Enid Blyton - Los Cinco, 18-Los Cinco en La Granja Finniston
Enid Blyton - Los Cinco, 18-Los Cinco en La Granja Finniston
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Los Cinco en la
Granja Finniston
**Enid Blyton**
Enid Blyton
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NDICE
NOTA ESPECIAL DE ENID BLYTON......................................................................8
CAPTULO I
OTRA VEZ ESTN JUNTOS LOS CINCO!...........................................................9
CAPTULO II
GRANJA FINNISTON.............................................................................................14
CAPTULO III
EN EL GRANERO....................................................................................................19
CAPTULO IV
JUNIOR......................................................................................................................24
CAPTULO V
ANOCHECER EN LA GRANJA............................................................................29
CAPTULO VI
UN POCO DE EXCITACIN PARA EL DESAYUNO.........................................34
CAPTULO VII
LOS GEMELOS CAMBIAN DE ACTITUD...........................................................40
CAPTULO VIII
UNA VUELTA POR LA GRANJA..........................................................................44
CAPTULO IX
UN RELATO MUY INTERESANTE......................................................................50
CAPTULO X
UNA BUENA RACIN DE GRITOS.....................................................................54
CAPTULO XI
UNA CHARLA MUY EXCITANTE.......................................................................59
CAPTULO XII
REALMENTE MUY EMOCIONANTE.................................................................64
CAPTULO XIII
JUNIOR MONTA UNA SORPRESA......................................................................69
CAPTULO XIV
RETACO Y NARIGUDA SE MUESTRAN MUY SERVICIALES........................74
CAPTULO XV
EXCAVACIN EN BUSCA DEL TNEL SECRETO...........................................80
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CAPTULO XVI
TNEL ARRIBA HACIA LAS BODEGAS............................................................84
CAPTULO XVII
ATRAPADOS!..........................................................................................................90
CAPTULO XVIII
UNA GRAN HISTORIA QUE CONTAR..............................................................95
CAPTULO XIX
LA AVENTURA MS EXCITANTE QUE HEMOS TENIDO NUNCA........99
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CAPTULO I
OTRA VEZ ESTN JUNTOS LOS CINCO!
Uf! dijo Julin, secndose la mojada frente. Qu da! Si nos
furamos a vivir al Ecuador, estaramos ms frescos que aqu.
Estaba de pie, apoyado en su bicicleta, sin aliento despus de haber
pedaleado por la empinada cuesta de una colina. Dick le sonri burlonamente.
Ests desentrenado, Julin dijo. Sentmonos un poco y miremos el
paisaje. Estamos a bastante altura.
Apoyaron sus bicicletas en un vallado prximo y se sentaron, con las
espaldas descansando sobre las barras ms bajas. Por debajo de ellos se extenda
la campia de Dorset, centelleando al sol, la distancia casi perdida en una
neblina azul. Una ligera brisa vagaba en torno, y Julin suspir con alivio.
Nunca habra hecho este viaje en bici si hubiera sabido que iba a hacer
tanto calor dijo. Menos mal que no ha venido Ana; se habra dado por
vencida el primer da.
A Jorge no le habra importado dijo Dick. Es lo bastante animosa para
hacer lo que quiera que sea.
Formidable Jorgina dijo Julin, frotndose los ojos. Me alegrar ver
de nuevo a las chicas. Tambin resulta divertido estar los dos solos, desde luego,
pero da la impresin de que nicamente pasan cosas cuando estamos los cuatro
juntos.
Cinco, querrs decir dijo Dick, echndose el sombrero sobre los ojos.
No te olvides del viejo Tim. Qu perro! Nunca he visto otro tan listo. S, ser
divertido encontrarlos a todos. Ten en cuenta que nos queda poco tiempo,
Julin. Despierta, muchacho! Si nos echamos ahora a dormir, no llegaremos al
pueblo antes que el autobs donde vienen las chicas.
Julin estaba casi dormido. Dick lo mir y se ech a rer. Luego vio la hora
en su reloj e hizo unos clculos.
Veamos: Ana y Jorge vendrn en el autobs que para en la iglesia de
Finniston a las tres y cinco pens. Finniston est a menos de dos kilmetros,
al pie de esta colina. Le conceder a Julin quince minutos para que descabece
un sueecito, y espero, por Dios!, no quedarme dormido yo tambin.
Al cabo de un minuto sinti que los ojos se le cerraban y se levant
inmediatamente y se puso a andar de un lado para otro. Tenan la obligacin de
encontrar a las dos muchachas y a Tim, porque traeran maletas que ellos
pensaban transportar en sus bicicletas.
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Los Cinco salieron de nuevo a la luz abrasadora del sol. Julin dirigi una
sonrisa a los dems.
Bueno, vamos a conocer a la buena seora Philpot, a los huraos
Enriques, quienesquiera que sean, y al temible abuelito. Parece una casa
interesante, verdad?
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CAPTULO II
GRANJA FINNISTON
Los cuatro nios, con Tim trotando junto a ellos, bajaron por la trrida y
polvorienta calle del pueblo hasta que llegaron al final, y entonces vieron el
camino que torca a la derecha, tal como les haba dicho la niita.
Esperad un momento dijo Ana, detenindose frente a una rara
tiendecita al final de la calle del pueblo. Mirad qu tienda tan curiosa: vende
antigedades. Mirad esas viejas herraduras de bronce; me gustara tener una o
dos. Y ved qu grabados tan bonitos y tan antiguos.
Oh, no, no ahora, Ana! dijo Julin con un gruido. Esta repentina y
desagradable mana tuya por los baratillos lleva durando ya demasiado tiempo.
Herraduras. Ya tienes montones. Si te crees que vamos a entrar en ese oscuro y
maloliente tenducho y...
No digo que vaya a entrar ahora interrumpi Ana presurosamente.
Pero parece muy excitante. Ya bajar yo algn da sola y curiosear. Mir el
nombre que figuraba en el letrero de la tienda. William Finniston. Qu
divertido tener el mismo nombre que el pueblo! Me pregunto si...
Oh, vamos ya, Ana! dijo Jorge impacientemente, y Tim le tir de la
falda. Ana lanz una ltima mirada al fascinante escaparate de la tiendecita, y
corri tras los dems, formndose el propsito de escabullirse algn da ella
sola a la tienda.
Subieron el serpenteante sendero en cuyos bordes rojas amapolas se
balanceaban a la brisa, y al cabo de un rato avistaron la casa de campo. Era una
casa grande, de tres pisos, con las paredes encaladas, y las ventanas, ms bien
pequeas, correspondan a la poca en que fue construida. Rosas rojas y blancas
pasadas de moda se desplegaban en el porche, y la vieja puerta de madera
estaba abierta de par en par.
Los Cinco se detuvieron ante la gastada losa del umbral y miraron hacia el
vestbulo en penumbra. Haba all una vieja cmoda de madera y una silla
tallada. Una alfombra ms bien deshilachada yaca sobre el suelo de piedra, y
un reloj de pared lanzaba su tictac lento y ruidoso.
En algn sitio ladr un perro, y Tim contest inmediatamente al ladrido.
Guau, guau!
Cllate, Tim dijo Jorge secamente, temerosa de que pudiera echrseles
encima una horda de perros guardianes. Busc con la vista un timbre o un
llamador, pero no pudo ver ni uno ni otro.
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Bueno, eso podra ser una solucin dijo la seora Philpot, que sigui
amasando. Tengo un dormitorio que estar muy bien para las nias, pero me
temo que vosotros, los muchachos, tendris que compartir la habitacin con el
muchacho americano... y... bueno, puede que no os resulte simptico.
Oh, espero que nos arreglaremos perfectamente! dijo Julin. Pero mi
hermano y yo desde luego preferiramos estar solos, seora Philpot. Qu le
parece poner unos catres o algo por el estilo en un granero? A nosotros nos
gustara mucho.
Ana mir el rostro amable y cansado de la seora Philpot y de pronto sinti
lstima de ella. Qu espantoso que el hogar propio tenga que ser invadido por
personas extraas, sean simpticas o no! Se acerc a ella.
Usted nos dice a Jorgina y a m en qu podramos ayudarla dijo.
Usted ya sabe: hacer las camas, limpiar el polvo y cosas como esas. Estamos
acostumbradas a hacer cosas en casa, y...
Voy a disfrutar mucho tenindoos aqu dijo la seora Philpot
mirndolos a todos. Y no necesitaris ayudar mucho. Los gemelos trabajan
bastante, demasiado quiz, Dios los bendiga, porque ayudan tambin en la
granja. Bueno, ahora subid la escalera hasta la parte ms alta de la casa, y all
veris dos dormitorios, uno a cada lado del rellano; el de la mano izquierda es
para vosotras, nias; el otro es donde duerme el muchacho americano. En
cuanto a vosotros, muchachos, podis echar una ojeada al granero y ver si os
gustara que os pusiesen all dos catres. Dir a los gemelos que os acompaen.
En aquel momento regresaron los gemelos y se quedaron silenciosamente
hombro con hombro, tan idnticos como guisantes. Jorge los mir.
Cmo te llamas? pregunt a uno de los gemelos.
Enrique fue la respuesta.
Se volvi hacia el otro.
Y t?
Enrique.
Pero seguramente no tendris los dos el mismo nombre exclam Jorge.
Bueno, hay que explicarlo dijo su madre. Cuando nacieron llamamos
al varn Enriquito, y se convirti en Enrique, naturalmente, y a la hembra la
llamamos Enriqueta, y ella se hace llamar Enrique para abreviar; as es que todo
el mundo les dice los dos Enriques.
Pens que los dos eran nios! dijo Dick, atnito. Yo no podra
distinguir quin es quin!
Bueno, ellos tienen el deseo de ser iguales dijo la seora Philpot, y
como Enriquito no puede tener cabello largo como una muchacha, Enriqueta
tiene que tener el cabello corto para ser como Enrique. Muchas veces ni yo
misma los distingo.
Dick solt una risita.
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CAPTULO III
EN EL GRANERO
Los gemelos salieron de la casa de campo y condujeron a los dos
muchachos, dando la vuelta al establo, hasta llevarlos a un enorme granero.
Uno de ellos abri la gran puerta.
Caramba! dijo Julin, mirando el granero en penumbra. No he visto
en toda mi vida un granero tan hermoso. Es tan viejo como las montaas. Mira
esas vigas que sostienen el tejado: me recuerdan en cierto modo a una catedral.
Me pregunto por qu pusieron el techo tan alto. Qu almacenis aqu,
gemelos?
Sacos de harina dijeron los Enriques al unsono, abriendo y cerrando
sus bocas simultneamente. Los dos muchachos vieron un par de camas de
campaa en un rincn del granero.
Mirad dijo Julin, si realmente prefers dormir aqu solos, nosotros
dormiremos en la habitacioncita junto al establo de la que habl vuestra madre.
Antes de que los gemelos pudiesen contestar, lleg un agudo ladrido desde
las camas, y los muchachos vieron un diminuto perro de aguas negro que
estaba all en pie temblndole todos los pelos.
Qu cosita ms graciosa! dijo Julin. Es vuestro, gemelos? Cmo
se llama?
Retaco fue la respuesta de ambos a la vez. Ven aqu, Retaco!
Inmediatamente el diminuto perrillo de aguas se separ de las camas y
corri hacia ellos. Dio vueltas alrededor de todos, ladrando alegremente,
lamiendo por turnos a cada uno. Dick lo cogi en brazos, pero los gemelos
inmediatamente le arracaron a Retaco.
Es nuestro perro! dijeron, tan indignadamente, que Dick retrocedi.
Est bien, est bien, quedaos con l. Pero tened cuidado de que no lo
devore Tim dijo Dick.
En las caras de los Enriques se pint una expresin de temor, y se volvieron
uno hacia otro angustiadamente.
No pasa nada se apresur a decir Julin. Tim es carioso con los
animalitos. No necesitis preocuparos. Lo que yo digo es: por qu tenis que
ser tan ariscos? Realmente no os perjudicara nada mostraros un poco ms
amables. Y podis seguir durmiendo en vuestro sitio; a nosotros realmente no
nos importa.
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Los gemelos volvieron a mirarse como si cada uno quisiera leer los
pensamientos del otro, y luego se volvieron gravemente hacia los muchachos
con un aire que ya no era tan adusto.
Dormiremos todos aqu dijeron. Vamos a buscar los otros catres.
Y se marcharon con Retaco corriendo excitadamente tras sus talones.
Julin se rasc la cabeza.
Estos gemelos me hacen sentirme raro dijo. En cierto modo me
parece que no son completamente reales. La manera como se mueven y hablan
juntos me los hace ver como muecos o algo por el estilo.
Lo que pasa es que son terriblemente huraos y desconfiados dijo Dick
con rudeza. Bueno, no tendrn mucho trato con nosotros. Propongo que
exploremos la granja maana. Parece que es bastante grande; por todas partes
llega hasta las faldas de las colinas. Me pregunto si podramos darnos un
paseto en tractor.
En aquel momento el taido de una campana lleg desde la direccin de la
casa.
Para qu ser eso? dijo Dick. Espero que sea para el t.
Los gemelos regresaron en aquel instante con dos catres ms que
procedieron a colocar lo ms lejos posible de los suyos. Dick se acerc para
echar una mano, pero ellos lo rechazaron con un ademn y montaron las camas
muy eficaz y rpidamente.
El t est dispuesto dijeron, enderezndose cuando las camas
estuvieron terminadas y puestas las sbanas y almohadas. Os indicaremos
donde podis lavaros.
Gracias dijeron Dick y Julin simultneamente, y luego se sonrieron
uno a otro.
Ser mejor que tengamos cuidado dijo Julin, o se nos pegar su
costumbre de hablar exactamente en el mismo momento. Fjate lo divertido que
es el perrillo; mira cmo persigue a esa urraca.
Una urraca negra, cuyo cogote apareca gris mientras corra frente a Retaco,
haba emprendido el vuelo desde algn sitio del techo del granero. Mientras
Retaco se afanaba en perseguirla, ella se ocultaba tras los sacos, se escabulla por
los rincones y haca bailar tanto al perrito, que los dos muchachos estallaron en
carcajadas. Incluso los gemelos sonrieron.
Chack! grazn la urraca, y se elev por el aire. Se pos limpiamente en
la espalda del perrillo, y Retaco se volvi loco de furia y se puso a correr por el
granero a una velocidad frentica.
Revulcate, Retaco! gritaron los Enriques, y Retaco inmediatamente se
tumb boca arriba, pero la urraca, con un triunfante chack, se levant por el
aire y vino a posarse en la cabeza de uno de los gemelos.
Pero... est domesticada? pregunt Dick. Cmo se llama?
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vuestro perro est echado junto al abuelo y los dos se sienten felices. El abuelo
tomar su t y se quedar callado y tranquilo. No le hagis caso ahora.
Todava atnitos, los nios tomaron un t maravilloso, y pronto estaban
hablando animadamente con la seora Philpot, hacindole preguntas sobre la
granja.
S, desde luego, podris ir en el tractor. Y tenemos tambin un viejo
Land-Rover; podris dar una vuelta en l por la granja, si os apetece. Esperad
hasta que venga mi marido; l os dir lo que tenis que hacer.
Nadie vio cmo una sombrita negra se asomaba a la puerta y se deslizaba
quedamente hasta el abuelo. Era Retaco, el perrillo de aguas. Haba abandonado
el granero y vena a la cocina que tanto le gustaba. Slo cuando la seora
Philpot se volvi para preguntarle al anciano si quera otra taza de t, vio un
espectculo realmente muy extrao. Dio con el codo a los gemelos y stos se
volvieron a mirar.
Vieron a Tim tendido apaciblemente sobre los grandes pies del abuelo, y a
Retaco, el perrito, tendido entre las grandes patas delanteras de Tim. Desde
luego era un espectculo asombroso.
El abuelo se siente ahora feliz dijo la seora Philpot. Dos perros a sus
pies. Ah, ya est aqu mi marido! Entra, Trevor; estamos todos aqu, y tambin
los perros.
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CAPTULO IV
JUNIOR
Entr en la cocina un hombre corpulento que se pareca mucho a los dos
gemelos. Iba un poco encorvado y tena aire de cansancio. No sonri; se limit a
saludar con una inclinacin de cabeza.
Trevor, aqu estn los visitantes de que te habl dijo la seora Philpot
. Mira, ste es Julin y...
Ms visitantes? dijo Trevor con un gruido. Cielo santo, qu
cantidad de chiquillos! Dnde est ese nio americano? Tengo que darle un
buen tirn de orejas. Esta maana trat de poner en marcha el tractor por su
cuenta y...
Oh, Trevor, no te preocupes ahora de eso! Lvate las manos y toma tu t
dijo la seora Philpot. Te he guardado algunos de tus pastelillos preferidos.
No quiero t ninguno dijo su marido. No puedo quedarme sino para
tomar una taza, y la tomar en el establo. He de ir a ver cmo ordean. Bob no
est hoy.
Nosotros ayudaremos, pap! dijeron los gemelos, hablando juntos,
como de costumbre, y se levantaron inmediatamente de la mesa.
No, vosotros os sentis dijo su madre. Estis en pie desde las siete de
la maana. Sentaos y acabad vuestro t con tranquilidad.
Me vendra bien vuestra ayuda, gemelos dijo su padre mientras se
encaminaba hacia la puerta para ir al establo, pero ahora vuestra madre tiene
tanta faena, que os necesitar ms que yo.
Seora Philpot, deje usted que los gemelos vayan, si quieren dijo Julin
inmediatamente. Nosotros podemos ayudar; ya sabe usted que estamos
acostumbrados a ayudar en casa.
Y, lo que es ms, nos gusta hacerlo dijo Ana. Djenos usted, seora
Philpot; nos sentiremos entonces mucho ms como en casa. No podramos
quitar la mesa, fregar los platos y todo lo dems mientras los gemelos ayudan a
ordear?
DEBES DEJARLAS QUE AYUDEN! grit de pronto el abuelo desde su
rincn, haciendo que Tim y Retaco se pusieran en pie, sobresaltados. PARA
QU VAN A SERVIR LOS NIOS DE HOY DA, SI SE LO ENCUENTRAN
TODO HECHO?
Vamos, vamos, abuelo dijo la pobre seora Philpot. No empiece a
preocuparse. Nos podremos arreglar muy bien.
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Naturalmente, era otra vez el abuelo. Pero los gemelos ya se haban puesto
en pie y haban ido a buscar la naranjada. Jorge les mir las caras cuando
pasaron a su lado, y se estremeci de sorpresa. Cielo santo, qu antipata tan
grande le tenan los gemelos a aquel chiquillo!
Este abuelo de ustedes debe de ser una molestia para todos, verdad?
dijo el americano en voz baja a la seora Philpot. Siempre metiendo la pata,
verdad? Un viejo muy grun.
NO SE PONGA USTED AHORA A CUCHICHEAR! grit el abuelo.
NO SE ME ESCAPA NI UNA SOLA PALABRA!
Vamos, vamos, abuelo, no se enfade dijo la pobre seora Philpot.
Sintese cmodo ah y duerma un poco.
No, me voy otra vez dijo el abuelo levantndose. Hay cierta gente
que me pone enfermo.
Y se march, apoyndose en su bastn; una figura magnfica con su cabeza
cubierta de cabello blanco como la nieve y su larga barba.
Como alguien del Antiguo Testamento dijo Ana a Dick.
Tim se incorpor y sigui al anciano hasta la puerta, con Retaco olindole la
cola. Junior vio a Tim inmediatamente.
Caramba, vaya un perrazo! dijo. Quin es? No lo he visto antes.
Eh, t, ven aqu y toma un bocado!
Tim no le hizo el menor caso. Jorge se dirigi a Junior con una voz helada:
se es mi perro Timoteo. No permito que nadie le d nada de comer si no
soy yo.
Pamplinas! dijo Junior, y arroj el trozo de tarta al suelo, que fue a caer
entre los pies de Tim. Eso es para ti, perro!
Tim se qued mirando la tarta y permaneci perfectamente quieto. Luego
mir a Jorge.
Ven aqu, Tim! dijo Jorge, y el animal se acerc a ella. El pedazo de tarta
se qued en el suelo hecho migajas.
Mi perro no va a comer eso dijo Jorge. Mejor es que lo recojas, t que
lo has tirado. Has dejado el suelo hecho una porquera.
Recgelo t dijo Junior, sirvindose otro pedazo. Cspita, qu
mirada me has echado! Tendr que ponerme las gafas de sol!
Le asest a Jorge un inesperado codazo en las costillas, y la nia se qued
jadeando. Al momento, Tim estaba al lado de su duea, gruendo tan
profundamente, que Junior se levant de su silla todo alarmado.
Ay, pap, este perro est rabioso! dijo. Ha querido morderme!
Eso no es verdad dijo Jorge. Pero podra morderte si no haces lo que
te he dicho: recoger ese trozo de tarta.
Vamos, vamos dijo la seora Philpot, verdaderamente acongojada.
Dejemos eso; ya se barrer despus. Quiere usted otro trozo de tarta, seor
Henning?
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CAPTULO V
ANOCHECER EN LA GRANJA
Jorge y Ana salieron a buscar a los dems en el establo. Haba all
muchsimas vacas que agitaban alegremente sus colas. El ordeo estaba casi
terminado y los gemelos conducan de nuevo a algunas vacas a su pastizal.
Qu, cmo se os ha dado la cosa? pregunt Ana.
Estupendamente, ha sido muy divertido dijo Dick. Pero mis vacas se
han portado mejor que las de Julin. Claro que les he estado cantando todo el
tiempo y eso les gusta.
Tonto! dijo Jorge. Habis hablado con el granjero?
S, dice que tiene un viejo Land-Rover y que nos llevar maana a dar
una vuelta por la finca contest Dick, complacido. Y podremos montarnos
en el tractor si Bill, uno de sus encargados, nos deja. El granjero dice que Bill no
montara a Junior en el tractor por nada del mundo, as es que tal vez haya jaleo
si nos ve.
Bueno, estoy preparada para cualquier jaleo, y a Tim le pasa lo mismo
dijo Jorge ceudamente. Ms tarde o ms temprano voy a cantarle a Junior
unas cuantas verdades.
A todos nos gustara hacerlo dijo Julin. Pero contengmonos hasta
que se presente una buena ocasin. No me gustara que la simptica seora
Philpot tuviese un disgusto, y ya os imaginis que se lo daramos si perdiera a
los americanos. Sufrira bastante... en el bolsillo, se entiende. Me apuesto algo a
que le pagan bien.
Tienes razn, Ju dijo Jorge. Yo te comprendo, pero Tim no. Est
deseando darle un susto a Junior.
Y yo comparto sus sentimientos dijo Dick, acariciando la cabezota del
perro. Qu hora es? Damos un paseo?
No dijo Julin. Todava me duelen las piernas de tanto pedalear por
las colinas de Dorset. Voto por que demos una vueltecita sin recorrer
kilmetros.
Los Cinco se pusieron en marcha mirando con curiosidad los diversos
edificios de la granja. Todos eran muy viejos y algunos de ellos se
desmoronaban. Los tejados tenan grandes tejas de Dorset, hechas de piedra,
desiguales y bastas de forma. Eran de un bonito gris y brillaban de liquen y
musgo.
No son deliciosas? dijo Jorge, parndose para mirar las tejas de una
casita. Fijaos en esos lquenes: habis visto alguna vez un naranja tan
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brillante? Pero, qu lstima: la mitad han desaparecido del tejado y alguien las
ha sustituido con feas tejas baratas.
Tal vez las hayan vendido los Philpots dijo Julin. Viejas tejas como
sas, brillantes de liquen, pueden producir un montn de dinero, especialmente
de los americanos. Hay muchos graneros en Amrica cubiertos con viejas tejas
de este pas, con su musgo y todo. Un trozo de la vieja Inglaterra!
Si yo tuviese un lugar bonito y atractivo como ste, no vendera una sola
teja ni una pizca de musgo dijo Jorge muy orgullosamente.
Tal vez no las vendieran dijo Dick, pero alguien tendra que hacerlo
si le tienen bastante amor a su granja y no quieren verla convertirse en una
ruina por falta de dinero. Para ellos, sus campos deben de ser de ms valor que
las tejas viejas.
Me apuesto algo a que el viejo abuelo no las vendera si pudiera evitarlo
dijo Ana. Me pregunto si el americano habr tratado de comprar alguna de
estas tejas. Sospecho que s.
Pasaron un buen rato curioseando por los alrededores. Encontraron un
viejo granero atestado de cosas desechadas, y Julin se puso a rebuscar con gran
inters.
Mirad esta gigantesca rueda de carreta dijo, sealando una rueda
apoyada en la pared en un oscuro rincn. Es casi tan alta como yo.
Seguramente hacan todos sus propias ruedas aqu, en este mismo cobertizo
quiz. Y tal vez tambin se hacan sus propios tiles de labranza. Mirad esta
vieja herramienta, para qu podr servir?
Contemplaron la extraa herramienta curvada, todava tan fuerte y tan
slida como lo haba sido dos o tres siglos antes. Era pesada, y Julin pens que
no le habra gustado tener que usarla ms de diez minutos seguidos.
Pero me apuesto algo a que el abuelo podra usarla un da entero y no
cansarse dijo. Cuando era joven, quiero decir. Entonces debi ser tan fuerte
como un buey.
Bueno, recuerda lo que nos cont la mujer de la tienda indic Ana.
Dijo que una vez haba luchado con un toro y lo haba derribado. Debemos
preguntrselo a l. Me figuro que le gustar contrnoslo.
Es un personaje verdaderamente antiguo dijo Julin. Me resulta
simptico a pesar de sus gritos y de su mal humor. Bueno, vmonos, se est
haciendo tarde. No preguntamos a qu hora es la cena. No sabemos cundo
debemos estar.
A las siete y media dijo Jorge. Yo lo pregunt. Ser mejor que
volvamos ya, porque tenemos que lavarnos, y Ana y yo queremos ayudar a
poner la mesa.
Perfectamente. Volvamos pues dijo Julin. Vamos, Tim. Deja de
husmear entre estas antiguallas. No creo que vayas a oler por aqu nada
excitante.
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CAPTULO VI
UN POCO DE EXCITACIN PARA EL DESAYUNO
Resultaba divertido dormir en el granero. Dick trat de mantenerse
despierto un rato y disfrutar de los olores del granero y de la vista de las
estrellas en el ciclo que podan atisbarse a travs de la puerta abierta, por la que
entraba una fresca y leve brisa nocturna.
Julin se qued dormido en seguida y ni siquiera oy el estrpito del
llamador en la puerta principal cuando llegaron los Hennings ni las ruidosas
voces. Se despert con un sobresalto a eso de la una de la madrugada y se
incorpor en la cama, latindole el corazn muy aprisa. Qu poda ser aquel
ruido que acababa de or?
Lo escuch de nuevo y se ech a rer. Qu burro soy! No es ms que una
lechuza. O quiz varias. Y qu ha sido ese grito? Un ratn o una rata? Estarn
quiz las lechuzas cazando aqu?
Se tendi y se puso a la escucha. De pronto sinti un soplo de aire fro sobre
la cara y se puso rgido. Deba de haber sido el roce de las suaves plumas de un
ala de lechuza. l saba que las alas de las lechuzas no hacen ningn ruido.
Tienen unas plumas tan suaves, que ni siquiera los ratones, de tan buen odo,
pueden escuchar a una lechuza que se abata sobre ellos en su silencioso vuelo.
Otra vez se oy un agudo gritito. La lechuza est trabajando bien pens
Julin. Qu cazadero ms bueno para ella: un granero donde hay
almacenada comida y que est atestado de ratones y ratas, naturalmente! Jurara
que esta lechuza vale para el granjero lo que pesa en oro. Bueno, lechuza, sigue
con tu trabajo, pero, por el amor de Dios, no confundas mi nariz con un ratn.
Ya ests aqu otra vez, justamente encima de mi cabeza. Ahora te he visto, como
una sombra que pasa.
Volvi a quedarse dormido y no se despert hasta que el sol entraba a
raudales en el granero, iluminando miles de diminutas motas que flotaban en el
aire. Julin mir su reloj.
Las siete y media! Y yo que me haba propuesto levantarme a las siete.
Dick! Dick, despierta!
Dick estaba tan profundamente dormido, que no se despert ni siquiera
cuando Julin lo zarande. Meramente dio media vuelta y sigui durmiendo.
Julin mir al otro lado del granero y vio que los catres de los gemelos estaban
vacos. Haban apilado sus almohadas y ropa de cama en ordenados montones
y se haban marchado silenciosamente. Sin despertarnos pens Julin
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CAPTULO VII
LOS GEMELOS CAMBIAN DE ACTITUD
Los gemelos, Enrique y Enriqueta, haban tomado su desayuno haca ya
algn tiempo. Ahora entraban en la gran cocina, Retaco pisndoles los talones, y
fruncieron el ceo al ver que los Cinco todava estaban desayunndose all. Ana
no haca ms que soltar carcajadas escuchando el relato de Jorge sobre la manera
como haba tratado a Junior.
Tendrais que haber visto la cara que puso cuando le dej caer la bandeja
del desayuno sobre las rodillas y el caf hirviendo lo salpic deca Jorge.
Solt un grito que sobresalt incluso al viejo Tim. Y cuando me propin un
golpe y Tim subi a la cama y lo tir al suelo, los ojos casi se le salan de las
rbitas.
No es de extraar, entonces, que haya decidido bajar todas las maanas a
tomar su desayuno aqu dijo Julin. Le aterraba pensar verte aparecer de
nuevo con la bandeja del desayuno.
Los gemelos escuchaban todo aquello estupefactos. Se miraron y se hicieron
una inclinacin de cabeza. Luego se acercaron a la mesa y por primera vez slo
habl uno de los gemelos. Nadie saba si era Enrique o Enriqueta, porque
ambos eran idnticos como dos gotas de agua.
Qu ha ocurrido? pregunt el gemelo a Jorge. Por qu subiste t la
bandeja con el desayuno de Junior?
Porque estbamos ya hartos de la forma dominantona como Junior y su
papi tratan a tu madre dijo Jorge. Hay que ver lo que significa tener que
llevarle a un muchacho el desayuno a la cama.
As es que a Jorge se le meti en la cabeza subir el desayuno ella en
persona, y estaba diciendo que le ha dado una leccin tal que en lo sucesivo ser
ms considerado con vuestra madre dijo Dick. Pero an hay ms: fui lo
bastante idiota para apostarme con Jorge que no sera capaz de hacerlo, y ahora
me ha ganado el mejor cortaplumas que he tenido nunca, mirad!
Jorge ense orgullosamente la navajita. Los gemelos soltaron una alegre
risotada que sorprendi muchsimo a los dems.
Bueno, bendito sea Dios! dijo Dick. Me imaginaba que no sabais
rer. Os mostris siempre tan altivos y tan hoscos... Bueno, ya que os habis
dignado hablarnos, permitid que os diga que vuestra madre est apuradsima y
que en vez de ocasionarle ms molestias, todos la vamos a ayudar cuanto
podamos. De acuerdo?
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Ahora vais a ver la finca dijo Bill cuando llegaron a lo alto de la colina
. Mirad abajo. Podra ser la granja ms hermosa del condado si el seor
Philpot tuviese el dinero necesario.
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CAPTULO VIII
UNA VUELTA POR LA GRANJA
Los Cinco disfrutaron concienzudamente de su paseo en jeep por la gran
finca. sta se extenda en todas direcciones sobre onduladas colinas, y el
vehculo se bamboleaba una y otra vez por las cuestas. De vez en cuando, el
conductor paraba para que los nios pudiesen admirar las esplndidas vistas.
Bill les deca los nombres de los grandes campos a medida que iban
pasando junto a ellos.
se es el campo del Roble, aquel otro es el del Matorral del Verdugo, se
es el campo del Bosque de los Caldereros, y aquel otro es el campo de la Lejana,
el ms distante de la casa de campo.
Nombre tras nombre iban saliendo de sus labios, y daba la impresin de
que la vista de los campos que tanto conoca y tanto amaba le iba desatando la
lengua. Les hablaba tambin del ganado.
Hay tambin las vacas nuevas, y muy buena leche que dan; ayudan a un
granjero a no tener que gastar buenos cuartos todas las semanas en comprar
leche, ya os hacis cargo. Y estn tambin los toros, all, en aquel campo.
Hermosas criaturas, y buen dinero que cuestan. Pero el amo Philpot no quiere
ms que animales buenos. Mejor se pasara sin un coche nuevo que comprar
ganado malo. Por aqu cerca estn tambin las ovejas, mirad, all desparramadas
en aquellas laderas. Pero hoy no puedo llevaros a verlas. Os gustara conocer al
pastor. Lleva aqu tanto tiempo y es tan viejo, que conoce la granja al dedillo.
Volvi a recaer en su acostumbrado mutismo despus de aquel inslito
barbotn de charla, y dobl por una senda por la que llev a los nios de vuelta
a la casa de campo utilizando una ruta diferente, para mostrarles ms campos
an.
Haba trigales gloriosos, dorados al sol, ondeando a la brisa con un susurro
arrebatador.
Podra estar sentada aqu horas y horas mirando y oyendo dijo Ana.
Entonces no te cases con un granjero, porque la esposa de un campesino
no tiene tiempo para estar sentada dijo Bill secamente, y volvi a quedarse
callado.
No hacan ms que tambalearse, zarandeados una y otra vez, pero
disfrutando de todos aquellos instantes.
Vacas, terneras, ovejas, corderos, toros, perros, patos, pollitos
canturreaba Ana. Trigo, coles, remolachas, coliflores... Oh, Bill, tenga
cuidado!
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El jeep haba cogido con tanta velocidad un bache profundo, que Ana casi
sali despedida. Tim fue lanzado por la entrada trasera de la furgoneta y
aterriz en el suelo, donde dio unas cuantas vueltas. Se puso en pie lentamente
con expresin de gran asombro.
Tim! No ha sido nada! Slo un agujero ms hondo que de costumbre!
grit Jorge. Ven, salta!
Como el Land-Rover no se paraba, Tim tuvo que galopar detrs hasta que
logr entrar con un magnfico salto por la parte trasera. Bill solt una carcajada
que hizo que las ruedas se tambalearan peligrosamente.
Este viejo coche es casi humano dijo. No hace ms que respingar de
alegra cuando pasa un buen da como hoy.
Y condujo recto por un camino resbaladizo que desembocaba en una
hondonada, haciendo que la pobre Ana gimiese de nuevo.
Para Bill todo est muy bien susurr la nia al odo de Julin. Por lo
menos l tiene un volante al que agarrarse.
A pesar del bamboleo y de los botes, los Cinco gozaron inmensamente de
su viaje por la granja.
Ahora sabemos cmo es realmente dijo Julin, cuando el Land-Rover
se detuvo muy repentinamente cerca de la casa de campo, empujndolos a unos
contra otros. La verdad es que no me extraa ahora que el abuelo y el seor y
la seora Philpot tengan tanto cario al lugar. Es grandioso. Un milln de
gracias, Bill. Lo hemos pasado estupendamente. Me gustara que mi familia
tuviese una granja como sta.
Una granja como sta? Ay! Se necesitan siglos para hacerla dijo Bill.
Todos los nombres que os fui diciendo son tambin viejos de siglos. Nadie sabe
quin fue ahorcado en el Matorral del Verdugo ni qu caldereros venan al
Bosque de los Caldereros. Pero no sern olvidados mientras haya campos aqu.
Ana se qued mirando fijamente a Bill, maravillada. Cmo, pero si
aquello era casi poesa!, pens. l se volvi y not cmo lo estaba mirando. Le
hizo una inclinacin de cabeza.
T lo entiendes muy bien, verdad, jovencita? dijo. Pues hay gente
que no entiende nada. Ese seor Henning lo curiosea todo, pero no entiende lo
ms mnimo. Lo mismo que ese chiquillo suyo. Y para sorpresa de Ana dio
media vuelta y escupi en la zanja. Esto es lo que pienso de l.
Bueno, es que depende de la manera como lo han educado, creo yo dijo
Ana. He conocido a muchsimos nios americanos encantadores y...
Pues se necesita que lo enseen dijo Bill ceudamente. Y sino fuera
porque la seora Philpot me suplic que no le pusiese las manos encima, buena
azotaina le habra dado. Os lo aseguro. El muy loco tratando de montarse en las
terneras, persiguiendo a las gallinas hasta conseguir asustarlas y que dejasen de
poner huevos, tirando piedras a los patos, pobres criaturas, y rajando sacos de
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simiente nada ms que por el gusto de ver cmo se derraman los granos y se
desperdician. Me gustara sacudirle hasta que le crujieran los huesos.
Los cuatro escuchaban en silencio, horrorizados. Junior resultaba entonces
que era mucho peor de lo que ellos haban credo. Jorge se senta contentsima
por haberle dado una leccin aquella maana.
No se preocupe usted ms por Junior dijo Julin ceudamente.
Nosotros lo mantendremos a raya mientras estemos aqu.
Dijeron adis y regresaron a la casa de campo, envarados y molidos por el
traqueteante viaje que les haba quebrantado los huesos, pero con la mente llena
de la visin de las deliciosas colinas ondulantes, de la distancia azul, del trigo
mecido por el viento, en fin, con el sentimiento que una tierra de granja
despierta en un buen corazn.
Ha sido muy agradable dijo Julin, expresando el sentir de los dems
. Realmente muy agradable. En cierto modo me siento ms ingls despus de
haber visto estos campos de Dorset cortados por setos y bandose al sol.
Me ha gustado Bill dijo Ana. Es tan... tan slido y tan real. Pertenece
a la tierra, como la tierra le pertenece a l. Son una misma cosa.
Ah, Ana ha descubierto lo que significa verdaderamente el campo! dijo
Dick. Pero, bueno, tengo un hambre espantosa, y no me gustara ir a pedir
nada a la casa. Por qu no bajamos al pueblo y tomamos leche y bollos en la
lechera?
Oh, s! dijeron Ana y Jorge, y Tim solt unos cuantos ladridos agudos
como dando calurosamente su conformidad. Se pusieron en marcha por el
sendero que llevaba al pueblo, y pronto llegaron a la tiendecita de los helados,
medio panadera, medio lechera. Juanita, la locuaz nia, otra vez estaba all.
Les sonri encantada.
Habis venido de nuevo! dijo, muy contenta. Mam ha hecho esta
maana almendrados. Mirad, tiernos y frescos.
Y cmo has sabido que a todos nos gustan mucho los almendrados?
pregunt Dick, sentndose en una de las dos mesitas que haba en el
establecimiento. Nos pondrs una fuente, por favor.
Cmo, una fuente entera? exclam Juanita. Pero en una fuente hay
casi veinte almendrados.
Es lo que nos conviene dijo Dick. Y un helado para cada uno, por
favor. Grande. Y no te olvidars de nuestro perro, verdad?
Oh, no, no me olvidar! prometi Juanita. Es un perro muy bonito,
verdad? Habis notado los ojos tan lindos que tiene?
Pues s, lo hemos notado. Has de saber que lo conocemos muy bien
dijo Dick, divertido. Jorge pareca sentirse complacida. Le gustaba mucho que
alabasen a Tim. A Tim tambin le gustaba. Efectivamente, se acerc a Juanita y le
lami la mano.
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esos antiguos arreos de caballo que usted tiene, por favor. No lo molestar
mucho tiempo. Estamos residiendo en la granja Finniston y...
Ah, en la granja Finniston decs! exclam el anciano alegrndosele la
cara. Entonces habris conocido a mi gran amigo, el viejo y querido Jonathan
Finniston. Mi gran amigo!
Es el seor Philpot, el padre de los gemelos? pregunt Jorge.
No, no; me refiero al abuelo. Fuimos a la escuela juntos dijo el viejo,
excitado. Ah, yo podra contaros cosas muy curiosas de los Finnistons y del
castillo que poseyeron en tiempos! S, s, habis de saber que soy un
descendiente de los propietarios de aquel castillo, el que se incendi. Oh, las
cosas que podra contaros!
Y justamente en aquel momento empez la Aventura, la aventura de la
Granja Finniston que los Cinco no habran de olvidar nunca.
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CAPTULO IX
UN RELATO MUY INTERESANTE
Ana y Jorge miraban fascinadas al extravagante viejecillo mientras ste les
iba contando cosas. Estaba all tras el mostrador de su oscura tiendecita de
antigedades, rodeado por cosas mucho ms viejas que l mismo; un
hombrecillo encorvado con slo unos cuantos cabellos en la cabeza. Tena una
carita arrugada con ojos tan tapados por prpados cados, que parecan mirar a
travs de las rendijas.
Las dos nias se sintieron sobrecogidas al or que el anciano seor Finniston
descenda realmente de los remotos Finnistons que vivieron en el castillo
Finniston.
Por eso se llama usted as, verdad? pregunt Ana. Hblenos del
castillo. Slo hoy nos lo han mencionado por primera vez. Pero ni siquiera
sabemos exactamente dnde estuvo. No he visto una sola piedra cuando esta
maana dimos una vuelta por toda la finca.
No, no podrais dijo el seor Finniston. Fue incendiado hasta los
cimientos, y a lo largo de los siglos la gente ha ido cogiendo las piedras viejas
para construir cercados. S, fue hace mucho, muchsimo tiempo.
Cunto? pregunt Jorge.
Veamos: lo quemaron en 1192, siglo doce dijo el seor Finniston. En
la poca normanda, ya sabis. Habis odo hablar alguna vez de los
normandos? Hoy no ensean en las escuelas como en mis tiempos, as es que tal
vez...
Claro que hemos odo hablar de los normandos! dijo Jorge, indignada
. Cualquier nio lo sabe. Conquistaron Inglaterra, y el primer rey normando
fue Guillermo I el Conquistador, en 1066.
Vaya, est bien! Se ve que habis estudiado algo dijo el seor Finniston
. Bueno, era un castillo normando; mirad, como el de este cuadro, veis?
Y les mostr una copia de un viejo grabado. Las nias se quedaron mirando
el castillo de piedra all representado.
S. Es un castillo normando dijo Jorge. Era igual el castillo Finniston?
Tengo una copia de un viejo dibujo donde est representado dijo el
anciano. Ya la buscar y os la ensear algn da. Un castillo pequeo, por
supuesto, pero un ejemplar muy hermoso. Bueno, bueno, no creo que os
interesen mucho estos detalles. El cmo lo quemaron no lo s. Todava no se ha
podido aclarar con certeza. Corre la leyenda de que fue atacado de noche por el
enemigo y que dentro del castillo haba traidores que le prendieron fuego, y
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pozo. Pero ya por ese tiempo todo el mundo se haba olvidado de los calabozos.
Porque esto debi de ocurrir siglos despus.
Se detuvo y estuvo rumiando algn tiempo. Las nias esperaban
cortsmente que continuase.
S, todo el mundo se olvid, y todo el mundo sigue olvidndose dijo.
Algunas veces me despierto en mitad de la noche y me pregunto qu habr en
aquellos stanos. Huesos de prisioneros? Cajones de monedas? Cosas
metidas all por la seora del castillo? No dejo de nacerme tales preguntas.
Ana se senta incmoda. Pobre viejo! Viva absolutamente en el pasado. Su
imaginacin le haba tejido una fantasa viviente, una historia que no tena
fundamento cierto ni verdad demostrable. Le daba lstima. Deseaba poder ir y
ver el sitio donde se haba alzado en tiempos el viejo castillo. Estara todo
cubierto de hierbas y yerbajos, se meceran all las ortigas, y en verano
ondearan las amapolas. Probablemente no habra nada en absoluto que mostrar
en el sitio donde en tiempos se haba alzado un orgulloso castillo, recortadas
sus torres contra el cielo, con las banderas flameando en las almenas. La nia
poda casi or los gritos del enemigo que se acercaba en un galope furioso, y el
ruido temible del choque de las espadas. Tuvo un escalofro y se enderez.
Estoy tan loca como ese pobre viejo pens. Me dejo llevar de la
fantasa. Pero es que es un cuento tan bonito. A los muchachos les gustar orlo.
Me pregunto si el americano estar enterado.
Conoce ese americano, el seor Henning, la vieja historia? pregunt, y
el anciano se puso rgido de repente.
La historia completa, no; slo lo que ha odo en el pueblo dijo. Viene
aqu y no hace ms que fastidiarme. Le gustara traer hombres y excavar todo el
paraje. Lo s. Sera capaz de comprar toda la granja nada ms que por localizar
la situacin del castillo, si realmente supiera que haba algo de valor en los
stanos del edificio desaparecido. No le contaris nada de lo que os he dicho,
verdad? He hablado demasiado. Siempre me pasa lo mismo cuando alguien
me saca de quicio. Ah, pensar que mis antepasados vivieron en el castillo
Finniston y que ahora yo estoy aqu: un pobre viejo en una tiendecita de
antigedades a la que no viene nadie!
Bueno, nosotros vendremos dijo Ana. Quera comprarle algunos
arreos de caballo, pero ya lo har otra vez. Ahora est usted nervioso. Ser
mejor que descanse.
Salieron de la tiendecita casi de puntillas.
Cielo santo! exclam Jorge, excitada. No veo la hora de contrselo a
los muchachos. Qu historia! Y en realidad parece que tiene un gran fondo de
verdad, no crees, Ana? Propongo que nos dediquemos a descubrir dnde
estuvo realmente ese viejo castillo. Y luego haremos un registro a fondo. Quin
sabe lo que podremos encontrar? Anda, volvamos a la granja lo antes posible!
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CAPTULO X
UNA BUENA RACIN DE GRITOS
Ana y Jorge, con Tim corriendo delante de ellas, regresaron a la granja para
buscar a los muchachos, pero no pudieron verlos por ninguna parte y se dieron
por vencidas. Entraron en la casa y encontraron a la seora Philpot pelando
guisantes. Inmediatamente se hicieron cargo de la faena.
Los muchachos estn todava ayudando a arreglar el gallinero dijo la
seora Philpot. Los Enriques se sienten muy complacidos al tener dos pares
de manos ms que los ayuden. Siempre hay algo que necesita reparacin. Si
pudiramos adquirir unas cuantas cosas que necesitamos con urgencia, un
tractor nuevo, por ejemplo... Pero cuestan tanto! Tambin hay que reparar los
graneros, y en cuanto a los gallineros, estn casi derrumbndose.
Espero que la cosecha ser buena este ao dijo Ana. Eso ser una
ayuda, no?
Oh, s, no dejamos de rezar para que contine el buen tiempo! dijo la
seora Philpot. Gracias a Dios, las vacas dan mucha leche. No s qu bamos a
hacer sin el dinero que sacamos de la leche. Pero, para qu voy a molestaros
con mis problemas, si habis venido aqu a pasar unas alegres vacaciones?
Usted no nos molesta y creemos que es muy amable por su parte que nos
deje ayudarla un poco dijo Ana. Nos disgustara que no nos lo permitiese.
Las nias no tuvieron ninguna oportunidad de poder decir a los
muchachos lo que el viejo seor Finniston les haba contado. Ellos estaban en
los gallineros con los dos Enriques y Retaco, martilleando y aserrando
alegremente. Retaco estaba encantado de tener a tanta gente que silbaba con
alegra en torno de l, y se afanaba en transportar trozos de madera de un nio
a otro, en la equivocada creencia de que estaba prestando una gran ayuda.
Nariguda, la urraca, estaba all tambin, pero no se granjeaba tantas
simpatas como Retaco. Se lanzaba contra cualquier clavo o tornillo brillante que
vea y levantaba el vuelo con l sin preocuparse de los indignados gritos que la
seguan.
Otra vez esa estpida urraca! dijo Julin, alzando la cabeza, enfurecido
. Acaba de quitarme el clavo justo que me haca falta. Nariguda de nombre y
descarada por naturaleza!
Los gemelos rean. Ahora parecan nios completamente diferentes:
amistosos, divertidos, serviciales y formalitos. Julin y Dick los admiraban:
ningn trabajo era demasiado difcil para ellos, ninguna hora era demasiado
larga para ellos si podan ayudar a su padre o a su madre.
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Nos irritaba pensar que ibais a venir, porque nos imaginbamos que eso
le dara a mam mucho ms trabajo explic Enrique. Pensamos que si nos
mostrbamos groseros con vosotros os marcharais. Pero no habis venido para
dar ms trabajo. Ayudis muchsimo. Es agradable teneros aqu.
Espero que las nias hayan vuelto ya dijo Dick. S que vuestra madre
necesitar ayuda para los guisantes, con la cantidad tan enorme que tendr que
pelar para tanta gente... Veamos, contando a vuestro abuelo, casi doce personas
para la comida. Uf, confo en que las nias hayan llegado! Ah, ah viene otra
vez la urraca descarada! Ten cuidado, Julin, te va a quitar uno de esos
tornillos! Retaco, chala!
El diminuto perro de aguas se lanz contra la picuda urraca, adrndole con
su aguda vocecita, muy contento de tener tantos nios alrededor. Nariguda vol
hasta lo alto del gallinero y movi las alas queriendo decir con sus chasquidos
cosas muy groseras en voz muy alta realmente.
La comida fue ms bien casi un banquete, por el nmero de personas que
concurri. El abuelo frunci el ceo cuando vio entrar al seor Henning con
Junior. ste se dirigi a su sitio en la mesa lanzando a Jorge su mejor mohn.
Pero ella era tan buena como Junior en lo de hacer mohines, y el seor Henning,
que por casualidad la vio hacer aquella mueca gigantesca, se escandaliz.
Vamos, vamos, muchacho le dijo. Por qu pones una cara tan fea?
Nadie le explic que Jorge era una nia. La seora Philpot se senta en
realidad muy divertida. Le tena simpata a Jorge y no poda menos de pensar
que realmente habra sido un muchacho muy agradable.
Oiga... seor Philpot, le molestara que trajese maana aqu a un amigo
para la comida del medioda? pregunt el seor Henning. Se llama
Durleston, seor Durleston, y es una gran autoridad en antigedades. Va a
darme algunos consejos. Como recordar, usted me habl de que tena una vieja
caldera empotrada en la pared de uno de los dormitorios y donde en otros
tiempos la gente sola meter ascuas para preparar calientacamas y ladrillos y
meterlos entre las sbanas. He pensado que...
Supongo que ha pensado usted que la podra comprar vocifer de
pronto el viejo abuelo desde su sitio en la cabecera de la mesa. Golpe en el
mantel con el mango del cuchillo. Pues lo primero que tiene que hacer es
pedirme permiso a m, sabe? Esta casa es ma an. Soy un viejo, tengo cerca de
noventa aos, pero todava conservo la cabeza firme. No me gusta que se
vendan las cosas que han pertenecido a nuestra familia durante centenares de
aos. No me gusta. Y le digo...
Vamos, vamos, abuelo, no se excite usted dijo la seora Philpot con su
voz ms suave. No le parece que es mejor vender cosas viejas que no vamos
a utilizar nunca, para comprar herramientas nuevas o madera para reparar los
graneros?
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Bueno, procurad mostraros amables con Junior esta tarde dijo ella al
marcharse. Se quedar completamente solo cuando su padre se vaya.
Permitidle que est con vosotros.
Nadie contest. No tenan la menor intencin de permitir que Junior
estuviese con ellos. Mocoso mimado y sin educacin!, pens Jorge, barriendo
con tanta fuerza que casi derrib a Ana.
Julin dijo en voz baja, agarrndolo junto a la puerta cuando el
muchacho sala, Ana y yo tenemos algo interesante que contaros. Dnde
estaris esta tarde?
Supongo que en los gallineros dijo Julin. All os esperaremos a ti y a
Ana. Podremos vernos dentro de una media hora.
Junior tena buen odo. Escuch exactamente lo que Jorge haba dicho, y en
seguida se sinti lleno de curiosidad. Qu era esa cosa tan interesante que Jorge
quera contarle a los muchachos? Era un secreto? Perfectamente; ya procurara
l enterarse.
Y as, cuando las nias acabaron su trabajo y se pusieron en marcha hacia
los gallineros, Junior las sigui discretamente a cierta distancia. Se mantuvo sin
ser visto hasta que observ como Jorge y Ana desaparecan en un gallinero
donde los dems estaban trabajando, y entonces se arrastr hasta un rincn del
exterior y peg la oreja a un agujero que haba en la madera. Voy a hacer que
se arrepientan de tenerme tan apartado! Ya vern como lo consigo!
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CAPTULO XI
UNA CHARLA MUY EXCITANTE
Los muchachos estaban ocupados dando martillazos y aserrando, y las
nias se sentaron a esperar que cesase el ruido. Estaba por all Retaco, dando
saltos ridculos con pedacitos de madera en la boca, y Nariguda, la urraca, se
haba enamorado de pronto de las virutas que ahora cubran el suelo, y corra
entre ellas dando chasquidos y picotendolas.
Afuera, las gallinas cacareaban y cloqueaban, y no lejos de all los patos
parpaban ruidosamente.
sos son los ruidos que a m me gusta or dijo Ana, sentndose en un
saco que haba en un rincn. Alz la voz y sobre el estruendo de los martillazos
le grit a Dick: Necesitas que te echemos una mano, Dick?
No, gracias respondi Dick. Vamos a acabar esta parte y luego
haremos un descanso para escuchar lo que tengis que contarnos. Vosotras
sentaos y admirad nuestra maravillosa obra de carpintera. Sinceramente, creo
que ganara muchas libras a la semana si me dedicase a esto.
Ten cuidado, la urraca va a quitarte los clavos! grit Jorge. Tim dio un
salto como si fuera a perseguir a Nariguda, y la urraca vol prontamente hasta
una viga y se puso a soltar all graznidos que parecan risotadas. Tim pens que
era desde luego un pjaro muy exasperante. Volvi a tenderse de golpe.
Por ltimo, los nios acabaron la tarea en que estaban empeados y se
sentaron, pasndose las manos por las mojadas frentes.
Bueno, ahora podis contarnos las novedades dijo Dick. Menos mal
que nos hemos librado del pelmazo de Junior; no habra sido raro que le
hubiese clavado por error unas cuantas puntas si hubiese venido a molestarnos
esta tarde. Imit el habla quejumbrosa de Junior: Por favor, djame ir
contigo, papato!
Afuera, con la oreja pegada al agujero, Junior apret los puos.
Gustosamente le habra clavado unas cuantas puntas a Dick en aquel momento.
Jorge y Ana empezaron a contar a los cuatro nios lo que el viejo seor
Finniston les haba referido aquella maana.
Se trata del castillo Finniston dijo Ana. El viejo castillo que dio su
nombre al pueblo y a la granja. El anciano que nos cont todo esto se llama
tambin Finniston y aunque parezca raro es descendiente de los Finnistons que
vivieron en el castillo hace muchos siglos.
Parece que se ha pasado la mayor parte de su vida tratando de descubrir
todo lo relativo al viejo castillo dijo Jorge. Dice que ha rebuscado en las
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CAPTULO XII
REALMENTE MUY EMOCIONANTE
A la hora del t, Julin le habl a la seora Philpot sobre la vieja puerta de
la cocina.
Es una hermosa puerta antigua dijo el nio. Cree usted que procede
del castillo?
S, eso dicen contest la seora Philpot. Pero el abuelo sabe de eso
mucho ms que yo.
El abuelo no estaba sentado a la mesa. Se haba arrellanado en su enorme y
viejo silln junto a la ventana, con Retaco a sus pies. Estaba fumando su pipa
apaciblemente con una taza de t sobre el alfizar de la ventana.
De qu se trata? pregunt el anciano. Hablad en voz alta.
Julin repiti lo que haba dicho a la seora Philpot, y el anciano inclin la
cabeza asintiendo.
Oh, s! Esa puerta es desde luego del castillo. Est hecha con la misma
madera de roble que las vigas de los graneros y los suelos de los dormitorios de
arriba. Tambin ese tipo americano me ha estado fastidiando con eso. Me
ofreci cincuenta libras por la puerta. Cincuenta libras! No aceptara ni mil!
Qu pinta esa vieja puerta colgada en una casa recin construida de ese pas
americano? No. He dicho que no y lo seguir diciendo hasta quedarme ronco.
Est bien, abuelo, no se irrite dijo la seora Philpot, que luego le indic
a Julin en voz baja: Cambia rpidamente de tema, o el abuelo empezar con
su mana de siempre, pobre viejo.
Julin se estruj los sesos para buscar un tema nuevo, y afortunadamente
record los gallineros. En seguida le empez a contar al abuelo todo lo que
haban hecho aquella tarde, y el anciano se calm inmediatamente y escuch
con placer. Retaco, que haba corrido asustado hacia los gemelos tan pronto
como el anciano haba empezado a gritar, volvi junto a l y se tendi a sus pies.
Tim decidi tambin acercarse a ellos, y pronto el abuelo volva a sentirse
completamente feliz chupando su vieja pipa, con un perro a sus pies y el otro
descansando la cabezota sobre su rodilla. Estaba demostrado que Tim quera, en
efecto, al abuelo.
El seor Henning no regres aquella noche, para alivio de todos, pero lleg
al da siguiente poco antes de la comida, trayendo con l a un delgado
hombrecillo que portaba gruesas gafas y al que present como seor Richard
Durleston.
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Puede que haya algunas cuantas cosas que pueda usted adquirir
ventajosamente.
Jorge pens que era una suerte que los gemelos no estuviesen all y no
pudieran por tanto escuchar aquellas palabras. Parecan compartir con el abuelo
la misma aversin a desprenderse de cualquiera de los tesoros pertenecientes a
la vieja casa de campo. La seora Philpot gui a los dos hombres escaleras
abajo, y los cuatro nios fueron detrs.
Yo me encargar de llevar al seor Durleston a la vieja capilla, seora
dijo el seor Henning, y la seora Philpot aprob con una inclinacin de cabeza.
Se apart de ellos y se apresur a volver a la cocina, donde tena un pastel
puesto en el horno. Los cuatro se miraron y Julin seal a los dos hombres, que
en aquel momento salan de la casa.
Vamos nosotros tambin? propuso. Todava no hemos visto esa
capilla.
As, pues, siguieron a los dos hombres y pronto llegaron ante un alto y
extrao edificio con hermosas ventanitas de arcos abiertas en lo alto de los
muros. Se quedaron a la puerta, a algunos pasos de distancia de los dos
hombres, y miraron maravillados.
S, en seguida se nota que fue en tiempos una capilla dijo Julin,
hablando instintivamente en voz baja. Esas ventanas tan bonitas, ese arco de
all...
Y la impresin que causa dijo Ana. Ahora comprendo por qu el
anciano seor Finniston dijo en la tienda que aunque la capilla era ahora un
granero, estaba todava llena de oraciones. Se nota que aqu la gente vena a
rezar, no os da esa sensacin? Qu capillita tan linda! Qu lstima que la
utilicen como almacn!
Me cont un viejo del pueblo, uno que tiene una tienda de antigedades
dijo inopinadamente el seor Durleston, que una tal lady Phillippa, que fue
en tiempos la seora del castillo, traa aqu a sus quince hijos a ensearles las
oraciones. Es una historia bonita y probablemente cierta. Las capillas se solan
construir cerca de los castillos. Me pregunto qu camino cogeran para ir desde
el castillo a la capilla. Claro que como del castillo no queda el menor rastro, no
lo podremos saber nunca.
Me gustara comprar esta capilla, derribarla y llevarla piedra a piedra a
mi propiedad en los Estados Unidos dijo el norteamericano entusisticamente
. Es un bonito ejemplar, verdad? Causara un efecto maravilloso en mis
tierras.
No puedo aconsejarle eso dijo el seor Durleston, meneando la cabeza
. No sera de buen gusto. Vayamos a esos edificios exteriores. Puede que haya
algo interesante entre los viejos trastos.
Salieron, y los nios se quedaron detrs extasiados con la capillita. Haba
all ordenadas pilas de sacos de granos y de productos que parecan
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fertilizantes. Una gata tena tres gatitos acurrucados en uno de los sacos, y una
paloma arrullaba en alguno de los arcos del techo. Era un sonido muy apacible,
el ms apropiado para aquel sitio pequeo y silencioso. Los nios salieron
calladamente sin sentirse inclinados a seguir por ms tiempo al jactancioso
seor Henning.
Menos mal que el otro hombre le ha quitado de la cabeza la absurda idea
de desmontar la capilla piedra a piedra dijo Ana. Me resultara
insoportable ver cmo este antiguo y delicioso edificio era derribado hasta los
cimientos para trasladarlo a continuacin a sabe Dios qu sitio.
Parece que te has enfadado de verdad, Ana. Casi ests tan furiosa como el
abuelo dijo Julin, agarrando a su hermana del brazo. No creo que el seor
Henning pueda comprar la capilla. Ni aunque ofreciera por ella un milln de
dlares.
A m me son muy simpticos los americanos dijo Ana. Pero no
precisamente el seor Henning. ste quiere comprar historia como quien
compra bombones o caramelos.
Los dems se echaron a rer.
Bueno dijo Julin, qu me decs de dar una vueltecita ahora para ver
qu plan trazamos respecto a la localizacin del castillo? Me imagino que todos
estamos de acuerdo en que no puede estar muy lejos de la capilla.
S, en eso estamos de acuerdo dijo Dick. Y tambin lo estamos en que
el castillo debi de estar probablemente en una colina. Lo malo es que en esta
granja hay tantas colinas, que tardaramos un ao en recorrerlas todas.
Vayamos por lo pronto a la colina ms prxima dijo Jorge. Ah,
mirad, ah estn los gemelos! Vamos a llamarlos. Puede que les guste venir.
Los gemelos se acercaron y dijeron que s, que desde luego les gustara
mucho tratar de localizar los restos del castillo.
Pero podramos tardar aos dijo Enrique. Puede estar en cualquier
parte de la granja.
Por lo pronto nos proponemos examinar esta primera colina dijo Julin
. Vamos, Tim; vamos, Retaco. Caramba, aqu est tambin la urraca Nariguda!
No te me pongas en los hombros, Nariguda. Tengo en mucho aprecio a mis
orejas.
Chack grazn la urraca, y vol hacia los gemelos.
Subieron por la colina. Pero all no se vea ms que hierba. Hierba por todos
lados. Llegaron a un gran montculo y se quedaron mirndolo.
Un topo muy grande es el que tiene que haber hecho esto dijo Dick.
La frase hizo rer a todos, porque el montculo era tan alto que les llegaba a
los hombros. Al pie podan verse madrigueras de conejos, aunque era poco
probable que las utilizaran, ya que la gran enfermedad de los conejos, la
mixomatosis, prcticamente los haba exterminado a todos en la granja
Finniston.
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CAPTULO XIII
JUNIOR MONTA UNA SORPRESA
Los seis nios sintieron de pronto una oleada de excitacin. A Tim le pas lo
mismo y se puso a ladrar ruidosamente. Retaco se uni al estrpito, y la urraca
empez a bailar de un hombro al otro de Enrique chascando roncamente.
Junior, que los haba visto ponerse en marcha y que estaba espindolos, miraba
sorprendido desde detrs de un matojo en un seto prximo. A qu se debera
toda aquella excitacin? Qu habran encontrado Tim y Retaco?
Vio cmo los seis nios se desperdigaban y empezaban a subir despacio por
la gran ladera de la colina. Tim los segua, bastante perplejo. Le habra gustado
saber qu era lo que estaban buscando, y entonces tambin l podra husmear.
Junior segua a salvo detrs del seto. Comprenda que si iba demasiado cerca
detrs de los nios, Tim se dara cuenta y se pondra a ladrar.
De pronto, los Enriques lanzaron un grito.
Eh! Los otros interrumpieron su bsqueda y vieron como los gemelos
se ponan a hacer seales muy nerviosos. Qu nos decs de esto? Venid y
mirad!
Todos corrieron hacia los gemelos, que estaban al borde de una pequea
loma a unos doscientos metros por debajo de la cresta de la colina que suba
suavemente.
Mirad! dijo Enrique, haciendo un movimiento circular con el brazo.
No sera ste un lugar probable para el asentamiento del castillo?
Los cuatro se quedaron mirando la gran depresin superficial que
sealaban los gemelos. Su forma era como la de un plato muy llano, desde
luego lo bastante grande para que all hubiera estado construido un castillo.
Estaba cubierto de hierba muy espesa, de color un poco ms oscuro que las
hierbas de los alrededores.
Julin dio una palmadita en el hombro a Enrique.
S, seor. Me apuesto algo a que aqu es donde estuvo en tiempos el
castillo. Por qu, si no, el terreno iba a mostrar de pronto esta depresin, como
si se hubiera hundido por una u otra causa? La nica razn podra ser la de que
aqu hubo en tiempos un edificio enormemente pesado, y no podra ser otro que
el castillo.
No est muy lejos del basurero, verdad? pregunt Ana ansiosamente,
volviendo la vista hacia la madriguera de los conejos para calcular la distancia.
No, est a la distancia apropiada contest Julin. No podan tenerlo
demasiado cerca, porque olera mal, sobre todo con los calores. Pues s,
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gemelos, creo que habis localizado perfectamente el sitio del castillo, y estoy
seguro de que si tuviramos maquinaria para excavar, descubriramos aqu
calabozos, bodegas, pasadizos subterrneos y todo lo que contienen.
Los gemelos se pusieron rojos de excitacin y miraron solemnemente
aquella hondura circular verde de hierba.
Qu dir nuestra madre? exclamaron los dos al mismo tiempo.
Muchas cosas contest Dick. sta puede ser la salvacin de vuestra
granja. Pero todava no hay que decir una palabra, no vaya a enterarse el seor
Henning. Vamos a ver a Bill y a pedirle que nos preste picos y azadones. Le
diremos que hemos encontrado algunas conchas y huesos interesantes en la
colina y queremos excavar un poco. Pronto sabremos si ste es efectivamente el
lugar donde estuvo el castillo.
Buena idea dijo Julin, excitado por el pensamiento de ser uno de los
primeros que penetrase en los viejos calabozos. Vamos a recorrer este paraje y
a ver qu extensin tiene.
Dieron una vuelta alrededor y llegaron a la conclusin de que era bastante
grande para haber sostenido un amplio castillo. Una vez ms pensaron que era
extrao que la hierba tuviese all un color diferente.
Pero es que a veces ocurre que la hierba marca los sitios donde estuvieron
en tiempos viejos edificios dijo Julin. Yo creo que esto es lo ms misterioso
que nos haya ocurrido nunca, y me alegra mucho que hayan sido los gemelos
los primeros en averiguar el lugar. Al fin y al cabo, sta es su granja.
No es aqul Junior, el que va corriendo por all? exclam Jorge
repentinamente al ver que Tim enderezaba las orejas y volva la nariz al viento
. S, es l. Nos ha estado espiando, el muy intrigante. All va, mirad!
Bueno, no puede haberse enterado de mucho dijo Julin, siguiendo con
la mirada a la figurilla que corra. Seguramente ni siquiera sabe que en estas
tierras hubo en tiempos un castillo, y desde luego no podr imaginarse que
estamos buscando los restos. Est curioseando, eso es todo.
Pero Junior estaba muy bien enterado de todo lo referente al viejo castillo,
porque haba sorprendido la conversacin de los nios en el gallinero. Y saba
muy bien lo que estaban buscando. Los haba seguido lo ms cerca posible,
haba escuchado sus gritos y comprenda ahora que haba llegado el momento
de correr junto a su padre y contarle todo lo que saba.
Encontr a su padre, quien estaba todava con el seor Durleston
examinando una vieja chimenea.
Esto vale la pena comprarlo deca el seor Durleston. Puede usted
hacer que la desmonten y que la trasladen a su propia casa, porque es una cosa
esplndida. Muy antigua. Y...
Papato! Mira, papato! Escucha! grit Junior irrumpiendo
bruscamente.
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El seor Durleston lo mir con enojo. Otra vez el molesto arrapiezo! Pero
Junior no se preocup de la fra acogida del anciano, y tir insistentemente de la
manga a su padre.
Pap, ya s cul es el sitio donde el castillo estuvo en tiempos! Y hay all
bodegas y calabozos subterrneos, llenos de tesoros, lo s muy bien! Pap, esos
chiquillos descubrieron el sitio, pero no saben que yo los vi.
Qu tonteras ests diciendo, Junior? le reproch su padre tambin un
poco molesto. No digas estupideces. Qu vas a saber t de castillos y
calabozos y todo lo dems?
Lo s, lo s! O todo lo que estuvieron hablando en el gallinero, te digo
que lo s grit Junior, volviendo a tirar de la manga a su padre. Pap,
encontraron tambin un viejo montn de basuras que corresponde al castillo; le
daban un nombre muy raro, algo as como...
Un viertecocina? pregunt el seor Durleston, interesndose
repentinamente.
S, eso es. Un viertecocina dijo Junior triunfalmente. Con huesos y
conchas. Y luego buscaron el sitio donde poda haber estado construido el viejo
castillo; decan que no poda estar lejos, y...
Pues tenan razn dijo el seor Durleston. Un viertecocina es un
punto de referencia muy claro. Seor Henning, esto es extremadamente
interesante. Si usted consiguiera un permiso para excavar, sera...
Oh, muchacho! dijo el seor Henning, interrumpiendo, con los ojos
casi fuera de las rbitas, Imagnate lo que diran los peridicos: Un
americano descubre restos de un castillo que estuvieron ocultos durante siglos.
Excava calabozos, encuentra huesos de prisioneros de muchos siglos atrs, cajas
llenas de monedas de oro...
No tan aprisa, no tan aprisa dijo el seor Durleston
desaprobadoramente. Puede que no haya nada de eso. No contemos los
pollos antes que salgan del cascarn. Y desde luego, ni una palabra a los
peridicos, Henning. No tendra ninguna gracia que se llenara esto de gente,
con lo que se elevara el precio de la granja.
No haba pensado en eso dijo el seor Henning, un poco avergonzado
. Est bien, procederemos con cuidado. Qu aconseja usted?
Yo aconsejara que abordase usted al seor Philpot, no al abuelo, sino al
granjero, y que le ofreciese, digamos, doscientas cincuenta libras por el derecho
a excavar en la colina en cuestin dijo el seor Durleston. Luego, si tropieza
usted con algo interesante, puede ofrecer otra suma ms, pongamos otras
doscientas cincuenta libras, por los hallazgos que realice all. Si se encuentra
algo ser extremadamente valioso, antiguo, muy antiguo. S, se es mi consejo.
Y me parece muy acertado dijo el seor Henning, lleno otra vez de
excitacin. Usted se quedar aqu y me asesorar, no es cierto, Durleston?
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Desde luego, desde luego, si est usted dispuesto a pagar mis honorarios
dijo el seor Durleston. Creo que quiz convenga que sea yo el que aborde
al seor Philpot, no usted, Henning. A usted podra escaprsele alguna palabra
con el nerviosismo. Ni que decir tiene, vendr usted conmigo, pero deje que sea
yo el que hable.
Muy bien, muchacho, usted se encarga de todo dijo el seor Henning,
lleno de simpata por todo el mundo.
Le dio una palmadita en la espalda a Junior, que no haba perdido palabra
. Bien hecho, hijo! Puede que nos hayas guiado hacia algo bueno. Y ahora,
que no se te escape ni una sola palabra a nadie, comprendes?
Pierde cuidado, pap dijo Junior. Crees que soy tonto? Desde ahora
tendr un candado en la boca. Cmo se me va a escapar nada, si estoy
deseando darles una leccin a esos nios tan engredos? T ve a esa colina
cuando ellos no estn y echa un vistazo por all. El seor Durleston ver si es el
sitio exacto o no.
As, pues, cuando los seis nios y los perros no estaban a la vista, sino que
se haban ido a ayudar en las diversas faenas de la granja, el seor Henning y el
seor Durleston fueron con Junior a ver el viertecocina y el lugar donde se
supona que se haba alzado el castillo. El seor Henning se puso muy excitado
e incluso el minucioso seor Durleston resplandeca de satisfaccin y mova la
cabeza una y otra vez, asintiendo.
Parece que es el sitio, en efecto dijo. S, esta noche, despus que el
terrible viejo, el abuelo, se haya acostado, empezaremos la gestin. l podra
estropernoslo todo. Es tan viejo como las colinas, pero listo como un lince.
Y as, aquella noche, cuando el abuelo se haba ido a la cama, el seor
Henning y el seor Durleston tuvieron una conversacin muy reservada con el
seor y la seora Philpot. El granjero y su esposa escucharon estupefactos.
Cuando se enteraron de que el seor Henning se propona darles un cheque de
doscientas cincuenta libras, meramente por el derecho a hacer algunas
excavaciones, la seora Philpot casi se ech a llorar.
Y le he aconsejado al seor Henning que le ofrezca a usted nuevas sumas
si l realiza hallazgos de cosas que le guste llevarlas a los Estados Unidos como
recuerdos de su estancia tan agradable aqu explic el seor Durleston.
Parece demasiado hermoso para ser cierto dijo la seora Philpot.
Pero es un dinero que nos vendr muy bien, no es verdad, Trevor?
El seor Henning sac su talonario de cheques y su pluma estilogrfica
antes de que el seor Philpot pudiera decir una palabra. Escribi la suma de
doscientas cincuenta libras y firm el cheque con un arabesco. Se lo present
luego al seor Philpot.
Y espero que podr darle ms cheques en lo sucesivo dijo. Maana
traer hombres que empiecen a excavar.
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CAPTULO XIV
RETACO Y NARIGUDA SE
MUESTRAN MUY SERVICIALES
Escuchad dijo Julin bajando la voz y mirando en torno para
asegurarse de que no haba nadie cerca. Recuerdas lo que nos dijiste, Jorge,
sobre un pasadizo secreto desde el castillo a la vieja capilla?
S, claro que lo recuerdo dijo Jorge, y tambin Ana asinti con ojos
brillantes. Te refieres a la historia que nos cont el anciano seor Finniston,
en la tiendecita de antigedades, sobre la seora del castillo que haba puesto a
salvo a sus hijos del castillo en llamas valindose de un pasadizo subterrneo
que iba hasta la vieja capilla? Dios mo, se me haba olvidado eso!
Oh, Julin! S, claro, Jorge tiene razn! dijo Ana. Ests pensando
que el pasadizo puede existir todava, oculto bajo tierra?
Lo que estoy pensando es eso dijo Julin. Si la seora y sus hijos
escaparon por un pasadizo subterrneo, primero tuvieron que huir hasta las
bodegas del castillo, y por tanto el pasadizo o tnel deba empezar all. No
podan haberse escapado de ninguna otra manera, porque el castillo mismo
estaba rodeado de enemigos. As, pues, ella debi de bajar con sus hijos a
ocultarse en las bodegas y luego, cuando el castillo cay, los llev a salvo por el
pasadizo secreto que desembocaba en la vieja capilla. Lo cual significa...
Significa que, si podemos encontrar el pasadizo secreto, podemos entrar
en las bodegas, quizs antes de que lo hagan los trabajadores exclam Jorge
casi gritando de excitacin.
Exactamente dijo Julin, brillndole los ojos. Ahora no perdamos la
cabeza ni nos pongamos demasiado nerviosos. Hablemos de esto
tranquilamente y, por el amor de Dios, tengamos cuidado con Junior.
Tim, en guardia! dijo Jorge, y Tim inmediatamente se alej unos cuantos
pasos y se qued erguido mirando ora en una direccin, ora en otra. Nadie
poda dejarse ver ahora sin que Tim diese un ladrido de advertencia.
Los nios se sentaron junto a un seto.
Cul es el plan? pregunt Dick.
Propongo que vayamos a la vieja capilla, que tomemos desde all una
lnea hasta el sitio donde estuvo el castillo, y caminemos lentamente a lo largo
de esa lnea dijo Julin. Es posible que veamos algo que nos d la pista del
trazado del pasadizo secreto. No s qu, tal vez la hierba pueda ser de un color
algo diferente, un poco ms oscura que la hierba de los alrededores, como pasa
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en el sitio del castillo. De cualquier forma, vale la pena probar. Si vemos una
lnea de hierba ms oscura o algo por el estilo, cavaremos por nuestra cuenta
con la esperanza de que el pasadizo secreto est debajo.
Oh, Julin, qu idea tan maravillosa! dijo Ana. Vamos
inmediatamente a la capilla.
Todos se pusieron en camino y tambin Tim, Retaco y Nariguda, la urraca. A
ella le gustaba estar con Retaco, aunque ste le daba pesadas bromas. Llegaron
rpidamente a la puerta de la capilla y entraron.
Siempre me da la sensacin de que hay aqu un rgano que est tocando
dijo Ana mirando en torno los apilados sacos de granos.
No te preocupes ahora de rganos dijo Julin, colocndose en la puerta
abierta y apuntando a la colina. Fijaos bien: all est el sitio donde se alzaba el
viejo castillo y donde ahora estn trabajando los hombres. Si nos dirigimos all
en lnea recta, ms o menos aproximadamente iremos andando sobre el viejo
pasadizo. Supongo que los hombres que abrieron ese tnel lo haran lo ms
recto posible para ahorrarse trabajo. Construir un tnel con recodos exigira
mucho ms tiempo.
No veo que la hierba sea nada diferente de color a lo largo de la lnea que
estoy mirando dijo Dick, guiando los ojos, y todos le dieron la razn, muy
desalentados.
Entonces no hay nada que pueda ayudarnos dijo Jorge sombramente.
Todo lo que podemos hacer es caminar en lnea recta hasta la colina con la
esperanza de encontrar algo que nos indique que vamos por encima de un
tnel. Tal vez alguna parte que suene a hueco.
Me temo que eso sera difcil dijo Julin. Pero no se me ocurre otra
cosa. Vamos entonces. Est bien, Tim, puedes venir con nosotros. Fijaos cmo
Nariguda ha vuelto a posarse en Retaco. Eso est bien, Retaco, revulcate por el
suelo y chala.
Chack! grazn Nariguda, irritada y emprendiendo el vuelo. Chack!
Los seis nios caminaron por la ladera siguiendo una lnea tan recta como
les era posible. Llegaron hasta donde los hombres estaban excavando y no
vieron ni oyeron nada que pudiera servirles de ninguna ayuda. Era muy
descorazonador. Junior los vio y se puso a gritarles escandalosamente.
Prohibida la entrada a los nios! Fuera de aqu! Mi pap ha comprado
este sitio!
Embustero! gritaron inmediatamente los dos Enriques. Tu padre ha
comprado el derecho para excavar, y nada ms.
Ya veris vocifer Junior. Y no vayis a azuzarme otra vez a ese
perrazo. Se lo dir a mi pap.
Tim ladr amenazadoramente, y Junior desapareci a toda prisa. Jorge se
ech a rer.
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tratando de volar; no tiene el ala malherida, creo que slo araada. Buena y
vieja Nariguda, poco sospechaba ella a dnde nos iban a llevar sus travesuras.
Qu hacemos ahora? pregunt Jorge con los ojos brillantes.
Excavamos nosotros tambin ahora que sabemos dnde est el pasadizo? No
puede estar muy lejos, y una vez que hayamos llegado a l podremos ir
fcilmente a las bodegas, antes de que lo haga el americano.
Qu excitacin! Tim pens realmente que todo el mundo se haba vuelto
loco.
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CAPTULO XV
EXCAVACIN EN BUSCA DEL TNEL SECRETO
Cmo podemos obtener permiso para excavar? pregunt Ana.
Quiero decir, se nos permitir hacerlo?
No veo por qu no; al seor Henning slo le han dado permiso para
excavar en un lugar dijo Julin. Supongo que a nosotros nos daran permiso
para excavar precisamente aqu; est a bastante distancia del asentamiento del
castillo.
Por qu no nos ponemos sencillamente a excavar y vemos si alguien nos
lo impide? dijo Jorge. Si el seor Philpot nos lo prohbe, podemos decirle lo
que realmente estamos haciendo. Probablemente nos dejara entonces. Pero
pase lo que pase no debemos permitir que el seor Henning sepa lo que hemos
descubierto o lo que creemos haber descubierto.
Bueno, pero qu vamos a decir si pregunta por qu estamos excavando?
dijo Ana.
Pues se dice cualquier tontera, una broma cualquiera repuso Dick.
Gemelos, tenis trabajo que hacer esta maana? Creis que podrais
encontrarnos palas?
S, podris coger las nuestras y tambin las viejas de pap dijo Enrique
. Nos gustara poder ayudaros, pero tenemos montones de cosas que hacer y
ya estamos retrasados.
Oh, Dios mo, y yo que promet que Jorge y yo ayudaramos en la cocina!
exclam Ana. Y coger guisantes para la comida y pelarlos, y buscar ms
frambuesas! Podrais excavar t y Dick solos, Julin?
Claro que s repuso Julin. Ser ms lento excavando nada ms dos,
pero pronto llegaremos al fondo, ya veris. Adems podramos organizar turnos
esta tarde si los gemelos terminan sus trabajos.
S, s, lo haremos todo volando dijeron Enrique y Enriqueta al unsono
. Ahora os traeremos palas.
Echaron a correr con Retaco al lado, y las dos nias bajaron la colina ms
lentamente, presas de gran emocin. Si pudieran excavar y encontrar el
pasadizo secreto desde la capilla a las bodegas del viejo castillo...! Tim se daba
cuenta de la excitacin general y mova la cola muy feliz. Siempre se senta feliz
cuando Jorge se mostraba emocionada.
Pronto Enriqueta trajo a los muchachos dos palas grandes y otras dos ms
pequeas. Pesaban bastante, y ella lleg jadeando por la subida de la cuesta.
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Estoy deseando que se acabe esta madriguera. Y espero que nos lleve al
tnel. No me gustara tener que excavar media colina. Es una tierra tan dura y
tan seca...
Bueno, gracias a Dios aqu ya hay un poco de arena dijo Julin,
metiendo ms profundamente su pala. De pronto dio un grito. Caramba! Se
me ha colado toda la pala. Creo que he llegado al pasadizo secreto. La
madriguera debe de terminar directamente en uno de sus costados.
Tena razn. La madriguera se extenda de travs y hacia abajo y
desembocaba en un pasadizo. Los muchachos excavaban ahora febrilmente,
jadeantes, con los cabellos pegados a la cara, sudando por todas partes.
Pronto tenan hecho un profundo agujero bastante ancho, y al fondo del
mismo se abra un caminito que llegaba hasta el tnel. Se agacharon y se
pusieron a mirar.
Slo est a poco ms de un metro por debajo de la superficie dijo Dick
. No ha sido mucho lo que hemos tenido que excavar. Uf, qu calor tengo!
Debe de ser la hora de la comida dijo Julin. Realmente no me gusta
abandonar nuestro agujero, ahora que hemos llegado al tnel. Y sin embargo no
nos queda ms remedio que comer. Estoy muerto de hambre.
Lo mismo me pasa a m. Pero si dejamos el agujero sin vigilancia, puede
venir el entrometido de Junior, asomarse y descubrir el pasadizo dijo Dick.
Mira, all viene Jorge con el viejo Tim. Quiz nos lo deje para que se quede aqu
de guardia.
A la muchacha le encant or las noticias. Muy excitada, mir el agujero.
Hay que ver lo mucho que habis excavado! dijo. No me extraa que
tengis calor. Si el seor Henning supiera lo que habis encontrado, estara aqu
en menos que canta un gallo.
Tienes razn dijo Julin lacnicamente. Y eso es lo que tememos. O
que el fastidioso de Junior pueda descubrir el hoyo si pasa por aqu. Ya se
acerc para ver qu estbamos haciendo.
Nos da miedo ir a comer porque pueden venir por aqu uno de los y
examinar el agujero si no se queda nadie de guardia dijo Dick. Y habamos
pensado que...
Pero Jorge lo interrumpi como si supiera lo que el otro iba a decir.
Dejar aqu a Tim de centinela mientras vosotros bajis a comer dijo.
No permitir que nadie se acerque a menos de diez metros.
Gracias, muchacha dijeron los nios, agradecidos, y bajaron la colina
con Jorge dejando a Tim detrs.
En guardia, Tim dijo Jorge. En guardia! No permitas que nadie se
acerque al agujero.
Guau dijo Tim, comprendiendo inmediatamente y mirando con
ferocidad en torno de l. Se tendi con un pequeo gruido. Que se atreviese
cualquiera a acercarse al hoyo de los muchachos...!
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CAPTULO XVI
TNEL ARRIBA HACIA LAS BODEGAS
Dick alz su linterna hacia el agujero para que los otros viesen por dnde
tenan que bajar. Uno a uno fueron deslizndose al interior del negro tnel
demasiado excitados para poder hablar. Tim baj tambin y lo mismo hizo
Retaco, pero la urraca lo pens mejor y se qued al borde de la agrandada
abertura de la madriguera, chascando ruidosamente.
Los nios balanceaban sus linternas de un lado a otro.
se debe de ser el camino que baja hasta la vieja capilla dijo Julin
iluminando con su linterna una parte del tnel. Tenan que mantenerse all
agachados, todos excepto Tim, porque el techo era bajo. El perro husmeaba con
desconfianza aqu y all y se mantena pegado a Jorge.
Bueno, vamos dijo Julin, temblndole un poco la voz por la excitacin
. Iremos hacia arriba para ver dnde acaba el pasadizo. Me cuesta trabajo
esperar a ver lo que haya al final.
Avanzaban lentamente por el pasadizo. De vez en cuando se desprenda
tierra del techo, pero no en tan gran cantidad como para preocuparlos. A veces
tropezaban con races de rboles blanquecinas y retorcidas.
Es curioso dijo Enrique, sorprendido. En esta parte de la colina no
crecen rboles. Cmo hay entonces aqu estas races?
Pueden ser los restos de races de rboles que hace mucho tiempo
creceran en la colina dijo Julin iluminando con su linterna parte del
pasadizo, esperando contra toda esperanza que no habra obstculo serio para
el avance. Caramba!, qu es esto que tengo en los pies? Dos plumas! Cmo
han podido llegar dos plumas aqu?
Era un enigma. Los nios las examinaron seriamente a la luz de sus
linternas. Eran plumas que parecan adems completamente nuevas. Cmo
haban llegado hasta all? Habra otro camino cualquiera en el pasadizo y lo
habran encontrado los pjaros?
Dick solt una carcajada que hizo que todos se sobresaltaran.
Somos idiotas. Son dos plumas de la urraca; debieron carsele del ala
herida cuando baj por la madriguera y se meti por este pasadizo perseguida
por Retaco.
Naturalmente. Cmo no se me habr ocurrido? dijo Julin.
Continuaron avanzando y de pronto Julin volvi a detenerse. Un extrao
ruido bajaba zumbando por el oscuro y reducido tnel, una vibracin que
pareca meterse en la cabeza.
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haca toser. Enriqueta sealaba una gran caja oscura con las cantoneras
reforzadas con hierros, y con abrazaderas de hierro alrededor de la madera.
sta era tan negra, por el paso de los aos, que pareca hierro tambin.
Qu habr dentro, qu crees? susurr Enriqueta, e inmediatamente su
susurro fue devuelto por el eco desde todos los rincones: Crees, crees, crees...
Tim se puso a husmear la caja, y no hizo ms que tocarla cuando, con gran
asombro por su parte, se desintegr inmediatamente. Con lentitud y suavidad,
los costados y la gran tapa cayeron en polvo que se deposit suavemente en el
suelo. Slo quedaron las cantoneras y las abrazaderas de hierro. Resultaba
extrao ver cmo una cosa se deshaca as ante sus ojos.
Parece magia, pens Ana.
Cuando las partes de madera de la caja se desmoronaron, algo brill con
fuerza a la luz de las linternas, algo que se movi y se desliz fuera de la caja
cuando desaparecieron los costados, algo que cay con un sonido argentino y
tintineante que resultaba curioso or en aquella callada oscuridad.
Los nios se quedaron mirando atnitos, sin querer creer en lo que vean
sus ojos. Ana pellizc a Julin, hacindole dar un salto.
Julin, qu es? Es oro?
Julin se agach para recoger una de las piezas cadas.
S, es oro, no cabe la menor duda. El oro nunca se ennegrece, siempre se
mantiene brillante. stas son monedas de oro de no s qu clase, atesoradas y
escondidas aqu. No debi tener tiempo para llevrselas cuando la castellana
huy con sus hijos, y ninguna otra persona pudo recobrarlas despus, porque el
castillo se haba incendiado y se haba hundido completamente al desplomarse
los muros. Este montn de oro debe de llevar aqu intocado cientos y cientos de
aos.
Esperando a que llegsemos nosotros dijo Jorge. Gemelos, vuestra
madre y vuestro padre no tienen que preocuparse ya ms de la granja. Hay aqu
oro bastante para que compren todos los tractores que necesiten. Y eso puede
ser nicamente el comienzo de los tesoros que hay aqu. Julin, mira, aqu hay
otra caja como la primera, pero ms pequea y que est empezando a
deshacerse. Veamos qu tiene dentro. Me imagino que ms oro.
Pero la segunda caja no contena monedas de oro, sino un tesoro de tipo
distinto. Uno de los costados estaba abierto y el contenido se haba derramado.
Anillos! dijo Ana, recogindolos del medio del polvo donde yacan.
Un cinturn de oro! dijo Jorge. Y mirad, estas cadenas ennegrecidas
deben de ser collares, porque tienen engastadas piedras azules. Aqu debi de
ser donde la urraca encontr aquel anillo.
Nosotros tambin hemos encontrado algo grit Enrique, con voz tan
excitada, que sobresalt a sus oyentes. Mirad, panoplias de espadas y
puales. Algunos estn tambin bellamente tallados.
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Pegadas a las paredes haba panoplias de hierro sujetas por grandes varillas
de hierro empotradas en el duro adobe de la pared. Algunas varillas se haban
soltado y las panoplias colgaban torcidas, con los puales y espadas en posicin
oblicua o cados en el suelo. Retaco corri a coger uno, como haba hecho cuando
l y Nariguda haban sido los primeros en entrar en los stanos.
Qu espada tan maravillosa! dijo Julin agarrando una. Uf, lo que
pesa! Apenas puedo sostenerla. Dios mo!, qu ha sido eso?
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Julin grit:
Fuera de aqu, pronto! Esos hombres van a llegar al techo y ste puede
derrumbarse y encerrarnos. Hemos de irnos inmediatamente.
Arranc un pual de la panoplia y todava con la espada en la mano corri
hacia la entrada del pasadizo secreto tirando de Ana. Los gemelos fueron los
ltimos en salir, porque haban corrido a coger un puado de oro y dos de los
collares y anillos. Tenan que mostrarle a su madre algunos de los tesoros,
tenan que nacerlo.
Justamente cuando llegaban a la entrada, se derrumb otra parte del techo.
Hemos de decir que no excaven ms se lament Julin, volviendo la
vista atrs. Si el techo se derrumba, puede destruir muchos de los viejos
tesoros que hay aqu.
Se precipitaron por el tnel bajo y oscuro, experimentando la mayor
emocin que haban sentido nunca en la vida. Tim iba a la cabeza contento al
pensar que de nuevo iban a salir al aire libre.
Qu dir mam? no dejaban de decirse los gemelos uno a otro.
Qu dir cuando lo sepa?
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CAPTULO XVII
ATRAPADOS!
Los seis nios fueron dando tropezones por el tnel, oyendo todava el
lejano ruido de las taladradoras y temiendo que en cualquier momento las
bodegas fuesen descubiertas por el seor Henning, quien sin duda estara
vigilando ansiosamente desde arriba.
Llegaron hasta donde pensaban que deba estar la madriguera por la que
Dick haba abierto el agujero, pero en lugar de eso no haba ms que una gran
masa de tierra de la que una parte se iba deslizando dentro del tnel. Julin se
qued mirando aquello a la luz de su linterna, consternado.
Se ha derrumbado la madriguera! dijo, temblndole la voz. Qu
vamos a hacer? No tenemos palas para abrirnos camino.
Podemos usar las manos dijo Dick, y empez a escarbar en la tierra
cada, barrindola hacia el tnel. Pero a medida que escarbaba, ms y ms tierra
caa en la ensanchada madriguera, y Julin par a Dick inmediatamente.
No sigas, Dick, podras provocar un desprendimiento de tierras y todos
quedaramos enterrados vivos. Oh, esto es espantoso! Tenemos que retroceder
por el pasillo y procurar que los hombres que estn arriba nos oigan gritar.
Claro que eso significar que el seor Henning se enterar de todo.
No creo que los hombres estn mucho ms tiempo dijo Dick mirando
su reloj. Acaban a las cinco y ya casi es esa hora. Dios mo, hemos tardado
mucho tiempo; la seora Philpot estar preguntndose dnde estamos todos!
La taladradora ha dejado de funcionar dijo Ana. Ya no tengo en los
odos ese estrpito espantoso.
En ese caso, no sirve de nada retroceder por el tnel dijo Julin. Se
habrn ido antes de que lleguemos all. Os digo que esto es una cosa muy seria.
Yo deba haber pensado en eso: cualquier idiota sabe que las entradas de tierra a
los tneles han de reforzarse si estn recin abiertas.
Bueno, siempre podemos volver a las bodegas y esperar all a que vengan
maana los hombres dijo Jorge fingiendo una alegra que no senta.
Cmo vamos a saber que vendrn maana? dijo Dick. Henning
puede haberlos despedido hoy si no han respondido a sus esperanzas.
No seas tan pesimista replic Jorge, dndose cuenta de que los gemelos
se iban llenando de pnico. Desde luego estaban preocupados, pero ms por el
susto terrible de su madre al no verlos volver que por su propia seguridad.
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CAPTULO XVIII
UNA GRAN HISTORIA QUE CONTAR
Los gemelos corrieron hacia la casa de campo y vieron a su madre que
todava estaba buscndolos. Se le lanzaron al cuello, y ella los zarande
cariosamente.
Dnde habis estado? Todos os habis retrasado una hora para el t y
me habis tenido muy preocupada. El seor Henning me cont no s qu de
que estabais excavando en la falda de la colina.
Mam, venimos hambrientos, as es que tomemos el t y te daremos unas
noticias estupendas dijeron los gemelos al unsono. Mam, te vas a quedar
atnita. Dnde estn pap y el abuelo?
Todava estn a la mesa, porque tambin ellos llegaron tarde dijo la
seora Philpot. Estuvieron afuera buscndoos a todos. El abuelo no est muy
contento. Pero, qu trais ah? Seguramente no sern espadas, verdad?
Mam, tomemos el t primero y os lo contaremos todo dijeron los
gemelos. Tenemos que lavarnos, verdad? Bueno, muy bien, vamos a lavarnos
todos. Y pondremos nuestros tesoros en la esquina ms oscura para que pap y
el abuelo no los vean hasta que sea el momento de mostrrselos.
Pronto estaban todos sentados a la mesa del t, alegres al ver un surtido
maravilloso. Grandes rebanadas de pan untado con espesa mantequilla,
mermelada de fabricacin casera, queso casero, un gran pastel de jengibre, un
pastel de fruta, un plato de ciruelas maduras e incluso unos buenos trozos de
jamn preparado en casa por si alguno necesitaba algo ms sustancioso.
El seor Philpot y el abuelo estaban todava a la mesa, bebiendo una ltima
taza de t. La seora Philpot les haba dicho que los nios tenan que lavarse,
pero que contaran todo lo que haba ocurrido cuando vinieran a tomar el t.
Vaya! dijo el abuelo, enarcando ms todava sus grandes cejas hirsutas
que casi le tapaban la nariz. Cuando yo era un muchacho, me guardaba muy
bien de llegar un minuto ms tarde a las comidas. Vosotros, gemelos, habis
tenido preocupada a vuestra madre, y eso est mal.
Lo sentimos enormemente, abuelo dijeron los gemelos, al unsono.
Pero esperen ustedes hasta que oigan nuestra historia. Julin, cuntala t.
Y as, entre grandes bocados de pan con mantequilla, emparedados de
jamn y trozos de pastel, la historia fue contada al detalle, interviniendo todos
los nios de vez en cuando.
El abuelo ya saba que al seor Henning le haban dado permiso para
excavar y que al seor Philpot le haban entregado un cheque de doscientas
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CAPTULO XIX
LA AVENTURA MS EXCITANTE
QUE HEMOS TENIDO NUNCA
Despus de la excitacin de toda la tarde, los nios se sentan cansados. Los
gemelos salieron a dar pienso a los pollitos.
Ms vale tarde que nunca dijeron simultneamente.
Dnde estn el seor Henning y el seor Durleston y ese antiptico
Junior, seora Philpot? pregunt Jorge, disponindose a ayudarla en el fregado
de la vajilla del t.
El seor Henning entr un momento para decir que l y el seor
Durleston se iban a cenar a un hotel y que se llevaban tambin a Junior dijo la
seora Philpot. Pareca encontrarse muy satisfecho. Dijo que haban taladrado
hasta las bodegas del viejo castillo y que esperaban grandes cosas y que tal vez
llegara pronto un segundo cheque de doscientas cincuenta libras.
Pero usted no lo aceptar, verdad, seora Philpot? dijo Julin
rpidamente al or lo que estaban hablando. Las cosas que hay en esa bodega
valen mucho ms que cualquier dinero que le ofrezca el seor Henning. l no
piensa ms que en llevrselas a Amrica y venderlas all por grandes cantidades
y obtener enormes ganancias. Por qu iba a dejarle usted hacer eso?
Ese viejecito encantador, el seor Finniston, el de la tiendecita de
antigedades, debe de saber muy bien lo que vale cada cosa dijo Jorge. Y es
un descendiente de los remotos Finniston del castillo Finniston. Se entusiasmar
cuando se entere de lo que est ocurriendo.
Le mandaremos razn para que suba maana decidi la seora Philpot
. Al fin y al cabo, el seor Henning tiene su consejero, ese hosco seor
Durleston. Nosotros tendremos como consejero nuestro al seor Finniston. Al
abuelo eso le encantar: son muy amigos.
Pero no hubo necesidad de mandar a buscar al seor Finniston porque el
abuelo en persona haba bajado a comunicarle la gran noticia a su viejo
camarada. Qu charla tuvieron!
Monedas de oro, joyas, armaduras, espadas y sabe Dios cuntas cosas
ms! deca el abuelo por vigsima vez, y el anciano seor Finniston escuchaba
gravemente, asintiendo con la cabeza.
Ese esplndido espadn continuaba el abuelo, recordando.
Pintiparado para m, Guillermo. Mira, si es que he vivido antes alguna vez, esa
vieja espada me perteneci. Es la sensacin que me da. Es una cosa que no
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vendera nunca. La conservar aunque slo sea para blandira por encima de mi
cabeza cuando tengo los nervios disparados.
Bueno, bueno, pero me imagino que te asegurars de que ests en el
centro de una habitacin vaca si haces eso dijo el seor Finniston, un poco
alarmado ante la mirada de fiereza que vea en los ojos del anciano. No os
permitirn quedaros con todo el dinero, me temo; hay una cosa que se llama
derechos sobre tesoros, ya lo sabes, en virtud de los cuales algunos hallazgos
pasan a la Corona, y me temo que ste sea uno de ellos. Pero con las joyas no
pasa lo mismo, ni con las armaduras, ni con las espadas. Slo con eso podris
hacer un montn de dinero.
Lo bastante como para dos tractores nuevos? pregunt el abuelo. Y
como para un Land-Rover? El que tiene mi nieto me descoyunta los huesos.
Mira, Guillermo, hemos de contratar a hombres que excaven en aquel lugar y
descubran todo lo que haya que descubrir en las bodegas. Qu me dices de
quedarnos con los hombres que consigui Henning? A l no le dejaremos
excavicar, o como quiera que se llame eso, ni un momento ms. Es un individuo
que me ataca los nervios y que me pone de mal humor. Ahora puedo decirle
que se vaya. Y mira, Guillermo, t cerrars esta tienda y te vendrs conmigo
para ser mi consejero, quieres? No me hace gracia que el americano me hable
por encima del hombro, o ese otro tipo de Durleston.
Ser mejor que dejes de hablar un poco, viejo; se te est poniendo la cara
demasiado colorada dijo el seor Finniston. Te dar una apopleja si sigues
excitndote as. Vete ahora a casa y yo subir maana por la maana. Me
encargar tambin de arreglar todo lo relativo a los trabajadores. Y no gastes
demasiadas bromas con esa vieja espada; podras cortarle a alguien la cabeza
por error.
Podra ser, podra ser dijo el abuelo con una mirada maliciosa en sus
brillantes ojos. Porque si ese Junior se pone por medio cuando estoy
blandiendo mi espada... est bien, Guillermo, est bien. No son ms que
bromas, ya lo sabes, las bromas mas.
Y ahogando una risita en su larga barba, el abuelo sali, dobl por el
senderillo y regres a la casa de campo, sintindose realmente muy satisfecho
con la vida.
El seor Henning, el seor Durleston y Junior no regresaron aquella noche.
Por lo visto, estaban todos tan excitados con lo de las excavaciones que haban
hecho hasta taladrar el techo de la bodega, que permanecieron demasiado
tiempo en el hotel y decidieron pasar la noche all, lo que signific un gran
alivio para la seora Philpot.
A esta gente del campo les gusta acostarse a eso de las nueve dijo el
seor Henning, y ya han dado. Iremos maana por la maana y les haremos
que firmen ese contrato que usted ha redactado, Durleston. Estn tan escasos de
dinero, que firmarn cualquier cosa. Y tenga usted cuidado de no decir lo que
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nosotros mismos, seor Henning, y por tanto, si alguna decepcin hay en los
hallazgos, la sufriremos nosotros, pero no usted.
Qu significa esto? dijo el seor Henning, lanzando miradas
llameantes en torno. Durleston, qu dice usted a eso? Se trata de que doble la
oferta, no?
Ofrzcale usted quinientas libras dijo el seor Durleston pareciendo
sentirse sorprendido por aquel revs.
Puede usted ofrecerme cinco mil, si quiere, pero, se lo digo, prefiero
hacer la excavacin yo mismo en mi propio terreno dijo el seor Philpot. Y
lo que es ms, le devolver a usted el cheque que me entreg ayer, y como tengo
la intencin de seguir con los hombres que contrat usted, yo mismo les pagar
por su trabajo. As es que no se moleste en despedirlos. Ahora van a trabajar
para m.
Pero esto es monstruoso! grit el seor Henning, perdiendo los
estribos y ponindose en pie. Dio un puetazo en la mesa y mir con ojos
llameantes al seor y a la seora Philpot. Qu esperan ustedes encontrar en
esas viejas bodegas abandonadas? Taladramos ayer el techo y vimos que all
prcticamente no hay nada. Le hice a usted una oferta muy generosa. La elevar
hasta mil libras.
No dijo el seor Philpot calmosamente.
Pero el abuelo estaba ya harto de los gritos y de las destemplanzas del seor
Henning. Se levant tambin y grit con tanta fuerza que todo el mundo dio un
respingo y Tim empez a ladrar. Retaco corri inmediatamente a esconderse en
la alacena de la cocina.
Ahora me va a escuchar usted a m tron el abuelo. Esta granja me
pertenece a m y a mi nieto, que est sentado ah, y pasar a mis bisnietos.
Nunca hubo una granja ms hermosa, y mi familia la tuvo durante cientos de
aos, y muy triste ha sido para m ver cmo se echaba a perder por falta de
dinero. Pero ahora veo dinero, mucho dinero, abajo, en esas bodegas. Todo el
dinero que necesitamos para tractores y transportes y mquinas y Dios sabe
qu. No queremos el dinero que usted pueda darnos. No, seor. Gurdese usted
sus dlares, qudese con ellos. Ofrzcame cinco mil, si quiere, y ya ver lo que
le digo.
El seor Henning se volvi rpidamente y mir al seor Durleston, quien
en seguida le hizo una inclinacin de cabeza.
Est bien dijo el americano al abuelo. Cinco mil. Trato hecho?
No bram el abuelo disfrutando ms de lo que lo haba hecho durante
aos. En esas bodegas hay oro, joyas, armaduras, espadas, puales, dagas,
todo de una antigedad de siglos y...
No me venga con cuentos dijo el seor Henning despectivamente.
Viejo embustero!
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El abuelo descarg el puo cerrado sobre la mesa e hizo que casi todos se
cayeran de sus sillas.
Gemelos! rugi. Id a buscar esas cosas que sacasteis ayer, buscadlas
y tradmelas aqu. Voy a demostrarle a este americano que no tengo nada de
embustero.
Y entonces, ante los ojos atnitos del seor Henning y del seor Durleston,
y tambin de Junior, los gemelos desplegaron sobre la mesa las monedas de oro,
las joyas, las espadas y los puales. El seor Durleston se qued mirando
aquellas cosas como si no pudiera creer en lo que vean sus ojos.
Bueno, qu me dicen ustedes de esto? pregunt el abuelo, volviendo a
dar un puetazo en la mesa.
El seor Durleston se recost en su silla y dijo una sola palabra.
Chatarra!
Entonces le toc el turno al seor Finniston de ponerse en pie y decir unas
pocas palabras. El seor Durleston, que no se haba fijado en el calmoso anciano
que estaba sentado en un segundo trmino, se horroriz al verlo all. Saba que
era un experto conocedor, pues l mismo haba estado tratando de tirarle de la
lengua respecto al viejo castillo.
Seoras y caballeros dijo el seor Finniston como si estuviera
dirigindose a una ceremoniosa reunin, lamento decir que, hablando como
anticuario de reputacin, no considero que el seor Durleston sepa lo que se
dice si afirma que estos artculos son chatarra. Las cosas que estn sobre la mesa
valen una pequea fortuna para cualquier coleccionista autntico. Yo mismo
podra venderlas maana en Londres por una suma mucho mayor que la que el
seor Durleston le ha aconsejado ofrecer al seor Henning. Gracias por haberme
escuchado, seoras y caballeros.
Y se sent, haciendo una corts reverencia a la gente all reunida. Ana sinti
deseos de aplaudirle.
Bueno, no creo que haya nada ms que decir dijo el seor Philpot,
ponindose en pie. Si me comunica usted en qu hotel va a residir, seor
Henning, me encargar de que se le lleven all sus cosas, porque desde luego
usted no querr permanecer aqu ms tiempo.
Pap, yo no quiero irme, quiero quedarme aqu! se puso a gritar Junior
de modo muy sorprendente. Quiero ver cmo exca... excavotan las bodegas.
Quiero escarbar yo. Quiero quedarme.
Pero nosotros no queremos que te quedes dijo Enrique furiosamente.
T y tu espionaje y tu estar siempre curioseando y escuchando y
fanfarroneando y diciendo mentiras. Nio repipi! El desayuno en la cama! No
sabe limpiarse los zapatos! Lloriquea cuando no se sale con la suya! Se pone a
gritar cuando...
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Ahora lo que tienes que hacer es soltar esa espada, no vayas a estropearla
dijo el seor Finniston, que saba cmo tratar al abuelo, y t y yo nos vamos
a la vieja posada para hablar sobre todo lo que tenemos que hacer respecto al
hallazgo del tesoro. Te digo que primero sueltes la espada. No, abuelo, no voy a
llevarte a la posada cargado con esa espada.
La seora Philpot lanz un suspiro de alivio cuando los dos ancianos
empezaron a descender por el sendero dejando la espada a salvo en casa. Ella se
sent y, para horror de los nios, se ech a llorar.
No, no, no me hagis caso dijo cuando los gemelos corrieron hacia ella
consternados. Estoy llorando de alegra: por haberme librado de ellos, por
saber que no tengo que andar ahorrando y escatimando, que no tengo que
admitir a huspedes. Por pensar que vuestro padre podr comprar la
maquinaria agrcola que necesita y... Oh, Dios mo, qu tonta soy
comportndome as!
Oiga usted, seora Philpot, quiere que nos vayamos nosotros tambin?
pregunt Ana al darse cuenta de improviso que tambin ella y los dems
podan ser calificados de huspedes y eran una carga suplementaria para la
buena seora.
Oh, no, querida ma, en realidad vosotros no sois huspedes, vosotros
sois amigos! dijo la seora Philpot sonriendo entre sus lgrimas. Y lo que es
ms, no les voy a cobrar a vuestras madres un solo penique por teneros aqu, en
vista de la buena suerte que nos habis trado.
Muy bien, nos quedaremos. Tambin a nosotros nos gustar dijo Ana
. No querramos perdernos por nada del mundo ver las dems cosas que haya
en esas bodegas del castillo. No es verdad, Jorge?
Desde luego dijo Jorge. Queremos verlo todo. sta es la aventura ms
excitante que hemos tenido nunca.
Siempre decimos lo mismo dijo Ana. Pero la parte hermosa de esta
ltima no ha terminado todava. Podremos ir a ver trabajar a los excavadores
con sus taladradoras. Podremos ayudar a trasladar todas las cosas antiguas
desde los sitios donde estn ocultas, nos enteraremos de los precios que dan por
ellas y veremos el nuevo tractor. Sinceramente, creo que la segunda parte de
esta aventura ser mejor que la primera. No lo crees t as, Tim?
Guau! dijo Tim, y movi la cola con tanta fuerza que derrib a Retaco.
Bueno, adis, Cinco! Disfrutad el resto de vuestras aventuras y pasadlo
bien, y aseguraos de que el abuelo tiene cuidado con ese grande y antiguo
espadn!
FIN
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