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Cuarto-Creciente Emilio Ballesteros-3-1

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1

Reservados todos los derechos.


Está prohibido reproducir o transmitir esta publicación, total o parcial-
mente, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los propieta-
rios del copyright.

Editado por: Editorial Monema


© De esta edición: Emilio Ballesteros
ISBN: 978-84-942151-5-5
Depósito Legal: GR - 632 - 2018

2
Nuevos Rubaiyat

3
1
La noche me inundó en jugo de granada.
He visto en sus reflejos destellos de la nada.
Las cosas, en las luces, eran nubes aladas.
Después, mi corazón sintió que despertaba.

2
Entre las azucenas crece hierba de olvido.
He sentido el perfume de un paisaje dormido.
No sé si lo que veo está fuera o es mío
ni sé si estoy volando o aún yazgo en el nido.

3
Dicen que de la nada surgió todo algún día.
¿De la nada las rosas y su melancolía,
las estrellas, el agua, la destrucción, la vida?
¿Y la tristeza es nada y es nada la alegría?

4
Miré caer la lluvia. Por la margen del río
arroyuelos de barro despedían el estío.
Las corrientes dibujan en la tierra sus signos
mientras el tiempo pasa y borra los caminos.

4
María Ángeles Jiménez Serrano

5
5
El suelo está reseco y poblado de grietas.
En el cielo brillante las luces son saetas
que un espíritu errante arroja a las esferas.
Mi barco se detuvo varado entre la tierra.

6
Bebió vino de olvido y el recuerdo golpeaba.
En la noche silente el insomnio acosaba.
Sumergido en el lago lo cubrieron las aguas
y el clamor de los cielos le silenció las llagas.

7
Voces entre los oscuro. Brillos en el silencio.
Rocas en ríos candentes. Sobre las aguas, fuego.
Gritos de quien me quiere. Besos de quien no quiero.
Y el mundo es un ruido de lluvia en el caldero.

8
¿Quién podrá defenderse de la furia del sismo,
de la rabia del agua, del mordiente del frío?
¿Qué guarida buscarse frente a tal poderío?
Ni el poema me sirve contra su prosaísmo.

6
9
Yo buscaba en el siete y era el número nueve.
Buscaba sol radiante y mira cómo llueve.
Ya no busco, camino. Disfruto sorprenderme
con cada cosa nueva que la vida me ofrece.

10
El zaguán era un mundo de sombras y de polvo
en el que los ratones vivían entre escombro.
Cubrieron sus rincones con el poder de un toldo
y ahora el blanco reluce en un mundo de asombro.

11
Si despiertan las cosas de su sueño sin tiempo
¿qué secreto dormido sorprenderá al ingenuo
que descubrió de golpe el hablador silencio?
¡Y no saber la sangre que corría por sus cuentos!


12
Él era un secreto y quiso ser conocido.
Brotó de Su silencio un muy leve suspiro.
De golpe, en la alta noche la luz cobró sentido
y todo fue llenándose del ser de Su bramido.

7
13
Todo lo que será ya fue y ya está escrito.
La Eternidad es un libro que leemos a pasitos.
En nuestra percepción el tiempo es el delito
de tener que elegir lo que es nuestro destino.


14
De la nada surgieron las luces y las eras.
Todo evolucionaba de singular manera,
cada tiempo, cambiaban de forma las esferas.
Y sin embargo Él es lo mismo que ya era.

15
Es extraño saber que Él dijo: Sé. Y es.
Como extraño resulta pensar que lo que ves
antes de que surgiera, alguna vez no fue.
Creer si actuó Él o nadie, es cuestión de qué fe.

16
He buscado en la noche la luz de las estrellas
intentando entender qué misterio hay en ellas.
Me contaron silbando las historias más bellas
pero sigue un secreto guardado en sus quimeras.

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17
Si la vida te diera de golpe los triunfos
que añoraste de siempre, ¿se te ocurre en qué mundo
soñarías tus anhelos, volarían tus segundos?
El oro del destino siempre está muy profundo.

18
Ya encontró lo que andaba desde siempre buscando
y ahora todo se vuelve de repente cansancio.
Tanto correr detrás de tesoros y aplausos
y qué tarde se aprende que es mejor ir despacio.


19
De pequeño quería crecer pronto y ser fuerte,
dominar los resortes extraños de la suerte.
Y al crecer vas sintiendo un aliento de muerte.
Ay, inocencia que tuve, ahora quiero tenerte.

20
Querían evitar a todas costa males,
ser jóvenes por siempre en un mundo de iguales.
Los genios más traviesos al oír sus memoriales
para reírse hicieron que fueran inmortales.

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María Hurtado Luque

10
21
Te quitarán arrugas, piel de melocotón.
Te quitarán achaques, muchacho retozón.
Cubrirán tu cabeza de tupido vellón.
Todo lo harán hermoso, ¿pero y tu corazón?

22
Eran libres vagando por un mundo sin trabas.
No temían a la vida ni a la muerte, volaban.
Les regalaron cosas y tiempo. No contaban
sentir cómo sus almas ahora viven esclavas.

23
Eran tantos y eternos que el sitio se acabó.
Ya no cabían más y estorbaba el amor.
Ahora viven felices en un mundo de horror.
No se ponen enfermos; pero es otro el dolor.

24
En el mar cada gota está con las demás.
Tú y yo, yo y tú somos gotas del mar;
nos movemos en olas que danzan a compás.
Si yo muevo las aguas, ellas me moverán.

11
25
En la roca tan dura el agua ha dibujado
con su desgaste formas de perfil redondeado.
Tan blanda cuando corre, el frío en el tejado
la convierte en cuchillos con el filo acerado.

26
No me llames, silencio, que le temo a la sombra
que se extiende en el bosque cuando no se le nombra.
Y si gritas, de golpe, la hojarasca se asombra
y un revuelo de ocres en el viento se abomba.

27
Una niebla cerraba los caminos del bosque.
Nos quedamos mirando la neblina en su borde.
No pudimos llegar a la cima del monte,
mas, qué bellos los cielos en aquel horizonte.


28
Los secretos guardados en este laberinto
no podrá desvelarlos quien no sepa el precinto.
Desplegarlo sería como entrar a un recinto
en el que los arriates florecen con jacintos.

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María Ángeles Jiménez Serrano

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29
Una brizna de viento me ha rozado la cara.
Fue tan dulce el lamento con que me acariciaba
que mi piel en la niebla era gasa y vibraba.
Yo era viento en el viento y era luz dilatada.

30
Si de la nada somos, como si un exabrupto
surgiera de repente sin precedente alguno,
cuando se cierre el círculo seremos el absurdo
de algo que fue y no era, y parecía un mundo.


31
No sabemos de dónde, el cuándo nos confunde
y el final, más que luz, es miedo lo que infunde.
Cuando el agua que late de vida nos inunde
sobrarán las preguntas de la sombra que huye.

32
Latir en la existencia del agua desbordada.
Crepitar en el fuego de la llama encarnada.
Descansar en la tierra de carne enamorada.
Y volar en el aire con el alma extasiada.

14
33
De un perfume, su esencia; de una flor, el capullo.
Del agua, su frescura; de un arroyo el murmullo.
De un pasado, el recuerdo; de un presente, el futuro.
De un estar, lo que soy; de un corazón, el tuyo.


34
Lo miraba y decía: anda siempre perplejo,
vive como asustado y se está haciendo viejo.
¿Quién es?, me preguntaba. Lo miré del reverso
y vi con estupor que miraba a un espejo.

35
La sombra que me abraza, a menudo me abrasa.
En sus brazos yo soy como una ardiente brasa
que se consume exhausta en su tenaz tenaza.
Con su tizne me tizna y yo tizno la casa.

36
De esta, mi soledad, surge una flor callada;
silente en su alegría, que llora por las ramas
y en tristeza que sueña primavera encantada
buscando por los lagos la huella de su amada.

15
37
Me dijo: “si está escrito lo que al final me pase,
qué más da lo que elija, ¿soy yo el responsable?”
Ahora mismo tú eliges y eso es lo importante.
Tu destino está escrito; pero tú no lo sabes.

38
Sierras, nubes y ríos. Rocas, tierras y el agua.
Tanto fuego en las cosas. Tanta belleza extraña.
Sin el fuego no hay cambio, sin la tierra no hay casa.
Sin el agua no hay vida y sin aire no pasa.

39
Desde mi corazón a tu boca, los besos.
Desde mis dedos llega un temblor a tu cuerpo.
Desde mis ojos, lluvia para regar tu huerto.
Desde mi noche oscura, luz para tu silencio.


40
Le pregunté a mi sombra: ¿qué pretendes de mí?
Yo te sigo, me dijo; no lo sé, soy así.
¿Y por qué me confundes?, irritado insistí.
Mira a ver qué señalo. Y entonces la entendí.

16
41
Alza la copa, amigo, brindemos por la vida
mientras el sol nos bañe y siga la partida,
que cuando esto se acabe no habrá copa ni herida
y la sangre que corre se verá detenida.

42
Una punción de muerte ha llegado a mi cama.
Ha dejado su peso cerca de mi almohada
y me ha dicho: la vida es flores que se acaban.
Me ha besado la frente un sol que declinaba.


43
Recítame bajito la llamada del alba;
la oración con que se abre la luz de la mañana.
Quiero sentir la dulce soledad de la llama
que se consume lenta mientras la vida pasa.

44
Una ristra de luces en la pared se alarga.
Son las manchas que filtra la red de la persiana.
Aquí dentro está oscuro; la claridad reclama
la lucidez que estalla detrás de la ventana.

17
María Hurtado Luque

18
45
Me acometen las olas entre el ser y el no ser.
Como un acantilado yo resisto el poder
y la furia del agua en su acometer.
Mas sé que algunas rocas se van a desprender.


46
Si el amor me arrasó con su furia de lumbre
ahora ¿cómo dejar que otra vez la costumbre
me mantenga en la tierra sin añorar su cumbre?
He de buscar un fuego que me agite y me alumbre.

47
Gloria al rey que me hizo desvivirme luchando
y a la noche que deja mi rincón tiritando.
Y al calor. Y a este el frío que, desde el monte abajo
me regala la vida con que me está matando.

48
Como si ya no hubiese solidez del terreno
y el mundo de repente fuera humo sobre el heno,
a veces se convierte en un baile sin freno
la realidad. Yo mismo me siento como ajeno.

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49
Alguien que estaba vivo, de repente es difunto.
Imperios que dejaron estelas en un muro.
Culturas que asombraron y son un papel mudo.
Todo se desvanece cual formas en el humo.

50
Déjame que respire esta noche el silencio
que la oscuridad prende en la orilla del tiempo.
Mira el árbol en sombra que parece un señuelo.
Los caminos se adentran en el negro más denso.

51
El amor era eterno hasta que se acabó.
Son raros los encajes que teje el corazón.
Como araña que acecha cazando en su rincón,
es dulce su veneno y duele el aguijón.


52
Me preguntaba tanto por qué duele la vida
que pasaba las noches hurgándome en la herida.
Mientras yo me quejaba, jugaban la partida.
Quise sumarme a ella y estaba transcurrida.

20
María Hurtado Luque

21
53
De pronto la tristeza me puebla los rincones,
los recuerdos me asaltan royendo cual ratones.
El presente parece borrar las ilusiones.
Qué difícil se vuelve alzar los corazones.

54
Voy a mirar de lejos lo que vaya pasando
a ver si la distancia me lo va interpretando.
No me resulta fácil saber el cómo, el cuándo;
el por qué ni lo busco. Bastante es ya pasarlo.


55
La duda es más tormento que estar sin actuar.
El miedo, si te puede, te ha de petrificar.
El dar pasos es siempre poderse equivocar.
Avanzo y ya que pase lo que haya de pasar.

56
Perdóname que quiera vivir esta locura.
Si no sé lo que hay duro entre tanta ternura.
Perdóname que avance sin peto ni armadura.
Quiero llegar viviendo hasta la sepultura.

22
!

María Hurtado Luque

23
57
Las rosas y el perfume hacen la vida hermosa,
pero el estiércol hizo que fueran olorosas.
Esta vida es de lucha y de gozar las cosas.
Nadie puede evitar su gracia dolorosa.


58
Qué triste es el sentirse sin un Ser que te explique,
sin sentido, sin alma que a Su luz te remite.
Qué triste ser absurdo, eco que se repite
vagando hasta que el viento de la noche te extingue.

59
¿Qué tierra puede serte leve si ya no eres?
¿A quién hablas si ya no existe entre los seres?
¿Quién inventó esa frase tan absurda que hiere?
Si ya solo eres tierra no te puede ser leve.

60
Suelta el sol sus delicias hasta la noche y luego
es la luna quien toma con placer su relevo.
Y se suceden ambos en un hermoso juego
mientras que los miramos y alzamos nuestros ruegos.

24
María Hurtado Luque

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61
El amor y la muerte siempre andando enredados.
Es la vida que juega su partida de dados
y nosotros en medio como niño asustado.
El amor y la muerte; pero contigo al lado.

62
Si ignoras las surgencias que en el curso del río
dan al agua frescura y a la luz poderío…
Si quitas el misterio que de la tierra vino
y solo ves el cauce, ¿qué te queda? Vacío.

63
¿Por qué el dolor nos rompe cuando el amor nos llega?
¿Qué fuerza es esa suya que te acaricia y pega?
¡Y no saber librarnos de su agua que te anega!
Ay, hiéreme en tu abrazo, que estoy vivo en tu briega.


64
Hay momentos oscuros en que todo se adensa,
se retuerce la suerte y la vida es propensa
a perderse en negrura impotente y extensa.
Pasan. Y son más leves de lo que uno se piensa.

26
María Ángeles Jiménez Serrano

27
65
La luna sobre el río es incendio de plata
y tu cabeza en mi hombro me desarma y me mata.
La noche en sus abismos nos borra y nos desata.
Con su furia, en silencio, qué suave nos arrastra.

66
Dulce es el pan que forma la lluvia sobre el barro
y leves son las quejas del agua en los guijarros.
La vida descompone su desbordado jarro
mientras que en el desierto florecen los jamargos.

67
Se mordieron y odiaron por banderas y orgullo.
Se arrojaron, ladrando, cosas de Perogrullo.
Nadie ganó; perdieron unos y otros lo suyo
y al final solo queda destrucción y barullo.

68
Cuando el camino queda desconcertado y roto
y las causas se encuentran perdidas en lo ignoto
es curioso, escuchando explicar, lo que noto:
La culpa del problema siempre, siempre… es del otro.

28
María Ángeles Jiménez Serrano

29
69
Miro caer la nieve en su inmensidad blanca
y su monotonía en su variedad tanta.
Cada copo es un mundo de formas y de magia
y todos juntos forman una única manta.

70
Los hilos de la urdimbre del mundo son inmensos.
En sus raíces guardan potenciales diversos.
En la lucha diaria se desarrollan tensos;
pero son delicados, tan suaves como intensos.

71
Cuidaré de lo que hago y cómo doy el paso
que el oro del camino es valioso y escaso.
Cada piedra que muevo deja en el cielo raso
una huella y su sombra, un nacer y un ocaso.

72
Conocí a un erudito que sabio se pretende
y convierte en tratado cualquier cosa que emprende.
Se piensa yesca cara, mas la llama no prende;
reviste de cascajo la esencia de los entes.

30
73
No expliques el silencio hablando media hora.
El otoño, callado, el bosque entero dora.
No entierra entre palabras quien el silencio adora.
Para explicar su esencia, cualquier palabra estorba.

74
Ni rastro de silencio quedó en la noche oscura.
Todo era como un rayo colgado de la altura.
Solo una voz, de fondo, me dijo con ternura:
Amor es el ungüento que cura la amargura.

75
Querer un imposible es cultivar abrojo
que raspa si acaricias y amor vuelve en enojo.
Es preferible hacer ajeno para tu ojo
aquello que no puedes disfrutar a tu antojo.

76
Las aguas se cerraron borrando toda huella.
Ni en la tierra hubo ríos ni en el cielo una estrella.
Sobre el abismo negro fulguró una centella
que se apagó en la nada. Y el silencio fue en ella.

31
77
La madera del árbol en que tengo mi nido
es de lluvia que escuece y de sol detenido.
En sus hojas los pájaros cantan silbos heridos.
La madera de ese árbol es de tiempo y de olvido.

78
Con qué dulce veneno el amor me intoxica
que hace larga la espera y la presencia chica.
Qué poder no tendrá que hasta el tiempo claudica:
cuando quiere lo alarga y si quiera lo achica.

79
Todo se desdibuja cuando el placer me anega
extendido en tu cuerpo como en alta marea.
Mi amor es cerbatana que en el aire se aleja;
la oscuridad me absorbe y hay una luz que llega.

80
En el cuarto creciente se prepara la danza.
La tierra ya se abre, fértil y con templanza,
para ofrecernos, pronta, desde una antigua usanza,
un futuro que llega cargado de esperanza.

32
María Hurtado Luque

33
81
Se agostaron los campos, se quebraron caminos;
todo pasó tan raudo que apenas lo advertimos.
La vida es como un pájaro que vuela entre los pinos;
apenas ha llegado, cuando ya lo perdimos.

82
Si miramos las ruinas que hoy son piedra y desierto
qué rápido parece el tiempo que hizo esto.
Sin embargo, las gentes que vivieron aquello
cómo les parecía que pasaba de lento…

83
Comían, devoraban sin medida ni cuentas,
Las aguas se volvían de manantial en ciénaga.
Reían, disfrutaban, ¡el mundo era una fiesta!
Destrozaban su tierra y no se daban cuenta.

84
Qué hermoso es el halcón que vuela libre de amo
y qué sumiso aquel que viene si lo llamo.
Para el hombre la fiera mejor es el esclavo;
mas yo siempre prefiero el no domesticado.

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85
Las palabras exactas en su luz me estremecen.
Son como ondas aladas que en su música mecen.
Son apenas sonidos, signos son y parecen
ángeles que vinieran para hablar a las gentes.

86
Las palabras llegaron del rumor del No visto.
Con la lengua y las cuerdas consiguieron sonidos
que en nuestra mente crean imágenes y signos.
Es su significado misterio en el registro.

87
La riäda que arrasa y todo lo escamonda
pasó por la quebrada cual cuchillo que monda.
Mas la luna sonríe con su cara redonda.
La vida no se para y sigue con su ronda.

88
Si miras lo pasado pensando: si yo hubiera…,
los errores te atrancan sobre la carretera.
Mejor es caminar mirando lo que espera.
Así irás adelante toda la vida entera.

35
89
Hoy he visto una ardilla entre las hojas muertas.
Con su cola trazaba en el aire revueltas
mientras que rebuscaba las semillas cubiertas.
¡Cómo danza la vida con su canción de fiesta!

90
No funcionan las fórmulas sin la materia oscura,
pero nadie consigue concebir su textura.
El No visto sonríe desde sus aperturas
y nosotros sentimos, de repente, apretura.

91
Esa risa se riza cuando roza la rosa;
que no es caso que el cazo cueza cualquiera cosa.
Si la maza a la masa la golpea y acosa,
con el poso del pozo acabará pringosa.

92
Dice cosas muy serias y parece que juega
y así, si te descuidas, de broma te la pega.
Cuando estás en el barro y ves a dónde llega,
llorar ya no te sirve, por mucho que le ruegas.

36
!

María Hurtado Luque

37
93
Cuántas cosas tenían y todas las perdieron.
Tanto que disfrutaron y es más lo que temieron.
Pavesas fue al final lo único que tuvieron.
Lo que quedó a la postre es solo lo que fueron.

94
Si las cosas te tienen, tú no tienes las cosas
y el temor a perderlas te acompaña a la fosa.
Andarás por el mundo acuestas con la losa
y no entenderás nunca lo que ofrece la rosa.

95
Unos rayos de sol que me han dado en la cara
me dejaron sentir la felicidad rara
que se asoma en momentos en que todo te ampara.
Solo son los heraldos de otra eterna y preclara.

96

Vivir cada momento cual si solo ese hubiera.


Abrir el corazón sin miedo a lo que llega.
En los errores ver tan solo lo que enseñan.
Pisar seguro y lúcido. Y echar la duda fuera.

38
!

María Hurtado Luque

39
97
Las paredes de oro y de plata las rosas.
Los salones, enormes; las miradas, celosas.
Y entre muros guardados las gestas envidiosas.
Qué triste tu pobreza tan repleta de cosas.

98
A gritos y empellones la vida pide paso
del valle a la colina, del orto hasta el ocaso.
Si se acaba algún sueño, la esperanza es, acaso,
lo que sana la herida y se abre al cielo raso.

99
Pistola de madera que fabricó mi abuelo
con sus manos artistas de sutil carpintero.
Ahora sé que su precio vale más que el dinero.
La perdí, pero vive eterna en mi recuerdo.

100
Ni era negro. No había. Solo estaba la Ausencia.
Era luz y no estaba y estalló su fulgencia.
De su nada repleta comenzó la inmanencia.
Vida. Luz sobre luz. Y ahora es todo Presencia.

40
101
¿Qué alma me tendrá la suerte preparada
que sea para siempre la mujer esperada,
que encuentre en cada cosa la vida entusiasmada
y que sea a la vez abierta y reservada?

102
En el amor el sexo es fuerza que te apura
y que puede llevarte a perder la cordura.
Para que por sus aguas transcurra la hermosura
hace falta una cosa que se llama ternura.

103
Al pensar en la vida con frecuencia me digo:
Estoy que estoy viviendo ¿es regalo o castigo?
De una forma o de otra miro el camino y sigo.
La respuesta está al fondo de la luz que persigo.

104
Si visitas las tumbas parece que se asoma
un fantasma que mira por detrás de la loma.
Un nudo que te aprieta el corazón te toma.
En el libro del mundo eres un punto y coma.

41
105
Soledad de la vida, misterio de la suerte;
lo débil de la sombra, el poder de los fuertes;
el gozo de abrazarte y el dolor de perderte;
sumisión de ir creciendo, libertad de la muerte.

106
Un zumo de granada es todo lo que valgo,
que al exprimir sus granos su sabor fuerte extraigo.
Con su dulzura intensa me complazco y me embargo;
pero en el fondo hay siempre un suave gusto amargo.

107
La lluvia se repite pero es siempre distinta.
Cada gota que cae sobre la tierra pinta
una forma que es única, singular y precisa.
Y quien la mira sabe que es de la lluvia hija.

108
La colinas azules en el cielo se pierden;
sus sutiles perfiles suavemente me muerden.
Cerca de mí, en lo alto, una rapaz se cierne:
Garra y fuerza. Y al fondo, la quietud y la muerte.

42
109
Ay, esta sed de muerte que me llaga la boca
y el agua de la vida que me golpea loca
y sentir que el desierto con su arena me toca
y que el río que me arrastra al mar me desemboca.

110
Trae a veces el viento un sabor a cenizas
y uno no desentraña de qué incendio aterrizan.
Como un leve dibujo que en el aire se riza
la realidad se esfuma y es un cuadro de tiza.

111
No esperes el consuelo de Dios si no lo amas.
Él siempre está contigo si con la fe lo llamas.
Pero no te resuelve la jugada de damas.
Eres libre en el juego y en el fuego eres llama.

112
Solos ante la vida y ante la muerte, solos.
Él nos trajo a este mundo de sonrisas y dolos
y nos dio la energía para el juego de bolos.
Lo que tire la bola es nuestro y nuestro el óbolo.

43
!

Emilio Ballesteros Almazán

44
113
¿Quién dijo en este tiempo que la rima es antigua?
¿Es antiguo el silencio, la soledad, la risa?
El agua es transparente; la suciedad, ambigua
y no sabe de tiempos el alma, ni de prisas.

114
La inocencia de un niño, inocente criatura,
te alegra la tristeza y endulza la amargura;
la dureza del mundo, tan ácida y oscura
se vuelve transparente si sientes su ternura.

115
Un hijo es el regalo de la vida que llega.
Su sonrisa es la fuerza que en su candor te eleva;
lo ves crecer y el mundo su enigma te revela
y cuando parte piensas que un águila despega.

116
Hoy puede ser el día en que todo se acabe.
Hoy puede ser el día; pero nadie lo sabe.
Del rigor de la vida, ¿tienes tal vez la llave?
Empujemos entonces, mientras tanto, la nave.

45
117
No hay nada que perder pues no tenemos nada;
todo lo que nos pasa es agua en la cascada:
salta sobre los riscos, deja piedras lavadas
y al ponerse la luna, solo es plata olvidada.

118
Saludar la mañana que se acaba de abrir
y notar que te toma el placer de sentir
la quietud de las cosas dispuestas a partir
y la dulce tristeza de vivir y morir.

119
Era triste y reía, era alegre y lloraba;
contemplaba la noche como un día que se acaba
y en el amanecer, la noche que expiraba.
Qué complejo es llegar, se decía. Y marchaba.

120
En un punto está todo; en un punto que estalla
y al abrirse proclama su indescifrable malla.
En un punto, hasta el tiempo no arroja su metralla
y las fórmulas dicen que el final nunca se halla.

46
Emilio Ballesteros Almazán

47
121
¿Qué me dicen tus ojos con su llanto callado?
¿Qué viento en los jardines tu rosal ha tronchado?
Abandónate en mi hombro; yo, que estoy golpeado,
te regalo mis lágrimas. Yo, que estoy a tu lado.

122
Anoto apenas: “vivo ahora”, en mi compendio;
que ni eso servirá conforme pase el tiempo.
Los premios que gané, lo que he ido consiguiendo
en el viento feroz son pasto del incendio.

123
Puede que mi sonrisa me responda a la cita
de nuevo al ver la fiesta que la vida concita.
Eso, si no se tuerce la tarde y no se irrita
de pronto y sin aviso el loco que me habita.

124
No hay vicio más idiota que el de ser envidioso
pues le tortura siempre lo que disfruta el otro.
Nunca tiene bastante, porque lo más goloso
será siempre lo ajeno que se hace doloroso.

48
!

Emilio Ballesteros Almazán

49
125
Si tiene, porque tiene; si no, porque se apaña,
el envidioso sufre lo que al otro acompaña.
Como el camello enfermo al que la sed engaña,
por más agua que bebe, le atacará con saña.

126
Su padre le gritaba mientras rugía el viento
soplando entre los álamos. Se quedó aquel momento
grabado en su memoria y ahora su sentimiento
si el aire da en los chopos es un hondo lamento.

127
De tanto caminar y en el camino herirme
desandando lo andado aprendí a desvivirme.
Cuando la muerte llegue “por ti vengo” a decirme
abrazándome a ella aún podré sonreírme.

128
Reflejos en el agua cual castillo de fuegos;
rielando los azules y rojos con sus juegos;
el verde en el plateado se desdibuja y luego
la ciudad es un niño que llora con sus ruegos.

50
129
Qué triste el desamparo que en la noche te acosa.
La soledad se aplana doliente y pegajosa
y en la calle las sombras fugaces…, silenciosas…,
se esfuman en el fúnebre sodio de las farolas.

130
Que por qué me consumo en este extraño anhelo
pregunta mi cabeza cuando contemplo el cielo.
Parece que llamara, tozuda, en mi desvelo
la voz que me llegara de un mundo paralelo.

131
Se perderá en la nada, sin huella ni registro
la nube que acumula los datos de lo visto.
Ni memoria ni fósiles para lo sensitivo
quedará cuando venga el final imprevisto.

132
La noche, como en sueño, me ha lanzado su toro.
Una rosa que sangra me llega en su abandono;
no podré recibirla con pasión ni decoro.
En las sombras me siento perdido y sin aforo.

51
133
Ese mar iracundo de tu mirar felino
me perturba y asusta y me deja cautivo
de tormentas que azotan la quietud del camino.
¿Con qué fuerza me atrapan que no logro su olvido?

134
No veas el desprecio en mi mirada ausente;
hay poco que me guste que ofrezca mi presente.
Busco en el infinito, más allá de la gente,
a ver si, mientras tanto, me recoge la muerte.

135
Orgullo bien estéril tu pedazo de tierra;
no es más que un amasijo en que crece la hierba.
Es invento arbitrario el ponerle frontera.
Son seres como tú los que se quedan fuera.

136
No eres dueño de nada. Nada te pertenece.
Tu barco es una cáscara en el río que crece
y cuando todo acabe serás pasto de peces.
Eres hierba de paso, polvo que el viento mece.

52
137
Bendita luz dorada que llegas cual caricia
cruzando la ventana hasta mi piel. Nutricia
belleza que se asoma a la pared y riza
la quietud de las cosas que se vuelven albricias.

138
¿En dónde está la muerte mirando agazapada?
Como fuente en su colmo la vida se derrama
y en serenos arroyos sus canciones declama.
Qué música tan honda, que me traspasa el alma…

139
¿Qué por qué lloro, dices? ¿Qué por qué lloro? Mira:
Las golondrinas vuelan sobre el mundo que gira,
una chiquilla ríe, alegre y sorprendida.
¿Qué por qué lloro, dices? Porque todo suspira.

140
Son las nubes que pasan, historias encantadas
que nos cuentan sucesos de otras vidas pasadas.
Y si me fijo en una que tiene forma alada
me trae a la memoria recuerdos de mi amada.

53
Emilio Ballesteros Almazán

54
141
Mujeres que con lobos andan y con panteras
y que libres y fuertes corren sobre la tierra,
no son el eco vacuo de modas pasajeras.
Les basta con ser ellas: tiernas, bravas… Guerreras.

142
La dulzura de un cuerpo que se entrega callado
no se opone a una mente que ha elegido ese estado.
En el mundo que gira se mezclan negro y blanco
y hasta un guerrero tiene momentos de descanso.

143
Escapar de la muerte con cremas y conjuros.
Encontrarse en un mundo pervertido y perjuro.
Buscar con ansias locas un poco de aire puro.
Terminar su tormento un sorbo de cianuro.

144
De la flor que buscabas sus pétalos cayeron.
Los pájaros que amabas, de sus nidos se fueron.
Los palacios más fuertes, al tiempo sucumbieron.
Las sombras de la noche a la luz sometieron.

55
145
De la noche más larga surgirá el sol más bello.
La quietud silenciosa va gestando en su seno
la melodía excelsa que nace del silencio.
De entre la oscuridad hay de pronto un destello.

146
Lleva el viento un enigma enredado en sus notas.
Lo que oculta en su silbo descifrar nadie logra.
Incansables, persiguen su reclamo en la sombra
y tan solo consiguen oír canciones rotas.

147
¿En qué lluvia de estrellas se ha quedado tu vida?
¿Eres acaso el dueño de una rosa partida?
Mira bien, a tu lado una luna suspira
y entre tu ropa fulge una estrella perdida.

148

Era el amor silencio y era la noche anhelo.


El agua era una fuente que miraba hacia el cielo.
En su ojo eran las lágrimas dulcísimo consuelo
y en el dolor sonaba susurrando un te quiero.

56
149
¿Tendrá un final acaso la rueda de los tiempos?
¿No volverá a empezar su machacón enredo
volviendo a devorar con sus dientes de nuevo?
Las fórmulas no alcanzan, ¡y quién puede saberlo!

150
Es porque nada somos, justo que somos todo,
una figura, apenas, que surge y vuelve al lodo,
abejas de un enjambre que va codo con codo.
Ni existiremos siempre, ni será de otro modo.

151
Encender una vela para esta noche oscura.
Que mis manos estrechen las tuyas con ternura.
Compartir. No otra cosa mi corazón procura.
Saborear un azúcar que endulce la amargura.

152
Cálmate, corazón, no preguntes por qué
nos toca la desgracia. Yo tampoco lo sé.
El misterio del mundo es hondo y no se ve.
Para andar el camino, necesito la fe.

57
153
¿Quién dice que el pequeño que ha muerto en su inocencia
no disfrutó la vida más plena? ¿No es la inercia
del mundo algo que aplasta y espesa la conciencia?
No me vengan entonces con justicias ni ciencia.

154
Si un segundo de vida sublime y generosa
vale más que cien años de existencia pastosa,
puede que el sufrimiento que te lleve a la fosa
te proporcione el tiempo de una vida valiosa.

155
Con qué asombro contempla la magia, mi alma incrédula,
que se diversifica a partir de una célula
y se hace poderosa y elástica su médula
en la sutil belleza que muestra la libélula.

156
No te turbe la fiesta, corazón, de los locos;
mejor es la serena felicidad de a pocos.
El barullo confunde; mira más bien sus rostros
cuando acabe la fiesta y se apaguen los focos.

58
157
Me miraba y la muerte le brillaba en los ojos.
Su cuerpo era un compendio de ruina y de rastrojos.
Se cambiaron las sábanas, se abrieron los cerrojos
y un horizonte altivo se iluminó de rojos.

158
Ha acabado de súbito su vida como un soplo.
Ya dio su último golpe en la piedra el escoplo.
Yo, que lo he visto irse, tomo aire y resoplo.
Qué dulzura marcharse en tan rápido óbolo.

159
Batallón, preparaos, comienza la batalla.
Cada cual en su puesto va a dar aquí la talla.
Entre todos haremos que se venza la valla
y a cada cual su vida le pondrá la medalla.


160
Celosos y enredados, la baba de la araña
en su tela nos coge y las cosas, con saña,
se convierten en carne que va en nuestra maraña.
Y la vida pregunta: ¿tu percepción te engaña?

59
161
¿Por qué echamos de menos la escalera y el bote,
la gracia del comercio que surgió de rebote
y hasta el perro pulgoso que se alejaba al trote?
¿Nos esclaviza, acaso, Rutina con su azote?

162
¿En qué mares navega tu carabela altiva?
¿Dónde brillan tus triunfos y en qué llama votiva
vivirá para siempre tu belleza cautiva?
Tu calavera sueña con su alma subjetiva.

163
Me muerde el corazón el frío de la muerte,
de lo que no seré, de lo que ya es mi suerte,
de sentirme tan débil desde mi ser tan fuerte,
de saberme tan vivo en mi materia inerte.

164
Rata triste en armario, ajeno de mí mismo,
escucho el viento ausente, me doy al heroísmo
de ser en otros vivo, actor que, en su exotismo,
se desgasta en acciones espejo de un autismo.

60
Emilio Ballesteros Almazán

61
165
Flor de jardín terrible al que un fuego devora,
en mi belleza exhausta miro llegar la hora.
¿Qué maldición me puso este esplendor de ahora?
La bendición que me hizo ser brillo de la aurora.

166
Viento que se persigue en un esfuerzo vano,
el final te sorprende parado en el rellano.
Todo lo que ganaste está allí amontonado
y el viento hará que ruede escaleras abajo.

167
¿Quién maneja los dados de este juego trilero?
Era el rey de la fiesta, dominó el mundo entero,
su sonrisa mostraba dientes de puro acero…
De repente se pierde en el negro agujero.

168
Pasea el caminante con perra por la arena.
De pronto esta se para, tira de la cadena.
…Y siento una extrañeza como si algo de pena
y un murmullo de tiempo congelaran la escena.

62
169
¿Por qué hablas en parábolas?, dijeron al maestro.
El saber más derecho va en camino siniestro,
por curvas y espesuras va conduciendo diestro
y quien quiere oír, oye y quien no, se hace el lelo.

170
Es falsa tu alegría si temes al final.
Los ocasos son bellos y en su luz natural
anuncian el misterio de lo que llegará.
Y, al fin, por más que lo obvies, también te morirás.

171
En bosques misteriosos camino fugitivo.
Por los árboles ronda un murmullo furtivo.
Yo quiero descifrarlo; me confunde evasivo
y el mundo sigue atento con su desdén altivo.


172
La historia que me cuentan los astros es hermosa.
Me explican la grandeza que tiene cada cosa,
su sencillez profunda, su ingeniería preciosa.
Y los sordos no escuchan su lengua cadenciosa.

63
María Ángeles Jiménez Serrano

64
173
Domar a mi unicornio, eh ahí la conquista
más difícil que busco, y que no se resista
a caminar tranquilos por la senda prevista
ni se espante al cruzarnos con la sombra imprevista.

174
Dejadme dar un giro de ciento ochenta grados,
que me cansan los gestos tan bien uniformados.
Antiguos y modernos, que estén bien equipados
los míos. Os los dejo. Cantando están los hados.

175
Que el espacio nos muestre su jardín más secreto.
Que la materia exhale su perfume más tierno,
los astros nos regalen su brillo más espléndido
y que el tiempo nos colme con un amor eterno.

176
Es profunda y redonda la forma de mi herida.
Por su boca un fogoso dulce aliento suspira.
Hay en su ser un halo de fulgor que termina
y tiene la sustancia de un amor sin medida.

65
177
He visto que la lluvia la tierra blanda alaga
y un color ceniciento sobre el suelo se estraga.
Pero sube hacia arriba un olor que me embarga
Y me toma una fuerza que me apresta y me halaga.

178
Por más que el tiempo pasa, la perfección no llega
y uno ve con tristeza que ya el plazo de entrega
se acerca sin remedio. Mejor sea, pues, la briega
hasta el final. La vida es lucha que no cesa.

179
Perdonen mis errores. En la luz que buscaba
la sombra pegajosa siempre me acompañaba.
Fui lo mejor que pude; por más que me esforzaba
con mis ramos de rosas yo también me pinchaba.

180

Que la vida florezca sobre mi desenfreno


y no me paralice, cuando me asuste, el trueno.
Que cuando yo me vaya se quede olor a heno
y entierre mis defectos todo lo que hice bueno.

66
!

María Ángeles Jiménez Serrano

67
Haikus Andaluces

68
Mujer morena
y en mi mente los ojos
de una gacela.

........

Ciudad de invierno
cómo canta la lluvia
en los aleros.

........

Cielo nublado
ebriedad de amapolas
sobre los campos.

........

Hojas cayendo
el espejo del agua
tiembla en silencio.

........

69
Avión en alto
es torpe por la tierra
como un albatros.

........

Hormiga y grano
andando por la tierra
viento en el llano.

........

Lluvia en el río
picado de viruela
su cristal miro.

........

Grillo en olivo
se calla la cigarra
luna de olvido.

........

70
Tiemblan las hojas
el verde parpadea
velan las horas.

........

Pompas de gotas
sobre el suelo mojado
las aguas rotas.

........

Canta el jilguero
tremolar en las ramas
del ciprés quieto.

........

De bronce el cielo
huele a tierra mojada en
el aguacero.

........

71
La tarde escampa
en la distancia mira
la torre extraña.

........

Granado en marzo
las yemas ya se asoman
florece el campo.

........

Pita en la bruma
con sus dientes de espina
baila desnuda.

........

Brisa en la fronda
hay en la mejorana
rumor de alondra.

........

72
Despunta el alba
hay terciopelo malva
en la montaña.

........

En la calzada
la ciudad ebria llora
de madrugada.

........

Brillo en el agua
¿son estrellas caídas
o son miradas?

........

Olor a tierra
la mujer se solaza
sobre la hierba.

........

73
Lluvia en la sierra
vuela la golondrina
calla la tierra.

........

Blanco en el pino
el algodón se abraza
con el espino.

........

Procesionaria
tiene un nido de azúcar
que pica y mata.

........

Como las olas


en el trigo se mueven
las amapolas.

........

74
Tiemblan los álamos
el tremor de la hojas
sonrisa y llanto.

........

Canta la rana
solo sol como óbolo
en la mañana.

........

Furia del rayo


grito de nube herida
sobre el serrallo.

........

Pluma en el suelo
ulular de palomas
sobre los cielos.

........

75
Lluvia en la rama
el pájaro escondido
canción del agua.

........

En el silencio
tamborilea el agua
sobre el alero.

........

Montañas glaucas
bajo los cielos zarcos
parecen agua.

........

Sol tras las nubes


en su brillo dorado
fulgor que sube.

........

76
Suena la música
abismo del olvido
todo se ofusca.

........

El coro canta
hay un letargo ausente
que todo acalla.

........

Sobre la arena
con su blanco relucen
las azucenas.

........

Flor amarilla
entre el verde su mancha
destaca y brilla.

........

77
Niebla en los pinos
se dibuja la tarde
en difumino.

........

Bruma azulada
son las tumbas reproches
de madrugada.

........

La rama rota
el violín a lo lejos
quebró su nota.

........

Rosa en su dédalo
cuando la besa el viento
se le caen pétalos.

........

78
La piedra inerte
si la acaricia el agua
se vuelve verde.

........

Torre elevada
las nubes que se acercan
ya la traspasan.

........

Tiembla el granado
tiene un deje de ausencia
desnudo y claro.

........

Sobre la antena
la ciudad ha dejado
su voz de alerta.

........

79
Noche en ciudad
las luces amarillas
eco al andar.

........

Farola blanca
el rincón en la plaza
quieto descansa.

........

Noche sedienta
vómito en las aceras
alma siniestra.

........

Lluvia en el charco
sobre el aceite apuntan
arco iris glaucos.

........

80
Calle desierta
la ciudad está sola
la tarde yerta.

........

Bolsas al viento
la ciudad amanece
silencio denso.

........

Cuerpo en despojo
lo que pareció alegre
ahora está roto.

........

Soledad negra
entre la muchedumbre
y nadie cerca.

........

81
Lluvia en el río
la mejorana crece
sobre el baldío.

........

La lluvia arrecia
las hojas de los chopos
su verde tiemblan.

........

Sulfidia negra
aliento que en su luto
muestra belleza.

........

La niebla mece
las cosas que a su paso
se desvanecen.

........

82
Como en un sueño
no me asusta si cambia
lo que yo siento.

........

Como agua fluye


mi corazón que mira
al mundo que huye.

........

La vida es agua
yo soy hoja que flota
por ella y nada.

........

De entre la nada
ha surgido una forma
que se ha hecho rama.

........

83
No había nada
sobre el agua y ahora
un sapo nada.

........

Aire en el viento
sobre las agua lluvia
tierra en el suelo.

........

Es más misterio
el saber que eres sangre
que va creciendo.

........

A veces brilla
el sueño y otras veces
es pesadilla.

........

84
Parece piedra
y en el fondo sabemos
que es como niebla.

........

La niña grita
el silencio se rompe
todo se agita.

........

Hermosa dunia
agua que se evapora
y se hace lluvia.

........

Flu flu flu suena


el recipiente alegre
mientras se llena.

........

85
Ladran los perros
el silencio se ha roto
en la noche lejos.

........

Niebla en los árboles


con su blanco desgarra
el verde y lo abre.

........

Luna y misterio
y las cosas se vuelven
de blanco y negro.

........

De blanco y negro
con un filtro azulado
de mar adentro.

........

86
¿Dónde se fueron
los colores de noche
que no los veo?

........

Fantasma blanco
una gata en silueta
sobre el tejado.

........

Fantasma negro
una rata en la esquina
sobre un caldero.

........

Nieve en el río
el blanco borda encajes
sobre el rocío.

........

87
Escarcha blanca
no adentres tus puñales
en mi esperanza.

........

Todo descansa
la hierba se ha cubierto
de nieve clara.

........

Fosforescencias
en la noche relucen
entre las hierbas.

........

De la alhucema
su aroma me enamora
que es gloria y pena.

........

88
Sobre el silencio
cantos de ruiseñor
brilla el espliego.

........

Danzan libélulas
sobre las aguas dejan
claras siluetas.

........

Mayo florido
el campo se ha incendiado
con amarillos.

........

Hoja de hierba
lazo verde que adorna
sobre la tierra.

........

89
Espiga seca
granos de oro que cantan
su canción vieja.

........

Niebla en el valle
la montaña a lo lejos
flota en el aire.

........

Noche en Granada
la plata se derrama
sobre la grava.

........

El Albayzín
calles de piedra y alma
de colibrí.

........

90
Calle del Darro
paseo de los tristes
oro en el barro.

........

Esquina verde
la Alhambra entre las hiedras
recia se yergue.

........

Calle del agua


qué racimos de rosas
que se desangran.

........

Geranios rojos
y rosados y blancos
prietos y hermosos.

........

91
Lleno de flores
el balcón se engalana
con sus colores.

........

Se abre la tarde
un perfume a gardenia
prende la sangre.

........

Sol en espejo
la esperanza se viste
de bronce viejo.

........

Noche callada
la luna entre cipreses
la muerte pasa.

92
!

Emilio Ballesteros Almazán

93

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