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TFG Georgina Salord

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ESTUDIO DE LA PERCEPCIÓN DE

INSEGURIDAD CIUDADANA

DATOS DE LA ENCUESTA DE SEGURIDAD


PÚBLICA DE CATALUÑA, edición 2013

Georgina Salord Monserrat

Tutora: Aïda Solé i Auró

2014-2015

Trabajo de fin de grado

Criminología y Políticas Públicas de Prevención

Facultad de Derecho (Universitat Pompeu Fabra)


AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer al Gabinete de Seguridad del Departamento de Interior de la Generalitat de


Catalunya, a Santi Herrero y, más concretamente, a Rosa Mur por acceder a que trabaje con la
Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña (2013) y crear una matriz de datos específica de
acuerdo a mi petición. De la misma forma también, agradecer de forma especial a la profesora
Cristina Sobrino, ya que su ayuda ha sido clave a la hora de conseguir los datos y así, abrir
esta investigación.
DECLARACIÓN DE AUTORÍA Y ORIGINALIDAD

Yo, Georgina Salord Monserrat, certifico que el presente trabajo


no ha estado presentado para la evaluación de otra asignatura, ya
sea en parte o en su totalidad. Certifico también que su contenido
es original y que soy la única autora, no incluyendo ningún
material anteriormente publicado o escrito por otras personas
excepto de los casos indicados a lo largo del texto.

Como autora de la memoria original de este Trabajo de Fin


de Grado autorizo a la UPF a depositarlo y publicarlo al e-
Repositori: Repositori Digital de la UPF, http://repositori.upf.edu,
o en cualquier otra plataforma digital creada por o participada por
la Universidad, de acceso abierto por Internet. Esta autorización
tiene carácter indefinido, gratuito y no exclusivo, es decir, soy
libre de publicarla en cualquier otro lugar.

Georgina Salord Monserrat

Barcelona, 12 de juny de 2015.


RESUMEN

La seguridad ciudadana es un tema que suscita un creciente y mayor interés por parte de los
gobiernos locales. No obstante, la respuesta dada a las demandas de seguridad de la sociedad
no siempre es adecuada, ya que generalmente se apuesta por endurecer los modelos y las
estrategias policiales. Así, se presupone que la sensación de inseguridad de los ciudadanos
disminuirá, cuando en realidad hay muchos otros factores que intervienen en la percepción de
inseguridad de una persona y que requieren otro tipo de medidas.

El estudio que presentamos a continuación tiene el objetivo de analizar estos “otros factores”
que influyen en el sentimiento de inseguridad. Queremos testar la relación existente entre la
percepción de (in)seguridad de los individuos (hombres y mujeres) mayores de dieciséis años
residentes en Cataluña y una serie de variables individuales y ambientales, a partir de los
datos recogidos con la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013.

Palabras clave: percepción de inseguridad, seguridad pública, Cataluña, relación lineal,


política pública, futura investigación.
ÍNDICE DE CONTENIDOS

1. INTRODUCCIÓN..................................................................................................................1

2. MARCO TEÓRICO................................................................................................................2

2.1. Teorías criminológicas contemporáneas..........................................................................3

2.2. ¿De qué disponemos?.......................................................................................................4

2.3. Evidencia en estudios previos..........................................................................................5

3. METODOLOGIA...................................................................................................................8

3.1. Descripción de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013.................8

3.2. Hipótesis de estudio.........................................................................................................9

3.3. Medidas e indicadores......................................................................................................9

3.4. Análisis de datos.............................................................................................................12

4. RESULTADOS.....................................................................................................................13

4.1. Análisis de descriptivos..................................................................................................13

4.2. Análisis explicativo. Regresión lineal múltiple..............................................................17

5. CONCLUSIONES................................................................................................................23

BIBLIOGRAFÍA......................................................................................................................27

ANEXO.....................................................................................................................................28
1. INTRODUCCIÓN

La presente investigación se basa en el análisis secundario de los datos recogidos mediante la


Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña (ESPC) del 2013, ya que responde a un objetivo
diferente al objetivo primario por el cual se lleva a cabo dicha encuesta.

Más concretamente, el objetivo de esta investigación es el estudio metodológico y el análisis


estadístico, mediante la regresión lineal múltiple, de los datos presentados en la ESPC para
identificar asociaciones significativas entre variables sociodemográficas y ambientales, que
actúan como variables independientes, y la percepción de (in)seguridad del colectivo de
hombres y mujeres mayores de dieciséis años residentes en Cataluña, que es la variable
dependiente. Por lo tanto, la principal tarea es el cruzamiento de estas variables con la
variable relativa a la percepción de (in)seguridad de este colectivo de individuos, y analizar
así hasta qué punto son relevantes y/o explicativas de los patrones que se observan en la
percepción de seguridad.

Para comprender nuestro objetivo de estudio, conviene entender qué es la seguridad


ciudadana. La seguridad ciudadana, regulada por la Ley Orgánica 1/1992, de 21 de Febrero,
es un concepto difícil de delimitar y que acostumbra a mezclarse con otras expresiones como
seguridad pública, paz pública, orden público, etc. La seguridad ciudadana es un bien común,
algo ligado a nuestra calidad de vida, y no solo se refiere a la protección de las personas y los
bienes ante acciones violentas, agresiones o situaciones de peligro (Rodríguez, 2012).

La seguridad y la inseguridad ciudadana se definen en base a dos dimensiones principales: la


dimensión objetiva y la dimensión subjetiva. La primera se refiere a la probabilidad real de
ser víctima de un delito y la segunda es la sensación individual del riesgo de ser víctima, sin
que exista ninguna razón o probabilidad real de que suceda. Tal y como explica Thomé
(2004), entre estas dos dimensiones se encuentra la dimensión de seguridad tolerable, que se
refiere a aquellos miedos o inseguridades que estamos dispuestos a asumir o tolerar, es como
el umbral de aceptación o no de ciertos riesgos. Así pues, el fenómeno que trabajamos a lo
largo de este estudio se refiere a la dimensión de seguridad subjetiva, y así, al miedo al delito
o a las inseguridades asociadas.

Es interesante impulsar un trabajo en esta línea, ya que la (in)seguridad ciudadana es una


creciente preocupación por parte de la administración pública, que es objeto de quejas y

1
demandas de una mayor seguridad por parte de la ciudadanía, no solo ante la delincuencia,
sino también en relación a las incivilidades y al desorden social.

Es más, estudios de este tipo son de utilidad a la hora de responder a lo anterior y diseñar
políticas públicas en el ámbito de la seguridad ciudadana, ya que las causas de la inseguridad
van más allá de la criminalidad. Con el conocimiento de los desencadenantes y/o facilitadores
de la percepción de (in)seguridad se podrá actuar de manera más contundente sobre el
fenómeno y desde una perspectiva más holística, y no solo en base a la prevención de la
delincuencia.

A lo largo de las siguientes páginas se pretende averiguar si existe relación lineal entre una
serie de variables sociodemográficas y ambientales, y la percepción de inseguridad ciudadana
de los individuos (hombres y mujeres) mayores de dieciséis años residentes en Cataluña.
Con esto, aportaremos un punto más de evidencia en el ámbito catalán, puesto que hemos
observado como no abundan las investigaciones en esta vertiente. Por este motivo, creemos
que la ESPC es un buen instrumento para responder a preguntas que van más allá de la simple
descripción de los resultados y la elaboración de series históricas.

En primer lugar, en base a un análisis sistemático de la literatura existente en este ámbito,


mostraremos los resultados extraídos por parte de otros estudiosos a partir de los cuales
formularemos nuestras hipótesis. Seguidamente, describiremos la ESPC y las variables que
hemos seleccionado para llevar a cabo el análisis, así como las técnicas estadísticas que
utilizaremos para extraer los resultados. Una vez finalizado el análisis central, presentaremos
los resultados obtenidos mediante la técnica de la regresión lineal múltiple con el objetivo de
contrastar las hipótesis y ver si la relación que esperamos entre las variables se da. Para
terminar, en las conclusiones, destacaremos las limitaciones que nos hemos encontrado a lo
largo del trabajo y posibles futuras líneas de investigación, y en base a los resultados,
destacaremos algunas propuestas de otros autores para responder y prevenir adecuadamente la
percepción de inseguridad ciudadana.

2. MARCO TEÓRICO
Existe una extensa literatura entorno la seguridad ciudadana, del mismo modo que en relación
a la percepción de inseguridad de los ciudadanos en sus barrios y/o municipios, que es el tema
que aquí nos ocupa, ya que es una de las principales preocupaciones del gobierno local y

2
nacional, pasando a formar parte de la agenda social (Ripollés, 2004).
Mediante una detenida revisión bibliográfica hemos dado con diversidad de estudios
centrados en analizar las posibles causas y consecuencias de la percepción de inseguridad, así
como en proponer políticas públicas y nuevas estrategias policiales, ya que la inseguridad es
un problema en sí mismo que necesita una respuesta específica que va más allá de la
prevención de la delincuencia per se.

Hemos observado como la mayor parte de la literatura en el ámbito internacional y europeo


hace referencia a “miedo al delito” al hablar sobre inseguridad ciudadana. A pesar de que en
España se utiliza y se conoce este término, es preferible hablar de “miedo al delito” porque es
el concepto mayoritariamente utilizado en la literatura comparada (Medina, 2003). Por lo que
utilizaremos ambos términos indistintamente a lo largo de esta investigación.

La inseguridad a la que nos referimos en este estudio, tal y como hemos dicho anteriormente,
se corresponde a la percepción subjetiva de cada ciudadano, ya que cada persona interpreta la
realidad de manera diferencial. De acuerdo a lo anterior, la percepción de inseguridad no
sigue, necesariamente, la misma tendencia ni fluctúa igual que las tasas reales de
delincuencia, sino que se debe a varios factores tanto de tipo individual como social y
contextual/ambiental (Rodríguez, 2012).

2.1. Teorías criminológicas contemporáneas

Existen teorías criminológicas que muestran que la inseguridad ciudadana 1es un fenómeno
independiente que tiene sus propias causas o desencadenantes. Tal y como define Vilalta
(2012) en su estudio sobre los determinantes de la sensación de inseguridad ante el delito en
Méjico, hay cinco teorías principales: la teoría de la incivilidad, la teoría de la victimización,
la teoría de la vulnerabilidad física, la teoría de la vulnerabilidad social y la teoría de las redes
sociales, que no tendremos en cuenta aquí. Las cuatro primeras resultan importantes, ya que
sintetizan los factores que la mayor parte de los estudios atienden a la hora de analizar el
miedo al delito.

En primer lugar, la teoría de la incivilidad de Hunter 1 se refiere a que el deterioro físico y el


desorden público en determinados barrios aumentan los niveles de inseguridad entre los
residentes al dar una imagen de descuido y falta de control social (formal e informal). En

1
La teoría de la incivilidad vendría a ser la predecesora de la teoría de las ventanas rotas de Wilson y Kelling
(the broken windows, 1982).

3
segundo lugar, la teoría de la victimización, desarrollada por Gorfalo, explica que las personas
que se han configurado como víctimas de un delito reportan mayores niveles de inseguridad.
Lo interesante es que incluye las víctimas indirectas o vicarias, es decir, que no han
experimentado una victimización directa, pero reciben el impacto emocional que tiene el
delito sobre alguna persona muy próxima a ellas. En tercer lugar, la teoría de la vulnerabilidad
física de Riger expone que las personas con una menor capacidad física sufren una mayor
inseguridad porque tienen una menor capacidad para defenderse, donde se incluyen factores
como la edad y el sexo. Por último, la teoría de la vulnerabilidad social habla de que hay
capas sociales más desfavorecidas y de facto más incapaces para prevenir o recuperarse de la
victimización, motivo por el cual reportan mayores niveles de inseguridad (bajos ingresos y
bajo nivel de escolaridad, por ejemplo).

Con todo lo anterior se entiende que, además de la delincuencia, la (in)seguridad ciudadana es


un tema inherente que hay que tratar en el ámbito de las políticas de seguridad pública, ya
que, tal y como manifiesta Medina (2003), afecta a un mayor número de personas y sus
consecuencias son igualmente relevantes. El miedo al delito provoca ansiedad a nivel
individual, hasta el punto de que algunos individuos cambien sus rutinas de vida e instalen
sistemas de seguridad en sus hogares, por ejemplo. A nivel comunitario también tiene un
impacto severo porque daña la confianza interpersonal y la cohesión, dando lugar a un menor
control social informal y, a su vez, a una mayor inseguridad.

2.2. ¿De qué disponemos?

En diversidad de países, a partir de los años 80, se han impulsado encuestas de victimización
en las que se incluyen uno o más apartados relativos a medir el miedo al delito o la sensación
de (in)seguridad en el municipio2. La mejor manera de medir el miedo al delito es mediante
preguntas relativas a la victimización previa, a si existen problemas de incivilidad en sus
barrios o municipios, a cuán seguros se sienten al andar solos de noche, a si la delincuencia
les preocupa, etc. (Beatty et al., 2005). Es a partir de este momento, y gracias a los datos que
proporcionan tales encuestas, que aparecen las primeras investigaciones en éste ámbito.

La mayoría de estudios tienden a analizar la posible relación entre el miedo al delito y


características personales como el sexo, la edad, la etnia, el estatus socioeconómico, etc. No

2
La International Crime Victimitzation Survey, la European Social Survey, Crime Survey for England and
Wales (nuevo nombre de la British Crime Survey), algunas encuestas del Centro de Investigaciones
Sociológicas, la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, etc.

4
obstante, la evidencia empírica no deja de ser exigua, y más si pasamos a tener en cuenta otros
determinantes como las características sociales y ambientales del entorno residencial, ya que
no hay consenso sobre cuales considerar e incluir en las investigaciones (Núñez et al. 2012).
Se puede observar tal diversidad metodológica en cuanto a los factores ecológicos en
numerosos estudios. Unos incluyen el desorden público o la incivilidad en el barrio, otros la
cohesión y el control informal en la comunidad, la confianza y la valoración de los cuerpos
policiales, etc. De hecho, no está de más mencionar el estudio de Hummelsheim et al. (2010),
ya que resulta interesante ver como relacionan la (in)seguridad social con el impacto de las
políticas de los Estados de Bienestar3. Parten de la idea de que encuestas como la
International Crime Victimization Survey y la Encuesta Social Europea han determinado que
las tasas más altas de inseguridad se corresponden con los países del este, el Reino Unido y
los países del sud de Europa, mientras que encontramos las tasas más bajas en los países
donde realmente impera la esencia del Estado del Bienestar, como los países nórdicos.

2.3. Evidencia en estudios previos

A continuación, se analiza la relación entre la dimensión individual y/o la dimensión


ambiental con la percepción de inseguridad.

Dimensión individual y percepción de inseguridad

Encontramos evidencia consistente para afirmar que las mujeres tienen una mayor percepción
de inseguridad que los hombres, se preocupan más por la delincuencia y sienten más temor al
ir solas por la calle de noche (Vargas, 2010; Núñez et al., 2012; Beatty et al., 2005; Fox et al.,
2009; Vilalta, 2012; Hummelsheim et al., 2010). Tienen una mayor percepción del riesgo de
ser victimizadas, aunque realmente su probabilidad de serlo es menor a la de los hombres,
exceptuando algunos delitos como la violencia en la pareja y el acoso sexual, entre otros.

En cuanto a la edad, la evidencia es más contradictoria. Hay estudios que muestran que son
las personas mayores las que se sienten más inseguras (Fox et al., 2009; Núñez et al., 2012),
otros exponen que, además de las personas mayores, también son los jóvenes los que tienen
una mayor percepción de inseguridad (Hummelsheim et al., 2010), algunos incluso
manifiestan que no hay asociación significativa entre ambos ítems, sino que se relaciona con
el riesgo de victimización real (Beatty et al., 2005; Vargas, 2010).
3
Clasificación de Esping y Andersen (1990-1999) según el tipo de estado, su dependencia con el mercado
laboral y la importancia de la familia: estados liberales (Reino Unido y Estados Unidos), estados conservadores -
corporativistas (países continentales y del sud de Europa) y estados democráticos (países del norte de Europa).

5
Más habitualmente se dice que los hombres jóvenes son el colectivo con menor miedo al
delito, a diferencia de las mujeres y personas mayores (más de sesenta años), aunque su
probabilidad de victimización es relativamente mayor (Waterloo Region Crime Prevention
Council, 2012).

En cuanto al nivel educativo, tampoco existe evidencia generalizada, aún así, hemos dado con
más estudios que afirman que a mayor nivel educativo mayor percepción de inseguridad
(Vargas, 2010; Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú, 2013). La base de la
anterior afirmación radica en que las personas más educadas acostumbran a tener un mayor
conocimiento de la realidad delictiva y de los indicadores objetivos de la delincuencia, motivo
por el cual si éstos aumentan, también aumenta su percepción de inseguridad.

Por otro lado, si hay consenso al afirmar que las personas que trabajan activamente
acostumbran a tener una menor percepción de inseguridad que aquellos que están
desocupados o en paro (Beatty et al., 2005; Vargas, 2010; Hummelsheim et al., 2010), a
veces, incluso se incluye también a los jubilados o pensionistas y a las personas que se
dedican a las tareas del hogar. Este discurso suele ligarse al hecho de que las personas
ocupadas tienen un nivel socioeconómico mayor y, consiguientemente, una menor percepción
de inseguridad, tal y como han demostrado algunos estudiosos.

En relación a la teoría de la victimización que hemos expuesto anteriormente, diversidad de


estudios incluyen la victimización previa como variable a tener en cuenta al analizar el miedo
al delito (Ruiz et al., 2009; Núñez et al., 2012; Fox et al., 2009; Viltalta, 2012; Hummelsheim
et al., 2010). La experiencia de victimización, tanto directa como indirecta, aumenta la
percepción de inseguridad y no solo por el hecho de sufrirla, sino también por la mayor
conciencia que se tiene entorno la delincuencia. Sin embargo, Núñez et al. (2012) manifiestan
que la victimización anterior toma importancia en el caso de las personas que viven en
comunidades o barrios con niveles altos de desorden social, en cambio, no tiene ningún efecto
en el sentimiento de inseguridad de los individuos que residen en entornos menos hostiles. De
todos modos, es conveniente tener en cuenta la tipología de delito sufrido, ya que no es lo
mismo ser víctima de un delito personal que en contra de la propiedad, y así también puede
variar su impacto sobre la percepción de inseguridad (Fox et al., 2009).

6
Dimensión ambiental y percepción de inseguridad

Por último, mencionar que la mayor parte de las investigaciones que incluyen factores
ambientales como variables explicativas de la percepción de inseguridad se centran en el
desorden público de los barrios o entornos comunitarios (Beatty et al., 2005; Vilalta, 2012;
Núñez et al., 2012).

Las marcas de incivilidad y/o desorden social en el área de residencia, lo cual denota una falta
de control social formal e informal, dan lugar a una mayor percepción de inseguridad. El
contrario sucede en aquellas zonas donde el capital social es más alto, ya que la comunicación
entre vecinos y la interacción comunitaria es mayor, lo cual aumenta la confianza y así, la
sensación de seguridad. Más concretamente, estudios realizados en el ámbito anglosajón han
mostrado que la alta preocupación por la delincuencia se explica, en gran parte, por la
percepción de desorden en la comunidad y la baja cohesión social (Hummelsheim et al.,
2010).

Es importante también considerar la valoración y/o confianza de los ciudadanos con la


policía, sobre todo con la policía local, ya que se relaciona con el miedo difuso al delito. Tal y
como explica Pérez (2007), la satisfacción con la policía se asocia con una mayor percepción
de compromiso con los ciudadanos, lo que les hace sentir más protegidos y seguros. La
interacción directa y próxima entre la policía y los ciudadanos es vital para la convivencia
harmónica en la ciudad, además de ser un elemento que disminuye el miedo al delito y el
sentimiento de inseguridad (Beatty et al., 2005).

En la misma línea, la presencia policial en las calles es clave porque el hecho de que los
ciudadanos vean a policías patrullando por sus barrios les hace sentir más seguros (Núñez et
al., 2012; Medina, 2003; Vilalta, 2012). No obstante, Medina (2003) evalúa la visibilidad
policial mediante el análisis del Plan de Presencia Policial Belloch (2000) y muestra como
tuvo un efecto nulo en la percepción de seguridad ciudadana de los españoles.

Finalmente, con todo esto, nuestro trabajo intenta aportar más evidencia en este ámbito
mediante el análisis relacional no sólo de las características individuales, sino también de los
factores ambientales del municipio, sobre la percepción de inseguridad ciudadana.

7
3. METODOLOGIA

3.1. Descripción de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición


2013

La Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña nació el año 1999 como prueba piloto a
iniciativa de la Generalitat de Catalunya, teniendo como pilares fundamentales el ámbito de
victimización y percepción de seguridad. Paralelamente, desde el año 1984, el Ayuntamiento
de Barcelona financiaba la Encuesta de Victimización de Barcelona, y dada la confluencia
temática entre ambas encuestas se decidió su unión el año 2002, adaptada a las necesidades de
cada institución (Gondra, 2010).

El objetivo principal de la ESPC es recoger información sobre las experiencias directas de


victimización de las personas encuestadas, así como sus actitudes y opiniones hacia la
seguridad ciudadana y los cuerpos policiales. Esto permite tener información adicional y más
detallada sobre los ilícitos penales, lo cual complementará la estadística policial.

La ESPC es una encuesta transversal de periodicidad anual, ya que se observa una población
determinada en un momento concreto del tiempo. Sin embargo, recoge información de tipo
retrospectivo al preguntar a los encuestados sobre su experiencia de victimización, referida
siempre a los últimos doce meses. Se pregunta directamente a los individuos de los que se
quiere obtener la información (informante directo) y el tipo de información recogida es tanto
objetiva como subjetiva, ya que hay preguntas relativas a hechos (por ej., victimización) y a
opiniones y/o percepciones (por ej., percepción de seguridad y civismo). La encuesta se pasa
telefónicamente mediante el sistema CATI4 y, concretamente, el trabajo de campo en 2013 se
extendió desde el 1 hasta el 31 de Julio. La población de estudio son los hombres y las
mujeres mayores de dieciséis años residentes en Cataluña, de entre los que se extrae una
muestra representativa mediante un muestreo estratificado no proporcional según ámbitos
territoriales y cuotas por sexo y edad en cada zona, distribuyendo la muestra en función de las
Regiones Policiales.
Cabe destacar que el cuestionario de 2013 se divide en cuatro módulos 5, los dos primeros son
respondidos por la totalidad de la muestra, en cuanto a los dos últimos solo lo hace
aproximadamente la mitad de la muestra (submuestra elegida aleatoriamente).

4
Computer-Assisted Telephone Interviewing. Entrevista telefónica asistida por ordenador.
5
Victimización (módulo 1), Percepción de seguridad y civismo (módulo 2), Seguridad y policía (módulo 3) y
Seguridad viaria (módulo 4).

8
Los módulos de Victimización y Percepción de seguridad y civismo tienen unos errores
máximos de ± 1’2, por un intervalo de confianza del 95%, mientras que los módulos de
Seguridad y Policía y Seguridad viaria de ± 1’56.

3.2. Hipótesis de estudio

Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en otras investigaciones de este ámbito y que
hemos presentado en el marco teórico, formulamos dos hipótesis principales:

H1: Hay relación lineal entre las variables explicativas individuales (demográficas y
socioeconómicas) y la percepción de (in)seguridad ciudadana.

En este sentido, esperamos que el sexo, la edad, el nivel educativo, la situación profesional y
la experiencia de victimización previa (doce meses anteriores) estén relacionados con la
percepción de (in)seguridad. En base a lo que han demostrado diversos autores, esperamos
una relación más significativa en el caso del sexo, la edad y la victimización anterior.

H2: Hay relación lineal entre las variables explicativas ambientales y la percepción de
(in)seguridad ciudadana.

Del mismo modo, esperamos que el nivel de civismo en el municipio de residencia y la


valoración de los cuerpos policiales se relacionen con la percepción de (in)seguridad, ya que
cuanto más bajos sean más sentimiento de inseguridad habrá.

3.3. Medidas e indicadores

Este estudio incluye una muestra de 4.560 individuos (hombres y mujeres) de dieciséis y más
años residentes en Cataluña, y aporta información relativa a los diferentes módulos de la
encuesta. El módulo 4 de Seguridad viaria no se incluye en esta investigación por alejarse de
la esencia del objeto de estudio, que es la percepción de (in)seguridad y/o miedo al delito.

Por un lado, la variable dependiente en este estudio es el nivel de seguridad en el municipio.


Por otro lado, hemos dividido las variables explicativas en dos grandes grupos: en primer
lugar, variables individuales, que incluyen variables demográficas como el sexo y la edad, y

6
Información extraída de la web del Departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya:
http://interior.gencat.cat/ca/el_departament/publicacions/seguretat/estudis_i_enquestes/enquesta_de_seguretat_p
ublica_de_catalunya
Pera más información sobre la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013, consultar:
http://interior.gencat.cat/web/.content/home/010_el_departament/publicacions/seguretat/estudis_i_enquestes/enq
uesta_de_seguretat_publica_de_catalunya/docs/informe-espc-2013.pdf

9
variables sociales y/o económicas como el nivel de estudios alcanzado, la situación
profesional y el recuerdo de victimización previa; y en segundo lugar, variables de tipo
ambiental/contextual, que son el nivel de civismo en el municipio, la valoración de los
Mossos d’Esquadra, la valoración de la Policía Local, la Policía Municipal o la Guardia
Urbana, y la vigilancia de los Mossos d’Esquadra en el ámbito de la seguridad ciudadana en
el lugar de residencia. Mencionar que hemos recodificado la mayoría de estas variables para
agilizar y facilitar la interpretación y el análisis de los resultados, y para adaptarlas mejor al
objetivo de nuestro estudio.

En primer lugar, el nivel de seguridad en el municipio es una variable cuantitativa que toma
valores del 0 al 10, entre los cuales los encuestados han de posicionarse en función del nivel
de seguridad que perciben en el lugar donde viven, siendo 0 muy bajo y 10 muy alto.
En segundo lugar, la variable relativa al sexo de la persona del hogar seleccionada para
responder a la encuesta, se mantiene la original. Se trata de una variable dicotómica que
distingue entre hombre (0) y mujer (1).
En tercer lugar, por un lado, la edad de las personas seleccionadas conserva la forma original
(numérica discreta). Por otro lado, hemos creado una nueva variable agrupando la edad en
cuatro categorías, siguiendo la distinción que hace el informe de la ESPC del 2013 elaborado
por el Departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya, para facilitar la interpretación
al describir la muestra: “de 16 – 25 años”, “de 26 – 40 años”, “41 – 64 años” y “65 años o
más”.
En cuarto lugar, el nivel de estudios alcanzado se divide en una serie de categorías relativas
a diversos tipos de estudios, sin embargo, hemos continuado a su recodificación uniendo
algunas de ellas para distinguir entre nivel de estudios bajo, medio y alto. Así pues, la variable
que utilizaremos se clasifica en nivel de estudios “bajo”, que incluye los no escolarizados y
las personas con estudios primarios (1), “medio”, incluyendo las personas con Educación
Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Ciclo Formativo de Grado Medio o Superior (2), y
finalmente nivel “alto”, que se conforma de las personas con estudios superiores, sin
especificar (3).
En quinto lugar, hemos recodificado también la variable situación profesional, ya que la
variable inicial clasifica separadamente los estudiantes, los jubilados o pensionistas y las
personas que se dedican a las tareas del hogar, así como también distingue un activo parado
de un activo en búsqueda del primer trabajo, cuando nuestro estudio no requiere tal precisión.
Por lo tanto, hemos creado una variable que agrupa las categorías anteriores en “inactivo

1
(estudiante, jubilado o pensionista, tareas del hogar)” (1), “activo parado” (2) y “activo
ocupado” (3).
En sexto lugar, la variable recuerdo de victimización hace referencia al recuerdo espontáneo
de los encuestados al preguntarles si han sido víctimas o no de algún delito en los doce meses
anteriores. Inicialmente la variable contempla cinco valores, ya que además del sí y el no, hay
la categoría de “hecho no contemplado en la ESPC”, “no le pasó a él/ella” y “recuerda y no es
víctima”. Al realizar la distribución de frecuencias de esta variable y ver el bajo número de
respuestas relativas a tales categorías, hemos decidido dicotomizar la variable en “sí” (0) y
“no” (1), incluyendo en éste las personas que recordaban ser víctimas de un hecho no
contemplado en la ESPC y las que no eran víctimas directas del hecho que recordaban.
En séptimo lugar, en cuanto al nivel de civismo en el municipio tenemos dos variables de
diferente medida. Por un lado, la variable original que toma la misma forma que la variable
nivel de seguridad en el municipio, es decir, los encuestados deben posicionarse entre los
valores 0 y 10, siendo 0 muy bajo y 10 muy alto. Por otro lado, la hemos recodificado
convirtiéndola en una variable cualitativa ordinal con tres categorías, la que utilizaremos para
el análisis de descriptivos: “bajo o muy bajo” (0-4), “normal” (5-6) y “alto o muy alto” (7-10).
En octavo lugar, las variables valoración de los Mossos d’Esquadra (MMEE) y la
valoración de la Policía Local, Policía Municipal o Guardia Urbana, al igual que la
anterior, también serán utilizadas de dos formas. Primero, las variables originales que
consisten en el posicionamiento del individuo entre el 0 y el 10 en función de si está o no
satisfecho con el servicio de dichos cuerpos policiales. Segundo, las hemos recodificado para
clasificar la opinión de los encuestados en tres valores, que introduciremos también en el
análisis descriptivo: “mala o muy mala” (0-4), “normal” (5-6) y “buena o muy buena” (7-10).
Por último, hemos transformado la variable vigilancia de los MMEE en el ámbito de la
seguridad ciudadana en el lugar donde vive en una variable dicotómica, lo cual ayudará a
realizar nuestro análisis: “inexistente y/o insuficiente” (0) y “suficiente y/o excesiva” (1).

Hemos optado por transformar las categorías “no sabe/no contesta” y “otros” de algunas
variables en valores perdidos por el sistema, ya que representan porcentajes relativamente
bajos del total de nuestras variables (entre un 0’1% y un 5%, exceptuando un 7’5% de NS/NC
en el caso de la valoración de la Policía Local), y el hecho de incluirlas complicaría nuestro
análisis.

1
La elección de estas variables y no otras responde a la metodología seguida por otras
investigaciones de esta misma temática, además de que son las más adecuadas para responder
a nuestra pregunta de investigación y contrastar las hipótesis.

3.4. Análisis de datos

El análisis del nivel de seguridad en el municipio, entendido como la percepción de


(in)seguridad, se desarrolla mediante el software estadístico SPSS a través de una explotación
de datos de la ESPC del 2013.

En primer lugar, se realizará un análisis descriptivo de los datos de la encuesta, ya que es


necesario conocer cómo es la muestra y cómo se distribuyen nuestras variables de interés
entre los individuos encuestados. Además, elaboraremos una tabla de contingencia con el
cruzamiento de cada una de las variables independientes con el nivel de seguridad en el
municipio.
Esta fase exploratoria y observacional nos aproxima al análisis que elaboraremos a posteriori,
ya que con la relación de porcentajes que observamos en la tabla cruzada podemos intuir
como se comportaran nuestras variables a la hora de analizar si existe relación entre ellas y la
variable dependiente.

En segundo lugar, para responder a nuestra pregunta de investigación sobre si hay o no


relación lineal entre las variables explicativas individuales y ambientales, y la percepción de
(in)seguridad, utilizaremos la técnica estadística conocida como regresión lineal múltiple,
que se presenta con la siguiente ecuación:

y = β0 + β1·x1 + β2·x2 + … + βk·xk + ε

Y es la variable dependiente y Xk las variables independientes. β0 es la constante, es decir, el


valor que toma la variable dependiente cuando todas la variables independientes son 0, y βk
hace referencia a la pendiente de la recta, el peso de cada variable dentro de la ecuación.
Finalmente ε es el error o residuo, lo que las variables independientes no pueden explicar.

Este procedimiento nos ayudará a seleccionar las variables que influyen en nuestra respuesta,
descartando aquellas que no aportan información. Sin embargo, es necesario tener en cuenta
que la técnica de la regresión lineal nos informa de la presencia o ausencia de relación lineal
entre las variables, pero no del mecanismo causal. Nuestro objetivo, mediante varias pruebas
y modelos lineales, es dar con los modelos más ajustados, aquellos que expliquen un mayor

1
porcentaje de la variabilidad experimentada por parte de la variable dependiente (nivel de
seguridad en el municipio). Siguiendo esta lógica, generaremos tres modelos de regresión
diferentes. El primero incluye las variables independientes de tipo individual/personal
(demográficas, sociales y económicas), el segundo modelo se refiere a las variables de tipo
ambiental/contextual y el último se trata de un modelo en el que se introducen todas las
variables independientes, es decir, se combinan los dos modelos anteriores.

Por último, mencionar que hemos probado detenidamente diferentes modelos de regresión
introduciendo sucesivamente las variables independientes con el fin de detectar posibles
relaciones de multicolinealidad entre ellas, fijándonos en los errores estándar, la significación
y los intervalos de confianza de los coeficientes.

4. RESULTADOS

4.1. Análisis de descriptivos

Descripción de la muestra

Se compone de 4.560 individuos, un 49% hombres y un 51% mujeres, concretamente 2.234 y


2.326 respectivamente. La edad media de la muestra es aproximadamente de 48 años. La
mayor parte de la población tiene entre 41 y 64 años (37’1%), seguidos de los individuos de
26 a 40 años (31%), los de 65 años o más (19’7%) y por último los de 16 a 25 años (12’2%).
Un 77’6% del total ha nacido en Cataluña y el porcentaje restante se distribuye en un 16’9%
nacido en el resto de España y un 5’4% en el extranjero. En cuanto a la provincia de
residencia, la enorme mayoría de los encuestados vive en Barcelona (73’5%), seguida de
Tarragona (10’7%), Girona (9’9%) y finalmente, Lleida (6%). La mitad de la muestra tiene un
nivel educativo medio (50’2%), mientras que el del 24’2% es bajo y el del 25’3% es alto. Por
otro lado, en cuanto a la situación profesional, casi la mitad de los encuestados trabajan
activamente (49’1%) respecto a un 14% de parados; el resto se declaran como inactivos, sean
estudiantes, jubilados/pensionistas o se dediquen a las tareas del hogar (36’7%).

Conviene, también, describir los niveles de seguridad que los individuos consideran que hay
en su municipio, ya que es nuestra variable dependiente y es importante saber cómo se
distribuye. En promedio, el nivel de seguridad en el municipio obtiene una puntuación del
6’6. La mayor parte de la muestra, un 77’1%, se posiciona entre el 5 y el 8. Mientras que por

1
debajo del 5 está un 10’9% y por sobre del 8 un 10’4%. En cambio, en el caso del nivel de
civismo en el municipio, que podría ser un desencadenante de una mayor percepción de
inseguridad, observamos una media ligeramente menor (6). Concretamente, 41’9%
consideran que el nivel de civismo es alto o muy alto, un 37’2% creen que es normal y un
15’9% se decantan por las puntuaciones más bajas. Así pues, existe una visión general más
negativa sobre el nivel de civismo en el municipio que no sobre el nivel de seguridad en el
municipio, que seguramente está influido por más factores y no sólo este, lo cual
analizaremos posteriormente.
En cuanto a la valoración que los encuestados tienen sobre el servicio de los MMEE y las
diferentes Policías Locales (o Guardia Urbana), hemos observado como es peor en el caso de
la Policía Local, dado el contacto más frecuente y directo con los ciudadanos. Son un 11’1%
los que creen que el servicio de la Policía Local, Municipal o Guardia Urbana es malo o muy
malo, ante un 8’3% en el caso de los MMEE. A la inversa está la valoración más positiva, ya
que un 52’8% creen que el servicio de los cuerpos policiales locales es bueno o muy bueno,
respecto un 61’6% en el caso de la Policía de la Generalitat. No obstante, aunque no se valore
negativamente al servicio de los MMEE, no son pocos los encuestados que consideran que su
vigilancia en el ámbito de la seguridad ciudadana es inexistente y/o insuficiente (22’8%),
aunque son ligeramente más los que consideran que es suficiente y/o excesiva (25’2%); en
cuanto a esta pregunta, recordar que se realiza a la mitad de la muestra (2.283 individuos).

Finalmente, en relación al módulo de victimización, comentar que, de manera espontánea,


solo un 6’9% recuerda haber sido víctima de un delito en los últimos doce meses. Sin
embargo, muchos otros lo van recordando a medida que el entrevistador les pregunta de
manera concreta por los diferentes delitos que se incluyen en la ESPC. De modo sintético, una
vez dicotomizadas todas las variables (sin tener en cuenta la multivictimización), mencionar
que hay un mayor porcentaje de individuos que declara haber sufrido hechos sobre su
vehículo (robo de objetos del interior o accesorios del vehículo, robo o intento de robo del
vehículo o destroza del mismo), en lugar de hechos sobre el domicilio (robo o intento de robo,
o destroza). En cuanto a los hechos sobre el vehículo, se han experimentado por parte del 1%
y el 2% de los individuos de la muestra, excepto la destroza de vehículo que se ha declarado
por parte del 5’4%. Mientras que el robo o intento de robo en el domicilio se ha sufrido por
parte de un 1’2% y un 13% respectivamente, y las destrozas son mínimas (0’7% de
individuos). Por otro lado, en cuanto a los delitos personales que se incluyen e la ESPC
(atraco, tirón, robo de bolso o cartera, agresiones físicas o amenazas e intimidación) es el robo

1
o intento de robo de bolso o cartera el que presenta un porcentaje más alto de experiencias
(2’5% y 1’5% respectivamente), seguido de las amenazas y la intimidación (1’6%).

Distribución de las variables independientes en función del nivel de seguridad en el


municipio

Siguiendo en la misma línea, la tabla 1 (del anexo) muestra el cruzamiento entre nuestras
variables explicativas y la variable dependiente. Nos informa, de manera descriptiva, del nivel
de seguridad que tienen los individuos de la muestra en función de las variables sexo, edad,
nivel educativo, situación profesional, recuerdo de victimización, nivel de civismo en el
municipio, valoración de los MMEE, valoración de la Policía Local/Municipal/Guardia
Urbana y vigilancia de los MMEE en el ámbito de la seguridad ciudadana.

En dicha tabla observamos los porcentajes que representa cada categoría de la variable sobre
el 100%, en lugar de los porcentajes reales que representan sobre el total, ya que facilita la
comparación.

En primer lugar, del total de hombres de la muestra, observamos como un 80’1% se


posicionan entre los valores 5 y 8, repartiéndose el pequeño porcentaje restante entre las
demás puntuaciones, tal y como vemos en la tabla 1. En relación a las mujeres, este mismo
porcentaje es ligeramente inferior (76’7%), aunque superan a los hombres en casi dos puntos
al ser un 11’4% los que dan puntuaciones de 9 y 10 al nivel de seguridad en su municipio. A
simple vista, no parece ser que las mujeres se muestren más inseguras que los hombres, sino
lo contrario, acaban dando puntuaciones más altas. Sin embargo, es conveniente mencionar
que las posiciones inferiores al 5 son ocupadas por un 10’2% de los hombres y un 11’9% de
las mujeres. De acuerdo a lo anterior, afirmamos que la enorme mayoría de individuos
consideran bueno y/o aceptable el nivel de seguridad en su municipio, aunque en los valores
más extremos de la tabla las mujeres llevan más peso.

En relación a la edad de los encuestados, las puntuaciones más bajas (04) son declaradas más
frecuentemente por parte de las personas mayores de 65 años (12’7% del total de
encuestados), a diferencia de un 6’8% de los individuos de 16-25 años; lo cual coincide con el
hecho de que las personas mayores, a menudo, se sienten más inseguras que los jóvenes. De
todos modos, observamos nuevamente como la mayoría, en todas las franjas de edad, se
posiciona entre el 5 y el 8.

1
Pasando el nivel educativo alcanzado hasta el momento, los que tienen un nivel bajo son los
que muestran posiciones más extremas, puesto que un 14’8% se sitúa por debajo del 5 y un
14’2% por sobre del 8, mientras que tales valores son declarados en menor medida por parte
de los que tienen un nivel educativo medio o alto, donde alrededor de un 80% de individuos
en cada caso se sitúan entre el 5 y el 8. En cuanto a las personas con un nivel educativo más
avanzado, decir que son más lo que creen que el nivel de seguridad en su municipio es bajo
(0-4) que alto (9-10), un 9’8% y un 8’1% respectivamente.

Fijándonos en la situación profesional de los encuestados, aunque siempre tengamos la


mayoría de personas entre las puntuaciones 5 y 8, son los activos parados los que muestran un
mayor porcentaje de individuos que consideran que el nivel de seguridad es bajo (0-4),
concretamente un 11’6% de su total. Aunque sea un porcentaje pequeño, se correspondería
con lo manifestado por parte de algunos estudiosos; estar en paro o en situación de
desocupación, generalmente, implica unos menores ingresos y así, una mayor sensación de
inseguridad.

Por otro lado, podemos intuir una cierta relación entre haber sido víctima de algún delito
durante los últimos doce meses y el nivel de seguridad percibida por tales individuos en su
municipio. Del total de encuestados que han sido víctimas de algún delito contemplado en la
ESPC, un 23’8% responde con puntuaciones menores a 5, a diferencia de un 10’2% de los
que no han sido víctimas. Lo mismo sucede, a la inversa, con las puntuaciones más altas, ya
que únicamente el 4’6% de las personas victimizadas durante el último año creen que el nivel
de seguridad en su municipio es alto (9-10), mientras que tal opinión es más común entre las
no víctimas (11%).

En cuanto al nivel de civismo, observamos como las personas que declaran que el civismo en
su municipio es bajo o muy bajo son las que tienen unos niveles de seguridad más bajos; un
28’8% se posicionan en valores inferiores al 5 y solamente un 4’5% se sitúan entre el 9 y el
10. Al contrario de los que consideran que el nivel de civismo en su municipio es alto o muy
alto, ya que, entre estos, un 16’5% puntúan el nivel de seguridad con un 9 o un 10 y
únicamente un 4’5% se sitúan por debajo del 5. Con lo anterior se entiende que los individuos
que perciben señales de incivilidad o desorden público en el municipio acostumbran a sentirse
más inseguros, de acuerdo al que se afirma en varias investigaciones.

1
Atendiendo a la valoración por parte de los encuestados del servicio de los cuerpos policiales,
observamos cómo tanto en el caso de los MMEE como de las diferentes Policías Locales
(incluyendo la Guardia Urbana) se sigue un mismo patrón, aunque de forma más pronunciada
en el caso de los segundos. Entre los que valoran más negativamente a los MMEE, un 29’6%
declaran sentirse inseguros en su municipio, ya que dan puntaciones de 0 a 4, a diferencia de
un 6’7% entre aquellos que creen que el servicio de los Mossos es bueno o muy bueno. En el
caso de la Policía Local, estos mismos porcentajes son de 34’8% y 6’1% respectivamente.
Los individuos que declaran sentirse más seguros en su municipio se corresponden con
aquellos que valoran positivamente a los MMEE y a la Policía Local, ya que entre éstos, un
13’6% y un 15’5% respectivamente consideran que el nivel de seguridad en su municipio es
de 9 o 10. A diferencia de un 3’7% entre aquellos que consideran que el servicio de los
Mossos es malo o muy malo, y un 3’2% en el caso de la Policía Local. Lo anterior nos da
cuenta de lo que han afirmado otros autores; una mayor satisfacción y confianza en los
cuerpos policiales desemboca en sentimientos de mayor seguridad entre la ciudadanía.

Finalmente, en cuanto a la vigilancia de los MMEE en materia de seguridad ciudadana en el


municipio, tal y como se espera, las personas que perciben una vigilancia inexistente o
insuficiente son las que, en mayor medida, declaran sentirse inseguras. Más concretamente,
un 18’6% de los que manifiestan que es inexistente y/o insuficiente dan puntuaciones
inferiores a 5. En contraste y siguiendo la misma lógica, un 15’9% de los que creen que la
vigilancia de los Mossos es suficiente y/o excesiva, declaran sentirse muy seguros en su
municipio (9-10).

De todos modos, hemos observado como todas o casi todas las categorías de nuestras
variables muestran porcentajes iguales o superiores al 50% en los valores centrales de la
escala (5/6-8), correspondientes a un nivel de seguridad aceptable y más o menos alto.

4.2. Análisis explicativo. Regresión lineal múltiple

Las variables que hemos incluido en los modelos de regresión son de diferente medida; se
trata de variables dicotómicas, variables categóricas y variables continuas. Las dos primeras
se interpretan en base a una categoría de referencia, que en nuestro caso siempre será la última
(ver tabla 2 del anexo).

Hemos optado por no introducir la valoración de los MMEE como variable independiente en
nuestros modelos, ya que hemos observado como esta correlacionada con la valoración de la

1
Policía Local, seguramente porque una opinión positiva o negativa de uno de los cuerpos
policiales acostumbra a transferirse también al resto, lo cual da lugar a que el efecto de uno
sea redundante sobre el del otro.
Para comprobarlo hemos realizado una correlación bivariada entre ambas variables y hemos
observado como el coeficiente de correlación de Pearson toma un valor de 0’67, lo cual nos
indica que hay una fuerte relación lineal positiva entre la valoración de los MMEE y la de la
Policía Local, porque cuanto más se aproxima a 1 más perfecta es la relación. Así, cuando la
valoración de unos experimenta un aumento, también aumenta la valoración de los otros, y a
la inversa. Por este motivo, solo hemos introducido en el análisis la valoración de la Policía
Local, ya que creemos que es la que influye más sobre la percepción de (in)seguridad de una
persona y está más correlacionada con el nivel de seguridad en el municipio, puesto que su
coeficiente de correlación de Pearson es igual a 0’41, respecto a un 0’31 en el caso de los
MMEE. Además, la variable relativa a los MMEE ha resultado no ser significativa en ninguno
de los modelos de regresión que incluimos en este estudio.

Modelo individual

Las tabla 3 y 4 del anexo nos enseñan un modelo de regresión lineal en el que se incluyen
únicamente las variables de tipo individual (demográficas, sociales y económicas), al que
nombraremos modelo individual de aquí en adelante. Presentaremos dos tablas, la primera
hace referencia a la bondad de ajuste del modelo y la segunda es el modelo de regresión
propiamente, en la que podemos observar los coeficientes de cada variable y su significación.

Hemos pasado a incluir todas estas variables en un mismo modelo porque hemos observado
como el coeficiente de determinación (R2), que nos informa de la bondad de ajuste del
modelo, aumenta al introducir las variables sucesivamente. También aumenta l’R 2 corregido,
lo cual es relevante porque toma en consideración el R2 y la complicación del modelo cada
vez que añadimos una nueva variable independiente. Podemos observar tales coeficientes en
la tabla 3. Así pues, el 2’3% de la variabilidad del nivel de seguridad en el municipio viene
explicado por las variables independientes de nuestro modelo.

En esta misma tabla, el estadístico F permite contrastar la hipótesis nula (H 0) de que no hay
relación entre el nivel de seguridad en el municipio y las variables independientes. De acuerdo

1
a esto y en base a un nivel de significación alpha de 0’05 7, rechazamos H0 a favor de la
hipótesis alternativa (Ha), ya que el nivel de significación observado es de 0’000, y afirmamos
que hay relación lineal entre las variables explicativas y la variable dependiente, ya que al
menos un coeficiente (βi) es diferente a 0.

Fijándonos en la tabla 4 (estimaciones de los parámetros), la intersección o constante (β0) es


6’899, que es el valor que toma el nivel de seguridad en el municipio cuando todas las
variables explicativas son 0.
En cuanto al sexo, observamos como los hombres encuestados presentan una menor
percepción de inseguridad, puesto que su nivel de seguridad en el municipio es 0’117 mayor
al de las mujeres, coeficiente estadísticamente significativo, ya que p es inferior a 0’05
(0’038).
El coeficiente relativo a la edad, también significativo (p es igual a 0’005), nos informa de
que a mayor edad mayor percepción de inseguridad, aunque es una tendencia muy suave. Así
pues, al mantenerse constantes el resto de variables explicativas, por cada aumento unitario de
la edad, la media del nivel de seguridad en el municipio disminuye un 0’005.

En el caso del nivel de estudios alcanzado, tomando como referencia los individuos con un
nivel de estudios alto (estudios superiores), decir que aquellos que tienen un nivel bajo (no
escolarizados o educación primaria) se sienten más inseguros que no aquellos más instruidos;
manifiestan 0’243 puntos menos en el nivel de seguridad en su municipio, parámetro
estadísticamente significativo (p es igual a 0’005). En cambio, no es significativa la
disminución que experimentan en el nivel de seguridad los que tienen unos estudios medios
(ESO, Bachillerato y FP medio o superior) respecto los individuos con un nivel de estudios
alto. Sin embargo, podemos afirmar que aquellas personas que se sienten más seguras son las
más instruidas, y que a medida que disminuye su nivel educativo, disminuye también el nivel
de seguridad que perciben en sus municipios.
En cuanto a la situación laboral, observamos como las personas inactivas (estudiantes,
jubilados/pensionistas y tareas del hogar) tienen una menor percepción de inseguridad
respecto los individuos activos ocupados. Más concretamente, su nivel de seguridad en el
municipio es 0’224 puntos mayor al nivel de seguridad de las personas ocupadas (valor p de
0’001). En cambio, los activos parados, aunque tengan un parámetro estadísticamente no
significativo, se sienten ligeramente más inseguros que los activos ocupados (β de -0’020).

7
0’05 es el valor alpha (α) que utilizaremos a lo largo de todo el análisis para el contraste de hipótesis y para
decidir si los coeficientes de las regresiones son o no estadísticamente significativos.

1
Por último, las personas que han sufrido un hecho delictivo durante los últimos doce meses
tienen una percepción de inseguridad mucho mayor que las personas que no han sido
victimizadas. El nivel de seguridad que perciben en su municipio, en promedio, es 0’983
puntos menor que el nivel de seguridad declarado por parte de aquellos individuos no
victimizados.

Modelo ambiental

Por otro lado, las tablas 5 y 6 del anexo nos muestran un modelo de regresión lineal en el que
se incluyen únicamente las variables de tipo ambiental/contextual, que hacen referencia a las
percepciones de los encuestados respecto la seguridad ciudadana y la policía. Nos referimos a
este modelo como modelo ambiental.

Antes de diseñar este modelo, hemos elaborado una regresión lineal simple con cada una de
estas variables y hemos observado como todas influyen de manera significativa sobre el nivel
de seguridad en el municipio. En los tres casos hemos dado con R2 superiores a 0’10, mucho
más elevados que el R2 observado en el modelo individual. Conociendo lo anterior, hemos
proseguido a unirlas bajo un mismo modelo, para valorar si el R 2 y el R2 corregido aumentan,
y efectivamente lo hacen, motivo por el cual presentamos aquí este modelo.

En la tabla 5, observamos como el coeficiente de determinación del modelo ambiental es


0’258 y el corregido es 0’257, muy similares, lo cual es favorable en términos de ajuste del
modelo. Concretamente, el 25’8% de la varianza experimentada por la variable dependiente
(nivel de seguridad en el municipio) se debe a este conjunto de variables independientes: nivel
de civismo en el municipio, valoración de la Policía Local (incluida la Guardia Urbana) y
vigilancia de los MMEE en materia de seguridad ciudadana en el lugar donde vive el
encuestado.
En esta misma tabla podemos ver como la parte de la variable dependiente explicada por
nuestro modelo es alta (suma de cuadrados, regresión), y en la misma línea, el estadístico de
contraste F nos permite rechazar la H 0 de que no hay relación entre el conjunto de variables
explicativas y el nivel de seguridad en el municipio. De esta manera, podemos afirmar que
existe relación lineal entre las variables independientes y la dependiente.

Pasando al análisis de los coeficientes de la regresión (tabla 6), observamos como la


constante toma un valor estadísticamente significativo de 4’015, de ahí que el nivel de
seguridad en el municipio, en promedio, se sitúe en este punto de partida cuando las variables

2
independientes valen 0.
En primer lugar, afirmar que cuando el nivel de civismo percibido en el municipio aumenta,
aumenta también la percepción de seguridad. Es decir, por cada aumento unitario en el nivel
de seguridad en el municipio, el nivel de seguridad medio aumenta 0’232 puntos (con p igual
a 0’000, menor a 0’05).
En segundo lugar, en relación a la valoración de la Policía Local, observamos también como a
medida que ésta aumenta, aumenta el sentimiento de seguridad. Exactamente, el nivel de
seguridad promedio aumenta en 0’241 cada vez que la valoración de la Policía Local aumenta
en una unidad, incrementando estadísticamente significativo por un valor p de 0’000. Así
pues, valoraciones positivas entorno al servicio de la Policía Local, Municipal y/o Guardia
Urbana se corresponden con niveles de seguridad más elevados, y a la inversa.
Por último, la vigilancia de los MMEE en materia de seguridad ciudadana en el lugar de
residencia resulta ser también significativa estadísticamente (p de 0’000) y estar relacionada
con la percepción de (in)seguridad de los ciudadanos. Quien considera que la vigilancia de los
Mossos en este aspecto es inexistente y/o insuficiente, declara una media 0’775 puntos menor
en el nivel de seguridad percibido en su municipio respecto a los que creen que la vigilancia
en su área de residencia es suficiente y/o, incluso, excesiva.

Modelo combinado

Finalmente, en las tablas 7 y 8 del anexo presentamos la combinación de los dos modelos
anteriores, en el que se incluyen el total de variables independientes consideradas inicialmente
(modelo combinado). De esta forma podremos ver la magnitud del efecto de las variables
ambientales, ya que tal y como hemos dicho, configuran un mejor modelo que las variables
individuales. Al presentarlas conjuntamente, analizaremos si algunos de los coeficientes antes
estadísticamente significativos se ven anulados por la influencia de las variables contextuales.

En la tabla 7 observamos como la parte del nivel de seguridad explicada por el conjunto de
variables independientes ha aumentado notablemente en relación al modelo individual, y
también respecto al modelo ambiental (regresión igual a 1838’39). Una vez más, el estadístico
de contraste F nos permite, con un riesgo bastante bajo, rechazar la H0 y afirmar que nuestras
variables independientes están relacionadas linealmente con el nivel de seguridad en el
municipio. Este modelo gana potencial explicativo respecto los anteriores, puesto que el R 2 y
el R2 corregido aumentan, permitiéndonos afirmar que un 26’7% de la variabilidad

2
experimentada por el nivel de seguridad en el municipio se explica por parte de este conjunto
de variables independientes.

Pasando a analizar propiamente la tabla de coeficientes (tabla 8), principalmente decir que
algunas de las variables individuales que en el primer modelo eran estadísticamente
significativas, pasan a no serlo; como es el caso del sexo, la edad y la situación profesional.
Esto nos podría indicar que las variables ambientales son realmente muy importantes al
definir cuan (in)segura se siente una persona.

En el modelo combinado, en el caso de que las variables independientes tomasen el valor 0, el


nivel de seguridad en el municipio seria de 4’171 (intersección).
En relación al sexo, tal y como hemos dicho, los hombres se sienten más seguros que las
mujeres. En este caso, su nivel de seguridad es superior al de las mujeres, concretamente en
0’135, aunque pasa a ser no significativo estadísticamente, puesto que el valor p es 0’068,
superior a 0’05.
La edad sigue la misma tendencia y cuando ésta aumenta, aumenta el nivel de seguridad, no
obstante tampoco es significativa al contar con las variables ambientales.
En relación al nivel de estudios alcanzado, podemos reafirmar que un nivel de estudios bajo
implica una mayor percepción de inseguridad respecto los que han alcanzado niveles altos.
Concretamente, el nivel de seguridad que perciben en su municipio es 0’304 puntos menor
que el declarado por aquellos más educados (p valor de 0’010). Los que tienen un nivel de
estudios medio se sienten también, sensiblemente, más inseguros que no los que tienen
estudios altos, aunque continua siendo un parámetro no significativo estadísticamente.
En esta misma tabla (tabla 8), también observamos como la variable relativa a la situación
profesional pierde la significación que tenía en el caso de los inactivos en el modelo
individual, aunque continúan presentando un mayor nivel de seguridad que aquellos
individuos ocupados. Lo que sorprende son los individuos parados, ya que en el modelo
individual mostraban un coeficiente negativo, entendido como un menor sentimiento de
seguridad que los activos ocupados, sin embargo aquí observamos que el coeficiente es
positivo, lo que significa que su nivel de seguridad es mayor al de los individuos que trabajan
activamente, aunque no es estadísticamente significativo.
Observamos como el hecho de haber sido victimizado durante el año anterior tiene un gran
impacto sobre la percepción de inseguridad de una persona, ya que sigue presentando un
coeficiente estadísticamente significativo (valor p de 0’001), aunque menor al observado en el

2
modelo individual. Teniendo en cuenta el total de variables en el modelo y manteniéndolas
constantes, haber sido víctima de una delito en el pasado reciente implica tener un nivel de
seguridad 0’465 puntos menor que aquellos no victimizados.
En cuanto a las variables de tipo ambiental, mencionar que todas siguen siendo
estadísticamente significativas con un niel de significación observado del 0’000. Sus
coeficientes estimados son muy similares a los que presentan en el modelo ambiental.
Un aumento unitario en la percepción del nivel de civismo en el municipio y la valoración de
la Policía Local, se traduce en un aumento, en promedio, del 0’228 y 0’250 en el nivel de
seguridad en el municipio, respectivamente.
Finalmente, la percepción de los ciudadanos en relación a la vigilancia de los MMEE en
materia de seguridad ciudadana influye de manera notable sobre su sentimiento de
(in)seguridad en ambos modelos, ya que aquellos que creen que dicha vigilancia es
inexistente o insuficiente tienen una percepción de seguridad 0’754 puntos menor que los que
consideran que la vigilancia de los MMEE en este aspecto es positiva.

5. CONCLUSIONES

La percepción de inseguridad ciudadana está determinada por diversidad de factores, tanto de


tipo individual como contextual o del entorno residencial. Gracias a nuestro análisis, hemos
podido observar que las variables ambientales son muy importantes a la hora de configurar la
percepción de inseguridad de una persona y que son más influyentes que las variables
individuales.

Tomando el modelo combinado como el modelo más ajustado, puesto que explica un mayor
porcentaje de la variabilidad de nuestra variable dependiente (nivel de seguridad en el
municipio), afirmamos que existe relación lineal entre las variables ambientales y la
percepción de inseguridad.
Por otro lado, en cuanto a la hipótesis referente a la relación existente entre las variables
individuales y la percepción de inseguridad, podríamos decir que se cumple de manera
parcial. En el modelo individual hemos observado como la mayoría de variables están
relacionadas significativamente con el nivel de seguridad en el municipio, a excepción de las
personas con un nivel de estudios medio y aquellas que están en paro. Sin embargo, una vez

2
las introducimos en el modelo combinado, un mayor número de variables resultan no ser
estadísticamente significativos.

Nuestros resultados reafirman que las mujeres tienen una menor percepción de seguridad que
los hombres y que a medida que aumenta la edad disminuye el nivel de seguridad percibido.
No obstante, estos factores dejan de ser significativos una vez tenemos en cuenta una serie de
variables de tipo ambiental. Lo mismo sucede en el caso de la situación profesional, ya que
los inactivos (estudiantes, jubilados/pensionistas y tareas del hogar) demuestran tener una
percepción de seguridad mayor que aquellas personas que trabajan activamente, efecto que
también deja de ser relevante al introducir las variables ambientales en el modelo.
Lo que sí podemos afirmar, con un riesgo del 5%, es que el hecho de tener un nivel educativo
bajo respecto aquellos que tienen estudios superiores, provoca un mayor sentimiento de
inseguridad ciudadana. Al igual que el haberse configurado como víctima de alguno de los
delitos contemplados en la ESPC durante el año anterior, ya que hemos observado que su
nivel de seguridad es significativamente menor que el declarado por parte de las personas no
victimizadas.
Encontramos que la percepción de un mayor nivel de civismo en el municipio y la valoración
positiva de la Policía Local se corresponden con niveles de seguridad más altos, y en la
misma línea, mencionar el notable efecto que tiene la percepción de los ciudadanos sobre la
vigilancia de los MMEE en el ámbito de seguridad ciudadana. Así pues, afirmamos de manera
sólida que las señales de desorden e incivilidad en el barrio, la desconfianza y la desafección
con la tarea de la Policía Local, y la creencia de que la vigilancia (ligada a la visibilidad) de
los MMEE es nula o insuficiente, dan lugar a mayores sentimientos de inseguridad y miedo al
delito entre los individuos mayores de 16 años residentes en Cataluña.

Tomando en consideración lo anterior y en conocimiento del peso que tienen las variables de
tipo ambiental en la percepción de (in)seguridad ciudadana, resulta interesante apuntar las
propuestas de algunos investigadores y que se deberían impulsar desde el ámbito de la política
pública con la finalidad de disminuir la creciente y generalizada demanda de seguridad.
Es esencial mejorar la confianza y el control social informal en los barrios, lo cual es difícil si
se vive en un entorno con altos signos de desorden social e incivilidad. Así pues, es necesario
empezar por la regeneración de los barrios, eliminando los indicios de vandalismo y
conductas antisociales de las áreas residenciales, fortaleciendo así las relaciones
interpersonales entre vecinos (Vargas, 2010).

2
Por otro lado, conociendo que los cuerpos policiales son un factor relacionado con la
(in)seguridad, conviene tratar de mejorar la percepción que la ciudadanía tiene sobre ellos,
incrementar la confianza mutua y la resolución pacífica y dialogada de los conflictos. Por lo
tanto, la clave no es aumentar la presencia policial en las calles, sino un cambio en el modelo
de policía actual. Se debe apostar por una policía comunitaria, próxima a los ciudadanos,
partícipe en la comunidad y que esté a su servicio (Rodríguez, 2012).

El presente estudio presenta algunas limitaciones y por ello los resultados deben ser
interpretados con cautela.

Advertimos de que no hemos aplicado el peso de la muestra correspondiente a la hora de


realizar nuestro análisis, de manera que se debe ser cuidadoso si se quieren extrapolar los
resultados al resto de la población, ya que podrían verse sensiblemente alterados, puesto que
aquí se limitan a los individuos de la muestra.

Además, la variable “nivel de seguridad en el municipio” trata de objetivar, mediante una


escala del 0 al 10, la percepción subjetiva de seguridad de los ciudadanos. Es algo difícil de
interpretar, puesto que la forma en que cada encuestado entiende los valores de esta escala
puede ser diferente y el hecho de que varios individuos den una misma puntuación no implica
necesariamente que su percepción de seguridad sea la misma, ya que la subjetividad de este
fenómeno es muy alta y difícil de neutralizar. Cabe tener en cuenta que el objetivo principal
de la ESPC no es la realización de estudios de este tipo, motivo por el cual podría darse el
caso de que la variable seleccionada como variable dependiente no se ajuste a la esencia de
esta investigación como podrían ajustarse otras variables específicamente formuladas con este
propósito.

Creemos conveniente llevar a cabo un análisis más detallado respecto si existe o no


multicolinelidad entre las variables independientes introducidas en la regresión lineal
múltiple. En este trabajo se ha realizado de forma observacional y, en caso de tener sospechas
sobre correlaciones dos a dos, se ha proseguido a comprobarlo mediante el coeficiente de
correlación de Pearson (variables cuantitativas) o la prueba del Chi2 (variables cualitativas).

Cualquier trabajo de investigación genera nuevas preguntas, ideas y/o abre nuevas líneas de
trabajo. A continuación, se presentan algunas líneas de investigación que pueden ser objeto de
interés, atendiendo al trabajo expuesto en el presente manuscrito.

2
En relación al municipio de residencia podría incluirse en otros estudios agrupándolo en
función de la renda media, ya que podría ser influyente en la percepción de (in)seguridad de
sus residentes y muy útil como variable de control. Respecto a la estrategia de análisis, sería
interesante incorporar en el análisis la victimización por tipos, distinguiendo, al menos, en
función de la victimización personal y la patrimonial. Consideramos que su impacto sobre las
víctimas es diferencial (a nivel físico y psicológico) y así también el nivel de seguridad que
reportan una vez pasado dicho hecho. Además, mencionar que no hemos dispuesto de la
variable relativa a los ingresos del hogar, factor que según varios estudios resulta ser
significativo a la hora de configurar la percepción de (in)seguridad de los ciudadanos y nos da
información más concreta que la situación profesional.
Por otro lado, sugerimos introducir en una misma investigación, no solo la percepción de
inseguridad como variable dependiente, sino también la victimización, con el objetivo de
comparar las variables que se relacionan con cada fenómeno. Con este análisis se podría
determinar el nivel de objetividad o la base de realidad que tiene una percepción totalmente
subjetiva, como es la seguridad. Se podría ver hasta qué punto los individuos con sentimientos
de inseguridad más altos se corresponden con los individuos que están en mayor riesgo de
victimización, lo cual sería muy útil desde el punto de vista político-criminal.

2
BIBLIOGRAFÍA
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Prevention Council.

2
ANEXO

Tabla 1: Distribución porcentual de las categorías de las variables independientes en función de su nivel de seguridad en el municipio.

VARIABLES INDIVIDUALES VARIABLES AMBIENTALES

V. DEMOGRÁFICAS V. SOCIALES Y/O ECONÓMICAS

RECUERDO DE
SEXO EDAD NIVEL EDUCATIVO SITUACIÓN PROFESIONAL
NIVEL DE CIVISMO VALORACIÓN MMEE VALORACIÓN P.L VIGILANCIA MMEE
VICTIMIZACIÓN

NIVEL Activo Activo Bajo/muy Alto/muy Mala/ Buena/muy Mala/muy Buena/muy Inexistente/ Suficiente/
DE Hombre Mujer 16-25 26-40 41-64 ≥ 65 Bajo Medio Alto Inactivo Sí No Normal muy Normal Normal
SEGURIDAD parado ocupado bajo alto mala buena mala buena insuficiente excesiva

1'5 2'0 0'7 1'2 2'3 2'2 3'6 1'4 0'7 1'9 1'6 1'7 5'9 1'5 4'1 1'3 0'9 6'9 1'6 1'0 7'4 0'8 0'8 3'01 0'62
0
0'2 0'6 0'2 0'3 0'5 0'6 0'5 0'5 0'1 0'5 0'3 0'3 1'6 0'3 1'3 0'4 0'1 2'1 0'4 0'2 1'8 0'2 0'3 0'68 0'09
1

1'1 1'4 0'7 1'3 1'4 1'02 1'7 1'3 0'9 1'5 1'1 1'1 2'9 1'1 3'4 1'0 0'6 2'7 1'6 0'9 4'0 0'8 0'8 2'72 0'44
2
2'4 2'8 2'2 3'3 2'3 2'5 2'9 2'4 2'8 2'1 3'6 2'8 4'9 2'5 7'4 2'1 1'2 8'3 3'4 1'5 8'6 2'8 1'4 4'76 1'23
3
5'0 5'1 3'0 5'1 5'0 6'2 6'1 4'4 5'3 4'9 5'0 5'1 8'5 4'8 12'6 5'7 1'7 9'6 7'7 3'1 13'0 5'2 2'8 7'48 2'02
4
11'5 12'5 9'3 11'0 13'0 13'1 14'4 12'0 9'6 12'6 11'8 11'6 12'7 11'9 21'9 13'1 7'1 19'5 15'8 9'3 19'0 15'6 8'5 15'73 7'73
5
15'6 17'1 17'0 17'1 16'3 15'1 14'5 16'9 17'2 15'9 16'24 16'8 18'6 16'2 19'1 19'7 12'5 18'4 21'1 14'1 15'4 24'6 12'4 19'32 12'48
6
18'3 25'4 30'2 26'2 27'9 23'6 21'4 27'6 30'6 24'7 28'5 28'0 24'8 27'0 16'8 32'3 26'4 16'8 17'6 27'8 19'0 29'6 27'2 24'85 29'88
7
24'7 21'7 25'4 23'3 23'0 22'1 28'8 23'6 24'7 22'7 21'7 24'0 15'6 23'7 9'1 19'2 33'0 12'0 15'4 28'4 8'6 16'2 30'2 15'15 29'79
8
7'0 6'9 9'1 7'1 5'7 7'9 6'8 7'3 6'3 8'1 6'6 6'1 3'3 7'2 2'5 3'5 11'5 2'1 4'1 8'8 2'2 3'1 10'1 3'98 10'46
9
2'7 4'5 2'2 4'0 2'8 5'5 7'4 2'7 1'8 5'0 3'4 2'6 1'3 3'8 2'0 1'6 5'0 1'6 1'4 4'8 1'0 1'1 5'4 2'33 5'49
10

2
Fuente: Elaboración pròpia a partir de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013, Departamento de Interior, Generalitat de Catalunya.

2
Tabla 2. Especificación de las variables independientes introducidas en los modelos de
regresión lineal.

Variables
independientes Valor Categoría de Variables independientes
categóricas numérico Etiqueta del valor referencia numéricas
Sexo 0 Hombre Edad
1 Mujer • Nivel de civismo
Nivel educativo 1 Bajo Valoración de la Policía Local
2 Medio
3 Alto •
Situación 1 Inactivo
profesional
2 Activo parado
3 Activo ocupado •

Recuerdo de 0 Sí
victimización (12
meses anteriores) 1 No •

Vigilancia MMEE 0 Inexistente y/o insuficiente


en seguridad
ciudadana 1 Suficiente y/o excesiva •

Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013, Departamento de Interior,
Generalitat de Cataluña.

Tabla 3: Bondad de ajuste del modelo individual.

Suma de
Coeficiente de
Cuadrados F Sig. determinació
Regresión 355'012 14'725 0'000 R2 = 0'023
Residual 15344'390 R2 corregida = 0'021
Total 15699'402

Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013,
Departamento de Interior, Generalitat de Catalunya.

2
Tabla 4: Regresión lineal múltiple en base a las variables independientes individuales.

Estimaciones de los parámetros

Parámetro B Error típico t Sig. (p)


Intereseción 6,899 ,104 66,571 ,000

Hombre ,117 ,056 2,074 ,038

Mujer · . . .

Edad -,005 ,002 -2,789 ,005


Nivel de estudios -,243 ,087 -2,791 ,005
bajo
Nivel de estudios -,107 ,069 -1,546 ,122
medio
Nivel de estudios · . . .
alto
Inactivo ,224 ,068 3,297 ,001
Activo parado -,020 ,085 -,236 ,814
Activo ocupado · . . .

Sí victimización -,983 ,111 -8,898 ,000

No victimización · . . .

Nota: Variable dependiente: Nivel de seguridad en el municipio.


Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública
de Cataluña, edición 2013, Departamento de Interior, Generalitat de Catalunya.

Tabla 5: Bondad de ajuste del modelo ambiental.

Suma de Coeficiente de
Cuadrados F Sig. determinació
Regresión 1788'393 228'074 0'000 R2 = 0'258
Residual 5133'424 R2 corregida = 0'257
Total 6921'817
Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña, edición 2013,
Departamento de Interior, Generalitat de Catalunya.

3
Tabla 6: Regresión lineal múltiple en base a las variables independientes de tipo
ambiental/contextual.

Estimaciones de los parámetros

Parámetro B Error típico t Sig. (p)


Intersección 4,015 ,167 24,060 ,000

Nivel de ,232 ,020 11,353 ,000


civismo
,241 ,019 12,450 ,000
Valoración de
la P.L
-,775 ,076 -10,133 ,000
Vigilancia
inexistente/
insuficiente

Vigilancia ·
. . .
suficiente/
excesiva
Nota: Variable dependiente: Nivel de seguridad en el municipio
Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública
de Cataluña, edición 2013, Departamento de Interior, Generalitat de Catalunya.

Tabla 7: Bondad de ajuste del modelo combinado.

Suma de Coeficiente de
Cuadrados F Sig. determinació
Regresión 1838,394 70'948 0'000 R2 = 0'267

Residual 5050,234 R2 corregida = 0'263

Total 6888,628

Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública de Cataluña,
edición 2013, Departamento de Interior, Generalitat de Catalunya.

3
Tabla 8: Regresión lineal múltiple en base a todas las variables independientes
(individuales y ambientales).

Estimaciones de los parámetros

Parámetro B Error típico t Sig. (p)


Intersección 4,171 ,208 20,045 ,000

Hombre ,135 ,074 1,827 ,068

Mujer · . . .
Edad -,003 ,002 -1,394 ,163

Nivel de -,304 ,118 -2,579 ,010


estudios bajo

Nivel de -,070 ,088 -,795 ,427


estudios medio

Nivel de . . .
·
estudios alto
Inactivo ,055 ,089 ,622 ,534
Activo parado ,022 ,110 ,199 ,842

Activo ocupado · . . .

Sí victimitzación -,465 ,141 -3,299 ,001

No . . .
·
victimitzación

Nivel de civismo ,228 ,020 11,126 ,000

Valoración de ,250 ,020 12,651 ,000


la P.L
Vigilancia -,754 ,077 -9,837 ,000
inexistente/
insuficiente
Vigilancia . . .
suficiente/ ·

excesiva
Nota: Variable dependiente: Nivel de seguridad en el municipio

Fuente: Elaboración pròpia a partir de los datos de la Encuesta de Seguridad Pública

de Cataluña, edición 2013, Departamento de Interior, Generalitat de


3

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