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Palma Godoy M - 2007 - Los Chacareros

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Universidad Nacional de Misiones.

Facultad de Humanidades y Ciencias


Sociales. Secretaría de Investigación y Postgrado. Maestría en
Antropología Social

Maestrando
Mario Palma Godoy

Los “Chacareros” de Caleta Olivia: entre la


construcción de una estrategia
agropecuaria y el síndrome del estatismo
recíproco.

Tesis de Maestría presentada para obtener el título de “Magister


en Antropología Social”

“Este documento es resultado del financiamiento otorgado por el Estado Nacional, por lo tanto,
queda sujeto al complimiento de la Ley N° 26.899”.

Director
Dr. Leopoldo Bartolomé

Posadas, julio, 2007


Esta obra está licenciado bajo Licencia Creative Commons (CC) Atribución-NoComercial-
CompartirIgual 4.0 Internacional. https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
UNIVERSIDAD UNIVERSIDAD
NACIONAL
NACIONAL DE
DE
LA
MISIONES
PATAGONIA
(UNAM) AUSTRAL
(UNPA)

LOS “CHACAREROS” DE CALETA OLIVIA: Entre la


construcción de una estrategia agropecuaria y el
síndrome del estatismo recíproco.

TESIS MAESTRÍA ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Director de Tesis: Leopoldo Bartolomé UNAM


Alumno: Mario Palma Godoy UNPA-UACO

Julio de 2007

1
INDICE DE CONTENIDOS

Introducción……………………………………………………………………………1

Plano Ubicación Zona de Chacras………………………………………………….5

PRIMERA PARTE

Capítulo I

La dimensión agropecuaria del desarrollo local como problema de


investigación. Antecedentes Regionales y Locales

1. Escenario local, problema de investigación y actores


locales…………..6

2. Estado, tierras públicas y actores del desarrollo agropecuario en


Santa Cruz……………………………………………………………….…….8
3. La cuestión “Chacarera” en los “interland” urbanos en sociedades en
crisis de desarrollo…..……………………………………………………...11
3.1. La categoría nativa “Chacarero” en la Subregión….......11
3.2. La dimensión agropecuaria y “periurbana” como objeto
de estudio ………………………………………….…….......14
3.3. El área Periurbana de Caleta Olivia en lo
’90...…….…..17

Capítulo II

Perspectivas de Comprensión Teórica y Metodologías de Campo

1. La Adaptación Agropecuaria como Proceso: Primera Acepción….…..20


2. Segunda Acepción: Adaptación e Interconexión con Modelos y Estilos
de Desarrollo Económico Dominante…………………………………….21
3. Desarrollo económico local y dimensión cultural del desarrollo……..22
4. El concepto de cultura en los análisis del desarrollo local y
endógeno……………………………………………………………………...24
5. La mirada micro a partir de las racionalidades de las esferas
domésticas “Chacareras”…………………………………………………...25
6. Construyendo el rol y las metodologías antropológicas en las
relaciones de campo…………………………………………………………28
6.1. Antropología para el desarrollo y proyectos desarrolladores
locales………………………………………………………………....28
6.2. Metodologías y técnicas…………………………………………….30

2
Capítulo III

La Zona de Chacras de Caleta Olivia: Ambiente Humano y Natural

1. El “interland” urbano de Caleta Olivia…………………………………..34


2. La humanización del paisaje rural……………………………………….35
3. Las características de las unidades de tenencia………………………..37
4. Clima, topografía y problemas del suelo…………………………………40
Plano Curvas de Nivel – Zona de Chacras………………………………43
5. Interrogantes e hipótesis que sugiere el medio natural……………….44
6. La naturaleza se impone al sentido común de las culturas
organizacionales técnicas…………………………………………………..46

Capítulo IV

Culturas organizacionales y proyectos de desarrollo local


agropecuario

1. El contexto local de emergencia del objeto agropecuario……………...48


2. El desarrollo local como objeto de políticas……………………………...49
3. El contexto local y provincial………………………………………………51
4. Las culturas organizacionales intervienen en la escena desarrolladora
agropecuaria………………………………………………………………….52
4.1. El Estado Municipal de Caleta Olivia……………………………54
4.2. Delegación del Concejo Agrario
Provincial………………………55
4.3. Secretaría del Estado y de la Producción………………………..56
4.4. Servicios Públicos S.E. (SPSE)…..………………………………..59
4.5. El Ministerio de Acción Social (M.A.S.)………………………….59
4.6. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)………60
4.7. La Universidad Nacional de la Patagonia Austral – Unidad
Académica Caleta Olivia (UNPA – UACO)………..…………….60
5. Reflexiones y preguntas que construyen interfases……………………62

SEGUNDA PARTE

Capítulo V

Los “Chacareros” de Caleta Olivia: Tierra y proyectos


desarrolladores

1. La estructura social del trabajo y la presencia “Chacarera” se


escenifica en la escena pública…………………………………………….66
2. Cómo hacerse “Chacarero” en Caleta Olivia…………………………….67
3. Tipo de dominios de tierra agropecuaria………………………………...68
4. Superficie de las unidades de tenencia…………………………………..71

3
Plano Municipal Actual – Distribución de Superficie…………………73
5. Tipos de proyectos de inversión agropecuaria
“Chacareras”………….74
6. La inspección estatal de las unidades de tenencia……………………..77
7. Los datos revisados por tipo de proyecto presentado y tipo de proyecto
en ejecución…………………………………………………………………..78
8. Perfil socio ocupacional de tenedores de Unidades Económicas……..80
9. Tipos de tenedores de tierra agropecuaria………………………………82
10. Reflexiones del
capítulo………………………………………………...….83

Capítulo VI

Reproducción social y racionalidades productivas “Chacareras”

1. La reproducción de los grupos domésticos “Chacareros”……...………86


i. Organización
social…………………………………………...……..86
ii. Saber “Chacarero” versus saber técnico……………………..…..89
iii. Formas de cooperación dominante en relación a ciclos de
producción de subsistencia………………………………………...91
iv. Organización Política de “Chacareros” y entorno
sociopolítico.92

2. Estudios de casos. Proyectos Agropecuarios……………………….……94


2.1. “Los Chanchos de la discordia”……………………………………94
2.2. “De los zorros a los invernáculos comerciales y a la
subsistencia”…..……………………………………………………...96
2.3. “Los invernaderos de autoconsumo familiar”: Una experiencia
hortícola……………………………………………………………....99

3. La racionalidad “Chacarera”:¿Define un modelo de


adaptación?......103
3.1. Formas de organización y división del
trabajo………………...103
3.2. El ciclo productivo de subsistencia condicionado……………..105
3.3. Acerca de la obtención de ganancia/formas de intercambio…108
3.4. Las técnicas locales: Producción bajo cubierta y sistema de
riego..…………………………………………………………….......110

Capítulo VII

El agua como hecho total

1. “La ilusión de la producción” a partir de conseguir el agua…….….112


2. Los rasgos de la producción de la subcultura del subsidio…………..114
3. Subsidiar el agua y las mangueras de goteo…………………………..115

4
4. El fin de la ilusión y las “verdades” vividas con el proyecto del
agua………………………………………………………………………….116
Plano Relevamiento de Agua en la Zona de Chacras………………...117
5. “Hay que enfrentar a Kirchner”…………………………………………118
6. Las teorías de los efectos ecológicos del agua……………….…………120
7. Incidencia del agua en el modelo
adaptativo……………….………….123

TERCERA PARTE

Capítulo VIII

Las Interfases entre “Chacareros” y técnicos de las culturas


organizacionales desarrolladoras

1. Grado de conocimiento técnico aplicado al ámbito “Chacarero”……128


1.1. Subsuelos en relación al agua……………………………………128
1.2. Factibilidad de Comercialización en la perspectiva técnica…129
2. La interfase de la producción Agropecuaria…………………………...131
2.1. Las intervenciones en la perspectiva “Chacarera”……………131
2.2. Las perspectivas técnicas sobre los “Chacareros” y la
producción……………………………………………………...……13
3
3. La coordinación y articulación entre las culturas
organizacionales……………………………………………………………134
4. La dimensión sociopolítica: Culturas organizacionales y dinámica de
relaciones entre actores del desarrollo agropecuario…………………136
5. Las interfases en la perspectiva del desarrollo local
agropecuario………………………………………………………………..138

Capítulo IX

Reflexiones finales: Entre la “subcultura del subsidio” y el


“síndrome de estatismo recíproco”

1. Recapitulación del objeto de estudio e investigación…………………141


2. El síndrome del estatismo recíproco…………………………………….145
3. El estilo de desarrollo local agropecuario………………………………146
4. Palabras finales…………………………………………………………….148

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA…………………………………………….151

ESTUDIOS ESPECÍFICOS……………………………………………………156

5
Fuentes escritas Consultadas. Documentos provenientes de Zona de
Chacras…………………………………………………………………………….157

Documentos Legislativos……………………………………………………..157

Documentos Periodísticos……………………………………………………158

Entrevistas a Informantes Clave y Calificados………………………...159

6
Introducción

Caleta Olivia es ciudad cabecera de la Zona Norte de la Provincia de


Santa Cruz y segunda en importancia cuantitativa dentro del Escenario
Provincial. Con más de cien años de vida social económica ganadera y
petrolera hoy esta próxima a culminar la primera década del siglo XXI. En
medio de un contexto nacional de creciente expectativa por lo que ocurre en
la dimensión provincial de Santa Cruz, desde los planos locales nos
preguntamos ¿Por qué en esta Cuenca petrolera donde circula tanto capital
existe cada vez más pobreza urbana y mayor desigualdad social?, ¿Qué nos
esta sucediendo en las escalas locales que no somos capaces de generar
desarrollo endógeno?. El territorio urbano se posiciona desde principios del
siglo XX en un ejemplo viviente que resulta de su posicionamiento del lugar
de la extracción de la riqueza ganadera primero, y petrolera después. En los
años ’90 ficcionariamente un intento de Plan de Desarrollo Estratégico local
señaló que la ciudad podría ser definida como la “puerta de entrada al fin del
mundo”; ficción o realidad, el área geográfica de la que nos ocuparemos
forma parte de los territorios involucrados periféricamente en un esquema
de economía capitalista mundial; posicionamiento que nos aleja del sueño de
querer imaginar que la ciudad de Caleta Olivia puede ser integrada a la
economía mundial en igualdad de oportunidades a los grandes centros de
primer o segundo orden.

Pero, ¿Qué justifica esta suerte de pesimismo intelectual?. Nuestra


perspectiva asume como premisa la objetiva existencia de una racionalidad
estructural del capitalismo contemporáneo; capitalismo del siglo XXI que se
expande definitivamente sobre la Patagonia Austral produciendo y
reproduciendo cambios de formas sociales y culturales paralelas a las
permanencias de nuevas formas de desigualdades (Mario Palma G. 2005)
Es que todo indica que estamos asistiendo a una acelerada estrategia de
extracción intensiva de recursos naturales (minería hidrocarburífera,
minería metalífera y pesquera) paralelo a la enajenación virtual y física de
los recursos turísticos regionales. En efecto, paradójicamente mientras el
desarrollo turístico mundial pretende instalarse como respuesta regional
alternativa a la economía extractiva sobre la base del cuidado ambiental y
sustentabilidad del territorio, curiosamente viene excluyendo del uso del
espacio regional a los propios habitantes locales.

¿Qué lugar le compete en estos escenarios al desarrollo agropecuario


periurbano?...en esta investigación de tesis se asume como principio de
abordaje teórico la perspectiva que adscribe Lins Ribeiro (1999) al sostener
la distinción entre expansión económica y desarrollo económico, entendiendo
por expansión la incorporación de nuevas poblaciones y territorios a
sistemas económicos más amplios del capitalismo, mientras que por
desarrollo, en tanto categoría plástica, históricamente cambiante, la misma
se estructura por un núcleo duro ideológico que adscribe al crecimiento
económico como sinónimo de progreso. Esta perspectiva supone como
principio la implementación universal y la prescindencia de las

7
resignificaciones nacionales y de las estructuras sociales particulares. En la
Patagonia Austral todo indica que en los ‘90 el neoliberalismo económico
paralelo a la expansión instaló ideológicamente y en nombre del desarrollo
regional una agenda que incluyó a las escalas locales y en ellas la dimensión
agropecuaria. Es decir, incluyó la posibilidad de imaginar procesos de
acumulación de capital mediante el constructo de desarrollo endógeno,
entendiéndolo como la capacidad y la confianza en sí misma de las
sociedades locales de un territorio regional en su afán por controlar sus
medios de producción – cualificación de la fuerza de trabajo de los hombres,
recursos naturales disponibles, nivel de tecnología disponible- (Francisco
Albuquerque, Carlos De Mattos, Ricardo J. Fuchs: 1990). En esta concepción
del desarrollo - como capacidad de acumulación- resulta estratégica la
existencia de “actores locales” dispuestos al aprovechamiento de los
excedentes económicos que la economía capitalista puede transferir como
renta social a las comunidades receptoras de proyectos de desarrollo. En
términos concretos, supone el principio que los excedentes (capital que
queda en los planos locales) puedan ser usados para ser reinvertidos en el
propio futuro del territorio mediante la diversificación de actividades
económicas como el desarrollo agropecuario. En la perspectiva de los autores
que venimos siguiendo, la confianza supone voluntad comunitaria que
estimula la creatividad y las sinergias internas de las comunidades de la
Región y de los ámbitos locales.

Lejos del desarrollo agropecuario capitalista, tal cual será descrito


en el Capítulo I al examinar los antecedentes regionales del desarrollo del
agro y la dimensión agropecuaria del desarrollo local en Caleta Olivia
(Capítulo II) la cuestión agropecuaria se transformó en agenda del nosotros,
sin las condiciones de acumulación. En esta investigación de tesis
intentaremos demostrar los mecanismos culturales locales que han
contribuido a transformar lo agropecuario en objeto de políticas públicas del
desarrollo local y que han culminado en nuevas formas de desigualdad, sin
acumulación de capital a escala local y por lo tanto sin desarrollo capitalista
endógeno.

Nos proponemos un abordaje del objeto agropecuario que desde la


perspectiva de los actores locales, focalizará la mirada que construyen los
propios protagonistas del denominado desarrollo agropecuario de la zona de
chacras de Caleta Olivia y que involucrara básicamente el comportamiento
de técnicos de culturas organizacionales desarrolladoras y “chacareros”
beneficiarios. A objeto de la lectura de esta investigación hemos organizado
la escritura en cuatro partes a saber. En la Primera de ellas (Capítulo I, II
y III) presentamos los antecedentes regionales, provinciales y locales del
mundo rural y agropecuario para lo cual proponemos un abordaje teórico y
metodológico organizado desde tres preguntas ¿Qué ha sucedido en el
transcurso del siglo XX en la Provincia de Santa Cruz en las relaciones
entre el Estado, la sociedad y el mundo rural en general y el mundo urbano
en particular?; El fenómeno actual que transforma lo agropecuario
periurbano en objeto de políticas públicas de culturas organizacionales

8
estatales en nombre del desarrollo local ¿Puede ser estudiado como un tema
estrictamente agrario o adquiere otro estatus teórico y metodológico?, por
último, la Antropología preocupada por los problemas del desarrollo: ¿Qué
puede aportar al conocimiento de este fenómeno emergente en el área
periurbana de Caleta Olivia desde la propia cultura organizacional
universitaria?. Estos interrogantes comienzan a ser respondidas en el
Capítulo III cuando describimos la ocupación del espacio humano de la
actual zona de chacras producto de las lógicas de las políticas locales
agropecuarias que a través de los contextos han posibilitado las
constricciones ambientales y culturales.

En la segunda parte (Capítulos IV, V y VI) nos adentramos desde


perspectivas cualitativas y cuantitativas en las visiones y proyectos
existentes en las culturas organizacionales y en los propios sujetos – objetos
de políticas públicas. Culturas organizacionales y perfil de tenedores de
unidades de tenencia chacareras son narrados en sus proyectos,
interacciones y resultados productivos, sociales y políticos institucionales.
El Capítulo IV nos enfrenta al siguiente interrogante: ¿Cuál es el contexto
histórico local que instala el desarrollo agropecuario como objeto de políticas
públicas en las principales culturas organizacionales estatales?, la respuesta
a esta pregunta nos permitirá describir el escenario social en crisis y
transformación a la vez que los proyectos de desarrollo agropecuario que
caracterizaron a las instituciones que se impusieron o les impusieron
construir el desarrollo agropecuario como objeto de políticas y objeto de
disputas entre culturas organizacionales y al interior de las culturas
organizacionales. Pero las políticas tienen como destinatarios a sujetos
sociales que deberán convertirse gradualmente en chacareros ¿Cómo
hacerse chacarero en Caleta Olivia?, este es el interrogante que esperamos
responder en el Capítulo V donde podremos conocer las diversas formas de
obtención de la tierra agropecuaria, los distintos criterios de distribución de
superficies y los múltiples tipos de proyectos de inversión privados a partir
de los cuales acceden a las unidades. Aquí también consideraremos la
relación existente entre perfil socio ocupacional previo de los distintos tipos
de tenedores y su relación con los procesos de interacción que hacen posible
observar resultados productivos tangibles de ser observados. En el Capítulo
VI nos preguntamos acerca de ¿Qué factores vinculados a la trama de
relaciones entre los actores involucrados pueden explicar el comportamiento
colectivo que lleva a los chacareros a desarrollar estrategias de autoconsumo
de subsistencia como mecanismo de reproducción social dominante? En esta
pregunta se admite la existencia de una formación social chacarera que
será explicada desde las propias experiencias chacareras y desde el punto
de vista de las estrategias de subsistencias que siguieron distintas
dinámicas para producir resultados específicos caracterizados por la
excesiva dependencia estatal y la subsistencia. Dependencia y subsistencia
que permiten postular la modalidad de adaptación alcanzad en sus límites y
posibilidades socioculturales.

9
La tercera y última parte ha sido organizada en tres capítulos de
cierre de investigación en los que aspiramos a narrar, interpretar y
reflexionar sobre el conjunto de las interacciones sociales, políticas y
económicas que conforman el modelo de comportamiento local de adaptación
agropecuaria. En el Capítulo VII intentamos capturar el proceso de
interacción a través del estudio exhaustivo del denominado proyecto
estructural de la red de agua para chacras. En torno a este proyecto
esperamos poder mostrar cómo los “chacareros” y los técnicos de las culturas
organizacionales desarrolladoras construyen sus propias constricciones
socioculturales y naturales paralelo a la producción de la subcultura del
subsidio como forma de entender el desarrollo local y agropecuario. En el
Capítulo VIII recuperamos el proceso analizado para postular la existencia
de interfases posibles de identificar como campo social en formación y
espacio de construcción de legitimidad de las intervenciones entre los
actores involucrados en la política desarrolladora (Carolina Feito: 2005).
Las fases que estructuran contenidos culturales en el campo social local
son las que en definitiva configuran el modelo local agropecuario. Modelo
que en definitiva muestra cómo a través del intercambio reciproco de
percepciones y de comportamientos prácticos entre chacareros y técnicos
producen y reproducen la dimensión agropecuaria local. Modelo que
produce por un lado una forma particular de adaptación y por otras
renovadas formas de distribución de poder local al interior de las culturas
organizacionales y por ende de la ciudad.

Nuestra investigación de campo culmino el año 2004, y desde


entonces comenzamos a sistematizar nuestros hallazgos bajo una hipótesis
ad hoc que proponemos ir desarrollando a lo largo de los distintos capítulos.
Hipótesis que ha quedado significada en el título: “Los “Chacareros” de
Caleta Olivia. Entre la construcción de una estrategia
agropecuaria y el síndrome del estatismo recíproco”. Con este título
queremos significar que la categoría local y nativa chacarero asume una
particularidad que puede ser cuestionada analíticamente y que su estatus
histórico y local ha sido y esta siendo posible producto de un síndrome
caracterizado por la persistencia cultural de la presencia estatal en las
cabezas de técnicos y beneficiarios. Estatismo reciproco que se organiza a
través del subsidio como forma de economía ajena a todo proceso de
acumulación.

10
11
Capítulo I

La dimensión agropecuaria del desarrollo local como


problema de investigación. Antecedentes regionales y locales

1. Escenario local, problema de la investigación y actores


locales

En la costa Norte de la Provincia de Santa Cruz de la República


Argentina se ubica la ciudad de Caleta Olivia. La población actual supera
los 36.323 habitantes según el censo del año 2001. Población distribuida en
un total de veintiocho barrios urbanos de los cuales uno es conocido como
“Zona de Chacras”. La base económica de la formación social moderna de
Caleta Olivia se originó entre 1900 y 1944 como punto de embarque de lana
producida en meseta de la Patagonia Central. Desde 1944 la extracción
petrolera, bajo el control estatal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF)
dio vida a un ciclo de la economía que culminó en 1991 cuando se produjo
la transferencia de las áreas petroleras a consorcios transnacionales. El
repliegue del Estado Nacional se correspondió con el denominando ajuste
estructural de la economía regional produciendo efectos directos sobre el
mercado de trabajo local. Ante el inminente agotamiento de los recursos
hidrocarburíferos y la pérdida de control local de la economía la sociedad se
encontró ante el siguiente dilema: ¿Qué alternativas desarrolladoras
construir localmente?

Esta pregunta a la imaginación colectiva ocurría en medio de la


divulgación ideológica a nivel nacional de cambiar los paradigmas de gestión
del desarrollo urbano local. Fenómeno que favoreció las condiciones para
que los actores locales, provinciales y nacionales ubicados en Caleta Olivia
advirtieran la necesidad de viabilizar la diversificación de la economía.
Entonces, dos polos productivos se instalaron como horizonte de políticas
públicas con claro perfil desarrollador: el Puerto de Caleta Paula y la
constitución del sector agropecuario en la denominada Zona de Chacras
que bordea la ciudad1. Aquí nos interesa reconstruir, a partir de la
perspectiva de los denominados técnicos de las culturas organizacionales y
“chacareros” el modelo empírico de la dimensión agropecuaria del desarrollo
local de Caleta Olivia producto de las interacciones entre los actores.
Abordaremos este estudio desde un punto de vista teórico que busca
comprender el proceso adaptativo agropecuario de los sujetos-objetos de las
políticas públicas desarrolladoras para el actual contexto histórico. Para
alcanzar tal la estrategia a seguir consistirá en análisis antropológico de
los proyectos desarrolladores de las instituciones y los proyectos
1
En esta investigación de Tesis, ocasionalmente haremos referencia a nuestras observaciones de campo
registradas en otras localidades de la Subregión y Provincia puesto que el fenómeno “chacarero” de los interland
urbanos se ha extendido a lo largo de toda la Provincia. En tal sentido esperamos intentar aportar algunos
elementos de juicio comparativo para interpretar los alcances del fenómeno agropecuario periurbano en la Región
Austral.

12
agropecuarios privados de los denominados “chacareros”. Conocer desde las
Perspectivas de los Actores (P.A.) los comportamientos de resignificación
empírica de los proyectos de unos y otros nos permitirá dar cuenta de las
incidencias de los entornos socioculturales y naturales en la construcción
cultural de una estrategia desarrolladora local en su dimensión
agropecuaria. Esperamos conocer algunas de las variables que estructuran
las racionalidades económicas presentes en los sujetos tenedores de tierra
agropecuaria y los técnicos de las culturas organizacionales. Es bajo este
encuadre que esperamos contribuir –desde el conocimiento local- a la
comprensión antropológica de los efectos del neoliberalismo sobre las
culturas organizacionales estatales desarrolladoras y sobre los actores
beneficiarios del desarrollo local en el actual contexto histórico.

Los sujetos que protagonizan esta historia involucrarán


conceptualmente dos tipos de actores locales, los denominados Chacareros
de Caleta Olivia y los representantes técnicos de una serie de culturas
organizacionales que desde los años ‘90 actuaron a favor del desarrollo
local en su dimensión agropecuaria. Entenderemos por actor local a:

“…a todos aquellos agentes que en el campo político, económico,


social y cultural son portadores de propuestas que tienden a
capitalizar mejores las potencialidades locales, se trata de buscar
mejor aprovechamiento de los recursos destacando la calidad de
los procesos en términos de equilibrios naturales y sociales”.
(Fernando Barreiro, 1988: 145).

Los agentes que ejecutaron los proyectos de intervención en la


dimensión agropecuaria del desarrollo local en Caleta Olivia se
correspondieron con distintos niveles estatales, destacándose por su
participación:

a) La Municipalidad de Caleta Olivia, a través de su Secretaría


de Desarrollo y Producción
b) El Gobierno provincial, a través del Consejo Agrario Provincial
y Secretaría del Estado y de la Producción
c) El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)
d) La Universidad Nacional de la Patagonia Austral, a través de
su oficina de vinculación tecnológica de la Unidad Académica
Caleta Olivia.

La modalidad mediante la cual intervinieron las instituciones ha


consistido en la inversión y ejecución de una serie de proyectos y/o
programas de acción directa en el área de estudio. Distinguiremos ad hoc,
entre proyectos estructurales y focalizados, entendiendo por estructurales
aquellos considerados determinantes para producir desarrollo agropecuario
y/o altamente relevantes en términos de orientación del desarrollo
agropecuario. Mientras que entenderemos por proyectos focalizados aquellos
diseños de proyectos de inversión productiva de privados presentados para

13
ser ejecutados por tenedores particulares con financiación propia o con
aportes del Estado nacional y/o provincial.

2. Estado, tierras públicas y actores del desarrollo agropecuario


en Santa Cruz

La configuración de la actual provincia de Santa Cruz es el resultado


de la división política administrativa de la Argentina en Territorios
Nacionales acontecida en 18842. Por entonces, el principal mecanismo de
construcción del Estado y la Sociedad estuvo asociado precisamente a la
distribución de tierras públicas en grandes extensiones territoriales que
superaban las 30.000 hectáreas como dimensión mínima. Según la
historiadora Elsa Barbería (1996) el eje de la economía -sostenida por la
producción ovina- se estructuraba en torno a las estratégicas ciudades de
Río Gallegos (Argentina) y Punta Arenas (Chile). Las tierras situadas en la
Zona Norte del Territorio eran consideradas marginales y pobres
agronómicamente, no obstante el área fue ocupada contemporáneamente por
inmigrantes de origen europeo, excluidos por su grado de capitalización de la
dinámica económica y social de las grandes compañías importadoras y
exportadoras del Sur. En este contexto el Estado territorial en pleno proceso
de formación comenzaba a restringir la entrega de grandes extensiones que
se distribuían en forma de arrendamiento o ventas directas3.

A principios del siglo XX Caleta Olivia se había convertido en un


punto más de embarque de los frutos de la tierra proveniente de la meseta
central, ámbito caracterizado por la vida rural que involucraba un conjunto
de pequeños estancieros-ganaderos que entre 1900 y 1940 vivieron el
esplendor y la crisis que generó el estancamiento de su formación social y
económica cultural. Durante este contexto histórico se fundaron – al SE de
Caleta Olivia- Puerto Deseado, ubicado a 230 Kilómetros y Pico Truncado y
Las Heras al Oeste de Caleta Olivia (70 kilómetros y 230 Kms.
respectivamente). Todos estos poblados nacieron como puntos de
convergencia del mundo rural, comenzaron su proceso de urbanización al
amparo del Ferrocarril (construido entre 1909 y 1915) que circulaba entre
Puerto Deseado y Las Heras. Caleta Olivia quedaría de entrada fuera de la
red ferroviaria teniendo como única ventaja competitiva su posicionamiento
costero que utilizado alternativamente para entradas y salidas de
mercancías.

2
Recordemos que a partir de la constitución de 1853 se comenzó un proceso gradual de legislación especial para la
Patagonia creando por Ley Nº 28 de 1862 la nacionalización de los territorios nacionales fuera de Buenos Aires,
por Ley Nº 954 de 1878 la creación de la Gobernación de la Patagonia y por ley Nº 1532 del 16 de octubre de 1884
la división de la Gobernación de la Patagonia en territorios de Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra
del Fuego.
3
En la perspectiva de Elsa Barbería (Ob. Cit.: 1996) la primera etapa de entrega de tierras se inicia hacia 1880 y
culmina en 1898, la segunda etapa duraría hasta 1915 cuando las extensiones adquirieron dimensiones menores
que oscilaban entre las 10.000 y las 20.000 ha. dentro de estos parámetros quedaron comprendidas las
distribuciones en zona norte, pudiendo no cada particular acumular grandes extensiones mediante sociedades y
arrendamientos.

14
Desde 1944 la historia de Caleta Olivia cambiaría abruptamente,
producto del inicio de las exploraciones petroleras que viene a crear
Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Yacimiento Santa Cruz Norte4. Los
principales centros poblados que quedarían involucrados en la nueva
formación económica serían las localidades de Caleta Olivia, Pico Truncado
y Las Heras. Desde entonces, el perfil de pueblos rurales y ganaderos daría
paso a los nacientes pueblos petroleros y a partir de ahí serían
estratégicamente ubicados dentro de la denominada Cuenca Petrolera del
Golfo San Jorge. Este contexto coincide con la baja de los precios
internacionales de la lana, con lo cual la actividad ganadera de la zona norte
comienza a replegarse y a perder funcionalidad en el territorio. Muchos
estancieros- ganaderos se transformaron en rentistas a partir de percibir
sumas millonarias por servidumbre de campos llegando a remplazar las
ovejas por el martillar de las cigüeñas petroleras.

La dinámica poblacional comenzó a evidenciar un acelerado


crecimiento demográfico, producto de la incorporación masiva de población
trabajadora del Noroeste de la Argentina y del Sur de Chile
fundamentalmente. El siguiente cuadro, resume la evolución demográfica
de Caleta Olivia a lo largo del siglo XX.
Evolución de población de Caleta Olivia en el siglo XX

Año Habitantes

1912 82 Habit.

1920 130 Habit.

1947 161 Habit.

1960 3.639 Habit.

1970 13.366 Habit.

1980 20.234 Habit.

1991 27.899 Habit.

2001 36.323 Habit.

Fuente: Censos Nacionales de población y vivienda

.
Provincializado el Territorio de Santa Cruz en 1958 se inicia un
proceso de construcción institucional que involucraba no sólo un mejor
conocimiento de los recursos naturales de la provincia, sino que además se
pretendía instalar las bases de un desarrollo industrial y de diversificación
económica (Mina Hudson: 678-679). En el contexto del desarrollismo
nacional de los ‘60 se pensaba seriamente en el petróleo como eje de la
economía, en la reconversión del campo -en franco decaimiento- y además
4
Recordemos que Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) había sido oficialmente creada por el General Enrique
Mosconi en 1922 y la Administración Central se estableció en el denominado Yacimiento de Kilómetro 3 de
Comodoro Rivadavia en la Provincia del Chubut.

15
se proyectaba el conocimiento de nuevos recursos naturales cono la minería.
Frente al problema histórico de la distribución de tierras y la crisis
agropecuaria, el Estado de Santa Cruz -en clara coincidencia con la política
nacional preocupada por la situación rural- creo en 1968 su propio Concejo
Agrario Provincial. Esta herramienta del desarrollo rural debía entender y
organizar un régimen de tierras y orientar las actividades agropecuarias
promoviéndolas y fomentándolas.

Fue en este mismo contexto histórico que por primera vez tuvimos
noticias del Interland Urbano de Caleta Olivia, a través de la descripción del
estudio de los Agrimensores Nacionales José Pastor y José Bonilla. Estos
expertos al diseñar el “Plan Regulador e Caleta Olivia” (1969) sostuvieron la
necesidad de diversificar la economía hacia el año 2000 dado el inminente
agotamiento que afectaría al petróleo (Pág: 29). Los autores describían la
futura frontera agraria como un “interland” que a futuro debía ser forestado
y cultivado con fines agrarios (Pág: 40). La accidentada historia Política
Nacional pareció eliminar - hasta entrada la democracia- las posibilidades
ciertas para que las clases gobernantes se ocuparan de la diversificación
económica y del Interland Urbano de Caleta Olivia.

En Santa Cruz, entre los años ‘60 y ‘83 la economía y el desarrollo


diversificador no pudieron ser ejes de las agendas públicas. Curiosamente el
Estado provincial sostenido sobre la base de regalías petroleras (entre fines
de los ‘60 y hasta entrada casi la década de los ’90) no requirió ocuparse del
desarrollo productivo, pues las permanentes crisis institucionales sumían a
la provincia en una historia política que reproducía los ecos de la
accidentada vida política nacional. La reapertura democrática en 1983
coincide con el inicio de la gradual instalación del neoliberalismo económico.
Políticas que se estacionaran definitivamente en los años ‘90 a través de
Carlos Saúl Menem. La Provincia de Santa Cruz no fue ajena a los efectos
sociales del neoliberalismo, por cuanto la privatización de las empresas
estatales de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) y YCF (Yacimientos
Carboníferos Fiscales) produciría drásticos cambios en el mercado de trabajo
regional y en la estructura social (Agustín Salvia: 1996). En función de
nuestro objeto de investigación, conocemos por los investigadores regionales,
Daniel Schinelli y Carlos Vaca (2000:8-9) que en este contexto la crisis
agropecuaria se profundiza entre quienes venían subsistiendo. Nuevos
factores naturales como el clima (grandes nevadas), la catástrofe del Hudson
en el año 1991 y la desertificación de los suelos producto de la ganadería
extensiva trazaron un diagnóstico sin precedentes para el mundo rural.

Bajo esta modificación de la realidad del sector rural, el Concejo


Agrario Provincial, seguiría intentando orientar sus políticas públicas hacia
los problemas de la economía tradicional en el campo. Este actor
institucional recién comenzará a participar de la asistencia técnica
agropecuaria en los interland urbanos a partir de los años ‘90 cuando la

16
nueva realidad social y económica se instaló como problemática del Estado y
la sociedad a consecuencia del ajuste estructural de la economía regional. La
no injerencia directa del Concejo Agrario Provincial en la periurbanidad de
Caleta Oliva obedece por lo tanto, al hecho de que el fenómeno emergente
si bien involucraba el vocablo agropecuario, era una cuestión de jurisdicción
municipal. La ocupación y distribución de la tierra ha sido en la perspectiva
de los decisores políticos de entrada pensada y operada como un problema
de desarrollo urbano y de búsqueda de competitividad urbana a escala local.
Por ello el histórico Concejo Agrario intervendrá ocasionalmente a través de
asistencia técnica, en tanto representa un problema de características
agropecuarias, pero no define su objeto de intervención propiamente dicho.

3. La cuestión “Chacarera” en los “interland” urbanos en


sociedades en crisis de desarrollo

3.1. La categoría nativa “ Chacarero” en la Subregión

En la Zona Norte de la Provincia de Santa Cruz el caso


de la distribución de tierras públicas municipales con fines agropecuarios,
no ha sido una experiencia circunscrita a Caleta Olivia. En los años ‘90
fenómeno semejante ocurre no sólo en Caleta Olivia, sino que también en
Pico Truncado y Las Heras5. Es obvio que este fenómeno singular, para el
caso de los pueblos y ciudades de la Cuenca del Golfo San Jorge, es en parte
una respuesta local a la crisis de desarrollo evidenciada a partir de la
privatización de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Desde entonces
es posible advertir políticas municipales de distribución de tierras con fines
agropecuarios.

Esta nueva forma de conceptualizar el uso del espacio rural


aledaño a las ciudades de la provincia representaba una experiencia casi
inexistente en Caleta Olivia y en las restantes comunidades de origen
petrolero de la Subregión del Norte de Santa Cruz. Dentro del contexto
Subregional, la perspectiva de entender conceptualmente lo “chacarero”
reconoce sus antecedentes directos en la distribución a pequeña escala de
tierra aledaña a los pueblos de las localidades Precordilleranas de Perito
5
La localidad de Las Heras entre 1900 y 1940 aproximadamente representaba el punto de convergencia de
mercancías (lana y frutos de la tierra e insumos de campo) que entraban y salían en caravanas desde el interior de
la meseta central y la cordillera. Al convertirse en “Punta de Rieles”, es decir hasta donde llegaba el ramal del
ferrocarril - a partir de 1915- en la vera del ferrocarril se levantó el pueblo, sus hoteles y casas comerciales.
Fenómeno semejante ocurría en Tellier distante a 11 kilómetros de Puerto Deseado. Alrededor de ambos parajes
se establecieron chacras agropecuarias que proveían de lácteos, frutas, verduras y forrajes a los poblados de Las
Heras en un caso y al poblado de Tellier en otro, dando origen a toda una tradición agropecuaria. La experiencia de
las Heras se interrumpió abruptamente a partir de los años 70` ante la creciente urbanización petrolera y crisis
sostenida del campo llegándose a borrar de la tradición local la categoría chacarero. En Tellier la experiencia
sucumbió a partir de 1978 con el cierre del ramal del ferrocarril y la pérdida de la tradición chacarera por parte de
la tercera generación de descendientes. Ambos aspectos han sido estudiados en: Mario Palma Godoy (2005)
“Narrativas históricas, transmisión cultural y tiempos sociales desde la economía y el trabajo en Las Heras”.
UNPA-UACO, Caleta Olivia; y Mario Palma Godoy (autor principal)(2006)“Tellier. Evaluación de un territorio y
una sociedad ruralizada”. Diagnóstico socioantropológico. Area de Antropología, Departamento de Ciencias
Sociales UNPA-UACO, Caleta Olivia.

17
Moreno, y Los Antiguos, y un caso especial en la Costa en el Interland de
Puerto Deseado en “Tellier”. En este último paraje se producía desde
principios del siglo XX alfalfa para comercializar en la Región y productos
frescos para abastecer el poblado de Puerto Deseado. Estos tres poblados,
estuvieron en la primera mitad del siglo XX vinculados al tramo del
ferrocarril que circulaba entre Puerto Deseado y Las Heras. Este Ramal
que en principio estaba proyectado hasta el Lago Buenos Aires - donde
precisamente se ubica Perito Moreno y Los Antiguos- se restringió a servir
entre Puerto Deseado y Las Heras como transporte de cargas y pasajeros
hasta que colapsó en 1978. Estas tres economías originalmente estaban
asociadas a la ganadería (Perito Moreno y Los Antiguos) y la provisión de
pasturas, frutas y verduras frescas (Tellier); mientras que las localidades
de origen petroleros como Pico Truncado, Caleta Olivia o Las Heras no
registraban conexión de tradición agropecuaria en sus Interland urbanos.
Las formas históricas de ser chacarero comenzaron a desaparecer
socialmente en correspondencia con la crisis de la ganadería extensiva
(Perito Moreno). Este fenómeno se correspondía con el fin del ferrocarril en
1978 (Tellier) y con el advenimiento de la urbanización y mejoramiento de
rutas y medios de transporte regionales. Un caso inédito de adecuación al
cambio de contexto regional y mundial experimentará Los Antiguos a partir
de la década del ‘70 cuya cultura chacarera a través de sus descendientes y
nuevos chacareros, quienes desde la Cooperativa Oasis lograron
especializarse en la mono producción de la cereza y articular exitosamente
con el comercio mundial entrado los años ’90.6

En los años ‘90 en pleno contexto de ajuste estructural, inspirándose


en la herencia de la tradición casi extinguida de la memoria histórica
subregional, en el estilo exitoso de Los Antiguos, y en las nuevas tendencias
agropecuarias mundiales de pequeña escala, una serie de municipios
comenzaron a incorporar en sus políticas públicas los cinturones urbanos
con fines agropecuarios. El siguiente cuadro comparativo nos muestra la
cantidad total de hectáreas del área periurbana de la zona norte de la
provincia que han sido definidas como zonas de chacras.

Cantidad de hectáreas establecidas como


chacras periurbanas en Norte Santa Cruz
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Río Gallegos 1.000 hectáreas.
Calafate 4 hectáreas
28 de Noviembre 1.600 hectáreas
Los Antiguos 1.300 hectáreas
Perito Moreno 700 hectáreas
Caleta Olivia 630 hectáreas
Las Heras 200 hectáreas
Pico Truncado 600 hectáreas
Fuente: Elaboración propia en base a datos suministrados por el INTA
y Municipalidades de Santa Cruz
El cuadro precedente nos muestra como hecho la
incorporación de un estimado de 6.034 hectáreas pertenecientes a los ejidos

6
En: Mario Palma Godoy (1999) “La cultura de la cereza como factor de desarrollo rural. El caso del Valle de Los
Antiguos”, en Salvia, A. (Comps.) LA PATAGONIA DE LOS NOVENTA. SECTORES QUE GANAN,
SOCIEDADES QUE PIERDEN; Bs. As., CEA-UBA-UNPA.

18
municipales que fueron incorporadas como respuesta estatal a la crisis de
desarrollo en los ‘90. Fenómeno que ha dado lugar al constructo de sentido
común o nativo, que identifica a un conjunto de sujetos vinculados a
unidades de tenencia agropecuaria como “chacareros”. Este constructo contó
desde siempre con cierta simpatía urbana que rememoraba en un nuevo
contexto histórico la etapa epopéyica de los viejos pioneros patagónicos que
“domesticaron” la naturaleza y transformaron el “desierto” en mundo rural.
Ahora se trataba de nuevos sujetos que reproducirían la epopeya pionera en
un paisaje semidesértico donde no “había nada”. Pero estos sujetos no son
europeos ni trabajadores rurales, son en su mayoría argentinos y en menor
medida de origen chileno. La mayoría argentina con experiencias concretas
en “zona de chacras” es de origen norteño, y otros provienen de distintas
provincias patagónicas. Son básicamente empleados asalariados de distintas
reparticiones públicas, jubilados y profesionales independientes.

La denominación nativa de “chacareros” nunca enfrentó una


resignificación urbana negativa, más bien contó con la fuerza de simpatía
como nuevo fenómeno productivo y social que rememoraba externamente
épocas gloriosas con una fuerte impronta en la cultura del trabajo rural.
Aquí también se debe inscribir la perspectiva de un número importante de
nuestros informantes, quienes atendiendo a su origen geográfico y familiar
del noroeste argentino o del sur de Chile, justifican que en su infancia o
juventud tuvieron algún contacto con la tierra y que por ello son
“chacareros”. De la misma manera deberemos considerar que la
denominación de chacras en la práctica puede significar la hegemonía de
prácticas de granjas más que agrícolas, fenómenos que es común en nuestra
área de estudio. Este tipo de declaración y conducta pareciera transformar
simbólicamente en chacareros a nuestros tenedores aun cuando hayan
pasado toda su vida ocupacional como trabajadores petroleros o como
empleados estatales y realicen actividades de granja. Por ello a objeto de
esta investigación de tesis utilizaremos desde una perspectiva emic la
categoría nativa de chacarero sin entrecomillados; mientras que desde una
estricta perspectiva etic de investigación la utilizaremos entrecomillados,
por entender la polisemia de significados posible de su uso local. Desde el
punto de vista etic nos referiremos indistintamente como “chacareros” y/o
tenedores de tierra agropecuaria, por cuanto el concepto de tenedores
admite múltiples formas de ocupación de tierra agropecuaria entre las
cuales será posible encontrar: adjudicatarios con resolución y sin resolución
con permiso y sin permiso (intrusos), arrendatarios, propietarios, etc.

3.2 La dimensión agropecuaria y “periurbana” como objeto de


estudio

19
La estructura teórica de esta tesis nos sitúa frente a un problema de
desarrollo local en su dimensión agropecuaria. Inicialmente discutiremos
lo “agropecuario” en sus propios términos desarrolladores o no
desarrolladores resultante de la imbricación localizada de sujetos urbanos y
tierra asumiendo como escenario el contexto de transformación del
fenómeno de lo rural; en segundo lugar reservaremos la discusión del
desarrollo local desde un criterio semejante, operación que nos permitirá
integrar seguidamente ambas dimensiones en una perspectiva teórica
(Capítulo II) propositiva y acotada a un modelo local.

Básicamente nuestro problema de investigación se encuadra en un


escenario local en el que se entremezclan políticas públicas del desarrollo a
través de acciones técnicas y perspectivas de sujetos “chacareros”
asalariados en distintas ramas de la economía formal urbana e industrial,
de origen no campesino, ni con experiencia previa campesina. Nos
preguntamos seguidamente ¿Cómo han operado las lógicas del capitalismo
trasnacional agropecuario en relación a los contextos regionales en la
Argentina?; ¿Qué características resultantes de tales fenómenos pueden
ser de utilidad para nuestra área de estudio subregional y local?. Sabido es
que las condiciones globales del capitalismo agrario y por extensión el
agropecuario generan actores y situaciones locales. Tenemos el ejemplo de la
Región de la Pampa y Neuquén Norte investigados por Silvia Gorenstein
(2002) y Mónica Isabel Bendini (2002). Ambas autoras han analizado los
efectos del ajuste estructural de los ‘90 y las nuevas restricciones para el
desarrollo del agro y las alternativas que vincularon cambios de paradigmas
de gestión del desarrollo local-regional con transformación territorial rural y
urbana. Silvia Gorenstein examina acerca de cómo el ajuste estructural en
un contexto de nueva demanda agroindustrial coincide con la urbanización
del campo como tendencia de la nueva ruralidad. Nos muestra que la
tendencia por volver competitivo los entornos urbanos -en términos de
capacidades competitivas para el desarrollo local- generan situaciones
adversas para las micro unidades familiares. Estos se enfrentan a
restricciones semejantes a las grandes firmas agrarias regionales, las que
son superadas ampliamente por la agroindustria por su incapacidad para
reconvertirse y articular con el mercado global. Este factor estructural
incide obviamente en las bajas posibilidades de sobrevivencia de
emprendimientos de pequeña escala ya que la tendencia estatal por crear
micro unidades productivas con desocupados urbanos bajo la forma de
subsidios experimentan una alta tasa de mortalidad; la falta de evaluación
de las motivaciones de los tenedores y de sus cualificaciones previas, son
entre otros factores causa de que el “autoempleo forzoso” asociado a las
condiciones de entorno local desarrollador no lograra un efecto sinérgico. Ni
desde el Estado, ni desde el mercado local-regional, ni muchos menos desde
las poblaciones locales se logran resolver los problemas de unos y otros.

Más cercanos a nuestra realidad provincial y en la Provincia de


Neuquén, Mónica Isabel Bendini (Ob. cit. 2002) ha examinado la relación

20
entre nuevas tendencias agroindustriales empresariales, el papel del Estado
y nuevos sectores que han accedido a nuevas fronteras agrarias. Sostiene
que las familias urbanas empobrecidas han sido incorporadas producto de
la necesidad estatal de amortiguar conflictos sociales y no de las necesidades
de expansión de la producción agraria y movilidad rural-urbana en sus
estrategias de reproducción familiar. En este estudio se muestra claramente
como el Estado Provincial genera flujos de población que difícilmente
serán sostenidos por procesos de capitalización. Se trata de familias que
han empeorado sus condiciones de posibilidad de reproducción familiar. Es
en el caso de familias que no tienen vivienda y son provenientes de áreas
marginales de la ciudad, desempleados, cuentapropistas, trabajadores del
sector informal y desplazados agrícolas que deciden organizarse para
cambiar su situación de vida. Concluye que en el contexto provincial
coexisten junto a esta realidad una tendencia articuladora con la
modernidad que se asemeja a la tendencia propia de la nueva ruralidad
latinoamericana. La autora es tasita al señalar que el fenómeno local se
diferencia del caso europeo por cuanto allí la refuncionalización del mundo
rural provoca formas de organización para integración en la economía a la
población rural, aquí la multifuncionalidad provoca exclusión y mayor
vulnerabilidad. Por último queremos destacar el estudio de María Eugenia
Cepparo (2005) quien estudia desde una perspectiva de la geografía los
alcances de la oferta de hortalizas en Río Gallegos desde los años ‘90. Al
respecto la autora señala que el fenómeno ocurre entre un pequeño número
de siete productores que explotan el comercio local de hortalizas mediante
invernáculos comerciales y a cielo abierto, en los que aplican diversas
tecnologías y trabajo familiar. Enfrentados a los problemas del clima,
estacionalidad, costos de producción y dificultades de comercialización por
dependencia en la cadena de tiempos de pagos de supermercados, los
chacareros de Río Gallegos no logran estructurar una articulación exitosa
con el mercado local.

¿Cómo puede ser explicado el fenómeno resultante en Caleta Olivia a


más de una década de funcionamiento?. Sospechamos que no puede ser
pensado ligeramente como un típico caso de periurbanidad agraria. La
explotación a pequeña escala dentro de la ciudad o en sus cinturones verdes
ha sido ampliamente divulgada por los organismos internacionales como la
FAO7 o por la economía social en la propia Provincia de Santa Cruz (Alicia
Kirchner, Paola Vessvessian, 2001:109). A diferencia del uso de concepto en
estos ámbitos internacionales y regionales, las características que asume el
fenómeno local si bien pueden ser encuadradas dentro del actual ajuste
estructural y crisis de desarrollo urbano,8 ocurre en condiciones locales
absolutamente diferentes a las caracterizadas para países empobrecidos

7
Ver FAOAG21:RevistaEnfoquesAgriculturaurbana.htm, actualizada el 03/01/2005; también Rachel Nuget, Florence Egal:
Alimentación urbana actualizada el 03/01/2005, y Urban Harvest, agricultura urbana.htm, actualizada el 03/01/2005.
8
La crisis de desarrollo urbano se expreso ampliamente en los medios periodísticos regionales por ejemplo en el
aniversario de la ciudad en 1992 donde se hablaba de las “ilusiones perdidas” por la retirada de YPF, la
inexistencia de una política para la Patagonia, el temor a la emigración, en Diario Crónica de Comodoro Rivadavia
1992.

21
estructuralmente bajo condiciones históricas de desigualdad social y
cultural. En efecto, la periurbanidad ha sido caracterizada como estrategia
de subsistencia de producción familiar en contextos de pobreza para
continentes como Asia y África fundamentalmente. Su promoción conceptual
se oriento como práctica de prevención a la seguridad alimentaria en
sociedades donde los niveles de ingresos de los hogares pobres no alcanzan
para adquirir alimentos frescos. En esos países, el trabajo femenino suele
ser visto como el pilar a partir del cual se disminuyen los riesgos de
nutrición. Pero -de acuerdo a los autores que venimos siguiendo- la
mitigación de los impactos sobre las familias pobres no deben ser
sobrestimadas. La agricultura, granja, u horticultura periurbana sólo puede
ser exitosa bajo determinadas condiciones tecnológicas y si cuenta con
estimulo de las políticas públicas. Si nuestra realidad local no se ajusta a
éstos parámetros ¿Cuál es la realidad en nuestro contexto de investigación?.
Todo nos indica que los sujetos que interactúan en Caleta Olivia -técnicos
y chacareros- unos representan en gran medida a un Estado con recursos
económicos únicos en la Argentina y otros son asalariados de ese Estado
Provincial y sus municipios o jubilados del Estado o profesionales
autónomos. Ambos no representan ningún tipo de pobreza empírica o de
adscripción teórica conocida a nuevas formas de precarización laboral rural
de la argentina de los ‘90 (Roberto Tenencia: 1996). Esta particularidad
local y subregional -que justifica en parte esta investigación de tesis-
obviamente no excluye que bajo condiciones semejantes de capitalismo
global y ajuste estructural en el mercado de trabajo regional no estemos
frente a un contenido particular de estrategias de subsistencia urbana.
Sospechamos que para al menos un sector de los tenedores de tierra
agropecuaria de Caleta Olivia estamos frente a una estrategia de
subsistencia. Este es el desafío que enfrentamos en Capítulo V y VI de esta
tesis en la que esperamos responder la pregunta acerca de ¿Quiénes son los
“chacareros”?; ¿Cómo se llega a hacer “chacarero” en Caleta Olivia?; ¿Qué
tipo de “chacareros” es posible distinguir empíricamente? y ¿bajo qué
condiciones locales se producen determinado tipo de respuestas adaptativas?

Ya habíamos anticipado que la situación agropecuaria en Santa Cruz


puede ser caracterizada como de eminente pérdida de tradición económica
rural, estancamiento sostenido, permanente búsqueda de reconversión con
bajo poder de negociación a escala provincial y nacional. Sólo los recientes
intentos de experimentar una estrategia de reconversión a pequeña y
mediana escala en ámbitos estrictamente rurales y con apoyo estatal
provincial a través del Concejo Agrario provincial nos muestran intentos de
replantear el objeto agropecuario (Carlos Baetti, 2000:925,926)9. Bajo este
contexto es que las experiencias con los interland urbanos (hasta los ‘90)
han sido inexistente y no asociada a familias de origen campesino
9
El Programa “Ajo Santacruceño” se institucionalizó en 1994 por el Gobierno de la Provincia. Se trataba de una
iniciativa estatal de apoyo a los productores para aumentar la superficie de plantación hasta alcanzar una
escala comercial. Comenzando en la zona central la experiencia se amplio a toda la provincia. Esta política de
desarrollo del producto agrario, gradualmente fue entrando en crisis producto de la inexistencia de infraestructura
de comercialización a nivel provincial provocando grandes pérdidas y deudas por créditos en productores entre
individuales.

22
establecidas en el mundo urbano o pobres estructurales características de
otras regiones de la Argentina.

Sin embargo, el panorama rural de Santa Cruz no ha sido ajeno al


escenario nacional de territorios donde las economías de enclaves
industriales restaron poder político y económico al sector histórico agrario.
En este sentido la provincia prescinde de ser incorporada ligeramente en los
análisis de cualquier esquema teórico que intente explicar fenómenos de
una nueva ruralidad asociada al capitalismo agroindustrial y trasnacional
(Norma Giarraca (comp.): 2001). Santa Cruz, más bien representa la
continuidad de un tipo de formación social característica del capitalismo
tardío del siglo XX y que se proyecta tenuemente en el presente. Aquí
parecieran ocurrir dos fenómenos contrapuestos entre sí, pero que en
definitiva terminan presentando el rostro visible de la dimensión
agropecuaria rural y periurbana en el actual contexto capitalista en la
región. Básicamente, tenemos una economía agropecuaria estancada en la
coyuntura del capitalismo agrario representada en el siglo XX y nuevos
fenómenos agropecuarios en los interland urbanos. Estos últimos vinculados
indirectamente a los efectos propios del capitalismo global que culminan
incorporando la dimensión agropecuaria del desarrollo local como parte de
las agendas que generan los ajustes estructurales en las economías
regionales. Es decir, que muy probablemente aún cuando las premisas desde
la que miramos la dimensión agropecuaria sean diferentes a otras
realidades, los efectos humanos y sociales podrían estar creando realidades
más o menos semejantes. O sea expresiones de nuevas desigualdades y
futuras formas de exclusión en la medida que los territorios no se tornen
competitivos y la dimensión agropecuaria no se materialice como expresión
del desarrollo local.

3.3. El área Periurbana de Caleta Olivia en los ‘90

Con lo expuesto hasta aquí estamos en condiciones de sugerir que el


objeto agropecuario para Santa Cruz Norte y en especial el caso de Caleta
Olivia -en tanto dimensión del desarrollo local sustentado en una política
pública de desarrollo económico local- admite ser discutido a atendiendo al
contexto de crisis de desarrollo urbano de la ciudad que a través de actores
claves busca salidas alternativas frente al ajuste estructural. Desde el punto
de vista de los antecedentes de conocimiento de la problemática, no existen
estudios sociales que hayan considerado la dimensión cultural de los
tenedores de tierra en sus interacciones con los proyectos y técnicos del
desarrollo hasta el presente. Ya habíamos anticipado que la única
referencia directa a este interland urbano fue realizada en el contexto de las
planificaciones regionales, cuando en 1969, los Agrimensores del Estado
Nacional caracterizaron la zona como apta para la producción agraria a
partir de la puesta de trabajo técnico al servicio del cinturón urbano de
Caleta Olivia (José Pastor y José Bonilla 1968, Ob. Cit.).

23
Producto de contingencias históricas -ya explicadas- la política
municipal recién a partir de los ‘90 inicia una política de distribución de
unidades parcelarías con fines productivos agropecuarios. Los primeros
estudios de carácter técnico y científico se conocieron cuando dos proyectos
estructurales se popularizaron a nivel social. Se trataba de la
implementación Plan Estratégico para Caleta Olivia (PECO- UNPA 1998) y
el proyecto de la Obra de Red de agua potable de la Municipalidad de Caleta
Olivia (2000). En este contexto se produjo el “Informe de la Primera Etapa
Diagnóstico General de la Zona de Chacras de Caleta Olivia”10, el cual se
centró en la potencial comercialización de productos agropecuarios. En este
diagnóstico la perspectiva técnica sostiene que la disposición de agua para
riego se convertiría en un factor clave para la factibilidad de
comercialización agropecuaria de los productores chacareros.

A este estudio producido por el área de Ciencias Exactas de la


Universidad Nacional de la Patagonia Austral le ha seguido nuestra propia
experiencia de campo antropológica a partir de la cual hemos producido dos
estudios preliminares. El alumno becario Héctor Alanis produjo “Zona de
Chacras y Promoción del Desarrollo en Caleta Olivia” (2000). El mismo
relevó desde la perspectiva de los actores la predisposición a la producción
agropecuaria, concluyendo que ésta existía con entera dependencia de la
llegada del agua. Por su parte el autor de esta tesis produjo el estudio
denominado “Entre la innovación agropecuaria y el Síndrome del estatismo
reciproco”: El “Proyecto” de invernaderos de autoconsumo familiar en Caleta
Olivia (2002), allí mostramos un ejemplo de intento de articulación entre
instituciones desarrolladoras que se comprometían con un proyecto
(invernáculos) y que operaron en la práctica por caminos separados con
conflictos permanentes llegando a desconocer los resultados productivos.
Mostramos que si bien existieron ciertos resultados productivos, estos
nunca pudieron ser seguidos y evaluados coordinadamente entre
organizaciones desarrolladoras.

A este tipo de estudio le han seguido otros de carácter más técnicos


producto de los problemas ambientales que a partir del año 2002 ocuparon
la agenda de la opinión pública local. En efecto, la teoría de un grupo de
“chacareros” que se encontraron con el afloramiento de acuíferos salinizados
y con alcalinización del suelo, les llevó a sostener que este fenómeno natural
era producto de la contaminación de las napas freáticas producidas por la
industria petrolera. Desde entonces en la opinión pública local y provincial
se enfrentaron dos teorías, una que suponía que los afloramientos eran
producto de la sobreirrigación de los “chacareros” (perspectiva técnica) y dos,
la que sostenía que la contaminación era por introducción de agua inyectada
en pozos petroleros aledaños a la zona “chacarera”. Este debate – que será
ampliamente referenciado en diversos capítulos y en especial el número VII
10
Proyecto: “Programa de activación productiva para la zona de chacras en la localidad de Caleta Olivia, provincia
de Santa Cruz. “Informe de la Primera Etapa Diagnóstico General de la Zona de Chacras de Caleta Olivia” (Junio
2000), de Ing. Arpes Analía; Lic. Clips Leonardo; Lic. Aranciaga Ignacio. UNPA – UACO; UNPA – UARG; INTA
Río Gallegos.

24
de esta investigación- generó el primer estudio ambiental. El Estado se vió
obligado a través de la Subsecretaría de Medio Ambiente de la Provincia en
contratar una consultoría de HIDROAR S.A. (Servicios Hidrogeológicos y
Ambientales). Esta entidad privada produjo el primer estudio
hidrogeológico en la zona de chacras de la ciudad de Caleta Olivia. Su
objetivo consistió en probar que las causas del afloramiento de aguas
salinizadas no se debían a la filtración de agua por recuperación de pozos
petroleros11. En este mismo contexto de discusión en el año 2004 un estudio
independiente del profesional ambientalista Silvio Romano describió las
características del suelo y las aguas y llegó a bosquejar un plan de gestión
ambiental para evitar la tasa decreciente de producción del área y el
aumento del proceso de afloramiento de salinización por irrigación12. Desde
que ambos estudios técnicos ocurrieron, la política municipal inició un
trabajo de drenaje con máquinas viales las cuales remplazaron un plan de
gestión ambiental, y desde entonces no se conocen más estudios
ambientales, comerciales o sociológicos. En definitiva, este conjunto de
antecedentes se constituyen en pilares básicos a partir de los cuales
esperamos aportar en un estudio con vocación integral que incluyen la
dimensión humana y natural en la interpretación de nuestros resultados de
trabajo de campo vivenciados entre el año 1999 y el año 2004.

Capítulo II

Perspectivas de Comprensión Teórica y


Metodologías de Campo

1. La adaptación Agropecuaria como Proceso: Primera Acepción

11
AA.VV. (Febrero 2003) “Estudio hidrogeológico ambiental en la zona de chacras ciudad de Caleta Olivia-
Provincia de Santa Cruz”. Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia de Santa Cruz (73 páginas).
12
Silvio Romano (2004) “Plan de gestión ambiental para un desarrollo agrícola sustentable en Zona de Chacras”.
Caleta Olivia.

25
La ocupación humana de la zona de “chacras” de Caleta Olivia se
presenta como un fenómeno local dentro de un contexto nacional de crisis de
las economías regionales (Alejandro Rofman: 2001) y de ajuste estructural
de la Región Austral (Agustín Salvia: 1997) que circunscribió a los espacios
urbanos al debate sobre el cambio de paradigmas de gestión del desarrollo
local (Sergio Boisier: 2001, Antonio Vazquez Barquero:2001). Es en este
marco de relaciones estructurales, regionales y locales que comienzan a
inscribirse respuestas culturales que sitúan la dimensión agropecuaria del
desarrollo local como objeto de políticas. En Antropología la explicación y
comprensión de los procesos humanos que producen variaciones culturales
producto de los fenómenos referenciados nos exige conectar la perspectiva
de los actores y sus respuestas adaptativas atendiendo a los factores
naturales del entorno.

En tal dirección de ideas sostendremos que el uso del concepto de


adaptación admite múltiples usos teóricos. En nuestro caso seguiremos un
primer uso siguiendo la acepción que nos propone Leopoldo Bartolomé
(1999). Este autor sugiere distinguir entre proceso adaptativo y estrategias
adaptativas en el análisis de grupos culturales que deben construir
respuestas frente a constricciones ambientales y culturales en relación con
la producción agraria. Seguidamente entiende a las estrategias adaptativas
como las elecciones que hacen las personas esperando obtener algún tipo de
resultado, desde el punto de vista de sus propias experiencias previas, y las
de otro. Las múltiples adaptaciones de los individuos durante un período de
tiempo crean un modelo que constituye la amplia estrategia seguida para
alcanzar metas y solucionar sus problemas. Por proceso adaptativo entiende
las modificaciones que ocurren a partir del uso repetido de estrategias por
un período de tiempo relativamente largo –en su caso 64 años- ; mientras
que la postura adaptativa la define a partir de la identificación de aquellos
trazos más relevantes dentro del proceso. Para el caso de la zona de chacras
de Caleta Oliva ¿Frente a qué tipo de respuestas estamos asistiendo?. Ya
sea que estemos frente a una estrategia y/o postura adaptativa, es el
principio procesual de la adaptación el que nos deberá conducir a conocer la
adaptabilidad de los grupos domésticos bajo estudio.

Bajo estas premisas, la adaptabilidad humana a los entornos de


restricción naturales que favorecen u obstaculizan los procesos adaptativos
encuentra un sentido explicativo de mayor alcance. Máxime en nuestra área
de estudio donde el componente ecológico pareciera estar definiendo una
aparente hostilidad a los procesos de adaptación humana. Por ello
entenderemos por entorno natural:

“…al conjunto de recursos cuya obtención plantea


problemas para la actividad humana y a la vez de factores
limitantes que hacen que las características de los recursos

26
varíen, así como su importancia…” (Ubaldo Martínez Veiga:
1985: 30)

En nuestro ámbito de estudio estableceremos como factores de


entorno natural claves del proceso adaptativo el agua y las características
del suelo de la zona de “chacras”. Estos se presentan al antropólogo como
factores limitantes, a la vez que como recursos de oportunidades a partir de
las cuales los sujetos toman decisiones que producen comportamientos
específicos y que determinan una particular forma de cultura “chacarera”.
En este contexto teórico una primera acepción del concepto de cultura exige
abordarla como parte de un mecanismo adaptativo que ocurre entre
organismos vivos, pero cuya su particularidad estriba en la transmisión de
trazos de relación estrictamente humanos y son diferente de los
mecanismos de adaptación biológica cuya particularidad estriba en la
transmisión genética (Ubaldo Martínez Veiga, Ob. Cit.: 14)

2. Segunda Acepción: Adaptación e Interconexión con Modelos y


Estilos de Desarrollo Económico Dominantes

Mario Rabey (1990) ha logrado explicar – para el caso de las


comunidades andinas- la inserción de las particularidades culturales en
relaciones estructuralmente definidas por la lógica del capitalismo
occidental. El autor distingue inserciones locales con posibilidades de
desarrollos alternativos de ocurrir bajo condiciones estructuralmente
determinadas. Nos interesa su conceptualización entre modelo y estilos de
desarrollo, pues entiende por estilos:
“las pautas que adopta un sistema sociocultural
determinado en un momento de su historia...”(Ob. Cit:30)

Y por modelo:
“... una construcción teórico-ideológica, también establecida
en un momento particular, que se propone como la
orientación que ese sistema sociocultural debe seguir en
adelante.“ (Ob. Cit: 30)

Estas definiciones le permiten sugerir a través del concepto de


estrategia adaptativa -en un sentido semejante al propuesto por Leopoldo
Bartolomé- la posibilidad de comprender empíricamente los múltiples
niveles de interacción que definen lo dominante de un estilo o modelo. La
adaptación que incluye los complejos tecnológicos endógenos puede ser
entendida como:
“…un proceso interactivo y dinámico, donde las
interacciones con otros sistemas sociales, especialmente las
instituciones dominantes, exhiben una alternancia entre el
conflicto y la negociación” (Ob. Cit: 34)

27
Cabría seguidamente preguntarnos ¿Dentro de que modelo regional y
estilo local de desarrollo ocurre la adaptación agropecuaria “chacarera”?
Esta pregunta nos conduce directamente a señalar que la perspectiva de los
técnicos o gerentes del cambio - como los ha denominado Alfredo G.A
Vallado (2000: 159) emergen de instituciones. Instituciones locales desde las
que interaccionan con los “chacareros” por lo cual se torna necesario relevar
que las perspectivas emicas técnicas que surgen de las instituciones en tanto
culturas organizacionales. Las culturas organizacionales según Fernando
Flores (1997) supone el estudio del conjunto de normas, pautas y conductas
que establecen modos de acción individual y colectiva al interior de las
organizaciones sociales. El análisis de una cultura organizacional considerar
básicamente: los modos de distribución y ejercicio del poder; los modos de
ingreso, elaboración y procesamiento de información (la del contexto y la de
la organización); los modos de procesamiento y resolución de conflictos; los
modo de autopercepción de los fines y metas de la organización; los
posicionamiento de la organización dentro de los sistemas sociales externos
que interactúan con ella. Esta serie de variables que definen la cultura
organizacional es sugerente para hacer antropología dentro del propio
contexto organizacional en el que debió posicionarse el autor de esta
investigación de tesis, pues permite no solo desentrañar la perspectiva
técnica, sino que su contexto de actuación en relación al fenómeno
desarrollador.

3. Desarrollo económico local y dimensión cultural del


desarrollo

Ahora bien, hechas estas disquisiciones analíticas, deberemos


entender que las culturas organizacionales son seguidamente reflejo de los
estilos particulares de desarrollo local en la que concurren actores locales.
Por ello el debate del desarrollo local como telón de fondo del escenario de
Caleta Olivia no puede dejar de ser considerado en su especificidad
epistemológica y explicativa. Reconocemos en tal horizonte al menos tres
perspectivas analíticas orientadoras. José Arocena (1995) entiende el
desarrollo local en términos de generación de excedentes endógenos y
equilibrios sociales de redistribución de los mismos en un esquema de
sustentabilidad social territorial y ambiental. Desde otra orientación
podemos citar la perspectiva de la UNESCO que a partir de los ‘80 ha
considerado fuertemente la dimensión cultural del desarrollo económico de
las sociedades (Arffwedson, A: 1990:9; Bernardo Klinsberg, 2000). Desde
este mismo marco ideológico la más reciente teorización que emerge del
propio Banco Mundial, pretende recuperar experiencias mundiales donde
el concepto de capital social en sus diferentes variantes ponen el énfasis en
la construcción de confianza y civilidad desde la cultura local se presentan
como las claves para alcanzar el desarrollo social y económico local
(Bernardo Klinsberg, 1999).

28
La perspectiva de José Arocena es de cierta utilidad para situar en el
análisis el fenómeno agropecuario local como un intento desarrollador en
pleno contexto de ajuste estructural en que “chacareros” y actores
institucionales accionando en el orden de transferencia de conocimientos;
(Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Instituto Nacional de
Tecnología Agrícola y Consejo Agrario Provincial) y en las decisiones
administrativo políticas (Secretaría de Desarrollo y Producción Municipal)
interaccionan entre sí y con el actor “chacarero”. Sin embargo, a los fines de
un enfoque antropológico del desarrollo económico esta perspectiva resulta
útil para presentar los actores que construyen sentido explicativo emic de
sus acciones desde la perspectiva del mercado, pero nos resulta insuficiente
dada la escasa atención asignada a la dimensión cultural del desarrollo
económico. El énfasis puesto en la producción de excedentes de capital para
configurar un mercado se transforma en un escollo para conocer y
comprender la dimensión económica presente en las racionalidades de los
“chacareros”.

En conclusión, sí un estilo de desarrollo puede ser remitido al


análisis cultural y el concepto de desarrollo local admite una especificidad
de tratamiento desde el conjunto de las Ciencias Sociales, circunscribiendo
sus aportes a la capacidad de centrar la mirada en los actores locales y en la
dimensión económica de la sociedad, podremos sostener siguiendo a Sergio
Bosier y Verónica Silva (2001) que el desarrollo local no puede ser entendido
sin situarlo en un entorno regional desarrollador, Por ello los autores
entienden ese entorno desarrollador como desarrollo endógeno,
entendiéndolo como:
“…la capacidad para transformar el sistema socioeconómico; la
habilidad para reaccionar a los desafíos externos; la promoción
de aprendizaje social; y la habilidad para introducir formas
específicas de regulación social a nivel local que favorezcan el
desarrollo de las características anteriores. Desarrollo
endógeno es, en otras palabras, la habilidad para innovar a
nivel local” (2001: 48-74)

4. El concepto de cultura en los análisis del desarrollo local y


endógeno

Más allá de las intenciones académicas, observamos que la debilidad


epistemológica señalada y la batería de conceptos sugeridos para
comprensión de nuestro objeto de estudio e investigación, debemos advertir
29
que las perspectivas que surgen de los organismos internacionales
(UNESCO, Banco Mundial) se caracterizan por enunciar la “cultura” como
factor de desarrollo económico, pero quedan irremediablemente presas de la
racionalidad técnica que unge generalmente a quienes accionan desde las
organizaciones planificadoras de los cambios culturales para el desarrollo
económico en economías de mercado. Según Feito la debilidad de estas
perspectivas se evidencia al intentar citar casos exitosos (ejemplos el
presupuesto participativo de Puerto Alegre en Brasil) como ejemplos
paradigmáticos en los cuales a través de la “cultura” y la “participación
social” lograron adecuarse al modelo económico occidental el cual subyace
como modelo universal y homogéneo a desarrollar.

La característica ideológica en la que se recurre a la cultura como


factor para aspirar a ser desarrollado desde lo agrario ha sido estudiado
para los horticultores de pequeña y mediana escala por María Carolina
Feito (2006). La autora ha puesto en evidencia la subordinación del concepto
de cultura que utilizan las organizaciones técnicas, la cuales terminan
relegando sus usos antropológicos y epistemológicos a un segundo plano.
Salvando las distancias geográficas y culturales sostendremos los usos de
los conceptos de cultura en materia de investigación e intervención para el
desarrollo, deberían de ser esclarecedores de las ideologías que subyacen a
las concepciones de desarrollo económico que portan los actores; y que estas
concepciones deben ser reconocidas como factor ideológico que incide en la
construcción que se tenga del concepto de desarrollo. Es decir, mediante esta
tesis estamos reclamando que se necesitan conceptos científicos
antropológicos de cultura que sean fecundos epistemológica e
ideológicamente para dar cuenta del proceso cultural en el que se encuentra
inmersa la sociedad local y la desigualdad cultural asociada a la potencial
desigualdad social o mejoramiento de la calidad de vida. Por nuestra parte
ya hemos asentido en una primera acepción del uso científico del concepto al
considerar los factores de entorno natural de adaptación (Ubaldo Martínez
Veiga, Ob. Cit.: 1985). Ahora bien, en la medida que reconocemos que la
cultura en si misma es un fenómeno que se construye, reproduce y
reelabora en si misma la consideraremos como:

“... la producción de fenómenos que contribuyen mediante la


representación o reelaboración simbólica de las estructuras
materiales, a reproducir o transformar el sistema social” (Néstor
García Canclini, 1981:23)

Pero un concepto de cultura antropológico debe a su vez permitir ser


operativo -a nivel de trabajo de campo- para captar las múltiples
significaciones que otorgan sentido a los denominadores de conducta del
grupo cultural y actores involucrados en el proceso de intervención
desarrolladora. Es decir aquellos producen fenómenos de reelaboración y/o

30
reproducción que hacen que el sistema sociocultural y se mantenga o
transforme. De allí la perspectiva de los actores resultan un recurso
metodológico irremplazable para la comprensión del desarrollo local en su
dimensión agropecuaria. Las formas de pensar, sentir y actuar expresadas
en conductas y significados representan pues las puertas de entrada del
investigador de campo para la reconstrucción cultural desde las perspectivas
de los actores.

5. La mirada micro a partir de las racionalidades de las esferas


domésticas “Chacareras”

Hasta aquí hemos sostenido que el modelo regional en el que se


inscribe nuestro objeto de investigación se corresponde con condiciones
capitalistas históricamente determinadas. Más recientemente, producto del
ajuste estructural que la lógica capitalista instalada en la región, las
sociedades constriñen sus agendas locales a resolver los problemas del
desarrollo económico local heredado producto de las históricas condiciones
de centros extractivos. En este nuevo escenario es donde los actores los
locales, en tanto agentes de desarrollo local y endógeno, insertos en un
estilo local de desarrollo local, deben redimir desde culturas
organizacionales específicas la agenda del desarrollo.

Instalada la dimensión agropecuaria del desarrollo como parte de la


agenda del desarrollo, la Antropología debe construir las herramientas
conceptuales y metodológicas que le permitan acceder a la particularidad
“chacarera” para conocer la perspectiva de los sujetos directamente
vinculados a los proyectos desarrolladores que hemos denominado
estructurales y de financiamiento privado o estatal. En Antropología en
general y Antropología económica en particular existen múltiples
perspectivas de comprensión que conectan lo particular de la construcción
de sentidos vividos con lo estructural de las racionalidades económicas
presente en los sujetos-actores y la lógica del modelo capitalista. ¿Qué
categorías antropológicas pueden resultar fecundas para aproximarnos a
una visión holística de la producción y reproducción cultural de los
denominados “chacareros” dentro del actual contexto de relaciones
capitalistas?

La dinámica cultural que se estructura a partir de los tenedores de


tierra de Caleta Olivia admite un primer eslabón de comprensión a través
de la esfera doméstica pensada ahora conceptualmente como un grupo
doméstico (G. D.) en el sentido propuesto por Alejandro Balazote y Juan
Carlos Radovich J.C., -siguiendo a J. Godoy- . estos autores definen los G.D.
como:

31
“...un término genérico que engloba tres tipos principales de
unidades a saber, la unidad de residencia, la unidad reproductiva y
la unidad económica. La unidad económica es a su vez, un término
genérico que abarca a personas comprometidas conjuntamente en
el proceso de producción y consumo” (1972:106)

Esta categoría tiene importancia metodológica-teórica por cuanto a


través del G.D. no solo podremos estudiar la unidad de residencia, sino que
además encontrar sentido analítico a la dimensión productiva y
reproductiva presente en los G.D. Examinemos inicialmente la dimensión
económica de las racionalidades posibles de encontrarnos en nuestros
tenedores de tierra. En las perspectivas de los autores que venimos
siguiendo el proceso de producción realizado a partir de la unidad de
producción agropecuaria puede coincidir con la unidad doméstica en la que
la división del trabajo por sexo y por generación puede estar representada
en cada ciclo productivo de la unidad. Estas dimensiones implican para el
investigador de campo identificar las formas de organización del trabajo y
las formas de cooperación dominante (simples o complejas). Aquí las
preguntas de investigación en relación a nuestro objeto de investigación son
¿Quiénes son los “chacareros” de la primera generación de tenedores de
tierra?, ¿Cómo han organizado en cada unidad de producción individual la
división del trabajo a través de los ciclos de producción de proyectos propios
y de intervención estatal?, ¿Qué formas de cooperación se presentan como
dominantes en relación a la división por sexo y por ciclo productivo?, ¿es la
producción agropecuaria dominante de los procesos productivos de la
formación económico social de zona de chacras?.

Asociado a este mismo marco de reflexión Marshall Shallins (1983)


en su teoría de “los modos domésticos de producción” sostiene que a partir
de la organización de los G.D. y las relaciones de parentesco es también
posible caracterizar una modalidad económica signada básicamente por: el
sub-aprovechamiento de recursos (que asocia a objetivos finitos de
producción), el sub-aprovechamiento de capacidad de trabajo (que asocia a
baja capacidad laboral diferenciada por sexo) y la posesión de tecnología
simple. Desde esta perspectiva, la unidad doméstica recibiría el peso de la
producción al ocuparse de la organización y aplicación de la capacidad
laboral que define los objetivos económicos tomando decisiones. Cuando en
los G.D. el trabajo familiar es eje de la economía, se debe comprender a la
unidad doméstica como unidad de producción a la vez que como unidad de
consumo y se deben estudiar las técnicas locales y las formas de cooperación
interna a las unidades domésticas y entre unidades domésticas. Finalmente
se debe entender que esta modalidad esta hecha predominantemente para la
sobrevivencia de los grupos domésticos, no para la obtención de ganancia, es
decir, no orientada al intercambio económico. Para el ámbito de trabajo de
campo este enfoque es de utilidad, pues permite ingresar a la explicación de
la especificidad productiva de la “zona de chacras”.

32
Hecha esta reflexión, debemos advertir que no esperamos definir la
producción de los G.D. “chacareros” como una modalidad doméstica de
producción agropecuaria propiamente dicha; más bien aspiramos a
incorporar ciertas variables que surgen de las teorías de los G.D. Ambos
enfoques nos permitirán situar la discusión de la producción en un nivel de
observación analítica donde lo agropecuario se teje como trama cultural de
perspectivas y significaciones cruzadas entre “chacareros” y técnicos
desarrolladores. Perspectivas que a su vez resultan fecundas para
estructurar la forma y/o modelo empírico “chacarero” que se viene
construyendo dentro del estilo de desarrollo local de Caleta Olivia en su
dimensión agropecuaria. Por ello debemos sostener que las U.D. en tanto
unidades de producción (U.P.) más bien, pueden ser entendidas como una
forma en que las mismas a través de trabajo familiar recrean el capital que
producen mediante la articulación de mecanismos específicos de
subsunción del trabajo doméstico (Gastón Gordillo:1992) a la vez que
garantizan la reproducción social. Es esta perspectiva la que conduce a
dejar instalada las interrogantes respecto si los G.D. en tanto U.P. orientan
su racionalidad hacia la subsistencia, es decir a las necesidades y deseos del
grupo, dando contenido a la dimensión económica de la reproducción
social?; o por el contrario su racionalidad dominante se orienta hacia la
obtención de ganancia?, es decir, dando sentido a la lógica del capital y
buscando articular con el mercado allí donde el grado de articulación con los
proyectos desarrolladores encontraría explicación y un punto de
comunicación a la vez qué nos permitiría acercarnos a responder la
siguiente pregunta ¿La actividad agropecuaria puede constituirse en una
dimensión estratégica del desarrollo local?

Hecha esta disquisición de la unidad económica podremos


comprender la dimensión reproductiva de los G.D. allí donde se producen:
“…la transmisión de normas, valores, conocimientos
técnicos, etc. o porque dentro de su estructura se efectúa
la reproducción biológica” (1992: 28-29)

En la perspectiva de estos autores no sólo podríamos observar los


ciclos de vida biológica, sino que además nos permitiría distinguir que el
carácter reproductivo de las unidades domésticas implica:
“…una determinada forma de concebir el mundo, de
relacionarse con la naturaleza, de los hombres entre sí de
organizarse social, políticamente y ejercer la vida
cotidiana” (Ob. Cit: 28)

Esta categoría, en principio nos puede ayudar a desnaturalizar el


concepto de familia tradicionalmente pensado en relación a la organización
de la U.D., por ende aporta para aproximarnos a conocer las respuestas
organizativas que a través de los ciclos de desarrollo de los G.D. se vienen
produciendo en el ámbito chacarero y sus niveles de interacción con los
técnicos y las culturas desarrolladoras que intervienen en el ámbito de
estudio. Comprender la dimensión reproductiva implicará seguidamente

33
considerar la dimensión temporal de la composición demográfica de los
miembros, por grupo de edades, sexo, ocupaciones (previo al acceso a las
chacras) - entre otras variables- necesarias de relevar a fin de conocer el
ciclo de desarrollo del G.D. que han accedido a las unidades de tenencia –en
nuestro caso- como primera generación de tenedores.

6. Construyendo el rol y las metodologías antropológicas en las


relaciones de campo

6.1. Antropología para el desarrollo y proyectos desarrolladores


locales

¿La emergencia del objeto agropecuario representa una estrategia de


desarrollo local endógeno o simplemente la reproducción de mecanismos de
una nueva forma de exclusión y vulnerabilidad social para unos y de
renovadas formas de poder local para otros? La empresa intelectual
propuesta nos exige precisar que nuestra preocupación por el desarrollo
económico local y su dimensión agropecuaria aspira a ser útil para discutir
científica, ideológica y políticamente las características que asume el estilo
local de desarrollo en Caleta Olivia. Perspectiva comprometida con el cambio
cultural orientado a disminuir las asimetrías sociales sobre la base de
pensar que el desarrollo económico debe centrase en los hombres capaces
de articular lo policéntrico y lo pluriconflictivo de la sociedad más que los
interés lógicos en un reducido grupos de poder local de perfil político
tradicional (Fernando Calderón, 2003: 5).

Esta suerte de declaración de principios es especialmente necesaria


en un contexto donde el conocimiento social adquiere escasa relevancia. La
Patagonia Austral, y en particular el área petrolera esta siendo
profundamente afectada por la economía trasnacional. En este sentido Lins
Ribeiro (1999) nos define claramente como puede ocurrir un proceso de
expansión capitalista sin que ocurra desarrollo capitalista. Entonces, si la
expansión capitalista supone la desigualdad en los territorios de explotación
y desarrollo en los territorios centrales de las corporaciones trasnacionales
¿Hacer antropología en la Patagonia Austral puede aportar elementos de
juicio desde una perspectiva centrada en la cultura y el desarrollo a partir
del análisis “chacarero”?, creemos que sí. Nuestro esfuerzo por superar
visiones economicistas nos sugiere enmarcar nuestra práctica antropológica
dentro de la Antropología para el Desarrollo (Carlos Gimeno Martín,1999:
28) utilizando como estrategia de abordaje los proyectos estructurales
organizacionales y los proyectos individuales de pequeña escala. Sabemos
por Lins Ribeiro (1999) que esta disciplina antropológica surgió como una
respuesta técnica de las ciencias antropológicas ante los grandes cambios
sociales y situaciones de desigualdad que provocaban en las escalas locales
los proyectos de desarrollo a gran escala. Este autor sostuvo siguiendo a

34
otros teóricos (Partridge y Warren, 1984; Hoben, 1982) que la tarea del
antropólogo para el desarrollo consistiría en mitigar las consecuencias
negativas para las comunidades humanas involucradas y afectadas por los
esfuerzos hacia el desarrollo (Lins Riberio, 1999: 47). Es sugerente la
definición del autor si entendemos que desde estudios micro territoriales
podemos dar cuenta de interconexiones entre dimensiones estructurales
del capitalismo en la región y las relaciones sociales y culturales que
concretamente ocurren en escenarios localizados e impactados por proyectos
propios del neoliberalismo. Lins Ribeiro sostiene además que la
Antropología para el Desarrollo, al ocuparse de análisis de impactos ha
tenido también su trayectoria en la evaluación de Programas de Desarrollo
(formalizados o no). En nuestra experiencia de campo, no resulto raro que
mientras establecíamos nuestras relaciones de campo en la “Zona de
chacras” de Caleta Olivia, la palabra “proyecto” estuviera siempre presente
en los discursos de unos y otros actores. Es el impacto de los proyectos
estructurales y su relación con los micro proyectos individuales en la
construcción de sentido de los actores lo que pretendemos comprender y
revelar como una dimensión estratégica del proceso adaptativo. En nuestro
trabajo de campo nos encontramos más de una vez inmersos en una
práctica antropológica en la que debíamos opinar sobre problemas del
desarrollo local de Caleta Olivia; inclusive -por momentos- como debimos
actuar como intermediario (Giménez Romero, 1999: 69) de las relaciones de
conflicto entre las culturas organizacionales y los “chacareros”. Este fue
precisamente el caso del proyecto de invernáculo de autoconsumo familiar
del cual hablaremos en el Capítulo IV de esta tesis.

Pero ¿Qué impactos han tenido los principales proyectos


desarrolladores locales de la dimensión agropecuaria en el ámbito
“chacarero” desde el punto de vista de mejoramiento de la calidad de vida de
los actores involucrados? y ¿Qué puntos de interconexión concreta es posible
establecer entre proyectos desarrolladores y relaciones capitalistas de
mercado?. Sospechamos que la mitigación de impactos locales y
subregionales producto de los efectos sociales de la trasnacionalización de la
economía en la Cuenca del Golfo San Jorge operó bajo exclusiva
responsabilidad de los actores locales. Actores que absorvieron aspectos del
modelo ideológico neoliberal a través de proyectos (Plan de Desarrollo
Estratégico) y que operaron intuitivamente (Proyecto de Red de agua de
zona de “chacras”) sin mayor uso de conocimiento y estrategias
desarrolladoras para mitigar la desigualdad. En este contexto, el modelo
ideológico pudo reproducir nuevas formas de desigualad y nuevas formas de
concentración de poder local, aspectos que son claramente visible en el
presente.

6.2. Metodologías y técnicas

¿Cómo construir el rol antropológico desde un contexto organizacional


atravesado por las ideologías desarrolladoras que son objeto de indagación

35
empírica?. Este interrogante obedece al hecho que la Universidad Nacional
de la Patagonia Austral, Unidad Académica Caleta Olivia ha formado parte
de las estrategias desarrolladoras que analizo en esta investigación de tesis.
Por ello, esta pregunta no es inocente y exige esclarecer el rol antropológico
en un contexto de investigación de estas características. En tal sentido, no
se puede obviar el principio antropológico que nos ha enseñando la
antropología comprensiva (Renato Rosaldo, 1991:186) consistente en hacer
visible el lugar del autor, admitiendo de entrada que estuvimos siempre
sujetos a juegos de relaciones de poder en el ámbito universitario. Pero el
autor entiende que esta posición en el campo de relaciones sociales ofrecía
una dificultad de tipo ideológica no metodológica. La posible obstrucción
ideológica en Ciencias Sociales la sostenemos desde una concepción de
Universidad en la que no aceptamos ser cómplices de engendrar nuevas
relaciones de desigualdad social y cultural a través del conocimiento de
investigación. El tiempo transcurrido entre indagación en distintos ámbitos
institucionales estatales, provinciales y nacionales explican en gran medida
la temporalidad entre incursiones de trabajo de campo y la escritura de esta
Tesis.

Durante el tiempo de recolección de datos de campo ocurrido entre


1999 y el año 2004 implementamos una serie de herramientas
metodológicas para relevar información cualitativa y cuantitativa de la
“Zona de Chacras” de Caleta Olivia a la vez que construíamos registros
mínimos de otras situaciones en la Provincia de Santa Cruz. La
metodología general de trabajo de campo la fuimos estableciendo en relación
a tres criterios básicos:

a) La estrecha relación con los distintos momentos de reflexividad


teórica que fuimos estableciendo en la medida que comenzábamos
a comprender teóricamente los problemas del desarrollo económico
desde una perspectiva de la Antropología.
b) La estrecha relación con las posibilidades de acceso a información
en distintas reparticiones del Estado e instituciones que han
promocionado el desarrollo productivo de la Zona de Chacras.
c) La estrategia utilizada para acceder al trabajo de campo y
producir relaciones de campo en el tiempo con distintos
“chacareros”, con los técnicos y los políticos de Caleta Olivia (S.J.
Taylor, R. Bogdan, 1996; Rosana Guber:1991).

Paralelo a realizar registros debíamos construir herramientas


suficientemente sólidas para jugar una estrategia de largo aliento que nos
permitiera transitar por ámbitos institucionales, “zona de chacras” y
reflexividad teórica. Cruzando por territorios de conflictos entre unos y
otros y nosotros en la propia Universidad utilizamos herramientas para
construir nuestra propia producción de información cuantitativa y
cualitativa. Afortunadamente pudimos ejecutar un proyecto de investigación

36
denominado “Estados Municipales y actores socioeconómicos en un contexto
de economía global. Análisis del impacto de los programas orientados al
desarrollo local en dos Subregiones de Patagonia”. Este proyecto fue vital
para comprender los problemas culturales del desarrollo local y regional, a
la vez que nos ha permitido – junto a una serie de colaboradores y colegas-
discutir la dimensión de desarrollo local agropecuario y en particular en lo
referido a la “Zona de Chacras” de Caleta Olivia. Desde esta experiencia de
investigación fueron múltiples las técnicas que se focalizaron en el ámbito
de estudio “chacarero” y en los actores vinculados con mi problema de
investigación. Una beca de investigación para alumnos me permitió
contrastar mis propios registros y reflexiones de campo con la libreta de
campo que debía desarrollar un alumno como parte de su proceso de
formación. Otra experiencia con alumnos avanzados de la Universidad
Nacional de la Patagonia San Juan Bosco nos ha permitido disponer de
entrevistas grabadas focalizadas con informantes claves técnicos, políticos y
“chacareros”. Estas entrevistas fueron de utilidad a la hora de construir
esta tesis pues nos han permitido acceder a puntos de vista que difícilmente
podríamos haber accedido por nuestro propio rol universitario. En todos
los casos el autor de esta tesis diseñó los instrumentos de recolección de
información13 y mediante el propio proyecto de investigación – como parte de
una estrategia global de investigación- pudimos acceder gradualmente al
conocimiento de estudios técnicos escritos que fluían complementariamente
como información de contexto y que han sido ampliamente utilizados en
esta tesis para reconstruir la perspectiva de los técnicos.

Nuestras relaciones de campo profundizadas entre los años 2000 y


2001 comenzaron con un exhaustivo registro de informantes claves y
calificados; por entonces fue fundamental para abordar la perspectiva
“chacarera” ingresar a la zona vía los integrantes de la Comisión de la
Unión vecinal. Esta puerta de entrada permitió obtener una serie de
entrevistas, vivencias de reuniones y documentación institucional. Fue así
como pudimos obtener copia del libro de actas de la Unión Vecinal,
documentación de actividades y reconstruir aspectos subyacentes a los
movimientos económicos que se realizaban en las compras comunitarias.
Cuando intentábamos explicitar el rol antropológico y construir confianza
con los principales referentes de la vecinal, experimentamos una serie de
situaciones de campo en las que quedamos involucrados -diríamos-
productivamente. Productivamente en la medida que llegamos a
convertirnos en redactores de notas ante autoridades locales y provinciales,
y/o actuando a veces como “asesores” frente a situaciones conflictivas que se
vivenciaban con la municipalidad o con el uso del agua en la zona.

13
Nos referimos a pautas de entrevistas semi estructuradas, con preguntas abiertas vinculadas a los tópicos que
comprendían específicamente el problema del desarrollo en la “Zona de Chacras”.

37
Nuestro acceso al ámbito municipal tuvo tres momentos que
estuvieron claramente determinados por las coyunturas políticas locales y
por los momentos medidos de inmersión en el ámbito “chacarero”. El primer
momento fue de acercamiento a la perspectiva política – técnica de quienes
en el año 1999 controlaban la Secretaría de Planificación de la
Municipalidad y la División de tierras agropecuarias. Perspectiva a la que
pude acceder gracias a un informante clave de la situación chacarera. El
segundo momento ocurrió, entre los años 2001 y 2003, cuando la Secretaría
de Planificación se transformó en Secretaría de Desarrollo y Producción, fue
entonces cuando pudimos establecer un fluido intercambio con los cargos
técnicos y políticos llegando inclusive a actuar como mediador entre la
vecinal y la Secretaría por conflictos pendientes derivados de la pérdida de
la elección del candidato del Intendente Córdoba como presidente de la
Unión Vecinal de “Zona de Chacras”. Esta situación me brindó la
oportunidad de generar una serie de reuniones de trabajo entre la vecinal y
los cargos políticos técnicos de la municipalidad con la excusa de realizar un
instrumento de evaluación del “proyecto de invernaderos” que tantas
disputas y acusaciones mutuas generaba.

De una serie de reuniones de trabajo, logré construir un instrumento


de encuesta de características cuantitativas y cualitativas en la cual
además de la vecinal y la municipalidad, participaron finalmente
promotores locales del Ministerio de Acción Social de la Provincia que tenían
intención de conocer que había pasado con los 1000 mts. de polietileno que
se habían subsidiado desde el Ministerio de Acción Social liderado por Alicia
Kirchner a la vecinal. La producción de la encuesta para evaluar los
resultados implicó un trabajo de borradores que iban y volvían a manos
de los interesados hasta que adopto su formato de aplicación (se adjunta
como anexo metodológico de esta tesis). Los resultados de esta encuesta han
sido útiles para que ambas reparticiones se encontraran por primera vez con
los resultados de sus acciones evaluadas desde la perspectiva de los
“chacareros” y han sido de utilidad como fuente a la hora de escribir esta
tesis.

Un tiempo especial incluyó nuestro acercamiento a los ámbitos


institucionales políticos no universitarios, para intentar comprender las
categorías de entendimiento de decisores políticos y la construcción de su
sentido desarrollador. Esta tarea nos ha llevado a vivir una experiencia
desde adentro de la cultura política de un sector del justicialismo para
comprender como se concibe el desarrollo de la economía urbana y
particularmente el desarrollo agropecuario.

38
Capítulo III

La Zona de Chacras de Caleta Olivia:


Ambiente Humano y Natural

39
1. El “interland” urbano de Caleta Olivia

Distante a cinco kilómetros en dirección Este–Oeste desde Caleta


Olivia se ubica la denominada zona de “chacras”, una frontera agraria
estimada en 630 hectáreas establecida como área agropecuaria según
Ordenanzas Municipales N.1-M-70, 720/89 y N.73/90. Actualmente este
cinturón urbano conforma unidades de dominio individual donde alrededor
de 392 tenedores de tierra agropecuaria han accedido mediante
adjudicaciones y ocupaciones de hecho. Los agrimensores José Pastor y José
Bonilla en 1969 sugirieron planificar la ciudad costera -que por entonces
tenía 12.500 habitantes- para albergar 40.000 habitantes hacia el año 2000;
recomendaron diversificar la economía local sobre la base de aprovechar las
riquezas que ingresaran por regalías petroleras, para lo cual “las fuerzas
vivas” debían invertir gradualmente en el espacio “periurbano” en materia
de agricultura, recreación y turismo. Los autores definieron el cinturón
urbano de Caleta Olivia en los siguientes términos:

“…el “interland” Caletense prodiga otra clase de paisaje ya


de por si interesante en su primitivo estado natural: es el de
los “cañadones” contrastando con las redondeadas
estribaciones de la pampa mesetiforme en cuyo borde están
tallados: las vegas, mallines y depresiones inundables que se
encadenan a lo largo del fondo de esos cañadones
constituyen rica materia prima para la formación de un
paisaje forestado y cultivado, miniaturizando los valles
clásicos de Río Negro y Chubut. Las técnicas agrarias
contemporáneas en cualquier momento oportuno pueden
sacar partido de esas lenguas de tierra que desde el mar se
adentran en la meseta.” (1969: 40)

Esta visión estratégica del medio natural recién adquiriría sentido a


partir de los años ‘80 y fundamentalmente desde los ‘90 cuando el contexto
de la crisis hizo posible la emergencia de una serie de políticas públicas para
la ocupación humana de esas “leguas de tierra que se adentran hacia el
mar”. Pero, esa visión resalta la necesidad de que 1º deberían intervenir las
técnicas, hecho ignorado desde las políticas y actores locales en los 90` pues
la ocupación humana precedió a todo estudio técnico.

40
Vista desde el Oeste en dirección Sureste.
Avenida principal, en el fondo Caleta Olivia y océano atlántico.

2. La humanización del paisaje rural

Ingresar a la zona de chacras de Caleta Olivia implica para el


observador común cruzar toda la ciudad hasta ingresar al viejo límite
urbano en el que se torna difuso diferenciar entre el fin del ámbito urbano y
el principio del ámbito ruralizado. Al ámbito “chacarero” se ingresa por una
avenida principal -que próximamente será pavimentada- la cual se extiende
unos dos kilómetros en dirección SW y divide en dos la zona baja o plana del
espacio “chacarero”, zona que a su vez se conecta con el penúltimo peldaño
de terraza previo a la Costa Atlántica.

Al transitar por la avenida principal se presenta el primer rasgo


característico del tipo de suelo: trazos de medanos que evidencian la erosión
creciente producto de efectos naturales y antrópicos. Estos últimos producto
de la sistemática apertura de caminos y huellas internas, más los
movimientos de suelos para desmalezar las unidades de tenencia. Las obras
de ingeniería estatales de agua y gas también hicieron lo suyo evidenciando
un estado del territorio donde la intervención humana ha superpuesto
planificaciones de gas y agua. Es frecuente visualizar en la superficie caños
de gas en desuso que cruzan ciertas calles internas y tendidos de
mangueras superficiales de distintos tamaños formando una telaraña para
ser descifradas sólo por los más “viejos” del lugar o los expertos de servicios
públicos de Caleta Olivia.

41
En esta misma avenida se pueden observar pequeños movimientos de
actividad social, allí se ubica la Unión Vecinal, creada en 1993 que es
atendida generalmente por personal adscripto municipal o de planes
sociales provinciales. La Unión Vecinal revela un diseño en ciernes de una
forma de actividad que esta siempre en construcción y nunca logra
terminarse, allí periódicamente se informa sobre horarios de talleres
barriales, se recepcionan los servicios de gas, luz, teléfono y se utiliza como
ámbito social y de reuniones.

En ambos lados de esta avenida, la cual organiza la espacialidad se


levantan majestuosas hileras de álamos de distintos tamaños y especies, que
distinguen la especificidad del ámbito chacarero. Estas especies forestales
representan uno de los principales tipos de cortinas utilizadas para frenar
los fuertes vientos y la creciente erosión que se fuerza por penetrar
diariamente en las unidades de tenencia “chacarera”. Existen en esta ruta
principal y en el conjunto de calles internas, una variedad de cercos
perimetrales que evidencian la reciente intervención humana a través de
las más diversas técnicas de construcción. Los tenedores han combinado
ingeniosamente la delimitación de sus unidades con la protección de las
mismas mediante cercos perimetrales con hileras de dos a seis alambres, los
cuales a su vez son revestidos con hileras de álamos jóvenes; mientras que
otros, combinan alambrados, tamariscos y hasta frutales que sirven de
cortavientos. Entre los elementos artificiales que hacen de cortavientos es
posible advertir la introducción de materiales de desecho de la industria
petrolera y marítima, evidenciando así el uso de recursos del entorno
económico característico de la actual formación económica de Caleta Olivia.
Es común observar el aprovechamiento intensivo de tambores de 200 litros
que han sido laminados para oficiar de cercos complementarios a las
cortinas forestales, lo mismo que restos de redes de pesca en desuso y
tarimas de madera de la industria pesquera.

A través de este primer rasgo de intervención “chacarera” se suma la


división global de las unidades de tenencia, las cuales varían entre ½
hectárea, 1 hectárea y entre 1 ½ y 3, existiendo sólo siete unidades que se
encuentran comprendidos entre las 5 y 6 ½ hectáreas. A la formación
perimetral le ha seguido un evidente comportamiento tendiente a construir
instalaciones con los más variados tipos de materiales para las diversas
actividades de granja, y divisiones internas de cuadros de plantaciones a
cielo abierto que a simple vista muestran la fragmentación del uso del
espacio interno de las unidades. Allí también es posible observar muchas
estructuras de invernáculos tipo familiar en estado de abandono o como
mudos testigos de intentos de producción bajo cubierta. Existen varios
indicios de construcciones edilicias de material con distintos grados de
avance y al menos unas treinta viviendas en las que es posible advertir
tenedores residentes. Es común observar los vestigios de la vieja YPF a

42
través de la vigencia de las casitas “carpas” de madera, utilizada entre los
años ‘40 y ‘60 para habitación de solteros y que hoy son refuncionalizadas
como hábitat para los estables y/o como depósitos para los que van y vienen
a trabajar la “chacra”.

Desde el año 2001 el agua, la luz eléctrica y el gas marcaron un antes


y un después para el conjunto de tenedores - que al parecer- debieron optar
por seguir construyendo sus nuevos hogares y/o avanzar en sus proyectos
productivos. En efecto, el movimiento humano se intensificó a partir de la
llegada del agua de red prevista por Servicios Públicos en el año 2001 a
partir de un proyecto municipal. Hasta ese entonces, el sentido común de
muchos tenedores los llevaba a utilizar gran parte de su energía individual
en la obtención de agua a través de la perforación de pozos o mediante la
compra a camiones aguateros desde el cargadero de la ciudad. Esta
importación del líquido vital era apoyada con la construcción de diversos
tipos de depósitos artificiales que incluían desde tanques australianos, hasta
improvisados contenedores tipo cisternas y tanques tipo domiciliarios. A
estas técnicas básicas de aprovisionamiento a quienes accedieron a la
ocupación de las unidades de tenencia “chacarera” les resultó
complementario el descubrimiento de la red de transporte del acueducto
principal que transporta mediante un subacueducto desde Cañadón Quintar
distante 45 kilómetros en dirección NW hacia Caleta Olivia. Este
subacueducto fue interceptado en forma clandestina a Servicios Públicos S.
A. y puesto al servicio de una importante cantidad de tenedores ubicados en
la avenida principal. Tal vez fue esta acción la que permitió el crecimiento
sostenido de la arboleda de álamos que hoy se destaca a ambos lados de la
avenida principal. El conjunto de estas adecuaciones constituyen en
definitiva la antesala de una relación con el medio agrario y pecuario que
culminará a partir de un convenio entre Servicios Públicos y la
Municipalidad de Caleta Olivia. Este acuerdo ha sido el que permitió contar
con una obra de red propia estimada en 14 kilómetros de extensión, la cual
sería inaugurada en el segundo semestre del año 2001 y que objeto de
nuestro estudio representa un proyecto estructural del desarrollo
agropecuario.

​ 3. Las características de las unidades de tenencia


Independientemente de las dimensiones de las unidades de tenencia,


la característica común que se puede advertir durante el día es la sensación
de soledad o abandono total y que se expresa en la acumulación de medanos
y chatarras que dan lugar a un paisaje desolador. A excepción de aquellas
unidades de tenencia donde viven adjudicatarios, algunos cuidadores o
tenedores que se mueven cada día a sus unidades, el resto del paisaje puede
describirse como de bajo movimiento humano durante la semana. Es que
43
sólo por las tardes, los fines de semanas y feriados es cuando se puede
apreciar la intensificación de movimientos de tenedores realizando
actividades de “mejoras” de sus instalaciones practicando actividades de
granja o de plantaciones. Distinto es el paisaje de las unidades donde
habitan los tenedores y/o en donde existe plena producción de actividades
agropecuarias. Estas unidades se distribuyen en forma fragmentada entre
sectores de la zona evidenciando ante cualquier observador, una no
correspondencia entre superficie utilizada de las unidades, porcentajes de
baldío de las unidades y unidades en completo estado de baldío.

En consecuencia podemos sintetizar que existen tres tipos de usos


internos de la espacialidad de las unidades de tenencia muy bien definidos:

a) Unidades con plena actividad productiva: Estas son una minoría y se


caracterizan por disponer de sus cercos perimetrales combinados
(alambrados, corta vientos artificiales y forestados) donde disponen de
cuadros de práctica de horticultura, frutales y disponen de
instalaciones para actividades de granja o vivienda.

b) Unidades con una fragmentada y discontinua actividad mixta:


Actividades varias de granja y/o plantaciones. En este tipo de uso de
las unidades se distribuyen las actividades en distintos fragmentos
del terreno producto de la adaptación de las plantas o disposición de
agua de regadío. En este tipo de unidades es común que las
instalaciones combinen gallineros, conejares, y chancherías. Otras
combinan galpones para depósito, churrasquerías, canchas de fútbol
con algunos cuadros de frutales, etc.

c) Unidades con cerco perimetral y/o abandonadas: Se caracterizan por


disponer o no de cerco perimetral o forestado, siendo en su mayoría
utilizadas como lugar de depósito de materiales para la construcción o
de chatarras. En este tipo de unidades existe mayor predisposición a
la acumulación de medanos. Se pueden distinguir entre las que están
identificadas y no tienen acceso directo inclusive los propios tenedores
y aquellos los que están cercados sin actividad y con acceso de los
tenedores.

44
Cercado perimetral con postes de más de tres metros de altura y cercado con material de rezago de
industria pesquera. Adecuaciones para cercar y proteger de los fuertes vientos

Cercado perimetral con aprovechamiento de tambores laminados provenientes de la industria


petrolera y cercado que combina cortinas de álamos, alambre tejido y nylon de 400 micrones

Cercados con utilización de materiales diversos y cercado perimetral con estacas, alambre de seis
hilos y cortina de Alamos

45
​ 4. Clima, topografía y problemas del suelo

Según estudios ambientales producidos entre los años 2003 y 2004


producidos por Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia y Silvio
Romano, la geoforma en la que se localiza el ámbito “chacarero” conforma
el penúltimo peldaño de una serie de niveles terrazados que desde el Oeste
hacia el mar ocupan posiciones de cota relativa cada vez, más baja. La
geoforma se ubica entre dos cañadones que provienen del interior de la
terraza conocida como Meseta Espinosa, el dominio Esther al Norte y el
Quintar al Sur. Los desniveles conforman una seguidilla de escalones en
bajada, emplazando la zona de chacras sobre una geoforma, cubierta y
obliterada por depósitos eólicos (dunas) gestados durante el Holoceno. Por
ello en este paisaje natural se pueden advertir diversas zonas afectadas
por efectos erosivos (Dunas) en distinta intensidad. Efectos que han sido
evidentemente profundizados a partir de la acción antrópica.

En este escenario natural la Zona de Chacras admite una clasificación


de tres áreas agronómicas: Zona Alta, Zona Media y Zona baja, siendo esta
última (Zona de la Avenida Principal) la que mejor se preserva al impacto
eólico por disponer de una cubierta de vegetación introducida por el
hombre que la ha dotado de menor exposición a los fuertes vientos de la
zona. Estos provienen del Oeste con frecuencia de 474/1000, seguidos de
cala 109/1000 y el cuadrante Noroeste 108/1000, siendo menos frecuentes
los del Sudoeste 96/1000 y los del Sudeste 29/1000. Esta orientación torna
en dominantes los vientos que impactan sobre el terreno en dirección W,
NW, SW. La mayor estacionalidad la registran los vientos del sudoeste que
son de radicación invernal. En los períodos estivales la velocidad de los
vientos predominantes oscilan entre los 33 km/h en Enero, 32,1 km/h en
Noviembre y 29,4 Km/h en febrero, siendo en la época invernal los de menor
velocidad. Los periodos de calma coinciden con los máximos pluviales
obligando a la intervención humana a generar fuentes hídricas
complementarias para practicar cualquier tipo de actividad agraria.

46
Vista panorámica desde el Sur hacia el Este: Zona media forestación

El clima de la zona de chacras puede ser clasificado como desértico,


frío y Seco (Clasificación Köppen - Geiger)14 y perteneciente a un régimen
pluvial pacífico, con una media anual de 228/mm/año existiendo en la zona
un déficit hídrico estimado en 499 mm/año15. Las temperaturas medias se
registran entre los 12,7 º Celsius y 18.1º Celsius en la estación estival
pudiendo llegar en la época invernal a descender a los 7º Celsius e inclusive
por debajo de los 0º Celsius. El déficit hídrico en un paisaje de
características áridas permite advertir ausencia de reservas de agua a nivel
del suelo freático como para compensar las pérdidas máximas; mientras que
la humedad relativa oscila entre un máximo modal invernal y pico en junio
61,5% ocurriendo el mínimo en la estación cálida con el 40 % en enero.

En el presente, el sistema hídrico y los consiguientes mecanismos de


riego han expuesto la principal condicionante contemporánea para la
producción agropecuaria. En efecto, a partir del periodo estival 2001 –
2002 cuando ya el proyecto de la red de agua estaba en pleno
funcionamiento y el suministro estaba en teoría garantizado para todas las
zonas altas, media y baja del espacio “chacarero”, las técnicas de irrigación
expusieron los límites reales a la producción agropecuaria. Límites que
pueden ser entendidos como coyunturales o estructurales y que dependerán
en definitiva del modelo cultural que se pueda llegar a consolidar a partir de

14
Estamos siguiendo básicamente AA VV (2003) “Estudio hidrogeológico ambiental en la zona de chacras ciudad de
Caleta Olivia- Provincia de Santa Cruz”. Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia de Santa Cruz (Pág 27)
Otra clasificación que consideran los técnicos Clima es definirlo como tipo árido, mesotermal con nulo exceso de
agua y concentración estival de la eficiencia térmica 48% (EB2` d a`).
15
En el mismo estudio que venimos siguiendo la evapotranspiración ha sido estimada en 727 mm/año, si se tiene
en cuenta la precipitación media (228 mm/año), representa un déficit hídrico de 499 mm/año (Eavotranspiración
potencial 1675mm/año, con un déficit hídrico anual de 1447 mm( auto es exagerado el número. No existe déficit
hídrico en mayo, Junio, Julio (los otros mese s el déficit asciende a 499 mm.)

47
la dinámica de relación que resulte de las interacciones entre “chacareros” y
culturas organizacionales desarrolladoras. Pero este modelo cultural,
aparece vinculado a la actividad antrópica de población de origen urbano
que ha accedido a las unidades de tenencia y que lo ha hecho sobre la base
de una política pública que antepuso un criterio de distribución de tierras
sin el adecuado conocimiento científico-técnico del medio natural. Este
recién comenzará a ser implementado cuando un sector importante de
unidades de tenencias comienzan a experimentar una situación crítica en
los distintos sectores del espacio “chacarero” producto de un fenómeno de
incontrolados afloramientos acuíferos y manifiestos fragmentos de
salinización y alcalinización de los suelos.

48
49
5. Interrogantes e hipótesis que sugiere el medio natural

A primera vista, para cualquier observador común, el ingreso al


paisaje de la “Zona de Chacras” se presenta como un claro ejemplo de
hostilidad a los procesos de adaptación humana. En la perspectiva de la
Planificación Urbana de la década del ‘60 el cinturón urbano de Caleta
Olivia formaba parte de un Plan Maestro el cual nunca llegó a ser
ejecutado. Desde entonces el conocimiento agronómico e hidrológico nunca
fue estudiado hasta que más de 300 tenedores comenzaron a regar agua en
los distintos sectores de sus unidades de tenencia. Entonces, asociado al
establecimiento de unidades de tenencia y técnicas de irrigación para
acondicionar las unidades se hizo visible un fenómeno ecológico
característico de las zonas donde los sistemas hídricos entran en tensión con
las prácticas culturales de irrigación y los tipos de suelos. Este fenómeno ha
planteado un interrogante eminentemente ecológica respecto del futuro del
área:¿colapsará el sistema ecológico producto del sistema hídrico y las
técnicas de irrigación que surgen del modelo de ocupación y uso del suelo en
las unidades de tenencia?. Aspiramos a desarrollar la respuesta a esta
interrogante en el Capítulo VII de esta tesis sobre la base de adelantar como
hipótesis que el modelo resultante de la política pública municipal asociado
a la ocupación humana del espacio y de distribución de unidades de tenencia
“chacarera” se correspondió con un deficiente sistema hídrico. Sistema que
fue concebido como principal Proyecto desarrollador de las nacientes
condiciones agropecuarias “chacareras”. Deficiencia del sistema hídrico, más
la inadecuación de superficie asignada en relación al perfil del adjudicatario
puso en tensión la relación entre capacidad de resistencia del suelo y
superficie total irrigada. Este fenómeno ha generado un evidente riesgo de
desastre ecológico que puede transformar en improductiva la frontera
agraria “chacarera”.

En efecto, el proceso de ocupación de los años ‘90 se produce en medio


de una carencia de planificación urbanística para el área básicamente
desconociendo los límites mínimos y máximos que podría soportar el suelo
del cinturón urbano. El fenómeno de afloramientos de agua - por supuesta
sobreirrigación de "Chacareros”- ha tornado visible y evidente la tensión
entre posibilidades objetivas de producción agropecuaria y la ausencia de
un plan de gestión ambiental de salvataje. Curiosamente, en un período
breve de ocupación intensiva de la frontera agraria 1990 – 2004 pareciera
estamos frente a un eventual colapso ecológico. Siguiendo a Marvin Harris
(1995: 124, 125, 129) nos preguntamos: ¿Estaremos ante un fenómeno
posible de examinar mediante la Ley del mínimo de Liebing? Es decir, dado
el corto período de tiempo en que ocurre este fenómeno en el que se ha
iniciado hipotéticamente un proceso de adaptación ¿el estado actual de
relación entre hombres y naturaleza -mediante adecuaciones tecnológicas-

50
nos evidencia estar ante las condiciones mínimas y no las medias de
aprovechamiento del medio ambiente?; o por lo contrario ¿estamos situados
en el extremo del punto máximo de aprovechamiento de sustentación
posible?. Cualquiera de las dos interrogantes nos enuncian un problema
cultural en términos de adaptación al medio natural “chacarero”. Por ello
explorar las condicionantes objetivas (tipo de suelo y condiciones
hidrológicas naturales) y las construidas por la intervención humana
(proceso de ocupación, aumento de erosión, sobre irrigación, proyectos de
obras de ingeniería, etc.) representan conocimientos necesarios y estratégico
para revertir la mirada dominante en el sentido común que tiende a
depositar la mirada en la culpabilidad en los “chacareros”. Explorar desde
una mirada integral la dimensión cultural y natural de la dimensión
agropecuaria del desarrollo local, nos permitirá precisamente encontrar un
principio de explicación antropológica al fenómeno postulado si logramos
reconstruir cómo han venido produciéndose las respuestas adaptativas
individuales y colectivas frente a las condicionantes técnicas y de la
naturaleza y comprendiendo acerca de cómo los factores del entorno
condicionante –que incluyen las intervenciones técnicas -contribuyen a
determinar las racionalidades “chacareras” en la construcción del actual
modelo productivo.

Suelos de la
zona baja
salinizada

Acuíferos de formación reciente zona baja Medanos en unidades abandonadas

51
6. La naturaleza se impone al sentido común de las culturas
organizacionales técnicas

A pocos meses de finalizar nuestra experiencia de campo se instalaba


el problema del agua en forma inversa a la demanda histórica de su
provisión. Ahora se trataba de afloramientos acuíferos salinizados que
afloraban como primeros síntomas de un potencial desastre ecológico.
Obviar esta variable ecológica, implicaría restar sentido comprensivo a la
dimensión cultural, ya que desde una perspectiva ecológica las conductas
culturales representan una dimensión adaptativa en sí misma. (Ubaldo
Martínez Veiga, Ob.Cit: 14). Tal como veremos en el Capítulo VII las
restricciones sociopolíticas parecieran determinar las técnicas de los
sistemas de riego que se instala como comportamiento cultural dando lugar
a límites y constricciones que producen diversas formas de adaptación del
sistema humano. Maurice Godellier (1980) ha señalado que puede ocurrir
un bloqueo a la adaptación exitosa allí donde los medios (herramientas,
tecnologías) ofrecen un limitado abanico de recursos, (sobreabundan las
limitaciones) dificultando en definitiva la transformación tecnológica y
social. En nuestra experiencia la explicación de la investigación de Silvio
Romano, aplicada a nuestro ámbito “chacarero”, es ilustrativa al sostener
que la agricultura es marginal producto del tipo de suelo superficial que
acumula deposición de sales y genera una degradación química
(salinización). En su perspectiva la presión osmótica del suelo dificulta
gradualmente la absorción de agua para los vegetales, generando la
consiguiente disminución de la capacidad de producción “es decir por más
que se agreguen grandes cantidades de agua en un suelo salinizado las
plantas sufrirán estrés hídrico, secándose y muriéndose” (Ob. Cit, 2004:11).
Para este autor los afloramientos de agua son producto del fenómeno de la
salinización, dado el uso irracional del recurso que generaría por un lado el
fenómeno de salinización y por otro déficit hídrico. En nuestra perspectiva el
principal problema de la hipótesis de Silvio Romano no es que su
interpretación sobre medios y suelo sea errónea sobre los efectos
ambientales, más bien su error estaría dado por considerar como factor
explicativo del déficit hídrico y la salinización la sobreirrigación producto de
la irracionalidad del uso del agua de los “chacareros”. Consideramos que es
este núcleo explicativo el que debe ser discutido, pues todo indica que en la
perspectiva “chacarera” se explica, justifica y actúa atendiendo a las
restricciones ambientales y socioculturales del entorno que son pasadas por
alto en el informe de Silvio Romano y en el de Hidroar financiado con
recursos provinciales.

En conclusión, la perspectiva técnica ambiental explica la


sobreirrigación –que efectivamente existe- por causa de los “chacareros”,
pero no logra explicar porque se mantiene esa conducta cultural
caracterizada por sobreirrigación. Depositar con exclusividad en la supuesta
irracionalidad “chacarera” puede impedir quizás conocer una forma de
producción cultural en la que existe una racionalidad diferente y hasta en
cierto punto exitosa en términos adaptativos. Por ello proponemos construir

52
explicaciones más integrales en el que conjunto de variables culturales
sociales y naturales interactúen en un modelo de comprensión analítica
posible mostrar el proceso de adaptación humana alcanzado.

53
Capítulo IV

Culturas organizacionales y proyectos de desarrollo local


agropecuario

1. El contexto local de emergencia del objeto agropecuario

“Caleta Olivia será la puerta del fin del mundo...” Este fue el
emblema que la Consultora privada “Entrepeneuer” y “Moguier y
Asociados” le propuso a los Caletense como lema resultante de su
consultoría dentro del Plan de Desarrollo Estratégico contratado en 1998
por la Unidad Académica Caleta Olivia de la Universidad Nacional de la
Patagonia Austral16. Esta experiencia de puesta en juego de las sinergias
sociales en una población de 40.000 habitantes finalizaba en agosto de
1999 luego de toda una etapa de investigación diagnóstica financiada por la
gestión política de Unidad Académica de la Universidad Nacional.
Culminaba con una serie de talleres donde distintos actores individuales e
institucionales asistieron para elaborar ideas - proyectos que finalmente
fueron sistematizados por el equipo técnico universitario que gerenciaba
técnicamente la propuesta. El plenario final, contó con escasa presencia
ciudadana, con la ausencia del Intendente y autoridades locales, viéndose
obligada la consultora a exponer improvisadamente una carta pre
redactada donde intentaba mostrar la perspectiva de los participantes y
legitimar un cierre de su intervención exitosa en materia de planificación
estratégica urbana. Lo cierto es que más allá del agotamiento del modelo
participativo gestado originalmente -a objeto de nuestro estudio- el evento
representaba una puerta de entrada para examinar la concepción de
desarrollo local presente en la metodología de convocatoria y los resultados
obtenidos.

Entre los múltiples talleres que se ejecutaron por dos días –en la
etapa de cierre- uno de ellos estuvo orientado a la diversificación
económica. Allí se estableció una “Mesa” denominada: “Tierra, chacras,
animales, agroindustria”. Surgieron una serie de “propuestas-
conclusiones” que quedaron explícitamente planteadas como estrategias
para desarrollar lo que se entendía -en todos los actores participantes- como
una necesidad de apostar para volver productivo el naciente sector de
“Zonas de Chacras de Caleta Olivia”. Básicamente se estableció como
prioritario las siguientes líneas estratégicas:

16
UNPA-UACO. Formulación del Plan Estratégico de Caleta Olivia (PECO) 1988.

54
● Estudio integral del potencial productivo de la zona de
chacras.
● Programa de asistencia técnica permanente a los productores
de la zona.
● Programa de capacitación para la gestión de los
emprendimientos y la producción de la zona de Chacras.
● Conformación de una cooperativa de productores de la zona de
chacra.
● Constitución de una chacra experimental.
● Provisión de agua para riego a la zona de chacras.
● Definición de canales de comercialización para los productores
de la zona de chacras (ferias dominicales).

Ante la ausencia de “chacareros”, la casi inexistente participación del


Estado Municipal y el dominio de una metodología participativa que
abiertamente no incorporaba en los hechos el análisis cultural de los
sectores involucrados de la sociedad, dejaba una serie de interrogantes
planteadas en relación a los niveles de integración de los actores locales en
el Plan y respecto a las posibilidades de implementación práctica.

2. El desarrollo local como objeto de políticas

Lo cierto es que el Plan Estratégico de Caleta Olivia había


representado un claro laboratorio de posicionamientos políticos entre la
Unidad Académica de la UNPA y la Municipalidad en tanto actores locales.
Esta última recibió el llamado de atención, puesto que a diferencia de otras
experiencias de Planeamientos Estratégicos en la Región fue la única
experiencia encarada directamente por una Universidad Nacional17. Lo
cierto es que el contexto de realización del Plan Estratégico ocurría en un
contexto definido de cambio de los paradigmas de gestión para el
desarrollo local urbano y la Universidad había asumido ese liderazgo. Por
momentos la fricción se había hecho sentir llegando a expresar el intendente
local públicamente “A mi no me van a dictar las políticas de desarrollo para
Caleta Olivia"18. En paralelo al Plan de Desarrollo Estratégico desde el
Municipio se convocaba para la constitución del Consejo Económico Social
con el propósito de responder con la participación comunitaria y de las
fuerzas vivas a la profunda crisis social según se declaraba. El Consejo
intentaría actuar como mesa permanente de vinculación entre la
Municipalidad, el Concejo Deliberante, la Universidad, algunos gremios, las
vecinales y la Cámara de Comercio.

17
Las experiencias realizadas durante el contexto se desarrollaron en Puerto Madryn, Trelew, Esquel, Comodoro
Rivadavia en Chubut y en Caleta Olivia, Río Turbio dentro de la Provincia de Santa Cruz, todas ellas lideradas
desde los Estados Municipales.
18
Diario “Tiempo de Santa Cruz”, Caleta Olivia, Agosto de 1998.

55
Al interior de la cultura organizacional del Municipio y coincidente
con la búsqueda de control de la participación social y la presión sentida
desde la Universidad comenzaría una suerte de adecuación de su estructura
política institucional, cuya dinámica ocurrida entre los años 1999 y 2004
implicó crear la Subsecretaría de Producción y desarrollo – División
radicación zona de chacras (1998), la Coordinación de Zona de Chacras y la
articulación de emprendimientos a través de la Oficina de Enlace
Provincial (1999-2001). En el año 2001 la Subsecretaría de Producción y
Desarrollo adquirió el estatus de Secretaría y absorbió a la Unidad de
Enlace Provincial. El año 2002 se crea la Agencia de Desarrollo, momento
que a su vez coincide con la recomposición institucional de las relaciones
entre el Intendente Municipal y el Decano de la UNPA, situación que ocurre
próxima a un nuevo contexto electoral de ambas instituciones. En ese año
un Convenio Interinstitucional estableció a la Agencia de Desarrollo Local
como ente mixto (Universidad y Municipalidad). Este nivel de articulación
ocurría casi cuatro años más tarde de la ejecución del Plan de Desarrollo
Estratégico y se realizaba como antesala de la derrota electoral del
Intendente que entre 1991 y 2003 había gobernado la ciudad de Caleta
Olivia.

Bajo esta dinámica de las culturas organizacionales se


institucionalizaba en ambas reparticiones el objeto del desarrollo local en
general y de la dimensión agropecuaria en particular. Políticas que fueron
reforzadas a partir de diciembre del 2003 producto del cambio político
ocurrido a nivel de provincial y de gestión municipal de Caleta Olivia. En
efecto desde el Consejo Agrario Provincial se anuncio un Plan para zona de
chacras y el denominado Mega Plan de la Secretaría de Planificación
Municipal que prometió operar coordinadamente una planificación para el
sector de “Chacras”; quienes integraban los cuadros técnicos de la nueva
gestión municipal ya habían participado en el programa, dado que los
principales técnicos de la Universidad Local que llevaron adelante el
Programa surgido del Plan estratégico de Caleta Olivia habían pasado a
prestar servicios en la nueva gestión municipal, paralelamente la
Universidad comenzaría a perder presencia, quedando tal vez como único
rezago de presencia universitaria nuestra participación en esta
investigación de tesis.

56
3. El contexto local y provincial

En un contexto de creciente crisis de desocupación, desigualdad


urbana estructural acumulada por el patrón de desarrollo estatista
emergía la desocupación y subocupación abierta. En efecto, los índices de
desocupación producto directo de la privatización de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales en 1991, arrojaban cifras de creciente desocupación en
una sociedad acostumbrada al empleo genuino en la industria petrolera.
Por entonces la desocupación trepo al 15,3% en 1993; 15,1,% en 1995; y
17,1 en 1997. Desde el área de mercados de trabajo regional, creada en la
Universidad se hipotetizaba el siguiente estado de situación para Caleta
Olivia: Elevados niveles de desocupación y desaliento laboral, asociados a
incorporación de nuevas tecnologías y racionalización del sector industrial
petrolero; desintegración territorial; flexibilización laboral; donde ocurría
paradójicamente un incremento de la actividad petrolera y crecimiento
económico sin efectos en las economías locales paralelo a la disminución de
calidad de vida de la población local (Agustín Salvia: Ob. Cit. pág:241).

En este contexto de la realidad subregional, se esperaba que el


Estado Municipal actuara dentro de un nuevo escenario en el que debería
esforzarse por articular la forma tradicional de participar en los problemas
del desarrollo económico con nuevas formas de gestión urbana para el
desarrollo, rol que además incluía interactuar con la emergencia de nuevos
actores sociales como los “Chacareros”, la Universidad y el sector pesquero.
En el caso de los “chacareros”, éstos visualizaban su relación de dependencia
directamente con el Estado Municipal, en quien depositaban las
respuestas a los problemas de su desarrollo. Por su parte la Universidad
-entre el diálogo y el conflicto con el Estado Municipal tradicional-
comenzaba a ocupar un rol “no deseado” según definirían luego la gestión
política que lideró la compulsa por un perfil de desarrollo local. En efecto, en
el año 2003 - según Eugenia Marques- Decana de entonces de la Unidad
Académica de la UNPA en Caleta Olivia, el Plan de Desarrollo Estratégico
había sido un diseño, un borrador, pero no habían existido actores locales
con compromiso para llevarlo a la práctica.19

Es en este contexto que desde el Estado Provincial se advierte la


necesidad de reconvertir la economía del territorio de Zona Norte
viabilizando estrategias de diversificación. Se reconocía entonces la
necesidad de movilizar las sinergias sociales para comenzar a pensar los
problemas que tan magistralmente habían descrito Pastor y Bonilla treinta
años atrás cuando sugerían diversificar la economía local de Caleta Olivia.
El Estado Provincial incrementará su intervención en los planos locales

19
Eugenia Marques, en “Experiencias de Planeamientos Estratégicos” (p: 424 a 464) en IV Jornadas Patagónicas
sobre Trabajo y Desarrollo- Junio 2003- UNPA- UACO.

57
bajo formas de financiamiento de salarios públicos que implicaban adelantos
de regalías por coparticipación en la renta petrolera, más la sustentación
progresiva de la ayuda social a través del Ministerio de Acción Social.
Ambas estrategias generaron formas de asistencia reales que culminarán en
el asistencialismo y clientelismo local y que se articularán cómodamente con
el poder político provincial. Paralelamente este Estado Provincial tanteará
ejercicios desarrolladores locales a través de los Fondos Provinciales y
Nacionales gerenciados desde la Secretaría del Estado y de la Producción
dependiente del Ministerio de Económicas y Obras Públicas (MEOP).

4. Las culturas organizacionales intervienen en la escena


desarrolladora agropecuaria.

¿ Cómo el objeto del desarrollo agropecuario se redime a escala local


entre los actores involucrados?. Las Ciencias Sociales en la Argentina han
prestado poca atención a las dinámicas de las culturas organizacionales
públicas en el contexto de cambios de paradigmas de gestión urbana local y
de ajuste estructural de la economía. Según sostiene María Carolina Feito
(Ob. Cit.: 2006) el ajuste estructural en la Argentina también llegó a las
instituciones que montaron programas sociales orientados -en su caso- al
agro de la Provincia de Buenos Aires. Las instituciones que se ocuparon en
Caleta Olivia del objeto agropecuario no escapan a esta premisa, más aún
cuando el conjunto de las dependencias organizacionales a través de sus
programas y proyectos expresan claramente que buscan dar respuestas a
las condiciones que el ajuste estructural de la economía había generado en
el mercado de trabajo regional. La escenificación de programas y proyectos
desarrolladores, tal cual ha sido el caso del Plan de Desarrollo Estratégico
colocan en un lugar privilegiado de observación a los Programas y Proyectos
desarrolladores. Del examen de esta unidad de observación y su
consiguiente proceso de resignificación entre los actores locales en nuestro
caso -“chacareros” y técnicos del desarrollo- creemos que es posible
comenzar a respondernos las siguientes interrogantes: ¿Las nuevas
condiciones de contextos neoliberales generan en la región y en las
sociedades locales nuevas formas de redimir poder local? o por lo contrario:
nuevas condiciones organizacionales y sociales para mitigar impactos
negativos de desarrollos no deseados?.

58
Pero todo Programa o Proyecto nace de una institución; en la
perspectiva de la autora que venimos siguiendo, es a través de la dinámica
institucional que se puja por el desarrollo en la que se entrecruza y
construye la realidad social entre los actores involucrados. La mirada
institucional permite comprender las arenas de conflictos, negociaciones,
prácticas, discursos y sentidos que modelan la intervención. Se entiende a
la intervención desarrolladora ( María Carolina Feito, Ob Cit, siguiendo a
Rodríguez Billella (2004:3)- como:

“…un espacio analítico privilegiado para analizar el modo en


que las diferentes interfases de los actores modelan los
resultados finales de la implementación de las intervenciones
de desarrollo” (Ob. Cit: 45)

A objeto de nuestra investigación, nos interesará identificar las


interfases que Feito define como un área de conocimiento en la que se
entrecruzan las perspectivas de los actores dentro de una política pública,
entendiéndola como:
“…el campo socialmente construido a partir del conflicto y la
negociación, en el que se define la distribución de recursos y
la legitimación de los procesos de intervención de los
distintos actores“ (Ob. Cit:52).

En la perspectiva temporal de nuestro trabajo de campo pudimos


registrar entre mediados del año 1999 y hasta diciembre del año 2004, una
serie de interfases productivas, sociopolíticas y de conocimientos técnicos.
Interfases que resultan de la dinámica de implementación de los proyectos
por parte de las culturas organizacionales y de los propios “chacareros”. En
este capítulo presentaremos la perspectiva de las dependencias
institucionales que representan la presencia estatal nacional, provincial y
local en la escena desarrolladora agropecuaria.

Estas culturas organizacionales con distintas temporalidades, y


través de sus respectivos técnicos han venido desarrollando
deliberadamente una serie de Programas y Proyectos con el objetivo de
constituir el desarrollo local agropecuario. El cuadro siguiente resume la
escala de jurisdicción territorial en zona de “chacras” y las dependencias
organizacionales.

Cuadro: Dependencias organizacionales

Local Provincial Nacional

59
Municipalidad de Caleta El gobierno provincial, La Universidad Nacional de
Olivia a través de: a través de: la Patagonia Austral,
(UNPA-UACO) a través de
- Secretaría de Planificación - Consejo Agrario su oficina de vinculación
Provincial tecnológica
Secretaría de Producción y - Secretaría del
Desarrollo Estado y la El Instituto Nacional de
producción Tecnología Agropecuaria
- Ministerio de (INTA)
Acción Social (MAS)
- Servicios Públicos
S.A.

4.1. El Estado Municipal de Caleta Olivia

Representa la principal cultura organizacional que protagonizo la


construcción del proceso de desarrollo local agropecuario a través de sus
dependencias estatales internas y sus vínculos con la Provincia y el Concejo
Deliberante de la ciudad. Durante el período se crearon la Coordinación de
Zona de Chacras y operó la Oficina de Enlace Municipal que dependía de la
Secretaría del Estado y la Producción de la Provincia de Santa Cruz.
Durante este período la distribución de las tierras estuvo a cargo de una
Comisión especial del Concejo Deliberante integrada mayoritariamente por
Concejales de filiación justicialista20. Por cuanto ésta última herramienta
estatal fue responsable, junto al ejecutivo de asignar las unidades de
dominio. Cuando iniciamos nuestras relaciones de campo en el ámbito
municipal (Junio de 1999) no existía la Secretaría de Producción y
Desarrollo, dependiendo zona de chacras de la Secretaría de Planificación
y Obras Públicas, de la cual se desprendían la Dirección de Promoción
Industrial que atendía el Parque industrial y las entidades intermedias.

A su vez la Dirección de Promoción Industrial tenía dos


Departamentos: Industrias y Radicaciones en Zona de Chacras; del área de
Radicaciones se desprendía la División Zona de Chacras. Posteriormente,
ya a fines del año 1999 nuevos cambios internos establecieron que debían
estar bajo dependencia directa de un Subsecretario de Planificación, luego
en el año 2001 se creó la Secretaría de Producción y Desarrollo Municipal.

20
En 1999 la Secretaría de Planificación dependía de Oscar Peralta; la División Zona de Chacras de Victoria
Rivera; La Dirección de Promoción Industrial de Eduardo Galarza; la Coordinación de Zona de Chacras de Saúl
Martínez; La Oficina de Enlace Municipal a cargo de la empleada Eugenia F; mientras que en la Comisión de
Tierras, actuaron junto a los Secretarios de Planificación primero y de Producción después los siguientes
Concejales: Periodo 1999 Concejales Mamami y Juárez; a partir del Año 2000 y hasta el 2004 los Concejales Pablo
Fernández y Marcelina Pródromos, todos ellos de filiación justicialista a excepción de Pródromos que ingreso por
la Alianza y culminó en el justicialismo.

60
Durante todo el período 1999 – 2004 tuvimos la posibilidad de
interactuar con los distintos responsables del área municipal de acuerdo al
contexto que a cada uno les toco actuar. Fue así que pudimos registrar que
en 1999 el principal problema detectado por los funcionarios de turno era el
criterio de las adjudicaciones hechas y las usurpaciones; por ello ya se
enunciaba la necesidad de establecer una política de redefinición de criterios
de adjudicación; pero decían “el intendente no quiere tocar nada, es una
cuestión política”. Entre los años 2000-2001 el principal tema de agenda del
municipio consistió en lograr tender catorce kilómetros de red de agua en
“chacras”; mientras que a partir del 2001 y hasta fines del 2004 el tema de
agenda se transformó en establecer como prioridad la producción y atender
la relación conflictiva entre el Municipio y la Unión Vecinal de Zona de
Chacras. En resumen; las principales iniciativas desarrolladoras en
términos de proyectos estructurales consistió en la ejecución de la Red de
Agua y en términos de proyectos focalizado su participación a través de la
iniciativa interinstitucional de implementación de Invernáculos de
autoconsumo familiar.

4.2. Delegación del Concejo Agrario Provincial

En el Capítulo I ya habíamos anticipado las funciones históricas del


Concejo Agrario a nivel Provincial y señalábamos su débil papel en el mundo
urbano21. Sin embargo ante la eminente actividad agraria en la
periurbanidad de Caleta Olivia, debió nombrar a fines de los ‘90 un
representante local, con el fin de asistir a la zona de chacras. Tuvimos
oportunidad de entrevistarnos al menos dos veces con el representante
técnico. Durante el período de estudio la función del representante estuvo
vinculada fundamentalmente a proveer de semillas a los “chacareros” en el
proyecto de Invernáculos de autoconsumo familiar; gestionar perforación
de pozos con maquinaria del Concejo Agrario Provincial y asistir a consultas
individuales de “chacareros” y participar por supuesto a las reuniones que
los convocaran. La presencia del Ingeniero Agrónomo del Concejo Agrario en
“chacras” nunca fue efectiva en el terreno, dado que según nos expresara, no
disponía de movilidad, ni recursos para cumplir un rol activo por ello su
tarea se circunscribe más a la oficina ubicada en Caleta Olivia que al

21
Por Ley 1009 el Concejo Agrario Provincial se constituye en un ente autárquico cuya función esencial consistirá
en la ejecución de la política agropecuaria que fije el Poder Ejecutivo. Para el cumplimiento de esos fines se le
designan un diecinueve atribuciones entre las que podemos destacar según el Art. 3º de la Ley: Entender en todo lo
relativo al régimen de la tierra; Entender en todo lo concerniente a la conservación y aprovechamiento de los
recursos naturales agropecuarios; Proyectar y ejecutar planes de colonización; Dictar normas en materia de
conservación de los suelos; Fomentar la forestación, reforestación y conservación de los recursos naturales;
Proyectar y ejecutar obras de riego; Ejecutar medidas de defensa de las especies animales y vegetales; Mantener
contacto con organismos técnicos oficiales y privados a los fines de la debida coordinación para el desarrollo de sus
tareas específicas; Propender la investigación agropecuaria y fomentar la multiplicación, distribución de semillas,
organizar y crear estaciones zootécnicas y centros de experimentación; Ejercer el control de la sanidad animal y
vegetal.

61
trabajo en terreno22. No obstante, es claro que basado en su experiencia
como agrónomo y de las múltiples consultas que atiende ha generado su
punto de vista, sosteniendo que la principal característica de los
“chacareros” consiste en el desconocimiento de la faz productiva y en la
imposibilidad de realizar cooperativas; mientras que el principal problema
de la política agropecuaria municipal consistiría en la inexistencia de
criterios de segmentación de la población adjudicataria.

4.3. Secretaría del Estado y de la Producción

Conforma una de las cuatro Secretarías de Estado del Gobierno de la


Provincia de Santa Cruz. Funciona en el nivel Provincial como Unidad de
Enlace entre la Nación y la Provincia para administrar y otorgar créditos a
través de diferentes fuentes de financiación. Durante el período de estudio e
investigación la Secretaría del Estado administraba los fondos “Empresa
Joven” (Ley Provincial 2208); Fondo de Desarrollo Industrial (Ley 1876); y
los fondos del Concejo Federal de Inversiones: Línea para micro
emprendimientos de pequeñas y medianas empresas. Para la década del
‘90 hemos podido reconstruir los montos totales solicitados desde la
localidad de Caleta Olivia -por sector de actividad- y los montos
efectivamente accedidos como beneficios para el desarrollo local por sector.
De allí obtuvimos los siguientes resultados: Se presentaron alrededor de
140 proyectos a las diversas fuentes por un monto total de $17.392.980, de
este total de proyectos sólo fueron aprobados y recibieron fondos sesenta, es
decir que el 43% de los proyectos presentados por un monto estimado de
$1.317.613. Hacia julio del año 2004 diecisiete proyectos se encontraban en
fiscalía de Estado por no haber retornado o comenzado a pagar los fondos.
En cuanto a la orientación de los financiamientos por rama de actividad
disponemos el siguiente cuadro en el que se detallan porcentajes destinado
al sector agropecuario:

Financiamiento de la Secretaría del Estado y de la Producción (1990-2000)

22
Una situación semejante ocurre en otras localidades de Zona Norte como Perito Moreno y Las Heras, donde la
tendencia del ente a nivel de Río Gallegos ha generado que los recursos humanos hagan trabajo de oficina en las
localidades, evidenciándose claramente la pérdida de la capacidad técnica y deterioro del equipamiento del
organismo a nivel agropecuario.

62
Sector de Proyectos Cantidad de proyectos Porcentajes
primario

Agropecuario 7 11,6 % 11,6 %

Subtotal 11,6%

Sector
Secundario

Ind. Textil 4 6,6 %

Ind. Metálica 3 5%

Ind.Construcción 4 6,6%

Ind.Alimenticia 11 18,3%

Mec. Industrial 2 3,3%

Ind. Maderera 1 1,6%

Ind. Química 2 3,3%

Ind.Petrolera 1 1,6%

Ind. Eléctrica 1 1,6

Otros 3 3,3%

Subtotal 45%

Sector

Terciario

Ser. automotor 4 6,6%

Edic./publicidad 5 8,3%

Comunicaciones 3 5%

Ser. personales 4 6,6%

Ser. petroleros 1 1,6%

Arquitectura 1 1,6%

Turismo 3 5%

Ser. médicos 1 1,6%

Otros 4 6,6%

Subtotal 42,6%

Totales 100%

Fuente: Elaboración propia año 2004 en base a datos Secretaría del Estado y la Producción Pcia.
Santa Cruz.

El siguiente cuadro expresa como el 11,6% de inversión orientada al


sector agropecuario se distribuyo en relación a las actividades de granja o de
plantaciones agrarias, para ello establecemos año de solicitud, proyecto,
monto, fuente de financiación y situación de deuda.

63
Financiamiento en el sector agropecuario de Zona de Chacras de Caleta
Olivia

Nro y Año Proyecto Monto Fondo Situación al


año 2000

0348/93 Faenamiento de $ 16.981 FDI Otorgado


Chinchillas

0425/93 Producción de $ 7.944 MEOP-MAS Otorgado


invernáculos

0742/95 Criadero de Perros $ 13.616 EJ Otorgado en


fiscalía

0751/95 Producción de Pollos $ 15.000 EJ Otorgado en


Barrilleros fiscalía

0904/96 Criadero de Zorros $ 56.125 FDI Otorgado y en


fiscalía

0553/94 Producción Hortícola $ 14.856 CFI Otorgado

2000 Granja Agrícola $ 50.000 FDI Aprobado

$174.522

Fuente: Elaboración propia año 2004 en base a datos Secretaría del Estado y de la Producción -
Pcia. Santa Cruz.

De acuerdo a los datos presentados hay una serie de observaciones


que permiten hipotetizar la orientación de la inversión en relación al
desarrollo local en general y en la dimensión agropecuaria en particular. En
principio es claro que a nivel de actores locales, incluidas las instituciones
gestoras, ha existido un bajo nivel de acceso a fondos en relación a lo
efectivamente solicitado a las diversas fuentes; en segundo lugar, se
evidencia que el 11,6 % del total otorgado corresponde al objeto agropecuario
representando la inversión más baja en relación al predominio de los otros
sectores de la economía. En otro orden, se muestra el grueso de la inversión
agropecuaria se orientó a la actividad de granja (86 %); mientras que para la
actividad hortícola y de plantaciones bajo cubierta la inversión es de sólo
$22.800 representando el 13,08%. Esta tendencia, a su vez, muestra que el
eje fue puesto en la comercialización de productos de granja fuera de la
región como ser las chinchillas y los zorros. Si bien este tipo de proyectos
individuales reflejan una orientación de la política del Estado Provincial en
la dimensión agropecuaria del desarrollo local, invita a preguntarnos
seriamente si esta orientación fue proactiva al desarrollo local en general y
agropecuario, o simplemente o fue utilizada como un mecanismo más de
subsidiar servicios urbanos ante la crisis social.

64
4.4. Servicios Públicos S. A. (SPSE)

Representa un ente mixto estatal-privado, y es el principal


responsable dentro de la provincia y el territorio de mantener los sistemas
hídricos urbanos. Su misión consiste en proyectuar, construir y administrar
y explotar los servicios de agua potable, energía eléctrica y cloacas23. En
relación a nuestro objeto de investigación Servicios Públicos ha tenido un
rol destacado en la dimensión agropecuaria del desarrollo local, en tanto se
posicionó como el ente responsable de proyectuar y administrar el Proyecto
estructural “Red de agua para zona de chacras de Caleta Olivia”. En la
perspectiva de los decisores técnicos de Servicios Públicos de Caleta Olivia
el Proyecto “…ha sido una obra de buena voluntad ”24 cuando en el año 1999
ingresaban a la ciudad 8.000 metros cúbicos por día desde la red de
transporte de las baterías de Cañadón Quintar y Meseta Espinosa De
ambos acueductos 6000 mts3 ingresaban a Caleta Olivia y 2000 mts3
comenzaron a ser bombeados directamente a zona de chacra y provenían de
Cañadón Quintar distante 35 kms25. Desde el año 2002 el acueducto de
Cañadón Quintar es destinado con exclusividad a la zona de “chacras”, dado
que desde ese mismo año para la ciudad de 36.332 habitantes se ha
estimado su consumo en 16.000mt3 el cual es suministrado por el
Acueducto del Lago Muster (habilitado mediante Convenio con Chubut).
Estos datos son relevantes si se considera que 2.000 m3 se distribuyen en
teoría en una superficie de 396 hectáreas adjudicadas y entre 392
tenedores que utilizan un bajo porcentaje de la superficie adjudicada y la
cantidad de agua deja de ser un problema aparente desde el año 2002. No
obstante, este dato contundente de la realidad veremos en el transcurso de
esta tesis que el agua (Capítulo VII) pareciera ser el principal factor que
explica desde la perspectiva de técnicos y “chacareros” el modelo de
desarrollo agropecuario vigente.

4.5. El Ministerio de Acción Social (MAS)

En el marco del proceso de contención social de la crisis urbana el


Ministerio de Acción Social (MAS) gradualmente se ha convertido en un
ente provincial con destacado protagonismo técnico y político en las escalas
locales. En los años ‘90 por la ideología académica de la propia Ministro de
Acción Social Dra. Alicia Kirchner, la economía social se convirtió en un
aspecto teórico destacado del paradigma de las Políticas Sociales de la

23
Ley de sociedad del Estado Nº 20705 y Ley Provincial Nº1345 de Octubre de 1980, sus estatutos son aprobados
por Decreto 1085/80 y el Estado Provincial representa el único accionista.

24
Servicios Públicos Sociedad del Estado. Proyecto de Inversión Zona de Chacras. Julio 2004. Folio 5.
25
Según Servicios públicos para el año 2005 la ciudad consumirá alrededor de 16.000 mts./ que deberán provenir
de inversión en reparación y nuevas baterías para ambos sistemas y por el nuevo acueducto del Lago Muster
(Chubut) en capacidad de bombear hasta 20.000 mts./3 diarios.

65
Provincia26. Por ello, ante la inmanente emergencia de las necesidades de
la población urbana presentada a través de los Centros de Integración
Comunitaria y ante la demanda de la Unión Vecinal de Zona de Chacras de
Caleta Olivia, este Ministerio se vio involucrado como fuente de financiación
en el Proyecto focalizado denominado “Proyecto de Invernáculos para
Autoconsumo Familiar”. El Organismo participó de este proyecto a través
del financiamiento de mil metros de polietileno para ser administrado por
la Comisión Directiva de la Unión Vecinal.

4.6. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)

El INTA cuenta con una estación experimental en la Provincia de


Santa Cruz desde el 18 de junio de 1985, su misión se estableció con el
objetivo de impulsar, vigorizar y coordinar tareas de investigación y de
extensión agropecuaria en Santa Cruz y Tierra del Fuego. Su participación
en el área de chacras, en los programas y proyectos ha sido mínima y
circunscripta siempre a asistir al Programa Universitario promovido desde
la Oficina de Vinculación Tecnológica de la UNPA – UACO básicamente esa
asistencia complementaria consistió en:

a) Participación con un especialista en el estudio en terreno y


laboratorio que culminó en el informe.
b) Participación de un técnico en el dictado del curso de producción
bajo cubierta

4.7. La Universidad Nacional de la Patagonia Austral Unidad


Académica Caleta Olivia (UNPA – UACO)

Constituida originalmente como Instituto de Estudios Terciarios, en


1994 pasó a Constituirse en Universidad Federal integrando los Centros
Terciarios de Caleta Olivia, San Julián, Río Gallegos, Río Turbio. En 1995
paso a ser Universidad Nacional desde una clara concepción profesionalista
universitaria (Rubén Zarate, Liliana Artesi. Comps: 2004) o napoleónica
como ha sido sostenida por Andrés Pérez y otros (2006). En Caleta Olivia la
sede local había logrado con éxito revertir la dispersión de carreras
terciarias vinculadas a las humanidades y ciencias sociales y las ingenierías
en petróleo para transformar la Unidad Académica en dos Departamentos
en el que primaría la visión técnica por sobre la humanística del área de
Ciencias Sociales. El Plan de Desarrollo Estratégico se sustentaba desde
esta ideología de la Ciencia y fue concebida con exclusividad de

26
Se recomienda consultar: Alicia Kirchner, Paola Vessvessian (2001) “En busca de un ordenador social. Trabajo:
Agenda no resuelta”. Edit Espacio. Bs. As.

66
participación de técnicos del área de la carrera de administración contable.
Tal cual hemos visto al iniciar este capítulo, el plan original definía una
serie de proyectos prioritarios que incluían un estudio integral productivo,
asistencia técnica a los productores, capacitación en emprendimientos,
conformación de cooperativas, constitución de una chacra experimental,
apoyo a partir de la provisión de agua para riego y la definición de canales
de comercialización para los productores. Este Plan ambicioso se
materializó a través del Programa de Activación de la Zona de Chacras,
del cual surgió un estudio de diagnóstico denominado proyecto de granja
experimental que fue la base a partir de la cual comenzó a operar la Oficina
de Vinculación Tecnológica de la Universidad. Desde que se concursaron
Fondos Nacionales fundamentado en el Plan estratégico de Caleta Olivia se
presentó al interior de la Universidad como la construcción de un espacio de
relación de experiencias pilotos y de capacitación técnica que permitiría
mejorar el conocimiento existente acerca del potencial productivo de la zona
de chacras de Caleta Olivia27.

En la entrevista sostenida con el responsable del proyecto en


noviembre del año 2001 afirmaba que desde la creación de la Oficina de
Vinculación Tecnológica se trabajaba en el proyecto de la granja
Agropecuaria experimental. Señalaba que a la fecha el esfuerzo de la
Oficina ya comenzaba a focalizarse en la relación con el mundo empresario
petrolero de la Subregión. Sobre la intervención en la Zona de chacras nos
relataba que las acciones habían consistido en un estudio acerca del
potencial productivo a través del “Programa de Activación de la Zona de
Chacras” desde el cual se había realizado un relevamiento ambiental y
socioeconómico y un Convenio con la Casa Salesiana a través del proyecto
de Granja Experimental de dos invernáculos para experimentar y
demostrar. En la perspectiva universitaria se invertiría en un ingeniero
agrónomo y la capacitación convenida por cuenta del INTA, pues a

“…los jóvenes que viven allí que provienen de familias que viven ahí,
aprenden y luego implementan la tecnología que aprendieron”…”…se
espera que con el tiempo se constituya en un espacio para dar
capacitación. Nosotros sabemos que la zona de chacras no va a ser la
panacea, no podemos reconvertir la actividad económica pero es la
solución para algunas familias”.

El cuadro siguiente nos muestra el diagnóstico original que se


construyó desde la Oficina de Vinculación Tecnológica de la
Universidad.

27
Folio 5. Proyecto Unidad Demostrativa (Chacra experimental) Acuerdo del Consejo de Unidad UNPA –UACO. Nº
273/00.

67
Fortalezas Debilidades Oportunidades Amenazas

- Productos - Falta de agua - Producir en - Ingresos de


frescos - Falta de políticas de contraprestación productos frescos de
apoyo a la - Llegar a otros chacras de
producción local mercados a través del Comodoro Rivadavia
- Productos - Falta de puerto y Sarmiento
locales coordinación entre - Formación de un - Exodo poblacional
los productores sistema de por falta de trabajo
- Alto grado de cooperativas que - Falta de líneas de
diversificación de la permita la venta de financiamiento
producción producción y la acorde a las
- Poco conocimiento de compra de insumos necesidades de los
cultivos protegidos - Tendencia de los productores.
- Falta de consumidores hacia
posicionamiento los productos frescos
como zona - Menos perdidas por
productiva desechos, con
- Falta de respecto a los
Asesoramiento productos de otras
Técnico zonas productivas
- Falta de - Cercanía a grandes
titularización de las centro de consumo
propiedades (ej,.Comodoro
- Bajo poder de Rivadavia)
negociación en la
compra de insumos y
en la venta de sus
producciones
- Suelos con poca
aptitud agrícola

Fuente: Proyecto de Activación productiva para la Zona de Chacras. Junio2000

5. Reflexiones y preguntas que construyen interfases

Producto de la descripción precedente surgen una serie de


conclusiones preliminares que servirán de punto de partida para
adentrarnos al mundo “chacarero”.

5.1. El desarrollo local se convierte en tema neurálgico de las


principales culturas organizacionales que intervienen en el
desarrollo en los años ‘90. Nos referimos a la Universidad
Nacional de la Patagonia Austral-Unidad Académica Caleta
Olivia y Municipalidad de Caleta Olivia.

5.2. Ambas instituciones estatales, una nacional y otra municipal,


intervienen abiertamente en el desarrollo local instalando en la
sociedad la problemática y una agenda desarrolladora. El Plan de
Desarrollo Estratégico se convirtió así en un hecho social y
político que instalaba decididamente un conflicto entre culturas
organizacionales por el liderazgo del cambio de paradigma de
desarrollo urbano y local.

68
5.3. La dimensión agropecuaria del desarrollo local formo
decididamente parte de esa agenda, produciendo al interior de las
organizaciones, un proceso de adecuación de las dependencias
internas que establecieron como política pública desarrolladora el
objeto agropecuario. La Oficina de Vinculación Tecnológica de la
UNPA-UACO y la evolución que afecto a la Secretaría de
Planificación Municipal evidencian esta inserción del contexto en
las organizaciones.

5.4. El contexto social exigía como realidad a ser procesada la


adecuación organizacional local en torno al desarrollo local y
agropecuario, y esto ocurría en un contexto provincial donde la
crisis hacia trepar la desocupación abierta entre un 15,3% (1993)
y 17,1 (1997). Crisis que desde el Estado Provincial se intentaba
compensar con la apertura de la economía del puerto y pesca y un
aumento de la planta de empleados municipales. Planta laboral
que se podía sostener con transferencias anticipadas de recursos
de regalías petroleras que ingresaban como coparticipación para
ser distribuidas para los municipios. La dimensión agropecuaria
en este sentido fue complementaria a las principales políticas de
Estado restringiéndose a acciones muy puntuales mediante el
Ministerio de Economía y Obras Públicas (MEOP) y el Ministerio
de Acción social (MAS) y en menor medida mediante el Consejo
Agrario Provincial.

5.5. El Conjunto de las intervenciones del Estado Nacional, Provincial


y Municipal se expresó mediante políticas públicas que dieron
como resultado su participación activa en tres tipos de proyectos.
Proyectos estructurales, focalizados e individuales.

5.6. ¿Cuál fue la dinámica que se desplego desde las culturas


organizacionales en función del objeto agropecuario a
desarrollar?. Creemos que una vez concebidos los distintos
proyectos, producto de la incorporación de la información social
del contexto social inmediato, estos siguieron una dinámica que
involucraba el manejo de información especializada de este
escenario a partir de la intervención técnica y que la misma ha
sido cruzada por aspectos conflictivos, de negociación y de
búsqueda de legitimación que definen los contenidos de interfases
de diferentes tipos.

5.7. Los contenidos de las interfases se insertan en la agenda


agropecuaria municipal debió enfrentar el problema de la
desocupación abierta, para luego centrarse en problemas de
criterios de adjudicación y el conflicto político con la unión vecinal
en relación al Proyecto Focalizado de Invernáculos y al interior
del propio estado en relación al proyecto de la Red de Agua; el

69
Estado Provincial delega la dimensión agropecuaria del
desarrollo fundamentalmente a través de su Unidad de Enlace del
propio municipio, permitiendo que el 11, 6 % del 100% del
presupuesto de fuentes de financiación se otorgue a la actividad
de comercialización de productos de granja (Chinchillas y Zorros).
La segunda Delegación local del Estado Provincial que interviene
con un Proyecto Estructural esta representada por Servicios
Públicos. Organismo que reconoce de entrada participa en un
Proyecto de “… buena voluntad”; Mientras que el MAS actuará
también complementariamente desde una clara concepción de
economía social, subsidiando el polietileno para invernáculos
(Proyecto focalizado), y semejante conducta seguirá el Concejo
Agrario Provincial, que subsidiará semillas, diagnosticará e
instalará un técnico en la localidad que de entrada se auto
inhabilitó por carecer de recursos para operar en terreno.

5.8. Tal vez, quien mejor interpretó la realidad del contexto local y
del ámbito “chacarero” fue inicialmente la UNPA- UACO. Esta
institución estableció de entrada una política de adecuación de su
modelo de gestión creando la Oficina de Vinculación Tecnológica a
través de la cual justifico contratación de personal y obtuvo
recursos del Estado Nacional para desarrollar una política
científica mediante programas y proyectos agropecuarios. Pero
además la UNPA - UACO creo una política pública a través del
Plan de Desarrollo Estratégico exponiendo al Municipio en un
debate en torno al rol de las instituciones frente a la necesidad
social y política del cambio de los modelos de gestión para el
desarrollo. ¿Cómo fueron resignificadas estas conductas
organizacionales a través de las interacciones entre técnicos y
“chacareros”?. ¿Cómo las culturas organizacionales que
asumieron la dimensión agropecuaria del desarrollo local
procesaron la información de contexto para definir su propia
conducta frente al objeto agropecuario?, La relación entre
proyectos de desarrollo y ámbito chacareros ¿Pueden configurar
interfases?. Para responder estas interrogantes se hace necesario
recurrir a la perspectiva de los actores técnicos y “chacareros”,
operando éstos desde las culturas organizacionales y desde las
unidades de tenencia. Para ello, tres cuestiones previas
deberemos presentar al lector de esta tesis en el capítulo
siguiente: ¿Quiénes son los Chacareros”; ¿Cuáles fueron sus
proyectos productivos individuales?,¿Cuáles fueron sus resultados
en términos de comportamientos colectivos?. Las respuestas a este
segundo nivel de interrogantes las describiremos en los capítulos
siguientes desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo para
seguidamente presentar en Capítulo VII un ejemplo concreto y
totalizador –en torno al proyecto del agua- que evidencia los
comportamientos organizacionales y “chacareros”. Las respuestas
a este conjunto de interrogantes nos permitirán finalmente

70
hipotetizar en el Capítulo VIII los contenidos culturales que han
estructurado las interacciones que definieron las interfases
productivas, sociopolíticas y de coordinación y articulación entre
culturas organizacionales. Interfases que en definitiva
contribuyen a la definición del modelo empírico de la dimensión
local del desarrollo agropecuario que emerge a partir de las
organizaciones desarrolladoras

CAPÍTULO V

71
Los “Chacareros” de Caleta Olivia: Tierra y proyectos
desarrolladores

1. La estructura social del trabajo y la presencia “chacarera”


se escenifica en la escena pública

Mientras las instituciones redimían la interfase de proyectos


estructurales para la dimensión agropecuaria del desarrollo local, Caleta
Olivia cumplía 100 años de vida el día 20 de noviembre del año 2001. Allí
estábamos acompañando a nuestros informantes que desfilarían en el acto
público oficial. Luego de una ardua reunión en la Unión Vecinal, cuyo tema
central debatido fue si se desfilaba con el camión donado por el Gobierno
Provincial o si se desfilaría sólo con carretas y caballos que había que salir a
conseguir28. Son las diez de la mañana y estamos en una vereda de la
principal Avenida que conduce al principal Monumento que simbolizaba el
auge de la economía Petrolera “El Gorosito”: todo se apresta para el gran
desfile de las “fuerzas vivas” de la ciudad a propósito del aniversario de
Caleta Olivia. A escasos doscientos metros del Gorosito y frente al hotel
principal de la ciudad se levantaba el escenario que de a poco fue llenándose
de personalidades políticas provinciales y locales, mientras que en sus
escalinatas inferiores se destacaban, una veintena de “pioneros” de la época
lanera, quienes representaban el pasado inmediato y que serían
homenajeados por su contribución al desarrollo de la ciudad. Todo estaba
listo para entonar el himno nacional y dar inicio al esperado desfile, cuando
de pronto cerca de un centenar de obreros de la pesca de eminente
hegemonía boliviana se hicieron presente ante el palco oficial para protestar
por salarios, evitando el inicio de la Celebración de los 100 años de vida de
Caleta Olivia. El evento sólo pudo comenzar cuando - mediante micrófono
el Intendente Córdoba- logró persuadir a los manifestantes que se retiraran
del espacio oficial dado que luego los atenderían las autoridades locales y
provinciales. El desfile finalmente comenzó y una larga lista de
organizaciones sociales y las “fuerzas vivas” comienzan a desplegarse frente
al palco y la calle principal. Al paso de cada comitiva los aplausos no se
hacen esperar, luego de una interminable formación de taxistas y remiseros.
Detrás de estas columnas, nuevos y encendidos aplausos estallan con
profunda simpatía ante un grupo de “chacareros” que enarbolando la
bandera argentina y un estandarte de la “Unión Vecinal Zona de Chacras”
desfilan al compás de los tambores sonrientes y orgullosos frente a miles de
Caletenses ubicados en ambas aceras de la Calle principal de la Ciudad.
Encabeza el desfile con la bandera de zona de chacras “Don Fer”, le sigue el
chileno, “Don Soto” con medio traje gaucho y bandera argentina en mano
hecho que hace emerger los primeros aplausos del público, luego caballos y

28
Paradójicamente este camión dado en donación por el Estado Provincial nunca ha sido utilizado por falta de
papeles y la discusión entonces giraba en torno al hecho de si exhibirlo implicaría aceptar que el gobierno
ayudaba o era preferible no mostrarlo para mantener un alejamiento con la ayuda estatal.

72
unas carretas improvisadas con jaulas que contienen unos cuantos cerdos,
patos, gallinas y verduras.

Esta era la producción expuesta a la vista del conjunto de la


comunidad y la hemos presentado como ejemplo de escenificación de los
actores “chacareros” y de la nueva conformación sociocultural y económica
que adquiría la estructura social de Caleta Olivia a fines de los ‘90.
Pluriculturalidad étnica se exponía a la sociedad a través de la presencia
boliviana, chilena y norteña, el fragmento “chacarero” mostrándose en su
máxima expresión productiva, cientos de remises y taxis con sus familias:
aquí estaban gran parte de la reconversión de la cultura del trabajo
petrolero a los servicios de transportes urbanos, ¿Cómo habíamos llegado a
esta nueva formación social en su particularidad “chacarera”?

2. Cómo hacerse “Chacarero” en Caleta Olivia

La implementación de las Ordenanzas29 que a partir de los años 90´


generan la ocupación de la zona de “chacras” supuso la implementación de
una serie de requisitos que reglamentaban el acceso y las condiciones de
permanencia en la tierra agropecuaria. Los requisitos vigentes hasta el
presente son los siguientes:

- “Ser Argentino nativo, argentino naturalizado con dos años de ejercicio de


ciudadanía o ser extranjero expresamente autorizado por la Comisión Nacional de
Zona de Fronteras
- Ser mayor de edad o emancipado o estar habilitado conforme al artículo 131 del
Código Civil.
- Acreditar domicilio real en Caleta Olivia
- No poseer el solicitante o su cónyuge otras parcelas fiscales con similar destino
- No tener pendiente ninguna deuda con el tesoro municipal. La Dirección de Tierras
solicitara libre de deuda a la fecha de adjudicación.
- Cronograma de inversiones a realizar en un tiempo no menor a cinco años donde
debe constar superficie mínima y máxima solicitada y actividad a desarrollar en
parcela solicitada.
- Presentar manifestación de bienes certificada por escribano público.
- Anteproyecto de Obra Civil indicando plazos

29
La primera Ordenanza sobre uso del Interland del ejido urbano se corresponde a la denominada Ordenanza
Orgánica 1-M- 70 del Plan Regulador del desarrollo de la ciudad de Caleta Olivia, hecha pública en abril de 1970.
Aquí se establecieron criterios y requisitos para la ocupación del interland rural. La etapa tercera del Plan
establecía Planos Maestros del desarrollo físico y planos complementarios en los que se diseñaron los usos de los
espacios verdes y áreas de recreación del ejido municipal. Luego del advenimiento de la democracia en 1989 se
promulga La Ordenanza 720/89, en la que se establece el Régimen general de tierras fiscales. Allí en el Capítulo
VII se establece el uso de parcelas fiscales destinadas a las actividades comerciales, agropecuarias, industriales e
instituciones intermedias; el Capítulo IX establece la adjudicación de parcelas fiscales destinadas a la actividad
agropecuaria, cediendo a la Comisión de tierras la competencia sobre “zona de Chacras” y los criterios de
adjudicación. En marzo de 1990 se promulgó la Ordenanza Nº 73/ 90 que modifica una serie de artículos de la
Ordenanza 720/89 facilitando el acceso a los chilenos con documentación de radicación y los criterios de mensura y
venta.

73
- Nota: Recepcionada la documentación solicitada, será elevada a la Comisión de
Tierras, quien autorizará o denegará a la Administración de Tierras a confeccionar
el instrumento legal correspondiente. En caso de no cumplir con la totalidad de los
requisitos enunciados, la Secretaría de Planificación no autorizará al Departamento
Mesa de Entradas de éste Municipio a recepcionar solicitud alguna por adjudicación
de parcela para Zona de Chacras”.

El cumplimiento de estos requisitos serían analizado para cada


expediente por la Comisión Especial de Tierras integrada por Concejales,
un representante de la Dirección de tierras y un representante del ejecutivo
municipal. Durante el periodo que va se habrían analizado un total de 392
expedientes e involucrado a dos gestiones de los Concejo Deliberante y a un
Intendente Municipal: José Manuel Córdoba.

3. Tipo de dominios de tierra agropecuaria

Teniendo como referencias estos requisitos, y partiendo de la base


que la frontera agraria ha sido estimada en 630 hectáreas a continuación
reconstruiremos la dinámica seguida en la implementación de la norma.
Disponemos para ello de la reconstrucción cuantitativa del proceso con datos
obtenidos hasta el año 2004.
En primer término hemos logrado establecer que a diciembre del año 2004
la distribución de la tierra pública con fines agropecuarios registra cuatro
tipos de dominios:

i) Tenedores particulares: Corresponde al adjudicatario u ocupante


de hecho, puede estar representado por un titular o una sociedad
mixta de hasta dos titulares que han accedido a unidades
previamente mensuradas.

ii) Tenencia en poder de la Municipalidad: Corresponde a unidades


mensuradas que continúan en poder del Estado local para ser
adjudicadas y se encuentran en condiciones aptas para la
producción y otras definitivamente son unidades no aptas
agronómicamente.

iii) Tenencia en Poder de Delegaciones Provinciales: Unidades de


tenencia mensuradas adjudicadas por el Municipio local a
Delegaciones Provinciales con establecimiento en la localidad de
Caleta Olivia.

iv) Tenencia en poder de Organizaciones No Gubernamentales:


Unidades de tenencia mensuradas adjudicadas a ONG
establecidas en la localidad de Caleta Olivia.

74
El Cuadro Nº 1 nos muestra el tipo de dominio, cantidad de unidades
de tenencia y superficie estimada a diciembre del año 2004 sobre 456,5
hectáreas mensuradas.

Cuadro Nº 1: Tipos de Dominios

Tipo de Unidades de Unidades Organizaciones Delegaciones Totales


Unidades dominio tenedores No Estatales
de municipal particulares gubernamentales Provinciales
Dominio y/o
Municipales

Cantidad/% 57 =12.39 % 392 = 85, 21 % 7 = 1,52 % 4 = 0,86% 460 = 100%

Sup. en 48 hectáreas 396 hectáreas 6 ½ hectáreas 6 hectáreas 456 .5 hect.


hectáreas

Fuente: Elaboración propia 200430

De acuerdo al Cuadro Nº 1 podemos observar que alrededor de 456,5


hectáreas han sido mensuradas a diciembre del año 2004. Es decir
aproximadamente el 72.4 % del 100% de las hectáreas estimadas como
frontera agraria (630 hectáreas) estimado. De ese 100% mensurado se han
distribuido 403 unidades en tenedores particulares, organizaciones no
gubernamentales y delegaciones estatales, representando la distribución de
tenedores particulares 392 unidades que se han apropiado de un total de
396 hectáreas, es decir el 62.8% del total de tierra agraria estimada y el 85.8
% del total mensurado a diciembre del año 2004. Los datos cuantitativos
nos señalan que la tendencia del periodo consistió en distribuir
prioritariamente en manos de particulares (392 unidades de tenencia en
396 hectáreas) constituyendo la evidencia claramente una política pública
en la dimensión agropecuaria. Es escasamente representativo los dominios
de ONG y Delegaciones Estatales provinciales (12 ½ hectáreas entre ambas
adjudicaciones). De las unidades en dominio municipal (57 unidades en 48
hectáreas)31 y en organizaciones no gubernamentales y delegaciones
estatales provinciales, diremos que estas no registran actividad productiva
alguna, a excepción de al menos dos ONG que la utilizan como ámbito de

30
Durante la gestión de la Intendencia, Córdoba (1991-2003) el seguimiento de los tenedores no representó una
tarea cotidiana, recién a fines del 2001 se realizaron doce inspecciones que pusieron en evidencia problemas tales
como: invasión entre lotes, falta de producción, etc. En el año 2003 existió desde la Dirección de Tierras una
inspección en terreno de cada Unidad de tenencia, incluidas las que se encontraban en poder del Estado Municipal,
las de las Delegaciones Provinciales y de las ONG. Esta fuente registró información cuantitativa y cualitativa y la
hemos examinado minuciosamente. El análisis de la fuente ha sido complementada con los datos de unidades
obtenidos de nuestros registros de campo. Mediante la combinación de información hemos procesado y construido
una nueva formulación de la base de datos en la que se han respetado los criterios de construcción y procedimos a
depurar errores y ampliado allí donde es evidente el vacío de información. Dada las características de la
construcción de la base original en Programa Office Acces y los vacíos de información hemos ampliado dicha base
con nuestros registros y transferido la información al procesamiento de programa SPSS.

31
Corresponde a tierras por entregar, canteras y unidades agronómicamente pobres desde del punto de vista de la
invasión de medanos.

75
esparcimiento para sus afiliados. El dominio de la tierra en manos de
particulares lo hemos podido agrupar a su vez en dos tipos básicos:

a) Tenedores con adjudicación (334 casos): Poseen expediente y en


muchos casos resolución de otorgamiento, inclusive hay un
número reducido que poseen título de propiedad y no superan
la decena.

b) Tenedores ocupantes de hecho (58 casos): Representa un grupo


que no poseen expediente y han ocupado o usurpado tierras.
El Cuadro Nº 2 nos muestra la relación entre tipos básicos de
tenedores y superficie ocupada.

Cuadro Nº 2: Tipos de Tenedores

Tipo tenedor Tenedores con Ocupantes de hecho Totales


adjudicación

Cantidades 334 58 392

% sobre el total 85,20% 14,79 % 100 %

% superficie 53 % = 339 ha. 9 %= 57 ha. 396 ha.

Fuente: Elaboración propia. Año 2004.

La diferenciación entre ocupantes con adjudicación y de hecho


registra una temporalidad que se inicia en la década del ‘70 con un tenedor
ocupante; situación que se comienza a transformar a partir de la década del
‘80 con ocho nuevas adjudicaciones (Ver Cuadro Nº3). Esta funcionalidad del
territorio cambiará abruptamente en los ’90 cuando la dinámica de
ocupación crece exponencialmente en los distintos subperíodos.

Cuadro Nº 3: Tenedores por Subperiodos


Tenedores con adjudicación Tenedores ocupantes Totales por Totales
de hecho período acumulados en
cada ciclo

1970-1975 1 - 1 1

1975-1980 1 - 1 2

1980-1985 7 1 8 11

1985-1990 44 5 49 59

1990-1995 44 2 46 105

1995-2000 125 15 140 245

2000-2004 112 35 147 147

Totales 334 58 392 392

76
Fuente: Elaboración propia 2004

El Cuadro Nº 3 pone en evidencia que es en la década de los ‘90


donde crece la cantidad de unidades de tenencia distribuidas y ocupadas,
en relación a los cincuenta y nueve casos acumulados para las décadas que
van del ‘70 al ‘80. Se observa también que en el periodo comprendido entre
1990 y el año 2000 las ocupaciones de hecho trepan el 10 % sobre el total de
adjudicaciones legales del período (ciento sesenta y nueve); mientras que
entre el año 2000 y 2004 el porcentaje sobre el total de adjudicaciones trepa
al 31 % sobre ciento doce adjudicaciones legales, evidenciando un ligero
incremento respecto a la década anterior.

4. Superficie de las unidades de tenencia

Disponemos de información sobre el criterio agropecuario imperante


en los decisores políticos en función de los programas de inversión
presentados por los solicitantes de unidades de tenencia. El Cuadro Nº 4
permite observar el criterio de distribución de 388 unidades de tenencia. De
acuerdo a la información disponible estas se pueden clasificar en once tipos
de superficies las cuales oscilan entre la ½ hectárea y las 6 ½ hectárea.
Cuadro Nº 4: Superficie de Unidades Distribuidas32
Tipo de 0y ½ y 1 y 1 1½ y 2 y 2 2½ y 3 y3 3½ 5y5 6y6 6½
unidad por ½ 1 ½ 2 ½ 3 ½ y4 ½ ½ y7
hectáreas

Total 107 159 61 22 15 9 3 5 3 3 1


Tenedores

388 *

Fuente: Elaboración propia 2004

Al reagrupar los once tipos preliminares con fines de clasificación en


un nuevo tipo de agrupamiento por superficies aglomeradas y por
subperíodo de ocupación obtenemos al menos seis tipos de superficies. Estas
nos muestran una tendencia a la distribución de unidades entre ½ y 1
hectárea (en 159 unidades); seguidas entre 0 y ½ hectárea (107 unidades )
ocupando el tercer criterio las Tipo 3 que oscilan entre 1 y 2 hectáreas (83
unidades), la cuales son seguidas de 32 unidades que van entre las 2 y 4,
siendo en última instancia sólo cuatro casos que comprenden entre las 4 y
6 hectáreas, adquiriendo semejante criterio cuatro casos que rondan las
siete hectáreas.

32
De las 392 hectáreas en poder de tenedores particulares no disponemos sólo de cuatro tenedores sus registros.

77
Cuadro 5 Tipo de superficie por subperiodo
Tipo 1 Tipo 2 Tipo 3 Tipo 4 Tipo 5 Tipo 6

Subperíodo 0y½ ½ y1 1y2 2y4 4y6 6y7

1970-1975 0 0 0 1 0 0

1975-1980 0 1 0 0 0- 0

1980-1985 3 3 4 1 0- 0

1985-1990 22 22 12 3 0- 0

1990-1995 18 18 16 5 1 1-

1995-2000 53 53 24 9 2 2-

2000-2004 62 62 27 13 1 1

Totales 107 159 83 32 4 4

Fuente: Elaboración propia 2004

En conclusión, para el conjunto del período considerado y entendiendo


que la política pública se caracterizó por reglamentar un régimen de tierras
que priorizó la entrega a particulares mediante resoluciones con superficies
basadas en los proyectos de inversión propuestos, se debe establecer que la
media total de superficie asignada por tenedor ronda 1 hectárea sobre una
población estimada de 392 beneficiarios tenedores en un total de 396
hectáreas. Constituyéndose seguidamente este porcentaje de superficie en el
criterio dominante de la distribución de tierra pública con fines
agropecuarios y que corresponde a la política estatal en materia
agropecuaria del desarrollo local.

78
79
5. Tipos de proyectos de inversión agropecuaria “chacareras”

Sobre un total de 392 unidades de tenencia, disponemos de una


muestra de 351 registros en los que existe presentación de proyectos
productivos en acuerdo a los criterios establecidos por la Ordenanza
municipal 720/89. Los datos nos indican que sólo en trece casos, es decir un
3,7 % de los 351, se corresponden a proyectos presentados con fines
estrictamente de construcción de vivienda. Por lo cual nuestro subuniverso
con propósito productivo se reduce a 338 casos representando el 86 % sobre
un total de 392 unidades de tenencia establecidas originalmente para el
total del período33. Este sub universo de 338 casos lo hemos agrupado por
tenedor en relación a proyecto presentado, de esta manera hemos logrado
clasificar una tipología de once tipos de proyectos asociados con fines de
producción a 338 casos de tenedores.
Cuadro Nº 6: Tenedores en relación a tipo de proyectos presentados (1970-2004)
Tipo de proyecto Tenedores con Tenedores de Totales Totales en %
resolución hecho

Mixtos (granja varios y 217 23 240 71,00%


agrario varios)

Granja 43 5 48 14,20%

Frutihortícola 15 2 17 5,029%

Hortícola 11 0 11 3,25%

Invernáculos 7 2 9 2,66%

Esparcimiento 6 0 6 1,77%

Forestal 2 0 2 0,59%

Frutales 2 0 2 0.59%

Función Social 1 0 1 0,29%

Industrial 1 0 1 0,29%

Autoconsumo 1 0 1 0,29%

306 32 338 100%

Fuente: Elaboración propia 2004

De acuerdo al Cuadro Nº 6 podemos observar que la principal


característica de las iniciativas presentadas por los solicitantes del periodo
1970 – 2004 evidencia el predominio de proyectos con fines agropecuarios
mixtos. Es decir que 240 casos (71 %) corresponden a iniciativas de
33
Los casos faltantes no registran información contrastable en terreno, ni registran presentación de proyectos
productivos individuales.

80
inversión particular que proponen ante la Comisión de Tierras Fiscales
ejecutar un proyecto que incluye más de dos actividades agropecuarias,
pudiendo encontrarse actividades de granja, hortícola y frutales; hortícola,
fruticultura y forestación; invernáculos, granjas y forestación; y granjas,
lugar de esparcimiento y producción hortícola. En consecuencia, desde la
perspectiva de los tenedores lo que predomina colectivamente es la
diversidad de tipos de proyectos; iniciativas que además de las actividades
principales suponen la forestación de la unidad de tenencia como forma de
establecer el cercado perimetral en acuerdo a la Ordenanza 720/89. De la
misma manera alrededor de un 60% incluye la construcción de vivienda
como parte del proyecto. De esta manera teniendo como referencia el
dominio de iniciativas mixtas, elaboramos la siguiente tipología de tipo de
proyectos:

a) Proyectos con fines agropecuarios mixto: Corresponde a proyectos que


han definido en los cronogramas de inversión más de dos actividades
productivas, ya sean de granja u horticultura.

b) Proyectos de Granja: Corresponde a todas aquellas iniciativas que


postulan la mono producción exclusiva de la actividad de cría,
procesamiento y comercialización de animales y aves de granja. En este
tipo de proyectos predominan una diversidad de propuestas de crianzas
que van desde lo más frecuente que son los conejos, porcinos, gallinas
ponedoras, equinos, vacunos hasta lo más exótico que son los zorros,
cultivo de peces exóticos, etc.

c) Proyectos Frutihortícolas: Corresponde a todas aquellas iniciativas que


postulan el desarrollo de actividades de producción mixta de frutales y
horticultura a cielo abierto o mediante invernáculo. Incluye una
diversidad de frutales y plantaciones de especies como tomates y papas.

d) Proyectos hortícolas: Corresponde a todas aquellas iniciativas que


postulan como actividad única la explotación de la unidad de tenencia
para fines hortícolas a cielo abierto.

e) Proyectos invernáculos: Corresponde a todas aquellas iniciativas que


postulan como actividad exclusiva la producción de frutas y verduras
de hojas y plantas exóticas bajo cubierta.

f) Proyectos de Forestación: Corresponde a todas aquellas iniciativas que


postulan como actividad exclusiva la producción de forestación, sin
especificar especies y/o características de la explotación.

g) Proyectos Frutícolas: Corresponde a las iniciativas de producir


exclusivamente plantaciones frutales de diverso tipo.

81
h) Proyectos con función social: Se trata de al menos un caso de iniciativa
privada con función social para recuperación.

i) Proyectos con fines industriales: Iniciativa privada de producción a


escala industrial (se registra un solo caso).

j) Proyectos con fines de autoconsumo: Iniciativa privada orientada al


autoconsumo familiar (registra un solo caso presentado con esta
finalidad).

El Cuadro Nº 7 reproduce en detalle la cantidad de tipos de


proyectos por subperíodos permitiéndonos observar que la característica
principal para todo el período coloca a los proyectos mixtos prevaleciendo en
un 71 % por sobre el resto de la variedad de iniciativas; mientras que le
sigue en importancia los proyectos de granja (14,20 %). Los datos
construidos nos muestran también que durante todo el periodo (1970-2004)
la tendencia es presentar proyectos mixtos revelando que la conducta
prevaleciente ha sido la de postular muchas actividades que incluyen a su
vez todas las posibilidades agropecuarias conocidas.

Cuadro Nº 7: Tipos de Proyectos Período 1970-2004

Periodo/ tipo 1970- 1985-19 1990-199 1995-20 2000-20 Totales % sobre el


de proyecto 1985 90 5 00 04 total

Mixtos 6 38 38 75 83 240 71.00%

Granja 1 5 3 26 13 48 14,20%

Frutihortícola 0 0 0 5 12 17 5,00%

Hortícola 1 1 1 5 3 11 3,2%

Invernáculos 0 0 1 4 4 9 2,6%

Esparcimiento 0 0 1 4 1 6 1,7%

Forestal 0 0 0 2 0 2 0,59%

Frutales 0 1 0 0 1 2 0,59%

Función 0 0 0 0 1 1 0,29%
Social

Industrial 0 0 1 0 0 1 0,29%

Autoconsumo 0 1 0 0 0 1 0,29%

Totales 8 49 45 131 125 338 100%

Fuente: Elaboración propia 2004

82
6. La inspección estatal de las unidades de tenencia

Ya hemos anticipado que nuestros registros se sostienen sobre la base


de 392 registros municipales de unidades de dominio agropecuario34. En la
perspectiva del Municipio realizada a través de los cuadros técnicos de la
Dirección de Tierras los resultados cuantitativos mostraban que sólo el
13,01% (51 tenedores) tendrían actividad productiva en distintos porcentajes
de producción agropecuaria; actividad que fuera establecida desde un
estricto criterio productivo y en que se consideraba el grado de cumplimiento
del proyecto presentado en relación a la superficie adjudicada u ocupada por
cronograma de inversión. De acuerdo a los datos desagregados del informe:
Diecisiete tenedores explotan el 10 % de las unidades económicas; trece el
20 %; cinco el 100%; dos el 50 %; una el 40 % y una el 60 %. De la misma
manera se puede observar que es a partir del subperíodo que va desde 1985
en adelante cuando se hace evidente la tendencia a comprobar unidades
que explotarían entre el 10 y el 30 %. Sin embargo es notable que para todo
el periodo solo cinco casos producen el 100 % de acuerdo al proyecto
aprobado como condición para la adjudicación. Desde el punto de vista
seguido en la construcción de la información, resulta significativo el registro
de alto porcentaje de incumplimiento de proyectos productivos, cifra que
representa en esta perspectiva el 80.35 % del total de tenedores según el
Cuadro Nº 8.

Cuadro Nº 8: Porcentajes de producción por subperíodos

Período 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 100%

1970-1975 0 1 0 0 0 0 0 0

1975-1980 0 0 0 0 0 0 0 0

1980-1985 5 1 0 0 0 0 0 1

1985-1990 38 2 2 4 0 0 0 0

1990-1995 37 1 3 3 0 0 0 1

1995-2000 110 8 5 4 0 1 1 3

2000-2004 125 4 3 1 1 1 0 0

315 17 13 12 1 2 1 5

Fuente: elaboración propia 2004

34
La evaluación municipal marca una intención municipal insinuada en el año 2001 cuando por primera vez se
realizaron doce inspecciones y ya existían alrededor de 240 adjudicaciones. La evaluación realizada en el año
2003, coincide con un contexto electoral que culmina en diciembre de ese año en la que resultaran electas
autoridades municipales de una línea política distinta a la del Intendente Córdoba.

83
La característica básica de esta evaluación es que no considera el
porcentaje de construcción de instalaciones para otras actividades, ni la
construcción de viviendas terminadas o en proceso de preparación, por ello
debemos deducir que el criterio es estrictamente productivo de superficie
ocupada para fines agropecuarios según el proyecto presentado. Pero ¿qué
factores explican tan bajo porcentaje de producción agropecuaria?. Todo nos
indica que en la construcción de los porcentajes productivos no se han
considerado la distribución de una serie de actividades efectivamente
existentes al interior de las unidades de tenencias habiendo pasado por alto
una variedad de actividades de granja y agrarias que allí se realizan
diariamente. Dada la aplicación de un criterio estrictamente técnico con el
que se ha evaluado la relación entre el proyecto presentado, porcentaje de
producción en relación al proyecto y porcentaje de ocupación del lote en
producción, estas conclusiones nos resultan reñidas con nuestras
observaciones y registros de campo, y por supuesto con la descripción
cualitativa que forma parte de la misma inspección. En efecto, el
movimiento humano existente y las características de las actividades
agropecuarias que allí ocurrían nos exigían cuestionarnos sobre las
actividades productivas que allí efectivamente suceden. Curiosamente, es la
misma fuente que nos brinda la respuesta de carácter cualitativo a través
del informe anexo donde se registran datos identificatorios de cada tenedor,
porcentaje y tipo de construcción, tipo de actividad económica observada y
estado de la unidad de tenencia como así también la disposición de servicios.
Por ello vamos a revisar esta fuente prescindiendo de la evaluación técnica
y quedándonos con la observación cualitativa del técnico y con nuestros
propios registros de campo.

7. Los datos revisados por tipo de proyecto presentado y tipo de


proyecto en ejecución

Hemos construido un cálculo en porcentajes aproximado a través del


siguiente procedimiento: Tomando como referencia el 100 % de registros de
tenedores, es decir 392, obtuvimos 41 casos -un 10.4 %- de los que no
disponemos ningún tipo de información inicial. Esto reduce nuestro universo
original a un subuniverso de 351 casos en los que si disponemos de
información de observaciones cualitativas35. De los 351 casos, el 3,31 % (13
casos) declaró -como parte del proyecto productivo- que junto con las
actividades agropecuarias construiría su vivienda con fines residenciales.
Cifra que al constatar la inspección aumenta en dos decimales el digito
principal (3,37%) mostrando, en principio, una tendencia colectiva de
cumplimiento con este aspecto del proyecto y evidenciando seguidamente un

35
Esta ausencia de información del 10,4% no quiere decir que al momento de la inspección no estén ejecutando
algún tipo de actividad. De hecho al momento de inspección ese 10, 4% se reduce de entrada al 8, 7 % poniendo en
evidencia que en principio un 1,7 % ejecuta algún tipo de proyectos, independientemente que no hayan
presentado proyecto de acuerdo a las Ordenanzas y reglamentación municipal vigente.

84
comportamiento colectivo. Más aún la inspección revela que alrededor del
50% de los tenedores han construido algún tipo de edificación para vivienda
o se encuentran en proceso de construcción y/o acopia materiales para
construir. Descontado este 3,31 % de los 351 casos nuestro nuevo universo
ad hoc - para estimar la relación entre proyecto productivo presentado y
proyecto en ejecución- se reduce a 338 unidades objeto de observación.

Disponemos seguidamente de un subuniverso nuevo sobre tendencia


productiva sobre 338 casos de proyectos presentados (100%). Sobre este
subuniverso hemos obtenido una muestra analizada de 270 inspecciones
(muestra que representa el 80 % sobre el total de proyectos considerados 338
base purificada)36. El Cuadro Nº 9 considera en porcentajes tipo de proyecto
presentado y el proyecto en ejecución, considerándose además el porcentaje
sin actividad real y que resulta de una relectura analítica de la propia
inspección administrada por el Estado Municipal y que fuera
exhaustivamente contrastada por nuestras observaciones y registros de
campo.

Cuadro Nº 9 Dinámica de Proyectos presentados período 1970-2004

Proyectos 338 =100 270=100

Granja 14, 20% 5,92%

Frutihortícola 5,029% 2,96%

Frutales 0,59% 2,22%

Hortícola 3,25% 4,07%

Invernáculos 2,66% 4,44%

Mixtos 71,00% 7,77%

Forestal 0,59% 1,11%

Esparcimiento 1,77% 0,74%

Industrial 0,29% 0,37%

Función social 0,29% 0,00%

Autoconsumo familiar 0,29% 19,62%

Sin act. depósito o cercado 0% 47,03%


perimetral

Subtotales 96,16 96,25

36
En la depuración de esta nueva base hemos seguido semejante proceso a la muestra general. Es decir, no hemos
considerados los porcentajes de sin información y el porcentaje de viviendas, manteniendo exclusivamente la
comparación pensando en las actividades productivas.

85
Fuente: Elaboración propia 2004 (considera la comparación en porcentaje entre dos muestras)

La tendencia general del período pone en evidencia que inicialmente


existió un comportamiento inicial hacia la actividad agropecuaria mixta. Es
decir, orientado a la diversificación de actividades de granja, hortícola y sus
respectivas combinaciones. Esta predisposición representó un 71 % de las
iniciativas a la cual le siguió la intención de ejecutar proyectos de granja
14,20%; la actividad frutihortícola 5,02%, es seguida de propuestas
hortícolas a cielo abierto 3,25%; mientras que la construcción de
invernaderos representaba el quinto lugar (2,66%) y fue superior a las
propuestas con fines de esparcimiento (1,77%) la cual supera a su vez las
actividades con fines industriales, función social y de autoconsumo familiar
(0,29%).

En el momento de la inspección los datos son reveladores de una


realidad absolutamente diferente; ha existido básicamente un objetivo
cambio de comportamiento de las conductas declaradas y las vividas en
relación con las restricciones que la tierra agropecuaria y los factores de
entorno le presentaron a los tenedores en proceso de convertirse en
“chacareros”. Pasamos de una tendencia predominante a realizar múltiples
actividades, de un 71% a reducirlas como posibilidad en sólo un 7,7%.
Semejante comportamiento ocurre con las actividades de granja, las cuales
representaban el 14,7% de las iniciativas y disminuyeron al 5,92 %.
Fenómeno equivalente ocurre con la actividad frutihortícola, la cual
representaba el 5,29% inicial y disminuyó al 2,96%. Por su parte, las
propuestas de producción hortícola a cielo abierto aumenta de 3,25 % inicial
a un 4,07%; tendencia que también se manifiesta en la construcción de

86
invernáculos la cual representaba una tendencia del 2,66 % y representa al
momento de inspección el 4,44 %. Semejante tendencia también se puede
advertir en relación a las iniciativas de producción de frutales que pasa de
0,59% al 2,22% y a la producción forestal que arranca con 0,59% y aumenta
al 1,11% y las actividades de esparcimiento que arrancan con 1,77% y
disminuyen al 0,74 % y las actividades con fines sociales que pasa de 0,29%
al 0%. Sin lugar a dudas el dato de mayor relevancia esta representado en
la tendencia a la producción de autoconsumo familiar, la cual representó el
0,29% y muestra durante la inspección que el 19,62 % práctica que revela el
autoconsumo como claro indicador de alguna forma de subsistencia en
detrimento del cronograma de inversión agropecuario original. Más
llamativo aún resulta el hecho que el 47% de los tenedores no realice
ningún tipo de actividad productiva, poniendo en evidencia que cerca de un
50 % de los tenedores originales se han quedado en el camino.

8. Perfil socio ocupacional de tenedores de Unidades Económicas

Hemos construido una muestra de 119 ocupaciones principales de los


tenedores sobre un total de 392 unidades de dominio (100%) lo que
representa el 30.37 del total de adjudicatarios tenedores u ocupantes. El
cuadro siguiente muestra el perfil de ocupación de los tenedores obtenidos a
diciembre del año 2004.

Cuadro Nº 10: Ocupación principal previa al acceso

de chacra Registro a diciembre 2004

Ocupación del titular de la Unidad de tenencia cant % %sobre


idad sobre el total
392
119

Empleados municipales 28 23.52% 7.14%

Empleados provinciales 26 21.84% 6.63%

Jubilados de YPF/ Petroleras privadas y administración 15 12.60% 3.82%


pública provincial y municipal

Comerciantes 11 9%.24 2.80%.

Profesionales independientes 9 7.56% 2.29%

Empleados petrolero 8 6.72% 2.04%

Empleados en la Construcción 6 5.04% 1.53%

Amas de Casa 5 4.20% 1.27%

Desocupados 3 2.52% 0.76%

Campesinos 2 1.68% 0.51%

Empleados públicos nacionales 2 1.68% 0.51%

Empleados en Pesqueras 1 0.84% 0.25%

Servicios domésticos 1 0.84% 0.25%

87
Empleados de comercio 1 0.84% 0.25%

Empresarios 1 0.84% 0.25%

119 100% 30%

Fuente: Elaboración propia año 2004

El Cuadro Nº 10 nos informa de las categorías socio ocupacionales


beneficiadas en términos de tenedores. De la cuales -a excepción de los
jubilados (12.6%), el grueso continúa desarrollándola como actividad
principal. Así son los propios empleados municipales (23.52%) y provinciales
(21.84%) los cuales en conjunto representan el 45% de la muestra. Cifra que
revela en su interior una mayoría de empleados municipales en actividad y
empleados públicos provinciales entre los que destacan un número
significativo de docentes. Siguen en representatividad los comerciantes (9
%); mientras que también es significativo el dato de profesionales
independientes (7.56%)37 y empleados de la actividad petrolera (6.72%) y de
la construcción (5.04%). Las restantes categorías socio ocupacionales
alcanzan porcentajes mínimos y equilibrados y se corresponden en principio
con obreros asalariados en distintas actividades de la economía; mientras
que la presencia de amas de casa es coincidente con la salida de la mujer en
busca de nuevas oportunidades laborales lo que ha sido característico del
período de los ‘90. Es altamente representativo que sean los principales
beneficiarios los empleados del propio Estado Municipal y Provincial;
seguido de los jubilados, datos que evidencian un problema de subsistencia o
un posible beneficio clientelar que puede ser pensado particularmente entre
los municipales y provinciales. Los datos también ponen de manifiesto que
los comerciantes, profesionales autónomos, y los empleados petroleros y de
la construcción constituyen un segundo subgrupo de tenedores –
beneficiarios que acceden a las unidades de tenencia. La casi inexistencia de
campesinos (1.68%) muestra que el perfil colectivo de los tenedores no sólo
es ajeno al mundo rural, sino que además es inequívocamente urbano.

Desde el punto de vista de la identidad sociocultural, a partir de


nuestros registros y entrevistas individuales con una importante cantidad
de “chacareros” podemos sostener que los mismos responden a una
heterogeneidad de orígenes étnicos regionales y nacionales, siendo en un
orden de importancia hegemónica la presencia de argentinos (petroleros y ex
- petroleros de origen norteño); lo mismo que empleados públicos de origen
norteño y jubilados pertenecientes a este mismo grupos. Le siguen casos de
chilenos o descendientes de éstos y algunos de origen rural. Finalmente, se
puede encontrar el grupo de inmigrantes de origen urbano de grandes
centros del país -empleados mayoritariamente en los sectores públicos y/o
autónomos- nacidos y criados en la propia provincia y localidad,
descendientes de norteños y chilenos.

37
Los profesionales independientes se incrementan sobre todo en el último subperíodo del Intendente Córdoba
(2000-2004).

88
9. Tipos de tenedores de tierra agropecuaria

Atendiendo a las categorías socio ocupacionales y basándonos en


nuestros registros de campo que incluyen entrevistas con tenedores de
distinto tipo, más las observaciones en las unidades de tenencia por más de
dos años en forma periódica, estamos en condiciones de postular la
existencia dos tipos principales de tenedores:

a) Tenedores sin inversión inicial mínima: Desarrollan


una actividad principal en distintas ramas de la economía
formal o pueden corresponderse a distintas reparticiones
estatales y/o actividades de la economía formal de servicios.
Poseen sólo la fuerza de trabajo, su salario y medios mínimos
(vehículos en distintos estados y herramientas manuales). No
poseen ningún grado de capitalización adicional y practican
preferentemente la producción de autoconsumo para la
subsistencia plena o complementaria dependiendo de la
actividad ocupacional principal que realicen en Caleta Olivia.

b) Tenedores con inversión inicial mínima y adicional:


Representan un subgrupo reducido (no superan la decena),
éstos se caracterizan por obtener salarios de la economía
formal, preferentemente fuera del Estado y presentan mayor
predisposición a la comercialización a escala local o regional.
Estos han planteado el proyecto en término de negocio producto
de su capacidad de ahorro previa y/o por disponer fuentes extra
laborales habiendo logrado un mínimo grado de capitalización
inicial que han invertido en la “chacra”.

A su vez es posible identificar un tipo de Tenedor no productivo


que involucra una subdivisión de dos tipos:

i) Tenedores sin actividad. Corresponde a titulares de


unidades que no han hecho uso de las unidades en términos
económicos y no evidencian ningún tipo de actividad económica
formal o de subsistencia.

ii)Tenedores de tierra con fines residenciales: Corresponde


a quienes han solicitado y sido adjudicado para exclusivo
proyecto residencial y abarca todas las actividades
ocupacionales, pudiéndose distinguir entre quienes lo utilizan
para vivir a través de la construcción de viviendas y quienes lo

89
han obtenido con fines especulativos inmobiliarios para el
futuro.

10. Reflexiones del capítulo

Al iniciar la presentación de este capítulo hemos optado por


transcribir uno de nuestros registros realizados el año 2000. Momento en
que los “chacareros” que venían desarrollando algún tipo de actividad se
presentan públicamente ante la nueva configuración de la estructura social
de Caleta Olivia que se escenificaba a partir de la crisis y la privatización de
YPF. Es decir, es la primera vez que los “chacareros” se presentan en la
estructura social que se representa en su forma cultural tal cual como esta
siendo en un momento de evidente cambio de forma de la sociedad y la
cultura petrolera.

Los datos cuantitativos nos revelan que la forma de convertirse en


“chacarero” formalmente ante el Estado Municipal y la sociedad suponía la
presentación de un proyecto individual que incluía cronograma de inversión
en tiempo, montos proyectados de inversión por año y superficie estimada
como máxima y como mínima para el desarrollo de la actividad. Esta
información del proyecto era analizada por la Comisión de Tierras integrada
por Concejales y a partir de allí se realizaba la adjudicación mediante firma
del Intendente. En el contexto temporal de nuestro proceso de investigación,
el mecanismo legal de adjudicaciones mediante Resolución es el que
prevalece, pues sólo cincuenta y ocho casos representan ocupaciones de
hecho mostrando una baja tendencia a la ilegalidad. Ambas modalidades
corresponden a un fenómeno que se va incrementando a partir de los años
‘80, pero es desde los años ‘90 cuando las cifras evidencian una expansión
cuantitativa de las adjudicaciones y ocupaciones. Sólo a partir de la
instalación de la Red de agua entre el año 2000 y 2004 se incorporaron
ciento cuarenta y siete nuevos tenedores.

Si bien se pueden clasificar seis tipos de superficies de dominio en


manos de tenedores, las cuales oscilan entre la ½ hectárea y las 6 ½; las
mismas al ser reagrupadas por subperíodos nos vuelven a poner en
evidencia que es en los dos últimos subperiodos donde se intensifican las
entregas de dimensiones de superficie superiores a la ½ hectárea. Esta
tendencia refleja por un lado la racionalidad seguida por la política
municipal en cuanto a superficies y por otro revela que el único criterio de
adjudicación esta en directa relación con la característica de los proyectos
productivos presentados, sin que medie conocimiento agronómico, ni técnico
agropecuario o sea considerada seriamente la capacidad de cumplimiento
del tenedor de su plan de inversión.

90
La asignación de superficie se convertirá a nuestro juicio en un dato
fundamental para comprender las razones que han llevado a configurar las
racionalidades “chacareras” en la dimensión económica de la unidad de
tenencia. Los proyectos individuales al ser clasificados por tipo de
actividad productiva propuesta muestran una tendencia a la diversidad
productiva que se evidencia en el hecho que un 71 % aproximadamente se
inclinó a los proyectos mixtos, es decir a actividades variadas de granja y
plantaciones. Una reflexión de sentido común instala una pregunta de rigor:
si al interior del Estado Municipal al iniciar los expedientes se conocía que
en muchos casos la principal ocupación del solicitante –beneficiario se
correspondía con los salarios del propio Estado Municipal y/o Provincial y
que la ocupación principal se correspondía con empelados en plena
actividad ¿Qué criterio hizo creer que el territorio se transformaría en
agropecuario con el perfil de los “beneficiarios”?; ¿En qué tiempos se
establecieron?; ¿Existía una correspondencia entre superficie asignada y
perfil socio ocupacional del tenedor?.

Capítulo VI

Reproducción social y racionalidades productivas “Chacareras”

¿Qué factores vinculados a la trama de relaciones entre los actores


involucrados pueden explicar el comportamiento colectivo que ha llevado a
los “chacareros” a desarrollar estrategias de autoconsumo de subsistencia
como mecanismo de reproducción social dominante?, ¿Qué factores
subjetivos y objetivos explican la no actividad de ningún tipo, la baja
actividad o simplemente el colapso de emprendimientos agropecuarios?.
Para avanzar en la construcción de una interpretación antropológica,
requerimos conocer aspectos de la reproducción social “chacarera”.
Aproximándonos a conocer su visión del mundo vivido en relación a la
unidad de tenencia y la sociedad “chacarera” podremos comprender con
mayor precisión los procesos de resignificación de los proyectos individuales
en la perspectiva de los propios sujetos. Perspectiva que veremos traza una
relación entre estos proyectos particulares de los tenedores y los proyectos
estructurales activados por las culturas desarrolladoras.

Con el propósito de ilustrar esta realidad y echar luz sobre aspectos


que nos permitan poner en evidencia las interfases en la que se entrecruzan
racionalidades de “chacareros” y técnicos de las culturas organizacionales,

91
producto de proyectos desarrolladores de todo tipo comenzamos este capítulo
describiendo dimensiones estratégicas de la vida social y política
“chacarera”. Seguidamente hemos seleccionado tres estudios de casos
construidos a lo largo de nuestro trabajo de campo en los que se muestran
con cierto detalle etnográfico las racionalidades de los tenedores a partir
de sus propias construcciones de sentido de proyectos estatales, privados y
proyectos individuales financiados con recursos estatales. En esa dirección
se presentan dos experiencias particulares de Tenedores con inversión
inicial mínima y adicional los cuales iniciaron sus actividades en el periodo
1995 – 2000 a través de la producción de granja. Proyectos que suponían la
crianza, procesamiento y comercialización de porcinos uno y de zorros otro,
de la misma manera conoceremos una experiencia colectiva de tenedores sin
inversión inicial mínima y que involucró a cerca de 65 beneficiarios a partir
de la única experiencia que planteaba el principio de coordinación de
acciones entre culturas organizacionales a partir de la producción de
invernáculos de autoconsumo familiar. El estudio de estos casos cumplen un
doble propósito: por un lado pretenden servir para ampliar la mirada de la
dimensión reproductiva social de la dimensión agropecuaria del desarrollo
local y son útiles y representativas de las racionalidades económicas de
los tenedores frente a sus unidades económicas y el mercado.

1. La reproducción de los grupos domésticos “Chacareros”

Ya habíamos anticipado (Capítulo II) que los grupos domésticos


pueden analíticamente ser comprendidos en su dimensión reproductiva en
tanto allí se transmiten normas, valores, conocimientos técnicos y la propia
reproducción biológica, representan una determinada forma de concebir el
mundo, de relacionarse con la naturaleza, de los hombres entre sí de
organizarse social y políticamente y ejercer la vida (Alejandro Balazonte,
Juan Carlos Radovich, siguiendo a J. Godoy: 1972). Aquí hemos optado por
ocuparnos desde el punto de vista de la dimensión económica de las
relaciones que ocurren a partir de las unidades de tenencia y atendiendo al
proceso de diferenciación interna que los propios “chacareros” establecen
entre sí a partir de adjudicar a los que saben como “chacareros nuevos” y a
los “chacareros” viejos como “techo duro”, aduciendo que éstos no ayudan por
su comportamiento para hacer producir la unidad de tenencia Nuestra
diferenciación incluye además nuestra definición etic de análisis que nos
permite diferenciar entre dos tipos de “chacareros” que practican algún tipo
de actividad productiva de subsistencia o de producción plena y que hemos
referenciado en el capítulo anterior como Tenedores sin inversión inicial
mínima y Tenedores con inversión inicial mínima y adicional.

92
En este sentido la transmisión de normas y valores a partir de la
percepción de los actores referente a su relación con la naturaleza y la vida
sociocultural que emerge a partir de la “chacra” nos ponen en evidencia al
menos cinco dimensiones para considerar y que son relevantes para
comprender las interfases:

i. Organización social
ii. Conocimiento “chacarero” versus saber técnico
iii. Formas de cooperación dominante
iv. Organización política de “Chacareros” y entorno
sociopolítico

i. Organización social

Habíamos anticipado que la vida social organizada resulta de la


relación entre tecnología y trabajo aplicado a la naturaleza, pero ¿Qué
ocurre cuando gran parte de la vida social la insume el trabajo en la ciudad
o la lucha epopéyica con la tierra, el agua y el viento durante el tiempo de
ocio o descanso semanal?; ¿Cómo organizar acciones colectivas de
cooperación o solidaridad cuando el Estado – la Municipalidad o el Gobierno
Provincial- es representado como el principal obstáculo que explica en la
perspectiva “chacarera ” la situación vinculada a la producción de la
Unidad?

Los ámbitos de participación que existen son de tres tipos: los


privados, los institucionales políticos y los religiosos. Los espacios privados
de uso social se corresponden a la “Chacras de los Chanas” cuya función
inicialmente (1998) sirvió de centro de encuentro de miembros norteños que
buscaban redimir poder local en las colectividades de centro norteños de
Caleta Olivia; otro espacio de uso social corresponde a la chacra Las Marías,
ubicada en la avenida principal que posee un salón de uso múltiples en el
que ocurrieron ferias y fiestas chacareras durante nuestra estadía de campo.
Un salón ubicado en la calle principal hace de Oratorio y una capilla, cuya
estructura fue levantada por mano de obra municipal y aunque esta sin
terminar se presenta casi como símbolo de las formas internas de
cooperación de los “chacareros”; existe también la única granja recreativa
rural en el predio de Rosa Canale38 que se corresponde al igual que “Las
Marías al tipo de tenedor con inversión inicial mínima y adicional.

Cuando iniciamos nuestra presencia en el ámbito “chacarero” nos


sorprendió que diariamente alrededor de quince niños son trasladados por

38
Esta chacra es de uso exclusivo para esparcimiento urbano y brida sus servicios privados a las escuelas y al
Estado Municipal como granja recreativa.

93
un transporte contratado por el Municipio hacia las diversas escuelas de
Caleta Olivia; en la Unión vecinal presidida por Nélido Acosta - por entonces
de filiación Cordobista- un grupo de mujeres de los planes sociales
municipales brindaba atención al público en horas laborables municipales;
allí también se dictaban una serie de talleres de distintas temáticas
recreativas y culturales, al igual que en cualquier barrio de la ciudad. Este
contexto coincidió a su vez con nuestras relaciones de campo y entrevistas
sostenidas con informantes que actuaron en la política “chacarera” en el
período ocurrido entre 1999 y 2004, periodo en que esta dinámica de
presencia estatal municipal fue una constante.

La vida cotidiana de los “Chacareros” residentes y de los que habitan


en Caleta Olivia nos ha permitido advertir un doble vínculo de articulación
social con el espacio “chacarero. Por un lado hemos registrado las relaciones
que emergen de las necesidades de los “chacareros” al interior del propio
ámbito y por otro las que se nutren de la realidad social y política
partidiaria local. Estas últimas si bien parecen repercutir en las relaciones
sociales y políticas de los “chacareros” en momentos electorales, no siempre
parecen haber incidido para determinar resultados de elecciones o la
calidad institucional de la Unión Vecinal. En este sentido podemos
hipotetizar que a través del espacio de socialización vecinal ocurren dos
fenómenos bien diferenciados que son articulados estatalmente desde la
política local. Es decir, ocurre por un lado dimensión económica y
productiva de los “chacareros”; y por otro la dimensión de relación política
al interior del ámbito “chacarero” y la consiguiente relación institucional
con el Estado Provincial y Municipal en torno a la producción de la cultura
del subsidio.

Desde la primera gestión de la Unión Vecinal siempre


existieron intentos de construir una racionalidad económica orientada al
objeto agropecuario. Podemos destacar el registro de al menos tres intentos:

a. Intentos cooperativistas: iniciativas de ayuda mutua entre


tenedores con inversión inicial mínima y adicional que nunca
prosperaron por factores de individualismos, intervenciones de la
política externa al ámbito “chacarero”.

b. Compras comunitarias: Forma de cooperación entre tenedores


orientadas a disminuir costos de insumos agropecuarios. Costos
que con subsidios del Estado Municipal (transporte de insumos) y
cuotas de “chacareros” fueron socialmente legitimadas pero
siempre acabaron en deudas hacia la Comisión de la Unión
Vecinal39.
39
Durante la gestión de “Don Fer” se realizaron al menos tres compras comunitarias de 20.000 kilos de maíz, 3.100
kilos de afrechillo peleteado (compra Nº1); en la segunda compra además de maíz y afrechillo se incluyó diez bolsas
de harina. De la primera compra había quedado una ganancia de $3.708 que fueron reinvertidos para la segunda

94
c. Organización de Expoferias “chacareras”: Eventos anuales,
sobre todo en los ciclos estivales, donde concurren “chacareros”
con muestra de su producción de granja o de plantas y se oferta a
los habitantes de Caleta Olivia.

Pero la vida social en función del objeto agropecuario y la relación


estatal subsidiadora los convoca a partir de los siguientes temas:

a. El Agua como proyecto estructural.


b. El Proyecto de Invernáculos de autoconsumo familiar desarrollado
entre el año 2000 y 2001.
c. Los avances del ejido urbano sobre el ámbito chacarero por
ocupación sistemática del IDUV (Instituto de desarrollo Urbano y
de Vivienda de la Provincia de Santa Cruz) de nuevos espacios
próximos a la frontera agraria.
d. Los subsidios colectivos de luz, agua y todo tipo de materiales
gestionados ante el Ministerio de Acción Social de la Provincia de
Santa Cruz
e. La falta de titularización de las adjudicaciones. Cada unidad de
tenencia es otorgada en venta sobre la base de cumplimiento del
cronograma de inversión y pago de las tarifas municipales de
tierras fiscales agropecuarias en acuerdo a las ordenanzas
720/89. Dado el incumplimiento colectivo de los cronogramas de
inversión y pagos de la unidad -según registra la propia inspección
municipal- es sólo un número reducido de adjudicatarios que han
accedido al titulo de propiedad y en condiciones de adquirir
créditos.

Vista desde Avenida principal Vista desde camino zorrería hacia SW

compra y se estimaba que en la segunda compra habría una ganancia potencial de $5.819 si los beneficiarios
pagaban los créditos que asumían con la propia vecinal. Esta forma de cooperación era relevante desde el punto de
vista de organización interna aún cuando era posible gracias al Estado municipal realizarlas por que este
financiaba fletes por $1.650 promedio.

95
Entre los “chacareros” “nuevos” o “viejos” que no participan
activamente en las Comisiones Directivas de la Unión Vecinal siempre
encontramos justificaciones que se fundamentan en el tiempo que implica
asistir a las reuniones “para no lograr nada” o por la distancia entre sus
unidades de tenencia y de residencia efectiva, ya sea estén ubicadas en
Caleta Olivia o en la misma zona de “chacras”. Si bien la Unión Vecinal es
percibida como el ámbito más cercano a las problemáticas de las unidades
con algún tipo de actividad, se reconoce que la politización de las
Comisiones determina lo que se pueda hacer o no hacer para ayudar a los
“chacareros”. Este factor es considerado a juicio de los propios “chacareros”
como un ámbito que ha profundizado el individualismo y la división entre
ellos; mientras que los técnicos explican esta consecuencia por la
personalidad de los presidentes vecinales, señalando con esto formas de
personalismos que atentan contra una empresa más solidaria.

ii) Saber “chacarero” versus saber técnico

Hemos reconstruido aspectos del conocimiento del ciclo de siembra o


crianza de animales que se presenta como una característica sobresaliente
y vulnerable en el éxito de una estrategia adaptativa. Es común encontrar
entre “chacareros” establecidos la sorpresa ante preguntas de sentido
común acerca de cuanto se necesita para armar un cuadro de papas, cómo
colocar las estacas o tutores, como podar los árboles, etc. En el caso del
proyecto de zorros es evidente que el conocimiento sobre el cuidado y
alimentación representó un factor determinante; en el caso de los cerdos, el
desconocimiento de la Ley de Bromatología resultó ser un factor
determinante para minar la crianza. En el caso de la producción con
invernáculos y de tipo hortícola se suelen escuchar comentarios de éxito
individual y algunos fuera de toda lógica de saber técnico. Muchas afirman
que “se da todo”, sin embargo también afirman no haber sabido “tirar” la
semilla y tener efectos diversos como el invernáculo lleno de hojas de zapallo
por no haber respetado las consideraciones técnicas. Aún cuando predomina
la diversidad de producción el dominio técnico no parece representar una
necesidad primaria. Hemos consultado reiteradas veces el porqué es bajo el
número de los que han concurrido a ciclos de charla sobre siembra
organizado desde la Unión Vecinal?; y el porqué del escaso aprovechamiento
del Agrónomo de la Universidad?. Los que no han asistido explican que por
falta de tiempo y horarios adversos no lo hacen, mientras que otro grupo
llega a verter apreciaciones como “ ya se todo” …”los técnicos no tienen nada
que enseñarme”. Sin embargo, estas perspectivas también coexisten con
otras menos adversas – las menos- que reconocen que con asesoramiento
técnico mejorarían su producción y señalan deseos de aprender aunque no
están dispuestos a brindar tiempo. En la experiencia acumulada con el

96
proyecto de invernáculos de autoconsumo familiares los “chacareros”
aprendieron sobre condiciones de temperatura, diámetros y altura de
invernáculos, situación que sólo pudo ser vivenciada cuando las plantas se le
quemaban por las heladas o el calor se les acumulaba en exceso por falta de
altura. Sin embargo en orden de dificultades el principal factor que a juicio
de los “chacareros” ha incidido en la posibilidad de seguir produciendo es el
viento, ya que el mismo destruyó el plástico en muchos invernaderos. Este
factor de entorno emerge como una condicionante incontrolada
técnicamente, podemos ilustrar lo ocurrido con un odontólogo de mañana y
“productor” por la tarde, quien había logrado una cosecha dentro del
proyecto de Invernáculos, pero el viento le reventó literalmente el
invernadero; él había seguido todos los pasos técnicos y hasta se jactaba
orgullosamente de saber medir el “PH, salinidad y temperatura” pero la
estructura del invernadero estaba destrozada cuando lo visitamos. El
intentó una vez repararlo para no perder el proyecto hasta llegar al punto de
desistir y abandonar la empresa, hoy su unidad conserva instalaciones,
invernaderos no hay. Esta fue una constante del Proyecto de invernáculos: el
viento destrozo la estructura, no había más polietileno y hoy sólo sobreviven
las estructuras de varillas como mudas testigos de que el viento estuvo allí.

iii) Formas de cooperación dominante en relación a ciclos de


producción de subsistencia

Las percepciones que circulan entre chacareros respecto a la


cooperación interna mantienen perspectivas comunes a la vez que
diferenciadas, dependiendo frente a que tipo de tenedor nos estamos
referenciando y si éste es residente en la “Zona de Chacras” o vive en la
ciudad. En general existe poco conocimiento entre quienes van y vienen día
a día u solo ocasionalmente a desarrollar alguna actividad y quienes residen
en forma permanente. De allí que el conocimiento que tengan entre ellos
sean básicamente de dos tipos: a) los avances o mejoras en la unidad; y b)
los mecanismos de acceso a algún beneficio estatal. Más bien lo que existe
como constante es una sospecha de quien es quien basándose en
representaciones construidas por rumores. Así es común encontrar
afirmaciones acerca de cómo fulano de tal ha obtenido el tanque de reserva,
el nylon u algún tipo de ayuda municipal. Aunque recíprocamente se cruzan
precepciones que asumen los problemas entre ellos por falta de
comunicación y por la falta de ganas de trabajar.

Al intentar comprender la relación entre participación, grado de


solidaridad intra unidades de tenencia y posibilidades de asociación con
fines productivos, nos sorprenden tres puntos de vista. En primer lugar,
remarcan la necesidad de conocerse entre ellos y realizar experiencias de
97
trabajo en conjunto para fortalecer formas de solidaridad, admitiendo que en
la práctica sólo la necesidad los une transitoriamente. En segundo lugar
reclaman la necesidad de tomar conciencia sobre la solidaridad y como
enseñar a compartir, practicándola, haciendo acuerdos, etc. Es entre los
tenedores con inversión inicial mínima y adicional donde la idea de hacer
cooperativas permanece como posibilidad de organización asociativa. Estas
percepciones contrastan con otros tipos de respuestas que colocan en un
lugar secundario la participación a través de cooperativas. Por su parte
entre los tenedores sin mayor grado de inversión inicial predomina una
visión de solidaridad centrada en la ayuda que puedan recibir de las
culturas organizacionales y entre ellos, incluyendo préstamos de materiales
y servicios como agua y luz. En tercer lugar la predisposición a experiencias
asociativas coinciden quienes evalúan como negativas las relaciones con
baja predisposición al asociativismo; en cuanto a que actividad se asociaría
están los que no producen para vender y los que producen para fomentar la
producción y fabricar invernaderos.

Independientemente de las respuestas, comparten como ideología


que el lugar desde donde debe fortalecerse la participación es la Unión
Vecinal. Asignan a este ámbito la responsabilidad de fortalecer la
solidaridad entre chacareros y brindar apoyo a los “chacareros”. He
escuchado reiteradas veces que la Unión Vecinal es lugar de participación y
sobretodo los “chacareros” “viejos” exigen que el presidente de la vecinal “los
visite más seguido”, y existen también perspectivas que afirman que si sale
la política de la vecinal la solidaridad entre los “chacareros” puede cambiar.
Hemos escuchado también a más de un presidente de la vecinal renegar por
tener que sacarle tiempo a su unidad de tenencia para dedicarse a las
demandas de los que “solo van a pedir”.

No obstante estas percepciones, en nuestras observaciones hemos


podido ver que existen toda una serie de solidaridades que emergen no de
las relaciones establecidas con la Unión Vecinal, sino a partir del
aprovechamiento de los recursos del Estado como la provisión de servicios de
agua, luz, materiales y vigilancia del predio. En efecto, la cantidad de
prestamos de luz y agua evidencia una forma de cooperación entre tenedores
y es significativa en un contexto donde el intercambio de favores entre
“chacareros” sólo parece ocurrir a nivel de prestamos de servicios que brinda
el propio Estado y ocurre a nivel colectivo cuando el reclamo hecho por el
agua se hace público frente a las elecciones por el poder político en la Unión
Vecinal.

iv. Organización Política de “chacareros” y entorno sociopolítico

La participación social de base pareció de entrada estar condicionada


por la política municipal que desde 1993 se estableció en la Unión Vecinal de

98
Zona de Chacras. Desde entonces se han sucedido cuatro presidentes de las
vecinales hasta el presente. Este microcosmos de la política ocurre bajo la
gestión del Intendente Córdoba, quien gobernó la ciudad por tres períodos
consecutivos (1991-2003) y en correspondencia con la gestión justicialista
provincial de Néstor Kirchner. Durante la gestión de Córdoba, primero bajo
el gobierno de Carlos Menem y luego en pleno contexto de la Alianza bajo el
presidente De la Rúa se producirían dos medidas políticas que en esencia
expresan una contradicción en términos de políticas agropecuarias.

En efecto, mientras se declaraba oficialmente polo productivo y


distribuía unidades de tenencia sobre la base de proyectos individuales de
inversión agropecuaria con el proyecto estructural del agua; por otro lado,
la política pública municipal y también la provincial respondió a demandas
sociales de los “chacareros” atendiendo demandas de características urbanas
con criterios de urbanidad. Los servicios de luz, gas, agua, apertura de
calles, alumbrado público tienen como contrapartida el encuadramiento del
espacio “chacarero” dentro el ejido electoral. Este doble estatus que vincula
un espacio simbólico agropecuario con demandas materiales urbanas se
constituye en un permanente factor de negociación aprovechado por un
grupo importante de tenedores que vieron siempre en el Estado y en las
relaciones políticas un espacio de negociación con fines de utilidad
recíprocos.

Quienes protagonizan esta dinámica organizacional en torno al


espacio “chacarero” disputaron entre 1995 y 2004 el poder político en la
Unión Vecinal. En este período se sucedieron tres presidentes vecinales
(Nélido Acosta y “Don Fer” (dos períodos). Tuvimos oportunidad de
entrevistarlos, verlos participar en reuniones chacareras, expresarse en
televisión, radio y medios escritos, conocer sus reflexiones privadas, sus
percepciones reciprocas entre líderes locales y sobre los restantes tenedores
de tierra. Este grupo de presidentes coincidió además con filiaciones
políticas ampliamente reconocidas y con un nivel de capitalización de
inversión. El conflicto político: en 1999 Córdoba había ganado la
Intendencia local por segunda vez, y se aprestó a instalarle una agenda
ganadora a Nélido Acosta que también pretendía la reelección. Este
sustentaba su campaña mediática en logros como el 60 % de la red de agua
instalada, compras comunitarias en Buenos Aires; ampliación de la sede
social con fondos municipales, principios de autogestión de recursos por
costos abaratados a partir de compras comunitarias, vía un camión
municipal y viáticos municipales. En este período la dependencia vecinal
había comenzado a cobrar una dinámica de clara articulación con la
recientemente creada Secretaría de Desarrollo Municipal; allí una hija de
un tenedor de tierra, cuya familia militaba en el justicialismo de Córdoba,
se había hecho con la División Zona de Chacras al amparo de Acosta. Oliva,
aun cuando nunca lo confesó, logró su apoyo durante la campaña y se
hicieron con el poder generando al interior de la Unión Vecinal la Comisión
de Damas y nombrando a esta hija de un tenedor Presidente de la Comisión

99
de Damas. “Don Fer” parecía más inclinado inicialmente por la Alianza y en
la práctica buscó apoyo externo entre Concejales justicialistas opositores de
Córdoba, este último nunca olvidaría este momento.

Esta Comisión vecinal asumida entre el año 2000 y 2004, se


presentó con una suculenta agenda: concientización a los chacareros de la
participación y el consenso en nuevas formas de trabajo, ampliación de la
sede social y salón de usos múltiples propios; regularización de la propiedad
de la tierra, creación de una cooperativa agropecuaria, creación de un
mercado concentrador productivo, explicitación de los límites del ejido
urbano, y la capacitación transferencia de conocimientos técnicos.

2. Estudios de casos. Proyectos Agropecuarios

2.1. “Los Chanchos de la discordia”

La historia que vamos a narrar es ilustrativa del texto “chacarero” en


el tipo de tenedor que decide orientarse a la crianza y comercialización de
porcinos. Pero antes de adentrarnos en esta historia, es importante recordar
que la producción de granja representaba un 14,20 % de los proyectos
presentados en los años ‘90 y la crianza de porcinos para venta hacia
mediados de los años ’90 llegó a conformar una de las principales
actividades de granja. Independientemente de factores como el agua, una
serie de tenedores se las ingeniaron para criar, comercializar y/o procesar el
deseado producto porcino y sus subproductos asociados. Según nuestros
informantes cuando sólo había 90 tenedores, la población de porcinos
ascendía a más de 1000 cabezas por año para ventas. Los porcinos en Caleta
Olivia son especialmente cotizados en navidad y año nuevo por los
comerciantes locales y/o compradores individuales del pueblo a través de
sus contactos con los “chacareros”. Entre los “chacareros” que practican
actividades de granja suelen diferenciarse entre quienes los crían para
autoconsumo y ventas ocasionales, y entre quienes se dedican
exclusivamente a la venta. Este es el caso del Establecimiento “Don Fer” -
tenedor con inversión de capital inicial- a quien le habían otorgado 5 ½
hectáreas para tal fin. El proceso crianza de cerdos para quienes practican

100
el autoconsumo involucraba suministrar el alimento recogido en el basural
y en casas comerciales como Quintana y La Anónima de Caleta Olivia. Es
una norma cultural que bromatología municipal vea el transporte diario de
esta práctica, pero sólo actuaba cuando exista un caso de riesgo o por
circunstancias de mucha visibilidad del vendedor en la ciudad. En la
perspectiva de quienes han iniciado ciclos de producción controlados
bromatológicamente y con fines comerciales, sostienen que el precio del
producto incluye comprar el forraje, cumplir con las normativas
bromatológicas con alimentación balanceada. Por ello sostienen que los
tenedores que venden pero no son controlados son una competencia por
producir a más bajos costos y carne de baja calidad. En su perspectiva el
precio es establecido a partir de sus costos de producción que por el año 2002
suponía el traslado para comprar madres a más de 500 kilómetros, la
alimentación, la mano de obra del cuidador y el faenamiento por pieza.
Sostienen que un kilo de cerdo lo venderían a $ 6 y el comerciante de
Caleta Olivia, le dicen “no a mi me lo venden a $5.50” con el riesgo de
triquinosis que estos implica para la población. La crítica a Bromatología
Municipal pasa por el hecho que éstos permanentemente están detrás de
los legalmente constituidos para marcar los cerdos “caramanearlos”
mientras quienes dicen no tener fines de comercialización declarada. “….con
los comerciantes locales canjean de vez en cuando un cerdito y el control se
acaba…”. (contrabandean cantidad de chanchos marcados y no marcados).
El matadero cobra por chancho hasta doce kilos $ 3 y desde doce kilos $5.
Según ordenanza municipal, en el año 2000 cuando en medio de la crisis, el
supermercado la Anónima introdujo a precios inferiores un stock procedente
de Brasil y minó las ventas de los productores individuales.

Nuestra primera aproximación al mundo de los cerdos había sucedió


ocasionalmente en 1994 cuando una experiencia de alumnos de la cátedra
de Antropología Sociocultural, mostraba la impotencia de los “chacareros”
por que Bromatología Municipal por orden de Salud Pública debía aplicar “el
rifle sanitario” y liquidar centenares de chanchos: habían aparecido casos de
triquinosis. Por entonces frente a la falta de agua potable, era frecuente que
se inclinaran en mayor medida a este tipo de crianza con fines de
autoconsumo y ventas ocasionales. El caso de la quema de chanchos
ocurrida en 1994 marcaba un precedente sin anestecia que ponía
sobreaviso que allí donde había un porcino con triquinosis los parientes del
establecimiento porcino correrían la misma suerte de la incineración. Este
fue el primer golpe a los productores de cerdos, dado que el segundo se dio
en el año 2000 con la introducción de cerdos importados. Uno de los
principales sobrevivientes al golpe comercial del 2000 fue el establecimiento
“Don Fer” quien inició su primer ciclo el año 1997 y quien destinó su
comportamiento granjero a la cría y comercialización de los cerdos, llegando
a realizar varios ciclos de venta y pariciones en su establecimiento. El año
2001 cuando accedió a ser presidente en la Unión vecinal reforzó su crianza
a través de llevar adelante como política las compras comunitarias de
alimento balanceado obtenido en Bahía Blanca. Esta situación que benefició

101
a su establecimiento y a una importante cantidad de tenedores, también fue
vista como sospechosa por ciertos tenedores y sus adversarios políticos
derrotados en las elecciones vecinales. Don “Fer” compraba madres en el
Valle de Trelew en Chubut, desde allí la trasladaba en su furgón Renault
acondicionado con dos tarimas para portar cerca de 24 cerdos.
Curiosamente el autor de esta tesis por pedido de “Don Fer” fue testigo el
año 2004 del ocaso del Establecimiento de “Don Fer” cuando Bromatología
Municipal ordeno al establecimiento matar los 80 chanchos del criadero por
haberse encontrado uno infectado con triquinosis. Debimos viajar a la
oficina de SENASA de Trelew para buscar documentación probatoria de la
genética y la procedencia de los chanchos del establecimiento que habían
sido conminados a morir.

Los chanchos fueron sacrificados y se acabó el intento de “Don Fer” de


convertirse en granjero. No obstante este duro golpe al principal productor
de porcinos hacia fines del año 2004 existían alrededor de 200 porcinos para
autoconsumo y ventas ocasionales en Caleta Olivia. “Don Fer” había
corrido con todas las ventajas de información sanitaria y sabía que era
objeto latente de seguimiento por parte del Municipio y de bromatología
local. Su mayor error tal vez consistió en desafiar los controles sanitarios de
entrada a la ciudad y no haber declarado sus cerdos ya que uno de ellos
estaba infectado y había sido comprado en Rawson y no en Gaiman desde
donde provenían la mayor parte del resto del lote. Si bien es cierto que no
perdió, pues se las ingenió para analizar a cada uno y venderlo en forma
individual, “Don Fer” nunca logró remontar la crisis ni reiniciar su ciclo de
producción y comercialización, el establecimiento “Don Fer” hoy representa
un establecimiento vacío y su propietario se las ha ingeniado para servir a
las empresas petroleras como proveedor de servicios de transporte.

Granja de cerdos fuera de producción y sin tenedores residentes

102
2.2. “De los zorros a los invernáculos comerciales y a la
subsistencia”

Uno de los créditos obtenidos por financiamiento estatal provincial


más conocidos y silenciados en la vida política local corresponde a un monto
de $56.000 financiado por la Secretaría del Estado y la Producción cuyo
beneficiario directo habría sido el propio Director de Tierras Municipal de
Caleta Olivia del año 1996. El Director de Tierras junto con dos socios más40
-según narran nuestros informantes- se propusieron iniciar un circuito
productivo de crianza, procesamiento y comercialización de zorros. Según
dicen los rumores “chacareros” esta sociedad vinculaba al propio
Intendente local y más allá del origen político del financiamiento, esta
experiencia vinculaba al gobierno municipal distribuyendo tierras y ahora
gestionando recursos de fondos provinciales. Lo cierto es que el negocio de
los zorros nacía del conocimiento exacto de la coyuntura de los precios
internacionales de la piel de zorro de criaderos. Con ese crédito se
compraron unos cientos de madres e iniciaron el ciclo productivo que
implicaba alimentación balanceada que debía ser adquirida en cantidades
en la ciudad de Pico Truncado distante ochenta kilómetros. Allí existía una
experiencia de zorros en desarrollo y era el lugar que en términos de costos
de alimentación brindaba la posibilidad de comenzar a vincular ambas
localidades en un circuito virtuoso. Cuando las madres estaban a punto de
arribar a la localidad los flameantes emprendedores requerían unidades de
tenencia en las que eran necesarias jaulas especiales de maderas y un
tinglado de varios cientos de metros cuadrados. Estas eran las condiciones
de equipamiento, bromatológicas, de alimentación y de cuidado que - por
supuesto- incluía el aislamiento de ruidos molestos al momento de la
primera parición. Por ello, más de tres hectáreas fueron otorgadas dentro de
la política distribución de la gestión municipal en una zona alejada de la
avenida principal y que desde entonces sería conocida como la “la Zorrería”.
La solidaridad política de los emprendedores estuvo en directa relación con
sus necesidades reales: Construir las jaulas, el tinglado, preparar las
instalaciones. Es aquí donde entra un nuevo protagonista de esta historia:
“Don Mendoza”, catamarqueño de origen, ex ypefiano, permanente soñador
de proyectos productivos. Don Mendoza siempre fue proclive a buscar
oportunidades de trabajo dentro del peronismo gobernante. Había logrado
producto de años de esfuerzos mantener su trabajo como preceptor de un
colegio provincial y había hábilmente montado un negocio familiar de
carpintería y venta de maderas. Los materiales de la carpintería y el
trabajo aportado por éste al emprendimiento de los emprendedores le ofrecía
la gran oportunidad de entrar en un negocio de primera, a cambio de
materiales y mano de obra, y una camioneta para trasladar alimentos a la
vez que obtener una unidad de tenencia “chacarera”. Costos de inversión

40
Según ha trascendido entre los “chacareros” que uno de los socios ha sido el Secretario privado del Intendente
Juan Carlos Gómez y un tal “Porteño”.

103
que se deducirían de 40 madres que le entregaban y sobre la base del gesto
político de acceder a una unidad de tenencia colindante a la de los
principales emprendedores. “Don Mendoza” dice no haber dudado en la
oferta y en la posibilidad del negocio, aun cuando quedaba en deuda. Esa
deuda habría que pagarla, pero además sus socios le habían garantizado la
gestión de un nuevo crédito provincial a su nombre para potenciar su
emprendimiento zorrino propio, pagar sus deudas y recomponer su
inversión inicial que involucraba haber trasladado todos sus activos de
capital de la carpintería a construir sus propias instalaciones. En este
esquema de negocios con su primera parición - al igual que Galarza y
Compañía- comenzaría a capitalizar. Por entonces el dueño del
emprendimiento ya comenzaba a experimentar la soledad del trabajo en el
cuidado de los zorros, parte del dinero se había esfumado entre los socios
Galarza junto a “Don Mendoza” se estaban convirtiendo en deudores del
alimento balanceado que se trasladaba diariamente desde Pico Truncado. El
cuidado de la primera parición hasta los meses de matanzas era clave, y en
ambos casos coincidieron tres factores que provocarían un desenlace no
deseado en el espíritu emprendedor de Don Mendoza y Galarza. Primero: el
trabajo de cuidado del ciclo de parición exigía un tratamiento especial y
cualificado de las madres y crías para evitar que las madres mataran a sus
crías. En la experiencia de “Don Mendoza” de trescientas pariciones, sólo
ciento sesenta crías sobrevivieron y una situación semejante habría
ocurrido con la crías del emprendedor principal que iniciaba el negocio.
Segundo: los intentos de cuidados comenzaron a ser minados cuando el
proveedor de alimento balanceado de Pico Truncado cerró el crédito por
falta de pago. Crías y madres en peligro de inanición vieron agudizar el
ingenio de “Don Mendoza” quien recurrió a una mezcladora de cemento a
partir de la cual encargaron a uno de los cuidadores que hiciera una mezcla
de harina de pescado y otros complementos dietarios para recomponer la
dieta balanceada El resultado fue la paulatina muerte de madres y crías,
habiendo logrado una magra producción luego de tres meses de catástrofes.
Poco a poco, la dieta improvisada, se fue transformando en una dieta que
llegó a la idea de arrojarles los peces completos ante el riesgo de extinción
de los zorritos que eran sometidos a cambios drásticos de adaptación hasta
alcanzar la muerte. El tercer factor: los precios internacionales del producto
entre obtención del crédito y habían variado sustancialmente en el mercado
internacional. La cría implicaba producirla por un monto estimado de $140 y
la venta había bajado sustancialmente. La empresa estaba colapsada, don
Mendoza entregó las madres sobrevivientes a Galarza en medio de un
conflicto de incumplimiento del crédito provincial, y éste ya en una nueva
sociedad, salvó una cantidad ínfima de madres que finalmente se reintegran
al plantel de exiliados sobrevivientes en el criadero de Pico Truncado. “Don
Mendoza” dice nunca haber recibido el crédito prometido políticamente, sí
perdió sus activos y su ciclo de producción pero se quedo con casi cinco
hectáreas en adjudicación; Galarza abandonó el negocio, las sociedades y el
emprendimiento e instalaciones quedaron abandonadas; los socios, unos
desparecieron, otros siguen ocupando cargos estratégicos en el gobierno
municipal de Caleta Olivia en el presente. De las deudas del crédito, hubo

104
rumores de embargos familiares a Galarza, pero lo cierto es que nunca se
vio ni producción, ni figurará en la nómina de deudores en fiscalía de
Estado de la Provincia. La Unidad de tenencia ha estado desde entonces
abandonada y es posible observar esqueletos de zorros y pescados que allí
mismo se quedaron. “Don Mendoza”, con la Unidad de tenencia ha utilizado
nuevos recursos que incluye en su perspectiva recursos de su propio salario
como preceptor para comprar tres invernáculos comerciales y ha llegado a
plantar más de 400 plantínes de cerezas. Los invernáculos los ha explotado
por varios años, los cerezos le han dado varias cosechas entre los 50 y 250
kilos que comercializa a pequeña escala en periodos estivales. Un último
factor interferirá en esta historia: “Don Mendoza” ya es un señor grande y
próximo a jubilarse, no ha encontrado acompañamiento entre sus hijos
adultos y su esposa también es de avanzada edad. Sin poder encontrar
trabajadores estables desde el año 2005 los invernáculos comerciales los usa
para su subsistencia y ventas casuales puso en venta la chacra, tendencia
que esta siendo común entre quienes realizaron experiencias y no
construyeron vivienda para establecerse allí; de la experiencia de zorros
solo queda el nombre del sector: “La Zorrería”.

Zona de la zorrería abandonada

2.3. “Los invernaderos de autoconsumo familiar”: Una experiencia


hortícola

Los invernaderos o viveros como son denominados entre los


“chacareros” y técnicos de la zona de estudio. Este tipo de iniciativa
representaba –según ya hemos visto- el 2,66% de las iniciativas propuestas
como proyectos privados; situación que hacia el año 2004 evidenciaba un
crecimiento de un 1,78%, llegando a representar el 4,44% de experiencias
de tenedores que optaban por esta estrategia de autoconsumo. El cambio de
actitud pareciera haber provenido de la mano de la intervención coordinada
entre una serie de instituciones que incluía la propia vecinal. Fue así que
todo el año 2001 y hasta junio del 2002 se produjo una intervención a
través de la cual entre el conflicto con la Unión Vecinal y la negociación

105
transitoria con los técnicos decisores municipales se había logrado
materializar una suerte de experiencia piloto colectiva de construcción de
invernaderos de autoconsumo familiar. Fueron beneficiados sesenta y
cinco tenedores de tierra sin capital inicial y que ya tenían experiencia en
la zona. Porcentaje que representa un 27 % sobre el total de adjudicaciones
y/o ocupaciones establecidas al momento de realización de esta
investigación y estimada en 240 tenedores. En efecto, luego de reiteradas
experiencias individuales, a veces fallidas en la explotación a cielo abierto, y
otras con invernaderos también fallidas, aún cuando había mediado el
acompañamiento municipal (1999)41; desde la recién elegida Comisión
directiva de la Unión Vecinal del año 2001, se logra echar a andar un
proyecto ya concebido en la gestión de “Don Acosta” y en el que intervendrán
originalmente cuatro instituciones estatales que vienen participado en
iniciativas de Desarrollo Agropecuario en la Zona de Chacras. Según consta
en las Actas de la Unión Vecinal intervendrían La Municipalidad de Caleta
Olivia (Secretaría de Obras Públicas primero, y Secretaría de Producción y
Desarrollo, después); la Universidad local (Vinculación tecnológica); el
Consejo Agrario Provincial (Delegación Caleta Olivia) y Ministerio de
Asuntos Sociales de la Provincia. El objetivo era construir Invernaderos
Familiares de Autoconsumo de hortalizas en el marco de lo que la Unión
Vecinal denominaba el “Proyecto de granja familiar orgánica” el cual
aspiraba a reproducir los aspectos positivos del Programa Pro huerta del
INTA. Las instituciones referidas y sus técnicos y/o representantes figuran
en las actas de la vecinal participando de reuniones y comprometidas en
funciones específicas42.

Síntesis de funciones comprometidas por las instituciones


- Unión Vecinal Zona - Comisión Directiva Entrega de polietileno de 200
de Chacras micrones. Seguimiento y
cumplimiento del comodato
de materiales/ cumplimiento
de Convenio

- Municipalidad de - Secretaría de Obras públicas Provisión de mangueras


Caleta Olivia - Secretaría de Desarrollo y para goteo
Producción.
Provisión de varillas de
bombeo de rezago petrolero

Distribución de plano técnico


de armado de invernadero.
- Ministerio de - Ministerio de Asuntos Provisión de 1000 mts. De
Asuntos Sociales de Sociales de la Provincia plástico de 200 micrones en
la Provincia un subsidio de $ 4. 970

- Consejo Agrario - Delegación Caleta Olivia Provisión de semillas de


Provincial lechuga

- Universidad Nacional - Oficina de vinculación - Asesoramiento de un


de la Patagonia Tecnológica ingeniero agrónomo
Austral

Fuente: elaboración propia a partir de Actas de la Unión Vecinal año 2001

41
Fuente: Libro de registro de donaciones periodo 1996-2001 de la Unión Vecinal Zona de Chacras.
42
Fuente: Libro de Actas Comisión Unión Vecinal Zona de Chacras .Página 40 y 42. Caleta Olivia. 2001.

106
Del conjunto de los beneficiarios estimados finalmente en 65
tenedores un 83 % realizaron la experiencia de construir su invernadero
familiar, es decir cincuenta y cuatro invernaderos43. Basándonos en la
observación etnográfica y la implementación de una encuesta que relevaba
aspectos cualitativos logramos conocer que la experiencia –entre quienes
armaron invernaderos- fue evaluada como altamente exitosa por
beneficiarios e instituciones participantes. El éxito de la experiencia a
pequeña escala la definen los “chacareros” no solo por haber logrado que
las semillas entregadas por la Delegación del Consejo Agrario Provincial les
permitieran realizar entre dos y tres cosechas a partir del paquete que
entrega el Consejo (lechuga, acelga y perejil). Ellos habían logrado
experimentar una variación de resultados productivos - que desde sus
perspectivas- les ha permitido concluir que de llegar a tener calefacción los
invernaderos podría llegar a cosecharse todo el año.

Cuadro Nº 1: Tipo de producción obtenida


Lechuga Zanahoria Acelga Perejil

Trigo Chauchas Tomate Zapallitos

Cilantro Arveja Morrones Pimiento

Flores Melón Cebolla Ajo

Frutilla

Fuente: Elaboración propia en base a registros de campo 2001-2002

Con los resultados de aprendizajes a la vista en sus unidades


económicas, casi el 100% de los entrevistados nos manifestaba abiertamente
que producir era posible y que evaluaban como “buena” a “muy buena” su
experiencia. Ellos consideraban que ahora “podrían abastecer a su familia”,
que les generaba una “satisfacción propia”, que la tierra les “daba de todo”,
que “la tierra es buena”, que ahora “podremos producir nuestros alimentos”.
Estas expresiones de satisfacción dan cuenta de una experiencia con

43
Sobre el valor económico del “proyecto” invernadero: Con fines metodológicos e ilustrativos sostenemos esta
disgresión propia de una antropología económica formalista y sustantivista, dado que los valores económicos en
las intervenciones no suelen ser integrados a la hora de las evaluaciones que separadamente ocurren desde cada
ámbito intervencionista. Muchas veces, los propios “chacareros” me han evidenciado que no les interesa los gastos
del Estado, de allí que el “cumplir” con lo pactado con el Estado, sea algo de poca importancia en su asignación de
prioridades al establecer relaciones bilaterales que terminan controlando la negociación. Si se observara el
“proyecto” desde una estricta perspectiva económica formal podríamos sostener que las variables económicas
presentes en el “proyecto”, en la producción y en los excedentes de ganancia en los casos en los que eventualmente
se obtuvieron, involucran una serie de recursos económicos. Póngase por ejemplo el costo de cada paquete de
semilla subsidiado y que se estima en $20 c/u; si además se considera que cada varilla tiene un valor de $8 c/u y
por invernadero se requieren un mínimo de 10, asistimos a un valor de $80 por estructura. Pero los costos de
construcción incluyen además un valor de $ 25 aproximadamente en materiales (cemento, ripio, cal) para sostener
las estructuras. Por su parte el plástico de cada estructura se promedia a un valor de $76. Si estos montos
individuales, se los suma se estima un valor promedio de $201 por invernadero. Si esos $201 se los multiplica por
65 beneficiarios, obtendríamos un valor $13.069, de valor mínimo involucrado en el “proyecto”. De las cifras
anteriores, nótese que no se ha considerado el gasto de agua, que también corre por parte del Estado, ni tampoco
se ha considerado el valor de la energía humana de trabajadores, y representantes institucionales y técnicos.
Generalmente, el valor del trabajo, no es considerado en la perspectiva de los tenedores, ni el trabajo de los
técnicos o representantes institucionales

107
resultados óptimos y ponen en evidencia un comportamiento nuevo que
habiéndose basado en el ensayo y error -según nos han manifestado-
comienzan a ver en la producción de autocosnumo una alternativa para la
alimentación de sus unidades domésticas urbanas.

Invernáculos de Don Mendoza reforzados con red de pesca

Esta experiencia vivenciada como exitosa desde el punto de vista


“chacarero”, sólo pudo ser evaluada por parte de las Instituciones
intervinientes a partir de la realización de una encuesta que coordinamos
desde esta investigación. Se obtuvo entonces que sólo un 31 % seguía
produciendo, el resto de quienes iniciaron un ciclo sostuvieron que de llegar
a disponer de las soluciones a los problemas planteados seguirían
produciendo. Tal como veremos más adelante el 1,78% del crecimiento de la
actividad de invernáculos de autoconsumo familiar tal vez se originó en esta
política pública que finalizada quedo liberada a la acción individual de los
pocos tenedores que hoy siguen con la experiencia.

108
“Don Mendoza” en sus invernáculos tipo comercial utilizados hoy para el autoconsumo.

3. La Racionalidad “Chacarera”: ¿Define un modelo de


adaptación?

¿Cómo explican los “chacareros” la diversidad de experiencias


colectivas e individuales que han conducido al autoconsumo para la
subsistencia complementaria y plena?. De acuerdo a lo que hemos podido
describir -en el apartado precedente- el rasgo distintivo del presente consiste
en la producción de autoconsumo familiar. Cifra que trepo del 0,29% al
19,62% evidenciando que la resignificación de los proyectos individuales
cambiaron las relaciones pactadas con el Estado tenedor y la naturaleza. La
producción nos habla de diversidad y variedad interna, a la vez de un
cambio de orientación que privilegia el autoconsumo como conducta cultural
dominante de los “chacareros”. Ahora intentaremos adentrarnos en las
conductas resultantes, recuperando los casos estudiados a la luz de nuestro
modelo analítico de los grupos domésticos y pensando en el proceso de
adaptación a las condicionantes naturales y socioculturales. En principio el
Cuadro Nº 2 representa una síntesis de la diversidad de actividades y la
variedad de producción agropecuaria a pequeña escala posible de
encontrar en el ámbito “chacarero” y que constituye la muestra viviente de
la subsistencia y el autoconsumo.

Cuadro Nº 2: Tipos de Producción para Autoconsumo

Actividad Especies

Cría, de animales de Cerdos – gallinas – conejos – cabras – caballos – gansos – pavos –


granja patos- vacas

Producción Lechuga – tomate – acelga- ajo – zapallo – habas - cebollas –


Hortícola repollo – choclos – apios – perejil

Agrícola Alfalfa – papas – girasoles – olivos

109
Invernáculos Sandias – chirimoya – zapallos – mango – lechuga – tomates – ají
–morrones – frutillas

Forestal Álamos – pinos – tamariscos – olmos – cañizos – eucaliptos –


retamas

Frutícola Cerezas – manzanas – almendros –nogales – damascos – duraznos –


higos – parras – peras – corintos – ciruelos – membrillos – sauco

Fuente: Elaboración propia en base a registro de campo 2002 -2003

3.1. Formas de organización y división del trabajo

El conjunto de tenedores con dominio de hecho y con adjudicación a su


vez pueden ser clasificados por tipo de dominio unipersonal y/o sociedad de
hecho. Los guarismos evidencian que prevalece el dominio unipersonal de
tenencia por sobre las sociedades de hecho, mostrando que para todo el
período considerado (1970-2004) prevalecen el 94% en forma unipersonal y
sólo el 6 % en sociedad de hecho conformada por un hombre y una mujer
y/o dos hombres como máximos. Del total de 367 casos de dominio
unipersonal el 77,6 % resultan ser iniciativas del sexo masculino, mientras
que el 22,34 % corresponde a dominios unipersonales femeninos.

Por la naturaleza del trabajo con la tierra es sabido que la


organización social resultante de los “chacareros” desde el punto de vista
agropecuario, estará en directa relación con las características que asume el
trabajo diario y la aplicación de herramientas técnicas para alcanzar
determinado grado de producción. Describir un día cotidiano en las
“chacras” -para quienes residen en ella e intentan producir a escala de
autoconsumo- es señalar que un día ideal “…es un día sin viento y con agua
suficiente para regar”. Pero el trabajo real consiste en una serie de
actividades laborales de rutina que comienza con mantenerse alerta a la
llegada del agua diaria para aplicar mediante el riego “a chorro abierto” y
aprovechar de almacenar en tanques de reserva para el conjunto de sus
actividades hogareñas y de granja. Para quienes han distribuido mangueras
para goteo, fundamentalmente en el cercado perimetral, la llegada del agua
con presión suficiente les permite ahorrar el riego a “chorro abierto” y
utilizar ese tiempo de trabajo en controlar su sistema de riego en los
distintos fragmentos de la unidad de tenencia donde la vegetación se
manifiesta más amigable a la adaptación a cielo abierto. Dado que en la
mayoría de las unidades existe una mínima actividad de granja, un tiempo
de las tareas se ocupan en dar de comer a los animales. Cuando es época de
siembra, estas labores se intensifican en tiempo y cuidados. Los “chacareros”
residentes suelen movilizarse entre dos o tres días por semana a Caleta
Olivia para visitar parientes, comprar víveres o alimento para sus animales.
Para quienes viven y trabajan en Caleta Olivia la actividad diaria oscila
entre sus actividades laborales y los fines de semana dedicados al

110
mantenimiento de la unidad de tenencia que les demanda prácticamente dos
jornadas laborales.

Las formas de organización del trabajo registrado de forma


cuantitativa y cualitativa muestra que en las unidades de tenencia donde
sólo existe la fuerza de trabajo y el salario obtenido del sector público
predomina como constante el trabajo unipersonal de uno o como máximo dos
de los integrantes del grupo doméstico. Esto es lo que nos refleja la
experiencia de los invernáculos donde no todo el grupo familiar trabaja en
la “chacra”, ni han trabajado armando el invernadero. Los datos relevados
muestran que en el 75, 8 % del total de beneficiarios que trabajaron en la
“chacra” para armar el invernáculo lo hicieron con sólo uno o dos miembros
del hogar e insisten que no ha existido ayuda del Estado, ni ayuda de sus
hijos en edad de trabajar. Llama la atención que la tendencia dominante es
el trabajo de la pareja en la que la división por sexo muestra que los
hombres afectados directamente en horas a la construcción y cuidado del
invernadero es mayor que el de las mujeres. De acuerdo a nuestros datos
relevados directamente en entrevistas a los tenedores involucrados en los
invernáculos nos llamó la atención, el escaso trabajo familiar orientado a la
unidad de tenencia teniendo en cuenta que los hogares estaban constituidos
por un promedio que oscilaba entre cinco y siete miembros que viven en la
ciudad. Por ello es muy frecuente encontrar parejas en edad adulta,
adjudicatarios de la tercera edad, viudas viviendo en la zona de “chacras” y
hombres solos que desde Caleta Olivia se movilizan a trabajar diariamente
fuera de sus horarios de empleo fijo. Esta realidad nos podría estar
indicando que existe una baja cantidad de energía humana puesta al
servicio de la unidad de tenencia entre los distintos tipos de tenedores, “hay
que vivir aquí” nos decía un tenedor refiriéndose que inclusive viviendo allí
había que luchar epopéyicamente para lograr producir algo. En aquellas
pocas experiencias donde existe inversión inicial como ha sido el proyecto de
inversión en Zorros y la de los Chanchos es posible advertir la existencia de
la figura del “cuidador”, sujeto que trabaja siempre en la informalidad
laboral y que se vincula a la unidad por techo y comida en semejanza a la
figura de los puesteros rurales.

111
Don González Tenedor con inversión inicial mínima y adicional “Chacra” El
Refugio para esparcimiento

3.2. El ciclo productivo de subsistencia condicionado

Partimos de la hipótesis que los ciclos productivos particulares han


estado altamente determinados por el proyecto estructural representado en
la red de agua y las conductas culturales construidas como respuestas
originales de quienes debían lidiar con distintas estrategias en unidades de
tenencia de superficies mayores a las requeridas para producción de
autoconsumo. No obstante, el ejemplo de los zorros que colapso el año ‘97
llegando a producir un ciclo y que no generó retornos estuvo claramente
vinculado al problema del trabajo, conocimientos técnicos y coyuntura
comercial; en el caso de los cerdos que duró cinco años nos muestra que los
conocimientos bromatológicos fueron y son determinante para este tipo de
producción de granja.

Si tenemos en cuenta los ciclos productivos en relación a los tipos de


tenedores podremos concluir, que la forma de organizar las actividades de
producción ya sea con fines de subsistencia o principios de comercialización
ocasional o con intención de desarrollar una escala de comercialización local
(cerdos) o internacional (zorros) muestra como una constante la frustración
de transformarse en emprendedores. Sabemos además, que durante
nuestro trabajo que duro entre 1999 y el 2004 han ocurrido cuatro ciclos
estivales en los que ha existido producción y de los que tenemos noticias
vinculadas a producción, consumo y características de la comercialización en
la perspectiva “chacarera” y técnica; este es el caso del proyecto

112
desarrollador de invernáculos de autoconsumo. Tal cual veremos en relación
al proyecto estructural del agua -que examinaremos en detalle en el capitulo
siguiente- este recurso ha sido decisorio para determinar una forma de
racionalidad “chacarera” a través de los ciclos estivales que concluyeron en
la focalización en la subsistencia y el autoconsumo. La historia de los ciclos
productivos permite seguidamente postular tres conductas bien definidas a
partir de la vivencia de los “chacareros”.

a) “Momento de la expectativa” (1990 – 2001) previo a la


llegada oficial del agua.
b) “ Momento de experiencia con la red de agua” (2001 –
2003)
c) “Momento de la desilusión” (2003 en adelante).

a) Momento de la “expectativa”: Quienes pretendían llevar


mensual adelante proyectos fruticultura y horticultura
invertían promedio $50 en camiones cisternas para disponer
para regadío de forestación (para cortinas) y plantaciones por
8.000 litros cada viaje, de los cuales una importante cantidad
también era utilizada para uso del grupo doméstico en aquellos
casos donde ya se vivía en las chacras. La disposición del
elemento líquido pareció ser decisivo para inclinarse por la
actividad de granja u horticultura. Por entonces el uso de agua
era vista como un problema que se resolvía mediante el uso de
tanques y pozos que se definiría definitivamente con la red a
cargo de la Municipalidad y Servicios Públicos.

b) Momento de la experiencia con la red: Cuando el agua


estuvo oficialmente instalada (2001) para ambos tipos de
tenedores todos vieron como posibilidad concretar producir a
través de invernaderos y/o experimentar producir a cielo
abierto. Por ello el crecimiento de la experiencia de
invernáculos se ve reflejada en el proyecto de las culturas
organizacionales y en las plantaciones de cerezas que
realizaron tenedores como Don Nino Muñoz y que corresponde
a inversiones iniciales con capital.

c) Momento de la “desilusión”: Ocurre a partir de una serie


de experiencias con los primeros ciclos estivales en que el agua
estaba en teoría disponible para el conjunto de tenedores.
Nuestro estudio de caso de los invernáculos se ubica en este
momento. En general luego de toda una serie de experiencias
de ejecución de proyectos individuales y los asistidos como los
invernáculos emergió el problema de la salinización del suelo,
formación de acuíferos superficiales y alcalinización de una

113
parte importante de las unidades Tipo 2. Desde entonces, la
experiencia de producir es sinónimo de frustración personal, de
desconfianza y conflicto con el Estado y de mantenimiento de
un comportamiento percibido como irracional frente a los
técnicos estatales.

En este contexto de temporalidades y situaciones colectivas posibles


de identificar se estructuran los comportamientos “chacareros” dando lugar
a percepciones enfrentadas entre quienes viven en chacras y practican algún
tipo actividad pecuaria o del agro. Perspectivas que también comienzan a
generar una suerte de diferenciación mínima entre los establecidos y los que
viven en la ciudad y vienen a trabajar a la “chacra”. Por ello no es raro que
quienes realizan algún tipo de trabajo en la unidad de tenencia se refieran
a los otros donde no hay actividad con referencias como esta: “algunos no
tienen nada por que son vagos”. En esta percepción se incluyen a los
tenedores sin actividad que alguna vez iniciaron pero luego abandonaron.
Entre los tenedores no productivos se pueden distinguir entre quienes la
han adquirido con fines de “inversión a futuro” para lotear y a quienes la
elasticidad de su salario los llevó a abandonarlas. Entre los establecidos, su
sentido epopéyico que definen el éxito de su subsistencia lo justifican
diciendo “hay que vivir aquí” y justifican su actual estado de la “chacra” a
partir de la escasez o falta de agua y de deficiente acompañamiento estatal.

Unidad de tenencia sin ocupación / Estructuras del Proyecto de Autoconsumo

3.3. Acerca de la obtención de ganancia / formas de intercambio

114
Entre el momento de la experiencia con la red de agua y el momento
de la “desilusión”, se establecen dos comportamientos como conductas
observables entre los tenedores sin inversión inicial y con inversión inicial.
En principio, es a través de los comportamientos seguidos con la
producción obtenida en los proyectos de invernáculos tipo familiar a partir
del cual podemos conocer la percepción de los tenedores sin inversión inicial
mínima acerca de la ganancia y predisposición a la comercialización para el
momento en que se dieron las condiciones mediante el proyecto de
invernáculos. Por entonces, el 71 % de los entrevistados aseguraron que la
producción era utilizada con exclusividad para el consumo familiar;
mientras que el 15,6 % expresó que utilizó la producción para consumo
familiar y ventas urbanas; por su parte un 12,5 % sostuvo una postura que
señalaba que obtenía su producción para consumo familiar e intercambio
con amigos. Al ser interrogados acerca de la posibilidad de futuras ventas
por nuevos ciclos productivos, un 89,7 % nos indicaba que si pudieran
vender venderían; mientras que un 10,3 % nos señaló que no tenía interés
de vender y que sólo venderían si tuvieran necesidad. Entre los que nos
manifestaban predisposición a la venta, señalaban cuatro motivos básicas
para tener que hacerlo: a) Como ayuda económica familiar; b) Como una
salida laboral; c) Para ganarse unos pesos; y d) Para reinvertir en la chacra.
De este tipo de percepción también hemos podido encontrar motivos acerca
de cual ha sido la estrategia de comercialización seguida. Aquí quienes
lograron establecer ventas a pequeña escala lo hicieron mediante tres
mecanismos: a) “Puerta a puerta”, b) A comercios minoristas de la ciudad; y
la principal, c) Mediante el sistema de ferias que organizó la unión vecinal y
que no fueron mas de cuatro durante nuestro trabajo de campo.

El segundo tipo de conducta, resulta de la observación de los


tenedores sin inversión mínima que han invertido, producen, pero no logran
plena producción y aquellos pertenecientes al mismo tipo que han volcado
toda su fuerza de trabajo a la producción de granja y subsisten plenamente
combinando jubilaciones y trabajo de granja. En ambos casos existe una
tendencia a desarrollar modos de comercialización que adquieren dos
formas singulares: por un lado está la lógica que seguía “Don Fer” y “Don
Mendoza” que mantienen un denominador común, ellos invierten sobre todo
cuando llega el período estival estableciendo una clientela para el período
diciembre – febrero, en un caso producto de los invernáculos comerciales, y
en el otro cerdos para la época de navidad, así obtienen ganancias que
superan toda expectativa en la restante etapa del año. Por otro lado esta el
caso de los tenedores sin inversión pero de subsistencia plena, el año 2000
previo al ingreso del momento de la “disolución” nos decía Don Peralta que a
través de su experiencia de vivir en “chacras” por diferentes ciclos estivales
había llegado a la conclusión que sólo podría “subsistir”…“yo tengo los
huevos $2.50 y los venden en la Anónima (comercio local) a $1.20 que hago?
“No planto por que no tengo agua suficiente… y si pudiera no tendría a quien
venderle”. En este razonamiento si bien esta presente la idea de

115
comercialización al mercado local, también está presente la desilusión y los
factores que según él explican la decepción. El año 2004 mantenía su
perspectiva y su estrategia individual de comercialización habiendo
establecido una red de clientes que preferían sus precios y su calidad
denominados como “mi clientela”. A la perspectiva declarada de
subsistencia, ganancia, inversión y reinversión, se le debe anexar la
perspectiva de quienes como Don Rivas (Tenedor sin inversión pero de
subsistencia plena) mantiene un importante establecimiento de 140 chivas
y cerdos en el que trabaja sólo junto a su esposa jubilada. Recuerdo con
nitidez, como en una larga entrevista en la que nos describió su rutina de
recolectar alimentos para cerdos en las fruterías de la ciudad, hace pastar
las chivas caminando por horas, y al alimentarlas hablaba de su red de
clientes estables, precios, etc. Le preguntamos si no le interesaría mejorar
su condición de productor de granja mediante un sistema de
comercialización regularizando su condición en la DGI, Bromatología, o
recibiendo algún tipo de apoyo estatal; pero Don Rivas luego de decir que
nos entendía perfectamente nos dijo que el era feliz con lo que hacía “por que
me complicaría la vida”. Este tipo de perspectivas sostenidas por un grupo
de residentes que disponen de vivienda y desarrollan sus variadas
estrategias frente a la unidad de tenencia revelan que la subsistencia plena
en chacras (producen para comer y comercializar a pequeña escala) se
corresponde con una racionalidad estrictamente individual donde inserción
al mercado, al financiamiento por crédito no existe como aspiración.

Durante nuestro trabajo de campo tuvimos también la oportunidad de


dialogar con comerciantes locales dedicados al rubro de frutas y verduras
para conocer que pensaban de los productos de la zona de “chacras” de
Caleta Olivia. Después de varias experiencias y de contrastar con nuestras
preguntas acerca de frescura y calidad por los precios, nos señalaron que no
comprarían si el precio no era adecuado y además nadie podía garantizarle
continuidad durante el año. Como aspecto negativo remarcaban que los
“chacareros” no pagaban impuestos y vendían más caro que el mercado
externo, al menos esta era la declaración entre los principales comerciantes
de productos de frutas y verduras de la zona urbana, perspectiva que es
oficial en la principal cadena de supermercados patagónicos “La Anónima”,
para la cual los requisitos bromatológicos son insustituibles. No obstante, la
perspectiva en mercados de los barrios donde se comercializa carne, es
posible advertir el clásico juego de “siete faenados clandestinos y uno pasa
por el matadero local”.

3.4. Las técnicas locales: Producción bajo cubierta y sistema de


riego

Ya habíamos anticipado que el conjunto de unidades de tenencia,


independientemente de los intentos de granjas, hortícolas o frutícolas,

116
exigían como primera medida controlar el proceso erosivo a través de
múltiples técnicas de construcción de cercados. Estas, junto con cumplir la
función divisoria de las unidades de tenencia representan a nuestro juicio
un primer modo de innovación local para el control de la erosión y que
permite hablar en definitiva de una subsistencia complementaria y plena
para los tenedores que efectivamente realizan actividades de características
agropecuarias.

El proyecto de Invernaderos representa un ejemplo donde podemos


encontrar una relación entre la técnica y la naturaleza. Saber técnico y
experiencia “chacarera” reflejan una experiencia en la que el uso repetitivo
de elementos materiales e intervención humana son puestas en práctica
para ser observadas como una conducta colectiva. La originalidad del
“proyecto” contempló el uso de varillas de bombeo de rezago de la industria
petrolera, así este elemento material se presentó como una primera
innovación a partir de elementos de tecnología de desecho petrolero.
Adecuación que permitió el reemplazo de materiales comerciales que
funcionaron y funcionan en forma exitosa como estructura para el tamaño
de invernáculos de autoconsumo. La existencia de redes de pesca en desuso
fueron utilizadas por dentro y/o por fuera de la estructura como forma
práctica de presión sobre el plástico para evitar su ruptura temprana frente
al imponente viento. Este instrumento genera percepciones diferenciadas,
pues mientras que entre los tenedores justifican que debe ir por dentro,
otras visiones técnicas opinan que no debe ir por dentro sino que por fuera
para que no quite luz interior. Hemos podido observar invernaderos con
redes por dentro y por fuera y también invernaderos que el viento destruyó
por completo y que nunca más fueron levantados, quedando en evidencia
que la relación viento, sistema de adecuación del polietileno no ha sido
siempre la adecuada.

117
Invernáculo familiar de autoconsumo

Las técnicas de riego a partir del suministro de agua adquieren usos


mediante el riego por mangueras, por goteo o por aspersión. En el
“proyecto” de invernáculos de autoconsumo la técnica de riego dominante ha
sido realizada a “chorro abierto”, en muy pocos casos se ha utilizado el
goteo, y no ha existido experiencia por aspersión. El riego por goteo y
sistema de aspersión es observable entre los escasos invernáculos de tipo
comercial que existen en el ámbito “chacarero”. Desde la perspectiva de los
tenedores de invernáculos pequeños o grandes, el tipo de riego no admite
una explicación racional según es considerada por los técnicos; se reconoce
que el subsidio que llegará hasta el año 2007 es un deber por parte del
Estado que ha hecho mal una obra. Ellos sostienen que a partir del
rompimiento de la etapa de la expectativa siguió habiendo faltante de agua
y faltó y falta presión para la implementación efectiva de cualquier técnica
por goteo, por ello, cuando llega el agua se riega a “chorro abierto”. Es, en
esta actitud que la perspectiva técnica entra en coalición con la cultura
“chacarera” pues ve en las técnicas de riego la irracionalidad del uso del
agua y consideran a este factor uno de los principales problemas que incide
sobre la producción hoy en el problema ecológico.

Capítulo VII

El Agua como hecho total

Juan Carlos Pérez (1968) ha sostenido que a la hora de estudiar


cambios técnicos en el uso y aprovechamiento del agua para sistemas de
riego agrícola es indispensable distinguir -sociológicamente- entre
“instituciones”, “organización social” y “papeles”. Entendiendo por
instituciones de riego a los comportamientos y las expectativas de papeles
ideales (lo que la gente cree que debe ocurrir) y para la variedad de reglas
que ayudan a modelar el comportamiento social: normas, maneras
tradicionales, costumbres convenciones, etiquetas y leyes. Por
organización social entiende los modelos reales de interacción social (lo
que realmente ocurre) y que representan los grupos menos formales,
funcionales. Instituciones y organización social se fusionan mediante
papeles, el cual se compone en expectativa de papel (dimensión
institucional) y desempeño de papel (dimensión de organización social) (Pág.

118
72 a 74). Anclado en estas variables de análisis nos interesa presentar el
proyecto estructural del agua como un elemento cultural en torno al cual es
posible comprender la urdimbre de significaciones construidas socialmente
(Clifford Geertz, 1995:20). Significaciones que se expresan en instituciones y
comportamientos sociales que explican cómo los “chacareros” y los técnicos
de las culturas organizacionales desarrolladoras construyen sus propias
constricciones socioculturales y naturales.

1. “La Ilusión de la producción” a partir de conseguir el agua

“La Ilusión”, “La esperanza”, “Hebrón”, “Ave Fénix”, son algunos de


los nombres de las “chacras” que tal vez inspiraron su nombre en la
expectativa de lograr producir agropecuariamente. En efecto, muchos
“chacareros” sostenían que cuando el agua llegara “oficialmente” ocurriría
otra historia productiva. En nuestro ámbito de estudio el agua ha
representado un factor del entorno (en la perspectiva de los actores técnicos
y “chacareros”) que limitaba el éxito del desarrollo agropecuario. En este
factor institucional descanso la dinámica de interacción que ahora
proponemos comprender poniendo el énfasis en la historicidad de la fusión
de papeles. En nuestro proceso inicial de relaciones de campo entre 1999 -
2000 registramos una serie de estrategias individuales de los tenedores
orientadas a obtener agua para generar condiciones mínimas para practicar
actividades de granja u horticultura. Basadas en las expectativas de la
llegada oficial del agua, los adjudicatarios y ocupantes utilizaron distintos
mecanismos de importación del agua, algunos de los cuales persisten hasta
hoy. Una primera estrategia, consistía en comprar el líquido vital a los
camiones “aguateros”, los cuales transportaban por más de seis kilómetros
el agua desde el cargador de Caleta Olivia habilitado para tal propósito.
Estas cantidades se depositaban en múltiples diseños ad hoc de tanques
cisternas, domiciliarios y/o australianos diseñados a la vieja usanza del
campo patagónico. Una segunda estrategia consistía en la perforación a
“pico y pala” de pozos de captación con distintos resultados individuales.
Esta diferencia de resultados llevó en ciertos casos a generar percepciones
dicotómicas entre tenedores que tuvieron éxito y los que no lo lograron o no
lo intentaron. Los primeros que obtuvieron agua de pozo estable comenzaron
a sostener que su éxito se debía al trabajo con “pico y pala” explicación que
obviamente no consideraba los factores del relieve, niveles de profundidad
de la napa freática, etc. Paralelamente desde la avenida principal se
comenzó a usar en forma clandestina la red perteneciente a Servicios
Públicos S.E. desde la que se irradió hacia el interior de la zona baja y
media.

119
Sistema australiano de almacenamiento / Sistema combinado de almacenamiento para unidad de superficie y
vivienda

Sistema de almacenamiento con tanques de industria petrolera reutilizado en la unidad de tenencia

Durante el momento de la “ilusión” de la llegada oficial del agua los


usos fueron determinando una técnica de riego por surco y a “chorro
abierto”. Técnica de riego que era en la perspectiva “chacarera” vital para
que “vivan” el conjunto de plantines de álamos, tamariscos que formarían
las cortinas de viento a la vez que los cercos perimetrales por su conocida
adaptación exitosa al suelo patagónico. Es decir, el principal uso del recurso
era y es utilizado para cercar el perímetro, proteger del viento, y
cumplimentar un aspecto de los proyectos productivos comprometidos frente
al Estado: forestar. Estos árboles de rápido crecimiento, a la vez que eran
reforzados por todo tipo de material de desecho petrolero, debían ser
regados a la mañana y la tarde para evitar que el viento los volara junto a
sus tutores. La experimentación o intercambio de información con gente del
campo -como algunos “chacareros” suelen decir-, fue señalándoles las
especies que tenían menos riesgo de secarse por la escasa agua que

120
disponían. Muchos son los relatos muestran la decepción de los tenedores
cuando por no haber dispuesto de agua o ausencia de ellos mismos - uno o
dos días sin regar- se encontraban con sus plantines secos o quebrados por
la fuerza del viento, viéndose obligados a empezar reiteradamente hasta que
aprendieron como administrar sus tiempos con la disposición posible del
agua en función del viento y el suelo posible de regar.

2. Los rasgos de la producción de la subcultura del subsidio

Pero todo proceso de acondicionamiento de la tierra agropecuaria


orientado a producir requiere una mínima organización social más
formalizada que debería crecer en tanto institución del agua. En el caso de
los “chacareros” la formalización vendría a través de la organización de la
demanda vía la participación en la Unión Vecinal. Este fue el ámbito
privilegiado a través del cual se redimió frente al Estado Municipal y
Provincial el proyecto de obtención y distribución del agua para la zona de
“chacras”. Cuando el agua se instala como demanda colectiva de los
tenedores de tierra estos no superaban las noventa adjudicaciones En
Noviembre del 2000 en una de las primeras actas de la recientemente
elegida Comisión Directiva de la Unión Vecinal de “Zona de Chacras” se
hace constar que el Municipio esta comprando “... mangueras en Buenos.
Aires, el tirado se hará en 30 ó 45 días, se llega a la conclusión que esta se
hará en Diciembre“44. El compromiso del subsidio no se logra cumplir
durante el periodo estival 2000 – 2001, por ello ya entrado enero del 2001 en
una segunda reunión se le encargo a su Secretario vecinal en Producción y
Desarrollo (Don Nino) que “se encargara del proyecto del vivero y
anteproyecto del agua”45. Este tenedor perteneciente al grupo que invirtió
capital propio, rápidamente se puso a trabajar y a los pocos días hizo visar
con los vecinalistas la nota elevada al intendente sobre el agua. Acción que
se reiteró al ser invitados a la vecinal para hablar sobre posibilidades
productivas con el equipo de gobierno de la Secretaría de Producción y
Desarrollo Municipal46. La presencia técnica y política no se hace esperar, un
mes después, una Diputada Provincial, la recientemente creada Secretaría
de Producción y Desarrollo Municipal, Planeamiento Municipal, Consejo
Agrario Provincial, Servicios Públicos y Distrigas, se juntaron con más de
treinta “chacareros” con una agenda que incluía posibilidades de
invernáculos y detalles técnicos de la obra del agua que se mantenía como
expectativa. El encargado técnico de Servicios Públicos explicaba las
características técnicas de la obra y el diseño del sistema de distribución de
agua. Sudaire –Interventor de Servicios Públicos en Caleta Olivia- se
convirtió desde entonces en el principal referente del agua para los
“chacareros”. Este aseguró que entre el quince y el treinta de marzo del
2001 se terminaría la obra para el tendido de red y entronque con el sistema
de acueducto de Cañadón Quintar distante a treinta y cinco kilómetros de
44
Unión Vecinal Zona de Chacras de Caleta Olivia, Libro de Actas, Folio 10- 11/11/2000
45
Unión Vecinal Zona de Chacras de Caleta Olivia, Libro de Actas ,Folio 19- 9/1/2001
46
Unión Vecinal Zona de Chacras de Caleta Olivia, Libro de Actas ,Folio 22- 23/01/2001

121
Caleta Olivia. Advirtió además que posiblemente se instalarían medidores
“lo cual no significaría que se cobrará el consumo”47. Marzo transcurrió y la
obra no estuvo concluida, una nueva reunión en abril entre “chacareros”,
Sudaire y Obras Públicas municipales clarifico las responsabilidades de
cada ente estatal para informar además que la salida del agua sería de
cañería de ½ y durante las veinticuatro horas48. En ese mismo encuentro,
Nino Muñoz renuncia a la Comisión Directiva como Secretario de
Producción y Desarrollo de la Unión Vecinal. Allí se inicia un conflicto al
interior de la vecinal, y esta a su vez con Servicios Públicos, no quedando
excluido del conflicto el ejecutivo municipal por el tema del agua. En Mayo
de ese mismo año, el presupuesto municipal informa a través de sus
representantes que habría un cambio de cañería de ½ por de ¾ pulgadas,
pero al parecer no se ejecuto porque veintiún días después - el 29 de Mayo
del 2001- el agua estaba habilitada. En Junio del 2001 se informó
oficialmente - mediante la Unión vecinal- que la salida sería de ½ pulgadas
y que estaban todos en condiciones de conectarse, con una disposición entre
veintidós a veinticuatro mil litros de agua diaria, se cerraba de esta manera
un viejo reclamo con una cañería de ½ pulgadas y una nueva historia
comenzaría a inscribirse.

3. Subsidiar el agua y las mangueras de goteo

“...Nosotros separamos la historia en dos, un antes y un después.


Antes de que haya agua en casi el 99% de zona de chacras y hoy
que hay agua en casi todo el sector...con una cantidad bastante
importante que no haya carencia para poder regar el cultivo... esto
ha servido para que la gente tenga un incentivo con la visión óptica
de ver que fulano tiene lechuga...efecto multiplicador...”.

Este fue el comentario escrito en nuestro registro de campo que


provenía del flamante Secretario de Producción en nuestro primer encuentro
del año 2001. Pero ahora se instalaba una nueva demanda al Estado
Municipal: para producir con invernáculos se necesitaban mangueras para
aplicar la tecnología de riego por goteo, las mangueras que “nos prometió el
intendente” versa en las actas de la vecinal. El ciclo de reuniones
continuaron y los temas de agenda giraron en torno a la expectativa de las
mangueras para el proyecto de invernáculos familiares, la necesidad de
regularización de terrenos y diseño de ideas para beneficios colectivos. El
año 2001 culminó con la implementación del proyecto de invernáculo para
autoconsumo familiar, durante el periodo estival 2001-2002 se realizó la
primera Feria Chacarera en medio de una creciente tensión entre la Unión
Vecinal y el Estado Municipal por el liderazgo de la idea de los invernáculos
familiares. En febrero del año 2002, el Presidente de la Vecinal, se
presentaba ante los “chacareros” orgulloso de su gestión ante el Gobernador

47
Unión Vecinal Zona de Chacras de Caleta Olivia, Libro de Actas ,Folio 27- 23/02/2001
48
Unión Vecinal Zona de Chacras de Caleta Olivia, Libro de Actas ,Folio 24- 28/04/2001

122
Néstor Kirchner, ya que él mismo había autorizado por dos años no pagar
el agua, tiempo estimado para organizar la producción49.

4. El fin de la ilusión y ” las verdades” vividas con el


proyecto del agua

El primer ciclo estival (2001-2002) con red de agua transcurrió entre


la experiencia de los invernáculos y el establecimiento de nuevas demandas
de subsidios. En efecto, este período había coincidido con la puesta en
escena de la red de agua en junio del 2001 y con los inicios del Proyecto de
invernaderos a partir de octubre del 2001, por lo cual los efectos de los
mecanismos de riego y el sistema de distribución, tanto como las
modalidades de optimización por parte de los “chacareros” no se hicieron
sentir inmediatamente. Pero en enero del 2003, el agua para los
“chacareros” vuelve a instalarse como problema público, lejos de la Unión
Vecinal, de los diálogos con los técnicos y políticos de la Municipalidad
ahora “Chacareros” individuales culpan directamente a Servicios Públicos y
amenazan con “pedir firmas” para reclamar por la carencia del servicio. Es
el momento de una improvisada marcha de un grupo de “chacareros” hasta
las puertas de Sudaire en Servicios Públicos. Productores con inversión
inicial mínima y adicional como Don Nino Muñoz, se apersonan en los
medios escritos y radiales para mostrar a la comunidad las pérdidas e
iniciar acciones legales en contra de las autoridades del agua. Otro vecino
-integrante de la comisión Vecinal- sostenía resignadamente que lo que no se
había cambiado en un mes, antes de que se instale definitivamente la “…red
no se cambiaría más… el caño madre es más grande que el que pasa por la
zona”; advierte también que las veinticuatro horas de agua es por sector y
no para la totalidad del área. Ahora nuevos problemas sobre el diseño del
proyecto de distribución quedan planteados: no había presión suficiente; no
llegaba el agua a todas las zonas (fundamentalmente en la ladera alta); y
además nadie había advertido que las llaves madres se abrían por
veinticuatro horas por sub zonas, con lo cual muchos tenedores tenían que
aprender como regar cada dos días, por poco tiempo y sin presión suficiente.

49
Unión Vecinal Zona de Chacras de Caleta Olivia, Libro de Actas, Folio 66- 9/02/2002

123
124
5. “Hay que enfrentar a Kirchner”

Don Echeverría es el principal productor y comercializador de frutas


y hortalizas de Caleta Olivia poseedor de cuatro invernáculos comerciales,
es un ex diputado provincial con invernaderos ubicados en el limite con la
zona de “chacras” y por lo tanto no ha sido incorporado como tenedor
“chacarero”, pues jurisdiccionalmente se ha establecido fuera de la frontera
agraria municipal. Por su ubicación y diseño de su unidad económica
consume 63 mts3 diarios y es el “que mejor esta servido” explicaban los
técnicos de Servicios Públicos, dado que casualmente no está vinculado a la
red de Cañadón Quintar, sino al interconectado del Lago Muster que se
transporta directamente a la Ciudad de Caleta Olivia. Dada su experiencia
en invernáculos, sus asesoramientos son periódicamente requeridos y muy
bien valorados por los “chacareros”. Nos sorprendió que en pleno contexto de
conflicto apareciera en las reuniones de las vecinales para ofrecerse como
vocero del reclamo, ante la ausencia del presidente de la vecinal en franca
connivencia con Sudaire de Servicios Públicos. Don Echeverría sostuvo en
una de las tres reuniones de esa semana “…me voy a poner al frente hasta
que haya solución definitiva para el problema del agua...” dispara
reiteradamente calificativos sobre el Gobernador Néstor Kirchner y el
administrador local de Servicios públicos. El drama se mediatiza y una
autoconvocatoria en la vecinal juntó a unos cincuenta “chacareros”
viéndose obligado “Don Fer” a poner la cara bajo la mirada ansiosa de “Don
Nino”, Don Echeverría y tantos otros que esperaban respuestas. “Don Fer”
comienza desde la formalidad de la reunión trasladando la respuesta
técnica obtenida de Servicios públicos sobre uno de los tantos problemas:
“…se instalará un tanque cisterna alternativo a la red principal…”, pero
-advierte- que ese tanque de almacenamiento exige que los “chacareros”
gestionen seiscientos metros de manguera y que paguen las horas de grúa
para su traslado. Informa además, que Servicios Públicos propone la figura
de Comisarios del Agua para que se regulen las entradas por sub zonas. El
justificativo que Servicios Públicos esgrime es que no poseen nafta para
venir todos los días para abrir y cerrar las llaves maestras. Agrega más
adelante que desde la Municipalidad, el Secretario de Producción y
Desarrollo les informó que se harían pruebas de presión del nuevo tanque
antes de que entre en funcionamiento.

Por primera vez había visto en la Unión Vecinal a los principales


Productores plenos y con experiencia, más los que habían participado en la
experiencia de invernáculos familiares debatiendo sobre el agua desde
múltiples posicionamientos. Unos advertían que era responsabilidad de
Servicios Públicos controlar, otros que era la Unión vecinal la encargada de
realizar los trámites; otro más mesurado decía que el agua: “...es un fierro
caliente ...hay agua pero es más la salida que la entrada. El agua llega de
Cañadón Quintar, pero también va para el pueblo. El agua que viene del
Chubut nos cierra y abre la válvula... de 22 millones de mt3 que deberían

125
de pasar solo entran 13 millones de litros para el pueblo (refiriéndose al
acueducto Lago Muster- Comodoro Rivadavia); otros comenzaron hacer un
mea culpa del derroche por ineficientes sistemas de riego individual,
mientras “Don Fer” convertido en un verdadero técnico en aguas les
explicaba en un plano adosado a la pared el sistema de entrada del Agua a
la “Zona de Chacras”. Luego de un interminable debate de acusaciones,
Jorge un tenedor con inversión mínima y adicional advierte antes de
retirarse enojado que cada uno tiene el derecho de demandar, pero que
también hay que aprovechar el tanque que se va a poner, pero insistiendo en
que no va a pagar las mangueras. Se retira en franca discrepancia con
Echeverría por considerar que este estaba haciendo del reclamo un planteo
político, en el que él no entraría. Echeverría en concordancia con la línea
dura que había mantenido durante la semana en los medios escritos y
radiales, sostenía no aceptar la figura de Comisarios del Agua y apostaba a
ir directamente “al hueso”, “poner el puñal en el cuello”, esto significaba
correr al representante de Servicios públicos: Sudaire. Argumentaba que el
agua se estaba pagando a la vez que reclama “solidaridad” entre los
“Chacareros”. Finalmente luego de que “Don Fer” se comprometiera a una
próxima reunión con los representantes de Servicios Públicos se votaron las
mociones de no aceptar los Comisarios del Agua, y si aceptar el tanque
sustituto, ya que “todo lo que sume sirve” dijo un chacarero antes de
retirarse y argumentando que se perdía mucho tiempo en esas reuniones.
Tres días después, se esperaban nuevas deliberaciones, mientras tanto
Sudaire se veía obligado a responder por los medios el posicionamiento
oficial, informaba así a la comunidad que los diámetros de cañería que
entraban por Cañadón Quintar era de ½ pulgada, mientras que los que
entraban desde la captación del sistema del Lago Muster Comodoro
Rivadavia eran de ¾ pulgadas. A las tres de la tarde del día pactado pocos
vecinos se hicieron presentes en la vecinal, lo único que se hizo fue un
petitorio liderado por Echeverría quien en su tesitura sostenía “cortito y al
mentón”, a la vez que avanzaba fuertemente en la idea de ocupar la sexta
banca del Concejo Deliberante local para ocuparse personalmente del
problema.

126
Invernaderos comerciales de Echevarría

6. Las teorías de los efectos ecológicos del agua

El periodo estival 2002 – 2003 transcurrió para la Unión Vecinal


orientada a realizar Compras Comunitarias para granjeros, en un contexto
donde las elecciones locales, provinciales y nacionales se avecinaban para
redimir principalmente Intendente, Concejales y Diputados Provinciales.
Previo a la llegada del nuevo período estival la zona de chacras vuelve a
ocupar el centro de la escena pública por el problema del Agua. Pero, a
diferencia de la coyuntura estival que desde entonces cíclicamente se
reiteraría50, ahora el problema no era la falta de agua, sino la
sobreabundancia que inundaba indiscriminadamente una serie de “chacras”
ubicadas en una importante superficie de la zona baja del área. El
problema rápidamente se transformo en conflicto mediatizado, en el que se
vieron involucrados actores locales vinculados al proyecto del agua:
“chacareros”, políticos locales y técnicos. La tensión central -luego de dos
meses de debate mediático- se centró en dos teorías bien contrapuestas
entre sí. La primera, era referenciada desde la perspectiva de principal
familia “chacarera” que llevó adelante una denuncia legal, mediática y
política de “desastre ecológico”. El escurrimiento se debía a la filtración de
agua vías las napas freáticas producto de la inyección de agua para
recuperación de petrolero en el área adyacente a las “chacras”. Con
indignación en una carta al lector la Sra. Rosa Moreno enfrentando a los
técnicos de medioambiente local y provincial argumentaba:

50
El 16 de Diciembre del 2004 en el Diario La Prensa de Santa Cruz se puede Leer “Productores de la Zona de
Chacras están preocupados por falta de agua” (p:9).

127
“...Que coincidencia ¿Por qué será? Que casi todos los que tienen
puestos políticos “entienden” que el fenómeno acaecido en nuestra
Zona de Chacras se debe a un “excesivo riego” de los mismos
chacareros (pobres chacareros) no pegamos una. Primero era que
no había agua entonces no podían regar, ahora tenemos agua y
tampoco vamos a poder regar porque ocasionamos inundaciones.
Esto se parece mucho a una verdadera paradoja o tomada de
pelo”51.

La paradoja era una realidad, empresas del medio ambiente local


comenzaron a drenar el agua, servicios públicos municipales aportó los
materiales, los diputados provinciales pidieron en Agosto del 2003 por
resolución que se determinaran las “causales y responsables”, viéndose
finalmente Medio Ambiente de la Provincia obligado a encargar un estudio
hidrológico ambiental de la zona. Este estudio -que consta de más de setenta
páginas de descripción y explicaciones técnicas- fue finalmente presentado
en la propia unión vecinal por los técnicos de HIDROAR S.A. quienes en
febrero del 2004 expusieron ante los chacareros sus conclusiones. En el
resumen ejecutivo del estudio se puede leer:

“… Con referencia al origen de las aguas salinas, puede


descartarse la influencia de las vinculadas con la actividad
petrolífera, ya que el análisis del agua de inyección/producción
muestra una relación Mg /Ca = 0,04 contra mayores a 0,7 y
dominantemente superiores a la unidad. También la relación
S04=/C1- es muy dispar con el resto, tomando valores 0,01 mientras
que la demás superan 0,5 hasta 4,71. Otro indicador es la ausencia
de HC’s en todos los análisis, a excepción del agua de inyección”.
Los responsables en esta perspectiva eran “...El rol de la laguna en
el circuito hidrogeológico es responsable del ascenso a la superficie
freática y su afloramiento....el caudal de agua importada que
ingresa al sistema procedente de las zonas de captación alcanza
1,67 hm3/año, equivalente a una lámina hipotética de 440 mm/año
que prácticamente compensa el déficit hídrico y ocasiona gran
parte de los problemas detectados”. Y finalmente concluye: “…Además
de la poco racional y no planificada distribución del agua
importada para riego, influyen negativamente en el balance local
las importantes pérdidas localizadas en las conducciones debido a
la obsolescencia de las instalaciones”52.

Frente a este diagnóstico terminante, los propietarios de la Chacra


“Antukiyen” continuaron su “peregrinar” por el terreno político y legal
poniendo el énfasis en los costos de “los daños y perjuicios por los daños
ocasionados con motivo de los afloramientos de aguas detractivas” y
apoyándose en la propia Resolución de la Cámara de Diputados de la
Provincia que establecía “reconocer daños ocasionados” 53. En una carta
enviada a los recientemente elegidos Concejales, la titular de la Chacra
Antukiyen” solicita la Sexta Banca para actuar como ciudadana. Allí resume

51
Diario la Prensa de Santa Cruz. Miércoles 4 de junio de 2003 (p:9).
52
AA.VV. (Febrero 2003) “Estudio hidrogeológico ambiental en la zona de chacras ciudad de Caleta Olivia-
Provincia de Santa Cruz”. Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia de Santa Cruz (Pág: 2).
53
Nota obrante Diputación por Municipio de Caleta Olivia, Junio 2003.

128
la historia del proceso que le lleva a solicitar una indemnización estatal. En
el punto referido a Medio Ambiente de la Provincia argumenta:

“… Medio ambiente de la Provincia de Santa Cruz: Contrato


profesionales especializados en la materia, para determinar
“CAUSAS Y RESPONSABLES”, lo que ya concluyó, y fue entregado
en un acto público en la UNION VECINAL DE ZONA DE CHACRAS,
el día dos de febrero del 2004 y en la que estaban presentes
autoridades locales y provinciales, como así también chacareros,
se nos dio las explicaciones que nadie entendió” 54.

Trabajos sin terminar, estudios que prueban lo errado de la hipótesis


del petróleo, peregrinar por daños y perjuicios culminan este capítulo de la
historia de la desilusión y el conflicto en torno al agua.

Suelos salinizados y alcalinizados

Vivienda con instalaciones tenedores de subsistencia sin inversión

54
Nota obrante Honorable Concejo Deliberante de Caleta Olivia Provincia de Santa Cruz, 24 de Marzo 2004.

129
7. Incidencia del agua en el modelo adaptativo

Los sistemas de provisión y distribución de agua han sido una


constante de reclamo desde la perspectiva de los tenedores de tierra de la
“Zona de Chacras”. Demanda que ha tenido su eco en el sector público a
través de la clase política local y provincial que ha implementado el proyecto
de Red de Agua para Chacras. Estos han destinado acciones políticas y
medidas presupuestarias y técnicas para permitir primero el acceso al
recurso, y segundo, para mejorar las condiciones de su aprovechamiento.
Pero esta demanda del líquido vital ha tenido también su correspondencia
en las respuestas “chacareras”, puesto que tanto el conocimiento de los
sistemas externos de transporte a la zona de chacras y la optimización del
recurso ha significado toda una experiencia de aprendizaje para técnicos y
“chacareros”. Realizadas las inversiones provinciales y habiendo logrado la
obtención del servicio, la demanda se canalizó hacia la búsqueda del
subsidio del pago de servicio del agua, subsidio que estará vigente hasta el
año 2007. Paralelamente, nuevos problemas vinculados al recurso
comenzaban a instalarse a partir de las experiencias de recibir un
suministro vivido en la perspectiva “chacarera” como deficitario. Ahora los
tenedores comenzaron a experimentar que el bombeo hacia Chacras no era
el suficiente y que había zonas a las que directamente nunca llegaría agua.
Entonces, comienzan a visualizarse formas de captación alternativa
producto del proyecto en ejecución de acueducto del Lago Muster –
Comodoro Rivadavia que se esperaba concretar a partir del año 2002- 2003.
En la práctica, el único con conexión a esta red de transporte sigue siendo
Don Echeverría, quien junto con ser el único productor pleno
comercializador de verduras frescas, recibe directamente desde el Acueducto
Lago Muster una cantidad estimada en 63mts3 por día y en la perspectiva
de Servicios Públicos sería quien “…esta mejor servido…”

Las teorías de sentido común (Chacra “Antukiyen”) que explicaban el


afloramiento de acuíferos, salinización alcalinización de la superficie de los
suelos “chacareros” cayeron en descrédito con la intervención de HIDROAR.
Las explicaciones técnicas ponen en la mira a los propios “chacareros”
como uno de los factores explicativos del desabastecimiento y los
afloramientos por excesivo derroche por técnicas manuales que provocan
estrés hídrico en los vegetales y acuíferos en el área. En efecto, el
comportamiento que ha llevado a justificar desde una perspectiva emic la
técnica de irrigación por surco y mediante mangueras a “chorro abierto” ya
había sido detectado por los técnicos de la Universidad Nacional de la
Patagonia Austral y el INTA en los años ’90. Estos obtuvieron una muestra
del 63% del total de noventa y siete adjudicaciones registrada en ese
entonces y mostraban que del 100%, solo el 69% disponía de agua a través
de distintos métodos de captación, mientras que un 31% no disponía de la
misma. Las formas de obtención mostraron que el 57 % accedía mediante
red pública y que se refería al parecer a la conexión clandestina existente en
la zona baja, un 10% lo hacía mediante pozos de captación de la napa

130
freática y un 2 % recurría a distintos métodos de traslado que incluía
tambores y compra a camiones cisternas. En las conclusiones los técnicos
destacaban “...los caudales que recibe la zona generalmente son
extremadamente escasos, muchas veces no alcanzan a cubrir sus necesidades
básicas hogareñas”55. Este mismo estudio nos brinda una descripción de los
sistemas de riego en el que se señala que de sesenta y un establecimientos,
el 23 % riegan mecanizadamente (por aspersión, por microaspersión, por
goteo y por combinación de goteo y aspersión). De esta observación se deduce
que el restante porcentaje corresponde a riego por surco y a “chorro abierto”.
En los momentos que el agua dejaba de ser un problema estructural de la
totalidad de unidades de tenencia, tuvimos la oportunidad -a propósito del
proyecto de invernáculos familiares de autoconsumo en el año 2001- de
verificar en la zona cuales eran las principales técnicas de riego que los
“chacareros” utilizaron en la experiencia, curiosamente la tendencia seguía
siendo la misma, un bajo porcentaje de técnicas de riego por goteo,
inexistencia de la aspersión en invernáculos de autoconsumo.

Al finalizar el año 2004, era evidente que el proceso de ocupación de


las unidades “chacareras” se había triplicado a partir del momento de
habilitación de la red de agua. Ese proceso de ocupación había sido gestado
sin que mediara una planificación urbanística, participación “chacarera”, ni
conocimiento de los suelos, ni de la calidad del agua local, ni de los diseños
necesarios para los sistemas de transporte. Tal como hemos insinuado en el
Capítulo II, el fenómeno de los afloramientos de agua por supuesta sobre
irrigación ha puesto en evidencia una tensión prematura entre límites
productivos actuales y ecosistema. La temporalidad de ocupación de la
frontera agraria (1990-2004) esta produciendo en sólo catorce años un signo
evidente de colapso ecológico. Siguiendo a Marvin Harris (1995: Ob. Cit.)
nos habíamos interrogado si estábamos ante un fenómeno posible de ser
interpretado mediante la Ley del mínimo de Liebing. Es decir, que en un
corto período de tiempo se hayan agotado el abanico de recursos que
garantizarían un proceso de adaptación exitosa por sub aprovechamiento.
En nuestro caso, todo indica que la relación entre hombres y naturaleza
mediante adecuaciones tecnológicas en los papeles efectivamente
desempeñados por las instituciones evidencia haber generado un
aprovechamiento de las condiciones mínimas y no las máximas de que
brindaba originalmente el ambiente. Todo indica que el primer factor
representado por la tierra siguió una racionalidad en su distribución
caracterizada por una excesiva proporción por tenedor cuyos perfiles
urbanos y sin capitalización difícilmente podrían generar una ocupación de

55
Según el estudio de HIDROAR (2004: pág15) para los ciclos estivales 2001, 2002 Y 2003 el balance hídrico
mensual para la zona bajo riego de chacras ha sido estimado en una media mensual de 144.400 mt3, es decir,
unos 4.658,06 mts3 diarios en una zona potencial de riego de 380 hectáreas. El balance hídrico resulta de una
ecuación que considera: precipitación mensual y evapotranspiración en suelos áridos sin reservas de agua en capas
superficiales como para compensar pérdidas máximas. Para la zona se estima un déficit hídrico anual de 499
mm/año. Pero el agua importada que experimenta problemas de sobreirrigación, además de problemas de
ingeniería mostrará – que el área bajo riego posee superhabit de volumen compensando el déficit hídrico natural
y generando además problemas de acuíferos, de salinización y alcalinización por la química de los suelos que
absorbe las pérdidas y la sobreirrigación.

131
la unidad económica en términos estrictos chacareros. Estos además de no
disponer de capital y de no poder cumplimentar en su mayoría sus planes de
inversión inicial que nunca han sido controlados por el Estado, sólo podían
garantizar sus condiciones de reproducción mediante la subsistencia.

Típico aprovechamiento de unidad de tenencia por fragmentos de superficie

Casita “Carpa” de la ex YPF que puede oficiar de depósito o primera vivienda

La persistencia de distintos factores del entorno sociocultural, tales


como los políticos (Plan de Desarrollo Estratégico) y los técnicos
institucionales a través de los proyectos estructurales (Diseño de Red de
Agua que no contemplo: mallas de distribución interna, topografía, reservas,
caudal y presión) no fueron capaces de generar las respuestas técnicas
adecuadas para un aprovechamiento racional como se le demandara con
posteridad a los “chacareros” desde el propio poder político municipal hacia
el año 2003. Dada esta realidad estructural del sistema en un área estimada
en 630 hectáreas que dispone en el presente un estimado de 174 hectáreas
potenciales, se puede sostener que de seguir el mismo sistema de
distribución o eventualmente ocurrieran inversiones para ampliar la
capacidad de sustentación sobre la base de un plan de manejo ambiental,

132
estaríamos ante una nueva coyuntura agropecuaria56. Por otro lado la
perspectiva técnica del balance del uso racional del subsistema hídrico
importado; en estas perspectivas las voces coinciden en poner en la mira
las técnicas “chacareras” de riego y se asume que el sistema hídrico es
superavitario en relación a la cantidad de producción que existe y deficitario
desde la ingeniería y uso racional de la obra de red57. Es decir, se sostiene
que existiría más agua de la necesaria para la cantidad de hectáreas
efectivamente en producción. Las permanentes pérdidas en distintas zonas,
la inexistencia de una red organizada, y el sistema de riego explicarían lo
superavitario del sistema y los afloramientos de acuíferos que se salinizan y
la alcalinizan por la compasión del suelo (p: 55). No obstante, desde ningún
actor local parece registrase el efecto directo que estos fenómenos producen
en los comportamientos de los “chacareros”. Estos al estar presos de estas
condiciones de entorno, que ellos mismo han ayudado a construir a través
del subsidio de la obra y los materiales para la obra deben desarrollar
constreñidamente una conducta caracterizada por la incertidumbre
cotidiana de la disposición del recurso para riego o para mantenimiento de
las mejoras. Por ello es normal que los “chacareros” continúen cada día,
cuando el agua llega regando a “chorro abierto” alternando cuando se puede
(o sea cuando hay presión y caudal) con sistema de goteo, allí donde se han
subsidiado o hecho el esfuerzo individual de comprar mangueras para goteo.
Esta conducta que resulta explicable por la deficiente ingeniería de la obra
(cañerías de la red, inexistencia de planimetría, niveles de presión,
educación en sistemas de riego, etc.) muestran que difícilmente los efectos
de salinización y alcalinización del suelo se detendrán con solo producir
parciales obras de drenaje para canalizar el agua sobrante. Más aún si se
considera que existe una sobrepoblación que se encuentra además con
excesos de superficies que deben regar y que riegan técnicamente ineficiente
–según las perspectivas técnicas- ¿Qué es posible de esperar?, simplemente
el sub aprovechamiento, el autoconsumo y un potencial desastre ecológico de
no mediar un plan real de gestión ambiental para toda la zona. En
consecuencia, el estrés hídrico de las plantaciones ya es una realidad vivida
por los “chacareros” y la disminución de las cantidades de “verde” como ellos
la llaman es un problema que no pueden explicarse a sí mismos. No
obstante estas consideraciones, si es cierto que la adaptación puede resultar
irracional para los propios actores en términos de Mauricie Godellier (1980)
lo irracional de los técnicos también puede ser leído como un efecto
maximizador de beneficios para los “chacareros” frente a las restricciones
reales que han tenido que vivir. Por ello es que minimizar el mecanismo de
irrigación como simple hecho de sobreirrigación puede resultar una trampa
a la hora de las interpretaciones y hacer perder de vista el proceso en forma
integral.

56
Fuente citada HIDROAR (2004:55)
57
Fuente citada HIDROAR (2004:55)

133
Riego a chorro abierto Sistema de riego por goteo

134
Capítulo VIII

Las Interfases entre “Chacareros” y técnicos de las culturas


organizacionales desarrolladoras.

Ya hemos mencionado que la construcción de interfases pueden ser


aprendidas como la construcción de un campo social en el que el conflicto y
la negociación definen distribución de recursos y legitimación de procesos de
intervención de las culturas organizacionales que promocionan el desarrollo
(Carolina Feito, Ob. Cit.: 2004). Esta producción cultural se expresa en
resultados y modelos que pueden ser interpretados a partir de conocer la
dinámica que siguen los proyectos estructurales, focalizados y privados en
tres interfases construidas por nosotros. Por ello hemos optado por
presentar al menos cuatro interfases posibles de describir y que a nuestro
juicio ayudan a caracterizar la dimensión empírica del modelo agropecuario
local.

1. Interfase de conocimientos existentes sobre el ámbito


“chacarero”.

2. Interfase de producción agropecuaria alcanzada.

3. Interfase de coordinación y articulación de acciones entre


instituciones.

4. Interfase sociopolítica.

1. Grado de conocimiento técnico aplicado al ámbito


“chacarero”:

1.1. Suelos en relación al agua

135
Es un denominador común entre las culturas organizacionales al
sostener que la falta de agua representaba el principal factor obstaculizante
para la producción “chacarera”. Esto fue claramente advertido en el
Programa de intervención Activación de la Zona de Chacras de la
Universidad el año 2000; seguidamente fue el sistema de riego el que fue
presentado como la clave para lograr una adecuada racionalidad del sistema
hídrico diseñado por Servicios Públicos y ejecutado por Obras Públicas de la
Municipalidad en el año 2001. Desde el Concejo Agrario (2000) se nos
informaba que la relación entre frontera agraria y sistema de riego sería
definitoria para la producción; Perspectiva semejante se sostenía desde el
Programa de Intervención Activación de la Zona de Chacras de la
Universidad, desde el cual aseveraba que la falta de agua representaba un
obstáculo real para la producción comercial.

Sobre la calidad de los suelos el Concejo Agrario conjeturaba sobre la


necesidad de innovación tecnológica mediante invernáculos grandes,
adecuada tecnología y calidad de semillas que tenga en cuenta la variedad
de suelos existentes. La perspectiva de los técnicos del desarrollo de la
Municipalidad sostenía que era necesario comenzar experiencias con viveros
de autoconsumo familiar para luego “saltar” a un invernadero un poco más
grande para empezar a producir para comercializar. En la Perspectiva del
Programa de Intervención Activación de la Zona de Chacras se
reconocían los suelos con poca aptitud agrícola y la variedad de condiciones
dentro de la zona en la que observaban distintos grados de variación de
salinidad y de arcillas; reconocían también que todavía las plagas no eran
percibidas como un problema colectivo de los “chacareros” (hormigas, “tucu
tucu”, roedores, liebres)58.

1.2. Factibilidad de Comercialización en la perspectiva técnica

El Concejo Agrario Provincial nos informaba que para el año 2001


habían ingresado alrededor de trece millones de hortalizas a la Provincia,
sostenía también que remplazar el porcentaje de consumo propio para
Caleta Olivia, implicaría invertir en invernáculos de 400mt2 cubiertos. Este
es el medio que haría coincidir inversión con rentabilidad, estimando que la
inversión mínima para ese entonces era de $10.000 por invernadero.
Citaban a modo de ejemplo el esfuerzo de Don Mendoza quien saca
cincuenta kilos de hortalizas frescas producto de su trabajo en un
invernáculo de características comerciales. Sin embargo implementar
invernaderos de estas características no era posible si existía un mercado
local cautivo de hortalizas fundamentalmente provenientes desde afuera de
la localidad y con menores costos. La perspectiva de los técnicos de la
Municipalidad sostenía que la población local consume entre el 98% y 99%
de hortalizas de otros lugares. Según sus registros en agosto del 2001 había
58
Este dato fue evidente en el momento que se habían obtenido los primeros resultados con invernáculos de
autoconsumo familiar, cuando “descubrían” las plagas como hormigas y “tucu tucu”.

136
ingresado a Caleta Olivia 156.240 kilos de verduras y 20.256 pollos
“nosotros estamos avanzando sobre esto para decirles “señores hay un
mercado, esto es factible, trabajen sobre eso…”. En esta tesitura se sostenía
además que el precio se pagaba por frescura y calidad.

En la Perspectiva del Programa de intervención


Activación de la Zona de Chacras sobre un total de sesenta y un sujetos
identificados como productores (año 2000), el 63% no realizaba
comercialización; el 37 % restante lo hacia a través de venta a negocios de
Caleta Olivia (7%), el 30 % restante por venta directa. El informe explicaba
que esta situación obedecía a factores socio-culturales y organizativos como:
falta de coordinación entre productores, la negación del sector a asociarse
para realizar actividades conjuntas (Ej: compra de insumos y venta de
productos), la falta de posicionamiento como zona productiva y las escasas
política de apoyo para el desarrollo productivo. Factores estos que
determinan que esta actividad la realicen sólo un número reducido de
productores. No obstante el diagnóstico presentaba que la oportunidad de
comercialización era factible puesto que se podría producir en
contraestación, llegar a otros mercados a través del puerto, formar un
sistema de cooperativas que permita la venta de producción y la compra de
insumos, generando una tendencia a que se consuman productos frescos,
que había que trabajar para no desperdiciar desechos, con respecto a los
productos de otras zonas productivas cercanas a grandes centro de
consumo (Ej. Comodoro Rivadavia)59.

Entre los obstáculos reconocidos para los problemas de granjas desde


el Concejo Agrario Provincial se destacaba la existencia del contrabando de
animales y la supuesta connivencia entre funcionarios de bromatología
municipal y comerciantes locales que evadían controles e impuestos, hecho
que también formaba parte de la creencia de “chacareros” nuevos. En la
Perspectiva del Programa de intervención Activación de la Zona de
Chacras en el ingreso de productos frescos de chacras de Comodoro
Rivadavia y Sarmiento; el éxodo poblacional por falta de trabajo; la falta de
líneas de financiamiento acorde a las necesidades de los productores, eran
los problemas a resolver para generar condiciones de comercialización de
productos de chacras.

Saberes especializados: ¿Cuáles eran los conocimientos


especializados puesto en juego en el terreno?. Por sentido común sabemos
que uno de los componentes claves debía consistir en disponer de
conocimientos agropecuarios y que ese rol en la Argentina los juegan los
Ingenieros Agrónomos. En nuestro ámbito resulta significativo que el único
Agrónomo profesional (Delegación del Concejo Agrario) no realizará una
participación activa en terreno o entre las culturas organizacionales. Esta

59
Programa de activación productiva para la Zona de Chacra en la localidad de Caleta Olivia, Provincia de Santa
Cruz. Informe de la primera etapa “Diagnóstico General de la Zona de Chacras de Caleta Olivia (p: 16) Ing. Analía
Arpes ; Lic. Díaz Nora; Lic. Leonardo Clips; Lic. Aranciaga Ignacio. UNPA – INTA. Junio 2000.

137
condición objetiva de los recursos humanos desaprovechado y que es
característica en la zona norte por parte del Concejo Agrario, encuentra su
correlato en la Municipalidad de Caleta Olivia. Aquí no se asignaba una
función significativa a esta labor profesional y se depositaba indirectamente
esta responsabilidad en la Universidad. Desde la Universidad el rol del
Agrónomo se circunscribía esta labor a un contrato insignificante que
culminó en un fracaso del proyecto de Unidad Demostrativa (Segunda etapa
del Programa de Activación Productiva de zona de chacras) y que debió
buscar apoyo transitorio en el INTA quien ha pedido de la Universidad
realizó una capacitación que a su vez tubo poca recepción entre los
“chacareros”. Este panorama a su vez tiene su propio correlato entre los
“chacareros”, quienes al disponer ad honorem del Ingeniero Agrónomo que
recorría por su voluntad las “chacras” intentado poner en valor su función
social le asignaban escasa importancia sus conocimientos técnicos en unos
casos, y en otros (Tipo 1), querían “asistencia gratuita” y/o subsidiada desde
algún lugar (Tipo 2). Reiteradas veces tuvimos la oportunidad de encontrar
frases como esta “… a mi que me van a enseñar…” “… es Tucumano… no
conoce nada de la Patagonia…”..

2. La interfase de la producción Agropecuaria

2.1. Las intervenciones en la perspectiva “chacarera”:

Siempre nos resultó extraña la declaración emic entre los distintos


tipos de “chacareros” acerca de su valoración de las intervenciones estatales
y de los técnicos. Constantemente declaran la “falta de apoyo”60 de las
instituciones estatales, definición que inclusive es extensiva a la perspectiva
de la Comisión directiva de la Unión Vecinal. De nuestra reiterada
participación en reuniones -sobretodo el año 2000 y 2001- cuando el
proyecto estructural del agua se hacía tangible y el proyecto focalizado de los
invernáculos se estaba ejecutando, esta era la declaración más común.
Cuando los “chacareros” explican el porque de esta concepción, casi siempre
nos remiten al hecho que los más beneficiados son los que están vinculados
políticamente; cuando le advertimos que sin embargo ellos también son
ayudados y subsidiados, nos explican que lo que hacen lo “hacen mal”. Este
es el caso de los Zorros, de los invernáculos, de la obra de red de agua, etc.
Simplemente en estas declaraciones se omite los mecanismos individuales
de obtención de las unidades de tenencia y de los subsidios. En el caso de
los invernáculos, había operado el principio de contraprestación de pagar la
estructura y el polietileno con parte de la producción. Cuando preguntamos
60
En otras localidades de la zona norte la percepción sobre el apoyo estatal es la misma. En el caso de Pico
Truncado y Las Heras, donde los tenedores de tierra agropecuaria esta constituido por un importante número de
trabajadores petroleros de las empresas trasnacionales y dónde es común que los tipos de vehículos que disponen
sean 4x4, la percepción es la falta de apoyo estatal. Entre los chacareros de Tellier, la falta de apoyo del Estado se
refleja en la necesidad de poder disponer de la obra de red de gas y agua, no vinculada a materiales; en Perito
Moreno, también prevalece una acusación a la falta de apoyo del Estado, pero en el que las unidades chacareras
históricas, no cuentan con más de uno o dos trabajadores; distinta es la percepción en Los Antiguos, donde la
autonomía de los chacareros, intenta siempre prescindir del Estado.

138
sobre este punto de acuerdo nos encontramos con que el escaso porcentaje
de tenedores que realizó ventas ocasionales evidenciaron una predisposición
mayor a obtener una o más ventas ocasionales y no a cumplimentar con los
requisitos del comodato establecido61. Es decir, entregar un porcentaje de la
producción como medio de pago de los materiales para ser distribuidos en
organizaciones de beneficencia de la comunidad. Semejante respuesta
ocurre sobre el armado de invernaderos en los que participaron por
momentos cuadrillas municipales; aquí afirman que la ayuda principal fue
de la familia no del Estado o del acompañamiento de la propia vecinal.

Cuando en el año 2001 tuvimos la oportunidad de evaluar la relación


de distancia entre quienes intentaban producir y su percepción sobre el
apoyo de culturas organizacionales y técnicos. La evaluación más distante
estaba representada en la imagen que tenían de la Universidad y del INTA.
En la perspectiva de los tenedores, le seguían en una relación de distancia
la Municipalidad y el Concejo Agrario y por último la Unión Vecinal. Esta
Organización era definida por sobre las restantes externas al territorio como
el ámbito de mayor apoyo; sólo luego era considerada la Municipalidad y el
Concejo Agrario. Este último quien se había limitado a distribuir vía la
Unión Vecinal semillas. Una situación semejante se revela al peguntarle a
“chacareros” que no producen horticultura a cielo abierto, ni bajo
invernáculos. Perspectiva semejante se ha logrado institucionalizar en la
Unión Vecinal, cuando la línea política no era la del intendente de turno:
“No hay apoyo” sostenía “Don Fer” en un momento en que el proyecto de
invernáculos se había ejecutado en forma incomunicada entre la Unión
Vecinal y la Municipalidad. Semejante perspectiva se evidenciaba al
preguntarles a los “chacareros” sobre la Unión Vecinal, al respecto ello
sostienen que esperaban más presencia de todas las instituciones; La Unión
vecinal debería de haber ayudado más, “Don Fer” debería visitarlos más.62

Entre los tenedores el periodo estival transcurrido entre diciembre


del 2001 y febrero del 2002 marco un antes y un después sobre su
expectativa con el agua y predisposición frente al Estado Municipal y
Servicios Públicos. El Proyecto del agua había sido garantizado
estatalmente como la respuesta técnica más adecuada para que se pusieran
a producir. La desilusión vino por que muchos “chacareros” iniciaron ciclos
de frutales y hortalizas que antes de la ingeniería de la obra nunca lo
hubiesen ejecutado. Escuchamos múltiples relatos de inicio de ciclos de
plantines de cerezas y frutales que esperaron por días el agua de la nueva
red hasta que se secaron. Unidades de tenencia con inversión inicial y baja
capitalización como “Los Troncos” perdieron trescientas plantas frutales y de
61
En la perspectiva “chacarera” a los beneficios estatales acceden todos quienes tienen vínculos con la
municipalidad, situación que es aceptada socialmente y criticada y denunciada en privado. Por ejemplo en el caso
de los proyectos de invernáculos fue evidente que los accesos a varillas o polietileno estuvo relacionada con la
cercanía original con la estructura organizativa de la Comisión Vecinal o por su grado de acercamiento con
funcionarios municipales.
62
La experiencia de invernáculos. Esta representó para el Estado (Municipal y Provincial a través del MAS) un
costo estimativo $ 201 por invernadero y una inversión aproximada de $13.069, de valor mínimo involucrado en
el “proyecto” total.

139
forestación (álamos, acacias, pinos); Nino Muñoz en una mesa de trabajo que
organizamos para intercambiar puntos de vista entre técnicos y “chacareros”
que asistieron “Chacareros” con capital inicial de inversión increpó al
representante técnico de la Municipalidad cuando este sostuvo que no
habían chacareros en la localidad63

Otro punto de vista lo obtenemos cuando preguntamos por la


importancia de las capacitaciones que brindo la Universidad y el INTA, los
“chacareros” interrogados nos dicen que al desarrollarse en un lugar como
la Universidad, muchos no fueron y otros se retiraron por lo “inalcanzable
de los conceptos vertidos, diría temas inadecuados a la realidad local y el
lugar donde se dicto” refriéndose al ámbito universitario donde los que
verdaderamente necesitan saber no se animan a llegar. Cuando las
capacitaciones han sido dictadas directamente en la Unión vecinal se
expresan las más diversas excusas de la no presencia en la perspectiva
“chacarera”: así pudimos escuchar explicaciones que aducían factores de
tiempo, de desconocimiento de horarios, de no ser informado, se sugieren
respuestas tales como no escucharon nada nuevo, “no me interesa”…pero
¿Qué existe detrás de todas estas declaraciones que niegan los beneficios
estatales?

2.2. Las perspectivas técnicas sobre los “Chacareros” y la


producción

Los denominados proyectos estructurales tienen como protagonistas


principales a dos tipos de culturas organizacionales estatales; por un lado a
la Municipalidad y Servicios Públicos; por otro la universidad local. Los
primeros en lo vinculado a la obra de red de agua y la segunda institución el
programa vinculado a partir del Plan de Desarrollo Estratégico con generar
condiciones de producción y comercialización a escala. Desde el Concejo
Agrario Provincial, se sostiene que sólo algunos chacareros tienen idea de
un circuito productivo y que cualquier programa requeriría segmentar la
población para separar los de autoconsumo y los con posibilidad de invertir.
A juicio del Delgado Castañón considera que la inversión debería de
involucrar además tecnología de riego y calidad de semilla64. En la
Perspectiva del Programa de Intervención Activación de la Zona de
Chacras; existiría falta de coordinación entre los productores que se
expresan en un alto grado de diversificación de la producción a la vez que
existiría poco conocimiento de cultivos protegidos; la falta de titularización
de las propiedades genera incertidumbre, a la vez que existiría bajo poder
63
Universidad Nacional de la Patagonia Austral. “ Actas IV Jornadas Patagónicas de Trabajo y Desarrollo” (p:160),
Año 2003.
64
El año 2002 el legislador provincial, Juan Balois Pardo, Diputado por Pueblo de Caleta Olivia, promovió
simbólicamente la idea de ejecución de grandes invernaderos para ser trabajados mediante sistema cooperativo y
por personas sin expedientes dentro de la zona de chacra. Esta iniciativa orientada a la producción para
autocosnumo, comercialización y generar trabajo contó con el respaldo político de la Supervisión de Desarrollo
Municipal, el Consejo Agrario Provincial y lo único que llegó a ejecutarse fue la donación de varillas de una
empresa petrolera al Estado Municipal. Diario Tiempo de Santa Cruz (Junio 2002).

140
de negociación en la compra de insumos y en la venta de sus producciones.
En este informe se advierte que esta generación no dará mayor importancia
al saber técnico y valoran el espacio de charlas en la Unión Vecinal. Se suele
sostener que la mayoría de los chacareros dispone de vehículos para
comunicarse con la chacra, lo que estaría revelando la disposición de medios
de transporte para comunicarse con el ámbito.

3. La Coordinación y articulación entre las culturas


organizacionales:

La hipótesis central que sostenemos supone afirmar que vamos las


principales culturas organizacionales que se ocuparon del desarrollo local
aceptaron a críticamente las condiciones de la realidad que les agendaba el
modelo ideológico neoliberal (Cambio de paradigma de gestión social urbana
y del desarrollo económico). Fenómeno ideológico que restringió las sinergias
institucionales a enunciar la dimensión del desarrollo agropecuario local,
mientras al interior de las propias culturas organizacionales esa
enunciación era útil para acumular o sostener poder interno, sin que esa
construcción de poder y esa agenda de desarrollo podrá en evidencia en
términos de resultados externos al sistema organizacional. Esta es una de
las principales características que en los ‘90 impactaron negativamente en
los procesos que se denominaron participativos y que no incluyeron a los
actores en la definición de prioridades, en la construcción de diagnósticos, en
la implementación de procedimientos y tomas de decisión (Claudio Tecco:
Pág. 115, 1997).

En nuestras reiteradas entrevistas y diálogos informales con los


representantes y técnicos de las principales organizaciones que lideraron los
proyectos estructurales se aceptaba el saber de la otra organización, pero a
la vez se reconocían que prácticamente no había un aprovechamiento
reciproco. No había un nivel de intercambio de información, ni niveles de
coordinación política entre decisores. Así ocurría en el caso del proyecto
estructural representado en la red de agua que establecía básicamente una
Coordinación entre Municipalidad (que ejecutaría la obra) y Servicios
Públicas (que diseñaría y administraría la obra). Entre ambas reparticiones
estatales (municipal y provincial), sin embargo estaba latente el
desencuentro entre Obras Públicas Municipales y Servicios Públicos. En la
perspectiva de los técnicos y representantes del Servicios Públicos, la Red
de Agua de “Chacras” era “un proyecto de buena voluntad” en el que no
había existido planimetría, es decir conocimiento técnico de topografía de la
zona. Era también la “buena voluntad” estatal que justificaba que no se
cobrara el agua, aceptando implícitamente lo deficitario del servicio a
cambio de la legitimidad de aceptar la baja calidad del servicio. Obra que
fuera ejecutada con mano de obra municipal y en la que los “chacareros” no

141
habían financiado nada. Tal fue el desencuentro que Servicios Públicos el
año 2004 se vio obligado a fijar una posición de mayor seriedad para dejar
ser blanco de criticas de unos y otros. Por ello diseño un “Proyecto de
inversión Zona de Chacras”, cuya finalidad era mostrar las deficiencias
existentes y mostrar las inversiones necesarias para racionalizar el sistema
de agua potable y redes de distribución. Proyecto en el que se reconoce que
luego de la Red, los diámetros de los sub acueductos no son los adecuados;
la malla de distribución vigente no respetaba el equilibrio de presión y la
topografía del lugar no había sido nunca considerada65

El Segundo Proyecto estructural, lo representaba obviamente el


cumplimiento del propio Plan de Desarrollo Estratégico a través de su
Programa de Activación de Zona de Chacras. Plan que había establecido
como prioridades a ejecutar: Un Programa de asistencia técnica permanente
a los productores de la zona; un Programa de capacitación para la gestión de
los emprendimientos y la producción de la zona de Chacras; conformación de
una cooperativa de productores de la zona de chacra; Constitución de una
chacra experimental; Provisión de agua para riego a la zona de chacras;
Definición de canales de comercialización para los productores de la zona de
chacras (ferias dominicales). En acuerdo con los antecedentes esgrimidos en
los distintos capítulos hemos visto que la actividad más seria encarada
consistió en implementar el denominando Programa Activación de la
Zona de Chacras. Programa que alcanzó a ejecutar un estudio de
consultoría sobre potencial productivo y la compra de equipamiento para la
puesta en funcionamiento de una Granja Experimental66. Desde la Oficina
de Vinculación Tecnológica de la Universidad se sostenía que la vinculación
con la Municipalidad no era formal porque existía una derivación de temas
propia de cada dependencia. Desde el Municipio, el año 2001 se reconocía
como gratificante el curso brindado por el INTA en las instalaciones
universitarias. Situación que evidenciaba conocimiento de los que hacía la
otra organización y hasta se conocía la posibilidad de complementación,
pero esta inicialmente fue inhibida por los propios decisores políticos.
Situación que recién comenzaría a destrabarse en un nuevo contexto
electoral que ocurrió a partir del año 2003.

Tal vez el ejemplo más nítido de intento de intervención coordinada


se alcanzó a través del Proyecto particular representado en los Invernáculos
de Autoconsumo familiar. En esta experiencia los representantes técnicos de
las culturas organizacionales reconocen su compromiso institucional inicial.
Así el subsidio para la compra del plástico (M.A.S.) es reconocido e incluso
intenta ser controlada por el Ministerio; la entrega de Semilla por parte del
Consejo Agrario fue ejecutada; las varillas metálicas para levantar las
estructuras de invernaderos (Municipalidad) fueron distribuidas en un
65
Servicios Públicos Sociedad del Estado (12 páginas). “Proyectos de inversión zona de chacras”. Caleta Olivia,
2004.
66
El proyecto se denomina “Unidad Demostrativa (Chacra experimental)” y se instituyó el 10 de Octubre del año
2000 en el marco del programa de fortalecimiento de los municipios. Es un programa del rectorado y se presento en
avocación con la Casa Salesiana de Caleta Olivia liderada por el párroco Juan Carlos Molina. El objetivo
declaraba “experimentar y generar asistencia técnica a productores de la zona de chacras”.

142
centenar de beneficiarios; el Asesoramiento agronómico (Universidad) fue
comprometido, y la propia responsabilidad de la Comisión Vecinal que
haría la entrega del polietileno y el seguimiento de la construcción estaban
de acuerdo que así se trabajaría. Sin embargo el acuerdo existente y
registrado en las propias actas de la vecinal se diluyó.67 Cambios en el
organigrama de la Municipalidad crearon la Secretaría de Desarrollo y de
Producción que pasó a ocupar el lugar de Obras públicas en la intervención;
el Consejo Agrario local cumplió con la entrega de semillas, pero por razones
presupuestarias de movilización justificaba su no seguimiento de las
experiencias; el agrónomo de la Universidad participó inicialmente como
asesor, pero más tarde le determinaron que se ocupara de la granja
experimental que poseía la Universidad diluyendo su participación;
finalmente la Comisión de la Unión Vecinal realizó entre agosto del 2001 y
Mayo del 2002 la entrega de polietileno en forma escalonada, siguiendo un
criterio de esperar que cada beneficiario recibiera varillas o las
autogestionara. Paralelo a esta tarea comenzó a concentrarse casi
exclusivamente en realizar compras comunitarias para los animales de
granja, sobre la base de financiamiento del flete a cargo del Estado
Municipal.

4. La dimensión sociopolítica: Culturas organizacionales y


dinámica de relaciones entre actores del desarrollo
agropecuario

Nuestra mirada reconoce como ámbitos privilegiados de


implementación de técnicas de campo a la Municipalidad y la Universidad
Nacional, sede Caleta Olivia. En las restantes culturas organizacionales
ejecutamos entrevistas a informantes claves y consultamos múltiples
fuentes segundarias a partir de las cuales hemos reconstruido el conjunto de
las interfases. En el caso de la Universidad es claro que circunscribía sus
acciones dentro de lo que entendían era la función social en relación al
desarrollo local- regional. No obstante en el caso de la Unidad Académica
Caleta Olivia, sostenía esta intervención desde un principio ideológico que
contradecía la función de un espacio público que privatizaba un servicio
técnico (a través de la contratación de una consultora externa y privada)
deslegitimando la participación interna a la Universidad a la vez que
intentaba promover la participación externa. Aquí no existía una concepción
de la complejidad del escenario local dentro de un proceso de desarrollo
estratégico; la propia cultura organizacional que debía estar empoderada
internamente para poder ayudar y contribuir al proceso de empoderamiento
de los restantes actores locales que intentaba articular no estaba preparada
ideológicamente para construir participación interna. Participación que la
sociedad inicialmente se la dio y luego no pudo gerenciar escudándose en su
rol y su función social. Curiosamente es en la Perspectiva del Programa de
intervención Activación de la Zona de Chacras donde se enunciaban

67
Fuente: Libro de Actas Comisión Unión Vecinal Zona de Chacras página 40 y 42. Caleta Olivia. 2001.

143
las debilidades que explicaban la no producción “chacarera” por falta de
políticas de apoyo estatal a la producción local. Diagnóstico que ponía el
énfasis en el Estado Provincial y Municipal y desde allí se explicaba la falta
de posicionamiento como zona productiva. Diagnóstico que incluía
paradójicamente como debilidad la falta de Asesoramiento Técnico y la falta
de coordinación entre productores.

Los sujetos técnicos y funcionarios de segunda línea de la


Municipalidad Local a través de sus respectivas dependencias
funcionales fueron encontrándose con una realidad impuesta en términos
políticos locales y circunstancias históricas que superaban el modelo de
gestión municipal desde el que se había accedido al poder municipal. Es
obvio que la relación con la Universidad en un primer momento (Año 1998 a
2002) se caracterizó por una suerte de conflicto de liderazgo sobre el
desarrollo local entre el Intendente y la Decano de la Universidad. Pero
disputar no significaba que debiera justificarse la no acumulación de
conocimientos empíricos sobre el problema del desarrollo local en su
dimensión agropecuaria. De hecho el conjunto de la política pública
orientada a las chacras –durante el periodo- pareció obedecer a un criterio
de orden clientelar de de la política pública que se sustentó –según hemos
visto en el Capítulo V en transformar a los propios municipales en población
objeto de la distribución de tierras; en los reiterados intentos de cooptar la
Unión vecinal68 como punto e apoyo político y en el desconocimiento técnico
de las características del suelo. Esta recién intenta ser remontada en la
última etapa del Intendente Córdoba a través de la creación de la Secretaría
de Desarrollo y Producción que puso el énfasis político en la dimensión
agropecuaria fundamentada en Según el Secretario en el hecho que:

“…era el sector más desprotegido y además lo que puede dar


una respuesta más o menos inmediata a la problemática de
la producción de Caleta, por que el tema de pesca y petróleo
no lo maneja el municipio, no podemos influir sobre la
política pesquera ni petrolera de la provincia ni de la
Nación… en cambio el tema productivo de zona de chacras
eso si lo podemos manejar y lo estamos haciendo… lo que
hemos logrado en estos meses, se ha logrado destrabar los
engranajes que estaban oxidados e incorporar nuevos
productores a la zona con gente nueva, algunos que han sido
adjudicatarios de nuevas chacras y se enganchan..”69
.

Las restantes culturas organizacionales (Secretaria del Estado y la


Producción; Ministerio de Acción social; Consejo Agrario Provincial) en
principio han sido percibidas como más distantes del juego de poder político
68
La raíz del conflicto entre Unión Vecinal y Municipalidad recrudece en el año 2001 cuando el Intendente pierde
la vecinal. Desde ese momento el presidente de la Unión vecinal, intentaba contrarrestar la presencia municipal
aprovechando los errores de la municipalidad y los recursos de esta para mostrar su propia política. Invitaba a
charlas en la Unión Vecinal a cargo del Ingeniero Agrónomo, quien ad honorem comenzó a recorrer las chacras y
sugerir manejos de suelo, agua y ciclos. Situación que también fue vista como desagradable para el técnico del
Concejo Agrario, quien nos sugirió que las fisuras de ese asesoramiento era que se pensaba en Tucumán y no en el
tipo de suelo patagónico (refiriéndose al origen regional del Ingeniero).
69
Entrevista ejecutada al Ingeniero Maza y al Señor Jorge Zuñiga el año 2001 en la Secretaría de Producción y
Desarrollo de la Municipalidad de Caleta Olivia.

144
local en torno al desarrollo agropecuario. Distantes y desconocedoras de la
dimensión agropecuaria pero no ajenas al juego del campo de la política local
que depositaba en la Municipalidad y sus respectivas dependencias la
confianza sobre la dimensión agropecuaria. Confianza que delegaba en la
Unidad de Enlace de La Secretaria de Estado y de la Producción y a través
del Centro Comunitario del barrio Gobernador Gregores de la ciudad en el
caso del M.A.S.. Distinta fue la situación política de tensión en la que ha
quedado involucrado el accionar técnico de Servicios Públicos. Esta cultura
organizacional, era imprescindible en una estrategia desarrolladora, pero
ante los reiterados problemas reconocidos por los propios técnicos y
decisores del periodo, era el Presidente de Servicios Públicos quien se
transformaba en el rostro visible del problema del agua. Por ello el proyecto
de inversión, se transformó desde el año 2004 en una herramienta
defensiva frente a reiteradas acusaciones de “chacareros” y funcionarios del
propio Intendente Córdoba.

Entrado diciembre del año 2004 y cuando ya finalizábamos nuestra


experiencia de campo, la política universitaria había logrado que el técnico
de la Oficina de Vinculación Tecnológica pasara a ser el responsable de la
Agencia de Desarrollo Local de Caleta Olivia creada en el año 2002 por
acuerdo con la Municipalidad. La nueva gestión Política del Municipio,
eliminó al poco tiempo el cargo técnico-político que había acumulado la
experiencia en “chacras” por pertenecer a la línea política del ex Intendente
Córdoba; en la Universidad el segundo profesional técnico de Vinculación
Tecnológica asumió el cargo de Coordinador Político de la Municipalidad en
la nueva gestión. Al poco tiempo en la Universidad no se volvió hablar de la
Oficina de Vinculación Tecnológica, ni de granja experimental, ni de los
resultados del Plan Estratégico70. Extraoficialmente pudimos conocer que el
equipamiento de la experiencia piloto de la granja experimental se dio en
comodato a un emprendimiento en la localidad de Pico Truncado. El
agrónomo cansado de lidiar entre instituciones que lo constriñeron a
flexibilización laboral encontró finalmente trabajo estable en remediación
ambiental en trasnacionales del petrolero.

5. Las interfases en la perspectiva del desarrollo local


agropecuario

El modelo cultural resultante en zona de “chacras” revela a la


dimensión agropecuaria del desarrollo local que contenida en la trama de
interacciones entre actores locales y medio natural puede ser sintetizado en
las siguientes hipótesis: Cuando las culturas organizacionales
desarrolladoras deciden vincularse directamente con Proyectos
Agropecuarios estructurales, focalizados y privados, estas disponen de
información de contexto necesaria sobre los problemas neurálgicos del
70
La única oportunidad que la responsable política e ideológica del modelo universitario de Caleta Olivia expuso
su perspectiva política sobre el Plan Estratégico se encuentra en las reseñas de las “V Jornadas Patagónicas de
Trabajo y Desarrollo”, celebradas en Caleta Olivia en Junio del año 2003.

145
territorio “chacarero”: Disposición de agua, características de los suelos, y
problemas para la comercialización eran datos conocidos. Estos
conocimientos a su vez reconocen problemas en la potencial escala de
producción, problemas de coordinación entre chacareros, a la vez que la
insuficiente iniciativa estatal. Este fue el primer gran aporte de la
Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

La perspectiva “chacarera” refuerza esta matriz cultural al sostener


como visión colectiva que los recursos efectivamente brindados desde el
Estado, resultan insuficientes o de baja calidad. Los “chacareros” consideran
que las obras producen “desilusión”, que no conocen lo que hace la
Universidad, que los técnicos no asisten en terreno, que cuando se capacita
se capacita en forma inadecuada a la realidad local, etc. Siempre justifican
este descrédito de las culturas organizacionales que conocen y las que no
conocen, aduciendo que los recursos que brindan lo brindan mal y marcan
una distancia valorativa con culturas organizacionales como la Universidad
Nacional de la Patagonia Austral, ante el desconocimiento real del proyecto
de Activación de Zona de Chacras.

¿Qué factor explica que las percepciones recíprocas sean causa de


crítica, fuente de conflicto que termina justificando y legitimando el
comportamiento de unos (técnicos) y de otros (“chacareros”)?. En nuestra
perspectiva de las culturas organizacionales (Fernando Flores, Ob. Cit.:
1997) la respuesta a este interrogante deriva directamente del contenido de
la interfase que define el perfil de las culturas organizacionales en el actual
contexto de crisis de desarrollo local y de neoliberalismo práctico que se
reflejan en los comportamientos organizacionales de las instituciones
estatales. Estas no logran procesar en su interior la información disponible
del la formación social y económica “chacarera” en ciernes; las culturas
organizacionales quedan presas de sus juegos de poder interno a la vez que
son condicionadas externamente, siendo incapaces de procesar conflictos y
generar gobernancias efectivas en relación al objeto agropecuario.

La Universidad Nacional privatiza el conocimiento especializado del


desarrollo local y deslegitima lo público estatal que la constituye como
Estado y espacio público. El Plan de Desarrollo Estratégico del que se
desprendió el Programa de Activación y el Proyecto de Granja, capturó
recursos estatales que nunca llegaron a los destinatarios y transformó a los
técnicos de los proyectos en beneficiarios directos en término de accesos a
recursos de financieros y de construcción de poder al interior de la
organización universitaria. Las estrategias desarrolladoras técnicas
funcionaron aisladas entre sí, y ensimismadas en una estricta visión de
mercado, que incluía el descrédito o desaprovechamiento de los saberes
técnicos de las otras culturas organizacionales y prescindiendo en todos los
casos del conocimiento sociocultural desde la perspectiva “chacarera” en
formación. La inexistencia de mecanismos de coordinación entre culturas

146
organizacionales - que sí le reclamaba como conducta a “los chacareros”-
caracterizó los comportamientos colectivos de las culturas organizacionales,
el conjunto de los Proyectos Estructurales, Focalizados y Particulares
operaron desconectados entre sí e inclusive al interior de las propias
instituciones. La inexistencia de una planificación coordinada con
mecanismos de seguimiento y evaluación de experiencias focalizadas como el
proyecto de invernáculos, hipotecó de entrada la factibilidad que se
declaraba en las enunciaciones de las políticas públicas.

La perspectiva “chacarera” que declara en forma permanente el


desconocimiento de los beneficios que recibe, puede ser leída como parte de
las estrategias de subsistencia características del período y del mundo
urbano de Caleta Olivia. Con tiempos y labores eminentemente urbanas, la
media ocupación, o la escasa o nula justificación encontró para los tenedores
sin inversión inicial mínima en los errores de las culturas organizacionales
una teoría justificatoria de los límites de sus conductas agropecuarias y sus
condiciones materiales reales. Semejante es la percepción de los tenedores
con inversión inicial mínima y adicional que se proyectan estrictamente en
relación al mercado e interrogan al Estado y los técnicos. No obstante su
racionalidad dominante y que incluye la critica permanente, no dejan pasar
oportunidad de ser beneficiarios de lo que todos reciben: tierras, agua,
polietileno, semillas, etc. “todo lo que sume sirve” decía un “chacarero” con
capital e inversión mínima inicial, mientras se negaba definitivamente a
aportar para comprar los metros de manguera para disponer de un tanque
substituto.

147
Capítulo IX

Reflexiones finales: Entre la “Subcultura del subsidio” y el


“Síndrome de Estatismo Reciproco”

1. Recapitulación del objeto de estudio e investigación

A partir de la perspectiva “chacarera” reconocemos un proceso de


acelerada integración al espacio periurbano de sujetos pertenecientes a
actividades ocupacionales mayoritariamente estatales y no campesinas. El
acceso a las unidades “chacareras” fue posible mediante experiencias y
proyectos de distintos calibres y formas emergentes del contexto local y
regional de los años ‘90. La expectativa de ejecutar proyectos individuales
asistidos estatalmente con tierra, insumos, más la expectativa de proyectos
de desarrollo estructuralmente subsidiados por el Estado Provincial o
municipal, configuran la cara visible de la política pública del desarrollo
agropecuario “chacarero”. Los proyectos estructurales desarrollistas del
agua y la potencial activación de zonas de “chacras” (Programa de la
Universidad producto del Plan Estratégico de Desarrollo) se presentan así
como las principales herramientas de acción y de promoción que
prometieron construir el modelo empírico de desarrollo local agropecuario.
No obstante, si bien las culturas organizacionales dispusieron de un mínimo
diagnóstico y antecedentes históricos del interland urbano, las mismas no
lograron articular y coordinar acciones en forma efectiva entre sí al interior
de sus propias organizaciones y fundamentalmente, a nivel de unidades
económicas “chacareras”. Esta hipótesis que trasvasa el Capítulo VIII de
esta investigación ha quedado resignificada en todo su espesor narrativo en
el Capítulo VII a propósito del Proyecto de red de Agua. Es que este
proyecto fue no sólo considerado el principal problema para desarrollar
agropecuariamente la zona de “chacras”, sino que represento también la
principal expectativa desarrolladora en la perspectiva “chacarera”. Hemos
mostrado así, cómo el inadecuado diseño de la obra civil coexistía con el
inaplicado Proyecto de Activación de chacras universitario financiado
también con recursos estatales. Este último que resulta inaplicado a
consecuencia de la propia debilidad interna del proyecto universitario y de la
objetiva inexistencia de condiciones estructurales de los sistemas de riego
“chacarero” configuraron el modelo “chacarero” local. El Programa
Universitario al ser concebido desde el desconocimiento cultural de los

148
sujetos y del objeto agropecuario comenzó siendo exitoso en el plano formal
al formar la granja experimental con la Iglesia Salesiana establecida en
Caleta Olivia, pero al desvalorizar el conocimiento agrotécnico y al suponer
que la mano de obra de la granja experimental podría sostenerse con jóvenes
en riesgo social y sin salarios no logro procesar la información del contexto71.

En consecuencia, las interacciones “chacareras” y técnicas que


efectivamente ocurrieron experimentaron una dinámica en torno a la
interfase de la producción agropecuaria relacionada directamente con el
proyecto del agua, con los invernáculos de autoconsumo, y mediante
experiencias de financiamientos privados que en varios casos testigos se
correspondían con fuentes estatales. En esta dinámica de interacciones el
proyecto de invernáculo de autoconsumo resulto ser el mejor exponente de la
relación posible de alcanzar entre culturas organizacionales y el mejor
ejemplo de resultados productivos posibles de obtener mediante el subsidio
de varillas, polietileno, semillas, y elementos para armar los mismos.
Paradójicamente, esta experiencia nunca sería evaluada y puesta en valor
como ejemplo de aprendizaje social y como política pública en sus propios
términos: Una economía a pequeña escala familiar surgida del subsidio
como forma económica organizada desde el Estado a través de los
Ministerios, del Concejo Agrario Provincial y del Municipio Local.

Es obvio que la dinámica de constitución de los sujetos “chacareros”


transcurrió entre la expectativa, la desilusión y la subsistencia paralelo al
desconocimiento de un Programa desprendido del Plan Estratégico
universitario. Mientras este era el escenario local, en las “chacras” ocurría
un tipo de comportamiento productivo que pasó de la diversificación mixta a
la focalización de actividades agropecuarias, entre la que predomina el
autoconsumo de subsistencia como estrategia en superficies francamente
exageradas. No obstante esta realidad, la subsistencia plena ocurre para un
reducido número de tenedores que viven de la “chacra” y complementaria
para quienes viven en las chacras o en la ciudad y obtienen salarios de la
actividad pública en mayor medida que la privada. Con plena producción,
por disposición e inversión de capital mínimo y con predisposición a la
comercialización local la realidad es aun más gregaria.

La conducta de subsistencia plena o complementaria se presenta


seguidamente como el comportamiento dominante y aparece asociado a
explicaciones desde la perspectiva del actor “chacarero” que centran las
justificaciones de sus resultados en la falta de acompañamiento estatal y

71
Tuvimos la oportunidad de asistir a dos visitas a la granja experimental y conocer en distintos momentos la
perspectiva de tenedores de tierra, de técnicos que intervenían y de otras reparticiones estatales acerca de los
resultados y las relaciones con esta experiencia universitaria. En una de nuestras visitas nos encontramos con
Nino y otra con el Agrónomo; luego vendría el curso del INTA en el que participarían quince “chacareros” la
principal problemática que presentaba la granja experimental era la mano de obra establecida con jóvenes en
situación de riesgo que no lograban el disciplinamiento que demanda el trabajo agrícola. Dialogamos con ellos y
en su perspectiva obviamente estos no consideraban a la granja como un lugar de trabajo y representaba más una
suerte de lugar de castigo y de recreación en los horarios que ellos establecían como fuera de la mirada de control.

149
carencia de agua; mientras que las perspectivas técnicas ponen el énfasis en
la irracionalidad de los sistemas individuales de riego o en las dificultades
propias de la organización vecinal; mientras que entre los “chacareros” que
tienen plena producción por inversión privada, el principal obstáculo para
quienes no producen lo representa el Estado. En conjunto técnicos y
“chacareros” de distinto tipo advierten desde la experiencia o desde el
análisis el riesgo ecológico de una importante superficie del área chacarera
producto de la creciente salinización y alcalinización del suelo por exceso de
agua. Fenómeno que hemos definido desde el Capítulo III de esta tesis como
de eminente riesgo de colapso ecológico.

Un tratamiento especial lo constituye la interfase de la política que se


caracteriza por una dinámica que ocurre a nivel de culturas
organizacionales, y entre culturas organizacionales y ámbito “chacarero”.
Este último nivel representado fundamentalmente a través de la Unión
Vecinal (que es desde donde se organizan todas las estrategias
subsidiadoras colectivas) representa el ámbito más cercano a los
“chacareros”, todo indicaría que constreñida la agenda del desarrollo local en
su dimensión agropecuaria las distintas estrategias institucionales
quedaron presa del principal problema de los proyectos intervencionistas en
el contexto neoliberal de los ‘90: La inexistencia de la participación social en
la construcción de un proyecto colectivo entre actores destinatarios o
beneficiarios y recursos técnicos. La participación social sólo logro la
dimensión receptora y unilateral, pero no logró ser articulada como sinergia
desarrolladora, la cual sólo ocurriría alrededor de la unión vecinal y a partir
de la agenda de reclamos de los “chacareros” por el mantenimiento de sus
privilegios de subsidios: agua, luz, semillas, etc. Reclamos que fueron
resignificados mediante respuesta políticas-técnicas de baja calidad
institucional y técnicas desde el principio de la economía del subsidio, es
decir desde la disposición de recursos estatales.

Semejante situación experimentó el Plan de Desarrollo Estratégico,


este privatizó los servicios técnicos desconociendo su propio capital
profesional institucional, obstaculizando de entrada el principal factor del
desarrollo de la cultura organizacional: Empoderar actores técnicos locales.
La falta de participación real de “chacareros” en la construcción del modelo
agropecuario permite advertir seguidamente un comportamiento
reproductivo liberado a la suerte individual de cada tenedor y a la
dependencia colectiva de los subsidios como estrategia de adaptación a la
tierra agropecuaria. Entendemos seguidamente la existencia de una
subcultura del subsidio como forma económica dominante del caso local. El
uso de esta categoría ad hoc como concepto sensitivo (Atkinson: 1994) que
en nuestra perspectiva es definido por una forma de comportamiento
cultural dominante y consolidado en la Zona Norte a partir del contexto de
ajuste estructural de la economía en los estilos de desarrollo local, fue
favorecido ampliamente como estrategia del Estado Provincial y Municipal
generando condiciones sin precedentes para alejar a los sujetos de toda

150
posibilidad de integrarlos a cualquier forma conocida de economía de
mercado.

La Unión Vecinal aparece como un ámbito privilegiado de redimisión


de intereses legítimos “chacareros”, coexistiendo con intereses propios y
legítimos de la política partidaria del Municipio Local, pero ajenos ambos a
una institución económica “chacarera”. Esta subdimensión de la interfase de
la política (descrita en el Capítulo VI, VII y VIII) ha producido un modelo
organizacional “chacarero” caracterizado por una baja calidad
organizacional, un escaso nivel de autonomía y bajo nivel de articulación
para construir con las restantes culturas organizacionales. Organizaciones
que preferían en unos casos no intervenir producto de la conflictiva relación
que fragmentariamente sostenía la Unión vecinal con la Municipalidad
delegando a través de esta su representación (Secretaría del Estado y de la
Producción) y en otros, desconectándose de todo tipo de relación con la
vecinal y las otras culturas organizacionales. Este fue el caso de la
experiencia de la UNPA que al buscar desconectarse del conflicto y
mantener su pureza de identidad -.supuestamente neutra- produjo como
resultado su desconexión con la realidad de los “chacareros”.

Entre los factores que no son revelados y que constituyen el espacio


silenciado de los discursos de los actores “chacareros” y técnicos vinculados
al desarrollo agropecuario local se encuentran también formas clientelares
de acceso a las unidades por parte de los propios empleados públicos
provinciales y municipales. Estos, sin capital para invertir o reinvertir, con
ausencia de conocimientos sobre ciclos productivos agropecuarios, y
disponiendo de una excesiva superficie en relación a disposición de tiempo,
mano de obra, capital y riego se encontraron constreñidos y limitados de
cumplir y producir a la escala que habían imaginado de convertirse en
chacareros.

En nuestra perspectiva, la obtención de subsidio de todo tipo


representa la principal estrategia consolidada a través de la cual se ha
constituido un débil modelo empírico agropecuario, modelo cultural que a su
vez se correspondía con el propio mantenimiento de las estructuras técnicas
estatales que permiten el sostenimiento de una política pública donde los
beneficiarios del desarrollo agropecuario alcanza fundamentalmente a los
propios técnicos de las culturas organizacionales. Ha sido este fenómeno en
el que el patrón dominante permite identificar una forma de la economía
local “chacarera” como estilo propio histórico organizado mediante recursos
estatales y subsidios, forma económica de organizar social y políticamente
los intentos productivos y que proponemos denominar síndrome del
estatismo reciproco. Es decir, estamos sugiriendo – solo a efectos de
comprensión- una suerte de analogía de forma, no de contenido con una
patología que estaría al parecer incorporada en la matriz cultural regional
estatista y particularmente en las relaciones entre el Estado y la Sociedad
local. Postular una forma de economía articulada en torno al subsidio y no a

151
la acumulación, la fundamentamos en el principio antropológico que esgrime
Keneth, E. Boluding (1976:15,16) al identificar relaciones de intercambio
por transferencia de bienes y servicios bidireccional y unidireccional. El
autor sugiere que existen formas humanas de de relaciones de intercambio
donde la transferencia de bienes y servicios es unidireccional a las cuales
denomina economía de las donaciones. Es decir, distribución o transferencia
desde un lugar que genera subordinación al otro producto que no existe
bidireccionalidad en el intercambio de activos que circulan de igual valor
entre partes.

2. El síndrome del estatismo reciproco

El síndrome se caracteriza básicamente por una conducta que cruza


a “desarrollistas” y población a ser “desarrollada” frente a las iniciativas
de emprendimientos productivos. El síndrome implica una contradicción
ideológica que genera estancamiento en la evolución sociocultural de las
sociedades impactadas por los efectos del neoliberalismo y que
describiéramos en diversos capítulos. La conducta esta internalizada en
técnicos, población “chacarera” y cultura política de los decisores. Con datos
concretos hemos podido demostrar que mientras por un lado se legisla y se
financian proyectos estructurales a escala local presentándose como
dimensión estratégica del desarrollo local, por otro, se opera en las
intervenciones del Estado Provincial y municipal con acciones típicamente
de contención asistencialista focalizadas en unidades domésticas de perfil
urbano y sujetos de origen no campesinos. Estas políticas están sustentadas
en la subcultura del subsidio y en el desconocimiento profundo de las
características naturales del área de impacto, este síndrome, puede –con
seguridad – ser extensivo como práctica al conjunto de los tenedores de
tierra agropecuaria que practican la explotación de subsistencia y es
independiente del tipo de tenedor distinguido en el Capítulo V72.

Si las múltiples adaptaciones de los individuos durante un período de


tiempo crean un modelo que constituye la amplia estrategia para alcanzar
metas y solucionar sus problemas: ¿Puede la subcultura del subsidio
“chacarera” y “síndrome del estatismo recíproco” representar una estrategia
que llegue a organizar una forma económica estable y articulada con el
mercado sobre la base de acumulación de capital endógeno?. Sencillamente,
creemos que no, por ello nuestra intención de postular el síndrome
representa por sobretodo un intento de llamar a la reflexión para mostrar
que su vigencia sólo puede beneficiar el posicionamiento técnico al interior
de las culturas organizacionales desarrolladoras y a los decisores políticos de

72
Los resultados de situaciones semejantes frente a inversiones estatales de desarrollo local, han sido
ampliamente examinadas en Palma Godoy, Mario; Marques, Daniel “Apuntes para un diagnóstico
socioantropológico del desarrollo local de Caleta Olivia. El impacto de los programas de intervención económica a
partir de actores socioeconómicos”, En AA.VV. (2002). “Estados Municipales y actores socioeconómicos en un
contexto de economía global. Análisis del impacto de los programas orientados al desarrollo local en dos
subregiones de Patagonia” Informe final Secretaría de Ciencia y Técnica. UNPA – UACO. Proyecto 29/B019.

152
turno; mientras que el subsidio sólo puede llevar al autoconsumo como
forma de economía ajena a una escala mínima de mercado pero jamás
cercana al desarrollo agropecuario. Entonces nos formulamos una pregunta
para pensar: ¿El desarrollo de quien ocurrió?

3. El estilo de desarrollo local agropecuario

Pensar en un proceso productivo agropecuario nos debe llevar a ser


explícitos al sostener que la relación entre “chacareros”, técnicos de Caleta
Olivia, los proyectos estructurales y prácticos organizan una dinámica que,
por ahora no alcanza a expresar el camino hacia una estrategia productiva
agropecuaria propiamente dicha. Más bien estaría expresando una
estrategia de subsistencia para las crisis de las unidades domésticas
urbanas. Crisis, asociada claramente con el impacto del ajuste económico
en la región y la localidad que caracterizó la coyuntura de fines de los ‘90,
crisis que comenzó excluyendo y transformando en vulnerables a una
importante cantidad de población económicamente activa y que
gradualmente transformó al propio personal del Estado municipal y
provincial en parte importante de la población objeto de las propias
políticas públicas que se pretendían en materia de desarrollo agropecuario.
Si tenemos en cuenta que los grupos de beneficiarios –tenedores tanto como
los tenedores con capitalización mínima residen fundamentalmente fuera de
las “unidades económicas” y éstos trabajan en las unidades en un ambiente
de soledad nos podremos dar cuenta que los excedentes de producción y
eventual ganancias que producen están orientados hacia la subsistencia
complementaria de la economía doméstica. Esta en creciente crisis ante la
permanente pérdida del valor del salario real y el propio contexto no logra
establecer como aspiración la obtención de ganancias o comercialización
como conducta dominante. Refuerzan este argumento la perspectiva de los
propios titulares cuando comentan que sus hijos en edad adolescente no
trabajaron, ni les interesa trabajar y cuando justifican las razones que lo
llevaron a construir, por ejemplo los invernaderos que sirvieron
simplemente para “alimentar a la familia”.

A riesgo de no generar una interpretación que torne culpables a los


tenedores o en mal intencionados a los técnicos, o en perversas a las
políticas desarrollistas, sirva argumentar que las unidades domésticas que
viven el síndrome, muestran claramente las contradicciones que
transforman al espacio doméstico como recargado de funciones económicas,
políticas y simbólicas en el actual contexto de acumulación global (Hugo
Trinchero: 1998: 206). Espacio en el que se expresan las contradicciones
acerca de cómo se ha generado y reproducido el orden social y económico en
el estatismo desarrollista patagónico. Desarrollismo que en un contexto de
políticas neoliberales muestra como mientras la privatización excluye
población trabajadora generando desocupación, transfiere a la vez los

153
problemas del desarrollo a culturas organizacionales no preparadas para
operar en el marco de los propios paradigmas teóricos que se difunden desde
la ideología hegemónica. Estos problemas, como tantos otros, que intentan
gestionarse desde administraciones ensimismadas en sus propias lógicas,
lejos de producir las políticas declaradas y financiadas producen nuevas
relaciones de poder local, mientras reproducen el orden social excluyente;
orden que cambia de forma, pero asume una nueva fisonomía social: “los
chacareros” en su estadio actual de desarrollo representan un segmento de
esa nueva forma.

En términos de relaciones de convergencia de relaciones entre lo


particular del fenómeno y lo estructural del modelo de acumulación
capitalista imperante en la región hasta los ‘90 se podría sostener siguiendo
a Gastón Gordillo (1992:76) que está situación de las unidades domésticas
no estaría expresando otra cosa que la forma en que se manifiesta en lo
local la manera indirecta del capitalismo tardío que opera en el tercer
mundo a través del Estado, consecuente con los programas del Banco
Mundial y sus políticas dirigidas a incentivar la pequeña producción
familiar a partir de los ‘90. Políticas que en nuestro caso de estudio
estuvieron caracterizadas por juegos de construcción de poder de culturas
organizacionales; inexistencia de intercambio de información y
conocimientos, percepciones centradas en sí mismas y con un bajo nivel de
participación proactiva de los “chacareros”, los cuales se transformaron en
sujetos pasivos y sólo predispuestos a recibir donaciones unidireccionales del
Estado.

Pero en tanto unidades reproductivas de los grupos domésticos


involucrados los proyectos estructurales y prácticos, también revelan la
particularidad de su forma de organización social en sus ciclos de
desarrollo y en la forma de organización política en la vida cotidiana. La
organización social de los ciclos de desarrollo de los grupos domésticos no
ocurre en la chacra, sino que esta organizada en torno a su ciudad y el
ritmo de movimiento urbano de Caleta Olivia. Desde sus relaciones y red de
“contactos con municipales” han accedido un número importante de
tenedores – beneficiarios a las unidades de tenencia, de allí que la
organización política cotidiana tampoco ocurre en las “chacras”. Esta se
articula más que al ámbito de la Vecinal que a su vez responde a la
dinámica de los partidos tradicionales que funcionan en la ciudad. La
organización de la Unión Vecinal también queda situada en esta lógica dado
que las distintas Comisiones, conscientes que representan un electorado
como circunscripción “Zona de Chacra” participan del espacio vecinal
redimiendo grados de legitimidad que legitiman frente a la política
tradicional y urbana. La vida del espacio de la Unión Vecinal de “las
chacras” se ha caracterizado por utilizar la práctica de distribuir recursos
estatales a partir de la racionalidad dominante que supone el “síndrome del
estatismo reciproco”. Asociada a estas prácticas dominantes, también
emerge un comportamiento organizacional cuando los beneficiarios ocupan

154
el espacio vecinal para el encuentro por necesidades de productores de
granja (Ejemplo: Compras de alimentos en forma comunitaria) o para asistir
a charlas para el manejo de invernaderos. Beneficiarios del asistencialismo
que practica la Comisión Vecinal con recursos estatales, esta dualidad
evidencia la innovación en prácticas de asociación transitoria y
reproducción del asistencialismo de las unidades domésticas urbanas, que
representa precisamente una forma en que conductas culturales nuevas y
viejas se combinan. La financiación provincial en proyectos privados
agropecuarios (el 11,6% del total del período) muestra con entera nitidez
que los financiamientos otorgados en los ‘90 priorizaron el uso del dinero de
inversión productiva en problemas de contención de servicios de consumo
urbano. Cuando en el año 2001 los funcionarios municipales declaran
priorizar como agenda posible el desarrollo agropecuario, ya era demasiado
tarde, el ejecutivo municipal había seguido la agenda de los problemas, no la
proactividad desarrolladora endógena que el propio paradigma del
neoliberalismo le proponía desde la cultura organizacional universitaria.

Pensar en un modelo alternativo empíricamente presentado implica


asumir como necesidad repensar la dimensión agropecuaria del desarrollo
económico local en términos de un estilo cultural histórico condicionado por
un modelo dominante del capitalismo en el sentido propuesto por Mario
Rabey (Ob. Cit., 1990:30). Estilo local y modelo que hemos definido
circunscripto a la expansión final del capitalismo en el territorio patagónico
austral. En términos localizados la racionalidad empírica dominante ha sido
expresada en las categorías conceptuales de “subcultura del subsidio” y
“síndrome del estatismo reciproco”; sensitivas propias del comportamiento
que definen el estilo de una racionalidad de la formación social de Caleta
Olivia en tanto enclave petrolero capitalista. Enclave que nos revela que
estamos frente a un “periodo de transición”, es decir en una fase de
evolución de nuestra sociedad regional en que:
“... ésta encuentra cada vez más dificultades, internas y
externas, para reproducir las relaciones económicas y sociales
sobre las que reposa y que le dan una lógica de funcionamiento
y de evolución específica y en la que, al mismo tiempo,
aparecen relaciones sociales que van, con mayor o menor
rapidez, con mayor o menor violencia, a generalizarse y
convertirse en las condiciones de funcionamiento de una
nueva sociedad “. (Ricardo G. Abduca: 1987:5)

4. Palabras finales

¿Finalmente, qué relación es posible establecer entre las condiciones


actuales de expansión del capitalismo en el territorio austral, expansión de
la frontera agropecuaria periurbana y antropología?. A la hora de concluir
este estudio, hay dos cuestiones finales de las que el autor no puede
prescindir. Primero: el escenario local y subregional del Norte de Santa
Cruz, sitúa el estudio de caso de la zona de “Chacras de Caleta Olivia”

155
dentro de un contexto sociohistórico de clara expansión final del capitalismo
trasnacional sobre el territorio austral. Expansión para el capitalismo
trasnacional, ajuste estructural, contracción de la economía regional y
agendas de problemas del desarrollo local para las sociedades como las
nuestras. Decíamos al iniciar esta tesis que la expansión trasnacional
coincide con el despliegue de las empresas trasnacionales del petróleo, de la
minería y del turismo internacional que compiten por posicionarse en el
territorio instalando a las gestiones municipales y sociedades locales los
problemas de la reproducción social y del desarrollo local. Todo esto ocurre
en medio de un contexto donde el Estado Provincial constriñe sus
principales políticas desarrolladoras al “Síndrome del estatismo reciproco” y
a la permanencia de la “subcultura del subsidio” que a su vez permite hablar
de sustitución de la cultura del trabajo por la producción de la “subcultura
del subsidio”. Desde estas categorías locales ocurre la dimensión
agropecuaria del desarrollo local y en este contexto de discusión debería
reconstruirse intelectual y políticamente una estrategia de desarrollo
endógeno y local. Al Estado y la sociedad le queda el síndrome del estatismo
reciproco y la sustitución de la cultura del trabajo por la producción de la
subcultura del subsidio; en nuestro contexto local ambas dimensiones de la
cultura están en la forma de entender la economía que se expresa –reitero-
en renovadas formas de redistribución de poder local que no ha implicado
formas de participación democrática y deliberativas en términos de una
cultura que considere criterios de equidad sustentados en una nueva ética
de justicia e igualdad (Fernando Calderón, 2003:17).

Mientras este es el escenario local, las corporaciones trasnacionales


aumentan o sostienen sus tasas de ganancias y la sociedad adquiere nuevas
formas de diversidad cultural producto de la nueva fisonomía de desigualad
social. La Antropología no debe permanecer ajena a un discurso desde
dentro de la sociedad, a riesgo de que esta tesis sea leída como un ejercicio
de “escupir el asado” o suponer que el capitalismo trasnacional es malo en sí
mismo hemos querido demostrar que la inexistencia de actores locales es
remplazada por la ignorancia y la ausencia ex – antes de conocimiento
científico y aplicado. Este ha sido el principal éxito del neoliberalismo en la
Zona Norte de la Provincia de Santa Cruz y el fracaso de los intentos
desarrollistas, al menos en la dimensión agropecuaria del desarrollo local.

En el presente, si bien el neoliberalismo esta en retirada ideológica,


las formas culturales engendradas permanecen en el plano simbólico de las
sociedades: En la Provincia de Santa Cruz, los grupos corporativos
petroleros comienzan a descubrir que sólo con sustentabilidad local existirá
legitimidad para seguir explotando; las nuevas actividades productivas
como la minería no encuentran trabajadores y reclaman urgente actor local
a la vez que las sociedades le cuestionan el medio ambiente el campo sigue
reclamando reconversión alternativa a su escala histórica, entonces frente a
este panorama nos preguntamos: ¿A lo agropecuario que le espera?. Hoy la
zona de chacras sigue debatiendo los mismos temas que aquí hemos
156
narrados, explicados e interpretados desde la lente de la teoría antropológica
y de las ciencias sociales. Cuando nos retirábamos de nuestra experiencia de
campo el año 2004 persistían alrededor de ciento setenta y cuatro hectáreas
disponibles que tal vez pudieron seguir la lógica del modelo aquí inscripto;
tal vez al observador que recorra la zona de “chacras” nuestras hipótesis le
resulten plenamente vigentes – o tal vez – todo haya cambiado y
eventualmente estemos asistiendo a corregir los postulados básicos que aquí
hemos presentado.

157
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- TAYLOR, S. J. – BOGDAN, R. 1984. “Introducción a los métodos cualitativos
de investigación”. Ediciones Paidós, Ibérica, S.A. Barcelona.
- TECCO, Claudio. 1997. “El Gobierno local como promotor del desarrollo
local-regional. Acerca de la adecuación organizacional del los municipios
hacia los nuevos desafíos y roles institucionales”. En García delgado (comp.)
1997. Hacia nuevos modelos de gestión local. Municipio y sociedad civil. Bs.
As.
- TRINCHERO, Hugo. 1992. “Antropología económica I. Introducción y
conceptos fundamentales”. Centro Editor de América Latina S. A. Buenos
Aires.
- TRINCHERO, Hugo. 1992. “Antropología económica II. Introducción y
conceptos fundamentales”. Centro Editor de América Latina S. A. Buenos
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- TRINCHERO, Hugo. 1998. “Antropología Económica. Funciones y
producciones del hombre económico”. Eudeba, Bs. As.
- VALLADAO, Alfredo G. 2000. “Capital social y poder”. (Pág. 151 a 166) .En
Bernardo Kliksberg – Luciano Tomassini: Capital social y cultura: Claves
estratégicas para el desarrollo. Fondo de Cultura Económica, México.
- WOLF, Eric. 1980. “Europa y la gente sin historia”. Fondo de Cultura
Económica, México, 1980.
- ZARATE, R. ARTESI L. 2004. “Conocimiento, Periferia y desarrollo”.
Biblios. Bs.As.

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ESTUDIOS ESPECÍFICOS

- PASTOR, J. – BONILLA, J. 1970. “Plan regulador del Desarrollo


Físico de Caleta Olivia y sus contornos”. Municipalidad de Caleta
Olivia, Provincia de Santa Cruz.
- PALMA GODOY, Mario y CABRAL MARQUES, Daniel. 2002.
“Apuntes para un diagnóstico socio-antropológico del
desarrollo local en Caleta Olivia. El impacto de los programas
de intervención económica a partir de actores
socio-económicos”. Informe Final PI, SECyT. UNPA – UACO.
- Mario Palma Godoy (dirección)“Tellier. Evaluación de un
territorio y una sociedad ruralizada”. Diagnóstico
Socioantropológico. 27 de Abril de 2006. Área de Antropología.
Departamento de Ciencias Sociales. UNPA – UACO. Provincia de
Santa Cruz. AA VV. Dirección: “UNPA. Revista informativa.
Gestión académica 1998”. Unidad Académica Caleta Olivia de la
Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Año 1998.
- Servicios Públicos S.E. Objetivo Fundamental: Racionalización del
sistema de agua potable. Reservorios y redes de distribución. Julio del
2004.
- Silvio Fernando Romano (2004) “Plan de Gestión Ambiental para
un Desarrollo Agrícola Sustentable en Zona de Chacras”.
- Secretaría de Gestión Municipal y Coordinación General. Recursos
Humanos y Políticas Laborales (2003):“Material Informativo. Plan
Territorial Caleta Olivia 2005 – 2008”. Caleta Olivia, Provincia de
Cruz. Argentina.
- Subsecretaría de Medio Ambiente de la Provincia de Santa Cruz.
Febrero de 2003. “Estudio hidrológico ambiental en la zona de
chacras. Ciudad de Caleta Olivia – Provincia de Santa Cruz”.
- UNPA – UACO. Proyecto: “Programa de activación productiva
para la Zona de Chacras en la localidad de Caleta Olivia,
provincia de Santa Cruz”. Informe de la Primera Etapa
“Diagnóstico General de la Zona de Chacras de Caleta Olivia”. UNPA
– UACO. Junio de 2000.
- UNPA- UACO (2000) “Proyecto: Unidad demostrativa (Chacra
experimental)”. UNPA – UACO. Casa Salesiana Don Bosco – Caleta
Olivia e INTA Agencia Río Gallegos.
- “Plan territorial Caleta Olivia. 2005 – 2008”. Secretaría de
Gestión Municipal y Coordinación General Recursos Humanos y

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Argentina.
- Boletín de Difusión UNPA-UACO (1998). “Plan estratégico de
Caleta Olivia. Diagnóstico PECO”. . (Pág. 3)
- UNPA- UACO (1998) “Formulación del Plan Estratégico de
Caleta Olivia” (PECO) (Pág. 4). Año 1998.
- Servicios Públicos S.A. “Proyecto de inversión zona de
chacras. Racionalización del sistema de agua potable
reservorios y redes de distribución”. (12 Pág.). Julio 2004.

FUENTES ESCRITAS CONSULTADAS.

DOCUMENTOS PROVENIENTES DE ZONA DE CHACRAS

- Fecha: 06 de Octubre de 2000. Nota 021/00 del Presidente Unión Vecinal Zona de Chacras Sr. Fernando
Oliva al Gobernador Néstor Kirchner. Tema: Solicitud de una computadora con impresora.
- Fecha: 06 de Octubre de 2000. Nota 022/00 del Presidente Unión Vecinal Zona de Chacras Sr. Fernando
Oliva al Gobernador Néstor Kirchner. Tema: solicitud de subsidio para galpón multipropósito.
- Fecha: 06 de Octubre de 2000. Nota 024/00 del Presidente Unión Vecinal Zona de Chacras Sr. Fernando
Oliva al Gobernador Néstor Kirchner. Tema: solicitud de subsidio para galpón multipropósito.
- Fecha: 19 de Febrero de 2001. Nota del Presidente Unión Vecinal Zona de Chacras Sr. Fernando Oliva al
Gobernador Néstor Kirchner. Tema: solicitud de subsidio para galpón multipropósito.
- Fecha: 22 de Febrero de 2001. Nota de secretario de Planificación de la Municipalidad de Caleta Olivia
Sr. Oscar Peralta a la Comisión Directiva de la Unión Vecinal Zona de Chacras. Tema: Citación a la
Secretaría de Planificación y Urbanismo.
- Fecha: 04 de Marzo de 2001. Nota del Presidente Unión Vecinal Zona de Chacras Sr. Fernando Oliva al
Sr. Jorge Vilca. Director de Desarrollo en las Organizaciones Sociales. Tema: Solicitud de subsidio a las
tarifas públicas de Luz y Gas.
- Año 2001. Unión Vecinal. Nómina de beneficiarios de distribución de plástico de zona de chacras.
Financiado por las Secretaría de Asuntos Sociales. Gobierno de la Provincia de Santa Cruz.
- Nota Nº 169/DAT/01. División Zona de Chacras. Sub-Dirección de Tierras Públicas. Secretaría de
Planificación Urbana. Municipalidad de Caleta Olivia. Santa Cruz.
- Octubre de 2001. Boletín Mensual “El Cimarrón”. Unión Vecinal Zona de Chacras. Caleta Olivia. (4
Pág.).
- Unión Vecinal Zona de Chacras. Libro de Actas Folio 10 a 74. Año 2000 a 2002.
- Unión Vecinal Zona de Chacras. Libro de Donaciones período 1996-2001
- Fecha: 06 de Enero de 2003. Nota del Intendente José Manuel Córdoba dirigida al Ingeniero Roberto
Domínguez de Repsol, solicitando materiales para la construcción de diez viveros en zona de Chacras.
- Fecha: 05 de Marzo de 2003. Nota del Presidente Unión Vecinal Zona de Chacras Sr. Fernando Oliva a la
Ministra de Asuntos Sociales Sra. Alicia Kirchner. Tema: Solicitud de subsidio para la Unión vecinal.
- Fecha: 02 de Junio de 2003. Nota de la Sra. Rosa Moreno de Canale a una diputada provincial. Tema:
daños y perjuicios con motivo de los afloramientos de aguas detractivas en su propiedad.
- Fecha: 06 de Noviembre de 2003. Nota del Representante en la Comisión Interprovincial del Acueducto
del Lago Musters, Conrado Roque Pérez a la Diputada por Pueblo Nieves Beroiza. Tema: Esquema de
funcionamiento del Agua Potable para la ciudad de Caleta Olivia.
- Fecha: 24 de Marzo de 2004. Nota de Rosa Moreno de Canale a los Integrantes del Honorable Concejo
Deliberante. Tema: Afloramientos de aguas detractivas en zona de chacras.
- Fecha: 04 de Febrero de 2005. Nota del presidente de la Unión Vecinal Zona de Chacras a la Diputada
por Pueblo Nieves Beroiza. Tema: Agua

DOCUMENTOS LEGISLATIVOS
● Ordenanza Orgánica 1-M-70 del Plan regulador del desarrollo de la ciudad de Caleta Olivia
● Ordenanza Municipal Nº 720/89. Capítulo IX De la adjudicación de parcelas fiscales
destinadas a la actividad agropecuaria. Caleta Olivia. Provincia de Santa Cruz. Fecha: 20 de
Diciembre de 1989.
● Ordenanza Municipal Nº 732/90. Honorable Concejo Deliberante Caleta Olivia. Provincia de
Santa Cruz. Fecha: 07 de Marzo de 1990.
● Ordenanza Municipal Nº 1344/93. Honorable Concejo Deliberante Caleta Olivia. Provincia
de Santa Cruz. Fecha: 30 de Diciembre de 1993.

164
● Ley 2491. Registro de habilitaciones de establecimientos destinados a la explotación porcina.
Poder Legislativo de la Provincia de Santa Cruz Boletín oficial Nº 2967. 08 de Julio de 1998.
● Decreto 426/2001 Poder Ejecutivo de la Provincia de Santa Cruz. Río Gallegos. 21/02/01.
Subsidio para la Zona de Chacras. Fecha: 21 de Febrero de 2001.
● Dictamen Nº 61/01. División Zona de Chacras. Sub-Dirección de Tierras Públicas. Secretaría
de Planificación Urbana. Municipalidad de Caleta Olivia. Santa Cruz. Fecha: 06 de Junio de
2001.

DOCUMENTOS PERIODISTICOS
● Fecha: 22 de Mayo de 2002. “Programa productivo volcado a planes sociales del
municipio” La Prensa de Santa Cruz. Pág. 6. Fecha: 09 de Abril de 2002. Triquinosis:
confirman emergencia bromatológica”. La Prensa de Santa Cruz. Pág. 9.
● Fecha: 16 de Junio de 2002. “Está prevista la construcción de invernáculos para
chacareros”. Diario Crónica. Pág. 10.
● “Convocan a productores y chacareros para coordinar una nueva expo- feria”. (Sin
datos sobre fecha).
● Fecha: 17 de Junio de 2002. “Instalarán grandes invernaderos para producción en las
chacras”. La Prensa de Santa Cruz. Pág. 6.
● Fecha: 05 de Febrero de 2003. “Realizan primer compra comunitaria de este año”. La
Prensa de Santa Cruz. Pág.7.
● Fecha: 20 de Febrero de 2003. “Intentan resolver los problemas del agua en la zona de
Chacras”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.4.
● Fecha: 20 de Febrero de 2003. “Mea culpa de los productores”. La Prensa de Santa Cruz.
Pág. 4.
● Fecha: 20 de Febrero de 2003. “El recurso tiene un techo”. La Prensa de Santa Cruz. Pág. 4.
● Fecha: 10 de Abril de 2003. “Piden que grandes empresas financien proyectos locales”.
La Prensa de Santa Cruz. Pág.6.
● Fecha: 09 de Mayo de 2003. “El problema de la saturación de napas se registra en toda
la zona”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.4.
● Fecha: 19 de Mayo de 2003. “Aparecen nuevos afloramientos de agua en Zona de
Chacras.” La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 02 de Junio de 2003. “Todo indicaría que hay sobreriego”. La Prensa de Santa
Cruz.
● Fecha: 04 de Junio de 2003. “Comienzan las tareas para el drenaje de la Zona de
Chacras”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.9.
● Fecha: 05 de Junio de 2003. “Chacareros reclaman presencia de las autoridades y
petroleras”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 06 de Junio de 2003. “Comenzaron los trabajos para drenar agua que anegó
chacras”. La Prensa de Santa Cruz. Pág. 5.
● Fecha: 16 de Junio de 2003. “Oliva pide que se cuide el agua”. La Prensa de Santa Cruz.
Pág. 3.
● Fecha: 27 de Junio de 2003. “Chacras: Ahora surge líquido con características de
hidrocarburo.” La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 03 de Julio de 2003. “Esperan respuesta por la obra de tendido de red de
energía”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 19 de Agosto de 2003. “Cuatreros atacan nuevamente en zona de Chacras de
Caleta”. La Prensa de Santa Cruz. Pág. 3.
● Fecha: 08 de Octubre de 2003. “Realizan tareas para aumentar suministro de agua en
chacras”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 08 de Octubre de 2003. “Llegará energía a la zona de la zorrería, pero faltan las
palmas”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 13 de Octubre de 2003. “Fernando Oliva va por la reelección con lista única”. La
Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 07 de Noviembre de 2003. “La zona de chacras se ve nuevamente afectada por
una plaga de gusanos”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 07 de Noviembre de 2003. “Este domingo Fernando Oliva va por la reelección”.
La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 26 de Noviembre de 2003. “Nuevas autoridades en la Zona de Chacras “. La Prensa
de Santa Cruz. Pág. 8.
● Fecha: 24 de Octubre de 2003. “Se formó una tercera laguna y anegó camino en las
chacras”. La Prensa de Santa Cruz.

165
● Fecha: 14 de Noviembre de 2003. “Extendieron el tendido eléctrico”. La Prensa de Santa
Cruz.
● Fecha: 05 de Diciembre de 2003. “APADISCO presentó los avances logrados en chacra
Guent Aike”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 08 de Diciembre de 2003. “Chacras: en un mes se conocería el origen de
saturación de napas”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 10 de Diciembre de 2003. “Destacan condiciones para cultivo de zona de
chacras”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 23 de Diciembre de 2003. “Productores esperan abastecer al menos un 10 % del
consumo local”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 06 de Enero de 2004. “Productor intima a una solución y reclama por daños y
perjuicios.” La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 08 de Enero de 2004. “Crítica a la empresa pero no contra los empleados.” La
Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 08 de Enero de 2004. “Dos sabotajes contra Servicios Públicos registrados en
Caleta”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 27 de Enero de 2004. “Declaran la emergencia hídrica agropecuaria”. La Prensa
de Santa Cruz.
● Fecha: 15 de Enero de 2004. “Petrolera realizará estudios en cercanías de Zona de
Chacras.” La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 04 de Febrero de 2004. “Chacareros recibirían pago por permitir trabajos de
exploración”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 05 de Febrero de 2004. “Chacareros rechazaron propuesta de empresa”. La
Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 13 de Febrero de 2004. “Se reúnen chacareros y empresas para analizar el tema
del canon”. La Prensa de Santa Cruz.
● Fecha: 29 de Octubre de 2004. “Familia Canale destacó fallo judicial”. La Prensa de Santa
Cruz. Pág.5.
● Fecha: 02 de Diciembre de 2004. “Entregaron aportes por más de 50 mil pesos a micro
emprendimientos”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.2.
● Fecha: 16 de Diciembre de 2004. “Productores de la Zona de Chacras están preocupados
por la falta de agua”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.9.
● Fecha: 10 de Febrero de 2005. “Buscan solucionar escasez de agua”. La Prensa de Santa
Cruz. Pág.5.
● Fecha: 14 de Febrero de 2005. “Definen horarios para abastecer de agua a Zona de
Chacras de Caleta”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.7.
● Fecha: 15 de Abril de 2005. “Chacareros gestionan títulos de propiedad de sus
parcelas”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.5.
● Fecha: 25 de Mayo de 2005. “Día de la Patria con actividad criolla”. La Prensa de Santa
Cruz. Pág.8.
● Fecha: 01 de Febrero de 2006. “Peralta insiste en que hay que descubrir rotura de
caño”. La Prensa de Santa Cruz. Pág.2.
● “Entregan subsidios a instituciones y diversos proyectos productivos”. La Prensa de
Santa Cruz. Pág. 31/12. Sin datos sobre fecha.

ENTREVISTAS A INFORMANTES CLAVES Y CALIFICADOS

Consejo Agrario Provincial: Ing. Luis Castañón. Delegación Concejo Agrario Provincial
Universidad Nacional de la Patagonia Austral – Unidad Académica Caleta Olivia, Oficina de Vinculación
Tecnológica Alberto Zalazar, Ignacio Aranciaga
Municipalidad de Caleta Olivia: Jorge Zuñiga, Ing. Raúl Maza
Ministerio de Asuntos Sociales: Paola Vessvessian; Director del Centro Comunitario Barrio Gobernador Gregores:
Carlos Guenchur;
Servicios Públicos: A. Sudaire, Luis Almonacid;
Secretaría del Estado y de la Producción: Eugenia P.;
Concejales: UCR Alfredo Freile, PJ Argentina Nieves Beroiza;
Tenedores de tierra zona de chacras: Fernando Oliva, Nélido Acosta, Peralta, Nino Muñoz, Don P. Mendoza, Mario
Ruiz,, Julio Mirabal Mz 16 – Lote 3, Amiosto Rubilar Mz 17, Lote 6, Luis Alberto Zalazar, Héctor Peralta – María
Hernández M2 Lote 9, Abel Soto Mz 29 Lote 6, Luis Navarro Mz 31 Lote 4, Héctor Mayorga Mz 22 Lote 1, Luis
Silva, Gladis Alanis Mz 22 Lote 3, Fernández Manuel Mz 22 Lote 5, María Lemos Zanhueza Mz 51 Lote 1,
Barrionuevo Liliana Mz 23 Lote 9, Bustamante Jorge Mz 21 Lote 2, Segundo Valle Mz 21 Lote 8, Dagoberto Iturra
Mz 26 Lote 4, Rosa Moreno de Canale Mz 18 Lote 14, Aybar Antonio Mz 13 Lote 4, Valente Salvador Mz 13 Lote 2,
Viste Enrique Mz 20 Lote 10, Bordón Sara Mz 13 Lote 2, Saez María Mz 19 Lote 4, Lorenzo Espinoza – Eva Saldía
Mz 17 Lote 2, Telésforo Paez Mz 22 Lote 2, Mario Muñoz Mz 27 Lote 4, Laura Castillo, Jara Osvaldo Mz 14 Lote 2,
Mabel Huenchur Mz 27 Lote 2, Luis Andrade Mz 3 Lote 5, Felix Salaverry, Nicolás Pinto Mz 1 Lote 1 / 4, Quiroga
Mz 49 Lote 7, Ramón Castro Mz 50 Lote 7, Mirian Boboskich Mz 51 Lote 11, Vera Mz 51 Lote 2, Ana Delia
Catalán, Francisco Aguilar Mz 30 Lote 5, Simano Pedro Mz 30 Lote 6, Carlos Rasgido Mz 17 Lote 1, Brizuela Juan
Mz 22 Lote 10, Jorge Vidal Mz 58 Lote 8, Albita Godoy Mz 29 Lote 4.

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