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Lactancia Materna

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Michell

La lactancia materna es una forma de alimentación que comienza en el nacimiento

con leche producida en el seno materno. La Organización Mundial de la Salud

(OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señalan que la

lactancia es una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento

y desarrollo correcto de los niños.1

OMS y Unicef consideran imprescindible la lactancia materna exclusiva durante

los primeros seis meses del recién nacido y recomiendan que a partir de esa edad

y hasta los dos años, de forma complementaria a la lactancia, se ofrezcan al bebé

otros alimentos propios para su edad.2 Hay evidencia que sugiere que la lactancia

exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida, retarda la

aparición de asma, rinitis alérgica, dermatitis atópica y alergia alimentaria.3

Según la OMS y la Unicef, a partir de los dos primeros años la lactancia materna

puede extenderse hasta que el niño, la niña o la madre decidan, sin que exista

ningún límite de tiempo. La Academia Americana de Pediatría recomienda

mantener la lactancia al menos durante el primer año.4 El Comité de Lactancia de

la Asociación Española de Pediatría coincide en sus recomendaciones con OMS y

Unicef.5

La mala nutrición durante las primeras etapas del ciclo de vida puede conducir a

daños extensos e irreversibles en el crecimiento físico y el desarrollo del

cerebro.En cambio, la buena nutrición tiene un efecto positivo. La lactancia


materna es la forma óptima de alimentar a los bebés, ofreciéndoles los nutrientes

que necesitan en el equilibrio adecuado, así como ofreciendo protección contra las

enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los bebés sean

amamantados exclusivamente durante los primeros seis meses de vida, y después

introducir alimentos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros,

mientras se continúa con la lactancia materna hasta los dos años de edad o más.

En 2012, la Asamblea Mundial de la Salud (WHA) aprobó el objetivo global de

nutrición de aumentar la tasa de lactancia materna exclusiva en los primeros 6

meses de edad al menos al 50% para el año 2025.

Datos clave

La lactancia materna ayuda a prevenir el sobrepeso y la diabetes tipo 2 en la niñez

La lactancia materna prolongada reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en un

13%, lo que contribuye a combatir las enfermedades no transmisibles causadas

por la obesidad. También disminuye el riesgo de diabetes tipo 2 en 35%.

La lactancia materna protege contra la leucemia en la niñez

Amamantar por seis meses o más se asocia con una reducción del 19% en el

riesgo de leucemia en la niñez, comparado con un período más corto o con no

amamantar.
La lactancia materna protege contra el síndrome de muerte súbita infantil

Los bebés que son amamantados tienen un 60% menos riesgo de morir por

síndrome de muerte súbita infantil, comparados con los que no son amamantados.

El efecto es aún mayor para infantes que reciben lactancia materna exclusiva.

La Lactancia Materna promueve el apego

El apego entre madre e hijo aumenta cuando las madres interactúan con sus hijos

mientras amamantan. Períodos más prolongados de lactancia materna se asocian

con respuestas más sensibles de las madres y la seguridad que se genera con el

apego.

La duración de la lactancia materna esta positivamente asociada con los ingresos

El seguimiento a una cohorte de niños 30 años después de su nacimiento, mostró

que los adultos que fueron amamantados tuvieron salarios más altos, un efecto

que fue mediado por el aumento en los años de escolaridad.

Las políticas que apoyan la lactancia materna en los lugares de trabajo son

buenas para las empresas


Las políticas de apoyo a la lactancia materna en el lugar de trabajo aumentan la

retención de los empleados, el rendimiento, la lealtad, la productividad y el espíritu

de grupo.

La lactancia materna aumenta la inteligencia de los bebés

Los adultos que fueron amamantados cuando niños tienen 3,4 puntos más en los

indicadores de desarrollo cognitivo. Un aumento en el desarrollo cognitivo resulta

en más años de escolaridad .

La lactancia materna es buena para el medio ambiente

La lactancia materna no deja huella de carbono. La leche materna es un recurso

renovable y es producida por las madres y consumida por los bebés sin polución,

empaque o desechos.

Leche materna: más que nutrición

Además de brindar la nutrición perfecta y protección contra infecciones y muerte,

los componentes de la leche materna probablemente afectan la programación

epigenética en un momento crítico cuando la expresión de los genes se está

desarrollando para el resto de la vida.


Lactancia materna: una política imperativa de la salud pública

“Si hubiera una nueva vacuna que previniera 1 millón o más de muertes infantiles

por año, y que además fuera barata, segura, administrada por vía oral, y que no

necesitara una cadena de frío, sería una política imperativa de la salud pública. La

lactancia materna puede hacer esto y más”.

La lactancia materna también protege a las madres

Las mujeres que amamantan tienen un 32% menos de riesgo de tener diabetes

tipo 2, un 26% menos de riesgo de tener cáncer de mama y un 37% menos riesgo

de tener cáncer de ovarios, en comparación con aquellas mujeres que no

amamantan o que amamantan menos.

El Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna

provee directrices para prevenir el mercadeo inapropiado de sucedáneos de la

leche materna, incluyendo formulas infantiles, biberones, tetinas, leches de

seguimiento y productos relacionados. Es necesario legislarlo y monitorearlo.

Cuando los productores y distribuidores lo violan, deben ser sancionados.


Angel

Lactancia materna frente a lactancia con leche de fórmula

Todo sobre la lactancia con leche de fórmula

Las leches infantiles comercializadas son una alternativa nutritiva a la leche


materna y hasta contienen algunas vitaminas y nutrientes que los bebés
amamantados deben obtener mediante suplementos.

Fabricadas en condiciones de esterilidad, las leches infantiles intentan reproducir


la leche materna utilizando una compleja combinación de proteínas, azúcares,
grasas y vitaminas que sería imposible fabricar en casa. Por lo tanto, si usted
decide no amamantar a su bebé, es importante que le dé solamente leche infantil
comercializada en vez de intentar elaborar una por sí misma.

Aparte de los motivos médicos que pueden desaconsejar la lactancia materna, a


algunas mujeres, amamantar a sus bebés les resulta demasiado difícil o
estresante. He aquí otros motivos que pueden llevar a una mujer a optar por la
lactancia artificial:

Comodidad. Cualquiera de los dos padres (o cualquier otro cuidador) puede darle
el biberón al bebé en cualquier momento (aunque esto también es aplicable a las
madres que se extraen leche materna utilizando bombas de extracción). Esto
permite que la madre comparta con su pareja la tarea de alimentar al bebé, lo que
ayuda a esta última a involucrarse más en este crucial proceso y en la formación
del vínculo que suele conllevar.

Flexibilidad. Una madre que alimenta a su bebé con leche de fórmula puede dejar
a su bebé con su pareja u otro cuidador sabiendo que lo podrá alimentar durante
su ausencia. No necesitará extraerse leche con una bomba ni organizarse el
horario de trabajo u otras obligaciones y actividades en función de las tomas del
bebé. Tampoco necesitará buscar un lugar recogido cuando tenga que amamantar
al bebé en público.

Tiempo invertido y frecuencia de las tomas. Puesto que la leche de fórmula es


menos fácil de digerir que la leche materna, los bebés alimentados con leche de
fórmula generalmente necesitan alimentarse con menos frecuencia que los bebés
amamantados.

Dieta. Las mujeres que optan por la lactancia con leche de fórmula no necesitan
preocuparse de que lo que coman o beban pueda afectar a sus bebés.

Retos de la lactancia artificial


Al igual que la lactancia materna, la lactancia con leche de fórmula también
plantea algunos retos que conviene tener en cuenta en el momento decidirse por
uno u otro tipo de lactancia.

Carece de anticuerpos. Ninguno de los anticuerpos que contiene la leche


materna se encuentra en la leche artificial. Por lo tanto, este tipo de lactancia no
proporciona al bebé la protección añadida contra las infecciones y otras
enfermedades que proporciona la leche materna.

No puede reproducir la complejidad de la leche materna. Las leches artificiales


están lejos de reproducir la complejidad de la leche materna, que va cambiando a
la par de las necesidades nutricionales del bebé.

Organización y preparación. A diferencia de la leche materna, que siempre está


disponible, fresca, no se acaba y se encuentra a la temperatura adecuada,
alimentar a su bebé con leche de fórmula supone organización y planificación para
asegurase de que tiene lo que necesita y cuándo lo necesita. Los padres deben
comprar la leche de fórmula y asegurarse de tenerla siempre a mano para evitar
salidas nocturnas a fin de comprarla.

Es importante disponer siempre de los complementos necesarios (como biberones


y tetinas), asegurándose de que están limpios y listos para el uso. En caso
contrario, el bebé se podría poner muy hambriento e inquieto, siendo más difícil de
tranquilizar. Con 8 a 10 tomas en cada período de 24-horas, es fácil que los
padres se sientan agobiados si no saben organizarse bien.

Precio. La leche de fórmula puede ser cara. Las variantes en polvo son las más
baratas, seguidas de las variantes concentradas, siendo las más caras las que se
venden listas para el uso. Y las leches especiales (por ejemplo, de soja o
hipoalergénicas) son más caras, a veces mucho más caras, que las leches de
fórmula básicas. El costo de alimentar a un bebé con leche de fórmula básica
durante el primer año de vida ronda los US $1.500 (o los 1.500 €).

Puede producir gases y estreñimiento. Los bebés alimentados con leche de


fórmula son más proclives a tener gases y a hacer deposiciones más duras que
los bebés alimentados con leche materna.

Alimentacion de la mare durante la lactancia

La alimentación de la madre durante la lactancia debe ser equilibrada y variada,

por lo que es importante la ingesta de alimentos como frutas, cereales integrales,

lácteos, legumbres y vegetales, debido a que promueven la producción de leche.


Además de esto, es recomendado evitar consumir bebidas alcohólicas y alimentos

con alto contenido de grasas y azúcares, pues no aportan nutrientes y perjudican

la salud y desarrollo del bebé.

Durante la lactancia, la madre generalmente debe aumentar la ingesta de 200 a

500 calorías por día, para mantener la salud y nutrición adecuada, además de ser

importante para la producción de la leche materna. Por este motivo, no se

aconseja adoptar ningún tipo de dieta restrictiva para bajar de peso durante este

período.

Qué no debe comer durante la lactancia

Los alimentos que deben ser evitados en la lactancia materna son:

 Los alimentos industrializados, como fideos instantáneos, galletitas,

enlatados, salsas listas y mezclas para preparar torta;

 Embutidos, como la salchicha, chorizo, mortadela y jamón;

 Comidas listas para el consumo, como pizza, hamburguesa, comida fast

food y lasaña;

 Azúcar y alimentos dulces, como gaseosas, jugos de caja, golosinas,

chocolates y helados;
 Pescados ricos en mercurio, como pez espada, caballa, atún y tiburón;

 Algunos tés, como jengibre, boldo o alcachofa. Conozca otros tés que no

puede tomar en la lactancia.

Además de esto, el consumo de bebidas alcohólicas no está indicado durante el

periodo de lactancia, debido a que el alcohol pasa al bebé a través de la leche

materna, pudiendo causar rechazo de la leche, además de perjudicar el desarrollo

del bebé. Vea con más detalle qué no debe comer durante la lactancia.

Cuando no fuera posible evitar la ingesta de bebidas alcohólicas por alguna

situación u evento especial, la cantidad máxima de ingesta es de 0,5 g de alcohol

por kg de peso corporal, ya que una madre de 60 kg, la cantidad máxima es

aproximadamente de 60 ml de licor o 235 ml de vino, por ejemplo.

Además de eso, en casos de consumo de bebidas alcohólicas, se debe evitar

amamantar cerca de 2 a 3 horas después, para disminuir lo máximo posible la

concentración de alcohol de la leche materna.

¿Se puede tomar café durante la lactancia materna?

La cafeína es un estimulante del sistema nervioso y el bebé no consigue

metabolizarla; sin embargo, algunos estudios demuestran que el consumo de 300

mg de cafeína por día no provoca ningún problema en el bebé, por lo que la mujer

lactante puede beber entre 2 a 3 tazas de café por día intentando que no sea

cerca del momento en la que el bebé va a mamar.


Como los bebés recién nacidos o prematuros pueden ser más sensibles a la

cafeína, en estas situaciones es aconsejado consultar al médico antes de beber

café

dilia

Signos de advertencia de problemas con la lactancia materna

Por natural que sea el proceso de lactancia, a veces puede ser desafiante.

Cuando los problemas surgen, pueden empeorar muy rápidamente. Incluso

pueden interferir con la producción de leche o con la capacidad de su bebé para

obtener la nutrición que necesita.

Por eso es vital buscar ayuda de inmediato si tiene dificultades para amamantar

en casa.

1. Las sesiones de lactancia de su bebé son muy cortas o extremadamente largas.

Las sesiones de lactancia que consistentemente duran menos de 10 minutos

durante los primeros meses podrían significar que su bebé no está recibiendo

suficiente leche. Otro problema potencial: no se extrae suficiente leche para

estimular la producción continua de leche.

Las sesiones que consistentemente duran más de 50 minutos también son motivo

de preocupación. Podría significar que su bebé no está comiendo lo suficiente

debido a una succión ineficaz o a una baja producción de leche.


2. Su bebé todavía parece tener hambre después de la mayoría de las tomas. Es

posible que su bebé no esté ingiriendo suficiente leche. Consulte a su pediatra y

haga que lo pesen de inmediato. Mientras tanto, vuelva a verificar el agarre y

posición en el pecho para intentar aumentar la cantidad de leche que está

recibiendo.

3. Su recién nacido frecuentemente se saltea las sesiones de lactancia o duerme

toda la noche. La alimentación frecuente y las 24 horas del día es una parte

necesaria de la lactancia de un bebé recién nacido. Su bebé necesita alimentarse

cada pocas horas para ganar suficiente peso y prosperar. Si su recién nacido

duerme más de 4 horas por noche, despiértelo y anímelo a amamantar.

4. No escucha tragar con frecuencia cuando su bebé amamanta una vez que ha

llegado el suministro de leche. Es probable que su bebé trague ocasionalmente

cuando comience a amamantar, luego trague con más frecuencia a medida que

continúa una sesión y con menos frecuencia nuevamente cerca del final. Tragar es

una excelente señal de que, en realidad, está ingiriendo leche. Si parece que no

traga, llame a su pediatra de inmediato. (Sin embargo, tenga en cuenta que es

posible que no pueda oír a su bebé tragar cuando toma pequeños sorbos de

calostro en los primeros días).


5. A las dos semanas de edad, su bebé está por debajo de su peso al nacer o no

ha comenzado a ganar al menos de 5 a 7 onzas (140 a 200 gramos) por semana

desde que le llegó la leche. El aumento de peso inadecuado es una de las señales

más fuertes de que un bebé no está obteniendo suficiente leche.

6. Después de 7 días, su bebé moja menos de 6 pañales y hace 4 deposiciones

por día, su orina es de color amarillo oscuro o está manchada de rojo, o el color de

sus heces sigue siendo oscuro en lugar de amarillo y suelto. Si usted o su pediatra

están preocupados por la ingesta de leche de su hijo, es posible que desee

mantener un registro escrito de los pañales mojados y las deposiciones de su

bebé durante los primeros días. Esto puede ayudar a asegurarse de que estén

progresando adecuadamente. La mayoría de los hospitales y especialistas en

lactancia pueden proporcionarle un diario especial para registrar las tomas y los

cambios de pañales de su recién nacido.

7. Después de 5 días, su leche no ha bajado o sus senos no se sienten como si se

estuvieran llenando de leche. Si se siente así, haga que su pediatra pese a su

bebé inmediatamente. Esta es la forma más precisa de saber si están ingiriendo

suficiente leche. Es posible que también desee que le examinen los senos.
8. Experimenta una congestión mamaria grave. Los senos duros y dolorosos

pueden impedir que su bebé se prenda correctamente y disuadirlos a ambos de

amamantar. Es posible que necesite extraer leche manualmente o con un

extractor de leche eléctrico hasta que sus senos se hayan ablandado un poco. La

congestión severa y no aliviada puede disminuir el suministro de leche.

9. La plenitud y dureza de sus senos no disminuyen al final de la alimentación. Es

posible que su bebé no esté bebiendo suficiente leche o que esté succionando de

manera ineficaz.

10. El dolor intenso interfiere con la lactancia. Probablemente su bebé no se esté

prendiendo correctamente. Si tiene un dolor intenso en el pezón o un

agrietamiento significativo de los pezones que hace que le resulte demasiado

doloroso amamantar, consulte a su médico o especialista en lactancia. Pueden

detectar una infección en el pezón o en los senos, como mastitis, y ayudarla con

cualquier problema para prenderse. Es posible que deba comenzar a amamantar

en el lado menos dolorido o incluso usar un extractor de leche eléctrico hasta que

sus pezones hayan sanado. Su especialista en lactancia o un voluntario de La

Liga La Leche puede mostrarle cómo hacerlo.


11. Después de una o dos semanas, no nota las sensaciones asociadas con el

reflejo de bajada de la leche. Aunque esto puede no indicar ningún problema,

podría significar que su producción de leche es baja. Pídale al pediatra de su bebé

que evalúe a su bebé y observe su técnica de lactancia. Su voluntario local de La

Liga La Leche o su especialista en lactancia también pueden ayudar a evaluar la

situación.

¿Cuáles son los problemas más frecuentes y cómo debería afrontarlos?

INGURGITACIÓN MAMARIA

La ingurgitación mamaria puede aparecer a los dos o tres días del parto en ambos
pechos, que se ponen tensos, hinchados y calientes. Suele generar mucha
preocupación, porque los pechos están hinchados y doloridos, el bebé tiene
dificultad para agarrarse y la madre se siente impotente al intentar vaciar el pecho
sin conseguirlo. En realidad la ingurgitación no se debe a un acúmulo de leche,
sino a la congestión de la glándula mamaria, es decir, a la inflamación debida a la
dilatación vascular producida en la glándula que se está preparando para la
lactancia. Puedes prevenirla ofreciendo el pecho con frecuencia durante los
primeros días.

Si tuvieras una ingurgitación es importante relajarse antes de la toma. Para ello


puedes darte un baño o una ducha caliente, recibir un masaje agradable en
hombros o espalda, oír música, etc. Unos minutos antes de poner al bebé al pecho
realiza contacto piel con piel con tu bebé y aplica calor local para favorecer la
salida de la leche. Es importante que aumentes la frecuencia de las tomas,
ofreciendo el pecho a tu bebé cada dos horas aproximadamente.

Para aliviar las molestias puedes aplicar frio local (geles térmicos, bolsas de hielo,
compresas frías…) entre las tomas e, incluso, tomar un antiinflamatorio como el
ibuprofeno si no eres alérgica o padeces algún problema que lo contraindique.
Si con estas medidas no consigues que el bebé se agarre al pecho, puedes probar
la técnica de la presión inversa suavizante, que consiste en presionar en la zona
que rodea la base del pezón, o consultar a un profesional con experiencia.

TÉCNICA DE LA PRESIÓN INVERSA SUAVIZANTE

DOLOR

Los primeros días es normal sentir una molestia en los pezones durante la toma,
ya que el embarazo produce un aumento de la sensibilidad en los pezones que
suele desaparecer poco después del parto. Sin embargo, un dolor intenso o
persistente no puede considerarse normal y suele indicar que existe algún
problema. Lo más frecuente es que el dolor se deba a una compresión del pezón.
Como consecuencia pueden aparecer grietas y además se dificulta el vaciado de
la mama con riesgo de complicaciones como mastitis, disminución de la
producción de leche, escasa ganancia de peso etc. Si padeces dolor durante la
toma o las molestias de los primeros días no desaparecen, conviene que lo
consultes para identificar la causa y evitar el dolor y las posibles complicaciones.

Cuando el dolor no coincide con la toma y aparece en forma de pinchazos o


resquemor en el pecho, puede deberse a otras causas como infecciones,
síndrome de Raynaud, contracturas musculares, etc., por lo que es recomendable
consultar con profesionales expertos en lactancia.

GRIETAS EN EL PEZÓN

Las grietas suelen ser el resultado de un problema de agarre que ocasiona un


traumatismo en el pezón. Son dolorosas y suelen acompañarse de otros síntomas
como tomas largas y frecuentes, bebés que no quedan relajados tras la toma, que
se duermen en el pecho y no lo sueltan espontáneamente y que, en algunos
casos, no ganan suficiente peso.

La causa de las dificultades en el agarre al pecho puede estar en el bebé (frenillo


corto, agarre compresivo por hipertonía (es decir, por una tensión muscular
permanente exagerada), contracturas musculares, etc.) o en la postura de
amamantamiento que condiciona el cómo queda alojado el pezón dentro de la
boca del bebé.

Si tienes grietas es importante que consultes con un profesional experto en


lactancia para que identifique la causa y la trate. Tendrá que realizar una historia
clínica adecuada, explorarte el pecho y al bebé y observar una toma. Te ayudará a
mejorar el agarre del bebé, optimizando la postura o realizando un agarre dirigido,
lo que suele proporcionar un alivio inmediato e importante. En ocasiones, puede
ser necesaria además la realización de una frenotomía, que consiste en eliminar el
frenillo que une la lengua o el labio inferior a la encía.
Si tienes un dolor intenso, las pezoneras pueden serte de utilidad de forma
transitoria, siempre y cuando las coloques correctamente y hasta que se corrija la
causa y se hayan curado las grietas. Existen diferentes tamaños, por lo que es
importante que elijas aquella que se adapte al tamaño de tu pezón y a la boca del
bebé. En caso de duda es mejor que optes por el tamaño más grande. En cuanto
se hayan resuelto las grietas es conveniente retirar las pezoneras, dado que a la
larga pueden interferir en tu producción de leche.

Si las grietas tardan en curarse a pesar de haberse resuelto la causa que las
provocó, hay que sospechar una sobreinfección bacteriana y puede ser necesaria
la aplicación de una pomada antibiótica tras la toma. Esto lo decidirá el profesional
sanitario experto en lactancia. En todo caso, antes de la toma conviene retirar los
restos con una gasa empapada en agua o suero fisiológico aplicada durante unos
minutos sobre el pezón.

Ten en cuenta que durante la lactancia las pequeñas glándulas que están en la
areola proporcionan hidratación al pezón, por lo que no es recomendable que te
laves los pezones antes y despúes de las tomas para evitar retirar esta protección
natural. La ducha es suficiente para una higiene adecuada.

MASTITIS

Si notas dolor y enrojecimiento en alguna parte del pecho, acompañado o no de


fiebre y malestar general, puedes estar desarrollando una mastitis. Debes saber
que la mastitis no siempre es infecciosa y que puede ser simplemente la
consecuencia de una inflamación de una zona de la mama por un vaciado
incompleto. Por eso ante la sospecha de una mastitis es muy importante continuar
con la lactancia aumentando la frecuencia de las tomas, o si esto te produce
demasiado dolor, vaciando el pecho con sacaleches. Conviene que te asegures de
que el pecho afectado se vacía adecuadamente, recurriendo al sacaleches o a la
extracción manual si lo crees necesario. Para aliviar las molestias puedes aplicarte
frío entre las tomas y tomar ibuprofeno por sus efectos antiinflamatorios. Hacer
contacto piel con piel o ponerte calor local, unos minutos antes de las tomas,
facilitará la salida de la leche.
Si con todas estas medidas no observas una clara mejoría en 12 o 24 horas o si el
dolor en la mama se acompaña de fiebre, de malestar general, escalofríos, dolores
musculares, etc., es necesaria una valoración médica, ya que la mastitis puede ser
infecciosa y además requerir un tratamiento antibiótico. En ningún caso estará
indicado suspender la lactancia, por el contrario, el mantenerla y aumentar la
frecuencia de las tomas favorece la curación de la mastitis y previene una
complicación importante, que es el absceso mamario.

Aunque sufrir una mastitis puede resultar duro y además, en muchas ocasiones
está precedida de otros problemas con la lactancia, debes de saber que con el
tratamiento adecuado notarás una gran mejoría en 24 horas. No te desanimes.
Puede serte de ayuda el consultar con un profesional experto en lactancia que
diagnostique la causa y te ayude a evitar recaídas y complicaciones.

DIFICULTADES POR EL TAMAÑO Y LA FORMA DEL PECHO Y LOS


PEZONES

El tamaño y la forma del pecho y de los pezones no tiene por qué ser un motivo de
preocupación, a menos que tu bebé tenga dificultades para hacer un agarre
adecuado. En ese caso los profesionales te ayudarán a encontrar una postura
cómoda que favorezca el agarre.

La forma y tamaño del pecho deben ser tenidas en cuenta para adoptar una
postura en la que la boca y la cabeza del bebé estén alineadas con el eje del
pecho y pezón de su madre, tal y como se muestra en las siguientes figuras.
Los pezones planos no suelen ser un problema dado que para mamar de forma
eficaz el bebé debe introducir en la boca no sólo el pezón, sino una parte
importante de la areola. Puedes facilitar el agarre si antes de la toma estimulas
manualmente el pezón para que sobresalga un poco más.

Los pezones invertidos suelen deberse a unos conductos galactóforos cortos, que
son los conductos que transportan la leche de los lóbulos mamarios al pezón. Esta
situación mejora tras un periodo de lactancia. Las primeras tomas pueden ser
dolorosas debido al estiramiento que la succión provoca sobre dichos conductos.
Se ha comprobado que no resulta útil la realización de ejercicios de estiramiento
de los pezones durante el embarazo ni el uso de escudos prenatales. Estos
últimos son unos escudos plásticos que tienen un aro interior pequeño que ejerce
una presión suave para facilitar la salida del pezón.

Si tienes pezones invertidos te puede ayudar tratar de extraer el pezón con una
jeringa o con el sacaleches, o bien estimularlo rotándolo o mojándolo con agua fría
justo antes de la toma. El contacto piel con piel, la postura de crianza biológica® y
el agarre dirigido pueden también ayudarte.

Las pezoneras pueden resultarte muy útiles si con las medidas anteriores el bebé
no consigue un buen agarre. Con las tomas los conductos se irán elongando y
desaparecerá el dolor. Si tus pezones son grandes para la boca del bebé hasta
que su crecimiento le permita conseguir un agarre adecuado puede ser necesario
que te extraigas la leche con sacaleches y se la administres. También puedes
probar el uso de pezoneras, teniendo en cuenta que sólo entrará parte del pezón o
que estará muy comprimido y, por lo tanto, el vaciado del pecho no será
adecuado. En este caso, tras la toma será conveniente que completes el vaciado
con extracción.

POCA PRODUCCIÓN DE LECHE O HIPOGALACTIA

Seguramente, en alguna ocasión, has dudado de tu capacidad para producir toda


la leche que tu bebé necesita, o alguna persona de tu entorno te ha hecho dudar.
Es importante que sepas que la mayoría de las mujeres son capaces de producir
toda la leche necesaria, si ofrecen el pecho con frecuencia y no existen problemas
con el agarre del bebé que dificulten su vaciado.

Si tu bebé hace tomas frecuentes, no sientes dolor al agarre ni durante la toma,


queda satisfecho y relajado, suelta espontáneamente el pezón, moja y ensucia
pañales, está tomando suficiente leche. Si, por el contrario, tienes grietas o dolor,
zonas induradas en el pecho, el bebé mama inquieto o se duerme en las tomas y
“está todo el día colgado al pecho”, puede no estar tomando toda la leche que
necesita. En este caso es necesario controlar su curva de peso y valorar la
lactancia para poder identificar la causa de una posible hipogalactia.

Existen múltiples causas de escasa producción de leche. Ninguna de ellas se


soluciona administrando exclusivamente suplementos de fórmula. Estos
suplementos pueden ser necesarios transitoriamente, pero deben ir acompañados
de las medidas adecuadas para corregir la causa de la escasa producción de
leche, ya que si no, agravarán la situación y conducirán al destete.

Conviene que sepas que lo que mantiene la producción de leche es la


estimulación que realiza la succión de tu bebé o del sacaleches y el vaciado
adecuado del pecho. En la gran mayoría de los casos la hipogalactia es debida a
escasa estimulación por tomas poco frecuentes, limitar su duración, ofrecer un
solo pecho en cada toma y por dificultades en el agarre que conducen a un
vaciado inadecuado. Los problemas en el agarre pueden estar ocasionados por
las posturas en las que se ofrece el pecho o por dificultades propias del bebé,
como un frenillo corto, inmadurez, etc.

Raramente, la hipogalactia es debida a otros problemas médicos que pueden ser


identificados y tratados. En algunos de estos casos puede ser necesario recurrir a
una lactancia mixta.

Independientemente de la causa de la hipogalactia, las primeras medidas a tomar


serán aumentar la frecuencia de las tomas y ofrecer ambos pechos en cada una
de ellas, comprimir el pecho durante la succión para facilitar la salida de la leche,
permitir que sea el bebé el que suelte espontáneamente el pezón y completar, si
es necesario el vaciado mediante la extracción manual o con sacaleches. Ofrece a
tu bebé después de una toma la leche extraída y consulta a un profesional. Si con
estas medidas no aumenta la producción de leche y sigue siendo necesaria la
suplementación con fórmula es recomendable consultar a un profesional experto
en lactancia. Quizás sepas que también existen medicamentos para incrementar
la producción de leche, llamados galactogogos. Estos fármacos deben ser siempre
indicados por un profesional médico, despúes de haber investigado todas las
posibles causas de hipogalactia. Si son necesarios se utilizarán junto con las
medidas para aumentar la producción de leche arriba indicadas.

PROBLEMAS EN EL RECIÉN NACIDO Y LACTANTE

Algunos recién nacidos están muy adormilados durante los primeros días y no se
despiertan para mamar. Conviene que le despiertes para que haga al menos 8
tomas al día. Prueba a ponerlo en contacto piel con piel, a masajear sus pies, a
cambiarle el pañal o a desnudarle, y si es necesario, ayúdale a engancharse al
pecho.

Otros recién nacidos maman con frecuencia pero no succionan de forma efectiva y
suelen dormirse en el pecho. Puedes ayudarle comprimiendo el pecho mientras
succiona para facilitar la salida de la leche y relajando la compresión durante las
pausas.
Hasta que tu bebé haga tomas eficaces es recomendable que te extraigas la
leche o el calostro para estimular la producción y ofrecérselo con una
cucharita, vasito, jeringa o tetina.
Los lactantes con frenillo corto pueden tener dificultad con el agarre y producir
dolor durante la toma. Esta dificultad puede compensarse si se les ayuda a
conseguir un agarre profundo, con lo que disminuye la compresión del pezón y el
dolor. Además pueden necesitar más tiempo para mamar y puedes ayudarle
comprimiendo el pecho durante la succión. En algunos casos puede ser necesaria
la corrección quirúrgica.

Miller

Algunos consejos para dar la teta


 El pecho se ofrece sosteniendo la mama entre el pulgar y los demás
dedos, con la mano en forma de «c».
 Los dedos de abajo deben ir lejos del pezón.
 El pezón debe apuntar al paladar del bebé.
 Se debe ofrecer el pezón a la altura de la nariz del bebé, lo que le
permitirá un mejor agarre. Si el bebé toma solo el pezón no podrá
extraer la cantidad de leche que necesita, le podría dañar el pecho a
la mujer y producir grietas, que son dolorosas.
 Alinear bien al bebé. Su cabeza no debe estar torcida, sino que su
hombro, su oreja y su cadera deben estar en la misma línea,
enfrentados al cuerpo de la mujer.
 Acercarlo a la teta con la boca bien abierta e introducir el pezón y la
mayor parte posible de aréola.
 Los labios superior e inferior deben quedar abiertos como «boca de
pescado». El mentón del bebé debe quedar en contacto con el
pecho, no así su nariz.
 Para sacar al bebé del pecho lo mejor es introducir el dedo meñique
en la comisura de su boca para romper el vacío creado, así se
desprende del pecho sin tironear del pezón.

Cuando el bebé es muy pequeño es más cómodo colocarlo sobre


un almohadón, para que quede más cerca del pecho de la mamá y
esta no tenga que reclinarse.

Cinco posiciones para dar de mamar


Posición clásica
Sentada con el bebé acostado como cuando lo tomamos en la falda.
Es en general la posición más cómoda para la mujer y el bebé.
Posición inversa
El bebé con las piernas por debajo del brazo. Es útil en el caso de
una cesárea.
Posición caballito
Con el bebé apoyado sobre una pierna de la mamá: se aconseja
cuando hay mucha producción de leche.
Posición acostada
Cómoda para las tomas nocturnas.
Posición reclinada
El bebé sobre el vientre de la mamá. Se prenderá al pecho cuando y
como lo desee

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