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Sustentabilidad (Libro Completo)
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Advertencia
La primera versión de este libro fue publicada en 2001 por la revista Trabajo
y Capital en Montevideo, Uruguay (ISBN: 9974764807), en una edición de
pocos ejemplares. Aquella edición contenía dos capítulos que en ésta han sido
omitidos. La primera parte del capítulo “Una tipología del pensamiento ambien-
talista” fue publicada por la revista Tópicos en Educación Ambiental (2000,
núm. 5) con el título de “El pensamiento ambientalista” y, posteriormente como
capítulo VIII del libro Controversias sobre sustentabilidad. La coevolución
sociedad-naturaleza (Miguel Ángel Porrúa/UAZ, 2001). Todos los capítulos
han sido corregidos y actualizados para la presente edición.
5
Introducción
Naína Pierri Estades
Guillermo Foladori
Capítulo 1
La crisis ambiental contemporánea
Humberto Tommasino
Guillermo Foladori
Javier Taks
1
La magia, una de las formas de acción consciente sobre la naturaleza, tan antigua como la misma
especie humana, se presentó desde un inicio en su doble forma de magia por oposición (v.gr. pintura de
un cazador cazando) y magia por semejantes (v.gr. representación de res preñada). En la primera está pre-
sente la forma destructiva, en la segunda la forma reproductiva (Frazer, 1998).
9
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DIAGRAMA 1
PROBLEMAS AMBIENTALES
Depredación Contaminación
Problemas ambientales
Con la generalización de las relaciones capitalistas, que fue posible por la Re-
volución Industrial, la relación del ser humano con la naturaleza externa sufrió
modificaciones significativas en su ritmo, amplitud, nivel, profundidad y grado de
conciencia.
Modificaciones de ritmo o velocidad, porque la producción capitalista tiene
como forma de organización social al mercado. El mercado está regido por la
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competencia, que obliga a producir siempre más. Con ello la utilización de los re-
cursos naturales da un salto significativo, al igual que la generación de residuos.
Modificaciones de amplitud, porque la producción capitalista, debido a las ne-
cesidades de la competencia, se expande a todo el globo terráqueo. Con ello, el
mayor ritmo de extracción de recursos y generación de desechos se internacio-
naliza, pero también se profundiza la distancia entre el lugar donde los recursos
fueron extraídos y el lugar donde los desechos son lanzados. Ese aumento de la
distancia entre lugar de origen y de destino de los materiales complica aún más
el metabolismo de reciclaje natural, ya que concentra materiales iguales fuera de
los ecosistemas donde fueron generados.
Modificaciones de nivel, porque la utilización de la fuerza del vapor prime-
ro, y de los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, o la electricidad
permitieron un gran salto en las fuerzas productivas, con lo cual nuevos mate-
riales y más distantes, tanto en extensión como en profundidad, fueron posi-
bles de ser apropiados por el ser humano. Pero, al mismo tiempo, hubo un
cambio en la fuente de energía. Mientras las sociedades preindustriales utiliza-
ban energía derivada de la fotosíntesis (básicamente madera y otros seres vivos),
la sociedad industrial ha basado, hasta ahora, su energía en combustibles fósiles.
Esta diferencia cualitativa tiene importantes implicaciones en la depredación y
contaminación de los ecosistemas.
Con la tercera revolución industrial (de la micro-opto-electrónica y el saté-
lite, y la biotecnología) que comenzó en la década de los setenta del siglo XX
otros elementos se agregaron a los anteriores. Por un lado, una modificación en
la profundidad de transformación de la naturaleza, con la creación de productos
no biodegradables y de nuevos seres vivos.
Por otro, una modificación en la conciencia hegemónica. La ideología domi-
nante, que durante casi dos siglos de capitalismo no prestó mayor atención a los
efectos degradantes de la acción humana sobre el medio ambiente, comenzó a
preocuparse explícitamente. Algunos de los recursos naturales para el proceso
productivo parecían agotarse, y la contaminación de cauces de agua y el aire de
las ciudades generaba resultados perjudiciales para la salud humana y de gran
costo económico. Al concepto de desarrollo, que pareció ser suficiente hasta la
década de los cincuenta, hubo que agregarle el adjetivo sustentable, para conside-
rar la necesidad de un desarrollo sustentable, o sea, un desarrollo permanente.
DIAGRAMA 2
MODELO QUE ILUSTRA LOS EFECTOS DIRECTOS E INDIRECTOS
DE LA ACTIVIDAD HUMANA SOBRE EL SISTEMA TIERRA
Población humana
Tamaño Uso del recurso
Actividades humanas
Agricultura Industria Recreación Comercio internacional
Modificación Pérdidas y
del suelo adiciones
Deforestación bióticas
Ciclos
Forestación Invasión
biogeoquímicos
Pastoreo Caza
globales
Intensificación Pesca
Carbono
Nitrógeno
Agua
Químicos
sintéticos
Otros elementos
2
“Estos cambios relativamente bien documentados a su vez implican otras alteraciones al funciona-
miento del sistema de la Tierra, principalmente conduciendo el cambio climático global y causando pérdidas irre-
versibles de diversidad biológica” (Vitousek et al., 1997: 494; cursivas de los autores).
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DIAGRAMA 3
DOMINIO O ALTERACIÓN HUMANA DE VARIOS DE LOS PRINCIPALES
COMPONENTES DE LOS SISTEMAS DE LA TIERRA,
(Expresados, de izquierda a derecha, como porcentaje: de la superficie del suelo trans-
formado, de la concentración actual de CO2 resultado de la acción humana, del agua
fresca accesible utilizada, de la fijación de N terrestre por uso humano, de especies de
plantas en Canadá que la humanidad ha introducido de otros lugares, de especies de pá-
jaros que han sido extinguidos en los últimos 2,000 años como consecuencia, la mayoría
de ellos, de la actividad humana y de las principales capturas marinas que han sido to-
talmente explotadas, sobreexplotadas o depredadas).
Porcentaje
de cambio
100
80
60
40
20
0
Transforma- Concentra- Uso de Fijación de Invasión Extinción Captura
ción del ción de CO2 agua nitrógeno de plantas de aves marina
suelo
Cambio climático
ellos retienen en la atmósfera los rayos infrarrojos emitidos por el suelo au-
mentando la temperatura atmosférica.
El ser humano también genera estos gases mediante el consumo de com-
bustibles fósiles, la quema de biomasa, la cría de ganado y otras actividades. En
algunos casos la producción es directa, como en la quema de combustibles fósiles,
o en la fermentación de los desechos de la agricultura, o en la cría de ganado
que expulsa metano. En otros casos es indirecta, como en la deforestación, donde
se destruye vegetación que deja de consumir y almacenar carbono, aumentan-
do su magnitud en la atmósfera.
Según las estimaciones, el ser humano ha aumentado significativamente las
emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera por la combustión de carbón y
petróleo en el último siglo y medio. A mediados del siglo XIX la atmósfera con-
tenía 280 partes por millón (ppm) de CO2, hoy tiene 367, o sea, un incremento
del 30 por ciento. De allí, se deriva la conclusión de que la atmósfera terrestre se
ha venido calentando por esta causa a razón de 0.5 grados centígrados en el últi-
mo siglo. De manera que el calentamiento global ha pasado a ser el tema central
del cambio climático, y la producción de CO2 el principal culpable. Claro está que
esto no sería un problema de no ser por los efectos que el calentamiento podría
provocar para la humanidad, como veremos a continuación.
Biodiversidad
3
Especie es la unidad básica de clasificación y comprende una población o serie de poblaciones de
organismos semejantes e íntimamente emparentados. En los organismos sexuados se define como espe-
cie biológica una población o serie de poblaciones de organismos que se reproducen libremente en con-
diciones naturales pero que no se cruzan con otras especies. El concepto de población hace referencia a un
grupo de organismos pertenecientes a una misma especie en el mismo tiempo y lugar (Wilson, 1994).
4
Ecosistemas son comunidades biológicas que interactúan con el ambiente físico y químico como un
sistema unificado, interactuando simultáneamente con otros ecosistemas y con la atmósfera (Barbier,
1994).
5
Comunidades son todos los organismos, sea animales, plantas y microorganismos, que viven en un
determinado hábitat y se afectan mutuamente como parte de la red alimentaria o a través de sus múlti-
ples influencias sobre el medio ambiente (Wilson, 1994).
6
Hábitat es un medio ambiente de un tipo determinado, como por ejemplo, la playa de un lago o
un determinado ambiente de una región, o una floresta de montaña. Un bioma es una gran categoría de
hábitat en una determinada región del mundo, como por ejemplo, la floresta lluviosa de la cuenca ama-
zónica (Wilson, 1994).
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Conclusiones
La crisis ambiental es mostrada, por algunos medios o autores, como algo pro-
pio del sistema industrial. Esto es parcialmente cierto. De hecho la humanidad
siempre pasó por contradicciones con su medio ambiente y crisis. Lo importan-
te es ver la especificidad que la problemática ambiental presenta bajo produc-
ción industrial. Los límites físicos en términos absolutos poco explican. Si los
ritmos humanos de degradación del ambiente estuviesen en sintonía con el rit-
mo de recicle que la naturaleza realiza, no habría problema alguno. Entonces,
la cuestión central debe colocarse en los ritmos humanos, lo cual nos lleva a la
forma de producción, o sea, nuevamente son las relaciones sociales de produc-
ción que constituyen el punto de partida para entender cualquier relación de
la sociedad actual con su medio ambiente.
13
Aproximadamente sólo 1 millón de especies están descritas y menos de 100,000 (vertebrados terres-
tres, algunas plantas vasculares e invertebrados con caparazones o alas “bonitas” son bien conocidos). Los
pájaros son una excepción, existiendo aproximadamente entre 8,500 y 9,500 especies descritas. Existe 1
millón de insectos descritos pero se estima que sus especies existan en un rango que va de 10 a 100 mi-
llones (Pimm et al., 1995).
14
Varias de estas estimaciones están basadas en la metodología que utiliza la relación especie-área.
Esta metodología de inferencia de pérdida de especies no es aceptada unánimemente (Lugo et al., 1993).
CAMBIO CLIMÁTICO
Caracterización: aumento de la temperatura me- a) Quema de com- 1. Otros factores intervienen Técnicas: Contraction and
dia mundial bustibles fósiles. en la temperatura (ciclos de a) Control de emisiones de CO2. Convergence
1. La temperatura media atmosférica baja es hoy b) Deforestación Milankovitch, b) Secuestro de carbono en bos-
entre 0.3ºC y 0.6ºC más elevada que en la era (bosques dejan de manchas solares (Hale y Hale ques (D. Wojick, 1999; Lal et al.
preindustrial (Legett, 1992; Global Commons Ins- consumir y almace- doble), emisión de volcanes, 1999).
titute). En 100 años la temperatura de la Tierra nar CO2). nebulosidad, extensión de gla- c) Sumidero marino.
subirá entre 1 y 3.5ºC. c) Fermentación de ciares, etcétera) (Le Bras, 1997; d) Sumidero en subsuelo (Fox
2. Hace 150 años los ghg (gases efecto estufa) es- vegetales producen Isla, 1998). Marketwire, 2000).
taban en 280 ppm. Hoy 30 por ciento más (Rive- metano. 2. No hay total evidencia de Económicas:
ra, 2000). una correlación entre la emi- a) Cuotas de emisión negocia-
3. En los últimos 100 años el nivel del mar aumen- sión de CO2 y el aumento de la bles.
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tó entre 10 y 25 cm. Se estima que en el próximo temperatura (el aumento po- b) Impuestos “Carbon Taxes”
siglo aumentará entre 15 y 95 centímetros (Le dría deberse a otros factores) (A. Baranzini et al., 2000).
Bras, 1997). (Lenoir, 1995). c) Asociaciones entre países de-
4. Veinte por ciento de la población mundial (paí- 3. No se conoce: a) el papel del sarrollados que transfieren tec-
ses industriales) son responsables por el 80 por plancton en la fijación del CO2; nología y know-how sobre pro-
ciento de los ghg de origen antrópico (según b) el comportamiento del nivel tección contra el calentamiento
World Watch Institute para 1989 –Le Bras, 1997). de calcita en las profundidades hacia países en desarrollo (Sch-
5. Posibles consecuencias para el ser humano (Le oceánicas (que regulan el CO2) warze, 2000).
Bras, 1997): (Le Bras, 1997; Isla, 1998). d) Mecanismos limpios de de-
a) elevación nivel del mar, 4. No es claro que el aumento sarrollo.
b) desertificación de zonas de actual cultivo, de la temperatura sea perjudi-
c) desplazamiento del monzón, cial (puede aumentar la pro-
d) fusión de los casquetes polares, ductividad vegetal) (Lenoir,
e) expansión hacia zonas templadas del mosquito 1995).
de malaria, fiebre amarilla, meningitis, etcétera,
f) aumento de las precipitaciones globales y tor-
mentas tropicales,
g) catástrofes costeras,
BIODIVERSIDAD
de poblaciones y especies excede en un orden en- ciclos de carbono y fáciles de evaluar debido a que cesarios elementos de restaura- países no desarrolla-
tre 100 y 1,000 veces las que ocurrían antes de la nitrógeno y el cam- aún las especies sobre la tierra ción. (Ehrlich, 1999). dos, donde se locali-
dominación humana del planeta (Pimm et al., bio climático antro- no han sido identificadas en su Políticas educativas, extender za la biodiversidad,
1995). pogénico también totalidad (Pimm et al., 1995). la propiedad privada, mejorar sustentan que el ac-
Importancia: tienen influencia (Vi- 3. La comprensión que tene- distribución del ingreso para ceso debe ser regla-
ecológica: funcionamiento y resiliencia de los eco- tousek et al., 1997). mos sobre endemismo es insu- evitar descuento acelerado del mentado por acuer-
sistemas, económica: servicios de los ecosistemas ficiente para conocer el futuro futuro por los pobres, mecanis- do (criterios de país
(Barbier et al., 1994; Pimentel, 1998; Costanza de la biodiversidad con preci- mos de autorregulación social propietario) (Garcia
et al., 1997). sión. (Pimm et al., 1995). pública (Perrings et al., 1992). dos Santos, 1994).
Problema principal: mantener un nivel de biodiver- 4. Las tasas de extinción de
sidad que garantice la resiliencia de los ecosiste- especies no puede ser explica-
mas de los cuales depende la producción, consu- da solamente por cambios en
mo y existencia humana (Perrings et al., 1992). las áreas de bosque. El mode-
lo especie-área sobrestima las
tasas de extinción (Lugo et al.,
1993).
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Capítulo 2
Historia del concepto de desarrollo sustentable
Naína Pierri
Introducción
1
El uso de la expresión ambientalismo a lo largo de este texto se refiere al conjunto de ideas y movi-
mientos surgidos en defensa del ambiente en la segunda mitad del siglo XX, por lo que no se asigna a nin-
guna de las diferentes corrientes de pensamiento que disputan la interpretación del problema.
27
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28 NAÍNA PIERRI
2
Véase Aldo Leopold, 1949, A sand county almanac and sketches here and there, Nueva York, Oxford Uni-
versity Press.
3
La caracterización de “cornucopiano” refiere a la idea de abundancia basada en creer en la ausen-
cia de límites naturales para producir riqueza creciente.
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4
El hecho de que una serie de enfermedades, como el cólera, no se remitía a los pobres, afectando
también a las clases privilegiadas, favoreció la implantación de las primeras políticas higienistas en Ingla-
terra y Francia, en el siglo XIX.
5
Esta corriente surgió a mediados del siglo XIX y su punto más alto fue anterior a la Primera Guerra
Mundial. Estaba compuesta por grupos nudistas, vegetarianos, de medicina natural, de convivencia co-
munitaria, y de reforma urbana. En países como Alemania llegó a ser un movimiento masivo: e.g. la Fe-
deración Alemana de Asociaciones para la Vida y la Curación Natural concentró a 150,000 personas an-
tes de dicha guerra (Riehmann y Fernández, 1994: 111).
6
Riechmann y Fernández llaman al higienismo “ambientalismo decimonónico de cuño obrero y bur-
gués”, y al conservacionismo, “proteccionismo aristocrático”. Idem.
7
La primera reserva natural creada en el mundo fue en Francia, en 1853-1861, por iniciativa de un
grupo de pintores, que protegía 624 hectáreas del bosque de Fontainebleau. Ibidem, p. 105.
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8
En Inglaterra: la Sociedad Zoológica (1830), la Sociedad para Preservar los Espacios Abiertos y los
Caminos de a Pie (1865), el Comité para la Eliminación del Humo (1881), la Real Sociedad para la Pro-
tección de las Aves (1889), el Instituto para los Lugares de Interés Histórico y de Belleza Natural (1895),
la Real Sociedad para la Conservación de la Naturaleza (1912), la Sociedad Británica Ecológica (1913),
primera asociación científica ecológica del mundo, el Consejo para la Protección del Medio Rural (1926),
la Sociedad de Ríos Puros, etcétera. Ibidem, pp. 106-107.
9
Es fundado por John Muir, para quien los bosques tenían un significado místico, por lo que aspi-
raba a crear muchos parques nacionales.
10
Véase G.P. Marsh, 1966, Man and nature, or physical geography as modified by human action, Cambrid-
ge, Harvard University Press.
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32 NAÍNA PIERRI
RECUADRO 1
INFORMES CIENTÍFICOS QUE PRESENTAN
LA ALARMA AMBIENTAL INICIAL
• En 1949, Farfield Osborn, presidente de la Sociedad Zoológica de Nueva York,
en su obra Le planete au pillage, anunciaba la inmensidad del riesgo creado por la
misma humanidad.
• En 1962, Silent Spring, el libro de la norteamericana Rachel Carson que denunciaba
el efecto de los agroquímicos en la extinción de las aves, selló la alianza entre el movi-
miento ambiental naciente y los científicos radicales como Barry Commoner.
• En 1966, Barry Commoner, destacado biólogo norteamericano, activista antinu-
clear y uno de los artífices del ecologismo fundamentado científicamente, lanzó la
“ciencia crítica” en Science and Survival, obra en la que llamaba la atención sobre los
riesgos del complejo tecnocientífico y denunciaba lo que entendía como orienta-
ción biocida de la civilización industrial.
• En el mismo año, el economista Kenneth E. Boulding publica su tesis anticreci-
miento en el artículo “The economics for the Coming Spaceship Earth”, donde
propone sustituir la economía actual de cow boy por una economía de recinto cerra-
do, adecuada al “Navío espacial Tierra” que dispone de recursos limitados, y de es-
pacios finitos para la contaminación y el vertido de desechos.
• También en 1966, se publicó Nous allons tous a la famine de René Dumont.
• En 1968 Paul Ehrlich publica The population bomb, obra fundamental para la ver-
tiente neomalthusiana del ambientalismo contemporáneo.
• En 1969, el informe Resources and Man, de la Academia Nacional de Ciencias de
Estados Unidos llamaba dramáticamente la atención sobre el agotamiento de los
recursos y la explosión demográfica.
• En 1970, Paul y Anne Ehrlich publican Population, Resources and Environment, que
insiste en plantear el crecimiento demográfico como clave de la crisis ambiental.
• En 1971, Barry Commoner publica The Closing Circle que plantea los efectos de la
industrialización y la tecnología en la crisis ambiental y la calidad de vida humana.
• En el mismo año, Jean Dorst publica Avant que Nature meure.
• En 1972 René Dubos y Barbara Ward, publican Only one Earth.
• También en ese año, E. Goldsmith, R. Allen, M. Allaby, J. Davoll y S. Lawrence
publican El manifiesto para la supervivencia, que recibió 37 adhesiones de conocidos
biólogos, zoólogos, bacteriólogos, geógrafos, genetistas y economistas del Reino
Unido, incluyendo dos premios Nobel. Presenta un amplio conjunto de pruebas
concatenadas sobre los graves problemas ecológicos y concluye que el mundo no
puede hacer frente al incremento continuo de la demanda ecológica.
• En ese mismo año se publica el Primer Informe al Club de Roma, elaborado por un
equipo de científicos del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT,
Estados Unidos) dirigido por Dennis Meadows, llamado The Limits to Growth, que
sustenta la propuesta del crecimiento cero y es considerado el documento más in-
fluyente para establecer la alarma ambiental contemporánea.
• En 1973, René Dumont publica L’utopie ou la mort.
Fuente: Elaboración propia con base en Tamames (1977: 85-119); Riechmann y Fernández (1994:
113); y Deléage (2000: 34-35).
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34 NAÍNA PIERRI
El movimiento ambientalista
La expansión del movimiento ambientalista fue muy fuerte. Los primeros gru-
pos ecologistas surgieron en Estados Unidos a finales de los sesenta. En esos
años se destaca la formación de organizaciones “contestatarias” como Friends
of the Earth11 y Greenpeace,12 que son hasta ahora muy activas. Es importante
señalar que Friends of the Earth fue creada en 1969, a partir de la escisión de
una parte del Sierra Club norteamericano, debida a la negativa de la mayoría
de éste a estar decididamente en contra de las centrales nucleares. Ese hecho
fue significativo, pues de ahí en adelante la posición respecto a las mismas fue
el elemento de distinción entre el viejo conservacionismo y el nuevo ambienta-
lismo (Riechmann y Fernández, 1994: 113-114).
El ambientalismo se expandió, primero, a los Países Bajos y a Alemania y,
luego, a la mayoría de los países industrializados del centro y oeste de Euro-
11
Esta organización se desarrollará a nivel mundial, como una red de grupos ecologistas que cinco
años después ya contaba con 25,000 miembros en Estados Unidos. Ibidem, p. 26.
12
Greenpeace fue fundada en 1970 a partir de la iniciativa de unos ciudadanos canadienses de dete-
ner una explosión atómica que Estados Unidos realizaría en 1971, interponiendo un barco propio. Es-
te grupo se caracteriza por realizar acciones directas que intentan detener diferentes tipos de prácticas
dañinas al medio ambiente físico principalmente en el medio acuático, aunque no exclusivamente (e.g.
caza de ballenas, transportes marítimos peligrosos, pruebas atómicas, etcétera) o para denunciarlas y
llamar la atención sobre las mismas. También se expandió rápidamente a nivel mundial, teniendo, ac-
tualmente 30 secciones nacionales.
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13
Luego de 1972, ese organismo mantendrá dos proyectos importantes vinculados al tema: El Hom-
bre y la Biosfera y el Programa Hidrológico Internacional (Tamames, 1977: 176).
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36 NAÍNA PIERRI
38 NAÍNA PIERRI
17
Véase David Ricardo, 1955, Principios de economía política y tributación, Madrid, Aguilar.
18
Véase Kenneth Boulding, 1945, “The consumption concept in economic theory”, American Economic
Review, mayo de 1945: pp. 1-14; y 1949-1950, “Income or welfare”, Review of Economic Studies, pp. 77-86.
19
Véase H. Jarret y J. Hopkins [1966] 1970, Environmental Quality in a Growing Economy, Nueva York,
Garret de Bell.
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40 NAÍNA PIERRI
20
Véase E. Goldsmith, R. Allen, M. Allaby, J. Davoll y S. Lawrence, 1972, Manifiesto para la supervi-
vencia, Madrid, Alianza Editorial.
21
El fundador del Club de Roma fue el italiano doctor Aurelio Peccei, uno de los top managers de la Fiat
y la Olivetti y director de Italconsult, empresa de estudios de economía e ingeniería del grupo Montecatini-
Edison, una de las más importantes de su tipo en Europa. En 1966, Peccei anunció su intención de promo-
ver un estudio global sobre los problemas mundiales, que bautizó como Proyecto 1969. En 1968, se celebró
en Roma la primera reunión que fundó el club, convocando economistas, planificadores, genetistas, so-
ciólogos, politólogos y empresarios. Tiene su sede central en Roma y oficinas en Ginebra y Tokio. Su base
financiera la constituyen las contribuciones del Battelle Memorial Institute y de una serie de empresas ita-
lianas. Además, para financiar estudios concretos, recibe donativos de las fundaciones Volkswagen, Ford,
Olivetti, etcétera. El club continúa su programa de trabajo y ha publicado varios informes más.
22
Véase Donnella H. Meadows, Dennis L. Meadows, Jorgen Randers y William W. Behrens, 1972, The
Limits to Growth. A Report for the Club of Rome’s Project on the Predicament of Mankind, Londres, Potomac.
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tablecer el debate sobre lo ambiental en círculos más amplios que los tradicio-
nales y a instalarlo en el ámbito político. El primer informe se puso en marcha
en 1970 a partir de una reunión del club en la que el profesor Jay Forrester, ex-
perto en dinámica de sistemas del Instituto Tecnológico de Massachussets
(MIT), presentó un modelo global en el que se incluían muchos de los elemen-
tos de la problemática que les preocupaba, de donde se pensó que el MIT po-
día ser el que realizara el primer estudio global. Forrester construyó un primer
modelo de la dinámica mundial (World-2), que sería luego reelaborado por el
equipo Meadows en un segundo modelo, el World-3, que es sobre el que se es-
cribe el célebre informe.
El World-2 relacionaba la evolución de cinco variables: población, inversión
de capital, recursos naturales, contaminación y producción de alimentos. Bajo
la interpretación de que el crecimiento de la población genera las necesidades
de industrialización y de cultivo de tierras, lo que a su vez da lugar a mayor po-
blación y mayor crecimiento, se prevé que, a partir de determinado momento,
empiezan a aparecer las consecuencias de agotamiento de los recursos naturales
y la imposibilidad de regeneración, debido a la fuerte contaminación. Ensayan-
do virtualmente diferentes combinaciones de las dinámicas consideradas,
Forrester planteó que un posible equilibrio global futuro se obtendría median-
te una serie de reducciones: de la utilización de recursos naturales, en un
75 por ciento, en lo posible, mediante reciclaje; de la contaminación, en un 50
por ciento; de las inversiones, en un 40 por ciento; y de la natalidad, en un 30 por
ciento. Luego, el equilibrio supondría crecimiento cero en todas las variables
básicas del sistema, excepto en los recursos naturales, que seguirían decrecien-
do, pero muy lentamente (Tamames, 1977: 109-117).
Después de esto, Dennis Meadows (discípulo de Forrester) y su equipo,
también del MIT, desarrollaron el World-3, modelo informatizado de las varia-
bles asociadas a las cinco tendencias de inquietud mundial: industrialización
acelerada, rápido crecimiento demográfico, escasez general de alimentos, ago-
tamiento de recursos no renovables y deterioro del medio ambiente. En la pri-
mera proyección, que seguía las tendencias presentes, los límites se alcanzaban
por agotamiento de los recursos no renovables. A continuación, programaron
una proyección en la que ese problema era resuelto, suponiendo una duplica-
ción de la cantidad de recursos económicamente disponibles. El colapso se daba
de nuevo, pero ahora debido a la contaminación producida por la industriali-
zación acelerada causada por esa disponibilidad de recursos. De aquí indican
que ese proceso debe acompañarse de frenos a la contaminación. La siguiente
proyección incluía, además de la duplicación de los recursos, estrategias tecno-
lógicas para reducir el nivel de contaminación a un cuarto del nivel anterior a
1970. Esta vez, los límites del crecimiento se alcanzan por escasez de alimentos
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El resultado sigue siendo el final del crecimiento antes del año 2100.23 En
este caso, el crecimiento es detenido por tres crisis simultáneas. La so-
breexplotación del suelo conduce a la erosión, y la producción de alimen-
tos desciende. Los recursos son gravemente mermados por una próspera
población mundial (pero no tan próspera como la población actual
[1970] de Estados Unidos). La contaminación aumenta, disminuye, des-
pués vuelve a aumentar espectacularmente, causando un descenso aún
mayor de la producción de alimentos y una elevación repentina de la tasa
de mortalidad. La aplicación de soluciones tecnológicas únicamente ha
prolongado el periodo de crecimiento de la población y de la industria,
pero no ha eliminado los límites últimos de dicho crecimiento (1974:
141, apud Dobson: 100).
Las conclusiones eran que, de continuar las tendencias actuales, los límites
que el planeta impondría al crecimiento se alcanzarían dentro de los próximos
100 años, teniendo por resultado más probable una catástrofe general a partir
del declive súbito e incontrolable de la capacidad industrial, y la hambruna y
disminución de la población consiguientes, en un contexto de caos social (Mu-
ñoz y Pavón, 1996: 253-256).
Este informe ha recibido muchas críticas. Sintetizamos la realizada por un
equipo de la Universidad de Sussex,24 poco después de su publicación, que plan-
tea los elementos que entendemos principales. Meadows et al. aceptan que pue-
de existir progreso técnico continuo en la industria, pero consideran que los
rendimientos serán decrecientes en la agricultura y en el uso de los recursos na-
23
En el Informe al Club de Roma publicado en 1992, este plazo se plantea para el 2050. Véase D. Mea-
dows y J. Randers, 1992, Beyond the Limits. Global Collapse or a Sustainable Future, Londres, Earthscan, 174.
24
Véase H.S.D. Cole, Christopher Freeman, Marie Jahora y K.L.R. Pavitt, 1973, Thinking About the
Future. A Critique of The limits to Growth, Londres, Chatto & Windus.
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25
Este documento fue realizado por René Dubos y Bárbara Ward por encargo de la secretaría, e in-
corporó observaciones de 70 especialistas de todo el mundo.
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44 NAÍNA PIERRI
46 NAÍNA PIERRI
48 NAÍNA PIERRI
32
Véase I. Sachs, 1974, “Ambiente y estilos de desarrollo”, Comercio Exterior, 24 (4): 363.
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 50
50 NAÍNA PIERRI
33
El neopopulismo surgió en Rusia y Europa oriental después de la Primera Guerra Mundial. y con-
tinuaron existiendo estas ideas para criticar tanto la industrialización capitalista como soviética. Autores
de referencia, entre otros: Kropotkin, Chayanov y Gandhi. Luego Juluis Nyerere y Schumacher.
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52 NAÍNA PIERRI
34
Véase A. Herrera et al., 1971, ¿Catástrofe o nueva sociedad? Modelo mundial latinoamericano, Bogotá,
Fundación Bariloche-Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo.
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Por un lado, aconteció una serie de hechos que puso en mayor evidencia la di-
mensión global de la crisis ambiental, el problema energético y los niveles de
riesgo cada vez mayores de que se produzcan catástrofes locales, regionales y
hasta planetarias. Tomamos algunos destacados en el cuadro 1.
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54 NAÍNA PIERRI
CUADRO 1
ALGUNOS HECHOS QUE EVIDENCIAN LA CRISIS AMBIENTAL (1972-1987)
Años Hechos
Elaboración propia con base en Riechmann y Fernández, 1994, “Anexo”, pp. 203-251.
que fue posible, sobre todo, en los países del norte, tuvo un efecto ambiental
positivo, aunque no fuera el móvil.
Mientras, los países del sur recorrieron más el camino de la desindustrializa-
ción y el desempleo, con un efecto ambiental contradictorio: por un lado, una
baja de presión sobre los recursos naturales, por la misma disminución de la activi-
dad; pero, por otro lado, un ensanchamiento enorme de la desocupación y la po-
breza, estimulándose tanto la natalidad como la mortandad, las migraciones inter-
nacionales y campo-ciudad, así como ciertas prácticas depredadoras en el medio.
Por otra parte, la producción agrícola e industrial sobreviviente, recurrió a una ma-
yor presión sobre los recursos naturales y humanos, dentro de su desesperación por
bajar costos, lo cual sumó efectos ambientales negativos.
De este periplo, la concepción que va a cristalizar en la propuesta de desarro-
llo sustentable, extrajo algunas conclusiones o ideas fuertes:
56 NAÍNA PIERRI
Decíamos que estos puentes fueron puestos desde dos campos: el de las rela-
ciones internacionales y el ambiental. Desde el primero, se trata de los traba-
jos de la Comisión Brandt de la ONU; y desde el ambiental, se trató de la
llamada Estrategia Mundial de Conservación, propuesta por la UICN en 1980.
Pasamos entonces a referirnos a cada uno.
Más allá de que, como señala Adams, el Brandt Report tiene una visión
irrealista de la lógica y el poder capitalista, y que su mutualismo es ingenuo,
la reconciliación de ambiente y crecimiento, que se cristalizará en la propuesta
del desarrollo sustentable, tiene en él un antecedente importante que apela
a volver a los principios de una economía mundial creciente, organizada y ges-
tionada, basada en la cooperación, y un papel del Estado y de las organizacio-
nes internacionales, de fuerte impronta keynesiana (Adams, 1990: 62-65).35
58 NAÍNA PIERRI
biosfera para que pueda rendir los mayores beneficios sustentables a las genera-
ciones presentes mientras mantiene el potencial para satisfacer las necesidades
y aspiraciones de las futuras generaciones” (Adams, 1990: 49). De esta mane-
ra, conservación y desarrollo son mutuamente dependientes, y no incompati-
bles, como parecían en el pasado, según la EMC, por un error que no captaba
el concepto “real” de conservación. Ahora, bien entendida, ayudaría a garanti-
zar el desarrollo efectivo.
La EMC hace eco de la ética del ambientalismo de los setenta, mezclando el
utilitarismo científico, con el holismo romántico y el pensamiento vitalista, así
como con aspectos científicos de la ecología, bajo formas de bioética: las espe-
cies naturales deben ser conservadas porque son útiles y porque tienen el dere-
cho de serlo, argumentando el derecho de sobrevivencia de otras especies y el
de las generaciones futuras. Este dualismo entre utilitarismo y ética refleja la
contradicción del propio ambientalismo entre tecnocentristas y ecocentristas, e
intenta disolverla ofreciendo argumentos para ambos (Adams, 1990).
Por otra parte, no le faltan elementos populistas: “La conservación es total-
mente compatible con la demanda creciente de desarrollo «centrado en la gen-
te», que alcanza una más amplia distribución de los beneficios a todas las po-
blaciones…” (parag. 20.6 apud Adams, 1990: 50). Pero falla en no reconocer la
naturaleza esencialmente política del proceso de desarrollo. Esto lo hace en dos
niveles. La conservación, como la ciencia, es vista más allá de ideologías. No en-
tiende cómo interactúan sociedad y naturaleza, por lo que no capta la produc-
ción social de la naturaleza, ni cómo las visiones de la naturaleza son creadas
socialmente. Luego, entiende que la conservación puede traspasar, de alguna
manera, estructuras y desigualdades sociales (“…la integración de la conserva-
ción y el desarrollo para asegurar que las modificaciones al planeta aseguran la
sobrevivencia y bienestar de toda la gente”; parag. 1.12 apud Adams, 1990: 51,
cursivas de la autora).
En términos instrumentales, la EMC estaba dirigida a los gobernantes, como
una guía de manejo de los recursos, identificando objetivos, que se desagrega-
ron en una lista de prioridades, según su importancia, urgencia, e irreversibili-
dad. Luego, discutía las prioridades para la acción nacional de gobiernos y
ONG, a los efectos de que se revieran los objetivos de desarrollo a la luz de los
objetivos conservacionistas. En ese marco, la promoción del desarrollo susten-
table formaba uno de los siete programas de la UICN para el periodo 1985-
1987, dentro del plan de revisar la EMC cada tres años para orientar la progre-
siva adaptación de las estrategias nacionales de conservación. Una serie de países
del Primer y Tercer Mundo elaboraron estrategias en ese sentido y, en térmi-
nos del nivel de adopción, al menos nominal, la EMC fue un éxito, así como la
proliferación de la expresión “desarrollo sustentable”.
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 59
37
Trade-off es un concepto económico que no tiene una traducción aceptable en español. Se refiere
a cuando se deben atender varios objetivos a la vez pero lo que se hace en uno positivamente, repercute
en el otro negativamente. Por ejemplo, en economía keynesiana, disminuir el desempleo, implica mayor
inflación. De ahí que la cuestión es elegir entre las múltiples combinaciones de los procesos implicados
(Müller, 1996: xii)
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 60
60 NAÍNA PIERRI
La propuesta Brundtland de
desarrollo sustentable (1987)
38
Se designó a la señora Gro Harlem Brundtland, líder del Partido Laboralista de Noruega, y al doctor
Mansour Khalid, ex ministro de Relaciones Exteriores de Sudán, como presidente y vicepresidente, respecti-
vamente. Ambos designaron a los demás miembros, cientistas y políticos altamente calificados, teniendo la
condición de que la mitad fueran de países en desarrollo. Para ampliar su base de informaciones, la comisión
designó un grupo de consultores y se crearon paneles consultivos en las áreas de energía, industria y seguri-
dad alimenticia. Para hacer su trabajo transparente y abierto a la participación, la comisión realizó reu-
niones deliberativas en todas las regiones del mundo y audiencias públicas, en las que participaron los
principales representantes de los gobiernos, cientistas, industriales, representantes de ONG y público en
general (CMMAD, 1991: 393-400).
39
Todas las citas que siguen de Nuestro futuro común, son traducciones de la autora de la versión en
portugués.
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 61
dirigían para los efectos del desarrollo sobre el medio ambiente. Hoy, tenemos
que preocuparnos también con el modo como el deterioro ambiental puede
impedir o revertir el desarrollo económico. Área tras área, el deterioro del me-
dio ambiente está minando el potencial de desarrollo” (CMMAD: 38-39).
La apelación al desarrollo sustentable es un llamado a cambiar las estrate-
gias aplicadas hasta el momento, tanto en materia de políticas de desarrollo,
como ambientales. Se lo concibe como un cambio drástico y necesario para
mantener el objetivo último de la estabilidad social, algo así como cambiar el
funcionamiento del sistema para mantenerlo: “Las próximas décadas serán
vitales. Es tiempo de romper con los modelos del pasado. Si intentamos
mantener la estabilidad social y ecológica por medio de las viejas estrategias de
desarrollo y de protección ambiental, la inestabilidad aumentará. La seguri-
dad debe ser buscada en el cambio” (CMMAD: 25, cursivas de la autora).
“La humanidad es capaz de volver sustentable el desarrollo, de garantizar
que él atienda las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de
las generaciones futuras de atender también las suyas” (CMMAD: 9).
Luego, establece los lazos entre pobreza y medio ambiente en una visión
circular donde la pobreza es tanto “la mayor causa como el efecto de los pro-
blemas ambientales globales” (CMMAD: 3). En el mismo momento, invierte las
responsabilidades, haciendo a los pobres tanto o más responsables de la crisis
ambiental que los ricos:
62 NAÍNA PIERRI
ble con el crecimiento económico, desde que ese crecimiento refleje los
principios amplios de la sustentabilidad y de la no explotación de unos so-
bre otros (CMMAD: 47).
Brundtland considera que los límites para el crecimiento no son sólo físi-
cos, sino también sociales y técnicos, y que se pueden superar:
Tal vez hoy nuestra tarea más urgente sea persuadir a las naciones de la ne-
cesidad de un retorno al multilateralismo. El desafío de la reconstrucción
después de la Segunda Guerra Mundial fue la verdadera motivación que
llevó al establecimiento de nuestro sistema económico internacional de
posguerra. El desafío de encontrar rumbos para un desarrollo sustentable
debe aportar el ímpetu –o hasta el imperativo- para una búsqueda renova-
da de soluciones multilaterales y para un sistema económico internacional
de cooperación reestructurado (CMMAD: xii).
64 NAÍNA PIERRI
RECUADRO 2
66 NAÍNA PIERRI
40
Véase CMMAD, 1993, Río 92. Programa XXI, t. II, Madrid, MOPT.
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 67
Este contraste entre las expectativas puestas en Río 1992 y los resultados
reales develó, como nunca antes, los límites sociales para construir la sustenta-
bilidad, mostrando lo que no están dispuestos a hacer los países más ricos y
fuertes. Y quedaron también explícitas las pocas opciones que en ese orden
mundial tienen los países pobres y dependientes. Por último, la literatura coin-
cide en señalar que el foro global de ONG que se desarrolló de forma paralela
a la conferencia oficial, marcó un hito en la historia de los movimientos socia-
les y sus definiciones, que trasciende el tema estrictamente ambiental ubicán-
dolo en una problematización general de la sociedad actual y sus desafíos.
68 NAÍNA PIERRI
total (crecer) pero, por lo menos, es necesario mantenerlo, y eso pasa por man-
tener el capital natural no sustituible. O sea que la preocupación por conser-
var el capital natural tiene estrictas razones económicas “utilitaristas”; no se
trata de un conservacionismo por la naturaleza en sí. El objetivo es crecer evi-
tando o disminuyendo, lo más posible, los costos económicos que supone la es-
casez de recursos y la degradación ambiental, los que se prevé que pueden ir
aumentando, según las tendencias constatadas. Veamos cómo lo expresan
Pearce et al. (1993):
70 NAÍNA PIERRI
41
La publicación en 1971 del libro del economista rumano Nicholas Georgescu-Roegen, The Entropy
Law and the Economic Process (Cambridge, Massachusets, Harvard U.P.) se considera el antecedente prin-
cipal de la actual economía ecológica, la que se estructuró más acabadamente en el texto For the common
good: redirecting the economy towards community, the environment, and a sustainable future de los norteamerica-
nos Herman Daly y John B. Cobb (1989, Boston Beacon Press).
42
El libro de Goodland et al. [1992] 1997, Medio ambiente y desarrollo sostenible. Más allá del Informe
Brundtland, Madrid, Trotta, reúne los autores más destacados de esta teoría económica, que desarrollan
sus argumentos en oposición explícita a la tesis de Brundtland de la necesidad del crecimiento.
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 71
pesqueros (Daly, 1997: 40-41). La conclusión a la que nos traen las consi-
deraciones que anteceden es que el capital natural (los recursos naturales)
y el capital de formación humana son complementarios, en vez de sustitu-
tivos (Daly, 1997: 42, cursivas de la autora).
72 NAÍNA PIERRI
des: desde la muy fuerte a la muy débil, con dos intermedias, fuerte y débil, a secas
(Jiménez, 1997: 68-70). Presentamos un cuadro 2 que muestra qué hay detrás
de esta confluencia en el desarrollo sustentable. De ahí que las primeras filas
recogen la dicotomía filosófica ecocentrismo-antropocentrismo y las posiciones
respecto al crecimiento económico y el demográfico y, en adelante, se aboca a
mostrar en qué consisten esas diferencias de “grado”.
Las sustentabilidades muy fuerte y muy débil, representan las posiciones para-
digmáticas de la economía ecológica y de la economía neoclásica “cornucopia-
na”, que tienen las posiciones extremas respecto al crecimiento, oponiéndose la
primera, y defendiéndolo la segunda, ambas de manera absoluta. La sustentabi-
lidad muy fuerte, niega la sustituibilidad entre capital natural y manufacturado,
proponiendo, como vimos, que son complementarios, y que debe mantenerse
todo el capital natural y reponerse lo más posible del ya dañado o usado. En el
otro extremo, la sustentabilidad muy débil, sostiene la perfecta sustituibilidad,
y le preocupa no sólo mantener sino, en lo posible, acrecentar el capital total,
independientemente de su composición.
Luego, tenemos las posiciones intermedias que ocupan en el cuadro las dos
columnas del medio. La sustentabilidad débil a secas, es la propuesta por la eco-
nomía neoclásica ambiental keynesiana: reconoce que la sustituibilidad no es
perfecta y entonces hay que preocuparse por mantener cierto capital natural
tomando en cuenta las situaciones y posibilidades concretas. Por su parte, la
sustentabilidad fuerte a secas, se inscribe en la economía ecológica, pero se apar-
ta de su formulación ortodoxa en aras de un realismo pragmático. A la hora de
definir si debe mantenerse el capital natural propone mantener el capital na-
tural crítico,43 que obviamente no es todo el capital natural, y admite la sustitu-
ción del no crítico (Jiménez, 1997: 70).
CUADRO 2
GRADOS DE SUSTENTABILIDAD
Ecocentrismo Antropocentrismo
poner. Esto ha determinado que en los últimos años vengan proliferando mu-
chas propuestas para medir el patrimonio natural y la sustentabilidad, de tal
forma que la cuestión de los indicadores se ha vuelto una especie de moda, des-
plazando en gran medida la discusión teórica y política.
El tipo de contabilidad preferida por cada “sustentabilidad” vuelve a
mostrar su gama. En los extremos, tenemos la sustentabilidad muy débil, que
utiliza la contabilidad monetaria habitual de las cuentas nacionales (PBI y de-
más) y que reconoce sólo lo que tiene precio real y es intercambiado en el
mercado. En la otra punta, la sustentabilidad muy fuerte se opone a la ante-
rior, y tiene la propuesta ecologista de la contabilidad física exclusiva, plan-
teando que no sólo es capaz de abarcar todos los recursos naturales, sino que
permite valorar su importancia ecosistémica (Martínez Alier, 1995b; Rees,
1996; Wackernagel, 1996).44
Los economistas ambientales de la sustentabilidad débil a secas, reconocen
que la contabilidad física es un insumo de la monetaria, dándole lugar, aunque
subordinado. Y los economistas ecológicos pragmáticos de la sustentabilidad
fuerte a secas, reconocen la importancia de expresar monetariamente el valor
de los recursos naturales, sin dejar de explicitar, en el discurso, la inconmensu-
rabilidad de su valor intrínseco y las dificultades técnicas de la adjudicación de
precios. Pero, en aras de traducir ese valor al “lenguaje universal del dinero”, y
a los términos económicos, que son los que mueven las “grandes decisiones”,
militan en esa práctica coincidiendo con los economistas ambientales de la sus-
tentabilidad débil (Costanza, 1997: 112-113; El Serafy, 1997: 78-79). Es así que
la economía ecológica, en aras de un pragmatismo realista, se viene plegando
al trabajo con indicadores y mediciones monetarias, lo que supone querer fun-
damentar su conservacionismo en el terreno teórico y técnico-instrumental de
la economía dominante, validando y reforzando la ética “economicista” que dice
combatir (Estevan, 1991; Gorz, 1993).45
En síntesis, la oferta de opciones de sustentabilidad que presenta la discusión
dominante privilegia el aspecto técnico de qué y cuánto capital natural conservar
y jerarquiza la cuestión de las mediciones, subordinando los aspectos sociales a la
disminución de la pobreza en tanto creadora de problemas ambientales.
44
Por ejemplo: cálculo de stocks y flujos, costos y balances energéticos, capacidad de carga, huella eco-
lógica, techo ambiental, consumo humano del producto de la fotosíntesis.
45
El ejemplo paradigmático de esto es la estimación del valor monetario marginal de los bienes y
servicios ecosistémicos globales hecha por un grupo de cientistas dirigidos por el doctor Robert Costan-
za, presidente fundador de la International Society for Ecological Economics y editor jefe de la revista
Ecological Economics, publicado en mayo de 1997 por la revista Nature. Véase R. Costanza, R. d’Arge, R.
de Groot, S. Farber, M. Grasso, B. Hannon, K. Limburg, Sh. Naeem, R. O’Neill, J. Paruelo, R. Raskin, P.
Sutton, y M. van den Belt, 1997, “The value of the world’s ecosystem services and natural capital”, Natu-
re, vol. 387, 15/5/97: 253-260.
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 74
74 NAÍNA PIERRI
La ecología social
46
La corriente del ecodesarrollo de los setenta fue perdiendo portadores y fuerza política, por lo que im-
porta decir que la ecología social es su heredera. Esto es independiente de que Ignacy Sachs continúa usando
el término, el que presenta como un desarrollo que debe atender cinco “dimensiones de la sustentabilidad”,
lo que es una forma de “reciclarlo” bajo el techo común del desarrollo sustentable (Sachs, 1994: 37-38).
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 75
76 NAÍNA PIERRI
Pero, ¿hasta dónde llegan los límites sociales para acceder a un desarro-
llo sustentable en el capitalismo? Las leyes de su funcionamiento permiten
comprender cómo el sistema genera los problemas, y las formas en que in-
tenta enfrentarlos. Ahora, ¿hasta dónde puede resolverlos? El marxismo
plantea que el sistema podría resolver los problemas de contaminación y de-
predación, porque en última instancia, exigen soluciones técnicas que, en sí
mismas, no tienen límites, más allá de que puedan demorarse o ser caras. Los
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 78
78 NAÍNA PIERRI
leyes de la naturaleza, tienda a utilizarla para satisfacer las necesidades del con-
junto de la sociedad.
De esta manera, el marxismo y la ecología social centran la cuestión de la
sustentabilidad en los aspectos sociales, y establecen las alternativas reales de
la discusión frente al reduccionismo técnico de los “grados de sustentabilidad”
y la falsa oposición entre el ambientalismo moderado y el conservacionismo
ecologista.
Conclusiones
El objetivo de este capítulo fue reconstruir la historia del debate sobre la cues-
tión ambiental desde finales de los sesenta hasta que se confluye en el objetivo
del desarrollo sustentable, identificando las concepciones que se fueron expre-
sando y explicando cómo se produce esa confluencia. En segundo lugar, nos
propusimos mostrar cómo esas corrientes de pensamiento se expresan ahora
como alternativas de interpretación del desarrollo sustentable.
La cuestión ambiental se presentó a finales de los sesenta como una ame-
naza de catástrofe más o menos inminente. La visión predominante fue ecocen-
trista, con fuerte aporte de biólogos y ecólogos, que asumieron la interpreta-
ción neomalthusiana de entender el problema como generado por la presión
poblacional sobre recursos limitados. La tesis que emergió fue la de los límites
físicos entendidos como absolutos, de donde la propuesta central fue la de li-
mitar el uso de los recursos, deteniendo el crecimiento económico y poblacio-
nal. Esta propuesta, más que por sus argumentos, por sus consecuencias, se inte-
gró fácilmente a las ideas conservacionistas que, con antecedentes desde el siglo
XIX, resultaron así ambientalmente aggiornadas. A partir de eso, se colocó el
problema como contradicción absoluta entre sociedad y naturaleza, entre eco-
nomía y ecología, entre crecimiento y conservación.
Esta propuesta tuvo dos grandes respuestas en esos primeros años setenta. La
dada por la ONU, en Estocolmo (1972), y la dada por países del Tercer Mundo:
• La ONU aceptó, hasta cierto punto, la idea de los límites físicos, sin catas-
trofismo; planteó que el crecimiento puede ser compatible con el cuidado
ambiental, y hasta qué es necesario para ese cuidado, dado que los pobres
generan problemas ambientales, presionados por sus necesidades. También
rechazó la visión neomalthusiana extrema, y reconoció el derecho de todos
los países de usar sus propios recursos, como un aspecto de su soberanía.
• La otra respuesta estuvo dada por los países pobres, y se inscribió en la
lucha política por definir un nuevo orden económico internacional. La
propuesta principal fue la del ecodesarrollo, que reivindicaba el crecimien-
Cap 02 Sustentabilidad• 22/06/06 10:43 AM Page 80
80 NAÍNA PIERRI
Capítulo 3
Una tipología del pensamiento ambientalista
Guillermo Foladori
Introducción
1
Pueden existir muchas otras clasificaciones. Los “verdes”, por ejemplo, se autodistinguen tanto de
los que aquí llamamos tecnocentristas, como de los marxistas. Ellos argumentan que estos últimos se iden-
tifican por su defensa del industrialismo, mientras ellos mismos (verdes) reivindican, por el contrario, li-
mitar el desarrollo de las fuerzas productivas (Dobson, 1992). Para la elaboración de esta tipología revi-
samos la de los siguientes autores: O´Riordan (1976), Cotsgrove (1982), Pepper (1986), Grundmann
(1991), McGowen (1999), Egri y Pinfield (1999). En anexo hemos incorporado un resumen de dos de estas
tipologías con fines comparativos.
83
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 84
84 GUILLERMO FOLADORI
Naturaleza
[no humano+humano]
No humano Humano
Natural Artificial
No humano Humano
Natural Artificial
Bueno Malo
86 GUILLERMO FOLADORI
No humano Humano
Fase “a”
Natural Artificial
Fase “b”
Bueno Malo
Humano
Fase “c”
Natural Social
Bueno Malo
Con ello subdivide la actividad humana que comenzó siendo toda mala
y enfrentada a la naturaleza, en buena y mala según los intereses de sus vo-
ceros. Estas tres etapas del pensamiento fundamentalista están presentes
desde la filosofía griega. Por ejemplo, Aristóteles entiende la esclavitud como
un resultado natural y, por lo tanto, justo.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 87
…la naturaleza no hace nada sin una finalidad, un propósito, ella debe
haber hecho todas las cosas específicamente para el beneficio del hom-
bre. Eso significa que es parte del plan de la naturaleza el hecho de que
el arte de la guerra, de la cual la caza es parte, sea un modo de adquirir
propiedad, y ese modo debe ser usado contra las bestias salvajes y contra
los hombres que, por naturaleza, deben ser gobernados pero se recusan
a eso, porque ese es el tipo de guerra que es justo por naturaleza (Aristó-
teles, 1999: 156).
Véase cómo, desde el comienzo, la naturaleza es sabia (fase a). Luego re-
sulta que los hombres pueden transgredir la naturaleza, recusándose, por
ejemplo, a ser esclavizados –aquí el carácter maléfico de lo social o artificial–
(fase b), por último, ciertos comportamientos, en este caso la guerra, la propie-
dad privada, o la esclavitud deben ser considerados naturales, y de allí justos y
buenos (fase c).2
Desde esta perspectiva fundamentalista, la naturaleza se superpone a la
sociedad; y esta última debe subordinar su actuación a las leyes de la natura-
leza. En el lenguaje contemporáneo subordinar la actuación a las leyes de la
naturaleza significa que la acción humana debe ser “ecológicamente correc-
ta”. Las leyes de la ecología son las que deben guiar la forma de organización
de la sociedad y sus criterios éticos.3
Introducción
88 GUILLERMO FOLADORI
Naturaleza Ecocentristas
Sociedad como
bloque frente
Tecnocentristas
a la naturaleza.
Concepción ahistórica
Punto de
partida ético Antropocentristas
Sociedad dividida
Sociedad en clases frente
humana Marxistas a la naturaleza.
Concepción histórica
90 GUILLERMO FOLADORI
7
Passmore se manifiesta contra la interpretación de White (1967) que adjudica esta posición de
dominación destructiva a la cultura judaico-cristiana. Para Passmore es claramente greco-cristiana. Ade-
más, Passmore sostiene que para una transformación radical de la naturaleza sin censura moral, hubo de
agregarse a esa concepción greco-cristiana, la visión pelagiana que niega que el pecado original de Adán
se hubiese transmitido a su descendencia. Con este agregado el ser humano estaría libre de culpa para
alterar la naturaleza a voluntad.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 91
Por su parte, las modernas raíces filosóficas del tecnocentrismo están en la re-
volución científico-técnica del siglo XVII, y la confianza en la ciencia y tecnolo-
gía para superar los problemas. De acuerdo con Passmore (1978), con Descartes
y Bacon cobra importancia la uniformidad de las leyes de la naturaleza, por so-
bre las diferencias y la interacción, con lo cual el conocimiento de la naturale-
za se convierte en el instrumento para su transformación.
8
El trabajo fue concebido por Marx como la transformación del medio ambiente externo mediado
por instrumentos previamente producidos. Este concepto de trabajo está íntimamente asociado al de me-
tabolismo social, mediante el cual Marx pretendía ilustrar que toda transformación de la naturaleza exter-
na al ser humano era, al mismo tiempo, una transformación de su propia naturaleza interna.
TIPOLOGÍA DEL PENSAMIENTO AMBIENTALISTA
Ética Corrientes Autores Causas de la crisis ambiental Soluciones para enfrentar la crisis
Ecocentristas Ecología profunda. N. Naess, 1973, “The • Ética antropocéntrica. • Igualitarismo biosférico (bioética).
shallow and the deep, • Desarrollo tecnológico. • Detener el crecimento industrial y urbano. “Vuel-
long-range ecology mo- • Desarrollo industrial y urbano. ta al campo”.
vement. A summary”, In- • Explosión demográfica (raciocinio • Detener el crecimiento poblacional.
quiry, 16. neo-malthusiano). Objetivo: Preservar la naturaleza (“santuarios ecoló-
gicos”).
Ecologistas verdes 1. Neomalthusianos, P. • Industrialismo: crecimento económi- • Disminuir el consumo.
(mainstream). Ehrlich y J. Holdren, co ilimitado, orientado al consumo su- • Detener el crecimiento poblacional.
1971, “Impact of popu- perfluo. • Tecnologías “verdes”: limpias y de pequeña es-
lation growth”, Science, • Crecimento poblacional. cala.
171. • Tecnologías sucias. • Energías limpias basadas en recursos renovables.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 92
2. “Mainstream”. J, Porrit • Uso excesivo de recursos energéticos Objetivo: Conservar la natureza (uso limitado, en
1986, Seeing Green, Ox- no renovables en el contexto de un cantidad y cualidad).
ford, Blackwell. mundo finito.
Antropocen- Cornucopianos. Julian Simon y Herman • No hay crisis ambiental. Los supues- • Libre mercado sin participación estatal o muy li-
tristas tecno- Kahn (eds.), 1984, The tos problemas son falsos o no son gra- mitada.
centristas Resourceful Earth. A Res- ves. • Cualquier escasez o problema puede ser resuelto
ponse to Global 2000, por la tecnología y el mercado.
Nueva York, Basil Black- Objetivo: No limitar la economía de mercado.
well.
Ambientalistas mode- World Commission on • Uso excesivo de recursos naturales • Políticas e instrumentos de gestión ambiental que
rados. Environment and Deve- porque no son propiedad privada y/o “internalizen” los costos ambientales.
lopment, 1987, Our Com- no tienen precios adecuados (externali- • Crecimento económico para financiar.
mon Future, Oxford Uni- dades). • Tecnologías eficientes y limpias.
versity Press.
• La pobreza es tan responsable por la • Disminuir la pobreza.
crisis ambiental como el consumo de Objetivo: Cuidado ambiental y diminuición de la
los ricos. pobreza, para no perjudicar la economía.
Antropocen- Ecodesarrollistas. I. Sachs, 1974, “Ambien- • Modelo productivista y consumista Modelo de producción y consumo alternativo, basa-
tristas críticos te y estilos de desarro- impuesto por los países hegemónicos do en:
llo”, Comercio Exterior, 24 en un mundo históricamente desigual. • Recursos naturales locales.
(4): 363. • Tecnologías inapropiadas. • Conocimiento local.
• Dominación cultural. • Alternativas tecnológicas locales.
• Equilibrio e integración rural-urbana.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 93
94 GUILLERMO FOLADORI
Ecocentristas
Las posiciones ecocentristas son muy variadas.9 Aquí hemos optado por referirnos
a las más nítidas. Por un lado, hemos colocado a lo que se conoce como ecología
profunda (deep ecology), y también a los preservacionistas de la naturaleza.10 Por otro,
los “verdes” en sentido amplio, incluyendo al subgrupo de los neomalthusianos.
Toda la ética que ha evolucionado hasta ahora descansa sobre una sola pre-
misa: que el individuo es un miembro de una comunidad de partes inter-
dependientes. Sus instintos lo incitan a competir por su lugar en esa comu-
nidad, pero su ética lo incita también a cooperar (tal vez para que haya un
lugar por el cual competir).
La ética de la tierra sólo amplía los límites de la comunidad para incluir suelos,
aguas, plantas y animales, o colectivamente: la tierra (Leopold, 1998: 62, curs-
sivas del autor).
9
Por ejemplo, los “ecocomunalistas” que defienden la necesidad de volver a comunidades autosufi-
cientes o de self/reliance (autodefensa frente a cambios externos); los ecofeministas que argumentan que la
dominación de la naturaleza y de la mujer es un solo proceso; la corriente principal (mainstream) de los
verdes que crítican al industrialismo y otras (O´Riordan, 1976; Dobson, 1992; Pepper, 1993).
10
En este artículo distinguimos a los “preservacionistas” como aquellos que defienden la opción de
no desarrollar, de los “conservacionistas” que plantean desarrollar manteniendo las características esen-
ciales del hábitat natural (Pearce y Turner, 1995).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 95
96 GUILLERMO FOLADORI
6. Por lo tanto, deben modificarse las políticas. Estas políticas afectan es-
tructuras económicas, tecnológicas e ideológicas básicas. El estado de cosas
resultante será profundamente distinto al actual.
7. El cambio ideológico consistirá principalmente en apreciar la calidad de
vida (vivir en situaciones de valor inherente) más que en adherirse a un ni-
vel de vida cada vez más alto. Habrá una profunda conciencia de la dife-
rencia entre lo grande y lo grandioso.
8. Quienes suscriben los puntos anteriores tienen la obligación directa o indi-
recta de tratar de que se produzcan cambios necesarios (Naess, 1998: 19-40).
98 GUILLERMO FOLADORI
11
Sober (1985) realiza un detallado resumen de las dificultades filosóficas que implica una defensa
de las posiciones ecocentristas.
12
Estas y otras corrientes están fuertemente influidas por el pensamiento anarquista de Kropotkin.
Los anarquistas consideran que la principal causa de la crisis ambiental está en las relaciones jerárquicas
y de dominación. Al decir de Pepper, “…todos ven que la dominación y explotación de la naturaleza por el
hombre no es sino una extensión de la dominación del hombre por el hombre (Pepper, 1986: 192).
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Para los líderes o intelectuales del pensamiento ecologista verde no hay duda
que su propuesta implica una alternativa radical a la actual sociedad capitalis-
ta. Por ejemplo, Porrit y Winner escriben:13
el [objetivo verde] más radical pretende nada menos que una revolución no
violenta que derrumbe la totalidad de nuestra sociedad industrial contami-
nante, saqueadora y materialista y, en su lugar, cree un nuevo orden econó-
mico y social que permita a los seres humanos vivir en armonía con el pla-
neta. Según esto, el movimiento verde pretende ser la fuerza cultural y política más
radical e importante desde el nacimiento del socialismo (Apud Dobson, 1992: 17,
cursivas nuestras).
O, Capra y Spretknak:
“La política Verde” representa “la manifestación política del cambio cultu-
ral” hacia un nuevo “paradigma”; ellos concluyen que “Lo que necesitamos es
una nueva dimensión global de la política. La política verde ofrece dicha dimensión,
una política que no es ni de izquierda ni de derecha, sino que está al frente” (citados
por Wall, 1994: 1; cursivas nuestras).
Ellos asemejan capitalismo y comunismo como formas “industrialistas” y
sostienen que su alternativa verde las supera.
¿Cuáles son, entonces, las principales bases y postulados de esta corriente que
se proclama como estando al frente de la tradicional pugna capitalismo-socialismo?
Las principales características pueden ser reducidas a cuatro: a) el punto de
partida ético, que otorga valor intrínseco a la naturaleza; b) la utilización de la eco-
logía como ciencia que explica las relaciones entre la sociedad y la naturaleza;
c) la concepción de que existen límites físicos al desarrollo humano; y, d) la confian-
13
Porrit es activista de Friends of the Earth y fue líder del partido verde británico.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 100
14
Para muchos debería incluirse “descentralización”, “justicia social” y “no violencia”. Pero, las últimas
dos, prácticamente todos los partidos las defienden, y la primera tiene interpretaciones muy diferentes.
15
Commoner, no obstante, es un “verde” diferente de los de la mainstream, de orientación socialista,
acentúa la transformación del sistema de producción antes que los cambios en el consumo.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 101
contra las armas atómicas y ecologista, llama la atención sobre los riesgos deri-
vados de la tecnología moderna. Sus cuatro “leyes de la ecología” deben de ser-
vir de guía para la acción humana. Estas son (Commoner, 1972):
a disturbios externos. Desde esta perspectiva ecológica el ser humano debe aco-
modar su economía a ese mundo natural. Por el contrario, en las últimas déca-
das del siglo XX, una nueva corriente surgió dentro de la ecología que en lugar
de ver equilibrio y estabilidad ve caos y disturbios, y es más indulgente con las
intervenciones humanas en el medio (Worster, 1993). Eldredge (1999), por
ejemplo, sostiene que las fuerzas físico naturales actúan pautando la evolución,
basada en las leyes biológicas y reencauzándola.
La ecología estudia los flujos de energía y materiales entre lo abiótico y lo
biótico. La introducción del ser humano en esta metodología implica concebir-
lo como una unidad (una especie) que intercambia materiales y energía con su
entorno. Esto nos lleva a la tercera característica.
• Los límites físicos externos al desarrollo humano
Según la conocida metáfora de la “nave espacial Tierra” (Boulding, 1989),
la especie humana se encuentra en un mundo material finito. Por lo tanto, ni el
crecimiento económico, ni la reproducción de la población pueden crecer ilimi-
tadamente. La “capacidad de carga” del planeta, otro concepto tomado directa-
mente de la ecología, estaría limitada tanto por los recursos naturales necesarios
para la producción, como por la capacidad de asimilación natural de los resi-
duos de la actividad humana.
16
Existen algunos ecomarxistas que pueden ser ubicados dentro de los “verdes”. Benton (1992),
por ejemplo, justifica la necesidad de considerar las leyes físicas como límite natural al crecimiento eco-
nómico: “Nuestro «sistema de soporte de vida» planetario está, sin embargo, limitado en su poder
adaptativo. Estos límites son externos a la expectativa de la actividad humana en relación con la natu-
raleza. Las leyes de la termodinámica, por ejemplo, a menudo forman parte de tales argumentos”
(Benton, 1992: 58).
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Antropocentristas tecnocentristas
Cornucopianos (tecnocentristas)17
17
“Cornucopianos”, de cornucopia o “cuerno de la abundancia” (O´Riordan, 1976).
18
Cotgrove (1982) incluye dentro de este grupo tanto a los “gerentes empresariales”, como a los mar-
xistas, por su común defensa del industrialismo. O´Riordán (1976), por su parte, entiende que los marxistas
están más cerca de los ecocentristas, ya que al igual que éstos proclaman un cambio radical en las relaciones
capitalistas, mientras que los tecnocentristas son “acomodacionistas”. Como puede verse, la ubicación de los
marxistas es uno de los aspectos de mayor controversia.
19
Durante la década de los sesenta una serie de investigaciones antropológicas mostraron diversas so-
ciedades donde no existían “necesidades ilimitadas” y los recursos eran “excedentarios” (Sahlins, 1977). A
partir de allí la economía neoclásica, que tenía ambos supuestos como intrínsecos a la naturaleza humana
(principios fundamentales), comenzó a decir que esos principios eran aplicables sólo al capitalismo. Con
ello, ambos principios pasaban a ser aún más, una cuestión de fe.
20
Aunque a primera vista podría parecer de sentido común que los recursos son limitados, esto es
discutible en términos económicos.
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21
Las “tasas pigounianas”, como se les llama, nunca han sido aplicadas, ya que es prácticamente im-
posible medir las externalidades. El resultado ha sido la aplicación de tasas que tienden a mejorar el es-
tado del medio ambiente, obligando al contaminador a corregir su producción, pero nunca se puede lle-
gar a la tasa “óptima” que implicaría compensar monetariamente de manera exacta el daño ocasionado.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 109
Antropocentristas críticos
Marxistas (antropocentristas)
Al operar por medio de ese movimiento [el trabajo GF] sobre la naturaleza
exterior a él y transformarla, transforma a la vez su propia naturaleza (Marx,
1975: 215-216).
La propiedad del hombre sobre la naturaleza tiene siempre como interme-
diario su existencia como miembro de una comunidad, familia, tribu, etcé-
tera, una relación con los demás hombres que condiciona su relación con la natu-
raleza (Marx, apud Dussel, 1988: 309).
dichas leyes. Así, por ejemplo, la utilización más eficiente de los insumos y el
recicle de los desechos, es una contratendencia al saqueo derivado del ritmo
de rotación y el abaratamiento del capital constante. Aún más adecuado a la
problemática ambiental actual es el carácter socio-histórico del valor. Tan
pronto las demandas sociales por productos “limpios” o “verdes” toman esta-
do público, aparecen mercancías elaboradas con ese principio que tienen un
valor diferente a sus símiles “no limpias”. Esto permite que lo que los empre-
sarios consideran hoy en día como la principal traba para la reestructuración
industrial hacia una economía “verde”, esto es, el mayor costo de producción,
desaparezca una vez que la sociedad lo convalide (Sandler, 1996).
El análisis marxista de la problemática ambiental nunca se desliga de las
propias contradicciones económicas del capitalismo. Por ello, para el marxis-
mo, no puede haber límites físicos que se enfrenten al desarrollo social.22 Antes
de presentarse cualquier límite físico, aparece una contradicción social que lo
supera. Desde esta perspectiva, tampoco tiene validez ninguna ética derivada
de leyes “externas” (biológicas o físicas) a la sociedad humana.
En cuanto a la relación entre capitalismo y medio ambiente existen varias
posiciones dentro del marxismo. Una de ellas, autodenominada de ecomarxis-
ta, supone que la propia dinámica del capitalismo lleva ineludiblemente a la
crisis ambiental. O´Connor cree haber enriquecido el materialismo histórico al
identificar, además de la contradicción principal del capitalismo planteada por
Marx entre el capital y el trabajo, una segunda.23 La segunda contradicción es-
taría dada por la incapacidad del capitalismo de reproducir las condiciones ge-
nerales de su producción, esto es, el ámbito externo –la naturaleza– sobre la
cual se asienta. Escribe O´Connor: “La causa básica de la segunda contradic-
ción es la apropiación económicamente autodestructiva del capitalismo y el uso
de la fuerza de trabajo, de la infraestructura y el espacio urbano, y de la natu-
raleza externa o el medio ambiente” (O´Connor, 1998: 177).
Otra posición sostiene que no hay prima facie argumento alguno para su-
poner que el capitalismo no pueda superar los problemas ambientales que
provoca. Sandler (1994) explica, a partir de la teoría del valor de Marx, cómo
la producción de mercancías “limpias” o “verdes” no implica, necesariamen-
22
Debemos relativizar esta afirmación diciendo que existen algunos marxistas que consideran el pro-
blema de los límites físicos externos de la misma forma que lo hacen los ecologistas. Un autor represen-
tativo de esta posición es Benton.
23
“… [Marx] nunca consideró la posibilidad de que los métodos ecológicamente destructivos de la
agricultura puedan aumentar los costos de los elementos del capital, los cuales, a su vez, podrían gene-
rar crisis económicas de particular tipo, es decir, de subproducción de capital. Colocado de otra forma,
Marx falló en sumar dos más dos y argumentar que las «barreras naturales» pueden ser barreras produ-
cidas por el capitalismo, es decr, una segunda naturaleza capitalista. Marx percibió, pero no desarrolló la
idea de que puede existir una contradicción del capitalismo que lleve a una teoría «ecológica» de las cri-
sis y de la transformación social” (O’ Connor, 1998: 160).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 114
te, un mayor costo para la empresa, con lo cual una modalidad de capitalis-
mo verde sería viable.
24
Utilizamos el término ultradarwinismo como fue definido por Eldredge (1996), una posición re-
duccionista donde la evolución es cuestión de cambio en el contenido genético y la frecuencia dentro de
una población. “…los ultradarwinistas ven a los organismos (o inclusive los mismos genes –Dawkins,
1979) como en constante y activa competencia por el suceso reproductivo. Los ultradarwinistas han trans-
formado el concepto de selección natural de su postulado original como un acumulador pasivo de «lo que
trabaja mejor que» en las generaciones previas, a un proceso activo de competencia abierta por el éxito
reproductivo” … “los ultradarwinistas ven las estructuras biológicas de gran escala (v.gr. especies, ecosis-
temas, sistemas sociales) como epifenómenos de la búsqueda competitiva del organismo por el suceso re-
productivo“ (Eldredge, 1996: 89).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 115
Pero hay más identidades. En el cuadro que sigue se puede apreciar la si-
militud de elementos entre la teoría económica neoclásica y la teoría ultradar-
winista en biología.
El préstamo de metáforas entre las ciencias ha sido una constante. Según
Hodgson (1995), este proceso de abducción fue intenso entre biología y econo-
mía.26 El individualismo metodológico y la competencia como base de la orga-
nización fueron claramente expuestos por Hobbes (1588-1679), por lo que es
25
Existen otras líneas de pensamiento, tanto en biología como en economía, que partiendo del
mismo origen clásico, avanzan por un camino diferente, o bien interpretan a los clásicos de manera
distinta.
26
Hodgson atribuye al filósofo Peirce el destaque de la importancia de la metáfora en la ciencia. “Así,
Peirce añadió una tercera categoría a la tradicional dicotomía entre inducción y deducción, a la cual de-
nominó «abducción»” (Hodgson, 1995: 40). Señala que Peirce, en 1882, escribía: “Pero los lugares más al-
tos de la ciencia están reservados, en los años venideros, para aquellos que logren adaptar los métodos
de una ciencia a la investigación de otra. En eso ha consistido el mayor progreso de la última generación.
Darwin adaptó la biología a los métodos de Malthus y de los economistas; Maxwell adaptó a la teoría de
los gases los métodos de la doctirna de las posibilidades, y a la electricidad los métodos de la hidrodiná-
mica. Wundt adapta a la psicología los métodos de la fisiología; Galton adapta a la misma teoría los mé-
todos de la teoría de los errores; Morgan adaptó a la historia un método de la biología; Cournot adaptó
a la economía política el cálculo en desviaciones” (Hodgson, 1995: 46).
RELACIÓN ENTRE CONCEPTOS DE LA BIOLOGÍA EVOLUTIVA
ULTRADARWINISTA Y LA TEORÍA ECONÓMICA NEOCLÁSICA
Individualismo metodológico. Las Relación con el medio. Lucha individual por recursos Lucha individual (empresa) por
propiedades de las unidades escasos. recursos escasos.2
existen antes que el conjunto y Instrumento de la evolución. Competencia entre individuos Competencia y selección natu-
lo determinan. El comporta- y selección natural. Azar. ral.3
miento global se deriva del Individual-grupal. Las acciones egoístas llevan a La suma de los intereses indivi-
comportamiento individual.1 resultados grupales óptimos duales lleva al bien común (ma-
(gen egoísta de Dawkins). no invisible de Adam Smith).
Fundamentalismo naturalista. Lo Agente optimizador. La evolución natural lleva a re- Las empresas que existen son
natural se distingue de lo arti- sultados óptimos. las mejores.5
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 116
ficial (creado por el ser huma- Estado ecosistémico. Equilibrio dinámico. Optimización de recursos lleva
no). Lo natural es bueno o me- al punto de equilibrio.
jor que lo artificial.4 Ideología: predominio de lo Dejar a la naturaleza hacer.6 Dejar al mercado hacer.
“natural” sobre lo “cultural”.
Gradualismo Ritmo evolutivo. Naturaleza no da saltos. Cambios graduales.
Determinismo7 Relación entre la unidad de- El comportamiento está prede- La elección racional empresa-
terminante y la totalidad. terminado por la naturaleza rial determina el comporta-
egoísta de los genes.8 miento económico.9
1
También se le llama de atomismo o reduccionismo: “…el término «individualismo metodológico» fue acuñado por Joseph Schumpeter (1908). Fue adop-
tado por los pensadores de la escuela austriaca, incluyendo a Hayek, y defendido por Ludwing von Mises (1949). Una definición útil y clara del individua-
lismo metodológico la proporciona Jon Elster (1982): «es la doctrina según la cual todos los fenómenos sociales (su estructura y su cambio) sólo se pueden
explicar, en principio, en términos de individuos, de sus propiedades, sus objetivos y sus creencias»“ (Hodgson, 1995: 222).
2
Becker, Hirshleifer y Tullock defienden que los principios económicos comunes, atan –supuestamente– la biología a la economía: “Todos los aspec-
tos de la vida están gobernados, en última instancia, por la escasez de recursos” (Hirshleifer, 1982; apud Hodgson, 1995: 57).
3
“«La competencia es la ley de las interacciones de la economía natural que nos afectan a todos». Además, «el planteamiento evolutivo sugiere que el
egoísmo es, en última instancia, el mayor incentivo del ser humano y de toda la vida» (Hirshleifer, 1982). En definitiva, «conceptos fundamentales como es-
casez, competencia, equilibrio y especialización desempeñan papeles similares en ambos campos de investigación» (Hirshleifer, 1977)” (Hodgson, 1995: 57).
4
Hodgson (1995) también habla de metáfora adaptacionista, en el sentido de que lo que existe es lo mejor, por ser resultado de la selección natural
evolutiva.
5
“Milton Friedman y Friedrich Hayek asumen que los tipos de comportamiento seleccionados mediante un proceso evolucionista competitivo son nece-
sariamente superiores y relativamente eficientes. La segunda es la proposición según la cual la competencia capitalista actúa como un proceso evolucionista,
favoreciendo a los «más aptos», a las formas institucionales y a los modelos de organización industrial más eficientes. Este concepto se puede encontrar en los
trabajos de Michael Jesen, William Meckling, Dougrass North, Oliver Williamson y otros. Jensen, Meckling y Williamson dan un paso más, y llegan a supo-
ner que la típica y jerárquica empresa capitalista es más eficiente, fundamentalmente porque es la dominante en un mundo moderno fuertemente competi-
tivo” (Hodgson, 1995: 281-282).
6
“Un concepto sobre la acción del gen que impregna a la sociobiología [ultradarwinismo G.F.] es que formas alternativas de organización social son
admitidas por los genes, pero sólo a costa de gran esfuerzo y dolor físico, como andar de rodillas que es físicamente posible, pero resulta bastante fatigoso
y doloroso a causa de los imperativos anatómicos del cuerpo humano. Ciertos estados de la sociedad son más “naturales” y, por lo tanto, más fáciles y más
estables. Otros precisan una constante entrada de energía para mantenerse. La felicidad consiste en hacer lo que se produce de forma natural. Este es el
sentido de la afirmación algunos comportamientos pueden ser modificados experimentalmente sin causar daño emocional o pérdida de creatividad, otros comportamientos
no pueden modificarse (cita de E. Wilson en cursivas, apud Lewontin, 1987: 309-310).
7
Hodgson (1995: 53) habla de metáfora mecanicista, en la medida en que el comportamiento racional anula la elección. “La metáfora mecanicista toda-
vía es dominante en la corriente principal de la economía…” (Hodgson, 1995: 47-48).
8
“La tesis de la sociobiología es que el comportamiento social constituye la consecuencia de la cooperación entre individuos emparentados, siendo esa
una excelente estrategia para preservar los genes egoístas” (Bonner, 1983:44). “…existe una fuerte tradición reduccionista en la biología… Richard Dawkins
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 117
(1976) adopta el punto de vista de que los organismos, los grupos… [y] las especies en su conjunto pueden explicarse, en gran medida, basándose en sus
genes. Análogamente, sociobiólogos como Edward Wilson (1975) han intentado explicar el comportamiento social de los animales y de los seres humanos
basándose en los genes que los componen, sin reconocer suficientemente el papel desempeñado por la cultura social” (Hodgson, 1995: 338). “En un traba-
jo seminal sobre el reduccionismo genético, George C. Williams (1966) proclama que los problemas reduccionistas se pueden resolver de foco en foco, y lue-
go extender las conclusiones a una solución global «iterando sobre cada foco»” (Hodgson, 1995: 340).
9
“…si el desarrollo económico está determinado por procesos de selección natural, análogos a la reproducción genética y a la mutación o variación aleato-
ria, ¿qué papel le queda a la elección, la finalidad o la intencionalidad, conceptos centrales del discurso económico en los últimos cien años? ¿Puede haber una in-
tencionalidad o una finalidad si la analogía del código genético ya lo ha predeterminado todo, excepto la variación aleatoria provocada por el dado anónimo de
la naturaleza?” (Hodgson, 1995: 53). “Es fácil ver cómo se desarrollan las ideas de racionalidad y equilibrio, conceptos fundamentales de la economía neoclásica,
partiendo de la herencia del pensamiento mecanicista. «La mecánica clásica considera un sistema de puntos materiales, sobre el cual las fuerzas direccionales ope-
ran a distancia, siguiendo unas leyes de movimiento que se pueden calcular. La elección del camino se establece en base al mínimo esfuerzo, lo que puede consi-
derarse un principio económico si se utiliza el término en el sentido amplio, denotando un principio de máximo-mínimo» (Sebba, 1953). De esta manera, los
agentes económicos, sometidos a una combinación de fuerzas, optimizan hasta un punto de equilibrio como si fueran meramente partículas obedeciendo unas
leyes mecánicas” (Hodgson, 1995: 50). “Aunque la teoría neoclásica está asociada hoy en día a la ideología individualista y liberal, al nivel teorético y concep-
tual es implícitamente determinista. En contra de los compatibilistas, se puede sostener que niega el libre albedrío al hacer del individuo un prisionero, no só-
lo del entorno social, sino también de sus funciones de preferencia y de sus creencias inmanentes y, a menudo, invariables. En la teoría neoclásica, una única
elección está determinada por las funciones de preferencias individuales, que están dadas; se considera que el individuo maximiza su utilidad con unas prefe-
rencias dadas y unas restricciones objetivas” (Hodgson, 1995: 308). “Loasby (1976) ha explicado esto concisamente: «Si el conocimiento es perfecto y la lógica
de la elección es completa e irresistible, la elección desaparece; no queda nada más que estímulos y respuestas. Si la elección es real, el futuro no puede ser
cierto; si el futuro es cierto, no puede haber elección»” (Hodgson, 1995: 308).
Fuente: Elaboración propia, a partir de Lewontin, Rose, Kamin (1987), y Hodgson (1995).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 118
27
Véase al respecto la crítica de Lewontin et al. (1987: 304).
28
En este sentido se refería Engels al concepto de competencia y lucha por la sobrevivencia utilizado
por Darwin: ”Toda la doctrina darwinista de la lucha por la vida no es más que la transposición pura y sim-
ple, desde el terreno social al de la naturaleza viva, de la doctrina de Hobbes: bellum omnium contra omnes
[la guerra de todos contra todos] y de la tesis de la competencia tan del gusto de los economistas burgue-
ses, asociada con la teoría malthusiana de la población. Después de haber realizado este truco de prestidi-
gitación (cuya justificación absoluta discuto, como he señalado) sobre todo por lo que se refiere a la doc-
trina de Malthus, se trasladan esas mismas teorías, esta vez, de la naturaleza orgánica a la historia huma-
na, pretendiendo entonces que se ha hecho la prueba de su validez en cuanto leyes eternas de la sociedad
humana. El carácter pueril de esta forma de proceder salta a la vista, no hay necesidad de perder más tiem-
po hablando de ello” (Engels, 1961: 213). Engels estaba equivocado, a pesar de lo pueril de la argumen-
tación es aún muy utilizada y no habrá más remedio que seguir perdiendo tiempo en explicarla.
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Contra esta concepción del ser humano como unidad indiferenciada, hay
que recordar que, a diferencia del resto de los animales, la mayor parte del
29
Aquí utilizamos el concepto de historia en el sentido de formas de organización social diferentes
derivadas de formas precedentes. En el caso del “resto” de los seres vivos, las formas de organización so-
cial no cambian sobre la base de las precedentes, sino, en el mejor de los casos, según las condiciones eco-
lógicas.
30
Bien podría plantearse el argumento opuesto: la reina “trabaja” para las obreras al suministrarles
descendencia. Wilson no podría plantearlo así, para él, como ultradarwinista, la reproducción es lo ”na-
tural”, nunca podría ser “trabajo” que es lo humano y por tanto social.
31
Para una crítica a esta distinción véase Lewontin et al. (1987).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 120
32
“…los supuestos fundamentales son considerados como indiscutibles e inamovibles. Los agen-
tes maximizan, aunque sólo sea porque eso es lo que los economistas dicen que hacen, y así con to-
do”…“Para muchos economistas… el objeto de estudio se define en términos de una única metodo-
logía y de un único cuerpo teórico, y no como el estudio variado de un objeto real –la economía”
(Hodgson, 1995: 29).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 121
33
Llamamos aquí biología fenogenetista a aquella que reconoce que la evolución es fruto tanto de la
herencia genética, como del papel del organismo actuante en la construcción de su entorno. Esta corrien-
te se identifica con los nombres de biólogos como Lewontin, Eldredge, Rose y otros.
34
La economía institucionalista, y también la evolucionista, al adjudicar un papel importante al com-
portamiento sociológico pueden también identificarse en este grupo. Al menos esa es la intención de
Hodgson (1995).
35
Para una crítica de la cultura como aprendizaje véase Foladori, 1992.
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 122
cia de las generaciones pasadas y las limitaciones que las relaciones sociales y
la tecnología imponen.
Siguiendo la concepción marxista, el comportamiento del ser humano con
su ambiente está determinado por el nivel de desarrollo de las fuerzas producti-
vas y por el tipo de relación de producción. Esto significa, en lo que nos intere-
sa, tres cosas. Por un lado, que el relacionamiento con el medio está histórica-
mente determinado. Esto es, depende del nivel alcanzado por las generaciones
pasadas y conlleva fuerzas que tienden a alterar ese relacionamiento en la me-
dida de las transformaciones de las propias relaciones sociales de producción.
Por otro lado, significa que el relacionamiento del ser humano con el medio
ambiente no se realiza de forma genérica o igual para todos los individuos. Por
el contrario, cada grupo, clase social, país, etcétera, tiene un relacionamiento
con el entorno diferente, según el control de los medios de producción de que
disponga, y el lugar que ocupe en la estructura de clases. A diferencia de las
posiciones tecnocentristas y ecocentristas, donde la sociedad humana es consi-
derada como un bloque o unidad en su comportamiento con el medio, este en-
foque histórico rescata las diferencias al interior de la sociedad, basadas en el
distinto lugar que ocupan en la estructura de las relaciones sociales de produc-
ción. En tercer lugar, la relación del ser humano con su ambiente es dialéctica.
El ser humano no sólo transforma el medio, sino que, al hacerlo, se transforma
a sí mismo en sus propias relaciones interespecíficas. De allí que cada elemento
del ambiente contenga, desde el punto de vista del análisis marxista, un ele-
mento objetivo y uno subjetivo. El elemento objetivo está dado por las caracte-
rísticas materiales, sea del cambio climático, sea el de la biodiversidad, etcétera.
El elemento subjetivo está dado por el hecho de que ese clima o ese nivel de
biodiversidad son apropiados, utilizados, o afectan de forma desigual a los dis-
tintos grupos y clases sociales.
Orientación dialéctica
que el curso de la evolución. Este papel activo del organismo sobre el medio en
términos evolutivos –que era la posición de Lamarck– pasa a ser “legitimado”
al interior del organismo por vía genética y al exterior, legando a las futuras ge-
neraciones un ambiente modificado. Esto ya había sido anunciado por Baldwin
sobre finales del siglo XIX, “…cambios comportamentales preceden y preparan
la base para cambios evolutivos hereditarios fijos” (Por, 1994: 336).
Lewontin et al. (1987) resumen en cuatro los principales elementos que de-
muestran la interrelación dialéctica entre organismo y medio ambiente, y don-
de el organismo es el sujeto de los cambios: a) el organismo selecciona partes
del mundo material. El nicho no es una agrupación arbitraria de elementos ex-
ternos, sino una selección voluntaria y construida; b) todo organismo transfor-
ma el medio. Crea y destruye las fuentes que permiten la vida en su proceso de
metabolismo; c) los organismos alteran la naturaleza física de los estímulos am-
bientales. Los estímulos ambientales externos son percibidos por el organismo
de diferentes formas. Modificaciones en la temperatura son percibidas como
concentración de hormonas, o de azúcar en la sangre, etcétera; y, d) los orga-
nismos alteran el patrón estadístico de variación ambiental. Las fluctuaciones
en el suministro de comida son, por ejemplo, eludidas por medio de mecanis-
mos de almacenaje.
Desde los años cincuenta del siglo XX, una serie de investigaciones experi-
mentales comenzaron a cuestionar el dogma central de la biología neodarwi-
nista. La biología neodarwinista sostenía que la información genética sólo podía
pasar del DNA al RNA y a las proteínas, pero nunca en sentido inverso. O sea, el
comportamiento del fenotipo no podía tener efectos en la herencia. De allí que
la relación entre medio ambiente y organismo era lineal: el medio selecciona-
ba –mediante restricciones– al organismo, consecuentemente los organismos
seleccionados se reproducían más o mejor y así se conducía la evolución. La
evolución era considerada exclusivamente una cuestión genética.
Contra el dogma neodarwinista, ciertas investigaciones comenzaron a mos-
trar que existen diversas formas a través de las cuales la información adquirida
por el fenotipo puede ser heredada, convirtiéndose en un mecanismo de la evo-
lución. Estas formas pueden ser clasificadas en tres grandes grupos: a) las mu-
taciones dirigidas o adaptativas; b) los sistemas epigenéticos de herencia; y, c) la
transmisión social de información (Jablonka et al., 1998). En las mutaciones
adaptativas o dirigidas, los organismos sujetos a determinadas restricciones am-
bientales sufren mutaciones que no pueden ser explicadas por el azar –el azar
es otra piedra fundacional del evolucionismo neodarwinista– (Moffat, 1989; Cu-
lotta, 1994). Ya es bastante aceptado que los vertebrados superiores producen
anticuerpos para ciertas enfermedades cuya información pasa a través de muta-
ciones no azarosas a los genes y es transmitida a la descendencia (Steele y Blan-
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 125
den, 1999). Los mecanismos epigenéticos son procesos a través de los cuales la
información en lugar de registrarse en el DNA es especificada por otros procedi-
mientos y puede ser heredada (Thieffry y Sarkar, 1998). Los mecanismos son de
tres clases: de estado estacionario, estructurales, y marcas de cromatización (vía
metilización o heterocromatización). Mediante estos mecanismos los genes son
“marcados”, o “limitados en su expresión” por procesos químicos desarrollados
como resultado de estímulos externos. Con ello, no es sólo el medio que selec-
ciona al organismo, sino que éste reactúa reencauzando la evolución (Jablonka
et al., 1998). No obstante estos y otros resultados experimentales, el dualismo or-
ganismo-medio ambiente sigue prevaleciendo dentro del neodarwinismo. Esta
escuela toma estos resultados aún como excepciones, o bien los va asimilando
uno a uno sin incorporarlos al cuerpo de la teoría evolutiva.
A diferencia de esta concepción, la posición fenogenetista parte de la uni-
dad dialéctica entre organismo y medio ambiente, donde el resultado evolutivo
tiene múltiples agentes. La secuencia genética DNA ! RNA ! proteínas es una
de las posibilidades, pero el papel del fenotipo en la evolución, que se cristaliza
en los mecanismos de herencia epigenética, en las mutaciones adaptativas, o en
la construcción de un entorno favorable para su metabolismo y reproducción,
son también agentes evolutivos. Más aún, los agentes del proceso evolutivo no
sólo deben buscarse internamente, en las leyes de la herencia genética, o en el
comportamiento del organismo y las comunidades, sino también en la propia
macrodinámica de los procesos físicos externos. Eldredge (1999) argumenta
que existen patrones en la evolución conducidos por cambios físicos externos a
la propia vida, como pueden ser destrucciones naturales masivas causadas por
huracanes, impactos externos, etcétera.
Para el dogma neodarwinista la reproducción biológica no es sólo el proce-
so a través del cual se transmiten los genes, y la base de la evolución, sino que
termina siendo el objetivo mismo de vida de los organismos. Los organismos
sólo viven para reproducirse. En su versión ultradarwinista son los genes que
viven para replicarse. Con ello, todas las explicaciones acerca del comporta-
miento, de los organismos, así como también de la funcionalidad de sus órga-
nos y características, terminan estando en la voluntad de reproducirse y legar
a las futuras generaciones su esencia genética.
En lo que se refiere al comportamiento esto es notorio. Los ultradarwinis-
tas sostienen que todo el comportamiento económico es realizado con el pro-
pósito de servir a la reproducción. Para los ultradarwinistas los sistemas socia-
les (de aprendizaje) están subsumidos en las funciones reproductivas y pueden
y deben ser reducidos a éstas.
Un ejemplo es el estudio de los scrub jays (arrendajos) realizado por Wool-
fender y Fitzpatrick en Florida. Según este estudio los hijos normalmente se
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 126
canismo simbiótico como explicación del surgimiento de las células con núcleo
es ampliamente reconocido. Margulis y Sagan escriben:
Orientación histórica
medio en una gran crisis ambiental para la sociedad humana.36 Mientras la mayo-
ría de los pensadores de los siglos XVIII y XIX identificaban progreso de una mane-
ra mecanicista y siempre positiva, los de finales del siglo XX identifican progreso
también de una forma mecanicista sólo que ahora siempre negativa.
El debate sobre las tendencias también se debe a los cambios de paradig-
ma en la ciencia. La moderna física trabaja con posibilidades e indeterminaciones
y representa un quiebre paradigmático con la física mecanicista y determinista.
Pero, la determinación dialéctica no se contrapone con el grado de libertad que
reclama el moderno paradigma científico. Por el contrario, como anotamos en
el apartado anterior, la libertad de acción, dentro de las restricciones impues-
tas por la historia pasada, es la característica de la vida. Esta libertad de acción
hace que surjan nuevas leyes una vez que aparecen nuevas formas. Por ello, el
universo no puede ser nunca totalmente previsible. La libertad de acción plan-
tea la posibilidad de constituir una tendencia nueva. La previsión y vigencia de
la ley o tendencia –esto es, el grado de determinación– rige en la medida en
que existan las estructuras que son su base. Prigogine lo dice de esta forma:
“Esta mezcla de necesidad y azar constituye la historia del sistema” (apud
Briggs y Peat, 1994: 145).
Junto con Darwin, una de las pocas excepciones a un progreso lineal y me-
cánico en el siglo XIX fue Karl Marx. No obstante, existe una extendida opinión
en el sentido de que el pensamiento marxista vanagloriaba el progreso y que,
por lo mismo, su actitud respecto de la naturaleza bien puede ser considerada
similar a la del imperialismo victoriano. Pero esto no es así. En primer lugar, el
progreso entendido como el avance de la productividad del trabajo humano
–que era la posición de Marx y Engels– no tiene que ver con una actitud negli-
gente respecto de la naturaleza sino simplemente con las posibilidades de
avance de la ciencia. En segundo lugar, están los resultados imprevistos del pro-
greso en términos “negativos” para la vida humana en el ecosistema Tierra. En
este sentido tanto Engels, desde sus primeros escritos, como Marx advirtieron
numerosas veces de la “venganza” que la naturaleza infringía a la sociedad hu-
mana como respuesta a la devastación productiva.37 En tercer lugar, que el
grueso de la obra de Marx esté dedicado a esos efectos negativos del progreso
36
El concepto de progreso con su contenido ideológico comenzó a ser considerado negativo a fina-
les del siglo XX. Eso no significa que las bases científicas para ese cambio de valoración no comenzaran
mucho antes. El descubrimiento de las leyes de la termodinámica desde mediados del siglo XIX, mostra-
ron que la energía tiende a disiparse en un proceso irreversible (ley de la entropía), y durante la prime-
ra mitad del siglo XX la física cuántica comenzó a cuestionar a la física mecanicista newtoniana y destacar
el papel de lo imprevisible, alejándose con ello de la evolución como un progreso lineal.
37
“No debemos, sin embargo, lisonjearnos demasiado de nuestras victorias humanas sobre la natura-
leza. Ésta se venga de nosotros por cada una de las derrotas que le inferimos. Es cierto que todas ellas se tra-
ducen principalmente en resultados previstos y calculados, pero acarrean, además, otros imprevistos, con los
que no contábamos y que, no pocas veces, contrarrestan los primeros” (Engels, 1961: 151; cursivas del autor).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 132
38
Para una discusión más profunda sobre el pensamiento marxista respecto del medio ambiente
pueden consultarse Burkett (1999); Foster (1999).
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39
Por cita a Bateson: “los humanos no tienen más DNA que los ratones. La emergencia gradual del
comportamiento complejo entre los mamíferos no fue logrado por la acumulación de genes” (Por, 1994:
350-351).
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 134
Conclusiones
Ecocentristas Tecnocentristas
En uno de los polos, las posiciones más ecocentristas, la deep ecology (ecología
profunda) y los preservacionistas, defensores de la bioética. En el otro extremo,
las posiciones tecnocentristas, cornucopianas, defensoras de la invulnerabili-
dad humana. Entre estas posiciones, encontramos otras, más hacia el medio del
espectro, que llamamos verdes (ecocentristas) y ambientalismo moderado (tec-
nocentristas). En este centro puede ubicarse la mayoría de los autores, institu-
ciones y movimientos que trabajan sobre temas ambientales.
Por último, analizamos el caso del marxismo, que se distancia de todas las de-
más por su concepto de naturaleza como parte de la praxis humana. El marxis-
mo destaca la relación dialéctica entre la sociedad humana y su entorno. De allí
que cada transformación de la naturaleza se manifieste en una modificación al
interior de la propia sociedad humana. Por ello, para el marxismo, antes que lí-
mites físicos externos frente a los cuales la sociedad como un todo se enfrenta,
como es planteado por las corrientes ecocentristas y tecnocentristas, existen lími-
tes sociales que traducen los problemas naturales en contradicciones sociales, y
que hacen que la problemática ambiental sea asumida de forma y con intereses
diferentes según las clases sociales y los países.
Mostramos, también, cómo de muchas posiciones ecocentristas y tecnocen-
tristas se derivan planteamientos fundamentalistas. De manera que más allá de
sus diferencias, existe también una cierta identidad entre estas posiciones. Por
Cap 03 Sustentabilidad• 22/06/06 11:42 AM Page 136
su parte, también existe una identidad entre las posiciones marxistas y lo que
aquí llamamos biología evolucionista fenogenetista.
La enseñanza más general que se desprende del abanico de diferentes pos-
turas con relación a la cuestión ambiental es que los diferentes sectores de la
sociedad humana, sean éstos países, clases sociales, o grupos, no tienen ni los
mismos intereses materiales frente a su entorno, ni tampoco iguales represen-
taciones del problema. De allí que cada vez que se discute un problema am-
biental de alcance global –como el calentamiento global o la disminución de la
capa de ozono– las dificultades para acuerdos internacionales se multiplican.
Pero, de nada sirve ocultar las diferencias; por el contrario, una discusión abier-
ta de las implicaciones filosóficas y las bases científicas de las diferentes posi-
ciones puede facilitar el diálogo.
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 137
Capítulo 4
Sustentabilidad rural:
desacuerdos y controversias
Humberto Tommasino
Introducción
1
Foladori y Tommasino, “El concepto de desarrollo sustentable 30 años después”, 2000.
137
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 138
socioeconómica de los pobres, sino que se orientan a resolver el efecto que los
pobres causan sobre el medio. Esta corriente está representada básicamente
por la posición de organismos internacionales como la ONU, FAO, Banco Mun-
dial, etcétera.
Este estudio identifica una tercera corriente a la que denominamos “críti-
cos del crecimiento + conservación” en donde se nuclean una serie de autores
que entienden que el sistema capitalista debe ser “corregido” a los efectos de
resolver las inequidades sociales y los problemas ambientales que provoca.
Por fin, identificamos una corriente a la que denominamos “insustentabili-
dad” que entiende que la dinámica del sistema capitalista genera leyes que inexo-
rablemente causan insustentabilidad.
La sustentabilidad agrícola
3
Para el caso de Paraná, Brasil, véase al respecto Foladori y Tommasino (1998).
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 140
nicas que no son contaminantes, que son armónicas con los ecosistemas loca-
les y que conservan la fertilidad de los suelos sin agredir la microvida (mane-
jo integrado de plagas, rotación de cultivos, baja intensidad de la producción
de animales, fertilización orgánica y verde, diversas técnicas de plantación y
manejo de tierras, agroforestación, etcétera) (Guivant, 1995). Para Hansen
(1996), la estrategia más frecuentemente ligada a la sustentabilidad es la eli-
minación o reducción del uso de químicos procesados, particularmente ferti-
lizantes y pesticidas.
De una forma general la sustentabilidad implica distintos ámbitos de aná-
lisis que básicamente son el ambiental, el social y el económico [Yunlong y Smit
(1994), Tisdell (1996), Altieri (1996), Girardin (1996), Hansen y Jones (1996),
Landais (1998), Zander y Kachele (1999), Vilain (2000)].
A pesar de esta coincidencia casi unánime, es común considerar que no
existe un concepto operacional conciso que permita evaluar y monitorear
adecuadamente el estado de sustentabilidad de los agroecosistemas. Zan-
der y Kachele (1999) entienden que esto es provocado por tres factores
básicos:
Algunos de los autores que consultamos utilizan diferentes términos para con-
ceptos que tienen mucha proximidad. Utilizan los términos “sustentabilidad”
(Harrington et al., 1994), “sustentabilidad agrícola” (Hansen, 1996), “agricul-
tura sustentable” (Müller, 1996), “desenvolvimento rural sustentable” (Sevilla
Guzmán, 1997; Almeida, 1997), etcétera. La mayoría de estos autores entien-
de que son muchas las definiciones dadas al asunto y en general proponen
clasificaciones o tipologías que reúnen las definiciones y propuestas de dis-
tintos autores en grupos relativamente uniformes. Para ilustrar la variedad de
definiciones y los grupos existentes presentaremos de una forma muy esque-
mática y breve, las clasificaciones realizadas por Harrington (1994), Hansen
(1996) y Müller (1996).
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 142
4
Utilizamos indistintamente “sostenibilidad” o “sustentabilidad”.
5
Las categorías generales no son mutuamente excluyentes y su delimitación está basada en el énfa-
sis dado a algunos de los parámetros considerados.
6
Para Almeida (1997: 51): “El debate actual en torno de la agricultura sustentable parece estar po-
larizado por dos vertientes: por un lado, aquellos que piensan ese tipo de agricultura como objetivo, pro-
yecto, y, por otro, los que quieren establecer e implementar un conjunto de prácticas o reglas productivas
más «ambientalistas» si comparadas con el modelo convencional. ¿Superará el debate el impasse entre esas
dos corrientes? Por lo pronto, la agricultura sustentable es apenas un término y no una práctica en fun-
cionamiento.”
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 143
7
Comité de Desarrollo Alimentario y Agrícola Internacional (BIFAID); Agencia para el Desarrollo In-
ternacional (USAID), 1988, Environment and natural resources: Strategies for sustainable agriculture, Washing-
ton, D.C. Occasional Paper, núm. 12.
8
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 1991, “Sustainable
development and management of land and water resources”, en Conference on Agriculture and the Environment
(1991, S-Hertogenbosch, The Netherlands) Rome, FAO/Ministry of Agriculture, Nature Management and
Fisheries of the Netherlands, Background Document núm. 1.
9
Grupo Consultivo en Investigación Agrícola Internacional (GCIA), 1990, Sustainable agricultural pro-
duction: Final report of the GCIAR Committee, Document núm. MT/90/18.
10
R. Repetto, 1986, National resource accounting for countries with natural resource-base economics, Washing-
ton, D.C., World Resources Institute.
11
G.R. Conway, 1983, Agroecosystem analysis, ICCET, Series núm. 1, University of London.
12
G.R. Conway y E.B. Barbier, 1988, “After the Green Revolution: Sustainable and equitable agricul-
tural development”, Futures, pp. 651-670.
13
Consorcio Latinoamericano sobre Agroecología y Desarrollo.
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 145
mos internacionales que no tenemos duda en calificar «para los ricos»” (Sevilla
Guzmán, 1997: 28-29).
Todas estas clasificaciones tienen utilidad para ordenar la gran diversi-
dad de concepciones sobre sustentabilidad. Aun así, creemos que existen
criterios de clasificación que permiten visualizar mejor las contradicciones
y desacuerdos que están por detrás del concepto de sustentabilidad a nivel
rural.
Partiendo de una topología del concepto global, distinguimos tres grandes
corrientes de pensamiento sobre sustentabilidad: 1. sustentabilidad ecológica, 2.
sustentabilidad ecológica y social limitada y 3. sustentabilidad ecológica y social (coevo-
lución sociedad-naturaleza) (Foladori y Tommasino, 2000a).
En forma correlativa, a nivel del contexto rural podemos identificar cuatro
grandes corrientes de pensamiento:
Sustentabilidad ecológica14
De los asuntos descritos por FACTA existen dos que preocupan más directa-
mente a la SWCS, mejorar la calidad ambiental y la base de recursos naturales de los
cuales depende la economía agrícola y el uso apropiado de ciclos y controles biológicos en
14
Todas las corrientes de la sustentabilidad rural tienen un correlato a nivel global. Para este caso,
la concepción global restringida exclusivamente a la sustentabilidad ecológica puede ser representada por la
concepción de Pearce y Turner para quienes: “…sustentabilidad significa asegurarse que los recursos sus-
titutos están disponibles en la medida en que los recursos no renovables se vuelven físicamente escasos, y
significa asegurarse que los impactos ambientales del uso de tales recursos se mantienen dentro de la ca-
pacidad de soporte de la Tierra para asimilar dichos impactos” (Pearce, 1993: 4 en Foladori y Tommasi-
no, 2000b).
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 147
Este grupo, que básicamente está representado por las visiones de organismos
internacionales como FAO, ONU, Banco Mundial, BID, IICA, entienden que la po-
breza genera y es simultáneamente resultado del deterioro ambiental. Aquí
existen dos factores complementarios. Por un lado, los pobres generan un “des-
cuento acelerado del futuro”, es decir, su condición de pobres determina un uso
exhaustivo y degradante de los recursos, conduciéndolos, en muchos casos, a
su agotamiento. Por otro, el crecimiento poblacional implica una presión cre-
ciente sobre los ecosistemas. Esta presión y degradación de los ecosistemas, no
se limita o queda restricta a los pobres –que la generan y padecen–, sino que
tiene un carácter global y consecuentemente afecta también a los ricos. Este hecho
es un determinante para que esta corriente de pensamiento integre los proble-
mas sociales relacionados a la pobreza. De allí que la sustentabilidad social pue-
da ser considerada un “puente” hacia la sustentabilidad ecológica y no un fin
o preocupación en sí misma.
Utilizaremos la visión de FAO para describir esta concepción. Para ésta la
sustentabilidad es entendida como:
17
Cursivas del autor.
18
Se refiere al “paquete de medidas de ajuste estructural” preparadas por el Fondo Monetario In-
ternacional y el Banco Mundial, que facilitan una menor intervención de los gobiernos, la reestructura-
ción financiera, la reforma fiscal, las inversiones en determinadas infraestructuras y el fomento al sector
privado (FAO, 1996a: 1).
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 151
Pero: “Esto no quiere decir que la reforma económica esté mal orientada”
(FAO, 1996b: 1). Sucede que la situación anterior no era sostenible, “si no se in-
troducían importantes cambios estructurales el deterioro de la situación de
gran parte de la población rural era irreversible” (FAO, 1996b: 1).
En los “informes de avance” de junio de 1997, capítulo 14, “Fomento de la
agricultura y el desarrollo rural sostenible” (FAO, 1997), se identifican como
“cuestiones principales”:
20
Como en casos anteriores existe una corriente de pensamiento global que se corresponde con las
corrientes a nivel rural. A nivel de la sustentabilidad como concepto global las ideas de Sachs son un
ejemplo elocuente. Este autor entiende que el concepto de “ecodesarrollo” ofrece al planificador: “En pri-
mer lugar, un criterio de racionalidad social diferente de la lógica del mercado, que se basa en los postu-
lados éticos complementarios de la solidaridad sincrónica con la generación actual y de la solidaridad dia-
crónica con las generaciones futuras. El primer postulado remite a la problemática del acceso equitativo
a los recursos y a la de su redistribución; el segundo obliga a extender el horizonte temporal más allá de
los tiempos del economista y provoca, por tanto, una transformación de los instrumentos habitualmente
utilizados para arbitrar entre el presente y el futuro” (Sachs, 1980: 720, en Foladori yTommasino, 2000b).
21
Miguel Altieri es ingeniero agrónomo graduado en la Universidad de Chile. A partir de 1980 es
profesor de agroecología en la Universidad de California, Berkeley. Colabora con el Consorcio Latino
Americano sobre Agroecología y Desarrollo (CLADES), grupo de organizaciones no gubernamentales que
trabajan junto a campesinos. Desde 1996 es coordinador general del Sustainable Agriculture Networking
and Extension (SANE).
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 154
22
Romeiro (1998: 182-183), por ejemplo, entiende que: “En nuestra opinión, la permanencia de las
unidades familiares como base principal de la producción agrícola en los países capitalistas avanzados
puede ser explicada fundamentalmente por la mayor competitividad de éstas en relación a las unidades
de producción basadas en el trabajo asalariado… la unidad técnica de base de la producción agrícola per-
maneció, no obstante la modernización, al alcance de las unidades familiares. Técnicamente, la concen-
tración de capitales en la agricultura implica simplemente la concentración de módulos de producción,
los cuales son definidos en función de la escala óptima de operación de los equipos agrícolas. De ese mo-
do, una gran explotación compuesta de 10 módulos equivale técnicamente a la suma aritmética de 10 ex-
plotaciones familiares compuestas de un módulo cada una. No existe, por lo tanto, superioridad técnica
de las grandes unidades capitalistas sobre las unidades familiares.”
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 155
24
El caso brasileiro es muy ilustrativo para la discusión del tema. Para el caso uruguayo los proce-
sos de diferenciación operaron fuertemente a partir de la década de los setenta generando una impor-
tante disminución en el número total de establecimientos agropecuarios y de la pequeña producción
en particular.
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 157
na que Romeiro (1998), entiende que la producción familiar “se mantiene de-
bido a la especificidad del proceso técnico en la agricultura”. La agricultura
presenta un proceso de trabajo secuencial que determina que no sea posible
la especialización al igual que en la industria. Además, el proceso técnico es
accesible al productor familiar, que junto al hecho de no pagar salarios, le
otorga condiciones de competir con empresas capitalistas. Entiende que no
hay desventajas técnicas para la producción familiar y existen ventajas orga-
nizacionales. Cita además a Veiga (1991), que entiende que en términos téc-
nico-económicos, la agricultura familiar y la patronal se equivalen. Sostiene
que en la agricultura prácticamente no existen economías de tamaño, soste-
niendo que la clave de la cuestión se centra en que las técnicas agrícolas no
exigen equipamientos pesados e indivisibles. Por último destaca que Abramo-
vay (1992), sostiene que las especificidades biológicas de la agricultura con-
forman una barrera para la división del trabajo y la industrialización de la
producción agrícola, lo que limita la posibilidad de emprendimientos basa-
dos en el trabajo asalariado.
Refiriéndose al mismo tema, Graciano da Silva (1995) entiende que esta
discusión fue perjudicada por la falta de claridad referida a la identificación
de los actores sobre los que se establece la discusión. Entiende que existen dos
“estereotipos” que se han consolidado. Uno, constituido por lo que denomina
“productor de subsistencia”, que posee una economía de excedentes, donde
los costos son flexibles y, otro, que denomina productor familiar “eficiente”
que respondería a la presión de costos sobre los precios de los productos
agrícolas con aumento de los rendimientos físicos por unidad de área. Ade-
más de estos dos tipos, identifica uno nuevo, el “part time” o “pluriactivo”,
predominante hoy a nivel de los países desarrollados y ya común en el sur
de Brasil.
Para cada tipo identifica mecanismos de diferenciación (pasaje de cam-
pesino pobre a medio o rico), descomposición (proletarización) y de man-
tenimiento (reproducción). Para el productor de subsistencia los mecanis-
mos de diferenciación están asociados a su tamaño y forma de tenencia de
la tierra; los de descomposición, a su inserción en los mercados de trabajo
y productos y los de reproducción vinculados al sobretrabajo de la familia. En
el caso de los productores familiares “eficientes”, los mecanismos de dife-
renciación y descomposición son similares al caso anterior, pero la diferen-
cia se establece en el papel de soporte a su reproducción de las políticas pú-
blicas, llamadas productivistas, como los subsidios o el refinanciamiento de
deudas.
En el mismo trabajo, el autor estudia los datos surgidos por la investigación
FAO/INCRA (1994), donde detecta como tendencia central la descomposición de
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 158
25
Los productores campesinos son caracterizados por la utilización de pequeñas áreas y por el tra-
bajo básicamente familiar, que puede o no ser complementado por trabajo asalariado. En el grupo existe
una movilidad mínima de capital, siendo prácticamente “obligados” a producir todos los años los mismos
productos de la región y no pueden alcanzar otros mercados que no sean los comerciantes locales (Gra-
ciano da Silva, 1995).
26
Las previsiones realizadas por Graciano da Silva, fueron en parte confirmadas por los datos del
Censo Agropecuario de 1995, publicado en 1999. Analizando la evolución del número de predios por
grupos de estratos en el periodo de 1970 a 1995, para el estado de Paraná, se detecta una disminución de un
47.63 por ciento en el estrato menor de 10 hectáreas. Este estrato (menos de 10 hectáreas) donde debe
concentrase la mayoría de los pequeños productores directos pasa de 295,272 a 15,462 productores en el
periodo considerado (Foladori y Tommasino, 1998).
Cap 04 Sustentabilidad• 22/06/06 10:47 AM Page 159
Conclusiones
Capítulo 5
Cornucopianos:
los ultraneoliberales
Man Yu Chang
Introducción
El símbolo de la cornucopia
1
Novo Dicionário Aurélio (1975) y Webster’s College Dictionary (1995).
163
Cap 05 Sustentabilidad• 22/06/06 10:48 AM Page 164
Antiambientalismo
CORNUCOPIANOS 165
2
Como por ejemplo, el presupuesto del aumento tendencial del costo de la energía hecho por los
ambientalistas moderados en el reporte Global 2000.
Cap 05 Sustentabilidad• 22/06/06 10:48 AM Page 166
eso restringiría los efectos positivos del progreso económico y del avance
tecnológico.
Optimismo tecnológico
El crecimiento es verde
Confianza en el mercado
3
Esta relación es mostrada a través de los costos de algunas materias primas con relación a los sala-
rios y al índice de precios al consumidor (Simon, 1984).
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CORNUCOPIANOS 167
Planeamiento familiar
blaciones tienden a reproducirse a tasas bien menores. Por tanto, los cornuco-
pianos prefieren centrar su preocupación en generar más riqueza y crecer, y no
en el control de la natalidad. Agregan que consideran la recomendación de
controlar la natalidad de los ambientalistas infundada, inaceptable, ignorante
y arrogante (Simon, 1984).
Valor estético
Homus economicus
CORNUCOPIANOS 169
ciones. Es por eso que la cuestión ambiental es vista solamente como una cues-
tión física de asignación óptima de recursos, y las cuestiones sociales y políticas
a ella conectadas están fuera de discusión.
Los cornucopianos son adeptos a la teoría neoclásica que, por su parte, recu-
pera de Adam Smith la idea de que el mercado parece estar regulado por una
“mano invisible” porque la prosecusión de los intereses individuales redunda,
espontánea y naturalmente, en la satisfacción de los intereses sociales. O sea, lo
que es bueno para el individuo es siempre bueno para la coletividad. Se deri-
va de este presupuesto un estado óptimo al que el mercado siempre tiende a
llegar automáticamente, debido a la racionalidad de los individuos que siem-
pre buscan maximizar su satisfacción. Es por eso que casi como un acto de fe
profesan que las fuerzas del mercado son la mejor forma de resolver un proble-
ma, sea de escasez, sea de daño ambiental.
Derecho de propiedad
Contradicciones y limitaciones
Entre las tesis defendidas por los cornucopianos, algunas, sin duda, presentan
fuerte base factual. Se destaca, en ese sentido, su defensa de la capacidad de la
humanidad de avanzar en tecnología y desplazar las limitaciones físicas antes
temidas, mediante el conocimiento acumulado.7 Por otro lado, hay que matizar
6
Véase la posición coasiana en el capítulo sobre economía ambiental.
7
Los ambientalistas marxistas también apuestan al avance tecnológico para resolver las limitaciones fí-
sicas de la humanidad, pero, a diferencia de los tecnocentristas, no apuestan a toda y cualquier tecnología,
sino a aquella concebida y asignada en función de objetivos sociales y no de objetivos privados. No obstan-
te, esta diferencia sustantiva no es siempre percibida, como es el caso de Cotgrove (1982) que clasifica a los
marxistas y a los cornucopianos en el mismo grupo de los tecnocentristas, sin hacer distinción entre ellos.
Cap 05 Sustentabilidad• 22/06/06 10:48 AM Page 170
esta posición con el hecho de que no consideran otros aspectos, como los so-
ciales, aspectos que, de ser considerados, supondrían la diferencia fundamen-
tal de poner en discusión los rumbos que el avance tecnológico podría tomar,
esto es, en beneficio o perjuicio de qué segmento de la sociedad.
Sin duda, la fragilidad de algunas tesis reposa en presupuestos teóricos
cuestionables y que conducen a algunas contradicciones que apuntamos a con-
tinuación.
Según Foladori (capítulo 3), desde el punto de vista ético los tecnocentristas
conciben la naturaleza separada de la sociedad. Para ellos el ser humano impo-
Cap 05 Sustentabilidad• 22/06/06 10:48 AM Page 171
CORNUCOPIANOS 171
8
Según Mikael Andersen, autor de la reseña del libro The True State of the World, Lomborg se inspi-
ró en los argumentos de Simon, del Resourceful Earth, procurando exhaustivamente referenciarse sobre
datos estadísticos. Según Andersen, si los ambientalistas no consiguen comprobar científicamente los da-
ños ambientales (e.g. los riesgos de los pesticidas para la salud humana) tampoco consigue Lomborg pro-
bar lo contrario, aunque afirme que no son perjudiciales a la misma. La verdad es que las cuestiones am-
bientales se han vuelto tan complejas que, en muchos casos, aún no tenemos conocimientos suficientes
para tomar posiciones concluyentes.
9
Según Foladori las principales características de los ecologistas “verdes” son: “a) el punto de parti-
da ético, que otorga valor intrínseco a la naturaleza (son ecocentristas); b) la utilización de la ecología como
ciencia que explica las relaciones entre la sociedad y la naturaleza; c) la concepción de que existen lími-
tes físicos al desarrollo humano; y, d) la confianza en el individualismo liberal como instrumento para
transformar la sociedad”.
Cap 05 Sustentabilidad• 22/06/06 10:48 AM Page 173
CORNUCOPIANOS 173
Conclusiones
Puede decirse que la principal tesis de los cornucopianos es la defensa del cre-
cimiento económico. Las demás son secundarias y confluyen para reforzarla.
Son optimistas tecnológicos, porque la tecnología propicia y estimula el creci-
miento; son ultraneoliberales, porque creen que el mercado posee una fuerza
reguladora propia que estimula el progreso tecnológico; son antiintervención
del gobierno, porque ésta puede inhibir las fuerzas automáticas del equilibrio del
mercado; son antiambientalistas, porque los ambientalistas, para defender el me-
dio ambiente, proponen limitar el crecimiento.
Todas las tesis se basan en los presupuestos de la teoría económica neo-
clásica, específicamente la competencia perfecta, la “mano invisible” y el de-
recho de propiedad, los cuales pretenden neutros y generales. Mientras tanto, el
hecho de que la posición cornucopiana se limite a analizar apenas los aspectos fí-
sicos de la cuestión ambiental, sumado a las limitaciones de los presupuestos
básicos, nos lleva a interpretar que se trata de una posición parcial que atiende
los intereses de los empresarios en la reproducción de sus inversiones. El capital
sólo se realiza en la producción, que presupone inversiones y crecimiento econó-
mico para movilizarse.
Rescatar los aspectos sociales en el debate ambiental no significa, necesaria-
mente, limitar el crecimiento o retroceder en los avances tecnológicos. Antes
bien, significa una elección política de direccionarlos de modo que se prioricen
las demandas de la mayoría. Frente al legado del conocimiento de la humani-
dad, es procedente ser optimista en relación con la tecnología, pero, una vez
más, depende de la forma de cómo sea empleada, y de lo que se priorice, que
evitemos o no volvernos rehenes de riesgos ambientales y contradicciones socia-
les crecientes.
Cap 05 Sustentabilidad• 22/06/06 10:48 AM Page 174
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 175
Capítulo 6
La economía ambiental
Man Yu Chang
Introducción
1
Muchos bienes ambientales como el agua y los minerales poseen precio en función de los costos de
extracción y distribución, pero no del bien en sí, en cuanto a su costo de producción.
175
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 176
Economía
Biosfera Sociedad
Francis Bacon, uno de los mayores exponentes del positivismo moderno del
siglo XVII, argumentaba que la naturaleza debía ser subyugada, dominada,
y puesta al servicio del hombre. En concordancia con la tradición cristiana,
la naturaleza se hizo para el usufructo del hombre. Las prácticas agrícolas
con las cuales la población se esforzaba en obtener comida, abrigo, y otros
medios de sobrevivencia eran más explotadas que preservadas. Según Las-
lett (2001), hasta el siglo XVIII los intelectuales europeos veían lo agreste
con cierto horror y la limpieza con satisfacción. No obstante el carácter ex-
plotador de dichas prácticas, no eran y tampoco lo son hoy en día, conside-
radas como insustentables, ya que la escala de la producción era localizada
y su intensidad restricta, lo que daba un margen a la naturaleza para su re-
siliencia.2
A mediados del siglo XVIII, los formuladores de la historia natural (Linneo
y Humboldt, 1758) reconocían que, aunque el hombre domine sobre el orden
natural, pertenece al mismo. El hombre tiene su lugar en la gran cadena de los
seres vivos, y también se somete a las leyes de la naturaleza. De esa forma, la
economía humana tiene la posibilidad de desarrollarse y enriquecerse, pero
también debe permanecer sintonizada con la economía natural. En otras pala-
bras, la naturaleza pasa a ser digna de atención del hombre, justamente porque
le es útil. Los fisiócratas (primera escuela del pensamiento económico, contem-
poránea con los historiadores naturales) compartían esa misma visión con re-
lación a la naturaleza (Vivien, 2000).
2
Resiliencia: capacidad de un ecosistema para mantener su estructura y modelos de comportamien-
to frente a alteraciones exteriores.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 177
Los fisiócratas (Quesnay, 1758) consideraban que la fuente de todas las ri-
quezas del Estado y de los ciudadanos era la agricultura, porque sólo ella resti-
tuía al hombre más valor del que fue invertido.3 La fisiocracia, que significa “el
poder de la tierra”, concibe a la economía humana dentro de la natural, y que
el hombre debe respetar los ciclos y equilibrios, si desea continuar aprovechan-
do la gratuidad de sus dones. Según Vivien (2000), la teoría fisiocrática, en el
contexto de su época, era menos un anuncio del nuevo tiempo, representado
por la industrialización, y más una racionalización del orden antiguo, el de la
aristocracia de la tierra. La concepción de la naturaleza de los fisiócratas pre-
sentaba un cierto carácter idílico, así como una tradición teológica, que influen-
ció a la historia natural. Del encuentro de la fisiocracia, el saber natural, la teo-
logía y el romanticismo, nacieron las primeras manifestaciones de protección al
medio ambiente.
A finales del siglo XVIII, por primera vez en forma explícita, los economis-
tas clásicos inauguraron la época del “mundo finito”. Tanto la teoría de la di-
námica demográfica de Malthus,4 como la teoría de los rendimientos decrecientes
de la tierra de Ricardo,5 apuntan al límite ambiental que significaría la insufi-
ciente oferta de tierras de buena calidad. Atribuyen un papel relativo a la tec-
nología, reconociendo que ayuda, pero que no resuelve el problema de
la tendencia a los rendimientos decrecientes. De allí que propongan el “estado
estacionario” como algo inevitable. John Stuart Mill, también economista clá-
sico, al contrario que los anteriores, exalta este estado, como siendo deseable y
más humano que el que existía, pues permitiría que la sociedad se desprendie-
ra de las ataduras materiales, y se dedicara al arte de vivir, dejando en paz a la
naturaleza.
En el siglo XIX, la Revolución Industrial, basada en la termodinámica (po-
tencia motriz del calor) marca una ruptura en la cuestión ecológica. Con la re-
volución técnico-científica aplicada a la producción, la problemática ambiental
se extiende a una escala geográfica cada vez mayor. Eso despertó, ya desde co-
mienzos de ese siglo, una generación de ingenieros románticos, llamados “inge-
nieros economistas”,6 precursores de la economía ecológica, quienes basándose
en principios de la termodinámica, demostraban y preveían las repercusiones
3
Véase, en este mismo libro, el texto sobre la economía ecológica de G. Foladori: “…La fisiocracia
argumentaba que el único trabajo productivo era el derivado de la actividad agrícola, porque sumaba el
trabajo humano al proceso natural de reproducción y crecimiento, con lo cual se podía, «con una semilla
obtener cientos de otras y muchas plantas», para decirlo en forma metafórica.”
4
En la medida en que crece la población y el aumento de las necesidades de alimentos, se incorpo-
ran tierras cada vez menos fértiles, que presentan costos de producción cada vez más altos. Por lo tanto,
aun cuando la fertilidad original de las tierras continúe siendo la misma, los rendimientos agrícolas, me-
didos en valor, decrecen.
5
David Ricardo dice que el progreso obliga a utilizar tierras cada vez menos productivas, mientras
que la industria no encuentra límites, ni económicos ni ecológicos.
6
Sadi Carnot dio la primera formulación al principio de la entropía, en 1824; Cournot, en 1861, y
Jevons, en 1865, anunciaban el fin del carbón; Fourier, en 1827, y Tyndall, en 1860, ya anunciaban el ca-
lentamiento global.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 178
Pigou
Arthur Cecil Pigou escribió en 1920 The Economics of Welfare (La economía del
bienestar). Definía, por primera vez, el concepto de internalización de las externa-
lidades. Pero es recién en 1970 que la economía ambiental se constituye como dis-
ciplina interesada, específicamente, en las externalidades ambientales.
Pigou, profesor de Keynes, fue el precursor de la teoría sobre la necesidad
de la presencia del Estado7 en la economía para reglamentar y disciplinar los
efectos externos. Reconoce que, salvo bajo competencia perfecta –situación ra-
rísima– hay muchas fallas en el mercado. Son estas fallas las que hacen que la
maximización del bienestar privado no coincida con la maximización del bie-
nestar social.
Todos los efectos involuntarios en el bienestar de las personas y empresas
son denominados “externalidades”: positivas, cuando benefician a otros, y ne-
gativas cuando los perjudican.8 Como las externalidades positivas no generan
problemas, al contrario, ayudan, lo que importa son las negativas. Externalida-
des son, entonces, costos privados pasados a la sociedad que indican una falta
de adecuación con los sociales. Es necesario, por lo tanto, internalizar estos cos-
tos individuales que quedaron fuera del mercado.
La tradición pigouviana preconiza la intervención del Estado, en forma de
un impuesto que corresponda con el valor del costo social infringido a la colec-
tividad. Este procedimiento se efectúa, en materia ambiental, según el princi-
pio del “Contaminador-pagador” (Polluter’s Pays Principle).
Con el impuesto, el costo de producción de la empresa contaminadora pasa
a ser mayor, al mismo tiempo que el beneficio disminuye en la misma medi-
da. Salvo cuando el nivel de la competencia permite pasar el valor del impues-
to al consumidor, el precio final del producto, aumenta. De esa manera, los
efectos externos son internalizados y el medio ambiente es incorporado al
mercado.
Coase
7
Keynes retoma y consagra 15 años después el tema de la intervención del Estado, con el libro La
teoría general.
8
Ejemplos de externalidad negativa, abundan. Un caso simple sería que el humo de una industria
ensucie la ropa de una lavandería cercana.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 181
9
Un ejemplo de internalización a través de la negociación privada, sería: La industria “A”se sitúa río
arriba de la empresa “B” y tira residuos industriales que perjudican la captación de agua de “B”. Si “A”
es propietario del río, la empresa “B” es la que debe pagarle para que acepte reducir sus efluentes. “B”
tendrá interés en pagar solamente si este valor fuese menor al daño sufrido por la contaminación del
agua. En cambio, “A” tendrá interés en recibir el pago de “B”, si este valor fuese superior a los costos para
la instalación de un mecanismo de descontaminación.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 182
10
Costos de transacción son costos de información, costos de traslado y costos de acompañamiento
y control.
11
Una acción judicial frecuentemente llamada a resolver los impasses entre los intereses privados
puede constituir un costo no transferible. La película The Civil Action (La acción civil, Estados Unidos,
1998) del director Steven Zaillian, retrata esta cuestión con fidelidad.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 183
CUADRO 1
CARACTERÍSTICAS Y PROBLEMAS DE GESTIÓN AMBIENTAL
DERIVADAS DE PIGOU Y COASE
Todas las escuelas económicas tuvieron que definir qué es el valor como
primer paso en la elaboración de sus teorías. Para los clásicos (Smith, Ricardo
y Marx) el valor de un bien depende de las condiciones de producción, según
la cantidad de trabajo incorporado, lo que refleja la dificultad de su produc-
ción. Para los neoclásicos el valor de un bien es definido por la utilidad margi-
12
Por ejemplo, una gran corporación frente a una pequeña comunidad.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 184
nal (utilidad de la última dosis consumida). El valor pasa así a ser subjetivo,13
dependiendo de las preferencias personales. De allí se deriva que, en la medi-
da en que aumentan las unidades consumidas de un mismo bien, éste pasa a
satisfacer menos, de donde la satisfacción marginal es siempre decreciente.
Al enfrentarnos a la cuestión del valor del medio ambiente nos colocamos,
inevitablemente, frente a varias cuestiones: ¿constituye un valor el medio am-
biente?, ¿por qué?, ¿cuándo? y, ¿para quién?
En la concepción utilitarista, el medio ambiente tiene valor porque tiene
un valor de uso para los individuos. Al revés, en la concepción conservacionista,
el medio ambiente tiene un valor de no uso, un valor pasivo. El valor pasivo es un
valor intrínseco a la naturaleza. Algunos ecologistas lo llaman valor de existen-
cia. Se trata de preservar la naturaleza viva o inerte independiente de cualquier
utilidad.
El valor de uso puede ser directo o indirecto. El más común es el valor de
uso directo, como la caza, la pesca, el descanso, etcétera. Valor de uso indirecto
es un valor que beneficia a los individuos sin que éstos tengan conciencia. La bios-
fera, por ejemplo, es un bien que nos asegura la condición de vida sobre la tierra,
sin que muchos tengan conciencia de ello. Aún así, el valor de uso indirecto no
deja de ser un concepto funcionalista, que supone que el bien trabaja en fun-
ción de nosotros, para nuestra utilidad.
Al hacer la pregunta ¿cuándo el medio ambiente es un valor?, se plantea la
cuestión de la temporalidad del valor. Los economistas neoclásicos llaman a eso
valor de opción, que refiere a la posibilidad que los individuos tienen de decidir
usar el medio ambiente ahora, o más tarde. Cuando se reserva un bien natural
para ser utilizado en el futuro, se llama valor de casi-opción.
La dimensión del tiempo nos lleva a la cuestión de la transmisión, o sea,
¿valor para quién? En este punto la teoría neoclásica se basa en individuos
egoístas, que solamente piensan en sí, en los bienes para usufructo propio. Al
incorporar el medio ambiente y, por tanto, la conservación de la utilidad a largo
plazo, se pasa a incluir el valor para quienes vinieran después, para el usufructo de
las futuras generaciones. Es lo que se llama equidad intergeneracional. Para
otras teorías económicas, como la marxista, que enfatiza la justicia social, el va-
lor es concebido para todos los que viven en el mismo tiempo, lo que apunta a lo
que se llama equidad intrageneracional. Para los biocéntricos, el valor es para
los otros seres vivos, y no para los humanos.
13
La economía neoclásica en realidad confunde valor y precio. En rigor, no habla de valor (concep-
to derivado de la producción), sino de precio (concepto derivado del mercado).
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 185
Mercado experimental
14
En este método, la vida de un niño tiene muy poco valor, ya que aún no está en la vida activa, por
lo tanto, no genera ingreso.
Cap 06 Sustentabilidad• 22/06/06 10:49 AM Page 187
CUADRO 2
MÉTODOS DE VALORACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE
Consideraciones finales
15
Por ejemplo, según los cálculos de las aseguradoras, para indemnización de la vida humana, cuan-
do está basada en los salarios que los asegurados reciben, la vida de un americano valdría la de 10 chi-
nos. O, el Río Reno vale mucho más para los alemanes que el Amazonas para los ribereños nativos, por-
que la propensión a pagar de los primeros es, indiscutiblemente, más elevada.
16
Los experimentos realizados a través del método de contingencia llegaron a la conclusión de que
la propensión a recibir es 10 veces mayor que la propensión a pagar por el mismo bien.
Cap 07 Sustentabilidad• 22/06/06 11:43 AM Page 189
Capítulo 7
La economía ecológica
Guillermo Foladori
Introducción
1
Existe una Sociedad Internacional de Economía Ecológica, y una revista mensual (Ecological Econo-
mics) que se publica desde 1989.
2
El libro de Georgescu-Roegen, The entropy law and the economic process (1971), puede ser considera-
do el mojón del pensamiento económico-ecológico contemporáneo.
189
Cap 07 Sustentabilidad• 22/06/06 11:43 AM Page 190
Bienes y servicios
Empresas Familias
Capital, tierra,
trabajo
Materia prima
Residuos
materiales
Bienes y servicios
Empresas Familias
Capital, tierra,
trabajo
Fuente: Edward Barbier; Joanne Burgess, Carl Folke, 1994, Paradise Lost? The Ecological Economics of
Biodiversity, Londres, Earthscan, 45.
Cap 07 Sustentabilidad• 22/06/06 11:43 AM Page 195
Comentarios finales
4
Para una crítica que analiza estas preguntas véase Foladori, 2001a.
Cap 08 Sustentabilidad• 22/06/06 10:51 AM Page 197
Capítulo 8
El enfoque técnico y el enfoque social
de la sustentabilidad
Guillermo Foladori
Humberto Tommasino
Introducción
EN ESTE capítulo describimos las principales posiciones que los diferentes auto-
res tienen sobre el concepto de desarrollo sustentable. Concordamos con las
críticas hechas por Lélé (1991), quien indica que la discusión sobre el desarro-
llo sustentable debe aclarar las diferencias entre los conceptos de sustentabilidad
ecológica y sustentabilidad social, donde radican las principales causas de desa-
cuerdos. Pero, vamos más allá mostrando que ambos conceptos tienen en co-
mún un enfoque técnico, y que es necesario un tercer enfoque desde la pers-
pectiva de las relaciones sociales.
Para dar un ejemplo prototípico, uno puede decir que la erosión del suelo
que mina las bases agrícolas de la sociedad humana es un caso de (in)sus-
tentabilidad ecológica. Puede ser causado por el cultivo en tierras margi-
nales sin las medidas adecuadas de conservación –la causa ecológica. Pero
el fenómeno de la marginalización de los campesinos puede tener raíces
sociales, que serían, entonces, las causas sociales de la insustentabilidad
ecológica (Lélé, 1991: 610).
¿Significa esto que las propias relaciones capitalistas son las causantes de la
insustentabilidad, a la Marx? Es claro que tanto autores como instituciones uti-
lizan los conceptos de diferente forma, y no es posible ni justo encasillarlos en
una tipología.
Debido a estas dificultades, la forma más idónea de relacionar estos dos en-
foques sobre la sustentabilidad, con autores y declaraciones, es a través de un
continuo. La ubicación de diferentes grupos en el continuo es sólo tentativa e
indicativa, y las referencias bibliográficas son ejemplificativas. Para ello hemos
elaborado un diagrama. En un extremo colocamos el concepto de sustentabilidad
restringido a su consideración física o ecológica, en el otro extremo la sustentabi-
lidad entendida desde una perspectiva ecológica y social simultáneamente. Cuan-
to más peso se le dé a la sustentabilidad social más sobre el extremo derecho
colocamos las interpretaciones. El diagrama ilustra dos ideas. La primera, que
el término desarrollo sustentable es vago y se presta a variadas interpretacio-
nes. La segunda, que las principales contradicciones y desacuerdos en torno a
dicho concepto están en las relaciones entre congéneres (sustentabilidad so-
cial), antes que en las relaciones entre el ser humano y su entorno (sustentabi-
lidad ecológica o física) sobre las cuales hay menos discrepancias.
Debe quedar claro, además, que todas las posiciones dentro del continuo
reflejan un enfoque técnico. Cuando se trata de sustentabilidad ecológica o fí-
sica exclusiva, y cuyos representantes están ubicados hacia el extremo izquier-
do del continuo, las soluciones son esencialmente técnicas. De hecho, todos los
problemas del ser humano en relación con su entorno material son cuestiones
técnicas. Para quienes se ubican hacia el extremo derecho del continuo, repre-
sentados por aquellos para quienes además de una sustentabilidad ecológica
existe una social, las soluciones también son técnicas, porque están interesados
Cap 08 Sustentabilidad• 22/06/06 10:51 AM Page 202
1
“Estamos convencidos que la naturaleza del mundo físico permite la continua mejora de los recur-
sos económicos de la humanidad en el largo plazo, indefinidamente… la naturaleza de las condiciones
físicas del mundo y la capacidad de adaptación en un sistema económico y social que funcione bien nos
permite superar los problemas, y las soluciones generalmente nos dejan mejor que antes de la existencia
del problema; es esta la gran lección que debe ser aprendida de la historia humana. Somos menos opti-
mistas, no obstante, sobre las constricciones comúnmente impuestas sobre el progreso material por las
fuerzas políticas e institucionales, en conjunción con las creencias populares y actitudes sobre los recursos
naturales y el ambiente…” (Simon y Kahn, 1984: 3).
2
“…sustentabilidad significa asegurarse que los recursos substitutos están disponibles en la medida
en que los recursos no renovables se vuelven físicamente escasos, y significa asegurarse que los impactos
ambientales del uso de tales recursos se mantienen dentro de la capacidad de soporte de la Tierra para
asimilar dichos impactos” (Pearce y Turner, en Pearce, 1993: 4).
3
(e.g. Reporte Brundtland, Banco Mundial). “[DS tiene] tres bases […] realidades científicas, con-
senso en principios éticos, y consideraciones de interés de largo plazo. Hay un amplio consenso de que
adoptando políticas que limiten el bienestar de las futuras generaciones no es justo. La mayoría estaría
de acuerdo en que… mantener en la pobreza y con privaciones a una amplia parte de la población mundi-
al también es injusto. El interés propio pragmáticamente refuerza esta creencia. La pobreza conlleva el
deterioro de los recursos y el crecimiento poblacional de la mayoría del mundo y afecta a todos (Repetto,
1986: 17, apud Lélé, 1991: 612).
4
“Los únicos ladrillos posibles en la construcción de un futuro verde son individuos que se orienten
hacia un estilo de vida más verde, y se unan entre ellos con otros que están haciendo lo mismo” (Bunyard
y Morgan-Greenville, 1987: 336, apud Dobson, 1992: 141).
Cap 08 Sustentabilidad• 22/06/06 10:51 AM Page 203
[…] el problema del mundo desarrollado era que producía tanto alimento
que no sabía lo qué hacer con el excedente, y en la década de 1980 deci-
dió plantar sustancialmente menos, o entonces (como en la Comunidad
Europea) vender sus “montañas de manteca” y “lagos de leche” por deba-
jo del costo, arruinando, con eso, a los productores de los países pobres.
Resultó más barato comprar queso holandés en las islas del Caribe que en
Holanda. Curiosamente, el contraste entre excedentes de alimentos de un
lado y gente hambrienta de otro, que tanto alteró el mundo durante la
Gran Depresión de la década de 1930, causó menos comentarios a fines del
siglo XX. Fue un aspecto de la creciente divergencia entre el mundo rico y
el mundo pobre que se volvió cada vez más evidente a partir de la década
de 1960 (Hobsbawm, 1994: 256).
En el producto final puede ser útil diferenciar entre bienes y servicios que
corresponden a necesidades sociales legítimas (es decir auténticos valores
de uso), de pseudovalores que en el mejor de los casos son “bienes de po-
sición” (véase Hirsh, 1976) en sociedades desiguales y no valores. Los últi-
Cap 08 Sustentabilidad• 22/06/06 10:51 AM Page 205
mos consisten en la parte del PNB que no sirve para ningún propósito cons-
tructivo y corresponde al rápido incremento de la administración y costos
de transacción de nuestras sociedades surgidos de la enfermedad de la
abundancia, los accidentes derivados de la vida urbana contemporánea y
los estilos y modos de transporte, el desequilibrio ambiental, las desecono-
mías de escala de la megamáquina y su gemelo, la megaburocracia (Sachs,
1984: 211, apud Harborth, 1991: 24).
Conclusiones
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