Vaccari 2
Vaccari 2
Vaccari 2
de Gilbert Simondon
Andrés Vaccari*
Este trabajo examina la relación entre lo natural y lo artificial, y entre el ser viviente y la
técnica, en la filosofía de Gilbert Simondon. Una de las atracciones del pensamiento de
Simondon es que intenta pensar la tecnología en el marco de una teoría general de lo
viviente y de lo humano qua viviente. Sin embargo, hay ciertos problemas que la
perspectiva simondoniana no puede abordar, tales como la tecno-génesis de lo humano
y el problema de la biotécnica. La propuesta de este artículo será analizar la filosofía de
la técnica desde la perspectiva de la individuación. Todos los que han comentado sobre
la filosofía de la técnica de Simondon se han concentrado exclusivamente en El modo
de existencia de los objetos técnicos. Sin embargo, en este trabajo se intentará
demostrar aquí que la filosofía simondoniana de los artefactos debe abordarse en el
contexto de su filosofía de lo viviente. Esto significa que El modo de existencia de los
objetos técnicos debe encararse junto con su obra magna, La individuación a la luz de
las nociones de forma y de información, como un argumento continuo. Es así como
ciertos problemas emergen: en particular, un marco que encuadra a la problemática de
lo humano, lo viviente y la técnica desde la perspectiva de individuos ya constituidos.
This work examines the relation between the natural and the artificial, and between living
and technics, in the philosophy of Gilbert Simondon. One of the attractions of Simondon’s
thought is that he attempts to think technology from the perspective of a general theory
of the living and of the human qua living. Nevertheless, there are certain problems that
the Simondonian perspective cannot effectively engage with, such as the techno-genesis
of the human and the problem of biotechnics. This article aims at analyzing the
philosophy of technology from the point of view of individuation. All those scholars who
have commented on Simondon’s philosophy of technology have concentrated
exclusively on The Mode of Existence of Technical Objects. Nevertheless, this article will
show that the Simondonian philosophy of artefacts must be read in the context of his
philosophy of the living. This means that The Mode of Existence of Technical Objects
must be examined in conjunction with his magnum opus, Individuation in the Light of the
Notions of Form and of Information, like a continuous argument. In this manner, certain
problems emerge: in particular, a certain framework that approaches the problem of
concepts like “human”, “living” and “technology” from the perspective of already
constituted individuals.
* Doctor en Filosofía por Macquarie University, Sydney, Australia. Docente y coordinador de Educación Virtual
en el Depto. de Filosofía de la institución mencionada. Correo electrónico: andres.vaccari@mq.edu.au.
Introducción
disuelta. La naturaleza es la materia misma que obedece las leyes de una mecánica
universal modelada en el funcionamiento de los autómatas. Lo que para los antiguos
era una analogía, estableciendo identidad y diferencia entre dos términos, para los
modernos es una relación de identidad. El mundo es una máquina; el ser viviente un
autómata; y la vida misma una ilusión mecánica, en un sentido estrictamente literal.1
El segundo giro acontece con el pensamiento evolucionista. Luego de Charles
Darwin, la humanidad deviene una especie biológica más entre otras, un ente sin
privilegio metafísico por sobre el resto de la naturaleza. La esencia humana es
histórica, como la de toda especie, el resultado de un proceso cumulativo de cambio,
selección y adaptación. Para el evolucionismo, la tecnología -así también como otros
rasgos característicos de la especie: el lenguaje, la abstracción conceptual y ciertas
particularidades morfológicas- debe concebirse desde una perspectiva que encara lo
humano como ente viviente. Es decir, lo pensante deja de ser la marca central y
fundadora de la humanidad, lo que lo eleva y diferencia de la naturaleza, para pasar
a ser el resultado de un producto contingente de las vicisitudes de la supervivencia y
la selección natural. El evolucionismo encara el análisis de la esfera cultural como un
sistema autónomo sujeto a las leyes de la adaptación, la selección y la variación
periódica. Durante el siglo pasado, antropólogos, historiadores, sociólogos e
ingenieros han aplicado el esquema evolucionista a la economía, la tecnología, la
teoría de las organizaciones y otras esferas de la cultura: de esto se trata el
denominado “darwinismo universal” (Nelson, 2007). Este punto de inflexión ha
reconfigurado el mapa de las relaciones entre vida y técnica. Mientras que el
mecanicismo encara a lo viviente como una máquina, con el evolucionismo la
metáfora corre en la dirección opuesta: lo artificial se torna viviente.
155
Recientemente, las ciencias de la evolución han comenzado a considerar a la
tecnología como un factor cuasi-biológico en el desarrollo de ciertos rasgos
morfológicos y cognoscitivos característicos de la especie. Por ejemplo, se especula
que la fabricación y uso de herramientas ha tenido un rol central en la diferenciación
de los hemisferios cerebrales (Ambrose, 2001), en el desarrollo del pensamiento
causal (Wolpert, 2003) y en la evolución del lenguaje (Corballis, 1999). Todo esto ha
problematizado profundamente la división metafísica entre naturaleza y cultura. De
acuerdo a este enfoque, el cuerpo humano debe considerarse una especie de
artefacto, un ente tanto técnico como natural. Es esta crisis ontológica lo que nos está
llevando, quizás, a un tercer giro: la abolición de la “naturaleza”, lo “humano” y lo
“artificial” como categorías ontológicas coherentes, consistentes y deseables. La
filosofía de la tecnología debe replantearse su objeto para abarcar la cuestión de lo
viviente y sus relaciones mutualmente constitutivas con la técnica. La técnica y lo
1. Paradójicamente, como ha observado Barbara Duden (1993), el concepto moderno de “la vida” (como
sustantivo) surge en el mismo momento en que se torna inelucidable. No hay noción de “la vida” en el
pensamiento premoderno; los términos griegos bios, zoe y psique no son equivalentes. Para la filosofía
antigua no hay vida, sólo cuerpos vivientes. El mecanicismo formula una serie de preguntas -¿qué caracteriza
lo viviente?, ¿cuál es el objeto de las ciencias de “la vida”?- que sus propios supuestos tornan imposibles de
responder. Hans Jonas (1970) argumenta que, con el modelo mecanicista, “el hecho de la vida misma se
convirtió en algo ininteligible al mismo tiempo que la explicación de su funcionamiento corpóreo quedó
asegurado”.
La individuación
2. Podríamos distinguir esta corriente de pensamiento de otra corriente en la filosofía de la tecnología que
piensa su objeto en función de la racionalidad humana. Esta otra corriente, más conocida, analiza la
tecnología con el vocabulario de medios, fines, acción, metas, función, control, diseño, planeamiento,
representación.
3. Como pensador, Simondon es difícil de encasillar. Su trabajo fue casi ignorado durante su vida y su reciente
redescubrimiento ha provocado un furor sorprendente en el mundo académico francés y anglosajón. Keith
Ansell Pearson (1999) coloca a Simondon en la tradición de la biofilosofía junto a Friedrich Nietzsche, Henri
Bergson, André Leroi-Gourhan, Raymond Ruyer, Hans Jonas y Gilles Deleuze. Sin embargo, ninguno de estos
filósofos ha emprendido una filosofía de la tecnología de una manera tan extensa y directa. Las teorías
biológicas de Simondon no son meramente un adorno contextual, sino el fundamento de su filosofía de lo
humano y lo técnico.
individuación” que abarca los objetos físicos, los seres vivientes, la percepción, la
psique, la sociedad y los artefactos técnicos. Todos los esfuerzos de la filosofía por
abordar el problema del individuo han concedido “un privilegio ontológico al individuo
constituido” (Simondon, 2009). No puede postularse un principio de unidad anterior a
la individuación misma, un término externo (sea sustancia, materia, mónada o idea)
que ya contenga o explique al individuo. El individuo debe ser aprehendido a través
de la individuación, en su ontogénesis:
4. No se puede ofrecer aquí una explicación adecuada de la noción de información que propone Simondon.
Algunos rasgos importantes: la información está íntimamente ligada a la transformación de energía potencial,
lo cual implica comunicación entre dos órdenes de magnitud. La información puede ser definida como la
posibilidad de una forma, en el contexto de un sistema ya en vías de formación. Es por eso que lo viviente es,
por definición, neguentrópico.
El objeto técnico también lleva un medio asociado, tanto interno como externo. El
medio provee las “condiciones energéticas, térmicas, químicas, de funcionamiento” y
puede incluir, en el caso de conjuntos técnicos, otras máquinas e incluso seres vivos.
Por su parte, la capacidad técnica de invención del ser humano también debe ser
comprendida en función de este “fondo”. El humano puede inventar -es decir:
condicionar el presente con una representación del porvenir- porque él mismo, como
ser viviente, es parte de un medio asociado en el que crea las condiciones de su
propia individuación. Es esta capacidad de condicionarse a sí mismo la que posibilita
la producción de “objetos que se condicionan ellos mismos”. La actividad técnica,
para Simondon, está íntimamente arraigada en lo viviente. La tecnología refiere a
funciones vivientes, interpela al ser humano en su esencia como ser vivo. Y es por
eso que lo viviente provee un marco normativo para el desarrollo tecnológico.
Existe entonces una relación transductiva que atraviesa tres campos distintos: la
máquina, el ser viviente y el pensamiento, junto con sus medios asociados
respectivos. La noción de transducción es central a la filosofía de Simondon, ya que
establece el modo de operación tanto de procesos físicos, biológicos y técnicos como
de las condiciones epistemológicas que posibilitan el descubrimiento de dichos
procesos. Como se ha mencionado, la cognición (el entendimiento, la aprehensión de
formas, patrones, continuidades y analogías) es una extensión de la dinámica del ser
vivo estrechamente ligada a la percepción, la acción y la afectividad. Por lo tanto, el
pensamiento es una actividad vital que se origina en estructuras vivientes, tales como
el sistema nervioso. Es por eso que debemos, entonces, “seguir al ser en su génesis”
y “consumar la génesis del pensamiento al mismo tiempo que se cumpla la génesis
del objeto” (Simondon, 2009).
La fase abstracta del objeto técnico puede ser ilustrada con la metáfora del
esquema de una máquina trazado en un pizarrón. Aquí, cada elemento de la máquina
es una unidad teórica aislada y “tratada como un absoluto”; su función debe ser
delimitada en un sistema cerrado en el que los componentes se relacionan. Los
problemas técnicos, entonces, se dan en términos de “compatibilidad entre conjuntos
ya dados”. El objeto técnico abstracto “es la traducción en la materia de un conjunto
de nociones y de principios científicos separados”. No es un “sistema natural físico”
sino “la traducción física de un sistema intelectual”.
Como hemos visto, Simondon comienza por distinguir al objeto técnico del ser
viviente de acuerdo al criterio de dos regímenes de individuación. La concretización
introduce un movimiento complementario y convergente: el artefacto se aproxima a lo
La técnica no puede ser comprendida fuera del mundo humano; es una expresión de
su modo de relación en el mundo. Este mundo humano, a su vez, no puede ser
comprendido sin lo viviente y su carga virtual, preindividual, que lo orienta hacia el
futuro. Al crear los objetos técnicos, el humano ejerce una función inventiva que es
162 esencialmente anticipativa, y que lo acerca a la vida. Simondon describe el acto de
invención como una “obra de vida” que consiste en “dar un salto (...) sobre la realidad
dada y su sistemática actual hacia formas nuevas que sólo se mantienen porque
existen todas juntas como un sistema constituido”. Por lo tanto, son los esquemas de
lo viviente los que dirigen -o deben dirigir- la evolución técnica: “Sin la finalidad
pensada y realizada a través de lo viviente, la causalidad física no podría producir ella
sola una concretización positiva y eficaz”. Dicho de otro modo:
pensar sus relaciones con la técnica y el nuevo rol que debe asumir en los conjuntos
técnicos de la era informática. Ésta es la tarea del pensamiento filosófico y una de las
razones por la que la filosofía de los artefactos de Simondon tiene un carácter
fuertemente normativo. Por un lado, Simondon conceptualiza a la máquina como un
sistema autónomo que evoluciona de acuerdo a su lógica interna. Por otro lado, la
técnica debe considerarse en el contexto humano y natural. Las máquinas participan
de lo viviente a través de la carga preindividual en lo humano que es expresada en
ellas y a través de ellas. De este modo, la naturaleza cumple el rol de parámetro
normativo, como lo que transluce a través de los conjuntos técnicos y sus medios
asociados. En esta dimensión más tradicional del pensamiento de Simondon, el
artefacto pierde su poderío ontológico para ser considerado pura mediación: “una
mezcla estable de humano y de natural” porque “contiene algo de lo humano y algo
de lo natural; da a su contenido humano una estructura semejante as la de los objetos
naturales y permite la inserción de esta realidad humana en el mundo de las causas
y de los efectos naturales” (Simondon, 2008). La actividad técnica qua mediación
estabiliza la relación entre humanos y el mundo.
Pero hay otros problemas que el marco simondoniano impide abordar y que deben
ser mencionados muy brevemente: 1) la problemática de la zootécnica, cuya
asombrosa sofisticación y complejidad se ha descubierto sólo recientemente; 2) la
ingeniería de nichos (niche engineering): es decir, la manera en que grupos animales
modifican sus hábitats, creando presiones selectivas que afectan las condiciones
evolutivas de las generaciones siguientes; 3) la ingeniería epistémica: la modificación
por parte de los seres vivientes de las propiedades informacionales y epistémicas de
su entorno; y 4) la biosemiótica: el fenómeno de la significación y la comunicación en
-y no sólo entre- los seres vivos.
6. Para Stiegler (1998, 2004, 2009), la técnica es el depósito de la memoria individual de un modo extra-
orgánico, en soportes materiales (materia inorgánica organizada) denominados retención terciaria, siguiendo
a Husserl. Esto constituye un corte radical con la lógica de lo viviente, y significa la inauguración de lo histórico,
en el sentido heideggeriano, que caracteriza la existencia humana. Lo humano y lo técnico, de esta manera,
se constituyen mutuamente en un proceso de exteriorización que no tiene un interior originario. De este modo,
Stiegler coloca a la técnica en una dimensión pre-individual. Sin embargo, como argumento en otro lugar
(véase también Vaccari, 2009), Stiegler reintroduce una metafísica tradicional que establece una división
ontológica entre viviente y técnica, y entre existencia animal y cultural, entre otros conceptos.
Bibliografía
ARTHUR, W. B. (2009): The nature of technology: What it is and how it evolves, The
Free Press.
JONAS, H. (1970): “Spinoza and the Theory of Organism”, en S. F. Spicker (ed.): The
philosophy of the body: Rejections of Cartesian dualism, Chicago, Quadrangle Books.