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El Fantasma de Canterville - Propuesta 1

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EL FANTASMA DE CANTERVILLE

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El FANTASMA DE CANTERVILLE
DE OSCAR WILDE





ADAPTACIN TEATRAL
TOMS URTUSSTEGUI
1998










EL FANTASMA DE CANTERVILLE
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PERSONAJES:

FANTASMA DE CANTERVILLE
HIRAM B. OTIS.....EMBAJ ADOR DE ESTADOS UNIDOS EN INGLATERRA.
MIRIAM OTIS. ...SU ESPOSA.
VIRGINIA OTIS....SU HIJ A.
J OHN Y PAUL OTIS...SUS HIJ OS GEMELOS.
WASHINGTON OTIS...SU HIJ O.
SRA UMNEY...AMA DE LLAVES.
LORD CANTERVILLE...DUEO DEL CASTILLO.
CONDE CECIL...NOVIO DE VIRGINIA.


ESCENOGRAFA:
Biblioteca con chimenea.
Rincn de la celda donde vive el fantasma. En el piso hay un esqueleto encadenado.
Ventana con rejas muy altas. Un espejo lleno de telaraas est colocado en primer plano.

POCA: VICTORIANA.
LUGAR: INGLATERRA.



Al abrirse el teln vemos a lord Canterville que saca de los libreros un cartapacio de
papeles. Los deposita en una mesa. Despus se va a sentar a un silln junto a mister Otis.
Enciende su pipa, da alguna bocanada de humo.

LORD CANTERVILLE.- Estos son los legajos de las escrituras de este castillo. Desde este
momento son suyos.

Mister Otis va por la carpeta. La abre. Va a revisar los papeles. Se arrepiente. La cierra.
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MISTER OTIS.- Estoy seguro que todo est en orden.
LORD CANTERVILLE.- Aun puede arrepentirse, nosotros mismos nos hemos resistido en
absoluto a vivir aqu desde la poca en que mi ta abuela, la duquesa viuda de Bolton,
contrajo una grave dolencia de la que nunca se repuso del todo causada por el espanto que
experiment al sentir que dos manos de esqueleto se posaban sobre sus hombros cuando se
vesta para la cena. Creo mi deber decirle, Mister Otis, que el fantasma ha sido visto por
viarios miembros de mi familia, que viven an. Despus del deplorable accidente ocurrido
a la duquesa, ninguno de los sirvientes quiso seguir en nuestra casa, excepto la Seora
Umney que es nuestra ama de llaves. Mi propia esposa no pudo conciliar el sueo a causa
de los ruidos misteriosos que sonaban en la galera y en la biblioteca. Por esta razn nos
fuimos a vivir a Londres.
MISTER OTIS.- Milord, adquirir el castillo con todo y fantasma, espero que por el mismo
precio. Vengo de un pas moderno en el que podemos tener todo cuanto puede proporcionar
el dinero, y como nuestros jvenes son muy avispados y recorren divirtindose todo el viejo
continente, quitndoles a ustedes todo lo que se venda, estoy seguro que si queda todava
un autntico fantasma en Europa vendrn a buscarlo para colocarlo en alguno de nuestros
museos.
LORD CANTERVILLE.- Me temo que el fantasma existe. Hace ms de tres siglos que se
le conoce, data con precisin del ao 1584 y no deja de aparecer nunca cuando va a ocurrir
alguna defuncin en la familia.
MISTER OTIS.- Bah! Los mdicos de cabecera hacen lo mismo, lord Canterville. Amigo
mo, los fantasmas no existen ni creo que las leyes de la naturaleza admitan excepciones a
favor de la aristocracia inglesa.
LORD CANTERVILLE.- Bien, si gusta usted tener un fantasma en casa qu mejor.
Acurdese solamente que yo le previne. Me marcho.
MISTER OTIS.- Antes de que se marche permtame, Lord Canterville, presentarle a mi
familia.
LORD CANTERVILLE.- Encantado. Yo por mi parte me permitir presentarle a la seora
Umney, el ama de llaves.

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Lord Canterville suena una campana. Entra la seora Umney. Viste de negro. Su
semblante es muy duro. Un momento despus entran la familia de mister Otis que han
estado recorriendo el castillo. Los dos hermanos chicos, que son gemelos, vienen gritando
y rindose.

J OHN.- Esto est formidable pap, hay un montn de lugares para esconderse.
PAUL.- Aqu podremos jugar a los fantasmas.

Lord Canterville carraspea y la seora Umney se estremece ante esta observacin.

MIRIAM.- Est precioso el castillo, me encanta, qu muebles. Hiciste una buena
adquisicin querido.
MISTER OTIS.- (A sus dos hijos mayores). Y ustedes qu opinan?
VIRGINIA.- Me gusta. Est muy bonito.
WASHINGTON.- A m tambin me gusta pero siento que est muy lejos de la ciudad.
MISTER OTIS.- Dirs de las jvenes verdad?
MIRIAM.- Ya encontrar la manera de ir.
MISTER OTIS.-. Permtanme presentarles a Lord Canterville que es la persona que nos
vendi este castillo.
MIRIAM..- Encantada. Espero que nos haga el favor de venir a tomar con nosotros el th
cualquier da de estos y as nos platique de este castillo. No est de ms decirle que esta
sigue siendo su casa.
LORD CANTERVILLE.- Seguramente que vendr antes de lo que se imaginan. Tengo un
defecto y es la curiosidad. Me gustara saber...
MISTER OTIS.- Lord Canterville acaba de explicarme que en el castillo hay un fantasma.
J OHN Y PAUL.- Un fantasma? Qu padre!
MIRIAN.- (Sonriendo). A l tambin lo invitaremos a tomar th.
SEORA UMNEY.- (Con voz ttrica). Lo que dijo Lord Canterville es cierto, yo lo he
visto.
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LORD CANTERVILLE.- Perdn, no les he presentado a la seora Umney, ella es el ama
de llaves. Tiene muchos aos trabajando en este lugar. Mi esposa y yo les rogamos que la
conserven. Puedo asegurarles que es una persona honesta y muy trabajadora.
MIRIAN.- Por supuesto que s, me encantan las amas de casa inglesas. He visto tantas en el
cine. Todas tienen un no s qu.
LORD CANTERVILLE.- Nuevamente les doy las gracias. Debo marcharme, no tardar en
llegar la niebla.

Se despiden. Mister Otis acompaa hasta la salida a lord Canterville. Abre la puerta que
da al bosque. Un aire helado entra. Se escucha el viento. Oscurece. La seora Umney
enciende unos candelabros. Toma uno en la mano.

SEORA UMNEY.- Desean que los acompae a sus habitaciones?
MIRIAM.- No, an nos falta por conocer bien esta biblioteca . Nos puede iluminar?

Los hijos mayores ven algunos libros. Virginia ve los cuadros y adornos. Los nios juegan
corriendo alrededor de la mesa del centro. Mister otis se sienta en el silln.

VIRGINIA.- Cunto libro! T crees que alguien los habr ledo alguna vez?
WASHINGTON.- No me vayan a pedir que yo me ponga a leer.
VIRGINIA.- Los libros son de adorno. Es para que se vea bien la biblioteca.
MISTER OTIS.- Estas son las escrituras en donde se nos nombra dueos del castillo...y de
su fantasma. (Todos ren menos la seora Umney).
SEORA OTIS.- Y esta mancha? (Seala el piso. La seora Umney no puede contener un
grito).
SEORA UMNEY.- Otra vez la mancha!
SEORA OTIS.- Algo se ha cado aqu.
SEORA UMNEY.- Es sangre!
SEORA OTIS.- Sangre? Esto es espantoso! No me gustan los pisos manchados de
sangre. Es preciso limpiar esto inmediatamente.
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SEORA UMNEY.- (Sonre ttricamente). Es sangre de Lady Leonor de Canterville. Fue
asesinada en este mismo sito por su propio marido, Sir Simn de Canterville, en 1575. Sir
Simn la sobrevivi nueve aos desapreciando misteriosamente de manera repentina. Su
cuerpo no se encontr nunca, pero su alma sigue embrujando el castillo. La mancha de
sangre ha sido admirada por los turistas que nos visitan. Es imposible hacerla desaparecer.
SEORA OTIS.- Tonteras! Yo tengo un quitamanchas formidable, siempre traigo un
poco en mi bolsa, ya sabe, con los nios. (Saca un frasquito de su bolsa, lo destapa, moja
su pauelo y se hinca a limpiar. La seora Umney la mira aterrada. La mancha
desaparece totalmente). No hay como estos productos americanos. Ya ve, no qued ni
rastro.

En ese momento se desata una fuerte tormenta, caen rayos, entra una corriente de aire que
apaga las velas, se escucha msica ttrica de rgano.

MISTER OTIS.- Qu clima ms espantoso! Hagan el favor de encender las velas, creo
que Inglaterra est tan poblado que no hay buen tiempo suficiente para todos. Encienden las
velas.
SEORA OTIS.- (Sealando al cuerpo de la seora Umney que est tirado en el piso).
Querido qu podemos hacer con una mujer que se desmaya?
MISTER OTIS.- El tiempo que permanezca as se lo descontaremos de su sueldo. Vers
que nunca vuelve a hacerlo.

La seora Umney vuelve de su desmayo. Habla con voz ttrica.

SEORA UMNEY.- Suceder una desgracia!
MISTER OTIS.- No se preocupe por eso. Puede retirarse. (La seora Umney sale mirando
hacia todos lados. Ahora el seor Otis se dirige a los nios). Y ustedes a dormir.
SEORA OTIS.- Nosotros tambin, estoy cansada.
Todos se despiden de beso. Se retiran.
Oscuro.

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Una semana despus.
Entra la seora Umney a limpiar la biblioteca. Ve la mancha en el piso. La rodea. Sigue
limpiando. Un momento despus entran los dos hijos mayores y sus padres. La seora
Umney se retira. La seora ve la mancha. Patea el piso enojada, como en un berrinche.

SEORA OTIS.- Esto es el colmo, llevo ocho das quitando la mancha y siempre vuelve a
aparecer. No puede fallar mi quitamanchas, es Dupont.
MISTER OTIS.- El da de hoy es casi de color verde esmeralda.
WASHINGTON.- De seguro es cosa del fantasma.
SEORA OTIS.- Qu lata. (Se pone a limpiar la mancha). Espero que si es l busque otra
cosa y no siempre la misma. Me muero del fro, enciendan la chimenea. Quiero leer un rato.
MISTER OTIS.- Es lo mejor que podemos hacer con el fro que hace.
WASHINGTON.- Deja el fro, la niebla!, el da de hoy es tan espesa que no permite ver
ms all de las narices. Yo tambin me voy a poner a leer.

Mister Otis enciende la chimenea. Se acomodan todos en los sillones a leer. Estn muy a
gusto. Se escucha de repente cadenas que se arrastran y el sonido de un rgano. Un ser se
queja. Mister Otis se molesta. Va por un frasco que saca del escritorio. Se dirige a la
puerta de la biblioteca. La abre. Ah est el fantasma. Es un anciano aterrador, con ojos
que parecen carbones encendidos, tiene una larga cabellera gris. Sus ropas de corte
antiguo son harapientas y sucias. De sus muecas y tobillos cuelgan unas pesadas cadenas
y unos grilletes mohosos.

MISTER OTIS.- Mi distinguido seor, permita que le ruegue encarecidamente que se
engrase esas cadenas, no nos deja concentrar en el trabajo y de noche nos impide dormir.
Le traje un frasco de lubricante Oleol. Dicen que con una sola gota es suficiente, usted
puede ponerles dos o tres, por lo antiguo. En caso de terminrsele le proporcionar ms.
Gracias.

Le entrega el frasco. El fantasma lo toma asombrado. Mister Otis cierra la puerta.
Regresa a leer como si no hubiera sucedido nada. Se escuchan los gritos de los nios en el
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pasillo. Ahora es la seora Otis la que abre la puerta. Entran los dos nios muertos de
risa. Traen almohadas en la mano.

SEORA OTIS.- Nios!
J OHN.- Qu risa. El fantasma que se pone frente a nosotros y que empezamos a aventarle
cojines y almohadas. l que se hace para un lado y hacia el otro.
PAUL.- Y que le aventamos ms. Pobre, tuvo que meterse por una pared.
SEORA OTIS.- Ya les dije que no lo molesten, es una persona mayor. Adems ustedes
deben estar en su cuarto haciendo las tareas. As que obedezcan.

Los nios salen. La seora Otis cierra la puerta. Se va a leer junto a su marido. Se
oscurece el cuarto. Se ilumina una parte del calabozo del fantasma. ste, compungido, se
contempla en un espejo grande.

FANTASMA.- Qu me fall? Es ms de trescientos aos que llevo ejerciendo este oficio
nunca me haba sucedido algo parecido a lo de hoy. Es que ya no asusto a nadie? (Se pone
a hacer gestos de terror frente al espejo). No es posible! (A su imagen). Acurdate de
cuando asust a la gran duquesa Elizabeth; las joyas que se estaba probando rodaron por el
suelo. Y qu me dices de aquellas cuatro sirvientas a las que les dio un ataque de locura
slo por verme hacerles ojitos desde la ventana de la cocina? Y lo de la vieja Madame
Tremuillac? Logr que me viera sentado en su mecedora cuando ella iba a tomar su th.
Pobre! Tuvo que guardar cama por espacio de cinco semanas. Y ni hablar de Sir Arthur que
al verme cuando estaba leyendo sentado cmodamente en el bao cambi su cabellera
negra por una blanca en pocos minutos. Para m que se vea mejor pero el gritaba y gritaba.
Y todo esto para qu? Para que unos odiosos americanos me ofrezcan un lubricante para
mis cadenas y me tiren almohadas cada vez que me ven. Esto es intolerante! La peor es la
seora. Adems de hablar de su quitamanchas todo el tiempo, como si fuera la quinta
maravilla, me aturde con su pltica. No para nunca de hablar. (El fantasma se contorsiona.
Se cubre los odos con sus dos manos. Ahora cambia. Se pone en posicin digna). J ams de
los jamases un fantasma ha recibido este trato tan grosero. Ah, pero me vengar. Claro
que me vengar! (Re ttricamente)
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Se hace oscuro.

Pasan varios das. La familia est nuevamente en la biblioteca. La seora est sentada en
un rincn para que sus hijos no la molesten. Estos ren en otro sitio viendo algn libro.
Virginia lee algn libro de versos. Suspira. Washington observa la lejana desde la
ventana. De repente se escucha un gran estrpito en el corredor. El seor Otis corre a
sacar una pistola de un cajn. Toda la familia se apresta a ver la causa del ruido. La nica
que no se mueve es la seora Otis que sigue tan tranquila. Se va la luz. Se ve la silueta del
fantasma iluminado con luces fosforescentes.

MISTER OTIS.- Manos arriba!
J OHN Y PAUL.- Al ataque!
VIRGINIA.- Mam!
WASHINGTON.- Todos juntos, que nadie se separe.

El fantasma, dueo de la situacin grita, re ttricamente, hace sonidos roncos con la boca.

SEORA OTIS.- Seor fantasma. Seor fantasma. (El fantasma asustado la mira. La
seora se levanta tranquila y camina hacia l). Seor fantasma, me temo que est usted
resfriado, mire nada ms que voz, debe usted cuidarse de las corrientes de aire. (El
fantasma incrdulo est por salir. Con un movimiento de su mano la seora lo detiene).
No, no se vaya, yo tengo un jarabe que es maravilloso, es de la marca Roberts, voy a mi
cuarto a trarselo. Mientras regreso le ruego que encienda las luces; no vayamos a
tropezarnos alguno de nosotros.

El fantasma cabizbajo desaparece por la pared. La seora levanta los hombros como
diciendo all l. Mister Otis enciende las velas.

MISTER OTIS.- No me gustara que se ofendiera el fantasma. Reconozco que su larga
estancia en esta mansin le da derecho para que no le lancen almohadas, pero por otro lado,
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si sigue empeado en no emplear mi lubricante para sus cadenas, voy a tener que
quitrselas. No es posible dormir as con este ruido tan molesto.
SEORA OTIS.- Y ahora va a empezar con la tos, vas a ver. Pero no quiere ponerse ms
ropa por ms que le digo. La que trae est toda rota. Pero es tan terco. La prxima vez que
lo vea le voy a poner tu abrigo gris, el que ya no te pones. Te molesta?
MISTER OTIS.- No, ojal y no le quede muy grande. (A los nios). Y ustedes no vuelven
a aventarle almohadas ni ninguna otra cosa. Entendieron?
PAUL- Es muy divertido.
J OHN.- Sobre todo cuando corre por los pasillos.
MISTER OTIS.- Pregunt que si entendieron.
J OHN Y PAUL.- S, pap.

Oscuro.
Varios das despus. Vemos al fantasma probndose frente a su espejo varios trajes
antiguos.

FANTASMA.- Con ste me veo peor. Ahora s se van a asustar. (Re. Va por un cuchillo y
lo blande frente al espejo. Vuelve a rer. Ahora va por una sbana. Se la pone de la forma
clsica de los fantasmas. Grita). Uh, uh, uh! (Re). Ahora s van a ver lo que es bueno. De
la humillacin que me hicieron al quererme dar un abrigo tuve que permanecer ocho das
en mi celda, pero eso ya pas. Ahora lo pagarn caro. Por tres veces hundir el cuchillo en
el cuello de Washington. Qu nombre!. Despus ir al cuarto de la seora y le apretar el
cuello. Cuando tenga la lengua afuera se la rebanar para que deje de hablar. Despus
seguir con su marido, le dir al odo palabras del ms all que harn que muera de terror...
Y a los malditos gemelos...a ellos les echar encima miles de almohadas para que se vayan
asfixiando poco a poco. A la nica que no le har nada es a la dulce Virginia. Es tan bella!
Si al menos tuviera yo unos doscientos aos menos...Ayer, al verme me sonri. Ay, Dios!
Si me sucediera ahora morir, sera este momento el ms dichoso! Porque mi alma posee
una felicidad tan absoluta, que temo que otra parecida no le est reservada en el ignorado
porvenir Lstima que estas palabras no sean mas sino de ese actorcillo, Shakespeare,
dicen que se llama. Pero ahora no estoy para amores sino para venganzas.
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Vuelve a rer ttricamente. Camina arrastrando sus cadenas procurando que hagan ms
ruido. Gime y casi alla para causar miedo. Ahora va a la biblioteca. Todos estn ah pero
no los vemos con claridad. El fantasma re frente a la puerta. Toca violentamente. Todos se
asustan. De un golpe se abre la puerta. Ah est el fantasma con las manos elevadas al
cielo. Grita y re al mismo tiempo. John y Paul, que estn vestidos de fantasmas para el
halloween corren y se colocan frente a l. Tambin levantan los brazos, gimen y gritan.

J ohn y Paul. - Halloween!

El fantasma aterrado huye dejando tirado el cuchillo. Los nios se quitan el disfraz. Ren.
El fantasma llega a su celda. Se coloca frente al espejo. Est derrotado. Se derrumba en el
suelo. Hace un berrinche.

FANTASMA.- Esta ya no es vida, cada sbado que me toca hacer mi paseo por el castillo
me encuentro trampas de esos malditos nios: cuerdas para que me tropiece, cscaras de
nuez tiradas en el piso, canicas para que me resbale y caiga, cohetes que estallan cuando los
piso... Qu voy a hacer? Yo soy un fantasma cumplido, que se presenta como tiene
estipulado a recorrer de noche los pasillos y los cuartos, que grita a las doce de la noche,
que los sbados de doce de la noche a una de la maana me pincho los dedos de la mano
para dejar huellas de sangre, en fin, que hago lo que debo y no por estos nios voy a dejar
de cumplir. Pero esta noche...(Re). Slo espero que no despierten...(Con calma se pone a
engrasar sus cadenas. Ve que ya no hagan ruido. Ya seguro va hasta la biblioteca donde
los dos nios duermen sobre un silln. El fantasma camina a su alrededor. No despiertan).
Bravo, ya no me escuchan! El prximo sbado me vengar, usar el atuendo del Conde
sin Cabeza. De seguro que eso los matar del susto.

El fantasma sale.
Oscuro.

Una semana despus.
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Los gemelos juegan ajedrez sentados en el piso. Se aburren.

PAUL.- Qu ocurrencias de mi pap. Mira que ponernos a jugar esto.
J OHN.- Esto no es un juego.
PAUL.- Claro que no, es una cosa aburrida.
J OHN.- Eso s.
PAUL.- Ya me dio sueo.
J OHN.- A m tambin.
PAUL.- Y si nos vamos a acostar?
J OHN.- Mi pap dijo que lo esperramos aqu.
PAUL.- Entonces aqu me duermo.

Se acuesta en el piso e inmediatamente queda dormido. John lo contempla un momento.
Despus hace lo mismo. Los dos duermen en el piso. Entra por la pared el fantasma. Su
traje lo hace aparecer como un ser sin cabeza. Re contenindose y casi sin escucharse. Se
acerca a ellos. Cuando los va a tocar un can de juguete dispara una pelota que le pega.
El fantasma se asusta y sale corriendo. Los dos nios ya despiertos se ren a carcajadas.

J OHN.- Funcion.
PAUL.- Como que yo lo hice.

Los gemelos se ponen de pie, chocan sus manos. Bailan de gusto.
Oscuro.

Al da siguiente en el mismo lugar. Se ve a Virginia que platica con el conde Cecil. Ella
est apenada. El conde la mira a los ojos sonriente.

VIRGINIA.- A mi mam le dio mucho gusto que aceptara venir unos das a este castillo.
CONDE CECIL.- Ms gusto me da a m. Siempre haba deseado conocer este castillo. Ha
de saber que es muy famoso en este pas. Un to mo vivi aqu una poca, dicen que se
volvi loco al ver a un fantasma.
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VIRGINIA.- Seguramente es el mismo que todava vive aqu. Aunque ya no s si esto es
verdad pues hace dos semanas que no sabemos nada de l. Es una lstima pues todos nos
habamos acostumbrado a su presencia.
CONDE CECIL.- Siempre es mejor que no estn.
VIRGINIA.- No me ha dicho. Estudia en Oxford?
CONDE CECIL.- No me gusta que me hables de usted.
VIRGINIA.- Estudias en Oxford?
CONDE CECIL.- As es. Falta un ao para que termine mis estudios. Creo que voy a
extraar las excursiones, las regatas, los juegos de tenis y el rugby.
VIRGINIA.- Me encantara que me platicaras de tus estudios.
CONDE CECIL.- Prefiero hacerlo en el bosque. No te gustara dar un paseo?
VIRGINIA.- Encantada.

Se escucha un estruendo afuera.

CONDE CECIL.- Qu es eso?
VIRGINIA.- No lo s, pero no te preocupes. Aqu siempre hay ruidos extraos. Nos
vamos?
CONDE CECIL.- S.

Salen los jvenes. Entra el fantasma. Viene muy triste. Imita al joven.

FANTASMA.- (Imitando al joven) Te gustara dar un paseo? (Imitando a Virginia).
S, claro. Par de estpidos! Pero lleg la hora de reivindicarme, el condecito pertenece a
la aristocracia inglesa y todos ellos s creen en nosotros, no como estos americanos. Me voy
a presentar en plena cena con mi vestuario de Fraile vampiro o el de Benedictino
desangrado. Con este ltimo he conquistado muchos triunfos. La vieja Startup me vio
representar este papel en 1764; ella empez a lanzar agudos chillidos que degeneraron en
un fuerte ataque de apopleja que ocasiono su defuncin tres das despus. Pobre, qu
susto debe haberse llevado! Espero que eso mismo le suceda al conde. Mira que llevarse al
campo a la dulce Virginia. (Estornuda repetidas veces). Esos gemelos son unos canallas!
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Por haberme mojado ahora tengo esta gripe. Voy a hacer el ridculo estornudando en plena
actuacin. (Se pone a llorar a gritos). Ay de m, qu desgraciado soy!
Oscuro.

Varios das despus. Virginia pasa por la celda del fantasma. ste est frente al espejo
llorando. Virginia entra.

VIRGINIA.- Perdn, andaba buscando a mis hermanos y vi la puerta abierta. (Ve a su
alrededor. Pone cara de asco). Qu horrible lugar! Qu hace ese esqueleto tirado en el
suelo, y esas araas disecadas, y ese murcilago?
FANTASMA.- Yo soy el que tengo que preguntar. Qu hace usted aqu?
VIRGINIA.- Ya se lo dije, buscando a mis hermanos. Yo no conoca esta parte del castillo.
FANTASMA.- Nadie la conoce.
VIRGINIA.- Perdn si lo molest, no era mi intencin. Me retiro. (Virginia camina para
salir. El fantasma slo la mira. Ella se detiene. Regresa). Estoy apenada por todo lo que le
han hecho mis hermanos y s que por eso ya no nos visita, pero le tengo una buena noticia.
Maana terminan sus vacaciones y regresan a Eton a estudiar. A partir de esa fecha ya
nadie lo molestar, se lo prometo. Usted me debe prometer a m que se va a portar bien y
no va a andar asustando a nuestras visitas.
FANTASMA.- Es absurdo pedirme que me porte bien, realmente absurdo. No tengo otro
trabajo que sacudir mis cadenas, gemir por los agujeros de las cerraduras, vagar por la
noche, cruzar paredes, encenderme y apagarme, en fin, hacer lo que tiene que hacer un
fantasma que se respete. Eso no es portarse mal. Eso es mi nica razn de ser.
VIRGINIA.- Eso no es una razn de ser. Usted se porta as porque hace muchos aos,
muchsimos, usted fue malo. No diga que no se acuerda. La seora Umney nos dijo el
mismo da que llegamos que usted haba matado a su esposa.
FANTASMA.- No lo niego. Si ustedes la hubieran conocido me comprenderan, pero
dejemos eso, nadie tiene que meterse en algo que pas hace tanto.
VIRGINIA.- Es muy malo eso de matar.
FANTASMA.- Repito que era inaguantable; no almidonaba nunca mis camisas, no saba
cocinar, el mejor venado que cac cuando ella lo cocin saba a perro. Adems todo el da
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hablando, todo el da pidiendo cosas y vestidos con el pretexto que no tena que ponerse,
llevando a su mam a comer con nosotros y para que sigo....
VIRGINIA.- Por qu no cocin usted el venado si ella no lo saba hacer?
FANTASMA.- Cocinar? Cocinar un caballero como era yo?
VIRGINIA.- S, por qu no. Mi padre cocina que es una delicia.
FANTASMA.- Esas son degeneraciones de los tiempos modernos.
VIRGINIA.- Lo que pasa que ustedes no saban hacer nada ms que matar. Y eso hizo
usted con ella.
FANTASMA.- Puede ser que tenga usted razn, pero bien que he pagado mi crimen. Los
hermanos de mi mujer me encadenaron en este cuarto y me dejaron morir de hambre.
VIRGINIA.- Que lo dejaron morir de hambre? Oh, seor fantasma. Quiere que le prepare
un pan con carne, un pollo a la lea, un cerdo relleno?
FANTASMA.- No, gracias, ahora ya no puedo comer, es usted, muy amable, bastante ms
atenta que el resto de su horrible, agresiva, ordinaria y nada honorable familia. Y eso con su
perdn.
VIRGINIA.- Basta! El horrible, ordinario y arisco es usted. Y en cuanto a la honorabilidad
bien sabe usted que me ha estado robando todos los colores de mi caja de pinturas para
restaurar esa ridcula mancha de sangre en la biblioteca. Empez quitndome los rojos,
inclusive el bermelln, impidindome pintar las puestas del sol y termin por quitarme
hasta el verde esmeralda. Se ha visto alguna vez sangre color verde esmeralda?
FANTASMA.- De acuerdo. Pero qu poda yo hacer. Por ms que me pincho los dedos no
me sale sangre. Y luego su seora madre. Que maa de quitar con su producto americano
mi dibujo. En cuanto al color eso es cuestin de gustos. Por ejemplo, los Canterville tienen
sangre azul, propia de Inglaterra, aunque ustedes lo duden.
VIRGINIA.- Claro que lo dudamos, todos los seres humanos tienen sangre roja...y si no le
gustan los americanos me retiro.
FANTASMA.- No se vaya, Virginia, se lo suplico. Estoy tan solo y soy tan desgraciado.
Quisiera por una vez poder dormir aunque sean cinco minutos pero no puedo. Tengo que
trabajar.
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VIRGINIA.- Es muy fcil. Acustese y apague la luz y sobre todo no piense en nada. Es
ms fcil dormir que estar despierto. Dgamelo a m que siempre estoy por dormirme en la
iglesia.
FANTASMA.- Yo tengo ms de trescientos aos sin poder dormir, por eso estoy tan
cansado.
VIRGINIA.- Pobre seor fantasma! (Se sienta junto a l y le toma la mano). No tiene otro
sitio para poder dormir que no sea ste?
FANTASMA.- All lejos, al otro lado del pinar, hay un jardn pequeo, la hierba crece en
l alta y espesa, ah se abren las estrellas blancas y canta el ruiseor durante toda la noche.
VIRGINIA.- Est usted hablando del J ardn del Cementerio. Del jardn de los muertos.
FANTASMA.- Debe ser tan hermosa la muerte. Descansar en la blanda tierra oscura, bajo
las hierbas que se balancean con el aire, poder escuchar en silencio los ruidos de la noche;
no tener ni hoy ni ayer ni maana, olvidar el tiempo, estar en paz.
VIRGINIA.- Estar en paz.
FANTASMA.- S. Usted debe ayudarme, usted puede llevarme hasta las puertas de la
muerte porque slo el amor sabe donde estn y el amor la acompaa a usted siempre. El
amor puede abrirlas.
VIRGINIA.- Qu debo hacer?
FANTASMA.- Permanecer conmigo unas horas, hasta las doce de la noche, para que yo
pueda llorar mis culpas por medio de sus ojos. Yo no tengo lgrimas y estas son necesarias.
Despus de haberme arrepentido, la muerte me llevar con ella. Usted deber estar presente
cuando ella venga para mostrarle mi esqueleto, que es el que usted ve ah tirado.
VIRGINIA.- Pero...
FANTASMA.- No se asuste. La muerte no podr nada contra usted.
VIRGINIA.- Tengo que irme. Mi familia y mi prometido me esperan.
FANTASMA.- Su prometido?
VIRGINIA.- S, ayer se me declar.
FANTASMA.- Se lo suplico, ya llevo muchos aos vagando. Quiero descansar.
VIRGINIA.- Est bien, no tengo miedo. Rogar a la muerte que se apiade de usted y mis
lgrimas sern las suyas.
FANTASMA.- (Corre a besarle las manos). Gracias.
EL FANTASMA DE CANTERVILLE
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Se oscurece esa rea. Aparece la familia en la biblioteca. Toman t. Inclusive est el conde
Cecil.

SEORA OTIS.- Qu raro, ya es hora del th y an no baja Virginia.
MISTER OTIS.- Usted no la ha visto?
CONDE CECIL.- No, me dijo que no tardara, que iba a buscar a sus hermanos en el
castillo.
J OHN.- Para qu tena que buscarnos?
PAUL.- Para luego venir a contar chismes a mis paps.
SEORA OTIS.- Nios!
WASHINGTON.- Qu bueno que maana se van a la escuela. Ya no los aguanto.
PAUL.- Y nosotros a ti? Todo el da en la ventana suspirando. Espero no llegar a tu edad.
WASHINGTN.- Los nios no deben hablar delante de los mayores, as que se callan.
J OHN.- Entonces t tambin te callas, t no eres mayor.
MISTER OTIS.- Por favor.
CONDE CECIL.- Si me permiten voy a buscarla.
WASHIGNTN.- Yo lo acompao.
PAUL Y J OHN.- Nosotros tambin.
SEORA OTIS.- Vayan, pero por la seora Umney, ella debe saber.

De mala gana se levantan los nios y van por la seora Umney. La familia sigue tomando
elegantemente el t. Entra la seora Umney. Los nios van a su lugar y se sientan.

SEORA UMNEY.- Me llamaba usted, seora?
SEORA OTIS.- S. Quisiera saber si ha visto usted a la seorita Virginia.
SEORA UMNEY.- No. (Ttrica) Acaso desapareci?
SEORA OTIS.- Para eso la llam, para que nos informara.
SEORA UMNEY.- Ya saba que un da de estos el fantasma...
SEORA OTIS.- Deje al fantasma en paz, lo que nos interesa ahora es encontrar a mi hija.
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WASHINGTON.- Cerca del castillo vi que acampaban unos gitanos, ellos deben haberla
raptado.
CONDE CECIL.- Qu dices?
WASHINGTON.- Vayamos antes de que le suceda algo.
CONDE CECIL.- Conoces el sitio?
WASHINGTON.- S.
CONCE CECIL.- Vamos.
MISTER OTIS.- Mientras ustedes van a ese lugar nosotros seguiremos buscando en el
castillo. No creo que le haya pasado nada malo, andar por el bosque.
CONDE.- Con permiso.

Salen el conde y Washington.

PAUL.- Podemos ir nosotros tambin?
SEORA OTIS.- No, ya es tarde y hace fro.
J OHN.- Tambin hace para ellos y los dejaron ir.
SEORA OTIS.- Ya son mayores.
J OHN.- Lo mismo de siempre. Nos prohben todo porque somos nios, no nos dejan hacer
nada porque no somos grandes. Cundo se terminar la niez?

Se hace un oscuro. Dos horas despus. Los padres estn asomados a la ventana. Los nios
juegan con cubos en una mesa. Entran el conde y Washington.

WASHINGTON.- No est con los gitanos. Buscamos en todas su tiendas.
CONDE CECIL.- Tambin recorrimos el bosque a caballo, no hay ninguna sea de ella.
WASHINGTON.- Ustedes saben algo?
SEORA OTIS.- Nada. Ahora s ya estamos preocupados.
SEORA UMNEY.- La mancha de sangre...
SEORA OTIS.- Cllese!

EL FANTASMA DE CANTERVILLE
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La seora Otis desesperada va a sentarse. Se pone a llorar. El marido va y la abraza.
Nadie sabe qu hacer.

PAUL.- Y si llaman a la polica? Yo vi un programa donde la polica...
MISTER OTIS.- Estamos muy lejos.

Se hace otro largo silencio. Misteriosamente empieza a escucharse msica de rgano,
despus sonido de viento que aumenta de volumen poco a poco. Se empiezan a mover las
cortinas de la biblioteca. Las velas estn por apagarse. Todos se ponen de pie. Estn
aterrados. Se abre una pared y aparece Virginia. Est muy plida. En sus manos trae un
pequeo cofre. La madre corre hacia ella. Los dems se acercan.

SEORA OTIS.- Hija ma! (La abraza llorando. Se acerca el padre).
MISTER OTIS.- Dnde estabas? Nos tenas a todos muy preocupados, sobre todo a tu
madre.
WASHINGTON.- Te hemos buscado por el bosque, con los gitanos...
MISTER OTIS.- Tu madre ha estado a punto de morir de espanto. No te vuelvas a ir a
ningn lado sin avisar.
VIRGINIA.- Pap, mam, estaba con el fantasma.

La seora Umney pega un pequeo brinco y grita. Todos se sorprenden.

CONDE CECIL.- Con el fantasma has dicho?
VIRGINIA.- S, acaba de morir. Todos tienen que ir a verlo para rezar por l. S que fue
malo pero estaba arrepentido. Antes de morir me dio este cofre de joyas para cuando yo me
case, eran de su esposa.
PAUL.- A verlas.
SEORA OTIS.- Nio!
PAUL.- Qu tiene de malo.
J OHN.- Yo tambin las quiero ver.
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MISTER OTIS.- Afortunadamente no ha sucedido nada. Creo que en lugar de ir a ver a un
fantasma muerto deberamos pasar a la mesa. De seguro que ya la carne se enfri.
SEORA OTIS.- Seora Umney, por favor, que la cena est lista.
SEORA UMNEY.- Como usted ordene.
SEORA OTIS.- Pasemos a la mesa. Empezaremos con fruta mientras se calienta la sopa y
la carne.
VIRGINIA.- No me oyeron? Les ped que vinieran conmigo a rezar por l y entre todos
despus llevemos sus restos al panten. Slo hay unos pocos huesos, el resto se convirti en
polvo cuando el muri.
SEORA OTIS.- Es necesario?
VIRGINIA.- Se los ruego.
J OHN.- Yo quiero ver.
MISTER OTIS.- Ustedes todo quieren ver.
VIRGINIA.- Nos acompaas?
CONDE CECIL.- Con gusto.

Todos salen por la pared que permaneci abierta. Llegan a la celda del fantasma. Ya no
est el esqueleto sino unos cuantos huesos y polvo. Virginia antes de salir de la biblioteca
tom un ramo de flores, ahora lo deposita en el piso, junto a los restos. Todos se colocan
alrededor. Rezan en voz baja.

VIRGINIA.- Lo salv creer en el amor.
MISTER OTIS.- Por qu lo dices?
VIRGINIA.- Es un secreto entre l y yo. Lo nico que puedo decirles que el amor consigue
todo.

El conde Cecil se acerca a virginia. La toma de la mano. Lo mismo hace mister Otis con su
mujer. Los tres hijos varones se miran entre s y se sonren.

MISTER OTIS.- Maana temprano llevaremos los restos al panten, le escogeremos un
buen lugar.
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VIRGINIA.- Que tenga un rbol donde canten los ruiseores. Eso quera l.
MISTER OTIS.- Se lo concederemos. Y ahora s a cenar.
J OHN. - Oye pap...
MISTER OTIS.- Dime.
J OHN.- Y ahora qu vamos a hacer sin fantasma? Nos vamos a aburrir mucho.
PAUL.- Si es cierto, era muy divertido.
SEORA OTIS.- l ya descansa. Ustedes deben buscar nuevos juegos, adems recuerden
que maana inician sus clases.
J OHN.- Qu mala onda.
PAUL.- Ir otra vez a clases. Gucala!
MISTER OTIS.- Ni digan que no les gusta, ya estn ansiosos por volver.
J OHN.- Bueno, la verdad que s, pero que nos quiten las mate, la geografa, la historia...
PAUL.- La gramtica, las clases de msica, la gimnasia...
J OHN.- El civismo, la geometra.

Todos ren. Salen del lugar. Van a la biblioteca. El conde Cecil se aprovecha y le da un
corto beso a Virginia.

CONDE CECIL.- Eres un ngel.
VIRGINIA.- Y t un demonio.
CONDE CECIL.- Por el beso?
VIRGINIA.- S.
CONDE CECIL.- Ni modo, yo que quera ser ngel, ahora quiero ser diablo.

Los dos ren. Se sientan.

PAUL.- No que ya bamos a cenar? Me muero de hambre.
SEORA OTIS.- Ya lo vamos a hacer. Slo quera decir que voy a extraar al fantasma.
MISTER OTIS.- Creo que todos lo extraaremos. Fue un fantasma gentil.

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Entra la seora Umney. Se hace un silencio. Ella los mira. Sonre ampliamente. Todos se
destensan.

SEORA UMNEY.- Sirvo ya la cena? Todo est caliente.

Sonriendo todos pasan al comedor. Desaparecen. La pared se cierra estrepitosamente. Se
escucha el sonar de unas cadenas. Despus se hace un silencio largo.

FIN



















EL FANTASMA DE CANTERVILLE
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Resumen.- Una familia va a vivir a un castillo que tiene un fantasma. ste
trata intilmente de asustarlos. Los nios le hacen la vida imposible. El
fantasma termina por desaparecer.

Personajes: Un nio, una nia, cinco adultos masculinos, tres femeninos.

TEATRO PARA NIOS

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