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Tsunami Legends

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Producido por The COMET® Program

Tsunamis en las leyendas


Introducción

El tsunami es un fenómeno fascinante, espectacular y, a veces, devastador que ha inspirado muchas leyendas en distintas
partes del mundo. En esta lección aprenderás cómo los tsunamis figuran en las leyendas de ciertas culturas. A medida que
leas, considera estas preguntas, que se pueden usar para discusiones en clase o como punto de partida para breves ensayos.

1. ¿Por qué crees que los tsunamis han dado lugar a tantas leyendas?
2. ¿Qué diferencias notas en el grado de realismo de las distintas leyendas que se presentan? ¿Crees que todas merecen
la calificación de "leyenda"? ¿Por qué o por qué no?
3. ¿Para qué propósito sirven las leyendas? ¿Se te ocurre alguna otra leyenda que puede servir los mismos propósitos
que estas Tsunamis en leyendas?
4. En la sección sobre Cascadia se relata una "novela policíaca" científica. ¿Cuál es el papel de la leyenda en esta
"novela policíaca"?
5. ¿Qué guardan en común ciertas leyendas con los procesos científicos?

Cascadia

El limo y la arena que las aguas del Pacífico depositan en las


costas de Washington y Oregon (Estados Unidos) han
enterrado los restos de unos bosques fantasmales. A veces, un
paseo durante la bajamar revela la presencia de los tocones de
las piceas que un tiempo verdearon sobre tierra firme. Los
científicos que han estudiado los anillos de estos árboles han
llegado a la conclusión de que el día en que murieron eran
perfectamente sanos. ¿Cómo se explica, entonces, que las
raíces de estos árboles centenarios han terminado bajo el agua?

Los terremotos son capaces de desplazar el suelo con gran


rapidez y luego un tsunami puede inundarlo. Algunos
científicos pensaron que quizás un terremoto fuera la causa de
que estos árboles quedaron sumergidos, especialmente porque
sabían que el límite entre dos placas tectónicas —o sea, el
punto de contacto entre dos placas de la corteza terrestre—
está a poca distancia de la costa de Oregon y Washington. Figura 1. Estos tocones son los restos de un antiguo bosque
inundado a causa de un terremoto o por un tsunami
catastrófico. Aunque están casi siempre cubiertos, a veces una
tormenta de invierno se lleva la arena del litoral y entonces
emerge el "bosque fantasmal".

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1 Reservados todos los derechos.
En esta zona, la placa oceánica Juan de Fuca se desliza por
debajo de la placa Norteamericana, la cual contiene la costa,
y pareció posible que hubiera ocurrido una ruptura en la
zona de contacto entre las dos placas. A menudo, los límites
o bordes de este tipo producen terremotos capaces de
desencadenar tsunamis.

Sin embargo, esta falla no había provocado un terremoto


considerable en los 250 años desde la llegada de los
europeos y por eso no se la consideraba capaz de producir
terremotos gigantescos. Sin embargo, las leyendas de los
indígenas locales sugieren que pueden haberse levantado
tsunamis en el pasado.

Figura 2. Mapa de las placas tectónicas junto a la costa en el noreste


del Pacífico.

Un hechicero de la tribu amerindia de los Hoh del oeste del estado de Washington
relata una terrible batalla entre un gigantesco thunderbird (la mítica "ave de las
tormentas") y una enorme ballena que mataba otras ballenas con avaricia. Estas
ballenas daban a la gente el aceite que necesitaban "para tomar y mojar el pan y las
bayas secas", de modo que al cabo de poco tiempo comenzaron a pasar hambre.
Thunderbird vio el sufrimiento de la gente y quiso ayudarlos, por eso asió la ballena
entre sus garras afiladas. Después de muchas batallas, Thunderbird logró matar la
ballena y su hijo. El padre del hechicero que contó esta leyenda dijo que después de la
muerte de la ballena “la tierra abajo se estremeció, saltó y se sacudió, y las grandes
aguas se levantaron”.

Los Clayoquot, indígenas del oeste de la isla de Vancouver, también relatan una
historia que parece hacer referencia a un tsunami. En el relato, de repente el mar se
retiró de la costa durante cuatro días. Aunque casi nadie le dio importancia, un hombre
lo pensó y llegó a la conclusión de que después de tal suceso podría ocurrir una
inundación. Entonces fabricó una cuerda con la parte de adentro de la corteza del cedro
local y luego ató un cabo a unos arbustos muy fuertes y el otro a su canoa, y mandó a
su esposa y a sus hermanos con sus esposas a subirse a la canoa. Al cabo de cuatro días, Figura 3. El thunderbird sostiene una
empezó a entrar la marea, primero despacio, pero después irrumpió tierra adentro. ballena por la cola. Un hombre cabalga
Cuando esto ocurrió, los demás de su tribu se fueron corriendo a sus canoas y le la ballena y un monstruo marino
imploraron que los dejara atarlas a su cuerda, pero él, temiendo que se rompiera, no se merodea abajo.
lo permitió. Aunque este hombre y su familia aguantaron el paso de la ola, ésta se llevó
las canoas con el resto de su tribu lejos, a la deriva.

Finalmente, conocemos este relato acerca del pueblo de la "bahía de Pachena". Un cacique cuenta la historia de una tribu de
más de 100 personas que vivían en una playa de la isla Vancouver. Una noche, la tierra se estremeció y no hubo tiempo para
salvarse: una enorme ola embistió contra la playa y desaparecieron todos, sin que nadie nunca supiera qué había sido de ellos.

Algunos expertos habían comenzado a sospechar que quizás existiera algún vínculo entre los bosques fantasmales y las
leyendas y los relatos de las poblaciones indígenas. A comienzos de los años 80, comenzaron a buscar pistas que los pudieran
ayudar a decidir si en algún momento había ocurrido un gran terremoto y tsunami en la región de Cascadia. Lo primero que
hicieron fue considerar cómo los gigantescos terremotos de la primera mitad de la década de 1960 habían afectado a Chile y
Alaska.
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En estos tremendos terremotos, parte de la placa del suelo marino se levanta y este movimiento empuja el agua hacia arriba y
desencadena un tsunami. Además, en muchos casos la liberación de la tensión acumulada a lo largo de siglos provoca el
hundimiento de algunas partes de la placa en el interior, que puede alcanzar varios metros.

El gran terremoto de Alaska de 1964 provocó el hundimiento


de la costa, cuyo nivel bajó aproximadamente un metro y
medio, y causó la inundación de pantanos, bosques y tierras
secas. Dado que las raíces de la mayoría de los árboles no
pueden respirar si están sumergidas, los árboles murieron. Los
bosques fantasmales de Cascadia son una prueba visible de
que lo mismo debe haber ocurrido aquí.

Pero se han encontrado otros indicios de terremotos. El


hundimiento repentino también preservó los pastos y las hojas
caídas en la marisma litoral debajo de una capa de limo,
porque al sumergirse no llegaron a podrirse. Incluso se han
encontrado fogones y restos de los tejidos de la gente que
ocupaba estas tierras antes de que quedara debajo de las aguas
del océano. Es posible que algunos de estos pueblos sean
precisamente los de las leyendas que siguen contándose
hoy día. Figura 4. El terremoto del 27 de marzo de 1964 en Alaska causó
el hundimiento de un metro del suelo donde crecían estas
piceas. Las raíces poco profundas de estos árboles quedaron
por debajo del nivel de la bajamar y el agua salada los mató.

¿Pero hubo un tsunami después del terremoto? A medida que


penetran en el interior, los tsunamis depositan capas de arena
que después quedan debajo del limo depositado por las
mareas. Se han encontrado estratos de arena de este tipo en
muchas partes de la zona de subducción de Cascadia.

¿Cuándo ocurrió? Los científicos utilizaron formas especiales


de carbono radioactivo en los árboles, los pastos y las hojas de
la marisma litoral para calcular que el evento había ocurrido
en algún momento entre 1695 y 1720. Ésta parecía la mejor
aproximación posible, hasta que alguien se dio cuenta de que
si bien no contamos con registros escritos para esa época en el
oeste del continente norteamericano, en Japón sí se mantenían,
y quizás si las olas del tsunami habían atravesado el Pacífico,
alguien las registrara allí.

Efectivamente, en el Japón se recordaba un "tsunami Figura 5. Arena depositada sobre el suelo en Papúa Nueva
huérfano" —es decir, uno que ocurrió sin que antes se sintiera Guinea por el tsunami de 1998.
un terremoto local— que embistió el Japón en el año 1700. En
aquel entonces, todos los samuráis, los comerciantes e incluso los jefes de los pueblos de campesinos sabían leer y escribir.
Sus escritos describen como las olas que llegaron desde el océano, sin aviso alguno, se levantaron varios metros y arrasaron
con casas, causaron incendios, destruyeron cultivos, hundieron un buque y dejaron bajo agua un almacén del gobierno. En
una aldea, el cacique se preguntó qué nombre podía dar a las olas descomunales que llegaron sin terremoto. Preguntó a
muchos, pero nadie en su pueblo había vivido tal experiencia. Pasarían 300 años antes de que se identificara el origen de esas
olas misteriosas.

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Japón

El Japón está rodeado por las aguas del océano y por fallas, de
modo que siente continuamente los efectos de los tsunamis.
Decenas de miles de japoneses han fallecido a causa de ocho
tsunamis importantes que se han lanzado contra sus litorales
en los últimos 160 años. En las escuelas japonesas, los niños
aprenden la forma correcta de comportarse y a huir a terreno
elevado después de sentir un terremoto a través de este cuento,
titulado El fuego de las gavilla de arroz.

Hubo una vez un arrocero llamado Gohei que vivía en una


finca arriba de una colina, cerca de un pueblo de la costa. Un
día, los aldeanos estaban ocupados con los preparativos para
el festival de la cosecha y Gohei estaba en su casa. De repente,
sintió que se estremecía el suelo. Fue un temblor largo y lento,
y Gohei escuchó ruidos que nunca había oído antes. Salió de Figura 6. Gavillas de arroz durante la cosecha.
su casa y se detuvo en el jardín, desde donde podía ver la
aldea: todos estaban tan ocupados con los preparativos de la fiesta que poca gente se había percatado del terremoto.

Gohei levantó la vista y cuando vio el mar, se le estremeció el corazón: las aguas del océano
se habían retirado de la playa, dejando expuesta una ancha llanura arenosa y un fondo rocoso.
Gohei sabía el significado de tal ocurrencia: pronto llegaría un tsunami. Había cuatrocientas
personas despreocupadas allá abajo, inconscientes del peligro inminente. También sabía que
la primera ola arremetería en poco tiempo. En seguida, entró en su casa y buscó una antorcha.
Afuera, en los campos, estaban las gavillas de arroz que había cosechado: fajos de plantas de
arroz atadas por sus tallos. Pensó en lo que significaría perder el arroz, fruto de su dura labor,
pero sabía que todas las vidas que salvaría valían mucho más. Pasó la antorcha de una gavilla
a otra y pronto el campo entero ardía.

Cuando terminó, se volvió hacia el océano y la aldea. El Sol estaba por ponerse y ya caían las
tinieblas; alguien vio el fuego en la colina y la campana de alarma repicó en el templo. Todos
los habitantes del pueblo —niños, adolescentes, ancianos y mujeres— comenzaron a subir por
la ladera. A Gohei le pareció que avanzaban a paso de tortuga, pero finalmente llegaron todos.
Los primeros en aparecer fueron los más jóvenes, quienes trataron de apagar las llamas, pero a
los gritos Gohei les dijo que dejaran que ardieran. Cuando todos los aldeanos habían llegado y
se habían asegurado de que no faltara nadie, Gohei les dijo que se fijaran en el mar. En las Figura 7. Hamaguchi Goryou
tinieblas podían entrever una línea oscura al horizonte que se levantó y se volvió más ancha
conforme se acercó a la costa. Sólo entonces comprendieron el significado de las gavillas ardientes.

El agua golpeó "con el peso de una montaña y el rugido de cien rayos". El roción llenó el aire. Las aguas del mar se retiraron
y volvieron a avanzar dos o tres veces más antes de que volviera a reinar la calma. El pueblo había desaparecido. Todos
quedaron atónitos y horrorizados. Después de un largo silencio, se dieron cuenta de que Gohei les había salvado la vida y se
arrodillaron a sus pies en señal de gratitud.

Esta leyenda, como muchas otras, se basa en un hecho verdadero. El 24 de diciembre de 1854, dos terremotos sacudieron el
pueblo de Hiro-mura, en Japón. Después del primero, la población abandonó la aldea, pero nunca llegó un tsunami. Después
del segundo temblor, más intenso que el primero, los aldeanos trataron de huir, pero no hubo tiempo y la ola se llevó a
muchos de ellos. Hamaguchi Goryou, arrocero y productor de salsa de soja, sabía que podían llegar otras olas. Aunque no era
el único, mucha gente estaba perdida en la oscuridad nocturna. Hamaguchi decidió quemar las gavillas de arroz para que la
gente pudiera guiarse hacia un lugar seguro. El segundo tsunami fue incluso más grande que el primero y avanzó tanto que
llegó a apagar las llamas del arroz que ardía. Pero gracias al sacrificio de Hamaguchi, sólo fallecieron 36 de los 1300
residentes del pueblo.
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Mediterráneo

El filósofo Platón describió un gran continente llamado


Atlántida ubicado junto a la costa de Europa donde moraba un
pueblo descendiente de Poseidón, el dios del mar. Sobre ellos
reinaba una confederación de reyes que vivían en un magnífico
palacio circundado por tres murallas y tres fosos. Según
Platón, 9000 años antes de sus tiempos los Atlántidas habían
invadido Europa con la intención de conquistarla y continuar
hacia Asia. Se apoderaron de partes de Libia y África hasta
Egipto y Europa hasta lo que sería Roma, y esclavizaron
muchos prisioneros de guerra. Los atenienses, habitantes de la
gran ciudad griega llamada Atenas, derrotaron a los Atlántidas
y liberaron de su yugo las tierras que ellos habían conquistado.
Pero en Atlántida lo peor estaba por ocurrir: Platón relató que
el mar se tragó la isla al cabo de una serie de terremotos e
inundaciones que ocurrieron en el transcurso de un día y una
Figura 8. Mapa imaginario de la Atlántida.
noche. Sólo quedaron unos bancos de barro que impedían
atravesar el mar en el lugar donde antes estaba la isla.

Figura 9. Fresco cretense del salto del toro (tauromaquia).

Muchos especialistas modernos creen que esta leyenda se basa en un desastre que ocurrió en la antigüedad, en la isla
mediterránea de Creta, centro de una de las primeras civilizaciones europeas: la cultura minoica. Los cretenses, un pueblo de
comerciantes y marineros, dejaron rastros de su existencia en las hermosas escenas de la vida diaria y de proezas de
tauromaquia pintadas en las paredes de sus casas.

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En la época entre 1500 y 1600 a. C., el volcán Tera, en la isla
que hoy se conoce como Santorini, en el Mar Egeo, estalló y la
mayor parte del cono volcánico colapsó en el mar, dejando tan
solo un anillo de tierra. Esta explosión debe haber engendrado
un tsunami tremendo.

En Creta, los arqueólogos han encontrado los restos de edificios


minoicos, así como trozos de vasijas, fragmentos de tazas, restos
de comida y los huesos de animales entremezclados con grava
de playa, conchas e incluso microbios marinos. Estos
conglomerados se hallaron a siete metros por encima del nivel
del mar, lo cual parece eliminar la posibilidad de que haya sido
el resultado de una tormenta feroz. En otros casos, se han
encontrado edificios cerca de la costa los cuales sólo les falta el
muro que daba hacia el mar. Los expertos que han fechado el
entrevero de depósitos terrestres y marinos han determinado que
son de la misma época que la erupción de Tera. Quizás Creta sea Figura 10. Mapa del volcán Tera en la isla griega de Santorini.
la potente civilización perdida bajo el agua de la cual habló Platón. Grecia está en la izquierda superior y Turquía, en la derecha.

Australia

Aunque no hay antecedentes de grandes


terremotos en Australia o Nueva Zelandia, es
posible que sus litorales hayan sufrido los efectos
de tsunamis titánicos desencadenados por la caída
o la explosión de un cometa sobre las aguas del
océano. Algunos científicos creen que hay un
cráter de impacto llamado Mahuika en el océano
al sur de Nueva Zelandia y hay evidencia
fidedigna de un posible impacto ocurrido
alrededor el año 1500. Aunque otros discrepan, no
cabe duda de que las leyenda son convincentes.

Una leyenda de la tribu Paakantji de Nueva Gales


del Sur cuenta de una tronante bola de fuego que Figura 11. Vista de las montañas Glasshouse de Australia desde el mar.
cayó del cielo y dejó el suelo cubierto de rocas
multicolores fundidas, después de lo cual hubo
inundaciones que obligaron a los habitantes a huir
a las montañas. Una leyenda de una tribu de la
costa narra que "la luna se puso en el este",
después de lo cual los ríos se desbordaron sin que
hubiera tormentas. Otra tribu habla de una lanza
que cayó del cielo, desplomándose en el mar, y
levantó una inundación que alteró el litoral. En
algunas leyendas, las montañas Glasshouse del
sureste de Queensland son las figuras petrificadas
de un hombre llamado Tibrogargan y su familia.
Un día, Tibrogargan vio que el mar crecía y,
preocupado, huyó con su familia hacia el interior.
Dicen que algunos de los picos de la cadena de
montañas Glasshouse representan la familia, que
aún mira el océano, alarmada.

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Finalmente, las leyendas de la costa
noroccidental de Australia que hablan de un
enorme tsunami también sugieren que allí el
impacto se debió a otra causa. Los primeros
exploradores europeos que se encontraron con
los aborígenes del oeste del continente
observaron que no se acercaban a la costa y no
buscaban comida allí, aunque era evidente que
en el pasado habían comido mariscos. En un
cuento de este pueblo, una "estrella con cola"
causó una inundación. Unos seres míticos
llamados wandjina, cuya representaciones se
parece a un cometa, también provocaron una
gran inundación que comenzó en el norte y
cubrió todo el país. La tierra se secó tan rápido
como de había inundado.

Figura 12. Representación callejera del ser mítico que los aborígenes
australianos llaman wandjina, quizás el recuerdo de un cometa.

Sudeste asiático

In the tsunami of Dec. 26, 2004, hundreds of


thousands of people living on the shores of the
Indian Ocean died. But on a few scattered
islands off the coasts of Myanmar and Thailand,
almost no one died. These tribes had tsunami
legends that nearly every member had heard
many times. When they felt the earth shake, they
knew exactly what to do.

Los moken o “gitanos del mar” de las islas


Surin, junto a la costa tailandesa, creen que
Katoy Oken, espíritu del mar, crea las olas
gigantescas y las envía para purificar la gente
física y espiritualmente. En una de sus leyendas,
hace cientos de años la tierra tembló y la gente
vio que los cocos caían de los árboles. Con toda
prisa, recogieron las frutas del suelo y luego se
subieron a un barco y se hicieron a la mar.
Después de haber remado media hora, sintieron
una leve sacudida debajo de la embarcación.
Uno de los ancianos hizo una seña y todos Figura 13. Aldea y barco de los moken o gitanos del mar de Tailandia.
dirigieron la vista hacia la playa, donde el agua
se había retirado. Poco después se levantó una
enorme ola, tan alta como los cocoteros, que
golpeó la costa y se tragó la isla. Pero la gente
sobrevivió.

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En 2004, los moken vieron que el mar se había retirado de la isla y, recordando la leyenda, huyeron hacia los sitos más altos
que pudieron alcanzar, sin siquiera parar para recoger los cocos. De los más de 200 habitantes de la isla, sólo falleció uno, un
anciano inválido que nadie recordó en la confusión de la evacuación. Pero otra tribu de gitanos del mar, los moken, que viven
en Tailandia y se han integrado a esa sociedad, ha olvidado las antiguas leyendas. Un hechicero del pueblo dijo que sabía que
pasaba algo cuando vio que el mar retrocedía, pero no tenía idea de qué podía tratarse. Las mujeres y los niños no huyeron; al
contrario, se fueron a la playa a recoger los peces y cangrejos. Más de 20 integrantes de la tribu perdieron la vida.

Alaska

La ola más alta jamás registrada ocurrió en la bahía


de Lituya, en Alaska. El 9 de julio de 1958, un
terremoto de 7.9 grados de magnitud, el más intenso
en más de 50 años, sacudió la región cerca de la
bahía. Una enorme porción de una montaña se
desprendió y la roca se precipitó en la bahía de
Lituya, levantando una ola que alcanzó una altura
de 525 metros en la ladera al otro lado del
desprendimiento. No era la primera vez que una ola
de semejante magnitud erosionaba la bahía: según
los expertos, en los últimos 150 años esto ha
ocurrido al menos 5 veces. Los indígenas de la zona
explican estas olas en una leyenda:

"Y así la leyenda de Lituya cuenta del monstruo del


abismo que mora en las cavernas submarinas, cerca
de la entrada. Se conoce como Kah Lituya, el
hombre de Lituya. No tolera que nadie se acerque a
su dominio y todos los que destruye adoptan forma
de oso y se convierten en sus esclavos; desde sus Figura 14. Vista de la bahía de Lituya (Alaska), donde un tsunami gigantesco
atalayas en los majestuosos picos de la sierra de causado por un deslizamiento dejó las orillas peladas de árboles.
Fairweather anuncian la llegada de toda canoa, y
con su amo agarran la superficie del agua y la
sacuden cual sábana, levantando gigantescas
marejadas que se tragan a los desprevenidos."

Traducción del texto tomado de Emmons, G.T. (1911) "Native account of the meeting between La Perouse and the Tlingit."
American Anthropologist, New Series, vol. 13, núm. 2 (abril-junio de 1911), págs. 294-298.

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