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Retrato Del Fascismo Rural en Sevilla

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ÍNDICE

PÁGINA DE CRÉDITOS
Alfonso Lazo

RETRATO DE FASCISMO RURAL


EN SEVILLA

SEVILLA 2017

A15127
Serie: Historia y Geografía

Comité editorial:
José Beltrán Fortes
(Director de la Editorial Universidad de Sevilla)
Araceli López Serena
(Subdirectora)
Concepción Barrero Rodríguez
Rafael Fernández Chacón
María Gracia García Martín
6 Ana Ilundáin Larrañeta
Emilio José Luque Azcona
María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
Manuel Padilla Cruz
Marta Palenque Sánchez
José Leonardo Ruiz Sánchez
Antonio Tejedor Cabrera

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este


libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento
electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o
cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación,
sin permiso escrito de la Editorial Universidad de Sevilla.

Edición digital de la primera edición impresa en 1998

© EDITORIAL UNIVERSIDAD DE SEVILLA 2017


C/. Porvenir, 27 - 41013 Sevilla.
Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443
Correo electrónico: eus4@us.es
Web: <http://www.editorial.us.es>
© ALFONSO LAZO 2017
ISBNe: 978-84-472-2055-7
DOI: http://dx.doi.org/10.12795/9788447220557
Digitalización y realización interactiva:
Fernando Fernández. ed-Libros

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7



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INTRODUCCIÓN
9

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11

El 15 de agosto de 1936, festividad de la Virgen de los Reyes


patrona de la ciudad, la entera Sevilla de derechas se echó a la calle.
Una multitud asiste a la procesión de la venerada imagen; delira de
entusiasmo cuando en el balcón central del Ayuntamiento se susti-
tuye la bandera republicana por la antigua roja y gualda; y por la
tarde aplaude a rabiar en la plaza de la Maestranza la actuación del
torero falangista y terrateniente Pepe el Algabeño, que rejonea al
estilo clásico andaluz. De esta manera, la mitad de la ciudad cele-
braba, un mes después del alzamiento militar, la "liberación " del
"dominio rojo" de la práctica totalidad de la provincia.
A partir del éxito de Queipo de Llano en las calles de Sevilla, se
había iniciado la ocupación de los pueblos. Columnas armadas sa-
lían desde la capital de la provincia cada mañana para regresar por
la noche en camiones cargados de prisioneros atados con cuerdas.
En todas partes venía a seguirse una misma mecánica: la columna
ocupaba la localidad con más o menos resistencia de los vecinos;
destituía a los miembros del Ayuntamiento sustituyéndolos por una
Comisión Gestora; pasaba a detenerse a los destituídos de la disuel-
ta corporación, a la directiva del Centro Obrero o de la Casa del
Pueblo y a las personas "más significativas en la izquierda"; se
prohibían "las huelgas bajo pena de muerte"; se ordenaba la clau-
sura de la sede de los partidos del Frente Popular, y comenzaban

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los "registros y cacheos" en las calles y el envío a Sevilla , C01110
detenidos, de todas "las personas que coaccionen'".
Las columnas que durante los primeros días estaban ocupando
los pueblos de Sevilla contaban con escasos integrantes del ejército
regular. En su mayoría la formaban voluntarios, y con frecuencia
eran mandadas por ricos terratenientes cuyas primeras operaciones
militares iban dirigidas a recuperar sus cortijos y haciendas, ocupa-
das después del triunfo del Frente Popular; así actúan, por ejemplo,
los varones de la familia sevillana de los Camino, participando en la
reconquista de su finca de Burguillos, La jarilla-. El inspirador de
una de estas columnas voluntarias, la que llevó a cabo una buena
12
parte de la conquista de los pueblos del Aljarafe sevillano, es uno
de esos jóvenes acaudalados, de aristocrática familia, con solar y
propiedades en la comarca. Se trata de Rafael Medina, heredero del
Duque de Medinaceli; sus peripecias guerreras y su estilo pueden
servirnos como primera vía de aproximación a lo que fue el comien-
zo del nuevo orden en las tierras aljarafeñas.
Rafael Medina es el arquetipo 'de joven falangista sevillano.
Aunque su familia se inclinaba 111ás bien hacia el Tradicionalismo,
él está ya cerca de Falange antes de julio de 1936. Terrateniente,
ganadero, con empresas industriales en la localidad de Pilas, caza-
dor, asiduo contertulio del bar The Sport, donde concurría la dere-

1 Un ejemplo clásico en Archivo Municipal de Benacazón. Legajo 40.


Instrucciones del teniente de la Guardia Civil Ramón Jitnénez, 25-julio-1936. 'En los
sucesivo:

Archivo Municipal de Benacaz ón - B.


Camas - C.
Aznalcazar - A.
Salteras - S.
Valencina - V.
Legajo - L.
Libro - 1.

Para los pritneros momentos de la insurrección militar en Sevilla resultan de


extraordinaria utilidad BRAOJOS GARRIDO, A.; ALVAREZ REY, L. Y ESPINOSA MAESTRE, F.:
Sevilla 36 Suhlevación fascista y represión, Sevilla 1990. Tambi én BRAO./OS GARRIDO,
A.; PARIAS, M.C. y ALVAREZ REY, L.: Historia de Sevilla. El siglo XX (1900-1950), Sevilla
1990, 2 vals. Así mismo, puede consultarse Gibson, 1: Queipo de Llano: Sevilla vera-
no de 1936; Barcelona 1986.
2 RAFAEL MEDINA. Tiempo pasado; Sevilla 1971.

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cha sevillana y recalaba en sus visitas a la ciudad José Antonio
Primo de Rivera, Medina lleva la vida clásica de un joven acomo-
dado sevillano: noctámbulo, alegre, practicante de los Ejercicios
Espirituales de S. Ignacio y con un .fuerte sentido del honor y de la
valentía personal>,
El 19 de julio se encontraba en Pilas. Al tener noticias del levan-
tamiento de Queipo, con un grupo de amigos y a grandes voces, se
echa a la calle del pueblo y alcanza el cuartel de la Guardia Civil
donde insta al sargento para que ocupe el Ayuntamiento. En esta su
primera acción tuvo escaso éxito: a pesar de las amenazas, no fue
obedecido por los guardias civiles y se vio obligado a trasladarse
13
rápidamente a Sevilla.
A partir del 22 de julio ya lo tenemos como subjefe de la colum-
na de voluntarios que mandada por Ramón de Carranza -a quien
Queipo había nombrado alcalde de Sevilla, y que alternaba su tra-
bajode munícipe con las acciones de guerra- se había encargado de
.Ia conquista de una parte del Aljarafe. Así, el futuro Duque de
Medinaceli participa en la toma de Bormujos, Bollullos, Carrión de
los Céspedes -donde se encuentra con una derecha dividida a muer-
te por la rivalidad entre dos Vírgenes locales- Sanlucar la Mayor,
Castilleja de la Cuesta; libera sus propiedades de Pilas, donde le reci-
be alborozada una manifestación de doscientas personase; y tiene un
encuentro en Aznalcazar que merece ser relatado como muestra de
estilo en los primeros días de la insurrección militar.
Después de "liberar" Castilleja de Talhara, finca de su amigo el
marqués de las Torres de la Presas, Rafael Medina entra al frente de
sus hombres armados en el Ayuntamiento de Aznalcazar. Allí, sen-
tado en el sillón de regidor, le espera el alcalde socialista. El propio
Medina lo recuerda años después: "Con un genuino porte de ven-
cido nos hizo entrega del sillón y vara, como atributos de mando, y
se apartó, diciendo: "Ustedes habéis ganado y yo les entrego mi
pueblo". Su gesto fue tan altanero y elegante que resultó digno del
mayor respeto, y quizás comparable en "do menor" a la rendición
de Breda'" No es sólo el valor demostrado: el encuentro revestía

3 Ibid ; pág. 34-35.


4 Ibid; págs. 46, 47 Y 65.
Ibid; pág. 46.
6 Ibid; pág. 47.

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bastante dramatismo, pues el alcalde no le resultaba en absoluto
desconocido al joven conquistador. Manuel Cuesta Delgado, regidor
socialista de Aznalcazar, era el capataz y guarda de la Dehesa de
Banco, atravesada frecuentemente por Rafael Medina en sus corre-
rías cinegéticas o camino de los rebaños de vacas que poseía en
Pilas; en la casa del guarda el duque de Medinaceli era atendido
siempre "con amabilidad y amistad'". Al verlo en su sillón de alcal-
de derrotado, Rafael Medina pensó: "Un buen hombre; pero, ahora,
desgraciadamente, uno más, de los envenenados por el socialis-
rno'". El ocupante de Aznalcazar no lo supo hasta bastante después,
pero ni la amistad, ni la bondad, ni la dignidad salvaron al alcalde
14 de morir fusilado por los vencedores.
Mientras que tenían lugar estos acontecimientos otra columna, la
del comandante Castejón, compuesta de legionarios y falangistas,
terminaba con la resistencia roja en el resto de los pueblos de la
comarca. Así comenzaron, en las tierras del Aljarafe sevillano, los
años del fascismo.
Para nuestro estudio sobre el fascismo rural hemos escogido
cinco pueblos del Aljarafe: Camas, Valencina, Salteras, Aznalcazar y
Benacazón. La razón es doble: por un lado se trata de localidades
arquetipicamente aljarafeñas y que, por tanto, pueden muy bien
servir corno muestra de lo que fueron los años falangistas en los
pueblos de toda la comarca. Por otro lado 'son las únicas villas de
la zona donde en sus archivos municipales se han conservado algu-
na documentación sólida sobre la organización y actividades de la
Falange local. Cuando en 1977 en España se restablecía la demo-
cracia y, sobre todo, cuando en 1979, vísperas de las primeras elec-
ciones municipales, iban a cesar los ayuntamientos franquistas, sus
archivos fueron expurgados minuciosamente. De todos ellos desa-
parecieron casi por completo los papeles que hacían referencia a
FET de las ]ONS, perdiéndose así una inmensa riqueza documental
que hace ya muy difícil rehacer la , historia del fascismo rural en
Sevilla. Sin embargo, como ,acabamos de decir, en algunos pueblos
se ha conservado lo suficiente como para poder esbozar con cierto
detalle un retrato de lo que fue ese fascismo campesino, Y esta es

7 Carta particular de Rafael Medina , Duque de Medinaceli, a José Cuesta en


Azna1cazar, lO-lnayo-1985.
H RAFAEL MEDI NA; op cit; pág. 47.

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la intención del presente libro. Frente a la historia de la Falange
española que ya empieza a tener algunos estudios de gran interés";
frente a la inmensa bibliografía que existe sobre los fascismos euro-
peos, -família a la que sin duda, durante los años de posguerra, per-
teneció FET- nosotros van10S a limitamos aquí a la microhistoria, a
la historia cotidiana y menuda de ese fascismo en un ámbito rural
y pueblerino bien preciso: los cinco pueblos del Aljarafe antes cita-
dos.
Se trata de una C0111arca hermosa, rica y densa en poblamiento.
Situada al Oeste de Sevilla, para la época que nos ocupa es ante
15 todo una tierra de latifundios de secano: grandes haciendas de oli-
var con almazaras y caseríos, construcciones muchas de ellas con-
servadas intactas desde el siglo XVIII; cortijos cerealistas, y profun-
das dehesas de alcornoques, encinas y monte bajo donde pastan

1.) La historiografía sobre Falange no ha alcanzado ni remotamente, el volumen


que tiene hoy la de otros países sobre sus respectivos fascismos: y si se trata de
investigaciones locales el número de lo publicado es bien escaso. Sin embargo, ya
empiezan a surgir trabajos muy interesantes. Así, NÚÑEZ SEDCAS, JM.: El fascismo en
Galicia. El caso de Ourense (1931-1936) en Historia V Fuente Oral; Nº 10; 1993.
También , SUÁREZ CORTINA, M.: Elfascismo en Asturias (/931-1937); Gijón 1981. y las
investigaciones más recientes de THOMAS, .TM.: Falange) guerra civil ifranqui..smo. FET
de las JONS de Barcelona en els primers anys del régim franquista; Barcelona 1992.
y Las Falanges de Barcelona entre 1934 y 1940 en Historia y Fuente Oral; Nº 7, 1992.
Los estudios específicos sobre la Falange andaluza son aún más parcos. Pueden ser
útiles , LEANDRO ÁLVAREZ REY: Falange en Sevilla (1933-1936) en OCTAVIO RUIZ MAN.TÓN:
Los nuevos historiadores ante la guerra civil española; Granada, Diputación, 1990,
T01110 2º; págs. 188-208. También EIROA SAN FRANCISCO, MATILDE: Falange. Su implan-
tación en Málaga del primerfranquismo en "Hesp é rides", 1991, págs. 407-414.
Las obras de conjunto sobre FE tampoco son numerosas. Las más útiles, a nues-
tro entender TUÑÓN DE LARA (Coordinador): El primer Franquismo; Siglo XXI, 1989.
SHEELAG ELLWOOD: Prieta las filas; Crítica 1984. CHUECA, RICARDO: Elfascismo en los
comienzos del régimen de Franco; CIS 1983. SAIZ MARÍN, ]. : El Frente de juventudes.
Política dejuoentud en la España de la posguerra (1937-1960). Y las obras ya clási-
cas de STANLEY PAYNE: Falange: Historia del fascismo español; Ruedo Ibérico 1965.
Giuson, 1.: En busca dejos é Antonio; Planeta 1980. SOUTHWORTH, HR.: Antifalange.
Estudio crítico de "La Falange en la Guerra de España " de M. Garcia Venero; Ruedo
ibérico 1967. Más recientes, JosÉ LUIS RODRÍGUEZ JIMÉNEZ: La extrema derecha españo-
la en el siglo XX; Alianza Universidad, Madrid 1997. S. G. PAYNE: Franco y fosé
Antonio; Planeta, Barcelona 1997. JAVIER TUSELL, J ULIO GIL PECI-IARROMÁN, FELICIANO
MONTERO: Estudio sobre la derecha española contemporánea; UNED, Madrid 1993.
MIGUEL RUIZ CARNICER: El Sindicato Español Universitario (SEU)) 1939-1965; Siglo
veintiuno, Madrid 1997. JULIO GIL PECHARROMÁN: José Antonio Pri/110 de Rivera)' Ternas
de hoy, Madrid 1996.

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rebaños de vacas, ovejas, cabras y cerdos, pero cuya riqueza prin-
cipal reside en el corcho: una producción que cada nueve años,
prácticamente sin inversiones, genera enormes beneficios a sus pro-
pietarios. Es pues una tierra de mano de obra jornalera; con un nivel
de vida bajísimo, este proletariado rural verá, aún, como empeora
drásticamente su situación a partir de la Guerra Civil. Y sin embar-
go, los pueblos del Aljarafe presentan un aspecto mucho menos
miserable que otros de la provincia. La razón hay que buscarla en
la existencia, junto a jornaleros y latifundios, de una numerosa clase
de pequeños propietarios agrícolas -los pelantrines- que cultivan,
sobre todo, parcelas de viñas y olivar, a veces tan pequeñas que
16 alternan el trabajo en su propiedad con el corretaje y el comercio
de ganado. Pero incluso los jornaleros más pobres pueden hacer
frente a los extremos del hambre, en los meses de paro absoluto,
gracias a los mínimos huertos, regados con agua de pozo a fuerza
de cubos, y a la docena de cabras que se alimentan en las veredas
públicas y en los arcenes de las carreteras. En este marco se encuen-
tran, pues, los cinco pueblos que van a servirnos de base para un
retrato del fascismo rural durante los años del primer Franquismo.
El más importante de ellos, Camas. Según el primer censo de la
posguerra cuenta con cinco mil habitantes. Muy próximo a Sevilla,
unido a la ciudad por una línea de tranvías, es casi una barriada de
la capital, pero, aunque con algunas industrias, el pueblo sigue sien-
do fundamentalmente agrícola.
El más pequeño es Aznalcazar: dos mil habitantes; casi una
aldea, aunque con un enorme término municipal que se adentra en
las marismas del Guadalquivir. Gracias a sus pastos comunales el
nivel de vida de los vecinos resulta bastante alto en relación a otras
poblaciones del Aljarafe.
Muy cerca está Benacazón: tres mil habitantes y una producción
de cereales, vinos, aceite, garbanzos y ganado.
Valencina, con 2.086 vecinos y una agricultura similar tiene tam-
bién fábrica de aguardientes y un servicio de autobuses que la une
con Sevilla y otros pueblos próximos. Durante la república junto
con el sindicato socialista de la UGT -que se encuentra implantado
en todos los pueblos de la zona- tiene también un Sindicato
Agrícola Católico.
En cuanto a Salteras es sin duda, a pesar de su pequeñez -2.026
habitantes- el más desarrollado de todos: un servicio eléctrico más

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extendido que en las otras localidades, donde prácticamente no
existe la luz eléctrica en las viviendas; un colegio privado junto a la
escuela pública y varias sociedades culturales y recreativas.
Este es por tanto, el marco de nuestro estudio; que concebimos
corno un retrato de la gente común bajo el dominio del fascismo.
Por eso, no vamos a interesarnos aquí por la suerte de los militan-
tes de izquierda que fueron fusilados o enviados a campos de con-
centración. No va a ser de la gran matanza de lo que hablaremos;
queremos fijarnos tan sólo en los supervivientes de la guerra civil
que no fueron afectados por la gran represión, pero que tuvieron
que vivir durante años bajo una extrema dictadura que reprimía su
17
libertad, su trabajo, y también su vida privada. Una dictadura -lo
que suele llamarse el "primer franquismo"- que se definía a sí
misma corno fascista, y se presentaba en comunión con el régimen
musoliniano y el nazismo alemán. Un régimen político que oficial-
mente se sustenta sobre un partido único, FET de las ]ONS, que es
un partido fascista y tiene conciencia y orgullo de serlo. Pues bien:
pretendemos conocer cómo funcionaba ese partido fascista en los
pueblos; quiénes eran los militantes que nutrían sus filas; qué vida
política desarrollaban; qué relación mantenían, o qué represión ejer-
cían sobre los vecinos del pueblo; cuál era el estilo de la Falange
pueblerina y, en fin, si sus afiliados eran conscientes de pertenecer
a un movimiento fascista, o más bien se sentían hombres "de dere-
chas de toda la vida". Los jerarcas falangistas de España utilizaban
un discurso imperial y heroico; la imagen que de sí mismos y del
partido tienen es una imagen gallarda, altanera, belicosa, racial-
mente hispánica; la de un "mitad monje -mitad soldado" que entre
flamear de banderas y desfiles de masas compactas reconstruye la
antigua grandeza española. Pero ¿tiene algo que ver esta imagen
con la Falange real de los pueblos campesinos de Sevilla?
La historia de Falange Española empieza a ser bien conocida
desde arriba: la biografía de sus jerarcas, su estructura, su pensa-
miento. Este libro quiere ser una aportación a esa historia pero
desde abajo, y desde el detalle: desde las actividades de una gente
anónima que aplicaba o sufría el fascismo en un ámbito rural.

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PRIETAS LAS FILAS
19

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21

El día 6 de noviembre de 1936, cincuenta y dos mujeres de


Benacazón se afiliaban de golpe a la Sección Femenina de Falange.
La mayor de ellas tenía 98 años; la menor, 15. Todas "sus labores",
menos una que ejercía la profesión de maestra. Antes de ese 6 de
noviembre no había en el pueblo ni una sola mujer perteneciente a
FE-]ONSl. Resulta significativo como ejemplo: un partido de extre-
ma derecha, prácticamente inexistente en el Aljarafe de Sevilla antes
de 1936, se convertía, de la noche a la mañana, en un partido de
masas, y por lo tanto en un verdadero partido fascista.
Aunque con frecuencia en el lenguaje usual o periodístico y en
el discurso político viene, una y otra vez, a identificarse la extrema
derecha o la dictadura conservadora con el fascismo, nada más ale-
jado de una correcta tipología política. Históricamente, una cosa son
los movimientos y los regímenes fascistas y otra distinta los partidos

1 B. 1: 413.
Ernst Nolte con la sugestiva tesis de "guerra civil europea" en Después del comu-
nismo; Ariel 1995; y en Italia el profesor Renzo de Felice con su monumental bio-
grafía de Mussolini y sus obras polémicas (Gli anni del consenso; Turin, Einaudi 1974.
Intervista sul fascismo; Bari, Laterza 1975 y Rosso e Nero; Milan, Baldini i Castoldí
1995) han insistido sobre el substancial carácter de masas de los fascismos.
Sobre este 111iSll10 asunto puede recomendarse Zeev Sternhell: Ni droite ni gau-
che; París 1983. PJ<:TER REICHEI.: La fascination du Nazisme; París 1993. Varios (SANTOS
JULIA, JUAN PABLO FUSI, JUAN LINZ, DEREK ALDCROFT, RENÉ REMOND...): Europa en Crisis
(1919-1939, Editorial Pablo Iglesias 1991. Y la última obra de STANLEY PAYNE: Historia
del Fascismo; Planeta 1995. .

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y los gobiernos autoritarios de derechas; una cosa es la mentalidad
y la práxis de los fascismos y otra diferente la concepción política
reaccionaria-. En otro capítulo de este libro ya haremos referencia a
esos distintos estilos que distinguen lo fascista y lo simplemente
autoritario; baste ahora con señalar un rasgo diferenciador impor-
tanteo
La mentalidad autoritaria y conservadora siempre -y 111UY espe-
cialmenre en España- desconfió de las masas populares. Su visión
política ideal es la de una sociedad jerarquizada por la sangre y la
herencia, donde la Tradición fija, inamovible, su sitio a cada cual , y
Dios otorga el poder a una minoría aristocrática. Frente a esto los fas-
22 císmos hacen una apelación constante a las muchedumbres. Buscan
tambi én una sociedad jerarquizada, pero donde la élite surge de las
masas y el líder las encarna, de tal forma que el sistema fascista se
ve a sí mismo COIUO una super democracia plebiscitaria>. Por lo
tanto, un movimiento político sólo podrá ser calificado de fascista si
es un partido de masas, o al menos tiene vocación de serlo; El José
Antonio Primo de Rivera del discurso fundacional de La Comedia,

Los más recientes estudios de Payne y Nolte son esclarecedores sobre esta
cuestión. .
Sobre las diferencias de práxis e ideología entre la derecha autoritaria o reaccio-
naria y los fascismos la obra de referencia sigue siendo la de RENf: RÉMoND: Les droi-
tes en France; Paris 1986; quizás tambi én J .F. SIRINELLI Coordinador de Histoire des
droites en France; 3 vol úmenes; Paris 1992. Estas dos obras aunque referidas al paí s
vecino, por sus aportaciones y metodología van mucho más allá.
Otro libro que sigue siendo indispensable -a pesar de su dificultosa lectura-
sobre las relaciones , semejanzas y diferencias entre derechas autoritarias y fascismos
es el de JEAN PIERRE FAYE. Los lenguajes totalitarios; Madrid 1974. Más reciente el de
JEFFREY HERF: El modernismo reaccionario. Tecnología, cultura y política en WeÍlnar
V el 111 Reich; Fondo de Cultura Económica 1990.
. Por lo que se refiere a nuestro país, y siempre en el contexto de distinguir fas-
cismo y "reacción", se pueden citar ELÍAS DÍAZ: Pensamiento español en la era de
Franco (1939-1976); Tecnos 1983. PAUL PRESTON: Las derechas españolas en el siglo
XX: autoritarismo, fascismo y golpismo; Sistema 1984. MARTÍN BLINKHORM: Carlismo y
Contrarevolución en España ( 193 1-1939); Crítica 1979 . JULIO GIL PECHARROMAN:
Conservadores subversivos. La derecha autoritaria alfonsina ,(193 1-193 6) ; Euderna
1994. Y, RAUL MORaDO: Acción Española: orígenes ideológicos del fra nquism o; jucar
1980. Por contra, la obra de RODRÍGUEZ PUERTOLAS CLiteraturafascista española, Acal
1986) es un buen ejemplo de confusión entre fascismo y derecha reaccionaria.
3 Ernst Jünger, reaccionario pero no ' fascista , define justamente al nazismo
corno una "dem ocracia plebiscitaria". Muchos teóricos fascistas se sienten hegelianos
y presentan al fascismo corno una fase superior de la democracia: corno una super-
democracia.

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donde habla de "Minoría inasequible al desaliento", no es todavía
-precisamente por dirigirse a una minoría- un líder fascista; sólo lo
será cuando, sobre todo por influencia de Ledesma Ramos, acepte la
vocación de masas del partido fundado por él.
A partir, más o menos , de 1935 Falange Española es ya clara-
mente fascista; y lo es , precisamente, porque, ahora, aspira a una
'movilizaci ón de las multitudes, Aspira , aunque no lo consigue: polí-
ticamente sigue siendo casi un grupúsculo. Es, desde luego, un par-
tido de jóvenes -el setenta por ciento de su militancia tiene menos
de 21 años- y ello también es característico de los fascismos frente
a la derecha tradicional; pero C01110 fuerza electoral es casi menos
23 que nada. A comienzos del 36 no tiene en todo el país más de 6000
militantes; y las elecciones de febrero de ese mismo año sólo le dan
cuarenta mil votos en toda España. Sin embargo, con el triunfo del
Fre.nte Popular las cosas comenzaron a cambiar: una riada de jóve-
nes, lenta al principio, más rápida cada vez, empezó a afiliarse a
Falange. Y cuando se produce la insurrección rnilitardel IS de julio,
sólo en cuestión de días , FE culmina su vocación fascista de masas
y pasa a ser la organización política más numerosa en la llamada
España Nacional". Pues bien, el Aljarafe sevillano no quedó al mar-
gen de este proceso, y las mujeres de Benacazón afiliandose en
masa un mismo día constituyen sólo un ejemplo de lo que estaba
ocurriendo en toda la comarca. .
En vísperas de las elecciones de febrero de 1936 ,e l Aljarafe no
es , desde luego, una excepción con respecto al resto de España. La
comarca está politizada a tope. El PSOE Y la UGT enseñorean la
mayoría de los pueblos de la zona, seguidos, a bastante distancia,
por el partido comunista. Enfrente, una derecha cada vez más extre-
ma, pero también cada vez más organizada y cada vez más militan-
te. Esta es la que nos interesa.
En los cinco pueblos que son el objeto de nuestro estudio,
Renovación Española y el Requeté están bien presentes; en cambio,
ni. rastro de la Falange. El partido de los monárquicos autoritarios
alfonsinos, hacia el mes de octubre de 1935, ya estaba organizando
sus comités locales por toda la comarca, de tal manera que en el día
de Año Nuevo de 1936 esos comités se reunían para preparar las

4 L~s cifras están tatuadas de CHUECA, RI CARDO: El Fascismo en los comienzos


del régimen de Franco; Madrid 1983.

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elecciones generales de febrero. Por su parte la Comunión
Tradicionalista venía, en Sevilla, de mucho más antiguo, y su mili-
tancia era con diferencia la más numerosa de la variopinta extrema
derecha sevillana. En los pueblos aljarafeños Requetés y Margaritas
mantenían una estructura considerable, pero de la Falange no exis-
tía ni organización, ni estructura, sólo unos cuantos militantes des-
perdigados por la zona. De nuestra indagación en los archivos
hemos podido extraer un porcentaje referente a Requetés y fascis-
tas de Primo de Rivera que visualiza la distinta presencia de unos y
otros: considerando los dos movimientos conjuntamente, el prime-
ro representa el 82 por ciento; los falangistas, en consecuencia, el
24 18%. Somos conscientes que, dado el saqueo sufrido por los archi-
vos municipales, las cifras que, referentes a 1935, hemos manejado
en relación con la militancia rural de las dos organizaciones son exi-
guas y hay que tomarlas con cautela, pero, sin duda, reflejan una
situación real: antes de 1936 en el Aljarafe sevillano la extrema dere-
cha tradicionalista es, con mucho, más numerosa que la extrema
derecha fascistas. El estallido de julio iba a cambiar radicalmente las
cosas.

En realidad, Falange Española comenzó a crecer desde antes de


la sublevación militar. El triunfo del Frente Popular, en febrero de
1936, fue como el pistoletazo de salida que iba a convertir, en sólo
unos meses, al grupúsculo que lideraba José Antonio Pritno de

V. 1: 411-P
S. L: 345
C. L: 998
A. L: 459
De todas formas las cifras totales de militancia de la extrema derecha sevillana
antes de 1936 son exiguas. El Requeté, en su mejor 1110 mento, alcanzó la cifra de
560 aftlíados. vmás 1099 inscritos en la Juventud Tradicionalista y 180 "Margaritas".
En cuanto a FE, a finales de 1935 no llegaba a los 300 militantes y, del centenar de
pueblos de la provincia sólo había conseguido montar agrupaciones en Dos
Hermanas, Villaverde del Río, Alcalá del Río, Badolatosa, Marchena, Casariche y
Ecija. Frente a estas ocho agrupaciones fascistas en los pueblos de Sevilla, había 21
agrupaciones de la Comuni ón Tradicionalista. (Cifras tornadas de ALVAREZ REY,
Leandro: La derecha en la 11 República. Sevilla, 1931-1936; Sevilla 1943; págs. 386,
388y 389. Para los resultados electorales de 1936 en la comarca del Aljarafe, Enrique
Soria Medina: Sevilla. Elecciones 1936 y 1977; Diputación de Sevilla 1978; págs. 72
y siguientes. .

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Rivera en un partido de masas y, por tanto, ya verdaderamente fas-
cista. Lo que ocurrió fue un fenómeno de máxima radicalización en
la vida política española y, especialtnente, en su juventud. Los éxi-
tos y el prestigio internacional de Mussolini, el triunfo del nazismo
en Alemania, y la acelerada crisis política y social de la República
Española estaban provocando que la totalidad de los partidos de
derechas adoptasen un discurso no ya antidemocrático y autoritario,
sino cada vez más fascistizado.
Cuando la izquierda obtiene su triunfo electoral y España pare-
ce que se abre a una experiencia revolucionaria socializante; enton-
25 ces, a una buena parte de la juventud de derechas ya no le basta la
fascistización de sus organizaciones, sino que opta por el fascismo
autentico, al que ve, sobre todo por el uso de la violencia, como el
último valladar ante la revolución. Es decir: opta por la Falange. El
Aljarafe no fue una excepción a este fenómeno.
Ya se ha dicho más arriba cómo en los pequeños pueblos agrí-
colas de la 'comarca, a diferencia de lo que ocurría con Requetés y
otras organizaciones de extrema derecha, la presencia de Falange
era prácticamente nula antes de 1936. En Camas un solo militante;
en Valencina, Benacazón y Salteras ninguno; sólo en Aznalcazar
existía una mínima ]ONS local con ocho afiliadosv, Febrero supuso
el primer salto: en Aznalcazar se pasó de ocho a 37, en Benacazón
a 28 y en Salteras a 147 . De esta forma, y en los pueblos de nues-
tro estudio, en sólo unos pocos días, se ha pasado de nueve falan-
gistas a 79, como muy pocos; lo cual no es número pequeño si se
tiene en cuenta que se trata de gente de una acentuada belicosidad
y militancia. Dicho de otra manera: no se han afiliado a FE en un
momento de bonanza y crecimiento, sino justamente al reves: cuan-
do la Falange ha desaparecido prácticamente como partido político
a resultas de su estrepitosa derrota electoral", cuando muchos de
sus líderes están en la cárcel y cuando parece que la revolución
socialista es inminente. Pero precisamente todo esto es lo que ha
convertido en .falangistas a los elementos derechistas más radicales

A. L: 459. C. L: 998. V. L: 477-B. B. 1: 412. S. L.: 344.


De Camas y Valencina no ha y datos.
H En las elecciones del 16 de febrero de 1936 Falange Española obtuvo el
magro resultado de 1799 votos en Sevilla. MACARRO, José Manuel. La utopía revolu-
cionaria. Sevilla, 1985. Pág 455.

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y violentos de cada pueblo, y ha hecho que en cada uno de esos
pueblos, ahora sí, exista una organización estructurada de FE-JüNS.
El levantamiento de Queipo de Llano en Sevilla fue el dispara-
dero para el partido fascista , que en el Aljarafe apenas acababa de
nacer. En Aznalcazar, en los primeros días que siguen al 18 de julio,
los falangistas pasan a ser 63; y dos dirigentes de la localidad, los
hermanos Perea, -Agustín jefe de Milicia local y José , nombrado
tesorero del partido-imprimían un enorme dinamismo a la organi-
zación local. En Camas, de un solo militante de FE, antes de febre-
ro de 1936, se pasa a 146 pocos días después de la ocupación del
26 pueblo por los sublevados. En Valencina ya hay 61 afiliados a fina-
les de 1936. Benacazón crece rápidamente y de los 28 falangistas de
febrero se salta, una vez detenido -y más tarde fusilado- su alcal-
de, a 295 a principios de agosto. Y, en fin, en la diminuta localidad
de Salteras cuando termina el año, 59 son los militantes del nuevo
partido fascísta". Resumiendo pues: en siete meses la Falange alja-
rafeña, en los cinco pueblos de nuestro estudio, ha pasado de la
práctica inexistencia a un total de 624 militantes; lo cual , si se tiene
en cuenta la población adulta, representa un elevadísino porcenta-
je de esa población: Pero. todavía el fascismo rural había de crecer
más.

El 19 de abril de 1937 el Caudillo decretaba la unificación, en un


sólo partido, de todas las milicias de la Zona Nacional, y de FE-
JONS con la Comunión Tradicionalista. A partir de ese momento se
declaran militantes del nuevo partido . único a los que eran de
Falange o Tradicionalistas en el momento de la fusión. Estamos en
realidad ante el acta de fundación del nuevo régimen totalitario

A. L: 459. C. 1: 998. V. 1: 447-B. B. 1: 412. S. 1: 344. Ya es un lugar com ún la


tesis de que a partir del triunfo del Frente Popular, Falange empez ó a engrosar
desmesuradamente sus filas con militantes que procedían de las JAP y de Renovación
Española. En reciente libro de JULIO GIL PECHARROMÁN (José Antonio Primo de Rivera.
Retrato de un visionario; Madrid 1996; pág. 460) se habla de 70.000 adhesiones nue-
vas que no pueden ser confirmadas por falta de archivos. En los archivos aljarafeños
que hemos consultado, y en alguna cata realizada en la comarca de la Sierra Norte ,
la afluencia de nuevos militantes es evidente pero no proceden mayoritariamente de
las JAP, CEDA, u otros partidos de derechas: La mayoría de los que se afilian no han
tenido ninguna militancia anterior.

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español. Un régimen que se proclama fascista y hermanado con el
nacionalsocialismo alemán y el fascismo italiano. Lo cual, a su vez ,
significa que más que unificación estamos ante una absorción. El
partido único llevaría en su kilométrico nombre también el de
"Tradicionalista"; la boina del uniforme sería roja corno la del
Requeté y una de sus banderas ostentaría las aspas carlistas. Pero
ahí terminaba prácticamente todo: el discurso, el ritual, la ideología,
los modelos, todo ello sería el de la Falange. Por eso la Unificación
no se hizo sin traumas: el sucesor de José Antonio, Hedilla, termi-
nó condenado a muerte -luego conmutada la pena por la de pri-
sión y destierro- y , si exceptuamos a una .buena parte de los jerar-
27 cas de la Comunión Tradicionalista que aceptaron los hechos con-
sumados, la mayor parte de los militantes del Carlismo no se inte-
gró de ningún modo en FET, sino que, políticarnente, se marcharon
a sus casas. Falange, aunque ahora con unaT en sus siglas, con un
Jefe Nacional que no era falangista, y con una mayoría de sus man-
dos acomodada al Franquisrno, siguió siendo Falange. Tanto, que
sus militantes de base idearon una cancioncilla donde se expresa-
ban los sentimientos reales del partido único:

"Viva viva la revolución


Viva viva Falange de las ]ONS
Muera muera el carca Requeté
Viva viva Falange sin la T
Que no queremos reyes idiotas que no sepan gobernar
Lo que queremos e implantaremos el Estado Sindical"

La Sevilla carlista no escapó a este nuevo estado de ánimo. La


casi totalidad de los dirigentes tradicionalistas de la provincia no se
integraron de buena gana en el partido único; pues ¿quién estaba
dispuesto a soportar canciones semejantes y un modelo .como el
nazi que; de momento, el Papa condenaba desde Roma? Sin embar-
go, sobre este asunto nos faltan datos en los pueblos sevillanos. En
los archivos del Aljarafe no queda ninguna referencia a posibles
conflictos en torno a la aplicación del Decreto unificador, y sólo
algunos indicios en otros pueblos de la provincia. Por ejemplo:
sabemos que en la localidad de Lora, del total de las Damas
Tradicionalistas y Margaritas, sólo aceptaron la Unificación alrede-
dor del 35 por ciento, mientras el resto se negaba a militar .en la
nueva organización. En esa localidad, una vez dentro de la Sección

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Femenina de FET-JONS, las antiguas carlistas representaron alrede-
dor de un 15 por ciento!", Pero además el porcentaje que se inte-
gró no lo hizo con mucho espíritu de colaboración. Como las cues-
tiones de vestidos suelen interesar a las mujeres, en la villa de Lora
los conflictos empezaron cuando se les dirigió a las Margaritas car-
listas un escrito indicándoles su nuevo uniforme, donde excepto la
boina todo era de Falange. Todavía a mediados de septiembre de
1938, al menos en los pueblos de Carmona y Lora, las antiguas mili-
tantes de la Comunión Tradicionalista, que se habían integrado en
FET, se negaban a acudir a la sede del Partido, celebrando sus reu-
niones en casa de alguna de ellas; tan es así que la Jerarquía tuvo
28 que intervenir haciendo ver a las afiliadas que el local de la Sección
Femenina era la "casa de todas" y pidiendo a Dios que "haga sal-
gamos bien y consigamos algo pues es una lástima, siendo todas tan
buenas, tengamos tantas tonterías"!". En todo caso, a gusto o dis-
gusto, con reticencias o sin ellas, la Unificación supuso para Falange
Española un nuevo incremento de su militancia, aunque, en lo que
a nosotros nos interesa, esta resulte difícil de precisar.
Acabamos de decir un poco más arriba que en los archivos de
los municipios aljarafeños no queda ni rastro en torno a la práxis del
Decreto de Unificación. Más aún, ni siquiera un sólo documento nos
habla de cuantos tradicionalistas pasaron a figurar como afiliados en
los libros de FET. De vez en cuando, en ·la ficha de un militante se
habla de su procedencia del Requeté, pero son tan escasas que
resulta imposible sacar de ellas ninguna conclusión. Sólo, y con
mucho reparo, podemos aventurar la siguiente cuantificación: si
comparamos los afiliados a FE el uno de enero de 1937 -antes, por
lo tanto, del Decreto unificador- con los afiliados a FETel último
mes de ese año, podría suponerse que el incremento viene provo-
cado por la forzada afiliación de los requetés. Así, en Aznalcazar se
habrían incorporado 21 tradicionalistas; en Camas 59; en Benacazón
sólo cuatro; en Salteras 30 y en Valencina 11. Lo que nos da un por-
centaje para comienzos de 1938 de un 20°A> de afiliados procedentes
del Carlismo. Si recordamos el número de Damas Tradicionalis-tas y
Margaritas afiliadas en Lora cuya cifra precisa conocemos -15% en
la nueva organización- el hecho de que en los pueblos del Aljarafe

10 Cifras tatuadas de PONeE, julio: La Sección Femenina en el No/te de la pro-


vincia de Sevilla: El caso de Lora del Río Motril 1988; Pág 512.
11 Ibid.

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ese porcentaje total, hombres y mujeres, sea del 20 ,por ciento resul-
ta muy posiblemente correcto. Pero sólo posiblemente y sin ningu-
na seguridad; pues salvo el caso de Valencina, donde sí nos consta
la afiliación del 11 requetés, resulta imposible discernir si el incre-
mento de la militancia entre mayo del 37 y fines de ese año se debe
sólo a la incorporación de los carlistas, o también a otra afiliación
de distintas procedencias'<. En todo caso, pocos o muchos requetés,
la inmensa mayoría de los militantes de FET no procedía de ahí.
Todavía -más: un porcentaje no baladí de su militancia en el Aljarafe
venía de la izquierda; y una parte mayoritaria de sus bases de una
extracción social que, en principio, tenía poco que ver con la clase
29 entre la que se reclutaba la derecha tradicional.

Cara al sol
Al sol que más calienta
Me puse el gorro antes de ayer
Me hallará la muerte
Si me llega
Sentado en el café
Formaré junto a mis compañeros
Para hacer desfiles postineros
Impasible el ademán
Que a mí no me cazarán
Si te dicen que caí
Seguro es que me escurrí
¡Arriba, escuadras, a correr
Que las bombas empiezan a caerl'>.

Esta es la canción, que en voz baja y a escondidas, con la músi-


ca del Cara al Sol, entonaban durante la guerra civil muchos de los
combatientes de la extrema derecha para referirse a los falangistas
uniformados. Una canción que responde a un extendido sentimien-
to de buena parte de la "España Nacional": 'los falangistas embos-
cados en la retaguardia; la Falange como lugar seguro para no tener

12 A. L: 459. C. L: 998. B. 1: 412. S. L: 344. V. L: 447-B.


13 Citado por VEGAS LATAPIE, Eugenio: Los caminos del desengaño. Me/norias
políticas, 11. Madrid , 1987; pág60.

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que combatir en las trincheras, y colmo de ignominia para la dere-
cha, FET de las JONS inspirando oficialmente al régimen de Franco,
y convertida en partido único con la desaparición de las organiza-
ciones tradicionales. Sin duda, el sentimiento que expresaba la bur-
lesca tonadilla respondía en gran medida a una realidad. En la ciu-
dad de Sevilla, por ejeluplo, ' bastantes jóvenes en edad militar, la
mayoría señoritos acaudalados, se habían afiliado a Falange, consi-
guiendo puestos de más o menos responsabilidad, con la esperan-
za de eludir el frente de guerra. Las concentraciones, los desfiles, las
solemnes misas al aire libre en las grandes plazas, los rituales noc-
turnos de antorchas, eran practicados tan asiduamente en la ciudad
30 por los uniformados de camisa azul, requerían tantos ensayos para
alcanzar la perfección de la estética fascista, que los sevillanos tení-
an derecho a preguntarse qué tiempo les quedaba libre a aquellos
hombres armados para combatir,
Pero en los pueblos de la provincia la cosa no parece que fuese
así. Ni los que se afiliaban a Falange eludían el frente, ni FE sirvió
tan sólo como paraguas protector a unas masas temerosas de ser
confundidas con la izquierda. Podemos tatuar como muestra el pue-
blo de Aznalcazar, donde en su archivo municipal se conserva bas-
tante completa una documentación referente a la Milicia de FE
durante los primeros meses de la guerra.
Antes del 18 de julio de 1936 la Falange, aún bajo la dirección
de José Antonio, se había estructurado en "1ª y '2ª Línea ". Las agru-
paciones de la Primera Línea pretendían ser las características escua-
dras de combate propias de todo partido fascista en su lucha por el
poder. Aquí se incluían los pistoleros y los jóvenes armados de
puños de hierro y cachiporras que se enfrentaban en las calles con
los militantes de la izquierda. La Segunda Línea incluía a los afilia-
dos más pacíficos que se contentaban con el trabajo político.
Cuando estalló la Guerra Civil, en Sevilla, a medida que Queipo de
Llano ocupaba los pueblos y la Falange crecía espectacularmente, la
Primera Línea falangista se convirtió en Milicia armada. Pues bien,
en la localidad de Aznalcazar la mayoría de los militantes de FE se
integraron en la Milicia, y la casi totalidad de esos milicianos parti-
ciparon en hechos de guerra.
Justo dos días después de que Aznalcazar fuese ocupada por la
tropa que comandaba el joven duque de Medinaceli y que a su
caballeroso alcalde socialista se le trasladase detenido a Sevilla para

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ser fusilado, de los 37 afiliados que la Falange tenía en la población,
nueve estaban ya combatiendo en la columna que iba ocupando los
pueblos de la comarca 14. Corno ya sabernos, a una semana del 18
de julio, la ]ONS de Aznalcazar había crecido hasta 63 militantes-ríe
ellos 34 pasaron inmediatamente a combatir en el difuso frente de
los primeros días; bien es verdad que no todos en lo que podría-
1110S llamar las trincheras, pues ocho participaban en labores de
policía -es decir, en la persecución de fugitivos- en los campos del
término, sobre todo en las extensas y selváticas marismas próximas
al Coto de Doñana donde resultaba fácil esconderse, y seis habían
sido trasladados a Sevilla capital; pero el resto de la Milicia falan-
31 gista local estaba realmente combatiendo y en lugares peligrosos:
algunos en la llamada Columna Carranza que se movía por la pro-
vincia, otros en el frente que se había formado en torno al pueblo
minero de Aznalcollar, y bastantes, aún más lejos, en las trincheras
de Cerro Muriano de la Provincia de Córdoba">. Pero sigamos,
A finales de 1936 la FE local de Aznalcazar tiene ya 152 hombres
y, desde luego, no es posible calificar a la organización de reducto
de emboscados, cuando nos encontramos con que 93 de esos hom-
bres pertenecen a la Milicia y están todos combatiendo: 45 lo hacen
en la propia tropa armada de FE, y 18 en las filas del ejército.
Combatiendo además, ya no en las proximidades de la localidad,
sino en frentes tan lejanos como los de Priego (Córdoba) , Málaga o
Madrid. Es cierto que de acuerdo con estas cifras 59 militantes con-
tinúan en el pueblo -de ellos seis heridos o enfermos- pero: ¿Son
emboscados? Corno no conocemos la edad de los 53 que no han
salido para el combate resulta imposible contestar a la cuestión. En
todo caso, el n úmero de los que luchan resulta lo suficientemente
elevado COlll0 para concluir que, al menos en Aznalcazar, la Falange
no funcionó corno un ' refugio para los que no querían ir a la gue-
rra 16 . Por otro lado, y por muy miserable que fuese el estatus eco-
nómico de muchos de los afiliados, las dos pesetas diarias que
cobraban los combatientes de la Milicia no parece razón como para
obligar a alguien a empuñar las armas. En resumen: si el pueblo que
hemos escogido como muestra no es una excepción e~ la comar-

14 A. L: 459.
1=; A. 1: 459; Estadillo de 23-octubre-1936.
16 A. 1: 459; Estadillo de la Jefatura Pro vincial de Milicias de Sevilla.

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ca.!? habrá que concluir que los falangistas rurales del Aljarafe no
se comportaron, en cuanto a espíritu belicoso, de manera diferente
a como lo estaban haciendo el resto de ,las derechas y, en conse-
cuencia, habrá de concluirse también que la Falange rural no era un
"seguro" contra las balas del frente. Pero, ¿Fue un refugio contra las
balas del paredón?

Es frecuente entre los estudiosos de la historia de la Falange sos-


tener la tesis de que el partido ]oseantoniano, durante las primeras
semanas de la guerra civil y en aquellos territorios donde triunfó el
32 levantamiento militar, fue corno un a modo de refugio para todos
aquellos que temían ser tildados de izquierdistas y en consecuencia
correr el riesgo de la cárcel o el fusilamiento. De la misma manera,
muchos trabajadores, jornaleros del campo y obreros de ciudad,
necesitando con urgencia, a partir del 18 de julio, demostrar su
rechazo hacia las organizaciones de izquierda encontrarían una
forma fácil de demostrarlo afiliandose a FE. Según esta tesis, por
tanto, las masas de jornaleros que, como veremos en seguida, aflu-
yeron en los pueblos de Sevilla hacia las filas falangistas desde el
comienzo mismo de la guerra, habrían sido atraídas, sobre todo, por
una búsqueda de seguridad. Nuestra impresión no es desde luego
esa. O mejor dicho: a nuestro entender, el deseo de sentirse seguro
no fue el único motivo, ni siquiera la razón principal, que llevó, en
tan poco tiempo y a tantos hombres, a militar en las filas del fas-
císmo rural sevillano. Y es que no se puede olvidar justamente esto:
que Falange Española era, y quería ser, un partido fascista.
Una de las diferencias fundamentales entre la práxis fascista y la
práctica meramente reaccionaria es su actitud hacia las masas popu-
lares: la derecha tradicional y autoritaria desconfía ,de ellas: el fas-
cismo las moviliza. Para la mentalidad ultraconservadora el bajo
pueblo es "el pobre", el "servidor", el "trabajador honrado" que
gorra en mano inclina la cabeza ante los señores. Para el fascismo,
en cambio, las masas proletarias deben ser integradas en el moví-
miento, incluso si proceden originariamente de la izquierda, y el tra-
bajador es así un "camarada" que la lucha codo con codo con las
otras clases sociales para la grandeza de la nación. Poco importa

...
17 En Valencina, a finales de 1936 de 61 militantes que tiene la Falange local ,
42 están combatiendo en el frente. V. L: 447-B .

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que semejante discurso no suponga ni remotamente una liberación
y un protagonismo de ese proletariado en los regímenes fascistas;
lo cierto es que el discurso funciona: en la mayor parte de los movi-
mientos fascistas europeos sus filas aparecen bien nutridas de tra-
bajadores. En este contexto la Falange mantenía una posición idén-
tica a la de sus hermanos mayores de Europa: la camisa azul -color
proletario-, y el "tuteo" -que tanto molestaba a la derecha españo-
la-, y las invocaciones a una necesaria revolución social -que
encrespaba a los tradicionalistas-, por muy retórica que fuese, cau-
saron su efecto, y las masas acudieron. Y en el Aljarafe acudieron,
volvemos a insistir, no sólo por motivos de seguridad, sino también
33 por convencimiento. Porque es el caso que allí los jornaleros y
obreros que se afiliaron a FE, en una buena proporción, lo hicieron
antes del 18 de julio y, por lo tanto, antes de que afiliarse a una
]ONS de pueblo fuese una prebenda; más bien todo lo contrario.
En las localidades aljarafeñas la primera oleada de afiliación
masiva .se produce inmediatamente después del triunfo del Frente
Popular, en febrero de 1936. Y no son señoritos terratenientes,
temerosos del socialismo, los que se afilian. Muy al contrario: los
que acuden ahora a las filas del fascismo son en su inmensa mayo-
ría de extracción popular; hasta el extremo de que el auténtico pro-
letariado del campo sevillano, los jornaleros sin tierra, van a repre-
sentar más de la mitad de los nuevos afiliados. Indagando en las
fichas de afiliación' de aquellos falangistas que ingresaron en el par-
tido como reacción al triunfo de las izquierdas, y antes del 18 de
julio del 36, hemos podido elaborar el siguiente cuadro para las
localidades del Aljarafe que están siendo objeto de estas páginas:

PROFESIONES %

Jornaleros 51,4
Artesanos '.......................... 14,6
Obreros 7,3
Choferes . 5,9
Dependientes . 4,4
Comerciantes 4,4
Estudiantes 2,8
Guardias Civiles y Guardias Jurados 2,8
Profesionales 1,4
Terratenientes 1,4
Pequeños Agricultores 2,8

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Frente a tales cifras no hay duda posible: lo que habitualmente
se conoce corno clase trabajadora -en este caso jornaleros, obre-
ros, dependientes y choferes- representan nada menos que el 69
por ciento del total de la militancia falangista, frente a un 14,6 por
ciento de artesanos -un grupo social aún numeroso en la España
rural de la época-, un 14°iD de lo que podríamosdenominar clase
media y pequeña burguesía y un escuálido 1,4 por ciento de terra-
tenientes.
Entonces, si estos porcentajes, en números aproximados, pueden
extenderse al resto de la provincia -y las catas que hemos hecho en
otros pueblos parecen confirmarlo- eso significa que la Falange
34
sevillana dejaba de ser el grupúsculo de señoritos acaudalados que
había sido desde sus orígenes. Yeso, lo repetiremos una vez más,
en una coyuntura -Frente Popular- en que la izquierda se había
hecho con el poder en 'toda España; en donde la inmensa ma yoría
de los 'pueblos andaluces tenían alcaldes socialistas, y cuando, por
lo tanto, definirse como fascista no representaba ninguna canonjía
y sí bastante riesgo. Naturalmente, cuando después del 18 de julio
la derecha y los militares se hicieron con el poder y comenzaron los
fusilamientos, la afluencia en los pueblos de Sevilla de .jornaleros y
proletarios hacia la Falange se aceleró de forma vertiginosa; pero
ahora ya no cabe explicarlo sólo corno una 'atracción hacia el fas-
cismo.
Sin embargo, también en ese momento, cuando de nuevo una
riada popular llama a las puertas del partido, aunque en esta oca-
sión sí sea para protegerse, la Falange sevillana actúa como un ver-
dadero partido fascista. Ya hemos hablado de cómo la filosofía
"populista" del fascismo no se reduce a una mera convocatoria de
las clases populares: se aspira también a una "integración" o asi-
milación de los vencidos. En el movimiento musoliniano de Italia,
en el nacíonalsocialismo alemán, en todos aquellos lugares de
Europa donde ,el fascio ejercía el poder, o luchaba por alcanzarlo,
abría sus filas a los militantes de la izquierda que estuviesen dis-
puestos a renegar de su pasado y acogerse a las nuevas ideas. En
Sevilla, desde los comienzos de la guerra civil, la Falange actuó, de
una manera consciente, en esa dirección. Está por hacer el estudio
de las responsabilidades en los fusilamientos que siguieron al
triunfo de Queipo de Llano; se sabe que los falangistas no hicie-
ron ascos en llevar al paredón a cuantos dirigentes , del Frente

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Popular cayeron en sus manos, entendiendo por dirigente hasta el
alcalde socialista de la más pequeña aldea; y no obstante, con res-
pecto al resto, a los que no eran "dirigentes", a la base de la mili-
tancia de izquierda no cualificada, la actitud de nuestros fascistas
domésticos fue bien distinta a la de la derecha tradicional españo-
la de ideología autoritaria. Para esta, las masas izquierdistas venci-
das .seguían siendo un enemigo ínasímilable. La Falange se propu-
so integrarlas.
En plena guerra civil, en el llamado Segundo Año Triunfal, la jerar-
quía de FET se dirigió a las agrupaciones del partido para instruirlas
en relación a los antiguos militantes de organizaciones de izquierda.
35
El camarada Muñoz Filpo, Delegado Provincial de Información e
Investigación , envió desde su sede en la calle Santa Ana 11 de Sevilla,
una circular a todos los jefes locales de la provincia:

"La realidad ha demostrado que gran mayoría de paisanosíncor-


parados a filas por llamamientos de sus reemplazos y que tení-
an antecedentes políticos izquierdistas, al llevar cierto tiempo
prestando servicios militar, creyéndose han sido olvidados sus
anteriores antecedentes, se han compenetrados completamente
con nuestra Causa, observando buena conducta y habiendo
muchos derramado su sangre por heridas de guerra. Corno fre-
cuenternente se están inquiriendo informes de dichos indivi-
duos , para lo cual es lógico se investigue en su familia, vecin-
dad, amistades etc estas investigaciones llegan a noticias de los
interesados, los cuales . ante el temor de que por su conducta
anterior se- les exija responsabilidades, se convierten en tacitur-
nos y recelosos, los que antes luchaban alegremente, llegando
en su obsesión, muchos, a desertar, pasándose a las filas encmi-..
gas. Con el fin de evitar en lo posible estos daños, deberá tener-
se en cuenta por todos los Agentes encargados de adquirir infor-
mes que han de llevar al ánimo que nada tiene que temer el que
sin haber cometido hechos delictivos hayan (sic) tenido ideas
extremistas, perteneciera a partidos u organizaciones izquierdis-
tas antes del Glorioso Movimiento siempre que a partir de este
hayan cambiado de ideas y se hayan adherido con entusiasmo a
la Santa Cruzada"!",

18 C: Circular de la Delegación Provincial de Informaci ón e Investigación; 4-


lnayo-1938.

A15127
Ahora bien, no se trata sólo de los que habían sido llamados a fila,
y a los que la Falange pretendía proteger frente a su pasado, sino de
abrir, también, las puertas a los que querían ingresar en el partido. Y
no fueron pocos en el Aljarafe los que procedentes de la izquierda
llamaban pidiendo un sitio en las filas del fascismo triunfante.
En los archivos municipales de Aznalcazar y Valencína se ha
conservado una buena cantidad de fichas de afiliación a FE donde
se recoge la procedencia política del que solicita el ingreso. De
acuerdo con esta documentación, a finales de 1936, el 15,4 por cien-
to de los militantes de Falange venía desde organizaciones de la
izquierda, en las que se habían mantenido hasta que sus pueblos
36 fueron tomados por las tropas de Queipo; trasvase hacia el fascis-
moque continuó a los largo de 1937. Un .porcentaje nada pequeño
si se tiene en cuenta que estamos en los primeros meses de una
guerra civil donde se extermina de una manera sistemática a los
españoles de izquierda. De este grupo que hemos podido localizar
el 5,1 por ciento procedía del PSOE, el 1,8 de la UGT, el 0,4 del
Partido Radical y un 7,9 por ciento que llega de sindicatos obreros
izquierdistas sin más especificaciónt''.
En estos hombres que cambian tan radicalmente de bando hay
algo que llama la atención: su entusiasmo; al menos su entusiasmo
aparente. Podrían haberse afiliado a la Segunda Línea de Falange;
eso les garantizaba la protección política a la vez que una militan-
cia moderada, y, es, al fin y al cabo, lo que cabría esperar de quien
ha cambiado de carnet sólo para salvar la vida. Pero no fue así: el
81,8 por ciento de los procedentes del PSOE y el cien por cien de
los que venían de UGT y sindicatos obreros pidieron ingresar en la
Primera Línea; -es decir, en la Milicia: la tropa que combatía en las
trincheras, o ejercía como fuerza policiaca de limpieza en la reta-
guardia; y aunque la mayoría de ellos eran jóvenes, entre los 19 y
30 .años, también hombres con más de cuarenta, y más de .cin-
cuenta, pidieron que se les encuadrase en las fuerzas de choque
del fascismo-? ¿Se puede pensar que esta mutación ideológica tan
radical está sólo motivada por el miedo? Seguramente que también

19 A. L: 459.
v. I.:.: 447-B. Un porcentaje similar encontramos en el archivo municipal. de
Cazalla de la Sierra, en el otro extremo de la provincia; una villa donde la militancia
falangista, a fines de 1936, parece la más densa del ámbito rural sevillano.
20 Ibid.

A15127
tuvo un peso decisivo la atracción que ejerce siempre el vencedor,
-sobre todo cuando se comporta de una manerabrutal-, y el
momento de expansión fascista que vivía toda Europa y que hacía
pensar en el comienzo de un nuevo orden duradero. En todo caso,
la Falange abría sus puertas a los militantes de los partidos venci-
dos. Y era sólo, insistimos, FE de las JONS quien actuaba de esa
manera: lo que explica, por otra parte, el rechazo de la derecha tra-
dicional hacia una Falange que percibía como reducto de liberales
y comunistas, Así, el término emboscado que tan gustosamente
aplicaban a la organización nacionalsindicalista, . tenía para .esa
derecha un doble sentido: refugio de cobardes que no querían
37 combatir, y asilo .de enemigos a los que habría que haber extermi-
nado. Cuando la .guerra civil"terminó, esta imagen de FET, lejos de
perder fuerza, se acentuó. Corno los líderes falangistas más radica-
les seguían hablando de la necesaria revolución, de la España pro-
letaria y de la integración de los vencidos, los pilares más reaccio-
narios del Régimen comenzaron a rasgarse las vestiduras 'clamando
al cielo porque los que habían perdido la guerra podían, al final,
ganar la paz. Hasta tan alto llegó ese clamor que el propio
Secretario General del Partido Único, José Luis Arrese, hubo de
poner en guardia contra "aquellos que esconden la camisa roja
debajo de la camisa azul".

Para entender en todo su valor la desconfianza de la derecha tra-


dicional española hacia la Falange es necesario insistir sobre las
cifras y los porcentajes. Porque tales cifras y porcentajes son los que
nos perfilan el retrato sociológico del fascismo español durante la
guerra civil y la inmediata posguerra.
En el Aljarafe sevillano tal retrato resulta de una extraordinaria
nitidez. De acuerdo con la cuantificación y el cuadro porcentual
expuesto con anterioridad en este mismo capítulo, FE de las JüNS,
desde febrero de 1936, se había convertido en 'un partido numero-
so donde las clases trabajadoras -jornaleros, obreros, dependientes-
formaban su base mayoritaria: nada menos que el 69 por ciento del
total de la militancia. En uno de esos pueblos, Salteras, se ha con-
servado en su Archivo Municipal una referencia al Requeté de la
localidad, con fecha de los primeros días de 1937. Gracias a ella
podernos dar los siguientes porcentajes en cuanto a las profesiones
de sus afiliados:

A15127
Pequeños agricultores: 600/0
Artesanos: 20%
Obreros: 13,30/0
Jornaleros: 6,6%21
Mientras que en ese mismo pueblo y para la misma fecha el por-
centaje por profesiones de la JONS local era el siguiente:

Pequeños agricultores: 190/0


Artesanos: 7,60/0
Obreros; 7,6%
Jornaleros: 61 ,10/0 22 .
38
La comparación de las cifras no puede ser más elocuente: la
Falange de ' Salteras por su composición social, al menos en apa-
riencia, era un partido de base trabajadora donde obreros y jorna-
leros sumaban el 68,7 por :ciento del total de la militancia; justa-
n1ente el revés de la militancia Tradicionalista de la misma villa
donde el ochenta por ciento estaba constituida por pequeños agri-
cultores y artesanos. Con semejante extracción social y con un dis-
curso, como es el discurso fascista, populachero y demagógico, de
apelaciones al proletariado y a la revolución, no resulta nada de
extraño la poca simpatía, y hasta el recelo,que la, derecha autorita-
ria y tradicional sentía hacia el partido Joseantoniano.
Si las cifras que acabamos de dar se refieren tan sólo a Salteras,
para el conjunto del Aljarafe el desarrollo de la guerra y la victoria
final no hicieron sino acentuar el carácter de partido de masas y la
composición mayoritariamente popular de la Falange. Entiéndase
bien: popular en cuanto a la extracción social de sus militantes, y
nada más, ya que -y .no hay porqué insistir sobre lo obvio- nuestro
fascismo doméstico -como cualquier otro fascismo- por su ideolo-
gía, por su práxis, 'p or su estilo, por el bando en que combatió
durante la guerra, por las responsabilidades que contrajo, no podía
ser otra cosa que un movimiento de la extrema derecha. Pero he
aquí el sustrato social del que surgían sus militantes.
El siguiente cuadro ha sido elaborado a base de las ficl~as y lis-
tas de afiliación -donde aparecen las profesiones de los inscritos-

21 S. L: 345.
22 Ibid.

A15127
una vez terminada la guerra civil, y para los años coinprendidos
entre 1939 y 1943 en que esa afiliación fue máxima. Las cifras hacen
sólo referencia a los varones, ya que no hemos conseguido apenas
datos sobre la Sección Femenina y los pocos que tenernos son de
una monotonía absoluta en cuanto a profesiones: las camaradas
falangistas, salvo alguna que otra maestra; no tenían más oficio que
"sus labores".

PROFESIONES DE LA MILITANCIA FALANGISTA


Localidades de Aznalcazar, Benacazón, Camas,
Castilleja de Güzrnán, Salteras y Valencina (1939-1943)
39
Jornaleros . 45,2%)
Artesanos ." . 7,20/0
Obreros . 8,4 0/ 0
Choferes . 2,70/0
Dependientes . 5,20/0
Comerciantes . 7,2%
Estudiantes . 20/0
Guardias Civiles y Guardias Jurados . 2,7%
Profesionales '" . 5,20/0
Terratenientes . 5,20/0
Pequeños Agricultores : . 8,40/0
Otros . 0,10/023

Si comparamos este cuadro con el referido a las profesiones de


los militantes falangistas antes del 18 de julio no se aprecian dife-
rencias notables: la Falange del Aljarafe sigue siendo un partido
interclasista con fuerte mayoría de trabajadores. Es verdad que
ahora el porcentaje de jornaleros disminuye levemente -de 'un 51,4
por ciento, antes de la guerra, a un 45,2 a partir de la "Victoria"-
pero aumenta el número de obreros y dependientes. En todo caso,
un partido que confirma, a partir de 1939, su implantación proleta-
ria; pues si en el proletariado incluimos a los jornaleros, obreros,

23 C. 1: 998.
A. 1: 459.
V. L: 447-B.
B. 1: 412.
S. L: 344.
V. L: 411-C.

A15127
chóferes y a los trabajadores de cuello blanco -los dependientes del
cuadro- nos da un total del 61,5 por ciento de la militancia. Es cier-
to que el porcentaje estrictamente _obrero no es muy elevado -8,4
por ciento-; sin embargo, el dato no es relevante pues estamos
hablando de pequeños pueblos rurales, casi aldeas, carentes de
industria. En este contexto, las cifras de la localidad de Camas son
significativas: es la población con más habitantes de las que esta-
mos estudiando, muy próxima a Sevilla, donde trabaja una parte
considerable de los vecinos y donde la clase trabajadora en su con-
junto, afiliada a FET, mantiene, dentro de ella, una proporción más
equilibrada: 26,? por ciento de jornaleros, 18 por ciento de obreros,
40
y 18 por ciento de trabajadores de cuello blanco. O sea, en Camas,
el menos rural de nuestros pueblos, la Falange aparece todavía más
proletaria: nada menos que un 62,2 por ciento de trabajadores en
sus filas frente a, por ejemplo, un 12,8 por ciento de comerciantes,
que es el grupo inmediatamente posterior-t. Permitasenos pues,
plantear otra vez la pregunta: ¿Estamos ante un partido obrero? Y
permitasenos volver a contestar que no. Estamos sólo ante un par-
tido fascista que integra en el mismo a los vencidos; una integración
que no supone en modo alguno una equiparación con los militan-
tes de las clases más elevadas. Lo que ocurre es ,que los presentes
números, también en el Aljarafe, ponen, una vez más, en cuestión
la tesis de la historiagrafía marxista, que de manera contumaz pre-
senta a los fascismo como meros instrumentos del gran capital y con
una militancia casi exclusiva de clase media y pequeña burguesía.
Por el contrario, si en el cuadro que estamos comentando se' consi-
dera .como pequeña burguesía a los artesanos, a los comerciantes
-que ,en los pueblos andaluces de la época no son más que pequ~­
ños, a veces mínimos, tenderos-, a los guardias civiles, a los peque-
ños agricultores, y llamamos clase media a los profesionales, obte-
nemos un porcentaje del 30,7 por ciento en la militancia de nuestro
fascismo rural, frente, no lo olvidemos, al 61,5 por ciento de clase
trabajadora: lo cual está bien lejos de la famosa tesis marxista. De
todas formas, no conviene confundirse con las cifras brutas y debe-
mos matizar la presencia en el cuadro de otros grupos sociales; por
ejemplo el de los agricultores.

24 C. L: 998.

A15127
El número de terratenientes, latifundistas de secano, que militan
en la Falange rural, considerado en sí mismo, resulta bien escaso:
un 5,2 por ciento. Sin embargo, la realidad es que se trata de un
porcentaje alto, ya que su número en el conjunto de la población
del Aljarafe sevillano es muy pequeño, y además la mayoría de ellos
ni siquiera residen en los pueblos: viven en Sevilla, y al visitar sus
tierras pernoctan en los propios cortijos y haciendas; incluso cuan-
do, como es frecuente, pasan en los bien acondicionados caseríos
los meses de verano, sus contactos con los vecinos de la localidad
son prácticamente nulos. De todas maneras, este grupo social de
"señoritos latifundistas" pueblerinos -en Sevilla capital la cosa fue
41 distinta- tardó en acudir a la Falange. Mientras que bastantes de sus
jornaleros se incorporaban a las escuadras fascistas a partir del triun-
fo del Frente Popular, ellos esperaron: sólo cuando el levantamien-
to militar tiene éxito comienza a notarse su presencia en las filas de
las JONS. Un hecho similar, aunque más acentuado, ocurre con los
pelantrines.
Si en el Aljarafe sevillano, ' en los años treinta, existía una clase
con una visión del mundo autoritaria, conservadora, reaccionaria y
primitiva, esta es la de la pequeña burguesía agraria. Gente que
tiene unas pocas hectáreas de olivar, huertas o viñas, que labran sus
tierras directamente y que sólo recurren a mano de obra asalariada
en las épocas de cosecha. Después de los jornaleros son el grupo
social más numeroso. Cuando militan políticamente lo hacen en la
Comunión Tradicionalista o en Acción Popular pero, por lo común,
prefieren mantenerse .al margen de todo compromiso partidario; y
es que se trata también de 'gente temerosa -medrosa en el habla
Aljarafeña- que ni se arriesga a. contraer deudas -para ellos el cré-
dito es desconocido- ni a recorrer caminos políticos no bien ase-
gurados. El fascismo europeo en sus orígenes -en Italia, ' en
Alemania, en Rumanía...- se nutrió precisamente de los pequeños
propietarios agrícolas. En Castilla, Onésimo Redondo los buscó
como base de las primeras ]ONS, y José Antonio Primo de Rivera se
dirigía preferentemente a ellos. Pero en el Aljarafe los pelantrines no
querían saber nada de fascismo. En los pueblos que analizamos no
hay ni uno solo, antes de febrero .del 36, afiliado a FE; una decena,
después de esa fecha; y sólo cuando Queipo triunfa en Sevilla,
comienza la represión, y la Falange se convierte en partido único,
acuden a pedir sus carnets de afiliados llegando a representar un 8,4
por ciento del total de la militancia rural.

A15127
Sólo nos queda, en fin, al comentar el cuadro, una última ret1e-
xión: el porcentaje que en él aparece de guardias civiles. Teniendo
en cuenta que se trata, COIUO es natural, de un estamento com-
puesto por escasísimas personas en cada pueblo, su porcentaje en
las filas de Falange resulta muy elevado. De hecho, la impresión
que se obtiene es que casi la totalidad de los guardias civiles se afi-
liaron, tanto después de julio como después de febrero del 36. No
olvidemos además que se trata de pueblos lUÜY pequeños y por lo
tanto con "casas cuartel" de' bien pocos inquilinos. Y sin embargo,
los números nos dan los siguientes resultados: si se exceptúa el
pueblo de Aznalcazar donde no hemos localizado ningún guardia
42 civil afiliado a Falange, para 1938 en Camas había seis -entre ellos,
y como veremos en su momento, uno, desempeñando puesto de
alta responsabilidad en el Partido-, en Valencina había dos, en
Benacazón otros dos en Salteras tres y en Castilleja de Guzmán tarn-
bién tres, lo cual puede suponer, como hemos dicho, que la inmen-
sa mayoría de los números de la Benemérita en la comarca eran
militantes de nuestro fascismo doméstico. Pero, al margen de pro-
fesiones y oficios, ¿cuántos eran los falangistas del Aljarafe? ¿Qué
proporción suponían con respecto a los vecinos de los pueblos?
¿Estamos, de verdad, ante un partido de masas?

Ricardo Chueca, en su magnífico trabajo sobre el fascismo espa-


ñol en los primeros años del régimen de Franco, sostiene que a par-
tir del llamado Decreto de Unificación -abril de 1937- el nuevo par-
tido único, FET de las ]ONS, nace con un máximo de militantes y
su historia no ,va a ser otra que la de una constante pérdida' de sus
bases-". Se declararon militantes del Partido a todos los que lo eran
de la Falange ]oseantonianay a los Tradicionalistas en el momento
de la Unificación.
Sin duda esta tesis de ' Chueca es correcta para el conjunto de
España. Sin embargo, por lo que se refiere al mundo rural sevillano
hay que introducir importantes matizaciones.

...
25 CHUECA, Ricardo: Blfascismo en los comienzos del régimen de Franco; Madrid
1983.

A15127
Primera y fundamental: aunque teóricamente todos los miem-
bros de la Comunión Tradicionalista pasaban a integrarse en FET,
esto fue así sólo en teoría, las renovaciones de carnet que tenían
lugar periódicamente en la Falange de Sevilla nos permite constatar
que terminada la guerra civil la mayoría de los Requetés no reno-
vaban 'su afiliación al ahora partido único y dejaban de figurar en
los listados de la organización.
Segundo matiz: Chueca recuerda que a partir de 1938 se hizo
casi imposible afiliarse a Falange, que el 20 de noviembre de 1941
el Partido se cerró de forma definitiva y oficial, y que no volvió a
abrirse hasta el 16 de abril de 1945. Sin duda estos datos son cier-
43 tos para el conjunto de España. En el Aljarafe, y de acuerdo con la
documentación disponible, la cosa parece distinta. Y así, después
de 1938, e incluso después de 1941, continuaron las afiliaciones.
Pero entremos en los números concretos.
Por supuesto, la casi totalidad de las fuerzas vivas de cada pue-
blo estaban inscritas en el Partido. Bástenos corno muestra la más
importante de las localidades que analizamos. En Camas, en el Año
de la Victoria, no pertenece todavía a Falange el alcalde, pero sí sus
cuatro concejales; no está afiliado el párroco ni el juez, pero sí lo
están dos médicos de los .tres que tiene el pueblo; cuatro guardias
civiles de ocho; ninguna maestra, pero sí los tres maestros de la loca-
lidad,el farmacéutico, y un practicante de los dos que tiene la villa 26.
No es una afiliación escasa. Pero si atendemos al conjunto de los
vecinos de los pueblos aljarafeños, entonces la presencia en ellos de
uniformados con camisa azul resulta impresionante; sobre todosi se
la compara con las afiliaciones a los partidos en nuestros días.
Si sumamos el número total de vecinos de los cinco pueblos que
nos sirven de muestra, el conjunto de ' los que ostentan camisa azul
-hombres, mujeres y adolescentes del Frente de ]uventudes- en
1943 (fecha que parece el momento más alto de militancia en la
comarca), representa nada menos que el 17,3 por ciento de la
población. Es ciertamente un porcentaje enorme; si pensamos en la
ciudad de Sevilla de hoy, eso nos daría, para un partido actual, la
cifra gigantesca de 119.000 afiliados; insistamos: sólo en la ciudad.
Pero es que además al desglosar ese tanto .p or ciento, en algunos
pueblos la militancia falangista se hace espectacular. Escogiendo

26 C. L: 998. 1: 997; Carpeta 360.

A15127
para cada núcleo rural el año en que la Falange tuvo más afiliados,
los porcentajes resultantes son los siguientes:

Salteras, 1943
(Afiliados varones, mujeres y Frente de Juventudes 22,3% de la población.

Camas, 1939
(Varones, mujeres y Frente de Juventudes) 9,6%
Valencina, 1943

44 (Varones, Mujeres y Frente de Juventudes) 25%)

Benacazón, 1943
(Excluido Frente de Juventudes). .. 11,7%
Aznalcazar, 1943
(Sólo afiliados varones) 18,5 %27

Ante tales cifras es imposible negar a FET de las ]ONS el ca-


rácter de un partido de masas. No obstante, el cuadroperrniteadi-
vinar que esta afiliación espectacularmente masiva debió ser un
fenómeno exclusivamente rural, y que en los núcleos urbanos el
número de m-ilitantes debió ser sensiblemente menor. Así, en
Camas, el más grande y más urbanizado de nuestros cinco pueblos
por su proximidad a Sevilla, es donde existe, de forma marcada,
una afiliación más baja. Seguramente es razonable pensar que en
la ciudad de Sevilla el porcentaje de falangistas sería todavía infe-
rior -la documentación relativaa la Falange de la ciudad de Sevilla
hasta ahora no ha sido encontrada-. Pero todavía es posible hacer
un nuevo desglose en el análisis de la militancia de nuestro fascis-
mo rural.

27 S. L:345 y 344.
V. L: 447-B y 448-D.
A. L: 998 Y 997, Carpeta 361.
B. 1: 412.
En Benacazón no quedan documentos sobre el Frente de Juventudes, y en
Aznalcazar la documentación conservada se refiere sólo a varones. Eso significa que
en esos dos pueblos el porcentaje real de afiliación sería mayor.

A15127
Si escogemos como fecha de partida 1938 -año en que según
Chueca se cierran las puertas de la Falange- y ponernos el tope de
1943 -a nuestro entender momento de más alta militancia en la
comarca- y actuamos ahora, no con porcentajes, sino con afiliacio-
nes brutas obtenemos el siguiente resultado:

OCALIDAD AÑO VARONES MUJERES F.JUVENTUD


CAMAS 1938 180 25
1939 237 56 236
1942 233 54 152
1943 222 46 129
45
BENACAZON 1938 289 51
1939 298 SO
1942 299 SO
1943 300 52

SALTERAS 1938 89 112


1942 136 101
1943 212 28 212

VALENCINA 1938 61
1942 302 35 110
1943 299 35 189
AZNALCAZAR . 1938 152
_ 28
1943 183

Si estos números son correctos -y de entrada ya se ve que la


documentación no es completa y se han perdido las cifras de afi-
liación referentes a algunos años- la afirmación de que el Partido
dificultó las nuevas afiliaciones desde 1938 y se cerró definitiva-
mente a .partir de 1941 no sería aplicable a la Falange rural del
Aljarafe. Los vecinos continuaban apuntándose a FET, y en algunos
pueblos a un ritmo considerable. Así, en Salteras se pasa de 89 mili-
tantes varones.en el año 38 a 212 en el 43-; en Valencina de 61 a
299, y en Aznalcazar -a pesar de que entre las dos fechas hubo tres
expulsados y catorce fallecidos-e' se da un salto de 152 a 183 afi-

28 Ibid.
29 A. L: 459.

A15127
liados: con lo que la ya citada tesis de Chueca -un máximo de afi-
liación en 1938 y una pérdida de militancia a partir de ahí- no sería
aplicable a la Falange campesina de Sevilla. Lo que ocurre es que
tenernos nuestras dudas sobre la fiabilidad de las cifras que acaba-
1110S de dar.

En efecto, resulta extraordinariamente difícil decir si las diferen-


cias en la militancia que aparecen de un año a otro son reales, o si
se trata más bien de errores en la contabilidad llevada por el mando
local. Corno se verá más adelante, la apatía en el funcionamiento de
la Falange rural lo anegaba todo. Cuando desde la sede del Partido
en Sevilla se urgía a los pueblos para que elaborasen y remitiesen
46 los listados de militantes, estos se construían a prisa y corriendo,
con errores que saltan a la vista cuando, hoy, el historiador analiza
tales documentos. Por ello es casi imposible asegurar la fiabilidad
de las diferencias que de un año a otro aparecen en el cuadro que
comentamos. Sólo en dos localidades, Camas y Benacazón, la jefa-
tura local llevaba los libros de afiliados con seriedad y orden; sobre
ellos, por tanto, sí que podernos tener seguridades a la hora de
extraer conclusiones sobre la evolución de la militancia a 10 largo
de los años.
En Camas hay un salto notable en la afiliación, tanto masculina
como femenina, entre 1938 y 1939; pero a partir de esa fecha el
Partido se estabiliza en el número de sus militantes. En Benacazón,
por su parte, la estabilidad es aún mayor pues no hay variaciones
señalables entre 1939 y 1943. Si esto fue así en todos los pueblos,
puede afirmarse, en efecto, que, como en el resto de España, tam-
bién en el Aljarafe la Falange impidió nuevos ingresos a partir de
1941, y no volvió a abrir sus puertas hasta 1945. Lo que ocurre es
que en esta última fecha ya nadie quiso afiliarse. Si en 1941 entrar
en el partido único era visto como un .priyilegio y un camino para
la consecución de prebendas, cuatro años después, liquidado el fas-
cismo en Europa y desprestigiada la 'Falange hasta sus raíces, los
españoles le volvían la espalda con total indiferencia; Y.aunque for-
malmcnte en el campo sevillano el Partido seguía existiendo y con
una enorme militancia, la realidad 'resultaba bien distinta.
Fijémosno en el pueblo de Benacazón. Se han conservado las lis-
°.
tas de militantes, con sus altas y bajas, entre 1938 y 19563 Durante

30 B. 1: 412.

A15127
casi veinte años la afiliación permanece prácticamente inmóvil: 289
varones en 1938 y 222 en 1956. Es decir, durante dos décadas el
pueblo se mantiene como una localidad falangista. Sin embargo, la
impresión no puede ser 111ás falsa: lejos de ser una villa donde un
altísimo porcentaje de sus vecinos visten la camisa azul y donde en
casas y calles se vibra de espíritu nacionalsindicalista, en 1956 la
Falange de Benacazón está muerta; literaltnente momificada: duran-
te 20 años su militancia no ha cambiado en absoluto; no ha cam-
biado en el sentido de que tales militantes de 1956 son exactamen-
te las mismas personas de 1938; eso sí, todos muchos más viejos.
Siguen en FET por pura inercia, porque no se han tomado la moles-
47 tia de borrarse, pero ya han olvidado que eran falangistas. Analizar
las altas y las bajas durante esos años es auscultar el cadáver de un
gigante: en 1939 ingresan en el Partido nueve jóvenes procedentes
del Frente de Juventudes. A partir de ahí, prácticamente nadie: en
1942 un afiliado. Y cuando en 1945 el Partido vuelve abrirse, la
desolación: un nuevo militante en 1949, otro en el 53, otro en el 55,
yeso fue todo. Mientras, los que eran falangistas en el 38, por la
fuerza de las cosas, van desapareciendo: tres fueron expulsados
durante la depuración ordenada por Arrese, dos murieron en la
División Azul, a ventidos la vida les llevó a dejar el pueblo, y cua-
renta fallecieron de viejo o enfermedad. Cuando termina la década
de los cincuenta, a la entrada de Benacazón, como en el resto de
los pueblos de Sevilla, se encuentra plantado el yugo y las flechas;
pero también, como en el resto de los pueblos de Sevilla, ese sím-
bolo ya no significa nada, y los que un día, por una razón o por
otra, lo tuvieron dibujado en un carnet, ahora, maduros y viejos, lo
han olvidado en el cajón perdido de su casa.

A15127
LA REPRESIÓN DE CADA DÍA
49

A15127
51

Mientras el heredero de Medinaceli "liberaba" Aznalcazar, el


vecino pueblo de Benacazón era ocupado por otro libertador: el
teniente de la Guardia Civil Ramón Jiménez Martínez. A las 5,30 de
la tarde del 25 de julio el oficial de la Benemérita, con un grupo de
hombres armados, se presentó en el Ayuntamiento requiriendo la
presencia del Alcalde. Este había tenido tiempo de huir y por tanto
el final de la corporación republicana le fue comunicado al único
concejal presente, Antonio Perejón. Entregadas las insignias del
cargo al nuevo Alcalde, Ramón Rico Ruso, el teniente ordenó la
detención de los antiguos concejales que no se habían presentado
y de todas las personas del pueblo señaladas por sus ideas izquier-
distas'.
Sin duda, pasado este primer trauma, asumida las noticias de los
fusilamientos que siguieron, establecido en Benacazón el nuevo
orden surgido del 18 de julio, algunos vecinos debieron pensar que
las cosas volverían a ser las de antes y que, en todo caso, su vida
privada no iba a sufrir ninguna alteración. Se equivocaban: la liber-
tad de la República ya no existía, y aunque uno se apartase de toda
política los comportamientos privados también eran competencia de
los nuevos jerarcas. No saberlo podía costar caro; y caro le costó a
Antonio Albí Pérez.

1 B. 1: 40.

A15127
El 21 de septiembre de 1938 el hijo de Antonio Albí conducía sus
cabras por el camino llamado de la Cuesta de los Pinos. Tuvo mala
suerte: un grupo de celosos patriotas se cruzó con él y decidió ins-
peccionar de cerca el rebaño. Los pequeños cabreros pobres, que
por 10 tanto no tenían pastos propios y que cada día sacaban su
ganado desde el corral de la casa a los pastos comunes o a las vere-
das, estaban obligados a colocar un bozal en cada uno de los ani-
males cuando cruzaban por las proximidades de fincas ajenas; este
extremo fue el que quiso comprobar el celoso grupo de cumplido-
res de la Ley. Al muchacho que conducía la piara le fastidió que se
metiesen entre sus cabras, y sin pensarlo más encarase con los veci-
52 nos soltando una serie de improperios poco piadosos. Es difícil se
hubiese enterado que sólo dos meses antes el Ministro del Interior
había publicado una Orden sobre la represión de la blasfemia. En
cambio, uno de los patriotas con los que topó, Lorenzo Martín Ortíz,
sí que 10 sabía. Al día siguiente se presentó ante el alcalde decla-
rando que consideraba un "deber de todo español el cooperar con
las autoridades para la represión de todo hecho delictivo" y que,
por ello, denunciaba lo acontecido "al ser la blasfemia una de las
cosas que tenemos que procurar por todos los medios que desapa-
rezca". En la nueva España el estilo fascista exigía que las acciones
punitivas fuesen fulminantes. En Benacazón también. Sin más trá-
mites, seis días después de la .denuncia , el alcalde comunicaba a
Antonio Albí la imposición de una multa de 10 pesetas por la blas-
femia de su hijo. El nuevo estilo no admitía demoras, y el pago
debía realizarlo en un "plazo improrrogable de 48 horas"; durante
ese plazo sólo cabía un recurso ante el propio alcalde. Antonio Albí
no intentó recurrir, y en papel del Estado pagaba sus diez pesetas:
dos días de sueldo de un jornalero sevillano-,
La blasfemia se reprimía en base a un texto legal: la Orden del
Ministerio del Interior; pero podía haber multas sin necesidad de
apelar a texto legal alguno. Durante la Monarquía y la República los
españoles se habían acostumbrado a very participar en 'manifesta-
ciones políticas. De 10' que, .al .parecer, no se habían enterado algu-
nos vecinos ·de Benacazón es que, .ahora, las manifestaciones tení-
an un carácter bien ,distinto. 'Si.quien no se atenía a .las normas de
las buenas palabras debía pagar, quien .no se atenía, ahora, a las

2 B. 1: 40. Expediente de imposici ón de multa por blasfemar.

A15127
normas políticas, aunque estas no estuviesen escritas, también debía
de pagar.
El primero de octubre de 1938 se celebraba en toda la España
Nacional el Día del Caudillo; 'y se celebraba a la manera fascista:
concentraciones de masas: desde las grandes capitales hasta los
pequeños pueblos. Los falangistas de Benacazón convocaron tam-
bién a las masas para conmemorar la efemérides. Desde la Jefatura
Local de FET y desde la Alcaldía se dio la máxima publicidad a la
manifestación que iba a recorrer las calles del pueblo; ningún veci-
no podía dejar de enterarse de lo que se preparaba. Sin embargo,
algunos pensaron que una concentración política era algo volunta-
53 rio; que, a veces, participar en ellas podía constituir un delito, pero
que quedarse en casa era un asunto bien privado.
Llegó el uno de octubre; la manifestación se 'celebr ó y parecia
corno si el pueblo entero saliese a la calle con banderas y gritos de
"Franco Franco Franco", Sólo parecía; parecía que era el pueblo
entero. Vigilando la manifestación se encontraba el Comandante
Militar de la Plaza. Vigilando y contando: le faltaron ocho vecinos
varones; ocho personas que demostrando una inaudita "conducta
antipatriótica" se habían quedado en sus casas. ' Fueron Antonio
Carmona .Perejón , Francisco .Garrido Fernández, Francisco Garrido
Perejón, Juan Fernández Medina, Antonio Bautista Castillo,Antonio
Iglesias Garrido, Isidoro Román Gómez y José Bautista García. En
esta ocasión se actuó con un talante aún más duro que en el caso
del cabrero blasfemo. Ahora no se .había violado ninguna ley escri-
ta; ningún texto obligaba a los vecinos a acudir a una manifestación.
Pero precisamente porque la concentración era .un acto político, no
acudir a ella también lo era: una especie de provocación que debía
ser castigada de inmediato. Al no haberse violado una ley escrita
tampoco cabía posibilidad de recurso; por tanto los ocho vecinos
denunciados tuvieron que pagar cada uno multa de cinco pesetas,
en un .plazo de 48 horas, impuestas por el Alcalde. Hubo también
una advertencia grave: el alguacil .comunicó a los sancionados que
"caso de reincidir lo pondría en conocimiento de la autoridad supe-
rior para que les imponga la sanción que estime procedente, ya que
no puede alegarse ignorancia por habérsele dado Ca la manifesta-
ción) toda la publicidad que el caso requería'".

3 B. L: 40. Expediente de imposición de multa gubernativa.

A15127
En las grandes ciudades de la España fascista aún. podía salva-
guardarse ' una parte de la vida privada; en los pequeños pueblos
esto era imposible, y, por tanto, la represión de cada día debió
resultar para muchos algo insoportable. Una represión permanente
en los pueblos ejercida, en buena parte, durante el primer
Franquismo, por la Falange local. De hecho puede decirse que el
espionaje, la información y la colaboración con el ejército y la poli-
cía era, con mucho, el primer trabajo político que llevaba a cabo
cada organización falangista. Se trata de algo que responde a toda
una actividad de FET de las ]ONS en el conjunto de .España, pero
que era en los pequeños núcleos rurales donde.alcanzaba su máxi-
54 ma efectividad. Desde luego, en los pueblos ' del Aljarafe a la cola-
boración de los falangistas con la política represora del Régimen el
más suave calificativo .que puede aplicársele es el de eficaz.
La estructura del aparato represivo de Falange tenía como base
a los Delegados Locales de Información; sobre ellos la Delegación
Provincial de Información y, por fin, la Delegación Nacional. Se
trata de un servicio de espionaje paralelo al de la policía. Un infor-
me publicado por la propia ' Delegación Nacional en 1942 afirma
que durante el año anterior había remitido más de 570.000- "infor-
mes para el Partido y organismo del Estado" y que disponía en sus
archivos de más de seis millones de fichass. : .
En los estudios sobre Falange Española 'p ublicados hasta la fecha
no se da, a nuestro entender,.toda la importancia que merece a esta
tarea de espionaje y represión cotidiana que realizó FET. Así el libro
de Ellwood>, una interesantísima síntesis de Ja historia del fascismo
español, al describir los distintos Servicios del partido único duran-
te el primer. franquismo no cita 'para nada las Delegaciones de
Información; y en la obra de Chueca ya citada, sin duda la mejor
investigación sobre Falange Española realizada hasta la fecha, se
afirma que los ficheros de los Servicios de Información se elabora-
ban a partir de la lectura de la prensas. Desde nuestro punto de
vista, en el escalón loca l esto no fue así: las fichas '.y los informes
que desde los pueblos llegaban al mando superior eran el resulta-

4 Arriba: 8-mayo-1942.
5 ELLWOOD', SHEELAGH: .Prietas lasfilas. Historia de Falange Española, 1933-1983;
Madrid, 1984.
6 Chueca, Ricardo: op cit ; pág. 248.

A15127
do de un puro trabajo de espionaje directo sobre los vecinos; infor-
mes, además, como veremos, que no hacían referencia sólo a acti-
tudes políticas, sino también a comportamientos privados, asuntos
familiares y de negocios, y hasta a costumbres sexuales.
Precisamente por esto, tales informes fueron, como ya hemos seña-
lado, sistemáticamente destruidos poco antes del restablecimiento
de la democracia en España.

55 Desde los primeros días del alzamiento militar de julio de 1936


las milicias de Falange que se organizaron en la mayor parte de los
pueblos de la provincia de Sevilla contaron con su Servicio de
Información. Al promulgarse en 1937 el Decreto de Unificación esos
Servicios pasaron a convertirse en Delegaciones Locales de
Información de FET de las ]ONS, dependientes "de forma directa de
la Delegación Provincial de Información del ya partido único, que
tuvo durante la guerra civil su sede en la calle Santa Ana de Sevilla,
número 11.
El control que la Falange se atribuyó sobre los vecinos de los
pueblos, espiándolos, vigilándolos y denunciándolos, empezó pron-
to en Sevilla de una forma estructurada y organizada. En el mes de
julio de 1938 el camarada Manuel Muñoz Filpo, Delegado Provincial
de Información e Inspector "Territorial de Andalucía, enviaba a los
jefes de investigación de las ]ONS locales del Aljarafe una extensa
circular sobre cuales debían ser sus tareas y el mejor modo de lle-
varlas a cabo.
En primer lugar se invocaba la enorme responsabilidad que con-
traían los encargados de la vigilancia de sus convecinos en su labor
de espionaje. "

"No olvides -se resalta- que tu "información mientras no se


demuestre"lo contrario es artículo de fe, y que de tu dictamen
depende el prestigio, el bienestar, la libertad, o quizás la vida del
sujeto informado. Si es trasunto fiel de la verdad, habrás cum-

7 v. L: 448 - A. Instrucciones a los Agentes. Delegación Provincial de


Información e Investigación.

A15127
plido con tu deber de patriota; si no lo es, al descubrirse su lige-
reza, ' o tu venganza, nuestra Organización que se asienta sobre
la justicia estricta, volverá sobre ti su justa cólera y hará que se
te imponga la sanción adecuada'".

Se trata, en verdad, de una invocación más 'bien sobrecogedora;


no porque se amenace con graves castigos a gente falangista que
abuse de su poder, sino porque se reconoce sin ambages que el
informe de ese agente podía llevar a la cárcel o a la muerte a cual-
quierpersona del pueblo.
56 A los ojos del jerarca de Sevilla que firmaba la circular, las tare-
as de los informadores no iba a ser fácil: incluso podía peligrar la
salud de su alma, pues el espía de camisa azul, en su trabajo de
recolección, tendría que "acudir a lugares" donde iba a "ponerse a
prueba sus virtudes'". Por eso, a modo de ejercicios espirituales, hay
que fortalecerse con una "vida pública y privada" intachable, llena
de austeridad, y "sacrificando muchas ; expansiones incompatibles
con las actividades de su cometido'v, O sea: puros como palomas y
astutos como serpientes; debían disimular, no exhibir el carnet y ser
ignorada su condición en "la oficina, taller o fábrica" donde traba-
jasen "pues a nadie interesa saberlo y sí mucho conservar el anóni-
mo"!". Incluso con la familia había que ser discreto: "Parcos en
comentarios relacionados con el Servicio, evitando toda expansión
innecesaria" 11.
MuñozFilpo fijaba el radio de acción de los agentes: informar,
antes que nada, de los propios afiliados a Falange; luego, de "los
"estados de opinión", actuaciones y comentarios que se produjesen
en el pueblo. Y, como no podía ser de otra forma, especial cuida-
do al "vigilar las actividades de aquellas personas que por sus ante-
cedentes no merezcan confianza a la Nueva España; saber de sus
actividades, objeto de sus viajes, 'negocios y amístades'v-.

8 Ibid.
9 Ibid.
10 Ibid.
11 Ibid.

...
12 V. L: 448 - A. Apéndice a las Instrucciones Generales para los Agentes.
Delegación Provincial de Información e Investigación.

A15127
La información recogida, si era de carácter .político, debía remi-
tirse, sin tardanza, al Delegado Provincial de Información. Si se tra-
taba de "cuestiones delictivas, comunes ode orden público" enton-
ces se daría también conocimientos al Comandante de la Plaza a fin
de que este adoptase las medidas pertincntesl'', Y como el ejército
de . Franco era en extremo susceptible hacia otros uniformados con
armas, que no .fuesen los propios, se recomendaba a estos falangis-
tas que mantuviesen exquisitas relaciones con el jefe militar del pue-
blo y que no utilizasen demasiado sus pistolas "en exhibiciones ocio-
sas ..., usando de ellas sólo en los casos de extrema necesidad'<".
Así pues, los delegados locales de Información están jerárquica-
57
mente en dependencia de la Jefatura Provincial Falangista; pero
mientras dura la guerra civil la mayor parte de las órdenes y las con-
signas que reciben proceden del mando del ejército, y más especí-
ficamente de la Red Provincial de Policía Militar de Sevilla'>. De esta
forma, y hasta la "Victoria" ,una buena parte del trabajo que reali-
zan estos falangistas pueblerinos tier:te mucho que ver con opera-
ciones militares y acciones de represión llevadas . a cabo directa-
mente por el ejército. Así, por ejemplo, en noviembre de 1938 en
las sedes de FET de los pueblos del Aljarafe se recibe una circular
emanada de la Jefatura Militar sobre supuestos complots que se pre-
paran en la retaguardia a cargo de "la masonería y rojos en liber-
tad", para la ejecución de sabotajes en la provincia.
Por supuesto, el peso de las acciones contra las actividades ene-
migas en retaguardia recae en la Guardia Civil y en la Policía; pero
el ejército demandaba de nuestros falangistas rurales un fino traba-
jo que ellos, mejor que nadie, podían realizar: la vigilancia de cafés
y tabernas. Según los militares era "en los cafés y tabernas de nues-
tra zona" donde con frecuencia "se maquínaban los complots y tení-
an sus sedes clandestinas los agentes y enlaces de Socorro Rojo";
por eso, se comunica a los falangistas locales que "es de impres-
cindible necesidad fichar y evitar el que haya tabernas y cafés cuyos
dueños no sean de absoluta confianza"; lo cual significa, de recha-
zo, el cierre de aquellos locales que no inspiren esa confianza

13 Ibid.
14 Ibid.

...
15 C. L: 997; Carpeta 508; Circular del Tercer Batallón de las Milicias Nacionales
de Sevilla; 23-octubre-1937~

A15127
requerida. Por tanto, los agentes de información de FET deberán, en
primer lugar, vigilar de forma permanente todo 10 que ocurre y se
habla en los "cafés, hoteles, tabernas, fondas .y casas de lenocinio"
que pudiesen existir en sus respectivos pueblos. En segundo lugar,
y en el plazo máximo de una semana, tendrían que establecer las
fichas detalladas de los dueños de aquellos Iocalestv.
No sólo debían vigilar y fichar: también se exigió de las rústicas
Falanges pueblerinas, por parte del ejército, una represión más
directa. Apenas terminada la guerra civil, los Delegados de
Información de cada pueblo .recibieron remitidas por la Red
Provincial de Policía Militar, unas indicaciones bien precisas:
58
"Colaborar en la detención de cuantos individuos... hayan sido
dirigentes de organizaciones revolucionarias u ostentado catego-
ría militar en el Ejército rojo, los cuales deberán ingresar en la
prisión provincial o prisiones del partido... quedando dichos
individuos a .disposición del Iltro. Sr. Auditor de Guerra.., Si no
fuesen suficientes las prisiones... se habilitarán para tal cometido
uno o varios edificios... y si no fuera posible, se constituirá un
campo de concentración".

Cada ocho días, además, el responsable falangista del pueblo


debe enviar al mando de la Policía Militar "cuentas detallada' del
número de detenciones efectuadas". Como siempre, con el tono
imperativo necesario, se le advierte que cualquier negligencia que
se observe por su parte en la "busca y captura" sería sancionada con
el máximo rigor!". Estamos, así, ante el comienzo de la gran repre-
sión de las posguerra; ' esa . represión sangrienta que aterrorizó al
propio 'conde Ciano cuando recién acabada la guerra civil visitó ofi-
cialmente España. Sin embargo, ya lo hemos dicho más arriba, no
vamos a ocuparnos de la gran represión, de los fusilados o los
enviados a campos de concentración, sino tan sólo de la represión
cotidiana ejercida sobre los vecinos que se habían Iibrado del pare-
dón ~ de la cárcel; pues esta gente común tampoco debía escapar
a la vigilancia permanente del nuevo régimen español que los .falan-
gistas veían como un Estado totalitario.

16 C. L: 997~ Carpeta 508.


17 C. L: 997; Carpeta SOR

A15127
Esta vigilancia, concluida la guerra civil, y todavía durante el año
1939, siguió siendo exigida por el ejército. Al margen de colaborar
en las detenciones, los jerarcas locales de Falange recibieron la
orden secreta de la Policía Militar para con suma discreción -ahora
ya no se trata de echar abajo la puerta de las casas de los rojos, sino
de espiar e informar-ejercer una vigilancia permanente sobre todos
aquellos vecinos que no residían en el pueblo con anterioridad al
18 de julio de 1936; todos ellos "personas en principio sospecho-
sas". También deberían vigilar a los familiares de los "huidos",
observando quien entraba y salía de sus casas y abriendo la corres-
pondencia que pudiesen recibir. Así pues, la Victoria no significaba
59 la paz frente al enemigo interior; por eso se ordenó también a las
Falanges rurales que reforzasen los mecanismos de información que
ya tenían montado, y aumentasen "el número de agentes y confi-
dentes en todos los pueblos", de tal forma que quede trenzada "una
verdadera red que abarque la totalidad de la provincia, utilizando
para ello los excombatientes que vayan reintegrándose en sus luga-
res a consecuencia de las desmovilización y entre los cuales podrá
encontrarse excelentes colaboradores, cuyo entusiasmo y afección 'a
la Causa ha sido bien probadot".
De todas formas, las exigencias del ejército, a medida que que-
daba atrás la guerra civil, fueron cada vez menores. Pero eso no
supuso en absoluto el cese del trabajo represivo y de espionaje de
los fascistas pueblerinos; sólo significó que ahora las órdenes y las
consignas no provenían de los militares sino de 'los propios jerarcas
de Falange. Por ejemplo: en toda España el Certificado de buena
conducta resultaba un documento indispensable en la vida de cual-
quier vecino. En los pueblos del Aljarafe, al menos, la obtención de
este certifícado exigía el ' previo informe de la Delegación Provincial
de Falange, que era quien garantizaba que el portador del docu-
mento carecía de antecedentes políticos-sociales. Pero, a la vez, ese
a modo de salvoconducto sólo se emitía previo informe positivo de
la Jefatura Local falangísta!". De esta manera la jerarquía fascista
pueblerina tenía en sus.manos facilitar las cosas, o hacerle la vida
imposible a cualquiera; Si en una 'gran ciudad la' obtención del

18 C. 1: 997; Carpeta · 508; Circular secreta de la REd Provincial de Policía


Militar, 27~mayo-1939. -
19 Ejemplos enSalteras:i.:344.

A15127
Certificado de buena conducta, salvo caso de delito, era una cues-
tión de mera incomodidad burocrática, en los pequeños núcleos
rurales no era un trámite baladí y sólo la actitud obediente y obse-
quiosa hacia los representantes del Estado Nacional-Sindicalista
podía garantizar, durante el primer franquismo, que la vida no se
convirtiese en una auténtica pesadilla por falta de "papeles" ade-
cuados. Ya sabemos que la infracción de las nuevas leyes represi-
vas, como le ocurrió al joven cabrero 'de Benacazón, tenía abun-
dantes delatores patriotas. Hemos visto también cono no hacían
falta leyes para ser castigado: bastaba no seguir,las consignas de los
jerarcas locales, como experimentaron aquellos vecinos que no fue-
60 ron a la manifestación. Pero esto no era suficiente: si en los peque-
ños pueblos se quería vivir con una cierta tranquilidad de espíritu
había que colaborar, y colaborar de 'forma espontánea y 'entusiasta;
por ejemplo: económicamente.
Ya desde los primeros meses de la guerra civil grandes y peque-
ños agricultores, latifundistas y pelantrines, comenzaron a entregar
donativos en especie a la Falange local: en la sede del Partido se
entregaba, sobre todo, cereales y aceite a cambio de un recibo fir-
mado por el responsable fascista, que el dadivoso donante guarda-
ba como oro en paño-", Después, terminada la guerra, las entregas
en productos del campo fueron sustituidas por dinero en metálico
a través del Auxilio Social, el Plato Único, los Socios Protectores de
la Organización Juvenil de FET, o aportaciones para los campa-
mentos del Frente de Juventudes. Pero existían también los pagos
de cuotas como afiliados; y no estamos hablando de los militantes
de Falange, sino, por ejemplo, de los afiliados a los" Sindicatos
Verticales o a los distintos Servícíos que, teóricamente voluntarios,
eran en realidad de estricta 'obligación. En estos casos no pagar
suponía, no unos posibles inconvenientes futuros, sino la certeza de
un inmediato y grave problema; como el que 'tuvo el maestro de la
localidad de Camas, Ignacio Romero Villar. '
Cuarido llegó el "Año de la Victoria" ya estaba: funcionando a
pleno rendimiento el Servicio Español del Magisterio; entendiendo
por pleno rendimiento la afiliación masiva y obligatoria de todos los
enseñantes de primeras letras. Se trata de uno de los servicios en
que se estructura FET de las JONS, que en Sevilla tuvo su primera

20 Ejemplos de estas entregas contra recibo en A. L: 459.

A15127
sede en la calle Jesús del Gran Poder 83, y que se regía bajo la con-
signa "Hacia Dios y el Imperio por la Escuela". Así pues, a este orga-
nismo estaba afiliado Ignacio Romero. Debió ser uno de esos espa-
ñoles que tardaron un cierto tiempo en darse cuenta que también
en su pueblo había desaparecido el Estado de Derecho, y que ya,
al margen de las leyes escritas, había que contar con las órdenes,
consignas y estilo de la Nueva España. Afiliado COlno todos al
Servicio, el maestro de Camas consideró que este debía ser volun-
tario y a mediados de septiembre de 1939 se negó a seguir pagan-
do su cuota. Tuvo que pagar de otra forma. El Jefe Provincial de los
maestros sevillanos, Sabas del Río, montó en cólera: primero orde-
61 nó al Habilitado que abonaba sus haberes le diese de baja en el
Servicio; luego se dirigió al Jefe Local de la Falange de Camas en
los siguientes términos:

"Como comprenderás (la actitud de Ignacio Romero) supone


una falta de disciplina y una incorrección; por lo cual lo citarás
en tu despacho exigiéndole exponga los motivos por los cuales
desea ser Baja y me envías la declaración, para trasladarla al Jefe
Provincial del Movimiento. Por Dios, España y su Revolución
Nacionalsindicalista'<l, '

No sabemos como concluyó este caso: si con expulsión del


Magisterio, humillación del rebelde, o todavía algo peor; pero si lo
hemostraído a colación es como ejemplo de 'cuan difícílpodia con-
vertirse la vida si no se tenía plena consciencia de que el Nuevo
Estado era ' un Estado con vocación totalitaria. Por lo demás, en los
pueblos este totalitarismo significaba una vigilancia continua, y a ser
posible exhaustiva, sobre los vecinos. '
De esta vigilancia individualizada no se libró nadie, llegándose
en algunas ocasiones hasta cubrir el entero vecindario. ' ~n la locali-
dad de Salteras, entre ,1937 y 1940, la Guardia Civil solicitó informes
al Jefe Local de Falange de la práctica totalidad de los habitantes del
pueblo-s. Los datos que en este ,caso remitió ,a la Benemérita nues-
tro fascista saltereño siempre fueron breves y precisos:

21 C. L: 997; Carpeta 360; 21-octuhre-1939.


22 S. L: 435.

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".-:Pertenecía a UGT y se incorporó al Ejército.
-De opinión izquierdista y dirigente socialista fue detenido en
1936 y hoy (1940) en libertad.
-Fue de Acción Popular y falangista desde antes del 36.
-Siernpre derechista.
-Izquierdista, afiliado a UGT, no ha demostrado nada contra el
Movimiento.
-Izquierdista.
-Enfermo mental,
_ ... "23.

62 No había sólo que informar de antecedentes políticos y de com-


portamientos presentes: los falangistas de los pueblos aljarafeños
participaron también como activos colaboradores en otras activida-
des de carácter más bien parapolicial. Por ejemplo, en relación con
el cumplimiento y aplicación de la llamada Ley de Tasas que pre-
tendía un control estricto sobre la producción y el consumo.
En el campo sevillano, como' en el resto de España, la Ley obli-
gaba a los agricultores a declarar sus cosechas, y a los comercian-
tes a mantenerse en unos determinados precios fijados de manera
oficial. Como es de sobra conocido el mercado negro, el
"Estraperlo", se desencadenó: los campesinos ocultaban buena
parte de la producción; en las tiendas se vendía, bajo mostrador, a
precios mucho más altos que los autorizados; y de madrugada las
veredas y caminos rurales veían desfilar silenciosas recuas de asnos
cargados con cántaras de aceite, sacos de garbanzos y otros pro-
ductos alimenticios, camino de 'c aseríos y cortijos donde se almace-
naban con vista al mercado clandestino. Con este telón de fondo de
los años del hambre algunos militantes falangistas de mayor celo
patriótico comenzaron 'a manifestarse, en los pueblos de los que
venimos ocupándonos, con un estilo característico'; es decir: vocife-
rante y violento cuando se topaban con casos de ocultación de pro-
ductos o subidas de precios ilegales. Era una actitud espontánea:
espontáneamente actuaban como policía paralela. Pero como no
tenían ninguna autoridad para hacerlo, empezaron a producirse
conflictos con agricultores y tenderos -e incluso con la propia
Guardia Civil que veía invadida sus competencias. La tensión llegó
a tanto que hubo de intervenir el mando provincial de Falange.

23 s. L: 345.

A15127
Debió de recordarse a los agrestes falangistas que su misión no era
la de actuar de- forma directa sobre los infractores -de la Ley de
Tasas, sino sólo colaborar patrióticamente con las autoridades res-
ponsables. Se les precisó así, que en caso de llegar a conocer algu-
na irregularidad sohre el asunto deberían limitarse a dar cuenta a la
Jefatura de FET en Sevilla, y si recibían denuncias por parte de ter-
ceras personas habrían de remitir los denunciantes a la Torre Norte
de la Plaza de España de la capital hispalense, donde tenía su sede
la Fiscalía de Tasas, o bien a las llamadas "Oficinas de Amparo" que
se encontraban ubicadas en los Ayuntamientos, Secretarías de los
Juzgados Municipales y Puestos de la Guardia Civil-t. Sin embargo,
63 había otras actividades parapolicialesque les eran exigidas a los
falangistas pueblerinos _por la propia jerarquía del Partido, ya que
son, precisamente ellos, por su carácter rural, quienes mejor pueden
desempeñarlas.
En Sevilla los robos en el campo, sobre todo durante la época
de las cosechas, son algo que se remontan, como poco, a comien-
zos del siglo XIX. Durante la posguerra estos robos-cabezas de
ganado, aceitunas, bellotas, higos, algarrobas- fáciles de llevar a
cabo durante la noche en .los extensos latifundios de la provincia,
se convirtieron en una cuestión vital para muchos jornaleros ham-
brientos. Pero un desorden semejante resultaba intolerable para los
falangistas pueblerinos. Intolerable, primero, por fascistas; luego
porque ellos mismos eran, en buena parte, agricultores. Los años de
1941 y 1942 fueron especialmente activos en lo que se refiere a
robasen fincas y cortijos. Desde los pueblos del Aljarafe empeza-
ron a enviarse quejas a la Secretaría Provincial de Falange sobre lo
que sucedía en el campo. Desde allí las denuncias pasaron directa-
mente al Jefe de la FET sevillana y Gobernador Civil, José Antonio
ElolaOlaso, que se puso en movimiento. A comienzos de mayo de
1941 Elola reunió a todos los jefes de la Comandancia de la Guardia
Civil dándole órdenes para que con "todo rigor" terminasen con el
escandaloso desorden que estaba produciéndose. Doscientas nue-
vas parejas de la Benemérita pasaron a prestar servicio _en el campo
y, por fin, el propio Gobernador hizo saber a las Jefaturas Locales
de Falange que se había dirigido al General Jefe de la Segunda
Región Militar para que se aplicase "el Fuero de Guerra" a los ladro-

24 C. L: 997; Carpeta 508.

A15127
nes de cosechase. Naturalmente, hablar de Fuero .Militar para refe-
rirse al robo en el campo suponía considerar esos robos como sabo-
taje; y así lo entendió "la Falange sevillana. De esta forma, los falan-
gistas rurales, del mero quejarse sobre los hurtos, pasaron a ser
militantes activos contra 'los "actos de sabotaje" que se cometían a
la hora de la recolección. Se les ordenó en secreto, desde la jerar-
quía provincial, denunciar "cualquier indicio que se notase"; siendo
la denuncia el mínimo de colaboración que el mando exigía de sus
subordinados en los pueblos-"
Como vemos, el fin de la guerra civil no estaba suponiendo una
disminución en las tareas represoras del fascismo rural. Muy al con-
64 trario: la marcha hacia la construcción del Nuevo Estado requería
por momentos una mayor finura y un trabajo más exaustivo, El ene-
migo seguía con sus manejos, a .pesar de la derrota en las trinche-
ras, y había encontrado "nuevas modalidades en su ofensiva", que
estribaban sobre todo "en el comentario hábilmente , manejado y
propalado en medios no sospechosos, tendente a lamentar las
deficiencia? que desgraciadamente se padecen, sobre todo en orden
al abastecimiento de 'artículos de primera necesidad y al de materias
primas para el funcionamiento de .industrias". '
Ante semejantes maldades el mando de la FET sevillana daba
orden a los falangistas de los pueblos de actuar siempre "atentos 'a
la intenciones de los comentaristas, para realizar las 'investigaciones
que sean precisas y desenmascarar a estos enemigos hábiles y peli-
grosos .que siembran en el ambiente la desconfianza y el recelo y,
en definitiva, logran el desprestigio del Régimen y de las Autorida-
des". No había que perseguir sólo el bulo o el rumor; nada resulta-
ba más molesto para el estilo fascista que el chascarrillo o el comen-
tario chistoso de carácter político. Por eso se enviaron al respecto
circulares a los jefes locales:

"Otra de las modalidades -se decía- de la ofensiva' (enemiga) es


el chiste más o .menos fino y bien pergueñado, el rumor, 'e l bulo,
o las noticias de algo grave que se 'p repara y que produce en el
ambiente general' pánico y desconfianza.

25 S. 1: 345; Circular de la Secretaría Provincial de Sevilla, 15-n1ayo-1941.


26 C. L: 997; Carpeta 508; Circular secreta de la Delegación Provincial de
Informacion, 16-junio-1942.

A15127
Los agentes de FET vigilarán atentamente aquellas personas que
habitualmente dedican sus actividades a estos manejos, procu-
rando tener una confirmación plena de cuanto propalan para
proceder contra ella de manera inmediata y con la dureza que
el caso requiera '<",

La tarea represiva y de espionaje que llevaba a cabo ·la Falange


rural sobre sus convecinos no era tarea de cada uno de los mili-
tantes del Partido. Estaba reservada a los llamados "agentes" que
dependían del Delegado Local de Información e Investigación,
quien recibía sus informes, los remitía a la Jefatura Provincial y les
65 impartía las órdenes y consignas necesarias. Como ya hemos dicho,
el trabajo de estos agentes y de estos delegados no disminuyó lo
más mínimo a medida que se alejaba en el tiempo la guerra civil. Al
contrario: la labor de espionaje en los pueblos se fue estructurando
y perfeccionando con el paso de los años, y sólo cesaría en 1945
con el hundimiento internacional de los fascismos. Así, en la pri-
mavera de .1943 se dio un paso más en la metodología de los espí-
as de FET.
Con fecha del 17 de abril de 1943 el mando provincial ordena-
ba a todas las Delegaciones Locales de Información que, con perio-
cidad mensual y carácter secreto, remitiesen un llamado Boletín de
Información que contenía, entre otros, los siguientes puntos
referentes a la situación en cada pueblo:

"-Actuaciones de las personas de relieve social.


-Orientación política local.
-Opinión pública y comentarios sobre los últimos actos celebra-
dos dentro y fuera de la localidad.
-Propaganda extranjera y otras (?) en Radio, etc.
-Ambiente general, rumores, bulos, etc." 28.

Se trata, pues, de perfeccionar y sistematizar el trabajo de nues-


tros agrestes espías; que estos tengan un a modo de formulario que .

27 C. L: 997; Carpeta 508; Circular de la Delegación Provincial de Información


e Intestigacion, 16-enero-1941.
28 C. L.: 997; Carpeta 508; Circular de la Delegación Provincial de Informacion,
17-abril-1943.

A15127
les impida, a la hora de emitir sus informes, extraviarse en chismes,
rencillas y cuestiones irrelevantes; extravíos a los que eran, como ya
se verá más adelante, extraordinariamente dados. Pero no se trata
sólo de mantener y afinar la vigilancia sobre el conjunto de los veci-
nos. El que la guerra civil haya quedado atrás no significa la tran-
quilidad. La marcha de la guerra mundial no va nada bien para las
fuerzas del Eje, y el régimen del General Franco comienza a obse-
sionarse con una posible victoria Aliada, que ve unida a un rebrote
del peligro comunista. Por eso el siete de junio de 1943, vuelve a
exigirse de los responsables locales una puesta ·al día de los venci-
dos. Deben enviar una relación de todos aquellos que pertenecie-
66 ron al partido comunista; de los relacionados con el Socorro Rojo
-una estructura clandestina que el Régimen magnificaba hasta con-
vertirla en una pesadilla-; de ' los familiares varones de aquellos
"sancionados con bandos de guerras" -es decir: fusilados o en los
campos de concentración-; remitir relación, también, de los anti-
guos dirigentes del Frente Popular y que se encontraban en libertad
condicional y, por último, lista de aquellos vecinos que tuviesen
algún familiar en el extranjero-".

Es rasgo inseparable de todo Estado totalitario el que la repre-


sión y el miedo no aplaste sólo al ciudadano común, sino también
a los componentes del propio aparato represor. 'De esta manera, los
falangistas que aparecían como vencedores, opresores y altivos ante
el resto de sus' compatriotas también estaban bajo el ojo vigilante
del Régimen. Nos hemos referido antes al pueblo de Salteras donde,
entre 1938 y 1940, la Guardia Civil pidió al Delegado Local de
Información de FET un informe sobre prácticamente la totalidad de
los vecinos; pues bien: aquí la totalidad hay que entenderla en sen-
tido estricto, pues ese luismo informe se exigió sobre las activida-
des de los propios militantes falangistas del pueblow, Sin embargo,
la mayor parte del espionaje que se ejercía sobre los camaradas del

29 C. L: 997; Carpeta 508; Circular de la Delegación Provincial de Informacion;

...
7-junio-1943.
30 S. L: 345.

A15127
Partido no viene ni de la policía ni del ejército, sino de los propios
jerarcas de Falange.
Se trata de una vigilancia sobre los militantes que empieza en su
misma ficha de afiliación: junto al nombre, dirección, procedencia
política, etc., aparece siempre un último apartado que bajo la rúbri-
ca de Observaciones puede acoger cualquier cosa y, desde luego,
marcar para siempre al nuevo afiliado que, naturalmente, ignora la
opinión que sobre él tiene su propio partido; opiniones que van
desde el juicio político a textos tan perversos como el siguiente: "Su
conducta social deja mucho que desear por su embriaguez habitual.
Corno adhesión al Movimiento puede considerarse como tibio">'.
67 Por cierto, uno se .pregunta cómo con semejante calificación alguien.
podía ser admitido en Falange.
No sólo está el comentario de la hoja de afiliación: los jerarcas
provinciales exigen una nueva ficha, en este caso secreta, rellenada
por el Delegado Local de Información. Aquí es mucho más preciso
el retrato político-moral de cada militante, puesto que todo militan-
te tiene 'su ficha. En tales impresos, junto a los apartados ya habi-
tuales referentes a su actuación política "antes" y "durante " la gue-
rra civil, se encontraban otros corno los siguientes:

"- Conceptuación policial.


- Conceptuación religiosa.
- Conceptuación de su vida pública.
- Conceptuación de su vida privada.
- Posición econ ómica. "

Por lo general estos apartados se rellenaban de una forma bas-


tante esquemática, esquematismo que con frecuencia no deja de pro-
ducir una cierta perplejidad. Por ejemplo: la conceptuación "policial"
y "religiosa" siempre coincidían, e iban desde "muy buena" a "mala"
pasando por "regular" y "mediana", sin más especificaciones; lo cual
nos deja en la tremenda duda sobre que cosa pueda significar el ser
considerado como "mediano" o "regular" por la policía. En la con-
ceptuación "vida privada" se es ya un poco más explícito, y se inclu-
yen comentarios al estilo de "muy querido entre sus familiares" o
"muy amante de su familia"; mientras que el apartado que hace

31 V. L: 448-0.

A15127
referencia a la situación económica se despacha con una sola pala-
bra: "buena", "mediana", "mala", "ninguna" (?). En cambio, donde el
informante si se explaya a su gusto es en el apartado final de
Obseroaciones que le permite toda clase de perfiles y considerandos.
A través de ellas el responsable del rellenado ,d e la "ficha secreta"
ejerce un auténtico poder sobre sus camaradas a los que puede
empujar políticamente hacia arriba, o dejarlos caer aniquilando su
futuro en la Organización. De esta manera resultaba bastante común
que el informante anotase: "Tiene actitud y moral para el desempe-
ño de cargos públicos", o bien: "No reúne condiciones para cargos
públicos"; lo cual, en este último caso, llevaba indefectiblemente a
68 que el mando provincial pidiese del informador aclaraciones sobre
por qué tal camarada no servía; con lo que uno se podía explayar a
conciencia sobre las perversiones morales o políticas del aludido'<.
Ni siquiera los niños con camisa azul se libraban de la vigilancia:
también los miembros de la organización juvenil de FET tenían una
ficha, desconocida para ellos, donde se anotaba, su "Cultura Gene-
ral" -"Buena". "Mediana". "Poca". "Nula"-, la "Situación económica
de los padres" -"Buena". "Regular". "Mala".-, y hasta su asistencia
regular a rnisa-". Sin embargo, todo lo que acabamos de reseñar en
torno a la vigilancia que la Falange ejercía sobre la vida política y
privada de sus propios afiliados fue poca cosa comparada con lo que
supuso el llamado "proceso de depuración".
En mayo de 1941 José Luis Arrese es nombrado Ministro
Secretario General del Movimiento. Aunque en un primer momen-
to, durante la Guerra Civil, había tenido un encontronazo con
Franco que le valió pasar algunos días en la cárcel, pronto se aco-
modó totalmente al Régimen. Mientras algunos falangistas, espe-
cialmente los que se agrupaban en torno a Dionisio Ridruejo y eran
protegidos por Serrano .Su ñer, mantenían ·una actitud radical - fas-
cista, que buscaba para España un Estado totalitario al estilo del
nacionalsocialista alemán, atraparte de la Falange -cíondc se
encontraba ahora el propio Arrese- había aceptado el régimen fran-
quista tal como era: una dictadura reaccionaria montada sobre el
ejército, la Iglesia y la derecha tradicional española. Mientras los
falangistas radicales, por fascistas puros, aceptaban como algo posi-

32 Ejemplos numerosos de estas fichas en C. L~ 997; Carpeta 508.


33 V. L: 233;' Circularde la Organización Juvenil de Sevilla, 29-abril-1939.

A15127
tivo la incorporación de antiguos militantes de izquierdas a sus filas,
el nuevo Secretario General del Partido condenaba públicamente .a
"los que bajo la camisa azul esconden la camisa roja" y adoptan
expresiones y discursos pococompatibles con el discurso y el poder
del clero español. Para combatir estos sospechosos falangistas, el 24
de diciembre de 1941 el catolicísimo Arrese ordenó el inicio de una
gran depuración en el partido único: no habría nuevas admisiones,
excepto en la Organización Juvenil, y los Secretarios Provinciales
podrían expulsar a antiguos masones, comunistas, socialistas, anar-
quistas y funcionarios simpatizantes del Frente Popular, así como a
todos aquellos militantes que llevasen una "vida inmoral". Esta
69 depuración -que según Ridruejo tenía como verdadero objetivo eli-
minar a los auténticos fascistas- debía ser organizada y mantenida
por las distintas Delegaciones de Información e Investigación. Nada
más iniciada, desde Sevilla, en enero de 1942, el Gobernador Civil
y Jefe Provincial del Movimiento manifestó públicamente su apoyo
a la Depuración "en interés de la unidad, jerarquía y disciplina'v'.
En la práctica la Depuración fue un bluf y sus efectos mínimos.
De 1942 a 1946, en que oficialmente termina, sólo hubo 5.703 depu-
rados; es decir: expulsados del Partido, en toda España. Pero en los
pueblos del Aljarafe sevillano sirvió como pretexto para que las
Falanges locales reduplicases su esfuerzo de vigilancia y espionaje
sobre sus propios militantes, que, de entrada, de acuerdo con la
mecánica depuradora, debían solicitar la renovación de sus carnets.
Naturalmente este trámite supuso abrir nuevas fichas secretas sobre
el comportamiento político y privado de cada falangista que solici-
taba la renovación; fichas que, con los correspondientes comenta-
rios, eran remitidas a la Jefatura Provincial»,
En resumen: cuando hoy se manejan los documentos conserva-
dos en los ayuntamientos rurales, no cabe duda que el espionaje, el
chivatazo y la información secreta sobre los vecinos y los propios
militantes de FET fue, con mucho, la primera actividad política de
la Falange del Aljarafe. Sin embargo, en los pueblos de la provincia
de Sevilla, quien hubiese tenido actividad política en los partidos y
organizaciones sindicales del Frente Popular estaba ya huido o en
la cárcel o fusilado; por eso en los informes que emitían los

34 Arriba: 19-enero-1942.
y; Ejemplos de circulares sobre la Depuración en S. L: 344.

A15127
Delegados locales sobre sus convecinos el componente de cuestio-
nes, digamos de "vida privada" y "comportamiento moral", estaba
mucho más desarrollado y era .mucho más explícito que las líneas
dedicadas a las actividades políticas. En este contexto vamos a dedi-
car el siguiente capítulo a un ejemplo bien preciso y documentado.

70

A15127
CAMAS: UN CASO
71

A15127
...
73

Las huellas de la represión en los pueblos del Aljarafe han sido


casi totalmente borradas. Cuando en 1977 C0111enzó la democracia
en España y, sobre todo, cuando se anunciaron las primeras elec-
ciones municipales libres para 1979 los archivos de los pueblos sevi-
llanos fueron "limpiados" con meticulosidad. De la labor de espio-
naje que sobre los vecinos realizaba cada Falange local, de los infor-
111es que esa Falange emitía a jerarquías superiores, no ha quedado
prácticamente nada. Salvo una excepción: la localidad de Camas. En
su Ayuntamiento se salvó una documentaci ón suficiente C01110 para
extraer conclusiones, con toda seguridad aplicables al resto de los
pueblos aljarafeños.
Camas es, en la época que nos interesa y con sus 5.000 habi-
tantes, un pueblo rico .en jerarquías falangistas. Según un estadillo
remitido a la Delegación Provincial con fecha de 4 de enero de
19391 la localidad cuenta con Jefe Local, Secretario, Tesorero, Jefe
de Milicias, Subjefe de Milicias, Delegada de la Sección Femenina,
Delegado de Administración, Delegado de la Central Nacional de
Sindicatos, .De legado de la Organización Juvenil, Delegado de
Frentes y Hospitales, Delegado de Prensa y Propaganda y Delegado
de Auxilio Social; todos ellos ....,-excepto el Jefe Local , falangista de
1934- camisas nuevas. Pero lo que nos interesa resaltar aquí es que
en este listado tan exhaustivo de jerarquías falta una; y prccisamen-

1 C. L: 998.

A15127
te la que en la práctica ejercía un mayor poder dentro del fascismo
rural: el Delegado Local de Información, No obstante, esa ausencia
está en la naturaleza de las cosas y es lógico que tal cargo político
no aparezca registrado, dada la índole del trabajo que realizaba: los
ojos y los oídos del "gran hermano"; eso sí, a escala cutre y pue-
blerina. Se trata del camarada Patrocinio Castrejón González;
alguien cuyo trabajo consistía en espiar a todos los vecinos de
Camas y en emitir informes sobre la vida pública y privada de cada
uno. Informes de una índole con frecuencia sorprendente. He aquí
un ejemplo de comienzos de 1944, y que afecta a un matrimonio de
la localidad.
74
Del marido se dice "que afiliado a FET de las ]ONS desde los pri-
meros meses del Movimiento viene observando buena conducta
1110ral y pública sin antecedentes políticos ni sociales". Pero la mujer
parece cosa distinta:

"Natural de esta villa y de 31 años ... la conducta de esta indivi-


dua deja mucho que desear, por haber abandonado hace unos
5 años a su marido y a una niña de corta edad y yéndose a vivir
con Carmen :XX, y según de rumor público entre ambas C0111e-
ten actos invertidos, pues la causa de la salida y abandono de su
casa y del marido fue debido él que este las sorprendió acosta-
das las dos en la cama del matrimonio. También es de ' rumor
público que entre ambas existen frecuentes disgustos. En cuan-
to a los antecedentes políticos y sociales no consta sea contraria
al régimen actual".

Pero el informante es además hombre preocupado por sus con-


vecinos y por eso añade lo siguiente:

"En varias ocasiones y queriendo el que suscribe, corno conoci-


dos que son ambos, que volvieran a reunirse en matrimonio me
ha manifestado la mujer que jamás lo haría porque el marido
quería C0111eter actos impropios del matrimonio, ignorando .yo
cuales fueran estos '<.

C. L: 997 ; Carpeta 508.

A15127
Patrocinio Castrejón, el encargado de tan delicadas pesquisas,
ostentaba desde 1937 -y cuando era alferez de la Guardia Civil con
55 años- el cargo de Jefe de Investigación de las Milicias de FE-
JüNS en la localidad de Camas. Cuando se produjo el Decreto de
Unificación, Patrocinio continuó desempeñando el mismo puesto y
las mismas tareas en el ya partido único>. Terminada la guerra civil
se retiró de las fuerzas armadas, pero no de la política. Muy al con-
trario: con más tiempo libre ahora para la Falange local , desarrolló
su labor de espionaje con una extraordinaria eficacia, dado el volu-
men de sus informaciones llegadas hasta nosotros. Naturalmente no
trabajó sólo, sino que había dividido el municipio de Camas en
75 diversos "distritos" al frente de cada cual colocó, bajo sus órdenes,
a un informante"; a los cuales se les ve ejercer la tarea con verda-
dera delectación.
El trabajo de espionaje que los jerarcas provinciales de Falange
exigían de Patrocionio tenía un carácter exhaustivo. Los (los
Delegados Provinciales de Información bajo cuyas órdenes estuvo
-Manuel Muñoz Filpo y Ramón González Palacios- no se confor-
ruaban .con los estadillos periódicos que el responsable de Camas
debía remitirles: constantemente exigían más . Así, obtuvieron, en
primer lugar, lo que podríamos llamar la información de base, o
retrato del conjunto del pueblo de Camas: número de habitantes,
servicio de transportes, carreteras y ferrocarriles que le unían con
otras localidades, producción agraria anual, fecha de ferias y mer-
cados, nombres de los componentes del Ayuntamiento, del Juez, del
médico, de la matrona, del practicante, de los maestros... y de los
principales terratenientes del pueblo con indicación de sus cortijos
y haciendas; y, por supuesto, dado el carácter hipernacionalista y
"revolucionario" de todo fascismo, el listado de las empresas comer-
ciales, bancarias, industriales y mineras que pudiesen existir, pres-
tando una especial atención a aquellas que fuesen extranjeras o que
estuviesen "influenciadas" por extranjeros, cuyos .nombres, desde
luego, debían remitirse a la Delegación Provincial de Información>.
Sobre este paisaje. de fondo los jerarcas falangistas de la provin-
cia iban colocando las informaciones elaboradas por Patrocinio

C. L: 997; Carpeta 50S.

...
I Ihid.
C. L: 997; Carpeta 50S; Estadillo de 10~febrer()-1942 .

A15127
Castrejón. En primer lugar información sobre los propios militantes
falangistas y cargos del Partido en Camas. Cadames se debía remitir
al Mando de Sevilla una detallada exposición sobre la marcha del
Partido, sus diferentes Servicios y el trabajo 'político de dirigentes y
afiliados. Castrejón cumplía celosamente lo ordenado. Sin embargo,
a finales de 1941 se le exigió algo 111ás: la Delegación Provincial remi-
tió a todos los informantes de los pueblos una orden por la que estos
deberían darle cuenta sobre las prácticas religiosas de los militantes'',
Se trata de un diktat que respondía a la depuración en las filas falan-
gistas iniciada por Arrese para, según sus propias palabras, desen-
mascarar a los que "bajo la camisa azul esconden la camisa roja'".
76
En el Boletín del Movimiento del 20 de noviembre de 1941 se
precisaban las pautas depuradoras; antecedentes políticos y sociales
del afiliado, conducta 1110ral pública y privada y "conceptuación reli-
giosa". Y en la circular provincial remitida a los pueblos se señalaba
que, aunque ya en el terreno de la información sobre los falangistas
se había realizado una gran tarea, los datos recogidos deberían revi-
sarse y añadir otros nuevos y más precisos aún. Iba a ser un trabajo
ímprobo que requeriría la "total colaboración de agentes einforma-
dores". Por eso los jerarcas de Sevilla demandaban a los responsa-
bies ' del espionaje 'local si estaban dispuestos a incrementar su tra-
bajo sobre las "obligaciones particulares?". El camarada Patrocinio lo
estaba: aceptó continuar en su puesto, y el incremento de su labor.
El trabajo no iba a quedar limitado a informes sobre la marcha
del Partido en sí 111is1110; debía seguirse también el funcionamiento
de otros organismos ligados a FET; por ejemplo, el Auxilio Social.
Esto era un asunto delicado. Por las manos de los gestores de
Auxilio Social pasaba dinero y mercancías en abundancia, y en una
época que llegaría a ser conocida en los pueblos COIUO los a 11. os del
hambre. O sea, que la labor de espionaje en este campo deberá ser
especialmente minuciosa, pues las sospechas y los rumores sobre
los que manipulaban colectas, donativos y productos alimenticios
eran constantes. Así, en este contexto, los informes elaborados por
Patrocinio, sobre los gestores de Auxilio Social de Camas, llegaron

6 C. L: 997; Carpeta 508; Circular de 28-enero-1942.


7 ARRESE, José Luis: La revolución social del Nacionalsindicalismo. Madrid 1940;
pág. 41.
H C. L: 997; Carpeta 508; Circular del 9-dicielnbre-1941.

A15127
a revestir un estilo entre casuístico y chisme pueblerino, trufado de
nombres de vecinos y negocios familiares verdaderamente notable.
He aquí una muestra ejemplar,
A principios del año 1939, seguramente a consecuencia de algún
rU1110r o denuncia, el Delegado Inspector Territorial de Andalucía de
FET de las JONS se interesó por las actividades de José Marchena
Parrilla , Delegado de Auxilio Social en Camas, primer Teniente de
Alcalde y extesorero de la Falange local. Pues bien, el informe que
se elabora sobre el personaje es del siguiente tenor:

77 "A José Marchena Parrilla de 62 años lo conozco de siempre


ocupando el cargo de Encargado de la fábrica de zotal que en
la actualidad figura a nombre de Tejera y Olivares, en la cual
todos los indicios que hay me hace suponer que lo tienen en
gran estima sus jefes. Lo he considerado siempre persona de
orden y de derechas... Con10 primer Teniente Alcalde ... desern-
peña la alcaldía cuando el Alcalde Propietario, señorBalparda se
ausenta ... Si bien por datos e informes adquiridos de algunos
empleados del Ayuntamiento el señor Marchena no torna ningu-
na determinación sin la previa consulta del señor .Balparda... El
cargo de Tesorero... lo ha desempeñado a satisfacción. El haber
dejado (este puesto de FET) lo motivó el que su carácter de
excesivamente trabajador no se avenía a la dejadez de otros y
ello tal vez, y a mi juicio, le acarrea algunos enemigos.
De lo que respecta a su hijo es cierto que estuvo en Cazalla en
compañía de D. Carlos Astolfi, porque tenía en aquella localidad
una hermana casada . con D. Mariano Jiménez empleado del
Banco Hispano Americano y el Sr. Astolfi tener sus familiares de
veraneo en el campo, a quien consiguió traer.
Es cierto que su hija desde que los almacenes de tejido no pue-
den servir pedidos a los pueblos adquiere géneros que remite a
Constantina donde los vende una cuñada suya que quedó viuda
y con hijos a quien estableció el Sr. Marchena.
El citado Sr. Marchena guarda en su domicilio varios comestibles
los que pertenecen a Auxilio Social, por no reunir el local desti-
nado a ello las debidas condiciones de seguridad. Noticias sobre
administración de dicho Sr. en el repetido Auxilio Social pueden
adquirirse en la Provincial pues las de aquíson satisfactorias.
Por dios, España y su Revolución Nacionalsindicalista?",

9 C. L: 997; Carpeta 508.

A15127
C01110 ·se ve , en esta ocasión, el informante simpatiza sin duda
con .el vigilado. Pero si he1110s reproducido el largo texto es a 1110do
de ejemplo del C0111ún estilo que impregnaba la principal tarea -el
espionaje- del fascismo rural sevillano. Aquí, el espía falangista
exculpa al sospechoso a base de un recargado e ilegible texto nutri-
do de chismes de casino. Ahora bien: ei 111is1110 método podía ser-
vir para hacer la vida 111UY difícil a otros.
El trabajo de informar a la Jerarquía sobre los militantes de
Falange no era la única labor de espionaje que lleva a cabo
Patrocinio Castrejón. A él se dirigían también de una manera cons-
tante el ejército y la policía. Los militares se interesaban especial-
78 merite por el pasado político de aquellos vecinos que trabajaban
C01110 obreros especializados en industrias militarizadas; por eje111-
plo los ferrocarriles. La policía, por su parte, le encargaba de todo:
desde narraciones pormenorizadas de la vida familiar de alguien,
hasta una indagación sobre los posibles autores de pintadas de la
C.N.T. aparecidas sobre el puente en construcción de la localidad
pocos días después de la "Victoria ". Incluso recibía algunas órdenes
bastantes misteriosas: C01110 cuando a finales de septiembre del 39
se le pide investigue sobre las personas que poseyesen documen-
tos con sellos de Comando Legionario y Missione Militare Italiana
- 11 colonnello Comandante Cesare Bigeste'v, En todo caso, un tra-
bajo continúo que se iba haciendo agotador y dificultoso a medida
que Castrejón envejecía.
Cansado, tendía cada vez más a simplificar su tarea, y sobre todo
a no implicar en sus informes a camaradas del Partido que estuvie-
sen situados jerárquicamente por encima de él, o que pudiesen des-
cubrir tales informaciones. Cuando uno envejece mejor estar a bien
con todos que buscarse problemas haciendo de correveidile. Los
Mandos de Sevilla no se lo permitieron, Cuando a principios de 1942,
en los Informes Confidenciales relativos al funcionamiento de la FET
local, Castrejón empezó a limitarse a rellenarlos con dos líneas ruti-
narias, .de la Delegación Provincial de Sevilla le llegó, en el seco esti-
lo fascista del momento, una clara reconvención: "Eres poco explíci-
to " en tus informes sobre nuestra Organización -se le decía-; te limi-
tas a indicar "que no hay nada digno de. consignar siendo bueno el
ambiente religioso que existe en la misma. Pero a nosotros nos inte-

lo Ihid.

A15127
resa conocer puntualmente el funcionamiento de cada una de las
Delegaciones del Partido, es decir, Frente de Juventudes, Auxilio
Social , Sección Femenina, Milicias, C.N.S. etc sin omitir la [efatura
Local, y espero 111e puntualices sobre todos estos extremos"!'.
Difícil y arriesgada, si se quería conservar la tranquilidad de espí-
ritu que desea un hombre ya de 60 años, la obligación de espiar al
Jefe de la Falange en el pueblo. Por lo tanto, mejor no informar de
nada. Durante siete meses, a lo largo de 1942, el camarada
Patrocinio no rellena ni un sólo estadillo sobre la marcha del Partido
en la localidad. Pero resulta difícil, si uno está metido en el engra-
naje, zafarse de tal obligación. Desde Sevilla se 1110nta en cólera, y
79 se le amenaza que "de no cumplir con la obligación a que volunta-
riamente te comprometiste con el Partido 111e veré precisado a rele-
varte del cargo que ostentas en la Organizaci ón 'v-. Oscuro porve-
nir: en plena campaña de la "de p uración " ordenada por Arrese ser
cesado de un puesto político no era precisamente recomendable; y
menos si se quería conservar los pequeños privilegios de un jerar-
ca local. Por lo tanto Castrejón se mantuvo en su trabajo, que se iba
haciendo cada día un poco más 11101esto.
Resulta difícil que en un pueblo de cinco 111il habitantes las inda-
gaciones y los informes sobre la vida privada de los vecinos no ter-
minen por ser conocidos de los afectados. Así, el Delegado de
Auxilio Social acabó enterándose de las indagaciones que se hacían
sobre él y su familia, con los consiguientes problemas para el redac-
tor de los informes. Más grave aún fue el asunto de una camarada
de la Sección Fernenína, Encarnación Tena Muñoz, sobre la que se
había elaborado un informe secreto. De secreto tuvo poco: circuló
ampliamente entre las mujeres que vivían en la Casa Cuartel de la
Guardia Civil, hasta que una de ellas se lo enseñó a la propia inte-
resada. Sin ' perder tiempo Encarnación se presentó . en la Sede
Provincial exigiendo explicaciones sobre los motivos que habían lle-
vado a espiarla; y a su vez, los jerarcas provinciales exigieron a
Castrejón, con tono destemplado, una explicación sobre cómo
papeles reservados circulaban de tal guisa 13.

11 Ibid. El subrayado es nuestro.


12 C. L: 997 ; Carpeta 508; Carta del Delegado Provincial Interino , 21-octubre-
1942.
13 C. L: 997 ; Carpeta 508; Carta del Delegado Provincial de Información de 17-
111arzo-1943.

A15127
De esta manera Patrocinio se iba haciendo cada vez más torpe a
ojos de sus mandos sevillanos, que no dudaban en hacerle sufrir
pequeñas hU111illaciones; · humillaciones de jóvenes jerarcas que
debían resultar insoportables para un hombre pasado ya de los
sesenta. "Habiendo estado en el día de hoy en esta Delegación
Provincial, y no habiéndote pasado a darme la novedad sobre la
marcha de esa Delegación Local, te comunico que para lo sucesivo
y siempre que te persones en ·esta Delegación has de presentarte a
mí", le reprendía Ramón González y Fcmándcz-Palacios>'.
No era sólo desde arriba de donde venían las dificultades: ta111-
bién los subordinados del camarada Patrocinio le creaban no pocos
80 conflictos. Trabajar para el Servicio de Información de la Falange
tenía sus alicientes en el pequeño mundo pueblerino: el miedo que
quien detenta un puesto semejante provoca entre los vecinos y los
agradables privilegios y prebendas que ello acarrea. Por lo tanto, no
fue raro que algunos de los "agentes de distrito" a las órdenes de
Castrejón empezasen a invocar su poder para "abusos y extralimita-
ciones", lo cual desencadenó, a su vez, nuevas humillantes repri-
mendas para el Jefe de Información de Camas'>.
Por fin, en diciembre de 1944 el Jefe Local de la Falange de
Camas propuso a la Delegación Provincial de Sevilla el cese del
camarada Patrocinio Castrejón. Este , que durante todo el año sólo
había enviado cinco informes, fue en efecto cesado. Para sustituirle
se nombró a Antonio Villegas Salas. Pero estamos en el último mes
de 1944, la Falange va perdiendo poder a ojos vistas en toda
España, la guerra mundial está terninando con la derrota de los fas-
cismos, y los fascistas de Camas no se encontraban, por tanto, muy
altos de moral. El nuevo Delegado Local de Información no envió
ni unsólo informe: ya resultaba demasiado comprometido el oficio
de espía. No obstante, en lo que a nosotros respecta, conviene
ahora volver sobre el conjunto de las tareas de espionaje que la
Falange de Camas realizó entre 1937 y 1945.

14 . C. L: 997; Carpeta 508. Carta de 10-nlayo-1943.


1~ C. L: 997; Carpeta 508.

A15127
C0l1l0 ya hemos reiterado Camas es -el único pueblo de la pro-
vincia de Sevilla donde se han conservado los informes secretos que
sobre los vecinos emitía cada Falange Local. No es posible tener la
seguridad de que la serie de tales informes se encuentre completa:
pero hay muchas probabilidades de que sea así. En efecto: si scme-
jante documentación se ha hecho desaparecer de todos los archivos
sevillanos -incluido el de la antigua Delegación Provincial de FET
de las JONS- no parece razonable pensar que en Camas se destru-
yesen sólo algunos de estos informes dejando intactos la mayoríade
ellos; siendo así que en los conservados -todos en una 111is111a car-
peta bajo el rótulo SECRETO- abundan contenidos de extraordina-
81 ria delicadeza. Por algún motivo, en vísperas de la democracia, el
archivo de la localidad no fue expurgado, o bien el legajo secreto
pasó desapercibido; lo cual nos permite hoy tener un modelo que
sin duda puede extenderse al resto de los pueblos del Aljarafe, si
no a los de toda Sevilla. Modelo en cuanto al contenido, no en
cuanto al número de afectados que debió variar de una localidad a
otra.
Entre comienzos de 1938, en que .aparece el primer informe, y
diciembre de 1944, cuando se firma el último, la Falange de Camas
espió a un total de ·313 vecinos, . dando cuenta de las actividades,
costumbres y antecedentes de los mismos. Del espionaje, CalDO ya
sabemos, no estaba protegido nadie y, dada la depuración ordena-
da por Arrese, nos encontramos con que la mayor parte de los infor-
111es secretos se hacen sobre.los propios falangistas. ASÍ, frente a los
269 militantesde FET que son espiados, los vecinos sin carnet sobre
los que se actúa suman tan sólo 44. Por otra parte, es de la Falange
de donde surge la mayor parte de las iniciciativas para controlar al
vecindario. Pero no sólo de ella: si un 79,3 por ciento de los infor-
mes redactados se hacen a instancias de la jerarquía fascista, un 15,3
por ciento lo son por demandas del ejército, y un 5,4 por ciento de
la policía. Por lo que se refiere a lo que podríamos llamar la inten-
sidad, variable a lo largo de los años, .el siguiente cuadro intenta
cuantificarla en porcentajes (Dando 100 al total de investigaciones
entre 1938 y 1944).

A15127
oN FALANGISTAS INVESTIGADOS VECINOS (sin carnet) INVESTIGADOS
< 1938 7,2 °A) 193H 9,1 %
~
O 1939 1,4 O/u 1939 20,5 %
ir:
Z 194Q 26,1 % 1940 11,4°¡(¡
O
~
~ 1941 3,0 °A) 1941 6,8 °A)
< 1942 52,2 °A) 1942 34,0 %
1943 S,H cy{) 1943 11,4 %
1944 4,3 cy{) 1944 4,5 %

82 Ahora, bien, las cifras que mejor expresan el estilo o el tono de


lo que fue en Camas el trabajo de husmeo a cargo de la Falange son
aquellas que se refieren a la materia objeto del espionaje. Así, el
60,8 por ciento de los informes conservados tienen un contenido de
índole política; es decir: se refieren a actitudes anteriores al 18 de
julio de 1936, al-mayor o menor grado de entusiasmo hacia el
Movimiento Nacional, a las actividades políticas de familiares, o a
comentarios expresados sobre el Régimen y la vida nacional. Un
31,5 por ciento no tienen nada que ver con la política y en ellos se
describen tan sólo asuntos referentes a la vida privada. .Y hay, en
fin, un 7,7 por ciento de informes donde se pretende profundizar
en esa vida privada con descripciones y comentarios que inciden
directamente en las costumbres sexuales de los vecinos. Sin embar-
go, por sí solas, estas cifras resultan frías y no dan una idea de lo
"cutre ", lo miserable y lo insidioso que era el trabajo que realizaba
nuestro fascismo rural. Sólo la lectura de los documentos nos puede
proporcionar una imagen del paisaje y el paisanaje tal C01110 lo
veían los agrestes jerarcas locales, y en consecuencia informarnos
de la humillante opresión a que estaban sometidos los habitantes de
aquellos pueblos. Por eso, nos interesa ahora presentar, a 1110do de
muestras, una serie significativa de comentarios redactados por el
Delegado Local de Camas y que se enviaban a los Mandos de la
Falange Sevillana. En primer lugar informes sobre vecinos no afilia-
dos a FET16 comenzando con uno ya tardío -enero de 1944- que se
emite a instancias del Comandante Juez Instructor del Juzgado
Militar número 34 de Sevilla y que es un paradigma del estilo

16 Todos los textos que siguen así COll10 las cifras anteriores, corresponden a
C. L: 997; Carpeta 50S; rotulada Secreta.

A15127
empleado, cuando se trataba de opinar sobre la vida privada de los
vecinos. Dice así:

"Hija de padre desconocido y de Mariana X X, ya difunta, de


unos cuarenta años de edad, ele estado soltera, natural ' de
Almena , con domicilio en la prolongación ele la calle G. S. Esta
indi vidua cuando vino a esta villa hace próximo cinco años fue
a vivir al domicilio de Esteban X, dejando mucho que desear
tanto su conducta pública C01110 privada debido a que cuando
compró una casa y se fue a vivir a ella al poco tiempo de eso la
esposa del referido Esteban abandonó a este y a su hija, por lo
83 que la vindita (sic) pública se ocupó y recrimin ó dicho acto ,
siendo entre ambas los escándalos llegando hasta el maltrato de
obras entre ambas. En cuanto a antecedentes políticos carece de
ellos. Es cuanto puede 'aportar el que suscribe".

No era poca cosa lo que el firmante aportaba teniendo en cuen-


ta que no había referencia política alguna. 'Parece difícil reunir en
menos líneas, y en más abominable estilo, más chismes y más des-
precio sobre una persona del todo inocua para el régimen dictato-
rial. Pero los jueces del 1110111ento se interesaban por todo y los tex-
tos de la Falange de Camas superarán con mucho el documento que
acabamos de reproducir. He aquí otros ejemplos:

"Do ña M.M., viuda de E.D.: al suicidarse este en agosto del 31


t0111Ó la dirección del negocio de aceitunas y chacina que le
dejara el difunto que aproximadamente se calculaba en 500.000
pts , cuyos negocios abandonó hace dos años, pues en la actua-
lidad vive con el jornal de dos hijos que tiene y lo que le renta
el capital en papel del Estado, que siendo C01110 es tan ambicio-
sa y miserable y desconfiada es de suponer que tenga la mayor
parte del 111iS1110 retenido y guardado en casa... pues de mísera-
ble que es la han tenido que llamar la atención las autoridades
por abonar (sólo) 0,15 céntimos por el plato único".

No cabe mayor finura y exquisitez en la redacción del texto; que


por cierto nos revela una vez más cómo los donativos voluntarios
-en este caso el llamado Plato Único-tenían poco de voluntarios en
los pueblos de la nueva España falangista. La,verdad es que docu-
mentos de semejante tono se recibían de continuo en la sede de la

A15127
Falange sevillana; tantos, que los jerarcas provinciales tuvieron que
enviar a los Delegados Locales de Información una áspera repri-
menda para que dejasen, de una vez, de referirse en sus escritos a
"cosas accesorias o de asuntos de particularismos que nada añaden
a los que nosotros queremos saber con claridad. También observo
-continuaba la circular- en muchas informaciones tendencias per-
sonalistas nacidas de simpatías o antipatías locales, reñidas en abso-
luto con la imparcialidad que en todo 1110111ento ha de presidir nues-
tra delicada misión"!". Tanto saltaba a la vista que una buena parte
de los informes que procedían de los pueblos estaban inflados a
base de rU1110res e insidias que el Mando sevillano tuvo que ame-
84
nazar con la utilización del "111áxi1110 rigor contra aquellos que
denuncien hechos falsos, o que lo expongan en forma que no con-
cuerde con la realidad para hacer manejos del más viejo estilo polí-
tico y, con los cuales estarnos dispuestos a terminar"!". La repri-
menda no sólo no sirvió para nada sino que tuvo efectos contra-
producentes: los informantes locales cayeron en el más absoluto
laconismo, lo que llevó al Delegado Provincial a exigirles "mayor
claridad y consistencia", y que no se Iimitasena calificar que "talo
cual persona es de conducta regular pues este término vago e
impreciso no dice nada si no se aclara en qué' consiste el .que dicha
conducta sea' regular... ·con lo que nos ve1110S .precisados a pedir
aclaraciones'Tv". De esta manera 16s espías locales continuaron con
sus barrocas y burdas informaciones. La Falange pueblerina no con-
cebía otra forma de llevar a cabo su trabajo represor si no era bajo
el manto de la tosquedad rural. Por eso los informes continúan sien-
do del siguiente tenor:

"Este individuo es borracho, pendenciero, está haciendo vida


marital con una mujer también aficionada a la bebida, ambos
inmorales, y dejando mucho que desear en su conducta en esta
villa".

17 C. L: 997; Carpeta 508; Circular de la Delegación Provincial de Informaci ón.


23-julio-1940. .. .
IH C. L: 997: Carpeta 508; Circular, 9-abril -1940.
lH'-his· C. L: 997: Carpeta 50S; Circular Delegación.Provincial de Informaci ón. 23-
julio-1940.

A15127
o este otro que se remitía , en octubre de 1942, a instancias del
Capitán Juez Instructor de Sevilla:

"He de participar a V.S. que este individuo... en cuanto a mora-


lidad deja mucho que desear por ser aficionado al hurto de fru-
tos del campo, empleando la mayor parte de su producto en
bebidas alcohólicas llegando la embriaguez casi a diario y des-
cuidando obligaciones de su familia ".

Debe1110s ,declarar enseguida que para el Delegado de


85 Información Local de Camas la vida inmoral y el alcoholismo, que
tanto resaltaba, no era en absoluto privativo de gente políticamente
dudosa o con antecedentes de izquierda. Ta111pOCO las personas de
derechas de toda la vida quedaban libres de su dedo acusador,
C01110 ejemplifica el siguiente texto:

"Este individuo a pesar de ser casado y tener dos hijos de su


mujer legítima está haciendo vida marital con otra individua... Es
conserje del Círculo de esta villa dejando impagados vastantes
(sic) pedidos de los que hace a varias casas comerciales... C01110
político demuestra ser de derechas y en los días pritneros del
Movitniento prestó buenos servicios al lado de las Milicias
Nacionales y en Falange Española".

o este otro:

"C01110 político pertenecía a Acción Popular. .. En cuanto a reli-


gión asiste pocas ' veces a ·los actos religiosos, y. es aficionado a
la bebida...''.

Pero no se piense que sólo la inmoralidad sexual, las borra-


cheras frecuentes, el abandono ele familia, el robo, o no pagar las
cuentas, todo ello pecado nefando, atraía Ia censura de los espías
falangistas; también se recogían los pequeños pecados veniales y
defectillos ele carácter:

"El vecino de 'e sta villa M.F.H. ha observado buena conducta...;


sin embargo quien lo conoce de cerca manifiesta que es muy

A15127
hablador y le gusta llevar la contraria en todas las conversacio-
nes ".

y había, en fin, C01110 es natural, informes del todo positivos


sobre la 1110ral y las costumbres del espiado:

"Ángel Escudero Zuazo lleva empleado en los Ferrocarriles de


Aznalcollar desde el año 1909... C01110 político siempre votó por
las derechas, es persona de orden y tranquilidad, no concurre a
tabernas ni al cine... pues siendo su distracción sus nietos y su
86 casa".

Aunque a veces ese informe positivo hacía consideraciones que,


sin duda, no habrían sido muy del agrado del sujeto en cuestión,
caso de conocerlas:

"V.A.L.,· de unos sesenta y tres años de edad, natural de


Valencina, oficio carrero... sólo se ha destacado C01110 trabajador,
no ha tenido reuniones m ás que con los de su gremio y con los
111ás brutos y sin instrucción debido a su crianza y oficio ".

No siempre se trataba de redactar un informe sobre 1110ral que


implicaba una valoración subjetiva de comportamientos. En ocasio-
nes el Delegado Local se veía obligado a un auténtico trabajo detec-
tivesco. Por ejemplo: en marzo de 1942 el soldado de Regulares,
Andrés Carnarena Capote, recibió un giro de 500 pesetas.
Demasiado dinero para un soldado que además tenía unos antece-
dentes poco claros. Su capitán seguramente obsesionado, como tan-
tos otros franquistas, con el llamado Socorro Rojo cuya actividad
hipervaloraban, quiso comprobar el origen del dinero dirigiéndose
para ello al Servicio de Información de la Falange de Camas, El
Camarada Patrocinio, a quien ya conocemos de sobra, tuvo' que
investigar en las oficinas de Correos del pueblo y en la de Sevilla;
no obtuvo resultados, pero sí logró descubrir, y de ello informó a la
compañía de Regulares, que el tal Carnera na en los primeros días
de la guerra civil se había pasado a la "zona roja". Una acusación

...
grave que, sin duda, tuvo sus consecuencias para el soldado. Y
sobre esto queremos detenernos un momento.

A15127
Cuando el fascista local , en su tarea de espionaje, informaba de
la .moralidad o vida privada de un vecino, no cambiaba la vida de
la persona espiada. Pero cuando se trataba de un informe político,
en una época C01110 la de la inmediata posguerra donde los fusila-
mientos eran diarios y la posesión de un carnet de izquierdas lle-
vaba al call1po de concentración o a la cárcel, el documento redac-
tado adquiere un significado siniestro, ya que puede destrozar a
una persona y su familia, o asegurarle un tranquilo vivir por muy
dudoso pasado político que la persona en cuestión tuviese. Dicho
de otra manera: un pueblo entero quedaba merced de las simpatí-
as o antipatías personales del mínimo jerarca que le había caído en
87 suerte. ASÍ, el responsable local de Falange, encargado de espiar a
los vecinos, tenía en sus manos salvar o condenar a aquellas per-
sonas con Un pasado político reciente no del todo claro desde la
óptica del Estado policiaco; para ello le bastaba dar un tono elo-
gioso o reprobador a los informes que redactaba. El número de
ejemplos que hemos encontrado, en el Archivo Municipal de
Camas, sobre tal forma de actuar, es abundante; basten aquí algu-
nas muestras,
En enero de 1942 el Capitán ' Jefe de la XIV Compañía de
Ferrocarriles de Sevilla pedía antecedentes sobre los soldados
Manuel Beca y Cristóbal Baeza. El Delegado de Información de
Camas respondió que ambos habían pertenecido a la UGT pero
COIno "simples militantes", afiliados por obligación, siendo "perso-
nas inofensivas sin actividades políticas ni sociales". Los dos solda-
dos estaban "a salvo. Otro soldado de la misma compañía , José
Alonso de los Reyes, tenía un pasado más difícil: había simpatizado
con el partido comunista y uno de sus hermanos había sido fusila-
do. El jerarca de 'Camas también lo salvó informando sobre su
buena conducta. En cambio, un texto como el que sigue pudo tener,
111ás bien, desastrosas consecuencias:

"El vecino de esta villa.que arriba se expresa siempre milit ó en


el partido socialista aunque emboscado, siendo el que dirigía él
sus hermanos julio y Antonio, el primero comunista y el segun-
do anarquista; los cuales al primero le fue 'a plicado el Bando de
Guerra (Es decir, fue fusilado) y el último salió huido (sic) a la
entrada de las tropas nacionales en esta villa y murió en el fren-
te de Baclajoz luchando con los rojos donde ostentaba el empleo
de teniente. Al advenimiento de Frente Popular fue destruida

A15127
una torrecita con una Cruz donde los vecinos celebraban sus
fiestas en el mes de mayo. El individuo al que me refiero com-
pró la Cruz y la hizo pedazos "para venderla por hierro viejo ,
pero al triunfar el Movimiento Nacional además de conceder un
donativo para el Ejército , cuya cuantía fue de quinientas veinti-
cinco mil pesetas, reconstruyó la Cruz ... pon imposici ón del pue-
blo ... Además este sujeto siempre fue anticatólico. pues si bien
se casó eclesiasticamene fue por imposici ón de su madre políti-
ca, cristianó a la primera hija... pero a los cuatro o cinco restan-
tes hijos que tiene lo fueron después del Movitniento Nacional y
a las tres de una madrugada (sic)".

88
o sea, un ciudadano que se creía seguro y resguardado por el
enorme donativo entregado al ejército, se ve ahora indefenso por la
denuncia de un pequeño jerarca .pueblerino que resucita su vida
anterior.
Pero en una comunidad basada en la denuncia , la represión y el
espionaje un desliz puede convertir al verdugo en víctima, y de
denunciante pasar a denunciado. Esto fue, exactamente, lo que le
ocurrió al "excombatiente nacional" F.L.G.; un pobre hombre que
sin duda pensó que su estatus político-militar le permitía ciertos
alardes de poder.
A principios de septiembre de 1940 F.L.G. se presentó en la
Delegación Provincial de Excombatientes para hacer una denuncia.
Un guardia civil de Camas le perseguía y maltrataba, le llamaba al
cuartel para amonestarlo, le hacía la vida imposible. Pero el meollo
de la denuncia radicaba en otro asunto más grave: el citado guardia
civil tenía "familiares alojados en la Vega de Triana cuyos individuos
no parecen ser lUUY adictos a la Causa Nacional, hallándose COll10
huidos". A partir de aquí la maquinaria investigadora falangista se
puso en marcha. Desde la sede del Partido en Sevilla se ordenó al
Delegado de Información de Camas que averiguase qué había de
verdad en el asunto. Pero, "corno "ya sabemos, el camarada
Patrocinio había sido oficial de la Guardia Civil; su informe sobre el
denunciante que se atrevía a atacar al Cuerpo fue demoledor,
Empezaba haciendo referencia al guardia civil denunciado: "fiel
cumplidor de sus deberes, apreciado por sus superiores y admirado
y considerado por sus convecinos". Continuaba recordando el pasa-
do de los padres del excombatiente denunciante: afiladores de tan
mala conducta que "a la venida del glorioso Movitniento ·Nacional"

A15127
las autoridades mandaron derruir su casa y los expulsaron del pue-
blo "desp ués de haber cortado el cabello a la madre", Esta, no pare-
cía haber ganado en virtud con el castigo y con el tiempo, y "en la
actualidad, a pesar de tener unos 60 años, ha ahandonado al mari-
do haciendo vida marital con otro su jeto (sic)". Por fin, se arreme-
tía directamente contra F.L.G. , quien desde su 111ás tierna infancia
había demostrado su maldad: "de 111l1Y niño no ha tenido otra
escuela de educación que el hurto de frutos del campo (siendo)
insultante y agresivo"; ya de mayor las cosas fueron más graves: "al
pronunciamiento del malogrado General Sanjurjo ellO de agosto de
1934 pedía a su madre en público y a grandesvoces le pusiera te111-
89 prano el almuerzo por tener que marchar a Sevilla a matar civiles, a
lo que le contestó la madre que empezara por matar primero a los
de Camas que los tenía 111ás cerca. También... había exteriorizado
sus ideas corno comunista, que de no haber estado movilizado en
el Ejército al alzamiento del Glorioso Movimiento Nacional hubiese
estado incurso en el Bando de Guerra... En cuanto a la intervención
directa que ha tenido el guardia civil (denunciado) con este indivi-
duo fue ... debido a los frecuentes hurtos de ave de corral que se
venían sucediendo...".
No sabemos C01110 terminó todo este asunto, pero no es osado
colegir un futuro 111ás bien penoso para el excombatiente que de
denunciante pasó a denunciado. Porque, además, una vez que
alguien pasaba a ser fichado por la Falange su historia no era
olvidada nunca: desde la Delegación Provincial, una y otra vez, año
tras año, se volvían a reclamar precisiones y datos.
Ni que decir tiene que para la Falange sevillana el trabajo de
información en los pueblos no podía quedar reducido al segui-
miento de antiguos izquierdistas y gente de moralidad dudosa.
También debía actuarse sobre los que fueron, en su día, juzgados
por masones, y sobre los requetés que se negaban a aceptar el
Decreto de Unificación. De esta manera la Delegación Provincial
solicitaba informes a Camas, en junio de 1943, sobre Isidro Sánchez
Saura, Francisco Rivas Prieto e Isidoro Páez Acosta, que habían sido
sometidos a proceso en Madrid bajo la acusación de pertenecer a la
Masonería; y se inquietaba por un tal Moreno Berraquero "persona
muy destacada en el campo disidente del Requeté" que estaba visi-
tando "los pueblos de la provincia en una intensa labor de propa-
ganda con el fin de desprestigiar- la Organización Unificada y hacer

A15127
labor contraria a la 111is111a" 19. Pero hay 111ás: C01110 ya señalarnos
anteriormente, para el caso de la villa de Camas que hemos elegi-
do C01110 modelo, el trabajo de información y espionaje se centró,
sobre todo, en los propios militantes de FET; de tal 1110do que, en
especial a partir de la depuración ordenada por Arrese, los informes
sobre falcngistas superan con mucho el número de los emitidos
acerca de vecinos sin carnet. Por eso parece interesante reproducir
algunos textos sobre lo que podríamos llamar la permanente repre-
sión interna.
La maquinaria depuradora en Sevilla tenía como centro el lla-
90 mado Tribunal Provincial de Depuración, presidido por el
Gobernador Civil. Por su parte el Delegado Local de Información en
cada pueblo rellenaba unos impresos sobre los militantes de la loca-
lidad; se trataba de un trabajo secreto que de ninguna manera debía
ser conocido, y que se remitía al Tribunal-". Como en el casode los
vecinos sin carnet, los jerarcas investigadores sentían un especial
interés por la vida privada de los militantes. Si el Secretario General
del Partido, José Luis Arrese, se había propuesto dcsenmascarara
los rojos de camisa azul nada mejor que conocer, por ejemplo, las
costumbres privadas de los afiliados. Así, sobre el camarada M.P.].
se interesaban si era cierto que:

"dicho camarada sostiene relaciones ilícitas, a pesar de estar


casado, con una mujer... de la cual es fruto un hijo, por cuyos
motivos son frecuentes los disgustos familiares ... Para mejor
enjuiciamiento del Tribunal (de depuración) necesitamos infor-
mación concreta manifestando si en la actualidad continúa con
dichas relaciones ilícitas, ampliándolo todo lo posible; si ello le
distrae fondos para sus atenciones familiares... y la condición
moral de la mujer con la cual ha sostenido relaciones ilícitas, y
nombre y domicilio si es factible, para hacer una comprobaci ón
en esta"21.

19 C. 1: 997; Carpeta 508; Oficio de la Delegación Provincial de Informaci ón ,


30-enero-1942.
20 C. 1: 997; Carpeta 508; Oficio de la Delegación Provincial del Servicio de
Información, 19-octubre-1940. Oficio de la Delegación Provincial de Información, 27-
marzo-Iv-ió.

...
21 C. L: 997; Carpeta 508; Oficio de la Delegación Provincial de Información,
27-1narzo-1943.

A15127
En verdad, los mandos sevillanos querían detalles ampliados lo
111ás posible:

"Estando incompleto el informe de R.S.C., para completar su


ficha de depuración ordenada por la Secretaría Nacional y
diciendo dicha información que es de regular conducta pública
y privada, espero 111e digas a la brevedad posihle los motivos
que para ello da lugar"22.

y la respuesta:
91
"Este individuo hace muchos años es aficionado a la bebida
hasta llegar a la embriaguez, a toda clase de juegos de cartas y
a pesar de su edad, 60 años, tuvo una querida viuda... por lo que
tuvo bastantes (sic) disgustos familiares, haciendo próxÍ1110 7
años que dejó dichos amoríos suponiéndose el motivo de aban-
donarla la falta de recursos y los disgustos familiarcs'<t. :

Existía incluso una casuistica moral por parte de los espías, de


tal modo que los pecados de la carne no eran todos iguales.
Cuando, con vistas a la depuración, los jerarcas de Sevilla piden
mayores detalles sobre los antecedentes y conducta pública y pri-
vadadel camarada X X X, picador de toros de profesión>, se con-
testa que ese vecino no es de moral reprobable "a pesar de estar
haciendo vida marital con una mujer que fue de la vida, pero C01110
soltero que es y no teniendo escándalos y disgustos no llama la
atención pública'<. '
Los asuntos de ' faldas, ja vida sexual de ,los falangistas puebleri-
nos, eran pues asuntos importantes a la hora de rellenar las llama-
das "fichas de depuración" que llegaban hasta Madrid vía Jefatura
Provincial de Sevilla. Pero, al fin y al cabo, y en el peor ele los casos,
unas costumbres desordenadas o una ambigua vida religiosa todo

, 22 C. 1: 997; Carpeta 508; Oficio de la 'Delegació n Provincial de Informaci ón,


17-111ar20-1942.
25 Ibid.
24 C. L: 997; Carpeta 508; 11-111ar20-1942.
2') Ibid: 4-abril-1942.

A15127
lo 111ás podía llegar hasta la expulsión del Partido. En cambio cuan-
do en los informes secretos se recogían las actitudes políticas, sobre
todo pasadas, del camarada en cuestión, las consecuencias podían
ser mucho 111ás graves. El tener una querida podía indicar una ten-
dencia íntima al rojerío impropia del militante, "mitad 1110nje mitad
soldado"; el tener familiares o antecedentes de activo republicanis-
1110 podía llevar en cambio al paredón o a la cárcel. Incluso el no
demostrar un vehemente entusiasmo en el seno de las filas del
Partido podía dar origen a una investigación peligrosa. Fue lo ocu-
rrido al camarada Francisco Villalón Capote, uno de esos jornaleros
que se afiliaron masivamente a FE después del 18 de julio; hombre
92 ya de edad que no se había distinguido nunca por su actividad polí-
tica durante la República. Pero su hijo sí: había participado en varias
manifestaciones izquierdistas. Por eso, con la guerra civil terminada,
este hijo, trabajador en la Fábrica de Artillería de Sevilla, "fue saca-
do de dicho establecimiento para ingresar en la cárcel donde per-
maneci ó tres o cuatro meses". Si alguna vez Francisco Villalón había
tenido algún entusiasmo fascista lo perdió entonces, hasta el extre-
rno de que en su ficha de depuración fue calificado corno indife-
rente en cuanto a "su espíritu de identificación con el Movimiento";
lo que a su vez llevó a los insistentes inquisidores de Sevilla a recla-
111ar más detalles sobre la indiferencia del camarada jornalero-v,
Pero había cosas bastantes más graves que la calificación de
indiferente. Algunos informes remitidos desde los pueblos por el
jefe local del espionaje necesariamente debieron tener efectos
desastrosos para el camarada, que quizás había buscado en la
Falange un refugio seguro durante la guerra civil. Queremos por eso
terminar este capítulo, y esta ya larga encuesta, con un último caso
al respecto. Se trata de una mujer, Teresa P. V. Llegó a Camas en los
primeros meses de la guerra civil afiliándose a la ]ONS local. Pues
bien, en 1938 el espía de su barrio emite sobre la militante el
siguiente informe demoledor:

"Ampliando 111i oficio del 5 del actual con referencia a la con-


ducta 1110ral de la camarada Teresa P. V. he de participarle que
practicadas nuevas diligencias, han dado por resultado que

26 C. L: 997; Carpeta 508; Delegación Provincial de Información, Oficio de 25-


lnarzo-19 43.

A15127
aquella salió de San Sebastián para Santander en un hospital de
los rojos, y desde esta capital llegó a Sevilla con documentos fal-
sos; tiene dos hermanos en el campo enemigo, fue despedida de
su trabajo por su conversación contraria al Movimiento; solía
tener frecuentes entrevistas con los prisioneros vascos en Sevilla;
tambi én se tienen noticias de que se hizo dueña de un hospital
en San Sebastián, de donde arrojó a las Hermanitas de la
Caridad. El marido, teniente de asalto ... presta sus servicios en el
cuartel de la Alameda ... y tambi én aseguran personas que mere-
cen crédito que sostiene relaciones Intimas con un tal Eugenio
A. que trabaja en los muelles de la Barqueta de Sevilla; un her-
mano del marido fue castigado por la Justicia Nacional.
93 Por dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista'<",

¿Qué fue de esta Teresa que creyó encontrar refugio en las filas
de Falange?

27 C. L: 997: Carpeta 50S: informe del agente del primer distrito de Camas: 1-
octuhre-1938.

A15127
UNA CUESTIÓN DE ESTILO
95

A15127
Era la primera semana de 'agosto de 1938 cuando' el Jefe
Provincial de Sevilla, Pedro Gamero, creyó estar soñando al comu-
nicársele que en plena guerra civil numerosos reponsables de la
Falange sevillana habían hecho las maletas y, sin más trámite, mar-
chaban con sus familias de vacaciones a las playas de ·Cádiz,
Chipiona o Puntaumbría. Ante algo tan inaudito el jerarca provincial
montó en cólera y ordenó cortar de manera radical los "inexplicables
e inesperados casos de veraneo" que se estaban produciendo: nin-
gún camarada podría salir de Sevilla por más de 48 horas sin pedir
previamente el permiso necesario, y cualquier ausencia superior a
cinco días debería ser autorizada personalmente por él mismo' .
97
Pedro Gamero del Castillo era un "camisa nueva". Se había afi-
liado a FE después del 18 de julio de 1936 y, en consecuencia, no
formaba parte del grupo inicial de falangistas sevillanos que tenían
como jefe natural a Sancho Dávila. El joven Gamero, procedente de
los medios de influencia de Ángel Herrera y que no se había incor-
porado en los primeros momentos a la insurrección militar era, sin
embargo, ya en 1938, un fascista convencido perteneciente al sec-
tor de FETque protegía Serrano Suñer, tanto que, al decir" de algu-
nos filmares, este lo había colocado en Sevilla para que vigilase al
llamado virrey de Andalucía". Cómo falangista nuevo y fascistizado

,1 C. 1: 997; Carpeta 508; Oficio 9-agosto-1938.


2 Los caminos del desengaño. Memorias políticas I1, 1936-1939,
VEGAS LATAPIf::
Madrid 1987.

A15127
a tope el jefe Provincial no podía seguramente comprender que
para el señorito sevillano las vacaciones de verano en la playa o en
la sierra eran algo sagrado que no podía interrumpir ni siquiera una
guerra civil. Y esta era la cuestión: la Falange de Sevilla, en sus orí-
genes, había sido antes que nada un grupo de señoritos: latifundis-
tas de secano, socios de Aéreo Club y del Círculo de Labradores y
habituales del bar Sport, el más exclusivo de la ciudad. Un grupo
de mentalidad, más que fascista, reaccionaria y conservadora; liga-
dos por vínculos de amistad y familia al Requeté, y cuyos jefes esta-
ban ideológicamente mucho más próximos al derechismo tradicio-
nal español que al fascismo que decían practicar. Su líder natural,
98 Sáncho Dávila, de escasa lucidez intelectual" era ante todo un aris-
tócrata que se comportaba C01110 tal. En vísperas del alzamiento
militar, y en ausencia de Dávila, quien está al frente de la FE sevi-
llana es Joaquín Miranda, un conservador que había puesto la orga-
nización al servicio 'de Queipo de Llano. También jerarca del parti-
do en la provincia era Martín Ruíz Arenado; de origen santanderino
participó en la sublevación de Sanjurjo y administraba en nombre
de acaudalado. pariente un enorme latifundio; jefe de los grupos
armadosde la Falange sevillana, en 1935 había participado en una
acción de represalia en el pueblo de Aznalcollaren el transcurso de
la cual murió un vecino de la localidad>. Acentuaba además el tono
reaccionario de la Falange local la elevada presencia de militares en

.1HERBEI{T R. SOUTH\X!ORTH: Antifalange; Ruedo Ibérico, París 1967.


Lo ocurrido ·e n Aznalcollar fue la típica acción punitiva propia de todo fascismo.
A fines ,de abril de 1935 una veintena de falangistas irrumpieron en el pueblo para
vengar un supuesto insulto. Sobre este suceso y el desencademaniento del pistole-
rismo falangista en Sevilla a partir de 1935 hay interesantes datos en MACARRO VERA,
José Manuel: La utopia reoolucionarta. Sevilla en la Segunda República; Sevilla 1985;
págs 415-417 .
Sobre el contexto del estiló fascista sevillano durante la República hay que pre-
cisar que las relaciones de los falangistas con lo más reaccionario de 'la extrema dere-
cha no se limiraban a lazos famillares. Así, por ejemplo, en enero de 1934 una escua-
dra de FE, con la ayuda de la Agrupación Escolar Tradicionalista y de la Federación
de Estudiantes Católicos, asaltó violentamente dos sedes de la FUE (Citado por
ALVAREZ REY: Las derechas...; pág 386.
Todo esto hizo que el origen señoritil y aristocrático de los primeros falangistas
sevillanos se viviese en la FE posterior corno una especie de "complejo" que debía
borrarse. En su edición .del 18 de julio de 1937 el diario FE. órgano del fascismosevi-
llano, se refiere a los socios del muy exclusivo Aéreo Club' corno "una legión decaba-
lleras y no una agrupación de señoritos" (fE; 18-VlI-1937; pág 4). En todo caso, caba-

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sus filas; tanto que la organización había podido estructurar antes
del 18 de julio un llamado C0111ité Militar compuesto por un tenien-
te' coronel, dos comandantes, un capitán del Estado Mayor y cuatro
capitanes. Algún obrero sí había -uno de los "caídos" en los fre-
cuentes tiroteos con militantes comunistas era albañil, y estaban afi-
liados limpiabotas, camareros, banderilleros, picadores y choferes
particulares-, pero el talante y el estilo y la imagen era claramente
señoritil; tanto que cuando se inicia la guerra y se organizan las mili-
cias voluntarias aparece una llamada Policía Montada compuesta
por terratenientes cortijeros y sus capataces, todos ellos falangistas
que con carabina, sombrero cordobés, silla vaquera, y mandados
99
por el Algebeño, cabalgaban por la provincia "liberando" sus pue-
blos.
Ahora bien, todo fascismo auténtico aspira a ser una organiza-
ción de masas, Ya sabemos CÓ1110 en 111UY poco tiempo, después del
18 de julio, FE de las ]ONS en Sevilla se convierte, también, en un
partido de multitudes. En los pueblos del Aljarafe se afilian cohor-
tes enteras de jornaleros, mientras que el estilo fascista sustituye
rápidamente al anterior estilo señoritil. La anécdota de Pedro
Gamero del Castillo .prohibiendo los veraneos puede ser un Sí111bo-
lo de este cambio,
En este contexto, lo que nos interesa ahora es indagar sobre si
hubo una asunción de ese estilo fascista por parte de la Falange
rural, o si más bien en el Aljarafe sólo podía identificarse el fascis-
mo con el reaccionarismo señoritil; ya que, al fin y al cabo, los pri-
meros .orígen es del fascismo sevillano y sus líderes -algunos de
ellos terratenientes en la comarca- no se distinguieron en nada de
la derecha tradicional española.

lleras o señoritos, en la Falange anterior al 36 militaban ilustres ' apellidos de la alta


sociedad sevillana; entre otros, aparte.de los ya citados, el marqués de Sotohermoso,
los Parias, José Ignacio Benjumea; Ignacio Eizaguirre, los Cañal, Luís Mensaque
Arana...
Dejando Sevilla, sobre el fascismo C0010 estilo. y como -estilo especialmente
atractivo para los 'jó ve ne s puedeacudirse a la ipol émica obra de Z. STERNHELL:
Naissancede l'tdéologiefasciste: París 1989. Y para el caso español, Ram ón Chueca:
Las juventudes falangistas en Studia Historica: V: 4; 1987. Otros intentos de definir
el estilo fascista en FURJOJESl: Cultura de derechas; Muchnik 1989; Y en FRANCISCO
VEIGA: La misrica Ódet uttranacionalismo. La Guardia de Hierro: 1919-1941;
Universidad de Barcelona, 1989~

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Raymond Aron ha escrito que un movimiento político, más que
por su programa o por su ideología, se distingue por su estilo. Si
esto es así, el fascismo fue antes que nada un estilo: un estilo de
lucha política, un estilo de torna del poder, de ejercerlo. Un estilo,
desde luego, lleno de contradicciones ,pero bien distinto del de ,la
derecha autoritaria o,reaccionaria. El gusto estético por la violencia,
la aspiración a un Estado totalitario, la idea de Imperio, el lenguaje
seudo revolucionario donde se' abomina tanto del marxismo como
del capitalismo, de la burguesía, corno da la reacción y las derechas
conservadoras: en fin, un estilo de comportamiento altanero y 111ar-
cial 'y una autoirriagen de modernidad, distingue bien a los fascis-
100 mos del mero autoritarismo derechista. Mientras que el arquetipo
para esa derecha suele ser el viejo aristócrata que ejerce el poder
heredado de sus mayores, con respeto a las tradiciones y a la
Iglesia, el arquetipo del fascista sería el joven lobo que alcanzó el
poder revolucionariarnente ejerciéndolo con un estilo laico y agre-
sivo.
En la España del primer Franquismo la Falange, el partido único,
fue sin duda un movimiento fascista; tuvo consciencia de ello, y se
sintió ligado a los demás fascismos europeos, especialmente al
nazismo alemán y al régimen littorio de Mussolini. Sin embargo, FET
de las ]ONS no fue un partido ideológicamente unido. Mientras que
un sector de sus dirigentes -casi todos ellos ,"camisas nuevas" que
se agrupaban en torno a Serrano Suñer, Dionisia Ridruejo, Tovar, o
Laín Entralgo- aspiraban a convertir España en un Estado totalitario
y eran fascistas hasta la médula, otro sector -aún manteniendo .el
estilo, el discurso y los rituales del fascismo se diferepciababien
poco, en cuanto a sus ideales políticos, de -la tradicional derecha
reaccionaria española. Por supuesto esta división en el seno de la
cúpula falangista, que a veces provocaba enfrentamientos muy
duros, no transcendía a los afiliados y militantes del Movimiento:
estos se sentían integrados en el orden nuevo que la expansión de
los fascismos en Europa estaba creando; se sentían, pues, fascistas
y mimetizaban el estilo,de sus hermanos mayores alemán e italiano.
¿Pero fue así también en el Aljarafe? Si miramos el retrato de los
falangistas rurales de la 'c omarca sevillana, ¿descubrimos allí el talan-
te inconfundible del fascismo? Las masas de jornaleros, de pelantri-
hes y de pequeños burgueses que, después delId de julio, sehabí-
an afiliado en los pueblos campesinos, ¿se sentían fascistas?; ¿O más
bien creían afiliarse a un partido de la derecha de siempre?

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Desde luego, los jerarcas de FET de las ]üNS, que desde la sede
central del Partido en Sevilla se dirigían con órdenes y consignas a
los militantes rurales, podían ser 'fascistas o no serlo, pero emplea-
ban el tono y el estilo del fascismo. Y por supuesto, las circulares
que desde lo 111ás alto llegaban hasta los pueblos eran de un talan-
te inconfundible.
Desde antes del Decreto de Unificación de 1937 los jefes locales
de las milicias falangistas que se habían creado en 'los pueblos del
Aljarafe recibieron un impreso que, bajo el título de Reglamento
militar-de Falange Española de las.faNS, daba las normas de orga-
101 nización, comportamiento y estilo. Así, el combatiente de Milicias
antes de integrarse plenamente en ellas, debía ser sometido a un
"período de pruebas", de tal manera que si no reune "las condicio-
nes morales exigibles al soldado de la Falange será pasado inme-
diatarnente a la Segunda Línea". Dentro ya del funcionamiento de la
Organización el Reglamento va precisando actitudes y exigencias
Con el 111ás puro estilo del fascio:

"-El jefe ... cuidará directamente de penetrar en el espíritu del


combatiente las ideas que informan el Nacional Sindicalismo de
FE...
-(El jefe) cuidará que no se infiltren en la organización de 1ª Y
2ª línea elementos provocadores, a los cuales, una vez ' confír-
madas las sospechas, castigará violentisimamcnte sin esperar
orden expresa ...
-t El j~fe) dará por escrito, conciso y breve, y lo exigirá a sus
inmediatos inferiores ' jerárquicos, cu~nta de todos los servicios
verificados. ..
-(El jefe) penetrará en el espíritu del combatiente un aire de
ascentismo trágico no exento de una clara alegría consciente y
deportiva ... (y) arrancará del corazón del pusilánime el terror de
la muerte: esta no es más que un Acto de Servicio ...'
, -Queda prohibida terminantemente toda clase de murmuración,
Hay que desterrar de nuestra dial éctica, la que es- una de las
podredumbres del asqueroso sistema liberal., ,
-Toda rencilla o pelea... la pornografía, el afeminamiento y el
estetismo (sic) ... serán objetos de sanciones de la máxima vio-
lencia'".

·1 A. L: 459.

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Un texto ejemplar, Expresiones corno estilo conciso ~Y breve, cas-
tigo uiolentisimo, ascetismo trágico, alegría consciente ~Y deportiva,
nuestra dialectica, podredumbres del asqueroso sismema liberal,
sanciones de la máxima uiolencia para el "estetismo ", todas ellas,
contenidas en un reglamento de folio y medio, lo convierten en un
impreso genuinamente fascista.
Cuando la contienda civil terminó las milicias de Falange, en la
práctica, dejaron de existir. Sin embargo, los afiliados pueblerinos a
FET, antes de recibir su carnet, debían firmar un juramento que era
prácticamente la reproducción del que hacían los combatientes
falangistas durante la guerra, aunque ya no hubiese guerra, y que
102
tampoco ofrece dudas sobre su estilo: términos C01110 servicio, ímpe-
tu, gallardía, perseverancia, jerarquía; y expresiones joseantonia-
nas al modo de Unidad entre las tierras de España, unidad entre las
clases de España, unidad entre el hombre ~Y entre los hombres de
Españai; todo, en un documento de trece líneas, lo hacen inequí-
vocamente parte del ritual de cualquier fascismo, Pero no eran sólo
textos impresos para el ceremonial. También circulares de carácter
111ás reservado y político llegaban a los pueblos cargadas de espíri-
tu y talante inconfundible.
Para la autoimagen de Falange los años de guerra fueron heroi-
cos. Alcanzada la Victoria empezaron los años del hambre, del
estraperlo y de la corrupción masiva, Ser falangista C0111enzó a ser
visto por muchos españoles como sinónimo de aprovechado y
ladrón; y aunque la dictadura hacia imposible cualquier protesta, el
rU1110r se expandía e inquietaba a los jerarcas de Falange. Había,
pues, que contrarrestar esos rumores y esa mentalidad que se esta-
ba creando; y había que contrarrestarla precisamente con una rea-
firmación de estilo. Del estilo fascista que se suponía proporciona-
ba "austeridad y prestigio" a la Organización y que la mantendría
"incólume" frente "a la atmósfera malsana y materialista" que el
mando de nuestro fascio, consideraba "fenómeno natural de los
tíernpos'" Por eso desde la Secretaría General de FET de las ]ONS
se impartieron órdenes y consignas a todos los jefes provinciales

=; [uramento de Falange Española Tradicionalista de las ]ON'). En Archivo


Municipal de Valencina: 28-111arzo-1940. La mayor parte del "Iuramento" había sido
redactado por el propio José Antonio en 1935.
6 C. 1.: 997; Carpeta 508; Circular extraordinaria n" 2.

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para que fuesen "111ás jefes y 111ás falangistas "; para que acentuasen
su estilo y lo trasmitiesen a los subordinados pues, se decía , "a todo
trance (y) por el camino 111ás rápido y tajante tenernos que llegar a
recuperar ese ambiente peculiar de la Falange en el que respirába-
mos a pleno pulm ón y que por ser malsano para los logreros, vivi-
dores, maniobreros y gandules, obra a guisa de excelente depurati-
VO " 7. Por su parte, la Jefatura Provincial de Sevilla CU111plió la
consigna y remitió a los pueblos una circular, a ser leída por todos
los camaradas, con las nuevas normas de austero C0111po11a111iento
que debían exigirse a los jerarcas provinciales y locales. De acuer-
do con tales normas los Delegados y Secretarios de Servicios sólo
103 adquirirían su cargo, con carácter definitivo y remunerado, después
de seis meses de prueba ejerciendo sin sueldo alguno; y serían pre-
feridos para ocupar puestos de mandos aquellos militantes que "por
disfrutar medios de vida ganados por sí demuestren que al dedicar
las .ho ras necesarias a la Organización después de su trabajo u ocu-
pación, sin 111ás retribución, lo hacen por su espíritu falangista. Estas
circunstancias, será nota laudatoria (sic) y se hará constar en su
expediente sin 111ás efectos'?'. O sea, austeridad y entrega al servicio
corno antídoto contra la corrupción rampante que estaba anegando
a la propia FET y C01110 manifestación de "espíritu falangista" -es
decir, de estilo fascista- son las consignas que ahora se reiteran a
las Falanges rurales. Pero en la circular a la que acabamos de hacer
referencia hay todavía un mejor ejemplo de cómo estos jerarcas
mantenían ante sus bases un discurso inequívocamente fascista.
Ya Mussolini había distinguido entre burguesía productiva y bur-
guesía parasitaria y, por tanto, entendía el fascismo C01110 abierto a
todos los productores fuesen burgueses o no. Es bien conocido, por
lo demás, cómo los fascistas de toda Europa .se calificaban a sí mis-
n10S de revolucionarios anticapitalistas y antiburgueses. Pero tam-
bién sabernos que ese rechazo del capitalismo no implicaba, en nin-
gún caso, el fin de los medios de producción de propiedad privada,
del empresariado, o del capital; sino que se trataba de un discurso
confuso y retórico donde el capitalista "al servicio de la Nación" era
considerado un productor, tan útil a la patria corno el obrero; y sólo

7 Ibid. El subrayado es nuestro.


H C. L: 997: Carpeta :;08; Circular n'' 2 de Secretaría General defET de lasJ01VS.
jefatura de Proctncias.

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el "mal capitalista", concepto que nunca se definía ni precisaba,
pasaba a ser un parásito rechazable. En el fondo estarnos ante una
cómoda doctrina que permitía la alianza del fascismo con el gran
capital, a la vez que el mantenimiento de la demagogia revolucio-
naria. En este contexto, la Falange no fue una excepción, y su pro-
clamado anticapitalismo es tan . sólo el rechazo verbal de una
supuesta e inconcreta burguesía parasitaria. Naturalmente, y es a
donde queríamos llegar, tales parásitos no pueden ocupar cargos
jerárquicos en el Movímíeruo.y es esto lo que se recuerda en la
purificadora circular que estarnos comentando:

104
"Queda terminantemente prohibido el ocupar puestos de mando
Provincial en todos los grados de jerarquía, 'a los que pertenez-
can a Sociedades, Compañías o empresas con carácter honorífi-
co o COll10 directivo, quedando a salio los que formen parte de
las 111is111aS C01110 productores en su estricto y .verdadero senti-
do'",

Seguramente en los pueblos del Aljarafe no iban a darse muchos


problemasa la hora de cumplimentar tan perentoria orden. Es difí-
cil imaginar que entre los jornaleros, pequeños agricultores, tende-
ros y artesanos que rnayoritariarnente formaban en las filas de la
Falange rural hubiese muchos miembros honoríficos de Consejos de
Administración o directivos de Sociedades Anónimas (pues a
Sociedades Anónimas parece referirse el texto). Pero incluso en el
caso de la existencia de algún afiliado que fuese jefe de empresa,
anónima o familiar, siempre podría ser considerado C01110 "produc-
tor en su estricto y verdadero sentido".
Lo que si duda sí debió sentirse con frecuencia, en aquellos años
de hambre y estraperlo, entre nuestros falangistas pueblerinos, .fue
la tentación de aprovechar una militancia privilegiada. Para los veci-
nos de los pueblos el poseedor de un carnet que vestía camisa azul
era siempre un hombre con poder, o .al menos influencia, al que
solicitar favores o proponer negocios poco claros. Pero para .105
jerarcas que vigilaban desde Sevilla, esas tentaciones, que muchas
veces fueron más que tentaciones, representaron la oportunidad de
nuevas órdenes y consignas de seco tono fascista. En efecto, a fina-

') Ibid. El subrayado es nuestro.

A15127
les del verano de 1942 la Delegación Provincial de Sindicatos de
FET de las ]ONS advertía a todos los mandos y funcionarios sindi-
cales de los pueblos sevillanos' que, "desaprensivos sujetos" y
"empresas particulares", aprovechándose de la penuria general,
estaban dirigiéndose a mandos locales "tratando de integrarles en
maniobras de dudosa limpieza de carácter particular" y .en "gestio-
nes comerciales" a cambio "decomisiones más 'o menos ilusorias"!".
A esta puesta en guardia siguieron órdenes tajantes:

"COll10 quiera que este tipo de actividades hace padecer en


forma intolerable el prestigio de nuestra Organización Sindical
105 he resuelto:
1º- Queda prohibido a los mandos y funcionarios de la
Organización Sindical aceptar cualquier proposición del tipo de
las referidas en el preámbulo de esta Orden.
2º- De la recepción de cualquier documento del tipo dicho,
darás cuenta inmediatamente...
3º"""7"" En lo sucesivo todo ruando y funcionario sindical viene obli-
gado él rechazar en érgicamente y, por escrito toda sugerencia en
el sentido ya indicado, para lo cual se dirigirá directamente al
indocumentado (sic) o .desaprensivo sujeto de quien haya parti-
do la proposición, remitiendo (a esta Jefatura) copia de la carta
que se dirige.
4º- Esta Orden C01110 Orden de Servicio interior la pondrás en
conocitniento de todo mando y funcionario a tus ordenes" I l.

El jerarca firmante de la circular, José Cano Guzmán,


Vicesecretario Provincial de Ordenación Social del sindicato único,
terminaba con el característico tono fascista de todos -estos escritos:
"Te considero personalmente responsable del cumplimiento de la
orden".
COll10 es bien sabido, y la memoria colectiva ha conservado,
estos alardes verbales de austeridad y honradez tenían poco que ver
con la realidad de unaFalange cuya imagen se identificaba cada vez
111ás con la corrupción generalizada que acompañó a los años del
racionamiento y la economía controlada del primer Franquísmo.

10 C. L: 997; Carpeta 360; Vicesecretaría Provincial de Ordenación social.

...
Orden de servicio nº 3; 12-septietnhre-1942.
11 Ihid .

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Pero si hemos traído estos textos a colación es para ejemplificar
CÓ1110 el tono, el estilo, el discurso de los mandos falangistas que
dirigían la· organización sevillana estaba mimetizado del fascismo.
Ahora bien: ¿Se mimetizaba también en los pueblos ese estilo fas-
cista? ¿Los rústicos mandos de la Falange aljarafeña se sentían fas-
cistas? ¿Se sentían formando parte de un Nuevo Orden donde se
integraba el nazismo, el régimen linaria italiano, la Guardia de
Hierro rumana, los Rexistas belgas...? ¿Sabían siquiera lo que era el
fascismo? Más bien parece, ylo VereI110S enseguida, que para los
militantes de FET en el Aljarafe ser falangista era ser "de derechas
de toda la vida", y que el estilo de militancia que practicaban, si es
106 que practicaban alguna militancia, no se distinguía en absoluto del
tradicional derechismo reaccionario español.

A veces, los mandos de la Falange de Sevilla se desesperaban


con los pequeños jerarcas de los pueblos. Percibían en ellos un esti-
lo que tenía poco que ver con el de la nueva era que se abría no
sólo en España sino en Europa, un estilo que I11ás bien les recorda-
ba, de manera desagradable, tiempos pasados. "En la Falange que
es el nervio de la Revolución Nacional', se amonestaba a los jefes
lugareños, "no caben ni la ampulosidad, ni la insidia, ni mucho
menos la pasión .0 el odio personal. Perseguimos la claridad... y
estarnos dispuestos a que no puedan prosperar en ningún caso los
procedimientos del bajo estilo político que debió terminar por C0111-
pleto el 18 de julio de 1936'.'12. El problema radicaba en que los
falangistas locales parecen ignorar el significado de Revolución
Nacional y que para ellos el estilo político correcto tiene bien poco
de revolucionario y mucho de conservador. Cuando desde la
Jefatura Provincial se pide a los pueblos informes sobre el compor-
tamiento político de determinados vecinos o camaradas las res-
puestas siempre se dan según los valores de la antigua derecha,
mientras que una valoración de tono fascista está por completo
ausente. He aquí C01110 muestra algunas expresiones empleadas
para calificar políticamente a los afiliados del Aljarafe sobre los que

12 C. 1: 997; Carpeta 50S Delegación Provincial de lnforntacián e Inoestíuacion.


23-julío-1940. El subrayado es nuestro.

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el mando solicitaba información. Insistimos en que estas valoracio-
nes son hechas por los jerarcas locales, y que los ejemplos son
representativos, ya que no hay ni una sola excepción, en los docu-
mentos manejados por nosotros, en cuanto al estilo y al contenido
de las calificaciones que se hacen:

1) Antiguo secretario de FE y Delegado de Auxilio social:


"Siempre persona de orden y de derechas" 1:).
2) Voluntario de Milicias de FE durante los primeros días ele.1a
guerra: "Siempre buena conducta 1110ra1 y religiosa y adicto
al régimen de derechas')",
107 3) "Fue de Acción Popular" y falangista desele antes del 36"15.
4) "Afiliado a FET, siempre derecbista'í'r.
5) Afiliado a las Milicias de FE desde los primeros días de la
guerra: "C01110 político demuestra ser de derechasY',
6) Ingresado en Milicias de FE en los pritneros días de la gue-
rra: "C0I110 político siempre votó por las derechas y es perso-
na de orden'P',
7) Voluntario de Milicias de Fe: "Su política siempre de de re-
cbast",
8) Afiliado aFET en 1938: "Antes del 14 de abril de 1931
monárquico y de fidelidad absoluta al régimen que se había
dado el1 la Naciól1"20.

Este listado podría ser inacabable y siempre reiterativo pues,


C0l1l0 acabamos de decir, no hay excepciones. Ni una vez en estas
calificaciones políticas se emplean términos como "revolucionario",
"nacionalsindicalista",y mucho menos "fascista". Ni una sola vez en
los informes que se emiten desde los pueblos, sobre el talante polí-
tico de los camaradas locales, el falangismo aparece C01110 algo dis-
tinto del derechismo. se es falangista, se pertenece a las Milicias, se

13 C. L: 997; Carpeta 508; Informe del Delegado Local de Información, 20-


enero-1939.
1-1 C. L: 997; Carpeta 508; Informe del Delegado Local de Información, 11-
enero-1940.
1:; S. L: 345; Informe del Jefe Local; Carpeta de 1938 a 1940.
16 Ibid.
17 C. L: 997; Carpeta 508; Infonne Delegado Local Información, 24-1nayo-1942.
JH C. 1: 997; Carpeta 508; Informe Delegado Local Información , 25-111arzo-1943.
10 Ibid. 11-fehrero-1944.
20 C. L: 997: Carpeta 360. Fichas de afiliación, 28-enero-1938.

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adhiere uno a FE desde los primeros 1110111entos de la guerra por-
que se es "de derechas de toda la vida". El único informe que
hemos encontrado donde aparece un levísimo rastro que resalta
valores genuinamente falangistas, y no .me ramente de la derecha
tradicional, es el que hace referencia a un guardia civil de Camas,
-simpatizante de Falange antes de 1936, que asistió al mitin electo-
ral de José Antonio en Sevilla en el Frontón Sierpes, y que se afilió
a FET en 1938-donde se dice: "Antes del 16 de febrero de 1936,
entusiasta acérrimo de FE Tradicionalista de las JONS por encarnar
esta orden, la paz y cuantos postulados son la base de una España
grande, fuerte y libre">'. Rastro levisimo, corno se ve, pues aunque
108 se reproduce una consigna falangista bien conocida de estilo fas-
cista, se califica a FE -antes de la Unificación- corno Tradiciona-
lista, y el primer valor que se le atribuye es el de orden.
Por lo tanto, frente al discurso oficial de Falange, -un discurso y
un estilo sin duda fascista; donde precisamente por eso, de forma
permanente, se está insistiendo en el rechazo tanto de la derecha
corno de la izquierda- el lenguaje con el que se autocalifican los
falangistas rurales del Aljarafe es, explícitamente, un lenguaje de
derechas. Un lenguaje, y un estilo personal de vida: nuestros fascis-
tas pueblerinos, por ejemplo, no se distinguen en absoluto, en sus
prácticas religiosas, de las prácticas, ritos y supersticiones que carac-
terizaban a la más rancia mentalidad española. Mientras que los
jerarcas nacionales de FET, aún proclamándose católicos, procura-
ban no confundirse con el ambiente de clericalismo que anegó
°

España, nuestros fascistas aldeanos inauguraban sedes locales de


Falange con la entronización del Sagrado Corazón de jesús-', o ayu-
daban económicamente a los camaradas que cumplían promesas
°

peregrinas, C01110 la del falangista que en 1944, por voto hecho en


Rusia, peregrinaba a pie la vuelta a España->; y mientras que los
jerarcas de la Jefatura de Sevilla solicitaban información precisa
sobre comportamientos políticos de los afiliados, los jerarcas de los
°

21 C. L: 997; Carpeta 360.


22 En Lora el 22 de noviembre de 1936. Citado por PONCE ALBERCA, Julio: La
Sección Femenina en el Norte de la provincia de Sevilla -El caso de Lora del Río, 1936-
1940. Actas del VII Congreso de Profesores-Investigadores; Motril 1988. La mentali-
dad rural cambia lentamente. En la primavera de 1991 en el pueblo aljarafeño de
Gines se °inaguraba una sede del PSOE con la bendición del cura párroco del lugar.
25 C. L: 998; recibo firmado el 9-111ayo-1944 por valor de 25 pesetas.

A15127
pueblos contestaban, mayoritariamente, refiriéndose a comporta-
miento de prácticas .religiosas: la asistencia a misa los domingos, el
rezo del rosario, las buenas costumbres, parecen ser para nuestro
fascio rural actitudes inseparables y definitorias del estilo falangista 24.

Si hay algo que caracteriza al estilo propio de todo fascismo es


su militancia activa y la búsqueda de una imagen gallarda, heroica
y marcialvcamaradas siempre prestos a la acción, uniformes res-
plandecientes, marchas al son de canciones heroicas, formaciones
109 compactas desfilando al ondear de banderas y pendones, una vio-
lencia sistemática practicada con aire deportivo. Pero el fascismo
rural de los pueblos que estudiamos. fue algo bien distinto: una mili-
tancia apática y un estilo que sólo puede calificarse de cutre. Nada
tan distinto al arquetipo físico del joven fascista -esbelto, mirada en
el horizonte, uniforme impecable, aire marcial- que la estólida apa-
riencia que hoy nos transmiten las fotografías dé carnet de Falange
que en buen número se han conservado en los archivos municipa-
les. No podía ser de otro modo: repasar esas fotografías de rostros
cetrinos es volver a los rostros de los jornaleros analfabetos, ham-
brientos y sucios que .malvivian en los pueblos de Sevilla del primer
Franquismo y que masivamente se habían afiliado, la mayoría de
ellos para sobrevivir. Y cuando no.son rostros de jornaleros, lo son
de pequeños agricultores o de tenderos, no de aspecto más gallar-
do, pero sí .mejor alimentados, aunque igual de ignorantes. Esas
fotos de carnetde la Falange pueblerina no engañan. Si esos hom-
bresy esas mujeres figuraban ahora en las filas del fascismo espa-
ñol no era porque en su mayoría se sintiesen fascistas, sino porque
habían encontrado un refugio contra la represión o querían medrar
en la España del racionamiento y el estraperlo, o se sentían de dere-
chas de siempre. Con tales mimbres resultaba imposible una verda-
dera militancia 'fascista en los pueblos del Aljarafe.
Acabamos de aludir a marciales concentraciones uniformadas.
Acudir a ellas era una de las obligaciones .m ás habituales de cual-
quier militante fascista europeo; también del fascista pueblerino de

24 Ejemplos abundantes en C. [: ·997; carpeta 50S; fichas: Informe confidencial


relatiuo alfuncionamiento de Ios organismos oficiales. .

A15127
Sevilla. A la voz de mando el camarada, vistiendo su uniforme, acu-
día presto a for111ar ·en las prietas .filas de las demostraciones de
gallardía y espíritu combativo del fascismo, Lo que fallaba en el caso
de los militantes rurales era precisamente el talante gallardo y el espí-
ritu agresivo de combate. Tan es así que para muchos de ellos eluni-
forme resultaba extraordinariamente apetitoso; pero no C01110 signo
del poder y la fuerza de que quedaba investido su portador, sino
sencillamente C01110 un calzado, unos recios pantalones y una cami-
sa que recibía quien iba a trabajar al campo descalzo, que tenía unos
solos pantalones remendados, y una camisa de trabajo y otra de
domingo. Lo malo es que el uniforme que recibían los falangistas de
110 los pueblos sevillanos era prestado en el más estricto sentido: 10
tornaban para acudir a una concentración y debían devolverlo inme-
diatamente después. Para algunos jornaleros la tentación era dema-
siado fuerte y el uniforme y las botas no se devolvían. Cuando nos
encontramos con las airadas voces de los mandos de Falange que
reclaman una y otra vez la devolución de las prendas entregadas a
los camaradas locales con motivo ele la asistencia a alguna concen-
tración, comprendernos que poco espíritu militante y cuanta apatía
tenía que haber el la mayoría de aquellos fascistas rurales agobiados
por los años de hambre. Baste comentar ahora un sólo caso.
El cuatro ele mayo de 1943 todos los afiliados del Aljarafe reci-
bieron orden de .acudir a la concentración que debería tener lugar
con motivo de la presencia del Caudillo en Sevilla. Primero, en cua-
dros compactos, lo aclamarían en la ciudad; luego, .al regreso ele
Franco hacia Madrid, los militantes de los pueblos más próximos a
la capital forman a lo largo de la carretera. Cada afiliado recibe diez
pesetas por este . acto de militancia en concepto de dicta-> y, por
supuesto, el uniforme correspondiente. Corno los jerarcas de Sevilla
eran bien conscientes de cuan goloso podía resultar un equipo
nuevo de botas, pantalones y camisa, advirtieron con severidad a
los jefes locales que 'una vez terminados los actos de ritual tales uni-
formes deberían ser recogidos y guardados en la sede hasta .me jor
ocasión-o.
Corno suele ocurrir en cualquier régimen fascista, en este .c aso
también la concentración de Sevilla resultó un éxito y el Jefe

2':; V. L: 448-D; Oficio de la Delegación Provincial de Sindicatos, 21-1nayo-1943.


26 S. L: 344; Circular nº 267 de la Jefatura Provincial, Ll-mayo-l O-lj.

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Provincial del Movimiento felicitó en nombre del Caudillo a todos
los afiliados del Aljarafe-". Lo que no resultó tan exitoso, a pesar de
las advertencias, fue la devolución de los uniformes. Para quien
apenas tenía con qué vestirse, y en el mejor de los casos sólo cal-
zaba alpargatas , devolver unas botas de cuero y una recias prendas
de vestir debía resultar 111UY duro. Incluso hubo quien, con el uni-
forme ya en su poder, ni siquiera asistió a la concentración. De tal
guisa actuaron Manuel Mazo Boza y su hijo Juan; los dos militantes
de la Falange de Valencina. Cuando el Jefe Local envió a la casa de
ambos un agente para exigir la devolución de los mentados unifor-
mes y pedir explicaciones por la no asistencia a los rituales en
111 honor del Caudillo, fue recibido con cajas destempladas. Manuel
Mazo y su hijo eran sin duda de aquellos que todavía no parecen
haber aprendido lo que era un Estado que se proclamaba totalita-
rio. Resultado: el Jefe Local ordenó la intervención de la. Guardia
Civil del pueblo que los arrestó durante diez horas en el calabozo
del cuartel, a la vez que desde la Delegación Provincial de Justicia
y Derecho -uno de los Servicios de FET- se les abría expediente
disciplinario que no auguraba nada bueno-".
No sólo había camaradas que se quedaban con los uniformes: la
disciplina jerárquica y el sentido militar de la obediencia, insepara-
bles de la militancia y la mentalidad fascista, brillaba por su ausen-
cia en los pueblos del Aljarafe. Pura y simplemente los falangistas
locales obedecían apaticamente, o no obedecían en absoluto, a sus
jefes inmediatos. Si se piensa un poco en ello resulta natural: en un
pueblo pequeño, donde todos se conocen, a nadie se le pasa por
la cabeza que el jerarca del lugar siempre tenga razón como
Mussolini, o que la misión del hombre sobre la tierra sea "obedecer
y combatir", Si no quedaba más remedio, porque podía intervenir la
Guardia Civil, se obedecía; si la cosa no es seria, uno simplemente
se desentiende de las consignas, de las órdenes y de la jerarquía.
Los ejemplos que han llegado hasta nosotros de esos apáticos com-
portamientos son bien numerosos.
Un día, en la concentración a laque hace poco se hacía referen-
cia, dos falangistas de Valencina, Luis Hidalgo Górnez y Bartolomé
González Santos, hartos de pennanecerde pie, en formación,

27 S. L: 334; Circular nº 266 del Jefe Provincial, 11-1nayo-1943.


2H v. L: 448-0. .

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durante horas, a lo largo de la carretera en espera del paso del
coche del Caudillo, abandonaron las filas y, sin encomendarse ni a
Dios ni al diablo, se marcharon a sus casas-". En este caso el asun-
to fue lo bastante grave C01110 para que el Delegado Provincial de
Justicia y Derecho, Manuel de las Heras, abriese una investigación
sobre tan escandaloso sucedido. En otras ocasiones los comporta-
mientas apáticos y desobedientes no llegaban a tanto, pero no eran
menos demostrativos del poco entusiasmo con que el estilo fascis-
ta se vivía en los pueblos. Así, cuando la Delegada Provincial de la
Sección Femenina se queja ante el Jefe Local de Salteras por la poca
vitalidad política de las camaradas del pueblo, este, incapaz de
112 negarlo, no sólo reconoce que por no trabajar "ni siquiera se ocu-
pan de la Cruz de los Caídos", sino que también admite CÓIllO hasta
la Delegada Local se siente incapaz de hacerse obedecer por las
uniformadas féminasw. En resumen: un contraste manifiesto entre el
estilo netamente fascista que practican los mandos provinciales y
que transmiten a través de órdenes y consignas, y la .forma en que
estas órdenes son recibidas y "cumplidas" en los pueblos. Quizás
donde mejor se aprecie semejante contraste sea en las incitaciones
a la práctica de la violencia.
Como es bien sabido no hay fascismo sin violencia: una "dialec-
tica de los puños y las pistolas", como propusiese José Antonio, que
se percibe y se presenta COIllO heroica, deportiva, y más un fin en
sí mismo que un medio. También, desde los jerarcas de Sevilla lle-
gaban a los pueblos llamamientos de inconfundible estilo para el
ritual cumplimiento de la fuerza bruta.
En octubre de 1940 el Jefe Provincial de las Milicias sevillanas
dirige una circular a sus afiliados de los núcleos rurales que es todo
un modelo de cómo debía ser entendida la militancia fascista y la
coyuntura del país. Terminada la guerra civil el régimen del general
Franco estaba dejando sin contenido, y carente de objetivos, a las
Milicias de Fe. Pero los mandos de esta organización señera del par-
tido único, como fascistas convencidos, pensaban que había de
mantenerse su estructura, su funcionamiento, y, sobre todo, su esti-
lo de violencia alardeada. Más aún: la corrupción rampante que se

29 V. L: 448-D; Oficio de la Delegación Provincial de Justicia y Derecho, 6-octu-

...
bre-1943.
30 S. L: 345; 30-agosto-1941.

A15127
iba extendiendo por la sociedad española C01110 consecuencia del
hambre, el racionamiento, el mercado negro y el sistema de Abastos,
podía ser una nueva oportunidad para que la ,Milicia de Falange,
henchida de espíritu de sacrificio y austeridad, hiciese oír su voz, y
sus puños, entre los corruptos, y devolviese, 'por la fuerza, a esa
sociedad la prístina pureza de los orígenes del nacionalsindicalismo.
Por eso, en la circular que ahora trae1110S a colación, después de
recordarse que la Milicia era la '"salvaguardia de la Revolución
Nacional Sindicalista" se añadía:

"La Milicia no puede quedar al margen del malestar interno que


113 padece nuestra Patria, ocasionado este, por el egoísmo econó-
mico y político de cieno ,número de malos españoles, que hay
que hacerles desistir de sus propósitos por el procedimiento que
ha caracterizado siempre la Milicia de FET delas]ONS. Para ello
, te servirás organizar una Escuadra que actuará C0J110 fuerza de
choque contra los expresados individuos". '

Una vez organizado y uniformado el grupo punitivo, y esto


debía hacerse con SU111a rapidez, se estaría a la espera de que la
Jefatura Provincial enviase instrucciones prccisasv'. .
No se trataba sólo de apalear especuladores y estraperlistas. La
hermosa incitación a desencadenar un río de violencia que manaba
desde Sevilla podía tener objetivos aporreables mucho más delica-
dos: por ejemplo, los clérigos. Las relaciones poco afectuosas entre
el cardenal Segura y el partido único son harto conocidas, y en los
primeros anos cuarenta produjeron .roces que no pasaban desaper-
cibidos a los .sevillanos. Al prelado no le gustaban símbolos falan-
gistas en la fachada de las iglesias, pero para nuestros fascistas
domésticos semejantes símbolos eran intocables e inamovibles del
lugar donde habían sido colocados. En uno de estos 1110111entos de
tensión, a comienzos 'de abril de 1940, la Jefatura Provincial tuvo
conocimiento de que en algunos pueblos se había intentado retirar
el nombre de José Antonio, yclemás caídos, de la fachada de la
parroquia.' Era el típico acto 'q ue los falangistas 111ás radicales gusta-
ban de considerar una provocación y responder "adecu adamente ".

51 S. L: 345; Circular de la Jefatura Provincial de Milicias, n!l 1764, 24-octubre-


1940. El subrayado es nuestro.

A15127
La consigna salió tajante desde la 'sede de la provincia a los jefes
locales: "Deberás 11100tar vigilancia para , impedir, incluso por
medios violentos", que una acción semejante pueda intentarsco-. O
sea, arma al brazo y en lo alto las estrellas. Volvían los buenos tiern-
pos de las escuadras de castigo. Pero existían problemas para la
práctica de tan hermoso sueño.
El problema, para los dos ejemplos que he1110s reproducido, radi-
caba en que, -caso del primero- con demasiada frecuencia eran los
propios jerarcas locales quienes 111ás se estaban beneficiando de la
situación de hambre y del sistema de Abastos. En cuanto al segun-
do caso, darle una paliza al párroco era inconcebible, por 111UY fas-
114 cista que se fuese, en la España del Nacional-Catolicismo. Los uni-
formados jefes pueblerinos espiaban con fruicción a todo el Inundo
-ya lo sabemos- y enviaban informe tras informe a la sede provin-
cial; pero eso era una cosa y otra, bien distinta, desfilar por el pue-
blo aporreando vecinos. En las grandes ciudades los apaleamientos
en plena calle a cargo de falangistas no resultaban infrecuentes en la
España de aquellos días. En una localidad pequeña, donde todos se
conocen, resultaban .scncillamcntc imposibles. Pasadas las jornadas
de la guerra con los fusilamientos sin juicio en la tapias del cernen-
terio, ahora, en los primeros años cuarenta, los alardes de violencia
fascista en las calles pueblerinas habían desaparecido; fundamen-
talmente porque ese espíritu fascista ya no existía. Las consignas de
violencia que llegaban desde Sevilla fueron pura y simplemente
ignoradas en el Aljarafe: no .se crearon escuadras de castigo; ni

32 S, L: 344; Circular de 13-abril-1940. Que el cardenal Segura, en sus relacio-


nes con el r égimen del general Franco, representa una excepción y que el episco-
pado español constituyó uno de los pilares fundamentales del sistema, es una obvie-
dad que sonroja traerla a colación, Sin embargo parece resultar cosa necesaria a la
vista de obraSC01110 la de José Andrés Gallego (¿'PaSCiSI110 o Estado Catolicoi:
Encuentro Ediciones, Madrid 1997) donde los obispos son presentados C01110 vícti-
mas de la persecución falangista y poco 111enOS que defendiendo las libertades indi-
viduales ydemocráticas. En un contexto más amplio, algún otro autor también modi-
fica de raiz lo que fue la posición de la Iglesia ante el "Orden Nuevo" fascista
europeo. Ya hace años Gonzalo Redondo en Las libertades y la democracia.
Pamplona 1984. pág. 470, transformaba los m ás que ambiguos mensajes navideños
de Pío XII (1940. 1941 Y 1942) en textos en defensa de la democracia; y m ás reciente-
mente Mercedes Montero Díaz C'La elaboración del programa Martín Artajo' en
Estudios sobre la derecha española contemporánea, UNED. Madrid 1993, pág. 582)
califica de inequívoco carácter democr ático al radiomensaje del mismo pontífice de
24 de diciembre de 1942, cosa bien lejana al significado real de dicho texto.

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siquiera se contestó a las circulares que insistentemente reclamaban
información sobre el cumplimientode las órdenes.
Ni violencia fascista, ni siquiera militancia a secas. De acuerdo
con órdenes superiores la Jefatura Local de cada pueblo debía 111an-
tener abierto un a 1110do de Libro de Actas donde se recogiesen los
hechos de la Falange ele cada localidad. En los archivos rnunicipa-
les de los pueblos que esta1110S estudiando los libros se han con-
servado, pero prácticamente en blanco: en Camas y en Salteras no
se hizo ni una sola anotación a lo largo de toda la historia de esa
Falange local. En Valencinaó> la primera entrada es del 15 de julio
de 1936, vísperas del estallido, donde se da cuenta de la constitu-
115 ción de la Directiva de Fe de las JONS con un Jefe, un "Jefe
Secreto", un Secretario y un Tesorero, que se comprometena desa-
rrollar una intensa propaganda; la segunda anotación es de agosto
de ese mismo año para acoger a los nuevos militantes; y a partir de
ahí una serie de escuetas notas de trámite en torno casi siempre al
estado de cuentas; la última entrada, del 15 de abril de 1938; des-
pués nada. El libro de los hechos de la Falange de Aznalcazar es un
poco 111ás rico. También se abre en 1936, en este caso en el mes de
noviembre, y la última anotación es del 20 de abril de 1937 dando
cuenta. del cumplimiento en el pueblo del Decreto de Unificación,
que se celebró con una "manifestación de homenaje al Generalísi-
1110"; entre estas dos fechas algunas anotaciones sobre caídos en el
frente y .referencias a estado de cuentasv'. En cuanto a la localidad
de Benacazón una única anotación, el 24 de mayo de 1941, para
recoger la fundación ritual de la Vieja Guardia con el canto del Cara
al Sol ante la Cruz de los Caídos, y tampoco nada 111ás35.
¿Se trata de una ausencia total de militancia, o tan sólo de resis-
tencia a escribir entre gente sernianalfabeta? Seguramente las dos
cosas: desde luego había algunas actividades más que las recogidas
en los libros, pero tampoco muchas más. En las nuevas fichas de
afiliación que se elaboraron en 1944 existía un apartado bajo el epí-
grafe ¿Puede desempeñar horas para.la organizacionr; pues bien,
en todas y cada una de las fichas cumplimentadas que hemos
encontrado ese recuadro aparece en blanco: nadie estaba dispues-

:):) V. 1: 411-B .
•~-t A. L: 459.
.-)-) B. 1: 412. .

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toa comprometerse. .Lo s únicos que en los pueblos aljarafeños
parecen trabajar para el Partido, amén de espías y delatadores, son
los jefes locales; pero sin encontrar eco en los militantes que menos
de un año después ele la Victoria mostraban una indiferencia com-
pleta hacia la Organización. De una carta del Jefe. Local de Salteras
(1940) a la Sede Provincial:

"Camarada: al hacerme cargo de esta Jefatura , encuentro los dis-


tintos departamentos que la integran completamente desorgani-
zados.
En general todos los afiliados, unos por apatía y otros por ausen-
116 cia de falangismo, están distanciados de nuestras normas yesti-
lo, C01110 lo prueba la situación 1110ral y económica, que C01110
sabes, se encuentra esta local.
La Sección Femenina está en el más .completo abandono.
Organizaciones Juveniles se halla sin Delegado desde hace más
de seis 111eses,.y por tanto el Cuartel está cerrado desde enton-
ces.
Esto, unido a los tiempos difíciles por los que atravesamos, hace
exista el desconcierto y dificulte la tarea de reconstrucción de la
Falange Local, por lo que te informo para que te intereses por
ello, ya que por mi p~111e existe el buen espíritu de todo buen
falangista 'o36.

El tenor literal de la carta hace superfluo todo comentario.


Pasados seis meses, este mismo pequeño jerarca vuelve a pedir
ayuda al Jefe Provincial angustiado con la decadencia completa de
la Organización en el pueblo>". Después, el Jefe Local renuncia tam-
bién a cualquier esfuerzo para revitalizar la Falange de Salteras:
hasta el extremo de que a comienzos del 42 desde la Delegación
Provincial habrá de reprendérsele porque a lo largo ·de todo un año
no se ha cobrado de cuota "ni una sola peseta 'a los afiliados'w',
Pero ya nuestro dirigente aldeano ha · tirado la toalla y permanece
estolidamente impávido ante -la insistencia ' de la capital para que
explique las causas del no funcionamiento dclPartido'". Las' causas

36 S. L: 345; borrador de carta sin fecha ni firma .


.~7 S. 1.: 345.
3H S. L: 344; Carta del Delegado Provincial, enero de 1942.

...
.W S. 1.: 344: Cartas del Delegado Provincial del Frente de Juventudes, 26-tnayo,
19-junio lO-julio de 1942.
o

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estaban 111UY claras: 'por 111UY entusiasta que inicialmente se sintiese
el jefe Local, al fin, la apatía de los militantes, su falta de estilo, la
111ás absoluta ignorancia doctrinal, terminaba desmoralizando al 111ás
pintado de los líderes fascistas. No podía ser de otro 1110do: la ava-
lancha de afiliados que se produjo en el Aljarafe a partir de julio del
36 hubiese requerido por parte de la jerarquía superior de Falange
'un esfuerzo .de formación ideológica dirigido hacia Ios nuevos .mili-
tantes que no se dio en absoluto. La mayoría de esos afiliados ni
eran fascistas ni sabían lo que era el fascismo: sólo vieron en FE una
organización de derechas que parecía llevar la voz cantante en el
nuevo régimen del general Franco. Terminada la guerra, la militan-
117 cia falangista en ·los núcleos rurales se ,co111portó COIUO la militancia
de cualquier partido conservador: .carencia total de estilo combatí-
va, de sentido de la obediencia, y de espíritu de sacrificio; rasgos
que eran, sin embargo, básicos en cualquier organización fascista.
He1110S puesto un ejemplo que hace referencia a la vida apática
de la Falange de Salteras. Se pueden aportar muchos 111ás; baste otro
par de. destellos fotográficos sobre un pueblo vecino, Valencina. El
26 de octubre de 1942 la Jefatura de la Sección Femenina de la pro-
vincia emite una circular, con el tajante imperativo tono del fascio,
donde se ordena a todos los pueblos que se abran "escuelas noc-
turnas para obreros". El ayuntamiento tendría que entregar fondos
para "material manuablevy el Jefe Local de Falange "se encargaría
de todas las gestiones". Contestación literal y escueta del responsa-
ble falangista de Valencina: "que no han dado resultado las gestio-
nes realízadas'<", Por lo demás, en ninguno de los ' pueblos que
he1110s estudiado se abrieron tales escuelas nocturnas.
Con la División Azul ocurrió otro tanto. Cuando después del
famoso discurso de Serrano Suñer miles de falangistas de toda
España se alistaron para luchar en Rusia junto a los alemanes, tam-
bién en Valencina tres militantes marcharon al combate contra el
bolchevismo, No eran pocos para un pueblo con algo 111ás de dos
mil vecinos; sin e mbargo, apenas un año después también este ini-
cial entusiasmo se había diluido. 'En noviembre del 42 y con objeto
dé hacer posible el relevo de los divisionarios de la primera horna-
da, la Vicesecretaría General del Movimiento, a través de una circu-
lar a todas las agrupaciones deFET, incitaba a una nueva ola de

-ÍO v. L: 448-2.

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reclutamiento "en defensa de la civilización europea y cultura occi-
dental"; con urgencia debía remitirse la relación de los nuevos alis-
tados. Mes y medio después el Jefe Local de Valencina contesta:
"Hasta la fecha no se ha presentado ningún voluntario para alistar-
se"!'. Ni siquiera quedaba ánimo para una colecta de ayuda a los
combatientes de Rusia. Se quiso organizar dentro' del marco de la
División Azul una, "centuria de honor de FET"; para ello los jefes de
Falange requirieron a las sedes locales que enviasen fondos desti-
nados al equipamiento de aquella unidad. La réplica de Valencina
no fue en esta ocasión .menos breve y clara: "Debido a la crítica
situación económica en el pueblo .no es posible costear ningún
118 equipo"; ni una palabra más ni una palabra menos'<.
Si los pequeños mandos de los pueblos iban perdiendo su entu-
siasmo no era sólo por la apatía generalizada de la base, sino tam-
bién, de forma paradójica, debido a las permanentes exigencias
desde la cúpula provincial que, por lo excesivas, resultaban de
imposible cumplimiento. En 1943, por ejemplo, un Jefe Local esta-
ba obligado a responder "con una rigurosa exactitud" al siguiente
cuestionario que, por otra parte, debía remitirse justo entre el 25 y
el 30 de cada mes a la Jefatura Provincial:

"-Funcionatniento de la Falange Local -Ambiente. Si se ha cele-


brado algún acto público de ,interés.
- Información concreta de la marcha de cada Servicio, con
expresión del nombre del Delegado Local. Información especial
sobre las actividades de los Sindicatos, Frente' de Juventudes, y
Auxilio Social con expresión numérica de los. atendidos por este
Servicio.

- Situación económica.
- Colaboración del Ayuntamiento con el Partido.
- El ,abastecimiento en el pueblo. Precios.
- Situación sanitaria en el Pueblo.
- L~ enseñanza en el Pueblo.. Problemas .que plantean (sic.).
Relaciones del Frente de Juventudes·con fas maestros y centros
de enseñanza. Este terna será contestado .con la mayor aplica-

4'l V. L: 448:.. 2; Circular de la Vicesecretaría G-eneral del Movimiento de 2-


noviernbre-LOdz: y contestación de la Jefatura Local del 16-ctidetllhre'-1942.
42V. L: 448-2; Circular de la Inspección Provincial de la División Azul, 7-
noviernbre-Jvé.Z. Contestación del Jefe Local del 15~dicie}cl1hre-1942.

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ción posible, especificando los defectos que se observen con el
problema de la enseñanza (sic).
- La beneficiencia en el Pueblo. Impresiones sobre el problema
de las necesidades desatendidas.
- Paro obrero. Medidas para evitarlo. Atención especial al paro
obrero de ex-combatientes.
- Ambiente en el Partido y general político "4:>.

Todo esto, insistimos, cada mes, Se exigía que las respuestas del
cuestionario fuesen "precisas y concretas", de tal modo que permi-
tiesen "ofrecer al mando un informe exacto de la vida y necesida-
des de la Falange". Un trabajo, en fin, que serviría, según se pensa-
119 ba , para "estímulo y diligencia de los jefes ", "vencer las dificultades"
y "fortalecer la Organización"!".
Por supuesto; los mandos provinciales que exigían tales cosas
eran unos ilusos. La mentalidad fascista de los dirigentes de Sevilla
les hacía desvariar: pretender que pequeños jefes locales, la mayo-
ría de ellos de un infimo nivel cultural o semi analfabetos, redacta-
sen, cada mes, un ·inforln e que era de hecho un estudio sociológi-
co exhaustivo del pueblo sólo puede calificarse de disparate. Como
era de esperar jamás informe alguno fue cumplimentado, por
mucho que los jerarcas sevillanos insistiesen una y otra vez sobre el
asunto. Por tanto: una cosa era la idea que los verdaderos fascistas
tenían de la Falange y otra bien distinta lo que la Falange rural. era
en realidad. ¿Entonces, a qué quedaba reducido el verdadero traba-
jo-del Partido en los pueblos si dejarnos aparte las labores propias
del espionaje que ya conocemos? -

El 19 de junio de 1941 la Falange de la localidad de Camas,


siguiendo órdenes de los mandos -provinciales, ponía en marcha-el
nuevo sistema de recaudación de fondos para el Auxilio Social, que
había empezado a aplicarse en toda España. Hasta ese momento en
los pueblos del Aljarafe, como en el resto del país, tales fondos -se
recogían por el sistema de colectas-callejeras en huchas precintadas;

4:' s. L: 344; Circular de la Jefatura Provincial, 8-ahril-1943.


.:J--~ Ihid.

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se trataba, por lo tanto de donativos voluntarios. A partir de ahora,
en cambio, el sistema de recaudación pasaba de hecho a ser obli-
gatorio: en los bares y tabernas, en los cines, en los teatros, los
españoles venían, obligados determinados días, a la entrega de una
cantidad fija a cambio de la cual recibían el llamado emblema. Hubo
inquietud entre los falangistas sevillanos de que esta nueva e impe-
rativa modalidad de donativos pudiese provocar, en los locales
públicos donde se recaudaba, algún tipo de protesta o inclusodis-
turbios. y es que montar cuestaciones obligatorias en una sociedad
hambrienta no debía 'resultar tranquilizador para los organizadores.
Sin embargo, al menos en Camas, la fecha del 19 de junio transcu-
120 rrió sin ningún incidente y la Falange local pasó de recorrer las
calles del pueblo con sus huchas a controlar y recoger las cantida-
des que los propietarios de locales públicos recaudaban para el
Auxilio Social. Este fue , uno de los trabajos habituales propio de
cada organización Jacal del Partido en las poblaciones rurales''>,
Pero había también otros tipos de tareas que de forma habitual ocu-
paban el tiempo de los dirigentes locales: la asistencia a .las con-
centraciones en la capital con motivo de la llegada de algún jefe de
alto copete o del mismísimo Caudillo; la selección de los jornaleros
en paro a los que se podían suministrar. trabajos temporales yentre
los que había de darse preferencias a los excombatientests; las pro-
puestas a la Jefatura Provincial d.e nombramientos y ceses en orga-
nizaciones dependientes del Partido, <;01110 la C.N.S. o el Auxilio
Socialf"; e incluso la atención y la ayuda económica a .camaradas
menesterosos, sus viudas o huérfanosv', todo, como se ve, bastante
modesto y rutinario y poco dado a exhibiciones marciales tan que-
ridas del fascismo. No obstante había existido en los pueblos un
campo de actuación donde, de haberse mantenido las condiciones
adecuadas, los pequeños jerarcas habrían podido llevar a cabo satis-
factorios alardes.
Concluida la guerra civil los 'falangistas soñaron con reproducir
en España el modelo de partido fascista -sobre todo nazi- donde las
milicias eran una pieza .capital dentro de la estructura de , poder.

-{~ Sobre la'~ cuestaciones por el sistema de huchas. A. 'L: 459. Sobre el nuevo
modelo de recaudación en Camas C. L: 997 Carpeta 508 y L: 998.
·tú B. 1: 105 y 414. ,
-t7 Ejemplos en C. L: 997; Carpeta 360.
-IX ' Ejemplos en C. L: 998. -

A15127
Algunos teóricos de la Falange habían llegado incluso a sostener que
en un Estado totalitario -y el Régimen en esos años se autodefinía
C01110 tal- resultaba indispensable que el partido único contase con
su propia organización armada, Durante la guerra, en los pequeños
pueblos de Sevilla, las milicias de FE-JONS, creadas y armadas
durante los días que siguieron al éxito de la insurrección militar de
Queipo 'd e Llano, fueron un 'verdadero poder. Los jefes falangistas
locales 'rodeados de uniformados en armas, controlando los cuarte-
les de la Milicia, nombrando o destituyendo a subordinados, porta-
dores de pistolas y fusiles í? no sólo eran un poder, sino un poder
que se veía y hacía ostentación de ello. Sin embargo, estas agrada-
121 bles demostraciones de fuerza duraron poco. primero, las milicias de
Falange pasaron enseguida a ser controladas y mediatizadas por el
ejército; luego, alcanzada la victoria, los jefes militares, que eran los
verdaderos detentadores del poder en el nuevo Estado, no podían
admitir unos cuerpos armados paralelos. A diferencia de Alemania
-el modelo ideal de los falangistas- donde el Partido lo era todo, en
España eran los jefes del ejército quienes tenían la última palabra, y
C01110 es natural no estaban dispuestos a compartir con nadie el
monopolio de las armas. Por ,eso el fin de la guerra supuso, de
hecho, el fin de las milicias de FET. Por ley del 2 de junio de 1940
las Milicias del Partido quedaron reorganizadas; es decir, dejaron ,de
ser una organización estructurada ' militarmente, con sus cuarteles y
su armamento. A partir de ahí y a pesar de que el nombre se con-
servó, y a pesar de que siguió existiendo, dentro del organigrama de
Falange, un Servicio denominado de Milicias, estas habían dejado de
existir corno tales. Ahora su misión ya no era defender por las armas
la revolución nacionalsindicalista, sino la "educación del pueblo",
mantener el "orden interno" y organizar la "instrucción postmilitar"
de los cíudadanos'v. Pero es que ni siquiera esas limitadas funciones
llegó a ejercerlas: nunca se dio un solo paso para estructurar la edu-
cación política de las masas; se ignoró siempre qué cosa podría ser
la "instrucción postmilitar" y cómoponerla en marcha, y en cuanto
al "orden interno" para eso estaba ' la Guardia Civil ,y el Cuerpo de
Policía. De esta ,manera ., la exquisita satisfacción ,que habían experi-
mentado los primeros jefes locales falangistas durante el tiempo que

Numerosos ejemplos de nombramientos y destituciones de mandos de

...
·í9
Milicia en A. L: 459.
':;0 Ley de 2 de julio de 1940.

A15127
mandaron de verdad sobre hombres armados y uniformados desa-
pareció, y con eso fue desapareciendo rápidamente el poco espíritu
fascista de trabajo y militancia que pudiese haber en ellos. Ni siquie-
ra ·les quedó el consuelo de pasear por las calles de la villa con
heroico atuendo, pues si los militares no querían más armas que las
suyas tampoco querían 111ás correajes que los del ejército. O sea, que
poco después de la guerra se prohibió el uso del uniforme de
Falange salvo para los actos oficiales. De esta forma, en SU111a, y
C01UO vainas viendo, nuestros pequeños jefes del fascismo rural que-
daron bien pronto constreñidos a una militancia que -una vez más
haciendo salvedad del espionaje y la delación- no era más que tra-
122 bajo burocrático cerrado sobre sí mismo.
Aunque la vida .de las falanges locales en el ámbito sevillano era
bien mortecina, el trabajo burocrático resultaba abundante y com-
plejo. Había que cobrar las cuotas a los afiliados, por 10 general una
peseta al 111es51 ;. hubo varios cambios en los modelos de carnets del
Partido corno consecuencia del Decreto de Unificación de 1937, del
fin de la guerra, y de la depuración ordenada por Arrese, cosa que
suponía un fatigoso proceso en el que se solicitaba los antiguos car-
nets a los militantes, se les entregaban los nuevos y se revisaban y
ponían al día todos los ficheros de-afiliado; pero sobre todo, los
jefes locales ,. debían contestar a las cada vez más agobiantes exi-
gencias de la Delegación Provincial.
En efecto, a medida. que la militancia falangista de los pueblos
va perdiendo resuello; a medida que la actividad de la Falange en
los núcleos rurales se apaga y el estilo fascista desaparece; a la vez
que ocurre eso, los mandos de .Sevilla acentúan en sus circulares y
órdenes el estilo fascista y, con un tono cada vez más militar y duro,
exigen de los subordinados .pueble rinos un creciente trabajo buro-
crático que a estos les resulta imposible cumplimentar. Así, "sin
excusa ni .pretexto alguno" los jefes locales debían remitir, .ahora
cada quince días, a la Sede sevillana, "estadíllo numérico de afilia-
dos, especificando militantes, adheridos, Flechas, Cadetes y Sección
Femenina; militantes adheridas y Frente de Juventudes Femeninas"
-con indicación de las altas -y bajas en la quincena "con los nombres
y causas-que lo motívan'V. Pensar; como ya hemos señalado en

~l Ejemplos, en fichas de afiliación conservadas.


~2 C~ ::~: .998; Oficio circular nº 221.

A15127
páginas anteriores, que los jerarcas locales estaban en condiciones
intelectuales y de entusiasmo político como para cumplimentar tales
órdenes era pedir peras al 01n10..Por tanto, las reiteradas órdenes no
se cumplían, y salvo en el caso deCamas en el resto de los pueblos
del Aljarafe ese trabajo burocrático no se hacía y los precisos cues-
tionarios quincenales no se rellenaron ni una sola vez;
Podría quizás pensarse que el apático comportamiento de la vida
política en los pueblos tenía su origen en limitaciones económicas,
en los escasos ingresos de las Falanges rurales. En absoluto existe tal
cosa: las organizaciones del Partido estaban bien nutridas, incluso en
los municipios más pequeños. Es cierto que las cuotas pagadas por
123
los afiliados eran bajas y que en buena parte no lograban ser co-
bradas; pero precisamente por esto, sospechándose que la falta de
activismo .se debía a falta de dinero, a partir de octubre de 1942 se
obligó a todos los alcaldes a incluir en sus presupuestos partidas
dedicadas a FET de las ]ONS. En realidad los ayuntamientos vinie-
ron obligados a un doble donativo: por un lado entregaban cantida-
des directamente en la Delegación Provincial de FET de las JüNS,
que luego destinaba parte de ellas al sostenimiento de las activida-
des de la Falange de cada pueblo; pero al mismo tiempo en los
Presupuestos municipales también debían figurar partidas destinadas
a las organizaciones falangistas locales como Auxilio Social, Frente
de Juventudes- u organización de marchas y camparnentos'v Y no
eran cantidades pequeñas. Por ejemplo, el presupuesto del
Ayuntamiento de Camas de 1943 ascendía a 477.186 pesetas de las
cuales se destinaban a la Falange de la localidad 6.380 pesetas>', No
es para la época, y para las actividades políticas de un pueblo de
cinco mil. habitantes, una cantidad despreciable. Por lo tanto y con-
cluyendo, si, como insistimos una y otra vez, el espíritu fascista en
los pueblos había desaparecido deltodo con el fin de la guerra, y si
los jerarcas del fascismo local habían visto reducida su actividad a un
mero trabajo burocrático que ni siquiera eran capaces de -completar,
esto no se debía, de ninguna manera, a la falta de fondos, sino más
bien a que el'famélico espíritu falangista que siempre caracterizó a
los pueblos no podía sobrevivir cuando cada día que pasaba la

:;3' C. L: 997; Carpeta: Socios Protectores.

...
Certificado de Interventor de Fondos del Ayuntamiento, 19-fehfero~1943.
:;4 C. L: 997; Carpeta: Socios Protectores:

A15127
Falange tenía un poco menos de poder en España. En realidad la his-
toria de Falange Española desde 1937 en adelante no es más que la
historia de una decadencia y de una pérdida de identidad 'que se
aceleró a partir de julio de 1943 cuando, COll10 consecuencia direc-
ta de la caída de Mussolini y la marcha negativa de la guerra mun-
dial para las tropas del Eje, Franco ordenó la desfascistización del
partido único. En tales circunstancias, por mucho que los mandos
provinciales lo intentasen, exigir entusiasmo a los .falangistas rurales
era -el más inútil de los esfuerzos. Pero a pesar de todo, en medio de
esta parálisis y apático trabajo militante, existió algo en las organiza-
ciones falangistas del Aljarafe que sí funcionó de manera adecuada,
124 incluso de . manera entusiasta, y que, precisamente por eso, marc ó
con la impronta fascista a toda una generación de adolescentes. Nos
estarnos refiriendo al Frente de juventudes.

En plena guerra civil, en 1937, los vecinos más acomodados de


la villa de Camas recibieron una carta del Jefe de la . Organización
Juvenil de FET donde después de recordar que la formación del
niño, física COIno educativa y religiosa era uno de los objetivos de la
Falange, y que tal cosa exigía "desembolso de cantidades de las cua-
les la Organización no dispone"; después de este exordio, decimos,
se les pedía a esos ricos vecinos, en nombre del "sentir patriótico",
la suscripción de "una cantidad mensualde acuerdo con los medios
económicos" de cada uno S5. A cambio de su aportación el donante
recibía un certificado que lo acreditaba COIUO Socio Protector de la
Organización ]uvenil.Por si alguien se mostraba remiso ante la peti-
ción de un óbolo periódico la carta .de petición .iba también firmada
por el Comandante Militar de la Plaza, el cura párroco y el alcalde.
La operación resulté? un éxito, y los 160 cabezas de familia más ricos
del pueblo se convirtieron en padrinos davivosos de .las actividades
que encuadraban a los jóvenes falangistas.
Escribe Ricardo Chueca que "el Frente de Juventudes renunció
al Inundo rural" y que por lo tanto fue una actividad dirigida a los
adolescentes urbanos que no pudo tener éxito en el campo, Nuestra

A15127
ss C. L: 997; Carpeta: Socios Protectores

...
impresión es justamente la contraria: en la Falange pueblerina de
Sevilla lo único "q ue funcionaba bien era, precisamente, la organi-
zación y el trabajo de los jóvenes, y el caso de la colecta de Camas
no fue , desde luego, algo excepcional o aislado.
Una circular de 5 de julio de 1937 es el primer texto normativo
que busca organizar a los jóvenes de Ia España Nacional. Se creaba
por -ella una estructura de la juventud -en tres escalones o categorí-
as: Pelayos, donde se encuadran los niños de 7 aIü años; Flechas,
que abarcaba a los adolescentes ·ente 10 Y 17, Y los llamados
Cadetes donde militaban los jóvenes de 17a 19 años. Terminada la
guerra civil, el control de la juventud, que es objetivo de todo
125 Estado fascista con pretensiones"totalitarias, -llevó a una nueva reor-
ganización que por la Ley del 6 de diciembre de 1940 creaba el
Frente de Juventudes. Teóricamente, puesto que estarnos en un
régimen de vocación totalitaria y ante un partido único cuyos 1110de-
los son la Alemania nazi y la Italia littoria, el texto legal, inspirado
directamente por la Falange, incluía a todos los jóvenes españoles
dentro del Frente de Juventudes. Pero C01110 en tantas otras cosas
del sistema Franquista la teoría, surgida de la doctrina nacionalsin-
dicalista, y la realidad cotidiana iban cada una por su lado.
Oficialmente la nueva organización juvenil incluía con carácter obli-
gatorio a cada uno de los niños, adolescentes y jóvenes del país; e11
la práctica la propia Ley de 1940 distinguía entre "afiliados" y "no
afiliados", es decir: entre los que voluntariamente se inscribían, reci-
bían uniforme y participaban en una serie de actividades y los que
ni siquiera sabían de su pertenencia "oficial" a dicha organización.
Un poco más adelante , cuando ya el Régimen iniciaba su desfascis-
tización, un nuevo decreto, con fecha de 29 de abril de 1944, crea-
ba las Falanges Juveniles de Franco a la que ya sólo pertenecían los
que voluntariamente quisiesen afiliarse. ¿Pero cuantos jóvenes espa-
ñoles militaron, en realidad, en el Frente de Juventudes?
En su mejor momento, "mejor" en el sentido de 111áxi111a afilia-
ción, que fue el año 1941, el Frente de Juventudes contó con
564.000 varones y 278.000 hembras, para un tra1110 de edad en
España de 6 millones quinientos mil jóvenes'v. En ese mismo año

:;6 Cifras tornadas de Chueca Ricardo. op cit, págs 310-311.


Poco o casi nada se ha investigado sobre el Frente de juventudes, la obra hási-
ca es la ya citada de SAEZ MAHí ~: El Frente de Juventudes; Siglo XXI, 1990. Pueden
consultarse algunas páginas de las ya citadas obras de Chueca.

A15127
en el pueblo sevillano de Camas, la organización juvenil falangista
tenía 236 afiliados, lo que representa, en números redondos, el
catorce por ciento de la cohorte de edad comprendida entre los diez
y diecinueve años, siendo así que para el conjunto de España los
afiliados al Frente de Juventudes representaban el doce por ciento
de los jóvenes; con un matiz importante: en este doce por ciento
nacional están, C01110 es lógico, ·incluidos tanto los que habitan en
las grandes ciudades C01110 en núcleos rurales. Dicho de otro 1110do,
en la localidad de Camas el porcentaje de afiliados a la organización
juvenil de FET era, con mucho, superior al del conjunto de los cen-
126 tros urbanos del resto del país. Pero es que lo 111is1110 debía ocurrir
en buena parte de los pueblos del Aljarafe. De los cinco pueblos
que esta1110S estudiando C01110 muestra de la comarca, en tres de
ellos se han conservado, para algunos afias, las listas y fichas de afi-
liación de los jóvenes falangistas; en todos 19S casos el porcentaje
de afiliados supera al de la media nacional. He aquí un cuadro resu-
111en de esta situación:

Afiliados a Organización Juvenil - Frente de Juventudes

CAMAS (5.000 habitantes)


Año 1938: 804 Afiliados
1939: 236
1941: 236
1942: 152
1943: 129

SALTERAS (2.026 habitantes)


1942: 103
1943: 212

VALENCINA (2.086 habitantes)


1941: 130
1942: 189
1943: 292 57.

~7 C. L: 999; L: 997; Carpeta 360.


s. L: 334.
v. 1.: 448-0.

A15127
Por supuesto estos datos, considerado el conjunto del Aljarafe,
son escasos, pero son los únicos conservados y no hay razón para
pensar que .puedan diferir .mucho de lo que fue la afiliación al
Frente de Juventudes en los núcleos rurales de la provincia de
Sevilla. En suma, frente a la tesis antes reseñada que considera a la
organización juvenil COll10 algo orientado hacia los muchachos de
las ciudades, con olvido de la juventud rural, nuestra impresión es
justamente la contraria: al menos en tierras aljarafeñas el Frente de
Juventudes tuvo mayor implantación porcentual que en los centros
urbanos. Pero es que además fue la única actividad de la FET pue-
blerina que mantuvo una cierta viveza frente a la apatía generaliza-
127 da que caracteriza la vida política de los militantes falangistas en los
pueblos sevillanos. Cuando a partir de 1945 , y COll10 consecuencia
del hundimiento estrepitoso de los fascismos en toda Europa , tam-
bién en los pueblos de Sevilla la Falange, de hecho, dejó de existir
COll10 fuerza política activa, el Frente de Juventudes, sin embargo,
siguió existiendo, e incluso incrementando su presencia en las
pequeñas aglomeracione-s rurales de la provincia. Por supuesto, esta
mayor vivacidad política se debió en gran parte a una aceptable
financiación: no se trataba sólo de las cuotas que pagaban los jóve-
nes afiliados, una ínfima cantidad, ni de las cuestaciones y solicitu-
des de fondo a los vecinos más acomodados, sino de un serio inte-
rés de la Falange por controlar, e incluso monopolizar, la formación
de los muchachos españoles, cosa que sólo podía hacerse con dine-
ro; sobre todo si se tiene en cuenta que la otra -y única- organiza-
ción juvenil permitida por la dictadura era la de Acción Católica que
contaba con todo el respaldo y con todos los fondos de la Iglesia
Españcla>'.
El Caudillo había proclamado de forma solemne al Frente de
Juventudes "Obra predilecta del régimen". La Falange de Sevilla
proclamó por su parte:

ss Aunque raras veces transcendió a la opinión pública, existió dentro del régi-
men de Franco un enfrentamiento claro entre la Iglesia y el sector m ás radical de la
Falange durante los primeros años 40. Son los anos en que los dirigentes m ás nazi-
ficados de FET de las JüNS están pretendiendo convertir el sistema franquista en un
verdadero Estado totalitario, lo que requería el control absoluto de la juventud y le
llevaba a chocar con la jerarquía eclesiástica que veía amenazada la existencia de la
Juventud de Acción Católica.

A15127
"Todos nuestros afanes deben tener COll10 mira final la formaci ón
de una Patria mejor y más fuerte, En su consecuencia debernos
poner todos nuestros esfuerzos al servicio de lograr una juventud
formada en los ideales de la Revolución Nacional Sindicalista.
Para ello es preciso dotar al Frente de juventudes de medios
materiales con los cuales -poder atender con todo decoro a la
misión trascendente que la Patria y el Caudillo le -ha confiado">",

En la práctica esto significó la obligación municipal de contribuir


substancialmente a la financiación del Frente de Juventudes. Ya el 9
de mayo de 1941 el Ministerio de la Gobernación había ordenado y
128 dado instrucciones precisas para que los Ayuntamientos subvencio-
nasen a la -organización juvenil. Año y .medio después _una circular
del Jefe Provincial del Movimiento y Gobernador Civil de Sevilla,
dirigida a todos los alcaldes de la provincia, fijaba exactamente las
cantidades que en los presupuestos de cada municipio debían figu-
rar C01110 destinadas al Frente de Juventudes: una parte de la canti-
dad presupuestada se enviaría directamente a la Tesorería Provincial
de FET de las JONS para que hiciese uso de ella en la organización
de campamentos, la otra parte se entregaría a la Jefatura Local de la
Falange con destino al mantenimiento del Frente de Juventudes en
el pueblo. No se trataba de cantidades pequeñas; sobre todo si se
tiene en cuenta que nos encontramos en los años del hambre, en
pueblos donde apenas existe la luz eléctrica, el teléfono y las con-
duciones de agua , donde las calles son de tierra y los servicios que
prestan los ayuntamientos prácticamente nulos.
En concreto la orden dirigida a los alcaldes establecía que aque-
llos ayuntamientos en los cuales su presupuesto ordinario no reba-
sase la SU111a de~50.000 pesetas debería destinarse un uno por cien-
to al Frente de Juventudes. En los municipios con cantidades
presupuestadas entre 250.000 y 500.000 pesetas la donación debe-
ría ser del 0,75 por ciento, aunque en ningún caso inferior a 2.500
pesetas. Y en cuanto a aquellos presupuestos que superasen el
medio millón la partida dedicada a la estructura juvenil se estable-
cía en el equivalente al 0,50 por ciento, y no menor de 3.750 pese-

W C. L: 997; Carpeta, Socios Protectores. Circular de la Delegación Provincial del


Frente de Juventudes, 28-octuhre-42.
60 C." L: 997; Carpeta Socios Protectores; Circular del Jefe Provincial del
Movimiento de 28-octuhre-1942.

A15127
tas 60 . C01110 queda dicho, cantidades nada pequeñas para años, de
penuria y? en consecuencia, una pesada obligación a cumplimentar
por los regidores del Aljarafe que naturalmente hacían todo lo posi-
ble por escurrir el bulto, dar la callada por respuesta, o al menos
retrasar el pago. Pero terminaban pagando: ante los tonos cada vez
más perentorios y amenazantes, reclamando la deudavempleados
por el Delegado Provincial del Frente de Juventudes y, si era preci-
so, por el mismísimo Gobernador civil no había alcalde que se resis-
tiese mucho tiempo'i'. El pueblo de Camas, por ejemplo, con ' un
presupuesto municipal de 477.000 pesetas en el ejercicio de 1943,
tuvo que destinar 2.683 ~ esa obligación, y al año siguiente con
129 586.000 pesetas presupuestadas la subvención a la organización
juvenil se elevó aS. 000 pesetas'<. Gracias a tales aportaciones, repi-
tamos por :última vez, la actividad de los jóvenes falangistas en los
pueblos del Aljarafe era prácticamente lo único vivo dentro de _la
Falange rural. El Frente de Juventudes facilitaba a sus afiliados cami-
sa azul, pantalones, buenas botas de cuero y actividades atractivas
para los adolescentes: desfiles, concentraciones y, .sobre todo, carn-
pamentos de verano donde, 'en medio de la hambruna generaliza-
da que sufría el. país, era posible comer decenternente.vlnclusoafi-
liarse a la organización con vistas a uno de esos campamentos
suponía obtener algo que ni remotamente estaba, en principio, al
alcance de los depauperados vecinos de los pueblos: un reconoci-
miento médico. Te óricamente cada muchacho que participaba en
alguna de las colonias de verano se sometía a un exhaustivo che-
queo a cargo de la Asesoría de Sanidad del Frente de Juventudes:
examen radioscópico de los pultnones, pruebas funcionales del
corazón, comprobación de las vacunas recibidas -o no recibidas-,
y una exploración clínica general; y corno se está en los años del
fascismo y de la admiración hacia Alemania también en la ficha
médica se recoge el tipo racial del muchacho. Esta era la teoría; la
práctica difería bastante: en los pueblos el reconocitniento lo lleva

61 C. L: 997; Carpeta Socios Protectores; Oficio del Gobernador Civil de 27-


111ayo-1943 y Oficio del Delegado Provincial del Frente de Juventudes de 12-febrero-
1943.
62 C. L: 997; Carpeta Socios Protectores; Oficio de la Alcaldía de 19-febrero-1943;
certificado del Interventor del Ayuntamiento de 19-febrero-1943; Oficio del Delegado
Provincial del Frente de Juventudes de 22-febrero-1944; Certificado del Interventor
del Ayuntamiento de 14-n1arzo-1944. ' '

A15127
a cabo el médico de la localidad y, desde luego, en las consultas del
Aljarafe los aparatos de rayos X eran algo absolutamente descono-
cido, y los análisis de orina y sangre una pura imposibilidad; por
eso todo quedaba reducido a un reconocimiento ligero y a com-
probar si el adolescente había recibido las vacunas contra la virue-
la y el tifus; y sin embargo eso no era poca cosa ni asunto baladí
en unos tiempos de miseria y abandono de inmensas capas de
poblaciónv'. .
Así pues, la Falange joven funcionaba. Cuando en los pueblos el
partido único hacía ya años que había dejado de existir como tal
partido, muchos jóvenes continuaban acudiendo cada verano a "los
130 campamentos de tiendas de lona. Allí no . sólo jugaban, cantaban
alrededor de las hogueras, emprendían largas marchas; también
eran adoctrinados sobre los valores del fascismo, las virtudes del
Estado autoritario y las perversiones de la democracia; y esto siguió
siendo así en los años 50 y 60. De esta forma, cohortes enteras de
niños y adolescentes, que en sus pequeños pueblos apenas recibí-
an educación y no tenían ninguna posibilidad de conocer lo que
ocurría y se vivía en el resto de Europa, recibieron en los campa-
mentos la impronta del fascismo. La mentalidad colectiva que de
ello resultó y como influye en la mentalidad de nuestros días es algo
que todavía está por analizar.

...
63 c. L: 997; Carpeta 360: Fichas de reconocimiento médico de la Asesoría de
Sanidad del Frente de Juventudes.

A15127
LOS RESTOS DEL FASCISMO
131

A15127
...
133

A comienzos de febrero de 1945, por primera vez en sus rela-


ciones con los pueblos, la Jefatura Provincial de Sevilla se preocu-
pa por el buen funcionamiento organizativo y burocrático de las
Falanges aldeanas y edita un bien presentado folleto de instruccio-
nes sobre cómo administrar y dirigir una organización local. En ver-
dad que hacía falta una iniciativa de ese tipo pues, C01110 ya sabe-
1110S , el funcionamiento corriente de la Falange rural, una vez pasa-
do los ardores de la guerra civil, no podía ser más desastrado. El
folleto pretendía, justamente, "dar fin -a la anarquía burocrática...
que padecía la Organización en la provincia"; anarquía y desbara-
juste que el procedimiento seguido hasta -entonces, a golpe de
Circulares y Oficios, no lograba contener pues nadie los leía, nadie
los contestaba, y terminaban durmiendo en las carpetas a la espera
de algún historiador futuro".
El lenguaje de tan práctica publicación seguía siendo el de la
retórica fascista, pero ya sonaba a hueco.

"Pensad que nuestra Revolución no es sublime por lo que se ha


hecho sino por lo qu e hay que hacer y que los deberes y sacri-
ficios por España y la Falange no los miden la intensidad ni el
tiempo, sino la recta conducta de una vida consagrada no a la
contemplaci ón, sino a la práctica de dichos ideales :" .

1 Asesor del [efe Local. Instrucciones sobre la organizacion administratioa y


[u ncionaniiento burocrático de unajefatura Local; Sevilla, febrero 1945; pág 5.
2 Ihid , pág 6.

A15127
y ya sonaba a hueco y vacío semejante estilo porque, en reali-
dad, en los pueblos de Sevilla apenas quedaba Falange alguna que
gestionar. De este modo, el folleto en cuestión es un ejercicio utó-
pico. En sus páginas se insta a los jefes locales para que modelen y
estructuren la organización sobre la base de Distritos, que a su vez
se dividirán en Secciones, comprendiendo cada sección un determi-
nado número de calles. Dos veces al mes los Jefes de Secciones, los
Jefes de Distritos, los Delegados y Jefes de Servicios se reunirán con
el máximo jerarca local "para recibir de él las consignas u órdenes
necesarias" y para informar "de la marcha de sus respectivas
Delegaciones o Servicios, asuntos pendientes y problemas plantea-
134 dos"; de todas estas reuniones debería quedar constancia en el Libro
de Actas>. No quedó constancia de nada, porque en ningún pueblo
se abrió ningún Libro de Actas y porque en ninguna villa aljarafeña
quedaban ya falangistas disponibles corno para rellenar el organi-
grama burocrático que pretendía ponerse en funcionamiento. En
1945 los años del partido único fascista habían pasado definitiva-
mente.
Desde finales de julio de 1943, y corno consecuencia directa del
estrepitoso hundimiento del régimen mussoliniano en Italia que
había llenado de pavor a los jerarcas españoles, Franco ordenaba la
desfascistización no ya del Régimen, sino de la propia Falange. De
acuerdo con las nuevas consignas FET de las jONS ni era ni, lo más
asombroso, había sido nunca un partido fascista. A partir de estas
fechas el partido único, que ya no debía ser llamado así, sino
Movimiento, se fue esfumando con creciente rapidez. Disminuido
en su poder, privado de su ideario, la historia de la Falange es sólo
ya una falta de historia. En los pueblos de Sevilla fue, literalmente,
la historia de un envejecimiento",

:$ Ibid, pág 7 Y 9.
-4 Sobre el giro en la política interna del Franquismo COll10 consecuencia de la
caída de Mussolini en julio del 43, ver JAVIER TUSELL: Franco y Mussolini. La política
española durante la JJ Guerra Mundial; Madrid 1985. Así mismo, útiles, FERNANDO
GARCÍA LAHIGUERA: Ramon Serrano Sutier. Un dOCUI11ento para la historia; Barcelona
1983. ANTONIO MARQUINA BARRO: La diplomacia vaticana y la España de Franco

...
(1936-1945); Madrid 1983. Y VICTOR MORALES LEZCANO: Historia de la 110 beligerancia
durante la segunda guerra mundial; Las Palmas 1980.

A15127
Cuando uno repasa las desordenadas y chapuceras listas de afi-
liadosa Falange en los pueblos. de Sevilla -llenas de errores, con-
tradicciones en la profesión de los militantes, edades imposibles- y
que revelan la calamitosa burocracia con que el Partido era admi-
nistrado en los núcleos rurales; cuando el .historiador estudia esos
listados, la impresión que recibe es que a lo largo de los años, y
contando a partir de 1945, FET de las ]ONS ha permanecido como
inmovilizada. Si escogemos en nuestro análisis como fecha tope la
de 1965, se comprueba que durante esos cuatro lustros (45-65), al
menos en el Aljarafe, apenas nadie se afilia a Falange y nadie se da
de baja. En ocasiones es literalmente así, de tal .manera que, por
135 ejemplo, en la villa de Valencina los militantes falangistas en 1945
suman trescientos, con trece adheridos; en 1950 son 302 y siguen
los 13 adheridos; en 1955 son 303 y los mismos trece adheridos. O
sea, que en diez años, y en este pueblo, ni se afilió nadie ni ningu-
no de los afiliados se dio de baja, murió, o se marchó>, Con toda
seguridad estas cifras no son reales, por inverosímiles, y deben res-
ponder a la desidia del pequeño burócrata local de camisa azul que
se limitaba a copiar año tras año las mismas listas. Pero en conjun-
to sí reflejan el anquilosamiento total de los restos del fascismo pue-
blerino: nadie se afilia y nadie se da de baja, hasta tal punto que las
desapariciones o tachaduras de nombres de militantes en los lista-
dos se deben a fallecimientos y a traslados de domicilio, nunca a
expulsiones o a ceses expresos en la militancia»,

=; V. 1: 411-F.
6 Sólo, entre 1945 y 1965, he1110S apreciado dos años en que se producen afi-
liaciones colectivas de importancia en los pueblos: 21 afiliados nuevos en Valencina
en octubre de 1956 y diez en Benacazón en mayo del 63.
V. 1: 411-F.
B. L: 233.
Quizás las nuevas afiliaciones puedan estar en relación con los tres intentos de
resurrección falangista después de concluida la Guerra Mundial. A saber:
-Octubre de 1953. Celebración en Madrid del "Primer Congreso Nacional de FET-
JONS . Organizado por el Secretario General del Movitniento, Raimundo Fernández
Cuesta, alcanzó su momento culminante en la magna concentración del estadio de
Charnartin con la presencia de Franco.
-Febrero de 1956. Disturbios en la Universidad de Madrid. Un joven falangista
fue gravemente herido de bala y José Luis Arrese sustituyó a Fernández Cuesta corno
Ministro Secretario. En su discurso de Valladolid de tres de marzo del 56 Arrese lanzó
la consigna, para la Falange, de "ganar la calle".
-1963. Últimas y escuálidas reacciones del falangismo ante la creciente actividad
clandestina de la oposición democrática.

A15127
Si desde 1945, y a lo largo de 20 años, ya nadie en los pueblos
nutre las filas falangistas no es por dificultades en los trámites de afi-
liación o porque Falange se vuelva 111UY selectiva en las admisiones;
más bien al contrario. Desde el final de la guerra mundial el Partido
se ha vuelto a abrir. Pero es que además se han establecido rueca-
niS1110S de afiliación automática. Así, cuando 'los muchachos del
Frente de Juventudes cumplen los 21 años automáticamente ingre-
san en Falange. Lo que ocurre es que eso no pasa de la teoría: en
la práctica, terminada la posibilidad de disfrutar de los campamen-
tos de verano, los jóvenes se despreocupan totalmente de FET y ni
siquiera sus nombres se registran en los libros de afiliados. Se puede
136 ingresar también COll10 excombatiente, aunque en este caso hay que
solicitarlo; desde 1945 nadie lo hace. Y se puede, en fin, nutrir las
filas azules procediendo del SEU: no hemos encontrado ni un sólo
caso en todo el Aljarafe. Pero cuantifiquemos un poco esta' realidad
inmóvil, escogiendo como muestra la villa de Benacazón donde tos
listados de afiliaciones a lo largo de los años fueron llevados de una
manera .más cuidadosa; 'y escojamos corno fechas limites la de 1943
-año de máxima afiliación en la localidad- y la de 1963, cuando el
régimen franquista empieza a sufrir 'los primeros embates de cierta
intensidad precedentes del mundo obrero y de cada vez 111ás
amplios sectores intelectuales.
En enero de '1963 la Falange del pueblo cuenta con 165 militan-
tes varones. En principio, y teniendo presente el número de veci-
nos, la afiliación sigue siendo extraordinariamente alta. Si detuvié-
se1110S aquí nuestro análisis habría de concluirse que a principios de
los años sesenta, cuando la mentalidad española empieza a cambiar,
a tornar conciencia política contra la dictadura, a organizarse en la
lucha por la democracia, Benacazón, sin embargo, sigue siendo una
villa fascista, y con ella las demás localidades aljarafeñas, De esta
manera, el fascismo habría permanecido intacto en el ámbito rural
mientras se evaporaba en los núcleos urbanos. Sin embargo, las
propias cifras nos retratan una realidad bien distinta; porque de esos
165 militantes, 149 estaban .ya afiliados en 1943. Claro está, ahora
todos ellos 20 años más viejos. Dicho de otra manera: a lo largo de
20 años (1943-1963) la Organización ·ha perdido 135 militantes y
apenas se ha renovado con nuevas afiliaciones. Pero sigamos: el
bajón m ás importante se produce entre 1943 y 1945. En este corto
período de tiempo se perdieron 67 afiliados -pasándose de 300 a
233- la mayoría por fallecimiento y traslados fuera del pueblo.

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Después, en un espacio de tiempo 111ás amplio, del 45 al 63, desa-
parecen otros 68 inscritos; mientras que a lo largo de todos esos
años, 1945-1963, sólo se afilian 16 varones: tres de 1943 a 1955, y
el resto a partir de esa fecha.
Sin embargo, lo 111ás significativo en este juego de números es
que dada la antigua militancia de la inmensa mayoría de los afilia-
dos, la Falange de Benacazón, cuando comienza la década de los
sesenta, se nos aparece, casi, C01110 un partido de ancianos: una
media de edad de nada menos que 59 años", Poca vitalidad puede
tener una organización con semejante juventud.
137 Es cierto que en 1963 todavía existe el Frente de Juventudes
-ahora llamado preferentemente Falanges Juveniles de Franco- y
que cada pueblo sevillano sigue enviando, durante las vacaciones
estivales, a los campamentos de la organización juvenil alrededor de
una decena de muchachos por cada localidad'', Pero se trata de una
cifra exigua y, en realidad, los adolescentes y sus familias van bus-
cando sólo una vacaciones baratas, sin ningún transfondo político.
Si en las ciudades, a comienzos de los 60, el Frente de Juventudes
continua siendo una organización politizada de fondo fascista, en
los pueblos rurales es ya sólo una sociedad de Veraneo. De hecho,
allí, la Falange ha dejado de existir salvo sobre el papel. Es cierto
que el número teórico de afiliados, corno hemos visto, sigue siendo
alto; pero también es, lo hemos dicho, una organización vieja a la
que ya nadie acude. Es cierto que el número de militantes sólo dis-
minuye por defunciones y traslado: nadie se da de baja; pero eso
lejos de significar una fidelidad a .políticas antiguas sólo refleja una
profunda indiferencia. Para abandonar el Partido, ahora Movimien-
to, se requería un trámite relativamente complicado: carta solicitan-
do la baja al Secretario Local de FET, una remisión a la Jefatura
Provincial, y la espera de una respuesta"; demasiado para unos pue-
blerinos de la época: las molestias, no merecían la pena, y simple-
mente uno se olvidaba que antaño había sido falangista. Porque ni
siquiera se expulsaba, de acuerdo con los Estatutos, a los que no
pagaban sus cuotas: habría que haber expulsado a todos. De esta

B. 1: 333 Y1: 412.

...
N C. 1: 998.
l) Asesor deljefe Local. Sevilla 1945, págs 8 y siguientes.

A15127
forma, en suma, por los años sesenta, la Falange rural sevillana era
un ente que sólo existía sobre el papel.
Pero incluso sobre el papel también había cambiado la compo-
sición social del antiguo partido fascista. Si seguimos con el ejern-
plo de Benacazón y comparamos las profesiones de los nuevos mili-
tantes afiliados después de 1945 con la que tenían los de 1943, las
diferencias son notables: de la organización mayoritariamente tra-
bajadora -jornaleros, obreros, empleados- se pasa a una militancia
donde lo que predomina, con notable diferencia, es la pequeña bur-
guesía. Así, el siguiente cuadro:

138 AFILIADOS CON POSTERIORIDAD A 1945 Y


ANTERIORES A 1968

Obreros: 4,7%
Empleados. 4,70/0
Pequeños Agricultores: 14,10/0
Artesanos: . 18,8%
Tenderos: 23,5%
Funcionarios: 4,70/0
Jornaleros: 23,50/0
Guardias Civiles: °.
4,70/0 1

Pero es que si optamos por fijarnos en las últimas afiliaciones a


Falange que se produjeron en el pueblo, y que corresponden todas
al mes de mayo de 1963 -diez afiliados-, entonces ya no aparece ni
un solo jornalero: un maestro albañil, un administrativo, tres artesa-
nos, dos pequeños agricultores y tres carnicerostt. Los hijos de los
obreros agrícolas que se afiliaron en masa en su día, obreros que
teóricamente seguían afiliados porque nadie se dio de baja, ya ni
siquiera saben que en Benacazón existe un partido que, sobre el
papel, continúa siendo enorme.

¿Quedaba algo de vida en esta Falange rural avejentada e inmó-


vil?

10 B. t. 233.
11 B. L: 233.

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Concluida la guerra mundial y barrido el fascismo de Europa, al
menos sobre el papel durante la segunda mitad de los años cua-
renta, las organizaciones .locales del Movimiento en .el marco cam-
pesino sevillano continuaron fijándose como objetivo prioritario la
vigilancia sobre los pueblos y la información periódica al mando de
la provincia.
En instrucciones de finales de 1945 la Jefatura de Sevilla recuer-
da a los jefes aldeanos de Falange cuáles son sus obligaciones polí-
ticas: entre el día 1 y 10 de cada mes, por extenso y con detalle,
enviarán un informe sobre las relaciones y colaboración del
Ayuntamiento con el Partido; la "situación sanitaria" de la localidad;
139 el estado y la marcha de la "Beneficiencia, detallando especialmen-
te aquellas necesidades que se encuentran desatendidas"; porcenta-
je de "paro obrero", con sugerencias para evitarlo, y sí, como es
debido, se está dando preferencia, en la hora del reparto de traba-
jo, a los excombatientes, Pero, sobre todo, los falangistas locales
deberán informar con toda minuciosidad de la situación dela ense-
ñanza en el pueblo -especialmente de las relaciones entre los maes-
tros y el Frente de Juventudes- y de la forma en que se lleva a cabo
el racionamiento de los productos de primera necesidad, con indi-
cación de precios, artículos suministrados y cantidad fijada por per-
sona; y, como siempre, información del "ambiente político" que se
respira por calles y tabcrnas!-.
Así pues, teóricamente, los mandos de la Falange rural siguen
cumpliendo su papel de atentos agentes del espionaje. Sin embar-
go, ahora el poder que detentan ha disminuido mucho. En 1945 los
españoles todavía deben, para cumplimentar numerosos trámites y
gestiones, obtener certificados de Antecedentes políticos-sociales, de
Afeccion al Régimen, o de Adhesión al Movimiento; pero ya esos
papeles, sin los cuales es imposible desarrollar una vida normal, no
son otorgados por los jerarcas falangistas de los .pueblos, sino por
la Jefatura Provincial: el Jefe Local se ha convertido en un mero
burócrata que tramita las peticiones de los vecinos que necesitan
tales documentosl>. Por otro lado los minuciosos informes periódi-
cos que debían elaborar jamás se cumplimentaban, o lo eran de una
fa 1'111a rutinaria y carente de todo valor: demasiado complicados

12 Asesor deljefe Local: pág 20.


15 Ibid, pág 31.

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para un partido que en la práctica ya sólo existía en el discurso polí-
tico y en los sellos oficiales.
De hecho, en la década de los años cincuenta la actividad polí-
tica del Movimiento había quedado reducida, en los pueblos sevi-
llanos, a intermitentes reuniones del Consejo Local de FET de las
JüNS. Reuniones ritualizadas y anodinas: solían asistir algo 111ás de
la mitad de sus componentes; se leía el Acta de la Sesión anterior,
donde todos seguían siendo tratados de "camaradas": se escuchaba
con ' aire ausente una nueva circular de la Jefatura Provincial sobre
cómo deben celebrarse los Consejos Locales, y sobre los "informes"
140 que debían remitirse desde el pueblo; el Delegado del Frente de
Juventudes informaba de los muchachos que concurrían a los cam-
pamentos de verano y la satisfacción de los padres; se aprobaban
las cuentas, y el Presidente comunicaba el orden del día del próxi-
1110 Pleno Municipal; no había debate, nadie intervenía, y apenas
una hora después de haber comenzado se levantaba la sesión!".
Hacia mediados de los años 60 aún hay menos que hacer, y los
restos del fascismo casi son inapreciables. También en los pueblos
FET de las JONS ha pasado a ser el Movimiento: si todavía diez años
antes el Jefe Local lo era de Falange Española, ahora ni en los
impresos oficiales de la organización, ni en el discurso oral existe
tal ente, y el Jefe Local, al mismo tiempo que alcalde, lo es del
Movimiento. Las directrices, circulares y órdenes que, inasequibles
al desaliento, siguen llegando a los pueblos sevillanos desde la Sede
provincial continúan haciendo apelación al estilo, tal cual se hacía
durante los primeros años del Régimen, Pero ese estilo ya no es el
del fascismo altanero, militar,heroico, sino, al decir de los propios
jerarcas, "sencillo , humano y creyente'T': y la "vieja y rigurosa cama-
radería", COll10 proclama el , Subjefe Provincial del Movimiento.
Rafael Ariza jiménez, se quiere hacer simultanear "con el aire nuevo
de nuestros días"16; y así, lo que queda del falangismo sevillano tras-
muta al antiguo Partido Único en una mera "hermandad politica"!".
Dentro de 111UY poco, además, ,autorizadas voces del Franquismo ni

1-1 C. L: 990 ; Acta de la sesión o rd inaria del Consejo Local de 27-julio-1955.


1:; B. L: 233; Circular del Subjefe Provincial del Movimiento de 5-octubre-1964.
16 Ibid.
17 Ibid.

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siquiera entenderán el Movitniento corno una organización, y elnpe-
zarán a hablar de "Movimiento comunión",
En todo caso, en los pueblos del Aljarafe ya no existe ninguna
actividad propiamente partidaria del Movitniento; hasta tal punto
que en 1964 el hecho de que Jefaturas Locales de diversas villas de
la comarca hayan contribuido con un donativo para sufragar la
Escuela de Formación Profesional de los Hermanos de San Juan de
Dios en Sevilla es considerado oficialmente como un "acto que da
sentido a nuestra vida política" 18.
A comienzos de los años 70 el régimen Franquista tiene poco
141 que ver con el de los lejanos años del fascismo. Es una mera dicta-
dura reaccionaria que se tambalea por los embates de una oposi-
ción democrática cada vez más organizada y fuerte desde la clan-
destinidad. El Franquismo vive con la obsesión de los ."infiltrados":
el Sindicato Vertical se les está llenando de "rojos" y no quiere que
ocurra lo mismo con las .instituciones políticas. Los restos de la
Falange-piensan que este puede ser el momento de una renovada
actuación con vistas a revitalizar lo que ya no existe: ahora se trata
de hacer frente a los que quieren infiltrarse en los órganos institu-
cionales del Sistema,
.En marzo de 1973 se preparan elecciones municipales y para los
Consejos Locales del Movimiento. Desde la Sede de Sevilla, Juan
Manuel García Ruíz, Jefe del Departamento Provincial de Política
Local, se dirige en circular "estrictamente" confidencial y reservada,
aún con el emblema del yugo y las flechas, '; a los alcaldes de los
pueblos sevillanos. Se trata de preparar la estrategia que "facilite el
acceso de hombres plenamente identificados con el Movimiento
Nacional a los puestos de responsabilidad que vaquen en ambas
corporaciones, Municipal y Politica"!". La circular hace referencia a
tres tipos de "fichas" que deben ser rellenadas y devueltas con
extremo secreto. En la primera de las fichas se deben incluir los
datos de .quienes "deban o merezcan ser candidatos" en las elec-
ciones municipales. En el segundo tipo de documento

IH Ibid.
19 B. L: 233; Departamento Provincial de Política Local. Jefatura Provincial del
Moovitl1iento,·Circular de 20-n1arzo-73.

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"deberán cumplimentarse con· los nombres y demás circunstan-
cias de aquellos vecinos -fundamentalmente participantes en el
Movimiento por expresa manifestación de voluntad- a los que
se considere idóneo para su acceso al Consejo Local, teniendo
muy presente que es necesario llevar a este Órgano colegiado
del Movimiento a quienes por su preparación y demás condi-
ciones generales, capacidad de liderazgo, juventud, posibilida-
des de generar opinión, etc, sean idóneos para tal fin"2o.

Por último, las llamadas Fichas VIP:

"deben curnplimentarse con los datos referidos a aquellas per-


142 sonas que por cualquier género de razones políticas, sociales,
económicas, asociativas, o de otro tipo ejercen una influencia,
positiva o no, dentro de esa localidad. La más perfecta cobertu-
ra de 'esta ficha, así corno : de las anteriores, es de excepcional
interés para este Departamento, que debe contar con esta infor-
mación totalmente confidencial a la mayor brevedad posible'<'.

'El epígono del falangismo sevillano insiste una y otra vez, en su


carta, sobre la necesidad del secreto a la hora de recabar las infor-
rnacíones necesarias. Sin duda debe pensar que si algo se filtrase a
la prensa canallesca, el barniz democrático que quiere darse a las
elecciones iba a sufrir considerablemente, por eso insiste sobre lo

"esencial de una absoluta discreción, de tal modo que los posi-


bles colaboradores que puedas tener. .. para el aporte de datos,
no deben, conocer las razones de la solicitud de dichos datos,
siendo evidentenlentemás adecuado, que este trabajo fuera
absolutamente personal por tu parte.
La reserva de este oficio se extiende a los propios componentes
del Consejo Local, si bien alguno de sus miembros puede pres-
tarte las colaboraciones que estimes procedentes"22.

Si se piensa un poco en ello, la verdad es que el contenido y el


tono de esta circular no difiere gran cosa de aquellas circulares"de
la posguerra donde se ordenaba a las Falanges de los pueblos sevi-
llanos una tarea de espionaje sobre sus vecinos. Es bien cierto que

20 Ibid.

...
21 Ibid.
22 Ibid.

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el estilo fascista de cuarenta años atrás ha sido sustituido por otro
más bien tecnocrático. Es también cierto que ahora no se trata de
mandar a la cárcel o al paredón a ningún vecino, pero el fondo
resulta idéntico: con secreto, ocultamente, de manera confidencial y
reservada, lo que se llama el Movimiento, y que ya no es más que
el alcalde y un par de amigos, sigue teniendo la misma prioridad de
antaño: informar sobre los vecinos. Así, el retrato de los restos de
nuestro fascismo rural es idéntico al de hacía tres décadas: el de un
espía.
Sin embargo, ya no importa nada. No quedaban ni militantes, ni
fuerzas, ni ganas para el espionaje pueblerino. En los pueblos de
143
Sevilla hacía mucho tiempo que la gente se había despreocupado
de una Falange desaparecida. Los viejos aún recordaban los fusila-
mientos y la represión omnipresente; pero viejos y jóvenes estaban
preparados para asumir los nuevos tiempos.

FIN

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