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domingo, 1 de julio de 2012

Estercolero urbano

"Medio litro de agua mineral sin cloro, una cucharadita de hojas de tomillo machacadas, un cuarto de cebolla troceada, tres hojitas de menta, dos ajos triturados, un chorrito de aceite de oliva virgen extra, tres bolitas de pimienta, y cinco gotas de vinagre."

¿La solución definitiva contra la araña roja? ¿Veneno mortal para los trips? ¿El remedio infalible contra el mildiu?

No, querid@s lector@s, no... es una salsa de autor para carne magra y comensales con estómago insensible.

Por cierto, a dicho autor se le busca por atentado global contra la salud pública. A otros no se les busca y lo merecen más, pero así está la cosa.

En fin, que me desvío del tema.

Volvamos al título de la presente entrada: "Estercolero urbano", ahí es nada.

Pues sí. Lo que ayer era un capricho escatológico, hoy es necesidad imperiosa.

La economía mundial y en particular la local (es decir, la mía), están que trinan y eso que jamás han recibido clases de canto. Y así nos va: de canto. Y te puedes dar con un canto en los dientes. Y ahora vas y lo cantas. Vale, vale, ya lo dejo.

Es incontestable, más que nada porque todavía no he hecho ninguna pregunta al respecto, que la cosa monetaria va mal. Así pues, es incontestable también (todavía no he hecho la pregunta), que tenemos que rascar de donde sea, para intentar ahorrar unos eurillos.

Pues bien, l@s sufrid@s maceto-hortelan@s, necesitamos una serie de ingredientes, por así decirlo, para convertir nuestros tejemanejes en algo sustancial. Con sustancia, vamos. Que para cultivar pepinos sin sabor ya están otros. Y encima te cobran. Yo es que me pongo negro, sin bronceador ni nada.

Evidentemente, mi neurona es plenamente consciente de semejante problemón, y se ha puesto manos a la obra.

Eso sí, el cerebro de quien esto suscribe no sabe de horarios.

¿A qué neurona se le ocurre ponerse a pensar a las dos de la madrugada?

A la mía, evidentemente.

Anoche, mientras yo daba vueltas en la cama, la susodicha estaba dale que te dale, piensa que te piensa, discurre que te discurre, tratando de dar con un elemento susceptible de ser objeto de un plan de austeridad.

Y dio con él, vaya si lo hizo. Eso sí, me jorobó el sueño.

¿Qué elemento fue el elegido?

¿El agua? ¿El substrato? ¿Las semillas?

Querid@s lector@s, tengo el honor de anunciaros que mi flamante neurona ha dado, ni más ni menos, que con:

ESTIÉRCOL URBANO BARATO A MÁS NO PODER

Y encima te lo llevan a casa.

Como no podía ser de otra manera, se precisan ciertas cosas para conseguir dicho resultado.

Son baratas y de fácil acopio sin que te vean:

  • Un cuenco. Vale una tapa de un envase de EstoyCao también, o similar.
  • Otro cuenco. Vale una tapa de un envase de NoesCafé también, o similar.
  • Unos granitos de arroz, algo de alpiste, migas de pan, o chorizo ibérico en lonchas.
  • Agua. Sin gas preferiblemente y potable a poder ser. Es decir, que no sea del grifo.

Instrucciones de montaje:

Poned los mencionados cuencos en el balcón o terraza.

En uno de ellos, a voluntad, ponemos algo de agua, mientras que en el restante ponemos los granitos de arroz, etc.

Esperamos varios días, transcurridos los cuales, tendremos el balcón plagadito de cagarrutas de pájaro, elemento perfectamente utilizable como abono para nuestras plantas.

Prácticamente gratis, natural, ecológico, te lo llevan a casa sin cargo alguno, ¿qué más se puede pedir?

Eso sí, hay que tener mesura a la hora de utilizarlo, pues aplicado a dosis de cagada de avestruz puede quemar nuestras plantas.

Y ahora, voy con las esperadas preguntas.

Agricultor/a urban@: ¿Vives cerca de un parque o jardín? ¿Tu calle tiene arbolitos? ¿El colegio de enfrente de casa tiene árboles?

Si la respuesta es sí, ¡estás de enhorabuena, pues tendrás estiércol pajaril a mansalva!

Dejando a parte a los buitres carroñeros, pues no es éste el lugar de hablar de vecinos, quiero llamar vuestra atención sobre nuestros aliados los gorriones morunos... esas tórtolas y sus primas las palomas... gráciles animalitos que vuelan, beben, comen y... ya me entendéis.

Y para que veáis que no soy yo de esos que proclaman "haced lo que yo os digo, pero no digáis lo que yo hago", os muestro unas fotografías de mi particular estercolero urbano.

Y para finalizar, un consejo: si vuestra parienta o pariento, os viene con aquello de "ostras Pedrín que guarro está el balcón", decidle tranquilamente "tienes razón cariño, ahora mismo lo limpio, es que estos pájaros son una plaga", mientras con una imperceptible patadita ocultáis los cuencos delatores.

Tras lo cual, es imperativo recoger el fruto ansiado con una navajita o espátula, ponerlo a buen recaudo y, ahora sí, ir en busca de la escoba.

¡Qué incomprendid@s somos a veces l@s maceto-hortelan@s!







miércoles, 28 de marzo de 2012

Los invasores del espacio (rural)

Pues sí, queridas lectoras y queridos lectores. A juzgar por las últimas noticias al respecto, aparecidas en prensa, en la Comunidad Valenciana parece ser que estamos siendo invadidos.

Y ni más ni menos, que... ¡por conejos!

Los agricultores serios (no como yo, que no soy agricultor, y tampoco serio), están que trinan, pues a los simpáticos conejitos les da por comer, y mira tú por dónde, resulta que lo que mastican son verduras.

Los humildes macetohortelanos, estamos de enhorabuena, pues nos libramos de esta plaga. Pero que a nadie le lleve a engaño este afortunado hecho. Si esto es así, es más que nada porque los animalitos no llegan a los botones de los ascensores. Pero tiempo al tiempo.

Y no sólo eso, no... los macetohuertanos podemos aprovechar esta invasión. Traquilo todo el mundo, no me refiero a colaboracionismo con el enemigo, no.

El fin de semana pasado, fuí al parque con mi hijo. Los niños jugaban al baloncesto, al fútbol, se desparramaban por el tobogán... los padres tomaban el solecito, otros paseaban al perro, o se paseaban a sí mismos en bicicleta.

Lo normal, vamos. En la gente normal, digo. Pero claro, yo no soy normal... soy Floppy, alias el... bueno, dejémoslo estar.

Lo que quiero decir, es que mientras mi hijo buscaba hormigueros entre los pinos, con sus respectivas hormigas, yo buscaba... ejem... me da cierto apuro... buscaba... estiércol de conejo.

Mi hijo, a veces miraba y me preguntaba "¿qué estás buscando papá?", a lo que yo respondía "nada, cosas para las plantas".

Me pareció escuchar un "qué pesao con las plantas", pero sería el rumor del viento.

¡Ah! ¿Que queréis pruebas...?

Pues mirad la foto.