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Aborto A Favor

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“La mujer tiene derecho sobre su cuerpo”:

Uno de los argumentos más frecuentes a favor del


aborto es que la mujer tiene derecho sobre su
propio cuerpo; de modo que la decisión de
continuar o no con el embarazo es un asunto que
le compete a ella y a nadie más.

Pero este argumento se sostiene o cae


dependiendo de lo que pensemos acerca del feto.
El derecho a la vida de un ser humano trasciende
al derecho de la privacidad y la libertad de
elección.
Es erróneo pensar que porque el feto se encuentre
geográficamente dentro de la madre, sea parte esencial de su
cuerpo, como lo es su riñón o su páncreas. Es una nueva vida la
que se está gestando en su vientre y ninguna mujer tiene derecho
a atentar contra ella por el simple hecho de que sea su útero la
que lo cobija.

Si un niño se encuentra dentro de la propiedad privada de


alguien, no por eso tiene derecho a quitarle la vida. Y si no
podemos matar a un niño después que nace, ¿quién nos da
derecho a hacerlo antes de su nacimiento? ¿Por qué es un crimen
matar a un niño cinco segundos después que nace, y no cinco
segundos antes de nacer, o un mes antes, o 6 meses antes?
¿Quién determina esto?
“Si el aborto es ilegal las mujeres tendrán que abortar en
circunstancias riesgosas”:

Otro argumento que escuchamos a menudo es que si el aborto es


ilegal muchas mujeres tendrán que abortar en circunstancias de
alto riesgo. “Estas mujeres tendrán que abortar a escondidas –
dicen los defensores del aborto – y muy probablemente se
pondrán en manos de carniceros sin escrúpulos”.

Hay dos cosas que debemos tomar en cuenta al respecto. En


primer lugar, no es cierto que la legalización del aborto reduzca
el riesgo que corren las mujeres que lo practican. Más mujeres
han muerto en los EUA por causa de abortos desde que éste fue
legalizado que las que murieron cuando el aborto era ilegal. Y
esto es fácil de entender: el número de abortos se ha
incrementado tremendamente después de su legalización y el
aborto es un procedimiento que tiene sus riesgos. De hecho, todo
embarazo conlleva ciertos riesgos para la mujer, pero el aborto
es cuatro veces más arriesgado que llevar el embarazo a término.

Por otra parte, aun fuera cierto que la legalización del aborto
hace menos riesgosa su práctica, el problema ético sigue siendo
el mismo: los niños inocentes que mueren al ser abortados.
Como bien ha dicho R. C. Sproul: “Proteger a un criminal
mientras está cometiendo un crimen no es la responsabilidad del
gobierno”.

“El aborto es preferible cuando el niño no es deseado”:

Otros consideran que el aborto es preferible cuando un niño no


es deseado, porque probablemente tendrá que sufrir las
consecuencias de ser criado en un hogar donde no será amado y
donde es probable incluso que sea maltratado.
Pero una vez más estamos poniendo a un lado el problema ético
central de este debate: el hecho de que se está privando de la
vida a un ser humano. Por otra parte, este razonamiento reduce
las opciones únicamente a dos: o el niño nace para vivir mal, en
un hogar donde no es deseado y donde probablemente será mal
tratado, o es abortado.

Pero existen otras opciones. Alguien puede trabajar con esa


madre que no desea al bebé para que cambie de actitud; o
finalmente ese niño puede ser dado en adopción. No hay por qué
tomar una acción tan radical como el aborto. Aparte de que es
absurdo pensar que podemos “proteger” a un niño de la
posibilidad de abusos futuros, quitándole la vida antes de que
nazca.

“El aborto es la opción más adecuada cuando la vida de la


madre corre peligro”:

Y ¿qué cuando la vida de la madre corre peligro? Este es uno de


los argumentos que más apela al ciudadano común, porque nos
coloca ante un supuesto dilema: ¿cuál de las dos vidas es más
valiosa, la de la madre o la del niño? Pero, como hemos dicho
muchas otras veces, ese dilema en realidad no existe, y esto por
tres razones:

1) Los casos en que hay que escoger entre la vida de la madre y


la del bebé son extremadamente escasos (menos de 1% de los
abortos se llevan a cabo por esa razón). El reconocido cirujano
pediatra C. Everett Koop declaró en cierta ocasión que durante
sus 30 años de ejercicio nunca supo de una sola situación en la
que tuviera que quitársele la vida a un niño antes de terminar el
embarazo, para salvar la vida de la madre. El uso de ese
argumento para justificar el aborto, según el Dr. Koop, es en
realidad una “cortina de humo”.

2) Con el avance actual de la medicina casi siempre es factible


salvar la vida de ambos. El doctor Alan Guttmacher de
Paternidad Planeada, una institución completamente a favor del
aborto, tuvo que admitir que “hoy en día es posible casi para
cada paciente atravesar todo el embarazo y terminarlo viva, a
menos que sufra de una enfermedad fatal como cáncer o
leucemia y, si es así, no es probable que el aborto prolongue, o
mucho menos salve, la vida.”

3) Para tratar con estas situaciones difíciles no hay que reformar


el artículo 30, ya que en la República Dominicana no se penaliza
al médico que, intentando de salvar la vida de la madre,
provoque indirectamente la muerte del feto.

De paso, me pregunto cuántas de las personas que se oponen al


artículo 30 conocen lo que ese artículo realmente dice. Alguien
me preguntó este miércoles pasado si era cierto que, de
aprobarse el artículo 30 de la Constitución tal como está, los
anticonceptivos y preservativos vendrían a ser ilegales. Eso me
motivó a escribir un artículo al respecto. La pregunta le surgió al
escuchar a una ginecóloga diciendo eso en una entrevista. Pero
escuchen lo que dice el artículo 30: “El derecho a la vida es
inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá
establecerse, pronunciarse, ni aplicarse en ningún caso, la pena
de muerte”. Eso es todo lo que dice.

No sé cómo podemos leer allí una prohibición al uso de


anticonceptivos y preservativos, cuya finalidad es precisamente
evitar la concepción (a no ser que se refiera a fármacos o
dispositivos “antianidatorios”, como la “pastilla del día
después”, que no actúa como anticonceptivo simplemente, sino
que impide que el óvulo fecundado se anide en el útero).

“El aborto debe ser permitido cuando el embarazo es fruto


de una violación”:

Y ¿qué de los casos cuando el embarazo es producto de una


violación? Por un lado, es muy difícil que una mujer quede
embarazada como producto de una violación; estudios
realizados en Estados Unidos, donde las estadísticas son más
confiables que en nuestro país, revelan que sólo un uno por
ciento de todos los abortos realizados se deben a violación o
incesto. Aparte de que en algunos casos el embarazo puede
prevenirse por medio de un tratamiento médico que impida que
el óvulo pueda ser fertilizado.

Por otra parte, al abortar en tales casos se está aplicando la pena


capital a una criatura inocente (la persona humana en gestación),
en vez de castigar al culpable (el violador). Además de que el
aborto no le hace ningún bien a la mujer que ha sido violada,
sino que le añade culpa y confusión. Pero la razón fundamental
para la penalización sigue siendo el hecho de que los seres
humanos concebidos como producto de una violación poseen la
misma dignidad intrínseca y los mismos derechos que aquellos
que son concebidos por un acto de amor.

Toda vida humana debe ser protegida, independientemente de


las circunstancias en que fue concebida. El incesto y la violación
son crímenes horribles que deben ser castigados severamente;
pero debemos castigar a los culpables, no a los seres humanos
que no tienen culpa de haber sido concebidos en circunstancias
tan terribles.
Decidir abortar una criatura es jugar a ser Dios, es decidir el
destino de un ser humano. La evidencia bíblica es contundente
en cuanto a que el feto en el seno de la madre es un ser humano
vivo y, por lo tanto, se encuentra amparado por la ley moral de
Dios, que en el sexto mandamiento declara: “No matarás”.

© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede


reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de
lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y
procedencia.

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