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La Victoria Es Del Señor (Gedeón) (ESA) Por Wim Malgo

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CONTENIDO PÁGINA

Introducción: La Vocación de los Humildes………………………………………………….. 3

Requisito Para Una Clara Vocación……………………………………………………...…… 4

¿…y si Falta la Reserva de Fe?………...……………...……...………………………...……. 10

Una Victoria Ilógica………………….………………….…………………………...……….. 20

LLAMADA DE MEDIANOCHE
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«Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!»
—Mateo 25:6.
La Obra Misionera Llamada de Medianoche es una misión sin fines lucrativos, con el objetivo
de anunciar la Biblia entera como infalible y eterna Palabra escrita de Dios, inspirada por el
Espíritu Santo, siendo la única y segura base para la fe y conducta del cristiano. La finalidad de
“Llamada de Medianoche” es:
1ro — Llamar a las personas a Jesucristo en todos los lugares,
2do — Proclamar la Segunda Venida del Señor Jesucristo,
3ro — Preparar a los creyentes para Su Segunda Venida,
4to — Mantener la fe y advertir respecto de doctrinas falsas.
Sostén: Todas las actividades de la Obra Misionera “Llamada de Medianoche” son mantenidas
a través de ofrendas voluntarias de los que desean tener parte en este ministerio.
Las citas están tomadas de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas Unidas,
excepto cuando se cite otra. Usada con permiso.
Este material está disponible gratuitamente, con la única finalidad de ofrecer lectura edificante a
todos aquellos hermanos que no tienen los medios económicos para adquirirlo. Si eres alguien
financieramente privilegiado, utiliza este material para tu evaluación, y, si te gusta, bendice al
autor, editores y librerías, con la compra del libro.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 2


INTRODUCCIÓN:
LA VOCACIÓN DE LOS HUMILDES
Dios, el Eterno, siempre llama a personas individuales para trasmitir Su Salvación a muchos.
Así lo hizo ya en la vida de Abraham, respecto a quien dice el Señor en Isaías 51:2:
«Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que
uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué.»
A Abraham también él Señor le prometió:
«Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti
todas las familias de la tierra» —Génesis 12:3.
Dios hace Su obra no por comités, sino por individuos.

«Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano
de Madián por siete años. 2Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de
Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares
fortificados. 3Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y
amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. 4Y acampando contra
ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel,
ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en
grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la
tierra para devastarla. 6De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de
Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. (…) 11Y vino el Ángel de Jehová, y se sentó
debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba
sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. 12Y el ángel de Jehová se
le apareció, y le dijo:
—Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.
13
Y Gedeón le respondió:
—Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y
dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos
sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de
los madianitas.
14
Y mirándole Jehová, le dijo:
—Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío Yo?
15
Entonces le respondió:
—Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés,
y yo el menor en la casa de mi padre.
16
Jehová le dijo:
—Ciertamente Yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.»
—Jueces 6:1-6, 11-16.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 3


1. REQUISITO PARA UNA CLARA VOCACIÓN
LA CONCIENCIA DE LA PROPIA INDIGNIDAD E INCAPACIDAD.
¿Por qué escogió justamente a Gedeón? La respuesta la tenemos en primer lugar en la confesión
de Gedeón al recibir el llamamiento a través del Ángel del Señor:
«Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés,
y yo el menor en la casa de mi padre» —Jueces 6:15.
David, por ejemplo, lo comprendió al decir a su orgullosa esposa Mical, entre otras cosas:
«…Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para
constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante
de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado
delante de las criadas de quienes has hablado» —2 Samuel 6:21, 22.
David lo sabía:
“Puedo ser solamente un hombre según el corazón de Dios si no soy nada a mis propios
ojos.”
La vocación y el despojarse a sí mismo se encuentran, pues, inseparablemente unidos el uno al
otro. Esta verdad Pablo la destaca claramente en 1 Corintios 1:26-29:
«Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni
muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin
de que nadie se jacte en Su presencia.»
¿Cuándo escogió el Señor a Gedeón como Su instrumento? Cuando la necesidad había
alcanzado su tope:
«De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel
clamaron a Jehová» —Jueces 6:6.
Según la voluntad de Dios, los israelitas fueron sometidos durante siete años bajo la mano de
Madián. Esta es otra manera más elevada de comprender la historia mundial que la que
generalmente se tiene:
«Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano
de Madián por siete años» —Jueces 6:1.
No fue el tener suerte en la guerra o el mejor armamento del oponente lo que probó ser decisivo,
sino el Señor: si también hay guerra en nuestra vida, esto sucede por la mano del Señor.
«que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová Soy el
que hago todo esto» —Isaías 45:7.
Del tiempo anterior a la ocupación de Israel por Madián, leemos en Jueces 5:31c:
«…Y la tierra reposó cuarenta años.»
Israel, pues, tuvo un plazo de 40 años para mostrarse aprobado y obedecer al Señor. ¿Cuánto
tiempo de reposo hemos tenido desde la última guerra? Todo juicio viene de parte del Señor,
también en la vida de los individuos.
Al mirar la vocación de Gedeón puede plantearse la pregunta: ¿No hubiera podido el Señor
derrotar a los enemigos de Israel directamente, por Su omnipotencia, cuando los hijos de Israel
clamaron a Él en su tribulación? Ciertamente, sí. Pero Dios actúa mediante hombres débiles, por
Su Palabra. Esto se destaca en Jueces 6:7-10, pues después de haber los israelitas clamado a
Dios, Él les manda primeramente Su Palabra de reprensión por medio de un profeta
desconocido. De esta manera, el Señor convenció a Su pueblo de la causa de su miseria, y
justamente esto es a lo que la Palabra de Dios apunta siempre, también a través de este mensaje.
A ti que te encuentras en la miseria, la palabra quiere demostrarte la causa de tu mala situación.
¿Es acaso la desobediencia en tu vida lo que te llevó a la miseria? Es importante en c uanto a
esto que des la razón a Dios y no trates de disculparte.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 4


Inmediatamente después del castigo por medio de la Palabra, siguió el llamamiento de Gedeón.
«Y vino el Ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de
Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de
los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo:
—Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.»
—Jueces 6:11, 12.
Esa inclinación de Dios hacia lo humilde, mediante el Ángel del Señor, nos deja ver muchas
cosas:
1) A Dios, el Señor, le duele si Su pueblo sufre por causa de sus pecados;
2) Si clamamos a Él en medio de nuestra aflicción, Él se inclina hacia nosotros, y la Salvación
se acerca.
¡Todavía hoy es así! Como un águila, Él baja hacia nosotros, y la Salvación ya está presente
aunque todavía no la veamos. También en Israel las circunstancias siguieron siendo las mismas
que antes, pero el Señor intervino.

EL QUE ES LLAMADO POR EL SEÑOR ES ANIMADO POR ÉL


El Señor se dirigió a Gedeón denominándolo “varón esforzado y valiente”, y Gedeón se asustó.
Pero ese nombre que le dio el Señor hizo que ríos de bendición y coraje fluyeran del corazón de
Gedeón, convirtiéndole en héroe.
Cuando un gran general se dirigió un día a un soldado común pero valiente, tildándole de
“teniente”, los ojos de este comenzaron a brillar, pues sabía: “ahora realmente fui hecho
teniente”. Algo semejante sucede cuando el Señor nos llama por nombre. Él nos considera
según la dignidad del nombre que Él nos da. Si Él te dice: “tú eres Mi hijo”, entonces eres un
hijo de Dios. Si Él te dice: “Mi siervo eres”, también lo eres. Pero si Él te dice: “eres gusano”
(Isaías 41:14), entonces Él quiere mostrarte tu debilidad. Sin embargo, puedes ser un héroe de
Dios. Verdaderamente, también aquí vale:
«Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque
yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que
está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» —1 Samuel 16:7.
Según parece, Gedeón no era en absoluto el hombre adecuado para recibir un llamamiento tan
grande y glorioso: el de lograr la Salvación de Israel. Él estaba trillando el trigo a escondidas,
por miedo a los de Madián:
«…su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.»
—Jueces 6:11b.
Pero con el llamamiento del Señor, se pone muy en claro por qué Él llamó a Gedeón. Pues
Gedeón era alguien que trataba de salvar de la cosecha lo que se podía salvar. Todos los demás
en Israel solamente miraban lo que pasaba y soportaban el hurto con resignación.
«Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los
hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los
frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni
bueyes, ni asnos» —Jueces 6:3, 4.
Nadie se defendía contra esto. También hoy son muy pocos los que se defienden, pero Dios
sigue llamando aun hoy, a través de estas líneas, a esas personas que tienen firmemente asida la
cosecha espiritual que se encuentra en su posesión. Busca a personas que se defienden con toda
dedicación contra el imponente enemigo. ¿No resuena en esto la advertencia de nuestro Señor
glorificado: «He aquí, Yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu
corona» (Apocalipsis 3:11)?
¡Que hoy suceda que te dejaras llamar por el Señor, como Gedeón, que tenía coraje para nadar
contra la corriente! Tal vez te encuentres en medio de una desesperada situación de defensa para
mantener la herencia espiritual. Si es así, el Señor está ahora delante de ti y te dice:
—Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.
Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 5
LOS CRÍTICOS DE LA BIBLIA,
LAS LANGOSTAS DE NUESTROS DÍAS.
¿Por qué no se defendía Israel contra los enemigos que le destruían todo? En primer lugar,
porque esos madianitas, amalecitas y árabes eran parientes de consanguinidad de Israel. Con
esto llegamos al centro del problema de Israel, y también de nuestro problema de hoy. Sin
embargo, esos devastadores de la tierra de Israel, estaban sin promesa de parte de Dios. Sí, hasta
fue por un Pecado que ellos llegaron a ser parientes de Israel por consanguinidad. Pues el
segundo matrimonio de Abraham con Cetura no estaba bajo la promesa del Señor. Los hijos que
nacieron de ese matrimonio fueron…
«…Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa» —Génesis 25:2.
Ellos no pertenecían a la línea de la fe. Eran hijos de la carne pero no del Espíritu. El hecho de
que esa descendencia sin promesa llegara a ser un juicio y una plaga para la simiente de la
promesa de Abraham, nos sirve de advertencia en cuanto a los enemigos que tenemos hoy en
día.
«Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los
hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los
frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni
bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande
multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para
devastarla» —Jueces 6:3-5.
Hoy también tenemos que vérnosla con otros “madianitas”, que son incontables como una
multitud de langostas. Y estos enemigos nuestros también tienen parientes de consanguinidad
con nosotros. Son los co-cristianos, que se han apartado, no obstante, de la línea de fe y tal
como aquellos enemigos no perdonaban el fruto de la tierra, los críticos de la Biblia de hoy en
día se asemejan a ellos por no tomar ya en serio la Palabra de Dios. Por ejemplo, Rudolf Karl
Bultmann (1884–1976), para nombrar tan solamente a uno de los muchos que hoy: por su
“desmitologización” del Nuevo Testamento, quitó los milagros de Jesús de la Sagrada escritura.
En cuanto a esto citamos, de “Evangelisches Gemeindelexicon”, página 102:
“El ensayo de Bultmann que lleva por título «Nuevo Testamento y Mitología» y fue
publicado en el año 1941, ocupó durante muchos años el primer plano en la discusión de la
teología alemana. Bultmann afirma en ese ensayo, que el mensaje de la Salvación se
presenta en el Nuevo Testamento con la vestimenta de la mitología, y que es menester darle
una nueva interpretación hoy día. Tilda de «mitológico» todo el lenguaje que presenta cosas
divinas del más allá como cosas humanas de este mundo. Al igual que la teología liberal, que
se remonta a Immanuel Kant (1724-1804) en cuanto a esto, él niega la evidencia de una
reconocible actuación de Dios en el mundo y en la historia.”
Por medo de tales “teólogos” y sus actuales seguidores, los cuales abundan hoy en día, los
hombres reciben piedras en vez de pan. En Jueces 6:6 leemos:
«De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián…».
La traducción portuguesa de Joao Ferreira de Almeida dice así:
«Así Israel quedó muy debilitado por la presencia de los madianitas….»
Lo mismo pasa con la Iglesia de Jesús: por la multitud de los enemigos que, con todo son
nuestros parientes según la sangre, la Iglesia de Jesucristo se encuentra muy debilitada y
empobrecida.
Pero, ¡justamente en esta situación es que el Señor busca a quienes se comportan como Gedeón,
quienes defienden la herencia espiritual!
También los amalecitas, que marcharon contra Israel como aliados de Madián (Jueces 6:3),
eran parientes de consanguinidad de Israel; se originaron del nieto ilegítimo de Esaú, Amalec.
«Estos son los nombres de los hijos de Esaú: Elifaz, hijo de Ada mujer de Esaú; Reuel, hijo
de Basemat mujer de Esaú. Y los hijos de Elifaz fueron Temán, Omar, Zefo, Gatam y Cenaz.
Y Timna fue concubina de Elifaz hijo de Esaú, y ella le dio a luz a Amalec; estos son los hijos
de Ada, mujer de Esaú» —Génesis 36:10-12.
Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 6
Reconocemos la relación: los pecados de Israel en la época de Gedeón eran los mismos de hoy
en día: la incredulidad, el culto a los ídolos y la concupiscencia de la carne. De esta manera,
Israel llegó a ser aterrorizado justamente por aquellos enemigos a los cuales no quiso
desarraigar de su propio corazón. En Deuteronomio 25:17-19, Dios había mandado
expresamente borrar la memoria de Amalec, pero Israel no lo hizo.
«Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo te
salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban
detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios. Por
tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que
Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de
debajo del cielo; no lo olvides.»
Consecuentemente, esos enemigos llegaron a ser juicio para Israel, por seguir ellos tolerando el
mismo Pecado en su corazón. Escucha como Dios acusa a los israelitas:
«y os dije: Yo Soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra
habitáis; pero no habéis obedecido a Mi voz» —Jueces 6:10.
Por su desobediencia a la Palabra de Dios, Israel entró en el círculo vicioso de causa y efecto. Y
en esta situación llamó Dios a Gedeón. Pero el Señor quiere llamar a personas como Gedeón en
esta época confusa en la cual todo se hunde en concupiscencia de la carne e incredulidad. ¡Qué
podríamos llegar a ser para nuestra familia, para nuestra iglesia, para nuestra aldea, nuestra
ciudad, para nuestra patria, sí, para un mundo perdido, si nos volviésemos una Iglesia
compuesta por “Gedeones”!
Si tú dices ahora: “Si, también yo soy humilde y pequeño. También yo trato de guardar mi
cosecha del enemigo,” entonces tienes ya los primeros requisitos para una clara vocación. Pero
hay más cosas todavía que se destacan en la vida de Gedeón:

1) UNA ACTITUD SACERDOTAL


Gedeón no era un egoísta de su fe. Al decirle el Ángel del Señor: «Jehová está contigo, varón
esforzado y valiente», él se identificó enseguida con todo su pueblo respondiendo:

—Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto?...»
—Jueces 6:13a.
Por esto vemos que Gedeón no pensaba tan solamente en sí mismo sino también en todo su
pueblo. Él tenía una actitud sacerdotal. Y esta actitud es otra condición para llegar a ser un
Gedeón.

2) UNA FE ATENTA
Gedeón dice al Ángel del Señor:
—«…¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo:
¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en
mano de los madianitas» —Jueces 6:13b.
El corazón de Gedeón contenía una fe que estaba atenta. No le era indiferente lo que pasaba con
Israel. Él sentía tristeza por la ausencia de la victoria del Señor. La masa del pueblo estaba
indiferente. Sufrían y se empobrecían. Pero Gedeón preguntaba qué había pasado con los
milagros del Señor. También él estaba entristecido, pero su corazón se llenó de esperanza.
¡Cuánto tiempo él había sufrido ya por la aflicción de su pueblo!, pero, he aquí, el Señor se le
revela y le llama. ¿Sufres también por la miseria de la Iglesia de Jesús en medio de un mundo
perdido? ¡Entonces, oye! Dios sabe encontrar siempre a las personas que sufren de esta manera ,
y algún día Él se les revela muy personalmente, como lo experimentó también Gedeón:

«Entonces Jehová volviéndose hacia él, dijo:


—Anda con esta tu fuerza, y tú salvarás a Israel de mano de Madián: ¿no te he enviado Yo?»
—Jueces 6:14, Versión Moderna.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 7


De este texto se destacan otra vez varias cosas muy importantes:
1. Es Significativo que el Señor se Volvió Hacia Gedeón.
También encontramos una afirmación parecida en Lucas 22:61a:
«Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro...» (La Biblia de las Américas).
En aquel momento se produjo el gran cambio en la vida de Pedro, cuando los ojos de Jesús
se fijaron en los suyos. Y cuando el Señor, en nuestro pasaje, se vuelve hacia Gedeón,
cuando le mira, sucede el gran cambio también en su corazón. Querido lector, preséntate
ahora también conscientemente delante de los ojos del Señor, para que lo prometido en el
Salmo 32:8 pueda cumplirse también en tu vida:
«Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré Mis ojos.»
Son muy pocos los que quieren que el Señor vea todo. Resisten los ojos de Su Majestad, tal
como lo leemos en Isaías 3:8:
«Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; porque la lengua de ellos y sus obras
han sido contra Jehová para irritar los ojos de Su majestad.»
¿No quieres ahora presentarte delante de Sus ojos?

2. El Señor da un Mandato a Gedeón: «¡Ve!...»


Este mandato es dirigido también a ti en este momento, a través de los labios de Jesús:
«…Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura» —Marcos 16:15.
Tal como el Señor lo exigía de Gedeón, Él lo exige también de ti:
—“¡Ve!”
¡No permanezcas en la pasividad, sino levántate, actúa, obedece a Su mandamiento!
“¿Y si uno es viejo y ya no puede ir?” El camino al Trono de Gracia está abierto,
justamente también para nuestros hermanos ancianos
«Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de Su
carne, y teniendo un Gran Sacerdote sobre la Casa de Dios, acerquémonos con corazón
sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y
lavados los cuerpos con agua pura» —Hebreos 10:19-22.

«Por tanto, teniendo un Gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de
Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin Pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al Trono de la Gracia,
para alcanzar misericordia y hallar Gracia para el oportuno socorro.»
—Hebreos 4:14-16.
¡Dios está en busca de creyentes con almas sacerdotales!
«Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de
Mí, a favor de la tierra, para que Yo no la destruyese; y no lo hallé» —Ezequiel 22:30.
Dios no está buscando nuevos métodos o programas; Dios siempre busca a alguien que se
ponga en la brecha. Una sola persona puede hacer una gran diferencia.

3. Dice el Señor: «Ve con esta tu Fuerza…»


En otras palabras:
—Utilizaré tu debilidad, pues «…Mi poder se perfecciona en la debilidad…»
—2 Corintios 12:9.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 8


Jesús quiere usarte como un mensajero que viene no por su propia fuerza sino que sabe que
depende totalmente del Señor. De hecho, la terminología en la última cláusula de este
versículo [«…para que el poder de Cristo habite en mí»] es única, porque Pablo dice
literalmente: «…para que el poder de Cristo instale su tienda de campaña sobre mí».
[Simon J. Kistemaker, Comentario Al Nuevo Testamento: 2 C (G a a
: a 200 ). 61 .
La imagen que se describe es de Dios descendiendo del Cielo para habitar en el tabernáculo
en medio del pueblo de Israel («Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la
gloria de Jehová llenó el tabernáculo» —Éxodo 40:34). Es la imagen de Jesús, que
descendió del cielo y habitó, como en una tienda de campaña, entre Su pueblo («Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos Su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad» —Juan 1:14).

4. El Mismo Señor dio a Gedeón la Impresionante Tarea de Salvar al Atormentado Pueblo


de Israel de sus Enemigos:
«…y salvarás a Israel de la mano de los madianitas…» —Jueces 6:14.
¡En verdad, una inmensa tarea! Pero el Señor mismo afirma esta vocación con las palabras:
¿…no te he enviado Yo?...» —Jueces 6:14, Versión Moderna.
Esta es la garantía para Gedeón de que el Señor quiere lograr eso mediante su debilidad
como también está escrito en 1 Tesalonicenses 5:24:
«Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.»
Por esto, hijo de Dios, no temas dejarte llamar hoy por Él, pues todo lo que el Señor exige
de ti, Él mismo quiere hacerlo a través de ti.

CUANDO EL SEÑOR HABLA


El cambio que se produjo en Gedeón se expresa en la tremenda diferencia entre Jueces 6:13,
que todavía registra su queja: «… ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres
nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha
desamparado…», y Jueces 6:15, versículo en el que él ya pregunta: «… ¿con qué salvaré yo a
Israel?...». Ese “con qué” muestra, por otra parte, que Gedeón aún no estaba del todo
convencido del hecho que era Dios mismo quien le hablaba. Pero fue muy bueno que él
reconociera su propia pobreza y debilidad, y que confesara:
«…He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.»
—Jueces 6:15.
¿No pasa lo mismo con nosotros? Muy a menudo, nosotros tampoco estamos compenetrados
del hecho que es el Omnipotente el que nos habla mediante las palabras de la Biblia. De otra
manera, seríamos más que vencedores.
Faltaba que aconteciera una cosa en la vida de Gedeón: la unión de su impotencia con la
ilimitada omnipotencia del Señor. Pero esa unión fue establecida enseguida por el Señor
mediante Su promesa:
—«Ciertamente Yo estaré contigo…» —Jueces 6:16a.
Con esto los enemigos incontables y miles de veces superiores, fueron reducidos a un solo
hombre, pues el versículo continúa, diciendo:
«…y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre» —Jueces 6:16b.
Para mí, este hecho llegó a ser muy grande: tenemos en el mundo invisible un número enorme
de enemigos alrededor de nosotros y también en nosotros, toda la atmósfera impía, el mundo en
general, la incredulidad, nuestra carne, nuestra alma, las depresiones, etc. Pero si el Señor está
contigo y conmigo, todos esos enemigos se reducen a un solo enemigo: Satanás. Y éste ya ha
sido vencido por Jesucristo en la cruz del Gólgota, por el mismo Señor que desea estar contigo
muy especialmente a partir de este momento.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 9


Quién, pues, quiera permitir hoy, en esta avanzada época del fin, que el Señor le llame como
“Gedeón”, será invencible, pues podrá decir juntamente con el salmista:
«Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor…» —Salmo 71:16a.
También se podrá regocijar:
«Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.»
—Romanos 8:37.

2. ¿…Y S FA TA A ESE VA E FE?


«Jehová le dijo:
—Ciertamente Yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
17
Y él respondió:
—Yo te ruego que si he hallado gracia delante de Ti, me des señal de que Tú has hablado
conmigo. 18Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a Ti, y saque mi ofrenda y la
ponga delante de Ti.
Y Él respondió:
—Yo esperaré hasta que vuelvas.
19
Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la
carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella
encina. 20Entonces el Ángel de Dios le dijo:
—Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo.
Y él lo hizo así. 21Y extendiendo el Ángel de Jehová el báculo que tenía en Su mano, tocó con
la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la
carne y los panes sin levadura. Y el Ángel de Jehová desapareció de su vista.»
—Jueces 6:16-21.
En el primer capítulo de este libro vimos como el Señor se reveló a Gedeón de manera singular,
llamándolo a libertar a Israel de la tribulación que le causaban los madianitas. En esa ocasión el
Señor le dijo también:
—«Ciertamente Yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.»
Sin embargo, esto no le bastó a Gedeón, pues carecía de reserva de fe. Por esto, él pidió una
señal visible de parte del Señor:
—«Yo te ruego que si he hallado gracia delante de Ti, me des señal de que Tú has hablado
conmigo...» —Jueces 6:17.
La falta de una reserva de fe en una época carente de fe es algo grave. Justamente hoy en día, en
una época en la cual la Iglesia del Señor se encuentra expuesta a aflicciones cada vez más
fuertes, necesitamos más que nunca antes una reserva de fe. Ya en tiempos antiguos el salmista
rogó:
«Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de
entre los hijos de los hombres» —Salmo 12:1.
Y en Jeremías 7:28b, el Señor hasta tiene que lamentarse:
«… ha perecido la fidelidad y ha desaparecido de su boca» (Nácar-Colunga).
Con base en estos hechos, uno puede comprender por qué el profeta exclama:
«¿No es la fidelidad, ¡oh Yahvé! lo que buscan Tus ojos?...»
—Jeremías 5:3a, Nácar-Colunga.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 10


Reina-Valera y Martín Lutero traducen la palabra hebrea “fidelidad” más bien desde el punto
de vista objetivo:
«Oh Jehová, ¿no miran Tus ojos a la verdad?» — «Señor, Tus ojos buscan la fe.»
Gedeón demandó un total de tres señales de parte del Señor: la primera con referencia al propio
Señor; las otras dos —con el vellón y la lana—, a la obra de liberación que el Señor había
prometido realizar a través de Gedeón.

LA FALSA OFRENDA DE CEREAL: JESÚS RECIBE A LOS PECADORES


La primera señal demandada por Gedeón es de naturaleza profética. Constreñido por el impacto
divino de su vocación, el actúa de modo profético. Poe eso Gedeón dice al Ángel del Señor:
—«Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a Ti, y saque mi ofrenda y la ponga
delante de Ti.
Y Él respondió:
—Yo esperaré hasta que vuelvas» —Jueces 6:18.
Pero Gedeón vuelve con una ofrenda de cereal que es defectuosa, que no corresponde a las
reglas de la Ley y que muestra su ignorancia, pues había sido criado en la atmósfera del culto a
Baal. Primero él prepara algo que ni siquiera formaba parte de la ofrenda de cereal, sino que
estaba excluido de ella. Pues la Ley acerca de la ofrenda de cereal, descrita en Levítico 2, no
exige ningún animal, no se necesitaba ningún sacrificio vicario, y tampoco sangre que fuera
derramada.
«Cuando alguien ofrezca una ofrenda de cereal como ofrenda al SEÑOR, su ofrenda será de
flor de harina, sobre la cual echará aceite y pondrá incienso… Y si tu oblación es una
ofrenda de cereal preparada en sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con
aceite» —Levítico 2:1, 5, La Biblia de las Américas.
Sin embargo, Gedeón toma un cabrito y lo inmola. Era su confesión de Pecado:
“Señor, no te puedo traer ninguna ofrenda de cereal, ninguna vida santificada.”
La ofrenda de cereal prescrita por la Ley, consistía en masa sin levadura, pues la levadura es
símbolo del Pecado. Como era sin sangre, la ofrenda de cereal señalaba hacia la vida santa e
inmaculada del Señor Jesucristo. Gedeón, pues, en ese momento quiere sacrificar su ofrenda de
cereal (masa sin levadura), pero también un cabrito, un sustituto. Aquí vemos, por primera vez
en la Biblia, la unión de una ofrenda por el Pecado con una ofrenda de cereal:
«Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina…»
—Jueces 6:19a.
Por eso también aquella petición de Gedeón:
—«Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a Ti, y saque mi ofrenda y la ponga
delante de Ti…» —Jueces 6:18a.
En otras palabras, él pregunta:
—“¿Señor, no te alejarás si te traigo mi deseo de tener una vida sin levadura, una vida
santificada, confesándote simultáneamente mi culpa mediante un cabrito muerto, el sustituto?”
Y sucede entonces lo maravilloso: el Señor acepta esa ofrenda diciéndole:
—«Yo esperaré hasta que vuelvas» —Jueces 6:18b.
Así sigue actuando el Señor hoy en día. Él, que Es santo, sin levadura, sin Pecado, se
identifica contigo, con el impuro.
«Y se dispuso con los impíos Su sepultura, mas con los ricos fue en Su muerte; aunque
nunca hizo maldad, ni hubo engaño en Su boca» —Isaías 53:9;
«Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros
hechos; mas Éste ningún mal hizo» —Lucas 23:41;
«Al que no conoció Pecado, por nosotros lo hizo Pecado, para que nosotros fuésemos hechos
Justicia de Dios en Él» —2 Corintios 5:21;
Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 11
«Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino Uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin Pecado.»
—Hebreos 4:15;
«Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los
pecadores, y hecho más sublime que los cielos» —Hebreos 7:26;
«Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para que sigáis Sus pisadas; el cual no hizo Pecado, ni se halló engaño en Su boca.»
—1 Pedro 2:21, 22;
«Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay Pecado en Él»
—1 Juan 3:5.
Es muy conmovedor lo que leemos Jueces 6:21a:
«Y extendiendo el Ángel de Jehová el báculo que tenía en Su mano, tocó con la punta la
carne [lo pecaminoso] y los panes sin levadura [lo impecable …»

Aquí, en espíritu, veo lo siguiente: dos se vuelven uno, el Señor y Gedeón, y sobre los dos pasa
el fuego del Juicio Divino, como sigue diciendo:
«…y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el Ángel
de Jehová desapareció de su vista» —Jueces 6:21b.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 12


Aquí nos es representado proféticamente ese maravilloso secreto:
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí
Mismo por mí» —Gálatas 2:20.
Yo, el pecador, juntamente con Aquel que no conoce Pecado, en un mismo juicio. Estas cosas
sucedieron en Gedeón antes de que él cumpliera con su vocación, y tienen que suceder en la
vida de cada uno antes de poder cumplir su vocación. Pensemos en aquel hombre leproso que
rogó a Jesús insistentemente:
—«Si quieres, puedes limpiarme» —Marcos 1:40.
Nadie hubiera tenido el coraje de tocar a un leproso, pues existía el peligro de ser contagiado.
Pero el Puro, el Santo, el que fue conmovido interiormente con misericordia, extendió Su mano
y tocó al hombre leproso, diciéndole:
—«Quiero, sé limpio» —Marcos 1:41.
¡Y él fue limpio! Aquí vemos de manera cristalina, el más profundo sentido del efecto del
Gólgota: el que ha perecido como pecador en su propio ser, en el fuego del Juicio sobre el
Gólgota, juntamente con Jesucristo que no conoció Pecado, llega a ser un Gedeón vocacionado.
¡Pero entonces deben verse también las consecuencias de esa unión!
¿DÓNDE ESTÁN LAS CONSECUENCIAS DEL GÓLGOTA EN TU VIDA?
—¿Qué consecuencias?, —preguntas.
Volvamos a ocuparnos de Gedeón:
«Viendo entonces Gedeón que era el Ángel de Jehová, dijo:
—Ah, Señor Jehová, que he visto al Ángel de Jehová cara a cara» —Jueces 6:22.
Con su sacrificio vicario él quiere representar, pues, a sí mismo, el cabrito juntamente con la
masa sin levadura, el Santo. Gedeón —el pecaminoso está siendo confrontado con Aquel que
no conoce Pecado:
—«…que he visto al Ángel de Jehová cara a cara» —exclama, y teme tener que morir.
Gedeón sabe que el Santo Dios y el hombre pecaminoso se separan mutuamente. Sin embargo
Jueces 6:23 dice:
«Pero Jehová le dijo:
—Paz a ti; no tengas temor, no morirás.»
¿Qué siguió a eso?
«Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-Salom [Esto es, Jehová es Paz]…»
—Jueces 6:24a.
Esta es la experiencia del Gólgota, lugar en que la paz y la justicia se besan.
«La Misericordia y la Verdad se han encontrado, la Justicia y la Paz se han besado»
—Salmo 85:10, La Biblia de las Américas.
La paz con Dios y la paz de parte de Dios, y de esta paz nace el poder para obedecer y destruir
todos los ídolos y “dioses” de nuestra vida, para servir al Señor solamente y corresponder así a
nuestra gloriosa vocación: esto es, afirmar y mantener la victoria de Jesucristo en medio de la
confrontación con los enemigos. Esta es la meta de Dios.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 13


BENDITAS CONSECUENCIAS DE LA OBEDIENCIA A LA FE
Una vez que Dios el Señor hubo recibido la ofrenda de Gedeón, exige un holocausto de él:
«Aconteció que la misma noche le dijo Jehová:
—Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal
que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y edifica altar a
Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo
toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado.»
—Jueces 6:25, 26.
Lo característico del holocausto era que había que entregar todo, que quemar todo de él. Por
esto el Señor exigió inmediata obediencia de parte de Gedeón. Ya en esa misma noche debía
sacrificar un holocausto encendiéndolo con la madera de la imagen de Asera. Esto significa
concretamente: Dios el Señor exige obediencia inaplazable después que Él se ha revelado a
alguien como Salvador y Redentor. Solamente de esta manera puede Gedeón corresponder a su
vocación. Y en esta inmediata y directa obediencia estaba, como veremos más adelante, la
impresionante autoridad espiritual de Gedeón, a pesar de su falta de reserva de fe.
Tenemos más ejemplos en cuanto a esto en la Biblia. Pablo preguntó al Señor, inmediatamente
después de su conversión:
—«…Señor, ¿qué quieres que yo haga?...» —Hechos 9:6.
Y luego obedeció a Su voz sin demora alguna. En esto consistía su autoridad.
Después que Pedro había vuelto a su oficio anterior, tuvo un encuentro con el Señor resucitado,
y entonces le siguió inmediatamente y llegó a ser un poderoso testigo suyo (ver Juan 21).
Se trataba, pues, en el caso de Gedeón, de destruir los ídolos que eran una ofensa para el Señor .
Enseguida puso manos a la obra:
«Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo...»
—Jueces 6:27a.
Después de haber tenido un encuentro con el Señor, uno no conquista necesariamente las masas,
pero si puede formar una célula de oración, compuesta de dos a seis personas, y practicar la
obediencia en este círculo pequeño.
A pesar de que Gedeón temía a los hombres, no obstante él hizo lo que Dios le había mandado
hacer.
«…Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo
hizo de noche» —Jueces 6:27b.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 14


Esto, a su vez, nos enseña que no debemos esperar a que toda la timidez y todo el temor hayan
desaparecido de nuestro corazón para volvernos obedientes. Al contrario. Quien obedece al
Señor por la fe y hace lo que Él exige, obtiene coraje y ánimo en los caminos del Señor.
¿Cómo sucede esto? Bueno, Gedeón, después de haber realizado su hazaña de fe, pudo ver con
sus propios ojos como el Señor mismo rompió todas las olas amenazantes de la resistencia:
«Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba
derribado, y cortada la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido
ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. Y se dijeron unos a otros:
—¿Quién ha hecho esto?...» —Jueces 6:28, 29a.
Finalmente llegaron a saber que Gedeón lo había hecho.
«Y buscando e inquiriendo, les dijeron:
—Gedeón hijo de Joás lo ha hecho.
Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:
—Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la
imagen de Asera que estaba junto a él» —Jueces 6:29b, 30.
Pero Joás, el padre de Gedeón quien también había reconocido a esa altura que su propio Baal
no le podía ayudar ni tampoco responder a sus oraciones, dio esta sabía respuesta:
—«¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por
él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar.
Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto
derribó su altar » —Jueces 6:31, 32.
Así Gedeón se burló de los ídolos impotentes, pues Baal no contendió con él. En esto vemos
que la obediencia para con el Señor siempre tiene valor, aunque obedezcamos en contra de la s
opiniones humanas.
Había aun razones más profundas por las cuales Gedeón tenía que derribar en aquella misma
noche al ídolo de Baal y cortar la imagen de Asera, y esas razones nos sirven de enseñanza:

1) Para que Dios Pueda luchar a Través de ti Contra los Enemigos Exteriores, Primero
Tienes que Vencer a los enemigos Interiores. En otras palabras: ¡Si queremos arrebatar
almas preciosas al diablo, éste debe primero haber sido vencido en nuestro propio corazón!
Fue gracias a la ofrenda aceptada por el Señor que Gedeón pudo hacer tal cosa. Mediante
ese hecho, él se había unido al Señor. Este es el secreto: Jesús y tu; la masa sin levadura o
sea, Él, el Santo —y el cabrito = el pecador y el Sacrificio Vicario—, llegan a ser uno en la
cruz del Gólgota. Los enemigos que hay en tu corazón, “Baal y Asera”, que son tu yo y tu
orgullo, tienen que ser derribados antes de que puedas derrotar al enemigo en tu familia, en
tu iglesia y en tu ambiente.
2) No Tienes Victoria en lo Exterior y Tampoco Llevas Fruto si es que aún no has Destruido
el Altar de Ídolos en tu Propio Hogar. Solamente sobre las ruinas del “Baal” propio
tendremos poder sobre miles de corazones. También fue así en la vida de Gedeón, cuando él
hubo realizado la limpieza en su propia familia, le siguieron miles para luchar contra aquel
gran ejército de enemigos.
«Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando
acamparon en el valle de Jezreel. Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y
cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. Y envió mensajeros por
todo Manasés, y ellos también se juntaron con él; asimismo envió mensajeros a Aser, a
Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles» —Jueces 6:33-35.
¡Qué autoridad tiene de repente ese hombre! Querido lector, escucha y comprende: ¡Todas
las llamas de sacrificio se encienden de lo que era antes madera de ídolos! El ardor
espiritual de Gedeón tiene una indubitable relación con los ídolos quemados de su familia.
De la llama de la entrega completa resultan las llamas del Espíritu. ¡Si comenzamos en
nuestra familia, el fuego del Espíritu alcanzará a miles y miles a través de nosotros!

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 15


Desde luego, hubo una considerable revuelta en la vecindad de Gedeón; ¡qué celo
mostraban por sus ídolos! Hasta ese momento habían practicado la tolerancia para con
cualquier clase de prostitución e idolatría tal como lo hacen, por ejemplo, el ecumenismo y
esos cristianos que en todo tiempo están dispuestos a tragar todo por causa de la “paz”.
Pero, ¡ay, si se levanta alguien que defiende la causa del Señor con gran seriedad y decisión!
¡Entonces, ya no hay tolerancia!
3) Es También Maravilloso que en aquel Momento Queda Resuelta la Cuestión de la
Plenitud del Espíritu santo en la Vida de Gedeón. Pues cuando los enemigos subieron
contra Israel, y con esto también contra Gedeón, «el Espíritu de Jehová vino sobre
Gedeón» (Jueces 6:34). Nosotros siempre queremos invertir las cosas. Queremos eludir la
cruz, y con esto la unión con el Señor Jesucristo. Se nos antoja no entregarnos
completamente, sin embargo pedimos el poder del Espíritu santo, pero no lo obtenemos.
Luego comenzamos a forzarlo. Muchos participan en las llamadas “reuniones de espera”
en las cuales se produce un llamado “bautismo en el Espíritu”, pero en el fondo, uno es
bautizado por espíritus. ¿Por qué hacen esto? Porque muchos quieren llegar a estar llenos
del Espíritu Santo siguiendo el camino más fácil, el de evitar la cruz. Pero si decimos “Sí”
al Gólgota, y si el fuego del juicio pasa por la harina sin levadura y por el cabrito (esto es: a
través del Santo, Jesucristo, y a través de nosotros, que somos pecadores), entonces
estaremos también llenos del Espíritu de Dios. Entonces podemos solicitarlo en oración y
también agradecer por haberlo recibido. Solamente entonces este problema queda resuelto
verdaderamente.
Gedeón estaba lleno del Espíritu Santo. Hemos visto como el Señor lo confirmó, como él
produjo un impacto sobre los millares que se levantaron para seguirle. ¿No quieres estar
también tú lleno del Espíritu Santo? Entonces dile “Sí” a la cruz del Gólgota, y di:
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí
Mismo por mí» —Gálatas 2:20.

¿…Y S FA TA A ESE VA E FE?


Antes de que Gedeón llegara a estar lleno del Espíritu Santo, el enemigo se levantó con todo su
poder para atacar a Israel:
«Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando
acamparon en el valle de Jezreel. Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón…»
—Jueces 6:33, 34a.
Literalmente:
«Entonces el Espíritu de YHVH revistió a Gedeón» (Biblia Textual).
Ahí está el vencedor sobre el ídolo Baal, lleno del Espíritu Santo; pero una incontable multitud
de enemigos se prepara para atacar a su pueblo. Y en ese momento, ante los enemigos, le falta
la necesaria reserva de fe. Después que el Espíritu de Dios le había llenado, él, fuerte en la fe,
mandó que tocaran el cuerno, y luego miles de sus compatriotas le siguieron.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 16


¿No le bastaba esto? ¿No fue esta una directa legitimación por parte del Señor? Uno se inclina a
pensar que esto debería bastar. Pero en ese momento en que Gedeón veía aproximarse a
incontables enemigos, su fe comenzó a vacilar.
Queremos ver esto clara y concretamente: el Señor se reveló a Gedeón de manera singular. Él le
llenó de Su Espíritu. Le dio poder sobre Su propio pueblo. Pero ahora se revela el enemigo. En
el mundo invisible reina una palpable tensión. Los ángeles de Dios y los de Satanás observan a
quién creerá Gedeón en ese momento. Con el toque de cuerno congregó a un total de 32,000
hombres de las diferentes tribus de Israel. Sí, hasta consiguió reunir a tribus que normalmente
estaban en guerra una contra otra. Pero en ese momento, ante la perspectiva de aquella multitud
de enemigos, se le acabó la fe. ¡No tenía reserva de fe!
Debemos detenernos un momento en este punto pues hoy estamos viviendo en una época en la
cual necesitamos esta reserva de fe, ya que el enemigo está marchando adelante, en hordas
numerosas, en todos los sectores.
Gedeón tenía que vérselas muy personalmente con “los madianitas, los amalecitas y los hijos
del oriente”, quienes estaban acercándose y acampaban en el valle de Jezreel. En tiempos
anteriores él había podido observar, con corazón dolorido, como esos enemigos lanzaban
ataques contra su pueblo. Pero ahora él mismo estaba en la arena; sí, hasta era el hombre
responsable.
¿Qué tal están las cosas en tu vida? ¿No mostraste también una maravillosa fe en tu discipulado,
y no experimentaste al Señor de manera gloriosa? Pero ahora que el enemigo se acerca a ti,
comienzas a vacilar y vuelves a ser débil. Hay una palabra muy adecuada en cuanto a esto en
Job 4:2-5:
«Si probáremos a hablarte, te será molesto; pero ¿quién podrá detener las palabras? He aquí,
tú enseñabas a muchos, y fortalecías las manos débiles; al que tropezaba enderezaban tus
palabras, y esforzabas las rodillas que decaían. Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te
desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.»
Estas palabras se pueden aplicar también a Gedeón, puesto que había sido fortalecido
poderosamente y había probado ser un fuerte héroe de Dios. Pero ahora —ahora viene el
enemigo, y él se debilita. Hoy el enemigo se está acercando con poder, y muchos se debilitan.
Pero te digo: no te debilites en la fe, sino permanece fuerte en el Señor.
¿Qué hace Gedeón en esa situación problemática, en la cual su fe va decayendo? En esa
aflicción, él exige una doble señal del Señor y recibe una misericordiosa respuesta de Él:
«Y Gedeón dijo a Dios:
—Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de
lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra
tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 17


Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío,
un tazón lleno de agua. Mas Gedeón dijo a Dios:
—No se encienda Tu Ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra
vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra.
Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.»
—Jueces 6:36-40.

Al igual que la primera, esas dos señales que Gedeón solicitó de parte del Señor por faltarle la
reserva de fe, son proféticas.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 18


EL VELLÓN MOJADO Y LA TIERRA SECA
Señala hacia el Cordero de Dios, sacrificado en nuestro lugar. Gedeón pregunta al Srñor en el
correcto orden profético, diciendo primeramente:
«…he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón
solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi
mano, como lo has dicho» —Jueces 6:37.
Esto significa: Cristo murió por mí, por el mundo. Pues, ¿no es Jesús el Cordero de Dios lleno
de Gracia y de Verdad? El agua, ¿no es el agua de vida, el Espíritu de Dios, pero también la
preciosa sangre de Jesús? La tierra era pobre y seca cuando Él vino; solamente Él estaba lleno
de la gloria del Señor.

LA TIERRA CUBIERTA DE ROCÍO Y EL VELLÓN SECO


Como segunda señal, Gedeón demanda:
«…Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra.
Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío.»
—Jueces 6:39b, 40.
¿No nos recuerda esto 2 Corintios 8:9?:
«Porque ya conocéis la Gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo
pobre, siendo rico, para que vosotros con Su pobreza fueseis enriquecidos.»
Jesús se despojó a Sí Mismo. Él derramó Su sangre. Él murió para que pudiéramos vivir. Él dio
Su vida al mundo.
¿Podemos demandar una señal de parte del Señor, tal como lo hizo Gedeón? Oh sí, ciertament e.
Pero Él mismo es el cumplimiento de esta señal. A los escribas y fariseos que demandaron una
señal de parte de Jesús…
«Él respondió y les dijo:
—La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal
del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres
noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.»
—Mateo 12:39, 40.
Esta señal nos da el Señor.
¿Quieres que el Señor te de la doble señal de la certidumbre de que Él está contigo, en tu
vocación? Entonces pídesela con fe. Pídesela también en sentido inverso ya que se refiere
personalmente a ti:
«Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos [por mí].»
—Romanos 5:6.
«Porque si fuimos plantados [yo estoy] juntamente con Él [Cristo] en la semejanza de Su
muerte, así también lo seremos en la de Su resurrección» —Romanos 6:5.
En el crucificado, en la unión con Él, Quien también resucitó, tenemos la certidumbre firme
como una roca de que Él está con nosotros. Jesús y tú: entonces tienes autoridad espiritual y
poder, y estás lleno del Espíritu Santo para poder corresponder a tu vocación en este mundo.
¡Qué el Señor te bendiga!

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 19


3. UNA VICTORIA ILÓGICA
«Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba
con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al
norte, más allá del collado de More, en el valle. Y Jehová dijo a Gedeón:
—El pueblo que está contigo es mucho para que Yo entregue a los madianitas en su mano,
no sea que se alabe Israel contra Mí, diciendo: Mi mano me ha salvado» —Jueces 7:1, 2.
La victoria dada por el Señor siempre es ilógica. ¿No es la victoria del Gólgota la más ilógica en
toda la historia del mundo? ¿Quién puede explicar mediante la razón que, Jesucristo, el Cordero
de Dios, quitó el Pecado del mundo entero? Por esto en 1 Corintios 1:18 está escrito
justamente:
«Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es,
a nosotros, es poder de Dios.»
Así, pues, la victoria de Gedeón, por ser tan ilógica, es un símbolo profético de la victoria del
Cordero, y por eso es de gran importancia prestar atención cómo Israel obtuvo la victoria,
mediante la mano de Gedeón.

¡PERMANECE CERCA DEL AGUA DE LA VIDA!


Después que el Señor había quitado también las últimas dudas de Gedeón en cuanto a Su
intención de darle realmente victoria sobre los enemigos, Gedeón se puso a trabajar
inmediatamente:
«Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba
con él…» —Jueces 7:1a.
Cuando el Señor nos ha hablado clara e inequívocamente y nos ha prometido la victoria,
entonces es de suma importancia que a continuación obedezcamos inmediatamente. También
acerca de Abraham está escrito que él se levantó temprano para cumplir la orden del Señor:
«Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo:
—Abraham.
Y él respondió:
—Heme aquí.
Y dijo:
—Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí
en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré.
Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos
suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios
le dijo» —Génesis 22:1-3.
Pero en Jueces 7:1 leemos también lo contrario:
«…acamparon junto a la fuente de Harod…»
Si tú te has levantado, celoso, para servir al Señor, es menester que permanezcas siempre cerca
del Agua de Vida. Para afirmar la victoria de Jesús, al enfrentarnos con el enemigo, es necesario
que tengamos refuerzos permanentes de la inagotable Fuente de la Salvación de manera que
también la promesa de Isaías 58:11 llegue a ser una realidad en nuestras vidas:
«Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y
serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.»
Es muy precioso que Isaías 12:2 nos muestre claramente el orden correcto al respecto:
«He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción
es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí…»
Aquí se habla de la certidumbre de la victoria, la cual obtuvo también Gedeón. Y el versículo
siguiente habla del resultado:

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 20


«Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación» —Isaías 12:3.
Como vemos en Jueces 7, el Capítulo de la Victoria, no fue algo unilateral sino más bien un
maravilloso efecto recíproco: Gedeón y sus hombres tomaron de la fuente, y Dios habló a
Gedeón (Jueces 7:2, 5, 9). En oración tú le hablas a Dios y tomas de la Fuente de la Vida, y por
la Palabra, Dios te habla a ti.

UN IMPRESIONANTE ZARANDEO
«Y Jehová dijo a Gedeón:
—El pueblo que está contigo es mucho para que Yo entregue a los madianitas en su mano,
no sea que se alabe Israel contra Mí, diciendo: Mi mano me ha salvado» —Jueces 7:2.
Podemos imaginarnos vivamente que Gedeón —pese a toda su fe— en el fondo de su corazón
puede haber pensado muy a menudo:
“¿Será que estos 32,000 hombres me alcanzan para enfrentar a ese incontable ejército de
enemigos? ¡Ojalá tuviera 70,000 hombres más!”
Justamente al estar él ocupado con estos pensamientos, le viene la palabra del Señor, opuesta a
lo que piensa Gedeón:
—«El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que Yo entregue a Madián en
sus manos…» —Jueces 7:2a, La Biblia de las Américas.
¿Por qué? Porque en todo lo que hacemos para el Señor se debe destacar con claridad cristalina
que Él es quien lo hace y que la fuerza no es nuestra. Nuestro enfermizo yo, o sea nuestra
ambición, muy fácilmente oscurece la Gloria de Dios. A esto hace referencia el Señor diciendo
a Gedeón:
«no sea que Israel se vuelva orgulloso [Literal: “se gloríe contra Mí”], diciendo: “Mi propia
fortaleza [Literal: “mi mano”] me ha librado”» —Jueces 7:2b, La Biblia de las Américas.
Lo que más afecta a Dios es que el hombre, Su propia criatura caída, se gloríe contra Él, pues
con esto va hacia su perdición —entonces ni siquiera Dios le puede ayudar. Esta fue también la
caída de Satanás, cuando él pensó en su corazón:
«…Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte
del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo» —Isaías 14:13, 14.
Codiciaba para sí mismo el honor y la adoración que sólo Dios merece. Pero al pensar él que
tenía poder para hacer y dejar de hacer lo que quisiera, y que ya no tenía necesidad del
Omnipotente, Dios ya no podía usarlo y tuvo que decirle:
«Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo» —Isaías 14:15.
Es la soberbia lo que antecede a la caída:
«Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la
sabiduría» —Proverbios 11:2.
«Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu».
—Proverbios 16:18.
«Porque el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.»
—Mateo 23:12.
Por esto Dios, en Su bondad, muy a menudo le quita al hombre los soportes de su fuerza,
mediante los cuales quería obtener la victoria, y le destruye sus armas antes de enviarle a la
lucha.
Otra razón por la cual el Señor tuvo que decir a Gedeón: «el pueblo que está contigo es
demasiado numeroso», es que el Señor quiere obtener solamente luchadores y luchadoras
voluntarias. No hay ninguna obligación en el ejército del Señor y en el Reino de Dios.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 21


Incluso Jesucristo Mismo no fue obligado por nadie a entregar Su vida, sino que dijo:
«Por eso el Padre me ama, porque Yo doy Mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita,
sino que Yo la doy de Mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad
para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de Mi Padre.»
—Juan 10:17, 18, La Biblia de las Américas.
Así, Él busca también a voluntarios que quieran seguirle.
Durante la primera prueba se manifiesta que de los 32,000 que seguían a Gedeón, 22,000 no
pasaban de ser meros espectadores. Exteriormente visto, parecían armados y fuertes, pero
interiormente estaban aletargados y desanimados. Pues el Señor había mandado a Gedeón decir
a oídos del pueblo:
—«Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad.»
—Jueces 7:3a.
En cuanto a la reacción leemos:
«Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil» —Jueces 7:3b.
La Biblia de las Américas traduce Jueces 7:3a así:
«Cualquiera que tenga miedo y tiemble, que regrese y parta del monte Galaad.»
De esto aprendemos: el coraje de la fe nos lleva adelante sin temor, se enfrenta con el enemigo
victoriosamente; la incredulidad, al contrario, tiene que huir apresuradamente.
¡Realmente, fue un tremendo zarandeo, ya que 22,000 fallaron en el primer examen de fe!
En las Leyes de la Guerra dadas por el Señor a Moisés en Deuteronomio 20, además de las
personas que tenían un motivo válido para ser excusadas del servicio militar, los oficiales
también excusaban a las personas que tenían miedo y tenían un corazón pusilánime:
«…Quien tenga temor y esté acobardado, que se retire y vuelva a su casa, no sea que
contagie su cobardía al corazón de sus hermanos» —Deuteronomio 20:8, La Biblia Textual.
La razón de excluir a los medrosos y cobardes era para mantener la moral del ejército. Una
persona medrosa no tenía confianza en Jehovah y podía abandonar el ejército y afectar la fe y
confianza de los otros soldados. Estos no serían buenos soldados, porque su corazón no estaría
en la guerra. Los hebreos se muestran más realistas en cuanto al miedo en la guerra que muchas
naciones modernas. Reconocían que hay personas naturalmente tímidas, y que la timidez no es
necesariamente culpable, lo que está de acuerdo a la psicología moderna. Veían que éstos no
serían buenos soldados, y que su miedo sería contagioso.
Estas excepciones parecen indicar que el servicio militar en el ejército de Israel era voluntario.
Las personas que tenían una razón válida no tenían que servir forzadamente. Además, los
oficiales deseaban tener en el ejército hombres preparados, soldados llenos de valor y listos para
la batalla. Si la mala disposición para luchar era motivada por el miedo y la debilidad de ánimo,
no sólo se les permitía volverse a sus casas, sino que se les imponía como una obligación. En
parte, era una medida de bondad para ellos el descargarles de la milicia, porque, aunque se
fuesen avergonzados, se veían liberados; pero, sobre todo, era una medida de bondad para el
resto del ejército, pues así se veían libres de la rémora que suponía la compañía de soldados
cobardes, inútiles y perjudiciales, ya que el miedo suele ser más contagioso que la bravura.
Nosotros decimos “cunde el pánico”.
Los que volvieron a casa habrán alegado las razones más fundadas para justificar su vuelta,
habrán descrito su manera de actuar como la única correcta, pues a los cobardes en la lucha para
el Señor nunca les han faltado disculpas razonables.
Pero luego estaban en las puertas, callados y avergonzados, cuando los fieles volvieron
coronados de victoria y regocijados. Tengamos cuidado que nosotros no seamos de aquellos que
fueron salvados por gracia, pero quienes un día tendrán que verse avergonzados y callados ante
la entrada triunfal de los vencedores en el Cielo, de los que vencieron por la sangre del Cordero
y entregaron dinero, bienes, fuerzas, salud y vida al servicio del Maestro en este mundo.
«Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga» —1 Corintios 10:12.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 22


En Jueces 7:3 se ve la operación del principio expresado en Deuteronomio 20:8. Fe y
confianza eran dos valores necesarios en cada soldado que deseaba luchar en la guerra d e
Jehovah. Esta ley el Señor Mismo la aplicó al ejército de Gedeón y la aplica también a nosotros
hoy, en el costo de seguir a Jesucristo:
«Grandes multitudes iban con Él; y volviéndose, les dijo:
—Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser Mi discípulo. Y el que no lleva su cruz
y viene en pos de Mí, no puede ser Mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo
edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para
acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los
que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no
pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y
considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no
puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.
Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser Mi
discípulo» —Lucas 14:25-33.
La Iglesia de Jesucristo necesita hombres y mujeres valientes. ¡Fuera los que se esconden
permanentemente detrás de la debilidad de la carne! Sí, aquí son apenas un tercio los que
quedan del lado de Gedeón, aquellos que mantienen su fidelidad para con el Señor y no son
temerosos ni se desaniman. En el Nuevo Testamento vemos que tan solo una cuarta parte de los
creyentes permanece firme, mientras que ¾ se apartan. De esto nos habla la Parábola del
Sembrador en Lucas 8:4-15. Este zarandeo ocurre también hoy entre los que dicen creer en
Jesucristo el Señor crucificado, resucitado y que pronto vuelve. Entre los que hacen confesión,
los atemorizados y desanimados pronto se retiran, poniendo varios pretextos. Solamente los
vencedores se apuran hacia el encuentro con el Señor. ¿Perteneces a esos tres cuartos que se
apartan, o a aquel cuarto que corre al encuentro del Señor Jesús con gran coraje de fe?
«Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en
ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y
los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará Mi
nombre, y Yo le oiré, y diré: Pueblo Mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.» —Zacarías 13:8, 9.

HOMBRES QUE DIOS PUEDE USAR


En el ejército de Gedeón se realiza, por orden de Dios, otro zarandeo que llega más a fondo.
Hubo 22,000 que ya se apartaron y volvieron a sus casas. Sin duda los 10,000 hombres que se
quedaron, decididos a trabar batalla, habrán mirado con ira, enojo y desprecio a aquellos que se
retiraron. Pero como el Señor sondea los corazones, Él dice a Gedeón:
—«…Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que Yo te diga:
Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que Yo te diga: Este no vaya contigo, el tal
no irá» —Jueces 7:4.
Tengamos en mente lo siguiente: el Señor no solamente reduce las fuerzas de combate de
Gedeón para poner a prueba su fe y para fortalecerlo y dirigirlo por los caminos correctos (para
que él ya no tenga fe en un ejército visible sino en el Dios invisible), sino además, porque la
victoria sobre Madián no sería de ningún provecho para Israel si éste no quedaba
completamente convencido de que la ayuda vino de parte de Dios el Señor. La más pequeña
probabilidad de una explicación natural en una victoria ya despierta el orgullo del hombre, de
manera que se olvida de Dios.
Lo que había pasado con Gedeón hasta ese momento, tanto su vocación como también el
cumplimiento de sus deseos, tenía su base en la humildad: él no esperaba algo grande de sí
mismo. El número de soldados que le ayudaran a vencer tenía que ser pequeño, para que el
milagro de la victoria fuera evidente para cada uno. Solamente esta fe libertaría a Israel, pues no
el haber ganado la batalla, sino la obediencia a Dios lo mantendría en libertad. Con esto
llegamos ya a la palabra clave “obediencia”, que nos explica la manera peculiar en que el Señor
escoge a 300 hombres de en medio de 10,000.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 23


Leemos en Jueces 7:5 que Gedeón llevó al pueblo al agua, como el Señor le había ordenado:
—«Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás
aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber.»
Las gentes nómadas de Asia, cuando están viajando o de prisa, y llegan al agua, no se arrodillan
a beber, sino se agachan lo suficiente para poner su mano en contacto con la corrient e, y
levantarla rápidamente,—y lo hacen con tal destreza que no pierden una gota. Parece que los
israelitas estaban acostumbrados a esta práctica; los que la adoptaron en esta ocasión, fueron
elegidos como aptos para una obra que demandaba presteza; los demás fueron despachados por
orden divina.
El resultado de esto fue que mientras 9,700 escogieron la manera cómoda de despojarse de sus
armas y arrodillarse para beber, solamente 300 lamieron el agua al paso:
«Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos
hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces
Jehová dijo a Gedeón:
—Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los
madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar» —Jueces 7:6, 7.

¿A quién, pues recluta el Señor? ¿Son acaso los mejores, los más fuertes, los que tienen
“nervios de acero”? No, sino aquellos que siendo íntegros de corazón, han puesto también sus
diversiones y sus períodos de descanso en las manos del Señor. El Señor Jesús describió a esos
300 de la siguiente manera:
—«Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser Mi discípulo» —Lucas 14:26.
Los 10,000 habían, sí, abandonado a sus padres, madres, esposas e hijos por amor a la causa del
Señor, pero no entregaron su propia vida. Esto lo hicieron solamente 300. En otras palabras: el
carácter voluntario se manifestó por renunciar a los derechos propios y a las comodidades. Un
servidor voluntario ya no vive para sí mismo, sino para Aquél que murió y resucitó por él.
Quien no está dispuesto a entregar su vida personal, la quiere retener para satisfacer sus hábitos
carnales y pecaminosos.
Con plena razón, una antigua interpretación judía señala el hecho de que Gedeón pudo darse
cuenta de la manera de vivir de sus soldados al observar su comportamiento al tomar agua. Los
servidores de los ídolos estaban acostumbrados a orar de rodillas delante de sus imágenes, esto
confirma también lo que el Señor dice al profeta Elías en 1 Reyes 19:18:
«Y Yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas
bocas no lo besaron.»
Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 24
Según esta interpretación esos 9,700 hombres habrían demostrado, al tomar agua, y sin darse
cuenta de eso, que estaban entregados al culto de Baal. Solamente los otros 300 no se habrían
arrodillado ante Baal. Esta era gente pura. Alguien dijo:
“El que jamás ha inclinado su corazón al culto de los ídolos y ha vivido cuidándose de las
seducciones del enemigo, el que ha llegado a ser dominador de sus pasiones, tan solamente
éste estará en condiciones de enfrentarse con el enemigo por grande que sea, y de atacarlo y
vencerlo pese a su propia debilidad.”

SON POCOS LOS QUE PERSEVERAN


«Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas
cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de
Madián abajo en el valle»—Jueces 7:8.
Este último zarandeo de 10,000 hombres de Gedeón tiene un fuerte significado profético.
Inicialmente con vistas a nosotros mismos: sin que lo queramos, somos llevados a situaciones
en las que se manifiesta lo que hay en nuestro corazón. Hay quienes están quietos y sufren
privaciones, pero otros se rebelan y mantienen sus exigencias, derechos y costumbres de vida.
Los mencionados en último lugar no son aptos para el servicio del Señor. Pero este último
zarandeo también es de carácter profético porque en esta última etapa de los postreros tiempos,
en medio de la confrontación con el enemigo, todos nosotros somos zarandeados como el trigo.
La mayoría de los que son puestos a prueba hoy en día fallan, a pesar de que inicialmente
hayan trabado fielmente la lucha de la fe. Es una minoría la que permanece fiel y sigue
luchando valientemente por la fe. ¿A qué grupo perteneces tú?
Estas proporciones han sido siempre típicas en la historia de la Salvación: al final queda
solamente la minoría, un rebaño muy pequeño. Así también ocurrió en la época de Daniel: hubo
solamente tres jóvenes israelitas que quedaron de pie. Todos los demás se arrodillaron ante la
imagen de oro de Nabucodonosor (Daniel 3). En la hora más difícil, cuando Jesús estaba
clavado en la cruz, Él tenía solamente cuatro fieles que le rodeaban (Juan 19:25, 26). Y Pablo
tuvo que decir con respecto a sus colaboradores:
«En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon…»
—2 Timoteo 4:16.
Si realmente queremos tener victoria, tenemos que liberarnos de la fascinación de las cifras
grandes. Pues como lo dijo el Señor Jesús, hay muchos que andan en el camino ancho, y solo
muy pocos están en el camino angosto:
«Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a
la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» —Mateo 7:13, 14.
Está permitido, sí, solicitar una señal visible del Señor en casos de duda. Pero no debemos
quedar asombrados si a continuación Él nos pone a prueba más rigurosamente. Gedeón también
había solicitado dos veces una señal de parte del Señor respecto a la victoria prometida para
Israel. Pero luego su fe —como hemos visto— fue probada severamente por dos veces. Este es
el profundo significado de las palabras de Jesús en Mateo 9:29b:
«…Conforme a vuestra fe os sea hecho.»
Esto incluye también: conforme a vuestra incredulidad. El que demanda muchas señales
milagrosas de parte del Señor, porque la Persona del Señor y Su Palabra no son suficientes para
él, será luego puesto a prueba mucho más severamente en su fe. Así aprendemos que los
auténticos soldados del Señor jamás buscan su fuerza en un número grande de personas, y que
uno debilita sus filas recibiendo a aquellos que tienen corazones divididos, que son perezosos o
están desanimados. Les digo esto con gran seriedad: ¡En la obra del Señor las cifras no juegan
ningún papel! No permitas, pues, que nos seduzcan, atribuyéndoles una importancia que no
tienen. Aquí está Emanuel “Dios con nosotros” Únicamente esto es lo decisivo. El Señor no
necesita a muchos, sino a aquellos que confían en Él y que están completamente s Su
disposición. ¿Te encontrará a ti entre esos “trescientos” que le han seguido
incondicionalmente?

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 25


DIOS PROVEE PARA SU EJÉRCITO COMBATIENTE
El Señor ya ha dado varias señales a Gedeón, pero éste sigue vacilando cuando se trata de
marchar a la batalla contra los de Madián; y más ahora que el Señor le ha puesto severamente a
prueba, reduciendo su ejército de 32,000 a 300 hombres. Pero Dios conoce la nueva falta de fe
de Gedeón, y le dice:
—«…Levántate, y desciende al campamento [de los enemigos]; porque yo lo he entregado en
tus manos. Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, y oirás
lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán…» —Jueces 7:9-11a.
Así, tierna y cariñosamente, cuida el Señor a Su siervo. Tampoco para nosotros es bueno que
estemos solos en la lucha; es mejor de a dos, como lo dijo el Señor Jesús (Mateo 18:19).
Gedeón obedece también a esta orden del Señor y es maravillosamente fortalecido:
«…Y él descendió con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada que
estaba en el campamento. Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban
tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la
arena que está a la ribera del mar en multitud. Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre
estaba contando a su compañero un sueño, diciendo:
—He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de
Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo,
y la tienda cayó» —Jueces 7:11b-13.

¿Qué significa el sueño que ese enemigo cuenta a su compañero en la carpa, acerca de un
gigantesco pan de cebada que rodó y atropelló todo el campamento de los madianitas? Bueno,
el significado del sueño es interpretado por el propio enemigo:
«Y su compañero respondió y dijo:
—Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha
entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento» —Jueces 7:14.
Presta atención a esta confesión que susurra el enemigo:
«Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento»
¡Qué profecía con respecto a nuestra época! Las naciones comienzan hoy a admitir su
impotencia frente a una desgracia inminente. ¿Qué desgracia? ¡La inminencia de la Venida del
Señor con gran poder y Gloria!
Leemos aquí de un “pan de cebada”, que atropellaba a los enemigos. Jesús es el Pan de Vida,
pero Él es también “la piedra cortada, no con mano” que desmenuzará y derrotará a las
naciones (Daniel 2:34). Jesús retornará y desmenuzará desde Israel a todos los oponentes.
Al oír Gedeón acerca de ese sueño y de su interpretación, él adora al Señor (Jueces 7:15).
Ahora reconoce realmente: ¡El Señor ya lo ha hecho todo! Le resta hacer solamente lo qu e Dios
le manda.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 26


Gedeón cobra ánimo para luchar y vencer en el momento en que se da cuenta de cómo Dios ha
preparado las cosas y allanado el camino. Siente asombro y adoración al echar un vistazo al
“taller secreto” de Dios, a la obra de Sus manos. Inmediatamente, toda clase de desconfianza
desaparece, la niebla es dispersada por el sol. Oye tú también, aplicadamente, Su Palabra en la
Escritura, que nos muestra lo que Él ha hecho por nosotros y cuán grande es Su Gracia y Su
don; cesarás entonces de lamentarte por causa de las imperfecciones y debilidades, y aprenderás
a tomar gracia sobre gracia de Su plenitud. Te levantarás teniendo Su poder y andarás en el
camino de los vencedores. Mira solamente a Jesús, y no te agobies por lo que tengas que hacer,
sino ¡cuenta con lo que Él ya ha hecho! ¡Cuán profundamente tuvo que inclinarse el Señor en
Su amor hacia Su siervo, para levantar a Gedeón nuevamente, quitándole la pequeñez de su fe y
fortaleciéndola por las palabras de los enemigos!:
«Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento» —Jueces 7:14.
¡Qué milagro de la providencia divina para Sus fieles combatientes! Recién en ese momento
Gedeón queda completamente convencido de la victoria prometida, y llama a sus varones
diciéndoles al volver a su propio campamento:
—«…Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos»
—Jueces 7:15b.

LA VICTORIA ES DEL SEÑOR


Los versículos siguientes nos hablan de la victoria ilógica sobre los enemigos de Israel:
Gedeón…
«…repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en
sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. Y les dijo:
—Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del
campamento, haréis vosotros como hago yo. Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán
conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y
diréis: ¡Por Jehová y por Gedeón!
Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento,
al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y
tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. Y los tres
escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda
las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron:
—¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!
Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el
ejército echó a correr dando gritos y huyendo. Y los trescientos tocaban las trompetas; y
Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento…»
—Jueces 7:16-22a.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 27


A mi parecer, las interpretaciones acerca de Gedeón —y hay muchas— ponen demasiado
énfasis en lo que hicieron Gedeón y sus 300 soldados, y subrayan muy poco lo que el Señor
había hecho anteriormente. En estos versículos se destacan tres elementos que señalan hacia el
maravilloso Dios que permanece eternamente fiel:
1) Trescientas Trompetas son Tocadas. Ellas constituyen un claro testimonio de aquello que
Dios ha hecho. Pablo dice en 1 Corintios 14:8:
«Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?»
También en Números 10:9 leemos:
«Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare,
tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis
salvos de vuestros enemigos.»
En la tierra de Canaán, o cuando fuesen atacados por invasores extranjeros, o cuando
saliesen a tomar posesión según la promesa divina, “tocaréis”—los sacerdotes—alarma”.
Se obraba de acuerdo con este consejo (ver Números 31:6; 2 Crónicas 13:12); y en las
circunstancias era un acto de confianza devota en Dios. Un solemne acto religioso en
vísperas de una batalla, muchas veces ha animado el corazón de aquellos que se sentían
ocupados en una causa buena y justa; y de esta manera tocar las trompetas, siendo una orden
de Dios, producía aquel efecto en la mente de los israelitas. Aún más, querían decir las
palabras —es decir, que, como si fuera, sería animado Dios por la trompeta, para
bendecirlos con Su presencia y ayuda.

2) Los Cantaros Quebrados. Está escrito:


«…y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos» —Jueces 7:19.
¿Qué quiere enseñarnos esto? El Señor usa como instrumentos en Sus manos a los que han
sido quebrantados en sí mismos.
«Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no
despreciarás Tú, oh Dios» —Salmo 51:17.
Alexander Maclaren dijo una vez: «La alquimia del amor divino puede extraer dulces
perfumes del arrepentimiento y alabanza de la suciedad del Pecado».
No es obra liviana la que aquí se insinúa, sino la más honda, pues se trata del
quebrantamiento del espíritu, no en desesperación, sino en humillación propia y detestación
del Pecado; un corazón rendido y sometido en obediencia a la Palabra de Dios; un corazón
enternecido, como el de Josías, tembloroso ante la Palabra de Dios. El quebrantamiento del
cuerpo (no de los huesos) de Cristo fue el único sacrificio capaz de expiar el Pecado, pues
ningún otro sacrificio puede quitar el Pecado; pero el quebrantamiento de nuestro corazón a
causa del Pecado es un sacrificio de reconocimiento y alabanza.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 28


«Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.»
—Salmo 34:18.
El Midrás hace notar que, mientras la fractura de un miembro descalifica a un animal para
el sacrificio, el quebrantamiento del espíritu humano es aceptable para Dios.
«Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y Cuyo nombre es el Santo:
Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para
hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.»
—Isaías 57:15.
«Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré
a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a Mi Palabra» —Isaías 66:2.
La interpretación divina de este incidente se da también en 2 Corintios 4:7:
«Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de
Dios, y no de nosotros.»
Nuestros cuerpos son vasos de barro. Sólo cuando somos continuamente entregados a
muerte por la causa del Señor Jesús, se manifiesta a otros la luz del conocimiento de la
gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.

3) Las Teas que Iluminaban. Jueces 7:20 dice:


«…tomaron en la mano izquierda las teas…»
¿No nos recuerda esto las palabras de nuestro Señor: «Vosotros sois la luz del mundo…»?
(Mateo 5:14a).
Esta es esta una buena utilidad del verdadero discípulo de Cristo, y muy gloriosa. La luz es
la primogénita de las criaturas de este mundo material, hecha por Dios el primer día de la
creación, y bienvenida en el mundo entero como lo es cada mañana la luz del día. Así pasa
con el Evangelio, y con los que lo proclaman.
«Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, Es el que
resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de
Dios en la faz de Jesucristo» —2 Corintios 4:6.
Dios es luz (1 Juan 1:5), y los cristianos son hijos de la luz (1 Tesalonicenses 5:5). Y de
los que enseñan a muchos la justicia, leemos que resplandecerán como las estrellas por
perpetuas eternidades (Daniel 12:3).
En virtud de esa triple unión, ellos pudieron exclamar victoriosamente:
—¡Por la espada de Jehová y de Gedeón! —Jueces 7:20b.
La espada de Dios estaba en todos los éxitos de Gedeón, pero la espada de Gedeón debía ser
también usada en obediencia y subordinación a la de Dios. El método que Gedeón usó aquí para
derrotar a los madianitas puede ser aplicado espiritualmente, en figura, a la destrucción del
reino del diablo en este mundo, llevada a cabo mediante la proclamación del Evangelio Eterno,
el sonido de esa trompeta en boca de los heraldos de Cristo, y la luz que llevamos en estos vasos
de arcilla (2 Corintios 4:7a). Así es como Dios escogió lo necio del mundo para avergonzar a
los sabios (1 Corintios 1:27), del mismo modo que un pan de cebada bastó para desbaratar las
tiendas de Madián, a fin de que la excelencia del poder sea de Dios (2 Corintios 4:7b);
solamente. El Evangelio es una espada, no en la mano, sino en la boca (ver Apocalipsis 1:16;
19:15).
Pero lo mismo que en aquel entonces, ocurre también hoy en día. ¡Cuando hay victorias de fe,
es el Señor quien logra la victoria! Leemos lo siguiente:
«Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el
ejército echó a correr dando gritos y huyendo. Y los trescientos tocaban las trompetas; y
Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento…»
—Jueces 7:21-22a.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 29


Hay que prestar atención al hecho de que el Señor dio la plena victoria solamente en el instante
en que:
I. Hubo un Claro Testimonio;
II. Los Cántaros Habían Sido Rotos, y
III. Las Teas Irradiaban su Clara Luz.
Gedeón mismo se transforma aquí en un estímulo para nosotros, pues en él se había producido
un cambio. Mientras que algunas traducciones dicen que el Espíritu del Señor llenó a Gedeón,
leemos en la Biblia Nácar-Colunga:
«El Espíritu de Yahvé revistió a Gedeón…» —Jueces 6:34a.
El Espíritu del Señor se valía, pues, de un ser humano. Por esta razón, Gedeón exclama al
marchar a la lucha:
—Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del
campamento, haréis vosotros como hago yo. Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán
conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y
diréis: ¡Por Jehová y por Gedeón! —Jueces 7:17, 18.
En su obediencia de fe, Gedeón es un ejemplo profético del Señor Jesús. Y Éste te dice ahora:
—“Sígueme.”
Se trata de la cuestión de si tú quieres o no pertenecer a esa minoría de los ―300‖, a aquellos
que no solamente ofrecen sacrificios al Señor, sino que se entregan ellos mismos al Señor,
dándole su propia vida. Solamente de este modo puedes constituir…
 Un Claro Testimonio,
 Un Cántaro Quebrantado en la Mano del Señor, y
 Una Clara Luz.
Así el Señor dará victoria también a través de ti. Oye lo que el “Gedeón” Celestial, Jesucristo,
te dice en este momento:
—“Pon tu mirada en Mí y has lo mismo.”
¿Quieres decirle sí y seguirle? Entonces, tan ciertamente como el Señor resucitó y vive,
cumplirá también en ti Su promesa de Juan 8:12:
«Yo Soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de
la Vida.»
¡Responde ahora a ese llamado Suyo!
En la Biblia somos exhortados a pelear la buena batalla de la fe (1 Timoteo 6:12). Ciertamente
estamos viviendo en una época en que la Palabra de Dios está siendo dejada de lado. Hemos
llegado al punto en que hasta en nuestras iglesias, se rinde culto a “Baal”.
Vimos como el oprimido pueblo de Israel, que se había apartado del Señor y caído en idolatría,
fue salvado entonces por un débil individuo que se puso en las manos del Señor —su nombre
Gedeón.

Ministerio “Simiente de Abraham” (Génesis 22:18) 30

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