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Tecnologia y Humanismo
Tecnologia y Humanismo
Tecnologia y Humanismo
faber, aunque no sea solamente esto. Desde el primer momento de su existencia racional el
hombre no puede vivir sino produciendo tcnica: no puede vivir sino en una casa, vistindose,
armndose, buscando instrumentos para moverse entre las cosas. Es sta una caracterstica del
hombre que seala un claro corte con los animales. El hombre objetiva la naturaleza de modo
tal que produce instrumentos con su razn (y no slo con sus instintos, como las abejas). Esos
instrumentos, creados con su inteligencia y libertad, de modos variadsimos, en cierto modo
prolongan su cuerpo y le permiten ejercer un dominio natural sobre el mundo fsico, en el que
se incluye su propio cuerpo. Este dominio est previsto por el plan creador de Dios, que
quiere que el hombre viva efectivamente de este modo. La expresin profesional y cientfica
de este carcter tecnificador del hombre es sin duda la ingeniera, si le damos a esta palabra
un sentido ms amplio del normal. El hombre como ser tcnico, entonces, es el hombre
mismo y no una aadidura, aunque repito que no somos exclusivamente tcnicos. La
finalidad de la tcnica es que el ser humano no slo viva o sobreviva, como los animales, sino
que viva bien, un vivere bene que no tiene que ver con el concepto banal y consumista del
mero bienestar, sino con la nocin aristotlica profunda de la vida buena, que incluye la
tica y la felicidad. Si entroncamos esto con la visin teolgica, podramos decir que Dios en
su proyecto creador no hace seres pasivos, sino que llama a la existencia a seres creadores,
en el sentido de que participan como criaturas de su poder creador: el hombre como ser que
trabaja y como ser tcnico est participando del poder creador de Dios o est manifestando
de este modo que es hecho a imagen y semejanza de Dios. Remito a la encclica de Juan
Pablo II Laborem Exercens para este tema, en la que se apunta una magnfica teologa del
trabajo, que personalmente yo conozco tambin gracias a las enseanzas del Beato Josemara
Escriv de Balaguer, pionero de la moderna teologa del trabajo. Por eso, si somos
tecnolgicos y trabajadores, es por la naturaleza misma del mundo en el que estamos
inmersos y porque el plan de Dios es precisamente que llevemos a su perfeccionamiento las
potencialidades que este mundo nos ofrece. La tcnica no es pura creatividad, sino ms
bien una utilizacin de potencialidades nsitas en la naturaleza. El fuego es natural, pero no
existir si el hombre no lo saca como potencialidad de la naturaleza, para luego controlarlo,
ampliarlo, moderarlo y usarlo siempre para el bien.
Este es un primer punto de mi charla. Dentro de la configuracin de la tcnica como
actividad profundamente humana (humanista, si queremos), hago notar que en esta reunin
nos estamos refiriendo principalmente a la ingeniera, pero no tanto a otros sectores algo
distintos, como por ejemplo la medicina. Aun as, es bueno que tengamos en cuenta la
existencia de mbitos distintos de la creatividad tcnica, y a este propsito yo sealara tres
grandes mbitos. El primero, en el que estamos pensado sobre todo aqu, es el de la ingeniera
en su sentido tradicional (civil, electrnica, industrial, etc.), que tiene que ver con la creacin
de artefactos con la materia inanimada. Estos artefactos son instrumentos de trabajo guiados
por la mano humana, aunque sea indirectamente como sucede en la automacin. Con ellos
dominamos y utilizamos las energas de la materia. Pero existe un segundo sector algo
distinto, que es la asistencia artificial de la vida orgnica, de lo que se ocupa por ejemplo la
medicina. El cuerpo orgnico tiene sus propios fines y la inventiva humana consigue subsanar
sus defectos y potenciar sus fuerzas para la vida misma. El viviente es distinto del noviviente, porque es activo por s mismo y tiene sus propios fines, cosa que no ocurre con la
naturaleza inanimada. El viviente no puede ser una mquina, aunque pueda usarse para el
trabajo. Si lo convertimos en mquina, lo destrumos como viviente. Esto significa que la
intervencin tcnica del hombre en la vida tiene que modalizarse de otro modo, con criterios
algo distintos de los que se aplican para el uso de lo inanimado. El tercer mbito, que me
negativa, como si se tratara tan slo de evitar dar un mal paso, prever accidentes y ver a la
tica como una instancia que se limita a decir siempre que no. Los clsicos como Platn y
Aristteles introducan ante la tcnica artesanal de su poca el concepto de sobriedad, algo
tambin positivo pero que no acaba de ser suficiente ante la tecnologa moderna. Ciertamente
hay que evitar algunas pseudo-soluciones propuestas en los ltimos tiempos. En este sentido
hay dos extremos que deben evitarse: el extremo de condenar a la tcnica moderna occidental
como si fuera algo perverso que acabar con la destruccin del hombre, debiendo entonces
elegir estilos de vida naturalistas o quiz inclinarnos a modelos orientales de la cultura. Se
tratara entonces de huir de lo tcnico o de frenar todo progreso tecnolgico. El otro
extremismo, que a veces resurge en nuestros tiempos, es pensar que los problemas humanos
que plantea la tcnica se resuelven con ms y mejor tcnica, es decir, que sta podra
siempre auto-corregirse sin otras instancias externas que se veran como perturbadoras,
porque en el fondo se piensa que todo problema del hombre siempre podr resolverse si se
afronta tcnicamente. Bacon deca que los tres grandes inventos ms grandes de la humanidad
(para su poca) haban sido la brjula, la plvora y la imprenta, y que haban deparado ms
bienes que las discusiones de muchos filsofos. Podr discutirse esta afirmacin, pero si nos
quedramos slo con esta mentalidad, caeramos en la utopa de pensar que la tcnica produce
la liberacin definitiva del hombre. Y sta es precisamente una de las pseudo-soluciones al
problema que estamos discutiendo.
Existen soluciones aunque no la solucin. Algunos proponen tecnologas
alternativas, menos invasivas, que acompaen ms a la naturaleza, cosa que puede ser
planteable y que en algunos casos se est realizando de hecho (por ej. en medicina). Me
gustara insistir especialmente en que, por muchos criterios y normas que demos para la
humanizacin de la tcnica, ninguno de ellos debe verse como receta automtica o como
simple norma negativa. No podemos quedarnos tranquilos con slo normas como la
clonacin conviene o no conviene, elegir el sexo de quien va a nacer es un abuso, etc. Hay
que ir a la raz: para humanizar la tcnica, hay que estar siempre intranquilos, es decir, tener
la disposicin personal continua de revisar todo lo que haga falta en nuestro comportamiento
tcnico social e individual. Las normas no sirven de mucho si no hay virtudes y convicciones
profundas y vitales. Esto se aplica primeramente a un nivel personal y familiar, que afecta
ms al usuario, al consumidor ms que al productor. En cuanto personas que usan tcnica en
la vida y en la familia, necesitamos virtudes y capacidad de decisiones prudenciales, sabiendo
que no todo puede resolverse tcnicamente en la vida. Es evidente que problemas humanos
como el amor, el matrimonio, la sexualidad, el dolor, la amistad, no pueden resolverse con la
tecnologa (algunos filsofos de la escuela de Frankfurt vieron este problema, aunque no le
dieron la solucin adecuada). Pongo un ejemplo que nos afecta a los filsofos o escritores:
necesitamos usar computadoras siempre actualizadas, pero al mismo tiempo no podemos
obsesionarnos con el instrumento y tenemos que emplearlas con moderacin para no perder la
creatividad. En algn momento ser prudencial la decisin de cerrar la computadora, para
atender a otras cosas. El predominio de los medios sobre los fines es nocivo. La utilizacin
del medio debe personalizarse. Esto se aplica, en diverso modo, al empleo de la televisin,
del Internet, del movicom (telefonino), al uso de medicinas, etc.
Existe, en segundo trmino, un nivel social y poltico, ciertamente mucho ms
complejo. Las decisiones que afectan el desarrollo tecnolgico de empresas, de una regin,
pases o de la comunidad internacional son difciles y no se guan por criterios puramente
tcnicos o econmicos, sino sociales, familiares, educativos, polticos, etc. Los polticos no
son expertos, y deben asesorarse con expertos que sin embargo no son polticos. Sus criterios
no siempre coinciden. Necesitamos tecnologas que potencien la educacin, la familia, la
creatividad, la participacin, el trabajo, y adems que lo hagan en modo distribuido, pidiendo
sacrificios pero equitativamente, que miren al bien de conjunto y al equilibrio (por ej.
evitando enviar tecnologas viejas a pases subdesarrollados). He conversado con algunos de
ustedes (por ej. con el Ing. Mario dOrmea) sobre la importancia de promover la tecnologa
con una adecuada jerarqua de valores humanos, porque hay ciertos problemas muy urgentes,
como los que padecen tantos pases subdesarrollados, que necesitan una clara preferencia por
encima de otros, ante los cuales una asistencia tecnolgica sistemtica y cualificada es un
autntico imperativo moral, y aqu se ve tambin cmo la tecnologa puede ser humanizadora.
La tica muchas veces dice s, ms.
Voy a mencionar, para acabar, una lista esquemtica de algunos criterios que satisfaran
lo que podramos llamar una tecnologa humanista. En primer lugar, es humanista la
tecnologa que favorece la realizacin de actos personales. El trabajo tcnico tiene que
integrarse con el acto humano, como es por ejemplo la lectura, la conversacin, el convivir,
viajar, etc. Quiero decir que no tenemos que buscar slo el resultado exterior, que es
instrumental, sino valorar el acto personal mismo (por ejemplo, el real contacto entre las
personas). Si al hablar con una persona, yo busco solamente un resultado (por ej. le pido una
informacin), en mi conversacin me estoy guiando por un criterio exclusivamente utilitario.
Esa persona podra ser sustituida por una mquina: no la estoy tratando como persona. Esto
tiene muchas aplicaciones en el campo de la amistad, el amor, la familia, la sexualidad, la
enfermedad, el trabajo en grupo, etc. Si desaparece el acto humano, quedar slo la
tecnologizacin exterior o el puro resultado externo. Es por eso que la conversacin entre
personas nunca podr ser sustituida por un dilogo entre computadoras inteligentes.
El segundo criterio es el contexto adecuado. Los utensilios tcnicos tienen que situarse
en un contexto adecuado (como sugiere Mandrioni en su excelente obra Pensar la tcnica).
Lo que a veces deshumaniza no es el artefacto mismo, sino su contexto inhumano, como en
el siglo XIX podran ser las fbricas con sus condiciones dursimas para una vida humana
digna. Hoy vemos con satisfaccin que la informtica crea contextos agradables de trabajo,
incluso estticamente, y sin duda un buen contexto esttico contribuye a la mayor
humanizacin del ser tcnico del hombre.
El tercer criterio son las renuncias. Todo desarrollo complejo y equilibrado exige
decisiones arriesgadas y ciertos renunciamientos, porque nunca se podr llegar a un ptimo
ideal. Siempre habr defectos por alguna parte. Pero sin este espritu de renuncia sacrificada,
las diversas tcnicas tendern a desarrollarse unilateralmente, creando problemas de
incompatibilidades y muchsimas restricciones a las personas, peores que las que se quieren
evitar. Es bueno recordar a este propsito que la tcnica nunca podr eliminar el mal del
mundo: ni el mal fsico ni el mal moral. Vivimos en un mundo complejo y contingente y
adems tenemos las imperfecciones inherentes a nuestros defectos morales, contra los que
debemos luchar de continuo. Sera ilusorio pensar que la tecnificacin va a acabar de raz con
estos defectos. Su objetivo es ayudar a superar algunos males pero no construir un paraso
imposible.
Como cuarto criterio de humanizacin, sealar la globalidad, porque unas reas
repercuten en otras y todas deben tenerse en cuenta a la vez y con equilibrio. El que toma una
decisin tecnolgica deber tener la responsabilidad de saber cmo sus consecuencias van a
repercutir en otros sectores (por ej. religiosos, culturales, educativos, familiares, etc.). Sobre
esto podran citarse bastantes reflexiones del Papa Juan Pablo II. Quien haya ledo su reciente
documento sobre el domingo (Dies Domini), habr notado varias consideraciones sobre la
relacin entre el trabajo y la tecnologa y el da del domingo como espacio de religiosidad y
de contemplacin que no debe ser reabsorbido por una actividad descontroladamente
tecnolgica.
Un quinto criterio es la adecuacin prudencial, porque el instrumento debe adecuarse a
su verdadero fin, con correcciones continuas, para que realmente sirva y no se descontrole.
No todo sirve para todo en cualquier momento. Por ejemplo, hay tiempos no dispensables,
tiempos naturales en la vida humana que una tecnologa de la prisa no debe saltarse, porque
de lo contrario ocurrira lo que antes sealaba sobre el predominio del resultado a toda costa,
con dao del acto personal.
Acabar mencionando como sexto criterio, entre muchos otros que podran verse, el de
la persona misma, que no puede ser tratada como un instrumento tcnico. As lo dijo Kant,
deudor en esto de la tradicin cristiana. No podemos disponer de los dems como un mero
recurso laboral o material. Todos reconocen este punto en teora, pero es ms difcil hacerlo
valer en la prctica para todos (en la antigedad, por ejemplo, el esclavo muchas veces era
visto slo como una mera pieza del trabajo). Este criterio tiene muchas aplicaciones en el
tratamiento de la vida humana desde su concepcin y nacimiento hasta su enfermedad y
muerte.
Quisiera terminar recordando la idea que Juan Pablo II comenta en la Laborem
Exercens de que el dominio bblico del hombre sobre la naturaleza, querido por Dios, supone
que el hombre sea efectivamente dominus, seor de las cosas y no su esclavo. La pura
manipulacin de las cosas no es necesariamente muestra de seoro. El hombre debe ejercitar
ese seoro del sujeto tambin sobre los instrumentos tcnicos, que son el objeto que l ha
forjado.
En la reciente encclica del Papa Fides et Ratio hay tambin sugerencias interesantes
sobre la importancia de que el avance tecnolgico est guiado por valores humanos y
ontolgicos: cuanto mayor sea el poder tcnico, ms conciencia se requiere de los valores
ltimos trascendentes (n. 81), para evitar la utopa racionalista de que el hombre vaya a
creerse con arrogancia el dueo y seor absoluto de su proprio destino (n. 46 y 91).El mundo
tecnolgico, cuando es visto a la luz de una dimensin trascendente, se puede incorporar muy
bien al mundo de la cultura y contribuye de este modo al potenciamiento de esa segunda
naturaleza del hombre que son sus virtudes y habilidades personales. Concebida y practicada
de este modo, la tcnica puede poner toda su potencia instrumental al servicio de la
inteligencia y de la libertad del hombre.