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Kendra Moreno Daughters of Neverland 2 Fierce As A Tiger Lily
Kendra Moreno Daughters of Neverland 2 Fierce As A Tiger Lily
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Este trabajo fue hecho sin fines de lucro, por lo cual nadie
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Traducción:
Beth
BLACKTH RN
Lilu
Nea
Red Velvet
Romy
Roni Turner
Rompe Maldiciones
Sole
Tati Oh
VivianaG2509
Yuli
Corrección:
Beth
Jeivi34
Lyn
Nea
-Patty
VivianaG2509
Yuli
Edición:
Alma Mater
Diseño:
Dark Queen
EPUB:
Jackytkat
Índice
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Agradecimientos
Sobre la autora
EL CONEJO BLANCO
—No lo sé. —Me giro y me encuentro con sus ojos verdes, sus cejas
arrugadas por la preocupación—. Se siente... fuera, de alguna manera.
Estoy seguro de ese hecho, porque la última vez que había usado la
puerta fue la última vez que me encontré con Wendy y Garfio. No había
tenido motivos para volver a atravesarla, no cuando habíamos estado
librando nuestras propias batallas. Una vez traté de ayudar a Wendy a salir,
pero no funcionó. No había podido atravesar mi puerta, alguna magia la
mantenía atada al mundo en el que residía.
—No las necesito. Solo me gusta la forma en que hacen que el mundo
se vea torcido.
Cheshire resopla y sacude la cabeza, volviendo a su niebla hacia mí, su
curiosidad saciada por ahora.
—¿A qué estamos esperando? —Atlas frunce el ceño y sé que está tan
confundido como yo, como los demás.
—Pensé que el País de Nunca Jamás sería más tropical —comenta Cal,
con la mano en la espada que lleva en la cadera. Tiene un gran instinto, ya
sabe que algo es diferente.
—No lo entiendo —murmuro, tocando con los dedos la puerta que aún
cuelga abierta.
Júpiter se arrodilla y arranca una pequeña flor. No tengo tiempo de
reprenderla por tocar algo con los dedos antes de que la meta en un
pequeño frasco y la esconda en su mochila.
—¿Qué diablos significa eso? —Cheshire gruñe, con las orejas girando
sobre su cabeza.
Es una mujer.
Retrocedo entre los árboles y evito la línea de vallas que rodea al Clan,
entrando por una de las entradas laterales. Los protege de muchos de los
peligros del País de Nunca Jamás, y aunque no impide el paso de los
Perdidos por completo, está pensado sobre todo para ralentizarlos y que el
Clan tenga tiempo de movilizarse durante un ataque. Los vigías no me
detienen mientras me abro paso por la abertura. Soy fácilmente
reconocible, pero, aunque no pudieran verme, sentirían mi aura.
Wendy busca entre los árboles que hay detrás de mí, por si acaso Peter
se esconde allí, pero al no verlo, vuelve a dirigir sus suaves ojos azules
hacia mí.
—No creo que sea eso —admito. La imagen de las heridas abriéndose
solas por su piel pasa por mi mente, y casi hago una mueca con ella—.
Creo que tiene que ver con lo que ocurre en el País de Nunca Jamás. Peter
está vinculado al mundo mucho más cerca que nosotros. Pero, si la
oscuridad de Peter lo lleva demasiado profundo y no quiere tomar mi
mano, entonces no estoy segura de qué más podemos hacer por él. Tiene
que querer nuestra ayuda.
Wendy suspira.
—He ordenado a la Tribu que ocupe el espacio del otro lado del patio
—dice Campanita, lanzándose a su papel con facilidad. Es una reina, sabe
exactamente cómo dictar las tareas. Está tan regia como siempre, y el
vestido verde que lleva le rodea los pies como una gasa. Si no la miras a
los ojos, casi pensarías que es hermosa, pero la Reina de las Hadas carga
con sus propios demonios, al igual que todos nosotros. Es casi demasiado
brutal para ser llamada hermosa.
El hada se echa al suelo, con las alas desplegadas detrás de ella para
mantener el equilibrio, y sonríe a Aniya alegremente.
El fuego arde en medio del Clan de Campanita, las llamas ardiendo casi
tan altas como una pira funeraria. Con tanta gente por alimentar,
decidimos que sería mejor si todos cenamos juntos, que se convertiría en
un evento comunitario. Ya es así en la Tribu, y sospecho que en el barco de
Garfio y Wendy todos cenan al mismo tiempo también, pero en el Clan de
Campanita comen cuando lo deseen. Es ineficiente ante mis ojos, pero
cada uno de nosotros tiene sus propias tradiciones. Para el Clan, es motivo
de orgullo poder preparar comida para ellos mismos, y si escogen
compartir su comida con alguien más, es un gran honor. No se me escapa
el hecho de que las Pixies y los Fae estén ayudando a preparar la comida
con todos los demás. Están mostrando honor de la manera más fácil que
conocen, incluso si todos somos de diferentes comunidades.
Es un espectáculo extraño ver a las Pixies y Fae mezclándose con
Piratas y miembros de mi Tribu. Pintando una imagen rara ante mí, no
puedo evitar mirar fijamente la yuxtaposición entre la ropa destinada al
mar, los diseños más toscos y eficientes de mi gente, y los diseños más
extravagantes del Clan de Campanita. Y todos nos movemos juntos con un
solo objetivo en mente: sobrevivir.
Ya había advertido a la Tribu acerca de las reglas del Clan, pero resultó
innecesario. Campanita me dijo antes que las viejas reglas no están
vigentes. No hay nada relacionado con la comida, ningún encantamiento
que le dé al Fae el mando sobre nadie, aunque hubiera sido así antes. Los
conceptos básicos aún se aplican: no toques las alas de nadie sin permiso y
los modales son lo más importante. Pero en su mayor parte, mi gente y la
de Wendy están a salvo por ahora.
Con cosas más importantes en juego, las viejas reglas se están torciendo
o eliminando.
Sin embargo, eso no significa que no estamos en peligro de la magia de
sangre con la que trata el Clan de Campanita. Ciertamente, no significa
que uno de los míos no pueda encontrarse en una situación donde se quede
sin sangre o magia si no tiene cuidado, pero las posibilidades son mucho
menores de lo normal.
Cada uno de nosotros tiene vigías y guardias estacionados alrededor del
Clan, y por primera vez no había sido una pelea llena de orgullo. Parece
que, con todos nosotros en las mismas inmediaciones, el orgullo por
nuestros propios guerreros no se aplica como antes, y no hubo discusión
cuando cada uno colocó a sus propios hombres alrededor del perímetro. Es
casi un alivio evitar una pelea innecesaria en tiempos donde debemos estar
más unidos que nunca.
Hasta ahora nada importante ha sucedido, pero sé que se avecina. Puedo
sentirlo. Casi como puedo sentir el cambio en el aire, sé que habrá un
ataque pronto. Sea esta misma tarde o después. Los árboles están
susurrando, temblando, dejándome saber que algo está pasando ¿Es Croc y
los Perdidos? ¿O son los amigos de Wendy del otro mundo? Cualquiera de
los dos puede desencadenar los susurros de la naturaleza.
—¿Qué es lo que sientes?
Me sobresalto ante la repentina voz y me giro para ver al hombre
parado junto a mí. El Capitán Garfio y yo nos llevamos tan bien como la
luna y el sol, tanto que preferimos evitarnos. Pero mucho de eso se debe a
que simplemente no nos importa lidiar el uno con el otro. En todos
nuestros años en el País de Nunca Jamás, nunca hemos compartido alguna
clase de relación a excepción de vivir en el mismo mundo. No estoy
atraída hacia los hombres como él, incluso aunque compartamos cierta
oscuridad. Sé que en el algún momento Garfio y Wendy habían estado
juntos, igual que Peter y Campanita. Después de pasar tantos años aquí, es
fácil sentirse solo y buscar compañía en aquellos que entienden, pero el
Capitán Garfio jamás ha tenido un corazón que ofrecer a nadie excepto a la
Capitana del Mar que ahora llama pareja. Después de años y años de bailar
uno alrededor del otro, los dos finalmente llegaron a un entendimiento.
La amenaza en el País de Nunca Jamás hizo maravillas para ellos al
menos. El resto de nosotros debemos enfrentarlo solos.
—Siento muchas cosas Garfio. ¿De cuál hablas?
Él frunce el ceño—. No seas tan profunda ahora. Lo puedo ver en tu
rostro, sientes que algo se acerca. Yo también lo siento.
Estudio la mirada dura del Capitán de las Estrellas buscando por
peligro, pero no hay nada más que honesta curiosidad.
—Algo se acerca, pero no sé si es Cocodrilo o la gente de Wendy —
murmuro agachándome para agarrar una brizna de hierba entre mis dedos.
Puedo sentir la vida dentro de ella, el dolor, el saber que algo está por
llegar—. ¿Es eso lo que sientes?
Garfio asiente—. Sí. Wendy mencionó sentirse inquieta también, y creo
ella reconocería la presencia de su amigo, al menos del que llama White.
Y no lo reconoce.
—Entonces deberíamos prepararnos como si fuera Cocodrilo.
Aniya se sienta alrededor del fuego junto a Bear, su sonrisa se ilumina
cuando él le entrega un plato de comida. Ella luce tan despreocupada, tan
feliz, y espero mantenerla de esa manera por tanto tiempo como sea
posible. Sin importar lo que Nunca Jamás traiga. A un niño se le debe
permitir ser niño, incluso si nosotros fuimos forzados a crecer en nuestra
infancia. Ella no debe tener las mismas experiencias que yo tuve.
Asiento con la cabeza hacia Garfio dejando que reflexione sobre nuestra
conversación y tomo asiento junto a la niña.
—¡Vamos, Lily! ¡Sé que puedes pelear mejor que eso! —Bane incita y
eso solo me llena de más ira. Tiene la mala costumbre de bromear en los
peores momentos, cuando estoy más tentada a cortarle la cabeza que a
derrumbarle sobre sus pies.
—Si te quedaras quieto, te mostraría exactamente lo bien que puedo
pelear —gruño, agachándome para el ataque que sé que se avecina.
Riendo, Bane hace girar el bastón en sus manos en círculos, tratando de
atraer mis ojos, pero yo sé mejor que eso. Bane también debería hacerlo.
Hemos estado entrenando lo suficiente juntos, practicando, hasta que
ambos podemos pelear contra el otro dormidos. En este momento estamos
igualados, incluso si soy la Jefa. Pero pronto seré más fuerte que el
hombre exasperante que tengo delante.
Gira y balancea su bastón hacia mí, pero ya estoy preparada para su
movimiento. Me retuerzo y me tiro hacia atrás, haciendo girar mis dedos
para persuadir a la magia amarilla en mis venas para que me obedezca.
Mientras observo, una enredadera del árbol más cercano sale disparada y
envuelve la muñeca de Bane impidiéndole balancear el bastón.
—Oh, estamos usando poderes ahora —sonríe, liberándose de la
enredadera y su propia magia amarilla se filtra de sus dedos. El pájaro sale
de la nada y desciende con sus garras hacia mi cabeza.
Me río, agachándome justo a tiempo e instando al árbol más cercano a
alcanzar y envolver con dedos delgados a Bane, pero realmente no hay
forma de ganar ventaja, no cuando somos iguales en lo que respecta a la
fuerza.
—¿Te rindes, Lily? —pregunta, una sonrisa estirando su rostro.
—Nunca —me río, pero ambos dejamos de atacarnos. Es nuestra
manera. Ninguno de nosotros cederá nunca, y ninguno de nosotros puede
ganar solo con la fuerza bruta en este momento—. Está bien. Vamos a
buscar algo de comida.
Cuando giramos para regresar a la Tribu, los árboles tiemblan y
susurran, sus voces resonando para llegar a mis oídos. Hago una pausa,
inclinando mi cabeza para escuchar, algunas de las palabras son
demasiado difíciles de entender, pero otras, las entiendo.
Destino… disturbio… Uno de los Dos traicionará.
—¿Qué pasa? —Bane me mira fijamente, sabiendo que puedo oír algo,
pero no sabe qué—. ¿Qué escuchas?
Uno de los Dos traicionará… Nunca Jamás se ahogará en sangre…
Arrugo mis cejas. Los árboles dicen sus verdades, pero aunque son
palabras extrañas, no tienen sentido. Nunca Jamás ya se ahoga en sangre.
¿Cuánto más podría sangrar? La tierra ya es más oscura que cualquier otra
cosa.
—Nada —le digo sonriendo a Bane—. Vamos. Estoy hambrienta.
Bane frunce el ceño pero me sigue confiando en mí cuando digo que no
es nada. No es nada de todos modos, solo palabras que ya sucedieron.
… Nunca Jamás se ahogará en sangre…
Capítulo 8
LA LIEBRE DE MARZO
Las cosas están más claras en el País de Nunca Jamás que en el País de
las Maravillas, cualquier magia que carcome mi alma se toma unas
vacaciones por el momento. Con la niebla libre de mi mente por el
momento, puedo ver a la hermosa mujer sentada a mi lado, la que sigue
con la locura que sale de mi boca, como si no la afectara en absoluto.
Incluso cuando mi forma se desplaza, incluso cuando no puedo
controlarla, ella no se inmuta, y mi corazón patalea.
Todo el mundo siempre se encoge.
Pero la Cambia-pieles no lo hace.
Ella lleva la muerte en su hombro como un chal, el conocimiento
flotando por ahí como si pudiera controlarlo. De vez en cuando, puedo ver
los bucles amarillos poderosos que se cruzan por su cara. Ha pasado tanto
tiempo desde que he ido detrás de una mujer, desde que solo ha habido una
que no está asustada del monstruo que soy. Con el encantamiento bajo el
que he estado en el País de las Maravillas, he permanecido solo en mi casa
por tanto tiempo, que no puedo recordar un momento en el que no lo
estuviera, pero ahora, me estoy imaginando otra cosa.
Quiero ver a la Bella Lily flor debajo de mí.
Tiemblo con la imagen que atraviesa mi mente, y ella mira de cerca,
como si sintiera qué estoy pensando, pero no se aparta. No, su muslo
todavía está presionado contra el mío, y aunque haya alejado su mano, no
se aleja en ningún otro sitio. ¿Está interesada en la curiosidad pasada?
¿Hay algo de atracción más que simple interés?
El poder en sus venas llama el mío propio, cualesquiera garras que se
rizan dentro de ella casi tan gruesas como las mías, y la quiero. La quiero
con diferencia a cualquier otra cosa que he querido antes. Ha pasado tanto
desde que he sentido eso, desde que he estado libre del encantamiento.
Pero no es solo porque ha pasado mucho tiempo que la deseo. Quiero a
Tigrilla Lily por quién es. Casi no la conozco, pero siento que la conozco
desde hace mucho tiempo.
Bucles de poder envolviéndome en las muñecas. Sangre goteando por
los árboles. Los ojos brillantes de un pajarito. . .
—March, deja a la pobre mujer en paz —gruñe Chesire, y la Cambia-
pieles mira hacia la bestia, la esquina de su boca está levantándose. Por un
momento, estoy celoso. Ella no me ha sonreído todavía.
—No me importa —le dice ella, y es la respuesta que necesitaba oír.
Ella podrá haber dicho que me comería, y con mucho gusto la dejaría,
pero tengo la sensación de que era una amenaza vacía. Le gusto a la
Cambia-pieles.
Me inclino hacia delante, más cerca, demasiado cerca para ser correcto,
pero ella no se aparta, incluso si su ceja se alza en desafío. Inclino mi
cabeza y siento mi forma parpadear otra vez, pero cuando ella alza su
mano y toca mi oreja, la dejo.
—¿Te gusta el té, Bella Lily? —pregunto, y sonrío a la mujer
acariciando mi oreja—. Y siéntete libre de acariciarme en cualquier
momento.
La suave risa que se resbala de su garganta es tan buena como el mejor
afrodisíaco. La sonrisa alimenta mi alma.
Quiero que lo vuelva a hacer.
Capítulo 10
EL SOMBRERERO LOCO
WENDY
MARCH
PETER PAN
MARCH
TIGRILLA
MARCH
Los gritos azotan a mi alrededor y me dan la fuerza suficiente para
liberarme de la boca del Bandersnatch y tambalearme lejos, buscando a
Tigrilla en este laberinto de terrores.
—¡Tigrilla! —grito, buscando en la oscuridad.
El sabor metálico a sangre. Muerte, gritos.
No, los gritos no son parte de mi locura. Son de Lily.
—¡Tigrilla! —grito de nuevo, buscándola, buscando.
—Hola.
Giro, mis ojos encuentran a un niño pequeño, no mayor de nueve,
viéndome con curiosidad. —¿Quién eres?
—Nunca te había visto antes.
Giro mi hombro, volviéndolo a colocar en su lugar de donde el
Bandersnatch lo había sacado de nuevo. —No soy de Nunca Jamás.
Da un paso más cerca y me tenso. Solo porque luce como un niño no
significa que sea inofensivo. Lo sé mejor que nadie. —¿Eres amigo de
Wendy?
Algo dentro de mi palpita. —Sí —carraspeo—. Wendy nos llamó para
ayudar a Nunca Jamás.
Los gritos hacen eco a mi alrededor, forzándome a voltear mi cabeza
para buscar. Suenan más cerca, tortuosos, quebrantándose. No sé si
realmente es Tigrilla o un truco de la cueva. Cuando miro al niño de
nuevo, lo encuentro más cerca, y me sorprende lo suficiente para
tambalearme hacia atrás.
—¿Por qué viniste aquí? —pregunta el niño—. Wendy es más
inteligente que esto. Sé lo dije.
—No tuvimos opción. Tenemos que encontrar la puerta.
Ladea su cabeza, como si escuchara algo a la distancia. —La mujer con
la que viniste ya ha encontrado la respuesta, pero tuvo que hacer un trato
para obtenerla.
—¿Qué tipo de trato? —Lidiar con los Tweedles viene a mi mente y
entro en pánico. Si Tigrilla está atrapada, haré añicos la cueva para
encontrarla.
—Aquel con el que hizo el trato le agradan las lagunas de tiempo.
Ganó, pero no fue específica. —Pausa—. Si te ayudo, ¿podrías decirle algo
a Wendy por mí?
No estoy seguro de qué es lo que me hace hacerlo. No estoy seguro de
por qué, pero este fantasma se siente distinto. Peligroso, aun así, capaz de
causar dolor, pero distinto de otra manera. —Sí. Si me ayudas a mí y a
Tigrilla a salir de esta cueva ahora mismo, le daré tu mensaje a Wendy
Darling.
Asiente. —Bien. Eres listo en decirlo de ese modo. —Me da su mano
—. Toma mi mano, Liebre. Vamos por Tigrilla.
Lo dudo por un segundo antes de confiar en él. En el peor de los casos,
quedo atrapado en Roca Calavera, pero de nuevo, he sufrido castigos más
trágicos que eso. En el mejor de los casos, Tigrilla y yo salimos de aquí.
En el momento que tomo su mano, me jala hacia delante, el aire en mis
pulmones desaparece antes de ser lanzado por la boca de la cueva. Me
estoy tropezando con mis propios pies, listo para gritar que prometió ir por
Tigrilla, pero antes de poder hacerlo, la Jefa viene volando de la cueva
más rápido de lo que esperaba. Me las arreglo para atraparla, pero no me
preparo lo suficientemente rápido. Su peso me tira de espaldas, pero la
mantengo en mis brazos, protegiéndola del duro suelo. Cuando puedo
mirarla, sentándome para revisarla, trago rápidamente.
Lily está completamente empapada en sangre. El olor golpea mis
sentidos un segundo después, abrumándome, y necesito sacudir mi cabeza
para aclararme. Algo así de terrible tomará tiempo en curarse, las heridas
son peores que un simple coserlos de nuevo. No puedo perderme en la
locura ahora mismo, no cuando me necesita. Tengo que asegurarme de que
sane primero.
Miro hacia la entrada de la cueva, al pequeño niño parado justo dentro
de la entrada.
—Un trato es un trato —le digo—. ¿Qué deseas que le diga a Wendy?
Lo duda, parpadeando lentamente. No sé qué esperar, pero las palabras
que salen de su boca ciertamente no lo son.
—Dile —dice, antes de pausar—. Dile que no es su culpa. Dile que aun
así habría muerto.
—¿Y de quién le digo que es este mensaje?
Tigrilla se remueve en mi agarre, sus ojos brillantes abriéndose, pero
no habla. No interrumpe el momento.
El pequeño niño retrocede hacia la oscuridad, pero antes de
desaparecer completamente, escucho su respuesta. Sé que cual sea la
importancia de este momento será más importante para Wendy. Estoy
experimentando algo que no debería, y sé que le debo a Wendy un favor.
Sin este fantasma que de alguna manera está conectado a ella, nunca
habríamos salido. Nunca habría encontrado a Tigrilla a tiempo.
—Michael. —La voz del niño surge de la oscuridad—. Dile que es de
Michael.
El sonido de remos golpeando contra el agua hacen eco detrás de
nosotros.
Capítulo 25
PETER PAN
Veo como Campanita tropieza y sé lo que significa. Sé lo que
significan las líneas negras que comienzan a aparecer en su piel como
tatuajes.
Lo he visto todo antes, una vez, escrito en las estrellas. En esa profecía,
lo he visto todo, aunque no tenía sentido para un niño que insistía en
seguir siendo un niño. Ahora, la profecía que descarté hace mucho tiempo
comienza a moverse, y sé lo que se debe hacer.
Conozco mi papel, aunque los demás no lo sepan.
Tenemos que salvar el corazón hasta que Wendy pueda encontrar la
puerta.
—Llévanos al corazón.
Campanita levanta la vista ante mi demanda, el filo en mi voz, y
cuando espero que pelee conmigo, que canalice a la Reina Hada que es,
asiente y logra enderezarse.
Wendy y Garfio toman posiciones a su lado, apoyándola, cuando nunca
he visto a la Reina permitir que nadie la apoye en todos los años que la
conozco. Debería ser impactante, pero no lo es. Tiene que sentir el poder
menguante, el aire teñido de muerte que persiste a nuestro alrededor.
Si el corazón muere, Nunca Jamás muere y hay dos personas que
quiero que sobrevivan.
Campanita grita de dolor, por lo que sea que esté sintiendo. Como
Guardiana del Corazón, el dolor debe ser grande si la tierra está ardiendo y
muriendo. El hecho de que esté de pie todavía muestra su fuerza.
Todos, los Piratas, las Hadas y la Tribu, entran en pánico a nuestro
alrededor, gritando, sin saber qué hacer. Júpiter y White intentan
calmarlos, intentan reducir el caos, pero es difícil hacerlo cuando no saben
lo que están tratando de frenar.
El corazón se enciende de nuevo y tropiezo, su poder está directamente
relacionado con el mío, pero tenemos que seguir adelante. Tenemos que
seguir adelante si queremos tener más tiempo.
Tigrilla le entrega Aniya a Bear, la única otra persona en la que confío
para proteger a la niña, y observo el intercambio. Iría con ella, si pudiera,
la niña que ve estrellas cuando me mira, pero no hay tiempo.
Ojalá hubiera más tiempo.
Puedo salvarlos. Puedo salvarlos. Puedo salvarlos.
Campanita nos lleva a los árboles y a la entrada de una cueva oscura
que ni siquiera sabía que existía aquí, pero tiene sentido.
El corazón debería estar cerca de donde reside Campanita, y la razón
por la que el Clan está estacionario cuando los demás no lo están de
repente parece mucho más inteligente de lo que jamás pensé. Estoy
agradecido por ello ahora, ya que no tenemos que ir muy lejos para
alcanzarlo.
Una luz roja pulsante proyecta extrañas sombras a lo largo de las
paredes, extendiéndose por el suelo. Incluso el pulso parece apagado, no
un patrón constante, más como un latido de pánico.
—Adentro —dice Campanita con voz áspera—. Tenemos que entrar.
Nos movemos juntos, el Berserker, Cal y su compañero detrás de
nosotros, la extraña Liebre que le dio a Lily su corazón, las Hijas, Garfio y
yo. Formamos un grupo extraño cuando entramos en la oscuridad, cuando
doblamos la esquina y vemos el gran cristal rojo en el pedestal en el
centro.
Es del tamaño de una cabeza, tallada aproximadamente en la forma
anatómica de un corazón humano. La luz pulsante proviene de su interior.
—¿Eso es todo? —pregunta Cheshire, frunciendo el ceño—. Esperaba
algo más grande.
—Lo que le falta en tamaño, lo compensa en poder —murmura
Campanita, avanzando para colocar su mano sobre el corazón. Pulsa con
su poder mientras lo empuja hacia adentro, pero no hace nada. La luz del
cristal comienza a desvanecerse ante nuestros ojos, el ritmo se vuelve cada
vez más lento.
El Berserker da un paso adelante y empuja su gran hacha de batalla en
un soporte en su espalda, sosteniendo sus manos alrededor del cristal. —
Creo que puedo estabilizarlo durante unos minutos, mientras decides qué
hacer. —Todos observamos cómo la luz brilla de nuevo y se mantiene,
bajo los músculos tensos de Atlas.
No sé cómo sabe hacerlo, o cómo es capaz de hacerlo con sus poderes
que no son de nuestro mundo, pero está claro que está funcionando de
alguna manera.
—Ten cuidado, Attie —murmura Cal, y cuando ella se adelanta para
ponerle la mano sobre los hombros, el corazón se enciende más. Ella jadea
y agarra a Cheshire, acercándolo, añadiéndolo, hasta que Atlas se esfuerza
un poco menos, hasta que comparten la responsabilidad entre ellos.
Lentamente, me giro hacia Tigrilla y la miro a los ojos.
Sé lo que debo hacer.
Está escrito en las estrellas.
TIGRILLA
CLARA BEE
CHESHIRE
Levanto la vista justo a tiempo para ver que la Reina de las Hadas
vuelve a mirar hacia otro lado y siento lo malo que es la idea en mis venas.
Sé lo que pensará Cal. No le gustará nada. ¿Una Reina Hada mirando a su
hermano? Se pondrá a dar palos, y probablemente me daría una patada en
el culo por haberlo notado y no habérselo mencionado.
Puedo oler el aroma de la sangre en la Reina de las Hadas, que me dice
todo lo que necesito saber. Es peligrosa, y aunque sea una Hija, también
podría ser una amenaza. El poder en el País de Nunca Jamás es diferente al
nuestro en el País de las Maravillas, y si alguna de las Hijas decide de
repente comernos, no estoy seguro de que todos salgamos bien.
—Atlas —llamo, atrayendo su atención. Ha estado tallando un pequeño
pájaro de madera. Sé que tiene la intención de regalárselo a la niña, sé que
ha estado haciéndole algunos cuando tiene tiempo libre, y cualquier
persona normal se habría vuelto loca al verlo, pero yo no soy una persona
normal. Por supuesto, no voy a hablar de ayudar a preparar una fiesta del
té para Aniya. Cuando una niña te pide que te unas a su fiesta del té, te
unes a ella, sin importar si eres el Gato de Cheshire o no.
Cuando el Berserker levanta la vista de su talla, le hago un gesto para
que se acerque. —¿Puedo hablar contigo un minuto?
—Claro, hermano.
Gruño. —Ya hemos hablado de esto. No me llames 'hermano'.
—Pero eres esencialmente mi cuñado —señala Atlas, sonriendo—.
Solo lo he acortado4
5.
Suspirando, me paso una mano por el pelo y vuelvo a mirar hacia la
Reina. —Hermano te hace parecer uno de los idiotas de la calle principal
borracho como una cuba.
—Soy uno de esos idiotas.
—Cállate —gruño—. Sabes lo que quiero decir. Pero no es de eso de lo
que quiero hablar contigo.
—¿Qué es, BIL6?
Necesito un trago, un trago fuerte de algo que me haga enloquecer
durante unas horas. —Mira, solo digo algo porque Cal me matará si no lo
hago, pero tienes que andar con un poco de cuidado cerca de la Reina de
las Hadas. Te ha estado observando, y aunque eso no es una amenaza por sí
mismo, te he visto echarle una mirada a la Pixie a cambio. Te aconsejo que
no te tires a la mujer más peligrosa de Nunca Jamás.
Atlas mira a nuestro alrededor con mis palabras, como si se asegurara
de que nadie más está escuchando. Luego me mira con una mirada que he
visto en Cal, la mirada de: ¿estás hablando en serio ahora? Los hermanos
comparten muchos de los mismos hábitos y puede ser realmente molesto
cuando se confabulan contra ti.
—¿En serio, Chesh? —dice, poniendo los ojos en blanco—. Ya soy un
hombre adulto. Si quiero follar con una pixie, es asunto mío.
—Mira —gruño, mirando también a nuestro alrededor. Cuando veo que
nadie más está escuchando, continúo—: Realmente no me importa con
quién te metas. Desde luego, no le digo a Cal cuántas chicas has llevado en
tu Harley.
—¡Oye! No deberías saber...
—Soy un gato, Atlas. ¿De verdad esperas que no huela tus aromas por
toda la tienda?
Atlas se cruza de brazos, molesto, pero no puede evitar el rubor en su
rostro. Por muy suave que sea, por muy seguro de sí mismo, sigue siendo
bastante fácil hacer que se ruborice. —No es mi culpa que puedas olerlo
—refunfuña.
—Lo que quiero decir es que no me importa con quién te acuestas,
Atlas. Pero me importa si terminas drenado de toda tu sangre, o algo peor.
Si dejas que eso ocurra, dejaré que Cal te traiga de vuelta solo para
matarte de nuevo.
—Al menos, probablemente habré muerto con una sonrisa en la cara —
se burla, olvidando su vergüenza en favor de mantener la alegría en sus
ojos. Nadie tiene un espíritu como el de Atlas, y aunque es fuerte, aunque
es inmortal, eso no lo hace tan invencible como cree.
Poniendo los ojos en blanco, veo a Cal salir de un edificio más alejado,
con los brazos llenos de leña para el fuego. Incluso aquí, se niega a que
nadie la atienda, eligiendo ayudar cuando puede. —Eres tan malo como tu
hermana —le digo a Atlas—. Siempre corriendo de cabeza hacia criaturas
peligrosas.
—Les ha funcionado.
Vuelvo a mirar a Atlas y mi cara se suaviza con sus palabras. No puedo
evitarlo.
Es cierto que a veces soy idiota de primera clase, pero había entregado
mi corazón a una ardiente Diosa en las Guerras Rojas. No he mirado atrás
desde entonces y Calypso tampoco. —Estoy bastante seguro de que Cal
nunca te desearía nada de lo que pasamos, Atlas.
—No te preocupes, BIL. No puedes deshacerte de mí tan fácilmente.
Además, ahora soy inmortal. —Atlas sonríe y me guiña un ojo, y lo
conozco como la mala señal que es, ya que vuelve a tomar asiento y
reanuda su tallado.
Atlas es un hombre maduro, tal y como ha dicho, pero tendré que
vigilarlo, al menos desde la distancia. Cal me matará si le pasa algo al
chico. Por no hablar del dolor que sentiría por perder a otra persona que
me importa. Pero es más fácil esconderse detrás de la excusa de la ira de
Cal que de mis propios sentimientos.
—¿Qué pasa? —pregunta Cal cuando se acerca a mí, con una sonrisa
en la cara. Aunque estamos en una guerra diferente, ayudando a un mundo
diferente, todavía nos las arreglamos para sonreírnos el uno al otro tan a
menudo como sea posible.
—Solo pensando en cómo nos conocimos.
—Oh, ¿se está volviendo profundo, eh? —bromea ella, mirando a Atlas
—. Salvaremos este mundo y luego podremos volver a casa.
—Ya estoy en casa —murmuro, abrazándola y dándole un beso en la
cabeza—. Dondequiera que estés es mi hogar.
—Maldita sea —murmura ella—. No esperaba que te ablandaras
conmigo, gatito.
Gruño contra su pelo y mi cola se enrosca en su cadera. —Sigue
llamándome gatito y descubrirás lo poco blando que soy, Cal.
Inclinando la cabeza hacia atrás, me lanza una mirada llena de
picardía. —Lo que tú digas... gatito.
La echo por encima de mi hombro, su risa me llena los oídos mientras
me dirijo al edificio en el que hemos estado durmiendo.
Y entonces le muestro toda la dureza, y suavidad, que tengo para dar.
Capítulo 31
LIEBRE DE MARZO