Economies">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

El Liberalismo: 1900-1929: Bolivia y Los Grandes Ciclos Históricos en Los Siglos XX y Xxi

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

bolivia y los grandes ciclos históricos en los siglos xx y xxi 103

caídas se debieron mucho más a errores de política económica que a shocks exógenos dado
que en el contexto internacional no se registraron conmociones de tan larga duración.
Visto desde otro ángulo y con los datos de la sección E del cuadro Nº 2, se constata
que en 18 de los 34 años del período 1951-1985, la economía creció por debajo de su
tendencia según la descomposición del Filtro Hodrick-Preston. En 15 de los 20 años de
1986 al 2005 se creció por debajo de la tendencia de largo plazo y sorprendentemente
en el período 2006-2015 hubo cuatro años de crecimiento por debajo de la tendencia.
Se cuenta con datos de la distribución del ingreso recién a partir del año 1990. Se pue-
de concluir provisoriamente en base a la poca información disponible que la distribución
del ingreso fue muy desigual durante la primera mitad del siglo xx por el estancamiento
de la producción y de la productividad agropecuaria, tomando en cuenta además que la
población boliviana era mayoritariamente rural. Con la Revolución Nacional de 1953 la
distribución del ingreso mejoraría con el empobrecimiento casi uniforme de la población
urbana. A partir de la década de los años setenta comienzan a aparecer grandes asimetrías
en la distribución del ingreso, las que se acentuarían con el paso del tiempo.

3. El liberalismo: 1900-1929

Muchos autores sitúan en la década de los años 1870 el comienzo de la primera globa-
lización, que se caracterizó como todas las globalizaciones por una sustancial caída de
los costos de transporte, que facilitó el movimiento de bienes y de personas e integró
a las economías. La expansión del comercio mundial acarreó, o se acompañó con un
corto desfase, de un gran flujo de capitales desde los países de vieja industrialización
hacia los países que, en ese momento, se los consideraban con desarrollos promete-
dores.4 El flujo de personas y de capitales hacia las Américas (del Norte y del Sur) fue
especialmente notable.5
Bolivia se incorporó plenamente más tarde que sus vecinos más ricos de América
Latina a esta primera globalización. Comienza a participar vigorosamente en el comer-
cio internacional en la última década del siglo xix, con exportaciones de plata.6 Pero es
solamente a partir de 1903 que el comercio exterior adquiere gran importancia para el
país, con exportaciones de estaño, caucho y también de plata, aunque este último metal
en menor medida.

4 Bertola, L. (2011) fija en 1860 el comienzo de la primera globalización para América Latina.
Los datos son más concluyentes para ubicar a la primera globalización de América Latina en
el período 1870-1913 (Bertola y Ocampo, 2011, p. 88). El impulso de la primera globalización
se desvanecería con la Primera Guerra Mundial.
5 Obstfeld y Taylor (2012) estiman que las inversiones extranjeras llegaron a un 20 por ciento
del pib mundial entre 1900 y 1914. Este porcentaje bajaría después de la Primera Guerra
Mundial y no se recuperaría hasta 1980. A partir de 1980 los activos externos vuelven a crecer
muy fuertemente. Obstfeld y Taylor atribuyen a la adopción del patrón oro como régimen
cambiario, tanto por los países de origen de los capitales como por los países receptores, la
facilitación de los flujos de la primera globalización.
6 Casi toda la segunda mitad del siglo xix fue de estancamiento. El pib per cápita apenas creció.
Ver Loncán-Herranz y Peres-Cajías (2016).
104 un siglo de economía en bolivia (1900-2015)

La pérdida del litoral en la Guerra del Pacífico, a fines del siglo xix, dejó una herida
muy profunda, que hasta hoy no ha sanado. Terminada la guerra el civilismo y las ideas
liberales que le acompañaban emergieron con fuerza.7 Los gobiernos de las últimas décadas
del siglo xix si bien se llamaban conservadores no lo eran en el campo económico, donde
prevalecía el principio del libre cambio (o libre comercio).El renacimiento de la minería
de la plata daba el sostén económico a la política de libre cambio. La minería de la plata a
su vez se beneficiaba de la libre comercialización, una vez abrogado el monopsonio estatal
para la plata. De manera general, la minería de plata se vio favorecida por el cambio de
modelo económico, pasando del proteccionismo al liberalismo.8
Al finalizar el siglo xix, a pesar de las medidas de fomento, la minería de la plata
entró en una declinación irreversible por la caída de sus cotizaciones internacionales. El
liderazgo exportador que tenía la plata sería reemplazado a principios del siglo xx por el
estaño y también, pero con una duración más corta, por el caucho.
La creciente participación de Bolivia en el mercado internacional del estaño lo con-
virtió en uno de los principales productores mundiales. Las ventajas comparativas del país
estaban claramente en la producción de concentrados de estaño.9 En un principio se recogía
el mineral de estaño, con elevado contenido de metal, de afloraciones superficiales y sin
mayor tecnología.10 La minería de estaño se beneficiaba además con la infraestructura de
transporte heredada de la época del auge de la plata.
Con la caída en la ley del mineral y ante el incentivo de los altos precios internacio-
nales la minería de estaño pasó a ser una minería de socavón, intensiva en mano de obra.11
Si bien las empresas mineras invirtieron desde temprano en tecnología para sustituir a la
mano de obra, ella fue complementaria al trabajo, más bien que sustituta.
La urbanización procedió rápidamente siguiendo el desempeño de la minería de
estaño, y La Paz se convirtió en una ciudad de dimensiones significativas. Se produjeron
casi coetáneamente cambios notables en el panorama político. Al terminar la guerra
federal de 1899-1901 la sede de gobierno se trasladó a La Paz y se inauguró el ciclo de
gobiernos liberales.

7 Durante todo el siglo xix había habido una oposición recurrente entre los civilistas, que
insistían en las libertades individuales y los “organicistas”, apoyados frecuentemente en
gobiernos militares, que veían a la economía y sociedad como un todo orgánico, con lugares
bien determinados e inamovibles para las élites y la plebe. La distinción entre élite y plebe
estaba además basada en criterios raciales. La calificación de “organicista” viene de F. Molina
(2016).
8 Ver el artículo de Rolando Jordán sobre la minería en este volumen.
9 La producción significativa de estaño metálico recién llegaría en la década de los años 1970
y luego de intensas controversias.
10 Como lo subraya Jordán en su artículo en este volumen.
11 Este es un punto de controversia. Autores como Contreras (1994, pp.12-14 y 47) y Jordán
en este volumen, sostienen que un problema permanente para el desarrollo de la minería
fue la escasez de mano de obra y que las empresas tuvieron que recurrir a estratagemas para
conseguirla, lo que fue una fuente recurrente de conflictos laborales. Según Jordán la escasez
de mano de obra condujo a una mecanización prematura y acelerada. Sin embargo el cuadro
Nº 2 de Contreras (1994, p.14) muestra un aumento sustancial de trabajadores mineros,
posiblemente en pari passu con la producción minera.
bolivia y los grandes ciclos históricos en los siglos xx y xxi 105

La expansión de la economía y el comercio mundiales no solo que produjeron una


gran demanda por materias primas, sino que también incentivaron a las inversiones en
infraestructura en los países receptores. El primer ferrocarril, de dimensiones modestas,
se construyó en 1870 para poder exportar el mineral de plata con más facilidad. Le se-
guirían otros ferrocarriles hacia la costa. A principios del siglo xx se firmó con Chile el
Tratado de 1904, que dio impulso a la expansión de la infraestructura ferroviaria. En un
principio, los ferrocarriles, comunicaban sobre todo con la costa y eran de gran utilidad
para las exportaciones mineras; en cambio, se los percibía que al abaratar las importaciones
desplazaban a la producción nacional de manufacturas y aún a la producción agrícola.
Un poco más tarde, a partir de 1915, la red ferroviaria se extendió a las principales
ciudades del occidente del país. Los ferrocarriles eran considerados como el epítome de la
modernización.12 El financiamiento de este medio de transporte provino tanto de capitales
bolivianos como de inversiones directas extranjeras y, sobre todo, de préstamos externos.
Los primeros veinte años del siglo xx fueron de gran auge económico. Con los datos
de Herranz-Loncán y Peres-Cajías (2016) se calcula que el pib per cápita del período
1900-1929 creció a una tasa promedio anual de 1.6 por ciento, tasa que no se rebasaría
hasta los años del primer gobierno de Banzer 1971-1978 y en el segundo decenio del
siglo xxi. Con las tasas anuales promedio de 1.6 por ciento se podía esperar que el pib
per cápita se duplicara en 44 años.
Mientras los centros mineros eran, para la época, centros de modernidad relativa y
que las ciudades mostraban dinamismo, el área rural había quedado estancada. Según las
estimaciones de Herranz-Loncán y Peres-Cajías el producto agrícola per cápita apenas
había aumentado en un 24 por ciento en un siglo. La cepal en su informe de 1958 so-
bre la economía boliviana decía “en el campo, donde reside la mayoría de la población,
persisten los sistemas de cultivo, las relaciones sociales y los hábitos de la época colonial y
precolombina”.13 La agricultura campesina era, en gran parte, de autoconsumo y los casos
de agricultura empresarial eran escasos. La ausencia de mecanización era casi completa.14
Las abusivas expropiaciones de las tierras de comunidades (mediante las infames
leyes de ex-vinculación) llevadas a cabo en la segunda mitad del siglo xix y a principios
del siglo xx no habían conducido a una modernización de la agricultura, como se argüía
para justificarlas. La recuperación de las tierras de comunidad y la reacción contra los
flagrantes abusos dieron lugar a la sublevación indígena de 1889 y a su participación activa
en la Guerra Federal de 1889-1901.15 La posibilidad de nuevas rebeliones indígenas y
el temor en las ciudades de que ella ocurriera fue una constante durante toda la primera
mitad del siglo xx.

12 Véase al respecto en Manuel E. Contreras (2003) y su trabajo sobre transporte en este volumen.­
13 cepal (1958).
14 No hay una explicación completamente satisfactoria del escaso desarrollo agropecuario en la
primera mitad del siglo xx y aún más tarde. Es difícil desenmarañar los factores de demanda
y de oferta. Por el lado de la demanda, la estrechez del mercado interno pudo haber sido un
desincentivo. La exportación tampoco era una salida por los muy altos costos de transporte
cuya incidencia pesa fuertemente en productos de bajo valor. Por el lado de la oferta, los bajos
costos laborales dada la naturaleza de la mano de obra casi cautiva, desalentaba la mecanización
y las innovaciones tecnológicas.
15 Véase al respecto Mendieta (2007).
106 un siglo de economía en bolivia (1900-2015)

Con raras excepciones, los latifundios que se habían conformado después de las
expropiaciones, eran tan improductivos como las tierras de comunidades o tal vez más.
La agricultura tenía una lamentable baja productividad, lo que contribuía también a
una muy desigual distribución del ingreso. Desde 1929 las importaciones de alimentos
cobraron importancia.
Durante el apogeo minero, gran parte del oriente boliviano se mantuvo como “tierra
incógnita”. Las dificultades de transporte y de comunicación divorciaban a los llanos orien-
tales de los desarrollos que estaban teniendo las ciudades y centros mineros del occidente
del país. Se ha de mencionar empero como un dato excepcional pero muy relevante, el auge
del caucho en los departamentos de Beni y Pando. Lamentablemente, esa bonanza fue de
corta duración. Dejó como secuela una moderada inmigración de europeos y japoneses.
En el primer gobierno del liberal Ismael Montes (1904-1909) se hizo un esfuerzo
notable para mejorar la calidad de la educación. Se contrató a la Misión Rouma, dirigida
por el pedagogo belga Georges Rouma, para que estableciera, en la ciudad de Sucre la
primera escuela normal de formación de maestros del país, la que tuvo gran influencia.
También se llevaron a cabo reformas de gran alcance para mejorar la administración de
escuelas y colegios.16
La geografía, la topografía y la falta de acceso directo al mar hacían sentir sus efectos
negativos, a pesar del auge exportador. Probablemente más importante aún, el desarrollo
basado en un recurso natural, en este caso el estaño, no dio lugar a mayores inversiones
en fortalecimiento institucional, con la posible excepción del gasto público en educación
y alguna modernización de la administración pública, a la que nos referimos más adelante.
No se internalizaron en la proporción esperada los beneficios de las exportaciones, como
lo hace notar Contreras (2003).
La dependencia en un recurso natural abundante, que permitía una rápida afluencia,
acentuó aún más el carácter oligárquico de la sociedad boliviana, heredada de la época
colonial. Las “instituciones extractivas”, para emplear la terminología de Acemoglu y
Robinson (2012, p.76), concentraron el poder político y económico en manos de una
élite criolla, descendiente total o parcialmente de los colonizadores europeos, para ex-
traer ingresos y riquezas de un subconjunto de la sociedad, que englobaba además a la
mayoría de la población. Las instituciones extractivas se caracterizan por estados débiles
e instituciones insuficientemente pluralistas. Sin embargo, temprano en el siglo xx, un
embrión de proletariado sindicalizado apareció en las minas. Este proletariado disputaría
la hegemonía a los potentados mineros.
La fuerte dependencia de la economía de la riqueza minera acentuó su carácter rentis-
ta. La tributación, que había estado basada, hasta el auge minero, en el tributo indigenal,
fue reemplazada muy gradualmente por gravámenes a la minería que recaían tanto sobre los
volúmenes exportados como sobre las utilidades de las empresas mineras. Recaudaciones
importantes provenían también de los aranceles a las importaciones, importaciones que
dependían del desempeño de las exportaciones. Se ha de tener en cuenta que la minería
llegó a generar, según Jordán en este volumen, hasta el 93 por ciento de las divisas.17

16 Véase Contreras (2003) para una descripción completa de las reformas.


17 Los impuestos que recaían directamente sobre la minería llegaron apenas a un máximo de 11
por ciento del valor de las exportaciones (cepal, 1958).
bolivia y los grandes ciclos históricos en los siglos xx y xxi 107

Un instrumento no tributario pero que tenía el mismo efecto de traspasar rentas de la


minería al gobierno residía en el sistema cambiario con tipos de cambio diferenciales y
entrega obligatoria de divisas al gobierno a una tasa por debajo de la que prevalecía en el
mercado. La obligación de entrega obligatoria surgió por primera vez, con una pequeña
fracción en 1915. Mucho más tarde llegó al 100 por ciento.
La tributación interna, no relacionada con la minería, era muy débil y en gran parte
estaba conformada por impuestos indirectos específicos. Los impuestos a la renta de em-
presas no mineras eran bajos. Se tuvo que esperar hasta los años sesenta para instaurar un
régimen de impuestos a la renta y a la riqueza de las personas de alguna significación.18 Un
régimen tributario tan dependiente de las rentas mineras, habría de tener consecuencias
a través de toda la economía. No creaba una conciencia ciudadana sobre el gasto público
ni mecanismos de control del buen uso de las recaudaciones.
Las pugnas por la apropiación de las rentas mineras entre empresas, trabajadores de
las empresas y el estado se volvieron una constante hasta la declinación de la minería en las
dos últimas décadas del siglo xx. Las agudas pugnas políticas se motivaban, en gran parte,
por el deseo de controlar las rentas que percibía el estado de la minería. La Asociación
de Industriales Mineros, que reunía a las grandes empresas mineras, sistemáticamente
objetaba a la tributación y ejercía presiones en todos los poderes del estado en pos de
políticas que le favorecieran.
Muchas veces las presiones empresariales lindaban con la corrupción, por ejemplo,
empleando como tramitadores (“lobbystas”) y abogados a ex parlamentarios y allegados a
los tres poderes del estado, en un lamentable tráfico de influencias.
Bolivia, desde fines del siglo xix, había ganado acceso a los mercados internacionales
privados de capital. El gobierno acudió a ellos tanto para financiar sus crónicos déficits
fiscales como sus programas de expansión de infraestructura, particularmente de ferro-
carriles. Se ha de hacer notar que a lo largo del siglo xx y aún durante la segunda década
del siglo xxi se ha tenido un endeudamiento externo pro-cíclico. En efecto, los ciclos de
endeudamiento han coincidido con los auges de precios de las exportaciones, como lo
hace notar Pacheco en este volumen.19
Si bien Bolivia podía acceder al mercado internacional de capitales, empero la percep-
ción de riesgo de incumplimiento de las obligaciones que tenían ellos seguía siendo alta, lo
que hacía que los créditos que el país contrajo aparecieron a ojos modernos como leoninos,
no sólo por las altas tasas de interés sino también por las condiciones contractuales que
implicaban cesiones de soberanía para asegurarse de que el país honrara sus deudas. El
crédito Stifel-Nicolaus, contratado en 1922 durante la presidencia de Bautista Saavedra
(1921-1925) fue notoriamente desventajoso.20 Con ese crédito se creó la Comisión Fiscal
Permanente que interfería con las atribuciones del gobierno, pero que tuvo el beneficio

18 Es de hacer notar que el impuesto a la renta de personas fue abolido con la reforma tributaria
de 1986.
19 Una excepción a la generalización anterior está dada por la última colocación de bonos sobe-
ranos efectuada en 2017, año que no está en nuestro período de estudio, cuando los precios
de las materias primas habían bajado.
20 Marsh (1928) analiza en detalle los alcances de este contrato, que desde un inicio tuvo una muy
mala reputación y fue objeto de grandes debates tanto en el parlamento como en la prensa.
108 un siglo de economía en bolivia (1900-2015)

para el país de verificar que las grandes empresas mineras pagaran sus impuestos, como
lo hace notar Contreras (1990).
El crédito Stifel-Nicolaus no fue el último. Le siguieron varios más hasta inicios de
los años treinta, los que están documentados por Pacheco en este volumen. Aún en la
década de los años cuarenta Bolivia accedió a préstamos externos pero de fuente oficial:
el Eximbank de los Estados Unidos.
El préstamo Nicolaus y sus onerosas condiciones pusieron en juego las pugnas distri-
butivas entre las grandes empresas mineras nacionales y los banqueros americanos. Es así
que la Asociación de Industriales Mineros mantuvo una permanente confrontación con la
Comisión Fiscal Permanente. Los banqueros nacionales, los empresarios de la pequeña
minería y los del incipiente sector industrial no eran tampoco ajenos a la confrontación,
pero desde un segundo plano.
En gran parte para zanjar la pugna distributiva, el gobierno de Hernando Siles (1926-
1930) contrató a la Misión Kemmerer, la que llegó en 1927, para que proveyera soluciones
técnicas. Era una respuesta “tecnocrática” a un problema político. Es de hacer notar que
Kemmerer contaba inicialmente con el apoyo tanto de los banqueros externos como de los
gremios empresariales nacionales. Siguiendo las recomendaciones de la Misión Kemmerer:

a) Se transformó el Banco de la Nación Boliviana en Banco Central de Bolivia;


b) se promulgó una Ley General de Bancos y se creó la Superintendencia de Bancos;
c) se reforzaron los procedimientos presupuestarios del Tesoro General de la Nación y
d) se reformó la tributación;
e) se creó la Contraloría General de la República.21

Las recomendaciones de la Misión Kemmerer moldearon la administración pública


boliviana y la modernizaron. Aumentaron también el prestigio de la función pública, la
que comenzó a atraer personal calificado, que de otra manera se hubiese quedado en el
sector privado.
Dos recomendaciones de la Misión Kemmerer fueron especialmente controversiales
e ilustran muy bien la pugnacidad de la época. La primera era la reversión de la medida
que obligaba a las grandes compañías mineras a entregar una fracción de sus divisas al
gobierno. La segunda controversia era la relativa al retorno al patrón oro, luego de que
éste había sido abandonado por el Reino Unido en los años posteriores a los de la Primera
Guerra Mundial hasta su regreso en 1924.
En el país, las grandes compañías mineras y los gremios comerciales abogaban por
ese retorno, mientras que las pequeñas empresas mineras y los industriales se oponían.
El gobierno, muy endeudado con el extranjero también era partidario del patrón oro.
La adopción del patrón oro vino en un momento inoportuno. Poco después, en 1929,
estalló la Gran Depresión que castigó muy significativamente a las exportaciones de es-
taño y, por ende, tanto al ingreso nacional como a las recaudaciones tributarias. El Reino
Unido volvió a abandonar el patrón oro en 1931. Entonces, se percibió en el país al patrón
oro, a las disposiciones de la Ley de Bancos y a las fiscalizaciones de la Contraloría como
camisas de fuerza que penalizaban a los productores y que obstaculizaban las reacciones
para encarar la crisis. En especial, las fiscalizaciones de la Contraloría eran muy resistidas.

21 También se creó la Dirección General de Estadísticas, lo que no es un hecho menor.


bolivia y los grandes ciclos históricos en los siglos xx y xxi 109

El desencadenamiento de la Gran Depresión descarriló el funcionamiento del gobier-


no boliviano. Las disposiciones que habían surgido como fruto de las recomendaciones
de la Misión Kemmerer fueron diluidas. Es así que en 1931 se abandonó el patrón oro.22
Si bien el país estaba muy poco integrado a los mercados internacionales de capitales, la
caída del precio del estaño afectaba tanto a la disponibilidad de divisas como, sobre todo,
a los ingresos fiscales. Una de las consecuencias de la Gran Depresión para el país fue
también la de aumentar las dificultades para honrar los compromisos de deuda externa.
Se puede aducir que las crisis siempre llegan en momentos inoportunos. Tal fue
el caso de la Gran Depresión que llegó en momentos que el sector minero, de lejos el
principal exportador de Bolivia, ya estaba confrontando dificultades emergentes tanto
de la caída en la ley del mineral, lo que aumentaba los costos de producción, como de la
caída internacional de la demanda por cambios tecnológicos que aumentaban la eficiencia
en el uso del estaño, por ejemplo para el recubrimiento del acero, y por la sustitución
de envases de hojalata por envases plásticos o de aluminio. La demanda de estaño crecía
mucho más lentamente que el pib mundial.23
La caída de precios, sea por los shocks tecnológicos o por la Gran Depresión fue
muy sustancial y persistiría hasta los primeros años de la década de los años 1940, como
puede apreciarse en el gráfico Nº 3. El precio se recuperó en términos reales durante la ii
Guerra Mundial, durante la Guerra de Corea, y durante los años que sucedieron al primer
choque petrolero de los años setenta. En 1985 el precio del estaño colapsó.24
Las grandes compañías mineras nacionales se coaligaron en 1931 con las grandes
compañías mineras de otras regiones del mundo para conformar un cartel, el Comité
Internacional del Estaño, para defender el precio del estaño. En 1956 el cartel se amplió
también con los principales países consumidores y se transformó en el Consejo Inter-
nacional del Estaño (cie) que tuvo un papel preponderante en el mercado de ese metal
hasta su quiebra el año 1985.
El cie y su predecesor el Comité Internacional del Estaño estuvieron entre los
primeros y más duraderos intentos de estabilización internacional de precios de materias
primas. Su eficacia es empero objeto de debate en el sentido de que solamente margi-
nalmente habría contribuido a la estabilización de precios, dada la presencia de un actor
de suma importancia, que actuaba fuera de los acuerdos, la agencia General Services
Administration (gsa) de los Estados Unidos, que administraba un gigantesco stock de
ese metal (el “strategic stockpile”).25 Jordán en este volumen va más lejos, sosteniendo que
la política de mantener precios altos restringiendo la oferta de los países productores fue
más bien contraproducente.

22 Para un análisis completo de este período crucial se puede consultar Drake (1989) y Pacheco
(2005).
23 Es interesante notar que tanto el estaño como el caucho sufrieron shocks tecnológicos adversos que
tuvieron impactos de larga duración. Es así que el precio del estaño entró en constante declinación
y que recién se recuperó en la segunda década del siglo xxi. Un comentario similar se puede hacer
en relación al caucho, aunque su precio se recuperó ya en las últimas décadas del siglo xx.
24 El precio del estaño, después de la estrepitosa caída de 1985 recién se recuperaría a principios
del siglo xxi. En el intertanto se produjo una recomposición de la oferta, tanto internacio-
nalmente como nacionalmente.
25 Al respecto se puede consultar inter alia Smith and Schink (1975).
110 un siglo de economía en bolivia (1900-2015)

Gráfico Nº 3
Evolución del precio real del Estaño
(1900-1990)
(En logaritmos)

3,2

3,1

3,0

2,9

2,8

2,7

2,6

2,5

2,4

2,3

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990
Años

Fuente: A. Pascó-Font (editor). La Administración de los Ingresos por Exportaciones Mineras en Bolivia, Chile y Perú.
Lima: GRADE (1995). p. 18.

Tan importante como las disputas sobre las rentas de los recursos naturales era la efer-
vescencia intelectual. Los textos e ideas socialistas llegaron pronto al país, de Europa y de
nuestros vecinos latinoamericanos, e impresionaron fuertemente a los intelectuales, sobre
todo a aquellos que se veían como más cosmopolitas. Los intelectuales bolivianos como sus
congéneres latinoamericanos, pero a diferencia de los europeos, se caracterizaron también
por su activismo político y como militantes partidarios. Como dice Romero (2009) descu-
brieron en la escritura un instrumento de combate. Las ideas de estos intelectuales tuvieron
alcances más allá de sus escritos, moldearon las políticas públicas y definieron los espacios
de confrontación política. A sus visiones del mundo, gestadas en gran parte en las primeras
décadas del siglo xx, se puede atribuir mucho de que pasó en las décadas posteriores.26

4. El nacionalismo 1930-1951

La Gran Depresión había puesto en evidencia la fragilidad del país y de su desarrollo ba-
sado en una industria minera, que además mostraba síntomas de declinación. Entre 1929

26 El libro citado de Romero (2009) introduce una muy interesante discusión de los microclimas
intelectuales de las tres primeras décadas del siglo xx. Obviamente, no todos los intelectuales
eran socialistas. Los había de toda raigambre: desde los indianistas hasta los tradicionalistas
católicos. Pero fueron los intelectuales socialistas, a veces en extrañas amalgamas con los
nacionalistas, los más influyentes políticamente.

También podría gustarte