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Dogmas Marianos TG

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“CONOCIENDO LOS DOGMAS MARIANOS,

RECONOCEMOS A MARÍA COMO NUESTRA MADRE”

María es verdaderamente Madre de Dios.


Prof. Jorge Chinchayan O.
Pregunta: "¿Cómo puede ser María la madre de Dios, si Dios ya existía antes de que ella naciera?"

Respuesta: En el diccionario encontramos que "madre" es la mujer que engendra. Se dice que es madre del que ella engendró. Si
aceptamos que María es madre de Jesús y que Él es Dios, entonces María es Madre de Dios.

No se debe confundir entre el tiempo y la eternidad. María, obviamente, no fue madre del Hijo eternamente. Ella comienza a ser
Madre de Dios cuando el Hijo Eterno quiso entrar en el tiempo y hacerse hombre como nosotros. Para hacerse hombre quiso
tener madre. Gálatas 4:4: "al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer". Dios se hizo hombre sin
dejar de ser Dios, por ende, María es madre de Jesús, Dios y hombre verdadero.

Entonces, María es Madre de Dios, no porque lo haya engendrado en la eternidad sino porque lo engendró hace 2000 años en la
Encarnación. Dios no necesitaba una madre, pero la quiso tener para acercarse a nosotros con infinito amor. Dios es el único que
pudo escoger a su madre y, para consternación de algunos y gozo de otros, escogió a la Santísima Virgen María quién es y será
siempre la Madre de Dios.

Cuando la Virgen María visitó a su prima Isabel, esta, movida por el Espíritu Santo le llamó "Madre de mi Señor". El Señor a quien
se refiere no puede ser otro sino Dios. (Cf. Lucas 1, 39-45).

La verdad de que María es Madre de Dios es parte de la fe de todos los cristianos ortodoxos (de doctrina recta). Fue proclamada
dogmáticamente en el Concilio de Efeso, en el año 431 y es el primer dogma Mariano.
Antecedentes de la controversia sobre la maternidad divina de María Santísima:

Los errores de Nestorio

En el siglo V, Nestorio, Patriarca de Constantinopla afirmaba los siguientes errores:


Que hay dos personas distintas en Jesús, una divina y otra humana.

Sus dos naturalezas no estaban unidas.


Por lo tanto, María no es la Madre de Dios pues es solamente la Madre de Jesús hombre.
Jesús nació de María solo como hombre y más tarde "asumió" la divinidad, y por eso decimos que Jesús es Dios.
Vemos que estos errores de Nestorio, al negar que María es Madre de Dios, niegan también que Jesús fuera una persona divina.

La doctrina referente a María está totalmente ligada a la doctrina referente a Cristo. Confundir una es confundir la otra. Cuando la
Iglesia defiende la maternidad divina de María está defendiendo la verdad de que, su hijo, Jesucristo es una persona divina.

En esta batalla doctrinal, San Cirilo, Obispo de Alejandría, jugó un papel muy importante en clarificar la posición de nuestra fe en
contra de la herejía de Nestorio. En el año 430, el Papa Celestino I en un concilio en Roma, condenó la doctrina de Nestorio y
comisionó a S. Cirilo para que iniciara una serie de correspondencias donde se presentara la verdad.
 
Concilio de Efeso

En el año 431, se llevó a cabo el Concilio de Efeso donde se proclamó oficialmente que María es Madre de Dios.

"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no
es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a
luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente
madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre,
entonces Ella es la Madre de Dios" -Concilio de Efeso

La ortodoxia (doctrina recta) enseña:


Jesús es una persona divina (no dos personas)
Jesús tiene dos naturalezas: es Dios y Hombre verdaderamente.
María es madre de una persona divina y por lo tanto es Madre de Dios.
María es Madre de Dios. Este es el principal de todos los dogmas Marianos, y la raíz y fundamento de la dignidad singularísima de
la Virgen María.
María es la Madre de Dios, no desde toda la eternidad sino en el tiempo.
El dogma de María Madre de Dios contiene dos verdades:

María es verdaderamente madre: Esto significa que ella contribuyó en todo en la formación de la naturaleza humana de Cristo,
como toda madre contribuye a la formación del hijo de sus entrañas.
María es verdaderamente madre de Dios: Ella concibió y dio a luz a la segunda persona de la Trinidad, según la naturaleza
humana que El asumió.
El origen Divino de Cristo no le proviene de María. Pero al ser Cristo una persona de naturalezas divina y humana. María es tanto
madre del hombre como Madre del Dios. María es Madre de Dios, porque es Madre de Cristo quien es Dios-hombre.

La misión maternal de María es mencionada desde los primeros credos de la Iglesia. En el Credo de los Apóstoles: "Creo en Dios
Padre todopoderoso y en Jesucristo su único hijo, nuestro Señor que nació de la Virgen María".

El título Madre de Dios era utilizado desde las primeras oraciones cristianas. En el Concilio de Éfeso, se canonizo el título
Theotokos, que significa Madre de Dios. A partir de ese momento la divina maternidad constituyó un título único de señorío y gloria
para la Madre de Dios encarnado. La Theotokos es considerada, representada e invocada como la reina y señora por ser Madre
del Rey y del Señor.

Más tarde también fue proclamada y profundizada por otros concilios universales, como el de Calcedonia(451) y el segundo de
Constantinopla (553).

En el siglo XIV se introduce en el Ave María la segunda parte donde dice: "Santa María Madre de Dios" Siglo XVIII, se extiende su
rezo oficial a toda la Iglesia.
El Papa Pío XI reafirmó el dogma en la Encíclica Lux Veritatis (1931).

La Madre de Dios en el VAT II: este concilio replantea en todo el alcance de su riqueza teológica en el más importante de sus
documentos, Constitución dogmática sobre la Iglesia, (Lumen Gentium). En este documento se ve la maternidad divina de María
en dos aspectos:
La maternidad divina en el misterio de Cristo.
La maternidad divina en el misterio de la Iglesia.

"Y, ciertamente, desde los tiempos más antiguos, la Sta. Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los
fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades.... Y las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la
Iglesia ha venido aprobando dentro de los límites de la sana doctrina, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo por razón del
cual son todas las cosas, sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos" (LG
#66)
En el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI (1968): "Creemos que la Bienaventurada María, que permaneció siempre Virgen, fue
la Madre del Verbo encarnado, Dios y salvador nuestro"
En 1984 consagra J.P.II el mundo entero al I.C. de María, a través de toda la oración de consagración repite: "Recurrimos a tu
protección, Santa Madre de Dios"

María por ser Madre de Dios transciende en dignidad a todas las criaturas, hombres y ángeles, ya que la dignidad de la criatura
está en su cercanía con Dios. Y María es la más cercana a la Trinidad. Madre del Hijo, Hija del Padre y Esposa del Espíritu.
"El Conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María, será siempre la llave exacta de la comprensión del misterio de
Cristo y de la Iglesia" "Y la Madre de Dios es mía, porque Cristo es mío" (S. Juan de la Cruz)
“CONOCIENDO LOS DOGMAS MARIANOS,
RECONOCEMOS A MARÍA COMO NUESTRA MADRE”

La Inmaculada Concepción de María.


Prof. Jorge Chinchayan O.
¿Qué significa "Inmaculada Concepción"? ¿Por qué es un dogma? ¿Qué implica?

La Inmaculada Concepción de María.

La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que, por una gracia especial de Dios, ella fue preservada de
todo pecado desde su concepción.
El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus."...declaramos, proclamamos y
definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original
en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo
Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los
fieles..." (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La
concepción es el momento en que comienza la vida humana.

-María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana.
Es decir, María es la "llena de gracia" desde su concepción. Cuando hablamos de la Inmaculada Concepción no se trata de la
concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado.
 
Fundamento Bíblico

                La Biblia no menciona explícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción, como tampoco menciona explícitamente
muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia. Pero la
Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta correctamente a la luz de la Tradición Apostólica.

El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Genesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-
evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la semilla de la mujer (María) aplastará la
cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Solo el hecho de
que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre ella y la serpiente. El Proto-
evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un redentor. Junto a Él se manifestará su obra maestra: La
preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal.

En Lucas 1:28 el ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.». Las palabras en español "Llena de gracia" no hace justicia al texto griego original que es "kecharitomene" y significa una
singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no "prueba" la Inmaculada
Concepción de María si lo sugiere.

Méritos: María es libre de pecado por los méritos de Cristo Salvador. Es por El que ella es preservada del pecado. Ella, por ser
una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que solo viene de Cristo. Pero Ella singularmente
recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.
Razón: La maternidad divina. Dios quiso prepararse un lugar puro donde su hijo se encarnará.
Frutos:
María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia. Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se
dirigen al mal.
María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Esta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca
ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido.

Argumentos de los hermanos separados

                Según algunos protestantes, la Inmaculada Concepción contradice la enseñanza bíblica: "todos han pecado y están
lejos de la presencia salvadora de Dios" (Romanos 3:23).

Respuesta católica: Si fuéramos a tomar las palabras de San Pablo "todos han pecado" en un sentido literal absoluto, Jesús
también quedaría incluido entre los pecadores. Sabemos que esto no es la intención de S. Pablo gracias a sus otras cartas en que
menciona que Jesús no pecó (Hebreos 4:15; 1 Pedro 2:22).

La Inmaculada Concepción de María no contradice la enseñanza Paulina en Rm 3:23 sobre la realidad pecadora de la humanidad
en general, la cual estaba encerrada en el pecado y lejos de Dios hasta la venida del Salvador. San Pablo enseña que Cristo nos
libera del pecado y nos une a Dios (Cf. Efesios 2:5). María es la primera.
Según algunos hermanos separados, María reconoce que ella era pecadora y que necesitó ser rescatada por la gracia de Dios
(Lucas 1: 28, 47).
Respuesta católica: Que María se declarara pecadora es falso. Que ella se declarara salvada por Dios es verdadero. En Lc 1:48
ella reconoce que fue salvada. ¿De qué? Del dominio del pecado, por gracia de Dios. Pero para eso no tuvo que llegar a pecar.
Dios la salvó preservándola del pecado.

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no niega que ella fue salvada por Jesús. En María las gracias de Cristo se
aplicaron ya desde el momento de su concepción. El hecho de que Jesús no hubiese aún nacido no presenta obstáculo pues las
gracias de Jesús no tienen barreras de tiempo y se aplicaron anticipadamente en su Madre. Para Dios nada es imposible.
¿Cómo sabemos que La Virgen María fue concebida sin pecado? La fe católica reconoce que la fuente de la revelación Bíblica
necesita ser interpretada a la luz de la Tradición recibida de los Apóstoles y según el desarrollo dogmático que, por el Espíritu
Santo, ha ocurrido en la Iglesia.
“CONOCIENDO LOS DOGMAS MARIANOS,
RECONOCEMOS A MARÍA COMO NUESTRA MADRE”

María... ¿Fue siempre virgen?


Prof. Jorge Chinchayan O.

¿Podemos decir que María fue siempre virgen? María... ¿Quiso esta virginidad? ¿María había pensado en consagrar a Dios su
virginidad antes que viniera el ángel? ¿Qué sentido tiene la virginidad?...
María... ¿Fue siempre virgen?

¿Podemos decir que María siempre fue virgen?


Todos los cristianos aceptan a María como Madre de Jesús; pero mientras los católicos hablamos de ella como «la Virgen María»,
las otras religiones cristianas y muchas sectas no quieren decir ni reconocer que María es siempre virgen. Muchos dicen,
simplemente, que María tuvo más hijos y por eso no pudo ser «virgen».
La concepción virginal de María.
El hecho de la virginidad de María en el nacimiento de su hijo Jesús se afirma claramente en la Biblia:
Mt. 1,18: «El nacimiento de Jesús fue así: Estando desposada María, su madre, con José, antes que se juntasen, se halló que
había concebido del Espíritu Santo.»
Lc. 1, 30-35: «El ángel Gabriel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios... y ahora concebirás en tu
vientre y darás a luz un hijo... María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel le dijo: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti... y el Ser Santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios.»
Juan 1, 13: «El que nació no de la sangre, ni del deseo de carne, ni del deseo de hombre, sino que nació de Dios.»
Estos tres textos bíblicos son testimonios sólidos para afirmar el hecho de la virginidad de María en la concepción de Jesús.
¿María quiso esta virginidad?
El Evangelio dice que «María era una virgen desposada con un hombre llamado José» (Lc. 1, 27). Este matrimonio de María con
José nos mueve, a primera vista, a decir que María no quiso esta virginidad.
Sin embargo, el evangelista Lucas nos ofrece otros datos acerca de este compromiso matrimonial. Leamos atentamente en el
Evangelio de Lucas 1, 26-38; en este relato bíblico vemos cómo Dios respeta a los hombres. El no nos salva sin que nosotros
mismos queramos. Jesús el Salvador ha sido deseado y acogido por una madre, una jovencita que, libre y conscientemente,
acepta ser la servidora del Señor y llega a ser Madre de Dios.
Vers. 26: «Al sexto mes el ángel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un
varón que se llamaba José. José era de la casa de David y el nombre de la virgen era María.»
San Lucas usa dos veces la palabra «virgen». ¿Por qué no dijo «una joven» o «una mujer»? Sencillamente porque el escritor
sagrado se refería aquí a las palabras de los profetas del Antiguo Testamento, que afirmaban que Dios sería recibido por una
«virgen de Israel.»Is. 7, 14: «El Señor, pues, les dará esta señal: la Virgen está embarazada y da a luz un varón a quien le
pondrás el nombre de Emmanuel.»

¿Había pensado María en consagrar a Dios su virginidad antes que viniera el ángel?
El Evangelio no da precisiones al respecto, solamente encontramos la palabra de María: «No conozco varón» o «no tengo relación
con ningún varón.» (Lc. 1, 34)
Recordemos que María ya está comprometida con José (Lc. 1, 27) lo que según la ley judía, les da los mismos derechos del
matrimonio, aunque no vivan todavía en la misma casa. (Mt. 1, 20)

En estas condiciones, la pregunta de María: «¿Cómo podré tener un hijo, pues no conozco varón?» (Lc. 1, 34) no tendría ningún
sentido, si María no estuviese decidida ya a mantenerse virgen para siempre. María es la esposa legítima de José. Si este
matrimonio quiere tener relaciones conyugales normales, el anuncio del ángel referente a su maternidad no puede crearle ningún
problema.
 Sin embargo, María manifiesta claramente su problema: «pues no conozco varón.» Además, esa pregunta de María permite otra
traducción válida en la mentalidad de los judíos: «¿Cómo será eso, pues no quiero conocer varón?». Sin duda esta pregunta de
María indica en la Virgen un firme propósito de permanecer virgen.
Algunos tendrán dificultades para aceptar esta decisión de María y dirán que tal decisión es sorprendente por parte de una joven
judía; porque es sabido que Israel no daba gran valor religioso a la virginidad.
Como conclusión podemos decir que este texto bíblico es favorable a la voluntad de virginidad de María.
Además, está claro en la Biblia que María tenía como hijo único a Jesús y que no tuvo más hijos.

¿Qué sentido tiene la virginidad?


                María no expresa sus motivos, pero todo lo que Lucas deja entrever del alma de María supone que ella tenía motivos
elevados. Por medio del ángel, Dios la trata de «muy amada», «llena de gracia», «el Señor está con ella.» Y María quiere ser su
«sierva», con la nobleza que da a esta palabra la lengua bíblica: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí lo que has dicho.»
(Lc. 1, 38) Su virginidad parece así una consagración, un don de amor exclusivo al Señor.
Mucha gente moderna se extraña ante tal decisión de María: ¿Cómo pensaría María en mantenerse virgen en el matrimonio,
especialmente en el pueblo judío, que no valoraba la virginidad?
Incluso en las iglesias no-católicas muchas personas al leer en el Evangelio la expresión «hermanos de Jesús» concluyen sin más
que María tuvo otros hijos después de Jesús. (En otra carta les he hablado claramente de este asunto y está muy claro en la Biblia
que Jesús no tenía hermanos en el sentido estricto de esta palabra.)
Pero lo grave es que muchas sectas están deseosas de negar sin más la virginidad de María. ¿A qué se debe esto?
Sin duda, a vanos prejuicios y a falta de conocimientos bíblicos. ¿O será por el prurito de buscarle «peros» y dificultades a la
religión católica?
Virgen debía ser aquella que, desde el comienzo, fue elegida por Dios para recibir a su propio Hijo en un acto de fe perfecta. Ella,
que daría a Jesús su sangre, sus rasgos hereditarios, su carácter y su educación primera, debía haber crecido a la sombra del
templo de Jerusalén, como dice una antigua tradición, y el Todopoderoso, cual flor secreta que nadie hiciera suya, la guardó para
sus divinos designios.
Es por eso que María renunció a todo menos al Dios vivo. Y así en adelante ella será el modelo de muchos que, renunciando a
muchas cosas, entrarán al Reino y obtendrán la única recompensa que es Dios.
Decimos que María no tuvo más hijos porque fue siempre virgen. La Escritura nos testimonia de una sola concepción virginal, el
de Jesús. Por tanto, no habiendo más concepciones milagrosas, y no habiendo dejado de ser virgen, no tuvo más hijos.
La virginidad de Nuestra Señora está íntimamente relacionada con su sublime prerrogativa de Madre de Dios.

El dogma de la virginidad perpetua de María significa:


1º que concibió al Hijo de Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad, virginalmente;
2º le dio a luz virginalmente;
3º permaneció virgen a lo largo de toda su vida terrena, y por consiguiente, ahora reina gloriosa como Virgen de las vírgenes.
La Iglesia expresa esto con una fórmula muy hermosa según la cual dice que María fue virgen ante partum, in partu et post
partum.
El tercer concilio de Letrán, celebrado bajo el papa San Martín I, en el año 649, definió: “Si alguno no reconoce, siguiendo a los
Santos Padres, que la Santa Madre de Dios y siempre virgen e inmaculada María, en la plenitud del tiempo y sin cooperación viril,
concibió del Espíritu Santo al Verbo de Dios, que antes de todos los tiempos fue engendrado por Dios Padre, y que, sin pérdida de
su integridad, le dio a luz, conservando indisoluble su virginidad después del parto, sea anatema”.
El testimonio de esta verdad lo encontramos en la misma Escritura.
San Lucas es testigo de:
–la virginidad de María antes de la anunciación (a una virgen...);
–la concepción virginal (la virtud del Altísimo te cubrirá);
–la intención de virginidad futura de María: pues no conozco varón... La expresión no se refiere al pasado, pues hubiera usado el
aoristo (no he conocido varón); usa el presente absoluto (no conozco; en el sentido de no tengo intención de conocer varón). Es
una referencia implícita al voto de virginidad.

Consideración final.
Para un hombre o una mujer creyente, no es cosa excepcional renunciar definitivamente al sexo, es decir, a tener relaciones
sexuales.
Hay un sinnúmero de ejemplos de jóvenes que, desde muy temprano, han intuido que este camino evangélico es un camino más
directo para acercarse mejor a Jesús: Sor Teresa de Los Andes, el Padre Hurtado y tantos otros.
¿Acaso María era menos inteligente que ellos o menos capaz de percibir las cosas de Dios? ¿No podía ella captar por sí misma lo
que dirá Jesús respecto a la virginidad elegida por amor al Reino? (Mt. 19,12) Y después de ser visitada en forma única por el
Espíritu Santo, que es el soplo del amor de Dios, ¿necesitaría María todavía las caricias amorosas de José?
Si la historia de la Iglesia nos proporciona tantos ejemplos del amor celoso de Dios para quienes fueron sus amigos y sus santos...
¿Cómo iba a ser menos para aquella mujer, María, que fue «llena de gracia»?
¡Qué torpeza inconsciente son las sinrazones de aquellos que se olvidan de la Tradición de los Apóstoles, la cual proclama que
María fue y permaneció siempre virgen!
Rechazar la virginidad de María... ¡qué manera de rebajar las maravillas de Dios!
María deseaba ser totalmente de Dios y con el «sí» de la Anunciación ella se consagró total y exclusivamente al plan de Dios: «He
aquí la sierva del Señor, hágase en mí conforme a tu palabra.» (Lc. 1, 38)
Realmente es incomprensible la fobia de algunos de nuestros hermanos evangélicos que tratan de denigrar y rebajar la dignidad
de María. Nunca predican sobre ella, y en repetidos casos han destruido sus imágenes.
“CONOCIENDO LOS DOGMAS MARIANOS,
RECONOCEMOS A MARÍA COMO NUESTRA MADRE”

La Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos.

¿Qué significa que la Virgen es Asunta? ¿Es eso posible? Prof. Jorge Chinchayan O.
               
De la constitución apostólica Munificentíssimus Deus del Papa Pío XII
Con esta constitución apostólica, el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción el 1ro de noviembre de 1950.
 Tomado de la Liturgia de las Horas del 15 de agosto
Tu cuerpo es santo y sobremanera glorioso.
                Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de
la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y -lo explican con toda precisión,
procurando, sobre todo, hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es, no sólo el hecho de que el cuerpo
sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación, a imitación
de su Hijo único, Jesucristo.
Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con
sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente:
"Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte
libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su
mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella
que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el
momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su
Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios."
Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto
y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo
virginal:
"Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo
lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en
cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta."

Otro antiquísimo escritor afirma:


"La gloriosísima Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo
semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia si mismo, del modo que él solo
conoce."
La Asunción de María.
"El Concilio Vaticano II, recordando el misterio de la Asunción en la Constitución Dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium),
hace hincapié en el privilegio de la Inmaculada Concepción: precisamente porque ha sido ´preservada libre de toda mancha de
pecado original´, María no podía permanecer, como los otros hombres, en el estado de muerte hasta el fin del mundo. La ausencia
de pecado original y la santidad, perfecta desde el primer momento de su existencia, exigían para la Madre de Dios la plena
glorificación de su alma y de su cuerpo".
El Papa señaló que "en la Asunción de la Virgen podemos ver también la voluntad divina de promover a la mujer. De manera
análoga con lo que había sucedido en el origen del género humano y de la historia de la salvación, en el proyecto de Dios el ideal
escatológico debía revelarse no en un individuo, sino en una pareja. Por eso, en la gloria celeste, junto a Cristo resucitado hay una
mujer resucitada, María: el nuevo Adán y la nueva Eva".
Para concluir, el Papa aseguró que "ante las profanaciones y el envilecimiento al que la sociedad moderna somete a menudo al
cuerpo, especialmente al femenino, el misterio de la Asunción proclama el destino sobrenatural y la dignidad de todo cuerpo
humano".

¿Cuál es el fundamento para este dogma? El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:
La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es consecuencia del pecado, y como María, careció de
todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y
alma, en la gloria del cielo.
 
Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María
participara de la suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho. No
podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción.
Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo viviente)
era conveniente que después de la muerte no sufriera la corrupción.
 
Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de
su Hijo, después de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del
cuerpo y del alma.
La Asunción es la victoria de Dios confirmada en María y asegurada para nosotros. La Asunción es una señal y promesa de la
gloria que nos espera cuando en el fin del mundo nuestros cuerpos resuciten y sean reunidos con nuestras almas.

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