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Lírica Hispanoamericana

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Lírica en la Hispanoamérica de la primera mitad del siglo XX

Hispanoamérica en las postrimerías del siglo XIX e inicios del XX, nos presenta un
panorama histórico literario muy irregular relacionado con una sociedad frustrada
en sus más caros anhelos libertarios (donde cada vez, era más fuerte la penetración
yanqui); en la que imperaba el latifundio y una incipiente y ambiciosa burguesía
nacional. Es este el período en que surge y se proclama el Modernismo que, como
sabes, es el primer movimiento literario que ofrece esta región a la literatura
universal y que tanta repercusión tendría en la poesía posterior de habla española.

Entre los años 1910 y 1920 sucede la Revolución mexicana, que cuenta entre sus
méritos, el de representar las masas populares en el arte, por primera vez en la
historia de nuestros pueblos. Además, los acontecimientos históricos que
ensombrecían el panorama europeo, y de los cuales tienes noticias, dejaban sentir
aquí sus efectos. Estas circunstancias, en las que puedes apreciar el predominio de
la violencia, indudablemente influyeron en el arte de ambas latitudes.

En el Viejo Mundo surge una literatura que, a partir del simbolismo anterior, crea
una poesía original y rebelde, moderna y renovada, que desdeña, desde el orden
burgués establecido hasta el propio concepto de poesía, defendido y presentado en
ese instante. Se trata de la vanguardia con su variedad de ismos, que ya tendrás el
privilegio de conocer.

Para las letras hispanoamericanas, al decir de los grandes estudiosos y críticos,


es este uno de los períodos más fecundos, prolífico, en la historia de la
literatura del continente. Hacia los años veinte, se aprecian visibles cambios en
la poesía, especialmente, referidos a la profundidad de las ideas y a la
manifestación de inquietudes sociales. Esta nueva proyección se separa en dos
direcciones: unos poetas se insertan en lo que se conoce como Posmodernismo, que
conserva, de su directo antecesor, la riqueza de lenguaje y otras conquistas
formales. Uno de los logros de esta tendencia es haber dado notables voces
femeninas a la poesía contemporánea de nuestros pueblos, como: Delmira
Agustini y Juana de Ibarburu (uruguayas), Alfonsina Storni (argentina), Dulce Ma.
Loynaz (cubana) y Gabriela Mistral (chilena, primer Premio Nobel de Literatura que
recibía Latinoamérica con todo el reconocimiento universal que esto representa).

Otros autores, en cambio, prefirieron crear una nueva poesía, sin atadura alguna


con el modernismo anterior, más imaginativa, caprichosa y apartada por completo de
toda regla en el aspecto formal. El primer poeta vanguardista de habla española fue
el chileno Vicente Huidobro (1893-1948), quien de manera paralela al surgimiento de
la vanguardia en Europa, inaugura en Buenos Aires (1916) uno de los ismos: el
Creacionismo, que se propuso una originalidad sin límites. Según se ha dicho, esta
denominación se le otorgó en Argentina al plantear su autor en una conferencia que
la primera condición de un poeta era crear, la segunda, crear y la tercera, crear.

En 1922 aparece Trilce, libro de poemas con el que César Vallejo, una de las


insignes figuras de este hemisferio, se anticipaba a otro ismo europeo, el
Surrealismo. Con estos poetas Hispanoamérica alcanza ya su madurez creadora, de la
que es precursor José Martí y que llega a su plenitud con poetas como Vallejo y
Neruda que logran con la poesía de vanguardia, expresar los valores autóctonos de
Nuestra América.

En esta misma corriente vanguardista se sitúa la obra del Poeta Nacional de


Cuba, Nicolás Guillén, quien cultivó la llamada poesía negra, como síntesis de la
integración racial antillana, y al que se considera el exponente más original y
genuino de esta poesía en el continente por haber dignificado la figura del negro
otorgándole su condición humana. Además de los poetas citados, también integra esta
primera generación vanguardista el argentino Jorge Luis Borges; después vendrían
otros como el mexicano Octavio Paz (Premio Nobel de Literatura en 1990 y Premio
“Miguel de Cervantes Saavedra” en 1981) y el cubano Lezama Lima. Evidentemente los
primeros vanguardistas se empeñaron en hacer una poesía distinta, reflejo de los
problemas y dolores de Latinoamérica y de sus esperanzas en un destino mejor.

Estamos analizando un período histórico literario de gran esplendor. Una fiesta


continental en la cual, sus más genuinos representantes de autores y en especial
sus poetas, comienzan un proceso de expansión a lo universal cada vez más
independiente, brillante, en una indetenible carrera de creación.

• Fue un período que representa a las masas populares en el arte, y por primera


vez, la historia de nuestros pueblos.

• Para las letras hispanoamericanas, al decir de los grandes estudiosos y


críticos, es este uno de los períodos más fecundos, prolífico, en la historia de la
literatura del continente.

• Se aprecian visibles cambios en la poesía, especialmente, referidos a


la profundidad de las ideas y a la manifestación de inquietudes sociales.

• Transita por todos los niveles del lenguaje porque crea un nuevo lenguaje
poético, capaz de trasmitir imágenes fuertes de representación gráfica de las
palabras.

• Emplea múltiples figuras literarias que por su importancia otorgan al versos


multiplicidad de interpretación, con énfasis en el simbolismo.

• Crea una poesía original y rebelde, moderna y renovada, que desdeña desde el


orden burgués establecido hasta el propio concepto de poesía, defendido y
presentado en ese instante con audacia y libertad de las formas.

El asunto del cuento es la muerte.

El tema es: la muerte como ilusa solución a los conflictos del hombre.

El lenguaje en el cuento es otro aspecto a destacar, sientes la vivencia de los


personajes, piensas en cómo hablan, piensan, sienten, porque Rulfo no solo fue un
excelente escritor también fue fotógrafo y captó en la literatura la realidad al
igual que con el lente de su cámara y ambos valores fueron expuestos bien en alto.

En este cuento es muy importante el problema de la tierra, las diferencias sociales


y la discriminación hacia aquellos que se embaten en una sociedad en la que el
hombre no tiene derechos y la justicia ampara sólo a los que poseen riquezas o
propiedades que los amparan.

Al establecer la relación entre los personajes y ver los motivos que mueven sus
acciones se llega al consenso de que ambos mataron por una supuesta razón, Juvencio
dio muerte a Don Lupe defendiendo su espacio, el pasto para su ganado, de este
dependía su subsistencia; el coronel, hijo de Don Lupe para vengar el cargo de
culpas que poseía por la soledad y el abandono de su madre y su hermano quienes
vivieron con la duda del asesinato de Don Lupe y la incertidumbre del porqué de la
muerte.

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