Colombia">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

El Nombre Del Cocuy y Su Ruta Oceánica. Erick Jimeno - Compressed 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 94

Erick A.

Jimeno

El nombre del cocuy


y su ruta oceánica
El nombre del cocuy y su ruta oceánica
©“Erick Antonio Jimeno
Colección: Ramón Querales
© Fundación Editorial El perro y la rana
Centro Simón Bolívar, Torre Norte piso 21. El Silencio
Caracas - Venezuela 1010
Teléfonos: 02127688300 - 7688399
Comunicaciones@FEPR.GOB.VE
www.el perro y la rana.gob.ve
Sistema de Editoriales Regionales Lara / Consejo Legislativo / Dirección de
Información y Documentación.
Lugar: Casa Rosada / Carrera 17 esquina calle23. Plaza Jacinto Lara
Barquisimeto - Estado Lara
Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela, capitulo Lara

Diseño y Diagramación
Antonio Duno
Consejo editorial
Yajaira Álvarez
Norys Saavedra
Omar Villegas
+Venancio Hugo Rodríguez

ISBN: 978-980-14-5054-2
Deposito legal: DC2022000730

Edición digital
El nombre del cocuy
y su ruta oceánica

Erick Jimeno
El Sistema de Editoriales Regionales (SER) es el brazo ejecutor del Minis-
terio del Poder Popular para la Cultura para la producción editorial en las
regiones, y está adscrito a la Fundación Editorial El Perro y la Rana. Este
sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una
editorial-escuela regional que garantiza la publicación de autoras y autores
que no gozan de publicaciones por las grandes empresas editoriales ni de
procesos formativos en el área de literatura, promoción de la lectura, ges-
tión editorial y aspectos comunicacionales y técnicos relacionados con la
difusión de contenidos. El SER les brinda estos y otros beneficios gracias
a su personal capacitado para la edición, impresión y promoción del libro y
la lectura y el estimulo a la escritura. Y le acompaña un cuerpo voluntario
denominado Consejo Editorial Popular, cogestionado junto con el especia-
lista del libro del Gabinete Cultural Estadal y promotores de literatura de la
región.

Pendiente Zoomorfo
Concha de caracol
Largo: 18,4 cms
Ancho: 05,9 cms
Fase Boulevard de Quibor
Siglos II-VII. DC
Estado Lara / Municipio Jíménez
Si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de
ellas.

Carl Linneo

Species Plantarum 1753

(Tomado de Wikipedia)
Las tribus indígenas suelen confundir la e y la i, la o y la u en su pronun-
ciación, diciendo cacure o cacuri, catumare o catumari,cucare o cucari,
guayoco o guayuco, morojoi o murujui. Por efecto de la disimilación
hoy se escribe generalmente cocui, cocuiza, cocuyo, totuma; aunque
primitivamente se decía cucui, cucuiza, cucuyo, tutuma; tal que esta
última manera de pronunciarse la que en el pueblo prevalece.

Lisandro Alvarado

Glosario de voces indígenas 1921

(Tomado de la edición 2008 de Monte Ávila Editores)


AGRADECIMIENTOS

El presente ensayo sobre el Nombre del Cocuy y su Ruta Oceánica,


elaborado a partir del año 2019, es una amplia vía de exploración
que cruza montañas, mares y llanuras, en búsqueda del origen lin-
güístico, dispersión y destinos geo-culturales de la palabra cocuy,
cocui, cucui, kukui, y la relación con sus referentes, el Agave co-
cui, el Kukui, el Pu’u kukui, la Sierra Nevada del Cocuy, la Piedra
del Cocuy, la bebida autóctona Cocuy, entre otros.

Su itinerario circunscribe geografías y mares de varios continen-


tes en la búsqueda de su origen, de su punto de partida y sus di-
versos arraigamientos; a su vez, pretende sumergirse localmente
en la memoria consciente e inconsciente de la especie humana
que nombró con ella –cocuy- montañas, volcanes, cumbres neva-
das, glaciares, lagunas, árboles, arbustos, elíxires y bebidas, casi
desde el momento de la conquista del lenguaje, de la facultad de
hablar, en la milenaria evolución humana.

Es una senda colectiva, un camino compartido. Queremos agra-


decer infinitamente al Sistema de Editoriales Regionales de El Pe-
rro y la Rana, a su coordinador, diagramador Antonio Duno y al
Consejo Editorial, conformado por Yajaira Álvarez, Norys Saave-
dra, Omar Villegas, y (+) Venancio Hugo Rodríguez, por su ama-
ble y rigurosa colaboración. Al aporte solidario de los cultores
del cocuy, historiador Pompilio Santeliz, al Maestro productor
cocuyero y médico Alí Fernández, al mítico Maestro productor
cocuyero de El Tocuyo y músico, Ramón Pérez “el zancudo”; al
Presidente de los Productores Artesanales de Cocuy y cultor de
Siquisique, Domingo Guaidó, hijo.
Al cocuyero y diseñador gráfico, Ing. Carlos Oviedo “el toro” y
sus pertinentes observaciones.

Finalmente, es muy importante para este efímero autor, expre-


sar su mayor y más intenso agradecimiento a la Dra. Miriam Díaz,
Botánica, Ecologista y PHD en Agaves por la Universidad de Cam-
bridge, autora del admirable Programa Agave, creadora de la
Norma Oficial del Cocuy Pecayero y de la Denominación de Ori-
gen Controlado (DOC) del mismo, que lo honra y protege como
bebida autóctona reconocida y certificada nacional e internacio-
nalmente, y al notable y leal equipo académico de Infalcosta y la
Universidad Francisco de Miranda de Coro que la acompañan, por
los invalorables aportes intelectuales que nos entregaron para
la comprensión científica y cultural de la singular simbiosis que
desde hace al menos 1.500 años Antes del Presente, (AP), tiem-
pos fundacionales de la agricultura y la domesticación de plantas
en Venezuela, ocurrió entre los agaves, con mayor precisión la
especie Agave cocui y nuestros abuelos y abuelas primeros, en
los territorios ancestrales de nuestra República Bolivariana de
Venezuela. Mil gracias.
PREFACIO

Las páginas que a continuación presentamos pretenden dar con-


tinuidad a las investigaciones publicadas por el cronista emérito
de Barquisimeto, fallecido en 2015, don Ramón Querales. Esencial-
mente nos referimos a las contenidas en el libro Cocuy, Néctar de
los Indios Ayamanes de Lara y Falcón del 2015 y el ensayo Gayones
del año 2007. A su vez, son un modesto homenaje al cronista por
los notables aportes al conocimiento auténtico de la historia de los
pueblos ancestrales del territorio, ayamanes y gayones en primer
lugar, declarados por la Historia Oficial no sólo como extintos u ob-
jetos de museo, sino exilados de la memoria viva, la que define y
revela las raíces originarias y plurales de la identidad colectiva.
“Aún somos los arcaicos tripulantes de aquella migración sin retorno que partió
desde la tierra sin frío, África, hace más de 200 mil años, y que se enrumba, inexo-
rablemente, a poblar otras estrellas y planetas. Ya entonces, cuando ingresaron
antiguamente al Anáhuac de los mexicas, al continente Abya Yala de los Kuna,
reverdecía el cocui sobre los cerros áridos, mitigando la milenaria sed de los via-
jeros.”

E.A.J.

INTRODUCCIÓN
Más allá de la ortografía y la gramática, al mencionarse a la palabra
cocuy, cocui o cucui, la primera acepción coloquial del término en
Venezuela se refiere a un licor de elaboración artesanal o de peque-
ña industria típica, a una bebida alcohólica destilada con más de
250 años de tradición, mencionada en documentos oficiales colo-
niales desde 1768, y autóctona de los estados Lara y Falcón. Una be-
bida destilada, campesina y popular, sometida desde sus orígenes
a persecución, criminalización y represión por sectores económicos
y políticos poderosos que han detentado por siglos el monopolio
progresivo de la producción y comercialización de bebidas alcohóli-
cas, y de sus estancos e impuestos en Venezuela.
Una segunda acepción venezolana de la voz define a una planta ori-
ginaria de nuestras zonas áridas, del género Agave, con densa pre-
sencia silvestre en las zonas áridas, semiáridas y peri-caribeñas del
país. Por tanto, el registro léxico inicial del término se asigna tanto
a una bebida, cocuy, como a la planta endémica de la que se deri-
va, Agave cocui o sencillamente cocui, constituyendo esa singular
filiación la condición determinante de la identidad y autenticidad
del licor.
La acepción popular de cocuy en Venezuela, como nombre sus-
tantivo de la bebida, y a la vez como fitónimo ( cocui, nombre de
planta), se expande al considerar otros usos de la palabra como
topónimo, (nombre de lugares), orónimo (nombre de montañas o
valles) y antropónimo, (nombre o apellido de personas).
Como topónimo Cocuy es nombre asignado a sitios geográficos
o poblaciones, como el legendario monumento natural Piedra
del Cocuy en el estado Amazonas, una elevada formación de roca
granítica de 400 mts de altura, con tres picachos en su cumbre,
a las orillas de un caño del Río Negro o Guainía; la población San
Simón del Cocuy en la misma zona; Cucuí, pueblo brasileño colin-
dante; la glacial Sierra Nevada del Cocuy y sus 20 grandes picos
iluminados por nieves perpetuas, en la vertiente oriental de los
andes colombianos, asiento también del pueblo y municipio El
Cocuy, en el departamento de Boyacá, Colombia, de donde pro-
cede el gentilicio cocuyano; se agrega Biscucuy, población en el
estado Portuguesa de Venezuela. Significativamente, como me-
moria popular, el topónimo se repite en los Andes venezolanos,
en el caserío o asentamiento El Cocuy y el Páramo El Cocuy en el
estado Mérida; asentamiento o caserío El Cocuy en el municipio
Jáuregui del estado Táchira; hacia el estado Lara encontramos el
caserío El Cocuy, a pocos kms de Carora, y Plan de Cocuy también
del municipio Torres; caserío El Cocuy cerca de Sarare, municipio
Simón Planas y también El Cocuy, municipio Buchivacoa del es-
tado Falcón; sólo para mencionar, sin agotarlos, algunos topó-
nimos del norte de Suramérica, fundados en cocuy o nombres
semejantes. Del mismo modo, en redes sociales y otros medios,
se constata en Colombia la presencia de personas con el apellido
Cocuy, es decir, se confirma su uso como antropónimo.
Ese amplio despliegue en Tierra Firme continental del vocablo
cocuy, cocui, que encuentra asiento geográfico en el ramal orien-
tal colombiano de la Cordillera de los Andes, conectando con
la Sierra andina de Mérida y sus serranías en los estado Lara y
Trujillo; descendiendo desde esas cumbres por los valles y depre-
siones de las zonas áridas y semiáridas del Centro-Occidente de
Venezuela; surgiendo desde el Amazonas, extendiéndose por
los llanos del Casanare y del Orinoco y por los llanos occidentales
y centrales venezolanos hasta los valles y costas, planicies y se-
rranías de los estados Lara, Falcón e islas adyacentes del Caribe;
constituye la ruta continental del cocuy o cocui, los senderos que
los pueblos transitaron con sus mochilas, acervos y bagajes.
Geográfica e históricamente los desplazamientos de los pueblos
originarios crearon caminos y redes ancestrales de comunica-
ción física, comercial, lingüística y cultural; historiadores como el
Maestro Ramón Querales, entre otros, presumen que se trata de
una (o unas) ruta migratoria de pueblos diversos en búsqueda de
recursos naturales, hábitats sustentables y asentamientos aleja-
dos de los conflictos interétnicos. Desde esa perspectiva, una hi-
pótesis temprana sobre el origen y uso del nombre cocuy, cocui,
cucui, considera al término, su dispersión continental y su pre-
sencia en diversos idiomas de pueblos indígenas como expresión
de complejos procesos de préstamos e intercambios que señalan
arcaicas rutas migratorias en la ocupación de los territorios.

Con la grafía kukui lo encontramos en el océano Pacífico, en la


isla Molokai, como nombre de un alto y frondoso árbol origina-
rio de Polinesia, (Aleurites moluccanus), de hasta 30 mts de al-
tura, emblemático de todo el archipiélago de Hawái, y famoso
por el apreciado aceite de sus nueces, y sus flores blancas que
sirven para elaborar los típicos collares Lei, símbolo ancestral de
la cultura hawaiana-polinesia. En inglés ese portentoso árbol se
conoce como candlenut tree, nombre que literalmente refiere a
la noción de vela-lámpara, nuez y árbol. Árbol candil. Continuan-
do en Hawái, en la isla Maui, se identifica al orónimo Pu’u Kukui,
una altísima montaña llamada en inglés Candlenut Hill, traducido
libremente como pico o montaña coronada de luz, en este caso
un volcán. *1

Cocuy, cocui, cucui, cucuí o kukui, nombres extendidos ancestral-


mente en distintos lenguajes en una vasto espacio continental y
oceánico, podrán guardar acaso, más allá de la similitud fonética
o de su grafía homónima, algún parentesco lingüístico, morfoló-
gico, histórico, alguna etimología común? Derivará cocuy, cocui,
cucui, de alguna de las grandes familias de idiomas originarios de
los pueblos del continente, chibcha, arawak, caribe, tupí-guara-
ní, o incluso del hawaiano, territorio colonizado por navegantes
polinesios hace aproximadamente 1.500 años. ¿Qué semejanzas
nominales imperceptibles podríamos encontrar entre el Agave
cocui, la bebida cocuy, la Piedra del Cocuy, la Sierra Nevada del
Cocuy y el poblado del mismo nombre, el volcán P’uú Kukui y el
altísimo árbol kukui de Hawai?

Esta investigación sobre un término de extendido uso coloquial,


intenta indagar, a la manera de una exploración arqueológica en-
tre capas o estratos, la historia misteriosa y múltiple del sustan-
tivo cocuy, su origen, cronología, etimología y sus migraciones
territoriales y semánticas. Suscribimos, en ese sentido, lo que el
etnólogo Alfredo Jahn escribía en 1927 sobre el tramado lingüísti-
co e histórico de los lenguajes indígenas suramericanos, aplicable
a la palabra cocuy:
El estudio comparativo de los dialectos (idiomas) surame-
ricanos ha hecho posible no sólo su clasificación metódica,
sino también, aunque muy someramente, la reconstruc-
ción parcial de su historia. La sagacidad de los etnólogos
del último medio siglo ha descubierto al través de voces
exóticas infiltradas, de nombres geográficos y de afini-
dades lexicológicas más o menos pronunciadas, los mo-
vimientos y los fraccionamientos que debieron sufrir los
grupos que hoy consideramos como familias fundamen-
tales de nuestro Continente meridional. *2
Preliminarmente, en esa búsqueda del origen y significado de la pa-
labra Cocuy y sus variantes, podemos afirmar que, si exceptuamos el
nombre de la bebida y los topónimos de poblaciones, el vocablo se
aplica a elementos del mundo natural, mineral y vegetal, a lugares
geográficos elevados ((picos, glaciares, montañas, volcanes) como la
Sierra Nevada del Cocuy, la Piedra del Cocuy y el volcán Pu’u Kukui , y
a árboles de porte alto como el kukui de Molokai, Hawaii y el cocui o
cucui de las zonas áridas y semiáridas venezolanas y sus adyacencias,
que, a pesar de su pequeño porte, eleva al cielo, al iniciar su reproduc-
ción, su admirable maguey, bohordo, escapo floral o quiote, de 8 o
más metros de altura, coronándose en su inflorescencia con solares y
emblemáticas flores amarillas.
Notas y Bibliografía Introducción

*1.-Hawaii Island. www.gohawaii.com

*2.-Aborígenes del Occidente de Venezuela. Alfredo Jahn 1927


II

Etimologías del Cocuy y del Agave


El cocui como nombre de una planta sin tallo (acaule) está clasi-
ficado botánicamente como perteneciente a la familia Asparaga-
ceae, a la subfamilia Agavoideae, del género Agave. Su nombre
binomial como especie es Agave cocui, y es una de las aproxima-
damente 300 especies(1) del género en el continente. 186 se en-
cuentran en México, entre ellas 150 endémicas de ese país. Otras
especies se dispersan por Centroamérica, islas del Mar Caribe,
Venezuela, Colombia, hasta Ecuador. Estudios de naturaleza fi-
logenética de investigadores del IVIC han estimado la aparición
de las especies del género agave en el continente entre 8 a 10
millones de años antes del presente (AP). Quizá algo menos en
el caso del cocui, por su relativa lejanía del centro de origen (Mé-
xico).(2) En catálogos del Herbario Nacional de Venezuela (VEN)
aparecen certificados y depositados cinco especímenes deAgave
cocui, que sirven de referentes botánicos en las investigaciones.
La simbiosis de los agaves con los humanos, aportando alimento,
bebida, medicina y materiales para tejidos y vivienda, se remon-
ta, según el concepto del eminente botánico Harold Gentry, (3) al
inicio de la agricultura en el continente, hace 9000 años (AP) en
México; su utilización en Venezuela, usando el mismo parámetro,
podría ubicarse entre 2000 y 1200 años antes del presente. (AP)

Los agaves como género botánico que incluye al cocui, en su in-


teracción con las necesidades humanas de alimentación, vestido,
vivienda bebidas y salud, dieron origen a una cultura continental
que aseguró la existencia de ambos, a lo largo de los hábitats en
los pueblos nativos de la Abya Yala, desde el norte de México,
desplegándose por Centroamérica y el Caribe insular, hasta Vene-
zuela, Colombia y Ecuador. A esa simbiosis prodigiosa y única en
el planeta, la denominamos Agavecultura.
Distribución Continental de los Agaves
Mapa de García – Mendoza (2002)

En el caso específico del Cocuy o Cucui, cuyo procesamiento se


ha considerado como manifestación de una cultura endógena
local y regional, y aún marginal, creemos más pertinente consi-
derarla como expresión venezolana, como un nicho regional de
una cultura continental.
El arraigo continental de esa cultura y simbiosis con los agaves
queda testimoniado en los numerosos nombres que los pueblos
indígenas y originarios adoptaron para distinguirlos. Inicialmen-
te es relevante el nombre Ki que usaron los pueblos mayas de Yu-
catán y Guatemala. Ki= Agave, Maguey. En el Popol Vuh, sagrado
Libro del Consejo que contiene la cosmología y génesis del pue-
blo K’iche, etnónimo más adecuado que la versión españolizada
Quiché; la traducción rigurosa de k’iche por expertos del idioma
maya es “lugar de magueyes”. Bosque de los Magueyes.*4
Maguey fue la palabra de origen taíno (arawak insular) impuesta
por los españoles y usada de forma genérica para nombrar a to-
dos los agaves. Significativamente, según el lingüista y experto
en idiomas de la familia arawak, Dr. Venancio de Jesús Morales,
su etimología y significado se revelan en el análisis de sus ele-
mentos o grafemas: ma: alto, grande; gu: indicativo de objeto;
ey: amarillo, sol.
En los diversos idiomas indígenas de México encontramos que ma-
guey o agave (denominación científica que le dio Carl Linneo en 1753)
se nombran como: *5

Nombre de maguey o agave Según lengua indígena mejicana


Metl Náhuatl
Kamba Purépecha
Al-mal Chontal
Cachro Popoloca
Cuu’u mayo (Sonora)
Doba, Toba Zapoteco
Guarú Mazahua
Yavi Mixteco
Natsu Mazateco
Mai Huichol
Hepe Zoque

Huee Triqui

Haamxô Seri

Muaij Cora
Nombre de maguey o agave Según lengua indígena mejicana

Top Huave

Tyoo Chatino

Tzaat Mixe

Tzihim Huasteco

Xuni Matlazinca

Uada Otomí

Yiva Cuicateco

Yu’wa Tlapaneco

Chuchau-Chawar: voces quechuas para referirse a la especie


Agave americana/ Tauca: en aymara.
Finalmente en Venezuela , Yuguspani:*6 en ayamán; Cocuy,Co-
cui, Cucui(sin origen conocido) fue usado indistintamente por
pueblos gayones, caquetíos, ajaguas, cámagos, jirajaras, y los
propios ayamanes, etnias con idiomas propios,de varias familias
lingüísticas: chibcha y arawak, fundamentalmente..
En 1992, en la vigésima primera edición del Diccionario de la Len-
gua Española, (en adelante DLE) conmemorativa del V Centena-
rio de la Conquista de América, la Abya Yala de los pueblos ori-
ginarios continentales, la Real Academia Española (RAE) define
las palabras cocuy, cocui, cocuiza. Habían transcurrido 413 años
desde que los alcaldes de Barquisimeto redactaran en 1579 el
primer documento oficial, colonial y español donde se nombra y
describe al cocuy y su uso como alimento por los indios nativos
de la banda norte de esa ciudad, “de nación gayones, y algunos
de nación ajaguas y xidaharas, y de nación camagos”. Cita el men-
cionado documento dirigido al Rey español Felipe II, que esas
naciones “…Susténtanse de unas pencas a manera de cardo
de España y las pencas son más gordas y más anchas. Hay gran
cantidad de ellas, que los naturales lo llaman cocuy... y córtanla, y
cortada aquella cabeza y pencas que le dejan arrimada a la cabe-
za, como de cinco dedos de largo...esto cuecen en un horno con
mucha piedra caliente, y debajo de tierra, y allí se cuece, y cuando
lo sacan y comen, da el zumo a manera de arrope dulce. Comen
de las pencas el zumo y la cabeza”. *7

Esa añeja descripción barquisimetana de la especie botánica y su


procesamiento por los “naturales” citados, para uso alimentario,
es trasladada a las páginas del DLE en las siguientes definiciones,
de acuerdo al orden alfabético de aparición:

cocui: m. Venez. pita, planta.


cocuiza: f. Venez. Cuerda muy resistente que se hace con la
fibra del cocui (sic!)
cocuy: m. cocuyo/ 2. Amér. Agave o pita
cucuiza: f. Amér. Hilo obtenido de la pita.
cucuy: m. cucuyo
La RAE, igual que Galeotto Cei en su relación Viaje y Descripción de
las Indias (1539-1553), confunde al cocui con la cocuiza, haciendo
de ésta última el nombre de una fibra o cuerda derivada de aquel,
cuando en realidad son especies de géneros botánicos distintos, el
Agave cocui y la Furcraea humboldtiana o cocuiza, que aún se em-
plea para elaborar sogas, mecates, sacos, cabestros, tejidos, entre
otros derivados.
El DLE (Diccionario de la Lengua Española) admite para el vocablo
cocuy dos acepciones. La de un coleóptero luminiscente, llamado
también cocuyo o cucuyo*8 y, en segundo lugar, lo define como un
americanismo para referirse a un Agave o pita. No incluye la acep-
ción como bebida alcohólica. Años después, el Boletín de la Real
Academia Española del año 2000, publica una indicación etimoló-
gica agregando al cocui como palabra de origen “indoamericano”.
*Cocui: Quizá de origen indoamericano, de una lengua de Venezue-
la, por ser nombre de una especie de la flora autóctona, y porque su
fonética es de difícil filiación hispánica. *9
Esa imprecisa indicación etimológica que coloca al cocui entre las
más de 36 lenguas indígenas venezolanas, sin definir al menos la
familia lingüística originaria (4 ó 5 en Venezuela), en fecha tan cer-
cana como el año 2000, es testimonio de que la RAE, ni su capí-
tulo venezolano, tenían o tienen un concepto claro de esa voz de
extendido uso popular, incorporada por más de 500 años antes
del presente , al vocabulario de la actual Venezuela y sus regiones
adyacentes en la geografía caribeña. Sin embargo, la RAE sí deter-
mina que el término cocui es de difícil filiación hispánica (o latina),
descartando así el desorbitado concepto publicado en la enciclo-
pedia digital Wikipedia, que declara, basándose en el Diccionario
de Epítetos Botánicos (Dictionary of Botanical Epithets), al
Cocui: epíteto latino que significa “de color verde oscu-
ro” *10

Considerando los testimonios coloniales que señalan al cocui- o co-


cuy como vocablo de uso prehispánico, es más que extravagante
considerar que caquetíos, gayones, ayamanes, ajaguas, cämagos o
jiraharas, pueblos indígenas en la geografía del cocui, pudiesen pa-
labrear fluidamente en latín y decir, junto con el cronista español
Joseph de Acosta que describió afamadamente al maguey como
árbol de las maravillas, que el cocui era un “mirantibus arboris”.

Más próxima a nuestra realidad idiomática y más pertinente con la


historia, el extraordinario Diccionario de Venezolanismos, compila-
do por un equipo académico dirigido por la Profesora María Josefa
Tejera, presenta una fundada síntesis literaria y bibliográfica de la
definición y usos de cocuy-cocui, que transcribimos íntegramente:

“COCUY, COCUI m 1. Agave cocui. Planta pequeña de hojas anchas,


cortas, aserradas y carnosas; con flores amarillas formando un ra-
cimo en la cúspide en una asta larga. Crece en las sabanas áridas
de tierra caliente. 2. Bebida alcohólica que se obtiene de la fermen-
tación v destilación del zumo de esta planta. 3. Útcadj hist Indíge-
na desaparecido. 4. Mér V: COCUYO1 . 1. DOCUMENTACIÓN: 1921
Alvarado, L. Glosario de voces indígenas, 83-84 || 1926 Pittier, H.
Manual de plantas, 186 II 1929 Alvarado, L. Datos etnográficos, 81
|| 1942 Silva Uzcátegui, R. D. Enciclopedia /Larense II, 691 II 1966
Armas Chitty, J, A. Vocabulario del hato, 60 I11977 Márquez Carre-
ro, A. Apuntaciones críticas, 23 I11977 Tamayo, F. Léxico popular,
99. TESTIMONIOS: 1579 Mateos, P. “Relación geográfica de Nueva
Segovia” en A. Arellaño Moreno Fuentes para la historia económi-
ca, 116: Sustentase de unas pencas a manera de cardo de España y
las pencas son mas gordas y mas anchas [...] que los naturales le
llaman Cocuy e nosotros la apropiamos al cardo como dicho es. ||
1889 Laverde Amaya, I. Viaje, 232: De algunas matas de cocui sacan
[en Lara] el aguardiente que denominan recuelo. II 1890 Romero
García, M. V. Peonía, 18: A un lado, los cerros, desnudos de toda
vegetación [...] rocas basálticas, coronadas de grama, cocuizas, co-
cuyes, toda la inmensa variedad de las agaves. II 1971 “La penca de
cocuy puede curar la úlcera gástrica” El Nacional, 13 de diciembre,
D-8: El laboratorista clínico Humberto Loyo dijo que la penca de co-
cuy —Agave Cocui Trelease— puede curar la úlcera gástrica... II 1981
“Feria de cocuy en la Sierra de Coro” El Nacional, 2 de diciembre,
C-3: Pecaya es un municipio ganadero del interior del estado Falcón,
cuya producción de cocuy tiene fama ancestral. Otros testimonios:
s XVIII + 2; s XIX + 1; sXX+3. 2. DOCUMENTACIÓN: 1912 Picón-Febres,
G. Libro raro, 82 II 1921 Alvarado, L. Glosarlo de voces indígenas,
84 || 1939 García, A. Farallón, 253 II 1942 Silva Uzcátegui, R. D. En-
ciclopedia larense II, 691 || 1948 Olivares Figueroa, R. Folklore ve-
nezolano I, 251 II 1954 Cardona, M. “Cocina y dulcería” B I F,\, N° 6,
159 || 1962 Castillo Vásquez, A. Versiones folklóricas larenses, 103
I11966 Armas Chitty, J. A. Vocabulario del hato, 60 II 1966 Dubuc de
Isea, L. Romería, 324 1977 Márquez Carrero, A. Apuntaciones críti-
cas, 23 ||1979 Caballero, J. “Lo venezolano en la Navidad” Revista
M, año XV, N° 66, 19. TESTIMONIOS: 1893 Picón-Febres, G. Fidelia,
218: ...me emparrandé anoche en casa de Gerardo. Había flauta, gui-
tarra y bandolín; nos bebimos unos tragos de cocuy... I1909-1940
Job Pim “Diferencia entre Escocia y Acarigua” Miscelánea, Obras,
697: ...por whisky, el pueblo de Acarigua apura / el cálido cocuy de
penca pura. I1919 Maldonado, S. D. Tierra nuestra, 201: ...el cocuy,
aquel aguardiente que tiene fama de prolongar la vida y de que las
mujeres no pierden el tiempo en ensayos de ser prolíficas... || 1920
Gallegos, R. Reinaldo Solar, 256: Navas [...] explotaba la literatura
hablada sobre las mesas de las tabernas, ante una copa de cocuy.
II 1929 Alvarado, L. Datos etnográficos, 81 : Los gayón sabían al
parecer asar la raíz [del cocuy] para comerla; pero la fabricación
del alcohol por destilación del zumo fermentado (aguardiente de
cocuy) y con mayor razón la destilación sucesiva (recuelo), debe
ser invención de los colonizadores... I1939 García, A. Farallón, 10: Al
pueblo van sencillamente aquellos líricos cruzados en conquista del
cocuy. || 1948 Olivares Figueroa, R. Folklore venezolano I, 106: Ve-
nimos cantando / desde el Yaracuy / hallacas comiendo, / bebiendo
cocuy. II 1955 Picón-Salas, M. Los tratos de la noche, 154: Puede us-
ted elegir entre los viejos crímenes rurales, olorosos a caña blanca,
cocuy o afilado cuchillo de monte... II 1961 Otero Silva, M. Oficina
N° 1, 30: ...resurgieron las mercancías que habían logrado salvarse
del naufragio de la que fuera la tienda más surtida de Ortiz: las bo-
tellas de anisado y cocuy, las ollas de peltre... II 1972 Zago, A. Aquí
no ha pasado nada, 31 : Remedio campesino: un palo de cocuy y un
vaso de leche tibia. II 1980Borzacchini, Ch. “El tamunangue” El Na-
cional, 8 de junio, E-3: ...los presentes notoriamente embriagados
de espera y cocuy del fuerte... Otros testimonios: s XIX + 7; s XX +
20. 3. TESTIMONIOS: 1581 Aguado, F. P. Historia de Venezuela I, 315:
...algunos soldados que pidieron licencia al capitán Tolosa [...] lle-
garon a rrío Cacanare, que baxa a las espaldas de los Laches, dichos
Chita y Cocuy... I11723 Oviedo y Baños, J. Historia de Venezuela, I ib
III, cap Vil , 88 b: [Los españoles] tomaron la derrota, faldeando la
cordillera, hasta llegar al río de Casanare (que tiene su nacimiento
a las espaldas de los indios Chitas o Cocuyes)... Otros testimonios:
s XVI + 1; s XVIII + 1; s XVIII + 1. 4. DOCUMENTACIÓN: 1971 Márquez
Carrero, A. El habla popular en Mérida, 119 || 1977 Márquez Carrero,
A. Apuntaciones críticas” *11
Agave cocui, vía Coro-Pecaya,

Agave cocui: un noble de las zonas áridas de Venezuela


MIRIAM DIAZ, LIANETTE YEPEZ Y ENILDETH GOTOPO Centro de Investigacio-
nes en Ecología y Zonas Áridas Universidad Nacional Experimental Francisco
de Miranda; Calle Maparari, CIEZA, Coro, Edo. Falcón, Venezuela. Foto en ca-
rretera Coro-Pecaya, fotografía de Dra. Miriam Díaz ARTÍCULO Del Herba-
rio CICY 10: 137–143 (28/Junio/2018) Centro de Investigación Científica
de Yucatán .
CLASIFICACIÓN BOTÁNICA Y DOCUMENTACIÓN
DEL AGAVE COCUI

Reporte taxonómico
Datos de Identificación de espécimen

Familia: Asparagaceae APG III (2009)


Género: Agave
Nombre científico: Agave cocui Trel.
Nombre común: Cocuy, cucuy, maguei
Origen: NE Venezuela – Falcón, Lara,
Sinonimia con Agave vivípara Linnaeus s.l.

Distribución geográfica: Reportada Norte de Sudamérica y An-


tillas. Abundante en norte de Venezuela, en bosque xerofítico
desde 0-1000 msnm con la mayor distribución espacial en Falcón,
Lara, Anzoátegui, Carabobo, Sucre, Mérida y Táchira.
Clave de identicación: Hoja espina-terminal 1 a 35mm largo; flo-
res excertas, tubiformes, amarillas. Hoja arriba en su base estre-
chada hasta 1/2 su anchura máxima; más ancho en el centro, inflo-
rescencia en panícula alternas (Wingf.).
Descripción: Planta acaulescente (Sin Tallo), hojas suculentas, en
roseta, lanceoladas, elípticas o suboblongas de 80 a 1,50 cm de
largo, 20x40 ancho acuminadas a veces o agudas, espina apical
cónica de 1-2 cm, con aguijones en los márgenes de 2-6 mm so-
bre 10 cm del borde de la hoja, inflorescencia de 5 a 10 m de alto,
bracteas aserradas en su parte apical flores amarillas de 50-60
mm, ovario 25-30 mm, perianto raramente oblongo, tubo conico
abierto de 5-6 mm de profudidad, segmentos de 5-6 de 20 mm,
filamentos insertos por debajo 40-50 mm, frutos capsulares 20-
25x40-50 mm pequeños estipitados, semillas triangulares negras,
de 5-67-9 mm, produce abundantes bulbelos o hijos apomicticos
en la inflorescencia
Agave cocui y sus usos- Cocuy, de la cual se extrae artesanalmen-
te la bebida alcohólica llamada cocuy a partir de los cormos hor-
neados y sus de jugos fermentados y luego destilados. Los cor-
mos horneados son utilizados como complemento alimenticio y
fuentes de azucares. Las pencas u hojas maceradas se usan en la
medicina casera para curar tumores. Del proceso de destilado la
punta o pringote es utilizado para elaborar bálsamo para dolen-
cias y artritis. La fibra o dispopo extraído de sus hojas jóvenes se
utiliza para elaborar cuerdas y tejidos. La planta es además de
uso ornamental.
Referencias:
Wingfield R. 20195 Flora de Falcon. Publicaciones Herbario Coro, mi-
meografiado 220 Pp
Diaz M, Gotopo E y Yépez L (2018) El Agave cocui un noble de las Zonas
Áridas de Venezuela. Desde El Herbario. CICY 10: 137–143
Díaz M, Yépez L, Dávila M y Gómez R (2008). El género Agave en Ve-
nezuela; Ecología Sistemática, Ecología, Reproducción, Conservación
y Potencialidades de Uso de Poblaciones Naturales, Informe Final l FO-
NACIT 77 Pp.
DISTRIBUCIÓN DEL GÉNERO AGAVE EN VENEZUELA, PREDOMINA EL AGAVE
COCUI, DESPUÉS, AGAVE AMERICANA Y OTROS AGAVES.

CORTESÍA DE LA DRA. MIRIAM DÍAZ.


EXICATAS DE AGAVE COCUI EN HERBARIOS DE VENEZUELA.
Coro,Estado Falcón y USA
HERBARIO Henri Pittier. Estado Aragua
HERBARIO de Ciencias Naturales. Estado Mérida
HERBARIO NAIGUATÁ
Muestras botánicas de Agave Cocui Trel depositadas
como referencia en el Herbario del Museo Nacional de
los Estados Unidos y Jardín Botánico de Nueva York

*Ilustraciones por cortesía de la Dra. Miriam Díaz, Unefa


NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
ETIMOLOGÍAS DEL COCUY II

Los Agaves de México


Abisaí J. García Mendoza. Revista Ciencias UNAM. Número 087.
Julio-sept 2007
Thesis. Abril 2010 Fenología reproductiva y Genética poblacional de
Agave cocui Trel: especie nativa con potencial económico en Venezue-
la. Carmen Julia Figueredo Urbina. IVIC
Los Agaves del Norte del Continente. Harold Scott Gentry
The University of Arizon Press1982
Una de las evidencias del uso en Mesoamérica de los agaves como
alimento en un horizonte de hasta 9000 años AP, (aparición de la ag-
ricultura) fueron las halladas en el estudio (Callen1955), comprobando
en centenares de muestras de coprolitos (heces humanas fosilizadas)
la presencia de restos de agave, en un rango entre el 25-60%.
Popol Vuh, Ediciones El Otro, El Mismo, Mérida Venezuela, 2013
“…Todo lo sucedido en el pueblo Los Magueyes, pero de las grandes
gentes K’ichés Ki= Maguey; Ché= bosque, lugar. Kiché= sitio de los
Magueyes”
Arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/maguey-agave spp
Yuguspani en: El Ayamán, Ensayo de reconstrucción de un idioma indí-
gena venezolano. Glosario. Ramón Querales 2007 Editorial Horizonte
Relación Geográfica de la Nueva Segovia de Barquisimeto Año de 1579
en Relacione Geográficas de Venezuela, Recopilación de Antonio Arel-
lano Moreno 1964
Cocuyo, cucuyo, voz caribe? en Diccionario DEL. Sorprende que siendo
voz caribe, coincida con la voz polinesia y la andina en la referencia a
una luminosidad, llamémosla, prodigiosa! Aunque algunos la definen
específicamente como voz caribe cumanagota, se puede presumir
que tenga un origen similar al del cocuy, un préstamo léxico ancestral.
Boletín DRAE de Propuestas Etimológicas para palabras de origen In-
doamericano (DRAE 21ª Edic)
10) Agave cocui artículo Wikipedia. Insólito y reiterado; atribuye al vo-
cablo cocui provenir del latín, significando verde oscuro (sic!!)
11) Diccionario de Venezolanismos Tomo 1. Prof. María Josefina Tejera,
Academia Venezolana de la Lengua/UCV 1993
III
Arqueología del cocuy
La Sierra Nevada del Cocuy
Los primeros testimonios coloniales en el siglo XVI que aluden es-
pecíficamente al topónimo cocuy proceden de la Sierra Nevada
del Cocuy, Chita o Guicán, ubicada en el ramal oriental de la Cor-
dillera de Los Andes, Boyacá, en la actual República de Colombia.
Fray Pedro de Aguado lo cita en sus Recopilaciones Historiales,
crónicas sobre la Historia de Santa Marta y el Nuevo Reino de
Granada, en los relatos de la expedición de Hernán Pérez de
Quesada en búsqueda de oro en la Casa del Sol en los territorios
de los indígenas Laches, que junto con otras parcialidades de su
propio parentesco, (Tunebos o U´wa) predominaban en la Sierra
Nevada del Cocuy.En la misma geografía, sus testimonios sobre
las etnias de pueblos originarios que la habitaron, confirman la ex-
istencia de la población de Cocuy, un pueblo indígena lache: “…
los españoles (que) se alojaron en el pueblo de Chita…fueron a
dar al pueblo de Cocuy que tendría unas 800 casas de morada…”
Cocuy, la aldea más importante estaba ubicada al oeste de los pi-
cos nevados …El ordenamiento de las aldeas principales en el ter-
ritorio de la Sierra implicaba que los cacicazgos de mayor status,
particularmente el del Cocuy, se ubicaran en tierras muy altas,
cercanas a los páramos y regiones de nieves perpetuas. Al igual
que entre los actuales tunebo (Osborn, 1985), y la mayor parte de
las sociedades andinas suramericanas (Reinhard, 1985), es posi-
ble que parte de este hecho se relacione con el importante rol cer-
emonial que jugaban las regiones de altura para los indígenas. *1
Estudios históricos contemporáneos señalan la presencia en
ese territorio de una confederación de pueblos originarios in-
tegrada por diferentes cacicazgos nucleados en torno a una
aldea y una autoridad indígena: la Confederación del Cocuy:
La confederación del Cocuy estaba compuesta en el siglo XVI
por el cacicazgo de ese mismo nombre, así como por los de
Cheva, Chita, Ogamora, Panqueba, El Pueblo de la Sal, Saca-
má y Ura, clasificados, tanto en las crónicas como en los doc-
umentos de archivo, como pertenecientes a la etnia lache
(Aguado / 1581 / , 1956, 1: 331-335 y ANC Vis. Sant X f 944 v).*2
Otro estudio arqueológico indica la supremacía de ese cacicaz-
go específico dentro de la Confederación del mismo nombre:
“el del Cocuy, por ejemplo era respetado por "Cacique Grande y Pri-
mera Cabeza":….* (Langebaek) A cuyo cacique le rendían tributo:
" ... que antes que los xptianos (cristianos) entrassen a esta tierra
los yndios del dicho repartimiento eran subjetos y servian al cucuy
que aquel era cacique grande e que le davan mantas e carne e sal “*3
La Confederación del Cocuy tenía su asiento en la geografía
de la Sierra Nevada y adyacencias peri-andinas y llaneras.
Es habitual que aún hoy se le denomine Sierra Nevada del Cocuy,
Chita o Gûicán. Autores como el misionero Rochereau, que es-
tudió por décadas del siglo XX el idioma y cultura del pueblo U’wa
o tunebos, afirmaba que éstos, descendientes mestizados de la
etnia de origen melanésico Lago-a-Santa de Brasil, (láguidos)
arribaron a los Andes colombianos en una migración milenaria
que cruzó la Amazonia y la Orinoquia. Encontraron asentados
en una franja de la Sierra Nevada al pueblo muisca chitarero, de
donde proviene la denominación Sierra Nevada de Chita. Según
el Padre Rochereau, Chita significa en muisca, límite, proba-
blemente derivado de chitara, bejuco con el cual delimitan sus
tierras. (Cerca viva). Al arribar los tunebos a la Sierra de Chita
con su idioma, asumieron “el idioma de los antiguos chitareros”.
Una de las 39 lenguas de la familia Chibcha. El otro topónimo, la
Sierra Nevada del Gûicán, está relacionado con una parcialidad
muisca, los Gûicanes; significaba “En el Cercado de la esposa” re-
firiéndose a dominio protegido, similar a Chita. Finalmente, Sier-
ra Nevada del Cocuy. En tanto Chita y Guicán, palabras chibchas,
coinciden en referirse a un dominio territorial “cercado”,
delimitado, la palabra y topónimo Cocuy, de incierta pertenencia
a un idioma de la región, en su semántica, según el antropólogo
Juan Sebastián Sanabria,*4 refiere al elemento agua y por ende a la
Sierra Nevada. La tradición oral de los habitantes del territorio
dice que cocuy significa “Tierra de Agua”. En U’waka, idioma
de los tunebos o U´wa, significa Hoya de Agua, aludiendo muy
probablemente a lasmontañas nevadas y lagunas de altura, fuentes
de nacimiento de numerosos ríos, entre ellos el río Casanare.
Predominaban en ese territorio de montañas, glaciares, valles y
llanos, los idiomas indígenas originarios de la familia lingüística
chibcha.( Lache y , U’wa o tunebo, considerados una sola etnia)
Aunque también en los llanos del Casanare y del Orinoco circundan-
tes había presencia de otros pueblos e idiomas de la familia
arawak, como los Caquetíos y los Achaguas, (o Ajaguas),etnias
que poblaron los llanos y tierras bajas de las actuales Venezuela y
Colombia, desde las riberas de los ríos llaneros peri-andinos hasta
las planicies de Coro, La Vela y Paraguaná, en el estado Falcón, ex-
pandiéndose a las islas adyacentes del Caribe, en exploraciones
y migraciones de Sur a Norte, fundando asentamientos y pueb-
los indígenas en los llanos de Barinas y Portuguesa, en los valles
de Yaracuy, Lara y costas y serranías de Falcón. (sic!). Además de
los indígenas arawak, participaba en ese mapa de naciones llan-
eras, el pueblo jirajara. Esos pueblos originarios que habitaban
también los llanos del piedemonte andino colombiano, realizaban
un intercambio continuo de bienes naturales y artesanías, man-
tas, algodón, sal de río, pescado seco, yopo, coca, miel, carne,
cueros y cuernos de venado, y objetos líticos, entre otros, con
los indígenas laches y tunebos de la Sierra Nevada del Cocuy.*5
El arqueólogo y etnólogo Alfredo Jahn, reseña que los Caquetíos,
quizá el pueblo más extendido en el Occidente de Venezuela,
(también en los llanos centrales de Venezuela y Colombia) era
denominado en una imprecisa lengua caribe amazónica como
zakaitio, derivado del verbo kakoi, crecer; que podría sugerir la
idea de “alto”, “elevado o muy crecido”, expresión muy perti-
nente si se considera la designación de “gigantes” que le dieron los
conquistadores europeos a los Caquetíos en Aruba y Curazao.*6
Junto con los caquetíos , en coexistencia histórica y geográfi-
ca, se hallaba el pueblo achagua, ajagua o axagua, también
de la familia lingüística arawak, compartiendo asentamientos
y culturas en el Casanare, los Llanos, en Barquisimeto, en Yar-
acuy y Falcón, junto con los Jirajaras, pueblo con idioma de
probable origen chibcha, conformando una tríada aliada de hábi-
tats próximos que, para decirlo con palabras de Miguel Acos-
ta Saignes, “podrían significar un largo período de vecindad”, y
que lleva a conjeturar la probabilidad de “que se hubiesen pro-
ducido en algún momento migraciones conjuntas de grupos de
filiación chibcha junto con otros de tipo lingûístico arawaco”.*7
Esa específica ruta migratoria territorial y cultural de Caquetíos,
Ajaguas y Jirajaras, testimoniada por diversos cronistas es-
pañoles a partir del siglo XVI, conectaba una extendida geo-
grafía del norte de Surámerica que permitía los intercambios
económicos y culturales de sus gentes, y tenía como su vértice
sur a la Sierra del Nevada del Cocuy, en los andes colombianos,
con sus pueblos Laches, U’wa (tunebos) y otros. Y en el vér-
tice norte, en las zonas áridas y semiáridas de los actuales es-
tados Lara y Falcón, expandía su poderosa resistencia botáni-
ca el cocui, el Agave cocui, en simbiosis ancestral también con
los pueblos Ayamán, Gayón o Cuyón y Cámagos, incluyendo
por supuesto a los Caquetíos, Ajaguas y Jirajaras mencionados.
La conexión Sierra Nevada del Cocuy-Llanos-Lara-Falcón es
un primer corredor geográfico articulado por los asentam-
ientos territoriales de Caquetíos, Ajuagas, Jirajaras,
Laches y Uwa (Tunebos). Ruta migratoria y de circulación
de pueblos, productos de consumo y simbólicos, de idio-
mas y costumbres. Una verdadera ruta desde el Cocuy.
Adicionalmente, avanzados estudios científicos en
Venezuela y Colombia han confirmado, por la evaluación
de objetos cerámicos y líticos similares presentes en yaci-
mientos arqueológicos en zonas andinas y peri-andinas de
ambos países, la existencia de otros senderos de comuni-
cación interétnica, otras rutas ancestrales. Esos estudios:
“sugieren como desde un momento relativamente tempra-
no (siglo II a. C - V d. C) se daban ya procesos de interacción a
gran distancia entre un sinnúmero de comunidades que hab-
itaron desde Centroamérica (Costa Rica y Panamá), la costa
Caribe colombiana (Momíl, La Sierra Nevada de Santa Marta), la
región Andina venezolana (estados de Mérida, Trujillo y Lara),
hasta la región aledaña a la Sierra Nevada del Cocuy (Boyacá,
Santander y Casanare). Todas estas zonas estaban habitadas a
la llegada de los europeos por comunidades indígenas pertene-
cientes en su gran mayoría a la familia lingüística Chibcha.” *9
Particularmente, el descubrimiento en cuevas y cemen-
terios indígenas ancestrales de placas aladas o pecto-
rales en esas regiones, emblemas de un verosímil culto al
murciélago o al águila en esos territorios, revelaron una
conexión más allá de lo utilitario; la circulación y/o intercambio de
objetos líticos ceremoniales que vinculaban a esos pueblos en
una compartida dimensión mítica, simbólica y quizá religiosa:
Pues no es nada fortuito que las placas aladas, las cuentas y demás
objetos asociados (especialmente el primero) se hallen en las tres
sierras nevadas existentes en el norte de Suramérica: Sierra Nevada
de Santa Marta (Taironas), Sierra Nevada de Mérida (Cuicas, Timo-
tos) y la Sierra Nevada del Cocuy o de Chita. (Laches o U’was).*10
Para contextualizar la cobertura territorial arriba menciona-
da, la conexión incluye el ramal andino que se despliega en el
estado Lara en los Municipios Morán y A.E. Blanco, en una de
cuyas cuevas en Humocaro Alto, se encontraron en 1976 más
de 130 placas aladas ancestrales , que se preservan en una
colección privada.*11 No por azar, en esa zona encontraron
los españoles en 1535 asentamientos del pueblo gayón, que
ingresaron al territorio, hoy larense, por los ramales andinos de
la Sierra de Portuguesa y la Serranía de Barbacoas. Este pueb-
lo originario, también denominado por los españoles como
Cayón, Coyón, Cuyón, constituyente elemental de la identidad
étnica y cultural del actual gentilicio larense, ha sido descrito
por varios cronistas e historiadores, entre ellos , Galeoto Cei y
el cronista Ramón Querales, como pueblo o etnia cocuy. Su-
byace en esa lúcida intuición antropológica, sin menoscabo
de la pertinencia o no del etnónimo cocuy, que el origen más
probable de las migraciones que permitieron la creación de nu-
merosas aldeas indígenas prehispánicas en las serranías cer-
canas a la actual ciudad El Tocuyo, provenían, vía los llanos, de
la Sierra Nevada del Cocuy, tierra de Laches y U’was. Para de-
cirlo breve, esos ancestrales migrantes, los gayones o cayones
o cuyones, por una inadvertida contracción idiomática o elipsis,
se convirtieron de los “indios del Cocuy” en los “indios Cocuy”.
Vistas panorámicas de la Sierra Nevada del Cocuy.
Fotografía de Sergio Gaviria
La Piedra del Cocuy, Amazonas venezolano

Una difusa mitología atribuye a un legendario cacique el ori-


gen del nombre de la Piedra del Cocuy, situada en el Amazonas
venezolano, a orillas de un caño del Río Negro. El profesor San-
tos Rodulfo Cortés sostiene en su artículo El Cocuy en el Folk-
lore Venezolano, publicado por la revista Archivos Venezolanos
del Folklore 1961-1962 que “Hay una roca granítica que sirve de
límite trifinio entre Venezuela, Colombia y Brasil, que heredó
en el siglo XVIII el Cacique Cocuy o Kukui de las tribus manitivi-
tanes del Río Guainía” y agrega que “…Más por el recuerdo de
sus crueldades que por sus hazañas contra los portugueses y
holandeses, la tradición conservó su nombre para la posteridad”.
Ni es trifinia la Piedra de Cocuy, porque no está ubicada en
la triple frontera, sino en territorio venezolano a 6 kms de
Brasil y Colombia, ni se ha hallado evidencia escrita o de otra
naturaleza, en una fecha colonial tan reciente como el siglo XVI-
II, sobre la existencia del mencionado Cacique Cocuy o Kukui,
fabuloso habitante privilegiado de la cueva en lo alto de la Pie-
dra del Cocuy, junto con las mujeres subyugadas de su harén.
El entorno físico de la Piedra del Cocuy, fue y es hábitat nat-
ural de los pueblos arawak Baré y Kurripaco. El misione-
ro salesiano Luis Cocco, que convivió con los Yanomami en
Amazonas entre 1950 y 1972, y estudió la cultura y el idioma
de ese pueblo paleoamericano, también delimita “:el hábitat
yanomamo sobre dos vertientes: la orinoqueña y la rionegri-
na”. Y en cuanto a las zonas de explotación, “casi podríamos
decir que desde el Roraima hasta la Piedra del Cocuy”. *12
No es fortuito encontrar el topónimo Cocuy en la
Piedra del Cocuy amazónica y en la sierra Nevada andina
colombiana, que distan más de 830 kms lineales entre sí, y
que albergan disímiles ecosistemas: la selva amazónica, los lla-
nos del Orinoco y el Casanare y las elevadas cumbres nevadas
andinas de Colombia, si presumimos que forman parte de
una misma ruta migratoria, desde lo profundo del Amazonas.
De igual modo, no es aleatorio que los idiomas o lenguas de
los pueblos originarios de esos territorios muestren “familiari-
dades” inéditas. El misionero y lingüista Cocco que agrupaba a los
Yanomami como paleoamericanos (poblaciones no mongoloides
que ingresaron al continente a partir de entre 15 mil y 10 mil años
AP) afirma reveladoramente en su ensayo que: “Hasta hace poco
(1972) se ha creído la lengua yanomami independiente de las otras
amerindias. Luego, en cambio se ha venido descubriendo un le-
jano parentesco con los tunebos (sic!), el warao, el bari (hablados
en Venezuela y el ye, hablado en Brasil, y que todas ellas deno-
tan una remota raíz común en la cepa protochibcha. (¡sic!)” *13
En el mismo estudio (Iyéweiteri) sobre los paleoamericanos
yanomamis, el misionero Cocco, los sustrae de la soledad étni-
ca de fábula donde los situaba la antropología oficial occidental,
para sostener que “En Venezuela tendremos que catalogar a
los yanomamos, junto con las tribus ya absorbidas de los guai-
queríes, los ayamanes, los gayones (sic!) y las sobrevivientes
de los piaroas, cuibas, guajibos, motilones y waraos.” *14
Investigaciones recientes (2014) de los antropólogos bra-
sileños Luis Cayón y Thiago Chacón* confirman que “cuando los
portugueses entraron por primera vez (siglo XVII) al Río Ne-
gro, la parte baja del río estaba poblada por poderosos grupos
arawak… que eran importantes intermediarios comerciales en-
tre los Andes y las Guyanas. (sic) También sabemos que existían
varios grupos arawak (la misma familia lingüística de los arriba
mencionados Caquetíos y Achaguas), al norte del Río Guaviare,
en la cuenca del Orinoco, y en el área de los Llanos de Colom-
bia y Venezuela.” (Adyacente a la Sierra Nevada del Cocuy). *15
Para obtener un horizonte cierto en el tiempo, los mismos
autores brasileños afirman que en los últimos años, las investiga-
ciones han demostrado tanto la existencia, desde hace cerca de
dos mil años, de complejos sistemas regionales de integración
ligados por enormes redes de intercambio que conectaban la
selva amazónica con el Caribe, los Andes y, posiblemente, el
Pacífico, como un enorme dinamismo que incluyó el aumento de
la población, de la densidad de las redes sociales y de la compleji-
dad política en el milenio anterior a la llegada de los europeos *16
Es lógico considerar, sustentándose en esta sistemática infor-
mación histórica y arqueológica, que los intercambios económicos
que realizaban los pueblos de lenguas arawak, chibchas y otros, es
decir los pueblos del Amazonas, la Orinoquia, los llanos centrales
y occidentales de Venezuela y Colombia y los Andes colombianos
y venezolanos, permitieron simultáneamente intercambios de
naturaleza cultural y simbólica, la rotación y préstamos lingüísti-
cos, por los cuales el nombre cocuy, cocui, cucui, como topónimo
y fitónimo , sin una adscripción cierta y verificable de esa palabra
a un idioma indígena específico de la región, se dispersó amplia-
mente como voz trans-étnica en las vastas geografías conectadas.
Examinada a la luz de esos testimonios, podría una
síntesis anticipada negar que la voz cocuy, cocui, cucui,
propagada en vastas latitudes de nuestro continente, no
muestra evidencias de una conexión lingüística y etimológica?
Un nombre reiterado y homófono asentado en el Amazonas,
los Llanos, los Andes y que además posee significados coinci-
dentes referidos a montañas y árboles considerados siempre
como elevados, sagrados, luminosos, ceremoniales, emblemáti-
cos, mágicos, podría carecer de un origen ancestral común?
PRIMERA RUTA DEL COCUY, PIEDRA DEL COCUY -
SIERRA NEVADA DEL COCUY- LLANOS CENTRALES-LLANOS
OCCIDENTALES - VALLE DE LAS DAMAS (YARACUY-LARA)-
FALCÓN-ARUBA-CURAZAO
SEGUNDA RUTA DEL COCUY, SIERRA NEVADA DE COCUY-SIER-
RA NEVADA DE MÉRIDA-
LOS HUMOCAROS - EL TOCUYO – CARORA – QUÍBOR –
SAROCHE – BOBARE – SIQUISIQUE – PECAYA - CABURE
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
ARQUEOLOGÍA DEL COCUY III

-. Historia de Santa Marta y el Nuevo Reino de Granada, Tomo 1,


por Fray Pedro de Aguado, Capítulo Tercero, pgs 378 y sig…
-. Tres Formas de Acceso a Recursos en el Territorio de la Con-
federación del Cocuy Siglo XVI por Carl Henrik Langebaek Rueda
(Internet)
-. Arqueología en el Suroccidente de la Sierra Nevada del Cocuy
de Pablo Fernández Pérez Riaño (Internet)
-. La Sierra Nevada del Norte de Boyacá y su gente. Tesis de
Juan Sebastián Sanabria optando al Título de Antropólogo.
Universidad del Cauca. Popayán 2012.
-. Tres Formas de Acceso a Recursos en el Territorio…… Ob cit
-. Aborígenes del Occidente de Venezuela. (Los Caquetíos).
Alfredo Jahn 1927
-. Estudios de Etnología Antigua de Venezuela. Áreas Culturales
de Venezuela Prehispánica. Miguel Acosta Saignes. Centro Na-
cional de Historia. 2014
-. Tres Formas de Acceso a recursos…Ob. Citada
-. Arqueología en el Suroccidente de la Sierra Nevada del Cocuy
de Pablo Fernández Pérez Riaño (Internet) Ob Cit. Pg 166 pdf
Internet.
-. Idem. Ob. Citada. Pg 68
-. Gayones. Ensayo de Ramón Querales. 2007. Alcaldía del Muni-
cipio Iribarren.
-. El Imperio Yanomamo en la Amazonia Venezolana, 1974 Luis
Cocco.
-. Idem. Ob. Citada. Luis Cocco
-. Ob. Citada. Luis Cocco
Conocimiento, historia y lugares sagrados.
La formación del sistema regional del alto río Negro
desde una visón interdisciplinar. Internet. Pág 2.
Luis Cayón, Thiago Chacón
IV
LA RUTA OCEÁNICA DEL COCUY
Finalmente, pero no menos importante, Cocuy como nombre
castellanizado de cucui, según Lisandro Alvarado, encuentra otra
grafía costa afuera, en las islas remotas del Océano Pacífico. En el
archipiélago de Hawái, a más de 6 mil kms del continente ameri-
cano, encontramos el nombre originario Kukui, aplicado a un ár-
bol emblemático, el árbol kukui, científicamente Aleurites Molu
ccanus Quitor Moloccanus , una especie exógena traída por
los navegantes polinesios que descubrieron y colonizaron
Hawái en oleadas que iniciaron hace unos 1.500 años AP.. El
aleurites molocannus es una especie nativa de la región In-
do-Malasia, desde donde se propagó por las islas del Pacífi-
co, recibiendo varios nombres. En Hawai se le conoce por el
nombre de Kukui o candlenut tree, en inglés. No deja de ser
significativo, también, que en la isla de Maui del archipiélago
de Hawai, se llame P’uu kukui, o candlenut pik, a un elevado
volcán activo, coincidiendo con las acepciones de Tierra firme
continental en aplicar el vocablo a grandes montañas y árboles.
La voz kukui presente en el archipiélago de Hawái fue incor-
porada al léxico hawaiano para dar nombre a un elevado ár-
bol traído en sus canoas oceánicas de doble casco (catama-
rán) desde Malasia, Taiwan y Oceanía, por los navegantes
polinesios, en una ruta de milenios. También kukui dio nom-
bre a un volcán de la isla de Maui en el mismo archipiélago.
Se estima que la colonización de Hawái se produjo al menos
1.500 años AP, en exploraciones desde las Islas Marquesas de la
Polinesia en el océano Pacífico, que permitieron descubrir y po-
blar también a Rapa Nui al sur, frente a las costas chilenas. Sin
embargo, los polinesios iniciaron sus exploraciones en Oceanía,
hace más de 4.500 años,*(1)iniciando con la ocupación tem-
prana de la isla melanésica de Nueva Guinea, compartiendo el
territorio en ella con los diversos nativos originarios papúes,
asentados según registros arqueológicos, al menos 25 mil años
antes del presente (AP)* Comienza así un largo período de
coexistencia pacífica y de intercambios culturales y lingüísticos,
una de cuyas expresiones relevantes fue la evolución de siste-
mas de navegación propios, fundados en la construcción de pira-
guas de balancín y canoas de alta mar, en el conocimiento de las
islas, corrientes, contra-corrientes, vientos y mareas del océano
Pacífico; en la orientación por la observación experta del sol, la
luna y más de 150 estrellas; en las peculiares habilidades instin-
tivas de supervivencia desarrolladas como gente de mar *2, y en
el uso de ritos y conjuros marineros, presentes en sus tradiciones
y en su cosmovisión mágica de la naturaleza. La fusión cultural y
un dilatado aislamiento de polinesios y melanesios en esas islas
remotas dio origen al surgimiento de infinidad de lenguas, más
de 450 austronesias* y más de 830 lenguas papúes*3 conform-
ando una abigarrada diversidad cultural e idiomática, presente
aún en Melanesia, Polinesia y Micronesia.Una de esas lenguas
de la geografía melaneso-polinesia albergaba el ku-ku-i, esa
duplicación fonética que quizá denote lo plural, lo superlati-
vo, lo grande o elevado o luminoso, literal y metafóricamente.
Desde ese heterogéneo universo ancestral, étnico y lingüístico,
partieron migraciones y proas de navegantes melanesios y poli-
nesios, y aun de australianos desde al menos 6 mil Años AP, que
guiados por las estrellas, anclaron invictos, milenios antes que
los españoles, en la Tierra en Florecimiento, la Abya Yala.
KUKUI: ALEURITES VOLCÁN P’UU KUKUI
MOLUCCANUS

Las evidencias de la paleontología clásica y la antropología físi-


ca, con sus elementos morfológicos y craneanos, por una par-
te, y más recientemen3te, la genética molecular mitocondrial
y del cromosoma Y, coinciden en señalar una conexión al des-
cubrir que linajes melanésicos, australianos y polinésicos (Ha-
wai y Rapa Nui) fundacionales, ingresaron desde el Pacífico en
América del Sur, encontrándose evidencias de sus migrantes y
sus asentamientos en el dilatado Amazonas, en los Andes Orien-
tales colombianos y, como hipótesis, en sierras y serranías andi-
nas venezolanas y sus adyacencias áridas y semiáridas, donde
no por coincidencia se extiende hegemónico en su ecosistema
xerófilo, el cocui de los gayones, el yuguspani de los ayamanes.
La Teoría de poblamiento múltiple de América conocida como
Teoría Oceánica, propuesta por el etnólogo francés Paul Riv-
et en 1943 en su libro Orígenes del Hombre Americano, difería
de las tesis occidentales predominantes que postulaban que
el poblamiento de América fue producto de una única ola mi-
gratoria asiática, atravesando el estrecho de Bering en etapas
geológicas y cronológicas entre 23 mil y 15 mil años antes del
presente. Paul Rivet identificaba adicionalmente, basado en
sus observaciones arqueológicas, anatómicas, etnográficas,
culturales y lingüísticas, una migración australiana por el Sur, y
otras de origen melanesio-polinesio por el océano Pacífico. Incluía
también una migración Inuit, de esquimales, la más reciente.
Estudios del ADN (Antropología molecular o genética) sobre
poblamiento de América*, han develado la presencia de un por-
centaje de linajes de Oceanía en pueblos indígenas de la Selva
Amazónica brasileña, ecuatoriana, colombiana y en la denomina-
da triple frontera de Venezuela, próxima a la Piedra de Cocuy.
De ese modo, Pontus Skogtu et al, Genetics evidences for two
founding population of the Américas, aparecido en la revista
Nature en julio del 2015, concluyen sobre los nativos suramericanos:
“…analizamos los datos de todo el genoma para mostrar que
algunos nativos americanos amazónicos descienden en par-
te de una población fundadora… que tenían ascendencia más
estrechamente relacionada con los australianos indígenas, los
habitantes de Nueva Guinea (Melanesia) y los isleños de Anda-
man… Esta firma (genética) no está presente en la misma me-
dida, o en absoluto, en los norteamericanos y centroamericanos
actuales… lo que sugiere un conjunto más diverso de poblaciones
fundadoras de las Américas que las aceptadas anteriormente…
En un estudio publicado simultáneamente en la revista
Science, Rhagavan et al, Genomics Evidence for the Pleisto-
cene and Recent Population History of Native Americans se
hace referencia a la evidencia de un flujo genético posterior ha-
cia algunos nativos americanos de grupos relacionados con las
poblaciones actuales australo-melanésicas y del este asiático.
Los investigadores de ese segundo estudio consideran que una
población denominada por ellos Población Y (de Ypykuéra, ante-
pasado en idioma de la familia Tupí-Guaraní) se mezcló con un linaje
relativo a los nativos americanos cuando estos llegaron (del Norte)
a la Amazonía.* Y aunque el estudio no revela cómo ni cuándo esta
población originaria de Oceanía, arribó a Suramérica, sí confirma
la presencia actual en el subcontinente de linajes genéticos dife
rentes en América del Sur, y ausentes en Norte y Centro América.
Los puntos amarillos y rojos muestran las afinidades genéticas
entre las poblaciones de Amazonía y los indígenas de Australa-
sia (una región de Oceanía que incluye a Australia, Nueva Zelan-
da, Tasmania, Nueva Guinea (Melanesia), y Polinesia. (cuanto
más oscuro es el color, mayor es la afinidad). / Pontus Skoglund,
Harvard Medical School* (Tomado de la Revista española Sinc)
3.) Un tercer estudio antropológico publicado en 2017 sobre la
Caracterización genética de los primeros pobladores de los An-
des nororientales en Colombia informa que los restos humanos
más antiguos en la Orinoquia y piedemonte andino testimonian
poblamiento humano en la región citada al menos 10.090 años
antes del presente (AP). Paralelamente, en la consideración
de los linajes genéticos del ADN presentes en América, y sin-
tetizando los trabajos de varios investigadores sobre el tema,
el autor, en la exposición de los haplogrupos y haplotipos,
categorías que ordenan los parentescos genéticos, anuncia
la identificación de “ un nodo fundador de linajes paternos, el
haplogrupo C-M217, el cual se halla restringido al territorio del
Ecuador, en el noroeste suramericano” asumiendo “ la hipó-
tesis de la llegada de este haplogrupo al Ecuador por la vía
costera o por la vía transpacífica, hace cerca de 6.000 años AP”
Las evidencias de los estudios genéticos contemporáneos men-
cionados sobre migraciones de pueblos oceánicos (melanesios,
australianos y polinesios en América del Sur, coinciden con estu-
dios de la paleontología del siglo pasado basados en el análisis
morfológico de cráneos fósiles, reafirmando la hipótesis del po-
blamiento americano múltiple de Paul Rivet, agregando vero-
similitud al supuesto de que esas migraciones, exploraciones y
poblamientos hicieron viables mezclas, intercambios y présta-
mos culturales y lingüísticos desde aquellas islas del Pacífico.
En ese sentido, la presencia del topónimo y fitónimo kukui,co-
mo elemento lingüístico del idioma polinesio de los coloniza-
dores del archipiélago de Hawái, desde 1500 años AP, suma un
nuevo corredor migratorio, una nueva ruta, esta vez oceáni-
ca, a los desplazamientos geográficos y marítimos del cocuy,
cucui, kukui, sin que se descalifiquen otras evidencias arque-
ológicas y genéticas que ubican al vocablo cocuy, en un hori-
zonte temporal mayor, de hasta 6 mil años AP en nichos con-
tinentales suramericanos, como evidencia de la intrépida y
legendaria conexión y mezcla de pueblos y culturas originarias.
Henry Rocherau, el misionero eudista que estudió en Colombia
por décadas el idioma y cultura del pueblo U´wa (tunebo), po-
blador ancestral y actual de la Sierra Nevada del Cocuy, escribió
en 1946, compartiendo la concepción del profesor Paul Rivet,
que los U´wa o Tunebos“… pertenecían a la raza Lagoa-San-
ta… de Brasil, de origen melanésico, y en sus migraciones ha-
cia el noroeste se mezclaron con ( pueblos) del Orinoco.” *3

“La ciencia del genoma al descifrar el ADN, ha logrado no solo


establecer las identidades y los linajes humanos, sino que
penetró en los códigos genéticos de la historia molecular, que
desde lo micro-celular guarda como una biblioteca universal
e itinerante todos los periplos, las exploraciones, los encuen-
tros, los intercambios y mestizajes de esa especie, el homo
sapiens, en las rutas milenarias que comenzó a transitar desde
el Centro-Sur de África, hace al menos 200 mil años, en la aven-
tura ancestral del poblamiento universal del planeta Tierra.”
Las evidencias de la clásica paleontología y la antropología
física, con sus elementos morfológicos y craneanos, por una
parte, y más recientemente, la genética molecular mitocon-
drial y del cromosoma Y, coinciden en señalar una conexión
al descubrir que linajes melanésicos, australianos y polinési-
cos (Hawai y Rapa Nui) fundacionales, ingresaron desde el
Pacífico en América del Sur, encontrándose evidencias de
sus migrantes y sus asentamientos en el dilatado Amazonas,
en los Andes Orientales colombianos y, como hipótesis, en
sierras y serranías andinas venezolanas y sus adyacencias
áridas y semiáridas, donde no por coincidencia se extiende
hegemónico el cocui de los gayones, el yuguspani de los ayamanes.
Tercera Ruta del Cocuy

(RUTA INVERSA) HAWAI - ISLAS MARQUESAS - TOGO -


SAMOA - NUEVA GUINEA
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
LA RUTA OCEÁNICA DEL COCUY IV
1)Océano Pacífico: un continente de agua
Contralmirante chileno Rodolfo Camacho Olivares.Internet.2016
2) Factores Novedosos en el Poblamiento de la
Polinesia y su conexión con Sudamérica
Contralmirante chileno Rodolfo Camacho Olivares.Internet.
2017
Papúa Nueva Guinea. Wikipedia. Interne
Los Tunebos. Henry Rocheraud. Eudista. 1939
5) Cocuy de Penca: La expresión puede prestarse a confusión
si aceptamos que penca es el nombre de las hojas del cocui, por
lo que se podría creer que la bebida se elabora con las hojas de
la planta. Lo cierto es que, de antiguo, al afeitarle las pencas a
la cabeza o cormo del cocui, donde la planta guarda la fructosa
y otros azúcares que son materia prima de la bebida, el recolec-
tor cocuyero dejaba para hornear la cabeza junto con la parte
basal y gruesa de la hoja, cabeza y penca, por lo que el nombre
de la parte menor, las bases de pencas, se usó para llamar al
todo. La parte por el todo. (Sinécdoque). ¡Cocuy de penca! Ac-
tualmente, muchos afeitan totalmente las cabezas del cocui,
sin dejar nada de la penca. A esas cabezas las llaman “pelonas”.
V

Galería Agave Cocui Venezolano


Agave cocui en Siquisique, Fotos. Domingo Guaidó
Estado Lara. (Productor Artesanal)

Agave cocui enCarora, Fotos. Alí Fernández


Estado Lara. (Productor Artesanal)
Agave cocui en El Tocuyo, Estado Lara.
Foto de Ramón Pérez (Productor Artesanal)

Isaías Vargas.
Productor Artesanal y Maestro Ayaman
Portador de Patrimonio del Cocuy por el Instituto
de Patrimonio Cultural(IPC).
,
Maribel Medina (Productora) Agave cocui en Pecaya,
Artesana verdadera del cocuy Municipio Sucre, Estado Falcón
de Pecaya.

Don Eustiquio Medina COCUY Pecayero con DOC


(Productor Artesanal) Indio Sunure
de Cocuy Indio Sunure
Caserío El Fénix, Parroquia Siquisique,
Municipio Urdaneta, Estado Lara.
Productor Artesanal, Maestro Jenkins Evíes
Maestro Cocuyero Joaquín Evíes de Siquisique, Municipio Urdane-
ta, Estado Lara, Portador del Patrimonio y de los Saberes del Agave
cocui, de 95 años, uno de los poseedores del conocimiento ancestral
para elaborar el Guarapo de la Felicidad, o de la Fertilidad, el mágico:

GUARAPO VENÍO DE COCUI

Que permite cada año a muchas mujeres de hormonas


perezosas de las zonas áridas y semiáridas dar a luz a hijos
e hijas del Cocui.

¡Siga iluminando el universo maestro Joaquín,


y a sus centenares de ahijados y ahijadas!
Cocuy Artesanal 100% Agave Carora. De Izquierda a dere-
cha, Cocuy 100% reposado, Cocuy 100 clarito, Cocuy 100%
Madurado en Barricas Madres de 18 años. Productor Arte-
sanal y Maestro Portador de Patrimonio del Cocuy por el In-
stituto de Patrimonio Cultural(IPC). Alí Fermández Chirinos

Cocuy Artesanal 100% Agave de Pecaya,Estado Falcón. 8(ocho)


botellas de Marcas de Productores de Pecaya, forradas con fibra
de dispopo.
Cocuy Artesanal 100% Agave del Municipio Urdaneta
Siquisique, Estado Lara
Capullos de la flor Bicuyes para desgranar

Alicia Martina Medina, Artesana de


Pecaya, Estado Falcón, especialista en
hilado con fibra de dispopo.
VI

CONSIDERACIONES FINALES
Sorprende y asombra la inmensidad de la ruta recorrida por esa
voz ancestral, cocuy, cocui, cucui, kukui, sus migraciones, las explo-
raciones descubiertas en este viaje inverso, realizado a partir del
estudio de su estrato más reciente y visible, el nombre de la bebi-
da popular, campesina y nativa: Cocuy! El Cocuy de penca, como
se enfatiza, afincando las palabras para avalar su autenticidad*.4

Siguiendo esas rutas migratorias de los pueblos originari-


os desde los nichos geográficos del cocuy, cocui, kukui, en-
contramos una primera ruta continental que conecta la Sel-
va Amazónica, (Piedra del Cocuy) la Orinoquia y los Andes
de Colombia y Venezuela (Sierra Nevada del Cocuy) con las
serranías, valles, y depresiones de las zonas áridas y semi-ári-
das del Centro-occidente venezolano (hábitat de ese Agave, y
territorio donde los Gayones migrantes de la Sierra Nevada y
los Llanos lo bautizaron como cocui, al descubrir los gigantes-
cos magueyes erguidos al cielo, cargados de flores amarillas)
La segunda ruta continental conecta los Andes colombi-
anos por la vía de los llanos centrales y occidentales ven-
ezolanos, con los valles de Barquisimeto, Yaracuy, las
planicies de Paraguaná y las costas e islas caribeñas adya-
centes. (Agave cocui en la ruta Caquetía, Ajagua, Jirajara)

La tercera conexión es la ruta oceánica del kukui, que, cruzando el


Pacífico desde Nueva Guinea, avanzó hacia Samoa, Tonga e islas
Marquesas, con oleadas polinésicas, colonizando finalmente hace
1500 años AP el archipiélago de Hawai(árbol Kukui y volcán Pu’u
Kukui) y la Isla Rapa Nui, frente a las costas chilenas.(Ruta polinesia)
También conectó la masa continental suramericana por el litoral
pacífico, con migraciones australiano-melanesias, ingresando
entre 6 mil y tres mil años AP (según evidencias genéticas, raza
Lagoa-Santa) al Amazonas brasileño, ecuatoriano, colombiano y
venezolano, y a la Patagonia, según revela el estudio de genética de
poblaciones suramericanas que ubican en esos territorios linajes
originarios de poblaciones oceánicas y certifican numerosas coin-
cidencias de la antropología cultural, la lingüística, y la etnografía.
La revisión de glosarios de voces indígenas chibchas, yanomami,
Tunebos (U’wa), Caquetíos, Ayamanes, Jirajaras, entre otras,
no aportaron evidencias que permitieran reconocer a la
voz cocuy, cucui, kukui, como originaria de esos idiomas.
La pertenencia del término cocuy, al que la Real Academia de
la Lengua Española niega origen hispánico, sólo ha encon-
trado una filiación cierta en el idioma polinesio del archipiéla-
go de Hawai, como nombre de un árbol asiático y un volcán,
coincidiendo con los usos del término en Tierra Firme continen-
tal. Siguiendo esa ruta oceánica, en sentido inverso, podríamos
avanzar hasta las islas Marquesas, origen de las navegaciones
que colonizaron Hawai.y, que posteriormente fundaron Rapa
Nui. Quizá podríamos acercarnos hasta Samoa y Tonga, puer-
tos de embarque hacia las Islas Marquesas, en un horizonte
adicional de 500 años, hasta completar 2 mil años AP. Lejos aún
de los 6 mil años de linajes oceánicos (melanésicos) certifica-
dos en el Amazonas por estudios genéticos de poblamiento.
La dificultad mayor para adscribir cocuy, kukui, a un idioma
ancestral oceánico específico estriba en la gran diversidad
lingüística presente, sobre todo en Nueva Guinea (Melane-
sia), que alberga varios centenares de idiomas nativos, y cuya
revisión exige recursos técnicos y humanos, casi infinitos.
Un ejercicio pertinente de imaginación, a la manera del arqueólo-
go Cruxent, permitiría deducir como algo más que una hipóte-
sis, la tesis del término cocuy-kukui como nombre de origen
melanésico, considerando que polinesios y melanesios
coexistieron proactivamente en Oceanía, por al menos tres
milenios, y que a pesar de sus orígenes étnicos distintos, en esa
dilatada convivencia fusionaron densamente sus idiomas y culturas.
Cocuy es elevado, noble, admirable. Es Agave, en la cla-
sificación binomial que creó el naturalista sueco Carl
Linneo en 1753. Es maguey (del taíno insular) con su
referencia morfológica a grande, elevado y solar, por sus inflores-
cencias amarillas en lo alto de su escapo floral o bohordo central.
Un elemento adicional a considerar es que cocuy, cucui,
kukui al factiblemente pertenecer a un idioma de origen
melanésico y ser transferido de un grupo humano a otro, y
aceptado como préstamo lingüístico por varios idiomas in-
dígenas suramericanos, debía poseer una especial cualidad
semántica y un significado sui generis que excede lo meramente
verbal, la coincidencia fonética; algo así como una resonancia fa-
miliar ancestralmente compartida en el inconsciente colectivo.
En la cultura melanesia ese elemento, según Malinovsky, es la
presencia viva del mito. Y unida a él, la magia verbal y gestual, que
dota de poderes sobrenaturales a quienes usan esos elementos
como conjuros y rituales, para dominar la realidad y la naturaleza.
De ese modo, la Sierra Nevada del Cocuy, nombra a
elevadas montañas iluminadas por la nieve (glaciares) y a
lagunas de altura, enclavadas en un espacio sagra-
do donde acuden los U¨wa (tunebos) y otras etnias y
pueblos campesinos a celebrar ceremonias rituales. En el Cocuy.
La Piedra del Cocuy es también empinado altar de ritos y
domicilio de poderes mágicos de pueblos indígenas amazónicos.
La planta Agave cocui, dos veces admirable y noble, como voz
griega y como nombre indígena. Su uso originario como alimen-
to y medicina estaba asociado a una cosmovisión que lo vincu-
laba a un ritual solar, coronado como estaba su escapo floral en
lo alto con destellos solares de flores amarillas, y vinculado a las
mutaciones producidas al ser horneado bajo tierra, con técnicas
indígenas ancestrales de origen polinésico, según Paul Rivet.
Posteriormente, el Cocuy, al comenzar a usarse como
licor destilado a partir del siglo XVIII (quizá entre 1700-
1750), su origen campesino le atribuyó una calidez me-
dicinal y una euforia mística, que rozaba con cierta natu-
raleza mágica de la planta cocui y sus cadenas de fructosas.
Finalmente en Hawái, el elevado árbol Kukui, es
referente ceremonial. Con sus flores blancas se elaboran
emblemáticos collares Lei, símbolos de la isla de Molokai.
De sus nueces se extrae un aceite medicinal. La lumino-
sa montaña volcán Pu’u Kukui en la isla de Maui, coronada
de fuego, es también un símbolo de luz, alto símbolo solar.
En todas sus acepciones COCUY, CUCUI, KUKUI, como
préstamo lingüístico melanesio-polinesio, tras su mi-
gración por la Ruta Oceánica del Pacífico, y su ingreso por el
Amazonas, dispersándose por los llanos del Orinoco y
del Casanare, ascendiendo a los Andes colombianos y
venezolanos, descendiendo por El Tocuyo, a las zonas
áridas y semiáridas, de Boro, Quíbor, Carora, Saroche, Bobare,
Baragua, Siquisique, Pecaya, Cabure y la Sierra de Falcón,
conlleva un significado doble, material e inmaterial; concre-
to y figurado. Es por una parte, un referente orgánico de la
naturaleza: montaña, volcán, árbol; y a su vez, un portador de
símbolos con atávicas resonancias mágicas, míticas y rituales.

El Cocuy que alumbra...



Crónicas del Cocuy
Hija de la Raíz.

Dra. Miriam Díaz.


UNEFM
Entre las anécdotas hermosas que tengo del Agave cocui y sus
derivados, puedo relatar que ha sido un gran reto que me fue
llevando poco a poco desde la biología hasta la antropología y la
historia. Desde los inicios del PROGRAMA AGAVE, me enamoré
de esta noble planta que tanto beneficio trae a las comunidades
de las zonas áridas, fibra, azúcar, alimento, materiales para la con-
strucción de sus casas y fuente de materia prima para el delicioso
cocuy. Pero tal vez unos de los usos más nobles es que el mosto
o jugo de las pencas horneadas promueve el equilibrio hormonal
para nosotras, especialmente las hormonas de la reproducción,
soy fiel testigo de ello.
Tenía supuestamente una menopausia prematura a los 42 años,
y la querida y recordada doña Goya Navarro me dijo “aquí le
curamos eso, primero se va a tomar este remedio para limpiarse,
tiene la infusión de 50 raíces y después le vamos a dar otro re-
medio que a usted le gusta mucho… El mosto o jugo del agave
cocido. Obedientemente seguí sus instrucciones y noté algunos
cambios en mi cuerpo y mi piel.
Mi padre Francisco Díaz un gran observador y amante de la nat-
uraleza me dijo Hija usted como que está preñada, camine hacia
adelante y yo le digo. Así lo hice y confirmó que estaba seguro
de su diagnóstico, que me hiciera un examen de laboratorio. Yo
a principio me reí y le dije no creo estoy ya viejita para la gracia.,
pero el insistió con firmeza y para complacerlo me hice el exa-
men… Sorpresa! dio positivo. Cuando lo anuncie a mi esposo casi
se desmaya. El resto de la historia es aun más hermosa. Tenía dos
hijos varones, Tulio Francisco de 17 años y Alberto José de 13 años,
debido a mi edad pues hubo que hacer exámenes especiales, y
supimos que tendríamos una niña, alegría para todos en nuestra
familia. Karin Alexandra es su nombre, en honor a una estrella de
la constelación de Orión muy significativa en la relación amorosa
con mi esposo Alexis. Desde ese entonces Nuestros tres hijos
nos han dado mucha alegría. Tener a Karin ha sido muy especial
ya que es una hija extraordinaria y en Pecaya cariñosamente
Goya la llamaba la hija de la Raíz, un regalito de Dios y del Agave.

Coro, Edo. Falcón, febrero 2022.


El cocuy y la energía.

Maestro Alí Fernández


Mi inclinación de conocer y saber más sobre el cocuy, se inició a
mi corta edad de adolescente, motivado por la referencia y co-
mentarios de mi abuelo, Don Esteban Gutiérrez, quien disfrutó
de una longeva edad de 114 años y el siempre hacía alusión de
su vitalidad y energía, que se la debía al consumo racional del
cocuy obtenido de la planta cocui, manteniendo las artes y téc-
nicas ancestrales de su elaboración, y por colocar un ejemplo
de los otros tantos que le escuché a sus 104 años ,que el a la edad
de 78 años se adjuntó con una joven de 18 años y que todavía
a la longeva edad de104 años la satisfacía y por eso había per-
durado esa relación, además de las virtudes nutricionales que él
le daba a esta especie vegetal, esto me llevó y me motivó a mí
,que cuando a mediados de 1980 que empecé a hacer mi tesis
de grado como pediatra y puericultor la hiciese sobre nutrición
apoyado por el Instituto Nacional de Nutrición y me incliné a
investigar sobre las propiedades nutricionales del cocuy ,ya que
mi abuelo siempre decía que la mayoría de sus nietos eran de
talla alta, esto se debía a que consumían mucho cocuy hornea-
do y mucha leche de cabra y en parte de eso se realizó mi estu-
dio sobre un sustituto de la lactancia materna a partir de los 6
meses de edad, de muy buena aceptación ,ya que los daneses
se mostraron interesados y quisieron financiar el proyecto, que
por circunstancias burocráticas no se pudo y me quedo gran
parte de pulpa de cocuy almacenada y para no perderla he debi-
do extraer su jugo y destilarlo, de ahí me inicie como destilador de
auténtico y genuino cocuy de agave manteniendo las artes y técni-
cas artesanales ancestrales de su elaboración hasta la actualidad.

Carora, Municipio Torres, Estado Lara. Enero 2022


De Vivencias Cocuyeras

Maestro
Domingo José Guaidó Rivero

Transcurrían los últimos años de la década de los cincuenta del


siglo pasado, vivíamos en el caserío de Santa Rosalía de Puz, en
la parroquia Siquisique del Municipio Urdaneta del Estado Lara,
mis padres y mis cinco hermanos para la época, en un ambiente
con sus limitaciones muy común en todos los caseríos del país.
La forma de vida y subsistencia era sorteada a diario en al-
gunos quehaceres entre la cría caprina, recolección de algunos
productos del monte, caza y explotación del cocuy de mane-
ra clandestina. Sobre esto último quiero resaltar que mi padre
tenía un alambique construido de manera muy rústica, esto
por el dificultoso acceso por un sitio denominado el Bucaral-
ito, donde los funcionarios de la Guardia Nacional no pudier-
an llegar. Nuestro papel en ese momento con mis hermanos
mayores, era llevar la comida a mi papá y otros señores que
trabajaban con él y recuerdo de manera muy especial al ne-
gro Antonio “Toño” Rojas. También avisar cuando llegaba la
Guardia al caserío para que apagaran la candela de la destilación
y el humo se esparciera. En numerosas ocasiones observamos
cuando la Guardia sometía a productores del caserío Corob-
ore destruyendo los alambiques y aplicando sus detenciones.
Por otra parte, mi madre salía con mis hermanos mayorcitos por
el monte a raspar cocuy, así se le dice a la labor que consiste en
raspar la hoja de la planta del cocuy con un cuchillo y apoyado con
un trozo de madera para obtener el dispopo que es la fibra de la
hoja, luego se extiende para que se seque y así elaborar la cabuya
de dispopo y para ello mi padre tenía un torno, el cual trabajábamos
llevando la hebra por la quebrada mientras mi papá torneaba para
formar las pelotas de cabuya. Otras veces mi mamá lo hacía con un
instrumento que llamaban “huso” o “juso” fabricado con madera
y giraba su eje colocando la punta sobre una totuma y se impulsa-
ba con la mano sobre la pierna de la persona que lo manipulaba.
Con esta cabuya se elaboraban chinchorros, sacos, alparga-
tas y todos estos productos con el mismo dispopo seco eran
cambiados en la pulpería del caserío por comida. No existían
pesos de medición, sino una balanza de madera que daba
un promedio de la cantidad de comida a entregar por el dis-
popo y los chinchorros. Entre los productores de cocuy existe
la costumbre de entregar brindis a los espíritus de los mon-
tes en agradecimiento a una buena producción, otros le ofre-
cen rosarios cantados por músicos conocedores de la zona.
En esos años, además de producir la bebida del cocuy, la penca
horneada nos servía de alimento y algunas veces nos la servían
con leche de cabra, ya se imaginarán la actividad estomacal que
producía.
En plena época de penalización del Cocuy nos tocó emigrar del
campo hacia la población de Siquisique al estilo “Juan Camejo”
por la necesidad de estudiar, dejando mi papá a unos primos
como encargados del alambique y los animales, pero ya con
una conciencia de cómo proteger al productor de Cocuy en el
campo de tanto atropello y es así que estando en Siquisique mi
papa formó una asociación de productores de Cocuy, de mane-
ra privada porque no era legal y nos reuníamos en casa de mis
padres, la cual consistía más que todo en darle protección a los
familiares de productores cuando estos eran detenidos por la
Guardia Nacional.
En una oportunidad se realizó un allanamiento en mi casa de
Siquisique por parte de la Guardia Nacional decomisando un
Cocuy, yo firmé la Boleta de Citación y mi padre fue detenido y
trasladado a Barquisimeto. Los productores se organizaron ha-
ciendo acto de presencia y con pancartas se dirigieron a la trece
Brigada donde estaba detenido y así lograron su liberación.
Al morir mi padre en el año 2001, me encargo de la produc-
ción en el caserío Puz para mantener la tradición y el legado
cultural y es así que, por una invitación del Consejo Legislativo
del Estado Lara, participé en reuniones de estudio para elabo-
ración de un anteproyecto a ser presentado ante la Asamblea
Nacional con la finalidad de incluir el Cocuy como bebida
en la Ley de Impuesto sobre alcohol y especies alcohólicas.
Después de tantas luchas y la despenalización del Cocuy, lo-
gramos conformar una Asociación de Productores de Cocuy
de las parroquias Siquisique y Xaguas y con la ayuda de vali-
osos colaboradores, entre ellos el señor Erick Jimeno, balu-
arte, gran conocedor y cultor de todo el proceso del Cocuy
en su amplio desarrollo, nos ha servido para darle impulso a
otras reglamentaciones y adelantos en diferentes entes gu-
bernamentales que así lo requerían. Hoy en día estamos en
aras de conformar el Consejo de Protección y Regularización
del Cocuy del Municipio Urdaneta, ya que es una necesidad.
En 2006 y 2008 a través del profesor Juan Antonio Molina, his-
toriador, conocedor y amplio defensor de la actividad cultural
sobre Cocuy, fui invitado a la ciudad de Torino–Italia, para un
encuentro cultural de Productores de Comidas y Bebidas Típi-
cas del mundo con participación de 150 países, allí estuvo nues-
tro verdadero Cocuy dejando gratas opiniones de conocedores.
Por estos y por otros motivos, puedo decir que particularmente
estoy ligado al Cocuy como un padre a su hijo, porque los hi-
jos del Cocuy se pueden formar por diversas razones, como
cuando se le da “guarapo Venío” a una mujer para poder pro-
crear, cuando sirve de alimento en sustento familiar y cuando
te forma una conciencia cultural que te marca por toda la vida.

Siquisique, 31 de marzo de 2022


Reseña Histórica del Maestro Cocuyero
Ramón José Pérez (el zancudo)

Productor Artesanal y Propietario de la Marca de Cocuy de


Penca El Tocuyano, Artesanal, Original y Tradicional. Pat-
rimonio Nacional Cultural, Ancestral y Natural del País.
Nace en el Barrio El Calvario de El Tocuyo un 16 de agosto de 1947.
Viéndose obligado a trabajar recién iniciada su adolescencia en
varios oficios, como: Ayudante de Mecánica Automotriz, Pintura
y Latonería Automotriz, Ayudante de Albañilería y Contratista de
Obras de Infraestructura, públicas, urbanas i vías de penetración
Agrícola. Acompañando paralelamente estas labores con ac-
tividades folklóricas como el tamunangue y el Golpe Tocuyano.
Siendo uno de los fundadores de los Golperos del Tocuyo, par-
ticipando con este grupo folklórico en varias festividades Na-
cionales como Internacionales (Cuba) en compañía de figuras
emblemáticas de nuestra Cultura como: Adilia Castillo, Ramón
Castillo, Francisco Pacheco y otros, también participó en docu-
mentales con Un Solo Pueblo y el grupo Folklórico ConVenezuela.
A la corta edad de 13 años aprende el oficio de Fabricante Arte-
sanal de Penca, trabajando en varios alambiques locales como la
Carmelita, Santa Fe, Miraflores y otros. Luego dos o tres años de
travesía toma la iniciativa de convertirse en dueño de su Propio
Emprendimiento Artesanal con su mamá y abuela, pero clandes-
tinamente por los Zanjones de los Cerros donde se depositaba el
agua de lluvia la cual aprovechaban para la fabricación Artesanal
de Cocuy y en las riberas del Rio Tocuyo, sitios de difícil acceso
para los cuerpos represivos del momento, los cuales perseguían
a muerte a estos productores Artesanales y al no encontrarlos a
ellos destruían a tiros de fusil todo el alambique Artesanal lo que
hace posible que Ramón simpatice y colabore con la Fuerza Ar-
madas de Liberación Nacional, pero fabricando Cocuy de Penca
para generar ingresos económicos que le permitan vivir digna-
mente ayudando a su familia y colaborando con la lucha Armada
convirtiéndose así en referencia histórica local, actualmente cer-
tificado como un Maestro Cocuyero por el Ministerio de la Cultura
y el Ministerio de Salud y Exponente Bailador de Tamunangue y
Golpe Tocuyano no pierde la oportunidad de resaltar las bondades
Culturales, Medicinales y Religiosas y todo lo que representa el
Cocuy como sustento económico social y herramientas de saberes
populares para contrarrestar la Guerra Económica inducida por
factores enemigos históricos de nuestro proceso Artesanal.

El Tocuyo, Municipio Morán, Estado Lara.


CASCADA DEL VINO: DEL COCUY
Y OTROS ENCANTAMIENTOS

Pompilio Santeliz 2022


Dicen algunos entendidos que por algunos momentos pudiera
haber una abertura hacia otra dimensión en la cascada del vino.
El comportamiento de los pájaros es una magia indecible. Inc-
luso aparecen aves que no están en mi memoria. O Mariposas
que se posan en tu humanidad, como queriendo decirte algo.
Es el cielo más estrellado que jamás he visto. Que además te regala
fugaces astros en movimientos que te encandilan y te asombran.
La vivencia con algunos tragos de Cocuy me hizo adentrarme
a la montaña, siguiendo pájaros juguetones que te invitaban
a seguirlos, incluso cuando te detenías, ellos se devolvían
para seguirte coqueteando. Hacia la vida o la muerte, quizás.
Fue posiblemente lo que llaman el encantamiento, lo que viví.
Desnudarse de conceptos ayuda. No explicarse nada. Y seguir
los caminos que encrucijadas te llaman a seguir uno de ellos.
Así me fui alejando. Ya antes había nadado en la laguna, en
un juego erótico con ella, cercano al ahogo. Pero seguía ha-
blándole aun cuando mis fuerzas fallaran. Era una conversa
íntima con ella, y me probaba. Pude salir, luego de varios sus-
tos. En mis balances en ese filo de muerte orgásmica o vida,
Después de este regalo, era como que había la necesi-
dad de otorgarle algo a esas energías que me habitaron.
Escarbé y les enterré la botel-
la de Cocuy que cargaba, como una ofrenda.
De eso hace un poco más de 40 años. Y en algunas opor-
tunidades he ido y le doy un sorbo. Y aún embotellado en
vidrio el Cocuy tiene un sabor único. Es como si te bebieras
el sabor, el color y el aroma de ese, mi sitio. Algunas per-
sonas me han acompañado al trago enterrado, y por al-
guna causa de ellos, que no pregunto, terminan llorando.
Otra vez fueron sin mí, buscando la botella. Y sin causa alguna se
les partió la botella que cargaban. Aun así, siguieron con lo que
quedaba. Al poco tiempo se volvió a quebrar, sin causa aparente,
entonces respetuosamente se devolvieron sin buscarla nunca más.
Los compas con que andaba se preocuparon mucho por
mi ausencia y se dividieron en brigadas para buscarme.
Hasta que por fin me encontraron, senta-
do en mi trono regalado, como El Sitio buscado.
Entonces me fuí con ellos, aún maravillado.
Ya era el anochecer casi. Me salió en ese delirio llamarlos a
buscar leña para hacer una gran fogata de regalo a la cas-
cada. Fue como una orden incuestionable para ellos que
obedecieron ciegamente. Llegaban llenos de tunas sin chis-
tar a entregar la leña conseguida en la oscuridad. Y encen-
dimos la fogata. Enorme fuego que iluminó la inmensidad.
En la mañana al levantarnos, se desató una convergencia
de vientos capaces de empujarnos al suelo. Incluso a la sal-
ida el carro se tambaleó casi a buscar caer hacia el abismo.
Desde entonces, hice silencio. Poco o nada hablaba. Con esa
manía de buscarle explicaciones a todo. En varios días no hablé.
Solo al llegar le balbucié parte de la experiencia a mi compañera
quien su primera impresión era que había ingerido o fumado dro-
ga. Jamás he probado droga, que no sea café, licor o nicotina.
Mi compa ya calmada y preocupada por mi silencio, me con-
fesó algo. Creo que justo cuando casi me ahogo en la cas-
cada, sonó mi guitarra en el apartamento donde vivíamos.
Ella y su hijo, en cuartos diferentes se levantaron oy-
endo el sonido de la lira creyendo que yo había llegado.
Seguí en silencio varios días. Y se me ocurrió ir a la Palomera, en
Humocaro Alto, a visitar a un viejo guerrero que peleó con Gab-
aldón padre y Gabaldón hijo y que yo tenía como padre putativo
con un gran afecto. Y le conté.
Entonces, el viejo caudillo me tomó la mano y me dijo sin mayor
explicación, pero entendiendo lo sucedido:
- Menos mal que se le presentaron en forma de pájaros, por qué
si no, allá se hubiera quedado.
Al tiempo entendí, que mi psiquis se hubiera quedado allá, y yo
volvería a la ciudad con las mismas visiones. Quizás carrereando
pájaros inexistentes en plena Avenida 20.
!Y todavía hay testigos de lo ocurrido!

*Según la mirada colonial: Cascada del vino o cascada del


cocuy? Nota del autor.
ÍNDICE
El Nombre del Cocuy y su Ruta Oceánica

1.- EPÍGRAFES 1
2.- AGRADECIMIENTOS 2-3
3.-PREFACIO 4
4.-I INTRODUCCIÓN 5-10
5.-II ETIMOLOGÍAS DEL COCUY 11-29
6.- III ARQUEOLOGÌA DEL COCUY 30-42
SIERRA NEVADA DEL COCUY
PIEDRA DEL COCUY
7.- LA RUTA OCEÁNICA DEL COCUY 43-50
8.- GALERÍA DEL AGAVE COCUY 51-52
9.- CONSIDERACIONES FINALES 53-55
10.-CRÓNICAS DEL COCUY 56-67


Agave Cocui, Patrimonio Natural, Ancestral y Cultural
de la Nación; Sancionado por la Asamblea Nacional el
15 de noviembre de 2005
Facsímil del original en pergamino, editado por la Asamblea Nacional,
publicado posteriormente en la Gaceta Oficial 38.325
del 30 de noviembre de 2005
Colofón

Versión Digital, Abril 2022


Sistema de Editoriales Regionales, Lara
Barquisimeto - Venezuela
Colección: Ramón Querales

Historia Local

El nombre del cocuy y su ruta oceánica


En palabras del autor encontramos: “Las páginas que a con-
tinuación presentamos pretenden dar continuidad a las inves-
tigaciones publicadas por el cronista emérito de Barquisimeto,
fallecido en 2015, don Ramón Querales.” Quienes conocen a
Erick Jimeno,seguramente estarán atentos del contenido de esta
crónica para discutirlo con el; y quienes aún no le conocen, dis-
frutaran de un dilatado, acucioso y ameno viaje tras el nombre
del cocuy. Nuestro Sistema Editorial Regional, capitulo Lara, se
enorgullece de ser un camino, una ruta para dar a conocer a
nuestros escritores y escritoras, un logro que hemos venido evi-
denciando aún en las más adversas condiciones.

Sistema de Editoriales Regionales LARA


Erick Jimeno
Erick Antonio Jimeno, Barquisimeto 1953.
Autor de reconocida trayectoria , exdiputa-
do de la Asamblea Nacional, Exdirector de
Gabinete de Cultura Lara, miembro funda-
dor de Asoprococuy, una Asociación sin fi-
nes de lucro para la promoción y difusión de
nuestros valores ancestrales. Ha publicado
con nuestro sistema el poemario “Pretextos”.

También podría gustarte