Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4
Inicie mi trayecto educativo en el nivel primario, secundario y terciario en la
Escuela Normal “Víctor Mercante” hice primaria y secundaria, continuando en
el nivel terciario, estudie en la misma escuela obteniendo el titulo de profesora para la enseñanza primaria, fue una educación de calidad, basada en la exigencia, responsabilidad, contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales para un buen desempeño profesional en la práctica pedagógica. En mi recorrido dentro del campo profesional docente inicie en el Instituto de Formación docente “Alvear” En el año 2012 trabajando en el campo de la formación general en la carrera de Profesorado de Educacion Secundaria en Matemática, en la catedra de Psicología Educacional y Filosofía de la Educacion; actualmente me desempeño dando las mismas materias en la carrera de Profesorado de Educacion Secundaria en Historia, y desde el año 2000 trabajo en el nivel primario gestionando la institución educativa y sus practicas pedagógicas, entendiendo como un conjunto de condiciones, vivencias, experiencias, aprendizajes, desafíos entre otras experiencias que me toco afrontar durante mi formación profesional, entran en juego factores objetivos, subjetivos e intersubjetivos, como el salario, el mercado laboral, las políticas educativas centradas en el profesorado, la cultura de trabajo, las practicas pedagógicas y las concepciones que sustentan las mismas . La importancia de buen clima escolar vinculo que se establecen entre los distintos actores que se relacionan con la cultura institucional, clima emocional, las relaciones interpersonales entre docentes, estudiantes, grado de compromiso que tienen y el apoyo que brindan a la institución. Generar acciones para mejorar el clima escolar ,el trabajo colaborativo entre docentes. Gestionar espacios de diálogos, permite el intercambio escuchar y ser escuchado. Cualquier dificultad ponen en juego algún componente emocional. La dimensión emocional está muy entretejida con otras que nos definen como seres humanos: la dimensión corporal y la dimensión cognitiva. cuando una dimensión se afecta tiene repercusión en otras. Nuestra forma de actuar, de enfocar la realidad, de afrontar nuestra realidad cotidiana, de construir conocimientos y entablar vínculos sanos con los demás están anclados en nuestra dimensión emocional. En las escuelas tienen lugar cambios sin que muchas veces éstos sean percibidos por el conjunto de los actores institucionales. Por este motivo, hay mejoras que no son conocidas más que por los docentes directamente involucrados y que permanecen aisladas, sin ser transferidas a otras situaciones, ni enriquecer al resto de la institución. Interesa aquí centrarse en la mejora como tarea institucional, ya no como acción aislada de algunos docentes sino como una acción colectiva. Esto implica revisar en forma conjunta las prácticas, el diálogo y el debate para establecer acuerdos entre todos los actores acerca de objetivos, metas, concepciones, etc. Desde esta perspectiva, la unidad del cambio es la institución, de manera sintética, los rasgos sobresalientes de las instituciones escolares que promueven buenas prácticas pueden expresarse en: • Conocimiento significativo de la institución y su contexto • Objetivos compartidos y visión clara sobre qué tendría que suceder • Perspectiva de futuro, que permita prever posibles escenarios, problemas y demandas externas • Mayor autonomía y delegación interna, con participación de los diferentes actores en la toma de decisiones • Comunicación fluida al interior de la institución y con el entorno • Culturas de trabajo colaborativas • Indagación o búsqueda de conocimientos, experiencias y nuevas ideas • Capacidad de interrogación, reflexión y análisis de las propias prácticas, estudio y actualización • Capacidad de construcción y resolución de problemas • Aprovechamiento pleno de los recursos disponibles • Aprendizaje institucional
Si tomamos todas las dimensiones podremos fortalecer la educación integral
de los estudiantes pero es necesario trabajar con todos los actores educativos ampliando miradas y acercando nuevos conocimientos vinculados estrechamente al proceso aprendizaje y al clima nivel aula, la investigación, el análisis y reflexión permanente nos permite tomar decisiones y fortalecer nuestras practicas pedagógicas y la formación profesional. La conformación de equipos de trabajo colaborativo destaco en mi formación profesional parejas pedagógicas para desarrollar actividades interdisciplinarias, capacitación docente, diplomaturas , trabajo colaborativo con escuelas asociadas, La profesión docente es una función compleja de significación social cuyo sentido y significado no está claramente definido, existen tantos conceptos relativos de ella que se desconocen cuando se encuentra el titulado con la realidad, es decir, cada momento del ejercicio de la docencia es un motivo para reflexionar, comprender y entender, el espacio y tiempo que ocupan todos los actores que intervienen en la vida cotidiana de la educación,
Se deduce que el problema se complica cuando lo que se aprende resulta poco
significativo, poco aplicable a la vida, o simplemente aburrido, las personas comúnmente se olvidan de seguir educándose por cuenta propia, es decir, de aprender por sí mismas. Para que se pueda lograr esto se recomienda que cada persona se construya un ambiente educativo personal en el cual se motive y se comprometa con su propio proceso de aprendizaje, es necesario la formación continua.
La Formación Profesional como procesos formativos no pueden ignorar que el
trabajo es el resultado de los principios teóricos que se han adquirido durante la formación, por lo tanto, sus acciones educativas deben estar encaminadas no solamente a lo teórico, sino al desarrollo de habilidades y destrezas propias de una situación de trabajo específico, en este caso, si la formación sólo va cargada de argumentos teóricos desvinculada de la realidad es meramente un simple adiestramiento que no configura dentro de una competencia laboral, en consecuencia, en el momento en que el egresado le toca afrontar las demandas educativas reales se encuentran complicaciones, con gran dificultad se insertar en el campo laboral desde una perspectiva crítica, activa, productiva, creativa e innovadora como se requiere en el sistema educativo.
Concluyo esta primera parte con el docente en el vínculo pedagógico no sólo
debe considerarse como portador de conocimientos sino como generador de actitudes y promotor de intereses sociales. Debe convertir la situación de aprendizaje en una situación autoconsciente a través de una sistemática crítica de los contenidos de su materia y autocrítica de los métodos con que esos conocimientos son transmitidos. En este sentido el verdadero compromiso sería considerar la acción educativa como un espacio que permita un profundo conocimiento de uno mismo y de ese modo poder formar ciudadanos críticos, democráticos, libres y transformadores de las prácticas sociales que les ha tocado vivir. Un minucioso conocimiento de sí mismo no es otra cosa que la reconversión de la mirada del propio sujeto desde el exterior de las cosas hacia el interior, desde el mundo hacia el propio yo o lo que es lo mismo hacia la intimidad de cada uno. Y es conociendo nuestro interior como se producen los grandes cambios o transformaciones que nos conducen a la reflexión permanente de nuestro obrar cotidiano. Por lo tanto, la enseñanza no debe reducirse a un simple método, ni un procedimiento de transmisión de conocimientos, ni un mero quehacer instruccional. Debe entenderse, como el espacio que posibilita el pensamiento y la reflexión acerca de sí mismo. Sólo el conocimiento que nace del interior de la persona es el verdadero conocimiento. Este tipo de prácticas permite que los sujetos puedan constituir, definir, organizar e instrumentalizar estrategias consigo mismos y en relación a los otros en un ámbito de libertad. Estos sujetos se van transformando no en sujetos sujetados, sino en sujetos libres, capaces de generar nuevas formas de pensar y operar en su cotidianeidad. Al respecto, Andrea Alliaud analiza la importancia formativa que representa la biografía escolar de los docentes y cómo éstas producen prácticas de libertad: “la experiencia escolar vivida en todas las etapas en las que fueron alumnos tiene un carácter formativo que tiende a imponerse sobre la formación específica” La autora plantea que los que se dedican a enseñar lo realizan en una institución por la cual han transitado. De allí la importancia de conocer el contenido de la biografía escolar ya que la historia escolar pasada está de algún modo presente organizando o configurando las prácticas y representaciones de los docentes. La biografía escolar, es decir “el periodo vivido en la escuela por los maestros siendo estos alumnos” , es una fase del proceso formativo que resulta enriquecedor analizarla para entender la práctica profesional y en consecuencia la identidad profesional.
La experiencia narrativa brinda la posibilidad de volver reflexivamente sobre lo
hecho, usando la escritura como una vía para la crítica y transformación de la propia práctica. Estos relatos de los docentes forman parte de las dimensiones subjetivas y permiten la reflexión, la interpretación y el intercambio con los demás sujetos pedagógicos. En este sentido el docente es un constructor activo de su propio texto y de los saberes que lo han configurado. El relato de experiencias tiene la huella del que narra. Al decir de Jorge Larrosa: “Al narrar- se, uno dice lo que conserva de lo que ha visto de sí mismo. Por otra parte, el decir-se narrativo no implica una descripción topológica, sino una ordenación temporal. Así, el narrador puede ofrecer su propia continuidad temporal, su propia identidad y permanencia en el tiempo en la misma operación en la que construye la temporalidad de su historia” Los procesos que implican el narrarse, pretenden contribuir a una redefinición de los modos de conocer, problematizar y recrear sus saberes, permite pensar sobre sus propias huellas que han dejado una impronta en sus prácticas escolares. A través de esas narraciones los docentes autores descubren sentidos pedagógicos, que antes estaban ocultos, elaboran sus propios discursos, lo comunican, lo critican, lo comparten y lo vuelven a construir.