Historia Del Cero
Historia Del Cero
Historia Del Cero
Cuando los hombres empezaron a contar usaron los dedos, guijarros, marcas en
bastones, nudos en una cuerda y algunas otras formas para ir pasando de un
número al siguiente. A medida que la cantidad crece se hace necesario un sistema
de representación más práctico.
En diferentes partes del mundo y en distintas épocas se llegó a la misma
solución, cuando se alcanza un determinado número se hace una marca distinta
que los representa a todos ellos. Este número es la base. Se sigue añadiendo
unidades hasta que se vuelve a alcanzar por segunda vez el número anterior y se
añade otra marca de la segunda clase . Cuando se alcanza un número
determinado (que puede ser diferente del anterior constituyendo la base auxiliar)
de estas unidades de segundo orden, las decenas en caso de base 10, se añade
una de tercer orden y así sucesivamente.
La base que más se ha utilizado a lo largo de la Historia es 10 según todas las
apariencias por ser ese el número de dedos con los que contamos. Hay alguna
excepción notable como son las numeración babilónica que usaba 10 y 60 como
bases y la numeración maya que usaba 20 y 5 aunque con alguna irregularidad.
Desde hace 5000 años la gran mayoría de las civilizaciones han contado en
unidades, decenas, centenas, millares etc. es decir de la misma forma que
seguimos haciéndolo hoy. Sin embargo la forma de escribir los números ha sido
muy diversa y muchos pueblos han visto impedido su avance científico por no
disponer de un sistema eficaz que permitiese el cálculo.
Casi todos los sistemas utilizados representan con exactitud los números enteros,
aunque en algunos pueden confundirse unos números con otros, pero muchos de
ellos no son capaces de representar grandes cantidades, y otros requieren tal
cantidad de símbolos que los hace poco prácticos.
Pero sobre todo no permiten en general efectuar operaciones tan sencillas como
la multiplicación, requiriendo procedimientos muy complicados que sólo estaban al
alcance de unos pocos iniciados. De hecho cuando se empezó a utilizar en Europa
el sistema de numeración actual, los abaquistas, los profesionales del cálculo se
opusieron con las más peregrinas razones, entre ellas la de que siendo el cálculo
algo complicado en sí mismo, tendría que ser un método diabólico aquel que
permitiese efectuar las operaciones de forma tan sencilla.
El sistema actual fue inventado por los indios y transmitido a Europa por los
árabes;. Del origen indio del sistema hay pruebas documentales más que
suficientes, entre ellas la opinión de Leonardo de Pisa (Fibonacci) que fue uno de
los introductores del nuevo sistema en la Europa de 1200. El gran mérito fue la
introducción del concepto y símbolo del cero, lo que permite un sistema en el que
sólo diez símbolos puedan representar cualquier número por grande que sea y
simplificar la forma de efectuar las operaciones.
Desde el tercer milenio A.C. los egipcios usaron un sistema describir los números
en base diez utilizando los jeroglíficos de la figura para representar los distintos
ordenes de unidades.
Para representar la
unidad y los números
hasta el 4 se usaban
trazos verticales. Para
el 5, 10 y 100 las
letras correspondientes
a la inicial de la
palabra cinco (pente),
diez (deka) y mil
(khiloi). Por este
motivo se llama a este
sistema acrofónico.
Los símbolos de 50, 500 y 5000 se obtienen añadiendo el signo de 10, 100 y
1000 al de 5, usando un principio multiplicativo. Progresivamente este sistema
ático fue reemplazado por el jónico, que empleaba las 24 letras del alfabeto griego
junto con algunos otros símbolos según la tabla siguiente
De esta forma los números parecen palabras, ya
que están compuestos por letras, y a su vez las
palabras tienen un valor numérico, basta sumar
las cifras que corresponden a las letras que las
componen. Esta circunstancia hizo aparecer una
nueva suerte de disciplina mágica que estudiaba
la relación entre los números y las palabras. En
algunas sociedades como la judía y la árabe, que
utilizaban un sistema similar, el estudio de esta
relación ha tenido una gran importancia y ha
constituido una disciplina aparte: la kábala, que
persigue fines místicos y adivinatorios.
Tradicionalmente se ha escrito de
arriba abajo aunque también se hace
de izquierda a derecha como en el
ejemplo de la figura. No es necesario
un símbolo para el cero siempre y
cuando se pongan todos los
ideogramas, pero aún así a veces se
suprimían los correspondientes a las potencias de 10.
Aparte de esta forma que podríamos llamar canónica se usaron otras. Para los
documento importantes se usaba una grafía más complicada con objeto de evitar
falsificaciones y errores. En los sellos se escribía de forma más estilizada y lineal y
aún se usaban hasta dos grafías diferentes en usos domésticos y comerciales,
aparte de las variantes regionales. Los eruditos chinos por su parte desarrollaron
un sistema posicional muy parecido al actual que desde que incorporó el cero por
influencia india en s. VIII en nada se diferencia de este.
Mucho más efectivos que los sistemas anteriores son los posicionales. En ellos la
posición de una cifra nos dice si son decenas, centenas ... o en general la potencia
de la base correspondiente.
Sólo tres culturas además de la india lograron desarrollar un sistema de este tipo.
Babilonios, chinos y mayas en distintas épocas llegaron al mismo principio. La
ausencia del cero impidió a los chinos un desarrollo completo hasta la introducción
del mismo. Los sistemas babilónico y maya no eran prácticos para operar porque
no disponían de símbolos particulares para los dígitos, usando para representarlos
una acumulación del signo de la unidad y la decena. El hecho que sus bases fuese
60 y 20 respectivamente no hubiese representado en principio ningún obstáculo.
Los mayas por su parte cometían una irregularidad a partir de las unidades de
tercer orden, ya que detrás de las veintenas no usaban 20x20=400 sino
20x18=360 para adecuar los números al calendario, una de sus mayores
preocupaciones culturales.
Fueron los indios antes del siglo VII los que idearon el sistema tal y como hoy lo
conocemos, sin mas que un cambio en la forma en la que escribimos los nueve
dígitos y el cero. Aunque con frecuencia nos referimos a nuestro sistema de
numeración cómo árabe, las pruebas arqueológicas y documentales demuestran el
uso del cero tanto en posiciones intermedias como finales en la India desde el sss.
Los árabes transmitieron esta forma de representar los números y sobre todo el
cálculo asociado a ellas, aunque tardaron siglos en ser usadas y aceptadas. Una
vez más se produjo una gran resistencia a algo por el mero hecho de ser nuevo o
ajeno, aunque sus ventajas eran evidentes. Sin esta forma eficaz de numerar y
efectuar cálculos difícilmente la ciencia hubiese podido avanzar.
De este se usaban los que fuera necesario completando con las unidades hasta
llegar a 60.
Los mayas idearon un sistema de base 20 con el 5 cómo base auxiliar. La unidad
se representaba por un punto. Dos, tres, y cuatro puntos servían para 2, 3 y 4. El
5 era una raya horizontal, a la que se añadían los puntos necesarios para
representar 6, 7, 8 y 9. Para el 10 se usaban dos rayas, y de la misma forma se
continúa hasta el 20, con cuatro rayas.