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Evaluacion Yoga

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PAUTA DE EVALUACIÓN DE MANUSCRITOS

YOGA EN EL TRATAMIENTO DE ADICCIONES.


LA EXPERIENCIA DE DOS AÑOS DE PRÁCTICA DE YOGA CON PACIENTES DEL CENTRO DE
REHABILITACIÓN TAKIWASI.

EVALUADOR Nº 1
Baja Alta
1 2 3 4 5
1.Relevancia del tema x
2. Claridad en la definición del problema x
3. Rigurosidad de la fundamentación teórica x
4. Atingencia y actualidad de la revisión bibliográfica x
5.Atingencia y rigurosidad de la metodología utilizada x
6. Claridad en la presentación de datos y resultados X
7. Correspondencia entre los datos, los resultados y las x
conclusiones.
8. Claridad de la redacción X
9. Evaluación global X

EVALUADOR Nº 2

Baja Alta
1 2 3 4 5
1.Relevancia del tema x
2. Claridad en la definición del problema X
3. Rigurosidad de la fundamentación teórica X
4. Atingencia y actualidad de la revisión bibliográfica x
5.Atingencia y rigurosidad de la metodología utilizada X
6. Claridad en la presentación de datos y resultados X
7. Correspondencia entre los datos, los resultados y las X
conclusiones.
8. Claridad de la redacción X
9. Evaluación global

SUGERENCIA EDITORIAL
Como evaluador Experto, sugiero:
____ Aceptar el artículo sin modificaciones
_x___ Aceptar el artículo con modificaciones menores
____ Aceptar el artículo condicional a la realización de las modificaciones
____ Solicitar revisiones y modificaciones mayores antes de decidir
____ Rechazar el artículo

Sugiero: comentarios relacionados con resultados deben ir en la descripción y no en la introducción.


INFORME:

En los programas de rehabilitación actuales se considera de importancia


principal el tratamiento de las adicciones por variados métodos alternativos, medicinas
tradicionales americanas y prácticas orientales. Estos tratamientos y sus metodologías
han demostrado, y siguen mostrando, su eficacia y pertinencia en los distintos ámbitos
de la salud, en esta medida el presente escrito, “Yoga En El Tratamiento De Adicciones.
La Experiencia De Dos Años De Práctica De Yoga Con Pacientes Del Centro De
Rehabilitación Takiwasi”, se nos muestra como un aporte a los enfoques alternativos de
tratamiento tendiente a procesos de sanación y búsqueda de maneras saludables de
convivir y desarrollarse.

Es un trabajo de tipo descriptivo de una experiencia terapéutica exploratoria,


donde se propone la práctica del yoga como un modo complementario del tratamiento
terapéutico de adictos. En esa medida el texto se ajusta al trabajo realizado y no propone
otros encuadres o ambiciones.

Al realizar algunos alcances del escrito, se puede decir que en relación a la


noción de darse cuenta y del encuentro en el presente de cuerpo, mente y espíritu;
pareciera poco desarrollada la concepción del “problema” que se quiere tratar, que se
desea sanar. Se plantea que es necesario lograr un estado de tranquilidad y lucidez, sin
embargo no queda claro cómo es que el paciente evita este estado en su condición
previa al trabajo terapéutico, así como tampoco cuáles son sus resistencias en la terapia
yoga, ni cómo trabajarlas.

Se considera apropiada la descripción detallada que se realiza en torno a los


ejercicios de posturas (asanas), así como los alcances que se hacen a los respiratorios
(pranayama). Son pertinentes los ejemplos de posturas en torno al beneficio de salud
particular que provocan.

El desarrollo de la terapia es descrito con especial cuidado en sus detalles


teóricos y prácticos, de tal manera que resulta didáctica su narración. En esta medida el
presente escrito posee una estructura adecuada y formalmente bien presentada.

Respecto a la descripción concreta del caso trabajado es importante destacar el


significativo número de pacientes y del tiempo de duración del proceso terapéutico.
Luego, se destacan las citas de los comentarios de los pacientes desde sus propias
perspectivas; aunque no son analizadas desde una perspectiva cualitativa, poseen la
riqueza de la opinión de primeras fuente, autoevaluadora y subjetiva del proceso
realizado.

Las bibliografías se consideran pertinentes así como actualizadas. Son de


especialidad del yoga principalmente, siendo notoria la ausencia de bibliografía propia
de la psicología y la medicina, lo cual es evaluado desde nuestra perspectiva, como
literatura paradigmáticamente diferente al enfoque realizado, siendo así aceptada esta
ausencia por lo acotado de lo propuesto.

Debido a todo lo anteriormente dicho, se considera el texto presentado como


adecuado para su publicación.
Revista Psicoperspectivas: Informe cualitativo revisión aspectos formales.

Tras realizar la revisión de aspectos formales y de formato APA 5ta edición, hemos
llegado a la conclusión que para publicar el artículo es imprescindible que cumpla los
siguientes puntos:
1. Agregar profesión, afiliación y correo de contactod el autor
2. Realizar los cambios propuestos a modod e comentario en el texto.

Nota: Devolver el mismo archivo con las correcciones requeridas.

Atte.
Comité editorial
Revista Psicoperspectivas

Yoga en el Tratamiento de Adicciones.


La experiencia de dos años de práctica de yoga con pacientes del Centro
de Rehabilitación Takiwasi

Yoga Practice in Addictions Treatment.


The experience of two years of yoga practice with inpatients of Takiwasi
Rehabilitation Center

Cristian Gonzalo Brito


Psicólogo Clínico
gonzalobrito.psi@gmail.com

Resumen: Este artículo presenta en detalle y desde una mirada experiencial la


utilización de la práctica del yoga como técnica terapéutica complementaria en
el tratamiento de adicciones. Tomando en cuenta que, pese a la popularidad
actual de esta práctica, existen pocas descripciones detalladas de su utilización
en contextos clínicos, se ofrece en este artículo una descripción general de la
filosofía y práctica del yoga, sus beneficios a nivel físico y psicológico, su
implementación en un contexto clínico particular (tratamiento de adicciones) y
finalmente la propia perspectiva de los pacientes en tratamiento sobre el rol del
yoga en su proceso de rehabilitación.

Palabras clave: yoga; adicciones; rehabilitación


Abstract:This article aims to present in detail and from an experiential view the
use of yoga practice as a complementary therapeutic technique in the treatment
of addictions. Considering that, despite the increasing popularity of this practice,
there are few detailed descriptions of its use in clinical settings, this article
provides an overview of the philosophy and practice of yoga, its physical and
psychological benefits, its practice in a particular clinical context (addictions
treatment), and finally the view of the patients on the role of yoga in their
rehabilitation process.

key words: yoga; addictions; recovery

“El estar ahí, dueño de mi cuerpo y de mis dificultades me enseña a ser


conciente de mi cuerpo, del valor de mi cuerpo y de su importancia para
apreciar la vida”
José, Paciente del centro Takiwasi.
I. Introducción

En las últimas décadas la práctica de Yoga ha dejado progresivamente el


ámbito de lo esotérico para convertirse poco a poco en una práctica reconocida
como una herramienta terapéutica valiosa para el tratamiento de numerosas
patologías. La investigación y la publicación de experiencias exitosas en
diversos países sobre la aplicación de esta práctica en prevención primaria y
secundaria de diversas condiciones clínicas (Lohman, 1999; Nespor, 1993,
2000; Iyengar, 2001b) ha contribuido a que en la actualidad el yoga se utilice
como una práctica complementaria en el tratamiento de diversos trastornos, en
particular en el tratamiento de adicciones.

En el presente artículo se presenta nuestra experiencia de un taller de Yoga


llevado a cabo durante dos años en el Centro de Rehabilitación de Adicciones
“Takiwasi”, ubicado en Tarapoto, Alta Amazonía Peruana. El Yoga se incluyó
en el protocolo terapéutico del centro como una actividad bisemanal en Agosto
del 2005, y cada paciente que completó el programa de rehabilitación participó
de un promedio de 50 sesiones de Yoga de una hora y media de duración.

Aspectos de la práctica del Yoga en general y con pacientes en proceso de


rehabilitación de toxicomanías en particular, serán discutidos en el presente
texto, así como los efectos físicos y psicológicos de la práctica de yoga de
acuerdo a cómo los propios pacientes lo han percibido. A partir de la
experiencia recolectada en estos dos años, se ofrecen algunas
recomendaciones acerca de la estructura y contenido de la sesión de yoga
para pacientes en rehabilitación de adicciones.

II. ¿Qué es el Yoga?

El Yoga es uno de los seis sistemas ortodoxos de la filosofía india que fue
sistematizado por el sabio Patanjali en su obra clásica Yoga Sutras. La palabra
“Yoga” se deriva del sánscrito “yuj” que significa yugo, comunión o unión,
designando también la acción de sujetar, unir. Pero ¿qué es lo que tratamos de
unir en la práctica de yoga? De acuerdo a la visión tradicional, es nuestra
voluntad individual que se encuentra alienada o ignorante de la voluntad Divina
la que busca la unificación con ella a través de la práctica del yoga. En
términos más seculares, es nuestra actitud habitual de distracción,
descentramiento y desconexión con la realidad la que se busca reparar con el
“yugo” de la práctica, volviéndonos más capaces de estar íntegros en el
momento presente. “El yoga es la unión del cuerpo con la mente y de la mente
con el alma” (Iyengar, 2001b, p.19).

No es difícil ver cuán desafiante resulta mantener un estado mental y anímico


de presencia y claridad, y que nuestra tendencia natural como humanos es la
de estar distraídos en divagaciones sobre el pasado o ensoñaciones sobre el
futuro, mientras llevamos a cabo nuestras acciones cotidianas de manera más
o menos automática.

Revisemos la descripción de Swami Niranjananda sobre nuestro estado


mental habitual:

Imagina a un mono que no puede estar quieto. No es posible comparar la


mente con un mono ya que el mono a veces logra estar quieto. Ahora
imagina a ese mismo mono borracho. El mono se vuelve hiperactivo, pero
aun así no podemos compararlo con la mente, porque un mono borracho
todavía puede irse a dormir. Entonces imaginemos a un mono que se ha
tomado una botella de champaña y que le ha picado un escorpión. Ese
mono es nuestra mente (Swami, Niranjananda, 2000, p.8)

Esta dificultad para estar presentes se manifiesta en extremo en los adictos,


para quienes el estado “normal” es el de expectación constante y angustiosa
del próximo consumo, el que en vez de traer satisfacción sólo dejará un nuevo
espacio vacío que llenar. Por su parte, esta pseudo-solución que se fantasea
en un futuro que no llega nunca, tiene a menudo su raíz en sufrimientos
pasados -recientes o remotos- de los cuales se trata de escapar
infructuosamente.

El Yoga nos ofrece un enfoque y una praxis que puede ser de utilidad ante este
problema. En el segundo aforismo del primer capítulo del los Yoga Sutras de
Patanjali, el Yoga se define como “chitta vrtti nirodhah” (Patanjali, 1999, p, 31)
que significa: “la supresión de las fluctuaciones de la mente” o “restricción de la
actividad mental”. En otro importante tratado, el Hatha Yoga Pradipika, el yoga
se define como “prana vritti nirodhah”, que significa aquietar las fluctuaciones
de la respiración” (Iyengar, 2001a, p.21). Por su parte, el Bhagavad Gita dice
en su capítulo sexto: “Una llama no oscila cuando no sopla el viento” (Iyengar,
1980, p.20). Estas tres citas entregan una imagen útil que resume el propósito
central del Yoga: Lograr un estado de tranquilidad y de lucidez alerta que
trascienda los vaivenes de la mente habitual, logrando alcanzar una paz interior
consistente que no sea fácilmente derribada por los vientos mentales.

En palabras del maestro contemporáneo de yoga B.K.S Iyengar, creador de


uno de los métodos de práctica más difundidos en occidente, el yoga es: “la
senda que cultiva el cuerpo y los sentidos, refina la mente, civiliza la
inteligencia y halla su descanso en el alma” (Iyengar, 2001a, p.9), y advierte
que:
Muchas personas piensan que es una mera disciplina física, y que la
práctica del hatha yoga [es] tan solo un tipo de gimnasia. Pero el yoga
es más que físico. Es celular, mental, intelectual y espiritual: afecta al
hombre en todo su ser (Iyengar, 2001a, p.9).

Para el logro de estos objetivos, se han distinguido tradicionalmente distintas


vías o sendas, las cuales, más que considerarse como distintas “escuelas”, se
refieren a distintos aspectos de un mismo camino:

1. Raja Yoga: La ciencia de la mente. Su herramienta principal es la


meditación.
2. Bhakti Yoga: La ciencia de la devoción. Su herramienta principal es el
cultivo del amor.
3. Jñana Yoga: La ciencia de la inteligencia. Su herramienta principal es el
estudio.
4. Karma Yoga: La ciencia del deber. Su herramienta principal es la acción en
el mundo.
5. Hatha Yoga: La ciencia de la voluntad. Su herramienta principal son las
asanas (posturas físicas) y los pranayamas (ejercicios de respiración). Es la
senda más difundida en occidente y es a la cual nos referiremos en este
artículo.

Para terminar esta breve introducción al tema, quisiera mencionar que el Yoga
cuenta con ocho aspectos que reflejan la integralidad de esta práctica, la cual
considera una ética (nivel externo), una práctica definida (nivel interno), y el
fruto (nivel profundo). (Ver tabla 1).

Tabla 1. Niveles y aspectos del Yoga.

Niveles Aspectos Significado


Ética Niyama Obligaciones y Deberes.
Yama Restricciones.
Práctica Asana Posturas Físicas.
Pranayama Control de la respiración.
Pratyahara Silenciamiento de los sentidos.
Fruto Dharana Concentración.
Dhyana Meditación.
Samadhi Liberación – Unión con el Espíritu Universal

III. Yoga y salud

Si bien hemos dicho que el propósito o fin último del yoga es el despertar
espiritual o unión con el Espíritu Universal, esto no quiere decir que éste sea el
único objetivo válido para practicarlo, o que no haya otros importantes
beneficios intermedios o secundarios del cual podamos beneficiarnos a través
de su práctica. Evidencia de esto es que actualmente miles de personas se
acercan a la práctica del yoga no solo como un camino espiritual, sino también
como un método efectivo de relajación, como una herramienta terapéutica para
tratar problemas físicos y emocionales (yoga-terapia) o como una práctica
saludable para combatir el estrés, prevenir enfermedades y equilibrar el
funcionamiento general del organismo.

Las posturas físicas (asanas) y las técnicas de respiración (pranayama)


constituyen dos de las herramientas principales del yoga, y sus beneficios
abarcan desde lo físico, lo metal a lo espiritual, ya que los distintos niveles o
capas (koshas) que constituyen al ser humano están relacionados entre sí. Es
fácil notar, por ejemplo, que cuando nuestro estado físico no es óptimo esto
causa un desequilibrio en nuestra mente, lo cual puede ser revertido por una
adecuada práctica de asanas. La respiración irregular y entrecortada puede ser
un indicador de estrés, el que puede ser superado con una práctica regular de
asanas, pranayama y yoga-nidra (relajación profunda). No es de extrañar,
entonces, la rápida proliferación de centros de salud en países occidentales
que utilicen el Yoga como medicina complementaria para tratar una gran
variedad de enfermedades.

El yoga, además de actuar sobre el aparato locomotor tal como lo hace la


gimnasia convencional, influye directamente sobre el sistema endocrino,
recuperando el equilibrio hormonal en el cuerpo humano. Cada una de las
glándulas hormonales busca mantener un equilibrio delicado entre el hipo y el
hiper funcionamiento, el cual al desestabilizarse produce enfermedad, a nivel
físico y a nivel psicológico. Así por ejemplo, la glándula tiroides que se
relaciona psicológicamente a la rapidez de las reacciones neuro-psíquicas
(pensar- sentir- actuar), al hiper funcionar produce impulsividad irreflexiva,
inquietud e insomnio, mientras que al hipo funcionar produce apatía, desánimo
y depresión. La postura (asana) llamada Sarvangasana (ver anexo) es un buen
ejemplo de una postura que influye directamente en la regulación tiroidea,
encontrando un equilibrio entre los extremos mencionados (Ekananda, 1986;
Iyengar, 2001b). Este efecto que es posible detectar en el sistema endocrino,
es observable también respecto al funcionamiento del sistema digestivo,
respiratorio, músculo-esquelético, cardiovascular y nervioso, cada uno de ellos
en un constante cambio en busca de su equilibrio e integración sistémica.

Algunas condiciones de salud en las que se ha demostrado la eficacia del


ejercicio físico no competitivo en general y del yoga en particular como método
de prevención y de tratamiento de enfermedades incluyen:

1. Enfermedades corporales crónicas: A partir de una revisión de más de


150 publicaciones científicas el Dr. Warburton de la Universidad de British
Columbia corroboró que hay evidencia irrefutable para afirmar la efectividad de
la actividad física regular en la prevención y tratamiento de enfermedades
crónicas tales como: enfermedades cardiovasculares, osteoartritis,
hipertensión, pulmones crónicamente obstruidos, cáncer, hipertensión,
diabetes, obesidad y osteoporosis, entre otras (Warburton, D., Nicol, C.,
Bredin, S., 2006; Nespor, 2006)1.

2. Vejez y daño cerebral: De acuerdo a la American Psychiatric Association


“la actividad física puede ayudar a proteger contra la pérdida de células
1
Ver también Murphy (1992) para una completa revisión de los resultados de investigación
sobre los beneficios del ejercicio físico sobre la salud.
cerebrales que ocurre en el enfermedad de Parkinson’s, Alzheimer, un infarto o
incluso el envejecimiento normal” (Winerman, 2005).

3. Ansiedad y Depresión: La actividad física adecuada disminuye la ansiedad


y la depresión en pacientes con cáncer tratados con quimioterapia (Midtgaard,
2005). Disminución de la depresión y aumento en el bienestar luego del
ejercicio aeróbico se encontró en la población normal y en gente mayor
(Antunes, H., Stella, S., Ferreira, R., Amodeu, F., de Mello, M., 2005;
Warburton et al. 2006). El yoga integra la actividad física y la relajación,
autoconciencia, espiritualidad y un estilo de vida sano. Es útil para combatir la
ansiedad, la depresión, la prevención de estrés relacionado al trabajo, y la
mejoría del estilo de vida. (Nespor, 1993, 2006).

4. Alcoholismo y Adicción a Drogas: La práctica regular de actividad física


no competitiva y especialmente la práctica de yoga disminuye la ansiedad de
consumo (“craving”), mejora el estado físico en general, aumenta la capacidad
de concentración y relajación, disminuye las conductas automáticas e
impulsivas y favorece el cambio hacia un estilo de vida saludable, siendo una
herramienta importante en la prevención y tratamiento de adicciones (Nespor
1993, 1994, 2000, 2001; Lohman, 1999).

IV. Yoga y Tratamiento de Adicciones

De acuerdo al Manual de Diagnóstico Psiquiátrico DSM IV-R de la American


Psychiatric Association (A.P.A., 2002), la dependencia a sustancias (adicción)
es un trastorno que, para ser diagnosticado, debe cumplir con al menos 3 de
los 7 siguientes criterios:

1. Cada vez menor efecto con la misma dosis de la sustancia o necesidad de


aumentar la dosis para obtener el mismo efecto. (Tolerancia).
2. Sensación de malestar agudo cuando no se accede al consumo.
(Abstinencia).
3. Consume más cantidad o por mayor tiempo que el que se proponía.
4. Pérdida de control respecto al consumo.
5. Usa gran parte de su tiempo en procurarse la sustancia.
6. Pérdida de intereses alternativos.
7. Continuar el consumo incluso pese a la evidencia de las consecuencias
dañinas.

Además de las adicciones a tóxicos hay un gran número de conductas


adictivas que, por su normalización social, resultan menos visibles que las
adicciones a drogas ilegales e incluso las legales -como el tabaco, el alcohol,
somníferos, etc.-, teniendo manifestaciones psicológicas similares que las
adicciones a drogas -deseo intenso, pérdida de control, etc.- y un efecto a
veces tan pernicioso como el de las toxicomanías. Tal es el caso de la adicción
al trabajo, el juego compulsivo, la adicción a las computadoras, las relaciones
adictivas, la compulsión a comprar, etc. No resulta difícil ver, en este sentido,
que nuestra cultura occidental dominante influida fuertemente por el modelo
económico neoliberal, favorece la emergencia de conductas compulsivas al
presentar el consumo -de objetos, experiencias, cultura, personas,
espiritualidad- como la manera más aceptada de participación en el sistema
social y de obtener un sentido de pertenencia e identidad (Moulián, 1997;
Fromm, 1992).

La práctica regular de asanas, pranayama y relajación profunda, usualmente


integradas en un marco mayor de tratamiento, como en el caso del Centro
Takiwasi, induce a la transformación gradual de cada uno de los criterios
diagnósticos arriba mencionados en sus opuestos: Libertad, aumento de la
sensibilidad, aumento de la sensación de bienestar, aumento del auto-control,
integración de nuevos intereses a la propia vida, y cultivo de actitudes de auto-
cuidado.

La persona que está sujeta a una sustancia para mantener un nivel mínimo de
funcionamiento sabe que ha perdido su libertad. Su fuerza de voluntad está
mermada, y con ella su autoestima y sensación de autocontrol. El adicto se
vuelve irresponsable consigo mismo y con su entorno porque no siente que
tiene control sobre sí mismo ni sobre su ambiente. Además, al momento en que
un adicto llega a un programa de rehabilitación a menudo ya se ha prometido
decenas o cientos de veces a sí mismo y a otros que lo va a dejar, sin lograrlo.
Esto le da la sensación de impotencia y desesperanza aprendida.

A lo largo de la sesión de yoga, la instrucción fundamental es la de estar


presente y atento al propio cuerpo, al flujo de la respiración y a los movimientos
de la mente -pensamientos, imágenes, emociones, etc.-. Por supuesto que en
un principio resulta difícil, sin embargo poco a poco el paciente es capaz de
comenzar a apreciar y discriminar las sensaciones placenteras y displacenteras
que experimenta en su cuerpo, el cual, hasta ahora, era un terreno ajeno y
desconocido, muchas veces rechazado por la tiranía que le impone con su
demanda de droga. En la adicción, cuerpo y mente no solo están separados,
sino que en combate.

A medida que el paciente comienza a conocer su cuerpo, identificando grupos


de músculos que ignoraba que tenía, o investigando experiencialmente la
mecánica de sus articulaciones, comienza a entender su cuerpo y lo que éste
necesita. Los ejercicios practicados regularmente en la sesión de yoga de
manera lenta y conciente, comienzan a desarmar los automatismos y poner
conciencia en su lugar. La persona poco a poco es capaz de escuchar la voz
de su cuerpo que estuvo silenciada por tanto tiempo.

Al reencontrarse con su cuerpo, el paciente comienza a darse cuenta de que


no necesita complacerlo de inmediato en sus demandas, y que a veces vale la
pena hacer un poco de esfuerzo disciplinado para obtener al final de la práctica
una sensación de relajación y bienestar profundos. Una constante en estos dos
años, ha sido que los pacientes que recién ingresan al programa en general se
quejan de la exigencia de las asanas que practicamos en la clase de yoga, sin
embargo practican aun con más motivación a la siguiente clase. Al preguntarles
por qué practicaban con tantas ganas pese a lo difícil de las posturas, la
mayoría responde: “porque después te sientes muy bien, tienes mejor apetito, y
se duerme excelente”. Incluso varios de ellos comenzaron a participar en
prácticas voluntarias de fin de semana de Ashtanga Yoga, con un alto nivel de
exigencia física.

A medida que se comprende el valor del esfuerzo justo, el paciente va


descubriendo nuevas posibilidades de obtener un placer sano y legal consigo
mismo a través de las sensaciones agradables de los estiramientos, de una
respiración profunda y serena, e incluso de poder hacer posturas con su cuerpo
que son estéticamente bellas. Gradualmente comienza a transformarse la
imagen que él tiene de sí mismo, desde afuera hacia dentro.

Un momento que grafica bien este cambio se da cuando, al segundo o tercer


mes de práctica, el paciente se da cuenta de que es capaz de tocar los dedos
de sus pies con sus manos sin flexionar sus rodillas en Uttanasana (ver anexo).
Lo que ocurre generalmente es que cuando logra hacerlo el rostro del paciente
se ilumina y sonríe, como alguien que recibe un regalo que no esperaba, y
durante la siguiente semana uno lo ve a cualquier hora del día tocando sus
pies con la flexibilidad recién descubierta. A través de este tipo de pequeñas
satisfacciones, el paciente se ve ahora más motivado a seguir descubriéndose
a sí mismo, disfrutando del poder y confianza que le confiere el nivel de control
que ha ganado sobre su experiencia y disminuyendo las conductas
automatizadas que antes lo gobernaban. Estos gestos aparentemente
insignificantes constituyen un paso importante para quien maltrató su cuerpo
por largos años.

De un modo complementario a lo dicho sobre el cuerpo, la voz de la mente, el


“mono ebrio” que describía Swami Niranjananda, poco a poco comienza a abrir
espacios de silencio donde el paciente encuentra paz. El discurso agotador de
proyecciones futuras, y de arrepentimiento e insatisfacción en relación al
pasado de pronto da paso al silencio, cuando el paciente comienza realmente a
estar presente en la postura y la respiración. Muchos de los pacientes con que
trabajamos recuerdan sólo haber experimentado este tipo de silencio mental –y
la paz consiguiente- a través de la fuga de la droga. Muchas veces lograr esa
experiencia ha sido la motivación principal para el consumo. Tal vez un
paciente logre este estado sólo por un instante en las primeras prácticas, pero
eso no debe desanimarnos. Lo importante es que la persona ya cuenta con la
experiencia de libertad y tranquilidad mental que puede obtener sin ningún
estímulo externo. El paciente ya sabe que lo que buscaba afuera en realidad
está en él, y esto lo anima a seguir en la práctica y en su tratamiento.

Este proceso de reconocimiento y valoración de lo que posee en sí mismo, es


precisamente el polo opuesto al síndrome de tolerancia, el cual implica una
necesidad en aumento continuo de la sustancia, ampliando patológicamente
los límites del propio cuerpo. Así, por ejemplo, la cantidad de droga que se
inyecta un consumidor adicto a la heroína sería una dosis letal para una
persona que no la consume regularmente. Interesantemente, el paciente
adicto se caracteriza psicológicamente por poseer una personalidad
demandante, succionadora, según la cual siempre tiene que haber un otro que
satisfaga las propias necesidades materiales y afectivas. Estas necesidades no
sólo no se acaban nunca sino que van en aumento. Del lado complementario
de la moneda, usualmente hay algún familiar o pareja dispuesto a dar sin
límites, función análoga a la del proveedor de la droga, manteniendo el circuito
relacional que sustenta el consumo. El familiar que está enganchado en esta
dinámica se vuelve co-dependiente: el adicto depende de la droga, y el familiar
depende del adicto.

Cuando al final de la serie de asanas practicamos savasana (ver anexo), la


postura del cadáver para la relajación final, hacemos un recorrido de la
atención por todo el cuerpo, llevando nuestra respiración y conciencia a cada
parte, deteniéndonos especialmente en los órganos internos –hígado, riñones,
pulmones, corazón-, tomando conciencia de su funcionamiento preciso,
enviando nuestra gratitud hacia ellos por su trabajo incansable y
comprometiéndonos a cuidarlos de ahora en adelante. Esto favorece en el
paciente el reconocimiento de lo que ya hay, en vez de estar focalizado en lo
que falta.

En estos dos años he notado que un paso fundamental en los pacientes ocurre
cuando en su discurso aparecen menos pedidos y más agradecimientos, lo
cual regularmente no se da sino hasta el quinto o sexto mes de tratamiento.
Por eso al final de la sesión de yoga, luego de entonar los tres “Om” de cierre,
tomamos un minuto para agradecer en silencio por tener un cuerpo y una
mente sanos, de contar con compañeros de práctica y de tratamiento, y de
poder compartir este momento sagrado.

Al disminuir la tolerancia aumenta la sensibilidad de la persona, refinando su


percepción y su motivación desde la búsqueda de estímulos más gruesos
-sexo, dinero, fama, etc.- a otros más sutiles -amor altruista, conocimiento,
felicidad, etc-. Estos estímulos más sutiles pueden ser de orden espiritual, y es
un objetivo deliberado del tratamiento de Takiwasi y de la práctica del Yoga el
contacto experiencial del paciente con esta dimensión espiritual en sí mismo de
acuerdo a como la signifique cada uno: Naturaleza Buda, Cristo Interno, Atman,
etc.

A medida que el paciente avanza en su práctica de yoga, coherentemente va


aumentando su sensibilidad, su sensación de bienestar, su autocontrol y
autovaloración, cultivándose el deseo natural de cuidarse y mantenerse bien.
Es común en esta etapa, que el paciente espontáneamente comience a
mostrar un cultivo de la moderación y de un estilo de vida general mas sano.
Muchos de ellos cambian sus hábitos alimenticios y sus rutinas diarias. Los
pacientes que continúan practicando yoga luego de terminar su proceso de
internamiento, encuentran en su práctica un recordatorio corporal (anclaje) que
les conecta a todo lo vivido y aprendido en el proceso de internamiento, a la
vez que acceden a una red de apoyo social particular, usualmente conformada
por personas interesadas por el cultivo de un estilo de vida saludable, y que
generalmente rechaza el consumo de drogas.

Por último, cabe señalar que la práctica de yoga puede ser una alternativa
excelente para los familiares del paciente, quienes usualmente han vivido bajo
un estrés emocional importante y a veces llevan una vida tan difícil e
impredecible como el propio adicto. El yoga puede ayudarles a recuperar la
capacidad de descansar y recuperar vitalidad perdida (Nespor, 2001).
V. La práctica de Yoga en el Centro Takiwasi

En este apartado me propongo describir la experiencia del taller de yoga tal


como fue estructurado y llevado a cabo en el centro Takiwasi.

Objetivos

Antes de iniciar el taller de yoga en Takiwasi en Agosto del año 2005, observé
algunas de los problemas físicos y psicológicos centrales de los pacientes
adictos que pudiesen ser abordados a través de la práctica del yoga, y de
acuerdo a esta observación propuse ciertos objetivos corporales y psicológicos
en relación a los cinco ejes que se muestran en la tabla 2.

Tabla 2. Ejes y dimensiones de la Práctica de Yoga en Takiwasi


EJE DIMENSIÓN DIMENSIÓN PSICOLÓGICA
CORPORAL
- Mejorar la postura - Desarrollar la sensación de
ALINEACIÓN corporal. estar “enraizado” y “corporizado”
- Alinear el cuerpo. en el mundo con una base firme
desde la cual estar presente y
hacer frente a las dificultades.
-Desarrollar una -Integrar diversos equilibrios
mayor estabilidad en dialécticos que tienden a estar
EQUILIBRIO diferentes posturas dicotomizados: cuerpo/mente,
corporales. razón/ emoción, pasivo/activo,
-Desarrollar la etc.
sensación de que “hay -Experienciar directamente a
un suelo firme bajo los través de la metáfora corporal la
pies”. estabilidad que entrega el
equilibrio entre los extremos.
-Fortalecer -Desarrollar la fuerza de
musculatura voluntad.
FUERZA normalmente -Desarrollar una sana capacidad
descuidada (hombros, de autoafirmación y
espalda, abdomen, empoderamiento a través del
lumbares etc.) logro progresivo de asanas más
exigentes.
- Elongar músculos, - Desarrollar la capacidad de
tendones, y otros asumir perspectivas diferentes a
tejidos del cuerpo que la propia, de cuestionar las
FLEXIBILIDAD en han sufrido algún propias creencias.
nivel de atrofia. - Desarrollar de la capacidad de
- Desarrollar la adaptarse a las circunstancias en
sensación de vez de forzar el contexto para
comodidad con el que calce con las propias
propio cuerpo al expectativas. (Tolerancia a la
volverse más frustración)
manuable y flexible.
- Desarrollar la - Desarrollar la capacidad de
atención plena estar en el presente a través de
AUTO- (mindfulness) en cada la observación conciente de los
CONCIENCIA postura y en la emergentes de la conciencia en
respiración. las diversas posturas (formas,
- Cobrar conciencia de sensaciones, emociones,
partes del cuerpo que pensamientos).
antes pasaban
inadvertidas: Hacer
“crecer” el cuerpo,
hacerse amigo,
comprender y respetar
el propio cuerpo.

Al observar los objetivos listados en el cuadro nos damos cuenta de que la


práctica de Yoga permite abordar temas centrales de la terapia en adicciones a
través de un medio no verbal, lo cual encierra la ventaja de confrontar menos
las resistencias que el paciente suele desplegar en la terapia verbal. Así, por
ejemplo, se pueden pasar horas de psicoterapia discutiendo acerca del la
importancia de evadir los extremos o de evitar la impulsividad, lo cual se puede
abordar en la clase de yoga a través de la práctica de asanas, donde el
paciente puede sentir que los extremos duelen y que la moderación trae
bienestar. Otro ejemplo es el de la respiración. En los pranayamas aprendemos
que la inhalación y la exhalación son dos extremos importantes que se
necesitan el uno al otro, pero si solo queremos retener o solo expulsar el aire,
nos sentiremos mal al punto de enfermarnos. Estas metáforas corporizadas
son fácilmente asimiladas por el paciente porque él ha tenido la experiencia de
su verdad.

Los cinco ejes mencionados son interdependientes y se retroalimentan entre sí.


Es difícil pensar en que alguien logre un equilibrio perfecto sin auto-conciencia
o alineación de su postura. Asimismo, cabe señalar que aunque hay posturas
físicas específicas para trabajar cada uno de los ejes mencionados, la gran
mayoría de las posturas implica de una u otra forma cada uno de los niveles.
Principios Generales de la Práctica

Cada paciente en el programa de rehabilitación sufre de distintos problemas


físicos específicos, así como una estructura de personalidad particular, que hay
que tener en cuenta al momento de guiar la práctica. Hay que tomar en cuenta
que los pacientes que asistieron a la práctica van de los 17 a los 55 años de
edad, y cada uno tiene una historia de vida y de consumo diferente y única.

En general, cuando un nuevo paciente se integra al taller de yoga indago


previamente su historia de lesiones, fracturas y enfermedades crónicas para
determinar qué ejercicios le son contraindicados, de manera que puedo ofrecer
posturas alternativas para el mismo objetivo, cuando es necesario. Por otro
lado, muchos de los pacientes no han hecho actividad física por años y tienen
una auto-confianza disminuida, por lo cual es recomendable siempre comenzar
por posturas sencillas desde las cuales poder ir subiendo el nivel de exigencia
gradualmente.

La práctica realizada en Takiwasi sigue el método Iyengar, el cual ha


demostrado ser eficaz cuando se practica el yoga en un contexto terapéutico.
Tal como es enseñado en esta variante del Hatha Yoga, en las sesiones
utilizamos implementos auxiliares –bloques de madera, cojines, cinturones,
pared, entre otros- de manera de poder ajustar la postura a la disposición física
de cada paciente y no al contrario (Iyengar,1980, 2001b). El uso de
implementos tiene la ventaja adicional de dar seguridad al paciente y de evitar
la práctica competitiva de lograr la “postura perfecta”. Desde la primera sesión,
los pacientes saben que la postura perfecta es la que se hace con conciencia, y
no la más espectacular.

Cada sesión tiene una duración de una hora y media, tiempo superior al que es
usualmente recomendado en la literatura disponible por las dificultades de
concentración de los pacientes adictos (Nespor, 2000). Sin embargo, en
nuestra experiencia, salvo uno o dos pacientes que no lograban mantener la
concentración por este tiempo, la inmensa mayoría de los pacientes no tuvieron
dificultad de practicar por ese tiempo. Atribuyo este hecho a que, por un lado,
los pacientes del centro Takiwasi están de alguna manera familiarizados con
las prácticas corporales, y por otro, al atractivo del espacio físico y psicológico
generado para la práctica de Yoga. Describamos, entonces, en más detalle
este espacio.

El Encuadre

Es importante disponer de un espacio físico adecuado, idealmente silencioso,


acogedor, aireado y protegido de factores ambientales disruptivos, tales como
mosquitos, lluvia, demasiado frío o calor, etc. Tampoco hace falta esperar a
tener las condiciones perfectas para comenzar a practicar. En nuestro caso,
durante un año practicamos sin malla mosquitera, y los mosquitos de la selva
eran integrados en la práctica como maestros que nos recuerdan volver al
presente. Así mismo, ha resultado beneficioso el uso de incienso de buena
calidad y música suave en algunos momentos de algunas sesiones.

Es favorable crear desde el principio un clima de silencio en las sesiones, no


desde la rigidez y el castigo, sino desde una valorización por el silencio y por
respeto hacia la concentración de los compañeros. Una vez que el silencio es
parte ya integrada de la práctica, al ingresar nuevos pacientes éstos se suman
fácilmente al ambiente de silencio. Si aun persiste la sensación de que hay
muchos deseos de hablar, integro entre la secuencia de asanas ejercicios de
vocalización en voz alta o el soplo “¡HA!”, lo que usualmente canaliza bien la
energía verbal.

Como terapeuta a cargo de la práctica he notado la importancia de mantener


una actitud clara y directiva al guiar las sesiones. El terapeuta debe tener la
capacidad de explicar y mostrar cada asana correctamente. Así mismo debe
ser capaz de mantener una actitud respetuosa, calma y de buen humor incluso
si hay algún problema o si el paciente hace las posturas de manera imperfecta.
Cuando la oportunidad lo amerita, ajusto la postura de los pacientes tocándolos
en la parte que deben corregir, usualmente hombros, cabeza, columna, rodillas
o pies. Este toque de ajuste debe ser preciso y muy respetuoso, de manera
que el paciente no se sienta transgredido en sus límites corporales.
Practicando en un centro donde sólo hay hombre internos, me doy cuenta que
este pequeño instante de ajuste de la postura es valorizado y apreciado por el
paciente, que recibe en ese gesto una muestra concreta de aceptación de su
cuerpo en un encuadre terapéutico. Según lo comunican los mismos pacientes,
es sentido como una muestra de afecto segura que los ayuda a estructurarse y
estar presentes. El ajuste no toma más de dos o tres segundos.

La Estructura de la sesión de Yoga

La práctica de Yoga se realizó en Takiwasi dos veces por semana durante un


año y medio, y una vez a la semana por los últimos 4 meses, lo cual sumado a
prácticas opcionales de ashtanga yoga los fines de semana, supera las 170
prácticas en todo el período. Cada sesión de Yoga estuvo compuesta por cinco
partes principales:

1. Centramiento inicial y entonación del mantra OM (10’).


2. Práctica de Asanas (55’).
3. Práctica de Pranayama o Respiración Completa (10’).
4. Relajación Profunda en Savasana (10’).
5. Recolección final y mantram (5’).

1. Centramiento Inicial: Sentados en sukasana (ver anexo), con cruce simple


de piernas se invita a conectarse con el cuerpo y con la propia respiración.
Generalmente se va haciendo un “barrido” corporal con la conciencia,
monitoreando sin juzgar cada parte del cuerpo. En algunas ocasiones hacemos
una pequeña imaginería en esta postura, visualizando, por ejemplo, el propio
cuerpo como una montaña o como un árbol. En esta última imagen se practica
bajar la conciencia desde las hojitas de los pensamientos que se agitan con
facilidad hacia la solidez del tronco del árbol-cuerpo y luego a la raíz – el área
pélvica, donde está el centro de gravedad y energético del cuerpo. Este
momento se cierra con el canto al unísono de los tres “Om” que dan inicio
formal a la práctica.

2. Asanas (ver anexo): Las asanas escogidas varían de sesión en sesión. Hay
días en que los pacientes llegan con mucha energía e incorporo Surya
Namaskar (saludos al sol), y asanas de pie ligadas en un flujo dinámico. En
otras sesiones los pacientes vienen cansados y hacemos asanas menos
demandantes físicamente y ponemos más énfasis en la atención plena
(mindfulness) en cada movimiento y respiración. En otras ocasiones puede
surgir algún pedido especial de los pacientes, como trabajar la espalda baja, o
los hombros, entonces escojo asanas acordes a este pedido.

3. En el caso de una clase regular, intento incorporar en partes iguales asanas


de pie (tadasana, trikonasana, vrksasana, parsvakonasana, etc.), flexiones
hacia delante (paschimottanasana, upavista konasana, janu sirsasana,
uttanasana, etc.), flexiones hacia atrás (bhujangasana, ustrasana,
purvottanasana, etc.), y torsiones (marichiasana, bharadvajasana, etc.),
finalizando con una o dos posturas invertidas simples (variaciones de
sarvangasana y sirsasana). Usualmente intercalo posturas sencillas con otras
un poco más complejas, y al menos en una asana por sesión hacemos un
trabajo de observación y soporte en parejas o tríos.

4. Pranayama o respiración profunda: Evitando caer en tecnicismos


complejos, en esta etapa hacemos prácticas sencillas de respiración conciente,
buscando distinguir la respiración abdominal, torácica y clavicular. A veces
simplemente nos tumbamos en el piso poniendo una mano sobre el abdomen y
otra sobre el pecho para observar el cuerpo mientras respiramos. Cuando el
grupo ya tiene alguna experiencia incorporo versiones simplificadas de
pranayamas tales como nadi shodana pranayama (respiración alternada) y
kapalabhati (respiración energizante).

5. Relajación Profunda: En savasana (postura del cadáver), hacemos una


relajación completa, de pies a cabeza, botando toda la tensión acumulada en el
día, o bien pongo música suave. La mayoría de los pacientes están cómodos
con cerrar los ojos, pero en caso de no hacerlo espontáneamente no se les
pide que lo hagan. He notado que la relajación final con ojos cerrados puede
ser ansiógena para pacientes que han vivido eventos traumáticos tales como
un abuso sexual.

6. Recolección final: Lentamente nos volvemos a sentar con la columna


estirada y retomando la postura inicial (sukasana). Unimos las palmas y
entonamos los tres “Om” de cierre de la sesión. Inclinamos la cabeza y
tenemos un instante donde les pido que en silencio cada uno elija algo por lo
cual dar gracias en el día que está terminando. Abrimos los ojos y nos
saludamos en “Namaste” (inclinación de la cabeza con las manos juntas).

VI. Efectos de la práctica de yoga desde la perspectiva de los pacientes

Entre el segundo semestre del año 2006 y el primer semestre del 2007 se
aplicó un cuestionario a los pacientes internos de Takiwasi que asistían al taller
de yoga, con el propósito de conocer la apreciación que ellos tenían del taller,
saber qué efectos físicos y psicológicos ellos percibían que tenía la práctica de
yoga y cómo percibían la relación entre esta práctica y su proceso de
rehabilitación.

Se encuestó a un total de 23 pacientes, de entre los 18 y los 52 años, con un


tiempo de práctica de yoga de 4,5 meses promedio, con un mínimo de 3 meses
y un máximo de 8 meses de práctica. De los 23 pacientes, 8 habían sido
consumidores dependientes a la cocaína, 5 al alcohol, 4 a la pasta básica de
cocaína (PBC), 4 a la marihuana y 2 a la heroína, aunque la mayoría
presentaba poli-consumo de drogas.

1. Satisfacción

Se preguntó a los pacientes si sentían que la práctica de yoga les había traído
algún beneficio a través de la siguiente escala de Likert: ningún beneficio –
poco beneficio – regular beneficio – bastante beneficio – mucho beneficio. 18
pacientes contestaron que habían tenido bastante o mucho beneficio (9 y 9), 5
contestaron “regular beneficio” y ninguno reportó poco o ningún beneficio.

2. Descripción de los Beneficios

En dos preguntas abiertas, se interrogó sobre los beneficios que los pacientes
sentían que habían recibido de la práctica regular de yoga a nivel físico y a
nivel psicológico:

a. Beneficios Físicos: Los principales beneficios físicos de la práctica de yoga


que reportaron los pacientes se muestran en la tabla 3.

Tabla 3. Beneficios físicos de la práctica de Yoga

Beneficios Físicos de la Práctica Frecuencia


Aumento de la flexibilidad 13 pacientes
Alineación de la postura, “andar más derecho” 11 pacientes
Conciencia Corporal “estar más en el cuerpo” 10 pacientes
Aumento de la capacidad de relajarse 8 pacientes
Aceptación del propio cuerpo con sus limitaciones 8 pacientes
Mejora en la capacidad respiratoria 6 pacientes
Alivio de dolores crónicos 5 pacientes

b. Beneficios Psicológicos: Los principales beneficios psicológicos de la


práctica de yoga que reportaron los pacientes se muestran en la tabla 4.

Tabla 4. Beneficios psicológicos de la práctica de Yoga

Beneficios Psicológicos de la Práctica Frecuencia


Aumento de la confianza en sí mismo, Auto-aceptación 8 pacientes
Bajar la energía mental, despejar la mente, 7 pacientes
lograr calma mental
Sentirse más centrados, más equilibrados 6 pacientes
psicológicamente
Canalizar energía negativa, botar malos pensamientos 6 pacientes
Aumento de fuerza de voluntad, determinación 5 pacientes

Otros beneficios psicológicos señalados como importantes por los pacientes


fueron: aumento de la capacidad de concentración, cultivo de la paciencia,
conexión con la espiritualidad, actitud positiva hacia la vida, aumento de la
tolerancia a situaciones difíciles.

3. La práctica de Yoga en el proceso de rehabilitación de adicciones

Se les pidió a los pacientes que comentaran libremente sobre la relación que
había entre su proceso de rehabilitación y la práctica de Yoga. Aquí reproduzco
parte de sus respuestas.
- Perseverancia, Constancia, Paciencia.

[el yoga] me está ayudando a encontrarme conmigo mismo, a finiquitar


todo lo que empiezo y a no estar dejando todas las cosas para mañana.
También que las cosas se consiguen poco a poco, es un proceso lento
pero seguro (Willie2, 19 años).

Me ayudó, ya que me dio más calma, más paciencia, poder entrar en mis
adentros y sobre todo con la meditación (Rafael, 40 años).

El taller me ha enseñado que sin esfuerzo no hay recompensa. Antes de


la clase tengo miedo a ese esfuerzo, pero al finalizar, ese esfuerzo se
convierte en una gratificación muy grande (Víctor, 32 años).

El hecho de perseverar frente a la dificultad de llegar a ejecutar los


ejercicios de yoga te dan un hábito mental de esfuerzo pero con avances
paulatinos al progreso, que luego se convierte en una actitud de vida
(Julio, 52 años).

- Autoestima, Autoconfianza.

[el yoga] Me ha ayudado a vencer mis propio miedos y mis limitaciones,


que no soy un perdedor como pensaba antes, sino que tengo todo para
triunfar (Willie, 19 años).

He tenido vergüenza de mi cuerpo, por eso la cocaína ha sido una muleta


para vivir. Con el yoga he empezado a trabajar sobre mi cuerpo, a tomarlo
en consideración. Mi cuerpo ha cambiado y mi mente también (Jean, 39
años).

El yoga también me enseñó a quererme a mí mismo, o sea valorar y amar


mi cuerpo y no maltratarlo en el futuro, a tratarlo con cariño (Oscar, 40
años).

Acepto poco a poco mi cuerpo con sus fuerzas y sus debilidades


(Frederic, 39 años).

- Cambio estilo de Vida.

[El yoga] nos apoya a los pacientes a estructurar y balancear los días, el
cuerpo, la manera de pensar y, como consecuencia, nuestra manera de
ser. La importancia de incorporar actividades sanas en mi estilo de vida
ayuda a encontrar ese balance que como seres humanos requerimos
para la sanidad (John, 40 años).

El yoga abre mi cuerpo a la espiritualidad y me permite integrarla en mi


vida de todos los días (Frederic, 39 años).

- Bienestar general.

2
Los nombres de los pacientes son ficticios.
El yoga me ha ayudado mucho, me ha sanado el dolor de cabeza y a
veces los dolores del cuerpo, a veces de la gripe, son cosas que uno se
da cuenta poco a poco (Juan Carlos, 40 años).

Como soy más flexible y el yoga facilita el movimiento de la energía me


siento mejor en mi cuerpo (Jeremy, 19 años).

- Equilibrio emocional.

Siempre fui una persona muy impulsiva, pero poco a poco fui calmándome,
tranquilizándome, intentar corregirme mis muchos defectos y evolucionar
como persona. Ahora soy mucho más calmado, más paciente y sobre todo
menos colérico (Rafael, 40 años).

Al mejorar tu postura física y darte mayor flexibilidad y confianza en tu


capacidad y resistencia corporal, da un bienestar que hace que puedas
afrontar con más seguridad los problemas y depresiones y por tanto la
posibilidad de recurrir a drogas (Julio, 52 años).

- Espiritualidad.

El yoga me ayuda a acercarme a un Dios, yo lo siento en mi columna


vertebral. El mensaje del yoga es un mensaje de paz, de aceptación y de
perdón (Simón, 20 años).

El yoga me ayuda a estructurarme: estructurar el cuerpo, el mental y el


espíritu, pero también de adquirir una estructura espiritual que pase por el
cuerpo (Frederic, 39 años).

VII. Conclusiones

La adicción es un problema multi-dimensional y como tal debe ser abordado a


través de un marco teórico y práctico que involucre varios niveles: cuerpo,
mente, emociones, y espíritu. El tratamiento es a menudo un desafío a largo
plazo y usualmente requiere de más de un método terapéutico para lograr
buenos resultados.

De acuerdo a las experiencias llevadas a cabo en diversos países y a nuestra


propia experiencia en el Centro Takiwasi, el yoga es una herramienta útil para
el tratamiento de adicciones ya que involucra a la persona en sus distintos
niveles, tal como lo describen los propios pacientes. La práctica regular de
Yoga disminuye los automatismos, la conducta impulsiva y la tendencia a ir a
los extremos del paciente con problemas de adicción, incorporando
gradualmente conciencia y mesura en sus actos y aumentando la capacidad
del paciente de estar presente, aceptarse a sí mismo y tolerar la frustración.

Para ser realmente efectiva, la práctica de yoga debe realizarse con


regularidad y por un período de tiempo significativo, ya que sus efectos más
profundos, tales como la revalorización de sí mismo, la reconciliación con el
propio cuerpo, encontrar paz interior, y la apertura hacia una espiritualidad
encarnada, no son objetivos a corto plazo.
En este sentido, es importante no aferrarse a metas distantes, y en cambio
acompañar a los pacientes en pequeñas mejoras en lo cotidiano. Cada evento
o actividad en el tratamiento da la oportunidad de practicar el Yoga, en el
sentido amplio de re-conectarse consigo mismo en el momento presente. En
cada momento respiramos, estamos en una postura física y en una disposición
mental, y tenemos la posibilidad de hacerlo con conciencia o seguir dormidos.
Nuestra experiencia nos muestra que a medida que el paciente incluye
conciencia en sus actos, la posibilidad de volver a usar drogas disminuye.

VIII. Referencias

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Apéndice 1. Yoga Asanas.


Vrksasana Virasana Virabhadrasana Uttanasana Ustrasana

Urdhva Mukkha Svanasana Upavista Konasana Trikonasana

Tadasana Supta Baddhakonasana Sukasana Sirsasana

Sarvangasana
Purvotanasana Pschimottanasana Parsvakonasana

Prasarita Padotanasana

Marichiasana Janu Sirsasana Halasana

Bharadvajasana

Dandasana Adhomukha Svanasana Savasana

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