Había Una Vez. Nadine Gordimer
Había Una Vez. Nadine Gordimer
Había Una Vez. Nadine Gordimer
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Alguien me escribi6 pidiendome una contribuci6n
para una antologfa de cuentos infantiles. Respondo
que no escribo historias para ninos, y en nueva carta
.<
dice que en un reciente congreso/feria dellibro/semi
nario cierto novelista dijo que todo autor debfa escri
bir al menos un cuento infantil. Pienso enviarle una
tarjeta postal que diga que me niego a aceptar que yo
"deba" escribir nada.
Pero anoche me desperte -0 mejor, algo, no se que,
me despert6.
lAlguna voz en la camara de resonancia del sub
consciente?
Un ruido.
Un cruj ido como el de un peso arrastrado por pies
que andan, uno tras otro, por un piso de madera.
Escuche. Sentf que mis ofdos se agrandaban por la
concentraci6n. Otra vez el crujido. La esperabaj espe
raba ofr si este senalaba unos pies que se movfan de
cuarto en cuarto, subiendo por el corredor, en direc
ci6n a mi puerta. No tengo rejas que me defiendan
contra los ladrones, ni pistola bajo la a.lmohada, pero
me asaltan los mismos temores de quienes toman estas
precauctones, y los vidrios de mis ventanas son delga
dos como laminas de escarcha y podrfan romperse
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N A [) I NEG O' lt DIM E R
una copa de vino. El ano pasado y a plena luz del
Ha, una mujer fue asesinada Ccomo 'lo expresan?) en
una casa ados cuadras de aqul, y los perros bravos, que
custodiabana un viejo viudo y a su coleccion de relojes
antiguos, fueron estrangulados antes de que el viejo
"
fuera acuchillado por un trabajador cualquiera al que
'<
habfa despedido sin pagarle.
"Bn la oscuridad, miraba hacia la puerta, mas bien
imaginandomela que viendola. Acostada, me quede
muy quieta -ya una vfctima- pero la arritmia de mi
corazon iba veloz, golpeandose para ad. y para alla
contra la prision de su cuerpo. jCuan aguzados estan
los senri dos cuando acaban de salir del descanso, del
sueflo! Jamas habrfa podido escuchar con la misma
atencion en medio de los q uehaceres del dfa; alcanzaba
a percibir los sonidos mas tenues, identificcindolos y
clasificcindolos por su grado posible de amenaza.
Pero comprendi que ni me iban a ame,nazar ni a
dejarme en. paz. No habfa peso humano alguno que
hiciera presion sobre las tablas; el cruj ido era un
estremecimienro, el epicentro de una -tension donde
yo me encontraba. La cas a que me rodea mientras
duermo esta situada sobre un terreno socavado; debajo
de mi cama, del piso, de los cimientos de la casa, muy
hondo, las bancadas y socavones de minas de oro han
taladrado la roca, y cuando, tres, mil pies mas abajo,
una superficie tiembla, se desprende, y cae, toda la casa
se mueve un poco y produce una tension perturbadora
en el balanceo y contrabalanceo delladrillo, cemento,
madera y vidrio que la mantienen como unaestructura
en torno a mf. Los golpes enloquecidos de mi corazon
se fueron apagando como los floreos sordos de los
HABfA UNA VEZ
xilofonos de ' madera fabricados ' por ' los mineros
migratorios de Chopi y Tsonga que en aquel instante
podrfan estar alla en el fondo, debajo de mt, en la
tierra. La bancada donde ocurrio el derrumbe estaba
tal vez abandonada y por sus venas rotas goteaba el
agua; a era posible que hubiese, en , ese momento,
hombres sepultados en la mas de las tumbas.
No podfa hallar una posicion que le permitiera a mi
mente sol tar el cuerpo, dejarme dormir de nuevo, pOI
10 que comence a contarme un cuento; un cuento para
la hora de dormir.
En una casa, en un suburbio, en una ciudad, habfa
una vez un hombre y una mujer que se querfan mucho
y estaban viviendo felice? por siempre jamas. Tenfan
un niflito a quien amaban mucho, y un gato y un perro
a los que el nino querfa mucho. T enfan ' carro con
remolque para los dfas de fiesta y una piscina cercada
para que el nino y sus companerito's no se cayeran en
ella y se ahogaran. T enfan una sirvienta de toda su
confianza y un jardinero por dfas, muy recomendado
por los vecinos, porque cuando empezaron a vivir
felices por siempre jamas, los previno aquella vieja y
sabia bruja, la madre del esposo, contra recibir a
cualquiera de 1a calle. Tenfan un seguro medico y los
papeles del perro en regla; estaban asegurados contra
incendio, inundacion y robo, y suscritos a una
zaci6n de seguridad vecinal, que les suministro una
placa para fijar en el porton, con el letrero ESTAN
SOBRE AVISO colocado encima de la silueta de un
intruso potencial. Estabaenmascarado, por 10 que
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NADINE GORDJl>.-!ER
resultaba imposible decir si era negro 0 blanco, prueba
de gue el dueno de la casa no era ningun racista.
No era posible asegurar la casa, la piscina 0 el carro
contra asonadas. Habfa asonadas, sf, pero estas ocu
rrfan fuera de la ciudad, donde se hallaban confinadas
las gentes de otro color, a quienes no se les permitfa
entrar al suburbio sino como sirvientas y jardineros de
confianza; asf que no hay que temer, le dijo el esposo .
a 13. mujer. Pero, a pesar de todo, ella temlaque algun
dfa esa gente pudiese venir por la calle y arrancar la
placa. ESTAN SOBRE AVISO, abrir las puertas y entrar en
masa ... Absurdo, mi amor, le dijo el esposo; hay poli
das y sol dados y gases lacrimogenos y pistolas para
. mantenerlos alejados. Pero conel fin de darle gusto, pues
la amaba mucho y estaban quemando buses y ape
dreando carros y la pol ida estaba matando colegiales
a bala en aquellos barrios alejados que no se alcanza
ban ni aver ni a ofr desde el suburbio, hizo instalar un
porton dectronico. Quien arrancara d letrero ESTAN
SOBRE AVISO e intentara abrir la puerta tendrfa que
anunciar sus intenciones apretando un boton y ha
blando por un citofono conectado ala casa. Al ninito
le fascino el artefacto y 10 usaba como walkie-talkie
cuando jugaba a policfas y ladrones con sus amiguitos.
Lograron sofocar las manifestaciones violentas, pero
habia muchos robos en el suburbio y la sirvienta de
confianza de una familia fue amarrada por los ladrones
e introducida en un armario mientras estaba a cargo de
la casa de quien la empleaba. La sirvienta de confianza
del hombre y la mujer y el nifiito quedo tan afectada
por el infortunio de aquella amiga a la que, como con
frecuencia le ocurrfa a ella misma, le habfan dejado el
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HABiA UN A VEZ
cuidado de las posesiones del hombre, su mujer yel
nino, que les suplico a sus empleadores que les pusieran
rejas contra robo a las puertas y ventanas de la cas a e
hicieran instalar un de alarmas. La esposa dijo:
Tiene 'razon, hagamosle caso a 10 que recomienda. Asi
que por cada una de las puertas y ventanas de 1a casa
donde vivian por siempre jamas veian ahora los
arboles y el cielo a traves de rejas, y cuando el gatico
del nino trato de entrarSe por el montante para acom
panarlo por la noche en su camita, como era su cos
tumbre, activo la alarma, que comenzo a ulular por
toda la casa. -
A menudo recibfa la alarma una respuesta -segun
parecfa-de las alarmas contra robo de otras casas, que
habfan sido activadas por gatos 0 por ratones mor
discones. Las alarmas se llamaban unas a otras por los
jardines, con chillidos, gemidos y lamentos a los que
todos se fueron acostumbrando, por 10 que su alboroto
no despertaba ya a los habitantes del suburbio mas de
10 que el croar de las ranas 0 el frotarse musical de las
patas de las cigarras 10 hada. Al amparo del discurso de
las arpfas electronicas, algunos intrusos segaron barras
de ' hierro e, irrumpiendo en las casas, se llevaron
equipos de sonido, televisores, grabadoras, camaras de
fotograffa y radios, joyas y ropa, y a veces tenfan el
hambre suficiente para devorar cuanto habfa en la
nevera 0 para detenerse con audacia a beber el whisky
de los gabinetes 0 bares del patio. Lascompanias de
seguros no pagaban compensacion alguna por el fino
whisky de malta, y la perdida dolia por cuanto el
dueno sabia que los ladrones no alcanzaban a apreciar
10 que estaban bebiendo.
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"
NADINE GORDIMER
Vino luego la epoca en que empezaron a merodear
por el suburbio muchos que no eran ni sirvientas de
confianza ni jardineros, porque no tenfan empleo.
Alguno? importunaban a la gente pidiendole algun
trabajo: desyerbar 0 pintar el techo; cualquier cosa,
baas, senora. Pero el hombre y su esposa recordaban
que los habfan prevenido contra recibir a nadie de la
calle. Algunos bebfan licor y ensuciaban la calle con
t l
las botellas desechadas; otros mendigaban, esperando
a que el hombre 0 su esposa sacaran el carro por el
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porton electronico. Sol fan sentarse con los pies en las
cunetas, bajo los jacarandas que convertfan la calle en
un tunel verde - pues era un suburbio hermoso, s610
afeado por su presencia- y a veces se quedaban dormi
dos al puro frente de las puertas, bajo el sol de medio
dfa. La esposa no podfa ver a nadie con hambre, asf que
un dfa envi6 a la sirvienta de confianza con pan y te,
pero la sirvienta de confianza le dijo que eran vagos y
tsotsis, que vendrfan luego y, despues de atarla, la
encerrarfan en un armario. Elesposo dijo: Tie,ne.razon.
Hazle caso a 10 que recomienda. Lo unico que haces
con tu pan y tu te es estimularlos. Andan buscando una
oportunidad... Y,todas las noches entraba, del jardfn a
la casa, el triciclo del ninito, porque S1 bien esta era
bastante segura una vez que se le echaba llave y se
encendfa la alarma, alguien podrfa trepar por encima
del muro 0 del porton electr6nico y meterse en el
jardfn.
Tienes razon, dijo la esposa, luego el muro debe ser
mas alto. Y la vieja y sabia bruja, la madre del esposo,
pag6 los ladrillos adicionales, como aguinaldo de Na
vidad para su hijo y su esposa; al ninito le dio un disfraz
HABfA UNA VEZ
de astronauta y un libro de cuentos de hadas.
Pero cada semana habfa mas noticias de casos de
intrusi6n: a plena luz del.dfa yen la mitad de la noche,
en las primeras horas de la manana y aun en el hermoso
ocaso veraniego. Mientras cenaban, las alcobas del
segundo piso de una familia estaban siendo saqueadas.
Estaban hablando el hombre y su esposa del ultimo
robo armado en el suburbio, cuando los distrajo la
presencia del gatico del nino, que paso sin esfuerzo por
encima de los siete pies de altura del muro y comenz6
el descenso, apoyandose un instante con sus garras
extendidas sobre la superficie totalmente vertical,
para dar en seguida un sal ta graci l, y aterrizar dentro
del inmueble batiendo la cola. El muro blanqueado
llevaba las huellas de los ires y venires del gato; y sobre
ellado del muro que daba a la calle habra manchones
mas grandes de tierra roj iza, que podrfan ser obra de los
tenis rotas que se vefan en los pies -de vagos sin trabajo
y cuyo destino no era inocente. ~ -
Cuando el hombre, la esposa y el ninito llevaban el \
perro a dar su paseo por las calles del veci.ndario, ya no
se detenfan a admirar este despliegue de rosas 0 aquel
prado perfecto, pues los ocultaba un amplio surtido de
cercas de seguridad, muros y otros mecanismos. El
hombre, la esposa, el ninito y el perro pasaban frente
a una asombrosa variedad de artefactos: estaba la
opcion barata, de pedazos de vidrio roto, empotrados
en cemento a 10 largo de la parte superior de los muroSj
la verja de hierro que acababa en puntas de lanza; el
intento por reconciliar la estetica de una arquitectura
de prisiones con el estilo de villa espanola (puas
pintadas de rosado) y con las urnas de yeso de fachadas
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NADINE GORDIMER
neoclasicas (picas de doce pu1gadas de alto con a1etas
~ o m o el zigzag de un rayo, y pintadas de blanco puro).
' 1 '- '
I Sobre algunos de los muros habfa una tablita con e1
i
nombre y numero telef6nico de 1a empresa responsa- .
ble de la instalaci6n de los artefactos .- Mientras el
. ninito y el perro se adelantaban corriendo, e ~ esposo y
1a esposa se ponfan a comparar la posible eficacia de
cada uno de los estilos, en relaci6n con su apariencia,
y tras detenerse por varias semanas ante esta 0 aquella
barricada, sin necesidad de hablar, llegaron ambos a 1a
. conclusi6n de que s610 una valla la pena. Se trataba de
1a mas fea, pero tambien de la mas honrada en sugerir
el autentico estilo de campo de concentraci6n, sin
"
\'
adorn os superfluos, todo pura eficacia. Extendida a 10 ~ :
largo de los muros, consistfa en uri rollo continuo de .
. metal rfgido y brillante, dentado como las cuchillas de
~ !
una sierra, de suerte que no habrfa modo de trepar por
encima de ella ni ~ pasar par e 1 tunel sin enredarse en
sus fauces. No habrfa modo de salirse de allf; s610 una
lucha mas y mas sangrienta, un engancharse y rasgarse
de la carne cada vez mas a fondo; mas mordiente. La
esposa temblaba con s610 verla. Tienes toda la raz6n,
dijo el esposo, cualquiera 10 pensarfa dos veces ... Y Ie
hicieron caso al anuncio de la tablita del muro: Con
suIte a D1ENTES DE DRAGON La Gente de la Seguridad
TotaL
Al dfa siguiente lleg6 una cuadrilla de obreros que
extendi610s rollos de afiladas cuchillas sobre los muros
en torno a la casa donde el esposo y la mujer y el ninito
y el perro y el gato vivian felices por siempre jamas. Los
raves del sol brillaban y rebQtaban al reflejarse en los
dientes; 1a cornisa de espinas afiladas rodeaba la casa,
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H AB f A UNA VEZ
,
brillando. El esposo dijo: No te preocupes . EI tiempo la
opacara. La esposa dijo: Te equivocas; garantizan que
es inoxidable. Y esper6 hasta que el nino hubiera
sa1ido corriendo a jugar, antes de decir: Espero que el
gato ponga cuidado... EI esposo dijo: No te preocupes,
querida, los gatos siempre miranantes de saltar. Y en
realidad, desde aquel dfa el gato dormfa en 1a cama del
ni-nito y se quedaba en el jardin, sin aventurarse a
violar la seguridad.
Una noche, 1a mama hizo que el nino se durmiera
con un cuento de hadas dellibro que la vieja y sabia
bruja Ie h abra dado en Navidad. Al dra si guiente, et
jug6 a que era el principe que se enfrenta a1 terrible
matorral espinoso para entrar al palacio y devo1verle a
la Bella Durmiente 1a vida con un beso: arrastr6. una
escalera hasta el muro; el brillante tune1 enrollado
tenia la abertura justa para permitirle a su cuerpecito
entrar'en el arrastrandose, y a1 clavarse por primera vez
sus dientes afilados en las rodillas y manos y cabeza del
ninito, este grit6, y en su lucha se hundi6 mas en su
marana. La sirvienta de confianza y el jardinero, que
estaba en su "dfa", vinieron corriendo, la primera para
verlo y gritar con el, mientras el jardinero se herfa las
(llanos tratando de llegar hasta el nino. Luego el
hombre y su esposa irrumpieron como locos en el
jardfn y por alguna raz6n (tal vez el gato) la alarma
comenz6 a ulular, con los gritos de fondo, mientras
extraian el cuerpo ensangrentado del nino de entre e1
rollo de seguridad, ya despedazado c,on la ayuda de
serruchos, cortafrios y tajadores, y 10 llevaron -el
hombre, la esposa, la histerica sirvienta de confianza y
el jardinero que llmaba- cargado hasta la casa.
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