Responsabilidad Politica Pedagogica
Responsabilidad Politica Pedagogica
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Ministerio de Ministerio de
Educaci6n Salud
Presidencia de la Naci6n I of Presidencia de la Naci6n I
Hoy mas que DUlKa, la educaci6n y la salud, van juntas ala escuela
E D I TO R I A L
Secretaria de Educación
Prof. María Inés Abrile de Vollmer SUMARIO Nº 25
Secretario del Consejo Federal de Educación
Prof. Domingo de Cara
Coordinación y corrección
Silvia Pazos
Fotografía
Luis Tenewicki
Distribución
Javier Manchini
JUNIO 2010
DOSSIER
dossier@me.gov.ar 25
DOSSIER
La docencia y la responsabilidad
política y pedagógica
Inés Dussel y Myriam Southwell Holocausto y de los traumas del siglo XX -incluidos los que
sufrimos en el pasado reciente en la Argentina-, cómo
La docencia es hoy un trabajo en el que recaen gran- fue posible el horror y qué lugar (responsabilidad) le cu-
des expectativas y, a la vez, grandes cuestionamientos y po a cada quien en esos desenlaces trágicos. De esa re-
sospechas. Del lado de las expectativas está la visión, flexión que abre en muchas direcciones, creemos que es
muchas veces desmedida, de que la docencia será capaz importante rescatar el dejar de considerar al conjunto
de resolver enormes tareas sociales: la transmisión de de la sociedad como mera víctima, lo que niega la posi-
conocimientos básicos, la adquisición de hábitos de dis- bilidad de ser sujetos de la historia, y entender que siem-
ciplina y morales que las familias parecen no poder ga- pre hay una trama compleja de posibilidades que per-
rantizar, la educación sexual y vial, la asistencia afectiva miten asumir posiciones disidentes.1 En el caso de las y
y material a la infancia; por mencionar sólo los que más los docentes, la noción de responsabilidad político-pe-
se escuchan hoy. Del lado de los cuestionamientos, las dagógica supone abandonar esa posición de víctimas de
críticas de las familias y sobre todo de los medios, sin los designios de otros (el gobierno, el Estado, el sindica-
contar el trabajo que han hecho algunas teorías peda- to o los padres) y asumir un lugar ético y político cen-
gógicas y políticas educativas de los últimos cuarenta trado en las posibilidades que se abren, contrario a los
años, han dudado de la capacidad de los docentes para discursos deterministas que dicen que “con estos chicos
hacer frente a estas tareas. no se puede” y que se resignan a un vínculo frustrante con
Emilio Tenti, en el artículo que sigue a éste, plantea una sus alumnos y con el conocimiento.
revisión de los debates sobre el trabajo docente en las
últimas décadas que permite entender mejor cómo es
La docencia y lo político-pedagógico
que se da esta confluencia de expectativas y sospechas.
El cruce entre las políticas educativas, la acción de los Sin lugar a dudas, lo que funda el sentido del traba-
actores educativos y las transformaciones de la cultura y jo de enseñar es la relación con la cultura; esto es, la re-
la sociedad han producido modelos complejos y hasta lación propia y la que propiciamos para los otros. Cuando
contradictorios sobre lo que define al trabajo docente decimos relación propia estamos pensando que, antes
frente a un grupo de alumnos. ¿Se es trabajador o pro- que docentes, somos ciudadanos que nos insertamos y
fesional? ¿Se es servidor público o miembro de la buro- vinculamos con una sociedad poniéndonos en diálogo
cracia estatal? ¿Qué lugar tienen el compromiso y la po- con sus tendencias, sus problemas, sus urgencias, sus di-
litización, y la vocación docente? Estas preguntas resuenan lemas. La palabra “diálogo” quiere alejarse de la idea de
en muchos colegas que saben que el viejo modelo nor- obedecer un mandato inapelable de la transmisión, y
malista ya no es practicable ni deseable, pero que no acercar la de una interacción que involucra la crítica, el
siempre alcanzan a avizorar otro igualmente poderoso aporte propio, el compromiso, las múltiples perspecti-
para orientar la práctica cotidiana. vas, la decisión ética. Pero también aludimos a que a par-
En lo que sigue, y complementando los aportes de tir de la propia relación habilitamos, abrimos, acompa-
otros colegas en este dossier, nos gustaría centrarnos en ñamos, una relación de los otros -fundamentalmente
la transmisión de la cultura, entendiendo que allí reside nuestros alumnos y alumnas- con una cultura y una so-
el eje del sentido del trabajo docente. Queremos, tam- ciedad en la que viven y que les pertenece. Es importan-
bién, proponer que esa transmisión sea entendida como te ofrecer un repertorio rico de la cultura para que esas
una responsabilidad político-pedagógica fundamental de posibilidades puedan abrirse. El repertorio rico involucra
la docencia, como la posibilidad de una acción propia, lo mejor de la cultura que tengamos para ofrecerles, in-
comprometida y singular. cluidas las disciplinas que son formas de pensamiento, len-
La responsabilidad es un concepto central en la filo- guajes y procedimientos que la sociedad humana ha ido
sofía política contemporánea, que discute, después del elaborando para dar respuesta a problemas concretos:
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DOSSIER
la comunicación, la naturaleza, la sociedad, el desarrollo docente esforzándose por desarrollar puentes que no so-
social, el cuerpo. Sobre la base de ofrecer repertorios de lo son con su saber específico sino también con la so-
la cultura, asentamos nuestro trabajo con un sentido que ciedad en la que vivimos y en la que queremos vivir, tam-
se nutre permanentemente de ese enriquecimiento y bién construye una autoridad. Esa autoridad es también
transformación de la cultura, que genera crecimiento una responsabilidad política-pedagógica: es la que ha-
propio y a nuestro alrededor. bilita caminos, y la que permite a los otros elegir con cuál
También habría que decir que el trabajo de la ense- de esas filiaciones o propuestas que les hacemos quieren
ñanza supone construcción de formas de autoridad: el y pueden quedarse.
currículum constituye una autoridad cultural que selec- Es importante considerar que la escuela construye
ciona qué enseñar, cómo y a quiénes; el Estado y las ins- una relación con la cultura y la política no solamente a tra-
tituciones donde desarrollamos nuestro trabajo esta- vés de los espacios curriculares que destina para ello, si-
blecen formas de autoridad que pasan por los diseños no por el modo en que la justicia y la ética circulan por los
curriculares y por los programas que apoyan unas u otras pasillos, los patios; en las palabras que se ponen en jue-
pedagogías; el conocimiento científico y pedagógico se go y tantos otros lugares en los que la escuela les da pa-
constituye en una autoridad; y de la misma manera, un so a formas específicas de la política, la autoridad y la
Foto: L.T.
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DOSSIER
justicia. Como sabemos, más allá de las prescripciones relación; esto es, construir una posición que no está si-
existentes, el modo en que las formas de la justicia y la tuada en coordenadas predefinidas, fijas y definitivas si-
protección de niños y adultos entra en juego en la vida es- no una posición que sufre alteraciones y que busca e in-
colar, encierra una serie de cuestiones que no tienen res- venta respuestas. Esa relación se establece con la cultura,
puesta prefijada, sino que cobran sentido en el devenir de el poder, los saberes y las formas de su enseñanza; una re-
la práctica en un terreno de decisión que no está previa lación con los otros y lo que ellos generan en uno, con la
ni completamente cartografiado. Por eso “lo político-pe- política y la sociedad; con el mundo del trabajo y las múl-
dagógico”: es en el cruce de una relación de autoridad tiples estrategias que desarrollamos para ubicarnos en él.
reflexiva y democrática y de una relación con el saber, La idea de mediación nos fue sugerida por un texto
donde se configura la acción docente. breve pero poderoso de la filósofa española María
Zambrano2 sobre la tarea mediadora del maestro (lo di-
ce así, en masculino). En él se retrata el momento de co-
Mediación del docente como responsabilidad
menzar a dar clase en un aula. Zambrano dice:
Hay otra metáfora que puede pensarse en relación a
la docencia, y es la de mediación: una mediación respecto El maestro […] ha de subir a la cátedra para mirar des-
a la cultura, la sociedad, la política, la alteridad. Enseñar de ella hacia abajo y ver las frentes de sus alumnos todas
Fotos: L.T.
es -a riesgo de ser un poco esquemáticas- establecer una levantadas hacia él, para recibir sus miradas desde sus
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taleza para sentirse por encima de ese juicio infantil o cribió bellísimas páginas sobre la educación, el lenguaje y la ver-
dad. Republicana, conoció el exilio durante la dictadura franquista.
adolescente que seguramente supondrá que otros lo ha- 3 María Zambrano, “La mediación del maestro” (1965), en: Filosofía
rían mejor, más fácil, más entretenido. Pero nos toca a y educación, Manuscritos, editado por Ángel Casado y Juana
nosotros, los docentes, ofrecer presencia y palabra tam- Sánchez-Gey, Editorial Ágora, Málaga, 2007, pp. 116.
bién, hacer esa mediación y ese puente con los saberes que 4 Ibíd., p. 117.
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