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Cambios Contemporáneos en La Estructura Industrial Argentina

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CAMBIOS CONTEMPORÁNEOS EN LA ESTRUCTURA INDUSTRIAL ARGENTINA

Unidad 1 – Cambios tecno productivos en la estructura industrial argentina

Desarrollo industrial argentino:


1. 1880 a 1929 – Modelo agroexportador (inserción internacional)
2. 1930 a 1978 – Modelo de industrialización sustitutivo de importaciones – ISI (economía semi cerrada)
▪ 1930 a 1945 Los tramos fáciles de la cadena
▪ 1945 a 1958 Intensificación de la industrialización sencilla
▪ 1958 a 1978 El tramo final
3. 1976 a 1991 – La transición hacia una economía abierta
▪ 1976 a 1982 Etapa 1: Quiebre de la ISI, apertura y fracaso
● 1976 a 1978 Sinceramiento
● 1979 a 1982 Enfoque monetario de balance de pagos
▪ 1982 a 1991 Etapa 2: Década perdida
4. 1991 a 2001 - Apertura y extranjerización (convertibilidad)
5. 2001 Pos convertibilidad

MODELO AGROEXPORTADOR 1880 – 1929


El mundo se dividía en dos polos: centro (liderado por Gran Bretaña con su poderío económico) y periferia (encargada de
proveer materia prima y alimentos al centro)
Gran Bretaña disminuye su participación en el comercio internacional. Con la necesidad de ampliar sus mercados re
direcciona sus exportaciones a países periféricos con recursos naturales disponibles para explotar (Argentina).
La inserción de Argentina implicaba dependencia económica y financiera del comportamiento de países avanzados.
La política de inserción internacional de Argentina consistía en especializarse en la producción de bienes primarios, lo que se
llamó modelo agroexportador.
● El país debía suplir la falta de mano de obra y capital y expandir las tierras susceptibles de ser trabajadas.
● En 1890 la ampliación de volúmenes de importación por el aprovechamiento del crédito externo y la IED, permite incorporar
bienes de capital.
● La recepción de inmigrantes permitió contar con mano de obra y se extendió la tierra disponible para la producción.
● La industria argentina se encontró favorecida en actividades asociadas al sector agropecuario y sus exportaciones de bienes
primarios
● Especialización de en la producción de granos y carnes explotando abundantes recursos naturales.
● Medidas proteccionistas y un sistema arancelario con efectos nulos desalientan las expectativas de desarrollo industrial.
● El agotamiento de la expansión de la frontera agropecuaria, la crisis internacional de 1929y las conflictivas relaciones entre
Argentina, Gran Bretaña y EEUU pusieron final al modelo agroexportador.

MODELO DE INDUSTRIALIZACION POR SUSTITUCION DE IMPORTACIONES (ISI) 1930 – 1978


Se identifican 3 etapas:

a) Los tramos fáciles de la cadena (1930 – 1945): El nuevo funcionamiento de la economía en su cierre con el exterior tuvo un
control de cambios en 1931, vigencia de los permisos previos de importación en 1933, desdoblamiento del mercado
cambiario con el exterior y elevación de los aranceles de importación. La sustitución de importaciones avanza rápidamente,
se producen bienes de consumo, textiles, muebles electrodomésticos, con el uso de tecnologías difundidas y procesos
sencillos., que continúa hasta que Perón asume el primer gobierno en 1945.

b) La intensificación de la industrialización sencilla (1945 – 1958): La industrialización se profundiza de forma acelerada. Se


incorpora más cantidad de obreros de la fabricación de bienes de consumo orientados al mercado interno, lo que
incrementa la producción y se reduce la productividad. El Estado juega un papel activo en la producción de insumos básicos
y en la aplicación de diferentes políticas. Se encontraron obstáculos por la obsolescencia tecnológica y la imposibilidad de
modernizar la estructura productiva por restricciones en el balance de pagos.

c) El tramo final (1958 – 1978): Se radican en el país empresas extranjeras que destinan su producción al mercado doméstico a
través de la IED. Al superar el capital extranjero por sobre el nacional, la tasa de crecimiento es menor que el incremento en
el nivel de empleo. Se destacan la metalmecánica, la industria automotriz y la petroquímica. Aumentan las cantidades de
productos manufacturados y se incorporan actividades tecnológicas más complejas adaptadas a la realidad local. La crisis se
evidencia en la debilidad del sector externo y el agotamiento de las reservas que impiden que el país conserve un elevado
nivel de actividad. Con escasez de reservas y una devaluación orientada a sostenerlas, aumentan las exportaciones, lo que
sumado a una sustitución de importaciones favorece la actividad doméstica, pero luego deviene la caída.

Una interpretación analítica del ciclo económico argentino durante la ISI


El modelo de dos sectores (Braun y Joy)

1- Sector agropecuario pampeano (de granos y carnes): Elevadas exportaciones y menores importaciones producen un saldo
comercial positivo. La función de producción es tierra intensiva, con bajas cantidades de mano de obra y capital. Argentina

1
es tomadora de precios, su producción es inelástica a las variaciones de precios (se pueden alterar los volúmenes por
cambios climáticos, pero la oferta no se modifica por aumento o disminución de precios).

2- Estructura industrial urbana: Las exportaciones son nulas y las importaciones elevadas con un saldo comercial negativo. SE
planteaba importaciones de bienes intermedios que el país no fabricaba, para el proceso productivo; se importaban bienes
de capital al requerirse las tecnologías y conocimientos de países más desarrollados.

El rol de las políticas de gobierno en la ISI


Existían regulaciones que favorecían al sector manufacturero y su crecimiento. La crisis en el balance de pagos se debe al
consumo de reservas. Con el aumento de precios se beneficiaba el sector exportador, pero al permanecer los volúmenes fijos se
produce una transferencia de ingresos a favor de ellos y en detrimento del resto de las actividades económicas. El sector
manufacturero no puede aumentar las exportaciones y el sector agropecuario no es eficiente para ser competitivo.
A partir de la recesión, se produce un ajuste en la economía que genera saldo comercial porque las exportaciones
permanecen iguales y las importaciones caen, con el consiguiente aumento de ingresos del sector exportador. El ajuste se debe a la
recesión y no al aumento en la actividad productiva.

LA TRANSICION A UNA ECONOMIA ABIERTA 1976 – 1991


Se identifican dos etapas:

⮚ Etapa 1: Quiebre de la ISI, apertura y fracaso (1976 – 1982) Con la recesión que atravesaba la economía y el deterioro de la
balanza de pagos, se produce un vuelco en la política económica sumado al pase de una visión del balance comercial a la
balanza de pagos en su conjunto. Estas condiciones determinan el quiebre de la ISI. El golpe militar coloca en la presidencia
a Jorge Videla. Se buscaba el control inflacionario, una reforma de la estructura económica, para incrementar su eficiencia y
la apertura para la inserción en el mundo con la eliminación del rol subsidiario del Estado. En este quiebre hay dos
subperíodos:

a) Sinceramiento (1976 – 1978): El ministro de economía (Martínez de Hoz) implementa medidas e instrumentos en el
“Proceso de reorganización nacional” que implica una apertura económica desde dos frentes:

● Apertura comercial: Se eliminaban las barreras no arancelarias y paraarancelarias y se intentaba reducir la dispersión
de los aranceles. Los resultados se asociaban a un impacto en el nivel de importaciones que debían aumentar, pero
no sucedió. El motivo fue que la protección no estaba dada sólo por altas tasas arancelarias sino también por un tipo
de cambio alto que favorecía a la industria nacional.
● Apertura financiera: para ingreso de capitales al país. Argentina tenía un IPC más alto que países desarrollados y se
pretendía equiparación. Con la reforma financiera de 1977 se abren varias sucursales bancarias con la capacidad de
captar ahorros y se establece que cada banco puede fijar las tasas de interés y efectuar préstamos. El Banco Central
regula el comportamiento de los bancos. El sector industrial se ve perjudicado, ya que las altas tasas de interés
favorecían inversiones a corto plazo en detrimento de las inversiones productivas. Al aumentar la bancarización se
liberan los mecanismos, esta libertad para las operaciones con el mercado extranjero constituye un antecedente de
endeudamiento. Con la apertura de mercado de capitales y la reforma arancelaria se consideraba que el aumento de
las importaciones con un tipo de cambio normal disminuiría el saldo comercial ya negativo. Pero la principal
dificultad se asociaba a la falta de divisas y la solución descansa en la entrada de endeudamiento nacional.

b) Enfoque monetario de balance de pagos (1979 – 1982): Este enfoque consideraba que el resultado neto de los pagos
internacionales era un fenómeno monetario y que los desfasajes entre oferta y demanda de dinero en una economía abierta
se corregían a través del sector externo. Continuó la disminución de aranceles y en 1981 el ministro de economía plantea
una reducción trimestral de los mismos, lo que hacía esperar un resultado positivo consecuente con la mejora de la
eficiencia. Se inscribe el diseño de la tablita cambiaria, un contrato que fijaba día a día el tipo de cambio de manera
descendiente. El Banco Central vendería dólares de acuerdo a los valores preestablecidos. Se pretendía cambiar la
estructura de precios relativos y la asignación de recursos para mejorar la oferta. Junto al disciplinamiento de precios se
encontraba el camino de la equiparación de la inflación nacional a la internacional. Los objetivos pretendidos no se
alcanzaron, al interior del sistema hubo serios problemas de implementación aunados a la cuestión institucional. El tipo de
cambio se fue apreciando afectando los planes de inversión de las empresas, las que se fueron endeudando. Hay un
estancamiento de la producción industrial y del PBI industrial, y una contracción del empleo del sector. La deuda va a ser
tomada por el Estado protegiendo al sector industrial.

⮚ Etapa 2 Década perdida (1982 a 1991): Con la inflación que no se detenía, más los desequilibrios en la balanza de cuenta
corriente, llega el fracaso en un período de inestabilidad e incertidumbre. Esto se potencia por la crisis de la deuda externa
en América latina originada en el default de México. Al no generar nuevos sectores exportadores ni obtener divisas para
pagar deudas se inicia la década perdida.
El sector público sufre la las consecuencias del mecanismo de doble transferencia. La primera la debe realizar el sector
privado al público. La segunda está cargo del sector público que las transfiere a los acreedores. El sector público para
obtener divisas debe comprarlas al sector privado, pero al no contar con superávit emite bonos, lo que genera fuga de
capitales, al comprar dólares que no son volcados al mercado interno, sino destinados a solventar pagos al extranjero.
A lo largo de la década el sector industrial se retrae y se recupera bajo la intención aperturista, que descansa en la
especialización en recursos naturales y en la industria básica.
2
Las transformaciones estructurales de la industria:
Con el quiebre del ISI se da un vuelco en la política económica marcado por la liberación de los mercados y la apertura
externa. Se perseguía el objetivo de eliminar las intervenciones públicas a través de las reformas estructurales, tales como
privatizaciones de empresas y desregulación. Se buscaba reducir la participación del Estado para lograr una mejor asignación de los
recursos.
Se dan políticas contrapuestas. Las empresas no comparten los mismos criterios de maximización de beneficios. Tienen
distintos comportamientos que responden a distintas lógicas y criterios al momento de tomar las decisiones de optimización. La
historia evolutiva de cada empresa no se consideró en todos sus aspectos. La continuidad de políticas selectivas provenientes de la
órbita de gobierno nacional, atentaba contra la neutralidad buscada.
Existen firmas que cierran sus puertas. Con la apertura a otros estándares de competitividad, las empresas que cierran son
las menos eficientes. Hubo firmas con importantes activos que no fueron capaces de tolerar las nuevas reglas de juego; otras
empresas con destacable trayectoria, capital social y procesos de aprendizaje incorporados, debieron cerrar por no poder adaptarse.
Se encuentra la creación de nuevas empresas, pero el nivel fue menor.

APERTURA Y EXTRANJERIZACION (CONVERTIBILIDAD) 1991 – 2001


La Argentina se encontraba en una compleja situación financiera, una hiperinflación y un descrecimiento de la población en
la política económica. En marzo de 1991 el gobierno establece medidas al comportamiento de la economía con el plan de
convertibilidad para salir de la recesión. Pretendía alcanzar el equilibrio interno, lograr reestructurar el sector industrial e
incrementar los niveles de competitividad. Se procede a fijar el tipo de cambio (1 peso = 1 dólar), se anula la emisión de moneda, se
profundiza la apertura de la economía, se desregulan los mercados y se privatizan varias empresas.

La estructura industrial en los 90:


El régimen se comportaba como un círculo virtuoso de renegociación de la deuda, importancia de los recursos naturales,
desarrollo del sistema financiero, disparado por la entrada de capitales al país. Entre 1991 y 1994 se plantea una revolución al
consumo con la consiguiente expansión de la actividad que va a determinar que la mayoría de las empresas apoyen la
convertibilidad.
Luego del estancamiento que había entre 1981 y 1991, hay un crecimiento permanente del nivel de actividad de la
economía argentina. Se pasa a una estabilidad de precios que genera la posibilidad a las empresas de estimar precios y costos,
habiendo mayor certidumbre y previsibilidad. Hay un efecto riqueza del que se apropian los empresarios
El plan de Convertibilidad evidenciaba dificultades vinculadas al disciplinamiento de precios y al cambio en los mecanismos
de financiamiento en las actividades productivas.

❖ Disciplinamiento de precios:
El sector industrial se encargaba de producir y vender bienes transables internacionalmente; pero bajo la convertibilidad
y con la apertura ingresan productos importados cuyo precio constituye “un techo” en el mercado local. Los productos
nacionales no pueden vender sobre el precio de los importados.
Hacia inicios de la década de los ’90, el precio de los bienes transables era menor que el de los no transables, y se
produce un cambio en los precios relativos que deviene del crecimiento de los primeros. Con el incremento del precio de los
servicios, aumenta el costo de la estructura de la empresa y los precios quedan clavados.
Frente a esta situación, las empresas van a actuar en 3 planos:

1) a nivel maquinaria: van a hacer enormes esfuerzos para seguir fabricando;


2) a nivel empresa: los costos aumentan a medida que cada firma incorpora valor agregado a sus productos; de esta
forma se reemplazan proveedores domésticos, con lo cual deviene un incremento del ensamblaje y por lo tanto, una reducción
en los costos de manufactura;
3) a nivel network productivo: varias empresas industriales se van a encargar de la comercialización y distribución de
bienes importados, con el objeto de mejorar su inserción en el mercado local.
De cualquiera de estas 3 formas las firmas van a intentar funcionar y sobrevivir. Sin embargo, no todas pueden aplicar
las nombradas estrategias, las que van a subsistir las adversidades, son aquellas con series cortas de producción y las que se
encargan de la fabricación de bienes diferenciados.
También se pueden destacar las consecuencias negativas que derivaban de las estrategias desplegadas por las empresas
para “salvarse”:
● Mercado de trabajo: Expulsión de trabajadores sustituyéndolos por productos importados o nuevas máquinas.
● Patrón de especialización y saldos de comercio: Las firmas que se encargaban de ensamblaje aumentan los flujos de
importaciones, pero no exportan generando saldos negativos.
● Innovación y capacidades endógenas de creación de tecnología: Se produce una involución del nivel tecnológico. Se
alcanza mejor tecnología pero sin el desarrollo de capacidades de generación de tecnología.
❖ Modificación de los mecanismos de financiamiento:
Entre 1993 y 1994, se recrean los créditos comerciales y se producen ventas de bienes a 90 y 120 días lo que sumado a la
revolución del consumo devino en un incremento considerable del nivel de ventas. De esta forma, se restaura la cadena de
pagos por la disponibilidad de dinero en manos de los consumidores. Los encargados de financiar esta cadena de pagos eran los
bancos.
Con la crisis del tequila en México se produce una fuga de depósitos, que los bancos van a intentar retener
incrementando las tasas de interés. Esto deriva en el corte de la cadena de pagos. Varias de las empresas van a quebrar. Los
cambios en las condiciones financieras van a dejar a las firmas en una situación endeble por el perjuicio que les genera el
incremento en las tasas de interés y la contracción del efecto riqueza.
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Las estrategias defensivas y ofensivas del sector empresario:
Las empresas defensivas sufrieron dificultades derivadas de la crisis del tequila y la situación del país en 1998 (incremento
de la tasa de interés e interrupción del financiamiento). Argentina sale rápido de la crisis por el cambio planteado en condiciones
internacionales (Brasil capta exportaciones de nuestro país, aumenta el precio de los bienes que Argentina exportaba, se fortalecen
las relaciones con la economía europea).
Las empresas ofensivas despliegan cambios en la producción de bienes incorporando tecnología internacional (calidad,
comercialización, marketing, contratación de personal, desarrollo de estrategias de comercio internacional, incorporación de
maquinaria).
La recuperación de las empresas más desfavorecidas se plantea por la vía de la inversión, pero las Pymes encontraban poco
acceso al financiamiento.
Hacia fines de la década (1998 y 2001) se palpita de cerca el fin de la convertibilidad en un contexto signado por un cúmulo
de desequilibrios. Los resultados de la vigencia del plan se plasman en la recesión, en el aumento del desempleo, el incremento de
la pobreza y en un moderado proceso de deflación de precios y salarios; que repercutió en la mayor parte de las actividades
industriales.

POS CONVERTIBILIDAD 2001


A fines de 2001 se rompe el régimen de convertibilidad. Durante los primeros meses se contrae la demanda y la oferta de
bienes y servicios, se desatan conflictos políticos y sociales. A partir de 2002 la economía se tranquiliza. En la salida de la crisis se
destaca el sector industrial, favorecido por los incentivos implícitos en la nueva estructura de precios.
Se recupera el consumo y la inversión reactivando el crecimiento, los sectores orientados a mercados extranjeros ven
aumentar su ganancia. Entre 2002 y 2006 se recompone la producción y el producto por empleado, aumenta la tasa de crecimiento
del PBI y el sector manufacturero incrementa su nivel de participación en el PBI.
El crecimiento se explica por el incremento de la productividad laboral media y la ocupación de la mano de obra. No
existieron cambios de raíz porque no se dio un cambio estructural capaz de modificar la función de producción de las firmas
industriales, sino muy por el contrario, se trata de la misma configuración estructural previa, moldeada ahora por estímulos
macroeconómicos diferentes.
Se requiere el desarrollo de un nuevo modelo productivo con una política industrial definida, capaz de combinar la mejora
de la calidad de las actividades instaladas, y la inclusión de nuevas actividades o ramas de productividad más elevada.

MERCADO DE TRABAJO: EVOLUCION Y DESEMPEÑO


1. A lo largo de la ISI: Se generaron niveles de aprendizaje añadidos a la existencia de mano de obra calificada. El sector
manufacturero con su crecimiento acompaña el dinamismo económico con una estructura de mercado de trabajo con un
comportamiento favorable. La industria se convirtió en tomadora de nuevos trabajadores, se incrementaron la
productividad y el nivel de salario real; la tasa de desocupación y la pobreza estaba en valores bajos. Había mejor
distribución del ingreso.
2. Entre 1975 y 1990: Se ven afectados los niveles de ocupación por la inestabilidad y el estancamiento. Hay una evolución
negativa del empleo y deterioro de la productividad, asociado a incremento de trabajo informal y la importancia de
actividades terciarias. En la industria se estanca el coeficiente producto empleo y muchos trabajadores recurren a
actividades cuentapropistas. Las remuneraciones se afectan por la devaluación, la liberación de precios y la suspensión de la
actividad gremial. En los 80 las fuertes devaluaciones disparan la inflación y ralentizan el dinamismo del nivel de actividad.
Se registra cierta recuperación, pero en 1983 finalizan deteriorándose. Las empresas que mejoran su eficiencia y poseen
personal calificado pudieron trasladar parte de las ganancias a los empleados, desencadenando diferencias ampliando la
brecha entre los que más ganan y los que menos ganan.
3. El mercado de trabajo en los 90: El gobierno despliega medidas reduciendo las contribuciones del empleador a seguridad
social, estableciendo contratos a tiempo determinado, con menor monto de indemnización al vencimiento, menor monto
de contratos a tiempo parcial, se implementa el seguro de desempleo. Entre 1991 y 1998 aumenta el empleo urbano en
sectores de servicios y administración pública y disminuye en el sector manufacturero y de comercio, mejora la eficiencia
pero el desempleo alcanzaba valores altos. Hay recomposición parcial de las remuneraciones compensada por la mejora de
la productividad. Hacia el 2001 había alto desempleo, bajas remuneraciones, condiciones laborales precarias, desigualdad
en la distribución del ingreso, situaciones de pobreza.
4. El empleo en la pos convertibilidad: Con la crisis del 2001 y hasta mediados de 2002 la devaluación afecta gravemente la
ocupación. Hay pérdidas de puestos de trabajo en la construcción y la industria manufacturera. Se desarrollan medidas con
bajo impacto (como planes jefes de familia). En el segundo semestre de 2002 el Estado interviene en la determinación de los
salarios con incrementos de suma fija para el sector privado, aumento del salario mínimo y de las indemnizaciones
desalentando despidos. El empleo total se incrementa. Hacia 2005 y 2006 se acelera la creación de puestos de trabajo por la
disminución de incertidumbre para los empleadores. Las ramas que incorporan más mano de obra son las intensivas en
trabajo y orientadas al mercado interno. La recuperación de los ingresos es lenta.

Capacidades tecnológicas endógenas:


Durante la ISI las firmas alcanzan cierto nivel de aprendizaje y adquieren capacidades tecnológicas al mercado laboral,
proceso que se aceleró hacia el final de la ISI con el sector industrial como motor de desarrollo. El comportamiento fluctuante,
determina el cuestionamiento del modelo seguido y desde el año 1976, la apertura a los mercados internacionales y la
desprotección, tienen efectos claves sobre el desempeño de la industria manufacturera que parece sostenerse hasta la actualidad.
La generación de capacidades locales es baja, sobre todo con la estructura de precios relativos que favorece la importación de
tecnología y capital, en la década del 90.
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En los últimos años, esta tendencia se confirma, en la medida que las firmas no se orientan a nichos de mercado con
elevado valor de conocimiento incorporado.
Unidad 2 – La macroeconomía de los cambios tecno productivos

El estrangulamiento externo:
A nivel macroeconómico, la mirada micro se relega y esto explica la ausencia de una visión sobre el tipo y el dinamismo de la
estructura industrial.

La economía argentina a fines de los 70:


Hacia el año 1976, Martínez de Hoz pone en marcha el Programa de visión liberal que planteaba una apertura financiera y
comercial. Entre los objetivos, se encontraban. El saneamiento financiero y monetario, el crecimiento económico sin acelerar la
inflación y mejorar la distribución del ingreso.
Las medidas desplegadas en referencia a la política industrial, dividen al período en dos etapas: sinceramiento y el enfoque
monetario del balance de pagos. El saldo de las mismas, se puede resumir en un leve aumento de las importaciones; la aceleración
del endeudamiento con el exterior del sector público y del sector privado; un reducido control de la inflación; y la imposibilidad de
convergencia de los precios nacionales e internacionales.
Hacia fines de los 70 y principios de los 80, el panorama era poco alentador. Con la previsión de una devaluación
decreciente, a través de la “tablita cambiaria” que buscaba la convergencia de la tasa de inflación y de la tasa de interés internas con
las externas; con un sector privado orientado a tomar créditos del exterior; con un gobierno que había ganado el descrédito de un
programa que no funcionaba de acuerdo a los objetivos iniciales, y que intenta reflotarlo tomando recursos de las empresas públicas;
sumado a la crisis financiera y al cambio en el sentido del movimiento de capitales; se logra una peligrosa combustión que no podía
más que desatar la explosión del endeudamiento.

La economía argentina en la década del 80:


La desmonetización de la economía, la elevada inflación, la desarticulación de las cuentas fiscales y el alto nivel de
endeudamiento externo; son las principales características que signaron la economía argentina en los años previos a la hiperinflación
del ’89.
Hacia 1984, en un contexto de marcado por la alta tasa de inflación, una gran incertidumbre y el elevado valor del dólar va a
entrar en escena el Plan Austral (1985). Era un programa antiinflacionario de shock que consistía en la proyección a largo plazo de
una variación en los precios relativos nula. Previo a la puesta en marcha del Plan, se buscaba situar los precios en niveles razonables
e incrementar las tarifas públicas. Se constituía con base en componentes ortodoxos planteando una política fiscal prudente y una
política monetaria no expansiva; y heterodoxos desde el control de los precios. Luego de la crisis de Martínez de Hoz y antes del
lanzamiento del Plan, el sistema de precios se encargaba de regular la economía. Sin embargo, a mediados de los 80, esta situación
había cambiado con raíz en el componente heterodoxo de dicho plan. La secretaría de comercio se encargaba de fijar los precios con
un instrumento conocido como la “tablita de desagio”. Existía una estructura de costos determinada, para aquellos productos
considerados como más relevantes para cada uno de esos sectores. Los precios máximos eran anunciados por la Secretaria cada 30
días. Este sistema, resultaba complejo: por un lado, no había precios únicos ya que variaban de acuerdo a los productos; y por el
otro, la renombrada inflación. Se congelan los precios, tratando de contrarrestar la presión con un precio con agua que incluía un
margen de ganancia. De esta forma, cuando se alcance la liberalización, las empresas no aumentarían los precios.
El Plan Austral se lanza con una política monetaria rígida, un tipo de cambio real alto y con un control de precios. Se
pretendía reducir la inflación.
En el ’85, adquiere relevancia la cuestión de los contratos futuros que eran indexados con valores pasados extremadamente
altos, si bien la inflación disminuía el valor de los contratos era elevado por la inflación acumulada pasada. Entonces, se debían
desindexar los contratos. A los precios pactados para el futuro, se debía restar la inflación que se había previsto pero que no se dio.
Así se elimina la indexación que había contribuido a la inflación, lo cual constituyó un freno a la formación de precios con indexación
permanente.
Con el agua de los precios, sumado a los bajos costos de las empresas se tiende a reducir la inflación y mejorar los salarios
reales. El Plan Austral fue bien administrado, pero en un sistema institucional deteriorado. Entre las características más destacadas
encontramos: con la disminución de los precios internacionales, el gobierno pierde las retenciones del sector agropecuario; se frenan
las inversiones públicas con el objetivo de hacer frente a la deuda generada; y por último, el sistema jubilatorio era claramente
deficitario.
Desde el año 1987, otros planes como el Primavera, van a darse lugar para “emparchar” el Austral. En febrero de 1989, se
plantea el primer desencadenante de la hiperinflación. El presidente del Banco Central, José Luis Machinea, devalúa la moneda sin
previo aviso a los bancos. Los organismos internacionales, se encargan de anunciar las enormes dificultades políticas y técnicas que
se avecinan.
En el 90, con el Plan Bónex se incautan los depósitos bancarios y se cambian por bonos externos, ello logra mejorar las
cuentas fiscales, en los años previos a la convertibilidad.

Las políticas macroeconómicas en el período 1982-1991: Podría decirse que las políticas macroeconómicas a partir de la crisis de la
deuda han pasado por las siguientes etapas: ajuste, ajuste e intentos de estabilización, ajuste, intento de estabilización y reformas
estructurales.
El período 1981- mediados de 1985: Esta etapa, que ha sido caracterizada como de ajuste, se inicia cuando empieza el proceso de
corrección del desequilibrio comercial externo y se acelera con la interrupción de los flujos financieros internacionales y el aumento
de la tasa de interés externas.

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Durante esta etapa de énfasis central se ubicó en la corrección de algunos precios relativos y en el “saneamiento” financiero
del sector privado. El tipo de cambio nominal se devaluó, paralelamente se fijaron y controlaron las tasas de interés en valores por
debajo de la tasa de inflación.
La pérdida de recaudación se explica por 3 factores: la erosión de la base tributaria, los altos niveles de evasión fiscal y el
denominado efecto Oliera-Tanzi.
No hubo una acción sistemática orientada a corregir el desequilibrio fiscal, a reducir la tasa de inflación y a minimizar los
costos recesivos del ajuste. No existió un programa global y coherente de estabilización.
El período mediados de 1985 – finales 1989: Durante este período se destacan 3 programas económicos: el llamado Plan Austral con
sus sucesivos reajustes; el denominado Plan Primavera y el conocido como Bunge y Born. El común denominador de todos ellos fue
incorporar una serie de medidas que implicaban un mayor control de la demanda agregada nominal, una corrección de los precios
relativos e intentos de orientar el proceso de formación de las expectativas. La necesidad de mejorar los resultados fiscales se
constituyó en un elemento central de esos programas. Para ello, al tiempo que se procuraba contener o reducir el nivel de gasto
público, se adoptaban medidas que procuraban elevar fuertemente los recursos tributarios.
A pesar del mayor énfasis puesto en el ajuste fiscal, la circunstancia de que la mayor recaudación se asentara sobre
financiamiento de emergencia, altamente elástico a los términos del intercambio, determinó que la mejora en las cuentas fiscales no
se pudiera sostener con el tiempo.
El segundo rasgo común que caracteriza a los programas implementados fue inducir inicialmente una corrección en la
estructura de precios, para alcanzar un ordenamiento de los mismos que buscaba poner un tope al tipo de cambio real y a la tasa de
interés, a las tarifas y a los salarios.
Cada uno de estos programas aplicó una determinada política cambiaria, tarifaría, salarial y de precios industriales. En el
caso del Austral fue en sus comienzos luego de una corrección inducida en los precios claves, se estableció un congelamiento
cambiario, tarifario, salarial y de precios industriales.
En el plan Bunge y Born, el congelamiento de precios fue sustituido por un acuerdo de no modificación de los mismos con
las principales empresas líderes. Pero los salarios estaban libres, aunque se hicieron presiones y esfuerzos para limitar sus
variaciones.
En el caso del plan Primavera, no hubo congelación de ninguna variable, pero sí un acuerdo gubernamental – empresario en
torno a los parámetros que habrían de modificar mensualmente, el valor del tipo de cambio, las tarifas y los precios industriales.
Sobre esa base, los industriales discutirían los ajustes salariales.
El período 1990, comienzos de 1991: el colapso del plan Bunge y Born trajo como consecuencia no sólo el segundo episodio
hiperinflacionario en menos de un año sino, también, la pérdida de la posibilidad de financiar los gastos públicos con endeudamiento
interno. Ello implicaba que en adelante, el sector público debía obtener resultados fiscales superavitarios que hicieran posible la
compra de las divisas necesaria para atender los compromisos de pagos externos.
Pero las consecuencias del colapso del Plan Bunge y Born y del denominado Plan Bónex tuvieron una extensión en el campo
de la formulación de la política económica de corto plazo. Así, el régimen cambiario que se había caracterizado por la fijación de la
cotización de la moneda nacional en relación al dólar o de sus variaciones periódicas con control de las transacciones es sustituido
por un régimen de flotación y de libre acceso. Lo mismo sucede en el campo de las políticas de precios hacia el sector privado donde
se establece la libertad de precios.
En materia fiscal se pone en marcha y se concretan las primeras privatizaciones importantes. Se da comienzo a las primeras reformas
en el aparato del Estado y se implementan sucesivos paquetes tributarios orientados a incrementar los recursos, simplificar la
administración tributaria, indexar el cobro de los tributos y se profundiza la legislación de emergencia económica.
La insuficiencia de los superávit alcanzados. Las crecientes tensiones que originaba la represión del gasto, la ausencia de
políticas destinadas a combatir los mecanismos indexatorios, las elevadas tasas de inflación registradas en un contexto de tipo de
cambio anclado por el enorme superávit comercial obtenido. Todo ello confluyó en un cambio de portafolio que implicó una
devaluación nominal del 100% en poco menos de dos meses.
El nuevo brote inflacionario terminó por conducir a un nuevo cambio de política que se plasmó a partir de abril de 1991 con
la aplicación del Plan de Convertibilidad.
El plano macroeconómico como articulador de los cambios en la industria. Sería incorrecto considerar que a inicios de los años ’90
nos encontramos con un sector manufacturero estancado y deteriorado que produce bienes bajo la misma forma de organización
social vigente durante el modelo sustitutivo de importaciones. Las actividades industriales han sufrido un conjunto de profundas
transformaciones estructurales, las que se pueden caracterizar como un proceso de reestructuración “regresiva” y de “creciente
heterogeneidad estructural”.
El carácter “regresivo” está dado por la incapacidad de la economía de haber basado su reestructuración industrial en los
aspectos positivos que se desarrollaron en las 4 décadas de la sustitución de importaciones; y las transferencias de ingresos
asociadas al proceso de reestructuración.
En cuanto al carácter de “creciente heterogeneidad” está determinado por el desempeño muy diferenciado a nivel sectorial
y a nivel empresarial.

La implementación y el funcionamiento del régimen de convertibilidad:


En marzo de 1991 el gobierno pone en marcha medidas con el Plan de Convertibilidad, renuncia a la política económica
activa, de la cual ha hecho uso en las décadas pasadas.
Se procede con la fijación del tipo de cambio. En el año 1992, tras el reemplazo del Plan Austral por el Peso, se establece la
relación: 1 peso = 1 dólar. Se adicionan otra medidas en el sistema monetario de fundamental importancia respecto del rol del
Banco Central: se establece su autonomía considerándolo como una institución independiente del gobierno nacional, su modalidad
de funcionamiento se asocia al de una Caja de Conversión, debe garantizar un respaldo de reservas de 100%, para el cambio de
monedas, la emisión de dinero va a permitir aumentar el nivel de reservas.

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Para incrementar la credibilidad en el peso, se elimina la posibilidad al ministerio de economía, de devaluar la moneda. Esto
contribuye a reducir los márgenes de política monetaria en manos del gobierno (la posibilidad de devaluar quedará en manos del
Congreso).
El Plan de Convertibilidad se caracterizó por el diseño e implementación de reformas estructurales: se reconoce la
importancia de un mecanismo de precios para el funcionamiento del sistema económico; un proceso de desregulaciones y
privatizaciones; y la apertura de la economía nacional.
Las privatizaciones de las más importantes empresas del país, consistieron en el traspaso de activos y funciones del sector
privado. Se perseguían, objetivos de índole fiscal: obtención de recursos, saldar la deuda pública y contraer las transferencias del
gobierno a las empresas, lo que permitió al Estado alcanzar una recuperación económica.
La apertura económica, se daba lugar con una disminución de los aranceles de importación y eliminación de las restricciones
cuantitativas; como así también, la desaparición de los aranceles de exportación. Ante el incremento de las importaciones se
establecen medidas para proteger la industria local y favorecer el ingreso de los insumos necesarios. Además se fue fortaleciendo la
integración de los países del Cono Sur (Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina) conocido como el MERCOSUR, con el consiguiente
aumento de las compras en este mercado.
Las principales dificultades en nuestro país, se encuentran asociadas a los procesos cíclicos. Esto genera serios problemas: la
población no puede conocer su ingreso permanente de largo plazo y sus posibilidades de consumo. Frente a un aumento de
consumo, las personas piensan que su ingreso va a continuar en esos niveles; y frente a un incremento del ahorro, se produce la
salida de capitales.
En cuanto a la cuestión social, las dificultades recaen sobre los sectores de menores recursos. Con la disminución en los
salarios, lo que se financia es el bienestar de las cuentas fiscales. Se trata de un modelo con el cual se genera pobreza y se evidencia
una mala distribución de la riqueza (de los recursos).
Impactos provenientes del contexto internacional:
Bajo la convertibilidad el país queda expuesto a repercusiones provenientes del “Efecto Tequila” en México, como de la crisis
del sudeste asiático. No existen amortiguadores que permitan corregir los desequilibrios ocasionados por shocks externos en el
ámbito internacional.
En 1994 se produce la devaluación del peso mexicano afectando las economías de América Latina a lo largo del 95. Con la
pérdida del valor de la moneda mexicana, en nuestro país cae el valor de las acciones acompañado con una fuga de divisas. La crisis
mexicana ha determinado que el sistema financiero nacional sufra el aumento de la tasa de interés y la contracción de las reservas
internacionales. Luego con la crisis del sudeste asiático cae el valor de las monedas de algunos de esos países provocando en
Argentina la disminución de las exportaciones y la reorientación de las inversiones extranjeras hacia otros destinos más seguros que
América Latina.
Otras dificultades y algunas medidas
Con la inflación se generaba una apreciación cambiaria. El incremento del nivel de importaciones y con unas exportaciones
que crecían muy poco, sumado a los incentivos para invertir en bienes no transables, se daba lugar un problema de competitividad y
de saldo comercial.
Entre 1991 y 1994, el ingreso de divisas viene de la mano de las privatizaciones, los recursos naturales y para financiar el
sistema bancario. Con la profundización, y teniendo en cuenta la posibilidad de emitir, se produce la nombrada recomposición de los
créditos. Los impactos son los siguientes: las importaciones se incrementan con la reducción del tipo de cambio y la apreciación; las
exportaciones crecen poco. El resultado es un saldo negativo en la balanza comercial.
Cuando la convertibilidad se definía como un modelo con expansión de la actividad, entrada de capitales y una
profundización financiera de la Argentina; se plantea una revolución del consumo, asociada al cambio en los precios relativos y a la
recomposición de los créditos. Las preocupaciones derivaban de un desequilibrio en el sector de los bienes transables, un dólar
barato, aranceles nulos y unos salarios con impuestos.
El país crecería en la medida que pueda competir en los mercados internacionales, y en el mercado interno. Las reformas
puestas en marcha, se orientaron al sistema de previsión social y a reducir los aportes patronales para que las empresas puedan
disminuir sus costos, y aumentar sus niveles de exportación. Con la reducción de los salarios se buscaba volver más competitivo al
sector de los bienes transables.
Nuestro país no podía resistir un shock externo negativo. Este constituía uno de los principales argumentos que sostenían
todos aquellos que consideraban que la convertibilidad “no servía”.
La Argentina, tras la crisis del Tequila, puede recomponer su situación debido básicamente a una mejora en las condiciones
internacionales que la favorecen: el aumento de la competitividad por el aumento de los precios internacionales de aquellos bienes
que el país exportaba. Se debe adicionar, los efectos positivos de la integración con el MERCOSUR, donde Brasil va a ser el principal
consumidor de los productos nacionales.
Las falsas expectativas se crean con la idea que tras la crisis se puede resurgir fácilmente; pero se debió solo a mejoras en el
entorno internacional; y la economía seguía siendo vulnerable y hasta poco predecible en su evolución y perspectivas.
A partir de 1999, la economía sufre un ajuste que ocasiona importantes efectos sobre el mercado de bienes y de activos, y
sobre el empleo y los ingresos. Esto se da cuando los ingresos por las privatizaciones se van relativizando, y cuando la tasa de interés
comienza a subir lentamente. Con el estancamiento de la economía, de las exportaciones y la ausencia de créditos; las dificultades
se trasladan al ámbito social.
El gobierno nacional intentaba sostener la convertibilidad que parecía estar “agotada”. Los escenarios posibles en la
economía de esos años eran: tratar de sortear los problemas, sin ruptura del sistema de contratos y del régimen monetario; o el más
desfavorable, que anunciaba una crisis de gran escala.
El comportamiento de las variables macroeconómicas no mejoraba, cada vez se alejaba más de una recuperación, y se
acercaba una crisis inminente. Se van conjugando la introducción del euro, el gobierno que se vuelve cada vez menos solvente, la
contracción de la recaudación, la caída del producto, el retiro de depósitos, se acelera la fuga de capitales, se interrumpe el
financiamiento de los organismos internacionales. Debemos añadir la presión del descontento social, por el incremento de la
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pobreza y la desigualdad. El último intento por evitar el default, fue el recordado “corralito”; pero la situación era “insostenible”. El
Plan de Convertibilidad había llegado a su fin, en el marco de fuertes tensiones políticas, económicas y sociales.
Se puede decir que este régimen surgió con la idea de frenar el descontrolado aumento de precios y para restablecer la
confianza en la economía nacional y en su moneda. Pero en el marco de la necesidad inconcreta de contraer sus abultados gastos, y
sin poder financiarse con emisión monetaria, la única salida era tomar endeudamiento. Esta situación era insostenible,
definitivamente, en el largo plazo.
El plan de Convertibilidad implicó un programa de reformas estructurales basadas en las recomendaciones del Consenso de
Washington:
Disciplina fiscal – prioridades del gasto público – reforma tributaria – tasas de interés positivas – tipo de cambio
determinado por el mercado (política comercial) – liberalización de importaciones – apertura a la inversión externa directa –
privatizaciones – desregulación – derechos de propiedad.

La trayectoria económica que siguió al colapso de la convertibilidad:


A pesar de la intensidad de la ruptura de la convertibilidad, hacia mediados de 2002, se presenta un esquema que dejaba
vislumbrar una recuperación expansiva de la economía.
Si bien las variables de la crisis iniciada en 2001, reflejaban la interrupción del crédito, la contracción del nivel de actividad,
la caída de la demanda y de la oferta de bienes y servicios, y el aumento de los precios de los bienes que se comercializaban en el
exterior; fue a poco menos de un año y medio, cuando la economía comienza a repuntar.
La veloz recuperación se debió a comportamientos que evitaron la salida de dinero, y el sostenimiento de la moneda local
como medio de pago y como referente para la determinación de precios.
Los rasgos característicos de la recuperación fueron: el lento aumento de los precios interno y el sostenimiento de la
demanda de moneda; que permitieron aplacar la expectativa de una explosión inflacionaria; el gobierno sostiene el precio del dólar;
aumentan las exportaciones que redunda en superávit comercial; generación de superávit fiscal, como consecuencia del incremento
de la recaudación vía derechos de exportación y débitos bancarios, junto a la simultánea contracción del gasto del gobierno;
recuperación de la producción interna; renegociación de la deuda con el FMI; se recupera el nivel de empleo, y también los niveles
de inversión; disminuye la capacidad productiva ociosa.
Con la percepción de los agentes de mayor estabilidad, se contrae la incertidumbre sobre la evolución económica y social.
Sin embargo se fue configurando una estructura de precios en transición con tendencia al aumento que a sus inicios lo hacía entre
rangos moderados.
El saldo de la etapa de pronta recuperación de la macroeconomía argentina, deja a la política económica, el gran desafío a
futuro de corregir esta tendencia al alza de los precios sin frenar el aumento de la demanda interna.

Unidad 3 – Inserción internacional y política industrial

La inserción internacional de la economía: Comercio Exterior:


El ámbito internacional condiciona y marca el desempeño de la economía nacional, varias razones justifican la existencia del
comercio internacional para los países:
⮚ Diversidad en las condiciones de producción: la especialización de la producción para los distintos países, a partir de
distintas condiciones de producción deriva en el intercambio de productos diferentes.
⮚ Diferencia de los gustos: las distintas preferencias de los consumidores al momento de seleccionar los productos, puede
explicar la importación de determinados bienes que no se fabrican en la industria local.
⮚ Existencia de economías de escala: a partir de la especialización de los países en la producción de ciertos bienes, se
favorece la existencia de economías de escala que permiten la fabricación en masa y la reducción de costos. En este
sentido, el comercio a nivel internacional posibilita la eliminación de los excedentes de producción.
La apertura de los mercados de bienes, implica la posibilidad de los consumidores nacionales de elegir entre los bienes
locales y los extranjeros. Sin embargo, es importante destacar que esta alternativa no está totalmente libre de restricciones: existen
impuestos sobre los productos que se importan (aranceles) o restricciones a las cantidades que se importan de dichos bienes
(cuotas).
El comercio exterior representa un indicador relevante de la estructura y dinámica de sus sectores productivos, por dos
motivos; en primer lugar, se considera a las exportaciones como catalizadores eficaces de los procesos de desarrollo productivo local;
y en segundo lugar, porque se trata de un parámetro de competitividad útil para señalar las diferencias territoriales de
competitividad a través de los saldos comerciales.

Las etapas de evolución del sector externo nacional (1974-1993):


1. Auge del modelo sustitutivo: A lo largo de la fase de industrialización por sustitución de importaciones, la economía avanzó en
aquellos tramos fáciles de la producción, a partir de la utilización de tecnologías difundidas y procesos simples. Sin embargo, desde
inicios de los setenta se plantean una serie de limitaciones al modelo que confluyen en la selección de una estrategia orientada a
mercados externos. Con un mercado local “saturado” y un marco regulatorio favorable, se favorece la maduración de ciertas
capacidades tecnológicas en el ámbito local.
En esta primera etapa nuestro país denotaba un nivel para nada despreciable de exportaciones, conformadas por bienes
manufacturados y bienes primarios con baja transformación. En el caso de los productos manufacturados, las exportaciones se
encontraban directamente asociadas a las MOA; principalmente por el favorable posicionamiento nacional con sus recursos
naturales.
Otras dos conductas pueden identificarse en la colocación de productos locales en el mercado internacional: a través del
comercio negociado, con acuerdos u operaciones entre empresas asociadas al capital extranjero; y exportaciones vinculadas a las
capacidades tecno – productivas logradas.
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Estos comportamientos tienen que ver con el desempeño de las exportaciones MOI. De la evaluación de los exportadores
por esos años, se pueden identificar: empresas de capital local, empresas multinacionales y grupos económicos y firmas estatales.

2. La década del 80. Los profundos desequilibrios macroeconómicos junto al contexto internacional cambiante, determinan
cambios en la estructura productiva y en el comportamiento del sector empresario.
Signan esta década: el estancamiento de la producción industrial (respecto del PBI total); se contraen los niveles de
generación de puestos de trabajo en la industria; se agregan actividades que cambian la dotación de recursos naturales; y cambios en
los perfiles y estrategias de las firmas.
Como contratara de esta situación, las exportaciones denotan cierto dinamismo. De la mano de una mayor apertura
exportadora, se elevan los niveles exportados a la vez que se evidencia el crecimiento del sector primario y de las ventas
manufacturadas. Estas últimas, están integradas en su mayor parte por MOA y el resto son productos industriales que comienzan a
adquirir relevancia a nivel agregado, muy vinculados a los comportamientos heterogéneos de las producciones de las firmas.
En esta década caracterizada por el bajo crecimiento de la economía interna se da lugar el aumento y dinamismo de las
ventas externas por 3 razones:
● Expansión de recursos naturales y un marco regulatorio favorable en las actividades que poseían importante
demanda internacional.
● Producción de insumos industriales de uso difundido, en actividades de relevante crecimiento y con posibilidades
de inserción externa.
● La expansión de la industria automotriz, sobre todo en la producción de autopartes para exportación.
Respecto de las ventas en el mercado internacional, se destaca el rol creciente de unas 30 firmas junto con la
aumentada importancia de los grupos económicos.

3. Los años 90: cambios estructurales y reinserción externa. Con la implementación del régimen de convertibilidad, se plantean
cambios en el funcionamiento de la economía nacional y en su inserción externa. Con la apertura y la desregulación, se dan lugar
nueva condiciones de producción y el replanteo de las estrategias de inserción internacional.
Los sectores que muestran mayor dinamismo, son aquellos asociados a las producciones de bienes de consumo durable y
algunos de la industria alimenticia.
En los primeros 3 años de la década, las exportaciones argentinas estuvieron sometidas a fluctuaciones, y se puede
caracterizar su comportamiento de la siguiente forma: en primer lugar, pierde importancia la producción de insumos industriales de
uso difundido; en segundo lugar, adquiere notable relevancia el sector automotriz en las exportaciones; y en tercer lugar, algunos
sectores industriales adquieren cierto dinamismo exportador a partir de la especialización en base al aprovechamiento de los
recursos humanos y de las capacidades tecnológicas.
Se evidencia la primarización del comercio con la permanente especialización externa en los recursos naturales locales
Las principales tipologías de inserción externa identificadas por Bisang y Kosacoff:
● Actividades intensivas en recursos naturales y nuevas con escasa industrialización.
● Reposición a largo plazo, ventajas naturales y nuevas estrategias empresariales: actividades agroindustriales.
● Nuevas regulaciones, cambios internacionales y replanteo exportador: los insumos industriales de uso difundido.
● Los regímenes de especialización: la industria automotriz y otras experiencias.
● Desintegración productiva y estrategias ofensivas: la salida exportadora.

Evolución del comercio exterior de la industria manufacturera argentina:


Etapa 1: Madurez de la estrategia sustitutiva (1974-1977): La industria argentina había recorrido hacia mediados de los años 70 un
sendero de construcción de capacidades y fue cerrando la brecha comercial que caracterizaba al sector. La industria local era el
principal demandante de importaciones y que, provocaba fuertes déficit comerciales que se constituían en la principal restricción al
crecimiento económico. El salto exportador ente los años 1974 y 1977 permite obtener superávit comercial. En el mismo período,
las importaciones declinaban en más de un 7%. Parecían ser signos de un cambio en la estrategia tradicional de concentración en el
mercado interno por parte de las firmas industriales. De todos modos, las críticas básicas del desempeño industrial se fundaban en la
baja performance comercial, junto con la reprobación a los altos costos fiscales asociados al fomento del sector.
Etapa 2: El fracaso de la apertura de Martínez de Hoz y el ajuste posterior (1977-1984): la segunda etapa comienza cuando se
buscaba disciplinar las variables económicas y se produce un intento de apertura comercial. Se pueden señalar 2 subperíodos: el
primero “la apertura” (desde 1977 hasta 1980) donde las exportaciones crecen un 6% pero las compras externas aumentan un 100%
a lo largo de los 3 años. De este modo, el superávit comercial alcanzado en 1977 desaparece bajo la avalancha de importaciones y se
transforma en un déficit comercial en 1980. El segundo subperíodo (1980-1984) denominado “el ajuste”, luego del fracaso del
programa de estabilizador y de la herencia de deuda externa que dejó la economía argentina se vuelve a cerrar en sí misma. Desde
1980 hasta 1984 las importaciones caen en más de 8 mil millones de dólares constantes y, a pesar de que las exportaciones también
se reducen en 1984 se alcanza de nuevo el superávit comercial. La economía local se ajustaba a un nuevo contexto internacional
caracterizado por la falta de financiamiento externo.
Etapa 3: El peso de la deuda externa y el ajuste macroeconómico(1984-1987): Desde 1984 en un contexto de inestabilidad
monetaria e incertidumbre las exportaciones industriales crecen un 7%. Las importaciones comienzan a recuperarse del ajuste de
comienzos de los 80 y alcanzan el nivel que tenían 10 años antes, previo al intento de apertura.
Etapa 4: Hiperinflación y convertibilidad: (1987-1994) durante este lapso, las exportaciones se duplican y las importaciones
aumentan casi un 250%. La etapa 4 tiene dos subperíodos bien definidos. El primero es el de 1987/90 “la hiperinflación” las
exportaciones “saltan”; este aumento se explica por las exportaciones de bienes de insumo de uso difundido. Producto de los
programas de promoción industrial, aparecen en la escena local una serie de plantas capital intensivas, con tecnología de frontera y
procesos de producción continuos que habían sido pensadas para abastecer el crecimiento del mercado interno. Este hecho, junto
con la recesión, que hace descender las importaciones, genera un superávit comercial record. El segundo subperíodo, “la
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convertibilidad” (1990-1994). El éxito del programa de estabilización y apertura, y un contexto internacional de liquidez financiera,
dan lugar a un aumento espectacular de las importaciones. El boom de consumo hace que las compras externas casi se
quintupliquen. Así el déficit comercial crece aceleradamente.
Etapa 5: Tequila y después(1994-2001): El estancamiento de las exportaciones industriales de los primeros años del plan de
convertibilidad se revierte. Entre 1994 y 1997 (efecto tequila) las exportaciones de productos industriales crecen un 50% y alcanzan
un nivel record. Al mismo tiempo las importaciones continúan su carrera ascendente pero a un ritmo menor al del período anterior.
Entre 1998 y 2001 (la ruptura) las importaciones cayeron fuertemente con tasa anuales negativas, las exportaciones acompañaron la
tendencia a la baja, pero no fue tan severa, lo que mejoró el saldo negativo de la balanza de pago.
Etapa 6: Recomposición de la competitividad precio (entre 2002 y 2006): Hasta mediados de 2003, se muestra un superávit
comercial resultante de la evolución de la demanda mundial y del tipo de cambio doméstico y de la reducción de las importaciones.
Pero luego, con la recuperación de la actividad económica, se activa la compra externa de insumos para la producción y de bienes de
consumo, incurriendo en un déficit comercial. Con la devaluación de 2001, no se generó un cambio importante en el patrón de
comercio de nuestro país.

La Integración regional como herramienta para el desarrollo económico de los países:


Las economías pueden desplegar estrategias a los fines de intentar reducir las barreras comerciales existentes para el
comercio ampliado. Se trata, de decisiones orientadas a incentivar el comercio internacional. Podemos mencionar 3 formas de
alcanzar este objetivo:
El regionalismo, es una política que deja al margen el principio de nación más favorecida según el cual si se otorga
determinada preferencia a un país, esta debe extenderse al resto de las naciones. Por el contrario, en el marco de un acuerdo
regional, los países integrantes contraen sus barreras comerciales lo que puede identificarse como un hecho discriminatorio hacia
terceros países que no participan de dicho acuerdo.
Podemos identificar 4 esquemas dentro de los acuerdos regionales para la integración de los países participantes:
1. Zona de libre comercio: se trata de la eliminación de barreras arancelarias y cuantitativas entre los países integrantes
para la libre circulación de los bienes por ellos producidos.
2. Unión aduanera: consolidación de un arancel nulo para el comercio intrazonal y de un arancel externo común para
terceros países.
3. Mercado común: circulación libre de bienes, servicios y factores al interior de los países integrantes. El agregado
consiste en dar cumplimiento a la igualdad entre las personas y sus actividades.
4. Unión monetaria: inclusión de una moneda común y única para todos los países firmantes, o el establecimiento de un
tipo de cambio fijo entre las monedas de los integrantes.
En el caso del MERCOSUR, se ha planteado desde una perspectiva de regionalismo abierto. Y podemos decir que se trata de
una unión aduanera incompleta. Si bien se establece para el año 1995 un arancel externo común para los países integrantes, este
tiene algunas excepciones especificadas con el Tratado de Ouro Preto, tanto para el arancel externo común como para el comercio
intrazonal.

La experiencia de integración de los países en desarrollo del Cono Sur:


En la década del 90, nuestro país despliega una política estratégica única en su historia en el marco de la liberalización
financiera. Ha constituido un importante incentivo para el incremento de la inversión extranjera directa. Aproximadamente el 20%
de las exportaciones del bloque se mantuvieron mientras que el crecimiento del comercio intrazonal se estanca.
Las principales dificultades se asociaban a la inexistencia de instituciones y la inexistencia de una autoridad supranacional
que cumpla el rol de guía en la integración.
Otros problemas derivados de la puesta en marcha del Mercado Común del Sur:
o No se planteó la formulación de una agenda que incluya las temáticas con el socio brasilero.
o No se internalizaron las normas pactadas anteriormente.
o Surgen nuevos escenarios de negociación de acuerdos, los cuáles resultaron ser muy complejos.
o Hacia el año 1999, con la devaluación del real, se replantearon las relaciones entre Argentina y Brasil.
o La existencia de diferentes sistemas cambiarios, generaron el crecimiento de los desequilibrios al interior del
bloque.
La política argentina en el MERCOSUR, estaba supeditada a los vaivenes de la política económica nacional. En el nuevo
cuadro de precios relativos, se ve favorecido el incremento no sólo del comercio sino también de la integración. Este acuerdo de
integración regional, concentra el 1,4% del comercio global; y puede significar ganancias de comercio. Hacia el año 2002, las
exportaciones argentinas constituyen el 12,3% de las importaciones de Brasil, mientras que sobre el total de las ventas externas
nacional, el 95% tienen como principal destinatario del territorio brasilero.
Se puede identificar dos tipos de acuerdos de integración. Por un lado aquellos en los cuales prevalece el fortalecimiento
del comercio intrazonal: y por el otro, acuerdos donde es importante el comercio extrazona, tal es el caso del MERCOSUR. El
comercio extrazona pasó a ser el doble del comercio intrazonal. En cuanto a la tasa de crecimiento de la economía, se puede decir
que el mercado común ha generado distintos impactos en Argentina y Brasil lo que se explica por el diferente aprovechamiento del
comercio.
El considerable aumento de las importaciones argentinas desde el mercado común, tienen su principal explicación en el
análisis del crecimiento funcional de la apertura indiscriminada de los años 90.

Algunas reflexiones sobre el MERCOSUR:


Factores que no hicieron posible la generación de ganancias de comercio a partir de los sectores y bienes involucrados:
● Problemas de escala de producción: la falta de capacidad instalada, dificulta la posibilidad de abastecer el
mercado interno y a la vez mantener un crecimiento sostenido de las ventas externas.
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● Problemas de dotación de recursos: la no disponibilidad de recursos, dificulta la incorporación de los
productos nacionales en los mercados externos.
● La oferta argentina no se diversifica en Brasil: sólo se concentra en el sur y sudeste.
Entonces se puede decir que no es sustentable en el largo plazo. Hay muchos temas por resolver y que aguardan la
formulación de estrategias y proyectos que se concreten al menos en el mediano plazo. Un aspecto central, es la coordinación de
políticas macroeconómicas y el apoyo a aquellos sectores que crean en incrementar el comercio regional.

Perspectivas sobre la política industrial en los países en desarrollo:


Existen dos visiones encontradas sobre el objetivo perseguido por las políticas industriales. En primer lugar, los ortodoxos,
consideran que el fin se centra en la protección de los sectores económicos ineficientes y su aplicación es horizontal. En segundo
lugar, los heterodoxos, consideran que se persigue la complementación productiva, llenando los eslabones ausentes de la cadena.
En nuestro país, las políticas industrial y de competitividad, se abandonan gradualmente para dar lugar a estrategias
horizontales.

Algunas reflexiones sobre la política industrial argentina:


Las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional se centran en 3 ejes:
● El régimen especial para la industria automotriz, genera comportamientos dispares al respecto de otros sectores
manufactureros.
● Las inversiones que se dan lugar en nuestro país ¿son capaces de sostener y promover las futuras exportaciones industriales?
● Si bien crece la productividad industrial, esta no coincide con una expansión de la demanda de empleo. De hecho, la
desocupación aumenta.
La ausencia de una base sólida que sustente una reconversión productiva, afecta a todos los sectores por igual, la política
industrial escogida por nuestro país, no funciona de manera articulada y equitativa ya que muchas veces las medidas se definen en
función de la performance y el porte de la firma. En este contexto las beneficiadas son las grandes empresas en detrimento de las
PYMES.
Desde el gobierno se ha decido la descentralización en la puesta en marcha de políticas que favorezcan el crecimiento del
tejido de pequeñas y medianas empresas. Se ha delegado en la Secretaría de industria, Comercio y Minería la implementación de
proyectos, programas y medidas a favor de este sector empresario.
Se requiere el desarrollo de: “políticas explícitas, activas y de la mayor generalidad y neutralidad posibles”. Asimismo, se
deben privilegiar las acciones que tengan mayores efectos propulsores y difusores de externalidades positivas sobre la economía en
su conjunto. En este sentido se proponen 4 ejes de una estrategia de desarrollo empresarial en nuestro país:
1. fortalecer las cadenas de valor.
2. desarrollar capacidades tecno productivas para la internacionalización.
3. potenciar el tramado de PYMES en un nuevo clima competitivo.
4. propender a un creciente equilibrio territorial.

Unidad 4 – Estrategias empresariales: el comportamiento de las firmas manufactureras y el rol de la innovación

Las PYMES en la década de los ’90:


Desde la fase de industrialización de importaciones, la estructura industrial se vio favorecida por el desarrollo de muchas
empresas pequeñas y medianas. En oposición se encuentran otras empresas cuyo camino fue el de la supervivencia, y en el caso
extremo se hallan aquellas que tuvieron que cerrar sus puertas.
La apertura en la economía argentina, constituyó un desafío para varios agentes del sector empresario entre los que se
destacan el desempeño de las PYMES, por los años ’90. El principal revés a la estructura productiva, tenía su raíz en los nuevos
niveles de competitividad, a los cuáles se encontraban sometidas las firmas.
Entre las principales transformaciones que signaron el contexto internacional en los últimos 20 años, se puede mencionar:
1. Con la “globalización” de la economía, las fronteras se desdibujan a la vez que se incrementan los flujos de
intercambio de bienes, capitales y tecnologías.
2. Los cambios ocurridos sobre las prácticas productivas y tecnológicas, determinan una nueva forma de organización
del proceso productivo completo.
3. El tránsito hacia sociedades basadas en el conocimiento, donde la capacidad de innovar se convierte en el
determinante central de los niveles de competitividad y de desarrollo económico que puedan alcanzar las empresas de un
territorio.
En este novedoso patrón de inserción internacional, adquiere relevancia el rol que desempeñan las pequeñas y medianas
empresas, intentando flexibilizar e innovar en su organización y producción atendiendo un mercado de consumidores con
preferencias cambiantes.
El caso de los distritos italianos asociado a la cuestión de la “organización flexible de la producción”. Esta forma de
organización constituye uno de los mecanismos del desarrollo endógeno de un espacio territorial predeterminado. Los otros 3
mecanismos son: el cambio y la adaptación institucional; la difusión de las innovaciones y del conocimiento; y el desarrollo urbano
del territorio.
Un distrito industrial se define como la acumulación de un conjunto de pequeñas empresas que comparten ciertas
características, en un espacio territorial determinado que se relacionan entre si, propiciando y fortaleciendo la generación de
economías y la reducción de costos.
Esta forma de organización, les permite a las firmas insertarse en el mercado internacional a partir del desarrollo de
capacidades conjuntas a favor del sistema productivo local.

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Se trata de un tipo especial de red de empresas. Las relaciones y la interacción entre empresas de un sistema productivo
pueden contribuir a mejorar los resultados económicos de cada una de las empresas, si consiguen hacer aflorar las economías
potenciales que existen en los sistemas productivos.
El ámbito institucional es un factor importante de destacar al momento de ampliar la mirada y el análisis sobre la situación
de las PYMES. Muchas firmas pequeñas y medianas encuentran enormes dificultades de acceso al crédito, disponibilidad de recursos
humanos, acceso y aprovechamiento de la información, disponibilidad de tecnología etc.; a los fines de volver sus organizaciones
internas más flexibles y adaptativas a los cambios ocurridos a nivel internacional y acrecentados por la apertura económica de
nuestro país en los años ’90.

El rol de las PYMES en la estructura industrial argentina:


Las transformaciones ocurridas en el ámbito internacional sumadas a las características que signaron la economía argentina
en los ’90; contraponen los rasgos de las firmas durante la industrialización por sustitución de importaciones y su fase de decadencia,
con las necesidades impuestas para esta nueva era. Partiendo de una organización interna de la firma poco descentralizada, de un
inexistente vínculo interempresarial, de estrategias orientadas al mercado interno, de bajos índices de innovación, y del uso de
tecnologías anticuadas, se deriva de un tejido empresario diverso y heterogéneo.
En primer lugar, y respecto del EMPLEO en este estrato, se puede decir que el número de desocupados se redujo por el nivel
de mortandad de empresas y la contracción del tamaño de aquellas que sobrevivieron. El nivel de mortandad fue superior al de
natalidad, por la cual la creación de firmas no logró aminorar los negativos efectos de la desaparición de empresas y por ende, el
nivel de desocupación en este sector.
En segundo lugar, la APERTURA de los ’90 al ser “más importadora que exportadora” se encargó de deteriorar el entramado
empresarial. Los comportamientos desplegados por estas empresas no fueron homogéneos frente a esta situación, y podemos
encontrar diversas respuestas: ramas con respuesta activa frente al nuevo contexto, ramas con respuesta pasiva frente a la apertura,
y rama de repuesta adaptativa frente a la apertura.
Las características distintivas del sector PYME nacional:
● Se conforman y funcionan, en su mayoría, como empresas familiares.
● Las empresas de tamaño medio ocupan 50 personas de manera estable.
● La mayoría ampliaron su mix de producción en los últimos años.
● Mantienen un alto nivel de integración vertical en su organización productiva.
● Son empresas con una trayectoria de varios años, con conocimiento técnico incorporado.
● Poseen un acervo de conocimientos y aprendizaje incorporado.
● Se orientan al mercado interno.
● No desarrollan estrategias empresariales con una visión de mediano y/o largo plazo.

La globalización y sus efectos en las economías nacionales.


La globalización puede ser definida como un proceso de carácter multidimensional, signado por el incremento de los flujos
económicos y financieros a nivel mundial y por la permeabilidad de las fronteras de los países, en la medida que aumentan los
intercambios políticos, culturales e institucionales.
Se evidencia un escenario internacional cada vez más integrado donde las tecnologías de la información, las comunicaciones
y los transportes facilitan las interacciones entre organizaciones y entre los sistemas productivos de los diferentes países. En este
nuevo mapa de relaciones económicas, los mercados locales pierden su protagonismo y adquieren sin duda alguna, una dimensión
global.
Con este proceso queda al descubierto que el progreso económico que se deriva del contexto más competitivo genera
desigualdades no sólo al comparar la dinámica de los diferentes países, sino también al interior de cada uno de ellos.

Algunas características que marcan esta etapa, que inicia por el año 1980:
▪ Incremento del comercio internacional, con un crecimiento notorio del nivel de exportaciones a nivel mundial.
▪ Aumento de los flujos de capitales, con la globalización financiera.
▪ Nuevas tecnologías de comunicación e información
▪ Mayor integración de los mercados locales.
▪ Crecimiento del nivel de inversiones directas
▪ Radiación de empresas transnacionales.
La globalización es un fenómeno relevante para los países en el sentido de que da lugar al establecimiento de un nuevo
mapa marcado por la integración de las economías, la internacionalización de los capitales y el aumento de la producción
internacional de las empresas multinacionales. Esto ha generado beneficios para algunos, y serios prejuicios para otros en la medida
que se incrementado los niveles de pobreza y ha caído del nivel de vida de la población.
Se evidencia que la diversificación de los territorios y de los sistemas productivos, ha determinado distintos modelos de
desarrollo con distintas sendas de crecimiento dependiendo de las posibilidades reales puestas en marcha para adaptarse al nuevo
contexto internacional de las economías nacionales.

Las empresas transnacionales: características y desempeño en nuestro país.


1. El marco analítico de Dunning: Dunning plantea un marco de análisis para interpretar el comportamiento de la inversión extranjera
directa (IED) y las estrategias desarrolladas por las empresas transnacionales (ET): el paradigma ecléctico.
Tres motivos principales de decisión de una firma de internacionalizar su producción:
a) ventajas de localización (características de un país o región que permiten la localización de la firma)
b) ventajas de propiedad (las características intrínsecas a la empresa le permite posicionarse mejor en el mercado local
que otros)
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c) ventajas de internalización (comparando costos y beneficios de diferentes alternativas)
Dunning reconoce la clasificación de la IED en cuatro categorías, de acuerdo a sus motivaciones más destacadas:
▪ Resource seeking (los flujos de inversión van destinados a la explotación de recursos naturalesy/o mano de obra no
calificada)
▪ Market seeking (las intenciones de explotación se orientan a las ventajas que se evidencian en el mercado receptor)
▪ Efficiency seeking (la principal motivación se deriva de la intención de las inversiones, de explotar economías de
especialización y de ámbito)
▪ Strategic asset seeking (los flujos de inversión se orientan a tomar recursos y capacidades del mercado receptor, que a la
firma le generan mayores niveles de competitividad en sus operaciones)
2. Las empresas transnacionales y su desempeño en Argentina: las firmas transnacionales, en mercados imperfectos donde
adquieren relevancia las economías de escala, de diferenciación y los niveles de tecnología alcanzados; a partir de la realización de
gastos en investigación y desarrollo pueden generar importantes innovaciones que le permiten tener un conocimiento diferenciado
que lo trasladan al campo productivo. Cuando la tecnología se difunde y no hay mayores posibilidades de sostener una
diferenciación, la ET ya no logra los beneficios que le confería la posibilidad de operar con un conocimiento diferenciado que los
trasladan al campo productivo. Cuando la tecnología se difunde y no hay mayores posibilidades de sostener una diferenciación, la ET
ya no logra los beneficios que le confería la posibilidad de operar con un conocimiento que el resto de las firmas no poseen. Con la
posesión de un conocimiento, se tratan de buscar las alternativas que permitan maximizarlos; y una estrategia es vender el producto
en los mercados extranjeros, o sea, exportarlo.
Un aspecto destacable, es la importancia de la generación de una estructura organizativa de acuerdo a los estándares de
competitividad que exige el mercado internacional.
Argentina es el primer país en vías de desarrollo que da lugar al nacimiento de empresas transnacionales, lo cual constituye
un hecho muy importante. En este sentido, podemos destacar 3 fases:
En la primera fase, desde los años 30, se destacan 3 empresas con sede en Argentina y filiales en otro países de América
Latina (Siam, Alpargatas y Bunge & Born).
En la segunda fase de internacionalización de las ET, estas firmas no se orientan a países “importantes” sino a países
pequeños como Bolivia y Paraguay. Las empresas más dinámicas y con cierto crecimiento en los ’60 son las de agroalimentos y
metalmecánica. Los procesos de creación endógena en una economía semicerrada, evidencian bajas escalas de producción y
especialización para el mercado interno, sin embargo, en algunos casos, el conocimiento adquirido en la producción de series cortas
en una economía con esas características genera beneficios. En Argentina, con la explotación de esos conocimientos, las empresas
se expanden a otros países con un “buen paquete de desarrollo”.
En la tercera fase, hacia los años ’90 con la apertura de la economía, estas firmas no toleran la exposición a la
competitividad mientras las reglas del comercio internacional van cambiando. Entonces, por no poder hacer una transición, no
sobreviven. De esta forma, el quiebre está determinado por la caída del modelo de industrialización por sustitución de
importaciones.
A las empresas les es difícil ser capitalistas bajo el régimen de la convertibilidad. Algunas venden sus posiciones de mercado
y otras no, estas últimas, buscan estrategias para “reacomodarse” como una lógica distintiva que les permitirá cierta expansión
transitoria. Persiguen la internacionalización para ganar mercados, ya que el mercado doméstico es pequeño, entonces venden sus
productos en el extranjero, lo cual les permite cubrir sus costos variables. Otra alternativa de internacionalización, se da en la
instalación de una filial que se encargue de la distribución o del ensamblaje para generar un activo diferenciado.
A pesar de los esfuerzos realizados por estas empresas que no venden sus posiciones de mercado a inicios de los ’90, con la
crisis del año 1998 las ET no pueden sostenerse ni en el mercado externo ni en el local.

Los conglomerados económicos locales:


Los conglomerados económicos (CE) pueden entenderse como una modalidad particular de organización empresaria. Se
trata de la unión de empresas que si bien pueden ser independientes unas de otras, operan en diferentes sectores sobre la base de
importantes vínculos económicos. Se encuentran estrechamente relacionadas entre si.
Su raíz, puede encontrarse en el enfrentamiento a unos mercados que no son perfectos asignadotes de recursos y que
poseen “fallas”.
En el caso de los conglomerados se trata de firmas que han divido, por diferentes motivos bien fundados, el esquema de
funciones. Esto significa que las empresas operarán en distintos mercados, pero sometidas a un control financiero y empresario
único.

Perspectivas de análisis sobre el surgimiento de los CE:


Existen diferentes explicaciones sobre la elección de este modo de organización:
● Problemas administrativos: las firmas, cuando alcanzan un crecimiento considerable, se ven “obligadas” a separar las
funciones y luego se diversifican. Si cada una de ellas alcanza un rendimiento notable, puede resultar conveniente el
establecimiento de una firma por cada función-actividad.
● Organización y costos transaccionales: los denominados costos de transacción que se derivan de la interacción de la
empresa con su entorno, y también en el caso de las relaciones al interior de la misma, conducen a la elección de una forma
de organización que permita reducirlos.
● Escalas de producción y activos críticos: desde este punto de vista, los CE se desarrollan para aprovechar las ventajas que
brinda la explotación de las funciones corporativas. Las firmas que lo conforman pueden acceder a información, publicidad
y tecnología que en otro caso sería sumamente costoso o inaccesible.
● Argumentos tecnológicos: la explicación de los CE, se asocia a la diversificación productiva. A medida que se incorporen
diferentes productos o procesos específicos. Se establecen firmas independientes de la empresa central.
Los conglomerados presentan los siguientes rasgos:
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● Niveles de facturación elevados para el conjunto, con una importante relevancia sobre el valor bruto de producción
industrial.
● Emplean 170.000 trabajadores que representan alrededor del 19% del empleo industrial nacional.
● Se componen de unas 700 firmas, la mayor parte de ellas son las de mayor facturación y/o exportadores del país.
● Poseen un perfil de inserción externa, con elevadas exportaciones para el conjunto y niveles menores de
importaciones.
Se trata de un actor importante en la dinámica económica del país, ya que además de poseer una participación destacable
en la producción y en los puestos de trabajo generados, muestran un perfil de inserción internacional definido.

El desempeño de los grupos económicos en la estructura industrial argentina:


Varios conglomerados económicos surgen con la puesta en marcha del modelo agroexportador en nuestro país, y su
funcionamiento se asociaba a las ramas de actividad propias del sector primario: comercio de granos y productos alimenticios.
Durante la industrialización por sustitución de importaciones, las firmas debieron cambiar sus estrategias frente al nuevo contexto,
sin embargo constituyó una oportunidad para el desarrollo de estos grupos a partir del privilegio de la articulación entre la órbita
pública y estas empresas, como forma de acumulación. En esta fase se diversificaron en cuanto a sus actividades: metalmecánica,
energía, construcción etc.
A partir del quiebre de la ISI, el sector industrial enfrenta serias dificultades y a nivel nacional se van redefiniendo las
posiciones de los distintos sectores económicos. Las empresas extranjeras son las más afectadas por la contracción en sus niveles de
producción; pero también disminuye la producción de las empresas locales que no se encuentran relacionadas entre si en grupos
económicos.
La producción de los conglomerados económicos se incrementa, a la vez que adquiere relevancia la participación de las
empresas estatales. Hacia fines de los ’80 los grupos económicos locales se consolidan en la estructura productiva del país.
Bajo el régimen de convertibilidad y en el marco de la apertura y la desregulación, se abren nuevas oportunidades para la
operatoria de estas firmas pero también se debe reconocer que son expuestas a nuevos estándares competitivos delineados por el
mercado internacional. Entre las explicaciones que se pueden encontrar al sustento en esta década se mencionan las siguientes:
Debido a los vínculos previos con el gobierno nacional, pudieron tener una posición ventajosa en las PRIVATIZACIONES a
través de 3 tipos de estrategias: diversificación productiva, integración horizontal, e integración vertical.
Con la explotación de las FUNCIONES CORPORATIVAS pudieron sortear los riesgos que implicaba la apertura y la
desregulación económica, desde las sinergias derivadas de la operatoria conjunta.
En el conjunto de conglomerados, se pueden identificar claramente, al menos 4 senderos de ajuste en los años ’90:
1. conglomerados más débiles.
2. conglomerados fortalecidos desde la diversificación.
3. conglomerados fortalecidos desde la especialización.
4. conglomerados fortalecidos con diversificación y endeudamiento externo.
Si bien se trata de un grupo con conductas heterogéneas, se pude generalizar el comportamiento “exitoso” del conjunto a
partir de las distintas estrategias desplegadas. Sin embargo, las limitaciones al crecimiento de los CE vienen por el lado de la fuerte
competencia que enfrentan en los mercados internacionales y por la preeminencia de grandes empresas extranjeras en las mismas
ramas de actividad en las cuales ellos operan.

La innovación y las conductas empresariales. El proceso de aprendizaje, los resultados y el escenario futuro.
Si bien en los años ’90 se avanzó en materia de modernización, la realidad es que esto no es reflejo de un avance
empresarial hacia el desarrollo endógeno de ciertas capacidades tecnológicas. Esto se explica, por la incorporación de conocimientos
externos y sin desarrollo de algún tipo de aprendizaje o esfuerzo adaptativo.
Además se identifican otras características que configuraron o influyeron en las posibilidades de desplegar conductas
innovadoras por parte de las firmas. En primer lugar, el tamaño acotado de las empresas, por ejemplo, que limita el desarrollo de
proyecto de I+D. En segundo lugar, el riesgo, la incertidumbre, que desalientan las posibilidades de un procesos de inversión
articulado. En tercero y último lugar, es el comportamiento de las empresas tendiente a la adquisición de maquinaria y equipos
importados que no permitían el derrame al resto de la economía ni el desarrollo territorial.
A partir de esto podemos describir las conductas innovadoras del sector manufacturero:
✔ bajo nivel de inversión orientado a introducir cambios tecnológicos y organizacionales.
✔ Preferencia por la inversión en adquisición de maquinarias y equipos en detrimento de I+D
✔ Varias firmas despliegan actividades de I+D internas
✔ El sistema de innovación es reducido, en tanto no existen vínculos que descansen en la cooperación, primando las conductas
individualistas.

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