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Recomendaciones Sobre El Futuro Del Perfil Del Gerente Educativo Egresado de La Upel-Ipb, en La Nueva Etapa Post Pandemia

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


INSTITUTO PEDAGÓGICO “LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA”
DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN DOCENTE
BARQUISIMETO, EDO. LARA

RECOMENDACIONES SOBRE EL FUTURO DEL PERFIL DEL GERENTE


EDUCATIVO EGRESADO DE LA UPEL-IPB, EN LA NUEVA ETAPA POST
PANDEMIA

Integrante:

José Figueroa

Sección: 8IN01

Profesor: Jorge Gutiérrez

Barquisimeto, Febrero de 2021


El surgimiento de la pandemia COVID-19 alteró drásticamente todos los
aspectos de la vida humana, especialmente la educación. Ciertamente, como muchos
otros aspectos de la vida cotidiana el COVID-19 ha tenido un gran impacto en los
estudiantes, docentes y organizaciones educativas de todo el mundo, provocó que
escuelas, colegios y universidades de todo el mundo cerraran sus campus para que los
estudiantes pudieran seguir las medidas de distanciamiento social para preservar la
salud. En ningún otro momento de la historia se habían visto suspendidas las
actividades de todos los niveles educativos, en el planeta entero.

Y es que la actual pandemia ha alterado la vida de los estudiantes de diferentes


maneras, dependiendo no solo de su nivel y curso de estudio, sino también de los
conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que han logrado alcanzar mediante
los contenidos didácticos, los cuales, además, deben adquirir durante el proceso de
enseñanza aprendizaje. La educación en línea, aunque tiene sus aspectos positivos
(Sánchez y Alvarenga, 2015), actualmente está llena de obstáculos y desafíos en
muchos países, especialmente en Venezuela. A pesar de cierta flexibilidad y la única
alternativa en este momento, continuarla sin el desarrollo de las infraestructuras de
recursos físicos y humanos puede resultar ineficaz. Los problemas de conexión a la
red, la posibilidad de acceso a Internet y las fallas eléctricas se han convertido en los
principales retos. Toda esta problemática conlleva al surgimiento de varias incógnitas
cuyas respuestas deben generarse sobre la marcha: ¿Están los docentes motivados y
preparados para asumir este nuevo reto educativo? ¿Existen los recursos técnicos y la
intencionalidad política necesarias para llevar a cabo esta titánica tarea? ¿Tendrá la
familia el entorno apropiado para apoyar la labor educativa que se emprende? Pues
bien, a estas interrogantes se suman muchas otras que se están gestando durante el
transcurso de la pandemia. Según el informe de la UNESCO (2020), la misma ha
afectado a casi el 68% de la población estudiantil total del mundo, según datos
tomados durante la primera semana de junio de 2020. El brote por el nuevo
coronavirus ha afectado a aproximadamente 1.200 millones de estudiantes y jóvenes
de todo el mundo, ya que casi la totalidad de las instituciones educativas de todos los
niveles debieron cancelar sus actividades presenciales al implementar el cierre
temporal de las mismas (Kumar, 2020). En este sentido, las administraciones de
escuelas, colegios y universidades optaron por conferencias y/o clases en línea como
una forma alternativa de reanudar la educación. Aunque el aprendizaje en línea está
resultando útil para salvaguardar la salud de los estudiantes y profesores en medio de
la pandemia, no es tan eficaz como el aprendizaje convencional.

Por otra parte, la incursión de la Educación online producto de la emergencia,


ha dejado de manifiesto la gran brecha digital existente entre las instituciones
educativas (en todos sus niveles) y sus docentes, es decir, profesores que manejan la
Tecnología de Información y Comunicación (TIC) con sentido pedagógico y que
saben cómo planificarlos procesos de aprendizaje en medios virtuales,
desafortunadamente son la minoría

Ahora bien, este tema actual ha dado motivos para generar discernimientos,
enarbolando por supuesto, un juicio importante de que el aprendizaje en línea no
puede producir los resultados deseados en países subdesarrollados como por ejemplo
Venezuela, donde una gran mayoría de sus estudiantes no pueden acceder a Internet
debido a problemas técnicos y monetarios. Ante la emergencia sanitaria por el
COVID-19 se ha puesto de manifiesto las carencias y desigualdades tanto en la
disponibilidad de dichos recursos como en la preparación de profesores y alumnos
para transitar hacia las modalidades de la educación a distancia.

La realidad de las instituciones educativas en Venezuela es que en su gran


mayoría no cuentan con las competencias necesarias para asumir este gran reto, por lo
que el sistema educativo de este país se ha visto enfrentado a la cruda realidad de
tener que convertirse de la noche a la mañana, en centros escolares de “educación a
distancia”, algo impensado antes de la llegada de la pandemia. Actualmente, muchos
de estos estudiantes tienen acceso limitado o nulo a internet y baja capacidad de
banda ancha, por lo que es muy probable que sus oportunidades de aprendizaje en
línea se vean drásticamente limitadas, especialmente en las áreas rurales. No sólo un
número importante de estudiantes de bajos ingresos sino incluso hasta algunos
profesores, carecen de computadoras o tabletas.

En una situación en la que los estudiantes no pueden ir a la escuela la


alternativa es pasar de la educación tradicional a la educación en línea. En este caso,
lo fundamental sería fortalecer la cobertura de internet, la disponibilidad de
computadoras o teléfonos inteligentes en la población estudiantil como los docentes.

Ante la falta de acceso a conexiones a Internet rápidas, asequibles y fiables


dificulta el proceso de aprendizaje en línea, especialmente para quienes viven en
comunidades rurales y marginadas de Venezuela. Y más aún, los estudiantes que
acceden a Internet a través de teléfonos inteligentes no pueden aprovechar el
aprendizaje en línea porque una cantidad significativa de contenido en línea no es
accesible a través de estos equipos.

En tiempos normales, estas diferencias son una pieza más del mosaico de las
desigualdades en Venezuela, pero en tiempos de COVID-19 la brecha digital tiene
consecuencias especialmente nocivas y de largo plazo, sobre todo por su impacto en
el sistema educativo. Por ello, el acceso a las TIC afecta a estudiantes desde el nivel
preescolar hasta el universitario determinando quiénes pueden acceder y aprender de
la educación en línea.

Para los docentes ya experimentados en el tema de clases virtuales fue sencillo


continuar éstas, pero no todo es tan fácil, para poder impartir clases virtuales es
necesario dominar una serie de herramientas (aulas virtuales, video conferencias,
tutoriales, entre otros), las cuales deben manejar los alumnos, e implican estar
conectado a la internet lo cual permite que el docente y el alumno interactúen e
intercambien conocimientos para abarcar los contenidos académicos.
Para nadie es un secreto que, en Venezuela, los problemas en el sector
educativo y las clases virtuales comenzaron a agudizarse con las fallas de energía
eléctrica y el acceso a Internet. En el portal Speedtest Global Index (2020) se
posiciona a Venezuela como el país número 173 según la velocidad de acceso al
Internet, dando un promedio de banda ancha de 3,48 mega bits por segundo, una
diferencia de más de 200 Mbps con respecto al primer lugar, lo que quiere que el
promedio de la velocidad de internet en Venezuela es el más bajo de Sudamérica. Así
mismo, los cortes o racionamientos de energía eléctrica han generado problemas en
todos los ámbitos y en el educativo no es una excepción. Esto ha ocasionado que el
acceso a la red virtual y a la información se haga a destiempo por lo que las reuniones
virtuales no siempre se pueden realizar y las entregas de asignaciones tengan que ser
postergadas; sin obviar que esta dificultad limita el acceso a los equipos que pueden
ser utilizados por los estudiantes para recibir la educación vía virtual.

Por otro lado, los docentes que tienen poco o nulo conocimiento en el uso de
herramientas que permitan comunicarse de manera virtual con sus estudiantes optan
por el uso de las redes sociales que están a su alcance, esto para hacer lo mejor
posible y seguir educando a sus alumnos; en estos casos las más usadas por estos
docentes son el correo y el WhatsApp. Sin embargo, no es sencillo, pues no es solo
enviar mensajes de textos, es planificar una clase de manera tal que cubra la mayor
parte de los aspectos necesarios que el estudiante vaya a necesitar y así tenga la
suficiente información como para minimizar las posibles dudas que se vayan
generando.

Es importante reiterar que la educación virtual en Venezuela no es ni ha sido


tarea fácil, y menos en época de pandemia. No obstante, muchos docentes han
demostrado en estos meses que están allí dando lo mejor de sí con las herramientas
que tienen a mano y así tratar de cubrir todos los lineamientos y aspectos básicos para
formar buenos ciudadanos y excelentes profesionales que ayuden a salir adelante a su
país, otros por el contrario están a la espera de regresar a las aulas, para continuar su
rutina, la cual, sin lugar a dudas, ya cambió.
Ante esta brecha tecnológica que existe en Venezuela, desde el Estado mismo a
través del Ministerio del Poder Popular para la Educación, debe proporcionar a todos
los docentes oportunidades de aprendizaje digital. Facilitar o preparar a los profesores
en recursos de capacitación docente en línea sobre cómo enseñar de manera virtual o
remota, pero también con plataformas colaborativas en línea que les permitan
compartir sus recursos y dar y recibir comentarios de sus colegas, empoderar a los
maestros es aprovechar al máximo los avances digitales.

Los maestros con esta capacitación, tendrán la oportunidad de probar diferentes


soluciones de aprendizaje digital y comprender cómo se puede usar la tecnología para
fomentar un aprendizaje más profundo en los estudiantes.

Finalmente, y a modo de conclusión, la pandemia de COVID-19 ha puesto de


manifiesto las carencias y necesidades de las instituciones educativas en Venezuela
en materia de infraestructura y de formación del personal académico para llevar a
cabo de manera satisfactoria la educación en línea. También ha exhibido de manera
clara las enormes desigualdades que existen entre la población estudiantil, las cuales
hacen temer que la gran brecha digital del aprendizaje tecnológico virtual se pueda
seguir ensanchando. Dado que la emergencia sanitaria no ha terminado, no es tiempo
todavía de hacer un balance de los daños ni de las estrategias que se tendrán que
desarrollar para recuperar lo perdido, principalmente en términos de los avances en el
aprendizaje de los alumnos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Kumar P. (2020). Impact of Covid-19 on higher education in India. International


Journal of Advanced Education and Research. 5(3): 77-81.
https://osf.io/preprints/socarxiv/jg8fr/download
Sánchez, L., Alvarenga, S. (2015). La virtualidad en los procesos educativos:
reflexiones teóricas sobre su implementación. Tecnología en Marcha, 28(1), 121-
129. https://doi.org/10.18845/tm.v28i1.2196
UNESCO (2020). Global Monitoring of School Closures caused by COVID-
19.https://en.unesco.org/covid19/educationresponse

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