Padilla - 2006 - La Sociología de Pierre Bourdieu Como Un Paradigma
Padilla - 2006 - La Sociología de Pierre Bourdieu Como Un Paradigma
Padilla - 2006 - La Sociología de Pierre Bourdieu Como Un Paradigma
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A lo que sin dudas le podemos agregar en forma de negación, todo lo que el llama la tradición
veteroeuropea de la sociología.
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Sin embargo, a mi entender, hay algo que distingue a la sociología de Pierre
Bourdieu, de la sociología de Luhmann y Habermas. Mientras las obras de estos dos
(y de la mayoría de sus seguidores) discurre en el nivel teórico, y lo más empírico
que consiguen es releer reflexivamente, y bajo sus prismas, procesos históricos, que
validan sus tesis2. Bourdieu consigue reconstruir sus influencias, generando tres
conceptos fundamentales: habitus, campo y estrategias. Los cuales aplica en un nivel
empírico, con una facilidad y una lucidez, sencillamente, abismantes. Utilizando
métodos cuantitativos o cualitativos, y caracterizando de manera exquisita distintas
facetas de lo que él entiende por sociedad francesa.
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El caso de Luhmann es el más complejo, ya que sus obstáculos epistemológicos, devienen en obstáculos
metodológicos, los cuales aún no es posible superar de forma cabal. Véase Mascareño, Aldo. “Sociología
del Método: La forma de la investigación sistémica”, en M. Arnold & F. Osorio (eds.) “La nueva teoría
social en Hispanoamérica. Introducción a la teoría de sistemas constructivistas”. Toluca, Editorial
Universidad Autónoma de México (2006).
3
éste, la presencia individual en él y el rango de relaciones posibles entre éste y sus
partes, tal como lo hacen las cosmologías y las teologías” (Ibid: 107). Para ellos, la
constitución básica de un paradigma se da en tres ámbitos, los cuales se relacionan
entre sí, y se determinan mutuamente, a saber: un nivel ontológico, epistemológico y
metodológico.
El supuesto que está operando detrás del presente proyecto, es que la obra de
Bourdieu posee una consistencia tal que le permite articular sus supuestos y
afirmaciones conformando un corpus de “conocimiento” que se sustenta en sí
3
En el caso de estos autores, el modelo sólo se podría aplicar hasta un nivel epistemológico.
4
mismo. No obstante, para demostrar esto es necesario separar este corpus en niveles,
sin los cuales no podríamos hablar de paradigma. Como se describió en el punto
anterior, estos niveles corresponden a la ontología, epistemología y metodología de
la obra. Ahora bien, el problema inicial que enfrentamos es definir la lógica de
acceso a la descripción de estos niveles. Si bien tenemos preguntas que abren el
espacio lógico que ocupa cada dimensión desde el momento que intentamos
contestarlas, no hay una indicación clara respecto por cuál pregunta partir.
4
La intención de Guba y Lincoln es caracterizar a los paradigmas más utilizados dentro de la
investigación social de la actualidad.
5
Utilizando el concepto de sociedad de forma libre e introductoria, ausente de todo afán conclusitivo.
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Esto, bajo el supuesto de que las premisas de Bourdieu son aplicables a sí mismo.
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Al mismo tiempo, otro argumento que valida la necesidad de acceder por la
epistemología, y no por la ontología, radica en el hecho de que la sociología, como
tal, existe sólo cuando hay un investigador que pretende investigar un “algo”, y lo
hace a través de ciertos procedimientos. Puede existir el “algo”, y pueden estar
delimitados los procedimientos, pero si no existe un espacio dentro del cual estos se
relacionen, no podemos hablar de paradigma, y este espacio no es otro que la
epistemología.
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El desarrollo de esta sección queda referido, casi en su totalidad, a la obra de Bourdieu (et. al,) “El
Oficio del Sociólogo”. Esto porque, a mi juicio, en ella se han sistematizado de forma clara todas las
proposiciones epistemológicas del autor, las que también se encuentran en otras obras, pero no de forma
tan patente e intencional.
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metódica y permanente. […] el sociólogo puede encontrar un
instrumento privilegiado de vigilancia epistemológica en la
sociología del conocimiento, como medio para enriquecer y precisar
el conocimiento del error y de las condiciones que lo hacen posible
y, a veces, inevitable.” (Bourdieu 2003: 14).
a) Ruptura
7
Dentro de esta concepción, las técnicas de ruptura que plantea Bourdieu
dicen relación con una “[…] crítica lógica y lexicológica del lenguaje común […]”
(Op. Cit.: 28) para, a través de ellas, sustituir las totalidades concretas y evidentes
que se muestran intuitivamente al individuo, por criterios abstractos definidos
sociológicamente (profesión, ingresos, nivel de educación, etc.) (Op. Cit.: 29). Esto
permite acceder a relaciones de un orden superior a las observables por todos. El
descubrimiento vendría a ser una ruptura con lo real (Op. Cit.), podríamos agregar:
con la cotidianeidad de lo real.
8
relación particular, dentro de todo el espectro de las ciencias, que se establece entre
la experiencia científica y la experiencia ingenua del mundo social. El problema
reside ahora en el lenguaje común: este “[…] encierra en su vocabulario y sintaxis,
toda una filosofía petrificada de los social, siempre dispuesta a resurgir en palabras
comunes o expresiones complejas construidas con palabras comunes que el sociólogo
utiliza inevitablemente.” (Op. Cit.: 37). Es necesario someter a crítica al lenguaje
común, so pena de tomar por datos a objetos preconstruidos en y por la lengua
común.
8
Es importante no confundir a éstas con herramientas sociológicas, como el cuestionario, la entrevista, la
estadística, etc.
9
“[…] Bachelard niega a la ciencia la seguridad del saber definitivo para recordarle que no puede
progresar si no es cuestionando constantemente los principios mismos de sus propias construcciones.”
(Bourdieu et al, 2003: 44). Es interesante mostrar la similitud de la proposición con la idea de una
estructura de revoluciones científicas de Thomas Kuhn, mientras el primero lo deduce, el otro lo induce.
9
por ejemplo, hay problemas que los sociólogos omiten plantear
porque la tradición profesional no los reconoce dignos de ser tenidos
en cuenta, no ofrece los instrumentos conceptuales o las técnicas
que permitirían tratarlos canónicamente; inversamente, hay
problemas que se exigen plantear porque ocupan un lugar destacado
en la jerarquía consagrada de los temas de investigación. Asimismo,
no hay denuncia ritual de las prenociones comunes que no termine
rebajándose a una muy bien hecha prenoción escolar para desplazar
del cuestionamiento las prenociones científicas. Si es preciso
emplear contra la teoría tradicional las mismas armas que contra la
sociología espontánea, es porque las construcciones más complejas
toman de la lógica del sentido común no sólo sus esquemas de
pensamiento sino también su proyecto fundamental […]” (Op. Cit.:
47).
10
52). El riesgo que corre el sociólogo, al no pasar por este proceso de construcción, es
que el producto de su trabajo no vaya más allá de la sistematización lógica que
cualquier “ser social” podría llevar a cabo respecto a su propia realidad. Bourdieu
afirma: “[…] lo real no tiene nunca la iniciativa puesto que sólo puede responder si
se lo interroga” (Op. Cit.: 55), podríamos agregar nosotros: y la respuesta sólo será
aceptable en tanto se haya precisado una ruptura previa a la construcción de la
interrogación.
Sin embargo, el problema anterior para Bourdieu no acaba ahí, sino que
motiva también un problema en la construcción de los instrumentos de recolección
de información. A su juicio, la ilusión que crea el positivismo afirmando que las
operaciones axiológicamente neutras, son también, espistemológicamente neutras,
lleva al hecho de que el sociólogo antes de investigar, sólo se ocupe de neutralizar
sus valoraciones –lo que ya vimos es imposible-, lo que esconde el deber de
cuestionar el instrumental metodológico, ya que al quedarse la discusión en la
neutralidad axiológica, esta nunca llega a la neutralidad metodológica de las
técnicas.
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Toda técnica de investigación empírica, desde el cuestionario a la
observación etnográfica, está ausente de una neutralidad. La realidad social no puede
ser captada neutralmente, ya que a esta se accede por un lenguaje que está
socialmente situado. El sociólogo, por tanto, debe estar siempre consciente de la
problemática que esconden sus preguntas dentro del mundo social, de la imposible
univocidad de sus cuestionamientos. Sin embargo, aquí se llega a una paradoja, ya
que al escapar del etnocentrismo lingüístico, se cae el riesgo de recurrir a la lengua
empleada por los sujetos. La solución para Bourdieu radica en el establecimiento de
“[…] la dialéctica que lleva a construcciones adecuadas por la confrontación
metódica de dos sistemas de pre-construcciones.” (Op. Cit.: 65).
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que tiene por especificidad no poder constituir su objeto sino por el
procedimiento comparativo. Para liberarse de la consideración
ideográfica de los casos que no contienen en sí mismos su causa, el
sociólogo debe multiplicar las hipótesis de analogías posibles hasta
constituir la especie de los casos que explican el caso considerado. Y
para construir esas analogías mismas, es legítimo que se ayude con
hipótesis de analogías de estructuras entre los fenómenos sociales y
los fenómenos ya establecidos por otras ciencias […] En resumen, la
comparación orientada por la hipótesis de las analogías constituye
no sólo el instrumento privilegiado de la ruptura con los datos
preconstruidos, que pretenden insistentemente ser considerados en
sí mismos y por sí mismos, sino también por el principio de la
construcción hipotética de relaciones entre las relaciones.” (Op. Cit.:
75-6).
c) El racionalismo aplicado
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A lo que cabría agregarle toda la lista de precauciones anteriores, en tanto no han sido resultado de una
ruptura epistemológica.
11
Me permito la libertad de desviar al lector de la exposición principal del texto, para hacer referencia a
algunas indicaciones que hace Bourdieu en referencia a la práctica de la investigación social en
“equipos”, y que puede reflejar con singular similitud el caso chileno: “Es así como, según se ha visto, la
división de las operaciones en la investigación utilizada como paradigma, al menos inconsciente, en la
mayor parte de los investigadores, no es otra cosa que la proyección en el espacio epistemológico de un
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de los hechos, es errónea, ya que no es previa al proceder técnico en la investigación
sociológica. Cada uno de los actos epistemológicos está presente en todo el ciclo del
proceder técnico de la investigación. Son niveles distintos, pero interdependientes y
necesarios. Ahora bien, independiente de las formas de relación entre los actos
epistemológicos y el proceder metodológico, si existe lo que Bourdieu llama una
jerarquía de los actos epistemológicos: sin ruptura no hay objeto, sin objeto no hay
hechos que comprobar, sin hechos no hay sociología. De lo anterior deducimos, con
claridad, cuál es esta jerarquía: ruptura, construcción y comprobación. A su vez la
jerarquía de los actos epistemológicos es la que distancia a proceder que se relaciona
a ella, del proceder de la sociología espontánea, el intuicionismo o el positivismo,
rompe con la epistemología espontánea, es lo que Bourdieu conoce como
racionalismo aplicado.
Así también se debe poner atención en los instrumentos a través de los cuales
se accede al objeto (y se comprueba), de lo contrario la dialéctica antes especificada,
jamás tendrá siquiera posibilidad de existir. El investigador, dice Bourdieu, por lo
organismo burocrático. A las presiones de la organización se le agregan aquellas que imponen los
instrumentos técnicos […] Si por último se agrega que la representación popular del autómata
taumaturgo consigue imponerse a muchos investigadores, propensos a declinar responsabilidades de las
operaciones en provecho de la máquina, y que los generales de la investigación tienden a dejar en los
soldados el grueso de la batalla, es decir el contacto con los hechos (y entre otras cosas con los
encuestados) para reservarse las grandes decisiones estratégicas, tales como la elección de muestras, la
redacción del cuestionario o del informe, se aprecia que todo contribuye a favor de la dicotomía entre el
empirismo ciego y la teoría sin control, la magia formalista y el ritual de los actos subalternos de la
encuesta.” (Op. Cit.: 102-3)
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general no evalúa las condiciones de validez de sus técnicas dentro del caso
particular en el que debe utilizarlas. Con ello se corre el riesgo de no poder
determinar la reactividad de las técnicas en el medio social, y observar y determinar,
constantemente, el comportamiento del objeto ante la técnica, que del objeto con su
medio social.
12
Si bien Bourdieu nunca habla directamente sobre qué entiende por intuicionismo (el positivismo se
explica por sí mismo), a estas alturas, da la idea de que por él está entendiendo a todo ejercicio
sociológico que va por la línea de la fenomenología, el interaccionismo simbólico o la etnometodología.
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En pro de la coherencia del texto, es necesario comenzar a aplicar las
premisas sustanciales de la epistemología de modo de constituir la ontología, para
ello nos valdremos de una idea que resulta fundamental para lo que sigue: la ruptura.
Bourdieu reconoce que los límites entre la sociología científica y la sociología
espontánea son demasiado imprecisos, de ello nace la necesidad, imperiosa, de una
ruptura epistemológica como forma de distanciamiento (Op. Cit.: 99). Esta ruptura
Bourdieu la realiza al configurar el mundo social a través del concepto de campo,
atando a este los conceptos de habitus, capital, estrategias e intereses13. A través de
estos cinco conceptos consigue dar forma al mundo social, una forma que lo
diferencia del sentido común, y que le permite hablar con propiedad y abstracción
(veremos que relativa) de la sociedad.
a) Campo
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Bourdieu reconoce explícitamente que estos conceptos no pueden ser definidos ni presentados de forma
aislada. A continuación se expondrán de forma diferenciada, sin embargo siempre será necesario
adelantar algunas ideas de modo de poder conseguir exponer con claridad cada uno de los conceptos.
Puede que en el transcurso de cada uno se observe una suerte de “cojera teórica”, dando la idea de que
algo falta o algo sobra. Esta situación se superará, sólo en la medida que la sección sea leída y
comprendida de forma íntegra.
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existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya
sean agentes o instituciones, por su situación (situs) actual y
potencial en la estructura de la distribución de las diferentes
especies de poder (o de capital) –cuya posesión implica el acceso a
las ganancias específicas que están en juego dentro del campo- y, de
paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones
(dominación, subordinación, homología, etc.).” (Bourdieu y
Wacquant 1995: 64)
El campo es un espacio dentro del cual se dan relaciones particulares a él, por
ende sólo puede ser definido de manera nominal a través de un ejercicio empírico
que posicione, dimensiones y denomine a los conceptos14 que se desenvuelven en el
campo y al mismo campo. Ahora bien, si operamos de manera abstracta, es posible
identificar algunas características de los campos15: 1) El campo constituye un
microcosmos social, el mundo es concebido como un espacio, y los campos sociales
son microcosmos dentro del campo social; 2) El campo posee reglas específicas y
detenta la existencia del capital que está en juego (o se disputa) en él, por tanto el
campo es irreductible a otros campos; 3) El campo, como espacio, es un espacio
estructurado, lo que permite observar posiciones diferenciadas que están
relacionadas entre sí; 4) El espacio social es un espacio de lucha entre los distintos
agentes que ocupan posiciones en el campo. Estas luchas son entre quienes buscan
mantener la estructura del campo y quienes buscan cambiarlas; 5) Las luchas tienen
por objeto del juego la apropiación del capital específico del campo, o la redefinición
del capital del campo; 6) El capital siempre se encuentra desigualmente distribuido
en el campo, lo que explica la existencia de dominantes y dominados en relación al
acceso y distribución del capital: 7) La distribución desigual del capital determina la
estructura momentánea del campo, esa estructura origina diferenciación. Podría
agregarse a las anteriores, que el límite del campo queda determinado, por el fin de
los efectos de éste (aunque en ocasiones también por barreras jurídicas).
14
Podemos ver aquí como se vislumbra la dinámica dialéctica que surgía de la relación entre teoría y
comprobación empírica. Ver supra pp. 15.
15
Omar, disculpa por la falta de prolijidad al recurrir a ti por una cita, pero a continuación describo las
propiedades de los campos, del texto que tiene ese título, sin embargo el texto no lo pude conseguir, por
lo que expongo lo anotado en mi cuaderno. En cualquier caso se que esto no se puede hacer así y que es
necesario citarlo correctamente de la fuente indicada. Apenas consiga el texto lo haré.
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definir los requerimientos de ingreso, resituar las posesiones y posiciones para
permanecer en él de modo de excluir a otro agente del campo y asumir el control o
monopolio de un sector16. Este choque de fuerzas e intereses es lo que define la
estructura del campo, la que se configura por “[…] la distancia o en los intervalos
que separan a las diferentes fuerzas específicas que se enfrentan dentro del mismo.”
(Op. Cit.: 67). Bourdieu recurre constantemente a la metáfora de que el campo es un
espacio en el cual se juega un juego, “[…] un juego que nadie inventó, pero que
resulta mucho más fluido y complejo que todos los juegos que se puedan imaginar.”
(Op. Cit.: 69).
16
Es probable que la misma obra de Bourdieu dibuje los limites del campo de la “Sociología Científica”,
dentro del cual él tiene el monopolio del capital, y determina los límites de éste, etc.
17
Por lo general cuando Bourdieu refiere a una sociedad está mezclando limites culturales y políticos
territoriales. Habla indistintamente, ya sea de la “sociedad francesa”, como de la “sociedad bearnesa”, a
pesar que esta última se desarrolla dentro del espacio físico de la primera. Sin embargo en otros casos
realiza comparaciones entre la “Sociedad Francesa” y la “Sociedad Japonesa”, pasando por alto las
diferencias culturales, y operando esencialmente por la vía de una diferencia político-geográfica.
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proporciona el argumento para pasar al análisis de otro de los conceptos
fundamentales en Bourdieu, y esenciales para entender la lógica de funcionamiento
y reproducción de un campo, como es el concepto de habitus.
b) Habitus
18
Sobre un análisis extenso al respecto véase: Bourdieu 1991: Capítulos 1 y 2.
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En el habitus residen todas las conductas razonables o de sentido común
posibles dentro del espacio social que lo condiciona y reproduce (ya tenemos la idea
de que ese espacio corresponde al campo, luego se explicitarán cómo se produce esa
relación entre los conceptos). De cierto modo en él, se incorporan las “reglas del
juego” para los agentes, es el que induce a cierta acción para cierto fin, y al mismo
tiempo da espacio para una acción que antes no ha sido realizada para el mismo fin,
en tanto presenta ante el actor todo el peso del espacio social, sobre el cual corre el
riesgo de alterar el juego, o inclusive cambiar sus reglas. Le da al agente la capacidad
de anticiparse a sus acciones ya que delimita con claridad el espacio objetivo dentro
del cual se desenvuelve. Y otorga sin más argumento que el sentido común, todo el
corpus de acciones reprobables o sancionables en el espacio social que produce y
que, al mismo tiempo reproduce.
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la historia incorporada en el agente (ya sea individual: sujeto, o grupal: la clase), el
campo es la historia objetivada en el espacio social. Mientras que el habitus
proporciona a los agentes las reglas del juego, el campo despliega el espacio del
juego, limitando las jugadas de los actores. La relación entre ambos es lo que “[…]
hace posible la anticipación cuasi-perfecta del porvenir inscrito en todas las
configuraciones concretas de un espacio de juego.” (Op. Cit.: 113).
c) Interés (o illusio)
Ahora bien, la pregunta que surge es sobre qué se posa el interés que
determina el sentido del juego, podría decirse también: para qué se juega. Es así
como surge el penúltimo de los conceptos en ser requeridos para la exposición en
curso, el concepto de capital.
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Bourdieu observa que el capital puede presentarse en tres maneras
fundamentales, cada una de las cuales está condicionada por el campo de aplicación
correspondiente, así como de las posibilidades de mutación de éste en determinados
campos:
Los tipos de capital son fundamentales ya que por un lado, hacen que la vida
social no parezca un simple azar, en los que siempre es posible la sorpresa. Y por
otro determinan la estructura inmanente del mundo social, en un momento
determinado de tiempo, dando lugar a un sin fin de fuerzas que se entrecruzan y
luchan como vectores al interior del campo, y deciden, a partir del volumen, el éxito
de las prácticas que adoptan los agentes. Es por ello que no se puede dar cuenta del
funcionamiento y la estructura del mundo social (como hemos estado intentando
hacer a través de los conceptos de campo, habitus e interés), sin remitir al capital en
todas sus formas. Para ello, es necesario un análisis particular de cada tipo.
22
así el fundamento de los efectos específicos del capital, a saber: la capacidad de
apropiarse de los beneficios y de imponer reglas del juego tan favorables para el
capital y para su reproducción como sea posible.” (Op. Cit.: 142).
21
Ostentación que tiene un peso, debido a los habitus de los agentes, que ante la presencia de ejercicios
simbólicos actúan de diferentes maneras dependiendo de las condiciones objetivas.
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Finalmente, el capital económico corresponde al capital a través del cual se
pueden hacer intercambios económicos, y a la vez posibilita, en determinadas
condiciones, variadas transformaciones entre los otros tipos de capital.
Nos queda entonces, ahora, introducir un último concepto, a través del cual
termina de tomar forma la estructura y funcionamiento de un campo, y a la vez
termina de unir por completo los conceptos aquí expuestos. Si lo que se juega a
través de los intereses son las posiciones de determinados tipos y volúmenes de
capital, nos queda dar cuenta de cuáles son las formas de juego que se dejan entrever
al interior de las fuerzas del campo, para ello recurrimos al concepto de estrategias.
e) Estrategias
Nos queda entonces, buscar ese acto de ruptura a nivel metodológico, para
concluir la existencia coherente de un corpus de conocimiento que nos permitiría
afirmar la existencia de la obra de Bourdieu como un paradigma.
24
6. La metodología de Pierre Bourdieu
22
Esto en referencia a las indicaciones que él mismo hace ante el proceder con el instrumental
sociológico, y que fue desarrollado más arriba. Ver supra pp. 14-5.
25
hecho no es más que diferencia, desviación, rasgo distintivo, en pocas palabras,
propiedad relacional que tan sólo existe en y a través de la relación con otras
propiedades.” (Bourdieu 2002: 16). Los resultados saltan a la vista, es gracias a la
técnica que consigue graficar con una particularidad propia –a estas alturas ya casi
un sello personal-, su concepto de campo como espacio de relaciones, luchas y
juegos, mediados por habitus y estrategias, configurando agentes, sus disposiciones
de capital, sus preferencias, etc. No queda más que entregarse a la comodidad (y
asombro) de la configuración gráfica de lo relacional como realidad de una sociedad
como la francesa en la década del 70’ (Op. Cit.: 17; 2003b: 124-5 y 259).
7. Coda
Sin embargo el trabajo no puede acabar acá, si bien están dadas las
condiciones para hablar de la constitución de un paradigma, se debe comprobar
empíricamente la existencia de una comunidad, y la relación particular que esta
adopta cuando estamos hablando de un paradigma científico. Mientras tanto, sólo
nos queda citar a Bourdieu, y objetivar sus intenciones en el campo científico:
26
Bibliografía referida:
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