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(PDF) LIBRO - Chantaje Emocional - Susan Forward - PDF - DOKUMEN - TIPS

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LIBRO - Chantaje emocional -

Susan Forward.pdf
 4 No existen fronteras demarcadas claramente entre los distintos tipos
de chantaje, y muchos chantajistas combinan o utilizan más de un tipo.
Todos sentimos una serie de grandes y pequeños miedos. Todos
tenemos obligaciones y responsabilidades, y todos vivimos con una
cierta cuota de culpa. Estas emociones son inherentes a la vida, y por
lo general aprendemos a vivir con ellas sin que nos abrumen o nos
paralicen. Pero el chantajista sube el volumen de estos sentimientos,
aturdiéndonos hasta que nos sentimos tan incómodos que estamos
dispuestos a hacer cualquier cosa – incluso en contra de nuestros
propios intereses- con tal de bajar esas emociones a un nivel más
tolerable. Las tácticas a las que recurren para inducir nuestra
obnubilación generan respuestas casi tan automáticas como taparse
los oídos cuando resuena el estridente sonido de una sirena. En lugar
de pensar, reaccionamos. Y en ese espontáneo reaccionar nuestro
reside la clave de la eficacia del chantaje emocional. Cuando el
chantajista nos presiona, entre el malestar que nos produce esa
presión y nuestra conducta para aliviarlo, no hay prácticamente
espacio para la reflexión. El chantajista emocional construye su
estrategia consciente e inconsciente en base a la información que
nosotros le suministramos acerca de lo que nos causa miedo, nos
genera obligación o culpa. Hace varios años, yo vivía en una población
costera en la cual, varias veces al año, la niebla viene del mar y se
instala en el lugar hasta el otro día. Cierta noche, ya muy tarde, al volver
del trabajo, la niebla estaba más densa que de costumbre y conduje mi
automóvil hacia mi casa haciendo grandes esfuerzos para ver aunque
fuera a un metro de distancia. Me sentí muy aliviad a cuand o llegué a
:
mi calle y encontré la entrada a mi casa , pero también muy confundida
al darme cuenta de que no podía abrir la puerta del garaje. Cuando me
bajé del coche para ver qué pasaba, resultó que me encontraba frente
al garaje de la casa de al lado. La niebla había impedido que me diera
cuenta de mi error. Lo que me ocurrió esa noche es exactamente lo que
nos sucede cuando estamos envueltos en la niebla del chantaje
emocional. Por más que nuestro rumbo sea el correcto, la niebla que el
chantajista emocional crea a nuestro alrededor nos desorienta en
medio de las situaciones y relaciones más familiares. Distorsiona
nuestra perspectiva, desfigura nuestra historia personal, y encandila
nuestra visión de lo que ocurre en torno. Las situaciones eluden el
proceso intelectual y desencadenan, directamente, nuestros reflejos
emocionales. ¿Cómo hacen los chantajistas para crear esa niebla que
envuelve nuestra relación con ellos? - La tergiversación- El chantajista
v e nuestros conflictos como un reflejo de lo equivocados y
desubicados que estamos, a la vez que se describe a sí mismo como
comprensivo y bienintencionado. Para decirlo de forma más directa:
nosotros somos los malos de la película, y ellos son los héroes. Esto es
lo que se llama “tergiversación”: el chantajista es un maestro en eso de
aparecer como un santo con nobles motivaciones, y al mismo tiempo,
mostrar a su víctima como motivada, en el mejor de los casos, por
intenciones y actitudes dudosas. El chantajista nos hace saber que es
él quien debería ganar siempre porque lo que él quiere es más
adecuado, más amplio o más maduro. Es lo mejor.  Al mismo tiempo
nos tildan de egoístas, malos, inmaduros, desagradecidos o débiles de
carácter. Cualquier resistencia de nuestra parte es transformada, y en
lugar de ser expresión de nuestras necesidades, pasa a ser una
evidencia de nuestras fallas. Cuando ese tipo de manipulación es
eficaz, nos confunde respecto a qué puede ser enfermizo o saludable,
y hace que nos cuestionemos lo que sucede entre el chantajista y
:
nosotros. Caemos en esa trampa porque queremos confiar en ellos,
queremos que tengan razón y sean buenos, y no deseamos calificarlos
de insensibles, malos o despóticos. Material Distribuido Gratuitamente
con fines didáctico-terapéuticos  para pacientes y miembros del Foro
VivirLibre.org Por el Centro de Atención y Servicios Psicológicos
VivirLibre.org www.vivirlibre.org 

 6 Con estos pensamientos rondando en su cabeza, el chantajista cree


que no tiene ninguna posibilidad de obtener lo que quiere, a no ser que
utilice armas muy eficaces. Este pensamiento constituye el
denominador común que subyace a todo chantaje emocional. Estas
convicciones tienen su origen en una larga historia de angustia e
inseguridad, y el chantaje emocional es la única forma que la persona
encuentra para manejarse en un mundo en el que no confía, ese mundo
que, según ella, le robará lo que ama. Muchas veces ocurre que
quienes han sufrido alguna gran privación o pérdida en su infancia se
vuelven excesivamente dependientes cuando llegan a la edad adulta, a
fin de evitar el rechazo, el abandono o el ser ignorados.  A veces, l a
incapacidad de tolerar frustraciones puede ser una respuesta a
incertidumbres y situaciones de estrés relativamente recientes. Las
probabilidades de que se produzca un chantaje emocional se
incrementan dramáticamente en el curso de crisis, como una
separación o divorcio, la pérdida del trabajo, en una enfermedad o
retiro laboral, ya que esas situaciones socavan la autoestima del
chantajista emocional. Uno de los tipos de chantajistas emocionales
más sorprendente es aquel que parece tenerlo todo, y sin embargo,
siempre parece querer más. Parece incongruente sugerir que el motivo
de su actitud radica en privaciones sufridas, ya que nunca le ha faltado
nada. Pero muchas veces, aquellas personas que fueron
sobreprotegidas y consentidas tienen pocas oportunidades de
:
desarrollar confianza en su capacidad para manejar cualquier tipo de
pérdida. A la primera señal de que pueden verse privados de algo,
entran en estado de pánico y se apuntalan interiormente a través del
chantaje emocional. Todos los chantajistas focalizan su atención casi
por completo en sus propias necesidades y deseos. Pueden ser como
aplanadoras cuando uno no cumple con sus pretensiones: se
convierten en seres inescrupulosos. Un amor que es tan ciego frente a
los sentimientos de la persona que supuestamente aman, valoran o
aprecian, casi no es amor.  Actúan como si la menor diferencia pusiera
la relación al borde de la ruptura. Se sienten tan profundamente
desilusionados y frustrados, que magnifican hasta el más mínimo
desacuerdo y permiten que el mismo tiña de negatividad toda la
relación. Como sucede con todo tipo de hipereacción, se hace mucha
alharaca pero muy raras veces se expresan los verdaderos y más
profundos sentimientos. (miedo-angustia), por eso en lugar de
comunicarlos, recurren al chantaje emocional. En el caso de hombres,
muchas veces se avergüenzan de sus necesidades afectivas y de sus
temores. El hecho es que el chantajista emocional gana batallas, pero
finalmente pierde la guerra, ya que suele ganar con tácticas que
generan una profunda brecha en la relación. La victoria a corto plazo le
parece un triunfo, como si no hubiera un futuro para tener en cuenta.
Toda lógica, toda capacidad de evaluar las verdaderas consecuencias
de sus actos, son anuladas por la urgencia de aferrarse a lo que tiene o
a lo que desea. Envueltos en sus temores de carencia y privación,
olvidan la frustración y alienación que están provocando en las
personas a las que intentan manipular. Muchas veces, parecería que el
objetivo del chantajista no fuera solamente obtener lo que le hace
sentir bien, sino también hacer sentir mal a su víctima. Exige...y humilla.
En su intento de demostrar lo justo y razonable de sus exigencias,
denigra el carácter y cuestiona las motivaciones del otro en cuestión.
:
Procuran ahogarnos en un mar de culpa. El castigador no se ve como
tal, sino como alguien que mantiene el orden, o controla con mano
firme que las cosas vayan bien, o bien considera su actitud como la
forma de demostrarnos que no lo podemos manipular. Se ven fuertes y
responsables. Si con sus actitudes alguien sa le lastimado, mala su
erte. El fin justifica los medios. Muchos castigadores se consideran
víctimas. Material Distribuido Gratuitamente con fines didáctico-
terapéuticos  para pacientes y miembros del Foro VivirLibre.org Por el
Centro de Atención y Servicios Psicológicos VivirLibre.org
www.vivirlibre.org 
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