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SANTOS G, Marcos - La Pedagogía de Paulo Freire
SANTOS G, Marcos - La Pedagogía de Paulo Freire
SANTOS G, Marcos - La Pedagogía de Paulo Freire
1. Introducción.
Utopía y Latinoamérica evocan para muchos la figura del pedagogo brasileño Paulo Freire. Su obra ha tenido una enorme
repercusión dentro y fuera del continente americano. De hecho, su pedagogía está viva en numerosos movimientos
sociales en el mundo y continúa inspirando la educación popular que se desarrolla en numerosos lugares de Latinoamérica
en la actualidad. (Trilla, 2002, 334-338) Allí, donde comenzó, es donde parece tener más fuerza. Pero creo que Freire dice
mucho a todos. Porque Freire y su educación liberadora parten de la idea de que nuestras sociedades, todas sin excepción,
son sociedades de opresión, siguiendo de cerca a Fromm y coincidiendo con otros pedagogos críticos como Neill.
Nuestras vidas son vidas falsas, deshumanizadas, según ellos, que se desarrollan en sociedades enfermas. (Fromm, 1992;
Neill, 1994) En ellas abundan los seres alienados y mutilados por el miedo a la propia vida, o a la libertad, por usar la
afortunada expresión de Erich Fromm. (Fromm, 1976) Y, además, la inclusión positiva del otro, del otro silenciado
(oprimido), en el propio mundo es la gran cuenta pendiente de occidente. Por todo ello, la pedagogía del oprimido de
Paulo Freire nos dice mucho a todos.
La pedagogía de Paulo Freire realiza y apunta a una utopía sencilla. No hay en ella caminos trazados de antemano ni
detalles acerca de ningún “Cielo”. No se trata de perseguir un modelo perfilado de sociedad, que tenga que seguir unos
planes y una racionalidad concreta. No dice, en definitiva, a otros lo que deben hacer. En este sentido, en su pedagogía se
vive una noción abierta de utopía, sin concreciones, desarrollada ya en el propio curso del proceso educativo. La sencillez
de esta utopía estriba justamente en esta imperfección e inacabamiento que le son propios. Justo eso. De lo que se trata es
de entenderla como realización del diálogo entre los hombres y la consiguiente superación de las interferencias que nos
impiden hablar (y escucharnos). Así, no más, se la podría caracterizar. Eso es todo.
La visión utópica de unas relaciones horizontales que nos permitan hacer algo en apariencia tan sencillo como es dialogar
tiene la peculiaridad de que se vive desde el primer
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momento de su método pedagógico. Porque el educador comienza, precisamente, escuchando con toda su atención al otro,
(Freire, 1989,109-111) desde la íntima convicción de que el otro vale, de que el otro es sabio y aporta conocimiento. Al
contrario, en toda educación bancaria, de tipo vertical, se absolutiza la ignorancia del educando y se lo niega como
persona, se lo “invisibiliza”. (Freire, 1992, 77) La educación y la sociedad verticales obstaculizan la auténtica
comunicación entre los hombres y en este sentido, nos alejan de la utopía freiriana.
Pero en las líneas que siguen mi propósito es centrarme en sólo un aspecto de esta pedagogía a fin de señalar algunos
fundamentos filosóficos de la misma. A partir de la búsqueda de sus conexiones filosóficas podemos profundizar en su
comprensión y alcance, como si de un diálogo con el propio autor de La pedagogía del oprimido se tratara. Desde luego,
en la experiencia vital es donde se muestra con mayor convicción la profunda verdad que creo que encierra el
pensamiento freiriano, y los beneficios de su concepción; por encima de los libros (o de los libros aislados de la vida).
Pero, aun a sabiendas de que esto es así, resulta también esclarecedor el apoyo de la reflexión filosófica, que puede
encender nuevas luces y abrir puertas que ayuden a la comprensión de la pedagogía del brasileño y al mejoramiento de
nuestra vida.
Mi objetivo, básicamente, consistirá en poner de relieve el extremo valor del otro, idea central de la pedagogía freiriana, y
la necesidad de una comunicación horizontal entre los hombres, de un diálogo con un tú lleno de valor, como utopía a la
que él apuntaba. En este sentido, espero destacar lo suficiente la necesidad de rehacer la cultura entre todos y fundamentar
la sociedad en lo que podemos denominar “cualidad relacional” del hombre. Se trataría de “horizontalizar” las sociedades,
4. Conclusión final.
En la presente ponencia espero haber esclarecido la raigambre existencialista de la pedagogía freiriana, que coexiste con
otras fuentes intelectuales. La idea de un hombre en relación con el mundo y sus semejantes parece el punto “final” de la
pedagogía de la liberación que parte de la situación límite del oprimido. Pero el diálogo, además de punto final, es el
medio continuamente presente en la pedagogía, si ésta pretende generar un cauce de expresión y elaboración humana de la
realidad. Como afirma el filósofo latinoamericano Dussel, la pedagogía de Freire “es una pedagogía planetaria que se
propone el surgimiento de una conciencia ético-crítica. Su acción educadora tiende, entonces, no sólo a un mejoramiento
cognitivo, aun de las víctimas sociales, o afectivo pulsional, sino a la producción de una conciencia ético-crítica que se
origina en las mismas víctimas por ser los sujetos históricos privilegiados de su propia liberación. El acto pedagógico
crítico se ejerce en el sujeto mismo y en su praxis de transformación: la liberación así es el ‘lugar’ y el ‘propósito’ de esta
pedagogía.” (Dussel, 2002, 439) Debe ser así. Porque toda imposición
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bancaria, toda relación vertical entre los hombres, a juicio de Freire, aleja al hombre de sí mismo y enajena a los sujetos
educandos, constituyendo un no-diálogo. (Freire, 1992, 75-99) El auténtico diálogo horizontal se presenta como la
alternativa educativa que prepara y anticipa la utopía de una humanidad en consonancia consigo misma, en la que las
personas hablen y, sobre todo, se escuchen.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS