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Historia de La Música

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Historia de la música

Introducción:

¿Qué es música?

Desde un punto de vista antropológico, el fenómeno artístico en general pertenece al aspecto


superestructural de una comunidad de individuos. Es decir, es un elemento asociado a la conducta,
el pensamiento, las emociones e incluso la espiritualidad de las personas. Además, la creación
musical no se da en función de una necesidad básica como puede ser la de alimentarse o procrear,
sino desde un plano más sutil y creativo. ( epistemología emergiendo en el mundo y tienen
que ver con entender la realidad de manera más profunda que la manera
en que actualmente rascamos su superficie material (su "costra"
de elementos físicos relativamente estables).)

También desde la antropología (Alexander Alland, 1977), el arte es definido como un juego a partir
de una forma lograda a través de una transformación-representación estética. En el caso de la
música, la forma sería la pieza musical que logra ser captada por los demás individuos gracias a la
estética, una capacidad humana universal que da respuesta emocional a una interpretación
artística. (platón, y la imitación de las formas perfectas) (Aristóteles y la noción de la mimesis la
mimesis es una forma de representación que busca reflejar la realidad de manera fidedigna y
verosímil.) para Kant la belleza no reside en el objeto en sí, sino en la relación armoniosa entre la
imaginación y el entendimiento. El arte es subjetiva y cultura mente condicionada.

Algunas funciones sociales de la música, el canto y la danza


Ya desde antiguo se viene teorizando sobre la naturaleza y función de la música.
Para los griegos, la música era el arte (téchne) de las musas (mousike) e incluía la
música, el canto y la danza. Un arte capaz de motivar al auditorio -y al propio
músico- a través de la organización sensible y lógica de sonidos y silencios bajo
los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo.
La naturaleza supuso la principal fuente de inspiración para el humano primitivo: la
música como una imitatio natura.

La música es un activo vital, un producto cultural con un fin concreto: generar una
experiencia emocional o sensible en el oyente. Por lo tanto, además de
experiencia, esta forma de arte es una vía de comunicación capaz de expresar y
provocar sentimientos o ideas que necesita de un auditorio para establecerse.
Así, las habilidades de un músico tienen el principal objetivo de conectar con la
percepción sensorial de los oyentes. Si esta percepción o reconocimiento no
existiera, la música quedaría sólo para el creador de las piezas musicales que,
difícilmente, podría discernir su calidad o capacidad para provocar emociones o
suscitar ideas.
Es posible afirmar que, desde la antigüedad, el artista ha sobrevivido gracias al
auditorio en una relación recíproca y enriquecedora para ambos. Por esa razón, la
música siempre ha estado íntimamente ligada a la sociedad en la que «vive»,
siendo difícil -en principio- para un habitante europeo de la edad de piedra
comprender una pieza de Mozart o Vivaldi. Decimos en principio, porque
también existe el modelo educativo dentro de arte y cualquier persona plena de
facultades tiene la posibilidad de llegar a apreciar y disfrutar de un determinado
estilo de música.

Las primeras producciones musicales del hombre formaban parte de los


rituales donde el movimiento, el sonido y el fuego simbolizaban la vida, mientras
que el silencio, la quietud y la oscuridad eran ejemplos de la muerte. Estos
rituales podían consistir en una danza hasta la extenuación alrededor del fuego
interpretando a los seres del mundo animal en ritos de caza o guerra, o en una
exteriorización de los sentimientos emulando a estos animales para bendecir o
maldecir sus espíritus.

En cuanto a los instrumentos utilizados, la elaboración musical contaba con


rudimentarios objetos con los que enriquecer los rituales musicales. Estos
elementos solían ser de percusión tales como huesos, conchas, troncos y cañas de
madera, conocidos como instrumentos autófonos. ( 1 Aunque el hombre
primitivo, de forma paulatina, también desarrolló instrumentos más complejos
como la flauta (instrumento aerófobo), creada con un hueso y agujeros,
o tambores hechos con membranas tirantes (instrumentos membranófonos).

1
Autofonos; Los instrumentos autófonos son los que más se acercan a los primeros instrumentos musicales
de la humanidad, ya que son los menos trabajados, son los que sólo se aprovechan por sus capacidades
físicas de producir ciertos sonidos. Generalmente se trata de sonidos sin una altura diferenciada.

Los primeros instrumentos fueron objetos, utensilios o el mismo cuerpo humano, que podían producir
sonidos simples. Como dijimos, los autófonos son aquellos que producen sonidos por medio del material
con el que están construidos, es decir, suelen ser instrumentos de percusión, un hueso contra una piedra,
por ejemplo, dos trozos de madera uno contra el otro.

Explicación:
Se diferencian de los instrumentos compuestos, que tienen partes de diferentes materiales, de las que se
valen para producir sonidos musicales.
Música en la Edad Antigua: Mesopotamia

Pasada la prehistoria y la protohistoria de las primeras pequeñas ciudades en Mesopotamia,


llegamos al inicio de la Edad Antigua y de la historia de la humanidad. La cultura mesopotámica
(sumerios, acadios, asirios, babilonios …) da inicio a una historia de la música fundamentada en una
serie de reglas de composición e instrumentos tecnológicamente similares a los actuales.

En las ciudades de Ur y Kisch, según los hallazgos arqueológicos, se conoce la existencia de


instrumentos musicales tales como la lira, la flauta, las panderetas, los tambores, los cascabeles y el
arpa (el más apreciado de la época). A estos hallazgos, se unen pinturas de esta misma época donde
se dan escenas de personas tocando música. Es en Mesopotamia dónde comienza una verdadera
historia de la música y un desarrollo lógico de ésta.

Los sumerios, la primera gran civilización organizada en la zona de los ríos Tigris y Éufrates2,
desarrollaron los primeros himnos de carácter ritual que representaban en sus celebraciones
religiosas. Estas primeras piezas musicales se consolidaron en la cultura sumeria y fueron heredadas
por las siguientes culturas emergentes: acadios, asirios, amorreos y babilonios. De todas estas
civilizaciones antiguas, tal vez los babilonios lograron el mayor desarrollo estético, aportando y
enriqueciendo lo ya desarrollado por los pueblos anteriores.

Avanzando en el tiempo, ya en el milenio II a.C., fueron los asirios quienes adaptaron las
composiciones musicales del ritual a lo palaciego, dando una nueva dimensión pagana a la música.
Así, ésta pasó a convertirse en un elemento festivo y de ocio y no sólo algo relativo al ritual funerario
y religioso.

Esta nueva utilización de la música provocaría un aumento de la creatividad y de los aportes


musicales y colocaría la composición artística en manos de lo popular.

Música en la Edad Antigua: Grecia clásica

Aristóteles sobre la música

Durante el milenio I, la música y los instrumentos musicales se habían extendido por todos los
lugares habitados. Aun así, y aunque la música había dejado de ser un mero instrumento de lo ritual
para convertirse en algo popular y profano, no se encuentra todavía ningún rastro de una teoría
sobre la función de la música en el alma humana. Está claro que sus efectos siempre han existido,
pero no es hasta la impronta de los filósofos griegos -sobre todo Pitágoras y Aristóteles-, cuando se
realiza un estudio teórico sobre qué es la música y sus efectos en el ser humano.

Antes de Aristóteles, los primeros estudios filosóficos sobre la música que se conocen corresponden
al filósofo de Samos, Pitágoras, que pasó gran parte de su vida intentando explicar las distintas notas
musicales a través de los números. Para el griego, todo tenía su fundamento en los números (eran

2
Palaciego; Perteneciente o relativo al palacio del rey.
el arje, la esencia primera de cualquier cosa) y en la armonía. Para él, los siete planetas conocidos
(Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y el Sol), en su movimiento orbital, emitían
notas musicales que calificó de armonía de las esferas; armonías que el ser humano no podía
escuchar por estar acostumbrado a ellas desde su nacimiento.

Así, el orden más supremo del Cosmos estaba basado en la armonía, y el número era su lenguaje
universal. Esta concepción también se aplicaba a los hombres. En relación a la armonía, Pitágoras
creía que tenía una aplicación curativa y medicinal sobre el alma humana. Así, la música se convertía
en la herramienta principal para encontrar la armonía espiritual. No es de extrañar que en la escuela
pitagórica la enseñanza de la música tuviera una gran importancia.

Platón sobre la música

Un siglo después fue Platón, en diálogo Ión, quien teorizó sobre la lírica de su tiempo. Platón, con la
voz de Sócrates, explica a su interlocutor Ión cuál es el origen de la inspiración y composición líricas
de los poetas:

Con esto, me parece a mí, que la divinidad nos muestra claramente, para que no vacilemos más,
que todos estos hermosos poemas no son de factura humana ni hechos por los hombres, sino
divinos y creados por los dioses, y que los poetas no son otra cosa que intérpretes de los dioses,
poseídos cada uno por aquél que los domine. Para mostrar esto, el dios, a propósito, cantó,
sirviéndose de un poeta insignificante, el más hermoso poema lírico ¿No te parece, Ion, que estoy
en lo cierto? (2)

Esta reflexión, en el mismo diálogo, viene precedida de otra explicación que niega que los poetas y
artistas en general produzcan sus obras en base a unas técnicas o metodología de trabajo, sino que:

[…] los poetas líricos hacen sus bellas composiciones no cuando están serenos, sino cuando
penetran en las regiones de la armonía y el ritmo poseídos por 3Baco (dios del vino).

En cualquier caso, aunque se echa de menos una reflexión más filosófica del gran filósofo griego,
cabe destacar la importancia del arte en el alma humana, algo sobre lo que teorizará de forma más
concreta y si se quiere, más científica, el discípulo de Platón, Aristóteles.

3
Según la mitología griega, Baco Dios es hijo de Zeus y Sémele, y nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita y
Ares.
Baco Dios ha tenido una gran influencia en la cultura occidental. En la Antigua Grecia, se celebraban rituales
en honor a Dioniso, que incluían la ingestión de vino y la participación en danzas y cantos
En Ética a Nicómaco, Aristóteles, afirma en el Capítulo III (Del arte) del Libro Sexto, que cualquier
producción artística viene auxiliada por una verdadera razón:

El arte es, por consiguiente, cierta facultad de producir dirigida por la razón verdadera. (3)

Pero es en su Política, en el capítulo V, del Libro V, donde el filósofo griego elabora su estudio teórico
sobre la música preguntándose (y preguntándonos) si la música debe estar incluida en la educación
o, por inservible a ésta, debe ser excluida. También, y siguiendo la tradición de los filósofos
anteriores, se pregunta por la naturaleza de la música. De forma retórica, se cuestiona si deberíamos
considerar a la música como un juego, una ciencia o un simple pasatiempo. Puestas las principales
preguntas sobre la mesa, Aristóteles, como es su costumbre, pasa a argumentar sobre posibles
respuestas, sin llegar a ellas de forma rápida y concisa.

En su recorrido reflexivo sobre los elementos que atañen a la música y el verdadero significado de
esta, comienza el de Estagira relacionando la música con el placer y el entretenimiento, pues es bien
visible que aquel que pasa penalidades encuentra en el canto y la música sensaciones agradables
que calman su angustia. Sin embargo, Aristóteles se pregunta (y de nuevo nos pregunta) si el hecho
de que la música sea un mero entretenimiento no la convierte en algo secundario en nuestras vidas,
opción que se niega a asumir.

Para el griego la música tiene efectos reales en nuestro estado anímico, alcanzando incluso a nuestra
misma moral. Como Aristóteles observa, la virtud se fundamenta en la recta razón que observa y
pone el acento en nuestras emociones más nobles y sanas, y estas emociones, como dijimos antes,
pueden estar motivadas por el embrujo y el entusiasmo que la música y el canto producen en
nosotros. Por lo tanto, la recta razón debe, de alguna manera, agradecer a la música el apoyo
prestado para conseguir que nuestro estado anímico, entusiasmado, se centre en las sensaciones
agradables y en las cosas buenas.

Por último, en relación a Aristóteles, y esta es la reflexión fundamental de su ensayo, concluye que
la música debe ser incluida en la educación de los jóvenes, reconociendo su importancia en la
formación cultural del ser humano:

Es por lo tanto imposible, vistos todos estos hechos, no reconocer el poder moral de la música; y
puesto que este poder es muy verdadero, es absolutamente necesario hacer que la música forme
parte de la educación de los jóvenes. (1)
Estas reflexiones pueden parecernos obvias al día de hoy, pero tuvieron su importancia y novedad
en el siglo IV, a.C. cuando Aristóteles las planteo.

Música durante el Helenismo

Como hemos explicado más arriba, la búsqueda de la armonía y la serenidad del alma eran dos de
los principales objetivos de los filósofos clásicos, además de la consecución de una sociedad donde
el bien común prevaleciera sobre el individual. Sin embargo, con la llegada del helenismo (a través
del imperio de Alejandro y sus sucesores), el orden social cambió radicalmente. Las polis,
salvaguarda para los ciudadanos e ideal de comunidad para filósofos y políticos perdió importancia
ante la llegada del imperio alejandrino y su división en provincias o satrapías con una organización
social diferente. Los filósofos, por lo tanto, debieron buscar otro refugio, objeto de estudio y
aplicación de sus tesis filosóficas y políticas.

Pensadores como Epicuro (341 a.C. – 270 a. c) dieron los primeros pasos para adaptarse a la nueva
realidad, orientando sus reflexiones a la búsqueda de la felicidad individual, apartándose de la
realidad (Jardín de Epicuro) y de la forma de vida en comunidad que supuso las polis. La felicidad ya
no era asunto de las polis sino del individuo (ataraxia, búsqueda de la imperturbabilidad del alma) y
la filosofía orientó sus esfuerzos en desvelar la forma de conseguir esa felicidad explorando las
emociones humanas. En cuanto al epicureísmo y su relación con la música, ésta tenía importancia
si ayudaba a aliviar el dolor espiritual y corporal.

Otra corriente filosófica hedonista es el estoicismo, fundada alrededor del año 300 a.C. por el
chipriota Zenón de Citio (336 a.C. – 264 a.C.). A diferencia de los hedonistas o epicúreos, los estoicos
basaban su filosofía en la ética, la lógica y la física o leyes naturales, fuente del saber y de la razón
universal. Para Zenón y los suyos, las emociones y el placer derivaban de juicios erróneos e
irracionales que había que dominar, incluidas las pasiones provocadas por la música. Es decir, para
los estoicos el deleite de una pieza musical iba contra natura, contra la razón que debe alejarse de
las emociones.

Tampoco los cínicos, y en especial Diógenes de Sinope (412 a.C. – 323 a.C.) valoraban la música en
exceso. De hecho, estaban en contra de esa educación clásica (paideia) basada en el deporte, a la
astronomía y la música. Para Diógenes, la virtud o areté se conseguía a través de la reflexión ética y
la práctica de la virtud moral, dejando a un lado los placeres mundanos como la música.

No obstante, a lo dicho, la música siguió evolucionando durante la época helenista y la música,


poesía y teatro griegos se difundieron por el imperio de Alejandro Magno. Sin embargo, en el caso
de la música, la danza y la poesía su presencia en la formación perdió importancia. La exigencia a
poetas y filósofos de aprender música (y enseñarla a la juventud) cayó en desuso. Además, en
relación a los poetas, aparecieron los melógrafos quienes acompañaban musicalmente a los
primeros, los cuales ya no consideraban imprescindible conocer el arte musical.

De alguna manera, la música dejó de ser un bien universal con una función bienhechora en el alma
humana, para convertirse en una actividad interpretada por especialistas para el mero
entretenimiento en farsas y comedias. La figura del compositor y creador artístico perdió
protagonismo en favor del intérprete musical especializado en un determinado instrumento que,
no obstante, alcanzaba a ser reconocido internacionalmente.

Música en la Antigua Roma

Con la emergencia de Roma, la cultura clásica, aunque fundamental para helenos y romanos, fue
mezclándose con las influencias de otros pueblos. En el lado helénico, los antiguos pueblos bajo el
dominio persa -y ahora macedonio- configuraron un tratamiento distinto del arte musical, dándole
un carácter más ocioso y dejando a un lado el aspecto pedagógico. Por el lado de la Roma imperial,
ya conquistada media Europa y aun fundamentándose en la herencia griega clásica, no llegaron ni
siquiera a imitar a los tratados musicales pitagóricos y aristotélicos, quedándose finalmente en una
vacua aproximación del ímpetu griego original.

Hay que añadir que los romanos, además de su aporte etrusco y latino principalmente, también
asumieron el folklore de los pueblos conquistados, lo que diversificó la concepción del arte musical.
Si el imperio alejandrino modificó la herencia griega, los romanos, aun observándola con atención,
la mezclaron mucho más con las influencias de los pueblos «bárbaros».

A pesar de todo, los maestros griegos, bajo la hegemonía romana, tuvieron su importancia. Pero
como ocurriera con la cultura helénica, los poetas e intelectuales griegos, por normal general, no
estaban versados en música y toda su influencia en el arte musical que pudieran ejercer en la nueva
sociedad romana se resumía al acompañamiento en celebraciones de carácter privado o popular.
No obstante, este nuevo tratamiento de la música, del canto y la teatralidad tuvo gran éxito entre
el «vulgo» debido a su aplicación en grandes y pomposas celebraciones orientadas a las masas.

No obstante, hay una corriente como el nuevo estoicismo, y más concretamente su iniciador Marco
Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.), donde el interés por la música -más allá de su aplicación al
entretenimiento- cobra importancia. Concretamente al recuperar a Pitágoras y Platón, y la doctrina
«Música de as esferas». Esta teoría cosmológica trata de dar explicación al funcionamiento del
universo y el movimiento de los astros estableciendo una analogía entre la música armónica que
producen los planetas en su movimiento y el civismo que debe regir en la civitas vía imitación de
esa armonía. De alguna manera, los filósofos estoicos (también Séneca y Marco Aurelio) recuperan
la virtud ética pero enfocada a lo social no tanto a lo individual. Y lo hacen poniendo como arché de
esa armonía social la «música de las esferas».

En el plano tecnológico, en la Roma imperial se difundieron nuevos instrumentos como el órgano o


Hydraulis, importado de Alejandría en el tercer siglo antes de Jesucristo. Además, se perfeccionaron
otros instrumentos musicales como el arpa, la flauta y otros elementos de percusión y se aumentó
el número de miembros de una orquesta. También hay que decir que el desarrollo y la
interpretación musical queda en manos de los esclavos que alcanzan altos grados de interpretación.

Ya en el bajo imperio romano, existieron filósofos y moralistas que teorizaron sobre la música.
Algunos de ellos fueron Ptolomeo o el propio San Agustín. Este último, con su De música y en su
evolución de la filosofía a la teología, recuperó a los clásicos en una segunda sofística o neo-
platonismo. Estos últimos filósofos de la Edad Antigua, ejercieron una importante influencia de los
primeros medievales en el mundo occidental, como Boecio y sus cinco libros De música.

La evolución de la música en la Edad Antigua y en otras latitudes

Antes de entrar en el periodo medieval, debemos abordar la evolución de la música en el mundo


antiguo en otras latitudes distintas a la Helade. Como sabemos, las civilizaciones orientales son casi
tan antiguas como las de oriente medio y occidentales y, en el transcurso de su evolución histórica,
también el arte ha tenido gran importancia. De hecho, las distintas doctrinas ético políticas,
sabidurías y religiones orientales ya mencionan la música en sus cosmologías o interpretaciones de
la creación del universo. En éstas, los cantos y la música cumplen un factor muy importante.

4
La India

La gran civilización oriental es la hinduista (más antigua que la china) donde se encuentran las
primeras composiciones musicales de Oriente. La liturgia védica cuenta con casi cinco milenios de
antigüedad y fue iniciada por los pueblos arios que invadieron el país del Indo. Estas composiciones
podrían igualarse en complejidad con las salmodias ambrosianas de siglo IV de nuestra era y
acompañaban a los poemas védicos en los ritos de los sacrificios.

Un ejemplo de todo esto es el hecho de que la creación y organización del universo vienen
acompañados de cánticos salidos de la boca de Brahma. También Shiva, el dios indígena, inicia los
ritmos del universo mediante su tambor. Así, la música y el canto suponen el lenguaje primigenio
en la creación del universo.

4
https://www.youtube.com/watch?v=1jaKCEKpWKU
Durante el desarrollo de la civilización hinduista se van desarrollando estilos y formas musicales
como las Ragas. Estas piezas contenían la suficiente riqueza como para poder expresar los
sentimientos y estados anímicos de las personas.

En cuanto a los instrumentos, en la India no tenían tanta importancia como en otras latitudes ya
que se le daba más importancia a lo vocal, quedando los instrumentos en segundo plano. Ejemplo
de ello es el budismo, una escisión del hinduismo donde los mantras cumplen un factor muy
importante en las prácticas de meditación. Estas oraciones cantadas en el budismo y el hinduismo,
como grupo de palabras en sanscrito sin un contenido semántico específico, buscan conseguir un
logro, que puede ser una habilidad, desde un punto de vista práctico en la vida, o algo más
trascendental.

Los Mantras, como los cantos gregorianos dentro del cristianismo, han servido para difundir
aspectos como la doctrina moral tanto en el hinduismo como en el budismo. A continuación, uno
de los mantras budistas más poderosos.

China

Confucio sobre la música

De forma más particular, en la cultura china de Confucio, del Tao y la chamanista, la música ocupaba
un lugar importante en las ceremonias y rituales religiosos que, a veces, se acompañaban de danzas
y coros. Como ocurriera en la Grecia Clásica, de la mano de los filósofos y poetas, en China fueron
otros grandes filósofos como Confucio y Lao Tse (contemporáneos de los filósofos griegos) los que
abogaron por el uso de la música para mantener las buenas costumbres y las tradiciones antiguas.

Es curioso como en los siglos VI y V a.C., desde un punto de vista filosófico y artístico, se produjeron
unas reflexiones similares en sociedades tan distintas y distantes. Un elemento común presente en
filósofos griegos y orientales es la moderación como opción vital y que sirve para acercarse a un
comportamiento basado en la virtud.

Hay tres placeres beneficiosos y otros tres que resultan perjudiciales: producen beneficios el placer
de la música y el de las ceremonias comedidas, el que causa hablar acerca de las excelencias de
otros hombres y el de tener muchos amigos de mérito. (4)

Las palabras del legislador y educador chino Confucio nos recuerdan a la filosofía griega: la música
como beneficio para el alma, la valoración de la amistad y de la excelencia de la virtud y el justo
medio, que Aristóteles y el propio Confucio observaban de la misma manera a pesar de la distancia
geográfica y temporal.
También como ocurriera en Occidente, tras el periodo de los grandes sabios (siglos VI y V a.C), la
sociedad oriental entró en decadencia, periodo al que le sobrevivo la época de la emergencia de
imperios, como también sucedió en Oriente Medio y Europa.

Uno de esos imperios fue el de Alejandro Magno, que consiguió comunicar de forma real el mundo
conocido, desde Grecia a la India. Así, los intercambios culturales también afectaron a las
concepciones artísticas de uno y otro lado. Muchos especialistas opinan que la música china se
inspira en la influencia helénica llegada de Occidente en tiempos de la dinastía Han (206 a.C. a 220
d.C.).

Egipto

Otra gran civilización (de las más antiguas) es la de Egipto, fuente de conocimiento cultural,
tecnológico y científico para los griegos y otras culturas, y que también aportó al desarrollo de la
música.

Lo egipcios, a partir del Segundo Imperio, utilizaron arpas, flautas y chirimía o flautas dobles como
instrumentos principales para sus ceremonias. Tras la conquista de Asiria por parte de los faraones
de las dinastías XII y XIX, se importaron otros instrumentos como laúdes, oboes y tambores que se
utilizaron principalmente en las ceremonias sacras en honor a los muertos y a los dioses.

El tratamiento que los egipcios dieron a la música fue de tipo religioso, aunque no desdeñaron en
teorizar sobre la música y sus aplicaciones. De hecho, de los 42 libros de la sabiduría egipcia, dos de
ellos tratan de la música y su importancia dentro del mundo religioso, moral y educativo. El
sacerdocio egipcio cuidó de la pureza de la música a través del estudio de la misma en correlación
con la elaboración de una teoría músico-mitológica de los números. Como nos relata el padre de la
historia occidental, Heródoto: «los egipcios fueron los primeros en introducir la costumbre de
celebrar solemnes asambleas, procesiones y letanías a los dioses, todo lo cual, los griegos lo imitaron
de ellos», lo que nos lleva a recordar la influencia de la cultura egipcia en el desarrollo de la griega.

Pero los egipcios, además de ejercer una importante influencia sobre los pueblos de su alrededor
también asumieron otros paradigmas foráneos, como el del pueblo hebreo que compartió su
historia durante un tiempo.

La música en Israel

El pueblo de Israel es uno de los pueblos más antiguos (historia viva) y fundamenta su tradición en
la comunidad, la creencia religiosa, y desgraciadamente, en todos los avatares que ha sufrido
durante su historia.
En el mundo hebreo, tan antiguo y sabio, también hay espacio para la música. La primera referencia
al aspecto musical de la cultura israelita es la de Jubal, al que se le considera el padre de la música
judía: 4,21 «Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos lo que tocan el arpa y
la flauta».

Por otro lado, la transmisión de la teología y doctrina judía tuvo en los cantos una gran herramienta.
Con instrumentos como el kinor o lira, el nevel o arpa y el asor o cítara, ya en el primer milenio a.C.
se compusieron melodías de carácter teatracordal (basadas en escalas de cuatro notas) para
acompañar a los textos litúrgicos. Las Lamentaciones de Jeremías, el Cantar de los Cantares y el
Salterio de David provienen de la época davídica-salomónica y dieron comienzo a una liturgia más
rica y una gran ayuda de tipo pedagógico para la transmisión de la doctrina a los fieles.

Como es sabido, la diáspora constante en la que ha vivido el pueblo judío ha transformado también
su música lo que lleva a pensar que los cantos de hoy son bastante diferentes de los cantos antiguos
e iniciales del milenio I a.C.

La música en la Edad Media (desde Boecio hasta Renacimiento)

Si durante la época helenística y romana, la música paso a ser mayormente utilizada para el disfrute
de la población y sin muchas pretensiones educativas, con la llegada de la Edad Media y la
supremacía del cristianismo como religión oficial de gran parte de Europa, la música volvió a lo sacro
y se convirtió, como ocurriera también con las disciplinas filosóficas, en herramientas apologéticas
para la difusión y justificación del ideario y fe cristianas.

Boecio de Institutione

El patricio Boecio (480, Roma-524/5 en Pavía), es conocido como el último romano o el primer
escolástico medieval. Vivió un cambio de Edad y el definitivo derrumbe del imperio romano
occidental a manos de los llamados «bárbaros». Tuvo una gran formación filosófica y se convirtió
en una persona con gran poder e influencia en su época.

De todos sus escritos relacionados con las artes tenemos que destacar De institucione música,
tratado compuesto de cinco libros donde Boecio analiza las teorías sobre música de los clásicos
griegos y que se convierte en un texto que ha de ejercer una gran influencia en toda la Edad Media.
En este análisis, el filósofo romano divide la música en tres géneros:
La música mundana, que asocia con lo que Pitágoras llamaba la Armonía de las esferas, y que somos
incapaces de oír debido a nuestra imperfección.

La música humana, que alude a la idea griega de la unión armoniosa entre cuerpo y alma.

Por último, la música instrumental, que es producida a través de instrumentos. En el último género,
Boecio valora más al compositor que al propio instrumentista.

Además, recuperan en su escrito numerosos ejemplos y comentarios clásicos y de presocráticos


como Pitágoras sobre cómo la música afecta de forma positiva y negativa en el alma. Llega a acordar
con el filósofo de Samos en que la música tiene propiedades curativas incluso en dolencias físicas.

De Boecio en adelante, la música fue tratada por los principales filósofos y teólogos con carácter
apologético, cumpliendo una función educativa en la formación religiosa de la población y de los
propios religiosos. El cristianismo, como antes hizo el judaísmo o el budismo en oriente, creó su
propia liturgia musical, destacando el canto gregoriano, una evolución del canto romano y que se
empezó a utilizar en la Alta Edad Media, en tiempos del papa Gregorio Magno. Con el pasar de los
siglos los doctores de la iglesia Juan Escoto Erígena, Pedro Abelardo, San Anselmo, Alberto Magno
y su discípulo Santo Tomás de Aquino, entre otros, revisaron los escritos de Aristóteles y filósofos
posteriores cristianos como San Agustín para colocar, definitivamente, a la música como aliada de
la fe.

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