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Contra la violencia de género en México, ¿una nueva ola feminista?

Por Andrea del Carmen Quiroz Sierra

18/07/16.

El pasado 30 de mayo se instaló en la cafetería de la Universidad Autónoma


Metropolitana Unidad Xochimilco (UAM-X), un muro de denuncia anónima de acoso al
interior de la misma Unidad. Las denuncias eran (fueron) hechas por alumnas y
alumnos, principalmente, y sobre todo contra profesores de ese plantel. Varios de los
profesores denunciados de esta manera, ya tenían un historial previo de denuncias de
acoso y mala reputación entre la comunidad, debido a ello.

"Ay tápate que me distraes”, “No entiendo cómo existen homosexuales si las mujeres
están tan ricas", "Un aplauso para su compañera que está bien buena", "Como verás te
sigo pensando", son algunas de las frases que los profesores acusados supuestamente
dirigían a sus alumnas y alumnos, y que se podían leer en los carteles de denuncia
incluidos en el muro.

El día 9 de junio, por órdenes de la Dra. Patricia Alfaro ―Rectora de la Unidad― las
autoridades removieron los carteles de denuncia, y en su lugar colocaron un
comunicado a la comunidad, en el que la Rectora y el Secretario de la Unidad, Joaquín
Jiménez , exhortaban a que los miembros de la comunidad que fueran afectados por
cualquier tipo de acoso realizaran las denuncias correspondientes por la vía
institucional: levantar actas administrativas a través de "la Defensoría de los Derechos
Universitarios y el Programa 'Cuerpos que Importan', entre otros."

Al interior de la UAM Xochimilco ya se han presentado casos de acoso y violencia por


parte de los profesores hacia sus alumnos (¿y alumnas?). A pesar de que las
autoridades de la Unidad instan a la comunidad a denunciar por vías institucionales, es
bien sabido por sus miembros que se han llevado a cabo denuncias por tales vías, y
que en la mayoría de los casos los denunciados no son sancionados, y quedan
impunes ante sus actos.

1
Juan Luis Ramos, en su reportaje Agresiones sexuales contra universitarias, en la
sombra, expresa que:

“En México, alrededor de 7% de las jóvenes inscritas en alguna universidad ha sido


objeto de hostigamiento o agresión sexual, sin embargo, no existe una estadística
certera sobre este fenómeno debido a la falta de un registro oficial y a que la mayoría
de estas agresiones no son denunciadas”.

Gabriela Nava, estudiante de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la


UNAM, sufrió acoso por parte de un sujeto al que ella identificó como trabajador de
intendencia en la Clínica de Odontología de ese plantel, cuando en marzo pasado el
acusado grabó un video por debajo de su falda, mientras exhibía su pene a la joven.
Gabriela interpuso una denuncia en su contra, en el área jurídica de la UNAM, con
autoridades del Estado de México y la Policía Cibernética. El sujeto, quien ya había sido
denunciado en otras ocasiones por el mismo delito en la FES Iztacala, continúa
trabajando en la institución.

Respecto a la legislación Institucional de la UNAM, para erradicar la violencia de


género, las investigadoras en Ciencias Sociales sobre temas de Educación y Género
Magali Barreto Ávila y Natalia Flores Garrido afirman que “una de las dificultades por
superar para la implementación de políticas en la materia es la existencia de una
contradicción jurídica entre las reformas políticas mexicanas y la legislación
universitaria, que hace urgente la necesidad de armonizar las leyes nacionales y los
tratados internacionales con los reglamentos de las IES.

“En el caso de México, aunque la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia especifica que la violencia de género se debe tratar en el ámbito
educativo, la UNAM no ha incorporado en su legislación sanciones específicas para el
acoso y hostigamiento sexual, violación sexual, entre otras formas de violencia de
género.”

Ximena Galicia, estudiante de la Universidad Iberoamericana (UIA) denunció, en 2015,


acoso por parte de Moisés Ortiz Grimaldi, administrativo de esa Universidad, que
estaba a cargo del servicio social de Ximena. Después de acudir a varias personas e

2
instancias para la resolución de su caso, sin obtener una respuesta que le fuera
favorable, Ximena presentó el caso ante el Rector de la UIA, David Fernández Dávalos.
El Rector argumentó que no había nada que hacer por su caso.

Estos son sólo algunos ejemplos de casos de acoso en Universidades de la Ciudad de


México en los que, al igual que en el caso de la UAM Xochimilco, la resolución de las
acusaciones (yo agregaría aquí el hecho de que las resoluciones han sido procesos
que comúnmente revictimizan a las personas que padecen acoso sexual, lo cual las
convierte en resoluciones no sólo ineficientes, sino perjudiciales para las víctimas y las
instituciones) ha permitido que los acosadores queden impunes y sigan formando parte
de la comunidad universitaria, lo cual vulnera a sus miembros (me parece que es mejor
hablar de comunidad universitaria que de miembros). Estos hechos ponen de
manifiesto la existencia de una problemática institucional en torno a la erradicación de
la violencia de género, y la construcción de una cultura de equidad dentro de las
comunidades universitarias.

En México, como en otras partes del mundo, también existen casos en que el acoso
trasciende el ámbito universitario, y se extiende hacia las demás instituciones y a la
sociedad civil. Con respecto a esta idea, y desde mi punto de vista, no se trata de que
el acoso como fenómeno se extienda a otros espacios, más bien son los espacios
mismos (ya sean universitarios, laborales, privados, etc.) los que propician una cultura
machista y de permisividad ante el acoso sexual, como te mencionaba, los espacios
públicos, siguen funcionando, en su mayoría, bajo lógicas masculinas, por eso es tan
sencillo que las mujeres recibamos agresiones, porque la configuración de las
relaciones de género en los espacios públicos, y por supuesto las universidades, lo
permite mediante dos mecanismos: silenciándolo, y no sancionándolo. Al respecto, en
la Ciudad de México recientemente se visibilizaron dos casos de acoso fuera de las
Instituciones de Educación Superior (IES): los casos de Yakiri Rubio, y Andrea Noel.

Yakiri Rubio fue secuestrada, violada y sufrió un intento de asesinato en 2013. Ella se
defendió de uno de sus violadores, Miguel Ángel Ramírez, causándole la muerte.
Denunció a sus agresores, pero las autoridades decidieron acusarla del homicidio
Miguel Ángel, a pesar de que actuó en defensa propia. Por la muerte de su agresor,

3
Yakiri estuvo encarcelada 3 meses. Después de año y medio de su acusación, fue
absuelta de los cargos de homicidio.

Andrea Noel, periodista independiente Estadounidense, fue agredida sexualmente el


pasado 8 de marzo, mientras caminaba en la colonia Condesa, un sujeto le levantó el
vestido y le bajó la ropa interior. Andrea hizo una denuncia penal y pública sobre su
agresión, pero ante la indiferencia de las autoridades mexicanas en torno a sus
denuncias, y a raíz del aumento de acoso y amenazas en su contra, Andrea tuvo que
exiliarse fuera de México durante algún tiempo. Finalmente volvió al país a continuar
con su proceso de denuncia en contra de su agresor.

Todos los casos de acoso presentados hasta ahora tienen un común denominador: la
denuncia, pero son de las pocas excepciones. En México, la mayoría de los casos de
acoso o violencia contra la mujer no se denuncian, debido a que las autoridades y la
sociedad culpabilizan a la víctima, cuestionándola sobre su forma de vestir o de actuar,
y de la veracidad de su denuncia. Inclusive, en muchas ocasiones acosan o amenazan
a las víctimas y defienden a los agresores.

Se hace evidente, entonces, que los casos de acoso están enmarcados en fenómenos
políticos, jurídicos y culturales, que derivan de otras problemáticas de mayor escala,
como: la subordinación histórica de la mujer, el vacío de derecho del Estado Mexicano
ante las garantías Universales y Constitucionales de las mujeres, y la cultura machista
imperante en nuestro país.

Al cuestionarle sobre el machismo, la socióloga de la UNAM y especialista en estudios


de género, Verónica Cervantes Vázquez comenta que “en cuanto al machismo, en tanto
expresión del sexismo, es considerado por Victoria Sau como una expresión de miedo
de los hombres hacia las mujeres. Considero que esta visión es acertada, ella
argumenta que si se nos ha colocado en posiciones de subordinación a lo largo de la
historia, es porque nuestro poder, autonomía y capacidades representaban un peligro
para la dominación patriarcal.

“Los varones temen a las mujeres porque saben que nuestra subordinación es
impuesta y por lo tanto ilegitima, y como tal, es altamente vulnerable. Cada vez que esa

4
subordinación es cuestionada, los varones suelen responder de formas agresivas,
siendo el machismo una de esas respuestas.”

El 24 de abril de este año, se llevó a cabo la Movilización Nacional Contra las


Violencias Machistas, una de las marchas más grandes en pronunciamiento contra los
feminicidios y la violencia de género en el país. La marcha partió desde Ecatepec, —
que es el estado municipio con el índice más alto de feminicidios en México— y tuvo al
Ángel de la Independencia como punto final. A la convocatoria se unieron
simultáneamente los estados de mexicanos: Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Morelos,
Oaxaca, Tlaxcala, y Veracruz.

Ante los casos de acoso denunciados y la movilización nacional de las mujeres (y de


algunos hombres) que se pronuncian en contra de la violencia de género, y a favor de
la construcción de una sociedad que se base en la equidad, surge la pregunta
¿estamos ante una nueva ola del feminismo? Verónica Cervantes Vázquez, responde
“comprendo que la diferenciación del feminismo a través de olas ha funcionado como
una explicación histórica de las etapas por las que el feminismo ha transcurrido.

“Si bien es cierto que cada ola se ha distinguido por poner en el centro demandas
concretas (el derecho al voto, a la educación, a la participación política, el acceso a
métodos anticonceptivos y a la interrupción del embarazo), considero que cada una de
estas demandas se fundamentan en un proceso común, que es el cuestionamiento y
alejamiento de las mujeres con respecto a los posicionamientos tradicionales en los que
se insiste en colocarnos. Por eso más que presenciar el surgimiento de una nueva ola,
considero que presenciamos nuevos alejamientos y cuestionamientos a nuestras
posiciones en el mundo.”

Y aunque que la lucha feminista de este siglo ha tomado nuevas formas y acciones
para combatir la violencia de género y la falta de equidad hacia las mujeres en todos los
ámbitos, también es innegable el hecho de que existe una contracorriente de este
movimiento, que igualmente ha adquirido fuerza y se ha diversificado en sus propias
formas y acciones para sostenerse.

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Con respecto a las agresiones que reciben las mujeres que se deciden a pronunciarse y
actuar contra el acoso y violencia de género, por parte de los miembros de esta
contracorriente, la Comunicóloga colaboradora del CIMAC, Alejandra Cabello comenta
“...pienso que después de la marcha del 24a las agresiones hacia compañeras
activistas [...] se intensificó, entonces entre más fuerza tiene un movimiento, [...] de
mujeres las agresiones son más fuertes.

“Las redes sociales están sirviendo como un instrumento para violentar, y las políticas
públicas no están teniendo la responsabilidad que pueda ayudar a limitar, a castigar [a
quienes comenten violencia de género], pero pienso que si en un feminicidio, con todo
lo que implica, no se puede accesar (la forma correcta es acceder) a la justicia, pues en
este caso tampoco y es muy fuerte por que al final la realidad muestra que el espacio
virtual es sólo un espacio por el que comienzan las amenazas, pero esas amenazas
llegan a ser físicas, se salen de la red.”

Pero ¿Quiénes conforman esta contracorriente feminista? y sobretodo ¿Cuál es su


postura ante la violencia de género y el feminismo? Pocos días después de que se
colocara el muro de denuncia de acoso, en el diario digital Arsenal —con fecha del 8 de
junio— Carlos Arturo Baños Lemoine publicó un artículo titulado Presencia feminazi en
la UAM-Xochimilco.

Lo destacable del hecho es que el autor citado, forma parte de la comunidad de la UAM
Xochimilco: es profesor del área de Ciencias Sociales y Humanidades, y pertenece al
departamento de política y cultura. También es profesor en la Universidad Pedagógica
Nacional (UPN) Ajusco. Además es uno de los profesores denunciados en el muro de
acoso de la Unidad.

El hecho de que este profesor es un acosador, lo puedo constatar, ya que yo misma fui
acosada cuando cursaba una clase con él, sin mencionar que sostiene argumentos y
actitudes misóginas y homófobas.

Baños Lemoine presentaba en su artículo argumentos como los siguientes: “mediante


sus acusaciones anónimas, las feminazis evitan que las personas aludidas puedan

6
ejercer la réplica por el mismo medio, o puedan demandarlas por daño moral ante un
juzgado.

“La cobardía ante todo: lanzar la piedra y esconder la mano. Esto es de feminazis.
Insultar, escupir, golpear, maldecir, difamar y acusar, como hacen en varias de sus
marchas y sus manifestaciones, usando lentes oscuros, capuchas, bufandas, gorras,
máscaras, etc., para no ser reconocidas, siguiendo el estilo del Ku Klux Klan. La
sociedad está obligada a creerles todo y a acatar hasta sus despóticos dictados, y,
además, debemos pedirles perdón por los siguientes mil años.

“A mí, en lo personal, me causó mucho orgullo estar “condenado” por las feminazis en
el “Muro de los Lamentos”, y estarlo justo por las críticas agudas y ácidas que les he
hecho en múltiples ocasiones. ¿Cómo no criticar estas ideologías totalitarias e
irracionales en las aulas que se ajustan al artículo 3º de nuestra Constitución?”

El término feminazi, es una palabra que usan recurrentemente las personas que se
pronuncian en contra del movimiento feminista, de la reivindicación de las mujeres y la
lucha contra la violencia de género en nuestro país, para dirigirse a las mujeres que se
pronuncian abiertamente feministas, y que ellos consideran radicales en ese sentido.1

Si bien, el muro de denuncia de acoso de la UAM-X no estaba exento de la posibilidad


de albergar falsas acusaciones o de no tener un carácter del todo objetivo, con
respecto a esta idea yo tendría algunas cuestiones que puntualizar, ¿quién define lo
que es objetivo y lo que no lo es? Para que nuestras denuncias sean tomadas en
cuenta ¿deben ser necesariamente objetivas? Considero que las demandas y protestas
feministas rehúyen de la objetividad, porque esta es pensada todavía como neutralidad
valorativa, la cual no puede ser practicada ni dentro ni fuera del feminismo, no existe un
punto de vista “neutral” ante ninguna problemática, porque las personas siempre
echamos mano de nuestras referencias culturales para emitir ideas y opiniones, es un
hecho que constituyó la respuesta de la comunidad universitaria de la Unidad, ante

1
Te dejo el link de este breve video en el que se explica el origen del termino feminazi, considero que puedes
colocar esta breve explicación como un pie de página en esta parte. https://www.youtube.com/watch?
v=S6pSRAnIHZw

7
preocupaciones o problemáticas que, de alguna forma, sintieron que no estaban siendo
tomadas en cuenta y/o resueltas por las autoridades competentes.

También fue un primer ejercicio en la conformación necesaria de un cuerpo de


regulaciones y mecanismos que garanticen la integridad y la seguridad de las mujeres y
hombres —ya que en el muro también se nombraban a profesoras y profesores que
acosaban a hombres— dentro del campus.

Esta última idea lleva a pensar en el planteamiento de que lo que en realidad


necesitamos en nuestro país —a nivel universitario, pero también al nivel de la sociedad
en su conjunto— es construir una cultura de equidad entre hombres, mujeres y
personas de géneros diversos.

En cuanto a la contracorriente feminista, también la conforman otras personas que se


pronuncian en redes sociales contra ese movimiento. En este sector se encuentra
Andrea Arriola Niquet, una joven mexicana que se define a sí misma como activista
antifeminista. La joven argumenta que “las feministas se quejan del acoso, son tan
exageradas. El acoso se puede denunciar con pruebas, ya seas hombre o mujer.
Muchas feministas creen que si un tipo te ve en la calle y te chifla: “muñeca, estás
preciosa” es acoso, pero solo es una falta de respeto. De hecho, he sido testigo de
acoso de mujeres a hombres. A mis amigos homosexuales les gritan “marica o
afeminado”, ¡son muy hipócritas!

“Como sociedad deberíamos tener miedo. Las feminazis y las hembristas están
tomando ventaja de manera sumamente inhumana y catalogan automáticamente a los
hombres como violadores o asesinos. Hay algunas que hacen denuncias falsas de
violación. Es terrible. El feminismo radical es un movimiento de odio disfrazado de
igualdad. Odia la heterosexualidad, odia a todo lo masculino, rechaza a la ama de casa.
Vamos a crecer en un matriarcado si alguien no hace nada. Yo no estoy dispuesta a
dejar que eso suceda. No las dejaré avanzar. La arremetida antifeminista llegó para
quedarse.” (Creo que sería bueno citar la fuente de la que obtuviste esta información)

Muy a pesar de lo que declara la activista antifeminista, cuando dice que la igualdad y
justicia entre hombres y mujeres es evidente en Occidente, la falta de equidad de

8
género y la violencia de género, son dos fenómenos sociales reales y tangibles en
nuestro país, cabe recordar los cientos de feminicidios que ocurren desde hace más de
20 años en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Actualmente en México empieza a haber una mayor participación de las mujeres en


defensa de sus derechos, y contra la violencia de género. Un primer paso en este
movimiento es la denuncia, como en los casos de Gabriela Nava, Ximena Galicia o
Yakiri Rubio, pero también existen espacios de apoyo como la Red no están solas, que
actúan a nivel cotidiano para dialogar, intercambiar experiencias y generar acciones
sustantivas en este sentido.

Verónica Cervantes Vázquez comenta al respecto que: “Por el momento de lo que


podemos estar seguras y seguros es de que la violencia de género, tanto en ámbitos
universitarios, como políticos, laborales, sindicales y económicos está siendo analizada
y combatida. Cada vez se vuelve más problemático simplemente ignorar la violencia
que las mujeres sufrimos en distintos espacios en los que participamos.

“Específicamente hablando del caso de las Instituciones de Educación Superior, puedo


asegurar que el tema ha llegado para quedarse en la agenda de colectivos feministas
universitarios, los cuales se están dedicando a sacar al acoso sexual del imprudente
mutismo al que las autoridades universitarias lo han relegado. Actualmente se está
gestando una red de trabajo en la que participan diferentes universidades del país,
justamente para concretar una fuerza de denuncia y acción ante casos de violencia de
género en entornos universitarios.”

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México en


2013 más de once millones de mujeres, de entre 18 y 60 años, fueron víctimas de
violencia, y en 2014 18.6% de las mujeres en México fueron asesinadas. Desde
entonces estas cifras han ido en aumento.

Considero que podrías colocar un pequeño párrafo para cerrar tú reportaje, tal vez
argumentando sobre la pertinencia del muro de denuncia en la UAM-X ante un
problema que se ha empezado a denunciar en espacios como las calles y los
transportes públicos, y finalmente, invitar al lector o lectora a reflexionar sobre lo

9
importante que es que toda la comunidad universitaria se sensibilice y actué ante estas
agresiones, las cuales ocurren en sus propios planteles, en los lugares en los que
estudian, conviven, participan; que este no es sólo un problema de las personas que
sufren el acoso sino que es una problemática que le concierne a toda la institución, y
como tal es un tema que debe ser colocado en todo espacio de discusión universitaria.

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