indias
son borrosos debido a la falta de escritos académicos, trabajos
historiográficos y documentos oficiales al respecto. Especial falta
hacen trabajos que cubran cómo funcionaba y ha funcionado desde
finales de los años setenta hasta el tiempo presente en términos
institucionales y formativos, así tampoco existe una recopilación
de quiénes eran esos beisbolistas importantes de la escena local,
sus jugadas o hazañas, ni mucho menos sus vidas o trayectorias
más allá de crónicas y noticias de la época escritas por periodistas.
Tampoco hay fácil acceso a información sobre los distintos equipos
y sus caracteres, las rivalidades que existían ni el tipo de emoción
que suscitaban entre la gente. En general, aunque existan datos,
no hay detalles de los procesos y actores sociales y su articulación
en el marco de la sociedad caribeña y colombiana. Ya detallaré las
implicaciones de la ausencia de este tipo de documentos formales
para este texto y cómo esto constituye al mismo tiempo una
oportunidad para aportar a llenar este vacío, pero antes repasaré
algunos trabajos que sí dan cuenta de ciertas épocas y facciones
de cómo era el béisbol en la ciudad.
En términos generales, el trabajo más abarcador e importante
hasta la fecha es el de Raúl Porto Cabrales (2014), titulado “Memoria
histórica del béisbol de Bolívar y Cartagena 1874–1948”, en el que
el autor establece una serie lineal de hechos importantes en un
período de tiempo que considera como la primera etapa de este
deporte en el país, o la etapa formativa, a partir de la recolección
de recortes de prensa y entrevistas a fuentes primarias, como ex–
jugadores, periodistas y dirigentes de organizaciones como la liga
de béisbol profesional. Asimismo, la investigación de la historiadora
cartagenera Kalen Riola (2015) titulada “Béisbol, cultura y
sociabilidad en Cartagena. 1944–1950” aborda un período de tiempo
mucho más corto que la de Porto Cabrales para mostrar cómo el

250
béisbol transformó el espacio de sociabilidad de la ciudadanía y para
analizar “la identidad cultural que asumió la sociedad cartagenera
con la incursión de dicho deporte” del juego (Riola, 2015, P. 6).
Sin embargo, este documento no es muy extenso, ni tampoco muy
profundo en términos de reconstrucción contextual integral. Por otra
parte, el historiador cartagenero David Puello (2016) se propone en
su texto “El béisbol en la cultura popular de Cartagena de Indias.
1955–1965” detallar la influencia que tuvo el béisbol en la cultura
popular de la sociedad cartagenera. Para ello, se vale de notas
de prensa que en la época representaban a los peloteros como,
por ejemplo, nuevos “artistas” con “inteligencia, guantes, bates y
bolas”, de entrevistas a jugadores que en aquel entonces hicieron
parte fundamental de la expansión barrial del juego, y realiza un
análisis fraseológico en el que recopila expresiones generadas
alrededor de la práctica del béisbol, y trasladadas a la vida cotidiana
en la ciudad. Hasta este punto, gracias a estos trabajos entiendo un
poco mejor cómo fue que el béisbol se afianzó durante la primera
parte del siglo XX como una práctica popular, cosida a formas de
reconocerse de los cartageneros, y que tenía incidencia en la vida
pública de la ciudadanía.
Sin embargo, a partir de ahí quedo a ciegas cuando necesito
conocer y entender a partir de este tipo de fuentes e investigaciones
qué sucedió y cómo a finales de los 80 y luego en los años 90, década
en la que Juan Carlos y Jhonny son reclutados por los Yankees,
y me encuentro con mi conocimiento empírico–intuitivo de lo que
pasó. Y lo que pasó, según los periodistas, dirigentes y scouts que
he consultado, y en general según la gente que conozco que vivió
aquella época, es que a finales de los años 80 de repente la gente
dejó de ir al estadio, y se apagó el fervor masivo por el béisbol
local. Equipos clásicos como Indios, o aquellos pertenecientes a
empresas nacionales como Kola Román se disolvieron, así como
los que representaban barrios tradicionales de la ciudad como
Torices92; a su vez, el fútbol comenzó a ganar cada vez más espacio
92
Una manera común de referirse a los equipos de béisbol colombiano del siglo XX es
“equipos desaparecidos” o “equipos extintos”, lo cual a mí, desde el presente, como afi-
cionado al béisbol que no vio a estos equipos, ni a sus jugadores, ni a sus aficionados, me
producen la sensación de que son como los dinosaurios. El libro Historia del béisbol profe-
sional de Colombia (2000) de Raúl Porto recoge que son 18 equipos desaparecidos (nueve
de Barranquilla, cinco de Cartagena, uno de Montería, uno de Sincelejo, uno de Cali y uno

251
y empezaron a transmitir béisbol de Grandes Ligas por televisión.
Como niño que creció a finales de los 90 y principios de los 2000,
no puedo decir que entre mis amigos de colegio el béisbol fuese
un tema de conversación, y mucho menos el local. Era más bien
todo fútbol: Real Madrid, Barcelona, AC Milán, Manchester United,
Chelsea, etcétera, con algunos rezagos de emoción por el fútbol
nacional, en el que Real Cartagena oscilaba entre la primera y la
segunda división del campeonato doméstico.
Desde antes de comenzar la maestría esta es una situación que
me ha inquietado. Tanto así que el primer borrador del diseño de
esta investigación llevaba como título ¿A dónde se fue el béisbol en
Cartagena de Indias?, y me preguntaba qué era lo que había pasado
exactamente para que esta práctica deportiva y social perdiera el
espacio cultural supuestamente masivo/mayoritario que alguna
vez había tenido. Por ese camino llegué a la conclusión de que no
existe un factor unitario del que se desprenda la respuesta ni que
haya detonado los hechos, y desistí de realizar una investigación
de ese tipo, sobre todo porque la sentía más apropiada para
un historiador que para un periodista interesado por el tipo de
discusión que proponen los estudios culturales como yo. Sé que no
fue únicamente el hecho de que la gente comenzara a ver béisbol
de Grandes Ligas con asiduidad. Sé que no fue solo la economía o
el crecimiento demográfico acelerado93. Sé que no fue el fútbol por
sí mismo, ni la globalización. La respuesta por supuesto que debe

de Medellín) y dicho texto funciona como una base de datos para ver los jugadores que
conformaban las nóminas, los entrenadores, y los campeones de cada torneo en cada una de
las etapas de la liga de béisbol profesional: de 1948 a 1958, de 1979 a 1988 y de 1994 hasta
el presente. Sin embargo, el libro no detalla los caracteres de los equipos ni los procesos
particulares de qué actores se articularon para dar forma a los torneos, ni cómo. Tampoco
es claro por qué se suspendió varias veces la continuidad de la competición, ni la relación
que esto tenía con los equipos “aficionados”, que también tienen su lugar en los recuerdos
relatados de quienes vivieron aquella época.
93
En 1964, Cartagena contaba con 242.085 habitantes, y tres décadas después, en 1993,
registraba 656.632. Así lo recogen los economistas Adolfo Meisel Roca y María Aguilera
Díaz en su libro Tres siglos de historia demográfica de Cartagena de Indias, publicado en
la página web del Banco de la República en el siguiente enlace: https://www.banrep.gov.
co/docum/Lectura_finanzas/pdf/lbr_3_siglos_histo_demo_cartag_0.pdf? Esto ofrece pistas
pues la imagen mental que configuran los textos históricos sobre béisbol en Cartagena pue-
den despistar a quien no tenga en cuenta que hoy en día Cartagena tiene cuatro veces más
gente que a mediados de los 60s y casi ocho veces más que en 1951, épocas en las que el

252
ser mucho más compleja y debe incluir discusiones que integran,
articulan y profundizan cada una de estas y más cuestiones afines.
Por mi parte, ante tamaño enigma decidí virar hacia los relatos de los
deportistas, creyendo que así, de paso, me desmarcaría del tipo de
las (pocas) investigaciones sociales relacionadas con béisbol que
se han realizado hasta el momento en Colombia, que dejaría este
interrogante de lado y que conocería parte del contexto a partir de
las narraciones. Sin embargo, aunque esto hasta cierto punto sea
cierto, me sitúa en un lugar en el que sigue siendo saludable saber
más sobre la historia y las condiciones materiales de la práctica
deportiva en la ciudad, y vuelve a afectarme la falta de trabajos que
cubran este período de tiempo.
Lo que me queda, y lo que sé gracias a entrevistas que realicé
a David Ward, actual presidente de La Liga de Béisbol de Bolívar,
a Jose ‘Tito’ Quintero, el segundo reclutador más antiguo de
Cartagena de Indias y quien sirvió de intermediario para las
firmas de Jhonny y Juan Carlos, y a mi papá, periodista deportivo
especializado en béisbol, exgerente general de Indios94 entre 2007
y 2008 y exalcalde de la ciudad, es que la estructura institucional–
competitiva de la práctica de béisbol en Cartagena de Indias desde
comienzos de los años 90 es en general inestable, discontinua
y desarticulada, y recae en esfuerzos privados, comunitarios e
individuales carentes de músculo económico suficiente como para
sostener con regularidad las necesidades que tienen los deportistas,
los entrenadores, los clubes y los campeonatos en todas las
categorías, desde los más jóvenes, hasta el torneo profesional.
Los colegios públicos o privados en los que se enseña béisbol
como actividad extracurricular y tienen equipos tampoco cuentan

béisbol era una práctica mayoritaria, pero lo era en un contexto de mucha menor población,
lo cual posibilitaba otro tipo de relaciones sociales.
94
Equipo extinto de la Liga Colombiana de Béisbol Profesional, nacido en 1948 tras la
primera victoria de Colombia en una Serie Mundial de Béisbol Amateur, también celebrada
en Cartagena. Indios fue un equipo clásico, el de las mayorías en Cartagena, y su nombre
provenía de la empresa que iba a ser su primer patrocinador, la empresa de cigarrillos
“Piel Roja”. Sin embargo, esta empresa al final no patrocinó al equipo y su dueño decidió
dejarle el nombre en honor a los indios que habitaban el territorio de Cartagena antes de la
colonización española. Indios resucitó brevemente en 2007, cuando los hermanos Cabrera
compraron el equipo Tigres de Cartagena y le cambiaron el nombre a Indios para revivir el
afecto de la gente por el béisbol.

253
con recursos reseñables destinados para incentivar la práctica. No
me cabe duda de que estas son afirmaciones que no encontrarán
oposición alguna de cualquiera que conozca la situación, y que,
formuladas así, son valiosas pues no se encuentran en ningún
trabajo académico que yo haya conocido hasta la fecha.
La financiación de los clubes y escuelas de formación depende
exclusivamente de sistemas de pagos mensuales de los padres de
familia de niños y jóvenes que, de acuerdo con el presidente de
la Liga de Béisbol de Bolívar, proceden en un 95 % de estratos
1 y 2, y de patrocinios que algún adulto vinculado a la escuela
pueda conseguir, que no es que sean ni muchos, ni muy jugosos en
cuanto a la cantidad de dinero que suministran, ni siquiera aquellos
provenientes de las fundaciones sostenidas por beisbolistas de
Grandes Ligas como la Fundación Teherán o la fundación José
Quintana, por mencionar un par. De la cantidad de dinero que reúna
cada club (en la actualidad hay 44 clubes registrados en la liga, entre
los cuales hay 155 equipos en las distintas categorías95 depende
que puedan pagar el sueldo de los entrenadores, la inscripción a la
liga, los árbitros, y ni hablar de algo parecido a unas instalaciones
propias o de médicos o fisioterapeutas vinculados. Eso no existe.
Las necesidades las suplen los padres vinculados sobre la marcha.
Asimismo, son apenas seis los campos acondicionados para la
práctica del béisbol, ya que los demás son de softbol. Es por esto
que aquí se practica el béisbol en condiciones de “hacinamiento”,
según el presidente de la liga, porque los campos de softbol son más
pequeños que los de béisbol. La construcción, acondicionamiento
y mantenimiento de los campos dependen del Distrito y del
presupuesto que se asigne para proyectos al respecto. Además,
los seis escenarios, así como la gran mayoría de los campos de
softbol, se encuentran fuera de la zona turística de Cartagena
de Indias, en barrios sobre todo residenciales, en la Cartagena
popular, que no suele aparecer en la publicidad, ni en las películas
ni en las novelas, y en donde vive la gran mayoría de la gente. Esto
tiene varias implicaciones. Una es que, como espacio, la cancha
de béisbol se presenta como cercana y familiar para muchos niños
y jóvenes que tienen el deseo de jugar. De hecho, es normal ver
95
Este dato me lo suministró David Ward, actual presidente de la Liga de Béisbol de Bo-
lívar.

254
que quienes practican en determinado club, lo hacen allí porque
los entrenamientos se dan en la cancha más cercana a su casa, no
porque un club sea más prestigioso que otro, ni mucho menos. La
otra implicación es que esto contribuye en buena medida a la idea
del béisbol como una práctica de barrios populares y “marginales”
según el lenguaje utilizado de forma constante por la prensa96:
porque no hay canchas de béisbol cerca a la ciudad amurallada, ni
a las playas, ni a los barrios de clase alta de la parte noroccidental
de la ciudad. En el caso de los beisbolistas que integran esta
investigación es así, pues Jhonny procede del barrio La Esperanza,
Juan Carlos del barrio España, y Arturo del barrio Martínez Martelo,
todos lejanos de la zona turística, y se puede decir que los tres son
barrios que históricamente se han caracterizado por ser “populares”,
en los que no viven personas adineradas, y en donde existe
sentidos de comunidad entre los vecinos a través de actividades
deportivas y la integración en espacios como la tienda del barrio y
la cancha que van más allá de los adjetivos precarizantes con los
que se suele describir los barrios de la zona oriental y suroriental de
Cartagena de Indias, hacia donde se expandió con mucha fuerza y
velocidad la ciudad en la segunda mitad del siglo XX.
Además, el estado de cuatro de las seis canchas de béisbol de la
ciudad es sumamente precario. Las dos que se encuentran aptas
para tener partidos de calidad, que son el estadio Mono Judas en
el barrio Pie de la Popa, y el estadio Once de Noviembre, tuvieron
remodelaciones recientes en 2017 y 2019 respectivamente, por lo
que lucen un césped verde y regular, un diamante de arena lisa,
y asientos cómodos para observar el juego. Sin embargo, para la
época en la que se producen las firmas de los entrevistados, ambas
estaban en estado de abandono.
A grandes rasgos, se puede decir que la estructura local de
formación, práctica y competencias ha sido así desde los noventas,
institucionalmente débil y de escasos recursos económicos, con la
particularidad de que irónicamente fue a comienzos de dicha década

96
En estos artículos de prensa Urshela, espejo de niños en Cartagena, ¿Qué pasa con el
béisbol en Bolívar? | EL UNIVERSAL – Cartagena, Jackie, a cuarenta y cinco minutos
de la gloria, http://primicia.com.co/concejo–distrital–discutio–sobre–crisis–del–beisbol–
en–cartagena/ se califica los lugares de procedencia de los beisbolistas como marginales,
pobres y precarios.

255
cuando comenzaron a producirse cada vez más firmas de jugadores
cartageneros con equipos estadounidenses y a desarrollarse a
un ritmo acelerado las estructuras de reclutamiento gracias a la
presencia y el desempeño de nacionales en sus organizaciones.
En 1991 había solo dos reclutadores radicados en Cartagena de
Indias: el señor Curtis Wallace y ‘Tito’ Quintero, quienes trabajaban
como part time scouts con los Kansas City Royals y con los Yankees
de Nueva York, respectivamente. A ellos se uniría en 1994, ligado a
los Florida Marlins Jolbert Cabrera padre, el papá de los hermanos
Cabrera, ambos jugadores de las grandes ligas para 1998. Ellos
estaban encargados de, literalmente, cazar talentos, enviar reportes
a Estados Unidos, y mediar en las negociaciones entre enviados
de las organizaciones que venían a la ciudad una vez al año y los
beisbolistas cartageneros. Trabajaban por una comisión de cien
dólares por firma. Su manera de operar estaba completamente
desligada de la estructura institucional–competitiva local, y se
parecía más a un oficio en el que prestaban mucha atención al
voz a voz, y por su cuenta observaban partidos, entrenamientos,
conocían a los entrenadores de los clubes, y seguían el progreso
de prospectos que fuesen de su agrado.
Y los chicos que se convertían en prospectos aprendían a jugar
precisamente en este ambiente informal y precario en comparación
con el que se vivía en Estados Unidos. Es a lo largo y ancho de ese
contexto general que se forman los hoy exbeisbolistas que hacen
parte de esta investigación, con la particularidad de que aprendieron
a jugar en tres décadas diferentes: Jhonny en los 80, Juan Carlos
en los 90, y Arturo en los 2000. Esto resulta enriquecedor para la
investigación porque, sin quererlo, pues hice las entrevistas por
conveniencia y esto no fue un criterio de selección, configura una
ventana por la que observar distintas épocas del béisbol en la
ciudad a través de las experiencias narradas, épocas sobre las que
no hay mucha información documentada.
En ese sentido, es posible ver que las condiciones sobre todo
de formación local no es que cambiaran mucho desde finales de
los 80 hasta comienzos de los 2010, aunque hay que hacer varias
salvedades. Si bien las condiciones de formación de los tres fueron
informales y se apoyaron en esfuerzos comunitarios sin mucho
músculo económico, Jhonny aprendió jugando con gente de su

256
barrio y luego con el equipo de la Universidad de Cartagena de
Indias, y él tuvo la oportunidad de, antes de firmar, probarse desde
muy joven en circunstancias competitivas para nada desdeñables
pues él alcanzó a vivir los últimos años del béisbol cartagenero con
varios equipos locales y fanaticada importante. Juan Carlos por
su parte aprendió en un club de barrio y luego en el equipo de
su colegio, pero antes de probarse en circunstancias competitivas
fuertes se fue muy joven a República Dominicana. Arturo aprendió
también en el club de su barrio y también se fue joven. Lo que
sí fue particular para cada uno fue la intensidad de la exposición
que tuvieron a reclutadores de equipos norteamericanos en
determinados momentos de su trayectoria, lo cual, como ya
veremos, afectó directamente su horizonte de expectativa de hasta
dónde concibieron sus posibilidades y por qué en qué etapas de
su vida. La presencia de scouts ha aumentado exponencialmente
con el paso del tiempo hasta el día de hoy, en el que ya las
treinta organizaciones de la Major League Baseball tienen scouts
en Colombia. Para 2017, cerca de 405 beisbolistas nacidos en
Colombia habían sido firmados por equipos de Grandes Ligas97,
con lo cual el número en la actualidad debe estar alrededor de
500, de los cuales 24 han logrado debutar en la gran carpa y tan
solo 11 han podido sostener carreras de más de cinco años. Los
pronósticos apuntan a que este número crecerá en los próximos
años, ya que de esos 24 que han debutado, 18 lo han hecho en los
últimos 14 años.
Para la muestra, un botón: cada año, a final de año, desde 2007
se juega un torneo llamado Torneo de Desarrollo, organizado por
Tito Quintero y que desde 2010 es auspiciado por la Major League
Baseball estadounidense, al que asisten no solo todos los scouts
radicados en Cartagena de Indias y Colombia, sino que vienen
reclutadores de todas partes de Estados Unidos preparados para
sellar pactos con chicos ávidos de irse con cualquier equipo, detrás
del sueño de ser los próximos Édgar Rentería, Orlando Cabrera,
José Quintana, Julio Teherán, y más recientemente, Gio Urshela.
Resulta paradójica la asimetría presente entre el desarrollo de las
97
Así lo recoge esta nota web en el portal La Lengua Caribe, titulada Colombia ya tiene más
de 100 peloteros en el béisbol organizado. Cuando dice más de 100, se refiere a 100 activos
entre los que estaban en Grandes Ligas y en ligas menores. https://www.lalenguacaribe.
co/2017/deportes/colombia–ya–tiene–mas–de–100–peloteros–en–el–beisbol–organizado/

257
estructuras de reclutamiento, acelerado y eficaz, y el desarrollo
de las condiciones de formación, que no han mejorado mucho
en décadas. Entre 2009 y 2019 han sido 174 los chicos –que no
pasan de los 20 años– que por ejemplo han firmado gracias a la
exposición de la que gozaron solo en el Torneo de Desarrollo, y
la suma de los bonos dados por las organizaciones a esos 174
prospectos suma 16’269.000 dólares98. Mientras tanto, los clubes
continúan en apuros de dinero y la liga lucha para conseguir apoyo
privado o estatal.
Sin embargo, dicha asimetría tiene sentido cuando pensamos
que una está a cargo de las organizaciones norteamericanas y
depende del dinero que destinan a esto, mientras que la otra sigue
a cargo de familias que dedican tiempo y esfuerzo a que sus hijos
jueguen pelota, algunas con la intención sencilla y desinteresada
de que aprendan y disfruten, pero muchas, muchas otras con la
esperanza honda de que sus hijos crucen el puente y firmen un
contrato de, al menos, decenas de miles de dólares para encauzar
su situación económica. Parte de esto ha desembocado en que,
como me lo contó el presidente de la Liga, haya chicos que, una
vez perciben potencial y posibilidades de firmar, se vuelcan por
completo al béisbol, dejan de asistir al colegio entre semana, y ven
unas cuantas materias básicas los sábados. La preparación y las
estructuras están orientadas a la firma, no al desarrollo de la escena
local ni a la continuidad que esta pueda alcanzar99. De esta manera,
los que figuran y tienen atención mediática son los jóvenes que se
van, y de los que se vuelve a tener noticia si llegan y no los clubes
de barrio, el equipo de la ciudad, o los torneos locales.
Aún así, al mismo tiempo que ha sucedido todo esto, el béisbol
continúa siendo en mayor o menor medida según el contexto un

98 Ver anexo 4 (tabla de jugadores firmados de 2009 a 2019 en el Torneo) proporcionado


por Tito Quintero.
99
Así lo asegura el presidente actual de la Liga de Béisbol de Bolívar y lo recoge de ma-
nera ligera este artículo de prensa del diario El Espectador: La revolución que desató Gio
Urshela en Cartagena, https://www.elespectador.com/deportes/beisbol/la–revolucion–que–
desato–gio–urshela–en–cartagena–articulo–888109, en el que está escrito “Si uno se para
en cualquiera de las canchas de softbol y las pocas que hay de béisbol en Cartagena, entre
los murmullos de los padres solo se escucha una palabra en común: la firma. Ese es el gran
sueño: poder firmar un contrato con alguna de las franquicias que forman parte del béisbol
de las Grandes Ligas.”

258
deporte reconocido como un rasgo cultural cartagenero y que
es espacio de gozo para las familias y los grupos de amigos. Es
costumbre que los fines de semana, sobre todo los domingos, las
familias asistan a los pocos campos de béisbol y softbol a ver jugar
a sus hijos, o incluso a equipos informales de barrio conformados
por amigos que ya son adultos, a beber cerveza y a escuchar salsa,
el género musical más cercano a la pelota aquí en Cartagena de
Indias y en otros países caribeños. Algo tendrá que ver que tanto el
béisbol como la salsa nacieran en Nueva York.
Termino este aparte con un extracto de la entrevista que sostuve
con Tito Quintero, pues la situación que describe sigue siendo un
misterio para mí, y que, espero, ojalá alguien que lea este trabajo
quiera tratar de resolver.
TQ: Te echo la historia: si aquí hubiera habido scouts desde
el año 64 hasta el año… 90, aquí hubiera habido millones de
Grandes Ligas, porque aquí le cerraban la puerta a los scouts.
SD: ¿Y por qué?
TQ: Porque no quería que firmaran. El presidente de la liga
de béisbol de aquí, el doctor Tinoco Pérez, cerraba la puerta
y echaba a los scouts del estadio.
De acuerdo con Tito, en un momento a finales de los 80 las
empresas que tenían equipos sólidos empezaron a pasarla mal
económicamente y liquidaron, y fue ahí que los peloteros pudieron
mostrarse con más “libertad” a los scouts. No sé qué tan cierto sea
ni pueda ser, pues es un recuerdo traído a colación en una charla,
como la mayoría cuando se habla de béisbol en la ciudad. Sin
embargo, el caso de lo que muchos entendemos como el deceso
o el inicio de la crisis del béisbol local está abierto y sigue ahí,
esperando que algún curioso se decida a hurgar más y más. Por
mi parte, yo intenté entender mejor el contexto de los relatos de los
participantes de esta investigación a partir de distintas entrevistas
más bien informales con actores que tienen un conocimiento
particular sobre el mundo de este deporte en la ciudad, de mi
conocimiento previo medianamente cercano a la situación, y de la
escritura misma. Considero que ante la falta de textos de esta clase,
puede ser valioso para quienes quieran retomar las discusiones
planteadas en relación con el pasado no tan lejano de esta práctica

259
deportiva en Colombia, las distintas fuerzas sociales, económicas y
culturales que han reconfigurado su lugar en el Caribe colombiano,
y en general, conversar sobre cómo funciona para los niños y los
jóvenes, pero también para los padres de familia, los entrenadores,
los reclutadores, los periodistas, los directivos, los beisbolistas y los
exbeisbolistas, encargados todos desde su posición de la historia
y las condiciones materiales y simbólicas del béisbol en Cartagena
de Indias, un mundo por (d)escribir.

¿Con qué me encontré al escuchar y analizar sus historias?


El desarrollo de esta investigación me permite presentar
conclusiones de distinto orden según la problemática en la que
quiera hacer énfasis, así que está dividida en breves apartes que
retoman varias de las discusiones expuestas a lo largo del texto y
a través de los que me permito esquematizar los hallazgos para
finalizar esta tesis.
Los dos primeros tienen que ver con aquello que nos enseñan
las trayectorias de los beisbolistas y sus formas de narrarlas, sobre
lo que nos dejan ver acerca de ellos como actores que entran en
contacto con esta práctica no solo en Cartagena de Indias sino en
un campo social extraterritorial, y cómo sus historias son al mismo
tiempo pequeñas ventanas a las diferentes épocas y texturas
culturales en las que se formaron, aprendieron a jugar y concibieron
el deporte como un camino profesional que nos hablan de ellos
mismos como sujetos sociales complejos y de esta ciudad como un
lugar con una historia propia y dinámica en relación con el particular
y cambiante mundo del béisbol. Asimismo, sus historias nos dejan
ver la pelota como un territorio simbólico cuyos valores transmutan
y cuyo desarrollo aporta elementos para pensar la historia de
Cartagena de Indias desde finales de los años 80 hasta el presente.
A partir de estas conclusiones puedo continuar con reflexiones
sobre descubrimientos acerca de aspectos teórico–metodológicos
del proyecto. Expongo cómo las preguntas por sus experiencias y
el trabajo sistemático con sus recuerdos y narrativas me permite
identificar distintas formulaciones que ellos hacen de sus modos de
presencia en el béisbol a partir de su propia historia, sus cuerpos,
cómo se sujetan y se des–sujetan de formas de ser y cómo el
acto de narrar funciona como dispositivo emocional. También me

260
permito reflexionar sobre el lugar que tuvo para mí este proyecto
en la relación que encuentro entre el periodismo y los estudios
culturales en términos de métodos y formas de conocer.
Mi intención es realizar aquí un aporte a la discusión general
sobre deporte y deportistas que dinamice la forma de comprensión
de estos sujetos no solo como símbolos de una tradición regional,
ni como competidores (ganadores y/o perdedores) cuyas acciones
vitales están orientadas a vencer rivales, obstáculos y avanzar en
una carrera hacia la inmortalidad, la grandeza, la trascendencia y
el ascenso social, sino como actores sociales que a partir de sus
intenciones de disfrute tejen relaciones sociales múltiples con
otros actores sociales. Ellos mantienen en movimiento prácticas
culturales que permiten el encuentro de distintos sujetos y ofrecen
por lo tanto diferentes formas de reconocerse y entrar en escena
en medio de un ámbito que no es exclusivamente competitivo, pero
en el cual la competencia es un aspecto que se retroalimenta con la
complejidad articulada entre las diferencias y similitudes siempre en
conflicto de quienes juegan, observan, enseñan, dirigen y cuentan.

Beisbolistas cartageneros: más allá de símbolos identitarios


dados
Uno de los principales resultados de mi trabajo fue construir
una forma de comprender a estos exbeisbolistas como sujetos
sociales complejos y no como símbolos de una identidad estática y
monolítica construida por la tradición social, histórica y cultural que
sitúa el béisbol como un rasgo característico de Cartagena de Indias
y otras ciudades del Caribe y a los beisbolistas como portadores
de una esencia regional cuyo propósito de diferenciación política
subyace bajo una cara amable de autorreconocimiento y comunión
local. Para esto me sirvió, primero, hacerle caso a mi instinto de
cuestionar ese discurso tradicionalista de la identidad basado
en mi experiencia como aficionado al béisbol que no encontraba
numerosos aficionados de mi edad cuando apenas era un niño, y
luego a lo aprendido en mis clases de Estudios Culturales como
teorías de la subjetividad y políticas de la representación, aunque
de todas formas fue un proceso complicado, pues los puntos de
fuga de aquello que impone la tradición no están a simple vista si
se trata de identidad.

261
Segundo, con esa sospecha presente, fue muy rico asistir a los
encuentros con ellos, preguntarles por su trayectoria de vida y
darme cuenta de que ellos articulan la historia de su relación con el
béisbol desde distintas posiciones como el rol dentro de sus familias
como hijos, la diversión que les proporcionaba jugar, los afectos
individuales y comunitarios que despertaba y construía la práctica,
y la percepción de potencial que sintieron dentro de sí mismos. En
ese sentido, en sus relatos el ser beisbolista profesional no aparece
trazado como un objetivo de propósitos histórico–culturales o de
ascenso social respecto a la sociedad en la que crecieron, sino
que más bien fue una consecuencia de saberse capaces de
competir, una vez habían interiorizado los sentires corporales,
lúdicos y emocionales de ser buenos deportistas. Considero estas
reflexiones muy valiosas para quienes se dispongan a trabajar
la relación entre identidades y deporte, y la relación que tiene el
béisbol con la cultura cartagenera, colombiana y caribeña, pues nos
deja entender que si bien el deporte es un terreno supremamente
fértil para encontrar formas de pertenecer y reconocerse, el juego
de las identidades es inestable y está compuesto más bien de
posicionamientos estratégicos cambiantes que toman los actores
sociales como individuos y como colectivos productores de sentido.
Beisbolistas cartageneros en un mundo de fronteras simbólicas
supranacionales y condiciones cambiantes
Asimismo, para ellos comenzó a ser más palpable, presente
y pertinente de narrar su condición como cartageneros y como
colombianos, los episodios en los que se producen encuentros
con sujetos extranjeros otros y dinámicas extraterritoriales que los
conectan con más intensidad con el campo social transnacional
del béisbol y no tanto con la escena local como unidad separada.
Para ellos el estado de Cartagena de Indias y de Colombia como
lugar en el que formarse y aprender a competir representó rezagos
tanto en cuestiones de la baja calidad de sus entrenamientos
y de espacios inadecuados en términos físicos como del valor
que tenían frente a los reclutadores y técnicos norteamericanos
comparados con los de chicos de República Dominicana, Puerto
Rico, Venezuela o el propio Estados Unidos. Para esto resulta muy
interesante observar las épocas en las que firmaron contratos con
las organizaciones y darse cuenta de que a Jhonny le pagaron 1000

262
dólares en el 94, a Juan Carlos 5000 en el 99, y a Arturo 70.000 en
2011 y constatar que en sus relatos las estructuras de formación
de la ciudad se presentan de más a menos precarias a medida
que pasaron los años. Estas diferencias que ellos encuentran en
su etiqueta de origen frente a las de beisbolistas de otros lugares
y las diferencias que hay entre sus casos particulares mediadas
por el tiempo nos dejan ver varias cosas. La primera es que ellos
como individuos en sus trayectorias vieron mediada la concepción
de sus espacios de experiencia y horizontes de expectativa como
beisbolistas profesionales por las condiciones de un campo social
supranacional en constante cambio. Si como asegura Fazio (2011),
la globalización es un macroproceso o dinámica que tiene distintos
niveles de realización en las experiencias humanas, las trayectorias
de estos hombres comportan un nivel de este fenómeno en relación
con las implicaciones que tuvo la intensificación de procesos y
relaciones culturales y económicas entre Colombia, Estados Unidos
y demás grupos sociales inscritos al béisbol como práctica social,
pues en efecto se sincronizaron objetivos de vida de personas
pertenecientes a sociedades con itinerarios históricos disímiles en
cercanía temporal. La segunda es que, comparados sus tres relatos,
es posible atisbar una Cartagena de Indias en la que a finales de
los 80 estaba llegando a su fin una época en la que encaminarse
a ser beisbolista de Grandes Ligas no se proyectaba como un
objetivo común ni necesario, una Cartagena de Indias en la que a
finales de los 90 era más posible pero muy, muy difícil y en la que
las condiciones del béisbol local eran menos satisfactorias que en
décadas anteriores, y una Cartagena de Indias en la que a principios
de los 2010 era plausible negociar varias ofertas significativas con
distintas organizaciones.

Beisbolistas sintientes, relatos y nociones encontradas


Analizar y valorar los relatos de los exbeisbolistas como un mapa
por el que podemos transitar de manera no lineal nos muestra
que en el sentido que ellos hacen de su propia trayectoria pueden
convivir nociones encontradas, a veces contradictorias, como el
hecho de que el béisbol sea “un negocio” juegue en su contra y
a la vez a su favor dependiendo del contexto, al igual que el ser
colombiano.

263
Esto nos deja entender el proceso de recordar, narrar y exponer
el punto de vista como inestable, no necesariamente coherente y
en el que el sujeto transita por una serie de posiciones en las que se
aferra a puntos que no siempre son consonantes o armónicos, pero
que dejan ver desde su perspectiva el relato como un dispositivo de
gestión emocional, y esto a la vez denota el carácter fluido del ser.
No está de más recordar que el agente social es, antes que todo
lo demás, un ser de carne, nervios y sentidos, y el béisbol es una
práctica en la que no solo está en juego el uso y acondicionamiento
del cuerpo para llevar a cabo los movimientos necesarios para
realizar jugadas que –ojalá– lleven a ganar partidos, sino también un
proceso en el que quienes lo practican, por el carácter competitivo
del deporte, deben realizar constantemente ajustes emocionales
partido a partido, ajustes que se llevan a cabo también a través
del propio discurso. Para estos exbeisbolistas en particular, el no
haber logrado lo que alguna vez se planteó como un objetivo –
llegar a Grandes Ligas– y reconstruirlo desde el presente no implica
una situación de derrota o de pérdida en la carrera hacia la cima,
sino que es más bien una reconstrucción de sus potenciales, sus
mundos pasados y una oportunidad de conectarse y valorar sus
experiencias y decisiones como positivas o inevitables ante la
imposibilidad de cambiar el pasado. Lo hecho, hecho está.

Contando historias desde el periodismo y los estudios


culturales: el béisbol desde los beisbolistas
Al realizar el planteamiento de esta investigación me anticipé a
las formas en las que iba a contar las historias de estas personas
sin conocerlas y saber qué les había sucedido, sin saber siquiera
quiénes iban a ser. Me imaginaba su formación en Cartagena de
Indias como un lugar difícil, obstáculo que vencieron a punta de
potencial gracias a su gran habilidad, me imaginaba las maneras
en las que ellos se proyectaban como Grandes Ligas, fantaseaba
con ellos entrenando de manera ardua y enfocada como lo hacen
los deportistas en las películas, con pequeños detalles de las
escenas, me imaginaba su felicidad al momento de firmar con un
equipo estadounidense y su tristeza cuando los dejaron libres y
abandonaron la práctica del béisbol: mejor dicho, en mi cabeza ya
yo había confeccionado la ilusión que quería narrar. Pensaba un
inicio, un nudo y un desenlace sin asistir a su forma de darle sentido

264
a sus experiencias, y esa es una enfermedad típica pero poderosa
de quienes nos dedicamos a contar “historias” de no–ficción e
instrumentalizamos la estructura narrativa que supuestamente
se impone a la realidad para crear sensaciones de causalidad y
redondez a la vez que perpetuamos arquetipos heroicos por medio
de personajes que vencen sus miedos y obtienen no lo que quieren
sino lo que necesitan. Sin embargo, una gran conclusión que
me deja esta tesis a través del contacto con la teoría, el método
y la experiencia de conocer de esta otra manera es que ver a
los beisbolistas –y deportistas en general– con otra mirada abre
espacio analítico e histórico para identificar varios problemas de
investigación en las relaciones de ellos como individuos respecto
a su contexto social y cultural, a la historia de Cartagena de Indias
y de Colombia y de cómo se articulan procesos globales macro
en las trayectorias y formas de reconocerse de personas y no
personajes. Los periodistas y escritores de no ficción interesados
en sucesos deportivos a menudo nos encontramos mediados por
unas formas de entender y representar lo que pasa que preceden
y no tienen en cuenta dimensiones propias de la vida social de
los jugadores y el valor que le dan a sus acciones articuladas con
otros aspectos de sus trayectorias. En ese sentido, virar hacia (o
incentivar) una historia del béisbol desde los beisbolistas nos daría
muchas pistas no solo acerca de cómo experimentan ellos distintas
dinámicas no necesariamente competitivas, sino acerca de las
estructuras institucionales de este deporte, los otros actores con
los que se conectan como dirigentes o periodistas, y en general,
cómo funciona este profundo campo social y como se entreteje con
otros más allá de los marcadores finales, quién anota más carreras,
quién batea más home runs, quién gana más dinero, quién llegan al
salón de la fama o siquiera a las ligas mayores. Porque beisbolistas
hay muchos, en muchas partes del mundo, con mucho por contar.

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267
Estadio de béisbol “Once de
Noviembre – Abel Leal Díaz”,
constructo socio cultural de los
cartageneros, un patrimonio
arquitectonico moderno inigualable

Ricardo A. Zabaleta Puello100


PhD. Arq. Restaurador
“La dimensión humana y el entorno mágico en el que ella vive y desarrolla todas
sus actividades, espirituales, físicas, sociales, culturales, morales y deportivas, tienen
desenvolvimiento en el gran marco de la vida: LA ARQUITECTURA; donde naturaleza,
hombre y medio se interrelacionan en busca del equilibrio armonioso bajo el cual se
mueve el universo”.

100
Arquitecto cartagenero, Especialista en la Conservación y Restauración del Patrimonio
Arquitectónico, Magíster en Desarrollo Sustentable de la Universidad Nacional de Lanús,
Foro Latinoamericano de Ciencias Ambientales – FLACAM –, La Plata, Argentina. Ex-
perto en gestión del Patrimonio Universidad de Granada, España, Doctor en Patrimonio,
Historia y Arte, énfasis en ambiente y patrimonio, Universidad de Granada España. Tesis
doctoral: “Arquitectura moderna en Cartagena de Indias, Colombia, reconocimiento y va-
loración, 1926–1970”. Universidad de Granada, España, Tesis SUMMA CUM LAUDE
2017. Treinta y dos años de vida profesional y treinta de vida académica como docente de
diferentes instituciones universitarias en Cartagena. Actualmente docente investigador de
la Institución Universitaria Mayor de Cartagena – UMAYOR –, Expresidente Sociedad Co-
lombiana de Arquitectos – SCA – Regional Bolívar, 2018 – 2020. Miembro de ICOFORT e
ICOMOS Colombia, Exdirector División de Patrimonio Instituto de Patrimonio y Cultura
de Cartagena (2012), Miembro del Comité de Patrimonio Distrital – Instituto de Patrimo-
nio y Cultura de Cartagena – IPCC – (2010 a fecha actual), Miembro Comité Patrimonio
Departamental – ICULTUR – (2013 a fecha actual).

271
Presentación
En el desarrollo de la vida humana en este planeta, son muchas
las actividades que el ser humano, de manera individual y colectiva
realiza. Por ello, en el marco de entender los diversos procesos
en los cuales se encuentran inmersas las sociedades para dar
cumplimiento a las mismas, es importante visualizarnos como un
producto de lenta y continua evolución, en la cual el medio natural y
el medio social y construido han facilitado esos cambios101.
Es un hecho indiscutible que como individuo y sociedad se es un
ente biológico, fisiológico, sensorial, emocional, mental y espiritual
y ante esa realidad, se desarrolla, no solo intelecto, sino también
la capacidad de percibir, recordar y evocar acontecimientos de
diversa índole que se asocian con el desarrollo de las actividades
que usualmente como tal realiza; entre otras y por destacar por
el tema tratado, la actividad deportiva, vista y analizada como
espectáculo competitivo donde el individuo actúa como espectador,
los sentidos, como los elementos que lo ponen en comunicación
con el mundo exterior, juegan en ello, papel fundamental en esos
procesos.
Las ciudades como el ámbito físico espacial donde el ser humano
realiza todas sus actividades, constituye a su vez la máxima
manifestación de orden cultural creada por él y en ella la arquitectura
y el urbanismo conforman el gran marco de la vida al generar
los espacios, escenarios y edificios donde estas se realizan bajo
parámetros de funcionalidad, estética, significado y orden. Es así
como la arquitectura como una de las siete artes plásticas102, tiene
la particularidad de contribuir con su aplicación a la transformación
de las ciudades, plasmando en ellas a través de sus edificios, los
cambios que con el tiempo harán parte de los procesos evolutivos
de ambos, constituyéndose muchas veces en huella perenne, que
describe a través de sus formas y de todo su lenguaje estructural,

101
Cuadernos de Arquitectura Escala No.7. Pautas para la investigación en arquitectura y
el urbanismo. El hombre, la sociedad y el medio. Diseño e impresión Escala, Bogotá, D.C.,
pág. 2.
102
La enumeración de las artes proviene de una clasificación realizada durante el período
helenístico, en la cual se fijó como al arte más importante a la arquitectura. De ella, se argu-
mentaba, provenían todas las demás artes existentes. Wikipedia. Consultado el 23.06.2021.

272
ornamental y estilístico, el pensamiento conceptual, espacial y
constructivo de épocas pasadas o actuales.
Es precisamente en este sentido donde interactúan, el ser humano
como individuo o sociedad, así como creador de la arquitectura y
el urbanismo del cual se sirve para realizar sus actividades y el
medio ambiente como determinante física y sistema estructurante,
permitiendo establecer en esa relación diversas escalas de valores
que ante hechos de importancia histórica y de significación cultural
son factores de arraigo que finalmente se convierten en patrimonio.
Es así como en el caso específico de Cartagena de Indias, el
raizal cartagenero, amante por esencia de la práctica de un deporte
como el béisbol, cuyos orígenes en esta ciudad datan de 1897103,
centró, no solo energías, sino sus expectativas de recreación, de
juego e interacción, en él. Nace así la necesidad de contar con los
escenarios propicios para su desarrollo, lo cual, 50 años después
que el señor Eduardo Román Pasos trajera de Panamá los primeros
bates, manillas y bolas y trazara con cal, en compañía de amigos,
un 20 de julio de ese mismo año en la plaza de El Cabrero104 el
campo en el cual por primera vez se daba una exhibición de lo que
después se volvería deporte insignia de los cartageneros.
Nace también así la cultura por un deporte que se arraiga
en los sentidos y emociones del raizal, que ve en el béisbol un
deporte que mágicamente lo enamora y entusiasma, además de
ser propicio para el biotipo del ser costeño. A nivel competitivo
genera, más allá de estas consideraciones, una serie de valores
que se asocian y articulan con los conceptos de identidad cultural;
donde se involucran factores de tipo material e inmaterial, así como
acontecimientos históricos de gran importancia dentro de la práctica
de este deporte, surgiendo historias tan reales como la construcción
del emblemático y mítico estadio de béisbol “Mariano Ospina Pérez”
en 1947, producto del amor de los cartageneros a este deporte, que
ante la necesidad de tener acueducto y alcantarillado ofrecido por
el presidente de ese entonces Mariano Ospina P., prefirieron su

103
Porto Cabrales, Raúl (2000). “Historia del béisbol aficionado de Colombia”, primera
edición con el auspicio del IDER. Hermedín Ltda. Industria Gráfica. Cartagena de Indias,
pág. 13.
104
Porto Cabrales, Raúl. Ob. cit. Pág. 13.

273
estadio al cual denominaron “Once de Noviembre”, demostrando
una vez más que la voz del pueblo es la voz de Dios.
Este estadio localizado al sur oriente de la ciudad de Cartagena de
Indias, en la llamada Villa Olímpica, fue el primer edificio deportivo
que se proyectó y construyó como parte de ese ambicioso complejo
cuya realización se cristalizaría a partir de 1955 a través de un
concurso arquitectónico (Imagen 1).
La valoración de estos acontecimientos es representativa dentro
de los constructos sociales bajo los cuales una sociedad genera
imaginarios colectivos de memoria histórica e identidad cultural,
donde la arquitectura escenifica igualmente, valores de orden
histórico, estético y simbólico como factores que infunden en el
sentir de la sociedad, el valor de lo patrimonial. El estadio de béisbol,
hoy llamado “Once de Noviembre, Abel Leal Díaz”, es la imagen
viva de esos aconteceres y de esa significación cultural que le ha
valido, con el paso del tiempo, ser un – BIC – Bien Inmueble de
Interés Cultural del ámbito Distrital y Nacional, orgullo de Colombia
ante el mundo.

El estadio “Once de Noviembre”, sentido de apropiación en la


vida de los cartageneros
Como un hecho fundamental para comprender los fenómenos
sociales de apropiación y significación cultural que se producen en
torno a la representatividad de un deporte como el béisbol en los
intereses particulares y colectivos de los cartageneros, es importante
determinarlo a partir de un proceso de valoración que involucra al
estadio con su representatividad arquitectónica e histórica.
En ese orden de ideas, el estadio de béisbol “Once de Noviembre
– Abel Leal Díaz” como un patrimonio edificado, se constituye en
un legado cultural que simboliza la memoria documentada, física y
real de un sinnúmero de eventos que representan la historia de un
deporte en cuyo escenario se han gestado triunfos y hazañas de
gran valía para el deporte rey a nivel nacional e internacional.

274
La Villa Olimpica 1955

Imagen 1: Imágenes correspondientes al planteamiento de la Villa Olímpica en 1955 con


fotos de la gradería principal del estadio de fútbol y una perspectiva del coliseo cubierto
que no fue construido y el planteamiento actual (2017) de la Villa Olímpica de Cartagena
de Indias con los nuevos escenarios de la plaza de toros, el coliseo de esgrima, gimnasia y
combates, pista de atletismo, piscinas y estadio de softbol. Fuente: Revista Proa No. 103
de septiembre de 1956 y aerofotografía tomada de Google Earth 2016. Fotografía aérea
general del complejo deportivo y fotos estadio de fútbol y de béisbol de Alexandre Magre
D. tomadas en el año 2006.

275
Dos títulos mundiales para Colombia (1947 y 1965) y una infinidad
de acciones que han hecho grande el deporte de la “pelota caliente”,
al igual que a muchos peloteros colombianos, testimonian procesos
históricos de gran recordación para los anales del béisbol nacional,
no en vano en esa nueva moda de cambiar los nombres de los
edificios emblemáticos, el estadio dando prioridad al nombre que
para su fecha de creación en 1947 le dio el pueblo, recientemente fue
rebautizado con el mismo nombre, pero acompañado con el de una
de las más brillantes y legendarias figuras del béisbol colombiano,
el gran Abel “El Tigre” Leal (1940 – 2019); sempiterno jugador
que dio muchas alegrías y títulos al país y a los cartageneros que
tuvieron la oportunidad de conocerlo como deportista e igualmente
verlo jugar representando a la selección Bolívar y a Colombia.
Si a este breve análisis, realizado desde el punto de vista de
la importancia y la representatividad histórica, le sumamos la
trascendencia que reviste el estadio desde lo arquitectónico
asociado al paisaje desde sus cuatro dimensiones: humana,
perceptiva, natural y temporal105, toma sentido lo construido,
convirtiéndose el estadio en un ícono de la arquitectura moderna
colombiana, en primera instancia para la historiografía de la
arquitectura nacional, en segunda para el estudio de lo constructivo
(cubierta en cantilever106 de la gradería principal) y por último, por
su plasticidad y su estética; hecho que por sí solo como un objeto
observado dentro de la estructura de la valoración, hace referencia
a las expresiones culturales materiales que las comunidades crean
dentro de su territorio107 y como imagen urbana en el tiempo, tributa
al ambiente, al entorno, al contexto y al paisaje cultural deportivo
que el constituye dado sus valores intrínsecos y extrínsecos.

105
ZABALETA PUELLO, Ricardo Alberto (2019). Riconoscere e Far Conoscere} i Paesag-
gi Fortificati No. 1. (Reconocer y dar a conocer los paisajes fortificados). Capítulo titulado:
“El paisaje fortificado de Cartagena de Indias, Colombia, acciones en pro de su valoración”.
Pág. 591.
106
Cantiléver se le denomina así en arquitectura e ingeniería al elemento viga o cubierta que
funciona en voladizo sin apoyos intermedios. La cubierta abovedada en concreto a la vista
de la gradería principal del estadio de béisbol “Once de Noviembre” responde a este patrón.
Ministerio de Cultura, Dirección de Patrimonio (2005). Manual para Inventarios Bienes
107

Culturales Inmuebles, Imprenta Nacional, Bogotá, Colombia, pág. 33.

276
Todo lo anteriormente manifestado y otros factores, hacen
parte de ese conjunto de aspectos en los cuales juegan papel
importante el espacio y el tiempo, ambos asociados a las acciones
y acontecimientos en los cuales, de una u otra forma sirviéndose de
la arquitectura, tiene participación la sociedad que acumula a través
de ellos experiencias que generan constructo y apropiación social y
una memoria histórica que actúa como articulador de la cultura, en
este caso de la deportiva.
Para los cartageneros el estadio de béisbol representa el
escenario de grandes gestas deportivas que enaltecen la historia
y la memoria de este deporte en Cartagena de Indias siendo sin
dudarlo, “lugar”108 de apropiación social.
Para tener una mayor comprensión de ciertos aspectos y
concebir de mejor manera la importancia arquitectónica e histórica
del estadio de béisbol, nos permitimos a continuación desarrollar el
tema de su valoración patrimonial.

La valoración – estadio de béisbol “Once de Noviembre”109


Los valores entendidos como atributos otorgados a los objetos
y mediante los cuales se ha definido el patrimonio cultural
arquitectónico, hacen referencia a los siguientes: valor histórico,
estético y simbólico. Estos se constituyen en valores marcos al ser
los más representativos y generales, pues son contenedores de
otros valores.
Si analizamos los inmuebles desde el punto de vista de sus
valores intrínsecos y extrínsecos, los valores arriba citados se

108
Lugar: la arquitecta Marina Waisman (1920–1997) en su libro Arquitectura descentrada,
define el concepto de lugar como aquel espacio urbano que está condicionado por la historia
y que es el resultado de acontecimientos históricos teniendo su propio ritmo, acorde a las
dinámicas de la ciudad.
109
Algunos conceptos aquí expuestos en este aparte de la valoración, hacen parte de la
conferencia dada por el suscrito en el marco de la celebración de la “II Jornada Científica
de Ingeniería Civil, Nuevas Tendencias y Desafíos de la Ingeniería Civil”, entre el 9 y
10 de mayo de 2013, organizado por la Asociación Nacional de Estudiantes de Ingeniería
Civil – Universidad de Cartagena (ANEIC) realizado en el Paraninfo de la Universidad de
Cartagena.

277
manifiestan en estos en diversas formas o dimensiones al tiempo
que también otros valores y potenciales le definen como tal110.
Entender el concepto de valoración como el patrón, indicador o
criterios bajo los cuales el sujeto o sujetos (comunidad) evalúan o
califican el significado, simbolismo e identidad de tipo cultural que
un bien inmueble produce en ellos, implica tener claro el siguiente
estado situacional.
En primera instancia, la condición de valorar los objetos, la
arquitectura, el urbanismo, el paisaje y el ambiente, entendiendo
este como el elemento globalizador y totalizador que los contiene,
involucra el hecho de mantener una relación y conexión directa
del territorio en que se encuentran implantados, con un espacio
geográfico histórico y de tiempo.
Es decir, en el caso del estadio de béisbol “Once de Noviembre
– Abel Leal Díaz” hablamos de tres dimensiones que cobran
importancia fundamental en el proceso de valorar su arquitectura, en
este caso específico: la dimensión geográfica, histórica y temporal;
pues todo sucede en un espacio físico territorial, donde la historia le
define y determina las acciones acontecidas en él, dadas y creadas
en un espacio de tiempo o época determinada.
De esta forma, toda manifestación y creación del ser humano, una
vez sea puesta en valor por los atributos intrínsecos y extrínsecos
que posea y en el reconocimiento que toda comunidad haga de
ellos; es ápice para su puesta en valor y afirmación como patrimonio
cultural de quienes se identifican con ellos y los valoran como tal.
Sin lugar a dudas el estadio “Once de Noviembre – Abel Leal Díaz”
encaja perfectamente en los conceptos de este planteamiento.
Bajo esta consideración, el patrimonio construido hará parte
del patrimonio cultural al conformar un conjunto de objetos o de
inmuebles cuya única finalidad, fuera de serle útil a una sociedad,
sea perdurar en el tiempo. En ese sentido, a diferencia de otros
elementos de la cultura, la ciudad, su arquitectura y su urbanismo,
se encuentran directamente relacionados a la vida urbana, a la

ZABALETA PUELLO, Ricardo Alberto (2019). “Arquitectura moderna en Cartagena de


110

Indias, su valoración patrimonial”. Editorial Panamericana, Fundación Niños Amigos del


Patrimonio – FUNAP –. Publicado y auspiciado por el Instituto de Patrimonio y Cultura de
Cartagena – IPCC –, Pág. 424.

278
sociedad, al núcleo familiar y en especial al individuo, quienes de
una u otra forma se sirven de ellos, generando de esta manera
apropiación, sentido de pertenencia, representatividad, significado,
símbolo y memoria111.
De igual manera es importante en todo proceso de valoración
tener en cuenta los principios de Totalidad, Unidad, y Autenticidad
que promulga la UNESCO para calificar los Bienes de Interés
Cultural.
Para concluir esta parte motiva de la valoración del estadio de
béisbol en lo que respecta al patrimonio edificado, los criterios
de valoración ponderan sobre todo la calidad del proyecto y
constructiva, la representatividad tipológica o singularidad inventiva,
la antigüedad absoluta y relativa en cuanto a tipología o técnica, el
estado de conservación o integridad de sus rasgos de identidad
cultural y tipológica, y la significación histórica, aspectos que
indudablemente se encuentran implícitos en el estadio.

La significación socio cultural del estadio de béisbol “Once


de Noviembre – Abel Leal Díaz”
Comprender el significado socio cultural que representa el estadio
de béisbol en la sociedad cartagenera se constituye, al igual que
en muchos otros casos y en diversidad de latitudes diferentes a
la nuestra, a un fenómeno social que envuelve las emociones de
millones de personas que ven en el deporte competitivo factores de
identidad.
Hablar de béisbol en Cartagena de Indias es pensar en el ADN
deportivo de los fanáticos que sentimos pasión por un deporte que
desde niños corre por nuestras venas, es palpitar e identificarse
con emoción por un equipo, por una selección y por jugadores que,
con enjundia, aptitud y actitudes representan al país en eventos
internacionales donde, no solo se juega un partido, sino el pundonor
deportivo de una nación.
Siendo consecuentes con este discurso, la atmósfera en la cual
se desarrollan todas las emociones y sentimientos que pueda
despertar el béisbol en el pueblo cartagenero, tiene un escenario
propicio, que no en vano lo han llamado el “Templo del béisbol
111
Zabaleta Puello, Ricardo Alberto (2019). Ob. cit. Pág. 425.

279
colombiano”, nos referimos a ese estadio en el cual se han forjado
grandes figuras del deporte de la “pelota caliente” y donde se han
gestado infinidad de acontecimientos de importancia histórica para
nuestro deporte Rey, es el estadio “Once de Noviembre – Abel Leal
Díaz”.
Desde sus orígenes en 1947, este escenario deportivo se ha
arraigado de generación en generación en la sociedad cartagenera
amante de este deporte, constituyéndose en un fenómeno
social de masas en el cual múltiples personas se reconocen,
trabajan, se sirven y disfrutan de esta disciplina deportiva112,
significando todo y mucho para ellas. Constituye entonces el béisbol,
una parte esencial del patrimonio socio cultural de la ciudad.
Prueba de ello lo constituye un hecho histórico de gran
transcendencia en los anales del béisbol colombiano y que tiene
que ver con aquellas gestas realizadas por un grupo de peloteros
cartageneros que con pocos años de experiencia en el juego de la
“pelota caliente”, pero con muchos sueños y anhelos por jugar y
demostrar la aptitud del ganador, se prepararon para enfrentar en
nombre de Colombia, en la década de 1940, una serie de eventos
internacionales que avivaron mucho más el amor por el béisbol y
que permitieron que para 1945 participaran con lujo de detalles en
la VIII Serie Mundial de Béisbol Aficionado realizada en Caracas,
Venezuela, obteniendo el subcampeonato.
Fue tanta la pasión despertada por esta participación, que previo
al viaje, la señora Bertha Delgado Iglesias113, quien integró el primer
dueto radial de Cartagena de Indias en la también primera emisora
de la ciudad, Ondas de la Heroica114, compuso una canción (un

RIOLA GARCÍA, Kalen Margarita (2015). “Béisbol, cultura y sociedad en Cartagena”.


112

Tesis de pregrado Universidad de Cartagena, Facultad de Ciencias Humanas, Programa de


Historia.
113
El nombre de la señora Bertha Delgado Iglesias como compositora de la canción “Beis-
bolistas colombianos” más conocida como “Para Caracas se fueron los peloteros”, se ob-
tuvo de la consulta realizada al canal YouTube del señor Michi Redondo, hijo de Néstor
“Jiquí" Redondo, uno de los peloteros que integró la selección Colombia, subcampeona en
1945. Consulta realizada el 25.06.2021.
114
Pérez Mena, Jhon Jader. “Historia de la radio en Cartagena y su impacto social, 1930–
1960”. (2019). Tesis de pregrado Universidad de Cartagena, Facultad de Ciencias Huma-
nas, Programa de Historia.

280
porro) en homenaje a estos valientes peloteros, la cual se volvería
famosa en esos tiempos. Una sencilla letra se convertiría para esa
fecha en himno y representación de una hazaña prodigiosa para el
béisbol cartagenero.

Imagen 2: Selección Colombia de béisbol, 1947. Fuente: Foto capturada del video de
la canción remasterizada “Para Caracas se fueron los peloteros” del Canal YouTube de
Michi Redondo el 25.06.2021.

“Beisbolistas colombianos”
… “Para Caracas, para Caracas,
se fueron los peloteros,
en ellos se destaca la gloria y el orgullo
de ser cartageneros” …
Porro compuesto por la cantante cartagenera Bertha Delgado
Iglesias con música del maestro Eusebio Montesinos, grabada
por la Orquesta de Radio Colonial en la voz del getsemanisense
Remberto Bru115.

115
Ballestas Morales, Rafael (2011). Revista Dominical de El Universal, periódico de Car-
tagena. Artículo “Béisbol en Cartagena” publicado el 27 de noviembre de 2011.

281
Hemos podido analizar desde diferentes ópticas el fenómeno
socio cultural del béisbol en la sociedad cartagenera amante de
este deporte; desde la apropiación social, la identidad deportiva,
su resignificación como ícono deportivo y en especial su valoración
patrimonial, que asociada a la arquitectura como ciencia social
técnica aplicada, nos invita desarrollar a continuación una retórica,
entendiéndola como la disciplina, que desde distintos campos del
conocimiento se ocupa de estudiar y de sistematizar procedimientos
y técnicas de utilización del lenguaje puestos al servicio de una
finalidad persuasiva o estética, añadida a una comunicativa.
Definición con la que hacemos analogía al lenguaje de las
formas, en atención a que la arquitectura, también como una ciencia
comunicativa, se manifiesta y expresa gráficamente a través de
elementos formales, los cuales dan carácter e identidad a una obra
de arquitectura; en este caso, la del estadio de béisbol “Once de
Noviembre – Abel Leal Díaz”.

Estadio de béisbol “Once de Noviembre” una retórica a su


arquitectura
Hablar del estadio de béisbol “Once de Noviembre” es remontarse
en la historia 74 años atrás, pero no solamente el denominado
“templo” del béisbol colombiano lo debemos ver desde el punto de
vista de los años que han transcurrido, sino verlo desde la óptica
de lo que él representa arquitectónica y patrimonialmente para la
ciudad.
Diseñado hábil y paradójicamente116 en 1947 por un grupo de
arquitectos del interior del país con formación profesional en el
exterior, Edgard Burbano, Jorge Gaitán Cortez, Álvaro Ortega
y Gabriel Solano con diseño estructural del ingeniero Guillermo
González Zuleta, hacen una obra de gran fábrica reflejada en la
imponente cachucha en “cantiléver” que cubre la gradería principal
116
Empleamos este término porque el grupo de arquitectos que diseña el estadio de béisbol
“Once de Noviembre”, todos oriundos del interior del país, donde el béisbol no es prácti-
ca habitual, sino el futbol, eran personas que no poseían mayores conocimientos de este
deporte; lo que entre otras cosas demuestra la capacidad creativa e innovadora de estos
jóvenes arquitectos al enfrentar el reto de diseñar una obra tan osada desde lo estético,
formal y constructivo; logrando crear una verdadera obra de arte, la cual en cumplimiento
de la esencia de la arquitectura, da sentido a la creación artística que fusiona lo estético con
lo ingenieril.

282
constituyendo el elemento funcional y metafórico más destacado de
su repertorio formal.
El estadio, constituido por un campo de juego de grandes
dimensiones, concentra en torno a él y en su perímetro las graderías
principales o de sombra al norte abarcando los lados de primera,
home y tercera base y las de sol, los costados de left field, center
y right field. Además de la audaz “cachucha”, constituida por once
bóvedas soportadas por doce pórticos de sección curvada que a su
vez que sostienen las graderías, cumplen la función de un portal,
desafortunadamente hoy desaparecido.
Enmarcado en los principios de lo que conocemos como
arquitectura moderna117 (1940 – 1960 aproximadamente), periodo
que en los anales de la historiografía de la arquitectura de Cartagena
de Indias corresponde, entre otros aspectos, al uso y técnica
constructiva de materiales que como el concreto reforzado y a la
vista, logra convertir un material tan fuerte, en otro de plasticidad
indiscutible, que permite, en este caso específico, describir formal
y literalmente en esta cubierta, unas membranas abovedadas que
le dan sutileza, estética y estilo, haciendo de ella, en el lenguaje
formal de su arquitectura, una obra de arte.
Inspirada la cubierta de su gradería principal en el vuelo de las
gaviotas que circundan el sector, los valores y atributos intrínsecos
y extrínsecos que posee el estadio, desde los históricos, socio
culturales y simbólicos, hasta los estético formales, constructivos,
paisajísticos y ambientales, le valieron para que fuera declarado
Patrimonio Cultural de Colombia, hoy Bien de Interés Cultural del
ámbito nacional – BIC –, según consta en el Decreto 1802 del 19
de octubre de 1995 y ser la única obra de arquitectura moderna en
la ciudad, que lo ostenta.

117
Arquitectura moderna (distinto de modernista): es un término muy amplio que designa el
conjunto de corrientes o estilos de arquitectura que se han desarrollado a lo largo del siglo
XX en todo el mundo. Entre otros podemos citar el Modernismo y las diversas denomina-
ciones que recibió en diferentes países europeos; Style Nouille o Art Noveau, Modern Style
o Style Liberty y el Arts and Crafts, el Funcionalismo, la Escuela de Chicago, la Bauhaus
y la Arquitectura Orgánica. ZABALETA PUELLO, Ricardo Alberto (2017). “Arquitectura
moderna en Cartagena de Indias, Colombia, reconocimiento y valoración, 1926 – 1970”.
Tesis Doctoral Universidad de Granada, España. Pág. 788.

283
Imagen 3: Planta arquitectónica general del estadio “Once de Noviembre” y sección de
la cubierta de la gradería principal o de sombra donde se observa el portal desparecido”.
Fuente: Planta arquitectónica, tesis de grado: Jorge Rodríguez Fram, Adrián Valiente y
Kevin Lau, Tutor: Ricardo Zabaleta Puello, 2016. Plano sección original Ministerio de
Obras Públicas, 1947.

Hay que destacar que este escenario deportivo fue la primera obra
de arquitectura moderna colombiana que tuvo amplio despliegue y
publicación en la revista americana “Architectural Record” en julio
de 1948, donde se destacaba y se ponía de presente lo audaz de la
solución estructural de su cubierta, señalada como poco frecuente
de ver en ese país, la cual se realzó a través de grandes imágenes
que la mostraban en toda su magnitud.

Lenguaje formal moderno del estadio de béisbol portal,


pórtico y cubierta

Los elementos del lenguaje formal de la arquitectura del estadio,


en su intención de comunicar, no solo una técnica, sino también la
funcionalidad de los mismos ante apreciaciones de tipo bioambiental
y estético, los vemos representados en todo el volumen de la
gradería principal (portal de acceso y cubierta general), constituido
por doce pórticos estructurales parabólicos en forma de “C”, a la
vez estéticos, que en su diseño original, en conjunto, contemplan

284
un portal que circunda el perímetro exterior del estadio en forma
de un segmento de curva, hoy desafortunadamente incorporado al
interior del edificio por una intervención de 2006118, perdiéndose la
lectura espacial que él generaba, al constituirse en un portal de
circulación periférica y de protección al transeúnte en su ingreso al
estadio, todo un elemento urbano arquitectónico y bioambiental que
le imprimía carácter a la fachada y al volumen en general con las
bóvedas de la cubierta.
A diferencia de la fachada original que vemos en la Imagen 5, la
actual con la intervención de 2006, le restó todo sentido de identidad,
carácter e interés ante una de las características fundamentales en
la dialéctica formal, estética y funcional bajo la cual fue concebida
por sus autores en 1947.
Originalmente los pórticos con su sección curvada dan continuidad
y son coherentes a la forma curva de la parte externa del estadio
describiendo su geometría. A la vez, el muro curvo de cierre en el
volumen de la gradería principal, era más bajo y abierto en su parte
superior lo que permitía el ingreso de los vientos provenientes del
norte a través de la Ciénega de la Virgen, precisamente por delante
de la entrada principal del estadio, dejando también entrever y a la
vista, la genial solución estructural de los pórticos como soporte de
las graderías, lo que, con la intervención de 2006, ya no se percibe.
En la siguiente imagen (No. 8), al igual que en la anterior; podemos
observar lo comentado con relación a la ventilación superior, el
retranqueo del muero original para general el portal de circulación y
lograr la función estructural de los pórticos soportando las graderías
y las bóvedas parabólicas de la cubierta general, la cual, a su vez,
en su arranque sob abiertas para permitir el ingreso d elos vientos
del norte, confirmando también su función bioclimática.

118
Para la celebración de los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados en Car-
tagena en 2006, se le hicieron unas refacciones al estadio; una de ellas consistió en ampliar
la parte interna y tomar toda el área del portal, lo que generó la pérdida de este restándole
carácter a la fachada y a la intención del portal en su función estética y bioambiental.

285
Imagen 4: Registro del estadio de béisbol en la Revista “Architectural Records” de
1948”. Fuente: Revista Informes de la Construcción, número 7 (enero 1949), España,
2008. pág. 31.

286
Imagen 5: Fotografía de la fachada del acceso principal al estadio de béisbol “Once de
Noviembre” destacándose el portal conformado por los doce pórticos que lo engalana
y jerarquiza. Igualmente se observa como la misma estructura con los pórticos soporta
las graderías y se eleva para la configuración estructural de las bóvedas de la cubierta.
Fuente: Archivo particular.

La cubierta
Constituye el máximo atractivo visual del estadio, una obra que fue
concebida metafóricamente, pues ella es la representación viva de
una analogía al vuelo de las gaviotas que revoletean por el sector. A
su vez, una verdadera obra de arte que flota en el aire, esculpida en
concreto a la vista hace 74 años, aun desafía la gravedad, siendo
la máxima manifestación de una de las premisas materiales del
movimiento arquitectónico moderno. Un material de consistencia
dura, pero que gracias al osado y genial diseño formal de la cubierta,
demuestra su total nobleza a la maleabilidad, al volverse suave
y armonioso con las líneas de diseño en una plasticidad única e
irrepetible, con un sistema reticular celulado119 y una geometría

119
Sistema constructivo usado para la elaboración de placas o losas de manera reticulada,
consistente en una especie de entramado (nervaduras) en sentido horizontal y vertical para
aligerar peso a las placas.

287
de bóvedas aligeradas de doble curvatura, proyectadas al vacío
en un voladizo de veinte metros de longitud describiendo una
sinfonía arquitectónica, que al igual que una composición musical,
desarrolla una de tipo visual con el ritmo armonioso y equilibrado
de sus doce pórticos y once bóvedas parabólicas que geométrica
y estructuralmente decantan todo un despliegue de creatividad
artística y estética que hace de la arquitectura del “Once de
Noviembre”, la obra de arte que le ha hecho merecedor del afecto,
cariño y recuerdos de todos los cartageneros.

Imagen 6: Estadio de béisbol aún en construcción. Se observa casi


terminado el muro de cerramiento externo en las graderías de sol, así
como las puertas de acceso a esa zona. La relevancia de esta fotografía
de 1947 radica en la presencia de la estructura portante de las graderías
de sombra y de su cubierta en cantiléver, cuyos pórticos parabólicos
conforman a su vez, el portal que le imprime carácter al volumen y le
da identidad al edificio, perdiendo esa característica y la función bio–
ambiental de proveer de sombra y resguardo al peatón. Portal que debido
a la mala intervención de 2006 quedó absorbido por el nuevo muro de
cierre. Fuente: Fototeca Histórica de Cartagena.

288
Imagen 7: Fotografía actual de la fachada del acceso principal al estadio de béisbol
“Once de Noviembre – Abel Leal Díaz” donde se observa la intervención del año 2006
cuando se corrió hacia afuera el muro perimetral que generó la pérdida del portal. No
solo la lectura espacial es diferente, sino que perdió todo interés arquitectónico. Fuente:
Archivo personal.

La historia algo circunstancial en los orígenes del estadio


Innegablemente la historia como disciplina que estudia y expone
acontecimientos ligados al desarrollo de la vida humana y en el
caso específico de la arquitectura y el urbanismo, a las ciudades y
sus edificios, nos lleva a desarrollar un breve recuento de la forma
cómo y en qué circunstancias se concibe el origen del estadio
para ser una de las icónicas joyas de la arquitectura moderna de
Cartagena de Indias y de Colombia.
Previo a ese relato, queremos documentar muy brevemente
unos antecedentes que nos ubiquen en el momento o periodo de
la historiografía de la arquitectura cartagenera en el cual surge el
estadio “Once de Noviembre” como el edificio icónico deportivo
más representativo del movimiento moderno de la ciudad y en su

289
momento de Colombia, constituyéndose para 1947 en un ejemplo
de la política de modernización del país en cuanto a técnicas
constructivas de obras civiles y arquitectónicas de primer orden en
ese momento.120

Plano pórtico estructural – portal y cubierta abovedada

Imagen 8: Sección o corte original de uno de los pórticos que conforman el portal,
soportan las graderías y la cubierta del volumen principal del estadio. Fuente: Planos
originales del extinto Ministerio de Obras Públicas de 1947, tomado de la Revista
Architectural Records, volumen 104 No. 1 de julio de 1948, página 91.

120
Pérez Espitia Diego. (20186). “Estadio de béisbol de Cartagena, 1947”. Revista Creden-
cial Historia.

290
Imagen 9: Fotografía de la gradería principal del estadio. Se observa el juego interior de
su cubierta en ese audaz voladizo, sus nervaduras (sistema reticular celulado), la doble
curvatura de sus bóvedas constituyendo una delgada membrana de 4 cms de espesor.
La cubierta en cantiléver, es una delgada membrana construida en concreto a la vista en
sistema reticular celulado que le permite aligerar su peso en la medida que se extiende al
vacío, el cual acentúa su alarde constructivo y estético a la osada cubierta suspendida en el
aire. Fuente: Archivo personal PhD Arq Ricardo Zabaleta Puello, 2016.

Antecedentes – el movimiento arquitectónico moderno en


Cartagena de Indias121
La arquitectura como arte y como disciplina técnica al servicio
de una sociedad, tiene la particularidad de, en conjunto, construir
ciudad, hacer urbanismo, paisaje e imagen urbana, inculcando
muchas veces en la memoria de la gente, que sus formas, estética,
historia, simbolismo y significados, generan valores de identificación,
pertenencia y gusto en la comunidad que la vive, disfruta y habita.

121
El desarrollo de estos textos que hacen referencia al movimiento arquitectónico moderno
en Cartagena de Indias, son propiedad del autor de este capítulo fueron desarrollados en
la tesis doctoral de mi autoría titulada: “Arquitectura moderna en Cartagena de Indias,
Colombia, reconocimiento y valoración, 1926–1970”, Universidad de Granada, España de
2012 a 2017 y fueron tomados del libro sobre la misma tesis, titulado: “Arquitectura mo-
derna en Cartagena de Indias, su valoración patrimonial” publicado por el IPCC en 2019.

291
Al respecto queremos hacer acotación al respecto de los
aspectos, que, dentro de lo fundamentalmente arquitectónico
y urbano, marca el surgimiento del movimiento moderno en
Cartagena de Indias de 1926 a 1960 aproximadamente. Hacemos
referencia a los aspectos conceptual y tecnológico o constructivo
que tuvieron su máximo auge entre las décadas de 1940 a 1960.
Entendemos que, dentro de lo conceptual, la arquitectura, por
ser una de las mayores manifestaciones y expresiones culturales,
espirituales y morales del ser humano, y siendo una de las artes
plásticas de mayor impacto en nuestras vidas; es lógico que, en el
momento de su creación, cualquiera fuera esta, recaen sobre ella
los conceptos y pensamientos de quien la proyecta, en armonía o
contraste con su contexto y el ambiente circundante.
Con estas apreciaciones, en el caso específico de Cartagena de
Indias, su medio ambiente jugó papel importante en la aplicación
de los principios bajo los cuales se formuló en el mundo la
arquitectura moderna. Lo técnico y lo conceptual se constituirán en
los dos grandes pilares que permiten el surgimiento del movimiento
moderno en la arquitectura de la ciudad. Al respecto es fundamental
reconocer que la región Caribe constituye una unidad geográfica
que sirvió de patrón para la construcción edilicia de Cartagena de
Indias bajo consideraciones bioambientales, parámetros que fueron
tenidos en cuenta en el desarrollo de su arquitectura moderna y que
desafortunadamente en la actualidad no están teniendo aplicación.
Es importante citar, que en todos estos procesos tienen
fundamental aserción la aplicación de factores de orden conceptual
e ideológico, que tienen que ver con el contexto, de orden
circunstancial y temporal, referido al dinamismo de las ciudades
como entes de trasformación y evolución asociadas al componente
tiempo, y del orden técnico y estilístico, que permitirán distinguir
su arquitectura como elemento constructivo, compositivo, formal
volumétrico y funcional, ante el contexto físico ambiental y
paisajístico en que se desarrolló.
La llegada de lo moderno a Cartagena de Indias se manifestó
fundamentalmente en dos campos de actividad, de un lado se
produjo la industrialización progresiva que dio base económica

292
suficiente para estimular otras actividades: transporte, comunicación,
comercio, educación, deporte y administración.
De otro lado se insertan esquemas culturales modernos en
campos de expresión todavía carentes de infraestructura adecuada
para su desarrollo, siendo que para 1947 a falta de un sistema
de acueducto y alcantarillado, pero igualmente de escenarios
propicios para la práctica del béisbol, surge la historia bajo la cual el
Presidente de la República, doctor Mariano Ospina Pérez, cumple
el sueño de los cartageneros con el diseño y la construcción de su
estadio de béisbol, razón por la cual llevaría su nombre, pero como
ya habíamos citado, la voz del pueblo lo reconoció como “Once de
Noviembre”.
Desde lo técnico y conceptual, tal como se ha venido citando en
este capítulo, el estadio de béisbol hace su inserción en nuestro
territorio bajo los parámetros de diseño que el movimiento moderno
pregona y en ese orden basa sus fundamentos arquitectónicos en
el rigor compositivo, el orden formal, la sencillez, la funcionalidad y
la construcción de sistemas de relación, a nivel de sus pórticos, su
cubierta principal, fachadas y plantas arquitectónicas, estableciendo,
formal y funcionalmente, vínculos de tipo visual y físico entre la
arquitectura y el lugar de implantación.
Esta ha sido la formula exitosa de un estadio que nació para la
historia y la historia hoy le reconoce sus atributos y trascendencia
en el tiempo. En buena hora.

Estadio “Once de Noviembre”, algo de historia


El sueño de tener Cartagena de Indias un estadio de béisbol pasó
por muchas circunstancias que poco a poco gestaron una realidad
que se venía cuajando desde hacía muchos años, cuando al final
y después de múltiples intentos se logró llevar a cabo su diseño y
construcción. En ese proceso tuvo mucha injerencia, no solo los
intereses de los líderes políticos del momento, sino también, los
triunfos de la selección Colombia en torneos internacionales como
el subcampeonato en la VIII Serie Mundial de Béisbol Aficionado
realizada en Venezuela en 1945, siendo la primera participación
de Colombia en una justa mundial, el campeonato de los V Juegos
Centroamericanos en Barranquilla en 1946 y un hecho relevante

293
cuando en la serie mundial de 1945 en Venezuela adquiere el
compromiso de realizar en 1947 la IX Serie Mundial.
Otro factor fundamental para que toda esta quimera se hiciera
una realidad, tiene que ver con todo el interés que este deporte
había despertado en la sociedad cartagenera, los triunfos y en
especial todo ese fervor y pasión motivaron la voluntad de un
pueblo ansioso de poder contar por vez primera con un verdadero
estadio de béisbol.
Previo a estos aconteceres de triunfos deportivos, se habían
hecho intentos en campos de juego improvisados como los playones
de El Cabrero, Santo Domingo, La Matuna y, por último, un estadio
con graderías en madera en la isla de Manga conocido como “La
Cabaña”.
Desde aquella primera vez en el campo de El Cabrero en 1897
cuando se hicieron los primeros pinitos de un juego de béisbol, hasta
1947 cuando, siendo Presidente de la República Mariano Ospina
Pérez que escucha el clamor del pueblo cartagenero al solicitarle
les construyera su estadio antes que un sistema de alcantarillado y
ante el inminente compromiso de Colombia en realizar la IX Serie
Mundial, se da inicio a todos los trámites pertinentes para ello.

Imagen 10: 1947. Perspectiva del proyecto arquitectónico del Estadio de Béisbol.
Fuente: Fototeca Histórica de Cartagena.

294
En primera instancia la consecución y adquisición de un terreno
para ello, el cual se concreta el 16 de octubre de 1946 cuando se
firma el contrato de compra venta por parte del gobierno nacional
a través del entonces Ministerio de Obras Públicas – MOP –. Se
compra un lote de terreno de casi 22 hectáreas (217,613 mts²) en
inmediaciones del barrio Tesca Nuevo.122

Quiénes diseñaron el estadio de béisbol


Tal como enunciamos en un principio, el diseño arquitectónico
del estadio de béisbol estuvo a cargo de un grupo de jóvenes
arquitectos colombianos formados profesionalmente en el exterior
en las universidades americanas de Harvard y Yale, en una época
donde los principios del movimiento arquitectónico moderno
promulgados por Le Corbusier, Frank Lloyd Wright, Mies Van de
Rohe, Louis Sullivan, por enunciar algunos, se encontraban en su
máximo apogeo.
Promovido por la entonces Dirección de Edificios Nacionales
del Ministerio de Obras Públicas – MOP – al frente del reconocido
arquitecto pastuso Carlos Santacruz, quien fungió como
Coordinador del equipo del proyecto, el estadio de béisbol como
un objeto urbano arquitectónico, es el resultado de una política
de Estado que buscó a través de su imagen, ser un proyecto
detonante y motor de desarrollo para la ciudad en una nueva forma
de hacer arquitectura; por lo cual hizo parte de toda una estrategia
de trasformación urbana, acudiendo magistralmente a un grupo
de jóvenes arquitectos e ingenieros que para el año de 1947, al
decir del arquitecto Alberto Saldarriaga Roa123, sería “uno de los
resultados más importantes del trabajo conjunto de arquitectos e
ingenieros, algo común en la primera fase de la modernización”124
de la arquitectura colombiana.
122
PORTO CABRALES, Raúl. Ob. cit. Pág.72.
Arquitecto graduado en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia en
123

1965. Especializado en Vivienda y Planeamiento en el Centro Interamericano de Vivien-


da en Bogotá. Autor de una diversidad de libros y artículos de arquitectura, urbanismo y
patrimonio. Ha sido Profesor de Historia y Teoría de la Arquitectura en las Universidades
Nacional, Andes de Bogotá y Jorge Tadeo Lozano. Fundador y Director de la revista Proa,
una de las revistas de arquitectura más antiguas de Latinoamérica.
124
SALDARRIAGA ROA, Alberto. (2016). “Estadio de béisbol de Cartagena”. Revista
Credencial, septiembre de 2016, Bogotá. D.C.

295
Planta arquitectónica general del estadio de béisbol, 1947

Imagen 11: 1947. Plano original de la planta arquitectónica general del diamante del
estadio de béisbol y fotografía de la cubierta. Fuente: Ministerio de Obras Públicas
– MOP –, fotografía del plano facilitado por el PhD. Ing. Walberto Rivera. Foto de la
cubierta, Revista Proa 1951. Arquitectura en Colombia.

296
Álvaro Ortega, Édgar Burbano Pérez, Jorge Gaitán Cortés
(arquitecto Jefe) y Gabriel Solano Mesa, jóvenes entusiastas que,
sin mayores conocimientos de este deporte, conformaron el equipo
de arquitectos que tuvo a su haber el logro de una arquitectura
sin par, de indiscutibles valores estéticos y constructivos en un
momento donde no existían a nivel nacional precedente innovador
alguno.
Se observa en el plano de la planta arquitectónica del estadio el
reparto del campo de juego con sus medidas reglamentarias (315
pies por el letf y right fiel y 415 por el center field), además de la
impecable cubierta en voladizo y sus pórticos, tomada desde el
costado oeste por los lados de la primera base.

Imagen 12: 1947. Perspectiva del proyecto arquitectónico del estadio de béisbol,
destacando en ella la cubierta de la gradería principal de sombra. Fuente: Fototeca
Histórica de Cartagena.

El innovador diseño a que se hace referencia tiene que ver con


el desarrollo de una arquitectura de vanguardia para su momento,
inspirada en la creatividad de estos arquitectos y en los postulados

297
técnicos y teóricos del movimiento moderno, que en sutil plasticidad
moldeó el concreto para generar una estructura aligerada, grácil y
de un impacto visual estético que aun genera admiración en quien
tenga la oportunidad de conocerle.
Fundamental en este aparte es reiterar la importancia del trabajo
en equipo en el proceso de modernización del país con la unión
profesional entre arquitectos e ingenieros para la elaboración de
proyectos. Tal es el caso que nos ocupa y en el cual debemos
destacar la presencia del ingeniero estructural Guillermo González
Zuleta, quien demostró en multiplicidad de proyectos su habilidad
creativa como diseñador y calculista de estructuras, lo que le
determinó se le conociera como el “Nervi colombiano”.125

Imagen 13: 1947. Plano estructural (sección) de los pórticos de la gradería principal del
Estadio de Béisbol, destacando en ella la cubierta de la gradería principal de sombra,
la elongación de los mismos, incluyendo las zapatas. Fuente: Revista “Architectural
Records”, julio de 1948, página 91. Tomado de: https://www.architecturalrecord.com/
articles/13598–architectural–record–archives consultado 27.06.2021.

125
ARANGO, Silvia (1980). “Historia de la arquitectura en Colombia”. Universidad Na-
cional de Colombia, Editorial LERNER, Bogotá Colombia, segunda reimpresión. Pág. 218.

298
El ingeniero González Zuleta diseñó y calculó las estructuras
del estadio de béisbol “Once de Noviembre” (1947), del estadio de
futbol “Pedro de Heredia” (1953), hoy “Jaime Morón” y el Colegio
de “La Salle” (1959).126

Las obras
En un tiempo record de seis meses, el estadio de béisbol fue
construido. Concebido para una capacidad de 15.000 espectadores,
8.000 en la gradería principal de sombra, su construcción, por
efectos del osado diseño arquitectónico, afrontaba grandes retos que
fueron genialmente solucionados con una estructura en concreto a
la vista, compuesta por doce pórticos parabólicos en forma de “C”
con doble propósito: sostener las graderías en su parte inferior y en
la superior la cubierta, que en sentido transversal, constituida por
unas membranas abovedadas y en cantiléver (voladizo), que sigue
en pie después de 74 años.
El complejo diseño arquitectónico de la cubierta, en conjunto
con las graderías de sombra, constituía un reto que consistía en
evitar apoyos intermedios que quedaran insertos en medio de
las graderías y obstaculizaran la visual del juego, para lo cual se
proyectó la cubierta en voladizo creando un juego tridimensional de
“suaves curvas” que dio como resultado “un objeto arquitectónico
de gran fuerza escultórica que atrajo merecidos reconocimientos
internacionales”.127
El arquitecto Eduardo Samper Martínez, al momento de
hablar de su colega Jorge Gaitán Cortés, como un profesional
con postgrado en la Universidad de Yale sobre arquitectura con
énfasis en estructuras, destaca su participación en la realización
del proyecto del estadio en compañía de los ya citados arquitectos
Ortega, Burbano, Solano y en especial del ingeniero González
Zuleta. Describe el estadio como una construcción paradigmática
de la arquitectura moderna colombiana por la gracia y sencillez de
su solución estructural128 en la que este jugó papel de importancia al
126
ZABALETA PUELLO, Ricardo Alberto (2019). Ob. cit.
127
Arango, Silvia. Ob. cit. Pág. 217.
Samper Martínez, Eduardo. (2000). “Arquitectura moderna en Colombia, época de oro”.
128

Diego Samper Ediciones, Ministerio de Cultura, Dirección de Patrimonio, primera edición,


Bogotá, D.C. pág. 90.

299
momento de concebir dicha solución, siendo la primera estructura
de hormigón en su género en el país.
El sistema y solución constructiva adoptada para la cubierta
facilitó la utilización de unidades moduladas y repetidas como parte
de las premisas del movimiento moderno en su concepción de
racionalidad tecnológica, lo que permitió abaratar costos y tiempos
de producción129, en especial para la meta trazada de tener lista la
obra para la competencia internacional de la IX Serie Mundial.
La obra se inició en marzo de 1947, previendo que debía quedar
lista para noviembre de ese mismo año con la finalidad de que
el estadio estuviera listo para dar inicio a la IX Serie Mundial de
Béisbol Aficionado que tendría lugar en este escenario.

Imagen 14: 1947. Fotografía de la construcción de la cubierta de la gradería principal.


Formaleta en ceiba y cativo con estructura de andamiaje en mangle. Fuente: Fototeca
Histórica de Cartagena.

129
Colección somos sur. (1989). “Álvaro Ortega, Prearquitectura del bienestar”. Textos:
John Bland (Canadá) y Alberto Saldarriaga Roa (Colombia). Universidad de Los Andes y
Escala Ltda. Ediciones Escala, Bogotá, D.C. pág. 70.

300
Para el desarrollo de la obra estuvieron al frente de ella los
ingenieros Alfonso Mejía Navarro (Ingeniero residente), Julio Noel
Montenegro, Mario Barahona y Ramón Peñaranda.130
Entre algunos datos relativos a su construcción, destacamos los
siguientes:
• Voladizo de la cubierta: 20 metros.
• Altura máxima: 11 metros desde el nivel de suelo.
• Distancia entre bordes de la cubierta: 11 metros.
• Excavaciones: 50.000 metros cúbicos de tierra
• Profundidad de las zapatas: 3 metros131.
• Mamposterías en ladrillo: 500 metros cúbicos y 4000 m² de
calzadas.132
• Concreto: se vaciaron 2500 metros cúbicos133, que entre otras fue
de 5000 psi (resistencia por pulgada cuadrada) cuando aquí en
Colombia se manejaban concretos de 3000 psi.
• Formaleta de la cubierta: elaborada en ceiba y cativo con parales
de mangle, desmontada en 15 días. Se esperaba cediera unos 11
centímetros y solo cedió seis.
• Costo total de la obra: Un millón quinientos mil pesos ($1.500.000)
de la época.134 Se había presupuestado un valor de $600.000.

Para el 29 de noviembre de 1947, el estadio, aun no del todo


concluido135, pero si con sus graderías listas, inaugura la IX Serie
Mundial de Béisbol Aficionado con la participación de nueve

Desarrollador y propietario del proyecto hotelero y turístico, Hotel Playa (1956) en Bo-
130

cagrande sobre la Avenida San Martin. Obra que también respondió a los cánones de la ar-
quitectura moderna y que se encuentra registrado y documentado en el libro “Arquitectura
moderna en Cartagena de Indias, su valoración patrimonial” de la autoría del suscrito.
131
Porto Cabrales, Raúl, Ob. cit. Págs. 73 y 74.
132
Revista Proa. No.11 abril de 1948.
133
Dato tomado del documento: Reseña Histórica, descripción y valoración del estadio
de béisbol “Once de Noviembre”, elaborado por la Dirección Nacional de Patrimonio del
Ministerio de Cultura. Diciembre de 2014.
134
Porto Cabrales, Raúl. Ob. cit. Págs. 73 y 74.
135
Porto Cabrales, Raúl. Ob. cit. Pág. 73. Las obras fueron recibidas con el compromiso
de concluirlas una vez se terminará el campeonato. El campo se entregó sin gramilla y el
terreno fue rellenado con caracolejo.

301
equipos: Nicaragua, México, República Dominicana, Costa
Rica, Puerto Rico, El Salvador, Guatemala, Panamá y Colombia,
resultando campeón del torneo la selección nacional de Colombia
al derrotar a la novena de Puerto Rico 5x0. Primer gran logro
internacional de la novena colombiana.

Imagen 15: 1947. Fotografía de la construcción de la cubierta de la gradería principal.


Se observa en ella los pequeños casetones en forma de punta de diamante para aligerar
la membrana de las bóvedas de la cubierta principal. Fuente: Fototeca Histórica de
Cartagena.

El nombre del estadio


Cuando se estaba en los procesos iniciales de compra y
adquisición del terreno, se le denominaba Estadio Municipal,
posteriormente y por todo el interés puesto en ello por parte del
gobierno nacional en cabeza de su presidente señor Mariano
Ospina Pérez, se le bautizó con su nombre, hecho que no caló en
la comunidad cartagenera amante del béisbol, predominando entre
el común de la gente el nombre de estadio de béisbol “Once de
Noviembre” en honor a la fecha insigne de la gesta independentista
de la ciudad y de Colombia.

302
Este nombre ha perdurado en el tiempo desde entonces, pero
mediante un Acuerdo del Concejo Distrital de Cartagena de Indias
en el mes de abril de 2019, en razón del fallecimiento del gran
pelotero Abel Leal Díaz (1940–2019) por esos días, se propuso
colocarle al estadio el nombre de “Once de Noviembre–Abel Leal
Díaz”, el cual posee actualmente en honor a la memoria del que se
le considera el más grande pelotero de béisbol aficionado que ha
tenido Colombia.

Imagen 16: 1947. Fotografía de la fachada principal del estadio “Once de Noviembre”
donde se observan los doce pórticos que no solo sostiene las graderías y a la
cubierta principal, sino que le dan carácter e identidad a la obra arquitectónica, hoy
desafortunadamente perdidos por la intervención de 2006. Fuente: Fototeca Histórica de
Cartagena.

IX Serie Mundial de Béisbol – la inauguración del estadio


Llegó el momento definitivo y el sueño de no solo tener un
estadio, sino de ver la selección Colombia jugando en un torneo
internacional y en su “patio”, en su propio escenario deportivo y
vaya que escenario: un estadio de gran belleza estética y de
medidas reglamentarias, que, entre otras, lo convierten en uno
de los estadios más grandes en campo de juego que existe en el
béisbol, por encima incluso de algunos de las grandes ligas.
Con la serie mundial se inaugura, no oficialmente, el estadio de
béisbol, pero si el inicio de este magno evento. El acto protocolario
que se llevó a cabo, de todas formas, es una manera de haberlo
hecho. La presencia del público en la realización del primer juego
en el estadio y en un evento de esa categoría, lógicamente puede

303
interpretarse que todos los actos protocolarios de inauguración del
mundial hacen parte también de la del estadio.
A pesar de eso, el estadio es inaugurado oficial y formalmente el
día 18 de septiembre de 1948 con la presencia del Presidente de la
República doctor Mariano Ospina Pérez.

Imagen 17: 1947. Fotografías correspondientes a la elaboración de la formaleta en


ceiba para la construcción de la cubierta de la gradería principal del estadio de béisbol.
En la primera se observa el entramado que la soporta y en la segunda la colocación de
pequeños casetones en “punta de diamante” para efectos de aligerar la delgada membrana
abovedada de la cubierta en cantiléver. Fuente: Fotografías facilitadas por el ingeniero
Jorge Rocha Rodríguez.

304
Imagen 18: 1947. Fotografía de la formaleta para la construcción de la cubierta de la
gradería principal del estadio de béisbol. Fuente: Fotografía facilitada por el ingeniero
Jorge Rocha Rodríguez.

305
Imagen 19: Desfile de los equipos participantes en la inauguración de la IX Serie
Mundial de Béisbol Amateur el 28 de noviembre de 1947. Fuente: Imagen capturada de
un video de la Productora Cinematográfica Bolívar Films, Caracas, Venezuela. Archivo
Fototeca Histórica de Cartagena, tomada de la tesis de pregrado de Kalen Riola García:
“Béisbol, cultura y sociedad de Cartagena”.

Reconocimientos
Son muchos los reconocimientos que aún sigue recibiendo el
estadio de béisbol “Once de Noviembre–Abel Leal Díaz”, entre
premios, publicaciones y en especial el cariño y el afecto de la
gente. Quizás su mayor reconocimiento son los grandes triunfos
conseguidos a nivel mundial.

Declaratoria como Monumento Nacional:


Por todos los valores históricos, simbólicos y estéticos que posee
el estadio fue declarado Monumento Nacional mediante el Decreto
1802 del 19 de octubre de 1995, hoy Bien Inmueble de Interés
Cultural – BIC – del ámbito nacional

306
Premios:
Por su calidad arquitectónica y por la magnífica obra que es,
fue merecedor en el año de 1948 al PREMIO NACIONAL DE
INGENIERÍA.
Por lo emblemático, icónico y por lo que representa para
la arquitectura colombiana y en especial a la historiografía
arquitectónica de la ciudad y del país, ha sido titular de múltiples
publicaciones y de libros del orden local (Diarios: El Fígaro, El
Porvenir, Diario de la Costa y El Universal), regional, nacional e
internacional, entre otras.

Publicaciones a nivel nacional podemos citar:


• Revista Proa, 11 de abril de 1948.
• Revista Proa de 1951.
• Revista Semana de 1947.
• Periódico El Tiempo, 1947.
• Periódico El Colombiano, 1947.
• Revista Uniandes, 2008.
• Revista Credencial, 2016 y 2018.
Publicaciones a nivel internacional: Revista americana
Architectural Records, volumen 104 No. 1 de julio de 1948. Primera
obra de arquitectura moderna colombiana publicada en una revista
internacional de arquitectura.

Hazañas, logros y triunfos mundiales:


Este escenario ha sido testigo de dos grandes proezas y triunfos
deportivos de gran significación en la historia deportiva del béisbol
en Colombia.
• Campeones de la IX Serie Mundial de Béisbol Aficionado
de 1947 realizada en Cartagena de Indias del 29 de noviembre
al 20 de diciembre de ese año, luego de un aplastante triunfo
de la novena nacional sobre Puerto Rico 5x0 con picheo
ganador del gran Carlos “Petaca” Rodríguez.
• Campeones de la XVI Serie Mundial de Béisbol Aficionado
de 1965 realizada en Cartagena de Indias del 12 al 27 de

307
febrero de ese mismo año luego de que la selección nacional
de Colombia venciera con un contundente 4x0 a la selección
de México con picheo ganador de Isidro “El Flaco” Herrera
quien fue el héroe de la serie.

Imagen 20: Afiches promocionales de la IX Serie Mundial de Béisbol Amateur realizada


en Cartagena para el año de 1947. Fuente: Fototeca Histórica de Cartagena.

Imagen 21: Selección de Colombia, campeona de la IX Serie Mundial de Béisbol


Amateur realizada en Cartagena en 1947. Fuente: Fototeca Histórica de Cartagena.

308
A continuación, y para efectos de destacar esos dos grandes
logros de ganar en 1947 el campeonato de la IX Serie Mundial de
Béisbol y en 1965 la XVI Serie, ambas celebradas en el “Once de
Noviembre”, dejemos que sean las imágenes las que nos muestren
esos gratos momentos, que fotográficamente fueron registrados
así:

Serie Mundial de 1947:


Integrantes de la Selección Colombia de Béisbol Amateur de
1947:
• Receptores: Marcial ‘Joló’ Miranda y Julio Isidoro ‘Cobby’
Flórez.
• Lanzadores: Carlos ‘Petaca’ Rodríguez, Néstor ‘Jiquí’
Redondo, Cipriano ‘Flaco’ Herrera, Manuel ‘Policía’
Peñaranda, Andrés ‘Venao’ Flórez, Enrique ‘Quique’
Hernández.
• Infielders: Ramón ‘Varita’ Herazo, Armando ‘Niño Bueno’
Crizón, Pedro ‘Chita’ Miranda, José ‘Judas’ Araujo,
Dagoberto ‘Ronquecito’ López, Rubén Bonfante.
• Outfielders: Carlos ‘Pipa’ Bustos, Humberto ‘Papi’ Vargas,
Andrés ‘Fantasma’ Cavadía, Julián ‘Pololo’ de Ávila, Miguel
‘Chiva’ (ñato) Ramírez, Isaac “Ciego” Viveros.
• Mánager: ‘Pelayo’ Chacón. Coach: Pepín Pérez.

Serie Mundial de 1965:


• Mánager: Antonio “Tony” Pacheco (Cuba).
• Coachs:  Manuel “Capi” Castillo, Jaime Delvalle, Néstor
“Champeta” Martínez y Julio “Cobby” Flórez.
• Receptores: Gerardo “Pájaro” Guzmán y Esteban Bonfante.
• Infielders:  Guillermo “Regadera” Rodríguez, Wilfrido
“Charúa” Rodríguez, Ubaldo “Diablo” Salinas, José Miguel
Corpas, Edmond Cordero y Milcíades “Maestro” Mejía.

309
• Outfielders: Oscar Luis “Rompechécheres” Gómez, Luis de
Arco, Tomás “La Canasta” Moreno y Martín Austin.
• Lanzadores: Rafael “Papá” Castro, Isidro Herrera, Ascensión
“Chencho” Díaz, Astolfo Alvear, Arthur Forbes y Juan
Guerrero.

Imagen 22: Selección de Colombia, campeona de la XVI Serie Mundial de Béisbol


Amateur realizada en Cartagena en 1965. Fuente: Archivo Centro de Información
Periodística CIP. Tomado de: https://www.elcolombiano.com/blogs/casillerodeletras/
colombia–es–el–campeon–de–beisbol/17493 consultada el día 29.06.2021.

Estadio “Once de Noviembre”, añoranzas de un paisaje del


pasado.
Han pasado 74 años desde que se inauguró el estadio de béisbol
“Once de Noviembre” y son muchos los cambios y trasformaciones
que urbanística, arquitectónica y paisajísticamente ha tenido
el sector donde se encuentra implantado en busca de nuevas
oportunidades y posibilidades de desarrollo y evolución, pues las
ciudades en sus dinámicas urbanas y socio culturales, así lo implica
y los Bienes Inmuebles de Interés Cultural como el estadio no son
la excepción.
Ante esta realidad y en especial, ante los procesos evolutivos
en los cuales puede verse envuelto el patrimonio arquitectónico,

310
estos, como resultados de las intervenciones a las que haya lugar
realizar, deben ser de muy riguroso estudio y análisis y ante todo
respetuosas con las características tipológicas, formales, estéticas,
funcionales y bioambientales que es el caso específico del estadio.

Imagen 23: Fotografía aérea del estadio “Once de Noviembre” en 1947, notándose en ella
que se encuentra en etapa final de obra. Fuente: Revista Proa 11 de abril de 1948.

Esta fotografía aérea de 1947, que registra una panorámica del


estadio “Once de Noviembre” en etapa final de obra, es muy diciente
y representa mucho para la historia de él y de la ciudad. Su relación
con el contexto en una zona que, para la fecha, urbanísticamente
era muy incipiente, casi que un lugar muy rural, con un suelo aún
muy verde, se muestra afable ante la presencia de la arquitectura
del estadio, implantado en un paisaje que domina el horizonte y en
el cual al fondo destaca el cerro de la Popa como máxima altura de
Cartagena de Indias.
La antigua carrilera del tren, hoy Avenida Pedro de Heredia, la
circunda y permite su conexión con el recinto urbano del centro
histórico y los primeros barrios extramuros.
Una extraña relación, donde el ambiente lo domina todo,
entrelazando armónicamente el objeto arquitectónico con el paisaje,
un paisaje de cielo y agua, donde la Ciénaga de la Virgen juega

311
papel importante, así como el verde orográfico de las lomas donde
hoy está la Ciudad Escolar de Comfenalco, y, dominando todo el
panorama al fondo, La Popa como vigilante absoluto de todo el
proceso evolutivo de esta zona, tan diferente hoy a hace 74 años,
donde, no solo la zona ha tenido cambios drásticos, sino también
el estadio.

Imagen 24: Panorámica general del sector del estadio “Once de Noviembre” en 1965. Se
nota la presencia del portal constituido por los pórticos que sostienen las graderías y la
cubierta, el muro de cierre original en ese sector, dejando ver todo el lenguaje constructivo
del edificio y permitiendo el ingreso de los vientos, su amplia plazoleta de acceso
antecedida por los parqueaderos. Al fondo el antiguo colegio Liceo Bolívar, otra obra de
la arquitectura moderna de Cartagena. Fuente: Fototeca Histórica de Cartagena.

Al respecto abordamos el tema del estado actual del “Once de


Noviembre Abel Leal Díaz” a la luz de las intervenciones que en el
2006 con motivo de los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe
se le hicieron al estadio y que, quizás por desconocimiento de sus
valores, alteraron varias de sus características formales, tipológicas,
funcionales y bioambientales, algunas de ellas ya citadas en este
documento. A continuación, describiremos el estado actual a partir
de las patologías más importantes:

312
Estadio “Once de Noviembre – Abel Leal Díaz” en la
actualidad – 2021
Setenta y cuatro años han transcurrido desde ese 29 de noviembre
de 1947 cuando fue inaugurado deportivamente el estadio de
béisbol. En él se han escrito grandes hazañas beisboleras, así
como también, intervenciones que no han sido, quizás, las más
convenientes para un edificio que es BIC Distrital y Nacional. No
obstante, aún conserva gran parte de su esencia, la cual debe
mantenerse y ser recuperada del todo.
Actualmente, luego de diversas intervenciones realizadas en
2006, 2007, 2008 y 2011, consistentes en obras de mantenimiento
y adecuaciones como ampliaciones internas para oficinas
administrativas, cambio de silletería de la gradería principal,
mejoramiento de los dugouts (banco), baños, camerinos y
vestier para los peloteros y los árbitros, salón de la fama, sala de
prensa, colchonetas para las mallas del outfield, recuperación y
reestructuración del sistema hidráulico, cerramiento y las consabidas
cabinas de radio, han sido algunas de los trabajos realizados al
estadio, que muy a pesar de lo no acertado de algunas, como
hemos citado, gran parte de la esencia con que fue concebido aún
se conserva, por eso es inminente recuperar, entre otras, el portal y
la permeabilidad visual y de los vientos en la parte superior de las
graderías de sombra.
El estadio hoy, debido a falta de mantenimiento a causa de la
no realización de eventos por efecto de los tiempos de pandemia
que vivió la humanidad por el Covid19, debe presentar las típicas
patologías que afronta una edificación cuando no cuenta con la
presencia humana en cumplimiento de la función específica para la
cual son diseñados los edificios.
Además de las patologías ya señaladas en este documento y
entendidas como los procesos lógicos bajo los cuales los edificios
y los materiales que los constituyen muestran, no solo su vetustez
y el paso del tiempo en ellos, sino también las afectaciones que
los agentes del medio ambiente pueden producirles, destacándose
en esos procesos las lesiones químicas, mecánicas, físicas y
antrópicas.

313
Referidas estas últimas a las malas actuaciones humanas sobre
los inmuebles y/o sus materiales, estas pueden generar entre
otras patologías: pérdidas de tipologías, funcionalidad de algunas
características esenciales del proyecto o de los materiales y
originalidad de estos y otros elementos, a nivel de los conceptos de
unidad y estética de los edificios.
Entre otras patologías podemos citar: filtración de aguas lluvias,
humedades, oxidación, corrosión y carbonatación de los aceros
de refuerzo, fisuras, grietas, fracturas, desprendimientos de los
pañetes de recubrimiento, desplomes, etc., por citar algunas.
Ante ese panorama, la solución a esas patologías no constituye
mayor inconveniente, lo malo es no hacer los mantenimientos
respectivos para evitar que estas aparezcan.
Por otra parte, si es conveniente que al estadio se le haga una
propuesta digna que vaya más allá de los mantenimientos lógicos
que se requieran; merece el desarrollo de una propuesta integral que
dé solución a esas patologías, pero que busque para el estadio su
puesta en valor, articulación con el contexto y estar a la vanguardia
de los grandes escenarios de béisbol del mundo.
En esta aparte de las patologías del estadio, haremos referencia
a las antrópicas, por considerarlas de gran importancia dado que
afectaron parte de la esencia y del espíritu con que fue concebido
el elemento arquitectónico de mayor valor visual, histórico, estético
y simbólico del estadio.

Patologías
Las cabinas de radio: La creación de unas cabinas de radio para
la transmisión de los partidos, fue una de esas intervenciones que
no debieron haberse hecho. Originalmente estas se encontraban
en la primera planta próximas al home plate, más exactamente,
detrás de él.
El hecho de cambiarlas de su lugar de origen para colocarlas a
eje de las graderías principales de sombra y en la parte superior
e incluso pegando su muro contra la bella membrana de la
cubierta, ha generado diversas patologías que han alterado, en
primera instancia, la visual estética que produce la lectura interior
de la cubierta en conjunto con su estructura y las graderías y que

314
precisamente, en esa nueva posición se han convertido en un
obstáculo creado por un gran muro pantalla que las define y delimita
encima de la silletería central.
Por otra parte, como obstáculo contribuye el volumen de las
emisoras de radio, a frenar la corriente de los vientos que permeaban
y fluían a través de las aberturas dadas entre los doce pórticos
de la estructura de la gradería principal, prediseñadas con ese fin
bioambiental y específicamente en el área central de las mismas.
Esto también trae consigo posibles problemas estructurales
a la cubierta en voladizo, ya que el flujo de viento que corre por
esa zona central se estrella contra el volumen de las cabinas de
radio, lo que según el ingeniero estructural y asesor de la Alcaldía,
Jorge Rocha Rodríguez, funciona como una barrera evitando que
estos fluyan refrescando la zona, pero en cambio puede provocar
una serie de oscilaciones en las bóvedas de la cubierta, porque al
rebotar los vientos contra el muro de las cabinas estos tienden a
subir, lo que puede estar generando unos esfuerzos hacia arriba
para los cuales, la estructura porticada y abovedada de soporte de
las graderías y la cubierta no fue diseñada.
Otra patología que produce la superposición de las cabinas sobre
las graderías, tiene que ver con el estancamiento de las aguas
lluvias que logran entrar en esa zona, generando filtración de estas
con la consabida oxidación y posterior carbonatación de los aceros
de refuerzo en la estructura que soporta las graderías.
El portal: Ya mencionado en este capítulo. El hecho de haber
demolido el muro original de cierre del volumen principal y ser
sustituido por uno nuevo y más alto, para ser colocado en planta, al
mismo nivel del arranque en suelo de los pórticos que circundan su
perímetro exterior, provocó las siguientes afectaciones importantes,
a saber:
• Pérdida del portal de circulación peatonal.
• Pérdida de la lectura visual del mismo quitándole el carácter
y la identidad arquitectónica que él generaba.
• Pérdida de la función bioambiental que cumple un portal como
elemento urbano arquitectónico que da cobijo, resguarda o

315
guarece al transeúnte de las condiciones climáticas externas
(lluvia, sol, etc.) y, por último,
• Eliminación de toda posibilidad de ingreso de los vientos
alisios del norte que recibe el estadio por esa zona y que
solían fluir por encima del muro original ventilando los
espacios internos del estadio, al construir el nuevo muro más
alto que el original, convirtiéndose este en una barrera, que
va, desde el piso hasta la parte más alta de las graderías.
impidiendo la entrada de los vientos a su interior.

Imagen 25: Fotomontaje del plano original de sección del pórtico sobre una fotografía
del volumen de la gradería principal. Se observa en el plano, costado inferior izquierdo, el
portal y en la fotografía a eje de la gradería en la parte superior, el volumen de las cabinas
de radio. Fuente: Fotomontaje realizado por el estudiante de arquitectura Andrés Felipe
Mendoza para la exposición de paneles Arquitectura Moderna en Cartagena de Indias,
2019.

Todas estas patologías fueron detectadas, al igual que otras


anomalías, en el desarrollo de un taller de arquitectura realizado en
2016 bajo la orientación y tutoría del autor de este capítulo con los
estudiantes, hoy arquitectos, Jorge Rodríguez Fram, Kevin Lau y
Adrián Valiente, quienes posteriormente lo convertirían en su tesis
de grado.

316
Como parte del estudio, análisis y diagnósticos realizados, se
formuló una propuesta de intervención, que fuera la de poner en
valor el volumen de la gradería de sombra, reubicar las cabinas,
recuperar el portal y las condiciones bioambientales del estadio.
Se propone una intervención de obra nueva que ponga al estadio
a tono con los requerimientos y exigencias de las Grandes Ligas
de Béisbol (MLB), reinterpretando la volumetría de la gradería
principal, que es el objeto a poner en valor, en las graderías de sol,
generando una propuesta interesante que respeta esos valores, al
igual que se desarrolla una propuesta urbana y paisajística que lo
articula con el contexto circundante.

Imagen 26: Fotografía general de la gradería principal de sombra, donde además de


observar la impecable belleza que describe su cubierta, es notable a eje de las graderías
la presencia del volumen de las cabinas de radio, mostrando el muro pantalla que va
desde la silletería hasta la parte superior de la cubierta abovedada cortando la visual de
la panorámica interna y el flujo de vientos con la abertura de los pórticos detrás de ellas.
Fuente: Archivo personal PhD. Arquitecto Ricardo Zabaleta Puello.

A continuación, ilustramos gráficamente parte de ese estudio y


análisis, así como parte de la propuesta arquitectónica, urbana y
patrimonial del estadio de béisbol:

317
Imagen 27: Esquemas de los análisis realizados al estadio a nivel de asoleamiento,
vientos y algunas patologías de la fachada principal y la cubierta de las graderías de
sombra. En esta última se logra observar la pérdida del portal y del carácter bioambiental
del edificio. Estos esquemas ilustran las anomalías descritas en este documento. Fuente:
Trabajo desarrollado en la tesis de grado de Jorge Rodríguez Fram, Kevin Lau y Adrián
Valiente en el año 2016.

318
Imagen 28: Renders y esquemas del proyecto de intervención poniendo en valor la
gradería principal, articulando el estadio con su entorno y la propuesta de una obra
nueva que la reinterpreta en las graderías de sol. Fuente: Trabajo tesis de grado de Jorge
Rodríguez Fram, Kevin Lau y Adrián Valiente en el año 2016.

319
Buscando evocar el vuelo de las gaviotas, esas mismas que hace
74 años inspiraron la concepción arquitectónica del estadio, este
debe continuar su vuelo y seguir volando alto. El estadio requiere
recuperar lo perdido y con base a una intervención contemporánea
con materiales innovadores, incorporar en él nuevas tecnologías
mejorando sus condiciones actuales, eso sí, con el respeto máximo
a todos los elementos que le han atribuido carácter y dignidad a su
arquitectura.
Intervenir su contexto inmediato, proyectando una propuesta
urbana, ambiental y paisajística que habilite los corredores que lo
circundan, es una necesidad urgente. Crear espacios públicos en su
entorno inmediato, con pasajes y galerías al aire libre que exhiban
con una estatuaria las figuras legendarias de nuestro béisbol, es
una manera de articular, no solo el contexto con el estadio – hoy
desarticulados, – sino conectar también la memoria histórica del
béisbol cartagenero con la gente y con los aficionados.
Al respecto, es loable lo de una estatua en honor a Abel Leal
Díaz ubicada en la parte externa del estadio, pero sin ánimos de
crítica, no es solo colocar una estatua por colocarla en cualquier
sitio sin ningún tipo de tratamiento paisajístico y urbano, este tipo de
acciones ameritan un estudio y una propuesta que involucre muchas
otras cosas; que sea un lugar de contemplación, de memoria que
dignifique también al transeúnte, con espacios acogedores, donde
lo propuesto se integre urbanística y arquitectónicamente al estadio
y a la propuesta de intervención que este merece.
Bien puede hacerse un ejercicio de voluntades y alianzas entre
diferentes actores que, desde sus intereses busquen el mismo
propósito; ante esta consideración debe fortalecerse esa relación
tripartita de academia, sociedad civil y Estado.
En ese orden de ideas y como una forma de dar a conocer y
documentar el marco teórico conceptual y un estado del arte sobre
las circunstancias, orígenes, causas y contexto bajo el cual, la
arquitectura moderna hizo su incursión en la ciudad, del año 2012
al 2017, el autor de este capítulo, desarrolló como tesis doctoral
en la Universidad de Granada, España, el tema de la arquitectura
moderna en Cartagena de Indias y en ella, el estadio “Once de
Noviembre” tiene sitial especial.

320
Con base a ello, se adelantó en 2019 una exposición itinerante
sobre ese tema con la idea de poder difundir el valor y las
características de 19 inmuebles representativos del movimiento
moderno en Cartagena de Indias, entre ellos, el estadio.
Todo esto gracias a la labor que al frente del Observatorio del
Patrimonio Cultural de la Universidad de Cartagena de Indias lleva
a cabo la doctora Bertha Lucía Arnedo Redondo, profesional de la
comunicación social y gestora de proyectos culturales y deportivos,
quien con mucho empeño, desde el eje estratégico de Identidad y
Memoria de esta institución, adelanta esta genial publicación sobre
el béisbol en Cartagena de Indias. A ella, a su equipo, la Universidad
de Cartagena de Indias y del Observatorio del Patrimonio Cultural,
¡mis más sinceros agradecimientos por la invitación cursada.. en
buena hora!.
Esta exposición, que se mostró por primera vez en Cartagena de
Indias, en el Claustro de la Merced en noviembre de 2019, hoy sede
de la Universidad de Cartagena, pretende igualmente denotar la
importancia y el valor que, desde una dimensión estética, funcional,
ambiental, paisajística, tipológica, formal y constructiva, dentro
de los anales de la historiografía de la arquitectura cartagenera,
así como de la vida urbana de la ciudad, especialmente entre los
años de 1926 a 1970, dejó como impronta esta tendencia. De
paso, tributa a los arquitectos que, con sus diseños, la hicieron
posible. El estadio engalana esta muestra, pues es la única obra
del movimiento arquitectónico moderno de Cartagena de Indias que
ostenta una declaratoria como patrimonio nacional.
Al respecto, gracias al trabajo de la tesis doctoral elaborada por el
autor de este capítulo sobre la arquitectura moderna de Cartagena
de Indias, se logró incluir en una lista indicativa para su declaratoria
como patrimonio distrital, tres inmuebles del movimiento moderno
de la ciudad, para lo cual la Alcaldía emitió el Decreto 1357 del 22
de octubre de 2019 firmado por el Alcalde de ese momento, Pedrito
Pereira Caballero. Los edificios seleccionados son: el antiguo
edificio de las Empresas Públicas Municipales en La Matuna, el
estadio de futbol Jaime Morón, antiguo Pedro de Heredia (1953) y
el Mercado Público de Bazurto (1978).

321
Imagen 29: Panel de la Exposición Arquitectura Moderna en Cartagena, correspondiente
al Estadio de Béisbol “Once de Noviembre”. Fuente: PhD. Arquitecto Ricardo Zabaleta
Puello, 2019.

322
A manera de colofón, en buena hora se toca el tema del béisbol
en Cartagena de Indias, que por ende permite hablar de su máximo
escenario el estadio “Once de Noviembre–Abel Leal Díaz”. Esta
publicación, en la cual se analiza y describe desde diferentes ópticas
este tema, posibilitó desde la arquitectura, en lo que concierne al
estadio, realizar un merecido homenaje al “Templo” del béisbol
colombiano.

Imagen 30: Fotografía de la gradería principal de sombra del Estadio de Béisbol “Once
de Noviembre–Abel Leal Díaz” tomada desde las graderías del sol en el rigth field.
Fuente: PhD. Arquitecto Ricardo Zabaleta Puello, 2018.

Imagen 31: Fotografía exterior del Estadio de Béisbol “Once de Noviembre–Abel Leal
Díaz” con las obras que se le hicieron de muro perimetral. Fuente: Tomado de Wikipedia,
consultado 2–08–2016.

323
Imagen 32: Fotografía aérea sobre la Villa Olímpica de Cartagena Unidad Deportiva
Fidel Mendoza Carrasquilla y aérea sobre el estadio “Once de Noviembre–Abel Leal
Díaz”. Fuente: Alexandre Magred. 2006.

Conclusiones
Comprender el fenómeno urbano y socio cultural que representa
el estadio de béisbol “Once de Noviembre–Abel Leal Díaz” para

324
Cartagena de Indias, es de una importancia inusitada que implica el
análisis de varios factores, que van desde lo histórico, anecdótico,
arquitectónico, urbano, ambiental, paisajístico y patrimonial, que
a groso modo nos hemos permitido y de cierta manera, dilucidar
muy brevemente en este documento. Al respecto y acorde a esas
consideraciones y en atención a la relación espacio–tiempo se
puede concluir lo siguiente:
El estadio, no es solamente representativo de un momento
histórico importante en la historiografía arquitectónica de la ciudad
y del país, él es símbolo de la creatividad y el esfuerzo conjunto de
una serie de voluntades que le apostaron, en el momento justo, a
la modernización del país, siendo la arquitectura y la ingeniería –
ambas de la mano – las disciplinas que reflejan el rostro de nuestras
ciudades, en especial la arquitectura, pues ella constituye la imagen
urbana de las mismas, que de una u otra forma trasciende en el
tiempo, convirtiendo muchos edificios, en pro de sus atributos y
calidades estéticas y constructivas, en íconos de gran significación
en la historia viva de las sociedades que se sirven de ellos para su
disfrute y goce contemplativo, visual, recreativo y de ocio; además
de contribuir, desde su uso a la formación de mejores ciudadanos.
En el caso específico del estadio, es indudable los acontecimientos
históricos deportivos y la formación de las nuevas figuras de la
“pelota caliente” que hoy enaltecen el nombre de Colombia ante el
mundo y son orgullo patrio, demostrando que nuestro estadio de
béisbol es prueba y testimonio de ello.
El estadio es de una calidad intemporal manifestada en su
“atrevida” y grácil “cachucha”, refiriéndonos con este término a su
cubierta por la similitud de lo que en la costa llamamos la gorra del
beisbolista, la cual, no solo ha resistido el paso del tiempo, sino que
todavía maravilla a todo el que la ve por su desafío a la gravedad y
que, por su estética como objeto arquitectónico, brilla con luz propia
en la infinidad de los tiempos.
Como constructo social es una entidad institucionalizada, un
artefacto cultural en un sistema construido para una sociedad en
particular, la cartagenera, donde hombre, naturaleza y medio se
fusionan, para con el paso del tiempo, de generación en generación,
crear memoria histórica e imagen urbana asociadas a una manera

325
y forma de ver las cosas, donde el tiempo y el espacio lo definen
todo.
Desde su estética, es una obra de vanguardia para la arquitectura
moderna de la ciudad y del país, a su vez desde lo constructivo,
es la primera estructura de hormigón en su género al introducir
innovaciones técnicas y formales que lo convirtieron en un modelo
a seguir e imitar, siendo igualmente, desde lo arquitectónico, una
obra de “arte” donde su estética y plasticidad, demuestran el trabajo
asociado de arquitectos e ingenieros en tiempos donde esos valores
eran imprescindibles.
Para los anales de la historiografía de la arquitectura de
Cartagena de Indias, en especial la del movimiento moderno entre
las décadas de 1940 – 1960 que cierra ese ciclo experimental donde
los arquitectos pusieron en uso y valor todos los fundamentos
teóricos, formales, funcionales y técnicos de esa tendencia, es
de gran significación para su estudio y análisis; demostrando a
su vez, su versatilidad y creatividad al exponer en varias de sus
obras el alarde formal del concreto a la vista y la osadía de construir
voladizos en cantiléver como el de la cubierta del estadio “Once de
Noviembre”.136
A nivel paisajístico, es importante hablar de la importancia
que reviste la Villa Olímpica de Cartagena, complejo urbano
arquitectónico que contiene la implantación del estadio, siendo en
1947, su primer edificio construido. Constituye a su vez, uno de los
espacios públicos más interesantes de la ciudad a nivel urbano,
ambiental y paisajístico, con grandes potenciales de desarrollo para
toda la ciudadanía. Fue gestada para la realización de los Octavos
Juegos Deportivos Nacionales realizados en diciembre de 1960.
El paisaje que conforman las primeras edificaciones, entre ellas
el estadio de béisbol Once de Noviembre–Abel Leal Díaz y el de
fútbol Jaime Morón, dada las características arquitectónicas de
ambos edificios, aun después de 74 años de existencia para el
caso del de béisbol, conservan en el sector y para la ciudadanía
en general, una imagen urbana e histórica única, que les atribuye
innumerables valores que se asocian al contexto como un paisaje
deportivo y cultural, donde estos escenarios destacan y sobresalen
136
Zabaleta Puello, Ricardo Alberto. Ob. cit. Pág. 31.

326
por su excelente fábrica en concreto a la vista y el osado manejo
formal de sus diseños.
Hoy, el Once de Noviembre–Abel Leal Díaz sigue allí, esperando
una oportunidad para ponerse a tono y al nivel de los grandes
estadios de béisbol del mundo, pero con la ventaja del valor
agregado de lo que patrimonialmente posee y representa desde
todos los aspectos anteriormente mencionados. La arquitectura y
el urbanismo están a disposición de poder generar una propuesta
de intervención integral que logre ese propósito, el estadio tiene
mucho potencial y todas las posibilidades para ello. Hace 74 años
no existía y de la creatividad de unos arquitectos e ingenieros,
muy poco conocedores de la práctica de este deporte, lograron
diseñar y construir un edificio atemporal, que aun deslumbra por su
arquitectura, hoy soy un convencido de su potencial para generar
una nueva solución urbano arquitectónica, ambiental y paisajística,
que, integrada y articulada con lo patrimonial, desde una óptica
conceptual, técnica y material contemporánea, le permita una
nueva vida sin detrimento de sus valores patrimoniales. Por siempre
Estadio de Béisbol Once de Noviembre–Abel Leal Díaz.

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328
Días de béisbol

    Dalmiro Lora.137 

Cierra esta compilación de documentos en torno al béisbol,


el invaluable aporte que desde, las artes plásticas, ha hecho el
apreciado artista cartagenero Dalmiro Lora, quien además es
docente de la Facultad de Ciencias Humanas.
Las obras que se convierten en portada y separadores de cada
capítulo, son pinturas que, según el autor, hacen referencia a una
parte importante de la identidad de los habitantes de Cartagena de
Indias, mostrando actividades no exigentes con el espectador, quien
puede reconocerlas como parte destacable de estos habitantes. El
béisbol.     
La muestra encuentra motivos en el ambiente del juego, la luz y
el color.  Es una manera de encontrar que las habilidades físicas
del deporte se van convirtiendo en actos estéticos – emotivos, en
busca de la perfección.
      En el béisbol se pasa súbitamente de la quietud al movimiento,
súbitamente se rompe la monotonía y también te acostumbras a
ver tras la malla de protección al público y todo es una cuadrícula
relacionada con la vida y la muerte, el blanco y el negro del ajedrez
mostrando el vertiginoso enigma de una pelota desarrollando el
juego sobre el pentágono, el cuadrado y el rectángulo.
137
Ha participado, desde 1977, en 126 exposiciones colectivas, en ciudadedes como Carta-
gena, Barranquilla, Santa Marta, Bogotá, Coral Gables, Cali, Sincelejo, La Habana, Mara-
caibo, Murcia, Pereira y Motentería. La totalidad de las obras con el tema del beisbol, están
motivadas por ese ambiente de la ciudad de Cartagena y hacen referencia a su identidad
histórica. Se muestra el béisbol por ser emblemático y por no ser exigente con el espectador
quien se puede reconocer como parte destacable de los habitantes de esta ciudad.

329
La impresión de este libro se realizó en papel bond blanco 90 grs.
para páginas interiores y propalcote de 280 grs. para la portada con
plastificado mate. Con un tiraje de 200 ejemplares. El libro Pentágo-
no: Estudios socioculturales del béisbol en Cartagena de Indias y
Bolívar, de la autora-compiladora Bertha Lucía Arnedo Redondo, se
diseñó y diagramó en la Editorial Universitaria - Sección de Publica-
ciones de la Universidad de Cartagena y se terminó de imprimir en el
año 2023 en la empresa Alpha Impresores, en la ciudad de Cartagena
de Indias, Colombia.

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