NEHEMIAS
NEHEMIAS
NEHEMIAS
2 Reyes 2.21-22: “21Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y
dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni
enfermedad. 22Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló
Eliseo.”
1 Reyes 13:1-5, Y he aquí, un hombre de Dios fue de Judá a Betel por palabra del SEÑOR,
cuando Jeroboam estaba junto al altar para quemar incienso. Y clamó contra el altar por
palabra del SEÑOR, y dijo: Oh altar, altar, así dice el SEÑOR: ``He aquí, a la casa de David
le nacerá un hijo, que se llamará Josías; y él sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los
lugares altos que queman incienso sobre ti, y sobre ti serán quemados huesos humanos."
Aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de que el SEÑOR ha hablado:
``He aquí, el altar se romperá y las cenizas que están sobre él se derramarán." Y aconteció
que cuando el rey oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de
Betel, extendió su mano desde el altar, diciendo: ¡Prendedlo! Pero la mano que extendió
contra él se secó, de modo que no podía volverla hacia sí. Y el altar se rompió y las cenizas
se derramaron del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por palabra
del SEÑOR.
Isaías 19:19-20 “Aquel día habrá un altar al SEÑOR en medio de la tierra de Egipto, y un
pilar al SEÑOR cerca de su frontera. Y será por señal y por testimonio al SEÑOR de los
ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán al SEÑOR a causa de sus opresores, y Él
les enviará un salvador y un poderoso, el cual los librará.
Deuteronomio 11:24-26 24 Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro;
desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Éufrates hasta el mar occidental será vuestro
territorio. 25 nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá
Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho. 26 He aquí yo
pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición:
i. Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios lleva la idea de, “¿buscarán a
Dios a través de sacrificio y esperan que milagrosamente él construya los muros?
¿Levantarán los muros con oración?”Acabarán en un día tiene la idea de “¿Tienen
idea de a lo que se están enfrentando? Este no es un proyecto fácil.”
ii. Como la mayoría de los ataques de desánimo, hay un rastro de verdad en las
palabras del enemigo. Como constructores, los Judíos eran débiles. No terminarían
en un día. No tenían los mejores materiales con qué trabajar. Un mentiroso,
desalentador ataque a menudo tendrá algo de verdad en él, pero descuidará la gran
verdad:Dios estaba con ellos y había prometido hacerlo hasta el final.
i. Los críticos que no traen más que desánimo a menudo se pierden lo que Dios está
haciendo; como no les gusta el muro, no pueden creer que sea la obra de Dios. De
la misma manera. La iglesia es la iglesia de Dios; Jesús ama a su novia. Uno
siempre debería ser cuidadoso sobre la manera en la que hablamos de la novia de
Jesús.
i. El mismo ataque llega a la vida del creyente que es legalmente liberado por su
Rey. Sin embargo puede ser desanimado y retroceder de lo que Dios ha puesto
delante de él.
iii. Mas el justo vivirá por fe;Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros
no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para
preservación del alma.(Hebreos 10:38-39)
i. Esta oración parece muy dura, pero las oraciones en los Salmos son aún más
duras:Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas (Salmos 58:6)Sea su palacio
asolado; en sus tiendas no haya morador.(Salmos 69:25). Es apropiado para un hijo
de Dios hacer este tipo de oración, porque están entregando sus inclinaciones
violentas a Dios, y dejando que Él lidie con ellas.
ii. Si estamos enojados con alguien o tenemos un enemigo real, podemos acometer
contra ellos en oración. Nunca en el sentido de pedir mal sobre ellos, pero sí en
entregarlos a un Dios justo y bueno, porque él sabe exactamente qué hacer con
ellos.
i. Esto es exactamente lo que Satanás quiere destruir con sus ataques – el ánimo
para trabajar. Quiere hacernos sentir derrotados, o pasivos, o centrados en
nosotros mismos, o desanimados.
ii. “Los críticos desmoralizan. Los líderes animan. Cuando los críticos hablaron, los
trabajadores escucharon y fueron desmoralizados. Pero cuando el líder capaz se
levantó y dijo, ‘Veámoslo desde la perspectiva de Dios, enfóquense en la obra,’ los
miembros de la tripulación estuvieron de vuelta en ella.” (Swindoll)
b. Porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar: La respuesta inmediata a la oración
no hizo diferencia en los enemigos. La oración fue contestada en el pueblo de Dios
realizando el trabajo. La oración de Nehemías le pidió a Dios que se encargara de
sus enemigos, y Dios respondió encargándose de su pueblo.
Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los
de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos
comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a
una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
a. Ya los portillos comenzaban a ser cerrados: El muro era solo la mitad de alto
de cómo debería ser, pero ahora era casi continuo. Por lo tanto, los enemigos de la
obra se encolerizaron mucho.
i. Debe ser que la obra de Dios a menudo encoleriza al enemigo de nuestra alma.
Con frecuencia debe enfurecerse contra el progreso realizado por el pueblo de Dios
en tocar a un mundo perdido para Jesucristo. No está mal hacer enojar al diablo.
i. Por un lado, esto era serio: el muro era construido para proteger contra los
ataques de violencia, y ahora parecía que la misma construcción del muro podía
provocar un ataque. Hubiera sido fácil para el pueblo temer y pensar que todo su
trabajo llegara a ser inútil.
ii. Por otro lado, esto no era serio en absoluto. Notamos que ellos no atacaron– solo
hablaron sobre hacerlo. Sanbalat y Tobías esperaban que la amenaza del ataque
fuera suficiente. Satanás usa la misma estrategia de miedo contra nosotros, y si
somos paralizados por la amenaza, la amenaza ha funcionado – incluso cuando en
realidad nada sucede en nuestra contra.
c. Y hacerle daño: Esta es una estrategia importante de Satanás – crear confusión
entre el pueblo de Dios. Un pueblo confundido nunca avanzará ni cumplirá con la
obra de Dios. Normalmente son confundidos porque son distraídos por los trucos de
los enemigos en vez de enfocarse en Dios y sus promesas.
Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra
ellos de día y de noche.
i. Dios permitió que continuara el ataque, a pesar de que pudo haberlo eliminado
instantáneamente. Sin embargo Él permitió que continuara porque se agradaba de
que su pueblo se acercara más a él con una confianza aún más profunda que antes.
Dios hizo su obra perfecta en edificar los muros y a su pueblo.
ii. Cuando vemos un área de nuestra vida cristiana que necesita atención particular,
no es suficiente con orar. Debe poner una guarda–dele atención especial y
responsabilizarse de esa área de su vida hasta ganar.
c. De día y de noche: Esto muestra que Nehemías estaba decidido. No iba a dejar
que la seguridad de la luz del día ni que la somnolencia de la noche los detuviera de
trabajar. Esto envió un mensaje poderoso.
iii. Envió un mensaje a Dios: “Confiamos en ti, y nuestra fe es una fe que vive – una
fe de acciones, no solo palabras. Te amamos y confiamos en ti Jehová.”
a. Y dijo Judá: Judá se suponía que debía ser la tribu más fuerte y valiente. Era la
tribu de los grandes reyes y finalmente, del mismísimo Mesías. Era un desafío
especial y un desaliento recibir este mensaje de la tribu de Judá.
i. No es suficiente solo estar bien. Muchos equipos han tenido una gran primera
mitad – solo para perder en los últimos minutos. La obra de reconstrucción ha ido
muy bien y se han superado muchos obstáculos, pero el juego aún no termina, aún
hay tiempo para perder.
i. Recoger el escombro no era una opción – tenía que hacerse. Las partes
destruidas del muro y el escombro acumulado tenían que ser despejados para que
los muros pudieran ser reconstruidos desde sus cimientos. Si no hacían esto, los
muros no permanecerían.
ii. En nuestra vida Cristiana, no se puede construir mucho para la gloria de Dios
hasta que todo el escombro sea eliminado. Sacar la basura puede ser un trabajo
desalentador – pero debe de hacerse.
e. No podemos edificar el muro: Así que el trabajo de excavación tenía que
comenzar. Antes de que pudieran levantar los muros, tenían que derribar y eliminar
el escombro. Tenían que bajar antes de poder subir.
i. Era difícil, porque a menudo, el trabajo de construir es mucho más fácil – o más
divertido – que eliminar el escombro.
ii. Era difícil porque mientras el montículo de escombro era derribado, la ciudad era
aún más vulnerable que antes. Podemos ver algo de pensamiento, “No se lleven el
escombro; nuestros enemigos están cerca y ustedes tal vez solamente estén
despejándoles el camino para que vengan.”
iii. Era difícil porque siempre ha habido aquellos que defenderán cualquier pila de
escombro, sin importar lo inservible que sea. “Bueno, mi abuelo tenía esa pila de
escombro, y si era lo suficientemente buena para él, ¡es lo suficientemente buena
para nosotros!” Esta es una mala manera de pensar; debemos deshacernos de lo
viejo, para que podamos construir en el verdadero fundamento.
a. Y nuestros enemigos dijeron: El versículo diez tal vez maque el punto más bajo
en los espíritus de los que estaban haciendo el trabajo. Las cosas ya estaban en un
mal estado, y los desanimados trabajadores sentían ganas de rendirse.Ahora, el
enemigo planeaba su ataque sobre los trabajadores, para eliminar a los que estaban
reconstruyendo los muros.
i. Casi podemos imaginarnos las filas espirituales de las tinieblas sugiriéndole a los
adversarios del pueblo de Dios.: “¡Ahora! ¡Ahora es tiempo de atacar! ¡No se tarden
y los eliminarán!” Ellos sabían que el desanimado estado de Israel hacía posible una
victoria del mal.
ii. Los ataques que sufrimos de las fuerzas espirituales de las tinieblas también son
también estratégicamente programados. Nuestros enemigos espirituales saben
cuando estamos desanimados, cansados, enojados, u orgullosos en autoconfianza.
c. No sepan, ni vean: A menudo, los ataques del adversario tienen éxito solo si
llegan de sorpresa. Cuando el pueblo de Dios está en guardia, el enemigo ve poca
victoria.
d. Y los matemos, y hagamos cesar la obra: Los enemigos del pueblo de Dios les
dieron un cumplido sarcástico al decir esto. Para este momento ellos sabían que la
única manera de detenerlos de servir a Dios y hacer su obra era matándolos.
3. (Nehemías 4:12) Dios permite a los Judíos ser advertidos del ataque.
Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos
decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos
caerán sobre vosotros.
a. Los judíos que habitaban entre ellos: Este es un ejemplo maravilloso del poder
y la bondad de Dios. Los enemigos de Dios y su pueblo hicieron lo mejor que
pudieron, pero Dios siempre estuvo en control. Los enemigos no supieron que había
Judíos fieles escuchado sus conspiraciones.
b. Nos decían hasta diez veces: Es fácil imaginar esta escena, y ver a los
informantes repitiendo una y otra vez, “¡Viene un ataque! ¡En verdad! ¡Nos
derrotarán!”De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre
vosotros.
i. Estos que habían escuchado el plan por casualidad no tuvieron la sabiduría para
saber qué hacer en respuesta. Entraron en pánico, y probablemente se sintieron
perturbados de que Nehemías no entrara también en pánico.
Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios
abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con
sus arcos. Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al
resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y
temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras
hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
a. Entonces: Estos versículos nos dicen lo que hizo Nehemías, pero también
podemos pensar en lo que Nehemías pudo haber hecho en esta situación.
ii. Pudo haber entrado enpánico– y haber empezado a pensar que solamente le
correspondía a él defender contra el ataque.
b. Con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos: Nehemías les ordenó traer
su armadura. Era tiempo de actuar con seriedad, ponerse la armadura completa, y
alistarse para pelear con todos los recursos que tenían.
d. Pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por
vuestras mujeres y por vuestras casas: Nehemías les recordó por qué estaban
peleando. Peleamos mucho más efectivamente para el Señor cuando tenemos en
mente lo que está en juego.
Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad
tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de
toda la casa de Judá. Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los
que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la
espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus
lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí.
Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y
extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. En el
lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros;
nuestro Dios peleará por nosotros. Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y
la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las
estrellas. También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado
permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la
obra. Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me
seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para
bañarse.
La fecha
Cronológicamente, este es el último de los libros históricos del Antiguo
Testamento. Considerando el factor histórico, llegamos con este libro al
final de una línea. En lo que concierne a la historia de los judíos, el Antiguo
Testamento no llegó más lejos. El libro de Esdras retomó el hilo de la
historia unos setenta años después del Segundo Libro de Crónicas. Los
setenta años de la cautividad habían terminado, y un remanente regresó a
la tierra de Israel. El regreso bajo la dirección de Esdras ocurrió unos
cincuenta años después del regreso bajo Zorobabel; y Nehemías regresó
unos quince años después de Esdras. Por supuesto que todas estas cifras
de años que mencionamos son sólo aproximadas y las presentamos para
dar una idea de las diferentes etapas de la historia de Israel después de la
cautividad. Esto nos permite ver cómo las setenta semanas de Daniel
encajan en el contexto general de una manera normal y razonable. Estas
setenta semanas comenzaron en el libro de Nehemías, y no en el de Esdras.
En el capítulo 9 de Daniel, versículo 25 leemos: "Sabe, pues, y entiende,
que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta
el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas" y los
antecedentes históricos para los hechos de Nehemías la encontramos en la
parte final del versículo, donde dice: "se volverá a edificar la plaza y el
muro en tiempos angustiosos".
Versículos clave
Llegamos así a
Nehemías 1:1-6
Aquí vemos entonces que un laico reedificó los muros de Jerusalén e hizo
una limpieza en el templo. Y creemos que aún en nuestros días Dios puede
y levanta a personas que tienen ocupaciones profesionales, fuera del
ámbito religioso, para hacer grandes obras y para desarrollar Su obra sobre
una base segura.
Nehemías 1
Ahora, cuando escribió esta frase: aquellos que habían escapado, se estaba
refiriendo a aquellos que habían regresado a la tierra. Ahora, Nehemías
podía haber regresado a su tierra pero, por alguna razón no lo hizo. Él tenía
un buen empleo, y no lo vamos a criticar por eso, por la sencilla razón de
que Dios usa a hombres como él, y Dios usó a Nehemías.
Este hombre con un cargo tan alto, tenía una gran inquietud por la obra de
Dios. Él estaba muy preocupado por la causa de Dios. Un día que estaba
ocupado en sus tareas en el palacio, en sus actividades diarias, al dirigirse
de un lugar a otro se encontró de pronto con uno de sus hermanos que
acababa de llegar de Jerusalén, y que probablemente traía algún mensaje
al palacio. Y Nehemías se detuvo junto a él y le preguntó: "¿Qué tal, cómo
van las cosas en Jerusalén? Y ésta fue la respuesta que recibió. Leamos el
versículo 3:
Y no fue una imagen muy agradable la que recibió. Vemos que el pueblo
de Dios y la causa de Dios se encontraban en una situación lamentable. Los
judíos estaban desprestigiados porque como pueblo de Dios habían
fracasado, y Dios no podía dejar que esto ocurriera. Desafortunadamente
nosotros tampoco podemos dejar que eso suceda hoy. Y vemos aquí que
este hombre Nehemías estaba muy preocupado e inquieto por el informe
que había recibido. Podría haber reaccionado de diversas maneras. Por
ejemplo, podría haber dicho: "Bueno, eso es muy triste, lo siento mucho y
voy a orar por este problema". Pero lo importante aquí es que él estaba
muy interesado en lo que estaba ocurriendo. Cuando él recibió este
mensaje reacciona de una manera que nos sirve de ejemplo. Veamos lo
que dijo aquí el versículo 4, que inicia un párrafo dedicado a
La oración de Nehemías
"Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días,
ayuné y oré delante del Dios de los cielos".
Hay varias cosas a las que queremos dirigir nuestra atención en este
versículo de una manera especial. Nehemías no era indiferente a la triste
condición del pueblo; tampoco era una persona a la que le gustaba criticar.
Él lo podía haber hecho; podría haber dicho: "Bueno, ellos deberían haber
hecho eso o aquello, o lo tendrían que haber hecho de esta otra manera".
Podemos apreciar que él no procedió de esa forma. Nehemías estaba muy
preocupado por la situación y era algo que le afectaba de una manera muy
personal. Aquí encontramos lo mismo que habíamos visto antes en el libro
de Esdras, recordemos su reacción ante la condición del pueblo de Dios.
Esdras era un sacerdote, y era una persona que se sentía comprometida y
preocupada por la situación. Aquí, en Nehemías, tenemos ahora a un laico,
a un funcionario civil que también se sentía implicado en el problema.
Mientras que Esdras era un hombre mayor, creemos que Nehemías era un
joven. Anteriormente sugerimos que Esdras probablemente era un niño
pequeño en el momento de la cautividad, pero creemos que Nehemías
había nacido en la cautividad, como muchos otros. Y ésa fue la razón por
la cual cuando estudiamos el libro de Esdras, no criticamos a aquellas
personas que habían decidido quedarse en Babilonia. Aunque estaban fuera
de la voluntad de Dios (esto era obvio y lo podemos apreciar claramente
en el libro de Ester) entre ellos había personas muy fieles a Dios que no
regresaron a la tierra. El apóstol Pablo en su carta a los Romanos, capítulo
14, versículo 4, dijo: "¿Tú quién eres, que juzgas al criado de otro? Para su
propio señor está en pie, o cae". Por tanto, estimado oyente, ni usted ni yo
tenemos ningún derecho de juzgar a esa gente. Debemos tener mucho
cuidado cuando juzgamos o criticamos a otros creyentes, especialmente
cuando no tenemos conocimiento de todas las circunstancias.
Se nos dice aquí que Nehemías se sentó y lloró. Ahora, él estaba ocupado
en sus asuntos de Estado, pero esto no evitó que él se sentara y llorara.
También leemos que dijo: "hice duelo por algunos días, y ayuné y oré
delante del Dios de los cielos". Ésta fue la fuente de recursos de aquellos
hombres, como él y Esdras: El presentar su angustia delante de Dios y orar.
Y nuevamente quisiéramos dirigir su atención aquí a esta expresión el Dios
de los cielos, que apareció primeramente en el Libro de Esdras, luego se
repitió aquí en Nehemías, y luego, podremos observarla en el Libro de
Daniel. Fue una expresión peculiar a estos tres libros. Después de la caída
y destrucción de Jerusalén, Dios no pudo ser identificado con el Templo,
como el que se encontraba entre los querubines. Su gloria había partido y
la palabra "Icabod" (que significa ¿dónde está la gloria?) fue escrita en el
escudo de armas de Israel. El profeta Ezequiel vio la gloria del Señor salir
del templo, que se retiraba sobre el muro de la ciudad, y luego se posaba
momentáneamente sobre la cima del monte de los Olivos, y luego se
elevaba hacia el cielo. No volvió a aparecer hasta esa ocasión en Belén,
según el relato de Lucas 2:14, cuando el ángel dijo: "Gloria a Dios en las
alturas" por Él está allí. Cristo vendría a la tierra en forma de hombre, y Su
gloria estaba encubierta. Pero un día Él regresará. Y el Señor Jesucristo
mismo dijo: "Entonces aparecerá la señal del Hijo de Hombre en el cielo; y
entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al hijo del
Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria".
(Mt.24:30) Y no sabemos cuál será esa señal. Pero tenemos la impresión
de que podría ser la gloria de Dios regresando. Pero en el tiempo de
Nehemías, Él es el Dios de los cielos y Nehemías se dirigió a Dios de esa
manera. Ésta fue una gran oración, y luego tendremos otra en el capítulo
9. Pero aquí en el versículo 5 él dijo:
"Y le dije: Te ruego, Señor, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que
guardas el pacto y tienes misericordia de los que te aman y guardan tus
mandamientos"
Y así como Su presencia se alejó del pueblo que se volvió idólatra y cayó
en el pecado, Dios permanece alejado del pecador a causa de su rebelión.
Es que hasta que una persona se vea delante de Dios tal como es, es decir,
hasta que reconozca que es un ser pecador, no podrá establecer una
relación con Él. Porque ante los demás podemos ocultar nuestros
pensamientos y, hasta cierto punto, nuestras acciones. Pero Dios ve el
interior de todos y ante Él sólo podemos expresar la verdad. Por ello, al que
se acerca a Dios humildemente, con esa actitud de sinceridad, recociendo
por la fe su necesidad de la gracia y misericordia de Dios, y la suficiencia
de la obra de Cristo en la cruz a favor suyo, Dios le recibe como Hijo, le
concede el perdón, la salvación, la vida eterna. Y entonces, Su Espíritu
comienza a transformarle en una nueva persona, en la cual pueda brillar la
luz y el resplandor de la gloria de Dios.
Nehemías 6:1-19
En este capítulo vemos los acontecimientos que culminaron con los últimos
trabajos de reedificación del muro. Comencemos nuestra lectura Bíblica de
hoy leyendo el primer versículo de este capítulo 6 de Nehemías:
Como hemos leído, cuando los enemigos, Sanbalat, Gesem, Tobías y otros,
oyeron que las obras de la muralla se habían completado, Nehemías
admitió honestamente, que el informe que había trascendido era un poco
exagerado. Como vimos, las puertas aún no habían sido colocadas en su
lugar. Por ello hemos destacado la honestidad de Nehemías. Él dijo las
cosas como eran. Leamos ahora los versículos 2 y 3:
Y así fue como Nehemías rechazó la invitación, porque como él mismo dijo,
"tramaban hacerme daño". Probablemente estaban planeando matarle.
Nehemías pensó que no tenía sentido discutir detalles con el enemigo;
simplemente envió mensajeros diciéndoles que estaba muy ocupado en una
obra muy importante y que no podría ir a verlos porque si abandonaba sus
tareas, entonces el trabajo se detendría. O sea, que Nehemías se negó a
llegar a un compromiso con sus enemigos, a una solución negociada.
Hay quienes quieren que la Iglesia contemporice con sus adversarios y
entre en un terreno de componendas, acuerdos y concesiones. Ellos
piensan que quizá uno es demasiado dogmático e intolerante si no accede
a reunirse con quienes discrepan en lo esencial. Y en realidad, uno sólo
debería tratar con aquellos que se reúnen alrededor de la persona de Cristo,
pero no con adversarios que intenten acercar posiciones por la vía de la
negociación en la cual, cada una de las partes va cediendo hasta coincidir
con la otra. Más bien, preferimos reunirnos con quienes crean en la Palabra
de Dios, en la deidad de Cristo, y acepten el hecho de que Él murió por
nuestros pecados y resucitó de los muertos, indiferentemente de la etiqueta
que usen para identificarse. El nombre es secundario si hay coincidencia en
las creencias básicas de la fe cristiana, basadas en la Biblia. Y Nehemías
estaba llevando a cabo una buena obra y no tenía tiempo para abandonar
su misión y perder el tiempo con sus enemigos. Prosigamos adelante ahora
con el Libro de Nehemías. Y leemos lo siguiente aquí en los versículos 4 y
5, de este capítulo 6 de Nehemías:
"en la carta estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice,
que tú y los judíos pensáis rebelaros y que por eso edificas tú el muro, con
la mira, según estas palabras, de ser tú su rey"
Este hombre Gasmu parece que siempre está con nosotros. Era el peor de
ellos en lo que a chismes se refiere. Se lo menciona también como Gesem.
Hemos descubierto que a veces, la persona capaz de llevar los peores
chismes es un hombre y no una mujer.
"Entonces envié yo a decirle: No hay nada de lo que dices, sino que son
invenciones de tu corazón".
Ahora, al leer estas palabras podemos ver que Nehemías creía en la Palabra
de Dios. Confiaba en ella; conocía la Palabra de Dios. Este hombre estaba
muy preocupado porque los mandamientos de Dios estaban siendo
ignorados. Y continuó aquí en el versículo 8, diciendo:
"Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran
poder y con tu mano poderosa. Te ruego, Señor, que esté ahora atento tu
oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, que se deleitan
en reverenciar tu nombre; haz prosperar hoy a tu siervo y concédele favor
delante de este hombre. En aquel entonces servía yo de copero al rey".
Nehemías estaba dispuesto y quería ser usado por Dios, y Dios escuchó su
oración. Pero él no estaba adelantándose a Dios, estaba orando en cuanto
a ello. Él dijo: "Si Tú me quieres usar, yo estoy disponible. Y cuando él
hablaba con Dios sobre el rey, lo llamó simplemente este hombre. Más
tarde veremos que le iba a pedir al rey permiso para regresar a la tierra. Y
como no quería anticiparse a los planes de Dios, en primer lugar se dirigió
a Él en oración. Y así llegamos a
Nehemías 2:1-16
Este hombre, pues, tenía un cargo político, era un funcionario del estado.
Era el copero del rey. Ahora, el copero era la persona que no sólo servía el
vino al rey, sino que también tenía como función probar todas las comidas
o bebidas que se servían al rey. Y si no caía muerto o enfermo, entonces,
el rey podía comer o beber de ello. Era un trabajo bastante peligroso como
bien podemos apreciar.
"me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro?, pues no estás enfermo. No
es esto sino quebranto de corazón. Entonces tuve un gran temor".
"Y dije al rey: ¡Viva el rey para siempre! ¿Cómo no ha de estar triste mi
rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta,
y sus puertas consumidas por el fuego?"
Después Nehemías exclamó: "Viva el rey para siempre". Y Nehemías podía
decir esto incondicionalmente, ya que probaba todo lo que se ponía sobre
la mesa del rey y esperaba que el rey se conservara en buena salud y,
lógicamente, él mismo también. Entonces, no pudo contenerse más y dejó
escapar lo que le estaba preocupando, es decir, el estado ruinoso de la
ciudad donde se encontraban los sepulcros de sus antepasados. Y el
versículo 4 nos dice:
"¿Qué cosa pides? preguntó el rey. Entonces oré al Dios de los cielos"
Podría haber alguna razón para esta observación acerca de que la reina
estaba presente junto al rey. Sin forzar mucho la imaginación, podemos
suponer que Nehemías no sólo era una persona joven, sino que también
tenía una personalidad agradable. Podemos imaginar que, a veces, los
asuntos políticos de la corte podrían resultar bastante aburridos. Y cuando
el rey pasaba mucho tiempo discutiendo extensamente algún asunto
político, la reina se aburriría y mantendría conversaciones con el copero y
asesor del rey sobre asuntos generales, o quizás le habrá preguntado que
hacía en sus momentos de descanso. Entonces Nehemías le habrá contado
que los sábados, como judío, asistía a la sinagoga, y así también le habrá
hablado de sus paseos o entretenimientos.
Así que cuando Nehemías le pidió permiso al rey para regresar a su tierra,
podríamos imaginar que ella le dio un toque con el codo y le sugirió que
accediera a sus deseos y le dejara ir. Y, como ya hemos leído en el versículo
6, el rey le preguntó cuánto duraría el viaje y cuándo regresaría. Una vez
que Nehemías le respondió, el rey aceptó dejarlo ir.
"Le dije además al rey: Si al rey le place, que se me den cartas para los
gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que
llegue a Judá"
"y carta para Asaf, guarda del bosque del rey, a fin de que me dé madera
para enmaderar las puertas de la ciudadela de la Casa, para el muro de la
ciudad y para la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, porque la
benéfica mano de mi Dios estaba sobre mí".
"Fui luego a los gobernadores del otro lado del río y les di las cartas del
rey. También el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a
caballo".
A Nehemías lo estaba acompañando una escolta numerosa del ejército de
Persia. Dios había dispuesto de tal manera el corazón del rey a favor suyo
para protegerle, que él supo que la mano de Dios estaba sobre él. Así que
salió de viaje bien protegido. Recordemos aquí que cuando Esdras le había
pedido permiso al rey para regresar a su tierra, quiso solicitarle protección,
pero como había sido tan elocuente en decirle al rey cómo Dios le cuidaría
y guiaría, le dio vergüenza pedirle una escolta. Temió que el soberano le
dijera: "¿Pero no estás confiando en el Señor?" Sin embargo, Nehemías,
pensó que, siendo un funcionario del rey, tenía derecho a solicitar
protección oficial.
"Aquella misma noche salí por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón
y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban
derribados y sus puertas que habían sido consumidas por el fuego. Pasé
luego a la puerta de la Fuente y al estanque del Rey, pero no había lugar
por donde pasara la cabalgadura en que iba".
"Los oficiales no sabían a dónde yo había ido ni qué había hecho. Todavía
no lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales,
ni a los demás que hacían la obra".
Aquí podemos apreciar que Nehemías estaba actuando con cautela y buen
criterio al realizar su trabajo para Dios. Realmente fue un personaje
interesante y esperamos que ello reavive nuestro interés de continuar
estudiando su historia, y ver qué curso de acción seguiría.
Por lo que ya hemos leído sobre él, nos llama la atención que, a pesar de
su privilegiada situación en la corte, y de estar tan próximo a la dirección
del poder político y económico de su época, mostrase una sensibilidad tan
grande a los planes de Dios, a su cumplimiento y a su propia
responsabilidad ante ellos. En realidad, sólo Dios puede transformar a una
persona de tal manera que sea de verdad un hijo Suyo, y que ame a su
Señor hasta el punto de sentir la imperiosa necesidad de agradarle y
servirle. Es que cuando una persona, por la acción del Espíritu Santo
adquiere la profunda convicción de su pecado, y acepta por la fe el don
gratuito de la salvación que se encuentra en Jesucristo, se da cuenta de
que no merecía el haber sido objeto del amor de Dios. En consecuencia,
surge de ella la necesidad de vivir de acuerdo con la Voluntad de Dios, y de
vivir en armonía con los planes divinos. Estimado oyente, esperamos que
ésa sea su experiencia.
Nehemías 3:1-4
Una vez que los discípulos de Jesús comprendieron todos los hechos
del evangelio, Él les dijo, según el relato de Lucas 24:49: "Quedaos
vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de
poder desde lo alto". Ellos necesitaban ser bautizados por el Espíritu
Santo, habitados por el Espíritu Santo, regenerados por el Espíritu
Santo, y después, llenos del Espíritu Santo. Y en el día de Pentecostés
ellos fueron llenos del Espíritu Santo y se convirtieron en pescadores
de hombres. No pescando ya en el mar de Galilea, sino pescando en
el mundo entero. Hoy, eso es lo que Dios le está diciendo a los Suyos,
a los que le pertenecen. Dios no le está pidiendo al no creyente, a la
persona que aún no ha sido salva, que sea pescadora de hombres.
¿Cómo podría serlo? Ni siquiera sabría de qué está hablando Dios.
Pero Él le está diciendo hoy a los Suyos, a los que ha salvado: "Yo
quiero que vosotros seáis pescadores de hombres".
Creemos que en el día de hoy, debemos ser pescadores de personas
de diversas maneras. No estamos de acuerdo con aquellas personas
que insisten en que uno tiene que ir llamando de puerta en puerta.
No creemos que todos podamos hacer eso. Pensamos que algunas
personas pueden dar testimonio de su fe de forma algo diferente. La
evangelización por medio de la oración, por ejemplo, es un medio
efectivo para alcanzar a la gente. Todos tenemos diferentes dones o
capacidades espirituales. Dios nos ha creado a todos diferentes unos
a otros. Y hay varios métodos para difundir el Evangelio. Pero
estamos seguros que, figurativamente hablando, todos nosotros, de
alguna forma u otra, debemos pasar por la puerta del Pescado. Y
usted puede tener una parte importante en la propagación de la
Palabra de Dios en el día de hoy. No olvidemos que el Señor
Jesucristo dijo: "Quiero que me sigáis, y yo os haré pescadores de
hombres".Cuando llegamos al versículo 4, vemos que se menciona
una lista de varias personas que trabajaron en la obra de
reedificación de las murallas. Resulta hermoso pensar que sus
nombres han sido escritos en el Libro de la Vida. Algunos de los
nombres resultarán difíciles de pronunciar, y otros parecerán
extraños. Los vemos por primera y única vez, y podría ser que sean
desconocidos para nosotros, sin embargo, lo importante es que esos
nombres fueron conocidos por Dios. Ellos ayudaron a reedificar las
murallas de Jerusalén y en algún día futuro, serán recompensados
por su labor.
Para Dios, ningún ser humano es un individuo anónimo, desconocido. Y
aquellos que, reconociendo que están lejos de Él, aceptan su oferta de
gracia, el Evangelio, el mensaje de la Salvación, personificado en el Señor
Jesucristo, se convierten en Sus hijos. No olvidemos que aquellas
murallas, junto con la ciudad, fueron destruidas como castigo por el
pecado, por la idolatría de un pueblo. Toda vida alejada de Dios, se
encuentra destruida por los efectos del pecado y la maldad humana. Hay
personas cuya existencia en este mundo se parece mucho a un montón
de escombros esparcidos por el suelo, que ningún esfuerzo humano
puede volver a reunir para formar una nueva construcción, un todo
coherente, un nuevo organismo. Esas vidas necesitan ser restauradas a
los propósitos originales de Dios, el Creador. Aquella puerta de las ovejas,
por la que Cristo entró, siendo el Cordero de Dios que iba a ser
sacrificado, nos señala hoy al Salvador, al único que puede apartar el
poder destructivo del pecado de la vida de las personas. Estimado oyente,
la única manera en la que usted puede comenzar una relación con Dios,
es dirigiendo una mirada de fe a la cruz, en la que Cristo murió por usted,
aceptándole como su Salvador. Entonces, se convertirá usted en un hijo
de Dios y entonces, por su Espíritu, Él comenzará la obra de
reconstrucción de su vida. Él reunirá los trozos rotos dispersos, apartará
los escombros inútiles, y reparará los daños que el pecado causó. Porque,
como dijo San Pablo, "el que está unido a Cristo es una nueva persona.
Las cosas viejas pasaron; han sido hechas nuevas".
Nehemías 5:1-19
Ahora, vemos aquí que la oposición vino desde dentro. En realidad, en estos
casos es donde el diablo lanza sus ataques más efectivos. Al recordar la
historia de la iglesia comprobamos que el diablo no ha podido destruirla por
medio de la persecución y lo que ha hecho entonces, fue unirse a ella. Y en
este relato le vemos actuar desde dentro. Ya había causado el desaliento
entre los judíos y entonces avanzó un paso más e hizo que se produjesen
conflictos entre ellos. Comenzaremos leyendo los primeros cuatro
versículos de este capítulo 5, de Nehemías:
"Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus
hermanos judíos. Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras
hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer
y vivir. Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras,
nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre.
Otros decían: Hemos tomado prestado dinero sobre nuestras tierras y viñas
para el impuesto del rey".
Durante todo este tiempo este problema se había estado agravando, pero
hasta esta ocasión Nehemías no se había dado cuenta de ello. Estas
personas se dedicaron a la reedificación de los muros de la ciudad y
discretamente empeñaron sus propiedades con sus hermanos. Como
podemos ver, había algunos que se dedicaban a prestar dinero.
Y vemos aquí que este es el asunto que se presentó ante Nehemías y que
tuvo que tratar de una manera directa. La Biblia nos da algunos consejos
al respecto. Por ejemplo en Filipenses, capítulo 1, versículos 27 y 28 dice:
"Solamente comportaos de una manera digna del evangelio de Cristo, de
modo que ya sea que vaya a veros, o que permanezca ausente, pueda oír
que vosotros estáis firmes en un mismo espíritu, luchando unánimes por la
fe del evangelio; de ninguna manera intimidados por vuestros adversarios,
lo cual es señal de perdición para ellos, pero de salvación para vosotros, y
esto, de Dios". Pablo estaba diciendo que tiene que haber armonía dentro
de la iglesia, que uno tenía que ser honrado en sus asuntos. No debía dar
falsos informes ni menospreciar al hermano. Y el decir la verdad produciría
armonía.
El apóstol Santiago, que era muy práctico, también tuvo algo que decir al
respecto. En el capítulo 3, versículo 16 de su carta, dijo: "Porque donde
hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala". Eso es
lo que le sucedió a Ananías y Safira. Ellos mintieron en sus tratos con la
iglesia y trajeron confusión. Y volviendo a los días de Nehemías y como ya
hemos anticipado, el problema surgió porque algunos judíos habían pedido
dinero prestado. Cuando no pudieron devolverlo, tuvieron que vender a sus
hijos e hijas como esclavos, y aunque esa situación se mantenía por un
período determinado de tiempo, duraba lo necesario como para malograr
sus vidas, en algunos casos. Aquellos que habían pedido dinero prestado
tuvieron que pagar intereses. Lo interesante es que aunque esto parecía
algo legítimo, como lo es en el mundo financiero actual, no lo era para los
israelitas. Dios había dicho que ellos no debían cobrar intereses a sus
propios hermanos.
Cierto predicador dijo que le enfadaba el pensar que no podía hacer llegar
a los no creyentes el mensaje del Evangelio porque ellos lo rechazaban,
basados en las actitudes de hipocresía y deshonestidad de algunos
cristianos. Sin embargo, hay muchas personas en el mundo que anhelan
conocer la verdad y quieren saber si somos sinceros en lo que decimos, y
si existe coherencia entre los principios que proclamamos y nuestra
conducta personal. Algunos que ejercen la autoridad, tratan el mal proceder
de otros como aquel que limpia su casa ocultando la suciedad debajo de la
alfombra, con la excusa de querer proyectar una imagen de bondad y
amabilidad. Es una forma más de ocultar la falta de valor y autoridad
espiritual.
Ahora, cuando Nehemías expuso en público el pecado de sus hermanos de
raza, nadie se atrevió a responderle. Los implicados permanecieron en
silencio mientras él estuvo ante ellos, pero le causarían todas las
dificultades que pudieran. También le traerían muchos problemas cuando
regresara al palacio de Susa. Pero ya veremos que, a pesar de todo, el
reedificó las murallas de Jerusalén y sirvió a Dios en su día y a su
generación. Continuemos leyendo el versículo 9:
"También yo, mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y
grano. ¡Perdonémosles esta deuda!"
"Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus
casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que
demandáis de ellos como interés".
Así que Nehemías apeló a los judíos ricos para que devolvieran lo que
habían acumulado, y que no recibiesen más pagos. Ahora, el versículo 12,
continúa diciendo:
Hay creyentes que, por los desengaños sufridos se han arrepentido por
haber confiado en otros cristianos, por haber creído de buena fe que
respetarían la palabra dada y sus compromisos financieros. En
consecuencia muchos evitan entrar en acuerdos profesionales y
comerciales con otros cristianos. Y dicen que prefieren los tratos con los no
creyentes, porque ya saben lo que podrían esperar de ellos y se sienten
con mayor libertad para vigilarles.
Veamos ahora lo que dijo Nehemías aquí en el versículo 13, de este capítulo
5 de Nehemías:
Sabemos que sólo se necesita una manzana podrida para echar a perder
todas las demás. Lo mejor es identificarla y sacarla para que no se
perjudique el resto del grupo. Y eso es lo que Nehemías estaba haciendo.
Él, en realidad, estaba pronunciando una maldición sobre ellos. Ésta fue
una escena pintoresca y dramática. Era un funcionario del gobierno y como
tal usaba un uniforme así que se quito su larga túnica en frente de la
multitud y lo sacudió, en otras palabras dijo: "Así sacuda Dios fuera de su
casa y de sus propiedades a todo aquel que no cumpla este juramento, y
así lo despoje de todo lo que ahora tiene". Fueron palabras tremendas, pero
esa era la forma adecuada de hablar a gente como aquella. Recordemos
que Pablo, escribiendo a los Gálatas en 5:12, les dijo: "¡Ojalá se mutilasen
los que os perturban!" Él deseó que los legalistas fueran separados
completamente del grupo, por el daño que estaban causando a los
creyentes de Galacia. Éste también fue un lenguaje muy fuerte. Ahora
tenemos un detalle de la vida personal de Nehemías. Leamos el versículo
14, de este capítulo 5 de Nehemías:
"También desde el día que me mandó el rey que fuera gobernador de ellos
en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año
treinta y dos de su reinado, durante doce años, ni yo ni mis hermanos
comimos del pan del gobernador".
Era evidente que tenía derecho a tener un sueldo, pero no lo aceptó. Y en
el versículo 15 dijo de sus antecesores:
"¡Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este
pueblo!"
Nehemías era un hombre extraordinario. La gente del pueblo era su
principal preocupación pero esa gente le olvidaría. Fue una triste realidad,
pero muchos personajes famosos han aprendido que el mundo olvida
fácilmente. Las personas tienen una memoria muy frágil. Pero Nehemías le
pidió a Dios que lo recordase. Y así fue que dijo: "Acuérdate de mí. . . Dios
mío". Es hermoso recordar que Dios no recuerda nuestros pecados pero
siempre recordará nuestras buenas obras, e incluso las registra en un libro.
En este capítulo vemos los acontecimientos que culminaron con los últimos
trabajos de reedificación del muro. Comencemos nuestra lectura Bíblica de
hoy leyendo el primer versículo de este capítulo 6 de Nehemías:
Como hemos leído, cuando los enemigos, Sanbalat, Gesem, Tobías y otros,
oyeron que las obras de la muralla se habían completado, Nehemías
admitió honestamente, que el informe que había trascendido era un poco
exagerado. Como vimos, las puertas aún no habían sido colocadas en su
lugar. Por ello hemos destacado la honestidad de Nehemías. Él dijo las
cosas como eran. Leamos ahora los versículos 2 y 3:
Y así fue como Nehemías rechazó la invitación, porque como él mismo dijo,
"tramaban hacerme daño". Probablemente estaban planeando matarle.
Nehemías pensó que no tenía sentido discutir detalles con el enemigo;
simplemente envió mensajeros diciéndoles que estaba muy ocupado en una
obra muy importante y que no podría ir a verlos porque si abandonaba sus
tareas, entonces el trabajo se detendría. O sea, que Nehemías se negó a
llegar a un compromiso con sus enemigos, a una solución negociada.
Hay quienes quieren que la Iglesia contemporice con sus adversarios y
entre en un terreno de componendas, acuerdos y concesiones. Ellos
piensan que quizá uno es demasiado dogmático e intolerante si no accede
a reunirse con quienes discrepan en lo esencial. Y en realidad, uno sólo
debería tratar con aquellos que se reúnen alrededor de la persona de Cristo,
pero no con adversarios que intenten acercar posiciones por la vía de la
negociación en la cual, cada una de las partes va cediendo hasta coincidir
con la otra. Más bien, preferimos reunirnos con quienes crean en la Palabra
de Dios, en la deidad de Cristo, y acepten el hecho de que Él murió por
nuestros pecados y resucitó de los muertos, indiferentemente de la etiqueta
que usen para identificarse. El nombre es secundario si hay coincidencia en
las creencias básicas de la fe cristiana, basadas en la Biblia. Y Nehemías
estaba llevando a cabo una buena obra y no tenía tiempo para abandonar
su misión y perder el tiempo con sus enemigos. Prosigamos adelante ahora
con el Libro de Nehemías. Y leemos lo siguiente aquí en los versículos 4 y
5, de este capítulo 6 de Nehemías:
"en la carta estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice,
que tú y los judíos pensáis rebelaros y que por eso edificas tú el muro, con
la mira, según estas palabras, de ser tú su rey"
Este hombre Gasmu parece que siempre está con nosotros. Era el peor de
ellos en lo que a chismes se refiere. Se lo menciona también como Gesem.
Hemos descubierto que a veces, la persona capaz de llevar los peores
chismes es un hombre y no una mujer.
"Entonces envié yo a decirle: No hay nada de lo que dices, sino que son
invenciones de tu corazón".
Nehemías 7:1-73
Ahora, Pablo dijo en Efesios 5:18 y 19 que la señal del creyente lleno del
Espíritu era esta: "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución,
sino sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y
cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor".
Observemos que en la frase "hablando entre vosotros con salmos", la
palabra "Salmos" se refiere a la alabanza. La palabra "Himnos" nos habla
de las perfecciones atribuidas a la Deidad. Estas realidades y el hecho de
ensalzar lo hermosa que es la persona de Jesús constituyen el tema de
nuestras canciones y ello trae alegría a nuestra vida.
"y les dije: Las puertas de Jerusalén no se abrirán hasta que caliente el sol,
y se cerrarán y atrancarán antes de que se ponga".
"La ciudad era espaciosa y grande, pero había poca gente dentro de ella,
porque las casas no habían sido reedificadas".
"Entonces puso Dios en mi corazón que reuniera a los nobles, a los oficiales
y al pueblo, para que fueran empadronados según sus familias. Y hallé el
libro de la genealogía de los que habían subido antes, y encontré que en él
se había escrito así: Estos son los hijos de la provincia que subieron del
cautiverio, de los que llevó cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y
que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. Ellos vinieron con
Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo,
Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum y Baana".
Lista de los hombres del pueblo de Israel: Ésta es la misma genealogía que
aparece en Esdras 2. Y quisiéramos que usted tome nota de esta genealogía
porque es muy importante. Ahora, ¿por qué permitió Dios que se gastara
tanta tinta en presentar dos veces la misma genealogía? Bueno, es que La
palabra de Dios dice, en el Salmo 112:6, para siempre será recordado el
justo. Es como si Dios hubiera dicho, "Yo conozco a esa gente y quiero que
usted sepa que los conozco". Él ha colocado estos nombres aquí y lo hizo
por duplicado. Como si fuera una copia con papel carbón. Él dice, "Quizás
esto no le parezca interesante, pero para mí lo es. Yo conozco a cada uno
de ellos, son míos". Y ésta es simplemente una hoja del libro de las
memorias de Dios. Hay bastantes genealogías y listas de nombres en las
Sagradas Escrituras. En el capítulo 49 de Génesis tenemos la lista de los
doce hijos de Jacob, es decir, de las doce tribus de Israel. En el Segundo
libro de Samuel 23, tenemos la lista de los valientes de David. Los primeros
10 capítulos del Segundo Libro de Crónicas son listas de nombres. Y este
mismo libro de Nehemías 3 nos da otra lista. En el Nuevo Testamento,
vemos que Romanos 16 contiene una lista de nombres, Y Hebreos 11
presenta una lista de aquellos que se destacaron por su fe. Para nosotros
son simplemente nombres, pero Dios recuerda a todas esas personas y
registró sus nombres en el Libro de la Vida del Cordero. Leamos ahora el
versículo 17 de este capítulo 7 de Nehemías:
Aquí encontramos a los hijos de Azgad. Ahora, ¿quién sería este Azgad?
Fue un hombre conducido al cautiverio en Babilonia. Durante aquellos 70
años, quizás algunos más, su familia se estuvo multiplicando. Aquí se
mencionan a sus 2.322 descendientes, y cada uno de ellos pudo decir: "Yo
soy descendiente de Azgad" Soy un israelita. Y se quien soy. Azgad fue mi
antepasado".
Hay quienes hoy dicen, "Bueno, pienso que soy un hijo de Dios. Espero ser
un hijo de Dios". Estimado oyente, ¿no sabe usted si es un hijo de Dios?
Usted puede saberlo. En 1 Juan 5:12, el escritor dijo: "El que tiene al Hijo
tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida". No admite
más de dos opciones o interpretaciones, o tener al Hijo de Dios, o no
tenerlo. No hay una opción intermedia. Entonces, ¿lo tiene usted? ¿Ha
confiado usted en Él? Si usted ha confiado en el Señor Jesús como su
Salvador, usted le tiene y por lo tanto, según esta declaración, usted tiene
la vida. Y si usted no cree en lo que Él dijo, entonces es como si estuviera
afirmando que Él ha mentido. Si usted ha depositado su fe en Cristo, usted
tiene la vida eterna, y esta verdad está basada en la autoridad de la Palabra
de Dios. Y Dios ha confirmado esa palabra poniéndola por escrito. Por ello
utilizamos el ejemplo de un descendiente de Azgad, que podía firmar
rotundamente, "Yo se quien soy; mire usted, mi nombre ha sido escrito en
esta lista".
Pero hubo algunos que no podían decir lo mismo, como veremos al leer el
versículo 61 de Nehemías 7:
"Estos son los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Adón e Imer,
los cuales no pudieron mostrar que la casa de sus padres ni su genealogía
eran de Israel"
"y el gobernador les prohibió que comieran de las cosas más santas, hasta
que un sacerdote decidiera la cuestión por medio del Urim y el Tumim".
En aquel tiempo los sacerdotes tomaban sus decisiones, basándose en el
Urim y el Tumim, que se encontraban en el pectoral que usaba el sumo
sacerdote. El pectoral era como un saquito cuadrado que estaba ligado al
efod, que era un ornamento que se llevaba sobre la túnica del sumo
sacerdote. Se ha pensado que el Urim y el Tumim eran pequeños guijarros
o varillas. Gracias a dos colores diferentes se podía interpretar su salida del
efod como un sí o como un no. Si salían juntos, se interpretaba que no
había respuesta. Por este medio el sumo sacerdote averiguaba la voluntad
de Dios. Aquella fue la manera provista por Dios para aquella época. Pero
en la actualidad, los creyentes en Cristo determinan cual es la voluntad de
Dios por medio de Su Palabra y la guía del Espíritu Santo. Y esa misma
Palabra es la que nos explica cómo podemos obtener la vida eterna.
"Y los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los del pueblo, los
sirvientes del Templo y todo Israel habitaron en sus ciudades".
Éste es, pues, el último versículo de este séptimo capítulo. Los israelitas se
encontraban en ese momento de su historia de regreso en su tierra. Bajo
la dirección de Nehemías se había realizado una gigantesca obra. Pero,
como veremos más adelante, el trabajo no había finalizado. Aún quedaba
más tarea para ellos.
Al concluir nuestro estudio de hoy y a raíz de lo que hemos leído en el
versículo 3, que cada uno de los vigilantes de la ciudad debía efectuar su
turno de guardia, algunos en sus puestos y otros frente a su propia casa,
imaginamos que aquellos habitantes de Jerusalén habrán experimentado
miedo e inseguridad, especialmente al caer la noche, porque la oscuridad
creaba las condiciones propicias para un ataque del enemigo. Pero, en todo
caso, aquella vigilancia debía ser una actitud confiada, una actitud de fe
consciente de la insuficiencia y debilidad humana, y de la suficiencia y
efectividad de los recursos sobrenaturales de Dios. Y los temores de
aquellos moradores de la ciudad, son nuestros miedos y temores en el día
de hoy. En este sentido, viene bien recordar las siguientes palabras del
Salmo 127: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la
edifican: si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia". Estimado
oyente, vivimos en un mundo en el que las medidas de seguridad son cada
vez más numerosas y efectivas, basadas en los últimos adelantos de la
tecnología. Pero el caso es que las personas son cada vez más conscientes
de su vulnerabilidad, de su inseguridad. Estimado oyente, está claro que
hay en nosotros una tendencia a la autodestrucción, y fuerzas o influencias
externas que tratan de malograr nuestra vida presente y futura. Le
invitamos a vivir una vida de seguridad, basada en una relación con Dios.
Usted puede iniciar esa relación depositando su fe en Jesucristo, creyendo
en Él como su Salvador. Quizás, pueda usted dirigirse a Dios haciendo
suyas las palabras del autor del Salmo 31: "Señor . . . inclina a mí tu oído,
rescátame pronto; sé para mi roca fuerte, fortaleza para salvarme. Porque
tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y
me guiarás".
Nehemías 8:1-18
Esdras, que era un maestro, un escriba, fue llamado para llevar a cabo una
lectura bíblica. Ellos iban a tener, entonces, una lectura bíblica pública de
grandes proporciones. Veamos lo que dice el versículo 2:
"El primer día del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo la Ley delante de
la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían
entender".
Observemos que aquellos que estaban reunidos eran personas con uso de
razón. Dice aquí: de todos los que podían entender lo que oían. Y esto
quiere decir que ellos tenían un servicio de guardería para las criaturas más
pequeñas. No sabemos los detalles de cómo se llevó a cabo este cuidado
de los niños, pero es evidente que se hicieron preparativos adecuados para
que los adultos allí reunidos se pudieran concentrar en escuchar la lectura
de la Palabra de Dios. En el versículo 3 se nos dice de Esdras:
Sería realmente difícil encontrar hoy una congregación que nos escuchara
leer la Biblia desde la mañana hasta el mediodía. La gente siempre ha
tenido dificultad para escuchar un mensaje de 45 minutos, que ya incluye
la lectura. Sin embargo, aquellos israelitas que se reunieron para escuchar
la Palabra de Dios estaban verdaderamente interesados en oírla. Habían
estado en el cautiverio por setenta años y nunca antes habían escuchado
la Palabra de Dios. Para ellos fue una nueva experiencia. Leamos entonces
el versículo 4:
"Abrió, pues, Esdras el libro ante los ojos de todo el pueblo, pues estaba
más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, el pueblo entero estuvo
atento".
Esto quiere decir que ellos se inclinaron hasta tocar con sus frentes el suelo.
Ésa es la forma en que ellos adoraban en esos días. Y entonces Esdras
alabó al Señor. Luego, continuando con nuestra lectura, leamos el versículo
7:
"Los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías,
Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaía, hacían entender al pueblo la Ley,
mientras el pueblo se mantenía atento en su lugar".
Y eso no es todo. Aquí, en este capítulo 8:8, tenemos otra gran lección para
todos. Hay muchos métodos que se pueden utilizar en la predicación. Hay
un acercamiento psicológico a la Palabra, y una aproximación erudita o
intelectual, y muchos se distribuyen por otras opciones. Y creemos que hay
una manera de exponer la Palabra, y es el método utilizado en este pasaje
Bíblico que estamos considerando. Y es este, resumido en la siguiente
afirmación que hemos leído en el versículo 8: "Y leían claramente en el libro
de la ley de Dios, y explicaban su sentido, de modo que entendieran la
lectura". Realmente, necesitamos comprender lo que Dios está diciendo en
Su Palabra. Continuemos entonces con nuestra lectura, leyendo el versículo
9 de Nehemías 8:
Nehemías dijo que ellos deberían enviar porciones a los que no tenían nada
preparado. Es decir, que debían hacer algo a favor de los pobres. También
les dijo que no se entristecieran, porque la alegría experimentada por su
relación con el Señor, era para ellos un refugio, una fortaleza. Recordemos
que el apóstol Pablo dijo a los creyentes en Filipenses 4:13, "Todo lo puedo
en Cristo que me fortalece... , alegraos siempre en el Señor". Y en ese
mismo capítulo 4:4 les dijo: "Os lo repito: ¡Alegraos!" Lo que Pablo les quiso
enseñar fue que el origen del poder era esa alegría. El secreto es la oración,
pero la fuente del poder para el cristiano es la alegría. La Palabra de Dios,
estimado oyente, debería hacerle feliz. Ésa es una de las razones por la
cual pensamos que algo anda mal en el servicio religioso de una Iglesia, si
no lo hace a uno sentirse feliz y resulta de bendición para su corazón.
Esperamos, estimado oyente, que este estudio bíblico le haga feliz a usted.
Esa es la razón por la cual a veces nosotros leemos las cartas dirigidas a
nuestro programa. Oímos de personas que sienten el desaliento en sus
vidas, y la Palabra de Dios entonces, les trae gozo; de un hogar en el que
la pareja estaba a punto de separarse y entonces la Palabra de Dios les dio
motivos para reanudar una vida de pacífica convivencia; de un hombre que
tiene amargura y resentimiento en su corazón contra otros, y la Palabra de
Dios comienza a obrar y a transformar su vida. Permítanos decirle que la
Palabra divina puede también tener un efecto en usted. Ahora, el versículo
13, dice:
"Al día siguiente, se reunieron los cabezas de familia de todo el pueblo,
sacerdotes y levitas, junto al escriba Esdras, para estudiar las palabras de
la Ley".
"Y hallaron escrito en la ley que el Señor había mandado por medio de
Moisés, que habitaran los hijos de Israel en tabernáculos en la fiesta
solemne del mes séptimo; y que hicieran saber e hicieran pregonar por
todas sus ciudades y por Jerusalén, diciendo: Salid al monte y traed ramas
de olivo, de olivo silvestre, de mirto, de palmeras y de todo árbol frondoso,
para hacer tabernáculos, como está escrito. Salió, pues, el pueblo, y
trajeron ramas e hicieron tabernáculos, cada uno sobre su terrado, en sus
patios, en los patios de la casa de Dios, en la plaza de la puerta de las
Aguas y en la plaza de la puerta de Efraín. Toda la asamblea que volvió de
la cautividad hizo tabernáculos, y en tabernáculos habitó; porque desde los
días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de
Israel. Y hubo gran alegría. Leyó Esdras el libro de la ley de Dios cada día,
desde el primer día hasta el último; hicieron la fiesta solemne por siete
días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito establecido".
Nehemías 9:1-38
Ahora, veamos lo que Dios hizo por esta gente. Se nos dice en los primeros
dos versículos de este capítulo 9 de Nehemías:
"El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel para
ayunar, vestidos de ropas ásperas y cubiertos de polvo. Ya se había
apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y en pie,
confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres".
A veces una generación es muy crítica con otra. Este es el caso de los que
pertenecen a la generación joven, que ha sido muy crítica con la anterior,
y con razón. Pero si ellos experimentan un retorno a la Palabra de Dios,
dejarán de lado dicha actitud crítica y comenzarán a confesar sus propios
pecados.
Y con respecto a los que pertenezcamos a la anterior, deberemos en primer
lugar confesar nuestros pecados antes de señalar los de otros. Y si usted
piensa que no tiene ningún pecado, entonces, estimado oyente, usted
necesita regresar a la Biblia, a la Palabra de Dios. Podemos ver lo que hizo
esta gente de nuestro relato: una cuarta parte del día ellos leyeron la Biblia
y luego ellos hicieron algo más, relacionado con lo que acababan de leer;
confesaron sus pecados. Usted no puede hacer descender a Dios a su propio
nivel. Hay muchas personas que están tratando de hacer eso. Usted
tampoco puede elevarse al nivel de Dios, donde podría decir que ha
alcanzado un estado de perfección. Si usted lo hiciera así, se estaría
engañando a sí mismo. Yo no digo eso por mí mismo, sino que Juan lo dijo
en su primera carta 1:8, 9, donde encontramos la siguiente declaración:
"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y
la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel
y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad".
Si usted lee la Palabra de Dios, comprobará que es un pecador. Cuando
reconozca esa realidad, sentirá la necesidad de confesar sus pecados.
Las personas que menciona nuestro relato cumplieron las condiciones para
experimentar una renovación y recibirían la bendición de Dios. Leamos
ahora los versículos 4 y 5 de este capítulo 9 de Nehemías:
Estimado oyente, ¿le ha dado gracias usted a Dios, alguna vez, por
permitirle vivir en su país? ¿Le ha dado gracias a Dios por haberle llevado
al lugar que hoy ocupa? Nosotros deberíamos agradecerle a Dios por eso,
así como esta gente lo hizo.
Éste fue un repaso de la historia de aquel pueblo, mostrando como Dios los
había favorecido. Sin embargo, sus reyes, príncipes, sacerdotes y los
padres de la nación no habían obedecido los mandamientos de Dios. Luego
él dice en el versículo 36:
Ellos reconocieron el juicio de Dios estaba sobre ellos. Leamos ahora, los
versículos 37 y 38, de Nehemías capítulo 9:
"El fruto de ella se multiplica para los reyes que has puesto sobre nosotros
por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y
sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad. ¡En gran angustia
estamos! A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la
escribimos, firmada por nuestros gobernantes, por nuestros levitas y por
nuestros sacerdotes".
En el próximo capítulo veremos las condiciones del pacto. Aquí vemos que
a cada dirigente de la nación se le pidió que se comprometiese firmemente
por escrito en dicho pacto. Porque el pueblo había resuelto obedecer a la
Palabra de Dios.
¿Qué clase de pacto ha hecho usted con Dios? Algunas personas se resisten
a prometer algo que quizás no puedan cumplir. En las relaciones humanas,
cada vez que alguien compra algo, o realiza cualquier transacción
comercial, tiene que comprometerse por escrito a realizar ciertos pagos. Es
decir que las personas están dispuestas a asumir todo tipo de compromisos
y obligaciones en la vida, pero en el terreno espiritual, no están dispuestas
a establecer un pacto con Dios. ¿Le ha prometido a Dios algo? Prometerle
algo a Dios es un asunto importante, y el Señor quiere saber si realmente
hablamos en serio. ¡Cuántas veces le habremos fallado! Pero Él nos
comprende y tiene misericordia de nosotros. Y si nosotros tomamos en
serio nuestra relación con Él, Él se ocupará de nosotros y nos dará la
fortaleza que supla nuestra debilidad para cumplir Su voluntad.
Nehemías 10 - 13
En el día de hoy, estimado oyente, llegamos a nuestro estudio final de este
libro de Nehemías. Vimos en nuestro programa anterior, que los hijos de
Israel habían leído en la Biblia, el Antiguo Testamento, y luego habían
confesado sus pecados y, después, se reunieron en un gran servicio de
alabanza a Dios. Le alabaron por ser el Creador y le dieron gracias por la
redención que habían experimentado cuando el Señor guió a su pueblo
fuera de Egipto. Y ésos son dos motivos por las cuales usted y yo debemos
dar gracias a Dios. Él es el Creador y, por lo tanto, éste es Su universo. Y
tenemos que darle gracias a Él porque nos salvó. De paso quisiéramos
preguntarle: ¿Le ha dado gracias a Dios usted porque le ha salvado? Y
también: ¿Le ha dicho hoy que le ama? Estimado oyente, necesitamos
hacer eso. No debemos esperar hasta el domingo por la mañana para ir a
la iglesia y cantar alabanzas a Dios. Allí mismo, en el lugar en que usted se
encuentra ahora, puede expresar su alabanza a Dios de quien vienen todas
las bendiciones. Porque Él es el Creador, Él me ha dado todo lo que tengo,
material y físico, le doy las gracias por eso. Dios me ha salvado a mí, un
pecador y por ello también le doy las gracias. ¡Esto es algo verdaderamente
extraordinario!
¿Qué clase de pacto ha hecho usted con Dios? Algunas personas se resisten
a prometer algo que quizás no puedan cumplir. En las relaciones humanas,
cada vez que alguien compra algo, o realiza cualquier transacción
comercial, tiene que comprometerse por escrito a realizar ciertos pagos. Es
decir que las personas están dispuestas a asumir todo tipo de compromisos
y obligaciones en la vida, pero en el terreno espiritual, no están dispuestas
a establecer un pacto con Dios. ¿Le ha prometido a Dios algo? Prometerle
algo a Dios es un asunto importante, y el Señor quiere saber si realmente
hablamos en serio. ¡Cuántas veces le habremos fallado! Pero Él nos
comprende y tiene misericordia de nosotros. Y si nosotros tomamos en
serio nuestra relación con Él, Él se ocupará de nosotros y nos dará la
fortaleza que supla nuestra debilidad para cumplir Su voluntad. Llegamos
ahora a
Nehemías 10
Y aquí en el capítulo 10 de Nehemías, tenemos la lista de aquellos que
firmaron el pacto, y la podemos leer. Nehemías, el gobernador y veintidós
sacerdotes figuran en los primeros lugares de la lista. También firmaron
Levitas y cuarenta y dos jefes del pueblo. Leamos el versículo 29 de este
capítulo 10 de Nehemías:
"se reunieron con sus hermanos y sus principales, para declarar y jurar que
andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés, siervo de Dios, y que
guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de
Dios, nuestro Señor".
El pacto que ellos firmaron era para cumplir la ley y en el pacto citaron
expresamente tres asuntos. Obviamente, los incluyeron en la lista porque
no habían estado obedeciendo esos aspectos que su relación con Dios
requería. Dice el versículo 30:
El asunto final al que se refería el pacto, tenía relación con los primeros
frutos y la provisión para los sacrificios. A continuación extractar algunas
resoluciones del resto del pacto, incluidas en los versículos 32 al 37:
"Nos impusimos además la obligación de contribuir cada año con cuatro
gramos de plata para cubrir los gastos de la obra de la casa de nuestro
Dios. para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el
holocausto continuo,. . . Echamos también suertes los sacerdotes, los
levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa
de nuestro Dios, Y que cada año llevaríamos a la casa del Señor las
primicias de nuestra tierra y las primicias del fruto de todo árbol. Asimismo
los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados. . . También
acordamos llevar las primicias de nuestras masas, de nuestras ofrendas,
del fruto de todo árbol, del vino y del aceite, Y prometimos no abandonar
la casa de nuestro Dios".
Ahora, llegamos a
Nehemías 11
"Los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén, pero el resto del pueblo echó
suertes para que uno de cada diez fuera a vivir a Jerusalén, ciudad santa,
mientras los otros nueve se quedarían en las otras ciudades".
Incluso en aquel tiempo, hubo mucha gente que quiso trasladarse a vivir
fuera de las áreas suburbanas. Pero aquellos que estaban dispuestos a
residir en Jerusalén, fueron bendecidos por los demás. Los nombres de esta
lista nos resultan desconocidos, pero Dios conoció a cada uno de ellos. Y
registró su nombre porque todos tuvieron corazones dispuestos. Veamos lo
que dice ahora, el versículo 3:
"Estos son los jefes de la provincia que habitaron en Jerusalén; pero en las
ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades: los
israelitas, los sacerdotes y levitas, los sirvientes del Templo y los hijos de
los siervos de Salomón".
Nehemías 12
Este capítulo continúa con la lista iniciada en el capítulo 11. Pero, ¿quienes
eran estas personas? Éstos eran aquellos que estaban alabando a Dios.
"Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios. A mi lado estaban la mitad
de los oficiales"
Una de las razones por las cuales creemos que la gente pasa de largo por
nuestras iglesias hoy, es porque piensan que nosotros somos un grupo muy
apagado y aburrido. Y lo interesante es que la mayoría de las veces tienen
razón. Tendría que haber más alegría por la presencia del Señor en
nuestras reuniones En la carta del apóstol Pablo a los Filipenses,
encontramos que la fuente del poder espiritual es la alegría que brota de
nuestra relación con Cristo. Y recordemos que Nehemías dijo, "porque el
gozo del Señor es vuestra fuerza".
Nehemías 13
"Aquel día se leyó a oídos del pueblo el libro de Moisés, y fue hallado escrito
en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la
congregación de Dios, por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel
con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera;
pero nuestro Dios volvió la maldición en bendición. Cuando oyeron, pues,
la Ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros".
"y le había hecho una gran habitación, en la cual guardaban antes las
ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del
aceite que se había mandado dar a los levitas, a los cantores y a los
porteros, y las contribuciones para los sacerdotes".
Todo esto había sucedido mientras Nehemías estaba ausente. Y nos agrada
ver a Nehemías en acción: Fue al templo, tomó todo lo que pertenecía a
Tobías y lo arrojó fuera de la habitación. Continuemos con la lectura del
versículo 9:
"Luego mandé que limpiaran las habitaciones e hice volver allí los utensilios
de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso".
Entonces aquella sala fue puesta en orden y restaurada a su uso original
en el servicio de Dios. Pero Nehemías no se detuvo allí. El versículo 10, de
este capítulo 13 de Nehemías, dice:
"Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido
dadas, por lo que los levitas y cantores que hacían el servicio se habían ido
cada uno a campo".
Aquí vemos que los Levitas que servían en el templo no habían sido
apoyados económicamente, y habían tenido que conseguir trabajo en los
campos. Por lo tanto, el servicio de Dios había sido descuidado.
Nehemías pidió a Dios que registrase lo que había hecho, y el Señor hizo
precisamente eso, aquí en Su Palabra.
Esta gente venía desde la costa y estaban trayendo pescado para vender.
Ahora, el versículo 17, dice:
"Entonces reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué acción tan mala
es esta que cometéis, profanando así el sábado, el día del reposo?"
Lo grave del asunto fue que los jefes de Judá eran los que permitían esto.
Ahora, dice el versículo 18:
"¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo esta aflicción
sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros aumentáis su furor sobre
Israel profanando el sábado?"
Nehemías recordó al pueblo la ira de Dios que había caído previamente
sobre la nación por haber hecho lo que estaban haciendo precisamente en
ese momento. Leamos entonces, lo que dicen los versículos 19 al 21, de
este capítulo 13 de Nehemías:
"Sucedió, pues, que al caer la tarde, antes del sábado, ordené que se
cerraran las puertas de Jerusalén y que no las abrieran hasta después del
sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que no dejaran
entrar carga alguna en sábado. Una o dos veces, pasaron la noche fuera
de Jerusalén los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía.
Pero yo les advertí diciéndoles: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del
muro? Si lo hacéis otra vez, usaré fuerza contra vosotros. Desde entonces
no volvieron en sábado".