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Antigenos Humorales Resumen

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INTRODUCCIÓN

El cáncer es un problema de salud importante en todo el mundo y una de las causas más
destacadas de morbilidad y mortalidad en los niños y los adultos. La mortalidad de los
tumores malignos se debe a su crecimiento incontrolado dentro de los tejidos normales,
lo que produce daño y deterioro funcional.

GENERALIDADES

Varias características de los antígenos tumorales y de las respuestas inmunitarias


antitumorales son fundamentales para comprender la inmunidad antitumoral y elaborar
estrategias de inmunoterapia antineoplásica.

Los tumores estimulan respuestas inmunitarias adaptativas específicas.

Observaciones clínicas y experimentos realizados en animales han establecido que,


aunque las células tumorales derivan de las células del anfitrión, los tumores
desencadenan respuestas inmunitarias. Estudios histopatológicos muestran que muchos
tumores están rodeados de infiltrados de células mononucleares formados por linfocitos
T, linfocitos citolíticos naturales (NK ) y macrófagos, y que hay linfocitos activados y
macrófagos en los ganglios linfáticos que drenan los lugares en que crece un tumor

- Las respuestas inmunitarias no impiden con frecuencia el crecimiento de los


tumores. Puede haber varios motivos por los que la inmunidad antitumoral sea
incapaz de erradicar las células transformadas. Primero, muchos tumores tienen
mecanismos especializados para evadir las respuestas inmunitarias del anfitrión.
- El sistema inmunitario puede activarse para matar de forma eficaz a las células
tumorales y erradicar los tumores.
-

ANTÍGENOS TUMORALES

La primera clasificación de los antígenos tumorales se basaba en sus patrones de


expresión. Los antígenos que se expresan en las células tumorales, pero no en las células
normales, se denominan antígenos específicos de tumores; algunos de estos antígenos
son exclusivos de tumores individuales, mientras que otros son compartidos por
tumores del mismo tipo. Los antígenos tumorales que también se expresan en las células
normales se denominan antígenos asociados a tumores; en la mayoría de los casos estos
antígenos son constituyentes celulares normales cuya expresión es aberrante o está
regulada de forma anómala en los tumores. La clasificación moderna de los antígenos
tumorales se basa en la estructura molecular y la fuente de antígenos expresados en las
células tumorales que estimulan las respuestas de linfocitos T o de anticuerpos en sus
anfitriones.
Productos de genes mutados

Los oncogenes y los genes supresores de tumores mutados producen proteínas que
difieren de las proteínas celulares normales y, por tanto, pueden inducir respuestas
inmunitarias.

Muchos tumores expresan genes cuyos productos son necesarios para la transformación
maligna o para el mantenimiento del fenotipo maligno. Con frecuencia, estos genes se
producen mediante mutaciones puntales, eliminaciones,translocaciones cromosómicas o
inserciones de genes víricos que afectan a protooncogenes celulares o genes supresores
de tumores.

Proteínas celulares no mutadas , pero expresadas de forma anómala


Los antígenos tumorales que desencadenan respuestas inmunitarias pueden ser proteínas
celulares normales que se expresen de forma anómala en las células tumorales. Se han
identificado muchos antígenos de este tipo en tumores humanos, como los melanomas,
mediante la clonación molecular de los antígenos reconocidos por los linfocitos T y los
anticuerpos procedentes de pacientes portadores de tumores. Una de las sorpresas que
surgió en estos estudios fue que algunos antígenos tumorales son proteínas no mutadas
que se producen en concentraciones bajas en las células normales y que se expresan en
exceso en las células tumorales.

Antígenos de virus oncógenos

Los productos de los virus oncógenos actúan como antígenos inmorales y desencadenan
respuestas específicas de linfocitos T que pueden serv ir para erra d icar los tumores.
Los virus A D N están implicados en la aparición de diversos tumores en los seres
humanos y en los animales de experimentación.

Son ejemplos en los seres humanos el virus de Epstein-Barr(VEB), que se asocia a los
linfomas de linfocitos B y al carcinoma nasofaríngeo, el virus del papiloma humano
(VPH), que se asocia al carcinoma cervical, en la orofaringe y otros lugares; y el virus
del herpes asociado al sarcoma de Kaposi (VHSK/VHH-8), que se asocia a tumores
vasculares. Los papovavirus, como el poliomavirus y el virus de los simios 40 (SV-40),
y los adenovirus inducen tumores malignos en los roedores recién nacidos o en los
adultos inmunodeficientes.

En la mayoría de estos tumores inducidos por virus ADN, los antígenos proteínicos
codificados por el virus se encuentran en el núcleo, el citoplasma o la membrana
plasmática de las células tumorales. Estas proteínas víricas de síntesis endógena pueden
procesarse y ser presentadas por las moléculas de la clase I del MHC en la superficie de
las células tumorales.

Como los péptidos víricos son antígenos extraños, los tumores inducidos por virus AD
N se encuentran entre los tumores más inmunógenos que se conocen.

Antígenos oncofetales

Los antígenos oncofetales son proteínas que se expresan en cantidades altas en las
células cancerosas y en los fetos normales en desarrollo, pero no en los tejidos del
adulto. Se piensa que los genes que codifican estas proteínas se silencian durante el
desarrollo, y que la represión desaparece con la transformación maligna. Los antígenos
oncofetales se identifican con anticuerpos generados en otras especies, y su mayor
importancia es que proporcionan marcadores que facilitan el diagnóstico tumoral. Sin
embargo, su e x presión en los adultos no está limitada a los tumores, pero está
aumentada en los tejidos y en la circulación en diversas enfermedades inflamatorias y
los antígenos se encuentran en cantidades pequeñas incluso en los tejidos normales. No
hay datos de que los antígenos oncofetales sean inductores o dianas importantes de la
inmunidad antitumoral. Los dos antígenos oncofetales mejor caracterizados son el
antígeno carcinoembrionario (CE A) y la a-fetoproteína (AFP).

El CEA (CD66) es una proteína integral de membrana muy glucosilada que pertenece a
la superfamilia de las inmunoglobulinas (Ig) y funciona como una molécula de adhesión
intercelular. La expresión elevada del CEA está restringida normalmente a las células
del tubo digestivo, el páncreas y el hígado durante los dos primeros trimestres de la
gestación, y se ve una expresión baja en la mucosa colónica adulta normal y en la mama
en fase de lactación. La expresión del CEA aumenta en muchos carcinomas del colon, el
páncreas, el estómago y la mama, y en estos pacientes está aumentada su concentración
sérica. Esta concentración sérica se utiliza para vigilar la presencia o la recurrencia de
los tumores después del tratamiento, pero no es un marcador diagnóstico porque el CEA
sérico también puede estar elevado en el contexto de enfermedades no neoplásicas,
como las enfermedades inflamatorias crónicas del intestino y del hígado.

La AFP es una glucoproteína circulante que normalmente se sintetiza y secreta durante


la vida fetal en el saco vitelino y en el hígado. La concentración sérica fetal puede ser de
hasta 2 a 3 mg/ml, pero durante la vida adulta la proteína es sustituida por la albúmina,
y en el suero hay solo concentraciones bajas.

La concentración sérica de AFP puede estar elevada significativamente en los pacientes


con carcinoma hepatocelular, tumores de células germinales y, ocasionalmente, cánceres
gástricos y pancreáticos. La elevación de la concentración sérica de AFP es un indicador
de
tumores hepáticos o de células germinales avanzados o de su recurrencia después del
tratamiento. A demás, la detección de AFP en cortes tisulares mediante técnicas
inmunohistoquímicas puede ayudar a identificar las células tumorales en el estudio
anatomopatológico. Como en el caso de CEA, la AFP sérica no es un marcador tumoral
útil porque se encuentran concentraciones elevadas en enfermedades no neoplásicas,
como la cirrosis hepática.

Antígenos glucolipídicos y glucoproteínicos alterados

La mayoría de los tumores humanos y experimentales expresan cantidades mayores de


lo normal o formas anómalas de glucoproteínas y glucolípidos de superficie, que pueden
ser marcadores diagnósticos y dianas terapéuticas. Estas moléculas alteradas son los
gangliósidos, los antígenos de los grupos sanguíneos y las mucinas. Algunos aspectos
del fenotipo maligno de los tumores, como la invasión hística y el comportamiento
metastásico, pueden reflejar la alteración de las propiedades de la superficie celular
debido a la síntesis anómala de glucolípidos y glucoproteínas. En los animales se han
generado muchos anticuerpos que reconocen los grupos glucídicos o los núcleos
peptídicos de estas moléculas. Aunque la mayoría de los epítopos que reconocen estos
anticuerpos no se expresa de forma específica en los tumores, están presentes en
mayores concentraciones en las células cancerosas que en las células normales. Esta
clase de antígenos asociados a los tumores es una diana para el tratamiento
antineoplásico con anticuerpos específicos. Los gangliósidos, incluidos GM 2, GD2 y
GD3, son glucolípidos expresados en cantidades altas en los neuroblastomas, los
melanomas y muchos sarcomas. Debido a la expresión selectiva en los tumores de estas
moléculas, constituyen dianas atractivas para tratamientos antitumorales específicos,
como el tratamiento con anticuerpos. Se están realizando ensayos clínicos con
anticuerpos contra los gangliósidos y con la inmunización con vacunas de gangliósidos
en pacientes con melanoma. Las mucinas son glucoproteínas de masa molecular alta
que contienen numerosas cadenas laterales glucídicas con enlaces O sobre un núcleo
polipeptídico. Los tumores muestran con frecuencia una alteración en la regulación de
la expresión de las enzimas que sintetizan estas cadenas laterales glucídicas, lo que da
lugar a la aparición de epítopos específicos del tumor en las cadenas laterales glucídicas
o en el núcleo polipeptídico expuesto de forma anómala. Varias mucinas han sido el
objetivo de estudios diagnósticos y terapéuticos, como el CA-125 y el CA-19-9, que se
expresan en los carcinomas ováricos, y el MUC-1, que se expresa en los carcinomas de
mama y colon. A l contrario que muchas mucinas, el MUC-1 es una proteína integral de
membrana que se expresa normalmente solo en la superficie apical del epitelio ductal de
la mama, una localización que está relativamente resguardada del sistema inm unitario.
Sin embargo, en los carcinomas ductales de la mama, la molécula se expresa de form a
no polarizada y contiene nuevos epítopos glucídicos y péptidos específicos del tumor
que pueden detectarse con anticuerpos monoclonales murinos. Los epítopos peptídicos
inducen respuestas de anticuerpos y de linfocitos T en los pacientes con cáncer, y se está
intentando conseguir vacunas que contengan formas inmunógenas de epítopos del
MUC-1.

Antígenos de diferenciación específicos de tejidos


Los tumores pueden expresar moléculas que normalmente solo se expresan en las
células de origen de los tumores y no en las células de otros tejidos. Estos antígenos se
denominan antígenos de diferenciación, porque son específicos de linajes particulares o
de determinadas fases de la diferenciación de varios tipos celulares. Su importancia
radica en que son posibles dianas parala inmunoterapia y para la identificación del
tejido de origen de los tumores. Por ejemplo, ya se han mencionado varios antígenos del
melanoma que son dianas de los CTL en los pacientes con antígenos de diferenciación
de los melanocitos, como la tirosinasa. Se pueden diagnosticar los linfomas como
tumores derivados de los linfocitos B por la detección de marcadores de superficie
característicos de esta estirpe celular, como el CD 10 (denominado antes antígeno
común de la leucemia linfoblástica aguda, o CALLA) y el CD20. Los anticuerpos frente
a estas moléculas también se utilizan para la inmunoterapia antitumoral; la
inmunoterapia más satisfactoria para los linfomas de linfocitos B no hodgkinianos es un
anticuerpo anti-CD20 (rituximab).
Estos antígenos de diferenciación son moléculas propias normales y, por tanto,
habitualmente no inducen respuestas inmunitarias intensas en pacientes portadores de
tumores.

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