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Actividad 5 Literatura

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Presentación

Nombres:
Iraides Anel Ysiano Almonte
00351328.
Estefany Perez Ogando
100463399
Jonatan Soto Rivera.
100407641

Profesora: Pura Ortiz.

Asignatura: Literatura dominicana I.

Tema: Analiza, desde tu punto de vista, los aportes de los


escritores dominicanos de finales del siglo XIX. También explica
las diferencias más notorias entre éstos y los escritores
vanguardistas del principio del siglo XX. FAVOR trabajar en
grupo. La extensión ha de ser entre 8-10 páginas, conviene
ilustrar con imágenes que refuercen los datos y reflexiones
plasmadas en el trabajo de tu equipo.

Sección: 01.

Fecha: 22/11/2021.
Analiza, desde tu punto de vista, los aportes de los escritores dominicanos de
finales del siglo XIX. También explica las diferencias más notorias entre éstos y los
escritores vanguardistas del principio del siglo XX. FAVOR trabajar en grupo. La
extensión ha de ser entre 8-10 páginas, conviene ilustrar con imágenes que
refuercen los datos y reflexiones plasmadas en el trabajo de tu equipo.
El siglo XIX fue uno de los que más robusteció el género, aunque el siglo XX fue
todavía más prolífico y significó la evolución hacia su madurez, con el surgimiento de
las vanguardias.
Aunque se desarrolló tardíamente, la novelística dominicana ha tenido exponentes
importantes en el país. Surgida bajo la influencia del romanticismo francés de Víctor
Hugo, en ella es posible destacar tres momentos importantes de acuerdo a su tipología y
temática: la novela de la caña, la bíblica y la costumbrista.
El momento más espléndido de la poesía dominicana del siglo XIX es el que conforman
Salomé Ureña, José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Deligne. Son los tres pilares en
los que descansa la modernidad de la poesía de la época en sus vertientes patriótica,
indigenista y psicológica.
Aportes de Salome Ureña:
Salomé no fue solo una prominente escritora y educadora
dominicana, sino también una gran luchadora por la igualdad de
derechos entre mujeres y hombres. Su lucha la convirtió en una
mártir en su país y es recordada por su duro trabajo en favor de la
educación femenina.
En noviembre del 1881 funda el Instituto de Señoritas, que se
constituyó en el primer centro destinado exclusivamente a la
formación de maestras. Por primera vez la mujer tiene un espacio para educarse, pues
hasta ese momento la educación estaba reservada sólo para hombres.

Explica las diferencias más notorias entre éstos y los escritores vanguardistas del
principio del siglo XX.
El primer movimiento de vanguardia en República Dominicana es el Postumismo. Con
el poeta Domingo Moreno Jiménez a la cabeza, surge muy temprano en la década del
‘20 en el mes de marzo de 1921, casi simultáneo con los ismos europeos. Sin embargo,
como en otros países latinoamericanos el punto inicial: la necesidad de cambio, la
ruptura y la renovación formal, características del espíritu de la vanguardia, hay que
buscarlo desde los inicios del siglo en el post-modernismo.

En poetas como Zacarías Espinal y Vigil Díaz. El


primero, vuelto hacia el pasado clásico se instala en
la palabra para desde ella y las combinaciones fónicas
subvertir, destruir el sentido rechazando la
posibilidad de comunicación a partir de la realidad
inmediata, e instaurando la autor referencialidad del
poema. Antecedente también, y el punto inicial más
reconocido es Vigil Díaz, precursor del Vedrinismo,
primer movimiento literario de nuestra historia
literaria e inicio de los de vanguardia en nuestra
América, figura polémica de nuestra literatura pues si
algunos lo señalan como el introductor del verso
lirismo en nuestra poesía, con quien surge el auténtico espíritu de vanguardia, otros
matizan, cuando no rechazan ese aserto.

La vanguardia
La vanguardia dominicana no solo nace temprano, sino también con sello propio. El
primero de los movimientos, el Postumismo, comparte con las vanguardias europeas la
búsqueda de nuevos códigos literarios, el rechazo a las normas y a la estética
academicista, la libertad del verso y del poema la beligerancia, la gestualidad
subversiva, el subjetivismo. Y por supuesto la ruptura de la tradición, referida
expresamente en el Manifiesto Postumista no ya a la tradición literaria nacional sino a la
clásica europea, desde un americanismo que asumido a ultranza traza una línea de
separación con las ideas americanistas en circulación, de la Generación del 900 y
también de pensadores contemporáneos a las vanguardias como Pedro Henríquez
Ureña, Vasconcelos y Alfonso Reyes, para quienes la búsqueda de nuestra expresión y
la reivindicación de lo propio parte del reconocimiento del legado español y de la
incorporación de la cultura latinoamericana a la universalidad. Nada más lejos del
americanismo integrador de un Henríquez Ureña en los Seis Ensayos que el parricidio
postumista por lo demás más teórico que práctico– cuando afirma: Los mármoles de
Paros y de Corinto no se han hecho para nuestras estatuas. No tendremos en nuestros
calderos surrapa de Verlaine ni de Mallarmé, de Tristan ni de Laforgue. Homero y
Virgilio, Goete y Schakespeare, no serán más que divinidades que respetaremos, soles
apagados que no nos iluminarán. Hemos levantado la estatua con el barro grotesco de
nuestra América. Si acaso caen chaparrones que nos la deformen, nos queda mucho
barro, mucho barro que es nuestro ideal universalizado.
Toda la literatura del siglo XX en República Dominicana está marcada por los dos
movimientos más importantes de nuestra vanguardia: Postumismo y Poesía
Sorprendida, por sus diferencias y querellas en una polémica que sin dudas podemos
clasificar como una de las más vanguardistas manifestaciones de la vanguardia en el
país, y que curiosamente si determinada en su momento por la dictadura trujillista,
como todos los aspectos de la vida nacional, se extiende más allá de los treinta y un
años de la tiranía suscitando una notable radicalidad y maniqueísmo en la toma de
partido de las generaciones siguientes por uno u otro movimiento, por una u otra
influencia. Habrá que esperar a los novísimos del siglo XXI para que comience a
manifestarse la liberación de esa carga.
El decantamiento entre postumistas y sorprendidos inició muy pronto, cuando todavía
estaban vivos y productivos los integrantes de estos movimientos. La crítica ha señalado
la influencia de Moreno en los poetas agrupados en el movimiento Los Nuevos, que con
Manifiesto y espíritu de vanguardia surge en el interior del país, en la provincia de La
Vega en el año 1936. Su poeta más destacado, Rubén Suro, se inscribe en la poesía de
temática negra y en una de las tendencias más persistentes de nuestra tradición lírica: la
de contenido social, ambas continuadas por algunos de los integrantes de los llamados
Independientes del 40: Manuel del Cabral, Pedro Mir, Héctor Incháustegui Cabral –
confeso admirador del postumismo– y Tomás Hernández Franco, entre otros. En todos,
la afirmación de lo dominicano y el sabor local de los postumistas, la introducción de
realidades y vocablos cotidianos, la visión del mundo como realidad toda poetizable.
Pero también la inquietud intelectual y la inmersión en las profundidades humanas, la
imaginería verbal y la influencia de las vanguardias europeas y latinoamericanas propias
de los sorprendidos, sobre todo el rescate del romancero español. Pasada la beligerancia
de la vanguardia y asentada su influencia y la nueva sensibilidad, los Independientes del
40, con una poesía integradora de las conquistas de los postumistas y los sorprendidos,
produjeron obras definitivas para la literatura dominicana.
De la Poesía Sorprendida yo destacaría cuatro aspectos: su amplitud de miras a
través del espacio dedicado al surrealismo, pero igualmente a otros escritores galos. La
influencia paralela de la poesía de lengua inglesa. La recuperación de la tradición
clásica española y la de otros escritores más contemporáneos, sobre todo los del 27 y
algunos de sus maestros, como Juan Ramón Jiménez. Y, por último, el empeño por
llevar adelante, a través de esta amalgama, la posibilidad de una poesía autóctona,
enmarcada dentro de la literatura hispanoamericana.

El cuento

El cuento ha tenido más trascendencia


que la novela y su principal exponente
en el siglo XX ha sido Juan Bosch,
maestro del género en Hispanoamérica.
El escritor y político escribió tres
significativas colecciones de relatos
tituladas Cuentos escritos antes del
exilio, Cuentos escritos en el exilio y
Más cuentos escritos en el exilio. El cuento moderno se inicia en la segunda fase del
siglo XIX, es decir, tardíamente en comparación a otros países.

Durante décadas, los intelectuales dominicanos


han tenido en el ensayo un escenario que han
ampliado y desarrollado con talento. Destacan
los ensayos políticos de los independentistas, los
conservadores y los restauradores. Uno de sus
mejores exponentes en la arena internacional fue
don Pedro Henríquez Ureña, reconocido autor
de ensayos académicos sobre temas literarios.
La pasión local por los temas históricos, sobre
todos los que abordan el tema de la dictadura de
Rafael Leónidas Trujillo y otros episodios
políticos trascendentales, ha influido en el desarrollo de historiadores de fuste en
diferentes épocas de la República.
Las primeras leyendas y relatos de tradición oral que
llegan a la isla provienen de los conquistadores, a
través de sus intelectuales y religiosos que las
esparcen por todo el territorio nacional. En el siglo
XIX las primeras narraciones son de corte
costumbristas, y la principal figura de esta tendencia
es César Nicolás Penson, autor de Cosas añejas.

Ya en el siglo XX tenemos la figura de Fabio Fiallo, quien


escribe cuentos modernistas influidos por su amigo Rubén
Darío con Cuentos frágiles (1908), así como Tulio Manuel
Cestero y Virginia Elena Ortea.

Tulio Manuel Cestero Leiva fue un poeta, narrador,


ensayista, dramaturgo, militar, político y diplomático
dominicano, nacido en San Cristóbal (capital de la provincia
homónima). Autor de La sangre (1914), una de las mejores
novelas de la narrativa dominicana, sobresalió también por sus trabajos de crítica
literaria y, en general, por su papel de animador cultural e impulsor de las Letras en todo
el ámbito hispanoamericano.

Obras
Notas y escorzo (1898)
Del amor (1901)
El jardín de los sueños (1904)
Sangre de primavera (1908)
Ciudad romántica (1911)
La sangre (1914)
José Rufino Reyes Siancas.

fue un músico dominicano, Este dio un gran aporte a nuestra nación ya que
este es conocido por escribir la música del Himno Nacional Dominicano

José Reyes, Participó como soldado en la tercera campaña de


la Independencia Dominicana.

El himno nacional de la República Dominicana es la composición musical


patriótica que representa al país y que, junto con la bandera y el escudo, tiene
la categoría de símbolo patrio. Su letra fue compuesta por Emilio
Prud’Homme y la partitura musical del himno fue creada por el Maestro José
Reyes en 1883, quien le pidió a Prud’Homme que escribiera unos versos
patrióticos que acompañaran sus compases.
Compositores del Himno nacional Dominicano

Este himno se interpretó por primera vez el 17 de agosto de 1883 en los


salones de la Respetable Logia Esperanza N.º. 9, en la ciudad de Santo
Domingo, capital de la República Dominicana. La segunda ciudad donde
pudieron escucharse las notas musicales del himno nacional dominicano
fue Azua.
René Rodríguez Soriano

 (Constanza, RD, 22 de septiembre de 1950 y murió en Houston Texas, EUA, 31 de


marzo de 2020) fue un escritor, editor y docente universitario dominicano; egresado en
comunicación social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Dedicó gran parte de su vida a la comunicación publicitaria.
El entusiasmo y la pasión que demuestra René Rodríguez Soriano cuando hablaba de
lectura y escritura son suficientes para darse cuenta del profundo amor que sintió por las
letras. Y no es para menos; pues desde temprana edad, en su natal Constanza, devoraba
página tras páginas de autores clásicos. Más adelante, comenzó a manifestar su
creatividad a través de poemas y cuentos.

Rodríguez Soriano, quien se dedicó durante muchos años a la comunicación


publicitaria trabajando para varias agencias y luego consolidando la suya propia,
publicó su primer libro, “Raíces con dos comienzos y un final”, en el 1977.
A esta obra le sucedieron varias que han trascendido el suelo criollo y le han hecho
merecedor de varios reconocimientos, entre ellos el Premio de Nacional de Cuentos
Casa de Teatro y el Premio Nacional de Novela de la Universidad Central de San Pedro
de Macorís.1
Fue reconocido en plataformas como el periodismo, la publicidad y la producción de
materiales para radio televisión y cine.

Virgilio Díaz Grullón (Santiago de los Caballeros, 1 de mayo de 1924 - Santo


Domingo, 18 de julio de 2001) fue un escritor, poeta .
Está considerado como uno de los mejores exponentes de la literatura dominicana en el género
de cuentos. Juan Bosch dijo que a pesar de la juventud de Díaz Grullón al momento de escribir
sus primeros cuentos, el escritor ya «Tenía la madurez de un cuentista avezado en el tratamiento
del género». En particular, calificó a La enemiga como «...el cuento perfecto...» donde
«...Grullón muestra la asombrosa facultad de
describir complejidades psicológicas con una
cantidad sorprendentemente escasa de palabras». 4

En 1958 obtuvo el Premio Nacional de


Cuento con Un día cualquiera y fue finalista
del Concurso de Autores Hispanoamericanos
del Instituto de Cultura
Hispánica de Madrid por el cuento Edipo. En
1977 obtuvo el Premio Anual de
Novela Manuel de Jesús Galván por Los
algarrobos también sueñan. En 1997 recibió
el Premio Nacional de Literatura de la
República Dominicana.
Colaboró con diversos periódicos y revistas nacionales y extranjeras. Varios de sus
cuentos han sido traducidos al inglés, francés y portugués, apareciendo en numerosas
antologías. Fue miembro de la Academia Dominicana de la Lengua.

José ramón López


Santo domingo, el 3 de febrero de 1866, nació en Montecristi, De joven se destacó
como un estudioso de la sociedad dominicana, y cuentista.
Trabajó en periódicos de Puerto Rico y Venezuela. Al regresar a República
Dominicana, en el año 1897, José Ramón López fue colaborador de Listín Diario. Entre
sus obras figura el ensayo “La Alimentación y las Razas”, en el que trata la pobre
alimentación que se dan los dominicanos.
Fue un crítico de los políticos e intelectuales de su época que planteaban ideas para
solucionar males nacionales sin ir al fondo de los problemas
En sus novelas “Nicia” y “Dolores”, José Ramón López trata sobre la época de las
luchas intestinas en la República Dominicana, durante el siglo 19 y los primeros años
del siglo 20.
Analiza, desde tu punto de vista, los aportes de los escritores dominicanos de finales del
siglo XIX. También explica las diferencias más notorias entre éstos y los escritores
vanguardistas del principio del siglo XX.
Para hablar de los aportes de los escritores dominicanos a finales del siglo XIX hay que
recordar que la Literatura de la República Dominicana hace referencia a las
manifestaciones literarias producidas en el territorio del país o fuera de él por
dominicanos.
Difícilmente antes del siglo XIX se podría hablar de textos fuera del casillero de la
literatura colonial. Los primeros autores nacionales, entonces, contarían entre sus filas a
José Núñez de Cáceres, Juan Pablo Duarte, Nicolás Ureña de Mendoza, que serían los
que rondan el año 1844, el de la proclamación de la República Dominicana. Luego
vendrían José Joaquín Pérez, Manuel de Jesús Galván, Nicolás Ureña de Mendoza y su
hija Salomé Ureña. Etc.
En mi opinión destacaría que los aportes que se les atribuyen a los escritores de finales
del siglo XIX es que fueron los que establecieron los diferentes géneros literarios que
hoy en día tenemos el privilegio de utilizar, lo que con luchas y dificultades e
investigaciones y estudios, pudieron ir creando con el paso del tiempo diferentes tipos
de escritos a los cuales se les fue identificando con géneros literarios según la forma de
expresión que se utilizaba, entre estos están:
La poesía, la novela, el cuento, el ensayo y la historia han expresado el discurrir
político, social y económico del país que desde la hazaña del descubrimiento se ha
impregnado de múltiples corrientes de pensamiento, sobre todo europeas y
estadounidenses inicialmente, y del lejano oriente en las producciones de algunos
escritores de finales del siglo XIX.
Hay que destacar que el primer texto literario escrito que se recuerda, es el Diario de
navegación del genovés Cristóbal Colón, en el que el almirante describe el paisaje y los
pobladores de América. A partir de esa obra se sucederán otras en diversos géneros y en
distintos momentos de su evolución histórica
La poesía: el momento más espléndido de la poesía dominicana del siglo XIX es el que
conforman Salomé Ureña, José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Designe. Son los tres
pilares en los que descansa la modernidad de la poesía de la época en sus vertientes
patriótica, indigenista y psicológica.
Diferencia más notoria entre éstos y los escritores vanguardistas en el siglo XX es que
ella alcanza la categoría de moderna o modernismo, con el surgimiento de la creación
del verso libre y el poema en prosa 
La novela: ha tenido y tiene exponentes importantes en el país, aunque su desarrollo no
ha escalado como las otras manifestaciones literarias. Este surgió bajo la influencia del
romanticismo francés de Víctor Hugo y hay que mencionar tres momentos importantes
de acuerdo a su tipología y temática: la “novela de la caña”, la “novela bíblica” y
“novelas costumbristas”.
El cuento: Se inicia en la segunda fase del siglo XIX, es decir, tardíamente, a juzgar
por otros países. El primer cuento breve que se conoce es El garito (1854) de Ángulo
Guridi. Un género que ha tenido mejor suerte que la novela, pues tenemos el privilegio
de contar con un maestro del género en Hispanoamérica como lo fue Juan Bosch, quien
escribió tres significativas colecciones de cuentos tituladas Cuentos escritos antes del
exilio, Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio.
Diferencia más notoria entre éstos y los escritores vanguardistas en el siglo XX: Ya
en el siglo XX tenemos la figura de Fabio Fiallo, quien escribe cuentos modernistas. Y
aparece un movimiento poético que funda una ruptura con aquella generación de
antigua de realización de cuento y se desentienden de lo ideológico y de la circunstancia
histórica y se crean cuentos relacionados con otros temas ya no relacionados con lo
social, sino con lo filosófico, la muerte y lo erótico. 
El ensayo: Escrito en prosa sobre un tema específico sin pretensiones científicas ni
conclusión definitiva. El término ensayo fue usado originalmente para designar aquellos
escritos experimentales que oscilaban entre la ciencia y la literatura. Pero esa
concepción ha ido cambiando paulatinamente, al extremo de que en la actualidad se le
da categoría de ensayo a aquellos textos que, mediante la exposición, la discusión y la
evaluación de un tema determinado pretende validar la tesis expuesta en el mismo.
Diferencia más notoria entre éstos y los escritores vanguardistas en el siglo XX.
Desde inicio del siglo XX, el ensayo literario comienza a ganar terreno. Surgen,
entonces, las voces de Pedro Henríquez Ureña, donde surgen nuevas formas de ensayos
o ensayos de conceptos distintos dirigidos a un público diferente o reclamando derechos
diferentes como son : Ensayos críticos, 1905, Seis ensayos en busca de nuestra
expresión, 1927, Literary Currents en Hispanic América, 1946), Max Henríquez
Ureña (Breve historia del modernismo, 1964), Camila Henríquez Ureña (Apreciación
literaria, 1964) y Antonio Fernández Spencer (Ensayos literarios, 1960) quienes
asumen, por primera vez en la historia de las letras dominicanas, el análisis y la crítica
literarias con objetividad científica. Exceptuando a Bruno Rosario Candelier (Lo culto y
lo popular en la poesía dominicana, 1979, La imaginación insular, 1984 y La creación
mito poética, 1989),

Escritor de novela siglo XIX. Siglos XX


Victor Hugo William Faulkner

En conclusión: en mi opinión personal o desde mi punto de vista, los aportes de los


escritores del siglo XIX fueron: la creación y lucha por mantener. Los escritores de
finales del siglo XIX fueron los que hicieron posible la existencia de los diferentes
géneros literarios que conocemos, facilitando así la evolución de los mismos en los
siglo posteriores al este, y los autores de la época vanguardista o del siglo XX fueron los
que realizaron la modernización de estos géneros literarios con la aparición de nuevos
escritores, con una mentalidad y disposición lista para dar un giro y en la escritura de
los textos de los diferentes géneros literario, no permaneciendo en la misma monotonía
y avanzando a la par con los tiempos y con la sociedad.

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