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Info Aztecas
Info Aztecas
Info Aztecas
Las cargas tributarias impuestas por la Triple Alianza, le valieron a los aztecas el
odio generalizado de los pueblos sometidos del Valle de México.
Economía
La estructura económica de Tenochtitlan se basaba en cuatro ramas: el tributo, el
comercio, la agricultura y la producción artesanal.
La guerra era el medio por el que se imponían cargas del tributo, que era parte
fundamental de la economía de la ciudad. Entre los productos que se recibían se
encuentran cargas de maíz y frijol, mantas, pieles, plumas y piedras semipreciosas,
entre muchos otros. El comercio era otro factor importante. En mercados, como el de
Tlatelolco, se concentraban y distribuían productos de todo tipo, desde alimentos
vegetales y animales hasta cerámica, cestería, telas y muchos más, tanto locales como
foráneos. El comercio a larga distancia era realizado por los pochtecas (que también
desempeñaban el papel de espías), aunque hay que advertir que, por lo general, los
productos traídos consistían en finas plumas de quetzal y otras aves, pieles de jaguar,
etc., para uso de la clase dirigente. Todo aquello que no llegaba por tributo de las áreas
sojuzgadas era motivo de intercambio (Matos, 2007). La economía interna dependía en
gran medida de la producción agrícola, la que requirió del desarrollo de técnicas
intensivas para solventar los requerimientos de la ciudad. La producción artesanal,
tanto para satisfacer las necesidades internas como para el comercio con otras
regiones, era actividad de buena parte de la población.
El tributo
El tributo interno era el monto en bienes y servicios que pagaban las familias a los
dirigentes locales o jefes de barrio (calpoleque) y éstos, a su vez, lo hacían llegar al
rey.
El tributo externo fluía desde los pueblos subordinados hasta las ciudades y de éstas al
rey azteca. Los tributarios que vivían en la Cuenca de México o en sus cercanías
pagaban con productos agrícolas básicos, así como con artículos manufacturados.
Los que se hallaban más apartados no pagaban con alimentos básicos, pero se les
exigía con frecuencia que aportaran tierras de guerra (yaotlalli), que los tributarios
debían trabajar y entregar la cosecha a los ejércitos mexicas cuando pasaran de camino
hacia lejanas campañas.
El tributo tenía que ser pagado en Tenochtitlan y los tributarios invertían mucho
trabajo al transportar el tributo hasta la capital. Los efectos de pagar tributo a los
mexicas no eran perjudiciales del todo para las economías locales. Una vez
incorporados como tributarios los pueblos conquistados, los mercaderes mexicas
llevaban a ellos mercancías que serían inaccesibles si fueran estados enemigos.
Algunos de los objetos que podían ser llevados, por ligeros, con facilidad por
los pochtecas desde pueblos lejanos hasta Tenochtitlan eran láminas de oro, jícaras
con polvo de oro y jícaras lujosas para beber chocolate, entre otros.
Cuando el imperio mexica se expandió, se impuso a los pueblos conquistados entregar
el tributo trimestralmente. Los mexicas asociaron la entrega a las cuatro grandes
fiestas de su calendario, durante las cuales el imperio exhibía a los tributarios la
riqueza y el poder acumulados (tomado de Hassig, 2013)
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo
editorial.
Vela, Enrique, “Economía”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 75, pp. 22-
25.
La ciudad sagrada de Cholula, que se alió con Moctezuma para tender una emboscada a
los españoles y sus aliados indígenas, fue saqueada durante dos días por orden de
Cortés. Con la ayuda de los totonacas y los tlaxcaltecas, a los que se unieron centenares
de cholultecas, todos juntos «como hermanos contra aquel tirano fiero y carnicero de
Moctezuma», como escribirá Diego Muñoz Camargo, el ejército de Cortés parecía
invencible. Ante la marcha imparable de los conquistadores y espantado por la carnicería
de Cholula, Moctezuma, el tlatoani azteca, optó por ganar tiempo y les franqueó la
entrada a Tenochtitlán en noviembre de 1519. En los días posteriores a su llegada,
Cortés se dedicó a pasear por las calles para elaborar su estrategia de conquista.
Con su objetivo presente, supo aprovechar la excusa de un confuso complot
indígena para apresar al emperador y convertirlo en su rehén. Sin embargo, Cortés
hubo de abandonar apresuradamente la ciudad a comienzos de 1520 para hacer
frente a una expedición de castigo enviada desde Cuba por Diego Velázquez.
Comercio azteca
Pieza fundamental en la economía azteca, el comercio se realizaba por medio del trueque en grandes
mercados llamados tianguis. Entre ellos se destacaron el de Tenochtitlán y el de Tlatelolco, que además
funcionaron como centros de reunión social y religiosa. Los tianguis reunían a los vendedores de los pueblos
vecinos que, perfectamente organizados, presentaban sus productos en una plaza. En los más importantes
llegaban a congregarse multitudes en busca de verduras, hierbas medicinales, maíz, algodón, aves, tejidos,
cerámicas y hachas.
El mercado no sólo constituía para los aztecas una actividad comercial, sino también social, cultural e, inclusive,
religiosa. Además de los puestos de trueque y venta, en algunos sectores se levantaban altares, se realizaban
juegos y no faltaban los grupos de música y danza.
El sistema económico azteca, basado en métodos tan simples como el trueque, lejos de ser primitivo, fue
sumamente eficiente, pues mantuvo una gran estabilidad y aseguró el bienestar a la mayoría de la población del
imperio. Los productos que no se podían obtener en el valle de México, se adquirían mediante el trueque con
otras regiones y eran trasladados por los pochtecas o comerciantes, quienes recorrían largas distancias.
Los Oficios
Los aztecas ejercieron toda clase de oficios: comerciantes, cargadores, canoeros, constructores, personal de
limpieza de acueductos, canales y calles. No faltaban médicos, comadronas, alguaciles, maestros, jueces,
sacerdotes, recaudadores, taberneros y artesanos de todo tipo. Alfareros, joyeros, tejedores y artesanos
especializados en trabajos en pluma llegaron a practicar estos oficios con exclusión de todo otro trabajo. Alen-
tados por el desarrollo de la técnica, muchos hombres se sintieron atraídos, en especial aquellos para quienes la
simple agricultura debía parecer carente de interés y poco productiva.
En cuanto a la metalurgia, ésta estaba aún en su infancia y no introdujo una verdadera edad del metal.
Los orfebres mexicas usaron el dorado del cobre y la mezcla de este metal con el oro. Los objetos nativos
hechos de oro tuvieron como destino final las fundiciones españolas, aunque han sobrevivido adornos de una
gran belleza.
En el valle de México cada grupo humano y cada poblado tenían su propio estilo. Los aztecas, como tantos
otros pueblos del continente, no usaron el torno de alfarero y confeccionaron sus vasijas con tiras de arcilla, de
la que disponían en abundancia, y confiaron en su ojo adiestrado y en sus dedos delicados para lograr las formas
deseadas.
LosImpuestos
Las primeras manifestaciones de tributación en México, aparecen en los códices aztecas, en los cuales se
registró que el rey de Azcapotzalco, pedía como tributo a los Aztecas, una balsa sembrada de flores y frutos,
además una garza empollando sus huevos y al momento de recibirla ésta debería estar picando un cascarón; a
cambio ellos recibirían beneficios en su comunidad. Asimismo, los "tequiámatl" (papeles o registros de tributos),
fue un género de esos códices, relacionado con la administración pública dentro del Imperio Mexica.
Los aztecas se organizaron para facilitar la recaudación de impuestos, nombraron entonces a los "Calpixquis",
primeros recaudadores, quienes identificaban su función llevando una vara en una mano y un abanico en la otra.
La recaudación requería de "funcionarios" que llevaran un registro pormenorizado de los pueblos y ciudades
tributarios, así como de la enumeración y valuación de las riquezas recibidas. La matrícula de Tributos es uno de
los documentos más importantes de los códices aztecas dedicados a la administración y a la Hacienda Pública.
Había varios tipos de tributos que se daban según la ocasión, los había de guerra, religiosos, de tiempo, etc. Los
tributos a que estaban obligados los pueblos sometidos a los aztecas eran de dos tipos: