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Unidad 2
Unidad 2
Unidad 2
Los estudiantes que atraviesan duras condiciones de vida presentan dificultades para poder
aprender. Pero la educabilidad no debe equipararse a la “capacidad para aprender”. En
verdad, hay una doble limitación en su formulación habitual.
Resumiendo
“La educabilidad puede ser definida como la plasticidad o ductilidad del individuo para
modelarse y transformarse por la influencia de los múltiples estímulos educativos. O sea, en
otros términos, educabilidad es la capacidad que posee el ser humano para formarse a través
de sucesivos esfuerzos educativos”.
Los déficits que suelen señalarse han ido variando en las épocas, solemos denominar
como fracaso escolar masivo a las altas tasas de repotencia, deserción, etc y se parte del
supuesto de quien fracasa es el alumno, pero se debe advertir de que quien fracasa es la
escuela por no haber podido generar en los alumnos los aprendizajes esperados
María Angélica Lus, plantea tres tipos de posiciones acerca de las razones atribuidas al fracaso
escolar masivo
Posiciones centradas en las condiciones sociales y familiares del alumno: Muchas veces
se centra la explicación supuesta del fracaso escolar masivo en las difíciles condiciones
de vida de los niños y jóvenes, generalmente pertenecientes a los sectores populares.
Principalmente se centra en las condiciones socioafectivas o socioeconómico-
culturales de los alumnos los niños y jóvenes no poseen o acceden a los recursos
necesarios como para sostener luego una escolaridad exitosa
la escuela es percibida como el espacio natural para que esta apropiación se produzca, La
escuela será diseñada y percibida como un espacio que debería armonizar con este desarrollo
naturalizado, Nótese que los progresos de los sujetos quedan signados como distancia que se
acorta hacia la meta a llegar, como progreso en el sentido o dirección correcta medible por lo
que aún falta por recorrer. pero bien podría concebirse el desarrollo como un proceso de
cambio cuyo progreso se evalúe por la distancia recorrida desde el punto de partida, aunque la
dirección que tome sea inicialmente incierta o, al menos, no naturalmente prescripta.
Las prácticas educativas modernas, como decíamos, no ignoraban en absoluto las diferencias
de los sujetos, sino que las significaban —es decir, las interpretaban, las leían, las producían en
cierta forma— como déficits, retrasos o desvíos, dado que el criterio de desarrollo de curso
único, teleológico y de ritmos homogéneos era percibido como el curso normal del desarrollo.
Por ello, las prácticas educativas no pueden plantearse como prácticas técnicas, neutrales,
estimuladoras de un desarrollo natural sino como prácticas decididamente políticas.
La escuela moderna adoptó formas de organización precisas y eficaces, nada inocuas a los
fines de producir cursos específicos del desarrollo de los sujetos, es decir, de formas
específicas de vivir la niñez, de producir aprendizajes, etc.
las formas de percibir y vivir la niñez a la manera de la infancia son producciones históricas que
nada dicen del desarrollo “natural” de los niños. Esto es, aquella concepción evolutiva moderna
que hemos descripto, muy probablemente no refiere a un supuesto niño natural sino a este
infante moderno, esta manera ideal de vivir la niñez de acuerdo a la precepción de la
modernidad. Como hemos visto, este ideal normativo se naturaliza, se expresa y pone en
práctica un criterio de normalidad con el que se juzga, evalúa, mide y compara a los sujetos. La
escuela resultará el laboratorio social de producción de la infancia normal y la superficie de
emergencia de la posibilidad de analizar de modo comparado, precisamente, a la población
infantil.
Las características de los procesos de escolarización y del propio formato escolar son
La hipótesis de discontinuidad alude al hecho de que para comprender cómo aprende un niño
en la escuela no parecen ser suficientes las caracterizaciones abstractas del aprendizaje y
desarrollo, ni las que sólo se centran en el desarrollo espontáneo o cotidiano, sino que debería
atenderse a la particular demanda de trabajo cognitivo que la escuela impone. Demandas
cognitivas particulares como la demanda atencional son consideradas repetidas veces un a
priori que el sujeto debe portar. con frecuencia olvidamos que se trata de formas que los
sujetos deben construir que pocas veces se enseñan y sin embargo se exigen en las aulas,
Resultan además de indicadores que suelen considerarse frecuentemente en las escuelas para
describir preocupaciones en torno a los alumnos, en especial en relación a aquellos que
muestran dificultades para aprender o adaptarse a las propuestas áulicas. Es de importancia
entonces, reparar en las características del trabajo escolar y también en nuestras afirmaciones
cuando describimos a un niño como “desatento” si acordamos en considerar esto como un
criterio útil para explicar la falta de “éxito” en su desempeño escolar
La “artificialidad” es señalada como un rasgo particular del aprendizaje escolar. Las prácticas
educativas escolares no son naturales en el sentido de que son prácticas culturales, histórica y
políticamente definidas, que impulsan o promueven ciertas formas de desarrollo subjetivo. En
tal sentido, son inevitablemente “artificiales” pues no constituyen entornos “naturales” para
aprender.
De acuerdo al enfoque socio cultural no puede plantearse al sujeto humano más que sobre la
base de la participación del cachorro humano en situaciones sociales, en la relación con
otros mediada por el lenguaje.
El aprendizaje ha cobrado singular relevancia en la última década, ha pasado a ser eje central
de discusión en cumbres mundiales de educación y de desarrollo humano. Si bien el objetivo
central de toda acción educativa es el aprendizaje, vemos que con frecuencia éste no se logra
observamos gran discrepancia entre las metas planteadas y los resultados obtenidos (las altas
cifras de repetición y bajo rendimiento escolar son ejemplo de esa situación) Las
interpretaciones sobre las razones de estos fracasos, desde las orientaciones psicoeducativas
tradicionales, han ponderado factores de tipo individual con énfasis en la detección de
patologías.
El aprendizaje del sujeto educativo, en todas las edades del desarrollo humano, implica una
relación de equilibrio entre dos aspectos complementarios: continuidad y novedad. Al incluir la
dimensión continuidad se reconoce la importancia de la historia del aprendizaje, es decir, su
origen extraescolar y la consideración de los saberes previos, las concepciones y los esquemas
interpretativos del sujeto que aprende. La omisión de la historia del aprendizaje por parte del
sistema educativo tradicional, ha generado, mediante sutiles mecanismos “pedagógicos”,
fracaso escolar masivo y exclusión social.
el aprendizaje se inicia fuera del ámbito escolar; que la escuela no es el único ámbito donde se
producen aprendizajes y que el sujeto que aprende es un sujeto activo que piensa, tiene
hipótesis, saberes, se plantea preguntas y formula interrogantes a través de las relaciones que
establece con los demás.,
Los aspectos centrales que se deben considerar en el aprendizaje son los referidos a la
motivación interna del sujeto que aprende y a la comprensión. La escuela y la familia han
puesto énfasis en la motivación externa (premios-sanciones, notas, calificaciones) y han
descuidado los aspectos internos del interés y la motivación.
Aprendizaje y desarrollo humano: integración de procesos individuales y sociales.
Los procesos mentales se desarrollan como resultado de la apropiación del niño de modos
de actuar pensar y hablar; que primero encuentra en colaboración con adultos de su
medio , no se considera posible desarrollar una concepción del desarrollo y el aprendizaje
humano sin observar cuidadosamente cómo se organiza la vida socia .Esto nos lleva a
reconocer lazos cada vez más complejos entre los dominios de la psicología, antropología,
sociología, lingüística y la educación.
se hace imprescindible una nueva comprensión del aprendizaje y desarrollo humano. Esto
implica para la teoría y la práctica educacional indagaciones y reflexiones respecto a:
Hay muchos aspectos desde la “institucionalidad” educativa que suelen dificultar los
cambios requeridos, pero, debemos reconocer que también hay mucho desde nuestra
propia dinámica que obstaculiza la labor a la hora de imaginar nuevas experiencias
A modo de cierre
Diversidades
Observamos desfases importantes entre las prácticas clínicas y educacionales.
Consideramos así, que el modelo nosológico no es suficiente para el trabajo en clínica del
aprendizaje y que en forma frecuente; es inadecuado (nosología es la disciplina médica
cuyo objetivo es realizar una descripción exhaustiva de las enfermedades para distinguirlas
entre sí y clasificarlas.) En ése sentido las conceptualizaciones derivadas de investigaciones
recientes nos proveen de una guía para construir nuevas estrategias diagnósticas y
conceptuales que son específicamente relevantes para una intervención psicopedagógica
en el contexto actual; que tenga propósitos de inclusión (no sólo de los individuos y los
grupos, sino también de los “conjuntos” poblacionales.
Pensamos que para desarrollar nuevas ideas consideramos necesario ir más allá de las
fronteras disciplinarias y reconocer la necesidad de colaboración conjunta con aquellas
disciplinas involucradas Esto nos sugiere una nueva modalidad de interacción entre teoría,
investigación y práctica a través de la interdisciplina
Lo anterior supone tomar en cuenta tres elementos ineludibles. Uno, que las teorías que
guían las prácticas sean empíricamente validadas; otro respecto a un esfuerzo de
cooperación conjunta que implica ir más allá de los límites de las escuelas de pensamiento
y el último con relación a la incorporación de nuevas dimensiones como prevención y
evaluación.
Con relación a las prácticas clínicas y educativas sugerimos descentrar la mirada de las
nociones de déficit y de los criterios de normalización para centrarnos en las posibilidades
del sujeto educativo. Nuestra intención, es describir y analizar las potencialidades. En ése
sentido, aclaramos, que se utiliza la categoría “sujeto educativo ésta incorpora al alumno y
al maestro –a ambos- como sujetos del aprendizaje. Pensamos que esta categoría, incluye
la complejidad de las relaciones e interacciones involucradas.
Nuevas perspectivas en la evaluación del desarrollo
Durante muchos años los niños han sido evaluados con instrumentos normativos que se
han concentrado en la cuantificación de algunos aspectos del desarrollo intelectual, pero
se sugiere que en lugar de la limitada función de clasificación e cambie la aproximación
metodológica hacia una evaluación integral.
Desde las nuevas perspectivas se cuestiona el uso del paradigma normativo y se intenta
introducir investigaciones que apoyan diferentes componentes para la evaluación del
desarrollo intelectual, social y afectivo del niño. Esto supone la discusión de los principios
básicos para un modelo de evaluación que incluya instrumentos más sensibles y la
sistematización de abordajes alternativos.
A modo de síntesis podemos decir que la evaluación del desarrollo infantil se ha utilizado
para separar y categorizar a niños y niñas. Dado el actual conocimiento sobre el impacto
de múltiples factores en el desarrollo y la falta de validez demostrada en las mediciones, el
enfoque centrado en la clasificación ha ido perdiendo vigencia. En cambio las evaluaciones
multidimensionales contribuyen para determinar riesgos, identificar posibles
intervenciones y fuentes potenciales de resiliencia. Las condiciones para una evaluación
más acertada son fundamentales para que podamos alcanzar un objetivo central que es:
ayudar a que todos los niños y niñas puedan desarrollar su máximo potencial.