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FILEMON

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FILEMON

BOSQUEJO:
1. Saludos (v.1-)
2. La vida de alguien que perdona (v.4-7)
3. Las acciones de alguien que perdona (v.8-18)
4. Los motivos de alguien que perdona (v.19-25)

Durante el tiempo que estuvieron juntos, Onésimo llegó a hacérsele tan indispensable a
Pablo, que habría querido seguir contando con su presencia. «Me habría gustado seguir
teniéndole conmigo,» escribe (versículo 13), pero no quiso hacer nada sin el consentimiento
de Filemón, el amo de Onésimo (versículo 14); así es que se le devolvió. Nadie sabía mejor
que Pablo el riesgo que corría. Un esclavo no era una persona, sino una herramienta viva.
Un amo tenía poder absoluto sobre sus esclavos. Podía apalearlos, o condenarlos a trabajos
durísimos -por ejemplo, haciéndolos trabajar encadenados en sus tierras, o en una especie
de prisión de trabajos forzados. O podía azotarlos con varas, palos o látigos; podía
marcarlos con hierro candente en la frente si eran ladrones o fugitivos, o hasta, si
consideraba que no tenían remedio, crucificarlos.

Plinio cuenta cómo trató Vedio Polio a un esclavo que llevaba una bandeja de copas de
cristal, y se le cayó y rompió una. Polio mandó que le arrojaran inmediatamente a una
piscina que había en el jardín llena de voraces lampreas, que le destrozaron. Juvenal hace el
retrato literario de una señora que se complacía en apalear a sus esclavas por puro capricho,
y de un amo que «se deleitaba con el sonido del látigo y los lamentos del azotado más que
con el canto de las sirenas,» y que nunca estaba tan contento «como cuando llamaba al
verdugo para que marcara a alguien con el hierro candente por robar un par de toallas,»
«que se alucinaba con el tintineo de las cadenas.» El esclavo estaba constantemente a
merced de su amo o ama.

Lo que todavía empeoraba más la situación era que los esclavos eran oprimidos por la ley.
Había en el Imperio Romano 60,000,000 de esclavos, y siempre existía el peligro de que se
revelaran. Sus levantamientos se eliminaban pronto. Y si un esclavo huía, lo mejor que le
podía pasar era que le marcaran con hierro candente en la frente con una F -que
representaba la palabra fugitivus ; y lo peor que le podía suceder era que le crucificaran.
Pablo sabía muy bien todo esto, y que la esclavitud era parte tan integrante del mundo
antiguo que hasta devolverle a Onésimo a su amo cristiano Filemón era correr un serio
riesgo.

LA APELACIÓN DE PABLO
Así es que Pablo le dio a Onésimo esta carta. Hace en ella un juego de palabras con el
nombre de Onésimo: Onésimos quiere decir literalmente en griego provechoso o útil.
Onésimo había sido un inútil en el pasado, pero ahora era útil (versículo 11). Ahora podría
decirse que no es Onésimo sólo de nombre, sino también de carácter. Puede que Filemón le
perdiera por un tiempo para recuperarle para siempre (versículo 15). Debe recibirle, no
como esclavo, sino como hermano en Cristo (versículo 16). Ahora es hijo de Pablo por la
fe, y Filemón debe recibirle como recibiría al mismo Pablo.

LA NUEVA RELACIÓN
Lo que hizo el Cristianismo fue introducir una nueva relación entre hombre y hombre en la
que se abolen todas las diferencias externas. Los cristianos somos un cuerpo, judíos o
gentiles, siervos o libres (1 Corintios 12:13). En Cristo no hay judíos ni griegos, ni esclavos
ni libres, varones o mujeres (Gálatas 3:28). En Cristo no hay griegos ni judíos, circuncisión
ni incircuncisión, bárbaros ni escitas, esclavos ni libres (Colosenses 3:11). Fue como
esclavo como se escapó Onésimo, y como esclavo como volvió; pero ya no era sólo un
esclavo, sino además un amado hermano en el Señor.
Cuando entra en la vida una relación así, los grados y las castas dejan de importar. Los
mismos nombres como esclavos y amos se convierten en irrelevantes. Si el amo trata al
esclavo como Cristo le habría tratado; si el esclavo sirve al amo como serviría a Cristo,
entonces no importa llamar al uno amo y al otro esclavo, porque su relación no depende de
ninguna clasificación humana, sino de que ambos están en Cristo.

El Cristianismo no atacó la esclavitud en sus primeros tiempos; el haberlo hecho habría


sido desastroso. Hizo más que eso: introdujo una nueva relación en la que los grados
humanos dejaron de importar. Se ha de notar que esta nueva relación no le dio nunca al
esclavo la oportunidad de aprovecharse: le convertía en un esclavo mejor y más eficaz,
porque ahora debía hacer las cosas de tal manera que se las pudiera ofrecer a Cristo. Ni
tampoco quería decir que el amo tuviera que ser suave y tolerante y complaciente,
dispuesto a aceptar un trabajo mal hecho y de calidad inferior; sino quería decir que ya no
trataría al esclavo como una cosa, sino como una persona y como hermano en Cristo.

Filemón es una carta enviada por Pablo a Filemón cuando le devolvió a su esclavo fugitivo;
y la escribió para exhortar a Filemón a recibir a Onésimo, no como recibiría un amo pagano
a un esclavo fugitivo, sino como un cristiano recibe a otro.

6. El versículo 6 sigue en forma natural. No sólo está relacionado con el v. 4, ya que nos da
el contenido de la oración de Pablo a favor de Filemón, sino que también se conecta con el
v. 5. En este último pasaje se hace mención del “amor del destinatario hacia todos los
santos”. Este amor se demostraba en la buena voluntad de Filemón para compartir sus cosas
con otros. Sin duda había hecho muchas contribuciones valiosas, tanto materiales como
espirituales, para el bienestar de la pequeña comunidad. Que demuestre, entonces, esta
misma actitud generosa, y al mismo tiempo el carácter genuino de su fe, en conexión con
otra cosa, a saber, al mostrar misericordia para con Onésimo. Este pensamiento, el cual
llena toda la carta y que está a punto de ser expresado en los versículos 8–21, es la base de
la afirmación del v. 6.
Quizá el mejor comentario sobre Flm. 6 es el que hallamos en Col. 3:13, “De la misma
manera que Cristo os perdonó, así también perdonad vosotros”.

7. Por tanto, continúa, Porque he derivado mucho gozo y consolación de tu amor, porque
han sido refrescados los corazones181 de los santos por medio de ti, hermano. Como ya ha
sido indicado, este versículo está íntimamente relacionado con el que precede. Y, por
supuesto, también con el versículo 4 (“doy gracias a mi Dios”), porque el versículo 7, como
también en v. 5, muestra por qué es que Pablo estaba tan agradecido. En tiempos de
adversidad o necesidad, Filemón dio descanso en más de una oportunidad a los cansados,
de acuerdo al ejemplo y la promesa de Cristo. Véase Mt. 11:28.182 No se especifica aquí,
como algunos sostienen, que el descanso o refrigerio fue brindado específicamente a los
esclavos. Lo que Pablo quiere dar a entender con estas palabras, pero todavía no lo declara
expresamente, es que dado que en el pasado Filemón había mostrado tal piedad y
generosidad a los creyentes, que lo haga otra vez.

8, 9. Por lo cual, dado que tú eres el tipo de persona que se deleita en refrescar los
corazones del pueblo de Dios, uno que cree firmemente en el amar y el compartir (vv. 4–7),
por eso, aunque en Cristo tengo plena libertad para ordenarte (que hagas) tu deber, antes
prefiero más bien rogarte por amor. Pablo está consciente de su autoridad como apóstol de
Cristo. Había oportunidades en que hasta recalcó su derecho a gobernar la iglesia en
asuntos de fe y conducta, una comisión que le dio su Señor (Ro. 1:1; 1 Co. 5:3, 4; 9:1; 2
Co. 10:13, 14; 12:12; Gá. 1:1; 2 Ti. 1:1, 11; 4:1; Tit. 1:1). Pero, dado que ahora descarga su
corazón a favor de Onésimo, prefiere no hacer énfasis en su prerrogativa apostólica.
Quisiera antes basar su ruego en el amor cristiano inteligente y con propósito, el mismo
amor que Filemón ha estado mostrando a todos los santos (v. 5). No podemos decir que aun
aquí Pablo excluye completamente toda apelación a su autoridad como embajador oficial de
Cristo. Si fuera así, ni siquiera lo habría mencionado. En este respecto los versículos 8, 9
pueden compararse al v. 19, donde el apóstol dice, “por no mencionarte que tú me debes tu
propio ser”, ¡y sin embargo lo menciona! De la misma forma aquí, en los vv. 8 y 9 la
referencia a la autoridad se hace pasar rápidamente por la mente de Filemón, para retirarse
después a un lugar secundario cuando el pensamiento se concentra en el poder motivador
más dinámico que existe en todo el universo, a saber, el amor.

El propósito verdadero de los versículos 10–14 es mostrar a Filemón cuán valioso había
llegado a ser Onésimo. Es útil, es el corazón mismo de Pablo, es uno con quien Pablo
estaría contento de retener con él. “Por lo tanto, Filemón, es mejor que perdones y olvides”.

15, 16. Se presenta todavía otra razón más por qué Filemón debe conceder lo que Pablo
pedía a favor de Onésimo: Además, quizá la razón por la que él fue apartado (de ti) por este
corto período fue que tú pudieras tenerlo de vuelta para siempre. Nótese que con un amor
que cubre todas las cosas (1 P. 4:8; cf. 1 Co. 13:7) el suplicante da la interpretación más
caritativa posible al caso de Onésimo. No dice, “quizá la razón por la que huyó de ti
después de cometer un robo”, [p 251] etc., sino que dice, “quizá la razón por la que él fue
apartado (de ti)”, etc. En otras palabras, Pablo, aunque de ninguna manera lo libra a
Onésimo de su culpa, desea que Filemón vea y considere la gloriosa y soberana providencia
de Dios. Es como si dijese, “Mira la mano de Dios en ese acontecimiento”. Dios usó la
mala acción de Onésimo para sacar algo bueno, y esto tanto para el fugitivo mismo como
para Filemón. El último había sido apartado de un esclavo por un corto tiempo; ¡es unido a
un hermano para siempre! El lazo que había entre amo y esclavo había sido roto durante ese
breve tiempo que transcurrió entre la huida y el regreso. El lazo entre los dos como
hermanos en Cristo jamás se rompería, ni aquí ni en el futuro. Ese era el propósito de Dios,
su maravilloso plan.

Habiendo dicho, “que tú pudieras tenerlo de vuelta para siempre”, el apóstol agrega, ya no
más como un esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, un hermano amado. Este
pasaje enseña claramente que Pablo no consideraba la inmediata y forzada emancipación
como la verdadera solución al problema de la esclavitud. Él no dice, “para que lo pongas en
libertad”, sino “que tú pudieras tenerlo de vuelta, ya no más como un esclavo, sino como
algo mejor que un esclavo, un hermano amado”. Cuando un esclavo llega a ser un
“hermano amado”, cesa de ser esclavo, aunque sigue siendo, como en este caso, un siervo.

17. En base, entonces, a todas estas razones que Pablo ha presentado en apoyo de su ruego,
que Filemón tome acción favorable: Así que, si me consideras un compañero, acéptale
como (me aceptas) a mí. El original dice, “toma a Onésimo a ti mismo, así como lo haces a
mí”. Esto es más que simplemente extenderle una cordial bienvenida cuando llegue.
Además, cuando Pablo escribe, “si me consideras un compañero”, él quiere comunicar algo
más que “si me estimas como un amigo”. El compañero es aquí el koinōnos, el que
participa en la koinōnia (comunión espiritual). Esta fraternidad siempre implica una
participación (véase sobre el v. 6), y algunas veces debe traducirse así.192 Por tanto, que le
sean dados a aquel que ahora vuelve como un humilde penitente y sincero hijo de Dios,
todos los derechos y privilegios pertenecientes a cualquiera que está incluido en esta
bendita comunión.

(V.18-19) Pablo ofrecía con toda sinceridad hacer restitución de lo que Filemón podría
haber perdido. De modo que, usando una fraseología comercial, dijo, “cárgalo a mi cuenta”.
Después continúa, Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano. En otras palabras, “he aquí
mi pagaré, con mi propia firma en él”. Esto ha sido interpretado como indicando que toda la
carta fue escrita por Pablo mismo. Aunque esto es una posibilidad, no se puede probar. Lo
único que afirma esta declaración es que la promesa de reembolsar a Filemón lo que pueda
haber perdido era de su propia mano.
Reflexionando nuevamente en todo el ruego, con todas las razones mencionadas hasta
ahora, continúa, Sí, hermano, déjame recibir algún beneficio195 de ti en el Señor. El
término de cariño, hermano (véase también v. 7), el cual expresa el amor y la íntima
comunión espiritual, corresponde muy bien en este punto. Lo que llama la atención es la
forma en que Pablo casi se identifica con Onésimo, pues dice, “déjame recibir algún
beneficio de ti”. En otras palabras, cualquier favor que Filemón conceda a Onésimo se
considera como concedido a Pablo.

21. Te estoy escribiendo confiado en tu obediencia. La obediencia a la que Pablo se refiere


es la obediencia al evangelio. Es al oír con atención las demandas de Dios tal como se
expresan en el evangelio (cf. Ro. 10:16; Fil. 2:12; 2 Ts. 3:14). Es, por tanto, algo más que el
simple hecho de atender el consejo de Pablo y acceder a su petición. Es el evangelio que el
mismo Cristo predicó, que demanda que aquellos que han sido grandemente beneficiados
también muestren bondad para con otros. El pasaje de Mt. 18:21–35 prueba este punto en
forma concluyente. Es como si el apóstol dijese que ni siquiera tiene que esperar hasta que
oiga si Filemón actuó o no conforme a la conmovedora petición que esta carta le
presentaba. Confía plenamente que Filemón hará lo correcto y caritativo. De hecho añade,
sabiendo que harás más aun de lo que te digo.

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