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Tema 4. Europa Central y Oriental en El S. XVII

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Tema 4.

Europa central y oriental en el siglo XVII


1. El Sacro Imperio Romano Germánico.
La paz de Augsburgo de 1555, además de ratificar el cisma protestante en Europa central,
supuso el reconocimiento de un particularismo político germano: una dieta (Reichstag)
en la que se restauró la paz sin que este hecho supusiese la carencia de disensiones en su
seno.
La división religiosa seguía siendo el principal argumento de discordia dentro de las
fronteras del Sacro Imperio: tensiones intraconfesionales del protestantismo y catolicismo
que recobraba vigor.
Príncipes protestantes controlan posesiones más fuertes en el norte y centro del territorio.
Príncipes católicos hacen lo respectivo en el ducado de Baviera, en el valle del Rin y en
Westfalia (sur y oeste).
Pese a conservar una mayoría de electores católicos, el poder imperial de los Habsburgo
está mermado por el sistema heredado en el siglo XVII: pérdida de influencia sobre los
príncipes alemanes.
Frente al centralismo habsbúrgico, los “Estados” germanos fueron ganando peso en la
política del Sacro Imperio, cuestión que hizo que los emperadores focalizaran su atención
en sus territorios patrimoniales.
Los territorios patrimoniales de los Habsburgo de la rama austriaca eran notoriamente
heterogéneos: marcos legales específicos, instituciones propias, amplios sectores de su
nobleza convertida al protestantismo.
La evolución económica europea propició un decaimiento para el ámbito germano por la
oscilación del eje comercial hacia el oeste. (Ciudades como Sevilla, Lisboa o Amberes
superaron a las de la “Hansa” en el tráfico comercial. La producción de plata de Alemania
tenía que soportar el flujo argentífero proveniente de América.
Impacto pernicioso de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
Según el célebre historiados francés Pierre Chaunu, señala los orígenes religiosos de la
“última gran guerra” como el factor decisivo del choque tras las guerras de religión entre
católicos y reformados del siglo XVI.
En este caso sería una reacción católica liderada por los emperadores austriacos frente a
la expansión del protestantismo en el Sacro Imperio. Dicho conflicto religioso (iniciado
en Bohemia) escaló hasta convertirse en un problema político internacional, donde las
provincias europeas buscaron corregir un equilibrio de poder favorable.
Los tratados de Westfalia sancionaron el fracaso en la construcción del Sacro Imperio
como un “Estado centralizado y católico”.
- El emperador (al fin del conflicto: Fernando III de Habsburgo) quedaba sometido
a las leyes del Imperio. Elegido por el Colegio Electoral, sus prerrogativas solo
eran honoríficas.

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- Los asuntos de peso debían ser aprobados por una Dieta (integrada por tres
Colegios), que desde 1663 se fijó como una asamblea permanente y sometida a
un proceso de burocratización.
El debilitamiento de la autoridad central imperial supone un aumento del poder de los
príncipes. Los 350 estados obtuvieron la supremacía territorial y sus príncipes
independencia amplia. En sus territorios gozaban de los derechos propios de la realeza:
recaudación de impuestos, movilización de tropas, etc.
El incremento del poder de los príncipes perjudica a la pequeña nobleza dependiente del
Emperador y a las ciudades libres por el carácter absoluto de la “soberanía principesca”.
A instancias del príncipe-elector de Brandemburgo se logra que se acepte dentro del
marco de la Paz de Augsburgo de 1555 también a los calvinistas. Ratificación del
principio cuius regio, eius religio y tolerancia a nivel privado de otros cultos no oficiales.
Nulidad de consecuencias derivadas del “Edicto de Restitución” (Fernando II).
Tras la Guerra de los Treinta Años, los territorios alemanes inician una paulatina
recuperación y la población empieza a presentar síntomas de crecimiento.
Estimulación progresiva de cultivos, reestructuración del comercio interior y de las
ciudades líderes en el comercio marítimo (Hamburgo y Lübeck).
Gran desarrollo material de las siguientes regiones:
- Sajonia (Casa de Wettin): papel destacado entre los príncipes alemanes +
conversión al catolicismo de Federico Augusto I (elector de Sajonia) permite que
sea elegido rey de Polonia (1697) (Unión dinástica de Sajonia y Polonia).

- Baviera (Casa de Wittelsbach): los príncipes electores bávaros (católicos) se


involucran en la mayoría de los conflictos europeos del s. XVII por su sistema de
alianzas entre Viena y París. Con Fernando María (1651-1679) Múnich toma
entidad como gran capital del centro de Europa. Maximiliano Manuel II logra
éxitos contra los turcos y se alía con Luis XIV en la Guerra de Sucesión Española.

- Hannover (Casa de Brunswick-Lunenburgo): el duque Ernesto Augusto (167-


1698) obtiene el título de “príncipe elector”, ocupando el noveno lugar del
Colegio electoral.

2. Definición y expansión de la Monarquía austríaca


Tras el fin de las aspiraciones universales. Fernando III focaliza su atención en la
consecución de un “gran estado danubiano” (gestión de territorios patrimoniales).
En tal propósito, el mandato como emperador de Leopoldo I (658-1705) fue esencial.
Tres fueron las esferas de mayor peso en su política: conversión del reino electivo de
Hungría en un territorio católico, hereditaria y germanizado + dentro de su patrimonio
aplicó una política centralizadora y autoritaria + intento de organizar en su beneficio el
trono de España.

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2.1. Hungría y la lucha contra los turcos
Necesidad de neutralizar la resistencia de los habitantes de la Hungría real frente a la
defensa que realizaban de sus privilegios. También se ha de conquistar el espacio húngaro
tomado por los turcos desde la batalla de Mohacs de 1526.
En la primera mitad del siglo XVII: los húngaros trataron de desembarazarse del dominio
austriaco con el apoyo de los turcos.
Con las políticas centralistas de Fernando III y Leopoldo I las libertades de la Hungría
real se resienten, ocasionando la reacción de los “magiares” (complots de la nobleza
húngara contra el Emperador: destacó el liderato por el conde Thököly).
La derrota de los turcos en Kahlenberg (1683) propició la creación de la Santa Liga
antiturca con el objetivo de retomar el territorio húngaro. Se aprovecharon las
circunstancias para someter el territorio a una dura represión.
En la Dieta de Pressburgo del año de 1687 se logra el carácter hereditario de la corona de
san Esteban (La Corona de San Esteban, perteneciente al primer monarca húngaro
Esteban I, siglo XI, es considerada una reliquia del poder eral de Hungría) en la Casa de
Austria. A cambio, Leopoldo I se comprometió a preservar las leyes e instituciones
propias de Hungría.
Consolidación de la “doble Monarquía austro-húngara”.
La paz de Carlowitz (1699) supone la reintegración por el emperador de los territorios de
Transilvania y la Hungría otomana (excepto el banato de Tenesvar).
2.2. Reorganización del patrimonio habsbúrgico
Sobre tres pilares: la milicia, la hacienda y la burocracia.
Desde 1680 se dota a las posesiones imperiales de un ejército permanente. De hecho, a
finales del siglo se alcanza un contingente armado de 100.000 hombres, convirtiéndose
(junto con Francia) en la gran potencia militar terrestre de Europa.
Establecimiento de impuestos indirectos regulares para la financiación central de la doble
monarquía.
Para centralizar la administración otorgó nuevas atribuciones y potenció las competencias
de las instituciones tradicionales.
El Consejo Secreto (asuntos políticos), el Consejo de Guerra, la Cámara Áulica (finanzas
y comercio) y las cancillerías (cohesión de los territorios de Austria, Bohemia y Hungría)
se convirtieron en los organismo determinantes de la nueva política.
Durante el reinado del sucesor de Leopoldo I. José I (1705-1711), la obra política iniciada
tras Westfalia es incuestionable. (Importancia del corto reinado por su relación en el
momento con la guerra de sucesión por el trono de España).
Fiel reflejo de la culminación de dicho proceso es la ciudad de Viena: sede principal de
la Corte, gran capital y centro de las artes del Barroco (otras ciudades de peso: Bucarest
y Praga).

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2.3. La Guerra de Sucesión española
Leopoldo I quiso el trono de España para su hijo, el archiduque Carlos.
Bando austricista frente a la alternativa borbónica de Felipe V: no logran la corona
española, pero si amplios beneficios de la paz de Utrecht-Rastatt (adquisición de
territorios hispanos en Europa).
2.4. La Gestación del Reino de Prusia
Los electores del margraviato de Brandemburgo (linaje de los Hohenzollen) durante el
siglo XVII expandieron sus posesiones de forma consistente, pero discontinua (herencias,
matrimonios y conquistas).
De esta manera, Juan Segismundo (1609-1618) heredó el ducado de Prusia, territorio
fuera del Sacro Imperio y vinculado al espacio polaco.
Con la Paz de Westfalia, el elector calvinista Federico Guillermo I (1640-1688) adquiere
la Pomerania Oriental y los obispados secularizados de Minden, Halberstandt y
Magdeburgo.
Fue con este soberano (apodado “El gran elector”) con quien se efectuó la
reestructuración del espacio tras la Guerra de los Treinta Años.
Además, a toda esa suma de territorios sin lazos entre si (solo existía el vínculo identitario
que podía otorgar compartir un mismo gobernador) Federico Guillermo les dotó de una
estructura común centralizada y de un ejército militar permanente.
El proceso de fortalecimiento de la unidad administrativa pasó por el robustecimiento del
“poder central” de un modo personal y por el encumbramiento de una institución, el
Consejo de Estado Secreto.
Se produjo la merma progresiva de Ius Indigmati (“leyes propias” de cada territorio) por
vía de una serie de funcionarios de la administración central, los consejeros provinciales.
También, medidas para la anulación del autogobierno de las ciudades.
Pacto con la nobleza de los estados de Brandemburgo para aplacar la resistencias locales.
El tratado de Oliva de 1660 confirma la absoluta soberanía sobre Prusia.
Dos instituciones cobran protagonismo: la Comisaría de Guerra y la Caja General de
Guerra (organismos creados en 1674 con competencias en temas de desarrollo económico
y comercial, asentamiento de refugiados reformados (hugonotes), etc.
También se favorece la repoblación de territorios deshabitados de Brandemburgo, Prusia
y Pomerania con inmigrantes (gran atracción de minorías religiosas reprimidas, sobre
todo, calvinistas franceses y holandeses).
Política absolutista de Federico Guillermo se hizo patenten al desposeer a los junkers
(término usado para denominar a la nobleza prusiana “señoritos”) de poder político, a
cambio de la preservación de su dominio sobre el campesinado.
Los hijos segundones de dicha nobleza son absorbidos por la administración central,
creando vínculos de dependencia y el encumbramiento social de estos sujetos.

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En política económica se aplicaron medidas cercanas a las del mercantilismo colbertista
y holandés.
Destacaron sus medidas coloniales hacia el este.
Con Federico III (1688-1713) se imprimió al absolutismo Hobenzollen un carácter más
institucional y cultural.
Des esta manera, presionó a Leopoldo I para conseguir ser nombrado rey (no de
Brandemburgo que era parte del Sacro Imperio) de Prusia (bajo el nombre de Federico I
de Prusia).
En la Guerra de Sucesión Española apoya a Leopoldo I.
A principios del siglo XVIII: el rey de Prusia era la cabeza del protestantismo alemán,
poseía el mejor ejército centroeuropeo y era un rival serio frente a los Habsburgo.
(Rivalidad que se hereda hasta el siglo XIX: unificación).
3. Los Reinos escandinavos
3.1. Suecia
Tras la muerte de Gustavo Vasa (1556) en Suecia reina el desorden bajo los reinados de
sus hijos Erik XIV y Juan III (hasta finales de la centuria): predominio de la aristocracia,
enfrentamientos religiosos y conflictividad en el Báltico.
La consolidación del Reino de Suecia se inicia con Gustavo Adolfo II Vasa (1611-1632),
cuyos dos objetivos primordiales fueron la propagación del luteranismo y el control del
Báltico.
Con tales objetivos, Gustavo Adolfo II recuperó la confianza de la nobleza sueca
ratificando sus privilegios. A cambio, recibe apoyo militar nobiliario: usado para
conflictos territoriales con Dinamarca y Rusia, paces de Knared y Stolbowo.
Una vez asentado su poder, inició una serie de medidas para reforzar su autoridad y
ganarse la confianza de la Dieta sueca. Para lograr un sistema administrativo eficaz creó
Consejos temáticos.
No obstante, este proceso de reforzamiento del poder real se vio mermado por la muerte
del monarca en la batalla de Lutzen (1632).
Problema sucesorio: su único heredero era Cristina, hija que contaba con seis años. Se
aplica la regencia por parte del canciller Oxenstierna, donde las facciones aristocráticas
ganas fuerza de nuevo.
(La nobleza sueca se enriquece a costa de la enajenación de los bienes de la Corona,
aprovechando la coyuntura financiera comprometida).
Cristina de Suecia abdica con objeto de convertirse al catolicismo en su primo Carlos X
Gustavo (1654-1660). En este corto reinado se produce la reactivación de las aspiraciones
de la corona.

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Carlos X Gustavo estableció un modelo impositivo que gravaba a la nobleza, inició la
restauración de los bienes enajenados y reanudó las disputas con Dinamarca y Polonia
por el Báltico.
Nuevamente, la temprana muerte del rey frenó el proceso centralizador y se inició una
nueva regencia (Carlos XI tenía cinco años) que benefició a la aristocracia.
En 1674 Carlos XI alcanza la mayoría de edad. Debido a sus aspiraciones en el Báltico
se alió con Francia, ocasionando la conformación de una liga antisueca Brandemburgo,
Austria, Dinamarca y Holanda.
1680 logra que la Dieta apruebe una reintegración de los bienes enajenados a la Corona
por la aristocracia.
También logra la restauración financiera, reorganizó el ejército, hubo un desarrollo
cultural, etc.
Con la sucesión en un joven hijo, Carlos XII (1697-1718), la alta conflictividad
desfavorable a Suecia provocaría el derrumbe de la obra absolutista de su predecesor,
iniciándose la llamada “era de la libertad” (1718) cuyo punto álgido lo hallamos en la
Constitución de 1720.
3.2. Dinamarca
En el siglo XVII el Reino de Dinamarca controla el Reino de Noruega, coyas leyes fueron
respetada. También controla Islandia, que pasó de pertenecer a Noruega a pertenecer a
Dinamarca tras la separación de ambos reinos por cuestiones hereditarias.
Dinamarca y Noruega eran gobernadas por una monarquía que en teoría era electiva, pero
que en la práctica funcionaba siguiendo el tradicional sistema hereditario.
Rasgos similares a Suecia: confesión luterana y rivalidad entre la Corona y la aristocracia.
Dinamarca y Suecia pugnaron por el Báltico, decantándose la batalla por el Reino sueco.
Cristian IV (1588-1648) se vio obligado a pactar con los enriquecidos sectores nobiliarios,
Partiendo del carácter de la Corona danesa, la nobleza reivindicó sus privilegios:
soberanía representada por el rey y por un Consejo aristocrático.
(Tensión entre tipos de monarquía: aristocracia vs. absolutista).
Las ambiciones danesas en el Báltico propician una política exterior beligerante: guerras
contra Suecia e intervención en la Guerra de los Treinta Años (alianza con príncipes
protestantes alemanes para buscar equilibrio favorable: no exitosa).
La paz de Westfalia sitúa a Dinamarca como una potencia de segundo orden en el Báltico.
Con Federico III (1648-1670) la tensión entre la nobleza no consiliar y la representada en
el Consejo aristocrático se incrementó: inestabilidad interna.
Debido a esta falta de entendimiento entre la nobleza y a los nuevos fracasos contra
Suecia: fin del “constitucionalismo aristocrático” de Dinamarca.
Los restantes estamento no consiliares (ante los privileigos de la nobleza)

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1660, convocatoria de los Estados Generales daneses: el patriciado de Copenhague
encabeza un fernte (junto al tercer estado y al clero) en pro de una reforma fiscal y
financiera drástica.
La resistencia nobiliaria al pago de los gastos militares contribuye a respaldar la
proclamación del carácter hereditario y absolutista de la Corona y a la derogación del
marco aristocrático.
La Ley Real de 1665 (a modo de constitución) sancionó el carácter hereditario, absoluto,
luterano y de derecho divino del rey danés.
Con Cristian IV (1670-1699): consolidación del absolutismo danés mediante el “relevo”
de la vieja aristocracia por otra de origen germano y de carácter cortesano
Desarrollo económico: ampliación de las medidas colbertistas.
4. El caso de Polonia
A finales del s. XVI, en Polonia reinaba la inestabilidad: difícil equilibrio entre Corona y
aristocracia heterogeneidad de grupos étnicos con sus propios lazos identitarios (polacos,
alemanes, rusos y lituanos) y derrotas militares.
En 1572 sube al trono el clan de los Vasa. Con Segismundo III (1587-1632) y Ladislao
IV (1632-1646) aún subsiste cierto resplandor del periodo dorado de los Jagellones.
Empero, tras el acceso de los Vasa, el poder de la Dieta polaca refuerza el carácter electivo
de la monarquía frente a las pretensiones patrimonialistas y absolutistas.
En 1601 dicha asamblea pasa a controlar el ennoblecimiento: clave en los resortes del
poder del Antiguo Régimen.
La división de la sociedad en dos grupos se acentúa:
- La nobleza: mantiene sus valores y privilegios tradicionales, detenta el poder
político y administrativo, ocupa los principales cargos eclesiásticos y acumulaba
la mayor parte del territorio.
- El campesinado: amplia mayoría sujeta a unas condiciones jurisdiccionales de
servidumbre y de vasallaje cada vez más estrictas.
- Los grupos “burgueses” son muy minoritarios.
Segismundo III heredó la corona de Suecia en 1592: proyecto de construcción de un
“bloque polaco-sueco católico” hegemónico en el Báltico.
Suecia (de confesión luterana) se rebela contra el rey polaco y logra su derrocamiento en
1599.
Desde esa fecha, Segismundo III centra su atención en Polonia: limitación de derecho de
veto de pequeña nobleza, incrementar renta de la Corona con un aumento de la carga
fiscal, reforzar su control sobre el ejército.
No obstante, la presión de la nobleza en la Dieta polaca provoca la “paralización” de las
mentadas reformas.

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Las políticas contrarreformistas y la actividad jesuita acentuaron la división religiosa y
alimentó la intolerancia. Un hito fue la dispersión de los socinianos de Rakow en 1628.
Los socinianos son un grupo confesional protestante minoritario (considerados como una
secta herética), cuyo signo distintivo fue el rechazo a la Santa Trinidad: Dios es solo uno
y Jesús no existió antes de su nacimiento por la Virgen, sino que adquirió la inmortalidad
tras la crucifixión y la resurrección.
Tras ser expulsados del sur de Europa, gran parte de las comunidades de socinianos se
agruparon en Polonia (uniéndose con grupos anabaptistas) para conformar la Iglesia
Reformada Menor (Hermanos Polacos).
En 1658 son expulsados de Polonia, provocando un gran movimiento de población y la
dispersión de su credo por Europa. Finalmente, acabaron fusionándose con otras
confesiones: ej. La Iglesia Remostrante (protestantes arminianos holandeses).
También: los judíos fueron apartados de las rareas judiciales y políticas el campesinado
ortodoxo fue desamparado a su suerte y los “uniatos” (cristianos de tradición oriental,
pero que reconocen la autoridad de Roma) fueron mirados con recelo por los católicos.
Con Ladislao IV y Juan Casimiro V (1648-1668): intensificación del liberum veto
(necesidad de unanimidad en los acuerdos de la Dieta) e incremento de tensiones entre
grupos étnicos y confesionales.
Los problemas condujeron a que los cosacos (pueblos eslavos de la zona de Ucrania de
confesión mayoritariamente ortodoxa) se levantarán con el apoyo de Rusia contra Polonia
por la presión señorial polaca y por las políticas procatólicas.
Periodo de “el diluvio” con el rey Juan Casimiro V: invasiones extranjeras agravan la
situación (Suecia, hegemonía del Báltico; Brandemburgo, Prusia oriental; Rusia, parte de
Rusia Blanca (Bielorusia) y Ucrania).
Los intentos por centralizar al autoridad real son frenador por los nobles: la insurreción
de Jorge Lubomirski provoca la abdicación del soberano en 1668.
La Dieta elige a Miguel Korybut (1669-1673): derrota contra los turcos y división del
país en dos facciones oligárquicas (habsbúrgica y francesa).
Juan III Sobieski (1673-1696) logró frenar al avance otomano junto con el Sacro Imperio,
pero no consiguió estabilizar la monarquía polaca. La tendencia al recorte de la autoridad
central era un proceso ya irrefrenable.
Se ha hablado de la “anarquía polaca” para referirse al periodo final del siglo XVII en el
territorio polaco.
El liberum veto (herramienta nobiliaria tradicional) se afianzó y la Corona solo pudo
claudicar frente a los poderes intermedios.
5. El zarato ruso de los Romanov
En 1613 (tras las perturbaciones (smuta) ocurridas a la muerte de Iván IV, el Terrible)
accede al zarato la dinastía de los Romanov (vigente hasta las revoluciones de 1917).

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La dinastía previa de Iván IV se extingue con su hijo Teodoro I (m. 1598). Los Rurik
fueron la Casa reinante en el Rus de Kiev (y en los principales sucesores) desde 862.
Fue con Iván IV cuando el Principado de Moscú adquiere la categoría de “zarato”: zar
proviene de “cesar” y fue un título adoptado por los búlgaros en contacto con Bizancio.
La smuta (1598-1613) estuvo marcada por una grave crisis política (inestabilidad de los
gobernantes) y por fuertes tensiones sociales (debido a las características, la alta fiscalidad
y las hambrunas) de cosacos y campesinos)
El intervencionismo sueco y polaco en las intrigas de los aspirantes al zarato ruso se
incrementó a principios del siglo XVII.
Finalmente, como reacción a la inestabilidad y a las pretensiones de los reyes de Suecia
y Polonia, la Asamblea Imperial proclamó como zar a Miguel I Romanov (1613-1645)
(parentesco lejano con la zarina Anastasia, esposa de Iván IV: tía abuela)
La necesidad de conceder territorios a Suecia y Polonia para frenar las hostilidades
provoca que el acceso de Rusia al Báltico quede limitado por un siglo.
En la consolidación de la nueva dinastía la defensa de la religión cristiana ortodoxa fue
fundamental: el padre del nuevo zar, Filaretes, fue elegido patriarca de Moscú.
Moscú se consideró como la “tercera Roma” tras Constantinopla.
¿Culmen de un proceso abierto con Iván IV?
Miguel I dotó al zarato de estabilidad al combatir las resistencias a la autoridad central de
la nobleza boyarda (título de vieja prosapia asociado a la nobleza rural) y de la Iglesia
ortodoxa.
Se da una nueva estructura administrativa + reorganización del ejército.
Miguel I controló el Zenski Sabor, asamblea legislativa formada por miembros de la
Duma de los boyardos, la nobleza de servicio (principal apoyo del zar Romanov) y el
campesinado libre. Órgano que limita excesos de los gobernadores de provincias
Sucesor: su hijo, Alejo I (1645-1676). Fue uno de los grandes zares de la historia rusa por
consolidar las reformas iniciadas por su antecesor y por asentar las bases políticas y en
innovación que posteriormente culminará Pedro I, el Grande.
Entre 1648 y 1650 se produjeron en Rusia una intensa oleada de revueltas de etiología
diversa: luchas entre facciones del Kremlin, insatisfacción de parte de la nobleza militar
de servicio por las condiciones de su pomestiya (propiedad de la tierra concedida durante
el tiempo de servicio) y reacciones campesinas por las elevadas cargas impositivas y los
abusos de la administración.
Solución de Alejo I: creación de un Código Legal (1649), donde se fortalece la autoridad
del zar y se reconoce a la nobleza mayores ventajas sobre sus siervos. Posicionamiento
del zarato en pro de los nobles frente a los otros demandantes (campesinos, grupos más
desfavorecidos…)

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La estructura administrativa descansaba sobre: los prikazys (chancillerías reformadas que
actuaban como ministerios), la Chancillería Privada y el Concejo Privado (control de
recursos y del patrimonio del zar).
A nivel social, la población del zarato puede ser dividida en:
1) Nobleza (de servicio o boyarda): debe prestar servicios al zar en funcionariado o
milicia)
2) Campesinado: las relaciones de vasallaje se institucionalizaron en 1649 en favor
de los señores (los campesinos quedan vinculados a la tierra y privados de
derechos: siervos) y obligación de entregar parte de su producción de cumplir con
prestaciones impuestas.
El desarrollo económico ruso se vio mermado por la falta de comercio marítimo directo.
Se impulsó un “Plan de desarrollo forzado” que intensificó la división social y tendió al
uso de mano de obra no especializada en un “mercado de trabajo” que iría ejerciendo
mecanismos de adscripción y otras formas de coacción sobre los trabajadores.
Los conflictos más notorios fueron con Polonia: la paz de Andrusovo de 1667 pone fin a
las hostilidades y Rusia consolida su control sobre parte del territorio ucraniano (Kiev).
La expansión rusa occidental fue compleja: en contrapartida, se impulsó la expansión
hacia el este. Hito: en 1679 se llegó a la península de Kamchatka (punto clave para el
acceso al océano Pacífico).
El evento relativo a la Iglesia ortodoxa más relevante del zarato de Alejo I fue el Gran
Cisma (o Raskol).
Antecedente: entre los siglos XV y XVI el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y el
Patriarcado de Moscú vivieron un “cisma” de facto que acabó con el restablecimiento
gradual de las relaciones entre ambos:
- En 1591, la Iglesia ortodoxa rusa fue reconocida como autocéfala y el Patriarca
de Moscú se convirtió en el “quinto patriarca” de la Iglesia ortodoxa (además de:
Constantinopla, Alejandría, Antioquía, Jerusalén).
5.1. El Gran Cisma o Raskol
Nikon, patriarca de Moscú, consideraba que la reforma religiosa debía realizarse de forma
autoritaria con la colaboración del poder político del zarato: introducción de lengua
vernácula, formación de popes, enseñanza de fieles y depuración de la liturgia
(inspirándose en la Iglesia griega: acercamiento de Moscú y Constantinopla).
El protopope Avvakum (grupo de los amigos de Dios) entendió la reforma como una
profundización en la antigua fe ortodoxa rusa.
El conflicto estalla en 1653. Los opositores a las reformas impulsadas por Nikon tildaron
las novedades de “herejías latinas”: negación de toda influencia extranjera por el grupo
de Avvakum (desterrado a Siberia en 1656). Revueltas.
Las facciones nobiliarias aprovecharon el descontento para vindicar prerrogativas frente
al poder central. Posicionamiento partidista.

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El concilio de 1666-1667 (compuesto por prelados rusos y griegos) condenó a los grupos
tradicionalistas (“antiguos creyentes”) y sancionó las reformas.
Los raskolniks (disidentes de la nueva Iglesia oficial rusa) se convirtieron en grupos de
oposición al poder central: defensa de antigua fe y apología de la vida ascética. En torno
a estos grupos se crearían también frentes que rivalizarían con la servidumbre.
Tras la muerte de Alejo I y el breve reinado de Teodoro III: zarato de Pedro I (1682-1721)
(inicialmente, junto con su hermano Iván V, m. 1696).
Durante los primeros años del zarato de Pedro I tuvo que hacer frente a las disputas entre
facciones dentro de la propia Casa Romanov (rivalidad con su hermanastra Sofía).
Desde finales del s. XVII y en las dos primeras décadas del XVIII: Pedro I, el Grande,
impulsaría la “occidentalización” del zarato de Rusia.
6. La consolidación de Saboya-Piamonte, el germen de la futura Italia moderna
Ante la imposibilidad de estudiar todos los ducados, condados y marquesados que
poblaba la península italiana (por no hablar de la compleja evolución de los Estados
Pontificios y de la Santa Sede en el XVII), se ha optado por el ducado de Piamonte-
Saboya, por su futura trascendencia en los siglos venideros.
La paz en la zona septentrional italiana se consiguió a partir de 1659: gravita desde ese
momento en la órbita francesa.
De 1637 a 1675 el gobierno territorial de Saboya compete al duque Carlos Manuel II
(cuyo modelo a imitar fue Luis XIV desde 1660): reformas administrativas, en la hacienda
en el ejército + política mercantilista).
Primer ministro Giambattista Truchi (“el pequeño Colbert”): desde 1672 adquiere
amplios poderes en la Corte de Turín con el cargo de Superintendente de Hacienda,
perfecciona el sistema de presupuestos y contabilidad, favorece con ayudas la recepción
de innovaciones técnicas del extranjero, impulsa la actividad minera del cobre y el
comercio (desde los puertos más importantes del Piamonte: Villafranca y Niza).
Fuerte rivalidad del Piamonte con Génova por el control del comercio mediterráneo:
intento fracasado de conquista de Génova por el duque saboyano en 1672.
El proyecto mercantilista del Piamonte no prospera por la dura competencia comercial y
sigue el predominio de las actividades agrícolas (con métodos ciertamente “arcaicos”,
con comunicación deficiente y grandes posesiones en “manos muertas”, laicas y
eclesiásticas).
Carlos Manuel II fue un “gran promotor” de la arquitectura barroca. El teatino Guarino
Guarini encabezó dicho proyecto de remodelación arquitectónica. Entre sus obras
principales podemos citar: la Iglesia de la Santíssima Annunziata, la Capilla de la Santa
Sábana, la Iglesia de San Lorenzo o el Castillo Real de Racconigi.
Con la muerte de Carlos Manuel II: periodo de regencia de la princesa francesa Juana
Bautista de Saboya-Nemours en la minoría de edad de Víctor Amadeo II. La mayoría de
edad alcanzada en 1684. Su largo reinado (m. 1732) fue transcendente.

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Víctor Amadeo II accede al poder y se proclama mayor de edad (a los 18 años) tras inferir
un “golpe de estado” contra la regencia de su progenitora. Intereses franceses y
posicionamiento nobiliario.
Para calmar las tensiones con Francia se lleva a cabo una unión matrimonial con una
sobrina de Luis XIV (Ana María de Orleans).
Consiguió (inicialmente) mantener la tradicional alianza entre Francia y el Piamonte.
Empero, aprovechó la coyuntura europea de finales del s. XVII (guerra de sucesión
española) para pactar en secreto con la Liga de Augsburgo (coalición antifrancesa) en
1690 e inició una nueva fase de la historia saboyana rompiendo previos.
En política interna Víctor Amadeo II tuvo que mejorar las finanzas públicas y el ejército.
Además, hubo de ampliar las bases sociales sobre las que se situó la autoridad de la Casa
de Saboya (debilitada por la regencia previa).
En 1688 inició la confección de un “estudio catastral” (compuesto en 1731) donde
procuró que las tierras exentas de impuestos de las clases privilegiadas se redujeran.
Víctor Amadeo II contribuyó a la disminución de los privilegios feudales y legró que 172
feudos “enajenados ilegalmente” se reabsorbieran.
También, hubo tensiones con capas sociales menos favorecidas. Principales problemas:
levantamientos por el impuesto sobre la sal y persecución de “protestantes valdenses”.
¿Protestantes Valdenses?: Los valdenses (llamados: “pobres de Lyon”) fueron una herejía
de la plena Edad Media (al igual que la de los famosos cátaros) con origen en el s. XII.
Pese a la represión que sufrieron sus practicantes por parte de la Iglesia católica, los
valdenses no desaparecieron (área principal: el sur de Francia y el norte de Italia).
En el XVI los valdenses se integraron dentro del movimiento protestantes incipiente bajo
la influencia de Enrique Bellinger (sucesor de la Iglesia de Zúrich de Zwinglio).
En el Sínodo de Chanforan del año 1532 se convirtieron, formalmente, a la confesión
calvinista.
En torno a estos grupos minoritarios de tradición valdenses se tienden a crear “focos de
resistencia a la autoridad”.
Posteriormente, tendrían una estrecha relación con otros grupos reformados como los
metodistas. De hecho, en 1975 la Iglesia Evangélica Metodista y la Iglesia Valdense se
fusionaron en la Unión de Iglesias Metodistas y Valdenses.
Vigencia presente de un movimiento herético medieval gracias al sincretismo con el
reformismo protestante.
Prioridad de Piamonte a finales del XVII: estabilizar los territorios ducales con una
estructura sólida reconocida en el exterior.
Al aliarse en la Guerra de Sucesión Española del bando antifrancés por las conveniencias
internacionales, logró en Utrecht el control de Monferrato y de Sicilia.

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Al ceder España el reino de Sicilia al ducado de Piamonte-Saboya, el duque Víctor
Amadeo II se convirtió en rey de Sicilia.
Tras la irredentista Guerra de la Cuádruple Alianza (Felipe V en pro de recuperar los
territorios perdidos en el tratado de Utrecht). Víctor Amadeo II permuta Sicilia por
Cerdeña, pero mantiene la denominación de rey.
Desde este momento aumentó la centralización gubernamental:
- En 1717 toda la administración había sido reformada.
- En 1729 con el fin de unificar legislativamente el Reino: publicación de leyes y
constituciones
Con la donación y/o venta de títulos nobiliarios a burócratas, financieros y juristas se
asegura tener un “sector noble fiel” frente al más tradicional (generalmente, hostil).
Se logró: una administración ordenada, unas finanzas equilibradas un cuerpo diplomático
de primer orden y un ejército numeroso y eficaz (aunque costoso: absorbe un tercio de
los ingresos del Reino).
Empero, la estructura socioeconómica del país permanecía como antaño: inversiones en
tierra que se concentraron en menos manos, tendencia a adquirir la deuda pública como
una forma de inversión, evolución de la industria sedera aún por detrás de la lombarda.
El camino aún estaba por hacer a finales del s. XVII y principios del s. XVIII: no obstante,
las transformaciones vividas durante el mandato de Víctor Amadeo II asentaron las bases
para la consolidación progresiva de un reino que estaría llamado a liderar el proceso
unificador en la península italiana durante la segunda mitad del s. XIX.
Legado de Víctor Amadeo II seguido por el ministro Benso, conde de Cavour, y Víctor
Manuel II, rey de Piamonte-Cerdeña y rey de Italia.
7. ¿Europa fuera de Europa? Las misiones exteriores
Con este tema y con los dos previos sobre Francia y Reino Unido hemos realizado un
rápido repaso sobre las principales unidades políticas existentes en la Europa del s. XVII.
No obstante, Europa es un espacio cultural e identitario que se proyecta fuera de sus
fronteras originales por diferentes medios.
Conocidas son las iniciativas de conquista realizadas en el norte del Mediterráneo o en el
Nuevo Mundo (América); empero, hubo más métodos que el de la espada.
La cruz del catolicismo (y con ella Europa) se difundió eficazmente gracias a las
denominadas “misiones de exterior”.
Se debe precisar “de exterior” puesto que existen otras misiones realizadas dentro del
espacio católico europeo y que sirven para lograr un “asentamiento estable” de la doctrina
católica (tesis de Delumeau) y para disciplinar a la población. “las Indias de aquí”.
Tradicionalmente, la historiografía ha diferenciado dos modelos de misiones de exterior
basándose en el ejemplo de dos de los misioneros más representativos de cada sistema:
- El modelo americano del franciscano Diego de Landa Calderón

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- El modelo asiático del padre jesuita Matteo Ricci.
7.1 Modelo americano
Cristianización como acto político del Imperio español (frailes y jesuitas como agentes
del “imperialismo castellano”).
Dureza y falta de flexibilidad (sumamente matizable).
Diego de Landa Calderón (1524-1579) fue un misionero castellano de la Orden de San
Francisco de Asís que realizó su actividad pastoral en la provincia de Yucatán (zona del
virreinato de Nueva España, México).
A pesar de sus pretensiones por conocer la cultura maya (fue un gran docto en su lengua
y confeccionó un “sistema de normas” para su comprensión por parte de los occidentales),
fue conocido por su inflexibilidad ante la pervivencia de antiguos ritos paganos: Auto de
fe de Mani de 1562.
Fue uno de los procesos inquisitoriales más crueles contra la idolatría que se vivieron en
la América hispana, además se procuró que los líderes nativos fueran aleccionados.
Junto con los castigos antedichos, se ordenó la quema de la práctica totalidad de los
códices mayas, dificultando a las generaciones la comprensión de esta cultura
precolombina.
Este método más agresivo e intransigente casa con el tipo de ocupación y control del
espacio americano (eliminación de viejas estructuras y construcción de todo un sistema
dependiente de la península ibérica).
Paradójicamente, fue el trabajo de Landa (su alfabeto y normas) el que posteriormente ha
posibilitado la comprensión de este idioma yucateco olvidado.
Ejemplo: El Códice de Dresde (encontrado en Viena en el s. XVIII) fue descifrado
fonéticamente por Yuri Knorozov a mediados del S. XX gracias a las notas de Landa.
7.2 Modelo asiático
Patrocinio portugués, no ambiciones imperialistas, puntos fuertes para el comercio,
recurso a la tolerancia de las autoridades extranjeras, adaptabilidad en los métodos y las
doctrinas.
Polémica de los ritos chinos.
Matteo Ricci (1552-1610), fue un misionero italiano de la Compañía de Jesús destinado
a China en sus campañas evangelizadoras.
Primer mapamundi chino siguiendo el modelo europeo (gracias a la colaboración de
autores autóctonos) y plar de la expansión del conocimiento geográfico del globo en
China (y, posteriormente, Japón).
Frente a los métodos agresivos americanos, este jesuita sentó un precedente de
evangelización, donde primaba la instrucción d ellos misioneros en la cultura a la que se
dirigían.

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Esta exigencia de inmersión cultural y de respeto a las instituciones y autoridades
preexistentes fue el germen del sistema misionero jesuítico: “Acomodación”.
Acomodación: intento que hacen los jesuitas por buscar el mensaje de Dios en las
prácticas de los pueblos que carecen de las Sagradas Escrituras.
Revelación universal de la gracia del Dios católico.
Antes de Ricci, el misionero jesuita Alessandro Valignano ya insistió en la necesidad de
que los predicadores europeos aprendieran el mandarín y el japonés y que adoptaran la
ropa y las costumbres de los chinos.
Idea matriz: con pueblos “más civilizados” (como los chinos y japoneses frente a los
americano) es más tolerable la diversidad de costumbres y la búsqueda de un terreno
moral común.
Michele Ruggieri, compañero misionero de Ricci, siguió los consejos de Valignano, de
esta forma adoptó la personalidad de un monje budista de nombre Tianchu seng (en este
caso, el catolicismo penetra a través de la lente del budismo).
Ricci, frente a Ruggieri, rechazó presentarse como un monje budista. Se dejó crecer el
cabello y la barba, comenzó a estudiar los clásicos del confucianismo y asumió la
identidad de un erudito confuciano.
Llevó a cabo la publicación de libros escritos en chino, donde se presentaba como un
shenyen (término que describe a los literatos Ming).
Ricci se adaptó a los intereses chinos y los usó para difundir el mensaje católico. Por
ejemplo, publicó un libro (Xiguo Jifa) donde se centraba en el arte de la memoria
(preocupación de las élites mandarines).
Ricci afirmó que el confucianismo no era una ley religiosa, sino una académica, instituida
para el buen gobierno de la república y, como filosofía política no teísta, era compatible
con el catolicismo (una vez purgado de las metafísicas budistas y taoístas).
El confucionismo, desde esta perspectiva, no era idolatría y podía ser cristianizado. Ricci
hace una síntesis real de catolicismo y confucianismo.
Además, el confucionismo tenía un estatus superior en la China Ming tardía y sus ritos
eran centrales y el canon de vida literaria en la vida pública. Ventajas materiales claras.
7.2.1 La polémica de los ritos chinos
Esta flexibilidad a la hora de evangelizar a los pueblos no europeos practicada
esencialmente por los jesuitas generó la indignación (por los peligros de herejía) de otros
religiosos (principalmente, de los dominicos y los franciscanos).
La polémica se extendió durante todo el siglo XVII y parte del XVIII. La posición de
Roma fue oscilando:
- 1645, la Congregación Propaganda Fide se decantó del lado de los sectores más
rigoristas y se prohibieron la acomodación.
- 1656, la misma congregación levantó la condena.

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La Santa Sede no fue una entidad homogénea y las derivas de fuerza que se producen en
ella condicionan su posicionamiento.
Empero, desde 1704 (con Clemente XI y en un contexto polémico para los jesuitas por la
vivacidad de otras disputas teológicas y morales) se prohibieron los ritos chinos.
Condena sancionada por Benedicto XIV (papa que tuvo una conflictiva relación con los
jesuitas: caso de Enrico Noris).
No fue hasta 1939 cuando el papa Pio XII emitió un decreto (…)
Las misiones fueron notoriamente variables (la división previa es solo uan herramienta
pedagógica), además hubo una acusada heterogeneidad en los agentes e instituciones que
se involucraron.
- Los jesuitas: primera orden misionera transnacional, cohesión global por
rigurosos procesos administrativos, orden docente (gran producción cultural),
misiones dirigidas por el general y los asistentes de Roma.
- Las órdenes mendicantes (dominicos, franciscanos, agustinos y mercedarios):
carecen de jerarquía centralizada, misiones organizadas por líneas nacionales o
provinciales.
- Otras órdenes: capuchinos (en Imperio otomano) y lazaristas (en Asia).
- La Congregación Propaganda Fide (1622): organizan misiones desde Roma para
sopesar el peso del clero regular español y portugués en este ministerio.

Sobre la “segunda servidumbre”


El concepto “segunda servidumbre” es una noción historiográfica que hace referencia a
una práctica social y jurídica de carácter feudal que tiene como principales rasgos
distintivos la prohibición de abandonar la tierra, la subordinación obligatoria a un señor
feudal y la privación de derechos de propiedad (enajenar tierras, adquirir bienes
inmuebles, etc.).
Se inicia en Europa central en el s. XVI, pero cobra vigor en el s. XVII: momento en el
que se implanta en el zarato ruso con las reformas antedichas.
¿Excepcionalidad de Rusia y de los países del Este?
Tesis de Stanziani: “No solo en Rusia sino también en todo el mundo, las formas de
trabajo predominantes no eran las que se conocen hoy, que no se introdujeron hasta
principios del s. XX. Rusia constituía un caso extremo en un mundo en el que en todas
partes se imponían severas restricciones a los trabajadores y sus movimientos, y en que
el estatus legal del asalariado y del campesino era inferior al del amo”.
Metodología comparativa: servicio por contrato en Occidente, la servidumbre por deudas
en la India y la esclavitud en el mundo islámico. Perspectiva global.
Por ejemplo, los Jolop, eran siervos del territorio ruso, tenían formas de dependencia
cercanas a los contratos de servicio de Occidente.
Los contratos de servicio del Imperio británico:

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- Robert Steinfeld: hasta las décadas de 1830 y 1840 estos contratos ingleses se
consideraban una forma de compromiso voluntario y, por ende, eran lo opuesto al
trabajo forzado (esclavitud y servidumbre).
- La naturaleza voluntaria no excluía las duras condiciones de explotación. Algunos
autores hablan de formas de “servidumbre voluntaria” (no foco en carácter
jurídico, sino en paralelismo reales de vida). El trabajador contratado era una
forma particular de sirviente.
- Las sanciones penales por incumplimiento de las tareas asociadas (uso de
violencia) eran similares en Rusia y en Gran Bretaña.
- La voluntariedad del trabajo no puede ser comparada entre el Antiguo y el Nuevo
Régimen por la falta de posibilidades de un mercado poco flexible y las
dificultades de desplazamiento.
Hegemonía general de la “segunda servidumbre”
A la hora de hablar de la “segunda servidumbre” hemos de tener en consideración que
hubo, como en cualquier proceso, intentos de mermar su preponderancia: análisis de
inpasses.
La implantación de dicho modelo generaría reacciones en forma de revueltas campesinas
y cosacas en Rusia. En el s. XVII la de mayor renombre fue la rebelión de Stenka Razin
(1671) contra la nobleza boyarda y la burocracia del zar (proclamación de una “república
cosaca”). Frenada por las fuerzas del zar en 1971.

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